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PEDRO FERMIN DE VARGAS

Pensamientos políticos
y memoria sobre la población
del Nuevo Reino de Granada

_ BIBLIOTECA POPULAR DECULTJJRA COLOMBIANA


BOGOTA

Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia
PEDRO FERMIN DE VARGA.S

-, PENSAMIENTOS POLITICOS
y MEMORIASOBRE LA POBLACION
DEL NUEVO REINO DE GRANADA

Copia hecha sobre los manuscritos originales de la Biblioteca


\}.. Nacional de Bogotá, por Manuel José Forero. '
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BIBL16TECA POPULAR DE-CULT-URA COLOMBIANA


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PEDRO FERMIN DE V ARGAS

PENSAMIENTOS POLITICOS y MEMORIA


SOBRE LA POBLACION DEL NUEVO
REINO DE GRANADA

ENSAYOS - VOLUMEN VI

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Publicacionu del Mini.terio
do Educaci6n d. Colombia.

Impr"" e/1 la ¡mpreRla Nacional- 1944.

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PREFACIO

Ningún dato se ha encontrado hasta ahora que per.


mita fijar la fecha precisa en que vino al mundo Pedro
Fermín de Vargas. La generalidad de sus historiadores,
además, discrepa al asignarle por cuna, ya la Villa del
Socorro, ora Zipaquirá. La oscuridad que reina sobre su
origen, sólo es comparable a "la que envuelve su muerte.
A nadie como a este hombre le fue dable vivir en la
penumbra y fenecer en la sombra. Ni aun la partida de
bautismo se ha hallado, con todo y la diligencia que tan,
to la Iglesia como la misma autoridad civil española po·
nían en registrar la cristianización de sus vasallos, cual
si el hado secreto que unge los destinos humanos sellara
con signo indeleble desde el florecer de la .cuna a quien
llamado estaba, en el discurso del tiempo, a cambiar de
nombre como de actividades, a mudarse todos los disfra,
ces espléndidos y miserables en el gran tablado del mun,
do. Es cosa típica, rasgo característico que resalta de su
personalidad, que desde el escalón primero de su existen,
cia se ofrece intrigando la atención de los biógrafos. y
así como unas veces se muestra letrado, otras aventure,
ro, muchas consPirador y hasta en ocasiones héroe, Pe,
dro Fermín de Vargas será también Fermín Sarmiento
en veces, otras don Pedro de Oribe, algunas Pablo de
Olavide o-simplemente Smit.h,-<:~lsi una secreta con,
cordancia, una abscóndita armonía correlación o· una

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VIII PEDRO FERMIN DE VARGAS

misteriosa, ligara el oleaje turbio y alborotado de su erran-


te destino desde los acordes iniciales hasta el postrer ins-
tante.
La iconografía colonial hasta las postrimerías del siglo
XVIII fue muy escasa. Tal vez por eso no hay retratos
del autor cuyos escritos ofrece hoy la "Biblioteca Popu-
lar de Cultura Colombiana". Pero suple esta falta, al
menos en parte, el poder descriPtivo de la filiación que
acerca de él dejó el Virrey don Pedro de Mendinueta:
"buena disposición de cuerpo, como de seis pies, co-
lor trigueño, pelo negro y grueso, ojos y cejas ne-
gros, pobladas y arqueadas, nariz larga y algo corva,
abultados los juanetes de los pies, y un poco esteva-
do, de 34 a 38 años".
En cuanto a la parte moral, la medida de Vargas
está en una comunicación de don Joaquín de Mosquera
y Figueroa al Virrey de México, Marqués de Branciforte:
"Vargas puede persuadir, emprender y hacer más
que Nariño".
y si sólo juzgar se quiere de su mérito intelectual, del
valor político de la obra de Pedro Fermín de Vargas,
basta con saber que algunos de sus manuscritos fueron
remitidos por don Pascual de Enrile en 1818 a España
al Ministro don Martín Garay como el programa más
conducente "para neutralizar los males causados por
una rápida y violenta reconquista".
Nadie más digno que este hombre del dictado de Pre-
cursor: removió lo existente, afirmó su disconformidad,
sembró la semilla revolucionaria, y, más infortunado que
Nariño y Miranda, se apagó al alborear la hora de la

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PENSAMIENTOS POLITICOS . IX

sazón, sin que sus ojos zahoríes pudieran ver cómo las
manos jóvenes recogían los oPimos frutos.
Miranda y Nariño fueron los astros de más resplan-
dor en la constelación de los precursores; Vargas vivió so-
litario, combatió solo y hasta tropezó con el desafecto de
quienes abogaban por sus mismos ideales.
No tuvo la impetuosidad bélica del venezolano, ni el
arranque heroico del santafereño; pero en la soledad
atormentada de su espíritu, Pedro Fermín abogó contra
la desigualdad política que abrumaba a los americanos
y contra la violencia encomendera que abaja aLcriollo
hasta el nivel de las bestias. Sin dar francamente el ros-
tro, defendía muchas veces con cobardía sus sueños li-
bertarías contra la brutalidad asesina de la fuerza ma-
terial.
La vida de Pedro Fermín de Vargas constituye, a pe-
sar de las lacras que tuvo y su característica falta de bi-
zarría, un alegato contra la opresión de los que deterita-
ban el poder omnímodo. Por ello, quizás cuando se haya
completado el acoPio de las fuentes y reunidos los docu-
mentos para conocer su compleja figura, no sólo Colom-
bia, sino todo el Continente Americano, tienda los bra-
zos hacia su nombre para perdonarle sus extravíos hu-
manos y bendecir su amor a la libertad.
No muy dilatada es la papeleta bibliográfica del autor
que comentamos. En vida sólo alcanzó a ver publicados
dos trabajos suyos: Memorias sobre el guaco, aparecida
en el Papel Periódico de Santafé en septiembre de 1791,
Y Derechos del hombre y del ciudadano, con va-
rias máximas republicanas y un discurso preliminar

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x PEDRO FERMIN DE VARGAS

dirigido a los americanos, obra que nos es en absolu-


to desconocida, pero que, según el historiador Pedro M.
Ibáñez, logró ver la luz pública en Madrid en r797·
Tras el grito del 20 de julio de rBro, se pensó en edi-
tar las obras de Pedro Fermín, y en ello tomaron espe-
cialísimo interés don José Acebedo y el proPio sabio Cal-
das. Pero a pesar de la buena voluntad, el propósito de
recoger la producción de este singular escritor sólo ahora
alcanza su realización.
Difundidos sus escritos en una colección como la pre-
sente, no es de dudar que ellos le recaben a su olvidado
autor el puesto notable, entre los escritores coloniales, a
que le hacen merecedor la precisión de su lenguaje, el
profundo conocimiento, para su época, de la ciencia po-
lítica, y las envidiables dotes de observación y claridad,
que arrancaron, a nadie menos que a don Florentino
González, el siguiente concepto: Pedro Fermín de Var-
gas, amigo y compañero de Mutis y de Caldas, era
más inteligente que ellos en materias económicas,
políticas e industriales.
ALBERTO MIRAMON

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PENSAMIENTOS POLITICOS
SOBRE LA AGRICULTURA, COMERCIO Y MINAS DEL
VIRREINATO DE SANTAFÉ DE BOGOTÁ, POR DON
PEDRO FERMÍN DE VARGAS SARMIENTO, NATURAL
DEL MISMO VIRREINATO, COLEGIAL MAYOR DEL
ROSARIO, OFICIAL PRIMERO DE LA SECRETARÍA Y
DESPUÉS CORREGIDOR QUE FUE DE ZIPAQUIIiÁ

Seguidos de una
MEMORIA SOBRE LA PORLACION
DEL NUEVO REINO DE GRANADA

Copia hecha sobre los manuscritos originales de la Biblioteca


Nacional de Bogotá, por Manuel José Forero.

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PENSAMIENTOS POLITICOS SOBRE
LA AGRICULTURA, COMERCIO Y MINAS
DE ESTE REINO

1. El Virreinato de Santafé establecido en 1718


comprende sobre el mar del Norte toda la costa que se
extiende desde las fronteras de Guatemala hasta el saco
de Maracaibo: sobre la del Sur, desde la Provincia de
Veraguas hasta el Valle de Túmbez en el Perú, inclu-
sos los gobiernos de Laja, Jaén y Mainas sobre el Ma-
rai'l.ón; describiendo desde allí un arco en lo interior del
país cuya circunferencia, abrazando un despoblado in·
menso en donde sólo habita una u otra nación bárba·
ra, remonta por el río Apure en la misma laguna de
Maracaibo.
2. En la prodigiosa extensión de terreno que ocupa,
se deja entender que su clima es más o menos húmedo,
más o menos frío, más o menos templado, según la di·
rección de las cordilleras que cortan sus diferentes par-
tes. Las cimas de estas espantosas montai'l.as, que co-
múnmente se llaman páramos, son estériles regularmen-
te, y pocas veces habitadas; pero donde la elevación no
es tan grande, el terreno es fértil, muy sano y produce
variedad de frutos.
3. Así como se baja de aquí, esto es, del país frío,
se entra gradualmente en los temperamentos templados,
__hasta dar enJas cordilleras,_cuyoclima _es ge un calor u

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4 PEDRO FERMIN DE VARGAS

abrasador, tal como el que se experimenta en todas las


costas comprendidas bajo el ecuador.
4. La población del Virreinato, según el estado
general que se hizo en el ai'lo de 1778, ascendía a
1.279.440 habitantes, de los cuales 747.6.P pertenecían
al Distrito de la Audiencia de Santafé, y los demás a la
Presidencia de Quito. Pero por los padrones reciente-
mente hechos con la mayor exactitud, resulta que exis-
ten hoy en todo el Reino 1.500.000 almas.
5. La capital del Virreinato fue fundada a 6 de agos-
to de 1$38 por el Conquistador del Reino don Gonza-
lo Jiménez de Quesada. Está situada al pie de una
montai'la elevada y cubierta de nieblas la mayor parte
del ai'lo. Contiene dentro de su recinto de 20 a 22.000
almas repartidas en más de 2.000 casas, la mayor parte
de muy mala arquitectura.
6. La situación de todo el Reino le hace sumamen-
te a propósito para el comelcio; sus costas en el mar
Atlántico ofrecen un pronto y fácil acceso a las embar-
caciones expedidas de la Metrópoli; algunas de éstas
han hecho la travesía desde Cádiz a Cartagena en 26
días, y las que más tardan la verifican en 50 días, poco
más o menos. La vuelta, reconociendo el cabo de San
Antonio en la isla de Cuba, y entrando en el canal de
Bahama, la ejecutan en 70 días. Tenemos pues que Car-
tagena, que es el puerto principal del Reino, se halla si.
tuada casi en la misma posición respecto de Espai'la que
las islas de Santo Domingo y Cuba, las más inmediatas
en el Océano Atlántico.
7. Las Provincias interiores del Reino se comunican
con la costa por el río de la Magdalena que es navega-
ble casi desde su origen, en la cordillera de Andaquíes.

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~PENSAMIENTOSPOLITICOS

Las que 'más se extienrien al Occidente tienen la misma


comunicación por el IlO del Atrato, con que unas y otras
se hallan bien situadas para el comercio externo.
8. El Distrito de la Provincia de Quito parece ser el
que menos participa de estas ventajas. Con todo, seda
fácil abrir el camino de Ita que comunica aquella Pro-
vincia con la del Chocó, y entonces, además del abasto
que podría dar a las minas de ésta, exportaría sus fru·
tos con mucha comodidad por el Atrato, y por él mis·
mo se surtiría de los géneros y frutos de Europa que
necesita.
9. Entre las cabeceras del río de Atrato, y las de
~~anluan, el uno que desemboca en el mar del Norte y
el otro en el del Sur, hay una cordillera tan estrecha
en ciertos parajes que convida naturalmente a abrir co-
municación a estos dos ríos, y por consiguiente a los dos
mares. El Arrastradero de San Pablo es el lugar más
prGporcionado a esta grande obra que debería ejecutar
un Virrey que quisiese inmortalizar su nombre. Los que
han tenido ocasión de contemplar aquel terreno, no sólo
hallan posible esta comunicación sino muy fácil de ve-
rificar. Ignoro si la ha propuesto alguno, pero creo que
el Conde de Casa de Gijón habla de esto en las varias
y admirables representaciones que dirigió al Excelentí-
simo seí'ior Virrey Caballero en el año de 1787, las que
darán mucha luz en el asunto, así por ser éste un hom-
bre de los que mejor han calculado las cosas del Reino,
como por haber emprendido viaje expresamente al Cho-
có con la mira de observar la más fácil comunicación de
esta Provincia con la de Quito, su patria.
_tO.__ ConesJo, y con que.se. facilitasen como convie-
ne los caminos de tierra, abriendo otros en los lugares

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6 PEDRO FERMINDE VARGAS

más aparentes para la exportación de .varios frutos, has·


ta el rio de la Magdalena, quedaba el Reino en estado
de hacer un comercio inmenso de sus producciones con
los diversos puertos de Espafia que tienen derecho al
comercio libre.
11. Las producciones que se extraerían para Europa
serían desde luégo aquellas que se cultivan en las de-
más colonias espafiolas~ pues las diversas alturas de este
Reino sobre la superficie del mar, y sus diversas distan w

cias a la linea, hacen que en su Distrito se hallen casi


todos los temperamentos del globo, y en algunas par-
tes tan inmediatos unos a otros que un día se puede
experimentar frío por la mafiana, temperamento medio
u ote ño al mediodía y excesivo calor por la noche, se·
gún que se baja de las cordilleras.
12. Se deja, pues, conocer cuán liberal ha sido la
naturaleza con estos dominios del Rey, y que a nada
que se fomentase la industria en ellos, competirían con
los mejores del resto de la América. Una mano sabia
que conociendo todos los recursos de que es capaz esta
colonia se aplicase con tesón a promover los ramos de
agricultura, comercio y minas, tendría la satisfacción de
ver floreciente el Reino en pocos años, y en estado de
pagar con usuras los cuidados que debe al Soberano
por su conservación.
13. La desgracia es que hasta ahora casi general-
mente se hallan abandonados estos tres ramos de rique-
za nacional. N o quiero averiguar si la falta de la pobla-
ción o la falta de energía en el gobierno, o más bien
las trabas generales de la nación en punto de comercio
e industria, sean la causa de un letargo como el que se
ha experimentado en esta preciosa porción de la Manar-

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PENSAMIENTOS POLITICOS 7

quía. Lo cierto es que a un paso igualmente torpe han


caminado hasta hoy desde la agricultúra, que es la pri-
mera de las artes, hasta la de mayor complicación, sin
que ningún patriota haya promovido la aplicación de
sus compaisanos.
14.. EI amor que tengo al país por haber nacido en
él, el tal cual manejo de los asuntos más sustanciales
que he adquirido en la primera oficina del Reino, los
viajes que he hecho atravesándoJo casi de parte a parte,
y las observaciones que éstos me han sugerido, me po.
nen en estado de hablar con mayor conocimiento que
otros muchos, de los inconvenientes que hay que ven-
cer, los ramos que cultivar, y las providencias que se
deben dar para conseguir la prosperidad de esta colo-
nia. A este fin me propongo tratar separadamente de
la agricultura, comercio y minas, enlazando los intere-
ses del Reino con los de la Madre Patria, que es como
debe calcular todo buen ciudadano.
15. El respeto que tengo a personas de alto carácter,
y amantes del bien público, es que me hace publicar
estos &ueftos contra mi genial cortedad. Si no acierto a
desempeftar mi objeto será desgracia de que los más
bien intencionados no están libres.
Non quibus homini contingit adire Corinthum.
AGRICUL TURA

16. La agricultura supune instrumentos para su per-


fección. Los primeros hombres que no los tenían se vie-
ron obligados a mantenerse de la caza y de la pesca,
profesiones que no necesitan de mayor trabajo y que
suponen poquísima instrucción. -Pero la agriculturá, que
es la ocupación de los hombres en sociedad, y sedenta.

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B PEDRO FERM1N DE- VARGAS

rios, necesita de instrumentos más duros que los que se


pueden fabricar de madera.
17. Así, aquellas naciones que desconocían el uso del
hierro, o no tenían agricultura, o si la tenían era con la
mayor imperfección del mundo. Entre las naciones del
Nuevo Continente sólo sabemos que los peruanos usa-
sen de los instrumentos de cobre para sus faenas rura-
le!', y este pueblo fue el más pacífico, el más humano,
el más sedentario de todos los de América. El uso que
habían hecho del cobre y la facilidad que les propor·
cionaban para el cultivo de sus campos los instrumen-
tos fabricados con aquel metal, les hacían apego a una
tierra que los alimentaba sin tánto trabajo como el que
debían tener los demás salvajes que quisiesen cultivar-
la con instrumentos de madera.
18. Nosotros en el día estamos por la mayor parte
casi en la misma situación. El hierro que gastamos vie-
ne de fuera del Reino: las distancias de la costa a lo in-
terior son tan grandes, los transporte~ tan caros, y los
derechos tan excesivos que en parte se ven obligadas
las gentes a pasar sin él, subitituyendo un trabajo in-
menso corporal a la facilidad que les proporcionaban
algunos instrumentos fabricados con este metal.
19. A excepción de los lugares inmediatos de Santafé
y algunas de las Provincias de Tunja, en los que llama-
mos tierra fría, en todo lo demás del Reino no se co
nace el uso del arado. Aun en aquellos parajes en don-
de se valen de él para sus siembras, muchas veces se
ven obligad0s a fabricarlo de madera, . como sucede en
Tequia, en algunas partes de Antioquia y otros luga-
res, por no tener medios con qué comprar el hierro. La
escasez de éste hace también que los artífices trabajen

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PENSAMIENTOS POLlTICOS 9

imperfectamente sus obras, viniendo a ser la falta del


hierro casi la causa original de la poca agricultu~a e
industria que tenemos; pues cualquiera concibe fácil·
mente lo poco que se profundizará y compondrá la tie-
rra con arados de madera.
20. A esta imperfección de instrumentos de labor se
sigue la del modo de sembrar, pues estas gentes jamás
recogen las semillas, jamás las cruzan alternando las de
diversos temperamentos, jamás toman aquellas precau-
ciones que en Europa para que no degeneren los gra-
nos ni demás semillas. De éstas las que trajeron los
primeros conquistadores por órdenes de la Corte, que
velaba en aquel tiempo por el bienestar de estas colo-
nias, han prevalecido maravillosamente en los tempera-
mentos análogos a su constitución respectiva. Pero des-
de aquel tiempo no se han traído otras que las de al-
gunas hortalizas de que por la mayor parte estamos
bien provistos. En punto de frutas, tenemos muy poco,
sin embargo de que como llevo dicho arriba se podrían
cultivar en los diversos temperamentos del Reino las
plantas europeas.
21. No hay país en donde la labranza tenga alguna
aceptación, que no procuren sus habitantes abonar el
terreno destinado para granos, con estiércoles, cenizas,
cal y otras varias cosas que la experiencia les ha ido
ensei'iando ser a propósito para mejorar la .:alídad del
suelo y proporcíonarles mejores jugos. Esta práctica tan
común se descuida casi del todo en el Reino, y sólo se
pone tal cual cuidaao en no perder el estiércol de ove-
jas en aquellas heredades en donde las hay.
22. El maíz, este precioso dón de la América que
suple tan maravillosamente por el trigo entre el pueblo

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10 PBDRO FERMIN DE VARGAS

bajo y que es propio del suelo americano, se halla muy


poco adelantado en nuestras manos. Admira ver que
en Europa, donde este grano es adventicio, se hayan
adelantado tánto en cultívarle, que hace hoy allí uno
de los mejores alimentos. Nosotros adoptamos el méto-
do que hallamos establecido entre los indios bárbaros
cuando la Conquista; y siendo este fruto tan fácil de
convertir en diversas composiciones regaladas, apenas
hacemos otras que el bollo, las arepas o tortillas, sin
aderezo ni curiosidad.
23. El primero de estos alimentos hace las delicias
de la gente de Cartagena y riberas del río Grande de la
Magdalena; pero cualquiera que no tenga el paladar
gastado sería de mi misma opinión, estb es, que el bo-
llo es uno de los alimentos más groseros que se cono-
cen. Las arepas tienen su mérito, por cuanto son bien
cocidas y de más fácil digestión.
24. Bien podría sacarse del maíz todo el partido que
se saca del trigo, fabricándolo como lo hacen en varias
partes de Europa. Entonces sería menos necesario el
trigo en Cartagena y costa marítima a las tropas del
Rey, lo que ahorraría mucho dinero que se extrae a paí.
ses extranjeros por razón de las harinas.
25. Tanto más debían fomentarse las siembras del
maíz, cuanto es notorio que en todas las tierras cálidas
se coge en estado de servir para el sustento, a los 40 días
de sembrado. Fecundidad que asombra y provitne sin
duda de la mucha tierra vegetal de que abundan aque-
llos terrenos, y del calor que acelera la vegetación tan
maravillosamente.
26. Contémplese lo mucho que se debía esperar si
este vigor de la naturáleza fuese ayudado de la iudus·

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:PENSAMIENTOS· POLITICOS . 11

tría humana. Pero por desgracia el labrador no pone de


su parte otra cosa que el trabajo d~ desmontar un pe-
dazo de terreno que se halla cubierto de monte desde
el principio del mundo. El fuego consume después
aquella lefía, y sin más diligencia es sembrado el cam-
po inmediatamente sin volverle a visitar hasta el tiem·
po de coger el fruto.
27. En la mayor parte del Reino se hacen dos cose-
chas de maíz al afío, pero siempre del mismo modo y
con la misma poca actividad. Lo que se ha dicho del
trigo y del maíz debe entenderse de los demás indíge-
nas o adventicios de estos países. Las plataneras sem-
bradas una vez cerca de un río o arruyo no tienen más
que hacer y aseguran el fruto para muchos años. Esta
planta es propia de los países cálidos y templados, en
donde junto con la carne y el maíz constituye el único
alimento de sus habitadores.
28. Es verdad que en los países de temperamento
medio se cultivan otros frutos, y también lo es que sus
habitadores son mucho más aplicados a la agricultura.
De éstos debe esperarse todo lo que se quiera siempre
que los párrocos y personas acomodadas de los lugares
quieran instruirles con su ejemplo o con sus insinua-
ciones en el modo de emplear su trabajo más útilmen-
te. Esto, ya se ve, supone buenos conocimientos entre
las gentes de que hablamos, los cuales en el día son
ningunos. Adelante se apuntará el modo con que se
puede excitar la curiosidad de los hacendados y párro-
cos en obsequio de la agricultura y otros'ramos de eco-
nomía.
29. En mis Reflexiones acerca de los principales fru-
tos delReiño, teiigo hablado de las cañas de azúcar, ca-

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12 PEDRO FERMIN DE YARGAS

cao, af'LiI,etc., y el modo de sembrarlos en estos paíse$.


He notado allí más al pormenor los viciosde que abun·
da cada cultura en particular y el método que observan
otras naciones para sacar el gran partido que dan de es-
tos preciosos frutos. Aquí sólo me limito a asegurar que
a excepci~n del cacao, el cual se cultiva muy bien en
Cúcuta y Guayaquil en donde es muy abundante, to-
dos los demás permanecen en un estado lastimoso, pu-
diendo, si se cultivasen bien, alimentar muchas perso-
nas, animando la agricultura, el comercio y la pobla-
ción del Reino.
30. La experiencia de todos los siglos ha enseilado
que los habitadores de los países estériles son gradual-
mente más industriosos que los de los paises ricos y
abundantes. Así la naturaleza equilibra todas las cosas
de un modo incomprensible. La facilidad con que se
mantienen las gentes de las tierras cálidas del Virreina-
to las hace del todo indolentes y perezosas. El maíz, el
plátano, la carne o el pescado lo encuentran alrededor
de sus hdbitaciones sin trabajo alguno. Tampoco tienen
que buscar vestuario porque de ordinario hombres y
mujeres viven desnudos sin rubor. Así se entregan a
una ociosidad sin límites. Este espectáculo es más co-
mún en todo lo que baila el río de la Magdalena y coso
tas del mar. Entre estas gentes no hay, pues, principio
alguno moral, ni físico, que les haga impresión sobre el
miserable estado en que viven. Bajo de esta idea cual·
quiera conoce el poco escrúpulo que hará en estas gen-
tes el mantenerse de lo ajeno, la ninguna fe que obser-
van en sus pactos y la poca utilidad que sacan la colo-
nia y la Metrópoli de estos vasallos.
31. En un Discurso sobre el estado actual del río

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PENSAMIENTOS POLITICOS 13

de la Magdalena, que escribí en mi último viaje, se ha-


llan bien notadas las costumbres de los que habitan sus
orillas, y de paso se nota el modo de mejorar aquel sue-
lo tan delicioso como fecundo en todo género de fru-
tos de la zona tórrida.
32. Volviendo al asunto de agricultura se manifies-
ta claramente que si los frutos propios de estos territo-
rios se hallan tan prodigiosa mente abandonados, cuán-
to más lo estarán los que necesitan alguna cultura re~
guiar y son propios de otras regiones. En prueba de es-
ta verdad se pueden traer los olivos de la Villa de Lei-
va, en jurisdicción de Tunja. Estos árboles, plantados
allí poco tiempo después de las conquistas, ~roducen
aceitunas de muy buen gusto aunque pequefl.as. Seme.
jante producción merecía mayor cuidado del que hoy
tiene, pues me hallo informado que los olivos no son
podados ni se han sembrado otros de nuevo, ni aque,
Has gentes cuidan de aderezar las aceitunas o extraer
aceite de ellas. La pequeñez del fruto es probable que
provenga más bien del poco esmero en cultivarle que·
de la calidad del terreno, que al parecer es muy a pro-
pósito.
33. La extracción del aceite en la Villa de Leiva
perjudicaría algo al comercio de la Península (aunque
sería muy corto este perjuicio por lo que se consume
del que viene de allá a causa de su mucho precio), pero
es cierto que en nada perjudicaría el adobo y composi.
ción de las aceitunas, las cuales no se pueden conseguir
buenas de España sino raras veces y serían excelentes
aderezándolas aquí.
34. Siendo España la nación del mundo que tiene
más excekntes vinos, sería contra política permitir en

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PEDRO FERMIN DE VARGAS

sus colonias el cultivo de las virtas. Además de esto sa-


bemos que los vinos de América, aun entrando el de las
Californias, son de una calidad muy mediana para apeo
tecer con empefío. Pero el lino, cáfíamo y seda se po-
drían cultivar aquí con grandísima ventaja de la nación,
vendiéndole en rama estas materias para las fábricas de
la Península. En Nueva España se han aplicado con
suceso a estos tres ramos, y pienso que los adelantarán
sucesivamente. En el Ministerio dd Marqués de Sonora
se mandó por orden general a toda la América (reno-
vándala después por las leyes de estos Reinos) que se
cultivasen con especialidad el lino y el cártamo y se re-
mitiesen en crudo a las fábricas de España, pero estas
órdenes tan saludables han sido descuidadas en este
Reino, en donde el primero de estos artículos se cultiva
para extraerle el aceite que los pintores suelen aplicar
para una u otra obra, desconociéndose hasta la planta
del cáñamo.
35. El algodón, el añil, la cochinilla, achiote, ete.,
son plantas de todo el Reino. En los partidos de la Vi·
Ila del Socorro y San Gil se cultiva el algodón con al-
gún cuidado y se emplea todo en tejidos bastos para el
vestuario de las pobres gentes. En la Provincia de los
Llanos también se cultiva con alguna facilidad y se em-
plea en los mismos usos. Pero de donde únicamente se
exporta a Europa es del partido de Barranquilla Y So-
ledad en el Distrito de la Gobernación de Cartagena.
Desde el año de 1798 se exporta el de San Gil y Soco-
rro, conocido en España con el nombre de algodón de
Girón.
36. Todos estos ramos que pertenecen a la agricul- .
tura del Reino deberán atender se con particularidad,

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PENSAMIENTOS POBTICOS 15

si se quiere sacar algún partido útil de esta colonia.


Dejándolos en el pie que hoy tienen, jamás producirán
ventajas considerables, y será preciso comprarlos al ex·
tranjero, cuya población y fuerzas crecerían con cono-
cido perjuicio del Estado. Los demás ramos del campo,
o no se conocen aqur, o sólo se cultivan débilmente en
una u otra Provincia. Todo se halla atrasado y el esta-
do actual del Reino dista poco del que hallaron los
conquistadores en sus primeras invasiones. Una inmen-
sa extensión de territorio desierta, sin cultivo y cubier-
ta de bosques asperfsimos, cuyos árboles, según la ex-
presión de Ulloa, existen desde el Diluvio, presenta en
las mismas costas la imagen del descuido, de la igno-
rancia y de la ociosidad más reprensible.
37. Es verdad que por una rareza sin ejemplo se
hallan las costas de este Reino casi despobladas, según
su extensión, y lo interior algo más poblado. Sobre todo
la población es muy sensible en las tierras de tempera-
mentos medios. Las muchas enfermedades que regular-
mente reinan en las más bajas y ardientes, es la causa,
en mi concepto, de su poca población; siéndolo en las
tierras frías, las haciendas demasiado grandes que al
paso que aumentan la cría de ganados, disminuyen la
población de gentes.

MEDIOS DE PERFECCIONAR LA AGRICULTURA


EN EL REINO

38. El primer medio que se presenta para el adelan-


tamiento de la agricultura yel único que debe emplear-
se desde luégo, es el establecimiento de una Sociedad
Económica de Amigos del País, a imitación de las mu-

Pensamientos P•• 2

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16 PEDRO FERMIN DE VARGAS

chas que hay en España y que trabajan incesantem;)nte


en su adelantamiento. La capital debía ser la primera
que adaptase esta idea, lo que sería muy fácil de conse-
guir como los seí'iores Virreyes quisiesen entrar en una
plaza y en calidad de protectores haciendo las veces
del Soberano. La:> duda des de Popayán, Quito, Car-
tagena, Panamá y Caracas seguirian seguramente un
ejemplar tan útil. Las conexiones entre estos cuerpos
facilitarían recíprocamente los conocimientos necesa-
rios sobre cultivo y propagación de varios frutos, y en-
tablarían el cambio de semillas, tan interesante al ramo
de agricultura y jardinaje.
39. Se excitalÍa igualmente el espíritu de todos los
párrocos y ¡¡;entes acomodadas de los lugares con el
atractivo de una plaza de socio correspondiente () su-
pernumerario que se propondlÍl como premio a aque-
\los que supiesen dirigir sus talentos o sus caudales a
beneficio general.
40. La fermentación que se seguida inmediatamente
a la plantificación de la Sociedad Económica despertar ía
entre estas gentes el amor a su país, y es regular que con
este motivo se comenzase a ilustrar tI Reino en asuntos
de economía que apenas se conocen.
41. El cuerpo patriótico de que hablo se debía fun-
dar bajo las mismas reglas que los de Madrid y Vizca-
ya, que lo fueron también a imitación de los de Berna
y Dublín, considerando como punto único el fomento
del Reino.
42. Entre nosotros no deja de haber personas capa-
ces de dirigir un establecimiento semejante. Muchos
han caminado varias PlOvincias de! Reio.), conocidos
sus frutos y I~s relaciones de comercio que pueden tener

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PENSAMIENTOS POLITICOS 17

recíprocamente. De los conocimientos de todos, pues,


y también de las relaciones que se pedirían, o dirigi-
rían por instituto los socios correspondientes, se podrían
formar memorias verídicas que sirviesen para asegurar
el acierto en los objetos de economía que son privativos
del Reino y deben promoverse. De los fondos de la
Sociedad se sacaría lo necesario para comprar en Eu-
ropa modelos de aquellas máquinas que son indispen-
sables para la perfección y adelantamiento de la agricul,
tura y de aquella in,dustria propia del país. Igualmente
se podrían pensionar del mismo fondo sujetos de inge-
nio e invención, que hiciesen viaje a las colonias ingle-
sas y francesas y observasen en ellas lo mejor y más a
propósito al adelantamiento del Reino, para plantificar-
lo a su vuelta en aquella par~e que se conceptuase más
aparente.
43. Las Provincias Unidas del N arte de América de-
ben ser visitadas para aprender en ellas el modo de con-
ducir las harinas, sin peligro de corrupción que tánto
atrasa las nuéstras. Sería también uno de los asuntos
propios de la Sociedad indagar todo lo concerniente
a harinas y beneficio de granos, proponiendo los pre-
mios correspondientes. En todo caso el ramo de hari-
nas debe perfeccionarse pala facilitar su despacho en
las costas y promover la agricultura de los países fríos,
pues este es el único objeto de riqueza que tienen. Tal
vez sería de mucha utilidad conducir los trigos en gra-
no a Cartagena, formar allí tahonas o molinos y dejar
la conducción de harinas. Se sabe, por ejemplo, que una
carga de trigo produce una de harina, y que el grano
permanece algo más sin corromperse. Este fue el méto-
do que practicaron los franceses anteriormente para el

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18 PEDRO FERMIN DE VARGA

surtimiento de sus colonias, que después renunciaron


por haber advertido que en barriles de madera se con-
servaba mucho mejor. Entretanto debemos considerar
que las partes espirituosas de la harina se exhalan con
mucha facilidad en las tierras calientes.
44. N o sólo serían los trigos el objeto de la So-
ciedad Económica: serían'lo también el cultivo de la
grana, del afiil, del algodón, café, cacao, azúcares y mulo
titud',- de otros artículos que, perfeccionados, con el
tiempo dalían ocupación a gran número de familias. En-
tre otros se podrían promover, por ejemplo: el ramo de
cera silvestre, de que sólo es poseedor este Reino. En
las montafías de Andaquíes, al poniente de Santafé, se
hallan las abejas que trabajan esta cera naturalmente
tan blanca como la mejor que se beneficia en 103 países
septentrionales de Europa. Con cuánto gusto no debía
emprenderse la extracción de estos insectos, prumovien-
do el cultivo de tan precioso género en los parajes más
análogos a su composición por sus temperamentos y
hierbas. Un poco más al sur de la misma cordillera de
Andaquíes se halla el país de los canelos, celebrado
desde las primeras conquistas. No hay duda que allí
se encuentran árboles del mismo género que los del
Ceilán. Algunos que se han sacado y plantado en tem-
peramentos análogos demuestran esta verdad, como
también dan esperanzas de que beneficiados del modo
que los practican los holandeses en Africa, darán la mis-
ma especie de canela que nos venden estos republica-
nos, o a lo menos una canela capaz de servir a los mis-
mos usos, aunque no tan excelente.
45. Ofrece el Reino tántos objetos de economía dig-
nos de las investigaciones de la Sociedad Patriótica, que

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PENSAMIENTOS POLlTICOS 19

sería por demás referirlos aquí. En las instituciones par-


ticulares de ella deben apuntarse los conocidos. dejando
al tiempo y a las indagaciones ulteriores de los socios
el descubrimiento de otros muchos que encierran las
montañas y bosques en su seno y que por falta de po-
blación no se han descubierto hasta ahora.
46. Según las observaciones de los físicos y natura-
listas, regularmente se hallan unas mismas plantas a dis-
tancias iguales de la línea, guardada por otra parte la
uniformidad del temperamento. Así, se han encontrado
en el Canadá, bajo de un mismo paralelo, el ginseng
de la Tartaria, la canela de Ceilán. la nuez mascada,
ete. En este Virreinato probablemente se hallarían en
su vasta extensión las mismas drogas, los mismos tintes
y producciones de las Indias Orientales. si se pusiese
aquí la aplicación correspondiente.
47. En I1n paí9 virgen como este. qué campo tan
vasto par¡¡ las indagaciones y experiencias de un cuer-
po compuesto de hombres inteligentes y celosos del
Reino. La protección que debe gozar del Gobierno le
pondría en estado de conseguir las noticias más puras
sobre los asuntos de su instituto, y de ejecutar sus pla-
nes sin oposición. El Gobierno mismo se debe intere-
sar en sus adelantamientos por la gloria de ver prospe-
rar el Reino, ~eniendo un cuerpo instituí do que le faci-
litase las nolicias conducentes a varios puntos de eco-
nomía privativos suyos, cuyo peso podría descargar en
la Sociedad Económica.
48. Pero por más afianzada que contemplemos la
agricultu'ra con el establecimiento de la Sociedad Patrió.
tica de Amigos del País, si el comercio no favorece la
el'tracción de frutos, no hay que esperar adelantamien-

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20 PEDRO FERMIN DE VARGAS

to. Un país compuesto de labradores y destituído de


tráfico será el más pobre de cuantos se conocen, y ne-
cesitaría de un terreno inmenso para mantener una po-
blación lánguida y débil. La Inglaterra, que acaso es el
país de mejor agricultura en Europa, ha mantenido y
mantiene su labranza en tan buen estado desde que se
concedieron premios a los comerciantes de granos que
lus extrajesen fuera de aquella isla, y esta providencia,
que al parecer debía escasearlos y encarecerlos, produjo
un efecto totalmente contrario, habiéndose aplicado los
labradores con más ahinco por la seguridad que tenían
del despacho de sus frutos. La Inglaterra, pues, en lu-
gar de surtirse como anteriormente de granos de los
países septentrionales, abastece hoy de ellos a gran par-
te de la Europa.
49. Es, pues, preciso que el comercio facilite la sa-
lida de los frutos del país. Veamos ahora cuál es el que
más conviene a este Reino, y los diversos ramos a que
puede extenderse con recíproca utilidad de estos do-
minios, y los de la Península.

COMERCIO
50. N o podríamos lisonjeamos jamás de hacer un
tráfico tan extenso como lo prometen las circunstancias
de este Reino, mientras los caminos de tierra yagua
subsistan en el pie que hoy tienen, Hablando un cé-
lebre economista, dice: «No en todas partes se hallan
dos navegables por donde se puedan conducir las mer-
caderías y frutos, y esta falta es preciso suplirla con
buenos caminos por tierra, cuya utilidad y necesidad se
hacen patentes, viéndose que sus caballerías tiran en un
carro más, pero que llevan doce al lomo, y en un ca-

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PENSAMIENTOS POLlTICOS 21

mino bueno e igual bastan cuatro caballerías, cuando


en el que va por tierra quebrada se necesitan seis, y así
vemos, añade, que se puede reducir a la tercera parte
él costo de transportar de nuestros frutos por tierra,..
51. Por una desgracia inconcebible vemos en todo
el Reino abandonados los caminos, los ríos sin puentes,
aun aquellos que más IGS necesitan, y subsistir los ma-
los pasos en todas las estaciones del año, sin que se
exceptúen las entradas y salidas de la misma capital.
El camino que la necesidad abrió antiguamente subsis-
te y subsistirá por. muchos siglos, sin que se haya pen-
sado en corregir sus defectos enderezándole, o mudán-
dole a otra parte más cómoda. Lo mismo que se ad-
vierte en los camine s de tierra, se observa también en
los cortos ríos navegables que tenemoe. Todo se halla
descuirlado lastimosamente, y este asunto pide la más
seria atención del Gobierno.

CAMINO DE CARARE

52. Es verdad que de cuando en cuando se han he-


cho algunos esfuerzos para componer los caminos. El
Excelentísimo señor don José de Salís, Virrey que fue
de este Reino, promovió cuanto estuv.o de su parte la
abertura del camino de Carare, la carrera de Vélez al
río de la Magdalena, con la mira de dar salida pronta a
las harinas del Reino. La Compañía de emprendedores
que se formó en aquella época, hubiera conseguido las'
grandes utilidades que se había propuesto si el Virrey
sucesor no hubiera variado de ideas y abierto el puer-
to de Cartagena a las harinas inglesas, que en un mo-
mento arruinaron la Compañía y dieron un golpe mor-
tal a nuestra agricultura.

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22 PEDRO FERMIN DE VARGAS

53. Ciertamente la torpeza y falta de facilidad en los


caminos impide absolutamente todo fomento interior;
pero si a lo impracticable de ellos se agregan yerro~
semejantes, el mal entonces es sin remedio. Supo-
niendo que las cosas vayan mejor en adelante, me pare-
ce que lo primero en que se debe pensar es en 1il11piar
el citado camino de Carare. Las ventajas que resulta-
rán de este proyecto son conocidas. Primero: las hari-
nas se conducirían hasta las bodegas de Carare, que se
hallan 6 días más abajo de Honcla, en 4 días, saliendo
desde la Villa de Leiva y demás lugares inmediatos, en
donde se cultivan los mejores trigos. Segundo: con esta
diferencia de caminos se gastaría menos en los fletes,
pues partiendo de un mismo punto comÚn; esto es; de la
citada Villa y lugares inmediatos del Corregimiento de
Tunja, se gastarían 4 días a otro también común por el ca-
mino de Carare, y 13 a 14 por el camino de Honda. Ter-
cero: siendo el camino de Honda de los más malos del
Reino y siendo mayor la distancia, las harinas se exponen
por él a un deterioro casi evidente, mientras que por el de
Carare, como es corta la travesía de tierra, no están
tan expuestas a los mismos inconvenientes. Cuarto:
ahorrándose más de la mitad del camino por la vía de
Carare, llegarían las harinas a Cartagena más frescas,
durarían allí más largo tiempo sin corromperse, y su pre-
cio sería, cuando no la mitad, una tercera parte me-
nos que lo que es hoy. Quinto: siendo las harinas de
la Villa de Leiva, Tasca y demás dependientes del Co-
rregimiento de Tunja, más baratas y mejores que las del
terreno de Santafé y sus alrededores, se verían en Car-
tagena surtidos de mejor género y a precios más cómo·
dos. Sexto: las caballerías de transporte son mucho

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PENSAMIENTOS· POLITICOS 23

más abundantes y de mejor comtituciónen Vélez que


tn ninguna otra parte, pues esta es la hacienda favorita
de aquellas gentes, de que resulta que los fletes han de
se~más baratos, lo que influye derechamente sobre el
pred.o de la misma harina.
54. \ Tan cierto es que las harinas de la Provincia de
Tunja so-nmás baratas que las de Santafé, que teniendo
que hacer aquéllos mayor camino que éstos para llegar
a Honda (la diferencia es de 4 Ó 5 días), se venden allí
con más reputación, a lo que también contribuye su
buena calidad. No confesarán esto muchos comercian-
tes de S¡¡ntafé interesadus en el comercio de harinas por
la Villa de Honda; pero los que sólo atienden al bien
público no podrim negar la verdad de lo que llevo di-
cho, y aun creo que generalmente se hallan todos con-
vencidos de la necesidad de un camino como el que
propongo, que facilite las harinas a precios cómodos en
toda la costa.
55. Séptimo: La limpieza del camino de Cara re
atraería con su frecuencia multitud de gentes vivande-
ras, con lo que se poblarían aquellas montaBas que hoy
yacen desiertas de gentes industriosas, que poco a poco
formarían plantificaciones de cacao, azúcares, café y
otros frutos de aquellos temperamentos. A esto contri.
buirían infinito algunas gracia,~ concedidas oportuna.
mente p,'r el Gobierno a los que quisiesen establecerse en
aquellos bosques. Tales serían, por ejemplo, la excepción
de derechos de todos sus frutos por un término señala-
do; uno u otro adelantamiento en iostlUmentos de la.
bar y la concesión gratuita de aquella extensión de tie-
rras que pudiesen cultivar, Costarían muy poco al Go-

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24 PEDRO FERMIN DE V ARGAS

bierno estas franquicias, y la utilidad que resultaría con


el tiempo a la Rea I Hacienda sería grande.
56. Octavo: la introducción de géneros de Espar.a
se haría entonces más cómodamente, porque con el n:te-
va camino se evitaban los peligros del río de la Magda-
lena, que justamente son más terribles desde la emboca-
dura del río de Carare, hacia la Villa de Honda. El ca-
mino de Carare, si se limpia como estaba el afta de 1760,
es tan fácil y ttansitdble. de temperamento tan bueno y
abundante de comestibles y posadas, que no deja duda
llegarían a la capital los géneros de Espaiia mejores, y
más baratos que por la carrera de Honda, y los trafi-
cantes con menos incomodidad y sin thnto peligro de
perder la salud.
57. Nono: teniendo la Provincia de Vélez exquisi-
tos frutos de su industria, como son sus excelentes dul-
ces de guayaba, estimados de cuantos los han gustado,
y azúcares bastante finos, serían un nuevo objeto de
cunsumo para Mompós, Cartagena, ete., y por consi-
guiente de grandisima utilidad al Gobierno interior.
58. Décimo: por la vía de 'San Bartolomé se abri-
ría un nuevo trato de lienzos del país con la Provincia
de Antioquia, que los necesita para el vestuario de los
esclavos ocupados en el beneficio de sus ricas minas de
oro. Estos lienzos y las mantas del país valdrían en San
Bartolomé la mitad menos de lo que hoy valen en Hon-
da, y se internarían en Antioquia sin los riesgos de la
peligrosa navegación 'del río Nare, en cuyas juntas han
perecido innumerables personas, con muchos efectos co-
merciables. Este cálculo es evidente a todo el que sabe
la mucha distancia que hay desde la Villa del Socorro
y San Gil, lugares en que se fabrican aquellos lienzos, a

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PENSAMIENTOS POLITICOS 25

1¡¡de Hunda, no mediando a Vélez sino el corto tiem-


i?
,
de 4 días; en las estaciones más crudas.
-
59. N o se puede decir contra esto, que yo supongo
extlaídas las harinas de la Villa de Leiva, sin hacerme
carge"de la que se cultiva en los ilanos de Santafé. Digo:
que eSto no es del caso; porque a excepción de los tri-
gos de 'Tunja y tal cual de Guatavita, u otra parte in-
mediata cuyas cosechas jamás son muy grandes, todos
los demás<;ie la explanada de 3antafé no aguantan por
su ¡nala calidad el Costo y viaje a las costas. El de Tun-
juelo se consume casi todo en la misma capital, siendo
preciso para remitir a Cartagena echar mano de las ha-
rinas de Leiva, Tasca y demás dependientes del Corre-
gimiento de Tunja.
60. En una palab~a, si no tratamos de hacer comuni-
cable cuanto se púeJa el interior del Reino con las cos-
tas, mejor es no pensar en fomentarle, pues lo único
que lo puede hacer feliz es la exportación' de sus frutos
para Europa: bastándole para su consumo interior po-
quísimos objetos por su poca p:>blación.
61. El único modQ de unir las tierras de adentro
con las costas, es faCilitar las comunicaciones río de al
la Magdalena, venciendo todos los embarazos que se
pueden presentar, entre los cuales se debe contar como
el mayor las sugestiones de los comerciantes de Hon-
da, a quienes no se debe dar oídos en el asunto, como
partes interesadas en que permanezca el camino por
donde está.
62. Está claro pues (sin que en lo dicho haya la
más ligera exageración) que "elcamine>de Carare, unien-
do más estrechamente lo interior del Reino con,las Pro-
~incias de la costa, facilita la exportación de sus frutos

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26 PEDRO 'FERMIN DE VARCAS

máspreciosos y la importación de los de Espaí'l.a, al mis·


mo tiempo que la recíproca comunicación de unasa
otras Provincias interiores.
62 (sic). No se ha querido hablar aquí del cobre que
se saca en las mismas cercar.ías de Vélez en un iugar
que llaman Moniquirá. Las minas de este metal son tan
abundantes que bastarían a llenar todo el mundo, si se
facilitase su extracción para Espaí'l.a. Su calidad es ex~
celen te, y IIU aprecio, ayudada su explotación con algu-
nas máquinas, sería muy barato por lo bajo de los jor-
nales, o maniobra en aquella parte. De suerte que abier-
ta una vez la comunicación por Carare, se podría con-
ducir a Espaf1a con menos costos que el de Chile y
Perú, y beneficiarse allá con increíble provecho de
nuestro comercio.
63. Las Provincias de Popayán y Chocó se hallan
más separadas de la capital por la mala disposición de
los caminos que por sus distancias verdaderas. Dos ca-
minos hay que conducen a la primera: el de Guanacas,
que sigue por Neiva y La Plata, y el de Quindío, por
lbagué y Cartago. Este último sigue también para el
Chocó. Para el comercio de Popayán debe preferirse el
de Guanacas, por ser más derecho; pero debe compo-
nerse casi del todo, principalmente desde la ciudad de
La Plata en adelante, donde son muchos los malos pa-
sos que hay, con peligro evidente de la vida y hacienda
de los que le trafican.
64. El comercio interior exige semejante composición
por el gran consumo que se hace en aquella Provincia
de los lienzos bastos del país, de las mantas de lana y
otros objetos menores que se usan allí generalmente.
Las ropas de Castilla son de un uso genel al en toda aque-

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PENSAMIENTOS POLlTICOS 27

lIa Gobernación y muchos los caudales que se extraen


de ella en oro físico por las ricas minas de este metal
que se cultivan en Barbacoas y Chocó, de.cuenta de los
vecinos de Popayán. Los vinos, aceites y demás frutos
de Europa son igualmente en éste apetecidos; y serían
gra~des las importaciones de estos y otros muchos aro
tículos, si los caminos no dificultasen su transporte, ha-
ciéndolos excesivamente caros, con cuyo motivo sola-
mente los ricos pueden consumidos.
65. Popayán contribuye igualmente al aumento del
Erario en el ramo de las sales, cargando todos los al'l.os
gruesas partidas de las salinas de Zipaquirá y dejando
de cargar muchas más por lo crecido' del flete originado
de la mala disposición de los caminos. De suerte que
eón la limpieza de éstos, me atrevería a asegurar que
produciría sola la Provincia de Popayán más de otro
tanto de lo que hoy produce a la Real Hacienda y al
comercio interior y exterior.
66. La montaña de Quindío, que hace parte de la
Cordillera Occidental del Reino, es inaccesible por un
camino antiguo y muy malo que comienza en la ciudad
de Ibagué y acaba en la de Cartago hacia el Poniente.
El comercio que se hace a esta ciudad y al Chocó por
el puerto de Honda y demás lugares del este de Santa·
íé y las dependencias necesarias de la capital, hacen
indispensable el tránsito de esta montal'l.a. Este se
hace hoy en 10 días, poco más o menos. No há mucho
que se comenzó a traficar en caballerías, habiéndose
usado por mucho tiempo el lomo de los hombres, por
su excesiva.maleza. Aún no se halla en estado de po-
derse andar sin los más graves peligros, subsistiendo pa-

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28 PEDRO FERMIN DE V ARGAS

sos totalmente expuestos al mayor riesgo, Así que es


preciso echar a pie en gran parte de él.
67. Desde. Anserma, que está cerca de Cartago, se
comienza otro camino no menos malo que el de Quin~
día. Este acaba en la misma Provincia del Chocó, y sólo
se anda a espaldas de humbres que suplen allí por ca-
b:lIlerías a causa de lo impracticable de él. Concíbanse
ahora los crecidos costos que deben tener los artículos
cumerciables que van al Chocó por esta vía, los cuales
son indispensables para la manutención de los mineros
y a vía de las minas; pues a excepción del plátano y
maíz, todo lo demás le entra de fuera. De suerte que el
Chocó debe a Ca'tago, a Popayán y a Ibagué, el puer-
co, la V"ICa,los l¡enz)s del R~ino, todos los géneros de
España y los principales instrumentos para el cultivo de
sus minas,
68. Yendo todos estos artículos, como van, sobrecar-
gados de éxcesÍV()s costos, se ven precisados aquellos
mineros a recibirlos a precios subidísimos, con lo que
siempre se halllln pobres y sin nervio para emprender
con vigor el beneficio de las mejores minas de oro que
se conocen. Facilitados los caminos de Quindío y An-
serma por el Oriente y el de lta por el Sur, se vería el
Chocó abundantemente abastecido de todo lo necesario
para la subsistencia de sus mineros y naturales. Esta
Provincia merece particular ateoción por sus riquezas y
por lo que con.ribuye al comercio general del Reino y
de la Metrópoli; pues es cosa lastimosa ver en el día los
indios y habitantes del Chocó, en la mayor miseria,
siendo dueños de las más ricas minas del Reíno. U o su-
jeto inteligente despachado allí de orden del Gobierno
con las facultades necesarias para imponerse por menor

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PENSAMIENTOS POLITICOS 29

de las causas que ocasionan su atraso y los medios de


elevarla al grado de riqueza que exigen sus circunstan-
cias locales, dada luz bastante para aclarar este punto de
gobierno, que, como digo, es de la mayor entidad. En-
tonr:es se saldría de la duda que tánto tiempo ha reina-
do acerca de si convendría o nó abrir la comunicación
directa con los puertos de la costa de Cartagena por el
río Atrat'), o cerrar totalmente esta navegación. Yo soy
de sentir que las utilidades de tsta comunicación son
más grandes que los males que se temen, los que son
en mi concepto quiméricos por la mayor puteo
69. Por ahora sólo me limito a insinuar lú mucho
que convendría al Chocó la abertura del camino de Ita.
Un hombre instruido y amante del Reino que caminó
años pasados por él, asegura como una cosa positiva
que el Chocó por este medio sería abastecido por los
comerciantes de la Villa de Ibarra y lugares inmediatos
de cuanto necesitase, a precios muy cómodos, con gra-
ve utilidad de amba~ Provincias. Con lo cual podrían
atender aquellos mineros a sus labores sin tánto gasto,
y se verían en estado de desempeñarse, ahorrando algo
para nuevos adelantamientos en el ramo de minas.
70. El camino de Ita serviría también (vencido el
Arrastradera de San Pablo) para la comunicación dp.
Quito con la mar del Norte, y entonces aquella Provin-
cia se surtiría de los frutos de España por esta vía, mu-
cho menos dispendiosa que la del Cabo de··Hornos, por
donde hacen hoy aquellas costas el comercio de la Me-
trópoli.
CAMINO DE SAN FAUSTINO

71. Después de los caminos mencionados, merece la


primera atención el camino de San Faustino, que comu·

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30 PEDRO FERMlN _DE VARGAS

nica a las jurisdicciones de Cúcuta y de Pamplona con


el saco de Maracaibo por el puerto de San Faustino, des-
de donde siguen hasta la misma costa embarcaciones
de vela. Por esta vía sacan los de Cúcuta todo el cacao
que envían a Vera cruz en Nueva España, cuyo trato
les ofrece las mayores ganancias. También podrlan ex-
traer por la misma parte el aJ'lil, que han comenzado a
cultivar con tan buen suceso. Por noticias muy seguras
estoy informado del malísimo estado en que se halla
aquel c"mino y de la absoluta necesidad de abrirle, si
no se quiere cortar enter¡¡mente el único comercio acti-
vo que hace el Reino por aquellos lugares, de donde nos
vienen los pesos fuertes que circulan.
72. Del mismo Cúcuta puede facilitarse otro c"mi-
no para la Guayana, concediendo a los cosecheros de
cacao, como han pretendido últimamente, la extracción
de este fruto por el río Urivante y puerto de Teteo, so·
bre el río de A[Jure, sobre el cual seguirán hasta el
Orina ea y luégo a la misma Guayana, en donde tienen
mejor despacho por la facilidad de mandado a Espafia,
y porque los fletes son más bajos por aquella vía.

CAMINO DE SOGAMOSO

73. Del valle de Sogamoso se podrían extraer para


las mismas costas de Guayana y Caracas gran número
de frut( s por el puerto de San Miguel de Macuco, que
está sobre el río Meta, que también descarga en el
Orinoco. El tráfico que se podría hacer por esta parte
consistiría en harinas, azúcares, anises, fresa das, etc.
La Compaí'l.ía Guipuzcoana mantenía años pasados un
factor en San Salvador de C1sanare para la compra de
8.GOO cargas de harina cada al\o. La mala disposición

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PENSAMIENTOS POLITICOS 31

de los caminos de tierra hizo que nunca pudiese conse-


guir ni aun la mitad de este cargamento, perdiéndose
pOI este motivo muchos millares de pesos que hubieran
animado prodigiosamente la labranza de Sogamoso,
Chita, etc. La necesidad de harinas subsiste, y es proba-
b)e que en adelante sea mayor por el incremento que
toma La Trinidad cada día, y en igual grado toda aque-
lla costa. Compuestos, pues, los caminos referidos, entra-
- rían anualmente más de 100.000 pesos en aquellos lu-
gares, los que si se quiere podrían venir empleados
en géneros y frutos de Espai'la. Una reflexión hay que
hacer aquí, y es que no hay razón para que todo el
Reino esté sujeto a surtirse precisamente de lo que ne-
cesite de España por el puerto de Cartagena, sin que
le sea permitido introducirlos por los puertos más in-
mediatos a los lugares del consumo. Esto es sujetar to-
do el Reino a un monopolio y tiranía de los comercian-
tes de Cartagena, los cuales se hallan hoy respecto de
nosotros como lo estaban antes los de Cádiz respectiva.
mente a toda la América. Resulta también de este mono.
polio que en lugar de consumirse muchos más géneros de
España en el Reino, si entraran por los demás puertos,
sólo se consumen los más precisos, porque con la suma
distancia y los derechos crece tánto su valor, que no los
puede comprar sino uno u ctro homtre acomodad".
Déjese la libertad a los vasallos de comerciar y surtirse
de lo que necesiten en todos los puertos y por todas las
. vias, como no' sea de manos de extranjel os. Ya es tiem-
po de que pensemos en quitar las trabas que nos han
impedido nuestra prosperidad. Pero volvamos éll asun-
to de caminos.
74~ Hasta ahora sólo he hablaqo d«;los caminos prin-

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32 PEDRO FERMIN DE VARGAS

cipales que exigen más pronta reparación. Trataremos,


pues, algo de los de travesía de unos lugares a otros o al
río de la Magdalena, que debemos suponer como una ca-
nal maestra por donde ha de correr casi todo nuestro trá-
fico. Entre la Provincia de Girón y río de la Magdalena
median dos caminos que sirven igualmente para la con-
ducción de los frutos de aquel país hasta Mompós y
Cartagena, e introducción de los de España. El mejor
y más pronto es el de Sogamoso, que se hace parte por
tierra y parte por el río de este nombre. Es tan breve,
que desde Girón puede cualquiera llevar sus fardos a
Mompós en 7 u 8 días, con un ahorro considerable. En
toda esta travesía sólo hay un paso malo, que sería muy
fácii remediar. Consiste éste en una angostura muy grande
que furma la unión de dos cerros de peña viva, en don-
de la corriente del río lleva tánta fuerza que hace suma-
mente peligrosa su navegación, principalmente cuando
lleva alguna agua. Este paso llaman algunas gentes Los
V olca nes, y sólo tendrá de largo como un tiro de cañón.
La dificultad no consiste en la inmediación de las dos
peñas, ni tampoco en la fuerza de la agua. Yo examiné
con mucho cuidado uno y otro en dos veces que pasé
aquel salto, y cada día estoy más persuadido a que to·
do el peligro de Los Volcanes consiste únicamente en
algunas piedras grandes que se han separado del resto
del cerro y metídose dentro del río, ocasionando un sal-
tadero de agua y oleaje tan grande, que al menor des·
cuido se tumban los barquillos pequeños y sin guilla
que se emplean en aquella navegación.
75. La calidad de la roca, de que son parte estas
grandes piedras, es de muy fácil combustión, como se
ha experiq:¡entado en una u otn, que por este medio

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PENSAMIENTOS POLITlCOS 33

tan prolijo han destruí do los bogadores. de aquel río en


las grandes secas. Es de esperar que al menor esfuerzo
que se hiciese, barrenándolas con. pólvora, se quitasen
de una vez para siempre semejantes embarazos, que han
ocasionado graves pérdidas a los traficantes de Girón y
a muchos también la vida.
76. Vencida esta dificultad, serían muchos los que así
de Girón como de las Villas de San Gil y Socorro se
emplearían en el giro de Mompós y Cartagena, llevando
a estos lugares los lienzos, harinas y azúcares, que son
de excelente calidad, y trayendo géneros de España pa-
ra el consumo interior.
77. N o sé a qué atribuir el descuido que padece el
camino que llaman de Honda. Cuando pasé por él en
agosto de )788, se hallaba tan borrado, que fue precio
so extraviar por bosques desconoc.idos para salir de
Guaduas a la explanada de Santafé, lo que me ocasio-
nó una grave enfermedad. Personas fidedignas me ase·
guraron entonces que en sólo el espacio de 2 meses
habían muerto más de 70 mulas en aquel tlánsito, cuyo
valor asciende a 1.500 pesos. Lo que más admira es que
por aquella vía pasa todo el comercio que hace la ea·
pital con las costas de Cartagena y Provincias de su in-
mediación, y que pasando por allí los señores Virreyes,
Arzobispos, Oidores y demás Jefes del Reino, no se ha-
ya tratado seriamente de su composición. Así es que
los frutos de España como vinos, aceites y demás cal-
dos, cristales, loza, etc , o no se traen a la capital, o si
se traen valen tan caro por los riesgos, que sólo aque-
llas personas muy ricas los pueden comprar. ¿Cómo es
posible que de este modo tengan despacho fácil y abun-
gant~ las mercaderías europeas? Así va todo el Reino,

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34 PEDRO FERMIN DE VARGAS

y yo no sé cómo. piensa Espai'ia adelantar sus manufac-


turas y comercio, sin facilitar la introducción de sus
géneros en sus colonias, ni la exportación de los de és-
tas en los países extranjeros. Cualquiera se hará cargo
del profundo abandono de todo el Reino y la separa-
ción que hay de unas provincias a otras, a vista del de-
plorable estado en que se hallan los caminos de más
frecuencia. No es mucho, pues, que estemos tan atrasa-
dos en todo punto; pero hagamos algunas reflexiones
acerca del modo con que se podrían limpiar los ca-
minos.
78. Para abertura de lus caminos de Espai'ia queríd
un autor político que se formase una compaíiía de em-
prendedrres de minas, a quienes se ¡;oIícediesen las
mejores de estos Reinos, con obligación de dar al Rey
1.000,00:> anual de pesos fuertes, que se empleasen
precisam:mte en esta importante obra. E~ta idea se po-
dríd adnptar muy bien para los caminos de este Reino.
Sabemos por relaciones muy verídicas acreditadas con
una tradición constante, que han existido minas muy ri-
cas en varios parajes del Virreinato que después han si-
do inundadds y cuyos dueíios no han podido sacar (sic).
Tales son, por ejemplo, las de Baja, Vetas, l\'Iontuosa y
Mompós, en las inmediaciones de Pamplona, que hoy
están totalmente abandonadas ..
79. Encargada de ellas una poderosa compañía de
europeos (poco· importaba que fuesen nacionales o ex-
tranjeros), traerían aquí mineros de grande habilidad que
emel'íaríin a los regnícolas lo más perfecto en materia
de minas, con lo que nosotros pondríamos en estado de
beneficiar otras muchas por nuestra cuenta. Extraerían
una infinidad de metal que entrando ;:;0 circ41ación alJ-

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PENSAMIENTOS POLITlCOS . 35

mentaría la riqueza del Estado. Se animarían con este


motivo los lugares vecinos a las minas, y, lo principal,
darían al Rey 1.000.000 anual de pesos, o la mitad
si se quiere, con que se podrían componer todos los
caminos del Reino, dándole por este medio un fomento
extraordinario.
80. No dudo que con semejante proposición se de·
jará de juntar una compaí'l.Ía con los fondos que se ne-
cesitan para semejante obra. Pero suponiendo que este
pensamiento hallase dificultades en las miras del Minis-
terio, ahí están dos nuevos ramos de comercio que son
el té de Bogotá y la quina, sobre los cuales se puede
fundar una renta formidable para la Real Hacienda, y
que en sus principios serviría útilmente al Reino si sus
primeros productos de 2 Ó 3 años se destinasen a obra
tan necesaria. Como el producto de estos dos ramos se
había de percibir en Europa, podría el Rey mandarlos
reintegrar de las cajas de México o el Perú, para obviar
inconvenientes.
81. Otros muchos medios se pueden ofrecer, si tiene
lugar la idea que tenemos propuesta. U no de ellos se··
ría formar una compañía a quien se concediese por juro
de heredad el derecho de ciertos peajes con que indem·
nizarle los crecidos avances que tendrían que hacer pa-
ra la composición de los caminos del Reino. Este mé-
todo sería menos costoso que el reponerIo por cuenta
de la Real Hacienda. Una compañía de este género
elegiría los más inteligentes y activos de sus socios, los
que pondrían corrientes los caminos y, como interesa·
dos en los ahorros comunes, evitarían gastos inútiles.
Lo último que se debe tentar son las cOlbeas, que se
reducen a obligar a los pueblos a abrir los caminos por

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36 PEDRO FERMIN DE VARGAS

su cuenta. Semejantes medios traen más daí'los que pro-


vecho.Extraídos de sus casas los labradores, abandonan
sus sembrados y se atrasan por mucho tiempo. Demás
de qne por este método el pobre trabaja cuanto puede,
mientras que el rico y el comerciante no contribuyen
nada, siendo los qne más provecho sacan de semejantes
operaciones.
82. A lo más que debían obligarse los vecinos era
a contribuír con los víveres; pero esto sería en caso que
se adoptase otro expediente que de justicia piden la ra-
zón y el buen orden. Los romanos, aquella nación sabia
y guerrera, en los mejores tiempos de su República
abrieron comunicaciones indestructibles desde Roma
hasta las más remotas Provincias de su Imperio, con los
brazos de sus soldados. Llevaban varios fines en esto;
primero, asegurar su dominación, acudiendo pronta-
mente con las armas a donde lo exigía la necesidad, sin
que su marcha encontrase tropiezo en los caminos. Se-
gundo, entretener la milicia en tiempos de paz, por cu-
yo medio evitaban las sediciones tan frecuentes entre
aquellos republicanos. Tercero, conservar en su entere-
za aquella milicia formidable, sin que se afeminase con
su ociosidad y vicios de una ciudad tan populosa. Cuar-
to, atraer a Roma con la comodidad de sus calzadas
gran número de gentes acomodadas de las Provincias
que le servían de adorno y contribuían a su esplendor
y magnificencia.
83. No veo cosa alguna que se pueda oponer entre
nosotros a un procedimiento como éste. Los 1.600 hom-
bres de guarnición que se hallan en Santafé, los cuales
viven allí y en los demás destacamentos en la más pro-
funda ociosidad, gastando sus costumbres y tomando

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PENSAMIENTOS POLITICOS 37

comunicaciones nocivas con las gentes del país, pasa-


rían mejor y vivirían más sanos si se destinasen a la
alJertura y composición de caminos. De este modo sa-
caría la sociedad un partido Útil de estos zánganos que
la necesidad o la miseria humana más bien obliga a
mantener a costa de la industria de los demás ciudada-
nos, Contribuyendo entonces los vecinos con los man-
tenimientos necesarios ahorrarían los soldados su prest
(1) con que al cabo de cierto tiempo conocerían las ven·
tajas de una ocupación tan provechosa.
84. Aquellos caminos de travesía que no necesitan
mayores gastos, podrían abrirse a costa de los propios y
arbitrios de los lugares con ayuda de los vecinos ricos.
Por ejemplo: el dique o canal que hace comunicable la,
bahía de C~rtagena con el río Grande de la Magdalena,
sólo es navegable en 6 meses del año. Personas bien
versadas en la construcción de canales, entre ellos el in-
geniero inglés Mirlodr Hodgson me aseguró que con la
mayor facilidad se podría poner corriente en todas es-
taciones. Las obser¡aciones que yo mismo he hecho
después me han confirmado en la misma idea. El Ca·
bildo de Cartagena percibe por razón de este dique un
derecho crecido por cada ro arrobas de fardos que sa·
len o entran en la plaza en tiempo que está corriente, y
otro de la mitad que se llama medio dique, cuando sólo
es navegable hasta la mitad, cuya percepción se hace
indistintamente a todos los traficantes que pasan por .él,
o se van por el mar, o por el camino de tierra,
85. La renta que junta la plaza por este arbItrio pasa
de 8.000 pesos anuales, y sin embargt) de esto, los tra-
(1) Haber diario que te da ft. los soldados, del antiguo francés prest.
(N. del E.)

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38 PEDRO FERMIN DE VARGAS

ficantes sufren por el espacio de 6 meses la incomodi-


dad de embarcar por mar sus mercadurías con grande
riesgo, o conducirlas por tierras al río de la Magdalena
con inmensos costos, sin que el Cabildo haya dado la
menor providencia en el asunto, y lo peor es que perci.
be semejante peaje sin aprobación real.
86. La limpieza de este canal debe hacerse a costa
del ramo de propios y arbitrios, como todas las demás
que redundan en beneficio de los lugares, y por las que,
perciben algunos derechos. De estas hay innumerables
en el Reinu que se hallan descuidadas a causa del poco
amor de los Cabildos a su patria, y a causa también de
no tomarles las debidas cuentas de estos ramos públi-
cos. El Gobierno ha mandado alguna vez Visitadores a
las Provincias que han hecho caudal con este motivo,
dejando las cosas en peor estado. Mientras no se em-
pleen en estas comisiones hombres ilustrados y amantes
del bien público, no hay que esperar reforma alguna.
Ya veo que esto es muy dificultoso.

RAMOS DE COMERCIO

87. Entre éstos'debe colocarse primeramente el ramo


de harinas. Por órdenes muy severas de la Corte comu-
nicadas a estos Virreyes, se practicó con el mayor rigor
la introducción de harinas extranjeras. Esta providen-
cia tenía por fin extinguir el contrabando de géneros
que bajo este pretexto hacían los ingleses en Cartagena,
y animar la agricultura interior respecto de un ramo tan
importante y necesario. Los malos caminos y la poca
atención qc.e se ha puesto siempre en el modo de remi-
tir las harinas han ocasionado tántas pérdidas y levanta-
do tánto de punto su precio, que se han visto obligados

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1>ENSAMíENTOS POLl1'ICOS 39

recientemente a permitir las harinas inglesas que costa-


ban la mitad menos y eran de mejor calidad. Esta pér-
dida tan grande, o por mejor decir, esta ruina de la
agricultura inteáor del Reino, fue consecuencia necesa-
ria de la azarosa empresa del Darién. Las exigencias de
esta expedición han cesado en el día, y e& justo que se
piense ya en cerrar la costa a toda la comunicación
extranjera, como previenen las leyes; f)mentando nue-
vamente el Reino con la sacada de sus harinas a todos
los puertos (1). Ya tengo insinuado el arbitrio que me
parece mejor para evitar las averías de harinas. Otro
podría subrogarse mejor, que es formar una fábrica de
barriles de madela en Honda, hasta donde se podrían
conducir las harinas como al presente, pisándolas y em-
barrilándolas allí, para embarcarlas río abajo hasta
Cartagena. Los franceses experimentaron en el tiell1po
de la fundación de sus colonias, como se ha hecho, las
mismas averías e inconvenientes que nosotros en el
transporte de sus harinas. Ultimamente han conocido
que sólo en barriles bien secos la podían conducir y
conservar; pero adelantando cada día más sus investiga-
ciones económicas, han sabido preparar/as todavía con

(1) Cuando se escribió csto, 8ubsistfa la introducción directa de harinas


extranjeras en Csrtagena y demás puertos, El permiso que babía concedido el
Excelentísimo señor Arzobispo Virrey expiró con la venida del Excelenttsimo
señor Gil en el año de 1789; sin embargo de esta providencia tan útil al Reino,
ha recibido muy poca utilidad por haber permitido la Corte 108 env(os de barí.
nRS desde Cádiz. De manera que trayéndosc desde este puerto 188 harinas in.
glesas de Norte América. nos hallamos hoy en peor eslado que antes, pues
cuando se permitía el comercio directo a Filadelña era en e.mbarc8ciones 8S.

pailolas, ganando ésta8 108 fletes en vez que hoy 108 ganan 108 americanos des~
de SUB puertos ba8ta".,Cádiz, con al1m~bto de su nu\"egación.

Pensamientos P.• 3

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40 PEDRO FERMIN DE VARGAS

mayor seguridad. Se creía que no quedaba ya que ha-


cer, dice un célebre autor, cuando Mr. Du-hamel plO'
puso la precaución de hacer secar las harinas en estu-
fas, antes de embarcarlas. Esta idea fijó la atención del
Ministro de Francia. Se enviaron al Nuevo Mundo
harinas preparadas según el nuevo método, y otras se-
gún la práctica antigua. A su vuelta las primeras no
habían perdido nada; pero las últimas se hallaron me-
dio podridas y despojadas de su materia glutinosa.
Todos los ensayos han dado los mismos resultados. Es
dulce la esperanza de que un descubrimiento tan útil
no se perderá entre aquellas naciones que han formado
establecimientos hacia el mediodía de la América. Si no
asegura a los mantenimientos la misma duración que
tienen en nuestros climas secos y templados, a lo menos
se corromperán menos prontamente y se conservarán
más largo tiempo.
88. Este cuidado y el de mejorar los caminos facili-
tando principalmente el de Carare, reducirían las hari-
nas del Reino al mismo precio que las de Filadelfia,
con lo cual se evitaría el trato de éstas y se aumentada
la riqueza y población del Reino, la que por esta causa
ha descaecidn en estos cinco años pasados de más de un
tercio, como es fácil demostrar atendiendo a que las
harinas es el único ramo de los países fríos que tienen
salida ventajosa.
LANAS

89. Las lanas del Reino, que son a propósito para in·
finitas fábricas y que por nuestras leyes y cédula del
comercio lible se hallan exentas de derechos a la salida
y entrada, con el saludable fin de animar las manufac-
turas de la Península, formarían un objeto del más ex·

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'PENSAMIENTOS P0L1T1COS 41

tendido comercio, si aplicásemos la atención correspon-


diente, Sobran lanas en el Reino, como que no tienen
otro destino .que el de algunas mantas y frazadas: su
precio im su centro es a razón de 2 pesos por. arroba,
qUe puesta en Cart~gena ascendería a 3. Véase ahora
cuánta utilidad dejaría este artículo a las fábricas de
Espafta, y cuánto sería lo que se animara aquí la crian·
za de ovejas. Una vez sabida la utilidad de este tráfico
se aplicarían las gentes con mayor cuidado a beneficiar
las lanas, separando las ovejas que producen la fina, de
las que sólo dan churra, o basta. Ni h~y mayor motivo
para que las lanas de carnero de Buenos Aires se con-
duzcan a Espafta, y las nuéstras se queden sin salida.

ALGODÓN

90. El algodón es otro ramo de comerc:io muy im-


portante y casi el único que se extrae del Reino. Es
cosa muy triste saber que de un millón ochocientos no-
venta y cinco mil ochocientos ochenta y ocho pesos
($ 1.895.888), que es el valor de lo que en el afta común
se introduce de la Península, apenas llevan en retorno
unos cortos quintales de algodón, algunos cueros al
pelo y muy poco de lo demás, cuyo valor asciende a
doscientos cuarenta y siete mil treinta y nueve pesos
($ 247.039), quedando en contra de nuestra balanza un
millóp. seiscientos cuarenta y ocho mil ochocientos cua-
renta y nueve pesos ($ 1.648.849), que deben remitirse
en dinero. Esta continua saca de metales tiene tan ex-
hausto el pals, que por todas partes no vemos otra cosa
que mendigos, gentes desnudas y desiertos espantosos
que arguYén vivamente la miseria de esta colonia. Pero
volvamos al"algodón.

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42 PEDRO FERMIN DE VARGAS

91. Este precioso fruto se podría cultivar con inmen-


sas utilidades en todas las inmediaciones de Cartagena
y Santa Marta, riberas del río de la Magdalena, y demás
países cálidos. Caminando de Cartagena hacia Turbaco
se dejan ver varias plantas de algodón silvestre: lo mis-
mo se observa en el cerro de La Popa. ¿Qué falta, pues,
sino la aplicación de aquellos naturales a su cultivo? El
Gobierno debía apremiar los vasallos indolentes para
que ganasen su sustento. Los de las tierras cálidas pre-
fieren a una vida labcriosa y activa, la desnudez y mi-
seria, con que además de corromperse las co~tumbres
se llenan de enfermedades que les hacen inútiles a la re-
ligión, al Rey y a la Patria. Es una especie de gente
salvaje, que vive entre los bosques sin conocimiento de
los derechos de la sociedad.
92. En el año de I787 se intentó fundar en Carta-
gena una sociedad económica, con la denominación de
Sociedad de Amigos del País de Turbaco, que tenía por
.instituto la cultura del algodón. La facilidad con que en
aquella época se juntaron cerca de l,OCO pesos de fon-
do, hace ver que este proyecto no es impracticable,
aunque entonces no tuvo efecto por falta de protección
y ent:rgía. Me afirmo constantemente en la idea de que
sólo con semejantes cuerpos pueda lograrse alguna me-
jora en nuestra agricultura. Hay tánto terreno por des-
cuajar en el Distrito de las Gobernaciones de Cartagena
y Santa Marta y tan aparente para el cultivo de algo-
dón, que con este solo ramo que se procUlase beneficiar
habría para abastecer todas las fábricas del mundo. Es-
paña debe prometerse, si esto se verifica, el mejor algo-
dón, y por consiguiente el despacho de los tejidos de
este género a todos los mercaderes de Europa.

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PENSAMIENTOS POLlTICOS 43

LINO Y CÁÑAMO

93. Aunque el lino y el cállamo no se beneficien en


el día, deben no obstante entrar aquí como ramos de co-
mercio por la necesida d que de ellos tiene la N ación. N o
dudo que en adelante se pondrá el cuidado nécesario
en cultivar estas dos primeras materias. Las tierras frías
producen el lino casi naturalmente; lo mismo sucedería
con el cállamo si se trajese la semilla. Faltan sólo la aten-
ción y el estímulo del interés para promover esta cultura.
Espalla paga gruesas sumas a la Rusia por estos dos
objetos, que pudiera tener dentro de su propia casa. Lo
peor es que siendo esta potencia una de las que con
más empella aspiran a hacerse marítimas, puede de un
instante a otro dar la ley a todas las del Mediodía pro-
híbiéndoles la extracción de la jarcia y lona, tan precio-
sos a la marina.
AÑIL

94. El aflil o índigo está pidiendo en este Reino las


manos del cultivador y la diligencia del comerciante.
Cuando se registra el río de la Magdalena y se obser-
van en sus orillas tántas plantas de afliJ, no se puede
creer que este género sea original del Indostán. Como-
quiera que sea, lo cierto es que abunda en extremo y
que su utilidari sería grande si le procurásemos despa-
char fuera del Reino. Ningún terreno más aparente para
esta cultura que las orillas del río de la Magdalena, que
además se ven tan a propósito para la planta, facilitan
su más pronto despacho hasta los puertos de .Cartagena
y Santa Marta.

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TÉ DE BOGOTÁ

95. En nuestros días se ha descubierto por el céle-


bre profesor don José Mutis una planta tan estimable
como el té de la China y que según los buenos cono-
cedores· se asegura ser más excelente y de mejores vir-
tudes que ésta. El tiempo y las operaciones del Minis-
terio podrán colocar este género en el comercio con la
estimación que merece. No há muchos años que un
inglés se quejaba de que los frutos de la China agota·
ban el dinero de la Europa: contando entre ellos el
té que se había hecho como necesario y sin el cual
no podía pasar su nación (1). Cuánto más útil, pues,
sería para la Gran Bretaña el comercio de este nuevo
té, del que se podría proveer a mejor precio y a cam-
bio de los géneros de sus fábricas, sin necesidad de des·
hacerse de su numerario. Es da esperar que esta nación
política y comerciante adopte desde luégo el uso de
este género, que debe producir a nuestros cosecheros
grandes riquezas.
QUINA

96. La quina, descubierta poco há de este lado de


la línea y en cercanías del río de la Magdalena, debe-
ría ser para el Reino una fuente inagotable de bienes.
Calcúlese que en todo el universo se consumen anual-
mente cerca de 16.000 arrobas de este género. Cada
arroba puesta en Cartagena importa a razón de 20 rea-
les de plata la libra (62~ pesos), ganando el Erario in-
mensas sumas (2). Cada día va tomando nuevos crédi-

(1) Comeroio de Holanda.


(2) Ultimamente se dejó este ramo de l'omercio libre a 108 ,-allallos, y
con este motivo ha bajado la libra d(> quina puesta en Cartagcn8 desde 6 hasla
8 reales, con utilidad general. El Gobierno hace mal comerciante (sic); por
",so ¡:;f' arruinaron l¡;g minas de e~m.eI":l!dag de MUZQ y las de plata de SantenR.

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PENSAMIENTOS POLlTICOS 45

tos este remedio, y es muy difícil que su despacho deje


de ser seguro.
97. Nada se sabe sobre si este género se estable.
cerá por cuenta del Rey, o se dejará en manos de los
particulares. Lo cierto es que la avaricia del comer-
ciante jamás prevé las malas consecuencias de su trá.
fico por atender a la utilidad presente. La quina es un
género de ;>rimera necesidad para la salud del género
humano: dejándolo en poder del comercio, presto se
agotaría, como ha sucedido en Laja y Cuenca, en don.
de apenas se hallan las preciosas plantas que las pro-
ducen, por la rapacidad de los comerciantes de Lima.
Aun sin perjudicar a éstos, se pcdría muy bien estancar
la quina de este Reino, para el surtimiento de las boti-
cas de Europa e islas extranjeras, permitiendo id comer-
cio de Lima la extracción para todos los puertos del
mar del Sur, América Meridional, islas Filipinas y toda
el Asia, en donde debe hacerse familiar tan prodigioso
específi co.

CANELA
98. Semejante a éste hay otro ramo de comercio en
el Reino, de no menos utilidad pero que necesita toda
la protección del Gobierno. Tal es el de la canela, que
se halla al sur de la cordillera de Andaquíes, hacia aque.
Ila parte en que se snponen existió la antigua ciudad de
Mocoa, capital de los indios omaguas. En varias rela-
ciones que se han presentado a los seiiores Virreyes de
este Reino se ha apuntado, como cierta, la existencia,
no sólo de la canela, que lo es indubitable, sino del cia.
va,. o .giroflé, que se creía producción propia de las Ma.
lucas, .

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46 PEDRO FERMIN DE VARGAS

99. En la relación del viaje practicado de orden


superior por don Sebastián López a las montañas de
Andaquíes en 1783, se reconoce lo mismo que acabo
de decir. Hablando de las entradas que hacen los por-
tugueses a aquellos países por el río Caquetá, se explica
de esta manera: «Aprovechándose (los portugueses) de
todos sus preciosos frutos en lo que se incluye la extrac-
ción de las cortezas de unos árboles de canela muy sin-
gulares que ellos mismos llaman clavo-canela, porque
sin cultivo alguno tienen el gusto exquisito y fino olor
de la de Ceilán, al mismo tiempo que la fragancia, sin
la acrimonia ni la actividad del clavo». Y yo creo que
esta planta de que dieron noticia a López es la misma
del clavo, pues el porte, la consistencia y forma de las
hojas de ésta son muy semejantes a las de la canela, y
es muy verosímil que por este motivo, equivocando los
nombres, la llamen clavo-canela. Confirma esta conje-
tura lo que afirma Mr. Domourier en el Estado Presente
de Portugal, Capítulo 4.·, Libro 2.°, tratando de los fru-
tos que sacan los portugueses del Brasil; dice: «ade-
más de esto traen bálsamo, clavo, canela, jengibre,
etc.», y no pudiéndose comprender de dónde vengan
este clavo ni aquella canela, si no es de las tierras inte·
riores, se viene en conocimiento de que el clavo de que
habla Domourier es producción propia del país de los
canelos, y la misma que llama López clavo-canela.
100. Sea lo que fuere de esto, lo que no admite duda
es la existencia de los árboles de canela. También se
sabe que esta especia necesita de cultivo y beneficio
para que sus cortezas no tengan aquel gluten que la
hacen' despreciable. Apliquemos nosotros todo el cui-
dado necesario, hagamos todas las tentativas que se

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PENSAMIENTOS· POUTICOS 47
puedan, y se verá cómo con eHiempo ténemos un ramó
de comercio capaz ·por sí solo de enriquecer a la N a-
ción; pues se asegura que de sólo la canela y las aro-
mas salen del Estado todos los años, de J o a 12.000.000

de pesos (r).
101. Los fundamentos de esta cultura se han puesto
ya, encargándole al célebre Mutis los canelos que se
trajeron de Andaquíes. Me causó particular gusto ver
en Mariquita, nacidas y en buena disposición, diez y
ocho de aquellas preciosas plantas, que sin duda pros-
peran cultivadas por las felices manos de u~ hombre
tan grande como Mutis, que cuenta entre sus objetos
favoritos los árboles de canela, como encargo singular
del difunto Marqués de Sonora.
102. Nosotros no sabemos apreciar bastantemente
las diligencias del citado Mutis en investigar las pro-
ducciones preciosas de este Reino, sino cuando comen.
cemos a experimentar las utilidades y ventajas que nos
preparan. Les somos deudores del descubrimiento de
la quina, de la determinación de la canela, del té de
Bogotá, y últimdmente de la nuez-mascada, que ha
encontrado en los países cálidos de este Reino, y de
que ha hecho manifestación al Gobierno. Si nuestras
conjeturas sobre la existencia del clavo saliesen ciertas,
se podría decir que poseemos las mismas especias que
los holandeses; y sería el colmo de nuestra indolencia
si a vista de las grandes utilidades que sacan estos re-
publicanos de aquellos tres ramos, nosotros no tratá-
sem;:¡s de entrar a la 'parte con ellos en sus ganancias.
Los holandeses no perdonarán fatiga ni dinero para
apro¡>iarse _las cosechas de las especias. Ya .sea por

(1) Comercio de Holanda.

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48 PEDRO FERMiNDE VAROAS

título de conquista o pagando gruesaS ctmtribucioneli;


han empel'iado u obligado a los habitantes de las islas
del Oceano oriental a destruír todos los árboles de cla-
vo, cuya cultura han concentrado en la isla de Amboi.
na, de que son dueños. También han llegado a destruir
la canela de todos los lugares, a excepción de Ceilán,
que poseen. Lo mismo ha sucedido respecto de la pi-
mienta y nuez-mascada. De suerte que la Europa ente-
ra y casi toda el Asia se ven ubligadas a recibir de sus
manos estos objetos.
103. Además de estos renglones de comercio, hay
otros muchos que podrían dar ocupación a muchas fami-
lias del Reino y grandes utilidades a la Nación: muchos
de éstos se gastan en la Espafia misma introducidos por
manos extranjeras. Haré una relación por mayor de
ellos, sin detenerme en cada uno, por no ser necesario.
104. Se hallan en ti Reino maderas finas, como cao~
bas, granadillos, palo de rosa, manzanilla, ébanos, no-
gales y otras muchas que llevadas a España servirían
para toda especie de muebles. De construcción son
abundantísimas las mismas caobas, los cedros, ma-
rías, etc.
105. De drogas medicinales se encuentran a cada
paso en casi todas las tierras calientes; principalmente
en las orillas del río de la Magdalena, las siguientes:
guayacanes, o palo santo, que se aplica con buen suce-
so contra el mal venéreo; el palo maría que destila el
aceite de canime, llamado por algunos cabima y a::eite
de maría por otros, t:xcelente para curar llagas; sangre
de draga, de virtud astringente y de mucho uso en las
tinturas; la raicilla o bejuquillo, cuya virtud conocen
todos, la hay en Simití, no lejos de Mompós, y también

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PENSAMIENTOS POLITICOS 49.

en Mariquita, descubierta por Mutis; el jengibre, la


calagua/a, contra los tumores y vómitos: la zarzaparrilla,
tan aparente para curar el gálico y fortificar el estómago:
el sasafrás, contra la hidropesía; el algarrobo, que da
una resina con que se alumbran los indios, y sirve para
limpiar cuadros o pinturas viejas; el árbol de bálsamo
benjuí, etc. Para tinturas, el brasil, el moralete, y en los
países fríos, la rubia o granza, conocida con el nombre de
raicit", de que hay innumerables, y crece sin cultivo en-
tre los barza/es o rastrojeras. Todos conocen en Carta-
gen a el árbol que produce la lana de ceiba. Se me ha
asegurado que en la Provincia de Santa Marta, hacia el
Valle Dupar, se encuentra también el ruibarbo, tan bue-
no como el de la China.
106. Se hallan asímismo la coca, de gran consumo
entre las gentes de la Gobernación de Popayán,' y que
los orientales usan con el nombre de betele, admira-
ble para fortificar el estómago y que aseguran comunica
una especie de vigor singular; los tamarindos, fruto co-
munísimo de los países cálidos, de uso muy frecuente
en la curación de varias enfermedades. «Es de desear,
dice un autor, que se fomente este fruto en nuestras Pro-
vincias de América, para eximimos enteramente de los
tamarindos extranjeros. (1).
107. La raíz de .china se halla en varias partes del
Reino. Las plantas que producen el áloe o acíbar son
también comunísimas, y entre ellas hay una muy espe.
cial que los naturales llaman pita; de las hojas de esta
planta se saca una hilaza a manera de cái'iamo" de
que se fabrican medias, redes y varias otras cosas
de mucha dUTªci9n, Beneficiada la hoLa con inteligencia}
(1) Ortega, Viaje d. Gir6n.

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50 PEDRO FERMIN DE V ARGAS

sería tal vez este hilo de mejor uso que el mismo cáña-
mo, por la fortaleza de sus fibras. El fique, que se saca de
otra especie albar, sirve también a los mismos usos. aun·
que su hilaza es un poco más gruesa. De esta planta,
que en Nueva España llaman maguey, se hace el pul-
que, bebida deliciosísima para aquellos indios y de que
hay un largo tratado en nuestras leyes.

CACAO
108. Animada una vez la agricultura, se podrían
extraer del Reino los cacaos del río de la Magdalena,
que sólo conocen ventaja a los de Soconusco. Los de
Cúcuta y Guayaquil se cambiarían también en mayor
cantidad.
COCHINILLA
109. No se ha hablado hasta ahora de la cochinilla
del Reino, porque ni se cultiva, ni se beneficia, ni se
exporta. No puedo adivinar la causa de un descuido
tan grande, en un ramo como éste que hace uno de los
renglones más seguros y ricos del comercio de Nueva
España. Según el estado que tenían los frutos de Indias
en Cádiz el año de 1775, valía cada libra de cochinilla
o grana fina 4 pesos. Véase ahora cuánto hubiera ga-
nado el Reino si lo que aquí se da silvestre, lo hubie-
ran beneficiado y remitido a España.
110. En las mismas calles de la ciudad de Tunja,
en las cercanías de Santafé, y casi en todas las tierras
frías del Reino se ven innumerables nopales o tunos,
cargados de aquellos preciosos insectos que produce la
cochinilla. El indio indolente se aprovecha de ella para
el colorido de sus cortas lanas, cogiéndolos sin razón
ni cuidado, mientras el diligente mejicano hace de ella
un manantial de bienes.

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PENSAMIENTOS POLlTÍCOS 51

111. La cochinilla permanecerá probablemente en


el estado en que se halla, si una sociedad patriótica no
toma por su cuenta su cultivo y extracción. No há mu·
cho tiempo que se formó expediente en el Superior Go-
bierno promovido por el Excelentísimo señor don Ma-
nuel F,órez sobre el beneficio de este precioso tinte. A
este fin se pidieron a Nueva España las noticias necesa-
rias sobre el cultivo de los nopal es, tiempo de cosechar
la cochinilla y preparaciones que exige, hasta lIevarla a
España. Estas relaciones vinieron puntualmente, se hi-
cieron publicar en aquel tiempo, se convidaron las gen-
tes a la plantificación y cultivo de este nuevo ramo, cu-
yas utilidades se hicieron públicas; pero la cochinilla
se quedó en el mismo descuido .en que estaba.
112. No es obra ésta del Gobierno: lo es de un Cuero
po ilustrado y consistente entre cuyos individuos se ha-
llan algunos capaces de emprender las tentativas, nece-
sarias a un nuevo ramo de industria. Las resultas, que no
pueden menos que ser felices en el de la cochinilla, ani·
marían poco a poco a los demás, y este es el único medio
o motivos de esperar que dentro de alguIlos años se vea
el Reino en estado de enviar a Cádiz considerables por-
ciones de cochinilla, con utilidad general del comercio.

TABACO
113. Entre los objetos comerciables de agricultura
nacional no omitiré colocar el tabaco, aunque hoy se
halla en todo el Reino estancado por cuenta de la Real
Hacienda. Supongo que este asunto requiere reflexiones
bien precisas y que juzgo se escaparon a los que pensa-
ron estancarle a beneficio del Erario.
H4. Por los estados-de las -rentas estancadas, que
se remiten a-la Superintendencia <;7eneral, se ve que la

r!Á~CO DE lA REPUBLlCA
SIBlIOTECA LUIS-ANGEL MANGO
CATALOGAClON
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52 PEDRO FERMIN DE V ARGAS

de tabacos, en todo lo que comprende la administración


de Santafé, sólo produce al Rey, en ai'lo común, de 40 a
50.000 pesos libres. Esta administración abraza los luga-
res ~ás poblados del Reino, y todas las tierras frías, en
donde el consumo es naturalmente muy grande por las
circunstancias del temperamento y por la costumbre ge-
neral de dar tabaco a todos los que llegan de visita, aun
entre las gentes más pobres. Si el tabaco corriera por
cuenta de los particulares cargándole un derecho de be-
neficio en cada arroba, estoy seguro que produciría a la
Real Hacienda mucho mh. Esto evitaría los salarios de
guardas, administradores, etc., cuyos individuos serían
útiles de otro modo dirigiendo su aplicación a las fae-
nas del campo u otras ventajosas al Reino: cesarían las
vejaciones de los pueblos, dejaría de quejarse de un es-
tablecimiento que hasta hoy le cuesta suspiros y lágri-
mas. Este pensamiento no es impracticable, pues en la
Provincia de los Llanos se halla establecido con utilidad
recíproca del Rey y del vasallo.
115. Pero mi opinión es que valdría más a la Nación
en general la absoluta libertad del tabaco. Nosotros nó
podemos prescindir de que este género es tan comercia-
ble como el ai'lil, la grana, el algodón, etc. Estos objetos
salen libres de las colonias francesas e inglesas, y aun de
nuestros puertos, lo que les asegura un despacho más
fácil. Concedamos libertad al tabaco, animemos su ex-
portación principalmente a las islas, en donde no le pue.
den cultivar por la escasez de terreno, y se verá cómo el
tabaco se hace un objeto muy importante para el Reino.
Fuera de que recibiendo el Rey de manos de los portu-
gueses una crecida ¡:;orÓón de este fruto, ¿no sería mu-
cho mejor, y aun más conforme a las benéficas ideas

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'PEÑSAMIEN-tbS 1>OLITICOS 53-

que reinan hoy, tomarlo de sus própÚs 'colonias, cuya-


riqueza constituye la general de la Naci6n? De este
modo es tomo se debe enlazar el fomento de la Madre
Patria rel de sus dominios de ultramar. El ejemplo de
las colonias francesas e inglesas nos debía hacer más
sabios en materia de comercio y de economía. Todos
los génelOs propios de estas colonias salen libres para
Europa, y aun a muchos se les permite la venta en las
colonias extranjeras.
COBRE

116. El cobre se saca en varias partes de este Virrei-


nato; pero el mejor es el de Moniq,¡irá.J en el distrito de
la ciudad de Vélez. Su precio en la misma mina es a
razón de 12 pesos el quintal. Facilitado el camino de
Carare, valdría en Cartagena poco más-de 14 pesos,
y se podría dar en Cádiz mucho más barato que el cobre
del Perú y Nueva Espaí'ía, que valla en el aí'ío de 1775
de 23 a 24 pesos de plata. Debe suponerse que este
metal bajaría todavía de su actual valor, si se animara
su extracción; pues en el día, por falta de ésta, apenas se
cultivan aquellas minas tan abundantes.

PETRÓLEO

t 17. En varios parajes se encuentran el de neme,


cope, petróleo o brea tr.ineral, de la que hacen algÚn
consumo los duei'ios de champanes y otras embarcacio-
nes menores del giro del río Grande, para sus carenas y
r.omposiciones. Mezclada esta brea con el aceite de un
árbol que llaman catibo de mangle, hacen una excelente
preparación con que preservan los barcos de la broma, y
les dura pot mucho tiempo. Me acuerdo haber leído en
una gaceta inglesa del ano de 1787, que los inglesés de

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54 PEDRO FERMIN DE VARpAS

Norteamérica habían descubierto una brea mineral con


que daban de firme a sus navíos, sin que la broma pu·
dieseacometerlos. Es regular que la brea de que habla
aquella gaceta sea la misma que nosotros conocemos
con los nombres referidos.
118. Si es cierto lo que se dice de ella, sería este
género muy provechoso a la marina nacional. El Go-
bierno podría mandar hacer las experiencias necesarias
para aclarar este punto tan interesante. Lo que yo sé
es que en todo el río de la Magdalena no se emplea otra
brea para el uso de aquellos barcos, y que personas in·
teligentes de la villa de Mompós me han asegurado que
les va muy bien coa ella. Por si importase, bueno es ad·
vertir que nuestra urea se halla en prodigiosa abundan-
cia en el Chaparral, jurisdicción de lbagué, en un sitio
que llaman Amoya; en Ríoseco, cerca de la Villa de
Honda, en Barrancabermeja, más abajo de San Bailo-
lomé, sobre el río de la Magdalena, en los Llanos de San
Martín, etc.
TRAPO

119. El trapo se desprecia aquí continuamente. En


España produciría muchas ventajas a las fábricas de pa-
pel, y haría un artículo de retorno. Con todo, valdría
tal vez más permitir aquí, y aun fomentar una fábrica
de papel basto para varios usos, en que podría emplear-
se mucha gente. La España por sí sola no puede surtir
con sus fábricas de papel a toda la América: mejor sería
que el dinero que se llevan los extranjeros por este ar-
tículo circulase entre sus moribundas colonias.
120. Hasta aquí hemos hablado de los ramos más
preciosos que tiene el Reino, de los cuales podrá hacer
un comercio exterior muy ventajoso. Todavía posee

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PENSAMIENTOS POLITICOS 55

otros- que sólo sirven al consumo interior animando la


comunicación de sus Provincias. Tales son los lienzos
bastos, que se fabrican en la Villa del Socorro y San Gil,
que son llevados a Antioquia, Popayán, Neiva, Mérida,
etc., y es el único renglón por donde entra algún dine-
ro en dichos lugares. De paso haré una reflexión, y es
que, sin embargo de no haber allíminas algunas, se man-
tiene la gente con más aseo, se multiplica la población;
la labranza, aunque imperfecta, se halla en mejor pie
que en otras partes; se advierte más civilidad en el pue-
blo, y sus habitantes viven más gustosos. Atribuyo esta
diferencia a las fábricas de lienzos que aseguran el sus-
tento al tejedor, a la hilandera, y al labrador que siem-
bra el algodón, que le es su verdadera mina. En las de~
más Provincias donde no hay este auxilio, la población
se reduce a unos pocos labradores, cuyos frutos se in-
vierten en su propia manutención. De este aspecto son
casi todas las tierras frías, creciendo el mal cada día más
con la introducción de harinas inglesas en Cartagena,
que han hecho clUzar los brazos a la mayor parte de
sus labradores.
121. La Provincia de Vélez abunda en ingenios de
cañas dulces; sus mieles tienen mucho consumo en Chí-
quinquirá, Villa de Leiva, Tunja y Sogamoso, donde la
apetecen para la composición de la chicha. También
surte Vélez a la capital de varios géneros de conservas
de guayaba, que se hacen allí con gran primor. Se regu-
la que por este solo renglón entran en V élez todos los
años 6.000 pesos.
122. De Pamplona y Cúcuta sale casi todo el cacao
que se consume en el Reino. El precio de una carga de
este género de 10 arrobas, o 60 millares, vale en el

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56 PEDRO FERMIN DE VARGAS

mismo Cúcuta de I2 a 15 pesos, y en Santafé 30, poco


más o menos. Lo mismo casi en lo restante del Reino,
donde es de un consumo general.
123. Por más que he hecho, no he podido conseguir
una razón del número de cargas de cacao que salen
anualmente de Cúcuta. Lo único que he podido averi-
guar es que las cosechas son allí muy abundantes y el
cultivo muy prolijo. Después que la Intendencia de Ca-
racas redujo la saca de cacaos de Cúcuta para Nueva
Espafl.a a 6.000 arrobas, han dtcaído considerablemen-
te aquellas plantaciones que la seguridad del despacho
hacía próspera en otros tiempos.
124. La Provincia de los Llanos de San Juan y Ca-
sanare envía todos los años considerable número de ga-
nados a Sogamoso, Tunja y demás lug¡¡res de este Co-
rregimiento. Manda también lienzos a Santafé, que son
estimados por su finura, y llevados a Antioquia y Cho-
có. Recibe rop;¡s de Castilla y todos los demás frutos
de Espaf1a, algunas harinas de Sogamoso, panelas y
otros renglones de muy corto valor.
125. Girón manda a Mompós cacao, lienzos bastos
para el surtimiento de los negros de minas, panelas y
otros dulces. Recibe en retorno ropas de Espafia.
126. Sogamoso, Tunja, Villa de Leiva y lugares cir-
cunvecinos llevan a Santaf~ y Honda harinas, cordoba-
nes y mantas de lana, trayendo ropas y géneros de Es-
pal'ia. Antioquia, Chocó, Popayán y Neiva son las Pro-
vincias que pagan toda la balanza de los frutos euro-
peos. Los retornos de aquéllas vienen en oro, el cual
sirve para reemplazar el valor de lo que recibimos de
fuera del Reino y no podemos reemplazar con frutos.

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PENSAMIENTOS POLlTICOS 57

127. Si alguna vez conseguimos que los muchos de


que abunda el Reino se mejoren y entren en la circula-
ción general del comercio, nos podremos lisonjear que
con ellos tendremos más que suficiente para surtirllos de
los géneros de Europa que nos sean nec"esarios, mejo-
rando nuestra población e industria, sin dejar de la
mano el cultivo de nuestras preciosas minas de que voy
a hablar.
MINAS

) 28. Contemplando las Cosas filosóficamente, se de-


bía desear que el cultivo de las minas se abandonasfl
para siempre. La política tampoco está muy de acuerdo
con su beneficio, y sólo bajo ciertas condiciones y cir-
cunstancias se puede contemplar como ventajoso . .El
laboreo de minas en el modo que hoy se practica en las
de oro, además de ser destructivo de la población, en-
carece de tal suerte los jornales y maniobras, que por lo
general entorpece el adelantamiento de la agricultura,
la que siempre es cadente en los países mineros. Entre-
tenidas las gentes con las vanas esperanzas de alcanzar
la suerte, que uno u otro ha logrado en el beneficio de
minas, descuidan del todo los demás objetos de indus-
tria; se empeñan cada día más, y no correspondiendo
los sucesos a los conatos, 'se arruinan, y arruinan consi-
go a todos aquellos que se dejan engañar con sus vanas
esperanzas.
129. Por lo que hace al metal, sabemos que en cuan-
to signo representativo de las cosas puede ser reempla-
zado por ,el papel, como se observa entre las naciones
más comerciantes y sabias. También pueden suplir por
él otras" varías cosas. En los reinos de Nueva España
se usa con Ip.ucha tacilidadc!e losg-ranos"de cacao, con

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58 PEDRO FERMIN DE V ARGAS

los cuales se compra todo lo necesario al commmo. cuo-


tidiano. Las Provincias de Antioquia, Chocó, Barba-
coas, Neiva, etc., de este Virreinato, han sido y serán
dependientes precisos, no obstante de sus muchos me-
tales, de las demás agriculturas e industrias. La po-
Llación de la Provincia de Antioquia, que es la mejor
de las que he nombrado, que por la variedad de sus
temperamentos le permite alguna atención a la labran-
za, ascendía en lo comprensivo de su gobernación a
40.000 almas en el año de 1786, número muy corto res-

pecto de la población de las dos villas de San Gil y So-


corro, en donde no hay más minas que un poco de in-
dustria.
J30. No se diga que los países abundantes de mi-
nas, al consumir muchos frutos, así de agricultura,
como de comercio, necesariamente deben hacer flore-
cer una y otro, pues nada se observa menos que la
armonía entre las minas y el campo. Las gentes prefie-
ren a cualquiera ocupación la esperanza de hallar eutre
las arenas de los ríos algunos tamines de oro con que
pasar el día miserablemente. Y a excepción del plátano,
que crece casi sin cultivo en aquellas provincias, todo
lo demás les entra de otras muy distantes, excesiva-
mente caro y de mala calidad.
No obstante, en el estado presente del Reino, en que
no tenemos abundancia de frutos que cambiar por los
que vienen de Europa, son necesarios los trabajos de
minas para pagar la multitud de mercaderías que reci-
bimos anualmente. Debemos, pues, procurar que esto
se haga con la mayor economía posible a fin de aprove-
char lo más que se pueda estos tesoros de convención.
Empecemos por las minas de oro, que son las más comu-

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PENSAMIENTOS POLlTICOS 59

nes y las únicas que se laborean en el Reino por cuent"a


de particulares.
El modo con que se cultivan en el día es por medio
de negros esclavos, cada uno de los cuales vale en el
Chocó, Barbacoas y Antioquia muy cerca de 500 pesos.
Pocos mineros se hallan en estado de comprar 50 o 100

negros, por cuya razón se ven poquísimos en unos terri·


torios tan extendidos. Por cálculos bien aproximados se
ha computado que entre minas ricas, medianas y pobres,
unas con otras sacará el negro más diestro la sexta parte
de una onza de oro, o dos pesos cinco reales, excepto
del real al dia. En el afta dividen los trabajos por
mitad, empleando la una en la extracción y caza de las
arenas auríferas y la otra en su lavada. Quitando 90 de
los 365 días del afta, por razón de las fiestas, quedan
útiles 285, de los cuales sólo se emplea la mitad en
lavar las arenas menudísimas, que producen por cada
negro 374 pesos i real.
Como los víveres son extremadamente caros en las
tierras de minas, supondremos que por razón de ellos,
vestuario y enfermedades, gaste diariamente un negro
4- reales, "quedando a favor de su amo 191 pesos 4- y ~
reales, anualmente. Quitemos por razón de herramienta,
gastos de bateas y otras menudencias de poca consi·
deración, 8 pesos todos los años al respecto de cada
negro, y quedan 183 pesos 4 y ~ reales, o poco más de
90 pesos de oro. Rebajados de este producto los dere·
chos de quinto, fundición, amonedación, etc., apenas
quedan a favor del minero 80 pesos de oro, o 160 de
plata.
De manera que suponiendo que un minero manten·
ga su mina corriente con 50 negros, gana tOdos los anos

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60 PEDRO P.ERMfN ljE· VAROAs

8.006 pesos, pero Son muy pocas las minali de estas


conveniencias. Lo contrario sucede casi en todas ellas,
y así vemos diariamente mineros arruinados e insolven-
tes, que no tienen otra cosa que el deseo de volver a las
minas, pues el que una vez tomó semejante profesión,
contrae una especie de manía que sólo se le borra con
la muerte.
La fa lla de subsistencia a precios cómodos, las veja.
ciones de los gobernadores y sus tenientes, la carestía
o total imposibilidad de conseguir negros (1), la ignoran-
cia de la minería, la falta de instrumentos y maquinas
para los desagiles y rompimiento de vetas, ocasionada
por la carestía del hierro; finalmente, los malos caminos
que impiden el comercio y concurrencia de vendedo-
res, entorpecen extraordinariamente el progreso de las
minas del Reino.
La abertura de los caminos facilitaTÍa los víveres y
aví0s de las olinas a mfjor precio que el que hoy tie-
nen: la extracción del hiena de las minas del Reino
animaría en gran parte el beneficio de los minerales
preciosos; pero lo que sobre todo daría consistenr.ia a
este ramo sería sin duda el establecimiento de un cuer-
po de minería, a imitación de los del Perú y Nueva
España.
Con la erección de este cuerpo (se explica el sabio Di-
rector de Minas de Mariquita, don José d'Elhuyart, con
fecha de 17 de julio de 1782) se evitarían los inconve-

(1) Er año de 1787 había eu AUlioquia 4.296 negroa, en el Chocó 3.054 J


en Popayin 9.313, incluso!! los del servicio doméstico. Por todos componen
16.663. Por este 8010 rasgo se conoce claranwnte la gr:m decadencia d.e uues"
traa minas. Lo.!! franceses Ulanlienen en las tr(>9 colonias de Martinica, Santo
Domingo de Guodalnpe, más de 250.000 esclavos,

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PENSAMIENTOS POLITICOS 61

nientes que han impedido el progreso de las minas en


este Reino, y se fomentaría la extracción de los tesoros
que encierra en su seno. El mayor de los inconvenien·
tes que tiene la minería en la actual situación es estar
confiada la administración de la justicia de este ramo a
unos sujetos que, aunque sean letrados, con dificultad
entienden bien el sentido de las leyes, pOI estar éstas
fundadas sobre la práctica del arte. N o hablo de las
extorsiones continuas que están padeciendo los pobres
mineros por la avaricia de sus gobernadores, que los chu-
pan como sanguijuelas hasta quitarles todo el nervio y
fuerza para poder continuar sus labores, atropellando las
leyes que recomiendan este punto como el más intere.
sante para el bien general del Estado. Y si la necesidad
ha hecho ver que para la prosperidad del comercio con.
venía confiar a este mismo gremio la ejecución de las
leyes de su ramo, ¿con cuánta más razón debe darse la
misma prerrogativa a la minería, cuyas leyes son mucho
más complicadas y de más difícil ejecución para cual-
quiera que no esté versado en ellas? En Méjico se ha
acrecentado visiblemente la extracción de la plata de
las entrafias de la tierra después de la creación del cuer-
po de minería, y ahora durará eternamente la memoria
del Ministro que la plantificó.
Reducida la administración del ramo de minas a un
Director, un Fiscal, un Contador y un Tesorero esco-
gidos entre los mineros más inteligentes del Reino, se
evitarían los inconvenientes que sufre hoy este impor-
tante objeto de riqueza nacional.
De los dos pesos por cada marco de oro que son los
derechos de amonedación, o sefioraje, que tiene conce-
didos Su Majestad a los mismos mineros por su pobreza

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62 PEDRO FERMIN DE VAROAS

y por un término que va a expirar, se podría formar un


fondo anual para adelantar en el mismo ramo, ya sea en
avances a los mineros pobres, ya en la creación de una
escuela de mineralogía en la capital, adonde se iniciasen
los jóvenes de las Provincias en una ciencia tan útil;
ya en fin, en la satisfacción de los salarios de los em·
pleados, y otros varios objetos que iría descubriendo el
tiempo a proporción de la instrucción del Reino. Según
las noticias que han comunicado las Cajas Reales acer-
ca del oro que se funde en ellas, se computa que un
año con otro producen nuestras minas 2,000.000 de pe-
sos, o 20.000 marcos de oro. De cada marco correspon-
de al Rey, de amonedación, 2 pesos, y según esta cuenta
quedan a favor de Su Majestad 40.000, que son los que
tiene cedidos a beneficio de los mismos mineros, Cóbre-
se en adelante este derecho para el fondo del cuerpo de
minería, y se verá florecer este ramo con aprovecha-
mientos de innumerable~ minas que hoy se hallan olvi·
dadas por no haber caudales con qué laborearlas. Plan-
tificado este deseado establecimiento, podrían adaptarse
las máquinas o molinos económicos que proyectaba el
Conde de Casa de Gijón, En efecto, por medio de estos
molinos se saca en Ginebra de un 2~ a 3 por 100 de las
basuras y crisoles viejos de las platerías, sin más costos
que la mitad de dicho producto. Refiere Gijón que de
las arenas del río Arbe, que pasa por Ginebra, siendo in-
numerabilísimas, sacan los dueños de los molinos media
onza de oro bajo en cada 800 libras y en el corto es-
pacio de 24 horas. Concluye, pues, que siendo muchí-
simo el oro que se desperdicia en América por el im-
perfecto modo como se recoge, y abundando nuestras
arenas de este precioso metal, rendiría un molino en los

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PENSAMIENTOS Í'ÓLlTICOS 63

lavaderos del Chocó, Antioquia, etc., en las mismas 24


horas, dos onzas y dos tercios de oro de 20 a 2 ( quila-
tes, supliendo el molino por 13 negros, de los cuales
hemos advertido saca cada uno la sexta parte de una
onza diariamente. Así, pues, el minero que lograse
poner 4 molinos dejaría de comprar, alimentar y ves.
tir, lo que es más, dejaría de tiranizar en el trabajo algo
más de 50 negros, porque los 4 molinos le producirían
tanto como ellos podrían contribuírle con sumo trabajo
y sudor de su frente.
El mismo Conde de Gijón advierte que estas máqui-
nas son costosas, y así sólo el cuerpo de minería sería
capaz de costearlas desde Ginebra. Pero establézcanse
estas máquinas, o quédese el beneficio de las minas de
oro en el mismo pie de hoy, siempre es necesario valer-
nos de la robustez y firmeza de los negros para su bene-
ficio.
Hablo de las minas de oro cuya veta sigue superfi-
cialmente sobre la tierra; porque la experiencia ha ense-
fiado que en las de alguna profundidad no aguantan los
negros y perecen indistintamente. Hasta ahora ha sido
privativo de las naciones extranjeras el trato de negros.
Los nuéstros los compraban en Jamaica, Curazao y
Cabo Francés en derechura desde Cartagena y Santa
Marta. Su Majestad, para estimular más este trato indis-
pensable, había reducido los derechos de entrada en 1785.
a razón de 9 pesos por cada cabeza sin distinción de cali.
dades. Muchos trajeron partidas considerables; pero con
la erección de la Compaflía de Filipinas se prohibió nue-
vamente este trato, por considerarse másventajoso en
manos de este cuerpo nacional. Ignoro las resultas de

Pensamientos P•• 4

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PEDRO FERMlN DE V ARGAS

estas disposiciones (1). Por lo que hace a mi intento,


sólo hallo conveniente la total extinción de derechos de
entrada en los puertos de Indias. Mientras esto no se
verifique, será imposible sacar las minas del estado de
languidez que tienen, porque los crecidos derechos de
entrada, alcabala, salida, etc., vienen a importar en los
negros sumas excesivas, que no pueden sufrir los mine-
ros, y si los toman fiados se arruinan con los intereses,
y paran por fin en insolventes, como todos los días se
observa en el Chocó y demás partes.
Facilitado este paso y abierta la navegación del río
de Atrato, sería la Provincia del Chocó una de las más
ricas del mundo. Sus minerales son copiosísimos y de
muy buena ley, y además abunda la platina, 4ue no
es menos estimable que el oro, con que sólo le falta el
fomento necesario.
De paso advertiré, y esta advertencia es muy necesa-
ria e importante, que en los países en donde abundan
los arroyos que llevan oro envuelto en sus arenas, salían
antiguamente las gentes a emplear aquellos días en la-
varias sacando por medio de esta industria algunas pa-
juelas que les indemnizaban del trabajo. Muchas por-
ciones de éstas hacían al cabo del ano cantidades con-
siderables; y hé aquí que sin perjudicar sus trabajos or-
dinarios se entretenían los lavadores con utilidad pro-
pia y del Estado, que aprovechaba aquellos metales de
que habda carecido sin esta industria.
Por desgracia, se mandó en 1780 que estos lavado res
de oro, o mazamorreros, como comúnmente los llaman;'

(1) Posteriormente se ha concedido para 108 puertos menores, en donde hR


maudado el Rey, se dé a 108 introductores un doblón de a 4 pesos cada cabe-
za. por vía de premio. Dedicándose a la agricultura, después se derog6 este
premio y se ha renovado Ja libre inlrO(lucción.

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PENSAMIENTOS POLlTICOS 65

se matriculasen en las Cajas Reales de sus Distritos, y


pagasen todos los aflos 18 tomines de oro, o 4 pesos de
plata por cada individuo, con especificación de que sa-
casen o no sacasen, lavasen o nó por enfermedad o cosa
semejante, quedaban obligados a esta capitación; en
cuya consecuencia sólo los matriculados pueden benefi-
ciar aquellas arenas preciosas. Pero como los más toma-
ban semejante ocupación más bien por aprovechar los
ratos libres que por hacer profesión de ella, resultó de
aquí que desmayó casi del todo esta práctica. Muchos
no pudiendo tolerar las vejaciones de los ministros que
corrían con la recaudación de aquel ramo, abandona-
ron los lavaderos por este motivo; otros por no hallar las
ventajas que se habían prometido. Con que el Reino se
halla falto del oro que sacaban los mazamorreros, y el
Rey pierde los derechos que causarían precisamente
aquí y a su entrada en Espail.a. Que se restituyan las
cosas a su estado primitivo, dejando libre, y sin trabas
este verdadero ramo de industria, y se verán circular en
las Provincias más de dos o tres arrobas de oro que hoy
:tacen envueltas en las arellas de 'los ríos. De sólo la
Provincia de Girón me han asegurado se habrá dejado
de sacar más de una arroba: es de creer que de las Pro-
vincias de Neiva e Ibagué, cuyos arroyos son mucho
más ricos, se hayan perdido otras tantas. ¿Qué habrá ga-
nado el Rey con los derechos de matrícula? Poco, o
nada; pero esta es la suerte de las Provincias que se go-
biernan por quienes están muy distantes de aspirar al
bien de los pueblos, y sólo hacen mérito en la Corte
del aumento aparente del Real Erario, aunque verdade-
ramente le destruyan arruinando a los vasallas de Su Ma-
jestad. Pero vamos a la platina.

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66 PEDRO FERMIN DE V A.RGAS

PLATINA

Este octavo metal, que reúne en sí, según la expresión


de Baumé las propiedades del oro y la dureza del hie-
rro, ha excitado en el día una gran fermentación en Es·
pai'l.a. A consecuencia de las experiencias químicas de
Chevenaut, por las que se ha llegado a conseguir la ma-
leabilidad y ductilidad de la platina, se ha reservado
Su Majestad toda la que se halla en sus dominios para
usos propios de sú real persona.
Debemos suponer que en ninguna otra parte se halla
la platina que en las minas de oro del Chocó y Barba·
coas. Se encuentra comúnmente mezclada con el oro, al
cual parece sirve de matriz, y es a veces tan abundan·
te, que los mineros se ven obligados a abandonar las
minas en que abunda, por el mucho trabajo que les cues·
ta separarla del oro.
Supuesto, pues, que la platina entra hoy como un tercer
metal precioso en el uso de los hombres, es consiguiente-
mente un nuevo ramo de riquezas para este Reino,
si nos sabemos aprovechar en el modo de extraerla.
En 1787 mandó el Rey fijar a la platina el precio de
la plata en caso que no se pudiese conseguir de otro
modo, y que a este precio se pagase de sus Reales
Cajas. La gracia que por esta providencia hacía el Rey
a los mineros se convirtió en verdadera extorsión por
haberse procedido aquí sin conocimiento de causa. Se
entabló el rescate de la platina, primero a 4 reales libra,
después a peso, y últimamente a 2. Estas providencias,
cuya variación manifestaba su flaqueza, surtieron tan
poco efecto que no se consiguieron las cantidades que
necesitaba Su Majestad, de que resultó querer remediar
un yerro con otro.

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PENSAMIENTOS POLITICOS 67

Se pensó en trabajar por cuenta de la Real Hacienda


las mejores minas de platina, y hé aquí cómo fue nece-
sario despojar de sus minas a los particulares convirtien·
do en su contra lo que el Rey quería fuese en su favor.
De aquí la complicada máquina de una administráción
de minas en que los asalariados por cuenta del Rey, y
muy poco interesados en la mucha o poca extracción
de platina, necesariamente ponen muy poca atención en
su beneficio. -
De aquí también la necesidad de comprar negros es-
clavos por, cuenta del Rey para esta empresa, en que se
consumen muchos caudales por falta de economía. Los
st5ldados de sobrestantes de los trabajos, en lugar de los
envejecidos mineros que poseen los conocimientos prác-
ticos del beneficio, y en fin, otra multitud de propósitos
que nadie es capaz de imaginar. De suerte que por este
método costará al Rey una libra 'de platina tanto como
una de oro.
Trabajar una mina de platina de cuenta del Reyes
lo mismo que trabajar una mina de uro de propia cuen-
ta sólo pur sacar OTO, cuya poca utilidad indican los po-
bres mineros del Chocó, todos empei'íados y casi perdi-
dos. CO,téjese ahora la diferencia en los trabajos por
unos sujetos prácticos en esta ocupación; y con las ma-
yores economías, y los que se pongan por cuenta del
H.ey. Vuelvo a decir que una libra de platina extraída
por este método costará al Rey una libra de oro, o qui.
zás más.
Es probable que una vez hecho de moda este metal
en Europa, \legue a ser la magnificencia de los reyes, o
lujo de los grand~s sei'íores, tanto como el, oro, y entono,
ces, ¡qué provecho para las gentes del Chocó si se deja el

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68 PEDRO FERMIN DE VARGAS

beneficio por su cuenta! Sábese que un particular gasta


mucho menos en cualquier empresa que el Soberano.
Probablemente, pues, le ha de salir menos dispendioso
el beneficio de la platina, y hallando ventajas en vender-
la al Rey por un precio cómodo, no es creíble la pase a
manos de extranjeros, de las cuales, además del riesgo,
tal vez no sacaria la misma utilidad. Mi parecer es que
se deje libre la extracción de la platina a los mismos
mineros. Que se ponga el precio de 8 pesos a cada
libra; que se prohiba a los particulares la compra de
ella, y se verá abundar este metal, porque entonces los
mineral tendrán utilidad en labrarla y escogerla, como
hacen con el oro.
Es cierto que por este método tan sencillo conseguirá
el Soberano toda la platina del Chocó: los vasallos logra-
rían este nuevo fomento, y se evitarían a la Real Ha-
cienda los fraudes y crecidos gastos de una administra·
ción de este género, que sólo sería conveniente cuando
de otro modo no se pudiese conseguir la platina, o cuan-
do las ganancias fueran tan efectivas que tuviese por
conveniente el Soberano apropiarse enteramente su be-
neficio. ¿Qué recurso les quedaría a los pobres vasallos
si el Rey tomase por su cuenta todos los renglones úti-
les, y el cultivo de las minas de oro, plata, etc.? «¿Con
qué podrán mantenerse su vida las pobres gentes, decía
el Emperador Teófilo, si nosotros tomamos sus arbi-
trios? .• (1).
Para que no se extravíe la platina y toda vaya al Te-
soro Real se podrán adoptar las mismas reglas que se
practican para quitar el fraude en los quintos de oro.
Los oficiales reales de las respectivas Provincias;podrán

O) ~.l1lor••.

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PENSAMIENTOS POLlTICOS 69

correr con este nuevo ramo, del mismo modo que han
corrido hasta aquí con el cobro y percepción de aque-
llos derechos; entre tanto yo no hago más que decir mi
dictamen con sencillez, sin aspirar a tono magistral, de
que estoy muy ajeno. Todo hombre como miembro de
la sociedad tiene derecho para decir lo que le parezca
útil y ventajoso a su patria. Si me engaño en mis dis-
cursos, seré disculpable por haberlo hecho con buena
intención de servir al público con mis reflexiones (1).
Veamos ahora el estado de los minerales de plata del
Reino.
PLATA

Es cierto que en otro tiempo se cultivaban las minas


de Mariquita y de Pamplona con notables utilidades, y
aunque rebajemos mucho de lo que escribieron de ellas
los escritores del siglo pasado, queda todavía indubita-
ble la abundancia del mineral precioso que encierran en
su seno las famosísimas montañas de La Montuosa y ve-
tas en Pamplona, Lajas y Santa Ana en Mariquita.
Convencido de esta verdad el Ministerio de Indias,
hizo pasar en el afta de 1784 a este Reíno dos mineros
inteligentes que habían estudiado su profesión en· Sajo-
nia, Suecia y Hungría, con el fin de entablar el método
más seguro en esta materia; y para que los particulares

(1) Cuando se cscrihi6 cste tralado se habfa mandado cultivar la platina


por cuenta del Rey. Posteriormente se dejó en maDOS de 108 particulares con
la condici6n de enlregarla en Cajas Reales, en donde se paga a raz6n de 2
pesos por cada libra. Al Oficial Real de Nóvita se le asignaron 40 pesos
anuales pUTa esta ocupación. Las minas que más producen la platina son las
de Opogod6, en el Citará. HaBta fines del año de 1788 Be habían extrafdo de!
Choc6 152 arrobas y 20 lihras de platina, que siguieron inmediatamente a ma~
n08 de Su Majestad. El -bajo preciode-2"" pes-os-ha sido causa deque--salga-

p)ucqa a 108·.~gxtranjer08t ~ue han pa~ado en ~ue~~ra~ costas ~i!?r~ a 12 pesl;u~.

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PEDRO FERMIN DE VARGAS

per:diesen el miedo a estas empresas, que a muchos han


arruinado, mandó Su Majestad laborear de su propia
cuenta cuatro vetas antiguas en los citados cerros de La-
jas y Santa Ana. La inteligencia de los profesores, la re-
ciente llegada de otros de Sajonia, el nuevo método de
amalgamación descubierto en Alemania y adoptado ya
entre nosotros, la generosidad con que se auxilia aquel
establecimiento, y el buen orden que reina en el mane-
jo de los caudales, extracción de mineral y conservación
de la salud de los trabajadores, hacen más que proba-
ble el buen éxito de este proyecto, uno de los mejores
que se han ideado para el fomento del Reino.
Los primeros ensayes según el método de amalgama.
ción que tuve el gusto de ¡t2senciar, correspondieron
en Santa Ana a los que se habían ejecutado en Viena,
llenando las esperanzas del Director D'Eluyar. No en-
tro en el pormenor de las operaciones de este beneficio:
sólo diré que por su medio se saca al mineral toda la
ley, se desperdicia menos azogue respecto del método
antiguo y se abrevia tánto la operación, que en espacio
de seis horas se recoge el metal, cosa que no se conse-
guía antiguamente sino en muchas semanas.
Concedida una vez la utilidad de este método y
teniendo también la ventaja de hallarse una mina de
azogue no lejos de Mariquita, sólo falta ver los pro-
ductos físicos de aquellas minas, para que en todo el
Reino se anime el espíritu minero y entren [os parti-
culares a usufructuar los inmensos tesoros de las minas
de Montuosa. Cuando los particulares no quieran trabajar
éstas, podría el Gobierno mandadas abrir por cnen·
ta de la Real Hacienda hasta un cierto término, en
que haciendo ver a los particulares la utilidad, se in-

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í>ENSAMIÉNTOS POLITICOS 71

demnizase de sus costos dejándolas corrientes. Enton.


ces muchos hombres ricos seguirían cultivándolas, ase-
gurados de las ganancias. La ruina que han experi-
mentado otros anteriormente por ignorancia, harán
siempre sospechosas aquellas minas. Los minerales de
allí son de excelente carácter, según Io.sensayes hechos
en Mariquita. Consiguientemente el Rey no aventura
nada en su beneficio. Pero si esta idea pareciese dilícil
de practicar, podría encargarse de ella el cuerpo de
minería, si se establece. Lo que no tiene duda es que
las minas de plata, como sean de buena ley, rinden mu-
cho más que las de oro, y a las cuales probablemente
está reservada la felicidad de este Reino.
Otras varias minas de plata se conocen, pero las más
famosas y de mayores esperanzas son las expresadas.
Fomentadas éstas, no tardarían mucho en descubrirse
otras, y así irá ganando el espíritu d~scubridor del mis-
mo modo que ha sucedido en el Perú y Nueva España.

COBRE

Después de la plata ocupa el primer lugar el cobre.


Este metal, por los diversos .usos a que se destina}' por
la variedad de formas que le dan en Europa, es de un
consumo inmenso en el comercio. Oigase lo que dice
don Antonio Ward hablando de las minas de América:
«Las minas cuya utilidad no admite duda son las de co-
bre, y habiéndolas tan ricas y de una calidad tan supe-
rior en nuestras Indías, se debe cuidar mucho de per-
feccionar su beneficio a fin de traer a Europa mayor
porción de aquel metal para adelantar este ramo de
comercio» .
En varias partes del Reino se cultivan la!! minas de
cobre. En todas ellas se saca muy bueno, aunque su

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72 PEDRO FERMIN DE VARCAS

beneficio no es siempre igual. No lejos de la ciudad de


Ibagué hay una aldea que llaman Mina de Cobre, por
estar fundada sobre la misma mina de este metal. To-
dos los habitantes del lugar son mineros, y la moneda
que circula entre ellos son pedazos de cobre bruto de
determinado peso. Si aquellas gentes acel tasen a valer-
se de máquinas, o ingenios con que ahorrar trabajo,
podrían hacer un vasto comercio de este ramo; pero por
desgracia todo lo hacen a fuerza de brazos, con lo que
el metal sale muy caro.
En el Distrito de la ciudad de Vélez, y en un sitio
que llaman Moniquirá, se registran las mejores minas
de cobre que se conocen aquí. Su calidad es admirable,
y el precio a que lo venden los mineros, se ha dicho an-
tes, de 10 a 1:Z pesos el quintal. Esto es no teniendo
ingenios ni máquinas con que ahorrar jornales y manio-
bra: si se pusiera más cuidado y la inteligencia debida,
se sacaría muchisímo cobre, pues las minas son abun-
dantísimas, y su precio bajaría notablemente. De aquí
resultaría el doble beneficio de abastecer el Reino a
precios cómodos y llevarse a Espafia como un -artículo
de comercio de los más esenciales. Su Majestad entonces
lo tomaría a menos de los 18 y ~ pesos que le cuesta cada
quintal de cobre de Nueva Espafia y el comercio a me-
nos de los 24. A este fin contribuiría la abertura del
camino de Carare, según tengo insinuado anterior-
mente.
Pero prescindiendo de estas ideas, sería muy del caso
que el Gobierno se encargase de solicitar en Espafia
algunos elaboradores del cobre que viniesen a plantificar
entre nosotros esta industria. La grosería y tosquedad
con que se trabajan los utensilios de cobre piden de

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PENSAMIENTOS POLITICOS 73
justicia esta operación, que ahorraría mucho material,
mucho trabajo y mucho dinero. Nos serviríamos de ba-
terías más propias a los usos domésticos, y no malba-
rataríamos nuestro dinero en muebles desaseados y de
un peso inútil.
HIERRO
Algunos que no están instruí dos en las leyes de In-
dias han creído que la extracción de hierro estaba pro-
hibida en estos dominios. Ni la naturaleza ni la huma-
nidad del Gobierno de Espafia podrían prohibir una cosa
que tánto influye sobre la agricultura, minas y demás
ramos de industria. El hierro es el primero de todos
los metales, pues sin su auxilio permanecerían los de-
más sepultados en las entrafias de la tierra. No nos de-
tengamos en una cosa que nadie ignora: hagamos nues-
tras refiexiones sobre el que existe en este Reino. Su-
poniendo antes que por la Ley 51, Título 10, Libro 8
de las de Indias se franquean varias gracias a los des-
cubridores de minas de hierro, cobre,- estafio, etc.,
rebajándoles los derechos al diezmo, en lugar del quin-
to con que están cargados los demás metales (sic).
Nadie ha trabajado hasta alIara minas de hierro entre
nosotros, y por esto no se sabe a punto fijo cuáles serán
las mejores; pero que lo hay, es evidente. En la hacien-
da de Doima, del Distrito de Ibagué, se halló atlas pasa-
dos una papa o bola de hierro de un peso extraordi-
nario, que juzgo se halla hoy en el gabinete de Historia
Natural. Es probable que no lejos de allí se hallase la
mina, a menos que se suponga que la tal bola es al-
gún producto volcánico, lo que no es improbable. En
el mismo Distrito de la ciudad de Ibag~é, 'i no lejos
del lugar que llaman Valle de San Juan, se registraron

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74 PEDRo FERMIN DE VARGAS

variedades de piedras de imán, que son la matriz del


hierro y aun una de las señas menos equivocadas de su
existencia. En las cercanías del pueblo de Ubaté, en
jurisdicción de Zipaquirá y en las tieras frías, se hallan
unas piedras negras de gran peso y en la apariencia fe·
rruginosas. Estas las examiné siendo niño, y conservo
la especie de que son verdadero mineral de hierro. En
otras muchas partes se han encontrado indicios de este
metal, pero sólo en la Provincia de Antioquia lo han
llegado a fundir con tánta perfección, como el mejor de
España. De este hierro se remitieron muestras al Exce-
lentísimo sei'\.orVirrey Caballero, pero no se adelantó
el asunto. El paraje en donde se halló se llama Los Osos
por aquellas gentes.
Supuesto, pues, que en el Reino se halla un mineral
tan necesario a los usos de la vida humana, y que por
las leyes municipales está permitida su extracción, no
alcanzo por qué no se promueve el cultivo de las minas
de hierro. ¿Qué país más a propósito para una ferrería
que los de este Reino, en donde la leña y el carbón se
hallan tan a la mano y tan baratos? Si ha de entrar fierro
en América de las minas de Suecia, y otras que no son
de la Nación, ¿por qué no se concede este beneficio a
los vasallos contribuyentes del Estado? ¿Cómo se cultiva-
rán los campos, las minas y demás ramos de industria,
si el fierro, este metal tan útil a los hombres, nos ha de
venir de más de dos mil leguas de distancia, y al pre-
cio que quieren los c0merciantes? De esta manera, en
caso de una guerra de alguna duración será preciso que
todos los trabajos cesen, o que volvamos al uso de los
pedernales y del fuego como los indios salvajes, anti-
guos habitantes de estas regiones', Ya tengo apuntado

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PEÑSAMÍENTÓS POLITICOS 75
arriba que en varias partes de este Reino las rejas que
usan son de madera, ignorando en otras el uso del ara-
do por falta del hierro.
Es pues muy conforme a las nobles ideas que van rei-
nando en este siglo, el que se establezcan ferrerías en
la zona tórrida para el consumo y abasto de la Amé.
rica. No es justo que por no perjudicar a la Metrópoli
en lo que realmente no es suyo sino de la Nación del
N arte (1) se perpetúe la debilidad y decadencia de las
colonias en términos de no ser útiles al Rey, ni a la mis-
ma Espaf1a.
AZOGUE
Y para que nada faltase al fomento de nuestras mi·
nas, depositó también la Brovidencia las de azogue, que
sirven tanto al beneficio de los minerale~ de plata.
J unto a los más ricos de éstos que son los de Mariquita,
y como a dos jornadas de distancia, se encontraron las
minas de azogue de Ibagué en 1787. Las experien-
cias o ensayes que se hicieron en la Corte de las mues-
tras remitidas en aquella época, manifiestan ser verda-
dero azogue, aunque un tanto cargado de cinabrio.
Como útilmente se ha deducido que para el beneficio
de las minas de plata es más ventajoso el método de
azogues que el de fusión, se han aumentado los consu-
mos de este metal, y aumentarán cada día más en toda
la Nueva Espai'1a y el Perú por los fomentos que dia-
riamente reciben las minas de aquellos Reinos. Y sien-
do evidente que las minas de Huancavélica y Almadén
van en decadencia, será preciso que cultivemos las mi·
nas de azogue de Ibagué en la montai'1a de Quindío,

(1) CampomaD~8 S6 queja de q~;no se c~ltiven vastameule lS8 minas de


Vizcaya para abastecer la América, dejando entrar hierro extranjero.

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16 PEDRO FÉRMIN DÉ V ARGAS

o que tomemos de los extranjeros más de los 10.000


quintales que recibimos del Imperio. En esta alternativa
no debe dudarse del partido que se ha de tomar, y es
preciso decidimos por el beneficio de las minas de Iba-
gué. La situación de este lugar, a una jornada del lío
de la Magdalena, hace sumamente fácil la exportación
del azogue a Cartagena, desde donde puede seguir en
buques mayores hasta el Perú.

PLOMO, ESTAÑO, ETC.

El plomo, petróleo, estaí'1o, etc., se hallan también


en el Virreinato; pero como no tienen salida, ni hay
industria que los sepa aplicar a los usos de la vida, se
desprecian casi del todo, y sólo del plomo se aprove-
chan para barnizar las lozas bastas de que usa el pue-
blo. Pasemos a las piedras preciosas.

PIEDRAS PRECIOSAS

De éstas las más celebradas, y con razón, son las es-


meraldas. Se asegura que las hay en varias partes. Los
conquistadores las hallaron en Somondoco, de cuyo
cerro, que es uno de los más empinados de la Cordillera
Oriental, se traían estas preciosas piedras. La memoria
de ellas se ha perdido en aquel Distrito, y hoy sólo ve-
mos las esmeraldas que produce la Provincia de Muzo.
Se sabe que sólo en este Reino se hallan las mejores es-
meraldas. Pues aunque se creyó que la India Oriental
las producía, se han visto obligados a reconocer que las
esmeraldas orientales habían pasado allí del Nuevo Mun-
do. Antiguamente se extraían las esmeraldas por los
particulares, y pasaban al comercio. Por disposiciÉln de
la Corte se halla este ramo incorporado en los de la Co-

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PENSAMIENTOS POLlTicOs 77
rana, beneficiándose hoy por cuenta del Rey. Al prin.
cipio se creyó que éste era el mejor medio de conse-
guir las esmeraldas con mayor abundancia, pero poco
a poco se ha reconocido que los gastos habían sido
mayores que los productos. La ignorancia de los admi-
nistradores de este ramo ocasionaba semejante atraso.
Por fin, en el año de 1786, se dio orden para que el direc-
tor de minas de Mariquita redujese las cosas al estado
en que deben estar, y este sabio minero dispuso un plan
de trabajos que da e8peranzas bien fundadas de que en
adelante se conseguirán las esmeraldas que hasta ahora
sólo se han buscado inútilmente (1).
Por lo que hace a la Provincia de Muzo, como este
ramo era el único que la sostenía, decayó enteramente
luégo que se estancaron las minas de esmeraldas. De ma-
nera que habiendo sido en otro tiempo una de las más
ricas y pobladas del Reino, sólo se reconoce hoy el as-
pecto de la desolación. El Gobierno podría darle vida
fomentando la siembra de algodón, café y otros varios
frutos preciosos de que abunda, como también de mi-
nas de oro, amianto, etc., que se hallan descuidadas
por falta de estímulos. Entre las minas de piedra debe-
mos contar las gallinejas de color violado pardo; las
piedras de Susa, que se hallan-en el pueblo de este nom-
bre, y son del color de topacio, y principalmente las
amatistas, de que hay minas en Timaná, o sus inmedia-
ciones. Estas últimas se han mandado reconocer de or-
den superior; pero la mala conducta de los comisiona-

(1) Las esmeralds


rica
.
qu~ Va en derechura
son el único 8l'tCculo
a 8US reales manos,
de cuantos
por
tiene el Rey en Amé-
lo cual es de admirar que
109 señores Virreyes no pongan todo el cuidado posible -en 8U- adelanta-
miento.

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78 PÉDRÓ FÉRMIN DE VARGAS
dos hizo ilusorias todas estas tentativas. Yo he visto un
gran pedazo de matriz de amatistas, que me aseguraron
ser traído del mismo Timaná. El partido que se sacaría
de estas piedras sería grande si se animase su extrac-
ción y corriesen en el comercio. Su consumo es seguro,
así en este Reino, donde son muy usados los aderezos y
composturas de piedras, como en Espai'ia y demás paí-
ses, en que no las hay. Sola una cosa habría que hacer,
y es en mi concepto dejar a los particulares la libertad
de trabajar las minas de esmeraldas, amatistas, etc.,
vendiéndolas por su cuenta. Si la Real Hacienda se
echa sobre los artículos más pingUes de comercio, el
Reino jamás saldrá de su miseria. Este espíritu fiscal
que hasta ahor~ ha dominado a los Vineyes causa los
mayores estragos, y si toma fuerzas, en lo sucesivo sera
preciso que los pocos vasallos que hay sean siempre po-
bres e incapaces de salir de su infeliz estado.
La causa de esta propensión a los estancos viene del
prurito de los jefes para hacer mérito en la Corte, de
donde esperan sus adelantamientos. Así jamás miran
por el de sus PrJvincias, y si se les presenta una idea
gloriosa y útil al público, o la desprecian del todo, o la
promueven con tánta frialdad, que nunca se consiguen
sus buenos efectos. Contribuye no poco a esta desgra-
cia la ignorancia de los Virreyes en asuntos de política
y economía. Hasta ahora la mayor parte ha sido esco-
gida de entre la gente de guerra, que, acostumbrados a
un espíritu militar, oyen con desdén los proyectos de
mejora y adelantamientos de los pueblos, a quienes tra-
tan frecuentemente con la misma dureza que a un cue[-
po de tropa.
Mientras esto no se reforme como causa de donde di·

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PENSAMIENTOS POLlTlCOS 79

manan todos los dai'i0s, no hay que esperar bonanza


alguna, principalmente en este Reino, donde el mal ha
he.cho progresos extraordinarios. Como amo tiernamente
a mi país, como veo sus buenas proporciones para ha-
cerse floreciente, y como conozco las causas de su atra-
so, propondré con buena intención lo que me parece
más a propósito para remediar el mal en su origen.
A este fin, pues, me parece que debían nombrarse
para VirreYEs de América unos sujetos de conocida apli-
cación y luces en materia de economía política, Y tei'ii-
dos con algunos rasgos de filosofía. ¿Qué costaría a
nuestro Ministerio destinar a estos empleos los que hu-
biesen manifestado sus talentos en las embajadas extra n •
jeras? Cualquiera se daría por bien servido de venir de Vi-
rreya México, Lima o Santafé, en donde además del suel-
do vivirían poco menos que como soberanos por las gran-
des prerrogativas que les dan las leyes. Estos hombres,
acostumbrados a tratar asuntos de polftica y gobierno,
tendrían mucha instrucción y perspicacia en todo lo re-
lativo a comercio, tratados, navegación, etc.; instrui-
dos en la política y economía de las naciones cultas e
industriosas, no es dudoso procurasen fomentar las mis-
mas ideas en América. Aquellos que hubiesen servido
las embajadas de París, Londres y República de Ho-
landa, serían los más aptos para estos destinos, pues
observando el método con que aquellas naciones sacan
de sus colonias riquezas inmensas, sabrían promover los
mismos ramos de opulencia entre nosotros.
El hombre más insensible se forma en su imaginación
las ideas más lisonjeras de este proyecto, pues conside-
rando colocados a la~cabez~de un Reino unos hombres
que han visto lo~ ca¡ninos bien abiertos, los puentes fa-

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80 PEDRO FERMIN DE VARGAS

cilitados, la navegación corriente, y a oír las sagradas


voces de humanidad y bien de los pueblos, se imagina
que siempre estarían ocupados en iguales gloriosas em-
presas en sus gobiernos. Entonces el comercio se facili-
taría, crecería la publaciún con la riqueza de las fami-
lias, y éstas, aseguradas de la saca y despacho de sus
frutos, se entregarían ansiosas a la agricultura, minas,
comercio y todo lo demás que ocupa a las gentes con
provecho suyo y de la Monarquía.

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APENDICE

En el texto bay cuatro notas marginales que dicen 88(:

l. Algod6n, párrafo n1Ímero 90 J página 41. En esta guerra, por la prohibí.


ción de comercio con neutrales, se han pagado 4 millones de importación
en doblones. Esta ea la causa de la suma pobreza en que 8t halla la Metró.
poli, ahora que necesita auxilios de dinero para la defensD.
Hoy necesita la población 3 miJlonos de importación, y en esta guerra ban
pasado de 4. ]08 que se han introducido por comercio clandestino.
2. Canela, párrafo n6mero 98. p&gina47. Esta planta es la que Linueo
llama Myrtus ariophilaga.
3. Párrafo nÍlmero 122, pAgina 55: En el día se regula el cacao que sale
de Cúcuta en 8.000 carga. anuales, que corresponden a 80,000 arrobas.
4. Plata, página 69. Se perdió el Erario en esta especulación, como le
sucede en todas las de su clase. Los empleados nunca miran las cosas con el
interés y ecouomia de los particulares. Con la muerte del sabio D'Elúyar •.•.••

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MEMORIA SOBRE LA POBLACION
DEL REINO

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Mynum quidf.m est educandi incí&amel1tunt
,ollare liberas in speno alimentarum.
PLINIUS in panes. Fray.

l. Todos los tiempos y todas las naciones tienen su


curso y sus vicisitudes; sus principios débiles y sus épo-
cas de engrandecimiento y de gloria. La infancia de las
sociedades, semejante a la de los hombres, es torpe, y
lucha largo tiempo para adquirir el vigor y fuerzas de la
juventud. Podemos decir que el Reino de Santafé se
halla en este triste estado, y que ahora es cuando co-
mienza a querer adelantar sus pasos. Un golpe sólo sue-
le despertar a una nación de su letargo, y yo contemplo
que el premio ofrecido al que mejor demostrar e los prin-
cipios sobre que puéde adelantarse la población de esta
colonia es un rasgo heroico que manifiesta el patriotis-
mo y buenas ideas que empiezan a reinar entre nos-
otros.' Me parece que veo renacer aquí, porque tal es mi
amor al país, aquellos felices tiempos de la Grecia en
que, excitados sus habitantes con los estímulos del pre-
mio y de la gloria, concurrían con sus obras de imagina-
ción y de manos a formar el pueblo original y más sa-
bio que ha habido en el mundo.
2. Si contemplamos la elevación del globo hacia
esta parte de (a esfera; la variedad de sus climas bajo
un mismo paralelo; la uniforme templanza de sus esta.
ciones a pesar de los rayos directos del sol; la constan-
te verdura de los campos en las iomediaciones a las cor-
dilleras,y su_sucesión continua de flores y frutos, no
podremos menos de pronosticar~ el adelantamiento y.

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86 PÉDRO FERMIN DÉ YARGAS

prosperidad de esta preciosa porción de la Monarquía.


En efecto, sus circunstancias físicas ayudan poderosa.
mente a su comercio, agricultura y población; y consi-
guiente a ellas debe ser también el adelantamiento de
sus luces; y sería vergonzoso que habiendo caminado
las ciencias en el otro hemisferio, de Mediodía al Norte,
nos viésemos obligados nosotros a recibir las de la Amé-
rica Septentrional, en donde comienzan ya a :florecer
con los más bellos establecimientos.
3. No tengo a mis compaisanos en tan bajo concep-
to que crea posible este acontecimiento. Me juzgo por
el menor de todos; y si me atrevo a concurrir al premio
ofrecido, es tan solamente por manifestar mis anhelos
por el bien público, no porque crea conseguido.
4. A pesar de las exageraciones con que los escrito-
res coetáneos a las conquistas de este Reino nos pintan
el crecido número de sus habitantes, el que camina con
un pow de circunspección y de crítica conoce fácil-
mente que todos sus cálculos fueron exagerados y que
en realidad el número de indios quedó muy atrás de lo
que ellos imaginaron. Los muchos bosqnes antiguos que
cubren todo el Reino; los lagos y ciénagas que por to-
das partes se registran; los vestigios que han dejado las
inundaciones de los ríos; la falta de moneda o de sig-
nos representativos de las riquezas, son otras tantas prue-
bas que demuestran incontestablemente la falta de agri-
cultura, de comercio y de industria que había entre los
indios antiguos, consecuencias necesarias de la poquísi-
ma población de estos países. Dejemos a Piedrahita
desahogar su imaginación pedantesca (1) numerando

(1) El autor debía tratar con más respeto a este P.reladovenerable; y si no


le parecen verdadero. 1.01hech!)1 que refiere, imp6gnelo, nO lo ultraje.

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PENSAMIENTOS POLITICOS 87

las veinte mil casas de Bogotá, las leyes civiles y mora-


les de sus Reinos, y reflexionemos sobre los principios
de la sana filosofía y de la crítica acerca del estado mi·
serable de estas regiones antes que los europeos se es·
tableciesen en ellas.
5. Las reglas de una disertación corta no me permi-
ten entrar en discusiones profundas acerca de las cos-
tumbr~s de los pueblos indígenas. Basta saber que en el
estado de barbarie en que se hallaba sumergido este
Continente, toda su población consistía en naciones se-
paradas y poco numerosas, que vivían de la caza, de la
pesca, del cultivo del maíz (único grano de que tuvieron
conocimiento) y de algunas raíces, y que se hacían
cruelmente la guerra, no por extender su comercio, o
sus riquezas, sino por hacer esclavos y aumentar su
caza exclusivamente en aquellos bosques que antes ha-
bían sido comunes, o neutrales.
6. Al aspecto de los europeos y al ruido de sus
armas doblaron las rodillas estos salvaj es, teniéndolos
por dioses, y esta preocupación valió a España el domi-
nio de todo este Hemisferio. Y si los primeros conquis-
tadores se hubieran aprovechado del ascendiente que
tuvieron sobre los indios a su llegada, y hubieran pro-
curado atraerlos a la nueva dominación con suavidad y
con los enlaces del matrimonio, ambas naciones hubie-
ran sido felices y no habría motivo para que se hablase
tánto de nuestras .invasiones de América (r). Pero este

(1) Sobre todo lo qUQ el aulor dice de la dureza de 108 conquistadoresde.


ben vene primero 189 reflexiones imparciales del abate Nuix. Es verdad que Be
cometieron crueldades por algunos particulares; pero csto no da derecho a que
.e c,ulpe a toda la N ación Española. Se conoce que el autor había adoptado en
este punto 1119 ideas de los extranjeros. nuestros enemigos. Parer.e bien extra"

Pensamientos P.• 5

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88 PEDRO FERMIN DE VARGAS

medio tan fácil de practi:::ar, y que dondequiera ha sur-


tido tan buen efecto, se despreció alternativamente, no
sé si por la sencillez misma de los americanos, por su
color y falta de barba, o por el orgullo y soberlJia de
los conqui:,tadores. Lo cierto es que éstos sólo atendie-
ron a dividirse los ricos despojos de una nación que no
los había agraviado, y que los recibía con las mayores
demostraciones de humanidad.
7. La corta población que había fue destruída por la
espada de los conquistadores y por la esclavitud. Tán-
tos males juntos obligaron a muchos indios a expatriarse
voluntariamente, retirándose a los bosques inaccesibles
del Reino. Otros resolvieron unánimemente no tener co-
mercio con las mujeres •... único monumento de esta
especie que nos ha dejado la historia, y que estaba re-
servado para el descubrimiento del Nuevo Mundo.
8. De esta manera, a muy poco tiempo de las con-
quistas se halló este Virreinato sin gente con qué culti-
var sus preciosas minas de oro y plata, única riqueza
que poseía, dimanando de esta falta la decadencia de
su comercio, de sus ciudades y la miseria general que
observamos actualmente. Sucedió a esta colonia lo que
al que toma una crecida cantidad de opio: que entra en
frenesí, para caer después en una absoluta inacción. Las

:lio que unu nacionea que tánto 8e lisonjean de humanidad y que tienen valor
para echar en cara 109 defectos de la otra, cometan crueldades increíbles, no
en un .iglo de i~norancia como el en que se hizo la conquista, sino en elite

ilustrado. Bueno prueba de lo que digo es lo que refiere don Antonio Ponz del
~uarico en 1" viaje, fuero Eapaña, tomm• pág.», (sic.) y alna muchas eo.a. de
q~e abunda la historia de otraa naciones. ¡Qué espectáculo tan triste no orre .•
ee a lú¡ OjOi de la ra~6n el infame comerí'io de negroi que ejerce la Inglate .•
rr.! ¡Qué crueldades no se cometen con e8toa infelice.! Léase con cuidado l.
Co".nd (.ic.) d. la G'0"K'afla d. difor.n.e •• dades. d. M. Plnch •• piPDR 23.

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PENSAMIENTOS POLITICOS 89.

ciudades de Tunja, Tamalameque, Tocaima y Mariqui-


ta son monumentos constantes de la revolución que cau·
só en el Reino la· falta de brazos, con qué animar las
minas. El oro embriagó a nuestros antepasados hasta
tal punto, que no les dejó conocer el verdadero sistema"
sobre que debían hacer sus poblaciones. La agricultura,
que alimenta al hombre, fue descuidada, las artes y las
manufacturas también, y este abandono les hizo soltar
bien presto el oro de las manos. Sucediéndoles lo que al
perro de la fábula, que soltó la presa que tenía en la
boca por coger la sombra que vio en el agua.

9. Sosegado el primer furor de las conquistas, y con-


solidadas éstas con reglamentos y leyes estables, es cier-
to que la población no ha ido a menos en este Rei-
no (1); con todo, sea el espíritu de caballería que reina-
ba todavía en Europa cuando el descubrimiento del
Nuevo Mundo, o sea la ignorancia general de aquellos
tiempos, la verdad es que muchos estatutos municipa-
les, lejos de mirar por el adelantamiento de la pobla-
ción, se opusieron a ella, aunque indirectamente. Oe
éstos podemos seflalar los que concedieron en feudo a
los indios bajo el nombre de encomiendas; además de
esclavizar a estos infelices, prohibían aquellas leyes que
los Encomenderos asistiesen en los pueblos más de una
noche, lo que apartando los amos de los esclavos impe-
día que aquéllos les hiciesen trabajar, les auxiliasen en

(1) El precio de 108 víveres del año de 1739, comparado con el de 68te
de 1791, n08 puede dar alguna idea del. aumento de la población que ha ha-
bido en Santafé, de aquel tiempo a éste. Los vS:veres aumentan 8U valor por el
n6mero de consumidores, o por las rjquezas de un lugar; éstaa no Be han
aumentado en Santafé: conque si aquél ha subido forzosamente ha de ler

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90 PEDRO FERMIN DE -V ARGAS

sus necesidades, y por último que velasen en sus propios


intereses (1), de modo que teniendo este reglamento

por el aumento de población. El estado siguiente manifiesta el precio a que


corrían lo. comeatible. en 1739, comparado con el que hoy tienen:

PRECIOS DE VíVERES EN 1739

Una arroba de vaca fresca ••.•.••••••• _~ w_~ • __ Oo •••••• ._~ 0,2 N. O


Un camero entero ._ , " ._. • __ . __ 0,5 ~ O

Un cerdo bien grsode. •••••..••.. .• • 4,0 » O


Una gallina _... .•.. •••.••..• • _'"... ,..•.. 0,1 » O
Un pollo , 00 0,0 ~ ~

Cuatro conejoa .. Oo ••••• __ - • • __ • •• • 0,1 » O

Una piel de ganado vacuno silve8tre .. Oo. •• 0,1 » }6


Un cordobán muy grandea. a ~ • .., .•••••• 0,5 » O
Una carga de harina con 10 arroba8 __u n •••••• __ • ••••••• S,, ';lo O

PRECIOS DE VíVERES EN 1791

Una arroba de vaca fresca. •._..__~ o ••• •••••• 0,6 r •• O


Un carnero entero .._•. ..__•.~ •• •.__ .•.• .•.•. 1,0 » O
Un cerdo gra.Dae_ .. __.... ~ . •. ..•. 12,0 » O
Una gallina 0,2 » O
Un pollo . , 0,1» O

Cuatro conejos. •. • . •... .•_ 0,6 )lo O

Una piel de ganado silvestre .. •... n. oo. ~ ••_ 0,4 » O


Un cordobAn muy grande_" h •••• ••• •••••• 1,0 » O
Una carga de harina con 10 arrobas.a 5,0 lO' O

(1) Un célebre político nota que 1011feudos fueron antiguamente en Fran.


cia de UD gran recurso para la población, y que viviendo los señores territo.
rillles en IUII propios feudoll, cada lugar principal venía a ser una ellpecie de
corte, y teniendo 108 señores mAs apro'Vechamient08 a proporción del mayor
número de vasullos. cuidabs n mucho de que éllt08 se aumentasen; y e' pro-
ducto de iua venta. lo derramaban entre ellos mismo8 con grande uti.
lidad,

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PENSAMIENTOS POLlTICOS 91

todos los defectos del derecho feudal, no tenía ninguna


de sus buenas cualidades (1).
10. A este yerro fue consiguiente otro mayor en el
repartimiento de las tierras. No hay duda que en la
plantificación de una colonia deben repartirsll éstas con
respecto a las facultades que tiene cada colono para su
rompimiento y cultivo; pero siempre que por parciali-
dad, por ignorancia u otras cualesquiera causas se pro-
ceda excediéndose en estos límites, se da lugar dema-
siado temprano a la desigualdad de fortunas, de que na-
cen las consecuencias más tristes para las gelleraciones
sucesivas. Los romanos, que desde su nacimiento levan-
taron los fundamentos de un poder inmenso, formaron
a este fin las mejores leyes agrarias que se conocieron,
prohibiendo que los patricios poseyesen más de 500 ca·
hizadas de tierra, ni que los plebeyos obtuviesen más
de treinta, limitando la opulencia de los unos y la mi-
seria de los otros; y esta igualdad, dice un célebre polí-
tico, les hizo aumentar extraordinariamente su pobla-
ción y sus fuerzas. En Roma había tantas cabezas de
familia cuantas suertes de tierra, lo que hizo que a los
289 aflos de su fundación se hallaron de ciudadanos ro-
manos solamente, según refiere Tito Livio, 124.214 ca-
bezas de familia. Debemos suponer que en todo aquel
tiempo no cesaron en Roma las guerras con los pueblos
vecinos; que aquellos republicanos odiaban el comercio,
y no tenían manufacturas algunas en qué entretener sus
ciudadanos, con que toda su ¡:.~blación venia necesa-

(1) Ya .e han abolido las leyes qne concedían encomiendQ' en América.


La Corte ha conocido 108 defecto. de muchos reglamentos antiguos que se·

'I;lfan en Amé~icaf ~ tod~ va arreglándoile con una •• bia mano, y conforme a


lo. principio. de una verdadera--política.

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92 PEDRO FERMIN DE VARGAS

riamente de su aplicación al cultivo de la tierra, y de


sus excelentes leyes agrarias.
11. De estas reflexiones resulta que habiéndose re·
partido las tierras desigualmente cuando se conquistó
este Reino, presto se hallaron muchos ciudadanos sin
fondos y otros con más de lo que podían cultivar, de
que se siguió la miseria de los unos e imposibilidad de
casarse, y la necesidad de los otros de dejar gran parte
de sus tierras sin aprovechamiento.
12. El horror con que se vio la introducción de ex·
tranjeros en estos países y la severidad con que se pro-
hibió, ha tenido a nuestra población en el estado de lan-
guidez en que la vemos. Los espaí'loJes que vinieron a
este Reino fueron poquísimos respecto de su extensión.
Los indios habían desaparecido casi del todo, y los ne-
gros que se introdujeron, o no probaron bien en estos
climas, o eran en tan corto número que no podían reem-
plazar la pérdida de los habitantes naturales. Así, la
prohibición del comercio con los extranjeros en Amé·
rica opuso a nuestra población un obstáculo inven-
cible.
13. No há muchos aí'los que se franqueó el comercio
de cabotaje, que estuvo prohihido tan largo tiempo. Y
estos yerros multiplicados no se pueden atribuír a otra
cosa que a la ignorancia de los principios más claros de
política (1). Porque, ¿cómo es posible que de otra ma-
nera se pueda creer que en un Estado se prohiba a los
vasallos la comunicaciÓ,n de unos puertos a otros, y que
las Provincias se socorran mutuamente sus necesidades?
(1) Este pedodo parece adulterado, y juzgo qne ~!e dirá que DO ,e paede
atribuir a otra eo.a que • l. ignorancia ~de 108 principios mAs elaroade po-
lhica;

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PENSAMIENTOS POLITICOS 93

Consiguiente a este yerro fue el de la expedición de las


flotas y galeones que hlGÍan sumamente tardío el co-
mercio de estos dominios con su metlópoli, y a este
respecto todas las correspondencias. La Corte por esta
falta de comunicación rara vez se instruía de lo que pa·
saba por acá; los vasallos vivían oprimidos de los Go-
bernadores, y éstos, seguros de la impunidad de sus crÍ-
menes, cometÍdn los mayores excesos. Fue origen de mu-
chos males esta interrupción de noticias, y prueba evi-
dente del carácter fiel de los americanos la resignación
con que lo sufrían sin hacer el más leve amago de in-
obediencia.
14. A estos yerros políticos debemos agregar otros
físicos que fueron muy poco favorables a nuestr'l po-
blación en sus principios. La fundación de mnchos lu-
gares no se hizo con los conocimientos necesarios para
la salud y bienestar de sus moradores. Cartagena, Mom-
pós, Múzo y otras ciudades no gozan, aun después de
casi 300 al'los de fundación, toda la salubridad precisa
para su adelantamiento. En todos estos pueblos se ob-
servan periódicamente varias enfermedades que arrui·
nan todos los al'los gran parte de su población. Y si no
fuera por el comercio de los primeros, y quizá porque
sus habitantes se mantienen la mayor parte de pescado
(alimento que según la conjetura de un sabio político
es aparentísimo para la propagación de la especie hu-
mana), ya no habría gente en aquellos pueblos.
15. Otros climas hay, y siempre son 10l! cáíidos, que
producen enfermedades lentas pero incurables, y que
si no destruyen la población, a lo menos la deforman.
Hablo d\ll mal de San Lázaro, queva cundiendo en todo
el Reíno por los leprosos del Socorro. Esta. enfermedad,

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95 PEDRO FERMIN DE VARGAS

que proviene, según unos, de la carne de puerco; y se-


gún otros, de la demasiada transpiración, hace cada día
progresos lastimosos entre aquellos moradores. Ccmo
los lienzos bastos de que viste el pueblo en todo el Vi·
ueinato son fabricados por gran parte de aquellos infe-
lices, son de temer las consecuencias más funestas para
nuestra población si no se aplica con tiempo el remedio
conveniente.
16. Las viruelas son de todos los países; pero en
ninguno causan tantos estragos como en América. Ellas
destruyen lo que la espada de los conquistadores per-
donó (1). La tardanza conAue suele venir este azote
hace más sensible sus efect03, y acometiendo a viejos y
niflos indistintamente produce en nuestra población un
vacío irreparable. De esta manera destruída la pobla-
ción en este Reino por la espada, por las minas y enfer-.
medades; imposibilitado su restablecimiento por los re-
glamentos que prohibían la entrada de extranjeros y
embaraz;¡ban los progresos de la agricultura, comercio
y artes, que se contrariaban en muchas partes por el cli-
ma, vino a reducirse al estado de una colonia aislada,
que no tiene otros recursos que los de una agricultura
débil y miserable. De aquí es que en la prodigiosa ex-
tensión de todo el Virreinato no contamos arriba de
2.000.000 de habitantt:s, después de cerca de 300 anos
que han pasado desde su conquista.
17. Para conocer cuán cortos son los recursos de
esta población y lo poco que debe esperarse de ella,
no hay más que calcular el número de nacidos en cada
un ano, suponiendo, como dije, que el número de habi-
tantes del Reino sea de 2.000.oco; y correspondiendo
(1) Véase 1•• note dol n6moro 6.

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PENSAMIENTOS· POUTICOS 95:

siempre el número de los que nacen al de los existentes


en razón de 1 a 23 y 24, Y aun más en las ciudades
según el comercio y extensión, calcularemos por un tér-
mino medio que será por 24, diciendo: 2.000.000 por
este número, el resultado son 83.333, que es el nt.mero
de nacidos en año común. Por el mismo estilo se ha
llegado a conocer que los muertos son a los vivos como
1 a 29; y haciendo la misma operación, resultan 68.965

muertos en afta común, que restatlos de los 83.333, dejan


14.368, que sería el aumento de nuestra población en ea.
da al'1o; y la que tendríamos dentro de 25 seria, según
el mismo principio, de 3.059.200, con corta diferencia.
Así, pues, para que llegase e;.ta colonia a tener la po.
blación que necesita y puede alimentar, sería preciso
que pasasen millares de siglos, y que no hubiese en
tiempo alguno enfermedades epidémicas, ni otras cau-
sas que contrariasen su aumento. Veamos entretanto
cuáles son los medios de acelerar esta población dentro
de un corto número de al'1os. El cuerpo p0lítico, dice el
amigo de los hombres, pue:ie compararse a _un árbol,
cuyas raíces son la agricultura, el tronco la población,
y las ramas, hojas y frutos, la industri;¡ y el comercio.
Esta hermosa comparación manifiesta de un golpe el
arte de engrandecer un Estado, y la necesidad que hay
de mantener en él una agricultura floreciente, como
principio y origen de la robustez del árbol. Aventurare.
mos nuestras ideas acerca de un objeto tan esencial.
18. El descubrimiento del Nuevo Mundo y de las In-
dias Orientales, después de haber causado en todos los
Estados de Europa una extrafla revolución polftica, ha
dado origen ainl!.umerablesnecesidi!.d.esfictkias, sil). las
cuales no pueden pasar sus habitantes. El café, el té, el

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96 PEDRO FERMIN DE YARGAS

chocolate, etc., son objetos de lujo necesarios para to·


dos los cuerpos. Las artes y la medicina han entrado
también en parte de estas mismas necesidades, y hé aquí
una m'3ltitud de I amos de agricultura y de comercio
con que podemos entretenemos ventajosamente. Si se
atiende a que los franceses e ingleses, con el solo cultivo
de sus colonias han triplicado su comercio, su población
y sus riquezas, y que nosotros con nuestro oro y plata
no hemo:, hecho otra cosa que empobrecer, se conocelá
fácilmente la ventaj ~ de la agricultura sobre las minas.
t 9. La prodigiosa extensión de terreno que tenemos
en el Reino, su maravillosa fecuodidad y la, uaratura de
su precio, nos pone en estado de cultivar con mayores
ganancias todos los frutos de las islas, y por consiguien-
te de darlos a mejor mercado que los extranjeros. Ya se
quejan éstos de que el aumento de cultura va haciendo
decaer el terrenc de las islas de su primera fertili-
dad; teniendo nosotros nuestros terrenos vírgenes, es
positivo que en igualdad de extensióo cogeríamos du-
plicados frutos; circunstancia que nos pondrá en es-
tado de venderlos más baratos, con ventaja de nuestra
balanza. Sólo hay un inconveniente que temer en esta
operación, y es que los extranjeros han perfeccionado
extremadamente su cultura, y así sería preciso que nos-
otros elevásemos la nuéstra al mismo grado para que
nuestras producciones tuviesen en Europa la misma re·
putación. Pero esto se podría conseguir con el estable-
cimiento de sociedades patrióticas que ayudasen con
sus luces y fundas a la perfección de nuestra labranza.
Los franceses mantienen en la Martinica un Tribunal
cuyas delIberaciones versan únicamente acerca de los
objetos propios al adelantamiento y extensión de la

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PENSAMIENTOS POLITICOS 97

agricultura. ¿Y no podremos hacer nosotros otro tanto


por la prosperidad de la nuéstra? (1)
20. Sin el auxilio de estos cuerpos patrióticos no
hay que esperar ningún progreso, pues sólo ellos de sus
fondos podrían pensionar algunos jóver.es aplicados que
viajando a las posesiones extranjeras se instruyesen ocu.
larmente en las máquinas de que se valen allí para el
mejor y más fácil cultivo de sus producciones. Por este
medio conseguiriamos una ventaja incomparable; pero
aún quedaba un paso que dar en esta carrera.
21. Este seria permitir la extracción libre de nuestros
frutos a las mismas islas, o cualquiera otra parte de Eu-
ropa en derechura en embarcaciones nacionales. Los
comerciantes de la Península no han adquirido aquel
grado de reputación que sólo es capaz de las grandes es-
peculaciones del comercio, ni éste en general tiene to-
davía en Espaí'la la actividad que entre las demás nacio-
nes. Así es que dando una vuelta inmensa a nuestros fru-
tos por los puertos de la MetrópoJi, o salen demasiado
caros, o entretanto se surten las demás naciones de sus
propias colonias. Los extranjeros son demasiado celo-
sos de sus intereses, y no hay que esperar que vayan a
pagar en Espaí'la el flete y del echos de aquellos frutos
que ellos mismos cultivan. Sería, pues, lo más seguro
lIevárselos nosotros mismos, o permitirles la venida de
sus navíos a nuestros puertos. En esto no podría haber

(1) Acaba de c,rigirse un Consulado de Comercio en la ciudad y puerto de


Cartagens, en virtud de la Real Cédula de 14 de junio de 1795, que tiene mu ..
cha semejanza con el que dice el autor mantienen los franceses en l\1artinic8.
En el artículo 22 Be le encarga especialmente el fomento de la agricultura.
'""LBprotecci6n J dice, y fomento del comercio será el cargo principal de este.
JUDta, y cumplirá con él procurando por'lodos los medios posibles el adeJa.a-
camiento de la agdcultu,ra, 1.8 mejora ~~ .el c~ltivo y beneficio de los fru-
to ••• te., 8l<;:».

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98 PEDRO FERMIN DE VARGAS

otro inconveniente que el del contrabando; pero esto


sería quizá menos de lo que hoyes, si se concediese la
venta de aquellas cosas que no se fabrican en la Pe-
nínsula y que son de un consumo necesario en estos
dominios. Pongo por ejemplo: las harinas, la loza, los
pintados, efectos que gastamos generalmente de contra·
bando sin que se pueda impedir; pues aunque (sic) des·
pués de la rdorma de derechos que ha habido con el es·
tablecimiento del comercio libre, gana el comerciante
clandestino un 64 por lCO más que el comerciante legí-
timo. Los franceses e ingleses no son menos celosos del
contrabé.ndo que nosotros; con todo, permiten recípro-
camente todo aquello de que no pueden surtir a sus co-
lonias, por cuya razón siempre se han llevado a N arte
América ios azúcares, los cafés, aguardientes y mela-
do de las posesiones francesas, trayéndose en retorno
las maderas, harinas, carnes, pescado, ete.
22. Aumentado el comercio con esta libertad, era
consiguiente el aumento de nuestra agrir.ultura, y a este
respecto el de la población del Heino, que crece siem·
pre en razón de las ganancias que hallan los vasallos en
el aprovl~chamiento de sus tierras. e El pueblo, dice el
dóctor Franklin, se aUluenta dondequiera a proporción
del número de matrimonios, y este número crece según
la facilidad que halla el hombre para mantener su fami-
lia. En un país en donde a':lundan los medios de subsis-
tencia, muchas personas se apresuran a casarse». La
unión de 1 hombre y de la mujer .... sólo puede dejar de
hacerse en un país n:íserable, en que como aquí, carece
t.l pueblo del estímulo de la ganancia, o en un estado
oprimido por el lujo y los impuestos que hacen costo·
sísimo el sustento de una fdmilia ..

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PENSAMIENTOS POLITICO 99

23. Para aumento de nuestra agricultura, seria igual-


mente necesario espai'lolizar nuestros indios. La indo-
lencia general de ellos, su estupidez y la insensibilidad
que manifiestan hacia todo aquello que mueve y alienta
a los demás hombres, hace pensar que vienen de una
raza degenerada que se empeora en razón de la distan-
cia de su origen (1).
Sabemos por experiencias repetidas que entre los ani-
males, las razas se mejoran cruzándolas, y aun podemos
decir que esta observación se ha hecho igualmente en·
tre las gentes de que hablamos, pues en las castas me-
dias que salen de la mezcla de indios y blancos son pa-
saderas. En consecuencia, de estas observaciones y de la
facilidad que adquiriría nuestra legislación patria, sería
muy de desear que se extinguiesen los indios, r:onfun-
diéndolos con los blancos, declarándolos libres del tri-
buto y demás cargas propias suyas, y dándoles tierras
en propiedad. La codicia de sus heredades haría que
muchos blancos y mestizos se casasen con las in·
dias, yal contrario, con 11) que dentro de poquísimo
tiempo no habría terreno que no estuviese cultivado, en
lugar que ahora la mayor parte de los q:.¡e pertenecen a
indios se hallan eriales.

(1) L08 iudios, como todos los hombres, no tienen otro origen que el ca-
m6n y geneJ:'al. Si el autoT entiende una familia que con el transcurso de lo.
a6.08 8e empeor6, es decir, perdió su cultura y, dejádose a si misma y a
tUl psaiones, le embruteci6, no tenemos qué Dotar en 8U9 expresiones de una
raza degenerada. pero si nos quiere dar a entender otra co.a, no suscrihi.
mos a BU modo' de pensar. Mr. Do la Condamine, cGnsiderando la insensibili-
dad, estupidez y cortoa alcances de loa indios en su viaje del 1'(0 de 108 Ama-
lonas, p&ginas 50, 51 Y 52, laca una consecuencia, que barfi bonor a su juiM
c:lolo modo de pensar: «On ne peut voir sans humiliation combien l'hom-
me abandcmnsQ l~ simp~e _natu~e _privé d' éducation el de differe peu de la
bIt •••

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100 PEDRO FERMIN DE VARGAS

24. Ya dije que la ilimitada extensión de muchas


haciendas ocasiona un vacío grande en la población de
estos países. Estas grande-s heredades, convirtiendo en
pastos las tierras de pan, privan al Reino de gran nú·
mero de gentes que podrían hallar su suerte en donde
ahora se alimentan los animales. Un reglamento que
pusiese término a estas grandes heredades haría un ser·
vicio importante a esta colonia. La Ley de Enrique VII
que permitió a los grandes señores ingleses la enajena-
ción de sus feudas, produjo muchas ventajas a la Ingla-
terra; porque bien presto las posesiones inmensas de
los Barones se disiparon por grados, y las de los Co-
munes se extendieron. Lo cierto es que en los Distritos
de Vélez, Socorro, San Gil y Girón, en que todavía no
se ha dado lugar a las grandes haciendas, se ve mayor
número de gentes que en las demás partes del Reino,
y es porque repartidos sus habitantes en pequeñas he-
redades, cuya propiedad les pertenece, las cultivan con
el mayor interés, y tienen suficientemente con ellas para
mantener sus familias. Viven aquellas gentes como los
primeros romanos, y como e:los aumentan progresiva-
mente su población.
25. El permiso ;¡ la entrada de extranjercs, que se ex-
tendió en España en el reinado presente a los puertos
de mar, derogando las leyes que lo prohibían, podría
igualmente concederde respecto a este Reino, y este se-
ría un gran medio de poblarlo. Este ha sido el princi-
pio adoptado en las colonias inglesas de la América
Septentrional. La Gran Bretaña, que conoció la impor-
tancia de mantener colonias ricas en el Nuevo Mundo,
y que no quería hacerla a costa de su población, inventó
primero mandar a sus establecimientos ultramarinos los

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PENSAMIENTOS POLlTICOS 101

malhechore& de la Metrópoli. Estos se vendían a los la-


bradores, y debían servir 7 ó 14 aftos según la calidad
del delito. Prestase disgustaron de estos hombres vi-
ciados y propensos siempre a cometer nuevos crímenes;
y para reemplazarlos se valieron de los holandeses, que
reclutaban de los países de Alemania familias in digen-
tes y las vendían luégo a los colonos a quienes servían
cuando más 8 aftos si eran mayores de edad; pero sus
hijos menores no salían de la potestad de sus amas has-
ta cumplir 21 aftos, término de la ~ayor edad en las
colonias inglesas. En saliendo de esta servidumbre go-
zaban indistintamente de todos los derechos de ciuda-
danos, y obtenían las mismas prerrogativas. 2.000 ale-
manes llegaban todos los años a los puertos de la Amé-
rica Septentrional y acrecentaban su población y riqlleZa.
26. No contento con estos socorros, TrumbulJ, en
1767, fue a ofrecer a los griegos del Peloponeso un asi.
lo en América contra la opresión de los turcos. Consi.
guió 1.000 emigrantes, que llegaron felizmente a la Flo-
rida Oriental. El clima y la estación, que eran contrarios,
destruyeron una cuarta parte. Lo que escapó del primer
desastre ha gozado de~pués de una salud inalterable, y
esta pequeña población en 1776 tenía ya cultivada una
prodigiosa extensión de terreno, mantenía gran número
de animales para su consumo y trabajos, y después de ali-
mentar a sus habitadores exportaba para Europa 65.500
libras de añil, «Qué diferencia no se observa, dice un
célebre autor, entre un establecimiento concebido y fun-
dado por un hombre sabio y pacífico, y las conquistas
hechas por hombres avaros e ignorantes, entre el estado
actual de la América Meridional, y lo que fuera si los
que la descubrieron hubieran sido animaaos del mismo

BANC.O DE LA REPURII(' .•.

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102 PEDRO FERMIN DE VARGAS

espíritu del buen Trumbull! Su ejemplo enseihrá a las


otras naciones que la fundación de una colonia no nece-
si!a de tántos gastos, sino de un poco de prudencia~.
27. S: los ingleses han conseguido una población
respetable careciendo sus colonias de los atractivos del
oro y de la plata de que abundan las nué~tras, ¿qué no
podemos prometemos nosotros de estos agentes tan
poderosos? Abramos nuestras posesiones, deroguemos
las leyes que lo impiden, y se verá florecer la América,
sin necesidad de otra operación. Los progres03 que van
haciendo las ciencias en eRtos tiempos hacen creer que
esta insociabilidad tendrá fin, y el ejemplo de la isla de
la Trinidad hace más probable esta esperanza. Alguna
vez se conocerá lo que vale un hombre de 24 o 30 afios,
sano, robusto y vigoroso, la pérdiria que causa al país
de donde se expatria, y el presente ventajoso que hace
a la nación extranjera, a cuyo suelo lleva sus brazos y su
industria, la extraí'ía estupidez de hacer pagar el dere-
cho de hospitalidad al que viene a multiplIcar con su tra-
bajo las producciones de la tierra, o las obras de las artes,
la profunda política de un pueblo que convida a los mo-
radores de las Provincias confinantes a que se fijen en
sus pueblos, en sus campos, o a que frecuenten sus pro-
vincias, llevando de una lo que falta en otra, y cuán indi-
ferente es el valor de los frutos que deban su nacimiento
a manos espaí'íolas, o a manos holandesas.
28. Después que se ha abierto el comercio libre a
todos los puertos de la Península, no podemos negar
que van recibiendo nuestras costas algún fomento. Pero
la tierra adentro está lo mismo que en tiempo de los
galeones, PO'( la imposibilidad de nuestros caminos. Las
compañías proyectadas por don Bernardo Ward son el

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PENSAMIENTOS POLITICOS 103

único medio que hallo yo adaptable a este objeto tan


interesante a nuestra agricultura y ccmercio interior. Si
el proyecto del camino de Opón, concebid) según aque.
Ila idea, se realiza, podemos prometemos una venta fácil
de nuestras harinas en la costa. El Soberano que prote-
ge tan generosamente este asunto hará un servicio gran-
de al Reino poniéndonos en estado de dar pan a nues-
tros puertos. Ni! desperandum Treuco duce, ei auspi-
ce Treuco.
29. De la agricultura y el comercio: acerquémonos
a la industria y veamos cuál es la que conviene al Rei-
no. Sabemos que las artes y manufacturas, dando ocu-
pación a los ciudadanos que no tienen fundas de tierra,
y elevando tal vez su industria a un valor inmenso, equi.
libran las clases del Estado, conteniendo la prepotencia
de los propietarios o daei10s de las subsistencias. El
Reino no puede aspirar por ahora sino a ciertas manu-
facturas bastas, que sirvan para vestir al pueblo, y que
no fabricándose en la Madre Patria no pueden entrar
en la prohibición de las leyes. «Es un gran beneficio
para una provincia pobre, dice el Marqués de Mira-
beau, poner en manos de sus habitadores aquellas co-
sas que no pueden menos de consumir:o. La distancia
de la Metrópoli, los derechos que pagan las mercadu-
rías europeas y la pésima disposición de nuestros ca-
minos, encarecerían tánto las ropas bastas, que última-
mente la necesidad hizo inventar a los habitadores de
las villas del Socorro y San Gil unos tejid,)s de algodón
que se han hecho generales después para vestuario de
las gentes pobres. Además de estas ideas generalmente
conocidas acerca del fomento que da I! in~u~tria, ob.
servamos la abundanda de gentes que hay en aquellas

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104 PEDRO FERMIN DE VARGAS

villas y el mutuo auxilio que reciben allí la agricultu.


ra y el comercio de esta tan corta ocupación. En efecto,
la fabricación de los lienzós bastos entretiene con la pre-
paración del algodón, hilado, etc., gran número de in-
dividuos, entre los cuales podemos enumerar las mujeres
y niños, que en aquellas partes no sirven de peso a los
padres ni a los maridos. De esta manera ocupadas todas
las familias, y bastando el trabajo de cada persona para
su sustento y vestido, no temen unirse con el vínculo
del matrimonio porque no temen los inconvenientes
que le acompañan en estos países. La Provincia de
Quito se halla bien poblada sin tener minas, y es p'or-
que, como dice muy bien un historiador de América,
las manufacturas ejercitan allí los brazos, que las minas
enervan en otras partes. E~to nos debiera servir de mo-
delo para que propendiésemos siempre, por medio de
las suciedades económicas, al establecimiento de algu-
nas fábricas, en la varia extensión del Reino. Todo
hombre de algunos conocimientos sabe la imposibilidad
en que se halla nuestra Península de surtir a sus colo-
nias de los géneros que necesitan, y que a pe>ar de los
esfuerzos que se hacen actualmente, no lo conseguire-
mos jamás. ¿Por qué, pues, lo que recibimos del ex-
tranjero no permite que se fabrique en sus posesiones
de Améric¡,? Si h~y alguna nación sobre el globo que
no necesite de las demás para cosa alguna, es segura-
mente la nuéstra; pero un vano recelo la ha fascinado,
de tal suerte que prefiere el dolor de derramar sus ri-
quezas entre los extraños, a la satisfacción de repartirlas
entre sus colonias, cuyos habitantes concurren a su en-
grandecimiento, y la elevarían a un grado de poder a
que no podrá aspirar ninguna otra nación. La indepen-

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PENSAMIENTOS POLITICOS 105:

den da de éstos dominios es un fantasma con que los


demás pueblos nos asustan continuamente, porque ig-
noran el carácter de fidelidad común a todos los espa-
Boles de ambos mundos; a más de que l>aju un gobier-
do dulce y humano no son de temer semejantes revo-
luciones.

30. Supuesto, pues, que Espafla, aunque todos sus


moradores se convirtieran en fabricantes, no puede por
sí sola surtir a sus colonias de los efectos que necesi~
tan, se podrían establecer aquí con gran reputación por
la abundancia de primeras materias, fábIicas de coto-
nias, de sargas, vidrio, loza, papel, etc., y entonces
vendrían de allá los géneros finos que tienen salida en.
tre las gentes ricas, y que por su corto volumen y peso
pueden llegar aquí a precios soportables. De este modo
permanecerían las riquezas encontradas en la misma na-
ción, y el oro y plata vivificarían asombrosamente estos
dominios a quienes el peso de la pobreza mantendrá
largo tiempo en su infeliz; estado si no se adoptan estas
saludables ideas.
31. Hasta aquí hemos hablado solamente de las re.
formas que deben hacerse en punto de agricultura, co-
mercio e industria. Reflexionemos ahora acerca de las
causas físicas que atrasan nuestra población.
32. La ignorancia de los conquistadores en materias
físicas, y su espíritu quijotesco, no les dejó prever a los
principios las consecuencias de la mala fundación de
muchos' lugares. Se ataron puramente a las circunstan-
cias que les hacían obrar en aquel tiempo de turbación,
y no atendieron a la salud de sus descendientes. Carta-
gena, Mompós, Honda, etc., fueron en aquellos tiem.
pos sepulcro más bien que habitación de sus ci1ida~

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106 PEDRO FERMIN DE VARGAS

danos. Los bosques inmensos de que están rodeadas


aquellas villas que embarazan la libre circulación del
aire, las lagunas y ciénagas que las circundan, y las
inundaciones de los ríos que pasan por sus inmediacio-
nes, son origen de las enfermedades que reinan en aque-
llos pueblos. Un poco de actividad bastaría para que
limpiando los campos y oponiendo diques a los ríos ce-
sase de una vez para siempre el motivo de tántos males.
¿Qué objeto más digno de la atención del Gobierno?
33. Aún es más sencillo el remedio que podría po-
nerse a la lepra del Socorro. Este mal, sea cual fuere la
denominación que le den, es contagioso, inutiliza a los
que acomete, y sobre todo es incurable, circunstancias
que lo hacen mirar en aquellos parajes como un azote
terrible. Se me ha asegurado por personas inteligentes
y verídicas que pasan de 300 los leprosos que existen
en las jurisdicciones del Socorro, San Gil y Girón. Para
remitir al hospital de San Lázaro de Cartagena tan cre-
cido número de infelices no hay fondos suficientes; a
más de que cuando se trata de hacerla se ocultan los
más por la casi certidumbre de morir en el camino, o
por el odio con que se mira a aquella plaza en todo el
Reino. De aqui es que siempre quedan más, que van
inncionando a los demás, y aunque se conozcan se to-
leran por la imposibilidad de separados. Estoy seguro,
por los conocimientos que tengo en el asunto, de que
siguiendo el plan que hasta ahora se ha adoptado, ja-
más se extinguirá la lepra en aquellas poblaciones; y
sólo construyendo un hospital general en las mismas
jurisdicciones, adonde se lleven indistintamente todos
los atacados de este mal, se podrá conseguir su total
exterminio. El cuartillo de aguardiente sería suficiente

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PENSAMIENTOS POLITICOS - 107

para esta obra, extendiendo su concesión a las dos pro-


vincias de Tunja y Llanos de Casanare, pues el hospi-
tal no se reduce a otra cosa que a un cercado grande
distante de toda comunicación, dentro del cual les mis-
mos leprosos podlÍan fabricar casas a muy poca costa.
Establecido el hospital en un paraje proporcionado,
aunque se ocultasen por algún tiempo algunos lazari-
nos, luégo que fuesen descubiertos, serían conducidos a
él irremediablemente, y recibirían allí los socorros de
la caridad de sus hijos, deudos y amigos, gozarían del
producto de sus caudales, si eran ricos, y tendrían el
consuelo de vivir y morir en sus aires nativos. Por este
medio y prohibiendo estrechamente la unión de hom-
bres y mujeres, aunque fuese legítima, es positivo que
se extinguiría la lepra dentro de cincuenta años, y no se
desacreditarían los tejidos de aquellos pueblos.
34. Las viruelas tienen dos remedios que igualmen-
te pueden aplicarse en este Reino. El más seguro sería
evitar su introducción, por medio de cuarentenas bien
arregladas, Il.légo que se conociese el contagio, o ~sta-
bJeciendo en los puertos, y siempre lejos de poblado,
hospitales destinados a curar indistintamente a todos
aquellos que fuesen acometidos del mal. El otro esia
inoculación bien dirigida. Este remedio, cuando no se
puede evitar el mal, es el único que ha prevalecido entre
las naciones sabias de Europa; se adoptó generalmente
en Inglaterra y sus colonias de América Septentrional,
y ha producido en la última epidemia de 1783 los más
bellos efectos, a pesar del fanatismo que intentó des-
acreditarlo. Si nos hacemos cargo de que en Europa,
gonde por ser endémico este mal, sólo acomete a los
nifl.os, que son los que mejor lo pasan, se lleva con todo

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108 PEDRO FERMIN DE VARGAS

más de la décima parte, ¿cuánto será el número de los


que arrebatan las viruelas en las demás poblaciones, aco'
metiendo a niños, jóvenes y muchas veces aun a les
viejos, por el dilatado tiempo que suele mediar de una
epidemia a otra? Esta consideración y los ejemplares
que tenemos a la vista, principalmente el del año 1783,
en que murieron en la sola capital cerca de 4.000 persa'
nas, harán que en lo sucesivo se tomen todas las pre-
cauciones imaginables a fin de evitar o suavizar este:
terrible azote de la humanidad.
35. El remedio .que necesitan las demás enfermeda-
des propias de estos climas, pende del estudio de la me-
dicina y de la fundación de hospitales. Ambos objetos
se hallan lastimosamente descuidados, y es un dolor que
habiendo en Santafé tántas cátedras de Teología (facul-
tad que a excepción de la Moral es muy poco necesaria
en est<Js países) no se haya puesto cuidado en una de
medicina, tan útil al hombre en el estado de enferme-
dad en que le faltan todos los recursos y le cercan to-
das las necesidades. No tengo qué decir acerca de esto,
sino que los padres de la Patria lo pueden remediar si
los votos y necesidades del Reino merecen algún apre.
cio en su corazón.
36. N o son menos embarazosos a la población (por-
que lo son al cultivo ya la industria) los demasiados
días de fiesta. Como la mayor parte de nuestros labra.
dores viven desparramados en los campos, y distantes
de los lugares, el día de fiesta, aunque no sea más que
de oír misa, lo pierden del todo, si han de cumplir con
el precepto. En la ida y vuelta al lugar gastan lo me-
jor, que es la mañana. Este inconveniente es mucho más
grande en aquellos pueLlos de mucha extensión en que

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PENSAMIENTOS POLITICOS 109

-tiene el párroco que esperar más largo tiempo para de.


cir la misa. El remedio que esto tiene bien se deja en-
tender, que es reducir los citados días a menor número.
o arreglar la población al modo· de Europa, pero esto
último en las circunstancias de hoyes de mayor incon-
veniente para la agricultura, porque ahora el labrador
vive en medio de sus sembrados. y cuida de ellos día y
noche en vez de que retirado al lugar dejaba expuesta
su heredad a los tiros de los ladrones.
37. Aunque el número de nuestras tropas no es
muy crecido. con todo, los soldados se hallan sin des-
tino al tiempo de cumplir sus empei'los. Podrían repar-
tírseles tierras realengas en propiedad al modo que hi-
cieron los ingleses en la Florida. Esa sería una gran
recompensa, y el soldado viviría y serviría más gust~-
samente con la esperanza de hallar después de su tiem-
po una suerte de tierra capaz de alimentarlo el resto de
su vida.
38. Ultimamente me parece que para fomentar nues-
tra población por todos los medios posibles se debían
proporcionar los establecimientos según las circunstan.
cias del Reino. Por ejemplo: los estudios radicados en
la capital, en donde los víveres son forzosamente más
caros, y en donde el ejemplo de la corrupción gana más
prontamente a los jóvenes, debían fijarse en otros luga-
res que por su temperamento, la baratura de sus víve-
res y !lermosura de sus campos fuese más a propósito
para el estudio y recreo de los que toman esta carrera.
La tropa podlía igualmente repartirse en los lugares
·pobres, y de este modo se vivificaría mucha parte del
Reino. Todo el secreto de la vivificación interior con-
siite. según el Amigo de los Hombres, en que el príncipe

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110 PEDRO FERMIN DE VARGAS

lleve sus auxilios y soldados a aquel país en donde los


súbditos son muy cortos, o que si mayor urgencia se
lo impide, haga bajar aquellos a proporción del desem-
bolso que allí se haga.
39. Concluyo esta memoria diciendo que la pobla-
ción sólo puede aumentarse en razón de la cultura de
las tierras, de la industria y del comercio, y que estos
ramos se hallan tan íntimamente enlazados que no pue-
den desunirse sin que decaiga la población de un Esta-
do. Que mientras no se abran al comercio y naturali-
zación de extranjeros, y se franqueen los caminos por
tierra, no tendrán salida nuestros frutos ni aumento
nuestra agricultura. Que si no se estimulan las manufac-
turas bastas, será siempre lo interior del Reino un de-
sierto vasto porque su distancia a las costas opone un
obstáculo invencible a su comercio.
y si a estas providencias generales Be agregan otras
particulares que apunto, y de las cuales ninguna es gra-
vosa al Soberano, ni a sus vasallos, conseguiremos den-
tro de muy poco tiempo una población respetable, y en
lugar de los 2.000.000 de almas que contamos podie-
mas lisonjeamos de tocar aquel número de gentes que
como increíble leemos en las historias que hubo en Es-
paña y en otras regiones en tiempo de los romanos (1).
Yo lo deseo por ftl bien de mi patria, a cuyo fomento, ya
que no puedo concurrir con mi caudal, como el noble
patriota que excita este discurso, concurrí gustoso en el
débil eco de mi voz, hasta exhalar el último aliento.
(1) Según los juiciosos cálculos de Arriquibar, conteniendo EliIpafia .610
29.000.333 leguas cuadradu, puede admitir la poblaci6n hallta 36.600.000 e.l·
ma•. ¿Cuántas no cabrían en el!ote Reino 1 que cuenta do. tanto. m" de leJuaI
cuadradas?
(V'a,o Arriquibart RGCTeacion., PoU,ica,),

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APENDICE
En el texto hay cinco Dota. marginales que diccn aa{:

1. Pbrafo número 7, foUo 0& (. la vuelta) del original: El autOr DO habla de


la naci6n; 8610trata del furor de los conquistadores que 8e aabe eran hom-
bre. por la mayor parte lin educaci6n, aventureros. ate. La naci6n el UD
cuerpo JUuy re.petable y el que puso estas notas pudo eXCU88r al autor una
acu.acién tan (inju'la?)

2. Párrafo número 19, (olío 15 (8 la vuelta) del original: Colocada esta


junta a suma distancia· de las tierra. de labor y compuesta de negociaDte •
• in luces ni amor al paía, nada ha hecho ni hará, ni puede hacer de.de .1U
en beueficio de la agricultura, caminos, ete. S6lo ha servido para aumentar 1••
carga. '1 Cormar 1011I pleito. aquel tribunal y 188 dispufjlciones por lo inte-
rior.

3. P'rrafo n6.mero 84. folio 29 (. la 'Vuelta) del original: El del!Jcubri•.


miento de la vacuoa ha evitado ya 108 ea trago. de la viruela. pero se eOD.er-
..,. eo muy pocos Jugarse del Reino, y DO tarda eo perderse e,te pl'ecio.o BO"
tldoto.

4. PiRalo D1Ímero 34, folio 30 (a la vuelta) del original: Ya se e,rabJeci6


en el Colegio Mayor del ROlario, y actualmente practican 8 jóvene. que hi"
cieron grandes progreso. bajo los auspicios de D. D. Vicente Tejads, natural
de eate Reino, hombre tan eminente en la medicios que por ftotonomada le
llaman el Divino, el Sabio. etc.
S. PArrafo número 39. folio d3 (a la vuelta) del original: En e.te año de
1809 8e regulan ya cerca de 4.000.000, aunque por el de8cuido, ete., DO .e ba
hecho un cataatro exacto. La regulaci6n del autor también 88 cree muy infe.
rior al yerdadero (eatado) de la .•.ida que habla ento~ée••

Pensamientos P., 6

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ESCRITOS VARIOS

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DE LA FALTA DE ALBERGUES Y POSADAS

Excelentísimo señor:
Uno de los puntos de gobierno que más interesa la
felicidad pública es la conveniencia y facilidad con que
deben ser auxiliados los traficantes; porque siendo ellos
los que nos traen lo necesario y nos compran lo super-
fluo, son acreedores de preferencia a la atención de los
que gobiernan, si queremos tener despacho de nuestros
frutos y utilidad en los precios de aquellos que com-
pramos.
Entre los muchos estorbos que hay que remover para
aspirar al grado de felicidad que necesita el comercio
interior del Reino, es sin contradicción uno de los prin-
cipales )a falta de albergue, o posadas, que se experi-
menta en todas partes. La escasez de población, la falta
de cultura y de comercio que sufrimos con el mayor
dolor, ha sido causa de que los traficantes se hayan
acomodado en los caminos de tierra a marchar preve-
nidos de tiendas en que se abrigan por la noche, sol-
tando sus recuas al campo a que pasten la yerba que
encuentran. De esta manera, careciendo de pesebres y
de aquellas provisiones de paja y cebada con que en Eu-
ropa se sustentan los animales de carga, necesitan for-
zosamente de hacer noche en aquellos lugares más apa-
rentes por sus pastos para el rE'galo de sus bestias. La
experiencia les 'ha ido enseñando estos parajes, que ellos.
!'Iaman rancherfas, y en ellos han fundado un derecho
que nadie sabría quitar/es sin incurrir en la indignación
pública.
Vuestra Excelencia bien conoce que sin esta circuns-
tancia, y faltando absolutamente el arreglo 'de· posadas,
sería imposible mantener el tal cual tráfico interior,aun
en el estado de languidez que hoy tiene. Pues con todo,
a pesar de estas razones, 'a pesartambién del bienpúbli-

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116 PEDRO FERMIN DE VARGAS

co que debía ser el ídolo del hombre colocado en sacie-


dacl, hay gentes tan avaras de un pie de tierra, que han
cercado los pastos destinados a las recuas de los pasa-
jeros, cuya libertad no es ya de un derecho privado, sino
del público de todo un Reino.
Las quejas que he tenido sobre este asunto, el reco-
nociqtiento ocular que yo mismo he verificado, los in-
convenientes que resultan al tráfico general y el interés
que tomo en prevenir los abusos contrarios al bien uni-
versal de mis paisanos, me mueven a suplicar a Vuestra
Excelencia se sirva concederme facultad para hacer
abrir las citadas rancherías de modo que los caminantes
tengan donde soltar sus recuas. Muéveme a esta solio
citud (sin embargo de tener yo autoridad bastante por
mi empleo) el que algunas personas de las que han
cercado los caminos son de aquellas que por su caudal
o su conexión en esa capitai desdeñan ia autoridad
subalterna y amenazan a todo el mundo con impli-
carie en pleitos odiosos a la buena administración
de justicia y a unos procederes legales, cnales yo inten-
to: lo cual cesará sin duda procediendo autorizado de
Vuestra Excelencia.
Nuestro Senor guarde a Vuestra Excelencia muchos
anos.
Zipaquirá, 10 de noviemble de 1789.
Excelentísimo senor,
Pedro Fermin de Vargas
Excelendsimo .eñor Virrey don JOlé de Ezpeleta.

(Al margeo).-N,o 4.° El Corregidor de Zipaquirá expone a Vuestra Excelen-


cia el modo con que 8e bace hoy el comercio del Reino: 108 inconveniente.
que sufre por haber cercado muchos hacendados poderosos 108 pasto8 comu-
nest y 10 útil que sed hacerlos abrir para que pasten la8 recua8 de 108 trtl6.
C4nte•. -Santafé, 20 de noviembre de 1789.-Vista al .eñor Fiscal. (Hay una
rubrica>. Aloo.o.-
(Al margen).- Excelentísimo señor: el Fiscal dice que se sirva Vueltra
Excelencia prevenir al Corregidor de Zipaquirá que puede proceder a exa..
minar l•• causa_ que habían intervenido para cerrar 108 pasto! comunes, y
que conforDle a lo que resultase proceda a tomar 18&1providencias convenien-
te. en beneficio del p!tblico.-Santafé, y noviembre 23 de 1789.-Andino.-
(Archivo Hiat6ricQ Nacional, ¡¡ PoblacionG.!" ~ tomo 10, folio 59 Ir, a 392 v,)

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PLAN DE LAS CONSTITUCIONES QUE SE
PRESENTAN AL EXCELENTISIMO SE:&OR
VIRREY DEL REINO PARA EL HOSPITAL
REAL DE SAN PEDRO DE LA PARROQUIA
DE ZIPAQUIRA
Nullum est enim magis príncipe ¡nmorCa-
litatenque merituro impendu geniAl disniu.
quam quam quod llogotur in posteroB.

PLIN panes • Troj

. El carácter más distintivo de la moral cristiana es el


precio eminente que ofrece a la caridad. Los antiguos
honraron sin duda las virtudes benéficas, pero el modo
de confiar continuamente el pobre y el miserable a la
protección y socorro del rico y poderoso pertenece
esencialmente a la moral de nuestra religión. Yo ad·
miro sobre todo la sagrada lección que nos da el Le-
gislador de los cristianos manifestándonos la estrecha
unión establecida entre nuestros sentimientos para con
el Supremo Sér y nuestras obligaciones para con los
hombres. Así, después de haber dicho que el amor de
Dios es el primer mandamiento de la Ley, al'iade el
Evangelio cy el segundo, que le es semejante, es amar
a su prójimo como a sí mismc~. ¿Puede haber cosa más
tierna ni más sublime que ofrecer continuamente a
nuestro espíritu la idea de un Dios que toma como
propio el reconocimiento de los desgraciados?
La justicia, el respeto a las Jeyes y los oficios para
con uno mismo, pueden depender en cierto moc;looe

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118 PEDRO FERMIN DE VARGAS

la prudencia humana. La bondad sola entre todas


las virtudes presenta un carácter muy diferente y pa-
rece tener relación con aquella intención primera que
debemos suponer en el Creador cuando queremos ha-
llar el m.otivo de todo lo que existe. Así las exhor-
taciones vehementes a la beneficencia y a la carid.ad
que se hallan a cada paso en el Evangelio, deben ele-
var nuestros pensamientos y penetramos de un pro-
fundo respeto. El/as nos acuerdan un sentimiento más
antiguo que el mundo al que debemos la existencia, la
felicidad presente y las esperanzas de la futura.
y si del alto punto donde hemos elevado nues-
tras ideas por un instante, descendemos a los prin-
cipios políticos que tienen más extensión, hallaremos
también la influencia de una verdad sobre la cual
se han explicado otros muchos, pero que yo apli-
caré de un modo diferente en esta ocasión. La desigual
división de riquezas ha introducido entre los hombres
una autoridad semejante a la de los amos para con sus
esclavos; y aun se puede decir con exactitud que a cier-
tas consideraciones el imperio de los ricos es más inde-
pendiente porque no están obligados a ninguna protec-
ción constante hacia los pobres, cuyos servicios exigen.
Los gustos y las fantasías de estos dichosos favoritos
de la fortuna fijan el término de sus convenciones con
aquéllos, y al instante que esta convención se interrum-
pe, el pobre absolutamente separado del rico queaa
abandonado a la contingencia de su destino, obligada
a ofrecer con precipitación su trabajo a otros, expues-
to a las negativas de éstos, y experimenta muchas veces
al afta las inquietudes que trae consigo la incertidum-
bre de sus recursos.

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P~.NSA.MIENTq$ PQLITICQS 119

Apoyando las leyes esta constitución se supqne que


en medio de las relaciones multiplicadas de la vida
social. habrá una especi~ de balanza y de igualdad
entre las necesidades que obligan a los unos a solicitar
el salatio y los deseos que empefian a los otros a acep-
tar el trabajo que les ofrecen. Pero este equilibrio tan
necesario no puede jamás establecerse de un modo
cierto y constante, porque debe ser el resultado de un
concurso ciego de combin3ciones y un efecto incierto
de una multitud infinita de movimientos que no están
sujetos a una dir.ección positiva. Sin embargo, desde
que para mantener la distinción de propiedades se han
visto en la necesidad de dejar al acaso o confiar cuan-
do más a simples verosimilitudes el destino del más
grande número de ·Ios hombres, era indispensable ha.
llar alguna idea saludable propia para templarios abu-
sos inseparables del libre ejercicio de los derechos de
propiedad, y esta idea dichosa y consolatriz no se po-
día descubrir sino en una obligación de beneficencia
impuesta a la voluntad soberana y en un espíritu ge-
neral de caridad recomendado a todos los hombres;
estos sentimientos, estas obligaciones, último recurso
ofrecido al infortunio, podían solas endulzar un siste-
ma en el cual la suerte de la más numerosa porción de
Ulla nación reposa sobre la armonía dud0say fortuita
de las conveniencias del rico con las necesidades del
pobre. Así es que, la caridad, respetable bajo tántos
aspectos, se hace la idea inteligente y política que
amalgama al mismo tiempo la libertad personal con las
leyes imperiosas de la propiedad.
No sé si se ha considerado hasta ahora la religión
cristiana bajo este aspecto; pero entregándose uno a

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120 PEDRO FERMIN DE VAROAS

estas reflexiones se percibe más que nunca de cuánta


importancia es para los hombres la saludable instrue:-
ción que pone en el primer grado de nuestras obliga.
ciones el espíritu de beneficencia y caridad y que da ¡¡
la virtud más esencial toda la fuerza y constancia que
nacen de un sentimiento leligioso.
No es a los sacrificios pecuniarios que el Evangelio
aplica únicamente sus preceptos de caridad. Los ex·
tiende también hasta aquellos votos generosos que la
religión sola puede hacer soportables. Ella es la que
hace baj'lr con pasos firmes a aquellas mansiones obs·
curas en donde el hombre culpable se halla encerrado
por los delirios de su propio corazón. Los mismos sen-
timientos, los mismns motivos son los que hacen re-
nunciar al mundo y sus esperanzas por consagrarse
enteramente al servicio de los pobres enfermos y para
ejercitar aquellas ltistes y repugnantes funciones con
una continuación y constancia que no podrían excitar
las recompensas más brillantes.
y si nos acercamos a las ideas políticas conocidas de
todo el mundo, se verá con cuánta razón los príncipes
y seIlores de la tierra deben fomentar aquellas casas
de asilo en donde el pobre y el necesitado hallan un re-
curso cierto en sus enfermedades. En efecto, no pu-
diendo ahorrar la mayor parte de los ciudadan?s nada
de aquel preciso contingente que diariamente ganan
con su trabajo, morirían de necesidad y de miseria en
el más ligero accidente si el gobierno no hubiese pen-
sado en hacerse cargo de alimentar y curar estos hijos
desvalidos, cuya subsistencia asegura el vigor y poder
del Estado. Habiendo adoptado todos los reinos este
sistema de beneficencia y caridad, han fundado sus

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PENSAMIENTOS POLITICOS 121

hospitales bajo diversas reg.las e instituciones. Entre


nosotros a los principios se creyó que ninguna naqón
podría excedemos, pues, además del espíritu caritativo,
vieron nacer nuestros mayores en el seno mismo de
España la institución más humana y más digna de nues.
tra religión. Esta congregación de caridad, el celo de
los monarcas que la protegieron, el fervor del santo
fundador y el que persevera aún en sus dichosos suce.
sores, ha llenado la nación de gloria y puesto a nues.
tras pobres en un estado de seguridad el más cons-
tante.
Aún en este Reino vemos desde el principio de su
conquista el espíritu de caridad derramado con la mayor
abundancia, y apenas hay lugar de mediana población
en donde no haya un hospital. Es verdad que habién-
duse fundado todos sin conocimiento de los principios
más esenciales de medicina y política, han causado
algunos más daños que provecho, habiéndose arruina.
do otros por descuido o negligencia. Caminando sobre
esta idea y habiendo consultado las personas más inte-
ligentes en el asunto, propondremos el plan de nuestro
hospital bajo las reglas siguientes:
a
1. Nada interesa más en estas fundaciones como la
claridad y sencillez en el manejo de las rentas y su dis-
tribución económica. Y teniendo a la vista los muchos
ejemplares que hay en el Reino, de hospitales fundados
con crecidísimos caudales que en el día se hallan abso-
lutamente exhaustos y sin nervio, ha parecido mejor no
encargar el cuidado del de Zipaquirá a ninguna comuni.
dad religiosa sino a otro sistema que ha probado muy
bien en otras partes. En consecuencia de esto, el hospi.
tal de Zipó.quirá será real, estará sujeto inmediatamente

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122 PEDRO FERMIN DE VARGAS

al Excelentísimo sefl.or Virrey del Reino, quien podrá


disponer a su arbitrio de todo lo concerniente a sus
constituciones y se llamará el Hospital Real de San
Pedro.
2,. Es muy difícil establecer la administración de un
hospital de un modo que evite todas las negligencias
o abusos. Cuando se consideran las ventajas de la uni-
dad de ideas y pensamientos, nada parece más útil que
la administración de una sola persona; pero cuando se
contempla la dificultad de conseguirla de la confianza y
actividad que se necesitan, se ve uno obligado a prefe-
rir una administración colectiva. Todas las dificultades
se evitarán si confiamos la dirección de nuestro hospi-
tal a un Administrador con 300 pesos anuales de sueldo,
que velando inmediatamente sobre la conducta de to·
dos los dependientes de él, corriendo con el manejo de
sus rentas y afianzándolas, esté sujeto a una junta com-
puesta del Corregidor de Zipaquirá, los dos Alcaldes y
dos vecinos de los más honrados y celosos, nativos de
allí y escogidos cada dos afl.os de entre los ocho repre-
sentantes del pueblo.
3 .• En casa del Corregidor, los primeros domingos
de cada mes, se juntarán a las once del día los sobredi-
chos, el Administrador del hospital, el Médico y el Ca-
pellán, Traerá el Administrador el estado mensual de
gastos y el Capellán el de los muertos y curados en el
mes, y se tratará allí de todo lo concerniente a la mayor
economía, arreglo y buena disposición del hospital, sin
perder de vista la buena asistencia y tratamiento de los
enfermos, exponiendo cada uno su dictamen sin empe-
n.o de sostenerlo si es injusto, sino por pura caridad y
amor a sus prájimos, lo que les hará evitar disputas y

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PENSAMIENTOS POLlTICOS 123

animosidades tan ajenas de la buena crianza como de


la moderación cristiana.
4.11 A fin de que el Administrador ni los demás subal-
ternos del hospital no se descuiden en el cumplimien-
to de sus obligaciones, tendrá cuidado el Corregidor
y los dos Alcaldes de visitar, cada uno en dias sepa-
rados de la semana, el hospital, a las horas en que se da
de comer a los enfermos o a cualquiera otra que les
parezca mejor. De esta manera no sabiendo el dia fijo
en que pueden concurrir los jueces, tendrá cuidado el
Administrador de que las cosas vayan con la formali·
dad debida, a cuyo efecto el Corregidor y los Alcaldes
conferenciarán primero y citarán el dia de la semana en
que cada uno haga su visita, para que siempre sean di·
ferentes y no concurran todos en uno mismu,
5.a Si encontrasen en estas visitas semanales algu-
nas cosas dignas de reparo, las advertirán al Adminis-
trador para que ICisenmiende, y no ejecutándolo, lo avi·
sarán a la Junta mensual, y ésta procurará su arreglo
por todos los medios posibles a pluralidad de votos,
consultando, en caso de ser muy grave el asunto, al Su-
perior Gobierno.
6." El Administrador hará de todos los estados men-
suales uno general, al fin de cada año, que presentará a
la Junta del mes de enero siguiente, la que, con el esta·
do de muertos y curados en el hospital, que habrá de
dar el Capellán, los pasará ambos al Superior Gobierno
para que, enterada la superioridad del estado del hospi-
tal, haga las prevenciones que tenga por .. convenientes
en el asunto.
7.8 Por repetidas funestas experiencias sabemos los
grandes inconvenientes que producen los hospitales, la

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124 PEDRO FERMIN DE VARGAS

inmediación de los enfermos, haciéndose las enferme-


dades muchas veces incurables por este malísimo méto-
do. A este fin se dispondrán en el hospital de Zipaquirá
las salas de enfermerías con el ancho y largo correspon-
dientes, no sólo a evitar la cercanía de los enfermos sino
también a proporcionar el debido desahogo para su
servicio y que los dependientes puedan entrar sin em-
barazo.
8. a Cada sala tendrá el número de ventanas corres-
pondientes a su magnitud, con el objeto de que el aire no
se corrompa, pero no tendrán comunicación unas salas
con otras sino que se mandarán por los corredores.
fl.R
Es 1ndispen~abte hacer dos salas para la conva-
lecencia de hombres y mujeres separadamente.
] O. Nada es más triste para un enfermo como el oír
las voces y suspiros de un moribundo, y mucho más verle
expirar a su lado. Para evitar este inconveniente, que a
muchos podría acarrear la muerte o acelerada cuando
menos, se dispondrá una pieza separada de las enferme-
rías IOndonde quepan 6 u 8 camas, y allí se trasladarán
los enfermos de las salas grandes que se hallaren des-
ahuciados por el médico. Advirtiendo 10 mismo por lo
tocante a las mujeres moribundas.
1t. Como pueden entrar en el hospital algunos en-
fermos de males contagiosos, sería grande embarazo que
éstos se alojasen en las mismas salas de los de enferme-
dades agudas no contagiosas. Para aquéllos, pues, y los
que necesitaren tomar unciones, se harán dos aparta-
mt:ntos separados, en donde puedan mantenerse con el
abrigo y cuidado convenientes.
12. Supuesto que el hospital se ha dt' construír uni.
do a la capilla de La Luz, que hay en Zipaquirá, no se

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PENSAMIENTOS POLITICOS" 125

c.onceptúa necesario hacer otra en donde oigan misa los


enfermos desde su cama. Ellos no están obligados a
esta a;;ción religiosa, y es indecente, por otra parte, ex·
poner a la fetidez y pestilencia de un hospital al Santo
de los Santos, que no debe adorarse sino entre perfumes
los más preciosos. Los convalecientes podrán oír misa
en la capilla, para lo que se le abrirá comunicación al
lado del hospital.
13. _Finalmente, para cocina, despensa, ropería, ha·
bitación del Capellán y Administrador, cuarto de botica,
etc., se edificará lo conveniente según el plano adjunto
en donde va especificado todo más pormenor.
14. Supuesto que los indios de Zipaquirá y Nema.
cón (pues los de Tausa viven en este último pueblo)
concurren con el caudal necesario para la construcción
del hospital y a más de eso con 3.000 pesos anuales
para sus rentas, serán admitidos en sus enfermedades
con preferencia a cualesquiera otros, a cuyo fin traerán
certificaciones de sus curas u otra persona conocida.
15. En defecto de éstos se admitirán los indios de
los otros pueblos comarcanos, y últimamente los blancos,
con preferencia los de Zipaquirá a los de otros lugares,
haciendo constar a la entrada, con certificación del cura
u otro eclesiástico, la indigencia en que se hallan.
¡5. A fin de que los remedios de botica salgan con
toda la comodidad posible" se destinarán 2.000 pesos
por U'la sola vez para traer los de Espafla. De éstos se
venderán al público los que apetezca, con cuyo pro-
ducto es indudable habrá para mantener la botica siem-
pre surtida, dando de balde los medicamentos que se
necesiten en el hospital .•
17. Se destinarán anualmente 50 pesos para comprar

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lienzo, frazadas, esteras, etc., para las camas de los en·
fermos, pero de primera vez se dará el dinero necesario
para comprar todos estos artículos.
18. También se destin:Há una suma módip para
comprar tazas, vasos, ollas, etc., cuya cantidad y su
respectiva cuenta se deja a la conciencia del Administra-
dor del hospital, a quien se le pasará no excediendo de
aquello que parezca regular.
19. Empleados y sus sueldos. Hemos hablado del
Administrarlor del hospital y el sueldo que debe tener;
falta el Médico. El modo de conseguirlo con las cir-
cunstal1cias necesarias es la asignación de un buen suel-
do. Para esto, pues, ha parecido conveniente destinarle
500 pesos anuales, prometiéndonos que, de este modo,
cualquiera hombrE; de talento, atendido el poco traba-
jo que ofrecen 32 enfermos (que son los que por a hora
se admitirán), el ningún lujo del lugar y la escasez de
facultativos de aquellos contornos, no dejará de preferir
la plaza del médico del hospital de Zipaquirá a la sub-
sistencia precaria de la capital o cualquiera otro lugar
pudiendo allí estudiar con más desahogo y aplicar-
se al conocimiento de las plantas indígenas y sus virtu-
des. La plaza de Médico de Zipaquirá será también
un poderoso estímulo a la aplicación de nuestra juven-
tud a la medicina, si conseguimos que se establezca en
la capital una cátedra de esta facultad, que hace tánta
falta.
20. Serán, pues, los empleados en el hospital, con
sus respectivos sueldos, los siguientes:
Peso!

Un lVlédico.••.••.••.••....•....•...•.•.••.•.•.•.•.•.•••.••..•••••••.•••500
U n Administrador .•••••••.••.•..•....••••••••.•...•..••••....•.•• 300
U n Boticario •••.•.•••••••..•...•.........•••.....••.•.•.......•...•.• 200

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PENSAMIENTOS POLlTICOS 127

Pelos

U n Capellán ...............•..•...•.•...•.•...•.....••.•....•...•.•.•. 200

U n Enfermero .•.••...•.•...•.•••••.•.•.....•...••.•..•..•••.•.•...•. 96
Una Enfermera ......•...•.•.•.......•..•••..•.....•.•...•....•.•••• 60
Una Coci nera .•.•......••.•....•..•....•.•.•.•.•..•....•....•.•••.•.. 60
U na segunda para barrer, etc ..•.••••..•.••••...•...•...•. 3°
U na Lavandera •.•..•.•.••.....•.•...•.•.•.••••..•.•.•..••..•.•...•. 3°
U n Barbero, Ropero y Despensero •.•..•..•.•...•..... 120

Dos mozos ayudantes de los Enfermeros ....•..... 48


Número de raciones diarias para treinta y dos
enfermos y dependientes del hospital, compu-
tadas a real diario ...•..•.....•.•...•.......•..•.•.••...•...•.
Para camas, frazadas, etc ....•.•...•........••.••.............

21. Obligaciones de los empleados. Administra-


dor. El empleo de mayor consideración es el de Admi-
nistrador del hospital. Es preciso que sea una persona
de mucha confianza y actividad. Tendrá obligación de
cobrar las rentas del hospital y las afianzará a satisfac-
ción de la Junta. Correrá con la cnenta y razón de I(,s
gastos de hospital, llevando libros de entrada y salida
por cargo y data diariamente, para formar, según ellos,
el estado mensual de gastos que presentará a la misma
J mita. Hará repuestos de mantas, lienzos, frazadas, vasos,
tazas, etc., pertenecientes a la cama y servicio de los
enfermos. Contratará los víveres por junto para que sal·
gan más baratos, y los que sean de mayor permanencia
como azúcar, cacao, etc., los conseguirá de primera
mano ,;i pudiere. En las visitas diarias que hará el Mé·
dico a los enfermos le.acompai'lará con un cuaderno en
que asentará las raciones de los enfermos según lo pre·

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iZa PEDRO FERMIN DE VARGAS

ceptuare el Médico, quien firmará al fin de todas las


partidas para evitar fraudes.
Velará sobre la conducta de todos los dependientes
del hospital, quienes le obedecerán en todo dándole ra-
zón de sus peculiares obligaciones, como que el Admi-
nistrador es responsable de su conducta en los ramos
que cada uno manejare. Podrá despedir, de acuerdo con
el Corregidor, los sirvientes que no cumplieren con su
obligación, poniéndo otros en su lugar de acuerdo con
el mismo. Finalmente satisfará el salario mensual a to-
dos los dependientes, exigiendo recibo, y de todos los
estados mensuales que presentare a la Junta formará en
fin de año lino general, que servirá de cuenta para que
la Junta lo examine, apruebe o glose, según le parecie-
re, y los remita últimamente al Superior Gobierno.
22. Obligaciones del Médico. Considerándose su-
ficientemente dotado el Médico con los 500 pesos que
se le han sefl.alado, deberá cumplir exactamente con
todo lo que corresponde a es~e oficio; y así, será de su
obligaciún visitar dos veces cada día los enfermos, una
por la mafl.ana, de siete a ocho, y otra por la tarde, de
tres a cuatro, cuidando se guarde mucho silencio y quie-
tud para que cada uno de los que le acompafl.en note
sin equivocación lo que ordenare, indagando si los me-
dicamentos se dieron a las horas que dispuso, si están
hechos según arte, si ha habido alguna equivocación en
suministrarlos, para que, enterado de todo, se remedie el
desorden y no lo padezcan los enfermos. A más de las
horas dichas, deberá concurrir siempre y cuando sea
llamado por necesidad, aumentando también las visitas
si algún enfermo lo necesitare. Averigllará con discre-
ción si el pan, carne y demás alimentos tienen algunos

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PENSAMIENTOS POLlTICOS 129

defectos que puedan ser nocivos a los pacientes, y de


todo cuanto~ notare opuesto al buen método que debe
observarse dará cuenta a la Junta. Tendrá gran cuidado
de hacer separar sin pérdida de tiempo los que se ha-
Haren con enfermedades contagiosas, para que no se
contaminen los demás. Firmará el cuaderno en donde
se apuntan las raciones de los enfermos, abajo de todas
las partidas diarias que mandare.
23. Obligaciones del Boticario. El Boticario irá
con el Médico a visitar los enfermos, COIl un cuaderno
donde llevará apuntad,) el día en que entró el enfermo,
con todas las recetas que se le han dado. Entregará al
Enfermero los medicamentos con un rótulo del número
de la cama y con las horas a que se le han de dar. Será
también de su obligación ejecutar lo que el Médico le
prevenga acerca de visitar algún enfermo grave en ho-
ras extraordinarias, con el fin de ver si se le dan los
medicamentos, y de avisar al médico de lo que ob·
serve.
24. Obligaciones del Barbero. El Barbero- cirujano
asistirá a las horas sei'laladas con el Médico, observando
lo que éste le mande tocante su facultad, lo que apun-
tará en un cuaderno que llevará para el asunto. Estará
sujeto enteramente a las órdenes del Médico para ha-
cer aquellas operaciones que éste le ordene. Como en
el número de camas que se establecen habrá muy pocas
úperaciones que ejecutar, pertenecientes a la cirugía, se
encomendarán al Barbero las obligaciones de ropero,
con vivienda dentro del hospital. Según este nuevo em-
pleo, soá de su obligación, luégo que éntre algún en·
fermo, suministrarle su cama, compuesta de estera, col-
chones, dos sábanas, una almohada y una frazada, que

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130 PEDRO FERMIN DE V ARGAS

entregará al Enfermero o Enfermera, tomando el nom-


bre del enfermo, el de la sala en que fuere·colocado y
el número de \a cama, llevando cuenta exacta de todo
lo que entregare al Enfermero para hacerle cargo cuan·
do se necesite. Hará recoger las camas y trapos del hos-
pital y los entregará a la lavandera para que los lave
con la mejor lejía, a fin de que suelten toda la grasa, lo
que hará con cuenta y"razón de las piezas que se entre-
gan para recugerlas limpias y hacerle cargo de lo que
faltare. Tendrá especialísimo cuidado de que no se
mezclen las sábanas de los enfermos contagiosos y de
unciones con las de los otros, disponiendo se laven
aparte, y sacudirá cada semana la ropa que estuviere a
su cargo para que no la dañen la humedad, polillas o
ratones; comprobará todos los meses su cargo y data
con el Enfermero, para hacerles el correspondiente car-
go de las faltas que hubiere y relevarse de responsabi-
lidad mediante a que mensualmente se ha de dal la
cuenta al Administrador. Correrá también con la des-
pensa o repuesto de víveres, entregando diariamente a
la cocinera el número de raciones que sean necesarias
según el apunte que le dará el Administrador.
25. Obligaciones del Capellán. Luégo que éntre un
enfermo, tendrá obligación el Capellán de exhortarlo a
que haga una buena confesión y lo confesará, adminis·
trándole el Santísimo siempre que el Médico lo mande.
Asistirá al enfermo moribundo y contribuirá caritativa-
mente con su autoridad o con sus avisos secretos a to-
do lo que conduzca a la buena asistencia de los enfer-
mos, su limpieza, etc. Aplicará la misa de todos lo~ do-
mingos y dias de fiesta por la salud de los enfermos y
bienhechores del hospital, y los lunes por las almas de

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PEN~A.MIENTOS PQJ;ITJGQS"

los difuntos del hospital y sus bienhechores. Se le dará


un libro rubricado del Corregidor y Alcalde de primer
voto, en el cual apuntará el día en que cada ·uno de los
enfermos haya entrado en el hospital, averiguando su
patria, estado y condición 'y el día en que falleció o S)l-
lió de él, firmando cada partida. Para la mayor facili-
dad de estas apuntaciones, será obligación de los Enter-
meros suministrarle todas estas noticias. Cada ai'l.oce-
lebrará un aniversario con asistencia de todos los de la
Junta y demás que quieran del lugar, y hará un sermón
en que elogie el establecimiento, haga memoria de los
bienhechores de aquella obra y estimule ccn razones
patéticas a hacer bien por una fundación tan cristiana.
26. Obligaciones del Enfermero. Los Enfermeros
vivirán en un retrete pegado a las enfermerías. Será de
su cuidado mandar hacer maí'iana y tarde las camas de
los enfermos; que muy temprano se limpien los vasos y
que si fuere necesario se quiten lo más pronto que se
pueda los de los enfermos de evacuaciones, etc. Que se
barran las salas dos veces al día, abrir y cerrar las ven-
tanas a las horas que el 1\1édico determinare, dar el
almuerzo, c0mida, cena y sus tancias a la hora que el
Médico mande, y habiendo algún enfermo moribundo
lo trasladarán con el mayor cuidado y sin sacarle de su
cama a la sala de moribundos, asistiéndolo y velándolo
conforme dicta la caridad. Ahumarán tres veces al día
las salas con incienso, benjui o humo de cualquiera
planta aromática. Darán razón al Capellán, luégo que
éntre algún· enfermo,' de :su patria, estado, condición,
etc., y cuando muriere:o se curare, tendrán cuidado de
hacer lo mismo a fin de que el Capellán lo apunte en el
libro que se ti eva dicho. Por ayudantes de los Enferme-

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132 ~EDRO FERMIN DE VARGAS

ros se pondrán dos mozos con 24 pesos cada uno al aflo,


que estarán en un todo a sus órdenes.
27. Cifléndonos por ahora a las rentas fijas con que
puede contarse para el hospital, se proyectan solamente
32 camas, cuyas raciones computadas a real diario con·
juntamente con las de los demás dependientes, hacen
anualmente la cantidad de 1.961 pesos 7 reales. En ade·
lante se podrán establecer muchas más, siendo proba-
ble que muchas gentes acomodadas harán sus mandas
y legados a favor del hospital, y entonces, a propor-
ción de sus rentas, se podrán aumentar los dependien-
tes acrecentando las camas, a cuyo efecto se procurará
hacer el edificio capaz y desahogado desde ahora.
28. Los indios contribuirán anualmente con 3.3°0
pesos de la caja de cl,munidad, que, agregados a los 360
que produce anualmente el honor que han gozado has·
ta ahora los Tenientes de Corregidor y el Excelentísi-
mo sei'lor Virrey don J osef de Ezpeleta se ha servido
aplicar a la grande obra del hospital; agregados tam-
bién los medios novenos de los diezmos de todos los
pueblos del partido que destinan las leyes para hospita-
les, no pueden menos que componer la suma de los
3.655 pesos, que son los que anualmente deben gastar-
se en el servicio del hospital, sobrando algo para los
gastos extraordinarios y que no son fáciles de precaver.
¿Y sería mucho que la Real Hacienda destinase alguna
cantidad para el bien de un pueblo que contribuye to-
dos los aflos con cerca de 50.000 pesos?
29. Habiendo enseflado la experiencia lo mucho
que decaen las rentas de las comunidades cuan'do se
administran por su cuenta con la dispendiosa creación

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PENSAMIENTOS POLITlCOS 133

de sfndicos, se tendrá presente para las limosnas que


los devotos puedan hacer en lo sucesivo, que éstas sean
de cualquiera especie de bienes, se convertirán en di-
nero que se impondrá en cajas reales a censo, aunque
sea menor del corriente por la facilidad y seguridad en
su cobro y existencia. Esto evitará las pérdidas del fon-
do del hospital, pleitos costosos, y proporcionará una
administración sencilla y clara.
30. Sin embargo de que al facultativo pertenece asig-
nar las dietas de los enfermos según el estado de las
enfermedades, su carácter y circunstancias, con todo,
para no dejar cosa alguna a la variación y teniendo pre-
sente que las enfermedades de Zipaquirá son de la mis-
ma especie generalmente que las de esta capital, a las
que se han prescripto muy sabias reglas últimamente
por orden del Excelentfsimo señor Virrey, nos ha pare-
cido conveniente adoptar éstas para nuestro hospital
en el modo siguiente:
31. Dieta rigurosísima para las enfermedades agu-
das y continuas. Número 1.° Se puede componer es-
ta dieta de dos o tres onzas de arroz bien cocido y des-
leído en ocho o diez vasos de agua más o menos, se·
gún el Médico ordenare, alterándolo con las hierbas su-
I
culentas medicinales que el genio de la enfermedad pida
y se prescriban conforme a ella, añadiendo en veinti-
cuatro horas una o dos tacitas de: panetela o gelatina
de arroz o.de maíz blanco que comúnmente llaman co-
lada, si fuere necesario según las fuerzas del enfermo y
estado de la enfermedad. Siendo cosa sabida que en la
declinación de las enfermedades se debe alargar un po-
co más la mahO a esta dieta que en su principio, au-
mento y estado.

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134 PEDRO FERMIN DE V ARGAS

32. Dieta rigurosisima, número 2. Como los humo-


res de los habitantes de estos países pro penden muchí·
sima menos a la alcalescencia que los de los países cá.
lidos, y tanto por los alimentos como por la bebida
usual de la gente popular se inclinan más a la acescen-
cia (sic), parece más acertado que esta dieta se com-
ponga del caldo de un pollo tierno alterado con las hiero
bas medicinales de que la providencia socorre al país,
frescas y jugosas todo el ano. Pur ejemplo en las infla-
matorias del pecho con las especies pectorales, en las
anginas o garrotillos, con las moderadamente aparentes;
en los reumatismos infl8matorios con las antiflogísticas,
y así respectivamente en otras agudas y continuas, !o~
grándose con este método satisfacer a dos intenciones
de mantener las fuerzas e introducir un líquido medical,
cuya materia elegirá el médico prudente con respecto a
la índole de la acr:monia dominante en el individuo que
asiste. Esta dieta se podrá variar interpolando el uso de
la explicada en el número antecedente, según la enferme-
dad lo pida.
33. Dieta rigurosa. En la declinación de las enfer-
medades agudas y fiebres continuas, quedando el estó-
mago incapaz de inmutar alimentos sólidos, y siendo
preciso mantener las fuerzas del enfermo y nutrido gra-
dualmente, es indispensablemente necesario entrar en
la dieta que se llamará rigurosa y se compondrá de dos
o tres tazas de sopa, cada una de una onza u onza y
media de pan, de un cuarto de pollo, o medio guisado
a mediodía, de una taza de panetela o colada, de una
u otra taza de caldo compartida en las veinticuatro ho-
ras, cuya dieta cercenará el Médico según juzgare con-
veniente, con el fin de conceder al enfermo todo cuanto

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PENSAMIENTOS POLiTIéos

pueda contribuír al gusto sin detrimento de su s¡ilud.


El caldo para esta dieta se sacará de las raciones de
media convalecencia o convalecencia entera, que proba-
blemente serán las más usuales en el hospital. En caso
que suceda haber muchos enfermos, de esta dieta rigu-
rosa no podrá sacarse el caldo necesario de la media
dieta de convalecencia o convalencia entera sin detri-
mento de los enfermos de ella, por lo que a estas racio-
nes se afladirá por cada dos .enfermos de la dietarigu-
rosa un cuarto de gallina y media libra de carnero, con
lo que quedará un caldo regular para los .enfermos de
una y otra ración.
34. Dieta ordinaria o de media convalecencia. Li-
bres ya los enfermos de las calenturas que piden las an-
tecedentes dietas, es necesario' nutrirlos con alimentos
sólidos, pero en menor cantidad y de fácil digestión,
porque el estómago del enfermo en este estado privado
de su elasticidad y fuerza como ~odos los demás s6Jidos,
no podría digerir otra comida o en ,mayor cantidad, que
la que se asigna con el nombre de dieta t;>rdinaria o de
m(!dia convalecencia sin exponerse a indigestiones o
recidivas, la que se compondría en esta forma: un cuar-
to de gallina, dos onzas de carnero, una. onza de toci-
no, ,una on,za de arroz, otra de gal banzos, una arraca.
cha, dos turmas, todo en el puche~o; una taza de sopa
de dos onzas de pan harán la comida del mediodía. El
desayuno, una taza de sopas de dos onzas de pan del
caldo de la misma olla. La cena se compondrá de un
cuarto de pollo. en ajiaco de arracachas, una taza de
mazamorra de maíz blanco con dos cucharadas de miel
y dos ..onzas de pan.·

Pensamientos P•• 7

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136 PEDROFERMÍN DE VARGAS

35. Dieta de convalecencia entera. A los princi-


pios de la convalecencia cuando el estómago empieza
a adqllirir su debido y natural tono, sienten los conva-
lecientes mucha hambre, 10 que indica la necesidad que
hay de nutrir la naturaleza exhausta por la enfermedad
cón mayor porción de alimento que la regular en el es-
tado de salud para recuperar las fuerzas perdidas. Esta
ración de convalecencia entera se compondrá de un
cuarto de gallina, seis onzas de vaca, dos de carnero,
una de tocino, una arracacha, dos o tres turmas, una
onza de arroz, otra de garbanzos, todo en la olla; tres
onzas de arroz seco bien compuesto, una taza de caldo,
seis onzas de pan y dos cucharadas de miel. El desayu-
no será: una taza de sopas de dos onzas de pan y un po-
cillo de chocolate con tres onzas de pan. La cena: seis
onzas de cordero en ajiaco de arracachas, una taza de
mazamorra, dos cucharadas de miel y tres onzas de pan.
36. Ración ordinaria. Lo más común en los hospi-
tales son los enfermos de simples llagas, contusiones,
heridas ligeras, leves obstrucciones y otras indisposicio-
nes de poco cuidado, cuyos enfermos, tanto por razón
de sus achaques como por la fuerza de sus estómagos,
convendrá alimentarlos con la ración siguiente, que se
llamará ordinaria y se compondrá de diez onzas de
vaca, una de tocino, una onza de arroz en la olla, una
de garbanzos, una arracacha, dos o tres turmas, tres
onzas de arroz guisado, una taza de caldo, seis onzas de
pan y dos cucharadas de miel. El desayuno será una
taza de sopa del mismo puchero y dos onzas de pan.
La.cena será de seis onzas de vSocaen ajiaco de atraca-
chas o turmas, una taza de mazamorra, tres onzas de
pan y dos cucharadas de miel.

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PENSAMIENTOS POLITICOS 137

37. Sin embargo, de estas prevenciones pueden ocu-


rrir enfermos que necesiten otra dieta tal como:loshéti.
cos, gálicos, etc., en cuyo caso la voluntad del médico
decidirá abiertamente.
38. La baratura del país proporciona desde luégo
un tratamiento bueno a los enfermos del hospital con
sota la ración diaria de un real porcada individuo, pues
aunque es cierto que a muchos no alcanzaría con él,
pero habiendo otros que no gastan ni la ·mitad, se com-
pensa lo uno con lo otro. A más de que acopiándose
los víveres por mayor y por contrata con los labrado-
res, se consiguen mucho más baratos de lo que común-
mente valen.
39. No pocas veces sucede que el carifJ.o indiscreto
de algunas personas, deudos y conocidos de los enfer-
mos que duran en los hospitales, mueve a llevar/es algu-
nos socorros alimentarios como aguardiente, chicha, etc.,
con dispendio de su salud y recta convalecencia, es
pues necesario interceptar y cortar este abuso con la
mayor vigilancia y cuidado, supuesto a que mientras no
haya decadencia en mantener como va dicho a los en-
fermos, no les puede restar queja ni necesidad de auxi-
lios extrafJ.os. A este fin, se encargará seriamente a los
enfermeros no dejen entrar a ningún individuo que no
sea la mujer o deudo muy inmediato del enfermo, cuyas
visitas serán solas las necesarias para su consuelo, y és-
tas precediendo licer.cia del Administrador del hospital,
quien nunca las concederá sin hacer que se reconozca
previamente la ,persona que haya de entrar, de modo
que remueva toda sospecha en un asunto más importan-
te de lo que parece a primera vista, originándose de lo
contrario muchas recaídas mortales en unos y un gene.

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138 PEDRO FERMIN DE VARGAS

ral trastorno en otros, según el estado en que se come·


tan semejantes excesos. Conducirá a rectificar este mé-
todo proporcionar las horas de suministración de ali-
mentos en términos que los enfermos principalmente con-
valecientes no les haga falta a los tiempos útiles y se
eviten las quejas que de su omisión puedan redundar a
los débiles y hambrientos. En este concepto, dejando
aparte como atención propia del médico el ordenar las
horas de la dieta rigurosísima y :rigurosa en las cuales
los tiempos medicinales de alimentos dependen del esta-
do de la enfermedad, de las fuerzas del enfermo y de
los remedios aplicados, juzgo muy oportuno que a los
de media convalecencia, convalecencia entera y ración
ordinaria se les suministre el desayuno entre seis y siete
de la mailana, sin exceder este plazo. La comida, de las
once y media en adelante, y la cena, a las siete de la no-
che, sin anticipación alguna. N o hallo obstáculo que
impida la observa:lcia de este método, y de lo contra·
rio se originan muchas indigestiones y otros inconve-
nientes perniciosos a la salud.
40. La J unta de Zipaquirá encargada del arreglo y
gobierno del hospital cuidará eficazmente de que se guar-
den y cumplan estas constituciones, las que sólo se
podrán variar con consentimiento del Superior Go·
bierno y por motivos muy graves. Dios, a cuyo honor se
consagra esta obra, mirará por su permanencia premian-
do las intenciones de los que la protegen.
Sal)tafé, 29 de septiembre de 1790.
PEDRO FERM(N DE V ARGAS (rúbrica).
- Archivo Histórico Nacional, H06pitales y Cementerios, tomo 3. 0
1 Colios 295 r
a 309 ••

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DE LA POLICIA y DECORO
EN LAS CONSTRUCCIONES

Excelentísimo Sei'ior:
El espíritu aventurero que reinó por mucho tiempo en
Europa (y que también cundió en América al tiempo
de su descubrimiento), así como no ,cuidó de la buena
disposición política de los lugares que, se fundaron en
aquella época, tampoco puso la menor atención en la
forma y construcción para la comodidad de sus habita-
dores. Nuestras leyes patdas dictaron muy sabias r~.
glas en el asunto; pero los primeros conquistadores no
estaban tan reposados que pudieren meditar la conve-
niencia que resultaba de su cumplimiento. Así, vemos
la mayor parte de nuestras poblaciones, fundadas sin in.
teligencia, y sus edificios faltos, la mayor parte, de ele-
gancia y comodidad. Poco a poco se ha ido entibiando
aquel fuego militar, y estamos ya en el justo medio, que
se necesita para el adelantamiento y progreso de estos
países.
El Cielo, concediéndonos a Vuestra Excelencia pOr
jefe, parece favorecer los conatos de aquellos patriotas
que desean el fomento de su país y de los que puestos a la
frente de los dem~s anhelan por el bien público._Ambos
respectos me obligan hoya representar a Vuestra Exce-

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140 PEDRO FERMIN DE V ARGAS

lencia que este lugar ha sido uno de los que más han
sufrido la falta de ideas en quienes lo fundaron. Sus edi-
ficios (si pueden merecer tal nombre unas chozas mal
fabricadas) son humanamente bajos, sin apartamientos
separados para dormitorios de amos y domésticos, de
paja los más, escuetos y sin abrigo por todas partes.
De manera que viviendo y durmiendo estas gentes en-
tre la humedad, y todos juntos de ambos sexos, se peca
esencialmente contra la salud y decencia si se dejan sub-
sistir las cosas como están hoy.
La causa originaria de esto consiste, a mi ver, en ha-
ber adoptado en nuestros pueblos la antigua construc-
ción bárbara de los indios, los que, sea por su natural
indolencia o por las pocas ideas morales que tenían en
su gentilidad, se hicieron una especie de habitaciones
enterizas que aumentaban o disminuían según la diver·
sidad de temperameotos que habitaban. Los primeros
españoles o mezclas que vinieron a este lugar, atraídos
de la ganancia que les ofrecía el trato y elaboración
de sal, cuidaron poco de su modo de vivir dentro de
casa, porque jamás pensaron en radicarse. El cuidado
de los Corregidores se extendía únicamente al aprove-
chamiento de sus empleos; las tierras poseídas por los
indios eran un poderoso obstáculo a la buena construc-
ción de las casas, porque nadie quería exponer su cau·
dal en suelo ajeno.
Estos inconvenientes han cesado, y se hallan hoy mu-
chos vecinos ricos deseosos de edificar cómodamente; las
circunstancias del lugar lo exigen, y el único estorbo
que se encuentra es el estar ocupado!! los solares del
centro por chozas antiguas, cuyos dueños no quieren
vender a ningún precio. Mi representación se dirige a

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PENSAMIENTOS' 'POLlTICOS 141

suplicar a Vuestra Excelencia se sirva darme 'facultad


para que ponga a los dueños de estos solares'eola for-
zosa alternativa de que los edifiquen bien, esto es, con
proporción y decencia, o que los vendan, por sus justos
precios, a quienes lo puedan ejecutar debidamente.
Vuestra Excelencia sabe cuánto infiuyeen la salud
pública la comodidad.de los edificios, y cuántas pestes
han debido su origen al descuido en esto. Cada país
pide su orden local de arquitectura; pero en todos se
pueden enlazar muy bien la decencia, la comodidad y
elegancia de los edificios. Yo cuidaré de esto último,
sin aspirar a que se hagan palacios, siempre que Vues-
tra Excelencia se sirva concederme la facultad que so-
licito.
Nuestro Seí'ior guarde a Vuestra Excelencia muchos
aí'ios.
Zipaquirá, 10 de noviembre de 1789.

Excelentísimo señor.
PEDRO FERMfN DE V ARGAS

Excelentísimo scñor don José de Ezpeleta.

(Al margen). Número 2." El Corregidor de Zipaquirá


informa la mala construcción de las casas de aquel lu-
gar, lo mucho que conviene remediar los males políti-
cos y morales que de ello resultan, y pide facultad para
mandar que los dueí'los los edifiquen bien o los vendan
a quienes lo hagan debidamente.
(Al margen). Santafé, 20 de noviembre de 1789. Vis.
ta al seí'lor Fiscal.- (Hay una rúbrica), A/onso.-Exce-
lentísimo sei'lor: El Fiscal considera que en Zipaquirá
no hay todavía motivo de que se estable~ca en los edi-

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142 PEDRO FERMIN DE VARGAS

ficios la regla de policía que se propone, cuando no es


fácil verificarla en la capital; en esta inteligencia no es
de acudirse a la solicitud del Corregidor, encargándole
que procure aplicar el esmero que en esta parte mani-
fiesta para los edificios que se hagan de nuevo, o resol-
ver lo que parezca mejor a Vuestra Excelencia.

Santafé, y noviembre 22 de 1789.

Andino.

(ArchlVO Hiel6rico Nacional. l'obladQlws, tmuo 10. (olio 386 r. tt 387 v )

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ESTUDIO SOBRE EL GUACO, CONTRA
EL VENENO DE LAS CULEBRAS (1)

(1) Ellas páginas· han .ido copiada. del Papel Periódico de la Ciudad de
San/ajé de Bogotá,- uimero. 34 y 35, correspondiente. a los di.ISO de septiem-
bre y octubre 7 de 1791.

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enio nóslritin e,t t18uque -parare magi8trri.
Qnocl clocnit natura fe-.:n8 ratione car.en.~e9.

Es reflexion de Plinio (1) que la Naturaleza há sido


mas liberal con los brutos, que con los" hombres; pues
ha biendo criado aquellos naturalmente vestidos, y con
bastante sagacidad para defenderse de sus enemigos,
solo al hombre destin~ ála necesidad de adquirir todo
á fuerza de combinacion y trabajo. Esta verdad com-
probada con la experiencia de todos los siglos, se hace
mas sensible quando contemplamos que los brutos han
sido los inventores de la mayor, y mas segura parte de
los remedios con que conservamos nuestra existencia.
No és mi animo investigar aqui las causas que influ-
yen en el conocimiento de -los animale3 ~cerca "de aque~
lIas cosas que les. son útiles, ó .nocivás; ni sipertene-:-
ce este discernimiento al olfato sutilisimo de que les
dotó lá Providencia, y que parece ser la - esencÍli de to-
das sus sensaciones, y el muelle que les hace óbrar de
un modo constante en el discurso de su vida. Sea lo
que fuere de esto, lo cierto és que los brutos nos han
enseflado el uso de las sangrias, purgas y ayudas: y que
el hombre observando cuidadosamente sus usos, ha
descubierto mil secretos preciosos, que la medicina no
se há desdeflado de colocar despues en sus fastos.

(1) Di.toria natural libro 7.

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146 PEDRO FERMIN DE VARGAS

Del numero de estas inveciones (sic) és sin duda


una de las más útiles el famoso preservativo de cule-
bras; que con nombre de bejuco de el guaco se va ex-
tendiendo por todo el Reyno. Los Negros de la pro-
vincia del Chocó fueron los primeros segun se cree, que
observaron el modo con que el Guaco (1) caza, y per-
sigue las culebras en los países calidos para hacer de
ellas su pasto principal; y habiendo descubierto que
cuando buenamente no las puede matar se vale de las
hojas de un Bejuco con que las adormece, hicieron lue·
go sus tentativas, y por este medio descubrieron, que el
zumo de aquella planta no sólo cura la mordedura de
estos insectos, sino que preserva tambien de su veneno
a todos aquellos que lo toman con freqUencia. Yá habia
oido hal;¡lar yo de semejante preservativo; pero habien.
do estado en Mariquita en 1788 quise certificarme de
propia vista de lo que el sabio Director de Botanica Dr.
D. Joseph Mutis me habia referido acerca de la facili·
dad conque los negros de aquellas cercanias, y riberas
delRio de la Magdalena cogian vivas las culebras lIe-
vandolas en las manos sin peligro alguno.
Destinamos para esta operacion el 30 de Mayo; ha-
biendo hecho venir desde la tarde antes un negro de un
hacendado de misma Ciudad D. Joseph Armero, que

(J) No debe confundirse nuestro Guaco eou otro paxaro pescador del genero
de las Garzas de que habla Mr. Buftan en el ultimo tomo de 8U historia ns-
tural de l.a Ave., y que señala COB el mismo nombre de Guaco, 6 Sguaco,
que e. como vulgarmente le llaman en 101 Valles de Bolonia. Nuestto GU8C.O

podria aCBSO reducirse a la clase de paxaros carniceros, y eutrar en el UDme~

lO de los que de.igua el milimo naturalista. como relativos "al genero de Ga~
vil.Des, Busea y Subu8es. L'l8 caracteres con qne Caresby señala el Epervien
, SerpeDII, A Gavilan come culebrall ion muy adaptables .i Paxalo de que

habl.mol.

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PENSAMIENTOS· POLlTICOS 147

pasaba por el mas diestro en aquellas peligrc.sas expe-


riencias. El negro traxo consigo una culebra ponzoí'lo-
sa, conocida alli por el nombre de Taya Equis, a cau-
sa de las manchas blancas que tiene sobre el lomo, y
son algo l;Iemejantes á la letra X.
En el dia destinado cogió el negro la culebra entre
sus manos, y habiendola dado varios movimientos, sin
que se inquietase, ni le mordiese, juzgué que el negro
la habia quitado antes los colmillos, ó que la culebra
era de la especie de las que no son venenosas. Hicela
abrir la boca; pero notando en ella los dientes caninos,
y asegurando todos ser de las mas venenosas de aque-
lla tierra, no me quedo duda de la eficacia del preser-
vativo, y consiguientemente determiné hacer por mi
mismo la prueba, sujetandome á la practica con que los
negros hacen sus curaciones, para lograr la temible sa
tisfaccion de manosear las culebras.
La operacion, pues, que se hizo conmigo fue la si-
guiente. Exprimió el negro en un vaso el zumo de al~u-
nas hojas de la yerba de el Guaco, me hizo tomar dos
cucharadas de él, y pasó á inocularmele por la piel, ha-
cien dome seis incisiones: en cada pie una, otra entre el
indice y el dedo pulgar de cada mano, y las dos ulti-
mas en los dos lados del pecho. En saliendo la sangre
por estas pequeí'las heridas, se derrama encima un poco
del zumo dicho, y ·se frotan con la misma hoja. Despues
de lo qual se reputa el sugeto como verdaderamente cu-
rado, y en estado de coger qualquier culebra sin peli-
gro alguno, como lo executé yo inmediatamente.
Aquel dia no solo me inicié yo en estos misterios,
sino tambienotros varios sugP.tos que se hallaron en
casa del Sr. Mutis. De este numero fueron D. Francis-

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148 PEDRO FERMIN DE VARGAS

co Zavarain. D. Francisco Xavier Matis, (1) D. Ignacio


Calvifl.o, un pagecillo mio, y otro arbolario del insinua·
do Sefl.or Mutis, quien aprobó nuestra resolucion.
Para satisfacerme de un modo indubitable de la efi
cacia de la yerba del Guaco cogí yo con mis propias
manos la culebra que se manifestó un poco inquieta;
pero sin apariencia de morder, y perdido una vez el
miedo la volvi á coger por dos veces en presencia del
citado D. Joseph Mutis, de D. Diego Ugalde. que hoy
és Prebendado de la Catedral de Cordoba, de D. An-
selmo Alvarez, que fue Bibliotecario de Santafé, (2) y
de muchisimas otras gentes que se hallaron presentes á
la novedad.
En consequencia de lo que me vieron hacer otros inocu-
lados se determinaron tambien á coger la culebra; pero
la dieron tales movimientos que se irritó, y mordió por
ultimo á D. Francisco Mutis en la mano derecha sacan-
dole alguna sangre. Algo nos consternó este accidente, y
no dexabamos de recelar algun suceso funesto; pero el
negro manifestó mucha serenidad, y aún el mismo
mordido luego que aquel le frotó "a herida con las ha·
jas de la yerba, y le aseguró no tener riesgo.
En efecto nada se siguió de aquella picadura. Mutis
se desayunó inmediatamente con apetito, trabajó todo
el dia en su arte de Pintor, y durmió la noche sin sentir
la mas ligera novedad, quedando todos enteramente
convencidos de la bondad del remedio, y deseosos de

(1) Ambos Bugeto. viven hoy en casa del Director de la Real Expedicion
Botanica D. Jouph Mutis.
(2) Se citan est08 8ugeto9, como testigos acreditados, pue. en un asunto de
esta gravedad. se necesita todo peso de ellt08 teitimonios para acreditar liU
certidumbre.

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PÉNSAMIENTOS POLlTICÓS i49
su propagadon en beneficio del genero humano (1).
Confirmado, pues con esta experiencia en la verdad
de lo que decía el negro curandero, le hice varias pre-
guntas relativas al conocimiento de plantas contra cu-
lebras, y otros secretos: aseguróme siempre que la pre.
ferente era la citada del Guaco, llamada así por ser tra-
dición constante, segun se ha dicho, que la come este
paxaro, quando se siente picado de alguna culebra en
los debates y a saltos que las da para cogerlas. Pio (asi
se llamaba el negro) nos aseguró haber visto semejantes
combates, y el uso que hacia el Guaco de la yerba, que
és muy comun en los alrededores de Mariquita, y en

(1) Como 110 sabcmo!l que reladon tiene el veneno de nuestras culebras con
el de la vibora Europea, no podemos tampoco graduar rcspectiVflmente la efi-
cacia de nuestro Bejuco con la de los Alklilis volatilcs. que 80n lo~ remedifHJ
mas etica(~e8 que ee conocen contra el veneno de la vivara. No ob~laDte pare·
ce quc la virtud del Bejuco CHUCO. impidiendo la operacion del vcneno de
las culebras debe !iCC superior á In tlc aquello!!. l~n cou61'macioD de e,;¡to un
será fuera de intento poner aqui lo que refieren lBS memorias de la Academ¡u.
Real de ]as Ciencias del año de 1747 en caso lemejante al que sncedio en
Mariquita. "El dio 23 de Julio de 1747 estando el ilustre Mr. Bernard de Jml.
sieu herborizando con sus Discipulos en los Cerros de Montmorency uno de
estos cogió con las manos una serpiente que juzgó ser culebra ordinaria, y qlW
realmente era vivora. Este animal irritado le mordi6 las manos en tres partes,
y eali al momento sintió un adormecimiento en los dedos y se le hincharon.
La bincbllzon ganó prontamente la mano, y se aumenló tanto qne no pudo mo.
ver los dedos. En este estado ocurrió Mr. de Jnssien, que distaba de nlli al-
gunos centenares de pasos. La inspeccion del animal le hizo conocer que pra
una "ivora muy fuerte y muy viva, el enfermo que se hahia asustado se tral1-
quilizó con las esperanzas de una cnracion prouta. En efecto Mr. de Jussieu se
hallaba seguro asi por BUS reflexiones como por un gran numero de experien-
cias hechas sobre varios animales, de que el alkali volatil era UD gran reme.
dio en semejantes casos con tal que se administrase prontamente. Por fortn-
no llevaba consigo un frasquito de Agua de luz, que como se sabe es una pre-
paracion de Alkali volatH, y aceyte de succino. Hizo tomar de esta agua seis
gotD:8 al enfermo en un vaso de agua, y derramó encima de cada herida tufi-
ciente cantidad con que se labaBen y refregasen. A las dQS horas el enfermo
se quex6 de dolor en el corazón, y se desmayó. Quisieron hacerle una ligadu.
ra en el brazo que se habia hinchado mucho; pero Mr. J ussieu lo elllorvó y
una segunda dosis de-l remedio tomada en vino hizo· volVer él enfermo que
sintiendose muy debil pidió le llevasen a su cama, En el camino se les des-

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150 PEDRO FERMIN DE VARGAS

todos los paises calidos y templados de este Virreynato,


en cuyos temperamentos prevalece admirablemente á las
orillas de los arroyos, y zanjas.
Ha debido á su inventor esta planta el nombre de Yer-
ba, Planta, Ó Bejuco del Guaco. Su genero no está de-
terminado en Botanica; pero su raíz és fibrosa y se ex-
tiende en todos sentidos, El tallo trepador ó bejucoso,
és redondo quando joven; y de cinco angulos quando
viejo, poblado de hojas opuestas acorazonadas, verdes
entremezcladas de morado, lisas por debaxo, asperas
por encima y con cabillos, Sus flores colocadas en ci-
mero, son amarillas flosculosas con quatro flosculos en
cada caliz comnn, Ó capullo. Dentro de la roséta ó co·
róla enteriza embudada y de cinco hendeduras se hallan
cinco estambres unidos por las anteras ó badil/as en
forma de cilindro que abrazan el puntero ó estilo de el
gormen, que tiene el estigma escotado profundamente,
y encierra varias semillas larguchas y dotadas de un
vilano cerdoso.
Aunque jamás creí en la necesidad de la inoculacion
del Bejuco, y antes este bien persuadido, á que la uni-

moyó dos vec('s. se sintió muy malo en la cama, dió señales de delirio, y vo-
mitó la comida. Pero todos estos accidentes cedieron á nuevas tomas de Alkali
'Tolalil. Despl1es del vomito permaneció tranquilo, y pasó buena noche. Mr. Ju-
ssiel1 que lo visito des pues lo halló muy mejorado, y solo sentia alguna {ati-
ga originada de la abundante trauspiracion que le había causado el remedio.
Para la hinchazon de las manos se le hizo una untura de aceYle comno, y un
poco de Alkali volatil. El efecto de este remedio fué pronto á la media hora
podia el enfermo mover libremente 108 dedos y al cabo de oeho dias se halló
perfectamente bueno.

Por esta reIacion se ve que sin embargo de la prontitud con que .Be admi·
nistró el remedio, tuvo el enfermo violentos accidente., que no Be disiparon del
todo hasta de. pues de ocho dias. No sabemos que operacion harta el Guaco
en semejante caso; pero podremos inferir de la presteza con que obra en 108
mordidos de nuestra culebra, que en menos tiempo se habria disipado el
mal, y quizá sin experimentar el enfermo desmayo alguno.

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PENSAMIENTOS POLITICOS 151

ca cosa que obra en las culebras és el olor repugnante


que exhala de sí; cuyo zumo tomado interiormente con
alguna continuacion forma por medio de la transpira-
cion una especie de atmosfera que rodéa la periferia de
nuestro cuerpo atormentado, ósea enagenando la cu·
lebra para que no muerda ó embotando el veneno en
caso que lo haga; con todo para asegurarme mejor en
cosa de tanta seriedad, quise sujetarme a la practica
establecida, por considerarla facil, y que tal vez insinua-
rá alguna virtud dentro del cuerpo, asi como se comu.
nica el virus, ó veneno de la viruela por toda la masa
de la sangre, con sola la ligera incision que se hace co.
munmente.
Hecha una vez la curacion en el modo explicado
arriba, dicen los curande"ros que debe continuarse el
uso de la yerba por cinco ó seis dias de cada mes. Esta
preparacion sirve para mantener constantemente en los
humores del cuerpo la sustancia anguicida del Bejuco;
por cuyo medio se libertan del riesgo de las culebras,
aúnquando no lo llevan consigo, ni se halla en los lu-
gares por donde transitan. Afladen tambien, que la vir-
tud curativa se pasa, (p::>r explicarme en sus propios
terminos) sino se tiene esta precaucion en todas las
menguantes de la luna: de que resulta que és necesario
volver a sufrir la misma inoculacion de mano del cu-
randero. Pero esta creencia és muy vulgar para que
merezca nuestro asenso mayormente quando yo hé co-
gido culebras, sin que me ofendiesen, despues de haber
interrumpido las tomas mensuales por largo tiempo. Juz-
go por mas acertado el método de prepararse media
hora antes de co~er la cule\.¡ra coueI zUmOfresco de; la

BANCO DE LA REPUBLlCA
BIBlIOTECA LUIs..A~GEL ARANGO

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152 PEDRO FERMIN DE V ARGAS

planta: frotandose las manos con sus hojas para mayor


seguridad, como lo he hecho yo diversas veces.
Las pocas experiencias que se han hecho en esta
materia nos dejan todavía en la incertidumbre de si el
vapor de esta yerba obra en fuerza del fastidio que cau-
sa á las culebras, como verdaderamente anguicida, ó
en virtud de una sensacion agradable que las enagena,
y hace olvidar su natural ferocidad. Lo unico que yo
he podido observar, és que en arrojando sobre la cabeza
de la culebra la saliva impregnada del jugo de la planta
se medio adormece por inquieta, y colerica que esté;
pero cogiendola el que está curado manifiesta desazon,
y deseos de huir. Y habiendo derramado vastante can-
tidad de dicho zumo encima de dos culebras, no obser-
vé señales de mayor fastidio; pues á poco rato estaban
ligeras, como si nada se les hubiera hecha do.
Sirve el Vejuco del Guaco para todo genero de cu·
lebras (1). Yo examiné á más de la Taya de que se ha
hablado otra de la misma especie: una coral, llamada asi
por s u color encarnado, y otra verde en la Ciudad de
Giran, y siempre observe los mismos buenos efectos.
Persuadome sea lo mismo de la Cascabél, cuya especie
jamás pude observar; bien que asi el Negro curandero

(1) R.,ficrc Valmont cn su Diccionario razonado de Historia Natural Ar-


ticulo Serpens: que en la Martinica se halla una especie de culebra llamada
Coulc Sang. ó Corre Sangre, á causa de que la saog["e corre por todos 108 con"
ductog del cuerpo de aqnel que ha sido mordido. Esta es una pequeña eule·
bra del portí' {le la Vibora. Tienf' 108 ojOQ muy ardientrs, la piel lucida y
pintada de hlanco y h(>gro. Su C\1f'rpo f'~ df'lgado, y la cola mlé"nllda. Siendo
f'ontrario el efecto df' eSl(' \'('lleno al de la'! demás culehras, que por lo rf'~
guiar tira n co~~nlar la f;:angr('~ par{"c~ qnf> contra la mordedura. del Conle-San~
gre deben ser los remedio;:! de naturJ.lezl:\ contraria á los que conocemos El
(;naco seria tan insuficiente como los Alcali~ en e~te caso en el qua\ lo~
producirian tal vez grandc!! ef€'ctQf:lt

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PENSAMIENTOS POLITICOS 153

como otros muchos me aseguraron constantemente la


generalidad con que obra dicha planta (1).
Para proceder á la curacion de los mordidos de cule-
bras es indispensable la hoja fresca del vejuco; cuyo
zumo solo ó mezclado con un poco de agua tibia
se le subministra al enfermo en qualquier periódo de la
enfermedad, y sin, que preceda otra preparacion. Las
hojas mascadas se aplican sobre la herida y si la hin-
chazon no ha ganado todo el cuerpo, se ata el vejuco á
aquella parte que no ha ocupado, para que cese alli al
instante: con lo que el pasiente se mejora sensiblemente.
N o obstante esto siempre es menester continuar la bebi-
da á lo menos otras dos veces, en cuyo tiempo, ya pue-
de el enfermo salir al campo, y comportarse como sano,
y libre del todo.
Es tan segura esta practica, que en los lugares don-
de hay curanderos, nunca,' ó solo por casualidad se
muere algun mordido de culebra. Persuadome, que
si'endo este remedio tan eficaz contra las culebras de
America, sera tal vez un poderoso especifico contra la
mordedura de la Víbora que causa en Europa tantos
extragos. Podria hacerse alguna experiencia, y acredi-
tada con un buen suceso sería entonces la planta del

(1) Aunque el veneno de la Coscabél es tan violento, podemos asegurar no


obstante que el zumo de Guaco es un antídoto eficaz. Los simptomss que acom.
pañan a los mordidos de csta culebra 80n aunque más graves, de la misma na·
turaleza que los que producen las demás culebras. Los remedios indicados
por Mr. Kalml entre 108 qua les se halla la sal comnn, y el aceyte de COlller son
muy analogos a nuestro Guaco, confirmasc lo dicho con la eepecie de uteri.
da que sobre viene como efecto de 108 de menos coagulantes.
La abundancia de culp.bras Cascabeles, que hay en este Virreynoto me hace
poner aqui la noticia de la admirable virtud de las rayces, y hojas de la LIaD·
teo, y Marruhio, administrada$ a IQíl piecado$. de e8t.OS inse.ctos .. Dos cucharadas
del zumo. de ambas yervas son suficicntes segun Buchau para sacar al eDfer~o
de las puertas de la muerte,

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154 PEDRO FERMIN DE V ARGAS

Guaco un objeto de comercio para sufrimiento de las


Boticas Europeas. Y verdat~eramente no fuera cosa vana
llevar un socorro tan precioso á la humanidad, quando
se cargan tantos articulas de puro luxo. Los Ingleses
de la America Septentrional hacen grandes exportacio-
nes de la Poligula Senega de Linneo, que ellos llaman
Rattle Snakevoot (1) por haber notado que á más de
su virtud contra la Culebra Cascabél, era de grande
socorro en las pleuresias, y otras inflamaciones del pe·
cho. Tambien tenemos nosotros esta misma planta. ¿Y
sería mucho, que saliendo de nuestra indolencia hicie-
semos así de una, como de otra la debida exportacion á
Espafl.a vulgarizando en todo el mundo tan prodigiosa
medicina? Nisi utile est quos facimus stulta est gloria.
El modo mas acertado de conducir esta yerva á Es·
pana, ú otros Reynos de America seria embotellado en
extracto, ó bajo la forma de pildoras. De qualesquier
modo sera muy facil conseguirlo por la grande abun-
dancia que hay de ella, en Mariquita, Guaduas, y cer-
canias de Honda, y Giran; en cuyos dos ultimas lu-
gares la he manifestado á varios curiosos.
Podria suceder, que con el auxilio de una buena ana-
Iysis Chimica se hallasen en el Vejuco Guaco, otras viro

(1) Esta planta cs la misma, que en las cercanias de Santafé conOCt~1I las
gentcs del campo con el nombre de Tinto de flor morada, y en Velez, 50-
l'orro y Giron COIl el de Faguo, ó Faguito. Dr. TenDeDt Medieo Ingles, que
vi-vió mucho. años en Virguinio, vicndo que aquellos que habian sido mordí·
dos de Culebra Cascabél, eran atormentados con eímptomas, semejantes á 108

de la Pleuresía, y peripneumonia, psto cs, dificultad en respirar: lOZ, csputos


de sangre coagulada, puleo duro y frecuente &. y que se curaban con el uso
de la Senega, 6 Sa.neka. cuncluio que el mismo remedio podia ser uti] en 'a
plenr '~in. y fluxloncs de pecho y con efecto a sacado felizmente de los bra-
l.O~ de la 1l1lterle á llltlcbJ.8 (,e1'80Ila<J úlaclidas dc e!!htll eufetwcdaucll con el
uso de esta Planta.
Vid. Buchan Aledicina Domestica de la scguutla Iraducciull eo donde lit;'

halia una reseta de ia Scncka.

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PENSAMIENTOS POLlTICOS 155

tudes igualmente recomendables, que la que conoce-


mos. Por decantado se puede conjeturar, que es un
vigoroso remedio contra las Lombrices del Cuerpo hu-
mano; pues participando estas en cierto modo de la
naturaleza de las culebras, no puede menos de destruir-
las, y hacerlas arrojar. El amargo tan intenso del vejuco
hace mas poderosa esta conjetura, y manifiesta tambien
su virtud estomacal, y tonica. Lo cierto es, que quan-
tos han tomado su jugo se han sentido buenos, y yo
puedo asegurar de propia experiencia que teniendo un
estomago debilísimo, jamas he sentido impresion algu-
na nociva quando le he usado.
Como no he podido indagar cosa cierta acerca del
vejuco de Guayaquil de que habla el Padre Gumilla, no
puedo asegurar tampoco, si es uno mismo con el de que
tratamos. Los efectos son identicos: pero esto no vasta
para establecer la identidad de las mismas plantas; pues
vemos que el vejuco de que hace mencion Mr. ]acquin
en su Historia de las Plantas Americanas produce los
mismos efectos que el Guaco, siendo diferentisimos en
su genero, y clase. Dice este Autor, que conoció en
Cartagena un Negro, el qual se le presentó con una cu·
lebra viva en las manos sin que le hiciera daño alguno.
Describe el vejuco de que usaba para adormecerla, con
el nombre de Aristolocbia anguicida, Stipulis cordatis,
cuya descripcion enteramente conviene al vejuco, que
en la Provincia de los Llanos llaman de Carare, y á
cuya flor dan el nombre en la de Cartagena de flor del
Alcatráz por parecerse mucho al cuello, y pico de
este Pajaro. Este vejuco produce como llevo dicho, los
mismos efectos que nuestro Guaco, y e~ bien conocido
en los curanderos quienes lo aplican en defecto de

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156 PEDRO FERMIN DE V ARGAS

aquel (1). Otras varias plantas hay que son antidotos,


más, ó menos poderosos, y de que igualmente se valen
los curanderos en los casos en que falta el Guaco. Pero
una de las medicinas mas celebradas, es la contra de
Culebra. Aunque este remedio es bien conocido de los

(1) Son muchos 108 antídotos, que se han descubierto en todos los trei
Reyno8, de la naturaleza. Apuntaremos algunos. para ('oosuelo de aquellos a
Cl1}'8S manos llegare cste Discurso, nolando de paso, que habiendo descu-
bierto el Dr. Mead en su tratado de Vipera. que el remedio de la Víbora, no
es otra coeo que UDa sal adda. que en cristalizandosc S8 convierte en punta.
extremadamente sUlite. y penetrantes de donde viene el efecto que produce
en la sangre. quajllndola inmediatamente, á lo que 88 consiguiente la muerte,
sino se recurre a remedios prontos y eficaces: debemos andar muy circuns-
pectos en el uso de 108 ncidos, en que regularmente conviene nuestros regni-
f'nlJ1Il1; ~I millllno nn~,nr •.Hf'~: ""'J:11f" V91l1tRPllItO Anlo pnrA r.onOl'Ar la '.Icedad de
la opiuioD de aquellos, que sin haber hecho una 80la experiencia han pubJi-
cado que el veneno de la Vivora es un alkaJi que debe remediarse con 108
acid08.
Ademas de laa Culebras, hay muehos animalea que tienen tambien vene-
nos, mb 6 meno. activos contra 109 quales son eficacisim08 108 remedios in~
sigDuadulh Entre 108 mas terribles, 8e puede colocar el que se compone de la
sangre, y baba dc una cspecie de lagarto. que sc halla en la Isla de lava, y
de que usan aqut>lIo8 InsuhlTclil; para lt'ñir su'!! formi.lablel;l flechaR. Pa1'a flAto
suspende el Lagarto por la cola, lo azotan, e irritan, hasta que comienza"
arrojar por la boca un licor vizcoso, y amarillozo, que reciben en vasos de
lierra, Esta aanse, luego se fermenta al Sol se coagula insemliblemente. y ell~

tonces es quando sirve para ubtar las puntas de las flechas.


El Lagarto Geccho, que sirve á esta operacioll, se cl"ia en muchas provin~
cias de Asia y Africa, y 8e hn colocado por los Naturalistas en la clase de
las Salamandras sigmalas, ó lt'chosos. Por los poros, 6 papilos del lomo arro-
ja una agua gomosu. y caustica, que hace ampolla:ill en las manos, y grangena
las carncs. Se hA descubierto q1le el entídoro de su ponzoña és la raíz de Aza~
fran de tierra que tambien se llama Terra-merita y por los Botanicos Cllr-
cnma longa,
Segun csto, la constumbre que tienen 108 Orientales de teñirse el cuerpo
de amarillo con la infusian de la Curcuma no és un capricho puramente de
moda como reflexiona Mr. Paw, ni una compostura insensata, sino una pn,ctieo
saludable contra la picadura de las serpientes e insectos. Los USOIi, como tam-
bien el culto religio80 de las naciones, tienen por 10 -regular, mucho de las
propiedades fisicas del clima, cuya analogia solo se esconde a 611 observador
ignorante. El Achiote con que se pintan nuestros Americanos, produce, segnn
el mismo Autor casi 108 miswoll efectos, que la Curcuma de la India Oriental.
La propiedad que tiene e.ta raíz de curar la Icterieia, segun las e9perien~
c!as, que se hallan en la continuadon de In materia Medica de Geofroy, hacll!'

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PENsAMIENTOS POtITÍCOS

facultativos, daremos no obstánte su composicion para


que llegue á noticias de todos, y se puedan prevenir de
él, para los casos que ocurren. Lo principal de la com-
posicion consiste en conseguir qualro cabezas de cule-
bra diferentes. Las mejores son de Taya, Cascabél, Co-
ral y culebra Verde. Muelense juntas perfectamente, y

presumir, que tambieo debe ser antídoto del .••eneno de nuestras culebras.
que como se ha rlicho produce una especie de Ictericia.
Entre 108 venenos vegetables, ademas d.e ManzllDillo, es muy conocido el que
\lsan los Indios Caribes, y olras naciones del Orinoco. con el nombre de Curare.
Los simplomas quesc observan. en 108 que han sido emponzoñados con el
Curare ~on 108 mismo •• que 14?8 de la mordedura de la Vibora. La sangre qua~
jada depositandosc en los grandes V8S0S 108 extiende, y produce en eUoA unB

hinchazon excesiva. Por otra parte la linfa amarilla, introduciendose en 108

capilares bace aparecer. en la piel manchas amarillas y de olros colores


Un indio de diez aúos que se cogió á los Caribes, descubrió el antídoto de
este veneno, que se reduce á comer unas lomas de sal, ó' en su defectó Leber
un08 tragos de agua del mar, quando son heridos. Aunque la sal gema, ó ma~
riDa sea suficiente para prevenir la muerte, en estos caeos se podía aplicar
con mayor sucelO, segun Paw, la sal de Víbora, 6 la del cuerno del Siervo;
cuyo calidad alexipharmaca, es bien conocida en semejantes lances. Por lo que
hace al jugo de las hojas del tabaco, se ha observado tanto que á pesar de las
experiencias, que mando hacer Felipe II en su presencia con varios Perros,
cuyas heridas se estregaron con tabaco molido, segun refiere Mo.narde en su
Historia Novi Orbis se ha conocido después que en muchos casos DO es infa-
lible. Por el mismo elJ.tílo se ha desacreditado la azucar de nueltras cañas,
que tambit>n se tuvo por un poderoso especifico, y aun superior á la misma
sal. Las experiencias hechaa en Licen en 1744 con flechas emponzoñad~s, que
llevo a Europa MI'. de la Co-nda~ine á su vaclta del Perú. quien pit'6 ·en pre~
sencia de Muschesibrack. de Vansuieten l y Abbino da. pollas decidieron la
Calta de eficacia de este remedia: EI' pollo , quien se le hizo. camer la azucur
espiro cinco.. ó seis .minutos despue. que el otro. á quien no .e le habia dado..
Puede ser que la diferencia de clima, y el fria que era muy sensible quando
se hicieron la. - experiencias, hayan impedido la operacioD de ·este remedio en
Holanda, contra lo que s~ habia abservado'- algao tiempo. antes. en Cay.ena si-
tuada en la Zona-torrida; en cuyo clima se han salvado frecuentemente con
la azucar muchos hombres, y animales heridas dé aquel venemo. El modo
como obra la azucar en 101 h~ridas del Curare, es bien dificultosa. de expli-
car. Parece que esta sal obra inmediatamente en la aangre en el instente mismo
en que ie traga; pues la eficacia del veneno el tanta, que no da lugar ií que
el estomago haga sus funciones .para digerirla.

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158 PEDRO FERMIN DE VARGAS

en estando se mezcla con otra preparacion compuesta


con zumo de Limon, y diez y seis, o veinte granos de
pimienta en polvo. Para mezclar tien esta composicion
se previenen de una pluma, con la vuelven y revuelven
el todo, hechandole siempre Liman, hasta que se con·
ceptua que estan bien penetradas las sustancias. Dejan
secar este compuesto para guardarlo en hojas de tabaco,
á fin de que no se exhale.
Este remedio jamas se aplica, sino como topico, y
nunca se valen del el, sino es quando el Guaco no se
halla á mano: El modo de hacer la curacion en estos
casos, es el siguiente. Luego que el paciente comienza
á sentir dolor, se le subministran los polvos de la Aris-
tolochia anguicida, ó Carare en Aguardiente vivo, ó
agua tibia. Procedese á hacer una incision en cruz so-
bre la herida encima de la qual se aplica la contra de
cabezas molida, antes en alguna piedra limpia, y hume-
cida en zumo de Limon.
Para quitar la hinchazon, que suele sobrevenir como
efecto de la mordedura, hacen aquellas gentes dar bafl.o
en las partes hinchadas, con el cocimiento de una
planta sarmientosa, llamada vulgarmente Chocacito, que
no es otra cosa que una especie de Calabaza amarga.
Debe advertirse, que igualmente se curan contra las
culebras aquellos animales domesticos que más se esti-
man, y que más sir;ren. Valiendose aquellas poLres gen-
tes de estas precauciones, por la abundancia que hay en
las tierras calientes de aquellos insectos ponzofl.osos,
contra los qua les la naturaleza siempre provida, y fecun-
da en recursos beneficos, aunque algunas veces desco-

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PENSAMIENTOS POLITICOS 159

nacidos, ha experimentado con prodigalidad las plantas


que sirven de antidoto. El Guaco es una de las que á
cada paso se encuentran, y apenas hay arroyo, .) zanja
en tierra caliente, donde no se halle con maravillosa
abundancia.
¡Si nota lore' vis incita planlis
QUO$ meluat vitae caau, mOT'ali, agestas!

Pensamientos P., 8

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GLOSA
A PROPOSITO DE LAS IDEAS ECONOMICAS DE
DON PEDRO FERMIN DE VARCAS EN SUS
RELACIONES CON LA INDEPENDENCIA DE. AMERICA.

Por MANUEL Josf: FORERO

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No dejó Espafia a merced de factores desconoCidos
o imprevistos el crecimiento de la semilla que planta-
ron sus hombres en el suelo de Amérka. Así dejamos
dfradonue-stro pensam'iento con reladon alo que ordi-
nariamente 'se denomina el monopolio de Espafia en el
Nuevo Continente.
L'i Madre Patria no sólo presidió el acto del Descu-
brimiento y de la Conqu'ista, sino que dedicó parte muy
considerable de sus energías a mantener vigoroso im-
perio sol)re los hombres y las cosas de ultramar. Con.
cepto es éste de tan poderosa raigambre en los dirigen-
tesespafl.oles de los siglos XVI, XVII Y XVlII, que no hay
momento histórico en que decaiga o disminuya suejer.
cicia. Al contrario de otras naciones, como Francia,
que miraban con fría indiferencia lo que no fuesen los
problemas continental'es, Espafl.a mantuvo con 'persis-
tencia su alenr:ión hacia las Indias.
Sabio fue el pensamiento espafl.ol cuando quiso in-
fluir cada día en la formación de lo atafl.edero a S"usco·
lonias, pues de él se 'derivó la predicación de sus misio:'
n'eros, la disquisición de sus filósofos, 'la labor de sus
políticos, la ensefl.anza de sus maestros, la paciente fama
de susemigralites, y la orientación cuofidiana de sus
más remotos súbditos. No quiso Espafla que América
siguiera a merced de sí misma, como en los siglos pre-
colombinos, sino que viviera una existencia 'nueva, nu·
trida por los conceptos metropolitanos,

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164 PEDRO FERMIN DE V ARGAS

Es preciso enaltecer la acción espaí'l.ola en el punto


fundamental de este estudio. Si ella hubiese dejado en
el renglón último de sus preocupaciones aquellas que
se desprendían del hecho histórico del descubrimiento
y la conquista, no habría trasplantado a Indias el acer-
vo considerable de sus patricios ni el tesoro vastísimo
de sus ideas. Si la América hubiese figurado solamente
ante los ojos de Espaí'l.a como una comarca apta apenas
para las labores rurales y la explotación minera, no hu-
biera presenciado el mundo en las centurias inmediata-
mente anteriores a nosotros la fundación de sus univer-
sidades, la erección de sus catedrales y el diario creci·
miento de sus opulentas bibliotecas. Pero la Madre Pa-
tria quiso influír en la mente de los americanos, y for-
marla a su imagen y semejanza.
Resultó evidente para ella el hecho de que si per-
mitía a las gentes de toda Europa trasladarse a Indias
con el bagaje de sus peculiares ideas, se trabaría en
aquel lejano escenario una lucha permanente que en el
futuro podría perjudicar su propia obra; fue claro, igual.
mente, para ella que la concurrencia de las diversas ra-
zas que poblaban entonces las grandes regiones euro-
peas, produciría perturbaciones de importancia, ya que
la unidad política requería para su más fácil desarrollo-
el fundamento de la unidad racial. Entonces, al persua-
dirse por la acción mental de sus más altos varones de
que las restricciones inmigratorias serían complemento
adecuado de su plan primitivo, las puso en vigencia en
términos rigurosos.
Tan excluyentes fueron, que originariamente no hubo
siquiera para los nacidos en Espai'ía licench de pasar a
las mdias. Durante el reinaqo de Isabel la CatóliGa

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PENSAMIENTOS POLlTICOS 165

apenas fue permitido el viaje a los castellanos y leone-


ses; después de su fallecimiento se otorgó igual merced
a los aragoneses, y poco más tarde a todos los peninsu-
lares. Pero ello fue resultado de las variaciones que nao
turalmente ocurrieron en la política de la monarquía
por la desaparición de Isabel y de Fernando.
La primera, que nunca dejó pasar inadvertida cosa
alguna que engrandeciera a su patria y distinguiera a
sus vasallos más inmediatos, halló en las disposiciones
aludidas una circunstancia oportuna y feliz. Castilla y
León ante todo, fue uno de sus móviles preferidos. Ejem-
plo sagacísimo fue este para don Fernando cuando dis-
puso que la gracia se entendiera tamLién para los hijos
de Aragón.
Unidad étnica significaba unidad intelectual y moral.
Asi lo comprendieron los fundadores de aquel imperio
cuyas huellas engrandecieron al mundo. No lo apreció
en la misma proporción el Emperado.r Carlos V, cuyas
disposiciones en el particular abrieron a todos sus súb-.
ditos -de cualquiera comarca que fuesen- la puerta del
Nuevo Continente.
Grave presión debió padecer, sin duda alguna, Car-
los V para determinar\o a dictar una medida de tan
vastas proyecciones. La conveniencia política de mano
tener contentos bajo su cetro a los muchos pueblos que
en nada concordaban con las gentes peninsulares, le or-
denó, antes que aconsejarle, romper las antiguas barre-
ras. Empero, la senda trazada por los Reyes Católicos
debió mantenerse con vigorosa persistencia muchos afl.os
ante sus ojos. Y no pensamos nosotros que el Empera-
dor dispuso de toda su lIbertad política al proceder en
!a~ condiciones dichag,- p"ues bien .sabido' es que su~

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166 PEDRO FERMIN DE VARGAS

acreedores fueron muchos, y extremadamente grandes


las deudas que contrajo.
Los pasajeros a Indias debían, ante todo, obtener la
correspondiente licencia, so pena de incurrir en las gra-
ves penas seflaladas a los contraventores. En el registro
habrían de figurar su nombre y los de sus padres, su
procedencia y su destino final, corno también su profe-
sión y estado civil. Las mujeres solteras no podían pa-
sar al Nuevo Mundo, a no ser cuando iban en compa-
il.ía de sus padres; las casadas debían acompai'l.ar a sus
maridos, y solamente en casos sef\.alados podían quedar-
Se en la Península. Además, si el marido tenía precisión
de trasladarse solo, estaba obligado por las leyes a garan-
tizar con r .000 ducados su retorno a la patria en el pla-
zo máximo de tres años, o a lIevarla consigo si perma·
neciese aún en las Indias.
Los funcionarios de cualquier categoría que fuesen,
tenían obligación de llenar las mismas formalidades
previstas para los simples pasajeros. Hay en todas estas
disposiciones un rigor y severidad notables; pero no
afirmamos que ellas se cumplieron siempre, pues las in-
formaciones que tenemos delante al escribir este estu-
dio nos permiten deducir que no pocas veces fueron
violadas. Estaba ordenado que si un pasajero lograba
introuucir:se al barco destinado a L':a.méricél, sin tener en
orden sus papeles, el capitán debería arrestarlo provi-
sionalmente y devolverlo al lugar de su origen. En Es-
pail.1 re caía sobre él la multa de cien maravedises y la
pena de diez años de deslierro. Más graves eran las que
se imprmían a quienes habían logrado entrar a la Amé·
rica y vivir en ella, pues accesoriam.ente bufrirían la

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PENSAMIENTOS POLITlCOS 167

confiscación de los bienes adquiridos en el Nuevo


Mundo.
Algo más de cien afíos después del Descubrimiento,
el fraude había tomado caracteres tan extremados, que
el código espafíol sefíaló como castigos la degradación
y la pena' de muerte para aquellos almirantes o capita-
nes de barcos que permitiesen el traslado de personas
no autorizadas. Esto fue ordenado en 16°7.
Sin que pretendamos concederJes importancia básica
en este particular, consideramos que ciertas afirmacio-
nes escritas por el famoso don Miguel de Cervantes Saa-
vedra deben ser tenidas en cuenta al hablar de la inmi-
gración a este Continente; ellas constan en el texto de
las Novelas Ejemplares, al referirse al celoso extre-
mefío:
eNo há muchos afíos que de un lugar de Extremadu-
ra salió un hidalgo, nacido de nobles padres, el cual,
como un otro pródigo, por diversas partes de Espal'ia,
Italia y. Flandes anduvo gastando así los años como la
hacienda; y al fin de muchas peregrinaciones -muertos
ya sus padres y gastado su patrimonio-, vino a parar
a la gran ciudad de Sevilla, donde halló ocasiQn bastan-
te para acab.3r de consumir lo pocu que le quedaba.
Viéndose, pues, tan falto de dineros, y aun no con mu-
chos amigos, se acogió al remedio a que otros muchos
perdidos se acogen, que es el pasarse a las Indias, re.
fugio y amparo de los desesperados de Espaf'ia, iglesia
de los alzados, salvoc.onducto de los homicidas, pala y
cubierta de los jugadores a quienes llaman ciertos los
peritos en el arte, afíagaza general de mujeres libres, en-
gafl.o común de-muc!1os y remedio particular de pocos».

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168 pEDRO FERMIN DE VARGAS

***
Dos tipos de inmigrante conoció la América. Uno fUll
el aventurero, a quien las dificultades económicas em·
pujaron más allá del estrecho de Gibraltar, y cuyos an-
tecedentes genealógicos son oscuros por sí mismos; otro
fue el hombre hidalgo que se radicó en Nueva Espaf1a
o en Nueva Granada, en Lima o en Panamá, por razón
del ejercicio de un cargo público o por conveniencias
simplemente comerciales. Cuando los Reyes Clltólicos
hicieron a Cristóbal Colón, en 1497, entrega virtual de
todos los condenados a muerte o a destierro para que
le acompaf'iasen en su tercer viaje, concedieron libre
entrada a Indias a gentes de la peor laya o de circuns-
tancias criminosas.
Posteriormente la inmigración ofreció características
mejores, jueces, escribanos, oficiales reales de buena
condición social, vinieron a establecer aquí sus hoga-
res; Oidores y Presidentes hubo que trajeron sus esposas
y sus hijos, para mantener en torno suyo la tranquila
fisonomía de la vida española, y cuidar sosegadamente
de los asuntos públicos. Cristianos vi,ejos, patricios de
grandes virtudes, hombres y mujeres de cepa acredita-
da y de linaje conocido, escogieron en América un si-
tio para vivir y morir. Sería tan equivocado pretender
que los inmigrantes fueron siempre nobles j" blasonados,
como pensar que sólo fue América asilo de gentes infe-
riores y ruines.
Por otra parte, no debe olvidarse en los pueblos his-
panoamericanos actuale3, en donde a veces se levantan
voces de agravio para la vieja España y sus antiguos
hijos, que de esos españoles descendemos todos nos·
otros, los que amamos por igual su historia y la historia

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PENSAMIENTOS l'OtITICOS 169

de América, y la estudiamos con ferviente interés. De la


Metrópoli vinieron nuestros mayore!!, y en ella aprendie.
ron aquellas lecdones de virtud y de sabiduría que ojalá
constituyan el escudo bruf1ido de nuestros espíritus.

** *
Si de las COmarcas fa~ulosas de Cat~y agua,~daba
Castilla oro y pie<;lra.spreciosas en abundancia, no me-
n )s esperó de las islas y tierra firme con tánta brevedad
exploradas por sus vasallos. Antes de que los políticos
de la Corte conocieran con exactitud las circunstancias
geográficas d.e dichas regio.nes y de que se tuviesen no·
ticias precisas acerca de la índole de sus habitadores, ya
habían proyectado en s.us líneas generales aquellas nor-
mas de conducta que di!'lsen como resultado el mono-
polio comercial.
No tardaron, en efecto, las leyes dirigidas a favore-
cer a Castilla con el producto de las tierras halladas;
súpose que en ellas había una naturaleza maravillosa,
opulenta en vegetales y minerales de grande aprovecha.
miento; recibióse con alborozo la noticia de que los na-
turales se adornaban con joyas de oro y de que fácil-
mente las ponían:en manos de los descubridores, como
propiciación o como dádiva; y de tales informaciones
salió la determinación firme de adquirir para la Corona
cuanto rico metal fuese posible. No insistiremos aquí en
re,cordar lo que en otro capítulo dejamos dicho a.cerca
del criteriQ fundament~l de Ca~tilla y de la Rein~ Isa·
bel en cuantQ a las tie.rras desc1,1biertas por su capaci-
dad y su es.fl.\er~o.
Tentó-eloro en propmción tan formidable a los pe-
ninsulares que no tardaron en formarse agrupaciones de

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170 PEDRO FERMIN DE VARGAS

ellos dispuestas a embarcarse hacia Occidente; para la


primera de las expediciones de Colón fue difícil reunir
la tripulación indispensable; en tanto que para la segun·
da se congregaron cerca de dos mil hombres y diez y
siete bajeles. Delante de la fisonomía económica del
mundo americano, cayeron el temor de los europeos
primitivamente apegados al comercio continental y sus
prejuicios de simple orden geográfico.
Tales islas y tierra firme necesariamente iban a re·
querir artículos elaborados en Europa, puesto que sus
colonizadores estaban habituados a ellos; así, tanto cre-
cería la exportación cuanto creciera la emigración. Aho-
ra bien: Espafia habría de monopolizar en su provecho
esa faceta peculiar de la vida económica, disponiendo
desde el primer instante que no hubiese exportación
hecha por manos extral1as a las suyas, y tomando aque-
llas medidas que, sin privar a los colonizadores de ma-
nufacturas no espaf1olas, dejasen en su comercio pro-
pio el beneficio de la intervención.
Más todavía. Para la industria peninsular, América
ofrecía posibilidades infinitas en materias primas, y
cuando excediesen ellas a la necesidad, ahí estaba toda
Europa ansiosa de adquirirlas. En este aspecto podría
también Espai'la lograr nuevos beneficios, sirviendo de
intermediario obligado entre lu:s dos Continentes.
Con el objeto de mantener desde un principio la ri-
gidez del monopolio de que venimos hablando, los Re-
yes dispusieron que solamente una de las ciudades de
Castilla entendiese en las cosas de la navegación tras-
atlántica. Correspondió ese privilegio a Sevilla, por ser
la más importante de las ciudades castellanas, lo cual
demuestra -en opinión de Haring- hasta dónde con-

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PENSAMiENtos POlíTICOS

sideraban suyo los Reyes Católicos el descubrimiento


del Nuevo MUl1do. Como es natural, otras ciudades se
resintieron por esa medida, sin que sus reclamos fueran
eficaces, pues ]0 que ordenó ]a voluntad de] Monarca
subsistió s¡"ilmudanza alguna _durante largos ai'ios.
La Casa de Contratación nació del monopolio y sir-
vió largamente sus intereses; Sevilla estaba colocada
geográficamente en una posición tal que sin tener las
ventajas de un puerto de la Peninsula, como Cádiz, es-
taba lo bastante cerca de la fuente del Gobierno y de la
sede de la legislación para recibir su influjo y sei'iorío.
Agrega Haring: ••En cuanto a la Corona, para ella era
más fácil mantener en un puerto único aquella rígida
supervigilancia sobre cada pormenor del comercio y de
la navegación que constituía el ideal de los espafloles».
Dentro de lo natural estaba la ambición gaditana de
adquirir para sí el privilegio que descansaba en Sevilla,
por sus excelentes condiciones; y muchas circunstan-
cias lo aconsejaban así: empero, como resultado de sus
muchos reclamos, apenas logró se le concediese un juz-
gado cuyas funciones en un todo estaban condiciona-
das por la voluntad de la Casa de Contratación de Se-
villa.
En lo tocante al territorio peninsular, quedó en esta
forma asegurado el monopolio; y para que en el Conti-
nente nuevo correspondiera la realidad a los deseos cas-
tellanos, fueron dictadas con prontitud minuciosas dis-
posiciones .dirigidas a impedir el contrabando en todas
sus formas.

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172 PEDRO FERMIN DE VARGAS

*'**
Que los extranjeros no intervengan en el comercio
de América era la fórmula política y la consigna de los
mejores vasallos de Don Fernando y Dolia Isabel, se·
guida luégo vigilantemente por quienes los sucedieron.
El fundamento general de ella está suscrito por el fa-
moso jurista José de Veytia en los términos siguientes:
«La prohibición de extranjeros se ve acreditada por
casi todas las repúblicas del mundo, procurando preca·
ver los inconvenientes graves que ha enseliado la expe-
riencia re"sultan de dar entrada a gente forastera de di-
símil naiuraieza, costumbres y ministerios; cuando,
además de las otras razones políticas, la vulgar de co·
rrerse con más felicidad en suelo ajeno que en el pro-
pio, suele favorc;cerlos tánto, que el torrente de las
aguas buscada~ y adquiridas para el refrigerio y desaho-
go de nuestros sedientos campos, se propaga y convier·
te en aprovechamiento de los extraílos».
Al r~ferirse, no ya a las bases generales de la cues-
tión, sino a los extranjeros en si mismos, agrega:
«Ningún extranjero puede tratar ni contratar en las
Indias, ni pasando a ellas, ni comerciando desde estos
reinos, sin habilitación y licencia de Su Majestad.
,Los que ¡a iuvieren, han de poder s:>lamente con
sus bienes y caudales, pena de perdimiento de ellos y
de la habilitación».
Ahora bien: no ha de entenderse que a fines del si·
glo XVII eran extranjeros todos los nacidos fuera de Es·
palia, simplemente. Dicho carácter cobijaba a muchos
espafioles, por el hecho de haber nacido más allá de los
límites de Castilla, León y Aragón. Recordemos que el

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t'ÉNSAM1ENfóS póLi1tcós

testamento de Isabel la Católica fue muy claro en or-


den a restringir a sus vasallos el beneficio del hallazgo
de América,
Tan extranjeros eran los hombres nacidos fuera de
Castilla, León y Aragón como los portugueses de su
tiempo, según se ve en la ley siguiente, del ano (564,
dada para lograr la expulsión de estos últimos de la
t¡~rra americana:
"Echarlos heis de ella, y de aqui adelante no consen-
tireis estar en ella los que de nuevo fueren, y lo mismo
hareis en otros cualesquier extranjeros que han ido de
fuera de estos reinos de Castilla y Aragón».
En el afta de 1591, es decir, a fines del siglo XVI, re-
fiere Veytia, se mandó que saliesen de las Indias los
que no fueren naturales de Castilla, Aragón, Valencia y
Catalui'ia; y que no pudiesen tratar en ellas, ni tener
compai'iías, ni comprar oro, ni plata en barras ni en pas-
ta, pena de perdimiento de bienes y destierro de Castilla,
La primera de las condiciones requeridas para practi-
car el comercio en Indias fue, por tanto, la de pertene-
cer a los reinos de Castilla, León y Aragón, ya fuese por
nacimiento, ya por naturalización o habitual domicilio;
y después de ella, la de incorporar sólo a las especula·
ciones correspondientes la hacienda propia. De lo cual
se desprende que en los lushos iniciales de la domina-
ción espai'iola, fueron muy pocos los que realmente vi·
nieron a lograr provecho del monopolio, sin que tu-
viesen acceso a la explotación comercial innumerables
mercaderes que desde entonces hubiesen dado un tanto
de amplitud a la fisonomía económica del_ Nuevo
Mundo,

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174 PEDRO FERMIN DE VARGAS

Rígidas fueron, pues, las normas básicas de la acti-


vidad mercantil americana; como resultado simplemen-
te natural del curso de los años, numerosas disposicio-
nes legales fueron dictadas hasta fines del siglo XVIII,
que redujeron las dificultades primitivas y abrieron
perspectivas mejores y horizontes más generosos. Era
de tal naturaleza la lucha de las naciones enemigas de
España contra ella en sus relaciones con América, que
la actividad de bucaneros y piratas no le dejó punto de
reposo y llenó de zozobra siempre el viaje de sus gran-
des navíos. De este modo llegó a formarse en el am-
biente propio de los comienzos del siglo de la indepen-
dencia un mismo acento, opnesto al monopolio, en el
que confundieron su aspiración los más opulentos países
europeos y los más francos partidarios de la reforma
administrativa y política, precursores de esa misma
emancipación.
De todas las provincias amelicanas surgió un clamor
unánime que pretendió despertar la adormecida sensibi·
Iidad de la Metrópoli, con el objeto de que se remedia·
ran los múltiples inconvenientes derivados del mono-
polio comercial; del mismo modo que en los anos
iniciales fueron los vecinos de las grandes ciudades
espal'iolas los que levanta.ron la voz para protestar res-
pei.uuSarneiJte pero con fiimeza contra el predominio
vinculado a Sevilla y a su Casa de Contratación, en los
últimos al'ios del régimen hispano en las Indias fueron
los vecinos de las ciudades americanas los que deman-
daron con claras palabras la reforma de los abusos es-
tablecid<lS y de la legislación incompetent.e. Más aún:
Espana misma, por boca de sus mayores economistas,

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PENSAMIENTOS POLITlCOS 175

ensayaba una testauracion, o al menos, una promesa


dee'lla.
El Nuevo Reino de Granada habló entonces (1790),
por los labios de don Pedro Fermín de Vargas:
«El horror con que se vio la introducción de extran-
¡eras en estos países, y la severidad con que Sft prohi-
bió, ha tenido a nuestra población -en el estado de I-an-
guidez en que la vemos. Los espafíoJes que v.inieron a
este Reino fueron poquísiinoS respecto de su extensión.
Los indios hlbían 'desaparecido casi del todo, y las
negros que se introdujeron, o no probaron bien en es-
tos climas, o ·eran en tan corto número que no podían
reemplazar la pérdida de los habitantes naturales. Así,
la prohibición del comercio con los extranjeros en
América, 'opuso a nuestra población un obstáculo in-
vencible.
«No há muchos afíos que se franqueó el comercio de
cabotaje que anduvo prohibido tan largo tiempo. Y estos
yerros multiplicados no se pueden atribuír a otra cosa
que a la ignorancia de los principios más claros de po-
¡¡tica. Porque ¿cómo es posible que de otra manera se
pueda creer que en un Estado se prohiba·a los vasaBos
la comunicación de unos puertos a otros, y que las pro-
vincias se socorran mutuamente sus 'necesidades?
«Consiguiente a este yerro fue el dela expedición de
las flotas y galeones que hacían sumamente tardío el
comercio de estos dominios con su metrópoli, y a este
respecto todas las correspondencias. La Corte por esta
falta de comunicación rara vez se instruía de lo que
pasaba por acá; los vasallos vivían oprimidos de los go-
bernantes, y éstos seguros de la impunidad de sus crí-
m~n~s cOll1etían los mayores excesos. Fue ori~en de::

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176 PEDRO FERMIN DE V ARGAS

muchos males esta interrupción de noticias, y prueba


evidente del carácter fiel de los americanos la resigna-
ción con que lo sufrían sin hacer el más leve amago de
inobediencia.
«...• El descubrimier.to del Nuevo Mundo y de las In-
dias orientales, después de haber causado en todos los
Estados de Europa una extraña revolución política, ha
dado origen a innumerables necesidades ficticias sin las
cuales no pueden pasar sus habitantes. El café, el té, el
chocolate, etc., son objetos de lujo necesarios para
todos los cuerpos. Las artes y la medicina han entrado
también en parte de estas mismas necesidades, y hé
aquí una multitud de ramos de agricultura y de comer-
cio con que podemos entretenemos ventajosamente. Si
se atiende a que los franceses e ingleses con el solo cul.
tivo de sus colonias han triplicado su comercio, su po-
blación y sus riquezas, y que nosotros con nuestro oro
y plata no hemos hecho otra cosa que empobrecer, se
conocerá fácilmente la ven laja de la agricultura sobre
las minas.
«La prodigiosa exlensión de terreno que tenemos en
el Reino, su maravillosa fecundidad y la baratura de su
precio, nos pone en estado de cultivar con mayores
ganancias todos los frutos de las islas, y por consiguien·
te, de darlos a mejor mercado que los extranjeros. Ya
se quejan éstos de que el aumento de cultura va hacien·
do decaer el terreno de las islas de su primera fertili-
dad; con que teniendo nosotros nuestros terrenos vírge-
nes, es positivo que en igualdad de extensión cogería-
mos duplicados frutos, circunstancia que nos pondrá
en estado de vendt:r1os más bara~os con ventaja de
nl,lestra !Jalanza.

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PENSAMIENTOS POLlTICOS 177

«Sólo hay un inconveniente qué temer en esta opera-


ción, y es que los extranjeros han perfeccionado extre~
madamente su cultura, y así sería preciso que nosotros
elevásemos la nuéstra al mismo grado, para que nues-
tras producciones tuviesen en Europa la misma reputa-
ción. Pero esto se podría conseguir con el estableci-
miento de sociedades patrióticas que ayudasen con sus
luces y fondos a la perfección de nuestra labranza.
«.... Pero aún quedaba un paso que dar en esta carre-
ra: éste sería permitir la extracción libre de nuestros
frutos a las mismas islas, o cualquiera otra parte de Eu-
ropa en derechura, en embarcaciones nacionales. Los
comerciantes de la Península no han adquirido aquel
grado de reputación que sólo es capaz de las grandes
especulaciones del comercio, ni éste en general tiene
todavía en Espafiala actividad que entre las demás
naciones. Así es que dando una vuelta inmensa a nues-
tros frutos por los puertos de la Metrópoli, o salen de-
masiado caros, o entre tanto se surten las demás nacio-
nes de sus propias colonias. Los extranjeros son dema-
siado celosos de sus intereses, y no hay que esperar que
vayan a pagar en Espafia el flete y derechos de aquellos
frutos que ellos mismos cultivan .
•Seria, pues, lo más seguro lIevárselos nosotros mis-
mos, o permitirles la venida de sus navíOs a nuestros
puertos. En esto no podría haber otro inconveniente
que el del contrabando; pero éste sería quizás menos
de lo que es hoy, si se concediese la venta de aquellas
cosas que no se fabrican en la península, y que son de
un consumo necesario en estos dominios. Pongo por
ejemplo las harinas, la loza, los pintados, efectos que
gastamos ~eneralment~ de contraqando, sin que se pqe-

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178 PEDRO FERMIN DE VARGAS

da impedir, pues aun después de la reforma de der-e-


chos que ha hahido con el establecimiento del comercio
libre, gana el comerciante clandestino un 64 por 100
más que el comerciante legítimo. Los franceaese ingle-
ses no son menos celosos del contrabando que nosotros;
con todo, permiten recíprocamente todo aquello de que
no plleden surtir a sl1scolonias, por cuya razón siempre
se han llevado a Norte Amérioa los azúcares, las cafés,
aguardientes y melado de las posesiones francesas, tra-
yéndose en retorno las maderas, harinas, carnes, pes-
cado, cte.
«Aumentado el comercio con esta libertad, sería con-
siguiente el aumento de Duest¡;a agricultura, y a este
respecto el de la población»,conc:luye don Pedro Fer-
mÍn de Vargas. y agrega que la población sólo puede
aumentarse en proporción directa al cultivo de las tie-
rras y al fomento y desarrollo de las industrias y del
intercambi::>o Pero mientras subsistan las trabas de tiem-
pos antiguos, y no se abran las costas granadinas al
comercio y a la natutalización de los extranjeros -afir-
ma -, oontinuará este país soportando una carga de pe-
sadumbre y miseria bien lejanas de la opulencia-a que
lo convidó la naturaleza por medio de sus incontables
riquezas y posibilidad'es.
Adelante oiremos la voz de otro americano más ilus-
tre aún, sobre este mismo aspecto de la vida social.

•••
.•. '"
No habían faltado en Espafia varones de sabio con-
sejo que amonestaran a sus príncipes acerca de los
buenos principios de la economía nacional e internacio-
nal; así lo atestiguan los nombres de ~artín Gonz~le~

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PENSAMIENTOS POUTICOS 179

de: CeUorigo y Diego José Dormer, en escritos publica-


dos en lÓOO y r684, respectivamente. El pmmero dice
a las gentes de su tiempo: «La decadencia de Espaf'ía
procede de menospredar las leyes naturales que nos' en-
sellan a trabajar, y que de poner las riqueza!> en el oro
y en la' plata y dejar de seguir la verdadera y cierta que
proviene y se adquiere por la natural y artificial indus-
tria, ha venido nuestra república a decaer de su florido
estado •.•. La verdadera riqueza no consiste en tener la-
brado, acuñado o en pasta mucho oro o mucha plata,
que con la primera consunción se acaba; sino en aque-
llas cosas que, aunque con el uso se· consumen en su
género, se conservan por medio de la. subrogación, con
que se puede: sacar de las manos de los amig0s y ene·
migQs el oro y la plata ...• Y es no entender lo que es el
dinero quien de este fundamento se aprovecha, purque
si, como lo dice la. ley, sólo fue inventada· para el uso de
los contratos1 no es sino causa de la per,mutación, pero
no el efecto de ella; pues sólo es para facilitarla. y no
para otra cosa ..•• Es error también no entend.llr que en
buena, política la cantidad más. o menos de dinero, no
alza ni baja la riq,ueza de un reino, porque no s.irviendo
de· más que de. ser instrumento de las com:p.rasy ventas,
tanto efecto hace el· poco dinero como el mucho" y aun
mejor; pues. quita el pesado uso de los tratos y comer-
cios y le hace más fácil y ligero. Lo mismo se hace con
el poco dinero que con el mucho, de que dan sufici.ente
fe los contratos. de ahora cien af'íos; porque lo. qlle en·
tonce.s se hacía con un real, ahora no se bace cop cin·
cuenta ••
Si tal-dijp don Martín González en· 1600J en térmi-
nos igualmente sabios se expresó don Diego J,Qsé Dor-

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180 PEDRO FERMIN DE VARGAS

mer en 1684 al hablar a las Cortes de Zaragoza sobre


libertad de comercia: cAsentado por constante que
todas las naciones comercian por permutas, por la razón
que de otra suerte se consumirán luégo el dinero de
cada provincia, y porque por mar y tierra los que lle-
van los géneros han menester volver cargados de otros,
por el mayor dafl.o que se les seguirá en perder las con·
ducciones o la suma costa que tendrían si no trajesen
cosas de donde han llevado otras .... estando prohibidas
laa mercaderías extranjeras, se quita necesariamente la
ocasión y el medio para el despacho de los frutos y
cosas propias, pues el que trae lo uno lleva lo otro, por
_,... ..•11••.••.••..•..•.1-.:!. •..•. TTI¡.: •...•...•.
ro •••••••••••••••••••••••• n •••.•• l.. ....• A..,. ""....••..•
f)dlldl 'eU Ifi,;IlV "4UIU1'li;;;ll •••• u I U lJ..1L'U,u'WU'"'W, "\"j ua. u,", ••...
uu-

siderar que la prohibición no sirve, como se tiene ex-


periencia, sino para que se vendan más caras las mer-
caderías y de menos provecho; porque la misma dificul·
tad de ellas hace que no haya elección y se deseen y se
soliciten más, y a su interés se afl.ade el de los mete·
dores y de los que las cubren, que todo lo recobra el
mercader, y la generalidad no saca fruto, sino muchí-
simo dafl.o, por calgar en otras cosas lo que excusa en
esto, por ocasión de haberlo prohibido~.
Pasan los afl.os, nuevos reyes ocupan el trono, y polí-
ticos nuevos suceden a los antiguos; pero las leyes per-

nificantes que apenas percibe su mejoría el conjunto


social; de donde resulta que mientras los problemas se
m~ltiplican y crecen las necesidades públicas, ya por
el aumento de población, ya por las diversas influen-
cias de que se encuentra circuída, las normas funda-
mentales continúan estacionarias y apenas se vislum-
bra en un porvenir remoto la lumbr~ de una restaura-

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PENSAMIENTOS POLITICOS 181

ci6n benéfica. No de otra manera podríamos explicar-


nos el respeto con que Espal'la escuchó la palabra de
]ovelJanos en sus intervenciones rie 1788 acerca de las
cuestlon.es agrarias y del comercio metropolitano, que
tan desvelad.a mantuvieron a la monarquía en dicho
ano. Su pluma trazó entonces un bosquejo magistral
d'el panQrama.
En la Península espanola había decaído la agricul-
tura en tales términos que serían precisos muy vigoro-
sosesfuerzos para levantarla de su postración; como si el
paÍ3 hubiese olvidado su propia estructura y su fisono-
mía peculiar, los agricultor-es padecían toda suerte de
dificultades, y gravámenes tan duros, que apenas al·
CBnzahan una recompensa precaria sus innumerables
fatigas. La legislación antes favorecia al sedentario
mercader que al campesino laborioso, y las exenciones
iban en provecho de q.uien mayores posibilidades eco-
nómicas gozaba, sin mirar al pro común y a la conve-
niencia general. Espaf1a había descendido uno a uno los
peldanos de su vieja prosperida.d, y nada permitía espe~
rar que los subiese de nuevo.
JovelIanos c1am6 entonces por Un saludable desper-
tal,"y por una ~irada del país sobre si mismo, haciendo
aun lado las ataduras tradicionales. que la ahogaban y
le impedían cuidar de sus intereses; la pluma de este
insig,ntl clásico imploró entonces Con lillobjeto de que
se corrigiesen las pasadas equivQcaciones y se refor-
masen los defectos públicos, puestQ que nO sólo las
,leyes sino las costumbres fatuas ,empujaban ha<:ia la fui·
na todQ el andamiaje social. Todo el texto de la Ley
Agraria está¡mpregna~de amargura. patriótica y asom-
bra por la claridad de los conceptos y la franqueza de

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182 PEDRO FERMíN DE VARGAS

las proposiciones. La palabra del insigne escritnr alud~


al problema de las colonias americanas cuando dice:
cCuando una metrópoli no tiene en la industria na-
cional o en algún ramo de ella sobrantes con que abas-
tecer las colonias, la buena economía quiere que las abas-
tezca con productos extranjeros para asegurarse de su
comercio exclusivo. En este caso la metrópoli debe
contentarse con un comercio de economía, que aunque
no tan precioso, es siempre para ella de considerable
utilidad, porque sobre los derechos que adeuda el géne-
ro extranjero a la entrada, sobre las comisiones, alma-
cenajes y conducciones que paga hasta los puertos de
saiida, contribuye a su majestad los derechos de ésta
y los de entradas en los puertos de las colonias; y éstas
son propiamente ganancias nacionales, que fomentan
el comercio y la marina mercantil, y mantienen una
muchedumbre de manos intermedias, indispensables en
esta especie de comercio".
A pesar de que J avellanos se declaraba entonces de·
fensor del monopolio en cuanto nada debería escapar
a la vigilancia espaflola, no por eso dejaba de recono-
cer que era indebido privar a la América de aquellos
elementos que la Metrópoli estaba lejos de producir: cEs
preciso que suplamos con los productos de la extraf1a,
aqueiio a que no aicancen los de la propia industria;
y entonces los que hubiéramos adoptado para este ob-
jeto, deben ser tratados como nuéstros. Y, a la verdad,
ya que en ellos no lo ganemos todo, ¿por qué a lo me-
nos no ganaremos alguna parte? ..•• La industria, que
sólo puede prosperar en medio de la libertad, debe des-
fallecer a vista de tantas sujeciones y estorbos como !fe
le oponeD".

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PENSAMIENTOS POLlTICOS 183

y al presentar el resultado de sus reflexiones y traua.


jos acerca del vastísímo problem'l de la agricultura es-
pañola, decía:
"Salgan nuestrcs labradores de los poblados a los
campos; contraigan la sencillez e inocencia de costum-
bres que se respira en ellos; no conozcan otro placer,
otra diversión, que sus fiestas y romerías,sus danzas y
meriendas .••. ¿Por ventura no es la falta de comunica-
ciones y la carestía absoluta 'de todo la causa de la des-
población de los campos? •••.Sin duda que vuestra alteza
necesitará de toda su constancia para derogar tantas
leyes, para desterrar tantas opiniones, para acometer
tantas empresas y para combatir a un mismo tiempo
tantos vicios y tantos errores; pero tal es la suerte de los
grandes males, que sólo pueden ceder a grandes y po-
derosos remedios.
«Dígnese pU'es, vuestra alteia, de derogar tle un gol-
pe las, bárbaras leyes que condenan a perpetua esteri.
Iidad tantas tierras comunes; las que exponen la pro-
piedad particular al cebo de la codicia y de la ociosi-
dad;:las que pi:efir'iendo las ovejas a los hombres, han
cuidado más de las lanas que los visten que de los gra-
nos que los alimentan; las que estancando la propiedad
privada en las eternas manos de pocos cuerpos y fami-
lias poderosas, encarecen la propiedad Iib're y sus' prc~
ductos, y alejan de ella l'os capitales y la industria de
la nación; las que obran el mismo efecto encadenando la
iibre prodilcción de los frutos, y las qu'e gravándolos di~
rectamente en su Consumo, reúnen todos los grados de
·funesta inf1uencil de toda's las demás. Instruya vuestra
alteza la clase propietaria en aquellos útiles conoci-
Pensamientos P. -- 9

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184 PEDRO FERMIN DE V ARGAS

mientas sobre que se apoya la prosperidad de los Es-


tados, y perfeccione en la clase labmiosa el instrumento
de su instrucción, para que pueda derivar alguna luz
de las investigaciones de los sabio!1. Por último, luche
vuestra alteza con la naturaleza, y si puede decirse así,
oblíguela a ayudar los esfuerzos del interés individual, o
por lo menos a no frustlarlos •••

***
Tales clamores, esparcidos bajo el cielo de Espafia
pcn uno de sus varones más virtuosos y sabios, dan a
entender con exactitud la situación general del país y j

por consiguiente, de todas y cada una de las partes del


organismo político. Ese urgido patriotismo de que es-
tán llenas las palabras de J avellanos también ¡!lf'Jrma
el esphitu de un prócer argentino, don Mariano More-
no, cuando dice al referirse a la precaria situación de
la econ:lmía en las provincias del Río de la Plata:
cHay verdades tan evidentes que se injuria a la razón
con pretender demostrarlas. Tal es la proposición de
que conviene al país la importación franca de efectos
que no produce ni tiene, y la exportación de los frutos
que abundan hasta ¡:erderse por falta de salida.
cEn vano el interés individual, opuesto muchas veces
al bien común, clamará contra un sistema del que teme
perjuicios; en vano disfrazará los motivos de su oposi-
ción, prestándose nombres contrarios a las intenciones
que lo animan; la fuerza del convencimiento brillará
contra todos los sofismas. Los que creen la abundancia
de efectos extranjeros como un mal para el país, igno-
ran seguramente los primeros principios de la economía
de los Estados.

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PENSAMIENTOS POLITICOS 185

«Nad'a es más ventajoso 'pára una provincia que la


suma abundancia de los efeCtos que ella no produce,
pues envilecidos entonces, bajan de precio resultando
una baratura útil al consumidor. A la conveniencia de
introducir efectos extranjeros acompai'ía en igual grado
la que' recibirá el país por la explotación de sus frutos.
Cbn qué rapÍdez no se fomentaría nuestra agricultura,
si abiertas las puertas a todos los frutos exportables,
contase el labrador cbnla seguridad de una venta lucra-
tiva. Los que ahora emprenden tímidamente una la-
branza, por la 'incertidilmbre de las vent'as, trabajarán
ento,nces coh el tesón que inspira la "ce:teza de laga-
nancia.
eN O puede tolerarse la osadía con que el síndico del
consulado dice que es la plebe la que se interesa con
vivos 'dese'os de que se ejecute el plan indicadu,; es é;ta
una· injuria': ia parte más útil' de la sociedad, la más no-
ble, la más distinguida, eleva sus clamores y aboga por
una c~al).sade que penden la firmeza del gobierno y el
bien de la tierra: este noble objeto está íntimamente
ligado a la prosperidad nacional».
Si don Mariano Moreno escribía tales cosas con tan
sencma' elocuencia, veamos cómo trazaQa Camilo To-
rres su opinión en el admirable Memorial de Agravios,
y alabemos la concordancia de los grandes cerebros en
presencia de los mayores problemas de América:
e••••En fin, ¿quién hay que no conozca la importan-
cia de las Américas por sus riquezas? ¿De dónde han
manado eses dos de oro y de plata, quep'or la pésima
administración del gobierno han pasado por las manos
de sus poseedores sin dejarles otra cosa que el triste
recuerdo de ~o que han podido ser .con los medios' po- .

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186 PEDRO FERMIN DE VARGAS

derosos que puso la Providencia a su disposición, pero


de que no han sabido aprovechar? Inglaterra, Holanda,
Francia, Europa toda, ha sido duei'ía de nuestras rique-
zas, mientras Espai'ía, contribuyendo al engrandecimien.
to de los ajenos Estados, se consumía en su propia abun-
dancia. Semejante al Tántalo de la fábula, la han rodea-
do por todas partes los bienes y las comodidades, pero
ella, siempre sedienta, ha visto huír de sus labios to-
rrentes inagotables que iban a fecundizar pueblos más
industriosos, mejor gobernados, más instruidos, menos
opresores y más liberales. Potosí, Chocó, y tú, suelo
argentífero de Méjico: vuestros preciosos metales, sin
hacer rico al espai'íol ni dejar nada en las manos del
americano, han ido a ensoberbecer al orgulloso euro-
peo, y a sepultarse en la China, en el Japón y en el 1n-
doslán. ¡Oh! Si este gobierno comenzase por estable-
cerse sobre las bases de la justicia y de la igualdad!
c •••.¿De dónde han venido los males de Espai'ía sino

de la absoluta arbitrariedad de los que mandan? ¿Has-


ta cuándo se nos querrá tener como manadas de ove-
jas al arbitrio de mercenarios, que en la lejanía del pas-
tor pueden volverse lobos? ¿No se oirán jamás las que-
jas del pueblo?; tales fueron las preguntas de Torres,
a quienes pudieron salvar en un momento dado los su-
premos intereses de España, y por tanto, los intereses
americanos.

>11 **
Es verdad que las opiniones de Jovellanos y de los
economistas González y Dormer constituyen un vigoro-
so respaldo para los conceptos de ese Precursor desco-
nocido de la independencia colombiana que se llamó

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PENSAMIENTOS POLlTlCOS 187

Pedro Fermín de Vargas. Con todo, algo de poderosa


consistencia hemos de leer en seguida, y de mayor au-
toridad aún.
Hojeando antiguos volúmenes de la Biblioteca Nacio·
nal de Bogotá, tuvimos en nuestras manos en recientes
días uno de pequeño formato, sencilla presencia, buena
composición tipográfica y caracteres amables y bien le-
gibles.
Su título anunciaba inmediatamente la ¡mpO!tancia
del contenido: Nuevo sistema de gobierno económico
para la América, con los males y daños que le causa
el que hoy tiene, de los que participa copiosamente
España; y remedios universales para que la primera
tenga considerables ventajas, y la segunda, mayores
intereses.
Su autor fue don José del Campillo y Cosio; y la obra
fue impresa en Madrid, con licencia de los Reyes, en
1789.
Los comuneros del Socorro habían padecido la muero
te de sus mayores capitanes, siete años antes.
y don Pedro Fermín de Vargas aún vivía libremente
en la Nueva Granada, sin que su pluma se hubiese mo-
vido aún a escribir los Pensamientos Políticos ni la
Memoria sobre la población del Nuevo Reino.
Más aún: la obra publicada por el economista Cam-
pillo en 1;,39 fue escrita varios lustras antes. Por qué
razón las prensas españolas no dieron a la estampa cun
la justa anterioridad deseable su tratado, es cosa que
permanece ignorada.
Ya se ve que los censores de Madrid, cercanos al
Rey, eran harto comprensivos y amplios en ideas. No
de otro mcdo hubiesen permitido la propaganda de las
sorprendentes apreciaciones que tuvieron bajo sus ojos.

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188 PEDRO FERMIN DE VARGAS

Hubiesen ellos vivido en la Nueva Granada, en las


Provincias del río de La Plata, o en México, y jamás
hubiesen dado curso libre a las audaces afirmaciones
que vamos a conocer en seguida.
y hubiese sido autor de ellas un americano, como
Vargas o como Narii'í.o, y los tribunales civiles hubieran
hallado mvtivos más que suficientes para remitirlos al
cadalso.
Conocemos bien la su-=rte del segundo de tales pre-
cursores, acusado de haber traducido e impreso el do-
cumento denominado los Derechos del Hombre.
y sabemos del primero que por causa de sus aprecia-
ciones manuscritas sobre la vida económica del Nuevo
Reino, hubo de refugiarse en .la sombra impenetrable
que lo cobjó.desde 179-+ hasta el desccn:Jcido día de
su aliento postrero.
¿Qué suerte hubiera ccnido el granadino que propu-
siera a la Corte Española permitirle la publicación de
ms proyectos para un nuevo sistema de gobierno eco-
nómico para la América?
¿No procl;,man las compendiadas nútas que están a
la vista en el texto de los Pensamientos Políticos, la
enemiga implacable del censor designado por el Vi.
rrey de Santafé contra las aspiracioneJ moderadas de
Vargas?
Allá, en la ciudad cortesarla, podían promulgarse
doctrinas propiciadr ras de trascendentales reformas ci-
viles. Acá, en la ciudad leal de Jiméntz de Quesada,
resultaba imperd' nable delito la enunciación de humil.
dísim'Js conceptos inspirados en el amor a la Patria.

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PeNSAMIENTOS POLITICOS 189

Dicho lo anterior, oigamos sin demora la palabra del


ilustre economista peninsular, en sus apreciaciones so-
bre el presente y' el porvenir de América •


**
«Todo cuanto se ve en aquella gran porción de la
monarquía espai'iola está demostrando a gritos de la ra-
zón la necesidad de introdm;.ir en su gobierno un nuevo
método, para que tan rica posesión nos dé ventajas,
que tengan alguna proporción con lo vasto de tan dila-
tados dominios, y con lo precioso de sus productos.
«Este es el único emp~ño de este asunto. Y para que
se manifieste más claramente la necesidad de este im-
portante remedio, cotejaremos nuestras Indias con las
colonias extranjeras, y hallaremos que las dos islas,
Martinica y la Bubada, dan más beneficio a sus duei'ios
que todas las islas, provincias, reinos e imperios de la
América a Espai'ia •
•Si el que las Indias produzcan tan escasamente con-
sistiera en la uenignidad del trato que se diera a los na-
turales, no queriendo cargados demasiado de tributos,
sería cosa tolerable;' pero bien al contrario ~s la suerte
de aquellos infelices, la miseria y la' opresión, sin que
ceda en beneficio del soberano, y bajo el dominio de los
reyes más piadosos del mundo y de las leyes más huma-
nas de la tierra.
«En las descripciones modernas de la Asia nos dicen
(y es evidente) que el Gran Mongol tiene doscientos mi-
llones de pesos de renta; siendo así que sus estados no
equivalen a las Indias de Espai'ia, ni están sus vasallos
tan oprimidos, ni tienen sus ministros.1as luces que pue-
den tener los nuéstros.

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190 PEDRO FERMIN DE VARGAS

cSin salir de la América sabemos que México y el


Perú eran dos grandes imperios, en manos de sus natu-
rales, y en medio de su barbarie; y bajo de una nación
discreta y política están incultas, despobladas, y cuasi
totalmente aniquiladas unas provincias que podrían ser
las más ricas del universo. Pues, ¿en qué consiste esta
enorme contradicción? Consiste, sin duda, en que nues-
tro sistema de gobierno est.á totalmente viciado, y en
tal grado, que ni la habilidad, celo y aplicación de al.
gunos ministros, ni el desvelo, ni toda la autoridad de
los reyes, han podido en todo este siglo remediar el
daño y desorden del antecedente, ni se remediará jamás
hasta que se funde el gobierno de aquellos dominios
en máximas diferentes de las que se han seguido has·
ta aquí.
cEn Indias, como en otras partes, se deben conside-
rar en punto de gobierno, el político, y el económico.
Por gobierno económico se entiende la buena policía, el
arreglo del comercio, el modo de emplear civilmente
los hombres, el de cultivar las tierras, mejorar sus fru-
tos, y en fin, todo aquello que conduce asacar el ma-
yor beneficio y utilidad de un país •.
cPara el acierto de este gobierno tenemos el ejemplo
de las naciones más sabias, que se han dedicado a esta
importante materia, particularmt::nte de siglo y medio
a esta parte, y podemos apropiarnos cuanto han adelan-
tado en aquellos asuntos.
«Este gobierno económico es el asunto principal de
esta obra; y si en adelante tocásemos el político, será
solamente de paso; y en cuanto a su arreglo, que es
uno de los principales fundamentos de la buena econo·
mía del estado. Por ahora basta decir, que no se nece-

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PENSAMIENTOS POLITICOS 191

sita ~ás que reducir las cosas a su primitivo instituto


en los más de los puntos, quitando los abusos, que ha
introducido el tiempo; y proporcionando nuestro siste-
ma al estado presente de las cosas, según el tiempo en
que vivimos .
••
y en esto debemos hacer justicia a los ilustres va-
rones que fundaron el imperio americano, tanto a los re-
yes como a sus ministros y generales, pues en lo anti-
guo hicieron lo que correspondía a su tiempo, con mu-
cho conocimiento; y si no dejaron establecido el gobier-
no económico, que vamos a tratar, en la misma perfec-
ción que el político, esto se debe atribuír a su siglo, en
que estaban poco adelantadas las luces de una ciencia
que sólo de siglo y medio a esta parte ha llegado al al-
to punto en que hoy la vemos •
••Pero en todo lo demás, cuanto se ejecutó en Améri-
ca bajo las órdenes de los sei'íores, el Emperador Carlos V
y su hijo Felipe 11, fueron conocidos aciertos, y los
españoles de aquellos tiempos hicieron prodigios en to-
das líneas; prodigios de intrepidez y constancia en sus
navegaciones, de valor en sus conquistas, de sabiduría
en sus leyes y constituciones pa.ra el gobierno de las In-
dias; y prodigios, en fin, de prudencia y de política en
los demás esta blecimientJs.
«Descubrieron, y fortificaron los puertos, reconocie-
ron los ríos, abrieron las minas, y previendo que éstas
habrían de atraer otros europeos, se hicieron dueños de
aquel vasto continente; de suerte que en cinco mil le-
guas de costa nadie pudo entrar ni salir sin su licencia,
particularmente mient~as el Brasil fue de Espaila •.
«En el ínterin fundaron poblaciones, y nobles ciuda-
des, cancillerías, gobierno eclesiástico y civil, y 10 que

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192 PEDRO FERMIN DE V ARGAS

más importa, agregaron a nuestra santa fe much,?s mi-


llones de infieles. En una palahra, todo lo más arduo
dejaron hecho, y lo que dejaron de hacer (aunque para
la utilidad de E'lpiía era lo principal) en la dificultad
era poco, si se huhiera hecho después a tiemp~; pero el
siglo pasado, qne para otras naciones fue siglo de oro
de las luces de gobierno, de buenos estahlecimientos y
de prosperidades, fue para Espaiía siglo de desgracias
y pérdidas ....
«Debemos mirar la América hajo de dos aspectos: el
primero, en cuanto puede dar consumo a nuestros fru-
tos y mercancías; y el segundo, en cuanto es una por-
ción considerable de la monarquía, en que cabe hacer
las mismas mejoras que en España.
«Tenemos el consumo más abundante del mundo, sin
salir de los d(,minios del rey; pero nos sirve poco, pues
apenas la veintena parte de lo que consumen nuestras
Indias es de los productos de España. Lo mismo suce·
de en lo que toca a la pohlación, cultivo, comercio, y
demá;¡ intereses en que puede haber mejoras.
cCuando entraron los españoles en la América esta-
ha el país muy poblado; sin embargo de que aquellos
bárharos estaban siempre en guerras continuas. Ahora
van trascursados más de doscientos años que no hay en·
tre ellos guerra de sustancia; yel país está hecho poco
menos que un desierto.
cEn cuanto al cultivo de tierras, ¿cómo se puede me-
drar donde el que trabaja no coge, y el que coge no go·
za el fruto?
cEI comercio es el que mantiene el cuerpo político,
como la circulación de la sangre el natural; pero en la

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PÉNSAM.IENTOs POLlTICOS 193

América, donde es el comercio un estanque general, no


puede producir sino enfermedades y muertes políticas.
«Las fábricas, único asunto que de ningún modo se
pudiera permitir en América, es el único que ha toma-
do cuerpo, en gran perjuicio de Espaf'ia, habiendo ya
gran cantidad de telares en ambos reinos, que surten no
sólo a los indios pobres, sino a los espafioles de media·
nas conveniencias.
«Lo mismo sucede en los demás asuntos que consti-
tuyen los verdaderos intereses de España; y entre otros,
los tesoros que tiene de la América son más en su per-
juicio que en su utilidad, pues nueve partes de diez van
a las naciones extranjeras; y como las potencias no son
ricas ni poderosas sino en comparación unas de otras,
cada millón que- va a otra nación, no viniendo de ella
otro a Espafl.a, es lo mismo que dar a aquélla un grado
de superioridad sobre la nuéstra y ba jar otro grado a
ésta.
«Las principales causas de este dalia son dos: la
inobservancia de las leyes y el descuido de no haberse
después proporcionado estas y las providencias del go-
bierno a la variedad de tiempos y circunstancias.
«En cuanto a la primera, por ser un asunto tan cono-
cido de todos que no necesita de explicación, sólo diré
aquí que la gran distancia, la facilidad de engafl.ar con
informes artificiosos y de hallar amigos el que tiene di·
nero, el abatimiento de los indios, sin alimentos ni me·
dios para llevar su queja al pie del trono; el ningún caso
tigo de los delitos, aunque públicos; y el premio raro y
escaso del que obró bien, y vino pobre; ha causado én
aquel Nuevo Mundo un estrago tan monstruoso, que es

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194 PEDRO FERMIN DE VAROAS

menester la mano poderosa de un monarca para el nué!!-


tro, para repararlo.
«8':10 muchas las ocasiones y asuntos en que no se han
proporcionado las providencias y las circunstancias del
tiempo; en el de Felipe II floredan en Espai'la y en los
Países Bajos de nuestra dominaci6n, todo géaero de fá-
bricas, y no las tenían Francia ni Inglaterra, y no había
repúbli~a de Holanda en el mundo. La potencia maríti-
ma de Rspafía era entonces la mayor de Europa; las na-
ciones europeas no tenían colonias en América, o eran
tan débiles que se podían contar como despojos que Es-
pana había desechado.
"Enton"Ces la exclusión de géneros extranjeros tenía
todo su efecto. E~paña surtía sus Indias de sus produc-
tos, y los retornos eran todos suyos. Entonces se pudo
cargar aquel comercio de derechos algo subidos y poner
restricciones sin que por eso cesase su giro regular; pero
cuando en lo sucesivo se mudaron todas estas circunstan-
cias favorables a Espafía, entonces ésta volvió a tomar
nuevas medidas, proporcionadas al tiempo; y'habiéndose
abierto libre y desembarazado camino los extranjeros a
nuestras Indias, el medio de conservar aquel comercio
era facilitar de todos modos la extracción de nuestros
frutos y géneros, r:;¡rgándolos de pocos o ningunos dere-
chos. Con esto, los frutos que irían de Cantabria, Gali-
da y Catalufía y otras provincias baratas, sin mucha
carga de fletes se venderían a los mismos precios con
poca diferencia que las mercancías extranjeras; y no te-
niendo ganancia el contrabandista, no hubiera tomado
cuerpo el comercio ilícito. La conservación de aquel
consumo habría mantenido nuestras fábricas y agricul-
tura en su antiguo floreciente estado; y los retornos de

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PENSAMIENTOS POLITICO$ 195

Indias que habrían quedado en el Reino compensarian


abundantemente al real erario la Iihertád de derechos de
la salida de España.
«Lo contrario de todo esto es lo que se hizo; y sin
atención a la mudanza de circunstancias se ha continua-
do y prosigue el sistema antiguo; y sin contar con.la
dist:mcia y ~xtensión de aquellos dominios, ni con la
proximidad de las I:olonias extranjeras, ni con la nece-
sidad de aquellos vasallos, y la imposibil1dad de surtir-
los hoy España, ni de impedir que los hagan otros en
derechura, hemos establecido, sin quererlo ni pensarlo,
un sistema que ha aniquilado los intereses de España,
y que hoy no es tan fácil de desbaratar; pues hallando
nuestros americanos tánta ventaja en tra tar con los ex-
tranjeros han tomado unos y otros de acuerdo tan bue-
nas medidas, que aunque gastase el Rey en el resguardo
todo cuanto les producen las Indias, jamás se lograría
excluír los géneros extranjetOs si no se dispone que los
de España se den, poco más o menos, al mismo pre-
cio .•.•
«El espíritu guerrero era el que predominaba en tiem-
pos de Carlo,g V, pero entonces era necesario y conve-
niente seguir su impulso; pues siendo pocos los espa-
lioles en América, y teniendo que sujetar millones de
indios con sus caciques, que defendían su libertad con
su natural fiereza, era indispensable usar de todo el ri-
gor de la guerra, a fin de atemorizar a aquellos bárba-
ros y contenerles con la impresión del valor espaí'íol.
«Pero después no se guardó en esto el prudente me-
dio que correspondía, y se llevó adelante el rigor hasta
aniquilar a lo's ínfelices indio:!, sin considerar que redu-
cidos ya al estado de no poder da r recelo al gobierno,

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196 PEDRO FERMIN DE V ARGAS

y hallándose Espaf1a en posesión de la costa, de modo


que podía excluír a los demás europeos; entonces debía
seguir máximas totalmente distintas, como eran volver
toda su atención al comercio y al cultivo de aquellos
preciosos frutos, establecer una buena política, y por
medio de un buen gobierno económico reducir a los in-
dios a vida civil, tratarlos con benignidad y con dulzu-
ra, animarlos a la industria, y por este camino hacer de
ellos vasalIos útiles y espaf1oles, y no mirar con despre-
cio la calidad de indios, ni oprimir los, como se ha he-
cho y hace hoy. En adelante se extenderá más este pen-
samiento y el siguiente.
«Con los indios bravos se ha seguido un sistema igual-
mente errado; y si hubiéramos imitado la conducta de los
franceses en el Canadá, que no pretenden sujetar a los
naturales sino tener su amistad y comercio, experimen-
taríamos los efectos correspondientes; pero nosotros es·
tamos siempre con las armas en lasmanos, y el Rey gas-
tando millones para entretener un odio irreconciliable
con unas naciones que tratadas con mafia y amistad
nos darían infinitas utilidades.
eN O se hacían cargo nuestros espafioles guerreros que
el comercio de un país, teniéndole prhrativo, vale mu-
cho más que su posesión y dominio, porque se saca el
fruto y no se gasta en su defensa y gobierno» •

'1>
•*
El editor de la obra del economista Campillo no es-
quiva manifestar en las palabras preliminares que en
ella se encuentran mencionados los errores más noto-
rios de la administración espafiola en América, y se de-
tallan los remedios adecuados; de éstos dice que no son

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PENSAMIENTOS POLITICOS 197

quiméricos ni impracticables, como lo demostrada el he-


cho de que los defectos corregidos según sus máximas
acreditan la sana orien.tación de ellas.
Mas, no vacila en aludir en otra parte el editor a la
dureza y vehemencia con que el economista Campillo
aboca el conocimiento de los abusos y errores de la po-
lítica española. Para explicarlo con acierto dice: "Pero
es menester hacerse cargo que hablaba como Ministro
que conoda el daño en su raíz; y que escribía en tiempo
muy diverso del actual, en que se han corregido ya al-
gunos de aquellos abusos; y es de esperar que se con-
tinúen desal raigando los demá~, al paso que el estudio
de la economía política vaya ilustrando a la nación
acerca de sus verdaderos intereses».
Resulta evidente que -en la esfera más alta del--pensa-
miento español de fines del siglo XVIII había cabida
para preocupaciones de tan fuerte envergadura como las
económicas, no ya desde el punto de vista exclusiva-
mente nacional sino en cuanto ellas tocaban con el po-
derío colonial de la Madre Patria. Era posible desde
mediados del siglo XVIII escribir a propósito de los erro-
res y de las inadvertencias del gobierno, y esto es lo
que claramente se percibe en la obra del sei10r Campi-
llo, cuyos originales datan de ) 743. Por otra parte, ha.
bía lectores para esa clase de obras, y una capacidad
más o menos profunda para entenderlas, aunque no hu-
biese posibilidad de aplicarlas.
Animó al autor el más tierno afecto p'or su país, y le
mantuvo firme en la expresión de sus ideas a través de
varios años de actividad política. y literaria. En efecto:
con anterioridad a la obra dedicada a bosquejar un Nue-
vo sistema de gobierno económico para la América,

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198 PEDRO FERMIN DE VARGAS

había trazado los tomos titulados así: Lo que hay de


más y de menos en España, para que sea lo que debe
ser y no lo que es, y España despierta.

• **
Detengámonos en algunas apreciaciones aisladas del
autor, a propósito del tema que le ocupaba:
cRestituir todas las leyes y todas las cosas de Amé·
rica a su primer estado, nos hacemos cargo que es ra-
ve y difícil empeño, y que pUf:de traer los inconvenien-
tes de espantar a los americanos con esta novedad ....
eN O se pretende que las leyes primitivas se obser~
ven todas según su tenor, ni que se reforme toda prác~
tica que les sea contraria. El mismo curso dei tiempo
hace que una ley oportuna en su creación, sea despué¡
contraria y destructiva del bien mismo que tomó por
objeto, y (aunque no es tan frecuente) sucede también
al contrario.
cEn unas leyes hechas para unos objetos distantes
dos y tres mil leguas sobre informes, las unas veces in·
teresados, por serio las personas de quienes proceden, y
tal vez ignorantes, preocupadas o faltas de luces, no es
mucho que haya bastante que mudar.
«Hasta los virreyes y gobernadores se han visto
muchas veces en la necesidad, para mejor servicio del
Rey, de dejar a un lado sus órdenes, y seguir lo que
les dictaba su propia experiencia y justificación; pero
al mismo tiempo que en cieltos casos puede ser útil el
tolerar esta práctica, es, en lo general, abrir la puerta a
todo género de abusos.
cAdemás de esto, en dos siglos y medio ha sido tán-
ta la variedad de circunstancias y casos ocurridos, que

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PENSAMIENTOS POLITICOS 199

se ha hecho preciso ir proporcionando las órdenes a los


sucesos particulares, y no es mucho que en el cúmulo
de tántas reales cédulas y providencias, algunas sean,
o a lo menos parezcan, opuestas a otras; lo que a los
buenos ministros del Rey los pone en confusión, y a
los malos les deja libertad de echar por donde quieran»,

***
y en otra parte el interesantísimo libro expone:
"Según cálculos bien fundados, tiene el Rey en todos
sus dominios de América, a lo menos de doce a quin-
ce millones de todas clases, sin contar los legítimos es-
pafl.oles. Bajo de e,te prudente concepto, ¿quién duda
que quince millones de hombres ocupen veinte mil le-
guas cuadradas, y que siempre podrán cultivar la por-
ción de tierras proporcionada a su número, como ten-
gan el fomento y el auxilio correspondiente?
"En cuanto a la incapacidad de los indios, no puedo
creer que sea tanta como muchos quieren aparentar,
negándoles aun hasta la calidad de racionales. Yo en
esta parte consiento en que esto es ajeno de la verdad,
y propio, o de la misma ignorancia o de la malicia. A
los que sienten y a los que creen aquello de los indios,
se convence de este modo.
"Si miramos como debemos lo que eran los indios
antes de conocer a los europeos, es preciso confesar
tenían notorias luces de talento y discurso. Manifiesta
esto claramente las grandes poblaciones y ciudades que
formaron, los prodigiosos y excelentes edificios que
construyeron, los imperios tan podercsos que fundaron,
su modo arreglado de vivir bajo de ciertas leyes civiles
y militares, teniendo su género de culto de divinidad;

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200 PEDRO FERMIN DE V ARGAS

y aun hora vemos que todas las artes y oficios los ejer-
citan a imitación de los más hábiles europeos, con gran
destreza, hasta la pintura, la música, etc.
«Todos estos requisitos y circunstancias parece incli-
nan a que se crea verdaderamente que los indios no ca-
recen de las discursivas y razonables luces con que al-
gunos nos los pintan. Parece que aseguran tienen una
razón bien puesta, unas potencias claras y una compren-
sión, agilidad y aptitud, ni tan bárbara, ni aun tan vul-
gar como se afirma. Y últimamente, parece dejan todas
las referidas circunstancias pasadas y presentes de los
inrlios, las puertas del juicio y de la reflexión abiertas
para no dar' asenso a que son enteramente como irra-
cionales.
«Pero doy caso que hoy sean como se representan,
ya sea porque los haya reducido á la barbarie una lar-
ga opresión, como sucede a los griegos modernos, descen-
dientes de aquellos grandes capitanes, filósofos y estadis-
tas de la antigiiedad, que fueron maestros del mund0; o
sea porque realmente tengan menos alcances que otras
naciones por su natural condición: nada de esto se oso-
ne a b que aquí tratamos, que es hacer de ellos vasa-
\los útiles; pues vemos que aquí en Europa, entre las
naciones más cultas, los más útiles hombres son los que
tienen menos luces, es a saber, la gente de campo, la-
bradores, pastores, etc.»

**'"
Acerca de una nueva distribución de la tierra ame-
ricana dice el célebre reformador:
«Toda tierra que los Reyes no tengan ya dada, con-
viene dada desde luégo a los indios, que fa podrán cul-

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fENSAMIENTOS POLITI~OS 101

tivar, con reales despachos que les aseguren la pose-


sión para ellos y sus descendientes, quedando libres de
tada renta por 15 a 20. años, con la' condicfón de pagar
al Rey an'lalmente, pasado este término, aquello que se
crea justo; pero con la cláusula de que la tierra que no se
ponga en cultivo dentro de los expresadoB 15 o 20. años,
se le volverá a la Corona para que la pueda' distribuir
en otros vasallos:más útiles .
. «Toda tierra inmediata a alguna población, que esté
por toda su extensión a por alguna ¡:>arte montuosa, se
repartirá con atención a los gastos, y mayor trabajo que·
costará a los que hayan de poseerla para dejarla apta para
la labor. Esta atención deberá reducirse:a cederlas para
ellas y sus sucesores, libres siempre de pagar cosa al·
guna ~ pues este beneficio será capaz de estimularlos a
que las dejen útiles y próductibles; lo que sin él, ellos
ni aun los de acá, quizás no emprenderían jamás.
«Lo que causa notable perjuicio. es que están con-
cedidas a españoles grandísimas- porciones· de tierras
que no las cultivan sino por manos de negros y de in.
dios; y no es natural (como está ya advertido y aun
probado en esta primera parte) que éstos se esmeren en
su cultivo, no siendo suyo el fruto ni el fondo ...•
«La Cantóbria o montañas de Burgos, país pobre
por la montuosidad del terreno, nos dan incontrasta.
bles pruebas de lo mucho que adelantaría una provin-
cia o. monarquía, haciendo todas las tierras incultas por
este dtfecto, !Í.tiles y productivas -por el desmonte y
el cultivo. Al gobierno superior toca buscar un medio
t~rmina equitativa igualmente al español que al indio,
para el repartimiento de las tierras de esta naturaleza, y
sobre todo, conducente a promover el bien público,_
procurando que ninguna tierra quede sin fructificar" ni.
• BANCO DE LA RE:PUBUCA
L ARANGO
IUl\uOTECA lUIS·A.l'! GE

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202 PEDRO FERMIN DE VARGAS

el indio sin el debido fomento hacia el trabajo ni sin


beneficio razonable y seguro" •

**
Ha quedado hecho en el estudio precedente un bos-
quejo breve, desde luégo, del grave problema de la eco-
nomía de América en sí misma y en sus relaciones con la
Madre Patria. No es preciso que nos €xtendamos ahora
en manifestar cómo el nivel inferior de la economía ame-
ricana pasó in integrum de la etapa colonial a la organi-
zación republicana, atrayendo sobre ésta consecuencias
gravísimas que impi:iieron y retrasaron su progreso.
Más todavía: La estructura de estos países, resenti-
da por los eriores de la legisJación, padeció un golpe
nuevo por los destrozos de la guerra de independen-
cia; cuanto ellos tenían lo consumieron en ese lapso he-
roico y duro.
El comercio libre, decretado para España e Indias
por mandato real del 12 de octubre de 1778, fue inca-
paz de establecer lo que trescientos años de monopolio
habían destruído. La lógica de los heches no podía ser
quebrantada por un golpe de política, ni estaba siquiera
en manos de los Reyes españoles del siglo XVIII restau-
rar lo que sus antecesores habían visto desmoronalse.
Finalmente, meditemos con reflexión profunda acer-
ca de !as dificuftades que la independenr.ia misma pro ..
dujo en lo económico a las repúblicas latinas, a quie-
nes particularmente se refiere esta monografía. Los vie·
jos lazos con Españ.a se habían roto, las múltiples vincu-
laciones existentes antai'ío tuvieron que desaparecer, y
aun la silueta de los barcos hispanos se borró del paisa-
je de las playas ya libres. América iba a vivir de sí mis-
ma, pero a costa de innumerables dolores.
BANCO DE LA REPUBLlCA
a18110TECA LUIS·~GEl ARANGO
CA T ALOGACION
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INDICE

PREFACIO, , VII
PENSAMIENTOS POLITICOS SOBRE LA AGRICUL-
TURA, COMERCIO Y MINAS DE ESTE REINO. 3
Agricultura , ' 7
Medios de perfeccionar la agricultura en el Reino 15
Comercio ......•...•.•.•..........•....... 20
Camino de Carare ....•................. , ...•...... 21
Camino de San Faustino ..•••....................... 29
Camino de Sogamoso ......................•........ 30
Ramos de comercio ..... '" ...........••... ' .... 38
Lanas...........................•................ 40
Algodón ......•............................... , ... 41
Lino y cáñamo. AñiL .......•..................... 43
Té de Bogotá. Quina ..................•.....•. '" 44
Canela , ...••.•..•................... 45
Cacao. Cochinilla .••.••....................... '" 50
Tabaco .......................•.................. 51
Cobre. Petróleo ...•..••............•................ 53
Trapo ..........•....................•..... 54
Minas .....................•...••......•..... 57
Platina ..........•...•....... , ......•.•........... 66
Plata ..........•..•... , ............•..•........... 69
Cobre ' •.. '" 71
Hierro .........................•.........••••.. 73
Azogue , •....•... oo ••••• , •• 75
Plomo. estaño, etc. Piedras preciosas ......•......•... 76
APENDlCE. (Notas marginales) 81
MEMORIA SOBRE LA POBLACION DEL REINO .. 83
APENDlCE. (Notas marginales) ...•......• ",' ...•. " 111

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204 PEDRO FERMIN DE VARGAS

ESCRITOS VARIOS 113


De la falta de albergues y posadas '" 115
Plan de las cnnstituciones que se presentan al Excelentí·
simo señor Virrey de! Reino para e! Hospital Real de
San Pedro de la Parroquia de Zipaquirá 117
De la policía y decoro en las construcciones ......• 139
Estudio sobre e! guaco, contra el veneno de las culebras. 143
GLOSA A PROPOSITO DE LAS IDEAS ECONOMI-
CAS DE DON PEDRO FERMIN DE VARGAS, EN
SUS RELACIONES CON LA INDEPENDENCIA DE
AMERICA, por Manuel José Forero 161

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