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El objetivo de la colección Pensamiento Contemporáneo es .

__• o
.•... Arthur C. Danto
proporcionar al lector interesado en este tema, y no sólo al
especialista, un conjunto de textos de autores representativos
§ Historia y narración
del pensamiento de nuestro tiempo, textos en los que los O
mismos autores formulan de manera clara y concisa lo más Ensayos de filosofía analítica de la historia
significativo de su propuesta teórica, aquello qtle les ha I Introducción de Fina Birulés
convertid~~n clásicos de la filosofía del.!igl~~.:
Paidós/I.C.E.- U.A.B.

1~11111~~II~I~~IIIIII';:Oé~~~~~~~/;~:CO'
~st~:~~1;;,~~~~s,~:
Phllosophy cif Histi UNIVERSIDAD DE COLIMA ríta en la decada <1(' los
años sesenta, confl BIB. N° 15 nática afront~da por 1[1
ñlosofla-neepositívrsta como eí-imcío-del casabio-de- oricn t 11('i!'1I 1
que, a partir de los años sesenta, tiene lugar en el ámbito eI(· 111
filosofía anglosajona de la historia. Cambio que supone UIl
mayor énfasis tanto en los aspectos pragmáticos como ('11 111
estructura del discurso histórico. Se abre así la posibilidad eln
establecer un diálogo real entre corrientes de pensam ic-ntu qll('
hasta el momento se habían ignorado: el análisis filosóflco v 111
filosofía de tradición historicista.
La introducción ha corrido a cargo de Fina Birulés, profr-sorn
titular de Filosofía en la Universidad de Barcelona.
Arthur C. Danto, filósofo norteamericano, nacido en 192'1"('S
profesor de la Universidad de Columbia (Nueva York), <ll'sd,'
1951. Además de Historia y narración, es autor de: Nietzschr
as Philosopher (1965), Analytical Philosophy of Knoioledgc
(1985), Mysticism and Morality (1972), Narration and
Knowledge (1985) y The Politics of Imagination (1988).

])16.K
D261

ISBN 84-7509-552-6

.L Pensamiento Contemporáneo 5
PENSAMIENTO CONTEMPORANEO
. Colección dirigida por Manuel Cruz Arthur C. Danto

Historia y narración

Ensayos de filosofía analítica de la historia

Introducción de Fina Birulés


/

1. L. Wittgenstein, Conferencia sobre ética


2. J. Derrída, La desconstrucción en las fronteras de la
filosofía
3. P. F. Feyerabend, Límites de la ciencia
4. J. F. Lyotard, ¿Por qué filosofar?
5. A. C. Danto, Historia y narración .'.:

6. Th. S. Kuhn, Qué son las revoluciones científicas Ediciones Paidós


7. M. Foucault, Tecnologías del yo Le.E. de la Universidad Autónoma de Barcelona
Barcelona-Buenos Aires-México
AL ..~-------------------------------------------------~
316239 1Xje~'
V.
J f;.se~\6
TItulo orl.lnal: A"(1)'tlcal 11 O$Opll)' ot History (caps. 1, 7 y 8) SUMARIO
Publicada en In,"6. por Cambrid¡e University Press, Reino Unido

Traducción de Eduardo Bustos (U.N.E.D.)

Introducción, Fina Birulés 9

Entre ciencia y filosofía 11

/ Donde no hay narrador no hay historia 22


1. Filosofía de la historia substantiva y analítica 29

2. Historia y crónica 53

3. Oraciones narrativas. 99

Cubierta de Mario Eskenazi y Pablo Martín Badosa

1!' edición, 1989

Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida,
I ransmitida o almacenada, sea por procedimientos mecánicos, ópticos o quúnicos,
incluidas las fotocopias, sin permiso del propietario de los derechos.

© 1965 by University of Cambridge, R.U.


© de esta edici6n
Ediciones Paid6s Ibérica, S.A.
Mariano Cubí, 92 - 08021 Barcelona, e
Instituto de Ciencias de la Educación .
de la Universidad AutÓnoma de Barcelona, 08193 Bellaterra
ISBN: 84-7509-5.52-6
Depósito legal: 8-27.673/1989
Impreso en Hurope, S.A.
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Impreso en Bapafta • Printecl in Spain
INTRODUCCION

• 1. " I 1,1 ".' i I

«Después de haber dicho esto, la dejó


como en el día anterior» -¿Entiendo esta
oración? ¿La entiendo al igual que si la
hubiera oído en el curso de una narra-
ción? Si aparece ahí aislada, entonces yo
/ díría que no sé de qué se trata. No obs-
tante, yo sabría cómo se podría usar esta
oración; yo mismo podría inventar un con-
texto para ella.
L. WlTI'GENSTBIN

Nos leernos unos a otros como libros,


aprendemos unos de otros como. una se-
gunda lengua. Justamente debido a este
modelo comprendemos el pasado de los
hombres.
A.DANTO

El texto que presentamos está formado por una se-


lección de los capítulos centrales del libro de Arthur C.
Danto, Analytical Philosophy 01 History) En esta obra,

1. Los textos publicados corresponden a los capítulos 1, VII,


VIII de Analytical Philosoph, of History (Cambridge Univ. Presa,
1965).El capoVIII «Oraciones narrativas» ya se había publicado en
forma de articulo en History a.nd Theory (1962). El libtb, en su
conjunto, es el resultado de un trabajo de reflexión anterior que
puede leerse en los artículos «On Historical Questioning» y «Mere
Chronicle and History Proper», ambos aparecidos en Ioumal of
Philosophy (en 1954y 1953 respectivamente),
10 INTRODUCCI6N ENTRE CIENCIA Y FILOSOFtA 11

".crita hace casi un cuarto de sl¡lo, confluyen tanto la atención que Danto presta al papel de la narración cm la
problem6tlca afrontada por la filosofía neopositivista de historia.
la historia como el inicio del cambio de orientación que, Examinemos primero el origen y el marco, y dejemos
a partir de 101 aftol sesenta, tiene lugar en el ámbito de para un segundo momento el comentario de las palabras
la filosofía anglosajona de la historia. Para apreciar esta de Habermas.
confluencia basta con atender algunos comentarios que
esta obra ha suscitado en los últimos años. Así, por ejem-
plo, en 1982, Danto decía que se trata de «un libro ... Entre ciencia y fUosofía
que debe su existencia al articulo de Hempel».' El articu-
lo aquí citado, «La función de las leyes generales en la Dos textos son claves para comprender el interés del
hístorías.' apareció en 1942 como un intento, de talan- análisis filosófico por la historia, el ya mencionado ar-
te neopositivista, de reconducir la historiografía al deno- tículo de Hempel y la obra de R. G. Collingwood, Idea
minador común de las ciencias empíricas. Pero, en cam- de la historia, publicada póstumamente en 1946.' /
bio, en opinión de J. Habermas, el libro de Danto «con- «La función de las leyes generales en la historia» sig-
duce la filosofía analítica al umbral mismo de la her- nifica, una vez superado el «criterio empirista del signi-
menéuticas," ficado», un esfuerzo por pensar el modelo nomol6gico-
Estas caracterizaciones parecen contrapuestas, en la deductivo de explicación como criterio de ciudadanía
medida en que sitúan la obra en tradiciones de reflexión científica. Este modelo, que fue establecido· desde un
filosófica sobre la historia totalmente distintas. Pero marcado interés por la ciencia natural y un fuerte talan-
precisamente aquí radica el interés de los textos que te antimetafísico, se concibe como aplicable a cualquier
presentamos: las palabras del propio Danto indicarían discurso que pretenda tener valor cognoscitivo. Este es
el origen y el marco desde los que fueron elaboradas las el motivo de la preocupación por verlo funcionar en el
propuestas y, en cambio, las de Habermas expresarían campo de la historia. La historia ha sido, en manos de
tanto la evolución de la filosofía de tradición analítica, «filósofosespeculativos de la historia» 6 como Kant, Her-
iniciada ya en los últimos años de la década de los cin-
cuenta, como el campo de reflexiones abierto por la 5. COLUNGWOOD, R. G., Idea de la historia; F.C.E., México,
1982.
6. Utilizamos esta expresión a partir de la distinción estable-
cida, en 1951, por W. H. Walsh en su An Introduction to philoso-
Por otra parte, cabe reseñar que Danto recientemente ha pu- phy 01 History (trad, casto en Siglo XXI, México, 1978), entre
blicado Narration and Knowledge (Columbia Univ. Press, Nueva • filosofía especulativa de la historia. y «ñlosoñe crítica de la bis-
York, 1985), obra que incluye el texto integro de Ana1ytical Philo- toría», La primera consistiría en un intento por descubrir el
sophy of History, sentido, la finalidad de todo el proceso histórico. La segunda, en
2. .Spiegazione storica, comprensione storica e scíence ume- cambio, habría dedicado sus esfuerzOs a aclarar la naturaleza de
ne» en FOSS1, P. (comp.), La teoria deUta storiogralia oggi, 11 Sal' la investigación histórica con el propósito de situarla· adecuada-
giatore, Milán, 1983, p'g. 88. mente en el «mapa. del conocimiento. Así, se ocupad de temu
3. .The Function of General Laws in History., Journal of Phi- tales como el de la verdad u objetividad históricas, el cadcter
10$0]111" 39, 1942 (trad. casto en HlMI'IIL,C. G., lA explicaci6n cien- de los hechos históricos, el problema de la explicación hist6ri-
tffict¡, Paid6a, Buenos Aires, 1979). ca, etc. Esta distinción puede considerarse, hasta cierto punto,
4. H.u!RMU; J., lA Idgica de "" ciencias sociales, Tecnos, paralela a la que establece Danto en las p'glnas que slguen entre
Madrid, 1988, p'g. 115. .&losoHa substantiva. y .&oso& analftica de la historia •.
12 INTRODUCCI6N BNTRB CIBNCIA Y PILOSOP1A 13

der o Hegel, fuente de innumerables teorías metafísicas; enunciado que designa el acontecimiento a explicar y,
por otra parte, no hay que olvidar que la historiografía en segundo lugar, en el explanans deben estar presentes
ha sido referencia obligada para la mayoría de filósofos una o más leyes generales que expresen regularidades
i~eal~stas o historicistas con el fin de mostrar la insufi- _empíricas. De -este modo, un acontecimiento queda ex-
CIenCIade los conceptos empiristas de experiencia y de plicado cuando es «cubierto. por una ley y sus antece-
racionalidad para dar cuenta de lo humano. dentes, que son legítimamente causas.
Así, Hempel trata de mostrar la presencia -aunque En opinión de Hempel, el objetivo del historiador es
sólo s~ en esbozo-s- del modelo nomológico-deductivo mostrar, de manera similar al científico, que un determi-
de e~p~lca.ciónen la historia y, con ello, alejarse tanto de nado acontecimiento no se: dio por azar, sino que podía
la ~lstmclón entre ciencias naturales y ciencias del es- ser esperado en función de ciertos antecedentes o con-
»írítu, tematizada por historicistas como Droysen o Dil- diciones simultáneas. Y ello es así porque la diferencia
.bey,7 cuanto de la vigencia de cualquier tipo de filoso- entre un esbozo de explicación'(explanation sketch) his-
fía especulativa de la historia. Por otra parte, al poner tórico y una explicación cifntífica ideal se halla en la fal-
el acento en e~problema de la explicación, el artículo de ta de precisión, no en su forma lógica. Para apreciar tal
~e~pel -con~untamente fOn la obra de K. R. Popper '- falta de precisión es suficiente con echar una mirada
sítüa los términos de la discusión que se desarrollará en superficial a las explicaciones ofrecidas por la historia:
el marco de la filosofía analítica de la historia hasta los la mayoría de éstas no, incluyen una enunciación explí-
años sesenta.
cita de las regularidades generales que suponen. Esto se
~l model<?nomológico-deductivo de explicación es co- debe, según Hempel, a dos motivos fundamentales: el
nocído también como Covering Law _Model, nombre con primero, que las hipótesis universales en cuestión están,
el que lo bautizaría W. Dray 9 con la intención de subra-
a menudo, relacionadas con la psicología social o indivi-
yar ~ue, en este contexto, ofrecer una explicación es sub- dual y no se mencionan, dado que se consideran conoci-
s~lr lo que querernos explicar bajo una ley general; es das por todos; y, el segundo, tiene que ver con las difi-
d~clr, para que algo pueda ser considerado una explica-
cíén es necesario, en primer lugar, que tome la forma de
cultades que surgen cuando se intenta formularlas con
una argumentación deductiva, cuya conclusión sea el precisión y, al mismo tiempo, de acuerdo con la eviden-
cia empírica.
Todo ello impulsa a Hempel a afirmar que los histo-
7. DROYSI!N, G., Histórica. riadores ofrecen solamente esbozos de explicación, esto
~nTHBY, W., Introducción a las ciencias del espíritu F C·E • es, indican de forma más o menos vaga las leyes y las
México, 1978. ' ...,
Acer~ de .esta ~stinción, véase ROSSI, P., Lo storicismo te- condiciones antecedentes que consideran relevantes. Así,
~hise~ctOI
. EmEauddl'vT.onno, 1979 y ARON, R., Philosophia critique de pues, como las leyes desempeñan una función análoga
l otre, . rm, París, 1969. en la historia y en la ciencia natural, las explicaciones
T 8. PoI'PBR,. K. R., La lógi~a de la investigación científica. históricas no pueden aspirar a ningún estatuto epistemo-
ecn<?s,'ta~d, ?z
1973; mise'!4 del hlstoricismo, Alianza/Taurus, lógico particular, con lo que queda descartada cualquier
Madrid, 1978, La socIedad abierta y sus enemigos Paidós Bar-
celona, 1982. ' , caracterización que haga de la ciencia de la historia un
9. DaAY, W., Laws and Explanatlon in History Oxford Univ discurso privilegiado o sui generis por el mero hecho
Presa, Londres, 1957. l'
de que su objeto sea lo humano, como han pretendido

14 IMTJlODVCCIÓN
ENTRE CIENCIA Y FlLOSOru 15

101&16.010, Ideall.ta•• hlatoricistas¡ 10 todo discurso que CLM y abogar por un pluralismo en la explicación his-
¡Idlr. a' ,merecer el callftcativo de «cognoscitivo. debe tórica.
t.il.:~aJ menC)1 ImpUcltamente- la misma estructura Según la primera opción, las características que deñ-
ld¡lc.:" .. nen en lo esencial el modelo son su carácter nomol6¡ico
y la condición de deducibilidad. Ahora bien, en el etano
del debate, ambas características quedarán progresiva-
* * * mente desdibujadas. Así, el mismo Hempel aceptará que
el modelo de explicación'que más se aproxima a la ex-
Las limitaciones del Covering Law Model (CLM) em- plicación histórica es el modelo probabilístico fundado
piezan a manifestarse tan pronto como, desde el marco en generalizaciones estadísticas obtenidas por vía induc-
de la misma filosofía analítíca, se intenta medir la apli- tiva; E. Nagel," en el afio 1961, distinguirá de los modelos
cabilidad del modelo al trabajo de los historiadores. Ma- deductivo y probabilístico, el funcional y el genético, se-
nifestaciones de este intento son, por ejemplo, La natu- ñalando este último como el más cercano a la explica-
raleza de la explicación histórica, de P. Gardiner, o los ción histórica. Reflexiones como éstas debilitarían U la
artículos de E. Nagel, de eh. Frankel y del mismo Hem- condición de deducibilidad pero, en cambio, no parecen
pel," publicados en la década de los cincuenta; pero po- cuestionar el carácter nomológico de la explicación.
demos decir, sin temor-a exagerar, que hasta el afio 1965 Sin embargo, el aspecto nomológico quedará afecta-
-fecha de la publicación de la obra de Danto-«, la fílo- do a través de las reflexiones que, desde posiciones pro,
sofía analítica de la historia se reduce a la controversia ximas a la denominada «filosofía del lenguaje ordínaríos,
acerca del CLM. desarrollan filósofos como P. Gardiner. El debilitamien-
Esta controversia refleja las estrategias u opciones to del modelo, en obras como La naturaleza de la expli-
adoptadas para hacer frente a los obstáculos y dificulta- cación histórica, se da fundamentalmente a raíz de la in-
des que surgen en el momento en que un modelo tan troducción de temas y argumentos que habían sido ca-
acentuadamente normativo como el CLMse confronta al racterísticos de posturas idealistas o historicistas en la
conocimiento histórico de lacto. Una primera estrategia controversia acerca del CLld. Por ejemplo, el argumento
consistirá en modificar el modelo y, al mismo tiempo, de la unicidad y la ínclesíficebilidad de los acontecimien-
conservar las características a las que debe su fuerza tos históricos o el énfasis en el hecho de que cuando el
racional. La otra opción será abandonar directamente el historia~or ofrece explicaciones no se limita a apelar a
leyes, sino que a menudo hace referencia a intenciones
10. Todavía en 1948, Th. Abel, en su artículo eThe Operation planes o propósitos. '
caIled Verstehen» (American Journal of Sociology, n. 54), re- Así, se empieza a aceptar que hay explicaciones de la
chaza el conceder el valor de instrumento de análisis científico a conducta que no son causales, en el sentido seiialado por
la comprensión (Verstehen).
11. GARDINBR, P., Tite Nature of Historical Bxplanation Os·
ford Umv. Press, Londres, 1952) (trad. casto en Unam Mklco
1961); NlGBL, B., eSomo Iasues on the Lope of Historlca1 ~
12. NAGIIL, B., La utructlU'a d. 'ca cllncl4, Paldóa, BUIIIO.
Aires, 1974. . .,
lysll», Scisntiflc Monthly, 1%2; Flwmn., Ch., cBxplanation and
Illterpretatlon iD History., Philo$Oph1 of Sclence, 24, 1957. Blto.
13. El t~rmlno cdebWtamlento. es usado por P. 1UCGe\U'
(Tiempo 1 PUlrracldn, BeSa. enltlau.dad, Madrid, 1917, vol. 1) pu.
dos arUcu101 fueron reeditados en GARDINJ!R, P., 77aeOrfu of
referir •• a la cri.1s del mocWo DOIDo16llco •• 101 aAOI SO.
Hllto11, The Pree Press, Nueva York, 1959: HBuPBL,C. G., Ofl. dt.

16 INTRODUCCIÓN ENTRE CIENCIA Y FILOSOP1A 17

el CLM.A pesar de ello, Gardiner no considera que tales mensi6npragmática del concepto de interpretación, como
explicaciones caigan totalmente fuera del modelo, pues- en la necesidad de ir más allá del tratamiento empirista
to que son asimilables a aquellas a las que se ha referido de la historia; los empiristas habrían olvidado que, en
G. Ryle14 en términos de disposiciones, y las denomina todo acontecimiento histórico --que en toda acción-
«explicacioneslegalíformes» (lawlike explanations), reco- podemos distinguir su «exterior» y su «interior».
nociendo con ello que, si es posible hablar de recurso a El «exterior» de un acontecimiento sería todo lo que
leyes,es necesario aceptar que éstas pueden nacer de pla- en él es describible en términos de cuerpos, el «interior»
nos heterogéneos de universalidad y regularidad. designaría 10 que sólo puede describirse en términos de
A medida que se debilita el CLM, paralelamente se . pensamiento. Collingwoodentiende que el historiador, a
toma conciencia del hecho de que, para dar cuenta de diferencia del científico, que sólo se ocupa del exterior'
la inteligibilidad que el discurso histórico ofrece de los de los acontecimientos, trata de dar raz6n de las accio-
acontecímíentos, no basta con proporcionar un modelo nes como algo atribuible a un ser humano capaz de con-
normativo basado en el proceder de las ciencias natura- dueta propositiva; o lo que es lo mismo, el historiador,
les. Pero esta toma de conciencia no se traduce tanto en para descubrir el sentido de las acciones, debe mirar a
una mirada hacia el trabajo de los historiadores, cuanto través de los acontecimientos para discernir el pensa-
en un diálogo con algunos filósofos de la tradición idea- miento que contienen; los mira como expresión de pro-
lista -B. Croce, M. Mandelbaum, Oakeshott y, funda- pósitos y no como cosas.
'mentalmente, R. G. Co11ingwood 15_. Estos, a diferencia Así,en la medida en que el objetivo del historiador es
de la mayoría de filósofos positivistas y analíticos, dis- comprender los pensamientos de otros, su trabajo consis-
ponen de una experiencia de primera mano del trabajo te en reactualizar pensamientos pretéritos en su propia
histórico y, además, son los que han defendido la tesis mente, en apropiarse de ellos, en definitiva, en re-pensar.
-a la que ahora parece concedérsele algún fundamen- Pero tal actividad de re-pensar no es una mera imitación
to- según la cual la interpretación de los asuntos huma- del pasado, sino que significa una re-creaciánf' puesto
nos tiene peculiaridades que es necesario analizar. que el contexto en el que tal pensamiento se dio ha de-
Este diálogo con la tradición idealista se puede apre- saparecido, es pasado. Esto obliga a pensar que el histo-
ciar también en la otra estrategia adoptada frente a los riador no pretende conocer y predecir como simple ob-
obstáculos que presentan la aplicabilidad del CLM, la servador, sino que adopta el punto de vista de un sujeto,
que opta directamente por el abandono del modelo. De participa y, por lo tanto, delibera, sopesa, decide. De este
este modo, W. Dray, que con su Leyes y explicación en la modo, los métodos empleados por el historiador se ase-
historiañ sería un representante de esta opción, debe mejarían -con una diferencia de objetivo-- a los del
gran parte de sus argumentos al énfasis puesto por investigador criminal que debe ponerse en el lugar de
R. G. Co1lingwood,en Idea de la historia, tanto en la dí- otro, que debe reconstruir, re-pensar. Cosa que permite
a Collingwoodenfatizar que el razonamiento práctico y
14. RYLB, G., El concepto de lo mental, Paidós, Buenos Aires,
1975.
15. MANDI!LBAUM, M., The Problem of Historical Knowledge, 17. En el contexto del pensamiento francés se puede leer un
Liveright, Nueva York, 1939; OAKl!SHOTT, M., Experience and Its tratamiento similar de este tema en ARON,R, Introducción 4 la
Molles, e.u.P., Cambridge, 1933. fUos&/f.4 de la historia (Siglo XX, Buenos Aires, 1983, o en VBY-
16. DRAY, W., op. cito iiI, P., Cllfto s, ucribe la historia, Alianza, Madrid, 1984).
18 INTRODUCCIÓN
ENTRE CIENCIA Y FlLOSOF1A 19

~;J;.'
I
~.t.
no;•• lo •. ,~ juep un destacado papel en la bis-

puD.toele vilta, la historia no es una refle-


xi6a ,lmpelillODal, DO lomoa espectadores del pasado.
puesto q1le cuando ofrecemos una explicación en térmi-
Aquí se puede apreciar un cambio de énfasis: la cues-
tión deja de ser el nexo entre filosofíade la ciencia y filo-
sofía d~ la historia para convertirse en la pregunta por
la relación entre esta última y la filosofía de la accíén,"
DOS de propósitos o razones, adoptamos el punto de U~a de las aportaciones del libro de Dray refleja este
vista del agente; repensamos, participamos. cambio de perspectiva, su modelo de explicación por ra-
A partir del diálogo con la obra de Collingwood se zones. Modelo que responde a la voluntad de mostrar
vuelve a conceder -en el marco de la filosofta analítica que la ac~ividadde re:pensar desarrollada por el historia-
de la bistoria- un cierto crédito a la perspectiva histori- do~ n~ ~Ienepor~ué Identificarse con alguna misteriosa
císta," Y ello posiblemente es debido a la conciencia de e. mt~l1tIvacepacídad de re-vivir los estados de cons-
que el CLMdebe flexibilizarsetanto, que deja de ser útil ciencia del agente pasado, sino que tiene su propia lógí-
como referencia. y al hecho de que la tradición idealista c, s. por tanto. cierto ca~cter explicativo. En opinión
no ha expulsado de su seno -como sí lo ha hecho la fi- de D~y. entender el sentído de una acción consistirá
losofía de raíces positivistas- nociones tales como las en un mtento de construir un cierto «equilibrio lógico»en
de sujeto, intencionalidad, libertad. etc. Nociones que el que el agente se ajusta a un' cálculo. El historiador
quizá deban ser repensadas en el momento de dar cuen- llega a este «equilibrio» a partir de la evidencia disponi-
ta de la inteligibilidad histórica. ,b~e:lee cartas. documentos, discursos...• para poder apre-
Así. el texto de Dray, al que antes aludíamos, es un CIarel problema t~l y como lo hizo el agente. Cosa que
intento de mostrar cómo la comprensión histórica re- nos .pe~lte apreciar un lado empírico, inductivo en la
quiere un ejercicio de razón práctica: clarificar en qué explícacíón por razones -la reconstrucción del contex-
sentido la historiografía puede concebirse no sólo como t~ en el que la acción aparece como apropiada, en fun-
rama de las ciencias sociales, sino también como estudio ción de los fines y de las creencias del agente- aunque
humanístico. Esto significa abandonar el CLMcomo ho- no debemos menospreciar el lado en el que pesan las
í rizonte lógico ideal y admitir que difícilmente hallare- opiniones del historiador acerca de lo que es un cálculo
. mos algún rasgo lógico que permita agrupar todas las relevante.
explicacioneshistóricas en cuanto históricas. Este procedimie.ntov= la ventaja. en primer lugar.
de ser autocorrectivo -sIempre es posible que nuevos
18. se dan. en este sentido. dos actitudes: una primera en- dato~ tras:ornen el «equilibrio»- Y. en segundo lugar,
tabla un diálogo critico CODCollingwood; este es el caso de de ~Istanclarse de la identificación de comprensión del
W. Dray, Philosophy and History, Englewood Clifts, New Jersey. s~ntldo: con. empatía o contacto directo con las viven-
1964; Perspective.s on History, Routledge & Kegan Paul, Lon- cias o mtenciones de agentes pasados.
dres, 1980. o de W. H. Walsh (v6ase op. cit.). La segunda actitud
se incliDa directamente por poalciones neohlstoricistas (ejem-
plOl de ella sedan los art1culos de A. Donogan y de LoO. Mink). 19. Ade~ás de los textos de W. Dray, podemos cítarIa obra
Bata recoDIlderlci6n de 101 argumentos historlcistas no es de. VODWnght, F.. H., Explicación y comprensión, AliaJlP.l, Ma-
extnt1a, en al¡unoa CUOI, a la lnflUCllcia del pensamiento del drid, 1979, o los mismos artículos de A. C. Danto, dedicados a

U.. ",
•• pando Wlttlenateln; VMae la obra ele P. Winch de 1948 T1ae
4 SoaItd SclMU (tracl. casto en Amorrortu. Buenos
Alru, 1972).
la filosofía de la acci~n: .~t We can Do?»,Iournai of Phi-
lo.sophy, 15, 1963; «Basle Actlons», Americen Philo$ophical Quar-
terly. 2, 1965(trad. casto en WHITB, A. R., La filosofia de Ja al>
ci6n, F.C.E., México, 1976).
20 ENTRE CIBNCIA Y PILosoF1A 21

Así, con Dray, el CLM ha quedado totalmente aban- Gallie y el libro que publicamos, Analytical Philosophy
donado, al mostrar que la comprensión de la acción no of History- es introducida en la filosofía anglosajona
depende del conocimiento de leyes, sino del conocimien- de la historia la noción de narración. A partir de este
to contextual. Por otra parte, en la medida en que el his- momento, el problema de la narración pasará a ocupar
toriador adopta el punto de vista del sujeto humano el lugar central que tenía la explicación en la filosofía de
-hace «experiencia vícarías-« difícilmente su trabajo la historia; 21 y ello, a pesar de que estas tres obras
puede asimilarse totalmente al del científico. Estamos, -fundamentalmente la de White y la de Danto-- toda-
pues, lejos de los presupuestos de la filosofía positi- vía insisten en el carácter explicativo de la estructura
LYistade la historia. narrativa como alternativa a la explicación causal, deriva-
da de la concepción científica. .
Es en este sentido en el que hay que interpretar las
* * * palabras de Danto según las cuales su libro debe la exis-
/ tencia al artículo de Hempel. Efectivamente, su obra se
Antes decíamos, siguiendo a O. Mink,» que hasta el enmarca en el proceso de debilitamiento o de abandono
año 1965 se puede afirmar que la filosofía crítica de la del CLM,pero, como indica Habermas, su libro va mucho
historia ha girado alrededor de la validez del CLM como más allá de este modelo. Y esto quizá porque, al intro-
modelo aplicable a la historia. Y, hasta el momento, he- ducir la noción de narración, expresa el convencimiento
mos visto cómo el progresivo desdíbujamiento de este de que al historiador no le interesan sólo los efectos in-
modelo coincide con una cierta recuperación de temas de tencionales de las acciones. es decir, la perspectiva del
la tradición idealista, antaño rechazados como fuente agente pasado. De un modo más claro y en palabras de
de problemas metafísicos. Entonces, ¿por qué 1965 y no,
por ejemplo, 1957, fecha de la publicación de la obra de 21. Esta atención al papel de la narración puede apreciarse
Dray? tanto en las obras de Gallie (Schocken Books Nueva York
Porque en 1965, con la publicación de tres libros 1964); de White (Greenwood Press, Wesport, 1965) ~ de A. C. Dan~
-Foundations of Historical Knowledge de Morton Whi· ton, como en los artículos de L. O. Mink o del propio Dray (.On
the Nature and Role of Narrative in Historiography», History
te, Philosophy and Historical Understanding de William and Theory, X, 2, 1971). Estos últimos se distancian al mismo
tiempo de las tesis de Danto y de los esfuerzos por reducir la
histori~ a mero género literario (véase, por ejemplo, WHITB, H.,
20. MINK,L. O., Historioal Understanáing, Cornell Univ. Press, Metah1Story, The John Hopkins Univ. Press, Baltimore, 1973).
Ithaca, 1987. Sobre la evolución de esta controversia, véase: G.ut· Además. la narración se entiende, en obras como la ya mencio-
DINER,P. (comp.), Theories of History, The Free Press, Nueva York, nada de P. Ricoeur, en términos de manifestación de una deter-
1952; Philosophy of History, Oxford Univ. Press, Londres, 1974; minada clase de consciencia del tiempo en el discurso.
MEYBR.HOFF, H. (comp.), The Philo.5ophy of History in Our Time, Por otra parte, historiadores como P. Veyne o L. Stone (cThe
Doubleday & Co. Inc., Garden City, 1959; HOOIC, S. (comp.), Phi- Revival of Narratives, Past and Present, 85, 1979; trad. casto en
losophy and History, New York Univ. Press, Nueva York, 1963; Debats, n. 4) abogan por la narración como alternativa a una
DRAY,W. (comp.), Philosophical Analysis and History, Harper & historiografía científica, representada hasta el momento por el
Row, Nueva York, 1966. Como comentarios generales de la fí- modelo marxista o por la Escuela de los .Annales,..
losofía analítica de la historia puede leerse TOPOLSlCY,J., Metodolo- Para "una visión de conjunto véase: DRAY,W., .Narrative ver-
gia de la historia, Cátedra, Madrid. 1982; PIumAVAL, M. V., cTeoria sus Analysis in Historys, Philosophy of Social Sciences, 15, 1985
della spíegazíone» en Rivista di stori deUa iilosoiia; 41, 1986, o ROSSI,J. (comp.), La storiograila oggi, 1982.
22 INTRODUCCIÓN DONOS NO HAY NARRADOR NO HAY HISTORIA 23

O. \Mink,a.La historia sobreviene cuando la partida ~stá el rasgo característico mínimo de cualquier discurso his-
telMlMcI. y, por lo tanto, debe mucho al punto de VIsta tórico: las «oraciones narrativas».
d.t"qU'lI,nura: DO lpora nada de los efectos no que- A partir de esta afirmación podemos destacar algunos
rtcloa-. aspectos que permiten afirmar que esta obra va m'. a11'
del CLM.
Donde DO hay narrador no bay historia * * *
«No saber cómo acabará todo es lo pro- En primer lugar, podemos notar que la preocupación
pio de vivir los acontecimientos.• de Danto no es tanto dar cuenta del estatuto epistemoló-
gico del quehacer de los historiadores, como identificar
~.C.DANTO el marco conceptual que rige el uso de ciertas oraciones,
que se caracterizan por: referirse, como mínimo, a dos
acontecimientos separados en el tiempo, describir s6lo
Analytical Philosophy 01 History se organiza ~rede- al primero de ellos y tener el verbo en pasado: las ora-
dor de la idea de que la reconstrucción del sentido de ciones narrativas.
los acontecimientos históricos no se .reduce a la recupe- -..- Tal preocupación indica que el 'texto que sigue se si-
ración -gracias a la filología y a la documentación, por túa en aquella tradición de raíz kantiana que asimila la
ejemplo- del contexto y de la perspectiva de .los.agen- filosofía a la tarea de identificación de límites o, mejor,
tes y testimonios inmediatos. En esta obra, el significado que le atribuye la labor de describir y analizar nuestros
se halla ligado a la consciencia retrospectiva de intérpre- modos de pensar y de hablar sobre el mundo." Desde este
tes históricamente situados. . punto de vista, una «filosofía analítica de la historia»
Danto se sirve de una pequeña ficción para desarrp- consistirá en tomar en serio la limitación característica
llar esta idea. Imaginemos una personá o una máquina del conocimiento histórico -nuestra ignorancia del fu-
que conociera todo lo que ocurrió, en el momento en que turo----y analizar las formas de hablar sobre el pasado,
tuvo lugar y que, además, fuera capaz de registrarlo ins- que son, al mismo tiempo, formas de concebirlo.
tantáneamente. De este modo, podríamos concebir los Este tipo de filosofía de la historia nada tendría que
escritos de este Cronista Ideal (C.I.) como un duplicado ver con aquella «filosofía substantiva de la historia.
del pasado tal como realmente ocurrió y, P?r lC? tanto, que trata de dar cuenta del significadodel-conjunto de la
considerarlos superiores a los textos de los hístoríadores, historia», conjunto que incluye tanto el pasado como el
puesto que no contendrían ni las lagunas ni. las de~ven- futuro. A diferencia de ésta, el historiador, en primer lu-
tajas de los escritos de aquellos que no han SIdotestigos. gar, tiene como objetivo hacer afirmaciones verdaderas
Ahora bien, esta crónica sería también incompleta y sobre el pasado y sobre el futuro, pero cuando éste ha
lo sería en virtud de su permanente contemporaneidad devenido pasado y, en segundo lugar, hacer un uso ~ COD-
con los hechos relatados. Incompleta, afirma Danto, por- cepto de significado considerablemente distinto.
que ti C.I. no podría usar aquellas expresiones que son ,
23. Danto entlende que tal análisis conduce a una metafísica
22. Mnm, L. O., 01'. cito descriptiva, en el sentido señalado por Strawson.

316239
24 INTRODUCCIÓN DONDE NO HAY NARRADOR NO HAY HISTORIA 25

El historiador considera el significado de los aconte- perspectiva de su conclusión, con lo que, ahora, podemos
cimientos pasados en relación a una totalidad temporal. añadir a lo ya dicho que los dos acontecimientos a que
Este sería el mismo uso que hacernos del término «sig- se refiere una «oración narrativa» son siempre anteriores
nificado» cuando nos referirnos a la falta de significado al momento de su enunciación. Veamos un ejemplo de
d"eun episodio de una novela; cuando hablamos así, es- este tipo de oraciones y apreciaremos cómo el aconteci-
tamos indicando que el episodio es superfluo, estética- miento se representa en términos de categorías bajo las
mente poco apropiado, etc. Pero sólo podemos hacer tal que no podía haber sido observado por ningún testimo-
juicio en el momento en que hemos acabado de leer la nio, aunque éste fuera nuestro Cronista Ideal. Un histo-
novela: sólo retrospectivamente nos sentirnos autoriza- riador puede decir: «Aristarco anticipó en el afio 270 la
dos a atribuir un significado a talo cual acontecimiento; teoría que publicó Copérnico en el 1543». Términos como
la pregunta por el significado sólo puede tener respuesta «anticipar», «ínstígarsv.. sólo pueden aparecer en ora-
en el contexto de un relato (story). ciones narrativas y éstas no son accesibles al C.I.
o,. Todo esto índíca, por una parte, que la filosofía «subs- Es evidente que no era intención de Aristarco el ano
tantiva de la historia» peca de impaciencia, puesto que ticiparse a Copérnico, pero Danto nos recuerda que los
trata de ofrecernos un relato antes de que pueda ser pro- predicados para describir acciones son a menudo flexi-
piamente contado: un relato completo del pasado impli- bles y cubren muchos tipos de conducta. Así, si decirnos
caría un relato completo del futuro; y, por otra parte, que que alguien «está plantando rosas», estamos cubriendo
todo discurso narrativo es esencialmente incompleto. De diversas posibles conductas: «cavan, «fertilizar», etc. Ade-
modo que debemos entender el trabajo del historiador más, esta descripción no queda afectada por el éxito o
como un intento de construir enunciados verdaderos so- el fracaso de la empresa. Pero, en la historia, nos inte-
bre su pasado, enunciados que se hallan sujetos a revi- resan no sólo las acciones, sino también su resultado y,
sión por un historiador posterior. en especial, las consecuencias no deseadas. Esto nos obli-
ga a pensar, en primer lugar, que las «oraciones narrati-
* * * vas» se caracterizan por exigir la ocurrencia de los dos
acontecimientos a los que se refieren y, en segundo lu-
En segundo lugar, Danto apuesta en favor de tomar gar, que la teoría de las oraciones narrativas no es total-
el tiempo en serio: por suerte o por desgracia nuestro mente asimilable a discurso ordinario de la acción.
conocimiento del pasado se halla significativamente limi- El historiador no debería lamentarse por tener una
tado por nuestra ignorancia del futuro y, por otro lado, perspectiva distinta del agente, puesto que tiene el pri-
«sabernos demasiado» para poder re-vivir empáticamen- vilegio de ver las acciones desde la perspectiva tempo-
te. El historiador habla desde un horizonte temporal que ral. O lo que viene a indicar lo mismo, el historiador in-
no es del testimonio ocular, pero ésta es precisamente .troduce cambios retroactivos en el significado del pasado.
la condición de posibilidad de todo significado o cono- Esto es lo que le está vedado al C.L, dado que para él
cimiento histórico. la categoría de «significado» histórico está vacía de conte-
La «oración narrativa». presentada por Danto como nido. De este"modo, hay que entender que la hístortogra-
una de las descripciones posibles de la acción, recoge es- fía, de una forma análoga a la ciencia, va más allá de
tas consideraciones, en la medida en que, como hemos lo dado y maneja esquemas organizativos: la narración
visto, siempre narramos una historia (story) desde la histórica organiza y, al mismo tiempo, interpreta.
26 INTRODUCCI6N DONDE NO HAY NARRADOR NO HAY HISTORIA 27
Pero ¿acaso debemos pensar que no es posible distin- Esto es lo que a Habermas le permite afirmar que Danto
guir entre crónica e historia o entre «pura» descripción lleva la filosofía analítica al mismo umbral de la hCl'lJ:le-
de los hechos y una interpretación de los mismos? Efecti- néutica. El historiador no habla desde fuera, la hiltona
vamente, para Danto, la «historia es de una sola pieza»: no es una reflexión impersonal: es una disciplina lubJ.
toda descripción interpreta; sin criterios de selección no tíva, en el doble sentido de ser el marco en cuyo seno po-
hay historia. Y ello porque, como hemos visto, los acon- demos autorrepresentarnos y, al mismo tiempo, marco
tecimientos históricos sólo adquieren significado históri- en el cual el historiador no es espectador sino partícipe.
co gracias a su relación con acontecimientos posterio-
res, a los que el historiador concede importancia en * * *
función de sus intereses presentes. Esto, por supuesto,
significa que no hay historia -en el sentido narrativo La obra de Danto se aleja, pues, a pasos agigantados
del término- del presente, porque el futuro está abierto; del CLM y da pie a un posible diálogo entre la tradición
no sabernos cómo organizarán nuestro presente los fu- analítica y la hermenéutica. Diálogo que puede ser fruc-
turos historiadores o incluso nosotros mismos. Pero si el tífero en tanto que permitiría un espacio en el cual pen-
futuro está abierto, entonces, en algún sentido podemos sar nociones tales como la de identidad narrativa, por
decir que el pasado también lo está. ejemplo: problematizar las, relaciones entre comprensión
·•.

histórica y filosofía de la acción; ofrecer un concepto de
* * * significadohistórico que vaya más allá tanto del trata-
miento cientificista de la historia, como del tratamiento
En la medida en que la imposibilidad de situarnos li- historicista, donde se enfatiza la primacía de un sujeto
teralmente en el lugar de otros es, al mismo tiempo, la pasado y constituido, frente a un sujeto presente; llenar
limitación del conocimiento histórico y la, condición de de contenido la idea de reconstrucción del pasado; y sa-
posibilidad de una narración significativadel pasado, la car consecuenciasdel hecho de que, a través del análisis
historia no puede concebirse como imitación de la histo- de la estructura de la narración, sabernos que las accio-
ria vivida. Dicho con más claridad, la narración históri- nes de los hombres superan en mucho la conciencia que
ca no es un mero vehículo de transmisión de informa- tienen de ellas.
ción: es un procedimiento de producción de significado Todo ello indica una obra sugerente tanto por el es-
(los agentes son ciegos para ciertos significados de sus pacio de reflexión y de diálogo que abre con sus pro-
acciones, porque son ciegos con respecto al futuro) y, puestas, como por el hecho de que también sus límites
por 10 tanto, puede atribuírsele una función explicativa. indican cuestiones pendientes para una filosofia de la
A pesar de que en la obra de Danto se atribuye una historia que tome en consideración el nexo entre histo-
función explicativa a la narración, no hay que olvidar ria y narración.
que la historia sólo la podemos conocer desde dentro,
somos sujetos históricamente situados en un momento FINA BIRU~
posterior a los hechos relatados. Así, las historias que Universidad de Barcelona
cantamos dicen tanto de nuestro pasado, como de nues-
tros intereses presentes: en cierto sentido, somos un mi-
crocosmos de las historias que somos capaces de narrar.
1. F1LOSOPIA DE lA HISTORIA
SUBSTANTIVA Y ANALITICA

La expresión «filosofía de la historia» abarca dos di-'


ferentes clases de investigación. Me referiré a ellas como
filosofías de la historia substantiva y analitica. La primera
de ellas se encuentra conectada con la investigación bis-
tórica normal, lo que significa que los filósofos substan-
tivos de la historia, como los historiadores, se ocupan de
dar cuenta de lo que sucedió en el pasado, aunque quie-
ren hacer algo más que eso. Por otro lado, la filosofía
analítica de la historia no solamente está conectada con
la filosofía: es filosofía, pero filosofía aplicada a proble-
mas conceptuales especiales, que surgen tanto en la prác-
tica de la historia, como de la filosofía substantiva de la
historia. Esta no se encuentra realmente conectada con
la filosofía, no más que la propia historia. Este libro
constituye un ejercicio de filosofía analítica de la historia.
Lo primero que someteré a análisis es lo que preten-
de hacer la filosofía substantiva de la historia además de
proporcionar una explicación del pasado. Más o menos
se podría decir que, en contraposición incluso con el
ejemplar más ambicioso de escritura histórica normal,
un filósofo de la historia trata de proporcionar una ex-
plicación del conjunto de la historia. Sin embargo, exis-
ten algunas dificultades iniciales con esta caracterización.
Imagínese que reunirnos todos los ejemplares de.' escri-
tura histórica normal, y a ellos añadimos luego ,.otros
ejemplares de escritura histórica que llenen todos los
huecos de forma que, a la postre, tengamos una descrip-
ción total y completa de todo lo que alguna vez ha su-
cedido. Se podría decir entonces que hemos producido
30 HISTORIA Y NARRACIÓN FILOSOFÍA DE LA HISTORIA 31

un. nl.el. dalcoD.Junto de la historia y, por lo tanto, una constituyen todo el pasado, y proyectar esa pauta lobre
Aloloff. d. la hl.torl •. Pero, de hecho, no lo habríamos el futuro, manteniendo, por lo tanto, la tesis de que 10.
con"lUldo: como mucho habríamos producido una re- acontecimientos en el futuro, o bien se repetírán, o blen
laciÓn de todo " pasado. De acuerdo con ello, hemos de completarán la pauta exhibida por los acontecimiento.
diltin¡uir entre el conjunto de la historia y todo el pasa- pertenecientes al pasado. Una teoría explicativa es un in-
do. Y una forma de hacerlo sería la siguiente. tento de dar cuenta de esta pauta en términos causales.
De forma típica, concebirnos a los historiadores como He de insistir en que una teoría explicativa equívale a
personas ocupadas en estudiar, yen escribir relaciones de .una filosofía de la historia sólo en la medida en que se
acontecimientos particulares del pasado, con un gran de- encuentra conectada con una teoría descriptiva. Existen
talle. Utilizo ahora el término «acontecimiento» con cier- teorías causales que persiguen dar cuenta de los acon-
ta imprecisión, pero la Revolución Francesa constituiría tecimientos históricos en los términos más generales, ex-
un ejemplo claro de la clase de acontecimientos que in- plicables mediante referencias a factores raciales, climá-
teresa estudiar y explicar a los historiadores. Ahora bien, ticos o económicos. Pero, como mucho, esas teorías coús-
deben existir innumerables acontecimientos de cuya ocu- tituyen contribuciones a las ciencias sociales y, como
rrencia tenernos escasos datos, y. muchísimos otros de tales, no son filosofías de la historia. El marxismo es
los que creemos que han de haber ocurrido, pero de los una filosofía de la historia y exhibe ciertamente ambos
cuales poco más sabernos, excepto que han debido ocu- tipos de teorías, la descriptiva y la explicativa. Consíde-
rrir. En suma, existen muchas lagunas en nuestra expli- rada desde el punto de vista de la teoría descriptiva, la
cación del pasado. Pero supóngase que se rellenan todas pauta es la del conflicto de clases, en que una clase gene-
esas lagunas, de forma que conozcamos sobre cualquier ra su antagonista a partir de las condiciones de su pro-
acontecimiento acaecido en el pasado tanto como sabe- pia existencia y es superada por ella: «toda la historia
rnos sobre la Revolución Francesa. Supongamos, en rea- es la historia de la lucha de clases», y la forma de la
lidad, que sabernos todo sobre lo acaecido alguna vez, historia es dialéctica. Esta pauta perdurará en la medida
que tenernos una Crónica Ideal de todo el pasado. Esta en que sigan operando ciertas fuerzas causales, y el In-
todavía no constituiría el conjunto de la historia que, tento de identificar esas fuerzas causales con diferentes
según hemos dicho, es la que interesa a los filósofos subs- factores económicos es lo que constituye la teoría expli-
tantivos de la historia. Tal relación idealmente completa cativa del marxismo. Marx predijo que la pauta llegaría
del conjunto del pasado proporcionaría, como mucho, los a su fin en un momento futuro, porque los factores cau-
datos necesarios para una filosofía substantiva del con- sales responsables de su permanencia dejarían de ser
junto de la historia. El concepto de dato es correlativo operativos. Marx dudó sobre lo que ocurriría después,
con el concepto de teoría, y lo que sin más se sugiere excepto por ciertas cautas indicaciones de carácter utó-
aquí es que la filosofía substantiva de la historia es un pico.' Pero, tal como creía, el término «historia. ya no
intento de descubrir un tipo de teoría que se ocupa de
la noción, aún por aclarar, de conjunto de la historia. 1. Kárl Marx y Prledrlch &,.1., T1a, G"mClN I 410'017, ~u.va
York, Internatlonal Publl.her., 1947,P' •. 22: .Tu pronto como
Seguiré esta sugerencia e identificaré dos tipos distintos
le diltrlbuye el trabajo, cada hombre llene UDa•• tera partlaular,
de tales teorías, las descriptivas y las explicativas. excluaiva. de actividad, que le COD.trla. y d. la que DO pude
En este contexto, una teoría descriptiva es la que tra- escapar. B. un cazador, un peacador, un pa.tor o un arftloo, , ha
ta de mostrar una pauta en los acontecimientos que de aelUir .Iáldolo .1 DO quien perder 1\1 m.dIo de YAda. •• ••
32 HISTORIA Y NARRACIÓN m.osoP1A DB lA. HISTORIA 33

tendría aplicación. La historia, tal como la entendía él, torla! En cualquier caso, debería quedar claro que la
llegaría a su fin cuando los conflictos entre clases alean- . expresión «el conjunto de la historia. abarca más que
zaran el suyo, lo cual sucedería cuando la sociedad care- la expresión «todo el pasado •. Abarca también todo el fu-
ciera de clases.' Y Marx sólo ofrecía una teoría de la his- turo o, si es que merece la pena establecer esta califica-
ción, todo el futuro histórico. Volveré sobre ello ense-
guida.
tras que en la sociedad comunista, en la que nadie tiene una Si concebimos la conexión entre la historia y la filo-
esfera exclusiva de actividades, sino que cada cual se realiza en sofía de la historia en la forma que he sugerido, podria-
la rama que desee, la sociedad regula la producción general y
haee entonces posible que yo haga una cosa hoy y otra mafiana,
mos vemos tentados de concebir esta conexión como
cazar por la mañana, pescar al mediodía, cuidar el ganado por análoga a la conexión entre la astronomía teórica y oh=-
la tarde, criticar tras la cena, porque tengo una mente, sin con- servacional. Asi, por ejemplo, Tico Brahe fue célebre
vertirme por ello en cazador, pescador, pastor o crítico». La reluc- por haber realizado, durante un largo período de tiem-
tancia de Marx a hablar detalladamente sobre la sociedad sin po, una serie de observaclones celestes de una precisión
clases concordaba por supuesto con su teoría general de que las
formas de vida y de conciencia reflejaban las condicíones mate- sin precedentes, referentes, entre otras cosas, a las posi-
riales de la existencia (da producción de las ideas, de las con- ciones de los planetas entonces conocidos. Sin embargo,
cepciones, de la conciencia se encuentra directamente unida ante él mismo no consiguió encontrar una pauta proyectable
todo a las actividades y relaciones materiales entre los hombres, en esas diferentes pos~cic:mes.Fue Keplerguien lo con-
el lenguaje' de la vida real», ibid., págs. 13-14), de forma que
¿cómo hablas de das ideas, concepciones,etc." que existirán bajo
una forma de existencia material que nunca ha existido hasta
entonces? Es más, en la sociedad sin clases, los hombres se la revolución, las teorías marxistas de la historia carecerán de
encontrarán en cualquier caso liberados de esas causas mate- aplicación. Véase la nota siguiente.
riales'y libres para ejercer control sobre sus vidas. De modo 3. Aparentemente, la historia, en la concepción marxista, ad-
que lo único que se puede decir en ese momento es que las mite una teoría sólo en la medida en que los hombres sean em-
cosas serán elo contrario» de lo que son entonces, por lo que pujados por fuerzas sobre las que no tienen control. Pero en la
todo lo más sólo es posible una caracterización negativa, pero sociedad sin clases los hombres se verán liberados de las fuerzas
no es fácil identificar positivamente lo que designa «no-A».Véase históricas y, por tanto, «harán su propias historia, en vez de «ser
Engels, The origins of Family Private Property and the State, hechos por ella». Asf, «Toda la esfera de las condiciones vitales
en Marx y Engels, Selected Works, Londres, Lawrence & Wishart, que rodean al hombre y que hasta ahora ha gobernado al hom-
1950, H, pág. 219: «Lo que en este momento podemos conjeturar bre, caen entonces bajo su dominio y control, que, por vez pri-
sobre la regulación de las relaciones sexuales ante la inminente mera, se convierte en el dueño real y consciente de la naturaleza,
eliminación de la producción capitalista es en su mayor parte porque se ha convertido desde entonces en el dueño de su
de un carácter negativo, limitado en su mayoría a lo que desa- propia organización social... La organización social del hombre,
parecerá», que hasta ahora se le ha impuesto como una necesidad por
2. .Si se desplegaran al tiempo todas las contradicciones, la naturaleza y por la historia, se convierte entonces en el Te-
habríamos llegado a lo que se denomina verdad absoluta, la sultado de su propia acción en libertad. Las fuerzas objetivas
historia del mundo habría llegado a su fin. Y sin embargo ha de ajenas que hasta ahora han gobernado la historia pasan-al con-
continuar, aunque nada quede por hacer. Y esta es una nueva, trol del hombre mismo. Sólo a partir de ese momento el hom-
insoluble contradicción» (Friedrich Engels, Ludwig Feuerbach bre, cada vez más conscientemente, será protagonista" de su
and the End of Classical German. Philosophy, en Marx y Engels, propia historia... Lo cual es el ascenso del hombre desde el
Selected Works, 11, pág. 330). Ciertamente, Engels está hablando de reino de la necesidad al de la libertad». Friedrich Engels, Socia-
Hegel pero de hecho la misma «contradicción»se da en su propio lism: Utopian and Scientific, en Marx y Bngels, Selected Worb,
sistema. En la sociedad sin clases, o en la historia posterior a n. págs. 140-141.
,)4 H IITORIA Y NARRACIÓN FILOSOF1A DE lA HISTORIA 3S

t:I'IIUA6,.,~D4o, tl'N arduos t~abajos, que las ~o- en la misma relación con la investigaci6n hl.
I ~HIIc:"" ,cIe¡,JD s .planetas podrían situarse en una elip- .tórica corriente que la ciencia teórica con la observaci6n
1,
u"'COiI, .1•.01' en .\IDO de los focos. Esto equivaldría ~ l~ científica. Ha habido, y quizás todavía hay, partes de la
f;pdiilliÓDr. ,10'4_ he denominado una teoría descríptí- ciencia que no han sobrepasado la mera realizaci6n de
'l~ A"NewtOD le correspondió descubrir a qué ,se deb~ observaciones, la colección de especfmenes y demú. La
esta pauta particular, esto es, ofrecer una t~ona. explí- historia corriente podría ser una ciencia de esa clase.
cativa. Ocasionalmente, los filósofos de la hístoría ~an La filosofía substantiva de lahístoría podría constituir en-
concebido su propia tarea en términos exactamente análo- tonces un paso hacia los siguientes dos niveles (respec-
gos a éstos. Por ejemplo, Kant escribe a este respecto: tivamente, el kepleriano yel newtoniano) de la compren-
sión científica. Ciertámente, la «filosofía de la hístoría»
Sea cual fuere la teoría metafísica que se pueda avan- .sería la ciencia de la historia y el hecho de ser conocida
zar sobre la libertad de la voluntad, se cumple igual-
mente de la tesis de que las manifestaciones de la
como «filosofía» constituiría simplemente un vestigio del
voluntad en las acciones humanas se encuentran de- antiguo uso del término, d¿ forma similar a como la fí-
terminadas, como cualesquiera acontec~mientos exter- sica se denominó una vez «filosofía natural». Las leyes
nos, por leyes universales naturales... En. considera- de Kepler, aunque basadas en datos reunidos por Tico,
ción a este principio natural de regulación, es de los trascendíeron, permitiendo a los astrónomos no sólo
esperar- que cuando el ejercicio de la libertad de la organizar dentro de un modelo coherente todas las po-
voluntad humana sea examinado a la magna escala de siciones de los planetas observadas por Tico, sino también
la historia universal, se pueda descubrir una marcha predecir todas sus posiciones futuras, incluso las de los
regular en sus movimientos y que, de esta m~n~r~, planetas desconocidos en tiempos de Kepler. Las leyes de
lo que parece enmarañado en el caso de los mdÍ'~l- Newton no solamente explicaron los hechos conocidos
duos será reconocido, en la historia de la especie,
por Tico y por Kepler, sino también (en forma ideal) mu-
com~ un desarrollo continuamente progresivo, aunque
lento, de sus potencialidades y dotaciones originarias.:.
chos hechos desconocidospor ellos. De forma parecida, se
De acuerdo con ello, veremos si podemos conseguir podría aducir, una teoría histórica que realmente tuvie-
encontrar la clave de esa historia y, en el caso de que ra éxito iría más allá de los datos reunidos por la histo-
lo hagamos, dejaremos que la naturaleza alumbre al ria, no solamente reduciéndolos a una pauta, sino predi-
hombre que la componga. Así alumbró a un Kepler, ciendo, y explicando, todos los acontecimientos de la
quien, de forma inesperada, redujo las e~céntricas historia futura. Se podría decir entonces que ése es el
trayectorias de los planetas a leyes determinadas, y sentido en que la filosofía substantiva de la historia tiene
luego alumbró a un Newton, que explicó esas leyes me- que ver con el conjunto de la historia: todo el pasado y
diante una causa natural universal," todo el futuro, la totalidad del tiempo. En contraste con
ello, los historiadores tienen que ver sólo con el pasa-
Si continuáramos con esta comparación en cierta me- do, y con el futuro en la medida en que se convierte en
dida chocante, la filosofía substantiva de la historia se en- pasado. Porque todos los datos actuales proceden w=l pre-
4. Inmanuel Kant, cldeas of a Universal Hislory from a
sente y el pasado: no podemos, ahora, reunir datos acer-
Cosmopolitica1 Point ol View., traducido por W. Hasde, en Pa- ca del futuro, y la historia no es sino una tarea de reco-
trick Gardiner (comp.), Theoriu af Hutory, Glencoe, Free Press, lección de datos.
1959, pág. 23. Tal explicación es extremadamente generosa con la
36 H I&TORJA y NAJt:RACI6N PILOSOPÍA DB LA HISTORIA 37

filosofía substantiva de la historia. Pero es particularmen- leigh no era un ateo». Pero en modo alguno esto es lo
te mezquina con la historia misma. Incluso si supiéra- que constituye la actividad historiadora. Dentro de la
mos que las filosofías de la historia fueran intentos de historia misma existen también intentos de organizar los
algo así como teorías científicas, sólo se podría llegar a la hechos conocidos en pautas coherentes y, en cierto modo,
conclusión, para cualquiera que tenga conocimiento de tales organizaciones de hechos tienen casi tanto en co-
ellas, de que son tentativas muy toscas, realmente tan t~s- mún con las teorías científicas como las filosofías de la
cas que cuando se las compara con una teoría descnp- historia. Por supuesto, no admiten en la misma forma
tiva tan simple como la de Kepler, las filosofías de la exactamente una proyección sobre el futuro, pero con
historia existentes son indeciblemente romas, sin capaci- todo tienen una cierta capacidad predictiva. Una cierta,
dad prácticamente para predecir. Las filosofías explica- explicación de lo que sucedió en el pasado, basada en da-
tivas de la historia, incluso las que han sido más influ- tos, nos podría permitir predecir hechos adicionales so-
yentes, son poco más que programas para teorías aú~ bre lo que sucedió, que hasta entonces ignorábamos: una
por formular, no digamos comprobar. Por otro lado, SI investigación independiente podría confirmar esta pre-
pensarnos en las explicaciones históricas comunes (y no dicción. El hecho de que el acontecimiento predicho ten-
sólo en las mejores de ellas), parecen ejémplares muy ga lugar en el pasado no nos debe ocultar el hecho de
desarrollados de su propio género, que satisfacen crite- que se trataría de una predicción y, si se quiere, una
rios aplicables a ese género y que resaltan la forma en ,predicción sobre lo que, como historiadores, descubri-
que las filosofías de la historia fracasan miserablemente remos posteriormente si realizamos una investigación.
en satisfacer los criterios de una teoría científica. Y esto se parece mucho a predecir lo que veremos en
Es más, el género, cuyos criterios parecen satisfacer el cielo si hacernos ciertas observaciones. Así, el hallazgo
las explicaciones históricas, no incluye a este propósito de tres tumbas de estilo romano elaborado en partes
cosas como secuencias de registros de las posiciones pla- diferentes de Yugoslavia, y el conocimiento de la cos-
netarias en noches sucesivas. Es muy difícil clasificar tumbre romana de enterrar a la gente en los márgenes
una obra como, por ejemplo, El declive y la caida del de los caminos, podría sugerir que esas tumbas están
Imperio Romano, de Gibbon, en el mismo apartado que situadas en un camino importante: una investigación pos-
las notas observacionales de Tico Brahe, o con cualquier terior podría corroborar esta predicción. Por lo tanto, la
conjunto de registros de observaciones científicas. Ahora distinción entre observación y teoría tiene un correlato
bien, existe dentro de la historia misma algo similar a la en la historia. Pueden existir amplias diferencias entre
clase de actividad con la que se compara la historia en las explicaciones históricas y las teorías científicas, pero
su conjunto en la concepción que estamos considerando. no más amplias, se siente uno inclinado a pensar, que las
Pienso en la clase de cosas que hacen los historiadores diferencias entre las filosofías de la historia y las teorías
cuando utilizan técnicas especializadas para reconocer científicas.
documentos y artefactos, o para datar un acontecimien- Además, resulta incorrecto y distorsionante concebir
to, o para decidir si Sir Walter Raleigh era realmente un el relato histórico sólo como el conjunto de datos ,pe las
ateo, o para identificar a un individuo. Realmente tales filosofías futuras de la historia (Tico quiso encontrar una
actividades podrían ser consideradas de una forma útil teoría descriptiva en la que encajaran sus observaciones,
como observacionales, que proporcionan enunciados sim- pero es ciertamente falso suponer que los historiadores
ples, presumiblemente verdaderos, como .Sir Walter Ra- conciben sus propias «observaciones» de esa manera). No

l'
, 31 HISTORIA. Y NARRACIÓN PILOSOPtA DS lA HISTORIA 39
,'1

. ;•• ·.dMuce que lo que los hístcríadores hacen podría no La diferencia, pues, entre la historia y una filolOfta
1,!CQUi~ de esa forma, sino sólo que no lo conciben de la historia no puede ser la de que ésta proporcloDa.
.:"110.-, .c:l-.lam'.ma manera que los artistas se coneí, la primera no, relaciones basadas sobre hallazaol cle-
•• :& _'lIlismol como proveedores de datos para los his- ,y. ~i;IU'~'W~'- de hechos. Porque tales relaciones las propor-

toriadores del arte, incluso aunque resulte cierto que lo C1V',u •• ••


tanto la historia como la filosofía de la historia.
que los artistas hacen constituye realmente el conjunto .Asípues, la relación dada por un filósofo de la historia ha
'de datos con los que trabaja el historiador del arte. Sea de' ser de una clase muy diferente si se ha de mante-
cual sea la forma en que podamos caracterizar la tarea ner fuera del ámbito de la historia y hacer algo que la
historiadora, en contextos diferentes, la concepción pre- historia misma no hace. Y por supuesto sena de esperar
sente no describe esa tarea de acuerdo con los objetivos y que fuera una clase completamente diferente de relación'
los criterios de realización que son los de los historiadores si se asemejara a una teoría científica, porque, a este
practicantes. Y aceptar esa concepción entrañaría una re- respecto, las teorías científicas parecen pertenecer a un
volución en nuestro 'concepto de la historia como discipli- glnero diferente y satisfacer criterios diferentes de las
na intelectual. Si se me ocurre leer una explicación de la relaciones históricas comunes, paradigmáticas. Pero en-
Guerra de los Treinta Años, que estimula mi reflexión tonces la dificultad reside en que difícilmente se pueden
acerca de la explicación histórica, sería cierto que el his- considerar parecidas las filosofías de la historia y las
toriador que la escribió estimuló una reflexión filosófi- .teorías científicas.paradigmáticas-. Si es que se parecen
ca. Pero no era su propósito, al describirla, estimular a algo, se parecen a las relaciones históricas paradigmá-
una reflexión de ese tipo. Por supuesto, lo que sucede ticas, excepto en que hacen una clase de afirmaciones
es algo como lo siguiente. Un historiador particular tra- sobre el futuro que habitualmente éstas no hacen.
baja duramente para establecer un cierto hecho referen- Esta última similitud no reside únicamente en el
te al pasado, por ejemplo. Luego, otro historiador en- hecho de que, como las relaciones históricas, las filoso-
cuentra una utilización de ese hecho al escribir un relato fías .de la historia exhiben a menudo una estructura na-
de alguna porción del pasado. Puede ser o no una rela- rrativa. Reside también en el hecho de que las filosofías
ción satisfactoria para sus colegas. Pero, si es insatisfac- de la historia tienden, de forma típica, a proporcionar
toria, se puede escribir otra relación, y una relación interpretaciones de secuencias de acontecimientos que
exactamente de la misma clase que aquella a la que sus- son muy parecidas a las que se encuentran en la historia
tituye, pero que satisfaga exactamente los mismos cri- y muy poco parecidas a las que uno encuentra en la cien-
terios por los que la otra fue refutada corno insatisfac- cia. Las filosofías de la historia hacen uso de un concepto
toria. Las relaciones de esta clase (y diré algo más sobre de interpretación, que, me parece a mí, no sería muy
los criterios que han de satisfacer las relaciones históri- apropiado en la ciencia, esto es, un cierto concepto de
cas) son en cierto modo completas, en el sentido de que «significado•. Es decir, pretenden descubrir lo que, en
cualquier mejora que experimentan seguirán siendo una un sentido del término especial e hístórícamente- apro-
producción dentro de la historia. Dicho de otro modo, piado, es el «significado»de este o aquel acontecimiento.
estas relaciones no parecen ser los preliminares de otra El profesor Lowith ofrece la siguiente caracteri~ción
clase diferente de actividad, sino solamente, quizá, de general de la filosoBasubstantiva de la historia. Con.iste,
·i¡ otras relaciones de la misma clase, satisfaciendo exacta- se¡ún él, en «la interpretación sistemática de la historia
, ,

: :
mente los mismos criterios. universal de acuerdo con el principio de que 101 aconte-
11

JI;I·
. - -

40 HISTORIA Y NARRACIÓN FILOSOF1A DE LA HISTORIA 41

cimientos y sus sucesiones histór?-c~s adquíeren su ~ni- conjunto. Pero información referente a la obra en su con-
dad por y están dirigidos a, un último significado>. junto es lo que precisamente nos falta cuando nos en-
.Có~o hemos de entender este uso especial de la pa- frentamos con ella por primera vez: así, si algo nos cho-
lab~a «significado», que es muy diferente de la form,a e~ ca como carente de sentido, hemos de esperar y ver si
que, por ejemplo, hablamos del. ~ignifi~ado de un te,rmI- es así; y si algo nos parece que tiene un cierto significado,
no una oración o una expresión? PIenso que, mas o una vez más hemos de esperar y ver si tenernos razón.
m~nos, del modo siguiente. Hemos de concebir ~osaconte- A menudo nos vemos obligados a revisar nuestras opi-
cimientos como dotados de «significado» mediante refe- niones referentes al significado de un episodio a la luz
rencia a una estructura temporal más amplia de la que de lo que sucede posteriormente. También en la hístoria
son componentes. Y ésta no es una f?rma cO~1?letamen- tiene aplicación este sentido de significado. Ahora que ha
te extraña de usar el término. Por ejemplo, piénsese e~ pasado la Revolución Francesa, podemos decir cuál fue
el tipo de observación crítica que hacernos cuando deci- la significación del Juramento del Frontón, algo sobre
rnos de un cierto episodio en una novela, o en una ~br~ lo que los propios participantes podrían haber estado
de teatro, que no tiene significado, que «~arece de sigm- completamente equivocados. De este modo podrfamos
fícación». Tratamos de decir que no consigue hacer pro- concebir a los filósofos de la historia como si intentaran
gresar la acción, que es superfluo y, por l? tanto, est~t~c~- considerar los acontecimientos como dotados de signifi-
mente inapropiado. Pero, por supuesto, est~ es un ~UlC~~ cado en el contexto de una totalidad histórica que es
que podemos hacer sobre un episodio partícular solo SI similar a una totalidad histórica, pero, en este caso, la to-
tenernos ante nosotros toda la novela, o sólo cuando la talidad en cuestión es la totalidad de la historia, abar-
obra se ha completado. Hasta entonces, sólo podemos cando el pasado, el presente y el futuro. A diferencia de
decir que aún no sabernos cuál podría ser el si~nifica~o los que tenernos la novela completa ante nosotros, y so-
del episodio, aunque suponernos que dese:upena ,algun mos capaces de decir con cierta autoridad cuál es la sig-
papel en la progresión de la trama. Después, podríamos nificación de tal o cual evento, el filósofo de la historia
decir que tenía este o aquel significado (a menos, por de- no tiene ante sí la totalidad de la historia. Todo lo más
cirlo así, que nada se mueva por él," que ~o tenga tiene un fragmento, la totalidad del pasado. Pero pien-
ninguna significación, un lunar en una obra bien c~ns- sa en términos del conjunto de la historia, y trata de
truida). Insisto en que, sólo de una forma retrospectiva, descubrir a qué se podría parecer la estructura de esta
podemos decir que un episodio tiene un significado es- totalidad basándose sólo en el fragmento que ya tiene, y
pecífico determinado y sólo con respecto a la obra en su al mismo tiempo, trata de decir cuál es el significado de
. las partes de ese fragmento a la luz de la estructura to-
5. Karl Lówith, Meaning in History, Chicago, University ?f
Chicago Press, 1957, pág. 1. Véase. «Lo q'!e tIen~n en com~ tal que ha proyectado.
los proyectos habitualmente denomm~dos filosobas. de la hIS- Estoy completamente de acuerdo con la afirmación
toria" es el propósito de dar una relación .compreh~nslva.del pro- del profesor Lowith de que esta forma de concebir el
ceso histórico que "tenga sentido">, Patnck Gardmer, introduc- conjunto de la historia es esencialmente . teológica 7 o
¡
ción en op. cit., pág. 7. . que, en cualquier caso, tiene propiedades estructurales en
6. «En este punto quisiera decir: una rueda que.se mueva SI~
que nada se mueva con ella no es paT!e del mec~msI?o [Maschi-
ne], Ludwig Wittgenstein, Philosophical Investiganons, Nueva 7. LOwith,op. cit., pág. 1. Sin embargo, no puedo aceptar las
York, MacMillan, 1953,parágrafo 271. razones de LOwith para decir esto, que me parecen retóricas.
FILOSOFÍA DE LA HISTORIA 43
42 HISTORlA Y NARRACIÓN

común con las concepciones teológicas de la historia, a los acontecimientos presentes son pasado y para los cua-
.1. cual le considera in tato, como correspondiente a al- les resulta discernible el significado de los hechos ac-
..m piaD divino. Considero que resulta instructivo reco-
nocer que Marx y Engels, aunque fueran materialistas y
tuales.
En este punto, precisamente, deseo retomar mi afirma-
ateos confesos, se inclinaban, no obstante, a considerar ción precedente de que la filosofía substantiva de la his-
la historia a través de un prisma esencialmente teológi- toria se encuentra conectada con la historia. Ahora
co, como si pudieran percibir un plan divino, pero no a podemos advertir cómo una filosofía de la historia se
su divino autor. Sea como fuere, las filosofías substantivas asemeja a una relación histórica corriente, en una cosa.
de la historia, en la medida en que se las haya caracteriza- y podemos comprender cómo a veces sucede que las fi-
do de una forma correcta, están interesadas en lo que losofías de la historia incluso se adscriben a un género
denominaré la profecía.' Una profecía no sólo es una afir- equivocado y se consideran solamente como ejemplos
mación sobre el futuro, porque también una predicción muy ambiciosos de la escritura histórica corriente, en
es una aserción acerca del futuro. Es uha cierta clase de una escala especialmente grande: «La dificultad con las
afirmación acerca del futuro y diré, a salvo de un análi- grandiosas propuestas de los Marx, Spengler y Toynbee ...
sis posterior, que se trata de un enunciado histórico difícilmente puede consistir en que son historia, sino en
acerca del futuro. El profeta es aquel que habla sobre el que son grandiosas»." La semejanza se debe al hecho
futuro de una manera que resulta apropiada sólo para de que las filosofías de la historia hacen un uso injustifi-
el pasado, o que habla del presente a la luz de un futuro cado del mismo concepto de «significado», que tiene una
que se trata como un fait accompli. Un profeta trata el aplicación justificada en los trabajos históricos corrien-
presente desde una perspectiva que normalmente sólo tes. Discutiré más adelante algunos de los problemas que
es accesible para los historiadores futuros," para quienes surgen en relación a esta noción de significado, pero por
el momento basta con indicar cómo se utiliza en las
discusiones históricas la atribución normal de signifi-
8. Tomo de Karl Popper la distinción entre predicción y pro-
fecía. Véase su ••Prediction and Prophecy in the Social Scíencess, cado a los acontecimientos. Por ejemplo, podríamos
e~ Gardiner, op. cit., pág. 276, passim. Por «profecía» Popper sig- saber que lo que realizó un individuo B se debió, en
nifi~ ~a predicción incondicional. El sólo permite predicciones gran medida, a la influencia sobre él del trabajo de A.
c~n~lcl0nales (esto es, dada la condición e, entonces A), o pre- Preguntarse, de forma histórica, por el conocimiento
dicciones que de ellas se deriven. Argumenta que los historícis-
tas no sólo dan predicciones incondicionales, sino que también
de la significación del trabajo de A equivale a esperar
l~s ~an para sistemas en que no es legítimo hacerlo. Las pre- una respuesta como la siguiente: su significación es que
dicciones incondicionales son licitas cuando se derivan de las influyó en la obra de B. Obviamente, este sentido de «sig-
condicionales y, en ese caso, con respecto a «sistemas bien ais- nificación» no agota todo el significado del concepto de
lados, estacionarios y recurrentes», Sin embargo, la sociedad significación: un corpus de poesía puede ser significativo
está «abierta». Este no es precisamente el sentido que estoy
dando a la noción de profecía, como se verá. Ni encuentro el
historicismo tan ilegítimo como Popper, en esta obra suya y en
otras. Véase especialmente The Poverty 01 Historicisn, Boston, cripción de Hitler del presente a la luz de un futuro del 'que pa-
Beacon Press, 1957,capo 11 y passim. Trato esto en parte en el reda tener una revelación especial ha de explicarse en clerta
el capo XII. medida por el dominio notable que ejercía sobre la lente.
9. Por ejemplo, Hit1er, que fue dado a afirmaciones como «La 10. Donald Williams, «More on the Ordinariness of Hl.lory»,
guerra está ganada», hecha a principios de los 40. La confiada des- lournal 01 Philosophy, LII. 10, p4s. 272.
44 H 18TOIUA Y tWuu.cION FILOSOF1A DS LA HISTORIA 45

sólo porque se trate intrfnsecamente de gran poesía. que suceda, o para hacer falso «A sucederá». Y por eso
Y quizá se pueda argumentar que a menos que hayamos es superfluo el pesar. Por otro lado, si puedo hacer algo
usado el término «significativo» en algún otro sentido, para impedir A, entonces no es el caso de que A tenga
no histórico, careceríamos por completo de uso para el que suceder. Y si impido A, «A sucederá» es falso y, por
sentido histórico. Esto es, puede ser cierto que encontre- lo tanto, no se puede decir que sé que A sucederá. Si pue-
mos la obra de B intrínsecamente significativa, un gran do hacer algo acerca del futuro, no se puede saber el
logro, y, por ello, es probable que consideremos el epi- futuro y, si se puede saber, nada se puede hacer respec-
sodio de la biografía de B, en el que conoció por vez to a él. Este es un viejo rompecabezas, el de Aristóteles,
primera la obra de A, cargado de significación, incluso con el que nos tendremos que enfrentar más adelante.
producto del destino. Por supuesto, un contemporáneo Pero mi sugerencia es que .Si sólo hubiera sabido ... » DO
podría no haber captado esta significación, porque la gran se puede tomar en sentido estricto: si hubiera sabido,
obra de B no hubiera sido realizada. Carecería de lo que no podría haber hecho nada. Sin embargo, lamentarnos
nosotros poseernos, a saber la clase de información dis- presupone que no vemos nuestras propias acciones en el
ponible sólo después de ese conocimiento. Con posterio- momento en que las realizamos, con la significación que
ridad, un biógrafo puede destacar este episodio como el más tarde les damos, a la luz de acontecimientos poste-
acontecimiento más significativo de la vida de B. Un riores con los que se encuentran relacionadas. Pero ésta
contemporáneo podría no considerarlo de esta manera: es una apreciación general sobre la organización hístóri-
de hecho 'podría considerarloicomo una mención insig- .ca de los acontecimientos: los acontecimientos se rees-
nificante. Con el tiempo, la obra de A podría tener como criben continuamente y se reevalúa su significación a la
su única significación la de haber influido en la obra luz de la información posterior. Y, como poseen esta in-
de B. formación, los historiadores pueden decir cosas que los
En relación con esto, piénsese en ciertas clases de testigos o los contemporáneos no podrían haber dicho
emociones, muy corrientes, que están conectadas tanto justificadamente.
con la memoria, como con la percepción de las acciones Preguntar por la significación de un acontecimiento,
y omisiones propias, por ejemplo el pesar y el remordi- en el sentido histórico del término, es preguntar algo
miento ~Si únicamente hubiera sabido que ... ». Enton- que sólo puede ser respondido en el contexto de un
ces la ignorancia de que nos lamentamos en estos casos relato (story). El mismo acontecimiento tendrá una sig-
;1 es a menudo una ignorancia acerca del futuro, una igno- nificación diferente de acuerdo con el relato en que se
rancia que ha sido disipada por el tiempo, de forma que sitúe o, dicho de otro modo, de acuerdo con qué diferen-
ahora sabernos y antes no, y quizá no podríamos haber tes conjuntos de acontecimientos posteriores pueda estar
sabido entonces, las consecuencias que tendrían nuestras conectado. Los relatos constituyen el contexto natural
acciones u omisiones. En general, lo que querernos decir donde los acontecimientos adquieren una significación
es que si hubiéramos sabido entonces lo que ahora sabe- histórica, y existe un buen número de cuestiones que ni
rnos, no habríamos actuado como lo hicimos. Por supues- siquiera puedo tocar en este momento referentes a los
to, esas afirmaciones plantean un rompecabezas. Por criterios propios de un relato, los criterios que" invoca-
ejemplo, si sé que sucederá A, se sigue que «sucederá A. mos para decir, con respecto a un relato R, que un acon-
es verdadero, de forma que ha de suceder A. Si A ha de tecimiento A es parte de R y un acontecimiento A' no.
suceder, entonces no se puede hacer nada para impedir Obviamente, contar un relato significa excluir algunos
HISTORIA Y NARRACIÓN FILOSOFÍA DE LA HISTORIA 47

1\&Ct101¡ el apelar tácitamente a algunos de esos críte- relato ha de tener un fin). Y desea poder describir los
rioa. De fOnDA igualmente obvia podemos contar el rela- acontecimientos de una forma que no es normalmente
tg,_ que A fi¡ura de una forma relevante sólo si somos accesible en el momento en que los acontecimientos mis-
conscieDtes de qu6 acontecimientos posteriores son los mos tienen lugar. Existen descripciones, que me ocupa-
que están relacionados con A, de forma que, en un cier- rán mucho espacio en este libro, que encontramos en los
to sentido, sólo podemos contar relatos ciertos sobre el libros de historia y que están hechas de un modo muy
pasado. Este es el sentido que resulta violado de alguna característico de la producción histórica, descripciones
forma por las filosofías substantivas de la hístoria, Utili- que encontramos inteligibles y consideramos verdaderas,
zando el mismo sentido de significación que los historia- pero que, con un ligero desplazamiento temporal, en-
dores usan, presuponiendo que los acontecimientos se contraríamos completamente ininteligibles o difícilmente
sitúan en un relato, los filósofos de la histeria buscan la creíbles si se hubieran producido en el momento en que
significación de acontecimientos antes de que hayan su- tuvo lugar el acontecimiento que describen. Un historia-
cedido los acontecimientos posteriores, en conexión con dor podría escribir: «El autor de El sobrino de Rameau
los cuales los primeros adquieren significación. El mo- nació en 1751». Pero piénsese en 10 absurdo que sería si
delo que proyectan sobre el futuro es una estructura na- alguien hubiera dicho, en el propio 1715, «El autor de El
rrativa. En suma, tratan de contar el relato antes de que sobrino de Rameau acaba de nacer». Incluso más absur-
el relato pueda ser propiamente contado. Y el relato do, si alguien hubiera dicho lo mismo, en tiempo futuro,
que les interesa es, por supuesto, todo el relato, el rela- en 1700, por ejemplo. ¿Qué podría significar para alguien
to de toda la historia. Ciertamente, esto no significa que un enunciado así, y mucho menos en 1700? Por supues-
cualquier acontecimiento vaya a formar parte del relato to, se podría haber predicho que la señora Diderot daría
(los relatos, para serio, han de dejar cosas fuera), lo cual a luz a un autor, incluso un enciclopedista (<<Túdarás a
significa, entre otras cosas, que el filósofo de la historia luz a un encíclopedista»), basándose, por ejemplo, en
buscará los acontecimientos significativos, los aconteci- que los varones de la familia Diderot habían sido litera-
mientos que pertenecen al. relato completo. Su forma de tos durante generaciones, pero el referirse, mediante un
organización es, pues, la forma histórica de organiza- título, a un autor potencial de obras no escritas queda
ción. Pero la diferencia no es sólo una cierta grandiosi- más allá de cualquier predicción: entraña hablar de un
dad, como veremos. Tiene también que ver de forma ím- modo profético, esto es, descríbír el presente a la luz de
portante con una cierta clase de afirmaciones sobre el las cosas que todavía no han acontecido (<<Túdarás a
futuro. luz al Redentor»), No obstante, en esa clase de descrip-
Existen formas de averiguar lo que sucederá e inclu- ciones de acontecimientos, descripciones que hacen una
so formas de proporcionar una descripción histórica de referencia esencial a acontecimientos posteriores, en un
cosas que pasarán. Una forma segura de hacerlo es es- momento futuro al que se da la descripción, en las que
perar y ver lo que sucede y escribir luego su historia. están empeñados los filósofos de la historia. El} efecto,
Pero el filósofo de la historia es una persona impaciente. tratan de escribir la historia de lo que sucede antes de
Quiere hacer ahora lo que los historiadores corrientes, que suceda, y dar explicaciones del pasado basadas en
con el correr del tiempo, podrán hacer más adelante. explicaciones acerca del futuro.
Quiere mirar el presente y el pasado con la perspectiva Es la filosofía substantiva de la historia la que en-
del futuro (en realidad el futuro definitivo, porque todo cuentro filosóficamente interesante y extraña al mismo
48 HISTORIA Y NARRACI6N FILOSOFtA DE lA H ISTORlA 49

tiempo. Los críticos trazan en ocasiones una distinción írn- ~SiJtIllnc:aClIU.lJ,


no histórica. Por ejemplo, A es signifi-
portante entre el significado de la historia y el significa. históricamente por haber influido en B, porque
do en la historia," con el fin de poner en cuestión la la obra de B como significativa (quizás) en
legitimidad del proyecto completo de la historia filosófi. muy diferente. El filósofo podría continuar
ca. Preguntar por el significado de un acontecimiento su. sugiriendo que no podemos hablar de la significa-
pone estar preparado para aceptar un contexto en el que histórica como totalidad, pero esa significación hís-
el acontecimiento se considere significativo. Ese es «el no es en modo alguno la única clase de significa-
significado en la historia», y es legítimo preguntar por Finalmente, podríamos insistir en que mediante
esos significados. Normalmente, el contexto en el que un expresión «historia como totalidad» no se sígníñca
aocntecimiento es significativo es un conjunto limitado de lCU.nente cualquier acontecimiento que haya suce-
acontecimientos en el que pueden constituir unidos una y cualquier acontecimiento que sucederá: Quizá no
totalidad, de la que el acontecimiento en cuestión es es parte de la historia como totalidad, ni la rusto-
una parte. Así, la ascensión de Petrarca al monte Ven. como totalidad es el contexto más amplio posible/Un
toux es significativa dentro del conjunto de aconteci- to, hemos dicho, ha de dejar cosas fuera. Por ejem-
mientos que constituyen el Renacimiento '(y quizá sea ,lo, nada de lo sucedido en Siberia fue considera~o .por
significativa no solamente en ese conexto). Pero también lIegel como parte de la historia." Esto no significa
podemos preguntarnos por la significación del Renacimien-
to mismo. Lo cual requiere a su vez la especificación de
un contexto más amplio, etc. Existen contextos más o me-
.. 12. G. W. Hegel, The Philosophy 01 History, trad. J. Síbres,
nos amplios, pero la historia, considerada como totalidad, Nueva York, Willey Book Co., 1944, pág. 350. «Además, encon-
es sin más el contexto más amplio posible, y preguntar por tramos al este de Europa la gran nación eslava... Ciertamente,
el significado de la totalidad de la historia equivale a pri- ese pueblo fundó imperios y sostuvo encendidos conflictos con
varse del marco contextual en el cual son inteligibles las diferentes naciones que se cruzaron en su camino. En oca-
siones tomaron parte, como una vanguardia, una nacionalidad
esos requerimientos. Porque no existe un contexto más intermedia entre la cristiana Europa y el Asia pagana. Incluso
amplio que la totalidad de la historia en el que se pue- los polacos liberaron Viena, cercada por los turcos y, hasta cier-
da situar la totalidad de la historia. Esta es una crítica to punto, los eslavos han estado dentro de la esfera de la Razón
importante, pero, en mi opinión, no especialmente dañi- Occidental. Sin embargo, seguirnos excluyendo de nuestra con-
sideración a esta entera colección de pueblos, porque hasta
na para el filósofo substantivo de la historia. El filósofo abora no se ha presentado como un elemento independiente en
podría decir que el conjunto de la historia adquiere su la serie de fases que la Razón ha adoptado en el Mundo. Si lo
significado de algún contexto no histórico, por ejemplo baee a partir de ahora es una cuestión que no nos ha de preo-
alguna intención divina, y decir después que, desde lue- cupar en este momento, porque en la historia lo que nos tiene
go, Dios se encuentra al margen de la historia y, por lo que ocupar es el pasado». Y también: cNos hemos limi~do a ~
consideración del progreso de la Idea y nos hemos V1st~obli-
tanto, fuera del tiempo. En segundo lugar, podría indi- gados a prescindir del placer de proporcionar una imagen deta-
car, como yo ya he hecho, que la atribución de signifi- llada de la prosperidad, los períodos de gloria que han ja,lonado
cación histórica depende de la adscripción de otra clase la historia de los pueblos, la belleza y grandeza del carácter de
los individuos y el interés que corresponde a sus destinos en el
bienestar y en el infortunio. La filosofía se limita a sí misma a
11. W. H. Walsh, c·Meaning- in Hístorys, en Gardiner, op. la gloria de la Idea que se refleja en la Historia del Mundo».
cit., págs. 296 passim. uua; pág. 457.)
50 HISTORIA Y NARRACIÓN PILOSOP1A DE LA HISTORIA 51

que negara que sucedían. cosas ~n ~ibe~a, sino sólo que hecho se da. Los científicos realizan afirmaciones intacha-
esos acontecimientos tuvieran significación para la gran bles acerca del futuro, como todos nosotros en la vida
marcha de los acontecimientos, cuyo relato estaba tra- práctica. Pero es la clase particular de afirmación sobre
tando de contar. Al discutir sobre el significado de la el futuro que hacen los filósofos de la historia, o que su
historia como totalidad, suponía que consistía en lo si- tarea les lleva a hacer, la que encuentro sospechosa.
guiente: el advenimiento progresivo de. la auto-c~ncie~- Mantengo que sus afirmaciones referentes al pasado y al
cia de lo Absoluto. Cualquier cosa sucedjda en la historia presente están lógicamente conectadas con sus afirma-
era significativa con respecto a este relato, ? carente ?e ciones sobre el futuro, de forma que si éstas son ilegíti-
significación, pero Hegel nunca se pregunto por la SIg- mas, aquéllas no son convenientes. Los historiadores
nificación de la auto-conciencia final de lo Absoluto. describen algunos acontecimientos del pasado mediante
O si lo hubiera hecho, sin duda habría cambiado a un refere?cia a otros acontecimientos futuros respecto a
s~ntido completamente diferente de «significativ?» ~el los primeros, pero pasados para el historiador, mient-ras
aplicado a los acontecimientos corrientes de la hIst~na. que los filósofos de la historia describen ciertos acónte-
Sea cual sea el error que comete el filósofo de la histo- cimientos del pasado mediante referencia a otros acon-
ria no es, en mi opinión, el de la mera confusió~ entn: tecimie~tos, que son futuros tanto con respecto a esos
dos sentidos de significado. Y, como he mantemdo, m acontecimientos, como al historiador mismo. Y quiero
siquiera los historiadores corrientes podr~an usar si~m- mantener que no podemos disponer de un punto de par-
pre «significativo» en una únic~ form~. SI na.da tuviera tida cognitivo que haga posible esa actividad. Argumen-
un interés histórico, no tendna sentido decir de algo taré que la forma de organizar los acontecimientos, que
(como las pinturas dieciochescas napolitanas) que tiene es esencial en la historia, no admite una proyección so-
un interés meramente histórico. bre el futuro y, en este sentido, las estructuras, de acuer-
Con todo, pienso que la filosofía substantiva de la his- do con las cuales se efectúan estas organizaciones, no son
toria es una actividad erróneamente concebida y que se como 'teorías científicas. En parte, esto se debe al hecho
basa en una confusión básica. Argumentaré que es un de que la significación histórica está conectada con la
error suponer que podemos escribir la historia de los significación no histórica y que esta última varia con los
acontecimientos antes de que los acontecimientos mis- cambios en los intereses de los seres humanos. Los rela-
mos hayan sucedido. Se podría expresar ese error del tos que los historiadores cuentan no han de ser relati-
siguiente modo: se trata de un intento, por parte de esos vos únicamente a su localización temporal, sino también
filósofos, de dar descripciones de acontecimientos . . tern- a los intereses no históricos que tienen como seres hu-
poralmente inapropíados. de describir acontecImIentos manos. Si estoy en lo cierto, existe un factor imprescindi-
en una forma en que no pueden ser descritos en el mo- ble de convención y de arbitrariedad en la descripción
mento en que se realiza ese intento. Me estoy r~miti~ndo hist~rica, el cual hace extremadamente difícil, si. no ím-
ahora al hecho familiar de que escribimos la historia de posible, hablar, como quiere el filósofo substantivo de la
los acontecimientos cuando tales acontecimientos han historia, del único relato de la historia en su totalidad
sucedido. Pero, por supuesto, esta apelación no consti- o, a este respecto, del único relato de cualquier conjun-
tuye una argumentación y la cuestión propiamente filo- to de acontecimientos. La filosofía de la historia es un
sófica es la de por qué se da ese hecho, si es que ese monstruo intelectual, un «centauro», como en cierta oca.
52 HISTORIA Y NARRACIÓN

sión la denominó Jacob Burckhardt,u que no es n~ his- 2. HISTORIA Y CRONICA


toria ni ciencia, aunque se parece a una y hace afirma-
ciones acerca de sí misma que sólo puede hacer la otra.
La historia coordina, escribe Burckhardt, y la filoso-
fía subordina, y la expresión «filosofía de l.a historia» es
una contradicción en términos." Esto es CIerto en. gen~-
ral, pero nos dice poco sobre la forma en que la historia
coordina, que la hace tan diferente, como ~ree~os que Comencé diciendo que los historiadores tratan de ha-
es diferente de forma intuitiva, de la CIenCIa. Esto cer afirmaciones verdaderas sobre su pasado. Y he esta-
nos lleva a la filosofía analítica de la historia, uno de do manteniendo, contra ciertas argumentaciones filosófi-
cuyos principales objetivos es el de acl~ra~ esta forma cas en sentido contrar-io,' * que en principio pueden con-
de coordinación. A este respecto, ,lo principal que hay seguirlo, por lo que la cuestión, si he estado en lo cierto
que tener en cuenta es que los. acontecimient?s que se no es la de si pueden, sínó la de si consiguen hacer ese
:,1
coordinan son temporalmente distantes entre SI, que son tipo de afirmaciones. No tengo ninguna duda acerca
entre sí pasado y futuro respectivamente, áu?que ambos de que lo consiguen, pero ahora quiero considerar qué
¡I, pasados respecto al histo~ado:. Por qué, y s! h~n de ser
1: más se puede decir referente a la clase de enunciados
;

!
I

I
ambos pasados para. el histonador es la px:nclp~l cues- que t~atan de estableoer, Pienso que, a menudo, los
tión de la que trata este libro. Por eso, al d~scutIr nues- ~nuncla~~s que hacen se pueden considerar como respues-
tro conocimiento del pasado, no puedo dejar de estar ras explícitas a lo que, en otra ocasión, he denominado
interesado en discutir nuestro conocimiento del futuro, «preguntas históricas»,' preguntas de la forma «¿Qué suce-
si es que podemos hablar de conocimiento en ese caso. dió en .x?», donde x tiene el valor de una región espacial
Por eso en un cierto sentido, estaré tan interesado en en un mt~rvalo de tiempo pasado. Las respuestas, inclu-
la filosofía substantiva de la historia, como en la historia so a la rmsma pregunta histórica, pueden tener diferen-
misma. Mantendré que nuestro conocimiento del pasado tes grados de explicitud y de detalle. Por ejemplo, si
se encuentra significativamente limitado por nuestra ig-
norancia del futuro. La identificación de los límites es el Las notas que llevan asterisco y la notación [Ed.] al final
son de la autora de la Introducción.
asunto general de la filosofía, la identi~cación, ~e ese
.1*. En los .capítulos III, IV, V, VI de Analytical Philosopñy 01
límite la cuestión particular de la filosoffa analítica de Htstory (~ntenores al presente capítulo), Danto analiza y discute
la historia tal como la concibo. los tres típos fundamentales de objeciones a la posibilidad de
ha~er.afirmaciones verdaderas sobre el pasado. El primer tipo de
objecíon -;epre~eI?-~ado aquí por A. J. Ayer y S. 1. Lewis-, se
basa en la ImpOSIbIlIdadde hacer oraciones sobre el pasado que
tengan .sentido ~trictamente hablando; el segundo tipo" objeta
q~e qwzá no exista tal pasado sobre el que poder hacer afirma-
c!ones (aquí el defenso~ del argumento es B. Russell) v, el; tercer
tipo, a~gument,,:a. partir del hecho de que el historiador siempre
13. Jacob Burckhardt, Force and Freedom: Reilections on dístorsíona subjetivamente la realidad objetiva: los interlocutores
History, trad. J. H. Nichols, Nueva York, Pantheon Books, 1943, de Danto son, ahora, Ch, Beard y W. H. Walsh. [Ed.]
pág. 80. , 1. Arthur Danto, .On historica1 Questioninglt, Iournal ot Phi-
14. lbíd. losophy¡ U, 1954, págs. 89-99.

~~II 111"
HISTORIA y NARRACIÓN
HISTORIA Y CRÓNICA ss
54
sucedió en Waterloo en 1815, toria-como-registro, existen huecos correspondientes en
me preluntan por lo qU~l1mente «Napoleón perdió». la historia-como-concepción, huecos en nuestro conoci-
puado responder, senC1a erfe~tamente buena si todo miento del pasado, como si dijéramos. Por lo que, de
Y puede ser una respu~sta p hi la pregunta era eso. hecho, tenernos siempre un conocimiento que est6 por
lo que quena saber quien :: a I~~cer preguntas ~istóri- debajo del conocimiento perfecto de la hístoría-como-
Porque las personas se po d 'nformación previa. En actualidad y ciertamente Beard quiere decir, con relati-
cas con diferentes grados e ~ ten libros enteros que vismo histórico, que nuestro conocimiento del pasado es
realidad, podemos decir l~e ;ts~a pregunta a que con- relativo a un cuerpo de datos que se encuentra actual-
responden exactament~óa D' mos que se puede espe- mente en posesión de los historiadores. Pero lo que de-
Iga
testa «Napoleón perdi »'. d relativos a una pregunta seo saber es si se trata sólo de una cuestión de hecho
. go de enuncia os, d el que en este punto tengamos un conocimiento que esté
eíficar un ran. dífi ren en cuanto a sus e-
histórica determm~da, que ar:n todos sobre el mismo por debajo del perfecto. A¡ lo cual difícilmente se puede
talles. Esos enunclad?s v~rsla batalla de Water1oo, pero responder hasta que tengamos una idea más clara de
acontecimiento, por ejemp o 'ente de cosas. En el la que creo que tenernos acerca de en qué consistiría ese
número creer
dirán sobre e11a un d Lsi le enunciado «Napoleón conocimiento perfecto. No obstante, ésta es una cuestión
punto opuesto al rango e slmPdemos denominar la re- que no solamente se puede suscitar con respecto a las
perdió» se e~cuentra ,lo qr,ed~o de la batalla de Water- cosas pasadas, cosas que, por ser pasadas, no se pueden
lación máximamente detdala o es del que ahora me conocer de modo directo y han de ser descubiertas ba-
loo. Y de este extremo e rang sándose en lo que se puede observar. Podríamos susci-
ocuparé. 1 o ósito de los historiado- tarla sobre cosas que, de hecho, podemos observar. Con
A veces se arguye que e pr ~ dos verdaderos acerca esas cosas, supongo que no existen problemas de evi-
res no sólo es el de hace~ enun~~ealmente el enunciado dencia, porque tenernos, o podemos tener, la cosa mis-
del pasado, sino pr~~rclO~: ~el pasado. Y la cuestión ma, para examinarla. Si es que existe una dificultad, tíe-
lo más detallado poslb e ac~ ed al menos en princi- ne que residir en algo diferente, y, en particular, creo que
á la de SI pu en,
que me ocup~r es mo del rango, teniendo en reside en la cuestión de dar algún significado a la expre-
pio, tener ~Xlt~ en este ~xt~ concluir que pueden tener sión «conocimiento perfecto de x», Por. ejemplo, ¿qué
cuenta que tentarnos raz n a otro extremo. equivaldría a tener un conocimiento perfecto del Empí-
éxito con los enuncIados delB d se queja de que no re State Building? ¿O de la manzana que hay sobre la
En un cierto momento, ear 1 eneral es una con- mesa? ¿O de Brigitte Bardot? Si tenernos dificultades
podemos, aunque esto, como r~e~p:e exis;en partes de para decir lo que significamos con la expresión «conoci-
secuencia del hecho d.e que ~~ la ue no tenernos his- miento perfecto» de objetos que nos son contemporá-
la historia-como-actuabdad pa , q. guna que conoz- neos, la queja de que no tengamos un conocimiento per-
. t por lo menos mn .
toria-como-regls ro, o d d existen huecos en la hIS- fecto del pasado no resulta muy sorprendente.' Porque
camos.l Por 10 tanto, a o que '1
botioso, juicioso o fiel que pueda ser en sus procedimientos.
2. .Como la historia de ca a
d
r riodo abarca todos los he-
umentación como la inves-
chos implicados, y como t~to la ue~a realidad fáctica total no
La historia tal como fue en realidad... no se conoce o es iDeo8-
noscíble, aunque se ponga mucho celo en persesulr -el ideal
del esfuerzo en pos de la verdad objetiva-», C. Burd, cThat
tigación son parciales.• se s1gue ~ gún historiador, por muy la- Noble Dream», pág. 324.
es de hecho Cognosc1blepara nm
HISTORIA Y NARRACIÓN HISTORIA Y CRÓNICA 57
56

el problema no tiene nada que ver con el carácter de to que existen huecos en el registro, cuestiones sobre las
pasado o de presente, sino con la misma noción de co- que nos gustaría tener respuestas, que no tenernos, porque
nos faltan datos. Pero este hecho incontrovertible lo úni-
nocer perfectamente algo.
Con todo, la queja es un síntoma interesante en el co que hace es encubrir la queja auténtica de Beard. De
síndrome del relativismo, porque nos ayuda a ver por igual modo, un hombre puede desear desesperadamen-
qué Beard desaprobaba tanto su profesión. No era sim- te pintar, pero no poder hacerlo porque Hueva o por-
plemente que la considerara deficiente con respecto a la que esté cerrada la tienda de pinturas. Sin embargo, se-
ciencia, sino también deficiente en términos de su pro- ría prácticamente irrelevante mencionar esos hechos en
pio ideal implícito de realización de una relación p~r- relación a un artista que concibe la pintura como la du-
fecta de los acontecimientos de los que, todo lo mas, plicación real de sus objetos. Sus limitaciones son lógi-
sólo podemos tener relaciones imperfectas. Y, por ello, cas y no. contingentes, porque no quiere hacer arte, quíe-
acusó a la historia-como-registro, en vez de cuestionarse re ser DIOSy, para El, pintar es un insatisfactorio [aute
la validez del propio ideal. Imagínese un artista que se /ie "!ieux. Esta era una antigua actitud platónica, que
adhiera a la Teoría Imitativa del Arte y que se obsesio- consideraba que era un escándalo que las pinturas de
ne tanto con la imitación de la realidad, que nunca con- los lechos no fueran ellas mismas lechos reales, y mucho
siguiera reproducir el objeto mismo, y que decidiera que menos Lechos Reales. La actitud baconiana de Beard
sólo la cosa misma puede ser una imitación de sí mis- hacia la ciencia; que se encuentra en el centro de uno
ma. Como es lógico, intentaría ser consecuente, dupli- de los contrastes ilegítimos que hace, se complica con
cando el paisaje, con sus árboles reales, su agua real, una actitud platónica hacia el arte o hacia la historia
sus pájaros reales. El éxito perfecto equivaldría, por su- que está en el centro de otro contraste ilegítimo. La Iris-
puesto, al mismo fracaso. Porque habría producido, toria-como-concepción es la deficiente imitación de la
como resultado de sus trabajos, no una obra de arte, historia-como-actualidad, en la que no se utiliza el tér-
;sino el tema de una, y seguiría existiendo la tarea de ~i?o .deficie~te, como debería, para distinguir entre
Pintarla. No ser el objeto de una pintura no es un de- ímítacíones, SInOpara caracterizar, como clase, a las imi-
fecto de la pintura, sino una condición necesaria de que taciones: una imitación de x no es x mismo. Algo falta.
\ algo sea una pintura. Y es un error suponer que cual- Por lo tanto, no podemos tener relaciones perfectas,
quier cosa en el objeto ha de ser reproducida en la aunq~,e ello, en parte, se deba al hecho de que una
pintura, cuando resulta suficiente que cualquier cosa rel~cIOnde x.no .es x, y ciertamente sólo pueda ser una re-
que esté en la pintura esté también en el objeto, o le lacíón de x SI existen cosas que x deja fuera.
corresponda algo en él. Por su misma naturaleza, las Sin embargo, volveré sobre la noción de relación
pinturas dejan cosas fuera. Y lo mismo podemos decir perfecta más adelante. Porque ahora quiero introducir
de las historias de las cosas. Lo que Beard no consí- otro punto de vista, diferente, sobre la tarea de los his-
gue comprender es que, incluso si pudiéramos contem- toriadores. Es un punto de vista que, en cierta' forma,
plar la totalidad del pasado, cualquier relación que acept~ e~ ideal de la ~mitación del pasado,pero q~ quie-
diéramos de él supondría una selección, una insistencia. re InSIStIr en que exíste algo tras las relaciones incluso
una eliminación, y presupondría criterios de relevancia, las ~:fectas, del pasado, o de partes del pas~do. que
por lo que nuestra relación no podría incluir todo, a también forman parte del objetivo del historiador. Por-
1
I ( menos que quisiera fracasar teniendo éxito. Por supues- que, además de hacer enunciados verdaderos sobre el
I
58 HISTORIA Y NARRACIÓN
HISTORIA Y CRÓNICA 59
pasado, los historiadores están .interesado~, según algunos
mantienen, en proporcionar, interpretaciones del pasa- mucho más importante. De hecho, aduciré. que lo que
do. B incluso si tenemos una relación p~rfecta, queda- hace inviable, en última instancia, una relación perfecta
ría por realizar la tarea de la Interpretación. El proble- es precisamente 10 que hace inviable la filosofía especu-
ma de no dar sino descripciones pertenece a un ~Ivel lativa de la historia. En consecuencia, me veré envuelto
más humilde de la tarea del historiador: en reabd~d en una polémica ciertamente complicada, pero comenza-
consiste en la tarea de los cronistas. Esta era una dis- ré con la defensa de la noción de que la historia es una.
/' tinción que no puedo aceptar. Porque qu_iero mantener Ésto ocupará todo el capítulo, porque existen muchas
( que la historia es una. Es una en el sentido de q~e. no cosas implicadas en el asunto.
) existe nada que uno pueda denominar una descrípcíón La distinción entre historia y crónica o, más tenden-
ciosamente, entre la mera crónica y la auténtica histo-
~'pura, contrast~ndola con al~o d~fere.nte que se denomi-
I ne ínterpretacíón. Hacer historia sm m~s es emplear ria, se encuentra frecuentemente en los escritos filo~ófi-
I?,OS sobre la historia y se realiza con diversos propósitos.
una concepción abarcadora que, en términos de Beard,
vaya más allá de lo dado.' Y darse cuenta. de esto ~ 'Por ejemplo, Croce hizo la distinción con respecto a las
darse cuenta de que la historia, como imitación o duplí- relaciones de aquellas partes del pasado que nos intere-
cado del pasado, es un ideal imposible. Una vez que esto san ante todo, en contraste con las relaciones que están
queda establecido, podemos, en mi opinión, volver sobre conectadas con intereses no tan vitales, siendo éstas las
la noción de una relación perfecta, mejor preparados en crónicas.' Así pues, la crónica es la historia académica,
cierto sentido para comprender lo que, en última instan- aunque Croce trivializó este punto sugiriendo que nun-
ca escribimos la historia de las cosas en que no estamos
.
cia , es erróneo en esa noción. Y trataré de mostrar que
interesados, de forma que cualquier historia, citando su
las razones por las que no podemos proporcionar una
(relación perfecta del pasado no tiene~ tanto que ver con célebre mot, es historia contemporánea. En cuyo caso no
i el concepto de relación, o con cualquier hecho acerca del
podríamos escribir crónicas aunque quisiéramos. Cierta-
- t) '\pasado, o con los huecos en la historia-como-registro, mente, Croce es irritantemente inconstante en sus escri-
V 'como con ciertos hechos acerca del futuro, 10 cual es
tos y resulta difícil atribuir un sólo significado a su
celebrado lema. A veces significa, no que un fragmen-
to de la historia ha de responder a un interés actual,
3. Y estoy diciendo que nada en contraste con esto es .un sino más bien que ha de informar de algo que sólo tiene
fragmento reconocible del género histórico. Para una cu~stIón
un equivalente en la experiencia actual y, si no lo tiene,
similar, véase la discusión de Christopher Blake, «<?an History
Be Objectíve?», Mind, LXIV, 1955, págs. 61-78, reimpreso en entonces es que se trata de crónica y no historia: des-
P. Gardiner, Theories 01 History, págs. 329-334. Blake nos. pre- pués de todo, nunca dice que cualquier cronica sea cró-
viene contra el uso del término «objetivas» para las rel~clones nica «actual». Pero, aparte de estar conectada con el pre-
que ni siquiera podemos imaginar! n? porque u~a r~laclón ob- sente de una u otra forma, no existen más diferencias
jetiva sea inconmensurablemente diñcil de producir, SIDOporque
en modo alguno resulta claro qué se querrfa decir con «relación para él entre la historia y la crónica, y desde luego no
objetiva». Tras indicar la indeterminación ~el uso en ~s~e caso, existen diferencias formales. Tal como lo expresa-la cró-
escribe Blake que «no podemos decir con nmguna precisión qué
es lo que sería una relación objetiva de algo» (pág. 343). Nos 4. Benedetto Croce, History-Its Theory and Practica, traduc-
recuerda que cantes de que comenzáramos a preguntarlo, sabia- ción de D. Ainsle, Nueva York, Russell & Russell, 1960. Véase es-
mos cómo usar el término•. pecialmente el capítulo 1, cuya parte principal se reimprime en
Gardiner, op. cito
HISTORIA Y CRÓNICA 61
60 HISTORIA Y NARRACIÓN

Así pues, las crónicas serían puras narraciones; y la


nica es «historia muerta», mientras que la historia es
«crónica viva», que es más o menos como decir que un auténtica historia se expresaría en las narraciones signi-
hombre es un cadáver vivo o que un cadáver es un hom- ficativas. Esta es la tesis que quiero examinar.
bre muerto. Sea como fuere, no es ésta la forma de dis- En primer lugar, permítaseme sugerir que, sea cual
fuere el fragmento de historia que uno escoja como ejem-
tinción que consideramos importante.
Una forma más pertinente de situar la distinción es plo de crónica, o de algo muy aproximado a lo que es
la siguiente. Se dice que la crónica sólo es una :elación una crónica, ha de hacer algo md.s que satisfacer las dos
de lo sucedido, y nada más que eso. Es un enunciado, de condiciones necesarias siguientes de cualquier fragmen-
un cierto grado de complejidad, que se encuentra en el to de historia: cualquier fragmento de historia ha de
a) relatar acontecimientos que en realidad sucedieron,
rango, uno de cuyos extremos lo ocupa la «relación per-
fecta». De hecho, la relación perfecta, en donde se pue- y b) relatarlos en el orden en que ocurrieron o, en su
de formular, no sería otra cosa que una prónica, porque defecto, permitirnos decir en qué orden ocurrieron.
sólo se distinguiría de los demás enunciados del rango Considero que estas condiciones necesarias no son
por cuestiones cuantitativas, porque daría más detalles. problemáticas, y que enuncian los mínimos que son de
En realidad, daría todos los detalles. Por eso, la mejor esperar en cualquier fragmento de historia, incluso aun-
crónica posible no constituiría aún historia en un senti- que no constituyan, tomados conjuntamente una condi-
do propio, y algo podría ser un auténtico ejemplar de, ción suficiente para que algo sea calificado 'como ejem-
historia, aunque aportara muchos menos detalles que la plar de historia. Lo cual se puede demostrar fácilmente.
relación perfecta. La auténtica historia considera las eró- Porque cualquiera puede producir algo que satisfaga a)
incas como ejercicios preparatorios. Su tarea propia tie- y b~, y que no se admitiría como ejemplar de historia
ne que ver más bien con la asignación, o el discernimien- escrrta. Por ejemplo, el siguiente:
to, de algún significado en los hechos supuestamente
aportados por las crónicas. Un punto de vista similar a ~: Naram-.Simconstruyó el Templo del Sol en Sip-
éste parece haber sido mantenido por el profesor Walsh, pa~, luego, Fehpe III expulsó a los moriscos; luego, Ur-
que considera que la tarea del historiador tiene dos po- guiza derrotó a las fuerzas de Buenos Aires en Cepada;
luego, Arthur Danto se despertó a las siete, el 20 de
sibilidades: octubre de 1961.
La primera es que el historiador se limite a sí mismo
(o deba limitarse) a una descripción exacta de lo suce-
dido, construyendo lo que se puede denominar una na- es e~ de que, aunque es posible encontrar esos dos niveles de
rración pura de los acontecimientos pasados. La otra es ~6mca y auténtica historia en la historia escrita, aunque es pe-
que vaya más allá de esa pura narración y pretenda s~bleencontrar elementosde crónica en la historia más sofís-
~cada '! de.la a1!ténticahistoria en la crónica más primitiva, el
no solamente decir lo que sucedió, sino también (de Idealhistónco SIemprees el de salir de la etapa de la crónica
algún modo) explicarlo. En este segundo caso, la clase y ~ntra.r~n.el de la propia historia» (pág. 33). Por otrQ¡lado,
de narración que construye se puede describir como qmeroínsístír en que no existendos clasesde cosas, porcionesde
«significativa»,en vez de «pura».5 l~ cu~es ~e pu~d~ ~ncontrar en cualquier ejemplo de narra-
cón h!s~6nca.NI siquiera se trata de una distinción entre tipos
s. W. H. Walsh, Introduction to Philosophy 01 History, pá- de actIV1~ad .como,por ejemplo,son en físicala experimentaci6n
J la teorísacíén,
gina 31. No obstante,escribe: elEI puntó en el que quiero insistir
HISTORIA Y NARRACIÓN HISTORIA Y CRÓNICA 63
62
No solamente N no es una narración, sino que creo Además, en mi opinión, podemos suponer que se ha
que es ftcilmente demostrable que una narración signi- probado que, sea lo que sea este «algo más», ha de ser
ficativa no es solamente una enunciación. que. s~tisfaga invariable respecto a la distinción entre narraciones pu-
a) y b) junto con una condición necesaria adicional e) ras Y significativas, y, en consecuencia, no puede utili-
que explique lo que sucedió. . . zarse para distinguir entre puras narraciones y significa-
Que una enunciación que satisfaga las tres condicio- tivas. Así pues, nuestro problema es el de hallar qué es
nes puede aún no constituir una narración s~gnificativa ese algo más y luego, cuando lo encontremos, hallar qué
se puede demostrar directamente, porque fácilmente se otra cosa nos servirá para clasificar las narraciones
puede producir una enunciación que satisfaga e~~s con- en esas dos clases. Y, en este punto, respecto a esta úl-
diciones y que no sea en absoluto una narración. Por tima parte de nuestro problema, me gustarla indicar dos
ejemplo, la siguiente: cosas en las cuales no puede consistir esa diferencia, si
es que hemos de suponer que la distinción entre narra-
N': Naram-Sim construy6 el Templo del Sol en Sip- ciones puras y significativas ha de ser una distinción
par como consecuencia de las presiones ejercidas por ~a dentro de la historia, de forma que algunos historiado-
clase religiosa; luego, Felipe III expulsó a los moris- res escribirán puras narraciones, y otros narraciones sig-
cos a causa de sus creencias religiosas; luego, Urgui- nificativas; o que algunos escribirán narraciones más pu-
za derrotó a las fuerzas de Buenos Aires en Cepada ras (o más significativas) que otros, y seguirán haciendo
porque estaba mejor equipado; "luego, Arthur Danto se
levantó a las siete, el 20 de octubre de 1961, porque historia.
queda salir pronto para unas excavaciones en Cervetri. En primer lugar, una narración significativa ha de
ser algo menos que una filosofía substantiva de la histo-
En consecuencia, a) -c) no pueden ser consideradas ria, porque existe un contraste entre la historia y la fi-
como una condición suficiente de una narración signifi- losofía de la historia, y si una narración significativa
cativa. fuera un caso de la segunda, el presunto contraste no
En este punto se puede objetar que estos ejemplos sería un contraste dentro de la historia. Esto es así, in-
son tendenciosos, puesto que lo que se pretendía era una cluso, aunque una filosofía substantiva de la historia, como
distinción entre narraciones y ni N ni N' lo son. Se trata la de Hege1, contenga una narración histórica corriente
de una crítica justa. Pero al menos he mostrado que «N como parte de la misma (como la que hace Hegel). No
es una narración», no puede analizarse como «N satis- existen dudas de que algunos enunciados que tienen lu-
face a) - e)>>; y por el momento eso es suficiente. Si consi- gar en las filosofías de la historia podrían (de hecho
derarnos que el objetivo de los historiadores es el de tendrían que) ocurrir también en los ejemplos normales
escribir narraciones, entonces ciertamente han de hacer de escritura histórica, puesto que las filosofías de la his-
algo más que describir las cosas que sucedieron, en el toria están ocupadas en la totalidad de la historia, inclu-
orden en que sucedieron, incluso si, además, explican yendo el pasado. Obsérvese que las filosofías de -Ia his-
por qué sucedieron las cosas que describen, e incluso toria tratan de dar explicaciones de los acontecímíentos
si las explican correctamente, como no hace N'. (Lo malo que describen, igual que atribuir significados a esos
de N' no es que las explicaciones que da sean íncorrec- acontecimientos. De forma que, presumiblemente, la cla-
tas.) Sea lo que sea 10 que tenga que haber de más, creo se de explicación y la clase de significado relevante para
que he probado que ha de haber algo más. las auténticas narraciones significativas (siempre dentro
64 HISTORIA Y NARRACIÓN HISTORIA Y CRÓNICA 65

de la historia) ha de ser diferente de aquéllas. Dicho instancia rechazaré su distinción, porque, en mi


sea de paso, no quiero argüir que los historiadores no de esta manera podemos aprender mucho acer-
puedan cambiar de sombrero, por decirlo así, ponerse la historia. De hecho, lo suficiente como para per-
a hacer historia filosóficamente especulativa. Lo único rechazar la distinción entre la historia y la
que quiero decir es que, cuando lo hacen, están hacien- é~nica, o entre las narraciones puras y las significati-
do algo al margen de la historia. Finalmente, si las na- vas o, lo que viene a ser lo mismo, entre describir y ex-
rraciones significativas se identificaran sin más como pJk:ar en la narración histórica.
narraciones filosóficas especulativas de la totalidad de la . Walsh propone que la diferencia entre las narracio-
historia, la distinción entre las narraciones puras y las nes' puras y las significativas se corresponde con, o re-
significativas se daría entre la historia y algo más: no p'tesenta: 1) dos diferentes niveles de comprensión, y 2)'
sería una distinción dentro de la historia. dó~ diferentes clases de conocimiento. Las consideraré
En segundo lugar, puede haber algunas obras teóri- de' forma separada.
cas en las czencias sociales que contengan, como parte 'Ú 1. Como ejemplos de historia y de crónica, Walsh
de sí mismas, narraciones históricas. Un libro sobre los ofrece respectivamente la clase de relación que podemos
ciclos económicos puede hacer un alto y contar una his- dar, con la información disponible que tenernos, de la
toria. Sin embargo, una narración significativa no puede pintura griega, en contraste con los acontecimientos po-
ser esa .clase de relato [unto con el resto de la obra, líticos del siglo diecinueve. Así ilustrada, «la distinción
porque el' libro, considerado in tato, no -es una na- se .corresponde con una diferencia real en la compren-
rración de ninguna clase, aunque contenga una par- sión histórica •.7 De hecho, la diferencia es «tan profun-
te narrativa. Si llamáramos a esas obras narraciones da que casi se podría decir que constituyen géneros di-
significativas, estaríamos haciendo algo más que abusar ferentes». Así
de la noción de narración. Estaríamos contrastando las
la narración que podemos construir de la historia po-
puras narraciones con obras de un género completamen- lítica del siglo diecinueve es completa y coherente a
te diferente, contrastando la historia con las ciencias so- la vez; los acontecimientos se pueden presentar de tal
ciales, lo cual sería inapropiado, por no ser una distin- manera que su desarrollo tiene una apariencia orde-
ción dentro de la historia. nada e inteligible... Pero una historia de la pintura
Teniendo en cuenta estas limitaciones, volvernos aho- griega, o lo que pasa por tal, es, en comparación, un
ra a la cuestión principal, la de tratar de determinar con asunto lamentable, consistiendo en poco más que los
qué criterio se podría efectuar de un modo plausible una nombres y las fechas aproximadas de unas cuantas ce-
distinción entre diferentes clases de narraciones dentro lebridades, con los títulos de sus obras tal como los
de la historia. Es cierto que Walsh ha dicho que una recogen los autores antiguos..., en realidad una cróni-
ca insatisfactoria, el mero esqueleto de una historia.'
clase de narración explica, mientras que la otra única-
mente describe. Pero ha llegado a decir mucho más que
eso, y lo que ha dicho tiene un considerable interés clonesde Walsh. Considerarélas afirmacionesde Walscomo
afirmacionesgeneralesy las utilizaré para hacer consídéracío-
en sí mismo.' Quiero examinar sus tesis, aunque en nesgenerales.Walshse ha limitadoa pensar con mayor claridad
y detalleciertas nocionesque se sostienenhabitualmente.
6. Ouíero decir que,en las observacionesque siguen,no voy 7. Walsh,op. cit., pág. 32.
8. lbfd, pág. 33.
a entrar en una argumentaciónad hominem contra las concep-
H lSTQIUA Y NARRACIÓN HISTORIA Y CRÓNICA 67

" ,Ahora IbleD si 'ata es una descripción correcta del sus más grandes estadistas se contaban también entre sus
••••• ;_p:..oaióu. que tenemos de la pintura griega, historiadores más importantes. Hemos heredado todo
••• IpaNQI obvio que la deseada di~tinción no !?uede ba- ello y nuestra tarea ha consistido en ampliar y modifi-
.ne en estos ejemplos. Porque SI una relación de la car, corregir y extender esta relación heredada. Quizá
pintura griega no puede ser sino «.un recitado escueto nos encontremos, con respecto a este cuerpo de historia
de hechos inconexos», entonces, obviamente, no tenemos escrita, eri una relación parecida a la que existía entre
en absoluto una relación narrativa de la pintura griega. Lagrange y Newton. No estamos obligados tanto a in-
Una lista no es una narración: la guía de teléfonos de ventar una teoría completaJIiente nueva como a pulir y
Nueva York no es un fragmento de escritura histórica, hacer elegante lo que ya se posee como teoría.
aunque podría ser útil para alguien al. escribir la ~is- No es el caso de la pintura griega (o de nuestro ejem-
toria de Nueva York. Considérese un ejemplo parecido, plo imaginario de la pintura italiana). Los griegos no
Contrástese una tabla de los pintores importantes y se- creyeron apropiado escribir sus propias historias del
cundarios del/ Renacimiento italiano con una historia arte (lo cual ya nos dice algo sobre la pintura griega),
completa de la pintura del Renacimiento italiano. Aquí aunque migajas y fragmentos de información sobre su
estaríamos contrastando, no dos narraciones, sino una arte se encuentran esparcidos en' las historias que escri-
tabla y una narración. Como sucedería lo mismo si com- bieron, lo mismo que en otras obras. Por lo que, en este
paráramos una tabla de los reyes de Inglaterra con una 'caso, nos vemos obligados a avanzar mediante un poco
historia de la realeza inglesa. Pero supóngase que todo de reconstrucción imaginativa, y a inventar una teoría,
lo que tenemos, a modo de información sobre la pintura por decirlo así, en contraste con tener únicamente que
italiana del Renacimiento, fuera una lista de nombres y pulir una teoría que ya nos ha sido dada. En mi opi-
fechas de pintores y cuadros. Esto se correspondería con nión, demasiado a menudo, los filósofos que han estu-
nuestra supuesta porción de información respecto a la diado la ciencia la han considerado como algo acabado,
pintura griega. Si ésta fuera nuestra situación (y ni si- como un cuerpo de proposiciones ya disponibles que lue-
quiera sucede en el caso de la pintura griega), difícilmen- go se pueden reconstruir o traducir de forma racional
te se derivaría que no pudiéramos escribir una narración a un lenguaje filosóficamente primordial. Esto tiende
de la pintura italiana del Renacimiento. Sólo que no po- en muchas ocasiones a provocar una negligencia filosó-
dríamos fundamentar adecuadamente, en todos sus pun- fica de lo que se ha denominado la lógica del descubri-
tos, la narración que podríamos producir. Y lo que se miento científico. Y una observación semejante se puede
pasa por alto en el análisis de Walsh es la actividad crea- hacer respecto a la historia.
tiva de lo que denominaré «la imaginación histórica». Prolonguemos por un momento esta comparación en-
En las discusiones filosóficas, las referencias a la ima- tre una teoría y un fragmento de narración histórica,
ginación casi siempre suenan reverentes y pomposas. una comparación que ya hemos considerado en la discu-
Pero, en este punto al menos, existe una cuestión lógica sión de Beard.' * En mi opinión, estamos autorizados
que tal referencia puede suscitar. Para empezar, nadie
precisa construir de novo la historia narrativa del siglo 2*. Se reñere a su discusión de los argumentos de lfeard en
! ' el capítulo anterior, -Evidencia y relativismo hístéríco». Discusión
diecinueve. Se trata de una época impregnada de auto-
que ha consistido en mostrar que las lamentaciones de Beard Ion
,.: conciencia histórica; los hombres registraban, en forma deudoras de su falsa concepción de la ciencia. En la medida en
\ !', narrativa, los acontecimientos que vivían y algunos de que maneja una noción baconiana de ciencia, Beard conude.
68 HISTORIA Y NARRACIÓN HISTORIA Y CRÓNICA 69
a suponer que una teoría es lógicamente distinta de los cierto sentido, que es importante, realmente no
datos en que se basa. Y entonces podríamos decir tam- dar sentido a cualesquiera fragmentos o pie-
bién que una narración es lógicamente distinta de los que poseamos de chistoria-como-registrolt hasta que
datos en que se basa; las notas a pie de página no encontrado una narración a la que fundamen-
son parte propia de un relato, sino que más bien funda- En realidad, hasta que no dispongamos de una na-
mentan el relato en diferentes puntos mediante datos. zj'í'acióna la que puedan servir de base, denominarlas
Es cierto que los historiadores dudarían en publicar una ~\tidencias resultaría equivocado.
narración que son incapaces de fundamentar en todos . ·:¡'rt. Existen numerosas fuentes de las que se pueden ex-
sus puntos. Los historiadores podrían decir, en un cierto ttaer fundamentos para un relato, así como sugerencias.
punto, que hacen uso de conjeturas; pero esto supon- ¡~iraestablecerlo. Además de los registros y documentos
dría una ruptura en los pies de página y no en la narra- :,}esentes, ciertamente, nos basamos en lo que podría de-
ción. En modo alguno una narración es sólo un resumen 'ñóminarse evidencia conceptual. Por ejemplo, identifi-
de su propio aparato crítico. En vez de ello, funciona ··.SAt simplemente a alguien como artista ya sitúa a ,i'se
como una relación de lo que sucedió, que se propone, y iI1dividuobajo un concepto y nos permite, con visos de
difícilmente se puede negar, que esta relación, que fun- plausibilidad, aplicarle todo un conjunto de oraciones
ciona como una hipótesis, podría sugerir un apoyo en fa- diferentes, aceptables o posibles, en el sentido del últi-
vor de sí misma, no disponible en un principio. Eso es lo rilocapítulo." * Lo que deseo sugerir es que esos conceptos
que hay de cierto' en el punto de vista, anteriormente no solamente funcionan como criterios de plausibili-
considerado, de que un enunciado sobre el pasado es una dad para las narraciones ya escritas, sino que también
predicción encubierta del resultado de una investigación ~roporcionan una cierta base para construir una. nueva
histórica.!" Y la relación entre una narración y el mate- narración: en este caso particular, una narración de
rial que la sustenta es abductiva, en un sentido que alguien identificado como artista. Esta narración pe-
resultará familiar a los estudiosos de Peírce." Y en síblemente nos diría qué le puede suceder típicamente a
un artista en su época. Imagínese que sólo tenernos la
ra que la historia -a diferencia de la ciencia- emplea esquemas siguiente información: un artista, Leonardo da Vinci, vi-
organizativos y, por tanto, va más allá de lo dado. En aquel
capítulo, Danto muestra que el empleo de tales esquemas es vió en Florencia en una fecha determinada, y pintó La
una característica propia de cualquier conocimiento empírico. rJltima cena, un fresco en Milán. Que los nombres de los
Así, la diferencia entre ciencia e historia radicaría en el tipo artistas hayan sido registrados, ya indica una cierta acti-
de esquema organizativo y no en el hecho de que la primera tud hacia la pintura: raras veces las sociedades hacen
no recurra a ellos. [Ed.]
3*. Esta tesis, suscrita por pragmatistas, como Peirce, Dewey
listas de sus zapateros o deshollinadores. Que se mencío-
o Lewis, y por positivistas como Ayer, ha sido objeto de análisis nara a da Vinci en esa lista indica que era digno de men-
en los capítulos donde se ha examinado los diversos tipos de ción, porque no se menciona en esas listas a cualquier
objeciones a la posibilidad de hacer enunciados verdaderos sobre
el pasado (véase nota 1*). [Ed.] wards an Historiography of Science, impreso como Beib,eft 2
9. Charles S. Peirce, Col1ected Papers, val. V, parágrafo 146. de History and Theory (1963).
Véase en particular la discusión de la abducción en N. R. Han- 4*. Se refiere a la tesis, defendida por Bradley o Walsh, por
son, Patterns oi Discovery, págs. 85 passim. Para un enfoque ejemplo, según la cual sólo podemos concebir como aceptables
parecido, basado en las tesis falsacionistas de Kar1 Popper, y con o posibles las interpretaciones de acontecimientos pasados que
una aplicación específica a la historia, véase Joseph Agassi, TOo tenga alguna analogía en la experiencia presente. [Ed.]
l'

.1:
70 HISTORIA Y NARRACIÓN HISTORIA Y CRÓNICA 71

artista. El hecho de que se mencione La última cena su- ~ucir de ella la clase particular de genio que fue Lea-
pere que se consideraba de una importancia especial, ya jttdo. No hay que dejar pasar por alto que nuestro ca-
que es su única pintura mencionada (no es lógico que .ri.&timientoactual de la vida de Leonardo fonna parto,
sólo realizara una pintura), y se le identifica como su de hecho, de nuestro concepto de lo que es un artista.
pintor. Seguramente, existe un problema sobre si la pre- 1». forma que no es fácil decir qué hubiera sido de
gunta que se respondía era «¿Qué pintó Leonardo?» o ~qestro concepto si todo lo que tuvíéramos, en el caso
«¿Quién pintó La última cena?», Sea como sea, podemos cie Leonardo, fueran esos pocos hechos que he mencio-
suponer que es su obra más apreciada y suponer tam- ~o. Pero la cuestión es que podemos estirar bastante
bién que fue su obra maestra. Si sabernos la fecha de la up.oscuantos hechos, y que una apelación imaginativa a
pintura, esto nos da una idea de su período de estancia n,uestros conceptos generales nos permite dar en segui-
y de si fue un prodigio o no: el conocimiento de las fe- @ ..una narración de alguna clase, que podemos utilizar
chas en que vivió Masaccio y de las fechas de los frescos cómo guía para una investigación posterior, viendo si se
de la capilla Brancacci nos sugeriría que fue un prodi- Wdrían e:r;tcontrar datos adicionales, pero índependíen-
gio. El conocimiento del título de la obra y su compren- tes, a partir de nuestra narración.
sión nos permitiría alcanzar cierta idea de las cosas que . Sin esta evidencia adicional (yen este punto nos en-
contenta," e igualmente podemos suponer que, si un ar- cotJ.tramos a merced de las fuentes de la historia-como-
tista de fama pintó un cuadro famoso y éste tenía un registro), nuestra narración flotaría en el aire: por lo
motivo religioso, existía una conexión más o menos ínti- que sabernos, sería ficción. Pero seguramente esto' nos
ma entre el arte y la religión: en cualquier caso podemos ayuda a ver la diferencia entre las narraciones y los da-
tener una idea general de quién era su patrono. Cuando tQSque tenernos de ellas (una narración de ficción es la
se han establecido esas conexiones, se pueden buscar qlle sólo requiere una evidencia conceptual). Se podría
otras, y datos que apoyen las que ya se han hecho. Poco decir que la diferencia entre una crónica y un auténtico
a poco edificaríamos una narración plausible de la vida fragmento de historia es la diferencia que existe entre
de Leonardo. Ciertamente sería una clase de relación ~. narración bie~ fundamentada y otra pobremente
muy general y esquemática, y nunca se hubiera podido Justificada. Lo cual, a su vez, sugerida la comparación
entre una teoría bien confirmada y otra pobremente co-
10. Pero difícilmente podíamos imaginar la inmensa varie- rroborada. Pero no se trata de una diferencia entre cla-
dad en que, de hecho, se ha personificado el tema de la Ultima ses o géneros de teorías o, para lo que nos ocupa, entre
Cena, considerando solamente la serie que comienza con Cas-
tagno y termina con Veronese, Esta relación entre concepto e clases y géneros de narraciones: no es sino una diferen-
instancia es crítica y la discutiré con amplitud en conexión con cia cuantitativa entre grados de confirmación o de fun-
mi anaálísis de la explicación histórica. damentación.
[En su capítulo sobre la explicación, Danto trata de mostrar En un cierto momento, Walsh sugiere que, además
que la estructura narrativa es en sí misma una forma de ex-
plicación -compatible con el modelo hempeliano. Y parte de la de la cantidad de información actualmente dísponíble
tesis según la cual lo que puede explicarse son únicamente los sobre la pintura griega, decididamente límítada,"
fenómenos en cuanto cubiertos por una descripción. Así, todo
suceso es susceptible de diversas descripciones y, por tanto, un
explanandum. que no pueda ser explicado deductivamente por 11. ~Noees ti? .asunto balad1 escribir la historia de la pintura
recurso a leyes generales, puede ser redescrito (explanatum] de ~ Gr~cla», escríbíé M~ry Hamilton Swindler en su importante
tal forma que resulte explicable mediante el uso de leyes.] [Ed.J histona sobre la cuestión, Ancient Painting, New Haven, Yale
72 /' HISTORIA Y NARRACIÓN HISTORIA Y CRÓNICA 73

•.•. ....
'/~e da también el hecho de que, como estamos más ,t si un filósofo dijera, como tesis conductista, que nun-
•..••.•.....
_/ próximos al siglo diecinueve, podemos penetrar en los .c:a hemos de hacer referencia a los pensamientos y sen-
" pensamientos y sentimientos de esa época y utilizar
!', . nuestros datos de una forma más efectiva.P tiInientos de los actores para comprender sus acciones,
t 'se seguiría de su postura que no necesitaríamos hacer
Esta es una tesis interesante, en la medida en que referencia a actores pasados o a sus acciones, porque
reconoce que es importante no solamente la cantidad de sus opiniones son invariables al tiempo. Por supuesto,
l'
i'
información que poseernos, sino también la forma en que Walsh no es en modo alguno escéptico respecto a nues-
la utilizamos. Sin embargo, en este enunciado existen tra capacidad o a nuestra necesidad de hacer esas refe-
nociones implícitas muy polémicas. En primer lugar, rencias, pero, al parecer, sí que suscribe un escepticismo
existe la sugerencia implícita de que hemos de hacer re- matizado sobre los individuos pasados, y ello en propor-
ferencia a los pensamientos y sentimientos de seres hu- ción a la magnitud de la medida en que hayan pasado.
manos para hacer inteligibles sus acciones. Esto supone Por lo tanto, me ocuparé solamente de esa sugerencia.
un rechazo del conductismo. En segundo lugar, existe Existe una objeción fat~,1 contra la tesis de que el
una sugerencia implícita de que tales referencias pueden aumento de la distancia temporal disminuye la inteligi-
tener éxito y, por lo tanto, tener éxito en hacer inteligible bilidad de las acciones humanas. Es la de que la distan-
la conducta de los individuos de forma inversa a como cia temporal a la que nos encontrarnos de los griegos
aumenta la distancia temporal existente entre nosotros debería hacer igualmente, difícil escribir o .comprender
y los individuos en cuestión. No discutiré la primera. Es una explicación de los sucesos políticos del 300 a. C.
controvertida en la medida en que es controvertido el y una explicación de las actividades artísticas del mismo
conductismo filosófico y, sin defenderme yo mismo por período. Yeso sencillamente no sucede. El libro de Tu-
el momento, mencionaré mi acuerdo con el anti-conduc- cídídes resulta ser casi un paradigma de historia políti-
tismo de Walsh en un número limitado de casos. Una ca inteligible. Su relación, de hecho, es tan aguda que
defensa de ello nos llevaría a cuestiones más amplias de la podemos aplicar a nuestra propia época y argüir, si
las implicadas en la comprensión del pasado; cuestiones querernos, que la gente ha cambiado muy poco. Así, lo
que tienen que ver con la comprensión de las acciones. que sucede, no es que seamos más remotos temporal-
mente de los griegos del siglo tercero antes de Cristo de
lo que lo somos de los franceses del siglo diecinueve, por
Univ. Press, 1931, pág. 109. Para empezar, se han perdido las ejemplo, sino sencillamente que tenernos una mejor
grandes obras. Pero «esto no quiere decir que no haya quedado comprensión de la conducta política que de la artística.
pintura alguna, ni que no nos podamos formar una idea ade- Lo cual significa que tenernos un acervo más extenso, y
cuada de ella» (pág. 110). Pocos escritos de la antigüedad son
anteriores al siglo tercero, y una de las obras principales, la de quizá más fiable, de lo que hemos denominado evidencia
Plinio, está malograda por el hecho «de que a menudo no com- conceptual, en contraste con la documental, de las estruc-
prendía a los autores de los que trataba». Pero aparentemente turas políticas, en comparación con las artísticas. Se
podemos demostrarlo. Finalmente, por diferentes razones, tene- puede entonces sugerir que nuestra evidencia conceptual,
rnos la idea de que la pintura era un arte esencialmente secun-
dario en Greda, un hecho que nos ha impedido estimar correc- en el caso de la po1ítica, nos permitirá construir narra-
tamente la fuerza de algunos datos. A pesar de todo ello, se ciones más complejas, independientemente de la eviden-
puede escribir una narración de la pintura griega. cia documental específica, más complejas de lo que nues-
12. Walsh, op. cit., pág. 33. tra evidencia conceptual correspondiente de la actividad
HISTORIA Y CRÓNICA 75
1

, '
74 H lSTORlA Y NARRACIÓN
, '
I utilizar la evidencia conceptual para reconstruir ím-
1 artística nos permitiría alcanzar. Si hubiera alguna duda
1 la historia de una sociedad, cualquiera que
sobre ello, imagínese que alguien tratara de escribir la
su duración, con la única condición de que no hu-
historia de la pintura del siglo diecinueve sobre la única habido cambios en las clases de prácticas cubíer-
base de una lista de nombres de artistas y de obras. Me
por nuestros conceptos. Pero cua?do esto no. se ~um-
atrevo a decir que la relativa proximidad temporal le ayu,
se producen dificultades peculiarmente históncas.
daría muy poco. Y si conociéramos todo sobre el siglo
Khaldum las formuló perfectamente:
diecinueve, excepto lo que en él se pintó, difícilmente po-
dríamos imaginar el impresionismo." Entonces una dinastía adoptará muchas de las cos-
Sobre la noción de evidencia conceptual existen al me- tumbres de sus predecesores, al tiempo que no olvida- ,
nos dos dificultades sobre las que he de insistir. rá las propias, por lo que el conjunto prevaleciente de
La primera es que presupone que la conducta, a la costumbres será diferente del de la anterior genera-
que se aplica la comprensión, es invariable respec. ción. Cuando la dinastía dominante sea sustituida por
to al tiempo. Y, en la medida en que esto no es así, otra, que a su vez mezclará sus costumbres pr~pias
nuestro uso de la evidencia conceptual es progresivamen. con las predominantes, se producirá una nuev~ SItua-
te ineficaz, no tanto en función del tiempo, como en fun. ción, que se diferenciará de la primera etapa mcluso
ción del número y clase de cambios que pueden haber más que de la segunda. .'
Este cambio gradual se seguirá produciendo, en di-
tenido lugar." Del mismo modo que la aplicación de una rección a una diferencia creciente, hasta que desem-
teoría científica presupone un sistema aislado, la apli. boque en una disimilaridad totaL.. . .
cación de una narración basada en evidencia conceptual Ahora bien, los hombres están naturalmente ínclí-
presupone, en mi opinión y de una forma similar, la nadas a juzgar mediante comparaciones y ~~ogías;
permanencia de las instituciones y las prácticas. Podría- sin embargo, estos métodos conducen con facihd~d al
error. Si se ven acompafiados por falta de atención o
13. «En el año 1891, ya habían muerto Manet y Seurat; Pis- por precipitación, pueden extraviar al investiga~or ...
sarro, Monet y Renoir estaban en lo mejor de su producción; Olvidando esos grandes cambios, es más, revoluciones
Cézannehabía abierto ante nuestros ojos un nuevo mundo. Allí en las condiciones e instituciones, que han tenido lu-
estaban Dimanche a la Grande Jatte y Le dejeuner sur l'herbe, gar desde esas épocas, establecen analogías entre los
La musique aux Tuileries, Les Domes dans un Iardin. Las ocres acontecimientos del pasado y los que tienen lugar a
granjas y doradas colinas de Aix, en telas, expuestas, contem- su alrededor, juzgando el pasado por lo que conocen
pladas, para cualquiera que quisiera aprender a ver. ¿Pero se
veían?... Porque la época de los impresionistas también era la del presente. No obstante, la diferencia entre dos pe-
época del decoro y la pompa, de la caoba y de la cocina en el riodos puede ser grande, conduciendo a un craso error.15
sótano, los interiores abigarrados y las villas de estuco; una
época que reverenciaba a las viejas ricas y maliciosas, y al Ahora bien, puede muy bien suceder que la conduc-
banquero listo; cuando los lugares de esparcimientopúblico eran ta política tenga una consistencia mayor en el tiempo
grandes, vulgares y con pilastras, y toda persona que no fuera
un deportista, un pobre o muy joven, se sentaba en rígidos asien- que la conducta artístíca (1 piénsese en las diferencias. en
tos tres veces al día para dar cuenta de interminables comidas», la historia de la política americana, en .compataClón
Sybelle Bedford, A Legacy, Hl, pág, 1.
14. El equivalente en el caso de la memoria es que las me- 15. Ibn K.haldum,An Ara" Phllosophy of HEstor" trad. y
morias no pasan con el tiempo, sino más bien en función del adaptado por Charles Issaw, Londres, John Murray, 1950, pA-
aumento del número de las experiencias implicadas. Esto se ¡inas l1-32.
puede demostrar experimentalmente.
76 HISTORIA Y NARRACIÓN HISTORIA Y CRÓNICA 77

con la historia del arte americano en los pasados sesenta bre el pasado, es posible, a [ortiori, cometer erro-
añosl ), lo cual daría cuenta entonces de la diferencia sobre el futuro, porque carecemos de controles, a los
en la utilización de la evidencia conceptual que supone sin duda se refería Ibn Khaldum, sobre las narra-
Walsh. No obstante, esto me interesa menos que las que ideamos, los controles de la evidencia docu-
dificultades especiales que aparentemente surgen con re- ...•.....
mental de que ahora disponernos. En mi opinión, ésta
lación a la evidencia conceptual. Por ejemplo, una na- sería la importancia final de la historia-como-registro.
rración que haga una considerable utilización funda- Sin ella viviríamos por completo en el presente y no se
mentadora de ella y un uso relativamente escaso de la nos ocurriría que el pasado hubiera sido, o podría haber
evidencia documental, depende necesariamente de ciertas sido, diferente. Y esto conecta también con nuestro pro-
ideas generales que son verdaderas, o se mantiene que vincianismo temporal respecto al futuro. Porque nuestra
son verdaderas, de la época en que se escribe. Si toda evidencia conceptual ha de ser modificada a la luz de
nuestra evidencia fuera de esta clase, toda la historia la evidencia documental, o más bien, las narraciones que
escrita sería realmente «historia del presente». Quere- f/e basan en la' primera precisan ser modificadas a la luz
rnos denominar a este fenómeno provincianismo tempo- de esta última clase de evidencia, cuando se puede encon-
ral. Ciertamente resulta un fenómeno bastante familiar. trar. Y esta ayuda muestra, y ciertamente proporciona,
Sólo hay que pensar en las grandes pinturas religiosas, unos ciertos fundamentos inductivos para afirmar que
en las que los milagrosos nacimientos, adoraciones y la evidencia conceptual no nos llevará muy lejos. Por-
anunciaciones, pasiones y resurrecciones, se representan que, si nos vernos obligados a ajustarla ante la evidencia
I ,1' como si tuvieran lugar en un paisaje de la Umbría, bajo documental, de forma que podemos decir que han cam-
la mirada de campesinos italianos. Una narración que biado los propios conceptos, ¿no habríamos de esperar
depende mucho de la evidencia conceptual tiene un ine- lo mismo del futuro? Asi pues, los conceptos futuros se-
vitable aura de contemporaneidad o de intemporalidad, rán tan diferentes de los nuestros, como los nuestros lo
como si no fuera sobre el pasado, sino sobre el presente, son de los conceptos del pasado. Podemos esperar que
no sobre una época determinada, sino sobre ninguna épo- el futuro será diferente de lo que la evidencia conceptual
ca en particular. nos haría esperar. Podemos suponer que serd diferente.
Pienso que todos somos temporalmente provincianos Pero en qué forma será diferente, es algo muy difícil
con respecto al futuro. En parte, porque de los aconteci- de decir, porque no sólo carecemos de evidencia docu-
mientos del futuro sólo tenernos evidencia conceptual y mental: nuestra propia evidencia conceptual ni siquiera
ninguna evidencia documental. Esto resultará ser un he- es adecuada, en general. Si no lo es respecto al pasado,
cho importante más adelante. cuando consideremos la ¿por qué habría de serIo respecto al futuro? Así pues,
cuestión de si podemos escribir la historia de los aconte- esos son los limites de la evidencia conceptual y. si eso
cimientos antes de que hayan sucedido. Por supuesto, fuera todo lo que tenernos, nuestra concepción del futu-
podemos. Pero difícilmente podremos fundamentarla, ro se parecería a nuestra concepción del pasado y las
como podemos en el caso de las narraciones acerca del dos se parecerian a nuestra concepción del presente.
pasado, con evidencia documental y, por esa razón, nues- Pero esto es lo mismo que decir que no tendríamos un
tra concepción del futuro tiene una cualidad abierta y sentido histórico del pasado o del futuro y que nuestros
curiosamente abstracta. Si es posible caer en errores, como conceptos serían intemporales. Entonces, las narracio-
Ibn Khaldum mencionaba en relación con afirmaciones nes basadas únicamente en la evidencia conceptual se-
78 HISTORIA Y NARRACIÓN HISTORIA Y CRÓNICA 79

nu realmente históricas y esquemáticas, en contraste construir esas narraciones abs~racta~. E!l. su l~gar, están
CCNl ,la. narraciones reales de sucesos políticos en el si- . teresados en escribir narraciones individualizadas, na-
• ,clt.clnueve, por ejemplo. De tal modo que, en última ~ciones, si se quiere, que sean ve~daderas ~e un indi-
lDltancla, una narración referente a la historia de la pin- viduo todo lo más. Por supuesto, Siempre exíste el p~
tura en Greda, suplida por los fragmentos de evidencia. blema de si una narración determinada (o una descrip-
documental disponible, más cualquier evidencia concep- ción determinada) que podamos producir es verdadera
tual que podamos tener, constituiría, después de todo, de sólo un indivíduo." Pero no nos ocuparemos aho-
una pobre comparación. ra de eso. Lo que nos debe interesar es, más bien, ~ue. l~
Una segunda dificultad, relacionada, es la siguiente. distinción entre una narración «abstracta. y una índíví-
Supóngase que tenernos una lista de artistas, junto con dualizada no, representa la diferencia que se pretende
fechas a ellos referentes, y los títulos de sus obras, pero entre las puras narraciones y las. sign~fica~ivas.Cualquier
que todas sus obras llevaran el título de La última cena. narración, producida por cualquier historiador, p~etende
Si usásemos sólo la evidencia conceptual como una base ~er una narración individualizada. En este sentido, en
para construir narraciones de sus vidas individuales, esas mi opinión, las narraciones significativas, como las puras
narraciones, en la medida en que se fundamentaran en narraciones, tendrían como objetivo decir qué es 10 que
evidencia conceptual, resultarían considerablemente uni- sucedió realmente en un cierto lugar y momento, lo cual
formes. No se podría incluir ninguna afirmación en una no alteraría ninguna distinción, posterior que quisiéra-
de ellas que no se pudiera incluir en otra, con igual jus- mos hacer entre clases de narraciones. Sin embargo, ob-
tificación, y en todas las demás. Se distinguirían sólo en sérvese que una narración de la pintura griega, que se
cuanto a las fechas y a los nombres. Eso es lo que, por base principalmente en la evidencia conceptual, no con-
supuesto, es de esperar, ya que, de forma justificada, sigue ese objetivo. Por lo tanto, si tal clas~ de ~~~ción
cualquiera se las podría arreglar para decir, de cualquier se toma como crónica, o como pura narración, dífícílmen-
individuo de que tuviera referencia, sólo lo que pudiera te podríamos caracterizar a las crónicas, o a las puras
tener en común con cualquier otro individuo que caye- narraciones, como «una descripción exacta de lo que ha
ra bajo el concepto. De tal modo que, a menos que y sucedido •.
hasta que tuviéramos una evidencia documental adicio- Podrfamos decir entonces que en este caso tenernos
nal, no tendríamos forma de individualizar de forma dos niveles diferentes de comprensión. Esto no se corres-
justificada las narraciones, monótonamente similares. ponde en absoluto con una diferencia entre decir lo
Sin duda, podríamos introducir arbitrariamente algu- que ocurrió exactamente y hacer luego algo más que
nas diferencias, pero no podríamos justificar esa intro- eso. Se corresponde más bien con el grado de individua-
ducción en los casos en que la hiciéramos. Mientras tanto, ción, .que es una consecuencia de los diferentes grados
las narraciones basadas sólo en evidencia conceptual de evidencia documental que somos capaces de dar a
tendrían esa cualidad abstracta especial que antes se in- nuestras narraciones de una forma justificada. Una his-
dicó: podrían ser ciertas de cualquier artista (cualquier toria de la pintura griega está claramente menos Indlvi·
artista de ese período), de la misma forma que «x na- "
ció y, algún tiempo más tarde, x muríos es verdadera
16. Véase la dis~sión en P. F. Strawson, lndlvlduaLs: 4UI
de cualquier hombre no vivo. Ahora bien, pienso que es Elsay in ~scrlptive Metaph,sics, Londres, Methuen, 1959,pql.
evidente que los historiadores no están interesados en 20 y liss.
80 HISTORIA Y NARRACI6N HISTORIA Y CR6NICA. 81

dualizada que una historia de los acontecimientos polí- ;palizado para seguir una narración referente a la pintura
ticos del siglo diecinueve. griega. Consideremos, pues, simplemente la interpretación
2. En un punto Wa1sh sugiere que las crónicas tie- ~tural de la sugerencia de Walsh.
nen la misma relación con la historia, que la percepción En mi opinión, pocas dudas se pueden tener de que
sensorial con la ciencia. Por supuesto, se dan muy dife- se puede trazar una distinción entre percibir que x es
rentes clases de relaciones entre la percepción sensorial el caso y explicar por qué es así. Ciertamente, se podrían
y la ciencia, pero supongo que la interpretación más na- hacer algunas distinciones cuidadosas. Alguien podría
tural de la sugerencia de Walsh es la siguiente: la dife- decir que ve un fogonazo cegador, mientras que.otra per-
rencia es comparable con la diferencia existente entre sona, ante el mismo fenómeno, podría decir que ha visto
percibir que algo es el caso y explicar por qué es así. una explosión de magnesio, y esta última descripción
Ciertamente no se podría aceptar la sugerencia de que
del mismo fenómeno está muy próxima a ser una expli-
la diferencia es comparable, por el contrario, con el con-
cación de lo que se ha visto. Con todo, dejando aparte las
traste, frecuentemente discutido, entre el/sentido común
complejidades de la descripción, se podría, seguramen-
y la descripción denominada científica del mundo. Por-
que parece completamente inaplicable a Ia. historia, y te, estar de acuerdo en que existe una diferencia entre
ciertamente inaplicable a los ejemplos científicos que decir solamente que Napoleón perdió en Waterloo, y
ponerse a explicar por qué fue así. La única dificultad
Walsh mismo nos ofrece. Por ejemplo, la historia de los
aquí es, nuestro interés en encontrar una diferencia
acontecimientos políticos del siglo díeeinueve sería uno'
entre dos clases de narraciones, y «Napoleón perdíó» no
de esos casos que caería dentro de la concepción del mun-
es una narración. Pero, ahora bien, se podría argüir que,
do corriente o del sentido común: describe a personas y
sus acciones de la misma forma en que podríamos des- no obstante, podríamos tener una narración que mera-
cribirlas corrientemente, lo cual se debe, en parte, a que mente describiera lo que sucedió y otra que explicara por
las narraciones están escritas en el lenguaje corriente qué sucedió. Sin embargo, quiero mantener que una na-
que todos hablamos y en el que expresamos la concep- rración que no consigue explicar es probablemente muy
ción de las cosas que se denomina de sentido común. Si parecida a un enunciado como E, y, por lo tanto, no es
acaso, una narración referente a la pintura griega sería una narración en realidad; mientras que una narración
un poco más remota de nuestras concepciones de sentido que explica, hace eso exactamente: dice lo que sucedió
común, pero ello se debería al hecho de que el senti- en realidad y, por lo tanto, cuenta como una pura narra-
do común (como vimos en nuestra discusión sobre la evi- ción, de acuerdo con los criterios de Walsh. Nos queda-
dencia conceptual) es más capaz de asimilar la conducta ría, por lo tanto, el problema de encontrar qué es lo que
política que la artística. Con todo, las diferencias son tiene que hacer una narración significativa que sea dífe-
escasas, porque en raras ocasiones el lenguaje de la na- rente. Y diré que nada que vaya más allá de decir preci-
rración histórica es técnico, en la forma en que lo es el samente 10 que sucedió, en la medida en que siga siendo
lenguaje científico, y la mayoría de la gente culta sería una narración histórica. Así pues, la distinción no es
capaz de seguir las narraciones de la conducta política algo que se pueda hacer dentro de la historia. .,
en el siglo diecinueve, sin tener que adquirir ningún voca- Las puras narraciones, dice Walsh, tíenen como obje-
bulario o habilidad especial. De hecho, muy probablemen- tivo informar «de acuerdo con la famosa expresión de
te tendrían que manejar un lenguaje mucho más espe- Ranke, 'de lo que precisamente sucedió' y dejar el asun-
I 83
82 HISTORIA Y NARRACIÓN HISTORIA Y CRÓNICA
1.

to en ele punto»." Al parecer, existe una cierta dificultad .•Puedo pedir a mi informador que no se deje nada, que
para interpretar la afirmación de Ranke de que su histo- me lo diga todo. Pero me consternaría que, además de con-
ria qulere mostrar lo que realmente sucedió (wie es tarme las intervenciones de los abogados, las actitudes
""ntlit;h ,ewesen) .11 El mismo sólo estaba indicando emotivas, de los litigantes y la conducta del juez, me díje-
~ri contraste: tal como dice, no aspiraba ni a juzgar , ra cuántas moscas había en la sala y me mostrara un
el pasado, ni a «enseñar el presente en beneficio de las mapa complicado de las órbitas precisas de sus vuelos,
épocas futuras». Sólo le interesaba decir lo que en reali- un gran enredo de epiciclos. O que mencionara las toses
dad sucedió. Incluso en ese caso, la gente ha juzgado y estornudos. La historia quedaría sumergida bajo todos
esta negativa, originalmente humilde, una afirmación ex- esos detalles. Le puedo imaginar diciendo: «En ese mo-
traordinariamente jactanciosa, de todo punto insosteni- mento una mosca chocó contra la barandilla del estrado'
ble. Por ejemplo, se ha entendido que quería decir que de los testigos». Esperaría que lo que siguiera fuera algo
nada de sí mismo se había de revelar en su historia, curioso o interesante: que el testigo hubiera gritado,
completamente objetiva; 19 o que en ella se mencionaba mostrando una misteriosa fobia. O que un abogado
todo acerca de su objeto," Y, como se ha indicado, am- brillante aprovechara el incidente para una espléndida
bas cosas son imposibles. Consideremos sólo la última. demostración forense (<<Dela misma forma que esta
Me atrevo a decir que es cierto que no se podría, al mis- mosca, señoras y caballeros... »). O que, tratando de es-
mo tiempo, obedecer la exigencia de, dar una explicación pantarla, se derramara un, tintero sobre una prueba fun-
de algún acontecimiento y la exigencia de mencionar damental. Sea lo que fuere, desearía saber: ¿ qué pasa
todo. He argumentado que las relaciones de aconteci- con la mosca? Pero no «pasa» nada, sólo es «parte de 10
mientos deben dejar, por su propia naturaleza, algunas que sucedió en el juicio», por lo que no pertenece en ab-
cosas fuera, y en historia, como en otras disciplinas, el soluto a la relación del juicio. Entonces, cuando digo:
signo de que alguien es capaz de organizar su objeto es .Cuéntamelo todo, y no te dejes nada», se me entiende
que sepa qué debe excluir y que sepa afirmar que algu- (y se me ha de entender) que quiero decir: quiero que se
nas cosas son más importantes que otras. Supóngase me diga cualquier cosa que forme parte del relato.
que quiero averiguar qué es lo que sucedió en un juicio. Y, ciertamente, esto es lo que principalmente quería de-
cir Ranke.
17. Walsh, op. cit., pág. 32. Existen pocos problemas en filosofía que merezcan
18. Leopold von Ranke, Prejace to Histories 01 the Latin and un análisis más atento que la cuestión de la relevancia,
German Nations [rom 1494·1514. Trad. por el compilador en Fritz pero en este momento me limitaré a apelar a nuestras
Stern (comp.), The Varieties of History, págs. 55-60. ideas intuitivas, de acuerdo con las cuales somos capaces
19. Por ejemplo, por Pieter Geyl, Debates with Historians, de reconocer algo como perteneciente o no a un cíer-
Nueva York, Meridian Books, 1958,capo 1: .Hay que descubrir
a Ranke en su obra». t~ relato: incluso un niño puede hacerlo. Si decir pre-
20. O que quiso decir que comprender los acontecimientos cisamente lo que sucedió significa lo que algunos crítí-
en la misma forma en que los que los vivieron los comprendie- cos de Ranke parecen pensar que él quena decir, lo
ron. Pero entonces «comprender Grecia wie es eigentlich gewesen que ~anke hubiera producido, de forma ideal, ni siquie-
no 5610 es imposible, sino que ni siquiera es una idea válida de
eonocímíento», escribe J. H. Randa1l Jr. en Nature and Histori- ra hubiera sido una pura narracíón: porque no sena
cal Bxperience, Nueva York, Columbia Univ. Press, 1958,pág. 64. una narración. Dln§entonces que una narración es una
Randall no da ninguna razón. estructura que se impone a los acontec.lmJentol a¡ru-
HISTORIA Y CRÓNICA 85
H ISTOR1A Y NARRACIÓN
84
en realidad la distinción requerida como la filosóficamen-
pándolos y prescindiendo de otros como irrelevantes.
te importante.
Por lo que no puede haber una característica de una cla-
1. Significación pragmática. A veces un historiador
se de narración que la haga tal clase de narración. Si se escoge. un cierto suceso o individuo para escribir una
quiere formular de un modo trivial, se puede decir que narración, porque ese objeto tiene, para él, un interés
una narración menciona sólo los acontecimientos signi- moral, de forma que, además de escribir lo que sucedió
ficativos: pero, en cuanto a esto, cualquier narración está precisamente, espera establecer alguna clase de conclu-
interesada en" el hallazgo de la significación de los sión moral. Su narración estará al servicio entonces de
acontecimientos, idealmente cualquier narración quisiera algún objetivo más allá o más. acá de d~irnos qué es
incluir sólo las cosas relevantes con respecto a otros acon- I~ qu~ realmente sucedió. Frecuentemente, el tono del
tecimientos, o significativas en cuanto a ellos. Difícilmen- his.tonador nos mostrará qué conclusión moral es la que
te podríamos dividir las narraciones en clases, con este qwere establecer. Por ejemplo, Gibbon escribe en un tono
criterio, excevto, quizás, en malas y buenas, siendo las despectivo de los excesos de los gobernantes bizantinos.
malas las que contienen detalles que no son significa- Con ello trata de es~blecer un contraste entre aquéllos
y los monarcas más Ilustrados de su propia época. Pocas
tivos. dudas puede haber de que alguna de las cosas que inclu-
No es fácil advertir qué clase de significación debe-
ría ser la que los historiadores podrían atribuir a los yó en su libro están específicamente allí a causa de sus
. objetivos moralizantes. Una conclusión inversa fue la de
," acontecimientos, que pudiera "producir una distinción, fi-
Tácito en Germania. En ese caso. escogió hablar especí-
..
", losóficamente importante, entre clases de narraciones .
fic:am~ntede Germania para establecer un contraste ad-
Por ejemplo, existen diversos acontecimientos Y cifras míratívo con respecto a la conducta, en particular la
que son considerados más significativos que ~tro~. ~~de- conducta _sexual, de sus propios conciudadanos: insistió
mos decir que la batalla de Water100 fue mas significa-
pues. en: el caráct~r virtuoso de los germanos. Se podrían
tiva que la batalla de Wagram, Y que Napoleón ~ue un multiplicar los ejemplos. Las historias de las vidas de
general más importante que Blücher. En un sentido de- los papas, de los grandes empresarios o de las damas
rivado, las narraciones de Water100 Y Napoleón podrían
c~rtes~nas del anti?Uo Japón t~enen a menudo una sig-
ser más significativas que las narraciones de Blücher y níficacíón de este típo y esas historias pretenden especí-
de Wagram. Pero, esto tiene una escasa importancia fi- 6.came~t~, y a vec~s se construyen explícitamente para,
losófica, en mi opinión, y no constituyen en absoluto acon- un objetivo morahzante. Se podría considerar entonces
tecimientos de los que las narraciones correspondientes que ese tipo de narraciones no es puro, sino significativo.
pudieran decir precisamente lo que sucedió. Lo que podría Por supuesto, un relativista podría decir que todas las
tener importancia filosófica sería la especificación de al- narraciones son significativas en ese sentido puesto que
gunos de los sentidos diferentes en que hablamos de un todos los histori~d~res se encu~ntran domU:ados. por al-
acontecimiento o de un individuo como significativo, Y ~a clase de objetivo moral e intención práctica, 'lo cual
eso es 10 que haré a continuación. Es más, trataré de snve p~a determinar sobre qué escriben, la fo.fma en
mostrar que algunos de los sentidos atañen a los histo- que escnben de ello y los acontecimientos que conside-
riadores en algo más que la precisa formulación de 10 ran relevantes. Sea así o no, persiste el hecho de que al
que sucedió. En consecuencia, también trataré de mos- menos podemos concebir narraciones que no son así y
trar que ninguna de estas cosas adicionales constituye
86 H ISTORlA Y NÁRRACIÓN
H ISTORlA Y CRÓNICA 87
. I Ranke, entre otros, afirmó DO tener un objetivo adicional
i de esta clase: le interesaba decir solamente lo que real- de significación se encuentra lógicamente conectado con
I
mente sucedió y, en este sentido, escribir una pura na- una noción independiente de importancia, en la que ~ta
1,
1:
rración. puede depender de una gran cantidad de criterios dife-
"

2. Significación teórica. Un conjunto de sucesos pue- rentes. Se pueden encontrar ejemplos fácilmente. Deci-
de resultar significativo para un investigador porque los rnos que, como co~secuencia de las guerras persas, los
considere en una relación de fundamentación o de ejem- helenos, y en partícular los atenienses, fueron capaces
plificación con respecto a una teoría general que quiere de desarrollarse de forma autónoma y de consolidar su
establecer o desacreditar. Así, la revolución de Cromwell cultura. Decirnos que la significación de la peste fue la
se puede considerar que, o bien confirma una teoría ge- de crear un mercado de vendedores de trabajo y, por. lo
neral referente a las revoluciones, o bien es un con- tanto, una elevación de los salarios, y que contr.ibuyó a
traejemplo de una teoría de ese tipo; con respecto a una la ruptura de la estructura feudal del trabajo. Este es
teoría así es cemo el acontecimiento adquiere su signifi- el sentido de significación que resulta apropiado cuan-
cación. Las narraciones específicas de Marx, referentes do, de acuerdo con un famoso mot de Pascal, decimos
a la historia de Francia, son ejemplos de este tipo, que que .el tru:nañ~ de la nariz de Cleopatra tuvo una sígní-
sirven para ilustrar una teoría general sobre la lucha de ficacíón hístóríca. Una narración que describe o muestra
P'"
1'.1 clases. Una narracíon de los .mísmos acontecimientos, la signific~ción de este o aquel acontecimiento podría
escrita para rechazar la teoría marxista, sería igualmen- ser denommada una narración significativa. Por otro lado
te significativa, si consideramos ahora la «narración» sig- resulta difícil concebir, en oposición a ella, una clase
nificativa como una narración escrita para esta clase d~ narraciones puras, porque esta noción de significa-
de objetivo teórico. Una pura narración sería la que cíón parece que es esencial para la propia estructura de
careciera de ese objetivo. Una vez más, en un sentido l~s na:raciones. Si un acontecimiento anterior no es sig-
lato, cualquier narración podría ser significativa desde níficatívo con respecto a uno posterior en un relato, no
este punto de vista, e incluso la narración de Ranke po- perte~ece a ese relato. Y siempre se puede justificar la
dria ser significativa, en el sentido de que fue escrita mcl~slón de un acontecimiento mostrando que es signi-
para mostrar que era posible la historia objetiva: su ~catlvo en. e~te sentido precisamente. Si cualquier par
significación residiría en su pureza. oe acontecímíentos mencionados en un relato tienen tan
3. Significación consecuencialista. Se puede decir que poco que ver que el primero no es significativo con res-
un acontecimiento A es significativo para un historiador pecto al segundo, el resultado 1"0 es en realidad una his-
H cuando A tiene ciertas consecuencias a las que H toria, sino más bien un conjunto de afirmaciones que
da importancia. Por ejemplo, éste es el sentido de «sig- se parecen a S.
nificación» del psicoanalista cuando finalmente dice a . 4. Significaci6n reveladora. He sugerido que la rela-
un paciente, cuando éste repasa su pasado, que ha in- cíón ~ntre un relato y un cuerpo de datos puede ser, en
dicado algo que es significativo. Y en buena medida es el un cierto momento, abductiva. Esto es, sobré' la base
uso típico del término en los escritos históricos. Cuando d~ un conjunto de registros, postulamos un tipo-de hísto-
decirnos que un acontecimiento no tiene significación na y luego procedemos buscando datos adicionales que
querernos decir, no que no tiene consecuencias, sino más la sustenten. Esa evidencia, una vez encontrada, puede
bien que no las tiene importantes. Por eso, este sentido ser considerada un hallazgo significativo, porque funda-
mente finalmente una afirmaciÓn de la que hasta enton-
88 HISTORIA Y NARRACIÓN HISTORIA Y CRÓNICA . 89
ces no estábamos seguros. De forma comparable, entonces, acontecimientos que desempeñan un papel explicativo
puede existir alguna laguna en un relato, o una parte respecto a A. Me inclinaría a pensar que es raro que un
de un relato puede ser completamente errónea, o puede acontecimient? iI_lcluido en un relato no desempeñara
haber cosas que sucedieron de las que somos incons- un papel exphcatIvb con respecto a otro acontecimiento.
cientes, sin saber entonces que existe una laguna en el Porque, ¿cuál, si no ésta, es la relación que tratamos de
relato que tenernos. Y luego encontrarnos un registro dar a A mediante la referencia a otro acontecimiento?
que habla de acontecimientos que rellenan esa laguna, Y si ninguno de los acontecimientos mencionados en una
o que son diferentes de lo que pensábamos que en rea- narración ayuda a dar sentido a ningún otro, tenemos
lidad sucedió o que nos dicen algo que no sabíamos. una vez más algo que es más como N que como una na.'
Esos descubrimientos son significativos porque revelan rración. .
algo desconocido hasta entonces, y podríamos conside- Aho~a bien, esta lista de sentidos de «significación»
rar, de forma derivada, que los acontecimientos mismos está leJOS de ser exhaustiva y quizá ni siquiera es ex-
son significativos. Por supuesto, todo esto es relativo a cluyente: (~) puede ser solamente un caso especial e/e (4);
un estado de conocimiento: no se pueden revelar cosas una narración puede ser significativa tanto en el sentido
a personas que ya son conscientes de ellas, y las revela- (2) como en el (4), etc. Pero aun así, servirá bastan-
ciones de ayer son las rancias noticias de hoy. Con todo, te bien para mis objetivos actuales y procederé segui-
ésta es una noción, importante de significación, y la damente a comentar brevemente cada uno de los apar-
aplicaré del modo siguiente a conjuntos de acontecimien- tados que he establecido. . ,
tos. Diré que un conjunto de acontecimientos A es signi- a) No se puede negar que los historiadores pueden
ficativo para un historiador si, sobre su base, es capaz encontrar, y encuentran, una guía moral, comparaciones
de reconstruir o inferir de alguna. forma la ocurrencia de morales, ejemplos horribles y paradigmas morales en los
algún otro conjunto de acontecimientos. Por ejemplo, si aco~tecimientos del pasado. Ni se puede negar que sus
se me pregunta cuál es la significación del desplazamien- motivos para escribir historia sin más son frecuentemen-
to de Descartes a Holanda, podría decir que este acon- te ~ragmáticos: quieren reivindicar o arruinar una repu-
tecimiento significa el hecho de que existían fuerzas efec- tación, ofrecer una enseñanza moral, o fundamentar o
tivas en Francia que eran represoras del pensamiento ref~rzar un~ posición moral. No obstante, nada de esto
libre, y que no existían tales fuerzas en Holanda. Al pos- es incompatible con informar de lo que sucedió exacta-
tular esta tesis, me puedo poner a intentar verificar 1& m~n.te y, de. hec~o, a no ser que hagan eso, no están es-
presencia de esas fuerzas en Francia y su ausencia en cnble.ndo historia en absoluto. Ciertamente, historiado-
Holanda. Una vez más se da aquí un equivalente psíco- rc:s diferentes, con objetivos y convencimientos morales
analítico. Podría decir que la significación de que x se diferentes, podrían escribir historias diferentes. Pero, a
hubiera casado con una mujer mayor es que estaba pesar de ello, cada uno podría estar escribiendo precisa-
tratando de sustituir a su madre. Se podría decir entono mente lo que sucedió, porque estarían escribiendo, a la
ces que una narración significativa es la que relata postre, sobre cosa~ muy di~erentes y la única di~crepan-
acontecimientos, o conjuntos de acontecimientos, rela- c!a entre ello.s sena una discrepancía moral, al ser dís-
cionados de esa manera. Por otro lado, no es difícil ad- !lDtOSlos objetos de sus narraciones. Por otro lado, si
vertir en qué consistiría una pura narración. Por ejem- mt~tan con~r la misma historia y los relatos difieren,
plo, supóngase que A es significativo de un conjunto de su díscrepancía no es sólo moral, sino también fáctica.
90 HISTORIA Y NARRACIÓN HISTORIA Y CRÓNICA 91
Sin embargo, en este caso, una o varias n~rraciones se- de lo que ocurrió. Porque una descripción fáctica plus
1,' : rían defectuosas en el único sentido históncamente rele- una ética, constítuíría una explicación más adecuada o
vante, esto es, en no alcanzar a cont?r precisamente l? más completa que una explicación meramente fáctica.
que sucedió. Suponiendo que se corrijan, pueden contí- Por mi parte, creo que la distinción es bastante cla-
nuar discrepando moralmente, pero ésta ya no es ~a ra. Si alguien dijera que algo es un buen ejemplo de
desavenencia históricamente relevante, porque p~dna-? historia, aunque no tuviera ninguna argumentación mo-
discrepar independientemente de la ínformación históri- ral, todo el mundo le entenderla. Ciertamente, no' esta-
ca y, de hecho, si están de acuerdo en t~dos los he~hos, ría diciendo nada intrínsecamente inconsciente. Si díje-
su posterior desacuerdo respecto a las ~teryretaclOn~s ra que es un mal ejemplo de historia porque no contíene
morales es irrelevante sin más para la historia, y la his- ninguna argumentación moral, de hecho no la estaría
toria es irrelevante para el desacuerdo. Lo que no se descalificando, por un criterio normal, para clasificar his-
puede representar como una desavenencia fáctica es irre- torias como mejores o peores. Generalmente no se ¡acep-
levante para la historia, y lo que se puede representar ta como una razón para decir que algo es una' mala
de ese modo sólo puede ser una desavenencia acerca de historia, que sea moralmente neutral, igual que decir
lo que precisamente sucedió. En e~te sentido,' una nar:a- que una razón para calificar a una historia como mala
ción significativa sería una narración pura. más una ID- es que no mencione a Napoleón. Por otro lado, si al-
terpretación moral. Pero es la pura n~acI~n lo..que es guien dijera que algo es una buena historia, .aunque
historia. La interpretación moral es extra-histórica, por no dice lo que sucedió, realmente plantearía, para empe-
lo que el contraste entre una narración pura y una signi- zar, la cuestión de por qué denominarla historia. Decir
ficativa no es un contraste dentro de la historia, sino en- que es una buena historia porque dice lo que sucedió es
tre la historia y algo más. . . hacer un razonamiento normal y corriente para llamar,
Por supuesto, alguien puede argumentar que la dIS- a un ejemplo de historia, buena, mientras que decir, final-
tinción entre las creencias y las actitudes no es clara. He mente, que algo es una buena pieza de historia, aunque
de responder que, en la misma medida, la distinción en- cuenta lo que sucedió, es lo mismo que decir algo rayano
tre narraciones puras y significativas no es clara. De en la ininteligibilidad. Pero afirmar que se trata de una
forma parecida, si alguien arguyera que es imposible de- buena historia, aunque contiene consideraciones morales,
cir lo que sucedió sin hacer un juicio moral u otro, como es bastante inteligible. Significa que las consideraciones
consecuencia del mismo lenguaje que empleamos, en- morales no han interferido a la hora de satisfacer los
tonces no existirían puras narraciones, ni podría haber- criterios de una buena historia. Así pues, podemos olvi-
las, por lo que la distinción es inexiste:nte. Por .contra, darnos del sentido a, mi opinión.
si alguien quisiera argüir que los predicados éticos ':0 b) He estado manteniendo la opinión de que las na-
son expresiones de actitudes, sino que describen propie- rraciones pueden ser consideradas como clases de teo-
dades reales de las cosas y los acontecimientos, y que rías, capaces de fundamentar y de introducir. mediante
cualquier descripción que no haga uso de e~os resulta su agrupación en ciertas formas, una cierta el•• de or-
incompleta, entonces podríamos establecer, CIertamente, den y estructura en los acontecimientos. Asi concebida,
una diferencia entre las narraciones puras y las signifi- una narración está, con todo, localizada con respecto .1
cativas. Una narración significativa tendría éxito donde espacio y el tiempo, constituye una respuesta a una
fracasaría una pura, esto es, en informar precisamente pregunta histórica y, de acuerdo con ello, •• la ha de
92 HISTORIA Y NARRACIÓN HISTORIA Y CRÓNICA 93

distinguir de una teoría general, que no se encuentra relaciona esos acontecimientos. Denominemos a esas
localizada de ese modo y, por lo tanto, no constituye nin- N-s y N-p respectivamente. Ahora bien, e.x
guna respuesta a una pregunta histórica. El sentido b de i, N-p es una narración. De acuerdo con ello,
«significativa» tiene aplicación a la narración escrita es- satisfacer algunas condiciones más que nuestro
pecíficamente para ilustrar o confirmar alguna teoría no narrativo, S. Esto significa que al menos
general que, por sí misma, no constituye una respuesta de los últimos acontecimientos mencionados en
a una pregunta histórica, sino más bien a una cuestión ha de ser significativo' con respecto a alguno de
científica, o a una clase de ellas. Ciertamente, podría ha- primeros, esto es, estos últimos acontecimientos
berse escrito la misma narración, ya el investigador tu- la significación de los primeros en el senti-
viera en mente su objetivo posterior o no. Como narra-
de que son sus consecuencias. Si sucede que, sin
ción, se la podría juzgar de forma completamente inde-
ningun acontecimiento descrito por N-p, so-
pendiente de si sirve o deja de servir a cualquier tarea
extracientífica para la que haya sido pensada. Diría en- ,. .
capaces de responder la la cuestión de cuál es la
J
, ,
'1
~II.I~
tonces que la ilustración o la confirmación de una teo- ,',significación de ese acontecimiento, cuando se inquiere
1 "'I,iill':.
MOl ría general no es una tarea histórica, y preguntas como {(.decualquier acontecimiento de N-p, entonces es que N-p
«¿Es una buena ilustración?» o «¿Confirma la teoría T?» , -'!J,:no
es una narración. De acuerdo con ello, cualquier na-
no son respuestas a. cuestiones históricas, aunque la '~rración ha de detallar algunas consecuencias de algunos
narración misma no conseguirá ciertamente hacer esas .acontecimientos, y la diferencia entre N-p y N-s es sólo
cosas si no consigue ser una respuesta a la cuestión his- 'una diferencia de grado. A la vista de esto, es difícil ad-
tórica apropiada. Por consiguiente, si no consigue satis- wertir por qué N-s se habría de caracterizar de forma
facer las mínimas exigencias históricas, difícilmente pue- 'diferente, si se puede decir que N-p informa de lo que
de hacer un trabajo de orden superior (o diferente). En precisamente ocurrió. Puede informar más de lo que pre-
modo alguno tenernos aquí dos clases distintas de na- cisamente ocurrió, de lo que lo hace N-p, pero esto no es
:!'"
til~,,;
rraciones, sino solamente una clase, aunque a veces se lo mismo que hacer más que informar de lo que preci-
!L le dé un uso no histórico. La relación entre una narra- samente ocurrió. Por otro lado, si N-p no consigue in-
formar de lo que precisamente ocurrió porque detalla
"1 •• "

ción y una teoría general se puede entender provecho-


samente como similar a la relación que existe entre una algunas consecuencias de algunos acontecimientos, en-
narración y una tesis u objetivo moral. Haré más ade- tonces resulta difícil ver cómo puede una narración in-
lante algunas observaciones adicionales sobre esta rela- formar precisamente de lo que ocurrió. De acuerdo con
ción, pero, por el momento, en mi opinión, podemos esto, el pretendido contraste no se daría entre clases de
considerar el sentido b como irrelevante para cualquier narraciones. Por el sentido e de «sígníficatívo», pues, cual-
distinción en el seno de la historia y como inútil para quier narración es significativa. Pero entonces, si una
proporcionarnos una distinción conveniente entre las na- narración ha de describir precisamente lo que ocurrió,
rraciones puras y las significativas. en cualquier sentido que sea aceptable, y otra no, e,nton-
c) Supóngase que la diferencia entre una pura na- ces ésta, en la medida en que no consigue describir pre-
rración y una significativa consiste en el hecho de que cisamente lo que ocurrió, queda descalificada como his-
esta última detalla las consecuencias de algún conjunto toria. De lo cual se sigue que cualquier narración en
de acontecimientos, mientras que la primera simplemen- historia es una pura narración. Por lo que cualquier
94 HISTORIA Y NARRACIÓN HISTORIA Y CRÓNICA 95
narración histórica es pura o significativa, indiferente- embargo, en la medida en que los historiadores descri-
mente. ben lo que sucedió por medio de narraciones se en-
d) Podemos tratar con brevedad de d. Supóngase .cuentran implicados en algo que se podría denominar
que tenemos una laguna en una narración N-p y que, por «dar una interpretacíón», puesto que la narración mis-
carencia de evidencia documental disponible, somos in- ma es una forma de organizar las cosas y, por ello,
capaces de rellenarla, excepto recurriendo a alguna clase «va más allá. de lo dado. Presumiblemente, existen pro-
de evidencia conceptual. Por ejemplo, sabemos que su- blemas que surgen en relación con la conexión semánti-
cedieron A-l y A-3, Y pensamos que están conectados, ca entre las narraciones y «la historia-como-actualidad.
pero no sabemos cuál es la relación. Obsérvese que, en y las condiciones de verdad de las narraciones tienden
este caso, la laguna es relativa a la organización de la a ser com~leja~. Pero, en la medida en que se trata del gé-
narración. Postulemos un acontecimiento A-2.Ahora bien, nero, la histona. es de un~ pieza, como dígo, Cualquier
más tarde se descubre un fragmento revelador de evi- clase de narracíón, suponiendo que hubiera clases de
dencia, sobre cuya base podemos rellenar esta laguna narraciones, requeriría y supondría criterios de relevan-
y, por así decirlo, cerrar la narración. Nuestra nueva cia de acuerdo con los cuales se incluirían y excluirían
narración tiene éxito donde N-p fracasó, ésto es, en in- cosa~. Esto significa, en mi opinión, que la relación
formar precisamente de lo que ocurrió. En general, esto máximamente detallada, el duplicado ideal de «la histo-
es lo que nos permite hacer el descubrimiento de algo ria-como-actualidad» no sería una narración
con una significación reveladora. Al revelar algo que an- El profesor Walsh ha
argüido, en un Iugar," que exis-
tes no conocíamos, o que sólo sospechábamos, nos per- te una diferencia entre establecer un hecho y establecer
mite informar de lo que sucedió más precisamente de lo ~~ conexión entre hechos; que estas dos clases de ac-
que hubiéramos sido capaces sin tal descubrimiento. Así tívídad se encuentran claramente en diferentes niveles.
pues, la significación reveladora no afecta a la distinción Supongo que se podría decir que la noción de hecho no
requerida. es clara, pero que dos cosas estén conectadas es un
Por estas razones, me parece adecuado decir que no hecho al fin y al cabo. No obstante, se podría argumen-
existen dos clases de narraciones en la historia, o por t~r q";le existen niveles de hechos. Establecer que suce-
lo menos dos clases de la naturaleza que hemos estado dió Al y establecer luego que sucedió Aj es hacer algo
~::: discutiendo aquí. Cualquiera que sea la vaguedad de la que se puede distinguir filosóficamente de establecer una
"""",,,
caracterziación de Ranke, y por muy injustificables que conexión entre Ai y Aj. Voy a hacer algunos comentarios
sean las interpretaciones que hayan proporcionado sus sobre el particular.
críticos hostiles, resulta una caracterización admirable . 1. Realmente es cierto que, en la práctica históríca,
de lo que pretenden los historiadores. De hecho, puedo eXIst~ algo que :s .establecer como hecho que sucedió
considerarla como una enunciación alternativa de lo que un .CIerto ac~nteclmIento. La medida en que esto se pue-
he denominado el objetivo histórico mínimo.' * ..Sin de hacer SIn haber establecido conexiones entra ese
. 21.. W'. H. Walsh, «"Plain" and Significant "Sígnifícant= lf'arra-
En el capítulo 11, cA minimal Characterization of Hístory»,
5*. tlves m HIst?ry., Journal oi Philosophy, LVIII, 1958, págs. 479-4M.
Danto ha afirmado que el dar descripciones verdaderas sobre los Es una réplica a un trabajo mío, «Mere Chronicle and History
acontecimientos pasados es el objetivo mínimo que define el Proper», /ournal.ol Philosophy, L, 1953, págs. 173-182. A su vez,
quehacer de todo historiador. [Ed.] 6ste es una .versIón previa de parte de este capitulo.
96 HISTORIA Y NARRACIÓN HISTORIA Y CRÓNICA 97

acontecimiento y otros del pasado es algo difícil de de- mesa de mi despacho, y también es verdadera que es
terminar, y me inclinaría a creer que en absoluto es algo .·.Iamáquina con la que escribí una carta hace cinco días.
que se pueda hacer. No obstante, pasaremos esto por El establecimiento de algunas descripciones de cosas o
alto, porque alguien podría estar interesado solamente acontecimientos exige que establezcamos conexiones en-
en establecer, por ejemplo, que un cuadro fue pintado en tre ellos y otras cosas o acontecimientos. Por ejemplo,
una determinada fecha, sin estar interesado en con- las siguientes son descripciones del mismo aconteci-
tar ninguna historia. Supóngase que el historiador esta- miento:
blece que la pintura fue realizada en 1817 y publica un
trabajo que lo demuestra. El trabajo puede no ser una 0-1 Jones encendió una cerilla.
narración, aunque sin duda se supondría alguna narra- 0-2 Jones reveló la posición de su pelotón al enemi-
ción, aunque el hecho nuevamente establecido pudiera go, destruyendo involuntariamente la ventaja táctica de
entrar a formar parte finalmente de una narración. De la que disfrutaban.
todos modos, si el trabajo no es una narración, no es /
una narración pura. El historiador ha respondido real- No se puede establecer D-2 sin establecer un comple-
i.·;:
I.~I'.'."
mente a una pregunta histórica. Ha hecho una afirma- to conjunto de conexiones con otros acontecimientos,
I, ".'
ción verdadera sobre el pasado. No obstante, lo que ha y algunas de esas conexiones se extienden en el tiempo.
í:.'...; hecho no se puede entender como el establecimiento de 4. Se puede estar de acuerdo en que todas las na-
i' una narración; y contrastar su trabajo con el de los his- 'rraciones conectan acontecimientos. Pero, se puede de-
toriadores que escriben narraciones no equivale a hacer cir, hacen algo más que eso. Explican, además de decir
un contraste entre clases de narraciones. Lo único que precisamente lo que ocurrió. Esta es la diferencia entre
me ha interesado es si existen clases de narraciones las puras narraciones y las significativas. El problema
que se puedan contrastar. con esta sugerencia es que ignora la medida en que una
2. ¿ Cómo escribir una narración sin establecer co- narración es ya una forma de explicación. Puede ser im-
nexiones entre los acontecimientos? Contrastar una re- portante contrastar las narraciones con otras formas de
lación que conecta acontecimientos con una relación que explicación, pero no es éste el contraste que se pide. Una
no lo hace, difícilmente es contrastar una narración con narración describe y explica a la vez.
otra, sino más bien una narración con algo completa- 5. Existen descripciones del pasado aparte de las na-
mente diferente, algo como S. rrativas. Por supuesto, esto no ayuda a establecer la dis-
3. En ocasiones tenernos una tendencia humana a tinción, pero suscita algunas cuestiones interesantes. Me
concebir los acontecimientos como discretos y macizos, ocuparé sólo de la siguiente cuestión. Por definición, las
como bolas, y a concebir las conexiones entre los acon- narraciones dejan cosas fuera. Sin embargo, si no se uti-
tecimientos como si no consistieran en bolas interme- lizara la forma narrativa, se podría dar una completa
diarias. En lo que quiero insistir es en que no toda des- descripción, idealmente supuesta como el objetivo' de la
cripción verdadera de un acontecimiento se puede hacer historia, y realizar así el enunciado idealmente situado
únicamente mediante predicados monádicos. Sucede algo en el extremo inferior del rango de enunciados determi-
parecido con respecto a la descripción de las cosas. Es nados por una pregunta histórica. Pero diré que no se
una descripción verdadera de mi máquina de escribir, puede dar una descripción completa de ningún aconte-
que es negra; igualmente es verdadera que está en la cimiento que no haga uso de narraciones. Describir com-
98 HISTORIA Y NARRACiÓN

pletamente un acontecimiento es situarlo en todas las 3. ORACIONES NARRATIVAS


I historias correctas yeso no se puede hacer. No podemos,
porque somos temporalmente provincianos respecto al
futuro. No podemos, por las mismas razones que no po-
demos realizar una filosofía especulativa de la historia.
La descripción completa presupone pues una organiza-
ción narrativa, y la organización narrativa es algo que
nosotros hacemos. No solamente eso, sino que la impo- En este capítulo pretendo aislar y analizar una clase
sición de una organización narrativa nos aboca lógica- de oraciones que, en mi opinión, se presenta de la for-
mente a un factor inex.pugnablemente subjetivo. Existe ma más típica en los escritos históricos, aunque apare-
un elemento de pura arbitrariedad. Organizamos los acon- cen en narraciones de todas clases e incluso pueden for-
tecimientos en relación a otros acontecimientos que en- mar parte, de una forma natural, del habla corriente.
contramos significativos, en un sentido que no hemos Lás denominaré «oraciones narrativas». Su característica
tocado aquí. Es un sentido de significación común, no más general es que se refieren a dos acontecimientos, al
obstante, a todas las narraciones, y está determinado por menos, separados temporalmente, aunque sólo describen
los intereses temáticos de este o aquel ser humano. En (versan sobre) el primer acontecimiento al que se refieren.
consecuencia, los relativistas tienen razón. Trataré de ,Generalmente están en tiempo pasado y, de hecho, resul-
mostrarlo seguidamente. taría absurdo, por razones que ya consideraré, que estuvie-
ran en cualquier otro tiempo. El hecho de que estas
oraciones puedan, en alguna medida, constituir una ca-
racterística estilística diferenciadora de los escritos na-
rrativos, tiene menos interés que el hecho de que su
utilización sugiera una característica diferenciadora del
.
conocimiento histórico. Pero, incluso esto , me resulta me-
nos Interesante que el hecho de que las oraciones narra-
tivas representen una ocasión para discutir, de una for-
ma ~istemá~ica, ~uchos de los problemas filosóficos que
suscita la histor-ia, y cuya resolución es tarea de la filo-
sofía de la historia. De hecho, las introduciré en el con-
texto de algunos de estos problemas. Mi tesis es que las
oraciones narrativas están relacionadas de un modo tan
particular con nuestro concepto de historia, que su aná-
lisis ha de indicar cuáles son algunos de los principales
caracteres de ese concepto. Además, ayudan a II},ostrar
por qué la respuesta adecuada a la aburrida pregunta
e¿ E.s la historia una cíencía P» es .Ninguna de ellas».
100 HISTORIA Y NARRACIÓN ORACIONES NARRATIVAS 101

Peirce escribió a Lady Welby: «Nuestra idea del que César o bien existiría o no, y que una de las
pasado es precisamente la idea de aquello que está ab- .dos afimaciones habría de ser verdadera. Si se puede in-
solutamente determinado, fijado, fait accompli, y muerto, ,vocar el Principio para esta cuestión -futura, ¿por qué
frente al cual el futuro está vivo, es plástico y por de- no para cualquiera? No obstante, ¿qué podría signifi-
terminar».' Ciertamente, eso es lo que pensarnos la ma- car el nombre «César» para esa persona, de qué clase de
yoría de nosotros. Pero ¿podríamos tener una opinión cosa estaría afirmando que existiría o no? Bien, he su-
diferente? Por diversas razones, algunos. han mantenido puesto que todo lo que nosotros sabernos es que existió.
que el futuro se encuentra tan fijado y determinado Sin duda, esto no es realista. Pero, desprovéase de con-
como el pasado. Supóngase que todo lo que conocernos tenido una descripción a voluntad, ¿qué impediría a un
de César es que existió. No sabernos si estuvo o no en hablante del siglo v a.C. decir que alguien correspon-
un lugar determinado, por ejemplo Inglaterra. No obs- diente precisamente a esa descripción existiría o no?
tante, podríamos apelar a una venerable noción, el Prin- Si hubiera hablado de ese modo, ¿por qué no habría de
cipio del Tercio Excluso y decir que, o /bien estuvo allí, garantizar el Principio, al menos, que esa descripción, o
o bien no estuvo, y que al menos es verdad una de estas su negación, habría de ser verdadera? ¿O sólo se da esto
alternativas. ¿Por qué no podría haber Invocado alguien para el pasado? Después de todo, existen cuatro posibi-
en el siglo v a. C. el mismo principio para argüir que, o lidades, incluyendo la posibilidad de que el futuro esté
bien César habría de estar en Inglaterra, o bien no ha: determinado y el pasado «vivo, plástico y por determi-
bría de estar? Quizá porque nadie, entonces, podía haber nar». ¿Por qué nuestras «ideas» del pasado y del futuro
•••l conocido que César existiría de la forma en que noso-
•••• se corresponden sólo con la posibilidad descrita por Peir-
!",'"
.
tros conocernos que existió. Con todo, podría haber dí- ce? Y, suponiendo que esa sea nuestra idea, sigue exis-
1. Irwin Lieb (comp.), Charles S. Peirce's Letters to Lady
tiendo la cuestión de por qué .
Welby, New Haven, Whitlock's, 1953, pág. 9. Peirce afirma esto Nuestra tendencia natural, hoy día, es la de decir que
en medio de una discusión sobre su teoría de las Categorías. Es se trata de una cuestión de definición. Sin embargo, con-
bastante complicada, pero también da en passant una explica- sidérese la loca fantasía de que todo el curso de la his-
ción de la clase de razones que han de haber llevado a Kant a toria retrocediera súbitamente, como una película yendo
la concepción de que el Tiempo es «sólo una forma de la sen-
.
'"'
1'"
sibilidad interna». No queda claro por el contexto si la afirmación
es hecha por Peirce o imputada a Kant por él, o si supone que
hacia atrás. Tras un tiempo, se oiría el sonido «zul al
esagáH» y la oscuridad cubriría una vez más las aguas .
t,",

Kant la suscribió implícitamente, Aparece en el seno de una El futuro sería entonces el reflejo exacto del pasado, y
enrevesada e inconsistente discusión, pero no estoy examinando habría una regla mediante la cual se podría encontrar
las concepciones de Peirce como tales, sino solamente usando sus
afirmaciones como representativas de puntos de vista ampliamen- una oración sobre el futuro exactamente correspondien-
te compartidos. Véase «[La gente] .,. tiene imágenes muy dife- te a cada oración verdadera sobre el pasado. En ese caso,
rentes del pasado y del futuro. El pasado se concibe como si estu- el futuro quedaría exactamente equiparado con el pasa-
viera "ahí", fijo, inalterable, indeleblemente registrado en los do en cuanto a determinación. Ciertamente, no nos po-
anales del tiempo, seamos capaces o no de descifrarlos. Por otro demos poner nosotros mismos en esta representacíóa: na-
lado el futuro es considerado no solamente como en su mayor
part~ desconocido, sino como indeterminado en buena medida ... die podría saber que lo que estuviera sucediendo fuera
Así se piensa que el futuro está abierto, mientras que el pasado la inversión de la historia, porque la simetría queda-
está cerrado», A. J. Ayer, The Problem 01 Knowledge, Londres. ría destruida. Quizá lo que querernos decir con la inde-
MacMillan, 1956,pág. 188. terminación del futuro es que nos podemos poner en la
102 HISTORIA Y NARRACIÓN
ORACIONES NARRATIVAS 103

representación, nos queda espacio en ella. Pero, por lo cío Excluso I Puesto que no existe nada a lo que preten-
que a esto respecta, podemos ponernos, por lo menos didamente se refieran las oraciones sobre el futuro, no
con la imaginación, en el pasado, como en Un yanki en se ~lantea la cuestión de su verdad o falsedad.' O podria
la Corte del Rey Arturo. Por supuesto, no hay sitio, de decirse: el pasado ha sido construido, pero no así el fu..
hecho, en la Corte del Rey Arturo para extraños del si- turo, y hacer así una ingeniosa extensión del Intuicionis-
glo veinte. Sin embargo, tampoco habría sitio en el co- mo para prescindir de ese molesto Principio! Por su-
rrespondiente segmento del futuro en el que la historia puesto, difícilmente servirá decir que nuestra idea del
se podría invertir. Nadie afirma que la historia lo hará, pasado es sobre algo existente, y que nuestra idea del fu-
pero que no lo haga no es una cuestión de definici6n. turo. lo es de algo que no existe. Si es que es algo, nues-
Digamos que tenemos una certeza empírica de que el tra Idea del pasado es la de algo que ha existido, míen-
futuro no será la imagen del pasado. ¿A qué se parecerá tr~s .que nuestra idea del futuro es la de algo que
entonces el futuro? Se puede aventurar una cosa u otra, existirá. Muy pocas personas creen que existe el pasado.
/ Pero algunos filósofos muy buenos han pensado eso.
pero en contraste con nuestro conocimiento de lo que
r;:.
ha sucedido, en realidad, no estamos seguros con respec- C. D.. Broad escribió: 5 «Me parece que, una vez que ha .
1...•
t;,,·
to a lo que sucederá. ¿Es posible que sea esto lo que se sucedido, un acontecimie~to, existe eternamente». por_ji
-,,' ,

~,'. ,
quiere decir con que el pasado es determinado y que el que, segun argumenta, ciertamente podemos decir de
~'" '\

futuro está por determinar? ¿Que nuestra «idea» no se una forma significativa que un cierto acontecimiento, ha ~ ¡

basa en ninguna definición de pasado o de futuro, sino


de nuestro conocimiento de cada uno? Entonces, la afir- 3: Por supuesto, estoy aludiendo a P. F. Strawson, .On Re-
10,.",>
mación de Peirce es falsa. Siempre estamos revisando ferrmg», Mind (1950), reimpreso en A. F1ew (comp.), Essays in
nuestras creencias sobre el pasado, y suponerlo «fijado» ConceptuD;l Analysis, Londres, MacMillan, 1965. No puedo acepo
t~ la tesís general. de Strawson -véase mi cA Note on Expres-
sería desleal al espíritu de la investigación histórica. En s~ons of the Referríng Sort», Mind (1958). Por lo que su aplica-
" principio, cualquier creencia sobre el pasado es suscep-
11>" ~,
cíén a referencias a pretendidas ocasiones futuras habría de
tible de revisión, quizá de la misma manera que cual- argumentarse de modo independiente. Todo el inconveniente
quier creencia acerca del futuro. En realidad, a veces proc~de de la concepción de que la verdad o falsedad de una
oración O es independiente del tiempo en que se profiere O.
tenemos más certeza acerca del futuro que del pasado. Strawson ha de argumentar que las oraciones como tales nunca
En un momento determinado tengo más certeza acerca son ni verdaderas ni !alsas, sino sólo los enunciados; y que ~tos
de dónde caerá una piña que acerca de dónde cayó. La sean verdaderos o falsos depende en gran medida del momento
diferencia, todo lo más, es de grado. en que son afirmados. Pero si consideramos las oraciones sin la
a~ecuada información temporal como incompletas, podemos con-
Peirce también escribió: «Lo existente se encuentra síderar entonces las oraciones cuando se completen apropiada-
determinado en todos sus aspectoss.' Posiblemente lo que mente como verdaderas independientemente del momento de
queramos entonces sea una especie de interpretación su. proferen~ia. Lo cual no resuelve ninguno de los problemas
ontológica de su original afirmación. Si no está determi- epistemolégícos que estamos tratando. .'
nado, el futuro no existe. Pero si ha de funcionar el . 4: Véase la elemental discusión de esto en A. Heytln',J"ttd-
contraste, ha de existir el pasado, se entienda como se
ttonism: A,;, Introduction, Amsterdam, North Holland Ca., 1956,
p~g. 1 y sigs. Heytin excluirla de forma justificada mi .a~
entienda. ¡Incluso se puede ignorar el Principio del Ter- slón» como «metaffsica».
5. C. D. Broad, Th« Mlnd a"d fu Plao« fn Natwrc LoDdNI
2. C. 8. Peírce, loe. cit., pás. 9. Kegan Paul, Trench, Trubner, 1925,pig. 252. ' ,
104 HISTORIA Y NARRACIÓN ORACIONES NARRATIVAS 105

pasado, esto es, que está en una cierta relación temporal se pueden fechar, pero no medir temporalmente.' Pode-
con algún otro acontecimiento. Pero, si no existió, la re- mos fechar y cronometrar al mismo tiempo aconteci-
lación se viene abajo por falta de un término y sería ab- mientos como los relámpagos. Hablamos de la Revolu-
surda nuestra afirmación sobre ella. De forma que todos ción Francesa o de la Guerra Civil como acontecimientos
esos acontecimientos han de constituir «una parte per- importantes en la historia de Francia y de América res-
manente del universo»," Esta parece, en realidad, una ar- pectivamente, y se miden mejor con el calendario que
gumentación demasiado débil como para fundamentar con el reloj, suponiendo que exista acuerdo sobre el mo-
una consecuencia tan amplia y, de forma igualmente con- mento en que empezaron. La fidelidad al uso común
sistente, podríamos argumentar, mutatis mutandis, que, nos exige, pues, concebir los acontecimientos como de
si podemos decir significativamente que un cierto acon- duración variable, siendo la única alternativa la de decí-
tecimiento es futuro, ese acontecimiento ha de existir dir arbitrariamente que un acontecimiento tiene una du-
ración exacta. pongamos tres minutos," Pero si seguirnos
eternamente, o/ carecen de sentido todos los enunciados
el uso común, podemos vernos obligados a decir que A,
acerca del futuro. Pero, supongamos que Broad tiene ra-
aunque pueda tener coetáneos. podría no tener, no obs-
zón y construyamos un modelo metafísico que satisfaga
tante, coevos precisos, de tal forma que una línea per-
nuestra idea sobre el pasado y el futuro que parece re-
pendicular a la dirección del tiempo, en el límite ante-
querir esta interpretación del enunciado de Peirce. La
rior de A, no se cruzarla concebiblemente con el tér-
característica importante de este modelo es la fijeza del
mino anterior de ninguno de los coetáneos de A. No obs-
pasado. Obsérvese que este excurso metafísico no expli-
tante, esto tiene consecuencias nefastas para la parte de
ca por qué tenernos la idea de que el pasado está fijado
nuestro modelo en que se apilan los acontecimientos,
y el futuro es fluido. Sólo muestra a qué se debe pare-
capa tras capa, de una manera ordenada, a partir del
cer el mundo si nuestra idea ha de ser verdadera.
presente. Porque supóngase que A ha entrado completa-
Este «modelo» define los acontecimientos como enti-
mente en el pasado, mientras que su coetáneo A' sólo lo
dades que se extienden temporalmente en un Universo
ha alcanzado parcialmente, habiendo de desarrollarse
que se desarrolla en el tiempo, una opinión concebiblemen-
aún en parte. Se puede preguntar uno entonces dónde
te legítima. Lo que no es en absoluto legítimo en el mo-
está el resto de A' cuando esa parte que se sobrepone a
delo es esa parte que sugiere que A y sus coetáneos son
A está en el pasado. De alguna forma se produce un sen-
exactamente coevos, teniendo todos la misma cantidad
de densidad temporal y límites coincidentes. La utiliza-
7. Gílbert Ryle, Th4 Conc,pt of Mind, págs. 301-304y passim.
ción corriente del término «acontecimiento» es bastan- 8. Por ejemplo, Bertrand Russell, The Analysis uf Matter,
te caótica y es probable que se aplique a sucesos de Londres, Kegan ,Paul, Trench, Trubner, 1927, pág, 294. «... Nin-
duración variable, incluso de duración cero. Por ejemplo, gún acontecimiento dura más de unos pocos segundos como mu-
avistar un petirrojo quizá sea un acontecimiento impor- cho.s Por «acontecimiento. Russell entiende un componente de
un objeto que tlene una estructura física. Por otro lado. ·«llamar
tante en la mañana de un observador de pájaros. Pero a la batalla de Waterloo un acontecimiento es una cuestión ter-
ese acontecimiento podría clasificarse en lo que Ryle ha minológica» (pAg. 293). Pero véase M. Mandelbaum, The problem
denominado «consecuciones» que. según su expresión, of Historical Knowledge, Nueva York, Liveringht, 1938,pág. 254
Y passlm: Mandelbaum considera la Reforma como un aconteci-
miento. Introducir' mú adelante el término «estructura tem-
6. Ibid. poral», para acontecimientos de mayor magnitud.

,,'
106 ' HISTOIUA Y NARRACIÓN ORACIONES NARRATIVAS 107

tido de incomodidad cuando se concíbe así, como si fue- Mediante una descripción completa de un aconteci-
ra un IUSaDO a medio salir de un montón de basura. miento A, quiero decir un conjunto de oraciones que,
Ciertamente, podemos decir que esa parte que no está en en conjunto, formulan absolutamente todo lo que su-
el puado est' en el futuro, pasando A' de un lado al cedió en A. Como la secuencia de lo sucedido es im-
otro. Pero supóngase ahora que A' se imbrica con A y con portante, querernos que ese orden quede reflejado en
A", aunque ninguno de ellos se imbrica entre sí. Enton- la descripción completa por una u otra clase de meca-
ces, cuando A se encuentra completamente en el pasado, nismo. De hecho, una descripción completa será una re-
A" está completamente en el futuro. Pero entonces, des- lación preservadora del orden de todo lo sucedido. Como
pués de todo, el futuro existe, y el contraste deseado en- tal descripción, una descripción completa guarda un cier-
tre la determinación del pasado y la indeterminación del to parecido con un mapa: existe un isomorfismo entre
futuro se deshace. No, habremos de decir que el resto la descripción completa y el acontecimiento del que es
de A' no existe. Pero supóngase que el «resto» de A' no verdadera. Ahora bien, con los mapas existen dos tipos
sucede. Bien, entonces el pasado ha de contener frag- de problemas. En prímer/Iugar, existen cosas en el terri-
mentos de acontecimientos y acontecimientos. Con ese torio descrito que no se designan en el mapa, de forma
añadido cojo, podemos continuar empleando el modelo que, por lo general, los mapas son incompletos y no du-
para lo que sirva. plican de forma exacta el territorio," En segundo lugar,
He de admitir que no sirve para mucho. Por una par- los mapas periclitan porque los territorios cambian: las
te, el futuro es tratado descuidadamente. Pero, sea como costas se desgastan, se 'destruyen ciudades y surgen otras'
sea, «allf», en el pasado, se sítúan todos los aconteci- nuevas, se trazan nuevas fronteras como consecuencia
mientos que han sucedido alguna vez, como imágenes de guerras y de tratados," Este segundo problema no se
congeladas. Se muestra el orden de su ocurrencia, se so- plantea en las descripciones completas de los aconteci-
breponen (porque tienen diferentes tamaños) y se interpe- mientos pasados, en la medida en que el pasado no cam-
netran (porque un acontecimiento A puede tener a otro bia. Pero tampoco es preciso entonces que se plantee el
A' como parte de si mismo). Y lo que es más importan- primero. Podemos imaginar una descripción que sea real-
te, no pueden cambiar, ni puede cambiar el orden que mente una descripción completa, que lo diga todo y sea
guardan, ni puede el pasado adquirir nuevos contenidos,
excepto en su extremo. No resulta claro, sin embargo, 10. Tengo en cuenta el hecho de que es importante que los
mapas sean incompletos. cPorque cuando nuestro mapa se hace
por qué no pueden cambiar. Pero tiene que haber razo- tan grande y el mismo en todos los demás aspectos que el terri-
nes muy fuertes, porque, de acuerdo con una vieja tra- torio que figura -yen realidad mucho antes de que se alcance
dición, ni siquiera Dios puede deshacer lo que ha sido este estado de cosas- se abandonan ya los objetivos del mapa.
hecho: «Niente diminisce la sua omnipotenza il dire che No existe nada parecido a un mapa no resumido; porque resumir
es algo intrínseco en la realización de mapas .•, Nelson Goodman,
Iddio non puo [are che il falto non sia iattos? Pero de- , «The Revision of Philosophy», en Sidney Hook (comp.), Am'rfccm
jaré por el momento el problema, volviendo sobre la Philosophers at Work, Nueva York, Criterion Books, 1956, pil.
cuestión de la descripción de nuestro pasado inerte. 84. Por supuesto ese mapa no es una ~plica exacta: aJa.
te tanta diferencia entre un acontecimiento y tu dawipcl6D
como entre Pittlburl y un punto. Ea m'" el uso que ba;y Q,\II
hacer de mi «mapa. requiere la completud.
9. Gallleo Galilei, Dialogo $Opr4 i due massimi sistemi del 11. No pretendo IUprir que "tal IOD 101 anlcM problemu
mondo, en Oper" Florence, Edi. Maz., 1929-1939, VII pág. 129. que tlenen 101 mapu.
108 . HISTORIA Y NARRACIÓN ORACIONES NARRATIVAS . 109

perfectamente isomórfica con un acontecimiento. Una lo que querremos distinguir una modificación correcta
descripción así será entonces definitiva: muestra el acon- de una relación histórica. En esta concepción, consistí-
tecimiento wie es eigentlich gewesen ist. Se puede supo- rá en ponerla en línea con la C~l;Esa modificaciónpodrá
ner entonces que se juntan todos los mapas de los acon- tomar entonces tres fonnas como máximo: (a) añadimos
tecimientos, para constituir un (en realidad el) mapa de oraciones que aparecen en la C.I., pero no en la relación
todo el pasado. Este mapa global cambia entonces sólo del historiador; (b) eliminamos oraciones que aparecen
en la medida en que el pasado mismo cambia: se aña- en la relación del historiador, pero no en la C.I.; (e) in-
de a medida que progresa el límite. Poco importa enton- tercambiamos las posiciones de todas las oraciones res-
ces si hablamos del pasado o de su completa descrip- tantes de la relación del historiador, para que coincidan
ción. con las posiciones de las oraciones correspondientes de
Quiero introducir ahora un Cronista Ideal en mi la C.1. Mediante aplicaciones repetidas de estas tres re-
representación. Sabe todo lo que sucede en el momento glas de rectificación, obtenemos finalmente una versión
que sucede, incluso en las mentes ajenas. Asimismo tie- corregida de la relación original. De hecho, habría de
ne el don de la transcripción instantánea: cualquier cosa constituir un duplicado exacto de la parte apropiada
que sucede a lo largo de todo el borde progresivo del de la C.1. -"
pasado es consignada por él, tal como sucede, en la for- Esta es precisamente la clase de cosa que podría hacer'
ma en que sucede. Denominaré la relación progresiva una máquina. Quizás incluso se podría dar a una máquina
resultante Crónica Ideal (de ahora en adelante C.I.). Una el trabajo del Cronista Ideal. El único lugar, entonces, en
v~~que A se encuentra a salvo en el pasado, su descrip- que es necesario el trabajo meramente humano es en la
clan completa se encuentra en la C.l. Podemos concebir construcción de «una relación no corregida». Por supues-
entonces las diferentes partes de la C.l. como relaciones to, esto es preciso hacerlo con los viejos métodos, esto
a. las que losh;istoriadores practicantes tratan de apro- es, la recolección de datos, la formulación de hipótesis,
~rsus propias relaciones. la realizacióny comprobación de inferencias y demás. Nun-
. Digamos que cualquier acontecimiento en el pasado ca se está seguro de las relaciones que se construyen de
llene, pues, su descripción completa almacenada en al- esta forma tan pedestre: pueden aparecer nuevos datos,
guna parte en el cielo del historiador. Recuérdese que los nuevos desarrollos científicos pueden posibilitar nuevas
aContecimIentos en el pasado son fijos, fait accompli, y hipótesis, la aparición de un genio puede producir inter-
( muertos. Sólo una modificación en los acontecimientos pretaciones completamente nuevas. se revisan penosamen-
\ podría obligar a una modificación en la C.l. Pero esto te las viejas relaciones y se reemplazan con nuevas,y
\ está excluido. Por lo tanto, la C.1.es necesariamente defi- todo el trabajo que se puso en la primera relación tiene
i nitiva. En contraste, las relaciones reales que ofrecen a como resultado algo ahora obsoleto. Un trabajo ingrato;
\ sus audiencias los historiadores en ejercicio son siempre inacabable. Qué pena que el historiador no tenga en sus
'susceptibles de modificación. Pueden contener oraciones propios archivos una copia certificada de la C.l., con la
falsas, pueden tener oraciones verdaderas afirmadas en que confrontar su propia relación, aplicando unas cuan-j
un orden erróneo y son, casi con total seguridad, incom- tas reglas sencillas.
pletas. En ocasiones, datos falsos o interpretaciones erró- Bueno, idémosle la C.I.1 Ahora puede saberlo todo. Sin
neas de datos bona [ide, pueden hacer que nuestros his- embargo, es un reg~lº..eny~nenado.Porque, ¿qué es lo que
toriadores sustituyan oraciones veraderas por falsas, por hace entonces nuestro historiador? Puede trasladarse a
, Hl
ORACIONES NARRATIVAS
HO HISTORIA Y NARRACIÓN

d . a los historiadores? PQr supues-


otro campo de la historia, pero nuestra generosidad no serio. ¿Qué les que eder recelar del favor. Dejemos que
conoce límites: le proporcionamos todas las partes de la to, sencillamente pue en ,n correctos' siempre saldrán
C.1. que quiera. Evidentemente, ya no parece que tenga lo prueben. Si susdmétbodosso refugio en' el escepticis,m,o,
nada que hacer qua historiador, como reunir datos, formu- con bíle..
n O pue en uscar . hi
. dícíal para la práctíca ust óoca
.
lar hipótesis, construir relaciones, etc. Después de todo, pero eso sena tan perJu 1 ueden i norarla. Pero ¿se ,pa-
¿para qué trabajar arduamente construyendo relaciones de , corriente c~mo ~a C.l. ~.P Galaha~, que, dando vueltas
mala calidad, faltas de corrección, cuando se dispone receráel hlstonador a Ir os se da cuenta de
de la relación correcta? Ciertamente, puede que precisa- l
tristemente al <;Yriden~: d~~O:'~o ~ra sino ir tras él?
mente en esa utilización de las viejas prácticas es donde que 10 que quena .esf,u ndo sería algo que resultaría
\ haya que buscar la raison d'étre del historiador. Sin duda Nada de eso: seguir usca . La mosca está en el fras-
alguna, Sir Edmund Hillaryroñabría tomado muy a mal si estar viciado por la m a1afe. ! te en enseñarle la salida.
hubiera descendido una mano del cielo y le hubiera pues- , La t ea del filosofo consis 1 C1
co. ar. lo sí lente: dejémos1e usar a .,
to encima del Everest, como un soldado de juguete. Ha- Lo que sugiero es o sigu .' ific 1 d e un acon-
bría llegado a donde quería llegar, pero nadie lo habría como. haría con cualqui~r re1:~:es~~~~ ~ 1e dirá todo
reconocido como un hito en el montañismo, ni siquiera tecimlento. en que estu~er:l acontecimiento. Esto suena
aunque Sir Edmund hubiera rogado que sucediera algo lo que quiere sa~r ~ r:on lo dicho anteriormente. ¿No
parecido. Porque rogar no es un ejército de capacidad como una cont~~ CCIn leta? Y no he dicho que
deportiva. Y yo digo: peor para el historiador. Tendremos " es la C.I. defimtIvamente corp d' ¿ e la haga errónea
que recordarle que la historia no es un deporte, que la
utilización de todo el aparato crítico siempre ha sido un ~oe~~~;~c:~~e~~ ~~~~ e~s;eJ~;a p~rq~~~u:~t~~S~g~o;:
medio para un fin, a saber, el descubrimiento de la Ver-
, ( dad. Yeso es precisamente lo que le hemos dado. ¿Cuál
. pleta, per~ ~o~plfta en 1;
f~al;:a1 qcapaz de ver todo
dría describir, me u~o un .es l tal domo sucede, en la
( es la diferencia si sus instrumenos historiográficos hubie- ., lo que sucede al mismo tíempo, suficiente. Porque exis-
\ ran resultado ser [aute de mieux? ¿Qué más quiere o pue-
''-._"dequerer? i~~:a e:~:ed:u~:~:ri:~r:n:s~ :; cualquier :ed~n!~~::
Croce formula un desafío parecido a los que conside- to bajo las. cuales :~a~c~~~~~i~::S ~~tfn excluidas ne-
ran que la tarea de la historia es describir el pasado «en por un testigo, y. d 1 C 1 La verdad completa
la forma en que sucedió realmente». Supóngase que se cesaria y sistemátIcame~t~ ~oasóio' puede ser conocida
tiene una descripción completa: ¿qué se hará entonces? 12 referente a un aconte cImlen después de que el acon-
Dice Croce: «Actuar». Considero que esto quiere decir que d . y a veces só 1o mue h o hi
, espues, , . h tenido lugar y sólo los 1stona-
el historiador ha de hacer un poco más de historia antes tecimiento mismo aya en~ del r~lato. Es algo que ni
de que pueda escribir un poco más de historia, un exte- dores pueden contar esa pa e
nuante trabajo de Sísifo, algo así como un ama de casa . oxf rd Basil Blackwel1, '3.957,
compulsiva que ha de ir esparciendo polvo para justifi- 13. En su libro Inten·ttOn, . o 'muchas descripciones de
car su esencia. Pero me gustaría tomar este desafío en G. E. M. Anscombe ob~erv~ qu:se~!t~~las la acción es íntencío-
una acción, y sólo bajo a gun da observación Y quiero reco-
na1. Pienso que és!a es una .~guen este punto fue dírectamente
12. Benedetto Croce, History: lts Theory and Practice, nacer que mi propia concepci n Ans be
passim. estimulada por la obra de la señora com.
112 HISTORIA Y NARRACIÓN
ORACIONES NARRATIVAS
.
1 meior clase de testigo. Lo que
. 113
(siquiera puede cono~r a d¡ proporcionar a! Cromsta
deliberadamente ~eJ:unos futuro. los Treinta Años». Por supuesto, alguien podría predeci;(
\ Idea! fue el conocímíento del ma la violación de Leda que la guerra duraría justamente ese tiempo, y confiar
\. Yeats describiendo en su poe . íento de los lomos suficientemente en su predicción como para describirla
' . íbe: «Un estremecím di en realidad de ese modo. Pero estaría haciendo una afir-
por Zeus, escn e. . los tejados y torres ar en-
engendra allí / el muro roto, unciando por el momento mación sobre el futuro, que es lo que no permitimos que
do, / Agamenón muerto». !e~ historicidad del episodio, haga la C.l. Si describimos un acontecimiento A-l ha.
a las cuestiones referentes una clase que no podría ciendo referencia a un acontecimiento futuro A-2,antes
la oración misma pertfnece .a biera sucedido el hecho, de que tenga lugar, o se SUponga que tíene lugar A.2,
aparecer en la C.L, inc uso SI hu cho inerme bajo el tendremos que retirar la descripción o declararla falsa,
en contraste con «El retien;o~~uresta última describe si A-2 no tiene lugar. Pero la C.I. está construida de tal
suyo», que po~ría aparece~. ado Pero nadie podría ser modo que no puede ser errónea en nada. No puede haber
algo que podna ser atlestdlgu 'p'cI'ón «leus engendra la tachones. Lo que describe está fijado y no dice nada que
.
testigo de1 acto bajo a escn . siquiera habla ía nacíd
nacr o no sea verdadero. Más adelante diré algo más sobre las
Ó » Porque m d predicciones y las descripciones y, además, exploraré al.
muerte de Agamen n. d muchas cosas antes e su
ese rey y habrían de suce e~ólo mucho después se pue- gunas de las consecuencias de permitir que la C.I. haga
trágico fin, com~ sab~mos. erte de Agamenón. Luego, ~l- afirmaciones sobre el futuro. No obstante, tal como están
de dar testimomo de a m~ . 1 ción de Leda y podna ahora las cosas, no pueds hacer esas afirmaciones y, con-
guien podría remontarse. a a VIOlaacción de Zeus entra- secuentemente, no puede emplear las clases de oraciones
t ospectíva, que a . que he caracterizado, que se designan de ahora en ade-
ver, de forma re r . o El Testigo Ideal es ciego
ñaba alguna clase def d:stm l' futuro sin ir más allá de lante oraciones narrativas. En este caso, no existen en la
d S' re enrse a , , C.I. ni comienzos ni finales. Virginia Wolf escribió en
para to o eso. •m . obre lo que sucede, como suc~-
.Io que se puede decir s de ni siquiera podría descrí- Las olas: «Si no existen los comienzos ni los finales, en-
ide, en la forma en que suce o comienza la Guerra de los tonces no existen los relatos». «Corta a través del futu-
ro», escribió Whitehead, «y el presente se derrumba, va-
·1¡bir en 1618: «En.este mom~nt uerra se denominó así por
Treinta Años», SI es que es a g ciado de su contenido mismo».14Empieza a verse claro
!su duración. .. ue me ocupa se refiere a que una «descripción completa» no satisface adecuada_
!, La clase de descnp~lO.nesq t mporalmente separa- mente las necesidades de los historiadores y deja enton- ',1'

dos acontecimientos. dlst~to~~er~ de los acontecimien- ces de consistir en el ideal al que esperamos que se acer-
dos A-l y A-2. Descnben p íón de Yeats se refiere a quen nuestras propias relaciones, y que no ser testigos
' fi n La oraci
tos a que se re ere. 1 muerte de Agamenón, pero
la violació~ de Le?a s a ~e Leda. «La Guerra de los
de un acontecimiento no es algo tan malo si nuestros
intereses son históricos, lo que muestra, SUpongo, que
algunos
impropios. de15 los argumentos del relativismo histórico son
Ji
sólo descnbe la vlol~c~~n1618» se refiere al comienzo y
Tre inta Años comenzo sobre el comienzo de la
d l
al final Se aa guerr , pero versa
. do que se am 11 ara así por su duraci ió n,
guerra. upomen ibi 1 presumiblemente en 1618, o en
nadie podría descn Ir a . 1648 como «la Guerra de 14. Alfred
MacMillan, North
1933, pág.Whitehead,
246. Adventures 01 Ideas, Nueva York,
cualquier momento anteríor a ,
15. Véase Mandelbaum, op. cit., caps. I y IV.
114 HISTORIA Y NARRACIÓN ORACIONES NARRATIVAS 115
De hecho, las oraciones falsas se pueden convertir en . simplemente que los acontecimientos en cuestión no es-
verdaderas de dos manera-s, suponiendo que los signifi- tán «aquí», por lo que, por decirlo así, no podemos echar.
cados de las palabras utilízadaspermanezcan constantes: les mano: porque los acontecimientos futuros no están
podemos corregir las oraciones o rectificar los hechos «aquí» tampoco y, sin embargo, esperamos que las cau-
que se pretende describir. Si hay tres sillas en ~a habi- sas que ahora operan tengan un efecto en los aconteci-
tación y alguien dice falsamente: «Hay cuatro SIllas en mientos futuros. Por otro lado, la clase de situación que
la habitación», puede obtener una descripción verdade- estoy considerando se diferencia de ésta: se dice que un
ra añadiendo una silla o quitando «cuatro» y reempla- acontecimiento posterior, por ejemplo una moneda que
zándola por «tres». Sin embargo, en cuanto a las ora- cae de cara, causa un acontecimiento anterior, por ejem-
ciones falsas acerca del pasado, sólo tengo la opción .de plo que un hombre diga «Caras." Porque en este caso,
corregir las oraciones si es que persigo la verdad. Duran- cuando la moneda cae de cara en t-2, la persona ya ha
te siglos no ha habido modo alguno de reeducar moral- dicho en realidad «Cara» en t-1. Pero lo que cantaría
mente a los Borgía, de tal modo que el enunciado «Los como un cambio en el pasado sería quizás algo como lo
Borgia eran gente honrada», se vuelve verdadero. Todo siguiente: alguien pretende cambiar a los Borgia en t-2,
lo más, puedo reemplazar «honrada» por «pervertida» o, los Borgia son malvados en t-l, la persona consigue ha-
si he de mantener la oración, puedo intentar cambiar el cerlos virtuosos en vez de malvados en t-1. Para hacer
significado de «honrada», una tarea ruinosa si lo que los casos paralelos, deberíamos pensar en la persona di-
quiero mantener es la proposición de que los Borgia ciendo «Cruz» en t-l, la moneda: cayendo de cara en t-2
eran honrados. «No puedes hacer honrados a los Bor- y que esto fuera la causa de que la persona dijera «Cara»
gia» cambia radicalmente su significado después de 1503: en vez de «Cruz» en t-1.
antes de ese momento podría significar sólo que los Bor- Ahora bien, si el pasado no se puede cambiar de esa
gias eran incorregibles autores de maldades, después de manera, no puede ser simplemente porque los efectos no
ese momento que los Borgia correspondientes, y los puedan preceder a sus causas. Porque supóngase que el
acontecimientos de sus vidas, estaban totalmente inser- historiador, interesado en la postrera reivindicación de
tos en el pasado. No obstante, supóngase que hubiera la reputación de los Borgia, admitiera que no existe
una máquina del tiempo: nuestro programa podría ser nada que él pueda hacer en este sentido. Pero, podría
entonces el de volver al pasado, trabajar duro con Ale- argumentar que todo eso puede cambiar. Porque podría
jandro y su prole, conducirles por los caminos de la rec- haber acontecimientos anteriores en la escala temporal a
titud y volver al presente con la oración convertida en la conducta malvada de los Borgias que, de alguna for-
verdadera via rectificación de los hechos. Por supuesto, ma, causaran aún su modificación: sería simplemente
es ésta una tarea inútil, no por los Borgia, sino por q.ue no habrían descargado todavía su energía causal,
la inalterabilidad del pasado. Pero ¿por qué es el pasado SIDO que habrían permanecido adormecidos durante to-
inalterable? dos estos siglos, como un volcán. Seguramente, se trata
Se puede ver uno tentado a decir: porque los efectos de una propuesta extravagante, pero las causas en cues-
no pueden preceder temporalmente a sus causas, por lo tión preceden obviamente a sus efectos propuestos, por
que los acontecimientos del pasado no pueden ser el efec-
to de las causas que ahora o en cualquier momento fu-
16. Max Black, «Why Cannot an Effect Precede its Cause?
turo puedan operar. Ciertamente, la razón no puede ser Analysis, XVI, 1956, págs. 49-58. '
HISTORIA Y NARRACIÓN ORACIONES NARRATIVAS 117

lo, que la incapacidad del pasado para cambiar no se Por otro lado, existe un cierto sentido en el que pode-
puede ya imputar a la asimetría temporal de la causa mos hablar del pasado como si cambiara; el sentido en
y el efecto. Es más, no podemos afirmar sencillamente que un acontecimiento en t-I adquiere nuevas propieda-
que los supuestos acontecimientos, anteriores en la esca- des, no porque nosotros (o cualquier otra cosa) opere-
la temporal a los esperados como efectos, han de ser mos causalmente sobre el acontecimiento, ni porque algo
causa1mente inoperantes, precisamente porque son pa- siga sucediendo en t-t después de que t-I acabe, sino
sado, porque ello implicaría inmediatamente un argu- porque el acontecimiento en t-í llegue a establecer rela-
mento general en contra de la causalidad: nuestro concep- ciones diferentes con los acontecimientos que ocurran
to de causalidad requiere una acción en una distancia después. En efecto, esto significa que la descripción de
temporal. De otro modo, ninguno de los acontecimien- A-en-t-1puede hacerse más rica con el tiempo sin que el
tos separados por el tiempo se podrían relacionar como acontecimiento mismo muestre ninguna clase de inesta-
causa y efecto, y, en consecuencia, no podríamos, espe- bilidad, y ésta es la razón por la que lo que he denomi-
rar que el futuro estuviera afectado en modo alguno nado «descripción completa» de A en t-I no puede ser
por lo que ahora sucede. Lo que es peor, seguiría exis- definitiva.
tiendo la posibilidad de' que los acontecimientos del pasa- Supóngase que A-1en t-I es una condición necesaria
do cambiaran espontáneamente sin más, sin nada que para A-2 en t-2. Entonces se sigue inmediatamente que
causara ese cambio. A-2 en t-2 es una condición suficiente para A-1 en t-I,"
Pero, a la postre, todas esas dificultades son irrelevan- Así pues, una condición suficiente de un acontecimiento
tes. Porque lo que estamos excluyendo, en la medida en puede tener lugar en un momento posterior al aconte-
que atañe a la causalidad, es que una causa, anterior o cimiento. No podemos asimilar fácilmente el concepto
posterior a un acontecimiento A,pueda actuar sobre Auna de causa al concepto de condición necesaria y suficiente,
vez que ha sucedido A. Porque supóngase que A ha ocu- a menos que estemos dispuestos a decir que las causas
rrido en t-I, Entonces, cualquier cambio en A habrá de pueden suceder a los efectos." De modo que es difícil
consistir, o bien en añadirle una propiedad, o eliminar- suponer que A-2 hace que suceda A-1. Pero, en última
la, o ambas cosas. Sea F una propiedad a añadir: enton- instancia, permite una descripción de A-l bajo la cual
ICes en t-I A es, al mismo tiempo, F y no-F, lo cual es A-l podría no haber sido advertido y, en consecuencia
-; 'por definición contradictorio. Pero sería igualmente con- podría no haber aparecido en la C.l. Ahora bien, puede
tradictorio si se eliminara una propiedad G: A sería, al existir un número indefinido de descripciones de esta cla-
mismo tiempo, G y no-G en t-I. Esto incluye también el se, porque cada condición suficiente, temporalmente pos-
cambio espontáneo. Pero como A es en t-1, ningún cam-
bio puede tener lugar en A en cualquier otro momento, 17. Por razones familiares. Por definición, p enuncia una
por ejemplo t-2. Porque entonces algo estaría sucediendo condición necesaria de q si -p-+ -q. Lo cual es equivalente
a q -+ p. Y esto representa exactamente la afirmación de que q
al mismo tiempo en t-I yen t-z, dicho de otro modo, dos es una condición suficiente de p. En suma, siempre que p es
momentos distintos habrían de ser simultáneos. Y, una una condición necesaria de q, q es una condición suficiente de p
vez más, esto es contradictorio. y a la inversa. '
Cuando se tienen descripciones falsas de los aconteci- 18. Aunque por supuesto el denominado estado mecánico
mientos del pasado, entonces el único medio de conver- de un sistema físico s determine todos los demás estados de s
para cualquier valor de t, incluyendo todos los estados tempo-
tirlas en verdaderas es la «rectificación de los términos». rales anteriores de s, '
HISTORIA Y NARRACIÓN ORACIONES NAltRATIVAS 119

teríor, para A-l permite una nueva de~cripción d~ ese ra está implicada por la última, pero no la implica.
acontecimiento. Y precisamente las mismas considera- Con todo, una descripción más afinada de ambosacon-
ciones se aplican a las condiciones necesarias de A-l, tem- tecimientos convierte, de un modo bastante fácil, la últi-
poralmente posteriores. ma en una condición necesaria de la primera. Sea C Aris-
Por ejemplo, supóngase que un científico C descubre tarco y e' Copérníco. Entonces podrlamos describir ·10
una teoría T en t-I, Quizá C no publique T. En un mo- que consiguió Aristarco en algún momento del 270 a.C.
mento posterior t-2, un científico diferente C' des7ubre del modo siguiente: «Aristarco anticipó en el 270 a.C. la
de forma independiente T, que entonces se p~bh~a y teoría que publicó Copérníco en 1543 d.C.», Si Copérni-
queda incorporada al cuerpo de l~s ~eorías científicas co no hubiera publicado la teoría, o no la hubiese publi-
aceptadas. Los historiadores de la ciencia descubren más cado en ese momento, sería falsa esa orientación sobre
tarde que C alcanzó T antes que C'. No es preciso que
Aristarco. Por lo tanto, bajo la descripción adecuada, algo
ello quite mérito a C', pero nos ~ermite decir ~~ sola-
mente que C descubrió T en t-I, SIDO que e anticipo en hecho por Copérnico es una condición necesaria, tempo-
t-I el descubrimiento de T por C' en t-2. De hecho, ésta ralmente posterior, para algo hecho por Aristarco. De
será una descripción de lo que hizo e en t-l, pero será forma inmediata se deduce, precisamente bajo esta des-
una descripción bajo la que la conducta de C' no podía cripción, que lo que hizo Aristarco en el 270 a.C. es una
haber sido considerada, y constítuíría un hecho impor- condición suficiente para lo que Copérnico hizo diecisie-
tante sobre el acontecimiento que, en consecuencia, no te siglos más tarde. Por supuesto, no se deduce que lo que
aparecería en la CJ. Entretanto, el historiador que des- Aristarco causó, o figuró entre las causas, fuera la afirma-
cribe el acontecimiento de esta forma habrá usado una ción del heliocentrismo por parte de Copérnico. Esto ha-
oración narrativa. bría de establecerse de modo independiente. Por supues-
Para que sea cierto que un hombre anticipa T en t-I, to, en cierto modo el concepto de causalidad no es tan
es lógicamente necesario que se establezca T en un. mo- claro como nosotros querríamos. Lo que hizo Aristarco
mento posterior, por ejemplo t-2. No obstante, existen pudo no haber causado en ningún sentido el descubri-
ciertas complicaciones. No podemos decir simplemente miento por Copérnico de la teoría heliocéntrica, pero en
que el descubrimiento de T por C' en t-2 fue una con- un sentido muy definido causó que Copérnico redescu-
dición necesaria para la anticipación de T por C en t-t. briera la teoría heliocéntrica. No es que Copérnico hí-
Esto es, no podemos decir simplemente que, si C' no hu- ciera dos cosas diferentes: fue la misma acción, vista
biera alcanzado T en t-2, C no habría anticipado T en bajo dos descripciones distintas.
t-1. Porque, después de todo, algún científico diferente «Ser una causa» puede constituir, de hecho, un caso
de C' podría haber llegado a la misma teoría, o el pro- especial de la clase de caracterizaciones de acontecimien-
pio C' podría haberla descubierto en un momento dife- tos que permiten las descripciones narrativas. Después
rente de t-2. Sólo podemos decir que, para que sea ver- de todo las causas no se pueden testificar como tales
dad que C anticipa Ten t-t, alguien, en algún momento causas: Hume ya observó esto hace mucho tiempo. De-
posterior a t-l, ha de descubrir también T. Y, evidente- cir de A-l que causó A-2 es dar una descripción de A-l
mente, «Alguien descubre T después de que C descubra refiriéndose a otro acontecimiento (A-2) queconstituye
T» no es equivalente a «C' descubre T en t-2, y t-2 es una condición necesaria de A-l bajo la descripción apro-
posterior al momento en que C descubre T». La prime- piada. Si no ocurre A-2, si es falso que «tuvo lugar A-2»,
120 HISTORIA Y NARRACIÓN ORACIONES NARRATIVAS 121

entonces se deduciría que «A-l causó A-2»sería falsa a su utilización de pronombres relativos, «el lugar en que... »,
vez. De esto no se sigue que A-l sea una condición sufi- «la persona que... », cuando los puntos suspensivos se
ciente de A-2.Presumiblemente no nos gustaría afirmar, rellenan con una expresión que se refiere a un aconteci-
en general, que cualquier causa de un acontecimiento es- miento que tiene lugar posteriormente al momento ante-
una condición suficiente de ese acontecimiento. Ni tam- rior en el que existe tal individuo al que referirse. NeWton
poco nos gustaría decir necesariamente que A-2 es una escribió sus Principia de 1685 a '1687, en que se publi-
condición necesaria de A-l. Lo que sería correcto afirmar caron. Después de esa fecha sería natural referirse a
es que la ocurrencia de A-2 es una condición necesaria Newton como «el hombre que escribió los Principia Ma-
de que A-l sea una causa o, más precisamente, una causa thematica», En realidad, a partir de ese momento, no re-
de A-2.En resumen, entonces, la ocurrencia de A-2no es sultaría extraño referirse a Newton por medio de esa
una condición necesaria de la ocurrencia de A-l; sólo
expresión, independientemente del período de la vida de
es una condición necesaria para que A-l sea correctamen-
te descrita como una causa de A-2 y, en consecuencia, Newton de que estuviéramos hablando. A este respecto,
la C.1. no podría decir de A-1, cuando ocurre, que A-l podemos hablar de Woolethorpe como el lugar en que
es una causa de A-2.Por lo tanto, «es una causa de» no Newton nació, o el lugar en que nació el autor de los
sería un predicado accesible para la C.1. Principia. Podemos decir, pero no la C.I., que el autor
Ni, como hemos visto, tampoco «anticipa» sería un de los Principia nació en Woolethorpe en el día de Na-
predicado al que tuviera acceso el Cronista Ideal. Pero vidad de 1642.La oración «El autor de los Principia na-
existen muchos más ejemplos. Para que sea cierto que ció en Woolethorpe» no puede aparecer en la C.1.del día
Petrarca inauguró el Renacimiento, se requiere lógica- de Navidad de 1642. Sólo después de 1687 podría apa-
mente que tuviera lugar el Renacimiento, aunque, como recer esta oración, con el apropiado tiempo verbal.
cuestión de hecho, el Renacimiento podría haber tenido Aún se conserva la casa de Woolethorpe. Es la mis-
lugar, lo hubiera inaugurado Petrarca o no. Una vez más, ma casa que los campesinos o labradores ingleses pe-
drían haber visto en el siglo decisiete. Sin duda, tiene
para que fuera cierto que Piero da Vinci engendró un
casi la misma apariencia ahora que entonces. Podemos pe-
genio universal, su descendencia (en este caso Leonardo) regrinar a ella si queremos. Veremos la misma casa que
tenía que ser un genio universal. Otros ejemplos serían: vieron esos campesinos y labradores. Pero nosotros la
«predijo correctamente», «instigó», «inició», «precedió», veremos como el lugar de nacimiento y de los prime-
«dio origen a», etc. Cada una de estas expresiones, para ros años de uno de los más grandes científicos de todos
ser cierta de un acontecimiento A-l, requiere, lógicamen- los tiempos, el lugar en que Newton hizo esos grandes
te, la ocurrencia de un acontecimiento temporalmente descubrimientos en el año de la Plaga de 1665. Por la
posterior a A-l, y las oraciones que hacen utilización de importancia de esos descubrimientos y, por lo tanto, por
esas expresiones, de una forma obvia serán entonces ora- la importancia del hombre mismo, la casa de Woolethor-
ciones narrativas. pe tiene una especial significación para nosotros. Nadie
Además de carecer por completo de oraciones na- podría haber experimentado esta significación en 1642:
rrativas, la C.1. está privada de ciertos mecanismos re- es algo que sólo le podían otorgar los acontecímieatos
ferenciales; expresiones que designan unívocamente cier- posteriores a 1642.Es por la significación que damos a
tos acontecimientos, personas y lugares, mediante la esos acontecimientos, que, por supuesto, ahora pertene-
HISTORIA Y NARRACIÓN ORACIONES NARRATIVAS 123

cen al pasado, por lo que somos sensibles a la significa- dones precognitivos. Sólo sabe lo que ~cede, cón,w.su-
ción del caserón de piedra," cede, en la forma en que sucede. Cualquier. acontec1rIU~n-
Podemos visitar la casa de Woolethorpe, pero no po- to es igualmente significativo para él, o 19uahnen.te ro-
demos visitarla en el momento en que nació Newton: significante, lo que quiere decir que no ~ apli~ la
visitar el pasado sería cambiarlo yeso no se puede hacer. categoría de significación. ¿ Cómo .podría aplicarla SI no
Si per impossibile pudiéramos presenciar el nacimiento conoce el futuro? Porque sólo a la luz del fut~rolos.ac,?~-
de Newton, veríamos ese acontecimiento preñado de una tecimientos que presencia adquirirán una cíerta SIgnifi-
especie de destino al que, incluso la madre más ambicio- cación. Si nos negamos a permitir que la C.l. haga
sa, habría de ser ajena. Un pastor en una colina griega afirmación alguna sobre el futuro, que se refiera aacon-
podría haber visto a una mujer atacada por un cisne tecimientos futuros, ¿ qué lenguaje va a utilizar para des-
(un suceso bastante monstruoso), pero no habría visto cubrir lo que sucede, cómo sucede, en la forma en que
en ello el origen de la muerte de Agamenón. Esto es algo sucede? He argumentado que los acontecimie~tos no
que sólo podría haber sido «visto» por alguien que cono- pueden ser descritos por la C:I. como ca~sas, ni puede
ciera lo que no podría ser conocido en ese momento. Si caracterizarlos mediante oraciones narrativas. ~ <?ra-
nos estuviera permitido visitar el pasado, llevaríamos con ciones narrativas se refieren al menos a dos acontecímíen-
nosotros nuestro conocimiento del futuro (en efecto, re- tos separados por el tiempo, y describen el primero de
cordaríamos acontecimientos que ocurrirían después de ellos. Pero, en un cierto sentido, ésta es la estructura
lo que estuviéramos presenciando). Sólo podríamos pre- que exhibe toda una clase de oraciones que nor:malmen-
senciar el pasado tal «como sucedió en realidad» si, de te se usan para describir acciones. ¿Hay que. pnvar .~ la
algún modo, pudiéramos olvidar la clase de información Cd., entonces, de todo el lenguaje de la acción? Ouiero
que podría habernos impulsado a querer viajar hacia tratar esta cuestión, porque ayudará a aislar al~as ca-
atrás en el tiempo. racterísticas adicionales de las oraciones narrativas.
Pero, se podría argüir, «un clarividente podría pre- Antes del viaje inaugural del malhadado buque An-
senciar al mismo tiempo un conjunto de acontecimien- drea Doria se hizo una serie de anuncios que mostraban
tos tal como suceden y verlos como significativos a la hombres ~intando cuadros, tallando esta.tuas, haciendo
luz de futuros acontecimientos. Recordando los logros mosaicos, etc. Debajo de cada imagen figuraba: «Este
de Einstein, podríamos haber visto a su luz al anciano. hombre está construyendo un barco». Las imágenes no
¿ Por qué no podría alguien que viera de antemano esos mostraban a hombres ocupados en la clase de tareas que,
logros, ver al joven a la luz de esas mismas realizacio- evidentemente, implica la construcción de un barco, pero
nes? ¡Piénsese en los Reyes Magosl» Bueno, quizá. Pero habíamos de comprender que el Andrea Doria no era un
aún no hemos permitido que el Cronista Ideal tenga esos barco corriente. Si concibiéramos actividades tales como
la realización de mosaicos como parte de lo que se haría
19. N. R. Hanson argumentaría que nosotros no vemos lo normalmente en la construcción de un barco, el anuncio
mismo que ellos vieron, que, por ejemplo, ni siquiera un histo- habría errado su objetivo; una imagen de un hombre. ca-
riador contemporáneo de la ciencia y su mujer, totalmente desin-
teresada por la historia de la ciencia, verían lo mismo, a pesar locando una quilla no haria ver que el barco en cuestión
de la equivalencia de imágenes retinianas, cuando contemplan había de ser extraordinario. No obstante, si la expresión
ambos la casa. Véase sus Patterns of Discovery, especialmente el «construir un barco» no fuera capaa de ser ampliada
capítulo 1. para que cubriera esas actividades anormales. tampoco
124 HISTORIA Y NARRACIÓN ORACIONES NARRATIVAS 125

habrían logrado transmitir su mensaje los anuncios; sea cierto que a está R-ando¡·podemos suponer, provi-
ciertamente, nos habría extrañado que, bajo una imagen sionalmente, que aBi e/a, donde Bies unmíembrode
de un hombre borracho en una cuneta, se leyera «Este la colección y donde «Bi e/a es una descripción literal
hombre está construyendo un barco», cosa que no su- de lo que a hace. Casi seguro que la colección señalada
cedía con las imágenes que se nos mostraban. Los pre- por un predicado como «está Rsando»es muy flexible y,
dicados de acción siguen reglas etxremadamente flexi- sea quien sea de quien es cierto que «está R-ando», será
bles: un número indefinido de clases de conductas pueden cierto en general que hará cosas diferentes pertenecien-
caer bajo «construir un barco». tes a la colección. O puede darse el caso de que «está
Hablando literalmente, puede que un hombre esté co- R-ando» sea aplicable de forma indiferente a un grupo
locando una semilla en un agujero cuando le describimos de individuos, cada uno de los cuales hace una de las
como «plantando rosas», o apretando simplemente unos cosas de la colección, como en una fábrica de produc-
tornillos cuando le describimos como «arreglando la ción en cadena. Denominaré a los predicados «está
radio». Sin embargo, nadie espera esas descripciones li- Rsando» como verbos proyecto.
terales. No pensamos en corregir la descripción «plan- Ahora bien, supóngase que a hace Bi en t-I, Y descri-
tando rosas» por la más literal «poniendo semillas en bimos esta acción con el apropiado verbo proyecto, «a
agujeros», más de lo que pensamos en acusar a una está Rando». ¿No se describe su conducta a la luz de
persona de falsedad cuando responde a la pregunta una futura ocurrencia, a saber, el resultado R? ¿Y no se
«¿Qué está hacíendo?» con «Plantando rosas», porque refiere entonces la oración a dos acontecimientos tempo-
lo que está haciendo literalmente es responder a nuestra ralmente separados, a saber, Bi en t-I y R en t-2? Pero
pregunta. El rango de conductas que cubre «está plan- esto parece que caracteriza a todas las oraciones que
tando rosas» incluye cavar, fertilizar, sembrar, incluso utilizan verbos proyecto de la misma forma que he in-
adquirir palas y semillas, incluso leer catálogos de se- dicado para las oraciones narrativas. Sin embargo, si
millas o contratar jardineros expertos. De hecho, el caso lo permitimos y si están excluidas las oraciones narra-
raro es en el que el predicado de acción es literalmente tivas de la C.L, se seguiría que la C.I. no podría usar
aplicable, por ejemplo, cuando una persona está ponien- verbos proyecto, y resultaría grave el problema de cómo
do realmente rosales en el terreno. La presencia de rosas describir las acciones. Por otro lado, si permitimos que
es el resultado al que se pretende que lleguen todas esas la C.1. use verbos proyecto, ¿no estamos permitiendo
piezas separadas de conducta y, como vemos una cierta que haga afirmaciones acerca del futuro? En cuyo caso,
conexión entre ellas y ese resultado, tendemos a descri- ¿por qué trazar un límite? O, si decidimos que las ora-
bir esos diferentes fragmentos de conducta en términos ciones que emplean verbos proyecto no son oraciones
del resultado. Sea R cualquier resultado y sea E cual- narrativas, ¿ qué caracterización adicional hemos de dar
quier conducta implicada de forma que lleve a R. Enton- para las oraciones narrativas que establezca la diferen-
ces, lo que hace una persona puede ser, o bien descrito cia? Consideremos simplemente estos interrogantes.
mediante E o mediante R. Así, «a está Rsando» será una Supóngase que la C.1. estuviera limitada a la única
descripción correcta de lo que a está haciendo si a hace utilización de los predicados de la clase que puedenapa-
E, y E es un medio para R. Pero en realidad «está Rsando», recer en el rango BL..Bn, cuando normalmente usaría-
generalmente, cubrirá toda una colección de fragmentos mos verbos proyecto. Entonces, si definimos la relación
diferentes de conductas CL.Cn de forma que, cuando entre los términos de este rango y los «verbos proyecto»
HISTORIA Y NARRACIÓN ORACIONES NARRATIVAS 119
rosa durante meses. Me atrevo a decir que la diferen- tener lugar un huracán y echar por tierra todo el-trabajo
cia reside en la clase de afirmación sobre el futuro que de a-, pero sería verdad que a estaba plantaudo l'QSaS.
se hace, y ahora trataré de aclararlo. Por lo tanto, puede darse el caso de que, al tiempóque
¿ Cuándo queda falseada una oración como «a está- a está plantando rosas, sea falso que sa1drán las rosas;
plantando rosas»? La cuestión es extremadamente com- De forma más general, si «está R-ando» es cualquier-\'eIIo
pleja, debido, entre otras cosas, a la definición del bo proyecto, puede darse el caso de que un hombre esté
rango de cosas determinadas por el verbo proyecto y a R-ando sin que se dé el caso de que R tenga lugar, don-
las complicaciones del concepto de intención. Si vemos de R es el resultado aceptado de R-ando. Así pues, se
a una persona que está sin más de pie, seguramente no puede decir correctamente de un hombre que está re-
podremos decir que «está plantando rosas» es falso de parando la radio, aunque la radio no quede reparada,
ella, incluso si en ese momento no está ocupada en suponiendo solamente que, de acuerdo con los criterios
ninguna actividad obvia: descansando simplemente en el
corrientes, la persona esté haciendo las cosas que caen
proceso de llevar a cabo su proyecto. Ni tampoco, si
dentro del rango, reconocidamente elástico, determinado
le preguntamos qué está haciendo y responde, sincera-
mente, que está «plantando lilas», falseará esto la pro- por «reparando la radio». Por lo tanto, aunque una oración
posición de que está plantando rosas, porque, aunque que afirme un verbo proyecto de alguien se puede refe-
no esté intentando plantar rosas, puede estar haciendo rir ciertamente a dos acontecimientos separados en el
justamente eso, porque haya supuesto por error que tiempo -Bi, que la persona hace literalmente, y R, que
las semillas eran de lilas, cuando en realidad eran de es el resultado previsto- y describa el primer aconteci-
rosas. Si salen lilas en vez de rosas, quizá esto falsee la miento a la luz del último, no se requiere lógicamente
proposición de que estaba plantando rosas, suponiendo que el acontecimiento posterior tenga lugar para que la
que estemos seguros de que nadie reemplazó subrepticia- oración sea verdadera. Por lo tanto, cuando decimos co-
mente sus semillas de rosas por otras de lilas. Pero si rrectamente que a está R-ando, la referencia que se hace
no salen rosas, esto no falsea nuestra proposición, en la al futuro no entra como parte en las condiciones de ver-
medida en que, de acuerdo con los criterios normales dad de la oración." De acuerdo con ello, se puede per-
del cultivo de rosas, hizo lo que podría contar como mitir que la C.1. diga que a está R-ando, sin realizar la
plantar rosas. Así que, supongamos que existe un rango clase de afirmación sobre el futuro que exigiría una rec-
de operaciones, cuya realización constituye la acción de tificación en el caso de que R no tuviera lugar. Por lo
plantar rosas, y supongamos además que estas operacio-
nes constituyen condiciones necesarias para el surgimien-
to de las rosas (prescindiendo de las rosas silvestres). Si 20. Por supuesto, si se admite a Bi en el rango B1 ... Bn
así fuera, entonces, no hacer estas cosas no solamente determinado por «está R-andolt, sin duda es por alguna fuerte
garantizaría que las rosas no surgieran (al ser «esas co- evide!lcía de que Bí conduce en general a R, o que la ausencia
sas» condiciones necesarias para ello), sino que también de B1 lleva en general a la ausencia de R. Ciertamente si se
falsearía la afirmación acerca de que la persona estaba especulara sobre la historia del lenguaje, podrla muy bi~ oc:u-
rrir que los términos-proyecto fueran aplicables a distintas accio-
plantando rosas. Por otro lado, puesto que las operacio- nes de esta forma. Pero una vez que la convención se inteara- ea
nes sólo son condiciones necesarias, que las realizara el uso común, la adscripción de Bi no conlleva la prediceión de
todas no garantizarla que las rosas surgieran -podría que R ocurra.
130 HISTORIA Y NARRACIÓN ORACIONES NARRATIVAS 131

que R no es lo que anteriormente hemos denominado plantando rosas», el surgimiento resultante de las rQSa$,
un término «referente al futuros," * para ser verdadera. Asi pues, una oraciónnarrati'Va 'DO
Ahora bien, Jones, al sembrar las semillas, está plan- solamente se refiere a dos acontecimientos separados'.
tando rosas, salga lo que salga. Puede suceder que haya el tiempo, describiendo al segundo mediante una referen-
plantado rosas, que salgan y ganen premios en el festi- da al primero. Además requíere lógicamente, si ha de ser
val de las rosas. Esto permitiría hacer la descripción verdadera, la ocurrencia de ambos acontecimientos. Bn
narrativa, que cubriría exactamente las mismas acciones tiempo presente, mientras que «Jones está plantando .re-
que eJones está plantando rosas» cubría antes, de que sas ganadoras de premios» es parcialmentepremctiva,
Jones estaba plantando rosas ganadoras .de premios. Dos no lo es clones está plantando rosas». Como predicción
testigos de las acciones de Jones podrían decir, respecti- habrá sido falsa si no salen rosas (ysi no consigJ1eDga-
vamente, que clones está plantando rosas» y «Jones está nar premios). Donde haya dicho, entonces, .la C.L: «Jones
plantando rosas ganadoras de premios». La primera se- está plantando rosas ganadoras de premios», se reque-
ría verdadera, independientemente de lo que el futuro rirá una rectificación, a menos que tenga lugar este últi-
deparara. La segunda sería falsa si el futuro no depara- mo acontecimiento. Para garantizar que no haya rectifi-
ra premios a las rosas de Jones, o si no saliera ninguna caciones, hemos de prohibir la utilización de oraciones
de las rosas de Jones. A menos que la segunda persona narrativas en tiempo presente, o bien asegurar unos po-
estuviera solamente expresando sus esperanzas o ani- deres cognitivos especiales al Cronista Ideal. Antes de
mando a Jones, su oración está expuesta a unas condi- considerar esta alternativa, quíero introducir más com-
ciones de verdad más exactas que la del primero. Por- plicaciones.
que, para que su oración sea verdadera, se requiere
lógicamente que el trabajo de Jones tenga como resulta-
do rosas y que las rosas tengan como resultado premios. He sostenido que un verbo proyecto puede ser ver-
En este sentido, está haciendo una afirmación más fuer- dadero de un individuo a lo largo de un amplio espacio
te sobre el futuro que la que hace la sencilla eJones está de tiempo sin que el individuo necesite estar haciendo,
plantando rosas». en todo momento durante ese tiempo, una u otra acción
En tiempo pasado, «Jones estaba plantando rosas ga- específica de las que figuran en el rango determinado
nadoras de premios» requíere, pero no así clones estaba por el verbo proyecto. Esto se deduce del hecho de que
más de un verbo proyecto puede ser verdadero de un
6*. En el capitulo anterior, Danto ha agrupado las expresiones individuo durante la misma porción temporal: a puede
y términos de nuestro lenguaje en tres clases, cuyos miembros estar escribiendo un libro y cortejando a una viuda du-
son normalmente aplicables a los objetos o acontecimientos pre- rante todo junio. Supóngase que estamos interesados
sentes: (1) «términos referidos al pasados, aquellos términos
cuya correcta aplicación a un objeto presente implica lógica· no en la biografía completa de a, sino solamente en
mente una referencia a un acontecimiento anterior (por ejemplo, la historia de su obra. Entonces nos harán falta algu-
ecicatríz», «es un padres): (2) «términos neutros temporalmen- nos criterios para espigar todas y sólo las actuaciones
te., aquellos que aplicados a un objeto o acontecimiento presente de a que constituyen una manifestación de suautorla de
no hacen referencia a objetos o acontecimientos anteriores ni
posteriores; y (3) «términos referidos al futuro. aquellos cuya obras, o que están relacionadas de alguna manera ·eon
aplicación a un objeto o acontecimiento presente exige una éstas. Los acontecimientos de la vida de a que eseojamos
referencia a un acontecimiento futuro. [Ed.] dependerán en gran medida de nuestros .criterios aóbre
HISTORIA Y NARRACIÓN 133.

10 que cuenta como autoría de Ubros: la extensión de rango de «R.ando., entonces si se hace ·Bi ent.-ly se
nuestra colección variará de acuerdo con.el rigor de nues- hace Bj en t-lmásdelta-t, y si nada se hace en el iDter·
tros criterios. Es más, casi seguro que a estará ocupado valo entre Bi y Bj que esté en el rango de .R,..ando»,
en otros proyectos durante ese tiempo, por lo que habrá «R.andolt será discontinuo· y tanto Bi como Bj.·aerán
huecos entre los acontecimientos que nos permiten ele- continuos respecto a «R-ando». Designaré los aConte-
gir nuestros criterios. Los acontecimientos que recoja- cimientos discontinuos en este sentido como estructuras
mos constituirán un subconjunto apañado de todo lo temporales.
que a haga durante el tiempo cubierto. «R-ando» es Ahora bien, proyectos como los de escribir Ubros o
continuamente cierto de a en la medida en que «R-ando» cortejar viudas están entre las clases más sencillas de
es su proyecto, pero que a R e/a sólo es intermitente- estructuras temporales. Algunos proyectos, por ejemplo,
mente verdadero durante ese perlodo. implican multitudes de individuos. Haciendo cierta vio-
En tanto que hemos adoptado la convención de con- lencia al Uso corriente, podemos hablar de los innume-
siderar los acontecimientos como extendidos a lo largo rables franceses implicados en la Revolución Francesa
del tiempo, los proyectos son acontecimientos extendi- durante un intervalo de tiempo en las proximidades de
dos en el tiempo. Pero teniendo en cuenta la accidentada 1789. El verbo proyecto provisional «está revolucionando
historia de proyectos típicos, podemos clasificar los acon- Francia» no es verdadero, por supuesto, de cualquier indio
tecimientosen continuos y discontinuos, más o menos viduo en Francia durante ese intervalo, yes verdadero de
de forma análoga a la distinción entre líneas continuas algunos individuos que no estaban en Francia. Ni tam-
e intermitentes. Una línea intermitente es una serie de poco, de los que es verdadero, se puede decir que esta-
trazos uniformes con intersticios separadores, y un acon- ban todos, en todo momento, durante ese intervalo, re-
tecimiento discontinuo se puede caracterizar, pues, como volucionando Francia. Así·pues, no todo lo que sucedió
una serie de acontecimientos continuos separados por en Francia está en el rango determinado por la palabra
sucesos irrelevantes. Ciertamente, bajo una inspección proyecto: el proyecto se hacía patente, pues, de modo ín-
microscópica, lo que parece uniforme al ojo aparecerá termitente, en suelo francés y durante el siglo dieciocho.
plagado de rupturas, por lo que, en última instancia, la Qué sucesos allí y entonces han de contar como parte de
diferencia puede ser sólo de grado, y no quiero argüir, la estructura temporal denotada por «la Revolución Fran-
mediante una deducción trascendental, por decirlo así, cesa» depende mucho de nuestros criterios de relevancia.
que tienen que existir líneas uniformes finales. Tampoco Sin duda alguna, existen criterios compartidos, dé for•.
quiero argumentar que tiene que haber acontecimientos ma que no existan desacuerdos sobre ciertos acontecí-
continuos si establecemos nuestros límites temporales mientos. Pero, en la medida en que existen desacuerdos
suficientemente próximos. En realidad, tiene mucho más sobre los criterios, los litigantes a escogerán diferentes
que ver con lo que digo el que tengan que existir acon- acontecimientos y trazarán la estructura temporal de
tecimientos discontinuos en el sentido ilustrado por la modo diferente y, obviamente, nuestros criterios resul-
historia del libro de a. La diferencia que trato de indicar tarán modificados a la luz de nuevos descubrimientos so-
se da esencialmente entre un proyecto y los aconteci- ciológicos o psicológicos. Quizás el pasado no cambie,
mientos en serie que cuentan como pertenecientes al ran- pero sí nuestra manera de organizarlo. Volviendo a nues-
go de acciones determinado por el uso del verbo pro- tra metáfora del trazado de mapas (véase la pág. 107)
yecto apropiado. En resumen, si Bi y Bj están en el existe un sentido en el que los territorios (léase es;.
HISTORIA Y NARRACIÓN ORACIONES NARRATIVAS 1.35

tructuras temporales) que pretenden trazar los histo- interesado un historiador determinará a menudo cuél es
riadores cambian. Cambian como cambian nuestros cri- la descripción correcta de un acontecimiento determiaa-
terios y, cuando menos, nuestros criterios tienden a ser do. He sostenido que una cosa u OCUITeJlCia PartjCUIar
flexibles, como vimos cuando hablamos de la construc- adquiere significación histórica en virtud de sus"relacio-
ción de buques. nes con alguna otra cosau ocurrencia, en la queRS~
Cualquier término "que,sensatamente, se pueda tomar ta que tenemosespecial interés, o a la quedamos·iIn-
como valor en la expresión «la historia de x» designa una portancia por la razón que sea. Así pues, las oraciones:
estructura temporal. Nuestros criterios para identificar narrativas se usan frecuentemente para justificar lamen-
a, si a es el valor de x, determinan los acontecimientos ción, en una narración, de alguna cosa o acontecimiento,
que se mencionarán en nuestra historia. Si no se tiene cuya Significaciónse le escaparía de otro módoa un leo-
un criterio para escoger algunos sucesos como relevan- toro Por ejemplo, un novelista puede interrumpir· SU ro-
tes y otros como irrelevantes, es lo mismo que no estar lato para comentar narrativamente algún suceso al que
capacitado para escribir historla.21 Por supuesto, las es- quiere dirigir nuestra atención, por ejemplo: «Poco sabia
tructuras temporales son, en cierto grado, ad hoc. El Smith que esta salida inocente iba a causar la muerte
mismo acontecimiento puede ciertamente ser constitu- del obispo». se refiere entonces, en lo sucesivo, a este
yente de cualquier número de estructuras temporales di- f episodio particular, del que deriva su importancia el
ferentes: A puede ser elegido con cualquier cantidad de primer acontecimiento, que de otro modo parecerla tri-
colecciones de acontecimientos, disjuntas a no ser por vial. También los historiadores utilizan a menudo estos
eso, en distintas" totalidades temporales. Por lo tanto, mecanismos. ¿Por qué, en la historia de la guerra de
nuestra descripción de A puede variar consecuentemente Crimea, se selecciona al capitán Nolan para mencionarle
a medida que lo agrupemos con colecciones diferentes especialmente, cuando no se habla de tantos otros solda-
de acontecimientos en diferentes estructuras temporales. dos? Porque cuando el capitán NoIan se unió al mando de
Así, describir A con una oración narrativa -relacionarlo lord Reaglan, «Fue un momento fatal».22«Este valiente,
con algún acontecimiento posterior A'- es lo mismo que brillante, celoso oficíal estaba destinado a ser el Instru-
situar A y A' en la misma estructura temporal. Pero mente que enviarla a la Brigada Ligera a su perdición».23
no se puede establecer ningún límite a priori a la can-
tidad de oraciones narrativas diferentes, cada una de las 22. Cecil Woodham-Smith, The Reason Why, Nueva York,
cuales describe con verdad A, y, por lo tanto, no se puede McGra:w-Flill. 1954, pág. 167.
establecer ningún límite" al número de estructuras tem- 23. IbúL Sólo es preciso escoger un libro de historia al azar
porales diferentes, dentro de las cuales la organización encontrar ejemplos de esta forma de hablar. Así: «En el
.......,-_.- momento en que parecla que el papado debía haber con-
histórica del pasado colocará A. Celltnado todas sus fuerzasen resistir a sus enemigos, se preci-
Con todo, del mismo modo que contextos diferentes en la crisis que se eonoce como el Gran Cisma y que dtvi-
determinarán cuáles de las innumerables posibles des- a la cristiandad occidental en dos d\U'8lltecuarenta aftos»
cripciones de un objeto es la descripción apropiada, " Cilienri Pirenne, History of Burope, Nueva York, Anchor Booa,
igualmente la estructura temporal particular en que está 11, pág. 122). cOcurrió un desagradable incidente cuando
Rfoju,mln abandonaba el suelo inglés en enero de 1500...Sin·•••
~_,•.••. n este accidente Iba a beneficiar al mundo y, despuM

21. Esto se argumenta detalladamente en mi «Mere Chronicle también a Erasmo. A él debe el mundo los AdtlgitJ
and History Proper», Journal uf Philosophy, L, 1953. su fama, que se inició con esta obra. (J. HuiziDp,II" __
136 HISTORIA Y NARRACIÓN ORACIONBS NARRATIVAS 131

Términos como «fata!», «destinado», «perdición» dra- nueva reestructuración de toda la historia de la filosofía;
matizan lo que constituye un hecho esencial acerca de se comienza a ver a los anteriores filósofos como· prede-
la organización histórica del pasado. La carga de la Bri- cesores, lo que irónicamente puede nevara la gente a
gada Ligera fue un ejemplo de estulto esplendor que ím- quitar importancia a laorginalidad de -aquel cuyo nuevo
presionó la imaginación de las personas; fue un tema logro concentró la atención histórica en ciertas caracte-
perfecto para un tratamiento poético. Si no hubiera te. rísticas de las anteriores formulaciones filosóficas,. que
nido nunca lugar, o se hubiera tratado de algo rutinario de otro modo habrían sido pasadas por alto. De ello se
o carente de gloria, el foco del interés histórico jamás quejó Kant amargamente." Como resultado de 105 pro-
habría caído sobre el capitán Nolan, o le habría ilumi- duetos de la escuela de Nueva York del expresionismo
nado con diferente luz, por ejemplo en otra estructura abstracto, hemos visto recientemente una .revalorización
temporal, como la historia de la caballería. comparable de Monet. se
podría descubrir que Monet no
Se podrían multiplicar indefinidamente ejemplos de ha influido en ningún miembro de la escuela de Nueva
ese realineamiento retroactivo del pasado. Por ejemplo, York, pero, como sus componentes comenzaron a pintar
cualquier avance filosófico novedoso puede obligar a una,
,
de una forma especial, Monet se convirti6 en un prede-
cesor en sus últimas obras. Escribe Bergson: «Si no hu-
hiera existido Rousseau, Chateaubriand, Vigny, Victor
andthe Age 01 Reformation, Nueva York, Harper Torchbooks, Hugo no solamente nadie habría percibido, sino que, cíer-
1958,págs. 34-35).«Y sin embargo este asunto, tan desagradable
en sí mismo, tuvo una importancia suprema para la historia del tamente, no habría existido ningún romanticismo en los
mundo. Esta Iglesia, cuyas sectas secunc:1ari&s surgieron rígidas clásicos del pasado», porque
e incapaces de desarrollo, iba durante un milenio y medio a
mantener unidas a las naciones contra la presión de los bárbaros, este romanticismo de los clásicos sólo se hizo patente
tomando incluso el lugar de las nacionalidades,.porque era más con el esculpido de cierto aspecto de su obra. Pero
fuerte que el Estado o la cultura, y por ello sobrevivieron éstos. esta découpure, con su forma específica, no existió más
Sólo gracias a ella perduró la esencia de Bizancio»(Jacob Butct·
hardt, The Age of Con.stantin the Great. Nueva York, Anchor en la literatura de los clásicos, antes -del advenimiento
Books, 1954,pág. 302).«La obra [de Oresmes] fue un paso en la del romanticismo, que existe la curiosa figura que foro
dirección de la invención de la geometrfa analítica y de la intro- ma una nube antes de que el artista la perciba, al oro
ducción en la geometría de la idea de m.ovimientode que babia ganizar esa masa informe de acuerdo con su fantasía.25
carecido la geometría griega» (A. C. Crombie, Augustine to Ga-
lUeo: The History ot Science: 400-1650 tI. C.• Cambridge, Mass., Por supuesto que ésta es una formulación extrava-
Harvard Univ. Press, 1953,pág. 261). Este último ejemplo (y se Preferiría decir que los elementos románticos se
podrfan multiplicar indefinidamente) se menciona en un trabajo
importante de Joseph T. Clark, «The Philosophy of Science and
the History of Science», en Marshall Clagett (comp.), Critictú
Problems in the History of Science, Madison, WisconsÍD,The 24. «Loshombres que nunca piensan de forma mdependiente
University of Wisconsin Press, 1959,pág. 127. Todos mis ejem- no obstante la agudeza de descubrir todo. una vez.que se
mostrado, en 10 que se ba dicho baee tiempo, llUl1que nadie'
plos son casos de lo que el padre Clark denomina me van unten visto hasta entonces», Immanuel Kant, Prolegomena to
bis oben geistesgeschichtliche Me.thode. un método Particular- Metaphysic, parágrafo 3.
mente susceptible de lo que llama «precursitus» (loe. cit., pág. 103
y nota 2, pág. 138).Precursítus (si es un lapso) y todo el Methode Henri Bergson, La Pensée et le Mouvant. Par1s, F61btAl·
caracterizado por el padre Clal'k se deben a la descripción na- . 1934,pág. 23. se cita este pasaje en Mandelbaw;n,op. cit.,
rrativa, un modo de descripción que va 1IOnspil.ter bies friJ.her. 29..Estoy en deuda con el profesor Mandelbaum=ar
ateDciÓD. de forma especial sobre la cli$cusi6n. de . -
t38 H IST01UA YNARRAClÓN ORACIONES NARRATIVAS 139

cubiertos. Pero se trata de un descubrimiento para el tiblpo pasado. Así, «Aristarco anticipó a CopérniCOlt es
que se requiere el concepto de romanticismo y los crite- predictiva en cualquier momento posterior al 27() a. C. y
rios que identifiquen lo romántico. Pero, naturalmente, anterior 1453 d. C.l6Ni es sin más una cuestión del usua-
no estaba disponible un concepto de romanticismo en el rio de O pretender que Oes una prediccj.ÓJl, porque el
período álgido del clasicismo. Dicho sea de paso, quiero usuario puede estar confundido en las fechas y la carre-
observar que cualquier cosa en los escritos clásicos que ra, cuyo resultado ·trate de predecir, pueda haberse cele-
cayera bajo el concepto de romanticismo, sin duda al- brado ya, y ganado,. en el momento en que profiera O.tt
guna, estaba en ellos inserto de forma intencional. Pero No estipularé una definición, sino sólo unacondici6n De-
no eran intencionales de acuerdo con la descripción «ex- cesaria de las oraciones predictivas: O es una predieciÓJl
presándose mediante elementos romáticos», porque los cuando O se refiere a A, y A no tiene lugar antes de, oal
autores carecían de ese concepto. Esa es una limitación mismo tiempo que, la preferencia de 0.21
encontraban allí, en el clasicismo, a la espera de ser des- Una oración narrativa, al referirse a un par temPQra1-
importante del uso de Yerstehen. No fue intención de mente ordenado de acontecimientos A-1 y A-2, constitui-
Aristarco anticipar a Copérnico, ni de Petrarca la de inau- rá entonces una predicción si es usada por el Crolli$ta
gurar el Renacimiento. Que se den tales descripciones Ideal. Porque la escribirá cuando A-l tenga lugar (al ser
requiere conceptos que sólo en un momento posterior se las oraciones narrativas sobre el primero de los aconteci-
encuentran disponibles. De lo cual se deduce que, incluso míentos al.que se refieren) y, por lo tanto, temporalmente
si tiene acceso a las mentes de los hombres cuyas accio-
nes describe, ello no capacita al Cronista Ideal para apre- 26. Quizás esta oraeíén, aun siendo gnunatical, se pueda divi-
ciar la significación de esas acciones. dir en una conjunción que contenga como uno de sus elementos
Para estar abierto a la significación histórica de los una oración en tiempo futuro. Asi, afirma: a) Aristarco hizo tal y
cual en t-l; b) Copérnico hará tal Y cual en t-2; c) t-I es anterior
acontecimientos tal como suceden, se ha de saber con a 102;d) lo hecho por Aristarco y 10 que bará Copérnico se pare-
qué acontecimientos posteriores serán relacionados, en ceno Pero b) cambia de tiempo después de 1543y esto confirma la
oraciones narrativas, por los historiadores del futuro. No observaciÓD que hago más adelante.
sería suficiente ser capaz de predecir los acontecimien- . 27. Quizás esto es cuestionable. Considérese el caso de la men-
tos futuros sin más. Sería necesario saber qué aconteci- tira. Un hombre trata de que O sea una mentira, pero a pesar
de si mismo profiere una oración verdadera. ¿Diremos que, de
mientos del futuro son los relevantes, y ello requiere todos modos, ha mentido, siendo suficiente la intención de mentir
predecir los intereses de los futuros historiadores. Quie- para convertir O en una mentira? ¿O diremos que trató o pre--
ro ahora volver sobre la cuestión de la predicción de ttmdió mentir, y no 10 consiguió? Yo clirfa esto ültímo, Y de forma
acontecimientos de esta clase. Pero observo de pasada parecida diña que el hombre trató de predecir y no lo consigui6.
Pero puede que ello sea una pura legislaci6n por mi parte.
que, si el Cronista Ideal ha de hacerla, serán los trabajos 28. Incluso esto requiere una ampliación. Supóngase .que A
de los historiadores humanos los que serán sus modelos llUD.C8 sucede, por lo que no puedo estar en ninguna relación
y no al revés, como supusimos anteriormente. temporal con A: sugiero que ha de existir alguna limitación tem-
poral implícita, por "ejemplo, que se prediga en 101que A· teDeirá
1upr en t-2, .pol' lo que la preclicct6n completa es .• A Ql t;.h.
Si A na tiene lugar en t-2. la predicción será falsa. Per'9 obvia-
No podemos identificar una oración O como una pre- mente no siempre podemos hacer esas especificaciones. hedo
dicción sólo por el tiempo verbal, porque algunas ora- ¡n-edecir que moriré, pero, excepto en coJiteXto.eSpeciales, liD
ciones pueden ser predicciones y, sin embargo, estar en conozco la fecha.
140 HISTORIA Y NARRACIÓN ORAClONBS NARRATIVAS 141

anterior a A-2.Es más, si la C.I. ha de ser definitiva, han .I:I,UlmalllOS


en que se hacen predicciones, y reconsideremos
de ser predicciones correctas. Pero esto modifica enton- gradualmente, estas cuestiones.
ces considerablemente la tarea del Cronista Ideal. Por- Cuando un hombre,' en t-l, predice A-en-t-2,sieulpre
que, como el par de acontecimientos referidos por una podemos preguntarc6mo lo sabe o por qué piensa que
oración narrativa pertenece a la misma estructura tem- A-en-t-2.Esto, generalmente, se producirá a través,. UQa
poral, el Cronista Ideal ha de reestructurar el futuro petición de datos y nuestra confianza en la p~
en la misma forma que los historiadores futuros estruc- variará dependiendo de nuestra valoración en la melen-
turarán el pasado. Como la C.I. ha de ser completa, to- cia. Sea la predicci6n «lluvia en t-2.. Entonceslaevi-
das las oraciones narrativas verdaderas de A-l han de dencia puede incluir desde los dolores reumáticos o los
ser escritas al tiempo y, en consecuencia, el Cronista Ideal meros presentimientos, a las nubes cargadas o la con4~
ha d~ disponer todas las estructuras temporales en que de los pájaros, hasta los resultados depruebas ~n ~
se situará a A-1. En efecto, la C.1. está describiendo O,,'_"
ras de lluvia, rayos-X, difracción electrónica, etc.
de ser simplemente el informe del tiempo en el periódi-
historia antes de que se produzca. Por lo que si ahora
permitimos que fragmentos de la Cl. caigan en manos ' co. sea lo que sea, lo que se cita como evidencia. se
de historiadores, encontrarán muchas más cosas de lo acepta como tal sólo cuando se puede dar una respuesta
que simplemente ha sucedido tal como ha sucedido. a la pregunta de por qué se piensa eso, que proporcio-
También hallarán lo que sucederá (a menos que los ne una base para creer que «lluvia-en-t-2.. La respuesta
acontecimientos, cuyo relato tienen, estén totalmente puede ir desde una generalización inductiva sin más, a
desconectados de los sucesos futuros). Pero con ello se la última teoría meteorológica. En resumen, para las pre-
destruye la asimetría en nuestro concepto de pasado y dicciones necesitamos algún acontecimiento y alguna ora-
ción similar a una ley, o algo así, que nos permita infe-
de futuro: el pasado y el futuro son idénticos ahora
rir, de ese acontecimiento, un suceso futuro. Ahora bien,
en cuanto a su determinación. En realidad, se trata de
por el momento no me interesa si algo es una buena o
algo analítico. Porque la verdad de p se encuentra, ló- mala evidencia, sino solamente el requisito más general
gicamente, implicada por la verdad de «a predice ca-
de lo que ese algo ha de satisfacer si ha de contar en
rrectamente que p», y cualquier predicción hecha por el absoluto como evidencia, esto es, que lo que sea que se
Cronista Ideal es correcta por definición. ofrezca como evidencia haya de estar disponible en el
Todo cambia entonces. En particular las capacidades momento en que sehace la predicción. Dada nuestra ce-
cognitivas del Cronista Ideal han cambiado. Antes, aun- racterización de las predicciones, una cosa que está sis-
que tenía un acceso privado a muchas más cosas que un temáticamente excluida por este requisito es el aconte-
simple humano, su modalidad de conocimiento era sen- cimiento predicho. Cualquier enunciado de que A tendrá
cillamente, una extensión de una situaci6n cognitiv~ hu- lugar, cuando A ya ha sucedido, será falso automática-
mana familiar: era testigo de los acontecímíentos sobre mente en virtud de su errónea representación de la reo
los que escribía. Pero uno no puede ser testigo de acon- lación temporal entre la proferencia de ese enunciado .,
tec~ntos futuros sin cambiar el significado de «ser A. Por lo tanto, A, si se ofrece como una evidencia
testigo•. ¿Cómo puede entonces conocer el futuro? ¿Es predicción sobre sí mismo, hará au'toIDá1tia.1IIit
ya la conducta del' Cronista Ideal siquiera inteligible para esa predicción.
nosotros? Volvamos, entonces, a casos más estrictamente Así, pues, en t-2, tenemos acceso
HISTORIA Y NARRACIÓN ORACIONES NARRATIVAS 143

por principio, no está disponible para un hombre que un cierto sentido, estamos en una posición menos
dice lo que sucederá en t-2. Específicamente, nos e.- Porque el que predice al menos puede espe-
contramos en disposición de saber que su predicción es ser testigo del acontecimiento que ha predicho .. Pero
correcta o incorrecta. Si se nos pregunta cómo sabemos nuestra propia argumentación falsea sistemáticamente
que está lloviendo, podemos mostrar en principio da- «Seré testigo de A», si A ocurre antes. que la preferencia
tos que ni siquiera el hombre del tiempo más sofisticado de esa oración. El que predice está en posición de ••.
hubiera podido aducir antes: podemos señalar la caída de testigo y, por lo tanto, de saber si predijo correctaJ;JleDte
la lluvia. Ahora bien, si las oraciones narrativas se refie- o no. Pero no el que retrodice.
ren a dos acontecimientos separados temporalmente y Esta desventaja se encuentra parcialmente compensa-
son predictivas hasta que tiene lugar el segundo aconte- da por el hecho de que los que predicen la ocurrmaa
cimiento, parece que, después del acontecimiento, las per- de A Y los que retrodicen la ocurrencia de A puedenser
sonas (los historiadores) siempre pueden citar evidencias testigos de clases disjuntas de signos·de A. Posiblemen"
en favor de la oración narrativa, en principio inaccesible te las calles mojadas no son signos más claros de que ha
antes de la ocurrencia del acontecimiento temporalmen- llovido, que las nubes cargadas lo son de que lloverá,
te posterior al que se refiere: pueden citar el aconteoi- pero las copias de De Revolutionibus Orbis Celestiarum
miento mismo. Y entonces están en disposición de saber, parecen, en principio, ser signos más claros de que al-
como nadie lo estaría antes de la ocurrencia de ese acon- guien escribió el libro, que cualesquiera otros signos que
tecimiento, que la oración narrativa es verdadera. Una se puedan concebir de que alguien lo escribirá. De cual-
cuestión para el próximo capítulo 7* es la de si era ver- quier manera, el que retrodice puede tener el testimonio
dadera antes: por el momento sólo me interesa la epis- de los testigos de un acontecimiento y esta clase de datos
temología de la cuestión. está sistemáticamente excluida para el que predice, dada
Pero, si estamos realmente haciendo epistemología, nuestra restricción general. Como un caso especial tene-
hemos dado un salto demasiado grande. Porque supón- mas las historias de los acontecimientos después y no
gase que se predice, en t-l, que A-en-t-2.Entonces, en t-2, antes de que hayan ocurrido.
alguien tendrá ciertamente información ausente en t-I, esto Si queda garantizado que la posibilidad de que alguien
es, el acontecimiento mismo, si sucede que la predicción diga que ha sido testigo de un acontecimiento, y que está
resulta correcta. Presumiblemente fue testigo de A, mien- esperando que suceda, queda excluida por nuestra res-
tras que en t-I sólo se podría ser testigo de signos de A. tricción, si queda garantizado además que, sencillamen-
Pero entonces sólo en t-2 se puede ser testigo de A: en te, encontraríamos absurda la afirmación por parte de
t-3 ya es demasiado tarde para eso, e igualmente sucede alguien de que su libro ha sido publicado, de modo que
para cualquier t-n (n > 3). A partir de t-3 estamos más mejor se pone a trabajar y lo escribe, ¿se ha de garan-
o menos en la misma posición que el que predíjo en t-I: tizar también que es absurdo que alguien afirme que
como él, sólo podemos ser testigos de signos de A-en-t-2. posee escrita la historia de un conjunto deacontecimien-
tos, y que sólo falta que los acontecimientos sucedan?
Imaginemos un caso así.
7*. A partir del hecho de que nos es lógicamenteimposibleco- Supongamos que cogemos un libro llamado La bata-
nocer el futuro, Danto -en el capítulo «Contingenciasfuturas
y pasa~- muestra que la verdad o falsedad de las frases lla de lwo lima. Describe muy detalladamente a los hom-
. teltlporllu dependen del momento de su enunciación. [B.J bres y los movimientos de esa confrontación: díce quién
144 HISTORIA Y NARRACIÓN ORACIONBS NAlUtATIVAS 145

fue herido y cuándo, quién murió y por qué, y descubñ- el legado literario de Wleserltor decbnQDónico,y
mos después que el libro fue escrito ¡en 1815t Por con él existen cartas. Una cosa típica que éstas·PQ.O-
encontramos que el libro nos dice más de lo que sal» decir es: «He estado trabajando mucho en mi libl'9
mos, incluso si somos, por ejemplo, los historiadores sobre Iwo Jima. La obra avanza 1entamente.,.lt. 'UQ8slÚi-
más expertos de esa batalla. Utilizando el libro como ciente documentación secundaria de esta clase nos con-
guia, buscamos sobrevivientes hasta ahora desconocidos vence de que el libro se debe a una invención humana
para nosotros. Sus testimonios siempre encajan con este deliberada. Encontramos pasajes tachados y reemplaza-
extraño, anacrónico regalo del cielo, ¡que se convierte dos, por 10 que resultan ser correccionesfácticamente
entonces en una inapreciable guia para la investigación exactas, todas en la singular escritura a mano decimo-
histórica, como un mapa del tesorol nónica. Cualquiera diría: es una falsificación. Pero si en-
Después de todo, un hombre puede dibujar primero contráramos entre los papeles de Newton un mapa celes-
el mapa del tesoro y luego situar el tesoro o tener situa- te del aiio 1960, y lo comprobáramos, y lo encontráramos
do el tesoro. Un hombre puede disponer un programa y completamente correcto, no sospecharíamos un fraude.
luego llevarlo a cabo, o haberlo llevado a cabo. En este .. No sentiríamos la incomodidad que produce la amenaza
punto existen casos de «rectificación de hechos». ¿Por a un concepto fundamental. ¿Por qué entonces?
qué no podríamos escribir entonces una historia antes Wittgenstein escribió: «El futuro se nos oculta.' Pero
de que los acontecimientos sobre los que versa sucedan ¿piensa eso un astrónomo cuando calcula un eclipse de
realmente? Alguien podría argumentar que no llamarla- sol?» 29 La pregunta es retórica: los astrónomos no píen-
mos a eso historia, que la historia, por definición, versa san eso. La cuestión es que sabemos, más o menos, lo
sobre el pasado, que, de acuerdo con ello, es una viola- hace un astrónomo: determina posiciones iniciales,
ción del uso común decir que la historia de los sucesos ·1'P~tl1~lu~ ecuaciones y demás. Nuestro historiador precoz

de 1954 pueda ser escrita en 1815. No disputaré sobre el «El trabajo' progresa lentamente». Pero ¿qué
uso: no le llamemos «historia». Pero supóngase que sólo de trabajo? yen este caso no sabemos. Sólo sabe-
después de haber aceptado el libro como la relación de- que no puede ser nada parecido a lo que hacen los
finitiva de la batalla de Iwo Jima descubrimos que fue corrientemente: trabajar en los archivos.
escrita en 1815. No me consolaría mucho el hecho de documentos, examinar testimonios, entrevís-
que ya no la llamáramos historia. Es la posibilidad a sobrevivientes y examinar fotografías. Puede que
de' una relación de esta clase, se llame como se llame, la sintamos inclinados entonces a decir que no puede
que encuentro turbadora. escritura de la historia anterior a losaconteci-
Un niño, cuando balbucea, podría proferir, por acci- porque no existe nada que cuente como histo-
dente, una sarta de vocablos que resultaran ser una prue- Para el astrónomo, el futuro no está más oculto
ba del último teorema de Fermat. Llamémosle a eso el pasado y son una la predicción y la retrodicción.
una coincidencia: una sarta de vocablos es igualmente existe una asimetr1a especial entre los signos y las
probable que otra sarta cualquiera. O considérese al niño de los acontecimientos, que ya hemos observa-
como un oráculo, y llévese a los matemáticos para que Las huellas existen después, no antes de las pisadas.
presten atención a sus sonidos. Cualquier cosa parece
razonable en ese caso. Pero supóngase que nuestro ma- Ludwig Wittgenstein. Phüosophiclú Investigations, pági.
nuscrito-problema se descubre entre un montón de pa-
H ISTORlA Y NARRACIÓN ORACIONBS NA.ItMT1Vf\S 147

Las fotografias, los informes de los testigos ~~res 'iY equivale, lógicamente, a p~ponor lo que está.
demás existen después, no antes de los acontecimientes cuestión, a saber, la :ocurrenci. de A.~<=iada ..
que atestiguan, y es con ese tipo de cosas co~ el que mente, un argumento exactaD).ente·análogo. d.eS<:.alifiCaJ
tiene que ver la historiografía. Piénsese en las mmensas la evidencia procedente de .los tes.tisos. porqQeaceptar
dificultades del intento de predecir los lugares exactos a b como testigo de A 'presupone, lógicamente, que b·fue
en que pisará un hombre que camina por la arena, Y testigo de A. Esto,· a suvez.prempone, lógicamente, la
qué simple es, siempre que permanezcan las huellas, re- ocurrencia de A. Por lo tanto, aceptar a b como testigo y
trodecir las posiciones. su testimonio como evidencia para la ocurrencia de A es
Estas asimetrías son profundas. Al ver nubes carga- una petición de principio. La verdad de p está implicada
das, puedo decir «Lloverá a menos ~ue... ~ y, al ver las por la verdad de «p recuerda que p», Pero, entonces, la
calles mojadas puedo decir: «Ha llovldo,.a ~enos que... ~. verdad de p también está implicada por la verdad de «a
Pero es rara la expresión que complete mdiferentemente pre-conoce que p»,
cada una de las dos oraciones. Así, «haya pasado un ca- Por supuesto, si insistimos en considerar la p~.
mión cisterna» completa de forma natural la se~da nición como simétrica con respecto a la memoria". ten-.
oración, pero --cambiando el tiempo-- «pase un camión dr1amos que excluir, presumiblemente, la precognición.
cisterna» encaja mal en la px:nnera. Por su part~, «Llo- como aquello en lo que el «historiador» de la Batalla de
verá a menos que cambie el viento» se puede decir cuan- Iwo lima ha basado -su relación. Porque si no podemos
do se ven nubes cargadas, pero «Ha llovido a menos que recordar acontecimientos de los que no hemos sido tes-
haya cambiado el viento> suena rar? cuando se están tigos, no podemos pre-conocer acontecimientos de los
viendo superficies mojadas. Es más, SI un hombre es ~s- que no seremos testigos, y con seguridad el «historiador.-
tigo de A en t-2, aún sigue siendo considerad~ u.n testigo no será testigo de la batalla. Por lo que la supuesta si-
en t-3 pero, aunque será testigo del acontecímíente, no . metría entre la memoria y la precognición se queda en
es considerado como tal en t-1. nada. Esto difícilmente afecta al historiador típico, que
Sin embargo, si utilizamos el testimonio de un testigo raras veces ha sido testigo personal de los acontecimien-
así, como base para una retrodicción, nos estamos fiando sobre los que escribe: pero es desastroso para la per-
de su memoria. ¿Por qué, después de todo, no podría .. que escribe de acontecimientos de los que no será
existir una simetría con respecto al uso de una declara-
ción precognitiva del que será un testigo como base para tenga entonces alguna clase de sexto sentido y
una predicción? Llámese a esa persona un «pre-teSti~o~. su relación en visiones proféticas. Podría explicar
Un pre-testígo pre-conoce aquello de 10 que será ~estlgo, sus rectificaciones basándose en que una visión pos..
en la forma en que un testigo recuerda que ha sido tes- supera a una anterior, como en la composición del
tigo de un acontecimiento. Alguien podría argumentar Sin embargo, podríamos preguntar cómo sabe
entonces: afirmar que a es un pre-testigo equivale lógi- IaJlm4en1:e que tiene esa especie de sexto sentido, cómo
camente a presuponer que a será testigo de A, y decir "'~lUe entre tener una visión exacta e imaginar sim-
que a será testigo de A equivale, lógicamente, a presu- .¡nelllte cosas. Puede ser que lo que quiere decir con
poner que A tendrá lugar. Pero no podemos acep~ lu~ trabajo progresa lentamente» sea «Las visiones son
go, como evidencia de que A tendrá lugar, el testímomo y muy Intermitentes», pero. ¿cómo distiI1guiría
de a -como pre-testigo--, porque aceptarle como pre- •.~""
••••••del de un novelista con una musa tacaña? Oh-
HISTORIA Y NARRACIÓN ORACIONES NARRATIVAS 149

sérvese que podemos confrontar a nuestro extra1io p~ gtesa lentamente. entendemos ·eatonces lo-.que quise de-
feta con una persona igualmente extraña que tenga ti- cir: es fastidiosamente difícil determinar los valores de
siones retroactivas: luna -persona que escriba en 1960, tedas las variables, fastidiosamente diffcil.realizar .todos
y sólo sobre la base de visiones, la historia de lo que esos intrincados cálculos que conducendeductivamente
sucedió en 18151 Supóngase que realmente esa persona a la conclusión que se presenta en La batalla de.lwo lima.
escribe de esa forma una relaci6ncompletamente exacta. Bueno, pudiera ser. Tenernos buenas razones para. creer
Pero al menos podemos comprobar las visiones de ese que no existían tales teorías en 1815. No las tenemos
hombre con las relaciones corrientes. Incluso cuando fe- hoy día. Y realmente no podernos comprender, puesto
late cosas que no figuran en las relaciones ~o~es, po- que nosotros mismos no tenemos esas teorías, quécla •.
demos en principio saber qué clase de evídencía sería ses de cosas contarían como condiciones iniciales y lí-
precisa para verificar lo que díce, Pero en 1815 no habría mites. Perosupongamos que el hombre conocía esas ca-
nada comparable con lo que poder comprobar la .historia sas y que su trabajo era un trabajo «científico». Predijo
de la batalla de Iwo Jima •. Ciertamente, no otros relatos. la batalla del modo en que el astrónomopredice el
.Porque surgiría la cuestión de cómo se ha llegado a esas eclipse.
relaciones. Si también se hubieran escrito sobre la base Una vez más, fijémonos en los casos simples. Supon-
de visiones, sólo habríamos trasladado el problema. Una dremos una teoría T·de acuerdo con la cual se puede pre-
historia visionaria y una ortodoxa podrían llegar a las decir un acontecimiento Aa partir de otro acontecimien-
mismas conclusiones: existirían formas ortodoxas de to C. sea T: cCuandohaya nubes cargadas, entonces
comprobar ambas. Pero, cuando se ~ribe la ~laci~ lloverá •. El vocabulario de T consiste entonces en dos tér-
cmtesde los acontecimientos en cuestión, no existen nr minos especiales: «nubes cargadas. y .lluvia •. Ahora bien,
relaciones ortodoxas ni ·foImas ortodoxas de comprobar son verdaderas muchas cosas de las tormentas de lluvia,
las no . ortodoxas. Pueden existir esas visiones. Tenerlas aparte de que sean tormentas de lluvia. En consecuen-
es una formidable buena suerte, como engendrar un ge- cís, fácilmente podernos construir una descripción D de
nio universal. La conducta de Piero da Vinci es instruc- A que no se puede formular en el corto léxico de T.
tiva: trató de duplicar las circunstancias exactas en las Ahora bien, A se puede predecir ciertamente por me-
que fue concebido Leonardo con la esperanza de dupli- dio de T, pero no bajo la descripción D. Para poder ha-
car a Leonardo. se puede decir que hizo lo apropiado, cer eso, habremos de mostrar que los predicados de D
o lo impropio. No hay diferencia. Porque, en última ins- son definibles explícitamente con los términos que ya se
tanela, nada es apropiado o impropio cuando el resulta- incluyen en T o, más probablemente en nuestro caso,
do es el alumbramiento de un genio universal. No existen habremos de enriquecer convenientemente nuestro arse-
recetas. nal de términos. T se hace proporcionalmente más com-
No obstante, cuando el astrónomo calcula el eclipse plicada como consecuencia, y supondremos entonces que
futuro, no suponemos que él tiene dones precognitivos T ha alcanzado el nivel de complejidad que normalmen-
especiales o que precisa de un sexto sentido. Cuando de- te exhibe la última teoría meteorológica. Suponiendo que
cimos que el futuro nos está vedado, todo lo que pode- el vocabulario de T consiste,pues, en un conjunto de
mos querer decir es que no poseemos las clases de leyes términos PI, F2, F3...Fn, podemos decir que la descrip-
y teorías que tiene el astrónomo. ¿No podría haber usa- ción bajo la que se predice A utilizará idealmente cada
do el precoz historiador la ciencia? Con «El trabajo pro- uno de esos términos o su negación. Esto proporcionan
H ISTOR!A Y NARRACIÓN ORACIONES NARRAnvAS 151

entonces la descripción más completa que permite la teo- mismo de teoría científica, recomendar la incorporación
ría en cuestión. . a una teoría como T de los términos que nos mueven a
Por supuesto, sabemos que cualquier des~pci.ón de describir las tormentas de lluvia con nuestros intereses
esta clase, aunque rica, es escasa en co~paracló~ con lo locales en sótanos y muelles. Es más, constituirla una
que es lógicamente posible: que cualquíer predicado ~ exigencia imposible. Porque no existe limite al número
la lengua (o su negación),sepudiera aplica a ~ y que, m- de las estructuras temporales en que el historiador .del
cluso entonces, como individuum est ineffabüe, no que- futuro puedeconcebir situado a A. PUede resultar cono-
darían agotadas las propiedades de A: la. riqueza de. las cida como la tormenta en la que Alice y Bernard tuvi•.
propiedades de A supera con mucho la ~queza x;náxima ron su pelea definitiva, o durante la cual nació el hombre
del poder descriptivo de nuestro lenguaje, considerado que resolvió el último teorema de Fermat. Por lo que es
in toto. Pero esto no me preocupa en particular. Porque un logro suficiente ser capaz de predecir A bajo alguna
supóngase que ha sucedido A, de acuerdo con la predic- descripción. La afirmación, ahora menos frecuente que
ción. Entonces pueden existir descripciones de A que antes, de que existen dos clases distintas dé aconteci-
encontramos que es importante dar, pero que caen fue- mientos, los acontecimientos científicos que se pueden
ra del ámibto lingüístico de T. Puede que no haya. sido predecir y explicar, y los acontecimientos históricos que
sin más una tormenta de lluvia: puede haber sido una no, es errónea. No existen dos clases de acontecimientos,
tormenta de lluvia que haya inundado nuestro sótano o sino quizá dos clases de descripciones. La ciencia puede
que haya arrasado el muelle que Smith construyó en ciertamente no conseguir proporcionarnos la información
1912. No quiero decir que no se pudieran predecir esas que querernos sobre los acontecimientos, pero eso es
cosas. Sólo quiero decir que no hubieran podido prede- porque esa información no siempre se puede formular
cirse sólo mediante T. Porque «inunda el sótano de Jo- en el lenguaje abreviado de las teorías científicas. Esas
nes» o «arrasa el muelle de Smith» no son ciertamente exigencias destruirían el concepto de meteorología.
términos verdaderos de las tormentas de lluvia, que se Puede ser así, pero ahora estamos interesados en una
incIuyen.en T, o definibles explícitamente mediante sus teoría diferente: la que se usa para predecir, no la ocu-
términos. rrencia de la batalla de Iwo Jima sin más, sino ese acon-
Generalmente se admite que una teoría científica no tecimiento bajo la descripción, enormemente detallada.
puede predecir un acontecimiento bajo cualquier descrip- que se encuentra en nuestra controvertida «historia». En
ción verdadera de ese acontecimiento. En realidad, parte éste tiene que haber oraciones como «A las 3.30, el 20 de
de lo que concebimos como actividad científica consis- febrero, el sargento Mallory, cuando cargaba una grana-
te en encontrar el lenguaje apropiado para describir los da, fue muerto por el soldado IGto,con su quinto y 11lti-
acontecimientos, escogiendo esos términos que designan mo tiro del día». i Poco es de extrañar que el trabajo pro-
las propiedades relevantes de los objetos, o construyendo gresara .Ientamentel Suficiente trabajo sería escribir .:1a
términos con ese propósito. Resulta suficiente conocer la historia con ese grado de detalle. En cualquier CaSO,
posición inicial y el movimiento de un cuerpo para poder la teoría que .se use para predecir todo eso ha. de ser tan
predecir su trayectoria: no se necesita saber también rica lingilisticamente como el lenguajecom.lÚl•.Después
que un cuerpo, en particular. es un huevo chino hecho de todo, se supone que la relación es norma1menteinte-
por la hija ..mayor del zar Nicolás. Por eso sería ab- Iígíble para el lector común.
surdo, y en última instancia destructivo del concepto Pero luego suponernos que el manuscrito·.se ha des-
152 HISTORIA Y NARRACIÓN ORACIONES NARRATIVAS 153
cubierto en 1890, por ejemplo. Los lectores podrían ver- izquierdo en t - 1 Yel derecho en t - 2. Uno tJ:'atade fa!-
se sorprendidos entonces por el lenguaje (como a veces sear1a: intenta quedarse quieto en t - 1, o mover el pie
nos choca el suyo), pero, asombrados de la fertilidad de derecho, pero a pesar de todos los esfuerzos; ¡se C1UDple la
la imaginación del escritor, podrían asignarlo al mismo predicciónl Los pies caen en las huellas predichas, como·$i
género que los escritos de Julio Verne, aunque quizá re- uno hubiera perdido el control sobre sus propios miem.
sultara demasiado prolijo, demasiado detallado para una bros, como si se movieran por su cuenta. O iJ:na¡ineSe ..que
novela auténtica. Podrían aparecer versiones editadas de se trata de no gritar y que no obstante nos sale un ala-
ella, incluso versiones para niños. Sólo después de 1945 rido por entre los labios. Piénsese en todo unejárcito de
se daría cuenta la gente de que era historia escrita de hombres sujetos a esta extraña alienación. Horrorizados,
antemano. O supóngase que se ha descubierto en 1944 y se ven a sí mismos empuñando armas; los dedos se mue-
se ha tomado realmente en serio como un ejemplo de ven espontáneamente sobre las granadas y liberan sus
predicción cientffi.ca. Podría discutirlo el alto mando, seguros; los hombres tratan de gritar, i retirada!, pero en
compararlo con sus propios planes, quizás incluso alte- su lugar surge el predicho, ial ataque! Todo el mundo
rar éstos. El sargento Mallory vería que habría de estar contempla su propia conducta casi como si fuera un puro
en otro lugar a las 3.30 del 20 de febrero. Y entonces espectador, distanciado de sus propios actos, conociendo
todo el trabajo, que progresaba tan lentamente, queda- de antemano lo que se hará e incapaz de hacer nada que
ría frustrado: ¡las predicciones eran falsas! Porque los impida que ocurra. Qú1Zásestas cosas ocurren en las pesa-
hombres se negaron a seguir el manuscrito, comportán- dillas, o en los sueños del científico loco. En sueños podría
dose como actores rebeldes descontentos con el guión. Es suceder que alguien gritara: «1Alto a la caídal» y obedecer,
una cosa bastante común la falsación de las predicciones.
cuando estoy cayendo por el espacio, parándome en el aire.
Alguien predice que la bola golpeará el suelo en un cier-
En un contexto real, «¡Alto a la caídal s, es un caso para-
to momento y otro la atrapa antes. Ciertamente constí-
tuíría un interés muy humano el falsear la predicción de digmático de orden que no se puede obedecer. En con-
que se perderá la vida en un cierto momento y lugar. La textos normales, «1Mueva el pie derechol», es un caso
única forma en que la predicción se haga realidad es que paradigmático de una orden que se puede desobedecer si
se descubra tras el acontecimiento. Porque, recuérdese, se desea. El caso elaborado que acabo de imaginar sólo
no podemos cambiar el pasado. podría tener .lugar si los hombres perdieran 10 que normal-
Quizás esa persona era consciente de ello en 1815.Ouí- mente consideramos como control sobre sus acciones.
zásincluso predijo el futuro así, que el manuscrito caería El único libro que no podemos imaginar en las manos del
en manos de la gente en 1944, y que tratarían de falsear hombre de Iwo Jima es La batalla de lwo lima. O mejor,
la predicción que en él se haría. 1Predijo quelo harían, y no podemos imaginar a la vez que 10 tenga y que sea
escribió sobre ello! Entonces se produciría la misma situa- verdadero.
ción que antes si esta relación, «más completa», cayera Lo que no sabemos, pues, es lo que los historiadores del
en manos de la gente en 1944.Lo que no podemos imaginar futuro dirán sobre nosotros. Si lo supiéramos, podríamos
es su conocimiento de que la predicción estaba hecha y de falsear sus relaciones de la misma forma que podría-
que no se podía falsear, en la medida en que el aconte- mos falsear las predicciones hechas en un momento an-
cimiento predicho aún no había tenido' lugar. Imagínese terior al que actuamos, o podríamos hacerlo dentro de
que SI! tiene la predicción de que uno moverá el pie los límites del control humano normal; un conjunto de 11-
154 H ISTOR.IA Y NARRACIÓN ORACIONES NARRATIVAS 155
.•.
mites del que podemos esperar que la ciencia lo amplíe, ro. ¿Por qué entonces no podemos falsear retrodicciones?
y que no lo restrinja. La respuesta es que, en un cierto sentido, podríamos. Si su-
Así que supongamos que se predijo la batalla, y que la piera que alguien retrodiria que comí un melocotón en
predicción sólo fue descubierta más tarde. La conside- t-I, podria comerme una manzana en su lugar, y falsear
ramos un gran acierto y sólo lamentamos haberla descu- así la retrodicción. Pero eso es precisamente lo que no sé.
bierto demasiado tarde. Puesto que fue descubierta dema- Si supiera lo que dirán sobre nosotros los historiadores
siado tarde, es verdadera. Nada puede pasar al pasado que del futuro, podríamos falsear sus oraciones si quisiéramos,
lo haga falso, pero, a medida que pasa el tiempo, encon- del mismo modo que, si querernos, podremos falsear lo que
tramos cada vez más necesario añadir nuevas descrip- la gente anterior a nosotros ha predicho queharemos.
ciones de la batalla de Iwo Jima. Un hombre que entonces ¿Por qué no conocemos el futuro de este modo? No sabria
era un soldado raso sobrevive, debido a la heroica acción decirlo. Pero ¿significa esa afirmación de Peirce, con la
de un hombre cuyo último pensamiento puede haber sido que empezamos, algo más de que no conocemos lo que los
que se sacrificaba por' una persona tan insignificante. i Ese historiadores del futuro dirán? «El futuro está abierto.
soldado realiza después grandes accionesl El episodio ad- sólo significa que nadie ha escrito la historia del presente.
quiere una signifi.cación especial: se enseña en las escue-
las. se pone en escena el hecho en que se salvó la vida
de... Y cada vez más oraciones narrativas entran a formar
parte de las relaciones de la batalla: oraciones que ni si-
quiera conoció el genio de 1815. .
¿ Podría haberlas conocido crl Cronista Ideal? Somos
nosotros quienes hemos de decirlo. Es creación nuestra,
podemos hacer con él lo que queramos. Después de todo,
fuimos nosotros los que decidimos que había de ser capaz
de transcribir simultáneamente' todo lo' que sucediera,
cuando sucediera, en la forma' en que sucediera. Pero,
¿por qué prolongar la ficción ? Ha servido a lo que quería-
mos yahora podemos abandonarla. Y con ella la C.I., de
la que no conseguimos encontrar una versión que no nos
diera menos de lo que queríamos, o más de lo que po-
demos saber. ¿Y qué de nuestro modelo metafísico cojo?
Para qué sirvió, excepto para afirmar metafóricamente
que las oraciones verdaderas sobre el pasado no son fal-
sas, que es todo lo que viene a decir «El pasado no puede
cambiar». ¿Qué pasa entonces con las afirmaciones ver-
daderas referentes al futuro? Bien, si podemos falsear un
enunciado sobre el futuro, simplemente es que no es ver-
dadero. Si «cambiar el futuro» significa sólo falsear pre-
dicciones, entonces ciertamente podemos cambiar el futu-

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