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Cap.

3: El canta historias

- Este juego que acabamos de hacer, lo hicimos con uno de mis niños hace mucho tiempo.
- En realidad, el juego original tuvo su momento brillante en un colegio llamado Diana.
- Después de que yo haya planteado el ejercicio en la clase, la profesora del salón le
preguntó a sus chicos si alguno se sentía capaz de inventar una historia con una sola
palabra.
- Uno de los chicos, con tan sólo 5 añitos! Empezó a contar la siguiente historia:
- Una vez, un niño perdió todas las palabras buenas y se quedó con las malas. Palabras como…
- No sé, díganme palabras malas ustedes
- Qué pasa con los niños que dicen malas palabras? Los llevan al médico, claro! Entonces, la mamá lo llevó allá.
- Acá haré un alto: cómo imaginan el punto de vista de un niño al ir al médico? Miedo?
- Hay que resaltar que el médico tenía los bigotes largos!
- El médico le dijo al chico: Abre la boca, fuera la lengua, mira arriba, mira adentro, hiincha los mofletes!
- El diagnóstico del doctor es que tiene que irse a buscar una palabra buena por todo lado!
- Primero encontró una palabra Así de grande (20cm) buf
- Luego, encontró una palabra de 50 cm: arréglatelas!
- Finalmente, encontró una palabrita rosa: Adiós. Se la mete en el bolsillo, se va a la casa y empieza a aprender
palabras amables y se vuelve bueno.
- Mientras la historia se creaba, dos veces se interrumpió la historia:
- 1. Para improvisar una letanía de groserías, como lo hicieron ustedes. Esto es un juego de
asociaciones, y se desarrolla según los lingüistas con:
*el tablero de selección de Jackobson. Buscaron palabras similares en una cadena de
significados
*El tablero de combinación: Buscaron alguna analogía verbal (Malas palabras: enfermedad
– cura: médico), o algun sonido de rima que le evocara un significado.
- 2. Para desarrollar un juego médico buscando variaciones del médico tradicional. Habían
dos papeles aquí: el de desdramatizar al médico, y el de encontrar la variación más
inesperada.
- Es interesante porque el chico no basó su historia sólo en “adios”, sino en el conjunto de
“la palabra adios” lo que hizo que en su tablero de selección construyera dos tipos de
palabras: las buenas y las malas.
- También, el chico tiene procesos de apropiación, ya que tomó el gesto de medir las
palabras largas de un comercial, y no lo imitó: se lo apropió de forma original y personal.
- También algo sorprendente es que el chico se sale del molde de la censura cultural en un
ambiente de aprendizaje, diciendo todo tipo de groserías no con el fin de replicarlas, sino
con el extraordinario fin del abandono de las palabras malas.
- Sólo que es una lástima no saber ahora por qué el “adiós terminó siendo una palabrita
rosa. Qué piensan?

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