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La izquierda en el tercer milenio – Mesa 2.

Nicolás Casullo

Yo apuntaría dos o tres elementos necesarios para incorporar en principio para


entender que lo que está sucediendo en la Argentina, que tiene características muy propias,
no es sólo de la Argentina, no es algo que nos ocurra solamente a nosotros. El segundo la
manera en que la Argentina integra peculiarmente esta situación.

Yo diría que estamos viviendo desde hace treinta años una profunda batalla cultural
que deviene política que hemos perdido. Una batalla cultural emprendida allá por los años
´80 el neoliberalismo, el neoconservadurismo en cuanto a simbolizar un mundo, a
representar a lo real, en cuanto a crear sentido común, la batalla cultural de las derechas ha
sido, hay que admitirlo, de vanguardia. Y esto se dio en un contexto de crisis de las
perspectivas de izquierda revolucionarias – reformistas que en estos momentos están
tratando de reconstituirse. Pero podríamos decir que el embate de un pensamiento de un
sentido común liberal, de mercado ha avanzado inmensidad de terreno en la conciencia de
la gente. Desde esta perspectiva digo que le corresponde a un proyecto como la visión
Kirchner y que ahora llevará adelante Cristina le corresponde hacer presente esta variable.
Que la campana de época que aparece como pensamiento silvestre, natural y mediato está
mucho más situado en la representación del mundo que ofertó la derecha que la que ofertó
la izquierda, y eso sobre todo en los amplios mundos medios. Desde esa perspectiva
podríamos decir que más allá de la actuación de los políticos toda esa carga antipolítica de
amplios sectores medios, nosotros estamos en una ciudad, no nos engañemos, estamos en
una ciudad donde la derecha ha ganado el 60%, estamos en una ciudad donde se ve muy
claro esto que estoy diciendo. Toda esta carga anti política, toda esta cosa de plantearse que
la política es una instancia intrusa que viene a quebrar una única relación que hace falta
para vivir que es la relación del empleador con el empleado, todas esas variables que hacen
aparecer la política como el espacio de acusación inmediata de porqué las cosas van mal y
creador de un disfraz ético, de parte de muchísima gente, todas estas variables que plantean
que ya no existiría más derecha o izquierda, que las ideologías han perimido, que lo que
hace falta son gestiones eficientes, bueno todo lo que se discutió acá y se discutió en
términos muy lúcidos, muy fuertes, esto es lo que yo llamo el circunstancial pero ya
bastante extenso triunfo de un pensamiento de derecha que se ha impuesto, hasta tal punto
que aunque esté a la defensiva en algunas circunstancias este pensamiento está a la ofensiva
permanentemente.

Un punto central que yo creo le compete y acá dos o tres compañeros lo plantearon,
en elemento central que aparece como imprescindible para tomar conciencia y pensar como
se lleva a cabo es reconstituir la fuerza para una batalla cultural, es decir para una batalla
para la representación del mundo, sobre la representación de las cosas, sobre los mundos
simbólicos que deciden en lo inmediato que es esto y que no es esto, podríamos decir sobre
la construcción del sentido común, hoy el sentido común de un personaje o un sujeto social
medio tiene un sentido común de derecha en lo inmediato. Entonces esto es algo que nos
pesa, es una carga que llevamos pero tenemos que tener la conciencia como para saber,
utilizando esa frase del Chacho es la economía estúpido, es la cultura estúpido en este
sentido. En tanto nosotros no volvamos a recuperar la posibilidad de constituir un sentido
común para la clase medias urbanas expandidas, globalizadas y mediatizadas es muy difícil
entablar una batalla por una transformación política profunda, es muy difícil. Más allá de
los datos económicos y de las mejoras. No nos olvidemos que Perón cae en el ´55 con el
62% de los votos y cae, sin grandes problemas. Evidentemente ese grueso del 40 % había
generado un espacio de comprensión de la realidad que eso solo le sirvió, por supuesto
necesitaron las fuerzas armadas. Pero piensen la batalla cultural, la batalla por la
representación del mundo, por lo simbólico es imprescindible y esta batalla la va ganando
la derecha. No acá solamente, en Francia la va ganando la derecha. Es España está acosado
Zapatero, en Italia se espera un triunfo de la derecha, Bachelet está superada por la derecha,
a Lula lo va a suceder un gobierno de derecha, entonces estamos frente a una variable que
es importante tener en cuenta que es la batalla cultural, que es político cultural.

Hay que romper la idea que tienen los políticos aún los progresistas de que cultura
es la Secretaría de Cultura, de que cultura es el Teatro Colón, de que cultura son las bellas
artes, de que cultura es la academia, no no, cultura es la batalla diaria en la que perdemos o
ganamos, el mundo representado, y si no tenemos esa posibilidad de constituir sentido
común hegemónico las perdemos todas, las perdemos todas. Primer punto entonces fuerte,
a tener en cuenta, porque esto nos exige, nos desafía un poco pero también nos alivia.
Estamos viviendo en una época donde no son errores nuestros, es un mundo que comienza
a gestar una visión neoconservadora, con Reagan y Tatcher y que avanza desde ahí
planteándose que la batalla es en el campo cultural, por eso la derecha fue vanguardia, el
que gana la batalla cultural gana el mundo. Más cuando el mundo se ha culturalizado de
una manera tan brutal donde ya podríamos decir que es la cultura la que nos define, nos
define más la cultura que nuestro puesto en relaciones productivas, esto es la alta capacidad
que tiene la cultura. Y esto lo vivimos permanentemente cuando nos preguntamos pero
¿Cómo puede ser con todas las mejoras que planteó Kirchner? Este que es el mejor
gobierno yo no diría en décadas, este es el mejor gobierno desde el ´55, sin embargo tiene
un 60% en contra en una masa urbana avanzada como es Buenos Aires que se da el dije de
ser la ciudad cultural avanzada por excelencia.

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