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Soluciones Hidrotermales II PDF
Soluciones Hidrotermales II PDF
INTRODUCCION
Un fluido hidrotermal está definido como una solución acuosa caliente (cerca de 50 - >
500° C) (hidro = agua; termal = caliente), conteniendo Na, K, Ca, Cl como los mayores
componentes, así como también muchos otros elementos (por ejemplo, Mg, B, S, Sr, CO2,
H2S, NH4, Cu, Pb, Zn, Sn, Mo, Ag, Au, etc) como constituyentes menores (Skinner 1979).
Los términos fluidos y solución aquí son usados intercambiablemente, a pesar de que
fluido en el sentido estricto se refiere a una fase en una temperatura supercrítica en la cual
un líquido puede no existir largamente. La presión requerida para causar condensación a
una temperatura crítica dada es llamada la presión crítica.
Empezamos este capítulo teniendo que mirar a aquellas clases de aguas que pueden
constituir una solución hidrotermal. Una breve introducción está dada sobre las
sistemáticas de los isótopos del oxígeno e hidrógeno, y su rol en la comprensión de la
naturaleza e interacciones de los fluidos hidrotermales y las rocas encajantes. A manera de
solo la observación directa y un material de muestra de las soluciones hidrotermales
vienen desde las inclusiones fluidas y de las aguas termales, un delineamiento de la
caracterización y la metodología involucrada en el estudio de las inclusiones fluidas
también se ha dado. Se ha enfatizado que las inclusiones fluidas proporcionan importantes
ideas hacia la físico – química del medio ambiente de la deposición de los minerales. Esto
nos conduce a la discusión de los constituyentes disueltos, donde una serie de tablas
proporcionan alguna comprensión de la composición de las soluciones naturales. El
transporte de los metales aparentemente insolubles ha confundido largamente a los
químicos hasta que el rol de los litigantes de la disolución y transporte de los elementos de
mena (y de aquí su importancia en el estudio de los depósitos de minerales hidrotermales)
fue descubierto. Varios mecanismos de deposición de los metales a partir de las
soluciones concluye esta parte.
El agua de las soluciones hidrotermales puede ser derivada a partir de las siguientes
fuentes: meteórica, agua de mar, connata, metamórfica, juvenil o magmática. La mayoría
de las soluciones hidrotermales son de origen mezclado en el cual uno o más de las
fuentes de arriba pueden predominar.
Las aguas meteóricas incluyen a las aguas de lluvia, lagos y agua de los ríos, y aguas
subterráneas. Estas aguas pueden penetrar profundidades hacia la corteza y pueden llegar
a ser calentadas y mineralizadas, de este modo adquieren las propiedades de las
soluciones hidrotermales. La sistemática de los isótopos estables indicant que en las
regions volcánicas las aguas de las fuentes termales y charcos son extensamente, si no
exclusivamente, de origen meteórico.
La corteza oceánica, en y alrededor de las montañas del medio de los océanos, permite la
penetración del agua de mar a varios kilómetros debajo del fondo marino. De tal manera
que resulta, el mar de mar calentado, transformado hacia un fluido altamente enriquecido
con los metales y manejado por convección, y subsecuentemente es descargado en el
fondo marino como una fuente termal depositando mineral submarino (Bonatti 1975).
El agua atrapada durante la deposición de los sedimentos y producida durante las
reacciones diagenéticas es conocida como agua connata, o agua de formación. Se ha
calculado que algo de 20% por volumen de sedimentos no metamorfoseados en la corteza
de la Tierra consiste de agua de poros (1979). También se ha reconocido ampliamente que
los fluidos hidrotermales pueden desarrollarse durante la diagénesis de entierro, y
alcanzan altas salinidades y temperaturas. Esta agua es esencialmente agua no adherida,
es decir, no adherida en el retículo de los minerales formadores de rocas. La remoción de
las aguas de las intercapas de arcillas, yeso y material orgánica es un aspecto importante
de los procesos de la diagénesis. La expulsión de los fluidos durante el enterramiento y
diagénesis toma lugar como resultado de la reducción de la porosidad, y el volumen del
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agua liberado puede ser considerable. La lutita en promedio puede producir 3,5 x 10 litros
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de agua por cada 1m de material depositado. Las temperaturas durante la diagénesis
pueden variar desde unos pocos grados debajo de 0°C hasta los 250 – 300°C, pero el
agua de expulsión durante los cambios diagenéticos ocurren a temperaturas entre 90 y
120°C (Hanor 1979). Durante la evolución de una cuenca sedimentaria, la expulsión de los
fluidos tiene lugar y ellos pueden migrar hacia arriba y hacia los márgenes de la cuenca, y,
donde el azufre es adicionado a partir de alguna fuente, la precipitación de los sulfuros
puede ocurrir en lugares favorables.
Las aguas metamórficas son derivadas a partir de la deshidratación de los minerales
portadores de hidróxidos (agua adherida) a través de la elevación de la presión y
temperatura (desmeteorización metamórfica). Smirnov (1976) concibió la presencia de una
zona hidrotermal delante del frente metamórfico durante el metamorfismo regional
prógrado. Henley y otros (1976) sugirieron que el metamorfismo puede ser una fuente de
energía produciendo la mineralización de vetas hidrotermales. La presencia de fluidos ricos
en volátiles liberados durante el metamorfismo es aceptada comúnmente, y ellos pueden
ser considerados como salmueras generalmente diluidas conteniendo H2O, CO2 y CH4. La
observación directa de las aguas de probable origen metamórfico viene a ser desde la
Península de Kola, donde los pozos más profundos del mundo fueron perforados a la
profundidad de 12000 m. Entre los 4500 y 9000 m el pozo interceptó una zona de “rocas
metamórficas disgregadas”, dentro de la cual abundante agua caliente y agua altamente
mineralizada fue encontrada. A tales profundidades, esta agua posiblemente sea de origen
metamórfico liberado desde el agua adherida en los minerales formadores de rocas.
Presente también en el pozo estuvieron abundantes gases tales como He, H2, N2, CH4,
CO2 y diferentes hidrocarburos, la mayoría de los cuales también han sido creídos que han
sido liberados mediante los procesos metamórficos profundos (Kolovsky 1984). Es
interesante notar que la deshidratación de las rocas en aquellas profundidades está
acompañada por el microfracturamiento o desagregación hidráulica. Temperaturas de
alrededor de 180°C fueron medidas a 10000 m, mientras que la determinación isotópica
del azufre indica un origen del azufre a partir del manto. Un sorprendente descubrimiento a
partir de estos resultados es que el pozo interceptó la Discontinuidad de Conrad (donde la
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densidad y la velocidad de las ondas sísmicas se eleven desde 2,5 a 2,75 g/cm y 5 a 6
km/s respectivamente) la cual es considerada la marca de transición de la corteza superior
(granítica) a la corteza inferior. Sin embargo, la discontinuidad es considerada a ser el
límite de la zona de desagregación y zona metamórfica de agua caliente, donde la roca
retorna a su densidad normal para aquella profundidad y el agua no está presente más
largamente. Posteriormente se estableció que en la zona de desagregación, las rocas
fragmentadas están cementadas por los sulfuros de Cu, Zn, Ni, Fe y Co. Estos
descubrimientos indican que las interacciones del gas – agua – roca son activos a grandes
profundidades, y que las condiciones existen para la formación de depósitos de minerales
hidrotermales accionando enteramente mediante el metamorfismo.
Algunos geólogos consideran al agua juvenil como aquella que es asumida a la que se ha
derivado del manto. Las aguas magmáticas son aquellas que se separan desde el fundido
sobreenfriado, generando un sistema magmático – hidrotermal, el cual quizás es el agente
más poderoso para la deposición de los minerales. En adición al agua, otros constituyentes
volátiles que pueden estar presentes en el magma incluyen al H2S, CO2, SO2, HCl, B, F,
H2. El contenido del agua en el magma varía desde tan poco como 0,2% hasta tanto como
6,5% en peso. La presencia y abundancia de estos volátiles en un magma generalmente
está relacionado a su composición y a la region de la fuente a partir de la cual se ha
originado. Es posible, por ejemplo, que el granito rico en B puede haberse derivado desde
los fundidos que han interactuado con los metasedimentos ricos en turmalina.
Adicionalmente, la abundancia relativa de un volátil sobre otro (por ejemplo, B/F) puede ser
muy importante en la determinación del tipo de depósito mineral que puede haberse
formado de la exsolución de las fracciones de volátil a partir de las últimas etapas de la
consolidación.
2. SISTEMATICA DE LOS ISOTOPOS DE OXIGENO E HIDROGENO DE LOS FLUIDOS
HIDROTERMALES
Los análisis de los isótopos estables (no radiogénicos) proporcionan datos útiles para la
comprensión del origen, naturaleza y evolución de los fluidos hidrotermales y su interacción
con las rocas encajantes. Desde que el oxígeno es el elemento más abundante, y el
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hidrógeno su compañero en la molécula de agua, las proporciones de O/ O y D/H donde
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D es el deuterio ( 1H), el isótopo pesado del hidrógeno, constituye indicador poderoso o
trazas de la naturaleza y fuente de los fluidos hidrotermales. Los aspectos teóricos,
experimentales y revision de los estudios de las sistemáticas de los isótopos estables
pueden ser encontrados en numerosas publicaciones excelentes. El lector interesado está
advertido en consultar Valley y otros (1986), Taylor (1979), Faure (1986) y Bowen (1988).
Los valores isotópicos están reportados como desviaciones desde un estándar arbitrario, el
cual en el caso del hidrógeno y oxígeno es tomado del agua oceánica (estándar media de
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agua del océano, SMOW). Con δ O = O y δD = O. Esta desviación, indicada por δ está
dada por la fórmula:
Los estudios de las características de los isótopos de las aguas naturales por Taylor (1979)
y Sheppard (1986); (Fig. 2) revela que en el presente día las aguas de los océanos están
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relativamente uniformes con δD de +5 a -7 por millón y δ O de +0,5 a 1,0 por millón, y con
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valores medios próximos a 0 por mil tanto para el D y O (SMOW). Los valores isotópicos
de las antiguas aguas oceánicas, tal como se determinaron a través de los análisis de los
minerales que equilibraron con el sistema hidrotermal del agua de mar fósil, muestra un
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incremento progresivo de δ O del agua de mar desde tiempos del Arqueano (-8 a -12 por
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millón). Desde hace 2,5 M. A. se ha calculado que los valores de δ O estuvieron entre 0 y
-3 por millón, y δD de 0 a -25 por millón. A pesar de que por ninguna instancia puede ser
ubicado que el agua verdaderamente juvenil (o para aquella agua de la material
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magmática) que aún no ha sido identificada, los valores más cercanos de D y O son
obtenidos a partir de los minerales y rocas ígneas inalteradas y del manto, usando los
factores del fraccionamiento isotópico de mineral – agua a altas temperaturas (> 700°C).
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Estos valores dados δD de aproximadamente -50 a -90 por millón y δ O de 5,5 a + 10 por
millón (Sheppard 1986). La composición isotópica de las aguas geotermales indican en
todos los casos un componente meteórico fuerte. Los valores δD de las aguas geotermales
son más o menos el mismo de aquellos de las aguas meteóricas locales. Las aguas
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geotermales modernas muestran un enriquecimiento en δ O ( O en cambio) debido al
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intercambio isotópico con las rocas encajantes. La cantidad de δ O en cambio se
incrementa con la temperatura y salinidad de los fluidos, y esto probablemente quiere decir
que los fluidos adquieren su calor, y disuelven a los sólidos, mediante la interacción con las
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rocas calientes y profundamente enterradas (Ohmoto 1986). El δ O enriquecido está
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acompañado por el empobrecimiento de O en las rocas encajantes. Con una discusión
de los efectos isotópicos durante los procesos de la alteración hidrotermal. Las aguas
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connatas y de formación muestran un amplio rango de δ O y δD. Los valores D de las
aguas connatas muestran una disminución con la latitud, como con las aguas meteóricas.
Generalmente, los fluidos de los poros de las rocas oceánicas, parece haber una
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disminución del δ O con el incremento de la profundidad y salinidad. Las mediciones
tomadas desde las muestras del fondo oceánico sugieren que la alteración de los basaltos
con el agua de mar es responsable para la caracterización isotópica de los fluidos de los
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poros (Ohmoto 1986). Los valores del δD y del δ O obtenidos desde los fluidos de las
cuencas sedimentarias por el contrario muestran un rango amplio de valores (δD = +20 a -
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150 por millón; δ O = +10 a -20 por millón). También en las cuencas de salmueras parece
haber un incremento total en los valores isotópicos con la salinidad y la temperatura, de tal
manera que las salmueras con las temperaturas más bajas se aproximan a la composición
isotópica de las aguas meteóricas locales del presente día.
Fig. 2. Campos de las composiciones isotópicas de las aguas naturales (aguas oceánicas, magmática primaria,
metamórfica). Las líneas entrecortadas largas son loscampos de las aguas de formación en las cuencas sedimentarias:
(1) Cuenca de Alberta; (2) Cuenca de California; (3) Cuenca de la Costa de Golfo. Los cuadrados entrecortados
parcialmente sobreimpuestos sobre el cuadrado del agua magmática primaria, representan las aguas juveniles. (Después
de Ohmoto, 1986). El diagrama está tomado y modificado de Sheppard (1985).
Las aguas metamórficas, semejantes al agua juvenil, aún están algo libres isotópicamente.
Ellas se han derivado de la deshidratación de las fases minerales durante los eventos
metamórficos regional prógrado. No obstante, hay demasiada composición isotópica
claramente dependiente en el tipo de roca original y su historia de interacción con los
fluidos. Ohmoto (1986) señaló que si las rocas volcánicas son alteradas primero por el
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agua de mar, a temperaturas menores de 200°C, sus valores finales δ O podría ser tan
alto como 25 por millón. Por otro lado, si las rocas volcánicas son alteradas por las aguas
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meteóricas, luego sujetas a metamorfismo de alto grado, los valores del δ y δ O podrían
ser mucho más bajos. Las aguas metamórficas tienen un rango de valores δD desde 0
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hasta alrededor de -70 por millón, y un rango del δ O a los valores originales en las rocas
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metamórficas. Las aguas magmáticas pueden tener un rango del δD y valores del δ O,
dependiendo de la región de la fuente del magma en cuestión (Tipo I o S por ejemplo), así
como también los posibles intercambios isotópicos con las rocas encajantes durante las
etapas del enfriamiento del fundido. Los valores isotópicos, determinados sobre la base de
estudios de los factores de fraccionación entre el fundido y el agua, da un rango par alas
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aguas magmáticas de δD = -30 hasta -75 por millón y, δ O = +7 hasta +13 por millón
(Ohmoto 1986).
3. INCLUSIONES FLUIDAS
Las inclusiones fluidas son gotas de fluidos atrapados en los cristales en el tiempo de su
crecimiento, o introducidas a lo largo de las microfracturas y clivajes después de la
cristalización del mineral hospedante. Ellas representan muestras de los fluidos
hidrotermales, y varían en tamaño desde una simple molécula de agua hasta de varios
milímetros, con un promedio de alrededor de 0,01 mm (Roedder 1979). El número de
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inclusiones en algún crystal puede ser muy alto, con un máximo de 10 inclusiones
3
habiendo sido estimado en 1cm . Mucho interés ha sido dirigido a la materia de las
inclusiones fluidas en estos años, las cuales están cubiertas en número amplio de
publicaciones. La presente discussion está basada extensamente en los trabajos de:
Roedder (1979), de quien una revisión concisa se ha obtenido, Guilbert y Park (1985),
Hollister y Crawford (1981) y finalmente Roedder (1984). Todos estos proporcionan
lecturas esenciales para los geólogos de exploración quienes desean adquirir una
comprensión más profunda del tópico.
Las inclusiones fluidas tienen muchos usos practices para los estudiantes de los depósitos
de minerales, proporcionando información sobre la temperatura, presión, densidad y
composición de los fluidos que originaron la mineralización. En términos de su origen, tres
tipos de inclusiones fluidas son reconocidas, a saber: primaria, secundaria y pseudo –
secundaria (Fig. 3). Las inclusiones primarias son aquellas que llegaron a estar atrapadas
durante el crecimiento del mineral hospedante, y por lo tanto están asociadas con los
rasgos de la cristalización –tales como zonas de crecimiento; o ellas pueden ocurrir
aisladas debido a las imperfecciones del crystal durante su crecimiento (Fig. 3). Inclusiones
secundarias son aquellas que se forman después de que el crecimiento del mineral
hospedante se ha completado. Ellas cortan a través de las zonas de crecimiento y aún los
límites del crystal, y pueden representar rellenamiento de microfracturas por los fluidos
tardíos que bien estarían no relacionados a los eventos de formación de los minerales.
Inclusiones pseudosecundarias se forman durante las dos etapas delineadas arriba, y
están caracterizadas por su alineamiento con las microfracturas que termina contra una
zona de crecimiento (Fig. 3). Estas definiciones son algo simplísticas, y a menudo es difícil
distinguir entre, secundarias y pseudosecundarias, o primarias o inclusiones
pseudosecundarias. Las tablas de criterios empíricos para la identificación de los tipos
genéticos de las inclusiones fluidas están dadas en Roedder (1979, 1984). En términos de
morfología y contenidos, diferentes tipos importantes de inclusiones fluidas han sido
descritas. El esquema de clasificación reportado por Shepherd y otros (1985) está
sumarizado abajo, y con el diagrama mostrado en la Fig. 4.
Fig. 3. Tipos de inclusiones fluidas y su distribución en un cristal de cuarzo. P = primaria. S =
secundaria. PS = pseudosecundaria (Después de Sheppard y otros 1985).
Fig. 4. Clasificación de las inclusiones fluidas observadas a temperatura ordinaria (ambiente)
(Después de Sheppard y otros 1985).
Se puede deducir que las concentraciones del metal en los fluidos hidrotermales
necesariamente no necesitan ser altas en orden a formar un depósito mineralizado, y por lo
tanto los factores críticos para la deposición de los minerales pueden ser el tiempo y la
proporción de la deposición. Aunque difícil para identificar con absoluta certeza, es bueno
asumir que la fuente de estos constituyentes pueden ser el enfriamiento de los magmas y/o
las rocas a través de las cuales pasan las soluciones. El caso para el Pb es instructivo. En
estudio de Doe y Delevaux (1972) de la fuentes del Pb en los minerales de galena del Sur
de Missouri, basado en las composiciones isotópicas para este metal, fue encontrado que
el Pb probablemente se derivó de las Areniscas Lamotte, la cual es el principal acuífero
para las soluciones hidrotermales en el distrito. El Pb se creyó que ha sido transferido
desde la solución sólida en los feldespatos hacia el fluido hidrotermal mediante las
interacciones del agua caliente – rocas. Otros metales tales como Zn, Cu, Sn, W están
presentes en diferentes cantidades en las micas, piroxenos y anfíboles. Las
concentraciones de Sn y W hasta de 500 ppm han sido encontrados en las biotitas y
muscovitas (Ivanova 1969). La liberación de los metales puede tener lugar ya sea durante
las reacciones específicas con producción de una fase de nuevo mineral desde el
hospedante original, o, simplemente mediante un proceso de reacciones de intercambio de
iones.
En resumen, las evidencias sugieren que los fluidos hidrotermales adquieren sus
constituyentes disueltos por uno, o cualquiera de los dos procesos fundamentals, donde (1)
los constituyentes son liberados hacia un fluido por un magma cristalizante, y (2) los
constituyentes se derivan desde las rocas a través de las cuales las soluciones acuosas
calientes circulan. Finalmente, Skinner (1979) cuestiona de que si bien o no una masa de
roca necesita ser rica irregularmente en ciertos elementos en orden a server como una
fuente para los elementos. Para aquellos elementos que tienen abundancia crustal de
0,001 a 0,01% (10 a 100 ppm), las rocas no necesitan ser enriquecidas. Un ejemplo es la
arenisca La Motte, arriba, en que sus feldespatos proporcionaron el Pb hacia las
soluciones. Las pilas de volcánicos con predominantes componentes de riolita – dacita
producirán minerales ricos en Pb, debido a la abundancia de los feldespatos relativo a los
silicatos máficos; aún si predomina la andesita – basalto, con una abundancia de olivinos y
piroxenos, ellas producirán los minerales ricos en Cu. Para aquellos elementos tales como
Sn y Ag, los cuales tienen muy baja abundancia crustal (menos de 10 ppm o 0,001%), una
preconcentración probablemente sería necesaria antes de que tome lugar la extracción de
la solución, aunque una insuficiencia de datos exactos disponibles hace a este un punto
incierto.
Los intercambios de reacciones entre los fluidos hidrotermales y los minerales formadores
de rocas resultaron de la división de los elementos metálicos dentro de los primeros. Los
trabajos experimentales (Ilton y Eugster 1990, Ilton 1990) indican que los elementos tales
como Fe, Zn, Cd, Cu y Mn están fuertemente divididos dentro de los fluidos hidrotermales
ricos en cloro. Estos elementos son lixiviados fuera de los lugares de los minerales
formadores de rocas y entran a la fase fluida. Un litosoma conteniendo biotita, clorita,
hornblenda y feldespatos podrían contener también una proporción sustancial de
elementos metálicos. Por ejemplo, se ha estimado que la biotita + hornblenda + clorita
pueden contener hasta 50% de Cu en una granodiorita asociada con la mineralización de
los pórfidos (Gerybeal 1973). Para mayores detalles sobre el tópico de las interacciones de
fluido – mineral el lector se referirá al volumen editado por Spencer y I – Ming Chou (1990).
5. TRANSPORTE DE METAL
Previamente ha sido mencionado que uno de los dilemas de las soluciones hidrotermales
es la solubilidad de la mayoría de los compuestos y metales que son notablemente
transportados en, y subsecuentemente depositados a partir de ellas. Se creyó
originalmente que ciertos elementos actuaron como mineralizadores; casiterita (SnO2), por
ejemplo, se pensó que se formó de acuerdo a:
SnF4 + 2H2O = 4HF + SnO2
Dos clases de complejos son importantes para el transporte de los metales minerales en
- -
las soluciones hidrotermales, a saber: sulfuros (HS y H2S) y los cloruros (Cl ). Cualquiera
de estos complejos son capaces de transportar cantidades grandes de metales. Otros
-
litigantes, los cuales son los menos comunes, aunque también importantes, incluyen al OH
- - - 2-
, NH3, F , CN , SCN , SO4 y también algunos complejos orgánicos (es decir, ácido
húmico). La revisión comprensiva de la solubilidad de los minerales de mena y los
litigantes formadores de los complejos hecho por Barnes (1979) proporcionan las bases
para las discusiones que siguen.
La capacidad de la transportación de minerales de los fluidos está determinada
extensamente por la actividad de esos litigantes, más que por la abundancia de los
metales en que ellos están enlazados. Esta actividad es una función de la temperatura de
concentración, esfuerzo iónico, ph y Eh. Un complejo muy importante es aquél que
- - -
involucra el ión hidrosulfuro HS . Las especies tales como Zn(HS)3 y HgS(HS) han sido
mostrados a ser transportados en solución en grandes cantidades. Los estudios de la
actividad de los sistemas hidrotermales y de los depósitos epitermales de Au indicant que
-
el complejamiento thio – sulfuro (HS) de hecho es el mecanismo dominante de transporte
+
para el Au. Aquí, el Au se ha vuelto complejo por el litigante azufre HS, el cual ha fue
mostrado por Seward (1979) en Broadlands, Nueva Zelandia, para predominar sobre los
cloruros complejos en pH casi neutral (ver tabla 1).
-
Los thio complejos de Au hasta 300°C y 1500 bars, con pH 3 – 10 son encontrados a ser
estables. El complejamiento thio de Au a pH casi neutral es definido de esta manera:
- -
Au + H2S + HS = Au(HS)2 + 1/2H2
La estabilidad más grande de los complejos clorurados a temperaturas más altas con
respecto al acomplejamiento de los sulfuros está corroborada mediante el studio de
modelamiento de proporciones de Ag/Au en las soluciones hidrotermales por Cole y
-
Drummond (1986). Ellos encontraron que los complejos de AuCl2 dominant a temperaturas
más altas de 250°C y de baj a moderado pH, favoreciendo de esta manera la alta
proporción de Ag/Au en la solución. A temperaturas debajo de 250°C el acomplejamiento
de los sulfuros con mas Au que Ag predomina, causando proporciones más bajas de
Ag/Au en la solución.
De acuerdo a Barnes (1979), la deposición de los metales a partir de los complejos
clorurados pueden ser debidos a los siguientes:
en la cual la galena se precipita en adición de H2S (Henley y otros 1984; Evans 1987).
y
+
HS + H = H2S(g)
INTRODUCCION
En este capítulo los tipos de las actividades hidrotermales y los sitemas responsables par
alas genesis de un amplio rango de depósitos minerales son descritos. Particular atención
está dada a que conozcamos los modelos de la geometría y física de estos sistemas, tal
como se infirieron a partir de las areas geotermales activas, o reconstruidos a partir de las
observaciones geológicas y de los estudios de laboratorio. Los sistemas hidrotermales
pueden ser considerados también en términos de la ubicación geotectónica en que ellos
ocurren, y estos son discutidos en la parte II de este volumen. Los diferentes tipos de
procesos hidrotermales, sus acciones sobre las litologías circundantes, y sus productos en
términos de los depósitos minerales son adjuntados en la parte III. Aquí, los siguientes
sitemas hidrotermales son considerados:
1. DEFINICIONES Y TIPOS
Un sistema hidrotermal puede ser definido libremente como la distribución de los fluidos
calientes circulantes, lateral y verticalmente a diferentes temperaturas y presiones, debajo
de la superficie terrestre. La presencia y el movimiento de estos fluidos constituyen
actividad hidrotermal, bien sea que ellos descargan o no en la superficie. Una definición
más rigurosa tendría que incluir la situación geológica dentro de la cual la circulación de
fluidos es generada y mantenida por un periodo suficientemente largo de tiempo para
formar una concentración anómala de minerales metálicos. Sea que esta concentración
anómala constituya un cuerpo mineralizado o no, generalmente es artificial, y dictado por el
marco social global y/o local, económica y política de sociedades humanas organizadas,
en un tiempo particular.
Un sistema hidrotermal consiste de dos componentes esenciales: una fuente de calor (H) y
una fase fluida (F). Una celda hidrotermal activamente convectiva consistirá de: un sistema
de recarga (R) y una celda de circulación (C) y un sistema de recarga (D) (Obsérvese Fig.
6). Un depósito de mineral hidrotermal está formado por la circulación de fluidos templados
a calientes (alrededor de 50° a mayores de 500°C) que lixivie, transporte y precipite
subsecuentemente la carga de mineral en respuesta a los cambios de las condiciones
físico – químicas. Los depósitos de minerales usualmente están formados en el lugar de la
descarga, bien sea ésta un único conducto, o bien una serie de formas de canales, o un
network fino de estructuras pequeñas. Las rocas dentro de las cuales el depósito se formó
sufre diferentes grados de alteración hidrotermal, la intensidad de la cual decrece como
una regla exterior a partir de los lugares de descarga, y en consecuencia a partir del
cuerpo mineralizado. La alteración toma lugar porque los ensambles de los minerales en
las rocas encajantes son inestables ante la presencia de los fluidos hidrotermales, y
tienden a reequilibrarse por la formación de los ensambles de los minerales nuevos que si
son estables bajo las condiciones nuevas.
Fig. 6. Distribución de las isotermas encima de la fuente de calor; modelo idealizado de la
circulación convective del fluido. H = Fuente de calor; C = Celda convective; R = Recarga; D =
Descarga (Después de Ellis y Mahon 1977).
Estos sistemas usualmente son generados en los magmas ricos en H2O, tales como
granites portadores de muscovita (> 8% en peso de H2O). Estos magmas tienden a
cristalizarse en profundidades que varían desde unos poco kilómetros hasta los 10 km, y
usualmente no salen a la superficie. A pesar de que ellos, en ciertas etapas, pueden
introducirse en la corteza de las rocas húmedas e interactuar con las aguas connatas o
metemórficas (Strong 1981). Para el presente caso estamos interesados solamente en el
caso de un sistema cerrado, es decir, fluidos hidrotermales generados enteramente dentro
del cuerpo de un magma que se está enfriando. De tal manera como el magma se enfría y
cristaliza, el agua y los otros elementos volátiles e incompatibles quedan expulsados a
partir de la masa consolidante. Los componentes volátiles al inicio están distribuidos al
azar a través de las regions superiors y central del cuerpo magmático. Al respecto Taylor y
Pollard (1988) piensan que durante las últimas etapas de la cristalización magmática, los
fluidos se hallan contenidos en los intersticios de los minerales graníticos, de la misma
forma como el “petróleo en una arenisca… cuyo movimiento y acumulación pueden ser
controlados por la permeabilidad desplegante” (Taylor y Pollard 1988). Eventualmente las
fases de los fluidos residuals pueden coalescer y concentrarse dentro de las rocas para
inducer autometasomatismo de las familias ígneas. En otras palabras, los cuerpos ígneos
consolidados nuevamente “se cocen en sus propios jugos”. Usualmente este empieza con
una etapa de metasomatismo alcalino. Las fases acuosas y gaseosas expelidas desde el
magma formarán una solución hidrotermal. Esta conduce a una etapa de metasomatismo
del ión hidrógeno, durante la cual puede formarse depósitos relacionados a los greisens.
Con la disminución de la temperatura y la presión, y la presencia de vías de canales, los
fluidos eventualmente pueden escapar hacia las rocas del basamento circundante.
En estas situaciones los sistemas hidrotermales comúnmente empiezan como los que se
han descrito arriba, en el sistema cerrado de un cuerpo plutónico. En este caso, sin
embargo, en virtud de su contenido inicial de agua relativamente bajo, el magma se eleva
más próximo a la superficie y puede salir para formar un estratovolcano. Este es más típico
de ambos sistemas porfiroides y epitermales. El enfriamiento del plutón suministra la
energía termal y en las etapas iniciales los fluidos. En una última etapa, los fluidos pueden
ser suministrados a partir del exterior por las aguas meteóricasy las aguas subterráneas
(acuíferos). Estas aguas llegan a ser calentadas de manera como ellas se aproximan a, o
desciendan hacia la región influenciada por los cuerpos ígneos. La energía de un plutón de
granito simple ha sido estimada por Fyfe (1987), quien calculó que un plutón de granito con
3
un volumen de 600 km , y enfriándose desde 900° a 300°C, podría calentar alrededor de
3
1000 km de agua subterránea a 300°C. Las aguas meteóricas o subterráneas formarán
celdas convectivas cuyas actividades permanecerán al menos hasta que la energía termal
del enfriamiento de las rocas ígneas se haya disipado enteramente. Esto implica
claramente que el mezclamiento entre las fases puramente magmáticas y meteóricas es la
regla más que la excepción, y realmente en muchos casos las evidencias isotópicas en los
sistemas geotermales modernos indicant que las aguas meteóricas pueden ser el ícono
componente fluido. En conclusión, los magmas acuosos que se consolidan cerca de la
superficie son idóneos para generar sistemas hidrotermales magmático – meteórico por
acción de los últimos fluidos acuosos residuals, y por la acción de las aguas meteóricas
que llegan a estar calentadas en la vecindad del cuerpo intrusivo.
La siguiente discussion enfoca primero sobre el desarrollo y actividad de una fase acuosa
magmática. La próxima sección considera los sistemas hidrotermales magmáticos, usando
datos obtenidos a partir del studio de los campos geotermales modernos. Mientras los dos
sistemas son tratados separadamente por simplicidad, se debe tener en mente que en la
mayoría de las instancias ellos forman una continuidad.
Hay un número de escenarios posibles para los sistemas geotermales. Usando los trabajos
de Henley y Ellis (1983) y Boggie y Lawless (1987) podemos considerar cuatro situaciones
principales y tipos asociados de los sistemas geotermales. Estas son: (1) Las calderas en
los terrenos volcánicos silícicos; (2) Estratos volcánicos andesíticos; (3) Volcanes de las
montañas; (4) Islas volcánicas.
Los principales rasgos de un sistema geotermal en una caldera establecida son mostrados
en la Fig. 10. La recarga es mediante las aguas subterráneas meteóricas, y los volátiles
más calientes, incluyendo HCl, CO2, H2O, etc, son suministrados mediante un sistema
magmático enterrado. Una celda convectiva (1) está formada encima de la fuente del calor,
y consiste de agua clorurada de pH casi neutral. En los niveles superiores la ebullición y
separación del valor ocurren, de manera que una zona de dos fases (líquido + vapor) está
presente cerca al techo de la columna convective (2). El desarrollo del vapor y la
separación del H2O hacia la fase del vapor resulta de las aguas bicarbonatos ácido
sulfúrico variar calentado (3), así como también tierras vaporizantes y fumarolas (4) encima
la zona de dos fases líquido – vapor. La salida directa de las cloruradas casi neutrales
elevan a la ebullición a los manantiales alcalinos (5), a partir de los cuales el sínfer silícico
generalmente se ha depositado (6). La dilución con las aguas subterráneas pueden
resultar en la dilución de los manantiales clorurados casi neutrales (7), mientras el
mezclamiento entre las aguas cloruradas casi neutras profundas y las aguas ácido sulfato
son vapor calentado producirá la oxidación de las Cl – SO4.
Fig. 10. Sistema geotermal tipo Caldera. Circulación convective del fluido mostrada por las
flechas delgadas; los círculos pequeños indican la extensión aproximada del reservorio líquido –
vapor (zona de ebullición). (Después de Hemley y Ellis, 1983).
Un rasgo característico de ese sistema particular es su situación sin una depresión
formada mediante una estructura de caldera, de manera que la recarga del agua está en
más o menos en el mismo nivel como la descarga, con implicaciones importantes que
llagara a ser al parecer el ultimo. En estos sistemas el desarrollo de las brechas
hidrotermales y los sinters es muy común, siendo el ejemplo típico el sistema hidrotermal
WAIOTAPU en la zona volcánica de TAUPO en Nueva Zelandia (Hedenquist y Henley
1985). El desarrollo conspicuo de sílice, y su efecto de sellamiento, puede ser responsible
parcialmente por las erupciones hidrotermales, a pesar de que la ebullición bajo las capas
silíceas con la separación y acumulación de volátiles es considerado a ser la causa
principal (Hedenquist y Henley 1985).
El aspecto particular de sistemas geotermales modernos además de ser cubierto, es
notablemente mencionar aquí que el Au y otros metales son depositados durante esos
eventos de ebullición.
La precipitación de la sílice en los sistemas geotermales asociados con la ubicación de las
calderas, y particularmente la formación de sinters espaciosos (sílice amorfa precipitada en
la superficie por el flujo rápido de aguas calientes), probablemente se debe a los
principales factores. Uno es la solubilidad del cuarzo a la temperatura de equilibramiento
entre el agua y las rocas encajantes (180°C). La solubilidad del cuarzo se incrementa con
la temperatura, y en altas temperaturas la solubilidad del cuarzo es disminuida en las
soluciones cloruradas y es incrementada en las soluciones alcalinas (Fyfe y otros 1978).
Por lo tanto con la temperatura de la subsuperficie en exceso de 180°C, y en aguas
cloruradas, la cantidad de sílice puede exceeder la solubilidad del cuarzo, de manera que
resulta la precipitación. El otro factor, identificado por Boggie y Lawless (1987), es aquel
del agua cargada de sílice en esas areas de bajo relieve rápidamente alcanza la superficie
y no sale como manantiales distales, como puede ser el caso para los estratovolcanos
donde la sílice es dispersada en las rutas.
En las regiones de relieve alto, proporcionados por todos los rasgos de los estratovolcanos
andesíticos de los sistemas geotermales asociados difieren como el mostrado en la Fig. 11
y discutidos abajo. La celda convective está ubicada en la profundidad dentro del edificio
volcánico y posiblemente su basamento (1), y la recarga del sistema es a partir de las
areas de baja elevación (2). Los relieves bajos situados centralmente previenen la
descarga de las aguas ricas en cloro en las areas encima del flujo convectivo hacia arriba.
En lugar, debido a la ebullición y la separación del vapor con la presencia de H2S (3), las
fumarolas y los acuíferos de vapor calentados formadores de los fluidos ácido – sulfato
están altamente presentes en las escarpas volcánicas y/o el área del crater (4 y 5). Se
anticipa aquí que las aguas ácido – sulfato son las causas principales por el ácido lixiviante
y el tipo de alteración argílica. También a causa del lixiviamiento intensivo, las rocas
pueden ser alteradas hacia un residuo silíceo poroso que a menudo están escondidos por
el sinter (White y otros 1971). Los manantiales clorurados pueden ser encontrados a
distancias considerables (hasta 20 km) a lo largo de las regiones distantes de los
complejos volcánicos (6) (Henley y Ellis 1983). En este caso, como se mencionó
previamente, la sílice probablemente va a ser depositada en la ruta hacia los manantiales
clorurados distales, y los sinters son improbables que se formen en estas situaciones. Sin
embargo, la percolación de las aguas ácido – sulfato y su mezclamiento con el reservorio
casi neutral puede depositar sílice y anhidrita en alguna parte encima del reservorio
hidrotermal (Boggie y Lawless 1987).
Fig. 11. Sistema geotermal asociado con un estrato – volcano andesítico. Los mismos símbolos como
aquellos de la Fig. 10. (Después de Hemley y Ellis, 1983).
Fig. 12. Celdas convectivas asociadas con una isla volcánica. Los símbolos son los mismos
como aquellos de la Fig. 10. (Después de Boggie y Lawless, 1987; Colley, 1985).
En un campo geotermal, las fuentes pueden verter ya sea agua caliente o vapor,
dependiendo del balance entre el flujo caliente y la disponibilidad del agua en el sistema
(Ellis y Mahon 1977). Un modelo explicando la presencia del sistema dominado por el
vapor en los campos geotermales tales como aquellos de Larderello en Italia y Los
Geyseres en California, fue presentado por White y otros (1971). Estos autores atribuyeron
la dominancia del vapor a la disminuida permeabilidad debida a la deposición del mineral.
En esencia, una disminuida proporción en la recarga del agua resulta en más agua siendo
hervida fuera que puede ser reemplazada por el ingreso de agua fresca. Artificialmente
éste puede ser inducido en las areas geotermales donde los manantiales arrojan más agua
caliente que las que pueden ser reemplazados por las recargas naturales.
La anatomía de un reservorio geotermal dominado por el vapor, de acuerdo al modelo de
White y otros 1971, se ha resumido aquí. Arriba una zona de transferencia de calor
convectivo mediante las aguas termales (salmueras), hay un reservorio dominado de vapor
enriquecido de otros gases (H2O, CO2, etc.) donde el flujo de calor en mayor parte es por
conducción. El reservorio dominado por el vapor tiene a migrar hacia abajo de manera que
el exceso de agua de los poros se vaporiza. Los canales de afluencia de las aguas
subterráneas desde los márgenes de las cámaras hidrotermales continuamente son
reducidos por la precipitación del mineral (principalmente calcite y anhidrita). El reservorio
dominado de vapor pasa hacia arriba entre una zona de condensación de vapor, donde los
minerales de arcilla están siendo formados y tienden a atascar los espacios porosos y los
canales. Sin embargo, parte de este condensado puede moverse hacia arriba hacia la
mesa de agua, o hacia la superficie como manantiales de ácido sulfato, o puede formarse
charcos de lodo hirviente. En adición, el vapor a partir del reservorio dominado de vapor
puede escapar directamente en la superficie formando fumarolas solfatáricas (ver abajo).
En ese sistema dinámico hay pérdida neta de agua líquida, debido a la disminuida
afluencia causada por la deposición de mineral (sellamiento) en los márgenes del
reservorio, de manera que el agua líquida constantemente está siendo reemplazada por el
vapor. La continuada ebullición bajo el reservorio dominado de vapor tiende a producir
salmueras por la concentración de material solute durante la ebullición. La ebullición de la
salmuera probablemente es también para producir vapor supercalentado con respecto al
agua pura a la misma presión. Este causa que la salmuera llega a ser un agente altamente
efectivo por la transferencia de calor y de masa, debido a que la ebullición del vapor fuera
a partir de una salmuera está supercalentada por varios grados, dependiendo de la
concentración y al incremento de la concentración de los solutos. Los acuíferos de vapor
calentado son importantes para la exploración de energía geotermal y para la formación de
depósitos de metales preciosos.
Las aguas termales ricas en carbonatos normalmente son encontradas en las áreas
subyacentes por la rocas calcáreas. El travertino es el sinter CaCo3, su deposición se debe
a la exsolución del CO2 a partir de las aguas tal como ellos alcanzan la superficie. Los
depósitos de travertino son abundantes en la región Latium, Italia Central, de donde el
nombre se originó (Lapis Tiburtina). A causa de su peso ligero y de la porosidad, el
travertino es un excelente material para las edificaciones, a menudo fueron empleados por
los Romanos. Las aguas de bajo cloruro pueden contener bicarbonato en las áreas de H2S
y humos portadores de CO2. Este humo puede condensar dentro un acuífero (Ellis y
Mahon 1977). Los bicarbonatos son formados por las reacciones con las rocas encajantes.
B. LAGOS DE CRATERES
Los lagos no son incomunes en los cráteres de los volcanes inactivos. Las aguas de los
lagos de cráteres absorben calor y los volátiles emanados desde el piso del lago. Los
volátiles disueltos y otros componentes lixiviados de las rocas, incluyendo el CO2, HF, HCl,
NH3, SO2, Ca, Na, Al, Mg, K, Fe, Si, tienden a acumularse entre las erupciones.
C. LAS FUMAROLAS
Las fumarolas son formadas donde la afluencia del agua subterránea es pequeña y el
humo escapa rápidamente hacia la superficie. De hecho, a menudo se observa que las
fumarolas cambian hacia manantiales ácido sulfato, y viceversa, en conjunción con las
fluctuaciones de los niveles del agua subterránea, ya sea estacional o por otras razones.
Las solfataras son fumarolas con un alto contenido de H2S, pero a menudo el término
solfatara y las fumarolas son usados intercambiablemente. Ellis y Mahon (1977) definen los
humos fumarólicos como aquellos que se derivan directamente del magma y no han
pasado a través de un cuerpo de agua caliente. Este tipo de humos fumarólicos podrían
contener HCl, CO2, H2S, SO2. Los humos solfatáricos han sido definidos por los autores de
arriba como la ebullición del humo a partir del reservorio geotermal subterráneo, como se
ha descrito inicialmente. Ambos tipos pueden condensar en la superficie de las aguas (Ellis
y Mahon 1977). La temperatura del chorro de humo varía desde 90 hasta 300°C. Las
incrustaciones de minerales alrededor de los orificios y conductos son comunes, e incluyen
los sublimados y los compuestos formados por la reacción de los volátiles con las rocas
encajantes. Los productos comunes son los cloruros de los metales alcalinos, cloruros
férricos, los sulfatos de los metales alcalinos y Ca, conjuntamente con las trazas de los
compuestos de Cu, Mn, Pb, Zn, As, Hg, Sn. Las fumarolas en el Monte Vesubio fueron
encontrados en contener PbCl2, FeCl3, CuCl2, acompañados por la galena, hematita,
covelita y aún pirita y calcopirita que se han formado por la reacción con H2S y H2O. El
cloruro de amonio (NH4Cl) localmente puede ser tan abundante que comercialmente puede
ser explotado. El azufre nativo también es explotable, formado por la oxidación del H2S de
acuerdo a:
El ácido bórico, conocido como sassolita [B(OH)3], es extraído desde las fumarolas de
Larderello en Tuscany. La Sassolita se encuentra también en el cráter del volcán de las
Islas Eolian. El origen del elemento B en el campo fumarólico de Larderello, que tiene una
2
extensión de 200 km , puede estar relacionado a los sedimentos evaporíficos.
Los sistemas hidrotermales que se originan en los centros de expansión, ya sea en las
cuencas marginales, en las montañas del medio de los océanos, o en los estrechos
escudos oceánicos, han sido reconocidos en el registro geológico de los continentes
emergentes. Es apropiado señalar que de las diversas razones el reconocimiento de los
sistemas hidrotermales debajo del fondo oceánico no es por simples medios. Este es
porque la corteza oceánica tiende a ser destruida en el límite de la placa convergente, de
manera que solamente trozos tectónicos y los fragmentos pueden sobrevivir embebidos en
una mezcla de litologías altamente tectonizadas. En algunos casos, durante el proceso
tectónico conocido como obducción, secciones completas de la corteza oceánica pueden
estar preservadas, por lo tanto incrementando la posibilidad de los sistemas hidrotermales
teniendo fósiles bien preservados, y consecuentemente depósitos de minerales. La
preservación total de cortezas oceánicas antiguas, u ofiolitas, posteriormente es encerrada
por la profundidad de la erosión y por lo tanto la edad del terreno en la que ésta ocurre. Es
por esta razón que confinamos esencialmente nuestra discusión en esta sección a los
sistemas modernos y recientes.
La geometría de los sistemas hidrotermales en ambientes debajo de los fondos oceánicos
han sido estudiados por Lister (1983), Sleep (1983)y Taylor (1983), usando fuerzas
geológicas, físicas e isotópicas estables. La penetración del agua de mar a través de la
corteza oceánica resulta en un sistema convectivo que han sido modelados par tomar lugar
como flujos en las discretas facturas, o como flujos en medios porosos. La descarga del
retorno del flujo toma lugar en los orificios localizados, o en racimo de aberturas, y es
episódico en carácter con un paso de vida muy corto (usualmente solo unos pocos años).
Se estimó que la masa total de agua que escapa a través de un sistema de aberturas
10
durante su promedio de vida de 10 años en la región es de algo de 3 x 10 kg, o un cubo
de agua con lados de 300 m (Sleep 1983). La temperatura saliente es de alrededor de
350°C. La evidencia indica que el agua de mar circula e interactúa con las rocas oceánicas
en profundidades entre 5 y 10 km, con proporciones totalmente altas de agua/roca y las
temperaturas probablemente exceden de 500°C. En un medio poroso el flujo del fluido
puede ser dispersivo y lento, de manera que una parcela de fluido moviéndose
lateralmente o verticalmente podría mezclarse con los fluidos aún retenidos en los
espacios porosos. Sleep (1983) señaló que hay poca evidencia de este mezclamiento y por
lo tanto el flujo del fluido es más probable que ocurra a través de las grietas y fracturas. Sin
embargo, en el caso de la corteza oceánica sobrepuesta por los sedimentos derivados de
los continentes, la porosidad asume gran importancia tal como se discutió anteriormente.
La penetración del agua hacia la roca caliente puede tener lugar, de acuerdo a Lisser
(1983), por enfriamiento y fracturamiento debido a la contracción termal. Un frente de
fracturamiento avanza hacia abajo fácil y rápidamente (varios metros en un año), debido al
enfriamiento de un gran volumen de roca dentro de un tiempo relativamente corto. Se ha
estimado que el frente de fracturamiento tiene temperaturas que varían desde alrededor de
700 a 450°C. El frente de fracturamiento separa una región permeable más fría encima de
la roca caliente dominante debajo. El fracturamiento a escala fina de la roca caliente es
más probable un rasgo esencial para el lixiviamiento de los metales de mena, porque las
fracturas finas exponen un área muy grande por unidad de volumen, permitiendo
interacciones substanciales entre los fluidos y las rocas. También, la precipiticación de las
fases minerales y su subsecuente sellamiento de los anales y sistemas de aberturas
explican sus cortos tiempos de vida, y el abrimiento arriba de nuevos orificios.
La geometría simplificada de los sistemas hidrotermales en una montaña del océano medio
en la zona axial y del eje es mostrada en la Fig. 13 A. La descarga es a través de aberturas
que son supuestas a alimentar sobre las zonas de fracturas, mientras la recarga ocurre a lo
largo de las escarpas de falla cerca a las zonas axiales. La circulación del agua de mar en
la corteza oceánica fue modelada sobre la base del mapeamiento del campo y de los
isótopos estables para las ofiolitas Samail en Oman (Taylor 1983). La Fig. 13 B muestra la
geometría de los sistemas hidrotermales previstos en este modelo. Los dos sistemas de
circulación son postulados. Un sistema superior está localizado encima de una cámara de
magma en forma de bote, debajo y extendiéndose hacia fuera del eje de las montañas.
Este sistema superior yace dentro de los pillows lavas y en los sectores de los diques
laminares de la corteza oceánica y está caracterizada por la permeabilidad más alta y la
alta proporción de agua/roca. Los sistemas hidrotermales inferiores están ubicados debajo
de los extremos de la cámara de magma tal como el mostrado en la figura, y encima la
zona de los ultramáficos tectonizados. Los últimos pueden desarrollar fracturas que se
sobreimponen a la fábrica tectónica, y son infiltrados mediante los fluidos descendentes.
Los dos sistemas generalmente estarían desunidos para la mayor parte de su extensión,
excepto quizás en las porciones más distales, donde el mezclamiento de los dos puede
ocurrir (Fig. 13 B). El sistema inferior está caracterizado por las temperaturas más altas y la
proporción más baja de agua/roca. Las variaciones del δ18° a través de la corteza
oceánica de Samail indica que el enriquecimiento y disminución del 18° caracteriza las
capaz superiores e inferiores respectivamente, reflejando las acciones de la operación de
los dos sistemas hidrotermales, a pesar del envejecimiento isotópico producido por los
efectos prolongados de las alteraciones hidrotermales pueden tender al enmascaramiento
de estas variaciones isotópicas (Taylor 1983).
Fig. 13 A. Sistemas hidrotermales en y fuera de los ejes de las crestas (montañas), abertura de
alimentación sobre el fondo del mar (Después de Sep, 1983). B, Sistemas hidrotermales encima
y bajo los lados de las montañas del medio del océano de la cámara magmática (Después de
Taylor, 1983).
Un modelo de un sistema geotermal debajo del fondo marino es propuesto por Bischoff y
Rosenbauer (1989). En este modelo estos autores recurren a la doble convección difusiva
estratificada, en la cual una capa inferior de salmuera transfiere calor y constituyentes
disueltos hacia una celda convectiva superior dominada de agua de mar (Fig. 14 A, B). La
idea de la doble convección difusiva, al menos en teoría, está bien obligada y ha sido
usada para explicar ciertos rasgos de la diferenciación del magma (ver por ejemplo
Huppert y Sparks 1984; Irvine y otros 1983). La geometría del sistema de las dos capas
emparejadas debajo del fondo marino tal como el concebido por Bischoff y Rosenbauer
(1989); la Fig. 14 A consiste de las celdas de convección anidadas en las cuales la celda
más baja está formada por una salmuera continuamente reciclada ubicada justamente
encima del frente de fracturamiento. Esta celda de salmuera inferior arroja calor y disuelve
a los componentes mediante la circulación a través de las rocas plutónicas, y transfiere
calor y parte de los solutos hacia la celda convectiva superior del agua de mar a través de
una interfase difusiva (fig. 14 B). Cuando la celda superior alcanza la temperatura de
360°C, emerge hacia afuera a través de las aberturas del fondo marino. El proceso es
usado por los autores para explicar las variaciones de la salinidad de los fluidos
descargados. La salinidad más baja de los fluidos descargados se han creído que han
estado relacionados a la ebullición de las salmueras inferiores las cuales resultan en la
dilución de los fluidos superiores a través de la transferencia de los vapores pobres en
soluto hacia ellos. De esta manera, la emisión de baja salinidad coincidiría con las regiones
de bajo flujo de las celdas de salmuera, mientras la emisión de alta salinidad
correspondería con las zonas fluyentes arriba de las salmueras.
Fig. 14. Modelo de sistema geotermal debajo del fondo del mar. A, Corte transversal de la
corteza oceánica y celdas de convección asociadas; LC, celda de salmuera inferior; UC, celda de
salmuera superior. B, detalle del modelo de convección difusiva doble; la celda inferior (LC)
transfiere calor y solutos hacia la celda superior (UC) que descarga en el fondo del mar; V’s,
rocas basálticas; líneas verticals = diques laminares; líneas al azar = rocas gabroicas (Después
de Bischoff y Rosenbauer, 1989).
De esta manera consideramos la circulación el agua de mar calentado debajo de la
interfase agua de mar – roca. Sin embargo, la circulación de los fluidos mineralizantes
dentro de las masas oceánicas arriba de las aberturas hidrotermales pueden asumir
también gran importancia en términos de los procesos de la génesis de los minerales. Este
tipo inusual de sistema hidrotermal es denominado grifería, la cual, debido a las corrientes
de fondo, normalmente está desplazada relativa a la fuente infrayacente. Estas griferías
son fluidos hidrotermales diluidos que se elevan encima de las aberturas y pueden ser
detectados por sus temperaturas anómalas con respecto al ambiente del agua de mar. El
escaneamiento con el Sonar indica que las griferías pueden ser percibidos hasta alrededor
de 80 m encima de la abertura de emisión, mientras su desplazamiento lateral es
detectado hasta 50 m hacia afuera. La Figura 15 representa una grifería hidrotermal
inclinada aproximadamente 40° encima de una abertura submarina (Lonsdale y Becker
1985). Las partículas de sulfuros a partir de las griferías de los humos negros pueden
ubicarse alrededor de las áreas de emisión para formar una pista de material de sulfuros.
La ley de Stokes gobierna la velocidad de fijamiento de las partículas en un medio fluido.
Esta velocidad es proporcional a la diferencia de densidad entre el fluido y las partículas, al
radio de las partículas, a la gravedad, e inversamente proporcional a la viscosidad del
fluido. En general puede ser mostrado que, para una grifería alta de alrededor de 50 m, las
partículas de sulfuros se ubicarán dentro de radios variando de 50 a 250 m de la grifería
(Cathles 1983). Usualmente las acumulaciones de substancias sulfuradas solamente
pueden formarse en condiciones tranquilas, tal como aquellas intentadas en una depresión
no influenciada por las corrientes de fondo. En una escala global, el movimiento lateral
inducido de las corrientes de la grifería están indicados por la distribución asimétrica, en
relación a los ejes de las montañas, de los sedimentos metalíferos del fondo marino
3
(óxidos de Fe y Mn). También, la distribución desplazada del isótopo de He en el agua de
mar se cree que es el reflejo de la emisión de los manantiales hidrotermales en el eje de
las montañas (Edmond y von Damm 1983).
Fig. 15. Desplazamiento de una pluma hidrotermal submarina encima de un vertedero de humo
negro debido a las corrientes de fondo. La pluma es de alrededor de 80 m de alto, y las
partículas de sulfuros se depositan para formar una pista de alrededor de 50 m desde la abertura
(Después de Lonsdale y Becker, 1985).
El tipo Besshi es un nombre comprensivo que se ha dado para una clase de depósito de
mineral hidrotermal caracterizado por los sulfuros masivos emplazados dentro de los
sedimentos terrígenos, intercalados con las rocas máficas de afinidad oceánica. Estas
condiciones geológicas se creen que representan una situación por donde el centro de
expansión está ubicado dentro de un extremo oceánico estrecho entre los continentes casi
emergidos, a partir de donde abundantes sedimentos clásticos son arrojados y tienden a
humedecer a lsa rocas basálticas de las montañas. Un ejemplo moderno hoy en día de
esta situación particular es el Golfo de California, y un fósil posible equivalente es la Faja
de Anfibolita de Matchless en Namibia y su contenido de depósito de sulfuro masivo. El
fondo marino de la cuenca de Guaymas en el Golfo de California ha sido estudiado
mediante la exploración con el sonar y los botes sumergibles por Lonsdale y sus colegas
(Lonsdale y otros 1980; Lonsdale y Becker 1985). En el Golfo de California las montañas
de expansión y las fallas de transformación están ocultas en los lodos y aluviones (Fig. 16).
A lo largo de una sección que se extiende sobre más de 120 km, manantiales sobre 100
localidades hidrotermales fueron detectados mediante la exploración de lados sonares. Un
depósito muestreado por las dragas fue encontrado por contener sulfatos (anhidrita y
barita), talco, calcita, pirrotita, esfalerita, calcopirita y galena, todos empapados en el
petróleo hidrotermal condensado (Lonsdale y Becker 1985). Las acumulaciones lodosas de
la cuenca de Guaymas son de hecho ricas en carbón planktónico, y éste está craquelado
por el calor de los fluidos hidrotermales para formar hidrocarburos. El levantamiento
realizado por el grupo de Lonsdale ha indicado que las intrusiones más superficiales del
magma están ocultas hasta los 400 m del sedimento. A partir de la sistemática
mineralógica e isotópica Lonsdale y coautores dedujeron la presencia de tres sistemas
hidrotermales distintos y sobreimpuestos. Uno está caracterizada por la expulsión del agua
de los poros siguiendo a la intrusión de un sill máfico superficial. La descarga es a baja
temperatura (alrededor de 100°C). El otro es una circulación hidrotermal ubicada
profundamente que enfría una cámara del magma. Este fluido se descarga a alta
temperatura a través de fracturas en los sills sobreyacientes. Un tercer tipo es debido a la
convección del agua dentro de los sedimentos sobre un sill enfriante, el cual proporciona la
energía termal necesaria. Las descargas de altas temperaturas son guiadas posiblemente
por una cámara de magma de alrededor de 1 km de ancho y entre 3 y 4 km de largo.
Fig. 16. Sistema hidrotermal (flujo de fluido indicado por las flechas), y depósito de mineral en la
Cuenca de Guaymas, como el concebido por Lonsdale y otros (1980). El recuadro muestra el
Golfo de California y la ubicación de la Cuenca de Guaymas (Después de Lonsdale y otros,
1980).
Las intrusiones de los sills máficos hacia los sedimentos marinos altamente porosos
(Einsele y otros 1980) resultan en la disminución de las porosidades encima y debajo del
sill, el cual guía al agua fuera de éste. Poco después de la intrusión, la temperatura en el
contacto sedimento – sill puede elevarse hasta un máximo de 400°C, y el agua de los
poros en aquella región puede alcanzar el punto de ebullición. La cantidad del agua de
poro expulsado siguiendo a la intrusión del sill puede ser tan considerable: por ejemplo un
2 6 3
área de 2 km intruidos por los sills podrían expeler algo de 40 x 10 m de agua de poro.
Esta agua calentada luego podría ubicarse dentro del movimiento convectivo facilitado por
la alta permeabilidad de los sedimentos encima de la zona de reducción de la porosidad.
Los fluidos hidrotermales luego pueden ser canalizados a lo largo de las fallas y
descargados como manantiales calientes en la interfase sedimento – agua.
Fig. 17. Modelo esquemático en el sistema hidrotermal de una situación tipo Kuroko (caldera
submarina). La figura está basada en el modelo propuesto por Ohmoto y Rye (1974).
Muy interesantes y detalladas modelamientos ayudados por la computadora fue
emprendido por Cathles (1983) para los sistemas geotermales submarinos, con particular
referencia a las situaciones Kuroko. En sus ejercicios Cathles usó una serie de cálculos,
conjuntamente con los datos geológicos, geoquímicos e isotópicos para forzar el
enfriamiento convectivo de un pequeño cuerpo intrusivo, la conexión del flujo de fluido
alrededor de éste y los cambios en la naturaleza química e isotópica de ambos fluidos y
rocas. Los resultados de sus modelamientos son reportados aquí. El autor comenzó
considerando la relación entre el tamaño de la intrusión ígnea y la masa total del fluido
hidrotermal que puede ser movido por su energía termal. Una fórmula simple es usada
para expresar esta relación:
Mw = Mi Ci/ Cw In T0/T,
Fig. 18. Modelo del enfriamiento convectivo de una cámara magmática, de acuerdo a Cathles
(1983). La permeabilidad es tomada en milidarcy. Las flechas indicant el flujo del fluido (Después
de Cathles, 1983).
Fig. 19. Etapas de la circulación del fluido hidrotermal en un sistema Kuroko (después de
Cathles, 1983). Etapa 1: Humos blancos a baja temperatura, con deposición de sílice + sulfatos y
sulfuros diseminados. La anhidrita es depositada en profundidad. Etapa 2: Humos negros a altas
temperaturas, con deposición de sulfuros masivos y diseminados (puntos). Una abertura a la
izquierda está sellada por las fases de los minerales precipitados. A, es una vista total, en el
recuadro entrecortado mostrando la posición de 1 y 2 en relación al sistema total.
Fig. 21. Modelo de sistema hidrotermal para el depósito Kupferschiefer de Cu – Pb – Zn. Las
celdas convectivas están formadas en las cuencas, con los fluidos (flechas) migrando hacia
arriba a lo largo de los flancos del basamento elevado, y volviendo debajo de las evaporitas
Zechstein, donde ellas forman el cuerpo mineralizado (negro). (Después de Jowett, 1986).
Como siempre hemos establecido, hay buena evidencia de una relación espacial entre los
tipos de mineralización hospedados en sedimentos desde las regiones más profundas y
más calientes hacia las más frías y más altas de una cuenca sedimentaria o, en otras
palabras, desde los depósitos hospedados en lutitas hacia los depósitos hospedados en
carbonatos. Los arreglos espaciales y los estilos de mineralización proporcionan un enlace
posible entre las teorías diagenéticas y exhalativa. El calentamiento de los fluidos de las
depresiones mediante una fuente de energía termal (manto?, magmático?) crean
convecciones hidrotermales en las porciones profundas de las cuencas, el movimiento
hacia arriba y el acanalamiento de los fluidos a lo largo de las fallas de grabens u otras
fracturas para eventualmente exhalar en, o bajo la interfase sedimento – agua, donde ellos
podrían precipitar a los sulfuros.
Un sistema hidrotermal exhalativo formado por celdas de convección a gran escala fue
propuesto por Russell (1978) para la mineralización hospedada en sedimentos en Irlanda,
consiste de celdas excavando hacia abajo en una cuenca sedimentaria que se desarrolla.
Las celdas cambian a mayor profundidad hacia temperaturas más altas, llegando a ser
más grandes con el tiempo y la evolución progresiva de la cuenca, la cual produce
fracturas para mover hacia abajo de manera que el paquete de rocas llega a ser más
quebradizo. En este modelo hay por lo menos tres mayores pulsos, o etapas de actividad
hidrotermal durante las cuales resultan la abundancia de diferentes metales, de esta
manera se explican la paragénesis de los minerales observados de los ensambles de
minerales dominados inicialmente de Fe – Mn – Zn – Pb hacia el medio de Zn – Pb – Fe –
Mn y hacia el posterior de Zn – Pb – Cu – Fe – Mn.
Plimer (1985, 1986) citó diferentes tipos de dorsalamiento ensiálico (fallado por fortuna),
degaseamiento del manto, y magmatismo asociado para explicar el desarrollo de las
exhalitas complejas en Broken Hill y Monte Isa en Australia. Las ideas de Plimer sobre los
tipos de los sistemas hidrotermales que podrían haber sido involucrados en la generación
de estos depósitos están delineadas aquí. Plimer arguye que los cuerpos mineralizados de
Monte Isa fueron formados en situaciones de dorsales de tipo aulocógeno, donde las
salmueras formaron sistemas hidrotermales que fueron enfocados y exhalados hacia las
depresiones en los grabens profundos, con ningún componente magmático. Las
expulsiones periódicas de las salmueras calentadas podrían haber tenido lugar de acuerdo
con las consideraciones de Sawkins. Las salmueras podrían haberse movido a lo largo de
mayores fracturas y fallas a altas presiones. En contraste, el escenario Broken Hill tiene
una asociación con magmatismo bimodal (máfico – félsico) relacionado al dorsalamiento
más profundo y más exitoso en una corteza continental más delgada. El modelo de Plimer
asume fluidos del manto enriquecidos en CO2, F, B, H2, P, Mn, Fe, Pb, Zn, REE para
haberse elevado a lo largo de las fallas graben y haberse mezclado localmente con el agua
de mar. Las exhalaciones submarinas depositaron sulfuros y otras exhalitas conteniendo
minerales ricos en Si, Zn, Mn, Fe y B sobre el fondo de los valles dorsales. Las zonaciones
tanto regionales y locales de las ubicadas en Broken Hill son interpretadas en términos de
la distancia, hacia arriba y lateralmente, a partir de los conductos a través de los cuales los
fluidos hidrotermales se elevan. Una zonación similar a escala regional es observada en
Namaqualand (Africa del Sur), para los depósitos de minerales exhalativos de Aggeneys –
Gamsberg. El modelo de Plimer es cuestionado por Wright y otros (1987), quien está en
desacuerdo con la asociación asumida con los ácidos volcánicos en Broken Hill. Ellos
interpretan más bien estas rocas como sedimentos clásticos, y estos posiblemente fueron
los acuíferos a través de los cuales las salmueras portadoras de metal se movieron
durante la compactación de las pilas sedimentarias clásticas y porosas. La migración de
los fluidos a lo largo de los acuíferos y arriba a lo largo de las cuencas falladas resultaron
en el entrampamiento de los fluidos bajo una capa impermeable constituido por las rocas
pelíticas.
Los abundantes y variados tipos de mineralización del Orógeno Pan – African Lufillian de
Zambia, Zaire y Angola han sido tomados y explicados por Unrug (1988) en un modelo de
la circulación del fluido hidrotermal que combina las salmueras diagenéticas de Jowett
(1986) con los fluidos ubicados en profundidad. El modelo de Unrug, aunque cuestionados
por Sweeney y Binda (1989) y Garlick (1989), pone elegantemente la controversial
Copperbelt y las áreas adyacentes hacia un sistema unificado de las tectónicas dorsales,
asociaron la evolución de la cuenca y el desarrollo del fluido hidrotermal. Este modelo está
resumido abajo (ver Unrug 1987, 1988). La mineralización estratiforme Copperbelt de Cu –
Co – U – Ni – Au ocurre cerca a la base de una sucesión estratigráfica gruesa del
supergrupo Katangan. Presentes también en la sucesión están otros tipos de
mineralización, incluyendo los depósitos de vetas y skarn, conteniendo un huésped de los
metales tales como U, Au, Ag, Pb, Zn, etc. La mineralización estratiforme fue emplazada
antes del plegamiento y metamorfismo, y se reconoció que el Cu y Co probablemente
fueron traídos hacia la cuenca en una etapa posterior de la diagénesis. La temperatura de
los fluidos se estimó que han estado entre 200 y 250°C más alto que 100 – 150°C de las
salmueras responsables para los depósitos del tipo Mississippi Valley. Las salmueras de
las depresiones fueron desarrolladas en las partes más profundas de las cuencas, y
formaron celdas convectivas guiadas por un alto flujo de calor asociados con los eventos
del dorsalamiento que crearon las cuencas. Estas salmueras probablemente se originaron
por la compactación y desmeteorización de la secuencia pelítica gruesa de la secuencia
Inferior de Kundelungu. Los gradientes termales forzaron la circulación de los fluidos en los
acuíferos de los sedimentos del Grupo Roan en las espaldas de los bloques del basamento
dorsalado. Los fluidos a su vez interactuaron con las litologías conteniendo los sulfuros
diagenéticos primarios (principalmente pirita) dando lugar a la mineralización estratiforme.
Los fluidos del Grupo Roan Inferior fueron confinados por las unidades impermeables
sobreyacientes del Conglomerado Grand, y fluyeron pendiente arriba a lo largo de los altos
basamentos, donde ellos pueden haberse derramado (ver Jowett 1986) para fluir de
regreso hacia las partes más profundas de las cuencas para completar la celda de
convección. En una etapa posterior, el metamorfismo, la compresión y la deformación de
las secuencias sedimentarias produjeron renovadas actividades hidrotermales en la forma
de metamorfismos generados y fluidos guiados. Estos pueden haber formado la
mineralización tipo veta presentes también en la región. El magmatismo alcalino
relacionado a las dorsales puede haber sido responsable para la mineralización del skarn.
Finalmente, el interesante modelo sabkha propuesto por Renfro (1974) fue elaborado para
contrarrestar las discrepancias de los singenetistas. El último mantuvo que el agua fresca
portadora de metal podría mezclarse con el agua de mar en una cuenca restringida. Las
condiciones de reducción en los restringidos cuerpos de agua causaría que los metales,
los cuales pueden estar ahora difusos en solución, se precipiten todo el tiempo con los
sedimentos entrantes en el fondo del mar. La zonación de mineral trabajado fuera del
estudio de las minas de Copperbelt (Garlick 1961, Fleischr y otros 1976) fue explicado
como una zonación desde la orilla hacia el mar, con la precipitación de los sulfuros de
cobre cerca a la orilla (calcocita – bornita – calcopirita) hacia Fe (pirita) en las
profundidades y aguas anóxicas. Posteriormente estos depósitos metalíferos serían
cubiertos por las evaporitas encima de la desecación de la cuenca. Este modelo sufre dos
mayores inconvenientes: (1) los metales más solubles ocurren en la mayoría de las
posiciones hacia la cuenca, y la zonación de metal resultante requiere que la transgresión
debería haber ocurrido, mientras en el hecho las litofacies englobantes reflejan regresiva
sedimentación; y (2) el estrato portador de metal se extiende hacia las evaporitas
sobreyacientes y hacia las capas oxidadas debajo. De acuerdo al modelo singenético, los
límites de facies del metal deberían ser tan definidos como los límites de las litofacies. El
modelo Sabkha de Renfro (1974) (Fig. 22) intenta explicar la asociación de algún depósito
exhalativo estratiforme con litofacies evaporítico, como es el caso para el cuerpo
mineralizado de Roan Antílope de Zambia Copperbelt y el Kupferschiefer en Alemania.
Una sabkha es una evaporita plana costanera bordeando un cuerpo de agua sobre un lado
y un desierto sobre el otro. Esta difiere de una taza de evaporita normal en que el medio
deposicional es subaéreo mientras que de una taza de evaporita es subacuosa. En una
sabkha de la costa, la evaporación del agua subterránea causa solutos para ser
depositados en la superficie sabkha. Este resulta en una gradiente hidráulica subsuperficial
que induce el flujo de agua marina de pH alto y bajo Eh hacia flujo del interior hacia la
sabkha, mientras que el agua subterránea meteórica de bajo pH y alto Eh fluye hacia el
mar. La Fig. 22 muestra la secuencia desarrollante desde la regresión – transgresión hacia
la regresión y la creación de una sabkha madura acompañada por la precipitación de
sulfuros, con una zonación dictada por la afinidad de los metales con los sulfuros. El
mecanismo involucrado es explicado como sigue. El cuerpo de agua adyacente a la
sabkha es prolífico con las algas azul-verde. Estas tienden a formar greñas algales las
cuales, con la disminución, se genera mucho H2S, CO2, CH4. De hacia la tierra siguiendo
las aguas marinas por lo tanto son enriquecidas en estos constituyentes, mientas el agua
meteórica terrestre lleva trazas de Cu, Ag, Zn, Pb y Fe. En la transgresión, las facies
algales sobretraslapará los sedimentos del desierto oxigenado, y al mismo tiempo el
avance del agua marina fuerza al agua meteórica de regreso hacia la tierra. Una incipiente
sabkha se forma cuando los sedimentos abastecen y la subsistencia alcanza un estado
firme, causando una serie de evaporitas (aragonita – yeso – halita) para permanecer sobre
los sedimentos del desierto continental. El magnesio de la salmuera del agua de mar
reemplaza el aragonito par formar la dolomita. Durante la regresión, las greñas algales es
sobremontada por las evaporitas mientras el posterior es enterrado por los sedimentos del
desierto. Las aguas subterráneas meteóricas son arrojadas hacia la superficie por la fuerte
evaporación, y los sulfuros precipitados de paso a través de la disminución de la greña
algal la cual suministra el H2S necesario. El zonamiento del metal desde la tierra hacia el
mar es mostrado en la Fig. 22.
Fig. 22. El modelo de sabkha para la génesis del depósito del mineral estratiforme de tipo Copperbelt. El
modelo fue propuesto por Renfro (1974).
El metamorfismo puede ser definido como “todos los cambios del estado sólido en fábrica y
composición de un cuerpo de roca que ocurre debajo de la superficie de la Tierra, pero sin
la intervención de un silicato fundido” (Best 1982, p. 343). Los procesos metamórficos
pueden ser endotérmicos (el calor es suministrado al sistema desde una fuente externa), o
exotérmico (el calor es desarrollado por el sistema). La mayoría de las reacciones de
deshidratación son endotérmicas, mientras las reacciones de hidratación liberan calor. El
metamorfismo también puede ser isoquímico, si las rocas metamorfoseadas han retenido
sus composiciones originales con ninguna substancia perdida o ganada de materia. El
metasomatismo, en contraste, es el proceso por el cual hay transferencia substancial
(ganancia o pérdida) de materia en un cuerpo de roca, resultando en cambios significantes
enla composición química (Best 1982). El metasomatismo requiere que volúmenes
grandes de fluidos infiltraran e interactúan con los cuerpos de rocas. En esta discusión los
procesos metamórficos endotérmicos son considerados.
Las secuencias de rocas sedimentarias pueden contener grandes cantidades de fluidos
acuosos dentro de sus espacios porosos y fracturas. Muchas de estas aguas, cuya
naturaleza esencialmente es aquella de las salmueras, es conducida hacia afuera durante
la compactación y compresión tectónica. El movimiento de estas salmueras en las cuencas
sedimentarias y anterior al conjunto del metamorfismo, pueden conducir al desarrollo de
sulfuros de baja temperatura y la mineralización de óxidos en las trampas estructuralmente
apropiadas dando lugar a la mineralización conocida como el tipo Mississippi Valley.
Durante el entierro y el metamorfismo prógrado, el incremento de la temperatura y presión
activan las reacciones de la deshidratación, las cuales liberan agua y otros volátiles desde
los retículos de los minerales formadores de rocas. Los interesantes cálculos de Fyfe y
otros (1978) indican que una pelita aluminosa en promedio perderá 2,7% de agua en peso
durante la transición de la biotita isógrada hacia el feldespato potásico isógrado. Este
correspondería a un lago algo de 300 m de profundidad, arriba de una columna pelítica de
5 km de espesor. Estos fluidos, conjuntamente con las aguas connatas retenidas en la pila
de roca, después de la compactación inicial y la consecuente pérdida de permeabilidad son
distribuidos en los espacios porosos, límites de los granos, defectos de los límites de
granos y microfracturas.
Las especies dominantes de fluidos en los medios metamórficos son el H2O, CO2, CO, H2,
Cl, F, S, CH4, NH3, gases inertes y los hidrocarburos. La liberación de los fluidos durante el
metamorfismo de los sedimentos (rocas pelíticas y rocas carbonatadas), y rocas máficas
han sido estudiados por Fyfe y otros (1978), quienes publicaron curvas de la liberación de
los fluidos para los sedimentos pelíticos y rocas máficas. En general, las rocas
sedimentarias contienen minerales hidratados y portadores de volátiles, tales como arcillas,
micas y carbonatos. La liberación de los fluidos de los sedimentos pelíticos es un proceso
continuo, con la fusión parcial eventualmente tomando lugar cerca de la curva de fusión del
granito. Para los gases puros, tal como el ensamble caolinita + cuarzo, la pirofilita se
formaría primero, seguido por la deshidratación completa hacia kyanita y cuarzo. En este
caso la deshidratación está caracterizada por los pulsos bruscos de la liberación del fluido,
en contraste a la liberación continua con el incremento de la temperatura y presión para las
soluciones sólidas más complejas de los minerales de las rocas pelíticas.
En el caso del sistema cerrado, el volumen de los poros rellenados de fluidos serán
reducidos durante la compresión, y las deformaciones se desarrollarán a lo largo de los
límites de los granos con la consecuente concentración de la presión en los fluidos de los
poros. El efecto total de esta presión será en contraste la presión aplicada externamente, la
cual por necesidad de reducida. El esfuerzo efectivo luego representará la diferencia entre
el esfuerzo aplicado y la presión del poro rellenado (Phillips 1986). A pesar de que puede
ser esperado que la presión hidrostática de los fluidos de los poros se incrementa con la
profundidad, un incremento lineal es considerado simplista por Fyfe y otros (1978), cuya
atención en los ejemplos espectaculares del imprevisto chorreamiento de las salmueras y
petróleo crudo para varias decenas de metros en el aire de la perforación, de esta manera
la demostración que aquellos fluidos pueden haber estado bajo presiones muy altas.
El movimiento de los fluidos en la corteza está relacionado a la permeabilidad de las rocas.
La permeabilidad es un parámetro que mide la proporción del flujo del fluido a través de
una unidad de área en una unidad de tiempo, a través de las gradientes de presiones y
direcciones dadas, y es inversamente proporcional a la viscosidad del fluido (Ley de
Darcy). Si la presión del fluido excede la presión confinante y la deformación del cuerpo de
roca, el fracturamiento hidráulico ocurrirá y la permeabilidad se incrementará.
La deformación de una roca, o el esfuerzo diferencial máximo (σ1 – σ3) que puede
oponerse en un medio específico, está relacionado a la temperatura, presión confinante,
presión del fluido y el tiempo (Fyfe y otros 1978). La deformación teórica de las rocas fue
modelado por Griffith (1924), quien creyó que las grietas microscópicas formadas
elípticamente ocurren al azar en un material homogéneo e isotrópico. Si un esfuerzo es
microesfuerzo aplicado son generados cerca a los extremos de las grietas elípticas, y si
sus ejes largos son perpendiculares al menos al esfuerzo principal, las grietas pueden
propagarse hasta que el fracturamiento ocurre. Secor (1968) clarificó el modelo mediante
la postulación de que las grietas están conectadas por capilaridades conteniendo fluidos.
Cuando ocurre la propagación, una grieta dad incremente en volumen y la presión del
fluido del poro disminuye, mientras el flujo de los fluidos a través de las capilaridades
prontamente se propagan después. De acuerdo a Fyfe y otros (1978), estas
microdeformaciones pueden ser tan altas que ellas pueden interrumpirse y romperse el
enlace atómico de los materiales no agrietados de manera que las grietas se propagan.
Esta teoría fue elegantemente demostrada por medio de los experimentos foto – elásticos
(Fyfe y otros, 1978, p. 200).
La naturaleza de la porosidad en el medio metamórfico fue considerada por Etheridge y
otros (1983) en términos de los límites de los granos y las estructuras de deformación.
Parece probable que los fluidos pueden residir dentro de los tubos, burbujas limitadas y
películas. Etheridge y otros (1983) enfatizan que las microestructuras, los tubos y las
burbujas a lo largo de los límites de los granos, son altamente efectivas en las porosidades
metamórficas, porque ellas tienden a formar un network interconectante. Las estructuras
de deformación, por otro lado, incluyen microgrietas que pueden propagarse desde los
fluidos en los límites de los granos, surgiéndose porosidades a partir de las reacciones del
mineral (por ejemplo la descarbonatación), y las estructuras macroscópicas tales como las
foliaciones y las zonas de cizalla. Los últimos constituyen las formas de canales principales
para los fluidos. La capacidad a gran escala en respuesta a los gradientes termales,
conjuntamente con los gradientes de las presiones del fluido local, quiere decir que los
fluidos tienden a moverse a lo largo de estas estructuras (Fyfe y Henley 1973, Etheridge y
otros 1983).
Las barreras impermeables pueden tener un efecto importante en la presión del fluido del
poro y el movimiento de los fluidos connatos y/o metamórficos en los cuerpos de rocas. En
una secuencia sedimentaria, las capas de lutitas o evaporitas pueden constituir eficientes
barreras impermeables. Las barreras impermeables pueden también formarse a lo largo de
la zona de mezcla entre los fluidos metamórficos ascendentes calientes y las aguas
meteóricas descendentes más frías. Sus mezclas inducen precipitación de las fases de
mineral y el sellamiento a lo largo de la zona de interfase (Cox y otros 1986). Fyfe y otros
(1978) modelaron sobre los cambios de las presiones de los fluidos en los poros encima y
debajo una capa impermeable a una profundidad de 5 km, en una sección de la corteza de
10 km de espesor. Ellos consideran que en una porción de la corteza situada debajo la
capa impermeable (entre 5 y 10 km=, los fluidos están en un sistema cerrado, y tenderán a
migrar hacia arriba hasta la presión del fluido en las rocas debajo y adyacente a las
barreras formadas sobre la presión equivalente a la presión vertical total. Bajo estas
condiciones los fluidos podrían coleccionarse en las áreas de bajo esfuerzo vertical debajo
de la barrera para formar un cuerpo semejante a un charco. Se prevé que las barreras
serían brechadas por el fracturamiento hidráulico, con las fracturas extendiéndose a través
de la parte superior de la secuencia de rocas (ver también Cos y otros 1986). El
fracturamiento hidráulico ocurrirá cuando la presión del fluido (Pf) excede o iguala al
esfuerzo de tensión (T) y al menos al esfuerzo principal (σ3): Pf > σ3 + T, y como es
mostrada en la Fig. 23, la ubicación de las fracturas es una función del campo de esfuerzo
local. Otras barreras impermeables estarían presentes en la secuencia de rocas, como
ellas normalmente estarían, cada una de las barreras causarían el elevamiento de la
presión del fluido bajo el sistema cerrado, seguido por el fracturamiento y acumulación de
los fluidos encima.
Fig. 23. Modelo de la migración del fluido y en fracturamiento hidráulico debajo de una capa impermeable
en la corteza (Después de Cox y otros, 1986).