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I. NOTAS INTRODUCTORIAS SOBRE LA TERCERA
Y CUARTA SEMANAS
1. EL MISTERIO PASCUAL
2. LA PURA GRATUIDAD
6
II. TERCERA SEMANA
2. PRIMERA CONTEMPLACIÓN
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siderar el camino desde Betania a según que quiero dolerme o gozarme
Jerusalén, si ancho, si angosto, si de la cosa que contemplo, finalmente
llano, etcétera. Asimismo el lugar de pidiendo aquello que más eficazmen-
la cena, si grande, si pequeño, si de te cerca algunas cosas particulares
una manera o si de otra. deseo; y de esta manera puede ha-
[193] 3º preámbulo. El tercero, demandar cer un sólo coloquio a Cristo nuestro
lo que quiero: será aquí dolor, senti- Señor o si la materia o la devoción
miento y confusión, porque por mis le conmueve, puede hacer tres co-
pecados va el Señor a la pasión. loquios, uno a la Madre, otro al Hijo,
otro al Padre, por la misma forma que
[194] 1º punto. El primer punto es ver las
está dicho en la segunda semana
personas de la cena, y reflitiendo en
en la meditación de los dos binarios,
mí mismo, procurar de sacar algún
con la nota que se sigue a los binarios.
provecho dellas. 2º punto. El segun-
do: oír lo que hablan, y asimismo sa-
car algún provecho dello. 3º punto. El
3: mirar lo que hacen y sacar algún
provecho.
2.1. La peculiaridad de la primera
contemplación: «Por mis
[195] 4º punto. El 4: considerar lo que Cris-
pecados va el Señor a la pasión»
to nuestro Señor padece en la huma-
nidad o quiere padecer, según el paso El comienzo de la tercera semana pre-
que se contempla; y aquí comenzar senta dos contemplaciones que tienen
con mucha fuerza y esforzarme a do- una cierta diferencia en el tercer preám-
ler, tristar y llorar, y así trabajando por bulo, la petición, propia de cada una. La
los otros puntos que se siguen.
petición de la primera contemplación es
[196] 5º punto. El 5: considerar cómo la Di- exclusiva de ésta, ya que no se repetirá;
vinidad se esconde es a saber, cómo en cambio, la de la segunda es la que
podría destruir a sus enemigos, y no
se irá repitiendo en todas las contem-
lo hace, y cómo deja padecer la sa-
cratísima humanidad tan cruelísima-
placiones siguientes de esta tercera se-
mente.
mana. Esto indica que la primera con-
templación tendrá más bien un carácter
[197] 6º punto. El sexto: considerar cómo
todo esto padece por mis pecados,
de enlace con el proceso anterior de los
etcétera, y qué debo yo hacer y pade-
Ejercicios y también introductorio de
cer por él. toda la tercera semana. Hagamos una
[198] Coloquio. Acabar con un coloquio a
mirada general al texto ignaciano y lue-
Cristo nuestro Señor, y al fin con un
go pasaremos a su análisis.
Pater noster. En esta primera contemplación la
[199] Nota. Es de advertir, como antes y materia no es la misma pasión, sino
en parte está declarado, que en los la cena con el lavatorio de los pies y la
coloquios debemos de razonar y pe- eucaristía y el «sermón» que hace Je-
dir según la subyecta materia, es a sús a sus discípulos. Es, pues, un mo-
saber, según que me hallo tentado o mento previo a la misma pasión, pero
consolado, y según que deseo haber de una densidad espiritual riquísima.
una virtud o otra, según que quiero Esta contemplación es pórtico de la
disponer de mí a una parte o a otra, pasión. Por parte de Jesús, contem-
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plamos el sentido de la pasión que se- a Jesús y, en él, se encuentra el mismo
guirá a continuación como un acto de ejercitante ya transformado por el pro-
servicio y de abajamiento supremos ceso de los Ejercicios, pero sintiéndo-
(lavatorio de los pies), lo mismo que se salvado. Ignacio, ¿no se sentía todo
expresará Pablo como kenosis y aba- impedimento aún después de años de
jamiento hasta hacerse doulos, esclavo su conversión? Y, notémoslo bien, esta
(Fil 2,6-8). «En aquello [en lavar los conciencia no le hundía en el desáni-
pies a los discípulos] daba ejemplo de mo o el desaliento, sino que le llenaba
humildad», nota el mismo Ignacio [EE de profundo gozo en el abandono a la
289,4]. Es también una entrega total- bondad de Dios16.
mente libre y plena (la eucaristía), ya
que no será tanto la sangre derramada
cuanto la aceptación personal y libre 2.2. Los preámbulos
de la voluntad del Padre lo que cumple Hecha la oración preparatoria acos-
la salvación. «Aquí vengo para hacer tumbrada, los preámbulos son tres
tu voluntad» (Hebr 10,8-10). El ejer- como en todas las contemplaciones.
citante contempla cómo «va el Señor El primer preámbulo, «traer la his-
a la pasión»: «va», está en camino, ya toria» nos ofrece un amplísimo pano-
que todavía no ha empezado, y «va» rama de contemplación, que incluye
él mismo porque es un acto libre, «vo- junto con el lavatorio de los pies y la
luntariamente», dice la liturgia, a pesar eucaristía «un sermón». Si el ejercitante
de la violencia con la que es llevado a se detiene en el «sermón», que son los
partir de Getsemaní. discursos de despedida del evangelio
Sin embargo, Ignacio quiere que de Juan (capítulos 13-17), la contem-
el ejercitante se sienta implicado en plación de una hora como es lo habi-
lo que va a seguir. En efecto, el «por tual queda totalmente desbordada. Más
mis pecados va el Señor a la pasión» bien, parece que la referencia al sermón
es un modo de ahondar en la concien- no es tanto el discurso de los capítulos
cia de la responsabilidad personal en de Juan citados, sino las palabras que
la historia de salvación. Le dispone a envuelven el misterio del lavatorio de
contemplar cómo «todo esto padece los pies. Esto se confirma con el resu-
por mis pecados» y de este modo el men que aparece en el «misterio» de la
fin de la contemplación no será hacer cena [EE 289], donde se citan Mateo 26
presente algo exterior a uno mismo, y Juan 13,1-17 y en la explanación de
sino adentrarse, mediante la fe, en la los puntos no aparece para nada el lar-
propia historia de salvación. Y, si al go discurso de después de la cena. Esta
comienzo de los Ejercicios, el ejerci- manera de enfocar la contemplación
tante desde la conciencia de su situa- coincide con el modo característico de
ción personal, ha dirigido la mirada a Ignacio de proponer, salvas rarísimas
«Cristo nuestro Señor delante y pues- excepciones, sólo relatos de acción del
to en cruz» que va «a morir por mis Señor, de modo que el ejercitante pueda
pecados», ahora no parte de sí mismo, más fácilmente hacerse presente y re-
sino que empieza dirigiendo la mirada flectir de manera integral: ver, escuchar,
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penetrar en las acciones, hacerse pre- veces yo merecería ser condenado para
sente, dejarse interpelar… Mientras que siempre por mis tantos pecados». En
los discursos, para la finalidad transfor- cambio, aquí se pide «dolor sentimien-
madora de la afectividad que pretenden to y confusión porque por mis pecados
los Ejercicios, son menos apropiados va el Señor a la pasión». El ejercitante
y pueden derivar a una reflexión que es también ahora, después del momen-
no es la finalidad de esta experiencia to culminante de la elección, una per-
espiritual. Sin embargo, nos movemos sona salvada, todo gracia, pero ahora
en un campo muy flexible, dado que la la mirada ya no se centra tanto en su
situación del ejercitante puede ser muy propia bajeza, sino en el Señor, a quien
distinta, y, por esto, el mismo Ignacio tanto ama [cf. EE 104], y a quien ha
prevé que pueda dedicarse una contem- llevado a tanto sufrimiento, porque «ha
plación entera al «sermón que Cristo les cargado con nuestras miserias» (cf. Is
hizo» [EE 209,2]. 53,4-5). De este modo, además, la con-
En la «composición, viendo el lu- templación de la pasión será contem-
gar» nos encontramos de nuevo con plación de la propia historia de desa-
unas indicaciones que invitan a la ima- mor, de perdón y de experiencia del
ginación libre del ejercitante: «si ancho, amor misericordioso de Dios en Cristo.
si angosto, si llano… si grande si peque-
ño, si de una manera o si de otra». Ya,
en ejercicios anteriores, Ignacio había 2.3. Los puntos
dejado de modo indefinido el contenido Como siempre, los puntos más que
de la composición de lugar [cf. EE 112], una proposición de contenido son una
que no describe, porque, al parecer, lo orientación de la mirada contemplativa.
importante no es la exactitud topográ- Los tres primeros son los mismos que
fica de la contemplación, sino que, den- en las contemplaciones de la segun-
tro de los límites que permiten los re- da semana. En ellos el ejercitante va
latos evangélicos y la coherencia de la poniendo en acción sus capacidades
fe, el ejercitante se adentre plenamente para dejarse impregnar de la humani-
en la realidad humana, geográfica e his- dad divina del Señor, por el camino de
tórica del misterio que contempla. Esta lo humano: viendo, escuchando, obser-
manera de contemplar, en la que la ima- vando, imaginando a Jesús y dejándose
ginación juega también (no sólo, claro) interpelar por él, se deja transportar por
un rol importante, es de gran ayuda para el Espíritu al nivel del Señor. Así llega
historizar el misterio del «Señor» en las a «ver, escuchar, palpar…« (cf. 1Jn 1,1-
coordenadas de nuestro mundo, tan ma- 3). Humanizándose con Jesús va divini-
terial, visible y palpable, como el mun- zando su propia existencia, Cristo se va
do en el que vivió Jesús. formando en él (cf. Gal 4,19).
En la petición, se conecta con la de Sin embargo, en las contemplacio-
la primera meditación de los Ejerci- nes de tercera semana se añaden tres
cios, pero con notables diferencias. En puntos más como ayuda a la experien-
EE 48,4-5 se pedía «vergüenza y con- cia personal del misterio de la pasión
fusión de mí mismo, viendo…cuántas del Señor.
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En primer lugar, en el cuarto punto, tísima humanidad», dice en el punto
se tratará de considerar el sufrimiento siguiente), sin embargo, la contempla-
de Cristo, como hombre que es, lo que ción del dolor de toda la humanidad,
padece «o quiere padecer». Se supone particularmente la actual, no está nada
que a tenor de la oración de Getse- lejos de una lectura legítimamente per-
maní (cf. Mc 14,33-41; Hebr 5,7-10), misiva del texto ignaciano17. Por tanto,
el sufrimiento no es un objeto de los la contemplación y la compasión se di-
deseos de Jesús, pero sí que lo es el rigen a la vez a Cristo, nuestro Señor
cumplimento de la voluntad del Pa- y a la humanidad que prolonga en la
dre que comportará el dolor del cáliz actualidad su sufrimiento. Porque él
que deberá beber. Y aquí el ejercitante mismo se identifica con la humanidad
deberá «comenzar con mucha fuerza doliente y nos interpela de manera ine-
y esforzarme a doler, tristar y llorar». quívoca (cf. Mt 25, 31-46).
Ciertamente es una orientación peli- En el quinto punto propio de esta
grosa para personas propensas a dis- semana, se pretende «considerar cómo
posiciones enfermizas de exaltación de la divinidad se esconde», de tal modo
dolor (dolorismo), con inclinaciones que renuncia a toda eficacia divina en
masoquistas, abonadas por prácticas la pasión de Jesús. Es la expresión his-
cristianas muy fomentadas hasta hace tórica de lo que Pablo formula a los
pocos años (y aún presentes en algu- Filipenses: «siendo de condición divi-
nas partes). Más bien, lo que pretende na no se aferró… sino que se vació…
Ignacio es que el ejercitante oriente su hecho un hombre cualquiera» (Fil 2,6-
actividad en el sentido de la compasión 7). Punto muy importante de contem-
con Cristo que «me amó y se entregó plación, ya que mediante la gracia el
por mí» (Gal 2,20). Esto se declara de ejercitante ha de prepararse a descubrir
algún modo al precisar en las adapta- el escondimiento de Dios, que se ha-
ciones de las adiciones 2ª y 6ª a esta lla presente, pero oculto. Así es la pre-
tercera semana [cf. EE 206] cuando se sencia de Dios en la historia humana:
invita a fomentar, tanto al levantarse omnipresente, pero de modo especial
como durante el día, sentimientos y en los lugares en dónde se encuentra
pensamientos de tristeza, de dolor, de «en condición de esclavo»: exclusión
pena y quebranto. Tal vez, la escuela social, mujer maltratada, minorías ét-
orante de la liturgia en la Semana San- nicas, empobrecidos de todo tipo…
ta ilumina lo que Ignacio propone en Y, la realidad de la vida cristiana en la
este punto de los Ejercicios y en «los sociedad será ordinariamente un «vida
otros que se siguen». escondida con Cristo en Dios» (Col
Pero, además, aunque según mi pa- 3,3).
recer, la expresión «lo que Cristo nues- En el sexto punto la persona que se
tro Señor padece en la humanidad» ejercita se siente especialmente impli-
(que el mismo Ignacio corrigió en lu- cada en la pasión. Porque no es obvio
gar de «lo que la humanidad de Cris- que Jesús tenga que padecer, su pasión
to nuestro Señor padece»), se refiere y su muerte se deben a alguna causa
a la humanidad de Cristo («la sacra- ajena a la voluntad de Jesús, y tampo-
16
co es una decisión del Padre indepen- importantes para que no se olviden,
diente del curso de la historia, de los sino que sirve para aconsejar que se re-
acontecimientos. Es la historia de mal pitan los coloquios de «Dos Banderas»
del mundo que está en la base de la pa- y «Tres Binarios» [EE 147;156;157]18.
sión y, en este mal, alguna parte tiene Por tanto, hay que tener en cuenta que
mi conducta, mi pecado. De este sen- la gracia que se pretende en el ejerci-
timiento de una cierta responsabilidad cio de las Dos Banderas es algo que se
personal nace el deseo de reparar el debe pedir continuamente al Señor en
dolor de la persona querida, el Señor esta tercera semana, comoquiera que
con el que a través de la primera sema- en la contemplación de la Pasión pue-
na se ha trabado una amistad creciente. de encontrar un clima espiritual muy
Es más, el dolor de la persona querida propicio.
es como un aldabonazo que me hace Además, entre líneas, se ofrece una
preguntar: ¿Yo no debería padecer algo frase muy clarificadora sobre la expe-
de lo que él padece? Es el impulso de riencia de Ejercicios. Por lo común,
la com-pasión, del sentirse identificado «según subyecta materia» suele enten-
con la persona querida hasta el punto derse como la materia correspondien-
de compartir su sufrimiento. Un joven, te al momento de los Ejercicios. En
afectado de sida dentro de un grupo de cambio aquí se dice: «según subyecta
compañeros en situaciones similares, materia, es a saber, según que me hallo
escribía a sus amigos: «no puedo ali- tentado o consolado, y según que de-
viar vuestro frío, ni eliminar vuestra seo haber una virtud o otras, según que
hambre, pero pasaré frío con vosotros y quiero disponer de mí a una parte o a
pasaré hambre con vosotros». Además, otra, según que quiero dolerme o go-
muchas veces el padecer por la perso- zarme de la cosa que contemplo». Por
na querida es el resultado de un amor tanto, se trata más que de la materia
entregado que trae consecuencias a la objetiva que se propone a la contem-
persona que ama (privaciones, despres- plación, de la forma como esta mate-
tigio por estar al lado de determinadas ria es vivida por la persona que con-
personas, etc.). Pasar del hacer al pa- templa, es decir, se trata más bien del
decer es una de las consecuencias de la momento subjetivo de la experiencia
contemplación de la pasión del Señor. espiritual de Ejercicios.
3. SEGUNDA CONTEMPLACIÓN
18
hacer, según el misterio fuere esfor- mentalismo, conviene tener en cuen-
zándome, mientras me levanto y me ta que el dolor, quebranto, lágrimas y
visto, en entristecerme y dolerme de pena interna a que se refiere Ignacio,
tanto dolor y de tanto padescer de son verdadera consolación espiritual,
Christo nuestro Señor. La sexta se don del Espíritu, según se ha expuesto
mudará no procurando de traer pen- ya en las reglas de discernimiento de
samientos alegres, aunque buenos primera semana. Una gracia que, como
y sanctos, así como son de resu-
tal, no se puede conquistar, pero cierta-
rrección y de gloria, mas antes indu-
mente hemos de pedir confiadamente.
ciendo a mí mismo a dolor y a pena y
quebranto, trayendo en memoria fre- Todo el ejercicio se hace según las
qüente los trabajos, fatigas y dolores mismas pautas expuestas ya en el pri-
de Christo nuestro Señor, que pasó mero de esta semana [EE 204], aunque
desde el puncto que nasció hasta el el tercer preámbulo es distinto del de
misterio de la pasión en que al pre- la primera contemplación. Y, si bien
sente me hallo. conviene integrar la dimensión mística
[207] 4ª nota. El examen particular sobre con la política, el núcleo de la expe-
los exercicios y addiciones presentes riencia y, por tanto de la petición es el
se hará, así como se ha hecho en la amor a Cristo. Según una indicación
semana pasada. de González Dávila, «se nos propone
aquel corazón del Señor en medio de
la tempestad de su santísima pasión…
para hacer compañía a Cristo crucifi-
3.1. Breve comentario cado, y que podamos decir: ‘mi amor
Con esta contemplación se entra ya está crucificado’»19.
plenamente en el misterio de la pasión
del Señor… El tercer preámbulo, la
3.2. Notas y adiciones
petición propia de todas las contem-
placiones que siguen, tiene ya un cariz Dada la mayor experiencia espiritual
propio y distinto de las de la segunda del ejercitante que se halla ya muy ade-
semana. Aquí se pasa del seguimiento lante en el proceso de los Ejercicios, y
a la identificación. Cristo es la clave al peso de la intensa actividad ya rea-
de bóveda de todos los Ejercicios y ha lizada, la aplicación del objetivo de la
de ser un Cristo profundamente sen- tercera semana a cada ejercitante será
tido, al modo como el amor se pierde más importante que en semanas an-
ya en la pura gratuidad. Vivir con Je- teriores: hacer más o menos horas de
sús la pasividad total de disminución contemplación [EE 205]. Por otro lado,
que deberá ser decisiva en muchas las adiciones siguen siendo materia de
circunstancias y decisiones de la vida atención especial, de «examen particu-
corriente. Se trata de compartir el dolor lar» [EE 207], para la buena marcha de
de Cristo, pero un sufrimiento que es los Ejercicios. La segunda y sexta, al
«por mí», por mi causa y en mi lugar. levantarse y durante el día, han de ayu-
Y, aunque hay que estar atentos a que dar a tener los mismos sentimientos de
el sentimiento no derive hacia senti- dolor y tristeza de Cristo y a mantener
19
los pensamientos acordes a los miste- Aunque los Ejercicios estén ya en la
rios de la Pasión [EE 206]. Nótese que fase final no hay que dejar que la ruti-
en la sexta se recomienda recordar los na se apodere del ejercitante, pero, a la
sufrimientos de Cristo «desde el punto vez, puesto que se halla en una fase en
que nació hasta el misterio de la pa- que el Espíritu se deja sentir de modo
sión en que al presente me hallo». Ya más íntimo y el ejercitante está más
en la contemplación del nacimiento se preparado para discernir sus mociones,
consideraba que Jesús iba a pasar toda deberá moverse con una libertad que
clase de dolores «para morir en cruz» no sofoque su acción, como veremos
[EE 116,2], lo cual indica que la pasión al comentar la nota con que termina el
atraviesa toda la vida de Jesús20. texto de esta semana [EE 209].
[208] 2º día. EL SEGUNDO DIA a la media 5º día. EL QUINTO DIA a la media no-
noche, la contemplación será desde che, de casa de Pilato hasta ser pues-
el huerto a casa de Anás, inclusive, to en cruz, núm. [296], y a la mañana,
núm. [291], y a la mañana de casa desde que fue alzado en cruz hasta
de Anás a casa de Caifás, inclusive, que espiró, núm. [297], después las
núm. [292], después las dos repeticio- dos repeticiones y los sentidos.
nes y el traer de los sentidos, según 6º día. EL SEXTO DIA a la media no-
que está ya dicho. che, desde la cruz, descendiéndole
3º día. EL TERCERO DIA a la media hasta el monumento exclusive, núm
noche, de casa de Caifás a Pilato, [298], y a la mañana, desde el monu-
inclusive, núm. [293], y a la mañana mento inclusive hasta la casa donde
de Pilato a Herodes, inclusive, núm. Nuestra Señora fue después de se-
[294], y después las repeticiones y pultado su Hijo.
sentidos por la misma forma que está 7º día. EL SEPTIMO DIA, contem-
ya dicho. plación de toda la pasión junta en el
4º día. EL QUARTO DIA a la media ejercicio de la media noche y de la
noche, de Herodes a Pilato, núm. mañana, y en lugar de las dos repe-
[295], haciendo y contemplando has- ticiones y de los sentidos, considerar
ta la mitad de los misterios de la mis- todo aquel día, cuanto más freqüente
ma casa de Pilato, y después, en el podrá, cómo el cuerpo sacratísimo de
ejercicio de la mañana, los otros mis- Cristo nuestro Señor quedó desatado
terios que quedaron de la misma casa, y apartado del ánima, y dónde y có-
y las repeticiones y los sentidos como mo sepultado. Asimismo consideran-
está dicho. do la soledad de Nuestra Señora con
20
tanto dolor y fatiga; después, por otra segundo día el texto de los Ejercicios
parte, la de los discípulos. ofrece una división de los relatos de
[209] Nota. Es de notar que quien más la pasión para las contemplaciones,
se quiere alargar en la pasión, ha de repeticiones y aplicación de sentidos
tomar en cada contemplación menos de cada día. Para el séptimo día, se
misterios, es a saber, en la primera propone una materia y modo especia-
contemplación solamente la cena; en les. En primer lugar, dos ejercicios de
la 2ª el lavar los pies; en la 3ª el dar- «contemplación de toda la pasión jun-
les el sacramento; en la 4ª el sermón ta». El hecho de que la pasión tiene una
que Cristo les hizo, y así por las otras
gran unidad, Jesús que sufre, dentro de
contemplaciones y misterios. Asimis-
mo, después de acabada la pasión,
la variedad de episodios, favorece esta
tome un día entero la mitad de toda contemplación sin que se dé ninguna
la pasión, y el 2 día la otra mitad, y dispersión, lo cual quizá ocurriría si se
el 3 día toda la pasión. Por el con- propusiese para el fin de la segunda se-
trario, quien quisiere más abreviar mana una contemplación de todos los
en la pasión, tome a la media noche misterios de la vida pública. El modo
la cena; a la mañana, el huerto; a la de practicar esta contemplación con-
hora de misa, la casa de Anás; a la junta de toda la pasión puede ser un
hora de vísperas, la casa de Caifás;
recorrido pausado de los misterios ya
en lugar de la hora antes de cena, la
casa de Pilato; de manera que no ha-
contemplados dejando que el espíritu
ciendo repeticiones ni el traer de los vaya impregnándose del sentimiento
sentidos, haga cada día cinco ejerci- de dolor con Cristo, al modo «como
cios distintos, y en cada uno ejercicio gota de agua que entra en una esponja»
distinto misterio de Cristo nuestro Se- [EE 335,1]. Pero además se propone
ñor; y después de así acabada toda una consideración para el resto del día:
la pasión, puede hacer otro día toda la el cuerpo de Cristo separado del alma y
pasión junta en un ejercicio o en di- sepultado, la soledad con dolor y fatiga
versos, como más le parecerá que
de María, la soledad de los discípulos.
aprovecharse podrá.
Una triple consideración para medio
día que dispone al ejercitante para cap-
tar y sentir mejor el misterio de la resu-
rrección en las contemplaciones de 4ª
4.1. Comentario semana: el alma de Cristo separada y
Las contemplaciones de esta tercera que después de bajar al infierno se une
semana abarcan un período de siete al cuerpo; cómo el resucitado se apa-
días, pero con las salvedades y orien- rece a María [EE 219] y cómo se apare-
taciones que se proponen en el mismo ce a los discípulos [EE 311]. Así, al
texto y que comentaremos. En todas final de la tercera semana, la persona
ellas se procederá de la misma manera que hace los ejercicios puede sentirse
que en las dos primeras con las mismas al lado de María, que «guardaba las co-
orientaciones, tanto para la contempla- sas en su corazón».
ción como para las actitudes conve- Conviene notar que las orienta-
nientes a lo largo del día. A partir del ciones finales [EE 209] suponen un
21
ejercitante que ha recorrido una parte re alargar en la pasión…» O, al contra-
ya muy notable de todo el itinerario rio, «quien quisiera más abreviar en la
de los Ejercicios y que, por lo tanto, pasión». Son expresiones que tienen
dispone de una experiencia espiritual en cuenta, no simplemente la como-
personal muy sólida y puede ya proce- didad, sino la actitud profunda de una
der con una gran libertad de acuerdo persona que en las semanas preceden-
con la acción de Dios en su vida. De tes ha purificado su deseo y sabe inter-
aquí las orientaciones tan flexibles que pretarlo como movimiento interior del
propone Ignacio: «Quien más se quie- Espíritu.
22
III. REGLAS PARA ORDENARSE EN EL COMER PARA
ADELANTE [EE 210-217]
Esta expresión «para adelante» proba- de las demás reglas que figuran al final
blemente explica el porqué de estas re- del libro. Algunos dan una interpreta-
glas colocadas entre la tercera y cuarta ción muy simple: ya que en esta tercera
semana y no al final como el resto de semana no hay reglas propias, se pro-
reglas. Porque parece decir que quedan ponen estas. Otros se inclinan por esta
atrás algunas orientaciones preceden- interpretación: cómo la tercera semana
tes, en concreto sobre la práctica de la tiene un carácter penitencial las reglas
penitencia, y en particular del ayuno, para el comer pueden ser un campo de
muy necesaria hasta la tercera semana, penitencia. Otra tendencia interpretati-
pero que a partir de ahora, en la con- va, inspirada en Gaston Fessard, se fija
templación del misterio de la Resu- en la inclusión que forma la primera
rrección, ha de abandonarse y, sin ex- contemplación, de la cena, con estas
cederse en sentido contrario, buscar un reglas sobre el comer y, según esta
cierto equilibrio y orden, «ordenarse». sentencia, las reglas ayudan a encarnar
Esta interpretación, con todo, no es la el carácter transformador de la eucaris-
única, puesto que hay una cierta vacila- tía, que transubstancia la elección, en
ción a la hora de explicar por qué estas lo concreto de la vida del ejercitante.
reglas se hallan separadas del cuerpo Más todavía, antes de entrar en la cuar-
23
ta semana, en plena vía unitiva, estas que en los Ejercicios puede aplicarse
reglas son un recurso para progresar a la ocupación necesaria de comer.
en las disposiciones indispensables de Quizá por esta razón, Ignacio en los
libertad personal para progresar en la directorios inspirados por él da orien-
contemplación21. taciones muy concretas sobre la tarea
Aún tratándose de unas reglas que del acompañante de Ejercicios en lo
no están en el centro de la experiencia que respecta a las comidas del ejerci-
de los Ejercicios, el verbo «ordenar» tante: dejar un amplio margen para que
que figura en su mismo título nos hace decida personalmente lo que desea co-
pensar que no tratan de algo insignifi- mer y al mismo tiempo le encarga que
cante para la tarea del ejercitante. En atienda a que no se desordene22.
efecto, los Ejercicios son para «orde- Aunque según la letra de estas re-
nar su vida» [EE 21] y en cada oración glas, su ámbito de aplicación es la co-
preparatoria, que se repetirá en todas mida y la bebida, es fácil percibir que
las meditaciones y contemplaciones, en ellas se tiene a la vista todo aquello
el ejercitante pedirá que «todas mis in- que es necesario o conveniente para la
tenciones, acciones y operaciones sean vida, pero en lo que puede haber de-
puramente ordenadas en servicio y ala- sorden de algún tipo (espectáculos, ves-
banza de su divina majestad» [EE 46]. tido, confort, fumar, etc.).
Por tanto, la entera actividad del ejerci-
tante, «acciones y operaciones», ha de
responder a un orden determinado, el [210] REGLAS PARA ORDENARSE EN
orden supremo de la vida, el «servicio EL COMER PARA ADELANTE.
y alabanza» de Dios. Y también el co- 1ª regla. La primera regla es, que
mer (y las otras actividades necesarias del pan conviene menos abstenerse,
o convenientes) ha de ordenarse hacia porque no es manjar sobre el cual el
este fin. De este modo, las reglas ponen apetito se suele tanto desordenar, o
de relieve el carácter integrador de la a que la tentación insista como a los
otros manjares.
vida espiritual, ya que no hay realidad,
por material que sea y mínima que pa- [211] 2ª regla. La segunda: acerca del be-
rezca, que se sustraiga al fin de todo lo ber parece más cómoda la abstinen-
cia, que no acerca el comer del pan; por
creado, que es Dios. Por esto, podemos
tanto, se debe mucho mirar lo que ha-
decir que las reglas para ordenarse en ce provecho, para admitir y lo que
el comer pertenecen a aquellas «otras hace daño, para lanzallo.
espirituales operaciones, según que [212] 3ª regla. La tercera: acerca de los
adelante se dirá» [EE 1,2] que se anun- manjares se debe tener la mayor y
cian al comienzo del texto de los Ejer- más entera abstinencia; porque así el
cicios, y que deben ayudar a «preparar apetito en desordenarse como la ten-
y disponer el ánima para quitar de sí tación en investigar son más prontos
todas las afecciones desordenadas…» en esta parte, y así la abstinencia en
[EE 1,3]. los manjares para evitar desorden,
se puede tener en dos maneras: la
Por este motivo, las reglas hacen
una en habituarse a comer manjares
un análisis práctico del deseo humano,
24
gruesos, la otra, si delicados, en poca [217] 8ª regla. La octava: para quitar de-
cantidad. sorden mucho aprovecha que des-
[213] 4ª regla. La cuarta: guardándose que pués de comer o después de cenar
no caiga en enfermedad, cuanto más o en otra hora que no sienta apetito
hombre quitare de lo conveniente, de comer, determine consigo para la
comida o cena por venir, y así con-
alcanzará más presto el medio que
sequenter cada día, la cantidad que
debe tener en su comer y beber, por
conviene que coma; de la cual por
dos razones: la primera, porque así
ningún apetito ni tentación pase ade-
ayudándose y disponiéndose, mu-
lante, sino antes por más vencer todo
chas veces sentirá más las internas
apetito desordenado y tentación del
noticias, consolaciones y divinas ins-
enemigo, si es tentado a comer más,
piraciones para mostrársele el me-
coma menos.
dio que le conviene; la segunda, si la
persona se ve en la tal abstinencia,
y no con tanta fuerza corporal ni dis-
posición para los ejercicios espiritua- 1.1. Comentario
les fácilmente vendrá a juzgar lo que
conviene más a su sustentación cor- 1.1.1. Realismo
poral. Las reglas empiezan con una llama-
[214] 5ª regla. La quinta: mientras la per- da al realismo y al sentido común. En
sona come, considere como que ve a efecto, cada persona tiene unas tenden-
Cristo nuestro Señor comer con sus cias concretas muy propias y distintas
apóstoles, y cómo bebe, y cómo mira, de las de los demás y es peligroso im-
y cómo habla; y procure de imitarle.
ponerse una ascesis o esfuerzo para
De manera que la principal parte del
conseguir la libertad y armonía a par-
entendimiento se occupe en la consi-
deración de nuestro Señor, y la menor
tir de normas genéricas y universales.
en la sustentación corporal, porque Hay cosas que a uno le seducen más
así tome mayor concierto y orden de que otras y otras que no le atraen nada.
cómo se debe haber y gobernar. Por tanto, no hay que perder tiempo ni
[215] 6ª regla. La sexta: otra vez mientras
gastar energías en abstenerse de cosas,
come, puede tomar otra considera- como el pan, dice Ignacio, que no son
ción o de vida de santos o de alguna aquellas en las cuales «el apetito se
pía contemplación o de algún negocio suele tanto desordenar»; y en cambio
espiritual que haya de hacer; porque prestar atención y trabajar campos en
estando en la tal cosa atento, tomará los que el apetito se suele desordenar
menos delectación y sentimiento en más fácilmente [EE 210-211]. Tam-
el manjar corporal. bién es una muestra de realismo y sen-
[216] 7ª regla. La séptima: sobre todo se tido común lo que dice en la segunda
guarde que no esté todo su ánimo in- parte de la cuarta regla, sobre «quitar-
tento en lo que come, ni en el comer se de lo conveniente» para encontrar
vaya apresurado por el apetito; sino el justo medio en la abstinencia, de
que sea Señor de sí, así en la manera modo que no perjudique ni al cuer-
del comer, como en la cantidad que po ni a los ejercicios espirituales [EE
come. 213,3]. Y es una buena muestra de sen-
25
tido común, aplicado a la ascesis y a la 1.1.3. Experiencia espiritual
vida espiritual, lo que se dice en la últi- en lo material
ma regla, la 8ª [EE 217] sobre la previ- Las reglas que siguen tienen en el fondo
sión de la «cantidad que conviene que una concepción cristológica de la vida
coma», para a la hora de la comida no humana, inspirada en la del hombre Je-
caer en un descontrol. sús de Nazaret, que nos revela al Padre
viviendo «como uno de nosotros» (Fil
1.1.2. Señores, no esclavos 2,7; Heb 2,17). Es de profundo signi-
En la regla 3ª [EE 212] el buen sen- ficado el que en medio de unas orien-
tido aparece a todas luces. Como nos taciones para ordenarse en el comer
movemos en un mundo en el que nece- se hable de «internas noticias, conso-
sitamos toda clase de recursos para la laciones y divinas inspiraciones» [EE
vida, para el trabajo, para el descanso, 213,2]. Ignacio siempre supone que la
para la acción social, etc., si queremos experiencia espiritual es algo holístico,
vivir de una forma humana, equilibra- porque todo el ser humano en todas sus
da, siendo dueños de nosotros mismos dimensiones está implicado y todas es-
y sin que las cosas nos dominen, en el tas dimensiones pueden ser mediado-
uso de los medios y recursos distintos ras de la experiencia. Recuérdese, por
podemos aplicar las dos propuestas ejemplo, lo que dice en la adición 4ª
que Ignacio dice a propósito del comer [EE 76] sobre la importancia del cuer-
y beber: «la una, en habituarse a comer po y la posición corporal en la oración
manjares gruesos; la otra, si delicados, para «buscar lo que quiero». Además,
en poca cuantidad» [EE 212,2]. «Ig- puesto que la vida cristiana es una vida
nacio conoce tan bien al hombre, que en Cristo, también el comer y otras
sabe que no es omnipotente, no puede actividades o aspectos de nuestra vida
todo lo que quiere, sino que es esclavo corriente deben estar impregnadas del
a veces de apetencias que se desenca- sentido de Cristo. Él ciertamente parti-
denan en nosotros desde fuera. Y si no cipó de la vida humana de un modo na-
controla eso de fuera, es imposible que tural, hasta el punto de ser considerado
pueda controlarlo desde dentro de sí «comedor… y amigo de publicanos y
mismo»23. Es patente cómo esta orien- pecadores…» (Lc 7,34). Y el cristiano
tación es aplicable, no sólo al campo trata de ser fiel al encargo del apóstol:
de la comida y la bebida, sino también «tanto si coméis, como si bebéis, como
a campos de la vida como los viajes si hacéis cualquier otra cosa, hacedlo
y vacaciones, el vestir y el cuidado de todo a gloria de Dios» (1Cor 10,31).
un cierto bienestar, los coches y los La regla 5ª [EE 214] aconseja, pues,
medios electrónicos, etc. No se trata que «mientras la persona come, consi-
de malvivir, sino de saber vivir huma- dere como que ve a Cristo nuestro Se-
namente, no como esclavos de las mil ñor comer con sus apóstoles, y cómo
seducciones que juegan con nuestros bebe, y cómo mira, y cómo habla», de
instintos. «No es menos vida, no es una modo que también la actividad más
baja intensidad, sino todo lo contrario» material se debe convertir en un me-
(Papa Francisco). dio para que Cristo se vaya formando
26
en el ejercitante (cf. Gal 4,19). En sin- ble prolongación. En primer lugar ex-
tonía con este proceso de transforma- tendiéndolas a cualquier realidad que
ción de nuestra vida sensible en Cristo, sea necesaria o conveniente en la vida
Ignacio propone el modo de orar «so- y en la que puede caber, en general o
bre los sentidos corporales», otra ayuda para el ejercitante particular, un riesgo
para «imitar en el uso de sus sentidos de desorden. Por esto, como ya se ha
a Cristo nuestro Señor» [EE 247-248]. dicho més arriba, estas reglas se pue-
Esto viene a corroborar la importancia den aplicar muy útilmente a cosas co-
atribuida por Ignacio a las dimensione mo: comida y bebida, viajes y espec-
sensitivas y materiales de la vida hu- táculos, vestidos y ajuar, TV, etc. Si
mana para imitar y seguir al Señor y, a en los Ejercicios sólo se habla de la
la vez, la importancia de la concepción comida y bebida debe ser porque en el
holística de los Ejercicios para ayudar retiro no suele darse otro tipo de nece-
a cristificar la vida del ejercitante en su sidades humanas en las que quepa el
cotidianidad, tan marcada por lo mate- desorden.
rial y sensible. La referencia a alguna
consideración como la de la vida de Otra extensión de la reglas se re-
santos, que aparece en la regla 6ª [EE fiere al mismo comer y por tanto al
215] refuerza esta misma orientación compartir el alimento y hacer frente
expuesta en la regla anterior. al angustioso problema del hambre en
El ser «señor de sí» de la regla 7ª el mundo. Una justa hermenéutica nos
es una buena recomendación contra la puede llevar a contemplar cómo comía
voracidad, que se da en el comer, pero Jesús y pasar a la acción, es decir cómo
que se manifiesta en muchos otros ór- se comportaba Jesús en este asunto del
denes de la vida (económica, sexual, hambre de la gente y así cómo debería-
social, política, etc.). Quizá en este mos obrar nosotros24. Y, con esto, las
sentido debería interpretarse el tomar reglas nos ayudan a superar la realidad
«menos delectación y sentimiento en tramposa que nos impone unos deseos
el manjar corporal» de la regla ante- artificiales que llevan a hacernos inso-
rior [EE 215,2]. Porque para Ignacio, lidarios y aceleran el empobrecimiento
la sensibilidad ha de obedecer a la de los demás.
razón y todas las partes inferiores de- Finalmente, conviene destacar que
ben sujetarse a las superiores (cf. EE el ideal que se propone no es la abs-
87,2]. Sin embargo, sería caer en un tención sino «ordenarse», palabra muy
ascetismo inhumano y por lo mismo típica de los Ejercicios y que habla de
no cristiano, el perder la sensibilidad armonía y equilibrio o moderación.
para gozar de la bondad y la belleza de «Se trata, pues, de descubrir por expe-
las cosas materiales. riencia el gozo de una austeridad soli-
daria que libera y posibilita libertad»25.
Por esto estas reglas son una muy apro-
1.2. Comentario final
piada introducción a la experiencia de
Al final de este recorrido analítico, ve- la cuarta semana en la que se deberá
mos cómo estas reglas admiten una do- cultivar el gozo y placer espiritual.
27
IV. CUARTA SEMANA
37
V. LOS MISTERIOS DE LA VIDA DE CRISTO
Casi al final del libro de los Ejercicios son del mismo Evangelio, y no las
Espirituales, antes del apartado donde que están de fuera; y en cada mis-
se reúnen las distintas reglas, hay una terio por la mayor parte hallarán tres
larga sección con 51 «misterios de la puntos para meditar y contemplar en
vida de Cristo», que Ignacio introduce ellos con mayor facilidad.
del siguiente modo:
Luego siguen 51 misterios desde
[261] LOS MISTERIOS DE LA VIDA DE la Anunciación a María hasta la As-
CRISTO NUESTRO SEÑOR. censión de Cristo [EE 262-312]. Aquí
Nota. Es de advertir en todos los mis- no reproducimos el texto, aunque lo
terios siguientes, que todas las pala- citaremos en la medida que lo pida el
bras que están inclusas en paréntesis
siguiente comentario.
39
1.1. Comentario 289,290,291, etc.]. Además, como la
división de la Biblia en versículos nu-
Los Ejercicios, según Ignacio, se divi-
merados data de 1551, naturalmente
den en cuatro partes: «la primera que
el Autógrafo se sirve de otro proce-
es la consideración y contemplación dimiento para la división del texto,
de los pecados; la segunda es la vida de mediante letras, como se estilaba en
Cristo nuestro Señor hasta el día de Ra- la época. En las ediciones para el uso
mos inclusive; la tercera la pasión de actual se emplea obviamente la forma
Cristo nuestro Señor; la cuarta la re- moderna de los versículos numerados.
surrección y ascensión, poniendo tres Parece que la traducción de los textos
modos de orar» [EE 4,2-3]. Por tanto, evangélicos es del mismo Ignacio, el
fuera de la primera semana y el com- cual añade la aparición a nuestra Seño-
plemento de los tres modos de orar, la ra [EE 299] y a José de Arimatea [EE
mayor parte de los Ejercicios se centra 310] apoyándose en tradiciones de la
en la contemplación de la vida, pasión época que, en el caso de la aparición a
y resurrección de Cristo nuestro Señor. María, Ignacio quiere justificar por ra-
Para esta contemplación, aparte zones de sentido común [cf. EE 299,3].
de las indicaciones que Ignacio pro- El mismo Ignacio, en pocas ocasiones
pone en el cuerpo de los Ejercicios al añade alguna consideración propia,
ritmo de cada semana, la mayoría de como en el «llamamiento de los após-
las veces con simple enunciado de la toles» [EE 275,7-9] o en «cómo Cristo
materia, al final añade esta larga serie echó fuera del templo los que vendían»
de propuestas. Se ha advertido y des- [EE 277,4]. Aparte de esto, sólo hay al-
tacado por los comentaristas el hecho gún elemento que no figura en los
de que Ignacio use la palabra misterio evangelios, como el «panal de miel»
para referirse a los distintos episodios que Jesús da a sus discípulos al apare-
de la vida, pasión y resurrección que cérseles cuando estaban pescando [EE
figuran en los evangelios. Aunque no 306,4].
hay que descartar que el santo sea tri- El ejercitante, a través del acerca-
butario de la tradición medieval que miento a estos episodios de la historia
considera como misterio «una repre- de Jesús, mediante el Espíritu que obra
sentación con imágenes que actualiza- en su corazón, irá penetrando en el
ba la palabra de Dios»45, creo que co- misterio del Kyrios, del Señor, e im-
necta más con el sentido profundo que pregnándose de él. Cuando se emplean
el NT da a la palabra misterio, como estos misterios en la experiencia de los
los designios escondidos de Dios y re- Ejercicios, se hace en forma de con-
velados en la vida y misterio pascual templación, por ejemplo, ciñéndonos
de Jesús. a la tercera semana: «primera contem-
La forma de citar los evangelios es plación» [EE 190]; «segunda contem-
a veces, como ha sido corriente has- plación» [EE 200]; «la contemplación
ta épocas recientes, concordista, de será desde el huerto a casa de Anás»
modo que trata de hacer un solo relato [EE 208,1]; «tomar en cada contem-
a partir de textos distintos, pero rela- plación menos misterios» [EE 209,1].
tivos a un mismo hecho [cf. EE 274, La contemplación ignaciana tiene una
40
peculiaridad, que es una forma de re- las distintas semanas [cf. EE 101-109;
creación personal en la fe del misterio 110-117; 190-198; 218-225].
que se contempla, de modo que el ver, Aunque este pasaje de los Ejerci-
escuchar y comprender no es más que cios sobre los misterios de la vida de
el paso para alcanzar la experiencia Cristo es muy poco utilizado por lo ge-
personal del Señor [cf. EE 104]. De neral, una lectura atenta puede sugerir
aquí que lo importante, más que la le- todavía hoy consideraciones interesan-
tra del texto, que obviamente no se ol- tes. Por ejemplo, darse cuenta de que la
vida como lo muestran las referencias casi totalidad de los misterios son ac-
claras del libro de los Ejercicios, sea el ciones y no discursos47, sin duda para
acontecimiento que el ejercitante trata ayudar a que el ejercitante se implique
de revivir y actualizar46. personalmente en la acción evangéli-
En cuanto al motivo que llevó a Ig- ca de modo que la contemplación sea
nacio a agregar esta parte en el libro de transformadora de actitudes y afectos.
los Ejercicios, se puede alegar la razón Hay que ponerse «no tanto frente a un
del acceso restringido en el siglo xvi al texto, cuanto a una escena o imagen»,
texto evangélico para muchas personas dice atinadamente O’Malley48. Y las
que deberían usar el libro de los Ejerci- siguientes palabras de K. Rahner son
cios. Es, por tanto, una forma de facili- una buena interpretación de la men-
tar el texto, aunque sea en resumen. Sin te ignaciana sobre la implicación del
embargo para esto hubiese bastado un ejercitante en el misterio que se con-
resumen de cada misterio. En cambio, templa:
lo que Ignacio presenta es el misterio
«Debemos esforzarnos siempre en
dividido en varios puntos y lo justifica
participar en la historia de la medi-
con estas palabras: «en cada misterio,
tación con todo el corazón. Según
por la mayor parte hallarán tres puntos
San Ignacio, el misterio escogido
para meditar y contemplar en ellos con
para cada meditación debe pro-
mayor facilidad». Parece, pues, que Ig-
yectarse en nuestra vida. Hay que
nacio quiere también ofrecer la pauta
colocar la propia experiencia vital
para la tarea de la persona que da los
ante el misterio, y así hacer la me-
ejercicios: «la persona que da a otro
modo y orden para meditar o contem- ditación lo más existencialmente
plar debe narrar fielmente la historia posible»49.
de la tal contemplación o meditación, También resulta de interés obser-
discurriendo solamente por los puntos, var los puntos que se destacan en cada
con breve o sumaria declaración» [EE misterio. Por ejemplo, en las contem-
2,1). Aquí, pues, Ignacio ofrece unos placiones de la tercera semana, Igna-
puntos que son un modelo posible de cio explica de forma muy sobria cómo
otros que el mismo acompañante pue- el Señor va a la Pasión y, así, en el
da proponer, ampliándolos con la di- título de los distintos misterios repite
cha «breve o sumaria declaración». El «desde… hasta», por ejemplo «desde
mismo Ignacio nos deja ver cómo de- la cena hasta el huerto» [EE 290 y su-
bería ser esta somera ampliación en las cesivamente]50. Quizá por este motivo
contemplaciones con las que se inician utiliza principalmente textos del evan-
41
gelio de Lucas, «para quien el “cami- zamientos” y cuyas descripciones ayu-
no” es una categoría fundamental que dan a contemplar la humanidad de Je-
favorece la pedagogía de los “despla- sús»51.
NOTAS
43
Nájera, de salirse de su casa y totalmente re- saria esta moderación», en Suárez, Francisco
nunciar su tierra y los suyos y a su mismo cuer- (1548-1617). Los Ejercicios Espirituales de
po, y entrar en la vía de la penitencia» (Carta, San Ignacio. Una defensa. Introducción, no-
núm. 4). Sin embargo, pasados los años, a la tas y comentarios de Josep Giménez Melià
hora de dirigir los Ejercicios, después de la ex- (2003). Bilbao - Santander: Mensajero - Sal
periencia de los primeros compañeros, que el Terrae, pág. 141. Es interesante la nota 166 de
que menos estuvo tres días sin comer ni beber, Giménez Melià.
«agora esto no se atrevería a consentillo más 22. Cf. Directorio 1. Notas dadas de palabra, núm.
de un día a algun subiecto recio» (Gonçalves 1; Directorio 3. Directorio procedente de San
da Câmara, Recuerdos, núm. 305). Ignacio, núm. 15; Directorio 4. Directorio dic-
16. Carta de Ignacio a Francisco de Borja, fines de tado al P. Vitoria, números. 5 y 7; Directorio
1545, en Obras completas de San Ignacio de 6. Memorial del P. Câmara, números. 5-9, en
Loyola, BAC, 21963, pág. 665. Lop, Miguel (2000). Los directorios de ejerci-
17. En efecto, el Ignacio de los Ejercicios Espiri- cios 1540-1599. Bilbao - Santander: Mensaje-
tuales es la persona que busca continuamente ro - Sal Terrae.
cómo «ayudar a las ánimas» y que termina su 23. Cf. pág. 77, Colectivo de Misión Obrera, S.I.
larga peregrinación fundando una Compañía (1991). «La opción por los pobres en los Ejer-
entregada a la mayor gloria de Dios en el ma- cicios Espirituales», págs. 71-89, en: Tradi-
yor servicio a los demás. ción Ignaciana y Solidaridad con los Pobres.
18. En el original autógrafo, sin duda por error, no Bilbao - Santander: Mensajero - Sal Terrae.
se indican las Dos Banderas. Las páginas 76-78 de este capítulo ofrecen
19. Directorio 31, en Lop, Miguel (2000). Los unas reflexiones muy ricas sobre estas Reglas
directorios de ejercicios 1540-1599. Bilbao - para Ordenarse en el Comer.
Santander: Mensajero - Sal Terrae, pág. 293. 24. Cf. Clarke, Thomas E. «Jesus at Table: The
20. Sobre la importancia de la contemplación de Ignatian Rules and Human Hunger Today»,
la Pasión son interesantes estas reflexiones en: Schner, George P. (edit.). Ignatian Spiri-
de Luis de la Palma: «Si miramos la materia tuality in a Secular Age (1984). Ontario - Wa-
de meditación que se propone en la tercera terloo: Canadian Corporation for Studies in
semana, y los afectos que se pueden sacar de Religion - Wilfrid Laurier University Press.
ella, igualmente ayuda en todas tres vías, en 25. Cf. Colectivo de Misión Obrera, S.I. Ibídem.
todos estados y a todo género de personas». Y pág. 78.
muestra cómo la contemplación de la Pasión 26. Para todo este tema, cf. Kolvenbach, Peter-
ayuda a la vía purgativa, la primera semana, Hans. «La Pascua de Nuestra Señora», en: De-
para sentir dolor de los pecados, ya que desde cir al «Indecible». Estudios sobre los Ejercicios
el primer coloquio el ejercitante se relaciona Espirituales de San Ignacio. Bilbao - Santan-
con Cristo crucificado. También ayuda a la vía der: Mensajero - Sal Terrae, págs. 145-156.
iluminativa, segunda semana, que es la con- 27. Esta expresión ignaciana tantas veces citada es
templación de los misterios de la vida públi- un hapax que se halla en la carta de Ignacio a
ca, toda ella «llena de dolores y de afrentas Juan de Verdolay (24 julio 1537). Cf. Obras
de Pasión». Igualmente ayuda a la vía unitiva, completas de san Ignacio BAC, 51991, págs.
la cuarta semana, «para sentir los gozos de la 737-740. La frase se halla en pág. 738.
resurrección y la razón es que la memoria de 28. Así se expresa Elredo de Rielvaux en su obra
los trabajos pasados aumenta el gozo de las clásica «La amistad espiritual (I, 69-70)», en:
glorias presentes» (Palma, Luis de (1944). (1982) Caridad. Amistad, Buenos Aires: Edi-
Camino Espiritual. Madrid: Apostolado de la torial Claretiana, pág. 286.
Prensa, Libro 3, Capítulo 20). 29. Aquino, Tomas de. Summa Theologiae, 1,2;
21. Cf. Francisco Suárez: «Al final de la terce- 65,5; 2,2,23.
ra semana, se presentan algunas reglas para 30. Cunningham, Lawrence S.; Egan, Keith. J.
moderar el comer. Pues para poder continuar (2004). Espiritualidad Cristiana. Temas de la
practicando la oración mental es muy nece- tradición. Santander: Sal Terrae, págs. 208-210.
44
31. Desde el punto de vista de la experiencia mís- ritano ha sido la pauta de la espiritualidad del
tica de la Trinidad como amistad, gozamos del Concilio. Una simpatía inmensa lo ha penetra-
extraordinario testimonio contemporáneo de do todo. El descubrimiento de las necesidades
Egide van Broeckhoeve: Rambla, Josep M. humanas —y son tanto mayores cuanto más
(2007). Dios, la amistad y los pobres: la místi- grande se hace el hijo de la tierra— ha absor-
ca de Egide van Broeckhoeven, jesuita obrero. bido la atención de nuestro sínodo» (Pablo VI,
Santander: Sal Terrae. Disc 7.12.1965, núm. 8).
32. Cf. Ejercicios espirituales de san Ignacio de 41. Aquí me parece conveniente recordar el testi-
Loyola. Una relectura del texto (3). Barcelo- monio de amistad profundamente humana de
na: Cristianisme i Justícia, Colección EIDES, Egied van Broeckhoven, citado en la nota 31.
núm. 72, págs. 19-20. 42. Cf. Rambla, Josep M. (2008). Ejercicios espi-
33. Carta de 6 de diciembre de 1524 o 1525, rituales de san Ignacio de Loyola. Una relectu-
Obras completas de san Ignacio BAC, 1991, ra del texto (1). Barcelona: Cristianisme i Jus-
pág. 717. tícia, Colección EIDES, núm. 53, págs. 11-12.
34. Carta de Ignacio a los Hermanos estudiantes 43. Teilhard de Chardin, Pierre (1967). El gusto
de Coimbra, 7 de mayo de 1547, Obras com- de vivir, en: La activación de la energía, Bar-
pletas de san Ignacio BAC, 51991, pág. 798. celona: Taurus, 21967, pág. 215.
Sobre el fervor al que hace referencia Ignacio, 44. Rambla, Josep M. (2007). Dios, la amistad
es bueno recordar la importancia que Pedro y los pobres: la mística de Egide van Broec-
Arrupe, una persona de talante tan optimista khoeven, jesuita obrero. Santander: Sal Terrae,
y positivo, atribuía al fervor en la vida espiri- pág. 34.
tual y que Jerónimo Nadal decía «fervor es la 45. Guevara, Junkal. (2007), Misterios de la vida
Compañía de Jesús». de Cristo, en: Diccionario de Espiritualidad
35. Torres Queiruga, Andres (2013). Alguien así Ignaciana, Bilbao - Santander: Mensajero -
es el Dios en quien yo creo. Madrid: Trotta, Sal Terrae, vol. 2, pág. 1250-1255. Para este
pág. 18. tema de los misterios en los Ejercicios es im-
36. Blank, Josef (comp.) (1979). El evangelio se- portante la aportación de todo el estudio de
gún san Juan. Tomo II, cap. XIII-XVII pág. esta autora (cf. págs. 1250-1255). Ver también
158. Barcelona: Herder. la obra más amplia y no tan ceñida a los miste-
37. Ibídem. rios en los Ejercicios de San Ignacio: Barrei-
38. Rielvaux, Elredo de, «La amistad espiritual ro Luaña, Alvaro (2014). Los misterios de la
(I,9)», en: (1982) Caridad. Amistad, Buenos vida de Cristo. Bilbao - Santander - Madrid:
Aires: Editorial Claretiana, pág. 275. Mensajero - Sal Terrae - Comillas.
39. Cf. Rambla, Josep M. (2008). El arte de la 46. Véase lo dicho en la pág. 5 sobre la relación de
amistad en Ignacio de Loyola. Barcelona: Cris- la contemplación de los Ejercicios y la liturgia
tianisme i Justícia, Colección EIDES, núm. 51. con la interpretación de Erich Przywara en la
40. Así se expresaba Juan XXIII en el discurso nota 2.
inaugural del Concilio, después de hacer refe- 47. Salvo las bienaventuranzas [EE 278] y el «ser-
rencia a la severidad con que la Iglesia había món» de la cena [EE 191,2; 209,2].
actuado en tiempos anteriores: «en nuestro 48. O’Malley, John. W. (1995). Los primeros
tiempo, sin embargo, la Esposa de Cristo pre- jesuitas. Bilbao - Santander: Mensajero - Sal
fiere usar la medicina de la misericordia más Terrae, pág. 317.
que de la severidad. Piensa que hay que reme- 49. Rahner, Karl (1977). Meditaciones sobre los
diar a los necesitados mostrándoles la validez ejercicios de San Ignacio. Barcelona: Herder,
de su doctrina sagrada, más que condenán- pág. 134.
dolos» (núm. 15). Y, al final, Pablo VI puso 50. Muy profundamente nota P. H. Kolvenbach,
como imagen y como seña de la Iglesia actual a propósito de la presentación ignaciana de los
la actitud de compasión y de servicio del Buen misterios de la pasión: «La ausencia de indica-
samaritano, llenando el Concilio de una acti- dores temporales nos sitúa en el eterno presen-
tud de simpatía: «La antigua historia del sama- te del misterio pascual, los indicadores de lu-
45
gar nos ponen en una ruta, en un camino de («La Pasión según San Ignacio», en: Decir al
cruz, que comienza ya con el nacimiento del «Indecible». Estudios sobre los Ejercicios Es-
que es Camino… Este camino… de ‘trabajos, pirituales de San Ignacio. Bilbao - Santander:
fatigas y dolores’ [EE 206] es, en el fondo, el Mensajero - Sal Terrae, pág. 94).
que la persona misma del Señor ha padecido» 51. Guevara, Junkal. Ibídem, pág. 1254-1255.
46