Está en la página 1de 6

UNIVERSIDAD NACIONAL FEDERICO VILLARREAL

FACULTAD DE PSICOLOGÍA

Análisis experimental del comportamiento

Profesor:
Martínez, José
Integrantes:
Castañeda Tenazoa, Alexander
Costa Neyra, Ana
Maytan Paredes, Oliver
Meregildo Peña, Meylin
Ortiz Vallejo. Carolina
Pajares Ramírez, Gabriela
Rupay Zevallos, Bryan
Timoteo Palacios, Stedhin

Lima - Perú
2018
Introducción y Marco Teórico

El aprendizaje se define como un cambio relativamente duradero en los mecanismos de la


conducta que comprende estímulos y/o respuestas específicos y que resulta de la experiencia
previa con estímulos y respuestas similares; no debe confundirse con otras fuentes de cambio
conductual como la fatiga, la maduración y la evolución. Por otro lado, la memoria se define
como el proceso mediante el cual el conocimiento es codificado, almacenado y recuperado más
tarde, es decir, que permite manifestar determinado aprendizaje siempre que sea necesario. De
esta manera se reconoce una estrecha relación entre ambos conceptos, pues para que el
aprendizaje pueda manifestarse en un cambio conductual debe haber sido almacenado
previamente por la memoria (Soriano y cols., 2007)

La memoria espacial es un tipo de memoria declarativa cuyo objetivo final es el almacenamiento


de la representación espacio-perceptual de los lugares a los que se expone un animal. En
psicología, el primer autor en abordar el tema del aprendizaje y memoria espacial con la
elaboración de mapas cognitivos fue Edward Tolman (1948), quien realizó la descripción de
diversos estudios en los que ratas privadas de alimento eran probadas en múltiples modalidades
de laberintos. Este autor concluye que los sujetos expuestos a tareas espaciales construyen un
mapa cognitivo tentativo de su entorno, que les indica las rutas, vías y relaciones espaciales y que
determina las respuestas que el individuo emite finalmente.

Las ratas por naturaleza suelen evitar los lugares abiertos, y tienden a desplazarse por esquinas y
ángulos ocultos, estableciendo siempre un lugar que servirá de refugio. Este último sirve de punto
cero a partir del cual se hacen las demás incursiones en el medio y desde el punto de vista
evolutivo este comportamiento surge como un mecanismo adaptativo ante la depredación, ya que
se evitan los lugares abiertos quedando así menos expuestas.

Para orientarse, las ratas deben utilizar un sistema mediante el cual desenvolverse sin problemas
en ambientes simples y complejos logrando alcanzar así objetivos propuestos. Bajo esta premisa,
para encontrar el camino a través de un laberinto deben guiarse por el entorno creando un mapa
visual interno al cual acceder para volver sobre sus pasos y encontrar rutas conocidas o evitar los
lugares ya visitados que no aporten ningún beneficio. Este sistema de navegación está sustentado
por múltiples fuentes de información que la rata debe integrar y en algunos casos escoger las más
fiables.

La rata se vale de dos tipos de información, la externa y la interna. La información interna procede
principalmente del sistema vestibular que le informa sobre la dirección que tiene su cabeza, o la
velocidad a la que ésta se mueve. La información externa es la que proviene principalmente del
sistema visual, pero también del sensorial, olfativo y auditivo. Este último tipo de información le
será muy útil a la hora de establecer puntos de referencia facilitando así el aprendizaje del entorno
y su almacenamiento en la memoria (por ejemplo, una pista visual en una zona externa a un
laberinto). La rata deberá integrar los distintos tipos de información, para poder establecer el mapa
virtual interno correctamente, y acceder a él y al contexto en el cual se encuentra dicho mapa. A
veces, no dispondrá de la información externa de tal forma que deberá utilizar los mapas
generados únicamente con la información vestibular.

Uno de los paradigmas más utilizados en la evaluación de la memoria espacial de roedores es el


laberinto circular de Barnes (Barnes, 1979). Éste consiste en una plataforma circular elevada a un
metro del suelo, con orificios de escape en periferia. Sólo uno de los orificios está comunicado
con una caja de escape. El laberinto se encuentra ubicado en una habitación iluminada con luz
brillante y está basado en la tendencia natural de los roedores a buscar espacios oscuros y cerrados.
Los animales deben aprender, mediante claves espaciales externas al laberinto, una trayectoria
determinada que los llevará a la caja de escape logrando huir del ambiente abierto e iluminado
(McLay, 1998). Diferentes factores externos e internos pueden afectar la memoria espacial de las
ratas, entre ellas el estrés. Se ha demostrado que el estrés puede mejorar o deteriorar la memoria
relacionada con tareas diversas (p.ej.: reconocimiento de objetos, condicionamiento clásico o
navegación espacial). La dirección de estos efectos depende de la intensidad de la respuesta de
estrés, del tipo de agente estresante utilizado, del tipo de memoria evaluada y de la fase de la
memoria durante la cual se induce el estrés (Lupien y McEwen, 1997; De Quervain et al., 1998;
Morrow et al., 2000; Kim y Diamond, 2002; Roozendaal, 2002; Bowman et al., 2003; Mello et
al., 2008; Harrison et al., 2009; Walesiuk y Braszko, 2009). Por ejemplo, la exposición a estrés
crónico puede deteriorar o mejorar la memoria dependiendo del momento del desarrollo en que
sea inducido, de la edad y del sexo del animal (Mueller y Bale, 2007). Asimismo, el estrés agudo
puede tener un efecto positivo o negativo sobre la memoria espacial dependiendo del momento
en que sea inducido. De esta forma, la inducción de estrés agudo por restricción motora en ratas,
antes de la adquisición de una tarea espacial, evaluada en el laberinto radial de ocho brazos,
mejora la ejecución de dicha tarea (Luine et al., 1996). Por el contrario, si el estrés agudo ocurre
después de la consolidación y antes de la recuperación, deteriora la evocación de la memoria;
estos efectos están relacionados con el aumento de los niveles de corticosterona en sangre (De
Quervain et al., 1998; Roozendaal, 2002). La intensidad del estrés y los niveles de
glucocorticoides tienen un efecto sobre la memoria que sigue un patrón de U invertida, así: el
rendimiento de la memoria con estrés de intensidad media o niveles intermedios de
glucocorticoides se asocian con mejor rendimiento de la memoria cuando se compara con niveles
altos o bajos de estrés o glucocorticoides (Lupien y McEwen, 1997; Mello et al., 2008). Estudios
en los cuales se evalúa el efecto del estrés sobre la recuperación de memoria espacial en el
laberinto radial acuático, muestran que los animales estresados cometen una mayor cantidad de
errores que aquellos no estresados (Sandi et al., 2005). También se ha evaluado el efecto de la
deprivación del sueño REM, como agente estresante, en la ejecución de tareas espaciales en
laberinto acuático de Morris. En estos experimentos se demostró que los animales sometidos a
deprivación del sueño REM sufren un deterioro de la recuperación de la memoria espacial
(Youngblood et al., 1997). Además, se demostró la relación existente entre niveles de
corticosterona, estrés y memoria, con un estudio en el cual los animales recibieron tres
tratamientos diferentes (estrés agudo, dosis bajas o dosis altas de corticosterona) y se evaluó su
memoria espacial en laberinto acuático de Morris. Dicho estudio mostró que tanto el estrés agudo
como los niveles de corticosterona afectan la evocación de la memoria espacial y que los niveles
de corticosterona en sangre son directamente proporcionales al grado de deterioro de la memoria
(Youngblood et al., 1997). Estudios llevados a cabo en el laboratorio de Neurofisiología
Comportamental de la Universidad Nacional de Colombia han evaluado los efectos del estrés
sobre la recuperación de la memoria espacial, utilizando el laberinto circular de Barnes. Los
resultados de estos estudios han demostrado que ni la inducción de estrés agudo por restricción
de movimientos ni la inyección de 1 o 3 mg/kg de corticosterona, alteran la recuperación de la
tarea espacial en este laberinto cuando se entrena a los animales con 16 ensayos de adquisición
(ocho ensayos por día, durante dos días consecutivos; Torres, 2006; Carvajal, 2006).

En el presente trabajo experimental el entrenamiento del animal se llevará a cabo mediante


ensayos de adquisición luego de los cuales se inducirá al sujeto a una situación de estrés agudo
antes de las sesiones de evaluación de la memoria espacial.

Materiales y métodos sujetos

En este estudio se utilizará como sujeto a 1 rata macho de la cepa albina lewis, de 240-254 gramos
de peso, con una edad promedio de 19 semanas. El sujeto fue suministrado por el Bioterio de la
Universidad Peruana Cayetano Heredia. Durante el experimento, el animal permaneció con un
ciclo de luz / oscuridad de 12 horas (las luces se encendían a las 11:00 a.m.) y acceso a comida y
agua. La jaula donde una capa de aserrín en el fondo que es cambiada cada tres día.

Se utilizará el laberinto circular de Barnes, versión modificada de Troncoso y Cols. (2010). Éste
consiste en una plataforma circular de madera (120 cm de diámetro) elevada a un metro del suelo,
con 20 orificios (cada uno de 2,5 pulgadas de diámetro) de escape en la periferia. Sólo uno de los
orificios está comunicado con una caja de escape o caja meta (B). En la cara superior del centro
del laberinto se encuentra un envase o caja de inicio o salida (A), cuyo objetivo es introducir
cuidadosamente al animal para dar inicio a la prueba.
0

El agujero que se presenta de color gris oscuro, corresponde al agujero meta (agujero 0), en cuya parte
inferior se encuentra dispuesta una caja de escape, también conocida como caja meta
(Figura 1).

En el centro del laberinto se ubica una caja de salida (A), donde el animal será ubicado antes de realizar los
ensayos de la sesión (Figura 2).

También podría gustarte