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AKAME (Parte I)

Erik Fernández Andreea Greceanu

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Copyright © 2018 Erik Fernández y Andreea Greceanu.
Todos los derechos reservados.

ISBN: 9781790608478
ISBN-13: 9781790608478

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Índice
Prefacio ............................................................ 5
Capítulo 1º ........................................................ 7
Capítulo 2º .......................................................18
Capítulo 3º .......................................................27
Capítulo 4º .......................................................34
Capítulo 5º .......................................................42
Capítulo 6º .......................................................52
Capítulo 7º .......................................................63
Capítulo 8º .......................................................75
Capítulo 9º .......................................................93
Capítulo 10º ...................................................129
Capítulo 11º ...................................................150
Capítulo 12º ...................................................168
Capítulo 13º ...................................................180
Capítulo 14º ...................................................201
Capítulo 15º ...................................................215
Capítulo 16º ...................................................240
Capítulo 17º ...................................................254
Capítulo 18º ...................................................275
Capítulo 19º ...................................................283
Capítulo 20º ...................................................297
3
Capítulo 21º ...................................................309
Capítulo 22º ...................................................328
Capítulo 23º ...................................................342
Agradecimientos ............................................364
Comentarios ...............................................364
Información sobre los autores ........................368

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Prefacio
A nosotros, los caídos; a los del destino maldito, a los
que buscan el perdón en el infinito; a los que intentan
entender su destino, a los que han perdido
absolutamente todo; a los que intentan resolver los
errores de sus mentores, a los que han abandonado su
mundo para sufrir; a los que se enfrentan
voluntariamente a La Verdad, a los que se olvidan de
todo esto.

Hijos e hijas de un Dios mortal, creados por capricho.


Condenados a la prisión infernal, más allá del halo que
cubre nuestra cuna; el anillo más grande, el del reino de
esa misma deidad.

Exiliados de El Paraíso al que una vez llamamos nuestra


tierra, mientras que otros renacerán por siempre en la
eternidad; Presente, Pasado y Futuro.

Este es el verdadero camino: La Existencia, por muy


etérea que sea, se anula al construir El Principio y El Fin
de todo; somos una contradicción, La Contradicción.

E. de Edén.

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Capítulo 1º

Akame era enfermera y, aunque en sus años de


universitaria estudió las carreras de Medicina general y
Física teórica al mismo tiempo y dedicó toda su vida
estudiantil a trabajar duramente, la vida, en su caso, giró
de la forma más insospechada.

En la universidad conoció a Kaito y rápidamente se


enamoraron. Un año después de acabar los dos
doctorados, en 2009, Akame se casó con Kaito, justo
después de que sus padres murieran en un terremoto en
Tokio en el año 2008. Akame se doctoró en medicina y
física casi al mismo tiempo, y poco más de tres años
después, en 2011, ya estaba trabajando en un hospital,
cuyo dueño era el padre de Kaito.

A Akame nunca le gustó que los demás hicieran sus


deberes, pero, como estaba embarazada de Mio, pensó
que lo mejor era conseguir un trabajo lo antes posible. Así
se convirtió en jefa de enfermería en el Hospital Central
de Soya'Rhöw por enchufe del director Koji Ayuzawa.

Aquel día radiante era uno como cualquier otro para


Akame. Era veintinueve de mayo de 2016, su
cumpleaños, pero ni siquiera había tenido tiempo para
pensar en ello. Había tenido que hacer una suplencia en

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el turno de noche y su cerebro estaba demasiado
ocupado.

La mañana era soleada y Akame acababa de terminar su


turno. Aún con el uniforme de enfermera, abrochándose
la chaqueta y buscando las llaves del coche al mismo
tiempo, Akame bajó rápidamente las escaleras de la
entrada para irse a casa definitivamente. Como una
exhalación, y pisando por poco aun grupo de palomas que
comían en la acera los restos de una barra de pan, Akame
subió a su coche con las llaves entre los dientes y no
perdió ni un instante para quitarse la chaqueta y el bolso.
Se puso el cinturón de seguridad por encima. Al intentar
encajar la llave para arrancar el coche, el sudor hizo que
el llavero resbalara de sus dedos cayendo en el suelo del
coche.

- ¡Kuso! - Akame se quejó y se echó hacia atrás el pelo


con las manos. Por si no era bastante, el mundo parecía
tenérsela jugada el día de su cumpleaños. Haciendo
contorsiones circenses consiguió colarse debajo del
volante y coger las llaves, pero al incorporarse se golpeó
con el volante en la cabeza. - ¡Gracias...! -.

Akame miró al volante con la cara cubierta por su pelo y,


por fin, fue capaz de arrancar el coche. No tardó mucho
en pisar el acelerador para largarse de allí. Si hubiese
dicho que no, si hubiese mantenido su plaza en los
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laboratorios de la universidad... ahora no tendría que
estar haciendo puñeteros turnos de noche. << ¡Baka!>>
Estos eran los pensamientos que a menudo
acompañaban a la enfermera cuando recordaba aquella
cena familiar en abril de 2011 en la que su suegro le
ofreció el puesto en el hospital.

Su suegro se parecía mucho a Kaito. Tenía el pelo negro


y liso. Se solía peinar hacia atrás y cuando tenía el pelo
mucho tiempo sin cortar se acababa pareciendo a Albert
Einstein. De hecho, tenía un mostacho muy parecido, o
eso es lo que creía Akame.

Kaito era prácticamente igual, pero con un fino bigote y


una arreglada perilla y con treinta años menos. Aquella
vez, su padre trajo su famosa tarta de salmón casera y
Akame estaba encantada. Él sabía que a Akame le
gustaba mucho esa tarta y la preparó para asegurarse de
que la esposa de su hijo estaba de buen humor y en
condiciones de recibir la noticia.

Cuando Akame fue informada sobre ello sonrió, pero esa


sonrisa le dolió por dentro y, aunque no quería admitirlo,
la tarta le produjo una indigestión que le duró varios años
hasta que se acostumbró a trabajar en el hospital.

Todo aquello dejó de tener importancia en la mente de


Akame cuando se dio cuenta de que, como un autómata,
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había aparcado el coche y estaba abriendo la puerta
oxidada del portal del edificio en el que vivía: Numero 123
de la Avenida Dengel en el Barrio de Keeldoom. Sin
pensar mucho más, entró y fue directa al buzón para ver
si había correo.

- ¿Correo para Akame Ayuzawa? - Eso no entraba dentro


de su esquema mental. - ¡Facturas, facturas y más
facturas! ¡Todo el día trabajando y lo único que recibo son
facturas! - Akame cogió una carta que resaltaba sobre
todas las demás. Tenía un sobre de color naranja y verde
chillón, era inconfundible. -Para Akame Ayuzawa: ¡Feliz
cumpleaños! Remitente: Koji Ayuzawa... -Akame explotó
para sus adentros.

El suegro de Akame solía enviar cartas en todas y cada


una de las fiestas y celebraciones que había en un radio
de varios países a su nariz, aunque nunca las celebrase
él mismo. A pesar de sufrir de narcisismo y de pedantería
crónica, “El Gran Doctor Koji Ayuzawa", que era como se
hacía llamar en los bares y tabernas que frecuentaba para
hacer apuestas no siempre legales, era un buen hombre.
Y si había carta también había tarta, por lo que Akame
tuvo que reírse, aunque en silencio, por no llorar.

Cerró el buzón y entró en el ascensor. El ascensor era un


lugar de relajación para Akame. Sabía que después de
pulsar el botón tenía nueve pisos para meditar sobre su
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vida y para arreglarse y no parecer una boxeadora en vez
de una enfermera con doble doctorado. Se miró en el
espejo y se colocó la melena negra y lisa como le
permitieron sus manos. Intentó arreglarse el flequillo, pero
era obvio que aquello no tenía solución. Akame era blanca
como la nieve y no usaba mucho maquillaje. Únicamente
se pintaba los labios de un rojo apagado y se daba una
ligera sombra de ojos negra. En el bolso llevaba todo lo
necesario para estar presentable, pero eso no era algo
que le importara mucho. De todas formas, iba vestida con
el uniforme del hospital y, seguramente, el aroma a
enfermos y a antisépticos que llevaba impregnado se olía
a varios kilómetros a la redonda.

El ascensor se detuvo y Akame aspiró hondo antes de


salir. Afortunadamente, y por suerte para ella, la puerta
del apartamento de los Ayuzawa quedaba justo enfrente
del ascensor: Puerta B del noveno y último piso.

<<Qué pena que estén a punto de hacer reparaciones en


el ascensor... >> Pensó ella mientras sacaba las llaves
del bolso. Al ir a introducir la llave en la cerradura, el
llavero saltó de sus manos como si tuviera aceite de motor
en los dedos. << ¿En serio? >> Pensó ella agachándose
para cogerlo mientras sentía como una gota de sudor frío
le resbalaba por el cuello y después por la espalda.

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- ¡Baka! - Al fin, Akame consiguió acertar en la cerradura
y, con un movimiento de muñeca digno de un tenista, giró
el pomo, abrió la puerta y entró en casa. La entrada
estaba oscura y por poco Akame se tropieza con la vieja
mesilla que su suegro les cedió como regalo de boda.

<<No sé por qué conservamos esta mesa... Aquí


estorba. >> Por un momento, Akame pareció percibir un
aroma extraño. Al olisquear el aire, percibió la deliciosa
mezcla: Tarta de salmón, por caridad de su suegro, y sopa
de Miso, especialidad de Kaito.

Al penetrar las deliciosas partículas por sus fosas


nasales, Akame se quitó rápidamente su chaqueta de
cuero negra y la colgó en el perchero para sombreros sin
sombreros a la derecha de la puerta, dejó el bolso sobre
la mesilla a la izquierda y avanzó por el pasillo hacia la
cocina mientras se quitaba los zapatos saltando a la pata
coja.

El piso no era muy grande, pero era acogedor. Al avanzar


por el pasillo se podía encontrar la cocina a la izquierda y
a la derecha el salón. Al fondo se encontraban las
escaleras para subir al segundo piso. Al ser la última
planta, la familia se pudo permitir hacer algunas reformas
y modificar el ático, juntándolo con la buhardilla que
usaban como almacén, para construir una segunda planta
y tener más espacio.
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La parte de arriba tenía casi la misma estructura que la
parte de abajo: A la izquierda se encontraba el escritorio
de Kaito, encima de la cocina, y a la derecha, sobre el
salón, la habitación de Akame y Kaito, seguida por el
cuarto de Mio. Al fondo se encontraba el baño. La casa
tenía, en general, un ambiente acogedor. Era como estar
en una casa típica de los años cincuenta, pero con toques
decorativos japoneses. Esto era de esperar, ya que en
Soya'Rhöw la población y la cultura eran muy variadas al
ser de origen japonés, estadounidense y centroeuropea.
A parte del estilo de ser de la casa, estaba llena de
posters de películas y de cuadros que Akame pintaba en
sus ratos libres, cuando los tenía.

Al llegar a la cocina, Akame entró con los zapatos en la


mano. Entró dispuesta para saludar a su familia, pero no
había nadie. El único indicio de actividad que quedaba
eran los platos vacíos sobre la mesa.

<< ¿Dónde está todo el mundo?>> De repente, Akame


detectó por el rabillo del ojo unos papeles sospechosos
sobre la encimera. Lanzó los zapatos al sofá desde el
marco de la puerta de la cocina y fue directamente a
inspeccionar esos folletos de papel claro y alargado que
habían llamado su atención. Al cogerlos se dio cuenta de
que eran tres entradas para el cine. << ¡Increíble! ¡Quería
ver esta película desde que se estrenó hace semanas!
¡Puñeteros turnos de noche!>> Antes de que pudiese
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darse cuenta, Kaito y Mio llegaron por detrás para intentar
sorprenderla.

- ¡Sorpresa! - Kaito tapó los ojos de Akame con sus


manos.

<<Menos mal que aún os tengo a vosotros...>> Pensó


Akame. Inmediatamente se giró para besar a Kaito.
Mientras tanto, Mio salía de detrás del sofá y corría hacia
Akame.

- ¡Feliz cumpleaños Mamá! - Akame recibió un fuerte


abrazo de Mio, la cual, con casi 6 años, solo llegaba a
alcanzar con la cabeza la cintura de sus padres. Akame
no pudo evitar sonreír.

<<A lo mejor debería pensar menos en el trabajo...>>


Volvió a pensar ella antes de decir nada.

- ¡Vaya, veo que lo tenéis todo planeado! - Akame se


agachó y le acarició el pelo a Mio.

- Mio, ve a lavarte los dientes. - Enseguida, Kaito se


inventó una excusa para estar a solas con Akame.

- ¡Jooo...! - Mio obedeció a regañadientes a su padre y se


fue correteando piso arriba para ir al baño.

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Akame, por fin, después de un largo período de trabajo,
pudo sentarse y descansar un poco. Kaito le sirvió un
plato de sopa y se sentó junto a ella. Mientras tanto,
Akame pensaba en el paradero desconocido de la tarta
de salmón. << ¿Estará en la nevera?>>

Pasados unos instantes, Akame regresó al mundo real y


vio el plato de sopa delante de ella. Sin pensárselo dos
veces, se lanzó hacia la comida y acabó el plato antes de
que Kaito pudiera pronunciar una palabra.

- ¿Qué tal el día? Mejor dicho: ¿Qué tal la noche? - Kaito


sonrió mientras le quitaba de la cara a Akame el
destartalado flequillo.

- Agotador. Estoy hecha polvo... - Akame se llevó las


manos a la frente mientras se relamía. Cogió la servilleta
de papel para limpiarse. No fue hasta después de haberla
manchado cuando vio que estaba decorada con dibujitos
de globos y confeti y un logotipo ornamental que decía:
¡Feliz cumpleaños! << ¿Por qué se molestarán tanto en
fabricar estas cosas si las vamos a manchar y van a
acabar en la basura?>> Akame dejó la servilleta sobre la
mesa y lanzó un fuerte suspiro.

- Akame, la enfermera que nunca descansa... – Kaito


bromeó y después comenzó a reírse. Akame no pudo
evitar reírse también.
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<<En realidad tiene toda la razón. Debería descansar un
poco... al menos por hoy.>> Akame sentía que se iba a
quedar dormida de un momento a otro.

- Relájate y disfruta de cinco minutos de descanso. - Kaito


cogió su silla, se sentó detrás de Akame y comenzó a
darle un masaje. Akame se quedó dormida por unos
segundos. Ni siquiera ella se dio cuenta. - No te vas a
morir por quedarte quieta un segundo... - Kaito dio un
beso a Akame en la mejilla.

- Lo sé... - Akame suspiró y cogió la mano a Kaito con una


ligera sonrisa. Akame comenzó a sentir la necesidad de
moverse. No estaba acostumbrada a estar parada más de
cinco minutos sin hacer nada. Acarició la mano a Kaito y
le lanzó una mirada traviesa. Se levantó y se dirigió a la
puerta.

- ¡Eh, que aún no te has acabado mi sopa especial!


Todavía queda una olla entera... - Kaito se indignó
bromeando. Se levantó y se dio cuenta de que tenía una
mancha en la camiseta de su pijama.

Akame se apoyó en el marco de la puerta y volvió a mirar


a Kaito de forma juguetona. Lanzó una sonrisa de
complicidad a Kaito mientras se desabrochaba el
uniforme y se despidió con la mano antes de irse. Kaito

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no pudo evitar devolverle la sonrisa. Corrió hacia ella y la
pellizcó por la espalda entre risas.

Afortunadamente para Akame, se había pasado el día


anterior entero durmiendo. Por esa razón, pensó que
podría aguantar hasta después de ir al cine tomándose
una taza de café. Al parecer, en el mundo, a veces, no
todo era trabajo, pero, aunque Akame lo sabía, no podía
evitar estar moviéndose en todo momento. Mientras
Akame se daba una ducha y se preparaba para ir al cine
en familia pensó en ello y recordó sus clases de artes
marciales.

Cada verano se apuntaba a escuelas de artes marciales


para mantenerse en forma y por esa necesidad
incontenible de mantenerse en movimiento. En realidad,
se le daba bien y era casi cinturón negro en varias
academias diferentes. Por ello, cada pocos años tenía
que inscribirse en una diferente. Yendo hacia atrás en su
memoria, recordó que en los años de universidad recibió
clases de esgrima y de tiro al blanco y que incluso llegó a
competir. Todas esas actividades eran meramente
entretenimientos para ella, con los que evitaba pensar en
algunos aspectos de la vida que no acababa de
comprender y con los que no quería encontrarse a
menudo. Pero ese día era distinto, era su cumpleaños y
tenía, por primera vez en mucho tiempo, el día libre.

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Capítulo 2º

Hacía mucho tiempo que Akame no iba al cine a ver una


película de su interés. Kaito sabía que sería una
agradable sorpresa, así que compró entradas para The
Revolution Day, la saga cinematográfica favorita de
Akame. Era la quinta película de la saga y estaba prevista
una sexta entrega para el año siguiente, por lo que Akame
estaba más que contenta. La trama de la película iba a
producirse en Tokio, donde las masas de gente
esclavizada se levantarían para unirse a la resistencia y
liberar al mundo de la opresión.

Los Ayuzawa iban paseando hacia el cine sonriendo y


disfrutando de la tarde. Akame y Kaito iban cogidos del
brazo. Mientras tanto, Mio iba jugueteando por la calle sin
alejarse demasiado. Akame se había puesto uno de sus
conjuntos favoritos. Llevaba Una camiseta de cuello alto
con rayas blancas y negras que, a pesar de encontrarse
en mayo, le sirvió para no tener frío con la repentina
bajada de temperaturas que había habido en la ciudad.
Además, llevaba una falda vaquera, que le llegaba
ligeramente por encima de las rodillas, y unas botas
negras no muy altas. Por encima vestía su fiel chupa de
cuero negra. Kaito, por su parte, llevaba un pantalón

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vaquero oscuro y unas viejas botas. Vestía una camisa
blanca por fuera del pantalón y una corbata negra
aflojada. Por encima llevaba una chaqueta de traje de
color negro. Mio iba con una camiseta gris y un mono
vaquero con falda con un dibujito de un búho por encima.
Llevaba unas medias de colores y unos zapatos negros.
Su pelo era como el de Akame, pero mucho más corto.

Mientras caminaban por la calle, Akame pensaba


impaciente en la trama de la película y no pudo evitar
recordar su niñez. Ella había nacido en Tokio en 1984 y
había salido del país junto con su familia para poder ir a
la universidad y para aprender idiomas útiles para su
futuro. Soya'Rhöw, en la isla Namoken Semitz, en el
Pacífico, se presentó como el mejor sito posible. La idea
de vivir y estudiar en una isla cuya población había sido
formada por científicos y estudiosos que habían huido de
la segunda guerra mundial y que se había
autoproclamado país independiente en los años cuarenta
le resultó de lo más emocionante e interesante.

Desde pequeña había estado interesada en la ciencia y,


por ello, siempre había sido la rara de la clase. Cuando se
mudó no esperaba que la situación cambiase, pero no
pensó que en las carreras que ella quería estudiar los
estudiantes también serían empollones y marginados
como ella. Al fin encontró su lugar en el mundo y, de paso,
conoció al amor de su vida. Kaito también había nacido
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en Tokio, cuatro años antes que ella, y también se había
mudado a Soya'Rhöw con su familia. Él estaba en su
último año de carrera antes del doctorado cuando ella
acababa de entrar en el primer curso, pero eso no impidió
que se conocieran. Akame solía ir a explorar las
bibliotecas de la universidad cuando no estaba haciendo
esgrima o cuando no estaba haciendo de ayudante en los
laboratorios. Allí se conocieron. Poco después ya estaban
pensando en la boda, aunque en el mundo real no ocurrió
hasta poco más seis años después.

Los padres de Akame murieron en Tokio poco después


de que Akame se doctorara, ese mismo verano de 2008.
Estaban de visita en Tokio porque alguien quería comprar
su antiguo piso, y durante la estancia hubo un terremoto.
Sus padres quedaron enterrados en un derrumbamiento.
Los terremotos en Tokio eran poco comunes, y aquel fue
fatídico. Akame solía acordarse de ellos a menudo, y eso
hacía que a su cabeza acudieran esos aspectos de la vida
con los que se quería cruzar lo menos posible. Mientras
estos recuerdos revoloteaban en su cabeza llegaron al
cine. Al entrar, Mio suplicó que le compraran una caja de
palomitas. Después de una gran lista de chantajes
infantiles, Kaito aceptó comprarle las palomitas. La sala
de cine les recordó a su casa. Tenía un aire antiguo y
moderno al mismo tiempo.

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<< ¿Será porque Cines Kevil es un cine que se abrió en
los años cincuenta? Muy oportuno...>> Pensó Akame. Al
sentarse en su butaca, Akame recordó la primera vez que
fue al cine en Tokio cuando era pequeña, pero no pudo
distraerse más porque comenzó la película.

Durante la película, Akame sintió que era uno de los


personajes principales y se metió tanto en la película que
no pensó en nada más hasta que acabó. Lo único que le
distrajo unos segundos al principio de la película fue Mio
comiendo palomitas compulsivamente, pero la caja no
duró mucho tiempo. Mientras Akame se quedaba
embobada mirando la pantalla, Kaito la cogió de la mano
cariñosamente.

- Me debes un masaje... - Kaito habló a Akame en el oído


en voz baja mientras sonreía.

- ¿Ah, sí? - Akame se giró, sonrió y besó a Kaito. Le


mordió haciéndole un poco de daño en el labio. Ambos se
rieron.

Cuando acabó la película, Akame parecía haberse


quedado incrustada en la butaca y parecía desear formar
parte del cine en cuerpo y alma. Cuando Kaito y Mio
consiguieron levantarla de la butaca tirando de ella, se
dirigieron hacia la salida trasera. El antiguo Cine
Kevil tenía las puertas de la salida orientadas en el mismo
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sitio que la entrada, por lo que era más cómodo salir por
la puerta trasera, donde había menos gente. Lo malo era
que daba a un pútrido callejón y el entusiasmo
cinematográfico se evaporaba de la mente de los
espectadores cuando salían y se encontraban con que
todo estaba lleno de basura, muebles viejos y
contenedores en ebullición. Afortunadamente, Akame
estaba flotando en el mundo de The Revolution Day y no
se enteró del desagradable olor a putrefacción y a polvo
de obra.

Akame volvió al mundo y se fijó en Kaito. Estaba haciendo


el tonto con la caja de palomitas de Mio en la cabeza y
Mio estaba tirándole palomitas a la cabeza intentando
derribar la caja. Akame se rio y empujó a Kaito, el cual
estuvo a punto de perder el equilibrio. La caja salió
volando de su cabeza. Mio comenzó a reírse. Después
Kaito cogió a Akame por detrás y comenzó a morderla en
el cuello. Akame le pellizcó mientras se reía. Mio comenzó
a pellizcarle también.

Mientras tanto, tres hombres con aspecto desaliñado se


asomaron al callejón y comenzaron a acercarse
lentamente. Akame los vio, pero no le dio ninguna
importancia. Los tres llevaban sombreros que les llegaban
hasta los ojos y casi no permitían ver sus rostros. Uno de
ellos iba con un traje negro y una corbata roja. Otro
llevaba una chaqueta marrón parecida a una gabardina,
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que le llegaba hasta las rodillas. Debajo parecía llevar
traje también. El otro hombre era diferente. Llevaba un
pantalón vaquero y deportivas. Encima vestía una
chaqueta de traje.

A Akame le pareció ver que el hombre de la corbata roja


movía su mano derecha en dirección hacia donde estaba
ella con su familia. Los hombres comenzaron a acercarse
rápidamente y, justo cuando pasaban a su lado, el hombre
de las deportivas sacó una pistola. Akame lo vio de
pasada y todo fue tan rápido que no le dio tiempo a
reaccionar. Aquel hombre armado, de cerca parecía
temeroso y, cuando les apuntó, sus manos temblaban
tanto que podía escucharse el tintineo de la campanilla de
su pulsera dorada. Incluso Akame llegó a percibir ligeras
gotas de sudor en la frente de su atacante.

- ¡El dinero, la cartera, el bolso! - El hombre de la pulsera


habló bruscamente. Kaito, que estaba realmente
aterrorizado, tragó saliva y se puso delante de Akame y
Mio. Akame intentó agarrarle del brazo para pararle, pero
se movió demasiado rápido. Kaito comenzó a mover las
manos hacia arriba y hacia abajo sin saber qué hacer y se
atrevió a contestar al atracador.

- No llevamos nada. No... - Kaito intentó hablar con calma,


pero se dio cuenta de que aquel hombre no estaba

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dispuesto a negociar. Miró a Akame unos segundos y
luego volvió a mirar al atracador.

- ¡Cállate! - El hombre de la corbata roja gritó a Kaito.


Parecía enfadado, pero no con él sino con el hombre de
las deportivas. El hombre de la corbata roja miraba con
cara de odio al hombre de las deportivas, como si hubiera
hecho algo mal. Akame dedujo que él era el líder del
grupo. Tenía una cicatriz que recorría su rostro desde el
ojo izquierdo hasta el lado derecho del labio sin llegar a
tocarlo. Parecía sereno, pero igual de peligroso o más que
los otros dos hombres. Kaito cogió de la mano a Akame
fuertemente y ordenó a Mio con la mano que se pusiera
detrás de ellos. El hombre de la gabardina se fijó en
Akame. Ella desvió su mirada hacia un lado intentando
evitar una confrontación, pero no funcionó.

- ¡Tú, el bolso! - El hombre se acercó apuntándoles con


su pistola y agarró el bolso de Akame. Akame agarró
fuertemente su bolso y cuando el hombre tiró de él,
Akame cayó al suelo. No pudo evitar chillar algo asustada.
Ciertamente no se esperaba que aquel hombre fuera tan
fuerte como para hacerla caer al suelo. Kaito se
desesperó y fue imprudente. Se lanzó a dar un puñetazo
al hombre de la gabardina, pero éste fue más rápido y dio
a Kaito un golpe en la nariz con el mango de la pistola.

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- ¡Dejadnos en paz! - Kaito cayó al suelo sangrando por
la nariz y Akame alargó su brazo intentando agarrarle. <<
¡Kuso...!>> Kaito se dio cuenta de que lo que había hecho
había sido un error.

- ¡Kaito! - Akame intentó levantarse, pero no pudo. El


hombre de la corbata roja, al ver a Akame intentando
ayudarle, le dio una patada en la cabeza. Akame cayó
definitivamente al suelo y permaneció en un estado de
semiinconsciencia que solo le permitió ver lo que ocurría
sin poder moverse.

- ¡Akame! - Kaito comenzó a intuir que aquello no era un


simple atraco. <<Espero que no sea lo que creo...>> Se
levantó mareado y sangrando por la nariz. Eso produjo
una mala reacción en el hombre de las deportivas. Los
ojos se le abrieron como platos e incluso pareció
escapársele una pequeña sonrisa. Apuntó a Kaito con su
pistola. Kaito levantó sus manos.

<< ¿Qué haces? ¡Agáchate!>> Pensó Akame. La visión


de Akame comenzó a nublarse y no pudo ver con claridad
lo que sucedió a continuación. Aquel delincuente disparó
a Kaito, el cual cayó muerto al suelo. El sonido del disparo
resonó por todo el callejón y retumbó en los oídos de
Akame. Akame no supo realmente lo que acababa de
suceder. Le pareció ver a Kaito cayendo al suelo, pero el
sonido del disparo se distorsionó en su cabeza y ella
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comenzó a soñar con el terremoto en el que sus padres
murieron. Akame escuchó otro sonido similar y, mientras
el suelo se abría y los edificios se caían como si fueran
polvo, vio como Mio se derrumbaba en el suelo.

Akame se vio invadida por una desagradable sensación


de preocupación desbordada, pero no llegó a comprender
lo que había sucedido en realidad. Después de unos
segundos, que en la mente de Akame parecieron horas,
se escuchó una sirena de policía, aunque en el sueño de
Akame fueron también camiones de bomberos que
ayudaban a la gente a salir de debajo de los escombros.
Finalmente, Akame cerró los ojos y se durmió
hundiéndose en un mar oscuro y frío. Akame sintió que
caía por un abismo sin fondo y su cerebro entró en un
extraño letargo.

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Capítulo 3º

Akame despertó. Una luz intensa inundaba el ambiente.


Despegó los párpados lentamente y el resplandor
provocó que sus ojos lagrimearan. Estaba tumbada, pero
no sentía nada bajo su espalda, su cabeza o sus piernas.
Akame giró ligeramente la cabeza hacia los lados. Todo
era blanco y aquel resplandor venía en todas direcciones
hasta volverse incómodo. Akame empujó con sus manos
hacia abajo pero no llegó a tocar nada. Giró la cabeza
para ver donde estaba tumbada y, cuando lo hizo, dio un
giro de trescientos sesenta grados sin desplazarse de
donde estaba.

- ¿Qué acaba de ocurrir? - Akame volvió a girarse y, esta


vez, el impulso hizo que diera varias vueltas. Quedó boca
abajo. - ¿Estoy flotando? ¿Qué sitio es este? ¿Qué ha
ocurrido? - Akame se intentó incorporar, pero el impulso
hizo que diera varias vueltas hacia delante. Esta vez
quedó recta en el aire con la cabeza hacia abajo y con los
pies hacia arriba como si estuviera haciendo el pino. <<
¡Kuso! Es como si no hubiera gravedad...>> Pensó
Akame. <<Entonces ¿Cómo puedo saber si estoy boca
arriba o boca abajo?>> Akame dio una patada al aire y

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giró hasta quedarse en la posición que, ella consideró, era
la correcta.

De repente, comenzó a marearse y sintió una sensación


extraña. Era como si todos sus pensamientos y
sentimientos estuvieran en su cabeza a la vez. Sintió que
le entraban náuseas y a la vez sintió que veía todo con
una claridad increíble. << ¡Vaya! ¿Por qué los científicos
tardamos tanto tiempo en entender los fenómenos del
universo? Todo se ve tan sencillo aquí... >> Pensó ella.
Sin previo aviso, la vista se le volvió a nublar y comenzó
a caer por un abismo oscuro y sin fondo.

Akame despertó en la cama de un hospital. Al lado de ella


se encontraban un hombre trajeado y una enfermera. <<
¿Scott?>> Pensó Akame. Entonces el desconcierto
invadió su mente y comenzó a tener recuerdos y a ver
imágenes extrañas.

- ¿Akame, puedes oírme? ¿Cómo te encuentras? Me


alegro de que te hayas despertado. Estaba empezando a
preocuparme... - Scott se encorvó y miró a Akame con
una sonrisa. Intentó hablar con calma.

- ¿Scott? ¿Eres tú? - Akame se puso nerviosa. Intuía que


algo no iba bien. Sus recuerdos estaban confusos. Sabía
que había ocurrido algo, pero no lo recordaba con
claridad. Se dio cuenta de que estaba sufriendo amnesia
28
post trauma. Sintió que no quería recordar lo que había
pasado.

- Sí, soy yo. Aquí estoy. - Scott se acarició la barba y


suspiró. Cogió la mano a Akame intentando tranquilizarla.
- Akame, intenta calmarte... Hay algo urgente de lo que
tenemos que hablar... - Scott sintió una presión en la
garganta. << ¿Qué hago...? ¡Mierda...!>> Scott se mordió
la lengua e intentó contener su rostro de dolor.

- ¿Scott? ¿Dónde estoy? ¿Y Kaito y Mio? - Akame se llevó


la mano a la frente y frunció el ceño. Estaba ardiendo. Se
encontraba fatal. Sentía que volvía a caer por un pozo sin
fondo.

- Akame, debes ir a declarar. Hoy juzgarán a los hombres


que te atacaron... - Scott, amigo de la familia y abogado,
habló con algo de pesadumbre en sus palabras. Tragó
saliva y desvió la mirada.

Cuando Akame oyó la voz de Scott se reconfortó al saber


que se encontraba de vuelta a la realidad, pero las
imágenes de Kaito y Mio tirados en el suelo comenzaron
a hacerse nítidas y el corazón comenzó a latirle
rápidamente y con fuerza. Sintió que el cuerpo se le
congelaba. Akame apretó los puños y respiró con
dificultad. Todo el cuerpo le temblaba y comenzó a sudar.

29
- Akame, lleva en coma una semana... - La enfermera
habló despacio para que Akame no se alterara
demasiado. Akame la miró y la reconoció. Era una
estudiante que acababa de graduarse. Estaba asignada
en el equipo de Akame. Akame se incorporó rápidamente
y vio las agujas que tenía en los brazos, que estaban
suministrándole suero. No comprendía la situación al
completo. No recordaba lo sucedido, pero rápidamente le
comenzaron a volver imágenes borrosas de lo sucedido.
Una angustia insostenible comenzó a recorrerle el cuerpo.

- ¿¡Y mi familia!? – Akame estaba asustada y se temía lo


peor. Estaba nerviosa alterada.

- Me temo que... - La enfermera miró a Scott, que asintió


y comenzó a morderse los nudillos. - Me temo que... no
hemos podido... salvarlos. Lo siento mucho... - La
enfermera habló con voz temblorosa y con miedo.

Cuando Akame escuchó las palabras de la enfermera se


mareó y sintió como le bajaba la tensión. Su corazón
comenzó a latir aún más fuerte y su cuerpo entero
empezó a sudar más aún. Sintió que un nudo de odio y
desesperación se le formaba en el pecho y la garganta.
No pudo contenerse y gritó mirando a la enfermera con
los ojos abiertos de par en par a punto de llorar.

30
- ¿¡Qué!? - Akame estaba a punto de perder el control.
Sus sentimientos estaban desbordados. No podía creer lo
que acababa de oír, era imposible, no podía ser cierto.
Akame negó con la cabeza.

- Descanse... Ya la avisaremos... - Antes de que Akame


pudiera enloquecer, la enfermera le inyectó un
tranquilizante. Akame pareció calmarse. Se tumbó en la
cama con los ojos aun destellantes y se quedó en silencio
mirando el techo. La enfermera salió de la habitación.
Scott comenzó a retroceder y, cuando estuvo lo más
cerca posible de la puerta, salió silenciosamente y cerró
con cuidado. Scott permaneció fuera de la habitación. Su
frente estaba empapada y le temblaban las manos. Se
echó el pelo hacia atrás nervioso.

Akame permaneció en shock durante unos minutos. El


sedante no le hizo efecto al instante. Se llevó las manos
a la cara y se puso a llorar y a gritar. Cogió la almohada y
comenzó a morderla. Metió la cara dentro y continuó
llorando durante el resto del tiempo que estuvo
consciente. Scott la escuchó desde fuera y las lágrimas
escaparon de sus ojos. Dio un golpe a la pared y se fue
intentando contener su pena.

Scott era amigo de Akame y de Kaito desde antes de que


se casaran, y además era el abogado de la familia. Era un
hombre alto y serio. Tenía la misma edad que Kaito, y fue
31
en la facultad de Derecho donde ambos se conocieron.
Tenía el pelo castaño y con el corte desaliñado porque
siempre lo llevaba más largo de lo que debía. Tenía una
barba espesa pero arreglada que ocupaba gran parte de
su rostro. Vestía habitualmente con traje por asuntos de
trabajo, al igual que Kaito. Las muertes de Kaito y Mio le
produjeron un gran impacto emocional y estaba decidido
a ayudar a Akame a llevar a los asesinos a la cárcel.
Akame y Kaito eran sus mejores amigos y no estaba
dispuesto a abandonarlos. Aunque el daño era
irreparable, Scott sintió la necesidad de refugiarse en el
trabajo. Pero al pensar en Akame y en su situación
también sintió la obligación de cuidar de ella. Sin familia,
él era el único que le quedaba. Aunque también tenía al
padre de Kaito, lo más probable era que este se metiese
más en el juego y la bebida hasta olvidarse del mundo por
completo.

Al atardecer, una enfermera recordó a Akame que al día


siguiente era el juicio. Scott se había encargado de todo.
Akame no prestó mucha atención y continuó absorta en
sus pensamientos. Estaba medio drogada, pero aun así
sentía que no quería vivir más. Akame no durmió en toda
la noche. El tranquilizante le causó alucinaciones y estuvo
toda la noche hablando en alto consigo misma. Las
enfermeras la oyeron desde el pasillo varias veces, pero
no se atrevieron a entrar en la habitación. Sabían que en
su situación lo mejor era que se desahogara. El dolor que
32
Akame tenía era inmenso. Akame repetía frases
inconexas y de vez en cuando paraba y se ponía a llorar.
Después volvía a hablar durante horas. En una ocasión
las enfermeras parecieron entender a Akame.

Voy a mataros a los tres... Asesinos, asesinos, asesinos...

Desde fuera de la habitación, las enfermeras se


preocuparon por los delirios que Akame estaba teniendo.
Irónicamente, Akame había acabado ingresada en el
mismo hospital donde ella trabajaba: El Hospital Central
de Soya'Rhöw. En la enorme ciudad había muchos otros
hospitales, pero el destino dictaba que Akame debía
pasar allí el resto de su vida.

- No deberías haberle dado el tranquilizante... - Una de


las enfermeras susurró a su compañera. Ambas estaban
junto a la puerta de la habitación escuchando a Akame.

- Quizás... - La preocupación invadió a la otra enfermera.

33
Capítulo 4º

A la mañana siguiente, para sorpresa de todos, cuando


Scott llegó al hospital para avisar a Akame de que tenían
que marcharse no hizo falta convencerla de nada.
Cuando una de las enfermeras que se encargaban de
cuidarla y Scott fueron a la habitación para despertarla se
encontraron a Akame vestida y peinada. Estaba mirando
el pequeño jardín interior del hospital desde la ventana de
la habitación. Cuando entraron, ella no se movió. Scott se
acercó y se apoyó en el marco de la ventana con ella.

- ¿Y tú maquillaje? - Scott recordó una vieja broma que


tenían desde la época de la universidad. Intentó bromear
para intentar animarla, aunque sabía que eso era
imposible. Ni si quiera él mismo pudo convencerse de que
su propia sonrisa era verdadera, porque no lo era, no en
aquel momento. Ella le miró. Tenía unas ojeras casi
moradas que ocupaban la mitad de su rostro.

- No me hace falta. Además, se lo he regalado a alguien -


La voz de Akame no expresaba ninguna emoción. Su
rostro tampoco.

34
- ¿Y a quién se lo has regalado? - Scott tragó saliva. Sabía
que Akame había estado delirando toda la noche y no
quería provocarla de nuevo. Notaba su ira en el ambiente.

- A uno de los mentirosos que asesinaron a mi familia. -


El tono de Akame se había vuelto áspero e incluso
agresivo. Scott permaneció en silencio y desvió la mirada.

- ¿Mentirosos? - Scott no quería entrar en el tema, sobre


todo antes de la última sesión del juicio. No quería que
Akame estuviera peor de lo que estaba, y tampoco quería
ponerse más nervioso a si mismo. Aunque pensó que
Akame querría desahogarse, así que cedió intentando ser
delicado.

- El que disparó tenía una pulsera. La pulsera tenía un


cascabel en forma de cruz. Ellos fingían creer en Dios.
Mientras que ellos fingen creer en la vida después de la
muerte para vivir felices yo no puedo hacerlo...
Definitivamente nunca podré hacerlo... ¡Baka! - Akame
comenzó a hablar en un tono irónico aún áspero y acabó
en un tono doloroso y casi susurrante. No pudo aguantar
más y se echó a llorar en los brazos de Scott. Scott la
abrazó e intentó aguantarse las lágrimas, pero no pudo.
Scott notó que Akame aún estaba algo alterada, así que
no la contestó. Tampoco habría podido hacerlo, tenía un
nudo en la garganta. Sabía que Akame odiaba a los

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religiosos, pero esta vez sabía que su odio se había
elevado hasta el siguiente nivel.

Desde que salieron del hospital hasta que llegaron al


edificio de los juzgados, Akame no volvió a decir una
palabra. Iba cabizbaja y seria, y no parecía importarle lo
más mínimo el resto del mundo. Scott giraba la cabeza de
vez en cuando para mirarla, pero no obtuvo respuesta
alguna. Tampoco es que él tuviera muchas ganas de
hablar y, de ser así, solo podrían haber hablado de una
cosa: El lúgubre pensamiento que rondaba en la cabeza
de ambos.

Antes de entrar en el edificio, Scott la llevó a una tienda


cercana y le compró un pintalabios nuevo y una sombra
de ojos. Cuando Scott se lo dio pudo observar cómo
Akame liberaba una pequeña sonrisa. Aunque no supo si
la sonrisa se debía a algún pensamiento delirante o a la
broma que Scott había empezado en el hospital.

Cuando llegaron, el juez y todo el personal ya estaba


preparándose. Al entrar en la sala, Akame sintió una
pequeña sensación de calma. Levantó la cabeza y
observó el borde de las esquinas de la gran habitación.
Eran de un ligero tono dorado y tenían figuras decorativas.
Scott la llevó hasta la mesa de la izquierda, delante del
todo, y la ofreció sentarse. Akame, al no tener más

36
opciones, lo hizo. Scott fue un momento a hablar con el
juez y regresó inmediatamente para sentarse junto a ella.

En realidad, el caso estaba casi concluido. Aquella era la


última sesión. Durante el coma de Akame, Scott había
puesto inmediatamente en marcha el proceso judicial y
solo necesitaban la declaración de Akame. A parte de
eso, solo les quedaba debatir algunos aspectos de la
condena y poco más.

No hubo testigos civiles. Cuando los asesinos huyeron,


dio la casualidad de que dos coches de policía pasaban
por allí patrullando y cuando oyeron los disparos fueron
inmediatamente hacia el callejón. Detuvieron a los tres
hombres y los propios agentes fueron los que declararon
como testigos.

De repente, entraron en la sala los acusados. Cada uno


era arrastrado por un policía. Los llevaron a la mesa de la
derecha y los empujaron para que se sentaran. Los
agentes les quitaron las esposas y se fueron al final de la
sala.

Akame los miró fijamente y con odio hasta que se


sentaron. El corazón comenzó a latirle fuertemente y se
le helaron las manos. Allí, a pocos metros de ella, se
encontraban los hombres que habían asesinado a su
familia. No tenía la menor intención de hablar en el juicio,
37
solo si se lo pedían, pero tenía un intenso deseo de
humillar de alguna manera a los hombres que le habían
destrozado la vida.

El juez dio algunos golpes con su martillo para indicar que


iban a comenzar. Akame giró la cabeza y miró a Scott.
Scott le devolvió la mirada y sonrió levemente. El juez
pidió a Scott que se levantara y que contara lo sucedido.
Mientras Scott explicaba los hechos y hacía preguntas a
los policías testigos que se encontraban sentados cerca
de los acusados, Akame comenzó a desvariar. Su vista
comenzó a nublarse y las imágenes del asesinato
volvieron a su cabeza más nítidas que nunca. Akame
reprodujo en su cabeza todos y cada uno de los instantes
de lo ocurrido. El debate se alargó por lo menos durante
dos horas y Akame se encontraba cada vez peor. Quería
gritar y llorar, pero al mismo tiempo sentía como si fuera
a vomitar hasta morir. Le temblaban las manos y las
piernas y tenía un enorme dolor en la cabeza y en la
espalda. Estaba tan fría que creyó que de repente era
invierno. <<Es invierno... pero solo para mí...>> Pensó
ella. Una lágrima se le escapó y le recorrió la mejilla
derecha hasta llegar a sus labios.

Scott regresó a la mesa cuando terminó de hablar y se


sentó con Akame. Era el turno de Akame. Tenía que
declarar. Solo hacía falta que dijera si reconocía a los tres
hombres y si las descripciones del asesinato concordaban
38
con lo que había deducido la policía. Scott había ayudado
al Comisario John Norton y al Inspector James Sera a
resolver el caso. Ya había trabajado con ellos antes y se
fiaba de sus métodos. Eran los típicos tipos duros de las
películas, pero eran los mejores en su trabajo y eran
buena gente. Los agentes no habían podido ir al juicio, ya
que estaban ocupados con un caso de la Mafia de
Soya'Rhöw, pero habían dado su visto bueno a lo
acordado en las sesiones anteriores. Akame se comenzó
a marear y se llevó las manos a la frente. Scott se dio
cuenta de que se encontraba mal.

- ¿Estás bien? - Scott habló en voz baja para no llamar la


atención del juez, que estaba hablando.

- S...si, no te preocupes. - Akame contestó con una leve


sonrisa.

- Akame Ayuzawa ¿Confirma usted, definitivamente, que


estos tres hombres son los que asesinaron a su marido y
a su hija, Kaito Ayuzawa y Mio Ayuzawa? - El juez señaló
a los tres hombres con su martillo. Akame los miró y ellos
la miraron a ella. Cuando sus miradas se cruzaron, Akame
sintió una mezcla de odio y asco. El fugaz rostro feliz, en
apariencia, que Akame había tenido hace unos instantes
desapareció y volvió a tener la misma expresión seria y
áspera que tenía cuando Scott fue a recogerla.

39
- Si, confirmo una vez más que son ellos. Ellos mataron a
mi familia en aquel asqueroso callejón... - El tono de
Akame también cambió, pero esta vez era mucho más
agresivo. El juez fingió tener tos para que Akame se
moderara.

Durante los minutos siguientes, el juez hizo diversas


preguntas a Akame sobre lo sucedido. Ella contestó
brevemente a todas y cada una de ellas sin dejar de mirar
a los ojos a los tres hombres. Intentó despejar su mente
para no decir nada estrafalario, ya que sentía que la
cabeza se le volatilizaba por momentos, pero su tono
acabó siendo tan brusco como al principio.

Finalmente, el juez acabó sus preguntas y comenzó a dar


golpes con el martillo para dictar definitivamente la
sentencia. Akame comenzó a marearse aún más y a
alucinar. La cabeza le empezó a dar vueltas y no entendió
nada de lo que el juez estaba diciendo. Lo único que
Akame podía ver era a Kaito y a Mio siendo disparados y
a aquel hombre con deportivas riéndose como un
demente.

- ¡Culpables! ¡Cadena perpetua provisional en la Prisión


Central de Soya’Rhöw! - El juez vociferó su veredicto y se
levantó para recoger sus documentos.

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- Ya ha acabado todo... - Scott miró a Akame y le puso la
mano en el hombro. Sabía que, en realidad, todo acababa
de empezar para Akame. Una vida nueva, quizás, pero
sabía que, después de haber perdido a su familia, Akame
no seguiría siendo la misma de antes. Él tampoco sentía
que pudiera volver a ser el mismo de nuevo. Sin Kaito
nada sería igual y sin Mio, las esperanzas de Akame se
desvanecerían por completo.

Akame giró la cabeza para mirar a Scott y perdió el


conocimiento. Scott se lanzó a cogerla antes de que
cayera al suelo. El juez bajó del estrado sorprendido.
Akame se desvaneció definitivamente.

41
Capítulo 5º

Durante las dos horas siguientes Akame permaneció


dormida. El mero hecho de no haber dormido en toda la
noche antes del juicio, con un tranquilizante viajando por
su sangre, después de haber estado tantos días en coma,
provocó que su cerebro se apagara por un tiempo. Scott
la llevó en brazos hasta su coche y llamó a una
ambulancia. Mientras tanto, la policía se llevó a los tres
condenados a la prisión. Allí estaban el Inspector Sera y
el Comisario Norton trabajando en su caso.

Los médicos exploraron a Akame y, al ver que realmente


no la ocurría nada, dieron a Scott unas cuantas
indicaciones antes de que se la llevara a casa. Después
se fueron. Scott tumbó a Akame en la parte trasera del
coche y la trasladó a su hogar.

Akame no se enteró de nada. Volvió a soñar que caía por


un oscuro abismo. El abismo seguía sin tener fondo
alguno. Cayó y cayó hasta que dejó de sentir nada. El
mundo luminoso no apareció y Akame se preguntaba por
qué. Sentía curiosidad por aquel lugar. Era tan tranquilo,
tan silencioso...

42
Akame soñó con Kaito y con Mio, soñó con su casa, soñó
con su suegro y soñó con Scott. Akame se vio siendo
médico de verdad, trabajando por su cuenta en una clínica
y no en un hospital siendo enfermera...

Antes de que llegaran a su destino, Akame se despertó.


Tardó unos instantes en darse cuenta de que estaba en
el coche de Scott. Al abrir los ojos vio el techo del vehículo
y sintió estar encerrada en algún lugar extraño. Se
incorporó de golpe y giró la cabeza a ambos lados con los
ojos legañosos e hinchados. Cuando vio que Scott estaba
en la parte de delante conduciendo se calmó. Cerró los
ojos y aspiró hondo. Se sentó correctamente y se puso el
cinturón de seguridad. Permaneció en silencio. Observó a
las palomas por la ventana y recordó que estuvo a punto
de pisar a algunas cuando salió corriendo del hospital el
día de su cumpleaños.

<<El mejor cumpleaños de mi vida...>> Pensó Akame. Su


expresión se volvió seria y pesada de nuevo cuando
recordó el motivo por el que se sentía tan sola de repente.
Estaba cansada, cansada de vivir de esa manera, aunque
solo hubiera estado consciente un día o dos. No podía
hacerse a la idea de una vida sin Kaito y sin Mio. Akame
tembló en el asiento del coche sin querer aceptar la
situación. Estaba sola, estaría sola hasta el final.

43
Sabía que Scott era un buen amigo y que no la
abandonaría. Por supuesto, él también estaba
destrozado, pero sus sentimientos eran diferentes. Él
había perdido a un viejo amigo y ella había perdido a su
familia. <<Dos veces...>> Pensó ella. <<Dos veces...
Primero mis padres y ahora...>>

Scott la vio por el retrovisor. Akame estaba mirando al


suelo del coche y sus gestos tenían un aspecto cada vez
más deprimente.

- Veo que te has despertado... - Akame no contestó. Scott


esperó unos instantes y volvió a insistir. - ¿Quieres hablar
sobre... algo? ¿Necesitas ir a algún sitio...? ¿Quieres...?

- No, ya has hecho suficiente. - Akame tardó en contestar.


No quería que Scott sufriera más de lo necesario. No miró
a Scott directamente por miedo de echarse a llorar de
nuevo al encontrarse con su mirada. Continuó
observando la calle por la ventanilla. Scott la siguió
vigilando por el retrovisor para asegurarse de que no le
daba un ataque o algo por el estilo.

- Akame... - Scott no sabía qué hacer. No encontraba


palabras para expresarse. Akame le miró con los ojos
lagrimosos. Scott miró hacia abajo y cambió de tema. - Ya
hemos llegado... - Scott aparcó en frente del edificio. Se

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giró para despedirse de Akame e intentar hablar con ella
de nuevo.

- Gracias por todo. - Akame habló con una voz débil y


apagada mientras se quitaba el cinturón de seguridad.

- Si necesitas algo, cualquier cosa, llámame ¿De


acuerdo? Puedes contar conmigo. - Scott intentó sonreír.
Akame asintió con la cabeza.

- Lo sé... - Akame dibujó en su rostro una pequeña


sonrisa. - Scott, todo ha pasado tan rápido...

- Lo sé... - Scott vio como unas lágrimas caían de los ojos


de Akame. Ella abrió la puerta del coche y se fue. Scott
observó cómo se dirigía a su portal. Arrancó el coche y se
alejó lentamente, pensando en lo que podía hacer para
ayudar a Sera y a Norton en su caso. No tenía pruebas
de ello, pero algo le decía que había alguna relación entre
la muerte de Kaito y Mio y la Mafia de la ciudad. Sabía
que Kaito estaba metido en una investigación que lo ponía
en contacto directo con la mafia, pero ¿había llegado tan
lejos como para que quisieran matarle? Scott sabía que
Akame conocía el trabajo de Kaito a la perfección, pero
no estaba seguro de que le hubiese contado todo.
<<Kaito... ¿en qué puñetas estabas metido...?>>

45
Akame abrió despacio la puerta del portal y entró. No se
fijó en el correo y fue directamente al ascensor. Mientras
el ascensor subía, ella permaneció quieta y ni siquiera
levantó la mirada para mirarse en el espejo. Intentó huir
de sí misma, pero eso era algo que sabía bien que no
podía hacer. Al llegar, abrió la puerta de su piso, entró,
dejó sus cosas tiradas en la entrada y se fue directamente
al salón. Allí se tumbó en el sofá. Se llevó las manos a la
cabeza y empezó a llorar sintiendo la enorme soledad que
la rodeaba.

Rato después, Akame sintió el olor de la tarta de salmón


y fue a la cocina. Seguía sin levantar la cabeza y se sentó
a la mesa como un sonámbulo. Sus ojeras habían
desaparecido ligeramente, pero sus ojos estaban
tremendamente irritados de tanto llorar. Incluso le habían
producido dolor de cabeza. Eso, junto con la noche que
había pasado en el hospital sin dormir, la habían dejado
destrozada. Eso sin mencionar que no había un minuto
en el que no pensara en su familia.

Al sentarse vio la tarta de cumpleaños. Encima había una


vela. Cumplía treinta y dos años. Akame la miró con
lágrimas en los ojos. De repente, sintió que se le revolvía
el estómago. Volvió al salón y cogió la foto de ella, con
Kaito y Mio que había encima de la mesita que ocupaba
el centro de la habitación. Llevó el marco a la cocina y lo
puso junto a la tarta. Permaneció unos instantes
46
observándola. Recordó el día en el que hicieron la foto.
Era invierno y habían llevado a Mio a que viera la nieve
por primera vez en persona a los alrededores boscosos
de la ciudad. Para sorpresa de todos, casi no había
nevado y no pudieron jugar con la nieve. En cambio,
fueron a dar un paseo por la zona y se encontraron un
polluelo en el suelo. Entre los tres lo cogieron y lo lavaron.
Después, Kaito lo subió hasta la rama del árbol donde
estaba el nido. Los demás polluelos se pusieron a chillar
cuando vieron a Kaito y sus padres llegaron volando
enseguida. Se pusieron a picotear a Kaito y éste se cayó
encima de Akame. Afortunadamente, el árbol no era muy
alto y no se hicieron mucho daño con la caída. Hicieron
una foto para recordar el momento. Al fondo de la imagen
se veía el árbol con los pajarillos amenazándoles desde
lejos.

Mientras Akame recordaba más experiencias extrañas y


graciosas para intentar distraerse, se fue a la ducha.
Después se fue a la cama e intentó dormir un poco. De
pijama se puso una camiseta blanca, fina y larga, a modo
de camisón, que Kaito le había regalado años atrás.
Quería sentir que no estaba sola en casa, pero lo hizo sin
darse cuenta. También había metido en la cama al osito
de peluche con el que dormía Mio.

Estaba tan cansada que se durmió al instante. Soñó con


los pajarillos atacando a Kaito y soñó con Mio riéndose de
47
ellos cuando se cayeron al suelo. En su cabeza
comenzaron a mezclarse esos recuerdos con los del
asesinato. Akame comenzó a dar vueltas en la cama y a
sudar. Soñó que un tornado gigantesco se tragaba todo
el mundo. Justo antes de que fuera absorbida por el
tornado, un fuerte ruido la despertó.

Se incorporó rápidamente. Estaba empapada y tenía


taquicardia. Respiró hondo e intentó calmarse. Se levantó
y se asomó por la ventana para tomar el aire. Observó las
luces del edificio de enfrente y miró al cielo intentando
encontrar la luna. Pero ¿Por qué la ventana estaba
abierta? Akame se extrañó. Cerró la ventana y, al girarse
para volver a la cama, sintió que algo le daba un golpe
muy fuerte en la cabeza. Akame se desmayó al instante.

Los sueños recurrentes de Akame continuaron durante un


tiempo indeterminado. Al fin recobró el sentido de la
realidad cuando un extraño ajetreo la hizo rebotar
ligeramente. Al despertar volvió a sentirse oprimida.
Cuando intentó moverse sintió que algo la sujetaba. Todo
estaba oscuro y no podía ver bien. Al abrir los ojos
totalmente se dio cuenta de que estaba en un coche.
Intentó volver a moverse, pero parecía que tenía atadas
las manos y los pies. Se comenzó a poner nerviosa.
Intentó hablar, pero un pañuelo le tapaba la boca. Intentó
liberarse con todas sus fuerzas, pero fue inútil. Notó como
la sangre le caía por la frente. << ¿Con que me habré
48
golpeado? Mejor dicho ¿Quién me ha golpeado?>>
Pensó ella angustiada. << ¿Dónde estoy? ¿Qué es ese
olor?>> Al elevar la cabeza reconoció el interior del
vehículo. Delante de ella estaba la ventanilla de la parte
trasera del coche. A través de ella pudo ver algunos
anuncios fluorescentes a lo lejos. Dedujo que estaban
llevándola por una autopista o una carretera
medianamente grande. << ¿La autopista principal de
Soya'Rhöw? ¿Qué está pasando?>> Se incorporó, se
sentó y se llevó un susto al ver que había un hombre al
lado de ella. El hombre no hizo caso a Akame. Akame
miró hacia delante y vio que, a parte del conductor, había
otra persona al lado. Los tres hombres iban trajeados. A
Akame le recordaron a los tres delincuentes que habían
asesinado a su familia. <<Esto no pinta bien... ¿Quiénes
son estos tipos? ¿Qué puedo hacer?>> Aún su cabeza
daba vueltas entre sus sueños y la realidad. << ¿Qué hora
es?>> Pudo ver que el conductor iba fumando. Por el olor
creyó que podría ser un puro. El copiloto iba bebiendo de
una petaca o una pequeña botella. El hombre que había
a su lado llevaba un arma. << ¿Eso es una
ametralladora?>> A Akame se le heló el cuerpo y se le
pusieron los pelos de punta. Le entró el pánico, pero por
más que intentaba liberarse no podía.

- No debiste delatar a nuestros compañeros en el juicio.


Ahora el jefe se ha cabreado. Te quiere muerta. - El
conductor, el hombre del puro, habló primero.
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- No es nada personal. Nosotros solo seguimos órdenes.
La verdad es que esos capullos merecen ir a la cárcel.
Nosotros nunca robamos a gente de la calle, la "LEY" no
lo permite. - El hombre de la petaca se comenzó a reír
como un loco. El aire que salió por su boca olía a alcohol.
A Akame le dio un mareo al olerlo y sintió un asco
tremendo. - La han cagado, pero bien. Matar a un fiscal...
¡Pan comido!

- Lo siento, pero aquí acaba el viaje para ti. Así son las
cosas... - El hombre de la ametralladora se giró hacia ella
y dejo su arma en el suelo del vehículo.

Akame lo miró aterrorizada. Sabía lo que eso significaba.


La iban a matar, pero ¿por qué? ¿quiénes eran esos
hombres? Por lo que parecía tenían alguna relación con
los que atacaron a su familia en el callejón. Akame no
sabía qué hacer. Comenzó a temblar y a negar con la
cabeza. Intentó hablar, pero el pañuelo no se lo permitió.
Akame comenzó a llorar por el estrés. << ¿Por qué a mí?
¿qué he hecho yo? ¿Matar a un fiscal? ¿¡Qué
demonios...!?>> Akame intentó comprender la situación
mientras el hombre de atrás se levantaba, pasaba por
encima de Akame y abría la puerta que estaba junto a ella.
Akame intentó gritar y comenzó a revolverse. Por un
instante recordó que Kaito le había hablado de un caso
muy importante que estaba llevando a cabo. Un caso
relacionado con la mafia. Akame intuyó que lo que estaba
50
ocurriendo no era algo casual. <<Kaito... ¿qué has
hecho?>> El hombre la empujó. Akame cayó a la
carretera con el coche a toda velocidad. Antes de caer al
duro asfalto, Akame vio fugazmente que el hombre que la
estaba empujando llevaba una chapa en la chaqueta. En
la chapa había unas siglas: P.E.V.56. Akame cayó al
asfalto y murió de un fuerte golpe en la cabeza.

El coche frenó en seco y retrocedió pasando por encima


de ella. Después aceleró y volvió a pasar por encima
aplastando a Akame de nuevo y dejando el cadáver tirado
en la carretera. El coche desapareció en la lejanía. El
cuerpo de Akame quedó extendido en la carretera con la
mayor parte de los huesos y órganos destrozados. Un
charco de sangre se extendió poco a poco hasta que el
asfalto dejó de verse debajo de ella. De los ojos de Akame
salió un hilo de sangre mezclado con sus últimas
lágrimas.

51
Capítulo 6º
I

<<Aquí estamos otra vez...>> Pensó. Volvió a


despertarse rodeada de luminosidad. La mente de Akame
volvió a llenarse de sentimientos, sensaciones y
recuerdos, pero a ella no la molestó en absoluto. << ¿Qué
será este lugar?>> Akame comenzó a nadar sobre el aire.
<< ¿Aquí hay aire?>> Akame comenzó a reírse. <<Un
momento... ¿He muerto? ¿Estoy muerta...? Entonces...>>
Akame se percató de la gravedad de la situación. <<Estoy
muerta... Entonces, la otra vez que estuve aquí, durante
el coma, estuve a punto de morir...>> Akame sintió una
enorme tristeza. <<Scott, ahora estás solo...>> Aquel
lugar producía en Akame una sensación extraña. Al tener
todos sus sentimientos volando por su mente al mismo
tiempo, no sabía exactamente cómo se sentía en ese
momento. <<Entonces, si estoy muerta...>> Akame se dio
cuenta de algo que le subió el ánimo.

<< ¡Kaito y Mio están aquí! Pero ¿dónde...? ¿qué es este


sitio...? No entiendo nada...>>Todos sus pensamientos
parecían ser más nítidos y más claros, pero seguía sin
comprender lo que ocurría. Akame nadó por aquel mar de
luz durante un tiempo indescifrable. Todo era igual,
blanco, brillante... Cuando estaba a punto de

52
desesperarse, observó una pequeña mota de un color
irreconocible. Fue nadando hasta la mota, que se fue
haciendo cada vez más grande a medida que se iba
acercando a ella.

Akame observó que la mota era una especie de círculo


extraño. Seguía sin poder identificar el color de aquella
extraña estructura. El círculo se encontraba ya solamente
unos cuantos metros de ella. << ¿Aquí se mide en metros
o en pies?>> Akame no dejó de sentirse mal, pero la
situación merecía unos cuantos chistes. Acababa de
perder a su familia y ella misma acababa de morir. ¿Cómo
podía explicar todo aquello? No podía. Estaba frustrada,
todos los principios científicos en los que creía parecían
no haberle servido de nada. Se dirigió hacia donde estaba
la mancha incolora y paró justo delante. << ¡Vaya, así que
no existe la perfección al fin y al cabo!>> Akame se acercó
a observar la grotesca y flácida mancha. Tenía un tamaño
considerable. Era dos veces más alta que Akame y tenía
unos dos o tres metros de ancho.

- ¡Se mueve! - Akame se dio cuenta de que la mancha se


movía lateralmente y de que sus bordes producían
ondulaciones como si fuera algún tipo de fluido. Nadó
alrededor de la mancha varias veces. - ¡No hay
diferenciación alguna! ¡Desde cualquier punto parece
tener dos dimensiones! - Akame estaba perpleja.
Comenzó a sentir una fuerte atracción hacia la mancha.
53
Era como si algo la impulsara a entrar dentro. Akame se
acercó aún más. Extendió el brazo e introdujo su mano en
aquella extraña sustancia. No ocurrió nada. Akame sacó
la mano totalmente limpia. - Parece que no deja restos...
No es un líquido... – De repente, la mancha comenzó a
temblar de forma violenta. Akame se alejó asustada. La
mancha comenzó a contorsionarse, a comprimirse y a
expandirse. Con un brillo más intenso aún, la mancha se
dividió en otras dos manchas exactamente iguales. La
semejanza entre las manchas no duró mucho. Una de las
manchas se volvió de color rojo y la otra se volvió de color
negro.

Antes de que Akame pudiera pensar en nada, las


manchas comenzaron a absorberla. - ¡Esto no puede ser
bueno! - Akame se revolvió sorprendida. Akame comenzó
a acercarse flotando hacia las dos manchas sin poder
hacer nada. Ambas manchas poseían la misma fuerza de
absorción, por lo que Akame permaneció flotando entre
las dos manchas sin desplazarse hacia ninguna en
concreto. Intentó nadar hacia otro lado, pero no podía
escapar. Como la fuerza de las dos manchas estaba
igualada, lo que ocurrió fue que ambas comenzaron a
acercarse hacia Akame. - ¡Kuso! - La fuerza de ambas
manchas fue aumentando a medida que se acercaban a
ella. El cuerpo de Akame comenzó a parpadear y a emitir
luces extrañas, como si fuera una pantalla de televisión
con interferencias. - ¿¡Qué está pasando!? - Ambas
54
manchas chocaron con Akame en medio. Akame sintió
que se desvanecía. Las manchas se fusionaron y
absorbieron a Akame simultáneamente. Finalmente, las
manchas se absorbieron a si mismas.

La mente de Akame se nubló. Perdió todos sus sentidos,


pero a la vez su capacidad perceptiva parecía elevarse a
otro nivel. No supo con certeza si tenía los ojos abiertos o
si solo era su imaginación. Estuvo flotando por un túnel
de oscuridad durante un tiempo indeterminado que a ella
le pareció una eternidad. Durante el trayecto, su mente
comenzó a jugarle malas pasadas.

Kaito..., Mio..., Scott...

Matar..., mataarrr..., os...mataré...a...to...d...o...s...ssss...

P.E.V.56...Puerto...Embarcadero...Vihtswal...número...56
...

- Espera... ¿De qué estoy hablando? No puedo


permitirme perder el control... - A Akame le pareció ver un
destello rojizo al final de aquel extraño espacio. Al
acercarse cada vez más, una fuerza comenzó a atraerla
desde el destello con fuerza creciente. Akame no se
resistió. La luz rojiza se asemejaba a las manchas que
acababan de absorberla, pero esta tenía algo extraño. Al
chocar con ella sintió una sensación familiar. Al cruzar la
55
mancha roja, un destello volvió a sorprenderla y su
cabeza volvió a llenarse con pensamientos que
comenzaron a dominarla.

Matarlos...a...todos...

Dolor...dolor...dolorrrr...

Deben...sufrir...todosss...

Akame recuperó la vista y se encontró tumbada en lo que


parecía ser una camilla. Akame se incorporó y se llevó la
mano a la frente. - ¡Qué dolor! -Observó a su alrededor y
se dio cuenta de que estaba dentro de una ambulancia.
<< ¿Qué ocurre? ¿Qué hago aquí dentro? ¿Dónde
estoy?>> Luchó contra sus recurrentes pensamientos y
consiguió levantarse. - ¡Kuso! - Abrió la puerta de la
ambulancia y se dispuso a salir fuera. Al asomarse, vio
que se encontraba en la autopista donde esos
desconocidos la habían arrojado desde el coche, pero
había algo fuera de lo normal. La carretera estaba
rodeada por prados rojos que se extendían hasta el
horizonte, el cielo también era rojizo y las nubes eran
oscuras. De repente, Akame sintió un fuerte dolor en la
cabeza y cayó al suelo fuera de la ambulancia. Akame se
levantó con la vista nublada y mareada. - ¿Qué me está
ocurriendo? - Al levantar la cabeza se quedó perpleja.
Todo volvía a ser como antes, el cielo era azul y la hierba
56
verde, y rodeando la ambulancia había varios coches de
policía. - ¿Scott? - Scott estaba hablando con dos agentes
al lado de uno de los coches. Antes de que pudiera hacer
nada, volvió a sufrir un gran dolor de cabeza que se
combinó con más pensamientos perturbadores. Se quedó
inconsciente.

II

Scott estaba durmiendo cuando lo avisaron. Al escuchar


la noticia, Scott sintió que iba desplomarse en cualquier
momento. El inspector James Sera le llamó por teléfono
de madrugada y le contó lo sucedido con el mayor tacto
posible. Por lo visto, un transeúnte se había encontrado
el cuerpo de Akame por casualidad cuando se dirigía al
trabajo con su coche. Inmediatamente, el asustado
ciudadano había llamado por teléfono a la policía. La
noticia voló por los departamentos hasta llegar a los oídos
de Sera. Él llamó a Norton y después a Scott.

Poco tiempo después, se encontraron cortando el tráfico


y vallando la zona. Norton se había ofrecido a llevar a
Sera y a Scott en su coche. Más que nada por vigilar al
abogado para que no perdiera la cabeza. Scott estaba
destrozado. Había perdido a sus mejores amigos de una
forma tan cruel y tan rápida que apenas había tenido
tiempo de digerirlo. Estaba convencido de que la Mafia
tenía algo que ver. No habló de ello a Sera y a Norton
57
hasta que llegaron al lugar de los hechos. Durante el viaje
ninguno de los tres dijo nada, pero cuando llegaron a la
autopista principal de Soya'Rhöw y vieron a Akame
siendo llevada en una camilla hasta una ambulancia, a
Scott se le revolvió el estómago y tuvieron que abrir una
de las puertas del coche para que vomitara. No es que
Scott no se fiara de ellos, pero necesitaba tiempo para
pensar. No podía contarle lo que pensaba a cualquiera,
aunque probablemente ellos pensaran lo mismo.
Aparcaron a un lado de la carretera y se dirigieron al
centro de la acción, donde estaba el charco de sangre.

- ¿Tenéis idea de lo que ha ocurrido? - Scott habló


desviando la mirada para no volver a ver a Akame
envuelta en la funda de plástico. Se contuvo para no
vomitar de nuevo.

- La lanzaron desde un vehículo a ciento veinte kilómetros


por hora y después... - Norton se acarició el mostacho,
que le llegaba hasta la barbilla, y pensó si debía decirlo. -
...la aplastaron pasando por encima. - Norton cogió a
Scott por el hombro mientras sacaba una libreta del
bolsillo interior de su gabardina.

- ¡Dios...! ¿¡Quién pudo hacer algo así!? - Scott se llevó


las manos a la boca y se movió de un lado para otro
nervioso. Esperaba que los agentes le dijeran algo que le
permitiese constatar si sus sospechas eran correctas.
58
Aunque deseaba tener una excusa para ir a por los
mafiosos públicamente y saciar su creciente sed de
venganza, tenía miedo de estar en lo cierto.

- Probablemente fue un ajuste de cuentas. Creo que los


amigos de los atracadores que juzgaron el otro día
quisieron vengarse. - Sera habló acercándose a Scott y a
Norton para que no le escuchara nadie más. Se rascó la
barba sin afeitar mientras miraba el charco de sangre y se
quitó el pelo desaliñado de la cara. Sacó una cajetilla de
cigarros de un bolsillo de su chaqueta de piel, pero se lo
pensó mejor y volvió a guardarla.

- ¿¡Es que no tuvieron bastante con matar a su hija y a su


marido y con destrozarle la vida!? - Ahí, a pocas palabras
de él, se acercaba la respuesta que estaba buscando.
Scott estuvo a punto de perder el control y echarse a
llorar. Se aguantó, no quería que Sera y Norton
consideraran que su estado mental le afectaba para poder
trabajar en el caso con ellos.

- Esa gente no entiende de ética ni de principios y menos


de perdonar o de compasión. - Norton habló con una
expresión seria en su rostro. - Lo sé por experiencia
propia...

- ¿Entonces... ha sido la mafia...? - Scott se atrevió a


preguntar.
59
- Creo que sí. Nadie más se atrevería a hacer algo así... -
Norton contestó. Primero miró a Sera para detectar su
aprobación y luego miró a Scott. - Estos últimos años se
han vuelto mucho más poderosos y hacen lo que les
place...

- Encontraremos a esos hijos de puta y, con suerte,


llevaremos a la cárcel a todos los mafiosos que estén
implicados. Podría ser una buena oportunidad para
desalojar a algunos miembros del Hampa. - James Sera
se mostraba optimista. Scott sintió que era una
oportunidad de acabar con la mafia de Soya'Rhöw de una
vez por todas, independientemente de sus sentimientos
personales. <<Kaito... ¿era eso lo que querías?>>

- Tranquilo, todo nuestro trabajo lo dedicaremos a este


caso y de una vez por todas acabaremos con la mafia de
los cojones. - Norton tenía algo personal contra la mafia.
El odio se notó en sus palabras cuando habló dirigiéndose
a Scott. No se sabía mucho del pasado del John Norton
antes de que se convirtiera en Comisario de la ciudad.

Después de inspeccionar el perímetro revisando las


pistas encontradas, fueron andando hasta la ambulancia
donde estaba el cuerpo de Akame. Scott tenía miedo de
volver a mirar. Tenía miedo de ver las pruebas de que
todo aquello era real y no un sueño. Scott miró dentro de
la ambulancia deseando ver a Akame moviéndose y
60
despertando de un nuevo coma. Lo que ocurrió fue
inesperado, Akame no estaba en la ambulancia. La
camilla estaba vacía y el plástico donde había estado
metida estaba deshinchado. Scott creyó que estaba
alucinando, pero tras frotarse los ojos y volver a mirar no
encontró lo que buscaba.

- ¿Ya se la han llevado? - Scott tartamudeó con un nudo


en la garganta. Sera y Norton le miraron extrañados.

- ¿Cómo dices? - Norton frunció el ceño y sus poderosas


cejas observaron a Scott.

- No... está... - Scott señaló el interior de la ambulancia.


Los tres se volvieron a acercar y se asomaron dentro de
la ambulancia. Scott esperó haber mirado mal las dos
veces anteriores. Se quedaron confundidos. Sera y
Norton se miraron con cara de preocupación.

- ¡Eh usted, venga aquí! - Sera se dirigió a uno de los


encargados de la ambulancia en voz alta.

- ¿Qué ocurre inspector? - El hombre se acercó corriendo


algo preocupado. El Inspector Sera era conocido en
Soya'Rhöw como un hombre frío, brusco y temible. Nada
más lejos de la realidad, pero le gustaba el teatro.

61
- ¿Me podría explicar dónde está el cuerpo de la víctima?
- James habló con un tono algo agresivo.

- Está en la ambulancia, señor... - El hombre no se


esperaba la pregunta y contestó algo extrañado.

- ¿Seguro? Yo creo que no... - Sera le dirigió una mirada


fulminante.

- Yo mismo la he traído... - El enfermero se acercó a la


ambulancia y al ver que estaba vacía se puso nervioso.
Indicó a los hombres de la ley que esperaran un momento
y fue corriendo a hablar con sus compañeros.

- ¿¡Qué puñetas está pasando!? ¿¡Han robado el cadáver


y no nos hemos dado cuenta!? - Scott sintió que estaba a
punto de tener un infarto. Después de horas de búsqueda
y de identificación de la zona, los agentes y Scott se
fueron a la central de la policía de Soya'Rhöw para
estudiar el caso. El cuerpo no apareció. A partir de
entonces, ninguno de los tres pudo pensar en otra cosa a
parte de la extraña desaparición del cadáver de Akame
Ayuzawa. Mantuvieron aquel misterioso imprevisto oculto,
pero se convirtió en algo prioritario para ellos.

62
Capítulo 7º
I

Despierta...

Mátalos...

Vamos... Akame...

Tienes... que... hacerlos... sufrirrr...

Akame despertó en medio de la carretera. Estaba


confundida y por su mente solo pasaban mensajes
extraños. Se levantó y miró a su alrededor. La ambulancia
no estaba y tampoco los coches de policía.

Mátalos... mátalos... mátalos...

Akame comenzó a caminar pesadamente por la autopista.


Sus ojos se habían vuelto rojos como el cielo y su
expresión se volvió mortecina. Se movió siguiendo su
instinto, impulsada por las voces que escuchaba dentro
de su cabeza. Por lo demás, Akame no supo exactamente
lo que estaba pasando.

63
Ellos... los... mataron... intentaron... matarte... tienes que
matarlos...

Akame anduvo durante horas por la autopista. Todo el


paisaje parecía ser igual. Aquel lugar parecía desierto. No
pensó en otra cosa que en la venganza durante el
trayecto. Una sed de sangre que nunca antes había
sentido la invadió todo el cuerpo. Intentó tomar el control
de su mente, pero era como si alguien ajeno a ella la
estuviera guiando con un impulso asesino.

Puerto... Embarcadero... Vihtswal... numero... 56...

Allí están...

Deben...morir...

A lo lejos, Akame vio una gran nave industrial.

Vamos...

Rápido...

Mátalos...

Akame caminó un rato más hasta que llegó a la nave


industrial. A pesar de parecer estar andando, Akame
sentía como si fuera flotando o como si el camino fuera
64
acortándose demasiado rápido. La nave estaba rodeada
por una gran alambrada con pinchos en la parte superior
y con cadenas colgando. De las cadenas chorreaba un
líquido verde extraño que formaba charcos en el suelo.
Akame caminó directamente hacia el portón de la
alambrada e instintivamente chocó contra ella. Traspasó
el portón como si fuera un fantasma y siguió avanzando
hacia la entrada de la nave industrial número 56. Delante
de la entrada había aparcado un coche. Dentro se
encontraba el hombre que la había arrojado a la carretera,
el hombre de la ametralladora.

Allí... hay... uno...

Mátalo...

El dolor volvió a la cabeza de Akame, pero esta vez era


menos intenso. Akame notó como si su mente se
tambaleara y segundos después, el cielo volvió a ser azul
y todo volvió a ser normal. Sintió que recobraba algo de
lucidez, pero aun así siguió avanzando empujada por una
ira asesina incontrolable. Akame avanzó rápidamente
dejando un reguero de sangre que caía de su camisón y
de sus heridas tras de sí. El hombre del coche miró al
retrovisor y vio a Akame.

Akame cerró los ojos y sintió una ligera presión en la


cabeza. Al abrir los ojos, volvió a encontrarse en un
65
mundo teñido de rojo. << ¡Increíble! ¿¡Qué se supone que
acabo de hacer...!?>>

No pienses...

Mátalo...mátalo...mátalo...

Akame avanzó hacia el coche, pero al estar justo detrás


de él sintió un pequeño pinchazo en la cabeza. Akame
reapareció y el hombre volvió a verla. Antes de que girara
la cabeza, Akame cerró los ojos y pensó en desaparecer.
Al instante siguiente volvió a estar en un mundo diferente.
El hombre se giró angustiado y al no ver a nadie se quedó
observando unos segundos. Akame corrió rápidamente
hacia el coche guiada por algo más que un simple deseo
de venganza y, cuando estaba justo a punto de chocar
contra él, lo atravesó. Akame cerró los ojos y volvió a
viajar al mundo "real". El hombre se giró y Akame salió
arrastrándose de la parte de delante del coche mirándole
fijamente.

Mátalo... vamos...

El hombre se asustó e intentó alejarse de ella. Miró hacia


la puerta disponiéndose a abrirla para escapar, pero,
cuando se giró, Akame había vuelto a desaparecer.
Akame había vuelto al mundo rojo y había salido del
coche.
66
¿A qué esperas...? ¡Mátalo...!

<<No estoy muy segura de lo que estoy haciendo... No


quiero matar a nadie...>> Akame intentó luchar contra las
voces, pero estaba demasiado débil.

Mátalo... mátalo... mátalo...

Akame se dirigió hacia el lado derecho de la parte trasera


del coche, donde estaba el hombre, y dio un puñetazo en
la ventanilla con todas sus fuerzas mientras volvía al
mundo "real". El impacto provocó que las otras ventanillas
se rompieran también. El hombre se puso a gritar y
Akame lo agarró de la camisa. Akame tiró de él y, aunque
hubo resistencia, lo sacó del coche por la ventanilla
rompiendo lo que quedaba del cristal. Tiró al hombre al
suelo y se quedó de pie delante de él. El asesino se
recuperó e intentó levantarse, pero el golpe le había
producido un fuerte dolor por todo el cuerpo y no pudo. Al
alzar la mirada, se encontró con Akame y se quedó
aterrorizado al verla con el camisón hecho trizas y al ver
que toda la sangre que caía de su cuerpo formaba un
charco debajo de ella. Alzó su mirada un poco más y se
chocó con los ojos de Akame. Estaban rojos y un río de
sangre brotaba de ellos. Akame se agachó bruscamente
y lo agarró del cuello. Lo miró fijamente a los ojos. El
hombre estaba helado de miedo.

67
Mátalo...mátalo...mátalo...

Él te mató... ellos mataron a Kaito...ellos mataron a Mio...

Deben... morirrr...

Akame lo levantó con una mano y comenzó a estamparlo


contra el coche con gran brutalidad. El hombre comenzó
a gritar sin poder hacer nada. Sus huesos crujieron con
cada golpe. Akame comenzó a golpearlo cada vez más
fuerte.

Mátalo... mátalo... mátalo...

Acaba... con... él...

Akame levantó al mafioso y lo golpeó contra el capó del


coche con todas sus fuerzas. El cuerpo del hombre chocó
contra el capó, el cual se aboyó con un sonido a lata
oxidada. El golpe fue tan fuerte que la cabeza se le
desencajó del cuerpo. Akame, con la cabeza del hombre
en la mano, miró el cadáver. << ¿Esto es lo que vas a
hacer? ¿Matar a todos a sangre fría?>> Akame sintió una
sensación de repulsión por todo el cuerpo. Las voces
volvieron a acudir a su mente.

Mátalos...

68
Tienes que matarlos...

Te mataron... mataron... a... Kaito... y... a... Mio...

- ¡Cállate! ¡En mi cabeza se piensa lo que yo quiera! ¡Tú


eres yo! - Akame soltó la cabeza del mafioso con
repugnancia por lo que acababa de hacer y, al oír que el
resto de los mafiosos se acercaban, cerró los ojos y volvió
al mundo rojo.

Akame corrió asustada de sí misma fuera de aquel lugar


lo más rápido que pudo. Atravesó la alambrada luchando
contra las voces que amenazaban con volver y, al llegar
a la autopista, se detuvo. << ¿¡Qué es este sitio!? ¿¡Qué
demonios me está pasando!?>> Akame se sintió
desesperada y sin fuerzas. Se dejó caer y permaneció
arrodillada en la autopista. Miró hacia el cielo y comenzó
a llorar y a gritar de dolor. Sus ojos y su expresión volvían
a ser las habituales pero sus sentimientos estaban
desbordados. Era como si una fuerza extraña permitiese
salir de su mente a todos y cada uno de sus deseos más
oscuros y profundos. Había perdido a su familia y ella
misma había muerto, y solo se preocupaba por la
venganza. Porque había muerto... Si no ¿Qué había
podido ocurrir?

Akame se llevó las manos a la cabeza y se echó el pelo


hacia atrás. Después dio un puñetazo en el suelo. Akame
69
se sorprendió al comprobar que no se había hecho daño
y que, de hecho, el suelo se había hundido hacia abajo
con la forma de su puño. - ¿Cómo...? - Akame volvió a dar
un puñetazo en el suelo interesada por lo ocurrido. Esta
vez dio el golpe con todas sus fuerzas. Sin esperárselo,
su brazo se introdujo hasta el codo bajo el asfalto. Akame
se sorprendió de su nueva fuerza sobrehumana y sacó el
brazo. Se sorprendió más aún al comprobar que, a parte
de la tierra que tenía encima, no tenía ningún rasguño.
Volviendo a lo que acababa de ocurrir, Akame se tiró del
pelo horrorizada. Nunca había querido matar a nadie...
¿Qué es lo que acababa de pasar?

Al instante, volvió a sentir un fuerte dolor de cabeza que


hizo que se le nublara la vista. Dos focos aparecieron
delante de ella, pero no pudo reconocer a nadie porque
sus ojos no se lo permitían. Una voz desconocida se
escuchó por encima del sonido a motor encendido.

- ¡Allí está! ¡Subidla con cuidado!

Akame cayó inconsciente y comenzó a soñar con las


palomas de su ciudad...

II

Después de haberla asesinado, los tres mafiosos se


habían dirigido a su base secreta en la nave número 56
70
en el Puerto embarcadero Vihtswal. La Mafia llevaba
controlando multitud de actividades comerciales ilegales
en la costa oriental de Soya'Rhöw y ya se habían
acomodado al lugar. Aquella jugarreta del líder de la
mafia, Fredric Wülstrog, había provocado cierto
escándalo entre sus súbditos y lacayos, pero, como era
de esperar, nadie se opuso a su intención de matar al
fiscal Kaito Ayuzawa. Era un golpe bajo a la justicia de la
ciudad. Pero para Wülstrog era un asunto más personal.

Wülstrog había contratado a un par de delincuentes de


poca monta y a uno de sus hombres, Jonny "cara
cortada", para que asesinaran al fiscal y a su familia. La
cosa no había salido bien y habían detenido a los tres
delincuentes. Y, por si fuera poco, Akame Ayuzawa había
sobrevivido. Wülstrog había mandado inmediatamente
después de enterarse de que Akame había salido del
coma, a otros tres hombres para matarla. Los tres
mafiosos no siguieron correctamente las indicaciones de
su jefe y al regresar se esperaban lo peor.

El hombre del puro y el hombre de la petaca habían


bajado del coche después de aparcarlo frente a la nave
56 y se habían dirigido a la nave para hablar con su jefe.
El hombre de la ametralladora había permanecido en el
coche limpiando su cuchillo con un trapo. Cuando se
acercaron a la entrada, otro mafioso les estaba
esperando.
71
- Veo que habéis cumplido con vuestro trabajo... - El
flacucho mafioso rio entre dientes.

- Si, bueno... Como siempre, nos toca hacer el puto


trabajo que no hacen otros. - El hombre del puro habló
malhumorado.

- ¡No me toques los cojones, Bill! El otro día tuve que


descuartizar a una pobre anciana. - El hombre flaco se
enrolló la bufanda blanca que llevaba en el cuello.

- No habléis muy alto, a ver si el jefe os va a oír. - El


hombre de la petaca habló en voz baja. Sabían que el
despacho de Wülstrog tenía una ventana que daba a un
pequeño almacén sin techo a la izquierda, a bastantes
metros de distancia de donde se encontraban ellos. Pero
el miedo era demasiado poderoso.

- En fin, pasemos... - El hombre del puro hizo una seña al


hombre flaco para que les abriera la puerta. Los mafiosos
cruzaron la primera sala del almacén y llegaron hasta una
puerta oxidada y mugrienta que había al fondo a la
izquierda. Ese era el despacho de su jefe.

- Buena suerte... - El hombre flaco se quedó fuera de la


habitación esperándoles.

72
Lo primero que vieron al entrar fue la poderosa mano de
Wülstrog cayendo sobre una cucaracha que correteaba
por su mesa. Wülstrog era un hombre de más de
cincuenta, pero fuerte. Era calvo y tenía una poderosa
barba negruzca.

Era corpulento y era de estatura baja. Tenía un carácter


aterrador y, a pesar de haber sido fiscal, tenía un sentido
de la justicia muy peculiar. Cuando habló, su enfado era
notable.

- ¿¡En qué mierda pensabais cuando os dije que la


eliminarais!? ¿¡Es qué no sabéis hacer las cosas con
discreción!? ¡Puede que nos cueste el negocio! ¡Hay
demasiadas pistas! ¡Podríais haberla tirado al mar o
haberla quemado! ¡Pero no, teníais que tirarla a la
carretera! ¡Debería mataros ahora mismo!

Los hombres sufrieron la ira de Wülstrog durante casi


media hora. Todo aquello dejó de tener sentido cuando
escucharon los gritos de su compañero. Todos salieron
corriendo temiéndose que fuera la policía. De la puerta
contigua al despacho de Wülstrog salió una horda de
mafiosos armados hasta los dientes. Todos salieron al
exterior a toda velocidad y, cuando vieron lo sucedido, se
quedaron perplejos. El hombre del puro y el hombre de la
petaca se horrorizaron al ver el cadáver semi
descuartizado de su compañero. Wülstrog salió y vio el
73
destrozo sin inmutarse. Miró con cara de desaprobación
al hombre del puro y al hombre de la petaca y después
volvió a entrar en la nave. Todos se quedaron observando
lo ocurrido. El hombre de la petaca y el hombre del puro
vieron algo..., pero el miedo les impidió decir nada.

74
Capítulo 8º
I

Akame despertó con un malestar general en el cuerpo. Se


sentía como si hubiese salido de fiesta durante una
semana entera, casi no podía moverse. Estaba tumbada.
Movió la cabeza con los ojos entreabiertos y pudo
reconocer una especie de lámpara sobre su cabeza.
Parecía un foco, como los que usaban en las salas de
operaciones en los hospitales, y eso le trajo recuerdos
sobre su agotador trabajo.

Akame palpó con las manos y se dio cuenta de que


estaba encima de una camilla. << ¿Otra vez?>> Pensó
mientras se incorporaba lentamente con los ojos
somnolientos. Una vez se había sentado en la camilla, se
frotó los ojos y pestañeó para aclararse la vista.

- ¡Increíble! - Akame quedó impresionada al ver el lugar


donde se encontraba.

Era una sala enorme y oscura. Una tenue luz verdosa,


que provenía de unos extraños depósitos situados en las
esquinas, iluminaba lo necesario como para ver el lugar.
En la pared que había frente a ella, al otro lado de la
habitación, había una gran pantalla rodeada de otras

75
pantallas más pequeñas. A los lados, había mesas con
utensilios de trabajo, bisturís, pinzas, jeringas, agujas...
Akame bajó de la camilla de un salto y se dio la vuelta.
Detrás había un equipo de medición muy completo:
corazón, tensión, temperatura, actividad cerebral...

<< ¡Uno de estos me vendría bien en el trabajo...!>>


Pensó Akame, aún desorientada.

Akame volvió a darse la vuelta interesada en la enorme


pantalla. Cruzó la sala en dirección al aparato. Antes de
llegar, sintió que una corriente helada le azotaba en la
espalda. Le recordó al frío vapor de los depósitos de
nitrógeno líquido de los almacenes de cadáveres. Se le
puso la piel de gallina y se abrazó a sí misma. << ¡Qué
frío hace aquí! ¡No siento los pies, el suelo está helado!>>
Pensó mientras avanzaba rápidamente. Se dio cuenta de
que la única ropa que llevaba encima era un corto
camisón blanco, como los que llevaban los pacientes en
los hospitales. Al llegar hasta el ordenador, se dio cuenta
de que aquel aparato era realmente grande. La
gigantesca pantalla, que parecía estar procesando datos,
se encontraba casi un metro y medio por encima del
suelo. Debajo había una enorme mesa, con miles de
teclas, interruptores y palancas, la cual tenía forma
semicircular y envolvía a quién se sentara en la silla
giratoria que había en medio de toda la compleja
maquinaria.
76
Akame elevó la mirada por encima de la pantalla y pudo
ver que en aquel lugar había una segunda planta. La
pared del segundo piso estaba totalmente acristalada,
pero no parecía haber nadie al otro lado de las ventanas.
Akame recorrió el piso superior con la mirada hasta que
se dio la vuelta por completo, y se dio cuenta de que había
un ascensor de color metálico que comunicaba las dos
plantas, y cuya puerta, en la planta donde se encontraba
Akame, estaba detrás de la montaña de aparatos de
medición cercana a la camilla.

- ¿Dónde estoy? ¿Qué sitio es este? Me siento...


diferente... - Lo último que Akame recordaba era el
cadáver del mafioso tirado sobre el coche y después una
luz y una voz.

De repente, una sombra apareció en la ventana izquierda


que estaba junto al ascensor en la planta superior. La
sombra pareció acercarse al cristal y después,
rápidamente, se dirigió al ascensor. Akame no pudo
reconocer a nadie en ella. El pequeño piloto luminoso que
había en la puerta del ascensor en la planta baja se
iluminó con un color rojizo y un sonido mecánico retumbó
por la sala. Alguien estaba bajando en el ascensor...

Akame se quedó quieta, sin saber qué hacer. ¿Qué era


ese lugar? ¿Cómo había llegado hasta allí? ¿Quién era
ese misterioso personaje que estaba bajando en el
77
ascensor? Y más importante aún ¿Era alguien peligroso?
Fuera quien fuera, estaba claro que tenía ciertos
conocimientos médicos e informáticos, por lo menos, y
cierto interés por ella... Porque ella estaba allí por alguna
razón especial, y alguien la había llevado y la había
colocado en aquella camilla sin que ella se diera cuenta...
Y ese alguien podría haber hecho cualquier cosa mientras
ella permanecía inconsciente.

- ¡Kuso...! - Akame se palpó el cuerpo rápidamente para


comprobar si sentía algo extraño, pero no encontró nada.
Corrió hacia el gigantesco ordenador y se escondió detrás
del enorme teclado. Se agachó y permaneció quieta.
¿Acaso tenía algún sentido esconderse? Las personas
que la habían traído sabían que ella estaba allí y, por lo
tanto, sabrían que era imposible escapar. ¿Por qué, si no,
la habrían dejado allí sola?

Akame se asomó por el lado izquierdo, desde detrás de


los grandes discos duros que había incrustados en el
suelo bajo los teclados, y pudo observar que el ascensor
había llegado abajo. El piloto luminoso se puso de color
verde y la puerta se abrió. El interior del ascensor estaba
oscuro y no parecía haber nadie dentro. Akame asomó la
cabeza completamente para ver mejor, pero lo único que
pudo detectar fueron las grandes dimensiones del
ascensor. Akame caminó agachada rápidamente hacia la
gran mesa con herramientas que había frente a ella,
78
pegada a la pared de la habitación. Mientras avanzaba no
quitó ojo del ascensor. Al llegar a la mesa analizó
rápidamente lo que había sobre ella, cogió un serrucho
para cortar huesos, que fue lo que más le llamó la
atención, y se incorporó.

Un ruido extraño la sorprendió y se giró en dirección al


ascensor. Un sonido que se asemejaba a una respiración
asistida provenía de su interior. Akame comenzó a andar
hacia el ascensor lentamente e intentó agudizar su vista,
pero el interior del elevador permanecía a oscuras. De
repente, un reflejo dejó verse en la oscuridad del ascensor
y una figura humanoide, con lo que parecían tres ojos
luminosos, emergió de la penumbra. Akame se quedó
helada y agarró fuertemente el mango del serrucho. La
figura comenzó a avanzar y salió del ascensor. Akame
retrocedió. Una criatura bípeda y de una altura parecida a
la humana se descubrió con la luz verdosa de los
depósitos. El ascensor se cerró a su espalda. Llevaba una
bata, como si se tratase de un cirujano, y sus brazos
estaban cubiertos por unos extraños guantes metálicos
que los cubrían por completo y se enganchaban con una
especie de arnés al cuello, al pecho y a la cintura. Su cara
estaba cubierta por una especie de casco, que se
asemejaba a una capucha, y unas lentes triples se
encontraban sobre la zona de los ojos. En las manos
sujetaba un aparato extraño, parecido a una manguera o

79
tubería, enganchado a una especie de caja metálica que
colgaba del lado derecho en su cintura.

La lente superior se iluminó de color rojo intenso. El ser


avanzó, giró para dar la vuelta a los medidores y a la
camilla y se dirigió hacia Akame de forma brusca. Akame
corrió hacia el ordenador y se volvió a agachar detrás.
Estaba temblando. El ser avanzó hacia ella y, justo antes
de que la atrapara, Akame se incorporó rápidamente con
el serrucho levantado y dio un golpe al monstruo. Éste
paró el golpe con el extraño tubo que sostenía en las
manos. Akame corrió hasta donde se encontraba la
camilla seguida por aquel extraño ser. Akame volvió a
lanzar un ataque con el serrucho, pero el ser volvió a
frenar el golpe. Akame reaccionó rápidamente y le dio una
patada en el estómago. Su atacante cayó al suelo de
espaldas y emitió un quejido de dolor.

Akame permaneció quieta y alerta mientras el humanoide


se levantaba. Cuando se incorporó, sus pesadas botas
provocaron un estruendoso sonido metálico al chocar
contra el suelo. Akame atacó, pero el ser la golpeó con
una mano haciendo que el serrucho cayera al suelo lejos
de ella. Akame se sorprendió y, sin darle tiempo a
reaccionar, el ser la golpeó con el tubo haciéndola caer al
suelo. Akame se intentó incorporar, pero comenzó a sentir
un fuerte dolor de cabeza. Akame levantó la mirada y vio
que el monstruo se acercaba a ella con la mano extendida
80
para cogerla. El dolor de cabeza volvió con más fuerza y
Akame desapareció.

II

Akame no entendió el cómo ni el por qué, pero cuando


abrió los ojos se encontraba en una pequeña habitación
con otras dos personas. Eran los hombres que la habían
arrojado a la carretera. Akame sintió un odio intenso que
recorría su cuerpo. A su mente volvieron todos los
pensamientos perturbadores que había tenido antes de
asesinar al tercero de los hombres.

Matalos...

Son...tuyos...

Aquí...están...

Mátaloss...ss...

La puerta de la sala se abrió y entró un hombre. Akame lo


reconoció, era uno de los agentes con los que estaba
hablando Scott cuando ella salió de la ambulancia, el más
joven. El agente ordenó a los mafiosos que saliesen fuera
de la sala. Una vez fuera, el agente los esposó y los sacó
de la habitación. Era una sala de interrogatorios. En la
sala contigua había otros dos hombres. Uno de ellos era
81
el Comisario de Soya'Rhöw, al que Akame conocía de
vista, y el otro...

- ¡Scott! - Pensó Akame emocionada.

- Caballeros . . . - El joven agente se llevó a los mafiosos.


Akame los observó mientras salían de la habitación. Scott
y el Comisario permanecieron dentro de la sala. Akame
los observó.

<<No pueden verme...>> Pensó Akame sorprendida.


Akame observó a su alrededor con más detenimiento y
dedujo que se encontraba en la Prisión Central de
Soya'Rhöw. Allí era donde trabajaba habitualmente el
Comisario.

- ¿Qué opinas de lo sucedido? - Scott preguntó al


Comisario. Era un hombre de unos cincuenta años y tenía
un gran bigote. Akame sabía que Kaito había trabajado
antes con él.

- Bueno, en mi opinión, ha podido ser un ajuste de cuentas


entre bandas. Aunque, basándome en los testimonios de
los acusados, creo que ha sido demasiado violento para
ser una discusión de negocios. Además, ha sido algo
inusual... - El Comisario contestó despacio.

82
- Al menos hemos atrapado a los asesinos, aunque hayan
venido por su propia cuenta... - Scott parecía aliviado,
pero la preocupación se notaba en su rostro.

- Ven conmigo. - El Comisario hizo una seña a Scott con


la mano. Los dos entraron en la sala de interrogatorios.
Akame retrocedió, pero ellos no se dieron cuenta. Sobre
la mesa había unas fotografías. Akame no las había visto
antes.

- Mira esto... - El agente cogió las fotografías de la mesa


y se las enseñó a Scott. En ellas, Akame pudo ver el
cadáver del mafioso muerto desde varios ángulos.

<<No puedo creer que haya hecho esto...>> Pensó


Akame incómoda. Akame sentía que era un monstruo,
una asesina. Estaba horrorizada y se odiaba a sí misma.

Mátalosss...

Están aquí...

Deben morir...

Ve...a...por...ellos....s..s..ssss...

Akame comenzó a encontrarse mal y un extraño mareo


invadió su cabeza de nuevo.
83
- ¡Dios mio...! - Scott sintió que estaba a punto de vomitar.
Al ver las fotos sintió una enorme repulsión, nunca antes
había visto un cadáver en ese estado.

- Los acusados llevaban estas fotos cuando los


detuvimos. Como puedes ver, el cuerpo está destrozado.
Puede que no estén tan locos como parece... - El
comisario ojeó las fotos y las dejó sobre la mesa.

<< ¡Dios..., han hecho fotos de su propio compañero


muerto...!>> Akame se escandalizó por la turbidez de las
mentes de los mafiosos. Se sintió hundida y no pudo
evitar que unas lágrimas cayeran por sus mejillas.

Scott y el Comisario comenzaron a examinar las


fotografías detenidamente. Scott adoptó un color
amarillento. Realmente se le había revuelto el estómago.
Akame caminó hacia él, puso sus manos sobre sus
hombros y pegó la cabeza a su espalda intentando
calmarle. Scott sintió algo extraño y se giró, pero no vio a
nadie. Akame retrocedió inmediatamente. No se hacía a
la idea de que su amigo no pudiera saber que ella estaba
a su lado. Se sintió más triste que nuca.

Mátalos...mátalos...mátalos...

Matarr.r....rr...

84
Akame salió de la sala y cerró los ojos guiada de nuevo
por su instinto asesino incontrolable. Al instante después
se encontraba en la zona de psiquiatría de la prisión, en
frente de la habitación especial donde estaban los otros
dos mafiosos recluidos bajo observación. Estaban
tumbados en sus camas respectivas. Akame traspasó el
cristal reforzado de la habitación sin que nadie se diera
cuenta.

Mátalos...

Lo...merecen...

Akame se pegó a la pared de la habitación atravesando


el lavabo y permaneció quieta. La sangre que caía del
cuerpo de Akame se canalizó por el grifo y comenzó a
salir por él como si fuera agua. Los mafiosos se
levantaron sorprendidos por el ruido del grifo y miraron
asustados como la sangre llenaba el lavabo. Se miraron
preocupados y bajaron lentamente de las camas para,
después, acercarse lentamente. La sangre ya había
llenado el lavabo y comenzó a salirse por los bordes
cayendo al suelo.

Akame avanzó y, al separarse del lavabo, la sangre dejó


de salir por el grifo. Los dos hombres pararon en seco y
uno de ellos, el que iba en el coche fumando mientras
conducía, acercó la cabeza. Akame avanzó y se colocó
85
detrás de ellos para sorprenderles y pillarlos
desprevenidos.

¡¡¡MÁTALOS!!!

Akame volvió al mundo "real" al mismo tiempo que sentía


un impulso incontenible que la hizo agarrar a hombre de
la petaca por el brazo. Akame tiró con todas sus fuerzas
y le arrancó el brazo y parte del hombro, el esternón y
algunas costillas. Un chorro de sangre salpicó al hombre
del puro, que estaba mirando el lavabo. El mafioso se dio
la vuelta de inmediato. El cadáver de su compañero cayó
al suelo y Akame soltó el brazo, el cual cayó al lado del
mafioso muerto.

En la sala de fuera, una enfermera lo vio y se puso a gritar


aterrorizada. El hombre del puro también se puso a gritar.
Akame le cogió por el cuello bruscamente. Lo levantó y
comenzó a golpearlo contra el cristal reforzado de la
habitación.

La enfermera continuó gritando mientras Akame


aplastaba los huesos del mafioso y le dislocaba todo el
cuerpo. Akame lo tiró al suelo y clavó su mano en la
espalda del mafioso. Tiró de él sacándole de cuajo la
columna vertebral.

86
La enfermera gritó más aún. Akame la miró y cerró los
ojos. En un instante apareció frente a la enfermera, la cual
retrocedió asustada. Akame avanzó rápidamente hacia la
enfermera, la cual retrocedió aún más chocando con la
pared. Akame llegó hasta ella y la miró fijamente. La
enfermera estaba temblando de miedo y no podía ni
siquiera pronunciar una palabra.

¡Matalos a todos!

Vamos...

Matarr...

<< ¡No puedo hacerlo! ¡Déjame en paz!>> Akame se


intentó resistir y recuperó el control en el último momento.
Levantó el brazo y la enfermera cerró los ojos pensando
que aquello era su fin. Akame pulsó el botón que había
encima de la enfermera y la alarma de seguridad sonó por
toda la prisión. Akame cerró los ojos y desapareció al
instante.

Bien...bien...bien...

Mátalos...a...todos...

87
- ¡No, no volveré a dejarme llevar! ¡No soy una asesina! -
Akame sintió que había caído hasta lo más hondo de su
dolorosa existencia.

II

Ese mismo día, Scott, James y John habían ido a las


oficinas de la policía a revisar los documentos del juicio y
la posible relación entre los tres hombres que mataron a
Kaito y Mio y la Mafia. Curiosamente, poco después de
que comenzaran a investigar, los hombres que habían
asesinado a Akame se entregaron a la policía. Todo el
mundo se quedó sorprendido. Sin hacer desprecios a la
entrega, Sera, Scott y Norton se ofrecieron
inmediatamente para llevarlos a la prisión
provisionalmente para que los tuvieran controlados. La
intención de los tres hombres de la ley era la de
interrogarlos. Si se habían entregado, tendrían una buena
razón para ello.

Norton se había encargado de interrogarles durante un


buen período de tiempo. Mientras tanto, Sera había ido a
informar personalmente de la situación al director de la
prisión. Scott había permanecido fuera de la sala de
interrogatorios aclarándose las ideas. Cuando Sera
regresó, los dos entraron y se encontraron con Norton en
la salita de observación. Los dos mafiosos estaban dentro
de la sala de interrogatorios. Estaban esposados.
88
- ¿Qué tenemos? - James Sera preguntó inmediatamente
después de entrar.

- Dicen ser los que asesinaron a Akame Ayuzawa. No han


dicho gran cosa. Solo frases inconexas. - Norton señaló a
los hombres. Ellos no vieron ni oyeron nada, ya que el
cristal protector insonorizado lo impedía. Tampoco
hablaban entre ellos.

- ¿Has conseguido sacar algo en claro? - Scott tenía algo


más de decisión. Había tenido que aceptar la situación
forzosamente.

- No mucho. Los he estado interrogando durante todo este


rato y parecen encontrarse en un estado de delirio grave...
- John negó con la cabeza y suspiró.

- Explícate. - Sera se cruzó de brazos y se acercó al cristal


para observar a los mafiosos. Después se dio la vuelta y
regresó junto a sus compañeros.

- Dicen que cuando regresaron a su guarida, su


compañero se quedó fuera. Mientras ellos hablaban con
su jefe, alguien le mató. Dicen que le oyeron gritar y que
cuando salieron fuera... estaba descuartizado, con todos
los huesos rotos y con la cabeza separada del cuerpo.
Dicen que después empezaron a marearse y que vieron
a Akame Ayuzawa corriendo delante de ellos con todo el
89
cuerpo ensangrentado... - El Comisario John Norton
explicó la situación lo mejor que pudo. Scott y James se
quedaron perplejos.

Dentro de la sala de interrogatorios pareció haber una


bruma o una neblina detrás de los dos mafiosos. Scott lo
vio, pero no prestó atención. El fantasma de Akame
Ayuzawa observaba a los dos hombres. Se encontraba
detrás de ellos, pero nadie podía verla.

- Creo que por ahora deberíamos meterlos en ala


psiquiátrica de la prisión. Después de ordenar el papeleo
procederemos a interrogarlos nuevamente. - James Sera
abrió la puerta de la sala y ordenó a los mafiosos que
saliesen. Ellos se pusieron de pie inmediatamente y Sera
les indicó que se dirigieran a la puerta para salir. -
Caballeros... - Sera hizo una reverencia con la cabeza
sonriendo y se llevó a los hombres dejando a Norton y a
Scott a solas con el fantasma invisible de Akame
Ayuzawa.

- ¿Qué opinas de lo sucedido? - Scott parecía cansado


cuando se dirigió a Norton.

- Bueno, en mi opinión, ha podido ser un ajuste de cuentas


entre bandas. Aunque, basándome en los testimonios de
los acusados, creo que ha sido demasiado violento para

90
ser una discusión de negocios. Además, ha sido algo
inusual... - John intuía que había algo fuera de lo normal.

- Al menos hemos atrapado a los asesinos, aunque hayan


venido por su propia cuenta... - Scott estaba contento,
dentro de lo que daba cabida la situación.

- Ven conmigo... - Norton indicó a Scott que le siguiera.


Norton y el Abogado entraron en la sala de interrogatorios.
Sobre la mesa había unas fotografías.

- Mira esto. - Norton cogió las fotografías de la mesa y se


las enseñó a Scott. En ellas se podía ver el cadáver del
mafioso muerto desde varios ángulos.

- ¡Dios mío...! - Scott estuvo a punto de vomitar.

- Los acusados llevaban estas fotos cuando los


detuvimos. Como puedes ver, el cuerpo está destrozado.
Puede que no estén tan locos como parece... - John se
rascó la barbilla pensativo.

Mientras los hombres de la ley observaban las fotografías,


Akame se acercó a ellos y se apoyó en la espalda de
Scott. Scott sintió algo y un escalofrío le recorrió la
espalda. Se giró, pero no vio nada. Akame desapareció
poco después.

91
- ¿Te encuentras bien? - Norton se preocupó por Scott. El
abogado no tenía buena cara.

- S... Sí, sí, es que... he sentido algo... familiar... - Scott se


sintió extraño de repente. La imagen de Akame fue a su
mente de inmediato sin razón aparente.

- En cuanto James vuelva de llevar a esos tíos a la zona


psiquiátrica, arreglaremos los documentos para un nuevo
juicio... - John estaba empezando a cansarse de los
juicios. Prefería ir a por los mafiosos de una vez por todas.

Akame apareció de nuevo en aquella extraña sala de


operaciones oscura y fría. El pensamiento recurrente de
haber matado a otros dos hombres y las voces que
amenazaban con regresar le enturbiaron la mente. Intentó
incorporarse, pero oyó un ruido de pisadas y se giró.
Antes de que pudiera levantarse. el ser humanoide con el
que había luchado anteriormente extendió el tubo que
llevaba en las manos y la roció con un gas amarillento.
Akame agitó las manos para repeler el gas y se levantó
rápidamente, pero comenzó a toser y a marearse. La vista
de Akame se nubló una vez más y perdió el conocimiento

92
Capítulo 9º
I

Akame volvió a despertar en aquella extraña sala de


operaciones. La cabeza le daba vueltas y volvió a sentir
que iba a vomitar. El humanoide la había drogado con
aquel gas, de eso no le cabía la menor duda, pero ¿por
qué seguía con vida?

Akame se deslizó hacia el lado izquierdo de la camilla,


hacia el ascensor, y se puso de pie. El frío suelo le
provocó un escalofrío. Observó que los aparatos de
medición seguían encendidos y divisó algo extraño en la
mesa de herramientas de la derecha. Sobre la mesa se
encontraba el traje del humanoide, sus guantes, las botas
y el casco. Akame se acercó despacio y con cautela para
no hacer mucho ruido. << ¿Qué clase de ser llevaba
puesta esta cosa?>> Pensó mientras caminaba hacia la
mesa. Akame no pudo resistirse y alargó el brazo para
tocar la extraña indumentaria.

- No toques eso. Está sucio... - Una voz la sorprendió y


Akame se giró inmediatamente hacia el ordenador. La voz
volvió a sonar. - ¡Vaya, veo que lo tuyo no es estarte
quieta!

93
Akame observó con detenimiento y reconoció la figura de
una mujer. Estaba sentada en la silla giratoria bajo la
pantalla. Se encontraba girada, mirando hacia donde
estaba Akame. Estaba fumando, y una nube de humo
manchada por la luz verde de los depósitos la envolvía
como si fuera una aparición. Akame no supo que
responder.

- Tranquilízate, estás a salvo. Acércate. - La mujer se


levantó y dio unos pasos hacia delante. Akame pudo
percibir el sonido de sus tacones. La mujer permaneció
allí, quieta, cruzada de brazos con el cigarro encendido. -
¡Vamos, no seas tímida! Seguro que tienes muchas
preguntas que hacer...

Akame se acercó lentamente y con desconfianza hacia


donde estaba la mujer. Paró a un metro de distancia de
ella y, frente a frente, pudo observarla con más
detenimiento. No era mucho más alta que Akame, a pesar
de que llevaba zapatos de tacón, y era bastante delgada.
Llevaba unas medias de cuadros naranjas y marrones y
una falda corta de color marrón claro que abrochaba por
encima de la altura del ombligo. Vestía una camisa
blanca, que llevaba por debajo de la falda, y una corbata
negra. Encima llevaba una bata larga con los bolsillos
llenos de bolígrafos. Su pelo era anaranjado y le llegaba
hasta los hombros y tenía un peinado que recordaba a los
años cuarenta o cincuenta. Sus labios estaban pintados
94
de rojo y detrás de sus gafas redondeadas podían verse
una ligera sombra de ojos oscura.

- Tu apellido es Momoi... ¿Verdad? - La mujer esperó a


que Akame se tomara su tiempo para observarla y
después se dirigió a ella.

- S... sí..., bueno, era... Ahora es Ayuzawa... - Akame


contestó sin estar segura de lo que estaba ocurriendo. <<
¿Cómo conoce mi apellido?>>

- ¿Tu nombre? - La mujer sopló una nube de humo que la


cubrió.

- Me llamo... Akame... - Akame contestó, ya que no le


quedaba más remedio que hacerlo. << ¿Me conoce?
¿Qué demonios es este lugar? Sigo sin entenderlo...>>
Akame pensó dudosa en lo que estaba ocurriendo.

- Doctora Mary Lüdwigh. Llámame Mary. Es un placer,


señorita Akame Ayuzawa. Usted no lo sabe aún, pero su
existencia actual es una gran excepción en el universo.

- ¿Mi existencia...actual...? - Akame se extrañó y movió la


cabeza mientras arqueaba las cejas. << ¿Cómo sabe
quién soy? ¿A qué se refiere?>> Akame se atrevió a
preguntar a la doctora.

95
- Siéntate, por favor. Tenemos mucho de lo que hablar...
- La Doctora Lüdwigh hizo un gesto con la mano para
ofrecer a Akame que se sentara de nuevo en la camilla.
Akame caminó hacia allí y se sentó confundida. Estaba
empezando a cansarse de las camillas, así que lo hizo de
mala gana. La doctora cogió la silla giratoria y la arrastró
hasta que se encontró al lado de Akame. Después se
sentó cruzando las piernas. - Adelante, pregúntame lo
que quieras... - Akame se mantuvo en silencio unos
instantes. Había tantas cosas que quería saber... Al fin
preguntó.

- ¿Dónde estoy? - Akame necesitaba averiguar lo que


estaba sucediendo realmente. No podía continuar así
mucho más tiempo.

- Estás en uno de los departamentos científicos de las


instalaciones de Dimension Universe Enterprise. En la
Dimensión 2, concretamente. - Mary Lüdwigh contestó
con una ligera sonrisa.

- ¿¡Qué!? - La Doctora soltó una pequeña carcajada


cuando se dio cuenta de lo perdida que estaba Akame.
Akame se avergonzó y sonrió, aunque no le hacía gracia
que jugaran con ella en la situación en la que se
encontraba. Su humor y sus sentimientos seguían siendo
de lo más lúgubres.

96
- Creo que es mejor que te lo cuente todo. Ya tendrás
tiempo de digerirlo. Para empezar, debo decirte que
estás... "muerta". - Mary comilleó con los dedos. Akame
suspiró, aunque no supo si era de alivio o de
preocupación.

- Algo había notado... - Dijo Akame con una sonrisa


irónica. A la vez comenzó a hacer elucubraciones sobre
todo lo que estaba ocurriendo.

- Pues estás muerta, pero a la vez no lo estás. Verás,


cuando una persona muere, muere físicamente en su
dimensión, pero no en las demás...

- Esto es más difícil de aceptar de lo que pensaba... -


Akame estaba totalmente confundida. << ¿Las otras
dimensiones?>>

- ¿Quieres que pare? - Mary miró a Akame interrogativa.

- No, tranquila. Es solo que... estoy tan perdida que... -


Akame se llevó la mano a la frente. - Y llevo tanto tiempo
pensando en la imposibilidad de la vida después de la
muerte... Era médico y física, por cierto, cuando estaba
viva... en el mundo...de los vivos... Bueno, creo que aún
lo soy, aunque esté muerta ¿no? - Akame estaba
poniéndose nerviosa.

97
- Akame, escúchame atentamente. No has muerto, eso es
lo que quería explicarte cuando dije que eres una
excepción para el universo. ¡Eres una paradoja andante!
¡Es increíble! Por otro lado, de ahora en adelante, debes
comprender que la muerte no es como piensa la gente de
tu dimensión... - Mary parecía emocionada con la
presencia de Akame en aquel lugar desconocido para
ella.

- Esto se pone interesante por momentos... - Akame no


sabía que pensar. Desde luego, aquello parecía real. <<
¿Una paradoja andante? Estoy... Necesito... pensar en
todo esto...>>

- Mira, resulta que el universo está formado por varias


dimensiones alternativas, las cuales están totalmente
relacionados entre sí. Cuando una persona muere
físicamente en una dimensión, su huella energética
dimensional permanece, su cadáver, pero no su cuerpo
real. Por esta razón, al morir el cuerpo, la energía mental
se libera y permanece en una "nada" intermedia entre
dimensiones. En esa "nada" existen brechas en el tejido
dimensional por las que se puede viajar a cualquiera de
las otras dimensiones. En Dimension Universe Enterprise
nos encargamos, desde hace mucho tiempo, de
investigar este fenómeno. Por ahora solo conocemos
cuatro dimensiones: La Dimensión 1, que es de donde tú
has venido, la Dimensión 2, donde estamos ahora, la
98
Dimensión 3, donde creemos que se van los que no
vienen a la segunda, y la Dimensión 0, que es la
dimensión compartida donde se encuentra viajando la
energía mental. - La doctora habló como si todo aquello
le resultara de lo más normal.

- Esto... es... ¡increíble! - Akame se observó las manos


asombrada y se palpó el cuerpo entero como si nunca
antes se hubiera visto. Todo lo que había creído a lo largo
de su vida se estaba viniendo abajo, pero aquello la
emocionaba.

- Te lo dije. Y tú, amiga mía, eres especial. Cuando


moriste en la Dimensión 1, tu mente tenía que separarse
de tu cuerpo para formar un nuevo cuerpo en la
Dimensión 2. Pero aquello no sucedió. Lo que sucedió fue
que debías morir en la Dimensión 1, pero no moriste. Por
otro lado, debías reaparecer físicamente en la Dimensión
2 y tampoco lo hiciste. Lo que ocurrió fue que
desapareciste de la Dimensión 1 totalmente, cuerpo
incluido, y cuando reapareciste en la Dimensión 2 también
reapareciste en la Dimensión 1 creando una paradoja.
Digamos que las probabilidades de tu existencia se han
repartido. Algo imposible, hasta ahora... - Mary intentó
explicar lo sucedido de forma clara para que Akame lo
asimilara.

99
- ¿Y cómo ha podido suceder? - A Akame le costaba creer
lo que estaba escuchando. Estaba demasiado
desorientada, pero, de alguna manera, entendía lo que
había sucedido. Al fin y al cabo, la ciencia había sido su
vida...

- Pues... quizás tu cuerpo y tu mente estén muy unidos


interdimensionalmente... - Mary se colocó las gafas
pensativa.

- ¡Entonces todos los que han muerto están aquí, ahora!


- Akame se levantó de la camilla emocionada. No pudo
evitar pensar en su familia. Unas lágrimas de emoción
cayeron de sus ojos.

- En teoría, sí, es posible, menos los que van a la


Dimensión 3... - Mary la miró sorprendida.

- ¡Entonces Kaito y Mio están aquí! ¡Tengo que


encontrarlos! - Akame se puso a dar vueltas por la
habitación de forma nerviosa. ¡Todo aquello podría
significar que su familia no estaba muerta! ¡Podría
recuperarlos y recuperar su vida!

- ¡Un momento! ¡Para el carro! ¡No vas a salir de aquí


hasta que averigüemos lo que te está pasando! ¡Estás
bajo observación, por si no te has dado cuenta! - Mary

100
habló con un tono algo agresivo y poco cordial. Akame la
miró y dejó de moverse.

- Pero mi familia... - Akame se sintió triste de nuevo y su


rostro produjo una expresión de preocupación.

- ¿¡Es que no me has escuchado!? ¡Lo que te está


ocurriendo es muy serio! Tienes suerte de que te
hayamos encontrado a tiempo... - Mary se levantó y la
miró seriamente. Era como si no le importara lo más
mínimo lo que Akame acababa de decir. Akame se
resignó, en realidad seguía sin saber absolutamente
nada.

- Cierto... ¿Cómo me has encontrado? - Akame intentó


hacer que la doctora le explicase más cosas acerca de la
situación.

- Desde hace un tiempo, desde que "moriste",


concretamente, hemos estado captando unas lecturas
muy extrañas. Picos de elevada actividad
electromagnética en varias zonas, apertura de brechas
dimensionales en las mismas zonas que los picos
energéticos... y te cogimos. Estabas tirada en la carretera
y perdiste el conocimiento cuando te encontramos para
meterte en el aerodeslizador... - El rostro de Mary pareció
volver a demostrar cordialidad.

101
- ¿¡Brechas dimensionales!? - Akame recordó las
manchas que había visto en el mundo luminoso, al que
ahora, dedujo, debería llamar Dimensión 0. Empezaba a
hacerse una idea de la estructura del nuevo universo que
se abría ante ella.

- Eso es... - Mary se quitó las gafas y comenzó a limpiarlas


con su bata.

- Entonces... eso es lo que me ocurre...cuando... - Akame


pensó en las voces y en los extraños viajes de pesadilla
que sufría.

- ¿Has averiguado algo? - Mary preguntó. Se notó su


entusiasmo.

- Bueno..., desde que estoy aquí, desde que "morí", siento


unos fuertes dolores de cabeza y después... aparezco en
otro sitio... como si viajara solo con pensarlo... y a veces
estoy aquí, pero otras veces estoy en el mundo...
¿Dimensión 1? como si no hubiera... muerto... Otras
veces siento que no estoy ni en una dimensión ni en otra...
- Akame recordó los asesinatos y se sintió mal de muevo.

- ¿Puedes viajar de una dimensión a otra solo con


pensarlo? - Mary se acercó a Akame sorprendida. - Eso
explicaría lo de antes... Sería lógico, perteneces a las dos
dimensiones.
102
- Eso parece... - Akame sonrió ligeramente, pero estaba
comenzando a deprimirse de nuevo.

- ¿Y puedes teletransportarte... viajando a través del


espacio-tiempo...? - Mary estaba empezando a alucinar.

- Sí..., creo. Otra cosa... A veces siento como si todos mis


sentimientos y emociones vinieran a mi cabeza al mismo
tiempo y pierdo el control... He matado... gente... - Akame
suspiró. Mary se frotó los ojos y se puso las gafas con
cara de preocupación, aunque intentó ocultarlo.

- Eso es normal, son los efectos secundarios de pasar a


través de las dimensiones tantas veces seguidas.
Además, tu caso es excepcional. No te preocupes, con el
tiempo tu energía mental se volverá a alinear
correctamente y la distorsión espaciotemporal que has
dejado tras de ti se estabilizará. - Mary asintió para sí
misma mientras explicaba el fenómeno. A Akame se le
escaparon unas lágrimas, pero se las limpió en seguida
con la mano. Mary abrazó a Akame y le acarició la
cabeza. Akame se extrañó de la reacción de la
aparentemente apática doctora. - Te propongo un trato,
Akame. Si te quedas aquí conmigo y dejas que te
investigue, te ayudaré a controlar tus nuevas...
habilidades... y te ayudaré a encontrar a tu familia ¿Trato
hecho? - Mary sonrió y miró a Akame con un rostro nuevo.

103
- De acuerdo... - Akame asintió con voz temblorosa e hizo
una mueca de sonrisa. No conocía cuales eran las
verdaderas intenciones de Mary, pero era la única
persona que parecía poder ayudarla.

- Primero vamos a ponerte ropa nueva. No tengo gran


cosa, pero puedes ponerte la ropa de entrenamiento que
usan en el departamento de investigación militar. Ahora
vuelvo, quédate aquí. - Akame asintió y se sentó en la silla
giratoria al lado de la camilla, Mary entró en el ascensor y
desapareció tras las puertas metálicas.

<< ¿Investigación militar? ¿Dimension Universe


Enterprise? ¿Qué clase de gente es esta? ¿A qué clase
de mundo he ido a parar...?>> Akame observó a su
alrededor buscando respuestas mientras esperaba a
Mary.

Mary volvió un rato después con ropa nueva en las


manos. Al salir del ascensor, vio que Akame estaba
sentada bajo la pantalla del ordenador observando los
códigos que parecían corretear indeterminadamente.
Mary se acercó por detrás, pero Akame no se dio la
vuelta. Estaba absorta en sus pensamientos mientras
analizaba los códigos.

- Veo que estás ocupada... Tengo tu ropa... - Mary habló


con amabilidad, pero Akame no la prestó mucha atención.
104
- Gracias. Veo que usas una computadora cuántica. ¡Es
fascinante! - Akame se giró con una sonrisa enorme. Se
sentía como una niña con un nuevo juguete.

- ¡Vaya! ¿cómo lo sabes? - Mary se sorprendió de que


Akame supiera lo que era.

- Me he fijado en que sigue un patrón muy reconocible. A


parte de eso... No veo una explicación mejor para que los
discos duros estén bajo el suelo... Supongo que debajo
de nosotras está la habitación refrigeradora... Yo también
soy científica ¿recuerdas? - Akame se levantó mientras
señalaba la pantalla. Se giró y extendió el brazo para que
Mary le diera la ropa.

- Entiendo. Se te ve más animada... - Mary le dio la ropa


a Akame y la observó con curiosidad.

- No tendría porque no estarlo, soy una paradoja


andante... Y ahora sé que no he muerto y que puedo
encontrar a mi familia. - Dijo Akame con una sonrisa
forzada. Sabía que tendría mucho que hacer para lograr
su objetivo, pero eso no era nuevo para ella. Akame se
apartó para dejar a Mary que se sentara. Mary se sentó
cruzando las piernas y encendió un cigarro mientras
miraba a Akame.

105
- Puedes ir a cambiarte a la sala de al lado... - Antes de
que Mary acabara la frase Akame se quitó el camisón y la
ropa interior lanzándola por la sala.

- No es necesario. - Estaba demasiado ocupada


pensando en cómo buscar a su familia como para
preocuparse por cualquier otra cosa sin importancia.

- Como quieras... - Mary tecleó en su ordenador gigante y


comprobó algunos datos en la pantalla.

- ¿Qué clase de ropa de entrenamiento es esta? - Akame


comenzó a vestirse de nuevo con la ropa que Mary le
había traído.

- Bueno, una que encontré por ahí... En realidad, es un


traje de Agente de Acción Improvisada de DUE. O sea, un
uniforme de policía. - Mary contestó mientras seguía
observando la pantalla.

Akame terminó de vestirse en seguida. Su nueva ropa era


muy diferente a lo que ella solía vestir. Llevaba unas botas
altas de color azul grisáceo con varias correas de color
rojizo y hebillas plateadas, con una larga tira de cordones
negros y con unas protecciones plateadas sobre el talón
y en la punta. Vestía unos shorts del mismo color que la
botas, una camisa roja sin mangas y unos guantes
grisáceos sin dedos que le llegaban casi hasta el codo,
106
con correas rojas y también con hebillas plateadas. El
material de toda la ropa parecía algún tipo de tela fuerte o
cuero especial.

- ¿No tienes una chaqueta que puedas dejarme? - Akame


volvió a sentir algo de frío. Mary miró a los lados buscando
algo que ponerse sobre la camisa.

- Puedo darte uno de mis guardapolvos de Dimension


Universe Enterprise si quieres... - Mary se giró y observó
a Akame.

- Me vale... Lo próximo será que trabaje para vosotros. -


Akame habló en tono bromista y rio ligeramente. Mary se
levantó y se acercó hasta la mesa donde estaba su traje
de humanoide. Cogió una chaqueta larga de color
grisáceo y morado por debajo. En el hombro izquierdo,
Akame vio que había unas siglas: DUE.

- Bueno, ahora que estás aquí tendrás que trabajar en


algún sitio ¿no? - Mary le dio la chaqueta a Akame y ella
se la puso.

- Por cierto, todavía no sé cómo conoces mi apellido y


¿Por qué llevabas ese traje tan raro cuando me desperté?
- Akame colocó su larga melena negra por encima del
guardapolvos de cuero. Mary se acercó al ordenador y
pulsó un millar de teclas. Una foto de Akame apareció en
107
la pantalla a la izquierda. A la derecha aparecieron sus
datos, su nombre, su grupo sanguíneo... e incluso su árbol
genealógico.

- Cada vez que una persona nueva aparece por aquí,


vamos a por ella y lo primero que le hacemos es un
análisis de sangre para buscar familiares, parientes o
antepasados... Lo del traje era porque... había habido un
fallo en el generador de la planta y lo estaba reparando.
La lente luminosa es un lector de actividad
electromagnética, por eso la encendí cuando fui a verte...
Por si acaso... - Mary sonrió y levantó los hombros.

- ¿¡Tengo más familia aquí!? - Akame pensó en sus


padres emocionada.

- Pues sí. De hecho, era un noble del siglo diecinueve.


Abandonó su título y sus tierras aquí hace unos treinta
años y ya no hemos vuelto a saber más de él... - Mary
volvió a teclear y la imagen de un hombre trajeado y con
bigote apareció en la pantalla.

- Duque Takashi Momoi... ¿¡Así que tengo una casa y un


título!? - Akame no se lo podía creer. Ella nunca había
pensado en sí mismo como alguien de la nobleza.

- Si, eso parece... Pero recuerda lo que te dije: No vas a


salir de aquí hasta que estés totalmente estabilizada y
108
hasta que sepa con seguridad lo que te ha pasado... -
Mary habló como su fuera una madre preocupada.

- ¿Y a qué estamos esperando? - <<No tengo otra opción,


al fin y al cabo. Además, esta parece ser la única manera
que voy a tener de obtener información. No entiendo
nada... Me siento tan perdida... Tan acabada... Tengo que
conseguir que Mary me lo cuente todo...>>

Durante los días siguientes, Akame se sometió a multitud


de pruebas que realizó siguiendo las instrucciones de
Mary. Algunas, como las mediciones que Mary practicó
con electrodos y otros extraños aparatos, fueron algo
dolorosas, pero otras, como la capacidad de transporte
por las probabilidades existenciales de Akame, no tanto.
También averiguaron que las capacidades físicas de
Akame se estaban incrementando desde que apareció
por primera vez en la Dimensión 2. Con el paso de los
días, Akame y Mary comenzaron a tener algo más de
confianza entre ellas y Akame dejó de sospechar tanto de
ella al comprobar que no era una mala persona. Las
pruebas que realizaron eran agotadoras y muy pesadas,
así como monótonas. La comida y el alojamiento que
Mary la proporcionaba era de lo más simple, pero con los
días Akame descubrió que Mary dependía de las órdenes
y de los permisos de sus superiores para actuar. Así que
no la culpó por las condiciones tan pésimas en las que

109
tenía que vivir. Al séptimo día, Mary hizo un cambio en las
pruebas.

- ¡Estoy cansada de estar dentro de esta sala todo el rato!


¡Necesito ver el sol! - Akame se quitó la chaqueta
empapada de sudor y la tiró sobre la camilla. Estaba
estresada. Ella nunca había sido mucho de salir de casa,
pero aquello la estaba volviendo loca. Tampoco podía
dejar de pensar en su familia. Mary dejó su libreta, donde
apuntaba todos los resultados y procedimientos de los
experimentos, sobre la silla giratoria y se acercó a Akame.

- No puedo dejarte salir de las instalaciones aún, pero


podemos intentar algo nuevo... Quiero que intentes viajar
a la Dimensión 1 como hiciste antes de que te
encontráramos. - Mary parecía confiar en Akame.

- No estoy segura... No quiero volver a perder el control...


- Akame se preocupó. Pensó en los asesinatos una vez
más y agitó la cabeza para quitarse aquellos
pensamientos de encima

- No lo harás, has progresado mucho estos días. - Mary


sonrió y asintió con la cabeza.

- ¡Espera, podría ayudar a Scott a encontrar pruebas para


parar a la Mafia...! - A Akame se le iluminaron los ojos. No
había pensado antes en ello.
110
- No te recomiendo que interacciones con las personas de
la Dimensión 1. De hecho, de momento no te podrán ver
como tal. Verán la última huella que dejaste en el tejido
espaciotemporal de esa dimensión, a no ser que influyas
en sus mentes para compartir con ellos tu nueva imagen...
- Mary se frotó la barbilla con aspecto pensativo.

- Por eso cuando estoy allí parezco un monstruo todo el


rato... - Akame recordó su horrible apariencia
fantasmagórica.

- ¿Cómo moriste? por cierto... - Mary preguntó con


delicadeza. Sabía por experiencia propia que una de las
cosas más difíciles de aceptar para los nuevos de la
Dimensión 2 era la causa de la muerte.

- Unos hombres dispararon a mi marido y a mi hija. Al


principio pensé que se trataba de un simple atraco, pero
después me di cuenta de que no fue así. Mi marido era...
es fiscal y estaba trabajando sobre un caso muy
importante relacionado con la mafia y creo que estaba a
punto de pillarlos. Creo que le asesinaron por miedo a ser
descubiertos. A mí me secuestraron unos días después y
me lanzaron a la carretera desde un coche en marcha.
Antes de caer, vi que uno de los hombres llevaba una
insignia de un lugar conocido... Cuando perdí el control la
primera vez me dirigí allí y maté a uno de ellos. Creo que
ese lugar era su escondite. - Akame recordó todo aquello
111
con pesar, pero le ayudó a tener mayor certeza del
presente.

- Interesante... Y quieres ayudar a alguien a encontrar a


esos tipos... - Mary comprendió las razones de Akame.

- Eso es... A un amigo... Scott. - Akame pensó en lo que


podía hacer para ayudar a Scott y a los agentes.

- Bueno, debemos respetar el último deseo de un


muerto... Te ayudaré, pero ten cuidado con lo que haces...
- Mary habló en tono gracioso. Akame se alegró y dio un
abrazo a Mary. Cuando Akame se alejó, Mary miró a
Akame con seriedad. - Hay algo que no te he dicho...

- ¿Qué ocurre? - Akame observó a Mary intrigada e


impaciente por irse.

- La Dimensión 2 tiene algo especial que la diferencia de


las demás... - Akame frunció el ceño extrañada por la
insinuación de Mary. Mary la miró fijamente. - En la
Dimensión 2 no existe la muerte... Si llegas enfermo
permanecerás enfermo para siempre, si llegas sano
estarás bien hasta el fin de los días... La única manera de
abandonar la vida eterna en este lugar es enfermando
adrede o suicidándose... Si lo haces, puede que regreses
a la Dimensión 0 o puede que no... Si no lo haces,
entonces dejarás de envejecer al llegar a la edad adulta y
112
permanecerás así para siempre... - Mary sonrió
mostrando algo de resentimiento. Akame se horrorizó con
la declaración y permaneció en silencio con cara de haber
visto un fantasma. - Lo siento...

- Yo... - Akame no supo qué contestar. Acababa de


encontrar una nueva razón por la que atormentarse.
<<Soy inmortal... Eso significa que si no encuentro a Kaito
y Mio pasaré la eternidad aquí sola... sin ellos...>> Akame
empezó a marearse al intentar imaginar las magnitudes
del infinito. Agitó la cabeza y cambió de tema. - ¿Tú cómo
moriste? - Akame se sintió más que hundida, pero estaba
contenta de que Mary y ella se estuviesen sincerando. Era
una buena señal. Eso no quitaba que estuviera
horrorizada.

- En un bombardeo. Cuando Hitler llegó al poder me


refugié en Estados Unidos y trabajé para los aliados. Mis
abuelos eran judíos, así que no tuve más remedio... En
territorio alemán, nos descubrieron y nos atacaron, pero
de eso hace mucho tiempo ya... - Mary recordó con cierta
añoranza su pasado.

- Así que llevas aquí desde hace setenta y un años... Lo


siento... - Akame pensó en lo duro que habría sido para
Mary vivir en la Segunda Guerra Mundial. Enseguida
comprendió el extraño resentimiento que Mary había
mostrado anteriormente.
113
- Lo siento... Bueno, dejémonos de tonterías.
¡Transpórtate a la dimensión 1 y luego vuelve aquí!
Recuerda que también puedes viajar en el tiempo y que
lo que hagas repercutirá al futuro y al presente de la
Dimensión 1. Recuerda también que puedes permanecer
en un estado intermedio entre la Dimensión 1 y la
Dimensión 2 para que no te vea nadie, como cuando
perdiste el control. Puedes influir en la mente de los
demás separando tu energía mental de tu cuerpo, como
hemos averiguado, y si te encuentras en "el estado
intermedio" puedes atravesar objetos. ¿Preparada? -
Mary corrió a coger su libreta. También cogió unas gafas
protectoras y se las puso por encima de sus gafas de ver.

- Eso creo... - Akame pensó en lo que podía hacer.


<<Podría volver al pasado para avisar a Scott...>> Sabía
que como se estaba estabilizando dimensionalmente no
tendría muchas más oportunidades de viajar en el tiempo.

II

Akame cogió su chaqueta y se la puso. Después cerró los


ojos y se concentró como había aprendido. Akame sintió
que una energía inmensa corría por su cuerpo y, al abrir
los ojos, se encontró en el pasillo principal de la zona
psiquiátrica de la prisión. La alarma aún estaba sonando
y la enfermera seguía tirada en el suelo inconsciente. El
interruptor de la alarma parpadeaba e iluminaba el lugar.
114
Akame había viajado siete días al pasado y se encontraba
pocos instantes después de haber matado a los dos
hombres.

- Genial... - Akame miró su reflejo en la ventana de la


puerta de uno de los despachos del pasillo. Su cuerpo
estaba ensangrentado y llevaba el camisón que Kaito le
había regalado hecho trizas. Akame oyó que alguien se
acercaba y entró corriendo en el despacho más cercano.
Sobre la puerta del despacho había un cartel que
decía: Documentos y archivos relacionados con los
presos. Akame observó a través de la ventana de la
puerta.

Tres guardias entraron corriendo por la entrada principal


del pasillo y se dirigieron hacia donde estaba la
enfermera. Dos guardias la cogieron en brazos y la
sacaron de allí. El otro guardia se acercó a la habitación
donde se encontraban los cadáveres y cuando los vio
salió corriendo a avisar a sus compañeros. Akame
escuchó cómo los guardias cerraban la puerta del pasillo.
Después se escuchó el sonido del ascensor exterior.

Akame se dio la vuelta y comenzó a inspeccionar la


habitación. Al fondo a la derecha había tres ficheros, en
frente había una pequeña estantería y en medio de la
habitación había una mesa con cuatro sillas. Akame se
acercó rápidamente al fichero y se puso a rebuscar en los
115
cajones. <<Debería haber una copia del expediente en
alguna parte...>> Akame sacó varios archivadores y los
puso sobre la mesa. Después se sentó en una de las sillas
y comenzó a leerlos rápidamente. Después de unos
minutos encontró lo que buscaba. << ¡Aquí está, el
archivo con el expediente de los tres hombres que
dispararon a Kaito y a Mio y... el archivo de la familia!
Supongo que los tienen aquí para poder juntarlos con el
expediente de los tres hombres que me tiraron a la
carretera... Aunque muertos ya no sirven de mucho...>>

De repente, volvió a oírse el ascensor y Akame se levantó


sobresaltada. Se acercó corriendo a la puerta y se quedó
observando. Oyó que los guardias hablaban con alguien
y después sonó la cerradura de la puerta. Los dos agentes
compañeros de Scott, ya conocidos por Akame, entraron
con las pistolas desenfundadas y recorrieron el pasillo
entero cautelosamente abriendo las puertas de todos los
despachos a medida que avanzaban. Estaba claro que no
se fiaban de nada. Detrás iba Scott observando a su
alrededor. << ¡Scott! >> Akame se alegró de verle. El
agente más joven se dispuso a abrir el despacho donde
se encontraba Akame y ella se echó hacia atrás
rápidamente. La puerta se abrió, pero Akame se
transportó al "espacio intermedio", donde las
probabilidades de su existencia dimensional estaban
equilibradas, y no la vieron.

116
<<No sé por qué me sorprende...>> Pensó Akame
mientras permanecía inmóvil. Los agentes y Scott se
dirigieron hacia la habitación de retención en cuestión y
Akame pudo escuchar cómo sus estómagos se revolvían
al ver los cadáveres. <<Tengo que hacer algo... Tengo
que dejar una pista...>> Akame empezó a dar vueltas por
la habitación como una loca buscando algo que sirviera
como pista. Después de un rato, miró el suelo, la mesa y
el fichero y se dio cuenta de que había llenado la
habitación de huellas rojas con su sangre. Akame se miró
las manos y se dirigió a la pared más cercana. Tuvo que
mover la estantería cuidadosamente para dejar la pista en
un lugar no excesivamente escondido. Una vez
desplazada la estantería, comenzó a escribir el número
del portal de su edificio en la pared con la sangre de su
mano. <<123, creo que esto bastará. Scott, espero que lo
veas... Tienes que encontrar los documentos de
Kaito...>> Akame volvió a colocar la estantería
rápidamente sin pegarla demasiado a la pared e hizo un
poco de ruido sin querer. Akame se asomó al pasillo e
hizo un poco de ruido con la puerta para llamar la
atención. Los tres hombres miraron hacia allí extrañados,
Akame se volvió a esconder dentro y permaneció quieta.
Scott corrió hacia allí.

La presencia de Akame alteraba magnéticamente el


ambiente, por lo que la bombilla de la habitación comenzó
a parpadear y eso llamó la atención de Scott. Scott entró
117
y vio en el suelo las huellas que Akame había dejado. Se
agachó para verlas detenidamente y después se levantó
y se giró disponiéndose a salir de allí. Akame cerró los
ojos y se transportó a la Dimensión 1. Eso hizo que la
bombilla se fundiera. Scott se dio la vuelta sorprendido.
Akame se dirigió hacia él para intentar hablarle, pero Scott
se asustó y retrocedió hasta chocar con la pared que tenía
detrás. Akame se siguió acercando y, justo cuando estaba
a punto de chocar con él, Scott cerró los ojos.

III

Scott, Sera y Norton se juntaron corriendo por los pasillos


de la prisión. Al sonar la alarma, se habían dirigido
inmediatamente hacia la zona psiquiátrica para vigilar a
los mafiosos. Al avanzar por los pasillos hasta el ascensor
habían sido informados de que algo había ocurrido en la
sala psiquiátrica y ellos se temieron lo peor. Al bajar en el
ascensor se habían encontrado con que tres guardias
habían sacado a una enfermera de la zona. Ésta se
encontraba en estado de shock y no paraba de delirar.
Los guardias les informaron sobre lo ocurrido y después,
ellos mismos entraron a ver lo que había pasado.

- Por lo que han dicho, la enfermera dice que vio cómo


sus cuerpos eran desmembrados por una mujer. Al
parecer, la mujer coincide con las características físicas
de Akame Ayuzawa... Caballeros, yo no soy
118
supersticioso, ni creo en fantasmas, ni en gilipolleces de
este tipo, pero creo que nos enfrentamos a algo que se
sale de nuestras manos... - Sera habló preocupado
mientras entraban al pasillo principal de la zona
psiquiátrica. Los guardias cerraron la puerta a sus
espaldas y se quedaron fuera.

Norton y Sera se movieron sigilosamente con sus armas


mientras llegaban hasta el fondo del pasillo, donde se
encontraba la habitación de los mafiosos. Scott les siguió
de cerca. Al llegar a la habitación, que se encontraba en
uno de los lados de un enorme recibidor, vieron los
cristales salpicados con sangre desde dentro y tragaron
saliva. Por el suelo había huellas humanas que habían
sido dejadas por alguien que, por lo que parecía, habría
ido a bañarse a un lago de sangre. Inspeccionando el
recibidor, Norton se fijó en el botón de emergencias. Tenía
la huella de una mano, también sangrienta. Sera abrió la
puerta de la habitación y, al ver los cadáveres, cerró los
ojos y giró la cabeza.

- Aquí Sera a central. Traigan fregonas y perfume aquí


abajo y limpien esta porquería... - Sera informó por su
Walkie-Talkie.

- ¿Crees en fantasmas, Inspector? Yo antes no... - Norton


se dirigió a Sera con aspecto preocupado y pensativo.

119
- Y... ¿ahora qué hacemos? - Scott estaba asustado por
la aparente existencia de un fantasma. Lo que le
preocupaba era que no era una fantasma cualquiera, sino
el fantasma de su amiga.

- Bueno, siendo optimistas y... sin pensar que todos


podemos estar locos... creo que para empezar
deberíamos ocultar esto a la prensa y, dando por hecho
la posible existencia de una Akame Ayuzawa que ha
venido cabreada desde el otro mundo, creo que lo mejor
es no meternos con los mafiosos de momento. Esta
próxima semana deberíamos acabar el papeleo y
prepararnos antes de hacer nada. - James Sera habló
intentando no sacar conclusiones precipitadas.

- ¿Piensas que ha sido una venganza? - Norton


inspeccionó el suelo del lugar.

- En este momento no se me ocurre otra posible causa


para los sucesos que han ocurrido últimamente... - Sera
metió las manos en los bolsillos de su chaqueta de piel.
De repente se oyó el ruido de una puerta abriéndose y
cerrándose. Los tres se quedaron extrañados.

- Iré a ver... - Scott se dirigió al pasillo en busca de la


puerta misteriosa.

120
El abogado anduvo por los pasillos algo nervioso. De vez
en cuando, el sonido se repetía y él se sobresaltaba
intentando pensar en algo que no fueran sus amigos
muertos. De repente, se fijó en una habitación cuya luz
parpadeaba, como si los fluorescentes estuvieran
estropeados. Scott entró y vio en el suelo unas manchas
de sangre. Se agachó para observarlas y vio que tenían
forma de pie. Se levantó rápidamente y se dispuso a
volver para contárselo a sus compañeros. Cuando se
encontraba atravesando la puerta, se escuchó un
chisporroteo. El Abogado paró en seco y se dio la vuelta.

Akame estaba detrás de él. Ella le miró fijamente. Los


latidos del corazón del abogado se aceleraron hasta que
Scott pensó que iba a sufrir un ataque. << ¿¡Akame!? ¡No
puede ser!>> Akame caminó hacia él. El Abogado
retrocedió y chocó contra la pared que había a su espalda.
Akame siguió acercándose. Scott estaba nervioso y no
sabía qué hacer. Miró fijamente al fantasma de Akame
Ayuzawa esperando clemencia. Intentó vocalizar algunas
palabras, pero tenía un nudo en la garganta. Cuando
Akame estuvo a punto de chocar contra él, desapareció
en una nube de color rojizo. Scott abrió los ojos y, al
comprobar que seguía de una pieza, permaneció sentado
en el suelo recuperando el pulso. Temblaba tanto que,
aunque hubiese querido, no se habría podido levantar.

121
Sera y Norton continuaban examinando la zona donde
estaban los cadáveres. Norton se había atrevido a entrar
junto con James y ambos estaban dentro de la habitación
con los cuerpos de los dos hombres. Sera toqueteaba el
cuerpo del hombre del puro con su pistola mientras
escuchaba a Norton, que hablaba alterado.

- ¡Mierda! ¿¡Qué vamos a contar a las autoridades


ahora!? - El Comisario estaba que trinaba. La situación
era de lo más escalofriante y absurda.

- Nosotros somos las autoridades. - Sera habló con


seguridad mientras se encendía un cigarro. Guardó su
pistola, pero continuó agachado observando el cuerpo
ensangrentado y sin columna vertebral.

- ¡Si, pero también somos los que nos tragamos toda la


mierda! ¡No fumes aquí, por Dios! - El Comisario sabía
que James era un hombre inteligente, pero seguía sin
contagiarse de su carácter seguro.

- Tranquilo, no tiene por qué enterarse nadie aún... - Sera


no hizo caso a Norton y comenzó a fumar junto al cadáver.
Realmente tenía cierta repulsión personal hacia los
mafiosos. Al igual que la mayoría de agentes de
Soya'Rhöw, él tenía su propio pasado oscuro.

122
- Claro. ¿Pero que decimos en el informe? - John suspiró
intentando calmarse. Sera se levantó pensando en la
pregunta de Norton.

- El informe ahora es lo de menos. Además, ni si quiera


estamos seguros de lo que ha pasado. ¿Un fantasma?
Claro, ¿cómo no? ¡En el mejor de los casos, suponiendo
que haya sido una Akame Ayuzawa del otro mundo,
traerán a los caza fantasmas o al tipo japonés ese del
programa "Deseos del inframundo"! - Sera se levantó y
elevó el tono algo estresado por el sinsentido del caso.

- Bueno, entonces ¿qué hacemos? - Norton se relajó.


Sabía que nadie metería las narices en el asunto mientras
él lo llevara personalmente.

- Creo que lo mejor sería seguir los procedimientos


habituales con total normalidad. Después de esto no hay
que precipitarse. - James se rascó la barba sin afeitar y
miró a Norton.

- Deberíamos echarle un ojo a las grabaciones del


interrogatorio, seguramente podamos averiguar algo... -
Norton se frotó el bigote intentando aclararse las ideas y
pensando en una buena historia que contarle al director
de la prisión.

123
- Por cierto ¿dónde está nuestro amigo Scott? - James
cayó en la ausencia de Scott con sorpresa. Ambos se
intrigaron y salieron rápidamente de la habitación para
buscarle. Corrieron por el pasillo y enseguida se
encontraron con el abogado. Estaba apoyado en la pared
encendiéndose un cigarro. Tenía la ropa manchada de
sangre. Sera y Norton se preocuparon por su apariencia
confusa y asustada.

- ¿Te encuentras bien? - Norton se acercó a él. Intuyó que


acababa de pasar algo extraño en aquel pasillo.

- Si... sí, estoy bien. - Scott había conseguido levantarse


temblando. James y John le observaron expectantes.

- ¿Has encontrado algo...? - Sera examinó las ropas


manchadas del abogado con algo de sospecha.

- La he visto, Inspector - Norton y Sera se miraron helados


por la afirmación de Scott. - He visto a Akame Ayuzawa y
ella me ha mirado a los ojos... - Scott Se sacó el cigarro
de la boca con la mano temblorosa. - Se acercó a mí y
después desapareció. - James y John suspiraron y
parecieron relajarse ligeramente, aunque solo en
apariencia.

- Definitivamente esto está fuera de nuestro alcance... -


Norton se dio la vuelta mirando a la habitación abierta.
124
- He encontrado huellas y marcas en esa habitación.
Deberíamos echar un vistazo. - Scott se incorporó con un
ligero tembleque y se metió el cigarro en la boca de
nuevo. Entraron en la sala. La luz volvía a funcionar
correctamente, salvo la bombilla fundida. El suelo estaba
lleno de huellas rojas con forma de pie y las paredes
estaban llenas de marcas con forma de mano. Los
papeles de la mesa estaban manchados ligeramente de
sangre y también el respaldo de una de las sillas.

- Parece que los muertos también leen. - Sera bromeó. -


Son los expedientes de los dos detenidos y el de toda la
familia Ayuzawa. - Comprobó los documentos. Él mismo
los había traído hasta la zona psiquiátrica hacía no mucho
rato.

- Parece que hubiera estado investigando su propio caso


por nosotros... - Norton comprobó una mancha de sangre
que había tras una estantería. - ¡Scott, ayúdame!

- ¿Qué ocurre? - Scott se acercó a la estantería.

- ¿Qué le parece esto? - Norton señaló la mancha.

- Parece... un número. El número uno. ¿Tú qué opinas,


James? - Scott se dirigió a Sera y este se acercó
rápidamente.

125
- El número uno... ¡Quitemos la estantería! - James miró
a John. Este asintió con la cabeza. Los tres cogieron la
estantería y la movieron para ver lo que había detrás.
Cuando comprobaron el resto de la mancha se quedaron
alucinados.

- ¿¡123!? - Norton se quedó con la boca abierta.

- Ella lo escribió... para nosotros... - Sera habló con


creciente convicción.

- ¿Alguna idea de lo que puede significar? - Norton se


dirigió a Scott. Sabía que, de los tres, él era, con mucho,
el que más sabía acerca de los Ayuzawa.

- Es el número del edificio de los Ayuzawa... - Scott estaba


tan sorprendido que no daba crédito a lo que estaba
pasando. ¡El fantasma de Akame Ayuzawa les estaba
Ayudando! O al menos eso parecía. - Número 123 de la
Avenida Dengel... - Los tres salieron corriendo de allí con
la esperanza de encontrar algo interesante en la casa de
los Ayuzawa.

IV

- Adiós, Scott... - Akame atravesó a Scott manchándole


de sangre, cerró los ojos y viajó hasta el laboratorio de
Mary a siete días después de distancia en el tiempo.
126
Akame apareció delante de Mary y cayó al suelo agotada
por el viaje.

- ¿Estás bien? - Mary corrió hacia ella y la ayudó a


levantarse.

- Sí. Estoy... un poco... cansada... - Akame se incorporó y


respiró hondo mientras se quitaba la chaqueta y la
lanzaba sobre la camilla de nuevo.

- Los viajes en el tiempo consumen mucha energía.


Deberías saberlo, señorita científica. Pero lo siento, se me
había olvidado recordarte que puedes transportarte
siguiendo la energía mental de personas conocidas para
cansarte menos. Aunque creo que ya no volverás a poder
viajar en el tiempo, te has estabilizado demasiado, sería
peligroso. - Mary se quitó las gafas protectoras y escribió
en su libreta.

- Lo sé, lo sé. No pasa nada. Lo recordaré... - Akame se


quitó el sudor de la frente con la mano y suspiró cansada.

- ¿Has hecho lo que querías hacer? - Mary preguntó a


Akame con curiosidad.

- Sí, más o menos... - Akame desearía haber podido hacer


algo más, pero no había tenido mucho tiempo. Estaba
dispuesta a regresar a la Dimensión 1 en cuanto pudiese.
127
Me alegro. - Mary sonrió y después cambió de tema. - Que
sepas que los experimentos están progresando
increíblemente bien.

¿Y eso es bueno? - <<Espero que sí. Así podré largarme


de aquí cuanto antes...>> Akame había empezado a
coger cariño a Mary, pero seguía sin saber nada de aquel
mundo en el que se encontraba. Tampoco le hacía
ninguna gracia que la tratase como a una rata de
laboratorio. Akame no había olvidado en ningún instante
sus objetivos. Mary empezó a reírse por la respuesta de
Akame y Akame comenzó a reírse también, intentando
hacer que su humor no fuera tan áspero.

128
Capítulo 10º

El silencio dominaba el ambiente y, a pesar de que no


corría ni una brizna de aire por los pasillos, el frío se
percibía claramente. Akame se despertó de golpe, con las
sábanas empapadas, y se sentó en el borde de la cama.
Estaba en ropa interior, como todas las noches. No tenía
más ropa que la que Mary le había dado y tenía que
aguantar el frío cada noche. Cada día, Mary mandaba
lavar la ropa de Akame y, de madrugada, alguien
desconocido se la dejaba envuelta en un plástico junto a
la puerta de su habitación.

La gélida temperatura del lugar se anulaba con el calor


corporal de Akame, que no hacía más que tener
pesadillas. Eso cuando conseguía dormirse. El resto del
tiempo lo pasaba dando vueltas en la dura cama,
pensando en sus seres queridos. Seguía teniendo la
cabeza algo distraída.

Mary le había enseñado el piso superior el primer día que


estuvo en el laboratorio. El pasillo donde se encontraba el
ascensor estaba ocupado por oficinas, los dos pasillos
perpendiculares, a la derechera y a la izquierda, estaban
especialmente diseñados para el trabajo de laboratorio, y

129
el último pasillo, justo al otro lado del cuadrado, eran
habitaciones para alojar a los trabajadores. Como nunca
había nadie allí, Mary permitió que Akame durmiera en
una de las habitaciones de forma temporal.

Durante la noche, Akame tenía sueños recurrentes y


tormentosos y siempre se despertaba inesperadamente
de madrugada, como aquel día, el día en el que la
secuestraron. Cada día se levantaba sobresaltada,
pensando en que la iban a raptar de nuevo. Se sentía
sola, no solo porque en aquel lugar no hubiera ningún ser
vivo con el que interaccionar, sino porque estaba sola
ante un mundo totalmente desconocido. Akame pensó en
su ciudad y en su hogar, y recordó la pista que había
dejado para Scott la última vez que le vio.

Akame encendió la lámpara de noche que había junto a


su cama y se puso de pie. Cogió una bata de laboratorio
que había en el pequeño sillón, junto a la cama, y se la
puso. Salió de la habitación y anduvo por el pasillo
mientras se despejaba la mente. La luz de la planta entera
estaba apagada, pero aquella acosadora luz verdosa que
nunca se apagaba entraba por las ventanas desde el
primer piso. Al asomarse por el ventanal, observó la sala
de trabajo de Mary desde arriba. El ordenador también
estaba encendido, pero no había nadie abajo. Akame
continuó por el pasillo hasta que llegó al ala oeste de
laboratorios. Al llegar se encontró con que en la puerta
130
había un lector de huellas dactilares que estaba
iluminado. Akame se acercó y puso su mano. Un rayo de
luz escaneó su mano de arriba a abajo y después emitió
un sonido agresivo que, Akame dedujo, era una respuesta
negativa.

Akame miró a su alrededor y después cerró los ojos para


concentrarse. Avanzó y traspasó la puerta. Al otro lado se
encontraba el pasillo, a cuya izquierda se encontraba el
enorme laboratorio. Akame no prestó mucha atención y
avanzó rápidamente hasta el otro lado. Atravesó también
la puerta y llegó hasta el pasillo norte, donde estaban las
oficinas. Se dirigió al ascensor y pulsó el botón luminoso.
El ascensor subió enseguida y Akame entró. El aparato
era realmente grande, al menos de tres por tres metros o
más. El ascensor bajó y Akame salió a la planta baja.
Akame se dirigió hacia el ordenador con curiosidad. Por
alguna razón, esa sala le resultaba más acogedora que el
resto del edificio. <<Me habré acostumbrado a las
camillas...>> Pensó con una sonrisa, aunque la atmósfera
tétrica de la sala seguía poniéndole los pelos de punta.
Estaba comenzando a hartarse del sitio.

- Veo que no soy la única que no puede dormir... - La voz


de Mary sonó lejana. Akame se dio la vuelta. Mary estaba
apoyada en el depósito en la esquina de la pared a la
derecha del ascensor.

131
- Me desperté de repente... - Akame contestó a Mary con
una pequeña sonrisa y se frotó los ojos legañosos. Mary
se acercó a Akame. En la mano tenía una taza de café,
negro como el petróleo.

- Estaba pensando en ti y no podía pegar ojo... - Mary dio


un sorbo a su taza de café y guiñó el ojo a Akame.

- Me lo tomaré como un cumplido... - Akame contestó


arqueando una ceja y con una sonrisa aún más grande.
Mary se rio por la respuesta de Akame.

- He descubierto algo... - Mary se dirigió al ordenador e


indicó a Akame que la siguiera.

- Ilumíname... - Akame siguió a Mary hasta la enorme


pantalla. De alguna forma, estaba expectante por conocer
sus progresos y cualquier otra información que Mary
pudiera darle. Mary dejó el café sobre el teclado y se
sentó en la silla giratoria mirando a Akame.

- ¿No tienes frío? - Mary miró a Akame. Iba con la bata


desabrochada y solo llevaba su ropa interior. Iba
descalza. Mary tuvo frío solo de mirarla.

- Ahora no tengo tiempo para tener frío... - Akame


contestó seria y con un tono algo seco.

132
- Si tú lo dices... Bueno, como te estaba diciendo, he
descubierto algo. Haciendo un análisis de los datos que
hemos recogido estos días he llegado a la conclusión de
que te estás estabilizando definitivamente. - Mary dio un
sorbo a su amargo café.

- Ya era hora... - Akame se cruzó de brazos y suspiró


aliviada por la noticia.

- Pero no solo eso, estás perdiendo algunas de tus


"habilidades". - Mary comilleó con los dedos. - Según mis
análisis, ya no vas a poder viajar en el tiempo ni atravesar
objetos, y transportarte te va a costar más energía
porque...

- ... solo soy un túnel entre dos dimensiones y, cuando mi


energía mental se estabilice totalmente con mi cuerpo,
volveré a tener las mismas propiedades físicas que antes,
o al menos las que tengo ahora. Y por eso solo podré
viajar de una dimensión a otra, porque ya estoy en las dos
a la vez y al mismo tiempo no estoy en ninguna... - Akame
completó la frase de Mary. Mary sonrió.

- Veo que has hecho los deberes... Aunque me apostaría


lo que sea para comprobar que, si estoy en lo cierto, tus
capacidades van a verse incrementadas aún más en
pocos días. - Mary se quitó las gafas y las frotó con su
bata.
133
- Es lo mínimo que puedo hacer... ¿Capacidades? Creía
que eso ya estaba solucionado... - Akame se miró las
manos y apretó los puños. Sabía que su fuerza y
velocidad se habían incrementado, pero no esperaba que
aquello le sirviera para mucho. Ella solo quería recuperar
su vida.

- Si, pero como ya no estas ligada a ninguna de las


dimensiones totalmente, tampoco estas ligada a sus
leyes... - Mary dio un sorbo a su café, se colocó las gafas
y miró a Akame seriamente. - He estado pensando... y
creo que puedo llevarte hasta tu nueva casa... Señorita
Duquesa. - Mary sabía que a Akame le agradaría la
noticia. Sus órdenes eran claras y, como no podía
retenerla allí eternamente, la habían asignado un nuevo
trabajo que hacer. A Mary no le gustaba aquello, pero no
le quedaba más remedio.

- ¿¡En serio!? ¡Sería genial! - Akame se abalanzó sobre


Mary y le dio un fuerte abrazo. Mary la abrazó y miró para
otro lado.

- Pero después volveremos aquí ¿De acuerdo? - Akame


asintió. - De hecho... podemos hacer un pequeño
experimento... He recibido unas lecturas extrañas... -
Mary intentó no pensar en ello.

134
- ¿Qué clase de lecturas? - Akame estaba intrigada y
emocionada.

- Lecturas que indicaban dos fuentes de energía


dimensional. Creo que provenían de la Dimensión 0, pero
no he encontrado un camino exacto hacia ellas. Creo que
se trata de dos personas muertas que no han encontrado
el camino hasta la Dimensión 2... - Mary sabía que
después de aquello, ya no habría nada que detuviese a
Akame. Se alegró de que así fuera.

- ¿¡Crees que podría tratarse de mi familia!? - Akame se


sorprendió aún más y sonrió esperanzada.

- No estoy segura, pero podemos intentar localizarlas y


traerlas hasta aquí. Ese es el experimento del que te
estaba hablando... Así podremos probar alguna de mis
nuevas hipótesis... - En realidad aquella parte del plan no
entraba dentro del experimento, pero Mary sintió que
debía hacerlo.

- ¡Pues vamos! ¡puede que sea la única oportunidad que


tenga de encontrarlos! - Akame estaba más que contenta
por las noticias. ¡Iba a salvar a su familia!

- Muy bien, voy a preparar el teletransporte. Vístete ¿No


pensarías salir fuera en ropa interior? - Akame se rio y
salió corriendo hacia el ascensor. - ¡Tu ropa limpia está
135
donde siempre! - Mary quiso avisar a Akame, pero ella ya
había desaparecido. Akame volvió pocos minutos
después con su ropa de DUE y se quedó sorprendida al
ver que Mary no se había movido de allí.

- ¿Y el teletransporte? - Miró extrañada a Mary mientras


se dirigía hacia ella. Mary levantó levemente la mano
mostrando un aparato que tenía forma de mando de
televisión, solo que era un poco más grande y tenía una
antena y una pequeña pantalla. - ¿Eso es un
teletransporte? - Akame lo observó sin mucha confianza.

- ¡Ten Fe, Señorita Duquesa! ¡Ten Fe! - Mary agarró a


Akame de la mano y se pegó a ella. Sacó la antena del
aparato, pulsó algunos botones y Akame sintió un leve
mareo. Un segundo después se encontraban en el
exterior. La luz azulada que traspasaba las nubes negras
que cubrían todo el cielo cegó a Akame por unos
instantes. Cuando su vista se adaptó, pudo reconocer los
extraños prados rojos que se extendían hasta el
horizonte. Vio árboles de troncos negros y hojas rojizas y
también arbustos de colores morados que emergían de la
espesa hierba roja. Soplaba un viento áspero y caliente,
al principio le costó respirar con normalidad.

- Tranquila, te acostumbrarás. Mira, allí está tu nuevo


hogar. - Mary señaló una casa de campo que se

136
encontraba a cierta distancia de allí, en medio del prado,
pero no muy lejos.

- ¿Por qué todo es...? - Akame observó a su alrededor


desorientada. Había estado en "el espacio intermedio"
antes y había visto los prados, pero nunca había estado
en el exterior, en la Dimensión 2, como tal.

- ¿Rojo? ¿Las nubes negras? ¿La luz? ¿El aire? Bueno,


aquí las cosas no son como las conocíamos en nuestro
mundo. Verás, en esta atmósfera hay una cantidad muy
elevada de gases, de ozono, de ácidos... que se mezclan
con el vapor en las nubes. Esta atmósfera no deja pasar
las radiaciones verdes y azules con facilidad, por lo que
la luz que nos llega es algo especial. Además, las plantas
usan pigmentos especializados para este tipo de luz. Por
otro lado, la temperatura media del planeta es de unos
veinte grados Celsius. Afortunadamente, en las ocho
estaciones húmedas que tenemos, llueve en gran
cantidad. La pega es que, con el calor, el agua se evapora
muy rápido y el aire está muy seco. La contaminación no
es un problema, al menos en las ciudades. Este es
nuestro mundo de forma resumida... - Akame escuchó
atentamente a las explicaciones de Mary mientras sentía
un ardor desagradable en la garganta.

- Tardaré en acostumbrarme a esto... - Akame tosió de


forma nerviosa.
137
- Vamos, no perdamos el tiempo. Ya está amaneciendo...
No pueden vernos aquí... - Mary siguió dándole vueltas a
sus órdenes y a su plan personal. Las dos avanzaron por
el prado en dirección hacia la casa. Akame no dejó de
mirar a su alrededor fascinada.

- ¿Se puede viajar a las otras dimensiones? - Akame


preguntó con curiosidad. Mary la miró con una sonrisa.
Había esperado que Akame hiciera esa pregunta en
cualquier momento.

- ¡Por supuesto! Bueno, en realidad solo podemos hacerlo


los miembros de DUE y del Gobierno. Nadie más conoce
ni tiene los medios para hacerlo... - Mary sabía que había
excepciones para todo.

- ¿Y cómo podéis hacerlo exactamente? - Akame observó


un extraño animal volador de color blanco que surcaba el
cielo bajo las nubes. << ¿Qué demonios es eso?>>

- Con un aparato que hemos construido: el Generador de


Grietas. También puedes llamarlo teletransporte. - Mary
levantó el extraño aparato que aún llevaba en la mano.

- ¿Cómo funciona? - Akame estaba ansiosa por conocer


la tecnología de aquella dimensión. Estaba segura de que
era mucho más avanzada que la de la Dimensión 2.

138
- Después de años de duro trabajo, hemos descubierto
una forma de generar grietas en el tejido espaciotemporal
usando diferentes radiaciones y ondas
electromagnéticas. Cada portal lo abrimos con dos
radiaciones, una de frecuencia equivalente a la de los
túneles interdimensionales, como la tuya, y otra
equivalente a la de la materia de las grietas que hemos
captado de cada dimensión. Un proceso complejo... -
Mary guardó el aparato en un bolsillo de su bata.

- Ya veo... - Akame se frotó la barbilla y pensó en lo que


Mary acababa de decir.

- Lo increíble es que, como acabo de mencionar, esas


ondas se pueden materializar y parecen fluidos, aunque
no lo son. Solo son existencias paradójicas
dimensionales, como tú. Realmente no sabemos lo que
son, pero hemos llegado a conclusión de que podría
tratarse de... las "esencias puras" de cada dimensión. La
de la Dimensión 2 es roja, la de la Dimensión 3 es azul, la
de la Dimensión 0 es blanca, y la de la Dimensión 1 es
negra. Aunque no tenemos muchos teletransportes para
la Dimensión 3... En realidad, ninguno. Lo perdimos en un
incidente. - Mary recordó el incidente y suspiró.

- Y dices que nadie más conoce esto... - Akame se quedó


pensativa un momento y paró en seco frente a la gran
casa blanquecina que tenía delante.
139
- Eso es... ¿Te preocupa algo? -. Mary se dio la vuelta
hacia Akame.

- En uno de los sitios donde estuve cuando perdí el


control, creo que vi materia de color verde... - Akame
habló con confusión intentando recordar.

- ¿Estás segura? - Mary se acercó extrañada. Aquellas


declaraciones eran inquietantes.

- Totalmente... No sé si estaba en la Dimensión 2 como


tal, la vi en "el espacio intermedio". - Akame explicó lo que
había visto sin prestar mucha atención a la casa.

- Esto es extraño... - Mary se quedó pensativa durante


unos instantes. – Bueno, ya lo investigaremos. ¡Ahora,
bienvenida a tu nuevo hogar! - Akame levantó la vista y
se sorprendió al ver las dimensiones de la casa.

Tenía dos pisos y un porche en la entrada. En el segundo


piso tenía una terraza que recorría todo el borde del piso
por fuera y tenía un tejado picudo de color cobrizo y de
aspecto típico japonés. Ambas se acercaron a la entrada.
La puerta era doble y estaba hecha de un metal oscuro.
Tenía unos tres metros de altura y tenía grabados por
encima los símbolos del Ying y el Yang y los ideogramas
japoneses de "paz" y "amigo". A cada lado había dos
grandes ventanales con vidrieras de colores y con figuras
140
mitológicas de Japón. Las columnas que sostenían el
techo del porche tenían grabado el ideograma de "casa".
Toda la construcción estaba hecha de una extraña
madera blanquecina de aspecto metálico o artificial y llena
de remaches.

Akame subió las escaleras del porche y tiró de los


agarradores de las puertas. Éstas se abrieron y una
montaña de polvo cayó de encima. La luz azulada entraba
por las ventanas de la casa e iluminaba su interior con una
atmósfera tétrica y mortecina. Akame entró y Mary la
siguió. Dentro, la casa parecía aún más grande. A cada
lado había tres ventanales como los de la entrada y justo
enfrente había unas imponentes escaleras de madera
que subían hasta la segunda planta. Había una gran
alfombra rojiza decorada también con símbolos
mitológicos japoneses. A cada lado de la alfombra había
tres columnas que llegaban hasta el techo.

En la planta baja, Akame divisó una puerta, a la izquierda


de la escalera. Entraron y se quedaron asombradas por
el tamaño de la habitación. Por esa puerta se llegaba a la
cocina, que ocupaba un tercio de la sala, y a la derecha
había un gran comedor con una larga mesa con al menos
doce sillas. Sobre la mesa aún había platos y comida
descompuesta que había fosilizado bajo el polvo. Justo
en el mismo lugar, pero en el lado derecho de la sala,

141
había otra puerta que llevaba de nuevo hasta el salón
principal. Salieron del comedor por ese lado.

<< ¡Kuso! ¡Voy a tener que limpiar toda esta


porquería...!>> Pensó Akame mientras giraba por el gran
salón hacia las escaleras. Al llegar, Akame acarició la
sucia barandilla dorada y observó el cuadro del Duque
Momoi que había en la pared del segundo piso. Akame
subió seguida por Mary y se dirigió al pasillo que ocupaba
el centro del piso superior.

Al fondo había un baño, a la derecha había tres


habitaciones grandes con una cama matrimonial en cada
una y a la izquierda había un salón con estanterías llenas
de libros, un sillón, tres sofás una mesita de cristal en
medio y una mesita con un tocadiscos junto a la puerta.
Akame volvió hasta la escalera y, antes de bajar, se dio
cuenta de que había otras dos puertas, una en el lado
derecho y otra en el izquierdo del hall del segundo piso,
que salían a la terraza. Akame se dirigió a la puerta de su
lado izquierdo y salió a la terraza. Se apoyó en la
barandilla oxidada y miró al horizonte buscando el fin de
los prados.

- Bonita casa. Había oído hablar del sitio, pero nunca


había venido a verlo en persona... - Mary se apoyó junto
a Akame.

142
- Un poco grande para una sola persona... - Akame
recordó a su familia.

- Puedo quedarme si quieres... - Dijo Mary con una


sonrisa. Akame la miró divertida. - Ven, quiero que veas
algo... - Mary entró al hall se dirigió hasta la puerta de
enfrente para salir al otro lado de la terraza. Al salir, Mary
señaló con la mano y Akame pudo ver una ciudad a lo
lejos.

- Qué es eso? - Akame miró impresionada hacia los


indicios de civilización.

- Soya'Rhöw 2. Así nos gusta llamarla. No se parece


mucho a la de Dimensión 1, pero es un lugar especial.
Imagínate todas las culturas de la historia conviviendo
juntas en un mismo sitio y al mismo tiempo... En el resto
del planeta es igual.

- Me gustaría visitarla... Yo vivía en Soya'Rhöw en la


Dimensión 1. Soya'Rhöw 2... Es curioso que haya
acabado aquí de nuevo después de mí no muerte...

- Akame sonrió irónicamente. Parecía que el destino la


ligaba a Soya'Rhöw estuviese donde estuviese.

- Lo harás, pero de momento centrémonos en el


experimento. Quiero que hagas algo, pero tendrás que
143
concentrarte al máximo. Voy a abrir un portal en la
frecuencia de la Dimensión 0 y quiero que intentes
comunicarte con quienquiera que haya allí dentro. - Mary
apoyó la espalda en la barandilla y miró a Akame con
seriedad.

- Lo intentaré, pero me gustaría hacer una pequeña


prueba antes... - Akame pensó en Scott y no pudo evitar
querer ayudarle. En la Dimensión 1 ya había pasado una
semana.

- Cómo quieras... Mientras tanto prepararé el Generador


de Grietas. - Mary sacó el aparato y lo observó pensativa.

Akame saltó por encima de la barandilla y cayó de pie


flexionando las piernas para amortiguar el golpe. El suelo
se agrietó bajo sus botas. Akame se alejó andando por el
prado pensativa. Al cabo de un rato llegó a una zona sin
hierba. El suelo era grisáceo y al pisar se formaban
pequeñas nubes de polvo arenoso. Akame dejó de
caminar y cerró los ojos para concentrarse mientras el
viento le azotaba la cara. Se transportó a la Dimensión 1,
a su propia casa. Apareció en el despacho de Kaito y
comenzó a dar vueltas por la habitación.

- Scott, Scott, Scott ¿Qué puedo dejarte como pista?


Espero que no hayas venido ya... - Akame intuía que
había llegado justo en el momento oportuno. Akame se
144
acercó a la ventana y miró la ciudad buscando algo de
consuelo. De repente se dio cuenta de su apariencia
fantasmagórica. - ¡Sangre! - Akame comenzó a escribir en
el cristal. - 56PEV, perfecto. Debería dejar algo más, para
que sepan que he sido yo... aunque no sé si servirá de
algo... - Akame se dio la vuelta pensativa y se dirigió a la
pared, quitó los cuadros y comenzó a dibujar. Dibujó una
casa en un prado y a tres personas que pretendían
representar a Kaito, a Mio y a ella misma. Cuando acabó,
se acercó a la ventana de nuevo y echó un último vistazo
a la ciudad. - Soya'Rhöw... Soya'Rhöw 1... -.

De repente se oyeron pasos en el pasillo. Akame no se


giró. Se limitó a permanecer inmóvil y se concentró en
comunicarse con quien quiera que estuviera allí. Al
principio le costó percibir la energía mental de las
personas que había en la casa, pero finalmente encontró
un camino entre todo un mar de energía para llegar a tres
mentes cercanas. La primera que encontró estaba detrás
de ella, justo en la puerta del estudio. Se llamaba James
Sera y era inspector. Estaba asustado, pero sentía que
debía cumplir con su deber y por eso estaba ayudando a
Scott. La acababa de ver y estaba aterrorizado. Akame se
divirtió por lo asustadizo que parecía. Instantes después,
percibió la mente de Scott y la de John Norton, el
Comisario de Soya'Rhöw 1, que también quería ayudar a
Scott. Scott había hablado de ellos multitud de veces y
Akame esperaba que cumplieran con su reputación.
145
Sintió que la energía de James se alejaba y ella salió de
su mente. <<Son ellos... Qué casualidad... ¿Será una
simple coincidencia...?>> Volvió a oír pisadas por el
pasillo y se transportó al "espacio intermedio". Los tres
hombres entraron en el despacho sin poder verla. Ella se
quedó observándolos. James estaba contándole a sus
compañeros que acababa de ver al fantasma de Akame
Ayuzawa y los tres estaban temblando de miedo.
Observaron el dibujo en la pared y se quedaron
asombrados. Después, John Norton giró la cabeza hacia
la ventana y vio lo que Akame había escrito en el cristal.

<<Chico listo... >> Pensó Akame mientras pasaba a


través de ellos y se dirigía fuera del despacho. Akame
permaneció en la puerta y siguió observándolos.

- Número 56 del puerto embarcadero Vihtswal... - Norton


dedujo el significado en seguida.

- Pero... eso son solo naves industriales... - Scott dudó,


aunque sabía que aquel lugar había servido de refugio a
la mafia en otras ocasiones.

- Un escondite perfecto, si eres traficante o si te busca la


policía en el mundo entero. - James intervino afirmando la
deducción de Norton. - Además, ya teníamos sospechas
sobre ello desde hace años...

146
- ¿Así que ahí se encuentran todos los mafiosos? - Scott
se mantuvo pensativo. Era lógico, sus actividades se
basaban en el negocio comercial internacional y el puerto
estaba justo al lado de los almacenes.

- Es muy arriesgado ir allí. Estará hasta arriba de esos


hijos de puta... - Norton se cruzó de brazos pensando en
sus anteriores altercados con la mafia del lugar.

- Quizás... - Sera comenzó a idear un plan.

- ¡No, es un suicidio! ¡Ni se te ocurra! - Norton saltó de


inmediato. Sabía que era una buena oportunidad, pero,
como Comisario, sabía que toda la responsabilidad
recaería sobre él.

- No hace falta que entremos... Podemos dar un rodeo y


sacar unas cuantas fotos... o poner cámaras. Así, al
menos, tendremos pruebas sólidas y podremos ir la
próxima vez con refuerzos y pillarlos desprevenidos.
Llevamos una semana entera organizando y leyendo
folletos y papeles sin sentido, deberíamos haber venido
aquí antes... Puede que sea nuestra mejor oportunidad...
- <<Tenemos que entrar como sea...>> Sera no sabía
cómo convencer a John Norton.

147
- Bueno, así podríamos preparar el golpe final de una
forma más segura. - Norton comenzó a entrar en razón,
aunque tenía que pensar en ello.

Akame se concentró y entró en la mente de Scott. Una


vez dentro, unió su energía mental con la del abogado y
le comenzó a transmitir todos los recuerdos que tenía de
lo que había pasado. Akame volvió a sentir cómo todos
sus sentimientos y emociones aparecían
simultáneamente. Akame se sintió bien. Su mente ya se
había estabilizado y podía controlar sus pensamientos
totalmente. <<Scott ¿Me oyes? Tenemos que hablar...>>
Akame se puso nerviosa y quiso transmitirle a Scott
demasiada información. Notó que la mente de Scott se
saturaba de información. Akame no había hecho aquello
anteriormente y no lo controlaba del todo. << ¡Kuso! Esto
no va bien... Tengo que dejar otra pista como sea...>>

- ¿Tú qué opinas, Scott? - Sera se dirigió a Scott. Scott se


mareó y cayó al suelo como un plomo. Sintió náuseas y
perdió el conocimiento.

- ¡Scott! - Norton gritó preocupado al ver que el abogado


caía como un muerto.

- ¿¡Scott!? - Sera cogió a Scott al vuelo y lo intentó dejar


en el suelo del despacho de Kaito suavemente. Norton se
agachó corriendo y comprobó su pulso y su respiración
148
- ¡Scott, respira! - Norton agitó a Scott intentando
despertarle.

Akame se dio cuenta de lo que estaba sucediendo. La


mente de una persona de la Dimensión 1 no estaba
preparada para percibir la energía dimensional de esa
forma tan directa por mucho tiempo. Akame se separó de
Scott y comenzó una materialización de emergencia en la
Dimensión 1 a través del cuerpo de su amigo como último
recurso. La camisa del abogado se empezó a manchar de
sangre y de su cuerpo empezó a surgir la figura de
Akame, que se fue elevando poco a poco. Akame surgió
atravesando el cuerpo inconsciente del abogado.

<<Scott, la hora de mi muerte... 00:47. Lo siento.


Volveremos a vernos...>>

Norton y Sera se echaron hacia atrás mirándola con una


mezcla de terror y sorpresa. Akame comenzó a andar
dejando un reguero de sangre y se dirigió hacia la ventana
del despacho de Kaito. Atravesó la ventana
transportándose al otro lado y saltó a la calle. <<Espero
que puedan diferenciar la hora escrita en la camisa de
Scott... Espero que Scott esté bien...>> Pensó mientras
caía por el hueco entre su edificio y el edificio de enfrente.
Akame se concentró y se transportó a la Dimensión 2.

149
Capítulo 11º
I

Akame volvió a la Dimensión 2 en aquel trozo de prado


sin hierba. Abrió los ojos y aspiró el ardiente aire. Akame
pensó en todo lo que había sucedido hasta ese momento
y se agobió. Después pensó en el inminente regreso de
Kaito y Mio y consiguió calmarse. Se sentó en el árido
suelo cruzando las piernas y comenzó a meditar. Mientras
vaciaba su mente escuchó el graznido de aquel extraño
animal volador que había visto de camino a la casa.
Permaneció allí durante casi una hora, acostumbrándose
al árido ambiente de la Dimensión 2. Mary llegó corriendo
rato después con el teletransporte en la mano. Akame la
escuchó trotando sobre la hierba y abrió los ojos.

- ¡Akame! - Mary parecía estar preocupada por algo.


Akame se levantó y caminó hacia ella.

- ¡Mary! ¿Qué ocurre? - Mary llegó exhausta y apoyó sus


manos en las rodillas mientras recuperaba el aliento. -
Parece que la edad te afecta... - Akame sonrió. Mary no
contestó y se colocó las gafas.

150
- Tenías razón. Alguien está utilizando portales de materia
interdimensional y es alguien externo a DUE. - El tono de
Mary mostraba su preocupación.

- ¿Cómo lo has averiguado? - Akame se sorprendió por la


noticia.

- Mientras estabas fuera, utilicé tu frecuencia para


seguirte la pista y asegurarme de que no te pasaba nada
y recibí otras lecturas poco después de que regresaras...
- Aquella era la parte del plan que Mary odiaba. Intentó no
ocultarle la información a Akame, pero tampoco podía
decírselo directamente.

- ¿Me estabas espiando? - Akame se extrañó de lo que


Mary acababa de decir.

- ¡No! ¿Por qué dices eso? Solo quería que volvieras sana
y salva... - Mary se sorprendió e intentó disimular. <<Muy
lista...>>

- Lo sé... Lo siento, no pretendía... da igual. Todavía estoy


algo paranoica... - Akame suspiró y se limpió el sudor de
la frente con la manga de la chaqueta.

- Tranquila... Bueno, como te estaba diciendo, he recibido


unas lecturas de energías similares a las de los portales
interdimensionales. Provenían de la Dimensión 1. Tengo
151
las coordenadas exactas del lugar. ¿Podrías acercarte y
echar un vistazo? Si alguien está abriendo portales
interdimensionales libremente debemos encontrarle y
detenerle a toda costa... - Mary estaba realmente
preocupada y confusa por las extrañas lecturas.

- ¿Y si encuentro al responsable? ¿Qué hago? - Akame


no comprendía cuál era su papel en aquella situación, no
era más que una cobaya, una cobaya con poderes
especiales.

- Trae a ese alguien si puedes. Toma, puede que lo


necesites ¿Sabrás usarlas? - Mary abrió su mochila y
sacó un cinturón rojo con dos fundas con pistolas. Akame
se horrorizó con la idea.

- No es la primera vez que cojo un arma... - Akame se


puso el cinturón, sacó las pistolas para verlas mejor y
luego las volvió a guardar. No quería usarlas, no quería
matar a nadie más, por lo que se negó a sí misma a
cogerlas de nuevo. <<No soy una asesina...>>

- Y... creo que es hora de probar algo... - Mary continuó


con las órdenes que debía cumplir, aunque se sentía
menos culpable. Akame se había dado cuenta de que
algo no iba bien. - Toma, esto es un transmisor. Si mis
predicciones son correctas, podrás hablar conmigo a
través de este aparato. La onda sónica viajará junto a ti.
152
Como eres un túnel interdimensional, será como si
estuvieras aquí. - Mary sacó del bolsillo de su chaqueta
una especie de micrófono auricular y se lo dio a Akame.

- ¿Cómo funciona? - Akame lo cogió y se lo colocó


alrededor de la oreja izquierda.

- Aprieta el botón y habla. Yo tengo otro. - Mary se retiró


el pelo y dejó ver que ella también llevaba puesto un
transmisor.

- ¿Crees que me dará tiempo a volver para interceptar a


Kaito y Mio? - Akame se preocupó por su familia de
nuevo.

- No te preocupes, lo conseguirás. - Mary sonrió.

- Entonces, adelante. - Akame no estaba muy convencida,


pero no tenía otra alternativa. Mary asintió con la cabeza
y se echó hacia atrás. Akame se colocó la chaqueta, que
se le estaba levantando con el viento, y apretó los puños.
Mary tecleó algunos botones del aparato y un rayo
energético de color negro salió proyectado hacia delante
desde la antena del aparato. Un portal dimensional se
abrió delante de Akame.

- Al otro lado está el lugar exacto. Cerraré el portal detrás


de ti. Vuelve por tu cuenta. - Mary elevó el tono. La
153
vibración del portal era muy fuerte y deformaba el tejido
dimensional de su alrededor, por lo que el sonido se
propagaba con dificultad. Akame observó el portal y
recordó la primera vez que estuvo en la Dimensión 0. Las
manchas que la absorbieron eran exactamente iguales.

- No me esperes despierta... - Akame se lanzó hacia el


portal y lo cruzó. Al otro lado del portal, Akame se quedó
sorprendida al ver que el lugar se trataba del hospital
donde ella había estado en coma, el mismo donde ella
trabajaba, el Hospital Central de Soya'Rhöw 1. El portal
se cerró a su espalda.

- Qué irónico... ¡Kuso! - Akame pensó en voz alta. <<Si no


me equivoco, estoy en el Edificio B, en la zona de
alojamiento de pacientes...>>

- ¿Se me oye? ¿Qué ocurre? - Mary habló a través del


transmisor. Se la escuchaba lejana, pero
sorprendentemente clara.

- Nada. Ya había estado aquí antes... - Akame observó a


su alrededor.

- ¡Vamos, no perdamos el tiempo!

Akame comenzó a andar por el pasillo. Las puertas de las


habitaciones estaban cerradas y el hospital parecía estar
154
algo vacío. Akame reconoció enseguida todo lo que le
rodeaba. Se encontraba en la segunda planta del Edificio
B. En cada planta había alrededor de cien habitaciones,
lo cual le daba una gran capacidad de alojamiento. <<El
Hospital Central de Soya'Rhöw 1... >>

Akame divisó algo extraño en las rendijas de la puerta de


una de las habitaciones, la N.º 200. Se acercó despacio
mientras intentaba descubrir lo que ocurría. Se agachó
justo al lado de la puerta y acercó la cabeza para ver
mejor. Una especie de líquido verdoso chorreaba por los
bordes de la puerta. Akame acarició uno de los bordes
con un dedo, el cual se impregnó con la sustancia. De
repente, la sustancia desapareció de su dedo como por
arte de magia y Akame se levantó bruscamente.

- Mary, creo que tenemos algo... Estoy en el Hospital


Central de Soya'Rhöw 1. He encontrado algo que creo
que puede ser materia dimensional. Voy a entrar en una
habitación. - Akame habló mientras apretaba el botón de
su transmisor.

- De acuerdo. Ten mucho cuidado. No sabemos lo que te


vas a encontrar.

- Entendido... - Akame se preparó para entrar. Giró con


cuidado el pomo de la puerta, pero estaba cerrada. Se

155
echó hacia atrás y dio una patada a la puerta. Ésta se
abrió de golpe con un crujido en el cerrojo.

Akame entró rápidamente y se quedó espeluznada al ver


lo que había en la habitación. Un hombre estaba colgado
boca abajo. Parecía estar pegado a la pared, justo
enfrente de la puerta, y tenía una expresión aterradora.
Akame reconoció al cadáver al mismo tiempo que
aguantaba una arcada. Era uno de los hombres que
atacaron a su familia en el callejón, el hombre de la
corbata roja. Por lo poco que Akame recordaba, había
percibido involuntariamente alguna de las mentes de los
mafiosos mientras mataba al hombre de la ametralladora
en la prisión, así que ahora tenía sus recuerdos. El
hombre de la corbata roja se llamaba Jonny y sus amigos
le llamaban "Cara cortada". Akame sintió lástima por él.
Llevaba un uniforme de presidiario que estaba roto por la
parte superior, como si alguien le hubiera cortado con
algo. Estaba salpicado de sangre y en su estómago había
algo escrito: N.º 126.

- 126... ¡No puede ser...! - Akame sintió que tenía un deja-


vu.

- ¿Has descubierto algo? ¿Qué ocurre?

- Hay un hombre muerto en la habitación. Él, junto con


otros dos, mataron a mi familia. Esto es extraño... ¿Por
156
qué está aquí? ¿Por qué él? En esta habitación estuvo
ingresado Kaito... - Akame comenzó a preocuparse.

- No sé por qué, pero creo que esto tiene más relación


contigo de lo que pensábamos... Puede que alguien te
esté buscando...

- ¿A mí? pero ¿por qué? ¿quién haría esto? Se supone


que he muerto... - Akame no comprendía lo que estaba
ocurriendo. Estaba frustrada.

- No lo sé, pero debemos averiguarlo. Ten cuidado. Si


alguien sabe de tu existencia y es capaz de hacer algo
así, puede ser peligroso.

- Tengo otra pista. Voy a comprobarlo. Si es lo que creo...


- Akame salió de la habitación a toda velocidad. Corrió por
el pasillo hasta la habitación 126 y paró justo delante.

El mismo líquido verde salía de debajo de la puerta.


Akame dio una patada a la puerta y entró bruscamente.
El hombre que disparó a Kaito y a Mio, el hombre del
cascabel estaba muerto en el suelo con el cuerpo medio
carbonizado. De debajo del cuerpo sobresalía algo escrito
con sangre. Akame lo cogió por un costado y lo volteó
aguantando la repulsión que sentía por aquel hombre.
Nadie merecía morir de aquella forma, pero Akame no
podía olvidar lo que el hombre de la pulsera había hecho.
157
El número 306 estaba escrito en el suelo con sangre
quemada.

- Primero la habitación de Kaito, después esta habitación,


la habitación de Mio, y ahora la 306... - No cabía duda.
Akame estaba segura de que aquello no era una simple
coincidencia.

- ¿Has encontrado algo?

- Otro cadáver y otra pista. Ésta era la habitación de mi


hija. La siguiente es la mía... - Akame no sabía qué
pensar. Aquello era de lo más perturbador.

- Esto tiene mala pinta...

- Tengo que descubrir quién está haciendo esto y cómo


sabe tanto sobre mí... - Akame se dio la vuelta y salió de
la habitación pensativa. ¿Quién estaba dejando esas
pistas y por qué de esa manera tan espeluznante? Akame
estaba nerviosa, pero tenía curiosidad por lo que estaba
sucediendo.

Avanzó por el pasillo hasta llegar a las escaleras, abrió


las puertas y subió corriendo al tercer piso. Al entrar, el
pasillo estaba poco iluminado. Algunos fluorescentes
estaban fundidos y la luz era escasa. La habitación 306
estaba a unos pasos de allí, en el lado derecho del pasillo.
158
Akame se acercó con cautela mientras imaginaba lo que
podría encontrar dentro. Al igual que las otras dos
puertas, ésta tenía los bordes recubiertos por materia
verde y por sus rendijas salía un extraño brillo verdoso.
Akame decidió avisar a Mary por el comunicador. Pulsó el
botón, pero el micrófono no funcionaba y un chisporroteo
anodino sonaba de fondo.

- ¡Kuso! - De repente, una amenazante vibración


comenzó a surgir del micrófono. - ¡Mary! ¿Me escuchas?
- Mary no contestó, pero el sonido se hizo cada vez más
fuerte, hasta que se convirtió en un desagradable chirrido.

Akame se quitó el transmisor sorprendida y lo apagó. Por


un momento dudó, pero finalmente lo guardó en un
bolsillo de su chaqueta y se dirigió a la habitación. Giró el
pomo de la puerta y esta se abrió, curiosamente, sin
oponer resistencia alguna. Al abrir la puerta, una luz
verdosa cegó a Akame por unos instantes. Akame no hizo
caso a su ceguera y entró decidida. Al recuperar la visión,
se horrorizó al comprobar que el último de los hombres,
el hombre de la gabardina estaba empalado con una barra
de hierro que a su vez estaba clavada en el suelo. De la
barra de hierro caía un líquido verde y espeso.

- ¿Materia verde? ¿Esto es posible? - Akame se acercó


para examinar el fluido de nuevo, pero cuando estuvo a
punto de tocarlo éste se empezó a contraer y desapareció
159
sin dejar rastro. Akame salió de la habitación y corrió
escaleras abajo hasta llegar al segundo piso. - Materia
verde... eso significa que... ¡Tengo que avisar a Mary!

Mientras se dirigía al segundo piso de nuevo, a la zona


donde había cruzado el portal, escuchó un ruido. Parecía
un quejido. Akame se le pusieron los pelos de punta. El
quejido se repitió varias veces. Akame siguió el sonido por
el pasillo hasta que llegó a una habitación que se
encontraba enfrente de la de Kaito, la 201. Abrió la puerta
despacio y entró. La luz estaba apagada, pero Akame
pudo diferenciar en la oscuridad que había alguien en una
de las camas. Akame pulsó el interruptor que había junto
a la puerta y encendió la luz de la habitación. Akame no
quería que nadie la descubriera, pero sintió algo que la
llamó a entrar en la habitación.

<< ¡Scott!>> Akame se acercó a la camilla con cuidado.


Scott estaba dormido y parecía estar teniendo una
pesadilla. <<Scott... espero no haberte hecho daño...>>
Akame pensó en lo que había hecho en la mente de Scott.
<<Tengo que aprender a controlar mi mente... ¡Tengo que
contarle todo, puede que ésta sea la última oportunidad
que tenga!>> Akame puso su mano sobre la frente de
Scott y, después de concentrarse, se conectó con su
mente y comenzó a transmitirle todos sus recuerdos.
Scott se comenzó a mover como si, de alguna manera,
estuviera viviendo lo mismo que había vivido Akame.
160
<<Scott, tienes que venir conmigo, tenemos que
hablar...>> Akame pensó en la mansión y en la inminente
llegada de Kaito y Mio. Akame trasladó a Scott toda la
información que tenía sobre la Dimensión 2 y sobre los
mafiosos. Akame recreó todo su nuevo mundo en la
mente de Scott y mantuvo lo que podría considerarse
como una conversación mental con él. Cuando acabó de
explicarle la situación, esperó a que Scott se tranquilizase
y después se transportó de vuelta a la Dimensión 2.

II

Cuando Scott perdió el conocimiento, Sera y Norton lo


llevaron inmediatamente al hospital. Allí habían
permanecido hasta que el abogado despertó.

- ¿Scott, puedes oírme? - Sera se acercó y le cogió del


hombro.

- ¿Qué ha ocurrido? ¿Dónde estoy? ¿Qué hora es? -


Scott se llevó la mano a la frente algo desconcertado y
preocupado.

- Tranquilízate, Scott, estás a salvo. - Norton estaba junto


a Sera. Habló suavemente.

- Caíste inconsciente y tuvimos una visita inesperada...,


fantasmagórica diría yo. Eso fue hace casi una hora. Pero
161
tu organismo parece estar bien, que es lo importante.
Nuestra amiga nos ha dejado otra pista, una hora, las
00:47. Era algo que ya habíamos deducido, pero ahora lo
sabemos con seguridad. - James explicó la situación a
Scott.

- ¿Qué quiere decir eso? - Scott tenía una jaqueca


insoportable.

- La hora de la muerte. Los forenses habían hecho una


aproximación. - Norton se apoyó en la pared junto a la
ventana.

- Vamos a ir a interrogar a los tres hombres que


asesinaron a Kaito y Mio, están en la prisión cumpliendo
condena. Así, quizás, averigüemos algo más. - Sera miró
a Norton y luego a Scott.

- De acuerdo. Os avisaré en cuanto esté mejor. - Scott se


recostó en la cama y James y John salieron de la
habitación. No mucho después, Scott se quedó dormido y
comenzó a soñar cosas extrañas.

El abogado salió de la habitación para dar un paseo. Todo


iba bien hasta que Scott alzó la cabeza. El hospital estaba
vacío. Scott se quedó perplejo y empezó a andar de un
lado para otro dando vueltas. Se sintió totalmente perdido.
De repente, una enfermera pasó por detrás de él. Scott se
162
giró rápidamente. La enfermera corrió por el pasillo y entró
por una puerta de servicio. - ¿Akame? - Scott corrió tras
ella, pero no llegó a tiempo y la puerta se cerró.

El Abogado intentó abrir la puerta, pero no pudo. Se giró


desesperado y entró en la habitación de enfrente, guiado
por una sensación extraña. Entonces vio algo que le heló
la sangre. Había un hombre boca abajo, pegado a la
pared. Estaba muerto. Scott enseguida se dio cuenta de
que era uno de los mafiosos que mataron a la familia de
Akame. El mafioso iba con un uniforme de presidiario y
tenía la camisa rota, dejando al descubierto parte de su
cuerpo. Sobre su estómago, el preso tenía un número
escrito con sangre como si lo hubieran dibujado
haciéndole una herida: El número...

Scott no pudo reconocer el número, pero un impulso


extraño le hizo pensar que se trata de una habitación del
mismo pasillo y enseguida corrió hacia allí. Al llegar a la
habitación entró lentamente. Encontró el cuerpo de otro
de los mafiosos. Estaba tirado en el suelo y estaba medio
carbonizado. El Abogado buscó otra pista, pero no
encontró nada. Afortunadamente, se fijó en algo que
había en el suelo bajo el cadáver.

Con algo de repulsión, cogió la pierna del muerto y tiró de


él hasta dejarlo casi fuera de la habitación. Se giró y
entonces vio en el suelo escrito con sangre quemada otro
163
número... Otra habitación... El abogado salió como una
exhalación hacia la habitación. Subió las escaleras
corriendo casi sin tocar el suelo y llegó al piso de arriba
exhausto. Se apoyó en la pared para descansar unos
segundos y observó que la habitación... estaba justo a
unos pasos de distancia. Scott se acercó a ella, giró el
manillar y empujó la puerta lentamente.

Al entrar en la habitación se encontró con otro mafioso


empalado con una barra de hierro que, a su vez, estaba
clavada en el suelo. De la barra de hierro chorreó un
líquido extraño y espeso de color... que cuando cayó al
suelo se comenzó a extender rápidamente. Scott intentó
salir, pero la puerta se cerró. El líquido ya no fluía y
parecía haber formado una especie de círculo alrededor
del cadáver. Scott tragó saliva y puso un pie sobre la
extraña sustancia.

De repente todo pareció oscurecerse a su alrededor.


Scott cerró los ojos y, al abrirlos, despertó en un campo
rojizo con arbustos morados y con árboles bajos de hojas
rojizas y de troncos negruzcos. El cielo también era de
tonalidades rojas y las nubes eran de color sangre seca.
A lo lejos se veía una casa de campo y Scott se dirigió
hacia ella guiado por su curiosidad. Por todo el lugar había
una especie de niebla de color tierra que no molestaba a
la vista, pero que hacía del lugar algo inquietante. Scott
estaba a punto de llegar a la casa cuando de repente vio
164
una figura humana. << ¿Akame? No entiendo nada...>>
Scott no se lo podía creer. Aceleró su marcha. Cuando
llegó a la casa, en el porche se encontraba Akame, que le
estaba esperando sentada en un banco de madera.
Llevaba un vestido negro y largo sin mangas. Scott
recordó aquel vestido, Akame se lo ponía en ocasiones
especiales. Llevaba unas botas negras altas con hebillas
rojizas, y guantes casi hasta el codo y sin dedos con el
mismo diseño.

- ¡Scott! - Akame le saludó con la mano.

- ¿¡Akame!? - Scott estaba perplejo.

- Me alegro de verte... - Akame sonrió.

- ¿Estás. . . muerta. . .? - Scott se sentó en el banco, al


lado de Akame.

- Es difícil de decir... Cuando desperté en esa ambulancia


tenía la mente totalmente vacía y mi odio era inmenso. No
me podía controlar. Pero después fui recordándolo todo...

- ¿Entonces no has muerto? - Scott estaba confuso. A


Akame se le escapó una risa risueña. Después continuó
hablando.

165
- La muerte solo es una fase de nuestra existencia y la
vida también. Al principio, aunque volvía a ser yo, no
sabía dónde estaba. Hasta que me encontraron. La
muerte no es muerte, es la segunda fase de la vida. -
Akame se levantó. - Estoy trabajando en ello. No te
preocupes, ya te contaré todo más adelante. Ahora me
voy, Kaito y Mio están a punto de llegar. Os daré más
pistas sobre el caso en cuanto averigüe algo...

- Espera ¿qué acabas de decir? ¿Kaito y Mio están aquí?


¿La segunda fase de la vida? ¿Qué sitio es este? - Scott
no podía creer lo que estaba pasando.

- Lo llaman Dimensión 2. No te preocupes, ya lo


entenderás. Todo a su debido tiempo. Ahora vete. Usa
esto. - Akame le dio un frasco redondeado con un fluido
negro en su interior. - Los de la Dimensión 1 no podéis
estar mucho por aquí, puede daros dolor de cabeza. -
Akame rio de nuevo.

- ¿¡Qué!? ¡Espera! - Scott miró el frasco y después miró a


Akame.

- Suerte. - Akame cogió el frasco poniéndolo entre las


manos de Scott, le guiñó el ojo y se lo rompió cerca del
cuerpo. Scott se desvaneció al instante.

166
Cuando Scott despertó se sentía desorientado y no
entendía lo que acababa de soñar. Se vistió y llamó a sus
compañeros. Sospechaba que algo extraño había pasado
en el hospital mientras él dormía. Unos extraños
recuerdos sin sentido revoloteaban por su cabeza, pero él
pensó que eran parte del sueño que acababa de tener...

167
Capítulo 12º

Akame reapareció justo al lado de Mary. Mary se dio la


vuelta inmediatamente hacia ella. Akame sacó el
transmisor de su bolsillo y se dispuso a dárselo a Mary.

- Se ha estropeado... - Akame miró el auricular extrañada


por lo sucedido.

- Ya me he dado cuenta... - Mary cogió el transmisor y


comenzó a revisarlo.

- Aunque no estoy segura... Antes de que dejara de


funcionar escuché un sonido extraño, como una
transmisión con interferencias... - Akame estaba inquieta.
Después de lo que acababa de ver no podía fiarse de
nadie.

- ¿Una transmisión? Esta situación es cada vez más


inquietante... ¿Has encontrado algo? - Mary guardó los
auriculares en un bolsillo de su bata.

- Sí..., algo extraño... Después de quitarme el transmisor


entré en la habitación que indicaba la última pista, mi
habitación, y encontré al último hombre. Estaba muerto.

168
Al entrar, un extraño destello me cegó y después me fijé
en una sustancia que caía del hombre... - Akame recordó
su experiencia con algo de horror.

- ¿Materia azul? - Mary comenzó a hacer conjeturas.

- No, era verde... Y no solo en esa habitación. En el resto


era igual. El destello solo lo vi en la última... - Akame negó
con la cabeza intentando comprender lo que ocurría.
Esperó a que Mary le diera una explicación.

Mary frunció el ceño pensativa y después su rostro adoptó


una expresión de sorpresa. Sus ojos se abrieron como
platos y miró a Akame. Comenzó a andar de un lado para
otro por el prado mientras murmuraba en bajo. Sus
nervios eran obvios. Mientras Mary daba vueltas como
una loca, Akame permaneció en silencio y la observó a la
vez que intentaba escuchar lo que murmuraba. Mary paró
en seco, dejó de murmurar y se giró hacia Akame con una
nueva expresión, que parecía más de emoción que de
sorpresa. Se acercó y cogió a Akame por los hombros
mientras sonreía.

- ¿Estás totalmente segura de que era verde? - Mary no


podía dejar de sonreír, hasta el punto de que empezó a
dar miedo.

169
- Sí, estoy segura. ¿Qué ocurre? - Akame se había dado
cuenta de que Mary podía tener una respuesta.

- Amiga mía, acabas de encontrar la primera prueba


palpable que demuestra la existencia una dimensión
desconocida... - Mary estaba tan emocionada que incluso
su rostro se sonrojó de la felicidad.

- ¿La Dimensión 4? ¿Pero eso es posible? Quiero decir,


no se tiene constancia de que exista una quinta
dimensión... ¿no? - Akame no entendía del todo aquel
universo, pero suponía que aquello era un gran
descubrimiento.

- Verás, hace tiempo que lo sospechábamos de forma


teórica, pero nunca habíamos tenido lecturas o contactos
con materia o radiación proveniente de allí. ¡Esto es un
gran descubrimiento! - Mary sacó los transmisores de su
bata y los guardó en la pequeña mochila marrón que
llevaba. - Antes de interceptar a Kaito y Mio, vayamos a
la mansión. Quiero contarte algo...

Akame asintió con la cabeza y siguió a Mary por el prado.


<<Una quinta dimensión, interferencias... Aquí pasa algo
raro. Y ¿Por qué esos hombres y esas habitaciones?
Alguien quiere algo de mí, eso está claro... Pero ¿quién y
por qué? Me pregunto si Mary sabrá algo al respecto...
¿Debería fiarme de ella? Me ha salvado la vida y me ha
170
ayudado a ser quién soy ahora, pero, aun así, casi no la
conozco... y sigo sin tener ni idea de lo que es DUE en
realidad... Kaito, Mio, ya queda menos...>> Akame
reflexionó durante el breve trayecto hasta la mansión. A
mitad de camino, un graznido amenazador descendió
desde las nubes. << ¿Qué clase de animal será ese?>>
Al llegar a la mansión, entraron y subieron directamente
al piso de arriba. Entraron en el lujoso salón y Mary dejó
su mochila junto a la mesita del tocadiscos. Las dos se
sentaron en sillones enfrentados. Akame acarició la tela
del sillón y sus dedos se llenaron de polvo. Mary se giró
hacia ella y comenzó a hablar repentinamente.

- La existencia de una quinta dimensión completa una


teoría que los científicos llevamos desarrollando en DUE
desde hace tiempo. Según esta teoría, el Universo, y
concretamente nuestra galaxia y nuestro sistema solar,
está formado por cinco dimensiones que están alineadas
de una forma muy concreta. En un centro hipotético se
encuentra la Dimensión 0, en la cual, como sabes, se
encuentran materializadas las energías mentales de
todos los seres del universo que tienen una energía
mental suficiente como para dejar huellas en el tejido
espaciotemporal. A su alrededor se encuentran las demás
dimensiones, en cada vértice imaginario está una de
ellas. Si suponemos que la Dimensión 1 se encuentra
arriba, a la izquierda abajo está la Dimensión 2 y a la
derecha arriba está la Dimensión 3... Abajo a la derecha,
171
por tanto, estaría la Dimensión 4. Esto se explica por el
hecho de que cada una de las dimensiones son
alternativas a la anterior. La Dimensión 2 es la alternativa
perfecta de la Dimensión 1, donde la gente no muere de
forma natural, y la Dimensión 3 es la alternativa donde los
humanos no dominan la tierra. La existencia de la
Dimensión 4 no es segura, pero se sospecha que es una
alternativa para las alternativas... - Mary explicó la teoría
de forma poco detallada, pero Akame la comprendió
perfectamente.

- Ya has mencionado varias veces la Dimensión 3... ¿Qué


ocurre allí? Dijiste que los que no van a la Dimensión 2
van allí... - Akame estaba más que sorprendida.

- Debido a que todas las dimensiones están


interconectadas, algunos deciden ir instintivamente hacia
una dimensión o hacia otra cuando mueren. Otros se
pierden en el vacío de la Dimensión 0... - Mary pensó en
lo desagradable que debía ser estar perdido eternamente
en un mar de energía.

- Entiendo... ¡Entonces, eso significaría que algunas


personas podrían ir a la Dimensión 4! - Akame pensó en
lo fascinante que era todo aquello.

172
- Cabe la posibilidad... Por otro lado, a la gente que va a
la Dimensión 3 la damos por perdida... - Mary decidió
explicarle a Akame ese aspecto.

- ¿Por qué...? - Akame sabía que no todo era perfecto en


el mundo.

- Tenemos constancia de que en la Dimensión 3 existen


unos seres, los Zuh'lark, humanoides, que dominan la
dimensión y que también conocen como viajar a través
del espacio interdimensional. De hecho, una vez vinieron
aquí, hace mucho tiempo, y enseñaron a los pobladores
de la Dimensión 2 los viajes interdimensionales. Según
las historias, los Zuh'lark poseen un objeto, al que los
antiguos llamaron El Pentaedro, con el que se pueden
abrir portales a todas las dimensiones conocidas... - Mary
sabía que no podía contarle a Akame toda la historia, pero
intentó ser comprensiva.

- Pero ¿por qué dais por perdidas a todas esas personas?


- Akame sospechaba que aquellos Zuh'lark tenían algo
que ver.

- Se dice que los Zuh'lark intentaron someter a los


antiguos pobladores y que éstos lucharon y que, de
alguna manera, derrotaron a los invasores. También he
oído que los Zuh'lark capturaron a la hija del Gobernador
del momento y que los humanos, como venganza,
173
capturaron a un Zuh'lark y que, cuando aquellos hombres
fundaron DUE, lo encerraron bajo tierra en las primeras
instalaciones que se construyeron. Puede que todo esto
no sean más que leyendas absurdas... - Mary sabía que
no eran leyendas, pero no podía arriesgarse. Había
mucho en juego.

- ¿Y tú qué crees? - Akame pensó en la historia y miró a


Mary con una sonrisa.

- Buena pregunta... La verdad es que no tengo ni idea,


pero la ciencia no miente. - Mary soltó una carcajada.

- Quién sabe... - Después de todo lo que había pasado,


Akame no se fiaba de nada de lo que había creído hasta
entonces.

- Bueno, creo que ya es hora de rescatar a esos dos. -


Mary cambió de tema enseguida. Tenían trabajo que
hacer.

Akame sonrió mientras Mary se levantaba. Se convenció


a sí misma de que, en realidad, no tenía por qué
sospechar de Mary. Al fin y al cabo, no tenía por qué
haberle hecho todas las confesiones que le había hecho
desde que se habían conocido. Intentó pensar que Mary
tenía buenas intenciones. Las dos salieron del salón,
bajaron las escaleras hasta el polvoriento y oscuro
174
recibidor y salieron al prado. Akame se quedó de pie en
el porche, observando los alrededores. Mary bajó al prado
y sacó el generador de portales de su mochila. Mientras
Mary preparaba el aparato, Akame se preguntó si a Kaito
y a Mio les gustaría vivir allí. Al fin y al cabo, era
Soya'Rhöw, su hogar, o al menos en parte...

La idea de una cuarta dimensión inquietó a Akame.


¿Cuatro dimensiones alrededor de una dimensión
central? ¿Alienígenas? ¿El Pentaedro? << ¡Increíble!>>
Parecían ideas sacadas de una historia de ciencia ficción.
¿Debía preocuparse por todo eso ahora que iba a
reencontrarse con su familia? <<Todo a su tiempo... De
todas formas, me he comprometido a ayudar a Mary,
aunque realmente no conozco a nadie más de DUE...
¿Qué es DUE realmente?>> Aquella pregunta no dejaba
de dar vueltas e su cabeza.

Mary activó el generador y un portal se abrió enfrente de


la casa. Estaba claro que se trataba de un portal hacia la
Dimensión 1, pero un brillo intenso salía de su interior.
Eso delataba su relación con la Dimensión 0. A pesar de
ser negro como el petróleo, una luz blanca irradiaba
desde dentro con una ola que cubría todo lo que había a
su alrededor.

- Este portal lleva a la Dimensión 0, pero sigue la


frecuencia de la Dimensión 1, por lo que tendrás que darte
175
prisa. ¡Toma! - Mary se alejó del portal y Akame bajó de
porche. Mary entregó un cable a Akame. El cable tenía un
mango en un extremo. Por el otro extremo se conectaba
al generador de portales, junto a la antena.

- ¿Qué es esto? - Akame estudió el cable con curiosidad.


Tenía un grosor de un par de dedos y pesaba más de lo
que parecía. El mango tenía unos surcos para la mano y
parecía estar hecho de un material metálico.

- Esto canalizará tu energía para que, cuando te


concentres en encontrar las mentes de Kaito y Mio, yo
pueda emitir una señal con tu frecuencia hacia el portal.
Así será como si estuvieras dentro del túnel
espaciotemporal. - Mary comenzó a hacer una revisión
del aparato. Akame asintió con la cabeza y se situó
delante del portal. Mary terminó de calibrar el dispositivo
e hizo un gesto a Akame para que comenzara. Akame
cerró los ojos y se concentró. Sintió una sensación
extraña en la mano, como un hormigueo, mientras
agarraba el cable. Akame sintió como si estuviera flotando
en la nada, como la primera vez que estuvo en la
Dimensión 0, y comenzó a expandir su mente para
encontrar a Kaito y a Mio. El túnel estaba repleto de
energía y de mensajes extraños, como si fueran el rastro
del paso de todas las personas que habían estado allí.
Akame percibió una energía más nítida que las demás,
pero parecía lejana, como si se tratase de un eco. A pesar
176
de ello, la siguió con su mente. Rato después, Akame se
encontró con dos manchas energéticas que vagaban por
el túnel. << ¿Kaito? ¿Mio?>> Akame unió su mente con
las dos manchas y descubrió con emoción que se trataba
de Kaito y Mio. No contestaron, pero emitieron una serie
de impulsos energéticos que Akame aceptó como
respuesta. Akame le comunicó la noticia a Mary
enseguida.

- ¡Los he encontrado! - Akame estaba emocionada y más


feliz que nunca. Sus esperanzas se estaban haciendo
realidad.

- ¡Trata de guiarlos de vuelta! - Mary se preparó para


cerrar el portal en cuanto saliesen.

<< ¡Venid conmigo!>> Akame unió su mente fuertemente


a las de Kaito y Mio y comenzó a arrastrarlas por el vacío
hacia la salida del túnel. Fuera del portal, Akame frunció
el ceño por el esfuerzo y comenzó a apretar el mango del
cable con tanta fuerza que comenzó a sudarle todo el
cuerpo.

Por fin, después de un rato, después quedarse casi sin


aliento, Akame llevó a Kaito y a Mio hasta la salida.
Cuando Akame notó que los dos comenzaban a tirar hacia
fuera con sus propias fuerzas, abrió los ojos. Akame
sonrió al ver que las figuras de Kaito y Mio se
177
comenzaban a materializar en el portal y que dejaban de
ser unas simples nubes de recuerdos.

De repente, el portal parpadeó y una extraña corriente


azulada recorrió la antena del generador. Mary se asustó
y comenzó a accionar los botones del generador
intentando estabilizarlo. Un rayo azul salió del portal,
atravesó el generador, subió por el cable hasta la mano
de Akame y trepó por su brazo. Akame gritó por el dolor y
soltó el cable. Akame cayó al suelo dolorida, aun con
rayos azules corriendo por su brazo. Kaito y Mio
terminaron de materializarse, pero antes de que pudieran
salir del portal, este parpadeó y se volvió azul. Una fuerza
comenzó a absorberles hacia dentro.

- ¡Akame! - Kaito gritó al verla. Cogió a Mio de la mano e


intentó salir del portal. Kaito alargó el brazo hacia Akame.
Akame se levantó y corrió hacia ellos, pero una nueva
ráfaga de energía salió del portal. El rayo entró en el
generador a través de la antena de nuevo y el aparato
explotó. Afortunadamente, Mary lo soltó a tiempo y se tiró
al suelo. El portal se agitó, parpadeó una vez más y se
cerró.

- ¡Kaito! - Akame gritó sin poder hacer nada. Cayó


mareada al suelo en frente de donde se encontraba el
portal. Estaba temblando y su brazo, aún electrificado,
estaba tan tenso que Akame no podía doblar ninguna
178
articulación. La manga de su chaqueta se había
carbonizado y estaba hecha trizas. Su brazo estaba
sufriendo graves daños. Akame comenzó a golpear el
suelo con los puños mientras lloraba y gritaba de rabia. -
¿¡Qué he hecho yo para merecer esto!? ¿¡Qué se supone
que debo hacer!? ¡No lo entiendo...! Kaito... Mio... ¿Por
qué...? ¿Qué está pasando...? - Mientras Akame se
lamentaba, fue perdiendo la consciencia y, finalmente, se
desmayó.

Mary se levantó mareada y con el cuerpo lleno de arena.


Los oídos le pitaban y veía borroso. Como pudo, se
acercó a Akame y la agarró por el brazo izquierdo. Tiró de
ella hasta que llegó al porche. La subió por las escaleras
y allí la dejó, al resguardo de la casa. Mary se sentó en
uno de los bancos de madera y observó cómo el prado se
quemaba con el fuego de la explosión. Sacó un pequeño
aparato redondeado de su bolsillo. El aparato no tenía
nada más que un botón rojo. Ella pulsó el botón, se
levantó del banco y se sentó en el suelo, al lado de
Akame. Esperó hasta que, una hora después, un
deslizador apareció en el horizonte.

179
Capítulo 13º
I

Los gritos de Akame se oían por todos los pasillos de la


zona médica de la central de DUE en Soya'Rhöw 2.
Mientras Akame estaba inconsciente, Mary había llamado
a un deslizador de DUE para que fueran a ayudarlas.
Afortunadamente llegaron a tiempo. Cuando el deslizador
llegó, Akame había empezado a tener convulsiones y a
los oficiales médicos les costó mucho meterla dentro del
vehículo. Finalmente, entre cinco oficiales y Mary
consiguieron atarla a una camilla y sedarla.

Ahora se encontraban en Soya'Rhöw 2. Al ver el brazo de


Akame, los oficiales médicos de DUE decidieron que lo
mejor era probar un nuevo invento de DUE, el proyecto
MAFP, con unos ligeros ajustes personalizados. Mientras
la ayuda llegaba, Mary estudió el brazo de Akame bajo el
porche. Los rayos azules desaparecieron paulatinamente,
pero no se disiparon. Lo que ocurrió fue que se
convirtieron en materia azul y se fusionaron con el brazo
derecho de Akame. El tejido de Akame, al ser
dimensionalmente inestable, lo asimiló, pero quedó tan
dañado que podría perder la extremidad durante el
proceso de estabilización.

180
<<Una paradoja se fusiona con una paradoja andante...
No me lo pudo creer...>> Mary esperaba fuera de la sala
de operaciones desde hacía ya más de dos horas y sus
nervios no hacían más que aumentar. Desde que los
médicos habían entrado en el quirófano con Akame, se
había tomado cuatro tazas de café y se había fumado un
paquete de cigarros entero. Mientras Mary esperaba,
había decidido hacer unas cuantas llamadas al Gobierno
Terrestre. Esperaba cambiar la situación de DUE
definitivamente. No podía dejar de pensar en Akame y en
la disculpa que la debía. Ya no podía retrasar más lo
inevitable y lo sabía, era el momento que todos habían
estado esperando. Después de hablar con el Presidente
de Tierra 2, había permanecido sentada en uno de los
bancos del pasillo, frente al quirófano.

<<Menos mal que la muerte no existe en este mundo...>>


Mary rio irónicamente mientras pensaba. De repente, los
gritos de Akame cesaron, lo cual llamó su atención. Mary
se levantó del banco y se acercó a la puerta de la sala.
Acercó la cabeza e intentó escuchar lo que ocurría en la
habitación. Un murmullo de voces preocupadas fue lo
único que Mary pudo distinguir antes de que se abriera la
puerta. El cirujano salió y Mary se echó hacia atrás
disimulando. El cirujano se quitó la mascarilla y habló
preocupado.

181
- Tenemos un problema... - El cirujano estaba empapado
de sudor y parecía algo alterado.

- ¿Qué ocurre? ¿La operación va mal? - La cara de Mary


se puso pálida. Cogió su taza con café con fuerza con las
dos manos.

- No, al contrario, la operación va de maravilla. Pero la


Agente Momoi acaba de transportar su mente a otra
dimensión... - El cirujano se llevó la mano a la frente.
Estaba temblando. Mary se echó a reír y el cirujano la miró
con la cara desencajada por el estrés que le causaba la
situación. Mary dejó de reírse y se disculpó.

- Nada la puede contener. Ni siquiera nuestros calmantes.


Ha perdido a su familia por segunda vez y la venganza
corre por su interior. Desde que la conozco no ha parado
de asombrarme... - Mary bebió de su café y miró al
cirujano con una sonrisa.

- ¿¡Y qué se supone que debemos hacer nosotros ahora!?


¿¡Esperar!? - El cirujano parecía estar a punto de sufrir un
ataque.

- Eso es, exactamente. Ella volverá. Su cuerpo está


sedado, pero su mente es totalmente libre...

II
182
Akame ardía de rabia en su interior, pero no podía
moverse. Lo único que podía hacer era dar vueltas por su
mente. << ¿Qué ocurre? No siento nada... Espero que
Mary esté bien. Tengo que salir de aquí, tengo que ir a
por Kaito y Mio... Tengo que avisar a Scott...>> Akame se
encontraba perdida y desorientada. Aquel lugar, su
mente, estaba más oscuro que otras veces y no podía
concentrarse bien. Sentía un inmenso dolor, pero no era
mental, sino físico. A pesar de ello, seguía pareciéndole
que aquel dolor no era más que un espejismo de su
mente. También sintió unas inmensas ganas de gritar y
de patalear por ese dolor, pero no prestó más atención.
La sensación permaneció bajo sus pensamientos de
forma continua. <<¿Un portal azul? ¿La Dimensión 3?
¿Por qué? Kaito y Mio estaban bien, no entiendo lo que
pasó con el portal. Tal vez fue algo que hice mal... No, no
puede ser. Mary... ¿sabrá algo de esto? Ella se asustó
cuando el portal cambió. Quizá esto es todo culpa suya...
No, no, no, ella no lo hizo, ella me ayudó... Tengo que salir
de aquí... Scott...>> Akame recordó su promesa, tenía
que ayudar a Scott. <<Quizás pueda transportarme con
Scott... Tengo que avisarle... Lo que vi en el hospital
¿tendrá relación con los mafiosos...? Lo dudo mucho...>>
Akame intentó concentrarse y se fue calmando poco a
poco. Como se encontraba dentro de su mente, le costó
mucho menos, ya que no tenía que coordinarse con su
cuerpo. Aun así, tenía pensamientos algo delirantes. Al
fin, Akame comenzó a percibir la energía dimensional de
183
su alrededor, aunque había algo diferente. Era como si
hubiera un camino interdimensional más... Akame no hizo
caso y se centró en separar la mente del cuerpo para
poder transportarse a la Dimensión 1.

Instantes después, Akame desplazó su mente hasta la


Dimensión 1. Apareció en el hospital, en el lugar donde
abrieron el portal la última vez. Al ser solo su mente la que
se había transportado, Akame percibía todo como
energías dimensionales. Buscó la mente de Scott, pero
no se encontraba en su habitación. Siguió buscando, pero
todas las señales que captaba provenían de fuera del
hospital. Akame traspasó todas las paredes del edificio
hasta salir al exterior. Una vez fuera, bajó a la calle
flotando por el aire hasta posarse en la acera. <<Al final
voy a ser un fantasma de verdad...>> Pensó ella. La calle
y la entrada del hospital estaban llenas de policías y había
una gran cantidad de ambulancias. Parecía que estaban
desalojando el hospital.

<< ¿Qué ha ocurrido aquí? Vendrán a por los tres


cadáveres... ¿Scott?>> Akame percibió a Scott cerca de
allí. Siguió el rastro y se encontró con que Scott estaba
dentro de un coche. En el coche también estaban los dos
agentes. <<Tengo que avisarles...>> Akame se acercó y
entró en el coche. Como se había transportado en forma
de energía mental, nadie la podía ver. La única forma que
tenía de comunicarse con ellos era entrando en sus
184
mentes. Akame no estaba segura de querer hacerlo, no
quería hacer daño a Scott otra vez, ni a nadie... Como no
había otra solución, no le quedó más remedio que
hacerlo.

Los tres estaban planeando hacer un ataque sorpresa a


los mafiosos, pero no estaban del todo seguros. Eso
facilitó el trabajo a Akame. <<Solo tendré que
convencerles de que lo hagan. Creo que les dejaré un
mensaje y les daré un pequeño empujón...>> Akame
consiguió materializarse parcialmente con su energía
mental y escribió con sangre en el cristal delantero del
coche: Ahora o nunca. <<Creo que con esto bastará. Es
un fastidio que solo Scott me haya visto con mi forma real.
Sera y Norton me seguirán viendo como si estuviera
muerta...>>

III

- Muy bien ¿Y ahora qué? - Norton estaba alterado de


nuevo.

- Si esto sale a la luz, los mafiosos aumentarán su


vigilancia y estaremos jodidos. Así que deberíamos ir a
visitarlos cuanto antes... - Sera contestó después de
suspirar. Estaba enfadado por la situación.

185
- ¡Esto es una locura! ¡Si nos ven estamos acabados! - El
Comisario sintió que todo se le venía encima.

- Pero no nos queda otra oportunidad. Este es el mejor


momento... - Scott dio la razón a Sera.

- Ahora o nunca... - Sera miró a Scott y después a Norton.

- Muy bien, muy bien. La próxima madrugada iremos y los


pillaremos con las manos en la masa. - Norton se
encendió un cigarro.

Akame entró en la mente de los tres hombres de forma


simultánea y su imagen se hizo más nítida. Un extraño
vapor morado azulado emanó de ella. << ¿Qué es este
humo?>> Norton abrió la ventanilla y miró la calle
nocturna. Sera comenzó a limpiar su pistola. Scott
escribió sobre el caso en su cuadernillo. De repente, Scott
se fijó en el morado vapor provenía de la parte delantera
del coche.

- Norton, deberías dejar de fumar tanto. Dentro de poco


podrás hacer señales de humo con tu respiración. - Scott
rio pensando en la escena. Scott levantó la cabeza y vio
que Sera estaba mirando hacia delante con los ojos como
platos.

186
- ¿Qué...? - Scott giró la cabeza hacia delante y se quedó
helado. Norton tiró el cigarro por la ventanilla, subió el
cristal y se giró. El Comisario se asustó y se echó hacia
atrás.

Antes de que Akame pudiera hacer nada más se dio


cuenta de que los tres hombres la estaban mirando
asustados. Akame miró fijamente a los tres y después se
transportó de vuelta a la Dimensión 2. Akame
desapareció dejando una nube morada tras de sí que se
disipó poco a poco. Los tres hombres de la ley se miraron
sorprendidos. Norton observó el parabrisas. Había algo
escrito con sangre. Los tres se acercaron para
leerlo: Ahora o nunca.

IV

Mary se había acabado dos tercios de su taza de café


cuando Akame regresó. Akame despertó y comenzó a
moverse desorientada en la camilla. Los médicos se
asustaron, pero por fortuna habían acabado la operación
mientras ella no estaba. El efecto de los calmantes ya
había pasado cuando Akame abrió los ojos. El cirujano
salió corriendo fuera de la habitación y avisó a Mary de lo
que ocurría. Mary asintió y entró en la sala de operaciones
seguida por el cirujano. Éste dio la orden a sus ayudantes
de que salieran de allí. Mary se quedó a solas con Akame.

187
Akame abría los ojos de forma intermitente intentando
recuperar la vista. Mary se acercó de forma silenciosa a
la camilla y miró el brazo de Akame. Estaba situado sobre
una mesilla, fuera de la camilla, y estaba tapado con una
pequeña sábana que lo cubría por completo. Mary dejó la
taza sobre los aparatos de medición que había detrás de
la cabecera de la camilla y cogió un taburete que había
un poco más lejos. Se sentó junto a Akame y levantó la
sábana que cubría el brazo lentamente para que Akame
no se diera cuenta.

Mary lo observó analíticamente sin dejar de sostener la


sábana y quedó satisfecha. Akame levantó el brazo
izquierdo y comenzó a abrir y cerrar la mano. Mary tapó
el brazo derecho enseguida. Akame intentó levantar el
brazo derecho, pero no pudo, debido a que estaba sujeto
a la mesilla con unas correas bajo la sábana. Se inquietó
y giró la cabeza abriendo los ojos totalmente. Mary sonrió
y saludó con la mano. Akame seguía algo aturdida y no
prestó atención. Volvió a mover el brazo, pero esta vez
con más fuerza. Mary se abalanzó sobre ella y la detuvo.

- Tranquila. No lo hagas aún. Descansa... - Akame pareció


recuperar algo de lucidez y se recostó en la camilla. Mary
se separó de ella y se volvió a sentar en el taburete,
esperando la siguiente reacción de Akame.

188
- ¿Dónde estoy? - La voz de Akame sonó débil, pero seria.
- Mary se cruzó de brazos y suspiró.

- Estás en... - Mary dudó - Estás en Soya'Rhöw 2. Siempre


has estado en Soya'Rhöw 2...

- ¿Qué ha ocurrido? ¿Cuánto tiempo ha pasado? - Akame


se frotó los ojos con la mano izquierda.

- Te quedaste inconsciente. Llamé a un deslizador y


vinieron a buscarnos. Hemos tenido que intervenirte el
brazo. Llevas inconsciente más de cuatro horas. Te
hemos sedado. - Akame suspiró y miró a Mary.

- Los famosos deslizadores... - Akame soltó una


carcajada amarga. - Necesito saber quiénes sois... No
puedes seguir ocultándomelo todo... No voy a pasar el
resto de mi vida encerrada en tu laboratorio... - Mary
desvió la mirada y permaneció en silencio. Sabía que
Akame tenía razón. Akame la siguió mirando hasta que
ella volvió a dirigirle la mirada.

- Lo siento. Sé que no era lo correcto, pero era lo que tenía


que hacer. No tenía más opciones. - Mary se sentía mal
por lo que había hecho. No le quedaba otra alternativa
que contarle todo a Akame.

189
- ¡Me has estado ocultando información desde que llegue!
Sé que el transmisor que me diste estaba siendo
intervenido. Me estáis espiando ¿no es así? Creía que
confiabas en mi... - Akame estaba más que furiosa y no
pudo contener su rabia. Después de lo que acababa de
pasar se negaba a seguir siendo una simple cobaya.

- ¡Eso no fue decisión mía! ¡No puedo incumplir una orden


directa del consejo central! Créeme, si hubiera podido, te
habría dejado más libertad... - Mary sabía perfectamente
que aquello no era una excusa.

- ¿Y si te ordenaran acabar con mi vida...? - Mary se


quedó en silencio sin saber que decir. Después de unos
instantes contestó.

- No podría hacerlo... Pero teníamos que evaluarte... por


si... - Mary no pudo acabar su frase.

- ¿Por si era peligrosa? Creía que lo sabíais todo sobre


mí. - Mary agachó la cabeza. Akame se dio cuenta de que
se estaba pasando con ella. - Lo siento... Solo quiero que
se solucione todo... - Unas lágrimas escaparon de sus
ojos. Mary ignoró la respuesta de Akame y sonrió.

- He conseguido que te nombren agente de DUE. Ahora


eres libre de actuar como quieras... - Akame se sorprendió
e hizo una mueca de sonrisa. Al mismo tiempo sintió
190
vergüenza por la discusión que acababa de tener con
Mary. Se sentía mal por lo que le había dicho, aunque
tuviera razón. Akame tuvo una pequeña sensación de
liberación, aunque ahora tenía más intrigas sobre su
futuro en Soya'Rhöw 2.

- Gracias... - Akame suspiró y se relajó ligeramente.

- Para eso están las amigas... - Mary arqueó una ceja y


sonrió. Akame sintió aún más vergüenza por lo que había
hecho. Se sentía como una niña. Su mente regresó a
tierra y se acordó de su extremidad.

- ¿Qué me han hecho? Quiero ver mi brazo... - Akame


estaba preocupada. Si su brazo estaba tapado, eso
significaba que algo no había ido bien.

- La energía del portal se materializó y se fusionó con tu


brazo. Tu tejido está sensible e inestable. Te hemos
instalado una armadura protectora que absorbe la energía
dimensional. Con ella podrás canalizar esa energía y
usarla como teletransportador. Te felicito, eres el primer
teletransporte a la Dimensión 3 que tenemos..., otra vez...
Y eres un teletransporte andante... Te puedes quitar la
armadura, pero por pocas horas, ya que tu brazo se
desestabilizaría y podrías perderlo. - Mary explicó con
claridad la situación. No quería que Akame se enfadara
más aún.
191
- ¿Puedo verlo? - Akame se intentó sentar en la cama,
pero no pudo. Mary asintió y comenzó a desatar las
correas que sujetaban el brazo a la mesilla sin levantar la
sábana. Cuando ya estuvo desatado, Mary se volvió a
sentar en el taburete y dejó a Akame que se pusiera de
pie, aún con la sábana sobre el brazo.

- Ten cuidado, no lo fuerces mucho. La armadura solo es


para protegerlo, pero han tenido que desinfectarte
algunas quemaduras y coserte varias heridas. Tardarán
tiempo en cicatrizar... - La verdad es que Mary estaba
orgullosa de que el proyecto MAFP funcionase
correctamente con los arreglos que habían añadido para
estabilizar el brazo de Akame.

- ¿Olvidas que soy médico? Todo se arregla con un buen


café... - Akame sonrió y Mary soltó una pequeña risa.
Levantó un poco el brazo hacia delante, agarró la sábana
y cogió aire antes de levantarla. Tiró de la sábana
lanzándola sobre la cama y se quedó estupefacta. No
tenía palabras para describir lo que sentía en aquel
momento. Tampoco es que tuviera muchas fuerzas para
ello.

Sus ojos se abrieron como platos al observar aquella


cubierta robótica que recubría su brazo derecho.
Cualquiera hubiera pensado que aquel artilugio
pertenecía a un robot y no a un humano. Similar a una
192
armadura medieval, un conjunto de piezas metálicas
recubría ahora cada parte de su extremidad. Los
recubrimientos del antebrazo y del brazo estaban
segmentados en diversas piezas que encajaban a la
perfección, y en cada articulación había unas piezas
especiales, parecidas a hombreras y coderas, que las
recubrían y permitían su movimiento mediante engranajes
y muelles. La mano también estaba cubierta por metal,
aunque las piezas que formaban esta parte eran más
ligeras. La hombrera era más voluminosa y estaba
compuesta por dos piezas diferentes. En algunas piezas
había pequeños leds circulares, triangulares o alargados
que, con su luz morada-azulada, delataban la presencia
de circuitos electrónicos bajo el duro armazón que
canalizaban su energía dimensional. Akame siguió las
filas de leds parpadeantes hasta llegar a la zona anterior
a su mano. Sobre su muñeca, casi hasta el codo, se
extendía una pantalla alargada con señales oscilantes,
que provenían de mediciones que realizaba la máquina
sobre su organismo, y puntos táctiles. Akame pudo
reconocer algunos de estos datos fácilmente, como por
ejemplo su pulso, su temperatura y la actividad
electromagnética de su cuerpo y también la de su entorno.
La pantalla tenía una tapa protectora que Akame abrió y
cerró fascinada.

- Esto es... - Akame no sabía si desmayarse de la emoción


o gritar de ilusión o de terror - ¡Increíble!
193
- Bueno, hemos hecho lo que hemos podido... Eres el
primer ser humano que usa el Mechanical Arm Force
Potenciator, y el tuyo es especial... - Mary se sintió
aliviada al comprobar que Akame ya no estaba de mal
humor. Recordó que debían hablar de algo importante y
se puso seria. Esperó a que Akame se calmara y, cuando
esta se volvió a sentar en su cama, aun fascinada, se
atrevió a hablar sobre un tema delicado. - Akame, con
respecto a Kaito y Mio... tengo algo que contarte.

- ¿Más confesiones? - Akame se giró nada más oír los


nombres y sonrió de forma forzada.

- Como ya eres una agente de DUE puedo contarte


cualquier cosa... - Mary se levantó y caminó por la
habitación. - Verás, se suponía que antes de que tú
aparecieras en la Dimensión 2 no se habían detectado
viajes a través de las dimensiones con características
similares. He estado investigando en las bases de datos
de DUE y he encontrado algo curioso... - Mary hizo una
pausa, se acercó a Akame y continuó hablando con
expresión seria. - Hace cincuenta años se registraron dos
anomalías dimensionales sucesivas cerca de la ciudad.
Yo, por aquel entonces, trabajaba en una central
diferente, por lo que no estuve informada de la situación.

- ¿Eras una novata? - Akame se rio. Mary se quitó las


gafas y comenzó a frotarlas con su bata.
194
- No, pero tenía un puesto más bajo que ahora en la
organización. El caso es que, según los datos de DUE,
esas anomalías fueron producidas por dos personas. O al
menos una persona... - Mary miró seriamente a Akame.

- ¿Dos personas? ¿Una persona? - Akame se levantó de


la cama intrigada.

- El procedimiento fue exactamente el mismo que contigo.


Se fue al lugar, pero solo se encontró a una persona, a
una mujer. Se llama Carol, o eso es lo que dice ella.
Cuando fueron a capturarla se resistió y varios oficiales
resultaron heridos. Después se le hicieron varias pruebas
médicas y psicológicas. En las pruebas dio alto nivel de
desequilibrio mental. - Mary recordó el informe que había
leído hacía unas horas.

- Una mujer que viaja a través de las dimensiones y que


está loca. Interesante... ¿Qué fue de ella? - Akame
flexionó su brazo, comprobando los movimientos que le
permitía hacer la armadura mientras pensaba en alto
sobre la información que Mary estaba sacando a la luz.

- La encerraron en la prisión de Soya'Rhöw 2.


Actualmente sigue recluida en la zona psiquiátrica. El
caso se cerró y DUE no volvió a investigarla. - Mary
suspiró y pensó en lo extraño que resultaba aquello.

195
- O sea, que no soy la única que ha aparecido aquí en
condiciones extrañas... Gracias por contármelo. Pero
¿qué relación tiene esto conmigo? ¿y con Kaito y Mio? -
Akame caminó hasta donde Mary había dejado su taza de
café, la cogió y miró en su interior para comprobar que
aún no se había acabado. - ¿Puedo? - Akame se giró para
mirar a Mary, ésta asintió y Akame se bebió lo que
quedaba de un trago. Dejó la taza donde estaba y se giró
esperando la respuesta de Mary.

- Durante el poco tiempo que se estudió a Carol, ella hizo


algunas confesiones algo delirantes. Aunque delirantes,
concordaban de forma peculiar con lo que había
sucedido. - Mary tomó aire. Parecía que aquello era más
importante de lo que a Akame había creído, aunque el
hecho de que ahora ella fuera una agente de DUE y
compañera de trabajo de Mary facilitaba en cierto modo
que Mary le revelara toda la información que ella quisiera.

- Podemos dejarlo para otro momento si no te sientes


cómoda aquí. Y yo tengo que descansar... - Akame se
puso la mano en la frente para comprobar su temperatura.

- No te preocupes, ya habrá tiempo para eso. Llevo casi


un día sin dormir, estoy acostumbrada a ello. Y esto es
importante. - Mary se rindió ante su deseo de contarle
todo a Akame. Se acerco repentinamente a ella y la cogió
por los hombros. Akame la agarró por las muñecas
196
sorprendida por la reacción de la doctora. - He analizado
los datos de las lecturas que se hicieron del portal que
apareció y he llegado a una conclusión... ¡Carol es
originaria de la Dimensión 4! - Akame se quedó pasmada.
¿Cuántas cosas más le habrían estado ocultando?
Aunque no solo a ella. Parecía que DUE escondía datos
incluso a sus miembros más distinguidos. - ¿Te das
cuenta de lo que eso significa? ¡Hay vida inteligente en la
Dimensión 4, pero no una cualquiera! ¡Hay vida humana!

- Esto supera mis expectativas... - Akame miró al techo


con resignación mientras Mary le apretaba en los
hombros cada vez más agitada - ¿¡Pero, qué tiene que
ver conmigo!? - Agarró a Mary fuertemente de las
muñecas y tiró hacia abajo para liberarse de la presión y
para intentar calmarla. Mary se sorprendió de su propio
descontrol y se dio cuenta de su cansancio. El café
tampoco ayudaba. La doctora sonrió mientras Akame la
miraba expectante y con cara de preocupación. Levantó
lentamente las manos para que Akame la soltara y se
colocó las gafas mientras miraba los leds del brazo de su
nueva compañera.

- Ella es la única que puede saber algo acerca de la


materia verde del hospital y de los portales que se están
abriendo sin control... - Mary miró a Akame y suspiró. -
Tienes razón... Deberíamos descansar y deberíamos
calmarnos. No estás en condiciones de sufrir más estrés
197
y yo voy a explotar de un momento a otro. Solo te diré que
mañana vamos a visitar a Carol. Durante el viaje te lo
contaré todo y te informaré sobre tu situación en la
organización. De paso te enseñaré un poco la ciudad. No
pienses en cosas raras mientras no estoy contigo.
Estamos juntas en esto... - Akame asintió y se sintió
reconfortada al oír las palabras de Mary.

- Me alegra oír eso... De acuerdo, dormiré hasta que no


pueda más. - Akame sonrió, esta vez de alivio y de
verdadera felicidad, cosa que no hacía desde que
abandonó su hogar. Mary le devolvió la sonrisa, se giró y
se dirigió a la puerta. Antes de salir, se dio la vuelta y
preguntó a Akame.

- ¿Quieres...algo? Si necesitas cualquier cosa solo tienes


que pedirla. Ahora tienes la misma autoridad que yo. Todo
el mundo estará a tu servicio. - Akame se sorprendió de
lo que Mary acababa de decir. << ¿Su misma autoridad?
¿Qué habrá querido decir?>> Pensó ella. También pensó
en la proposición.

- La verdad es que quiero un par de cosas... - Akame frotó


sus manos algo vergonzosa. Mary la preguntó para
evitarle más problemas.

198
- Dime, no tienes que reservarte nada. Ahora eres libre. -
Mary pensó en lo gracioso que sonaba lo que acababa de
decir.

- Quiero mi ropa. No quiero ir por ahí en camisón, me


recuerda demasiado a mi antiguo trabajo y hace frío. Y la
quiero limpia. - Akame habló animada y sin preocuparse
más por el tema. Al fin y al cabo, DUE la debía más de lo
que ella iba a pedir. - También quiero darme una ducha.
No puedo ir por ahí así y menos después de haberme
quemado y haberme llenado de tierra. - Akame se tomó
su tiempo y pensó en cualquier cosa que necesitara o que
quisiera como capricho, aunque no se excedió
demasiado. - Quiero mi pintalabios y mi sombra de ojos.
Fue un regalo de Scott. Es algo simbólico, más que nada,
pero me lo confiscaron cuando llegué aquí. Lo llevaba en
el bolsillo de mi camisón. Y hay un par de cosas más que
quiero desde hace tiempo...

- No te cortes. - Mary se rio al comprobar lo animada que


estaba Akame. Se alegraba de haber progresado con ella
de esa manera, aunque hubieran tenido problemas a
causa de la situación pasada.

- Quiero ir a comer a algún sito contigo. No me gusta la


comida liofilizada que me dais. Ya no soy un simple
conejillo de indias. Y, por último ¿dónde puedo conseguir
cosas para arreglarme el pelo? - Akame estaba
199
empezando a sentir que estaba siendo demasiado
generosa.

- Haré que alguien venga y tome nota de todo. Te traerán


aquí tus cosas y, si quieres ir a algún sitio, te guiarán a
donde te haga falta. - Mary salió al pasillo.

- Gracias... – Akame se sentó en su cama y se despidió


de Mary con la mano. Mary se fue cerrando la puerta tras
de sí. Akame se tumbó atravesada en la cama mirando al
techo mientras escuchaba cómo el sonido de los tacones
de Mary se iba alejando. Mientras se dejaba llevar por el
sonido continuo de las pisadas, como latidos de un
corazón, se quedó dormida sin poder aplazar más su
agotamiento.

200
Capítulo 14º

A la mañana siguiente, Mary fue a ver a Akame a primera


hora de la mañana. Para su sorpresa, cuando Mary llego
a la habitación de Akame, ella ya se había levantado.
Estaba vestida con su ropa de DUE y estaba pintándose
delante de un espejo alargado y con ruedas que le habían
llevado allí.

Cuando Mary la vio, se quedó esperando apoyada en el


marco de la puerta. Cuando Akame terminó, se giró hacia
ella y sonrió. Mary la notó diferente. La ropa lavada y
planchada le daba un aspecto más cuidado y el
maquillaje, por poco que fuera, la hacía parecer más
formal y también más seria. Cuando se giró hacia Mary,
ésta pudo observar que la manga derecha de la chaqueta,
que se había quemado, había sido arrancada. Todo su
brazo, cubierto por la armadura, quedaba al descubierto
y le daba un aspecto cibernético imponente. Mary miró su
pelo y descubrió una mecha roja en el lado izquierdo.

- Me gusta tu nuevo estilo. – Mary se cruzó de brazos, aún


apoyada en la puerta - Bonito pelo... - Akame hizo una
pequeña reverencia con algo de comedia en su

201
expresión. Después se acercó a la puerta. - ¿Por qué
roja? - Mary señaló con el dedo la mecha de Akame.

- Para no olvidarme de que el único infierno que existe es


el que vivimos cada día. - Mary rio irónicamente al oír la
respuesta de Akame, que sonrió levemente. - ¿Nos
vamos? - Akame se giró para mirar por última vez aquel
cuarto que, después de un día entero, le causaba una
sensación enfermiza y febril. - Espero no tener que
volver... - Mary se separó de la pared y cedió el paso a
Akame con la mano.

- Sí, señorita Duquesa. – Mary se tapó la boca con la


mano y contuvo una risita mientras Akame la fusilaba con
la mirada. Mary lideró el paso. Akame la siguió por los
pasillos del hospital, los cuales ya conocía después de
haber pasado la noche entera yendo y viniendo por allí
con los trabajadores de DUE, que hicieron el papel de sus
mayordomos. Después de un largo rato, llegaron a un
gran ascensor que se encontraba en una especie de sala
de espera de gran tamaño.

- ¿Dónde estamos exactamente? - Akame seguía


desconociendo su paradero. Sabía que estaba en un
Hospital de Soya'Rhöw 2, pero ¿dónde? Las puertas del
ascensor se abrieron y, mientras entraban, Mary sacó un
papel con infinitos dobleces de su bolsillo para dárselo a
Akame. Akame lo cogió con curiosidad y lo desplegó.
202
Era un mapa de la ciudad. Akame se quedó impresionada
al comprobar lo grande pero ordenada que parecía. Tenía
forma octogonal y desde cada vértice, así como desde el
centro de cada arista, salían unos caminos que se
extendían hasta unirse en el centro del octógono como
una tela de araña. Había dieciséis caminos, ocho más
anchos y ocho más estrechos, que se conectaban
mediante cinco caminos circulares. El octógono quedaba
dividido en seis sectores periféricos, dentro de los cuales
había un centro de seguridad y un hospital juntos en un
mismo edificio, según la leyenda del mapa, y un sector
mucho más grande que estaba dividido en dos, dentro de
los que también había un hospital y un centro de
seguridad respectivamente. Había un anillo central,
dentro del cual había una especie de pirámide dibujada, y
un anillo más grande a su alrededor, el cual estaba
conectado con los ocho caminos anchos mediante ocho
anillos pequeños, los que Akame reconoció como mega-
rotondas. Entre el anillo pequeño y el grande había otros
ocho sectores.

- ¿Qué es esto? - Akame señaló la pirámide central. Mary


cogió el mapa por el lado izquierdo e indicó a Akame que
lo sujetara por el lado derecho. El papel era tan grande
que casi no cabían en el ascensor.

- Eso es La Pirámide Central, es donde se encuentra el


generador atmosférico principal de la ciudad, el Gobierno
203
local y la sede central de DUE, que se encuentra bajo
tierra. - Mary intentó coger el mapa sin arrugarlo
demasiado.

- ¡Qué nombre tan original! - Akame miró a Mary y esta le


devolvió la mirada con una sonrisa. Akame señaló cada
zona y preguntó a Mary lo que eran. También tuvo
curiosidad por los caminos y anillos y por otras
construcciones que había en los vértices. Mary comenzó
a señalar puntos en el mapa frenéticamente y le explicó a
Akame la estructura de la ciudad lo mejor que pudo.

- La ciudad posee ocho autopistas radiales principales y


ocho secundarias. Estas están conectadas mediante diez
circulares centrales y tres periféricas. Por encima de
todas las carreteras hay vías de tren y por debajo están
las de metro. Existe el mismo número de vías de tren y de
metro que de carreteras, salvo por la zona de seguridad,
donde se encuentran los cultivos y las granjas, a donde
solo se puede llegar en tren y en metro. Hay cuarenta
paradas de metro y setenta y dos paradas de tren. Todas
las paradas que se encuentran más allá del quinto anillo
ya sean en la carretera, tren o metro, están restringidas a
personal autorizado y si se quiere salir de la ciudad debe
ser por las ocho carreteras radiales principales. - Mary
hizo una pausa para tomar aire. El tiempo en el ascensor
parecía eterno. Mary miró a la pantalla que había junto a
los botones en la pared para ver por qué piso iban. Akame
204
no había mirado la pantalla antes y sintió una bajada de
tensión cuando comprobó que aún faltaban 100 plantas
más.

- ¿¡Pero cuántos pisos tiene esto!? - Akame se sintió


pequeña en comparación con aquel lugar.

- Tú estás en la zona médica de la 17ª central de DUE... -


Mary señaló la esquina inferior izquierda del octógono - ...
que tiene dos mil metros de altura, si lo cuentas desde
abajo, y encima tenemos la central del 17º generador
atmosférico de la ciudad. De momento nos quedan cien
plantas solo para llegar a la superficie. Acostúmbrate, vas
a trabajar aquí. - Mary rio.

- ¡Kuso! Entonces, en cada vértice de la ciudad ¿hay una


base subterránea de DUE y un generador encima? - A
Akame se le heló la sangre al imaginar el tiempo y el
esfuerzo que habrían necesitado para construir todo
aquello. - ¿Cómo se conectan las bases de DUE?

- Supuse que querrías saberlo. - Mary rio de una manera


que Akame relacionó con un personaje navideño. - Dado
que las bases de DUE son, literalmente, edificios
subterráneos, apareció la necesidad de construir una
línea de metro secreta solo para nosotros. Las ocho bases
periféricas están unidas mediante una circular y las ocho
más interiores con otra circular. De la principal, bajo la
205
Pirámide, salen ocho radiales. Como las bases están
alineadas siguiendo la línea de los vértices, cada radial
cruza y conecta dos bases entre ellas y con la principal,
claro.

- ¡Increíble! ¡Está claro que la ciencia ha alcanzado unos


límites muy diferentes con respecto a la Dimensión 1! -
Akame estaba fascinada. No todo tenía que ser malo.

- No olvides que aquí el concepto de la vida lo


entendemos de otra manera. En realidad, no tenemos
nada más que hacer que descubrir secretos del universo.
- Mary dobló el mapa y se lo devolvió a Akame. - No
pierdas esto, puede salvarte la vida en este laberinto.

- No lo haré. - Akame cogió el mapa y lo guardó en un


bolsillo de su chaqueta.

El timbre del ascensor sonó indicando que habían llegado


a su destino. Akame se apartó y dejó a Mary que saliera
primero. Al abrirse las puertas, lo primero que vio Akame
fue una enorme sala circular llena de gente que corría de
un lado para otro. Al salir del ascensor, lo siguiente que
sintió fue un intenso calor seco en el ambiente debido al
ajetreo. En el centro de la sala había un tubo de unos diez
metros de diámetro, el cual estaba rodeado por unas
mesas llenas de controles y pantallas. Al igual que el
cilindro central, el contorno del resto de la sala estaba
206
cubierto de cientos de computadoras en las que
trabajaban hombres y mujeres de DUE. Sobre las
computadoras, las paredes estaban acristaladas, de tal
manera que desde cualquier punto del interior de la sala
se podían ver la ciudad o los prados a través de las
ventanas. Mary miró a Akame y reconoció en su cara las
muecas del asombro.

- Eso es el conducto por donde suben los gases


atmosféricos para ser liberados sobre la ciudad. - Dijo
Mary señalando el cilindro. - En esta sala se regula la
cantidad de gases que se quieren liberar, la velocidad de
las reacciones y muchas otras cosas.

Akame avanzó fascinada hacia el centro de la sala


seguida por Mary. El ascensor del que habían salido
estaba en el lado más alejado de la ciudad. Desde allí
pudo ver que había otros tres ascensores repartidos por
los otros extremos de la sala. También se fijó en que, a su
izquierda, entre los dos siguientes ascensores, un pasillo
tan ancho como una carretera salía de la sala. Enfrente
de aquel pasillo, salía otro exactamente igual al otro lado
de la sala.

- Estamos sobre el muro ¿verdad? - Mary asintió con la


cabeza. Akame se detuvo y se giró hacia ella. - ¿Para qué
es el muro? - Mientras Mary se disponía a contestar a
Akame, dos oficiales de DUE entraron por el pasillo de la
207
derecha y, al verlas, las señalaron y comenzaron a
caminar hacia ellas. Mary los vio por el rabillo del ojo, pero
continuó hablando como si no ocurriera nada.

- El muro es para proteger de tormentas de arena y de


inundaciones, principalmente, y de algún que otro animal
salvaje. - Después de contestar, Mary se acercó a Akame
y movió la cabeza disimuladamente para señalar a los
oficiales que se acercaban. Akame frunció el ceño
extrañada y se giró hacia ellos.

Los dos hombres con uniforme azul oscuro se acercaban


a paso ligero, con zancadas firmes y amplias, mientras la
luz verdosa de los depósitos que recubrían el techo
iluminaba sus insignias y hacían que las siglas de DUE en
sus hombros brillaran como un sol amenazador. Uno de
los dos hombres, el más alto, iba más adelantado que el
segundo y también tenía más insignias que el otro. Akame
dedujo que era de una categoría más alta. Pronto llegaron
a donde se encontraban ellas. Akame miró a Mary sin
saber qué hacer y esperó a que ella le diera alguna
indicación. Mary no dijo nada, por lo que Akame se
mantuvo firme y en silencio esperando la actuación de los
dos hombres. Los oficiales pararon en seco a menos de
un metro e hicieron un saludo militar con la mano. Mary
se metió las manos en los bolsillos ignorando el saludo.
El hombre superior miró a Mary fijamente fusilándola con
desaprobación y después miró a Akame con algo de
208
desconfianza. Akame mantuvo la mirada fija en el
hombre, hasta que él bajó la mano para acabar el saludo
de mala gana. Akame sintió la tensión entre Mary y aquel
individuo. El otro hombre permaneció en silencio
observando la situación con una sonrisa, como si aquello
le divirtiera.

- ¡Doctora Mary Lüdwigh, ha ignorado una petición directa


del consejo central! ¡Según lo acordado, la Agente Akame
Momoi debía presentarse ante el presidente Strauss a las
8:00 para ser entrevistada! - El hombre habló con un tono
algo elevado. Akame se asustó por su brusquedad.

Akame estaba confundida. << ¿Por qué quiere verme el


presidente de DUE? ¿Tan importante soy? ¿Quién es
este tío?>> Pensó ella mientras observaba al alterado
oficial. Era rubio, con el pelo corto y peinado de lado. El
color de su pelo disimulaba las numerosas canas que
tenía. Una cicatriz cruzaba su frente, pasando por su ojo
derecho hasta llegar a la mejilla. Tenía los ojos negros y
hundidos y algunas arrugas por la edad, lo cual le daba
aspecto autoritario pero siniestro. Era más alto que
Akame, le sacaba alrededor de tres cabezas, y tenía unos
hombros poderosos. Era delgado, pero aparentaba tener
una fuerza superior. Su edad era indescifrable, aunque
parecía tener muchos más años que ellas, al menos en
apariencia.

209
- Comandante Vann Kettlex, tan encantador como
siempre... - Mary parecía burlarse del oficial. Akame
aguantó una risita cuando las venas de la frente del
comandante se hincharon y la mandíbula se le tensó para
ladrar a Mary. Ésta le interrumpió antes de que hablara. -
La Agente Momoi se acaba de despertar de una
operación delicada y está cansada. No se la puede forzar
antes de que se recupere. Y recuerde que ella ahora es
tan libre como usted o como yo, o incluso más... - El
Comandante Kettlex aspiró fuertemente para calmarse y
giró la cabeza de forma brusca en varias direcciones, con
los ojos a punto de estallar de rabia, antes de lanzar un
gruñido de resignación. Después miró a Akame y se giró
hacia ella.

- ¡Es un honor tenerla entre nosotros, Duquesa Momoi!


¡El Duque Takashi Momoi estaría orgulloso de usted! - El
Comandante Vann Kettlex hizo una reverencia exagerada
a Akame y ella se ruborizó, aunque no tuvo tiempo para
ello cuando cayó en lo que el comandante acababa de
decir.

- ¿¡Takashi Momoi!? ¿¡El Duque Takashi Momoi era de


DUE!? - Akame no pudo evitar demostrar su sorpresa. El
comandante Kettlex miró extrañado a Akame y luego miró
a Mary arqueando las cejas. Mary miró para otro lado.

210
- Pues sí. De hecho, fue el fundador de DUE. Yo tuve el
honor de conocerle, aunque por menos tiempo del que me
había gustado... Él fue el presidente de DUE antes que el
General Abraham Strauss. Y de eso ya hace décadas... -
El Comandante habló del Duque Momoi como si este
hubiera sido el mejor hombre de la galaxia. - Bueno,
siento no poder quedarme más tiempo a hablar con la
Duquesa, pero el deber me espera. - El Comandante
volvió a hacer una reverencia a Akame y después miró a
Mary con cara de desaprobación antes de repetir el
saludo. Esta vez, Mary hizo el saludo de forma burlona
mientras miraba al comandante con una sonrisa. El
comandante la ignoró y salió a paso ligero hacia el
ascensor más cercano seguido por el otro hombre.

- Adiós, Zormak. - Mary se despidió del otro hombre. Él se


despidió de ellas con la mano. Cuando el ascensor se
hubo cerrado con los dos oficiales dentro, Akame se giró
hacia Mary y se cruzó de brazos. Algo le había hecho
pensar que Mary había ocultado cierta información sobre
su nueva posición y sobre su título. Akame miró a Mary
ladeando la cabeza con expresión de enfado. Esperaba
una respuesta para sus nuevos descubrimientos. Mary se
quitó la mochila y la abrió para sacar una carpeta azul de
plástico con el símbolo de DUE sobre la tapa.

211
- Puedo explicarlo... - Dijo ella mientras se volvía a colocar
la mochila. - Vámonos de aquí. No es el mejor lugar para
hablar.

Con la carpeta bajo el brazo, Mary echó a andar hacia el


gran pasillo de la izquierda. Akame la siguió sin decir
nada. Tenía curiosidad por conocer su verdadera
situación en la organización. El día anterior, Mary había
prometido que le contaría todo, pero parecía que se lo
estaba tomando con calma y eso era algo que
impacientaba a Akame. Ella prefería hacer las cosas lo
más pronto y lo más rápido posible. <<Quizás quiera
protegerme de algo...>> Pensó Akame mientras
caminaba junto a Mary por el infinito corredor.

Sus paredes también estaban acristaladas y el techo,


también de vidrio, tenía forma semicircular. El corredor
estaba casi vacío y ellas, junto con unos pocos
trabajadores, eran las únicas que se atrevían a cruzarle a
pie. Los que no iban andando eran más escasos aún e
iban montados en unos pequeños vehículos sin ruedas
que flotaban sobre el suelo. Parecían carros de
transporte, como los de los aeropuertos, pero más
pequeños. Algunos eran monoplazas y otros tenían
espacio para media docena de personas. A Akame le
parecieron interesantes, a la par de divertidos.

212
- ¿Qué son esos...? - Akame señaló un vehículo que
pasaba cerca de ellas en dirección contraria.

- Es un LCT - 07. - Mary contestó sin observar mucho el


vehículo.

- ¿Qué significan las siglas? ¿Cómo funcionan? - Akame


estaba impaciente, quería conocer aquel mundo nuevo
cuanto antes.

- Significa Light Charge Transporter. El número indica el


modelo. Éste es de la séptima serie. Yo colaboré en la
construcción del primer modelo prototipo, el LCT - 00. -
Gesticulando con las manos, Mary comenzó a explicarle
el mecanismo de los LCT. - Tienen un motor que usa
energía de fusión, por muy exagerado que parezca, pero
eso les permite tener una autonomía y duración muy
elevadas. El principio que utilizan es la antigravedad. O
sea... - Akame la interrumpió sin querer, llevada por el
entusiasmo.

- ¡Eso significa una carga y una potencia


electromagnéticas enormes! - Mary rio y compartió su
entusiasmo.

- ¡Si! ¿¡No es fantástico!? De hecho, la fusión es el


método de obtención de energía principal en el planeta.
Después del sol, claro. - Mary señaló hacia arriba.
213
- ¡Qué maravilla! - Akame estaba impresionada. Durante
los minutos siguientes, Akame y Mary continuaron
hablando sobre los LCT y otros vehículos de DUE, como
por ejemplo los AD o S, también conocidos como
Aerodeslizadores, que usaban el mismo tipo de
propulsión electromagnética que los LCT, pero eran
mucho más grandes y se usaban para la exploración del
planeta. Mary también mencionó los PAF o Power Air
Flies, similares a aviones, pero con la capacidad de salir
de la órbita y capaces de permanecer en el espacio
durante un tiempo.

Akame se fascinó tanto con lo que le contaba Mary como


con las maravillosas vistas. Al lado derecho del pasillo, a
través de las ventanas, se podía observar la ciudad.
Aunque lejana, a Akame le pareció enorme. Por el lado
izquierdo se podían observar los inmensos prados rojos,
a los que Akame empezaba a coger cariño, no sin algo de
oposición sentimental. Al fin, llegaron al punto que, Mary
explicó, indicaba que habían recorrido la primera décima
parte de esa cara de la muralla. Allí había un ascensor
que, según Mary, las dejaría fuera de la muralla. Explicó
a Akame que en cada décimo de la distancia total de la
muralla había un ascensor igual. Entraron en el elevador
y comenzaron a bajar veloces hacia el mar de hierba
infernal que les aguardaba en tierra firme.

214
Capítulo 15º

A medida que iban llegando abajo, el ascensor fue


disminuyendo su velocidad tan rápido que Akame casi se
cae al perder el equilibrio con los frenazos. Mary iba
apoyada en la pared y pareció no inmutarse con la
violencia del descenso. Akame no dejaba de darle vueltas
a lo que acababa de pasar. ¡Un oficial, un comandante, le
había hecho una reverencia! Por lo visto, el Duque
Takashi Momoi había tenido su propia reputación en DUE
y, ahora, ella había heredado todo el respeto que su
antepasado había conseguido producir en los demás. El
hecho de que Mary no se lo hubiera dicho aún era
comprensible, pero Akame no podía esperar más. Mary
debía contarle todo de un momento a otro, pero ¿a qué
estaba esperando? ¿no se fiaba de los demás miembros
de DUE? y si ese era el caso ¿era DUE una organización
fiable? La posición de Akame seguía siendo un misterio,
aunque no por mucho tiempo más. Por otro lado, Akame
no había olvidado, ni mucho menos, la inminente visita
que iban a hacerle a esa tal Carol. ¿Quién era? y ¿Qué
relación podía tener ella con la desaparición de su familia?
El ascensor paró en seco y las puertas se abrieron
inmediatamente. Una luz fulminante descendió de los
cielos para cegar la vista de las recién llegadas. Las dos

215
salieron del ascensor cubriéndose los ojos con los brazos
para poder ver por dónde caminaban. El viento arenoso y
caliente formaba remolinos a lo lejos y mecía los
negruzcos árboles de un lado para otro.

Enfrente del ascensor, un vehículo las estaba esperando.


Dos hombres armados y enmascarados, con uniformes
militares de color azulado y grisáceo y con las insignias
de DUE en los hombros y en los cascos, estaban fuera
del vehículo. El vehículo era de un tamaño enorme. Medía
unos diez metros desde la cabina hasta la cola y unos
cinco metros de ancho y seis de alto. Seis imponentes
ruedas de oruga cubrían parte de ambos lados del
gigante. Los dos hombres las estaban esperando en la
parte trasera, donde se encontraba la entrada. La puerta
se abría en vertical y bajaba para crear una rampa que
permitiera a los pasajeros superar los casi dos metros de
altura que separaban la tierra del vehículo por medio de
las orugas. Los hombres repitieron el saludo militar ya
conocido por Akame. Mary saludó con la mano. Parecía
no querer ceder a las formalidades de ninguna manera.
Akame sonrío cuando pensó en ello.

- ¿Está todo listo? - Mary preguntó a los guardias para


asegurarse de que todo estaba en orden.

- ¡Sí, Doctora Lüdwigh! ¡El HW - 02 está preparado tal y


como usted pidió! ¡La ruta está ya introducida en el
216
generador de mapas! - El soldado de la derecha contestó
enseguida y Mary pareció complacida. Mientras el
soldado hablaba con Mary, el otro subió la rampa y entró
dentro. Akame observó sus uniformes con detenimiento.

El traje consistía en una armadura azul oscuro y plateada.


Las extremidades estaban formadas por varias piezas y,
por encima, llevaban unas botas negras hasta las rodillas
y unos guantes negros largos que encajaban a la
perfección con las piezas de la armadura. El resto del
cuerpo iba cubierto con un peto, un recubrimiento que
cubría sus partes íntimas y una especie de faldón
grisáceo que colgaba de un cinturón hasta las rodillas. El
cinturón era rojo, con dos pistolas, parecido al de Akame,
y llevaban otro cruzado con accesorios, desde el hombro
derecho hasta la cadera izquierda. Un casco negro con
las iniciales de la organización cubría sus cabezas y sus
ojos con unas lentes oscuras. Unas mascaras extrañas
cubrían desde la zona entre los ojos, pasando por el
tabique nasal, hasta ambos lados de la cara bajo las
lentes. La máscara les distorsionaba la voz levemente. En
su espalda cargaban con una especie de mochila con una
antena espiral. En el centro de la mochila colgaba una
extraña espada y en el lado izquierdo de las mochilas
había adherido un tubo transparente de unos veinte o
treinta centímetros de diámetro y unos cincuenta
centímetros de alto. En ambas bases del cilindro había
unas tapas metálicas con algunos compuestos
217
electrónicos y mecánicos que sujetaban una especie de
eje metálico dentro del cilindro.

Cuando Mary acabó de hablar con el guardia, éste entro


en el vehículo y ella avisó a Akame de que ya podían
subir. Akame siguió a Mary por la rampa y se sumergieron
en la penumbra del interior del HW - 02. La puerta se
elevó y se cerró tras ellas. Unas luces rojas parpadeantes
iluminaban escasamente la enorme sala. Ambos lados
estaban totalmente cubiertos por asientos con cinturones
de seguridad. Sobre cada asiento había un piloto
luminoso. Al fondo, al otro lado del pasillo, estaba la
cabina. En su interior, Akame pudo reconocer a los dos
hombres sentados preparando los controles antes de
partir. El enorme habitáculo sin ventanas era
claustrofóbico.

- ¡Por aquí! - Akame giró la cabeza hacia el lado derecho


y, junto a la entrada, vio a Mary agarrada a una escalera
de mano a punto de subir al segundo piso. Ella empezó a
ascender y desapareció en la oscuridad. Akame la siguió
escaleras arriba.

El piso de arriba era totalmente diferente. Las cuatro


paredes estaban acristaladas con vidrios protectores y
dejaban pasar la luz del exterior. Por las ventanas se
podía observar perfectamente el árido paisaje exterior y
eso tranquilizó a Akame. El piso estaba lleno de asientos
218
situados de cuatro en cuatro y enfrentados dos a dos, de
forma similar a un tren o un avión. En el techo había
cuatro pantallas dispuestas en fila con una distancia entre
ellas de casi tres metros. Mary se había sentado en la
zona central del pasillo, en un grupo de asientos en el lado
izquierdo. Saludó con la mano. Akame caminó hasta ella
y se sentó en frente suyo, junto a las ventanas. Mary
había dejado su mochila en el asiento de al lado y
sujetaba entre sus manos la carpeta azul que había
sacado tiempo atrás. El vehículo se puso en marcha y,
con un pequeño temblor inicial, emprendió su viaje a
través de los prados infinitos a una velocidad constante.

- ¿Qué pasa conmigo? ¿Por qué soy tan importante?


¿Quién es ese comandante Kettlex? ¿Quién es realmente
Carol? - Akame no pudo resistirse más y, justo cuando
Mary se disponía a darle la carpeta, la asaltó con todas
sus preguntas.

- Esto es tuyo. Es una copia del expediente que he escrito


desde que me hice cargo de ti - Mary sonrió y le ofreció
definitivamente la carpeta a Akame. Akame cogió la
carpeta y la abrió para encontrarse con todos sus datos
personales en su interior.

- Gracias. Pero prefiero que me lo cuentes tú. - Akame


cerró la carpeta y la dejó sobre sus piernas. Mary asintió
a la petición y se colocó las gafas antes de hablar.
219
- El Duque Takashi Momoi fue el fundador de DUE
después del enfrentamiento con los Zuh’lark. Él era un
hombre respetable y, ya antes de fundar DUE, la gente le
tenía en alta estima, por lo que no le costó mucho ganar
aliados para poner en marcha el proyecto de la
organización. Fue el primer presidente de DUE, el mejor,
de hecho, aunque en realidad solo hemos tenido dos. -
Mary hizo una pausa, pensativa, y después continuó con
la historia. - El Duque desapareció sin dejar rastro hace
unos treinta años. Nadie sabe el cómo ni el por qué.
Tampoco dejó pistas sobre sus intenciones.

- ¿Desapareció sin más? ¡Qué forma tan extraña de...! No


sé... ¿Qué pasó después? - A Akame le intrigaron los
actos de su antepasado y frunció el ceño intentando
comprender, pero le faltaban datos.

- Fue elegido otro presidente por el consejo de DUE, pero


fue asesinado. Le envenenaron. - Mary bajó el tono de
voz como si no quisiera que la escuchasen.

- ¿¡Envenenado!? - Akame se quedó perpleja con la


noticia. Bajó el tono cuando Mary se llevó el dedo a los
labios. - ¿Crees que hubo una conspiración? - Ahora
entendía por qué Mary había ocultado tanta información.
También sospechó que esa podría ser la causa de la
aparente tensión entre los miembros de DUE.

220
- Después de eso, le sustituyó el presidente Strauss,
aunque no fue elegido por el consejo. Él era el
vicepresidente cuando el presidente recién elegido murió.
Se autoproclamó presidente, según él, para preservar el
orden durante el período de inestabilidad. También fue
vicepresidente cuando el Duque Momoi era el presidente.
- Mary no pudo evitar mostrar su preocupación

- ¿Crees que la desaparición del Duque, la muerte del


segundo presidente y el ascenso de Strauss están
relacionados? - Mary miró por la ventana durante unos
instantes mientras pensaba en la pregunta de Akame.

- Es posible, pero no hay pruebas. ¿Ahora entiendes tu


situación? Tu antepasado fue una persona a la que todos
apoyaban, o al menos la mayoría, y desde que
desapareció, DUE se ha corrompido con el tiempo. Mucha
gente te apoyaría si, por algún casual, llegaras a tener una
reputación en la organización y te presentaras a las
próximas elecciones. ¡Eres la heredera legítima del
fundador de DUE! Por eso el presidente Strauss estaba
tan impaciente por verte. Quiere tenerte de su lado, como
a una mascota fiel. Así ganaría apoyo usando tu figura y
se aseguraría de tenerte a sus órdenes... - Akame no
podía creer lo que estaba escuchando. ¡Ella era la clave
para solucionar la situación de DUE!

221
- Esto es algo complejo... Supuse que pasaba algo en
DUE por el ocultamiento de información, por el
comportamiento de los oficiales y por la leve rivalidad que
se siente, pero no creía que fuera algo tan grave. - Akame
estaba empezando a sentir un gran peso sobre su
persona.

- La rivalidad es algo que realmente existe a día de hoy.


Strauss es miembro de la sección militar de DUE y, aparte
de dirigir la investigación armamentística directamente,
sería peligroso que fuera el culpable de las
desapariciones. Como es el Presidente Supremo, todos
los centros de seguridad de todas las ciudades de Tierra
2 están dirigidos por él y, si de verdad ansía poder, podría
enfrentarse al gobierno terrestre. - Mary intentó plantearle
la situación a Akame de forma que se hiciera a la idea del
peligro que Strauss suponía.

- ¿Todas las fuerzas armadas son de DUE? Eso es algo


peligroso, teniendo en cuenta la situación... - Akame miró
a Mary extrañada.

- Lo son y sí, fue un fallo por parte de los Gobiernos


zonales cedernos todo el poder. - Mary negó con la
cabeza mientras se apoyaba en sus piernas con los
codos. Akame la observó preocupada.

222
- ¿Quién era ese tío, el comandante Kettlex? Parecía
malhumorado... - Akame sonrió cuando se acordó del
oficial.

- Es el vicepresidente y el oficial militar con más poder


después de Strauss. Un tipo gracioso. Era seguidor del
Duque Momoi, pero los años le han cambiado, o puede
que haya sido Strauss quien le ha cambiado... - Mary
contestó con una sonrisa mientras miraba el brazo de
Akame.

- ¿Y el otro oficial? - Akame se dio cuenta de que Mary la


observaba, pero no dijo nada.

- Un amigo mío, Zormak. Es un androide. Puede producir


una imagen holográfica a su alrededor para camuflarse.
Trabaja de ingeniero en la sección tecnológica Él diseño
los HW, o sea, los Hell Worms. Ahora está ayudando a
los de la sección militar con el nuevo cargador fotónico
para armas láser automáticas.

- ¿Un androide? ¿Qué tipo de funcionamiento tiene? -


Akame estaba asombrada de que existieran androides
autónomos.

- Estamos en ello... - Mary rio con la pregunta de Akame.


- En realidad no lo fabricamos nosotros. Él es la única
prueba viviente de que los Zuh’lark estuvieron aquí.
223
Supuestamente, lo encontraron por ahí cuando los
alienígenas se fueron. Estaba defectuoso y los científicos
de DUE lo consiguieron reprogramar hace unos sesenta
años. Yo ayudé a arreglarlo, pero no mucho. Realmente
lo conocí después, cuando trabajó conmigo en un
proyecto. Desgraciadamente, su memoria se borró al
reprogramarlo. Los científicos de DUE están que explotan
por averiguar cómo funciona, pero es complicado...

Akame estaba emocionada por las noticias que acababa


de recibir sobre su importancia en DUE. También estaba
algo asustada por la posibilidad de que algunos quisieran
intentar utilizarla para fines personales. No estaba de
acuerdo con la autoridad que los militares tenían en este
nuevo mundo del que ahora formaba parte, pero ¿qué
podía hacer? Nunca le habían gustado las fuerzas
armadas y, realmente, no estaba interesada en ser la
presidenta de la organización, por lo que no tenía nada
que hacer en aquella situación.

El hecho de que algunos la pudiesen tomar como un


símbolo de recuperación en la organización la
reconfortaba, pero la preocupaba que se tomaran
demasiado en serio su nuevo papel como heredera del
fundador de DUE. <<Quizás pueda recurrir al apoyo de
los seguidores de Takashi Momoi si la cosa se pone fea
entre Strauss y yo...>> Pensó ella <<Una líder
revolucionaria, como en The Revolution Day ¿quién lo
224
diría?>> Akame recordó su saga filmográfica favorita y
echó de menos su hogar. Intentó no pensar en Kaito y
Mio, pero no pudo evitarlo. <<El cine, los asesinos, la
mafia... ¿cómo pudiste llegar tan lejos y no avisarme,
Kaito?>> Se sintió cansada, pero no podía rendirse. Ya
había llegado demasiado lejos. <<Scott... ¿qué estarás
haciendo? Todavía tengo que ayudarte...>>

Mientras Akame volaba en sus pensamientos, Mary cogió


su mochila y sacó un pequeño estuche. Lo abrió con
cuidado. Tenía dos pliegues, lo cual sumaban tres
superficies de cuero donde Mary llevaba herramientas de
todo tipo: Destornilladores y llaves inglesas de tamaños
diversos, un pequeño aparato electrónico con un hilo o
cable metálico en un extremo, una pequeña
remachadora, tornillos y muchos otros utensilios de
electrónica y bricolaje.

- No sabía que también fueras electricista. - A Akame le


hacía gracia que Mary pareciera estar preparada para
todo.

- Solo en mis ratos libres. - Mary rio mientras cogía


algunas herramientas. - Tengo que ajustarte la pantalla
del brazo. Dame la mano. - Akame extendió el brazo.
Mary la agarró por la muñeca y se ladeó para poder
operar bien con las herramientas. Akame se acercó un
poco para facilitarle el trabajo.
225
- Dime. Exactamente ¿cuál es mi función en DUE? ¿qué
hace un agente? - Mary la miró sonriente mientras
desatornillaba la pantalla y la levantaba para dejar al
descubierto una maraña de pequeñísimos cables y
circuitos que había enganchados debajo y que la
conectaban con el interior del brazo.

- ¿Recuerdas que te dije que ahora tenías la misma


autoridad que yo? Pues he conseguido que seas mi
ayudante. Mejor dicho, mi socia. - Mary cogió el pequeño
aparato que Akame había visto antes, que resultó ser una
especie de soldador. Mary comenzó a churrascar los
cables por debajo de la pantalla. - Yo soy la directora del
Sector Científico en Soya'Rhöw 2 y, ahora, tú eres la
directora de operaciones del Sector Científico de la
ciudad, La Agente Akame Momoi. El departamento se
estaba reformando, así que vi una oportunidad de darte
una posición adecuada y de que además estuvieras cerca
de mí. Digamos que ahora eres la inspectora y
guardaespaldas del Sector Científico. - Mary sonrió por la
idea.

- No creo que a Strauss le haya hecho mucha gracia


¿cómo lo has conseguido? - Akame estaba más que
agradecida. Aquello la daba una oportunidad de
comenzar a rehacer su vida.

226
- Los departamentos tenemos cierta independencia,
aunque no ha sido el caso. Como el gobierno terrestre
quiere quitarse a Strauss de en medio, yo les he ofrecido
una solución: Tú. Así que has sido nombrada Agente de
DUE directamente desde el gobierno terrestre y Strauss
no ha podido negarse. Aunque eso no significa que no
vaya a hacer lo que sea necesario para quitarte de en
medio. - Akame lanzó un enorme suspiro mientras miraba
al techo del vehículo.

- Estoy metida en un buen lío... ¡No puedo oponerme a


Strauss públicamente! Ni si quiera le conozco... No llevo
aquí ni dos semanas... - Akame estaba horrorizada con
los pensamientos macabros que su mente relacionaba
con Strauss.

- Tranquila, no hace falta que lo hagas en este momento.


Pero si llega el momento de pararle los pies a Strauss,
tendrás que hacerlo. Muchos te apoyarán, no lo olvides.
Yo estoy contigo. - Mary colocó la pantalla en su sitio, con
el interior del brazo aún humeante, y dio una palmada
amistosa a Akame sobre la mano mientras la miraba con
comprensión. La guiñó el ojo y comenzó a atornillar la
pantalla de nuevo.

- Me he fijado en que ahora tengo más fuerza en el brazo


derecho. ¿Qué hace exactamente esta armadura? -
Akame apretó el puño derecho.
227
- Eso que sientes es debido a que el MAFP tiene un
potenciador de agarre y de extensión y flexión. O sea, que
incrementa tu fuerza. Sumado a que tus habilidades se
han incrementado en la Dimensión 2 debido a que tu
existencia altera las leyes físicas, ahora serás imparable.
- Mary terminó de atornillar la pantalla, se sentó y
comenzó a guardar las herramientas.

- Pues espero que nadie me tiente, porque no estoy a


favor de la violencia. Sé usar armas y sé hacer otras
cosas porque en la Dimensión 1 practicaba por
entretenimiento... - Akame tuvo una imagen alterada de
su propio ser. Ahora se veía como una potencial arma de
destrucción y no le agradaba la idea.

- Esperemos que no. Aunque si alguien se resiste a


compartir información para nuestras investigaciones, será
inevitable. - Mary guardó el estuche en su mochila.

- ¿Te refieres a Carol? - Mary asintió a la pregunta. -


¿Quién es?

- Te dije que hace cincuenta años se detectaron dos


anomalías, parecidas a la que tu produjiste, con posible
origen en la Dimensión 4. Pues bien, si realmente Carol
proviene de la Dimensión 4, eso significaría que ella ha
viajado dimensionalmente y, por tanto, ella es la Carol
original que ha pasado de una dimensión a otra. Eso
228
significa que no ha muerto y que, de alguna manera, como
tú, está ligada a su dimensión original por un túnel
dimensional. Si esto es cierto, entonces, aparte de existir
una posibilidad de viajar por el espacio-tiempo que
desconocemos, ella podría saber algo sobre los restos de
materia verde que descubriste en el hospital de
Soya'Rhöw 1, como te dije, y sobre la transformación del
portal por el que Kaito y Mio estaban entrando en un portal
a la Dimensión 3. - Mary intentó creer que Carol tendría
información interesante.

- Si de verdad ella proviene de la Dimensión 4 ¿cómo es


que no lo habéis descubierto antes? - Akame comprendía
que en DUE las cosas no marchaban bien, pero ¿tanto
como para ocultar un descubrimiento así?

- Te dije que sufre graves alteraciones mentales. Los


interrogatorios con ella son... curiosos. Tiene unos delirios
verdaderamente interesantes. Yo no he hablado con ella
personalmente, pero ayer analicé algunas grabaciones. -
Mary pensó en que el interrogatorio podría ser algo
complejo.

- ¿No habéis intentado tratarla de alguna manera? -


Akame se frotó la barbilla pensativa.

- No sirve. Es como si lo que ella cree fuera algo real y los


medicamentos no le pueden devolver la cordura. - Mary
229
imaginó que la lista de medicamentos que Carol tomaba
sería extensa.

- ¿Qué clase de delirios son esos? - Akame intentaba


hacerse una idea de lo que se iba a encontrar.

- Enseguida lo verás. - Mary señaló por la ventana y


Akame desvió su mirada hacia el exterior. Estaban
avanzando por una enorme carretera que, como se podía
ver a través de las ventanas, llevaba hasta un enorme
muro de color metálico. Akame se levantó y se dirigió
hacia la ventana frontal del pasillo del HW. Mary la siguió.
- Esa es la prisión de Soya'Rhöw 2. - Akame no contestó
a Mary. Estaba demasiado ocupada fascinándose con las
enormes torres que había atravesando el imponente
muro. Éste tenía unos trescientos metros de altura y las
torres llegaban a los casi cuatrocientos metros sobre el
suelo. La prisión tenía unos seiscientos metros de ancho
y constituía un enorme cuadrado fortificado en medio de
la nada. La carretera llevaba hasta el medio del muro
principal, donde se encontraba la entrada, de unos
cincuenta metros de alto y veinte de ancho.

- ¿A cuanta distancia está la prisión de la ciudad? - Akame


se giró y se apoyó con la espalda en la ventana.

- A unos 100km, aproximadamente. - Mary se comenzó a


colocarse la mochila.
230
- ¿Cuánto tiempo se tarda en llegar? - Akame se volvió a
girar y miró por la ventana intentando ver el sol, pero las
nubes negras se lo impidieron.

- Depende del vehículo que uses. Los HW tardan


alrededor de una hora, lo cual no está mal para el tamaño
que tienen. - Mary pensó en la pregunta.

- Así que alcanzan una velocidad de 100km/h... - Akame


miró a Mary mientras intentaba averiguar la hora a la que
estaban.

- Sí, aunque su velocidad máxima es de 150km/h. ¿Por


qué lo preguntas? ¿No estarás pensando en hacerte
piloto o algo por el estilo? - Mary soltó una pequeña
carcajada bromista.

- ¿A qué hora hemos salido de la ciudad? - Akame


preguntó sintiéndose algo absurda.

- A las 10:00, como estaba previsto. ¿Te ocurre algo? -


Mary la miró confundida.

- Necesito un reloj. - Mary se echó a reír con la respuesta


de Akame y ella hizo lo mismo.

- ¿Y no era más fácil pedírmelo? - Mary no podía dejar de


reír.
231
- Quizás... Akame miró para otro lado. Mary comenzó a
andar por el pasillo hacia la escalerilla y Akame la siguió.
Mary bajó por la escalerilla con cuidado de no caerse. A
causa de la poca luz del piso de abajo, era casi imposible
ver donde se ponían los pies. Al llegar abajo, Mary se fue
hacia la puerta y se cogió a un agarra-manos que había
en la pared, a la derecha de la puerta. Akame se acercó
al agujero del suelo, saltó y se dejó caer al piso inferior.
Aterrizó con los brazos desplegados para no perder el
equilibro con los temblores del vehículo. Se acercó a la
puerta y atrapó entre sus manos la agarradera del lado
izquierdo.

- No te pases. No eres una superheroína. - Mary la miró


con una pequeña sonrisa mientras toqueteaba un aparato
que tenía en su muñeca, el cual era idéntico a la pantalla
que Akame tenía en su armadura. Extendió el brazo y se
lo enseñó a Akame. Afortunadamente, las luces de la
pantalla se veían perfectamente en la oscuridad. - Este
aparato tiene exactamente las mismas funciones que el
que tú tienes en tu brazo. - Akame levantó ligeramente el
brazo y comprobó que parecía un árbol de navidad en
aquella penumbra. Observó su pantalla. - Puedes medir
la radiación externa y la tuya propia, mide tu pulso y tu
temperatura, aparte de medir la actividad energética de tu
brazo. Tienes un radio-comunicador, tienes un reloj
incorporado y calendario. Acércate, voy a actualizártelo. -
Akame se soltó del agarrador y caminó hasta Mary para
232
agarrarse en el mismo agarrador que ella. Mary cogió el
brazo de Akame y abrió una pequeña pestaña que había
junto a la tapa protectora de la pantalla. Del pequeño
departamento apareció una especie de cable con una
salida metálica. - Este cable te servirá para descargarte
información y para conectarte a cualquier red. - Mary
estiró el pequeño cable y lo enchufó en una entrada que
había en su reloj. Durante unos instantes, Mary tecleó
algunos códigos y ambas pantallas comenzaron a
parpadear simultáneamente. - Voy a actualizarte todo el
sistema y te voy a pasar información sobre DUE. - Pocos
minutos después, justo antes de que el HW se detuviera,
las pantallas dejaron de parpadear. - Ya está. - En la
pantalla de Akame apareció un pequeño reloj digital, justo
como ella quería. Indicaba que eran la 11:15.

- ¡Gracias! - La sorpresa de Akame aumentaba a cada


minuto que pasaba en aquel lugar. Parecía que casi
cualquier cosa era posible. - Me tengo que acostumbrar a
tanta tecnología. Esto es nuevo para mí...

- No tengas prisa. Ya aprenderás cuando llevemos


trabajando juntas un tiempo. - Mary cubrió su reloj
multiusos con la manga de su bata y se giró hacia la
puerta.

Inmediatamente después, los pilotos luminosos del HW -


02 se pusieron de color verde, lo cual indicaba que había
233
vía libre para salir al exterior. La puerta se abrió
rápidamente, echando vapores por los conductos de
control de presión que había en los bordes de la rampa, y
las dos abandonaron el vehículo. Estaba aparcado
delante del gigantesco portón, el cual no parecía tener
intención de abrirse. Mary caminó hasta el extremo
derecho de la enorme puerta y, justo en la pared de al
lado, accionó un pequeño interruptor que se encontraba
en un panel con diversas palancas y botones. Una
pequeña tapa se levantó y dejó ver una pequeña pantalla
táctil. Mary introdujo un extenso un código y después se
alejó unos metros atrás situándose al lado de Akame, que
estaba impaciente por entrar a la prisión. Alrededor de dos
metros más a la derecha, una plancha metálica de la
pared produjo un chirrido, se desencajó y fue absorbida
por el suelo. Era una puerta oculta.

- ¡Vamos! El transporte nos esperará fuera. Venimos en


misión confidencial, así que entraremos por esta puerta
de servicio. - Mary comenzó a andar hacia la pequeña
puerta y entró. Akame entró tras ella y, con un pequeño
escalofrío, se giró rápidamente al escuchar como la
puerta volvía a cerrarse a su espalda. Cuando se volvió
hacia Mary, vio que ella había cerrado la puerta al pulsar
otro interruptor que había en la pared del estrecho pasillo.
- No vamos a pasar por el patio ni por pasillos principales.
Vamos a ir directamente por aquí hasta la zona de
contención, que es donde esta Carol.
234
- ¿Por qué tanto secretismo si solo estamos haciendo
nuestro trabajo? ¡El descubrimiento de una nueva
dimensión, y que una persona de esta prisión pueda tener
información sobre ella, es algo importante! - Akame
seguía sin poder imaginar que la situación de DUE fuese
tan grave.

- Precisamente. Si es verdad que ella vino de la


Dimensión 4, debemos asegurarnos antes de hacerlo
público. Aunque no me guste, es así como debemos
hacerlo. Además, no podemos fiarnos de Strauss. - Mary
negó con la cabeza con resignación.

Durante los minutos siguientes, anduvieron por un


laberinto de claustrofóbicos pasillos que, si no fuera por
los carteles que señalaban hacia donde ir, sería una
trampa mortal. Akame se fijó en que las paredes, el techo
y el suelo eran prácticamente del mismo color, lo cual
producía un leve mareo. De vez en cuando se
encontraban con alguna puerta en alguno de los lados con
un panel para abrirla y cerrarla. La iluminación, conocida
ya por Akame, era aquella tenue y misteriosa luz verdosa
que provenía de aquellos depósitos cilíndricos, como los
que Mary tenía en su laboratorio, que se encontraban en
el techo del pasillo. A Akame le entró curiosidad por saber
que tecnología era aquella.

235
- ¿Qué hay en los depósitos? - Como el pasillo era tan
estrecho, apenas cabían dos personas, una al lado de la
otra, por lo que tenían que ir en fila para poder andar
cómodamente. Mary iba delante y no se paró para
contestar a Akame ni se giró, sino que contestó mientras
caminaban.

- Fotobacterium luciferis. Es una bacteria modificada


genéticamente para que su única función en la vida sea
producir luz. - Mary habló mientras señalaba los depósitos
del techo.

- En la Dimensión 1 se estaba empezando a investigar


sobre la producción biológica de luz hace un tiempo.
¿Qué clase de luz? ¿Cómo lo hacen? - A Akame le
interesó el tema, ya que eso significaba un ahorro de
energía bastante elevado, teniendo en cuenta el tamaño
de las construcciones de la Dimensión 2.

- Principalmente usan el sistema Luciferina/Luciferasa,


pero también realizan combustiones diversas. Necesitan
un aporte de energía para producir la luz, por lo que
durante algunos períodos del día se las bombardea con
radiaciones y también se las provee de nutrientes
disueltos. Hemos conseguido que se reproduzcan muy
rápido, por lo que podemos crear nuevos depósitos con
cierta facilidad. La luz que producen les sirve de

236
estimulante, por lo que durante un tiempo pueden
retroalimentarse, lumínicamente hablando.

- Si se escapasen sería un problema. - Akame rio al


imaginarse la ciudad entera plagada de bacterias
luminosas por todas partes.

- Sería algo digno de ver. - Mary rio también. - Ya casi


hemos llegado. Es al otro lado de este pasillo.

- ¡Menos mal! ¡Estaba a punto de perder la vista! - Akame


se llevó la mano a la frente con la vista algo borrosa.

Al llegar a la esquina, giraron a la derecha y Akame pudo


ver por fin un pasillo ancho con una puerta doble al fondo
del laberinto. Avanzaron hasta la entrada y, cuando
llegaron, cada una empujó una de las puertas de forma
simultánea para introducirse en un nuevo pasillo. El lugar
le recordaba a la zona psiquiátrica de la prisión de
Soya'Rhöw 1, con una gran cantidad de despachos, salas
de interrogatorio y salas acristaladas especiales para
enfermos mentales. En este caso, la zona ocupaba
cientos de metros de largo, adecuado para almacenar
presos durante toda la eternidad si era necesario. A
Akame le divirtió la idea y sonrió irónicamente mientras
observaba las salas vacías. Miró su reloj, eran casi las
11:30, y se preguntó cómo sería Carol. ¿Estaba loca de
verdad o solo engañaba a los oficiales médicos de DUE?
237
Por lo que sabían, parecía tener un delirio intenso y no
reprimible, lo cual hacía de sus declaraciones
sospechosas. <<Puede que diga la verdad...>> Pensó
Akame <<Pero si dice la verdad, eso significaría que no
está tan loca. Aunque puede que los únicos que no
mientan en este mundo sean los locos...>> Akame estaba
preocupada. Ya había trabajado antes con enfermos
mentales y sabía de antemano que resultaban
impredecibles y bastante peligrosos si no se les atendía
correctamente. <<Lo mejor será seguirle el rollo. A ver
qué pasa...>>

Finalmente, llegaron a una sala con rejas en la ventanilla


de la puerta, lo cual inquietó a Akame. Justo delante,
había un soldado de DUE con su armadura inconfundible.
El oficial saludó y, al ser contestado por Mary de igual
forma, introdujo un código en el panel de la puerta. Con
un sonido mecánico, la puerta se abrió. El oficial pidió a
las recién llegadas que esperaran fuera un momento y
entró a la celda, pistola en mano y con unas esposas
preparadas. No se oyó ningún ruido en el interior de la
celda, como si no hubiera resistencia ni ningún tipo de
disputa entre el guardia y la presidiaria. Poco después, el
guardia salió e hizo una señal con la cabeza a modo de
visto bueno. Las dos se acercaron a la puerta y, antes de
que entraran, el guardia las avisó.

238
- No enciendan la luz, no le gusta. - El guardia se retiró a
la pared que estaba en frente de la puerta y, desde ese
momento, no quitó ojo de la habitación. Akame sintió su
respiración algo agitada bajo la máscara. Akame y Mary
se miraron interrogativas. Mary cogió a Akame por el
hombro izquierdo y habló en voz baja.

- Será mejor que hables tú con ella. Yo me quedaré cerca.


- Akame miró seriamente a Mary y ella animó con la
cabeza a Akame para que entrara. Akame respiró hondo
y avanzó al interior de la oscura habitación.

239
Capítulo 16º

La pequeña salita estaba en penumbra y su interior se


veía de forma escasa. Medía unos tres por tres metros y
parecía bastante cómoda para ser una simple celda. A la
izquierda, justo al lado de la puerta, había un pequeño
sillón y, un poco más a la izquierda, había una cama
deshecha y cubierta de papeles, posiblemente
anotaciones. Al fondo, en el mismo lado, había un
habitáculo, una cabina, con las siglas W.C. escritas en la
puerta. Al fondo a la derecha, en la esquina superior había
una pequeña televisión colgada del techo. En la pared
derecha de la habitación había un pequeño estante con
libros viejos y debajo había una mesa rectangular pegada
a la misma pared. Junto a la mesa había dos sillas, una
delante de la puerta por la que Akame acababa de entrar
y otra enfrente. La silla de enfrente estaba ocupada por
una mujer esposada con las manos detrás del respaldo
de la silla. Estaba cabizbaja y dejaba caer su melena
rojiza sobre su rostro. Tenía el pelo del lado izquierdo de
la cabeza medio rapado y el del lado derecho, largo.
Llevaba una camiseta blanca de tirantes y un pantalón
gris que pertenecían al uniforme de los presos. Llevaba
unas botas oscuras cubiertas por el pantalón.

240
La poca luz del cuarto no permitió a Akame ver si Carol la
estaba mirando con el ojo que no tenía cubierto por el
pelo. Akame se acercó a la mesa lentamente, apartó la
silla con delicadeza y se sentó frente a ella. Mary entró
despacio después de Akame y se sentó en el sillón de la
izquierda sin perder de vista a Carol. Akame miró a Mary.
Ella la devolvió la mirada y se recostó en el sillón
cruzándose de brazos. Akame se volvió hacia Carol y
permaneció en silencio unos instantes antes de decir
nada. Akame liberó su mente, se conectó con Mary y
habló con ella antes de empezar el interrogatorio.

<<Podría leerle la mente...>> Comunicó Akame mientras


miraba a Carol con algo de inquietud.

<<Podrías..., pero no creo que creas que es lo correcto.>>


Mary la contestó en sus pensamientos, sorprendida por la
visita mental inesperada de Akame.

<<No, no lo creo... Pero sería más sencillo...>> Akame


titubeó mientras se decidía.

<<Venga, no te preocupes. Recuerda que haces esto por


tu familia y porque es algo importante para nuestras
investigaciones. Cuando acabemos te invitaré a tomar
algo, no se me ha olvidado.>> Akame volvió en sí y abrió
los ojos. Carol estaba susurrando algo, pero Akame no
pudo identificar las palabras exactas. Su mirada
241
permanecía perdida en el espacio entre ella y la mesa, y
estaba empezando a balancearse suavemente de un lado
a otro. A Akame le dio algo de miedo.

- Hola... - Akame se atrevió a hablar con una suave voz,


no sin antes carraspear y tragar saliva. - Tu nombre es
Carol ¿No? - Al oír su nombre, Carol abrió sus ojos
azulados de golpe, o al menos el ojo visible, y miró a
Akame fijamente aún con la cabeza baja. A Akame se le
pusieron los pelos de punta. Carol elevó el tono y lo que
antes eran susurros pasaron a ser una voz profunda e
hipnótica.

- Kaeikouk, Makasak, Napatak, Dafayak, Jaravak,


Waxazak... ¡La Madre ha llegado...! - Akame no entendió
absolutamente nada de lo que dijo Carol, pero sintió algo
de incomodidad por la mirada de ésta, la cual era fuerte,
seductora y algo psicótica.

- ¿Cómo dices? - Akame no supo si quedarse allí o


transportarse a otro lugar.

- ¡La Madre Santa! Te estábamos esperando... - Carol


levantó la cabeza sonriendo.

- ¿Madre Santa? ¿Me esperabais a mí? - Akame preguntó


extrañada. No sabía si hablaba en serio o si era uno de
sus delirios.
242
- ¡Sí, la madre del hijo de Dios! - Carol levantó la cabeza
del todo y dejó ver su rostro por completo. Tenía un
tatuaje de color negro en la cara, o eso le pareció a
Akame. La penumbra la estaba poniendo nerviosa, no
veía bien. Cada ojo de Carol se encontraba dentro de un
rombo negro que se alargaba un poco hasta la mitad de
la frente y que caía hacia la mejilla, semejante a una
lágrima. Su boca también estaba tatuada y el negro de
sus labios se alargaba hacia los lados de la cara, como si
hubieran sido ampliados con un cuchillo impregnado en
petróleo. Akame se quedó horrorizada al ver el aspecto
tribal de la mujer, que no tendría muchos más años que
ella o que Mary.

- Vale, soy la madre del hijo de Dios... - Akame intentó


seguir la conversación.

- No, aun no... - Carol miró a Akame como si estuviera


preocupada.

- Me estabais esperando, pero ¿quiénes? - Akame


decidió comenzar a hacer preguntas.

- ¡Nosotros, Rapamas, los siervos de nuestro Dios


Reheya! - Carol miró al techo con los ojos muy abiertos.

- Carol, tengo que preguntarte algo. ¿Sabes algo de unos


asesinatos que ha habido en un hospital? - Carol contrajo
243
una expresión extraña, a la que Akame relacionó con una
expresión de posible sorpresa o emoción mezclada con
algo de placer, lo cual dio algo de preocupación a Akame
por la probable relación de Carol con los asesinatos. Carol
pareció relajarse y se puso seria.

- Asesinatos no, sacrificios... - Carol miró a Akame de


nuevo y asintió con calma.

- ¿Sacrificios? - A Akame le preocupó que el delirio de


Carol fuera algo más que simples alucinaciones.

- En tu honor... ¡El ritual ya ha comenzado! - Carol volvió


a sonreír, esta vez de forma algo macabra. Akame estaba
empezando a temblar y tenía las manos frías y sudadas.
Un escalofrío le recorrió la espalda al oír las declaraciones
de Carol. Verdaderas o no, eran horribles.

- Pero ¿quién lo ha hecho? Carol, ¿tienes algo que ver? -


Akame no sabía si sus intentos por entablar una
conversación con ella servían de algo.

- Nuestro Intérprete Supremo te ha estado llamando a


través de mí, pero no has querido escuchar... Así que El
Interprete Supremo, entendiendo tu dolor, fue al primer
mundo para satisfacer tu venganza y para comenzar el
sacrificio. Él lo hizo con la intención de que entendieras

244
que te necesitamos para que Dios vuelva a ser Reheya y
no Koinomed.

- ¿El Interprete Supremo? - Akame estaba empezando a


sospechar que algo raro pasaba con Carol.

- Sí, el líder de nuestra iglesia. El único que tiene el


permiso de hablar con Dios para calmar su odio por el
pecado hecho. - Carol volvió a asentir.

- Vale, el primer mundo. - Akame dedujo que había algo


más detrás del delirio de aquella mujer. Una iglesia, un
líder, Dios, Madre divina... Demasiado elaborado para ser
mentira. - ¿Entonces vienes del cuarto mundo? - Akame
esperó que la pregunta surtiera efecto y que Carol le
contara algo más.

- Sí, hace mucho tiempo. Una magia poderosa, la magia


que nos cedió Reheya cuando creó la Semilla Divina para
restablecer la Fe durante su ausencia. ¡Una traidora
utilizo esa magia contra mí, en la guerra contra los infieles,
y me separó de mi gente! ¡Intenté detenerla, pero escapó!
Pero ese no es el problema, Gran Señora, ¡Oh Madre
Divina! ¡Debes ir al cuarto mundo para terminar el ritual!
¡Los 102 escogidos están listos para ofrecer su sangre!

- ¿Entonces estás atrapada en este mundo y El Interprete


Supremo, que quiere hablar conmigo, ha sacrificado a
245
esas tres personas y me ha llamado a través de ti para
que vaya a vuestro mundo para traer al mundo al hijo de
Dios? - Akame hizo un esfuerzo por enlazar toda la
información que había conseguido de Carol. Estaba
angustiada por la idea de que todo aquello fuera cierto.
Pero ¿por qué ella? Era algo que se le escapaba de las
manos. Carol asintió a la compleja frase que elaboró
Akame. - Dime ¿cuál es esa magia que habéis usado?

- ¡El poder de Dios! Nacemos bendecidos por los restos


del poder ancestral que queda en los mundos y que
proviene del paraíso. Los cuatro Ángeles de Dios se
encargan de guiarnos en el uso de ese poder, pero si no
tenemos Fe verdadera nos castigan por el pecado que
cometieron nuestros ancestros.

- ¿Paraíso, Ángeles, pecado? - Akame aprovechó que


Carol parecía no tener inconvenientes en contarle todo
para informarse sobre esa extraña religión que parecían
seguir los pobladores de la Dimensión 4. No había
encontrado una respuesta clara a la desaparición de su
familia, pero si lo que Carol había dicho sobre los
asesinatos era cierto, eso significaba que unos locos
fanáticos la estaban buscando por alguna razón. Para
traer al mundo al hijo de un supuesto Dios, sí. Pero ¿por
qué a ella?

246
- Los hombres vivían en el paraíso construido por Dios y
sus cuatro Ángeles. El hijo de Dios y los Ángeles guiaron
a los hombres, pero 102 traidores querían más poder y
mataron a Katranun, hijo de Dios. Reheya enfureció y se
convirtió en Koinomed y los Ángeles castigaron a los
hombres. Koinomed separó el paraíso en cinco mundos y
él permaneció en el mundo que los une a todos. A cada
mundo fue un Ángel. A nosotros nos vigila Saisamak,
Primer Ángel Caído, siervo del nuevo demonio.

- ¿¡Por qué yo!? ¿¡Qué tengo de especial para ser La


Madre Divina!? - Akame estaba frustrada. Era como
hablar con una enciclopedia.

- El Interprete Supremo percibió en ti, a través de mí, el


poder de Dios, de los dos primeros mundos y ahora de
tres... Cuando vayas a nuestro mundo, los poderes de los
cuatro mundos mortales estarán unidos y entonces la
Semilla Divina podrá crecer en tu interior.

Akame estaba empezando a cansarse del interrogatorio,


pero tenía que sacarle a Carol la máxima información
posible. <<Espero que me invites a una buena
comida...>> Akame le transmitió su pensamiento a Mary
y ésta le contestó mentalmente.

247
<<Lo haré. ¡Pero date prisa, estoy empezando a tener
ganas de cargármela!>> Mary parecía extenuada. Akame
se concentró en la situación y volvió al interrogatorio.

- ¿Sabes algo sobre el tercer mundo? - Akame preguntó


sin rodeos, deseando poder salir de la habitación lo antes
posible para despejarse la mente. Carol se inclinó hacia
delante y volvió a bajar levemente la cabeza. Akame se
apoyó en la mesa y agachó un poco la cabeza para
observar la cara de Carol detenidamente mientras ésta
volvía al mundo. Tenía los ojos azules, la nariz pequeña
y los labios no muy grandes, pero perfectamente
definidos. Era delgada y estaba pálida por no salir de la
habitación. Akame imaginó que Carol no tendría muchos
amigos en aquel lugar. <<Es guapa y no parece ser
tonta...>> Pensó para sí. << ¡Qué lástima que esté
totalmente fuera de la realidad...!>> Por un instante,
Akame sintió pena por ella. <<Tan alejada de su mundo y
sin poder hacer nada... como yo.>> Carol miró a Akame,
como si hubiera oído sus pensamientos, y Akame se
apartó lentamente mientras esperaba una respuesta.

- El tercer mundo es un lugar peligroso y prohibido. Allí se


encuentra Saikezek, antiguo Ángel y señor del aire. Él
trajo la Semilla Divina a nuestro mundo hace
innumerables generaciones de tiempo. Saikezek tiene
poder sobre sus hermanos, aunque Saisamak haya sido

248
el fiel confidente de Katranun. Por eso es mejor no
profanar su morada. Él podría destruirnos a todos...

- Necesito ir allí. Mi familia me necesita... - Akame miró


seriamente a Carol intentando convencerla de que le
contara más acerca de la Dimensión 3.

- ¡Madre Divina, es un pecado que será castigado por


Saikezek y por el mismo Reheya cuando despierte! ¡No
se puede ir a otros mundos de forma voluntaria! - Carol
parecía alterada por la idea.

- Tengo el poder necesario para transport... para viajar


allí, pero necesito que me cuentes si sabes por qué se
abrió un portal... una puerta, a ese mundo... - La mente
de Akame estuvo a punto de salirse de la conversación.

- Supongo que La Madre del hijo de Dios puede librarse


de ser manchada por el pecado...

- Carol, te prometo que todo saldrá bien. Sin mi familia no


me veo capaz de traer al mundo al hijo de Dios... - Akame
odiaba mentir y más de aquella manera. A parte de qué
verse relacionada con aquella secta extraña le resultaba
más repulsivo a cada momento que pasaba.

- ¡Solo hace falta Fe, Oh Gran Madre!

249
- Tengo Fe, pero los necesito a mi lado... - La impaciencia
de Akame aumentaba por momentos. Carol dudó, pero,
al ver la cara de santa que Akame estaba forzando y al no
encontrar ningún otro inconveniente, finalmente contestó.

- Yo no sé cómo ir al tercer mundo, pero los traidores sí.


Mejor dicho, la traidora... Ella sabe acerca de los
mundos... Todos los traidores sabían acerca de los
mundos y destruyeron el paraíso adrede...

- ¿Quién? ¿La persona que vino aquí contigo? - Akame


estaba a punto de estallar por haber llegado por fin al
punto de la historia que más le interesaba, pero se
contuvo en la silla.

- Sí, ella... Tiene muchos nombres, su familia tiene


muchos nombres, son enemigos de Reheya... Aquí se
esconde para que nadie la encuentre, pero su presencia
se siente en el aire. El Interprete Supremo la percibió, está
oculta. Ahora tiene otro nombre para poder seguir
jugando con el poder de Dios a su antojo. Aunque, como
yo misma, perdió su poder al venir a este mundo. ¡Por eso
tú eres especial! ¡Conservas y tienes todos los poderes
de la creación allí a dónde vas!

Akame se quiso tirar del pelo, pero también se aguantó.


<< ¿¡Tan difícil es!? >> Mary contestó mentalmente a
Akame con una pequeña risa. <<No lo soporto...>>
250
Akame volvió forzada a la conversación e intentó
mantener la cara amable que había tenido hasta
entonces.

- ¿Y cuál es su nombre? - Akame preguntó directamente


para evitar más divagaciones.

- La llaman... "La Compañera de La Ira".

Akame permaneció unos segundos sentada manteniendo


la mirada de Carol, pero al final se levantó. Al hacerlo,
Carol se sorprendió y se echó hacia atrás, como si tuviera
miedo de ella. Akame sonrió a Carol antes de dirigirse a
la puerta y, al pasar la mirada rápidamente hacia ella, se
fijó en un tatuaje que Carol tenía en el brazo izquierdo.
Era una especie de rombo alargado y vacío. Las líneas
que formaban los extremos más estrechos se cruzaban y
sobresalían. En esas cuatro pequeñas líneas que
sobresalían se cruzaban otras cuatro aún más pequeñas.
Akame no prestó más atención y se giró hacia la puerta,
mirando primero a Mary. Ella la miró distraída y se levantó
rápidamente al ver que Akame se disponía a salir de la
habitación.

- ¿¡Ya te vas, Madre!? - Carol parecía entristecida.

- Sí, lo siento. Tengo cosas que hacer. Pero no te


preocupes por mí. Volveré a verte algún día. - Akame
251
intentó ser amable con Carol, pero la pena que había
sentido por ella anteriormente había disminuido al
avanzar la conversación.

- ¡Que Saisamak, Zajak, Saizok y Saikezek te protejan!

- Que te protejan a ti también, Carol, que te protejan a ti...


- Akame hizo una pequeña reverencia con la cabeza y, al
ver que Carol inclinaba la cabeza repetidas veces
mientras recitaba en su extraño lenguaje, salió a toda
velocidad de allí. Mary salió tras ella mientras miraba con
algo de inquietud a Carol. El guardia se acercó al ver que
Akame salía a toda prisa. Ella no le hizo caso y se fue
velozmente por el pasillo. Mary salió poco después y
levantó el pulgar al guardia en señal de aprobación. El
guardia se despidió realizando el repetitivo saludo militar
y se preparó para desesposar a Carol y cerrar la celda de
nuevo. Mary corrió para alcanzar a Akame, que parecía
no querer parar por nada del mundo. Cuando la alcanzó,
la cogió por el hombro izquierdo y ella paró en seco.

- Tranquilízate... Ya hemos acabado por hoy. - Mary


intentó sonreír a Akame, lo cual le fue difícil, ya que ella
tenía las mismas ganas de huir de allí.

- Ha sido horrible... - Akame miró a Mary. Tenía una


expresión que se asemejaba a la de alguien que no había
dormido en mucho tiempo. - Odio a los religiosos, pero
252
ella... ella... - Akame estaba desencajada. Tenía ganas de
echarse a llorar en una mezcla de ira y lástima.

- Lo sé. Estaba contigo... Venga, vayámonos de aquí. Ya


hablaremos de esto más tarde. Ahora vamos a ir a comer
a algún sitio. Quiero que veas la ciudad y... tengo que
darte algunos documentos y tengo que informarte de
cómo tienes que cumplir tu nuevo trabajo. - Mary sonrió y
guiñó el ojo a Akame. Akame asintió y sonrió levemente.
Después, las dos desaparecieron caminando por el
laberinto de pasillos que las separaba de la salida de la
prisión.

253
Capítulo 17º

Eran las 14:00, y el viaje en tren hasta el centro de


Soya'Rhöw 2 se estaba haciendo eterno. Después de salir
de la prisión, Akame y Mary se habían trasladado en el
HW - 02 hasta la entrada Sur de la ciudad. El vehículo
había cruzado la zona de seguridad por la carretera
principal de ese cuadrante y las había dejado en la
primera estación de tren de la línea, una de las estaciones
restringidas a personal autorizado, tal y como Mary había
pedido a los conductores.

Durante el viaje, Akame observó con cierta nostalgia los


prados con dimensiones kilométricas que se usaban para
cultivar y para mantener al ganado. El paisaje le recordó
vagamente al pueblo donde vivían sus abuelos en Japón,
un lugar agradable y tranquilo dedicado a la vida de
campo.

El tren no iba muy lleno, ya que la mayor parte de la gente


ya había vuelto a sus casas del trabajo o se encontraba
en camino. Al llegar a la estación habían tenido que pasar
por un pequeño control de DUE, donde unos oficiales
fabricaron inmediatamente una tarjeta de paso especial
para Akame, igual a la que todos los miembros de la

254
organización tenían. Allí habían esperado a la salida del
siguiente tren, que se alzó sobre la superficie sin vías por
un elevador que apareció al abrirse el suelo. Los trenes y
el metro también usaban propulsión electromagnética y
eso les permitía alcanzar unas velocidades
increíblemente grandes. Perfecto para cruzar Soya'Rhöw
2 de un extremo a otro.

A través de las ventanas, Akame pudo contemplar los


enormes bloques de edificios, rascacielos de mil metros
de alto, que poblaban las zonas urbanas de la ciudad. En
el extremo interior de la zona que estaban a punto de
superar, Akame localizó una de las mega-rotondas, las
cuales había visto en el mapa con anterioridad, que daba
paso al sector comercial.

Mary había sacado una especie de pantalla táctil que


utilizaba a modo de ordenador. Al igual que la
computadora cibernética personal de Akame, el aparato
recogía y almacenaba datos e incluso podía crear
pequeños hologramas con los datos que Mary estaba
analizando. Mientras cruzaban la mega-rotonda, Akame
pensó en como comenzar la conversación pendiente que
tenían sobre lo acontecido en la prisión. Recordó que
Mary tenía que entregarle unos documentos y que debía
explicarle algo sobre su nuevo trabajo, así que lo utilizó
como excusa.

255
- ¿Qué documentos dijiste que tenías que darme? -
Akame se hizo la distraída. Mary levantó la mirada al oír
a Akame y se colocó las gafas.

- Pensé que no ibas a volver a hablar en todo el día... -


Dijo Mary en tono bromista. - Ahora estoy preparándolos.
Son documentos de administración y todo eso... Aunque
no debes preocuparte, el departamento aún no está
activo. Así que hasta que todo esté organizado no tendrás
que hacer nada. Te los pasaré a tu memoria cuando
volvamos al laboratorio.

- Bueno, es mejor que esté preparada... - Akame intentó


mostrar interés por su nuevo trabajo, pero su mente
estaba ocupada pensando en una única cosa: Kaito y Mio.

- Lo único que debes saber es que, como jefa del nuevo


Departamento de Operaciones, tendrás un equipo a tus
órdenes. No será un equipo muy grande, como mucho
veinte personas. Tendrán un entrenamiento y una
formación teórica diarias y tú tendrás que supervisarlos
de vez en cuando para asegurarte de que siguen tus
órdenes y de que saben cuál es su propósito. Tendrás que
estar informada sobre todo lo que hacemos en el sector
científico, por eso trabajarás conmigo, para que así pueda
anunciarte todos nuestros progresos y para que ayudes
al departamento. Tendrás un despacho, cerca de mi
laboratorio, y tendrás que comunicarte con tu equipo y con
256
la dirección continuamente para informar de lo que haces.
- Mary explicó a Akame la situación mientras tecleaba
sobre la pantalla táctil.

- No parece complicado... - Akame no podía evitar mostrar


su continua preocupación.

- Todo irá bien. - Mary sonrió.

Antes de que se dieran cuenta, el tren llegó a la estación


que estaban esperando, la parada Sur de la zona
comercial baja. Mary se levantó al oír el sonido de las
puertas y Akame se levantó después. Las dos fueron
hacia la salida más cercana, junto con el resto de
pasajeros, y salieron del tren. Akame se fijó en que la
gente se apartaba de su camino cuando las veía. <<
¿Será por el uniforme o por mi brazo?>> Pensó ella.
Descartó lo de su implante cibernético enseguida al darse
cuenta de que en su viaje hasta allí había visto una gran
cantidad de gente con implantes más estrafalarios de lo
que nunca pudo haber imaginado hasta ese momento. La
moda de Soya'Rhöw 2 también le pareció algo llamativa,
nada parecida a la de la Dimensión 1.

Una vez fuera, cruzaron el andén hasta llegar a uno de


los múltiples ascensores que allí había. Subieron unos
cuantos pisos, Akame no los contó, y finalmente llegaron
a su destino. Al salir del ascensor, Akame se quedó
257
impresionada al ver la cantidad de gigantescos carteles
luminosos que cubrían los edificios, igualmente grandes,
y que anunciaban todo tipo de productos comerciales,
artistas y personas famosas y muchas otras cosas. Las
calles estaban llenas de paseantes, lo que resultaba algo
agobiante. Tenían una anchura de unos diez metros y en
los bordes tenían unas pequeñas vallas de seguridad
acristaladas para evitar que nadie cayera al vacío y se
aplastara contra el verdadero suelo de la ciudad
centenares de metros más abajo.

- Ven. Por aquí hay un buen sitio donde podemos comer


algo. - Mary hizo una seña a Akame con la mano para que
la siguiera a través de la estrambótica masa de personas
que ocupaba cada centímetro del sector.

Akame siguió a Mary sin alejarse mucho de ella. Todo


aquello era extraordinario y Akame estaba encantada de
poder vivir allí, a la par que asustada por el nuevo
ambiente al que se enfrentaba. Le recordó ligeramente a
las calles centrales de Tokio, solo que Tokio era una
hormiga comparada con Soya'Rhöw 2. Lo que más
impactó a Akame, a parte de los carteles, las vallas y los
paseantes, fue que la única manera de llegar hasta los
diferentes pisos del sector comercial eran los ascensores
que había repartidos a lo largo de las vallas y una especie
de Taxis voladores que corrían de un lado para otro
cruzando el vacío. Akame supuso que funcionaban
258
electromagnéticamente, al igual que la mayor parte de
vehículos de la ciudad. Eran rojos, con forma alargada y
con una bombilla luminosa verde en el techo, que se
iluminaba o se apagaba para indicar que estaban libres u
ocupados. Se diferenciaban de los otros vehículos que
recorrían la zona, que eran los coches de Policía. Los
coches de Policía tenían una forma parecida, pero eran
plateados y más grandes. A cada lado tenían las siglas y
el escudo de DUE y en el techo tenían una bombilla roja
que parpadeaba continuamente.

Poco después llegaron a un pequeño local oscuro con un


cartel luminoso morado sobre la puerta que decía:
Hamburguesas Kyram. Mary se acercó a la puerta, la cual
se abrió automáticamente, y entraron en el antro. La
puerta se cerró después de que se alejaran un par de
metros hacia el interior. El local no era muy grande y no
había casi nadie, pero tenía un ambiente acogedor.
Estaba en penumbra y las únicas luces que lo iluminaban
eran los numerosos letreros chisporroteantes que había
en las paredes, las bombillas que iluminaban el pequeño
escenario que había al fondo del local y las similares
bombillas que iluminaban la barra. En el centro del local
había una gran columna rodeada de pequeñas mesas y
sillas. Muchas otras mesas ocupaban el resto del lugar.
En el escenario había una pequeña banda compuesta por
un batería, un bajista, un saxofonista, un clarinetista y un

259
pianista. Tocaban Jazz, lo cual creaba una atmósfera
relajante que animaba a olvidarse de los problemas.

- ¡Mary, qué alegría verte! - Mary y Akame se giraron


hacia la barra inmediatamente para ver cómo un flacucho
droide se levantaba desde debajo del mostrador frotando
una jarra con un trapo. Su voz mecánica resonó por todo
el local y los pocos clientes que había se giraron hacia él
sorprendidos.

- ¡Kyram, cuánto tiempo! - Mary saludó al droide con la


mano mientras caminaban hacia la barra.

- ¿Dónde has estado todo este tiempo? - Kyram preguntó


a Mary con una mezcla de curiosidad e hiperactividad.

- Ya sabes, trabajando. - Mary sonrió y miró para otro


lado.

- Esos abusones de DUE no te dejan en paz ¿eh?


Deberías venir a trabajar aquí conmigo. - Kyram dejó la
jarra en el estante lleno de botellas que tenía a su espalda
y volvió a girarse hacia Mary. Luego se giró hacia Akame.
- ¡Hola, amiga de Mary! Yo soy Kyram. Mary te habrá
hablado de mí...

260
- Encantada. Yo soy Akame. No, Mary no habla mucho de
su vida... - Akame contestó divertida por la graciosa forma
de moverse y de hablar de Kyram.

- ¡Esta doctora, siempre igual! - Kyram sacó otra jarra de


debajo del mostrador y siguió frotando.

- No he tenido tiempo ¿vale? - Mary rio.

- Bueno ¿Qué queréis? - Kyram dejó la jarra sobre el


mostrador y sacó una libreta y un lápiz de su delantal.

- Yo lo de siempre. ¿Y tú, qué quieres? - Mary contestó a


Kyram sin pensárselo mucho y después se giró hacia
Akame. Akame se quedó pensativa durante unos
instantes. No había tenido tiempo de mirar la carta, pero
tenía un hambre insoportable, por lo que no se preocupó
mucho. Al fin y al cabo, era una hamburguesería. ¿Qué
podría ocurrir?

- Quiero la hamburguesa más grande que tengas. -


Akame contestó con seguridad.

- ¡Vaya, hacía tiempo que alguien no me pedía algo así! -


Kyram se giró y fue corriendo hacia una portezuela que
había unos metros más al fondo. Entró emocionado. - ¡Un
menú pequeño con queso y extra de tomate y un menú
grande grande grande! - Kyram desapareció tras la puerta
261
y Akame y Mary se sentaron en una de las mesitas que
había rodeando la columna.

- Creía que habías dicho que Zormak era el único


androide que había por aquí... - Mary se echó a reír con
la respuesta de Akame.

- Yo no dije eso. Dije que Zormak es el droide más


complejo que conocemos, porque es un alienígena, pero
aquí también tenemos nuestros droides. ¿Ves al pianista
y al batería del grupo que está tocando? - Mary señaló
hacia el escenario. Akame giró la cabeza y observó
detenidamente al batería y al pianista. ¡Eran droides! No
se había fijado en ellos al entrar.

- ¿Los droides son independientes? - A Akame le


resultaba bastante innovador, teniendo en cuenta los
problemas que ya se producían dejando independencia a
las personas.

- Bueno, depende. Nadie fabrica droides para que sean


libres, pero nada les impide seguir sus vidas una vez que
han acabado su función. - Mary se quitó la mochila y la
dejó entre sus pies.

- Eso es algo impensable en la Dimensión 1... - Akame


estaba completamente alucinada. - Pero ¿cómo
consiguen su libertad?
262
- Cuando un droide hace mal su trabajo, el dueño tiene
prohibido por ley destruirlo o tirarlo, por lo que los droides
"inservibles" son entregados a las autoridades. Se les da
a elegir entre si quieren que se les encuentre otro dueño,
si quieren ser desconectados o si quieren la libertad. La
mayoría elige la última opción. Piensa que son seres con
cierta "conciencia". - Mary sacó un cigarro de su cajetilla,
lo encendió y se puso a fumar.

- Entonces Kyram era... "¿inservible?" - Akame estaba


contenta de que los robots hubiesen alcanzado su
libertad. En la Dimensión 1 todavía quedaba mucho para
eso.

- No. Su dueño murió y él eligió continuar trabajando


donde lo había hecho hasta entonces. Ahora él es el
dueño del local. - Mary negó con la cabeza.

- O sea, que su dueño era el dueño de este sitio y Kyram


trabajaba de ayudante... - Akame comprendió la situación
de Kyram.

- Exactamente. - Mary giró la cabeza y miró hacia la barra.


Kyram apareció al instante, saliendo por la pequeña
portezuela de la cocina, con una bandeja en cada mano.
Se acercó a la mesa donde estaban sentadas.

263
- ¡Buena suerte, humana! - Kyram dejó las dos bandejas
sobre la mesa y le dedicó un aplauso metálico a Akame
antes de volver corriendo a la cocina. Akame se quedó
pasmada al ver la enorme hamburguesa de cuatro pisos
que tenía delante. Mary cogió su bandeja, que contenía
una pequeña hamburguesa, unas patatas y un café.
Akame cogió su bandeja y se sorprendió por el peso de la
misma.

- Creo que tendrás que ayudarme con esto... - Akame


intentó coger la hamburguesa con las manos, pero no
pudo. - Ni si quiera creo que esto me quepa en la boca...

- Seguro que puedes... - Mary sonrió al ver a Akame tan


indefensa junto a la montaña de grasa que tenía a su lado.
- Un consejo: Nunca retes a un droide. Se toman todo al
pie de la letra. Eso les diferencia de la mayoría de
humanos.

- Ya lo veo... - Akame levantó el pan de la hamburguesa


y decidió comerse los cuatro enormes filetes de uno en
uno. <<Al menos la bebida es del mismo tamaño...>>
Pensó mientras cogía el enorme bote de refresco, que no
le cabía entero en la mano. - Por cierto ¿qué clase de
dinero se usa aquí? - Akame cayó de repente en el tema.

264
- Créditos terrestres. No te preocupes, tengo una cuenta
en este sitio. Cuando cobres tu primer sueldo lo verás. -
Mary contestó después de dar un sorbo a su café.

- Mi primer sueldo... ¿En qué mes estamos? - Akame


volvía a sentirse como si trabajara en un hospital. De
repente cayó en que no conocía la fecha en la que se
encontraba.

- Aquí tenemos dieciséis meses. Están establecidos


según el cambio de estación Seca-Húmeda. Estamos a
finales del octavo. - Mary dio un pequeño mordisco a su
hamburguesa.

- ¿Los meses tienen los mismos días que en la Dimensión


1? - Akame intentó analizar la gigantesca hamburguesa
antes de cortarla.

- Veintitrés, más o menos. Con ocho meses secos y ocho


meses húmedos alternados. Te pasé un calendario a tu
archivo actualizado, por si quieres mirarlo y ponerte al día.
- Mary señaló hacia el brazo de Akame.

- Cuando vine aquí, en la Dimensión 1 estábamos a


principios de Junio ¿En qué mes llegué, realmente...? -
Akame se sentía más que perdida. Tecleó en su pantalla
y buscó el calendario que Mary le había pasado. Lo miró
con detenimiento.
265
- A finales del séptimo mes, Nifumu. - Mary jugueteó con
las patatas.

- Llevo aquí más de un mes, según este calendario...


Ahora estamos en Koyam ¿no? - Mary asintió. Akame se
sorprendió al comprobar lo rápido que parecía haber
pasado el tiempo. No se había parado a pensar en ello en
ningún momento desde que llegó a la Dimensión 2. Había
pasado tanto tiempo encerrada en el laboratorio de Mary
sin tener ni si quiera un reloj o un calendario... Akame
suspiró.

Durante la hora siguiente comieron en silencio. Mary


acabó poco después y, mientras Akame luchaba contra el
monstruo cárnico que amenazaba con dejarla
inconsciente, ella se tomó su café tranquilamente. Akame
se dedicó a cortar en trozos los cuatro filetes antes de
atreverse a comerlos mientras Mary devoraba su
hamburguesa con delicadeza y sin prisa. Cuando Akame
iba ya por la mitad del tercer filete paró a descansar y
decidió que hablar con Mary sobre Carol la ayudaría a
digerir más rápido, aunque solo de recordar la experiencia
ya sentía una ligera angustia y sentía que iba a vomitar.

- ¿Crees que Carol decía la verdad? - Akame miró con


seriedad a Mary, pero sin esconder la tristeza que aún
sentía.

266
- Puede ser. Pero de ser así, estás metida en un buen lío
y DUE también. Aunque el interrogatorio ha sido tal y
como ponía en los documentos que leí. - Mary apoyó los
brazos en la mesa y miró a Akame pensativa.

- Creo que lo que dijo no era del todo... mentira, al menos.


- Akame estaba preocupada.

- El hecho de que haya unos sectarios en la Dimensión 4


que pueden transportarse al resto de dimensiones no me
parece imposible, pero me preocupa que no nos hayamos
dado cuenta antes. Teniendo en cuenta que ni si quiera
sabíamos con certeza de la existencia de una cuarta
dimensión... - Mary pensó en lo torpes que habían sido.

- Sí. ¿Cómo es posible que los detectores de DUE no


captaran nada? Bueno, en el hospital en la Dimensión 1
lo entiendo, pero que no hayan captado la causa del portal
a la Dimensión 3 o las supuestas "llamadas" que me
hacían, si es que de verdad han intentado comunicarse
conmigo... - La confusión invadió la mente de Akame
cuando recordó la extraña historia de Carol.

- La verdad es que no lo entiendo. Por lo menos hemos


descubierto que la segunda señal que se recibió hace
cincuenta años la produjo una persona real, como Carol...
- Mary comenzó a reflexionar sobre el posible origen de la
segunda señal.
267
Ambas permanecieron en silencio, conscientes de la
delicadeza de la situación y del peligro que suponía que
unos fanáticos fueran totalmente capaces de viajar por las
dimensiones a su antojo e incluso comunicarse con gente
de las otras dimensiones. Akame estaba preocupada por
la supuesta religión en la que creía Carol. Si de verdad
querían que Akame fuera la madre del hijo de un supuesto
Dios, eso la ponía en peligro a ella y a las personas que
tuvieran cierta relación con su persona, y al mundo entero.
<< ¿Quién sabe cuáles son las intenciones de esos
locos?>> Akame pensó en la posibilidad de que Carol las
hubiese mentido, pero no había razón aparente para que
lo hubiera hecho.

- ¿Crees que es cierto... lo de los sacrificios, lo de La


Madre Divina...? - Akame estaba horrorizada con la idea
de participar en el ritual de una secta de chiflados.

- No lo sé. Pero si lo es, no podemos dejar que te hagan


daño. - Mary habló con seriedad.

- No sé qué pensar... La Semilla Divina... puede que sea


algo serio... - Akame dejó de tener hambre cuando
imaginó de lo que serían capaces los sectarios. - ¿Sabes
algo sobre "La Compañera de La Ira”? - Mary puso los
codos sobre la mesa y apoyó la barbilla sobre los nudillos
de ambas manos con aspecto pensativo.

268
- Creo que tengo una ligera idea... - Mary cogió la silla por
los bordes y se acercó a la mesa. Al verla, Akame hizo lo
mismo. Al ver que Mary permanecía en silencio con la
mirada baja, Akame preguntó impaciente.

- ¿Y bien? - Akame miró hacia los lados para asegurarse


de que nadie las escuchaba.

- La Ira es como llaman a la pirata más peligrosa del


planeta. Roba provisiones y armamento a DUE y su nave,
también robada, es un modelo experimental de caza: El
PAF - 03. Su tripulación es cambiante, la mayoría están
en la prisión, menos una persona a parte de ella. - Mary
habló en voz baja.

- O sea, que buscamos a un tripulante de La Ira... - Akame


imaginó que buscar a un pirata sería peligroso y
complicado.

- Sí, pero no a una tripulante cualquiera. Ella es la


segunda de abordo, o al menos lo era. Nunca podía haber
imaginado que la segunda de abordo de La Ira venía de
otra dimensión y menos de la Dimensión 4... - Mary
estaba más que sorprendida por el descubrimiento.

- Bueno ¿Y cómo la encontramos? - Akame estaba algo


preocupada, pero si aquella pirata tenía información útil

269
para encontrar a Kaito y Mio, entonces estaba dispuesta
a lo que fuera.

- Afortunadamente, Laurie, como ella se hace llamar,


aunque creemos que es un nombre falso, vive en el
cuadrante Sur de la ciudad, no muy lejos de aquí. La
tenemos vigilada desde hace tiempo, pero lleva sin dar
señales de vida desde hace meses. - Mary se acercó a
Akame más aún y habló en un tono más bajo.

- ¿Cómo es que una pirata vive en la ciudad, con el riesgo


que eso supone? - Akame pensó que Laurie tendría
alguna razón especial.

- La Death Eclipse, el nombre que La Ira puso a su nave,


tuvo un accidente desconocido en la órbita de Tierra 2. Lo
sabemos porque la tripulación escapó en las capsulas de
salvamento y, cuando cayeron al planeta, los atrapamos.
No han querido hablar, aunque se sospecha que fue algo
más que un accidente. Por supuesto, La Ira escapó en la
Death Eclipse, pero, por alguna razón, Laurie se lanzó en
una cápsula. Laurie es muy escurridiza y escapó también,
pero la tenemos localizada desde entonces.

- Deberíamos ir a hablar con ella... - Akame pensó que lo


mejor que podían hacer era intentar negociar con Laurie,
aunque eso les pudiese costar la vida.

270
- ¿Con una pirata? ¿Crees que va a ser tan fácil? - Mary
sonrió con poca convicción.

- No, pero no tenemos muchas opciones. Y yo no tengo


tiempo, mi familia no tiene tiempo. Lo sabes... - Akame
levantó un poco el tono sin querer, pero enseguida se
calmó de nuevo. Mary miró a su alrededor para
asegurarse de que nadie las había escuchado.

- Está bien. - Akame sonrió en gesto de agradecimiento.


Mary miró su reloj. - Son las 15:30. Aún nos da tiempo a
ir antes de que anochezca. ¿Crees que podrás
transportarte hasta su casa? - Mary cogió su mochila
disimuladamente.

- No lo sé. - Akame dudó. Nunca se había transportado a


un sitio que no conociese. - Últimamente me cuesta
transportarme y ya no puedo atravesar objetos tan
fácilmente. Lo único que puedo hacer es viajar de una
dimensión a otra. Aunque podría transportarme a sitios
que he visto o que conozco o utilizando la energía mental
de las personas como referencia... - Akame pensó en la
posibilidad de que el plan no funcionase.

- ¿Crees que si te enseño una foto del sitio podrás


intentarlo?

271
- Puede... - De repente, Akame no se sentía muy segura.
La estabilización de su cuerpo tenía precio energético.

Mary se levantó colocándose la mochila e indicó a Akame


que la siguiera. Atravesaron el local andando hasta una
pequeña portezuela que había en el lado opuesto a la
barra. En la puerta estaba escrito el símbolo de lavabo.
Entraron y Mary se aseguró de que no había nadie dentro.
Akame se miró en el espejo si poder evitarlo y se
sorprendió al ver que seguía tan blanca como siempre a
pesar del escozor que le producía en la piel la luz solar
azulada cada vez que salía de la ciudad.

- Toma. He pensado en lo que dijiste de que no querías


matar personas... He cogido esto prestado de los
soldados que nos llevaron a la prisión. - Mary abrió su
mochila y sacó dos pistolas muy diferentes a las que
Akame llevaba. - Tienen modo aturdir y modo mortal. Son
eléctricas, nuevas y caras. Así que trátalas con cariño. -
Se las ofreció a Akame y ella las cogió con una mano
mientras sacaba las otras que llevaba con la otra mano
para dárselas a Mary.

Mientras Mary guardaba las viejas pistolas de Akame,


Akame introdujo las nuevas en las fundas de su cinturón
rojo, no sin antes inspeccionarlas con detenimiento. Eran
plateadas y tenían el cañón un poco más largo que las
otras. Sacó el cargador de la pistola que tenía en las
272
manos y observó sorprendida que no se trataba de un
cargador, sino de una batería. Volvió a introducir la batería
en su sitio y giró suavemente la rueda que la pistola tenía
justo encima, donde debería estar el percutor, para
comprobar si funcionaban correctamente. Volvió a girar la
rueda para ponerla en modo aturdir de nuevo y la guardó
en su funda.

- ¿Qué alcance tienen? ¿Cómo se recargan? - Akame


estaba contenta de poder defenderse sin tener que matar
a nadie más.

- Unos ocho metros en modo aturdir y diez en modo


mortal. Para cargarlas puedes cambiar de batería o
enchufarla en algún cargador de DUE. - Mary sacó su
pseudo-ordenador y enseñó a Akame un holograma del
edificio donde vivía Laurie. - Bloque número 15 de la
Avenida Heldorland. Es aquí.

Akame miró el holograma y se concentró con todas sus


fuerzas para encontrar el camino hasta allí. <<Bloque
número 15 de la Avenida Heldorland, Bloque número 15
de la Avenida Heldorland, Bloque número 15 de la
Avenida Heldorland...>> Cerró los ojos y estrujó su mente
hasta el punto en que ya no sabía si estaba despierta o
estaba soñando. Durante los siguientes minutos, Mary
permaneció en silencio. Akame la cogió suavemente de
las sienes y comenzó a compartir sus pensamientos con
273
ella: <<Bloque número 15 de la Avenida Heldorland,
Bloque número 15 de la Avenida Heldorland, Bloque
número 15 de la Avenida Heldorland...>> Una vez que las
dos mentes estaban unidas, Akame se transportó con
Mary dejando atrás el local de Kyram. Aparecieron en el
borde de la azotea del edificio. Por poco Mary se cae al
vacío al perder el equilibrio en la cornisa. Akame la cogió
con fuerza y saltó hacia dentro de la azotea. Las dos
cayeron al suelo cansadas y con el corazón palpitante por
el viaje y por el susto que se habían llevado. Durante unos
instantes se quedaron tiradas en el suelo jadeando y
secándose las gotas de sudor que caían de sus frentes.

- Podríamos haber venido en metro... - Akame giró la


cabeza hacia Mary para ver si se encontraba bien.

- Si... - Mary contestó exhausta.

274
Capítulo 18º

El interior del enorme edificio estaba casi completamente


a oscuras y Akame y Mary tenían que ir tanteando las
paredes para no tropezar y caer rodando por las
escaleras. Era un edificio viejo, por lo que, al no vivir
mucha gente en él, una gran cantidad de pisos estaban
completamente vacíos. En ellos, los únicos puntos
luminosos que guiaban a la vista eran los pilotos de
emergencia que había sobre las puertas de los
ascensores y los leds azules del brazo de Akame.

Habían entrado forzando la puerta de la caseta de la


azotea y habían bajado por las escaleras piso por piso
para no llamar la atención. El edificio tenía quinientas
plantas y los ascensores solo funcionaban hasta el piso
número trescientos, como venía indicado en los carteles
que había pegados en las paredes de cada piso, por lo
que hubieran tenido que bajar o subir andando de todas
formas. Laurie vivía en el piso número cuatrocientos, por
lo que la única manera de llegar allí, desde arriba o desde
abajo, eran las escaleras.

Akame pensaba en lo inteligente que había sido Laurie al


escoger aquel piso concreto para esconderse.

275
Obviamente era un piso abandonado, y el hecho de que
ningún ascensor llegase hasta allí lo convertía en un lugar
idóneo para ocultarse. <<La luz y el agua del piso estarán
cortadas... ¿Cómo puede vivir así? No creo que lo haya
comprado..., habría luz en el vestíbulo.>> Akame y Mary
llegaron al vestíbulo del piso cuatrocientos y, como
habían imaginado, estaba a oscuras. Caminaron
despacio para no hacer ruido. Había diez puertas,
numeradas alfabéticamente de la “A” hasta la “J”. Mirando
desde las escaleras, que rodeaban al ascensor y salían
por su lado izquierdo, la pared principal quedaba a la
derecha y el ascensor en frente de ella. En aquel lado se
encontraba la mayoría de las viviendas: seis. Al fondo del
pasillo que se formaba, en cada lado, había una vivienda
más, y otra que quedaba en frente de la última de cada
extremo de la pared principal. Mary se paró junto al
ascensor y miró el reloj, eran las 16:00. Habían tardado
casi media hora en bajar los cien pisos que había desde
la azotea. Mary susurró al oído a Akame.

- Es allí. Puerta B del piso 400. - Mary señaló hacia la


puerta que quedaba frente a ellas, unos seis metros más
hacia delante, al fondo del pasillo. Akame asintió con la
cabeza.

Las dos se dirigieron cautelosamente hacia allí. El silencio


en el edificio era total, lo cual resultó extraño a Akame.
<<Un edificio tan grande y ni una sola persona viviendo
276
en el... ¡Qué desperdicio! Al parecer, los humanos no
somos tan diferentes, aunque estemos en dimensiones
distintas. ¡Baka!>> Pensó ella. Mientras tanto, hizo un
gesto a Mary con la mano para que se situara en lado
izquierdo del pasillo. Ella también se movió y se pegó a la
pared de la derecha.

Al llegar a la puerta permanecieron rígidas, una a cada


lado. Mary se cruzó de brazos y se rascó la barbilla
mientras pensaba en lo que podían hacer a continuación.
Laurie era una pirata y eso la hacía peligrosa. No sabían
cuál iba a ser su reacción al recibir aquella visita. Para
empezar, si no les daba la bienvenida podría intentar
matarlas, y si escapaba, DUE la perdería la pista. Aquello
no debía ocurrir. Mary y Akame estaban en una misión
que no había sido aprobada por el presidente Strauss, ya
que no habían avisado a nadie de sus intenciones. El
fracaso podría costarles el puesto o algo peor. Estaban
en una misión totalmente personal e ilegal, a pesar del
interés científico que pudiera tener.

Akame se situó delante de la puerta y se acercó


sigilosamente para poner el ojo en la mirilla. Al observar
por ella no consiguió ver nada, pero descubrió que no
había mucha luz en el interior. Akame se retiró y preguntó
a Mary si se le ocurría algo. Mary le hizo una seña para
que tocara el timbre y Akame la miró con poca convicción.
Volvió a pegarse a la pared, por si alguien las atacaba
277
desde dentro, tocó el botoncito varias veces y una
campana sonó al otro lado de la puerta. No ocurrió nada.

Akame repitió el proceso unas cinco veces, pero en


ningún momento hubo respuesta. Se apartó de la pared y
sacó una de sus pistolas, la del lado izquierdo. Se aseguró
de que estaba calibrada en modo aturdir y después agarró
el pomo de la puerta con la mano derecha. Miró a Mary y
ella se situó detrás de Akame. Cuando Mary estuvo
alejada, Akame procedió a abrir la puerta. No se molestó
en girar el pomo para comprobar si la puerta estaba
abierta, algo bastante improbable, sino que lo empujó
hacia dentro. La madera cedió y Akame introdujo su mano
hasta el otro lado de la puerta arrancando el pomo. Aún
con el pomo en la mano, Akame tiró de la puerta
agarrándola por el boquete que había hecho. Una vez
abierta la puerta hasta la mitad, Akame indicó a Mary que
cogiera el pomo para poder liberar su mano derecha y
poder sacarla del agujero astillado y para no tener que
tirarlo por ahí haciendo más ruido del necesario. Akame
abrió la puerta completamente y entraron en el piso de
Laurie.

Las luces estaban apagadas y las cortinas estaban


echadas. A pesar de su color oscuro, su desgaste
permitía que la luz de la tarde pasara a través de ellas
dejando la habitación en penumbra. El piso era pequeño
y austero. Los pocos muebles que había parecían viejos
278
y carcomidos y el papel de las paredes estaba levantado,
como si un gato o un perro lo hubiera estado arañando.
La puerta daba al salón, donde solo había un sofá con el
forro roído debajo de la ventana y una pequeña mesa
redonda en el centro. Sobre la mesa había unas cajas de
medicamentos. A la derecha de la puerta había dos
dormitorios, uno más grande que el otro, y a la izquierda
había una cocina y un cuarto cerrado que, posiblemente,
pensó Akame, era el cuarto de baño.

- Iré a echar un vistazo por aquí. - Mary se dirigió hacia


los dormitorios y entró en uno de ellos.

Andar por aquel lugar era como pasear por un vertedero.


El suelo estaba lleno de hojas de revistas y de rollos de
papel higiénico. En el techo, a un par de pasos a la
derecha de la mesa, había una enorme mancha de
humedad. La gotera todavía estaba activa y unos
goterones caían de forma regular cada pocos segundos.
Justo debajo, en el suelo, había un cubo para recoger el
agua. El cubo estaba volcado, como si alguien le hubiera
dado una patada, y todo el agua estaba tirada por el suelo
formando un enorme charco de agua sucia. Al pasar por
encima, Mary se mojó los zapatos y fue dejando el rastro
de sus huellas por todo el piso.

Akame se dirigió a la cocina, pero antes apartó las


cortinas para dejar que los rayos de sol llenaran la casa.
279
La cocina estaba asquerosa, igual que el resto de la casa.
Una mezcla de olor a humedad y a comida descompuesta
llenaba el aire. A la izquierda se encontraba la encimera
con el fregadero al fondo. Estaba desconchada, llena de
gotas secas de comidas diversas y cubierta de una fina
pero visible capa de polvo, al igual que el resto de
muebles de la casa. El fregadero estaba lleno de platos y
cubiertos manchados. Al fondo a la derecha había otra
encimera. A la derecha, junto a la puerta, estaba la
nevera. Esa encimera estaba cubierta de vasos rotos y
botellas bacías de alcoholes variados. Akame no quiso
abrir la nevera ni los armaritos que había colgados en
ambas paredes.

<<Este desorden y esta suciedad indican que esto lleva


sin limpiarse desde hace un mes, por lo menos.>> Pensó
Akame mientras salía de la cocina a punto de tener una
arcada. << ¿Qué habrá estado haciendo Laurie desde
que dejó de acompañar a La Ira?>> La casa mostraba
claros signos de abandono. Akame guardó la pistola en
su funda al no vislumbrar una futura necesidad de usarla.
<<Un mes... justo el tiempo que lleva sin dar señales de
vida...>>

Akame se acercó a la puerta del baño temiéndose lo peor.


<<A saber que hay ahí dentro...>> Imaginando una
variada colección de olores y manchas que podría
encontrarse, Akame agarró el manillar de la puerta y lo
280
giró. La puerta estaba cerrada. Akame giró el manillar
varias veces, pero la puerta no se abrió. Le pareció
sospechoso, así que se dispuso a abrir la puerta por la
fuerza. Empujó la puerta con el hombro derecho y ésta se
abrió de golpe. <<Solo estaba atascada por la
humedad...>> Pensó ella disminuyendo en su estado de
alerta. Frente a la puerta había un lavabo con un espejo
agrietado y lleno de salpicaduras. A la derecha había una
bañera con una cortina desenganchada, por un lado, por
lo que parte de ella estaba tirada en el suelo. Akame entró
y, al mirar hacia la derecha buscando el retrete, se quedó
horrorizada.

- ¡Mary! ¡Ven! ¡Corre! - Akame corrió hacia el retrete


mientras gritaba a Mary. Aquello era de lo más
inesperado. Mary salió deprisa del segundo dormitorio y
fue hacia el baño. Entró mirando en todas direcciones.

- ¿¡Qué ocurre!? - Mary miró hacia la derecha y la escena


la dejó helada. Había una chica de menos de treinta años
tirada en el suelo. Solo llevaba puesto un camisón, el cual
estaba manchado por la sangre que caía desde su nariz
como un riachuelo. Estaba inconsciente, y Akame le
estaba tomando el pulso agarrando su muñeca. Después
le puso los dedos en el cuello para volver a comprobarlo.
Le apoyó las manos sobre el esternón para comprobar si
había movimiento. La visión se amenizaba con los restos
de vómito que había en la taza del váter.
281
- ¡Aún tiene pulso y respira! - Akame la agarró por los
hombros y la agitó suavemente. - ¡Eh! ¿¡Me oyes!? - La
chica no respondió.

- Mira eso... - Mary se agachó junto a Akame y señaló


detrás del retrete. Había dos botellas parecidas a las que
Akame había encontrado en la cocina y un bote de
pastillas medio vacío.

- ¡Tenemos que sacarla de aquí! - Akame cogió a la chica


en volandas y salió del baño.

- Llamaré a un transporte. - Mary sacó el pequeño


llamador circular para transportes de emergencia, el
mismo que había usado cuando Akame se quedó
inconsciente y con el brazo quemado.

- ¡No hay tiempo! - Akame cogió a Mary de la mano, se


concentró con todas sus fuerzas y se transportó al
laboratorio de Mary con Laurie a cuestas.

282
Capítulo 19º

El silencio y la atmósfera poco acogedora del laboratorio


de Mary se veían acentuados por la presencia de Laurie.
Akame estaba sentada en una silla cerca de la camilla con
los brazos apoyados sobre las rodillas y con la cabeza
baja. Mary estaba sentada en su silla giratoria rodeada
por sus enormes ordenadores y observaba desde lejos.
Laurie estaba en la camilla donde anteriormente había
estado Akame. Estaba inconsciente, pero se iba
recuperando poco a poco. Estaba enchufada a diversas
máquinas que, por un lado, le estaban haciendo un lavado
de estómago y, por otro lado, le estaban haciendo una
transfusión de sangre limpia. Los pitidos de los aparatos
medían el tiempo, que transcurría con una lentitud
agobiante.

Al llegar al laboratorio, Akame y Mary la habían puesto


inmediatamente en tratamiento, pero Mary no compartía
la solidaridad de Akame por Laurie. Mary opinaba que no
hacía falta que se ocuparan mucho de ella, ya que solo
era una delincuente y solo la necesitaban para
interrogarla. Akame se había opuesto a Mary y habían
acabado discutiendo después de que Mary cediera
forzosamente a normalizar el organismo de Laurie.

283
Akame se sentía mal. Por un lado, existía la posibilidad
de que no pudieran salvar a Laurie, y como consecuencia
tampoco podrían salvar a Kaito y Mio, y por otro lado
había discutido con la única amiga que tenía en ese
momento, sin contar a Scott. Le había dicho a Mary
durante la discusión que lo que ella quería hacer con
Laurie era inhumano y que no tenía derecho a decidir por
la vida de otra persona. Mary le había contestado que
también era una estupidez querer salvar a alguien que no
se lo merecía y que ella tampoco era nadie para decidir
salvar la vida de alguien porque sí.

Era casi medianoche y la tensión entre ellas había ido


disminuyendo con el paso de las horas. No habían
pegado ojo y no se habían movido de sus respectivos
puntos de observación en toda la tarde. La única vez que
habían hablado desde la discusión había sido cuando
Mary preparó un par de botes de fideos precocinados para
cenar hacía unas cuatro horas. Mary había dicho que iba
a conectar el comunicador de Akame a su ordenador y
que iba a limpiar y analizar los sonidos que Akame había
escuchado cuando se cortó la transmisión mientras
investigaban el hospital de Soya'Rhöw 1. Desde
entonces, Mary había estado sumida en el análisis de los
datos de la transmisión y Akame se había quedado
cuidando de Laurie.

284
- Al menos deberíamos darle una oportunidad... - Akame
se giró hacia Mary y habló en voz baja.

- Lo estamos haciendo. Ella buscó esto. - Mary hizo girar


su silla y se quedó mirando a Akame.

- No lo sabemos seguro. Pero nadie merece morir así... -


Akame se levantó y metió las manos en los bolsillos de su
chaqueta mientras miraba a Laurie, que había
comenzado a moverse en la camilla.

- Puede ser... Pero no deberías dejarte llevar por tu


situación... - Mary se acercó a Akame y se quedó a su
lado mirando como Laurie giraba en la camilla como si
estuviera teniendo una pesadilla.

- Tú tampoco deberías dejarte llevar por la tuya... - Akame


contestó a Mary sin mirarla. Mary se sorprendió por la
respuesta de Akame, pero no dijo nada. - La vamos a
ayudar si ella nos ayuda a nosotras. Es lo mínimo que
podemos hacer.

- No será fácil mantenerla aquí en secreto... - Mary se


acercó, le aflojó la mascarilla a Laurie y se la apartó de la
cara. El tubo que la mascarilla tenía instalado para la
limpieza de estómago aún seguía dentro de Laurie y
bajaba por su garganta. - Recuerda que esto es ilegal y

285
recuerda lo que te he contado sobre la inestabilidad de
DUE. En estos momentos estamos peor que nunca...

- Eso no importa. - Akame cerró la llave de la máquina que


le suministraba oxígeno a través de la mascarilla y luego
pulsó un interruptor que había al lado de la pantalla de la
máquina. El tubo se comenzó a plegar y salió por la boca
de Laurie. Laurie tosió con voz flemosa y pareció
calmarse. Laurie comenzó a recuperar la consciencia y
comenzó a decir cosas sin sentido mientras miraba a su
alrededor con los ojos entrecerrados. El efecto del tubo
sobre su garganta era notable y su voz tenía un sonido
casi afónico por la leve pero posible irritación interna.

- ¿Dónde estoy? ¿Ren? - Intentó levantarse, pero Akame


la sujetó con delicadeza y la agarró de los brazos para
que no se hiciera daño con los tubos y las agujas de la
transfusión. - ¿Eres Ren? Te estaba esperando... El
artefacto estaba allí... - Akame y Mary se miraron sin
entender lo que Laurie estaba diciendo y no supieron muy
bien si contestarla. Mary se acercó y, poniendo cara
amable, la preguntó.

- Dime ¿Cuál es tu verdadero nombre? - Akame dio un


pequeño tirón a Mary en el brazo para llamar su atención
y, cuando ésta se giró, Akame la miró con el ceño
fruncido, movió la cabeza a modo de desaprobación y la
habló en voz baja.
286
- No te aproveches así de ella. No sabe lo que dice. -
Akame siguió mirando a Mary con enfado hasta que se
apartó.

- Toda tuya entonces. - Mary levantó las manos y se puso


detrás de Akame. Akame se sentó en la silla junto a Laurie
mientras ella comenzaba de nuevo a desvariar.

- ¿Nombre? ¿mi nombre? mi nombre... - Laurie se miró


las manos y después se las llevó a la cabeza, como si le
hubiera dado una jaqueca. Instantes después se apartó el
pelo de la cara echándoselo hacia atrás. Apretó los ojos y
luego los abrió frunciendo el ceño, parpadeando para
aclararse la vista. - Un momento... ¿Dónde estoy? - Se
giró hacia Akame y Mary y se asustó. - ¿¡Quiénes sois!?
- Intentó levantarse de nuevo, pero Akame se abalanzó
sobre ella. Laurie no dejó que Akame la tocara.

- Tranquila, no te queremos hacer daño... Ten cuidado


con eso... - Akame enseñó las manos extendidas y las
agitó suavemente para tranquilizarla. Señaló los tubos
que tenía en los antebrazos, tapados por unas vendas.

Laurie miró a Akame y a Mary con una cara algo


amenazante y después levantó los brazos con suavidad
para ver lo que tenía enganchado en ellos. Al ver los tubos
y las vendas, bajó los brazos y lanzó un suspiro mientras
miraba hacia el techo. Después bajó la cabeza y
287
permaneció así durante unos segundos. Finalmente se
volvió a tumbar en la camilla algo más calmada. Akame y
Mary permanecieron en silencio mientras esperaban una
nueva reacción. Laurie giró la cabeza lentamente hacia
ellas y habló.

- ¿Quiénes sois? ¿Dónde estoy? - Laurie parecía


malhumorada. Akame se sentó en la silla de nuevo y la
arrastró suavemente para acercarse a la camilla. Mary se
situó detrás de Akame con sus manos en el respaldo.
Laurie no les quitó ojo.

- Bueno, verás... - Akame no sabía muy bien cómo


explicarle la situación, aunque pensó que sería preferible
contarle la verdad en vez de mentirla. - Estás en una de
las bases de DUE...

- Genial. Estoy perdida... – Laurie golpeó su cabeza


contra la almohada. Se notó perfectamente que Laurie
sabía que DUE no la iba a dejar libre una vez que la
hubieran atrapado.

- Tranquila, no es lo que piensas. Nadie sabe que estás


aquí. Esto es una misión... confidencial... - Akame intentó
expresar tranquilidad a Laurie para que no se alterara
innecesariamente.

288
- ¿¡Cómo!? - Laurie se sentó con cuidado en la camilla sin
quitarse la manta de encima. La respuesta de Akame le
había provocado curiosidad.

- Es que... tengo un pequeño problema y pensábamos


que tú podrías ser de gran ayuda... - Akame miró a Laurie
y sonrió, aunque de forma forzosa. No podía evitar
acordarse de Kaito y Mio cada vez que hablaba del tema.
- También podrías ser de gran ayuda para una
investigación científica...

- ¡Vaya, esto es nuevo! ¿Qué clase de ayuda? - Laurie


emitió una pequeña risita por unos instantes, pero luego
volvió a tener una expresión seria en su rostro. Las ojeras
y la palidez de su piel dejaban claro que había estado al
borde de la muerte. Su tono de voz pareció recuperarse,
pero aún le costaba hablar con energía.

Akame comenzó a relatar su historia, cosa que nunca


antes había hecho con nadie, ya que Mary había estado
presente a lo largo de casi toda su estancia en la
Dimensión 2 y sabía perfectamente lo que había ocurrido.
Akame contó de la manera más detallada posible todos y
cada uno de los sucesos que la habían afectado durante
los últimos casi dos meses. Desde su no-muerte y la
anomalía dimensional que la había hecho permanecer
viva, todo el problema de la mafia, su entrenamiento con
Mary, el descubrimiento de sus poderes, la visita al
289
hospital de Soya'Rhöw 1 y la materia verde, el portal a la
Dimensión 3 que se había llevado a su familia y le había
alterado dimensionalmente el brazo y la visita a Carol y lo
que ésta les había contado. Incluso le habló a Laurie
sobre las voces que escuchaba cuando llegó a la
Dimensión 2 y sobre su título como Duquesa y el peligro
que implicaba para algunos miembros de DUE. Laurie
escuchó atentamente al relato de Akame y pareció no
presentar nerviosismo alguno, cosa que extrañó a Akame
y a Mary.

<<No parece preocupada... ¿Crees que está fingiendo o


que las drogas aún le afectan al cerebro?>> Akame
preguntó a Mary mentalmente.

<<No lo sé, pero hay algo que no cuadra...>> Mary sacó


un cigarro y lo encendió para disimular mientras hablaba
con Akame.

<<Sí, es una pirata. Su forma de ser no encaja mucho con


lo que se cuenta de ella. Me pregunto si La Ira será
igual...>> Akame volvió a la conversación segundos
después y continuó hablando con Laurie.

Laurie se incorporó totalmente y se sentó mirando hacia


Akame y Mary. Se quitó la sabana de encima y dejó al
descubierto sus pálidas y temblorosas piernas. Se frotó
los ojos con ambas manos y se estiró haciendo crujir su
290
espalda. Se rascó el hombro derecho. Al ver sus brazos
desnudos, Akame recordó sus primeros días en el
laboratorio, sin ropa, y sintió frío. Laurie bostezó y agitó la
cabeza, como para despertar a las neuronas que aún no
le funcionaban. Laurie no hizo amago de cambiar su
expresión en ningún momento. Parecía pensativa y a la
vez triste, pero a Akame se le escapaban sus razones.
Por fin habló después de unos instantes de silencio total.

- Parece que estás metida en un buen lío... ¿Qué te hace


pensar que voy a ayudaros? - Laurie se cruzó de brazos
y miró fijamente a Akame.

- Bueno, te hemos salvado la vida... y, a cambio de tu


ayuda, podemos hacerte algún favor... - Akame sentía
que sus argumentos no tenían demasiada fuerza sobre
Laurie.

- ¿Y qué te hace pensar que mi intención era sobrevivir...?


- Laurie miró hacia otro lado para evitar el contacto visual
con cualquiera de las dos. Su respuesta pareció dolerle
incluso a ella y dejó entrever algo que Akame reconoció
como un resentimiento acumulado desde algún momento
de su pasado.

Akame se quedó helada. <<Así que Mary tenía razón


después de todo... Ella buscó su muerte...>> Pensó

291
mientras relacionaba su intento de suicidio con todo lo que
sabían sobre ella.

<<Ella proviene de la Dimensión 4 pero, a diferencia de


Carol, no es una fanática religiosa, lo que quiere decir que
no todos los pobladores de la dimensión están locos. Por
otro lado, no aparenta ser una pirata cualquiera. De
hecho, no parece una pirata... También sabemos, por
palabras de Carol, que ella sabe acerca de la Dimensión
3... y que ella y Carol son enemigas... La clave podría
ser... ¡Su muerte!>>

<< ¿En qué piensas?>>Mary habló extrañada.

<<No estoy segura...>> Akame sospechaba que Laurie


no era quién parecía ser, pero no llegaba a entenderla del
todo.

- Laurie, Carol nos dijo que sois enemigas y que los


traidores, incluyéndote a ti, sabéis algo sobre la
Dimensión 3. También habló sobre una guerra... Creo que
hay algo que no nos has contado acerca de tu "suicidio"...
- Akame intentó plantear sus preguntas de un modo algo
más personal hacia Laurie.

Laurie giró la cabeza hacia los lados intentando huir de la


mirada de Akame, pero ella insistía en no dejar de
observarla esperando una respuesta. A Akame le pareció
292
que Laurie estaba preocupada y que en realidad solo
estaba ocultando la información porque no confiaba en
ellas lo suficiente. <<Es normal. Yo tampoco me fiaba de
Mary al principio, aunque me vi obligada a ceder. No es
algo agradable...>> Akame se puso en el lugar de Laurie,
pero aun así necesitaba respuestas. Tenía que salvar a
su familia a toda costa... Sin previo aviso sonó un pitido
que retumbó por todo el laboratorio. Provenía del
ordenador principal. Era la señal de que el proceso de
limpieza había acabado. Antes de que Mary pudiera ir
hasta el ordenador para parar el proceso, comenzó a
reproducirse el fragmento que Akame oyó en el hospital,
solo que esta vez era nítido. La narración que se escuchó
puso a Akame y a Mary los pelos de punta. Ambas se
miraron sorprendidas y confusas, también aterrorizadas
por la voz de ultratumba que hablaba, pero Laurie fue la
que más pareció alarmarse. Abrió los ojos como platos y
se levantó de la camilla alterada. Al ponerse de pie, la
fuerza de sus piernas le falló y casi se cae. Akame la cogió
por las axilas y la ayudó a incorporarse. Laurie la miró con
clara preocupación, aunque aún parecía tener dudas
sobre lo que debía hacer. Las tres escucharon el mensaje
completo, aunque la única que lo entendió fue Laurie.

Koy yos lek Keterpretnik Komerpus. Kem Kojirid ä kit,


Kerdam Kanivid.

293
Ket somatisezen karap revolved lek Kojia, Katranun, ä
Reheya. Kal kaveun.

Kareg Kartnok sol serodiart a kodaznemok.

Sortoson, Rapamas, somereart lek nedroka ked koveun.

Ket somatisezen, Kerdam Kanivid. Katpezak sotsek sert


soizifirkas, kay kek somitrapmok kut rolod, kyk kednopser
ä sartseun sairgelp.

Cuando acabó el mensaje se oyó un chisporroteo y la


grabación se detuvo. Akame reconoció el idioma
enseguida. Era el mismo que Carol había utilizado
durante el interrogatorio. Por alguna razón, esta vez le
resultaba familiar, aunque no entendía por qué. Akame
oyó como Laurie hablaba con voz temblorosa, tan bajo
que parecía estar susurrando.

- No puede ser... no puede ser... no... – Laurie se llevó las


manos a la cabeza y se tiró del pelo. Cayó al suelo de
rodillas y bajó la cabeza para sumergir la cara entre su
manto de pelo morado y ondulado. Akame se agachó a
su lado e intentó ser delicada. Fuera lo que fuera ese
mensaje parecía ser grave.

- ¿Nos vas a contar lo que sabes? No sé a ti, pero a mí


me parece que el mensaje decía algo importante...
294
Necesito tu ayuda y creo que tú también necesitas
ayuda... Sabes perfectamente a lo que me refiero... -
Akame miró a Laurie con una suave sonrisa. Laurie la
miró algo asustada.

- No lo sabes bien. Corres un grave peligro. Te ayudaré,


Duquesa, te ayudaré... Pero a cambio necesito vuestra
ayuda... - Laurie se levantó de golpe, como si nunca
hubiera estado drogada, y se arrancó los tubos y las
agujas manchando de sangre las vendas que cubrían sus
antebrazos. Agarró a Akame por los hombros con algo de
temblor y luego se dirigió hacia la camilla, pero no se
sentó, sino que se giró hacia Akame y Mary y permaneció
allí de pie. - El mensaje era para ti, los Rapamas son
reales. - Akame se estremeció por la revelación, aunque
por otra parte le tranquilizó la afirmación. Eso quería decir
que todo lo que Carol había dicho era cierto... - El mensaje
era del Interprete Supremo. Decía que la nueva guerra
contra los traidores ha comenzado y que te necesitan para
traer al hijo de su Dios, tal y como Carol os contó. - Laurie
se acercó a Akame. Mary se sentó en la silla digiriendo lo
que Laurie acababa de decir. - ¡Debo contaros todo!
Ahora sé que decís la verdad... No me esperaba esto por
parte de los Rapamas... Es demasiado pronto...

- Creo que deberías descansar. Después de que te


recuperes puedes contárnoslo. - Akame tenía miedo.
Estaba un paso más cerca de su familia, pero también
295
estaba más cerca de otro conflicto, por si no tuviera ya
bastantes.

- Mi salud es lo de menos. Esto debe resolverse


inmediatamente. - La actitud de Laurie era muy diferente
a la que había mostrado hasta entonces, y su energía vital
parecía haber surgido de la nada. Tenía una
determinación que Akame relacionó con la suya propia,
por lo que comprendió que Laurie debía tener algo tan
importante que hacer como ella. Akame miró a Mary y
ésta se cruzó de brazos esperando que Akame tomara la
iniciativa. Aún estaba algo resentida por la discusión, pero
hacía el esfuerzo de ocultarlo. Akame habló con ella, esta
vez abiertamente para que Laurie la escuchara también.

- ¿Tu qué crees?

- Bueno, si es tan importante, no creo que pase nada


porque nos lo cuente. Siempre y cuando se vea capaz... -
Mary miró a Akame y luego a Laurie. Esta estaba rígida y
tenía una mirada tensa, como si fuera a revelar algo que
no hubiese contado a nadie antes. Akame miró a Laurie y
ella asintió, por lo que Akame le cedió la palabra con un
gesto y se cruzó de brazos esperando su relato. Laurie se
apoyó en la camilla forzándose a permanecer de pie y
comenzó a contar su historia.

296
Capítulo 20º

<<Hace ciento cincuenta años, según los Rapamas, se


produjo el pecado contra Katranun, el hijo de Reheya, el
Dios creador del universo y de los seres vivientes. Los
ciento dos traidores, llamados así desde entonces,
mataron a Katranun por sus ansias de poder y Reheya
enfadó. Al enfadar, Dios se corrompió y se convirtió en
Koinomed, el Demonio señor del Caos. Sus cuatro
Ángeles, Saisamak, Zajak, Saizok y Saikezek, cayeron
con él y se convirtieron en demonios castigadores.
Koinomed dividió el paraíso en cinco mundos como
castigo y mandó a cada uno de sus arcángeles a uno de
los mundos para asegurarse de que todos los seres
vivientes sufrían el castigo que merecían. Él permaneció
en el mundo central para vigilar las almas y hacerlas sufrir
en una reencarnación infinita en la que el dolor de todas
las vidas pasadas se va acumulando con cada
renacimiento. En un último gesto de bondad, Reheya
cogió los restos de su hijo y los convirtió en La Semilla
Divina.

Hace cien años, Saisamak vino desde El Averno hasta el


cuarto mundo, que representaba el lugar donde se había
producido el pecado, para que los seres descendientes

297
de los ciento dos traidores trajeran al mundo a Katranun
de nuevo. Solo con el regreso de Katranun, hijo de Dios,
Koinomed volverá a ser Reheya. Cuando Koinomed sea
Reheya, entonces los mundos se unificarán de nuevo y
cesará el círculo infinito de reencarnaciones y, por tanto,
acabará el dolor de todos los seres vivientes. El mensaje
de Koinomed, transmitido por Saisamak a los seres del
cuarto mundo fue: "Para que nuestro Señor Reheya
regrese, su hijo debe renacer. Una madre mortal debe ser
la Madre Divina de nuestro Señor Katranun. Mientras
tanto, nuestro amo Koinomed quiere que se sacrifiquen
seres descendientes de los pecadores para que el mal
que le hicisteis a Reheya lo sintáis vosotros también ¡Oh,
Sovreisa! Por eso deben ser sacrificados ciento dos
descendientes de traidores cada año en la misma fecha
en la que Katranun fue traicionado. Para ello usareis Las
Cartas de la Creación, para elegir a los que morirán por
su cantidad de pecado acumulada. Aquí están La Semilla
Divina y Las Cartas: Kaeikouk, Makasak, Napatak,
Dafayak, Jaravak, Waxazak." En el cuarto mundo
permaneció Saisamak, en el tercer mundo permaneció
Saikezek, en el segundo mundo permaneció Saizok y en
el primer mundo permaneció Zajak. Cada uno tenía un
Solavaka o Montura Divina.

Hace cien años, el que después se convertiría en El


Interprete Supremo tomó La Semilla Divina y Las Cartas
de la Creación. Poco después tomó el poder y comenzó
298
la guerra entre los seres seguidores Rapamas y el resto
de seres del mundo. En nuestro mundo hay gente
especial, gente que tiene poderes sobrenaturales, a los
que llamamos Magos, a los que los Rapamas creen que
Dios dio sus poderes para llevar su Fe al resto de los
mundos de la creación. Los Ooth eran los miembros
pertenecientes al consejo de Magos, formado por todos
los seres con habilidades especiales. Era un consejo
cuyos miembros tenían la obligación y el compromiso de
proteger al resto de seres. Eran guardianes. Los Ooth
lucharon contra los Rapamas, los cuales habían usado
magias oscuras para influir en los seres para que
apoyaran su causa, pero al final la situación acabo mal
para todos.

Mi hermano y yo éramos de los mejores y de los más


jóvenes que había entre los miembros del consejo Ooth.
Hace cincuenta años se acercaba el fin de la guerra y las
fuerzas de los Rapamas y de los Ooth estaban diezmadas
y muy igualadas. Mi hermano luchó contra El Interprete
Supremo y contra el Solavaka de Saisamak. Mientras
tanto, yo tenía que conseguir La Semilla Divina y
eliminarla. La cosa no salió bien y Carol me persiguió
hasta donde se encontraba La Semilla. Cuando toqué la
semilla paso algo que no entendí en aquel momento, fui a
parar a este mundo. Carol me atrapó instantes después
de que yo tocara La Semilla y las dos acabamos aquí. Mi
hermano no consiguió derrotar al Interprete Supremo y,
299
por lo que hemos comprobado, éste se ha recuperado en
estos últimos cincuenta años y ha vuelto a tomar el poder.
Ahora se dispone a empezar de nuevo y, a diferencia de
la última vez, ahora no solo quiere expandir su Fe, sino
que quiere recuperar al hijo de Dios usándote a ti. No
puedo constatarlo, pero creo que soy la última de los
Ooth. Es mi deber detener esta locura... >>

Cuando Laurie acabó de contar su historia permaneció en


silencio esperando las palabras de Akame y Mary, que se
habían quedado de piedra. Era una historia increíble y lo
más probable es que fuera cierta. Laurie había
demostrado una gran e inesperada sinceridad al revelar
todo aquello y no podría haberlo hecho de igual forma si
la historia fuera falsa. Ahora Akame veía todo más claro y
los fragmentos iban encajando en su cabeza, pero por
otro lado le abría la puerta a muchos otros dilemas. Mary
estaba rascándose el esmalte de uñas con nerviosismo y
con la mirada perdida mientras golpeaba el suelo con el
pie derecho. Estaba alterada. Akame compartió sus
pensamientos con ella y, para tranquilidad suya,
comprobó que ambas compartían un estado de digestión
de ideas similar. Al final, Akame planteó una serie de
preguntas acerca de la historia de Laurie y se dispuso a
preguntarle para salir de dudas.

- Tengo algunas preguntas acerca de todo esto... si me lo


permites. - Akame se acercó a la camilla y se sentó sobre
300
ella. A su lado derecho se encontraba Laurie, que seguía
negándose a sentarse.

- Claro. - Laurie habló en voz baja, como si el relato le


hubiera vuelto a provocar molestias en la garganta.

- ¿Magos? ¿Semilla Divina? ¿Reheya? ¿Madre Divina?


Todo esto es cierto... - Akame estaba confundida.

- En parte sí. Después de pasar cincuenta años aquí, he


comprendido que la realidad no es del todo como nosotros
la vemos en la Dimensión 4. - Laurie sonrió ligeramente.

- La terminología es la terminología... - Akame bromeó y


Laurie pareció sonreír por primera vez de forma clara.

- En nuestro mundo existen personas con habilidades que


les permiten alterar el tejido dimensional de forma
considerable. Allí, debido a causas diversas, sobre todo a
nuestro relativo bajo nivel de desarrollo tecnológico y
científico, los llamamos magos.

- ¿Y tú eres una... maga? Es decir, tienes poderes... como


yo... - Akame se sintió menos especial al ver la posibilidad
de no ser la única persona que incumplía las leyes
universales.

301
- Sí y no. Cuando llegué aquí perdí mis poderes. Supongo
que se debe a que la dimensión de la que vengo es algo
diferente en este aspecto...

- ¿Y todo eso de los Rapamas...? - Cuando Akame


preguntó, Laurie suspiró. Akame dedujo que era una
pregunta complicada.

- En cierta medida. No existe, ni mucho menos, Reheya


ni tampoco los Ángeles ni Katranun... Bueno, lo de
Katranun es otra historia... Lo que debéis saber es que La
Semilla Divina es un artefacto real, pero no como los
Rapamas creen. He deducido, con el tiempo, que debe
ser una especie de teletransportador dimensional. No sé
si me creerás al decirte que en realidad los que llevaron
el artefacto a la Dimensión 4 fueron unos alienígenas...

- ¿Te refieres a los Zuh’lark? Sí, te creo. He visto ya


demasiadas cosas como para no hacerlo. - Akame vio la
posible relación entre los Zuh’lark y los Rapamas y, por
tanto, entre ellos y la desaparición de su familia. Laurie
acabó cediendo a su cansancio y se sentó en la camilla
junto a Akame. No se atrevió a acercarse mucho a ella,
pero parecía estar mucho más relajada que al principio.
Habló con algo más de fuerza.

- Los Zuh’lark llevaron el artefacto a la Dimensión 4 y se


lo dieron a los pobladores del mundo. Las cartas son un
302
invento de los Rapamas. Después de muchos años
viajando por ahí he visto cosas extrañas, cosas que me
han llevado a sospechar de los Zuh’lark. Si no he oído
mal, creo que hay una historia sobre los Zuh’lark y la
Dimensión 2 ¿no? - Laurie miró a Mary, haciéndose la
tonta. La doctora metió las manos en los bolsillos y estiró
la espalda. Era casi la una de la madrugada y no habían
descansado nada.

- Sí, has oído bien. Intentaron someter a la gente, pero,


sorprendentemente, no pudieron. Se dice que se llevaron
a la hija del Gobernador para experimentar con ella y que,
como venganza, los humanos raptaron a un Zuh’lark que,
según la leyenda, debería estar encerrado en algún sitio
en la central de DUE de la Dimensión 2 en la Megaciudad
de Zaiwa. - Mary habló extensamente por primera vez en
horas. Akame se alegró.

- ¿Zaiwa? ¿Dónde está eso? - Akame estaba confundida.


No conocía absolutamente nada del resto del planeta. No
había pensado en ello antes y había dado por hecho que
sería igual a la Dimensión 1. Se dio cuenta de su error.

- Está más o menos en lo que sería el centro de Europa.


- Mary contestó enseguida. - ¿Cómo sabes eso? - Mary
miró a Laurie alarmada. Era algo inaceptable que alguien
ajeno a DUE tuviera ese tipo de información.

303
- Bueno, una se busca la vida. Al fin y al cabo, solo soy
una pirata ¿no? - Laurie contestó a Mary con una sonrisa
y con un tono algo acusatorio. Mary no contestó, pero algo
le decía que Laurie la había escuchado mientras estaba
inconsciente, fuera adrede o no.

- Siempre pensé que Soya'Rhöw era el sitio perfecto para


la capital de la Tierra. - Akame habló en tono algo irónico.

- La isla prometida ¿Verdad? Yo también lo creía... - Mary


pareció entender lo que Akame quería decir.

- Bueno, volviendo al tema... - Laurie interrumpió la


conversación para recuperar la palabra. - Sospecho
desde hace tiempo que los Zuh’lark quieren someter al
resto de planetas y dimensiones. Por otro lado, los
Rapamas no van a conseguir nada con su estúpida
profecía. Aunque eso no signifique que no sean
peligrosos. Akame, antes me has dicho que escuchabas
voces...

- Sí, unas voces extrañas... Me enloquecieron varias


veces y maté a varias personas... - Akame recordó los
asesinatos que había cometido. Por mucho que odiase a
esos mafiosos, pensaba que lo que había hecho era una
salvajada. Aquello la deprimió por unos instantes.

304
- Pero dedujimos que era porque su mente y su cuerpo se
estaban estabilizando... - Mary intervino algo extrañada
por la insinuación de Laurie.

- Fueron los Rapamas. Cuando intentaron comunicarse


contigo alteraron tu energía mental sin querer. Como
vieron que no podían hacerlo, decidieron usar otro
método: Se transportaron a la Dimensión 1 siguiendo tu
rastro e hicieron los sacrificios. - Laurie parecía saberlo
todo acerca de lo que estaban haciendo los Rapamas.
Akame y Mary se sintieron algo impotentes.

- ¿Cómo sabes eso? - Akame se preocupó de que unos


locos pudieran entrar en su mente en cualquier momento
- ¿Y cómo estás tan segura de las intenciones de los
Zuh’lark?

- Lo sé porque a mí también me lo hicieron. Cuando vine


a este mundo, los Rapamas contactaron con Carol,
seguramente, e intentaron contactar conmigo para
controlarme. También les salió mal, pero fue algo que
nunca les voy a perdonar... - Laurie parecía odiar con
todas sus fuerzas a los Rapamas. A Akame le pareció
algo lógico. - Lo de los Zuh’lark lo sé porque... en mis
viajes... - Laurie pareció dudar.

- ¿La Ira? - Mary preguntó, ya que le pareció una relación


de lo más lógica. Eso explicaría algunas cosas sobre las
305
extrañas aventuras de la temida pirata y también todo lo
que Laurie había estado haciendo durante los últimos
cincuenta años.

- La Ira. - Laurie contestó a Mary, esta vez con amabilidad,


pero no quiso revelar más acerca del desconocido
personaje. Cambió de tema enseguida. - En resumen: Los
Zuh’lark han secuestrado a tu familia por razones
desconocidas y tú quieres salvarlos. Por otro lado, yo sé
cosas acerca de los Zuh’lark, sobre la Dimensión 3 y
sobre la Dimensión 4 y resulta que necesito ayuda para
detener a los Rapamas, que casualmente te quieren para
revivir al hijo de su Dios. Veo un posible trato... - Laurie
parecía más animada. Incluso extendió la mano, algo
temblorosa, para estrechársela a Akame.

- Por mí, bien. - Akame dio la mano a Laurie con


delicadeza para no hacerle daño. Aunque no lo
aparentaba mucho, aún estaba débil. Mary se acercó y
cogió por los hombros a las dos.

- Creo que voy a prepararos el equipaje. A la Dimensión


3 no se va de turismo ¿sabéis? Deberíamos descansar
antes de nada... - Mary parecía haber cambiado su humor
definitivamente. Mary fue hasta sus ordenadores y
comenzó a teclear. Los siguientes minutos los pasó
ejecutando procedimientos y dando órdenes a diversos
programas y sistemas que correteaban por las diferentes
306
pantallas a una velocidad de vértigo. Akame permaneció
pensativa sentada junto a Laurie y cuando se levantó,
Laurie la agarro del brazo.

- Tengo que contarte algo... Necesito que me hagas un


favor... - Laurie habló en voz baja. La petición de Laurie
sorprendió a Akame. Acababan de conocerse hacía unas
horas y Laurie parecía haber pasado de un secretismo
total a tener una confianza extraordinaria con ella.

- ¿Qué ocurre? ¿Por qué solo a mí? ¿Y Mary? - Akame


se extrañó. Parecía que Laurie no se fiaba mucho de
Mary.

- Porque tú no eres de DUE. Estás aquí porque no has


tenido otro remedio, como yo. Mary no es una mala
persona, pero no puede entender la realidad desde un
punto de vista que no sea el de la organización. Ella lo
sabe y eso puede costarle la vida... - Laurie habló
seriamente. Parecía tener una capacidad innata para
saber lo que pensaban los demás. Eso asustó a Akame
en cierta medida.

- Está bien, pero en otro momento. Ahora tienes que


descansar y yo tengo asuntos pendientes... - Akame miró
hacia Mary, la cual estaba yendo hacia ellas. Ya había
acabado con los ordenadores.

307
- ¿Scott? - Laurie preguntó con voz normal a Akame para
que Mary no sospechase nada. Mary se paró junto a
Akame y puso su mano sobre el hombro cibernético de
ella. Akame la miró.

- Scott. - Dijo Mary mientras se acercaba a Laurie. Mary


cogió a Laurie pasándole el brazo izquierdo alrededor de
la cintura y pasándose el brazo derecho de ella por detrás
de la cabeza. Mary ayudó a Laurie a levantarse y a andar
hasta el ascensor. Una vez dentro, las puertas del oscuro
elevador se cerraron y Akame se quedó sola en la planta
baja preparándose para ir a la Dimensión 1 guiada por la
energía mental de su amigo.

308
Capítulo 21º
I

La noche había sido tranquila, con pocas estrellas y poco


tráfico, y sin ningún tipo de movimiento en el Puerto
Embarcadero Vihtswal. Pocas y dispersas farolas
iluminaban las callejuelas que se recorrían el espacio
entre las cien naves industriales y los doscientos
almacenes que formaban el enorme recinto. Los barcos
pesqueros estaban amarrados en el muelle y un suave
pero continuo oleaje los mecía sin parar haciéndolos crujir
con un sonido a madera que retumbaba por todo el lugar.

Los agentes y el abogado se encontraban rodeando el


perímetro en coche de forma silenciosa y observaban la
alambrada de seis metros de alto que rodeaba los
almacenes, como si fueran una fortaleza. Aparcaron el
coche cerca de un callejón y salieron sigilosamente para
no llamar la atención. Permanecieron agachados al lado
del coche y observaron la zona mientras se preparaban
por si se producía algún imprevisto. Sera y Norton
colocaron los silenciadores en las pistolas con aspecto
profesional.

De repente se abrió el portón de chapa, el cual era el


único camino de entrada al recinto, y de dentro salió un

309
furgón oscuro. Unos hombres salieron tras el vehículo y
metieron en la parte de atrás unas cajas, posiblemente de
contrabando, y después entraron dentro del furgón en el
mismo habitáculo donde habían metido las cajas. De
dentro del recinto salieron dos hombres armados que
cerraron la puerta por fuera y se quedaron vigilando. El
coche partió a toda velocidad y la zona volvió a quedar en
total silencio.

Los tres hombres de la ley observaron la maniobra de los


mafiosos desde detrás de su coche, a menos cincuenta
metros de allí.

- Scott, quiero que te quedes en el coche. Es demasiado


peligroso. - Norton habló a Scott mientras revisaba los
bolsillos de su chaqueta en busca de un cigarro.

- ¿¡Qué!? - Scott, sorprendido, se giró hacia Norton con el


ceño fruncido.

- No podemos arriesgarnos a que nos cojan a todos.


Necesitamos que alguien se quede vigilando en el coche
por si ocurre algo o por si tenemos que irnos de aquí. -
Sera tuvo que dar la razón a Norton a pesar de que no
estaba convencido. No se fiaba de lo impredecibles que
podrían resultar los mafiosos.

310
- Si oyes disparos o si nos atrapan debes huir y avisar a
las autoridades. - Norton insistió.

- Toma. Avísanos si ves algo raro. - Sera dio un Walkie-


Talkie a Scott. Él lo cogió, pero no quedó conforme.

Scott entró en la parte trasera del coche y se acomodó


para esperar a Sera y a Norton mientras ellos iban a
infiltrarse. Norton y Sera comenzaron a andar agachados
por las sombras hacia el portón. Sera apuntó a los
hombres de la entrada con su pistola. Antes de proceder,
miró al comisario. Norton le indicó con la cabeza que
siguiera con la operación. Sera les disparó rápidamente a
las piernas y los derribó. Antes de que emitieran ningún
grito de dolor, Norton se acercó corriendo como un
fantasma y los dejó inconscientes a puñetazos.

Los hombres se retorcieron en el suelo y se quedaron


durmiendo en silencio. Sera se acercó agachado mientras
Norton terminaba de inspeccionar a los dos mafiosos. Ya
junto a Norton, Sera se levantó y se pegó al portón
mientras Norton sacaba las llaves del bolsillo de uno de
los hombres. Norton abrió el portón con cuidado de no
hacer demasiado ruido y entraron empujando una de las
puertas mínimamente. Scott les observó nervioso desde
el coche, preparado para arrancar si era necesario. De
repente, su Walkie-Talkie vibró en sus manos.

311
- Scott, a partir de ahora necesitamos que estés
totalmente atento a cualquier movimiento que se
produzca a tu alrededor. Mantennos informados. Corto. -
Sera habló con Scott por el Walkie-Talkie para
tranquilizarle.

- De acuerdo. - Scott contestó rápidamente.

Norton y Sera avanzaron rápidamente pegándose a la


pared de las naves industriales. Un mínimo rasguño a las
paredes de chapa podría delatar su presencia y eso les
pondría en extremo peligro. A lo lejos, comenzó a sentirse
un leve indicio del amanecer. Todo debía salir conforme
al plan. Tenía que parecer que los hombres de la entrada
habían sido atacados por alguna banda rival. Para ello
debían actuar a toda velocidad y actuar con cuidado. No
podían dejar pistas o indicios de que la policía los había
descubierto.

- Es allí, 56 P.E.V. - Norton señaló a la nave que quedaba


a unos veinte metros delante de ellos.

- Parece abandonada. Las ventanas están apuntaladas


por fuera y todo está oxidado... - Sera se sorprendió del
mal estado en el que se encontraba la guarida de la mafia.
Los agentes se acercaron a la nave y comenzaron a
colocar cámaras en los alrededores. Su plan era gravarlos
para conocer mejor el horario de sus actividades. Era
312
peligroso, pero debían arriesgarse si querían pillarlos a
todos a la vez y acabar de una vez por todas con la mafia
de Soya'Rhöw.

- Después de la crisis de mercancías y de las huelgas de


trabajadores de hace siete años, gran parte de estos
almacenes fueron abandonados. Yo participé en un caso
aquí. Unos tíos habían reutilizado varios almacenes para
establecer laboratorios ilegales. - Norton se encendió un
cigarro mientras Sera comenzaba a colocar una cámara
oculta entre la basura de un contenedor que estaba justo
delante de la nave 56. Sera cargaba con una pequeña
mochila donde llevaba al menos diez mini-cámaras que
había conseguido a última hora de sus contactos en los
barrios bajos.

- ¿Y qué fabricaban? ¿Pastillas? - Sera preguntó a Norton


mientras oteaba el horizonte para comprobar si la luz los
podía delatar. Los dos se dirigieron hacia la nave de al
lado y comenzaron a colocar otra cámara en una ventana
orientada hacia la nave 56.

- Pues sí. Y mezclaban la droga con una pasta asquerosa


que fabricaban con los restos de pescado que habían
quedado en el almacén. - Norton estuvo a punto de tener
una arcada y el cigarro se le cayó de la boca.

313
- Por aquella época la mafia se comenzó a asentar aquí.
Lo recuerdo porque uno de mis compañeros de equipo
fue asesinado por los alrededores. Estaba por esta zona
por un caso de denuncia y los mafiosos creyeron que los
habían descubierto. - Sera frunció el ceño cuando recordó
a su compañero. Rápidamente corrieron hasta la nave de
enfrente y colocaron una cámara en una ventana
orientada también hacia el escondite de los mafiosos.

- ¡Qué capullos! ¿Qué le pasó a tu amigo? - Norton


rebuscó entre la basura para coger un alambre para
sujetar la cámara. No pudo evitar pensar en que él
también había perdido seres queridos a manos de la
mafia.

- Le volaron la cabeza en plena calle. - Sera contestó con


sequedad.

Mientras tanto, Scott se había bajado del coche y había


entrado a la parte delantera para prepararse para una
posible huida. Estaba observando a los mafiosos aún
inconscientes con algo de odio. <<Esto es por Akame, por
Kaito y por Mio...>> Pensó él mientras recordaba la última
aparición de Akame. << ¿En realidad es un fantasma?
¿qué más puede ser?>> El mero hecho de recordar el
cadáver de su amiga le revolvía el estómago.

314
De repente, uno de los mafiosos comenzó a moverse en
el suelo. Scott agarró el Walkie-Talkie para avisar a sus
compañeros. El mafioso se incorporó con dificultad y se
llevó la mano a la cabeza. Intentó levantarse, pero, al
apoyarse en su pierna herida, sintió un dolor inmenso a
causa de bala que tenía incrustada y volvió a caer al suelo
de nuevo. Scott lo vio desde el coche y se dispuso a avisar
a Sera. Antes de que pudiera hacer nada, vio otra figura
cerca de los mafiosos. << ¡No puede ser... otra
vez...!>> Scott se horrorizó al ver al fantasma de Akame
acercándose a ellos.

II

Akame se transportó a la Dimensión 1 siguiendo el rastro


de la energía mental de Scott y, para su sorpresa,
apareció en una callejuela justo al lado del Puerto
Embarcadero Vihtswal. Eso significaba que Scott, Norton
y Sera habían decidido ir a por los mafiosos. Por un lado,
se sintió contenta de que los hombres que habían
asesinado a su familia fueran a ir a la cárcel de una vez
por todas, pero, por otro lado, estaba preocupada por el
posible peligro al que se enfrentaban Scott y los dos
agentes.

Akame caminó por el callejón en dirección a la entrada de


la alambrada. A unos metros del portón vio que había
unos hombres tirados en el suelo, junto a la puerta, y
315
dedujo que algo estaba pasando. Se acercó rápidamente
hacia ellos y, antes de llegar hasta su posición, vio
casualmente que había alguien en un coche a unos
metros a la derecha del portón, camuflado en las sombras
que producían los edificios. << ¿Scott? ¡Madre mía,
Scott!>> Cuando se percató de que aquella persona era
Scott, no supo muy bien que hacer.

Antes de que pudiera pensar en nada, uno de los


mafiosos se despertó y la vio allí parada junto a ellos y se
quedó horrorizado. Akame cayó en que su imagen en la
Dimensión 1 aún era la misma que la que tenía cuando
los mafiosos intentaron matarla. Se miró enseguida las
manos y la ropa para ver si había habido algún cambio,
pero resultó que su aspecto era el mismo. Su camisón
estaba destrozado y dejaba ver por sus agujeros como la
sangre le chorreaba por todo el cuerpo hasta caer al
suelo. <<Estoy empezando a hartarme de
esto...>> Akame volvió a girarse hacia el mafioso. Éste se
había caído de nuevo y se estaba moviendo bruscamente
y con dolor para avisar a su compañero. <<Tengo que
hacer algo...>>

Antes de que el hombre pudiera hacer nada, Akame lo


agarró por el cuello. El otro mafioso se despertó y cuando
vio la escena comenzó a retroceder arrastrándose por el
suelo asustado e intentando gritar. Akame levantó al
hombre en el aire y éste se revolvió intentando liberarse.
316
Akame lo miró sin saber qué hacer con él. El mafioso gritó
aterrorizado. <<Por un lado, esto no está tan
mal.>> Pensó Akame mientras miraba la cara de horror
que tenían ambos hombres. Akame lanzó al mafioso y
este cayó encima de su compañero. Ambos se quejaron
por el dolor, pero estaban demasiado aturdidos para huir.
Akame se acercó rápidamente, cogió a ambos por la
cabeza y los golpeó el uno contra el otro para dejarlos
inconscientes otra vez. Los dos hombres se quedaron
dormidos de nuevo. Akame miró a Scott por última vez
para asegurarse de que estaba bien y se transportó
volatilizándose en una nube morada producida por la
alteración dimensional de su brazo derecho.

III

Scott estaba temblando atónito en el coche. << ¡Dios mío,


los ha matado a ellos también! ¿¡Cuándo va a acabar
esto!?>> La tenue luz amarillenta del sol del amanecer
atravesó la nube morada haciéndola brillar. Scott se
alarmó y miró el reloj. << ¡Son casi las cinco de la
mañana!>> De repente, un sonido alertó a Scott: Era el
furgón negro. El coche se detuvo con un frenazo justo
delante del portón. Dos hombres bajaron de la parte
delantera y vieron a sus compañeros tirados en el suelo
junto a la entrada. Rápidamente inspeccionaron el lugar y
vieron el reguero de sangre que había dejado Akame. Al
girarse, descubrieron que el portón estaba abierto.
317
Inmediatamente comenzaron a gritar y a hablar a voces
entre ellos, subieron al furgón y atravesaron el portón a
toda velocidad. Scott activó el Walkie-Talkie rápidamente
para avisar a Sera del peligro.

Sera y Norton estaban volviendo hacia la entrada


pegados a la alambrada cuando el Walkie-Talkie vibró en
la chaqueta de Sera.

- ¡Sera! ¡Los mafiosos han vuelto, tenéis que salir de ahí! -


Scott habló alterado.

- Recibido ¿Podemos usar la entrada principal? Corto. -


Sera contestó enseguida. Sera y Norton pararon y se
agacharon pegándose a la pared de una nave.

- ¡No, han entrado con el furgón y van hacia vosotros! -


Scott estaba aterrorizado.

- De acuerdo, quédate allí y avísanos de nuevos


movimientos. Prepárate para salir. Corto.

- De acuerdo ¿Arranco el coche?


¡¡¡aaAAAAGGGggghhh!!! - El grito de Scott a través del
Walkie-Talkie asustó a Sera y a Norton y enseguida
comprendieron que el abogado estaba en peligro.

318
- ¡¿Scott?! ¡¿Scott?! ¡¡¡Mierda!!! - Sera no pudo evitar
elevar el tono.

- ¿¡Qué ocurre!? - Norton sacó su pistola inmediatamente


y Sera hizo lo mismo después de guardar el Walkie-
Talkie.

- ¡Los mafiosos vienen hacia aquí y parece que han


cogido a Scott! - Los agentes se levantaron y corrieron
hacia la puerta de la nave de enfrente. Sera forzó el
cerrojo, pero éste no se rompió. Ante la situación, Norton
disparó al cerrojo y después derribó la puerta de una
patada.

Los mafiosos llegaron con el furgón a la nave 56 y los dos


hombres salieron de la parte delantera. Uno de ellos fue
corriendo hasta la nave y entró abriendo el cierre metálico.
El otro se dirigió hasta la parte trasera del furgón y abrió
la puerta de atrás. Alrededor de cinco hombres más
salieron del coche por ese lado. Todos los mafiosos iban
armados y se prepararon para perseguir a cualquier ser
vivo al que hubiera que eliminar.

Sera y Norton corrieron dentro de la nave buscando una


salida. Norton observó que, desde las ventanas del
segundo piso de la nave, sin construir, se podía ver la
valla del exterior.

319
- ¡Por aquí, rápido! - Los dos corrieron hacia una de las
ventanas, que se encontraban a unos seis metros de alto.
Por el suelo, Norton se encontró una escalera de mano.
No era muy grande, pero bastaba para poder subir hasta
la ventana. Una horda de mafiosos armados con
ametralladoras, escopetas, pistolas y otros tipos de armas
automáticas salieron fuera de la nave 56. Su jefe gritaba
órdenes a todos los que salían.

- ¡Traédmelos! ¡Los quiero vivos! - La mera presencia de


Wülstrog bastaba para que los mafiosos obedecieran.

Sera y Norton treparon hasta la ventana. Sera se asomó


y rápidamente comenzó a salir por ella. Primero sacó
medio cuerpo y luego, haciendo equilibrio, consiguió
ponerse de pie y agarrarse al tejado de chapa. Con un
gran esfuerzo por no caerse consiguió subirse encima.
Norton salió por la ventana tras él y Sera le ayudó desde
arriba agarrándole del brazo. Ya arriba, comenzaron a
correr a toda velocidad saltando por los tejados en
dirección hacia su coche. Los mafiosos los vieron
saltando de tejado en tejado y comenzaron a dispararles
salvajemente y a bocajarro. Los agentes corrieron aún
más rápido cuando escucharon los disparos y llegaron en
un tiempo récord hasta la nave más cercana a su coche.

IV

320
Akame había estado siguiendo a Sera y Norton desde
hacía ya un rato. Cuando vio que Sera hablaba por el
Walkie-Talkie dedujo que había algún problema y que
Scott podría estar en peligro. Sin embargo, al oír que un
coche llegaba y que minutos después todos los mafiosos
salían de dentro de la nave 56, había decidido quedarse
para ayudar a los agentes. <<Fredric
Wülstrog...>> Cuando Akame vio al líder de los mafiosos
sintió odio y repulsión por él. << ¿Cómo puede un
defensor de la justicia acabar de esta manera...? ¿Tan
fuerte es la tentación? ¿Será tan peligroso como le pintan
en los telediarios?>> Sera y Norton corrieron hacia la
nave más cercana y entraron, pero ella permaneció fuera.
Como nadie podía verla mientras no se transportase
completamente a la Dimensión 1, decidió ayudar sin
llamar la atención. Cuando los mafiosos comenzaron a
disparar a Norton y Sera mientras ellos corrían por los
tejados de las naves, Akame se introdujo ligeramente en
las mentes de los mafiosos. Mediante una serie de trucos
que había aprendido durante el entrenamiento con Mary,
consiguió alterar la percepción y los sentidos de los
mafiosos. De esta manera, sus disparos eran poco
precisos y salvó a los dos agentes de más de un balazo.
Akame continuó con sus trucos mentales hasta que Sera
y Norton estuvieron a salvo.

321
- Parece que aquí acaba el camino... ¡Hay que saltar! -
Sera se acercó al borde del techo y miró hacia abajo para
estudiar los más de ocho metros de caída.

- ¡Nos vamos a matar! - Norton se horrorizó con la idea de


su compañero.

- ¡Prefiero matarme yo solo antes que a manos de esos


cabrones! - Alejándose para coger carrerilla, Sera pensó
en las posibilidades que tenían de sobrevivir. Norton le
siguió, probablemente pensando lo mismo.

- ¡Espera! - Antes de que Norton terminara la frase, Sera


comenzó a correr en dirección al borde del tejado. Sera
saltó por encima de la valla con una habilidad milagrosa y
consiguió agarrarse en la barandilla de una terraza del
edificio de enfrente. Norton corrió para comprobar si su
compañero lo había logrado y resopló cuando vio a Sera
descolgándose desde la barandilla para caer sobre el
coche, que se encontraba pocos metros más abajo.
Norton se alejó para coger carrerilla y saltó de la misma
manera que Sera. Se agarró a la terraza y evitó caerse.

Mientras Norton se descolgaba sobre el coche, Sera vio


que la puerta del coche estaba abierta y que todos los
cuadernillos, los documentos y el maletín de Scott
estaban tirados por el coche y por el asfalto. Mientras
James comenzaba a recoger los papeles rápidamente,
322
los mafiosos continuaban con sus maniobras de
persecución. Fredric Wülstrog ordenaba con movimientos
de mano a los mafiosos que entrasen en el furgón y que
persiguieran a los dos agentes. Él entró en la nave otra
vez, seguido por un séquito de decenas de mafiosos, y
los mismos mafiosos que habían conducido antes el
furgón entraron en el vehículo, arrancaron y se dirigieron
a toda velocidad hacia la entrada.

- Scott. . . - James continuaba cogiendo los papeles y


guardándolos en el maletín. Norton entró rápidamente por
la otra puerta delantera y se puso al volante.

- ¡Vamos, sube! - Sera cogió velozmente los documentos


restantes y entró en el coche mientras John arrancaba
para salir a toda velocidad.

- ¡Hay que salvar a Scott! - Sera cerró el maletín del


abogado y lo dejó en la parte de atrás del coche.

- ¡Otra vez será, ahora tenemos que salir de aquí e ir a


por refuerzos! - John pisó el acelerador y el coche
despegó del suelo.

Antes de que los agentes hubiesen podido girar para huir


por un callejón, el furgón salió de dentro del recinto y
embistió al vehículo. Los mafiosos abrieron las ventanillas
y comenzaron a disparar al coche. Sera y Norton tuvieron
323
que agacharse a una velocidad de vértigo para no morir
acribillados al instante. Norton aceleró y salió disparado
hacia la carretera principal que llegaba hasta allí y que
seguía la línea de costa. Los mafiosos comenzaron a
perseguirles con el furgón.

- ¡Hay civiles! ¡Ten cuidado! - Norton avisó a Sera cuando


lo vio sacando su pistola para responder al fuego de los
mafiosos.

El tiroteo entre los mafiosos y Sera se alargó durante el


resto de la persecución. Ya era de día, y en la carretera
comenzaba a haber algunos coches. Norton se vio
obligado a esquivar los coches que tenía delante, lo cual
ponía en peligro a los inocentes ciudadanos que se
dirigían a sus respectivos trabajos. Sera comenzó a
disparar al coche de los mafiosos con más frecuencia
para no dejar que ellos dispararan y pudieran dar a algún
otro coche despistado.

De repente, los mafiosos abrieron la puerta del furgón y


sacaron un bazooka. Los mafiosos dispararon el bazooka,
pero Norton giró rápidamente para esquivar el disparo.
Los mafiosos fallaron e hicieron volar unos contenedores
y una cabina-retrete que había junto a una obra en la
carretera.

VI
324
Antes de que los agentes arrancaran su coche para
escapar de los mafiosos, Akame se había encaramado al
techo del vehículo y ahora iba haciendo equilibrios sobre
él para no caerse. Siguiendo con su plan, había estado
manipulando la mente de los mafiosos para que no
acertaran ningún disparo. Akame había conseguido que
la mayoría de las balas se fueran hacia arriba, por lo que,
en general, había logrado mantener a salvo a Norton y a
Sera y al resto de los transeúntes. Cuando Akame vio que
uno de los mafiosos abría una de las puertas y sacaba un
bazooka había concentrado toda su fuerza en alterar la
percepción de ese hombre, por lo que, durante unos
instantes, el resto de disparos habían conseguido
alcanzar sus objetivos.

El giro brusco que había hecho Norton para esquivar el


disparo del bazooka había lanzado a Akame por el aire.
Ella aterrizó unos diez metros más adelante en la
carretera y, gracias a sus habilidades, había atravesado
el asfalto junto a la entrada de una alcantarilla y había
caído dentro de ésta. Con rapidez, Akame se había
materializado definitivamente en la Dimensión 1 y había
corrido por las aguas residuales para subir por la
escalerilla del estrecho túnel que daba al exterior. Levantó
la tapa metálica con cuidado y se asomó a la carretera
para estudiar la situación.

325
Poco después de que Akame abriera la tapa de la
alcantarilla, el coche de Sera y Norton pasó por encima.
A unos seis metros estaban los mafiosos con su furgón.
Habían tenido un percance y se habían parado, pero en
ese instante comenzaban la persecución de nuevo. <<
¡Kuso! ¿Qué hago? ¡No quiero matar a esos hombres,
pero si no hago algo rápido van a alcanzarles!>> Akame
estaba frustrada. Los mafiosos parecían estar dispuestos
a destruir la ciudad para atrapar a Sera y Norton y ella era
la única que podía ayudarles en ese momento. Si no hacía
algo, los mafiosos podían atraparles y, por tanto, morirían
y tampoco podrían ir a salvar a Scott. Akame recordó lo
que Mary le había dicho antes del interrogatorio de Carol:
"Esperemos que no. Aunque si alguien se resiste a
compartir información para nuestras investigaciones, será
inevitable..."

Akame miró su brazo y apretó el puño. Comprendió que


era la única manera de acabar con la mafia. <<Mary, odio
cuando tienes razón... Esta vez es inevitable...>> Akame
se agarró fuertemente a la escalerilla con la mano
izquierda y con el pie izquierdo. La pierna derecha la
dispuso sobre la pared de enfrente haciendo fuerza y sacó
el brazo derecho justo antes de que el coche de los
mafiosos pasara por encima. Con una velocidad y una
fuerza inhumanas, Akame agarró el eje delantero del
furgón con la mano derecha y lo detuvo en seco. Del
brazo de Akame emanó un leve vapor morado y todos los
326
leds azules comenzaron a parpadear a una velocidad
vertiginosa.

El furgón se volcó hacia delante justo antes de que los


mafiosos dispararan de nuevo el bazooka. El vehículo,
con los mafiosos dentro, se aplastó contra la carretera al
mismo tiempo que el tirador apretaba el gatillo. Antes de
que el coche cayera al suelo, Akame lo soltó y se tiró por
el conducto hasta caer al fango. Décimas de segundo
después de que se oyera el crujido de los metales contra
el asfalto, el cohete explotó haciendo arder al coche
entero. Al caer al piso del túnel, Akame se golpeó la
cabeza y perdió el conocimiento.

Sera y Norton vieron por el retrovisor cómo el fantasma


de Akame, con unos brillos y parpadeos extraños, sacaba
el brazo y tiraba del furgón. Al verlo se quedaron helados,
pero Norton aprovechó para acelerar y huir. Akame
permaneció allí flotando sobre las aguas residuales
mientras Sera y Norton escapaban sin la menor idea de
lo que había ocurrido en realidad.

327
Capítulo 22º
I

No supo muy bien si estaba despierto o dormido, pero de


lo que si estaba seguro era de que la oscuridad en aquel
lugar era total. Un olor a medicamentos y a pescado
podrido golpeó a Scott en las fosas nasales. Se despertó
del todo. Estaba mareado y algo no le dejaba moverse.
Era como si algo le sujetara el cuerpo entero para que no
pudiera huir de aquella oscuridad inquietante. Scott agitó
la cabeza para evitar caer de nuevo en aquel sueño
desagradable. Cuando lo hizo, notó como algo le
chorreaba por la cara desde la frente hasta llegar a sus
labios. Era sangre. El sabor a hierro se le impregnó en la
garganta y se mezcló con el aroma marino y farmacéutico
de la habitación.

Se escuchó un cerrojo y un murmullo, la puerta se abrió y


alguien pulsó el interruptor de la luz. Scott se cegó por
unos instantes, pero enseguida recuperó la visión, o lo
poco que le quedaba de ella. Tenía el ojo izquierdo algo
hinchado y el ojo derecho estaba nublado por las lágrimas
y por el picor que le provocaba la irritación ocular. Scott
dedujo que tenía una herida en el lado izquierdo de la
cabeza, como si se hubiera golpeado con algo duro.

328
La luz era escasa debido a la existencia de una única
bombilla en el cuartucho de menos de tres metros
cúbicos. La bombilla estaba colgada del techo. A su
alrededor revoloteaba una mosca que, seguramente,
tenía a la habitación llena de cajas de pescado como
único ecosistema conocido. <<Puede que ella vaya a vivir
más que yo...>> Pensó él cuando vio que tres hombres
trajeados y con cara agresiva entraban en el cuarto y
cerraban la puerta.

Scott se percató de que estaba atado en una silla. Tenía


las manos atadas detrás del respaldo y algunas cuerdas
lo rodeaban por el torso y las piernas. << ¡Mierda, me han
atrapado! ¿Dónde estarán Sera y Norton?>> Scott se hizo
el dormido cuando uno de los tres mafiosos que habían
entrado se acercó a él bruscamente.

- Bueno, creo que nos debes una pequeña explicación


sobre lo que ha sucedido... - El hombre se agachó y miró
a Scott de cerca. Tenía una cicatriz que le recorría la cara
desde el centro de la frente hasta la barbilla y tenía unos
ojos de psicópata que pusieron a Scott los pelos de punta.

- Creo que no puede hablar. Antes le has dado un buen


golpe. - Otro de los hombres, el más bajito, que se
encontraba junto al otro, que tenía un parche en el ojo
derecho, se rio. A Scott le dio asco. Era algo gordo y
hablaba como un borracho.
329
- Venga, interroguémosle, matémosle y acabemos de una
jodida vez. - El hombre del parche se encendió un cigarro
mientras se quejaba.

- Si no hubiese estado espiándonos no habría tenido que


pegarle ¿Verdad? - El hombre de la cicatriz se levantó y
elevó la voz. Scott siguió fingiendo que estaba medio
inconsciente, esta vez con más énfasis. Los esfuerzos y
las habilidades teatrales de Scott no le sirvieron de mucho
y el hombre de la cicatriz le dio un puñetazo en la cara.
Scott recibió el puño del mafioso con el lado izquierda de
la cara. El golpe le dolió, pero, como tenía el ojo y la frente
dormidos por la herida, le dolió menos de lo esperado. La
cabeza le dio tumbos por dentro y por fuera, pero Scott
intentó no quejarse con esperanzas de que su actuación
funcionara. - ¡Dinos qué hacías aquí! ¡Venga! - El hombre
de la cicatriz le dio otro puñetazo. Scott dejó de sentir la
oreja y un hormigueo le recorrió la mandíbula, pero no
hizo caso a las amenazas. Lo único que le consoló fue
que si querían información no podían matarle, al menos
de momento. - ¡Contesta! - El hombre de la cicatriz perdió
los estribos y le dio un golpe en la cara a Scott con la suela
del zapato, tirándole hacia atrás. Scott cayó al suelo
sangrando por la nariz. Permaneció tirado en el suelo
atado a la silla. Esta vez le dolió de verdad. El hombre de
la cicatriz había estado a punto de romperle la nariz, pero
parecía que su estrategia había dado resultado.

330
- Déjale, no creo que vaya a hablar mucho. Todavía está
un poco ido. - El hombre bajito y gordo hizo un amago de
salir de la habitación.

- Sí, vamos a ver qué planes tiene el jefe y luego


volvemos. Seguro que de aquí a un rato está más
despierto. - El hombre del parche abrió la puerta.

– Todavía no he acabado contigo... - El hombre se dirigió


a Scott y luego se dio la vuelta para salir de la habitación
con sus compañeros. Los mafiosos dejaron la luz
encendida y echaron el cerrojo por fuera. Scott tosió y se
retorció en el suelo intentando no gruñir por el dolor.

II

Norton y Sera llegaron a toda velocidad a la casa de los


Ayuzawa, en el número 123 de la Avenida Dengel en el
barrio de Keeldoom, y aparcaron el coche delante del
portal. Norton hablaba por el walkie-talkie. Los dos
agentes salieron corriendo del coche y se dirigieron al
edificio.

- ¡He dicho que es una emergencia! ¡Soy el maldito


Comisario, haced lo que os digo! ¡Dirigíos
inmediatamente al 56 del puerto embarcadero Vihtswal!
¡Me reuniré con vosotros allí dentro de treinta minutos! -
Norton hablaba a voces por el walkie-talkie. Eran casi las
331
seis de la mañana, lo cual les daba margen para actuar
rápidamente antes de que las calles se llenaran de gente.

- Avisa también a mi equipo. Estarán estudiando el caso


en la central - James habló a Norton mientras entraban en
el portal del edificio. Afortunadamente tenían las llaves
que antes habían pertenecido a Kaito.

Los agentes quisieron entrar en el ascensor, pero un


cartel pegado sobre la puerta indicaba que estaba
averiado. Tuvieron que subir corriendo por las escaleras
hasta el piso noveno. Norton fue hablando por el walkie-
talkie con todos los equipos disponibles hasta que
llegaron a la puerta de los Ayuzawa, Puerta B, que tenía
un cartel de la policía de Soya'Rhöw pegado encima.
Entraron al apartamento rápidamente, subieron al
segundo piso y comenzaron a rebuscar en los cajones del
despacho de Kaito.

- ¿Qué buscamos exactamente? - John miraba


desconcertado a James mientras éste revolvía papeles en
el suelo del despacho de Kaito.

- Kaito Ayuzawa, siendo fiscal, presentó una denuncia


contra Fredric Wülstrog. - El equipo de James le había
informado hacía poco tiempo de un elemento clave para
el caso.

332
- ¿Wülstrog? ¿El líder de la mafia del sector? - John se
quedó estupefacto.

- ¡Exacto! Y resulta que ahora que estamos en busca y


captura por entrar en su casa nos vendría bien un
documento para respaldar la operación. Es la prueba que
nos falta... - James cogió una carpeta y comenzó a ojear
dentro de ella.

- ¡Pues date prisa, porque mis hombres estarán a punto


de llegar allí y se van a encontrar una bienvenida poco
agradable! - Norton estaba irritado. La misión se había ido
al garete.

- ¡Qué antipático eres! El caso es que eso no es todo. Mi


equipo ha descubierto algo del pasado de Wülstrog: ¡Era
fiscal! - Sera levantó el documento de denuncia que
acababa de encontrar.

- ¿¡Qué!? ¿Ese asqueroso era fiscal? - Norton se acercó


a Sera para ver el documento. Sera se levantó.

- Wülstrog trabajaba con Kaito. Kaito descubrió que


Wülstrog estaba involucrado en negocios extraños y lo
investigó en secreto. Cuando Wülstrog se enteró ya era
tarde. Kaito lo denunció y lo intentó llevar a juicio, pero
Wülstrog desapareció. Los únicos que sabían esto eran
Kaito y Akame Ayuzawa y apostaría lo que fuera a que
333
nuestro abogado también lo sabía... - Los dos examinaron
el documento de arriba a abajo.

- ¡Así que Kaito no solo quería acabar con la mafia, sino


que quería acabar con su influencia sobre la justicia y la
corrupción que eso ha producido! - Norton parecía haber
recuperado sus fuerzas.

- Y, dado a que el propio líder de la mafia era un fiscal,


Kaito se lo tomó de forma algo personal. Pero Wülstrog
también lo hizo. - James dobló el documento con cuidado
y lo guardó en su chaqueta.

De repente se escuchó un ruido extraño en la casa.


Parecía como si alguien hubiera dado un porrazo a un
mueble. Sera y Norton se alertaron y permanecieron en
silencio. El ruido volvió a oírse, esta vez con un sonido
similar al de los muelles de una cama. Sera y Norton
tragaron saliva. Ambos tenían en mente la misma idea, el
mismo concepto, la misma imagen que los atemorizaba:
El fantasma de Akame Ayuzawa. Los dos salieron del
despacho y, guiados por un ruido continuo y chirriante, se
acercaron a la habitación de Mio.

III

Akame se despertó y miró el reloj de su brazo


inmediatamente: Eran casi las seis de la madrugada. El
334
olor nauseabundo del túnel era penetrante y Akame se
levantó con los pelos de punta tapándose la nariz con la
manga de su chaqueta. Al levantarse, toda su ropa
chorreó un agua verdosa y maloliente y al llevarse la
manga mojada a la nariz se manchó la cara. Akame se
agitó con una sensación de asco por todo el cuerpo. <<
¡Kuso! ¡Qué asco, qué asco, qué asco!>> Akame se subió
al borde de alrededor de un metro de ancho que recorría
la pared del túnel. Un pequeño chapoteo se escuchó
cerca de allí y Akame pudo ver cómo unas ratas
correteaban por el agua. La única luz que había allí abajo
eran los leds de Akame.

Akame se concentró y buscó mentalmente a Sera y a


Norton para comprobar que estaban bien. <<Tengo que ir
con ellos y luego con Scott...>> Akame se tocó la cabeza
y la mano se le manchó ligeramente de sangre <<Esto se
me va a infectar...>> Se escurrió el pelo y continuó
buscando a los agentes. Cuando encontró el camino que
habían dejado sus mentes, se transportó rápidamente sin
pensárselo mucho.

Akame apareció en la habitación de Mio, en su casa.


Cuando llegó allí, la cabeza le dolía tanto que se cayó
hacia delante y se golpeó con el armario que tenía
enfrente. Se dio en la cabeza, lo cual hizo que le doliera
aún más. Perdió el equilibrio y se tropezó con el caballito
de juguete de Mio. Akame se cayó hacia atrás y aterrizó
335
sobre la cama de Mio tumbando el caballito en el suelo.
Akame sintió que se iba a quedar dormida, por lo que se
levantó de inmediato. Se acercó al caballito y lo levantó.
Akame recordó a su hija al coger el juguete y no pudo
evitar empujarlo suavemente para hacer que se
balanceara, como hacía cuando jugaba con
Mio. <<Kaito..., Mio... Tengo que ir a por Scott...>>

IV

La habitación de Mio estaba entreabierta y una luz


azulada salía de su interior. Sera y Norton se acercaron
temerosos por el pasillo y observaron la habitación desde
fuera. El caballito de juguete de Mio se estaba
balanceando. Al verlo, los agentes se miraron asustados
y decidieron sacar la última valentía que les quedaba en
las entrañas para abrir la puerta. Al abrirla se quedaron
helados. Akame estaba de espaldas, empujando
suavemente el caballito. Los agentes se quedaron
espantados, pero había algo que era diferente. Akame no
iba vestida con el camisón ensangrentado ni parecía tener
heridas por todas partes, sino que llevaba una ropa
extraña de color azul grisáceo y estaba empapada, como
si hubiera salido de una piscina.

¿Será una nueva manifestación del espíritu de Akame


Ayuzawa? Cuando ambos volvieron su mirada hacia
Akame, después de haber intercambiado las miradas de
336
sorpresa. Ambos se echaron hacia atrás asustados al ver
que Akame había girado la cabeza y los estaba
observando. Norton cayó de culo y se movió
arrastrándose hacia atrás con los pies y las manos para
alejarse de la habitación. Akame los siguió con la mirada
hasta que ellos chocaron con la pared del pasillo y no
pudieron moverse más. Sin previo aviso, Akame
desapareció en una nube morada. Los agentes se
quedaron perplejos. Sera ayudó a Norton a levantarse, el
cual habló con voz temblorosa.

- ¿Estaba... sonriendo...?

Fredric Wülstrog daba órdenes a diestro y siniestro a


todos los hombres que había en su despacho, aunque la
mayor parte de lo que dijo eran insultos dirigidos a los
presentes. Wülstrog estaba de pie, detrás de su mesa. Su
enfado era evidente y los mafiosos que estaban con él
tragaban saliva y evitaban cruzar la mirada con su jefe.
Con poca elegancia, los hombres que acababan de estar
con Scott entraron en la habitación.

- ¡¡¡Esto ha sucedido por vuestra culpa!!! ¡¡¡Sois unos


inútiles!!! - Los mafiosos miraron hacia abajo agachando
la cabeza - ¡¡¡Sois basura!!! ¡¡¡Debería mataros con mis
propias manos!!! ¡¡¡Mando que matéis a ese fiscal y a su
337
familia y me traéis a la policía a las puertas de mi propia
casa!!! - Los mafiosos tragaron saliva.

- Jefe, nosotros no tenemos la culpa. Fueron los otros. -


Uno de los tres mafiosos que estaban siendo reprendidos
hablo tembloroso.

- Si, es cierto. Nosotros no hemos traído aquí a la policía.


- Uno de sus compañeros se atrevió a hablar. Wülstrog
sacó su pistola de un bolsillo de la chaqueta y disparó a
bocajarro a los tres hombres hasta que se le acabaron las
balas. Los tres mafiosos cayeron muertos al suelo en un
charco de sangre. Al ver a sus compañeros cayendo, los
demás mafiosos se echaron hacia atrás. Después,
algunos cogieron los cadáveres y los sacaron fuera de la
habitación

- ¡¡¡Y vosotros!!! ¿¡Habéis averiguado algo!? - Wülstrog


se dirigió a los tres hombres que acababan de entrar.

- Lo hemos intentado, pero está demasiado débil como


para contarnos nada. Por eso hemos venido a verte, jefe.
Para que nos cuentes tus planes mientras se despierta. -
El hombre del parche habló aún con el cigarro en la boca.

- ¿¡Qué cuales son mis planes!? ¡Tenemos que largarnos


de aquí antes de que llegue la policía! ¡Avisad a todo el
mundo de que nos largamos! ¡Desalojad este sitio! -
338
Wülstrog trazó un semicírculo señalando con el dedo de
su mano derecha a todos los presentes. - ¡Y vosotros!
¡Quiero que hagáis cantar a ese hijo de puta!

- Eso está hecho, jefe. - El hombre de la cicatriz contestó


enseguida con una sonrisa en la cara.

- ¡¡¡Pues venga!!! ¿¡A qué estáis esperando!? - Bajo el


temor que difundía su jefe, los tres mafiosos salieron
rápidamente de la habitación y se dirigieron hacia el
cuarto donde tenían retenido a Scott. Los demás se
quedaron en el despacho esperando más indicaciones.

Scott había conseguido liberarse y estaba forzando la


rejilla de ventilación que había en la esquina izquierda del
techo de la habitación. Había cogido tres cajones de
madera que había tirados en la habitación y se había
logrado encaramar por ellos para después intentar abrir la
rejilla.

Al darle el último golpe y tirarle al suelo, el hombre de la


cicatriz había provocado que una de las patas de la silla
se rompiera. Así, las cuerdas que le ataban los pies se
habían aflojado y, retorciéndose con todas sus fuerzas,
Scott había logrado liberarse las manos y después el resto
del cuerpo.

339
Después de haber conseguido arrancar la rejilla del techo,
Scott se disponía a trepar al conducto de ventilación
cuando escuchó un ajetreo en el exterior de la habitación.
Los tres hombres habían llegado. Scott trepó al conducto
de ventilación y comenzó a gatear a toda velocidad por el
conducto esperando que los muebles que había colocado
para atascar la puerta no se rompieran demasiado pronto.

Al intentar abrir la puerta, los mafiosos no pudieron


empujarla ni un centímetro. La estantería y las cajas que
Scott había colocado parecían haber logrado su objetivo.
Al escuchar los golpetazos que los mafiosos daban en la
puerta, Scott comenzó a gatear más rápido para alejarse
lo máximo posible de ellos.

VI

Akame se transportó siguiendo la mente de Scott y


apareció en un cuartucho pequeño y maloliente. La
cabeza volvió a dolerle, esta vez con menos intensidad.
Akame se llevó la mano izquierda a la cabeza. Estaba
ardiendo. << ¿Scott, dónde estás...?>> De repente, unos
porrazos llamaron su atención. Akame se giró y vio que la
puerta de la habitación estaba atascada y que alguien
estaba intentando entrar. Unas voces se escuchaban al
otro lado: "¡Abogado abre la puerta o será peor!"
"¡Sabemos que sigues ahí!"

340
Akame se giró en dirección contraria y vio que la rejilla del
techo estaba tirada en el suelo y que había unas cajas
amontonadas. << ¡Scott!>> Inmediatamente, Akame
buscó a Scott con la mente. Lo percibió levemente, pero
tuvo que dejar de buscarlo porque comenzó a
marearse. <<No puedo entrar en la mente de nadie hasta
que me recupere...>> Akame se tocó la herida de la
cabeza, que estaba caliente, y su mano volvió a
mancharse de sangre. Los hombres seguían dando
golpes en la puerta y cada vez conseguían desplazarla un
poco más. Akame se dirigió a la puerta. <<Si no puedo
usar mis poderes, voy a tener que recurrir a la fuerza otra
vez... Mary, vuelves a tener razón...>>

341
Capítulo 23º
I

El golpeteo de los mafiosos se hizo más fuerte a cada


segundo que pasaba y, justo antes de que echaran la
puerta abajo, muebles incluidos, Akame dio un puñetazo
a la puerta sin pensárselo dos veces. Akame hizo un
agujero en la madera con su puño y agarró al hombre de
la cicatriz por el cuello. Ante la sorpresa, los hombres se
quedaron paralizados. Antes de que pudieran reaccionar,
Akame tiró del hombre de la cicatriz hacia dentro y rompió
la puerta, los muebles y las cajas en mil pedazos. El
hombre gritó desconcertado y sus compañeros sacaron
sus pistolas para abatir a quien fuera el que había
atrapado a su compañero.

Al ver a Akame, al comprobar que era una humana


corriente, el hombre pataleó intentando liberarse. Akame
le dio un bofetón con la mano izquierda mientras lo
sujetaba en el aire con la mano derecha. El hombre de la
cicatriz gritó y tamborileó con los puños sobre la armadura
de Akame. Ella volvió a darle un bofetón, esta vez con
más fuerza, y le dejó inconsciente. Al ver aquello, los otros
dos hombres comenzaron a disparar a Akame. Akame
lanzó al hombre inconsciente hacia un lado de la
habitación y saltó para esquivar las balas. Mientras los

342
dos mafiosos entraban en la habitación disparando como
posesos, ella voló por encima de sus cabezas dando una
voltereta y aterrizando a sus espaldas. Se giró, los agarró
rápidamente y chocó sus cabezas. Con un ruido sordo,
los dos hombres cayeron inconscientes al suelo.

Después de desmontar las armas de los mafiosos, Akame


corrió por el pasillo siguiendo el ajetreo que se
escuchaba. <<Nunca había estado aquí dentro... ¿Dónde
estará la salida?>> Akame corrió por un pasillo
interminable. A ambos lados del pasillo había cuartos
cerrados, similares al que había servido de celda a Scott.
Akame pensó en entrar en todos y cada uno de ellos para
comprobar que no había nadie más allí encerrado. Se
replanteó la idea al recordar que tenía que salvar a Scott
y que tenía que ayudar a los agentes a detener a los
mafiosos antes de que escaparan.

Akame giró a la derecha y siguió su camino por el pasillo


que continuaba. Justo en la mitad del pasillo, unos metros
más hacia delante, Akame divisó una puerta que, por su
tamaño y color, dedujo, sería la entrada a una nueva
zona. Cuando se disponía a salir, se percató de que justo
enfrente de la puerta se encontraba la sala de los fusibles
de la luz del almacén. <<Tengo una idea...>> Akame
abrió la puerta de una patada y entró en la sala. La
habitación era cúbica, fría y deprimente. En ella se
encontraban las llaves de la luz de esa zona, lo cual dejó
343
entrever una sonrisa en la cara de Akame. Akame se
acercó a los armarios metálicos, los abrió sin dificultad y
comenzó a desactivar los interruptores a toda velocidad.
Antes de salir, Akame se lo replanteó, sacó una de sus
pistolas y disparó al panel un rayo eléctrico. Akame
provocó un cortocircuito en la red general del almacén e
instantes después el establecimiento entero quedó a
oscuras.

Al irse la luz, Wülstrog mandó a cuatro de sus lacayos a


comprobar la avería. Él permaneció sentado en su sillón
tras su mesa, lo cual le proporcionaba una situación de
seguridad. Sin moverse mucho, tiró del cordel que tenía
junto a la cabeza y subió la persiana. Una tenue luz
mañanera entró por la ventana haciendo del despacho el
único reducto iluminado del lugar. Las únicas luces que
brillaban en la oscuridad del almacén eran los pilotos de
emergencia.

Los cuatro mafiosos llegaron enseguida a la sala de los


fusibles. Iban con las pistolas desenfundadas y dos de
ellos llevaban linternas. Los hombres entraron despacio
en la sala, iluminando con las linternas los armarios
metálicos que había al fondo del cuarto. Murmuraron y se
quejaron repetidas veces sobre su trabajo. Akame los
escuchó desde detrás de la puerta. Estuvo quieta hasta
que los cuatro hombres se encontraron dentro de la sala.
Cuando se hubieron acercado lo suficiente a los armarios,
344
Akame empujó la puerta rápidamente y la cerró antes de
que pudieran escucharla. Los cuatro hombres se giraron
y gritaron amenazadoramente: "¡Eh!" "¿Quién anda ahí?"
"¡Mirad!" "¿Qué es esa luz?"

Los leds azules del brazo de Akame iluminaron la


trayectoria de su puño antes de que chocara con la cara
de uno de los hombres. El mafioso cayó inmediatamente
al suelo soltando la linterna, la cual rodó hasta los pies de
Akame. Antes de que pudieran iluminarla con la otra
linterna, Akame cogió ágilmente la que tenía a sus pies y
se la tiró a la cabeza al otro mafioso. Él gritó de dolor: "¡Mi
ojo!" "¡Mi cabeza!"

Akame aprovechó la distracción para saltar sobre ellos. A


uno lo tumbó de una patada en la barbilla y a otro de un
puñetazo en la nariz. Al hombre que se estaba quejando
no le pudo hacer nada, ya que se recuperó parcialmente
y comenzó a apuntar con su pistola y con su linterna de
nuevo a todas partes intentando localizar a su enemigo
invisible. Akame fue más rápida que él y se situó a su lado
en menos de dos pasos. Un destello azul pasó por delante
del hombre. Él, sin tener tiempo de girarse, vio su cabeza
chocando con uno de los armarios.

Akame salió del cuarto cansada y con un dolor de cabeza


que no mejoraba.

345
<<Cuatro menos. Con estos ya van siete. Creo que a
partir de ahora usaré las pistolas...>> Akame penetró en
la oscuridad de la siguiente zona de los almacenes. La
estructura de los pasillos era igual, o eso es lo que Akame
imaginó. La luz era casi nula, pero por suerte ella misma
era una bombilla andante. <<Esto no me ayudará mucho.
Parezco una luciérnaga en una noche sin estrellas...>> Al
otro lado del pasillo, Akame escuchó movimiento y se
agachó pegándose a la pared para camuflarse. Un grupo
de ocho linternas apareció al fondo del corredor. Akame
pudo distinguir escasamente a los hombres y, por lo poco
que pudo ver, llegó a la conclusión de que todos iban con
las armas en las manos. <<Deben sospechar que ocurre
algo...>> Akame desenfundó sus pistolas y se aseguró de
tenerlas en modo aturdir. Un sonido extraño distrajo un
momento a Akame. El sonido le recordó al gateo de un
bebé. Akame miró hacia el techo, pero unas voces la
alertaron de que se encontraba ante un inminente y
desagradable encuentro: "¡Eh, tú!" "¡Mirad, allí!"

II

Scott gateó por los conductos de ventilación rápidamente,


pero con dificultad. El tiempo en aquellos estrechos
canales cuadrados pasaba tan lento que Scott sentía que
llevaba horas dando vueltas. El oxígeno era escaso pero
la temperatura no era muy alta, por lo que Scott pudo
mantener la marcha durante un largo período. Estaba
346
cansado y le dolían las heridas. No veía bien con el ojo
izquierdo y la cabeza le palpitaba. Para colmo, el hombre
de la cicatriz le había provocado una hemorragia en las
fosas nasales y no paraba de sangrar.

Scott se detuvo y se tumbó a descansar. Se llevó las


manos a la cabeza y se echó el pelo sudado hacia atrás.
Con la manga rota de su camisa se limpió la sangre seca
de la nariz y se taponó los agujeros unos instantes para
evitar que la sangre que continuaba saliendo le chorreara
por la cara. << ¿Cuánta sangre habré perdido? Tengo
que curarme esto...>> Scott se quedó un rato extendido
en la tubería con los ojos cerrados hasta que recuperó el
aliento. Unos segundos después se reincorporó y
continuó avanzando por la tubería.

De repente, unos gritos que provenían del piso de abajo


le sorprendieron y le hicieron detenerse sobre una tapa
con rendijas. Unos mafiosos corrían y gritaban,
aparentemente asustados, por el pasillo de debajo. De
repente, unos extraños rayos atravesaron el pasillo por el
aire tras los mafiosos. Dos de ellos fueron alcanzados y
cayeron fulminados al suelo. Los demás dispararon en
dirección contraria e iluminaron con sus linternas a una
figura tétrica que avanzaba por el pasillo hacia ellos.

III

347
Akame disparó de nuevo y otros dos hombres cayeron
entumecidos. << ¡Kuso! ¡Se van a escapar!>> Akame
corrió a toda velocidad hacia los dos hombres que
quedaban. Los mafiosos dispararon en todas direcciones,
pero, por fortuna, en la oscuridad tenían una puntería
nefasta. Akame brincó como una liebre e hizo algunas
acrobacias para esquivar los disparos. <<No hacía esto
desde que iba a la universidad. Había olvidado lo divertido
que era...>> Akame saltó sobre sus oponentes y los
derribó con un par de llaves. Los mafiosos se
desplomaron al verse acribillados por los puños y la suela
de las botas de Akame. Akame continuó hacia el siguiente
pasillo después de comprobar cuánta batería le quedaba
en las pistolas. <<Debería haberle pedido a Mary algunos
cargadores...>>

IV

Scott observó en silencio como los mafiosos recibían una


paliza de mil demonios. << ¿Akame?>> Scott se quedó
en blanco. <<Un momento... Akame está
muerta...>> Scott intentó comprender lo que estaba
ocurriendo. El fantasma de su vieja amiga estaba dando
una paliza a los hombres que le habían secuestrado, lo
cual no era del todo descabellado. Lo que sorprendía a
Scott era la apariencia de Akame. <<No es igual... No
parece un fantasma como antes... Quizás haya acabado
su venganza sobre los mortales...>> Scott se dio cuenta
348
de que la pérdida de sangre le estaba haciendo
desvariar. << ¡Tonterías! Aquí hay gato encerrado...
Tendré que averiguarlo por mí mismo...>> Scott quitó la
rejilla y saltó al pasillo. Como aún estaba débil, perdió el
equilibrio y se cayó de bruces contra uno de los hombres
que había en el suelo. <<Necesito un arma...>> Scott
rebuscó a tientas por el suelo hasta que encontró una
pistola. Después se levantó y aspiró
hondo. <<Esperemos que los fantasmas tengan
memoria... Nunca ha intentado hacernos daño, pero no
creo que sea muy sensato fiarse de un fantasma...>>

Scott comenzó a andar en la dirección por la que Akame


se había ido. Estaba dispuesto a cualquier cosa para
vengar a sus amigos, incluso de razonar con el fantasma
de Akame Ayuzawa antes de que causara algún
problema...

Al cruzar la siguiente puerta, Akame se encontró con que


un único pasillo recto y sin ramificaciones la estaba
esperando. <<La sala principal debe ser la siguiente.
Debo darme prisa. Tengo que llegar antes de que se
hayan marchado todos, tengo que detener a...
Wülstrog...>> La sola idea de imaginarse que tendría que
detener a Wülstrog le helaba la sangre y le causaba un
pánico terrible. Nada menos que Fredric Wülstrog, líder
349
de la Mafia de Soya'Rhöw, el hombre que mató a Kaito y
Mio...

El odio que Akame contenía en su interior había ido


aumentando a lo largo de su estancia en la Dimensión 2,
pero no estaba dispuesta a asesinar a aquel hombre a
sangre fría. Era un peliagudo dilema: Por un lado,
deseaba ver a Wülstrog sufriendo de la misma manera
que ella había sufrido. Por otro lado, Akame sabía que si
lo castigaba con sus propias manos aquello la acercaría
más a un descontrol irreversible. <<No quiero convertirme
en una asesina... He matado ya a tres personas... Y los
del furgón... Tengo que hacer esto a mi manera, no a la
suya.>> La imagen de Wülstrog se quedó grabada en la
mente de Akame y ella juró para sus adentros que no
saldría de allí sin Wülstrog ni aunque la amenazaran con
una bomba nuclear.

VI

Al llegar a la esquina, Scott se detuvo y se asomó


sigilosamente. Un estruendo llegó desde el pasillo
siguiente y Scott levantó su arma con las manos
temblorosas. La puerta del pasillo se abrió de golpe y un
hombre salió volando desde dentro hasta chocarse de
cabeza contra la pared de enfrente. Scott volvió a
esconderse al otro lado de la esquina y escuchó el tiroteo
que comenzó pocos segundos después. Scott estaba
350
aterrorizado por la masacre que el fantasma de Akame
estaba llevando a cabo.

VII

Cinco de los seis hombres que la habían atacado,


continuaron disparando a Akame si parar hasta que se
quedaron sin balas. Akame disparó a los mafiosos de uno
en uno mientras esquivaba sus disparos con una
velocidad increíble. Cuando quedaban solo tres hombres,
Akame comprobó que en su pistola solo le quedaban dos
disparos. <<Tengo que ahorrar esto para más
adelante...>> Casualmente, Akame detectó una papelera
metálica a un lado del pasillo. <<Puede
funcionar...>> Akame rodó por el suelo evitando los
disparos de los mafiosos, que acababan de recargar sus
armas, y cogió la papelera. Como una exhalación, Akame
lanzó la papelera por el aire hacia los mafiosos y disparó
con su rayo. El rayo chocó con la papelera metálica
cuando se encontraba a un metro del suelo. La papelera
electrificada rebotó la electricidad hacia los mafiosos. Los
tres mafiosos cayeron al suelo sorprendidos. <<Bueno, ya
solo me queda un disparo. Espero no tener que
usar...>> Antes de que pudiera acabar mentalmente su
frase, unos mafiosos abrieron la puerta del otro lado del
pasillo. Un sonido de disparos sonaba al otro lado de la
puerta y una luz intensa entraba desde la sala principal
del almacén. Los mafiosos intentaron disparar a Akame,
351
pero ella, muy a su pesar, usó su último disparo. Repitió
el truco de la papelera y los mafiosos que estaban
entrando en fila se electrocutaron hasta caer aturdidos.

VIII

Scott había sacado fuerzas y se había acercado hasta el


pasillo. Se encontraba detrás de Akame, justo al otro lado
del corredor, y no se atrevió a entrar hasta que ella hubo
salido por la otra puerta. <<No puede ser... Parece la
Akame real... Pero su brazo y su ropa... ¿Qué está
pasando? Hay algo que no entiendo, hay algo extraño en
todo esto...>> Scott estaba cada vez más seguro de que
el fantasma de Akame no era el único problema. Tenía
miedo, como cualquier otra persona que hubiera pasado
por lo que él había pasado en el último mes de
investigación. Lo único que tranquilizó a Scott fue la
sensación de que, inminentemente, todas sus dudas iban
a ser resueltas. Solo tenía que llegar hasta la sala
siguiente, sobrevivir y esperar a que Sera y Norton
consiguieran entrar sin ningún rasguño.

IX

Poco después de que Scott consiguiera escapar y de que


Akame comenzara a aterrorizar a los mafiosos, Sera y
Norton llegaron en coche hasta la entrada de la
alambrada. Entraron empujando el portón con el coche.
352
Para su sorpresa, el portón aún estaba abierto.
Velozmente, llegaron con el coche hasta la nave 56. Allí
se encontraban el equipo de Norton, el equipo de Sera y
algunos otros grupos de policías que se habían unido a la
redada. Todos estaban esperándoles. En total había dos
furgones de policía que estaban bajo el mando de Norton,
cuatro coches que pertenecían a los hombres de Sera y
cinco coches patrulla de la policía local de Soya'Rhöw.
Los dos agentes aparcaron detrás de todo el tumulto y
corrieron hacia uno de los furgones. Allí les estaban
esperando los líderes de cada equipo.

- Todo está preparado, Comisario. Esos bastardos nos


han disparado con ametralladoras varias veces, pero no
han conseguido hacernos nada. Estamos esperando
órdenes para responder a sus disparos. - Uno de los
hombres se dirigió a Norton. Norton le hizo una señal con
la mano y el hombre comenzó a dar instrucciones al
equipo.

- ¡Atención todo el mundo! ¡Ésta es una misión de rescate


y de captura! ¡Disparad a matar solo si es necesario!
Aunque lo más probable es que nos reciban a tiros... -
James habló en alto dirigiéndose a su equipo y al resto de
los presentes. Antes de que Norton y Sera hubieran
acabado de organizar la operación, una granada salió
volando desde la ventana que los mafiosos habían
destapiado.
353
- ¡Al suelo! - Norton gritó y todos los agentes se
agacharon. Afortunadamente, la granada cayó cerca de
uno de los furgones blindados.

Todos los agentes se cubrieron detrás de los vehículos.


La granada explotó, pero no causo gran daño. Una de las
ruedas del furgón quedó inutilizada. Inmediatamente
después de la explosión, los mafiosos comenzaron a
romper el resto de las ventanas y a disparar contra los
policías. El cierre metálico de la nave comenzó a abrirse
y una enorme manada de mafiosos comenzó a asomarse
por debajo del cierre y a dispararles. Los agentes
comenzaron a disparar contra los mafiosos.

Durante la media hora siguiente, los mafiosos y los


policías estuvieron disparándose mutuamente. Al abrir el
cierre totalmente, los mafiosos comenzaron a apilar cajas
y muebles en la entrada para cubrirse detrás. Como eran
de madera, no pudieron cubrirse adecuadamente y los
agentes consiguieron herir a unos cuantos. El problema
era que superaban en número a los policías y parecía que
cada vez que uno resultaba herido, otros dos aparecían
de la nada para sustituirle.

Akame entró en la sala principal, donde se estaba dando


el tiroteo, y se sorprendió al ver la enorme cantidad de
354
mafiosos armados que había. Era impensable que ella
sola pudiera derrotarlos a todos. Se tranquilizó al
comprobar que fuera de la nave había una cantidad
considerable de agentes. Parecía que, a pesar del
enorme número de mafiosos, los agentes liderados por
Sera y Norton iban ganando el enfrentamiento. Algunos
mafiosos rezagados que no habían llegado al tiroteo
salieron por la puerta que había a unos seis metros a la
izquierda de donde Akame había salido y comenzaron a
dispararla.

Akame corrió hacia ellos y los derribó a puñetazos.

Mientras el tiroteo continuaba, Akame se dirigió decidida


hacia la habitación de la derecha que, con toda seguridad,
pensaba ella por lo que había percibido la primera vez que
había estado cerca de allí, era el despacho de Fredric
Wülstrog. Akame abrió la puerta del despacho de
Wülstrog de una patada y entró. Las emociones de Akame
estaban desbordadas. Cuando vio a Wülstrog sentado
detrás de su mesa tuvo que contener la respiración.

Wülstrog estaba de espaldas, mirando por la ventana y


fumándose un puro como si todo aquello no tuviera nada
que ver con él. El olor del humo entró por los orificios
nasales de Akame, la cual hizo una mueca de asco al
percibir el aroma. La apariencia del mafioso era la misma
que Akame recordaba: Era calvo y barbudo. No era muy
355
alto, pero era corpulento. Iba trajeado, como el resto de
los mafiosos, y tenía un aire sereno que Akame tradujo
como un carácter desafiante.

Al oír el estruendo de la puerta, Wülstrog se dio la vuelta


lentamente. Miró a Akame, pero no pareció asustarse. Su
expresión no cambió en absoluto cuando Akame
permaneció en el marco de la puerta mirándole fijamente.
Wülstrog apagó el puro aplastándolo contra la mesa y se
levantó. Habló sin ningún temor aparente.

- Vaya, así que los rumores son ciertos: ¡El fantasma de


Akame Ayuzawa ha venido para castigarnos! Parece que
no fue buena idea matarte. Supongo que me lo tengo
merecido... - Akame observó nerviosa al asesino. -
¿Sabes? Tu marido era un cabrón. Por poco me mete
entre rejas. ¡Pero lo maté y maté a su jodida familia! ¡Y
ahora eres un puñetero fantasma! ¡Si tengo que joderte la
vida dos veces para matarte definitivamente, lo haré! - Sin
previo aviso, Wülstrog sacó una ametralladora del cajón
de su mesa y comenzó a disparar a Akame.

Akame, sorprendida, esquivó las balas saltando hacia un


lado, pero una estuvo a punto de alcanzarla y pasó
rozándole la pierna. Akame se quejó y se llevó la mano al
muslo izquierdo. Se levantó apretándose la herida con la
mano y sintiendo un intenso escozor. La sangre chorreó
por su pierna.
356
- ¡Vaya, así que los muertos también sangran! ¡Entonces
muere de nuevo! - Wülstrog tiró la ametralladora
rompiendo la ventana y sacó una pistola del bolsillo de su
chaqueta.

Wülstrog salió corriendo hacia Akame y ella saltó por


encima de él. Wülstrog fue lento y no giró lo
suficientemente rápido. Akame cayó al lado de la mesa,
la cogió con las dos manos y la lanzó hacia Wülstrog. La
mesa empujó a Wülstrog y le atrapó contra la pared. Él
disparó a Akame repetidas veces mientras se reía.
Afortunadamente, las balas siguieron una trayectoria
similar y Akame pudo cubrirse con su brazo derecho para
protegerse. Las balas rebotaron sobre la armadura.

Akame caminó en dirección hacia Wülstrog y éste tiró la


pistola para coger un par de katanas que había colgadas
en la pared sobre su cabeza. Wülstrog empujó la mesa de
una patada. Corrió hacia Akame y la atacó con las
katanas. Akame paró el impacto de una de ellas con la
mano derecha y, dando gracias a su armadura, le quitó la
katana a Wülstrog. La otra katana logró hacerle un
pequeño corte en la parte baja de la chaqueta. Akame dio
una patada en el estómago a Wülstrog y lo lanzó lejos de
ella.

- ¡Muere! – Wülstrog arremetió de nuevo contra Akame.

357
Akame paró el golpe con su espada haciendo chirriar los
metales enfrentados. Lucharon con las espadas hasta
que ambos se quedaron sin aliento. En un último intento
desesperado de matar a Akame, Wülstrog saltó por el aire
y golpeó la lámpara de araña que había en el techo sin
querer. La lampara cayó al suelo entre ellos. Akame se
echó hacia atrás para esquivar la lampara y los cristales
de las bombillas que saltaron al romperse contra el suelo.
Wülstrog hizo lo mismo, pero, siguiendo sus ansias
asesinas, saltó por encima de la lámpara enganchándose
con el cable roto que había quedado enmarañado encima
de la misma. Wülstrog tropezó y cayó al suelo cortándose
la garganta con la espada.

Akame se espantó al verlo, pero no se atrevió a acercarse


a él. Wülstrog se arrastró sangrando y dando mandobles
a diestro y siniestro con la katana. En un descuido de
Wülstrog, Akame pisó la hoja de la espada y se la quitó.
Akame la tiró lejos de él. Wülstrog se intentó incorporar y
se quedó sentado apoyando la espalda en la pared.
Akame sintió un escalofrío al ver que Wülstrog iba a morir
irremediablemente.

- ¡Que te jodan! - Wülstrog comenzó a reír y a escupir


sangre moribundo.

- Nos vemos en el infierno... - Dijo Akame <<O sea, en la


prisión de Soya'Rhöw 2.>> Pensó mientras miraba con
358
algo de lástima cómo el viejo mafioso cerraba los ojos. No
era lástima, era una mezcla de sentimientos. Por un lado,
lo odiaba por haber matado a su familia, pero, por otro
lado, se odiaba a sí misma por haber acabado
provocando su muerte. <<Él se ha matado a sí
mismo...>> Akame recapacitó, pero seguía estando
angustiada.

Sin que Akame se diera cuenta, Scott entró en la


habitación y se quedó perplejo al ver a Wülstrog muerto
en el suelo y el destrozo que había ocurrido en la
habitación. Akame miró su espada, se acercó a una de
las fundas que Wülstrog había tirado al suelo, la cogió y
enfundo la katana. Después se la colgó en la espalda
gracias a la correa que tenía la funda.

- ¿Akame? - Scott se atrevió a hablar.

Akame se giró al oír la voz de Scott. En ese mismo


instante, Jame Sera y el Comisario John Norton entraron
en la habitación y se quedaron en silencio asombrados y
también temerosos de que Akame pudiera hacerles algo.
Akame sonrió y les saludó con la mano. Los tres hombres
se miraron estupefactos.

Scott movió los labios para pronunciar algunas palabras


cuando, de pronto, el aire se volvió espeso y una extraña
vibración les obligó a taparse los oídos. De repente, la
359
habitación se contrajo y se curvó repetidas veces. Una luz
cegadora comenzó a crecer en el centro de la habitación.

- ¡Nooo...! - Akame se temió lo peor cuando vio lo que


estaba sucediendo. Un portal azulado se formó en pocos
segundos y, con una fuerza increíble, comenzó a atraer
todo lo que había dentro de la habitación. Sera y Norton
fueron absorbidos al instante y Scott, que se había
agarrado al marco de la puerta, acabó cediendo también.

- ¡Scott! - Akame caminó hacia el portal pegándose a la


pared para evitar ser atraída también. Scott alargó un
brazo cuando escuchó la voz de Akame, pero el portal se
lo tragó y se cerró inmediatamente. Akame no pudo evitar
ponerse a llorar. - ¿¡Por qué ellos!? ¿¡Por qué ahora!? -
Akame dio un puñetazo a la pared dejándose llevar por su
ira. Hizo un agujero en la pared fulminando un cuadro que
había en medio. Lloró y se golpeó la cabeza contra la
pared intentando comprender las razones que tenían los
Zuh’lark y los Rapamas para querer destrozarle la vida
continuamente. Las voces del resto de agentes de la ley
empezaron a acercarse. Akame se transportó furiosa de
vuelta a la Dimensión 2, decidida a preparar el viaje a la
Dimensión 3 lo antes posible con el incontenible
sentimiento de venganza que crecía en su interior.

360
Continuará...

361
362
363
Agradecimientos

Este libro me quita una gran parte de mi tiempo, pero no


es algo que me importe – crear el mundo de Akame me
parece algo maravilloso, aunque complejo -, sobre todo,
porque sé que hay gente que me apoya y a la que –
espero – le encantará sumergirse en el universo de la
enfermera del espacio.

Quiero dar las gracias, sinceramente, a cualquiera que lea


estas páginas. Sobre todo, a mis amigos y a mi ilustradora
perfecta. También, por supuesto, a todo aquel que me
haya dado ideas para la historia – conceptos y personajes
que yo estoy encantado de introducir en el guion -.

Espero que los lectores estén dispuestos a seguir con la


saga hasta el final y averiguar lo que el futuro deparará a
Akame…

Erik Fernández, 2017.

Comentarios
Confieso que la historia original no tenía nada que ver con
la definitiva – y cuando digo nada, es nada -. Lo increíble
es que a cada momento que pasa tengo nuevas ideas que
incluyo automáticamente, así como una gran cantidad de
maravillosos personajes. Todo esto dará lugar a unos
inesperados – o no – cambios en la trama y a una
interesante evolución en los hechos de este mundo
fantástico – cuando se lee Akame hay que tener en cuenta
364
constantemente varios aspectos: todo es paradójico,
literalmente o no, y todo son metáforas más o menos
claras sobre la búsqueda de El Fin Último -.

He de decir que Akame ha cambiado mucho desde las


primeras ideas que tuve sobre ella, tanto o más que la
historia en sí misma. A raíz de este hecho, y a las nuevas
ideas que van surgiendo, sigo teniendo algunas dudas
sobre el desarrollo final de la saga – principalmente
porque Akame tiene unos principios muy definidos y no
quiero destrozárselos demasiado. Por otro lado, me he
tenido que enfrentar a una cantidad tan grande de ideas
desordenadas que me ha sido difícil decidir qué hacer con
ellas. Al final, creo que las dos trilogías han encajado bien.
Incluso he pensado en una tercera trilogía -.
La confesión más importante – creo yo – es la que viene
a continuación: aunque la saga principal consiste en seis
libros, conviene leerse los que no llevan el título “Akame”
en la portada.

La lista cronológica provisional de historias es la


siguiente:
Kareth (Necrobium): El año antes de la primera Guerra
de Klavelem.
Kareth (Ooth): Desde la mitad de la Primera Guerra de
Klavelem (de la sangre) hasta el principio de Saldan.
Saldan: Después de Kareth (Ooth) hasta el principio de
Akame I.
Kareth (Klavelem): Desde un poco antes de Akame I
hasta el final de Akame II. Trata sobre la Segunda Guerra
de Klavelem.
Kareth (Necrovoryx): Al mismo tiempo que Akame I.
Akame I: Durante el año 2016.
Akame II: Durante el año 2016.
Akame III: Durante el año 2016-2017.

365
Cinco caras oscuras: Empieza al mismo tiempo que
Akame II y acaba antes de Akame IV.
Akame IV: Después de Cinco Caras Oscuras y Akame III.
Akame V: Después de Akame IV.
Mio (Legado I): veinte años después de Akame V. Año
2238.
Akame VI: Justo después de Mio (Legado I).
Mio (Legado II): Justo después de Akame VI.
Mio (Legado III): Justo después de Mio (Legado II).

Esta es la guía oficial (provisional) de la historia. No es


necesario leer todo en orden – en algunos casos sí. Sobre
todo, las historias que cronológicamente se desarrollan al
mismo tiempo. En estos casos es recomendable leer
primero el libro de la saga más principal -. Tampoco hay
que asustarse con el número de libros. Todos los libros
que no sean de la saga principal estarán escritos en
tercera persona y serán la mitad de largos –
aproximadamente -, menos Cinco Caras Oscuras, que
será el libro más largo de todos y estará en primera
persona. Saldan también será en primera persona, pero
su longitud todavía no está clara.

La último que quiero comentar es la evidencia de que casi


todos los personajes principales de la saga serán
mujeres. Esto, en parte, tiene cierto sentido si tenemos en
cuenta la cantidad de información mística y religiosa que
he tenido que absorber para crear el camino de Akame.
La razón principal reside en uno de los Fines Últimos de
la saga, uno de los orígenes de todo – el Fin Penúltimo,
por llamarlo de alguna manera -.
La otra razón es, simplemente, que al pensar en los
personajes y al escribir me ha resultado más cómodo
hacerlo así. Aunque, como digo, la verdadera razón es
una concepción de la Divinidad y de conceptos

366
creacionistas y místicos.

Curiosamente, aunque en esto que acabo de decir reside


una de las bases de la historia, en ninguna de las
religiones originales que salen en la saga*1 – que son casi
antónimas entre si – se adora a una figura femenina de
forma explícita o consciente, salvo en una.

Erik Fernández, 2017.

*Algunas religiones de la saga: Rapamas, Zuh´lark,


Sitrativ Hox Necrobium (caníbales de la Dimensión 4),
Mahvory (vampiros), etc.

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Información sobre los
autores

Cuenta oficial de Facebook de Akame: Akame Momoi

Cuenta oficial de Facebook del escritor: Sangue Shi

Cuenta oficial de Facebook de la ilustradora: AndryWho


Draws

Cuenta oficial de Twitter de Akame: @Akame_Universe

Cuenta de Twitter oficial del escritor: @sangueshi

Cuenta de Twitter oficial de la ilustradora: @andrywhodraws

Cuenta oficial de Instagram de Akame:


@akameuniverseofficial

Cuenta oficial de Instagram del escritor: @sangueshi

Cuenta oficial de Instagram de la ilustradora:


@andrywhodraws

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