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EN 31 CIUDADES MEXICANAS
Colaboran:
Mtro. Efraín Quiñones León
Mtro. Gilberto Cházaro García
Mtro. Fidel Robles Guadarrama
SEDESOL
Josefina Vázquez Mota
Secretaria de Desarrollo Social
CIESAS
Virginia García Acosta
Director General
L
a Secretaría de Desarrollo Social (SEDESOL) es la dependencia del Ejecu-
tivo Federal responsable tanto de diseñar, conducir y evaluar la política
general de desarrollo social, como de formular e instrumentar las políticas
de desarrollo urbano y ordenación del territorio. Con el propósito de arti-
cular los objetivos de estas políticas públicas, contribuir a reducir la pobreza urbana
y transformar las ciudades y zonas metropolitanas en espacios seguros, ordenados y
habitables, la SEDESOL puso en marcha el Programa Hábitat.
El primer tiempo
El segundo tiempo
El tercer tiempo
Las inundaciones
5. RECOMENDACIONES ........................................................................................................11-35
BIBLIOGRAFÍA........................................................................................................................11-37
ANEXOS .................................................................................................................................11-39
L a zona de pobreza urbana que vamos a examinar, conocida como barrio Asun-
ción Castellanos, se ubica en la periferia norte de la ciudad de Villahermosa. Para
comprender la naturaleza de sus múltiples problemas, es preciso volver la vista hacia
la historia de la ciudad. Como veremos, se trata de un asentamiento constituido en
años recientes sobre una zona de humedales poco propicia para uso habitacional.
Entender por qué la población decidió construir su espacio residencial en una zona
que ofrece tantos obstáculos, nos lleva a dirigir la mirada hacia el pasado, a fin de
entender mejor el contexto urbano en el que se sitúa.
que parte de lo que producía sólo se podía transportar por vía fluvial. Solamente hasta
finales de la década de los cuarentas se abren nuevas posibilidades comerciales con
la apertura de la carretera Villahermosa-Teapa, que permitió ampliar el comercio de
la zona hacia otras latitudes, ya que el ferrocarril del sureste hizo posible conectar a
la ciudad por el poniente con el puerto de Coatzacoalcos y por el sureste con el estado
de Campeche.
Sin embargo, la fragilidad del cultivo de plátano derivó, al cabo de unos años, en
una crisis que tuvo consecuencias sobre todo en la población campesina del muni-
cipio, porque disparó la dispersión de los habitantes en el ámbito rural y suscitó un
flujo migratorio que pudo ser asimilado por el contexto local, particularmente por los
municipios de Huimanguillo, Balancán y Paraíso. Este último se había constituido en
una suerte de enclave de producción coprera, lo que favoreció la absorción de la mano
de obra. Asimismo, la vulnerabilidad del cultivo en la variedad impuesta por las com-
pañías trasnacionales se manifestó en una sensible disminución del rendimiento por
hectárea, de manera que en 1930 se obtenían alrededor de 7 toneladas por hectárea,
mientras que en 1940 apenas se obtuvieron 2.49 toneladas por hectárea. La dimensión
de la crisis platanera, desde la óptica de Tudela, fue de tal alcance que “la contracción
monetaria desestabilizó los incipientes sectores urbanos. El desempleo hizo mella
sobre todo entre aquellos sectores asalariados —estibadores, transportistas, etc.—,
más directamente involucrados en la comercialización del plátano” (Tudela, 1992).
Un segundo momento en la historia de la ciudad se presenta con el desarrollo de la
ganadería extensiva. Ésta ya empezaba a vislumbrarse desde los años cincuenta en
el plano estatal, pero será hacia los años setenta cuando a la economía del municipio
de Centro la dote de una especialización productiva. Esto también tuvo consecuencias
sobre el entorno natural, pues la superficie dedicada a la producción de ganado se
fue ampliando en parte debido a la crisis platanera y también a costa de la selva tro-
pical. Hacia los cincuenta, ya se había arrasado con al menos el 33% de la superficie
selvática censada en 1940.
Con el fracaso de los cultivos de plantación, en especial de la producción de plátano,
y con el impulso adquirido en la producción de básicos gracias al Plan Chontalpa, y
con la intensificación de la producción de ganado bovino entre los años cincuenta y
sesenta del siglo XX, Tabasco se incorpora al mercado nacional, pues justamente es
en esa etapa cuando “arranca el verdadero proceso de modernización de la entidad”.
En 1960, Villahermosa se integra a la red carretera nacional; además se crean gran-
des obras de infraestructura hidráulica en la cuenca del río Grijalva, y con la red de
caminos vecinales se supera el aislamiento.
Hacia los años sesenta cambian los equilibrios entre el campo y la ciudad: mientras
que en 1950 la población total del municipio alcanzaba un poco más de 75 mil habi-
tantes y su población urbana, concentrada en la ciudad de Villahermosa, se limitaba
a 36 mil personas; la situación se invierte en 1960 cuando de los 104,798 habitantes
del municipio, cerca de 60 mil se encuentran en la zona urbana, es decir, 56.3% de la
población ya se ha establecido en la ciudad.
Es necesario apuntar, con base en la Crónica Gráfica elaborada por el Instituto
de Desarrollo Urbano y Vivienda de Tabasco (1999), que pese a existir un relativo
equilibro entre la población urbana y rural, de todas formas el número de personas
que se integran a la ciudad implicó un crecimiento de la misma hacia el norte, sobre
“las inmediaciones de la carretera del Golfo”, zona en la que se desarrollan algunas
colonias como la “López Mateos, Magisterial, la Zona de la Cultura de la UJAT, el
Hospital Granja y Equipamientos de Salud y el Fraccionamiento Prados de Villa-
hermosa”. En el sur se construye la Ciudad Deportiva y la colonia Pensiones, sobre
las partes altas del lugar conocido como Atasta. En la parte central de la ciudad se
forma la colonia Municipal, colindante con el Paseo Tabasco. Finalmente, sobre el
margen derecho del río Grijalva, se empieza a desarrollar en forma incipiente la
colonia Las Gaviotas.
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El perfil cada vez más urbano del municipio arranca con el gobierno de Carlos A.
Madrazo (1959-1964), pues con él se construyen una serie de obras de infraestructura
y equipamiento que irán cambiando el aspecto de la ciudad. Se construyen parques
(como el de Los Pajaritos, el de Los Guacamayos, el de La Ceiba, entre otros) y algu-
nos monumentos de carácter histórico, al mismo tiempo en que se edifican unidades
habitacionales y algunas avenidas como el paseo Tabasco y el paseo Usumacinta; tam-
bién se le dio prioridad a la pavimentación de un número importante de calles. Puede
decirse que en esta época ocurre la sustitución del cayuco como medio de transporte
por los vehículos automotores.
Un tercer periodo se inicia con la producción de petróleo en los primeros años
setenta y se extiende incluso más allá de la crisis petrolera, que estalla en los prime-
ros años de la década de los ochenta. La bonanza petrolera correspondió administrarla
a los gobiernos estatales de Mario Trujillo (1971-1976) y Leandro Rovirosa Wade
(1977-1982). Según la Actualización del Programa de Desarrollo Urbano del Municipio
del Centro (1992), en este periodo se dio una “violenta expansión de las actividades
petroleras en los estados de Chiapas y Tabasco [lo que a su vez provocó] que Villa-
hermosa se [viera] sacudida por una explosión demográfica que la enfrenta a una
evolución sin precedente, por su ubicación con respecto a los centros de extracción y
procesamiento en ambos estados”. La actividad petrolera, en este sentido, trajo como
consecuencia una ampliación por arriba del 100% de los ingresos del gobierno estatal,
gracias a las participaciones federales asignadas a la entidad por la venta de petróleo
en el mercado internacional.
Ambos gobiernos tuvieron así la oportunidad de contar con un amplio presupuesto
para emprender diferentes obras de infraestructura, lo que reactivó a la industria
de la construcción y alimentó las expectativas de empleo, lo que atrajo una mayor
inmigración hacia la ciudad.
Durante el gobierno de Rovirosa Wade empieza un esfuerzo de planeación urbana,
cuando se decreta el uso de 240 hectáreas para el desarrollo urbanístico que se conoció
como Tabasco 2000, consistente en un ambicioso proyecto comercial y de servicios
administrativos. Es en este periodo cuando la ciudad adquiere una nueva proyección
con la construcción de grandes avenidas y pasos a desnivel.
La magnitud de las obras emprendidas por los gobiernos durante el boom petrolero
multiplicó las oportunidades de empleo favoreciendo la inmigración, sobre todo a la
capital del estado. Ello también dio lugar a la formación de múltiples asentamientos
humanos irregulares, en un contexto en el que se incrementaban las necesidades de
vivienda, servicios e infraestructura urbana.
En estos años, casi se duplica el número de habitantes con respecto a la década
precedente. Mientras que en los sesenta la población urbana había alcanzado una
cifra cercana a los 60 mil habitantes, en los años setenta superó los 100 mil. La incor-
poración de un número mayor de personas a la vida citadina originó que se integrara
a la mancha urbana una superficie de aproximadamente 700 hectáreas, ya que al
inicio del periodo la ciudad ocupaba 1,187 has. y casi al final del mismo la ciudad se
extendía sobre 1,879 has.
De acuerdo con el Instituto de Desarrollo Urbano y Vivienda de Tabasco (1999),
hacia el final de este periodo “se han consolidado amplios espacios contenidos por
las vialidades principales”, de manera que el desarrollo urbano se despliega hacia el
norte de la ciudad en lo que es “la margen izquierda del río Carrizal”, con dirección al
municipio de Frontera, lugar en el que se construye la Ciudad Industrial, el Reclusorio
y el Instituto Tecnológico. Al mismo tiempo, en las partes altas de la Laguna de las
Ilusiones se construye un número importante de colonias, entre las que destacan la
Framboyanes, Las Palmas y la colonia ejidal Tierra Colorada, la cual crecerá sobre
los reducidos espacios que permiten sus lomeríos. Las zonas sur y centro de la ciudad,
por otra parte, alcanzan también un nivel alto de consolidación que, en el primer caso,
significa la implantación de conjuntos habitacionales y la construcción de vivienda
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para la clase media; mientras que el centro confirma su función como espacio pri-
vilegiado para el comercio y la recreación. Es en este periodo cuando comienzan a
proliferar algunos asentamientos sobre la margen derecha del río Grijalva, la mayor
parte producto de invasiones.
Una última etapa se iniciaría poco tiempo después de la crisis petrolera, a prin-
cipios de los años ochenta, con consecuencias que se manifiestan a lo largo de los
noventa, e incluso se deja sentir aún en nuestros días. Sin embargo, cabe destacar
que aun con la crisis petrolera, la población de la zona conurbada de Villahermosa
y Nacajuca no deja de crecer a pasos acelerados. Si en la década de los ochenta la
población urbana del municipio de Centro concentraba cerca de 160 mil personas,
diez años más tarde, cerca de 100 mil habitantes se agregan, de modo que la población
urbana total de Villahermosa alcanza la cifra de 260 mil personas.
Visto en perspectiva, debe decirse que tanto en la década de los ochenta como en la
de los noventa se experimentan altas tasas de crecimiento poblacional. Para el primer
decenio, la tasa de crecimiento anual de la población de la ciudad de Villahermosa fue
de 4.3%, mientras que en el segundo lapso se observa que aumenta a 5.1%. Todo ello
significa una mayor presión en la demanda de suelo urbano y una creciente demanda
de servicios, infraestructura y equipamiento urbanos.
Debemos apuntar, como se indica en la Crónica Gráfica elaborada por el Insti-
tuto de Desarrollo Urbano y Vivienda de Tabasco (1999), que entre 1979 y 1984 se
incorporan a la mancha urbana una cantidad aproximada de 1,200 has. Este dato
resulta revelador ya que en tan sólo cinco años se incorporó al desarrollo urbano una
superficie equivalente a la que la ciudad demoró treinta años en integrar entre 1946
y 1979. El súbito crecimiento físico de la ciudad, es en realidad fruto de un proceso de
crecimiento demográfico que empezó, como hemos visto, una década antes. El esfuerzo
social y económico que supuso atender las necesidades habitacionales y de servicios
del rápido crecimiento demográfico, no ocurrió de manera ordenada.
La presión que implicó el desarrollo urbano de Villahermosa con la incorpora-
ción de cada vez más suelo para usos habitacionales y de infraestructura, generó
consecuencias indeseables sobre su entorno ambiental. En este plano debe decirse
que históricamente la ciudad se construyó, por decirlo de alguna manera, ganándole
terreno al agua. En efecto, Villahermosa se desarrolló sobre un territorio en el que
imperan vastos cuerpos de agua y humedales, de manera que la ciudad ha crecido
entre pantanos, ríos y lagunas. Sin embargo, la situación en los últimos años ha
llegado a extremos en los que la disponibilidad de suelo es ya muy limitada para
el desarrollo urbano y la construcción de vivienda. Cada vez se hace más necesario
buscar reservas de suelo en los municipios próximos, como Nacajuca.
Por otra parte, la ciudad misma es altamente vulnerable a los fenómenos cli-
matológicos. Un nuevo patrón de lluvias, con alta precipitación pluvial en breves
lapsos de tiempo, incrementa la vulnerabilidad y por ende los daños a la población
y a sus pertenencias, así como al medio urbano y las comunicaciones. En este sen-
tido, el Programa Maestro de Desarrollo Urbano (1999) advierte del escenario de
riesgos en que se sitúa la capital de Tabasco: la “pluviosidad extrema que se genera
al paso de huracanes y tormentas tropicales provoca escurrimientos extraordina-
rios en los ríos tabasqueños. Cuando estos se desbordan, dan lugar a inundaciones
extensas y muy prolongadas a causa de la escasa pendiente de la llanura costera,
afectando zonas urbanas, vías terrestres y ocasionando siniestros significativos a
la agricultura”.
Los datos más recientes del censo de 2000 nos indican que la población de la zona
conurbada de Villahermosa es aproximadamente de 350 mil habitantes, lo cual sig-
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nifica que en los últimos diez años se volvió a incrementar el número de habitantes
de la ciudad con casi 100 mil personas, toda vez que la población de la ciudad en 1990
era de 261,231 (INEGI). Por esta razón, la Actualización del Programa de Desarrollo
Urbano del Municipio de Centro (1992), apuntaba que no se ha logrado frenar los
procesos de crecimiento poblacional. De ahí que pueda afirmarse que las políticas de
desarrollo regional enfocadas a contener el crecimiento no han tenido éxito.
De acuerdo con los datos del INEGI,1 en 1990 la ciudad de Villahermosa contaba con
una Población Económicamente Activa (PEA) ocupada de 88,195 personas, mientras
que la población desocupada ascendía a 1,843. Al examinar los datos para el año
2000, se obtiene que la PEA ocupada en la ciudad de Villahermosa alcanza una cifra
de 132,383 ciudadanos y la población desocupada se eleva hasta 1,932 personas sin
empleo.
En el caso del barrio Asunción Castellanos, las cifras indican que la PEA en el
mismo periodo (1990-2000) decreció en 426 personas, de tal forma que mientras en
1990 la PEA ocupada alcanzaba una cifra de 2,520 individuos, hacia el año 2000 dis-
minuyó a 2,094, lo cual representa una pérdida de casi 17%.
Por otra parte, en el caso de las actividades laborales se observa que en la ciudad
de Villahermosa todas las categorías laborales presentan cierto grado de incremento
en el periodo, pero los cambios más significativos se concentran entre las personas
que trabajan como empleados u obreros y las que lo hacen por cuenta propia. En
1990, por ejemplo, existían 68,844 personas ocupadas como empleados u obreros y
en el 2000 la cifra alcanza casi las 100 mil (98,767). Las personas que se dedican a
realizar trabajos por su cuenta eran 11,655 en 1990, mientras que en el 2000 fueron
21,451. Finalmente, los trabajadores ocupados como jornaleros o peones pasaron de
1,378 en 1990 a 1,579 en el año 2000. En términos comparativos ésta es la categoría
que menos creció en el periodo. Tomando en cuenta el peso de cada categoría en el
conjunto, resulta que el trabajo asalariado tuvo una ligera reducción (pasó del 78% al
74.6%); y el trabajo por cuenta propia experimentó un pequeño crecimiento (pasó del
13.2% al 16.2%); mientras que los jornaleros casi no registraron cambios. Como vere-
mos, la pequeña contracción del empleo asalariado obedece a una caída del empleo
en el sector manufacturero, lo cual suscita una expansión (relativa) del empleo en el
sector informal.
En el barrio Asunción Castellanos la situación es algo distinta. En efecto, mientras
en 1990 existían casi 2 mil personas ocupadas como obreros o empleados, en el año
2000 son 1,443, una disminución con relación a 1990 de alrededor del 27%. En ese año,
también, eran 68 las personas empleados como jornaleros o peones y su cifra creció
a 113 en el año 2000. Finalmente, los trabajadores por cuenta propia ascendían en
1990 a 346, mientras que en el año 2000 eran 391.
Con respecto a la población ocupada por sector productivo, las clasificaciones del
INEGI solamente nos permiten hacer comparaciones de los sectores secundario y ter-
ciario de la economía para el periodo de 1990 a 2000.
Entre 1990 y 2000, la ciudad de Villahermosa registra cambios importantes en la
participación del personal ocupado en los sectores secundario y terciario de la econo-
mía. Por un lado, se registra una caída del empleo manufacturero, pues aunque en 1 Debe indicarse que los datos
términos absolutos aumenta de 22,261 a 26,926, en términos relativos disminuye al manejados para nuestra área de
pasar del 27.3 al 21.2% del empleo total. El sector terciario, en contraste, se incre- estudio, el barrio Asunción Cas-
tellanos, sólo son aproximados ya
menta significativamente en el periodo, pues en 1990 la población ocupada en el sector que los límites de las áreas geoes-
alcanzaba casi los 60 mil individuos y en el año 2000 la cifra se eleva a casi 100 mil, tadísticas básicas (AGEB’s) han
es decir, hubo un incremento del 72.7 al 78.8% en el empleo total. cambiado con el tiempo.
La reorganización que el propio
En el barrio Asunción Castellanos se manifiestan descensos del personal ocupado INEGI realiza de las AGEB’s plan-
en ambos sectores. En 1990 el personal ocupado en el sector secundario era de 744 tea serias dificultades para el
personas y en el 2000 desciende a 577, es decir, se pasa del 32 al 29%. Igualmente, el análisis comparativo, no obstante
que esta reorganización pueda ser
sector terciario disminuye el personal ocupado ya que en 1990 eran 1,595 y en el año una medida necesaria dado
2000 fueron 1,417, es decir, se pasa del 68 al 71%. el crecimiento de la población.
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Los distritos más antiguos y consolidados de la ciudad han comenzado a perder población
como resultado de una especialización en los usos del suelo, ya que la concentración de
actividades comerciales desplaza áreas habitables de su expansión territorial, siendo así en
los distritos I, II y III, con un nivel de saturación más elevado que, en todo caso, se tendrá
que reducir (pp. 19).
El documento apunta que en el caso de los distritos que se ubicaban en los extremos
de la ciudad, y que hace 10 años estaban escasamente poblados, se ha empezado a dar
un proceso de saturación con la población que viene de la zona centro, así como tam-
bién con la llegada de los nuevos inmigrantes y el crecimiento natural (Ibid. p. 19).
Pese a que, para atender la creciente demanda habitacional, se emprenden acciones
al final de los años noventa para construir vivienda de interés social, estas acciones
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Fuente: SEDESOL.
Con relación al número de integrantes por hogar se destaca que al menos un ter-
cio (48) de los 142 hogares encuestados cuenta con 3 miembros. Sin embargo, es de
llamar la atención que en casi dos tercios (62.7%) del total de los hogares el número
de integrantes oscila entre 4 y 7 personas.
Ahora bien, al explorar los grupos de edad en el barrio puede apreciarse que este
se halla compuesto por una población muy joven. Se observa que una buena parte
de los habitantes lo conforman niños y jóvenes, puesto que 41.7% tienen edades que
oscilan entre los 0 y los 17 años. Se trata de una población que demanda diversos
tipos de espacios, como los educativos, de salud, recreación y deporte, entre otros. Otro
porcentaje similar de los habitantes del barrio (40.95) tienen edades que van de los
18 a los 40 años.
Respecto a la variable de edad del jefe de familia, la cartografía construida con
los datos del CONAPO nos muestra que un buen porcentaje de ellos tienen edades que
oscilan entre los 34 y 42 años, los cuales se encuentran distribuidos en la parte central
y sur del barrio, así como en toda la ribera del Carrizal, tal como puede apreciarse en
la imagen correspondiente.
Uno de los temas importantes vinculado estrechamente a las condiciones de
pobreza es el de los flujos migratorios. Durante muchos años, se ha pensado que el
habitante de los barrios pobres es una persona que carece de redes y vínculos en la
ciudad por no haber nacido en ella, y que eso explica su relativo aislamiento, el cual
lo lleva a habitar en bolsones de miseria. En el caso particular del barrio Asunción
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Fuente: SEDESOL.
Fuente: SEDESOL.
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Estas tierras las vendió el señor César Ravelo (ejidatario del ejido José María Pino Suárez).
A todos nos vendió; cuando él nos vende, nos da un derecho de posesión autorizado por el
ejido y una renuncia. Luego la CORETT nos escrituraría [entrevista con el profesor José del
Carmen Díaz López].
Fuente: SEDESOL.
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El primer tiempo
Como ya hemos apuntado, se inicia en los años ochenta con la venta que hizo el
ejidatario César Ravelo. Se trata de una colonia de aproximadamente 30 manzanas
que linda con el margen derecho del río Carrizal. Los lotes fueron regularizados por
la CORETT; se introdujeron los servicios de agua y luz y, hasta 1994, a principios del
sexenio de Roberto Madrazo Pintado, se introdujo el drenaje.
En esta zona (Asunción Castellanos) el drenaje lo meterían a medias porque cuando bajaron
el recurso para el drenaje, se vino el ciclón Roxana y pues el dinero lo emplearon para otra
cosa, para ayudas. En ese ciclón se perdió todo el dinero; posteriormente se consiguieron
unos tubitos de 20 cms. de diámetro para las casas, y de 45 cms. para el drenaje maestro.
Es un drenaje para servicio sanitario solamente, por eso la gente de la zona más baja se va
al agua en las lluvias, porque no se da abasto [entrevista con el profesor José del Carmen
Díaz López].
El segundo tiempo
La colonia la formamos en febrero de 1996, los lotes los vendía la señora Candelaria Díaz
Enríquez. Después nos enteraríamos que no eran terrenos suyos: eran del ISSET (Instituto
de Seguridad Social del Estado de Tabasco). Nos había engañado y la corrimos [entrevista
con la señora Ignacia Ruiz Ruiz].
Se han rellenado las calles por nosotros, no con máquinas, sino con la mano de obra de la
gente y todas las calles están rellenas por nosotros, como quién dice, tenemos siete años de
estar trabajando aquí en la colonia [entrevista con la señora Ignacia Ruiz Ruiz].
El tercer tiempo
Luego de esta experiencia las familias (30 aproximadamente) han decidido no nom-
brar a nadie para negociar porque temen nuevos engaños, por lo que prácticamente
sus gestiones se canalizan ahora por medio del delegado de la colonia.
Las inundaciones
Como hemos dicho, toda esta ínsula que es la colonia Asunción Castellanos es una
zona natural inundable en época de lluvias. El proceso de urbanización de los últimos
diez años ha agudizado este fenómeno por múltiples razones, entre las que figuran:
un sistema de drenaje insuficiente para dar salida a las aguas residuales del barrio;
falta de un sistema de drenaje pluvial; el mal manejo de los residuos que el rastro
arroja al sistema de drenaje; el relleno indiscriminado de este espacio para la forma-
ción de nuevos asentamientos humanos y la construcción de dos centros comerciales
que limitan los espacios naturales de escurrimiento en época de lluvias.
En su conjunto toda la colonia sufre de modo particular los ciclones con sus inevita-
bles secuelas. Cada desastre tiene su nombre propio: Roxana, Opal, etc. La experiencia
de sufrir las inundaciones en 1999 es una marca indeleble en la historia de la colonia
por la pérdida de vidas y de los escasos bienes de las familias ocupantes. Durante tres
meses sus habitantes tuvieron que abandonar la zona y vivieron en albergues.
La pobreza y la vulnerabilidad ambiental parecen explicar el escaso desarrollo y
la débil consolidación de las construcciones en esta zona. Al considerar la calidad de
los materiales con que han sido edificadas, destaca el uso de la lámina, el cartón, la
madera, materiales todos ellos de escasa durabilidad y resistencia al clima que carac-
teriza a la zona, tal y como lo hemos mencionado antes. La ausencia de certidumbre en
la tenencia de la tierra, como veremos, añade una razón más para explicar el retraso
en la consolidación de las construcciones: sin escrituras que los amparen, los colonos
parecen no tener motivos para invertir sus escasos recursos en una propiedad.
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La gente va y se asienta en las zonas irregulares donde de hecho no hay un orden. ¿Cuál
es la mentalidad de ellos? Desgraciadamente piensan: si se nos viene el agua encima
nos tiene que dar apoyo el gobierno de los tres niveles, porque de hecho lo saben y con
esa ideología llegan y se asientan, no es que el gobierno municipal y estatal se pasen
las trancas con la ley, son los mismos ciudadanos los que llegan y se asientan con esa
ideología.
Tenemos una legislación que data de 1988, Ley de Ordenamiento Territorial, a la cual
se le van a hacer modificaciones porque se hizo con el boom petrolero [...] Nunca nos imagi-
namos que íbamos a crecer tanto, antes no existían los grandes desalojos [entrevista con la
directora de Desarrollo Social, Silvia Huizar y el Arq. Fernando Rodríguez Montaño. Jefe
de la Unidad de Desarrollo Urbano y Ordenación Territorial. Villahermosa, Tabasco, 11 de
noviembre de 2002].
En muchas ocasiones les hemos pedido apoyos, pero nos dicen que no hay. Esta última vez
les pedimos para los ancianos, tenemos copias de los oficios de eso, un apoyo de cuando
menos una despensa para los ancianos, nos contestaron que no, porque no hay recursos;
incluso en una reunión con la presidente del DIF nos dijo que no estemos siquiera perdiendo
el tiempo en eso, porque no hay apoyos. Pero sabemos que a una líder si les da los apoyos
para la vivienda, para materiales.
Otra señora con la que hemos tenido problemas es la comadre Manuela [...] que nos dio
problemas con la calle, se tomó parte de la calle, aunque vino el Jurídico con nosotros como
autoridad, pero como ella es comadre del químico [se refiere al Presidente Municipal], no
se pudo hacer nada y dejó la calle sin banqueta […] Eso nos mete a nosotros en problemas
porque la gente nos dice, bueno si ella no da, yo tampoco doy para la banqueta o no dejo que
pongan la banqueta […] Otras señoras que tienen facilidades con el municipio son doña
Ignacia y doña Esther Magaña, líder de aquí de la entrada. Lo que pidan se los dan. En
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Desde un principio no hemos tenido un diálogo bueno, en donde nos acepten la petición
[...] Quizás yo de mi parte tuve la culpa de reclamarle que hay líderes […] Bueno, pero era
algo que si no lo hacía, pues bueno […] Yo también tengo que exigir respeto para la dele-
gación y eso ha hecho que se moleste el químico, aunque no abiertamente. Pero sí nos está
diciendo que no a todo, me está diciendo que sí le molesta […] En la otra delegación, allí
no hay problemas porque la delegada sí es del PRI y es su comadre, incluso el químico tiene
un terreno, que yo también tengo uno a lado, y hasta allá sí metieron pavimento aunque
no haya drenaje ni agua ni nada de eso; y metieron pavimento hasta donde está el terreno
del químico; pero ahí sí se pudo. Con la otra delegación, que también es del PRI, van más
o menos, ahí les pavimentaron unas calles [entrevista con profesor José del Carmen Díaz
López, Villahermosa Tabasco, 17 de Noviembre de 2002].
Para el profesor José del Carmen Díaz López, don Carmito, la necesidad más urgente
es la regularización de los terrenos que pertenecen al ejido, pues sin ella no es posible
negociar la introducción de los servicios con SAPAET (Servicios de Agua Potable y
Alcantarillado del Estado). Don Carmito es el encargado de negociar con las autori-
dades municipales la regularización de los lotes que aún pertenecen al ejido:
Por ejemplo, ahorita que se está solicitando la anuencia si no hay el cincuenta por ciento
más uno no hay anuencia para que se regularice. Incluso nosotros le solicitamos la regu-
larización y él (se refiere al comisariado ejidal) a la vez le hace la petición a la asamblea; y
hemos estado ya con CORETT con el delegado ejidal para que se regularicen esos terrenos
y se les pueda meter los servicios. Tenemos los oficios de toda la gente que ha solicitado la
regularización. 4
En épocas de lluvias la mayoría de las calles de los sectores Asunción Castellanos e Isabel de la Parra
se inundan haciendo prácticamente imposible el acceso.
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En tercer lugar figura el drenaje. Pese a que en la colonia fue introducido el dre-
naje sanitario, éste es insuficiente para las necesidades del asentamiento y no es
viable su conexión con los otros dos que atraviesan la colonia, lo que hace necesario la
ampliación del drenaje sanitario y la introducción del drenaje pluvial que permitirá
un rápido desalojo de las aguas de lluvia y evitará las constantes inundaciones en
toda la colonia.
Por eso tenemos problemas con el drenaje, SAPAET nos ha prometido pero nos deja engañados;
lo que nosotros pedimos es un drenaje pluvial; quisiéramos también que el drenaje sanitario
se ampliara; porque no es suficiente, tarda hasta cinco días en irse el agua. El problema aquí
es el agua: no hay forma de que se vaya cuando cae una lluvia [Entrevista con profesor José
del Carmen Díaz López, Villahermosa Tabasco, 8 de Noviembre de 2002].
En esta zona no tenemos escuelas, parques deportivos, centro de salud. El anterior lo qui-
taron y se lo llevaron hasta la colonia el Recreo; en su lugar pusieron una panadería que
supuestamente es del DIF pero no: es de la hermana de la delegada.
A pesar de que la primer sección es la más consolidada no cuenta con escuela, la única
escuela que se construyó en la colonia se encuentra en el sector Isabel de la Parra, que es
lidereada por doña Ignacia, y son terrenos en litigio, no sabemos por qué se construyó allí.
La seguridad pública también es una necesidad. La caseta ésta que está aquí no atiende,
no tiene auxilio; hay que dirigirse a la caseta de Framboyanes […] Hay mucho pandillerismo,
ahora ya se ha acabado. Se ha acabado un poco, pero todavía hay en algunos lugares, sobre
todo en la zona de Isabel de la Parra.
Aquí tenemos un acuerdo en que no debe haber “Depósitos”5 de bebidas alcohólicas, (pero)
ya tenemos uno, frente a la caseta de policía. Resulta que hace ocho días abrieron uno aquí
en la calle, sin autorización de nosotros, el Presidente Municipal dio el consentimiento y
eso es un problema porque ya nos hemos opuesto a otros intentos de gentes de aquí mismo.
Fuimos a ver a las autoridades pero no hicieron caso. Fui a la radio a denunciar y dejé unos
papeles. De ahí me fui al municipio y ahí me enseñaron que el depósito era legal, que el
municipio lo había autorizado y ya no se puede hacer nada.
En este año no tuvimos pavimentación aquí, pero existe la promesa de que el próximo año
sí, pues porque vienen las elecciones y bueno [...] Pues si lo que estamos esperando es eso,
no podemos decir no nos la den, y pues ni modos. Estamos necesitados y no queda otra.
Hacer caminito con costales, puro caminito, puro caminito [...] Esto era puro popal, o sea,
era pura agua todo esto, puro pantano (Doña Ignacia).
De los tres sectores que componen la colonia, éste es el mejor atendido por las auto-
ridades y, pese a su ilegalidad, ya que forma parte de los terrenos en litigio propiedad
5 Se refiere a centros de expen-
del ISSET, es el que más gestiones exitosas ha realizado. El liderazgo más visible es
dio de bebidas alcohólicas, por lo el de la señora Ignacia Ruiz Ruiz, quien mantiene una constante negociación con el
general de cerveza. gobierno municipal y estatal. Su relación con el actual Presidente Municipal comenzó
Villahermosa, Tabasco
11-25
en los primeros años posteriores a la invasión, cuando éste era Director de Obras
Públicas del Ayuntamiento. En ese entonces esta persona les ayudó con varias obras:
en el relleno de calles y lotes de la colonia; en la construcción de la escuela “Diana
Laura Rojas de Colosio”; en la introducción en tres calles del alumbrado público. Así,
la señora Ruiz ha logrado gestionar varios programas de apoyos de la SEDESOL y del
Ayuntamiento.
La necesidad más generalizada de los habitantes de este sector es la regulariza-
ción de sus lotes, porque cumplida esta condición es la única forma de que SAPAET
introduzca los servicios básicos, equipamiento e infraestructura; en segundo lugar se
menciona el drenaje sanitario, pues todos los hogares emplean la fosa séptica o el hoyo
negro, lo que representa un riesgo de salud si consideramos que el asentamiento se
encuentra en terrenos pantanosos y que las fosas u hoyos negros se desbordan cada
vez que la colonia se inunda.
El problema de la regularización no es sólo de negociación entre los invasores y los
propietarios de los terrenos; el retiro de CORRETT del proceso de medición del terreno
no se debió a conflictos con los colonos; un factor mucho más determinante fue que
no existía acuerdo entre el ISSET y el ejido sobre los límites de sus terrenos. Una vez
que CORETT se retiró de la colonia, ni el municipio ni el estado han vuelto a retomar
el conflicto. Esto ha impedido dar solución a una serie de necesidades indispensables
para los habitantes de la colonia.
Los colonos cuentan con los servicios de luz y agua potable, pero éstos han sido
tomados de modo irregular, sin autorización, por ellos mismos, lo cual no sólo crea
problemas de tensión en las redes eléctricas generales y pérdidas de agua por las
conexiones ilegales a las líneas de distribución, sino también peligro para los habi-
tantes que viven bajo una red de cables eléctricos mal instalados.
A lo largo de la entrevista que celebramos con doña Ignacia, líder de este sector,
pudo apreciarse cómo la presión de las necesidades lleva a los colonos a cuestionar el
desempeño de las autoridades, el mismo marco legal, y a valorar el esfuerzo propio.
En ocasiones, cuestionan incluso la arbitrariedad con que se realizan las políticas
públicas. Los colonos han gestionado varias veces la construcción de un kínder. Se
cuenta con un terreno y se ha gestionado ante la dependencia CAPFCE tres aulas y la
construcción de la barda. Según el Informe de Gobierno del año 2001, se invirtieron
425 mil pesos en la construcción de la obra que aparece registrada como en proceso.
Sin embargo, por ningún lado se ve construcción y los grupos de estudiantes tienen
que trabajar en terrenos y casas particulares. Para doña Ignacia, la gente ya está can-
sada de las promesas de las autoridades y para resolver sus principales necesidades
tiene que basarse en sus propias fuerzas:
Nuestras autoridades o son apáticas o son inútiles, la verdad, nomás nos dan vueltas como
el caracolito […] No nos metemos a invadir un terreno porque queremos ser terratenientes,
sino porque la necesidad así nos da.
No existe tubería de agua potable. La tomamos con mangueras de la tubería que corre
por el camellón del periférico; sin embargo, nos falta.
Hay días en que llueve muy fuerte y los niños no asisten a la escuela porque son intran-
sitables las calles […] Hay que sacar a los niños cargados.
Queremos que nos pongan a todos al corriente para que paguemos como debe ser todos.
Hace dos noches que tuvimos la luz bajita, pero bajita completamente [...] Una luz pero
pequeñamente bajita.
Siempre hemos trabajado así, siempre hemos trabajado unidos […] Se han rellenado
las calles por nosotros, no con máquinas, sino con la mano de obra de la gente y todas las
Estudios de Antropología Social
11-26
calles están rellenas por nosotros, como quien dice, tenemos siete años de estar trabajando
aquí en la colonia.
Las familias tienen que rellenar sus propios lotes, lo que significa una inversión tre-
menda, que impide la construcción de sus viviendas. En promedio se llevan de 80 a 120
camionadas por lote, a 350 pesos por viaje, lo que significa un gasto de mínimo 28,000 pesos
[entrevista con doña Ignacia Ruiz Ruiz, Villahermosa Tabasco, 8 de noviembre de 2002].
Aquí la colonia es nuestra, lo que nosotros hagamos lo vamos hacer por nosotros mismos […]
no falta el que al ratito viene y nos engaratusa y luego se cree líder y nos saca dinero, eso no.
Esta es la zona de más reciente creación, se formó en 1999 con una invasión que
promovió la señora Irasema Luna Serra, quien les cobraría a los ocupantes la can-
tidad de $5,000 pesos por lote. El ocupante paga además $3,000 al ejidatario por la
cesión de derechos, más los quinientos pesos que le tocan al Comisariado ejidal; pero
esto no soluciona sus problemas, pues CORETT no quiere regularizarles porque se
encuentran en zona de alto riesgo. En esta zona no existe un grupo que gestione o
realice negociaciones con el municipio. Después de correr a la persona que les vendió
la tierra, se quedaron sin representante:
La zona de Benito Juárez está abandonada, nadie la atiende, la líder los estafó y luego
se fue. La señora Ignacia y la señora Irasema de la Serra eran quienes gestionaban ante
el municipio; pero ya casi no. Ahora ya acuden más a mí como delegado y, bueno, yo sí los
atiendo [entrevista con profesor José del Carmen Díaz López, Villahermosa Tabasco, 8 de
noviembre de 2002].
El precio de lo que adquirimos aquí no fue tanto como lo que le hemos metido de relleno,
se necesitan más de cien camionadas que valen entre doscientos y trescientos pesos […] Y
mejor eso porque de estar pagando renta a estar metiéndole a algo nuestro, algo mío es un
patrimonio que estamos haciendo para nuestra familia [grupo focal, sector Prolongación
Asunción Castellanos, 17 de noviembre de 2002].
La mayoría de las personas tiene entre dos y tres años de habitar en esta área de
la colonia. Las condiciones de precariedad son muy grandes, principalmente por no
contar con el relleno de las calles que los ponga al nivel de los otros dos sectores.
El drenaje también es una necesidad apremiante. Durante los ciclones Roxana y
Opal en 1999 este sector fue uno de los más afectados, junto con los colonos que están
frente al periférico. El agua tardó hasta tres meses en bajar. Hasta la fecha, no han
recibido ayuda del gobierno.
No hemos tenido el apoyo ni del Gobierno del Estado ni del Municipio […] Cuando empe-
zamos, nosotros nos juntábamos y compramos la tierra para el relleno […] Hemos logrado
bastante pero por el esfuerzo de nosotros mismos.
Villahermosa, Tabasco
11-27
Ya hemos ido a pedir ayuda al Municipio pero nos dice que aquí no se puede porque son
terrenos irregulares, son terrenos ejidales y el gobierno no los ha regularizado, lo único que
tenemos son los derechos de posesión que nos dio el ejido.
Cuadro 1 Necesidades y gestiones realizadas por los habitantes de las tres zonas de la colonia
5. RECOMENDACIONES
C omo hemos visto, la zona en estudio posee una problemática cuyo origen se
encuentra en las condiciones del suelo en el que se asienta. Formada sobre humeda-
les, pantanos, áreas que se inundan cíclicamente por las crecidas del río Carrizales,
esta zona urbana necesita para su mejoramiento y consolidación luchar constante-
mente contra el medio natural. En su conjunto, la población que la habita solicita
principalmente la satisfacción de tres necesidades: el relleno de las calles y lotes, la
introducción del drenaje, y la pavimentación de las vialidades. A ello hay que añadir
necesidades asociadas con la regularización de la tenencia de la tierra y el acceso a
materiales de construcción a bajo precio.
La encuesta que levantamos entre los habitantes de la zona permitió apreciar
que estas necesidades son mencionadas casi en la misma proporción en los tres sec-
tores que conforman el barrio. En las entrevistas realizadas, la mayor parte de las
personas considera necesario que se les apoye en lo que ha sido su lucha de siempre:
acondicionar el área, elevando la altura de los terrenos por medio de lo que llaman
“el relleno”, es decir, el vertido de grandes cantidades de arena sobre el humedal
donde han construido su zona habitacional. Y ante la presencia indomable de los
cuerpos de agua, las otras dos necesidades estimadas como prioritarias son la cons-
trucción de drenajes y la pavimentación de las calles.
Esta lucha contra el medio natural, debe hacernos pensar en los costos que la
población pobre de esta zona debe pagar para hacerla habitable. Expuestos a un
riesgo constante, originado por las crecientes del río que les rodea, los habitantes de
la colonia Asunción Castellanos destinan gran parte de sus escasos recursos a cons-
truir “rellenos”, diques, “trillas”, humildes estructuras para enfrentar los desafíos del
medio. La precariedad de sus viviendas ofrece poca resistencia a las inclemencias
del ambiente. Tan frágiles son que no logran sobreponerse a los trastornos climáticos
que con regular frecuencia asolan la región. Si se le diera valor monetario al trabajo,
el tiempo y los recursos invertidos para hacer habitable el área, el precio de los pre-
dios se elevaría considerablemente. Al costo en el mercado del suelo de los predios
(mercado por cierto “irregular”), hay que añadir el costo de acondicionar (comprar y
transportar arena, “el relleno”), y los costos en trabajo que los colonos invierten para
adecuar el suelo y acceder a la propiedad (gestiones y pagos reiterados).
En una perspectiva más amplia, que trasciende a la colonia estudiada en este texto,
habría que considerar los costos que la población de Villahermosa ha pagado, para
hacer sus asentamientos sobre zonas con tantos obstáculos para su uso habitacional.
Los métodos de construcción quizás no han sido los más afortunados (“el relleno”
Estudios de Antropología Social
11-36
quizá no sea la mejor solución al desafío de construir sobre áreas expuestas a inun-
daciones); sería recomendable explorar otros métodos de edificación, más adecuados
para la naturaleza del entorno, más sustentables, más resistentes, menos costosos,
más compatibles con el humedal.
Al considerar el enorme esfuerzo colectivo realizado por sus pobladores, el valor
económico de estos asentamientos se eleva notablemente: la inversión monetaria y
el trabajo realizado incrementan el precio del suelo. En esa perspectiva, habría que
considerar si un asentamiento en una zona tal vez más alejada, pero menos expuesta
a las inclemencias del humedal, no resultaría más económica para las autoridades
municipales y los habitantes, cuyos sacrificios y sufrimientos son imposibles de cuan-
tificar. La necesidad de contar con reservas de suelo para uso habitacional sobre zonas
menos vulnerables, requiere atención inmediata.
Por otro lado, la presencia de diferentes formas de organización en la colonia, fruto
de su historia específica, no puede ser soslayada. En la vida de cada una de ellas,
juega un papel importante la autoridad municipal. En la perspectiva de evitar el
clientelismo, convendría convocar a todas las organizaciones y apelar directamente
a la población que habita en la zona a fin de incluir a todos en un posible y probable
programa de mejoramiento barrial. Una información clara y objetiva, también contri-
buirá a reducir los márgenes de arbitrariedad y la desconfianza que la gente tiene.
Villahermosa, Tabasco
11-37
BIBLIOGRAFÍA
Crónica Gráfica del Desarrollo Urbano del Municipio de Centro. Tabasco: INDUVI-
TAB, 1999.
ANEXOS
Anexo metodológico
Debido a que en el presente estudio una de sus consideraciones era recabar informa-
ción de primera mano en trabajo de campo, procedimos a su recuperación por medio de
técnicas de investigación de carácter cualitativo in situ; una herramienta utilizada fue
la técnica de grupos focales, además la entrevista con informantes claves del barrio
y de los gobiernos municipal y estatal.
Nuestra primera incursión en campo ocurrió el día 10 de noviembre, con el pro-
pósito de explorar las condiciones físicas del barrio e iniciar los contactos con vecinos
para formalizar entrevistas y comenzar a proponer los grupos focales que fueran
necesarios.
En este sentido debemos decir que se realizaron un conjunto de 25 entrevistas for-
males e informales con personajes del barrio y funcionarios de gobierno, la mayoría
centradas particularmente en desentrañar las problemáticas en que se encuentra
inmerso el barrio sujeto de nuestro estudio.
No obstante, durante nuestra incursión en el barrio percibimos la necesidad de
acopiar otro tipo de información que las entrevistas y los grupos focales no estaba
proporcionado, salvo de manera muy tangencial, por lo cual decidimos emplear la
técnica de la encuesta. El objetivo en este caso consistió, por un lado, en conocer con
mayor precisión cuáles eran los rezagos o carencias de los distintos grupos que forman
el barrio, y debido a que los grupos sociales que lo conforman presentan una gran
movilidad, se nos hizo preciso actualizar tal información en los aspectos de acceso
a servicios, salud y empleo. Por otro lado, se trató de conocer qué formas organiza-
cionales han sido empleadas para enfrentar estas carencias y cuáles han sido los
obstáculos enfrentados.
Debido a que con los resultados censales del 2000 se construyeron la mayoría de
los indicadores estadísticos del estudio realizado por el CONAPO –que nos facilitó la
SEDESOL–, y que en dos años han ocurrido necesariamente una serie de cambios físicos
por la movilidad de la población, en este estudio, y en los correspondientes a Coat-
zacoalcos y Tehuacán, nos dimos a la tarea de levantar una encuesta en los barrios
objetivo, con el fin de actualizar y contrastar los datos que nos habían proporcionado.
El instrumento (levantado casa por casa) que a continuación exponemos consta de 18
preguntas básicas, de las cuales se desprenden respuestas múltiples y fue aplicado
a 141 personas.
Estudios de Antropología Social
11-40
8.) ¿En qué trabajan quienes aportan dinero al hogar y a cuánto asciende su aportación?
15. ¿Considera usted que su vida a mejorado a partir de que llegaron a habitar la colonia? (__)
1) Mucho 2) Poco 3) Nada 4) Igual 5) No sabe
17. ¿Cuál y cuándo fue el último beneficio obtenido por la colonia? ¿Quién lo gestionó?
Lámina
Cartón Madera Losa Cemento Block
Zinc
Piso
Paredes
Techo
Los barrios pobres en 31 ciudades mexicanas
Estudios de Antropología Social
Fue impreso en Artes Gráficas Graphos S.A. de C.V.,
Tijuana 237, Col. Progreso Macuiltépetl, c.p. 91130,
Xalapa, Veracruz, bajo la supervisión editorial
de Página 4 en el mes de julio del año 2004.
La edición consta de 350 ejemplares.