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en Isabel Jiménez (Coord.) (2014): Pierre Bourdieu. capital simbólico y mágia social, México, Siglo XXI, págs. 276-290.

DURKHEIM Y BoUI{DIEU: LA BASE CoMÚN Y SUS F.ISTIRAS

DURKHEIM Y BOURDIEU: IA BASE COMUN Y SUS FISUR,{S dose firmemente en ellos, Bourdier-r imprime a cada uno de sus prin-
cipios-pilares una torsión particular que les permite, a fin de cuentas,
r.orcr wACQUANT.* sostener una construcción científica dotada de una original arquitec-
tura, a la vez estrechamente emparentada y fuertemente dif'erente del
de la casa-madre durkheimiana. Otro modo de decir que Pierre Bour-
dieu es un heredero que -a diferencia de Marcel Mauss por ejemplo-
ha podido y sabido, como un judoka intelectual, utilizar el capital
científico acumulado por Durkheim para impulsarse y llegar más allá
Para realizar una comparación sistemática entre la sociología de
que su augusto predecesor.
Bourdieu y el pensamiento de Durkheim -lo que exigiría una mono-
grafía histórico-analítica capaz de reconstruir Ia doble cadena, social e
intelectual, de causalidades accidentadas y difíciles, ünculadas la una
con la otra y con sus medios respectivos-, quisiera, con algunos gc-rlpes PA¡iS,¿O )'d¿XD1, O LA F¡], RACIONALISTA EN ACCIóN
de sondeo selectivos, mencionar cuatro pilares que sostienen su base
común: el sólido apego al racionalismo, el rechazo de Ia teoría pura v Bourdieu comparte, antes que nada, con Durkheim una filosofía ra-
la defensa obstinada de la "no división" de la ciencia social, Ia relación
cionalista del conocimiento como aplicación metódica de la razón y
con la dimensión y la disciplina histórica, finalmente, el recurso a la et- de la observación empírica, aplicación que exige, por una parte, una
nología como dispositivo priülegiado de "experimentación indirecta". desconfianza a cada instante, respecto del pensamiento ordinario y de
Soy consciente de que tal ejercicio puede tomar fácilmente una Ias ilusiones que éste engendra continuamente; por otra parte un es-
forma escolar y caer en dos sesgos igualmente reductores, el primc- fuerzo inintermmpido de (de/re)construcción analítica, única capaz
ro que consiste en deducir mecánicamente a Bourdieu a partir cle de extraer del cornplejo entramado de lo real las "causas internas y
Dr.rrkheim rebajándolo así al rango de avatar,l y el segundo, a re!:ropro' las fuerzas impersonales ocultas que mueven a los individuos y a las
yectarlas tesis del primero en la obra del segundo con el fin de atesti- colectiüdades" (Durkheim, 1964: 373). Se podría llegar incluso a decir
guar slr nobleza intelectual, aspirando a poner de relieve algunos de que ambos autores nutren Ia misma pasión cientí/ica, en el sentido de
los rasgos distintivos de esta Escuela francesa de sociología que per- amor irreprimible y de fe en la ciencia. Su valor y su misión social, que
dura y se enriquece por medio de metamorfosis a veces inesperadas. expresan con rnás vigor cuanto más fuertes son las críticas que reciben.
Lejos de reducir la sociología de Bourdieu a una simple variación Recordemos que el objetivo reconocido de Durkheim, desde el
sobre Ia partitura durkheimiana,z quisiera sugerir que. aun apol'án- origen de sus trabajos, es "extender a Ia conducta humana el racio-
* Universidad de (lalifbrnia, Berkele¡ y Centro cle Sociología Europa, I'arís. nalismo científico" que probó su validez en la exploración del mun-
I María Moliner explica en el Diccionario de Uso del Espa'ñol que la figura avatar no do natural. "Eso que llaman nuestro positivismo", machacaba él en
cxiste en el Diccionano de la ReaI Academia Española; no obstantc ella lo presenta con clos su larsa réplica a sus críticos que abre la segunda edición de las Pr¿-
sentidos: 1l cada una de las diférentes encarnaciones de los dioses indios; particul:rr- glas clel método sociológico, "no es sino consecuencia del racionalismo"
mcntc Visnú; 2] por extensión, fáse o aspect() nuevo de una cosa cambiantc. F,l autor lo
(Durkheim, 1981: rx). Del mismo rnodo, Bourdieu afirma con fuerza
utiliza para transmitirnos la idea de simple encarn:rción, metamorfosis o aspccto nuer'<r
de algo cambiante. ['r.] la unidad del método científico y la pertenencia de la sociología a la
2 Bourdieu ha pucsto en euardia contra este "fi-lncionarniento clasificatorio del gran familia de las ciencias:
pensamiento académico" (Chosc.s dites, París, Minuit. 1987, p.38) que tiende a utilizar
etiquetas teóricas corno otras Lrntas armas del terrorismo intelectual ("X es un durkhci- Como toda ciencia, la sociología acepta el principio de determinismo enten-
miano" se puede entender "X no es sino un lrllsar durkhcimiano" o, más aún "X está l'a dido como una forma del principio de razón suficiente. La ciencia que debe
tod() contenido cn Durkheim"). La misrna advertencia valdría para las relaciones enre
darrazón de lo que es, postula, por ello mismo, que nada es sin razón de ser.
Bourdieu y Max ü/ebe¡ Husse rl, Mcrlcau-Ponty o Wittgenstcin.

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El sociólogo agrega social: sin razón de ser propiamente social (Bourclieu, tismo sociologizado", Lacapra, 1972; para una lectura kantiana de
l9B0:44). Bourdieu, Harrison, 1993: 36-50).
El "racionalismo empírico" sin concesión, que apoya a las sociolo-
La "certeza absoluta" que atribuye a Flaubert en su tarea de es- gías de Durkheim y Bourdieu, se despliega y se afirma en la práctica
critor, es la misma certeza que Bourdieu mismo se otorga en tanto cientffica más que en las profesiones de fe epistemológicas, aun si am-
que sociólogo. A diferencia de muchos de sus contemporáneos qlre bos emitieron manifiestos de carácter metodológico en su juventud.
se cambiaron, bien pertrechados, al campo "posmoderno" de Ia re- Es en las " a,ctcs d,c Lo, rccherche en sciences sociales", para retomar el título,
nuncia (e incluso de la burla) alarazón, en la que recientemente la que no es nada inocente, de Ia revista fundada por Bourdieu en 1g7b,
moda internacional ha r'r.relto a dar vida a esa especialidad tan fran- donde se afirman y se prueban sus postulados, tales como la noción
cesa que es la exportación de conceptos rapaces, Bourdieu ha perma- de "no transparencia" del mundo social y la prioridad otorgada a la
necido fiel "al partido de la ciencia", que es más que nunca el de la problematización de la acepción ordinaria del mundo social: "la cien-
AuJklrirung, de la desmistificación (Bourdieu, l9B2: 321'1994b, caps. 3 cia rigurosa supone rupturas decisivas con las eüdencias" y no se debe
y 7; 1995: 3-10). en consecuencia, tener miedo de "ofender al sentido común" (Bour-
Tánto Bourdieu como Durkheim sostienen la fe racionalista, ade- dieu, 1982: 29;Durkheim, 1930b: 349).
más de la predilección nacional por las "ideas distintas" heredada Mientras Durkheim invita a deshacerse de las prenociones aulgares
de Descartes, de sus maestros de filosofía y de su inmersión precoz que son obsláculos para la sociología, Bourdieu las reintegra dentro de
dentro de la atmósfera neokantiana que inunda su juventud intelec- una concepción ampliada de la objetiüclad, que otorga a las categorías
tual. Es su contacto con Emile Boutroux, que lo iniciara en Comte; de y a las competencias prácticas de los agentes, un papel de mediador
Charles Renouvie¡ a quien considera como "el más grande raciona- decisivo entre "el sistema de regularidades objetivas" y el espacio "de
lista de nuestro tiempo" y de su colega de Burdeos (enamorado de lzr Ios comportamientos obserwables". "EI momento del objetiüsmo me-
epistemología) Octave Hamelin (a quien califica bellamente como el tódico, momento ineütable y aun abstracto, exige ser sobrepasado"
"amante austero de la recta razón"),lo que guía a Durkheim a inscri- (Bourdieu et aL,1965:22; lg73:53-80; 1980b), sin ello la sociología esrá
bir su reflexión dentro de la filiación kantiana. En cuanto a Bourdieu, condenada a estrellarse contra los arrecifes del realismo de la estruc-
su racionalismo se enraíza con la frecuentación asidua de esta "filo- tura o a atascarse en explicaciones mecanicistas incapaces de captar la
sofía del concepto" (asociada a los nombres de Georges Cansuilhem lógica que gobierna las conductas. Y es contra la tradición neokantiana,
y Gaston Bachelard, en la que creció) que ofrece un refugio y un re- y su üsión del sujeto pensante trascendental, contra lo que Bourdieu
curso contra la "filosofía del sujeto" que reina en el campo intelectual (re)introduce el concepto de "habitui' con el fin de restituir al cuerpcr
francés durante sus años de aprendizaje, pero también dentro de la socializado su función de operador activo de constmcción de lo real.
tradición alemana de la frlosofía de las "formas simbólicas" represen-
tada por Ernst Cassirer (de quien hará traducir sus principales obras
en las Ediciones "de Minuit" y en la que percibe muy pronto afini-
dades con la teoría durkheimiana) (Bourdieu, 1977: 405-4lI;1987a: CIENCIA IMPERSONAL, INDIVISA E IM-PERTINE,NTE
13-15 y 53-54; con Passeron, 1968: 162-212). Ysi ambos fueron, con
casi un siglo de intervalo, profundamente marcados por el kantismo, La ciencia social es, tanto para Bourdieu como para Durkheim, cosa
es porque, como lo hace notar Durkheim al regreso de un viaje de eminentemente seria, delicada, incluso grave, pues es portadora de
estudios más allá del Rin, "de todas las filosofías que ha producido una fuerte "carsa" histórica. Practicarla implica una ética científica
Alemania, [es] ésta Ia que, sabiamente interpretada, puede aun ser severa, que se define por un triple rechazo.
la que mejor se concilia con las exigencias de la ciencia" (Durkheim' Primero, el rechazo cle las seducciones temporaleL concepto al cual Bour-
1BB7: 330; para una interpretación del durkheimismo como un "kan- dieu se adhiere mucho más solidamente que Durkheim, la condenade
z8o loic wecquRlrt. DUI{KHEIM Y BOURDIEU: LA BASE couÚN Y SUS FISURAS z8r
los facilismos del profetismo intelectual y político. De acuerdo con el que implica que "no puede progresar únicamente gracias a un tra-
teórico de la anomia, Ia sociología debe imperativamente "renunciar bajo colectivo" (Durkheim, 1969: 36). Bourdieu prolonua esta idea
a los éxitos mundanos" y "optar por el carácter esotérico que convie- argumentanclo que el verdadero sujeto de la empresa científica, si es
ne a toda ciencia". Bourdieu va más lejos: la particular dificultad a la que existe, no es el individuo-sociólogo sino el campo científico en su
que se enfrenta la ciencia de la sociedad para fundar su autoridad ¡otalidad, es deci¡ el conjunto de relaciones de colisión-colusión que
proviene del hecho de que se trata de una disciplina profundamen- provocan los protagonistas en lucha en ese "mundo aparte" en el cual
te esotérica que presenta todas las apariencias de ser exotérica, de se engendran esos animales históricos, extraños que son las verdacles
acuerdo con "lo rulgar" (Durkheim, 1981: 144; Bourdieu, 1982: 25), históricas.
lo que hace de la sociología de los campos de producción cultural y Es también en esta práctica colectiva que abarca una multiplicidad
de la difusión de sus productos, no un capítulo entre otros, sino una de objetos, de épocas y de técnicas analíticas donde se enuncia el r¿-
herramienta indispensable de la epistemología -y de la moral- socio- chazo del desgamamiento d,isciplina,rio, del teoricismo y de la momificación
Iógica. Bourdieu incluso sostiene que el análisis del proceso histórico conceptual que favorece la "división forzada" del trabajo científico.
por medio del cual fue arrancado el universo científico, de manera Durkheim y Bourdieu ostentan el mismo desdén hacia la postura es-
imperfecta, de las pesadumbres históricas, ofrece los medios de refbr- colástica que conduce a los que la adoptan (o que son adoptados por
zar las bases sociales del compromiso racionalista que la entrada en ella) hacia ese culto del "concepto por el concepto" que se pone de
este universo presupone y produce alavez (Bourdieu, 1991: 3-26). moda periódicamente por un lado y del otro lado del Atlántico con
Si la sociolosía debe eütar todo compromiso con el mundo, no un movimiento de balanceo que es apenas perturbado por la acelera-
debe por ello retirarse. Bourdieu adopta la fórmula de Durkheim cle ción de la circulación internacional de las ideas.
acuerdo con la cual las investigaciones sociológicas no valdrían "ni una No resulta siempre evidente el "dissusto" que sentía Durkheim
hora de pena si su único interés es especulativo" y seguir siendo "un "por esta dialéctica prollja y formal" que pone en órbita al socióloso
saber de experto para los expertos" (Durkheim, 1930a: xxxix; Bour- en el cielo puro de las ideas. La condena inequívoca que muestra a la
dieu, 1980c: 7). Para ser socialmente pertinente, comprometida con omisión de tal recensión, vale Ia pena ser citada in extenso:
la realidad sociopolítica de su tiempo, la ciencia social debe ser in'-
pertinente, en el doble sentido de irreverencia y de frente al conjunto He aquí, otra vez, uno de esos libros de generalidades filosóficas sobre la na-
turaleza de la sociedad y de generalidades a través de las cuales es muy difícil
de las mentalidades y de los poderes establecidos. Debe practicar esta
sentir una práctica íntima y familiar de la realidad social. En ninguna parte,
"crítica despiadada hacia todo lo que existe", a la cual inütaba eljoven
el autor da la impresión de haber entrado en contacto directo con los hechos
Marx en un célebre artículo del Rheinische Zeitung, y empezando por de los que habla [...]. Cualquiera que sea el talento dialéctico y literario de los
la crítica de ella misma, de sus ilusiones y de sus límites. Bourdieu sale autores no sería demasiado denunciar el escándalo de un método que ofende
aquí del cuadro durkheimiano para defender la idea de que la autono- hasta ese punto a todas nuestras costumbres científicas y que, sin embargo,
mía científica y el compromiso político pueden hacer más intenso su es todavía empleada frecuentemente. Nosotros no admitimos, hoy día, que se
acuerdo y apoyarse mutuamente, por poco que los intelectuales se pro- pueda especular sobre la naturaleza de la üda, sitr haber sido iniciado, previa-
mente, en la técnica biológica; ¿de qué privileeio goza el lilósofo para permi-
pongan instaurar formas col¿ctiuas de organización y de inter¡ención
tirse especular sobre la sociedad, sin entrar en detalle en los hechos sociaies?
susceptibles de poner la autoridad de la razón científica al servicio del (Durkheim, 1969b).
"corporativismo de lo universal" del cual son herederos y responsables
(Bourdieu, 1989c: 99-110, y 1987b: 229-234) a pesar de ellos. Éstu es una fbrmulación que Bourdieu no negaría en absoluto, ya
Este rechazo del enclaustro,miento dentrr.t del microcosmos científ.co ba que ha dicho y repetido su desaprobación de esta "teoría teoricista",
sido posible gracias a los controles cruzados de los cuales la comtr aislada de toda actividad de investisación e indebidamente reificada
nidad científica es a la vez el lugar y el sostén. Para Durkheim, la en especialidad académica que, muy frecr-rentemente esconde la de-
ciencia,"porque es objetiva, es algo esencialmente impersonal", lo
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bilidad científica. La teoría tal como la concibe Bourdieu es praxisy txt Émile Durkheim es un socióloso eminentemente histórico, en
/ogos; se encarna y se realiza por la puesta en marcha controlada de los tanto que todas sus investigaciones se inscriben en un proyecto ¿l¿
principios epistemológicos de constmcción del objeto. Para empezar, actualidad, que es el de contribui¡ a través del análisis científico, a
ella se "nutre" mucho menos de "la confiontación con otras teorías que la resolución de la crisis, diagnosticada como "moral", que sacude,
de la confrontación con obietos empíricos siempre nuevos" (Bourdicu, a sus ojos, a las sociedades europeas hasta lo más profundo. La cues-
1992:251^, y 1985, especialmente: 11-12). tión teórica que le obsesiona no es la de elaborar una concepción
Los conceptos clave que componen el núcleo de la sociología de del orden socíal en abstra,cto sino la de identificar las condiciones y los
Bourdieu, habitus, capital, campo, espacio social y violencia simbólica, mecanismos cambiantes de la solidaridad en la era de la modernidad
son ltrozramas de cuestionamiento nrganizado d¿ lo real, que sirven para setia- industrial y de aludar así a la eclosión de la moral conforme a las
lar el camino de las investigaciones que se jactan de ser aún más minu- nuevas relaciones sociales. La sociología durkheimiana es igualmente
ciosas y rebuscadas de lo esperado, de las que esperamos generalicen su histórica en el sentido en que ella se propone tomar a las institucio-
sabiduría por medio de la comparación. La teoría consumada, para el nes en el movimiento de su devenir y donde, entonces, su desarrollo
autor de La distinction, tiene más de camaleón que de pavo real: lejos de armonioso requiere de una colaboración activa y reflexionada con la
buscar atraer las miradas, se funda en su habitatenpírico; toma prestaclos h istoriografía.
los colores, los tonos y las formas del objeto concreto, fechado y situado, Para Durkheim, la historia puede y debe jugar "en el orden de
al cual parece aferrarse cuando en realidad ella misma lo produjo. las realidades sociales, un papel análogo al de un microscopio en el
orden de las realidades físicas" (Durkheim, 1970: 154). La historia
captura en su red a las expresiones particulares de las leyes y de los
tipos sociales que discierne la sociología. Únicamente el "método ge-
LA HISTORIA COMO DESTILADOR SOCIOLOGICO nético", que compara las diversas encarnaciones de una institución
dada, permite "seguir el desarrollo integral a través de todas las espe-
Tanto f)rrrkheim como Bourdieu son comúnmente leídos como au- cies sociales", distinuuir las causas ef,cientes que la suscitaron ,las funcio-
tores fuertemente "anhistóricos" e incluso antihistóricos. El "iuncio- n¿s sociales que cumple en la sincronía, desde el inicio, establecer su
nalismo" del primero, preocr.rpado por teorizar el "problema hobbe- carácter normal (o patológico). "No hay nada, en mi conocimiento
siano" del orden social (si creemos en la exégesis canónica de Talcott de la sociología, que amerite ese nombre y que no tenga un carácter
Parsons), sería congénitamente incapaz de integrar el cambio social y histórico", clama Durkheim durante un debate con Charles Seigno-
la irrupción del evento. La "teoría de la reproducción" comúnmente bos. Y se dice "convencido" de que sociología e historia "están desti-
atribuida al segunclo, no sería sino una máquina infernal para abolir' nadas a ser cada vez más íntimas y que llegará el día en que el espíritu
la historia y la noción de habitus de una camisa de füerza conceP- histórico y el espíritu sociológico no diferirán sino por los matices"
tual que pretende encerrar al individuo en la repetición eterna de r-rn (Durkheim, 1897-1898 [1908]: 137-138, 1968: vol. 1, 199; y Ig70: I57,
presente fijado en una dominación sin salida e indivisible. En suma, respectivamente.
Bourdieu y Durkheim nos dejarían culpablemente desarmados frente Si la sociología de Durkheim, juiciosamente interprerada, debe
a la historicidad. Nada está más alejado, mirando desde muy cerca, cle ser consiclerada como histórica por su factura y por su método; la
la intención como del contenido de su pensamiento.3 de Bourdieu amerita el calificativo de historic¿,r/¿.a No se exagera al
considerar que, para este último, lo social no es otra cosa que histo-
3
Se encontlará una cxcelente discusiór'r de la relación de Durkheim con la histori¡, ria ya hecha, haciéndose o por hacerse. Hasta el punto que se puede
y con la historiografía en R.N. Bellah (I958: 447-461). Para un inventario parcial dc describir su proyecto, que muchos calificarían de filosófico, como una
1as consideraciones de Bourdieu sobre la historia, el carnbio y el tiempo, Bourdiett I
ü¡acquant (1992: 79-81,89-94, l0l, 132-1r10; 1980b: cap. 6; 1987a: l-16-61; 1994b: 76-80 I
169-17r1; con R. ClhartiervR. Darnton, 1985:86-931v 1995: 108-122).
a
Así lo susiere justamente Philip Abrarns (1982).
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historicización del proyecto trascendental de la filosofía (visto bajg que se produce y circula el saber considerado (en esto Bourdieu es in-
esta perspectiva, Bourdieu sería una especie de anti-Heidegger, del finitamente más cercano a Foucault que a Lévi-Strauss). Para resumir:
que se sabe que tenía la ambición de ontologizar la historia) (Bour-
dieu, 1988;igualmente, 1983: 45-52;y 1994b: passim). Si se esrá convencido de que el ser es historia, que no hay más allá, y que por
10 tanto pedir a la historia biológica (con la teoría de la evolución) y socioló-
Aquí también, Bourdieu se apoya en las posiciones durkheimianas
gica (con el análisis de la sociogénesis colectiva e individual de las fbrmas de
para dejarlos aún más atrás, especialmente importando la dimensión
pensamiento) la verdad de una razón histórica y no obstante irreductible a la
histórica al terreno de la ontología y de la epistemología sociales. Él historia, hay que admitir también que es gracias a la historicización (y no por
niega, antes que nada, la distinción, con la cual el director de l'Ann,ée la deshistoriciz,ación decisoria de una especie de escapismo teórico) como se
sociologique pretendía fundar la posibilidad de una "verdadera ciencia puede tratar de arrancar de manera más completa a la razón de la historicidad
histórica", entre los "hechos históricos", Ias "funciones sociales per- (Bordieu. 1992: 427-428).
manentes" y las antinomias artificiales que la sostienen, entre Ia visión
nomotética e ideografía, co)'untura y largo plazo, lo único y lo univer- Tál sociología, simultánea e inseparabl¿mente estructural y genética, ple-
sal. Hace un llamado a trabajar en una ciencia del hombre verdadera- de proponerse explicar (y no solamente describir) el advenimiento im-
mente unificada, "donde la historia sería una sociología histórica clel previsto de la crisis, el surgimiento innovador del "genio", el despliegue
pasado y la sociología una historia social del presente" (Durkheim, de la acción transformadora que hace grandes las revoluciones sociales
1968: 212-213; Bourdieu, 1995: 111), a partir del postulado de que y simbólicas a través de las cuales la historia re-dibuja bruscamente su
Ia acción, la estructura y el conocimiento sociales son fruto de un curso. "Es historicizándola completamente como se puede compren-
trabajo histórico. der verdaderamente cómo fFlaubert] se separa de la historicidad es-
Tal ciencia debe, para cumplir plenamente su cometido, proceder tricta de destinos menos heroicos", la originalidad de su empresa no
t'se
a vna triple historicización Para comenzar, historicización del agente, se muestra completamente a menos que la reinserte en el espacio
a través del desmontaje del sistema socialmente constituido por los históricamente constituido en el interior del cual ésta se ha construido"
esquemas incorporados dejuicio y de acción (habitus) que dirigen sus (Bourdieu. 1992: 145).
conductas v sus representaciones v orientan sus estrategias. Historici- Esta sociología historicizante puede igualmente pretender poner
zaci6n de los diversos mundos sociales (campos) en los que los indivi- al día, y por tanto degollar mejo¡ los determinismos históricos a
duos socializados invierten sus deseos y sus energías y se abandonan los que, como toda práctica histórica, está necesariamente someti-
en este curso sin fin en el reconocirniento que es la existencia social. da. Mientras que Durkheim pedía a la historia nutrira la sociología,
Porque, según Bourdieu, la práctica no se deriva de las rneras inten- Bourdieu espera de ella que la libere del inconsciente histórico, tan-
ciones subjetivas del asente sino también de los límites objetivos de to científico como social, de las generaciones pasadas que pesa con
la estructura. La práctica surse de las turbulencias de su confluencia toda su fierza en el cerebro del investigador. Lo que la historia insti-
y del encuentro (relativamente bien logrado) de las posiciones y las tuye no puede ser restituido sino por ésta: por tanto, únicamente la
disposiciones; nace de Ia relación oscura "de proximidad ontológica" sociolosía histórica ofrece al sociólogo, agente histórico y productor
que se teje entre esos "dos modos de existencia de Io social" que son científico, "los instmmentos de una verdadera toma de conciencia
eI habit'us y el campo, "la historia objetivada en las cosas" y la histotia o, mejor aún, de un verdadero dominio de sí'. El pensamiento libre,
encarnada en los cuerpos" (Bourdieu, 1981: 313; 1989a: 59, y 1982: sostiene Bourdieu, tiene ese precio: no puede "ser conquistado sino
38, respectivarnente). por una anamnesis histórica capaz de revelar todo lo que, en el pen-
Una vez elucidadas las relaciones subterráneas entre la historia irr- samiento, es el producto olvidado del trabajo histórico" (Bourdieu,
corporada y la historia reificada, queda en fin por operar la histori- 1980a: 14.y 1992 429.
cización del suieto cognoscente y de las instrumentos de conocimiento por'
medio de los cuales él construye su objeto, así como del universo en el
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LAS "EXpERIMENTACIoNES INDIRECTAs" ln ta nrNolocÍe y la música, Ia cosmética y la política, el


mobiliario y el amor conyuoal.
De todo ello resulta que el gusto, Iejos de ser la marca inimitable de
Otro procedimiento metodológico igualmente apreciado por una indiüdualidad libre, es la forma por excelencia de sumisión hacia
Durkheim y Bourdieu, en el que se confía a la etnología el papel pro- el destino social. Así pues, si cosas insignificantes como la manera de
tagónico: la búsqueda del, experimentum crucis, del fenómeno-test o del tomar el café y de limpiarse la boca en la mesa, la lectura de un perió-
rompecabezas clave que permitirá, ya sea reformular (y por tanto re- dico y el tipo de deporte preferido funcionan como marcas distinti-
solver) en términos históricos y empíricos las grandes interrogaciones vas, signos exteriores de riqueza (interior), de capitales (culturales),
legadas por la filosofía, o efectuar una demostración afortiori. utilizando ¿qué práctica puede pretender escapar a esta lucha de clasificaciones
el ejemplo menos favorable, de tal suerte que se atraiga la adhesión que es la cara oculta de la lucha de clases?
del lector más reacio al modelo o al modo de razonamiento avanzado. Como Durkheim, antes que é1, Bourdieu gusta de afianzar sus
Es así como, después de ser atacado en su tesis por su moral, su- esquemas teóricos por medio de comparaciones binarias, entre so-
puestamente intocable para el estudio positivo, Durkheim escoge ciedades llamadas "tradicionales" o "precapitalistas" y formaciones
como objeto de "estudio de la sociología" el suicidio. Esta caminata sociales "altamente diferenciadas" (una designación fuertemente
al borde del abismo interno, luego de la cual el individuo llega, por durkheimiana), en las que el recurso a la etnología sirae de técnica d,e
un camino íntimo e inaccesible a la mirada "externa", a privarse de quasi-experimentación sociológica.5 Se sabe que Durkheim seleccionó el
ese bien precioso común a todos que es su vida, sería del dominio ex- sistema totémico australiano como soporte empírico de su búsqueda
clusivo de la psicología. Demostrar que una acción individual que no de los fundamentos colectivos de la creencia religiosa ¡ a través de
af'ecta sino al indiüduo mismo" (y que expresa en términos concretos, ello, del origen social de las escalas del entendimiento humano, ya
mesurables, dos de los enigmas perennes de la filosofía, el de la muer- que él veía"la religión más primitiva y más simple que pueda existir",
te y el de la voluntad) es la resultante de fuerzas sociales "de una gran por lo tanto la más apta también para "revelarnos un aspecto esen-
generalidad", es demostrar de un solo uolpe que no hay conducta que cial y permanente de la humanidad". Su "tosquedad misma" hacía,
no sea "el prolongamiento de un estado social" y que la explicación según é1, de las religiones llamadas inferiores "experiencias cóntodas
sociológica puede, sin daña¡ dejar de lado "al individuo en tanto que en las que los hechos y sus relaciones son más fáciles de percibirse"
individuo, sus móüles y sus ideas" (Durkheim, 1930b: 8, 33 y 148). (Durkheim, 1960: 2 y 11).
El "suicidio" de Bourdieu, es la disposición estética, ese "amor por La sociedad kabila que estudió en tanto que etnosociólogo durante
el arte" que se vive como "exento de condiciones y condicionamien- el periodo más fuerte de la guerra de liberación nacional argelina,
tos" y que define propiamente la cultura burguesa, o de manera más y de menor manera (o menos visible, por el pudor que se adiüna a
general, el gusto, ese nombre diferente, pero común al habitus (Bourdieu, la vez profesional y personal), los pueblos béarneses de su infancia,
1979 y lcon A. Darbel y D. Shnapperl, 1966). Aquí también, no hay son para Bourdieu lo que los clanes totémicos de Ia Australia interior
nada más personal, más inefable, ni más in-determinado que esta ca- fueron para Durkheim: una especie de "material de investigación es-
pacidad de discernimiento que, en términos de Kant, pretende "una tratésica" (como diría Robert Merton) susceptible de mostrarse en su
validez universal" cuando en realidad surge de esta reacción privada estado "verificado", como a través de un filtro, los mecanismos que se-
de los objetos del mundo que es el placer de los sentidos y que parece ría demasiado difícil -o demasiado pesado- de focalizar en un medio
por naturaleza excluir toda "decisión o medio de prueba". La rJistin' social muy familiar. Para Bourdieu, el examen de las prácticas y de las
ción erige un extenso cuadro etnolósico de los estilos de üda y de las relaciones simbólicas en las sociedades poco diferenciadas es el me-
propensiones culturales de las clases sociales con el fin de establecer
5 Bourdieu dice haber concebido sus investigaciones comparativas
la homología estructural que conecta, por Ia intermediación del es- sobre k¡s usos
matrimoniales de los campesinos kabiles y béarneses como "una especie de experimen-
pacio de las disposiciones, el espacio de las posiciones y el espacio de tación epistemológica" (1987a: 75). Véase también, P Bourdieu (1963: 24.,14, y 1962:
tomas de las posturas en dominios tan variados como la alimentación 307-331). Sobre los usos durkheimianos de la etnolosía, \¡. Karady (198I: 16e176).
2gB r.oic wACquAN.r. DURKHEIM Y BOURDIEU: I,A BASE COMUN Y SIJS ITISURAS ztig
di<r de llevar a cabo una ra,dica,lización rJe la, intención socioa,nalític¿, esto BIBLTOGRA}ÍA
es, de proceder al descubrimiento del inconsciente social anidado err
los pliegues del cuerpo, las categorías cognocitivas y las instituciones Abrams, Phiiip (1982) , Historical sociologl, Ithaca, Cornell University Press.
aparen temente más banales. Bellah, R. N. ( I 958) , "f)rirkhe im and history", American Sociological Ratieu, vctl.
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Esta función radicalizante de la etnología no se percibe nunca tan
Bourdieu, Pierre (1962), "Les relations entre les sexes dans la société paysan-
claramente como en el análisis al cual Bourdieu somete "la domina- ne", Les Tbm|s Modernn, nírm. 195.
ción masculina", a través de un texto-pivote que contiene en filigrir- (1963), "l,a société traditionnelle: attitude á 1'egard du temps et condui-
na lo esencial de su teoría sobre Ia violencia simbólica así como una te économique", Sociologie du Trauail, vol. 5, núm. I, pp.2414.
-
ilustración paradigmática del uso distintivo al cual reduce el método (1973), "The three forms of theoretical knowledge", Soci.al Science Infor-
comparativo (Bourdieu, 1990: 2-3; y 1989: 15-36). Las prácticas rníd- mation, núm. 12, pp.53-80.
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co-rituales kabiles están muy distantes para que su descifraje autorice , "Sur lc pouvoir syrnbolique ", Annales t:st:, núms. 32-33.
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una objetivación rigurosa, y suficientemente próxima para facilitar -
(l9B0a), "Le morr saisit le vif. Les relations entre l'histoire incorporée
esta "objetivación participante" que sólo puede desencadenar el re- -
et I'histoire réifiée", Acles de la R¿cherche en Sciences Sociales, nrims. 32-33.
greso del rechazo del que todos nosotros somos depositarios en tanto
-
(1980b) , Le sens pratique,libro l, París, Minuit.
que seres sexuados. En demostración podemos citar esas homologías - (l980c), Questions de sociologie, París, Minuit.
que no se inventan, entre las categorías más puras del pensamiento (1981), "Men and machines", en K. Knorr-Cetina y A. Cicourel (dirs.),
-
filosófico y psicoanalítico más puro (el de Kant, Sartre y Lacan), y los Aduances in soci,aL theorl and 'methodolo¡y, Londres, Routledge and Kegan
-
Paul.
pares de oposiciones que organizan los sestos rituales, la poesía y la
(1982), Legon sur la legon, París, Minuit.
tradición oral de los montañeses bereberófonos. "La etnología fávo- (1983), "Les sciences sociales et la philosophie", Ac¿es de kt liecherche en
rece la sorpresa frente a lo que pasa completamente inadvertido, es -
Sciences Socia,les, núms. ,17-48.
decir, lo más profundo y lo más profundamente inconsciente de nues-
- ( 1985) , "The senesis of the concepts of ' habitus' and' field"' , Sociocrilicism,

tra experiencia ordinaria" (Bourdieu, 1994: 94) . La "etnologización" - vol. 2, núm.2


metódica del universo familiar puede ejercer un efecto simila¡ cf. 11987a), Choses dite.s, París, Minuit.
"Preface" a la edición inglesa de Homo acctdemicus (Cambridge, Politl' (1987b), "Für eine Realpolitik der Vernunft", en S. Müiler-Rolli (dir.),
-
Das Bilrlungswesen de.r Zuhunft, Stuttgart, Ernst Klett.
Press, 1988). En este punto, no se trata de un coadyuvante, sino de un - (1988), L'Ontologie politique de Martin Hidegge.r, París, Minuit.
ingrediente indispensable para el método sociológico. El rodeo por
- i 1 9B9a) , La nobk,sse t|'État, París, Minuit.
la etnología de Bourdieu no es, hablando con claridad, un rodeo sino (lg8gb), "Reproduction interdite. l,a dimention symbolique de la dc¡mi-
un atajo susceptible de abrirnos un acceso hacia lo impensado social
-
- nation économique", i)tudes Rurales, núms. 113-114.
que forma la base invisible de nuestras maneras de hacer y de ser. 1l989c), "The corporatism of the universal: the role of intellectuals in
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