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Sección de Pregrado
Tesina:
Autora:
1
DEDICATORIA
2
AGRADECIMIENTO
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INDICE
INTRODUCCION
CAPITULO I
CAPITULO II
CAPITULO III
CONCLUSIONES
RECOMENDACIONES
FUENTES DE INFORMACION
ANEXOS
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INTRODUCCION
Con el crecimiento y “boom” del sector minero, de hidrocarburos y gas en el país,
aumentó también la conflictividad en torno a los impactos ambientales y sociales – sobre
todo en los procesos de aceptación de la población y frente a la aprobación de los
estudios de impacto ambiental (EIA) de los mismos proyectos - no obstante la gran
envergadura económica que representan en materia de inversión - y, el significativo
avance normativo del Estado peruano en protección ambiental minera así como en
mecanismos de participación ciudadana en específico para los proyectos de industrias
extractivas.
A partir del 2005, los informes de la Defensoría del Pueblo nos muestran recurrentemente
que son los conflictos socio- ambientales vinculados a la minería los que mayor
presencia tienen en el escenario de la conflictividad social en el país.
A modo de ejemplo, el reporte de setiembre del 2009 indicó que de los 235 conflictos
activos registrados durante ese mes, el 47% eran de tipo socio- ambiental, de los cuales el
68% del sector minero; el 17% correspondieron a conflictos por asuntos de gobierno local;
el 13% a conflictos laborales; 11% conflictos por asuntos de gobierno nacional; 4%
conflictos comunales; y, el resto son asuntos de gobierno regional, cultivo hoja de coca,
demarcación territorial y conflictos electorales.
Por ello, la presente tesina profundizará desde la disciplina del Derecho, en la relación
que existe entre mecanismos de participación ciudadana y conflictos socio -
ambientales, como un tema que amerita especial atención frente a un contexto peruano
de frágil democracia e incremento de las confrontaciones y bipolaridades respecto al
aprovechamiento de los recursos naturales.
Ello no obsta para reconocer que, en un marco institucional y de políticas ambientales aun
incipientes y desconocidas para el grueso de la población, las oportunidades de
participación existentes - específicamente las que provee el Sistema Nacional de
Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA) - den lugar a discusiones que rebasan con mucho
los límites de cada proyecto, favoreciendo un clima de conflictividad.
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CAPITULO I
Se hace una descripción global del contexto actual en el país, al mismo tiempo se
mencionan las posibles causas del problema central, sus consecuencias previsibles y las
posibilidades en perspectiva desde la disciplina jurídica para contribuir a revertirlas.
La Defensoría del Pueblo ha reportado en sus informes mensuales que el principal tipo de
conflicto existente en el Perú, es el denominado “conflicto socio ambiental”: Se
triplicaron en los últimos diez años, pasando aproximadamente de 50 conflictos en el año
2008 a 154 conflictos reportados en abril de 2013.
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En tanto, la Oficina Nacional de Diálogo y Sostenibilidad de la Presidencia del Consejo de
Ministros considera que a abril del 2015, existen 43 conflictos urgentes, los cuales tienen
que ver principalmente con minería, hidrocarburos y minería informal.
Según la Defensoría del Pueblo, el problema que persigue al país en la última década es la
crisis social por falta de previsión y de comunicación del Estado. Estas cifras coinciden con
las de la Oficina Nacional de Diálogo y Sostenibilidad de la Presidencia del Consejo de
Ministros (PCM), que en el último año logró poner paños fríos a 41 discrepancias.
Pese a que la mayoría de conflictos tiene origen en temas socio- ambientales o por falta
de límites oficiales, todos - observa el sociólogo Víctor Caballero Martín, ex jefe de la
Oficina de Gestión de Conflictos Sociales de la PCM - tienen la particularidad de
extenderse hasta por 20 años. “Tía María, por ejemplo, tiene un origen más lejano al
conocido, en el 2009. Curiosamente, se desencadenó por una disputa entre las regiones de
Moquegua y Arequipa por el acceso al agua”, asevera Caballero.
Dichos conflictos se sitúan básicamente en zonas rurales que afrontan bajos índices de
pobreza y tienen que ver, entre otras cosas, con la disputa por el uso, manejo y control de
los recursos naturales, principalmente agua y tierra; además de otros elementos socio
económicos y culturales - no menos complejos - tales como: temores reales o percibidos
sobre afectaciones ambientales, activación de expectativas y demandas a las empresas:
empleo, fondos de desarrollo, servicios públicos, etcétera e incumplimiento de
acuerdos.
Las poblaciones locales tienden a oponerse a inversiones extractivas de gran escala debido
a que las perciben como amenazas a sus tierras, aguas y formas de vida; mientras que las
autoridades sub‐nacionales sienten que son dejadas de lado de las decisiones
correspondientes a estos proyectos realizadas por el gobierno central y porque estas
inversiones pueden poner en riesgo sus propias visiones de desarrollo.
Asimismo, los activistas ambientales temen que estos proyectos vayan a afectar
negativamente la biodiversidad, especialmente cerca o dentro de áreas naturales
protegidas. Además, la geografía de estas actividades extractivas se sobrepone en muchos
casos con comunidades campesinas y tierras indígenas, tanto en las zonas altas como en
las llanuras tropicales.
Este concepto, que cubre tanto recursos materiales como simbólicos, se convierte en el
locus de las identidades y las luchas indígenas. Por ello, no es casual que los proyectos
extractivos encuentren enorme resistencia entre grupos indígenas y campesinos de las
diversas regiones del Perú.
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Respecto a los proyectos de hidrocarburos, se puede afirmar que desde 2003 el Estado
peruano redujo las regalías que pagaban las empresas petroleras; esto produjo un
incremento constante de la actividad petrolera en la Amazonía peruana: pasó de ocupar
una superficie equivalente al 13% en 2004 a cubrir casi el 70% de la región en el 2010.
Cada año, el gobierno del Perú suscribe más contratos petroleros y otorga lotes sobre
grandes extensiones de bosques. Muchos de estos se superponen sobre todo tipo de
derechos preexistentes; desde la posesión y propiedad de pueblos indígenas, en la forma
de reservas para indígenas en aislamiento o contacto inicial, o de comunidades nativas; así
como sobre concesiones forestales, concesiones para conservación, entre otros.
Lamentablemente, esta expansión se caracteriza por una pobre gestión ambiental a cargo
del Estado, acompañada de insuficientes recursos para funcionar a un nivel adecuado y un
sistema de control ambiental flexible.
Es por ello, que del universo de 51 contratos de petróleo vigentes al 2013: 30 contratos en
exploración se encontraban suspendidos por razones de fuerza mayor; 18, por la
obtención de permisos; 7, por razones sociales; y 5, por otras causas.
Asimismo hay 3 lotes en explotación con algunas actividades suspendidas por razones de
fuerza mayor; 2, por razones sociales; y 1, por obtención de permisos, precisamente el
lote 88 a cargo de PLUSPETROL.
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1.1.2.1. Dificultades de la población para acceder a la información, principalmente
por el plazo relativamente corto que se tiene y modalidades de entrega o
socialización poco asequibles.-
Según las normas, la empresa debe poner a disposición del público el documento del
Estudio de Impacto Ambiental (EIA), que frecuentemente es un informe de muchos
volúmenes y cientos o miles de páginas escritas en un lenguaje técnico y especializado,
aunque se contempla la inclusión de un resumen ejecutivo en lenguaje sencillo y
accesible.
Los interesados deben acceder para ello a una versión digital o a una de las pocas
versiones impresas que se pone a disposición, revisarla en un plazo relativamente corto e
inscribirse para asistir al taller informativo (controlado por la empresa), a fin de plantear
allí sus observaciones que deben ser tomadas en cuenta por el Ministerio de Energía y
Minas.
De esta manera se dan casos en que los titulares mineros no informan adecuadamente los
alcances del proyecto o no son transparentes en dar la información, minimizando muchas
veces los impactos.
Por ello, la Dirección General de Asuntos Ambientales Mineros (DGAAM), mediante
directivas específicas, actualmente exige a las empresas reforzar sus canales de
comunicación desde la etapa de la exploración minera, estableciendo una oficina de
gestión social que permanentemente debe estar evaluando los aspectos sociales de tal
manera de llegar a la explotación con un clima de armonía.
1.1.2.2. Hasta hace poco, el concepto restringido de “zona de influencia directa”
en proyectos mineros produjo exclusiones, que a la postre desencadenaron
conflictos aun persistentes.-
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1.1.2.3. Limitaciones prácticas en la aplicación de los mecanismos de participación
ciudadana en proyectos extractivos que son de índole cultural, institucional y de
formación política.-
A la luz de las experiencias concretas en diversas regiones del Perú se registran algunas
limitaciones que se convierten en factores adversos y abonan a la conflictividad socio –
ambiental, los cuales son materia de reflexión para trazar políticas que permitan
revertirlas:
Esto se agudiza con la intrusión de actores políticos con prácticas de corrupción y manejo
de intereses particulares, quienes agudizan campañas de desprestigio respecto al
funcionamiento de los mecanismos de participación; más aún azuzan a la población
levantando agendas distorsionadas de protección ambiental, para oponerse a los
proyectos de inversión minera.
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Les es difícil encontrar profesionales preparados (as) para estas tareas con las
herramientas apropiadas; al mismo tiempo, las instituciones educativas del país recién
están empezando a desarrollar currículos y programas de enseñanza para satisfacer esta
necesidad.
Aún no hay rapidez en los mecanismos efectivos para asegurar que las observaciones al
estudio de impacto ambiental (EIA) habiendo sido tomadas en cuenta por la Dirección
General de Asuntos Ambientales Mineros (DGAAM) del Ministerio de Energía y Minas
(MINEM) y absueltas por la empresa, sean socializadas oportunamente hacia la
población involucrada y no se conviertan en malos entendidos o información
distorsionada a propósito por los detractores de las inversiones mineras.
Este ejercicio analítico permite vislumbrar los aportes específicos desde la disciplina del
Derecho para revertir y/o transformar los conflictos socio – ambientales:
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El EIA es un estudio que analiza el real impacto ambiental y social de los proyectos y
asegura la participación de las personas que recibirán tales impactos. Lamentablemente, a
pesar de los esfuerzos y rigurosidad del MINEM en el proceso de aprobación de dichos
estudios, se constatan corrientes de opinión adversas sea por desinformación o por
posiciones interesadas en desprestigiar a las empresas extractivas y al mismo Estado
peruano.
El artículo 66º de la Constitución Política del Perú señala que los recursos naturales son
patrimonio de la Nación. De esta forma, el Perú se acoge al sistema dominalista de
recursos naturales por el cual el dueño del suelo, no lo es de los recursos del subsuelo.
La ley N° 26505 establece que las empresas con actividades extractivas en tierras de
comunidades deben lograr un acuerdo previo con las mismas antes de iniciar sus
operaciones (artículo 7º).
Mientras que el Estado tiene una fuerte presencia en el momento inicial de entregar los
recursos del subsuelo - incluso ahora más a través de la figura de la consulta previa- las
posteriores negociaciones privatizadas entre empresas y comunidades por el acceso al
suelo, se caracterizan por la ausencia total del Estado.
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Así las negociaciones se dan entre dos actores desequilibrados; por un lado empresas
extractivas con mayor poder de negociación y un avanzado “know how”, y por otro lado
comunidades que nunca han enfrentado un proyecto extractivo y conocen poco de la
logística y mecánica de este tipo de actividades. Como es previsible, estas negociaciones
entre dos posturas tan distantes no resultan del todo favorables a la posición en
desventaja.
Por ello es que resulta peligroso que la propia disposición legal de separar propiedad de
suelo y subsuelo - provoque que dos entes tan disímiles como las empresas y las
comunidades se sienten a negociar por un mismo bien jurídico - situación que muchas
veces atenta contra los derechos de las comunidades y detonan conflictos.
Un último punto de orden jurídico que genera conflicto es el tema de la titulación de las
comunidades. El bajísimo número de comunidades tituladas se debe a que este proceso
ha pasado por muchos organismos sin que ninguno haya asumido verdaderamente el reto
de incrementar las cifras: primero dependía del Programa Especial de Titulación de Tierras
y catastro rural (PETT) del Ministerio de Agricultura (MINAG) hasta que en el año 2008
pasó al Organismo de Formalización de la Propiedad Informal (COFOPRI) del Ministerio de
Vivienda.
Finalmente, la potestad de otorgar títulos ha pasado a los Gobiernos Regionales, los cuales
no disponen de personal capacitado ni con logística para dar trámite a los procesos de
titulación. El ministerio de agricultura (MINAG) es el actual ente rector.
Las comunidades tituladas están “partidas” ya que no pueden ser dueñas de los bosques,
lo cual resulta forzado debido a que las comunidades amazónicas tienen una estrecha
relación con los bosques que utilizan para sus actividades diarias. Incluso esto atenta
contra el derecho internacional, ya que tanto el Convenio 169 de la OIT como la Corte
Interamericana de Derechos Humanos señalan que los pueblos indígenas son dueños de
su territorio, que es la totalidad del hábitat que utilizan.
El Informe “Derechos de los pueblos indígenas y tribales sobre sus tierras ancestrales y
recursos naturales” de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos del año 2010
(párrafos 181 y 182) reconoce el derecho de propiedad de los Pueblos Indígenas sobre los
recursos naturales que se encuentren en sus territorios y que tradicionalmente han
utilizado para el desarrollo y continuación de la vida de estos pueblos.
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Pero además hay un peligro actual con la normativa que el gobierno viene promoviendo
supuestamente con el objetivo de dinamizar la inversión. De esta forma, la ley 30230 de
2014 establece procedimientos especiales de saneamiento físico legal para predios de las
áreas de influencia de proyectos de inversión público y privada (artículo 37º).
Muchos pueblos indígenas tienen sus territorios justamente en estas zonas de influencia
de proyectos de inversión, y son terrenos que no cuentan aún con titulación, por lo que
sus derechos podrían verse perjudicados.
De manera similar, el proyecto 3941 (a punto de pasar al pleno del Congreso) señala que
en caso se otorguen derechos de servidumbre (30.4º) o derechos de vía (30.3º) no se
podrán solicitar posteriormente sobre dichos terrenos derechos o títulos de propiedad. De
esta forma, observamos una tendencia gubernamental a favorecer la inversión en
desmedro del derecho de propiedad de las comunidades.
Los estudios e investigaciones más recientes revelan una conclusión común: estos
conflictos se tornarán cada vez más violentos, a medida que los recursos naturales sean
cada vez más escasos o colapsen y que los siguientes factores vinculados al modelo de
desarrollo se profundicen: explotación intensiva, consumo desmedido, acceso inequitativo
a la tierra, crecimiento poblacional, desigual distribución de ingresos, escasez o ausencia
de políticas públicas adecuadas, entre otros.
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1.1.6. Alternativas de solución desde la disciplina jurídica.-
Esto sería el aporte específico desde la disciplina jurídica sin soslayar las contribuciones
provenientes de otras especialidades académicas.
Sin embargo, también se puede aseverar que la creación de normas y mecanismos de
participación ciudadana como posible respuesta a los conflictos socio – ambientales, es
una condición necesaria pero insuficiente frente a la complejidad que representa dicha
problemática.
Como tal, sería una innovación institucional jurídica inadecuada sin un conjunto de otras
acciones orientadas a cambiar las actitudes de desconfianza y a generar las capacidades
de todos los involucrados para participar con eficacia y equidad en los proyectos de las
industrias extractivas.
Esta inquisición central, permite aseverar dos aspectos que especifican los aportes y
brindan nuevas luces al abordaje netamente a partir de la ciencia del Derecho, sin
descuidar las vinculaciones con otras disciplinas afines:
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No obstante, la disciplina jurídica contiene aportes concretos para prevenir y
transformar los conflictos socio - ambientales, focalizándose en los mecanismos de
participación ciudadana legislados, los cuales ameritan renovarse e inclusive
complementarse con el aporte de otras disciplinas conexas, tales como la antropología,
psicología social, sociología, ciencias de la comunicación, etc.
El Perú es uno de los países con mayor crecimiento en la actividad minera en el mundo.
Los buenos indicadores en el sector han sido el fruto tanto de una bonanza de precios
internacionales de los principales metales y minerales como de políticas estatales que han
favorecido la inversión; al igual con los proyectos de alta envergadura de gas y petróleo.
Por ello, esta investigación que desarrolla la presente tesina se presenta como oportuna
y útil frente al contexto adverso de alta conflictividad socio – ambiental en el Perú.
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CAPITULO II
2.1.1. Desde el segundo semestre del 2005 en adelante, los conflictos denominados
socio- ambientales empiezan a ganar marcada centralidad en el Perú.-
Sin embargo este panorama cambió en los últimos meses del 2005, surgieron con fuerza
los conflictos socio – ambientales en diversas regiones del Perú: De pronto, del total de
los conflictos que dicha entidad monitorea, a través de sus reportes mensuales,
tendencialmente, entre el 48 a 50% empiezan ser conflictos de este tipo, en los que se
hallan involucrados empresas extractivas, fundamentalmente mineras y comunidades
locales.
La Defensoría del Pueblo despliega sus facultades de defensa y supervisión para prevenir e
intermediar con el fin de evitar situaciones que puedan amenazar o violar los derechos
fundamentales, afectar a la gobernabilidad local, regional o nacional; en muchos casos
contribuyen abriendo el camino a procesos de diálogo que predispongan a su solución.
Desde el año 2004, la Defensoría del Pueblo realiza un monitoreo de los conflictos
sociales con publicaciones periódicas mensuales que son puestas en conocimiento de los
sectores llamados a resolver sus controversias.
La Defensoría del Pueblo conceptualiza al conflicto social como un proceso complejo en el
cual sectores de la sociedad, el Estado y/o las empresas perciben que sus posiciones,
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intereses, objetivos, valores, creencias o necesidades son contradictorios, creándose una
situación que podría derivar en violencia.
Explican que la complejidad de los conflictos está determinada por el número de actores
que intervienen en ellos, la diversidad cultural, económica, social y política, las formas de
violencia que se pueden presentar, o la debilidad institucional para atenderlos, entre otros
elementos.
2.1.3. Creación de la Oficina Nacional del Diálogo y Sostenibilidad (ONDS) en el año 2012.-
Frente a las tensiones sociales entre comunidades locales, el sector privado y el Estado en
ciertas áreas que tienen presencia de proyectos productivos, especialmente de industrias
extractivas; la Presidencia del Consejo de Ministros (PCM) impulsó la creación de la Oficina
Nacional de Diálogo y Sostenibilidad (ONDS), mediante la promulgación del D.S. Nº 106-
2012-PCM del 25 de octubre del 2012.
Esta Oficina toma la experiencia de la sociedad civil, de los diferentes sectores y niveles
de gobierno, así como del sector privado, para desarrollar un nuevo enfoque que
privilegia intensamente el diálogo y la aplicación de estrategias de prevención,
renovando las modalidades y estilos de intervención, tanto desde la ONDS, a quien le
corresponde un rol movilizador, como desde el Estado en su conjunto.
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El origen de las mesas de diálogo coincide con la restauración de la democracia, en el año
2001, surgen como parte de la búsqueda de salidas a los altos niveles de conflictividad en
un contexto caracterizado por la baja institucionalidad política y estructuras de
intermediación ausentes o deslegitimadas. Tienen como propósito, crear un clima de
confianza entre los actores, conocer sus necesidades e intereses y arribar a acuerdos
beneficiosos para las partes.
Desde el Estado, a lo largo de estas últimas décadas, las Mesas de Diálogo han ido
constituyéndose como mecanismos para abordar el conflicto por parte de los gobiernos
de turno, instaladas en la mayoría de casos en situaciones de crisis, sin haber cimentado
previamente las condiciones necesarias para llevarlas a cabo y tratar de asegurar desde el
principio su efectividad; más bien, al ser instituidas sobre la marcha, casi improvisando, se
ha contribuido a la pérdida de credibilidad de estos espacios, la frustración y el
descontento de los actores involucrados.
Importantes reflexiones a considerar para comprender que las mesas son espacios que
han cobrado legitimidad ante el agotamiento de los canales formales de participación
ciudadana, no son solo herramientas para prevenir y gestionar conflictos, constituyen
también un ejercicio de democracia, contribuyen a la gobernabilidad democrática y al
fomento de la participación ciudadana.
2.1.5. El Grupo de Diálogo, Minería y Desarrollo Sostenible (GDMDS), desde el año 2000.-
Como grupo, no tiene como finalidad defender los intereses de los distintos actores
involucrados, sin menoscabo de los fines específicos de cada institución participante, así
mismo, no es su propósito atender la solución de problemas y reaccionar ante demandas
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particulares y su carácter es no vinculante, procura la equidad, y los acuerdos razonables y
productivos para todos.
Entre los líderes que convoca se encuentran provenientes de empresas mineras, ONG,
consultores, comunidades, universidades, autoridades locales y funcionarios de
instituciones estatales como OEFA, Oficina Nacional de Diálogo Sostenible (ONDS),
Defensoría del Pueblo, del Ministerio de Energía y Minas, del Vice Ministerio de Cultura,
entre otros.
Tiene como visión: una minería responsable y sostenible, que garantice los derechos de la
población, en un clima de seguridad jurídica, paz y democracia.
Es decir, el decidir - antes del otorgamiento de concesiones para explorar o extraer gas,
petróleo o minerales - dónde podrían ser desarrolladas determinadas actividades. En
otras palabras, determinar qué áreas son adecuadas para los proyectos extractivos y
cuáles no. En muchos casos, estos instrumentos están siendo utilizados por autoridades
de los gobiernos sub - nacionales en los ámbitos regionales y locales con la asistencia
técnica de las ONG.
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Se reportan dos experiencias de universidades peruanas que intervienen en la
problemática socio – ambiental.
En el año 1999, la Pontificia Universidad Católica del Perú, asumió como una de sus
actividades, el administrar procesos de conciliación, creando para ello el Centro de
Conciliación. En el año 2001, se amplió al servicio de arbitraje, modificándose la
estructura organizacional y modificándose el nombre a Centro de Conciliación y
Arbitraje.
Después de esta fecha, los servicios del Centro siguieron expandiéndose dada la
necesidad del mercado de contar con una institución absolutamente neutral. De esta
manera, en el año 2003 surge el Centro de Análisis y Resolución de Conflictos; equipo
interdisciplinario de profesionales dedicados al análisis, prevención y gestión de
conflictos, a través de la capacitación, investigación, consultoría y servicios.
La presión sobre el Estado y las empresas para que permitan una mayor participación de
la población afectada por sus actividades en el diseño de sus proyectos y las decisiones
sobre ellos no solamente ha venido de sectores de la sociedad civil, como las
organizaciones indígenas y demás organizaciones sociales, los partidos políticos de
Izquierda, sectores de la Iglesia y las ONG, sino también de la industria a nivel
internacional, organismos internacionales y las instituciones financieras internacionales.
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deseaban obtener un préstamo de instituciones financieras internacionales y en 2007
publicó otro manual de prácticas recomendadas sobre las relaciones entre la empresa
y la comunidad y otros actores sociales (Corporación Financiera Internacional 2007)
que promueve la entrega de información y la consulta como “una importante
oportunidad para que las poblaciones participen y contribuyan en el mejoramiento de
los proyectos originalmente ideados que pudieran afectar sus condiciones de vida”
(Ménard y Matassini 2010).
A partir del 2006, las principales instituciones financieras del sector privado a nivel
mundial han adoptado una serie de “Principios Ecuador” que implican promoción de
la participación ciudadana en industrias extractivas.
Resaltan el Principio 5 que requiere la consulta con las comunidades afectadas por un
proyecto y el consentimiento previo en el caso de “proyectos con impactos adversos
en los pueblos indígenas” (Equator Principles 2013) así como el Principio 6 que
establece la implementación de mecanismos para recibir y procesar quejas como parte
del sistema de gestión ambiental y social del proyecto; y añade el requisito de dar
acceso al público del Estudio de Impacto Ambiental (EIA).
Además, hay una serie de acuerdos a los cuales se han adscrito una buena parte de
las empresas extractivas multinacionales que promueven la participación de las
poblaciones afectadas.
Estamos ante una normatividad no vinculante (“soft law”) y creciente dirigida a las
empresas privadas, especialmente las extractivas, que promueve la participación por
la ciudadanía en la toma de las decisiones empresariales que les afectan, aparte de la
normatividad específica referente a los pueblos indígenas.
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Requiere que sus miembros obtengan el consentimiento previo de los
representantes de los pueblos indígenas susceptibles a afectarse por sus proyectos
(ICMM 2013).
C) Pacto Mundial.
Comprende diez principios para mejorar las políticas empresariales sobre derechos
humanos, trabajo, medio ambiente y erradicación de la corrupción.
E) Accountability 1000.
Un estándar para la rendición de cuentas.
G) ISO26000.
Es una guía para la responsabilidad social empresarial.
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Enfatiza en el preámbulo del capítulo 23 “Uno de los requisitos fundamentales
para alcanzar el desarrollo sostenible es la amplia participación de la opinión
pública en la adopción de decisiones”.
El objetivo de la Carta es ayudar a los gobiernos y a las sociedades civiles de los países
ricos en recursos no renovables para que los gestionen, generando crecimiento
económico, promoviendo bienestar de la población y siendo ambientalmente
sostenible. Se dirige con prioridad a los que deciden las políticas públicas y a la
ciudadanía en los países ricos en recursos naturales.
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Previamente, se presenta el punto de partida teórico tridimensional pertinente a la ciencia
jurídica que permite correlacionar las normas con los valores y los hechos (lo fáctico), a
modo de fundamento general de la tesina.
La Teoría Tridimensional del Derecho constituye una de las que proporciona las
herramientas necesarias para determinar los elementos que deben estar presentes en la
conformación del derecho de un país; constituyendo la cosmovisión epistemológica por
la que a través de su prisma es posible analizar a cualquier objeto de estudio del
derecho, aplicando sus postulados y el método respectivo.
"Tal concepción deja de apreciar hecho, valor y norma como elementos separables de la
experiencia jurídica y pasa a concebirlos, ya como perspectivas, ya como factores y
momentos ineliminables del Derecho" (Reale, 1997).
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Desde esta concepción, la estructura del derecho está compuesta por tres objetos
heterogéneos, interrelacionados, que conforman una unidad donde cada uno es
indispensable para definir el derecho. Por lo tanto, su definición es el resultado de la
interacción dinámica de la vida humana social, valores y normas, es decir, la regulación
valiosa y obligatoria de la vida humana social.
El derecho cumple así una doble función: protege la libertad de cada ser humano dentro
del contexto social y asegura que dicha interrelación personal no atente contra el interés
social y el bien común.
Todas las conductas humanas ínter subjetivas pueden ser valoradas y normadas,
jurídicamente; el derecho se nutre de la vida social normada integrando valores. En
cuanto a la nomenclatura del objeto a estudiar, Reale utiliza el término "dimensión", para
indicar la cualidad o posición de algo en función de una cierta perspectiva o plano de
análisis, entendiendo dimensión como un proceso cuyos elementos o momentos
constitutivos son hechos, valor y norma. Respecto al elemento fáctico del derecho, Reale
se refiere al hecho, expresando que es menester distinguir entre hecho del derecho,
global y unitario, entendido como acontecimiento espiritual e histórico, y el hecho en
cuanto factor o dimensión de dicha experiencia.
Cabe añadir que esta teoría tridimensional del Derecho se contrapone al positivismo
jurídico de Hans Kelsen, cuya interpretación del fenómeno jurídico estudia solamente a la
norma en forma abstracta y desvinculada de los valores (en particular de la justicia), los
hechos, la moral, la historia, la política, así como todos otros elementos a los que kelsen
consideró impurezas dentro de su Teoría Pura del Derecho.
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2.2.2. Variable 1 de la investigación: Mecanismos de participación ciudadana en las
industrias extractivas.-
[“La gente marcha, se paraliza o grita, no cuando no tiene nada que perder sino
cuando ha perdido la capacidad de obtener recursos” Tarrow: 1998]
No obstante, la democracia no siempre fue vista como algo bueno. Formas de gobierno
como la monarquía y la aristocracia fueron por mucho tiempo la norma común, y no es
sino hasta el siglo XVIII, con las Revoluciones francesa, americana y las teorías de Alexis de
Tocqueville que a la democracia se le da un valor positivo
Son muchos los filósofos, políticos y académicos en general que han escrito sobre la
democracia, y han dado a lugar a muchas teorías sobre su clasificación, significado y su
aplicación.
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A) Democracia directa o pura.
Representar significa “estar presente por otra persona”, en ese sentido, la democracia
representativa es aquella en la cual el pueblo no gobierna ni delibera directamente,
sino indirectamente por medio de sus representantes (autoridades) elegidos de
forma periódica mediante elecciones libres.
A comienzos del siglo XIX, tanto España como sus colonias en Latinoamérica entran en
un periodo de grandes transformaciones. La monarquía se vino abajo y se introdujo
entonces el sistema de democracia representativa; significó un cambio: a partir de
entonces, la autoridad no proviene de la tradición o de la herencia, sino de la voluntad
general expresada mediante las elecciones.
Sin embargo, el derecho a elegir estaba restringido solo para aquellos que reunían
ciertos requisitos como por ejemplo: saber leer y escribir, ser propietario, ser casado,
tener una renta anual, ser contribuyente, ser varón, etcétera.
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Solamente con la concreción del sufragio universal - una condición que define a la
democracia – se estableció que todas las personas tienen los mismos derechos y
obligaciones como ciudadanos.
C) Democracia participativa.
Asimismo, esta forma de democracia también implica fomentar las vías para convertir
a los ciudadanos y sus grupos en agentes políticos directos que se ubican al margen,
pero al mismo tiempo, junto a la acción política de los partidos políticos. Debe
señalarse que, aunque la democracia se basa en decisiones mayoritarias, los
mecanismos de participación promueven el respeto a las minorías y sus opiniones.
La representación es inevitable ante todo por la forma en que se tienen que tomar las
decisiones en las sociedades complejas en las que vivimos.
Con el auge de los movimientos sociales de los años sesenta, ha resurgido la idea de la
democracia participativa como una forma de superar las limitaciones de la democracia
representativa.
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2.2.2.3. Fragilidad de la democracia y nuevos desafíos de la participación
ciudadana.-
En la actualidad con la crisis del Estado nación, surgen nuevos desafíos en el discurso
sobre los problemas de la democracia:
El giro que ha dado la participación desde una perspectiva global a una limitada
corrobora la crisis actual de la democracia.
La presencia de la crisis de la participación en las nuevas democracias propició una
serie de estudios sobre desafección institucional, hasta ese entonces centrados
mayoritariamente en las sociedades avanzadas. Ante el declive generalizado de las
instituciones políticas, tanto en las democracias en transición como en las más
antiguas, emergió el interés en analizar los factores claves de la presente crisis.
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Este especialista señala que la solución a la crisis estructural por la que atraviesa la
democracia está en la participación de los ciudadanos y su interés en aportar a la
política; innovando los mecanismos de involucramiento de la población:
Han originado que una gran mayoría de la población - en general joven - experimente
descontento y malestar con sus gobernantes, no sintiendo que representen sus
intereses y necesidades.
Parafraseando a Norris (2002), se avizora que las nuevas generaciones participen por
medio de nuevas formas de acción política y a través de la protesta; dando lugar a una
tendencia de ciertas formas de participación de tipo no convencional.
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Si bien es cierto los gobiernos reconocen la importancia que desempeña el rol de la
participación ciudadana en los asuntos públicos, pero la realidad es otra. Los ciudadanos
no se sienten identificados con la labor de sus autoridades a ello va sumado la crisis de
representación donde los niveles de participación y los mecanismos de toma de decisiones
están en declive.
Held, (2001) señala que “cuando los individuos están comprometidos en la resolución de
los problemas que les afectan a la colectividad en su conjunto, se desatan energías que
aumentan las posibilidades de crear soluciones imaginativas y estrategias exitosas”. A
ello Lipset (1994) añade “una sociedad civil completamente operativa seguramente
también será participativa”.
Estamos frente a una era de activismo no convencional que ha graficado el nuevo rostro
de la democracia contemporánea. De pasar de un modelo tradicional de gobierno a uno
abierto en donde las tecnologías de información y comunicación (TIC) juegan un papel
trascendental.
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Al mismo tiempo en el escenario internacional ha ido cobrando mayor importancia el
concepto de la participación como un derecho que forma parte del andamiaje de los
derechos humanos internacionales y como una estrategia empresarial para promover la
armonía en las relaciones laborales, así como extra laborales hacia una mayor eficiencia
en el trabajo.
Estas categorías representan una escala que va de una participación menos intensiva a
otra más intensiva y de menor influencia a mayor, es decir, desde receptora (entrega y
recepción de información) hasta decisoria (consentimiento).
Castillo y Ávila (2009) observan que “tantas las normas legales elaboradas por el
gobierno central como la posición de buena parte de las empresas, tienden a entender la
participación como un proceso informativo” y afirman que la manera adecuada de
difundir la información implica que sea pertinente, física y culturalmente accesible,
oportuna y continua.
33
Para ellos, la consulta involucra “el derecho de la población de brindar una opinión sobre
un proceso (en sus distintas fases) y la responsabilidad de la empresa (y el Estado) de
recabar dicha opinión” y requiere que se responda a tres preguntas:
Según estos autores (Castillo y Ávila 2009), el consenso social o la licencia social “se
fundamenta en la necesidad de llegar a acuerdos y lograr un consenso entre las diferentes
posiciones e intereses pero también en establecer mecanismos y procedimientos que
permitan mantener el acuerdo a lo largo del proyecto” y requiere definir con quiénes se
debe llegar a un acuerdo, cómo se deben lograr los acuerdos y sobre qué puntos se debe
acordar.
La participación está también ligada a otros principios como la libre determinación de los
pueblos, en el caso de los pueblos indígenas; la legislación internacional (sobre todo el
Convenio Nº 169 de la OIT) le da a la participación un lugar clave en la realización de los
derechos de estos pueblos.
La aplicación del Convenio Nº 169 es una necesidad dada por el respeto a los pueblos que
ancestralmente han ocupado sus tierras antes de la aparición de cualquier derecho
occidental, a sus costumbres, sus creencias y su trato singular con la naturaleza, sus
formas de tomar decisiones y de administrar justicia, para llegar a acuerdos adecuados, o
aceptar decisiones, evitando posibles conflictos o daños a su integridad, cultura y
costumbres.
Reveló que hay una profunda desconfianza, tanto dentro de sectores clave del Estado
como entre amplios sectores de las industrias extractivas, frente a la idea de permitir
la intervención de personas desde fuera de la empresa o la población en general en la
toma de decisiones sobre el diseño de sus proyectos o sus políticas y prácticas.
34
Solamente hay dos casos de conocimiento público – Tintaya y Quellaveco – donde las
empresas se han expuesto a la posibilidad de este tipo de participación e influencia. Se
podría afirmar que la mayoría de las corporaciones mineras percibe a la participación
ciudadana como demasiado riesgosa.
Hizo ver la falta de capacidad en muchas empresas mineras para entablar procesos de
consulta y participación así como los escasos esfuerzos para generar esta experticia e
incorporarla a los procesos de toma de decisiones sobre el diseño, implementación y
ejecución de sus proyectos.
Por eso, además de las actitudes de desconfianza y lejanía hacia las comunidades
locales de parte de algunos empleados y gerentes de las empresas, hay ausencia de
capacidad y experiencia con la participación.
35
Posteriormente se desarrolla un enfoque mucho más dinámico denominado procesual,
según el cual ya no es la estructura ni la función el objeto de atención sino que es el sujeto
el protagonista y las formas que éste despliega para crear, reconstruir y usar el conflicto
con fines particulares. El conflicto pasa a ser un indicador de estrategias subjetivas que
tienen como fin la maximización de intereses específicos.
Estas construcciones generadas no solamente por los grupos estudiados sino también por
los científicos sociales, antropólogos, sociólogos y abogados que estudiaban a dichos
grupos, asignaban valoraciones positivas o negativas al conflicto formando parte de
complejos juegos políticos. Existen casos en los que las concepciones que las partes del
conflicto tienen sobre los recursos naturales que están en pugna van a ir configurando
paulatinamente un conflicto con características aparentes como la afectación de las
relaciones sociales entre las partes.
Durkheim y Gluckman pensaban que el conflicto era una especie de patología social que
debía resolverse para restaurar el equilibrio social, mientras Radcliffe Brown puso en duda
esta aseveración sosteniendo que debía ser comprobada.
Por su lado, Bohannan indica que el conflicto es un elemento inherente a la vida social,
que las sociedades han encontrado formas de negar, evitar, convivir o manejar los
conflictos, que los conflictos no pueden eliminarse, que la negación del conflicto sí es una
patología y que el conflicto puede evitarse, soportarse o manejarse de diversas formas,
incluyendo el Derecho.
Cabe mencionar que los conflictos pueden ser latentes o manifiestos; la Antropología del
Derecho se ha referido a estos últimos como disputas o confrontaciones.
36
De mayor gravedad, las disputas surgen cuando las partes no pueden resolver su
desacuerdo y se presenta una crisis en la relación al reconocer que no pueden resolver
el conflicto entre ellos. Una vez que se ha llegado a tal conclusión, una de las partes
decide llevar el desacuerdo a la arena pública para que otras personas intervengan, se
apliquen las normas de dicha sociedad o grupo y finalmente se resuelva el conflicto.
Para ello es necesario que la otra parte acepte participar en el proceso de resolución
del conflicto.
Actualmente se considera que el conflicto es parte de las relaciones humanas, tiene que
ver con la percepción de las situaciones de las personas y los sentimientos que les
producen. Así, todo conflicto puede ser visto como una OPORTUNIDAD porque revelan
problemas de fondo que han salido a la superficie, y que necesitan ser abordados
adecuadamente.
37
De acuerdo con lo que se ha venido observando en el Perú en los últimos diez años, los
conflictos socio - ambientales han mostrado una serie de características saltantes:
Si bien es cierto que hay nuevas prácticas y nuevas formas de abordar la relación hombre-
naturaleza desde el punto de vista tecnológico, que permite de alguna manera mitigar
impactos que antes eran simplemente desatendidos, esto no ha tenido un avance igual en
el tema jurídico, social y cultural.
Entonces, falta muchísimo para establecer un diálogo que permita respeto legítimo de los
derechos y la incorporación de la gente, que depende cada día más de recursos que
pueden ser críticos y que, aunque sean de propiedad de la nación, necesitan tener un
acuerdo social previo que permita que sean desarrollados.
En este apartado, se hace un recuento de la evolución del marco legal peruano sobre
mecanismos de participación ciudadana en las industrias extractivas – minería, gas y
petróleo- empezando con una revisión panorámica del tema a nivel general.
Las normas legales en el Perú sobre la participación ciudadana en las empresas extractivas
han evolucionado de una situación cero antes de la década de noventa - cuando ni
siquiera estaba contemplada- hasta la participación ciudadana entendida como recepción
y entrega de información, hoy ampliamente aceptada como legítima y necesaria.
38
Actualmente, actores sociales y especialistas involucrados en la gestión del desarrollo
sostenible, intentan aplicar la licencia social o el consenso social frente a la oposición de
sectores del Estado y de la industria que prefieren limitar la participación al intercambio
de información, dado el carácter técnico y especializado de los proyectos de industrias
extractivos, los cuales ameritan opinión calificada de la población.
Las tres partes principalmente interesadas en las actividades de las industrias extractivas -
empresa privada, Estado y sociedad civil - en las últimas décadas han sido sujetas a
presiones y estímulos de sus sectores para que promuevan la participación de la población
afectada en las decisiones y actividades del Estado y las corporaciones.
En el caso especial del derecho de los pueblos indígenas a la consulta previa, se ha visto
que, a pesar de la inclusión del derecho al consentimiento sobre ciertos asuntos en el
convenio 169 de la OIT, ha sido rechazado por el Estado peruano a favor de una versión
limitada de consulta.
39
Existe una legislación general sobre las responsabilidades del Estado y los derechos de los
ciudadanos de participación que, aunque no específicamente relacionada a los sectores
extractivos, los enuncia y promueve. Veamos las articulaciones pertinentes que surgen:
El Código del Medio Ambiente y los Recursos Naturales de 1990 afirma que toda
persona tiene derecho a participar en la definición de la política y la adopción de
medidas de carácter nacional, regional y local relativas al medio ambiente y los
recursos naturales y, asimismo, a ser informada de las medidas o actividades que
puedan afectar directa o indirectamente la salud de las personas o de la integridad
del ambiente y los recursos naturales.
La Ley No. 26410 con la cual se creó el Consejo Nacional del Ambiente indica que
es función de CONAM es fomentar la participación ciudadana en todos los niveles y
su reglamento establece como uno de los principios de la gestión ambiental el de
la participación y concertación a fin de promover la integración de las
organizaciones representativas del sector privado y la sociedad civil en la toma de
decisiones ambientales.
La Ley del Sistema Nacional de Impacto Ambiental, No. 27446 del 2001, define la
participación ciudadana como un proceso de intercambio de información que
contribuye al diseño y desarrollo responsable y sostenible de los proyectos de
inversión.
En los artículos 1° al 3° la Ley General del Ambiente, No. 28611 del 2005, se
especifica que toda persona tiene el derecho a acceder adecuada y
oportunamente a la información pública sobre las políticas, normas, medidas, etc.
y a participar responsablemente en los procesos de toma de decisiones, la
definición y aplicación de las políticas y medidas relativas al ambiente y sus
componentes, presentando opiniones, observaciones y aportes o haciendo el
seguimiento y control.
40
Por otra parte, señala como deber del Estado promover el acceso oportuno a la
información relacionada con las materias objeto de la participación ciudadana;
capacitar, facilitar asesoramiento y promover la activa participación de las
entidades dedicadas a la defensa y protección del ambiente y la población
organizada en la gestión ambiental; y velar porque cualquier persona natural o
jurídica puede acceder a los mecanismos de participación ciudadana (artículo 50°).
Se constata que durante las dos últimas décadas en el Perú ha habido una progresiva
expansión en la participación ciudadana respecto a la legislación sobre los derechos
políticos de ciudadanía y en la normativa ambiental. Esta tendencia también se ve
reflejada en el marco legal sobre las industrias extractivas con avances significativos de
menos a más:
Sin embargo, en 1996, por Resolución Ministerial No. 335-96-EM/SG se establecieron los
mecanismos para la audiencia pública como parte del proceso de evaluación de los EIA y
en la cual podían participar los representantes de instituciones públicas, privadas y
comunales que hicieran sus solicitudes con anticipación.
Era una forma de participación formal y restringida, con un acceso solamente al resumen
ejecutivo del EIA en la misma audiencia, preguntas por escrito y sin la posibilidad de
réplica.
41
También especificó que se las llevaran a cabo “de ser posible” en la localidad más cercana
a la mina. El enfoque hasta este punto en la normatividad de participación era
básicamente informativo: para que la población se enterara sobre los propósitos del
proyecto y para que la empresa y las autoridades del ministerio pudieran medir sus
reacciones en caso de que quisieran tomarlas en cuenta.
Se legisló en parte y como respuesta a la consulta popular organizada por el gobierno local
de Tambogrande (Piura) sobre el proyecto presentado por Manhattan Minerals y las
dificultadas experimentadas en lograr su aceptación por la población local. Así se amplió la
participación ciudadana al obligar al Ministerio de Energía y Minas, que desarrolle
actividades de información y diálogo con la población afectada mediante talleres
informativos antes, durante y después de las EIA como una forma de consulta y la
audiencia pública durante el proceso de aprobación del EIA.
Se cambiaron los procedimientos para las audiencias públicas del EIA con el propósito de
respaldar una participación más libre, mayores posibilidades de acceso y un mejor registro
de los aportes, objeciones y comentarios.
Así se obligó a cada titular minero firmar un “compromiso previo” con seis puntos, tales
como:
Según el compromiso 2, “actuar con respeto frente a las instituciones, autoridades,
cultura y costumbres locales, manteniendo una relación propicia con la población
del área de influencia de la operación minera”.
42
Nuevamente, sin embargo la orientación básica tanto del reglamento como de los
compromisos era informativa, en contraste con el lenguaje empleado en la versión
modificada del compromiso previo incluida en el Decreto Supremo No. 052-2010-
MEM/DM, donde el compromiso 2 se define así:
Son evidentes las diferencias entre las dos versiones del compromiso previo, las cuales
indican una evolución en las exigencias del Estado y en las expectativas de la población
sobre el comportamiento de las empresas mineras, en el lapso de siete años.
Una reciente decisión de la Corte Suprema va más allá al declarar inconstitucionales los
artículos de los Decretos Supremos 028-2008-MEM y 012-2008-MEM que pretenden que
la aplicación de estos decretos supremos cumpla con los requisitos de la consulta a los
pueblos indígenas dentro del Convenio 169 de la OIT.
43
En síntesis, como indican Castillo y Ávila (2009), estas normas: “Regula[n] los mecanismos
de participación para todo el proceso minero, desde la exploración hasta el cierre.
Establece[n] una amplia variedad de mecanismos a través de los cuales la población
puede ser informada y consultada. Hace[n] obligatoria la presentación de un Plan de
Participación ciudadana para toda la vida del proyecto y un Protocolo de Relacionamiento
que indique los lineamientos a través de los cuales la empresa se vinculará con la
población.”
Vale la pena examinar esta normatividad en mayor detalle no solamente por su vigencia
sino también porque es producto de un proceso de consulta relativamente participativo
con la industria y la sociedad civil: Representa el intento de pasar del concepto de la
participación ciudadana como mínima, formal e informativa (un requisito aceptado a
regañadientes por el Estado y la industria) al concepto de la participación ciudadana
como algo positivo, un mecanismo que podría enriquecer todo el proceso del proyecto
minero, y porque es una combinación interesante de elementos obligatorios con
elementos opcionales de exhortación y persuasión.
44
Según la Guía de Participación Ciudadana en el Sector Minero del Ministerio de Energía y
Minas (Ménard y Matassini 2010), se basa en:
Espacios para expresar, entender y tomar en cuenta las opiniones de todos los actores
involucrados a la hora de tomar decisiones que pueden afectar la población.
Espacios donde se genere la confianza entre el Estado, la empresa y la sociedad civil.
El manejo más idóneo de potenciales situaciones conflictivas.
El desarrollo sostenible a partir de una comprensión integradora de las múltiples
facetas del ciclo de los proyectos.
45
F) En la actual normativa del MINEM solo se habla de talleres participativos y ya no de
talleres informativos.-
El problema es que esto no lo tienen claro las consultoras y menos, cómo se debe
implementar cabalmente el aspecto participativo en aquellos talleres, después del aspecto
meramente informativo. Veamos:
Para la mediana y gran minería, las normas especifican que se apliquen formas de
participación ciudadana en los distintos momentos del ciclo del proyecto minero:
después del otorgamiento de la concesión minera, durante la exploración minera,
durante la ejecución del proyecto de explotación y durante la etapa de cierre del
proyecto.
Una vez otorgada la concesión minera, tanto el titular como el MINEM están obligados
a realizar talleres informativos a nivel regional y provincial para poner en
conocimiento a la población a afectarse, el alcance del derecho de la concesión
otorgada, las obligaciones ambientales, las normas regulativas, los derechos y
obligaciones de la población, las etapas de la actividad, las tecnologías a aplicarse, etc.
Esta combinación de medidas obligatorias mínimas con buenas prácticas sugeridas parece
reflejar al mismo tiempo:
46
G) Durante la exploración minera y dependiendo de la envergadura del proyecto se
requiere por lo menos un taller participativo, que permita acceso al estudio
ambiental.-
Además, la guía del ministerio sugiere que “…El titular minero que se encuentra en un
entorno complejo y/o complicado ganaría al realizar más actividades de participación
ciudadana y/o relacionamiento que las estrictamente requeridas por el procedimiento de
aprobación de la declaración de impacto ambiental o el EIA semi-desarrollado o sus
modificatorias…” (Ménard y Matassini 2010), y hace una serie de recomendaciones sobre
buenas prácticas para ello.
De manera similar a lo anterior, al combinar estos mecanismos obligatorios con una serie
de buenas prácticas recomendadas se espera enriquecer los contenidos del EIA y
consolidar las relaciones entre la empresa y la población.
I) Durante el proceso de evaluación del EIA, hay requisitos para la divulgación del
mismo documento, en su resumen ejecutivo y en su totalidad.-
47
De esta manera, la implementación de los mecanismos de participación ciudadana a
desarrollarse durante la ejecución del proyecto, recae en la responsabilidad del titular e
implica una coordinación y diálogo con la población afectada; siempre con la participación
de la autoridad competente.
La formulación del Plan de Cierre empieza con el EIA que debe incluir un plan de cierre
conceptual - incluyendo un proceso de consulta - a ser mejorado y detallado dentro de
ciertos plazos a través del proceso de ejecución del proyecto.
48
Sin embargo, explícitamente excluye la posibilidad del consentimiento o “derecho de
veto” y en última instancia guarda para la autoridad competente y la empresa el derecho
exclusivo sobre las autorizaciones, las decisiones y la prerrogativa de tomar en cuenta o
no, los aportes de la población.
K) Cabe poca duda que uno de los motivos más importantes para el diseño de los
procesos de participación ciudadana introducidos en el 2008 fue la prevención de los
conflictos socio-ambientales.-
Más adelante presenta como uno de los objetivos de los reglamentos de participación
ciudadana la de “…Promover el diálogo, la prevención de conflictos y la construcción de
consensos…” y caracteriza a la participación ciudadana como una herramienta de
prevención de conflictos. Cuando presenta los beneficios de la participación ciudadana
para la empresa señala que “… Identifica tempranamente los intereses y temores de la
población así como las posibles fuentes de conflictos…” y cuando los presenta para el
Estado dice que “…Favorece la posibilidad de reducción de conflictos…”.
¿Era una innovación demasiado tardía porque las relaciones entre la población y la
actividad minera en general, habían degenerado a tal punto que los mecanismos de
participación ciudadana no eran suficientes para revertir la situación?
49
En la mayoría de los proyectos o en aquellos que terminaron en situaciones de
conflicto ¿Optaron por implementar solamente el programa mínimo con una actitud
de cumplir con la formalidad de los mecanismos y no con su espíritu?
50
En el caso de los hidrocarburos, se otorgan las concesiones por licitaciones y contratos
organizados por una empresa estatal, PERUPETRO, y se distinguen solamente tres
etapas en el ciclo del proyecto:
Las actividades incluidas en la legislación sobre petróleo y gas abarcan una gama más
amplia, incluyendo la exploración, explotación, procesamiento o refinación,
almacenamiento, transporte, comercialización y distribución de hidrocarburos,
aunque no todas tienen los mismos requisitos de participación.
Este intento ha sido criticado por algunos especialistas (por ejemplo, Gamboa Balbín
2008) y recientemente se ha promulgado los reglamentos de la Ley No. 29785 que
detallan los procedimientos para el proceso de consulta previa a los pueblos indígenas
y originarios y distinguen entre este mecanismo de participación para un sector
específico de la población con derechos específicos y la participación ciudadana
aplicable a toda la población afectada por las actividades de hidrocarburos, incluyendo
la población indígena.
51
En cada etapa se tenía que organizar por lo menos un taller, pero según la dimensión o
complejidad del proyecto o las características de la población del área de influencia, la
DGAAE en coordinación con la Dirección Regional de Energía y Minas (DREM) podía decidir
organizar más talleres:
En este sentido, podría considerarse como una norma de transición entre la norma
compartida entre minería y petróleo y gas de 2002 (Resolución Ministerial No. 596-2002-
EM/DM) y las normas de cada sector promulgadas en 2008 (Decreto Supremo No. 012-
2008-EM y Resolución Ministerial No. 571-2008-MEM-DM, en el caso de los
hidrocarburos, y Decreto Supremo No. 028-2008-EM y Resolución Ministerial No. 304-
2008-MEM-DM, en el caso de la minería) porque contiene elementos de ambas.
52
La norma de 2008 para el sector de hidrocarburos, todavía vigente, se basa en un
conjunto de principios: (RM 571-2008-MEM-DM, artículo 3°)
La igualdad de derechos
El carácter de orden público de las normas legales
La transparencia y buena fe
La mejora continua y el enfoque intercultural
Al mismo tiempo obliga a las personas que ejercen la participación ciudadana que lo
hagan cumpliendo el deber de informar adecuadamente, con transparencia, buena y
responsablemente. Emplea la misma definición de la participación ciudadana que la
norma correspondiente del sector minero.
Al respecto, en 2007 la Defensoría del Pueblo anunció que el Estado “…Debe abstenerse
de otorgar derechos a particulares que posibiliten actividades de exploración y explotación
de hidrocarburos que pongan en peligro los derechos de los pueblos indígenas en
aislamiento y contacto inicial…” (Defensoría del Pueblo 2007).
53
Por eso, en los artículos 21, 22 y 23 el reglamento le obliga a PERUPETRO a solicitar
información de INDEPA y los gobiernos regionales y locales correspondientes sobre “…Los
datos de las organizaciones sociales representativas de las áreas en el lote o lotes materia
del proceso de participación ciudadana…” y en caso de que existan indicios de la presencia
de pueblos indígenas en aislamiento y/o contacto inicial invitar a INDEPA para que
exponga sobre “…Los derechos e implicancias relacionadas a estos grupos humanos…” en
el taller presencial.
En cuanto a la participación ciudadana, en esta primera etapa del ciclo del proyecto se le
obliga a PERUPETRO a implementar una serie de pasos:
54
Una vez aprobado el plan de participación ciudadana para esta etapa, el titular del
proyecto organizará una serie de talleres informativos en coordinación con la DGAAE
en tres momentos:
En cada uno de estos momentos se debería realizar por lo menos un taller informativo.
Durante la elaboración del estudio ambiental: El titular del proyecto organizará uno o
más talleres informativos para informar acerca de la línea de base ambiental y para
recoger tanto las observaciones como las opiniones de la población involucrada, a fin
de tomarlas en cuenta en la elaboración del estudio ambiental.
Los procedimientos para la distribución del resumen ejecutivo del estudio ambiental, el
acceso al estudio en sí, la difusión y convocatoria a la audiencia pública, la realización de la
misma, el recojo de las observaciones e inquietudes de la población involucrada y su
acceso a las absoluciones de las mismas son similares a las contenidas en la norma
anterior.
El EIA debe incluir un plan de manejo ambiental que incluya un plan de relaciones
comunitarias y dentro de este, un plan de participación ciudadana que habrá sido
elaborado de manera coordinada con la población organizada e involucrada que se
encuentra dentro del área de influencia directa e indirecta del proyecto. Será
ejecutado por el titular del proyecto.
55
En ausencia de un monitoreo cercano por parte del Estado es imposible saber si los
planes de participación ciudadana hayan sido preparados de esta manera y lo más
probable es que no haya sucedido así.
Al elaborar el plan, el titular del proyecto deberá haber tomado en cuenta los
mecanismos de participación contenidos en la Guía de Relaciones Comunitarias del
MEM. Dichos mecanismos complementarios incluyen un buzón de observaciones y
sugerencias, visitas guiadas al área o a las instalaciones del proyecto, un equipo de
promotores y una oficina de información y participación ciudadana (RM 571-2008-
MEM-DM, artículo 14°; ver también Ministerio de Energía y Minas 2009: 41-
El artículo 61° del reglamento estipula que “… Los representantes del Programa de
Monitoreo y Vigilancia Ciudadana, previa coordinación, acompañarán en calidad de
observadores a la empresa y las autoridades encargadas de la supervisión de la calidad
ambiental y de la fiscalización de las actividades de hidrocarburos, así como en el proceso
de seguimiento de las acciones del proyecto y de los monitoreos que realicen sobre el
cumplimiento de las normas ambientales y los compromisos asumidos en el Estudio
Ambiental…”
Los artículos 62° y 63° enfatizan el papel complementario del programa de monitoreo a las
actividades de supervisión, fiscalización y sanción del OEFA (Organismo de Evaluación y
Fiscalización Ambiental):
56
Obliga al OEFA a informar a la población involucrada cada tres meses sobre los
resultados de la evaluación a los documentos e informes recibidos y remitir un
informe anual sobre las acciones realizadas como consecuencia de los informes de
monitoreo recibidos.
Las normas del sub sector de hidrocarburos ponen mayor énfasis en la participación
ciudadana en los inicios del ciclo del proyecto y son más consistentes con la idea de la
consulta previa que las del sector minero. Sin embargo, las del sub sector minero
contemplan un mayor número de mecanismos complementarios.
Sin embargo, este parece ser un factor menos apremiante en el caso del sub sector
hidrocarburos que en el de minería. Constatación que pondría en tela de juicio el peso
de la reglamentación sobre la participación ciudadana como un factor: cuya ausencia o
mal diseño provoca o agudiza los conflictos, o cuya presencia o buen diseño
contribuye a su prevención, resolución o transformación.
57
2.3.6. Reporte de normatividad vigente y alusiva al asunto de la tesina.-
Se hace un listado del marco jurídico de manera jerárquica, en cuanto a los mecanismos
de participación ciudadana y conflictos socio – ambientales en las industrias extractivas.
Principio 10: “El mejor modo de tratar las cuestiones ambientales es con la participación
de todos los ciudadanos interesados, en el nivel que corresponda. En el plano nacional
toda persona debe tener acceso a la información sobre el medio ambiente que dispongan,
las autoridades públicas, incluida la información sobre los materiales y las actividades que
encierran peligro en sus comunidades así como la oportunidad de participar en los
procesos de adopción de decisiones. Los Estados deben facilitar y fomentar la
sensibilización y participación de la población poniendo la información a disposición de
todos. Debe proporcionarse acceso efectivo a los procedimientos judiciales y
administrativos, entre estos el resarcimiento de daños y los recursos pertinentes”.
Artículo 2, inciso 17: Estipula que toda persona tiene derecho a participar, en forma individual o asociada,
en la vida política, económica, social y cultural de la nación.
Artículo 66: Menciona las bases respecto al tratamiento del medioambiente y los recursos naturales,
conforme a lo siguiente:
o Por ley orgánica se fijan las condiciones de su utilización y de su otorgamiento a particulares. La concesión
otorga a su titular un derecho real, sujeto a dicha norma legal.
58
2.3.6.4 Ley General del Ambiente (28611).- La Ley General del Ambiente es la norma ordenadora del
marco normativo legal para la gestión ambiental en el Perú.
Artículo 48: Sobre los mecanismos de participación ciudadana. El inciso 1 del Artículo 48, prevé
que las autoridades públicas establezcan mecanismos formales para facilitar la efectiva participación
ciudadana en la gestión ambiental y promuevan su desarrollo y uso por las personas naturales o jurídicas
relacionadas, interesadas o involucradas con un proceso particular de toma de decisiones en materia
ambiental o en su ejecución, seguimiento y control; asimismo que promuevan, de acuerdo a sus
posibilidades, la generación de capacidades en las organizaciones dedicadas a la defensa y protección del
ambiente y los recursos naturales; así como alienten su participación en la gestión ambiental.
Artículo 50: Aborda los deberes del Estado sobre participación ciudadana.
59
2.3.6.6. Decreto Supremo 052-2010-EM.-
Modifica artículos del DS 042 que establece compromiso previo como requisito para el
desarrollo de actividades mineras.
2.3.6.7. D. S. N º 002-2009-MINAM.-
Reglamento sobre transparencia y acceso a la información pública ambiental y participación y
consulta ciudadana en asuntos ambientales. Es la norma que establece las disposiciones sobre el
acceso a la información pública con contenido ambiental:
o En su artículo 21, se establece que la participación ciudadana es el proceso mediante el cual los
ciudadanos participan responsablemente de buena fe y con transparencia y veracidad, en forma
individual o colectiva, en la definición y aplicación de las políticas relativas al ambiente y sus
componentes, que se adopten en cada uno de los niveles de gobierno, y en el proceso de toma
de decisiones públicas sobre materias ambientales, así como de ejecución y fiscalización.
o Esta norma en su capítulo segundo presenta las disposiciones para elaboración y aprobación de
estudios de impacto ambiental. En cuyos artículos 32°, 33° y 34° se norman los procedimientos
para llevar a cabo los Talleres Participativos y Audiencias Públicas.
Establece que la participación ciudadana es un proceso público que tiene por finalidad
poner a disposición de la población involucrada información oportuna y adecuada
respecto de las actividades mineras a ser implementadas en la zona.
60
2.4. Definición de términos
En este ítem se comparte el significado de los términos más usuales en el abordaje de los
conflictos socio – ambientales correlacionados con los mecanismos de participación
ciudadana en las industrias extractivas del Perú.
Los conflictos son sociales cuando un grupo se siente afectado en sus intereses y
necesidades y se organiza frente a quienes identifica como causantes de esa situación. Por
otro lado, los conflictos son ambientales cuando la disputa se produce en torno al acceso,
uso, manejo o control de recursos naturales.
Integrando estas perspectivas podríamos decir que existe un conflicto socio - ambiental
cuando dos o más actores no están de acuerdo sobre la distribución de determinados
elementos materiales o simbólicos vinculados al control, uso y acceso de recursos
naturales y del ambiente o cuando la naturaleza o su uso tiene diferentes significados
para diferentes grupos de personas.
El conflicto también expresa una lucha descarnada de poder por aspectos materiales y/o
legales que afectan el statu quo de las partes, sus grupos y la propia sociedad, y que
influye en las representaciones culturales que las partes tienen sobre estos aspectos, el
conflicto y sobre sí mismas.
B) Poder. Ocurre cuando dos o más actores no están de acuerdo sobre la distribución de
recursos materiales o simbólicos.
61
Entonces, los conflictos son manifestaciones de cambio; como tal son dinámicos y tienen
una energía inherente que puede manifestarse en consecuencias negativas o positivas.
La forma que tome esa energía dependerá de las decisiones que los actores puedan tomar
en su curso con relación a ese conflicto y los elementos vinculados a él.
Se plasma en mecanismos por medio de los cuales los ciudadanos inciden o buscan
incidir en las decisiones públicas, sobre todo frente a la crisis del sistema de
representación política.
Existe una tendencia que plantea que la participación ciudadana debe buscar controlar los
actos de la administración pública y legitimarlos, no sólo en el sentido de una
administración concertada, sino de una democratización en el proceso de decisiones
públicas.
62
2.4.3. Mesas de diálogo.-
Establecidas como un espacio político donde confluyen los protagonistas del conflicto
para solucionar los asuntos conflictivos, conformadas generalmente cuando un
conflicto se encuentra en su etapa de crisis, su constitución se ha venido formalizando
por decisiones del Gobierno, a través de Resoluciones Ministeriales, que establecen su
formación, integrantes, funciones y plazos de duración.
63
Se convierte en mecanismo muy efectivo para ganar o recuperar la confianza de las
comunidades, cuyo objetivo es que la comunidad constate el cumplimento en la ejecución
del monitoreo ambiental considerando los protocolos establecidos por la autoridad
competente y a su vez, fomente la participación de la población para estrechar lazos de
confianza entre la población y la empresa.
2.4.9. Servicio Nacional de Certificación Ambiental para las Inversiones Sostenibles (SENACE).-
Es el nombre que toma el Plan de Acción con el cual las naciones participantes en la
Cumbre de la Tierra (Rio de Janeiro, 1992) deberían reorientar sus acciones para lograr
cambiar el modelo de desarrollo actual hacia otro orientado a un uso racional de los
recursos y a la búsqueda de la equidad en la distribución de sus beneficios.
64
Además, en el contexto más concreto del medio ambiente y el desarrollo, se ha hecho
evidente la necesidad de emplear nuevas formas de participación.
Se trata de la necesidad de que las personas, los grupos y las organizaciones participen en
los procedimientos de evaluación del impacto ambiental, conozcan el mecanismo de
adopción de decisiones y participen en él, sobre todo cuando exista la posibilidad de que
esas decisiones afecten a las comunidades donde viven y trabajan.
Este fondo está constituido por 166 países y se formó como resultado de los acuerdos
establecidos en los dos principales tratados sobre el medio ambiente mundial, en la
Cumbre de la Tierra: el “Convenio sobre la Diversidad Biológica” y la “Convención Marco
de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático”.
Tiene por objeto financiar programas y proyectos que favorezcan el desarrollo sostenible,
y que sean formulados en razón de los objetivos, prioridades y planes de desarrollo de
cada país en el que se vayan a ejecutar.
Es una institución financiera que pertenece al grupo del Banco Mundial. En octubre de
1998, publicó un manual de buenas prácticas sobre la consulta pública como una
herramienta para el desarrollo empresarial. En este manual se define la consulta pública
como: “(...) Un instrumento para gestionar la comunicación bidireccional entre el
patrocinador del proyecto y el público. Su objetivo es mejorar el proceso de adopción de
decisiones y crear comprensión mutua haciendo participar activamente a las personas, los
grupos y las organizaciones que tienen algún interés en el proyecto.
Esa participación mejorará la viabilidad a largo plazo del proyecto y aumentará sus
beneficios para las personas afectadas a nivel local y otros interesados”.
65
El Banco Mundial, entre los diversos mecanismos que promueve en relación a la
participación ciudadana, se refiere a la consulta previa, libre e informada como el
“proceso que tiene lugar en forma libre y voluntaria, sin manipulación, interferencia o
coerción externa. Con ese fin, las partes consultadas tienen acceso previo a la información
sobre el propósito y la magnitud del proyecto propuesto, facilitada de una manera
apropiada desde el punto de vista cultural y en la lengua adecuada”.
2.4.13. Instituto de Recursos Mundiales - World Resources Institute (WRI), por sus siglas en
inglés.-
Es un grupo de reflexión ambiental global que trabaja con los gobiernos, las empresas y la
sociedad civil para construir soluciones a los problemas ambientales urgentes. La misión
del WRI “es encausar a la sociedad humana hacia formas de vida que protejan el medio
ambiente, en el entendido que la sostenibilidad es esencial para satisfacer las necesidades
y aspiraciones de las generaciones presentes y futuras”. El WRI propone los siguientes
principios para una participación comunitaria eficaz:
Para su elaboración se toman en cuenta los principios y aportes considerados en el PR, así
como los aportes y observaciones recogidos antes y durante la elaboración de los EIA (de
gran y mediana minería) o EIASd (pequeña minería y minería artesanal para la etapa de
explotación).
66
2.4.16. Planes de Relacionamiento con las Comunidades (PRC) en minería.-
En el caso de la pequeña minería y minería artesanal cuenta con dos tipos de plan de
relacionamiento, denominados Medidas de Manejo Social para la DIA y Estrategias de
Manejo Ambiental para el EIASd.
Con estos planes se busca regular las relaciones que se establecen entre titular y
población para apoyar la gestión social de un proyecto dado. Es importante resaltar que la
norma indica que los planes y programas que se propongan deben guardar relación con
los impactos socio-económicos identificados.
67
CAPITULO III
III. METODOLOGIA DE LA INVESTIGACION
Se aplicó una metodología de investigación que integró la revisión y análisis de
información secundaria recopilada así como de la información primaria obtenida al estar
en contacto directo con algunos actores involucrados en proyectos de minería,
hidrocarburos y energía, tanto en fase de operaciones como en fase de elaboración y
espera de aprobación de sus respectivos estudios de impacto ambiental; lo cual será
detallado más adelante.
68
Posteriormente, de junio a noviembre 2014.- Información de primera mano obtenida en
servicios de consultoría a empresas que buscan conseguir la aceptación social de las
comunidades a través de planes de relacionamiento, así como de la puesta en marcha del
comité de monitoreo y vigilancia ambiental participativo.
69
CONCLUSIONES
1. La primera conclusión central proviene de formular respuesta a la pregunta medular
de la presente tesina:
70
La población percibe que no tiene la capacidad de emplear las instancias de
participación disponibles para defender sus derechos o influir con sus observaciones y
sugerencias en las decisiones de los proyectos extractivos. Confía más en la protesta y
en la presión externa que en el involucramiento y la participación, incrementándose
así los casos de escalada de violencia en los conflictos socio – ambientales.
2.1. Es evidente aún una fase inicial con avances sustanciales para afirmar la
institucionalidad ambiental del Estado peruano, especialmente en la
fiscalización de los estudios de impacto ambiental (EIA) de los proyectos
extractivos y en el abordaje de los conflictos socio ambientales del sector.-
Por ello, desde el año 2009 se consideran nuevas articulaciones del Ministerio de
Energía y Minas con el Ministerio del Ambiente, utilizando como marco normativo, la
ley del SEIA y Reglamento aprobado con D.S. N° 019-20019-MINAM.
71
Asimismo, actualmente en el Ministerio de Energía y Minas (MINEM) existe una
Oficina General de Gestión Social (OGGS), responsable de hacer el seguimiento y
promover la coordinación entre el titular minero, las comunidades, autoridades y
grupo de interés.
Por otro lado, la Dirección General de Asuntos Mineros (DGAAM) viene participando
activamente en la conducción de los talleres informativos previos a la elaboración del
EIA en reemplazo de las DREM o GREM Regionales para informar con mayor
transparencia los proyectos. Además, exige a las empresas mineras, reforzar sus
canales de comunicación desde la etapa de la exploración minera, estableciendo una
oficina de gestión social que permanentemente debe estar evaluando los aspectos
sociales de tal manera de llegar a la explotación con un clima de armonía.
Los ajustes a la política del Estado frente a la gestión de los conflictos en proyectos
extractivos, considerando el desarrollo de capacidades de los actores involucrados
para ejercer los mecanismos vigentes de participación ciudadana en proyectos
extractivos y el fortalecimiento de sus roles de fiscalización.
3.1. Se aprecia como positiva, la promulgación de la Ley de Consulta Previa a los Pueblos
Indígenas y su Reglamento.-
Si bien aún constituye un motivo de discrepancias del Estado con y entre las
organizaciones sociales involucradas, forma parte de un avance en los procesos de
construir una democracia participativa y representativa.
72
3.3. La creación e implementación progresiva del Servicio Nacional de Certificación
Ambiental para las Inversiones Sostenibles (SENACE), es otro avance significativo.
73
RECOMENDACIONES
1) Primera recomendación:
74
1.2. Es importante que el Estado construya mecanismos de información y
comunicación que sean transparentes, interculturales, oportunos y efectivos,
permitiendo tener un panorama claro de las actividades extractivas: De hecho, el
Estado debe atender y entender la dinámica territorial de los pueblos, la delicada
trama de relaciones sociales que se tejen dentro de éstos y la necesidad de una
información adecuada que apunte a una gestión sostenible de los territorios.
A casi cuatro años de promulgada la Ley 29785 - Ley del derecho a la consulta
previa - no se ha realizado hasta el momento un solo proceso de consulta sobre
temas vinculados a actividades mineras.
En este sentido, las mesas no son sólo serían herramientas para prevenir y
gestionar los conflictos; en la medida que la población compruebe que el Estado
los defiende y se compromete efectivamente con su bienestar, las condiciones
para ir creando un clima de confianza que consolide su legitimidad se irán creando
y consolidando.
Por ello, se recomiendan los siguientes puntos de ajuste a las mesas de desarrollo:
75
Potenciar la rectoría en el tema. La ONDS es actualmente un órgano especializado
que coordina y facilita estos espacios, pero se necesita regir una articulación y
armonización efectivas de las intervenciones intersectoriales.
Es necesario reforzar los equipos de gestión social de los sectores, a fin de dotarlos
de capacidades operativas adecuadas para impulsar la concertación y construcción
de consensos estables y duraderos en las mesas y espacios afines.
Hay que pensar en nuevas formas de operación del Estado en la mesas, de modo
que su presencia no se limite a reuniones periódicas, sino que pueda desarrollar
labores que le permitan llegar hasta la sociedad civil, sin restringirse a autoridades
políticas y dirigentes de organizaciones.
2) Segunda recomendación.-
76
2.2. Es sugerente construir mecanismos de vigilancia de acuerdos desde las
organizaciones para con el Estado y las empresas, con el fin de asegurar y verificar
su cumplimiento. Tendría que incluir deberes y responsabilidades compartidas entre
el Estado y las organizaciones, así como construirse en un clima de plena
transparencia de información, y de adecuada difusión y defensa de derechos.
2.3. Como los proyectos mineros por lo general se ubican en zonas deprimidas, la
Dirección General de Asuntos Ambientales (DGAAM) del MINEM, debe retomar y
fortalecer las reuniones de trabajo con otros sectores del Gobierno, para desde una
época temprana, realizar proyectos de inversión en los pueblos o comunidades del
área de influencia de una mina; así mejorar el bienestar de los pobladores de tal
forma que llegada la explotación no le pidan todo al titular minero.
3) Tercera recomendación:
3.1. El Estado debe continuar con el desarrollo de la agenda ambiental, la cual derive
en políticas ambientales fortalecidas: Es recomendable la construcción
participativa de modelos de desarrollo adecuados a los diversos ámbitos y
contextos regionales del Perú; los cuales respondan a los anhelos de la población
así como al futuro sostenible y rentable de sus contextos ecológicos.
77
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81
ANEXOS
Anexo N° 01
TESTIMONIO
VALENTÍN CHOQUENAIRA, EL HOMBRE QUE VIABILIZÓ LAS BAMBAS
27/01/2015
El ex gerente general de Las Bambas, Valentín Choquenaira, conversó en exclusiva con
ProActivo sobre el legado que le dejó a la minería peruana al lograr la licencia social de Las
Bambas y dejar un avance del 75% de la construcción del proyecto. Desde el año 2005 el
proyecto Las Bambas constituye la mayor promesa para la minería y las arcas económicas
del país por las más de 450 mil toneladas de cobre que se extraerán de las bondadosas
tierras de Apurímac desde el 2016.
Sin embargo, lo que pocos saben es el papel clave del ingeniero Valentín Choquenaira, el
hombre que hizo posible la hazaña, que en casos como Conga se torna en “aventura
extrema”: lograr la licencia social del proyecto comprometiendo a la población a seguir un
solo camino con la empresa. Tras seis años como gerente del megaproyecto, este
ingeniero metalúrgico y MBA en Negocios se aparta y deja interrogantes para quienes los
siguieron de cerca, y fiel a su estirpe cusqueña responde con ímpetu a las preguntas de
ProActivo.
82
Recuerdo que llegue en octubre de 2008 en pleno conflicto social con la Comunidad de
Fuerabamba porque 441 familias se oponían a la reubicación; en general muchos pedían
que se retire Xstrata. Sin embargo, a la fecha Fuerabamba y las mismas comunidades son
el principal soporte social del proyecto.
83
Anexo N° 02
TESTIMONIO
IMPORTANCIA DEL MONITOREO AMBIENTAL PARTICIPATIVO
Roy Villacorta Maldonado - Ingeniero Ambiental, Miembro del Comité Técnico ISO
26000
La defensoría del pueblo, según su reporte de conflictos sociales del mes de julio,
menciona que existen en nuestro país un total de 214 conflictos sociales, de los cuales 118
son de conflictos socioambientales que hacen un 55,1% del total registrado. La causa
principal de este tipo de conflictos es que la población percibe una posible contaminación
al medio ambiente generada por las actividades de la industria minera.
Por otro lado el Ministerio de Energía y Minas aprobó en junio del año 2008 La Resolución
Ministerial N° 304-2008-MEM/DM que regula El Proceso de Participación Ciudadana en el
Subsector Minero, en donde el Título V menciona la participación de la población durante
la ejecución del proyecto, y su artículo 33° menciona que las empresas deben realizar el
“Monitoreo y Vigilancia Ambiental Participativo” a fin de promover la participación
organizada de la comunidad en el mecanismo de monitoreo ambiental participativo y la
constitución de un comité con representantes interesados de las comunidades y
autoridades locales del área de influencia del proyecto minero.
Haciendo una revisión de la página web de OSINERGMIN, muchas empresas mineras han
realizado monitoreos ambientales participativos de manera voluntaria mucho antes de la
aprobación de la mencionada resolución ministerial, este es un ejemplo de minería
responsable en nuestro país.
84
Con estas acciones se logra que la población verifique que la actividad en desarrollo no
está influenciando negativamente sobre el medio ambiente y si esto ocurriera se iniciarían
medidas de control para reducir estos efectos. Las empresas mineras que realizaron
monitoreos participativos son: Compañía Minera Milpo, Sociedad Minera Cerro Verde,
Xstrata Tintaya, Southern Copper Corporation, Minera IRL, Catalina Huanca Sociedad
Minera y Compañía Minera Raura. En la actualidad el responsable de reportar estas
acciones le corresponde al Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA).
85
MONITOREO DE AGUA SUPERFICIAL
14.0
ECAMAX = 8.5
8.0
pH
4.0
2.0
0.0
ago-10 sep-10 oct-10 nov-10 dic-10 ene-11 feb-11 mar-11 abr-11 abr-11 may-11 jun-11
Con este gráfico se puede explicar que las actividades que se realizan durante la operación
de la empresa no están influyendo sobre la calidad del agua, esto es una prueba palpable
que hace que se estrechen los lazos de confianza entre la empresa y la comunidad.
86
Anexo N° 03
Y MINERA EN EL PERÚ
Metis Gaia
Por: Raymundo Mogollón, Consultor de METIS GAIA
(pe.linkedin.com/pub/raymundo-jesús-mogollón-ñáñez/48/981/6a6/)
En momentos que se discute sobre la importancia de la inversión privada y las trabas que
enfrenta tanto a nivel político como burocrático, por ejemplo, las industrias extractivas
como la minería, energía, etc., este artículo muestra algunos de los principales errores y
best practices en los procesos de participación ciudadana y cómo su buena
implementación representaría un positivo aporte social no aprovechado aún en nuestro
país.
Todo indica que este problema ha sido percibido por el Ministerio de Energía y Minas, ya
que en la versión actualizada en el 2011 de su reglamento de “Participación Ciudadana en
el sub sector minero” (D.S. 028 – 2008 – EM) se exige que los procesos de Participación
Ciudadana se implementen a lo largo de la vida útil de los proyectos mineros (después del
otorgamiento de la concesión minera, durante los proyectos de exploración y cuando se
ejecuta la explotación y beneficio), promoviendo así el desarrollo ordenado, previniendo
conflictos y construyendo consensos entre los titulares mineros y la población.
87
Principales errores
Por ejemplo, sobre la actuación del papel del Estado, Tanaka, Huber, Revesz, Diez, Richard
y de Echave (2007) mencionan: “La actuación del Estado en los conflictos muestra su
presencia desigual en los diferentes casos y espacios. Sin embargo, coincide que esta
actuación está más orientada a resolver los problemas generados por los estallidos de los
conflictos que a solucionar las causas que los generan” (p. 9).
Buenas prácticas
Asimismo, surge la necesidad de que una vez implementados eficazmente los procesos,
sean acompañados por sistemas de monitoreo que le brinden sostenibilidad y que
permitan fortalecer una práctica permanente que garantice un dialogo fructífero y
asegure la viabilidad social de los proyectos mineros.
88
Anexo N° 04
1.1 Introducción
Como parte de unas buenas prácticas de colaboración, las empresas deberían intentar
llegar a un acuerdo con los grupos indígenas sobre procesos y estructuras efectivos y
culturalmente apropiados para prevenir, atender y solucionar las preocupaciones y quejas
de la comunidad. En este capítulo, se trata:
Incluso con las mejores evaluaciones del impacto social, acuerdos, programas de
colaboración y estrategias de mitigación de riesgos, pueden seguir dándose conflictos y
desacuerdos, algunos de los cuales pueden intensificarse rápidamente. Las
preocupaciones de la comunidad pueden ir desde problemas comunes relativamente
insignificantes hasta otros más arraigados o graves que se han convertido en una fuente
de preocupaciones o resentimiento considerables.
89
Suele hacerse referencia a estos últimos con el término de «quejas». La manera que tenga
una empresa minera de anticiparse y dar respuesta a estas situaciones puede ser crucial
para determinar la calidad de las futuras relaciones con la comunidad y, en última
instancia, la licencia social de la empresa para operar. Este es el caso, en particular, de las
comunidades indígenas, que pueden tener un pasado de quejas anteriores relacionadas
con la falta de reconocimiento de sus derechos e intereses sobre la tierra y recursos, así
como legados negativos relacionados con proyectos mal planificados e implementados.
A nivel internacional, cada vez se presta más atención a la respuesta que dan las empresas
a las preocupaciones y quejas de la comunidad, especialmente, las relacionadas con los
derechos humanos. Cabe destacar que el antiguo representante especial del secretario
general de la ONU para la cuestión de los derechos humanos y las empresas
transnacionales y otras empresas, John Ruggie, puso de relieve un tema crucial: que «un
mecanismo conciliatorio efectivo forma parte de la responsabilidad de las empresas de
respetar [los derechos humanos]».
1 Véase http://www.cao-ombudsman.org/howwework/advisor/documents/implemgrievsp.pdf.
90
En su informe de abril de 2009 al Consejo de Derechos Humanos, Ruggie reiteró la
importancia de proporcionar vías legítimas y fidedignas (tanto judiciales como
extrajudiciales) para que se reconozcan y reparen las preocupaciones y quejas de las
comunidades. En los Principios Rectores sobre las empresas y los derechos humanos
aprobados en 2011 por la ONU, se ofrece más orientación sobre cómo los Estados y las
empresas pueden establecer mecanismos conciliatorios efectivos.
La Declaración de posición sobre los pueblos indígenas y la minería del ICMM, también
contiene un compromiso explícito hacia el establecimiento de mecanismos adecuados
para atender las reclamaciones y quejas de los pueblos indígenas, así como las de la
comunidad en general.
En la guía del ICMM, se menciona que los mecanismos conciliatorios pueden servir como
reputado canal de comunicación para tratar asuntos de interés entre las empresas minero
- metalúrgicas y la población local. De esta forma, estos mecanismos pueden servir
también como herramienta para fomentar la confianza y un entendimiento común de
dichos asuntos y reforzar así el apoyo que reciben los proyectos de las partes interesadas.
Además, pueden ayudar a que en las operaciones se detecten desde el principio las
preocupaciones locales en lugar de que queden sin resolver y puedan estallar
posteriormente de alguna forma que pueda perjudicar más a la empresa. Los comités
consultivos de alto nivel, independientemente de si están o no adscritos a algún
mecanismo conciliatorio en vigor, pueden constituir mecanismos importantes para
suprimir problemas antes de que se conviertan en reclamaciones
http://www.ifc.org/ifcext/sustainability.nsf/AttachmentsByTitle/p_GrievanceMechanisms/$FILE/IFC+
Grievance+Mechanisms.pdf (en inglés).
4 Véase http://www.hks.harvard.edu/m-rcbg/CSRI/publications/Workingpaper_41_Rights-
91
Muchas empresas que pertenecen al ICMM ya han creado mecanismos conciliatorios
efectivos.
En conjunto, todos estos documentos de orientación son una prueba clara de que cada
vez hay una mayor expectativa de que las empresas mejoren sus sistemas de resolución
de las quejas, reclamaciones y preocupaciones de las comunidades, ya sean pueblos
indígenas o la comunidad en general.
Como se menciona en la guía del ICMM, las preocupaciones de la comunidad pueden ir desde
problemas comunes relativamente insignificantes hasta otros más arraigados o graves que se han
convertido en una fuente de preocupaciones o resentimiento considerables. Además, las
preocupaciones y quejas pueden ser individuales o colectivas. Pueden expresarse abiertamente en
conversaciones entre empresas y comunidades o, por diversas razones, es posible que los
individuos o las comunidades se muestren reacios a plantearlas o a debatirlas abiertamente.
Hay empresas que prefieren utilizar otros términos, como «procedimiento», en lugar de
«mecanismo», o «sugerencia», en lugar de «reclamación». No obstante, estas diferencias
terminológicas no son importantes siempre que haya un compromiso subyacente de proporcionar
a las comunidades locales un medio para plantear los problemas y las preocupaciones relativos a
las operaciones de la empresa y resolverlos de manera justa y transparente.
Muchos de los factores que podrían dar lugar a conflictos entre comunidades indígenas y
empresas mineras podrían también ser una fuente de conflicto con comunidades no
indígenas. Entre estos factores se incluyen, por ejemplo:
La creación de una mina sin un amplio apoyo comunitario
Una colaboración o procesos de toma de decisiones inadecuados
Una compensación insuficiente o injusta por la tierra
Una distribución injusta de los beneficios
Promesas y expectativas de beneficios incumplidas
92
Oportunidades de empleo, capacitación, suministro o desarrollo comunitario no
creadas
El incumplimiento de compromisos en el momento oportuno (por ejemplo, que
RR. HH. no contrate a gente local según lo prometido, que los departamentos de
finanzas/adquisiciones tarden demasiado en pagar a los proveedores locales por
los bienes y servicios proporcionados, etc.)
La degradación ambiental
La perturbación del ocio y estilo de vida
La pérdida de medios de subsistencia
Una conducta inapropiada de empleados de las minas o sus contratistas
La violación de los derechos humanos
La disrupción social
Quejas pasadas que no se atendieron adecuadamente
Pero, además de todos estos factores, existen otros factores contextuales que tienen
especial relevancia para los pueblos indígenas y su relación con las empresas mineras. Por
ejemplo, es probable que la falta de respeto (ya sea percibida o real) de los derechos
consuetudinarios indígenas de la comunidad o de la cultura, historia y espiritualidad de los
pueblos indígenas desencadenen una reacción enérgica.
Asimismo, los asuntos relacionados con el acceso a la tierra y su control son muy
importantes para muchos pueblos indígenas y pueden traer consigo conflictos si no se
gestionan con cuidado y el debido respeto de los derechos de los grupos afectados.
93
Anexo N° 05
CONCEPTOS Y OPINIONES
SOBRE LOS CONFLICTOS SOCIOAMBIENTALES EN EL PERÚ
La actividad tuvo como objetivo analizar, desde una perspectiva económica, las
posiciones que originan este tipo de conflictos en el Perú.
Para ello contó con diversos especialistas en temas vinculados con el impacto de la
minería en las comunidades campesinas, quienes a través de sus opiniones formaron
parte de este proyecto de investigación.
El trabajo que viene desarrollando Christiam Méndez busca aportar, siempre desde la
perspectiva de la economía ecológica, al análisis de los conflictos socio - ambientales entre
comunidades campesinas y empresas mineras.
El investigador del IDIC parte del supuesto de que los estudios de impacto ambiental (EIA)
carecen de una perspectiva integral de los impactos y, como consecuencia, las propuestas
de mitigación no reducen los conflictos entre los proyectos mineros y las comunidades
campesinas.
El profesor Méndez inició su exposición aclarando que este foro representaba un “espacio
de conversación para manifestar opiniones acerca de un tema tan importante en el país”,
y más adelante el diálogo giró en torno al caso de Conga.
Posiciones enfrentadas
Antes de empezar con la ronda de opiniones, el expositor realizó una breve presentación
de la investigación que inició a mediados del 2014 y que todavía se encuentra en una
primera fase: recopilar información y oír los puntos de vista de personajes vinculados con
el tema.
94
Explicó que en su trabajo tomó diversas corrientes de opinión de los clásicos de la
investigación en economía, y empezó a plantearse dudas sobre esas posiciones,
generando un debate académico acerca dos posturas principales: la economía ecológica y
la economía ambiental.
Así, halló cuatro puntos de divergencia entre estas dos corrientes de pensamiento:
propiedad y uso de los recursos, impactos negativos de la actividad, compensación por el
daño y lenguaje de la valoración.
Aplicó esos criterios al caso de Conga, en el que, sostuvo, “hemos encontrado evidencias
de reclamos vinculados con el tema de propiedad sobre los recursos ambientales, de
repente no directos pero sí manifiestos.
Además, ha habido críticas sobre los estudios de impacto ambiental, tanto por la forma
como por las fuentes de medición”. Luego señaló que, en el caso de Conga, las evidencias
de las opiniones muestran que los argumentos de la economía ecológica han estado
mucho más fuertes, más defendidos y más claros en sus posiciones. “El predominio de un
enfoque determina a un largo plazo la política pública”, concluyó.
‘Collage’ de voces
Luego de finalizar su presentación, Christiam Méndez invitó a los asistentes a compartir
sus opiniones, que giraron en torno a dos temas fundamentales para su investigación: la
propiedad y los estudios de impacto ambiental. Dentro de los diferentes aportes, los
invitados destacaron que en el derecho internacional la simple posesión ancestral de los
indígenas sobre sus territorios equivale a propiedad.
También se mencionó que el subsector minero tiene sus propios reglamentos, y que hace
muy poco se generó una iniciativa legislativa para involucrar a las poblaciones en temas de
vigilancia, monitoreo y participación ciudadana vinculada con actividades extractivas.
Respecto de los estudios de impacto ambiental, se dijo que estos no toman en cuenta el
impacto social, cultural y espiritual; que pueden ver, por ejemplo, un cuerpo de agua
donde un grupo humano ve un lugar sagrado. Se comentó que esto hace que los estudios
pierdan validez.
95