Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
3. Fuera de que tiene todo lo que la epopeya (pues admite igualmente el metro), y
además de eso tiene una parte propia suya bien considerable: la música y la
perspectiva, por cuyo medio los sentidos evidentísimamente perciben los deleites.
Añádese que pone las cosas delante de los ojos no sólo por la lectura, sino
también por la representación de los hechos. Sobre todo, el fin de la imitación se
logra en ella más presto; porque reducido a tiempo más corto, deleita mucho más
que si se dilata por largo espacio. Pongo por ejemplo: si uno extendiese el Edipo
de Sófocles en tantos versos cuantos contiene la Ilíada.
4. Dejo aparte que la imitación de los poetas épicos, cualquiera que sea, nunca es
tan una como la trágica. La prueba es que de cualquier poema épico se hacen
muchas tragedias. Lo cual es tanta verdad, que si tratan de componer una sola
fábula, por necesidad, o queriendo abreviarla, la sacan manca; o dejándose llevar
de la copia de versos, queda lánguida; que si amontonan muchas, es decir, una
compuesta de muchas acciones, ya no es una; como sea que la Ilíada y Odisea
tienen muchas partes de este género, que por sí solas tienen suficiente grandeza;
no obstante que los dichos poemas están compuestos, cuanto cabe,
perfectísimamente, y son sin comparación, más que otro ninguno, imitación de una
acción sola. Luego si la tragedia se aventaja en todas estas cosas, y todavía más
en el efecto propio del arte (supuesto que se ordenan ambas a causar no una
recreación caprichosa, sino la que va dicha), habrá de ser mejor que la epopeya,
como quien toca su fin más pronta y derechamente.
FIN