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contenido

Estudios
Por tu bien, y sobre todo por el mío: fundamentos
y altibajos del prohibicionismo estadounidense
ANDRÉS LÓPEZ RESTREPO 3
UNIVERSIDAD España-América Latina: la dimensión europea de las relaciones
NACIONAL HUGO FAZIO VENGOA 25
DE COLOMBIA
Democracia
Inclusión partidista y exclusión cultural en Colombia:
I N S T I T U TO D E E S T U D I O S pistas para comprender su relación
POLÍTICOS Y RELACIONES MARÍA EMMA WILLS OBREGÓN 44
INTERNACIONALES
La seguridad: difícil de abordar con democracia
IEPRI
FRANCISCO LEAL BUITRAGO 58
Coyuntura
análısıs
MAYO / AGOSTO 02 Nº 46
La posguerra colombiana: divagaciones sobre
la venganza, la justicia y la reconciliación
IVÁN OROZCO ABAD 78
La política internacional del gobierno

polítıco Pastrana en tres actos


DIANA MARCELA ROJAS RIVERA
La compleja relación colombo-venezolana.
Una coyuntura crítica a la luz de la historia
100

SOCORRO RAMÍREZ VARGAS 116


Francisco Leal Buitrago
FUNDADOR

William Ramírez Tobón


Debate
DIRECTOR Credo, necesidad y codicia: los alimentos de la guerra
Miguel García Sánchez
ÁLVARO C AMACHO GUIZADO 137
EDITOR
¿Guerra civil en Colombia?
Gonzalo Sánchez Gómez WILLIAM RAMÍREZ TOBÓN 151
ASESOR EDITORIAL

Jimena Holguín Castillo


Colombia: ¿guerra civil, guerra contra la
ASISTENTE EDITORIAL sociedad, guerra antiterrorista o guerra ambigua?
EDUARDO PIZARRO LEONGÓMEZ 164

ASESORES EDITORIALES
Testimonio
INTERNACIONALES La guerra contra los Derechos del Hombre
Thomas Fischer Alemania GONZ ALO SÁNCHEZ GÓMEZ 181
Klaus Meschkat Alemania
Tensiones en la investigación y cambios de paradigmas:
Maria Isaura Pereira de Queiroz Bra sil
intercambio con matemáticos
Catherine LeGrand Canadá
ORLANDO FALS BORDA 191
Norbert Lechner Chile
Charles Bergquist Estados Unidos
Daniel Pécaut Francia
Reseñas
La violencia en Colombia. Estudio de un proceso social,
Eric Hobsbawm Inglaterra de Germán Guzmán, Orlando Fals Borda y Eduardo Umaña Luna
GONZ ALO SÁNCHEZ GÓMEZ 198
Preparación editorial e impresión La seguridad nacional a la deriva: del Frente Nacional a la Posguerra Fría,
Unibiblos / Universidad Nacional de Colombia de Francisco Leal Buitrago
Carátula ERIC LAIR 200
Ideódromo
Luis Miguel Cabanzo, Óscar Eduardo Arias La globalización en su historia,
Distribución de Hugo Fazio Vengoa
Siglo del Hombre Editores DIANA MARCELA ROJAS RIVERA 201
Unibiblos

Resúmenes 203
Impresa en Colombia, 2002
debate
Credo, necesidad
y codicia:
los alimentos
de la guerra

en círculos ac adémicos, centros de


de pensamiento y, lo más importante, agencias de
financiamiento internacional, se ha venido impo-
niendo un tipo bastante particular de literatura
en relación con las nuevas características que
asumen las guerras civiles desatadas especialmen-
te a partir del fin de la Guerra Fría.

análısıs polítıco nº 46
Esas nuevas aproximaciones han abierto un
intenso debate sobre los pesos diferenciales que
las dimensiones sociales, políticas y económicas
tienen en las posibilidades y dinámicas de las
guerras civiles. Mientras que para los afiliados a
la primera corriente la ideología –los credos
políticos– los sentimientos de agravios, las per- [137]
cepciones de la injusticia y la necesidad de inver-
tir las condiciones sociales y políticas, para
reivindicar los intereses de los sectores más po-
bres, vejados y excluidos, son los elementos fun-
Álvaro Camacho Guizado
damentales; para los teóricos de la segunda, la
Sociólogo, director del Centro de Estudios
Socioculturales e Internacionales, CESO,
“economía política”, la capacidad de acceso a
Universidad de los Andes. recursos económicos que tienen los rebeldes
determina sus posibilidades de organización y
subsistencia. Para los primeros, domina el altruis-
mo, para los segundos lo que verdaderamente
cuenta es la codicia.
En Colombia, como lo veremos más adelante,
una creciente literatura tiende a cuestionar las
explicaciones más “tradicionales” de la rebeldía
guerrillera, aquellas que aún arguyen que ésta se
basa en las consideraciones que hacen los rebel-
des armados sobre la injusticia, la desigualdad, los
agravios y las exclusiones sociales y políticas como
los motores de su actividad militar. Bien sea por
sus propias experiencias, bien por las de otros
países en los que la rebelión armada ha triunfado,
las guerrillas colombianas siguen considerando
que la vía armada es la única posibilidad de con-
frontar esas lacras históricas.
La nueva literatura hace énfasis, en cambio, en
el ánimo de lucro, el carácter de buscadores de
rentas y de delincuentes económicos que son, o se
han convertido, esas guerrillas. Los resortes políti-
cos han cedido a estos apetitos de codicia, y esto surgen en situaciones en las que los ingresos del
ha desdibujado las razones de su lucha. Estado disminuyen por el declive de la economía y
Es esencial adentrarse en el debate, porque de la expansión del delito, la corrupción y la ineficacia;
las posturas sobre el mismo se deducen actitudes y la violencia está cada vez más privatizada, como
acciones políticas de la mayor importancia. Aun- consecuencia del creciente crimen organizado y la
que es difícil pronunciarse en una u otra direc- aparición de grupos paramilitares, mientras la legiti-
ción sin una mayor investigación empírica sobre midad política va desapareciendo2.
las “verdaderas” motivaciones de los insurrectos,
en este trabajo quiero plantear la hipótesis de que Su análisis sobre las contiendas de la antigua
si bien la presencia y el uso de rentas ilegales, Yugoslavia muestra esa búsqueda de ventajas
especialmente las ingentes sumas derivadas del particularistas por medios que escapan a la su-
narcotráfico o los impuestos a las petroleras puesta naturaleza de las guerras anteriores, y en
trasnacionales, tienden a teñir la actividad guerri- especial la compleja mezcla de economía y políti-
llera de ánimo de lucro y codicia, y a desdibujar ca, en la que los objetivos de la primera tienden a
sus propósitos iniciales, al menos entre algunos imponerse sobre los de la segunda3.
sectores insurgentes, las motivaciones políticas Kaldor, sin embargo, no es la única autora que
siguen dominando su acción, y de allí que consi- resalta la dimensión económica de las guerras
derarlos como simples codiciosos impenitentes civiles y su vinculación con el delito organizado.
conduce a distorsionar su imagen, a alejar las Entre los textos más influyentes en estas nuevas
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posibilidades de encontrar salidas negociadas al perspectivas están los estudios realizados para el
conflicto armado, y a proponer alternativas béli- Banco Mundial por Paul Collier4, para quien el
cas y no políticas en la confrontación del principal análisis de los nuevos conflictos debe verse a la luz
problema político del país. de la dicotomía entre descontento y codicia. En
Volvamos al debate internacional: una de las síntesis, aunque los rebeldes deben construir un
más importantes contribuciones ha sido el influ- discurso en el que la injusticia y la desigualdad
[138] yente libro de Mary Kaldor1, para quien en el social imperantes son el resorte que mueve a la
contexto de la globalización lo que se considera organización y al combate contra los opresores, la
guerra, es decir, aquellas confrontaciones arma- realidad indica que con frecuencia se generan
das entre estados en las que el propósito es fuertes hiatos entre el discurso y la realidad de la
infligir la máxima violencia, ha devenido un motivación económica de los rebeldes.
anacronismo. Hoy día esas confrontaciones son Según Collier, las narrativas de la injusticia y el
mezclas de guerras, delito organizado y violacio- agravio no sólo son más legítimas para los propios
nes masivas de los derechos humanos. La natura- luchadores: también lo son de cara a la opinión
leza de esas confrontaciones se ve complicada pública internacional, que no apoyaría una simple
por el desarrollo paralelo de una economía cri- guerra de saqueo que no estuviera presidida por
minal informal que tiñe los objetivos de la con- principios altruistas. En efecto, la necesidad de
tienda. En el centro de la dinámica están las legitimación nacional e internacional conduce a
tensiones a que se ven sometidos los estados de la formulación de discursos que apelen a la solida-
las sociedades en guerra: cuestionada su autori- ridad con la rebeldía. Pero, sostiene Collier, la
dad a partir de su inserción en un mundo teoría económica señala otra cosa: según ésta, “la
globalizado, y retada por las fuerzas que interna- motivación para los conflictos no tiene importan-
mente lo cuestionan. En síntesis, las guerras cia: lo que importa es que la organización se pue-
contemporáneas y posmodernas da sostener financieramente”5.

1 Kaldor, Mary. Las nuevas guerras. Violencia organizada en la era global. Barcelona: Tusquets, 2001.
2 Kaldor, Mary. Ob. cit., p. 20.
3 Esto no quiere decir que las guerras anteriores no tuvieran fundamentos económicos. Es preciso recordar
que Lenin, basado en los trabajos de J. A. Hobson y de R. Hilferding, caracterizó a la Primera Guerra Mundial
como una lucha imperialista por el reparto del mundo. Cfr. El imperialismo, fase superior del capitalismo.
4 Collier, Paul. “Doing Well out of War: An Economic Perspective”. En: Berdal, Mats y Malone, David M.
(editores). Greed and Grievance. Economic Agendas in Civil Wars. Boulder y Londres: Lynne Rienner, 2000, pp.
91-111. Véase también: Collier, Paul. “Causas económicas de las guerras civiles y sus implicaciones para el
diseño de políticas”. En: El Malpensante, No. 30, mayo-junio de 2001.
5 Collier, Paul. Ob. cit., 2001, p. 32.
debate
Así, si bien en la base de los nuevos conflictos niveles de cobertura educativa, puesto que el alis-
puede parecer alguna raíz asociada a un descon- tarse en una fuerza armada es una alternativa
tento, que a su vez puede estar producido por realista para jóvenes que carecen de opciones de
tensiones étnicas, por una intolerable desigualdad movilidad social ascendente. Además, los países
económica, ausencia o limitaciones de derechos con más alto riesgo de rebelión se caracterizan
políticos o la incompetencia gubernamental para por tener una población dispersa, difícilmente
generar un desarrollo económico aceptable, la controlable por el gobierno central, y por haber
clave de la sostenibilidad de la rebelión radica en experimentado conflictos armados previamente.
la capacidad de los rebeldes de contar con recur- Ahora bien, aunque las guerras pueden ser
sos económicos6. una manifestación de conflictos políticos, no es
Collier sostiene que la teoría del descontento necesariamente cierto que éstos conduzcan a la
falla por tres razones fundamentales: en primer guerra:
lugar, porque la formación de ejércitos rebeldes
se enfrenta con las dificultades propias de organi- Los analistas con frecuencia razonan retrospectiva-
zación de la acción colectiva: la injusticia, la ven- mente a partir del discurso político que se produ-
ganza y el alivio de los agravios son bienes ce en el curso del conflicto y deducen que la
públicos, y por tanto susceptibles de que sobre guerra es la consecuencia de un conflicto político
ellos opere la idea de los free riders, es decir, de particularmente intenso, a su vez basado en moti-
quienes consideran que la lucha puede ser em- vos de descontento particularmente graves. Empe-

análısıs polítıco nº 46
prendida por otros, de manera que los combatien- ro, la intensidad del descontento objetivo no
tes potenciales pueden optar por no luchar, en predice una guerra civil. Muchas sociedades viven
espera de que otros hagan el trabajo. intensos conflictos políticos durante mucho años
En segundo lugar, porque los ejércitos rebeldes, sin que éstos se conviertan en guerras. El conflicto
para ser exitosos, deben demostrar desde un prin- político es universal, en tanto que la guerra es
cipio que pueden ser militarmente triunfantes, y escasa. Yo argumento que allí donde la rebelión
esto requiere que sean de un tamaño adecuado; de resulta ser financieramente viable, habrá guerras.
[139]
lo contrario, los riesgos de derrota son tan altos Como parte del proceso de la guerra, la organiza-
que actúan como disuasores. Se genera así un cír- ción rebelde tiene que generar el descontento de
culo vicioso en el que tamaño, eficacia y perspecti- grupo, en aras de la efectividad militar. La genera-
vas de triunfo se muerden las respectivas colas. ción del descontento grupal politiza la guerra. En
En tercer lugar, antes de obtener justicia los conclusión, es la guerra la que produce el conflic-
rebeldes deben luchar, pero nada asegura que un to político intenso, y no a la inversa8.
triunfo militar produzca esa justicia deseada. Para
un dirigente militar rebelde es más fácil prometer
que luego cumplir7. Las probabilidades de que el L A S A LT E R N A T I VA S : I N J U S T I C I A ,
triunfo produzca un régimen similar al derrocado NECESIDAD Y REBELDÍA
son tan altas, que difícilmente pueden ser convin- En Colombia esta nueva perspectiva econo-
centes para quienes arriesgan sus vidas en una micista ha venido ganando adeptos, y es así como
lucha incierta contra un enemigo superior. distinguidos investigadores y académicos se han
Dados estos obstáculos, la tesis de la codicia se matriculado en la teoría de la codicia-depreda-
abre camino: a partir del examen de una base de ción para caracterizar la acción de las organizacio-
datos internacional, Collier establece que las con- nes guerrilleras. Boris Salazar, María del Pilar
diciones más propicias para una rebelión sosteni- Castillo y Mauricio Rubio son ejemplos revelado-
ble se dan en países que basan su economía en la res. Para los primeros,
exportación de materias primas, puesto que éstas
son fácilmente gravables tanto por los gobiernos no puede desconocerse, por supuesto, que el fenó-
como por los insurgentes, que tienen una fuerte meno de la exclusión política, generado por el
proporción de población joven, que constituye Frente Nacional, explica el surgimiento y prolifera-
fuerza de trabajo militar, y que muestran bajos ción de las organizaciones armadas revolucionarias

6 Collier, Paul. Ob. cit., 2000.


7 Ídem., pp. 98-99.
8 Collier, Paul. Ob. cit., 2001, p. 43.
activas en las décadas del setenta y del ochenta. producir bienes y servicios suficientes para aliviar
Pero la dimensión política y revolucionaria de esas la pobreza, de modo que ésta deja ser una condi-
organizaciones actúa en el contexto más amplio de ción percibida como natural y se convierte en un
una organización social en la que la depredación problema que podría ser resuelto. En estas cir-
sistemática, el ejercicio de la violencia y la búsqueda cunstancias, la pobreza empieza a producir condi-
de ventajas económicas prevalecen. Para decirlo de ciones de indignación que sustituyen a las de
otra forma, no sólo la exclusión política explica el resignación. Y esta indignación será mayor cuanto
surgimiento y consolidación de organizaciones más aumente el sufrimiento de los estratos bajos.
armadas revolucionarias en las décadas del setenta y En segundo lugar, es preciso que la insatisfacción
del ochenta. Hay una explicación más amplia y con con la situación de injusticia se expanda a las
un mayor poder de cobertura: en general el contex- clases dominantes de manera que se dividan y sea
to social favorecía la proliferación de los que esta- posible la formación de alianzas entre algunos
ban organizados para la depredación y para la dominantes y los dominados. En tercer lugar, es
imposición violenta, a costa del debilitamiento, y necesario que algunos de los miembros de las
hasta la desaparición, de quienes no lo estaban9. clases dominantes sean percibidos como parásitos,
cuya inutilidad en la producción de riqueza es
Mauricio Rubio, a su turno, realiza un notable concebida como una violación del pacto social
esfuerzo para negar la tesis de la distinción entre implícito. A ello debe agregarse que es preciso
la delincuencia común y la política, para resaltar que las causas de la miseria y el sufrimiento ten-
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que al fin y al cabo los delitos cometidos por unos gan culpables reconocibles: empleadores, grandes
y otros delincuentes tienen los mismos impactos propietarios, altos funcionarios estatales, etc. En
sociales, y que en su actividad militar, los guerrille- cuarto lugar, es indispensable la presencia y ac-
ros no solamente cometen innumerables delitos ción de agitadores. Finalmente, en quinto lugar,
contra la vida humana y contra la propiedad, sino es fundamental el desarrollo de espacios sociales y
que sus ánimos rentísticos determinan en gran culturales que permitan que los dominados pue-
[140] medida el tipo de prácticas a las que se dedican10. dan, al menos, experimentar condiciones de me-
En conexión con este debate es importante joramiento de su situación. Esto quiere decir,
resaltar que Barrington Moore, en su monumen- simplemente, que el régimen imperante debe
tal trabajo sobre las bases sociales de la injusticia y permitir algunas expresiones alternativas a los
la revuelta11, arguye que si una cultura hace del dominantes. En este sentido, los regímenes totali-
sufrimiento un fin en sí mismo y todas las culturas tarios cierran las puertas a esos espacios y dificul-
conciben ciertas formas de sufrimiento como tan la acción reivindicativa o de revuelta13.
inherentemente dolorosas, se justifica que consi- De lo anterior se infiere que las percepciones
deremos que la ausencia de dolor es debida a de las injusticias y el desarrollo del descontento
alguna forma de anestesia moral o psicológica. tienen bases y prerrequisitos sociales, y dadas
Desde este punto de vista, Moore propone que la ciertas condiciones, se pueden convertir en el
aseveración de que no hay un espíritu indomable motor de la rebelión. Es claro, desde luego, que
de revuelta adquiere un sentido diferente. Esto un grado elevado de conciencia popular sobre la
quiere decir que en ciertas condiciones psicológi- situación es una condición necesaria pero no
cas y sociológicas particulares, la anestesia puede suficiente para que la rebeldía tenga una expre-
ser terriblemente efectiva12. sión en alguna forma de acción colectiva o de
La superación de esta anestesia tiene, también, guerra. También es claro que si no hay condicio-
unas bases sociales. En primer lugar, un rápido nes sociales y culturales para que se desarrollen
crecimiento de la capacidad de la sociedad de percepciones sobre los orígenes sociales de la

9 Salazar, Boris y Castillo, María del Pilar. La hora de los dinosaurios. Conflicto y depredación en Colombia. Cali-
Bogotá: Cidse-Cerec, 2001.
10 Rubio, Mauricio. Crimen e impunidad. Precisiones sobre la violencia. Bogotá: Tercer Mundo Editores - CEDE, 1999.
11 Moore, Barrington. Injustice, the Social Bases of Obedience and Revolt. Nueva York, White Plains: M. E. Sharpe,
1978.
12 Moore, Barrington. Ob. cit., p. 460.
13 Ídem., pp. 468 y ss.
debate
miseria y sobre la existencia de responsables, y sin res, asesorados éstos, por oficiales del Pentágono y
el desarrollo de organizaciones con liderazgo respaldados en su cometido por la gran prensa, los
legítimo, las perspectivas de la rebeldía no tienen jefes de los dos partidos tradicionales, los latifun-
mayores posibilidades de desarrollarse. De otra distas y los terratenientes. El generalato pensó que
parte, el soporte financiero de la rebelión es sin tres semanas era tiempo más que suficiente para
duda fundamental, y en esto la contribución de acabar con el grupo de 48 valientes campesinos y
Collier es exacta. Pero la pregunta esencial, a la entregarle a los militaristas un parte de victoria.
que trata de responder Moore, es si la ausencia de Los marquetalianos después de ser agredidos, deci-
esos requisitos permite que la sostenibilidad eco- dieron en una asamblea levantarse en armas. Antes
nómica de los rebeldes se convierta en la clave de de iniciarse la agresión contra Marquetalia, las
su rebeldía. En otras palabras, la existencia de FARC hicieron distintos llamamientos públicos
recursos es también condición necesaria pero no dirigidos al Congreso, a los jefes de los partidos
suficiente para el desarrollo de la rebeldía. políticos, a las organizaciones sociales, a las perso-
A la luz de estas consideraciones, examinemos nalidades civiles y militares, a la Iglesia católica
algunas dimensiones del caso colombiano. Para colombiana, a las Naciones Unidas, a la Cruz Roja
este propósito es importante recorrer algunos Internacional, a los intelectuales de Europa, entre
hitos del desarrollo de las organizaciones insur- otros, para que contribuyeran a persuadir al Esta-
gentes, y esto se debe hacer a partir de sus propias do y al Gobierno de Colombia sobre la conve-
percepciones de la situación. Éstas, independien- niencia de darle solución pacífica y satisfactoria

análısıs polítıco nº 46
temente de su exactitud, precisión y objetividad, a las justas peticiones de los marquetalianos
reflejan la manera como han definido la situación amnistiados, sin necesidad de volver a recurrir a la
de injusticias y agresiones de las que han sido confrontación armada. Pero se impuso, como
víctimas, y esta definición en sí misma es una clave siempre, la intransigencia y la voracidad de los
de su acción. Con ocasión de su 38 aniversario, las intereses mezquinos de la oligarquía gobernante a
FARC emitieron un comunicado en el que recons- quien le pareció más barato no invertir cinco mi-
truyeron sus primeros pasos y reiteraron lo que llones de pesos en la construcción de vías de pene-
[141]
han venido diciendo desde su inicio como fuerza tración, escuelas, puestos de salud y un centro de
beligerante acerca de las razones de su lucha. Vale mercadeo para sus productos, sino liquidarlos
la pena citar el documento in extenso: físicamente por medio de la fuerza, y con ello aho-
gar en sangre el deseo de cambio de la mayoría de
El 27 de mayo de 1964, hace 38 años surgieron las colombianos, para que el Estado continuara, sin
FARC-EP como respuesta política, económica, obstáculo alguno, con su política de “tierra arrasa-
social y armada a la agresión del Régimen político da” contra el pueblo, expropiando a los campesi-
oligárquico del bipartidismo liberal-conservador, nos de las mejores tierras y entregando nuestras
contra los marquetalianos, la que se extendió des- riquezas y soberanía a los más oscuros intereses del
pués a todas las organizaciones populares. En 1964 capital transnacional, liderado por el Fondo Mone-
el Estado colombiano comenzó con 16.000 hom- tario Internacional14.
bres, la más grande operación militar de extermi-
nio contra 46 hombres y dos mujeres bajo el Treinta años después los puntos de vista en
mando del Comandante Manuel Marulanda Vélez, relación con su historia siguen siendo similares: el
en Marquetalia. tema de los agravios de que han sido víctimas los
Fue el Congreso de la Republica, influenciado colombianos a quienes dicen representar, conti-
por Álvaro Gómez Hurtado, el que autorizó al núa inspirando su lucha reivindicativa. En res-
Presidente Guillermo León Valencia agredir a puesta a una carta enviada por un grupo de
Maquetalia, acusándola de ser una “República intelectuales y académicos a la Coordinadora
IndependienteÓ, porque en ella se habían queda- Guerrillera Simón Bolívar en noviembre de 1992,
do, gracias a la fertilidad de sus tierras, la mayoría en la que le reiteraba a la Coordinadora Guerrille-
de los amnistiados. Contando para esta agresión ra Simón Bolívar que su lucha había sido legítima
con el apoyo irrestricto de los altos mandos milita- en su origen, pero que los métodos utilizados, el

14 “38 años de FARC-EP. Documento de análisis de los voceros de las FARC-EP”. Anncol, 29 de mayo de 2002.
Véase: Pizarro, Eduardo. Las FARC (1946-1966). De la autodefensa a la combinación de todas las formas de lucha.
Bogotá: IEPRI -Tercer Mundo Editores, 1992.
secuestro, la extorsión y la vinculación con el los grandes empresarios extranjeros y nacionales;
narcotráfico las habían hecho perdido su sentido los profesionales e intelectuales jóvenes demócratas
original, la organización respondió que: se ven cercados y están en el dilema de entregarse a
la clase dominante o perecer; los pequeños y media-
Es importante destacar que la lucha guerrillera nos productores, tanto del campo como de la ciu-
revolucionaria en Colombia, nació, se desarrolló y dad, ven arruinadas sus economías ante la cruel
continúa creciendo como respuesta popular a la competencia y acaparamiento por parte del capital
permanente violencia del Estado que impide a extranjero y de sus secuaces vende patrias; las rique-
sangre y fuego la existencia de una oposición al zas de todo el pueblo colombiano son saqueadas
Establecimiento. No ha sido, pues ni un fin ni un por los imperialistas norteamericanos (...) Pero
objetivo. Ha sido simplemente un medio para re- nuestro pueblo que ha sentido sobre sus espaldas el
sistir la agresión y luchar por la democracia y la látigo de la explotación, de la miseria, de la violen-
dignidad (…) Las formas de lucha que ha escogi- cia, se levanta y está en pie de lucha. La lucha revo-
do el pueblo colombiano para alcanzar un futuro lucionaria es el único camino de todo el pueblo
digno no han sido de su libre elección. Se las han para derrotar el actual gobierno de engaño y de
impuesto. No les han dejado opción15. violencia17.

En el proceso de paz con el gobierno del Nótese cómo, a diferencia de las FARC, el ELN
presidente Pastrana, las FARC han reiterado su hace más énfasis en la codicia de las clases domi-
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discurso sobre sus orígenes y agravios, y en su nantes y sus efectos sobre las clases populares.
plataforma política, que ha servido de base a la Aquí la noción de agravios cede su paso a la de
eventual negociación, plantearon los términos injusticias sociales de las cuales es víctima el con-
de sus reivindicaciones políticas y sociales, que junto del pueblo colombiano. A este respecto,
se convirtieron en el fundamento de los diálo- vale la pena señalar cómo una observadora del
gos con el gobierno16. conflicto colombiano, la politóloga Terry Karl,
[142] A su turno, en el Manifiesto de Simacota, que coincide con esta posición y reconoce que, al
le dio vida al ELN, esta organización expresó: contrario del argumento de la codicia y la vengan-
za adelantado por Collier, en el caso colombiano
La educación se encuentra en manos de negocian- es la codicia de las clases dominantes la que nutre
tes que se enriquecen con la ignorancia en que los agravios, y cómo las motivaciones de los rebel-
mantienen a nuestro pueblo; la tierra es explotada des siguen siendo relevantes en el presente18.
por campesinos que no tienen dónde caerse muer- Estas narrativas de agravios e injusticias po-
tos y que acaban sus vidas y las de sus familias en drían interpretarse, a la manera de Collier, como
beneficio de las oligarquías que viven en las ciuda- un discurso justificatorio de motivaciones econó-
des como reyes; los obreros trabajan por jornales de micas recónditas. Más aún, Collier acepta que los
hambre sometidos a la miseria y la humillación de dirigentes de la rebelión pueden creer en el dis-

15 Carta del 2 de diciembre de 1992 de la Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar a los firmantes de la carta de
noviembre del mismo año, policopiado. Entre los firmantes se destacaron Gabriel García Márquez, Fernando
Botero y Antonio Caballero, quienes son los destinatarios de la carta.
16 En el acuerdo con la comisión negociadora del gobierno Pastrana se adoptaron los siguientes puntos:
solución política negociada, protección de los derechos humanos como responsabilidad del Estado, política
agraria integral, explotación y conservación de los recursos naturales, estructura económica y social, reformas
a la justicia, lucha contra la corrupción y el narcotráfico, reforma política para la ampliación de la
democracia, reformas del Estado, acuerdos sobre derecho internacional humanitario, fuerzas militares,
relaciones internacionales y formalización de los acuerdos. Cfr. Corporación Observatorio para la Paz. Las
verdaderas intenciones de las FARC. Bogotá: Intermedio Editores, 1999, pp. 267 y ss. Acerca del debate sobre lo
negociable y no negociable en el caso colombiano, véase: Posada Carbó, Eduardo; Deas, Malcolm y Powell,
Charles. La paz y sus principios. Bogotá: Alfaomega - Corporación Ideas para la Paz, 2002.
17 ELN, Manifiesto de Simacota, reproducido en Corporación Observatorio para la Paz. Las verdaderas intenciones
del ELN. Bogotá: Intermedio Editores, 2001, pp. 45-46.
18 Comentarios al informe de Marc Chernick sobre Colombia, en Woodrow Wilson Center for International
Scholars, International Peace Academy, The Economics of War. The Intersection of Need, Greed, and Creed. A
Conference Report, Septiembre 10, 2001, p. 23.
debate
curso, es decir, que éste no es un simple subterfu- miento. Pero, por otra parte, otros testimonios
gio para esconder la codicia. Sin embargo, en señalan cómo la instrucción política es una prácti-
nuestro caso, es difícil aceptar que un discurso ca constante, y de ello se podría inferir que los
encubridor pueda sostenerse durante más de discursos y narrativas sí tienen alguna eficacia en
treinta y cinco años sin que se desnuden sus do- la construcción de la visión del mundo y las razo-
bleces y sin que en el interior de las organizacio- nes de la lucha entre los cuadros y militantes.
nes surjan fuertes disensos en torno a una Ciertamente no contamos con bases empíricas
supuesta desviación de los objetivos originales y su para afirmar cualquiera de las opciones, y proba-
sustitución por una actividad simplemente econó- blemente lo mejor sea aceptar que puede haber
mica predatoria. Las expresiones de los insurgen- tanto de lo uno como de lo otro.
tes a lo largo de los diferentes procesos de Otra dimensión del reconocimiento de que la
negociación muestran una fuerte consistencia de insurgencia armada no cuenta con una fuerte
los discursos sobre sus temas originales como la base de apoyo popular, es que cualquiera que sea
base de su razón de existir, así la rutinización de la la eficacia del discurso, ésta se reduce a la organi-
guerra –con sus secuelas de degradación, excesos zación insurgente. Es posible que esto se deba
y atrocidades– tienda a desdibujar las motivacio- justamente al carácter militar de la lucha, por
nes originales. cuanto ésta por definición excluye a la mayoría de
Cabe también la posibilidad de que el desarro- la población que no está en condiciones de tomar
llo de la dinámica militar convierta a los grupos las armas; o también a que esa militarización lleva,

análısıs polítıco nº 46
armados en fuerzas de ocupación y depredación como de hecho ha llevado, a la comisión de un
en algunas de las regiones en donde actúan. No es número importante de intolerancias, excesos,
de extrañar que las guerrillas sean proclives a errores y abusos, de los que la población resulta
usurpar los intereses locales y a presentar los suyos víctima y que se convierte en enemiga o al menos
propios como los de la población civil bajo su en actor neutral.
control. En estas condiciones, es muy posible que Pero también la ineficacia del discurso puede
los contenidos ideológicos se diluyan y se transfor- deberse a que una población que percibe el senti- [143]
men en prácticas de dominación mediante las do de la injusticia y el sufrimiento, pero no en-
cuales las poblaciones locales se convierten en cuentra vías de expresión organizada contra los
rehenes y servidoras involuntarias de los alzados opresores, probablemente derive en opciones
en armas. anárquicas, individualistas y apolíticas, o en un
Es pertinente preguntarse, sin embargo, si el hiperdesarrollo de la delincuencia, organizada o
discurso y la narrativa dominantes realmente pe- no. En un ensayo anterior sostuve la tesis de que
netran en las mentes de los miembros de las orga- frente a los cierres para la acción colectiva
nizaciones. Un argumento a favor de la idea de reivindicatoria, algunos sectores sociales pueden
que se trata de un discurso de los dirigentes y no recurrir a prácticas como el rebusque, el
de las bases, podrían ser justamente los orígenes clientelismo o la corrupción, en las que las opcio-
sociales de éstas. Se podría suponer que una even- nes individuales dominan sobre las posibilidades
tual distancia social y cultural entre unos dirigen- de organización, y que operan como artilugios
tes relativamente educados y unas bases para percibir algunos beneficios individuales del
campesinas empobrecidas y con limitaciones edu- mercado o del Estado19. El rebusque es una típica
cativas, impediría a estas últimas estar en condi- fórmula que tiende a hacer desaparecer la respon-
ciones de racionalizar y explicar las complejidades sabilidad del Estado en la garantía de los mecanis-
de las injusticias sociales, a pesar de sus propias mos de supervivencia y reproducción social de
condiciones de pobreza y de ser las principales quienes recurren a él. El clientelismo y la corrup-
víctimas de las injusticias y los agravios. En este ción son, por el contrario, mecanismos mediante
sentido, la militancia estaría más basada en el los cuales se busca obtener recursos del Estado
engaño, la oferta de mejores niveles de ingreso o por vías privadas o ilegales. En ambas tendencias
simplemente de la solución de problemas perso- se despoja al Estado de sus responsabilidades y se
nales. Algunos testimonios de desertores podrían lo debilita en su legalidad.
aportar bases para estos mecanismos de recluta- Éstos son típicos recursos a los que se puede

19 Camacho Guizado, Álvaro. “Democracia, exclusión social y construcción de lo público en Colombia”. En:
Nueva Sociedad. No. 171, enero-febrero de 2001.
acudir en ausencia de los mecanismos de supera- una organización rebelde pueda financiar un
ción de la anestesia que señala Moore. Si la legali- ejército son realmente excepcionales20. Este punto
dad y el marco institucional son débiles y no es central, porque remite al tema fundamental de
concitan adhesiones, y si el sistema político no la financiación de la rebelión. En efecto, ¿cuáles
garantiza una amplia inclusión de la población en pueden ser las fuentes legítimas de recursos para
el marco de decisiones y obtención de recursos, sostener un ejército rebelde, que no tiene una
las opciones individuales y las prácticas ilegales opción similar a las del Estado? Si durante la vi-
encuentran caminos expeditos. En tales condicio- gencia de la Guerra Fría era teóricamente posible
nes, unirse a una lucha revolucionaria, que impli- obtenerlos de los países del Bloque Soviético, hoy
ca privaciones, sacrificios y riesgos, no tiene mayor esa opción está totalmente descartada. ¿Cuáles
sentido. Las ofertas de beneficios que pueden pueden ser, entonces, esas fuentes opcionales? La
presentar las guerrillas no pueden competir con literatura contemporánea sobre el tema ha abun-
estas otras opciones. Los insurgentes terminan, dado en la descripción de casos de fuerzas rebel-
así, representándose solamente a sí mismos. des que recurren al comercio internacional de
Finalmente, y como contraprestación, ¿qué se mercancías legales como diamantes, o ilegales,
le puede pedir a una organización rebelde cuan- como heroína, cocaína o marihuana. Pero tam-
do las propias cifras oficiales destacan los aplaza- bién pueden recurrir a prácticas internas como el
mientos de las reformas sociales reclamadas por secuestro, la extorsión, el robo de recursos natura-
ella desde hace más de tres décadas, cuando se les, los asaltos bancarios, etc.
análısıs polítıco nº 46

hace evidente el creciente desarrollo de la des- Claramente estamos frente a dos opciones
igualdad social, las dificultades del acceso de la diferenciables, sea que se trate de productos lega-
mayoría de la población a bienes y servicios pro- les o ilegales, y sea que se actúe en mercados in-
metidos por los dirigentes con insistente regulari- ternacionales o internos. Cuando se trata de
dad? ¿Qué se puede argumentar frente a una bienes legales y mercados internacionales, los
frustración histórica de generaciones? Más aún, rebeldes se ligan con compradores legales, a quie-
[144] ¿cómo pedir un desarme de los insurgentes si se nes el comercio de estos bienes convierte en
tienen experiencias recientes de exterminios de receptadores21, pero quienes no son objeto de
militantes en tregua o en proceso de reinserción? castigo en sus respectivos países. En el segundo
caso, los rebeldes de cualquier manera requieren
CODICIA Y REBELDÍA las divisas necesarias para la adquisición de armas,
Volvamos al tema de la codicia de Collier. Sea en cuyo caso también se enlazan con productores
lo primero aceptar su noción de que las bases del legales en un comercio frecuentemente clandesti-
conflicto no son las mismas de la guerra. El prime- no o disfrazado. El problema, así, es fundamental,
ro, puede estar basado tanto en la percepción de puesto que de cualquier forma hay complicidades
injusticias y agravios como en la ideología de los internacionales que nutren las confrontaciones
rebeldes, para quienes las condiciones prevale- militares internas. Si las mercancías son ilegales,
cientes en sus sociedades deben ser cambiadas. los insurgentes se enlazan con la delincuencia
Otra cosa es, sin embargo, que el conflicto pueda internacional organizada, pero si son legales, lo
transformarse en guerra, para lo cual la disponibi- hacen con comerciantes reconocidos: en ambos
lidad de recursos financieros para los rebeldes es casos el comercio nutre la guerra.
una clave ineludible. Aunque la lógica de la argu- Finalmente, otra opción es que se trate de
mentación pueda ser correcta, quedan, no obstan- productos que son por sí mismos nocivos e ilega-
te, algunos puntos que requieren mucha mayor les. Una cosa es el comercio ilícito de esmeraldas,
elaboración. oro o diamantes, y otra el de heroína o cocaína.
El primero de ellos es la discusión sobre el En el segundo caso, los rebeldes no sólo se ligan
origen de los recursos necesarios para la guerra. con bandas de delito internacional organizado;
Collier reconoce que los gobiernos siempre pue- también contribuyen a deteriorar condiciones de
den financiar sus ejércitos mediante la imposición vida de sectores de la población consumidora. La
de tributos y, por tanto, pueden guerrear unos magnitud del delito internacional es mucho ma-
con otros. En cambio, las circunstancias para que yor, desde luego, y esto contribuye, más que algu-

20 Collier, Paul. Ob. cit., 2001, p. 30.


21 Reducidores, en el lenguaje colombiano.
debate
nas acciones internas delictivas de los rebeldes, a sería una forma de subsidio a productores y co-
deslegitimarlos ante las comunidades nacional e merciantes, lo que constituye una forma de discri-
internacional. minación positiva a favor de los narcotraficantes,
En Colombia el ELN ha sido insistente en con- especialmente. El tema al que no hacen mayor
siderar el narcotráfico como un delito de lesa alusión, y sobre el cual volveremos, es saber hasta
humanidad, y ha negado sistemáticamente su qué punto estas consideraciones han pasado a un
vinculación con traficantes. Ha preferido optar segundo lugar frente a la necesidad ineludible de
por el secuestro (la retención, en su lenguaje) o la obtener recursos financieros crecientes para la
extorsión (el impuesto revolucionario), que obvia- guerra; es decir, si las exigencias económicas supe-
mente concibe como opciones menos deletéreas y ran la filantropía frente a los campesinos pobres
por tanto más legítimas. Es una opción basada en de las zonas de producción.
consideraciones políticas y éticas, al fin y al cabo. El segundo punto es la discusión necesaria
En el Acuerdo de Puerta del Cielo, una de las sobre la destinación de los recursos por parte de
tantas bases de negociación en las que se ha em- las organizaciones rebeldes. Una cosa es que los
barcado el ELN, leemos que la organización insurgentes sean codiciosos, que tengan un ánimo
de lucro y que hagan apropiaciones privadas de
se compromete a suspender la retención o priva- los recursos obtenidos con el propósito de en-
ción de la libertad de personas con propósitos riquecerse o disfrutar en forma individual o co-
financieros, en la medida en que se resuelva por lectiva de los mismos, y otra es que éstos sean

análısıs polítıco nº 46
otros medios la suficiente disponibilidad de recur- dedicados a fortalecerse en lo militar y lo estraté-
sos del ELN, siempre que –mientras culmina el gico. Aunque ha habido suficiente información de
proceso de paz con esta organización– no se incu- prensa para afirmar que se han dado no pocos
rra en su debilitamiento estratégico22. casos de desertores codiciosos, no tenemos sufi-
ciente información sobre su número y las razones
Más aún, en el informe a la organización de de su deserción. Es posible, desde luego, que
uno de los negociadores del ELN en las recien- exista un número apreciable de casos de este tipo, [145]
tes conversaciones con el gobierno nacional en y en este sentido adquiere validez el argumento
La Habana, se lee que luego de que el ELN de Rubio cuando señala que es un error imputar-
exigiera una suma determinada para mantener le a la totalidad de los miembros de una organiza-
a sus efectivos durante un período de tregua, las ción insurgente una clara motivación altruista24.
partes no llegaron a un acuerdo: “Fuera de exis- Sin embargo, esta argumentación no puede con-
tir diferencias en la cantidad de fuerza a cubrir vertir en regla ese comportamiento.
y el monto necesario a cubrir per se (sic), existie- Otra línea aún es que las frecuentes acciones
ron diferencias sobre el manejo y la autonomía predatorias, las intolerancias y los abusos que
de los fondos”23. comenten agentes guerrilleros con la población
Las FARC, en cambio, no han hecho una con- civil lleven a crecientes sectores de la población
dena similar del narcotráfico, al que consideran civil a imputarles a las organizaciones guerrilleras
un fenómeno social y económico propio de la fines de enriquecimiento. El secuestrar ciudada-
miseria campesina, y que se resolverá eventual- nos que no forman parte de la élite económica
mente cuando los productores puedan vivir de nacional, a medianos empresarios y propietarios
otros productos legales. En el proceso de negocia- de tierras, el robo de vehículos y otras tantas prác-
ciones con el gobierno han propuesto, sin embar- ticas abusivas y violentas contra ciudadanos iner-
go, una actividad conjunta para experimentar con mes, da pie para que se construya esa idea, que
la erradicación manual de los cultivos ilícitos, y tiende a generalizarse en la medida en que los
para ello solicitaron el despeje de un municipio insurgentes actúan cada vez más frecuentemente
adicional a los asignados en el proceso de nego- de manera predatoria.
ciaciones, lo que no fue aceptado por el gobierno. Sin embargo, las perversiones observables no
Al mismo tiempo, han argüido también que no pueden oscurecer el panorama general de la rebe-
gravar la producción y exportación de la droga lión. En este sentido, y si se acepta que podemos

22 Acuerdo de Puerta del Cielo entre el ELN y la Comisión Nacional de Paz, Artículo 9.
23 “La paz exige grandeza”. 3 de junio de 2002 y “Rueda radial nacional”. 17 de mayo de 2002. (Coyuntura
nacional e internacional, tregua integral bilateral).
24 Rubio, Mauricio. Ob. cit., pp. 114 y ss.
estar ante una tendencia a la criminalización de la la responsabilidad histórica de incrementar la
lucha guerrillera, el aplazamiento de alternativas y delincuencia, facilitar el rebusque y la corrupción
negociaciones políticas es el mejor combustible y, lo que es peor, obstaculizar una eventual con-
para esta dinámica perversa. ciencia social de parte de los sectores más domi-
Este último punto lleva a hacer énfasis en la nados y excluidos de la sociedad que los pudiera
necesaria distinción entre los abusos militares y llevar a organizarse en acciones colectivas de rei-
estratégicos y los económicos o predatorios, cuan- vindicación y cambio social.
do éstos están al servicio del ánimo de lucro. La Un quinto punto tiene que ver con las estrate-
voladura de puentes y torres de energía eléctrica, gias de ubicación territorial de las guerrillas. És-
la toma y destrucción de pueblos, los secuestros tas, en efecto, han tendido a privilegiar las
masivos, el uso de armas prohibidas, la ejecución regiones más dinámicas económicamente, en
de civiles desarmados y otras violaciones del Dere- cuanto son la fuente privilegiada de recursos fi-
cho Internacional Humanitario, que son objeto nancieros. Según Camilo Echandía, quien ha
de condena universal, suscitan rechazos justi- seguido sistemáticamente el tema, las guerrillas
ficados de las víctimas y son también objeto de buscan asentarse en municipios de campesinado
condena. Estas acciones afectan, desde luego, al medio cafetero y no cafetero, de latifundio gana-
conjunto de la población, producen desplaza- dero, de agricultura empresarial, de minifundio
mientos masivos de gentes, descontento y miseria, andino deprimido o de estructura urbana25. Pero
pero tienen que ser vistas como parte de una gue- de manera preferencial, las FARC especialmente,
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rra, que no por ser irregular y degrada pierde su han buscado copar las regiones productoras de
dimensión política. Cuando se trata de atracos, hoja de coca, en donde encuentran las mayores
robos o asaltos que engrosan los bolsillos privados fuentes de excedentes líquidos fácilmente
de sus autores se ha perdido esa dimensión. recolectables. En esas mismas regiones encuen-
Esto justamente suscita el cuarto comentario: tran también una población joven, compuesta por
la prolongación de la guerra, la intersección entre aventureros o campesinos locales, quienes se con-
[146] las necesidades militares y la búsqueda de recur- vierten en los objetivos favoritos del reclutamiento
sos financieros para alimentarla se han traducido voluntario o forzado.
en una situación en la que es muy difícil distinguir La coexistencia geográfica de las FARC y los
y separar la acción política rebelde del delito co- cultivos ilícitos ha dado pie a la teoría de la narco-
mún organizado. De nuevo, una cosa es que los guerrilla, la cual ha servido para desacreditarlas y
insurgentes cobren impuestos-vacunas a los secto- propiciarles una severa derrota internacional, al
res más ricos del país, o que reclamen subsidios punto que analistas como Collier han llegado a
de las multinacionales; otra es que en la adquisi- afirmar que las organizaciones rebeldes colombia-
ción de ingresos se liguen con delincuentes no nas (de la extrema izquierda y la extrema derecha)
políticos. El intercambio de secuestrados o la que surgieron basadas en los agravios (grievance-
comercialización de drogas ilícitas no sólo son based organizations), hoy se han convertido en
delitos en sí mismos: son mecanismos mediante baronazgos de la droga26. El ELN ha su turno ha
los cuales los intereses de los rebeldes y los de los privilegiado las regiones productoras de petróleo,
delincuentes no políticos se igualan y se comple- oro y carbón, donde también encuentra liquidez
mentan. En este sentido puede afirmarse que una inmediata y población joven reclutable.
de las grandes paradojas de la lucha guerrillera Estos patrones de ubicación territorial han
colombiana es que si bien puede aceptarse que a incidido también en el estímulo a formas parale-
los guerrilleros no los inspira la codicia, sí contri- las de violencia. A este respecto se han realizado
buyen a despertarla o exacerbarla en otros: en los investigaciones en las que se muestra cómo los
delincuentes comunes organizados. Así no lo incrementos en la criminalidad homicida en algu-
reconozcan públicamente, a ellos les corresponde nos municipios se relaciona con la presencia de

25 Echandía, Camilo. “Expansión territorial de las guerrillas colombianas: geografía, economía y violencia”. En:
Llorente, María Victoria y Deas, Malcolm (editores). Reconocer la guerra para construir la paz, Bogotá: CEREC-
Uniandes-Norma, 1999. Véase también: “Evolución reciente del conflicto armado en Colombia: la guerrilla”.
En Arocha, Jaime; Cubides, Fernando y Jimeno, Myriam (compiladores). Las violencias: inclusión creciente.
Bogotá: Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Nacional de Colombia - Colección CES, 1998.
26 Collier, Paul. Ob. cit., 2000, p. 100.
debate
organizaciones insurgentes; con su acción co- aunque no desechan el impuesto a los producto-
rroen los aparatos de justicia y seguridad ciudada- res directos. De esta manera, la coca financia los
na, y estimulan formas de delincuencia que son dos extremos de la guerra: coca para las FARC,
de su conveniencia en tanto les permiten los inter- cocaína para los paramilitares.
cambios ya mencionados27. Sin duda lo más importante en el desarrollo
del paramilitarismo es el proceso de cambio que
U N B A L A N C E : A G R AV I O S Y CO D I C I A se puede detectar en sus orientaciones políticas28.
De nuevo, la investigación empírica sobre las En efecto, lo que empezó como una decisión de
relaciones entre la codicia y el ánimo reivindicatorio defender a sangre y fuego la propiedad territorial,
de injusticias de las guerrillas colombianas, vale e incluso el negocio de la cocaína, crecientemente
decir, entre el ánimo de lucro y el afán justiciero, tiende a transformarse en un proceso de poli-
requiere información más detallada. La complejidad tización. Es errático y contradictorio, desde luego,
de nuestro conflicto armado es tal que las barreras en la medida en que su defensa de un orden so-
entre las motivaciones egoístas y las altruistas son cial pasa por el ejercicio permanente del asesinato
crecientemente tenues, y es innegable que este pro- y la masacre de poblaciones campesinas que son,
ceso de indistinción deberá incrementarse con el en su supuesta teoría política, las víctimas directas
paso del tiempo si no se afronta de manera decidida de la acción guerrillera.
una política alternativa de paz y resolución de Pero independientemente de esta contradic-
conflictos. El ejemplo del paramilitarismo sirve para ción, un seguimiento a las posiciones expresadas

análısıs polítıco nº 46
ilustrar el punto. En efecto, ante la incapacidad por la cúpula paramilitar indican que cada día
estatal de llevar a cabo una política eficaz de paz, afianzan más un discurso político, dibujado como
varios sectores propietarios, en particular narco- una contradicción sistemática con las pretensiones
traficantes convertidos en terratenientes, estimula- militares guerrilleras. No hay que olvidar, por otra
ron y financiaron organizaciones armadas con el parte, que un número considerable de comandan-
argumento de que era necesario poner fin a los tes del paramilitarismo son antiguos miembros de
abusos guerrilleros. Lo que empezó como un siste- las guerrillas y del Ejército Nacional. Aunque el [147]
ma relativamente concentrado en una región del tránsito de una organización a otra los puede ma-
país y como una organización específica de defensa tricular en la categoría de mercenarios, es también
de unos cuantos terratenientes, hoy se ha convertido muy probable que aporten a la nueva organización,
en un ejército alternativo a las guerrillas, que además de informaciones sobre la naturaleza, orga-
crecientemente logra una cobertura nacional. Pues nización, estrategias y tácticas guerrilleras, algunos
bien, sus fuentes de financiación siguen cursos simi- principios políticos aprendidos durante sus anterio-
lares a los de las guerrillas. Se asientan en zonas de res militancias. Si se supone que los guerrilleros y
fuerte actividad económica, de concentración de la militares se inscribieron en esas organizaciones por
propiedad agraria en grandes extensiones ganaderas un sentido de defensa de unos ideales o principios,
y, en especial, de proliferación de cultivos ilícitos. El no es muy absurdo pensar que conserven algunos
que en los casos de los grandes propietarios las con- de ellos, sólo que ahora planteados desde el otro
tribuciones sean voluntarias o forzadas no cambia extremo del espectro político-ideológico.
mucho las cosas: de cualquier manera, son aparatos El texto siguiente, publicado con ocasión de las
militares que viven de los excedentes económicos recientes elecciones presidenciales, es una muestra
locales. de cómo las Autodefensas Unidas de Colombia
Carlos Castaño ha reiterado que si bien su perciben el proceso político colombiano:
organización no ampara y cohonesta el
narcotráfico, sus huestes sí se nutren de sus apor- Las AUC tienen una unidad política como ideolo-
tes. A diferencia de las FARC, que se apropian de gía, pero en las AUC hay conservadores, noemistas
los excedentes producidos por los campesinos (sic), uribistas o serpistas. Eso es democracia. No
cultivadores, los paramilitares perciben los suyos vamos a hacer proselitismo por ningún candidato
de los narcotraficantes propietarios de tierras, y respetamos las preferencias electorales de nues-

27 Echandía, Camilo. “Violencia y desarrollo en el municipio colombiano, 1990-1992”. En: DANE. Boletín de
estadística, No. 476, 1995. Cfr. Rubio, Mauricio Ob. cit., pássim.
28 Véase Cubides, Fernando. “De lo privado y de lo público en la violencia colombiana: los paramilitares”. En:
Arocha, Jaime; Cubides, Fernando y Jimeno, Myriam. Ob. cit.
tra base social. Mi propuesta es que haya una vota- que respecta a la dicotomía entre agravios y codi-
ción masiva en Colombia, pero que cada quien cia. Que los paramilitares defiendan a los propie-
vote por quien quiera29. tarios y al Estado y su legalidad, indica que no los
inspira la simple codicia. Como se ha dicho en
Y en el mismo sentido se ha expresado reitera- otras oportunidades, en este sentido los para-
damente el máximo dirigente político de la orga- militares son el espejo de las guerrillas. Sus diferen-
nización: cias se dan en otros terrenos; particularmente en el
carácter y estilo de sus luchas: el optar por cometer
Las Autodefensas Unidas de Colombia nos com- asesinatos colectivos y masacres contra poblaciones
prometemos, por convicción, a respetar el libre civiles indefensas, el forzar el éxodo de campesi-
ejercicio de la democracia en las elecciones presi- nos, el ejecutar las llamadas limpiezas sociales, los
denciales del próximo domingo. Igualmente, invi- convierte en una fuerza muy diferente de las gue-
tamos a todos los colombianos, particularmente a rrillas, ciertamente, pero no les da el carácter de
los habitantes de las regiones donde las AUC ejer- codiciosos. Esto no significa, vale reiterarlo, que los
cemos presencia social y política, y que gozan del paramilitares puedan hacer simple y llanamente
derecho constitucional para ejercer el voto de una transición hacia lo político: el peso de su pasa-
opinión, a que participen de este espectáculo de la do de asesinatos de civiles y su relación orgánica
democracia depositando su voto por el candidato con los narcotraficantes es demasiado fuerte. Ten-
o la candidata de su preferencia. drán que experimentar muchos más cambios antes
análısıs polítıco nº 46

Las AUC, como organización armada, están de que puedan acceder al calificativo de delincuen-
completamente al margen de la contienda electo- tes políticos.
ral. No estamos unidos en torno a ningún candida-
to en particular. Hay en nuestra organización GANADORES Y PERDEDORES
serpistas, uribistas, noemicistas y otros con Garzón. Las guerras civiles infligen costos muy altos a una
Nuestras tropas están exclusivamente atentas a economía. Estimo que en promedio durante las
[148] brindar seguridad a los colombianos ante la ame- guerras civiles la economía como un todo declina
naza proferida por las FARC y el ELN, quienes se cerca de 2,2 por ciento por año en relación con
empeñan en impedir las elecciones. Este mismo su senda de crecimiento. Ésta parece ser una cifra
mensaje hemos impartido directamente a todos y pequeña, pero implica que después de una déca-
cada uno de nuestros comandantes quienes lo da de guerra una sociedad tendrá un ingreso 20
difunden en sus respectivas regiones. por ciento más bajo que lo que de otra manera
Las AUC pedimos que se incremente la presen- tendría31.
cia de observadores de la OEA en nuestras zonas
de influencia y en todo el país, para que no quede Sin embargo, estas pérdidas para la sociedad
la menor duda a la comunidad internacional de pueden ser ocasiones de lucro para algunos de sus
nuestro respeto al libre desarrollo democrático de miembros. Según Collier, durante los períodos
la próxima contienda electoral. bélicos las sociedades devienen menos
Liderazgo y autoridad legítima sólo se adquie- predecibles, lo que estimula los comportamientos
ren con el consenso que otorga la libre voluntad especulativos y oportunistas de quienes buscan la
de un pueblo a su presidente. Es éste el mérito y la ganancia rápida y eficaz, sin que importen las
gobernabilidad que puede alcanzar cualquiera de consideraciones sobre la buena o mala reputación
los candidatos el próximo domingo. A ver si algún de los negociantes. En segundo lugar, en esos
día conseguimos que el Estado nos ayude a dirimir períodos tiende a incrementarse la criminalidad.
nuestros conflictos sin matarnos entre nosotros y Los estados reducen el gasto en policía, lo que
despertarnos un día con ese Estado Social de Dere- genera mayor inseguridad, que se traduce en una
cho, eso con lo que tanto soñamos30. mengua de negocios legítimos e inversiones a
largo plazo: los financistas más alertas tratan de
Ahora bien, no parece que se pueda hacer la volver líquidos sus activos y tienden a sacarlos del
distinción entre guerrilleros y paramilitares en lo país, buscando con ello mayor seguridad y renta-

29 Entrevista a Carlos Castaño. El Espectador, 19 de mayo de 2002.


30 Carlos Castaño Gil, Dirección política AUC. Colombia, 20 de mayo de 2002. Véase también: Aranguren
Molina, Mauricio. Mi confesión. Carlos Castaño revela sus secretos. Bogotá: Editorial Oveja Negra, 2001.
31 Collier, Paul. Ob. cit., 2000, p. 101.
debate
bilidad. En tercer lugar, la guerra produce significa ingresos para los diferentes grupos arma-
distorsiones y fallas en la información, lo que se dos. Aunque una porción de éstos se dedica a
traduce en un debilitamiento de la competencia pagar salarios y al avituallamiento de los miem-
que reduzca los márgenes de rentabilidad y bros, y en este sentido lo que sale de un bolsillo
establezca equilibrios entre las partes. Los opor- pasa a otro, y por tanto no es un costo real, otra
tunistas tenderán a dificultar la entrada de com- buena parte se gasta en la importación de arma-
petidores, los mercados a ser más monopólicos, mento. Los traficantes de armas tienen una clien-
y así los márgenes de ganancia se incrementan. tela creciente que no se pone en miramientos
En cuarto lugar, los márgenes de apropiación respecto de los precios, ya que los recursos para
de rentas y depredación en el mercado se ellos no tienen un costo alto. Los proveedores
incrementan tanto para los rebeldes como para internacionales han encontrado en la demanda
los funcionarios corruptos, ya que su acción pue- del Estado colombiano y de los alzados en armas
de ser más clandestina. Intercambios de infor- una buena fuente de ingresos. En más de una
mación sobre capitalistas secuestrables, venta de ocasión ha sido denunciado cómo una importante
armas de dotación oficial, favorecimiento en faceta del Plan Colombia es la operación de un
contratos de gasto público, establecimiento de mecanismo que parece reproducir la lógica de lo
controles al transporte de mercancías y otros me- que el General Eisenhower llamó “el complejo
canismos de obtención de ganancias extraordina- industrial-militar”, mediante el cual los grandes
rias tienden a incrementarse en medio del productores de armas, los ex militares organiza-

análısıs polítıco nº 46
desorden de la guerra32. dos en empresas mercenarias, entre otros, estimu-
En nuestro caso, los perdedores con la guerra lan la guerra como fuente de ganancias34.
somos los colombianos que debemos sufragar el
1,55% del PIB representado en el exceso del gasto U N I N T E N TO D E S Í N T E S I S
militar, el gasto en salud, la pérdida de vidas aso- El balance, pues, es extraño y complejo: a mane-
ciadas al conflicto, los ataques a la infraestructura, ra de síntesis, desearía plantear los siguientes pun-
los desplazamientos forzados secuestros, robos y tos: en primer lugar, que las organizaciones [149]
extorsiones33. Es claro que en el caso de los des- guerrilleras colombianas han surgido y se han desa-
plazamientos, los secuestros, robos y extorsiones, rrollado a partir de percepciones de injusticias y
más allá del sufrimiento o empobrecimiento de agravios representados en las agresiones perpetradas
las víctimas, su dimensión económica se expresa contra el campesinado, la mala distribución de los
en cambios en la propiedad, y en consecuencia recursos, la incapacidad estatal para proveer justicia
no son costos para la sociedad. A estas cifras se y satisfacer las necesidades de los más pobres, la
debe agregar lo que representa el descenso en la exclusión política y la ausencia de posibilidades de
inversión extranjera y la fuga de capitales. A lo transformación social por vías no armadas. En se-
anterior se debe sumar el gasto en seguridad, que gundo lugar, las necesidades de mantenimiento de
Planeación Nacional estima en el 3,5% del PIB. los ejércitos rebeldes se traducen en la búsqueda de
La verdadera dimensión de estas cifras se hace recursos financieros cuyos orígenes son ilegítimos,
evidente cuando se considera que se trata de fon- lo que incrementa su carácter ilegal. En tercer lugar,
dos que bien podrían ser invertidos en la resolu- puede darse una tendencia, al menos en algunos
ción de las múltiples necesidades insatisfechas de sectores de esas organizaciones, a distorsionar los
la población. propósitos de la búsqueda de recursos, y en conse-
Los perdedores contrastan con los ganadores. cuencia a vaciar la ideología de transformación
Los traficantes de drogas ilícitas han encontrado social y a desarrollar un ánimo de lucro y de codicia.
en la protección de grupos armados un mecanis- He sostenido que, al menos por ahora, éste no es el
mo para obtener ganancias extraordinarias a par- caso del grueso de las organizaciones guerrilleras,
tir del cobro de primas de riesgo. Su aporte pero que podría desarrollarse si se cerraran más aún

32 Loc. cit. Véase también: Naylor, R.T. “From Cold war to Crime War: The Search for a New ‘National Security’
Threat”. En: Transnational Organized Crime. Vol. 1, No. 4, 1995, pp.37-56.
33 Castro, Manuel Fernando; Arabia, Jorge y Celis, Andrés Eduardo. “El conflicto armado: la estrategia económica
de los principales actores y su incidencia en los costos de la violencia 1990-1998”. En: Planeación y desarrollo. Vol.
XXX, No. 3. julio-septiembre de 1999, pp. 81 y ss.
34 Galbraith, John Kenneth. La anatomía del poder. Barcelona: Plaza y Janés, 1985.
las puertas a una negociación política. En cuarto que rompan todo vínculo con los intereses gremia-
lugar, he sostenido que los paramilitares parecen les y clasistas que supuestamente defienden. En
transitar del simple protector de propiedades y de quinto lugar, parece que no hay duda de que el
narcotraficantes a unas organizaciones de la extre- conflicto armado colombiano ha tenido unos efec-
ma derecha que defienden un orden social. Pero he tos que van más allá de las tragedias propias de cual-
afirmado que ese paso no puede ser simple, y que quier guerra. Se trata de otros, bastante perversos, y
para que ello sea posible es preciso no sólo que que consisten en que han facilitado y estimulado la
sobre ellos opere la justicia por sus atrocidades, sino codicia de quienes se lucran con la guerra.
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