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1.

2 ANTECEDENTES

Durante la perforación de un pozo petrolero a menudo se encuentran serias


dificultades técnicas siendo una de las más temidas, la penetración de zonas
de presiones anormales, las cuales tienen estadísticamente una asociación
significativa con la acumulación de hidrocarburos. Así, al encontrar un estrato
que, de pruebas de tener petróleo o gas, el perforador debe proceder
cuidadosamente ya que este podría tener alta presión, y a menos que se tomen
precauciones hay peligro de un reventón, que puede venir acompañado de un
flujo incontrolado de petróleo y gas.

La identificación de zonas de geopresión, se basa de información obtenida de


pozos perforados y de datos sísmicos, la cual requiere ser integrada dentro de
un modelo geológico coherente, ya que la misma se ve afectada por elementos
y procesos geológicos, siendo determinante en el diseño en el pozo,
especialmente en las profundidades de asentamientos de las tuberías de
revestimientos.

Las presiones anormales ocurren en un amplio rango de condiciones


geográficas y geológicas. Según una compilación realizada por Law, B.E., &
Spencer, C.W. (1998), hay aproximadamente 150 localidades geográficas
alrededor del mundo que se sabe que están anormalmente presurizadas. Hunt
(1990) ha indicado que presiones anormales han sido identificadas en
alrededor de 180 cuencas. (https://www.congresogeofisica-
ovg.org/FTPCONG2004/online/Congreso2006/Papers/437442.pdf)

En muchos yacimientos productores de hidrocarburos se observan


geopresiones anormales, por encima o por debajo del gradiente normal. Si bien
el origen de estas presiones no se conoce en forma exhaustiva, el desarrollo de
la presión anormal se atribuye normalmente a los efectos de la compactación,
la actividad diagenética, la densidad diferencial y la migración de los fluidos.1
La presión anormal implica el desarrollo tanto de acciones físicas como de
acciones químicas en el interior de la Tierra.
Las presiones superiores o inferiores al gradiente normal pueden ser
perjudiciales para el proceso de perforación. Las presiones subnormales, es
decir aquellas presiones que se encuentran por debajo del gradiente normal,
pueden producir problemas de pérdida de circulación en los pozos perforados
con lodo de perforación líquido. Las condiciones de presión subnormales se
generan frecuentemente cuando la cota de superficie de un pozo es mucho
más elevada que la capa freática del subsuelo o el nivel del mar. Esto se
observa cuando se perforan pozos en serranías o en zonas montañosas, pero
también puede ocurrir en regiones áridas donde es posible que la capa freática
tenga más de 305 m [1,000 pies] de profundidad.

Las presiones anormalmente bajas también se observan con frecuencia en los


yacimientos agotados. Se trata de yacimientos cuya presión original ha sido
reducida como resultado de la producción o de pérdidas. El fenómeno de
agotamiento no es inusual en los yacimientos maduros en los que se han
producido volúmenes significativos de petróleo y gas sin la implementación de
programas de inyección de agua o de mantenimiento de la presión.

Por el contrario, las presiones anormalmente altas son características de la


mayoría de las regiones productoras de petróleo. Las sobrepresiones
anormales siempre involucran una zona particular que se sella o aísla. La
magnitud de la sobrepresión depende de la estructura, el ambiente
sedimentario y los procesos y tasa de sedimentación.

Uno de los mecanismos más comunes que genera presiones anormalmente


altas es el entrampamiento del agua intersticial durante el proceso de
sedimentación. Si se forma un sello antes de que se desplace el agua
intersticial, no se establece el contacto grano a grano entre los sólidos. Con el
tiempo, y con los incrementos producidos en la compactación debido a la
presión ejercida por los estratos de sobrecarga, el agua contenida en el
espacio poroso se comprime, generando una presión de poro anormalmente
alta.

Otra de las causas de la presión anormalmente alta es el levantamiento


geológico y el desplazamiento de una formación, que reubica físicamente una
formación de presión más alta, trasladándola de una profundidad a otra.
Cuando una zona de presión previamente normal, situada a gran profundidad,
es desplazada por la actividad tectónica hacia una profundidad más somera
permaneciendo intactos los sellos, la presión resultante será anormalmente
alta.

Existen varios mecanismos que originan las presiones anormales. El fenómeno


está relacionado a procesos geológicos, físicos, químicos y mecánicos. Las
principales causas de la generación de presiones anormales referidas en la
literatura (Law, 1994) son:

 Debido a Esfuerzos de la Roca


 Desequilibrio en la compactación
 Actividad tectónica
 Generadas por Incremento del Volumen de Fluidos
 Expansión de agua debido al incremento de temperatura
 Generación de hidrocarburos
 Liberación de agua debido a fenómenos de diagénesis
 Movimiento de Fluidos y Flotación
 Fenómenos osmóticos
 Nivel piezométrico del fluido (columna hidráulica)
 Flotación debida al contraste de densidades

A pesar de la amplia causal de presiones anormales, la principal causa citada


en la mayoría de las referencias, trata con el desequilibrio en la compactación
normal de los sedimentos. De aquí que la mayoría de los modelos de
predicción de presiones está basado en la teoría de la compactación de las
arcillas.

Las presiones anormales son un fenómeno mundial, la mayoría de las


provincias petroleras presentan presiones anormales, pero su distribución no
sólo es vasta a escala geográfica sino también a escala vertical, pues, aunque
más comúnmente son encontradas en series sedimentarias recientes ya que se
encuentran en un estado geodinámico activo, éstas existen en formaciones con
litologías altamente variables en cualquier lugar entre el Pleistoceno y el
Cambriano. Este fenómeno es el origen primario de presiones anormales en la
Costa Mexicana del Golfo. Esto puede ser corroborado con la variación de la
porosidad en las lutitas del terciario en los cientos de pozos perforados en el
área. Por otro lado, la cuenca del Golfo de México se considera de margen
pasivo, por lo que se descarta la actividad tectónica como fuente de generación
de presiones anormales.

A nivel internacional resalta el descontrol e incendio del pozo macondo, en


México, este accidente se produjo por una compleja combinación de fallas,
mecánicas, de diseño de ingeniería y dificultades operativas, hubo errores en
las maniobras del control de surgencias, fallas en el control de la presiones lo
que hizo que el pozo explotara.

Las sobrepresiones han sido un problema durante la perforación de pozos en la


mayoría de los países de Sudamérica. Por nombrar algunos: Los pie de monte
de los Andes en Argentina, Bolivia y Colombia; costa afuera en la costa oeste
de Colombia, Ecuador y Perú; a lo largo de la costa este de Brazil, Guyana y
Venezuela. (McClure L.J., 1981)

A nivel nacional el pozo Monteagudo – 7 (MGD-7) estuvo descontrolado


durante 6 meses y 10 días, éste fue el mayor descontrol de un pozo petrolero
en la historia de YPFB, cuando se presentaron las presiones anormales.
Primeramente se observó pequeños bolsones de gas en el lodo, se bombeó
lodo densificado obteniéndose circulación de lodo gasificado, tensionando al
límite de la capacidad del equipo, lo cual provoco el descontrol de pozo con
flujo de gas, petróleo y agua.

El pozo CAI-X11, fue perforado entre octubre de 1979 y julio de 1980,


alcanzando la profundidad final de 2932 m, se descubrió reservas de gas en los
niveles profundos del sistema Devónico, formaciones Icla y Santa Rosa.
Actualmente, el campo Caigua cuenta con tres prospectos exploratorios
denominados CAI-X11, el CAI-X1001 Icla y CAI –X1001 Tarabuco, los cuales
se espera entren en producción en la presente gestión.
El pozo CAI-2, presento zonas “Presiones Anormales" durante la perforación,
lo cual obligo a dejar el pozo en reserva. Las presiones anormales se
desarrollaron cuando algunos procesos de perforación afectaron los
componentes del sistema de esfuerzos del subsuelo, tal que los fluidos de
poros aceptaron una mayor parte del esfuerzo de sobrecarga que se esperaba
(mayor que la presión hidrostática), y una barrera impermeable evitó la
migración de los fluidos para estabilizar las presiones también se atribuyen a
los efectos de la compactación, la actividad diagenética, la densidad diferencial
y la migración de los fluidos. A pesar de contar con los medios necesarios;
programa de perforación del pozo adecuado, sistemas de seguridad, de
prevención y de control aptos, buen stock de material de lodos, agua, etc. se
presentaron presiones anormales que obligaron a modificar los procedimientos
de perforación. La presión anormal implica el desarrollo de acciones físicas
como de acciones químicas en el interior de la Tierra. (Y.P.F.B., 2011)

Durante la peroración del pozo CAI-2, se presentó un amague de descontrol,


luego de haber entubado cañería de 9.5/8" en 809 m. y estando perforando en
993 m de profundidad, con trépano de 8.5/8", con densidades de lodo entre
1.75 y 1.78 gr/cc, se registró pérdida lenta de lodo la misma que fué
solucionada con la adición de obturante muy fino y la disminución de densidad
de 1.78 a 1.75 gr/cc. Luego de normalizado el lodo, se prosiguió perforando;
estando en 998 m se registró bastante afluencia de lodo gasificado y fuertes
bolsones de gas y rastros de petróleo en superficie, produciéndose un amago
de descontrol. En forma inmediata se logró levantar la herramienta hasta 993
m. y se cerraron los preventores y la válvula del vastago.

Durante la perforación del pozo CAI-2 se trabajó sin ningún dato de presión de
formación, razón por la que el ajuste de densidad de lodo se la realizaba de
acuerdo a los requerimientos del pozo. Este problema, aunque en menor
escala, todavía se manifestó en el pozo CAI-11. El incremento de densidad de
lodo no controlado, provoca en este campo pérdidas de circulación o
aprisionamiento por presión diferencial, que es importante tomar en cuenta.

Luego de estos problemas presentados Los reservorios petrolíferos han estado


en producción aproximadamente por 14 años, posteriormente el campo fue
cerrado y puesto en reserva y varios pozos han sido cerrados por invasión de
agua.

En muchos campos petroleros del mundo se han encontrado problemas de


inestabilidad de pozo durante la perforación en formaciones compuestas
principalmente por lutitas (shales) o arcillas (claystones). Este tipo de
formaciones litológicas son las que presentan los mayores problemas en la
perforación en cuanto a estabilidad de pozo, entre ellos, perforar zonas con
altas presiones porales comúnmente conocidas como formaciones
sobrepresionadas, este fenómeno geológico puede causar eventos muy
riesgosos como los influjos (kicks), perdidas de circulación, pega de tubería,
que causan en la perforación Tiempos No Productivos (NPT) y pueden incluso
ocasionar eventos no deseados como Blowouts que pueden representar la
pérdida del pozo y por consiguiente millones de dólares perdidos como también
la pérdida de vida de los operadores en plataforma y daño al medio ambiente.

Los despegues de la Formación Los Monos tradicionalmente han sido ubicados


estratigráficamente en los tercios inferior y superior de la unidad. La zona
englobada entre dichos niveles de despegue es la que se ha denominado
“Nivel Estructural Intermedio” (Aramayo Flores, 1999; Starck et al., 2002;
Hernández et al., 2002). La capacidad de funcionar como despegue de las
pelitas de la Formación Los Monos está íntimamente relacionada a la
existencia de elevadas presiones porales. Las sobrepresiones están bien
definidas en numerosas perforaciones de la industria de hidrocarburos
(Vaamonde, 2002).

En estructuras como la de la Serranía de Suaruro, la Formación Los Monos


tiene un espesor de aproximadamente 500 m, el cual resulta ser
considerablemente inferior al que se verifica en el resto del Subandino Sur
(Zapata et al., 2005) (véase figura XX).

En esta posición, también se verifica que la Formación Los Monos presenta


facies más gruesas, con alto contenido de limos y areniscas (Zapata et al.,
2005). De acuerdo a la restauración de una sección estructural de esta
estructura se puede inferir que el plano de falla inicial a lo largo del nivel de
despegue superior de la Formación Los Monos habría sido de
aproximadamente 15 Km (figura 4.15), por lo que resulta evidente que dicha
unidad ha actuado como un eficiente nivel de despegue en esta posición. Esto
permite inferir que son las sobrepresiones, y no tanto las características
litológicas, las que resultan ser un factor determinante en el desarrollo de
niveles de despegue dentro de la Formación Los Monos.

Los límites superior e inferior del nivel estructural intermedio estarían acotados
al intervalo estratigráfico donde se verifica la existencia de sobrepresiones, de
forma tal que las secciones superior e inferior de la unidad quedarían excluidas
de dicho nivel estructural y se mantendrían ligadas a los niveles estructurales
superior e inferior respectivamente (Starck et al., 2002). Este comportamiento
se puede explicar por la distribución vertical de las sobrepresiones. Al estar los
niveles superior e inferior en contacto con unidades más permeables, y con
presiones porales normales, en dichos niveles se produciría un alivio de
sobrepresiones limitando su capacidad de funcionar como despegue.

Los principales mecanismos que se reconocen como responsables de la


generación de sobrepresiones son la compactación, el aumento de volumen de
fluidos y el empuje de agua o de hidrocarburos (Swarbrick y Osborne, 1998).

El empuje de agua o de hidrocarburos es el mecanismo mediante el cual la


circulación de aguas subterráneas o la flotabilidad de hidrocarburos (de menor
densidad que el agua) genera un empuje de fluidos que frente a niveles de muy
baja permeabilidad daría lugar al aumento de presiones porales. De acuerdo a
Swarbrick y Osborne (1998), este mecanismo solo podría ser responsable de
un aumento menor de las presiones porales.

De esta forma, los principales mecanismos que se reconocen como


responsables de generar sobrepresiones de gran magnitud son la
compactación y el aumento de volumen de fluidos debido a la generación de
hidrocarburos (Morley, 1992; Swarbrick y Osborne, 1998; Chilingar et al., 2005;
Hansom y Lee, 2005).

La compactación es un mecanismo efectivo de generación de sobrepresiones


cuando dicho proceso es producto de un soterramiento abrupto. Este proceso
solo es posible en rocas de baja permeabilidad donde el escape de fluidos está
limitado por las mismas características de la roca. Este mecanismo es típico de
cuencas jóvenes con muy alta tasa de sedimentación, como son los deltas de
edad terciaria y algunas cuencas intracratónicas. En cuencas más antiguas no
suele ser efectivo debido a la lenta fuga de fluidos vertical y/o lateral hacia
rocas de mayor permeabilidad (Swarbrick y Osborne, 1998).

En el caso de la Formación Los Monos parece poco probable que el


soterramiento abrupto sea el causante de las sobrepresiones encontradas. Si
bien en los últimos 10 Ma dicha unidad fue sometida a una rápida sobrecarga
producto de los depósitos sinorogénicos neógenos, la historia de soterramiento
de la cuenca sugiere que la Formación Los Monos habría perdido la mayor
parte de su contenido original de fluidos con anterioridad a dicho evento. Los
modelos de cuenca y sistemas petroleros que se hicieron en el frente de
deformación (veánse secciones 3.4 y 3.5) sugieren que para el final de
Paleozoico la porosidad de la Formación Los Monos era prácticamente la
misma que en la actualidad, indicando que el soterramiento y la compactación
posteriores no habrían afectado de manera significativa el volumen de roca.

Esto deja a la generación de hidrocarburos como el mecanismo más probable


en la generación de altas presiones porales en los niveles pelíticos de la
Formación Los Monos.

Modelos numéricos sugieren que la generación de hidrocarburos líquidos


puede generar sobrepresiones significativas solo en casos donde existen rocas
generadoras sumamente ricas en materia orgánica, con valores de Carbono
Orgánico Total (COT) del orden de 10% (Luo y Vasseur, 1996). Por otro lado,
la generación de gas podría generar sobrepresiones importantes aún en rocas
madre de bajo COT (1%) (Luo y Vasseur, 1996). Este último sería el caso de
pelítas devónicas de la Formación Los Monos, las cuales rara vez superan el
2% de COT (Moretti et al., 1994; Dunn et al., 1995; Starck, 1999; Disalvo y
Villar, 1999; Villar, 2005, Cruz et al., 2008).

Por los antecedentes enunciados, consideramos que las rocas generadoras o


Rocas Madre de los Hidrocarburos, serían en primer lugar las sedimentitas
peliticas del Devónico, de amplia difusión areal en el país, constituidas por
lutitas gris negruzco, intercaladas con limolitas grises y areniscas gris
amarillento micáceas, a las que se ha denominado Formación Los Monos y
cuya litología, en forma general, se extiende hasta la parte basal del Sistema
Devónico. De acuerdo al trabajo de YPFB GXG-{1972), los mayores espesores
se presentan en la región Subandina del Sur, donde solo la Formación Los
Monos, llega a casi los mil metros de espesor, suprayacente a unos 700 m, de
sedimentitas de la Formación Santa Rosa. En el Subandino Central, la
Formación Los Monos, llega a los 860 m y en Subandino del Norte, a 560 m.

Las presiones anormales se desarrollan cuando algunos procesos afectan los


componentes del sistema de esfuerzos del subsuelo, tal que los fluidos de
poros aceptan una mayor parte del esfuerzo de sobrecarga que se esperaba
(mayor que la presión hidrostática), y una barrera impermeable evita la
migración de los fluidos para estabiliz.ar las presiones.

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