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SAPONIFICACIÓN

Saponificación de un lípido, en este caso un diglicérido, con hidróxido de potasio.


La saponificación es un proceso químico por el cual un cuerpo graso, unido a
un álcali y agua, da como resultado jabón y glicerina. Se llama jabones a las
sales sódicas y potásicas derivadas de los ácidos grasos. Son susceptibles de
saponificación todas aquellas sustancias que en su estructura molecular
contienen restos de ácidos grasos, y son sustancias naturales a las que
llamamos lípidos saponificables. Los lípidos saponificables más abundantes en
la naturaleza son las grasas neutras o glicéridos. La saponificación de
un triglicérido se resume así:
grasa + sosa cáustica → jabón + glicerina
Este proceso químico es utilizado como un parámetro de medición de la
composición y calidad de los ácidos grasos presentes en los aceites y grasas de
origen animal o vegetal, denominándose este análisis como Índice de
saponificación; el cual es un método de medida para calcular el peso molecular
promedio de todos los ácidos grasos presentes. Igualmente este parámetro es
utilizado para determinar el porcentaje en los cuerpos grasos de materias
insaponificables, es decir, sustancias que no contienen ácidos grasos.
Un método de saponificación común en el aspecto industrial consiste en hervir
la grasa en grandes calderas, añadir lentamente hidróxido de sodio (NaOH) y
agitarlo continuamente hasta que la mezcla comienza a ponerse pastosa.

Índice

 1Tipos de lípidos por sus características de Saponificación


o 1.1Lípidos saponificables
 2Lograr la transparencia del jabón[1]
 3Notas
 4Enlaces externos

Tipos de lípidos por sus características de Saponificación[editar]


Lípidos saponificables[editar]
En primer lugar habría que distinguir entre lípido saponificable e insaponificable;
a pesar de que los enlaces son muy similares, existe una diferencia entre
los enlaces covalentes de sus elementos.
Un lípido saponificable sería todo aquel que esté compuesto por
un alcohol unido a uno o varios ácidos grasos (iguales o distintos). Esta unión se
realiza mediante un enlace éster, muy difícil de hidrolizar. Pero puede romperse
fácilmente si el lípido se encuentra en un medio básico. En este caso se produce
la saponificación alcalina. En los casos en los que para la obtención del jabón se
utiliza un glicérido o grasa neutra, se obtiene como subproducto el alcohol
llamado glicerina, que puede dar mayor beneficio económico que el producto
principal.
En el ejemplo de arriba una molécula de un lípido es tratada con dos de hidróxido
de potasio; se obtienen dos moléculas de palmitato de potasio (un jabón) y una
de glicerina.
La acción limpiadora del jabón se debe a su poder emulsionante, esto es, su
habilidad para suspender en agua sustancias que normalmente no se disuelven
en agua pura. La cadena hidrocarbonada (parte hidrofóbica) de la sal (el jabón),
tiene afinidad por sustancias no polares, tales como las grasas de los alimentos.
El grupo carboxilato (parte hidrofílica) de la molécula tiene afinidad por el agua.
En la solución de jabón, los iones carbonato rodean a las gotas de grasa: sus
partes no polares se ubican (disuelven) hacia adentro, mientras que los grupos
carbonatos se ordenan sobre la superficie externa. Así, reducidas a volúmenes
muy pequeños, las gotas pueden asociarse con las moléculas de agua y se
facilita la dispersión de la grasa. Estas pequeñas gotas que contienen las
partículas no polares rodeadas de aniones carbonato se denominan micelas. Es
la presencia de estos aniones carboxilato la que hace que las superficies de las
micelas estén cargadas negativamente y se repelan entre sí, impidiendo
la coalescencia y manteniendo la emulsión, es decir la dispersión en gotas muy
finas.

Lograr la transparencia del jabón


Un exceso de ácidos grasos en el jabón hace que éste sea opaco y de
consistencia lechosa.
Cuando se hace un jabón mediante un procedimiento en frío, el jabón saldrá
opaco, aunque hayamos sido muy precisos en la medida de álcalis y aceites, ya
que este proceso rara vez produce el calor suficiente para neutralizar por
completo los ácidos grasos.
El proceso en caliente incorpora el calor de la cocina al calor químico producido
por la saponificación. Este calor añadido une todos los ácidos grasos con
el álcali y como resultado tenemos un jabón transparente y neutro.
La saponificación es una reacción química que produce calor, y cuanto más calor
produzca más completa será la saponificación.

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