El concepto refiere al acoso escolar y a toda forma de maltrato
físico, verbal o psicológico que se produce entre escolares, de forma reiterada y a lo largo del tiempo. El bullying suele tener lugar en el aula y en el patio de la escuela. Este tipo de violencia por lo general afecta a niños y niñas de entre 12 y 15 años, aunque puede extenderse a otras edades. CAUSAS CAUSAS FAMILIARES: Los niños que reciben una educación sin supervisión, sin reglas fijas y claras, sin control paterno de sus conductas y amistades. La violencia familiar influye a que un niño que contemple dichas agresiones frecuentes en el hogar aprenderá a dividir a las personas en dos grupos: agresores y agredidos. Si interioriza esta división, deducirá que ser agresor es la única manera de evitar convertirse en una víctima. Cuando el niño es educado de una manera demasiado permisiva, creyendo que todos sus deseos van a cumplirse y que sus malas acciones no tendrán consecuencias negativas, creyendo que todos sus deseos van a cumplirse y que sus malas acciones no tendrán consecuencias negativas para él, no interioriza el principio de realidad. Esta educación deficitaria tiene las siguientes consecuencias negativas: Estos niños no llegan a aprender que los derechos de una persona terminan donde comienzan los derechos de los demás. Para estos niños los derechos de los demás no existen o no son importantes. Esto provoca una total carencia de empatía, es decir, no son capaces de ponerse en el lugar de los otros, por lo que se mostrarán totalmente insensibles al sufrimiento de sus víctimas.
CAUSAS POR LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN:
Los medios de comunicación, sobre todo la televisión, nos exponen continuamente a la violencia, tanto real (telediarios) como ficticia (películas o series), y por eso son considerados como una de las principales causas que originan la violencia en los niños y jóvenes. - Los comportamientos que los niños observan en televisión influyen en el comportamiento que manifiestan inmediatamente después, por lo que es necesario proteger a los niños de la violencia a la que les expone la televisión e incluso debería plantearse la posibilidad de utilizar la televisión de forma educativa para prevenir la violencia. - La influencia de la televisión a largo plazo depende del resto de relaciones que el niño establece, ya que interpreta todo lo que le rodea a partir de dichas relaciones. Por eso la violencia no se desarrolla en todos los niños, aunque estén expuestos por igual a la violencia televisiva. - La repetida exposición a la violencia puede producir cierta habituación, con el riesgo de considerarla como algo normal, inevitable y de reducirse la empatía con las víctimas. Es importante promover en los niños la reflexión respecto a la violencia que nos rodea. - La incorporación de la tecnología audiovisual al aula podría ser de gran utilidad como elemento educativo en la prevención de la violencia. CONSECUENCIAS Estas son los principales efectos negativos del bullying en los niños y niñas que lo sufren: Baja autoestima, Actitudes pasivas. Trastornos emocionales. Problemas psicosomáticos, Depresión, ansiedad y pensamientos suicidas, Pérdida de interés por los estudios, lo que puede desencadenar en un menor rendimiento y fracaso escolar, Sentimientos de culpabilidad, Alteraciones de la conducta: intromisión, introversión, timidez. Aislamiento social y soledad, Problemas en las relaciones sociales y familiares. Baja satisfacción familiar, baja responsabilidad, actividad y eficacia, síndrome de estrés postraumático, Rechazo a la escuela, Manifestaciones neuróticas y de ira, Faltas de asistencia a la escuela e incluso abandono de los estudios. En casos extremos, el acoso escolar ha conducido al suicido a algunas víctimas y sus perniciosos efectos para la salud física, mental y emocional del individuo pueden llegar a cronificarse, acompañando a la víctima durante toda su vida. Efectos del acoso escolar en el agresor Pese a que no les provoca un sufrimiento directo, como ocurre con las víctimas, algunos estudios indican que los acosadores pueden encontrarse en la antesala de las conductas delictivas. Aunque resulte paradójico, con su execrable actitud los acosadores consiguen frecuentemente la aprobación y hasta la admiración de algunos de sus compañeros, lo cual les hacen reforzar sus actitudes intimidatorias al lograr, al menos momentáneamente, el éxito con las mismas. Este patrón de comportamiento tiene las siguientes consecuencias: Falta de control, Actitud violenta irritable, impulsiva e intolerante. Muestras de autoridad exagerada. Imposición de sus puntos de vista y consecución de sus objetivos mediante la fuerza y la amenaza. Relaciones sociales y familiares problemáticas. Pérdida de interés por los estudios y fracaso escolar. Las consecuencias para la masa silenciosa, los chicos y chicas que mantienen una actitud condescendiente con el acoso y pasiva ante el sufrimiento ajeno, no son tan evidentes. Sin embargo, pueden provocar en los sujetos pasivos la sensación convencimiento de que no se puede o que es mejor no hacer nada frente a la injusticia, dando como resultado al afianzamiento de una personalidad temerosa, donde valores como el esfuerzo, la tolerancia o el afán de superación brillen por su ausencia.
Prevenir
Es necesario de la cooperación de padres, profesores y alumnos para
crear un ambiente seguro y enriquecedor en el que todo el mundo se sienta bien mientras aprende. Por ello, si eres padre: evita comportamientos agresivos y palabras malsonantes en presencia de tu hijo foméntale valores como responsabilidad, cooperación, solidaridad, humildad… enséñale a controlar sus emociones e impulsos ponle límites a su conducta siempre que sea necesario conoce a sus amigos y la relación que tiene con ellos enseña a tu hijo a pedir disculpas y a reconocer sus errores
PREVENCION DEL BULLYING DESDE EL ENTORNO FAMILIAR
La prevención es la mejor estrategia en la lucha contra el acoso escolar. Desde nuestro papel de padres, hay una serie de actitudes y acciones que podemos llevar a cabo para evitar que nuestros hijos acaben siendo víctimas del bullying o que se conviertan en agresores escolares. Las más importantes son las siguientes: Mantener una buena comunicación con los hijos: Hay que inspirar un clima de confianza y de escucha. Esto puede resultar algo más complicado en la adolescencia pero, si se han establecido unos buenos cauces de comunicación desde la infancia, debería ser más fácil mantener los canales abiertos. Para ello, es conveniente que habléis a diario con vuestros hijos, que escuchéis sus opiniones, que le ayudéis a reflexionar y a encontrar soluciones para sus problemas… Con estas actuaciones, el niño ganará en capacidad de expresión, autoestima y confianza en sí mismo, actitudes que son unas poderosas vacunas contra el acoso escolar. Proporciona a tus hijos unos modelos de comportamiento positivos: El niño debe vivir en un ambiente en el que imperen unas buenas relaciones familiares. Esto no quiere decir que no se discuta nunca sino que las discusiones se resuelvan mediante el diálogo y la negociación y de forma amigable. La violencia debe ser rechazada de plano. Debemos educar a nuestros hijos en el respeto, la tolerancia y la empatía. Esto impedirá que los niños agredan a otros compañeros o que, en el caso de ser las víctimas, puedan considerar que lo que les sucede es normal o que son culpables de algo. Un niño o adolescente que conoce y vive en esos valores no daña a los demás y sabe que merece un respeto y que nadie tiene derecho a hacerle daño.