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Ciudad rusa, capital del imperio ruso durante dos siglos. Situada en la
desembocadura del río Neva. El nombre San Petersburgo es de origen holandés y
significa “castillo (fortaleza) de San Pedro”. Pedro el Grande la nombró así en honor a
su santo patrón, San Pedro. La ciudad cambió de nombre varias veces: Se llamó
Petrogrado entre 1914 y 1924, y Leningrado en honor a Lenin entre 1924 y 1991, y
nuevamente San Petersburgo después de un plebiscito.
Antecedentes históricos
El origen de San Petersburgo se remonta a las primeras luchas por las orillas del
río Neva, donde infinidad de batallas se extendieron durante siglos. En 1143 los suecos
fueron expulsados cuando atacaban posiciones de Novgorod junto al lago Ladoga. En el
año 1240 el príncipe Alejandro Nevsky (apodo con el que se le conoció a raíz de su
victoria en el Neva) al mando de las tropas del reino de Novgorod logró expulsar a los
suecos del territorio de Izhora (afluente del Neva). En 1300 los suecos construyeron un
castillo en las costas de Vyborg y fortificaron un campo en Landskrona y en el delta del
Neva. Los de Novgorod respondieron construyendo en 1323 la fortaleza de Noteborg
en la isla de Oreshek, situada en el nacimiento del Neva junto al Ladoga, hoy en día
conocida como la fortaleza de Petrokrepost.
Estas fortificaciones fueron constantemente capturadas y vueltas a capturar por
ambos bandos. A finales del siglo XV Novgorod pierde su independencia pasando a
depender de Moscú. El poder sueco en estas tierras se ve reforzado. Moscú continuó
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batallando en la zona pero acumuló un gran número de derrotas durante el reinado de
Iván IV y Boris Goudunov.
En 1617, durante el reinado de Miguel III, Suecia, mediante un tratado de paz
forzó al recién llegado primer Romanov Miguel Fiodorovich a entregarles estas tierras.
La inmensa Rusia se quedaba de nuevo sin salida al Báltico. Los suecos reforzaron las
defensas de Noteborg y en 1632 construyeron una nueva fortaleza en Nyenshantz, en la
desembocadura del Neva, junto al Golfo de Finlandia.
Rusia carecía pues de una salida al mar al estar el Mar Negro controlado por los
turcos, y el Báltico por Suecia. Pedro el Grande (1688-1725) dio prioridad absoluta al
restablecimiento del libre acceso al Báltico.
El dominio sueco no duró más de ochenta y tres años. El zar Pedro I inició la
Guerra del Norte (1700-1721) contra Suecia, para recuperar esta estratégica tierra. Al
comienzo de 1700 atacó Narva desde el río Narvrona, pero fue repelido por las fuerzas
suecas, por lo que decidió centrar los ataques en el río Neva.
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La nueva ciudad
Pedro el Grande, enamorado de la cultura europea, fue el primer zar ruso que
viajó al extranjero. Tras un viaje por Prusia, Inglaterra y Austria, donde estudió las artes
y las técnicas más avanzadas de su tiempo, regresó con el firme propósito de reformar y
modernizar su imperio, muy encerrado en sí mismo. Le era imposible levantar un
conjunto armonioso y cosmopolita en Moscú, enraizado en la arquitectura bizantina y
nacional. Así que decidió construir una nueva ciudad que reflejara el nuevo espíritu.
San Petersburgo constituye el ejemplo más importante de aplicación de los
principios del diseño renacentista enteramente desarrollados al planeamiento de una
ciudad completamente nueva. En contraste con las condiciones bajo las cuales se vieron
obligados a trabajar la gran mayoría de urbanistas del renacimiento, agregando nuevos
barrios a núcleos medievales o abriendo espacios para sus proyectos fuera del tejido
urbano preexistente, los proyectistas que intervinieron en San Petersburgo contaron con
dos ventajas fundamentales. Estas fueron, en primer lugar, un emplazamiento vacío
regulado solamente por la topografía y, en segundo lugar, el hecho de que la fundación
de la ciudad tuviera lugar a principios del XVIII, cuando existían ejemplos de casi tres
siglos de urbanismo renacentista en que inspirarse.
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los suecos frente al cabo Gangut en el Báltico y da fin a la Guerra del Norte. El fin de
las hostilidades fue ratificado siete años más tarde, en 1721, por la paz de Nystad.
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Gogol y Herzen, se considera el centro de San Petersburgo. Las otras dos calles se
terminaron hacia 1800.
Plano de San Petersburgo de 1883. Frente al edificio del Almirantazgo (en rojo) parten las tres vías principales de la ciudad.
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No hubo proclamación formal de San Petersburgo como capital. Se empezó a
considerar como tal a partir de la segunda boda de Pedro el Grande, con Catalina,
celebrada en 1712. La población crece rápidamente. En diez años se levantan miles de
edificios. En 1725, año de la muerte de Pedro I la ciudad cuenta con un censo estable de
setenta y cinco mil almas, pero el frenético crecimiento se ve paralizado por la
desaparición de su precursor. Durante los fugaces reinados de Catalina I (1725-1727) y
Pedro II (1727-1730) la ciudad se estanca e incluso parte de la nobleza que había sido
obligada a establecer residencia en San Petersburgo comienza a abandonarla
progresivamente, pero con la llegada al poder de Ana Ivanovna (1730-1740), Isabel
Petrovna (1741-1761) y Catalina II la Grande (1762-1796) la ciudad comienza a
florecer.
Pedro I
Pedro el Grande rompió definitivamente los vínculos con la tradición que había
imperado en Rusia durante siglos. Recurrió a unos arquitectos extranjeros y la mayoría
de los monumentos de la ciudad son obras de italianos y franceses. Así, San Petersburgo
se convirtió en la meca de los mejores urbanistas y arquitectos de su tiempo. Trezzini y
Mattarnouvi, por ejemplo, supieron aunar es sus construcciones el renacimiento italiano
con el barroco holandés, al que tan aficionado era Pedro el Grande.
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Fortaleza de Pedro y Pablo.
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En la orilla izquierda del Neva, exactamente enfrente de la fortaleza de Pedro y
Pablo, en 1704, Pedro el Grande hizo construir los Jardines de Verano, con los que
soñaba superar a los del rey de Francia, en Versalles, de estilo geométrico, a la italiana.
Para poblar el jardín se trajeron árboles, flores y pájaros de toda Rusia, así como del
resto de Europa. Parece que fue el mismo zar quien dispuso el emplazamiento de las
numerosa estatuas que se repartieron por el mismo, y de los que hoy en día aun pueden
contemplarse ochenta y dos.
Durante el reinado de Isabel Petrovna hay una fuerte expansión del barroco ruso.
Se da preferencia a los conjuntos aislados en detrimento del urbanismo. El palacio de
Invierno y Smolny son los ejemplos más elocuentes. Bartolomeo Rastrelli trajo la
suntuosidad y los oropeles del rococó que demandaban las zarinas que sucedieron a
Pedro I.
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silueta del edificio, al tiempo que le confieren un especial dinamismo a su estructura.
Por mucho tiempo, el palacio de Invierno fue el edificio más alto de San Petersburgo.
Palacio de Invierno
Palacio de Invierno
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conociendo como el instituto Smolny. En la colegiata, denominada de la Resurrección,
Rastrelli supo confeccionar una perfecta síntesis entre la estética barroca tardía del sur
de Italia y los elementos propiamente rusos.
Convento de Smolny
Colegiata de la Resurrección
A partir de Catalina II
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al palacio de Invierno con la excepción de los campanarios de la iglesias y no se permite
ninguna discontinuidad entre edificios.
Residencias de verano
Petrodvorets
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El conjunto de Pushkin no tomó el nombre del célebre escritor, quien residió en
el lugar durante su adolescencia, hasta algo después de la revolución de 1917, durante la
que fue denominado Ciudad de los Niños. Originariamente, Cuando Catalina I
estableció allí su residencia imperial, el enclave se había llamado Tsarkoe Selo (Aldea
del zar). El elemento central de todo el conjunto es el palacio Catalina, denominado así
por la segunda mujer de Pedro el Grande, la que fue luego Catalina I de Rusia. El
palacio le debe su aspecto actual a Bartolomeo Rastrelli, quien quiso superar con él las
admiradas magnificencias de Versalles. Catalina II también realizó importantes
modificaciones en el palacio construido por su antecesora.
Palacio Catalina
Conclusión
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