Está en la página 1de 2

GANAS DE ABANDONAR

"Los israelitas han rechazado tu pacto, han derribado tus altares, y a tus
profetas los han matado a filo de espada. Yo soy el único que ha quedado
con vida, ¡y ahora quieren matarme a mí también!" (1 Reyes 19:10)
¿Alguna vez has tenido ganas de abandonar todo? Elías sí. El Señor acababa de
utilizarlo para mostrarle a la nación de Israel que Jehová es Dios (1 Reyes 18).
Sin embargo, las amenazas de la reina Jezabel lo alarmaron tanto que huyó a
Beerseba, 160 Km. al sur (19:3). Después caminó 230 Km. más en esa dirección,
hasta llegar a Horeb, el monte de Dios.
Dios le preguntó dos veces a Elías qué hacía ahí (vs. 9,13) y, en ambas
ocasiones, le respondió con las mismas palabras: «Sólo yo he quedado, y me
buscan para quitarme la vida» (vs. 10,14). Estaba tan encerrado en sus miedos
que se había olvidado de lo que Dios había hecho a través de él en el monte
Carmelo. A pesar de su gran victoria, Elías se hundió en las profundidades del
desánimo. ¡Qué fácil nos resulta hacer lo mismo!
Dios no aceptó la notificación de renuncia de Elías. En cambio, comisionó a su
agotado siervo a llevar a cabo tres tareas importantes (vs. 15-17). Y, a propósito,
Elías estaba equivocado cuando dijo que era el único fiel que quedaba. Dios
tenía otras 7.000 personas que no se habían inclinado ante Baal (v. 18).
Quizá, al igual que Elías, estás desesperado por las circunstancias que
atraviesas en tu vida. Deja que Dios te hable (v. 12). En lugar de permitir que
renuncies, Él te mostrará lo que puedes hacer con Su fortaleza.

Algunas verdades sencillas que nos ayudan a depender de Dios:


Depender de Dios es vital para la vida cristiana, porque nuestra vida es una vida
de fe.
1. Cuando dependemos de Dios en los tiempos de dificultad, podemos aferrarnos
a la preciosa promesa, que el Señor tiene el control de todo. Esta verdad es un
recordatorio; “Nada sucede al azar”.

2. Cuando dependemos de Dios, Él promete que todas las cosas obran para
nuestro bien. Tenemos ante nosotros un panorama más amplio de los hechos.
3. Cuando dependemos de Dios, entendemos que las pruebas o dificultades a
menudo son necesarias para acercarnos más a Dios. Porque tendemos a ser
independientes.

4. Cuando dependemos de Dios; somos guiados, fortalecidos, buscamos más su


presencia, somos más prudentes y temerosos ante Dios y buscamos agradarle.
5. Cuando dependemos de Dios, vemos su provisión y ayuda; y somos más
agradecidos.

6. Cuando dependemos de Dios, nos damos cuenta que nada depende de


nosotros sino que todo es de Él, y somos mas humildes.

7. Cuando dependemos de Dios nuestra perspectiva de vida cambia, nos


enfocamos más en lo celestial que en lo terrenal.

8. Cuando dependemos de Dios, nos preocupamos más por su Obra. Porque la


atención ya no están en “mi” y aprendemos a poner a otros primero.

Reflexión: Cuando vives para Jesús, la palabra «renunciar» no existe.

También podría gustarte