Está en la página 1de 3

Andrea Esther Valdés Pérez

Teoría del arte

Resumen “Después del fin del arte” por Danto

La diferencia entre el arte moderno y el arte contemporáneo comienza a definirse a


mediados de los sesenta, pues a diferencia del arte moderno, que repudió expresamente el
arte del pasado, lo que define al arte contemporáneo es que dispone del arte del pasado
para el uso que el artista le quiera dar, ya que no es el pasado algo de lo que quiera
librarse. La percepción básica del espíritu contemporáneo se formó sobre el principio de
un museo en donde todo arte tiene su propio lugar, donde no hay un criterio a priori
acerca de cómo el arte deba verse, y donde no hay un relato al que los contenidos del
museo se deban ajustar, y se considera que los museos están llenos de opciones artísticas
vivas. El museo es causa, efecto y encarnación de las actitudes y prácticas que definen el
momento post-histórico del arte.

Lo contemporáneo comienza a partir del nacimiento de cierto tipo de autoconciencia y así


como en la filosofía se habla de una división entre la filosofía antigua y la moderna
gracias a el “yo antes de la era del yo” , en el arte podemos hablar de una división que se
da cuando el cambio de las condiciones de la representación se vuelven centrales, pues el
arte se vuelve su propio tema. La esencia del modernismo está en el uso de los métodos
característicos de una disciplina para la autocrítica.
Greenberg, importante ensayista del modernismo, considera a Manet el primer
modernista verdadero ya que sus pinturas tienen la virtud de la franqueza con la cual se
manifestaban las superficies planas en que eran pintadas. Es decir poseían “rasgos no
miméticos” , y la transición de la pintura mimética a la no mimética marca el cambio al
modernismo, en donde los rasgos representacionales se vuelven secundarios.
El modernismo también está definido por el ascenso a un nuevo nivel de conciencia
reflejado como discontinuidad, manifestada para Danto en Van Gogh y Gauguin, a
quienes considera los primeros pintores modernistas.
Lo moderno se desarrolló entre 1880 y 1960, y una vez que se vuelve notoria la
necesidad de hablar del fin del modernismo, comienza a usarse el término
“posmodernismo” o “arte posthistórico”, caracterizado por ser un periodo de
información desordenada, una condición perfecta de entropía estética, equiparable a un
periodo de casi perfecta libertad.
Para entender dicha transición, se debe de analizar la década de los setentas, un periodo
oscuro donde parecía que la historia había perdido su rumbo, nace la sensación de que la
característica de este nuevo periodo era la ausencia de dirección. Este periodo implicaba
que cualquier cosa podía ser una obra de arte, y que definir el arte exigía dar un giro
desde la experiencia sensible hacia el pensamiento. La principal contribución artística de
los setentas fue la “apropiación” cambiando la significación e identidad de una imagen
establecida.
El modernismo terminó porque fue demasiado local y materialista, interesado por la
forma, la superficie, la pigmentación, los términos formalistas y el gusto que definían la
pintura en su pureza.
Gracias a la llegada de lo contemporáneo los artistas se libraron de la carga de la historia
y fueron libres para hacer arte en cualquier sentido que desearan, con cualquier propósito
o sin ninguno. No hay imperativos a priori sobre el aspecto de las obras de arte, sino que
pueden parecer cualquier cosa. Lo visual desapareció con la llegada de la filosofía al arte,
así como lo bello. Para que exista el arte ni siquiera es necesario la existencia de un
objeto.

Resumen “La topología del arte contemporáneo” por Boris Groys

El arte contemporáneo de nuestros días demuestra cómo lo contemporáneo se expone a sí


mismo. En ese sentido, el arte Contemporáneo es diferente del arte Moderno, que se
dirigióó hacia el futuro, y diferente también del Postmoderno, que es una reflexión
histórica sobre el proyecto Moderno.

La idea central del arte moderno fue la creatividad, se buscaba efectuar una ruptura
radical con el pasado al destruirlo. También la obra mimética y tradicional fue sometida a
este objetivo. Esto se basó en la idea de “negación es creación” que buscaba el activo
nihilismo de la nada que lo originaba todo. Paradójicamente, mientras más se quieren
librar de la tradición artística, más de uno queda supeditado a la lógica de la narrativa de
la historia del arte y el coleccionismo del museo. La obra de arte moderna es re-
presentada, re-conocida antes de ser producida, regida por ello a los medios de
comparación históricos.
Este carácter paradójico del proyecto Moderno fue constatado y descrito por un grupo de
teóricos y fue reflejado por muchos artistas entre los años 60 y 70. Dicha redefinición se
aterriza por Walter Benjamín, pues para él a reproductividad mecánica, y no la creación
de lo nuevo, constituyeron la modernidad. Él introdujo el concepto de aura para describir
la diferencia entre el original y la copia bajo las condiciones de una perfecta
reproductividad técnica. En nuestra época la obra de arte deja su contexto original y
comienza a circular anónimamente en las redes de reproducción y distribución de las
comunicaciones de masas. El aura perdida es más bien una emergencia del aura, lo cual
podría conducir a una mejor comprensión no ya del destino del original, sino también
incluso del destino de la copia en nuestra cultura. De hecho, el aura, tal y como la
describióó Benjamín, solo adquiere su ser gracias a la moderna técnica de la reproducción.
En su texto Benjamín parte de la posibilidad de una perfecta reproducción que no
permitiría ya una diferencia “material” visualmente reconocible entre el original y la
copia; el original posee un aura que le falta a la copia. La copia, no tiene un lugar y por
tanto es ahistórica, siendo desde un inicio una potencial multiplicidad y por el contrario el
aquíó y el ahora del original es el prerrequisito del concepto de autenticidad.

El arte de la instalación, que en la actualidad es la forma señera en el contexto del arte


contemporáneo, opera como un reverso de la reproducción. Es decir, que todos los
objetos de una instalación son originales.
Lo que distingue al arte contemporáneo del de momentos anteriores es solo el hecho de
que la originalidad de una obra de nuestro tiempo no se establece de acuerdo a su propia
forma, sino a través de su inclusión en un determinado contexto, en una determinada
instalación, por medio de su inscripción topológica. La topología de las redes de
comunicación, generación, traducción y distribución de imágenes de hoy es
extremadamente heterogénea por lo que no hay copias eternas, como mismo no hay
originales eternos. La reproducción esta tan infectada por la originalidad como la
originalidad está infectada por la reproducción. Sin embargo, al circula a través de
distintos contestos, una copia nunca es una copia, sino un original en un nuevo contexto.
Esto muestra que el proyecto Postmoderno de reflexionar en el carácter repetitivo,
iterativo, reproductivo de una imagen es paradójico como lo fue el proyecto Moderno de
reconocer lo original y lo nuevo.

Cada exposición importante o cada instalación está hecha con la intención de designar un
nuevo orden de recuerdos, proponer nuevos criterios para contar una historia y
diferenciar entre el pasado y el futuro. El arte moderno estuvo trabajando en el nivel de
las formas individuales. El arte contemporáneo está trabajando en el nivel del contexto, e
incluso si una instalación consistiera en una pintura individual, es todavía una instalación,
ya que el aspecto crucial de la pintura como una obra de arte no es el hecho de que haya
sido producida por un artista, sino el de haber sido seleccionada por un artista y
presentada como algo escogido.
La instalación es material por excelencia, ya que es espacial. Ser en el espacio es la mejor
definición de ser material. Además, es una forma de arte que incluye todas las demás
formas de arte. Al mismo tiempo, sin embargo, una instalación no puede ser
verdaderamente nueva sencillamente porque no puede ser inmediatamente comparada a
otra, anterior o más vieja.

La creciente importancia de la instalación como una forma de arte está conectada de


manera muy evidente a la repolitización del arte que hemos experimentado en años
recientes, pues esta, es en sí misma un espacio de tomar decisiones. La instalación tienen
como meta presentar el escenario, el contexto y la estrategia de esa diferenciación tal y
como tiene lugar aquí y ahora.

El arte moderno es caracterizado como formalista ya que sólo es definido en términos


formales, y se caracteriza por su particular reclamación de verdad. Como contraparte el
arte postmoderno no enuncia su propio reclamo de verdad y permanece crítico y
deconstructivo. La critica postmoderna puso este reclamo entre signos de interrogación el
ser incondicionalmente verdad, pero sin indagar sobre las condiciones de verdad,
entendidas como presencia y desocultamiento.
La instalación es un lugar de apertura, de revelación y desocultamiento precisamente
porque sitúa dentro de su espacio finito a imágenes y objetos que también circulan en el
espacio exterior (y de este modo se abre al exterior). Es por eso que la instalación
consigue manifestar abiertamente el conflicto entre la presencia de imágenes y objetos
dentro del horizonte finito de nuestra propia experiencia y su circulación invisible,
virtual, “ausente” en el espacio exterior a ese horizonte, un conflicto que define la
práctica cultural contemporánea.

También podría gustarte