Está en la página 1de 52

EJERCICIOS ESPIRITUALES

DE SAN IGNACIO DE LOYOLA


UNA RELECTURA DEL TEXTO (5)
Josep M. Rambla, sj
Seminario de Ejercicios (EIDES)

I. Notas introductorias sobre la tercera y cuarta semanas .................... 3


1. El misterio pascual ......................................................................... 3
2. La pura gratuidad ........................................................................... 4
3. Elección y vía unitiva ..................................................................... 5
4. La transformación afectiva ............................................................. 6
II. Tercera semana ...................................................................................... 7
1. Adentrarse en la presencia oculta de Dios ........................................ 7
2. Primera contemplación ................................................................... 12
3. Segunda contemplación ................................................................. 18
4. Del segundo al séptimo día ............................................................. 20
III. Reglas para ordenarse en el comer para adelante ............................. 23
1. Reglas para vivir más humanamente ............................................... 23
IV. Cuarta semana ...................................................................................... 29
1. Experimentar el gozo y la gloria del resucitado ................................ 29
V. Los misterios de la vida de Cristo ......................................................... 39
1. Hacia una experiencia personal del Señor ........................................ 39
Notas ........................................................................................................... 43
Josep M. Rambla. Jesuita. Teólogo. Especialista en espiritualidad ignaciana.
Estudia la espiritualidad a partir de la inserción en un medio popular y en la
acción social. Es autor, entre otros, de Dios, la amistad y los pobres. La mística
de Egide Van Broeckhoven (Santander: Sal Terrae, 2007).También es autor de
los cuadernos de Cristianisme i Justícia: Ignacio de Loyola, seglares y jesuitas
(EIDES, núm. 48), ¿De qué hablamos cuando hablamos de interioridad? (EI-
DES, núm. 69) y de la serie de cuadernos sobre los Ejercicios Espirituales. Una
relectura del texto (EIDES, núm. 53, 63, 72 y 74), entre otros.

Edita: Cristianisme i Justícia - Roger de Llúria, 13 - 08010 Barcelona


Tel. 93 317 23 38 - E-mail: info@fespinal.com - www.cristianismeijusticia.net
Imprime: Ediciones Rondas S.L. - Depósito Legal: B 11006-2016
ISBN: 978-84-9730-375-0 - ISSN: 2014-654X - ISSN (virtual): 2014-6558
Impreso en papel y cartulina ecológicos
Edición: Anna Pérez i Mir - Revisión y corrección del texto: Pilar de la Herran
Maquetación: Pilar Rubio Tugas - Mayo 2016

Protección de datos: La Fundación Lluís Espinal le comunica que sus datos están registrados en un
fichero de nombre BDGACIJ, titularidad de la Fundación Lluís Espinal. Sólo se usan para la gestión
del servicio que le ofrecemos, y para mantenerlo informado de nuestras actividades. Puede ejercitar
sus derechos de acceso, rectificación, cancelación y oposición dirigiéndose por escrito a c/ Roger de
Llúria 13, Barcelona.
I. NOTAS INTRODUCTORIAS SOBRE LA TERCERA
Y CUARTA SEMANAS

Una vez el ejercitante ha realizado la elección, podría pensarse que ya


poco le resta hacer. Sin embargo, hay una razón objetiva para pasar a
la experiencia de las semanas tercera y cuarta.

1. EL MISTERIO PASCUAL

Al principio de los Ejercicios se re- periencia no sólo de la contemplación


cuerda que la persona que se ejercita de la pasión, sino de todo el misterio
deberá tomar «el fundamento verdade- pascual. Esto conviene tenerlo presen-
ro de la historia» [EE 2,2]. Y, ¿qué fi- te en el acompañamiento para no dejar
delidad al evangelio tendría una expe- truncado el proceso en el final de la ter-
riencia espiritual que se detuviese en la cera semana, ya que nunca se deberían
puerta del misterio pascual? Por esto, dar 3ª y 4ª semanas por separado.
en la anotación 4ª, Ignacio dice que la Sin embargo, la contemplación del
tercera semana de los Ejercicios ha de misterio pascual en los Ejercicios se
versar sobre «la pasión de Cristo nues- justifica no sólo por el motivo expues-
tro Señor; la cuarta la resurrección y to, sino por su importancia para la con-
ascensión» [EE 4,3], es decir, sobre el firmación de la elección. El misterio
misterio pascual. De modo que al en- pascual, la muerte y resurrección de
trar en la tercera semana se inicia la ex- Cristo, es el punto clave del mensaje
3
y de la experiencia cristiana, que se proceso de transformación personal en
vive sacramentalmente, sobre todo en Cristo, «que Cristo se vaya formando»
el bautismo y en la eucaristía, y que en él (cf. Gal 4,19). Por tanto, en las
se realiza existencialmente en el vivir materias de contemplación de las se-
verdaderamente cristiano. Por esto, los manas tercera y cuarta, hay continui-
Ejercicios en el momento culminante dad con las precedentes, por cuanto
de la elección, ofrecen al ejercitante siguen la secuencia de los pasos de la
la posibilidad de la autentificación de vida de Jesús, pero hay discontinuidad,
su experiencia espiritual desarrollada ya que suponen un salto hasta el miste-
hasta este momento. El ejercitante que rio cristológico de aquél que salva per-
ha realizado la elección y entra en la diéndose, vive muriendo, ama siendo
fase de confirmación se halla en una abandonado […], se manifiesta desde
situación semejante a la de Simón que el ocultamiento…
después de confesar a Jesús y manifes- En consecuencia, la tercera y cuar-
tar su adhesión a él, debe confrontarse ta semanas son inseparables, ya que el
con lo más profundo del misterio de crucificado es el que vence y salva des-
Jesús, el Señor (cf. Mc 8,27-38). Por de la cruz y el resucitado es el mismo
tanto, en la identificación o no identi- que está taladrado por las llagas de la
ficación con Cristo mediante la con- pasión. Se trata, pues, de una experien-
templación, hallará la confirmación de cia de gran calado y de un nuevo nivel
la elección, o tal vez descubrirá que se espiritual hasta llegar a experimentar
hallaba en un error o que tiene la ne- no sólo el dolor de Dios, sino el gozo y
cesidad de seguir profundizando en el la alegría de Dios mismo.

2. LA PURA GRATUIDAD

En la tercera semana nos centramos en «Anima Christi» toda ella im-


el icono de Cristo que ha estado pre- pregnada de Pasión («sangre»,
sente a lo largo de todos los Ejercicios: «pasión», «llagas», etc.).
–– la primera imagen en el primer De alguna manera, en la tercera
ejercicio es la de Cristo en cruz semana se explicita más lo que ya se
que muere por mí [EE 53]; iba revelando a lo largo de las semanas
–– en la 2ª semana se nos muestra al anteriores y se concentra la experien-
nacer «para morir en cruz» [EE cia cristocéntrica de los Ejercicios en
116]; esta semana, inseparable de la cuarta,
–– a lo largo de casi todos los días la Resurrección. Y, sin embargo, es im-
nos ha acompañado la oración portante que la continuidad con la se-
4
gunda semana no oscurezca la calidad gratuidad en el misterio pascual, mis-
de la experiencia espiritual a la cual se terio del amor entregado y victorioso
ordena la tercera semana: «Dolor con del crucificado y resucitado. «Nos ha-
Cristo doloroso…» [EE 203]. El ejer- llamos de lleno en la vía unitiva» (San-
citante ahora, pues, se perderá en pura tiago Arzubialde).

3. ELECCIÓN Y VÍA UNITIVA

Superada la etapa purgativa de la pri- ble libertad al ejercitante en el tiempo


mera semana, donde el ejercitante ha y modo de la contemplación de cada
sentido la misericordia del Padre en el «misterio»: «quien más se quiere alar-
centro de su vida y empieza a recorrer gar en la pasión… quien más quisiere
el camino de la correspondencia («qué abreviar en la pasión…» [EE 209,1;4].
he de hacer»: EE 53), que culminará Porque para la persona que ha progre-
en la Contemplación para alcanzar sado en la contemplación y la identi-
amor, la segunda semana es tiempo de ficación con Cristo, puede decirse que
iluminación mediante la contempla- ya «no hay camino».
ción de la vida y palabra del Señor, con En segundo lugar, conviene recor-
el cual llega a una cierta identificación dar, y precisamente en esta semana
en la vida concreta. En esta identifica- es quizá más importante, que Ignacio
ción, que es ya inicio de la vida uniti- propone contemplar «misterios», no
va1, consiste la elección, en la cual el propiamente lectio divina. Es decir,
ejercitante se halla y actúa en el lugar que se fija más en el acontecimiento
de Cristo. Por tanto, la elección tiene que en la letra del relato evangéli-
un carácter kenótico y crucificante, (ya co, aunque naturalmente no se pue-
que «él, siendo de condición divina… de prescindir de ella; es más, Jesús
cruz»), aunque el camino culmina en mismo es la Palabra. Se acerca más
la resurrección («por esto Dios le exal- a la mistagogía de la liturgia que ce-
tó…»). En esta identificación cada vez lebra misterios que a la de la lectio2.
más gratuita con el Señor, se da por Así se comprende cómo hay una cier-
tanto la confirmación de la elección ta distancia respecto de la literalidad
[EE 183;188]. del texto y en cambio se aproxima
más a la experiencia de Pablo (cf. Gal
2,20), a la profecía de Isaías (cantos
3.1. Dos observaciones del Siervo) o a la mística medieval que
En primer lugar, el carácter unitivo de atiende más al dolor y a los sentimien-
las semanas tercera y cuarta explica el tos de Cristo (vgr. San Francisco, Sta-
hecho de que Ignacio deja una nota- bat Mater).
5
4. LA TRANSFORMACIÓN AFECTIVA

Todo el curso de los Ejercicios es un «Es la inclinación hacia una persona


largo proceso de conversión de la afec- o cosa producida por el amor que se
tividad [cf. EE 1;21]. La segunda se- tiene hacia a ella. Puede llevar a ena-
mana señala un momento crucial de morarse de la persona, a elegirla, a ha-
amistad con Cristo hasta disponerse el cerla el centro de sus sentimientos…
ejercitante a la amistad de la tercera Incluye un apego efectivo y ejerce un
manera de humildad que le dispone a gran influjo en las potencias… Del
la elección. fondo del ser de una persona poseída
Si lo que ha precedido a la tercera por la afección emergen impulsos y
semana ha sido un proceso lineal de deseos que mueven a la voluntad a
avance hacia este culmen de amistad favor de lo que se ama. La voluntad,
con Cristo, concretada en la elección, cuando llega a este estado se encuen-
a partir de la tercera, los Ejercicios no tra ‘afectada y inclinada’ [EE 16]
avanzan, sino más bien ahondan en la quiere más lo que le gusta [EE 23;
adhesión afectiva al Señor, identifi- 127]»3.
cándose con su dolor y su gozo. Las La propia experiencia le condujo
peticiones propias y los puntos especí- a Ignacio al convencimiento de que
ficos de estas semanas son la guía ex- «nada es tan transformador para la per-
celente para progresar en esta línea de sona como la identificación afectiva
la identificación afectiva con el Señor. con alguien o con algo». Y esta iden-
Veamos una autorizada descripción de tificación afectiva transforma la vida
lo que supone esta transformación afec- en la dirección «de la voluntad de Dios
tiva: encarnada en el mundo»4.

6
II. TERCERA SEMANA

Todos los Ejercicios apuntan a que Dios se comunique inmediatamen-


te al ejercitante y que, así, se realice una íntima comunión, de la cual
la elección será la expresión de esta unión en la vida. Pero el corazón
de esta experiencia es la alianza, la nueva alianza, que se actualiza en
la eucaristía, memorial de la muerte y resurrección de Cristo. Por tanto,
las semanas tercera y cuarta se sitúan en la perspectiva de la nueva
alianza, en la cual converge la vía unitiva.

1. ADENTRARSE EN LA PRESENCIA OCULTA DE DIOS

1.1. Los primeros pasos dades distintas de asimilación de las


de la Tercera semana insondables riquezas del Misterio5.
De lo que precede queda claro que la
tercera semana junto con la cuarta, que 1.1.1. Misericordia
constituyen la experiencia del misterio El itinerario de esta semana parte de
pascual, que es la identificación plena la toma de conciencia de que el cami-
con el misterio de Cristo, son la culmi- no del ejercitante tiene su origen en
nación de la elección, la confirmación, la misericordia de Dios y que toda su
ya que la elección «es el hecho de ser vida será una vida de seguimiento en
elegido» (A. Lefrank), de compartir la la debilidad. Por esto, el primer ejer-
vida de Cristo. La elección permanece cicio conectará la contemplación de la
como una constante implícita en toda pasión con la condición pecadora del
la experiencia de tercera y cuarta se- ejercitante, con todo lo que su vida
manas. Sin embargo, las materias de encierra de responsabilidad personal y
las contemplaciones ofrecen posibili- de experiencia de misericordia (cf. Rm
7
9,16). La petición, «por mis pecados» 1.1.3. Lavatorio de los pies
[EE 193], expresa la causa de la pasión El lavatorio de los pies expresa la res
y también el amor redentor. Porque la del sacramentum de la eucaristía. Toda
pasión no es un acontecimiento prede- la contemplación de la pasión será el
terminado desde antes o desde fuera, desarrollo de este amor humillado y
sino condicionado por el hecho de la humilde que se anticipa en la euca-
encarnación solidaria del Hijo en un ristía, pero se inicia lavando los pies.
mundo de mal y de pecado [cf. EE La kenosis expresada verbalmente en
116,2], es consecuencia y expresión el himno de Filipenses (Fil 2,6-11) se
del amor. Y, si en la primera semana hace realidad en la pasión como amor y
la persona que se ejercita mira más al abajamiento. Este amor y abajamiento
pecado que crucifica, ahora contempla será anamnesis y koinonía reales como
más al crucificado «por mí» [EE 203]. lo es la eucaristía de forma ritual. El
ejercitante, en el lavatorio de los pies
1.1.2. Eucaristía empieza a adentrarse en la realidad de
La eucaristía es como la transubstan- la elección como identificación con
ciación de la elección. La epíclesis, la Cristo en lo concreto de la vida que ha
acción del Espíritu, realiza la transfor- de ser siempre servicio desde abajo,
mación de lo que hasta el momento es como camino de gloria.
sólo una disposición para el futuro en
una verdadera oblación mediante la 1.2. Mística y política
«pasión» asumida en la experiencia
espiritual de la semana. Esta supondrá 1.2.1. Los Ejercicios, pedagogía
la renuncia a lo que no cae dentro del de solidaridad
campo de lo elegido, una muerte que
Desde el Principio y Fundamento el
se anticipa en la eucaristía, muerte que
ejercitante, en conexión con la anota-
es fuente de vida. La persona que ha
ción 5ª, es invitado a orientarse hacia
realizado la elección, que se ha sentido
fuera de sí mismo, es decir a desarro-
llamada por un camino de seguimiento llar el dinamismo de la relación: «el
que orienta toda su vida, puede decir: hombre es criado para…». A esta pro-
«‘Esta forma de vida [cristiana] es existencia, apertura más allá de uno
mi cuerpo’. Interpretación sugerida mismo, se orientan todas las cosas,
por el lugar mismo que la medita- «para que le ayuden». El proceso de
ción de la cena ocupa en los Ejerci- los Ejercicios es el de la relación con
cios, al comienzo de la Tercera Se- el Dios del Reino, un Dios relacional:
mana, en el momento por tanto, en Cristo en cruz por mis pecados [EE
que el ejercitante acaba de ofrecer a 53]; un Dios-Trinidad, solidario con
Dios el fruto de su elección y em- el género humano para liberarlo [EE
pieza a ser transformado por ella, al 107,2]; un Cristo que se hace hom-
comprometerse en la pasión que le bre por mí [EE 104]; que envía a sus
conducirá a vivir la vida resucitada siervos y amigos a ayudar [EE 146,1-
de Cristo»6. 2]… La persona que se ejercita se va
8
impregnando de espíritu solidario en crucificado, en Gustavo Gutiérrez
la relación con el Señor, de un Dios en «Hablar de Dios desde el dolor
que se hace solidaridad humana, con- del inocente», en Etty Hillesum, en el
templándolo en su humanidad bien campo de concentración «ayudando a
contextuada en la sociedad. Ahora, en Dios»… La indignación en un mundo
la tercera semana, se contempla el «ex- al revés, gobernado por la injusticia,
tremo» de la solidaridad (cf. Jn 13,1- expresa muy bien cómo la pasión del
17), centrando el espíritu en Cristo mundo, en la que contemplamos la
doloroso, Cristo quebrantado, que pasa pasión de Jesús, debería suscitar rebe-
pena por mí [cf. EE 203]. lión. Una rebelión que impulsa al com-
promiso.
1.2.2. La compenetración de mística
y política 1.2.3. Profundidad de esta integración
Como consecuencia de lo dicho, los Una buena integración de las dos di-
Ejercicios tienen un componente mís- mensiones es una experiencia espiri-
tico y político en una unidad indisolu- tual de gran hondura, sin embargo una
ble7. Pero en la 3ª semana, comoquiera tentación con apariencia de bien podría
que Cristo en su pasión es la imagen ser el dejarse arrastrar por la superficie
más real del mundo en su historia de sociológica de la contemplación. Sería
injusticia y de dolor, este carácter com- el caso de hacer de la tercera semana
puesto de mística y política se acen- una meditación algo periodística, bajo
túa… En la práctica de la contempla- la «impresión» de episodios o escenas
ción hay que integrar la contemplación horripilantes que nos transmiten los
del «tú» (místico) individual de Jesús, MCS, pero quedándonos en la corte-
con el «TÚ» (político, sociológico) co- za… Una contemplación en profundi-
lectivo de la humanidad. La tradición dad del mal del mundo es gracia que
cristiana nos ofrece buenos exponen- hay que pedir y aguardar en la senci-
tes de esta manera de contemplar: Por llez del corazón y con confianza…
un lado, la dimensión mística: en Fran- Sentir el dolor de Cristo, el dolor de
cisco de Asís en el Calvario y en su Dios. De lo contrario en la 3ª semana,
«estigmatización», en Teresa de Je- se podría perder altura o profundidad
sús en Getsemaní, en Juan de la Cruz (depende de cómo se entienda) espiri-
en toda su vida («¿Qué quieres como tual y mistagógica. Probablemente, la
premio? Padecer»)… Por otro lado, la hondura de esta experiencia es una de
dimensión política o social, en Fran- las cosas más significativas que el cris-
cisco Javier en las misiones, en To- tianismo como religión puede aportar
más Moro en la resistencia política, en al mundo de hoy. Y, quizá, es una de
Vicente Paul con los pobres, en Juan nuestras asignaturas pendientes…
de Dios con los enfermos, en Abbé Me parecen inspiradores los ele-
Pierre con los sin techo, en Kitamo- mentos que Carlos R. Cabarrús propo-
ri en su Teología del dolor de Dios, ne para la contemplación de la pasión:
en Moltmann en su teología del Dios 1. Jesús muere porque toda la vida ha
9
dado la vida. 2. Jesús ha merecido «es- 1.3.1. Deus absconditus
ta muerte» por su profecía y su contes- Por tanto, hay que adentrarse, con
tación. 3. Considerar continuamente la ayuda de la gracia, en la presencia
cómo la divinidad se esconde, porque oculta de Dios, en el Deus abscondi-
no tiene el rostro que nos gustaría, sino tus… Un Dios que se nos revela como
el de un excluido de la sociedad. 4. Je- Misterio y nos invita a no buscarle
sús sigue muriendo en la humanidad. sólo en lo que nosotros creemos obvio
5. También yo continúo colaborando de Dios. Es el Dios que experimenta
en la muerte de Jesús. 6. La pasión es Francisco cuando entona el Canto de
el horizonte lógico de mi existencia si las criaturas (ciego, enfermo, fraca-
sigo a Jesús8. sado, en un rincón rodeado de ratas),
Y, sin embrago, no se ha de olvi- que canta Juan de la Cruz en la noche
dar lo que muy acertadamente sostiene oscura, «la fuente que mana aunque es
Darío Mollà: «La contemplación di- de noche», que vislumbra Elie Wiesel
recta de los misterios de la Pasión del en el campo de concentración cuando
Señor, y no ningún otro tipo de reflexio- son ahorcados villanamente unos ni-
nes y consideraciones más o menos ños ante la mirada de todos los presos,
derivadas de estos misterios, es básica o que Etty Hillesum, cuando en medio
en la tercera semana tal como Ignacio del dolor, y rebelándose contra él, per-
la concibe y la plantea»9. cibe que «la vida es bella»…

1.3. «La divinidad se esconde…»


1.3.2. El rostro desfigurado
de la Iglesia
Es un punto de los Ejercicios que ha También es la experiencia de sentir la
generado una cierta literatura y re- presencia de Dios en la Iglesia, en su
flexión estos últimos años10, alimen- conjunto, a pesar del rostro desfigura-
tadas por las duras experiencias de las do en muchas de sus personas e ins-
atrocidades de nuestro mundo actual tituciones… En definitiva es tener la
(Auschwitz y Gulag prolongados en profunda convicción de que «el mundo
los Balcanes, Sudán, Siria…), y por sólo crece mediante la cruz» (Pierre
una cultura en la que la presencia de Teilhard de Chardin) y que esta pasa
Dios se hace opaca y es ignorada o también por la Iglesia. Lo cual no quita
negada por muchos. Dios se esconde, que parte de la cruz consista en el se-
pero no desaparece. Lo que ocurre es rio compromiso de aportar crítica, au-
que Dios desborda nuestros concep- tocrítica, y compromiso para ayudar a
tos y nuestros proyectos religiosos y la Iglesia siempre en estado de refor-
«se nos da como misterio y, de este ma.
modo, en un sentido muy específico,
su esconderse es también su revela-
ción»11. Por esto Ignacio matizará en la 1.3.3. Continuidad
cuarta semana que «la divinidad, que El hecho de que la divinidad se escon-
parecía esconderse en la pasión…» da, pero no desaparezca, está en la base
[EE 223]. de que la tercera y cuarta semanas no
10
puedan aislarse la una de la otra. En la existencia y la cruz es la cima de este
tercera semana, ante el cáliz que re- camino.
pugna a la sensibilidad, se experimen-
ta al «Abbá», al ángel que consuela, 1.4.2. La secuencia o escala
y Jesús se abandona a la voluntad del del sentir–hacer– adecer
Padre… Y el «Dios mío, Dios mío» de
la cruz, va acompañado por el «Padre, Una sensibilidad evangelizada es la
en tus manos encomiendo mi espíri- base de una acción al estilo de Cris-
tu»… La cuarta semana es el «tercer to, del seguimiento, pero este condu-
día» que va unido inmediatamente a la ce inevitablemente al conflicto con el
muerte. La cual no se olvida, ya que se «mundo», al padecer de la cruz. Por
contempla al resucitado con las llagas esto no basta con «hacer», sino que
y nos recuerda que todo esto, es decir debo preguntarme «qué he de hacer y
la pasión, debía ocurrir (cf. Lc 24,25- padecer por Él» [EE 197]. El ejerci-
27). Toda esta rica y agraciada expe- tante que ha asumido ya una decisión
riencia da la razón a S. Arzubialde, debe disponerse a la renuncia dolorosa
cuando afirma en relación a este punto que supone optar por algo y renunciar a
de los Ejercicios: «La segunda consi- otras opciones; pero además la misma
deración de Ignacio nos presenta ahora opción abrazada puede llevar a situa-
el reverso de la moneda. La cruz es un ciones verdaderamente crucificantes
momento privilegiado de la automani- tanto en el matrimonio y la familia, co-
festación trinitaria y lugar de encuen- mo en la vida religiosa o sacerdotal, o
tro y comunión»12. en los negocios y en la vida laboral,
etc. Esta semana puede ser un buen
antídoto para una sociedad que padece
1.4. El paso al «padecer» la enfermedad de una «cultura analgé-
sica» (Toni Català).
1.4.1. La pasión como eclosión
de una existencia
1.4.3. El precio de la solidaridad
En la contemplación del Nacimien-
to, los Ejercicios proponen en uno No sólo esto. De hecho el amor y la
de sus puntos una visión global de la solidaridad no han de detenerse en el
existencia de Jesús que se inicia en la hacer, sino que han de estar dispues-
misma aparición en el mundo con su tos a arrostrar las consecuencias del
nacimiento, un «via crucis»: toda clase amor, la cruz. La pasión de Cristo y
de sufrimientos que, paso a paso, cul- la pasión del mundo sentidas de ver-
minan en la cruz, «para morir en cruz» dad, con toda la hondura «divina» del
[EE 116]. Ahora bien, a lo largo de las sufrimiento, son un aldabonazo al co-
contemplaciones siguientes se insiste razón del ejercitante que lo impulsan
en la pobreza, en los oprobios y las hu- a estar «con». El mayor amor consis-
millaciones. En la tercera semana re- te en dar la vida. Además, en la vida
aparece el sufrimiento, pero como un según donde te sitúes tendrás como
paso más allá del hacer… Por tanto, el lote la cruz, como nos indica la con-
dolor, el padecer de Jesús atraviesa su templación del nacimiento. Y, para
11
evitar desviaciones rigoristas, con- luz, no tener vacaciones o no tener las
viene insistir en que la compasión no que desearía, vivir con unos ingresos de
es el sufrimiento, sino el sufrimiento miseria, no poder cambiar la lavadora
por amor, por «imitar y parecer más ya vieja, etc.). La penitencia externa es
actualmente a Cristo nuestro Señor» «medio para que el cuerpo se inclu-
[EE 167,2], el cual no nos redimió por ya [en la experiencia espiritual] y
la sangre, sino por el amor al Padre y a haya en él un movimiento que per-
la humanidad (cf. Hebr 10,8-10)13. mita captar el movimiento de Dios.
La inclusión adecuada del cuerpo
1.4.4. Del conocimiento «sobre» es también el medio que hace más
la pasión al conocimiento «de» la pasión sensible al dolor de Cristo, al pade-
Hay un doble tipo de información sobre cer en sí mismo, de alguna manera,
el dolor ajeno: el de la «noticia» y el de el dolor del pueblo»14.
la «experiencia» en el propio cuerpo… Sin embargo, para no excederse en
Por esto hay una «penitencia externa» un campo en el que el cristianismo ha
que se centra en «las penas y dolores sucumbido en la práctica a tendencias
que Cristo nuestro Señor pasaba en su platonizantes, conviene no olvidar la
pasión» [EE 87,4]. Sólo estoy de verdad evolución personal de Ignacio en rela-
informado sobre el sufrimiento de los ción con la penitencia, que la fue re-
pobres o de los oprimidos en la medida lativizando a lo largo de los años,
en que yo he experimentado algo de lo como lo expresa Diego Laínez, y tam-
que ellos sufren (no tener la comida su- bién su evolución en las orientaciones
ficiente, no poder pagar el recibo de la a los demás15.

2. PRIMERA CONTEMPLACIÓN

[190] 1º día. LA PRIMERA CONTEMPLA- Cristo nuestro Señor desde Betania


CIÓN, A LA MEDIA NOCHE, ES envió dos discípulos a Jerusalén a
COMO CRISTO NUESTRO SEÑOR aparejar la cena, y después él mis-
FUE DESDE BETANIA PARA JERU- mo fue a ella con los otros discípulos;
SALÉN A LA ÚLTIMA CENA INCLU- y cómo después de haber comido el
SIVE, NÚM. [289], Y CONTIENE EN cordero pascual y haber cenado, les
SÍ LA ORACIÓN PREPARATORIA, 3 lavó los pies, y dio su santísimo cuer-
PREÁMBULOS, 6 PUNTOS Y UN CO- po y preciosa sangre a sus discípulos,
LOQUIO. y les hizo un sermón después que fue
Oración. La sólita oración preparatoria Judas a vender a su Señor.
[191] 1º preámbulo. El primer preámbulo [192] 2º preámbulo. El segundo, composi-
es traer la historia, que es aquí cómo ción viendo el lugar: será aquí con-

12
siderar el camino desde Betania a según que quiero dolerme o gozarme
Jerusalén, si ancho, si angosto, si de la cosa que contemplo, finalmente
llano, etcétera. Asimismo el lugar de pidiendo aquello que más eficazmen-
la cena, si grande, si pequeño, si de te cerca algunas cosas particulares
una manera o si de otra. deseo; y de esta manera puede ha-
[193] 3º preámbulo. El tercero, demandar cer un sólo coloquio a Cristo nuestro
lo que quiero: será aquí dolor, senti- Señor o si la materia o la devoción
miento y confusión, porque por mis le conmueve, puede hacer tres co-
pecados va el Señor a la pasión. loquios, uno a la Madre, otro al Hijo,
otro al Padre, por la misma forma que
[194] 1º punto. El primer punto es ver las
está dicho en la segunda semana
personas de la cena, y reflitiendo en
en la meditación de los dos binarios,
mí mismo, procurar de sacar algún
con la nota que se sigue a los binarios.
provecho dellas. 2º punto. El segun-
do: oír lo que hablan, y asimismo sa-
car algún provecho dello. 3º punto. El
3: mirar lo que hacen y sacar algún
provecho.
2.1. La peculiaridad de la primera
contemplación: «Por mis
[195] 4º punto. El 4: considerar lo que Cris-
pecados va el Señor a la pasión»
to nuestro Señor padece en la huma-
nidad o quiere padecer, según el paso El comienzo de la tercera semana pre-
que se contempla; y aquí comenzar senta dos contemplaciones que tienen
con mucha fuerza y esforzarme a do- una cierta diferencia en el tercer preám-
ler, tristar y llorar, y así trabajando por bulo, la petición, propia de cada una. La
los otros puntos que se siguen.
petición de la primera contemplación es
[196] 5º punto. El 5: considerar cómo la Di- exclusiva de ésta, ya que no se repetirá;
vinidad se esconde es a saber, cómo en cambio, la de la segunda es la que
podría destruir a sus enemigos, y no
se irá repitiendo en todas las contem-
lo hace, y cómo deja padecer la sa-
cratísima humanidad tan cruelísima-
placiones siguientes de esta tercera se-
mente.
mana. Esto indica que la primera con-
templación tendrá más bien un carácter
[197] 6º punto. El sexto: considerar cómo
todo esto padece por mis pecados,
de enlace con el proceso anterior de los
etcétera, y qué debo yo hacer y pade-
Ejercicios y también introductorio de
cer por él. toda la tercera semana. Hagamos una
[198] Coloquio. Acabar con un coloquio a
mirada general al texto ignaciano y lue-
Cristo nuestro Señor, y al fin con un
go pasaremos a su análisis.
Pater noster. En esta primera contemplación la
[199] Nota. Es de advertir, como antes y materia no es la misma pasión, sino
en parte está declarado, que en los la cena con el lavatorio de los pies y la
coloquios debemos de razonar y pe- eucaristía y el «sermón» que hace Je-
dir según la subyecta materia, es a sús a sus discípulos. Es, pues, un mo-
saber, según que me hallo tentado o mento previo a la misma pasión, pero
consolado, y según que deseo haber de una densidad espiritual riquísima.
una virtud o otra, según que quiero Esta contemplación es pórtico de la
disponer de mí a una parte o a otra, pasión. Por parte de Jesús, contem-
13
plamos el sentido de la pasión que se- a Jesús y, en él, se encuentra el mismo
guirá a continuación como un acto de ejercitante ya transformado por el pro-
servicio y de abajamiento supremos ceso de los Ejercicios, pero sintiéndo-
(lavatorio de los pies), lo mismo que se salvado. Ignacio, ¿no se sentía todo
expresará Pablo como kenosis y aba- impedimento aún después de años de
jamiento hasta hacerse doulos, esclavo su conversión? Y, notémoslo bien, esta
(Fil 2,6-8). «En aquello [en lavar los conciencia no le hundía en el desáni-
pies a los discípulos] daba ejemplo de mo o el desaliento, sino que le llenaba
humildad», nota el mismo Ignacio [EE de profundo gozo en el abandono a la
289,4]. Es también una entrega total- bondad de Dios16.
mente libre y plena (la eucaristía), ya
que no será tanto la sangre derramada
cuanto la aceptación personal y libre 2.2. Los preámbulos
de la voluntad del Padre lo que cumple Hecha la oración preparatoria acos-
la salvación. «Aquí vengo para hacer tumbrada, los preámbulos son tres
tu voluntad» (Hebr 10,8-10). El ejer- como en todas las contemplaciones.
citante contempla cómo «va el Señor El primer preámbulo, «traer la his-
a la pasión»: «va», está en camino, ya toria» nos ofrece un amplísimo pano-
que todavía no ha empezado, y «va» rama de contemplación, que incluye
él mismo porque es un acto libre, «vo- junto con el lavatorio de los pies y la
luntariamente», dice la liturgia, a pesar eucaristía «un sermón». Si el ejercitante
de la violencia con la que es llevado a se detiene en el «sermón», que son los
partir de Getsemaní. discursos de despedida del evangelio
Sin embargo, Ignacio quiere que de Juan (capítulos 13-17), la contem-
el ejercitante se sienta implicado en plación de una hora como es lo habi-
lo que va a seguir. En efecto, el «por tual queda totalmente desbordada. Más
mis pecados va el Señor a la pasión» bien, parece que la referencia al sermón
es un modo de ahondar en la concien- no es tanto el discurso de los capítulos
cia de la responsabilidad personal en de Juan citados, sino las palabras que
la historia de salvación. Le dispone a envuelven el misterio del lavatorio de
contemplar cómo «todo esto padece los pies. Esto se confirma con el resu-
por mis pecados» y de este modo el men que aparece en el «misterio» de la
fin de la contemplación no será hacer cena [EE 289], donde se citan Mateo 26
presente algo exterior a uno mismo, y Juan 13,1-17 y en la explanación de
sino adentrarse, mediante la fe, en la los puntos no aparece para nada el lar-
propia historia de salvación. Y, si al go discurso de después de la cena. Esta
comienzo de los Ejercicios, el ejerci- manera de enfocar la contemplación
tante desde la conciencia de su situa- coincide con el modo característico de
ción personal, ha dirigido la mirada a Ignacio de proponer, salvas rarísimas
«Cristo nuestro Señor delante y pues- excepciones, sólo relatos de acción del
to en cruz» que va «a morir por mis Señor, de modo que el ejercitante pueda
pecados», ahora no parte de sí mismo, más fácilmente hacerse presente y re-
sino que empieza dirigiendo la mirada flectir de manera integral: ver, escuchar,
14
penetrar en las acciones, hacerse pre- veces yo merecería ser condenado para
sente, dejarse interpelar… Mientras que siempre por mis tantos pecados». En
los discursos, para la finalidad transfor- cambio, aquí se pide «dolor sentimien-
madora de la afectividad que pretenden to y confusión porque por mis pecados
los Ejercicios, son menos apropiados va el Señor a la pasión». El ejercitante
y pueden derivar a una reflexión que es también ahora, después del momen-
no es la finalidad de esta experiencia to culminante de la elección, una per-
espiritual. Sin embargo, nos movemos sona salvada, todo gracia, pero ahora
en un campo muy flexible, dado que la la mirada ya no se centra tanto en su
situación del ejercitante puede ser muy propia bajeza, sino en el Señor, a quien
distinta, y, por esto, el mismo Ignacio tanto ama [cf. EE 104], y a quien ha
prevé que pueda dedicarse una contem- llevado a tanto sufrimiento, porque «ha
plación entera al «sermón que Cristo les cargado con nuestras miserias» (cf. Is
hizo» [EE 209,2]. 53,4-5). De este modo, además, la con-
En la «composición, viendo el lu- templación de la pasión será contem-
gar» nos encontramos de nuevo con plación de la propia historia de desa-
unas indicaciones que invitan a la ima- mor, de perdón y de experiencia del
ginación libre del ejercitante: «si ancho, amor misericordioso de Dios en Cristo.
si angosto, si llano… si grande si peque-
ño, si de una manera o si de otra». Ya,
en ejercicios anteriores, Ignacio había 2.3. Los puntos
dejado de modo indefinido el contenido Como siempre, los puntos más que
de la composición de lugar [cf. EE 112], una proposición de contenido son una
que no describe, porque, al parecer, lo orientación de la mirada contemplativa.
importante no es la exactitud topográ- Los tres primeros son los mismos que
fica de la contemplación, sino que, den- en las contemplaciones de la segun-
tro de los límites que permiten los re- da semana. En ellos el ejercitante va
latos evangélicos y la coherencia de la poniendo en acción sus capacidades
fe, el ejercitante se adentre plenamente para dejarse impregnar de la humani-
en la realidad humana, geográfica e his- dad divina del Señor, por el camino de
tórica del misterio que contempla. Esta lo humano: viendo, escuchando, obser-
manera de contemplar, en la que la ima- vando, imaginando a Jesús y dejándose
ginación juega también (no sólo, claro) interpelar por él, se deja transportar por
un rol importante, es de gran ayuda para el Espíritu al nivel del Señor. Así llega
historizar el misterio del «Señor» en las a «ver, escuchar, palpar…« (cf. 1Jn 1,1-
coordenadas de nuestro mundo, tan ma- 3). Humanizándose con Jesús va divini-
terial, visible y palpable, como el mun- zando su propia existencia, Cristo se va
do en el que vivió Jesús. formando en él (cf. Gal 4,19).
En la petición, se conecta con la de Sin embargo, en las contemplacio-
la primera meditación de los Ejerci- nes de tercera semana se añaden tres
cios, pero con notables diferencias. En puntos más como ayuda a la experien-
EE 48,4-5 se pedía «vergüenza y con- cia personal del misterio de la pasión
fusión de mí mismo, viendo…cuántas del Señor.
15
En primer lugar, en el cuarto punto, tísima humanidad», dice en el punto
se tratará de considerar el sufrimiento siguiente), sin embargo, la contempla-
de Cristo, como hombre que es, lo que ción del dolor de toda la humanidad,
padece «o quiere padecer». Se supone particularmente la actual, no está nada
que a tenor de la oración de Getse- lejos de una lectura legítimamente per-
maní (cf. Mc 14,33-41; Hebr 5,7-10), misiva del texto ignaciano17. Por tanto,
el sufrimiento no es un objeto de los la contemplación y la compasión se di-
deseos de Jesús, pero sí que lo es el rigen a la vez a Cristo, nuestro Señor
cumplimento de la voluntad del Pa- y a la humanidad que prolonga en la
dre que comportará el dolor del cáliz actualidad su sufrimiento. Porque él
que deberá beber. Y aquí el ejercitante mismo se identifica con la humanidad
deberá «comenzar con mucha fuerza doliente y nos interpela de manera ine-
y esforzarme a doler, tristar y llorar». quívoca (cf. Mt 25, 31-46).
Ciertamente es una orientación peli- En el quinto punto propio de esta
grosa para personas propensas a dis- semana, se pretende «considerar cómo
posiciones enfermizas de exaltación de la divinidad se esconde», de tal modo
dolor (dolorismo), con inclinaciones que renuncia a toda eficacia divina en
masoquistas, abonadas por prácticas la pasión de Jesús. Es la expresión his-
cristianas muy fomentadas hasta hace tórica de lo que Pablo formula a los
pocos años (y aún presentes en algu- Filipenses: «siendo de condición divi-
nas partes). Más bien, lo que pretende na no se aferró… sino que se vació…
Ignacio es que el ejercitante oriente su hecho un hombre cualquiera» (Fil 2,6-
actividad en el sentido de la compasión 7). Punto muy importante de contem-
con Cristo que «me amó y se entregó plación, ya que mediante la gracia el
por mí» (Gal 2,20). Esto se declara de ejercitante ha de prepararse a descubrir
algún modo al precisar en las adapta- el escondimiento de Dios, que se ha-
ciones de las adiciones 2ª y 6ª a esta lla presente, pero oculto. Así es la pre-
tercera semana [cf. EE 206] cuando se sencia de Dios en la historia humana:
invita a fomentar, tanto al levantarse omnipresente, pero de modo especial
como durante el día, sentimientos y en los lugares en dónde se encuentra
pensamientos de tristeza, de dolor, de «en condición de esclavo»: exclusión
pena y quebranto. Tal vez, la escuela social, mujer maltratada, minorías ét-
orante de la liturgia en la Semana San- nicas, empobrecidos de todo tipo…
ta ilumina lo que Ignacio propone en Y, la realidad de la vida cristiana en la
este punto de los Ejercicios y en «los sociedad será ordinariamente un «vida
otros que se siguen». escondida con Cristo en Dios» (Col
Pero, además, aunque según mi pa- 3,3).
recer, la expresión «lo que Cristo nues- En el sexto punto la persona que se
tro Señor padece en la humanidad» ejercita se siente especialmente impli-
(que el mismo Ignacio corrigió en lu- cada en la pasión. Porque no es obvio
gar de «lo que la humanidad de Cris- que Jesús tenga que padecer, su pasión
to nuestro Señor padece»), se refiere y su muerte se deben a alguna causa
a la humanidad de Cristo («la sacra- ajena a la voluntad de Jesús, y tampo-
16
co es una decisión del Padre indepen- importantes para que no se olviden,
diente del curso de la historia, de los sino que sirve para aconsejar que se re-
acontecimientos. Es la historia de mal pitan los coloquios de «Dos Banderas»
del mundo que está en la base de la pa- y «Tres Binarios» [EE 147;156;157]18.
sión y, en este mal, alguna parte tiene Por tanto, hay que tener en cuenta que
mi conducta, mi pecado. De este sen- la gracia que se pretende en el ejerci-
timiento de una cierta responsabilidad cio de las Dos Banderas es algo que se
personal nace el deseo de reparar el debe pedir continuamente al Señor en
dolor de la persona querida, el Señor esta tercera semana, comoquiera que
con el que a través de la primera sema- en la contemplación de la Pasión pue-
na se ha trabado una amistad creciente. de encontrar un clima espiritual muy
Es más, el dolor de la persona querida propicio.
es como un aldabonazo que me hace Además, entre líneas, se ofrece una
preguntar: ¿Yo no debería padecer algo frase muy clarificadora sobre la expe-
de lo que él padece? Es el impulso de riencia de Ejercicios. Por lo común,
la com-pasión, del sentirse identificado «según subyecta materia» suele enten-
con la persona querida hasta el punto derse como la materia correspondien-
de compartir su sufrimiento. Un joven, te al momento de los Ejercicios. En
afectado de sida dentro de un grupo de cambio aquí se dice: «según subyecta
compañeros en situaciones similares, materia, es a saber, según que me hallo
escribía a sus amigos: «no puedo ali- tentado o consolado, y según que de-
viar vuestro frío, ni eliminar vuestra seo haber una virtud o otras, según que
hambre, pero pasaré frío con vosotros y quiero disponer de mí a una parte o a
pasaré hambre con vosotros». Además, otra, según que quiero dolerme o go-
muchas veces el padecer por la perso- zarme de la cosa que contemplo». Por
na querida es el resultado de un amor tanto, se trata más que de la materia
entregado que trae consecuencias a la objetiva que se propone a la contem-
persona que ama (privaciones, despres- plación, de la forma como esta mate-
tigio por estar al lado de determinadas ria es vivida por la persona que con-
personas, etc.). Pasar del hacer al pa- templa, es decir, se trata más bien del
decer es una de las consecuencias de la momento subjetivo de la experiencia
contemplación de la pasión del Señor. espiritual de Ejercicios.

2.4. Coloquio 2.5. Recapitulación


La contemplación termina con el colo- Como hemos visto más arriba, el ejer-
quio, como de costumbre, pero ahora citante, una vez ha realizado la elec-
Ignacio añade una amplia declaración ción en la segunda semana, entra en la
[EE 190] que prolonga lo que ya se ha confirmación y para esto la contem-
dicho antes, sobre todo en la primera plación de la cena ofrece un cauce pri-
semana [EE 54]. Esta insistencia no vilegiado. La persona que acaba de
sólo responde a la normal exigencia de elegir se encuentra en sus manos el pan
toda pedagogía de recordar las cosas cocido de su vida ya determinada en
17
un sentido concreto: estado de ma- ha de ser transformada por Dios para
trimonio o de presbiterado o de vida que se convierta en verdadera comida
consagrada o algún modo particular y bebida para los demás. El ejercitante,
de trabajo social, de dedicación a la unido a Jesús, invoca al Espíritu (epí-
política o de cooperación en el tercer clesis) y, por su obra puede decir «esto
mundo u otra forma de vida. Pero esta es mi cuerpo y esta es mi sangre», por
elección es elección de Dios. Por tanto, la vida del mundo.

3. SEGUNDA CONTEMPLACIÓN

[200] SEGUNDA CONTEMPLACIÓN A LA de demandar en la pasión, dolor con


MAÑANA SERÁ DESDE LA CENA AL Cristo doloroso, quebranto con Cristo
HUERTO INCLUSIVE. Oración. La quebrantado, lágrimas, pena interna
sólita oración preparatoria. de tanta pena que Cristo pasó por mí.
[201] 1º preámbulo. El primer preámbulo [204] 1ª nota. En esta segunda contem-
es la historia: y será aquí, cómo Cris- plación, después que está puesta
to nuestro Señor descendió con sus la oración preparatoria con los tres
once discípulos desde el monte Sión, preámbulos ya dichos, se terná la mis-
donde hizo la cena, para el valle de Io- ma forma de proceder por los puntos
saphar dejando los ocho en una parte y coloquio que se tuvo en la primera
del valle y los otros tres en una parte contemplación de la cena; y a la hora
del huerto, y poniéndose en oración de misa y vísperas, se harán dos re-
suda sudor como gotas de sangre; y peticiones sobre la primera y segunda
después que tres veces hizo oración contemplación, y después antes de
al Padre, y despertó a sus tres discí- cena se traerán los sentidos sobre
pulos, y después que a su voz caye- las dos sobredichas contemplaciones,
ron los enemigos, y Judas dándole la siempre preponiendo la oración prepa-
paz y San Pedro derrocando la oreja ratoria y los tres preámbulos, según la
a Malco, y Cristo poniéndosela en su subyecta materia, de la misma forma
lugar, seyendo preso como malhe- que están la segunda semana.
chor, le llevan el valle abajo y después [205] 2ª nota. Según la edad, disposición
la cuesta arriba para la casa de Anás. y temperatura ayuda a la persona que
[202] 2º preámbulo. El segundo es ver el se exercita, hará cada día los cinco
lugar: será aquí considerar el cami- exercicios o menos.
no desde monte Sión al valle de Jo- [206] 3ª nota. En esta tercera semana se
saphar, y así mismo el huerto, si an- mudarán en parte la segunda y sexta
cho, si largo, si de una manera, si de addición; la segunda será, luego en
otra. despertándome, poniendo delante de
[203] 3º preámbulo. El tercero es deman- mí a donde voy y a qué, resumiendo
dar lo que quiero, lo qual es propio un poco la contemplación que quiero

18
hacer, según el misterio fuere esfor- mentalismo, conviene tener en cuen-
zándome, mientras me levanto y me ta que el dolor, quebranto, lágrimas y
visto, en entristecerme y dolerme de pena interna a que se refiere Ignacio,
tanto dolor y de tanto padescer de son verdadera consolación espiritual,
Christo nuestro Señor. La sexta se don del Espíritu, según se ha expuesto
mudará no procurando de traer pen- ya en las reglas de discernimiento de
samientos alegres, aunque buenos primera semana. Una gracia que, como
y sanctos, así como son de resu-
tal, no se puede conquistar, pero cierta-
rrección y de gloria, mas antes indu-
mente hemos de pedir confiadamente.
ciendo a mí mismo a dolor y a pena y
quebranto, trayendo en memoria fre- Todo el ejercicio se hace según las
qüente los trabajos, fatigas y dolores mismas pautas expuestas ya en el pri-
de Christo nuestro Señor, que pasó mero de esta semana [EE 204], aunque
desde el puncto que nasció hasta el el tercer preámbulo es distinto del de
misterio de la pasión en que al pre- la primera contemplación. Y, si bien
sente me hallo. conviene integrar la dimensión mística
[207] 4ª nota. El examen particular sobre con la política, el núcleo de la expe-
los exercicios y addiciones presentes riencia y, por tanto de la petición es el
se hará, así como se ha hecho en la amor a Cristo. Según una indicación
semana pasada. de González Dávila, «se nos propone
aquel corazón del Señor en medio de
la tempestad de su santísima pasión…
para hacer compañía a Cristo crucifi-
3.1. Breve comentario cado, y que podamos decir: ‘mi amor
Con esta contemplación se entra ya está crucificado’»19.
plenamente en el misterio de la pasión
del Señor… El tercer preámbulo, la
3.2. Notas y adiciones
petición propia de todas las contem-
placiones que siguen, tiene ya un cariz Dada la mayor experiencia espiritual
propio y distinto de las de la segunda del ejercitante que se halla ya muy ade-
semana. Aquí se pasa del seguimiento lante en el proceso de los Ejercicios, y
a la identificación. Cristo es la clave al peso de la intensa actividad ya rea-
de bóveda de todos los Ejercicios y ha lizada, la aplicación del objetivo de la
de ser un Cristo profundamente sen- tercera semana a cada ejercitante será
tido, al modo como el amor se pierde más importante que en semanas an-
ya en la pura gratuidad. Vivir con Je- teriores: hacer más o menos horas de
sús la pasividad total de disminución contemplación [EE 205]. Por otro lado,
que deberá ser decisiva en muchas las adiciones siguen siendo materia de
circunstancias y decisiones de la vida atención especial, de «examen particu-
corriente. Se trata de compartir el dolor lar» [EE 207], para la buena marcha de
de Cristo, pero un sufrimiento que es los Ejercicios. La segunda y sexta, al
«por mí», por mi causa y en mi lugar. levantarse y durante el día, han de ayu-
Y, aunque hay que estar atentos a que dar a tener los mismos sentimientos de
el sentimiento no derive hacia senti- dolor y tristeza de Cristo y a mantener
19
los pensamientos acordes a los miste- Aunque los Ejercicios estén ya en la
rios de la Pasión [EE 206]. Nótese que fase final no hay que dejar que la ruti-
en la sexta se recomienda recordar los na se apodere del ejercitante, pero, a la
sufrimientos de Cristo «desde el punto vez, puesto que se halla en una fase en
que nació hasta el misterio de la pa- que el Espíritu se deja sentir de modo
sión en que al presente me hallo». Ya más íntimo y el ejercitante está más
en la contemplación del nacimiento se preparado para discernir sus mociones,
consideraba que Jesús iba a pasar toda deberá moverse con una libertad que
clase de dolores «para morir en cruz» no sofoque su acción, como veremos
[EE 116,2], lo cual indica que la pasión al comentar la nota con que termina el
atraviesa toda la vida de Jesús20. texto de esta semana [EE 209].

4. DEL SEGUNDO AL SÉPTIMO DÍA

[208] 2º día. EL SEGUNDO DIA a la media 5º día. EL QUINTO DIA a la media no-
noche, la contemplación será desde che, de casa de Pilato hasta ser pues-
el huerto a casa de Anás, inclusive, to en cruz, núm. [296], y a la mañana,
núm. [291], y a la mañana de casa desde que fue alzado en cruz hasta
de Anás a casa de Caifás, inclusive, que espiró, núm. [297], después las
núm. [292], después las dos repeticio- dos repeticiones y los sentidos.
nes y el traer de los sentidos, según 6º día. EL SEXTO DIA a la media no-
que está ya dicho. che, desde la cruz, descendiéndole
3º día. EL TERCERO DIA a la media hasta el monumento exclusive, núm
noche, de casa de Caifás a Pilato, [298], y a la mañana, desde el monu-
inclusive, núm. [293], y a la mañana mento inclusive hasta la casa donde
de Pilato a Herodes, inclusive, núm. Nuestra Señora fue después de se-
[294], y después las repeticiones y pultado su Hijo.
sentidos por la misma forma que está 7º día. EL SEPTIMO DIA, contem-
ya dicho. plación de toda la pasión junta en el
4º día. EL QUARTO DIA a la media ejercicio de la media noche y de la
noche, de Herodes a Pilato, núm. mañana, y en lugar de las dos repe-
[295], haciendo y contemplando has- ticiones y de los sentidos, considerar
ta la mitad de los misterios de la mis- todo aquel día, cuanto más freqüente
ma casa de Pilato, y después, en el podrá, cómo el cuerpo sacratísimo de
ejercicio de la mañana, los otros mis- Cristo nuestro Señor quedó desatado
terios que quedaron de la misma casa, y apartado del ánima, y dónde y có-
y las repeticiones y los sentidos como mo sepultado. Asimismo consideran-
está dicho. do la soledad de Nuestra Señora con

20
tanto dolor y fatiga; después, por otra segundo día el texto de los Ejercicios
parte, la de los discípulos. ofrece una división de los relatos de
[209] Nota. Es de notar que quien más la pasión para las contemplaciones,
se quiere alargar en la pasión, ha de repeticiones y aplicación de sentidos
tomar en cada contemplación menos de cada día. Para el séptimo día, se
misterios, es a saber, en la primera propone una materia y modo especia-
contemplación solamente la cena; en les. En primer lugar, dos ejercicios de
la 2ª el lavar los pies; en la 3ª el dar- «contemplación de toda la pasión jun-
les el sacramento; en la 4ª el sermón ta». El hecho de que la pasión tiene una
que Cristo les hizo, y así por las otras
gran unidad, Jesús que sufre, dentro de
contemplaciones y misterios. Asimis-
mo, después de acabada la pasión,
la variedad de episodios, favorece esta
tome un día entero la mitad de toda contemplación sin que se dé ninguna
la pasión, y el 2 día la otra mitad, y dispersión, lo cual quizá ocurriría si se
el 3 día toda la pasión. Por el con- propusiese para el fin de la segunda se-
trario, quien quisiere más abreviar mana una contemplación de todos los
en la pasión, tome a la media noche misterios de la vida pública. El modo
la cena; a la mañana, el huerto; a la de practicar esta contemplación con-
hora de misa, la casa de Anás; a la junta de toda la pasión puede ser un
hora de vísperas, la casa de Caifás;
recorrido pausado de los misterios ya
en lugar de la hora antes de cena, la
casa de Pilato; de manera que no ha-
contemplados dejando que el espíritu
ciendo repeticiones ni el traer de los vaya impregnándose del sentimiento
sentidos, haga cada día cinco ejerci- de dolor con Cristo, al modo «como
cios distintos, y en cada uno ejercicio gota de agua que entra en una esponja»
distinto misterio de Cristo nuestro Se- [EE 335,1]. Pero además se propone
ñor; y después de así acabada toda una consideración para el resto del día:
la pasión, puede hacer otro día toda la el cuerpo de Cristo separado del alma y
pasión junta en un ejercicio o en di- sepultado, la soledad con dolor y fatiga
versos, como más le parecerá que
de María, la soledad de los discípulos.
aprovecharse podrá.
Una triple consideración para medio
día que dispone al ejercitante para cap-
tar y sentir mejor el misterio de la resu-
rrección en las contemplaciones de 4ª
4.1. Comentario semana: el alma de Cristo separada y
Las contemplaciones de esta tercera que después de bajar al infierno se une
semana abarcan un período de siete al cuerpo; cómo el resucitado se apa-
días, pero con las salvedades y orien- rece a María [EE 219] y cómo se apare-
taciones que se proponen en el mismo ce a los discípulos [EE 311]. Así, al
texto y que comentaremos. En todas final de la tercera semana, la persona
ellas se procederá de la misma manera que hace los ejercicios puede sentirse
que en las dos primeras con las mismas al lado de María, que «guardaba las co-
orientaciones, tanto para la contempla- sas en su corazón».
ción como para las actitudes conve- Conviene notar que las orienta-
nientes a lo largo del día. A partir del ciones finales [EE 209] suponen un
21
ejercitante que ha recorrido una parte re alargar en la pasión…» O, al contra-
ya muy notable de todo el itinerario rio, «quien quisiera más abreviar en la
de los Ejercicios y que, por lo tanto, pasión». Son expresiones que tienen
dispone de una experiencia espiritual en cuenta, no simplemente la como-
personal muy sólida y puede ya proce- didad, sino la actitud profunda de una
der con una gran libertad de acuerdo persona que en las semanas preceden-
con la acción de Dios en su vida. De tes ha purificado su deseo y sabe inter-
aquí las orientaciones tan flexibles que pretarlo como movimiento interior del
propone Ignacio: «Quien más se quie- Espíritu.

22
III. REGLAS PARA ORDENARSE EN EL COMER PARA
ADELANTE [EE 210-217]

Al terminar la tercera semana aparecen en el texto de los Ejercicios


Espirituales unas «Reglas para ordenarse en el comer para adelante».

1. REGLAS PARA VIVIR MÁS HUMANAMENTE

Esta expresión «para adelante» proba- de las demás reglas que figuran al final
blemente explica el porqué de estas re- del libro. Algunos dan una interpreta-
glas colocadas entre la tercera y cuarta ción muy simple: ya que en esta tercera
semana y no al final como el resto de semana no hay reglas propias, se pro-
reglas. Porque parece decir que quedan ponen estas. Otros se inclinan por esta
atrás algunas orientaciones preceden- interpretación: cómo la tercera semana
tes, en concreto sobre la práctica de la tiene un carácter penitencial las reglas
penitencia, y en particular del ayuno, para el comer pueden ser un campo de
muy necesaria hasta la tercera semana, penitencia. Otra tendencia interpretati-
pero que a partir de ahora, en la con- va, inspirada en Gaston Fessard, se fija
templación del misterio de la Resu- en la inclusión que forma la primera
rrección, ha de abandonarse y, sin ex- contemplación, de la cena, con estas
cederse en sentido contrario, buscar un reglas sobre el comer y, según esta
cierto equilibrio y orden, «ordenarse». sentencia, las reglas ayudan a encarnar
Esta interpretación, con todo, no es la el carácter transformador de la eucaris-
única, puesto que hay una cierta vacila- tía, que transubstancia la elección, en
ción a la hora de explicar por qué estas lo concreto de la vida del ejercitante.
reglas se hallan separadas del cuerpo Más todavía, antes de entrar en la cuar-
23
ta semana, en plena vía unitiva, estas que en los Ejercicios puede aplicarse
reglas son un recurso para progresar a la ocupación necesaria de comer.
en las disposiciones indispensables de Quizá por esta razón, Ignacio en los
libertad personal para progresar en la directorios inspirados por él da orien-
contemplación21. taciones muy concretas sobre la tarea
Aún tratándose de unas reglas que del acompañante de Ejercicios en lo
no están en el centro de la experiencia que respecta a las comidas del ejerci-
de los Ejercicios, el verbo «ordenar» tante: dejar un amplio margen para que
que figura en su mismo título nos hace decida personalmente lo que desea co-
pensar que no tratan de algo insignifi- mer y al mismo tiempo le encarga que
cante para la tarea del ejercitante. En atienda a que no se desordene22.
efecto, los Ejercicios son para «orde- Aunque según la letra de estas re-
nar su vida» [EE 21] y en cada oración glas, su ámbito de aplicación es la co-
preparatoria, que se repetirá en todas mida y la bebida, es fácil percibir que
las meditaciones y contemplaciones, en ellas se tiene a la vista todo aquello
el ejercitante pedirá que «todas mis in- que es necesario o conveniente para la
tenciones, acciones y operaciones sean vida, pero en lo que puede haber de-
puramente ordenadas en servicio y ala- sorden de algún tipo (espectáculos, ves-
banza de su divina majestad» [EE 46]. tido, confort, fumar, etc.).
Por tanto, la entera actividad del ejerci-
tante, «acciones y operaciones», ha de
responder a un orden determinado, el [210] REGLAS PARA ORDENARSE EN
orden supremo de la vida, el «servicio EL COMER PARA ADELANTE.
y alabanza» de Dios. Y también el co- 1ª regla. La primera regla es, que
mer (y las otras actividades necesarias del pan conviene menos abstenerse,
o convenientes) ha de ordenarse hacia porque no es manjar sobre el cual el
este fin. De este modo, las reglas ponen apetito se suele tanto desordenar, o
de relieve el carácter integrador de la a que la tentación insista como a los
otros manjares.
vida espiritual, ya que no hay realidad,
por material que sea y mínima que pa- [211] 2ª regla. La segunda: acerca del be-
rezca, que se sustraiga al fin de todo lo ber parece más cómoda la abstinen-
cia, que no acerca el comer del pan; por
creado, que es Dios. Por esto, podemos
tanto, se debe mucho mirar lo que ha-
decir que las reglas para ordenarse en ce provecho, para admitir y lo que
el comer pertenecen a aquellas «otras hace daño, para lanzallo.
espirituales operaciones, según que [212] 3ª regla. La tercera: acerca de los
adelante se dirá» [EE 1,2] que se anun- manjares se debe tener la mayor y
cian al comienzo del texto de los Ejer- más entera abstinencia; porque así el
cicios, y que deben ayudar a «preparar apetito en desordenarse como la ten-
y disponer el ánima para quitar de sí tación en investigar son más prontos
todas las afecciones desordenadas…» en esta parte, y así la abstinencia en
[EE 1,3]. los manjares para evitar desorden,
se puede tener en dos maneras: la
Por este motivo, las reglas hacen
una en habituarse a comer manjares
un análisis práctico del deseo humano,
24
gruesos, la otra, si delicados, en poca [217] 8ª regla. La octava: para quitar de-
cantidad. sorden mucho aprovecha que des-
[213] 4ª regla. La cuarta: guardándose que pués de comer o después de cenar
no caiga en enfermedad, cuanto más o en otra hora que no sienta apetito
hombre quitare de lo conveniente, de comer, determine consigo para la
comida o cena por venir, y así con-
alcanzará más presto el medio que
sequenter cada día, la cantidad que
debe tener en su comer y beber, por
conviene que coma; de la cual por
dos razones: la primera, porque así
ningún apetito ni tentación pase ade-
ayudándose y disponiéndose, mu-
lante, sino antes por más vencer todo
chas veces sentirá más las internas
apetito desordenado y tentación del
noticias, consolaciones y divinas ins-
enemigo, si es tentado a comer más,
piraciones para mostrársele el me-
coma menos.
dio que le conviene; la segunda, si la
persona se ve en la tal abstinencia,
y no con tanta fuerza corporal ni dis-
posición para los ejercicios espiritua- 1.1. Comentario
les fácilmente vendrá a juzgar lo que
conviene más a su sustentación cor- 1.1.1. Realismo
poral. Las reglas empiezan con una llama-
[214] 5ª regla. La quinta: mientras la per- da al realismo y al sentido común. En
sona come, considere como que ve a efecto, cada persona tiene unas tenden-
Cristo nuestro Señor comer con sus cias concretas muy propias y distintas
apóstoles, y cómo bebe, y cómo mira, de las de los demás y es peligroso im-
y cómo habla; y procure de imitarle.
ponerse una ascesis o esfuerzo para
De manera que la principal parte del
conseguir la libertad y armonía a par-
entendimiento se occupe en la consi-
deración de nuestro Señor, y la menor
tir de normas genéricas y universales.
en la sustentación corporal, porque Hay cosas que a uno le seducen más
así tome mayor concierto y orden de que otras y otras que no le atraen nada.
cómo se debe haber y gobernar. Por tanto, no hay que perder tiempo ni
[215] 6ª regla. La sexta: otra vez mientras
gastar energías en abstenerse de cosas,
come, puede tomar otra considera- como el pan, dice Ignacio, que no son
ción o de vida de santos o de alguna aquellas en las cuales «el apetito se
pía contemplación o de algún negocio suele tanto desordenar»; y en cambio
espiritual que haya de hacer; porque prestar atención y trabajar campos en
estando en la tal cosa atento, tomará los que el apetito se suele desordenar
menos delectación y sentimiento en más fácilmente [EE 210-211]. Tam-
el manjar corporal. bién es una muestra de realismo y sen-
[216] 7ª regla. La séptima: sobre todo se tido común lo que dice en la segunda
guarde que no esté todo su ánimo in- parte de la cuarta regla, sobre «quitar-
tento en lo que come, ni en el comer se de lo conveniente» para encontrar
vaya apresurado por el apetito; sino el justo medio en la abstinencia, de
que sea Señor de sí, así en la manera modo que no perjudique ni al cuer-
del comer, como en la cantidad que po ni a los ejercicios espirituales [EE
come. 213,3]. Y es una buena muestra de sen-
25
tido común, aplicado a la ascesis y a la 1.1.3. Experiencia espiritual
vida espiritual, lo que se dice en la últi- en lo material
ma regla, la 8ª [EE 217] sobre la previ- Las reglas que siguen tienen en el fondo
sión de la «cantidad que conviene que una concepción cristológica de la vida
coma», para a la hora de la comida no humana, inspirada en la del hombre Je-
caer en un descontrol. sús de Nazaret, que nos revela al Padre
viviendo «como uno de nosotros» (Fil
1.1.2. Señores, no esclavos 2,7; Heb 2,17). Es de profundo signi-
En la regla 3ª [EE 212] el buen sen- ficado el que en medio de unas orien-
tido aparece a todas luces. Como nos taciones para ordenarse en el comer
movemos en un mundo en el que nece- se hable de «internas noticias, conso-
sitamos toda clase de recursos para la laciones y divinas inspiraciones» [EE
vida, para el trabajo, para el descanso, 213,2]. Ignacio siempre supone que la
para la acción social, etc., si queremos experiencia espiritual es algo holístico,
vivir de una forma humana, equilibra- porque todo el ser humano en todas sus
da, siendo dueños de nosotros mismos dimensiones está implicado y todas es-
y sin que las cosas nos dominen, en el tas dimensiones pueden ser mediado-
uso de los medios y recursos distintos ras de la experiencia. Recuérdese, por
podemos aplicar las dos propuestas ejemplo, lo que dice en la adición 4ª
que Ignacio dice a propósito del comer [EE 76] sobre la importancia del cuer-
y beber: «la una, en habituarse a comer po y la posición corporal en la oración
manjares gruesos; la otra, si delicados, para «buscar lo que quiero». Además,
en poca cuantidad» [EE 212,2]. «Ig- puesto que la vida cristiana es una vida
nacio conoce tan bien al hombre, que en Cristo, también el comer y otras
sabe que no es omnipotente, no puede actividades o aspectos de nuestra vida
todo lo que quiere, sino que es esclavo corriente deben estar impregnadas del
a veces de apetencias que se desenca- sentido de Cristo. Él ciertamente parti-
denan en nosotros desde fuera. Y si no cipó de la vida humana de un modo na-
controla eso de fuera, es imposible que tural, hasta el punto de ser considerado
pueda controlarlo desde dentro de sí «comedor… y amigo de publicanos y
mismo»23. Es patente cómo esta orien- pecadores…» (Lc 7,34). Y el cristiano
tación es aplicable, no sólo al campo trata de ser fiel al encargo del apóstol:
de la comida y la bebida, sino también «tanto si coméis, como si bebéis, como
a campos de la vida como los viajes si hacéis cualquier otra cosa, hacedlo
y vacaciones, el vestir y el cuidado de todo a gloria de Dios» (1Cor 10,31).
un cierto bienestar, los coches y los La regla 5ª [EE 214] aconseja, pues,
medios electrónicos, etc. No se trata que «mientras la persona come, consi-
de malvivir, sino de saber vivir huma- dere como que ve a Cristo nuestro Se-
namente, no como esclavos de las mil ñor comer con sus apóstoles, y cómo
seducciones que juegan con nuestros bebe, y cómo mira, y cómo habla», de
instintos. «No es menos vida, no es una modo que también la actividad más
baja intensidad, sino todo lo contrario» material se debe convertir en un me-
(Papa Francisco). dio para que Cristo se vaya formando
26
en el ejercitante (cf. Gal 4,19). En sin- ble prolongación. En primer lugar ex-
tonía con este proceso de transforma- tendiéndolas a cualquier realidad que
ción de nuestra vida sensible en Cristo, sea necesaria o conveniente en la vida
Ignacio propone el modo de orar «so- y en la que puede caber, en general o
bre los sentidos corporales», otra ayuda para el ejercitante particular, un riesgo
para «imitar en el uso de sus sentidos de desorden. Por esto, como ya se ha
a Cristo nuestro Señor» [EE 247-248]. dicho més arriba, estas reglas se pue-
Esto viene a corroborar la importancia den aplicar muy útilmente a cosas co-
atribuida por Ignacio a las dimensione mo: comida y bebida, viajes y espec-
sensitivas y materiales de la vida hu- táculos, vestidos y ajuar, TV, etc. Si
mana para imitar y seguir al Señor y, a en los Ejercicios sólo se habla de la
la vez, la importancia de la concepción comida y bebida debe ser porque en el
holística de los Ejercicios para ayudar retiro no suele darse otro tipo de nece-
a cristificar la vida del ejercitante en su sidades humanas en las que quepa el
cotidianidad, tan marcada por lo mate- desorden.
rial y sensible. La referencia a alguna
consideración como la de la vida de Otra extensión de la reglas se re-
santos, que aparece en la regla 6ª [EE fiere al mismo comer y por tanto al
215] refuerza esta misma orientación compartir el alimento y hacer frente
expuesta en la regla anterior. al angustioso problema del hambre en
El ser «señor de sí» de la regla 7ª el mundo. Una justa hermenéutica nos
es una buena recomendación contra la puede llevar a contemplar cómo comía
voracidad, que se da en el comer, pero Jesús y pasar a la acción, es decir cómo
que se manifiesta en muchos otros ór- se comportaba Jesús en este asunto del
denes de la vida (económica, sexual, hambre de la gente y así cómo debería-
social, política, etc.). Quizá en este mos obrar nosotros24. Y, con esto, las
sentido debería interpretarse el tomar reglas nos ayudan a superar la realidad
«menos delectación y sentimiento en tramposa que nos impone unos deseos
el manjar corporal» de la regla ante- artificiales que llevan a hacernos inso-
rior [EE 215,2]. Porque para Ignacio, lidarios y aceleran el empobrecimiento
la sensibilidad ha de obedecer a la de los demás.
razón y todas las partes inferiores de- Finalmente, conviene destacar que
ben sujetarse a las superiores (cf. EE el ideal que se propone no es la abs-
87,2]. Sin embargo, sería caer en un tención sino «ordenarse», palabra muy
ascetismo inhumano y por lo mismo típica de los Ejercicios y que habla de
no cristiano, el perder la sensibilidad armonía y equilibrio o moderación.
para gozar de la bondad y la belleza de «Se trata, pues, de descubrir por expe-
las cosas materiales. riencia el gozo de una austeridad soli-
daria que libera y posibilita libertad»25.
Por esto estas reglas son una muy apro-
1.2. Comentario final
piada introducción a la experiencia de
Al final de este recorrido analítico, ve- la cuarta semana en la que se deberá
mos cómo estas reglas admiten una do- cultivar el gozo y placer espiritual.

27
IV. CUARTA SEMANA

Pasado el período de la tercera semana, en el que el ejercitante ha


contemplado y experimentado el ocultamiento de Dios, que no su de-
saparición, ahora intenta con la gracia del Señor entrar en el gozo del
mismo Señor (cf. Mt 25,21.23).

1. EXPERIMENTAR EL GOZO Y LA GLORIA DEL RESUCITADO

Puesto que ya hemos resucitado con perimentar la vida eterna, el gozo y el


Cristo, de alguna manera se ha de po- descanso de Dios (cf. Hebr 4,1-11). Es
der experimentar el hecho de nuestra una experiencia puramente teologal,
resurrección, aunque sea incipiente o pero, como experiencia de la resurrec-
embrionaria, pero muy real (cf. Col ción de Jesús, ha de ser experiencia
3,1; 1Jn 3,1). Y esta realidad del re- integradora de todas las dimensiones
sucitado en nosotros, vivida ya sacra- personales y cósmicas.
mentalmente en el bautismo (cf. Rom Como en las semanas anteriores se
6,3-5), tiene una dimensión cósmica, propone una primera contemplación
es decir, no se encierra en la simple que viene a ser una introducción a las
relación entre personas, puesto que en demás contemplaciones siguientes:
Cristo todo tiene consistencia, lo del «cómo Cristo nuestro Señor se apare-
cielo y lo de la tierra (cf. Col 1,15-20). ció a nuestra Señora». El recorrido de
En esta semana, pues, se trata de los elementos que constituyen esta pri-
experimentar la plenitud humana en mera contemplación nos servirá para
Dios. Experimentar de algún modo situar el sentido de toda la cuarta se-
como la Vida trasciende la vida, ex- mana en el proceso de los Ejercicios.
29
[218] LA PRIMERA CONTEMPLACIÓN 1.1. Comentario
COMO CRISTO NUESTRO SEÑOR El primer preámbulo [EE 219] está
APARECIÓ A NUESTRA SEÑORA,
compuesto de una consideración teo-
NÚM. [299]. Oración. La sólita ora-
lógica sobre la bajada de Cristo a los
ción preparatoria.
infiernos que termina con la aparición
[219] 1º preámbulo. El primer preámbulo del Resucitado «a su bendita Madre en
es la historia, que es aquí cómo des-
cuerpo y alma». Este preámbulo co-
pués que Cristo espiró en la cruz, y
necta con el final de la tercera semana
el cuerpo quedó separado del ánima
y con él siempre unida la Divinidad,
[EE 208,10-11] donde el ejercitante
la ánima beata descendió al infierno,
ha considerado durante todo el día el
asimismo unida con la Divinidad; de cuerpo de Cristo separado del alma y la
donde sacando a las ánimas justas soledad de nuestra Señora. Ahora, pre-
y veniendo al sepulcro y resuscitado, senta el descenso del alma «al infier-
apareció a su bendita Madre en cuer- no», que «posibilita el rescate de Adán
po y en ánima. y Eva» y «destaca cómo nada queda al
[220] 2º preámbulo. El 2º: composición margen de la redención» (Javier Me-
viendo el lugar, que será aquí, ver la lloni). Este misterio, Ignacio lo expo-
disposición del santo sepulcro, y el ne con mayor sobriedad que algunos
lugar o casa de nuestra Señora, mi- teólogos orientales o que los iconos.
rando las partes de la en particular, En los Ejercicios aparece más bien la
asimismo la cámara, oratorio, etc.. soledad y deshumanización de Jesús
[221] 3º preámbulo. El tercero: demandar («el cuerpo separado del ánima»), pero
lo que quiero, y será aquí pedir gracia a la vez la solidaridad («sacando a las
para me alegrar y gozar intensamente ánimas justas»; cf. también EE 311).
de tanta gloria y gozo de Cristo nues- Porque la plenitud de la vida divina se
tro Señor. apodera de él, del humillado en la cruz,
[222] 1º punto. 2º punto. 3º punto. El pri- como parece indicarlo la insistencia
mero, 2º y 3º punto sean los mismos con que en tan breve espacio Ignacio
sólitos que tuvimos en la cena de subraya dos veces la unión del alma
Cristo nuestro Señor, núm. [190]. con la divinidad.
[223] 4º punto. El cuarto: considerar cómo «Y veniendo al sepulcro y resucita-
la Divinidad, que parecía esconder- do, apareció su bendita Madre en cuer-
se en la pasión, parece y se muestra po y en ánima». La tradición piadosa
ahora tan miraculosamente en la san- de esta aparición Ignacio tal vez la
tísima resurrección, por los verdade-
sacó de la Vida de Cristo, que leyó en
ros y santísimos efectos della.
Loyola, o del Ejercitatorio de la vida
[224] 5º punto. El quinto: mirar el oficio de espiritual de Garsías de Cisneros, en
consolar, que Cristo nuestro Señor Montserrat. En Tierra Santa también
trae, y comparando cómo unos ami-
pudo visitar alguna de las iglesias de-
gos suelen consolar a otros.
dicadas a este misterio, que no cons-
[225] Coloquio. Acabar con un coloquio o ta en los evangelios, pero que al decir
coloquios, según subyecta materia y de Polanco en nota a la Vulgata, «se
un Pater noster.
puede creer piadosamente y verosí-
30
milmente». En cualquier caso, María, abandonar las cosas de la tierra, sino
como madre y como creyente, debió vivirlas desde el interior de Dios. Vi-
tener alguna forma de experiencia de vimos ya la resurrección de Cristo y,
la resurrección de su Hijo, ella que era por tanto, no hemos de adherirnos a las
dichosa por haber creído (cf. Lc 1,45) cosas que son ajenas o contrarias a la
y fue fiel hasta el pie de la cruz26. nueva vida nacida del misterio pascual,
La composición viendo el lugar sino buscar las de la nueva condición
[EE 220], que como es habitual, deja de resucitados en un mundo ya tocado
un amplio campo de imaginación al por la resurrección de Cristo (cf. Col
ejercitante, se centra en la mirada a lo 3,1-2), anticipación del descanso en la
material (santo sepulcro), lo doméstico plenitud del Reino (Hebr 4,9-11; 1Cor
(lugar o casa de nuestra Señora, partes 15,28; Rom 14,17). Es un estado en el
particulares, cámara, oratorio) como que la persona que se ejercita «ningu-
dejando entender que el Resucitado y na cosa criada sobre la haz de la tierra
los efectos de la resurrección se dan en puede amar en sí, sino en el Criador de
lo sensible, aunque son imperceptibles todas ellas» [EE 316,2], «a Él en todas
por la vista. amando y a todas en Él…», dice Igna-
El tercer preámbulo [EE 321] es cio en las Constituciones (Co 288). Vi-
petición de la gracia de experimentar virlo todo desde lo definitivo de Dios.
el gozo y la gloria del Resucitado. Se ¡Pura gracia!
trata de un gozo y gloria que nos trans-
ciende, no simplemente el premio al
1.2. Los puntos
fin de una hazaña o un acto heroico de
amor. Es la participación gratuita en la ¿Cómo iniciar este recorrido por el
plenitud de Dios, que lo desborda todo. campo de lo divino? Siguiendo la pe-
Los textos del NT tratan de hacernos dagogía de Jesús, que, mediante los
atisbar esta plenitud de Cristo al cual evangelios, transmitió la experiencia
se nos ha introducido por un amor pascual a través de las realidades de
gratuito (cf. Ef 1,3-14; Fil 2,6-11; Col nuestro mundo afectadas ya por su
1,15-23; 1Pe 1,3-9; 1Jn 3,1-2). Aquí se resurrección, primicia de toda la crea-
ve cómo el ejercitante se halla en la vía ción resucitada. Así, la resurrección
unitiva, que no es algo insólito y fuera puede experimentarse por «los efectos
del ámbito normal de la vida de fe. Se della», de modo que el ejercitante pue-
le pide a Dios la gracia de participar de da decir: «Lo que hemos oído, lo que
algún modo del gozo del que disfruta hemos visto con nuestros ojos, lo que
Cristo resucitado. La cuarta semana ha contemplamos y tocaron nuestras ma-
de ser, pues, una forma de participa- nos acerca de la Palabra de vida» (1Jn
ción anticipada de la vida divina plena: 1,1).
«gustad y ved…» (Sal 34,9); «gustar Ignacio se remite sólo a misterios
con el olfato y el gusto la infinita sua- consignados en los evangelios, que son
vidad y dulzura de la divinidad» [EE relatos accesibles a la oración contem-
124,1]. Pero entendiendo bien que el plativa. En cambio, deja de lado los
ejercitante no debe en modo alguno himnos y otros géneros neotestamenta-
31
rios mediante los cuales se habla de la El quinto punto introduce una pers-
resurrección de Jesús. En consecuen- pectiva de Cristo resucitado de una
cia los puntos que Ignacio propone gran finura y trascendencia. El Resuci-
como ayuda para las contemplaciones tado realiza plenamente las palabras de
siguen consistiendo en el acercamiento Jesús en la cena: «ya no os llamo sier-
al misterio en lo que tiene de visible, vos, sino amigos…» (Jn 15,13-15). En
audible o penetrable. Así, los tres pri- los relatos evangélicos se puede con-
meros puntos son los mismos que en la templar cómo consuela y anima Jesús,
tercera semana y, en parte de la segun- «como unos amigos suelen consolar a
da [EE 222]. Siempre, sin embargo, otros» [EE 224]. Pero la amistad hu-
dirigidos por la petición propia de esta mana no es más que una pista para dar
semana que marca la orientación de los el paso hacia la amistad que fluye de
ejercicios de contemplación. Cristo resucitado, la concreción de la
Los puntos 4º y 5º son específicos amistad y ternura de Dios hacia la hu-
de la cuarta semana. El cuarto es el re- manidad y hacia el mundo. Cuando en
verso del quinto de la tercera semana, un texto único Ignacio habló de «ami-
que era «considerar cómo la divinidad gos míos en el Señor»27, al decir «en
se esconde» [EE 196]. Ahora, «la di- el Señor» se refirió a una amistad más
vinidad que parecía esconderse en la amistad que ninguna amistad humana,
pasión, parece y se muestra tan mira- ni aún la más elevada imaginable. Se
culosamente…, por los verdaderos y trata de la amistad de Dios humaniza-
santísimos efectos della» [EE 223]. da en Jesús de Nazaret, en la que lo
Efectivamente, en la pasión aparecía la divino se humaniza y lo humano se di-
impotencia de Jesús ante las injurias, viniza. En este punto se llega a uno de
calumnias, malos tratos y crucifixión los momentos más elevados de la ex-
en medio de la cobardía, abandono, periencia de los Ejercicios, participar
traición, dispersión, etc. de los más en la amistad de Dios, ya que «Dios es
cercanos. Ahora, un Cristo transfor- amistad»28.
mado, pero con las llagas visibles que A este respecto, es muy interesante
muestran la continuidad con el Cristo la reflexión de Tomás de Aquino cuan-
doliente de la tercera semana, aparece do afirma que «la caridad significa no
impasible, seguro ante los enemigos y sólo el amor de Dios, sino también una
recreador del discipulado: los discípu- cierta amistad con él», es decir, «la ca-
los vuelven a unirse, superan el miedo ridad es amistad»29. Y la raíz de esta
a los adversarios de Jesús, se llenan amistad se halla en el mismo Dios,
de alegría con el reencuentro, etc. Y, porque la amistad existe en la Trinidad.
en general, el ejercitante puede con- «El Espíritu Santo es amor, es amistad
siderar otros muchos «verdaderos y entre el Padre y el Hijo. Así, la amis-
santísimos efectos della»: la Palabra tad existe primero en Dios, el cual se la
de Dios, la comunidad renacida, los ha concedido a la comunidad humana
sacramentos que actualizan el misterio enviando al Espíritu Santo como ami-
pascual, los pobres sacramento vivo de go»30. Y esta amistad de Dios suscita el
Cristo… deseo de amistad con él.31
32
1.3. Notas [229] 4ª nota. En esta 4ª semana en todas
las diez adiciones se han de mudar
[226] 1ª nota. En las contemplaciones si- la 2ª, la 6ª, la 7ª, y la 10ª. La 2ª será
guientes se proceda por todos los luego en despertándome, poner en-
misterios de la resurrección, de la frente la contemplación que tengo
manera que abajo se sigue, hasta de hacer, queriéndome afectar y ale-
la ascensión inclusive, llevando y te- grar de tanto gozo y alegría de Cristo
niendo en lo restante la misma forma nuestro Señor. La 6ª traer a la memo-
y manera en toda la semana de la re- ria y pensar cosas motivas a placer,
surrección que se tuvo en toda la alegría y gozo espiritual, así como
semana de la pasión. De suerte que de gloria. La 7ª usar de claridad o de
por esta primera contemplación de temporales cómodos, así como en el
la resurrección se rija en cuanto los verano de frescura, y en el invierno de
preámbulos, según subyecta materia; sol o calor, en cuanto el ánima piensa
y en cuanto los cinco puntos sean o coniecta que la puede ayudar, para
los mismos; y las adiciones que es- se gozar en su Criador y Redentor. La
tán abajo sean las mismas; y así en 10ª, en lugar de la penitencia, mire la
todo lo que resta se puede regir por el
temperancia y todo medio, si no es en
modo de la semana de la pasión, así
preceptos de ayunos o abstinencias
como en repeticiones, cinco sentidos,
que la Iglesia mande, porque aquellos
en acortar o alargar los misterios, etc.
siempre se han de cumplir, si no fuere
[227] 2ª nota. La segunda nota: común- justo impedimento.
mente en esta cuarta semana es más
conveniente que en las otras tres pa-
sadas, hacer cuatro ejercicios y no
cinco: el primero, luego en levantando
Según la primera nota [EE 226], las
a la mañana; el 2 a la hora de misa o
antes de comer, en lugar de la prime-
materias de esta semana variarán ob-
ra repetición; el 3 a la hora de víspe- viamente respecto a las de la tercera
ras en lugar de la segunda repetición; semana que son sobre la pasión del Se-
el 4 antes de cenar, traiendo los cinco ñor, y abarcarán «todos los misterios
sentidos sobre los tres ejercicios del de la resurrección… hasta la ascensión
mismo día, notando y haciendo pausa inclusive». Mediante la contemplación
en las partes más principales, y don- de las apariciones, el ejercitante irá
de haya sentido mayores mociones y
asimilando el tipo y matriz de las ulte-
gustos espirituales.
riores relaciones del resucitado con los
[228] 3ª nota. La tercera, dado que en todas
creyentes. Pero el modo de proceder y
las contemplaciones se dieron tantos
puntos por número cierto, así como
la distribución del tiempo será el mis-
tres o cinco, etc., la persona que con- mo de la semana precedente, aunque
templa puede poner más o menos los puntos son cinco y en este sentido
puntos, según que mejor se hallare; no son «los mismos», como dice el tex-
para lo cual mucho aprovecha antes to, sino que varían el cuarto y quinto y
de entrar en la contemplación conjec- no son seis como en la tercera sema-
turar y señalar los puntos, que ha de na. Y las adaptaciones deberán regirse
tomar en cierto número.
siempre por la experiencia espiritual
33
del ejercitante, es decir, la «subyecta apoyo de la experiencia espiritual,
materia» [EE 226,3]. tienen aquí una especial originalidad
La segunda nota matiza algo la e importancia [EE 229]. La segunda
orientación general de la anterior, ya trata de cómo disponerse para el día
que señala como «más conveniente» al levantarse, la sexta sobre los pensa-
hacer cuatro ejercicios en vez de cinco. mientos que hay que cultivar durante
Además, las distintas contemplaciones el día, la séptima se refiere al ambiente
llenarán tres tiempos ocupando inclu- y entorno de luz y temperatura ade-
so el lugar de las repeticiones, pero en cuado para la experiencia de cuarta
cambio el cuarto ejercicio será «tra- semana. En estas orientaciones, de
yendo los cinco sentidos sobre los tres modo sencillo, pero con gran sabiduría
ejercicios del mismo día, notando y antropológica, Ignacio propone recur-
haciendo pausa en las partes más prin- sos para fomentar la experiencia espi-
cipales donde haya sentido mayores ritual de la cuarta semana: «afectar y
mociones y gustos espirituales». Esta alegrar de tanto gozo y alegría de Cris-
observación me parece de capital im- to nuestro Señor» [EE 229,2]; «traer
portancia si se entiende la aplicación a la memoria y pensar cosas motivas a
de sentidos en perspectiva espiritual, placer, alegría y gozo espiritual, así
como se explicó en comentario ante- como de gloria» [EE 229,3]; «se gozar
rior32. Efectivamente, el objetivo tan en su Criador y Redentor» [EE 229,4].
elevado de esta cuarta semana, según Palabras como alegrar, gozo y alegría
se expresa en la petición propia, debe de Cristo, placer, alegría y gozo espi-
servirse de una forma de orar que tras- ritual, gloria, se gozar en su Criador
ciende no sólo la meditación, sino la y Redentor nos elevan a un alto nivel
oración contemplativa dominante en de sentimientos plenificantes, arraiga-
las semanas anteriores, hasta que la dos en la vivencia creyente de Cristo
persona que se ejercita, en la medida (Cristo, espiritual, Criador y Redentor)
que Dios ayude, llegue a «oler y gus- y al mismo tiempo, por tratarse de la
tar… la infinita suavidad y dulzura de experiencia de un Dios humaniza-
la divinidad» [EE 124,1]. Esta expe- do, encarnados en la vida humana de
riencia parece fundamental para quien quien practica los Ejercicios. Con esto
ha de aspirar, mediante la gracia divi- se ayuda al objetivo de los Ejercicios,
na, a «buscar y hallar a Dios en todas ya que las adiciones son «para mejor
las cosas». Y, tanto la elevación de la hallar lo que desea» [EE 73,1], es de-
materia como la experiencia ya com- cir, a la consecución del fruto de los
probada de la persona que hace los Ejercicios, que no es atrofiar la vida,
Ejercicios, aconsejan un buen margen sino «ordenar la vida» [EE 21]. Esto
de libertad para moverse en la oración supuesto, la adición décima sobre la
con más o menos puntos, sin dejarse penitencia, queda modulada de este
llevar por la improvisación, según se modo: «en lugar de la penitencia, mi-
expone en la nota tercera. re la temperancia y todo medio», que
Las adiciones que, como siempre es la forma de vivir una vida humana
han de cuidarse por su utilidad como sana y equilibrada.
34
1.4. Un triple mensaje de la cuarta núcleo esencial de la experiencia
semana religiosa. El encuentro con Dios,
que crea la salvación y libera al
Recapitulando algunas de las cosas que
hombre, expande alegría entre los
acabo de comentar, creo que la cuarta
hombres… Por lo demás, hay que
semana puede ser un medio excelente
admitir que hoy ni los cristianos ni
para profundizar y ayudar a desarrollar
las iglesias están ya a la cabeza por
tres aspectos muy importantes de nues-
tro vivir cristiano. lo que se refiere a la difusión de la
alegría, lo cual es sin duda un mal
En primer lugar, la alegría, la ale- signo […].
gría que Cristo vino a ofrecernos, como
la suya, una alegría íntegra, completa, Según el Nuevo Testamento, la ale-
una alegría indestructible (cf. Jn 15,11; gría es efecto del amor experimen-
17,13; 16,20). Porque, como escribía tado o fruto del Espíritu, unida a la
Ignacio a su querida bienhechora Inés felicidad del dominio de Dios»36.
Pascual, «el Señor no os manda que ha- Esta alegría es fuente de libertad
gáis cosas que en trabajo ni detrimen- y al mismo tiempo dinamizadora. «El
to de vuestra persona sean, mas antes mundo nada puede contra el que can-
quiere que en gozo en Él viváis, dando ta en la miseria» (Ernesto Sábato). El
las cosas necesarias al cuerpo»33. Una papa Francisco ha querido comunicar
alegría que es cumbre y fruto de una su primer gran mensaje bajo el signo
vida de amor generoso, porque «el de la invitación a la alegría del Evan-
contentamiento que en esta vida pue- gelio, Evangelii Gaudium.
de haberse, la experiencia muestra que La amistad, íntimamente unida a la
se halla, no en los flojos, sino en los alegría, es otro de los elementos bási-
que son fervientes en el servicio de cos de la vida cristiana, como muestra
Dios»34. Así, el «más» que atraviesa la el autor citado, J. Blank:
experiencia de los Ejercicios florece en
la auténtica alegría, don del Resucita- «Cuando domina la alegría, fácil-
do. «Aprender que, en la alegría bien mente se llega a la amistad […].
vivida, en la última punta de nuestras Para Juan todos los cristianos son
plenitudes, se anuncia la Alegría defi- “amigos de Jesús”»37.
nitiva, se percibe en su pureza el an- La amistad la vivió Jesús y en él
ticipo de la Plenitud divina35». Esta radica la llamada y la posibilidad de
alegría plena y hondamente humana una profunda amistad muy humana.
es una de las aportaciones que puede «La amistad nace en Cristo, crece en
hacer el cristianismo al mundo actual Cristo y en Cristo se plenifica»38 y por
y «una revolución de la alegría» quizá eso es una de las notas distintivas de la
sea todavía hoy una asignatura pen- comunidad cristiana naciente (Hechos
diente. Creo muy oportuno traer aquí 2,44-47). Un cristiano y una Iglesia
el pensamiento de un notable exegeta, que quiera superar un estilo de vida y
comentador del evangelio de Juan: una acción puramente moralizantes y a
«Alegría, entusiasmo y júbilo per- veces represivos, debería desarrollar la
tenecen, en la tradición bíblica, al manera de vivir de Jesús que fue ami-
35
go de todo el mundo (cf. Mt 11,19; Lc en el gozo completo del resucitado (cf.
7,34). Ignacio de Loyola fue un gran Jn 15,11). Se trata, pues, de un placer
amigo, de modo que «si no tuviéramos purificado y elevado a lo largo de los
en cuenta esta amistad, desfiguraría- Ejercicios, como ya indicamos al mis-
mos el retrato de nuestro santo» (Hu- mo comienzo de este comentario42. Los
go Rahner). Además, en los mismos Ejercicios pueden ser una respuesta al
Ejercicios, hemos podido ver, cómo reto de recuperar el placer o el gozo
desde el comienzo, en la explicación anticipativo del Reino de Dios, que
del coloquio [EE 54], nos presenta la es «justicia, paz y gozo en el Espíritu
oración como una relación de amis- Santo» (Rom 14,17). La tradición bí-
tad con Dios. Y en su vida, Ignacio no blica nos sitúa de modo ininterrumpido
sólo pudo hablar de «mis amigos en ante la perspectiva de un placer total,
el Señor», sino que fue un verdadero como consumación de la obra de Dios
maestro en el arte de la amistad39. En y Jesús mismo, que según el evangelio
el Vaticano II la Iglesia quiso manifes- de Juan se manifestó en medio de un
tarse como Iglesia de la misericordia, convite de bodas (Jn 2,1-11), compar-
Iglesia samaritana y el mismo Concilio tió también el gusto por lo verdadera-
fue una experiencia de simpatía con el mente humano (cf. Mt 11,19; Lc 7,34).
mundo40. Y quizá, dados los cambios Él, que no rehuyó ninguno de los malos
acelerados que se han producido des- tragos que inevitablemente trae la vida
pués del largo período transcurrido humana y solidaria, nos enseñó con su
desde el Concilio, más que sus docu- vida que una de las tentaciones en las
mentos, este sea su mensaje más actual que podemos caer es la de, por renun-
y duradero. La amistad vivida en círcu- ciar a los verdaderos goces de la vida,
los concéntricos que se amplían, desde caer en los excesos y compensaciones
las relaciones cortas de la comunidad y infrahumanos. Ya hace años, Teilhard
la familia hasta las más largas en dis- de Chardin advertía que una de las ma-
tintos ámbitos de la sociedad, no sólo yores amenazas para la humanidad es
ha de ser buena experiencia de apoyo perder el gusto de la Vida43. Y el joven
de las personas, sino testimonio activo místico ya citado escribía en sus notas
en medio del mundo. Una oferta ex- espirituales:
celente, ya que «la amistad es lo más «Si nos atreviéramos a ver verda-
necesario para la vida» (Aristóteles)41. deramente lo divino en la eflores-
Finalmente, la experiencia del cencia de lo humano, amaríamos
placer, de una vida ordenada y armó- a los hombres, a nuestros amigos,
nica. Han precedido las reglas para nuestro trabajo, el arte, etc., con un
«ordenarse en el comer» y ahora se ímpetu divino y a Dios con una es-
trata de sustituir la penitencia por la pontaneidad humana.
«temperancia y todo medio». La cuar- Pero nos detenemos continuamente
ta semana puede ser un punto cumbre en nuestro amor de lo humano por
de los Ejercicios dirigidos a «ordenar» el pretexto del amor a Dios, y en
la vida cristiana [cf. EE 21], un orden nuestro amor a Dios por el pretexto
que no es negación, sino participación de amor a los hombres»44.
36
Por tanto, «no se trata de gozar ción para alcanzar Amor», «Reglas
menos, sino de gozar mejor» (André para sentir en la Iglesia» y «Tres Mo-
Comte-Sponville), porque la vida cris- dos de Orar», que preparan al ejerci-
tiana no es una vida de gozo o placer tante para prolongar en la vida de cada
«de baja intensidad, sino de más alta día lo vivido y adquirido en la larga
calidad» (Papa Francisco). experiencia de treinta días. Con la ayu-
da de la gracia y según los grados que
Dios ha querido disponer, el ejercitante
1.5. Conclusión habrá llegado al punto en que Cristo se
ha formado ya en él (cf. Gal 4,19) y
Al terminar la cuarta semana concluye en adelante deberá prolongar a Cristo,
propiamente el proceso de la experien- amando como Él ha amado, es decir,
cia espiritual de los Ejercicios. Luego viviendo una vida de fe que opera por
seguirán otros ejercicios, «Contempla- el amor (cf. Gal 5,6).

37
V. LOS MISTERIOS DE LA VIDA DE CRISTO

Anticipamos aquí un comentario sucinto del documento «Los miste-


rios de la vida de Cristo», en primer lugar por «razones editoriales»,
para equilibrar la extensión de este cuaderno y del siguiente, que pro-
bablemente será el último. Además, dado que estamos publicando
un comentario en fascículos, este documento hace referencia a las
cuatro semanas que preceden y no a la parte de los Ejercicios que ha
de seguir, queda más en su lugar publicado a continuación de la cuarta
semana, en la que se concluye la contemplación de los misterios de la
vida del Señor.

1. HACIA UNA EXPERIENCIA PERSONAL DEL SEÑOR

Casi al final del libro de los Ejercicios son del mismo Evangelio, y no las
Espirituales, antes del apartado donde que están de fuera; y en cada mis-
se reúnen las distintas reglas, hay una terio por la mayor parte hallarán tres
larga sección con 51 «misterios de la puntos para meditar y contemplar en
vida de Cristo», que Ignacio introduce ellos con mayor facilidad.
del siguiente modo:
Luego siguen 51 misterios desde
[261] LOS MISTERIOS DE LA VIDA DE la Anunciación a María hasta la As-
CRISTO NUESTRO SEÑOR. censión de Cristo [EE 262-312]. Aquí
Nota. Es de advertir en todos los mis- no reproducimos el texto, aunque lo
terios siguientes, que todas las pala- citaremos en la medida que lo pida el
bras que están inclusas en paréntesis
siguiente comentario.
39
1.1. Comentario 289,290,291, etc.]. Además, como la
división de la Biblia en versículos nu-
Los Ejercicios, según Ignacio, se divi-
merados data de 1551, naturalmente
den en cuatro partes: «la primera que
el Autógrafo se sirve de otro proce-
es la consideración y contemplación dimiento para la división del texto,
de los pecados; la segunda es la vida de mediante letras, como se estilaba en
Cristo nuestro Señor hasta el día de Ra- la época. En las ediciones para el uso
mos inclusive; la tercera la pasión de actual se emplea obviamente la forma
Cristo nuestro Señor; la cuarta la re- moderna de los versículos numerados.
surrección y ascensión, poniendo tres Parece que la traducción de los textos
modos de orar» [EE 4,2-3]. Por tanto, evangélicos es del mismo Ignacio, el
fuera de la primera semana y el com- cual añade la aparición a nuestra Seño-
plemento de los tres modos de orar, la ra [EE 299] y a José de Arimatea [EE
mayor parte de los Ejercicios se centra 310] apoyándose en tradiciones de la
en la contemplación de la vida, pasión época que, en el caso de la aparición a
y resurrección de Cristo nuestro Señor. María, Ignacio quiere justificar por ra-
Para esta contemplación, aparte zones de sentido común [cf. EE 299,3].
de las indicaciones que Ignacio pro- El mismo Ignacio, en pocas ocasiones
pone en el cuerpo de los Ejercicios al añade alguna consideración propia,
ritmo de cada semana, la mayoría de como en el «llamamiento de los após-
las veces con simple enunciado de la toles» [EE 275,7-9] o en «cómo Cristo
materia, al final añade esta larga serie echó fuera del templo los que vendían»
de propuestas. Se ha advertido y des- [EE 277,4]. Aparte de esto, sólo hay al-
tacado por los comentaristas el hecho gún elemento que no figura en los
de que Ignacio use la palabra misterio evangelios, como el «panal de miel»
para referirse a los distintos episodios que Jesús da a sus discípulos al apare-
de la vida, pasión y resurrección que cérseles cuando estaban pescando [EE
figuran en los evangelios. Aunque no 306,4].
hay que descartar que el santo sea tri- El ejercitante, a través del acerca-
butario de la tradición medieval que miento a estos episodios de la historia
considera como misterio «una repre- de Jesús, mediante el Espíritu que obra
sentación con imágenes que actualiza- en su corazón, irá penetrando en el
ba la palabra de Dios»45, creo que co- misterio del Kyrios, del Señor, e im-
necta más con el sentido profundo que pregnándose de él. Cuando se emplean
el NT da a la palabra misterio, como estos misterios en la experiencia de los
los designios escondidos de Dios y re- Ejercicios, se hace en forma de con-
velados en la vida y misterio pascual templación, por ejemplo, ciñéndonos
de Jesús. a la tercera semana: «primera contem-
La forma de citar los evangelios es plación» [EE 190]; «segunda contem-
a veces, como ha sido corriente has- plación» [EE 200]; «la contemplación
ta épocas recientes, concordista, de será desde el huerto a casa de Anás»
modo que trata de hacer un solo relato [EE 208,1]; «tomar en cada contem-
a partir de textos distintos, pero rela- plación menos misterios» [EE 209,1].
tivos a un mismo hecho [cf. EE 274, La contemplación ignaciana tiene una
40
peculiaridad, que es una forma de re- las distintas semanas [cf. EE 101-109;
creación personal en la fe del misterio 110-117; 190-198; 218-225].
que se contempla, de modo que el ver, Aunque este pasaje de los Ejerci-
escuchar y comprender no es más que cios sobre los misterios de la vida de
el paso para alcanzar la experiencia Cristo es muy poco utilizado por lo ge-
personal del Señor [cf. EE 104]. De neral, una lectura atenta puede sugerir
aquí que lo importante, más que la le- todavía hoy consideraciones interesan-
tra del texto, que obviamente no se ol- tes. Por ejemplo, darse cuenta de que la
vida como lo muestran las referencias casi totalidad de los misterios son ac-
claras del libro de los Ejercicios, sea el ciones y no discursos47, sin duda para
acontecimiento que el ejercitante trata ayudar a que el ejercitante se implique
de revivir y actualizar46. personalmente en la acción evangéli-
En cuanto al motivo que llevó a Ig- ca de modo que la contemplación sea
nacio a agregar esta parte en el libro de transformadora de actitudes y afectos.
los Ejercicios, se puede alegar la razón Hay que ponerse «no tanto frente a un
del acceso restringido en el siglo xvi al texto, cuanto a una escena o imagen»,
texto evangélico para muchas personas dice atinadamente O’Malley48. Y las
que deberían usar el libro de los Ejerci- siguientes palabras de K. Rahner son
cios. Es, por tanto, una forma de facili- una buena interpretación de la men-
tar el texto, aunque sea en resumen. Sin te ignaciana sobre la implicación del
embargo para esto hubiese bastado un ejercitante en el misterio que se con-
resumen de cada misterio. En cambio, templa:
lo que Ignacio presenta es el misterio
«Debemos esforzarnos siempre en
dividido en varios puntos y lo justifica
participar en la historia de la medi-
con estas palabras: «en cada misterio,
tación con todo el corazón. Según
por la mayor parte hallarán tres puntos
San Ignacio, el misterio escogido
para meditar y contemplar en ellos con
para cada meditación debe pro-
mayor facilidad». Parece, pues, que Ig-
yectarse en nuestra vida. Hay que
nacio quiere también ofrecer la pauta
colocar la propia experiencia vital
para la tarea de la persona que da los
ante el misterio, y así hacer la me-
ejercicios: «la persona que da a otro
modo y orden para meditar o contem- ditación lo más existencialmente
plar debe narrar fielmente la historia posible»49.
de la tal contemplación o meditación, También resulta de interés obser-
discurriendo solamente por los puntos, var los puntos que se destacan en cada
con breve o sumaria declaración» [EE misterio. Por ejemplo, en las contem-
2,1). Aquí, pues, Ignacio ofrece unos placiones de la tercera semana, Igna-
puntos que son un modelo posible de cio explica de forma muy sobria cómo
otros que el mismo acompañante pue- el Señor va a la Pasión y, así, en el
da proponer, ampliándolos con la di- título de los distintos misterios repite
cha «breve o sumaria declaración». El «desde… hasta», por ejemplo «desde
mismo Ignacio nos deja ver cómo de- la cena hasta el huerto» [EE 290 y su-
bería ser esta somera ampliación en las cesivamente]50. Quizá por este motivo
contemplaciones con las que se inician utiliza principalmente textos del evan-
41
gelio de Lucas, «para quien el “cami- zamientos” y cuyas descripciones ayu-
no” es una categoría fundamental que dan a contemplar la humanidad de Je-
favorece la pedagogía de los “despla- sús»51.
NOTAS

1. En los directorios antiguos se admite ya el du Symposium de Bruxelles du 1er au 6 avril


carácter de via unitiva de la tercera semana. 1991, Bruselas: Editions de l’Institut d’Études
«Podemos decir que estamos en vía unitiva, es Théologiques, págs. 123-146. Me remito espe-
decir en camino unitivo, pero no en vida uni- cialmente a las págs. 137-138.
tiva» (Melloni, Javier (2001). Mistagogía de 9. Cf. nota 4, pág. 22.
los Ejercicios. Bilbao - Santander: Mensajero 10. Cf. además del título de la nota anterior, el
- Sal Terrae, pág. 233. rico ensayo de Lozano, Josep Maria (1992),
2. Sobre la relación de la distribución de las ho- La discreció de l’amor. Considerar com la di-
ras de oración y de la asimilación personal de vinitat d’amaga. Barcelona: Edicions de la Fa-
la objetividad de los misterios son interesan- cultat de Teologia de Catalunya-Publicacions
tes las consideraciones de Erich Przywara: de l’Abadia de Montserrat, Colección Saurí,
«No se trata de una simple interiorización del núm. 106.
alma, sino, totalmente a tono con el espíritu 11. Ibídem, pág. 17.
de la liturgia, de una participación creciente 12. Arzubialde, Santiago (2009). Ejercicios es-
en la realidad objetiva del Reino de Dios», en pirituales de San Ignacio: historia y análisis.
Przywara, Erich (1993). Una teología de los Bilbao: Sal Terrae, pág. 430.
Ejercicios (II). Barcelona: Cristianisme i Jus- 13. Pedro Arrupe y la CG 32 S.J., advirtieron que
tícia, Colección EIDES, núm. 10, pág. 21; cf. habría que pagar un precio a consecuencia
págs. 11, 13, 17, 20, 26-27. de la opción por los pobres y el compromiso
3. Iparraguirre, Ignacio (1978). Vocabulario de por la justicia. Es sobradamente conocido que
Ejercicios Espirituales. Ensayo de hermenéu- los hechos confirmaron sus predicciones. Des-
tica ignaciana. Roma: CIS, pág. 7. de de esta perspectiva, Dean Brackley (2010,
4. Mollà, Dario «La tercera semana de los Ejer- Espiritualidad para la solidaridad: nuevas
cicios», en: Català, Toni; Melloni, Javier; perspectivas ignacianas, San Salvador: UCA
Mollá, Darío, Considerar cómo la divinidad Editores, págs. 277-282) hace una excelente
se esconde. Tercera Semana. Barcelona: Cris- exposición de las consecuencias de optar por
tianisme i Justícia, Colección EIDES, núm. los pobres. Entre otras, cita estas: hace inevita-
35, pág. 21. ble la persecución y, puesto que se fundamenta
5. El estudio conjunto de Toni Català, Javier Me- en el poder de Dios que se realiza en la fla-
lloni y Darío Mollà, sobre la tercera semana, queza, produce consolación, inspira audacia y
es de una riqueza y policromía espiritual no- creatividad, etc.
tables. 14. Cabarrús, Carlos Rafael (2000). Cuaderno de
6. Fessard, Gaston (2010). La dialéctica de los Bitácora, para acompañar caminantes. Guía
Ejercicios Espirituales de San Ignacio de psico-histórico-espiritual. Bilbao: Desclée de
Loyola. Bilbao - Santander: Mensajero - Sal Brouwer, págs. 216; 248-249.
Terrae, pág. 14. 15. De los primeros tiempos después de la con-
7. Cf. Petición de 2ª semana y comentario en versión de Íñigo, dice Laínez: «Y así entonces
Rambla, Josep M. (2014). Ejercicios espiri- con buena intención le parecía que la santidad
tuales de san Ignacio de Loyola. Una relectu- se había de medir por la austeridad, de manera
ra del texto (3). Barcelona: Cristianisme i Jus- que aquel que más austera penitencia hiciese,
tícia, Colección EIDES, núm. 72, págs. 12-13. sería delante de Dios nuestro Señor más santo;
8. «Les Exercices Spirituels: un instrument pour y esto le hacía tomar propósito de hacer vida
travailler à la promotion de la justice» en: muy austera; y así, sin otro maestro exterior, ni
Gervais, Pierre (ed.) (1991). La Pratique des comunicar su deliberación a otro, se determi-
Exercices Spirituels d’Ignace de Loyola, Actes nó, con pretexto de ir a la corte del Duque de

43
Nájera, de salirse de su casa y totalmente re- saria esta moderación», en Suárez, Francisco
nunciar su tierra y los suyos y a su mismo cuer- (1548-1617). Los Ejercicios Espirituales de
po, y entrar en la vía de la penitencia» (Carta, San Ignacio. Una defensa. Introducción, no-
núm. 4). Sin embargo, pasados los años, a la tas y comentarios de Josep Giménez Melià
hora de dirigir los Ejercicios, después de la ex- (2003). Bilbao - Santander: Mensajero - Sal
periencia de los primeros compañeros, que el Terrae, pág. 141. Es interesante la nota 166 de
que menos estuvo tres días sin comer ni beber, Giménez Melià.
«agora esto no se atrevería a consentillo más 22. Cf. Directorio 1. Notas dadas de palabra, núm.
de un día a algun subiecto recio» (Gonçalves 1; Directorio 3. Directorio procedente de San
da Câmara, Recuerdos, núm. 305). Ignacio, núm. 15; Directorio 4. Directorio dic-
16. Carta de Ignacio a Francisco de Borja, fines de tado al P. Vitoria, números. 5 y 7; Directorio
1545, en Obras completas de San Ignacio de 6. Memorial del P. Câmara, números. 5-9, en
Loyola, BAC, 21963, pág. 665. Lop, Miguel (2000). Los directorios de ejerci-
17. En efecto, el Ignacio de los Ejercicios Espiri- cios 1540-1599. Bilbao - Santander: Mensaje-
tuales es la persona que busca continuamente ro - Sal Terrae.
cómo «ayudar a las ánimas» y que termina su 23. Cf. pág. 77, Colectivo de Misión Obrera, S.I.
larga peregrinación fundando una Compañía (1991). «La opción por los pobres en los Ejer-
entregada a la mayor gloria de Dios en el ma- cicios Espirituales», págs. 71-89, en: Tradi-
yor servicio a los demás. ción Ignaciana y Solidaridad con los Pobres.
18. En el original autógrafo, sin duda por error, no Bilbao - Santander: Mensajero - Sal Terrae.
se indican las Dos Banderas. Las páginas 76-78 de este capítulo ofrecen
19. Directorio 31, en Lop, Miguel (2000). Los unas reflexiones muy ricas sobre estas Reglas
directorios de ejercicios 1540-1599. Bilbao - para Ordenarse en el Comer.
Santander: Mensajero - Sal Terrae, pág. 293. 24. Cf. Clarke, Thomas E. «Jesus at Table: The
20. Sobre la importancia de la contemplación de Ignatian Rules and Human Hunger Today»,
la Pasión son interesantes estas reflexiones en: Schner, George P. (edit.). Ignatian Spiri-
de Luis de la Palma: «Si miramos la materia tuality in a Secular Age (1984). Ontario - Wa-
de meditación que se propone en la tercera terloo: Canadian Corporation for Studies in
semana, y los afectos que se pueden sacar de Religion - Wilfrid Laurier University Press.
ella, igualmente ayuda en todas tres vías, en 25. Cf. Colectivo de Misión Obrera, S.I. Ibídem.
todos estados y a todo género de personas». Y pág. 78.
muestra cómo la contemplación de la Pasión 26. Para todo este tema, cf. Kolvenbach, Peter-
ayuda a la vía purgativa, la primera semana, Hans. «La Pascua de Nuestra Señora», en: De-
para sentir dolor de los pecados, ya que desde cir al «Indecible». Estudios sobre los Ejercicios
el primer coloquio el ejercitante se relaciona Espirituales de San Ignacio. Bilbao - Santan-
con Cristo crucificado. También ayuda a la vía der: Mensajero - Sal Terrae, págs. 145-156.
iluminativa, segunda semana, que es la con- 27. Esta expresión ignaciana tantas veces citada es
templación de los misterios de la vida públi- un hapax que se halla en la carta de Ignacio a
ca, toda ella «llena de dolores y de afrentas Juan de Verdolay (24 julio 1537). Cf. Obras
de Pasión». Igualmente ayuda a la vía unitiva, completas de san Ignacio BAC, 51991, págs.
la cuarta semana, «para sentir los gozos de la 737-740. La frase se halla en pág. 738.
resurrección y la razón es que la memoria de 28. Así se expresa Elredo de Rielvaux en su obra
los trabajos pasados aumenta el gozo de las clásica «La amistad espiritual (I, 69-70)», en:
glorias presentes» (Palma, Luis de (1944). (1982) Caridad. Amistad, Buenos Aires: Edi-
Camino Espiritual. Madrid: Apostolado de la torial Claretiana, pág. 286.
Prensa, Libro 3, Capítulo 20). 29. Aquino, Tomas de. Summa Theologiae, 1,2;
21. Cf. Francisco Suárez: «Al final de la terce- 65,5; 2,2,23.
ra semana, se presentan algunas reglas para 30. Cunningham, Lawrence S.; Egan, Keith. J.
moderar el comer. Pues para poder continuar (2004). Espiritualidad Cristiana. Temas de la
practicando la oración mental es muy nece- tradición. Santander: Sal Terrae, págs. 208-210.

44
31. Desde el punto de vista de la experiencia mís- ritano ha sido la pauta de la espiritualidad del
tica de la Trinidad como amistad, gozamos del Concilio. Una simpatía inmensa lo ha penetra-
extraordinario testimonio contemporáneo de do todo. El descubrimiento de las necesidades
Egide van Broeckhoeve: Rambla, Josep M. humanas —y son tanto mayores cuanto más
(2007). Dios, la amistad y los pobres: la místi- grande se hace el hijo de la tierra— ha absor-
ca de Egide van Broeckhoeven, jesuita obrero. bido la atención de nuestro sínodo» (Pablo VI,
Santander: Sal Terrae. Disc 7.12.1965, núm. 8).
32. Cf. Ejercicios espirituales de san Ignacio de 41. Aquí me parece conveniente recordar el testi-
Loyola. Una relectura del texto (3). Barcelo- monio de amistad profundamente humana de
na: Cristianisme i Justícia, Colección EIDES, Egied van Broeckhoven, citado en la nota 31.
núm. 72, págs. 19-20. 42. Cf. Rambla, Josep M. (2008). Ejercicios espi-
33. Carta de 6 de diciembre de 1524 o 1525, rituales de san Ignacio de Loyola. Una relectu-
Obras completas de san Ignacio BAC, 1991, ra del texto (1). Barcelona: Cristianisme i Jus-
pág. 717. tícia, Colección EIDES, núm. 53, págs. 11-12.
34. Carta de Ignacio a los Hermanos estudiantes 43. Teilhard de Chardin, Pierre (1967). El gusto
de Coimbra, 7 de mayo de 1547, Obras com- de vivir, en: La activación de la energía, Bar-
pletas de san Ignacio BAC, 51991, pág. 798. celona: Taurus, 21967, pág. 215.
Sobre el fervor al que hace referencia Ignacio, 44. Rambla, Josep M. (2007). Dios, la amistad
es bueno recordar la importancia que Pedro y los pobres: la mística de Egide van Broec-
Arrupe, una persona de talante tan optimista khoeven, jesuita obrero. Santander: Sal Terrae,
y positivo, atribuía al fervor en la vida espiri- pág. 34.
tual y que Jerónimo Nadal decía «fervor es la 45. Guevara, Junkal. (2007), Misterios de la vida
Compañía de Jesús». de Cristo, en: Diccionario de Espiritualidad
35. Torres Queiruga, Andres (2013). Alguien así Ignaciana, Bilbao - Santander: Mensajero -
es el Dios en quien yo creo. Madrid: Trotta, Sal Terrae, vol. 2, pág. 1250-1255. Para este
pág. 18. tema de los misterios en los Ejercicios es im-
36. Blank, Josef (comp.) (1979). El evangelio se- portante la aportación de todo el estudio de
gún san Juan. Tomo II, cap. XIII-XVII pág. esta autora (cf. págs. 1250-1255). Ver también
158. Barcelona: Herder. la obra más amplia y no tan ceñida a los miste-
37. Ibídem. rios en los Ejercicios de San Ignacio: Barrei-
38. Rielvaux, Elredo de, «La amistad espiritual ro Luaña, Alvaro (2014). Los misterios de la
(I,9)», en: (1982) Caridad. Amistad, Buenos vida de Cristo. Bilbao - Santander - Madrid:
Aires: Editorial Claretiana, pág. 275. Mensajero - Sal Terrae - Comillas.
39. Cf. Rambla, Josep M. (2008). El arte de la 46. Véase lo dicho en la pág. 5 sobre la relación de
amistad en Ignacio de Loyola. Barcelona: Cris- la contemplación de los Ejercicios y la liturgia
tianisme i Justícia, Colección EIDES, núm. 51. con la interpretación de Erich Przywara en la
40. Así se expresaba Juan XXIII en el discurso nota 2.
inaugural del Concilio, después de hacer refe- 47. Salvo las bienaventuranzas [EE 278] y el «ser-
rencia a la severidad con que la Iglesia había món» de la cena [EE 191,2; 209,2].
actuado en tiempos anteriores: «en nuestro 48. O’Malley, John. W. (1995). Los primeros
tiempo, sin embargo, la Esposa de Cristo pre- jesuitas. Bilbao - Santander: Mensajero - Sal
fiere usar la medicina de la misericordia más Terrae, pág. 317.
que de la severidad. Piensa que hay que reme- 49. Rahner, Karl (1977). Meditaciones sobre los
diar a los necesitados mostrándoles la validez ejercicios de San Ignacio. Barcelona: Herder,
de su doctrina sagrada, más que condenán- pág. 134.
dolos» (núm. 15). Y, al final, Pablo VI puso 50. Muy profundamente nota P. H. Kolvenbach,
como imagen y como seña de la Iglesia actual a propósito de la presentación ignaciana de los
la actitud de compasión y de servicio del Buen misterios de la pasión: «La ausencia de indica-
samaritano, llenando el Concilio de una acti- dores temporales nos sitúa en el eterno presen-
tud de simpatía: «La antigua historia del sama- te del misterio pascual, los indicadores de lu-

45
gar nos ponen en una ruta, en un camino de («La Pasión según San Ignacio», en: Decir al
cruz, que comienza ya con el nacimiento del «Indecible». Estudios sobre los Ejercicios Es-
que es Camino… Este camino… de ‘trabajos, pirituales de San Ignacio. Bilbao - Santander:
fatigas y dolores’ [EE 206] es, en el fondo, el Mensajero - Sal Terrae, pág. 94).
que la persona misma del Señor ha padecido» 51. Guevara, Junkal. Ibídem, pág. 1254-1255.

46

También podría gustarte