Está en la página 1de 7

Textos

Emile Durkheim
seleccionados
FUCNTC: I4S REG¿AS DEL MÉTODO SOCIOLÓGICO

Traducción: L. E, Echevanía Rivera


Ediciones Morata, Madrid 197 4, pp. 37 -46, 90-99, l2L'123

l. ¿Qué es un hecho social? de acuerdo con ellos, esta coacción no se hace sentir o lo hace
levemente y por ello es inútil. Pero no deja de ser un carácter
Realmente, en toda sociedad hay un grupo determinado de intrínseco dé estos hechos, y la prueba es que ella se afirma
fenómenos que se distinguen por caracteres definidos de los desde el momento en que intento resistir. Si pretendo violar las
que estudian las otras ciencias de la naturaleza. reglas del derecho, éstas reaccionan contra mí para impedir el
acio si llegan a tiempo, o para anularlo y restablecerlo en su
Cuando yo cumplo mis funciones de padre, esposo o ciu-
forma normal si ya está realizado y es reparable, o para ha-
dadano, ejecuto los compromisos que he contraído lleno de de-
cerme expiarlo si no puede subsanarse de otra manera. ¿Se
beres que son definidos, fuera de mí y de mis actos, en el dere-
trata de máximas puramente morales? La conciencia pública
cho y en las costumbres, Aun cuando están de acuerdo con mis
se opone a todo acto que las ofenda mediante la ügilancia que
propios sentimientos y sienta interiormente su realidad, ésta
ejerce sobre la conducta de los ciudadanos y las penas espe-
no deja de ser objetiva; porque no soy yo quien los ha hecho, si-
ciales de que ella dispone. En otros casos, la coacción es me-
no. que los he recibido por medio de la educación.
nos üolenta, pero no deja de existir. Si no me someto a Ias con-
El sistema de signos de que me sirvo para expresar mi pen- venciones del rñundo, si al vestirme no tengo en cuenta los
samiento, el sistema de monedas que empleo para pagar mis usos seguidos en mi país y en mi clase, la risa que provoco, el
deudas, los instrumentos de crédito que utiiizo en mis relacio- alejamiento a que se me condena, producen, aunqu€ de una
nes comerciales, las prácticas seguidas en mi profesión, etcéte- manera atenuada, los mismos efectos que una condena pro-
ra, funcionan independientemente deluso que yo hago de todo piamente dicha. Por otra parte, la coacción, aunque sea indi-
ello. He aquí, por tanto, modos de obrar, pensar y sentir qle iecta, no deja de ser eficaz. Si soy francés no estoy obligado a
presentan la notable propiedad de que existen fuera de las hablar francés con mis compatriotas, ni a emplear la moneda
conciencias individuales. francesa legal, pero es imposible que obre de otra manera. Si
pretendiese escapar a esta necesidad, mi intento fracasaría mi-
Estos tipos de conducta o de pensamiento no solamente
serablemente.
son exteriores al individuo, sino que están dotados de un po-
der imperativo y coercitivo en virtud del cual se ie imponen, He aquí entonces un orden de hechos que presentan carac-
quiera o no quiera. Sin duda, cuando yo estoy compietamente teres muy especiales: consisten en formas de obrar, pensar y

7 2 cLls,¿cos DE LA socloLocÍ¿.: pr¡¡un,qnon¡s


senti¡ exteriores al individuo y están dotados de un poder de tinuo para imponer al niño los modos de ver, sentir y obrar que
coacción en virtud del cual se le imponen, En consecuencia, no éi no hubiera adquirido espontáneamente.
podrían confundirse con los fenómenos orgánicos, puesto que
La educación tiene cabalmente por objeto hacer al ser so-
aquéllos consisten en representaciones y en acciones; ni con los
cial; se puede ver en ella como resumido de qué modo se ha
fenómenos psíquicos, los cuales no tienen existencia más que
constituido este ser en la historia. Esta presión de todos los ins-
en la conciencia individual y por ella. Constituyen, por consi-
tantes que sufre el niño es la presión misma del medio social
guiente, una especie nueva y es a ellos a los que es necesario re-
que tiende a formarle a su imagen y semejanza, siendo los pa-
servar y dar la calificación de sociales.
dres y los maestros nada más que sus representantes e inter-
Como los ejemplos que acabamos de citar (reglas jurídicas, mediarios,
morales, dogmas religiosos, sistemas financieros, etc.) consis- Por tanto, no es su generalidad lo que puede servir para ca-
ten, todos ellos, en creencias o en prácticas constituidas, podría raclertzar los fenómenos sociológicos.
creerse, de acuerdo con lo que precede, que no encontramos
hecho social sino allí donde existe una organización definida, Lo que los constituye son las creencias, las tendencias, las
Pero hay otros hechos que, sin presentar estas formas cristali- prácticas dei grupo tomado colectivamente; en cuanto a las for-
zadas, tienen la misma objetividad y el mismo ascendiente so- mas que revisten los estados colectivos reflejándose en los in-
bre el individuo, Es lo que se denomina corrientes sociales, Así, dividuos son cosas de otra especie. Lo que demuestra categóri-
en una asamblea, los grandes moümientos de entusiasmo, in- camente esta dualidad de naturaieza es que estos dos órdenes
dignación o de piedad que se producen no tienen por origen de hechos se presentan muchas veces disociados. En efecto, al-
ninguna conciencia particular. Vienen a cada uno de nosotros gunas de estas maneras de obrar o de pensar adquieren, debi-
desde el exterior y son susceptibles de arrastrarnos a pesar de do a la repetición, una especie de consistencia que las precipi-
nosotros mismos, Sin duda, puede ocunir que, abandonándo- ta, por así decirlo, y las aísla de los acontecimientos particula-
me a ellos sin reserua, no sienta la presión que ejercen sobre res que las reflejan, Toman así un cuerpo, una forma sensible
mí. Pero esta presión se acusa desde el momento en que inten- que les es propia y constituyen una realidad sui generis, muy
to luchar contra ellos. Oue trate un individuo de oponerse a distinta de los hechos individuales que la manifiestan. La cos-
una de estas manifestaciones colectivas y verá cómo los senti- tumbre colectiva no existe solamente en estado de inmanencia
mientos que niega se vuelven contra é1. Ahora bien, si este po- en los actos sucesivos que ella determina, sino, por un privile-
der de coacción externa se afirma con esta claridad en los ca- gio del que no encontramos ejemplo en el reino biológico, se
sos de resistencia, es posible que exista, aun de un modo in- expresa de una vezpara siempre en una fórmula que se repite
consciente, en los casos contrarios, Entonces somos víctimas de boca en boca, que se transmite por la educación, que se fija
de una ilusión que nos hace creer que hemos elaborado lo que incluso por escrito. Tal es el origen y la naturaleza de las reglas
nos ha sido impuesto desde el exterior. jurídicas y morales, de los aforismos y los dichos populares, de
los afiículos de fe en los que las sectas religiosas o políticas
Es así como individuos perfectamente inofensivos en su condensan sus creencias, de los códigos sobre el buen gusto es-
mayoría pueden, reunidos en una muchedumbre, dejarse tablecidos por las escuelas literarias, etc. Ninguna de ellas vuel-
arrastrar a la realización de atrocidades. Ahora bien, lo que de- ve a ser encontrada, entera del todo, en las aplicaciones que los
cimos de estas explosiones pasajeras se aplica también a estos parliculares hacen de ellas, puesto que pueden incluso existir
movimientos de opinión, más duraderos, que se producen sin sin ser realmente aplicadas,
cesar a nuestro alrededol sea en toda la extensión de la socie-
dad, sea en círculos más restringidos, sobre materias religiosas, Hay ciertas corrientes de opinión que nos empujan, con in-
políticas, literarias, artísticas, eic. tensidad desigual según los tiempos y los países, unas al matri-
monio, por ejemplo, otras al suicidio o a una natalidad más o
. Es posible, por otra parte, confirmar mediante una expe-
rlencia característica esta definición del hecho social; basta con
menos fuerte, etc, Son evidentemente hechos sociales. A pri-
mera vista, parecen inseparabies de las formas que toman en
observar la forma en que se educa a los niños. Cuando se con- los casos particulares. Pero la estadística nos suministra el me-
templan los hechos taies como son y como siempre han sido, dio de aislarlas. En efecto, son expresadas numéricamente, no
salta a la vista que toda educación consiste en un esfuerzo con- sin exactitud, para la natalidad, la nupcialidad, los suicidios, es

EMILE DUuKHEIM 7 3
deci¡ por el número que se obtiene dividiendo la media total su base son todos ellos maneras de hacer, son de orden fisio-
anual de matrimonios, nacimientos, muertes voluntarias por el lóeico. Ahora bien, hay también maneras d¿ s¿r colectivas; es
de hombres en estado de casarse, de procrear o de suicidarse. deiir, hechos sociales de orden anatómico o morfológico' La
Porque, como cada una de estas cifras comprende indistinta- sociología no puede desentenderse de 1o que concierne al sus-
mente todos los casos parliculares, las circunstancias indivi- trato dó la vida colectiva. Sin embargo, el número y la natu-
duales que pueden tenei alguna intervención en la producción raleza de las partes elementales de que se compone la socie-
del fenómeno se neutralizan allí mutuamente y, en consecuen- dad, la forma-en que están dispuestas, el grado de cohesión a
cia, no contribuyen a determinarlo. Lo que expresa es un esta- que han llegado, li
distribución de ia población sobre la su-
do determinado del alma colectiva. perficie delierritorio, el número y ia naturaleza de las vías de
comunicación, la forma de las viviendas, etc., no parecen, a
He ahí 1o que son los fenómenos sociales desembarazados primera vista, poder relacionarse con formas de obrar, sentir
de todo elemento extraño. En cuanto a sus manifestaciones pri- o pensar.
vadas, tienen algo de social, puesto que reproducen en parte un
modelo colectivó; pero cada una de ellas depende tambié¡, y e¡ Pero, en primer lugar, estos diversos fenómenos plesentan
gran parte, de la constitución psico-orgánica dei individuo, de la misma característióa que nos ha servido para definir los
ias ciicunstancias particulares en que está colocado. No son, otros, Estas maneras de ser se imponen al indiüduo del mismo
por tanto, fenómenos propiamente sociológicos. modo que las maneras de hacer de que hemos hablado. En
efecto, óuando se quiere conocer ia forma en que,está dividida
Pero se dirá: un fenómeno no puede ser colectivo más que
ooiÍticamente unaiociedad... Es sólo a través del derecho pú-
si es común a todos los miembros de la sociedad o, por 1o me-
bli.o .oro es posible estudiar esta organización, porque es-es-
nos, a la mayoría de ellos, si es general. Sin duda, pero si esge-
te derecho el que la determina, de la misma manera que,define
neral es porque es colectivo (es decir, más o menos obligatorio),
nuestras relaclones domésticas y cívicas. Y no es por ello me-
pero en modb alguno es colectivo porciue.es general. Es un es-
nos obligatoria. Si la población se amontona en nuestras ciu-
iado del grupo que se repite en los individuos porque se impo-
dades eñ lugar de dispersarse por los campos, es porque hay
ne a los mismos.
una corriente de opinión, un impulso colectivo que impone.a
Pero aun cuando el hecho social es debido en pafie a nues- los individuos esta concentracióñ, No podemos elegir ya ni la
tra colaboración directa, no es de otra naturaleza. forma de nuestras casas ni la de nuestros vestidos; por lo me-
nos ia una es tan obligatoria como la otra. Las úas de comuni-
Llegamos, pues, a representarnos de una manera precisa el
cación determinan dé una manera imperiosa el sentido en el
curpoi. la soiiología. Ño comprende más que un grupo deter-
cual se realizan las migraciones y los cambios interiores, etc.
minádo de fenómenós, Un hecho social se reconoce por el poder
de coacción externo que ejerce o es susceptible de ejercer sobre ios Estas maneras de ser no son más que maneras de hacer
individuos; y la presencia de este poder se reconoce a su vez sea consolidadas. La estructura política de una sociedad no es sino
por la existencia de una sanción determinada, sea por la resisten- la manera en que los diferentes sectores que la componen han
cia que el hecho opone a toda empresa individual que tienda a vio- tomado la costumbre de vivir entre sí, Si sus relaciones son tra-
larlo. Sin embargó, se le puede definir también por la difusión que dicionalmente estrechas, los sectores tienden a confundirse; en
presenta en elinierior del grupo, a condlcjón de qr-re, siguiendo las el caso contrario, tienden a distinguirse' El tipo de habitación
bbservaciones precedentei, sé tenga cuidado de añadir como ca- que nos imponen no es otra cosa que la manera en que todos
racteística segunda y esencial qué enste independientemente de lós que nos rodean y, en parte, las generaciones anteriores se
las formas indiüduales que toma al difundirse. han icostumbrado a construir las casas. Las vías de comunica-
ción sóio son ei lecho que se ha cavado a sí misma, corriendo
Por otra parte, esta segunda definición no es más que otra
en el mismo sentido, la corriente regular de los cambios y mi-
forma de la pnmera; porque si una manera de conducirse, que
graciones, etc.
existe fuera-de las conciéncias indiüduales, se generaliza, no
puede ser más que imponiéndose' Nuestra definición comprenderá por consiguiente todo lo
Sin embargo, podríamos preguntarnos si esta definición definido si decimos: Es lrcclío social toda nnnera de hacer, fiia o
es completa. Ei efecto, los heihos que nos han suministrado no, susceptible de ejercer sobre el individuo una coacción exte-

7 4 crÁstcos DE LA socloLocit: puNn¿'nonas


rior, o también, que es general dentro de la extensión de una so- inconegible maldad de los hombres, es afirmar que es un factor
ciedad dada a la vez que tiene una existencia propia, indepen- de la salud pública, una parte integrante de toda sociedad sana.
diente de sus manifestaciones individuales.
Sin embargo, una vez que se domina esta primera impre-
sión de solpresa, no es difícil encontrar las razones que expli-
can esta normalidad y que, al mismo tiempo, la confirman.
2. Hechos sociales normales y patológicos
En primer luga¡ el delito es normal porque una sociedad
Podemos entonces formular las tres reglas siguientes: exenta del mismo es deltodo imposible.
1,." Un lrcclrc social es notmal para un tipo social determi- El delito, consiste en un acto que ofende ciertos sentimien-
nado, considerado en una fase determinada de su desanollo, tos colectivos, dotados de una energía y de una nitidez particu-
cuando se produce en la medida de las sociedades de esta especie, lares. Para que en una sociedad dada los actos calificados de
consideradas enlafase conespondiente de su evolución. criminales pudiesen dejar de ser cometidos, haría falta que los
2! Se pueden comprobar los resultados del método prece- sentimientos que ellos hieren se encontrasen en todas las
conciencias individuales sin excepción y con el grado de fuerza
dente lmciendo ver que la generalidad del fenómeno se relaciona
necesario para contener los sentimientos contrarios. Ahora
con las condiciones generales de la vida colectiva en el tipo social
bien, suponiendo que esta condición pudiera realizarse efecti-
considerado.
vamente, el delito no desaparecería por ello, tan sólo cambiaría
3.o Esta contprobación es necesaria cuando este lrccho se re- de forma: porque la causa misma que cegaría así las fuentes de
fiere a una especie social que no lm realizado todavía su evolu- la criminalidad abriría inmediatamente otras nuevas.
ción integral.
En efecto, para que los sentimientos colectivos que protege
Si hay un hecho cuyo carácter patológico parece indiscuti- el derecho penal de un pueblo en un momento determinado de
ble, este hecho es el delito. Todos los criminalistas están de su historia logren penetrar así en las conciencias que les esta-
acuerdo en este punto, Aunque explican esta morbilidad de dis- ban cenadas hasta entonces, o adquirir más dominio allí don-
tintas maneras, se muestran unánimes en reconocerla. Sin em- de no tenían bastante, es preciso que adquieran una intensidad
bargo, el problema exigía que lo trata{an con menos celeridad. superior a la que tenían hasta entonces, Es necesario que la co-
munidad en su conjunto los sienta con más viveza, porque no
Apliquemos, en efecto, las reglas precedentes, El delito no
pueden emplear en otra parte la fuerza mayor que les permita
se obsena solamente en la mayoría de las sociedades de talo
imponerse a los individuos que hasta ahora les eran muy re-
cual especie, sino en las sociedades de todos los tipos. No hay
fractarios. Para que desaparezcan los asesinos será necesario
una enla que no haya criminalidad. Ésta cambia db forma, loi
que el horror por la sangre vertida se vuelva mayor en las capas
actos así calificados no son en todas partes los mismos; pero en
sociales donde éstos se reclutan; pero para eso es necesario que
todos los sitios y siempre ha habido hombres que se conducían
se haga mayor en toda la extensión de la sociedad. Por otra par-
de forma que atraían sobre ellos la represión penal.
te, la misma ausencia del delito contribuiría directamente a
Sin duda, puede ocurrir que ei propio delito tenga formas producir este resultado; porque un sentimiento parece mucho
anormales; es lo que sucede cuando, por ejemplo, alcanza un más respetable cuando es respetado siempre y de un modo uni-
índice exagerado. En efecto, no hay duda que este exceso es de forme. Pero no se presta atención al hecho de que estos estados
naturaleza mórbida. Lo normal es sencillamente que haya cri- fuertes de la conciencia común no se pueden reforzar así sin
minalidad, con tal de que ésta alcance y no pase en cada tipo que los estados más débiles, cuya violación no daba lugar ante-
social cierto nivel que acaso no sea imposible fijar de acuerdo riormente más que a faltas puramente morales, sean a la vez re-
con las reglas precedentes. forzados, porque los últimos no son más que la prolongación,
la forma atenuada de los primeros,
.. Henos aquí en presencia de una conclusión bastante paradó-
Stca en apariencia. Porque no hay que equivocarse, Clasificar el En otros tiempos las violencias contra las personas eran
delito entre los fenómenos de sociología normal no es sólo decir más frecuentes que hoy día porque el respeto a la dignidad hu-
que es un fenómeno ineütable, aunque lamentable debido a la mana era más débil. Como éste ha aumentado, estos delitos se

EMILE DUuKHEIM 7 5
han vuelto más raros; pero también, muchos actos que lesio- da es una estructura, más resistencia opone a toda modifica-
naban este sentimiento han entrado en el derecho penal, del ción y 1o mismo ocurre tanto en los ordenamientos funcionales
que antes no dependían: calumnias, injurias, difamación, como en los anatómicos, Ahora bien, si no hubiese delitos, es-
ta condición no se cumpliría; porque tal hipótesis supone que
Acaso se pregunte, por qué esta unanimidad no se extiende
los sentimientos colectivos habrían llegado a un grado de in-
a todos los sentimientos sin excepción. La conciencia moral de
tensidad sin ejemplo en la historia. Nada es bueno indefinida-
la sociedad se encontraría entonces completa en todos sus in-
mente y sin limitación. Es preciso que la autoridad que tiene la
dividuos con una vitalidad suficiente para impedir todo acto
conciencia moral no sea excesiva; en otro caso nadie se atreve-
que la ofendiera, tanto las faltas puramente morales como los
ría a contradecirla y ella se plasmaría demasiado fácilmente en
delitos. Pero una uniformidad tan universal y absoluta es radi-
una forma inmutable. Para que pueda evoluciona4 es preciso
calmente imposible, porque el medio físico inmediato en el
que pueda abrirse paso la originalidad individuai; ahora bien,
cual cada uno de nosotros se halla colocado, los antecedentes
para que la conciencia del idealista que sueña con ir más allá
hereditarios, las influencias sociales de que dependemos varían
de su siglo pueda manifestarse, es necesario que la del delin-
de un individuo a otro y, en consecuencia, Ias conciencias son
cuente, que está por debajo de su tiempo, sea posible. La una
distintas. No es posible que todo el mundo se parezca en este
no existe sin la otra,
punto, puesto que cada uno tiene su propio. organismo y estos
organismos ocupan porciones diferentes del espacio. Esto no es todo. Además de esta utilidad indirecta, ocurre
que el propio delito representa un papel útil en esta evolución.
Como no puede haber ninguna sociedad en que los indiü-
duos no diverjan más o menos del tipo colectivo, es ineütable No solamente él implica que el camino se halla abierto a los
también que entre estas divergencias haya algunas que presen- cambios necesarios, sino además, en ciefios casos, prepara di-
ten un carácter criminal. Porque lo que les confiere este carác- rectamente estos cambios.
ter no es su importancia intrínseca, sino 1a importancia que les La libertad de pensamiento de que disfrutamos hoy día ja-
concede la conciencia común. Si ésta es más fuer1e, si tiene más hubiera podido ser proclamada si las reglas que la prohi-
bastante autoridad para hacer que estas divergencias sean muy bían no hubiesen sido violadas antes de ser solemnemente de-
débiles en valor absoluto, será también más sensible, más exi- rogadas. Sin embargo, en aquel momento, aquella violación
gente y reaccionará contra las menores desüaciones con la era un delito, porque era una ofensa a los sentimientos todavía
energía que ella emplea sólo contra los drsidentes más consi-
derables; les atribuirá Ia misma gravedad, es decir, las conside-
muy vivos de la generalidad de las conciencias. Isin embargo,
este delito era útil porque preludiaba transformaciones que de
rará criminales. día en día se hacían más necesarias. La filosofía libre ha teni-
El delito es, por tanto, necesario; se halla ligado a las con- do por predecesores a los herejes de todas clases, a los que el
diciones fundamentales de toda vida social, pero por esto mis- brazo secular ha castigado justamente durante toda la Edad
mo es útil; porque estas condiciones de que él es solidario son Media y hasta la misma úspera de la Edad Contemporánea.
indispensabies para la evolución normal de la moral y del de-
Desde este punto de vista, los hechos fundamentales de la
recho.
criminalidad se nos presentan bajo un aspecto enteramente
En efecto, hoy día ya no es posible discutir que no sola- nuevo. En contra de las ideas corrientes, el delincuente no apa-
mente ei derecho y la moral varían de un tipo social respecto rece ya como un ser radicalmente insociable, como una especie
de otro, sino también que cambian para un mismo tipo si se de parásito, de cuerpo extraño e inadmisible, introducido en el
modifican las condiciones de ia üda colectiva. Pero para que seno de la sociedad; es un agente regular de la vida social. El de-
estas transformaciones sean posibles, es preciso que los senti- lito, por su parte, no debe concebirse como un mal que no po-
mientos colectivos que constituyen la base de la morai no sean dría ser contenido en límites demasiado estrechos; pero lejos de
refractarios al cambio y que, por consiguiente, tengan sólo una que haya lugar a felicitarse cuando el delito desciende demasia-
energía moderada. Si fuesen demasiado fuer1es, ya no serían do sensiblemente por debajo del nivel ordinario, se puede estar
plásticos. Todo ordenamiento, en efecto, es un obstáculo para seguro de que este progreso aparente es a la vez contemporáneo
una reorganización y esto tanto más cuanto más sólido y pri- y solidario de alguna perturbación social. Así ocurre que la cifra
mitivo sea este ordenamiento, Cuanto más fuertemente acusa- de agresiones y heridas alcanza su cota mayor sólo en tiempos

7 6 c¿As1cos DE L4 souoLocfA: FLTNDADIRES


de penuria, Al mismo tiempo, y como contrapartida, la teoría de cial se encuentra una sociedad. Sería fácii multiplicar los ejem-
la pena se encuentra renovada o, mejor dicho, en vías de reno- plos. Ahora bien, esta generalidad de las formas colectivas se-
vación. Si, en efecto, el delito es una enfermedad, la pena es su ría inexplicabie si en la sociología las causas finales tuviesen la
remedio y no se le puede concebir de otra manera; además, to- preponderancia que se les atribuye,
das las discusiones que ella origina se refieren a saber lo que de-
be ser para llenar su papel de remedio. Pero si el delito no tiene Por tanto, cuando se va a explicar unfenómeno social, es pre-
nada de mórbido, la pena no podrá tener por objeto curarlo, y ciso investigar separadamente la causa eficiente que lo produce y
su verdadera función se debe buscar en otra parte. Ia función que viene a llenar, Nos servimos de la palabra función
con preferencia a la de fin precisamente porque los fenómenos
Para que la sociología sea verdaderamente una ciencia de sociales no existen generalmente con miras a los resultados úti-
las cosas, es preciso que se considere la generalidad de los fe- les que ellos producen, Lo que hay que determinar es si existe
nómenos como criterio de su normalidad. una correspondencia entre el hecho considerado y las necesi-
dades generales dei organismo social y en qué consiste esta co-
Nuestro método tiene además la ventaja de regular la ac-
nespondencia, sin preocuparse de saber si ha sido intenciona-
ción almismo tiempo que elpensamiento.
da o no, Por otra parte, todas estas cuestiones de intención son
No se trata de perseguir desesperadamente un fin que huye demasiado subjetivas para poder tratarlas científicamente.
a medida que avanzamos, sino de trabajar con una regularidad
Y no es solamente que estos dos órdenes de problemas de-
perseverante para mantener el estado normal, para restable-
ban estar separados, sino que, en general, conviene tratar el
cerlo si ha sido turbado, para encontrar sus condiciones si ellas
primero antes que el segundo. Este orden corresponde, en efec-
llegan a cambiar. El deber del hombre de Estado no es ya em-
to, al de los hechos, Es natural que se investigue la causa de un
pujar üolentamente a las sociedades hacia un ideal que le pa-
fenómeno antes de intentar determinar sus efectos, Este méto-
rece seducto¡ sino que su papel es el de médico: previene el na-
do es tanto más lógico cuanto que, una vez resuelta la primera
cimiento de las enfermedades mediante una buena higiene y,
cuestién, ayudará, muchas veces, a resolver ia segunda. En
cuando se declaran, procura curarlas.
efecto, el vínculo de solidaridad que una la causa al efecto tie-
ne un carácter de reciprocidad que no ha sido suficientemente
reconocido. Sin duda, el efecto no puede existir sin su causa,
3. Explicación de los hechos sociales
pero ésta, alavez, tiene necesidad de su efecto. Es de ella de
donde éste saca su energía, pero también él se la restituye a su
Desde luego, los hechos exteriores cuya trama constituye la
vez y, por consiguiente, no puede desaparecer sin que ella se re-
parte superficial de la vida sociai varían de un pueblo a otro.
sienta. Por ejemplo, ia reacción social que constituye la pena es
Del mismo modo, cada individuo tiene su propia historia aun-
debida a la intensidad de los sentimientos colectivos que ofen-
que las bases de la organización física y moral sean las mismas
de ei delito; pero por otra parte, ella tiene por función útil el
en todos. De hecho, cuando se ha tenido algún contacto con los
mantener estos sentimientos en el mismo grado de intensidad,
fenómenos sociales lo que resulta sorprenáente, por el contra-
porque no tardarían en enervarse si los delitos que elios su{ren
rio, es la asombrosa regularidad con que se reproducen en las
no fueran castigados, De la misma manera, a medida que el
mismas circunstancias. Hasta las prácticas más minuciosas y
medio social se vuelve más complejo y más movible, las tradi-
aparentemente más pueriles se repiten con asombrosa unifor-
ciones, las creencias ya elaboradas se alteran, se hacen algo
midad. Una ceremonia nupcial, a io que parece puramente sim-
más indeterminadas y más flexibles y se desanollan las facul-
bólica, como el rapto de 1á novia, seincuentrain todas partes
tades reflexivas, pero estas mismas facultades son indispensa-
donde existe un cierto tipo de familia que, a su vez, está iigado
bles a las sociedades y a los indiüduos para adaptarse a un me-
a toda una organización política. Los usos más extraños, como
dio más moüble y complejo,
La couvade, el levirato o la exogamia se observan en los pueblos
más diversos v son sintomáticos de un cierto estado social. El Así, lejos de que la causa de los fenómenos sociales consis-
derecho de teétar aparece en una determinada fase histórica y, ta en una anticipación mental de la función que ellos son lla-
de acuerdo con las iestricciones más o menos importantes que mados a llenar, esta función consiste, por el contrario, al menos
le limitan, se puede decir en qué momento de la evolución io- en muchos casos, en mantener la causa preexistente de donde

EMILE DURKHEIM 77
ellos se derivan; se encontrará entonces más fácilmente la pri- la utilidad del hecho no es lo que le hace ser, es preciso gene-
mera, si la última es ya conocida. ralmente que éste sea útil para que pueda mantenerse,

Pero si no se debe proceder más que en segundo lugar a la Es necesario mostrar cómo concurren entre sí los fenóme-
determinación de la función, ésta no deja de ser necesaria pa- nos de que se trata, a fin de poner a la sociedad en armonía
ra que la explicación del fenómeno sea completa. En efecto, si consigo misma y con el exterior.

También podría gustarte