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Actividades de Filosofía en México

Nicole Victoria Añorve


Responder a la pregunta: ¿Qué entiendo por mexicanizar el saber?
Para poder pensar lo que significa mexicanizar el saber primero habría que preguntarnos por
lo mexicano. ¿Qué es esta extraña y sin embargo tan cotidiana palabra? ¿Qué conlleva asumir
lo mexicano? Si es una identidad de la que puede devenir filosofía, ¿cuál es ésta? Habremos de
matizar, en primera instancia, que el concepto parte de una delimitación geográfica
determinada mediante fronteras. Mexicano es lo que participa dentro de los límites de la nación;
por ende y de acuerdo a esto, su principio es político. La historia de México es particular y muy
reciente, a pesar de los intentos de querer meter a calzador el periodo prehispánico en su línea
del tiempo. Nuestra independencia fue consumada en 1821 y reconocida internacionalmente
desde 1836. ¿Acaso cayeron mexicanos del cielo en ese momento?
Antes de la llegada de los españoles, el territorio estaba constituido por diversos grupos cuyas
diferencias iban desde el idioma, prácticas, creencias, hasta su organización. Sin Estado ni
nación, entre ellos entraban en disputa o formaban alianzas, según los intereses del momento.
Pasó el tiempo y una vez iniciada la colonización se instauró la imposición de un mismo sistema
que buscaba aplicarse sobre todo y todos, a pesar de las diferencias entre los pueblos
originarios. Una misma ley que además dividía a la población mediante el sistema de castas.
Comunidades con una visión de mundo distinta primero obligadas a igualarse entre ellas para
después ser oprimidos. Tzotziles, mexicas, tlaxcaltecas, etc, todos pasaron a ser indios. Las
mezclas fueron múltiples, así como los términos para denominarlas. De la mano de los
peninsulares llegaron los esclavos traídos desde África con una cultura según la tribu de la que
provenían. Mezclas y remezclas, cada uno dentro de una categoría. Dividir para cohesionar,
cohesionar para dividir. ¿En qué momento aparece lo mexicano?
Llega la independencia y con ello una nación conformada por fronteras. El
Estado/nación sin identidad alguna, donde antes un sistema social estratificado imperaba.
Ahora la misma bandera habría de envolver a la población en su totalidad, una que durante 300
años estuvo fragmentada. El paso siguiente fue la conformación de un sujeto mexicano. Himno,
escudo e historia fueron y son las herramientas del Estado. La implementación de métodos
cohesionadores fueron aplicados y, hemos de admitir, nos creímos la fábula de la identidad
nacional, una legitimada por fronteras invisibles.
Mexicanizar el saber nos presenta frente a problemas de distinta índole, la negación de
la diferencia en búsqueda de un arquetipo es uno de estos. Me parece que hemos de ser francos
con nosotros mismos, ¿de qué manera puedo decir que, puesto que soy mexicana, comprendo
al otro solo porque nacimos en el mismo territorio? Norte, centro y sur poseen cosmovisiones
diferentes. Incluso habría que plantearnos a qué nos referimos al hablar de lo morelense.
¿Puedo decir que un cuernavacense vive la misma realidad de aquel que habita en Xoxocotla,
Tetela del Volcán o Zacatepec? Mexicanizar el saber podría ser, en consecuencia, una manera
de cohesionar una identidad en nombre de legitimar cierto poder que usa como herramienta el
olvido de la diferencia, lo distinto. Lo distinto se piensa desde lo distinto, es ahí cuando se
muestra no desde mí, sino desde ese otro. ¿Fundamentar un modo de ser no termina por hacer
uso de la misma lógica del opresor? Quizá.

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El centro, las ontologías clásicas y el sistema
Elaborar un mapa conceptual del tema.

1492: el encubrimiento del otro. Hacia el origen del mito de la modernidad

1) Palabras preliminares - Reporte de lectura.

Dussel reflexiona el concepto de Modernidad, cuyo medio y fin ha sido siempre la razón, que,
según los habitantes del centro, busca la manumisión del individuo por todos los medios
necesarios. El libro recopila la serie de conferencias impartidas en universidades cuyo eje es el
encubrimiento del otro y el problema de la Modernidad. Para ello generaron el mito de lo
“irracional” en el Otro, lo en-cubrieron como lo no-europeo más que haberlo des-cubierto. El
nacimiento oficial de la Modernidad data de 1492, año en el que Europa se encontró frente al
Otro como representación de lo que debe de ser oprimido y violentado, al asumirse a sí misma
como centro de lo real. Este principio le ha bastado para legitimar la colonización y conquista
de la Alteridad, a través de un “ego” descubridor.

La serie de conferencias que se encuentran en este libro tienen por intención el abrir un
espacio para problematizar el discurso antes explicado, a fin de que algún día alcancemos su
superación. Se trata de desarrollar la trans-modernidad y filosofía del diálogo, condiciones de

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posibilidad propias de la Filosofía de la Liberación en las que el diálogo intercultural e
interfilosófico sean factibles. Ésta parte del oprimido y periférico, esa Alteridad, que ha de ser
afirmada desde la negatividad: su imposibilidad empírica de intervenir como sujetos excluidos
con el objetivo de que pueda hacerlo y se rompa la disparidad jerárquica.

En este continente, América, el “indio” aparece a partir del Yo europeo, pues es éste
último quien funciona como sujeto constitutivo del mundo, dándole el derecho para imponerse,
matar, castigar, ocupar y monopolizar la violencia. El beneficio económico derramado a la par
de la sangre de los periféricos fue esencial para el desarrollo cultural y financiero de los
colonizadores. Dicho método fue aplicado anteriormente, de igual forma, en otros puntos,
como Sevilla, Córdoba, Málaga, etc. El cristianismo arrasó contra lo que pudo.

Hoy hemos de preguntarnos qué postura será la que tomemos al respecto, ya sea en el
ámbito ético o racional. A través del tiempo la represión histórica ha sido banalizada mediante
diversos dispositivos, se le ha restado importancia a la barbarie sistémica contra los olvidados
de la tierra.

Primera parte – Desde el “ego” europeo: el encubrimiento. - Reporte de lectura.


Para dar inicio a la serie de conferencias, esta primera parte sirve de introducción al problema
en cuestión cuando nos posicionamos desde la perspectiva europea. Respecto al libro en su
totalidad, aquellos temas que se mencionan no han de ser considerados como aseveraciones
terminadas, sino que el trabajo seguirá conformándose. Se trata, por ende, de figuras abstractas
que forman parte del desarrollo de la “subjetividad” moderna. Ésta nace desde el “des-
cubrimiento” de América y se constituye como tal con el cogito cartesiano en 1636.

Durante el siglo XV, España y Portugal se encontraban ya en el Renacimiento. El


primer reino fue el quien se experimentó a sí mismo como constitutivo del Otro como aquel
que lo conquista y domina. Es de esta manera que Europa se asume como “Centro” de todo, un
ego conquiro que hace aparecer al de periferia como aquello de lo que debe de apoderarse
mediante prácticas coercitivas. España estaba facultada para dar inicio con su expansión
territorial, en un principio con Granada, posteriormente América Latina, su primera periferia
oficial. El modelo que utilizó lo reprodujo, asimismo, en África y Asia. El proceso constitutivo
de la modernización, que deviene de la llegada de los españoles, usó como base el concepto de
la periferia, lugar de los oprimidos en la historia de la Modernidad, mismo que se define en
contraposición al “ego” de la Europa moderna.

Conferencia I - El eurocentrismo - Reporte de lectura.


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La Modernidad como proceso necesario para alcanzar la emancipación resulta ser más un mito
que otra cosa. En esta conferencia Dussel busca mostrar el problema del eurocentrismo y su
compañera, la fábula del progreso, siendo dos aspectos de “lo Mismo”. Para ello hace mención
de preceptos kantianos y hegelianos que legitiman esta cosmovisión. Por un lado, tenemos la
emancipación del hombre y su culpabilidad de vivir en un estado de inmadurez, por otro el
despliegue del espíritu absoluto que se muestra en la historia mundial a través de la
autorrealización de Dios, la Razón y la Libertad.

El desarrollo lineal es esencia de la ontología hegeliana, que va del concepto a la idea.


Este progreso es incluso espacial, pues de Oriente el espíritu absoluto llega a Occidente,
Europa, y es ahí donde se marca el Fin de la Historia Universal. La inferioridad total de los
pueblos originarios para Hegel es innegable, sin importar la complejidad de las civilizaciones
con las que se encontraran los colonialistas. Es por ello que América Latina no participa de la
historia mundial, mientras Europa, según Hegel, se convierte en el centro y eje. De igual
manera, a pesar de hablar de una trinidad entre África, Asia y la zona europea que se unen en
el Mar Mediterráneo, para el filósofo los pobladores de la primera son, hombres en bruto,
torpes, sin ley, ahistóricos, en un perpetuo estado de naturaleza. Asia, en cambio, representa
una etapa temprana de la humanidad, infantilizada. Europa, por su parte, se divide en sur
(espíritu de la Antiguad) y norte (la parte incultivada y destino del Espíritu Absoluto); mismo
que se bifurca entre el aquel relacionado más con Asia, el Este, conformado por Rusia y
Polonia, y el Oeste, verdadero núcleo de Occidente, constituido por Alemania, Francia,
Dinamarca y los países escandinavos, dejando fuera a España. Será, según Hegel, en tierra
germana que la voluntad del Espíritu Absoluto logrará realizarse en su totalidad.

La tesis de hegeliana con la que Dussel discute es la siguiente: El Espíritu se despliega


para regresar a sí mismo y acontece históricamente. Su libertad le lleva a ser el medio por el
cual se habrá de desarrollar la razón como principio universal. Dado que el Espíritu Absoluto
está dado, no tiene nada por aprender de las demás civilizaciones y los espíritus de éstas no
poseen derecho. El poder imperial del Centro sobre la Periferia es sacro. Este es el problema
central del eurocentrismo y el desarrollo de su razón ilustrada. Esta tesis no le da importancia
al encuentro con América como momento fundamental en el que se asienta la Modernidad.
Para Dussel es lo contrario: conquista y “descubrimiento” son decisivos para la existencia del
“ego moderno” como subjetividad “centro” en la que se vive el “fin” de la historia”. El mito
de la modernidad sirve para dar razón de la violencia para dominar al Otro.

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Conferencia 2 - De la "invención" al "descubrimiento" del Nuevo Mundo

Elabora un cuadro comparativo entre el mundo español y el mundo indígena.

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Conferencia 3 - De la "conquista" a la "colonización" del mundo de la vida (Lebenswelt)

Elabora un cuadro comparativo entre la conquista y la colonización.

Conquista:

• Dominación jerárquica mediante la fuerza de un pueblo o Estado sobre otro.


• Busca aniquilar al Otro.
• Figura práctica, relación de Persona-Persona, política, militar; no de reconocimiento e
inspección -con levantamiento de mapas y descripción de climas, topografía, flora o
fauna- de nuevos territorios, sino de la dominación de las personas, de los pueblos, de
los "indios".
• No es ya la "theoría", es ahora la "praxis" de dominación.
• Figura jurídico-militar
• "Conquistador": primer hombre moderno activo, práctico, que impone su
"individualidad" violenta a otras personas, al Otro.

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• Proceso militar, práctico, violento que incluye dialécticamente al Otro como "lo
Mismo".
• El Otro, en su distinción, es negado como Otro y es obligado, subsumido, alienado a
incorporarse a la Totalidad dominadora como cosa, como instrumento, como oprimido.
• "Experiencia" moderna de superioridad cuasi-divina del "Yo" europeo sobre el Otro
primitivo, rústico, inferior.
• "Yo" violento-militar que "codicia", que anhela riqueza, poder, gloria.
• "Ser-Señor" sobre otro antiguo señor.
• Yo-conquistador" es la proto-historia de la constitución del ego cogito
• La "Conquista" es afirmación práctica del "Yo conquisto" y "negación del Otro" como
otro.
• Ego violento, guerrero y fálico.

Colonización:

• Ocupación jerárquica de un espacio que domina ideológica, cultural, económica y


políticamente.
• Supone la adquisición del pueblo perteneciente al territorio colonizado.
• América Latina fue la primera colonia de la Europa moderna.
• Involucra colonizar la vida cotidiana del periférico
• Proceso “europeo" de "modernización", de civilización, de “subsumir" (o alienar), al
Otro como "1o Mismo"; pero ahora no ya como objeto de una praxis guerrera, de
violencia pura, sino de una praxis erótica, pedagógica, cultural, política, económica, es
decir, del dominio de los cuerpos por el machismo sexual, de la cultura, de tipos de
trabajos, de instituciones creadas por una nueva burocracia política, etc., dominación
del Otro.
• Domesticación, estructuración, colonización del “modo" como aquellas gentes vivían
y reproducían su vida humana.
• Se "coloniza" la sexualidad india, se vulnera la erótica hispánica, se instaura la doble
moral del machismo: dominación sexual de la india y respeto puramente aparente de la
mujer europea.
• Sexualidad puramente masculina, opresora, alienante, injusta.
• La relación erótica es igualmente de dominio del Otro

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• Los cuerpos se hacen territorio colonizable subjetiva y objetivamente: el varón se le
explota como fuerza de trabajo, a la mujer en el ámbito sexual.
• El "yo colonizo" al Otro, a la mujer, al varón vencido, en una erótica alienante, en una
económica capitalista mercantil, sigue el rumbo del "yo conquisto" hacia el "ego
cogito" moderno.
• Negación completa de la Alteridad que aparece como no-ser, pero ser en potencia.

Conferencia 4 - La "conquista espiritual". ¿"Encuentro" de dos mundos? - Reporte de


lectura.

En esta conferencia Dussel trata los siguientes conceptos: “conquista espiritual” y “encuentro
entre dos mundos”. Los cuales comprende como la coerción ideológica Occidental sobre el
“imaginario” de los periféricos, encontrando varias contradicciones. Según el cristianismo,
doctrina que traen los españoles, el amor es lo que se predica, no obstante, la violencia es
esencial en sus prácticas de conquista. Cristo, su fundamento, es una víctima de la barbarie,
mas los europeos llevan la masacre como consigna civilizatoria. El mundo de los indios es
negado, su Alteridad, para serles impuestos sin compasión otro Dios que representa la
misericordia y, además, le da legitimidad divina a los del Centro para conquistar. Dicha praxis
se justifica a sí misma como designio divino: Dios es el fundamento. El mito civilizador está
justificado por la razón y oculta la violencia de por medio, subsumiendo toda posible culpa que
pueda existir al asesinar al Otro.

Primero de descubre el espacio geográfico, se conquistan los cuerpos de sus habitantes


y en lo posterior es necesario colonizar ideológicamente mediante la cosmovisión religiosa.
Por ende, el otro aparece como lo malo, demoniaco, pagano, peligroso: ha de ser destruido en
nombre de Dios. La conquista espiritual da inicio en 1524 con el arribo de los misioneros
franciscanos. Los métodos del catecismo fallaron en su primer momento, pues carecían de un
suelo epistémico firme. También se dio el caso de tomar el Otro como ser en potencia, un
posible hombre en estado de inmadurez que requería de ser evangelizado. El salvajismo
bárbaro debía de optar por el “sentido común” europeo para poder ser humano y entrar al Reino
de los Cielos. Aprender las oraciones, mandamientos y preceptos, asumir el ciclo litúrgico
como medida del tiempo y distinguir entre espacios sacros, son menester para esto. La
“conquista espiritual” representa la dominación religiosa del conquistador sobre el oprimido.

Por su parte, el concepto de “encuentro entre dos mundos” deviene del mito que intenta
mostrar el choque violento y genocida de Europa con América Latina como un momento

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armónico entre dos culturas, cuando la relación es totalmente asimétrica. En efecto, nacerá otra
cultura, la mestiza, híbrida y sincrética, pero no como consecuencia de relaciones no
jerárquicas, violentas y coercitivas, sino todo lo contrario, será efecto de la dominación y el
trauma originario. Como latinoamericanos no puede sernos ajenos los muertos del pasado, los
sin nombre, los hijos de nadie, cimientos sobre los que se construyó la civilización a la que
pertenecemos. Decir “encuentro” encubre la dominación del “yo” europeo sobre el mundo del
Otro, que deslegitima la cosmovisión total de la periferia justificándose teológicamente. La
superioridad de la cristiandad, además fundamentada por un Dios histórico, le permite
depreciar todas las creencias indígenas. No existió “encuentro” alguno, sino, más bien, la
realización del ego europeo. El destino de los indígenas fue desaparecer o mestizarse; no hay
encuentro, sí en-cubrimiento.

¿Existe una filosofía en nuestra América Latina? - Procesos - Reporte de lectura.

El pensamiento filosófico en América Latina parte de su descubrimiento y la conquista


española. Hispanoamérica no existe antes de este momento, no sólo por la cuestión española
sino porque los pueblos estaban fragmentados, no existía una cohesión cultural que pudiese
englobar a todos. A partir del siglo XVI aparecen productos culturales filosóficos en este lado
del mundo sin relación alguna con leyendas y mitos, que nacen por la influencia de las
principales corrientes de pensamiento en España en ese momento, consecuencia de la
dominación política y espiritual. El punto de partida era la perspectiva española, no una propia
que respondiera a los habitantes del continente. Estado e Iglesia fueron quienes marcaron la
pauta respecto a la cosmovisión imperante. La filosofía que comienza a proliferar es la
Escolástica, que termina en el siglo XVIII debido a la influencia del Renacimiento,
caracterizada por ser un pensamiento conservador antimoderno. Ésta se preguntaba por la
humanidad del indio, justifica la dominación y la guerra.

Centros culturales y de educación incentivan en las principales ciudades del virreinato


colegios coralinos y sociedades económicas “amantes del país”. De igual forma, comienzan a
hacerse publicaciones para divulgar el pensamiento filosófico. La producción del mismo, en
búsqueda de una identidad para las colonias, es de suma importancia para la academia, como
consecuencia de la Ilustración y las revoluciones europeas. Alcanzada la independencia del
continente, los filósofos comienzan a hacerse otras preguntas sin la influencia de la monarquía,
pero sí con un rezago y complicaciones, debido a los problemas político-sociales del siglo XIX.
En la segunda parte de dicho siglo la revolución emancipadora trae consigo la filosofía de la

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Ideología que influye tanto a la comunidad académica como a publicistas y políticos, ya fueren
liberales o conservadores. Es aquí cuando el positivismo toma un lugar de suma importancia
para los intelectuales y las clases dirigentes durante cuatro décadas. Los pertenecientes a esta
doctrina hacen una crítica a las anteriores. No obstante, una vez termina el auge del positivismo
la batuta es tomada por nuevos pensamientos. La postura antinaturalista del bergsonismo los
lleva a alejarse de la lógica. La fenomenología de Husserl también impactó al continente,
asimismo el existencialismo de Heidegger, Jaspers y Sartre. Ya para la primera mitad del siglo
XX la filosofía francesa es la que más se difunde, junto a los intereses políticos y sociales de
sus referentes. Asimismo, la lógica, la epistemología y el análisis del lenguaje comenzaron a
ganar seguidores. Para este punto la filosofía de América Latina logró un buen grado de
aceptación, reflejado en la gestión de sociedades y grupos especializados, cátedras y
departamentos universitarios, publicaciones impresas y un lugar asegurado.

Ahora bien, es momento de pensar en si es o no posible hacer filosofía en América


Latina. Es claro que los países que la conforman se ven bastante influenciados entre ellos, sea
intelectual o políticamente. La influencia filosófica proveniente de Europa es clara desde la
misma génesis de Hispanoamérica con España. En lo posterior la inglesa durante la Ilustración
con el empirismo, el utilitarismo durante las primeras décadas del siglo XIX e incluso hoy con
la analítica. Por su parte, los franceses también han sido enormes referentes en el continente,
fuesen los enciclopedistas o los existencialistas. El idealismo germánico también ha sido de
enorme importante, los teóricos italianos e incluso sus marxistas como Gramsci. Podemos
concluir que Occidente y Latinoamérica llevan un camino paralelo, nunca nos han sido ajenos
sus procesos de pensamiento y siempre han sido referentes.

Nuestro proceso ideológico nunca se ha bastado por sí mismo, ha respondido


directamente a las inquietudes de la población, su evolución ha sido discontinua al tratar de
seguir el paso de Europa y Estados Unidos, ha quedado rezagada según la velocidad con la que
han podido llegar las corrientes de una academia a otra (aunque hoy esto se ha logrado
estabilizar gracias a la tecnología y editoriales). La filosofía en América Latina parte de cero
con la llegada de los españoles, sin influencia indígena, como un árbol trasplantado que les
sirvió para ser un arma de dominación intelectual. Ésta fue, y ha sido, aliada de los poderosos
para influenciar en la sociedad según las ideas que quisieron implantan. Filosofar para nosotros
significa adoptar las corrientes, ideas, escuelas y sistemas extranjeros, apoyar sus tesis y
asumirlas como propias, repetir sus discursos. Hemos estado totalmente dispuestos a absorber
dócilmente su producción de conocimiento. No existen aportes originales, una tradición

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reflexiva que tome en cuenta a las culturas y pueblos locales, que se dedique a pensarlos, ni
tendencias metodológicas propias o sistemas que tengan secuelas en la discusión filosófica
internacional. Ello ha generado un ambiente de frustración en la comunidad debido a la
insatisfacción de nuestra influencia. La filosofía de nuestro continente no se ha dado momento
para traducir el espacio en el que habita, ser reflejo de la conciencia latinoamericana. No
obstante, Bondy considera que hay esperanzas.

Debate - Elabora un mapa conceptual.

Interpretación - Elabora un mapa mental.

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