Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Alejandro
Llano,
exrector
de
la
Universidad
de
Navarra,
afirma
que
“la
razón
de
ser
y
el
núcleo
más
íntimo
de
la
Universidad
es
la
adquisición
y
transmisión
del
conocimiento
teórico
y
práctico”
(2002).
En
efecto,
las
instituciones
de
educación
superior
suelen
desarrollar
algunas
habilidades
intelectuales
como
la
memoria,
capacidad
de
análisis
matemático,
de
lectura,
etc.;
pero
no
se
promueve
la
el
rol
del
estudiante
como
participante
activo
dentro
del
aula,
como
descubridor
del
conocimiento.
La
innovación
didáctica,
tal
y
como
se
detallará
a
continuación,
debería
dotar
a
los
alumnos
no
sólo
de
conocimientos,
sino
de
destrezas
que
les
permita
ser
más
competitivos
en
entornos
laborales
cada
vez
más
globalizados
e
inciertos.
Online
vs
Offline.
Christensen
y
Eyring
(2011)
en
su
artículo
“Changing
the
DNA
of
Higher
Education”
(cambiando
el
ADN
de
la
educación
superior),
plantean
que
responder
a
los
riesgos
que
enfrentan
las
universidades
tradicionales
requiere
entender
no
sólo
su
entorno
competitivo
actual
sino
también
su
evolución
en
el
comportamiento.
Al
igual
que
muchas
organizaciones,
las
universidades
se
asemejan
a
organismos
vivos
en
una
manera
importante:
no
sólo
buscan
sobrevivir,
sino
crecer
y
mejorar
en
escala,
alcance
y
prestigio.
(p.
3)
1
nuevo
y
cooperación
interpersonal
es
la
esencial
articulación
de
la
'Universitas
magistrorum
et
alumnorum'.
Las
verdades
inéditas
no
se
descubren
por
inspiración
repentina:
son
fruto
de
un
prolongado
trabajo
que
sería
inviable
si
no
tuviera
en
su
base
la
solidaridad
de
un
grupo
con
aspiraciones
comunes”.
(Llano,
2002).
La
inquietud
que
me
permito
ahora
plantear
es
si
la
universidad
sabe
reinventarse,
sin
perder
su
identidad.
La
didáctica
es
paradójica.
Hace
algunos
meses,
junto
con
otros
miembros
de
un
proyecto
educativo
que
estamos
emprendiendo,
tuvimos
la
oportunidad
de
reunirnos
con
un
especialista
en
tecnologías
educativas.
Bob
Panoff,
socio
fundador
de
Shodor
Fundation
(http://www.shodor.org).
Relato
algunas
experiencias
que
compartió,
no
textuales.
La
tecnología
no
es
metodología
pura,
sino
metodología
y
contenido
a
la
vez.
Irónicamente,
mi
institución
utiliza
la
tecnología
para
enseñar
que
los
estudiantes
no
necesitan
la
tecnología.
La
educación
debe
enfocarse
en
preparar
a
los
niños
para
cosas
que
no
conocen.
Pongamos
un
ejemplo:
el
80%
de
las
ventas
de
Apple
provienen
de
productos
que
no
existían
hace
dos
años.
Por
tanto,
el
secreto
no
es
enseñar
a
usar
la
tecnología
actual,
sino
en
anticiparse
para
la
futura:
el
mejor
camino
es
usar
la
tecnología
que
necesitamos,
no
la
que
queremos.
La
gente
compra
la
caja
más
grande,
aún
y
cuando
el
contenido
es
menor.
Suena
cínico,
pero
es
verdad.
Tiene
que
existir
una
relación
entre
lo
que
enseñamos
y
la
realidad
–
continuó
Panoff
-‐
:
en
el
caso
de
los
MBAs,
debemos
enseñar
la
matemática
que
necesitarán
para
entender
los
problemas
de
negocios.
Denle
los
problemas
a
los
estudiantes
antes
de
la
clase,
y
luego
dejen
que
ellos
los
resuelvan
en
clases.
Esto
se
consigue
mediante
el
modo
en
que
creamos
el
conocimiento.
Algunas
personas
lo
llaman
“constructivismo”,
pero
nosotros
preferimos
llamarle
“clases
participativas”.
En
efecto,
la
universidad
debe
adaptarse
a
cada
época,
reescribir
la
historia,
gestionar
los
cambios
que
el
tiempo
y
la
sociedad
le
proponen.
“La
innovación
exige,
sobre
todo,
anticiparse.
Lo
que
se
requiere
para
tal
anticipación
no
es
sólo
conjeturar
el
preciso
momento
de
emprenderla
sino
el
arrojo
de
llevarla
a
cabo.
Arrojo
que
tiene
como
contrapeso,
no
ya
la
cobardía,
sino
la
humildad,
porque
el
anticiparse
exige
muchas
veces
contener
el
ansia
de
prevalecer
sobre
otros,
moderar
la
precipitación
y
situarse
en
una
posición
de
aparente
inferioridad.
El
que
quiere
encontrarse
siempre
a
la
cabeza
de
la
carrera
no
suele
ser
el
que
llega
a
estarlo
cuando
de
verdad
interesa:
en
la
meta”.
(Llano,
2002)
Las
instituciones
de
educación
superior
deben
enseñar
a
los
jóvenes
universitarios
a
encauzar
sus
capacidades.
Más
que
enfocarse
en
la
enseñanza
de
conocimientos
técnicos,
que
pronto
2
pasarán
de
moda,
debe
dotarles
de
las
habilidades
para
encontrar
esos
conocimientos:
ser
emprendedores
de
sí
mismos.
Tabla No 1. Habilidades blandas de mayor demanda en Costa Rica
Puesto
Competencia
1
Liderazgo
2
Trabajo
en
equipo
3
Servicio
al
cliente,
conocimiento
del
cliente
4
Comunicación
asertiva
5
Capacidad
analítica
y
resolución
de
problemas
6
Lógica
matemática
y
habilidades
para
la
computación
e
informática
7
Deseos
de
aprender,
curiosidad
investigativa
y
estar
a
la
vanguardia
8
Adaptabilidad,
saber
priorizar
y
manejo
simultáneo
de
tareas
múltiples
9
Capacidad
de
innovación.
Creatividad
10
Ética,
honestidad
e
integridad
Fuente:
CINDE,
2013.
Un
modo
de
hacerlo
es
mediante
la
aplicación
de
diversas
herramientas
utilizadas
en
el
mundo
empresarial
para
la
gestión
por
competencias
en
la
universidad.
Por
ejemplo,
los
procesos
de
selección
de
candidatos
–
también
mediante
entrevistas
-‐,
las
pruebas
de
orientación
vocacional,
los
planes
de
desarrollo
de
carrera,
los
mapas
de
competencias,
las
evaluaciones
conductuales
y
360o,
constituyen
un
buen
referente
a
emular
en
la
academia,
con
sus
debidas
adaptaciones.
La
mayoría
de
los
profesores
con
quienes
he
hablado
de
estos
temas
coinciden
en
que
la
educación
magistral
debe
evolucionar,
pero
hasta
el
día
de
hoy,
no
he
logrado
encontrar
una
persona
que
haya
encontrado
un
modelo
para
hacerlo
de
manera
efectiva,
replicable,
escalable
y
sostenible.
A
veces
no
tenemos
clara
la
educación
que
queremos,
pero
cada
día
visualizamos
mejor
la
educación
que
no
queremos.
3
Quizás
han
existido
intentos
por
lograr
este
anticipo
del
mundo
empresarial
dentro
de
la
academia,
pero
han
sido
algo
ineficaces,
debido
a
su
atrevida
complejidad,
no
sólo
operativa,
sino
también
conceptual.
De
hecho,
hoy
día
las
universidades
tienden
a
la
educación
basada
en
competencias,
pero
los
sistemas
de
evaluación
y
metodologías
de
enseñanza
siguen
siendo
los
tradicionales;
motivo
por
el
cual
su
implementación
no
ha
sido
completamente
exitosa.
Debe
promoverse
el
acercamiento
entre
la
empresa
y
la
universidad
para
que
los
jóvenes
se
enfrenten
a
la
realidad
desde
temprano,
se
den
cuenta
lo
que
significa
la
vida
laboral
y
la
aplicación
que
tienen
los
conocimientos
aprendidos.
Son
estos
pequeños
detalles
los
que
hacen
la
gran
diferencia
de
la
enseñanza.
“Aunque
el
reciente
desprecio
por
los
‘contenidos’
de
la
enseñanza
haya
sido
letal
para
la
calidad
de
la
educación,
sigue
siendo
verdad
que
el
objetivo
de
la
docencia
no
es
la
transmisión
de
datos
informativos
sino
el
fomento
de
hábitos
intelectuales
y
prácticos.
Lo
importante
no
es
lo
sabido
sino
el
saber.”
(Llano,
2002)
¿Qué
pasaría
entonces
si
en
las
instituciones
de
educación
superior
se
incorporaran
sistemas
de
evaluación
por
competencias,
de
modo
que
no
solo
se
mida
el
aprendizaje
por
el
nivel
de
conocimiento
adquirido,
sino
también
por
los
cambios
en
los
comportamientos
que
propicien
un
mejor
desempeño
personal
y
profesional?
¿Casos
de
éxito?
Accreditation
Board
for
Engineering
and
Technology
(ABET)
es
la
organización
que
certifica
la
mayoría
de
programas
de
los
Estados
Unidos
en
ingeniería,
ciencias
de
la
computación
y
tecnología.
Spurlin,
J.,
Rajala,
S.
&
Lavelle,
J.
(2008,
pp.
3-‐21)
exponen
que
muchos
docentes
insisten
en
enseñar
a
través
de
las
clases
tradicionales,
aún
y
cuando
amplias
investigaciones
han
demostrado
que
comprometer
a
los
estudiantes
activamente
en
su
aprendizaje
es,
por
mucho,
la
estrategia
pedagógica
más
efectiva.
Es
por
ello
que
existe
una
fuerte
tendencia
para
asegurar
que
se
gradúen
con
los
conocimientos,
habilidades
y
competencias
que
necesitan
para
una
alcanzar
carrera
exitosa
y
plenitud
de
satisfacción
en
la
vida.
No
obstante,
el
secreto
de
esto
no
es
el
qué,
sino
cómo
lograrlo.
Para
ello,
la
evaluación
por
competencias
pareciera
ser
una
respuesta
a
este
aseguramiento
de
la
calidad
docente,
procurando
tener
claro
que
este
método
es
más
un
proceso
que
un
resultado.
No
interesa
tanto
la
nota
como
el
modo
en
que
se
llega
a
ella.
Es
así
como
ABET
plantea
algunos
criterios
para
obtener
el
perfil
de
salida
de
los
alumnos,
los
cuales
se
resumen
en
la
próxima
tabla:
Tabla No 2. Lo que los estudiantes de ingeniería deben alcanzar
4
f
Entender
la
responsabilidad
profesional
y
ética.
g
Comunicarse
efectivamente.
h
Amplia
educación
necesaria
para
entender
el
impacto
de
la
ingeniería
en
un
contexto
global,
económico,
ambiental
y
social.
i
Reconocer
las
necesidades
para,
y
la
habilidad
de
comprometerse
en
un
aprendizaje
a
lo
largo
de
la
vida.
j
Conocer
problemas
contemporáneos.
k
Usar
técnicas,
habilidades
y
herramientas
de
ingeniería
modernas
necesarias
para
la
práctica
de
la
ingeniería.
Fuente:
Spurlin,
J.,
Rajala,
S.
&
Lavelle,
J.
(2008,
p.
xx-‐xxi).
Para
concretar
este
proceso,
ABET
propone
varios
requerimientos,
que
yo
me
atrevería
sintetizar
en
sólo
cuatro,
a
saber:
Acaso por algún motivo similar, Darío rezaría en la “Letanía al señor Don Quijote”:
Probablemente
para
promover
iniciativas
de
educación
formal
sea
más
sencillo
estructurar
modelos
de
negocios
menos
acartonados,
replicables
a
nivel
global,
debido
a
las
múltiples
trabas
legales,
administrativas
y
burocráticas
que
los
frenarían.
Veamos
algunos
ejemplos.
¿Crear
o
medir?
Christensen
anota
que
“la
disrupción
es
una
fuerza
positiva.
Es
el
proceso
por
el
cual
una
innovación
transforma
el
mercado
cuyos
servicios
o
productos
son
complicados
y
caros
en
uno
donde
la
simplicidad,
conveniencia,
accesibilidad
y
asequibilidad
caracterice
la
industria”.
(2008,
p.
11.).
A
mi
modo
de
entenderlo,
quisiera
citar
dos
casos
particulares.
• iPhone.
Jobs
pudo
haber
diseñado
un
celular
con
botones
más
grandes,
pero
en
cambio
integró
telefonía,
imágenes,
Internet,
productividad,
entretenimiento
y
un
largo
etcétera,
en
un
único
dispositivo.
Esto
obligó
a
la
industria
de
las
telecomunicaciones
dar
un
salto
significativo
y
no
al
revés:
en
tener
que
cambiar
su
invento.
Luego
reinventó
el
mercado
de
la
música,
los
libros,
las
películas.
6
• Educación
online.
Los
parámetros
para
medir
una
innovación
disruptiva
usualmente
no
existen:
hay
que
inventarlos.
Por
ejemplo,
el
MIT
Open
Course
Ware
no
evalúa
su
desempeño
en
función
de
las
graduaciones
de
los
alumnos
virtuales,
sino
en
el
uso
que
dan
de
sus
materiales
tres
públicos
concretos:
los
autodidactas
(43%),
los
estudiantes
(42%),
los
educadores
(9%)
y
otros
(6%).
Nótese
el
detalle
en
la
siguiente
tabla.
Tabla
No
3.
Usos
exitosos
del
MIT
Open
Course
Ware
Fuente:
MIT
Open
Course
Ware,
2013.
Lo
anterior
ayuda
a
ilustrar
que
las
innovaciones
disruptivas
son,
efectivamente,
una
fuerza
positiva
que
revoluciona
una
industria
en
particular
y,
por
tanto,
la
obliga
a
crear
nuevas
normas,
en
lugar
de
atenerse
a
las
existentes.
El
líder
de
una
innovación
disruptiva
crea
nuevos
parámetros
y
métricas.
En
caso
contrario,
quienes
visualizaron
aquello
pueden
llegar
a
frustrarse,
no
porque
sean
incapaces
de
navegar
en
mares
de
riesgo
e
incertidumbre,
sino
por
la
imposibilidad
de
gestar
la
idea
genuina.
Así
lo
resume
J.C.
Maxwell
cuando
explica
su
“Ley
de
Crecimiento
Explosivo”:
“Los
líderes
quieren
moverse
rápido.
Quieren
ver
la
visión
cumplida.
Se
deleitan
en
el
progreso.
Los
buenos
líderes
evalúan
rápidamente
donde
se
encuentra
la
organización,
piensa
hacia
dónde
debe
ir
y
tienen
ideas
sólidas
de
cómo
llegar
allá.
El
problema
es
que
la
mayoría
del
tiempo
las
personas
y
las
organizaciones
no
avanzan
tan
rápido
como
el
líder.
Por
esa
razón,
los
líderes
siempre
sienten
la
tensión
de
donde
ellos
y
su
gente
están
y
de
donde
deberían
estar.”
(2008,
p.
303)
Si
no
está
roto,
no
lo
arregle.
La
frase
original
que
escuché
durante
una
reunión
sobre
innovación
educativa
fue:
“if
it
isn’t
broken,
don’t
fix
it”,
queriendo
decir
que
si
las
cosas
funcionan
bien,
no
hay
por
qué
arreglarlas.
No
obstante,
lo
expuesto
hasta
el
momento
tiene
como
finalidad
hacer
ver
que,
de
alguna
forma,
si
bien
la
educación
tradicional
ha
servido
a
la
humanidad
de
7
manera
efectiva
hasta
el
día
de
hoy,
su
modelo
sí
amerita
una
actualización
inmediata.
Por
tanto,
aunque
funciona,
hay
que
desagregarlo
con
criterio
para
generar
algo
mejor:
tampoco
se
trata
de
innovar
por
innovar.
Bruno
Stagno,
líder
mundial
en
arquitectura
tropical
y
sostenibilidad,
comentó
en
un
foro
sobre
emprendimiento
e
innovación
que
tuve
la
oportunidad
de
coordinar:
“el
mundo
de
la
tecnología
es
tan
fascinante
que
genera
dependencia
y
conduce
a
la
insensatez.
Coco
Chanel
lo
definió
así:
la
moda
es
lo
que
pasa
de
moda;
así
que
hay
que
tener
cuidado
con
ella,
porque
es
superflua
y
efímera.”
Quisiera
insistir
que
al
innovar
se
corre
un
riesgo,
pero
el
principal
es
el
de
inventar
necesidades
superfluas.
No
puedo
dejar
de
mencionar
el
caso
de
un
colegio
importante
que
dotó
de
iPads
a
casi
mil
estudiantes
y
profesores,
y
luego
de
conversar
con
alumnos
y
preguntarles
para
qué
los
utilizaban
en
sus
lecciones,
me
coincidieron
en
una
misma
respuesta:
sólo
para
jugar
y
navegar.
Es
importante
enfatizar
que
en
los
emprendimientos
innovadores
se
crea,
se
generan
ideas
hasta
cierto
punto
a
partir
de
la
nada.
Ya
no
se
trata
de
mejorar,
sino
de
reconstruir
o,
mejor
aún,
de
fabricar
desde
cero:
hay
que
inventar!
Por
ejemplo,
las
redes
sociales
son
plataformas
geniales,
pero
en
cinco
años
o
menos
cambiarán
sustancialmente,
o
serán
desplazadas
por
otras.
Dicho
de
otra
manera,
los
smartphones
ya
estarán
más
que
obsoletos.
Por
tanto,
hay
que
repensar
el
futuro,
anticiparse
cinco
años
o
más
a
las
necesidades
reales
que
tendremos,
para
innovar
con
sensatez.
Quienes
posean
esa
sed,
tendrán
más
facilidad
para
desarrollar
su
visión,
adelantarse
a
los
cambios,
precisamente
porque
serán
quienes
los
detonen.
Una
universidad
que
innova
no
debería
conformarse
con
replicar
un
modelo,
sino
con
crearlo.
Eso
le
hará
competitiva
y
sostenible,
auténticamente
disruptiva.
n
8
Referencias.
Christensen,
C.,
Horn,
M.
&
Johnson,
C.
(2008)
Disrupting
Class:
How
disruptive
innovation
will
change
the
way
the
world
learns.
McGraw-‐Hill,
USA,
p.
11.
Traducción
libre
del
autor.
CINDE
(2013)
Demanda
de
Recursos
Humanos
por
empresas
de
inversión
extranjera
directa.
Documento
para
uso
interno.
Eyring,
H.
&.
Christensen,
C.
(2011)
Changing
the
DNA
of
Higher
Education.
Leadership
and
Advocacy,
American
Council
on
Education.
Traducción
libre
del
autor.
Llano,
A.
(2002)
La
universidad
ante
lo
nuevo.
Lección
inaugural
del
curso
académico
2002/03
en
la
Universidad
de
Navarra.
Consultado
el
21
de
julio
de
2013
en
http://www.unav.es/noticias/llano.html.
Spurlin,
J.,
Rajala,
S.
&
Lavelle,
J.
(2008).
Designing
better
engineering
education
through
assessment:
a
practical
resource
for
faculty
and
department
chairs
on
using
assessment
and
ABET
criteria
to
improve
student
learning.
Stylus
Publishing,
USA.
9
Anexo.
Sitios
recomendados.
Esta
es
una
lista
de
sitios
Web
que
ofrecen
las
tendencias
educativas
más
importantes.
Se
quedan
muchos
de
lado,
pero
al
menos
da
una
impresión
de
cuáles
son
las
líneas
destacadas
en
innovación
educativa.
10