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DIOS.
DURACION:
1 HORA Y 20 MIN.
OBJETIVO:
Generar una alternativa pedagógica por medio del juego y actividades lúdicas que ayude a
disminuir la conducta agresiva, promueva la socialización adecuada, modificación actitudes y
conductas para el desarrollo integral de los niños preescolares.
INTRODUCCION.
AGRESIVIDAD EN LA INFANCIA
Veamos cómo se produce la agresión en el desarrollo normal de la infancia para ser capaces de situar
en algún tipo de contexto al niño.
Cuando un niño nace, sólo está preocupado por sus propias necesidades. Lo único que es real para él
es su persona. Tiene necesidades corporales, sensaciones físicas y pensamientos. No se relaciona con
otras personas de un modo afectivo, sino que las ve de modo intelectual como parte del sistema que el
necesita para sobrevivir.
El nuevo ser surge con capacidades y debilidades en las que no se puede intervenir. En esta etapa su
tendencia a desarrollar niveles inadecuados de agresividad se basa en la capacidad personal de
afrontar las exigencias de la vida. Puede estar relacionado con su nacimiento y condiciones físicas.
Los partos difíciles pueden causar cierto nivel de disfunción orgánica, y las enfermedades físicas en
la primera infancia pueden producir una excesiva agresividad.17 El alivio de la discapacidad primaria,
disminuirá su tendencia a ser agresivo.
Crecer en cualquier sentido supone cierto grado de agresividad. Si hubiéramos nacido sin agresividad
seríamos incapaces de sobrevivir a las fases iniciales de nuestra vida, y no podríamos avanzar hacia
nuestro desarrollo.
La agresividad procede de una tendencia innata a crecer y dominar el mundo circundante.
A los doce meses, un niño inicia a mostrar agresividad instrumental, dirigida hacia los compañeros y
en general se refiere a los juguetes y propiedades. Está empieza a imponerse sobre su entorno. Su
centro de atención comienza a desplazarse hacia los objetos de su ambiente. En cierto sentido, ve estos
objetos como una parte de sí mismo. Cualquiera que intente llevarse sus juguetes es considerado una
amenaza a su identidad. El resultado es un estallido de agresión. Este fenómeno, como otras
cualidades humanas, persiste durante la vida en diferentes formas.
Cuando un niño se acerca a su quinto o sexto año de edad, cambian las características de su
agresividad. Resulta menos probable que utilice la violencia física para lograr sus objetivos y
reaccionará con ira sólo si piensa que está siendo atacado de modo intencionado.
En los años de educación infantil se vuelve diestro en percibir las intenciones de quienes lo rodean.
Esta destreza se desarrolla más de lo necesario par que se produzca un intercambio verbal. Antes de
aprender a hablar, el niño tiene un lenguaje receptivo; es decir, la habilidad de saber lo que uno quiere
decir cuando le dice algo. Será capaz de captar una situación mucho antes de ir a la
escuela. La intención de la otra persona es lo que puede desencadenar su agresividad.
Evoluciona desde ser un niño que actúa de modo agresivo para conseguir lo que desea, hasta
actuar de este modo sólo cuando siente que alguien le esta amenazando. El grado de amenaza
que siente está relacionado de modo directo con su nivel intrínseco de fragilidad. Esto a su
vez, se habrá visto afectado por las circunstancias de su vida.
Así todos los niños reaccionan de modo distinto y perciben la intención de una manera única
Freíd opinaba que las actitudes agresivas se deben canalizar hacia otras constructivas y
socialmente aceptables como los deportes, debates y otras modalidades de competencia, lo
cuál se pretende en esta propuesta pedagógica, ya que la escuela y las familias como espacios
de socialización relevantes pueden ser lugares propicios para aprender a regular los
conflictos18.
No debemos olvidar que todos los niños son agresivos, y realmente lo que crea el problema
es lo desproporcionado de la agresión en relación con la edad, 19 y que los medios de
socialización pueden canalizar esa fuerza vital hacia la no violencia.
En ello, el ámbito educativo tiene un papel importante y también los medios de comunicación20
ya que si los docentes no le damos la importancia requerida los medios de comunicación no lo
harán, ya que la programación que actualmente se transmite es en su mayoría de agresiva.
Existen varias técnicas generadas por la psicología conductual que sugieren que, a través de
acciones del maestro del aula, pueden modificar su conducta e ir la guiando hacia donde se
quiere. Sin embargo, se ha visto que la aplicación de ellas, efectivamente reducen la conducta no
deseada e incluso, en ocasiones, llega a extinguirla por completo. Pero, si existe una base
emocional para la aparición de esa conducta, al poco tiempo se ve sustituida por otra. Por lo que
se sugiere la aplicación de estas técnicas, sólo cuando no exista motivo aparente.
Las técnicas de modificación conductual se basan en la ley de causa y efecto, esto es: cada
conducta que emita el menor, debe tener una consecuencia, la cual puede ser positiva
(reforzamiento positivo/premio) o negativa (reforzamiento negativo/castigo).
Los métodos que más se recomiendan para el salón de clases son:
TIEMPO FUERA: Cuando el niño presente la conducta disruptiva, se le enviará fuera del salón
de clases o a un lugar aislado del salón durante un intervalo fijo de tiempo (un minuto por año
cumplido); de esta manera, se evita que el niño siga presentando la conducta (se cambia el foco
atencional) y, simultáneamente, se le aplica reforzamiento negativo (aislamiento). Cuando se
aplique esta técnica, debe tenerse cuidado con los siguientes puntos:
3. informar el tiempo que permanecerá fuera del contexto (puede ser con un reloj de alarma)
Estas técnicas sólo pueden usarse para una conducta a la vez, ya que, de otra forma, perderían
toda su efectividad porque confunden a los niños. Hay que tener cuidado de no hacer que el menor
se sienta agredido o regañado ya que provocaríamos un aumento de la conducta no deseada.
Así mismo, se debe ser firme y consistente y dar consecuencias negativas (privación de algún
gratificante) y premiar SIEMPRE hasta que la conducta haya desaparecido por un
mes. Posteriormente, se irá disminuyendo la aplicación del reforzamiento positivo
paulatinamente.
Estas técnicas son utilizadas hoy en mayor número de instituciones educativas ya que permiten
que el menor comprenda lo que su conducta genera y lo auto modifique. Sin embargo, requieren
de tiempo, paciencia y educación por parte de la maestra del grupo, así como de las autoridades
escolares.
Se sugiere comunicar este manejo a los padres con el fin de promover en los niños, la congruencia
en sus ambientes más significativos y apoyen con la eliminación de la conducta no deseada en
casa.
La técnica que se elija, será determinada por la conducta indeseable que el menor presente.
REFLEXIÓN:
1. Identificación de la conducta
2. Se hace una reflexión individual con el menor sobre las consecuencias de su conducta, los
sentimientos de la maestra y del resto del grupo
3. Se realiza una reflexión grupal con el menor, sobre las consecuencias de su conducta y el
sentir del grupo. Se deben evitar “linchamientos” y agresiones
A pesar de que este procedimiento es largo, y en ocasiones parece que no ha servido de nada lo
que hemos hecho, rendirá frutos sólidos que ayudarán al menor a ejercer su autocontrol.
1. Se identifica la conducta
2. Se le avisa al menor que se le va a ignorar durante un intervalo fijo de tiempo o hasta que
presente la conducta deseada que deberemos mencionar
3. Al finalizar el tiempo, se realiza una reflexión con el grupo sobre lo que ocurrió
INTEGRAR:
Se debe tratar de integrar al menor al grupo, recordándole (con hechos) lo importante que es para
la maestra y para sus compañeros. Así mismo, se le puede nombrar responsable de ciertas
actividades, las cuales coincidan con los momentos en que él presenta esta conducta, para de esta
manera, evitar su reincidencia y cambiar el foco atención.
MATRIZ DE PROGRAAMACION DE ACTIVIDADES DEL TALLER COMO LIDIAR CON NIÑOS AGRESIVOS Y COMO
RESOLVER CONFLICTOS PARA MAESTRAS Y AUXILIARES DE SALA
EL DRAGÓN.
“Antiguamente había un hermoso y joven DRAGÓN, tenía 3 años y acababa de empezar el colegio. Su nombre era DRACO. A él no le
gustaba mucho ir al cole, prefería estar en casa con su familia. No le gustaba aprender cosas en el jardín, quería correr, jugar... era
demasiado difícil y pesado hacer las fichas, o participar en algunas de las actividades. No le gustaba escuchar a la tía, era mucho más
divertido hacer ruidos, tirar cosas, lanzar objetos, molestara los amigos y compañeros, llorar y llorar, patalear, chillar, estar todo el día
haciendo lo él quería. A él lo que le gustaba era ir pegando a los demás niños, levantar la mano, lanzar objetos, tirarse al suelo, enfadarse,
llorar sin parar.
encontró al más grande y viejo DRAGÓN que ÉL hubiera podido imaginar. Tenía más de trescientos años y era tan grande como una
Entonces montaña. El pequeño dragón le hablaba con una vocecita tímida porque estaba algo asustado del enorme DRAGÓN. Pero EL
VIEJO DRAGÓN era tan amable como grande y estaba muy dispuesto a ayudarlo
“¡Oye! ¡aquí!” dijo con su potente voz, “Te contaré un secreto ¿Tú no te das cuenta que la solución a todos tus problemas lo tienes en
tu boca, en tu sonrisa y en tu corazón? Te voy a hacer una foto MÁGICA con mi fuego y la voy a pegar en la pared. Tú la puedes mirar
siempre, porque como es mágica, aunque esté en el jardín, la tienes también en tu cabeza. Mírala siempre que tengas sentimientos de
rabia, siempre que tengas ganas de romper cosas, de gritar, de pegar... Cuando veas LA FOTO MÁGICA (señalar el dibujo colgado en
la pared) puedes descansar un momento, hasta que no te sientas tan enfadado. Así la próxima vez que te enfades, conviértete en el dragón
alegre de la foto. Al pequeño DRAGÓN le gustó la idea y estaba muy contento de intentar este nuevo secreto en su Jardín Infantil al
que asistía. Al día siguiente lo puso en práctica. De repente un niño que estaba delante accidentalmente le dio un golpe en la espalda.
Empezó a sentirse enfadado y estuvo a punto de perder sus nervios y devolverle el golpe, cuando
de pronto recordó LA FOTO DEL DRAGÓN BUENO. ADOPTÓ LA MISMA POSTURA QUELA FOTO MÁGICA HASTA que se
le pasó el enfado. Cuando SE LE PASÓ EL ENFADO, se sorprendió de encontrarse a su Tía de la Guardería sonriéndole, contenta y
orgullosa de ÉL. Continuó usando su secreto el resto del año. Lo utilizaba siempre que algo o alguien le molestaba,y también cuando
quería pegar o discutir con alguien. Cuando logró actuar de esta forma tan diferente, se sintió muy contento en clase, todo el mundo lo
admiraba y quería saber cuál era su mágico secreto
HISTORIA DE LA TORTUGA
Hace mucho tiempo, en una época muy lejana, vivía una tortuga pequeña y
risueña. Tenía años y justo acababa de empezar de primaria. Se llamaba
Juan-tortuga. A Juan- tortuga no le gustaba ir a la escuela. Prefería
quedarse en casa con su madre y su hermanito. No quería estudiar ni
aprender nada: sólo le gustaba correr y jugar con sus amigos, o pasar las
horas mirando la televisión. Le parecía horrible tener que leer y leer, y
hacer esos terribles problemas de matemáticas que nunca entendía. Odiaba
con toda su alma escribir y era incapaz de acordarse de apuntar los deberes
que le pedían.
Tampoco se acordaba nunca de llevar los libros ni el material necesario a la
escuela.
En clase, nunca escuchaba a la profesora y se pasaba el rato haciendo
ruiditos que molestaban a todos
Cuando se aburría, que pasaba a menudo, interrumpía la clase chillando o
diciendo tonterías que hacían reír a todos los niños. A veces, intentaba
trabajar, pero lo hacía rápido para acabar enseguida y se volvía loca de
rabia, cuan- do, al final, le decían que lo había hecho mal. Cuando pasaba
esto, arrugaba las hojas o las rompía en mil trocitos. Así pasaban los días...
TÉCNICA DE LA TORTUGA
Cada mañana, de camino hacia la escuela, se decía a sí mismo que se tenía que esforzar
en todo lo que pudiera para que no le castigasen. Pero, al final, siempre acababa
metido en algún problema. Casi siempre se enfadaba con alguien, se peleaba
constantemente y no paraba de insultar. Además, una idea empezaba a rondarle por la
cabeza: «soy una tortuga mala» y, pensando esto cada día. Se sentía muy mal.
Un día, cuando se sentía más triste y desanimado que nunca, se encontró con la
tortuga más grande y vieja de la ciudad. Era una tortuga sabia, tenía por lo menos 100
años, y de tamaño enorme. La gran tortuga se acercó a la tortuguita y deseosa de
ayudarla le preguntó qué le pasaba: « ¡Hola! -le dijo con una voz profunda- te diré un
secreto: no sabes que llevas encima de ti la solución a tus problemas».
Juan-tortuga estaba perdido, no entendía de qué le hablaba. « ¡Tu caparazón!»
exclamó la tortuga sabia. Puedes esconderte dentro de ti siempre que te des cuenta
de que lo que estás haciendo o diciendo te produce rabia.
Entonces, cuando te encuentres dentro del caparazón tendrás un momento de
tranquilidad para estudiar tu problema y buscar una solución. Así que ya lo sabes, la
próxima vez que te irrites, escóndete rápidamente.»
A Juan-tortuga le encantó la idea y estaba impaciente por probar su secreto en la
escuela. Llegó el día siguiente y de nuevo Juan-tortuga se equivocó al resolver una
suma. Empezó a sentir rabia y furia, y cuando estaba a punto de perder la paciencia y
de arrugar la ficha, recordó lo que le había dicho la vieja tortuga. Rápidamente
encogió los bracitos, las piernas y la cabeza y los apretó contra su cuerpo, poniéndose
dentro del caparazón. Estuvo un ratito así hasta que tuvo tiempo para pensar qué era
lo mejor que podía hacer para resolver su problema. Fue muy agradable encontrarse
allí, tranquilo, sin que nadie lo pudiera molestar.
Cuando salió, se quedó sorprendido de ver a la maestra que le miraba sonriendo,
contenta porque había podido controlar. Después, entre los dos resolvieron el error
«parecía increíble que con una goma, borrando con cuidado, la hoja volviera a estar
limpia».
Juan-tortuga siguió poniendo en práctica su secreto mágico cada vez que tenía
problemas, incluso a la hora del patio. Pronto, todos los niños que habían dejado de
jugar con él por su mal carácter, descubrieron que ya no se enfadaba cuando perdía en
un juego, ni pegaba sin motivos. Al final del curso, Juan-tortuga lo aprobó todo y nunca
más le faltaron amiguitos.