El asentamiento es la expresión de la diferencia existente entre necesidades
indispensables y la oferta de viviendas o terrenos que permitan un desarrollo armónico de ciudades y poblados, en áreas apropiadas para conformar un hábitat mínimo, para los grupos de familias que emigran a los centros industriales en busca de trabajo y progreso. La Ley General de Asentamientos Humanos (DOF, 21 de julio de 1993) constituye una adecuada expresión jurídica del desarrollo sustentable, ya que busca reducir los desequilibrios regionales, garantizar la calidad de vida tanto de la población rural y urbana, conservar el ambiente reconociendo el valor incuantificable de los recursos naturales y fortalecer al municipio en tanto autoridad más cercana a las necesidades de la población. En el derecho mexicano el empleo del término es muy reciente data de la década de los setenta y aparece con las reformas constitucionales del 6 de febrero de 1976 a los artículos 27, 73 fracción XXIX Constitucional y 115 fracciones IV y V, cuando expresamente se atribuye al Estado mexicano la responsabilidad de dictar medidas para ordenar los asentamientos humanos y establecer adecuadas provisiones, usos, reservas y destinos de tierras, aguas y bosques, a efecto de ejecutar obras públicas y de planear y regular la fundación, conservación, mejoramiento y crecimiento de los centros de población; para disponer, en los términos de la ley reglamentaria la organización y explotación colectiva de los ejidos y comunidades; para el desarrollo de la pequeña propiedad agrícola en explotación; para la creación de nuevos centros de población agrícola en tierras y aguas que les sean indispensables; para el fomento de la agricultura y para evitar la destrucción de los elementos, naturales y los daños que la propiedad pueda sufrir en perjuicio de la sociedad. De esta declaración de principios, inserta en el régimen de propiedad social de la tierra y del propósito público de lograr el desarrollo equilibrado del país, así como también de las facultades que se otorgaron al Congreso para legislar a título reglamentario en la materia, apareció en la Ley General de Asentamientos Humanos, como objeto del orden normativo que ella establece un concepto de asentamientos humanos, a saber: Por asentamiento humano, debe entenderse, la radicación de un determinado conglomerado demográfico, con el conjunto de sus sistemas de convivencia, en una área físicamente localizada, considerando dentro de la misma los elementos naturales y las obras materiales que la integran. El propio ordenamiento define a los centros de población, que tienen una función determinada en el derecho agrario y que fundamentalmente están relacionados con los asentamientos humanos, en la medida en que las áreas que éstos ocupan, al estar constituidas por elementos naturales que cumplen una función de preservación de las condiciones ecológicas de dichos centros y a las áreas que por resolución de las autoridades agrarias se destinan a su fundación, deben ser regulados en circunstancias paralelas, máxime que la Ley General de Asentamientos Humanos en su artículo 3º., determina que la ordenación y regulación de los asentamientos humanos, tenderá a mejorar las condiciones de vida de la población urbana y rural. Los municipios adquirieron una importancia fundamental para llevar a cabo las acciones que en política social impulsa el gobierno federal. Asumen atribuciones y funciones que los capacitan para formular, aprobar y administrar planes y programas de desarrollo urbano y habitacional; a ellos les corresponde expedir licencias y permisos de uso del suelo, construcción de fraccionamientos y condominios, relotificacion asi como la regulación de la tierra. CONTAMINACION HAMBIENTAL. La complejidad y multitemática de los problemas ambientales, fundamentan generar e intensificar investigaciones, en nuestro caso del Derecho, para aportar soluciones que permitan a la administración ambiental hacer eficaz el derecho a un medio ambiente adecuado, consignado en el artículo cuarto constitucional, bajo el principio de responsabilidad, acompañado de otros como el de coordinación, el de combate a la pobreza, y desde luego el principio “quien contamina paga”. También para aportar elementos institucionales a los profesionales de otras disciplinas y ciencias cuya actividad les exige identificar la legislación, política y administración ambiental vigentes. El ambiente se relaciona estrechamente con las actividades del hombre, de ahí que la regulación sea de suma importancia, para evitar que se deteriore. Para atender la evidencia empírica, sobre cómo el incumplimiento de la norma jurídica puede generar problemas ambientales, es que he incluido el cuadro siguiente. Generalizaciones de la relación economía y ambiente para ubicar parte del objeto del derecho ambiental. El ambiente sirve como elemento para la subsistencia del hombre y en alguna medida es factor de progreso. No obstante el progreso debe medirse en función de la aplicación de la ciencia y la técnica sobre la naturaleza. El ambiente ha sido primordialmente un símbolo de riqueza, en la medida de su explotación. Los bienes comunes se aprovechan de manera irracional en función de que existe un mayor número de sujetos usuarios. Los bienes privados se busca maximizar o eficientar su uso en la medida de su costo, los primeros tienden agotarse en un plazo más corto a diferencia de los segundos que su uso se prolonga en el tiempo. Un proceso de mayor demanda (consumo) de bienes genera la necesidad de producirlos y en consecuencia posibilidad de crecimiento; pero como efecto se tiene deterioro ambiental por la elevada explotación de los recursos naturales, daño al suelo o a la atmósfera. No necesariamente se genera el detenimiento del desarrollo si a partir de los recursos que obtenga el estado por vía de impuestos éste ejerce gasto público para promover el desarrollo con medidas de protección ambiental. A mayor pobreza mayor explotación irracional de los recursos. Así mismo en el caso de las zonas rurales pueden aprovechar de manera ilegal diversos recursos, o bien, al no contar con los elementos económicos y técnicos para aprovechar adecuadamente su tierra, provoca emigración a las ciudades y consecuentemente problemas de territorio, urbanos y sociales. Pobreza e ignorancia pueden dar lugar a deterioro ambiental. LA PROTECCION DEL CONSUMIDOR POR ESTADO. En México, la Ley Federal de Protección al Consumidor expresa de manera implícita el derecho a la protección de los intereses económicos en el artículo 1, al establecer la “protección contra la publicidad engañosa y abusiva, métodos comerciales coercitivos y desleales, así como contra cláusulas abusivas o impuestas en el abastecimiento de productos y servicios”. Sin embargo, los abusos de poder por parte del proveedor se presentan en estos aspectos y muchos más. A México se le identifica como un país que permite las prácticas monopólicas. A pesar de contar con una Ley Federal de Competencia Económica y una Comisión Federal de Competencia, que tienen como objetivo combatir los monopolios y las prácticas monopólicas, en México los monopolios existen y practican los “abusos de poder del proveedor” que afectan los precios (Telmex en telefonía) o que limitan las opciones (duopolio Televisa-TV Azteca en medios de comunicación). Las prácticas monopólicas son la principal amenaza para los intereses económicos de los consumidores. Así se entendió hasta la década de 1980, cuando la regulación de estas prácticas dio marcha atrás durante la administración de Ronald Reagan en los Estados Unidos y de Margaret Tatcher en el Reino Unido. Desde entonces, las fusiones de empresas y el control de mercados específicos por unas cuantas corporaciones ha provocado que las prácticas monopólicas a escala global sean cada vez más comunes. Sólo algunas naciones han tomado medidas al respecto, como la Unión Europea que ha impuesto multas a Microsoft por su comportamiento monopólico. Asimismo, varios países han establecido regulaciones contra la cadena de supermercados Wal-Mart por sus prácticas agresivas de dominación y control del mercado. Por ello, El Poder del Consumidor considera que el derecho de protección de los intereses económicos de los consumidores se debe ampliar para abarcar también su responsabilidad hacia las comunidades y personas afectadas por las prácticas del proveedor. Por ejemplo, si Wal-Mart destruye el comercio local, si castiga los precios de sus proveedores a partir del control de gran parte del mercado, si subcontrata maquiladoras que violan los derechos laborales, si impide el derecho de sus trabajadores a crear sindicatos, el consumidor debe conocer la realidad de esta empresa y actuar de manera solidaria con las comunidades y personas afectadas, en la manera que considere pertinente. La mayor responsabilidad de los consumidores es la que se aplica: sobre los derechos económicos de los otros, es decir, de quienes laboran en las empresas que fabrican los artículos de consumo u ofrecen los servicios, sobre el medio ambiente que las empresas destruyen o conservan, y sobre las economías locales, regionales o nacionales que las empresas favorecen o afectan. El consumidor tiene el poder de apoyar alternativas de producción, servicios y comercio con mayor justicia social y cuidado ambiental. Del consumidor depende que se reproduzca y crezca un sistema justo (o injusto) de producción u oferta de servicios. El consumidor, con su elección, decide que tipo de sistema fortalece.