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La narración incompleta de la nación en el cuento “Los moribundos”: un análisis sobre la

revalorización de lo literario

Carlos Salinas Melchor

“Pensemos en los niños de Puno […] yo me preocupo por los peruanos”


(Ricardo Belmont, citado en La República, 2018)

Las declaraciones citadas pertenecen al candidato a la alcaldía de Lima Ricardo Belmont tras
ser consultado por los altos índices de inmigración venezolana en el Perú. Rápidamente, sus
palabras fueron cuestionadas por ser vistas como poco empáticas con el pueblo venezolano e
incluso xenófobas. A este debate parece subyacer una representación de la nación
particularmente interesante en tanto reproduce una división entre “lo peruano” y “lo no peruano”.
Ahora bien, es interesante notar que estas representaciones de la nación peruana no son
precisamente novedosas; por lo contrario, parece tratarse de imaginarios asentados
históricamente y retratados en distintas narrativas literarias.

Precisamente, en virtud de esto último, en este ensayo en Humanidades, mi objetivo es discutir


cómo se puede generar una reflexión empática social desde la formación en un curso como
Literatura. Aunque se ha cuestionado la importancia de las humanidades en los tiempos actuales
(Donoghue, 2013), la visión humanista es importante, pues cumple un rol vital en la generación
de habilidades necesarias para la construcción de valores indispensables en la sociedad. Así,
Carlos Garatea señala que las humanidades enseñan al ser humano a entenderse a sí mismo, a
ver que existen los demás y, sobre todo, a poder discernir (2010). Por su parte, Martha
Nussbaum indica que las artes y las humanidades tienen un rol clave en la generación de
habilidades básicas para la democracia (2010).

Sobre la base de estas convicciones, he decidido centrar mi atención en el desarrollo del


concepto de nación en el cuento de “Los Moribundos” de Julio Ramón Ribeyro (2008), trabajado
como parte de la materia elegida, partiendo de la propuesta de Martha Nussbaum (2010) sobre
la ciudadanía global. En esta obra, el autor se sitúa en los inicios de la guerra entre Perú y
Ecuador, en un depósito al cual llegan heridos y fallecidos de ambos bandos militares. Así, pues,
este ensayo está compuesto por dos partes: en la primera, discutiré el desarrollo del concepto de

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nación en la obra partiendo de Bhabha (1990); en la segunda, buscaré reconocer la proximidad
que guarda con la ciudadanía global.

Sobre el concepto de nación, Homi Bhabha (1995) comenta que este se entiende como una
narración en construcción que establece las fronteras culturales de esta, las cuales, sin
embargo, cuentan siempre con espacios fronterizos adentro/afuera que generan una
significación incompleta para los sujetos, ya que estos espacios son en sí mismos lugares de
hibridación y negociación del ingreso y salida de otros “pueblos”. Es decir, cuando hablamos de
nación, no debemos pensar en un todo homogéneo, como “la nación peruana”, sino reconocer
que se trata de un espacio con fronteras externas e internas, las cuales tienen un efecto en el
sentido de pertenencia de sus sujetos habitantes.

“Los moribundos”, desde el ámbito de la reflexión sobre el concepto de nación de Bhabha


(1990), conmina a la reflexión a su lector. Por un lado, expone que la nacionalidad es una
narración en construcción, sobre todo si lo que se señala que se concibe como “peruano” va
variando a lo largo del texto. Primero, la diferencia está en que “[l]os que tienen polainas son los
ecuatorianos […] [l]os que tienen botas son los peruanos” (Ribeyro, 2008, p.126). Así,
irónicamente, la separación entre dos nacionalidades se construía sobre la arbitrariedad de
prendas de vestir. Luego, la diferenciación vuelve a variar: “A los ecuatorianos les dicen monos
[…] A nosotros, en Ecuador, nos dicen gallinas porque hemos perdido todas las guerras, la con
Chile, la con Colombia […] (Ribeyro, 2008, p. 126). En este caso, se percibe de forma clara que
la diferenciación con el otro se construye, uno por la historia bélica; el otro, por la diferencia
racial. A partir de esto, el narrador señala que ambos son “peruanos”, porque “[l]os ecuatorianos
deben ser más peludos” (Ribeyro, 2008, p.128). No obstante, la ironía del cuento está en que
realmente estas narraciones nunca logran construir un relato de diferenciación exitoso y llevan al
absurdo de pensar al otro como peludo. Por tanto, las diversas narraciones que se dan a lo largo
del cuento exponen el carácter arbitrario, subjetivo y cambiante sobre los que se construye la
narración de nación. Por ello, por ejemplo, los soldados que eran enemigos en la guerra se
vuelven indiferenciables como prisioneros heridos –sobre todo cuando solo el soldado
ecuatoriano puede entender al soldado herido peruano–, o cuando el ecuatoriano empresario es
fácilmente reintegrado al grupo de la ciudad pese a su reciente calidad de enemigo.

Ahora bien, ¿qué se pueden añadir desde el ámbito humanista concretamente? Para Nussbaum
(2010), la capacidad para ser un ciudadano global consiste en la capacidad de entenderse como

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parte de una nación heterogénea y de un mundo heterogéneo. Esta necesita que se comprenda
de cierta forma la historia de los diversos grupos que habitan este planeta, la inmigración y lo
importante de ver a otras lenguas como formas inteligentes en que otros han pensado el mundo
(2010). La ciudadanía global es un concepto que permite comprender la complejidad de la
construcción de una nacionalidad en un mundo globalizado y diverso. Por un lado, el cuento nos
permite ver al país como una nación heterogénea con grandes desconocimientos de la variedad
de grupos culturales que los componen: véase la división peruano-ecuatoriano que es
constantemente reformulada en las distintas etapas del cuento.

Por otro lado, el texto expone cómo las narraciones que separan a los países son artificiales y
que hay mucho más en común que diferencias. Irónicamente, observamos que lo que
homogeniza a ambos soldados es su condición de exclusión y lo que une al ecuatoriano
comerciante con el grupo de la ciudad es su carácter dominante: lo que los separa entonces son
las narraciones de nación y no una constitución intrínseca –por eso la incapacidad de establecer
un medio eficaz de diferenciación–. Por lo tanto, como lectores vemos que la injusticia escapa a
cuestiones nacionales; ambos soldados, recluidos en un depósito viejo, son ese resto que
ambas naciones ya no consideran útil; enfrentamos, también, que la separación entre ambos
países es frágil, porque hay una cultura e historia que los presenta más cercanos que lejanos.

En síntesis, en el ensayo he buscado mostrar que el cuento expone a la nación como un relato
en construcción que es arbitrario, subjetivo y cambiante. Asimismo, desde la capacidad para ser
un ciudadano global, en el cuento el lector presencia cómo el Perú es un país heterogéneo que
excluye a grupos que lo conforman; además, muestra la artificialidad de las diferencias entre las
naciones y cómo existen relaciones más profundas que pueden generar más una unión que
separación entre estas. Por tanto, la Literatura tiene el potencial de exponer los “puntos ciegos”
que nuestra cultura tiene y que no se pueden transmitir en plenitud con información sobre los
estigmas sociales y la desigualdad.

Como vemos, la Literatura tiene un potencial distinto a la información transmitida mediante un


ensayo, artículo o recomendación; esto lleva a que sea una labor vital de los profesores realizar
este tipo de análisis profundos en los que esta disciplina va más allá de una admiración de lo
“bello” hacia un espacio de juego, pero también de reflexión. De esta manera, la migración
venezolana, por ejemplo, podría ser complejizada. Por un lado, se cuestionarían divisiones que,
basándose en falsos nacionalismos, proponen una exacerbada defensa de los peruanos

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relegados ante la migración, pero que, normalmente, no son tomados en cuenta por las
narraciones nacionales y han sido eternamente relegados, lo que expone su uso retórico
instrumental. Por otro lado, llevará a pensar en que la situación de fragilidad de los migrantes
venezolanos escapa a nacionalidades, sobre todo si recordamos que el Perú ha vivido
situaciones similares a lo largo de su historia.

Bibliografía

Bhabha, H. (1995). Narrando la nación. En A. Fernández (Ed.), La invención de la nación.


Lecturas de la identidad de Herder a Homi Bhabha (pp.211- 222). Buenos Aires:
Manantial

Donoghue, F. (2013). ¿Tienen futuro las humanidades? Revista chilena de literatura, (84), (pp.
227-232).

Garatea, C. (2010). Las humanidades, letras y sombras. En M. Giusti & P. Patrón (Eds.). El
futuro de las humanidades. Las humanidades del futuro (pp. 55-62). Lima: PUCP.

La República. (2018, 22 de agosto). Ricardo Belmont: “Los venezolanos están casi como dueños
de casa” [Política]. Recuperado de https://larepublica.pe/politica/1302942-ricardo-
belmont-inmigracion-venezolana-duenos-casa

Nussbaum, M. (2010). Sin fines de lucro. Por qué la democracia necesita de las humanidades
(M. Rodil,Trad.). Madrid: Katz.

Ribeyro, J. (2008). Los moribundos. En La palabra del mudo (pp. 126-132). Montevideo: Fidelio
Editores.

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