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Cómo conducir un funeral

A pedido de uno de nuestros lectores de la Revista La Fuente, colocamos este modelo


de funeral y textos bíblicos sugerentes presentados por el Pr. Gilberto Abels, que
aparece en la página http://www.sermondominical.com/

Para muchos, predicar un funeral es la tarea más difícil en el ministerio, pero no tiene
que ser así. En verdad es una oportunidad de ser una bendición profunda,
especialmente para los que sufren el duelo. Es la oportunidad de dar el consuelo
verdadero, de pronunciar la gran verdad de la resurrección en cuerpo, que distingue al
cristianismo de las religiones paganas, y la esperanza de ver a nuestros seres
queridos en el cielo.

Es necesario tener unos sermones fúnebres guardados, porque nadie se muere en un


momento oportuno, y después no hay tiempo para preparar. Con este fin, se publican
libros de sermones fúnebres para diferentes situaciones. Vale la pena comprar uno,
porque un funeral no es el momento de equivocarse o decir algo fuera de lugar.

El autor, en lo personal, se acuerda con agrado, de muchos funerales predicados,


porque pudo utilizar su don pastoral para consolar a la gente en un momento tan difícil,
y aun dejar a los familiares satisfechos de que habían dado "un buen funeral" a su ser
querido. Es su opinión que el funeral protestante supera al funeral católico en dar
consolación y esperanza, y a consecuencia ha ganado miembros para su iglesia
después del evento.

Predicar un funeral es difícil, porque ante el público que está enfrentando su


mortalidad al asistir, uno tiene que afirmar el valor de la vida (que vale la pena vivir y
seguir luchando); pero a la vez afirmar que la vida tiene muchos males por lo cual no
es tan malo morir (que vivir en la presencia de Dios es mejor que estar batallando aquí
en la tierra).

Otra consideración importante es recordar en el sermón a la persona en sus mejores


momentos. Por ejemplo, en vez de enfatizar sus últimos años de enfermedad, enfocar
en sus años de fuerza cuando emprendía cosas y su contribución a la sociedad.
Siempre haga recordar a la familia la herencia moral y espiritual que dejó para ellos,
suplicándoles guardar y transmitir estos tesoros de generación en generación, como
recordatorio de la persona.
Si la persona no era religiosa, no diga que era; ni es necesario tocar el tema fuera de
declarar la esperanza cristiana de la resurrección. Me acuerdo del funeral que tuvo
que predicar el evangelista Billy Graham para un político famoso que no había sido
muy religioso. Dijo de él que "aunque no llevaba su religión en las mangas" (a la vista
de todos), en su corazón creía." Yo creo que es correcto usar frases no muy
comprometedoras para describir la fe de una persona, sobre todo si el predicador tuvo
la oportunidad de hablar sobre las cosas de Dios con la persona en vida. Es de
consuelo para los familiares que dudan de la salvación de su ser querido.
Simplemente dejamos estas cuestiones en las manos de Dios. ¿Quién conoce el
corazón de otro y su relación con Dios?

En un sermón fúnebre, no diga especulaciones sobre la vida después de la muerte. No


aburra a la gente citando a poetas y filósofos. No diga nada raro. Expresa su
admiración por el difunto, declare que llevó una vida valiosa y que es recordado por
gente que lo ama. Como ministro exprese el sincero pesar de las personas presentes
y que sus oraciones están con los dolidos. Afirme que todos tienen la esperanza de
volvernos a ver en la presencia de Dios. Cite unos versículos adecuados. Haga una
oración sencilla. Diga todo con seriedad y calma, y no trate de animar a la gente a
estar feliz.

Tenga mucho cuidado de lo que usted diga en un funeral, sobre todo si usted nunca
ha sufrido la muerte de un familiar, y no puede identificarse con los dolidos. Si usted
nunca ha asistido a un funeral, ni trate de hacerlo solo; llame a un ministro con mucha
experiencia y años para que lo asista.

Consejos prácticos:

1. Tan pronto como el ministro recibe noticia de la muerte visita el hogar del difunto
para ofrecer su ayuda y consuelo espiritual.

2. El ministro se informa, con mucho tacto, de los planes de la familia para el funeral, y
los cumple en todo que sea posible. Solo con cuidado, y si la familia pida, puede
ofrecer sugerencias.

3. Debe precisarse el lugar y hora del funeral, si se va a realizarse en la iglesia, el


hogar, o en la capilla mortuoria.
4. Si el ministro disfruta de la confianza de la familia, evitará a toda costa que incurran
en gastos excesivos, a razón de la emoción.

5. Prepare un mensaje de esperanza u salvación en Jesucristo par una audiencia


heterogénea.

6. Llegada la hora de la ceremonia, el pastor usará ropa obscura.

7. De antemano, el ministro tendrá preparado el sermón y el programa. Espere a


empezar hasta recibir la autorización de la familia.

8. El sermón debe ser corto, sencillo y fácil de comprender, con el objeto de consolar a
los dolientes y hacer a la gente meditar en su futuro encuentro con Dios.

Orden de los funerales:

1. Lectura de algunas selecciones de Escrituras

2. Oración

3. Canto de algún himno: congregación, o el coro, un dúo o un solo, o música grabada.

4. Breves palabras por el pastor nombrando a los que sobreviven al difunto; si lo


desea, acerca de la vida del difunto.

5. Himnos

6. Sermón

7. Bendición

En el cementerio:

1. Se puede leer unos versículos sobre la vida: "Desnudo salí del vientre de mi madre,
y desnudo volveré allá. Jehová dio y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito"
(Job 1:21)
2. Luego el ministro echará un puñado de tierra sobre el ataúd, mientras pronuncia:
"Por cuanto le plugo a Dios todopoderoso en su sabia providencia, separar de este
mundo el alma de este hombre (mujer, niño) por tanto nosotros encomendamos su
cuerpo a la tierra, tierra a tierra: ceniza a ceniza, polvo a polvo, con la esperanza
segura y cierta de la resurrección a la vida eterna de todos los que durmieron en
Jesús."

3. Afirme la resurrección: "No os maravilléis de esto; porque vendrá hora cuando todos
los que están en los sepulcros oirán su voz; y los que hicieron lo bueno, saldrán a
resurrección de vida; mas los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación."
(Juan 5:28,29)

4. Oración

5. Bendición: "Que la gracia, la misericordia y la paz de nuestro Señor Jesucristo sean


con vosotros ahora y para siempre. Amén."

El artículo citado arriba es una selección tomada del libro titulado "Anhelando
Obispado" escrito por el Rvdo. Gilberto Abels.

Textos Bíblicos para funeral:

Job 19:25-25 Yo sé que mi Redentor vive, Y al fin se levantará sobre el polvo;


19:26 Y después de deshecha esta mi piel, En mi carne he de ver a Dios;

Eclesiastés 7:1 Mejor es la buena fama que el buen ungüento; y mejor el día de la
muerte que el día del nacimiento.

Mateo 5:4 “Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación …”

Juan 14:1-4 No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí.
14:2 En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera
dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros.
14:3 Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para
que donde yo estoy, vosotros también estéis.
14:4 Y sabéis a dónde voy, y sabéis el camino.
1 Corintios 15:56-57 ya que el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del
pecado, la ley.
15:57 Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro
Señor Jesucristo.

1 Tesalonicenses 4:14-17 Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también
traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él.
4:15 Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que
habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron.
4:16 Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta
de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero.
4:17 Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados
juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos
siempre con el Señor.

Salmos 61:1 Oye, oh Dios, mi clamor; A mi oración atiende.


61:2 Desde el cabo de la tierra clamaré a ti, cuando mi corazón desmayare. Llévame a
la roca que es más alta que yo,

Salmos 94:19 En la multitud de mis pensamientos dentro de mí, Tus consolaciones


alegraban mi alma…

Isaías 41:10, 13 No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu


Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi
justicia… Porque yo Jehová soy tu Dios, quien te sostiene de tu mano derecha, y te
dice: No temas, yo te ayudo.

Romanos 8:31 ¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra
nosotros?

2 Corintios 1:3-4 Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de
misericordias y Dios de toda consolación,
1:4 el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también
nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación
con que nosotros somos consolados por Dios.

Salmos 119:50 Este es mi consuelo en mi aflicción, porque tu promesa me da vida.


Eclesiastés 3:1-2 Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene
su hora.
3:2 Tiempo de nacer, y tiempo de morir; tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo
plantado;

Romanos 14:7-9 Porque ninguno de nosotros vive para sí, y ninguno muere para
sí.14:8 Pues si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos.
Así pues, sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos. 14:9 Porque Cristo
para esto murió y resucitó, y volvió a vivir, para ser Señor así de los muertos como de
los que viven.

Filipenses 1:21-23 Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia.1:22 Más si


el vivir en la carne resulta para mí en beneficio de la obra, no sé entonces qué
escoger. 1:23 Porque de ambas cosas estoy puesto en estrecho, teniendo deseo de
partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor.

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