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Las distrofias musculares de Duchenne y Becker causan debilidad en los músculos más
próximos al torso.
Los niños varones que padecen distrofia muscular de Duchenne carecen casi por completo
de la proteína muscular distrofina, que es importante para mantener la estructura de las
células musculares (miocitos). Estos niños producen distrofina, pero como su estructura
está alterada, no funciona adecuadamente o bien se produce en cantidades insuficientes.
Síntomas
El principal síntoma causado por la distrofia muscular de Duchenne y la distrofia muscular
de Becker es la debilidad de los músculos, incluyendo el músculo cardíaco y los músculos de
la respiración.
La distrofia muscular de Duchenne comienza entre los 2 y los 3 años de edad. Los primeros
síntomas son retraso en el desarrollo (en particular una demora en comenzar a caminar) y
dificultad para caminar, correr, saltar o subir escaleras. Los niños se caen con frecuencia, lo
que a menudo causa fracturas en los brazos o en las piernas. Caminan con un contoneo
característico (denominado coloquialmente «andares de pato»), frecuentemente de
puntillas, y tienen dificultad para levantarse del suelo.
El síntoma siguiente suele ser debilidad en los músculos del hombro, que empeora
continuamente. A medida que se debilitan, los músculos aumentan de tamaño, pero el
tejido muscular anómalo no es fuerte. En los niños con distrofia muscular de Duchenne, el
músculo cardíaco también se debilita y se agranda progresivamente, causando arritmias.
Las complicaciones cardíacas ocurren en aproximadamente un tercio de los niños a los 14
años y en todos los afectados cuando la edad supera los 18 años. Sin embargo, como estos
niños no pueden hacer ejercicio, el músculo cardíaco debilitado no causa síntomas hasta
que la enfermedad ha progresado. Cerca de un tercio de los niños afectados presenta una
deficiencia intelectual leve y no progresiva (es decir, que no empeora con el tiempo) que
afecta principalmente su capacidad verbal.
En los niños con distrofia muscular de Duchenne, los músculos de los brazos y las piernas
suelen contraerse alrededor de las articulaciones, por lo que no pueden extender
completamente los codos y las rodillas. Al final, se desarrolla una curvatura anómala de la
columna vertebral (escoliosis). La grasa y otros tejidos reemplazan ciertos grupos de
músculos agrandados, especialmente los músculos de la pantorrilla. A la edad de 12 años, la
mayoría de los niños con esta enfermedad están confinados en una silla de ruedas. La
debilidad progresiva de los músculos respiratorios también los hace especialmente
vulnerables ante la neumonía y otras enfermedades y la mayoría de ellos mueren hacia los
20 años de edad.
Distrofia muscular de Becker
En los niños con distrofia muscular de Becker, la debilidad es menos intensa y aparece un
poco más tarde, aproximadamente a los 12 años de edad. Los afectados suelen ser capaces
de caminar por lo menos hasta los 15 años de edad, y muchos de ellos siguen siendo capaces
de hacerlo en la edad adulta. El patrón de debilidad se asemeja al de la distrofia muscular
de Duchenne. Sin embargo, muy pocos adolescentes con distrofia muscular de Becker
quedan confinados en una silla de ruedas. La mayoría de los afectados sobrevive hasta los
30 o 40 años de edad.
Diagnóstico
Los médicos sospechan la distrofia muscular basándose en los síntomas característicos
(como, por ejemplo, que el niño se debilita y crece débil), sobre todo si hay antecedentes
familiares de distrofia muscular o debilidad inexplicable en niños varones. Se realizan
análisis de sangre para medir los niveles de la enzima creatina-cinasa. Esta enzima se filtra
desde las células musculares (miocitos), dando lugar a niveles sanguíneos de creatina-
quinasa (creatina-cinasa) anormalmente elevados. Sin embargo, la presencia de unos
niveles sanguíneos elevados de esta enzima no significa necesariamente que una persona
padece distrofia muscular, ya que otras enfermedades musculares también pueden originar
altas concentraciones de creatina-quinasa en sangre.
A los niños con distrofia muscular de Duchenne se les realiza una electrocardiografía (ver
Electrocardiografía) y una ecocardiografía (ver Ecocardiografía y otros procedimientos con
ultrasonidos) para detectar problemas cardíacos. Estas pruebas se realizan en el momento
del diagnóstico o a los 6 años de edad.
Los familiares cercanos de los niños que tienen distrofia muscular de Duchenne o distrofia
muscular de Becker pueden someterse a exámenes genéticos para detectar la presencia del
gen responsable. Las pruebas prenatales contribuyen a determinar la probabilidad de que
el niño sufra la enfermedad.
Tratamiento
Ni la distrofia muscular de Duchenne ni la de Becker pueden curarse. La fisioterapia, el
ejercicio suave y, en algunos casos, el uso nocturno de aparatos de ortesis para el tobillo,
ayudan a prevenir la contractura muscular permanente alrededor de las articulaciones. Los
aparatos de ortesis para las piernas pueden ayudar temporalmente a mantener la
capacidad de caminar o estar de pie. En algunos casos es necesaria la cirugía para liberar
los músculos dolorosos y tirantes o para corregir la escoliosis. Los niños afectados necesitan
una menor cantidad de calorías, porque su actividad es menor. Hay que tener esto en
cuenta para evitar la sobrealimentación.
Los niños con problemas respiratorios pueden usar mascarillas respiratorias que les
faciliten la respiración (ver Alternativas). Si la mascarilla respiratoria no es suficiente, el
médico puede insertar una cánula de plástico directamente en la tráquea a través de una
pequeña incisión en la parte anterior del cuello (un procedimiento denominado
traqueotomía). La cánula está conectada a un dispositivo de respiración mecánica
(respirador). La traqueotomía permite alargar la vida de los niños con distrofia muscular de
Duchenne hasta la veintena. A los niños con problemas cardíacos se les administran
fármacos como los inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina y
betabloqueantes.
A los niños con distrofia muscular de Duchenne mayores de 5 años de edad y que presentan
debilidad muscular significativa se les puede administrar prednisona. La prednisona es un
corticoesteroide que, administrado por vía oral a diario, puede mejorar la fuerza muscular
temporalmente. Sin embargo, su uso a largo plazo provoca muchos efectos secundarios (ver
Corticoesteroides: Uso y efectos secundarios). Todavía no se ha estudiado suficientemente el
tratamiento con prednisona de la distrofia muscular de Becker.
Se están investigando terapias genéticas que podrían capacitar al músculo para producir
distrofina y aliviar así la debilidad, pero hasta ahora no están disponibles. Se recomienda a
las familias que consulten a un especialista en genética para ayudarles a valorar el riesgo de
trasmitir a sus hijos el rasgo de la enfermedad.
© 2018 Merck Sharp & Dohme Corp., una subsidiaria de Merck & Co., Inc., Kenilworth, NJ., USA