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Doctor
GIOVANNI ÁLVAREZ SANTOYO
Director Unidad de Investigación y Acusación
E. S. D
Señor Director :
El indignante episodio que el país vio el pasado viernes, en el que la Fiscalía capturaba a
un funcionario de la Unidad de Investigación que Usted dirige, además de evidenciar, una
vez más, el aberrante fenómeno de corrupción que azota al país, mancilló y afectó de
manera grave nuestra institución.
Así las cosas y con el debido respeto a su autonomía e independencia como Director de la
Unidad de Investigación, le solicito que inmediatamente se proceda a:
2. La revisión exhaustiva y detallada de las hojas de vida y los perfiles de sus directos
colaboradores, pues como lo he manifestado en reiteradas oportunidades, no
basta con la verificación de los requisitos de ley sino, lo que es más importante,
con la comprobación de las calidades éticas y morales de quienes tienen a su
cargo una tarea tan delicada como la que debe cumplir la Unidad.
3. Con mi reiterado respeto a usted y a su autonomía, debo solicitarle que una vez
efectuada esa revisión, con la documentación que la sustente, la comparta con
nosotros en el Órgano de Gobierno de la Jurisdicción del que Usted hace parte.
Esa información será publica en nuestra página Web para conocimiento de la
ciudadanía.
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Dicho ejercicio en nada interfiere su independencia como Director y único nominador de la
UIA y en cambio permitirá empezar a reconstruir la confianza necesaria entre la
magistratura y su componente de investigación, que quedó seriamente afectada por los
lamentables sucesos a los que me he referido.
Doctor Álvarez, hace un año y dos meses tuve la oportunidad de conocerlo después de que
fue designado como director de la Unidad de Investigación y Acusación, en ese momento
le manifesté mi plena disposición a construir juntos esta institución sobre la que recae un
mandato trascendente y fundamental para nuestro país, le ofrecí toda mi colaboración para
desarrollar una relación basada en el respeto y la confianza que nos corresponde como
servidores públicos. Hoy le reitero que ese es nuestro propósito, pues no de otra manera
podríamos avanzar y cumplir con nuestro mandato. Ello siempre bajo la premisa ineludible
de que garantizaremos la idoneidad, trayectoria y comportamiento ético intachable de todos
nuestros colaboradores, cuyos aciertos y desaciertos también nos comprometen y por los
que debemos asumir la responsabilidad que nos corresponda frente a la sociedad.
Sin duda lo ocurrido ha causado en los servidores de la jurisdicción, incluidos los de la UIA,
comprometidos con la paz, y con su trabajo, profunda indignación y dolor, pues puso en
entredicho el valor más importante para el cumplimiento de nuestras funciones: una ética
intachable e incuestionable que genere confianza en nuestras actuaciones, confianza que
fundadamente quedó resquebrajada y que deberemos reconstruir para seguir avanzando
en el proceso de implementación que ha sido difícil y complejo.
Quedo atenta a sus decisiones, que como anoté antes, son urgentes y están siendo
legítimamente reclamadas por el país.
Cordialmente,