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Una de las peticiones más comunes en nuestras oraciones es pedirle a Dios que nos

permita verlo en el transcurso del día o en nuestras decisiones tomadas día a día.

Asumimos que por ser hijos de Dios, "cristianos", tenemos mayor derecho u
oportunidad de recibir respuesta a nuestras peticiones y que al iniciar nuestras
oraciones, "Padre nuestro..." ya las puertas de los cielos están abiertas para
nuestros ruegos.

Todo eso es verdad, pero resulta que también funciona con los no creyentes,
aquellos que con un poco o nulo conocimiento de Dios también son oídos, vistos y
socorridos por aquel cuyo amor sobrepasa los cielos.

Entonces cuál es la diferencia con aquellos que se hacen llamar "hijos de Dios"? Y
peor aún, porque parece Dios responderle más rápido a aquellos que no se hacen
llamar así?, porque cuando sus hijos le piden pan, él parece darles piedras o
serpientes en vez de pescado?.

Un "hijo de Dios" con trabajo, familia, comodidad, salud, una vida sencilla,
fácilmente podría darte la respuesta a estas preguntas con un "escrito está",
pero...qué me dices de aquellos que han recibido las piedras y serpientes en
respuesta a sus oraciones?, que podrías decirme de los fieles falibles que con
humildad se presentan a su creador y parecen ser insignificantes a él?.

Que podrías responderle a aquella mujer que lleva los ultimos 30 años de su larga
vida clamando al cielo por una cura a sus dolores incesantes en sus manos y pies y
al parecer mientras más ora, más sufre y más delicado es su estado?, no sana, no se
muere, no descansa, no recibe respuesta, pareciera que Dios la ignorara quizás por
un pecado terrible cometido en su juventud o por no haber obedecido en el pasado.

Que podrías decir de aquellas oraciones de padres por sus hijos? Mientras más piden
por ellos, más difícil se hace el proceso de educarlos y al mirar hacia aquellos
que no son fieles practicantes de una religión o vida religiosa pareciera que su
vida y su familia estuvieran más tranquilos.

Acaso no has pensado en ocasiones que lo peor que pudo haberte pasado fue "conocer"
la verdad o la luz de Dios?, sí, porque si no hubieras conocido, harías muchas
cosas sin pensar si es bueno o malo, actuariamos de acuerdo a una conducta
socialmente aceptada y no de acuerdo a lo que está bien o mal a los ojos de ese
padre que no responde.

Que decir de las respuestas a esas oraciones hechas en silencio.


Oramos por enfermos que no sanan, por trabajos que no resultan, por aumentos que
nunca llegan y por problemas que cada día empeoran y aquellos que no tienen grandes
luchas o que no pasan por ese valle de sombra de muerte, ese valle de huesos
secos, ese valle de angustia y desesperación sólo saben decir: "no recibes lo que
pides, por que pides mal."

Acaso los niños saben pedir bien a sus padres?, acaso si un niño se porta mal su
padre dejará de poner en la mesa un plato de comida para él?, acaso una madre
permitiría que su pequeño pase fiebre y gripe para que aprenda a no caminar
descalzo por toda la casa?, No, ningún padre permitiría o quisiera eso.

Que pasa cuando decimos "Padre nuestro"?, que sucede?, pasa algo extraordinario en
tu vida?, sucede algo en el cielo?.

Porque no hay respuestas a nuestras plegarias si son hechas al Padre Eterno?,


porque otros menos religiosos o practicantes reciben primero o no quedan
chasqueados el pedir?.
Todas las historias que oímos son de personas que Dios escuchó y les respondió;
cuantas historias tendríamos de oraciones no contestadas?, cuantos testimonios
tenemos de gente que no recibe lo que pide porque pide mal?, cuantos hijos de Dios
han recibido piedras en vez de pan?.

Eso no se lo pregunta aquel que trabaja mes a mes y cobra mes a mes de manera justa
para llevar el pan a casa cada día. Esto no está en la mente de aquellos que aún
con aprietos económicos tiene donde poner su cabeza al llegar la noche o que comer
al sentarse en un mesa, No, todo esto pasa por las cabezas y corazón de hombres y
mujeres que dan el 100% de si mismos cada día y sólo reciben el 20% de su esfuerzo,
eso se lo preguntan padres que ven sacan de su boca para guardar un poco para el
desayuno de sus pequeños porque no queda mucho, estas dudas sólo pasan por la
cabeza de aquellos que día a día toman un banquete de fármacos para suprimir el
dolor de su cuerpo y la ausencia de vida que se escapa poco a poco con cada
respiración.

Que es orar?, porque orar?, para que orar si esto le pasa a cristianos, ateos y al
70% de la población mundial.

Hasta ahora, desde mi posición como cristiano, como hijo de Dios y con cientos y
quizás miles de oraciones sin responder y tocando el fondo de la desesperación creo
tener la respuesta...
Sí, la respuesta está en una sola relación Padre-hijo.

Nuestro primer problema es que queremos entender a Dios como padre, yo te pregunto:
Que niño entiende a su padre?, que niño se acerca a su padre y le pregunta por una
razón lógica para acostarse temprano o apagar la televisión o dejar de jugar?, que
niño analiza el porque no debe caminar con las medias blancas del colegio por toda
la casa como se lo dice mamá?...ninguno. Los niños no tratan de entender a sus
padres, aceptan lo que son y ya. Pueden ser buenos o malos padres, como niños aún
no lo saben y sólo saben que son sus padres.

Y segundo, no nos sentimos hijos, dejamos de ser niños, razonamos todo, explicamos
todo, cuestionamos todo, nos preocupamos por todo y olvidamos que tenemos papá.

Algún niño se preocupa por el desayuno de Mañana? O por los pagos de agua, luz o la
cuota del Banco del próximo mes?, acaso los niños se angustian por las clases de la
próxima semana en el colegio?.
Olvidamos ser niños, porque nos creemos adultos grandes y responsables para poder
actuar de manera coherente con la sociedad. Olvidamos ser niños, olvidamos que
somos hijos y como consecuencia olvidamos que tenemos papá.

Un niño confía en su padre aún cuando no está, confía en su padre cuando se lanza
al vacío sabiendo que su padre estará listo para recibirlo en sus brazos. Un niño
pide seguro que su padre se lo puede dar, no imagina lo que debe hacer su padre
para conseguirlo, no mira el proceso ni analiza la factibilidad; el sólo se acerca
confiadamente a su padre y pide.

Mientras más pequeños mejor saben pedir, mientras menos saben del mundo más conocen
a sus padres y mientras más conocen del mundo que les rodea más desconocen a
aquellos que darían la vida por ellos.

Olvidamos ser hijos porque olvidamos tener papá, por eso quiero invitarte a que
vuelvas a ser niño. Cuando ores, olvida lo que pedirás, recuerda como corrías a
los brazos de papá o mamá cuando los veías llegar.

Cuando dices Padre nuestro, eres tú quien corre a los brazos de él, pues él hace
mucho llegó y sólo quiere tomarte en sus brazos, cuando veas a tu padre celestial
entonces recibirás como un hijo de Dios debe recibir, creyendo que así será.
Querido niño, querida niña, no importa tu edad, tu papá está esperando por ti.
Que tu papá te bendiga en este día.

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