Está en la página 1de 3

 ECONOMÍA

 RESPONSABILIDAD SOCIAL Y ÉTICA DE LA EMPRESA

La función social de las empresas


BY ANTONIO ARGANDOÑA
Posted on 27/06/2015
“La empresa con fines de lucro es, debe ser y seguirá siendo la institución central de la
economìa moderna. Pero esto no significa que el objetivo de la empresa con fines de
lucro sea obtener un beneficio, del mismo modo que nosotros necesitamos respirar
para vivir, pero respirar no es el objetivo de nuestra vida”. Me gustó esta frase de un
artículo de John Kay en el Financial Times en la edición en papel del 13 de junio.

Y sigue diciendo: “El objetivo de la empresa es producir bienes y servicios para


satisfacer necesidades económicas y sociales, para crear un empleo satisfactorio y
remuneratorio, para obtener rendimientos para sus accionistas y otros inversores, y
para hacer una contribución positiva al entorno social y físico en el que opera”. No
puedo estar más de acuerdo. Solo añadiría que debe conseguir todo eso con eficiencia,
aunque está implícita en las palabras de John Kay. Y garantizando la continuidad,
donde aparece no solo la sostenibilidad económica, social y medioambiental, sino
también la ética.

Vale la pena que insistamos en el objetivo de la empresa, aquello para lo que la


empresa está ahí. En muchos lugares, también en España, se ha creado una confusión
sobre este tema. Unos dicen que el objetivo es maximizar el beneficio, lo que no tiene
mucho sentido: esto puede ser, a lo más, una guía de si la empresa es eficiente o no,
desde el punto de vista económico, pero no es una guía definitiva porque, como dice
muy bien la economía, esto es así bajo ciertos supuestos… que no se cumplen nunca.
Por tanto, la maximización del beneficio no optimiza la eficiencia económica, y, si lo
hiciese, tampoco garantizaría la eficiencia social, porque esta depende de variables no
económicas.

Pero también vale la pena reivindicar la función social de la empresa con fines de
lucro, porque el beneficio es la base para remunerar el ahorro y conseguir eficiencia
económica en la inversión. Marx sigue vivo, pero sus ideas no hacen mucho bien.

Acabo con otro largo párrafo del artículo de John Kay: “La buena empresa, como el
buen smartphone o la buena escuela, se puede reconocer por lo que consigue. Paga a
los trabajadores un salario digno; no se enreda con manejos para evitar el pago de
impuestos. Desarrollo los conocimientos y capacidades de sus empleados y no hace
enloquecer a sus clientes con complejas estructuras de tarifas. Obtiene beneficios,
reinvierte algunos y paga un dividendo a sus accionistas. Sus ejecutivos gastan más
tiempo paseando por la oficinas y almacenes que sentados en las salas de reuniones
de los bancos de inversión. La buena empresa contribuye con ideas relevantes al
diseño de las políticas públicas, pero no se mete en tareas de lobby a una escala tal
que corrompa el proceso de decisiones de los políticos”. Animo al lector a volver a leer
este párrafo (la traducción es mía, y libre, como suelo hacer casi siempre), porque, me
parece, es una formidable tratado de lo que es una empresa socialmente
responsable. Y porque, leyendo entre líneas, van apareciendo muchas de las cosas que
las empresas están haciendo mal en estos momentos.

 ECONOMÍA
 RESPONSABILIDAD SOCIAL Y ÉTICA DE LA EMPRESA

La función social de las empresas


BY ANTONIO ARGANDOÑA
Posted on 27/06/2015
“La empresa con fines de lucro es, debe ser y seguirá siendo la institución central de la
economìa moderna. Pero esto no significa que el objetivo de la empresa con fines de
lucro sea obtener un beneficio, del mismo modo que nosotros necesitamos respirar
para vivir, pero respirar no es el objetivo de nuestra vida”. Me gustó esta frase de un
artículo de John Kay en el Financial Times en la edición en papel del 13 de junio.

Y sigue diciendo: “El objetivo de la empresa es producir bienes y servicios para


satisfacer necesidades económicas y sociales, para crear un empleo satisfactorio y
remuneratorio, para obtener rendimientos para sus accionistas y otros inversores, y
para hacer una contribución positiva al entorno social y físico en el que opera”. No
puedo estar más de acuerdo. Solo añadiría que debe conseguir todo eso con eficiencia,
aunque está implícita en las palabras de John Kay. Y garantizando la continuidad,
donde aparece no solo la sostenibilidad económica, social y medioambiental, sino
también la ética.

Vale la pena que insistamos en el objetivo de la empresa, aquello para lo que la


empresa está ahí. En muchos lugares, también en España, se ha creado una confusión
sobre este tema. Unos dicen que el objetivo es maximizar el beneficio, lo que no tiene
mucho sentido: esto puede ser, a lo más, una guía de si la empresa es eficiente o no,
desde el punto de vista económico, pero no es una guía definitiva porque, como dice
muy bien la economía, esto es así bajo ciertos supuestos… que no se cumplen nunca.
Por tanto, la maximización del beneficio no optimiza la eficiencia económica, y, si lo
hiciese, tampoco garantizaría la eficiencia social, porque esta depende de variables no
económicas.

Pero también vale la pena reivindicar la función social de la empresa con fines de
lucro, porque el beneficio es la base para remunerar el ahorro y conseguir eficiencia
económica en la inversión. Marx sigue vivo, pero sus ideas no hacen mucho bien.

Acabo con otro largo párrafo del artículo de John Kay: “La buena empresa, como el
buen smartphone o la buena escuela, se puede reconocer por lo que consigue. Paga a
los trabajadores un salario digno; no se enreda con manejos para evitar el pago de
impuestos. Desarrollo los conocimientos y capacidades de sus empleados y no hace
enloquecer a sus clientes con complejas estructuras de tarifas. Obtiene beneficios,
reinvierte algunos y paga un dividendo a sus accionistas. Sus ejecutivos gastan más
tiempo paseando por la oficinas y almacenes que sentados en las salas de reuniones
de los bancos de inversión. La buena empresa contribuye con ideas relevantes al
diseño de las políticas públicas, pero no se mete en tareas de lobby a una escala tal
que corrompa el proceso de decisiones de los políticos”. Animo al lector a volver a leer
este párrafo (la traducción es mía, y libre, como suelo hacer casi siempre), porque, me
parece, es una formidable tratado de lo que es una empresa socialmente
responsable. Y porque, leyendo entre líneas, van apareciendo muchas de las cosas que
las empresas están haciendo mal en estos momentos.

También podría gustarte