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EL SENTIDO PERDIDO
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ColecclÓn "LO INCONSC~NTE''
dirigida por Robert(J Harari. . ·.

1. PUNTUALIZACIONES PSICOANALJ.TICAS. O. Mannoni, C Stein y


G. Roso/ato (Comp. R. Hatari) · . · · .. . . . . · ..
2. TEXTURA Y ABORDAJE DEL INCONSCIENTE.Roberto Harari
3: RENACIMIENTO DE ED'fPO.MauriclciA.badi .
4. D. W~ WINNICOIT.D. W. Winnicottyotros
S. LA PERVERSION•.P. Aulagnier y otros
6. CLINICA YMETAPSICOLOGIAl.J. Clavreulyotros
·1. LA TEORIA PSICOANALITICA Y·LOS ESQUEMAS
REFERENCIALES. Jabiie L Szpi/kll · . .
EL SE.NTl.DO·
8. LA REALIZACION IMPOSIBLÉ•. Bncruc:ijadas de la psicopatolog{a
psicoanalítica. Jaime L Szpilka .
9. ESTUDIOS CRITICOS~ OWtian David y otros
PERDIDO
10.EL NARCISISMO.BélaGnmberger . Pi.era Aulagnier. .
11.LA FUNCION DEL FAW EN LA LOCUllA.Antonio Go4ino ·Cabas
12. EL SENTIDO PBRDIOO.Piera AuTagnier

. ~EDITORIAL TRllB .
Buenos Aires
INDICE

I SOCIBDADES DE PSICOANALISIS Y PSICOANAUSTA


DE SOCIEDAD............................... : .•.•. 7

D ~PROBLEMA ACnJAL: LAS CONSTRUCCIONES


37
. PSICOANALmCAS • • • • • • • • . • . . . • • • . • • • . . • . . . • : • • •

.m EN BUSCA DE LO PERDIDO ......................... 63 ~

IV TIEMPO DÉ PALABRA YTIEMPO DE ESCUCHA:


Traducción
Irene M·. Agoff NOTAS CLINICAS ••••.•••••••••• : ,· •••••.• ; ..•••••• 65
. .•

V A PROPOSITO DE LA REALIDAD: SABER O CERTEZA..•.•• . 85

VI IDSTORIA DE UNA.DEMANDA E IMPREVISIBiLIDAD ·


DE SU FUTURO (Notas actuales) • . • . • . • . • . . • • • . • • • • • • 101 --:; .

1a. edici6n, 1980 VD A PROPOSITO DE LA TRANSFERENCIA: EL RIESGO DE •


EXCESO Y LA IWSION MORTIFERA •••• ~ •••••••••••• 115 .:_ ..
Queda hecho el depósito que previene la Ley 11.723
.Prolu'bida su reproducci6n parcial o total • VD1 EL DERECHO AL SECRETO: CONDICIONPARA
Impreso en la Argentina/Prlnted in Argentina PODER PENSA.R ••••.•••••••• •.•••••••••.••••••••.•• 135.
© Capyright 1980 por
EDITORIAL TRIBB IX UNANEOFORMACION DELLACANISMO .••••••••••••• 151·
Rivadavia 2358, 4to. "2"
Buenos Aires X LA ELECCI<?N DE CRITERIOS EN AL OBRA DE. FREUD •••• 157-
REPUBUCA ARGENTINA
\
l:,,.

1
SOCIEDADES DE PSICOANALISIS. Y
FSICOANAUSTA DE SOCIEDAD*

·~.. •. D 'un autre cóté, par attachement aleurs opinions,


ces gens (les philosophes) ont·l'air de se comi:>orter
comme ceux qui, dans les discussions, défendent
leurs theses envers et contre tout. Rs supportent sans
fléchir n 'imparte quelle conséquence, convaincus
qu' ils sont de détenir des principes vrais. Comme si
certains principes ne devaient pas dtre /ugés aux
conséquen<:,es qufen <!écoulent, et surtout aleur rmt.
'
i
Aristóteles, De Cae/e, fil,
¡ 7-306 a 11-15
(Traducción Budé)"'"'
r.
f Preámbulo
Í'
~: : ~ .· &te .text~ es ~tÍtinuación del publieado en mayo último oon
el título
~·:; .·
·. "¿Puede· uno no ser persa?'". Dicha primera parte ~rataba sobre el problema
suscitado por Ja enseflanza del pSicoanálisis y sobre· 1a trampa en la que el
analista·enseftante corre el riesgo de caer1. Lo sucedido entre el momento
~· . . en que lo escribíam<>S y el actual, demostró que nuestros temores estaban
. ampliarpente justificados. La .pregunta que entonces. fonnulamos: "¿Cómo
~ sedo (persa, freudiano, Iaéaniano)?" y la respuesta que en los hechos le dio
~ la Escuela Freudiána de ·París, culminó en una tercera escisión den.tro
t
·t Cf. L 'lllC<Jnscient, nº 8: "Enselgnement iie la ps}rchanalyse?", P.U.F.
t
• "Sociétés de psychanalyse et psychanalyste de société", artículo publicado en

! r
••
. Topique nQ 1, 1969.. ·
''Por otro Jado, por apego a sus opiniones, esas personas (los· fdósofos) parecen
comportarse como aquellos que. en las ~scusiones,. defienden sus tesis contra ·

¡ viento y mi.tea. Soportan sin flaquear ctialquier consecuencia, convencidos de


poseer p~ciJ?.ios verdaderos. ¡Como si algunos principios no debieran ser juzga-
dos por las consecuencia;Sque'deell<>SresulúUJ, y sobre todQ por su fin!"· (N. de T.).

7
1
1:
¡:
del área psicoanalítica france~. ¿Simple movimientO pasional (que"~ nues~ . · Definiremos ahora el sentido que otorgamos a dos términos que halla·
tro medio se. bautiza como transferencia) por parte de un grupo de ~alis· · rán frecuente empleo en este texto. Por didacta designamos al analista
·tas? ¿Revelación de la agudez.a de una crisis que afecta al movimiento psico- que analiz.a a un Sttjeto -al que llamamos . candidato:. que, en el transc;ur-
analítico en su conjunto y al ftmcionamiento de las sociedades que preten· · so de su propio análisis, descubre o confmna su deseo de ser analista. Lo
den ser sus depósitarios? ¿Necesidad para algunos de hallar una solución designaremos con el mismo término, ya sea que el analista obtenga el tí·
que. en igual grado escape al conformísmo esterilizante y se niegue a un tulo de didacta después de un cuma rigurosamente establecido, 9 que "no
"después de nosotros, el diluvio". frase que asoma éada vez más tras ciertos se autorice .más que por sí mismo".
"slogans'' que invitan a una parte de la intelligentsia a participar en cruzadas
subversivas? Espe(ariíos que este textQ ayude a los lectores a decidirlo. ··
Ardua será la ·tarea para quienes no sori analistas: los antecedentes del L- Lo extraterritoria1: sociedad de psicoanálisis
problema pertenecen a un terreno demasiado específico como para que las y ~de demanda
extrapolaciones no constituyan, la mayoría de las veces, una fuente de error. f
Para los analistas, la dificultad será la.misma que la nueSt:ra: la cuestión pone ¡, Con la poca ortodoxa fórmula "sociedad .de demanda'', queremos
forzosamente en juego, para cada analista, su opción "política", y e~o de- ~ marcar la relación hoy existente entre la sociedad, término aquí'tomado en
volviendo al término su sentido originario, el referido a la Ciudad, y en 1.:. sentido amplio, y la función del Psicoanalista a 1a que esa sociedad apela.
nuestro· caso a la ciudad analítica. Pues bien, de la política a la polémica ~ Esta entrada en materia. se sitúa, por lo tanto, en un campo extraterritorial
la asociación no es sólo fonética: el deslizamiento resulta tan fácil para el t en relación con ·et psicoanálisis. Ya veremos que· tal extraterritorialidad no
autor como para ellector. · · . · . ,, lo hace menos importante. Comprobamos que, por el momento, la ley de
nuestro el fm de
Con análisis en precavernos
.una reflexióncontra este dejando
teórica, peligro hemos tratado
de lado toda de basar
querella ,~
•·.: ·. 1~ ?,ferta y la demanda parece favorecer a los psico~, ya sea que nos
dirijamos a aquel que supuestamente cura (el terapeuta) o a aquel que
personal; pero aun así reconocemos que nuestro análisis y nuestra crítica supuestamente sabe (.el ensei'iante). · . ·
hallaron su .fuente principal en las cuestiones que nos planteó la Escuela No somos sociólogos, y nuestr9 Interés fue siempre incitado por la
. freudiana de París. Y esto por las siguientes razones: . . . ·· · .r psique del Sltjeto tal como ella nos interroga en nuestro camp<>. Pero nues-
' 1) La crítica de las mstituciones de sociedades de tipo clásico data de ' t tra experiencia, así como nuestro trabajo en el medio hospitalario, nos per-
largo tiempo atrás, sobre todo gracias a la contn'bución de Jacques Lacan. ¡ miten formular dos observaciones: ··
En los últimos meses se realizaron análisis muy pertinentes en el propio f l) Ya· sea en los hospitales psiquiátricos, en los i.iispensarios,.en los Ins·
seno de dichas sociedades, y difícilmente podríamos producir otros mejores.. ~ . .titutos médico-pedagógicos, o en los centros de educación o de reedpcación,
2) El punto de partida de lo que legítimamente podemos llamar "mo~ f: la demanda de psicoterapeutas (término que designai, dé hecho~ a analistas)·
vimiento lacaniano" fue rico en promesas, y permitió creer en Uha. saluda· f. crece de manera progresiva; · .· .
ble renovación del funcionamiento de las Sociedades psicoanalíticas. Las . 2) El malestar que segrega la sociedad contem.Poránea muestra la exa·
aperturas y enriquecimientos teóricos que apOrtaba la eñseftimza de Lacan,. cerbación de determinados conflictos psíquicos y revela el cállejón sin sa~
justificaban la esperanza de que sus aplicaciones en el seno de un sociedad lida al que conducen la mayoría de las soluciones propuestas. En una
permitirían evitar los escqllos con que hasta entonces nos habíamos topado. parte de los stgetos, la reivindicación de la felicictad o de la' hoertad (cual·
El indisimulable fracaso que de esto resultó es particulamlente inquietante, quiera, que sea· la idea que se fonne uno de ellas) parece proporcional a la
pues plantea el problema de la alienación que la constitución de toda so- .difictµ'tad que les significa contemporizar con un principio 9e realidad que,
:ciedad de analista$ parece inducir: ¿s!' trata de una alienación inevitable?, por algunas de sus exigencias, les parece un absurdo o un puro producto
·¿es post"ble precaverse de ella? · . . de la presión social2 • Para cierta parte -sin duda menor- de la sociedad,
3) Hemos formado parte de la Escuela fieudiana de París desde Sll fun· -el recurso al psicoanalista se explica por este estado de cosas y por la imagen
dación; hemos colaborado en su or8aniza,ción y contnouido al trabajo en que aqué!Ja se hace de él: una mezcla de hombre de ciencia, mago y con·
ella realizado. Esa. experiencia, rica en enseflanzas¡así como lo que debemos . sejero psicológico. Es a esa "imagen" compuesta que se llegará a pedir la
.a la teoría de J..Lacan, nos permite -tal vez más que a otros- elucidar h'beraci6n de un taedium vitae que tiende a convertirse en el mal del siglo .
. ciertos fenómenos propios de los grupos psicoanalíticos. Estos dos factores explican por qué el analista-terapeuta se ve solicita·
· Pero resulta evidente que a su vez este análisis se inserfa en una pro- do cada vez más, por qué las listas de espera se alargan. . .
blemática más general: la que plantea, desde el origen, la existencia de Si ahora nos volvemos del iado del "saber", comprobamos un fenóme-
"SQciedades J>Sicoanalíticas". A decir verdad, nuestro estudio hubiera nó paralelo. Lo hemos analizado ·en el texto antes citado, y sólo recordare· .
. tenido que interrogar a las instituciones psicoanalíticas dentro de una pers:-. mos que la "ciencia analítica" fascina de manera creciente a los sostenedores
pectiva histórica; pero no lo haremos, y nos aten4femos a parámetros
espacio-temporales bien precisos: la sit:oación del psicoanálisis en Francia 2
El mall'S18.r, pa&;,Cido en. particular p_or la gener.ición de los más jóvenes ofrece su
en 1969. ·demostracion mas evidente. .

o
de. otras disciplinas )' en algunos va aoompaiíad~ ¡>Qr Wlll suerte de totalita- . mite más bien ·ª una serie de elementos' de la que no puede ser eliminado
rismo ideológico que, por razones muy criticables, presenta al analista como ningun~? El papel desempeñado por· el .azar de un encuentro del espíritu,
. la valorización o la oposición "social", la experiencia Ílfectiva singular, el
el depositario de un ~ber último. De ei.to deriva Ótro tipo de· demanda: ~l ..
ana.Usta pasa a ser ·el enseñante, él invitado de élite, el autór del best:seller medio cultural, ¿no están aquí para recordarnos que el término "sobredeter-
del año (esto independientemente del valor de lo que dice o escnoe). ... minaclón" no es una calificación exclusiva del síntoma? ·
· Tal estado de cosas planteá el problema de las repercusiones que el ana- Entonces, ¿cómo y por qué dividir en el sujeto lo que viene de su es-·
lista pi:ovoca en nuestra disciplina, y particularmente en dos registios: tructura singular y lo que es respuesta a wia inducción exterior? Todo lo ·
- la vocación; . que tenemos derecho a decir (y a querer verificar cuando funcionamos
"- la contrapartida exigida por la sociedad como precio de su demanda. como didactas), es que en ciertos casos la inducción puede kr lo único en ·
j~ego, Y.por ello puede influir sobre la elecéión del sujeto de manera iluso-
. a) A propósito de la vocación na y peligrosa. Y que, en el punto opuesto, motivaciones pulsionales pueden
tratar de abrirse un camino bajo el disfraz de lo que ya no es sublimación
Aunque el ambiguo término "vocación" traicione un resabio idealista, ,.
~ó ~itución, disfraz operad~ en nombre de una ética que no es Ja del
a menudo lo hallamos reunido con el adjetivo "psicoanalítica". La "voca- í SUJetO smo la del gruPQ, sin que exista, en realidad, concordancia entre
i' ellas. · · · · ·
ción" del candidado: ¿,no es esto lo que supuestamente se verifica cuando se
habla de "selección", o lo que, cuando se rechaza la idea de selección, ~
r
En cuanto a .la ·~gresión", cuando toma el camino del saber nos
se considera que sólo la cura puede probar? A. mitad de camino entre el invita asimismo a renunciar a ciertas formulaciones que huelen a apoiógía ·
llamado, la misión, el destino, .el interés, este término sigue marcado, sin ·y -lo que es más desagradable- a autoapología. .
f'.
e~bargo, por el uso que se le dio en el campo religioso para designar a aquel !· . Entre el Eppur si muov.el de Galileo, las af'mnaciones de Darwin y el ·
que ·es llamado por Dios. ¿A qué. "llamado" responderá, pues, el futuro f ~urso de Freu~, no ~emos de qué modo podría cuantificarse la transgre- ·
analista? La respuesta hoy en día más frecuente se apoya en dos conceptos: f,. s1on que en ellos mtemene. Con la acepción que por nuestra parte le damos~
el "dese9 de saber", en su sentjdo más general, y el "deseo de transgredir", r es
. y fuera del registro perverso o psicótiCo, la transgresión el movimiento
en Su sentido más específlco. Transgresión, subversión, revolución: no so- f: que lleva al sujeto a sobrepasar lo "sabido": lo que éi transgrede es una ver-
mos nosotros quienes rehusáremos esta dimenSión a la obra de FreÜd. Pero · .f dad planteada hasta entonces como ley sagrada y como garantía de un saber
no podemos eludir la cuestión del motivo por el cual aún hoy se emplean . ;. (y por lo tanto de un dominio posible) sobre el orden del mundo. Al hacer-
. e~os ténriinos, y la de a]go que sólo remitiría a Ja.nostalgia de un pasado ¡ I<:i, destituye al· saber instalado y lo hace en nombre de una verdad in statu
c~ya aureola los analistas querrían preservar. t nascendi que, a su vez.retomará su función en la espera de un nuevo trans-
. · Embarcúse en un luj089 transatlántico para dirigirse a América, e insta~ f gresor. ~sí como ~l saber se inscnbe en Wl movimiento cuyo origen es, a
· larse en la Santa María para intentar la aventura, pueden responder a un ~ ~oble titulo, Wl nuto, y cuyo punto de detención es impensable:·-én el sen-
mismo deséo de descubrir nueV'a!I ~rras, pero nos parece azaroso hablar r: tid~ fuerte del térmJno Oo qile anularía pensarlo como actividad psíquica),
en ;!IDdbos casos ded ,"vocacionesá" edq~alentes en los viajeros. Los "Carave-. ¡ de ~~ modo. Ja. transgresión debe ser· concebida como aquello· que, en e~
lles e nuestros · 1as vuelan r pi o y bien, y ofrecen un menú seductor; t moymnent~ viene a representar los puntos de viraje. Creer en la posibilidad
además, el pilotaje automático está a punto de reemplazar los desfalleci- ~ de una transgresión "última" es recrear el mito. d\' un saber swno de un
mientos, siempre posibles, del sujeto humano. No pretendemos con ello I~.· absoluto del conó.cimiento: lo caricaturesco es preeonizar esa con~ión
que en nuestro dominio la ".\'.ocación" se ha convertido'en ~palabra va· r.: en nombre de "cortes,. últimos, sean ésios epistemológicos o estructurales.
cía de sentido, pero pensamos que el riesgo no está excluido y que la aspere- L ~ hé~ de que Galileo, Dárwin, Freud o Marx (y algunos otros) ha-
za con que a veces se intenta reivindicar la exclusividad del título de ''trans..;. ~ yan sido iguálmente transgresores, no significa que las verdades por ellos
~s~r". o de apóstol del deseo de saber. resulta sospechosa: recuerda la ~ P~ de relieve sean equivalentes. Pero el destino de sus obras nos invita
mala fe o la mala conciencia, Ser tentado por la función psicoanaiítica ~ a meditar sobre la recaída de esos primeros movimientos de transgresión
implica ciertamente un interés por los procesos de·conocimi~to y un asom- ' ~.: · e~ el campo de un ~curso recodificado en sú honor, recaída que trae apa-
bro, diría Aristóteles, ante las contradicciones de la psique. Lo cual prueba
dos cosas.: que la energía pulsibnal pudo escapar, en su mayor· parte, a la
represión y ponerse· al ~cio de la sublimación; y que, por razonesligadas
1
i
~da una recuperacton proporcional a la fuerza y al impacto que los carac-
tenzaban. . .
: . Aquel que ha te~do la audacia y el genio necesarios para tales transgre-
a la historia individual del sujeto y a su medio· cultural, fue en el campo del l Clones puede transmitir a s~ herederos muchos "bienes", pero no, por cier-
saber donde encontró su camino real. ¡ to, la posibilidad de desmantelar ellos mismos· una barrera que ya había
Pero en este registro todavía no hay nada que permita hablar de YOCl:!- sido derribada. Esto nos devuelVe al problema de la vocación de los freudia-
ción ni analizar la razón de una elección particular. Esto cae de su peso en nos contemporáneos. Si bien podemos af'mnar que un deseo de conocer que
' cuanto al interés pÓr conocer. pero en cuanto .al "objeto" del asombro, . privilegia al hecho psíquico sigue· siendo el bien común que ~mpammos
¿nos permitirá justificar en nµestro dominio el ·.término vocación? ¿No re- con Freud y sus pnmeros adeptos, y nos autoriza para decimós sus discípu-

• 10' 11
los,· ¿nos hace esto posible dejar en silencio el papel que juega esa ~duc­ (ya sea ·por parte de la moral o por la dei saber oficial) a Ja que roza eón la
ción extraterritorial, de la que pretendemos creer que no es excl\1S1V.ll o oficialización, no puede dejar invariada la relación del sujeto con su fun-
dominante en la elección de la función psicoanalítica? Reconozcamos que ción y con Ja concepción que de ella se forma.
el vuelco del juicio social (poco importa que, eomo preveía Freud, no s:a - Colócado ante este estado de hecho, ¿cómo podría el candidato rehusar
. más que la otra cara de una resistencia siempre ·activa, nos da a buen precio · al cQmienzo la representación de su tarea futura que le remite la sociedad,
la aureola de transgresores; ¿nos ha recuperado la sociedad, o es el analista . y reencontrar ese gusto por el riesgo, por lo difícil, por la aventura que cons-
el que ha recupérado ciértos problemas de loo que·mucho" Ie costó prescin- tituyó el capital de nuestros predecesores?
dir?
Ese "análisis original", siempre por reinventarse, ¿es sólo un último b) La contrapartida ádeudada
mito? La ?osibilidad de la aventura, la audacia de la exploración de tierras
ví~genes, la angustia por lo desconocido, ¿han de encontrarse en un ~co
A partir del momento en que la sociedád reconoce la legitimidad de
linaje? ¿Se tratará del linaje que, partiendo de Anna O... , se transmttiría, una función, la designa como necesaria y recurre a ella, es normal que exija
¡
en la sucesión de los analizados, mientras que el linaje de los analistas pre·
sentaría una solución de continuidad desde el origen? Seguros de Ja ·fegiti· r . ciertas garantías en recompema. .
u Podemos hablar de recuperación, de resistencia, de renegación, pero si
midad de nuestro saber, tentados por el. espejismo de ·úna f~rmalizacióri
. que pretende recubrir exhausti.vámente el ·campo psíquico, ¿quedaríamos
.r reducimos el problema a estas dimensiones practicamos algo que es necesa·
reducidos a vivir la audacia y la ha7.aña por interpósitas personas? ¿Acaso. [ rio en un psicoanálisis pero imposiole en otra parte: ponemos entre parén-
tesis la realidad de los hechos. Hay psicoanalistas que ejercen (entiendan
·hemos pasado insensiblemente del deseo de conocer al deseo de hacernos .[
~· ellos por este ténnino lo que fuere) en hospitales, que ensefian en faculta·
. reconocer, del rol de exploradores al de promotores? Pero estas preguntas des, que funcionan en. instituciones: desde la escuela a la fábrica, desde
apuntan más al analista en funciones que al candidato, al que debem~ vol·
ver. r
rt
los centros de formación más diversos a los seminarios más seleccionados,
y son· pagados, mal en general pero pagados igualmente por hacerlo 3 • Pa-
En cuanto a éste, los elementos que hemos aislado como motiWcio-
nes inducidas por la coyuntura socio-cult~al facilitan dos extra~os posibles: ¡
¡.
gados no por un individuo sino por representantes de la sociedad: ¿puede
reprocharse a estos últimos que quieran preservane de los francotiradores
púeden ocultarle, bajo la apariencia de .una elección racional, Ja espe- 1.• .o de los falsiIJCadores? Sobre todo cuando se piensa, con razón, que el "en-
cificidad de un deseo y de una intención por él mismo ignoradas~ ( fenno" (es decir, lo que el profano llama de este modo) no tiene la posi'bi·
opuestamente, pueden disfraz.ar una elección profesion;tl que obedece ¡
.; lidad de juzgar. Desde ese momento la sociedad, basándose en modelos co·
a la fascinación de los emblemas sociales, como deseo de saber. . . necidos, planteará la cuéstión de la legitimidad del ''título": en una primera
' . ~stancia, incómoda frente a la oscuridad de ciertas def'miciones que le son
De esto resulta en la práctica un incremento· progresivo de las deman-"
das que a su vez amenaza, si no conducir a ·error al analista, al menoi ha· propuestas, se limitará a atnouir la responsabilidad comiguiente a las socie·
cerÍe muy difícil una buena respuesta. Y esto más aún p<?r cuanto. el ana~ dades fonnadoras y las cansiderará 8arantes de la habilitación de un nuevo
lista en 1969, se encuentra en W1a situación bastante paradójica: o bien y extraiio. funcionario, el aiialista: En un segundo momento, más desen:gafta-
apre~do en el movñniento de exteitsión facilita el incremento de la de- da o· creyéndose m~ advertida; o ahora conjuntamente más desconf'mda y
manda y favorece una institucionalización de tipo universitario, o bien trata más "demandante"; intentará ..planificar" el problema y considerará la
de defender la extraterritorialidad de su campo, reacciona contra toda: . posib:ilidad de "diplomas" o de ~·estatutos" sobre los cuales podrá legislar.
mtegración y reivindica lo "subversivo" de su función, "con el reSultado de .Las sociedades psicoanalíticas así interpeladas hallarán tres razones
ver crecer a su auditorio e mtemificarse los aplausos, lo que vuelve sos~· para respondei:: .
. .
chosos ciertas posiciones y ciertos anatemas. . ·· ellas temen én igual grado las falsificaciones4 y la desvalorización de
De estos sefialamientos extraeremos lfls siguientes conclusiones con · sus "funcionarios";
respecto al problema dela "vocación": ·, . . . temen más aún, :y de manera ampliamente justificada, la intromisión
.:._ La demanda social satisface motivaciones secundarias opuestas a las de en los procesos d~ fonnación de modelos heterogéneos;
los pioneros; siii embargo, sabemOs que los beneficios sec:m<!arlQS d~ una por ramnes mucho más ambiguas y contradictorias, no qujeren llevar
néürosis pueden acabar ocupando el lugar de lo que constituía su pnmum el d,ebate extramuros: no es privativo de los lacanianos cierto deseo
mavens. y que pueden resistir. más que cualquier otra defensa, a Ja acción . de es0terismo.
del análisis. · ·· · . 3
Dejl!Jllos de lado ~l problema del reembolso por la Seguridad ~cial, el que tam· ..
- Tales motivaciones, no extrapsíquicas sino extraanalíticas. no pued~ poco es tan simple, como pretenden tanto los partidarios de la aceptación como
ser menospreciadas en .Ja elucidación de las razones de la "ele'cci6n", ~· los partidarios del rechazo.
. .
hecho éste más importante, en el papel que les corresponde en el dev~ 4
Cf. Ferenczi, Sur l'organimtion du mozwement psychanalytique, 1911. Leyendo
del psicoanalista. El paso de la posición que rozaba con la excomum6n este texto veremos que esos temores ya habían sido mencionados. ..

12 '
Si la formación psicoanalítica pudiera ser superpuesta a una forma-
ción de tipo universitario, la respuesta no presentaría dificultades. Podría
encararse una ensef!.anza que, inspirándose en Freud, tratara en primer lu-
1 hemos "aprendido ni olvidado nada"?. (olvido manifestado como esa nos-
. talgia de un tiempo primero al que se mitifica con excesjva facilidad).

gar de su obra y después de las ~plinas cuyo conocimiento aconsejaba


aquél a los analistas5 •. La única fuµción .de las sociedades ps~coanalíticas
1- 11.- El "intra~muros": didáctica o transmisión y formación
sería supervisar el saber de los alwnnos. Sin duda, así opinaría un profano.
Diremos por qué es esto imposible; por ahora, constatemos los hechos: ·Estos términos designan para todo analista la razón de ser de las socie-
- Las sociedades psicoanalíticas rio pueden seguir haciendo oídos sordos dades psicoanalíticas. .
· frente a tina sociedad en la que están cada vez más integi:adas. Lo que la so- Ya hemos definido qué se entiende por didáctico. El término "trans-
ciedad exige de ellas anula esa extraterritorialidad que querrían reivindicar.
No es posible al mismo tiempo felicitarse por un reconocimiento que ya 1
li
misión", de empleo más reciente en nuestro lenguaje, apunta a aiSla:r dicho
acceso a un modo de conocimiento coextensivo de un análisis, y justifica
la exigencia de un análisis para el futuro psicoanalista. Pero no está exento
era el deseó, ambivalente sin duda, de Freud, y declamle ·nulo y sin valor.
Es preciso tener la lucidez de evaluar sus consecuencias y peligros. de ámbigüedad cuando se quiere definir.el objeto que se ha de transmitir.
- Nadie puede sostener que este tipo de institución sea inútil: ..El analista En efecto, ¿transmite el analista, como en todo análisis, esa capacidad y
sólo se autoriza por sí mismo", reza una fórmula dictada en el seno de una ese deseo de analizarse, sine qua non de toda cura que no haga de la desapa·
Escuela que proclama en voz bien alta .S"J. vo.cación formadora y hasta su rición del sínwma su único criterio de éxito? ¿O .existirá, en el caso del
utilidad pública. La desáparici6n de estas sociedades sólo dejaría lugar a . didáctico, un ''además"? En caso afümativo, ¿cómo aislarlo? .
dos soluciones :finalmente idénticas: o bien el paso del poder a las cátedras · Por lo que se refiere al término "fonnación", éste engloba la totalidad
universitarias, o bien la reducción de la obra de .Freud a la riada. Por lo de los procesos· de habilitación. Cualquiera que seá la terminología elegida
déIDás, creemos que sólo algwios sostienen tal ~ón; seguros de la pe- y las modalidades de aplicación, reaparecerán, de hecho, tres entidades bien
rennidad de las sOciedades •a•·.qµe pertenecen, pueden ~ el lujo de un conocidas: el didáctico, el control y la enseñanza.
derrotismo gratuito y de una crítica:a:¡la que saben carente de efectos. · . Nuestra meta es demostrar que la mayor parte de los problemas que
Por lo tanto, las sociedades psicoanalíticas, como organismos de for- 1 periódicamente suscifa tal o cual punto de la formación, emanan de y remi-
mación, se ven confrontadas con.una doble· contradicción; es útil reconocer- ten a ese punto neurálgico que es la relación didáctica; contrariamente a
la antes de decir si se la puede superar Y.cómo. lo pretendido, la experiencia muestra que es en su campo donde la "pureza"
Por una parte, los procesos de habilitación que tales sociedades esta-
blecen se vuelven, si no lo son ya, condición para la }>osibilidad de ejercer;
esto hace que no puedan ignorar las presiones exteriores. Ahora bien: esos
'
(
r.
del análisis está más amenazada, tanto por los efectos de algo que hemos
denominado "lo extraterritorial" como por los efectos de un fenómeno
supraterritotial llamado transferencia. Este será, pues, el tema central de
nuestras reflexiones. · · ·
, mismos procesos deberían evidenciar, en realidad, la inquietud de los "le- .
·,
gisladores" de no tomar en oonsideración más que aquello que resguardi
á la ·experiencia didáctica de .toda injerencia del poder, venga de donde a) Los participantes en presencia: el analista,
venga. . . ' . el candidato, la sociedad
Por otra. parte, al tiemj>o que denuncian el error que consistiría en
moldear la formación :pialítica. sobre cualquier otro "modelo" existente ~e ·la "sóciedad" 1 , en la persona de sus representantes, proyecta de
(con el .corolario de modelar una sOci~d psicoanilítica inspirándose en entrada su sombra sobre el encuentro, es una evidencia cuyos efectos se-
otro tipo de asociación), no pueden :prescindir de "modelos,. so pena de cundarios quedan por elucidar. Al f Qrmular su demanda el candidato opera,
caer .en la anarquía y la irresponsabilidad absoluta, o en una oligarquía implícita o expücitamente, una doble elección: elige un analista y elige un
y hasta en Una. autocracia. De1egiindo en.algúnos oen.uno áolo el derecho modelo . de forniacióri y poi lo. tanto de sociedad. Dicho modelo es lo que
de l~gislar, la sociedad se consolaría por lo que. ni siquiera podría haber el discurso. de la sociedad transmite como su propia teoría de la formación.
perdido: el derecho de ser responsable de su destiño. . Ya sea que el candidato dirija su demanda, según un procedimiento bien
Esta doble contradicción es origen de un malestar de vieja data. Pero delmido, a un. didacta cuyo saber está supuestamente garantizado por una
entre 19106 y hoy, han pasado cincuenta y nueve años: ¿tampoco nosotros lista, o a un analista que "no se autoriza más que por sí mismo", su elección
implica una suerte de opción a priori que encuentra sus motivaciones en
5
Cf. J. P. Valabrega. La psychanaJyse savante, L 1nconscient, nº. 8, P.U.F. lo extraterritorial (el candidato, en el momento en que formula su demanda,
6 Fecha en la cual. el IIº Congreso de Psicoánálisis, rewüdo en Nuremberg, votó, no está en mejores condiciones que la "proposición" de J. Lacan8 para
a proposición de Feienczi,. los estatutos de Ja Asociación psicoanalítica interna- ·
1
Hablam~s aquí de 1as soci~ades psicoanalíticas.
. cional que agrupa a la casi totalidad de las sociedades psicoanalíticas existentés. · 8
&ta ''pro~si~n" será analizada en la Última parte de este texto. Fue publicada
Suele designársela con la sigla I.P.A. (Intemational hycho-Analytical Associa· en febrero ultimo por J; Lacan en el n° 1 de la Revue Scilicet; rogamos al lector
tio~. . . remitirse a ella.

14 15
..
....
criticar, con una perspectiv¡t psicoanalítica, los eStándares ins¡)irados en fa
Asociación psicoanálítica internacional (I. P. A.) ·
fácil y tanto más perniciosa cuanto que el analista corre a su vez el riesgo
de proyectar sobre ese mismo ''rear~ SUS propios fantasmas', SUS PJ'.Oplos
Pues bien, dicha opción, primer paso en el recorrido analítico, lo con~ sefiuelos. ·
duce a pronunciarse sobre lo más espinoso de nuestra teoría; el problema
de la fonnación. · · Mostraremos por qué. razón un() de los efectos posibles de esa inter-
reacc.ión real-imaginario es producir un "resto" que escapa ·a la operación
Coa~ así el riesgo de caer en la trampá de una teorización cuyo valor tr.insferencial y a su elucidación, y será la causa de un punto. ciego en el
le parecerá demostrado por la importancia numérica de los miembros de campo más problemático para el actuar del analista: la relación poder-sa-
la sociedad que 1a enuncia. Virgen aún de toda posibilidad de juicio funda- ber. Ese ''resto", ese no-analizado que se torna no-analizable, no por ello
. do corre el peligro de ser metabolizado ipso facto en "alumno" de una so- ·
está perdido: va a servir para cimentar una relación analista-sociedad (o, ·
ciedad cuyos intereses se le demandará defender (o de la que creerá tener mejor dicho, analista-representantes de la sociedad) que perpetuará, al abri-
que constituirse en abogado), incluso antes de que pueda pronunciarse sobre
go de toda posibilidad de interpretación, la problemática transfe~enciat.
lo que está en juego. La posición de alumno destituirá a 1a de adepto. El peligro que representa esa efracción, cuya responsabilidad incumbe al
Si en la relación analítica (didáctica o personal), el analista ocupa· ima- funciQnamiento de las sociedades, fue denunciado hace largo tiempo por 1~
ginariamente el lugar. de e.se Otro que supuestamente sabe, y esto desde la
~ths. Las diferentes soluciones propuestas demuestran la inquietud de
primera sésión, en el caso del didáctico y de manera igualmente inmediata,
los legisladores por proteger. al caildidado de algo que, según los casos,
la sociedad pasará a ser el campo de proyección -también imaginaria en se llamó "trailsfetencia lateral". "pasaje al acto" o ''fuga del análisis",
el rol que le hará jugar el candidato- de una instancia última que garantiza ténninos qué desígnan esa tendencia propia del ·candidato a cortocircuitar
(o invalida) el saber de ese "Otro" elegido (el analista). el "dolor de transferir" gracias a los caminos que le ofrecería la acción, ·
Al "sujeto supuesto saber" se agrega una "sociedad supu~sta saber" incluido, y sobre todo, el que consiste en pasar del diván al sillón. Tal in·
que, según los movimientos trailsferenciales e~ juego, ref~zará el vínculo quietud nada ofrece de criticable, muy, por el contr~o; pero es preciso
transferencial frente al analista o lo desplazara a otro registro; en .ambos que a su ~ no sirva para ocultar los efectos laterales que aparecen 4el lado
casos se tornará mucho más difícil desenmascararlo. ·. del analista cuando el: que deinap.da análisis es coltjuntamente un candidato-
Pero, ¿qué representa "la sociedad" para el candidado? Aquí es preciso ·alumno y por lo tanto un futuro miembro de la Soéiedád a la que.el analista
distinguir dos dominios: el de una teoría sobre la psique (podremos hablar, .pertenece. · . ·.
así de sociedades. freudianas, junguianas, adlerlanas). y el de una teoría Pen8amos .que ciertos efectos propios del didáctico, así como su&" conse-
' el método que permite tenei: acceso a lo que esa teona
sobre ' enseña9 . En
cuencias sobre· el funcionamiento del grupo, ron ante todo obra del analista
Francia, las separaciones se han producido en func~ón de. to que. sucede ~ .' y de su investimiento del campo didáctico.
el segundo registro, sin pe:r1uiclo de que se tachara inmediatamente de antl-
freudianos a·fos ex colegas. ·. . b) El didácticó y sús avatares
. Esto hace que la "sociedad'' represente p~ ~1 sujeto tanto el lugar
donde se enuncia la %uena" interpretación de Fré~d, como el lugar donde Avatar significa metamorfosis, cambio. De manera errónea, y sin duda
·se die:-.. :... ··~ .. ~~.:;:;"reglas, únicas que Permitirían su transmisión. · por asociación con aventura, avería, afrenta [avanie], se la emplea a veces
· Ahora bien la segunda representación no rém.ite ya al anonimato. de para designar un accidente del recorrido, ·una aventura que termina mal.
una Sigla (S.P.P:',·u.F.. E.F .P., Q.G.)1·o sino a aquell~s a quie~es la socie-. En nuestro subtítulo este doble sentido podría estar justificado. Ya hemos
dad elige como sus ''representantes" y en quienes deleg;i., Ja funCion de hacer dicho por qtté 1a inVestidura para la función didáctica es. siempre tn'butaria
aplicar esas justas reglas. Aquí la proyección im~naria choca con un. "po- : del código que rige a una sociedad. Decir que esa función sólo puede ser
der" que tiene bases en la realidad, ~er y .realidad, a los que el candi~t? · atn'buida por el demandante y que aquel que "didactiza" no puede sino .
tendrá que hacer frente y que conciernen, .en el mas alto grado, a su di- "auto-autorizarse", en nada invalida el hecho de que tal decreto sólo puede
dacta", ya que ·es de ellos que obtiene éste .su ~estidura (cualesquier_a · ser aplicado a partir del momento en que una sociedadlo impone en nombre
que sean los modos de investidura elegidos)•• Esta )>u~sta· entre paréntesis de su teoría sobre la formación.
de lo real". adagio bien conocido por losan~, tropieza en~onces con ~ · Pór eso es que siempre reapai:ecerá, presidiendo 1a apertura de la parti-
real _que amenaza siempre con efectuar en la cura una efracción tanto mas da didáctica, Ja instancia del póder. Abordamos ya en la primera·parte de
9
As{, todas Jas sociedades existentes en Francia proclatnan su juramento de fideli- eSte texto el problema de la vocación del candidato. Ahora bien. 1a "voca·
dad a Fr~ud; y las diferencias de interpretación d! su obra. que cada cual ofrece, ción fonnadora o didáctica", ¿no es algo que toda institución psicoanalí-
reaparecen tanto entre los· miembros de una llllsma sociedad como entre Jos tica está dispuesta a inscnl>ir en sus estatutos? · .
miembros de sociedades diferentes. Pero, :¿quiénes son los llamados por esa "vocación"? La respu"esta
1O Las ~tro siglas represen~, en. orden ~onológico, Jas c~tr~ sociedades ~':is-
,ª - podría parecer sencilla: aquellos que, en una sociedad, prueban su interés ·
tentes en Francia: Sociedad psicoanaJÍtíca de. Paru, ASOCl!lcion psicoanabtica
. por la formación (didáctas, analistas de control, ensefiantes). En realidad,
francesa, Esciiela freudiana de París, Cuarto ~rupo.
y por razones esta vez intraterritotiales, esa "vocación" puede estar también

16 .17
sobredetemünaaa y ser. también ambigua. Comprobamos, en primer .lugar, del Sileno no dé al vacío, a la nada.
que la fórmula "formar un alumno" designa en general, para el anali$, a . Este proceder ya no está en nuestras manos. La obra de Freud nos des- .
· fa· fímclón didáctica. Esto se. ve co.nfmnado por el empleo que de ella se poseyó de él. Puesto que el ~·camino" se ha vuelto modelo (se trate de la
.·hace en nuestros grupos: "el alumno" dé fulano e~ el título que por~? co-
" .''
primera o de la segunda tópica), puesto que el proceder fundador se ha
mún se da al analizado de aquel a quien se está ·~oml>rando, y no al. con- vuelto texto, toda tentativa de autoanálisis (eQtendemos: sin la condición
trolado" o al "enseñado". uso· revelador y que descu?re un~ .~e. los ele- previa de un análisis) se toparía con efhecho de que, no pudiendo sino re-
méntos en juego en.Ja "vocación". Agreguemos que si se··~. cntic~do, Y petir el proceder de Freud al utilizar el modelo ofrecido, es Freud quien
. con razón, el empleo que a veces se da al _ad~etivo ..perso~:· _Para diferen- bnplícitamente ocupará para nosotros el lugar de Fliess.
.. . ~

ciar el análisis así llamado del análisis didáctico (y todo análiSIS ~ pe~sonal .Puesto que su texto vendrá a representar al Otro que supuestamente
en el más alto grado}, el adjetivo "didáctico", tomado en su ~ntido literal, sabe; este últbno quedará inmovilizado en el registro de un saber bien real•
plantea el problema de si todo análisis no supone. ~ecesanamente una . · La apertura del Sileno devendrá sinónimo de la apertura de los textos: en
dbnensión didáctica. La lectura de los infonnes de análisis hec~s po~ ~~a~? · ella se releerá constantemente el autoanálisis de Freud, y no el propio. El
difícilmente pemtitiría negarlo. Cuántas veces n? le ~emos exp car - conocimiento es siempre, en parte, reinvención, e bnplica la necesidad
zado la textura del sueño, del fantasma, o, mas directame~te, ~ o cual de una interrogación: si el .conocimiento psicoanalítico es interrogación
· hipótesis teórica. Además, cualesquiera .que sean las te~~enc1as mas moder- . sobr.e el deseo, aún · es menester que exista un deseo al que interrogar.
nas de nuestra técnica, ¿puede discutirse que el ~SIS apunta a que. el ¿Qué quiere? La pregunta que Freud dirigía sin duda á Fliess, sólo podemos
sujeto que a él se somete tenga acceso a un conocinuento sobre su funcio- hacerla frente al analista, o sea, frente a un sttjeto gracias al cu.al podemos
namiento psíquico? En ambos casos transmitiríamos un cierto. saber sobre. creer que somos el objeto de su deseo. El texto no puede ocupar su lugar:
un cierto objeto, y la especificidad de esta "transmisión" radica en que ella quizá pOdemos utilizarlo para indagar en el deseo del autor, pero este deseo
no puede efectuarse directamente desde los textos (la obra de Freud} ~ qesigna ya en el texto ~ objeto, y la respuesta nada puede decimos sobre
lector, sino que exige esa experimentación in vivo que implica la presencia . nuestro deseo. El texto sólo es tal. a partir del momento en que se hace
de un analista: . · . .ii • obra, parte desprendida del autor, como tal autónoma y que se ofrece·
ª.
· · Paradójicamente, el psicoanálisis se presenta como 1 cien_cia , m· como objetó elaborado por uµ déseo sobre el cual el lector: ya no tiene
ningún pode~ ·
ventada por un "autodidacta", cuya teoría tiene como pnmer postulado
que no puede haber "autodidactas'' en su dominio. El autoanálisis de Freud,
1 Lo que podríamos llamar ''transferencia con el texto" en. sí mismo
no puede llegar a ser objeto de análisis s.i no resulta reinteirogado desde

l
matriz de la que nació su obra, se :convertirá para sus sucesores en aquello
que éstos sólo pueden alcanzar, en el n:.1ej~r de los casos, despu~s .de un . otra parte: la relación del. sttjeto can el escrito de Freud, con· su saber; con
psicoanálisis, en el sentido ortodoxo del tenruno. ·· . su teoría, sólo podrá elucidarse el día en que el sujeto haga de dicha rela•
Lo que puede pareéer una paradoja es, sin em~argo, la evide~c1a que E ción aquello por lo cµal· él tienta Mdeseo de otro sujeto. Por eso; en este
nuestJ;a teoría bnpone. El primer bien que nos lego Fr~~d se situa clara· dominio, la posición 'de Freud • siendo, a doble tituló, origjnal: funda-
mente del lado de la transferencia: en Freud, el autoanálisis es ese proceso, dor de tina teor1a que hemos hecho nuestra, es aquel que oJjgina una trans-:
esa exploración que no ~ apoya"en ~ modelo teórico del que haya misión (y un linaje) que no puede pasar sino.de analista afüturo a"nalizado:
podido disponer a priori. .Decir que Fliess desempefió para Fr~ud el rol de El lugar que ocupan los textos en este caso (nos referimos a sus escritos)
analista es una verdad a inedias. Si bien es cierto que ocupo. para Freu~ es muy particUJar~ Entre el texto como saber, y su áplieacióil, es decir, aque-
el lugar de ese interlocutor ausente y sil~n~oso al .que le deci~. lo qu~ iba llo que hace en~ a didio saber en el campo de Já acción, aquello que
descubnendo en el laberinto de su propio mcoDSCiente, tamb1en es cierto puedé realizar sus miras, se .ipterpone ese "practicante"' particular que es el
que F1iess nunca comprendió nada en cuanto· al papel q~e se le bnpu~?!l: analista (y, por lo tanto,· 1a· experiencia de un psicoanálisis). ·
y este no-saber, esta opacidad, poseyó para Freud función de revelacion. . Leer, comprender, conocer la obra de Freud no exigen, desde luego,
el Otro que supuestamente sabe se le fue apareci!ndo poco a ~ en su la condición previa de un. análisis; péro la relación del sttjeto oon este cono-· "
demudez, y descubrió que ese "saber" que quetia hacerle asumir no .era . cimiento no Será la mislÍla· en los dos casos, porque para que el mismo se
otra cbsa qiie el objeto de su propio· deseo, que lo que él demandab;i a F1ie_a& convierta en la herramienta gracias a la cual el "conociente" puede tomarse
era que le garantizara un Iugai: donde ese objeto .existiera, do~~ sól? qu~­ por. ·objeto a concicer, para que pueda saber lo que espera "en verdad" de
ra reencontrarlo. Cuando fuerce al.Sileno a abnrse, descubnra en el~ bien esa herramienta,¡¡ qué deseo.responde, se torna neceSario ese tercer témii~·
más preciado: la obra de arte que él mismo _había .elaborado l~tamente, no que .es el analista. De allí que el practicante, lejos de desempeñar un rol ·
y en ésta recon~rá a la transferencia. Al nusmo :uempo. sabra que acaba secunwmo en relación .con el texto, se convierta en .lo único que puede de-.
de del!()ubr:ir el camino por el cual debe pasar el SUJeto para que la apertura volverle su potencia de acto. ·
Por eso es un gra\'e error querer diferenciar al analista-practicante del
11 Sobre e~e derecho de denominación, cf. C. Castoriadis en el n° 8 de . L 'lncons· ; ánalista a secas. Este último título sólo puede aplicarse a.aquel que asume
cient. · ·1a responsabilidad de un método y por lo tanto de una práctica; sólo ellos

)8 '"
19
:. !

pueden hacer que el saber legad<i por Freud pase del campo de la exégesis,
del campo de la pura teoría, al de la praxis que le es específica. Este paso
1· ·
í
-en el sentido f~ que el analiota diiige a .los textoi, y su acceso a un
conocimiento (aquí habría que entender este término como "renacer /
dividirá a los intérpretes de Freud en dos ·categorías: los que indaga.ti en ·con''***) que. lo compromete en lo más profundo de sí mismo.
su obra, y que pueden tener derecho al título de teóricos, y los que la prac- Cuando esta vía queda proluoida, asistimos al mecanismo .tan bien
tican, o sea, los analistas; para los cuales actividad teórica y actividad prác- descrito por Freud con respecto al·duelo. Por las razones mencionadas, la·
tica no pueden estar disociadas. Si estos últimos son tan susceptibles en lo transformación de un método en texto cierra al sujeto el acceso al saber: di~
referente a la interpretación de los textos de Freud, es porque saben que cho acceso implica y exige no Ja seguridad, desgraciadamente, sirio la posi.Di-
ahí se encuentra justamente el punto donde .para ellos se opera la articula- · Jidad de un rebasamiento, de una nueva transgresión.
ción. La interpretación del texto que opera el analista (se trate del texto de . la reanudación de un discurso que, opuestamente, sólo puede sostener
Freud o del texto de su propio discurso inconsciente) es aquello por medio los emblemas con que se adorna preser\rándose de todo cuestionamiento
de lo cual justificará su método, así como éste deberá probar, en espejo, Y posible, priva al analizado· del objeto que puede ser sostén de su deseo de
en sus efectos, la legitimidad de una interpretación que remite al analista saber. Lo que se le ofrece es un "conocido" y no un "por conocer'', y un
a su subjetividad, a su práctica, a su interpretación. "conocido" que se quiere exhaustivo: frente a este duelo, el sujeto hará
Freudiano entre los freudianos, lacaniano entre los lacanianos, discípu- una regresión y se identificar.[ con el objeto perdido. En el caso que nos
lo entre otros discípulos, el arialista (intérprete .a doble título)~ heredero, interesa asistiremos a la identificación del candidato con el autor del modo
en el campo de Ja teoría, de un bien común que tiene que compartir con de empleo, y un moV:iiniento regresivo ocupará el lugar de algo que habría
el conjunto de sus pares, reivindicará por el contrario su "sin~dad" podido convertirse en invitación a la transgresión y al conocimiento. El di-
·(es decir, .aquello· que le permite ser en su _propio nombre transmisión de~ dáctico se transforma en adoctrinamiento, la teoría en dogma, el analista
texto) en un dominio donde vuelve a verse confrontado con su soledad .. enmesías. · ·
el acto arialítico. Esta tentación es aún más aguda por cuanto amenaza satisfacer tanto
En dicho dominio podrá experimentar los efectos de la singtdaridad de ~1 deséo del analista como el del analizado. Lo· que caracteriza al dominio
su interpretación, podrá reconocer su paternidad,. hacer f?On e~~s ''su" analítico, ese espacio donde se conswna un análisis, es que, incluso si el
obra. El analista se asume .como intérprete en el registro de la .aceton (y el análizado lo ignora, am'Qos ~cipantes apuntan al mismo fm: desemnasca- .
análisis fonna parte· de él): intérprete de los textos de Freud e intérprete rar lo atinente al deseo. Pero mientras que el analizado se formulará la pre-
de lo que el analizado demanda a esos textos. · gunta del deseo del anatista, querrá hacerse objeto de la respuesta, y no
En cuanto a la "singularidad" de la escucha y de Ja interpretación, :podrá desenmascarar el suyo propio sino porque en cada ocasión· tem;lrá
que hace del. analista no el enés:inlo ejemplar de un modo de empleo repro- que reconocer que el objeto del deseo 4el analista es otro y está en otra
ducido ad libitum, sino aquel que pretende ser el único garante y deposi· . parte; el analista se preguntará por el deseo del analizado, por el objeto
tario del método que aplica (roles a los que no puede aspirar en. lo que se· fantamzático que éste persigue; si llega a proponer al analizadQ un objeto (
refiere a fos textos), éste es el "bien" que sólo puede trarismitirse de boca a ."real" que fije su deseo, la búsqueda quedará detenida, el fantasma se es-
oreja que sólo puede transmitirse a aquel cuyo proyecto es convertirSe conderá nuevamente en el inconsciente,. y el analista tendrá la ilusión de
a su 'vez en analista, o sea el candidato. Ese "además" a transmitir, propio haber ·descifrado el enigma del otro cúando ne> habrá hecho otra cosa que
de la relación didáctica, tiene que ver, pues; con aquello que en el psicoaná- leer en tln espejo el mensaje de su própio deseo. El analizado teµdrá la ilu·
lisis pertenece al registro del actuar, o sea de una praxis y no del solo saber. . sión de haber logrado acceso a un conocimiento, mientras que no ha sido
Pero este "además" fácilmente revela. la aporía a la que escolta: querer más que e~ eco fiel de un mensaje que traduce un deseo que no es el suyo.
transmitir lo "singular" de su interpretación, de su accionar, de su estilo, Lós. dos se habrán dejado apresar en la trampa de la transferencia: ·
es negar al candidato el derecho a su "singularidad". - El analista didacta, por no haber sabido desenmascarar a tiempo lo ati·
La causa del mayor avatar que amenaza al didacta enfrentado con esta nente a su· deseo de· "fonnad.Or", lo que arrastraba consigo de recuperación
aporía es la tentación que puede experimentar .de poner su método, su narcisístic;:a, de satisfacción h1>.idinal, de fantasma de maestría .(¿'no es el
interpretación, en el lugar del texto. El candidato ya no será remitido a los alumno el único que púede permitirle, sin dejar de respetar en apariencia
fun&unentos de una teoría por experimentar, por enriquecer, por reinter- ·nuestra deontología, ser el beneficiario de una transferencia, demasiado
pretar; por el contrario; se le demandará que consolide la peI1!1utación pesada de soportar cuando uno sabe que de ella sólo podemos esperar un
operada. La teoría quedará sometida al método, y éste s6lo podrá usurpar efecto de apertura parael sujeto y en su exclusivo provecho?).
su lugar si denuncia a toda reinterpretació:ti, a toda reeJaboración, como - El analizado, más excusable pue~ se lo habrá inducido a volver a reco-
contrarias a la ortodoxia. En efecto, el menor atentado ~ esta óltima pone rrer .un ca.mino que conoce bien por haberlo elegido repetitivamente: la
inmediato f'm a la posibilidad, para el analista, de pe.rpetuai: su linaje. _Si la idealiµtción siempre le parecjó más accesiole que la sublimación, y transfe-
singularidad del candidato ahora analista reaparece, el didacta Sentirá ipso
facto que su "filiación" peligra. Ahora bien: esta "singularidad" no es· un *** Juego de pa1abras entre connaissance, "conocimiento" y co-naissánce, "co-na·
lujo, un accesorio facultativo, sino que al mismo tiempo atestigua el interés cimiento" (N. de T.).

?O
rir sobre los hombros de otro la responsabilidad del deseo, más fácil que ser
único responsable de la elección; la ilusión siempre le ·pareció más humana - O bien, segundo camino posible,. se estabiecerá ·un stritu qua, "in-
que la verdad. . terminable" como el análisis del mismo nombre. La relación didáctica -tá-
Vemos as( que la permutación entre práctica y texto acarrea una nue- · citamente asegurada en su perennidad- podrá permitirse el lujo de un falso
va permutación: ya no es Ja teoría freudiana lo que se utiliza para la elucida- cuesüonamiento de sí misma. En 1este Ca.so, lo que se q;>nstituye en enclave
ción de la transferencia, sino la transferenciá ·lo que .se pon~ al servicio es, en cierto sentido, la totalidad del campo: enclave sometido a la pesadez
de un sometimiento teó:rioo. Cada vez que el analista, así fuese sin saberlo, y opacidad de una relación .alienante e inanalizable porque los dos parti-
se Sirve del poder que le ofrece la transferencia para consolidar su dominio cipantes la justificarán con esta paradoja {y este absurdo) extremo: la rela-
teórico, amputa del campo de lo ~ble una. zona que se verá anexada ción didáctica y su "pureza" implican una transferencia de trabajo (que
a su propio campo h'bidinaJ. Si bien es cierto que la función de aiialista debe entenderse como transferencia teórica) que, ;vaya a saber por qué mi-·
invita a servirse del análisis;de la transferencia para pennitir al sUjeto el des• ]agro, se hallaría depurada de toda escoria transferencial. Una vez más
ciframiento del dese<>-ínconsciente, este desciframiento exige que-.todo lo ese "real", con motivo siempre cuestionado por el analista, es requerido
que en el discurso se presenta como.efecto de transferencia pueda sei: de- como ayuda, es reintroducido en el campo didáctico y servirá como sello
vuelto al remitente. Es sobre este camino invertido, V\1.elto a reconer P<>r el de garantía al nuevo "freudiano" o al nuevo "freudismo"; gracias a lo
mensaje, que podrá tener lugar la.inteiprétación. . . . cual el ~ta pasará a ser, para el candidato, ese Otro de él mismo al que
Todas.· IaS veces que ·el analista se propone como destinatario real y delega la tarea de ser sujeto de una enunciación de la que ya no es otra cosa
de derecho de la oferta o de una de sus partes; impide ese moviinieuto de que eco del enunciado. · ·
retorno, fija el mensaje, hace imposi'ble para el analizado y ~ sí mismo · . A1guna8 veces se habló, a propósito del psicótico, de "psicoterapia
esa lectura segunda que es la inteipretación ..Bn el campo de lo imaginario .de sostén", sin que se supiera demasiado, por lo demás, a quién o a qué cosa
donde se ·despliega la transferencia; se constituye así un enclave que será supuestamente se sostiene. En el caso presente, de buena gana propondría-
abusivamente justificado por ambos participantes eri función de su perte- mos el térmirto "didáctico de sostén", puesto que aquí, por
lo menos, se
nencia a un "real" y, .como tal; al resguardo de la acción interpretativa. puede decir qué hay que sostener para ambos participantes. El candidato
Todo aquello que, por la astucia de tran.Sferencia, formule el candidato sostiene la mira de poder del analista; el analista, el deseo que el candidato,
com<;> ·dirigido. al analista en cuanto encarnación d~ e~ saber, de. ese modelo, de una vez para siempre, ha alienado en su provecho. ·
de esa maestría que se 1~ imputa, y todo aquell<? que, por paI'@ del analista, Si hemos analizado extensamente este tipo de avatar fue porque nos
venga a responder con un actise de recibo que atestigüe la prjma de placer . enfrenta con aquello que la relación anaiítica, independientemente de
que allí encuentra; serán definidos desde ese momento como diálogo extra- cualquier otro factor 1 2 , puede segregar.
transfer~ncial, "real" (¡y, desde luego, justificado!) rvconocimiénto del . Si I}O existiera ~l deslizamiento inducido por la relación didáctiéa en
saber de uno, "real"( ¡e .igualmente justificada!) apreciación· de la aptitud cuanto tal, poco peso tendrían los factores extrínsecos que derivan de la
del otro para analizar. . • -. · inserción del didáctico en los parámetros de una sociedad, a la cual pertene~
Para preservar el eridave, candidato y analistil enfrentarán una tarea ce uno y a la cual el otro demanda pertenecer. Opuestamente, si no existie-
muy difícil: ·ponerlÓ fuem del· alcance de cualqui~r pulsión agresiva. Esta· ran estos factores heterogéneos, si el poder que ejerce una sociedad no ·
hazafia, y Ja hay cuando se. considm Ja energía que un psicoanálisis mo- interfiriera a su vez en los parámetros de la experiencia wdáctica, el desli·
viliza én el campo pulsionat, ilerá alcanzada por dos caminos: .- , zamiento am'ba h,:tdicado sería un poco menos difícil de evitar.
. -O bien,. por Un c:ontratQ tácito, todo lo que tep.ga ·que ver ron.la ·Lo que de hecho ocurre es una inducción recíproca que produce
práctica se considémá de entiada cómo algo intocable, algo. que debe e.X-· como efecto la exacerbación de un conflicto donde se enfrentan intereses
cluirse de lo analizable del discurso (como coilsecuenc:ia, también se verá muy diversos. Poder del psicoanálisis, poder de la sociedad, poder del psico-
excluido lo. que toca más de ,cerca a ese ~seo de ser analista que en un analista, una e~tratla lucha de prestigio viene así a des~ar el campo en
didáctico constituye el punto mayor de ~téncia). ;. el que se desenvuelve nuestra acción y, con o sin nuestra complicidad,
. La agresivida~ sen~ como particularmente peligrosa por el candida- llega a desnaturalizarla. · · · .
to, qujen temerá la violencia de la retorsión, y µmtbién temida por el ana· · Ahora bien: esos tres poderes no son homogéneos, y no pueden quedar
lista, quien se sentirá cuestionado en su ser mismo, será desviada en una . agrupados bajo un mismo título. Por poder del psicoanálisis, el más fácil
buena parte a lo extraanalítico, y reaparec~ como cimiento de los clanes, de definir, no puede sino designarse su acción sobre la psique. Está en su
de las camarillas, de las rivalidades intra e intersociedades. Si esta salida se poder removilizar la energía de esta última, actuar sobre las fuentes mismas
cierra, si esta deSviación resulta impracticable, veremós cómo hace irrupción de su ñmcionamiento. En este caso, y con razón, el poder remite al con-
la agresividad en el enclave mismo, y asistiremos a una dramática ruptura cepto de saber:.designa un efecto posible del misnio.
de la relación analítica (lo cual prueba lo que decíamos sobre el ~cter
nó analizable del enclave: la agresividad· sólo puede ser Í1ctuada, la palabra 12
.. Agreguemos que en cualquier soci~dad se puede asistir a accidentes semejantes.
· ya no tiene lugar). · · Pero no es~ en su podef evitarlos; es su deber estar advertidas de ellos y saber
9ue pueden favorecer o contener su propagación.

n 1 23
Otra. coSa sucede en los ottos dos registros, aunque también aquí sea .
el saber lo que se invoca como justificación. En cuanto al poder de la s<>:".
ciedad, en nuestra primera parte habíamos delineado s_us caracteres: .ese; ·
l quienes criticaron con la· mayor pertinencia ese estado de cosas a su vez
tropezaron con escollos igualmente graves, hay que· preguntarse por el
sentido. al que remite el enunciado, tan fre~enteinente invocado, de uná
poder preside la elécción de una opción sobre la fonnaci6n: que se enunciara ''teoría del didáctico", o de un ''hacer la teoría del didáctico", que fue y
como proceso de habilitación. En nombre del saber, de la experiencia, de sigue siendo, para cierta escuela, el blasón propuesto a sus adherentes.
la exacta interpretación del discurso freudialio, cualidades imputadas a Hem~ recordado que ·en el áréa psicoanalítica francesa las· escisiones
· sus dirigentes, la sociedad impondrá un modelo del que emanará directa· · siempre estuvieron motivadas por disensiones en cuanto a las reglas de for•
mente el sistema de funcionamiento necesario para hacer respetar su aplica· . mación y por la crítica de sus resultados en el plano del pbder y en la je·
ción. Hemos calificado a este poder de teórico-práctico: en efecto, siempre rarqUización a· que daban lugar dentro del sistema de las sociedades. Agre·
lo veremos referido a una teoría, y en especial a una ''teoría del didáctico" guemos que los reagrupamientos resultantes siempre tomaron como refe-
pregonada por el o los legisladores. Por otra parte, no debe olvidarse que rencia una "teoría de.la~... en cuyo nombre se denuncia como escollo·
esta opción "teórica" produce un impacto directo· sobre·el poder práctico: algo que otros definen como condición necesaria y positiva. ·
legisb!,, de hecho, sobre· el acceso al título de psicoanalista; se supone que Lo primero que ha de averiguarse es si hablar de ''teoría del didáctico"
lo defieride contra las usurpaciones, que garantiza su letímidad. Ya dijimos no remite a Wl recorte arbitrario, ·que favorece la coartada gracias a la cual
que se trata de un poder que las sociedades psicoanalíticas no pueden ne· el análisis propone como mira de saber algo que es, en realidad, una mira
garse a ejercer; es cuestión de comprobar si e~tá al servicio del psicoaná· de poder. Llegado el caso,la "teoría del didácticoº no es más que un abuso
lisis o de los psicoanalistas. de lenguaje que abre el camino a una serie de abusos en otros registros.
En este punto ·interviene el tercer factor: el poder del psicoanalista, Nuestra respuesta apelará a la obra de Freud y al capital teórico que
en cuanto representante elegido por la sociedad y en el cual ésta delega el nos ha legado. Su teoría -disC?úlpesenos.'la repetición:- propone conjunta·
ejercicio de su propio poder. Tal delegación, como aquella elección, se con· .mente un modelo de la estructura psíquica y el método para sú exploración, .
vertirán casi siempre en objeto de una lucha de prestigio, lucha en la cual método que ha.ce del análisis de la transferencia su camino real.
parece disolverse, de manera ·tan total como desésperante, ese saber sobre Si el modeio ilustra los e•ementos univerSales propios de la estructura .
la psique que debería ser nuestro patrimonio. . de la psique, el método, lo que llamamos teoría' de la cura, nos pone en cada
Tan inquietante disolución se opera en el seno mismo de la función . caso frente a una combinatoria singular de aquellos elementos primeros.
psicoanalítica: el analista que ejerce en su sillón y el analista que ejerce en Esa singularidad que hacía hablar a Freud de "elección" -de ~ neurosis,
el seno de una sociedad psicoanalítica como ,-epresentante de su poder, . pero también, más generalmente, de todo tipo tte defensa- es el enigma
de su ideal, de su teoría, funcionan en ambos casos en nombre del.psicoaná· · que se ofrece a la interpretación. · · '
lisis y en tanto que psicoanalistas. i.a fisura que surge entie discurso y acto . . Nuestra acción apunta abrlnaar aÍ 'srijeto la posibiliciad .de ·hallar $us
en el ejercicio de .la fwlci6n "social";· no puede carecer de efectos en ·et catlsas inconscientes y subjetivas, a fin. de transfonnar en histona de la que
ejercicio de la función "psicoanalítica". En otras palabras. la fisura no se · es autor algo que hasta allí estaba excluido del campo de su ·saber y del
produce entre dos caras de la función psicoanalítica sino en el propio seno campo de su dominio.· La elucidación del sentido de esta combinatoria, que
de cada una de ellas: el didacta analizará en nombre de la verdad de una ha de ser haDado .cada vez, es lo ·que apuntamos a alcanzar pqr medio del
teoría, pero como trasfondo apuntará a defender el sistema que le ase~ . análisis del modelo transferenciQI propio de ese sujeto frente a ese analista.
sus emblemas de "funcionario"; el "funcionario•• pretenderá representar al · Más allá. de una nosología que se apoya tan sólo ,,n una descripción
. defensor desinteresado de un sistema teórico, pero como. trasfondo, apun· sintomática, la cJínica psicoanalítica; si este ténnino pietende poseer un
tará a asegurar la intocabilidad de su poder de "didacta", querrá preservar . sentido, deberá aislar una serie de entidades definidas justamente por mo-
el prestigio que confiere el número de alumnos formados, la aureola que . delos transferenciales. ·
• ofrecé en nuestro dominio, el título ·de teórico; en sfutesis, apuntará a la Por lo tanto. el accionar· del analista remite a una teona de la cura•.
defensa' de. una práctica a la que quiere proteger de cualquier cuestiona· única cosa que pe.nnite desprender en cada caso lo específico y lo no SU·
miento (que de hecho sería su cuestionamiento). ' · pe:rporu'ble. Parafraseando lo que sosteníamos a propósito .de la estructura,
Fácil resulta advertir aquello que, en el sistema de las sociedades tal . diremos que Freud nos legó los elementos universales de una teoría del
como generalmente· se lo aplica, favorece esa doble fisura. La instituciona- "psicoanalizar'', y que esa teoría nos pÍ'Ueba que, aun en los casos de diag·
lización de una jerarquía, la multiplicación de los "exámenes de pasaje" . n6sticos id6nticos,. existen moaalidades específicas de la vivencia transfe·
(selección, acceso al control, acceso al título), cuya consecuencia es la mul· rencial. Si por ''teóría del didíctico'~~simplemente se quiere seiialar el
· tiplicación de los poderes y la delegación en los representantes de la soci€ldad interés que reclama, para el analista, el· estudio de un tipo de defensa paru·
de una responsabilidad de la que el candidato se ve amputado cada vez; el . culannente favorecido por la posición de "candidato" del analizado, pensa-
choque en ciertos puntos del recorrido entre el que analiza y el que juzga a mos que ésta es una alegáci6n muy útil, pef9 el ténnino ''teoría" nos
un mismo sujeto: todos estos factores no pueden sino contribuir a reforzar párece ambicioso y ambiguo. En efecto, a partir de aquí el analista tendrá
los peligros que denunciamos anterion:itente. Pero antes de. decir por qué que. meditar sobre aquello 9ue la teoría de .la cura le pennite traer a la luz·

24 25
como efecto emanado de una demanda que toma "al análisis" como objeto . rales. Así podemos resumir la posición de los defensores de la selección:
· y que, con ello, amenaza inducir en él un tipo particular de sordera. . ·
· Si, opuestamente, por medio de una "teoría del (lidáctico" se pretende 1) El candidato que comienza una cura d_e objetivo didáctico C01tlpro-
jemrquaar un sector de la: teoría de la aua hasta hacerle ocupar su lugar· mete de entrada la responsabilidad de la sociedad.
e invertir el orden de precedencia (o sea, pretender que Ja teoría de la cura 2) La situación de "alumno en didáctico" puede estar ya amonedada en
no es más que una aplicación de Ja primera), pensamos que semejante pro- objetivos profesionales. ·
cedimiento debe ser den'unciado. · , 3) Una vez embarcado en este procedimiento, el sujeto corre el riesgo de
·En efecto, para que diCha afmnación tenga Ú.na jiistificación teórica, escapar a otras medidas de control dejándolas siempre para después. .
4) Por último, la teoría psicoanalítica ensefia que existen estructuras
previamente habría que demos.trar la. verdad de los tres postulados siguien-
tes; particulannente reacias a la acción de la cura, y de allí el interés por
1) La relación transferencial vivida por el candidato debería ser dife- . desalojarlas cuanto antes.
. rente de la de cualquier otro analizado, lo cual, implicitamente, equivaldría A lo cual los oponentes -entre quienes nos oontamos- responderán
a postular la existencia de una "elección" estructural o sontomática especí- que, de hecho, el "sí" de Ja selección institucionalista de entrada, en nom·
. fica de los candidatos y compartida por todos (tendríase aquí una suerte bre de la sociedad y como didáctico, un análisis del que sólo mucho más
de nueva entidad clínica: pqdn'a hablarse de histeria, de neurosis obsesiva, tarde podrá decirse a qué fm apuntaba; y que, excepto ciertos casos extre·
etc., de candidato). · . mos, Ja teoría psicoanalítica nos invita a desconfiar de los juicios apresura-
2) Habría que probar que el analista "que didactiza" no puede hallar dos sobre cuál podrá ser la respuesta del sujeto a la acción de la cura. .
en la "teoría de la cura" los elementos que le pennitan entend.er lo que se También aquí el problema radica en la idea que nos hacemos sobre
baila en juego en este caso; si ai¡í fuQm, no ~ trataría de ~cer una teoría la función de la SQciedad y los efectos que sus intervenciones pueden tener
del didáctico sµio 4e reinterrogar a la teoría psicoanaütica •. La . sordera en el curso de un análisis, exactamente del mismo modo en que nos hemos
parcial que afectaría at analista se presentaría en ,la totalidad de· su campo plánteado, Y seguimQS haciéndolo, la cuestión de las consecuencias que
de actividad. · . podría tener sobre todo análisis la. intervención de la Segundad social 0
. 3) Habría que demostrar que cada vez que aquel que se tiende sobre de cualquier organi8mo oficial. lo que se halla en tela de juicio es la teoría
el diván se presenta como ·un "candidato", el "e$tilo" del análisis debe. psicoanalítica, y no tma hipotética teoría del didáctico.
quedar modificado de manera particular; lo cual contrade.ciría el ·loable En este punto nos ~ece imponerse una conclusión: o bien estamos en
esfuerzo realizado por muchos para reintegrar el didáctico al campo de presencia de un abuso de lenguaje, y la fórmula "teoría del didáctico" só-
la c;ura psicoanalítica en sentido propio (esa reintegración es h? único lo se emplea como sinónimo de una "reflexión sobre la formación" fórmula ·
que puede devolVer al didáctico su sentido). ·. . ·· 1 esta última que engloba e~ conjunto de reglas, sugerencias, investÍgaciones .
ConSideramos que estos postulados denuncian por sí nlismos su propio que t~ sociedad freudiana, a partir de la teoría de la cura, propone como
absurdo, y prueban que los abogados de semejante posición sacan prove- .las mas aptas para impedir que el didáctiqo pueda salir de los parámetros
cho de la confuSión que para muchos se open. entre lo que pertenece al propios de una cura .psicoanalítica. En este caso, el· proyecto de "hacer
registro del funciónamiento y lo que pertenece al registrq d¡, Ja teoría. · una teoría del didáctico" remite de manera precisa a una reflexión analítica
Ilustraremos esto con dos ejemplos. Hasta 1963, las dos sociedades exiJ.. muy difícil y muy ·necesaria, sobre lo que es, o debería ser, una sociedad d~
tentes en Francia adoptaban el principio de una "lista" de didactaS. JamáS psicoanálisis y sobre las motivaciones propias de sus representantes. ·
se aplicó. ~~e principio en nombre de una ''teoría 4el·didáctico", sino ~ O'bien ese proyecto reivindica un objetivo más ambicioso, se proclama
función de consideraciones que apelaban a los conceptos de experiencia,. puntO final de un saber de la teoría sobre Ja teoría, y se convierte en el se- ·
responsabilidad, conocimiento de Ja ~bra de Freud, etc., o 5ea, en función · ftuelo gracias al cual es dejada en la sombra toda reflexión sobre la fonna-
de razones que podríamos llamar prácticas o experimentales. Puesto que se· cióri o toda reflexión ·sobre las sociedades psicoanaüticas, a los que se con-
pensaba que el didacta puede ser el punto de partida de un "linaje" de sidera sin 'duda remas un poco demasiado explosivos. · · :
analistas, y que tiene una responsabilidad particular en la defensa de la Es interesante verificar de qué manera jugaron los coíiflictos futerso~
teoría freudiana y su aplicación, se concluía que dicha responsabilidad ciedades o intrasociedad en esa confusión posible. Cada vez que se cues-
debía ser patrimonio de aquellos que ya habían dado sus pruebas en la tiona el proceso de fonnación, se verá a sus defensores transformarlo de ·
práctica analítica. . . pronto en sucedáneo de teoría psicoanalítica, y acusar de heréticos a los
Las justificadas crítkas que se. formularon contra este principio apela- atacantes: éstos, a su vez, se dedicarán a demostrar que no se trata de posi-
ban, a su vez, al mismo orden de razones; la expe~~ muestra que la lista ciones teóricas sino de conveniencias prácticas. Las justif'J.Cadas críticas
servía casi siempre para preseivar, y las pruebas "examinato~" exigidas así f~ladas por Lacan y sus alumnos al conformismo y la burocratiza.
al futuro didácta solían ser criticables. Las diferentes actitudes· frente a ción que inducía la instancia internacional, apuntaban a probar que algunos
la "selección" nos proporéionarán. otro ejemplo. J'ambién ·aquí las .dos · de los decretos de dicha instancia no se basaban en ningún postulado teóri-
partes se remiten, ya sea a la expe~ncia, ya sea a conceptos teóricos gene· . co, sino que servían para perpetuar un funcionamiento que no se quería

26 .
' 27
· volver a cuestionar por razones de pura conveniencia pe~rial. · · . ferencia lo que en realidad es "efecto del analista" (la llamada contratrans·
Por desdicha, nuestra experiencia en la escuela freu~ de :,arf
s nos ferencia), y viceversa. Conocer el objeto del deseo del analista, aquello
demostró que la astucia del poder, como la astucia de la alienacion, nada que motiva su accionar: tal es la cuestión que todo análisis renueva para
tienen que envidiar a la de la razón: ponen igualmente en marcha un en- el analista y que todo didáctico háce surgir para el candidato como punto
granaje cuya fuerza irrepresible producirá ineluctabl~ente aquello .que último de lo analizable. De allí, en la práctica, la puesta en guardia contfa ·
constituía su mira última. En nuestro preámbulo rendíamos homeruge a toda ingerencia externa por parte de la sociedad, la éual, decidiendo en
!.
lo que para nosotros significó ei aporte de la teoríá de Lac3;11, la lucide; nombre del candidato, vendría a cortocircuitar el análisis de su deseo,
con que sefialó las trampas en las que se enredaba el psicoanalista; recordá· para no estatuir sino sobre la serie de las demandas que él le dirige.
bamos la justificada esperanza que de ello podía resultar para aquellos que Pero desde ese momento.tacan enunciaba un segundo postulado cuya
se interesaran por el. porvenir del psicoanálisis .•. y nos interroga'bamos contradicción con el primero se fue revelando progresivamente en el propio
sobre la razón de lo que calificamos como fracaso. . funcionamiento de la Escuela freudiana de París. Dicho segundo postulado
· A esa interrogación es que vamos a responder. No se trata de poléllll- es el de Ja "pureza del didáctico". ESta calificación, .ambigua, merece refle·
ca, sino de poner de relieve las contradicciones y_ los err?res que encon~· xi6n, pues autoriza dos interpretaciones. La entendimos entonces, y seguí· ·
mos en el proceso de habilitación al títul!> de ps1Coanalist,íl que ha elegido mos entendiéndola, como a~ello que especifica la mira esencial del pro-
la Escuela fre'1diana de París al votar la ''Proposición del 1 de octubre de yecto del didacta: llevar lo más lejos post"ble el análiSis del deseo inconscien·
1967" de J. Lacan13 • Si se .considera la importancia de esta escuela Y el te aprovechando al máximo la relación que enlaza, en este caso,· objeto de
papel cumplido por Lacan en el área psieoanalítica &anc:em• es e~dente demanda y objeto de deseo. . . ·
que los actos de aquélla comprometen pesadamente el ~estñio del pStc~aná­ En efecto; de entrada existe para el candidato una equivalencia entre
lisis; puesto que ella ionna, en éfecto, un número conStderable de analistas, lo que es objeto de. su demanda (hacerse analista) y lo que puede ser objeto
plantea a todo analista el problema del riesgo que de esto puede resultar, de su deseo. Este cruce, fuente de muchas dificultades, nos parece positivo
a breve plazo, en cuanto al modelo que defina, para una buena parte de los en un punto: mientras que en lo que llaman análisis ~rapéutico; la satis·
futuros candidatos, qué es un psicoanaJ,ista y cuál es. ta función que. éste facción que en él puede hallar Ja demanda (por ejemplo, la desaparición
tiene que aswnir. · · · del síntoma o el acceso a tal o cual éxito sexual o profesional) amenaza
Repetir las historietas que se cuentan sobre las originalidades de La~ ser asimilada por el analizado a una respuesta adecuada a su deseo, y así
y hasta sobre los azares de su personalidad es algo .que sobre todo permite puede convertirse en la razón de una detención de Ja cura, en el caso de un
a sus partidarios y detractores ocultarse mutuamente lo esencial de 1;1D. P.~· didáctico la demanda remite directamente al candidato a la cuestión de su
.blema que los concierne al mismo título: los efectos de toda te~cion .deseo de análisis•.En este plano no puede haber (o no debería haber) res·
cuando quiere hacerse dogma, la violencia ~sí.· cometida~ sobre la !erdad puestas parciales posi"bles: el proyecto que sostiene la demanda del candi-
en provecho de los enunciantes, c~quiera que sea el en~ciado escogido•. dato lo remite de entrada a un deseo de análisis {de analizarse, de analizar)
La escuela fundada por Lacan en 1:963, semejante en esto a toda aso- .. . . que deberá reconocer como objeto de su demanda. Y, puesto .que ese
ciación de psicoanalistas. reunió a cierto número de ellos (nosotros inclusi· . · ..,objeto", o mejor dicho su persecuclón, depende del análisis de su propio·
ve) que compartían una doble opción: en el registro de la teoría, recono-. · deseo inconsciente, se abrirá para él (al menos esto debería ser posi01e)
cían el valor de la interpretación de Freud a~ por Lacan Y la imF· ese acceso a ur.ia demanda de saber que toma a lo desconocido de su deseo
tancia de la avanzada que su teoría autorizaba; en el registro de la formación, como objeto. Esta apertura no es específica del didáctico, pero pensamos·
ad.herían a las críticas formuladas por Lacan y consideral?an posi"ble la . . que en esta última relación debería poder h"berarse al máximo de las escorias
aplicación de un modelo de f onnación que supiera evitar los callejones sin de que es portadora: en el campo del didáctioo más exenta debería hallarse
salida denunciados. · del peso de esos beneficios secundarlos que pueden acabar tomando el
Ese modelo supuestamente.al servicio del psicoanálisis, no era una vana prime.r lugar, y modificando la trayectoria de un movimiento cuya meta era.
utopía: la teorí~ de Lacan sentó un postulado que pennitía, o debió haC:X-· el desciframiento de la psique.
lo abrir el camino a una aplicación nueva del funcionamiento de una socie· . Di~o. esto, volvamos al 8egundo postulado .de. Lacan y a la ambigüedad
chd psicoanalítica. Según este postulado, cuya verdad demostró Lacan .del calificativo por él escogido: ambigüedad porque; dentro del contexto
de manera ejemplar, el nudo del análisis didáctico (que nosotros ent!n~ . en que lo plantea14 (el acta de fundación), de entrada instituye al didáctico.
mos como ese punto de mayor resistencia cuya superación es lo umco como última (de. b~ gana agregarí~os "como única'') proeza. Nuestra
que pennite la tenninación de un psicoanálisis) es la elucidación del deseo elección del término no es casual: a partir de aquí no sólo queda reinstau· ·
de ser analista (o del deseo del analista), que siempre ameruu:a cumplir la rada una jerarquía de valores sino que, y esto es mucho más grave, dicha
función de una pantalla sobre la cual se proyectaría como efecto de" 1;ranS· 14
En el acta do funclación de J. lacan puede leerse, con respecto a las diferentes
secciones que constituye "1. Seci:lón de pslcoaná1Jm puro -:-o sea, praxis y doc-
U Esa, proposición fue votada por la E.F .P. recién en enero de 1969: esto motiv6 trinlt-del p&iCOllJlálms propiamente· dicho, ·eJ cual no·es otra ·cosa -Y quedará esta~ .
nuestra renuncia. blecido en su lugar- que el psicoa:rlálisis didáctico". .

28 29
jerarquía no apunta ya simplemente al gradus analítico sino al acto ana}íti.; tiene sino a partir de escisiones arbitrarias planteadas sucesivamente entre
co. Entre el primero y el segundo postulado aparece una c1ara antinomia teo~ía. Y clínica, reconoc!111iento válido en. el interior de la Escuela y reco-
(la "proposición" dirigida a resolverla no ~ más que atestiguar su irre- nocmuento por el extenor, ausencia de jerarquía y restablecimiento, en
ductibilidad); en efecto, mientras que el primero denunciaba al deseo del realidad, de una escala de valores que separa a los "modestos" de los "va-
analista, ó al deseo de análisis: como el último refugio. donde podía para· lientes", condena del "control" y exigencia de éste para el "practicante".
petarse un "resto" escapado del análisis, punto último siempre por rein· Hemos hablado de contradicción: en efecto, cómo definir de otro
terrogar, el segundo olvida las implicaciones que de esto. resultan para el modo la crítica que el mismo texto dirige a la existencia del título de didac-
analisia y para la cura, y hace del "didactizar" el sumo emblema ofrecido ta en la mayoría de las sociedades, y esa investidura. dada a los psicoánalistas
por Ja sociedad como estímulo a sus mejores miembros. En ~sta sola frase: de la Escuela por oposición a los que más modestamente se contentarán
"No hay más análisis puro que el didáctico", se anuncia ya la falla por la . con probarse como analistas. No basta con cambiar las denominaciones
. que van a introducirse los excesos que seguirán. . para que cambie el espíritu de ciertos actos. .
·En efecto, tal jerarquización del acto psicoanalítico será entendiqa · ¿Cómo no tachar de contradictoria una proposición que en nombre
como un juicio acerca de una praxis que siempre fue y nunca podrá ser de la teoría psicoanalítica, diferencia a los analistas "que co~tnbuyen al
sino teórico-clínica. · avance del psi~o~" ~~ aquellos que, ~n su sillón, tratan de pon_er ~ .
Si se defme al didáctico como el ºariálisis puro", es difícil reprochar prueba la teona p&lcoanal1tica? (nos gustana saber de qué modo "probarse
á los adeptos de este principio· que extraigan de él una segunda conclusión: como analista" es una prueba qe modestia..•).
que los análisis de intención no didáctica no son ~ que un subproducto, . Finalment~'. .oo.mo no encontrar la contradicción más extrema y grave
un ."aproximadamente" que acarreará un menosprecio apenas velado hacia ~ una pr?~c1~? que, en e,t mismo momento en que quiere volver a cues-
el terreno clínico. · tíonar Ja 'rutma que se denuncia ·en los demás (con alguna razón p0r
Esta jerarquización del didáctico nos conduce a una segunda contra· .~tra parte), rutina que sería responsable de la desnaturalización·del ~­
dicción: en efecto, sostener e~ posición, implicaría poder justificar sus sIS, ofrece el título de psicoanalista,. en el. sentido en que se Jo entiende en
fundamentos teóricos. Ahora bien: es el postulado <te una "teoría del di· ese text~, e~ nombre ~e una sola prueba: que el Candidato sepa testimoniar
dáctico", tal como la enuncia Lacan, lo que viene a justificar, a posteriori, . Jo que significa para el ese momento de particular prueba que representa
la legitimidad de la jerarquización instituida. Lo que la Escuela freudiana el fmal de un análisis,. testimonio que lo libera de toda necesidad de este
de París propone; y de manera oficial, no es una teoría sino. • • ¡una invi- otro, a nuestro entender mucho niás difícil: ~l que se ·refiere a lo que para
tación a hacerla! 15 • · él rep~esenta el. acto Fco~ítico, es decir, ~ber asumido en la práctica,
Y será en nombre de esa hipotética teoría por venir que se impondrán Yno snnpJ~~te e?.mte_nc_1on, Ja responsabilidad de análizar a otro· sujeto.
los mecanismos del sistema establecido. Nos enfrentamos, pues, con 'Un falso
silogismo que se enunciaría, poco más o menos, como sigue: -:-no hay teoría
!al e~on as1 ~twda entre teoría y clínica nos parece contraria al ,
propio espíritu de los·textos freudianos y a lo que .constituyó el discurso
del didáctico- su responsabilidad incumbe a las estructuras de las socieda- de J • La~. Per?; como decí~os en nuestro preámbulQ, plantea un pro:.·
des) nosotros cambiamos las estructuras, de donde: somos los depositarios blema que concierne al funcionamiento de una sociedad psicoanalí~ca,.
(¿futuros?) de una teoría del didáctico. ·
Este paralogismo culmina en la ''propOsición" de Lacan, que. no hace P?Siti:va. Esta at?,_buye el título de .A.M.E. sin que haya para eso necesidaa de
nmguna postulac1on. · .
inás que exacerbar la contradicción de su punto de partida. En efecto, ese "Est~ será obra del órgano estable en de:venir,dcl jurado de aprobación. .' ·
proyecto que, adoptado por la Escuela, estatuye sobre el proceso que de· ..X dicho título constituye una in:vitación de la Escuela a presentarse piira la califi.
ciondeA.E.
berá recorrer el candidato aspirante al título de psicoanalista de la Escuela,
demuestra de manera iguabnente clara lo que dicho título representa en el . . ..~ro, des~e e~ moll!e:°to, tal calificación sólo puede ser obtenida por interme-
dio del testimoruo decisivo de su capacidad.
espíritu de Lacan1 6 , y cómo Ja posición que el mismo defiende no se sos-. · "Es ~e~~ la autoritación de uno dt; sus psicoanaliuntes al título de A.E. La
. .
auton_zacion del A.M.E. que lo "fonno" para el mismo título.emana, por· 10 tanto
del nusmo hecho. •
•15 No conocemos textos de Jacaiú.anos sobre este tema preciso, mientras que su con-
tribución a Ja teoría psicoanalítica y a la teoría de la transferencia ha sido muy "Pero lo _que se. presenta para ser A.E. es todo psicoanalizante, én el ·sentido de .
importante. que el psi':°analista no se completa sino al volver a serlo en su posición con res-
pecto al su1eto supuesto saber.
16 Pensamos que lo mejor es reproducir aquí íntegramente la parte del texto que ' .1'ª!'1
el ¡i;iic~alista responsable de! psicoanalizante que haya hecho admitir,
se refiere a ello. •'. •. ¿Quién se presenta al jurado de aprobación? Psicoanali· Sl aun es solo miembro de la Escuela, esta no puede hacer menos que introducirlo
zantes que se _proponen ser reconocidos como A.E. Pues, ¿por qué pretender en ~<;s A.M.E., desde donde entonces se presentará a sí mismo al jurado de apro-
menos, si se tiene coraje·para ello? El analista de 1a Escuela es, no lo olvidemos, bacion. .
el que contribuye al progreso del psicoanálisis. Por qué no comenzar, desde que "Se :ve que el interés de esto radica en que el accew a la posición equivalente a
se-a• • · . lo que en _otra parte s~ llama didacta, no se pierde ya en el tiempo recuperado
"Por el contrario, hay personas que má/i modestamente /ie contentarán con pro- de la beatitud, Y que incluso se toma muy lejos de suponerla". (El subrayado
bane como anali/ita:. Aquí es Ja Escuela Ja que se inmiscuye, y de manera siempre es nuestro). ·

31
cualquiera que sea. Nadie puede discutir válidamente el saber de Lacan, El "psicoanalista" (de la Escuela), que ha pagado de una vez para siem-
su conocimiento de Freud y la extensión de su experiencia. ¿Cómo expli· . pre su tributo al progreso del psicoanálisis gracias a su participación única
car entonces el paradójico resultado que pretende ser el punto sumo de en la ''teoría del pase"1 7 , podrá confortarse, si no en la beatitud, al menos
su teoría? en la buena conéiencia. En cuanto a los colegas "practicantes'', se les dejará
También aquí obtenemos la respuesta con el examen de algo que he- ta tarea de perpetuar la "rutina" de los controles, poner a pnieba su acción
mos llamado los avatares posibles del didáctico y del didacta. pone~ en tela de. jlJicio su saber y sin duda también tá de tranquilizar ai
Pensamos que ése es el escollo con el que tropezó de manera catastró- extenor (e~tendido como la sociedad en sentido amplio).. Personalmente
fica la Escuela freudiana de París. . hemos considerado como la más insosteruole de las contradicciones preci·
Fascinados por el prestigio de la interpretación de Freud que Lacan samente a esa división instaurada entre dos tipos de investidura. O bien el
ofrecía, los lacanianos quedaron igualmente fascinados por el saber del control es una fonnalidad abusiva, inútil ·y vacía de sentido: entonces
que Lacan se hallaba investido. A su vez, éste se vio confrontado con una habría que .demo~arlo y. demandar su abolición, o bien constituye, en efec-
paradoja de la que no es único responsable: mientras que preconizaba el to, el cuestiona.nuento necesario· de su saber que todo analista debe aceptar·
retomo a Freud y a los textos, no supo ver que la mayor parte de sus adep- es impensable que queden exentos de él aquellos que como "didactas" po: .
tos encontraban más confortable aceptar de una vez para siempre su inter- sibles tienen la responsabilidad de formar analistas. .
pretación, y se libraban así de la inquietud de reinterrogar a los textos De modo que, gracias a Lacan, quienes habían sido promotores de un
mismos. Se creó entonces lo que hemos denominado una induCción recí- movimiento que denunciaba, entre otros, el peligro de asimilar psicoaná-
proca: en el lugar del texto sus alumnos prefüieron poner la, palabra de lisis con especialidad médica, quienes pretendieron evitar la reducción del
Lacan; rápidamente le dieron valor de ley, sin ver que con ello_ renunciaban . objetiv~ anal~tico a un objetivo. ''normalizador" [visée"normalisatrice"],
a esa "singulari~d" que consideramos exigencia indispensat:?le para el . se fueron ~c1endo defensores de una posición que asimila el acto analítico,
accionar del analista; tal exigencia es lo único que puede poner en tela de en lo que. tiene de más ambicioso, a, una suerte de prueba iniciática y eso-
juicio lo "confortable" de su posición. térica, olvidando; que, S?~ cual fuere el' precio que tenga que pagar el analista
En cuanto al "Maestro", cayó en la trampa de la oferta que él mismo durante su propio análisis (en des-ser, en depresión o en angustia), no está
indujo. La tentación de crear su linaje, de marcar con su exclusivo sello por ello hoerado frente a· aquel que viene a· demandar que se lo ayude a recu-
la filiación psicoanalítica, no encontró resistencia alguna. perar su verdad. ·
· Desde ese m~ento ya. no se trató para los alumnos de probarse como . Este "no e~tar ~oerado" implica que "el progreso de la teoría", en sí
analistas, de poner a prueba la singularidad de sus escuchas en lo vivo de bien deseable, S1ga siendo coextensivo de una repetida puesta a prueba de
·una experiencia analítica, sino de probarse como "analizados'', o sea, de la experiencia clínica y del saber del analista. · ·
convertirse en testigos del valor de la escucha. de su analista. Es de "su" . ~sí finaliza esta segunda parte: el análisis del intra-muros de los dos
coritnoución al avance del psicoanálisis (nos referimos a la contrib~ción tipo~ de ~iedad existentes hoy en día en Francia, lleva a poner en evi-
del analista) que deberán ser la prueba. Con ello, el analizado podrá pres· dencm peligros .Y errores opuestos en la (orma pero .igualmente graves en
· cindir de un concepto. sin embargo muy lacániano: el del ·a posten"ori el fondo. Nuema conclusión será breve.
(apres-coup].****
La investidura al título. de Analista de la Escuela (entendido como lo
que en otra parte llaman didacta, y también como el título que en la Escuela SOCIEDADES DE PSICOANALISIS Y
lleva el propio Lacan), va a jugarse en el testimonio (a po dudarlo, muy im- P$1COANALISTA -DE SOCIEDAD
.portante) de lo que implica para el candidato ese momento de transición
entre la posición de analizado que le pertenece y la de analista que ambicio· Hemos dicho en la primera parte que es utópico imaginar conjunta·
na tomar. En cuanto al ·,'a posteriori" que tendrá que experimentar cuando, mente la pennanencia del psicoanálisis en. nuestra cultura y la ausencia
. convertido en el ·analista de hecho de otro sujeto, advierta la escasa "beati· d.~ t~ so;tedad fonnad~ra. Asimismo, quisimos demostrar que la situa-
tud" que esto supone, cuando e_nfrentado con la responsabilidad de su es· cion didáctica lleva en sí nusma su propia posfüilidad de destrucción. .
cucha difícilmente pueda refugiarse en el "des-ser" ["désétre'1 1 7 sin arras· . Por desgracia, y más que en otros campos, la experiencia nos prueba
.trar catastróficamente en él a su partenaire, dejará su prueba a aquellos ~ue no b~ con saber: ia ironía del destino de las sociedades psicoanalí- .
que, queriendo probarse como analistas, no pueden, en efecto, escapar á tícas consiste en que_precisa.mente el saber específiep que sus representantes·
. ello. ostená!Ji sobre el fenómeno transferencial, se disuelve en el momento en ·
qu~ actúa .sob~ la propia t~tura social. Tal disoluc16n no nos parece un
17
Términos utilizados por J. Lacan en el texto antes citado. ac~dente meVitable, y ello_ nempre que se den dos condiciones: 1) Que el
****De esta forma se traduce en lo sucesivo la forma apres-coup, concepto'rreudiano· peligro ~presentad~ por ~ ~o.., por ·ese "inanalizable" que amenaza
reelaborado por l.acan y retomado por sus discípulos, entre los que se contó la escapar a Ja expenencia didáctica sea,.Ja preocupación •primera de todo
autora de este h'bro (N. de T.). analista interesado en el problema d' la formación; 2) Que el analista en-

32 33.
.cuentre y sepa mantener una cierta ..modestia». Y aquíno estamos ifo-
nizando.
En función misma de su objeto, nuestra teoría induce más que cual-
1 cio~do el respeto debido a su saber, a su mensaje, el psicoanalista, desam-
parado ante una fragmentación que atestiguará Ja falsedad de todas sus
quier otra la posibilidad de una fuga hacia la brillantez teórica; estamos pretensiones, tratará de consolarse pretendiendo que no hay más verdad
más desprovistos que otros investigadores de una posibilidad de experimen· · que en la alienación. Sin perjuicio de esperar, en el fondo de sí mismo,
tación; nuestro oficio. contrariámente a '1a opinión del profano. pone a que en lo extraterritorial alguien pueda volver a proponer un día, para el
dura prueba nuestro narcisismo. , deseo de saber del hombre, una meta digna de ser perseguida.
El mismo Freud soñaba con la posibilidad de una especie de contraprue· Entre estas dos posibilidades ofrecidas al psicoanálisis, es difícil prede-
. ' ba que Ja ciencia positiva (biológica o neurofJSiológica) podría aportarnos . cir cuál tendrá Ja razón. Parafraseando a Aristóteles diremos. que toda
Este sueifo pone de manifiesto cierto malestar del que el analista no puede verdad., todo principio, todo acto de buena fe deben y deberán siempre
escapar; es el precio que se debe pagar por una función en la cual, a la gra· ''ser juzgados por las consecuencias que d~ ellos deriven y sobre todo por
.vedad de la responsabilidad que ella implica, se opone la imposibilidad de su fin •.." .
recurrir al consultante, al texto que se adaptaría punto por punto a ese . El psicoanálisis no puede sustraerse a esta pmeba, y las sociedades de
caso, al llamado a un tercero que ·podría decidir por nosotros. Frente· al. psicoanálisis todavía menos; en cuanto al psicoanalista, le importará hacer
éxito o al fracaso de una cura, el an8lista sabe que está solo para responder~ de · ese lema el único credo que él tiene e) derecho y el deber de recitar
que nadie puede reproducir exactamente la misma experiencia y confirmar cada vez que se instala en su sillón, y cada vez que en el seno de la sociedad
o invalidar sus resultados. A lo singular del .caso se opone lo .singular del. 1
a Ja que pertenece fWlciona como responsable del porvenir del psicoanálisis.
analista~ a menos que seamos ciegos, éste es un estado .de hecho que pesa
gravemente sobre nuestros hoinbros. Habiendo · renunciado al socorro
de Ja ciencia del cuerpo, hoy se ·sueña con el recurso a las ciencias más
celebradas: lingüística, matemáticas, lógica.; de ellas esperaremos la ''prueba
del nueve" .de .nuestras operaciones.
Sueño bien comprensible y al que todos nos inclinamos. Hay que saber
renunciar a él: así se apoye en los grafos de Lacan, o en los modelos de
una adaptación social confonne a nonnas bien establecidas.
Renunciamiento difícil, sin duda, y más aún por cuanto también hay
que aceptarlo en base a la existencia de un modelo perfecto e inmutable· ·
de sociedad psicoanalítica. O ·bien los analistas~ cosa que un grupo ha in-
tentado hacer1 8 , .tienen la ••modestia" de probarse de manera continua oo·
roo .analistas en función y como representantes de una sociedad (lo cual
implica un cuestionamiento, también continoo, del grupo, de los efect0s
que de él resultan y de los inesperados escollos .que encontrará en su evolu-
ción), y en este caso existirán sociedades de pskoamílisis, o sea organismos
que podrán pretender que han sabjdo aplicar ·a sí mismos la experiencia
freudiana; o bien los analistas huirán hacia el sueño: asegurados de una
teoría Sin falla,_ creyendo, ¡por fm!, en la posibilidad· de una "prueba
del nueve.. que a cada una ·de sus operaciones venga a decirles "he aquí Ja
verdad y he aquí el error", seguros desde ese momento de que este modelo
teorico no plantea ningún problema cuando se convierte en modefo "so·
cial", asistiremos a fa producción de psicoanali$tas de sociedad, a la acelera-
da fragmentación de los grupos existentes, a la creación de sectas, cada
una de las cuales propondrá "su" pSicoanaliSta, "su" teoría, "sus" reglas
de fonnación; '"su,. modelo: el nombre de Freu~ pasará a ser ta coartada
gracias a la cual cada una pretenderá ser la heredera en título, el sello que
garantizará su autenticidad.
Así, habiendo vaciado de sentido el recurso a Freud, y habiendC? trai·
. .
·u Cf. al respecto el documento publicado al final del número 1 de Top/que JObre
el'~oGrupo". ··

34
n
UN PROBLEMA· ACTUAL: LAS CONSfRUCCIONES
. PSICOANALMCAS1 * .
"Silencio y extensión del tiempo valen más que construcción y reme-
moración": tal podría ser la inOrateja de las historias analítica8 que ac.tual-
mente se' escriben. Perd6nesenos la humorada: si la hubiéramos escrito en
forma de interrogación habría illl$ado nuestra propia perplejidad frente
a la evolución que se anuncia eil la técnica psicoanalítica y frente al modelo
miplícito que de eDa emana. No nos parece que dicho modelo pueda ser
. superpuesto al que se desprende de la obra de Freud; la diferentja· entre
ambos represettta uno de los problemas .más actuales que el psicoanalista
debe enfrentar. ·
Si bien es cierto que la .totalidad de fa obra ·de Freud. puede .leerse como
•la elaboración de un trabajo que da .cu~ta de la experiencia analítica y pone
en tela de juicio a toda: definición que pretendiera ser inmutable, ru.>s pareció
necesario, para no extraviamos en el dédalo de cuestiones que tal problema
hace surgir, referirnos a un texto de 'F'reüd de particular ~encia con
respecto a nuestro objétivo: •'Construcciones en análisis". : Dicho texto
nos enfrenta de etitrada con tres éUestiones:
escrito. en 1937, representa una de las últimas contn"bUclones de Freud
a la técnica psicoanalítica. Los cuatro decenios que lo separan de los
primeros escritos otorgan todO' su peso a su deftnición del trabajo del
anilllsta, así como a la demostración, en él contenida, de la relación.
existente entre su práctica y su ética.3 • ¿Qué sucede hoy al respecto?
la· hnportancla conferida al trabajo de construcción halla su razón.
J?rimera en la· ñmción de "historiador" que Freud atn"buye al psicoana·
lista. la descripción que ~e él ofrece hace surgir la hnagen de la pacieil·

. Texto 'ae dos conferencias pronunciadas en las Facultades universitarias Saint-


Louls d~ Bruselas, el 25 y 26 de febrero de 1970.
2
S. Freud, Conrttuctions in A~, Standtiid Ed., voL XXIII.
3 Por este término entendemos el proyecto q~e. subtieJ!de el trabajo del análista.
• "Un probieme actuel: les constructions psychanalytiques", artículo publicado
en Topique, nº 3, 1970. . -
. d lústoria cuyo capítulo esencial habría sido borra~o
te reescntura . e ?11ª E .tura· trazada por una mano extrana La primera es función del genio creador de Freud y de la herencia teórica
la ·amnesia mfantil. sa escn · hist que nos legó. Si bien esa herencia nos autoriza a proseguir su obra, también
porca la r,._e,_la..--ct"óndetÓd.o sUJ'eto con los comienzos de su proptadi ?" nos despoja de un elemento sobre cuya importancia volveremos. ·
1 w·
. ria; que sÓio palueden se~. :=Pd~: e1:'~n~
evo o de su me o crr-
cundante, por go que e ª ·
m:':a
. · ·
que no es la suya.
ib t ·o de una his·
La segunda, situada del lado deJ analizado, cuestiona igualmente la iJu.
sión de una posible identidad; Creer en el porvenir del psicoanálisis no auto·
Si en el plano del texto consciente, el SUJeto es tri ."ifiat:l .·1 fue riza, muy por el contrario, a descuidar los parámetros socioculturales en
to~ia que le será proporcionada por la 1
m:!~ !~ t:X,t~n~:~ente? Jos que aquél encuentra su Jugar. Pero sj algunos de esos parámetros han
punto pu~ segwra.re~edmo~:,~::tde
¿hasta evoiucionado relativamente poco desde Freud hasta eJ presente, no ocurre
¿Hasta qué
qué punto sien la construcción del psico-
lo 'mismo en ese sect()r social donde los efectos del psicoanálisis han desem-
anan:ita~ ud insiste en el rol de garante de la verdad a que esta de!fina-
peñado un paJ?cl al marcar con su impronta a ése que podríamos llamar
"el analizado modelo 1970".
cuan o r~ . d hibe utilizar una sugestión cualquiera, ¿no
do el analista, c~ ~ se ~ la transferencia nunca está pura de En la sesión, eJ psicoanalista puede poner Ja realidad entre paréntesis;
olvida hab~r escrito !J.1:1";;º : e lantea el problema d~ la repetición a partir deJ momento en que esa realidad que la sc>ciédad constituye deja
toda. esco~ deenesela.constipOtruc.cl~n._ J;bido a que ésta "repite" un original
que mterv1ene
de poner entre paréntesis al discurso i>Sicoanalítico, se produce una incJu.
sión· C\,lVas repercusiones en nuestía propia téCnica habrá que analizar. No
y fantasnlático reparto del saber. cabe sino. a8ombrarse del escaso interés que estos fenómenos han sl1Scítado
. Tras estas. cuestiones se diibq¡a . Ja ~. terrogaci6n que las subtiende:
. del ·cóanálisis ¿so-
y del trabajo .en general. entre Jos analistas. Pero serla una evasiva arrojar exclusivamente
mos hoy capac.:es de fonnular una defuuc1 n 6 psiue suceda de hecho en sobre el campo social Ja resporisabilldad de algo que, según los puntos de·
del psicoanalista que no qued~ de~entit &:!° q 'dá entre· Ja aÍnbiclón vista que, se adopten. recibe el nombre de progreso o de retroéeso. Primero
nuestra práctica, .Y que permita.su:ntada con :'~dura reaÍidad" de· un· hay que interrogar al psicoanalista y reflexionar sobre los avatares sufridos
por el ..modelo" al que Freud se adecuaba y que Je pennitió escribir: ·
del discurso teónco Y una F". ndental? ·-..
Sltjeto que no es ni un ser teónco ru.un ser trasce "La tarea del analista es reconstituir lo olvidado a partir de las huellas dejadas
por éste, o más exactamente construido. Y .serán el momento que elige para comuni·
car at paciente sus construcciones, Ja manera en que lo hace, las explicaciones que agre-
ga, los que van a enlazar entre sí las dos partes del trabajo analítico, la suya y Ja del
l. EL PSICOANALISTA Y SU CONSTRUCCION paéiente. ·
"••• Ese trabajo preliminar es paralelo al que se construye del fado del analiza·
· ct~ente se aceptan de .manera
Uno de los raros post~UC:,~ge la presencia de un analista y de · do ••• todo analista sabe que en un tratamiento pslcoaJll!fítico Jos dos modos de traba·
.· jo son conducidos paralelamente, el primero siempre un Poco adelantado sobre el ~
u~~ es elQude. ~e 'éS:.si
la razón por Ja cual muchos de nuestros teóricos gundo, que lo alcanza poco a poco; el analista completa un fragmento de construcción
.un analizado. u:a sea · • ce1 cla de la cura. . · y lo comunica al sujeto con el. rm de que ·éste reciba su influencia. A partil del nuevo
parecen tentados de fonnuJar Ja de~~=r:'uer:! sobre un modelo del material que entonces surge, podrá elaborar u~ nuevo fragmento utilizado de In mlSr)la
esto su~ndría que noocido . r todos -lo que está lejos de suce-
manera·y avanzar poco a Poco alternando así hasta el rmaJ. · ·
analisPero
ta y del analizado recon po • · · b" ••••• Si en Jos.informes de técnica analítica. se habla tan poco de construcción,

~er-:, smo tanib.


.
meXiStente.
bié
o 1enn qi:..a
Ja diferencia entre modelo Y sujeto r~ ~· o ien
para iodo el mundo, lo cual constituye una
·. . .
es Porque más bien se habla de las interpretaciones y de sus efectos. Pero me parece ·
qu¡; el término construcción es de lejos el máSapropiado. La interpretación defü1e una
manera de tratar un elemento singular del material, como por ejemplo una asocia·
utopía. . . . . l analistas no parecen inclinad~ .a creer en utopías. cl6n o un lapsus. .Pero cuando ·se expone al sujeto un fragmento de su vida infantil
que había olvidado, se hace una construcción".
Pues bien, aunque os. . ·clón resulta ambigua. La

i:.!::::.. ~:e'.:':1 analista, del 8nali7.a~o Hemos reproducido textuahnente este pasaje porque su claridad no deja
tenemos J:i impre:ón lu~ a ninguna ambigüedad sobre qué era_ para Freud el modelo de la ges-
vehemenCJa con nada ignoran acerca de las profundas diferencias tión paicotlllll/ltica, que tiene derecho a esperar el analizado y por qué ra-
o de la cura, prue. que co1eps ro paraleÍamente parece existir en
que lo separan del;e otros inm~ti:1es. un modelo del anal,ista (Freud).
. zón sólo éste conserva el privilegio de decidir sobre la verdad o inexactitud
cada uno .el deseo • preservar. ué no Enuna von N ••• o Anna O ••. • por de Ja Construcción. Sin prejtizgar' sobre los· resultados en Jos que podrá de- ·
un modelo del anali1.ado (por q lllJ se deduciría del encuentro origi· sembocar nuestra cómparación, quisiéramos hacer notar la impresión de
ejemplo) Y un modetrailolo
nal, poseedor del ~x de ~~ .......
.,......_
0
dC::petirse idénticamente
· (lo que con·
.solidez, el peso de realidad, por así decir, que se desprende en estas líneas ·
del modelo del analista.
validaría Ja peremuda~ del _modelo). una experiencia primera y las que si- El analista parece máS emparentado con un rudo trabajador afanándose
Si el anhelo de -~d entreue no se ede descuidar el peso de dos
sobre su obra y defendiéndola, dispuesto a arremangarse para ayudar al otro
guieron nos parece utópico, es poiq es:':
ue nos separa de Freud y a salir del camino en eJ que corre ~l riesgo de atascarse, que co~o una suerte .
distancias que no son puramendete
Ja que tepua a Anu O.• • ._ tempart~de Jos~dos de hoy en día.
·
de asceta del silencio que observa con tranquilidad el espectáculo que se le
'>frece y espera que eJ otro quiera salir de su atolladero, no eXigiendo si-
.1jl .
39
quiera la confirmación de aquello que podría demostrar la legitimidad de
esa posición. . · did
Pero antes de proseguir tenemos que dis}F!:·el malenten º,~ue po a
· dri
l . .
de la estructura psíquica5 • Su rol es sustituir el. blanco de la leyenda del
fantasma J>OI'. la inscripción que estaba inscripta sobre otra escena, enlazar
al aparente J?.O sentido de un enunciado la puesta en escena· a la cual de dere-
chó pertenece y que el velo de la amnesia había recubierto.
suscitar el empleo del término "constrúcc1on . opuesto ~. de . mterpre~­
ción". Es evidente que ambos forman parte, al mismo tiempo, del trabajo . Cabe entonces preguntarse_ si una separación ·demasiado intranSigente·
que incumbe al analista. Nos parece indiscuti'ble que éste se encuentra, en no relegará la interpretación, en sentido estrecho, a un papel secundario en
los dos casos, en posición de intérpret~', Lo que, ·a nuestro parecer, ·puede relación con el de la construcción. '
diferenciar los dos términos en la acepcion que Freud les da en este texto, En realidad, no creemos que en el espíritu de Freud haya existido una
;:: és lo que el intérprete busca poner de manifiesto en uno Y otro caso. La jerarquía de esta índole, y toda· separación que pretendiera ser radical sería
interpretación -y el ejemplo del lapsus. dado .por Freud lo. co~mna- esta- no sólo arbitraria sñio también errónea.
ría del lado del esclarecimiento del f~cionamiento de la psique, la constru~­ Decir que la interpretación busca poner de manifiesto uno de los ras·
ción, por su parte, estaría del lado del descifrado de su estructura .. La pn· · ·gos del funcionamiento de la psique no debe hacernos olvidar que de esa ·
mera hallaría su material en el hic et nunc de un dicho (o de un act~do, operación resulta ún suplemento, y ·que este suplemento representa el ele·
como en el acto fallido) donde de pronto se deja Ver. cómo ello ~unQJO~, mento gracias al cual el analista podrá llevar a buen puerto sus construccio•
cómo yo [je]** habla, actúa o es actuado ~do el discurso Y la mtenci6n nes. La ~terpretaci6n de una imagen del SÚefio muestra en qué consiste· el
tropiezan con un deseo que se rehusa al silencio. . • proceso de desplammiento y cómo ñmciona. Pero también indica, para ese
Con ·esta acepción, interpretar remite a la parte del traba)o del analista · sujeto singular y en esa historia singulat, lo que constituye la razón no del
que, a partir de un elemento singular, descifra las l~es que ~en los p~e­ de8plaumiento sino de los elementos sobre los cuales se ha operado.
sos prinlario y s.ecundario. Por eso Fre~d puede decir que la mterpreta~ó~. Otro tanto puede decirse del lapsus, del acto fallido o del chiste. La in-
de la imagen de un suei'io, en la medida en que descansa s~~re el análisiS terpretación del elemento singular saca a la luz, por lo tanto, la singularidad
de los mecanísmos propios del desplazamiento y la condensacion, pertenece de una elección que nos remite .a una historia que ya nada tiene de univer-
sal. La suma de esas elecciones, reencontradas por el añalista en ocasión
a este tipo de desciframiento. • . . •
La construcción, por el contrano, y el e1e:qiplo que ~ Freud lo demues de sus interpretaciones, permitirá la elaboración de.una construcción que de-
. tra4 viene a interrogar una puesta en escena fantasmát:ica que es efecto de vuelva su sentido a una página de la historia del sujeto.
· la estructura del deseo y de las leyes que la gobiernan. Su meta es una puesta · · En cuanto a la influencia .que ejerce~ dicha construcción sobre el dis·
en sentido que exige la referencia a un modelo que .dé cuenta de estruc· . 1! curso del analizado, la misma se manifestará en la puesta en acción de una
tura del fantasma y de la pulsi6n. Esa estructura qwere que el de~o .d~ la. , serie de mQdos de funtjonamiento de los que la rememoración, la asocia··
· pulsión sea apuntar a una eterna satisfacción y ch~car ~n un. prohi~~do ción, la negación darán testimonio. Podríamos agregar que la construcción
igualmente inmutable. Esa puesta en sentido que efectua e!. ~curso d~l pennitirá al analizadO mterpretar ciertos elementos o ciertos procesos qe su
aruilista hará que a ]a opacidad del fantasma, a la aparente insignifi~cia historia actual como r~petición de una historia pasada; y que la interpretá·
al exceso de signíficancia del recuerdo encubridor. venga a sustit~ ción le hará po&'ble remodelar, gracias al descubrimiento de· las leyes del
0
ese fragmento de la historia pulsional que revela aquello que causó su dest1· funcionamiento psíquico y seg6n una nueva arquitectura, uiia parte de las
no y con ello nos mues~ uno de los avatares sufridos por el deseo. ,, . construcciones por medio de las cuales se contaba la historia de su infancia.
· Vemos así ima doble interreacción siempre activa entre interpretación
·La construcción tiene por f"in reencontrar ese "fmgmento de verdad y construccióñ;entre trabajo del analista y trabajo del analizado.Dicha inter·
que perte~ece a Ia historia del conflicto pulsional, él ~o fundamento reacción es la clave de bóveda del "modelo" que da Freud· de una técnica
que pretendía ser capaz de enunciar claramente el fin que se proponía: con·
4 He aquí el ejemplo con~ttui~~ por Fr~ud e_n dicho texto: "Hasta cierta edad se . ducir al sujeto a rememorar lo que la amnesia infantil había reprimido e in·
consideró usted el poseedor umco Ir lnd1scut1do de su madr~! pero luego la lle~da . ducir en él una "convicción inquebrantable" en la veracidad de nuestro tra·
de otro niño l& causó una grave desilusión. Su ma<Jre le deJo durante cle:tº.
tiem- bajo. Pero la lucidez y la honestidad que autentificaban esa pretensión,
po, pero al volver ya no se consagró exclusivamente.~ usted. Sus sen~1entos hacían que el pi:opio Freud se preguntara por qué la convicción puede
para con ella. se hicieron ambivalentes, usted comenzo a dar importanCJ.a a su
reemplazar, sin dafro en el resultado que se espera de un análisis, la ausencia
¡>adre•••",etc. de relD$mloración. Una última clta. del texto nos permitirá retomar esta
** La diferencia que el francés permite entre los pronombres fe Y mol (los que a su cuestión por nuestra cuenta: ·
vez dan lugar a la diferencia conceptual establecida po~ tacan ~tre .el le Y el 5
"" i} puede ser traducida exactamente en castellano, donde solo existe la for· La dualidad pulsional es para Freud el primer elemento de una universalidad
·, .. ¡, "'º' •no Por ello, en este capitulo
ma "Yo". • • i entes h a d e ent en der-
y los SígU , .., .que ..Yo''
que trasciende inclusive lo.-hwilano para englobar a lo viviente en su conjunto.
t duce a Je· se consignará ''Yo" {mol]" cuando el vocablo frances utilizado sea Si bien reconoció el lado hipotético del discurso que apunta a dar cuenta de
e:e último. Eno sin perjuicio de prescindir de tal consignaci6n cuando el contex- esa duaJi.d;ad, nunca puso en duda su existencia, como tampoco la presencia de.
un sistema consciente y un sistema inconsciente. ·
to la haga innecesaria (N. de T.).

41
"Hay otro punto que quisiera profundizar y explicar. El camino que.resulta de Ja
construcción en el analista debería conducirnos hasta Ja rememoración en el paciente;
pero no siempre nos lleva tan lejos. Con fncuencia no conseguimos que el paciente 1e-
1
~
siempre, como recuerdo personal, para una rememoración. .
El sujeto no puede llenar ese blanco de su historia sino por medio de
W1f1 pala~ra diferente que viene a reconstruir a posteriori Ja hipótesis 'de un
..... :' .memore lo que fue reprimido. Sin embargo. si el análisis fue llevado conemamente,
inducimos en él una inquebrantable QOnvicción sobre la veracidad de nuestra construc- pnmer tiempo en que exigió y rechazó el pecho, odió y amó al Otro, rehusó ·
ción que desembocará en el IUismo resultado terapéutico que Ja rememoración de un ~ ac~~ó hacer. su primer don excr~encial. Esta h,ipótesis no es un puro
recuerdo. Conoce1 las circunstancias en que esto se pxoduce o cómo es pOSl"ble que · e.1erc1eto de estilo o de brillantez teorica, sino algo que quedará construido
lo que consideramos como un sustituto incompleto pueda dar no obstante un resultado
completo, todo esto sería tema para investigaciones ulterlom'". .. · a partir de lo que se revela en el sujeto como efectos o cicatrices de esas ·
En cuanto a tales investigaciones ulteriores, Freud no pudo emprender- primeras experiencias. Sin embargo, la convicción que puede acarrear
las: ¿podemos nosotros, treinta afios después, aportar elementos de res- en el analizado no es el resultado de una rememoración en sentido estricto:
puesta? Al hacerlo, volvemos a las preguntas que nos formulábamos al co- se s~q~ por reactivar la repetición inducida por la transferencia. Pero
núenzo: ¿qué sucede hoy con el proyecto delanalista?,¿basta qué punto repetición y transferencia son armas de doble filo. La repetición en anáJi.
la convicción del anaHz.ado puede ~exenta de tod.o efecto de transferen- sis de las emo.ciones pasadas puede pennitirle al sujeto reconocer, en función
c~? . . de una experiencia que esta vez halla sitio en su discurso, la verdad de la
~: .· . construcción que se le prqpone. Pero esa repetición es también lo que puede ·
~cerle aceptar como parte de su historia toda palabra del analista, in.ves·. ·
11. EL PROYECTO DEL ANALISTA tido por la tz:ansferen~ con la omnisciencia de esa memoria diferente que
· había gatantizado al SUJeto que nada de su historia ni de su deseo estaríá
Si por un lado la construCctón es Ja condición preliminar indispemable perdido.
para el .trabajo de. rememoración que se espera del analizado, presupone De esto resulta que cuanto más apunta el proyecto del analista a la com·
·igualmente otra que se ha heého al mismo tiempó ineluctable para el analista:. · pleción de la construcción histórica, más riesgo corre de ·no poder halltr
su conocimiento teórico (su modelo, podemos decir) de la obra de Freud7 • en la rememoración su propia autentificación: de aquí también el peligro
Está obndición previa r~i>resenta una especie de. armazón primera que él para nuestra teoi:fa de caer en la trampa de una aprobación en la cual la
tendrá que recubrir y completar gracias al material qu~ el ~do le apor· transferencia hace las veces de verificación. Si se hiciera el balaitce de las
te. Que el resultado €'.mal sea una choza, una fortalei.a. o un Jglú, esto no im· adqu~cione~ teóricas debidas a los. sucesores de Preudª; lo principal sería
pi~ que ciertos eleméntos arquitecturales estén universabn~nte presentes,. ~.creciente unportancia dada a lo que ll~an fases pregenitales, y la ambi-
· sin lo cual sencillamente no habría construcción. Inclusive puede compro- c1on de eJa!:>o~ de manera cada. vez más de~da los elementos primeros
barse que cuanto más apunte Ja. CODStrucc;ión ~ combinar entre SÍ elemeJitOS de l~ expe~~ncm hwnana. Pero si podemos decir, con Freud, que Ja téoría
que pertenecen a las experiencias más arcaicas del sujeto, más. recurrirá 81 de _las puls1ones reprc:senta nuestra mitología, cabe agreP,r que, fiel en esto
·andamiaje teórico y menos podrá contar con el aporte de su rememoración. a. lá estruct':11"a del mito, encontramos allí la fascinación que ejerce la revela-
. ~ de manera abrupta que la comtrucción a la que puede Ubrarse el ción del ongen. Hay que preguntarse si no es lista ]a raron de uno. de los
analista, concerniente ll .aoontecimientos que pertenecen a la fase oral, ¡corre avatares sufridos por el modelo, y si al resultado tera¡}éutico que reivindica·
el grave riesgo de no ser más que un sustituto incompleto ofrecido a la con-- ba el ~ecto de F~e~d no vino.ª sustituirlo un resultado teórico que res-
Vicción del analizado y no a su rememoración. ~~de mas a la amb1cion del analista que a la espectativa del artalizádo. Esta
El sujeto, decfam0s~ sigue sieÓdo tributario ~ la memoria y del sáber ·· última hallará entonces satisfacción en el espejismo de un "saber-todo'"
, · matemos en Ja reconstrucc16n que se da a sí mismo de su historia cuando ~de~damente eSpeiado. Pero el analista también se encuentra en posi-
ésta toca a su primera infancia. No está en sus manos rememorar lo q.ue fue ~ de espera con r~cto a la "veraeidad" del trabajo de construcción
su naclmiento o de c¡u4 modo vivió. su encuen~ -con el pecho. Esa parte objeto de su búsqueda de teórico. Es cierto que dicha veracidad encontrabá
de su historia no puede conocerla .sino tomando Préstamos del discurso en la rememoración su autentificación por excelencia: desde el momento
familiar, al que no puede desmen1ir ni conf'umar. Su única alternativa es, en que debe renunciar a recurrh: a ella, ¿quién y qué cosa deslindará verdad
· o bien aceptarla, o bien. asumir que quedan pásiQás, en blanco. Y ¡)or más Y error, convicci61' y sugestión? Este problema se une al de la def'uúción
lejos que µegue. su ~. hay allí vivencias que estarán' pérdidas para · del "proyecto analítico". Después de haber denunciado con razón la orto·
pedía. ~dapta~ de ciertas concepciones, después de haber p\l!'stO en t•Ja
6
Cuando Freud habla de sústitudón entre una construcción y una rememora- de ju1ct0 el tennino "terapia" aplicad~>. al psicoanálisis, se tiene lá impresión
ción; sól? ~tá peDsando en lo refeddo ~ un recuerdo aislado; a un fragmento de de que para una parte de los analistas el proyecto que. subtiende su práctica .
Ja historia y no -porque esto no tendua sentido en su concepción del análisis- se confunde con una búsqueda metafísica sobre el origen·y la estructura.
en lo referido a una construcción que slistituyera en su totalidad el blanco del · Esa búsqueda puede justificarse teóricamente; pero :no. consigue fundar
que Ja amnesia infantil ei responsable. ·
la a~encia de ~ conllición prewa en Freud y Ja diferencia que ella implica ~e tanto i. Laan,·a qui~nes
7 8
· F.sto para la teoría de M. Klein como para la de
ser.in examinadas más ~e. . · . . :1-e debe el lado positivo del balance. .

42. 43
una praiis que no puede ignorar lo que espera _ese otro (el ilnaliiado) que El analista se ahorra así esa ''falta" que aspira a que el a posteriori
comparte la experiencia. El· hecho de que el analista se niegue a convertirse de la experiencia pueda por sí sólo darle su plena significación, y también
en una especie de ortopedista de la Psique nos parece conforme con su se ahorra el duelo de un no-saber sobre el destino de su trabajo. Pero olvida
función, pero que denuncie toda intención terapéutica como' una escciria que el precio a pagar prueba, sin ambigüedad alguna, el fracaso· de su cons-
que hay que eliminar nqs parece el resultado de una ambigüedad. Lo cual trucción teórica. En efecto, en este caso el analizado demuestra que el no-fin
no significa que haya que asimilar el psicoanálisis a cualquier otro trata· de la construcción supone la repetición de un fantasma de "saber-todo",
mienfü en el sentido médico del término, sino que no se puede borrar de un · y no es posib]e sino porque la transferencia permite al analizado enajenarse .
plumazo ese "suplemento" que representa la curación9 • El ténnino "cura· en el deseo del analista. Pero, .ya sea que hablemos de construcción o· de in·
ción" debe ser· entendido como el desenlace de un proceso que apunta al terpretación, que nos proJ:>ongamos descifrar los elementos de una estructu-
retomo de una verdad que permita al analizado renunciar a los sefiuelos y a ra o las reglas de su funcionamiento, hoy parece evidente que ese trabajo
los beneficios secundarios de su sintomatología..Si seguimos ·pretendiendo, descansa en la posesión, por parte del analista, de una condición previa,· el
con Freud, que hablar de "resultado terapéutico" no tiene nada de ofensivo, . ''ya-ahí" de un triple modelo de. la estructura, del funcionamiento y de
sino todo lo contrario, para el proyecto del psicoanalista, es porque tal resul• la cura, al que ·se remite implícitamente cada vez que analiza, que interpreta
tado sigue siendo uno de los eteinentos que prueban la legitimidad de nues· o que construye. A esto nos referimos cuando hablimos de la herencia que
tro trabajo. Que ese resultado no sea tan indiferente para el analista como a nos legó Freud.
veces quiere hacerlo creer, esto nos parece indirectamente demostrado por .¿Pero qué hay de esto para el creador de los modelos? No es cuestión
el problema que plantea el final de una cura. Cllalesquiera que sean la orto· de encarar un tema fr~uentemente tratado por los analistas: la historia del
doxia y la habilidad del analista, es inherente a su método privarlo de lo descubrimiento freudiano. Digamos simplemente que la posición de Freud
que constituiiía la prueba ideal del éxito de un psicoanálisis1 <> : la seguri· . analista tiene una particularidad que ya no está en nuestras manos repetir:
dad de que él Sujetó analizado ºnunca volverá a· ser
víct]Jµa "de ningún otro el resultado de su trabajo de construcción y de interpretación era algo que,
conflicto" 1 º. Si bien con el término ''trabajo" definimos la totalidad de conjuntamente, en la unidad de la cura desembocaba en la elaboración de
nues4"a acción, es evidente ·que, a decir verdad, .el juicio sobre su eficacia un análisis, y en el plano del saber conducía a la elaboración del psicoaná-
· en lo esencial se nos escapará siempre. El devenir de ese trabajo, su destino lisis. La interpretación de una imagen onírica, de un lapsus, de un chiste,
una vez que hemos estimado que ha llegado a su meta sigue siendo, para el se tomaba poco a poco mterpretación del lapsus, del suefio; del chiste: La
analista, una interrogación. Excepto el caso en que la reanudación del análi· construcción de la escena primaria a partir del suefto narrado por el "Hom-
sis .nos permite ver qué cosa había quedado en· suspenso, no p0demos sfuo bre de los lobos" se volvía construcción del concepto de escena primaria,
formular hipótesis, porque su no reanudación. en. ningún cas0 puede hacer y la reflexión sobre la historia de una cura se hacía modelo de la infraestruc-
las veces de prueba. De•allí que sólo el analizado posea la respuesta acerca tura de toda cura (o sea, la teoría: de la transferencia).
del punto inás esenc~ de nuestro trabajo, es decir, el final del análisis como Hay ihgenuidad y megalomanía cuando se pretende que el analista
tenninación de una construcción. El analista tiene que poder hacer el duelo (¿hará éste de cada cura, como idealmente debería, una experiencia de la ..
··de esa llltima verificación: ella no puede sinoºsegüir siendo ''faltante". Cabe. que espera la validación de ~a teoría indefinidamente cuestionada?)
preguntarse si esta "falta" no es más difícil de soportar cuando el analista está en una posición idéntica ·a la de Freud. Si bien es cierto ·que para noso-
renuncia cada vez más a valorizar lo que pertenecía al orden de la "cura· tros es posible reconstruir con un sujeto su historia, ya no lo es tanto
ción" para sustltÚirlo por el mito de UD posible saber sobre el origen, en CU• construir la historia del sujeto. De modo que,_ en· este punto, la distancia
ya búsqueda todo analizado estaría dispu~sto a sacrificar. un· "tiempo intermi· que nos separa de Freud sigue siendo irreductible. Verificamos un modelo,
nable" .11 • Así, dicho "sacrificio" pasaría a ser la prueba por excelencia no lo creamos.
del .valor del proyecto, con el Corolario de la· presentjil, también intennina· Nuestra insistencia en la existencia de tal distancia no proviene de un
ble, de aquél que en cada sesión prueba al analista que hace suyo su modelo afán de modestia, sino de lo que ella implica en cuanto a la técnica analí·
de la cura (coino su modelo de fin de cura o de no-fin de cura...). tica y de las modificaciones en ella inducidas, comprendida esa suerte de I_.-
desvalorización que parece afectar al término mismo: "técnica". .
9
la "curación por añadidura" es una fónnula debida a J. Lacan .. El empleo que Seríá. mteresante preguntarse· cUál es el lugar que hoy se concede, en
a veces se ha hecho· de este enunciado prueba cuán fácil es entender mal cuando el -sis, a la rememoración y a la construcción. Si formuláramos la pre·
el malentendido sirve a beneficios secundarios que a· menudo se toman "pri· ·
marias". ~ . · gunta. a los analizados que se levantan de los diferentes divanes, no nos
10 sorprendería comprobar que una parte confesaría que hubo poca rememO·
Cf. al respecto lo que escnl>e J'..reud en Anlzlids terminable e interminable.
11
ración, en el sentido preciso que da Freud a este término; pero que son muy
Cae de su ·peso que no estarnos cuestionando el evidente no-fin del trabajo de capaces de- damos y de darse una construcción que recubre la totalidad
a uto análisis al
que puede consagrarse el sujeto, sino la duración de la relilci6n
analítica, experiencia que exige la presencia de un analista y una de cuyas metas . d~ su hlstona.. ¿Acaso los decenios que nos separan de Freud habrían desem·
debería ser la posioilidad, para el analizado, de· retomar por su cuenta la prosecu- · ~ocadó .en 1in refuerzo de la resist~ncia a rememorar? ¿o bien debemos
ción de Ja búsqueda. · · .buscar la razón d~ ·.esto en la técnica analítica y en la posición del analista
1--

44'
·I 45.
en cuanto heredero de wia teoría? .
reparten? El hecho de que ese rasgo particular de algunos analizado~ de hoy
Agreguemos que si bien todo analista se preserva de construir a priori
no ·pueda aplicarse más que a una parte de ellos, no debe hacer olvidar- que
la historia de un sujeto, si bien conoce el peligro que implicaría reducir la
su número sólo puede ir en aumento, y que ell general representan a aque-
singularidad de una historia a los elementos .de ~ hlst~ univ~rsal, ~? llos sobre quienes pesa la responsabilidad del futuro del análisis, es decir,
es menos cierto que a partir de lo que llaman 1os cmco p~eros ~1?utos , . aquellos que emprenden esa tarea con la perspectiva de llegar a ser, a su
en su mente puede elaborarse una especie de construcción. Es bc1to pre· 13
guntarse hasta qué pwito la construcción del modelo histérico h~redada vez, analistas • , · . •. . _ •
¿Hasta qué punto tendremos to<lav1a la suerte de oir .un lamas habna
de Freud no amenaza con sustituir la construcción que él11ropondrá para el
· pensado en eso"? 14 ; ¿acaso podemos llegar a decirlo nosotros mismos,
discurso de un detenninado histérico particular. ¿Es acaso para precaverse
frente al descubrimiento de fü singular de una historia?
contra este peligro que el analista es llevado a privilegiar cada vez más su A partir det momento en que analista y analizado buscan y encuentran
propio silencio? ¿O este silencio debe entenderse como el resultado de una en los textos de Freud un modeló conceptual de las leyes universales de Ja
complicidad no ·confesada, existente desde el principio entre ~os. cons~c­
estructura psíquica y de su funcionamiento, uno y otro sentirán la tentación
cíones: la del analizado y la del analista, que encontraron a pnon su valida·
· de reemplazar lo singular que hay que _encontrar, por un universal que ya se
ción en el modelo fréúdiano?
po~. El trabajo que exige un análisis arriesga proseguir~ ent~?ces sobre
Entre el ideal de una rememoración sin falla, jamás realizable, Y la au· dos caniles paralelos que no tendrán otros pwitos de art1culac1on que los
sencia de rememoración, no hay simplemente una distancia, sino en verdad
de la identidad del postulado de comienzo y la identidad de la construc-
la separación de dos técnicas, de dos estilos y quizá de dos teorías del aná·
ción final. La elaboración del analizado será ahora para el arudista tan sólo
lisis. . . . una lenta y fastidiosa construcción que viene a repetir lo que cree haber
· Cabe también preguntarse qué cosa esperamos de la verificación por
sabido siempre. Para el analizado, será aquello con lo cual él reemplaza su
parte del analizado, a partir del momento en que la verdad de la c~ns~c­
.propia regre$ión gracias a los elementos de una historia que, aunque univer~
ción y de la teoría freudiana se ha vuelto para nosotros una evidencia.
sal. no es sustituible tal cual por la suya propia. . .
Una respuesta posible sería decir que el objetivo del análisis.es dar al analiza.
Admitiendo -esto felli:mente se ve- que uno y otro escapen a la ten·
do el medio para verificarla por ñ mismo12 • Este objetiv~. t~óricamente tación, hay que preguntarse cuál es el ptecio que debe·pagarse y cómo modj-
· compartido por el analizado de ayer y de hoy nos penmtira abordar la
otra cara del problema, es decir, la relación que mantiene, una pa:te de los flcará ese precio nuestra manera de conducir una cura.. . .. _
analizados, parte que parece ir en awnento, con la teona freud1ana y su Con esta óptica abordaremos un problelI1a qui'. en los últimos anos tuvo
el privilegio de ocupar el primer puesto en muchas discusiones,. en muchos
construcción del aparato psíquico. . · .
trabajos: el del deseo del analista concebido como punto neurálgico del
Digamos que si bien es cierto que la amnesia infantil no pierde sus de-
rechos no lo es menos que en ciertos sttjetos encont~emos no un blanco· desarrollo de una cura. No puede discutirse que se trat\ de un problema
· esencial, pero cabe. que nos preguntemos hasta qué .punto -lo que no ,le
\ en su hlstoria sino un texto que viene a recubrirlo. Ese texto repite la hls·
resta nada de su imPQrtancia, al contrario- no ~nstitUye algo que podna·
¡ toria de Edipo o, si se prefiere, el texto freudiano que cuenta la historia
mos denomiñar un problema actual (según la acepción, en Freud, del
{ de la infancia, no de ese sujeto sino del S1Qeto. En otros ténninos, ~parte
! de los analizados posee a priori un saber que podr.ía expresarse as1: por un ténnino "neurosis actual"). . .· ·
1 lado, el sujeto conoce la existencia de Ja amnesia infantil; por el otro, cree Si pensamos en Freud, ·tenemos la. impresión de que el proyecto que
subtiende su búsqueda y su gestión de analista es :menos enigmático de lo . ·
saber las razones de su existencia y su función, lo que hará que a los blancos
\, de su hlstoria pueda sustituirlos el anonhnato de un t~xto·que la cultura ha que a veces se. cree. El ténnino deseo debe seguir remitiéndonos, por ciertQ~ .
l institucionalizado como discurso científico. a su lugar de origen, el inconsciente, pero no podemos descifrar su enigrná
\ No podemos subestimado que esto implica, y sería tan erróneo redu- sino por medio del análisis de lo que él instrumenta en el registro de las
~ cirio a un puro actó de defensa como ver allí una victoria de la verdad que· motivaciones, de las acciones, de las pasiones. tal como se dejan ver en la
existencia del sujeto. ··
circula .en nombre del análisis sobre los mecanismos de represión. Creemos
que esto debe ser pensado como uno de los éfectos del'descubrimiento El informe de un psicoanálisis conducido por Freud nos muestra en-
freudiano y de su reconocimiento, y que ese efecto debe ser incluido en tonces la pasión (ténnino que nos parece justificado) que lo anima cuando
toda reflexión sobre el presente y el futuro del psicoanálisis y de sus apli- 1
3
Podemc., y debemos preguntarnos hasta qué punto. el creciente po.r~entaje de
caciones. . . estos últimos en :'la' agenda de una parte de los analistas, y particularmente
A partir de estas comprobaciones, podemos retomar nuestra pregunta: la
de aquellos que se interesan pór teoría, o que se supone lo hacen, no· ~a.lsca eier·
¿qué resulta de esto para el analista t para el analizado en el trabajo que se ta visión del análisis; nosotros mismos nos hemos planteado la cuest1on .• Pero,
aunque así.fuera, esto no haría más que reducir el alcance de lo que estamos
12 atirinando y no lo haría falso por ello. · ·
Podemos afümar que esa prueba, cada vez que está presente, autentifica plena- 14
mente que un análisis tuvo lugar. Frase en .la que Freud.ve la confirmación por el analizado de la verdad de la in-·
.terprctación.

46 47
se inclina sobre un discurso, sobre un síntoma di! que espera que el análi- .
sis venga a aportar una piedra al edificio que construye. Saber_ lo 9ue tiene '
que ver con la psique, tal es el objeto de wt deseo que en él Jamas se des-
l Si consideram0s lo que de esto· resulta, nos parecen capitales. dos
consecuencias: · ·
· 1.- Por una parte, quedará favorecida la proyección pretlansferencial
. miente, y que incluso parece exacerbarse a todo lo largo de su vida. . · sobre el analista, de un saber cuya extensión y' potencia son proporcionales
Pero es preciso buscar más allá: ese deseo no puede ser separado en a la fueri.a de la ilusión que el 819eto quiere preservar;
Freud de una interrogación siempre renovada sobre el psicoanálisis en cuan- 2.- Por Ja otr;a, uria contradicción que hace que de manera paradójica
to método que al analista y al analizado les otorgá acceso ·a ese saber. Por hoy sea el analizado, o mejor dicho el futuro analizado, el que viene a cues-
.no haber renunciado nunca a proclamar la supremacía de un conocimiento tionar el paralelo existente para Freud entre acceso al Saber, acceso a. la
de sí mismo s0bre la ilusión, Freud pudo seguil:. si~ºdQ fiel • .sin.falso .pudor verdad y acceso a la curación. Así, hemos hablado de contradicción y de
ni subterfugio, a un deseo. decuriir en. eLcuiiJYe(a el.~omtiruaje _qu:_~s!Jl paradoja, pues esta posición nos parece servir especialmente a las defensas
y analizado rendían a la verdad, la derrota .que jnfJ.igían a la i1usion y. !l. !it_ neuróticas, y pensamos que en sí misma lleva su propia renegaCión.
alienación. Si bien es cierto que en una parte de quienes. vienen a consultarnos
Deseo de saber y deseo de curar: a ellos debemos el nacimiento del a veces es trabajoso aislar una sintomatología clásica, no lo es menos que lo
psicoanálisis; y si éste no resultó la experiencia de un solo hombre fue por- que hace sus veces, y a·mentido los propios síntomas, parecen·interpretados
que para cierto número estos dos deseos pudieron seguir preservando una de entrada por el analizado, como consecuencia de una neurosis que ya no
alianza que asimila acceso a la verdad y acceso a la curación (en el sentido es considerada como el accidente sobrevenido en el transcurso .de una exis·
psicoanalítico que es lícito dar a este término); comenzando por aquellos · tencia sino como la existencia universal del accidente neurótico.
que vienen a demandarnos un saber que no representa un puro lujo intelec-· En otros términos, la interpretación que el analizádo se da de la teoría ~
. tual sino un bien que les permite vivir. ' freudiana le permite no advertir la contradicción inherente a una posición
Pero aunque sobre este punto pueda hallarse cierta continuidad, hay que por una parte reniega del síntoma como portador de un mensaje parti-
otros sobre los cuales el efecto del tiempo se ha hecho sentir, modelando cular que hay que . descifrar y; por la otra" hace de toda sintomatología JI
de manera particular la conducción actual de nuestras curas. Si intentamos ta· prueba de' la universalidad de un mensaje neurótico cuya razón esencial 1
comparar lo que podemos deducir de los textos relativos a los análisis sería la de que el hom~re es un ser hablado por el lenguaje. \
conducidos por Freud y sus primeros alumnos, con lo que sabemos sobre . El analista, al funcionar como tal, se verá enfrentado con una situación \
lo que hoy sucede en los análisis más ortodoxos, podemos formular algu- nueva, cuya primera consecuencia será' que toda construcción que se pro- '>
nas comprobaciones bastante generales: una muy acentuada prolongación ponga 'al analizado Corre el riesgo de ser entendida como confmnación de r
de la duración media de la cura psicoanalítica, prolongación. que .a veces lo que su.estructura P,Síquica posee de universal, y de ser empleada para re- !
hace surgir el espectro del análisis inteJ?llinable; una actitud cada vez más forzar las resistencias que se oponen al retomo de un reprimido que es es- j
reservada por parte del analista en su contribución a las construcciones y a trictamente individual.
la interpretación; la creciente dificultad con la que parece chocar cuando En el plano de la interpretación el analista encuentra la misma difi.
se trata. de dar una def"lllición de los criterios· de f"mal de la cura;· cierto de- cultad. El analizado favorecerá todo aquello que, en Ja interpretación,
sinterés por fa investigación clínica en favor de una indagación teórica cuya se remita. a las leyes ge~erales del funcionamiento, leyes que ya ha hecho
aplicación clínica a veces ya no se advierte. suyas; por el contrario, se dedicará a minimizar todo aquello que apunte
En cuanto· a los analizados, puede observarse, al menos· en Wla parte a la singularidad del elemento interpretado.
de ellos, una toma de posición que nos parece llevar en' sí misma una con· Pues bien: este tipo de resistencia puede ser particulannente difícil
tradicción. Hemos dicho que el sujeto que viene a demandarnos un análisis de dem'bar. En efecto, se sirve de annas que, por así decir,nosotros mismos
parece a menudo haber adherido a priori a una construcción teórica de la le hemos. pro1>9rcionado. Se le puede dernostrar a un sujeto que su negativa .
psiq11e que implica la aceptación de una serie de conceptqs tales como · a creer en hi .función del lapsus es desmentida por los términos .que inter-
inconsciente, represión, complejo de Edipo, castración, a part~ de los éUales · vienen en el lapsus que ha cometido. Pero es más difícil demostrarle que
habrá de elaborar cierto modelo del funcionamiento psíquico. ·cuando nos interpreta su lapsus afirmando, por ejemplo, que si ha dicho
¿Cuáles son Jas causas y los efectos de una adhesión sem~ante? Dentro que no quería irse cuando quería decirnos que ya no .quería venir, es por-
del registro de Jas causas nos parecen esenciales dos factores: . .·. que probablemente desea quedarse, no hace más que aplicar un esquema
1º) La sugestión, en el sentido estricto del término, que· ejercen el dis- que le sirve para eneubrir de qué lugar quiere irse y en qué lugar desea
curso científico y el mito de la omnipotencia de la ciencia en nuestra cultu· .quedarse. Y esto resulta más difícil· porque al hacerlo hace uso de una.
ra. Esa sugestión haee que todo discurso que se proclame científico se vuelva verdad parcial que no puede ser simplemente denunciada como error y que
ipso facto, sin necesidad de su puesta a prueba, verdad intocable. . le sirve para cerrar la cuestión que el lapsus habría hecho surgir en él.
2º) La dominancia en el sujeto de una ilusión de poder y de omnipo- Tenemos que destacar el Jado confortable que puede ofrecer al analis-
tenciá que nuestra época ha exacerbado en el mismo momento en que le ta una actitud semejante si no tiene cuidado con ella. Se ve ofrecido en ban-
permitía hacer del objeto científico su nuevo soporte. deja de plata lo que su trabajo tenía la tarea de hacer surgir peno~amente.

48 .d.Q
Pero de manera opuesta y con mayor lucidez, puede ver en lo que sucede
la nueva forma que cobra la armadura neurótica, y ello con el fm de despo-
seerlo de un trabajo que también era el soporte de su proyecto.
Pero en· ambos casos, cualquiera que sea la interpretació~ que el ana-
l el riesgo de una segura esterilización, en una posición de espectativa pura
y simple y en un silencio "mortal".
Hacerse preguntas no equivale a dar respuestas, pero es una condición
previa indispensable para toda posibilidad de hallarlas. Concluiremos estas
lista se dé de este comportamiento, al modelo de trabajo analítiCo tal como reflexiones sobre el modelo y la construcción con un ejemplo clínico que
·:,
Freud lo proponía verá sustituirse el modelo al que antes aludíamos. Tiem- aunque constituye un caso límite y bastante particular, nos servirá como
po y silencio poseerán un .espacio cada vez mayor en la <;e>nducción de ilustración. ·
.;_, nuestros análisis. En el primer caso, porque analista y .ana1izado adlúeren
de hecho al .mismo mito sobre la adquisición mágica de un saber que ya no
necesitaría ese penoso trabajo que conduce al sujeto desde el borde del 111. THOMAS Y SU CONSTRUCCION
error al de la verdad. El deseo de preservar la omnipotencia imputada a ese '
saber Ueva a ambos participantes a esquivar indefuúdamente la prueba que El calificativo de "límite" aplicado a alguien que llamaremos Thomas,
representaría el fin del análisis. En el segundo, porque el arialista siente se justifica por varios motivos. Este sujeto nos planteó; más que otros, el
que su trabajo -construir e interpretar- viene efectivamente a influir, problema de los, límites de nuestro saber teórico y clínico, así como el de
como decía Freud, sobre el analizado, pero esa· influencia se manifiesta los límites de Ja:mdicación de análisis, una vez que nos negamos a recurrir
en especial como refuerzo de una construcción defensiva que hace de _él exclusivamente a la referencia nosográfica. Agreguemos que constituyó
su material por excelencia. Pondrá entonces silencio y tiempo al servicio .el ejemplo hablante de lo que una referencia de ese orden puede tener de
del deimantelamiento de las defensas, y esperará. para construir o para vago y ambiguo, si de ella se espera la obtención de un etiqueta que pemú-
interpretar, a que el analizado haya podido darse cuenta del escaso éfecto ta élasificar al sujeto en un marco que daría testimonio de la habilidad del
que puede esperar de su recurso a esquemas upiversales que le sirven para . clasificador. El colega qué nos había hablado de él antes de enviárnoslo,
encubrir aquella parte de su propia historia que quiere ignorar. . nos había hecho pensar en una estructura perversa, y es verdad que en su
Si esto es lo que sucede, cabe preguntarse por qué motivo. en el mo- historia aparecían conductas fetichistas. En las primeras entrevistas que
mento en qué el problema de la técnica se toma ·particulannente agudo, mantuvimos con él, la rigidez, la precisión, el tono de su discurso, la pre-
una buena parte de los analistas parecen relegarlo fuera de su -campo de sencia de rituales de reaseguro, cierta frialdad, hablaban en favor de un
reflexión y convertirlo en una suerte 4e subproducto ofrecido como máxi~ sistema obsesivo de defensa antiguo y muy bien consolidado. .
mo al debutante. ¿Habrá caído el propio añalista en Ja trampa de una Pero con igual claridad habían aparecido elementos interpretativos
construcción a priori .incomnovible del modelo técnico, modelo · que no relativos a su director, del que sospechaba que oía todas sus comunica·
quiere cuestionar? ¿O bien el problema es. demasiado ¡¡ctual y el analista ciones telefónicas, y de quien se pregwitaba si a veces no lo hacía seguir con
no ha tomado la distancia necesaria para darle una respuesta? el fm de penetrar el misterio que él, Thomas, representaba para su superior
De tod.os modos, no podrá ignqrarlo por mucho .tiempo. A partir del jerárquico. Paralel¡uúente a estos "elementos", existía una certidumbre
momento en que se debe reconocer que algo se ha movido en el sistema inquebrantable en una construcción delirante relativa a su relación con
de las defensas, que lo que sucede en el campo ~ los añalizados ya no se Dios. Tenemos que detenemos un instante en esta construcción. La cer·
puede superponer a lo que ocurría en tiempos de Freud -y esto vale tam· . teza de Thomas concernía al conocimiento que pretendía poseer ·sobre el
bién para l9s analiStas-, deja de ser pensable· que ppdamos subestimar deseo de Dios a su respecto y sobre los errores de los que dicho deseo era
las consecuencias resultantes sobre Ja puesta en práctica de lUla teoría,, ni responsable. El primero era el de haberlo creado "homosexual", el segUndo,
sopre el modelo técnico al que ella se remit•· Si se mantuviera wi stam creer que él habría aceptado ese veredicto, el tercero, no haber comprendido
quo de esta índole, debería ser interpretado como Ja nueva forma que ha- que en realidad era Thomas quien guardaba en su manga la última carta,
bría cobrado Ja armadura neurótica, esta vez del analista, y a breve plazo ya que con su suicidio probaría a Dios que se equivocaba y que no podría
no podría sino producir nefástas consecuencias para el porvenir del psico· sino lamentar eternamente ( ¡sí, se trata de Dios!) haberse extraviado tan
análisis. . , . · profundamente. Dios .es para Thomas lo bastante poderoso y lo bastante
Aunque debemos reconocer que por ahora la única respuesta es la pro- poco razonable (bastante Ioco, dirá) para impedirle tener acceso a la mujer,
longación del tiempo del aDálisis y u.na prud~te reserva en cuanto a las. pero no.lo bastante para obligarlo a amarlo y a reconciliarse con él. Podemos
construcciones o a las interpretaciones a darse. es preciso advertir que nos reconocer aquí· ciertos acentos schreberianos ... Agreguemos que a los 28
hallamos más del lado del ~'bricolage .. que del lado de una reflexión teóri- años Thomas ~unca tuvo una experiencia sexual (ni hétero ni homosexual),
ca. Por otra parte, no deben subestimarse los inconveñientes de un bricolage y que da la impresión de que considera a la homosexualidad éomo un desti-
de este tipo. . . no que le es estrictamente singular. En realidad, ella es la marca que lo
La actual. duración de los análisis plantea un problema con respecto a designa como el elegido perseguido por Dios, el único objeto de sus desig-
la gama cada vez más reducida de personas a las que pueden aplicarse. . nios, lo cual prueba que Thomas es el único ser hwnano que conoce en ver-
Por lo que se refiere al analista, éste no puede acantonarse, sin correr· dad y en su propia carne el enigma del deseo de Dios. Cosa que él demuestra

so 51
con el interminable "proceso" que intenta contra sus ministros: Thomas vi- profwdídad mientras thomas intentaba presemr de toda brecha sti siste-
sita sin cesar a sacerdotes de su conocimiento para: convencerlos del error ma defensivo•.También estaba su -fiel preJencia en las sesiones, que probaba
inherente a su interpretación de los textos sagrados y para demostrarles la perseverancia de una demanda que, por disfrazada que estuviese, expresa·
la verdad de fa súya propia. Hay cierta analogía entre este intenninable ba la esp_eran7a de hallar Wla salida al atolladero en que siempre había
alegato que dura desde hace diez años, y el lado pleitista que encontrarnos pennanec1do extraviada. Estos toques bastan para dar una visión general
en ciertos delirantes (con conocimiento de causa, evitarnos el. ténnino det de~no de sus sesiones hasta el momento en que tienen lugar al fmal
. ::•
"personalidad ·paranoica", psiquiátricamente justificado, qu~ ~aria a del segundo afio de análisis, los hechos que vamos a relatar. Agr~guemos
Thomas en un lugar nosológico que en este caso nos parece reductor). que en· ese momento Thomas había c9m~do a frecuentar algunos medios
Este es el complejo cuadro que Thomas nos ofrece, al que se agrega su homosexuales, pera que e.$to. en apariencia no había conmovido su cons-
"estilo" bastante particular de conducir el análisis. De una regularidad trucción, a la que sé contentaba con remodelar1 5 • .
ejemplar, siempre puntual en sus sesiones desde el momento en que se ins- Un día pasa Thomas ante una h"brería y se entera de la encuesta reali·
tála en el diván prosigue un discurso que, en general, jamás tiene un punto zada ~r Wl semanario sob~e el problema de la homosexualidad, y que
de detención, salvo.nuestro "Bien, señor" que cierra la sesión, lo cual nos sobre el. tema ya se ~ publicado una serie de artículos; compra la revista
invita al silencio, si no nos lo impone. Cada vez que intervenimos, su res- _ en cuestión Y se procura los nínneros anteriores. Estos artículos incluyen la
puesta será tan firme como estereotipada: rechaza nuestra intervención yublicación de cartas enviadas i?or homosexuales y una serie de textos .
y decreta que no tiene nada que ver con lo que él nos dice; de manera igual- cien.!'ficos que, bajo diferentes flnnas, explican de manera simplifica.da pero
mente sistemática, algunas sesiones después le oiremos retomarla por su no siempre. falsa algo que, en una perspectiva general, constituiría la teoría
cuenta, volver a enunciarlá en nuestros propios términos pero sirviéndose psfcoanai:ít1ca ~e la homose:c.uandad. Thomas se arroja literalmente sobre
de ella para la consolidación de su.sistema defensivo. .· .esta ~dilla, Yen el espacro de algunas $emanas asisto, muy sorprendida,
En cuanto al material proporcionado en los dos primeros años, se cen- a _la instalación de una constnµ:ción sin falla que viene a dar cuenta de las
tró sobre su relación con Dios, su suicidio, del que habla con inquietante causas de su hymosexualidad, que "explica" los menores heéhos por él viví·
· precisión y, su deseo por el cuerpo masculino~ deseo que no tiene ninguna dos, ~nstrucClón tan elaborada e incomnoVi'ble cómo su sistema delirante
veleidad de satisfacer ya que es su no satisfacción lo que garantiza su posi- con respecto a Dios•.• pero. que· lo reemplaza totalmente. Identificación
ción frente a Dios y le pennite presentarse como diferente del deseo del con el deseo inconsciente de la Madre, identificación negativa con el Padre
.Otro y como objeto de aquello que dicho deseo apunta. Parafraseando la negación d~ la diferencia de. ~os, angustia de castración, culpa edípica:
bellísima definición de Freud a propósito del sueño de la hermosa carnice- etc.: a partir de estos elementos, tomador desordenadamente de los tex-
ra -el deseo de un deseo insatisfecho-, diremos que para Thomas se trata tos, Thomas va a elaborar un soberbio andamiaje estructural, sirviéndose
de preservar la no satisfacción de su deseo como prueba del deseo· de Dios con. bastante sutileza de elementos aue fonnan parte de ·su 'anamnesis
a su respecto y prueba de la diferencia que separa a estos dos .deseos. Tho· real (ausencia del Padre, hijo preferido de la Madre, odio hacia un hennano
mas no puede ni renunciar a ser objeto. del deseo del Otro (y aquí vemos la mayor, ambivalencf!J con respecto a ·su hennana menor, etc.), y que desem·
legitimidad de esta terminología de Lacan), ni aceptar responder a una de• boca en su construcción teórica de la homoséxualidad, construcción que
. manda que siente como la anulación de su existencia, como el retomo a mantiene una e~ relación cori la verdad y con el fantasma. · ·
un estado de indíferenciación en el espacio matémo. Incapaz de asumir la · Cuando Thomas afirma que "'es hómosexual p0rqÚe sin duda respondió .
diferencia de sexos y de aceptar que el Otro no tenga sitio en la escena de al deseo inconsciente de la Madre, porque la ausencia del Padre y el desin·
lo real, trata de salvaguardar su derecho a la palabra jugando con una dife· !e~ ?e Ja !-fadre por éste, así como su preferencia C<?f1. respecto a él, le
rencia (o mejor, una antinomia) de los deseos, que ló preserva tanto del . mipidíeron 1denti:fica.rSe con tm. Padre poderoso", está del lado de la verdad
encuentro con el sexo femenino como del temor de- desidentificaclón que Y si Cuando ptoclama que con su homosexualidad ha "respondido al de~
la homosexualidad representa para él. En cuanto a nosotros, lo que quiere · inconsciente materno" encontramos, desplazada sobre la Madre, su certeza
probarle a la analista (en la que comienza viendo la posibilidad que él, de conocer el enigma del deseo de• Otro y su esperanza de hacerlo resp0n· \.
Thomas, ofrece a Dios con el fin de que éste .reconsidere sus errores, lo ~ble de su drama,. hal1amos también nuestra· propia interpretación implí·
que hace de la analista el instrumento de Dios), és que el no que simboliza cita, o sea que Thomas no pudo escapar al deseo de wa madre l'ara la cual
· para Thomas su único punto de 'referencia identificatorio (él es el ·sujeto
que dice eternamente no al eterno deseo de Dios), resiste a toda prueba, . 1S
la hómosexuaHdad resi.llta un efecto del deseo y de la perversidad de Dios· él,
rechaza todo compromiso. · 'f!1omas, es~l único que ha ~rCI"bido esta verdad; en el proceso que intenta co~tra
Este cuadro, como todo cuadro semejant~. es forzosamente incompleto Dios. el IegaJo de la acusacion aumenta en importancia. En cuanto a la demanda
y reductor. Hemos visto hundirse la aparente solidez del disc:urSo, y hacer que dirige al analista, cobra un carácter más extraño: el rm del análisis no tendrá ·
!llntido ni podrá sobrevenir si no coincide con el rm del fenómeno homosexual en
irrupción una angustia masiva con frecuencia acompañada por una vivencia · lll' totalidad. Lo cual prueba tanto su imPosi"bilidad dé renunciar a esa relación
de despersonalización. También ocurrió que Thomas promnnpiera en · como Ja omnipotencia divina que él proyecta sobre noiotrosy el desafío que no~
llanto.. Cie~os sueños ponían de manifiesto un trabajo que se realizaba en · lanza. .
(
'·.
52 53
él representaba la realización de su propio fantasma (el de ella). Otro tanto
podríamos decir con respecto a lo qué enuncia acer.ca de su relación con . · · radica en que en este segundo caso Thomas ·se sirve ·de una construcción
el Padre o con su fratria. . que se 'pretende científica, y que en esa construcción, que halla su mate·
Es difícil dar cuenta ·de la suerte de metamorfosis que se va operando -rial en un saber institUcionaliz.ado 'por la cultura, desarma la angustia y la
bajo nuestros ojos: súbito desvanecimiento del personaje de DiÓs y J><lrale- culpa_. Le concede una especie de nuevo "estado civil" que le da derecho de
'1.:
lamente de los elementos interpretativos referentes a su medio laboral, ciudadanía en un sistema donde encuentra otro código identificatorio ·
.... · abandono igualmente súbito de las ideas de suicidio, cesación de los fenó- que le pennite descubrirse confonne con un modelo cuya autenticidad b
menos de angustia, proyecto de cambiar de trabajo y de encontrar algo más Ciencia garantiza.
interesante, alejamiento del medio familiar. Estos elementos sincrónicos Debemos agregar que cuando Uegó a nosotros, Thomas conocía otro
y que surgen en un lapso tan breve me dejaron aún más perpleja por el he- discurso científico al que, por el contrario, había rechazado: el discurso
cho de que en lo sucesivo no volvieron a reaparecer ni las ideas delirantes, médico q~e a~ilaba la ho~osexualidad a una cmíermedad endocrina (así
ni las ideas de suicidio, ni los dementos interpretativos tales como se expre- se lo hab1an dicho dos médicos). Thomas no podía sino rechazar ese dis-
saban al principio de su análisis. Agreguemos que esta construcción nada curso, ya que, por una· parte, al tfansformar la homosexualidad en enfer-
tiene que ver con un insight o con una rememoración cualquiera. Los ténni- medad; .d~orizaba la fllllción de signo que él le había asignado, y porque
nos empleados por Thomas (identificación negativa, complejo de castra- ese veredicto amenazaba reforzar su ang'usUa inconsciente de ser transfor-
ción, Edipo invertido) no lo remiten a ninguna verdad subjetiva; los toma mado en mujer, angustia testimoniada por sú compulsi'Va necesidad de rea~
confusamente de la lectura del texto, repite un discurso que se enuncia en segurarse, no acerca de su salud sino acerca de su morfología {de allí la serie
otra parte y que afmna: "ésta es la verdad''. Retoma por su cuenta esta de pruebas. an~pométri~· a las que periódicamente se. consagraba, los ·
afirmación, en una construcción semejante a un artificio.· Pero los efectos cursos de gunnaSJa correctiva, sus tentativas por desarrollar su sistema mus-.
de dicho "artificio", tales como aparecen'an ante.la mirada de un observa- cul~, etc.); La ~ciencia analítica" ·viene, por el contrario, a garantizarle
dor, se parecen mucho a lo que llamaríamos un "resultado terapéutico". (as1. lo entiende el), en e) plano anatómico, la integridad de su cuerpo, y
En nuestro dominio es aventurado servirse del "si..."; no obstante, expre- coiyunqmente lo descarga de toda culpa, pues es otro el responsable de su
saremos nuestra impresión diciendo que si en ese momento hubiéramos deseo. Además, elemento de gran importancia, ella reemplaza a los minis-
interrumpido el análisis, es probable que Thomas no habría vuelto a su tros de Dios que ponían en duda su certeza. por esos nuevos ministros del
estado anterior. El sistema delirante que lo caracterizaba nos parece haber Dios&ber que, de manera opuesta, vienen a garantizqr su legitimidad.
sido definitivamente reemplazado por su construcción "psicoanaliz.ante'', A9u~ finaliza nuestro ejemplo. Es evidente-que Thomas constituye un
con el efecto eapital de la desaparición del proyecto suicida y el investi- caso Jmute y, por ello, no ejemplar. Está en análisis y .su itdhesíón a algo
miento de ciertos sectores .de su actividad. El hecho de que no creímos que hace ~s veces de discurso de Freud debe ser vinculada, manifiestamente,
tener que hacerlo (Thomas prosigue su análisis) prueba que no hemos ig- ª.su relaCJón conmigo. Además, su necesidad de apoyarse en una construc-.
norado el papel puramente defensivo de su construcción, y que ese ·dis- c16n _Y wt saber que no deje ninguna brecha a Ja ·pregunta que su deseo
curso que. vi~ne a sustituir exhaustivamente los blancos de su historia tiene podria fonn~, nos remite a lo singular de su drama; Pero esto no bnpide
muy poca relación con el retorno \!el texto original. que, por particular que sea, nos aporte lllla ilustración sobre la función de-
Pero esto no disminuye en nada la importancia de la cuestión plantea- fensiva, en el sentido psicopatológico del término, que puede desempeñar
da por lo sticedido: ¿por qué la adhesión instantánea y total a ese discurso? el sa~, ~ lo que en ~u nombre se construye por poco que aquel que es su
¿CómÓ explicar sus efectos? Por ser exterior al objetó de nuestro texto, depositario sea revestido de los emblemas que un grupo, una cultura 0 un ·
callaremos todo lo que podría ser dicho con respecto a esa palabra terce- suje!? le disciernen en nombre de ~ verdad cientJTica, en nombre de la su-
ra, y escrita por hombres, que viene a confmnar a posteriori algunas de gestion o en. nombre de Ja transferencia. Este ejemplo cünico nos ser\.irá ·
nuestras intervenciones, o lo que representó para'Thomas el doble hito iden- también de ~unto de pasaje hacia las reflexiones que siguen, y que tratan
tificatorio que se le ofreciera: identificarse con los autores de las cartas, sobre la función que puede ser atnbuida al psicoanálisis y sus construcciones
con el. drama de aquellos a quienes llama sus "hermanos", e identificarse cada vez que el teórico y.el objeto interrogado se sitúan en el exterior de la
con wia palabra que interpreta en nombre del psicoanálisis per.o que no es la situación analítica, es decir, fuera de los patrámetros que delimitan el campo
nuestra, También dejaremos de . lado el fantasma de omnipotencia que en el que se desenvuelve un psicoanálisis.
Thomas persigue y lo que para él significa despojarnos de un saber deJ
que de pronto se ve absoluto depósitario. Más pertinente nos parece una
cuestión, quizá secwidaria en la lústoria de Thomas pero prbnera en el N. VERDAD E ILUSIONEN LA BUSQUEDA DE SABER
problema que tratamos: cuando nos anuncia que es homosexual porque
ése es el deseo inconsciente (y no conocido por ningún otro) de su Madre; . . Thomas nos demostró que al igual qúe cualquier tema delirante el sa-
no hace más que cambiar .los términos del enunciado primero sobre el de- ber puede ponerse al servicio del deseo y dé su sinrazón. Podemos pregun·
seo de Dios, dejando intacto el fantasma en que se sostenía. La diferencia .tamos sí, mutatis mutandis, la circulación de cierto discurso analítico no
cumple una fllnción análoga: rechazar la hipoteca que hace pesar sobre -el
54
1 SS
"Bien-Saber" el descubrimlento de Freud en •l momento ntismo en que so
acepta la hipótesis de la existencia del Inconsciente. Así se ahomlría el t
'I
obj~to ~ cual dirige ~ juicio. '(a no es el enunciado de la creencia lo que
hará dectr que determmado SUJeto está en la verdad o en ~1.error, sino lo
interés que debe pagarse por todo derecho de hipoteca: tener que renun- que en el enunciante se revela' como causa desconocida por él de su acepta-
ciar a la certeza de que la relación del sujeto con el saber, con la ciencia o ción o de su rechazo del enunciado. En otras palabras, lo que queda cuestio·
con el psicoanálisis, es algo que lo h"bera de -su enajenación en la ilusión. nado Y funda la posición del psicoanalista es el deseo de aquel que declara
Es· sabido que.la hipoteca exige el pagó regular de intereses: esto hace que· verda~ro o falso el enunciado (y no ya la verdad o el error de éste). Esta
el prestatario- se vea siempre desposeído de una parte de lo que tiene. d~finición trae . aparejada una importante consecuencia: si creer en una
Esta metáfora financiera ilustra·a1go que nós parece ser el punto neurálgi- "verdad" o rechazar un "error" pueden ser igualmente efecto de la ilusión
co del balance ~ue podría efectuarse en cuanto al aporte psicoanalítico a que el sujeto quiere preservar, de ello resulta que todo saber, por exacto
nuestra cultura1 y. sus efectos. Tenemos la impresión de que en algún lugar que sea, como t?~ ciencia, puede pasar a ser soporte de una ilusión que
las cuentas fueron falseadas; Pero antes de prosegUir, y con el fm de evitar a~ al cumplimiento de un deseo que rehusa .someterse al principio de
malentendidos, deseamos recordar que el término "reflexiones"' que hemos realidad. Lo cual demuestra de inmediato la dificultad que implica dar un
empleado, debe ser tomado al pie de la letra. La.actualidad del problema, status psico~ítico al ténnino "verdad". Ahora bien: éste es un concepto
la imposibilidad en que nos hallamos de tomar la ·diStancia necesaria con · Y una referencia a los que el analista, como todo ser hablante, no puede re·
~ a una evaluación correcta, el he~o de que forzosamente seamos . . nuncfar~ La rela~ón del sujeto con el discurso implica la posibilidad de des·
parte activa de la cultura y del discurso ·interrogado, no nos permiten supe. lindar la verdad de la menti.m; para que "yo" hable, es precisó que ''yo"
rar el estadio de una reflexión que interroga y no ·pretende ni responder sepa si "yo" miento o si "yo" dig9 la verdad. Que dicha referencia a la ver·
ni interpretar. dad dependa de una ilusión, que se conVierta en certeza delirante que cons-
Lo que queremos demostrar es que el disCUI'® psicoanalítico no se halla tituya la prueba en virtud de la cual se acepta no saber estas' diferentes
al resguardo de los efectos y de los perjuicios, de.las ilusiones y de los erro- funciones en nada disminuyen la ineluctabilidad de su prese'ncia.
res 'de los que todo saber ,puede conv~ en soporte. La falta de origina- De allí que el problema de la verdad nos conduzca a indagar ese deseo
lidad de una posición semejante nos parece proporcional al olvido en el que de S:ber (que) no forma parte de los factores elementales de la vida efecti-
caen periódicamente, y no por casualidad, una parte de los conceptos psico~ va 1 , Y que sin embargo se muestra coextensivo de la entrada del infans en
analíticos. Esto explica que nuestro propósito ~ea recordar el status que el lenguaje Y presente desde. la primera demanda que éste dirige a la supuesta
cobran en nuestra teoría el concepto de ilusión y el de verdad, con ello . depositaria de un "saber-todo" tanto como de una "respuesta-total". Agre·
mismo cuestionado, para indagar acerca de su matriz común: el deseo de · ~;mos ·que pan. Freud tal deseo "corresponde por una.parte a una $Ub/ima-
saber. . , ·cton de la necesidad de posesión, y por la otra utiliza el deso <Je ver" (el
17
Ya en las prime.tas páginas de un célebre texto de 1927 , Freud defi· subrayado es nuestro). Esta definición plantea un doble problema: ·a qué
ne la ilusión dentro de una perspectiva psicoanalítica:' lo que dice pone en remite aquí el término "sublimación'', y en qué consiste la ''utiliz~ción"
tela de juicio la relación del sujeto con la verdad y abre una pregunta que .. . de la pulsión escópica? Cabe preguntarse si, con Freud, podemos decir que (
deja cernirse una sombra sobre esa bílsqueda de dcerteza'' que no sólo es . ese deseo nace en el nifto entre "el tercero y el quinto año .. en el momento
patrimonio del delirio. Diferente del erra( (no es por fuerza un error), se en que "amenazado por la llegada real o supuesta.de un 'nuevo niño a·la
emparenta con la idea delirante pero no coincidé con ella porque, contra~ f~mi~fa Y porque t~e que este acontecimiento traiga aparejado para él una
riamente a ·ésta, no está en necesaria contradicción con, la realidad. !,.a espe- dzsmmuci6n de cuidados y amor, se pone el niñó a reflexionar y su mente
cifica el vínculo que la enlaza al cumpimlento de un deseo, y de allí la defi; a traba/ar': lo cual lo enfrenta al "gran enigma": ¿4e dónde vienen los
nición de Freud: · . . niftos? ·
q~e
\.
"Definimos una creencia como ilusión cada vez que el cumplimiento de un anhe- .Pensamos que esta pregunta es heredera de otra Ja ha precedido ·
lo es un factor eminente en su motivación. Al hacerlo, no tenemos en cuenta su rela- que 1o que sucede " entre e1tercero y el quinto afio" no es el comienzo de'•
ción con Ja realidad, de la misma forma que la ilusi6n· misma no tiene en cuenta su ~ actividad intelectual provoc'ada por el "deseo de investigar y de saber" \..
verificabilidad (o su verificaci6n)".
smo ese momento .de prueba en que el nMo, debe renunciar a creer que
Si comparamos esta definición con la que ofrece clásicamente el Robert
Otro puedé seguir garantizándole la verdad del dicho y continuar siendo
o cualquier otro diccionario (aberración, error, interpretación errónea), se· el lugar de una ''respuesta-total". y donde deberá aceptar su soledad1 9 y
advierte la originalidad de la acepción psicoanalítica, y la transposición del el peso de Ja duda. · ·
16 •
Pero, ¿qué decir del "saber", en cuanto objeto de deseo, en un antes
Piense se en la respuesta ofrecida al discurso analítico a partir del momento en que
la sociedad lo ha institucionalizado y le ha dado acceso a sus Academias. Tan en- 19
s; Freud, flls en11t1yoÍ sobre ta teorl'a de ta sexualidad.
tusiasta respuesta es inquietante: la ''peste" no puede tener carta de ciudadanía 19
en un ~_!IDdo civilizado sino a partir del momento en que se está seguro de una "En su investJgación sexual, el nifto es siempre un solitario: pÚa él se trata de un
vacunacton sin .fallas. · · · . primer PH> con viStasa orientarse en el mundo; y se sentirá extraño a las personas
17 de. su medio circundante que hasta allí habían gozado de su plena coniianza".
S. Freud, El pDrVenir de una 11usi6n.

56 S7
·''i .

de esa prueba? En un texto sobre Ja transgresión20 , hemos escrito que el no: aquí encuentra su razón de ser el término "energía sublimada" (o, sbn-
deseo de saber es, ante todo, la búsqueda de un saber sobre el deseo, cuyo plemente, sublimación). ·
dominio así se espera obtener. Lo interrogado en primer lugar es ese objeto- . En conclusión, vemos que el deseo de saber·sucede a un deSf',O de tener
enigma del deseo materno, cuyo conocimiento es concebido por el niño
corno posibilidad de revestir su apariencia y convertirse en su Amo. Aquí
r
y de ver cuya mira de omnipotencia comienza por com~artir. que, seme•
jante en esto a Ja totalidad de Ja libido pulsional, la subl1'!'ac10~ es uno de
Ja fuerza de la ilusión nos parece lo único en juego en Ja búsqueda de una los destinos pOSI'bles para él, pero no fonosamente su destino. .
"verdad" de la que se espera, podríamos decir parafr~do a Lacan, · . Si a partir de estas bases interrogamos psicoanalíticamente 1~ relación
que volverá a lo real más apto para el deseo y confonne con .el fantasma. . del sqjeto con la verdad, podemos decir, parafraseando lo que dice Freud
Que el discurso sea por excelencia el instrwnentó por el cual el sujeto sobre la ilusión, que "defmiremos una creencia como soportada por una
interroga lo real, que esa interrogación nazca de ese ..asombro'" {del que
búsqueda de verdad cada vez que Ja renuncia a Ja realización del deseo nos
hablaba Aristóteles) que experiinenta el st!feto enfrentado a Ja contradic- parezca compatfüJe con su motivación". Tampoco aquí .podemos tornar
ción existente entre realidad y fantasma, esto no bnpide que lo que en
en consideración solamente su ''relación con la realidad", y debt'mos fun-
un prbner momento se espera como respuesta sea la renegación de un
dar nuestro juicio en aquello que podemos conocer acerca de las motiva-·
visto, de un oído. y de l;l1l percibido que previamente había venido a con- clones del enunciante cuando renuncia a juzgar. lo que: sería mucho más
tradecir el enunciado fantasmático. Esto. explica que el saber puede ponerse
cómodo sólo en función del enunciado. Sólo la elucidación de Ja relación
perfectamente al servicio de Ja ilusión y, con ello, renunciar para siempre
.del sujeto con el error, con la verdad o con el saber, nos dirá cuál. es su
a encontrar ia verdad en su camíno2 1 • El abandono por el niño de una mira
posición, si la verdad objetiva de su enunciado confmna o contradice 1a
pulsional que hallaba en el tener, el ver, el saber2 2 , tres objet~ aptos para
·verdad del enunciante y de sus motivaciones24 • .
satisfacerla, abandono necesario en vis~ de ~ asunción en norqbre pro· Este señalainiento nos pennite abordar una última cuestión: ¿a qué
pio de esa búsqueda "solitaria" que obliga al sajeto a aceptar Ja incertidum- responde Ja adhesión de una parte de nuestros contemporáneos a la teoría
bre y la incompleción de todo conocúnlento, debe ser entendido, en nuestra . · analítica?· ¿Cuál es el efecto de la circulación en ciertos sectores de la cultu-
opinión, como algo que viene a marcar Ja relación .eiltr.e el sujeto y el saber ·
con el sello de la castración. No podemos sino recordar ·aquí los ténninos ra de nuestras constr.ucciones o de nuestros modelos? Es fácil dem~trar
· por qué el saber psicoanalítico puede ejercer una fascmación privilegiada.
de lo que hemos estudiado al respecto en otro sitio2 3 : aceptar Ja· castración · Recién nácido en esa serie infinita de respuestas que el hombre ha dado
bnplica que el sujeto del discurso (y del saber) renuncie a que uña· voz sobre el enigma de su ser {serie cuya diversidad y perennidad prueban la
en Ja ·escena de lo real {es decir, la Madre) sea el garanté de una certeza de fuerza con la que el problema se bnpone), ha reve~do Ja existencia de "otra
verdad y que haga de los "textos" la única referencia posible. Ahoni bien, escena", y por primera vez ese espacio, ya sospechado por l~s filóso!os
como el lenguaje y como el saber, el "texto" no tiene origen ni fm. Discurso pero que éstos déjaron sin cultivar, encontró en Freud a aq~~I que revelo lh
de un muerto, participa del destino propio del discurso: ser una eterna re- tópica, Ja dinámica, la economía que le son propias. Se pudo levanta: su
misión que cada vez agrega una página en Ja que Ja palabra ''fut" ·ya ilo mapa metapsicológico, lo cual forzó a revisar todo lo· que se había diclio
tiene sitio, página que siempre puede venir a de~o~ar el error de lo que· hasta entonces sobre la naturaleza del mundo psíquico. De állí la facilidad ·
hasta allí se planteaba como saber absoluto. . : con que se abrió camino una prbnera ilusión, consistente en creer· que se
Aceptar ese riesgo bnplica que Ja energía h'bidinal al servici? de· lo "crea- posee un Ultimo "Texto" que permite f1!char alegremente del r~gistro del
do" (y también de lo ..aprendido") haya podido renunciar a encontrar en la saber aquello que de él se ignora, y que aporta finalmente un punto de
actividad productora, o en ~'el objeto" que de ella resulta, un placer eróge-
origen. (aquí comienza el saber) y un punto fmal (aquí tennina ~ v~~dad).
A Ja creencia en el advenimiento del saber absoluto se agrega la ilus1on de
2
º. cr. nuestro texto: "Le désir de savoír daiis ses rapports a la transgression", en ·1a presencia de un origen también absoluto: ahora el anillo podría cerrarse.
L 1nconsciente, n° 1, P.U.F.
Ya no hace falta demostrar que se pidió al psicoanálisis pone~ al servicio
2l Lo que a doble título ilustra el fetichista: si el fetiche cumple la función de rene- de esa ilusión: las pruebas abundan a nuestro alrededor. Pero no debemos
gar de un primer ''visto" insoportable, el sa~r que el perverm pretende poseer
s:>bre la verdad del goce viene a 511*.vez a renegar de la ·verdad de su deseo, se su~tbnar algo· que corresponde a Ja especificidad del. objeto propio del
dedwa a preservar la represión y a protegerla de la irrupción de la angustia. . · psicoanálisis: el inconsciente, sus leyes y sus efectos. Más allá del mito
22
Que en un primer tiempo el saber pueda ser apto para el fantasma, nos parece del poder que el saber siempre ha inducido, ¿qué ilusión más particular·
corumnado también por la creencia del niño eo la omnipotencia del pensamiento es responsable de Ja recuperación {según un ténnino de moda) o de Ja asepti·
y en el Slber adivinatorio que atribuye a la Madre (como suele ap¡uecer en el deli· zación dé algo que Freud podía llamar, con motivo, '1a pest~"? , ,
rio con la forma de delirio de interpretación o de delirio de observación). · Creer que se posee la respuesta a una pregunta seme.iante sena en s1
23 Eá el seminario que desarrollamos en Santa Ana hemos consagrado· diferentes una il~ón: prbnero porque aun aqu~ será el a posteriori de nuestra cultura
exJ)osiciones a este problema. Hemos tratado de demostrar que mientras la voz
materna siga· siendo garantía· de la verdad del discurso que le da al nifto, hay ..pla·
cer.. én tanto que clave "/ soporte de su relación dbcuniva.
•2 4 a. lo que escribimos al respecto en "Commmt peut"()n ne pas etre Persand?...
en L '/nconscicnt, nº 8. P.U.F.

S8
59
(su porvenir y el de sus ilusjones actuales) lo único que podrá dar un justo Por esto, paralelainerite al discurso·que pone de manifiesto en el indi·
testimonio, y después porque esto exigiría que interrogáramos a ese vasto y viduo la armadura nem:óUca que éste se ha forjado utilizando una parte·
complejo dominio que es la "sociedad", lo cual no está en nuestras manos. de nuestros enunciados, saldrá a la luz, pero esta vez en el campo st>cial,
Sin· embargo, hay un punto sobre el que quís:iéramos dar elementos de res- un discurso q1._1e pretenderá que puesto que Ja cultura actual conoce la ex.is·
puesta: el relativo a la represión y a su economía. Hemos dicho elementos, tencia de la represión, esto prueba. que ella no posee acción represora,
lo cual debe ser tomado a1 pie de la letra. La represión está en el fundamen- que puesto que está dispuesta a cuestionar las leyes de su f Wtcionamiento,.
to del destino del Sltjeto y de la civilización, y ello par dos razone!: por una se ha h'berado de su yugo, que porque sabe que cuando habla de "pro-
parte, éS el precio con que el ngeto paga su paso al otro lado del estado in· greso atómico" se refiere en realidad a las armas del mismo nombre, está
fantiJ.2 5 ; por la otra, es el precio por medio del cual el individuo se asegura . al abrigo del ''acto fallido" que amenaza dar h'bre curso a la pulsión de
su supemvencia como ser social; es aquí donde aprieta el zapato: ni el suje- muerte de Ja que es portadora. .
to ni la ~dad pueden garantizar los efectos de un pago semejante~ ni es· No es casual, p<>r cierto, que de todos los conceptos freudianos este
tatuir sobre Wl "precio óptbno" ni impedir los fraudes, por exceso o por ·último siga siendo el menos aceptado y el más discutido por el discurso
defecto. Hay que agregar que el rasgo esencial de lo reprimido es apuntar al · •psiooanalítico que se precie de tal. Porque el sujeto creyó en la p0S1bilidad
retomo a la escena de lo consciente y de la acción, y que en este caso suele de un autoconocimiento que podría no hacer el duelo de la iluSión que lo
comprobarse qu~ las defensas instaladas contra ese peligro son más nefastas soporta, y la cultura ante el advenimiento de un discurso que garantizaría
que el peligro mismo. . la solidez y perennidad de sus postulados, así la construcción psicoanalítica
Por otra parte, ¿cuál es la meta explícita del psicoanálisis sino el escla- ' pudo hacer la función de· pantalla sobre la cual ie proyecta el sueno de fm
recimiento de esos mecanismos, la reemergencia de ése "fragmento de ver· saber que no sabe renunciar a la fascinación del poder y de la ilusión. Pero
dad históri~" que el discurso del sujeto, como el discurso de la cultura, la cilesti6n no es tan sencilla, y la posición del analista que intenta r~nder
apuntan eternamente a velar? Toda ilusión debe ser concebida, en última a ellá resúlta ambigua. Decir que la circulación del discurso analítico en la
instancia, corno el compromiso fümado entre la instancia represora, el cultura J:Duestra que él mismo se ha vuelto parte activa del sistema defensivo
impacto de lo reprimido y la posi'bilidad de dar nacimiento a un enunciado que preServa el statu quo neurótico que exige la sociedad, es transponer
que esté lo bastante deformado para ser aceptado sin conflicto por el Sltjeto al nivel social lo que denunciamos en el caso del individuo. Pues bien, cada
y sea lo bastante conforme con el deseo para que la h'bido lo invista. Es líci· vez que, segíin- los términos de Freud, consideramos a la "humanidad como
to decir que la revelación inherente al discurso de Freud, fuera del campo un todo y Ja ponernos en el lugar del individuo humano singular", debernos
·de la psicopatol91Jía strictu senso, pone en peligro (y, a nuestro parecer, preguntarnos hasta qué pWtto la psique del todo se deja reducir a la del uno,
siempre pondrá en peligro) aquello que en la estructura social tjene la y si no se trata de la ilusión de la existencia de una analogía completa que
función de consolidar la represión (de la satisfacción pulsional, podemos nos autorizaría, en los dos casos, a pretender una misma exbaustividad de
agregar), por ser neceSaria para su propio funcionamiento. Lo cual demues- lo analizado o de lo analizable. Sin embargo, en el caso de la sociedad, no
tra l¡i respuesfa' primera y "natural" que había sucitado Freud: su puro y · se puede eludir la cuestión de los límites impuestos a la neutralidad del
simple rechazo. 1.as razones por las cuales este rechazo no pudo mantener· analista. la natura1eza del objeto analizado produce forzosamente un· im·
se no pueden .ser buscadas en el campo del propio psicoanálisis: son función pacto ~ el intérprete, quien no puede excluirse de un discurso cultural
de una 'fsituación", de un momentQ de la historia que Devaba en sí tanto y de. un modelo de civilización que le dan su status de sltjeto en tanto que
· la po~d del advenimiento del ~curso de Freud como Ja razón de las sersocial. · ·
respuestas que se le dieron. · Si la aplicación de nuestro modelo al hecho cultural (se trate de etnÓ-
Pero la dimensión hist6rica no debe hacer olvidar la universalidad de · log{a, de mitología o de sociología), muestra la legitimidad de ciertas ana~.
ciertos conceptos freudianos, ni subestimar Ja perennidad de lo que ellos logías, cabe preguntarse si dicha aplicación no eneuentra su punto de deten·
demuestran sobre la relación· del sujeto con lo "real" (término en el cual ci6n cada vez que el "hecho" impone ''un resto", o sea, cada vez que Ja
incluimos ese real muy ambiguo que es lo social). Uno de los resultados aplicación del modelo, corno la naturaleza del objeto sobre el cual se aplica,
de la irreductibilidad de tal relación será que el discurso culturát, 'Portavoz vienen a demostrar la existencia de un a priori indispensable para que la
de la institución social, apuntará siempre al sojuzgamiento del saber, por experiencia pueda ser pensada, pero que escapa a la verificación que ·1a ex·
revolucionario que sea, a la consolidación de la institución que ese discurso periencia se propone. Hemos tratado este problema más a fondo con refe·
tiene Ja función de preservar2 6 • rencia al "psicoanálisis didáctico".Y al "resto" que amenaza hacer aparecer
en él la relación del analista con su saber2 7 •
25
Reconocer que la sublimación permite ahorrárselo (cf. Freud en su Introducción
lidar el nuevo andamiaje que~ a su vez y de manen. análoga, va a preservar su cons-
. trucci6n de los daiios del. tiempo y a evitar a sus paredes el deterioro que ciertas
al narcisismo) no impide que siempre haya reprimido. insc:ripcionés les hacen sufrir. ·
26 27
La historia demuestra que esta intención puede fracasar; pero esa misma historia Cf. nuestro texto "Sociedades de psicoanálisis Y psicoanalista de !X>Ciedad",
prueba con qué constancia las reca.í~s en el fracaso serán empleadas para conso- en este mismo volumen. .

t:.n.
..
···1:
Aquí diremos, de manera más general, que si interpretar remite siempre
a una interrogación sobre el deseo y sobre las astucias de su sinrazón, una
de las. astucias más eficaces y tenaces consiste en que el propio deseo del
intérprete se abra su camino en el corazón mismo de la interrogación. En
este caso la respuesta corre el riesgo de no ser más apta que el enunciado
... · ..
para satisfacer el fantasma del enunciante. La neutralidad del analista
no tiene que ser confundida con la imagen dt: Epinal que uno se hace de
ella: la calma olímpica del que se niega a enunciar Wl juicio, frustra al ana-
. lizado de toda respuesta a su demanda, y lo induce. 7COn benevolencia y
una. 'lusta autoridad"- a interiorizar un "buen superyó" que.es, como por
azar, el del juez mismo.
. . Esa .imagen hace pensar en la que ilustran los tres monos de la parábo- 111
la asiática: no oír nada, no ver nada, no decir nada. La neutralidad debe ser
comprendida como ese lento y difícil aprendizaje al que supuestamente se
somete el analista a lo largo de toda su práctica. Poder respetar esa posición EN BUSCA DE LO PERDIDO*
implica que siga paso a paso el discurso forjado por un deseo que no es el
suyo, que sea capaz de hacer callar su narcisismo y sus creencias para pasar
a ser la escucha de wi discurso que no tiene derecho a interpretar sino Obtener una respuesta que devuelva a su propia historia un sentido per-
ft'.Spetando totalmente sus contornos, su estilo; su singularidad. .dido es una de las motivaciones presentes en todo ·recorrido analítico.
La legitimidad del campo donde la acción del intérprete tiene carta de Para el. analizado, la certeza de que el analista posee de entrada esa respuesta
ciudadanía se define por la poSl'bilidad, para e~ analista, de preservar su no constituye un efecto de la transferencia sino su causa. Esto explica que
neutr~dad. Dicho campo está lejos de ser üifmito, y la no transgresion ~e en toda la extensión de la relación analítica persistiran la demanda de un
·sus fronteras .tanto más difícil de respetar por cuanto el analista interroga "saber perdido", que sólo el Otro podría aportar, y la ilusión del posible
algo que desborda el campo de la clínica. En este •'fuera de terreno" di~ encuentro con una "respuesta absoluta" por fin recobrada. JJusión, porque
fícilmente puede evitar encontrarse como sujeto que adlúere a su verdad, a el final del recorrido de~J.:JJ>.i:~~ a!_suje.t<;) que,t~~--ª~1fü1,g4;t_J1ois.má~ que
su modelo, a su ilusión. · una voz prestad¡¡ al deseo, elcual no puede escapar al ofre~imiento de Tána-
Nuestra convicción sobre la procedencia de estas reflexiones atinentes toS'~C?~~~P!.#1.~9 dema~dár. inclell_nidame.iztc. Pennanece así velado lo que
a un.a cultura y una sociedad que son las nuestras, no impide que Sepamos la cepetició!l de la demandif amenazaría desenmascarar ante el sujeto: que .
que nuestro deseo está forzosamente en juego cada vez que somos parte !odo-2!>1~-t~~ ~ ..!!!.~.-~'..~sc:~~--<l!>ºg~ _Cli<l.~-~!e.~~!l!Q .cu.n.ipJ~. Jafll~cic)J!
activa d~ lo interpretado. . de hacerse sucesivamente ~porte e imán para una deman.da.. rtu~va. Las re- .
Es por eso que ·en este punto comi~nza la interpretación de la que flexiones clínicas iiquí "refu:Udas nos parecen. demostrar que esa ilusión y
nuestro propio discurso puede hacerse objeto. · ese riesgo· ocupan el centro de la problemática de todo sujeto: his~Q.~ia ..de
una mirada perdida que cµestj~µa _lo que el de~. d.e.Ia Madre quería excluir
de su·pioplo saber, historia de un sentido i>erdido, y perdido poi:_remi~ir ine-
luctablemente · a un. deseo ~risato; historia de un recuerdo perdidq y sin
embargo repetido. bajo la forma del imposible fracaso y del imposible goce.
Más allá de la singularidad de sus propias historias; los protagonistas parecen
·compartir en un punto la misma esperanza:· conocer la causa de un vacío,
d~. una f.a)ta -del..~~rpq._ qel ~~er,_4e la memoria, defgoce=·que.ñingún
objeto parece ya oolmar. . .
Pero otro punto de encuentro se· manifiesta en una interrogación que
concierne, esta vez, a los diferentes autores: ¿qué busca.reencontrar el ana-
~. qué demanda y a quién, al publicar un texto? ¿La demostración de la
legitimidad de su técnica? ¿La demostración de la corrección de la teoría?
·¿La prueba .de su saber y de su sa~r hacer?

• "A la quete du perdu", artículo publicado en Topique nº 7-8, 1971 •

63
Es indudable que la respuesta no se reduce a una de estas fórmulas ni
a su simple suma. Pero 1a démanda que se expresa a través del texto que uno
ofrece a la tectura, viene a recordar que para et analista también existe una
pregunta relativa a su saber y a la espectativa de una certeza siempre espera·
l
da y siempre huidiza. .
A pesar de tal similitud, sus motivaciones y proceder difieren de las que
son propias del analizado; es que el analista sabe, por mucho que Jo fascine
el objeto de su búsqueda, que. lo "~!.Q!do" no designa. !lin.roín objeto, ni
si.quiera.parcial, sino lo que todoo6jeto tiene la füiiéi6n de velar:, Ja paradó-
jica· nostalgia por un objeto original que nunca tuvo existencia sobre la esce:-.
na de'ló teaL · ·
/ \ . ÉJ. objéto perdido no es Otia; ~QS3 ql!e l<?. 'J.llil. ~l deseo per¡fiQ .al aceptar IV
escuchll a Eros: poder ser objeto de su propia _sa,tisf'.acción, hacerse él mi~:
mo ref objeto que se-:~fr~ce~a$úpropiii'déman~. Es Cierto que l9perdido
del deseólé'perinitió ~vitar que coincidieran el momento®.. su nacimiento
y el de"Siimuerl~;-y sobrevivir gracias a su apoyo~n la_demanda. ·
TIEMPO DE.. PALABRA Y TIEMPO DE
··r:riüíaliiado iiiterrogando al. analista, el analista interrogando a los tex· ESCUCHA: Notas clínicas*
tos, su texto interrogando al lector: se traza as{ un circuito que permite a
la demanda de saber no cerrarse sobre s{ misma, seguir siendo .abertura e
interrogación para aquellos que a su vez cuestionarán lo perdido original Las páginas que siguen fueron extraídas de un proyecto' de trabajo
que el deseo persigue. . · : · acer~ de la técnica psicoana~ítica 1 • De entrada se impyso a nuestra refle-
Habiendo llegado at final de su recorrido, Javi~r. cuya historia nos xión, como pivote de las cuestiones propias de este dominio, un concepto:
ofrece Anne Gasqueres, concluye: · el de "tiempoº. Tiempo de Ja sesión, tiempo del análisis~ tiempo de la: me-
"Cuando uno da vuelta la página de un boro no por ello la arranca: al moria que del mismo el SQjeto conserva, atemporalidad del Ello opuesta a la
volver las páginas unas tras otras uno tennina cerrando el boro: tal vez no lo temporalidad que constituye y preserva al Yo: el cpnjunto de estas i::~stio­
abrirá más. Pero esto no quita que lo ha leído". . · nes desemboca en otra, planteada en el desarrollo y conclusión de la expe-
·,# Si el análisis respondió a la demanda de Javier, si el libro analítico pudo rien~ :UWítica ~ la relación con el tiempo propia de los dos sujetos en
cerrarse, es porque sus páginas vinieron a dar un sentido a la historia de la presen~. No es necesaria una larga experiencia para comprender hasta qué•
relación del sujetó con sus diferentes objetos: aquellos a los que se debió punto la .vivencia temp0ral, dentro de los parámetros de la sesión, puede di·
. renunciar, aquellos que uno espera obtener, aquellos cuyo recuerdo se des· · ferir de un sujeto al otro, y la distancia que se manifiesta entre la del ana.tiSta
dibuja, aquellos cuya httella es tal que obliga al sajeto a volver las páginas · y Ja del.~alizado. Pero querer interrogar la relación del sujeto con el til[mlpo
· en sentido füverso. , -es impebsable si no aceptamos cuestionar nueSt:ra·metapsicología en lo que
Desde nuestro lugar de· lector, reflexionando sobre esos discursos que pose(l dé más ·esencial y más arduo: el. p_roble,!!t_!J!!Ll.!empo no puede que-
no nos estaban dirigidos, nos preguntamos entonces si las últimas líneas del ~-~~~~ ·~-~~pr.Q~J~a ad-Yo, en_~~1<>. ·agente y elicto-aeHUjetOcO:.
libro analítico no siguen viniendo a decir, a quienes vuelven sus páginas, ~o s.er.~6:1'.Í~º y ~r.J() tanto temporal, ni del problema del Ello romo
el imposiole retorno de lo perdido al que ningún objeto puede sustituir, el msta.neta que se haDa bajó la égida de ,la atemporalidad de un deseo indes·
necesario renunciamiento a la omnipotencia del des~, la posibilidad de ~~1:>le, dirigido a repetir y a preservar la ftjeza de sus puestas en escena.
aceptar que la demanda persevera a pesar de lÍl •incompleci6n inherente a . ·En estas páginas, ni siquiera se trata de abordar la metapsicologi'a de Ja
los objetos de la respuesta. . temporalidad; lo que ellas.indagan es uno sólo de ios caractere8 presentes en
Esa pregunta se dirige a los autores de los textos y no a sus protagonis· el tiempo analítico: su relación con su realidad. Ambos, tiempos de la sesión
tas, interroga a ese saber de los otros que obliga y permite cuestionar _nueva· f ti~po del análisis, poseen .el privilegio de instrumentarse en una realidad
mente sus propias hipótesis, su propia marcha. . temporal que ni el analista ni el analizado ignoran: el primer°',podrá enfren-
· Pero quizá todo texto psicoanalítico, acabada su lectura, alcance ese tar Ja dgi_c,ultad ·de saber qué sucedió en esa. sesión, atin cuando conoce el ·.
mismo fm: recordar al lector que en el campo del saber no puede existir ob· tjempo de su dufáci6n; al ·segundo le será diríclt reeonocer qué cosa se fue
jeto último, ningún "sumó sabido", mítico, ninguna certeza perdida por re· de~nvolviendó sesión tras sesión, dentro del conjunto de la aventura vivida,
cuperar, a falta de lo cual lo que estará definitivament~ per~do para el saje·
1 Un¡t párte del seminario 1970-1971 estuvo centrada en éste tema.
to es la posibilidad de diferenciar entre saber, fantasma e ilusión. .
"Temps de parole et temps de récoute: remarq~ cliniques", artículo·publicado
en:Topique Nº 11-12, 1973. . . ·

64. 65
aun cuando ~be. qué tiempo exigió: Tenemos aquí ~na "-r~álid~d~' que no
·•se deja P,Oner .en.tre ningún parénteSis~. y que interpela al arialista tanto en · y de to~ Pr.~!C._l!s}f>!La..~P.illquier proyecto. que apunte a la vei:<lad del enun~
. el campo de su éti~ como en .el de su teoría. En .. su étiCa, en la .medida ciado? Esta opinión es, a nuestro entender, no. sóÍi> tai~ siiio también c~n,-
en Si~.~ arr~,ga. el derecho de. decidir. el tiempo dé fa sesfoii, e@ que sólo él . tradictória por eseJt.cia. ·· . · .
t~e~l!.~!~~l>il!~~ d_~Ja ~iecci~~· '1. e~o .~~:~.;!>~11.t~ de <iu!~~ soll1~ La -~~!...~&, _priyi]egi:fr la función <ie.!!jgnifi~a"ión.propiá .deLdiscurs.a4 ,
. c1on ~c;¡u.e_ a 1tlUCh()~ P.al'el;:IO 1tlaS ~conom~ca, y que <JUlZ3S _sea la mas ~ensa(a y en .~ste. !?80 para el arialista ya no se trata d~t~J!ajt~. aj _qgQ la emi&i§n,
. a pesái' dé sülado simplificador y hasta simpli~. fue negarse a la. elección.: de ~d()s sonoros, delos que queremos creer que resW.tllfí:µt,'.xoz muer:ta"
. y hji.~4'-L4~Jli.)J\lfació~. 4e•ia una
sesión re~ que; én wtúria instan!=ia~-n~ en cualquier otro espacio, sino. de autorizarlo y ayudarlo a desarrollar-una·
cadena no de significantes sino de signific;acio.n.es. única que perµiite i:ec0~
posee otra·referencPi que .etrecuisq a. lo ,que.~Jistituyó prim~framente la
el
· éle.ccióiJ. d:~ freu~. En su teona, porque tiempo del aiiálisís plantea de . brar, gracias a un lentO desciframiento, el sentido de un afecto reprimido
•y el afecto de un sentido que no se quería reconocer5 • ·
manera abiupta·la cuestión. ·de. su proyecto y también· de su posibilidad · ·
de aplicación: ¿algunos me8es, alguno~ años, algunos decenios2 ? i,Cómo Ahora bien, es propio· de la. Significación, y .de la construcéión del sen.
pretender que el tiempo de la experiencia no viene a revelar lo que en el tido al que ésta apunta, constituir un trabaj~ motivado por la presión que
''proyecto analítico"~ caIÍibíado o .se. ha vuelto imposible? . . ejerce una interrogación que puede pennanecer latente y a la que aquel
· Ahora bien, s(en el caSQ de la sesion se trató de res0lver:et'problema espera responder: la ~ri~_ridad del trabajo analítico de penn~tir que el s1.1j,O.
. por medio de una c;odificación ~ceptadá, en el._d~l ariálisis parece éh0carse . f? en~uentre a qué pregunta "ie.rtas. !espuestas esperan inútilmente irnpoQfi!t .
con una dificultad a la que no ·se ha sabido; por el momento, dar solución .. · .silenCio. En uno y otro caso, no es posible ahorr#Se un tiempo de palabra
A. riu9·stro: parec;er, n0: e~ segur~· que ·ambos. pr9}?J~mas puc$n .sepáram, .y ~ tiempo de escucha, sin los cuales no habría ni tiempo para compren•
. .y aún menos que' ·ef. .Problema del' tiempo pueda difere.ncJarse.. cj.(ll modelo · der ni tiempo para concluir: n~_l9 4.fi!mµestran.ciertos mecanismos delf'en·
que se forja el ana&ta. acerca• de cuáJ debería ser la: meta ·acf trabajo analí• sivos que transforman las sesiones en enclaves .temporales sill.relacíón:en·
ti<;o. Hat_~~L!mª'. ~spe.ci~t;de .~·,~ú9ia .de· taJealldad~ .9ue ~~~éA~~~tlr­ tre sí y .m.1ados de• conjunto .de. lo vivido p<>r el sajeio: Es sabido que en·
bar la tranqUilidad ctel.anali$l.Y a recordarle que el senuel~,tiene bm1tes, ~te- ~ªso el _a11alista. tiene la impresión. de hallarse, (r~nie, '~Já rep!'tició!l
que lo' fuiiíghíarlo y l!) siA'tbólico no pqéden p.reserYat sus dominios-y SU,.· fu11- mm~~ble, y cansadora de un11; prim~a ~ón qµe se re-diría <;9nstantemen·
ción sino e11 ~aJ.ltP q\lll el tercer ténnirio de ta trí!Ída sea respetadp. EJ!gn.pla- ' te. Por }utblante, y lo ~s. que pueda Se! ..et "grit9'\ y p<>r .único que sea el
no más clínico,..se haC<! eyjd~pte que ~11tre ~~ta. Y.. ~aliz.ad.l:i .el tiempo re- te~Qnio c¡ue él aporta sobre el desampar() o. la l'!lbia que lo provocan, no
presenta aquéllo queJtt analista: ó..fn~ce, aquello !l .lo qune C()mprometé en po~na bastar pa~a. ~rmitir .la reconstrucción- de- wia lústoria y de una tem~
algo_qµe.J:Q,Q .~ayor . o menor suerte, .se-ha Jlamádo éóntiafo ariilit¡c.o. LO' porlilid~d"'qiié .siempre. remiten .á esa. pciihera .séde dé ..Significacfones y
que el analista·supuesta.rqeri.te ofrece y asegUra, sesión iiiiS sesión,
es \iri cier- de interpretaciones en las cuales el sujeto creyó, wia y otra -vei, hallar Ja'
to "tiempo :de. escú~ijl."; cori~e~te a lÓ. qÚ~ eae' dei lado .~e la trariSfe- ''raz??'~ de Jos afectos sentidos y la posibilidad .de domesticarlos. El t1aJ:>ajÓ
rencia. y d~. ~. ~pejisft,i9.~,J~\$il "ofem'.' forma pacté de· aquello de 19,.cuaj el' ~itic_o ~p~~ ~ i.><>n.:er. '!e lll1lnifieSto. .esas s1grur,lC3ciones perdi4as y_reeri·
analizadó puede tener una p~ba tangible .. · ·. ·. · · · . · · ' . . · · rru~.•,q~.~-~"-1~31!~ .~nf!~nla!l.a.Ls~et~ (:()ªla per,s.!ste11cia, d~ un. ªfe~Q
De aquí de~ nuestra afmnación sobre IÓ que ella revéla, explícita o. . al cual lo 1D5ensato aparente no hace más que agregar un "además" de sufri· .
implícitamente, en cuanto ll las opciones te6rictJS ®! analista y, iµás pieci· · · miento. · · ··· · ... ·· .. ·· · ·'
$amente, en cuanto. á su éoncei?ción de la..ftinclón .del discurso que se des.a- · . · Se advierte que _el problema del tiempo proyecta su ~ombra ·y su i.rilpac- .
rrolla en sesión. Ya 'heJl1os hablado3 (\e los daños qué· puede ocasionar . to sobre el coltjunto de la práctica y ·de la .teoría analíticas. Es por: eso que .
la idealización de· algo que podríamos llaniai 'IDáquina de· hablar''; y del aislar, como lo hacemos en este texto, el tiempo de la sesión y particular-
papel así conferido a un puro fenóméno dé sugestión del que la transferen- ~ente la relación de la escucha. del analista con. la temporalidad que el
. cía se· hace agent({; De manera abrupta recordamos·que la cú~stión.planteada d_iscurso del sQjeto atestigua, resµlta Wl artificio. Pero este artificio permite,
· por el tiempo de la sesión remit~ a dos opciones éapitale.~: ltR!im~I'!l 'f'.e en S1 ~o responder, al menos delimitar una pregunta: ¿qué i;l~mimda 1a fun-
el d4cur~ que se de~1.1v.uelve. en sesión el frutR 4e una súerte de autonomía: ción anah'ti~_al .tienipo? ¿Qué-viene a decir el ~iempo de la fuñción
. ca de eSa de~t!a y ~yecto qµe· fa motiva? .
aeer:'
de l<:>s fol'.lemas? los q!J.«'. e_~e11de.nán~~ unos ron otro;i 1 en cualqUier J!iótne!l· · . '
to y de cualquier modo; . di!rán luz ¡¡ una .~'cadena" son()ra.que miJagrosa-
ment~ libemíi.al sajet~ def yllgo de la: búsqueda. det~ntido: ~i:o \Jnávez ef
si por el término pr~ceso designamos no análisis propiamente dicho
. aliviado de este pretendido yugo~ ¿q:ué funcjón ¡xxlría. COnsefV8! el ~cur~ · sino la tot,alidad del tiempo durante el cual la actividad psíquica de un su:
sino la de una denuncia violenta y repetitiva de la: nulidad dé tooo ·sentido· jeto hace de .la experiencia analítica, futura, en curso o terminada, aquello
•• • ' • • • • . . . . . . . . . . .' ' > '· • ·-·

que ella .indaga o aquello poi lo cual ella se deja cuestionar, podemos dividir·
2
Cf'. al r~ecto ..Un problema actual: tas con~tn,lcclones Psicoanalíticas'', en este
··
·mismo volumen. · · 4
Cf. Toplque, números 7·8: P. Castorbidis-Aulagnier, "Le sens perdu".
3
_cr..Idem; "Sociedades de psicoanálisis y psicoanalista de· síX:iedad'.'~ ·· 5
cr, ,And:ré Green. Le discoun·· i'i~ant, excelente trabajo. sobre el problema del
afecto. . ·-

66 j 67
lo en cuatro secuencias: el· "antes" del encuentro, el "prólogo", el "análi- seduciOiQ_~ ~'-~ seguflllll~~~ seduCci~n. del sujeto por esa fonna de su
sis", el "después" del encuentro. ''Prólogo" y "análisis" podrán a poste- · activi<1:3:4_p~qaj?- El analista tiene razón al desconfm <Je.este breve idilio~
riori definir exactamente sus tiempos, el "antes" difícilmente reencontrará pero también.. conoce su utilidad en la arniadura del proceso. Aquello que
su punto de origen, y el "después" deberá renunciar a prever su propia du- · en general_ anuncia él fmal o la interrupción de un análisis nos suministra
ración. Si ahora considel'lQllOS los recorridos inscriptos en esas secuencias, otra_ ~eba,ºe8ta veza contrario. El.''Yll ti~ te11.ge> nada más qtie de.Cir aqui"'
''prólogo" y "análi.sis" muestran lado a lado los del analista y del analiza- muestra el desinvestimiento de cierto modelo de actividad de la psique, y
do, "antes" y "después" dos recorridos solitarios que han convergido hasta la n~. deJ>fesfya que suele acompafiar al enunciado da testimonio de la pr~-
cruzarse en ocasión del primer encuentro, para diverger finalizado ·el análi- . sencia de un duelo que exige ser·elaborado y analizado en el análisis y antes
sis. Esa convergencia y ese punto de unión resultan de tma condición previa de su f"m, duelo que concierne a esa imagen de sí mismo que representabá _
que persistirá a lo largo de todo el camino: la común adhesión a lo que lla- al.,~eto en su propia psique como "agente de una actividad p~coanalíti- .:
marnos hipótesis fundamental; la inevitable resonancia del calificativo ele-. ca de la que simultáneamente era objeto.
·gido muestra lá importaiícia" que le concedemos. E~_hipt)t~sis compartida . Lo que hemos desigrlado como "tiempo del antes" representa el tiempo
por el analista y el eventual analiz.ado puéde enunciarse suscintamente con durante el CUal madma en el sujeto "la idea" que lo conducirá a lo del ana· .
esta proposición: el reconocimiento _de la existencia del inconsciente. El lista; idea que nO surgiría si~ paralelam~rite, el sujeto no hiciera suya la hipó·· ~. . ,.
-dernan<fante.6 puede n().. 1ulber leído una sola línea de Freud: lo mismo el · tesis de que existe una razón oculta para eso que hasta entonces ha sufrido
discurso cultur31 -de su grupo, del amigo o del consejero"'."" hará sus veces. como un destino, que hay un sentido por encontrar, y que este sentido -tal
1
El sÚfrimien~o. neurótico basta .para hacer surgir una demanda de ayuda, 1.es· el cebo .iluso~ ~ue siempre ocupa un Sitio en las motivaciones. d~ la
a
pero· por sí sola, menos que exista un error de comando por lo general / l demanda- -le permttirá hacerse amo de un deseo para el cual todo sufruruen·
.1) to es escándálo. · ·
carente. de efectqs, rio puede hacer que se golpee a la puerta de un analis-
ta 7 • A lo Suino podemos decir que, en ciertos casos, ''prólogo" y tiempo Ilusión, .desde luego, pero 'ella pennite ·que pliraJ.elamente al sufrimien-
d~l "antes" coinciden·; no· es. seguro que sea éste el mejor camino de entra- to, ;el diséutso de y sobre ese sufrimiento se ofrezca al sujeto como segundo
. da en la aventura analítica. A pesar de lo confuso que pueda· ser la idea del .polo- de investimiento; segundo. polo que hallará Bli principal aliado en· el
eventual anali7.ado sobre el térriiliio ''fu.consciente", y de la distancia exis- interés que se espera de nuestra eseucha, a la cual el sujeto demandará valo-
tente entre lo que ~l y el analista subsumen bajo ese conce.pto, tal acuerdo, .~ar ~ producción psíquica cada vez que ella pudiera resonar en sus propios
aunque ambiguo, producirá un impacto y consecuencias a lo largo .del oídos como insensata. Se· advierte así el papel de la hipótesis fundarn~ntal.
· proceso. Es la clave de bóveda que permite a esa construcción llamada trans- · Esti ºcreencia: que el sujeto concecte alo que todavía no conoce, este "si"
. fer~ncia no.,caer dei lado .de la pura depenclencia afectiva; la "poca certe- · pr~unciado antes de toda posi'bilidad c;le verificación, nos prueba que. la
za"· autoriza al analizado a reconocer y asumir ta autonomía de su demanda, psique pudo forjarse por sí misma un modelo de ñmcionarniento que privile-
el enunciado que sú "yo" debe pQder reivindicar ~mo razón y motiya-ción . gia él trabajo exigido por un análisis. Primer movimiento narcisístíco que in·
de una elección qÜe él no puede reducir a una prueba de amor ofrecid~ al duc~ una primera distancia, aünc¡u'e sea mínima, de la compulsión a re¡)etir,'
!Dporte transferencial. · · . · ·-· inn~vacl6n original que propone a' la psique una nueva representación de SU•
Cuando razón y motivación ya no pueden sino recurrir al. amor. o liJ . funci~; Este primer tiempo jamás es coditicable; todo lo que puede decirse
odio, es"iñüy posi"ble. que el proceso encuentre un c::scollo insuperable~ Otra de él es que en tanto la hipótesis no se vuelva parte activa de las opciones del
. . no habrá analisis .• ..
sujeto, 8
· coSá. es· decii: que durctnte el análisis esa ''poca certeza" podrá ser sometida · ·
al deseo transferencial y ofrecerse corno validación o como desmentida a lo
. que uno sabe -y aquí sin miedo al en-or- que es la oPción teórica del
8
De manera apenas hwnorística, pod~os decir que el éompromiso psiCoanalí>··
tico se formaliza entre dos discípulos de la teoría freudfana; el primero, por ser
·ofertante. Analizar la relación analítica pri:vilegiando_ los fenómenos 4e heredero del saber del texto, y el segundo, por ser heredero de una cultura que
. transferencia estf'riiás qüe"jüStlficádo;. con la condición. de. no olvidar. concede un sitio a ese sabei. Este modelo no puede ser superpuesto al modelo
que- sencillamente IÍO ha~ría análisis Si SU primer efect~ n() fuera consolidar médico-enfenno, aunque eSte último evidencia que Ja acción terapéutica debe
h\
el investintlentO par el sujeto de ese modelo de sli propio fwicionamient~ . tener en cuenta la creencia que el enfermo le otorga. .
Pero es escaso el parentesco imtie la ideología del "buen medicamento", el deseo >
psíquico que va a privilegiar el trabajo psicoanaütico apoyado en esas !
· de tmgarlo~ y la ideología del buen análisis y el deseo de hablar. Tomar un medi-. . í
fonnas de peruiamiento lliunadas rememoración, aSQCiaci~J1·.-~~lato. del sue- camento supone Ja certeza .de que el médico no lo.ha prescrito por error o por
ño, puesta del fantama en p~bras. Ya desde q~e se inaugura, el proceso .sadismo, ·pero el interés, el investimiento del enfenno penn~ece centrado en su
induce en la j>sique un nuevo equilibrio de su economía libidinal. Ninguna enfermedad, en su sufrimiento, en su esperanza de curación, y no en la valoriza- \
otra cosa puede· explicar esa "luna de miel" de la que habla Freud: de~o de ción del acto de tragir. El enfermo dgue una _preScripclón que sólo le exige
1
respeto por el horario y la dosis. 1
1
6 Los términos "demandante" y "ofertan te", aquí empleados, designan respecti- Puesto que confía en el saber. del médico -Y en este. campo la ideologÍa de una
vamente al analizado y al analista. cultura cumple an papel esencial- se someterá a. su terapéutica. Casi siempre 1
le hnporta poco saber cómo actúa el medicamento o cómo funciona el órgano
7 Cf. P. Aulagiñer, "La spécificité d'une demande ou la premiere séance", en
Iriterprétation, voL ~. Nº 2.
enfermo. _El paciente iigu~. acepta y se somete: estos verbos muestran su relación.
/
·/
:;. 1·

•· . El prólogo. concierne a lo que habifualmente llamamos entrevista preli-


'(· ·coósecueii~ia de n~na preVisión.so,bre ms posibilidades r. 10~ i;iesgos dtf
t¡ minar.. Aquí el primer rol ~rii. de.~~peñado ~~.el analista, a quie~ inc~m- . ·Ja. presencia de uno y otro en la partidaS aquí el factor tiempo recobra to·
birá la tar~ de proponer la mdi~c1on y de decidir ~bre su eventual llll~lica~ .::aa':su irhP.or~cia: eµ efeeto,:el tiemp0 impartidQ para l;l .decisi6n de ta·
· ción. Como la indiéáción no puede implicar su propio compromiso con . ~lección re$1.dta·m~y Jiinitádo, y ef ti~Q'lpo ofrecido al proceso e8 •.Por defi~ .
1
¡ [ ese sujeto, las razones de la indicación, y las de su elección no son idénticas.
r
¡1 piciól.'l; ~Q deflJÜdo,; Tres, cuatro, cinco encuentros deben permitir ·ai aitalis-
· Las primeras remiten· directamente a los criterios de lo analizable que posea . ¡[ ta calibrar no IQ que será la cura, sino. lo que será la respuesta de su escucha..
· el analista. Tales criterios están lejos de ser unánbnes, ·y hallamos una prue- ;:Ese SU:jeto·al que escuchará durante años, ¿puede interesar.a su escucha o
ba ejemplar en las· opciones de los analistas frente á la psicosis o a la peiver- corre. el riesgo. de hacer que ésta ~ disuelva en el aburrimiento? En este .
sión. Dicha diversidad suscita en sí una compleja cuestión. ¿Cómo justifi- 'punto. se ei1frentan dos concepciones atitinó~cas .de la relación ailalítica.
car que analistas que en a.Pañencia adhieren a una misma teoría puedan estar J>odemo11·.concebirla: comq ·un fal$o encuentro. re,Pétidb ·(falso encuentro
tan divididos en cuanto a sus posi'bilidades .de aplicación? En nuestro campo .1Dllcho más frecuente que. la falSa· demanda de la: que tanfo 8e habla); la es~
es difícil so.stener .que.modelo teórico y ·moddo de ia·cura ~dos entida- ·. 4~cha. 9-ºéda reducida entonces· al puro. fenóm.eno ~cústico que quiere que
des distintas, y pór eSQ tales divergencias plantean un probleipa que no ·_. SI alguien Jí~bla en· una habitación, las ·pata,bra5 pronunciadas se oigan.
abordaremos. Por el momento ba$rá decir que aquí tenemos una prueba ·. '. _. Desde é~ ~omento el análista verá en·. el aburrimiento .ante el discurso
' del lugar que ocupa la ilusión en es~ frente unido que los adeptos de la, teo- tjído ~ pruef?a de que su escucha no privilegia ningún sector del discur5o, ·
ría freudiana querrían presentár. . .· · · .. · .. , . .. . . · · .. y ilobie .Í()do. agr(lgam<>S tioso.tr.os, que. ella no. pri\':ilégiá al discurso mismo, .
·· · Por el contrarió, vamos .a indagar en las motivaciones ·de la. e.lección.· Si . En éste Ca.so ~!:problema que·:pJanteam~.esJnexistente, pero la indicaéión
las ·separaciones de las de Já indieación es pdr una ráz6n· que todos conoce- . ·.y:el análiSi.s tambi~n. As.istirein0sal eJlSailcliani.iento·sm f"mde la mdicación,; ·
. mos, la de que la analizabilidad. de Wl sujeto reconocida por el analista es. . . ·· ·• ..al acortanllénto'd~t i>rQfogo y a Ja :enga,ftifa del proceso_, ·· · .· . .. . · · :
una condición necesaria pero· n(> suficiente pára su .propio comprQmiso en .
. este análisis. A los criteñós de JO analizable que el aiialista puede justificar .
,i .. ': P~ro. tambi~n pu~de .eo~cebir~ e}aJláljsis: como: tm. tr;abajo y una actl~
. ·)· '?did~d. prosegw.dos en co~un: desde ese moment9:la· escucha ilo es posibl1;1 ·
.. en noml?re de sus opciom:s teórfoas se. agrega, por lo tanto, unJa~or .perso- _;..,,,··si.no es fuente; ~n elánalista,de un interés no_:só}Q prir e~análisís en generál ·
nal que pareee escapar a toda codiitcación, y de·aUí su interés.. : · ,_. . ." · . •. t · :<¡Y por el ~ur.8? ~mo c~P?' d~ , ·investigación~ ~() po: este discurso, el -
. . A ese factor Freud lo llamaba "simpatía", pero es evide{lte que ~ ana- ·· ; de .este si.g~to,. en este análisis. Sm embargo, se trata aqµ1 de un problema ·
lista no supone· una sinJplÍt(á .universal•••.El .término d~ F~eud ·remitiría. /que· ~~eamente :Se prefiere velar; ser anali.sta no .basta para que todo dis- ·
entonce.$ a 1a empatía, .a las.. póáibilidádes 4e id~tificac1pn, al J>U'~tesco . . ·. ~· . como·t~stigo de una netuosís; o de·una. psicosis, interese. Hecho aún"
' entie dos leng~jes o·entr~ cierto tipo de oonflictos.'Esto rii;>es fals~.pero .. · JlláS 'perturbante, . ,e~ Jl'.lUY difíciJ definir objeijvámente cwµ es la "c¡rlidad"
. no nos parece suficiente~ Persónalmente e.riunciátémos dos.·té~~:>s: !°te~ · del disc11rso: que .mótiva nuestra escuelia.: .nivel éuJtural, intélig~nciai sensi~
f! rés y aburrimientó. El interés9 nos pare~ nueitro aliad.!> ·por ex.~elencia; el . bilid~d. estas eriti~des cuyo :rol .en ~ relación no analítica creemós poder '
\\aburrlIDiento, ese advel'safio que .puede traer aparejada.la renunciaanuestra ·. · defuur-, pier<len ·su· ilusoria: claridad- en nueStro ~po .. La experienciá no
· función awque nuestra: presencia continúe". La electjón :es o debcrrfa ser la \ 'sólo .prueQá :·que .el $3ber cultural,. Ja brillantez iiltelectual, el seniido' ctíti- ..
. ·Con el·rnedicamenÍó y COR el acto terapéuticó;aqufla "hlpÓtesb fundamental''. · . i -co ·de ,un .Stljeto .Pu.éden .ir· a la par con u,na total incapacidad para servirSe .
· no iJr¡plipa más que· la creencia en el Saber diagnóstico y en la, eficacia _terapéu-
tica: : '.. . . . . · . .
su
de ~llos en su experiencia per~nal, sino que ~rila tlÚSlfla medida ;iparente •.
· Por. cierto que ~ora e8 pwible allaJizar con mayor profundidad el ~ento .· ausencia puede ser un· modo .de defensa que desaparecerá a lo largo del tra~
de esta' hipótesis, sacar.a· iuz lo inlagjnario deí cueq>o y del saber, la ~ensión .. . yecto: . . .' . . . , · . ·· . · .' . .. . · .. . . ..
tr.ulsferencial, la angustiá de muerte que 5e esconde".. trai¡ .el temor al resfrío, el • .. · Que(fa entoñees el~ado'il,l»"inst;glil': a)a aptitud para ailalizar5e: .
deseo de inmortalidad que se revela tras Ja hazaña delinjerto. : · · · · · ·. ·. confesemos que .éstos· térmÍJlOS san. ~onfUSO.s. Propondremos a título de hi-
·o
. Nadie negará ímpottailcia: a estos. faC:tores, ni ~ t"ol .4;11. la c~ón eJ f1:'!38º'.
pótesis que er abúnimiento, romo m&nifestación de nuestro desinvestimien-
pero hay que. comprender. que .representan la tfimeDSJon la{ente de .Ja reJacion; Y ·
que Ja eficacil\ del acto terapéutico ,permite cásl· siempre .y a ·veees demanda . . ' to. del trabajo p_siooanalitico y de núestra escucha, Surge como respueStá a '
quedá,r ve,lada. Lo que eh:newco;espe~ del paciente' puede 5erlo in~. de 1~ . . . la antinoüm, .que opone, en -ciertos . casos, el. modelo del procesó al que
k.
que demandará el analista: su meJor. aliado. puede ser. puesijí·entre ~enteSis · adhiere elanaliZado y el modelo qÍi~ privilegia el analista. · · · · · · . ··..
de sil imfermedad por el. ~jeto, .el olrido de. su sufrmuento,..su ·p~l>ilidad: de·· ·· ·. · · En' otros. ~térininos, nuestra éscuclui espera, en él discurso, cualesqtriera ·
distaÍtciarse de él yde inv'5tir otros c~P<>s. , · _ . · . . . . · · : •· .: :
Podría '.replicarse que l.Q mismo sucede con el smtoma: es con~Jdo el l!apel _de : . que sean pór otra parte sus enunciados manifiestos y la-agresividad, la seduc~ ·
. pantalla y .el ~recto 4e i'~nc~ q.ue éste puede c~Plir; Pero lonalogia,se d~ · ción y; más generahnente, las· resistencias que puede evidenciar, la presencúl .
· tiene: la adhesión a· lá . hipótesis fund:unental y ·su ~cion en la .econorn:ia ps1- de.un ''factor" :que pruebe en el sujefo la persi$tenciil de su.fuvestimiento
quica no tienen· SU equivalente en. Ja adhesión ·a la lúpótésis médica, la CuaJ, en .· {rente a ~ modp de aCt:ivídad psíquica ántes d~(mido. Sí hemos .puesto el ·
este canÍpo, es de lejó.s. más .é:onservadora y pllSiva; . . ·... ' .. . ·. . . . .. .. ' . . t~ó factor en~e. comillas. es patll evitar. qúe •S41· crea cerradá· una cues~
9 Dejamos de lado ~; motivacio:ríes eConÓIJ)icas qúé puedéD ititeri~nir en
la. élec- ... ·: ·tión que no lo .eStá; Defmir ese facto.r no es ci>sa simple;·. Seríll il~orio creer
. ción. no porque no ~stan sino porque son e\ridentes, •. . . . ·., ; . ' . . :.
. ..
eq. St! . .
identidad.
·;- ·. '.
·para. . todo
.'
analista;
.
'.
:Y parece
. -
depender
: ,•..
estrictamente
. . .
de lo ...
~

71
que cada uno de ellos espera del proceso y del modelo que presta a su fÍ.UF
.,
...
.·•
' :;·:.
:.·,.·-.· ··.•

· A partii de aquí, la responsabilidad de la desvfución, de. Ja interrupción,


ción. . . . del. fracaso, caerá sólo del lado del analista: en nombre del respeto por su
· . Por fortuna e8e modelo está inevitablemente presente en todos noso· b°bertad se opera una violencia inadmist°ble que se sirve de la ttansferencia,
tros. Pretender. µna equivalencia entre nuestra necesidad de no privilegiar y por Io tanto de la inevitable pérdida de una cierta Ubertad afectiva, para
. ninguna de las élecciones -:-éticas, políticas, prof~onales o amorosas- que _asegurarse la presenC:ia fiel de wt partenaire y expulsar enseguida hacia esa ·
el anali7.ado pqdrá hacer durante o hacia el final del recorrido, y una supues· misma tnmsf'erencia la responsabilidad de los eventuales fracaso! •.
.ta indiferencia por el éxito o el ftacaso de. nuestro trabajo, es una tontería; Estas reflexiones nos han alejado, en apariencia, del problema del tiem- ·
o bien si ta1 pretensión respondier.t a la verdad, una deshonestidad. - .po. pero en realidad muestran la importancia que debe concederse al tiempo
Cabe entonces preguntarse si tan enigmático factor no remite a lo ·que . { del_ prólogo'. Tiempo durante· el cual el analista no tiene que intei:rogar
en la elección ya no es función de lo que el analista Silbe, sino de lo que pue- ! simplemente una demanda, sino que además tiene que interrogarse sobre
de no saber aeerca de su relación con el modelo al que refiere su función / Jas m~~vaci?nes de su respuesta; entrevistas que deben servirle para prever
y que motiva su actividad, mientras que ese modelo no puede cumplir su · ~s. resistencias que amenaza forjar su escucha y juzgar lo que preserva.de
función analítica sino encontrando un estilo de economía psíquica del otro analftico su respuesta, Es lamentable ~~ tiªº;utreducirlas.cada-vezmás;
que esté más allá o más acá de la simple sintomatología. Lo cual nos remite E.~.:_s_:__~RQ. <le, reflexiOif.es]Q. único que permite el análisis de la res-
· a la necesidad 'de un autoinvestim:iento, por parte del sujeto, de ciertas ma·
P'!e..8.~!'!!~nJ"!PDl'tante com'! el de. la.de,nanda. Análisis necesario para que
nifestaciones de su.actividad psíquica,·y nos prueba que el proceso analítico se pe~e la intenogáción sobre la legitimidad del modelo: ·cada vez que
no sólo exige que se comparta una hipótesis sino también que ambos sujetos una demánda de análisis recibe como respuesta el si de la indicación y el
· en presencia invistan, a pai:tjr de sus posiciones respectivas y a ?esar de la di- no de la elección, Viene a significar al analista lo que en su modelo escapa ·
ferencia de sus motivaciones, un mismo objeto definido por lo que el dis- . a la teoría y responde a su singularidad. Tal singularidad no tiene que ser
curso que se desenwelve en ta se$ión tiene de específico1 0 ; ·nuestra pri- deplorada ni ensalzada; ella muestra la diferencia que distingue al sujeto·
mera participación en el trabajo que en ella se efectúa es la valorización con de una computador.t, pero no por ello puede quedar ignonda en la ilusión
la que nuestra escucha lo asegura. ·· de que no cumplirá un papel en la relación. Su análisis está sujeto a cambios;
Si Ja relación puede existir, es porque los dos participantes encuentran . no es un dato. constituido de una vez para siempre sino, por el contl'ar:lo,
_tql objeto.soporte que ofrece un punto de articulación al investimiento de algo que se fOIJa y sedimenta en el analista como respuesta a· sús experien-
dos sujetos a los que, por otra parte, nada une. Las circunstancias de que el cias, a sus opciones teóricas, a los movimientos y acontecimientós de su
· analista. deba ser ese representante sobre el cual se proyectarán los diferen- ~ropia vida..Por ello representa algo· que nunca será lo ya-analizado Sino lo ·
. tes actores pasados, de que sea neceSario que su neutralidad facilite el.impac- Siempre·por·interrogar: mucho más que en la pura teoría, es en lo cotidiano
to del seiiuelo proyectivo, d,e que se proponga como repetición de un ya-vi- de la prá~ca, cuando el teórico se welve actor de su propia teoría, que se
vido. no bastarían paiá dar la dimensión psicoanalítica al proceso si parale- ~e. en ~cción aq~ello que en el analista resiste a la teoría, al modelo y al aná·
lamente el analista no pudiera preservar esa anti-repe ticiórt, esa innovación lisis ~o. El ti~ del prólogo representa ese tiempo en el que el anaUs- ·
ate$tÍguada por el valor de significación concedido a una actividad diScursiva ta que escucha una demanda analiza las motivaciones que decidirán su res-
.Q.ue, .basta allí y en otra parte,.está condenada al silencio. Es necesario in· puesta. Una vez cumplido ese trabajo, el eventual "sí" inaugurará er tiempo
?SiStir sobre el rol esencial de wt interés que sólo puede ser eficaz si no se de las sesiones. ·
\~duce a un "hacer como si". En este último caso, es-sabJdo a qué precio
También ~quí es evidente la complejidad de la relación con el ti~po:
1
el discurs.o puede continuar. Insistencia justificada, porque su all$encia pue- ·
de ~fiarse gracias a wa serie de racionalizaciones que apelan al deseo . si la sesión posee un tiempo fijo, su número no. Tiempo de la sesión y tiem·
del analista (quien, en última instancia, supuestamente desea la nada), a po de la cura carecen de relación, pero ambos plantean un problema que
· la neutralidad (que ya: no es la neutralidad del juicio sino 'úna neutralidad ningún analista ignora. En este trabajo nos contentaremos con indagar en
de intenci6n, cuando nada· es menos neutro que la intención dél analista), el primero, más fácilmente delimitable en la perspectiva que nos interesa,
a la atención flotante que se convierte en desatención constante. · aunque sólo fuese porque es el analista el que lo decide: por cierto que tal
10
. . decisión. concierne más al final que al comienzo de la. sesióil, mientras. que
En un trabajo en ejecución hemos retomado este problema para mostrar P?r. el retardo está en manos del analizado. Al respecto podemos abrir un pa-
qué mzón el paso del proceso primario al proceso secun~o o, en i,uestros te; réntesis para señalar· que si el comienzo de la sesión pennanece en manas
minos, el paso de la puesta en escena a la puesta en sentido, exige que la energm del analizado, teóricamente lo mismo debería suceder con el final: en los
psíquica im;sta esa manifestación de su propia a;tividad que el.discw:so pennite,
y su reivindicación del sentido y de la significación. Lo cual da cuenta de lo que hechos nada impide al sujeto abandonar el diván diez minutos antes del
afirmamos acerea del inVestimiento, durante el tiempo de la expeñencia analí· tiempó impartido. Pero es raro que el analizado haga uso de esta libertad.
tica, de una representación de sí como "actividad anaJizante" y com? pro~ de Si dejamos de lado el caso· en que la repetición constante· del retardo for- · ·
un "además" de sentido que a la verdad haga posible, lo que no qmere.de!irex- ma ~ de un mensaje sintomático, ek frecuente que durante el desarro-
haustiva·o segura. - · llo de :un análisis el sujeto se pennita llegar de vez en cuando después de la

72 73
ho;. fijac!;i:P<>filá .,;,1onc<s ncionaÍli;ir ·"'' _ , , o ci..cJr
que se .retrasó .. vobintiµialnClite;'..º incluso sorprenderse él
C~n ~e
&a!iquO..
~ó c¡ue
Jl menudo con pasión; es· raro el silencio. La sesió~ que relatamos coinienza
con la reanudación del tema que había cerrado. la última entrevista: ¿por
··el retardo impreYistq soqrevenga.Jus~nte eJ .día en que no te.nia,nmgun~ qué una desCónfianza tan grande haciá 1a$ mujeres, por qué ese miedo cada
:: g¡Úla de \renil a :v.etno~.· LO cuáf.dem~estra~ y nadie se sóiprenderá por ~llo~ veZ·que cree sentir. que ellas lo desean? Ai¡Uí surge un silencio de alg1inC1s
· · que dmante. el .~ hay ~bínentoS en: que sopo~ él· tiempo ·d~. la .. · minutos, silencio que en mis oídos resuena como una doble pregunta:
. sesión es una tareunuy dificil. : . . . . . . . .· . : . . . . .•. . .·•. ·. • .. ·, .• ¿qué respuesta espera él de mi parte en to relativo a su miedo por el deseo
.· : Sin eníb~o~ es evidente· qu~ el Slljeto pOdría aeortar ese .tieJJlpo le:- de la mujer? ¿qué co5a de. su propio discurso de pronto le produjo miedo?
. v~tándose ange8 del Piomento previstq; EstqxiSibilidad es•evQcada, muy ·En ese momenjo, J~an mmpe.el silencio y me. dice: ·
a menudo en una Suerte. de. fantasma quue DOS confiesa SÚlo ambages é.OJi: · "Esta noche tuve .dos sueños que voy a contarle. En el primero yo
·la" formá de: "Me pregunto·qú.e baría·'IJ,Sted 'Si•yo ·me.levantara antes del·: . veía dos verdugos que habían venid,o a decapitar a mi hermáno Denis. EstQ
.. fipal~', o "Alguna .vez. quisiera imie antes del mo~to previsto por usted"/ me parecía natural.· Lo que en ellos me impre8ionaba era el traje muy ne-
·o~ 1l1ás simplemente, "Tengo.muchas gana$ de- Itme";Fantasm.i'J~·dijimOs; ·. gro que llevaban y sus pelucas igualmente negras. Yo no podía rniiar sus
porque ~ 1a .g{áíi .mayoría de fos. casos el~ sujeto no. tra~ucjrá es~o en caras, que es~ban cubiertas por· una máscara, tambiéri ella· negra. A su vez,
actos. Así, en la relación del analizado con el tiempo de la s~Ston?. ~QJD1e~o no quería mirár a mi hermano De~.: Me decía que prefería conservar el
·y fui; páre~n tener :valores dife,en~~ ¿Se •be t;Stó. a que elmQD,lento·. · récuerdo de un cuerpo entero.· En ese momento entró mi madre y me tomó
del. fin, .por tazo~s que hay que .analizar• .se hallaria de. e~üada p:ua ~l .en ·: de la mano. El suéfio se inteúumpió aquí. Tuve un segundo suefio. También
las exclusivas manos del anillista? ¿Se •débe a que el SUJeto no puede·frus"' ·· se trataba de la muerte de mi hermano Denis".
de
· tnme nueStra pi~ncla y frti$tiámos ·de la ·suya sinó én efigi~?.· d~be :'· ¿s,e En ese momento.se levantó.y consultó un papel metido en el bolsillo
. ~ qu~·nuestra presen.cíil detiene la posibilidad del pasaje al a~o1.o inc,l~so~: de la chaqueta, a la que había dejado sobre una silla colocad.a frente a mí; .
hipó~sis .,de, consecilencias.n1ás giavés, ¿~ 4eb~ a que.,' d11~te ~; ~SI~n;> y en aparienciá sin darse. cuenta del lapsus que acababa de cometer a prop~ ·
existe . por sil. parte, siquiera fuese de m.anera .lat~~· tal ~~~e:11to .• sito del personaje del segundo sueño~ siguió hablando: · . .
de nuestra e$CUC,ba que no. púed,e sh'.i.o a.ceptat la frustraciÓJl ÜDPUeSta pero • "En el segundp sueno yo estoy en prisión. Tienen que cortanne la ca·
. no provoeaJ'.la? Dej!ifemos abie$S e~.etiesti()lie8. .:• . " · ". ·. · · . :, . : · . ': beza, Entra un hombre. de barba; prueba una primera v&z, una segunda y
. · Si ahora volvemos, no. ·al fm· o al con:tlénzo. SinQ: á lo. q~ suce!fe<e,itre• no lo consigue~ Menea sús cabellos negros y yo le digo que eso no me gusta,
. estos dos momentos; o: sea ;µ ti,empo· de la sCSión~lo. primero. será· p~gilntar~ .' que no quiero que me fa corte~•.El me mira, me dice que está de acuerdo
. se en noinbre de: qué Criterios serlo ha ftjádó •. PJ.íctieaménte~: ~ que,':. y se va". .
con potas ex~epciones, p<>i lo geneial se r:e.tomó.: el .elC$ido po(Freu~.': '. Terminado el retato de estos dos suefios, lean se entrega a la serie de
·Eri nµestra opinión,· es seguro .qu.e nada nos penriite ·decir q~e .~· tiata del> asociaciones que paso a comunicar: • · , · ·
tiM1Pº óP.timo ~-e1diScur~:delanalirado, ~uieilpod(í• tener~rf~~;,·'. · Primero brota el asombro: ¿por qué debe morir Derus, si es .su hermano
·mente teSlones 1DaB·1argas, Sena una.superchena.~.q1,1e.es.su .··,,1.m .·. . preferido? .
·lo que dét~6 n~stra el~óil.· &e tiempo elegido.pot'-el ~tá, ·¿l<i:•. Denis y 8u· expresión ~ten a Jean a una se.de de recuerd~ que van
· fue en eambio .por "su bie1'-;'?s. el· .de él?. Si se ~e. y ~~óstrareni.QS ~r. · a enunciarse en el orden siguiente: .· · · ·
. · .q~é ~.esto necesario,.q1ie~l. .f:ién1po ~.~ e~:no.pµede.. ~.~.-~ .:· La expresión de .Denla nifto y su mutua complicidad frente .a los. otros
· :se~ón ·~ la otra ;y qW) su 4uración debé set. cOIQpatibl.e:coa n~ posibfil,.:. hennalios. (Contará un recuerdo que data de 8U3 seis aflo1).
·dad &noportal ~ t.érisión,~.p~.d&fC?i~ sesJ®eii> prQb~bleineri~·:· . El disco preferido de Denis, oído con gran frecuenda dUr.mte sus va·
Sería. difí~ exténder en;nuch<>. el tieD1Pc?,;cáll?'Pe<>· lit:'
~teg\lnta ~~~-;~, ·caciones de adolescente&. ·· ·
. planwaise. pues,. de otro ·mol'Jo:· . ¿cq¡t ·es .el tiempo mUQlll.O nec"sa:r-.o .• Ese mismo disco ha1ladO por azar la semana pasflda mientras bailaba
· patá qÚe su breveda4 no Sé eo~vierta en u~(obstáCulo garaelariálisiS? ¿Có-:::· con una muchacha a la que estaba cortejando.
mo '.evaluarlo ·mi· ~currit a una costuúlbio qué sería ·pura: reedición dél t:iem• .·: Esta muchacha le recuerda a Jacqueline~ su primer amor, y todas las
po del propfo ~? Es 'ciCrtoqu.;,. Já re~ no. p:Uede <le~~ en· veces qúe había bailado con ella al son de ese disco. .
.ufi número· fijo de minutos, ~io ·sí: puede indicar mí. otden diil'.e.'¡(tensión : Jacqu'eline, a quien conoció en la universidad, le hace pensar en su
que mu.estra' .que to4á redúcci~ Sistemática :es f:iicQiilpatible· eón. up, pr~.: tesis sobre Kant comenzada hace seis años, mome-eo que coincide.
ce59 que lló de~ ,e~erame.nte en 1a sugestión; Pir.1. ~~: rec~~ ,, con su descubrimiento de Freud. ·
·rem.Os a ·µJi ejempló. cl~co .que :nada. ti~n~. de·~~~ sal":º d. fonnJu".:' . Kant, en· la certeza lóÍJita opuesta a la inteaogación del discurso psi·
parte de· ses1on~ que tuvieron ,higar mientras .reflexio~aín0s: sóbre . el coanalíüco y a las cuestiones que él se plantea. ·
.tema,. Jo· cual ·quizá nos hizo más ~es ·a la ~ensión temporal de la , Ese discµrso, en la angustia (de la que no había hablado) experimentada
·.sesión., ... ·: .· · ·.. ···· · : ·: ·;: :... ' '·
.. ·
\
.: ·· hace do1 sesione&. cuando habiendo callado durante algunos minutos
tuvo de pronto un enojOSQ núedo de no poder decir. nunca más nada•
. .. .: : 1~ e~ ea·~:desd~ .haée ¡µ!utios~eses. Habla·¿ci~:s9~t~·ja\•

74.: 15
Esé miedo en su temor frente al silencio del padre y al silencio impues- por F~eud, dé su "pasión" por la verdad 11 , me plantearon insistente-
to dutante la misa. mente el problema de su pOSI"ble reacción. cuarido ese saber que preten-
La misa; en el castigo que le infligió su padre una vez en que había día poseer, y poseía, sobre.la teoría freudiana y en parte sobre sí mis·
transgredl.ilo ese silencio. mo, quedará inevitablemente cuestionado por su propio análisis1·2; y
El Padre, e.n el silencio de Dios y de la Iglesia; ambos le habían ilispira- también: el de la seducción· que ejercía sobre mí este discurso. Ahora
do un terror sagrado y a veces un odio sact11ego. . . bien, tal seducción, aunque perci"bida, no había dejado de producir
Dios, en el sexo, en su culpabilidad de adolescente, y nuevamente ef~ctos sobre un tiempo de espera que yo me ingenié en abreviar. ·
en Jacqueline y eñ su primera experiencia sexual~ ·Cabe entonces· preguntarse si, habiendo llegado al final de mi tiempo
Ahora los ~cuerdos de Jacqueline quedarán precisados: el color de s~s de escucha en esta sesión, no .tropiezo al mismo tiempo que Jean con
ojos, su voz. . . . una pregunta igualmente atemparal: ¿cuál es mi respuesta a la relación del
Y por último, tras algunos instantes, se plantea (y Die plantea) una pre- · otro con el saber? ¿Por qué razón esa "búsqueda de verdad", proclamada
gunta que en el fondo se enlaza con el coniienzo de la sesión: con. cierto· exceso, había ieso;nadp sin embargo en mis oídos como una in··
''Por qué, cuando bailaba con Jacqueline, le gustaba tanto escuchar la· . vitacióri a escuchar a este paciente? En este punto brota en el. trabajo ·del
música preferida del hermano? ¿Su· excitación y su placer~ se debían a "una analista algo que inevitablemente lo remitirá a lo que.fue·y sigue siéndosti
identificación que yo habría operado entre J acqueline y ini hermano?" propia problemática, en una economía psíquica que privilegia .la actividad
Esta pregunta coincide éon el final de la sesión, que le es significado· y el modelo del analista. Si la. primera parte de mis asociaciones indagan
por mi habitual: "Bien, señor" .. en. la relación transferencial de Jean, la última pregunta me dewelve al
Mientras Jean habla, he aquí la cadena asociativa ·que se desenvuelve hecho de que tal cuestión no puede encontrar respuesta sino por el análisis
en. mí misma y que al terminar la &esión intenté reconstituir con la mayor. de mis inv:estimientos singUlares. Lo que. yo había "olvidado" no concer-
fidelidad posible. nía a ninguna de las frases pronunciadas por Jean, sino .a una de tas moti-
Lo negro de la peluca me parece haber sido el punto de partida. de la vaciones de mi "sf', perci"bida, pero sin .duda no bastante cuestionada.
serie de reflexiones-asociaciones siguientes: Hay que agregar que si esos primeros meses de análisis rápidamente me
- La primera sesión, en la que me dijo haber quedado impresionado, sin . habían probado su necesidad de asegurarse su apropiaCión del saber ·rreu·
explicar las razones, por mi color mate y mis cabellos muy negros .. diano, con el fantasma, entre líneas de que una interpretación pudiese
· - : El verdugo det primer s\ieño me parece una indicación de aquel que me significarle que ese saber no lo preservaría de la revelación de. un. "horror''
representa en su sueño actüal, el personaje portador de muerte que se por él mismo ignorado,:también me habían hecho más sensible a la pre-
opone a la madre, quien ofrece a Jean su mano para protegerlo de sencia en Jean de un déseo de seducción en busca del discurso más apto
tin fin parecido. . . para llevarlo.a buen puerto.· . · ·'
La imagen de la niano de un nifio en la de su madre resuena en mis Sf pusiér.imos lado con lado estas dos series de asociaciónes y aislára~
oídos como· ia nostalgia de un tiempo pas{ldo, y de la protección que mos ~ellas solo·el factor relativo a/ tiempo, tendríamos, del lado.de Jean,
uno querría recobrar en esta sesión y a través de mi man.o. un trazado ziglagileante que va desde el tiempo del suefio de la J;toche
En el momento en que se levanta, compruebo que después de haber precedente hasta ·sus seiS .afios; vuelve al tiempo de la adolescencia, sale
hablado del verdugo enmascarado, Jean se acomodó para ver un instan- nuevamente a la búsqueda del padre de la infancia y retoma al tiempo del
te IÍli cara y mostrarme la suya. saber y de Dios, etc.; trazado.que termina con una pregunta que.hemos
·cuando sobreviene el lapsus -es la primera vez que comete uno-, me· calificado de atemporal: ¿cuál es la relación entre goce, placer, y el sexo
hago dos preguntas: ¿Pone Jean en escena su segundo.suefio para cas· delpartenaire imaginario cuya sombra se proyecta sobre el otro real? ·
tigarse por el primero? Su lapsus, que hace de Denis aquél a quien el sol· Si nliramos del lado del analista, vemos dibujarse un trazado que parte
dado quiere salvat, ¿pone de manifiesto el temor de que la anali.sta de.una palabra privilegiada en el hie et nunc dt1l discurso, el.negro cuatro
-puesta en el lugar de la madre-:- lo c~gue por su deseo de cercenar el . . veces pi:esente en el ~lato de los suefios, y que culmina en una problemática
cuerpo del hermano? . . . . del prólogo q~e había quedado en la sombra.
... Cuando me habla de su miedo al silencio, e;J!:perimentado en la sesión Esta palabia pasa a ser .la brújula indicadora del camino que permitirá
pasada, trato .de 'recordar su contenido para i>reguiitarme q\ié es lo que 4escubrir quién y qué cosa representa ella para el sujeto en esta fase del
pudo susdtar su angustia. . .· . análisis. Dicho camino lo condtlt'.e, según las veces, al tiempo de la primera
Sú angustia frente al -silencio me..~~ V!)lver a ver, en un flas~·back,
su tiempo de palabra siempre lleno, siri espacio vacío del que mi palabra 11 Los términos son del analizado.
amenazaría aprovecharse. · . . 12
EJi ocasión de una primera intervención mía efectuada algunas sesiones después
Y de pronto recobro intacta una impresión olvidada: la que experi- - del comienzo, Jean me · demandó imperativamente que hiciera el favor de
menté a lo liego del prólogo. La emoción y la pasión con que Jean ha.; callarme,.porque, agregó: "Si pienso que usted puede hablar, me ·angustio dema·
bía intentado convencenne de su "i;iecesidad".de análisis, de su "amor" siado y .tengo que huir".

76. 11
. . . . .

sesión, a la angustia exper:ifflentada por Jean hace dos se!iones, .al. mied~ represerif4cion~s, otras- huellas nmésic~. totalmente heterogéne~ en su.
que le da Ievant!ll'Se en esta sesión, a la res"?ancia de wia nosta1f!a. infantil . biSCripción temporal. Una. serie de recuerdos.que no
son representaciones.
que se ha vuelto actual. ·al estilo de los pri!"eros meses de análisis. Y•• por · inconscientes reeobr~as van a unirse según U!l Jazo témporo-espacial di·
último, a una impresión olvidada: su propia pregunta (la de la analista) · ferente al del discUrso lógico. Lo que la· cadéna asociativa comienza por
en ocasión del prólogo. · · . · · , . ., sacár a luZ ~s una organización lógica no prevista, una nueva relación entré
Asociación libre de un lado, atención flotante del otro, ¿que relacton los. elementos· del rela to del sueño de ~ noche y el recuerdo .de un otra parte.
liga el trabajo efectuado en esos d~ espaci()S psíquicos'? Recordemos que se . .y un otro .tiempo. La asociacióµ pone al dei;cubiertó Ja posibilidad de. un .
trata de ánalizai uno de los aspectos presentes en esos dos ~cursos, Y no de nuevo vínculo en.tre una serie de repre8entaclones que pueden' pertenecer, ·.
analizar esos dos fragmentos de discurso. Aspecto elegido porque demues· en su .totalidad; a las inseripciories inconscien.tes, y tener sin embargo un
tra la función del tiempo eri el desarrollo de la sesión. Pero antes de prose- · valor re:veladOr que s6lo esta clase de trabajo permite; lo cual queda probado
guir,. es preciso recordar que· de· ningún mQdo hacemos de nuestf<? ejem!>lo e._ el casQ presente por Ja conclusión ala. que Jean amoa. .· ·.· · · . ·
una suerte de ..sesión modelo". ni pretendemos que en cualquier sesión· .. . .. Esa posibilidad de ensamblaje no~es úriica ni obligatoria, pero, como
· podríamos hallar el mismo tipo de: trazado. Hay otros posibles, por ~em­ . decíamt>s;. ntJnca es efecto del azar. Responde. al lugar que, en el momento
plo Lucien comenzará hablándonos de su trabajo y de las preocupaciones : en que el sujeto habla, ocupa aquel del que no habla pero que lo hace ha- .
que actuahnente. le cauSa. uno ~ ~ clien~es. De esto pasad., gra~ a un ' ~lar, el analista y.la relación transferenci3l ql)e a él lo liga. Sila hlstoria del
lazo en apariencia enteramente logico, a la un~gen del padre, también abo- . suj~to- es única responsable de los ~lemento:s del ensamblaje, la transferelÍcia
gado y a las relaciones que mantiene con sus propios expedientes; de allí >es, t;e9[JQl1sable :de la elección qué. ..ese ensamblaje va a privilegiar1 3 en el·
a Ja ~dre y a Ja angustia que en ella provoca, todo terpor de enfennedad' · niomento en qUe~: el .sUefio pasa a ser el relato que se nos ofrece; del mismo
en un miembro de su familia; de la madre a una tía, muerta recientemente modo en que es rc;sponsable de los significantes que el sueño, a su vez, privi· .
y que fiieia un pecionaje muy amado de ·su infancia, la tía que tan bie~ · tegia.. Esta elección deQe entenderse como una primera etlpa de1 "levanta~
sabía contar cuentos, etc. En este caso el trazado parece enlazar entre s1, mie~to de. Ja represión"; De· lo que .el sujeto se libe~ en un primer tie~pó, ..
más qiie fechas, una parte de los objetos sucesivamente investidos por la es del);'incu/o lógico y temporal que normalmente rige el discurso. El aná~.
h'bido del sujeto; ese trazado recorre el espacio de los investimientos, de 1,os lisis :exige que. se dé al 5ujet0 la posibilidad de recorrer el mayor número
cuales privilegia a algunos de sus· representantes. · · . pOsihle de ·esos nuev_os Circuitos; i;:l papel de una eventúal.intetpretación
Por fin, podrá haber sesiones donde no habrá, o muy poco, asociaciones será reyelar al. Sltjeto ta: razón oculta del trazad<> ·elegido. . ·.
'stricto sensu, suerte de discurso enteramente centrado en lo actual, se trate. Hemos Visto recorrer el tiempo y el espacio del análisis:aldiscurso
de lo actual de un afecto vivido afuera o se trate de lo actual de la transfe· interior que,. e~ eJ··~ta, acompaña al del analizado. Si el discurso del
rencial; y el sujeto nos hablará de su esperanza,· de su dolor, de su agresiVi· ·:· analizado i:em'odela ·y reconstruye el. tiempo de .su história, 1á escucha del.
dad, de nuestro amor o de nuestro rechazo. . . . . analistá •reconstituye paialelamente el: tiempo del aiJálisis, indaga en las
. Existen también lllomentos en que el discurso se emparenta mucho fue~. que ttansitail .su esJ>acio: su és~éha el;lbora' sesión tras sésión la
con algo que· ya no es sú:Jo una fonna depurada de Ja resistencia, sesiones .historia de. la. transferencia. ~·dos ,historias,. Ja que cuenta los ácon~
ocupadas en el monútono informe de las .actividades de Ja jornada o en la · . ~cintientos ~ una vida y la que Cl1enta las :aventuras de la transferencia,"_
repetición, igualmente cansadom; de lo ya -dicho- en abundancia. Si de- •· se d.esenvuelven lado con ·lado y se. remiten Ja. u.tia. a la otm. La elección .de ,
jamos de Jado este último tipo de sesiones, que también poseen su impor~ . .. : los "áC()Dtecimientos-recuerdos" o de Jos :''aconteclmientos·imágenes07 que.
· taneia en Ja cura~ ·así fuera sólo porque a menudo son las úruclls que per- · ~1 trazado. de cualquier'.sesión va a religar, siempre: depe ser comprendí$:
1
'1 miten al analizado tomar. conciencia de una agresividad a nuestro respecto como .un efecto de Ja. transferencia. Al tiempo que el discurso necesita.
que pennanece :velada para él, es evidente que nuestra concepción sobre .· .para que el'. tru;adó recé>Jra una 1*ifÍlera eSpiral, rtlSJ>Onde el tiempo que
la fwición del tiempo en .Ja sesión de Jean puede aplicarse a cualquiera, . · n.ecesita el ana).ista para localiiar y ~guir las fluctuaciones y la ·sobredeter-.
independientemente del estilo de discurso que en ella se desenvuel:ve. . · . mmacjÓQ propias de su representante en la escena.del inconsciente del otro.
En el ejemplo que ~emos comunicado dejamos de lado D:lUChos enun· Mieittras c;l !Ul1llista 8e. Con.t~te con el estilO: aforístico que ~uncia que el
ciados cuya tr.mscripción habría llenado cierto nümero de páginas. Quizá sujeto '.'hace· tm,a transferencia paterna~· o "materna", o aún qúe revive
nos hemos equivocado, pues su fiel lectura· habría indicado .exactamente . umi rel.ació1,1 sadomasoqu~ o de dependencia, o. ~ • -la lista es infmita-,
el tiempo necesario para su escucha. Lo que aquí nos ·importa es mo8trar .·no: com~ndérá Qada de· lo que· sucede, ni, sobre· to4;lo~ qué .qlliere decir
que la serie asociativa exige materialmente que se le conceda un cierto . e$Cllch;lr~ .La eficacia.' pOsible d~·:su conOclmiento ·d~ loo mecanismos trans·
tiempo, y también que ella no puede tener: lugar sino gracias á nuestra pre- ·. fe.rencial~' depende de su ca.pacida~ para CÚestlonarl~ del. míSmo modo
sencia, Ja que va a inducir. determinada elección que nunca es efecto del. '·.que cuesti0113fÍa el ~l~eAto de un. ~efto. Lo que el representante trans·
azar ni juego de significantes. . · . ·. .
· Volvamos al relato.de Jean. A partir de un ·elemento del sueño: la ex- ..·; \3::· Lo :QÚe á;;.u~ent!I' eiá1iqr8m~!...eitinull$tia hwestigación como "postUJa~o del
presión que presentaba Denis, parece producirse una irradiación hacia otI:as n~".:. · .. ·. ..,-- . . . . · . . . . . . ....

78 79
·feren1::ial muestra es Ja estratificaci6n que Jo especifica, su estructura en Si iras estas reflexiones acerca de una ~sión retomamos nuestra pre·
facetas, de las cuales una sola será privilegiada cada vez por el esclarecimien~ · gunta sobre el tiempo necesario para que se opere en ella un trabajo psico-
. to dado. Reconocer el objeto al que ella pertenece implimt no olvidar que- analítico, es posiole fonnular una primera respuesta.: Ese tiempo será fun.
. é~te está compuesto por su totalidad y no por Ja sola anteposición. El tiem~ ci6n de la aptitud del analista para investir la escucha", cualquiera que sea
po de Ja escucha pennite que se ch1mje una espiral que circunscribe '.el hic el contenido de la: sesión; Lo cual no quiere decir que todas las sesiones
"et nunc de un momento de la transferencia . deben y pueden producir un interés idéntico, sino que toda sesión debe
.En tá sesi6n relatada vemos al sueño servirse de un índice y de un califi· ser escuchada, recibida por el analista, como objeto de interrogación, como
cativo: lo negro, para hacer de él Ja in~gnia puesta en el ojal del verdugo pregunta que jamás obtiene una respuesta unívoca o manifiesta. Esto
y del soldado, aquello que pennite reconocer quién está detrás del disfraz. · implipa ·que el analista haya aceptado probar su escucha en el respeto al
Pero la "madre buena" reencontrada, el soldado que tan fácilmente sé deja discurso que se le ofrece, y que exige, más que ningún otro, que se le deje
·convencer de "no cortársela", ¿quiénes son, sino además dos facetas dife. tiempo para ~spirar. detenerse, recomenzar. divagar, comprender, y esto'
rentes de nosotros mismos, la de la madre protectora, la de un padre cuya en cada sesión.
imagó aterradora se ha transfonnado en la imagen de un representante El problema del tiempo nos preocupa porque el acortamiento de las
del poder·que reconoce a Jean el derecho de vivir y de gozar? En esta óp- sesiones nos parece un fenómeno que tiende· a extenderse, al menos en
tica, discurso y eseucha de la Sesión permiten aun otra lectura: ellos aislan Frantja, y no exclusivamente ni siempre entre los lacanianos. Corre a la
y. religan entre sí cierto número de .atributos propios del representante par con algo que revela la tentaci6n de recurrir a otros modelos, a los
transferencial. Cuando Jean nos ofrece el recuerdo de una madre demasiado que ~eprochamos no que sean diferentes sino que pretendan seguir siendo
seductora, de un padre cuyo silencio aterraba, de un Dios exc_esivamente .. freudianos. Si nos parece demasiado fácil resolver .la cuestión aconsejando
exigente, de su primer goce sexual, no hace más que continuar un "diálogo" pum y simplemente que se adopte eJ tiempo canónico de cuarenta y cinco
que una y otra vez reinterroga a los primeros destinatarios a los que dirigía . minutos, lo cual sena, de todos modos; un mal menor, es porque, en efecto,
su pregunta, con la esperaru:a de una respuesta que le dijera quién desea su resulta imposi'ble pretender que representa el tiempo óptimo. En .este do-
muerte, quién quiere su goce, -quién envidia su sexo, quién espera su saber. minio es cómodo criticar; pero esa crítica es_tá aun más justificada cuando
La historia narrada en· Ja sesión reconstruye, decíamos, la de los acontecí· cuhnina, como por obra· del azar y de manera unívoca, en un acortamiento
mientos: la historia que elabora el analista, las aventuras. de la transferencia. del tiempo y raramente en su contrario. Aquí se destaca con claridad
Pero estas dos construcciones son las dos caras· de un mismo discurso que lo que sosteníamos al encarar este tema: o sea, que el problema del tiempo·
no puede recobrar su sentido sino preservando· su copresencia y su ligazón. no puede ser separado del de un modele;> que de cuenta de lo que el analiSta ·
El recorrido propio de las asociaciones del analista se especifica por estar espera del proceso que pone en marcha. El tiempo al que aquí se alude .es .
centrado alrededor de una misma pregunta: ¿qué mensaje no dicho horan el tiempo de la escucha; pues bien, es· evidente t¡ue un análisis más sutil.
las asociaciones del sujeto sobre lo que su presencia. induce en lo actual de de su funci6n no podría tolerar el callejón sin salida, aquí consentido,. de
ese momento transferencial? ¿Cómo pasar de lo oído. al afecto desconoci· lo ·que constituye su manifestación eiencial: el.ácto de interpretar. Sól9 $U.
do y responsable de la elección? Esa inducción es Jo único que puede ates- . análisis nos permitiría probar por· qué razón respondemos a la cuestión.
tiguar la dinámica propia de la transferencia, que jamás puede concebirse de la duración de la sesión diciendo que debe ser el máximo que el analista
como un statu quo relacional. La transferencia es un movimiento, a veces . puede dar, habida cuenta de la tensión qu~ ~lla puede movilizar y de la aten·
vertiginosó para aquel que quiere seguir su recorrido laberíntico, que re· ci6n que exige. . ·
el
. pite en ffiieroespacio y en el microtiempo d~ una sesión y de un análi· Contrariamente a algo que se enuncia con excesiva facilidad; el· factor
económico no alcanza a explicar la reglamentación escogida: los analistas
sis el tiempo y el espacio del pasado. Esa repetición es posible y eficaz,
paradójicamente, debido a que no es repetición en la relación, es decir, ese cuyos analizados pertenecieran a la minoría más afortunada enfrentarían
punto común que ofrece a ambos participantes la seguridad de que dis· el mismo problema. La-certera gratificatjón que podría' suponer el elevado
curso y escuchii no han caído del lado de un delirio de asociación y de un precio de la sesión, no los pondría al abrigo del peso de la sesión; lo cual
delirio de interpretación: seguridad y punto de articulación representados queda demostrado por .la falta de concordancia entre la opción tempoi31
por lo que hemos denominado hipótesis fundamental. . . del analista y el status económico de sü tipo de clientela. La pOSt~dad
Cuando al final del recorrido de su sesión Jean interroga el enigma del · de soportar cierta clase de tensi6n y de disponer de una atención iguahnente
objeto causa de su placer, enuncia una pregunta que esta vez se dirige, no ·· particular mide, en nuestra opinión, la capacidad de un sujeto para la fun·
ya al representante proyectado sobre el analista, sino a lo que el analista, ción analítica. Sería ridículo emprender una especie de concurso de aguante .
como tal. representa: el garante de la existencia de un. saber sobre su deS<'.o y parañ:asear al Hombre de las ratas con un: "tantos minutos, tanta bra-
que Sólo ese modelo de discurso puede esperar alcanzar, y que es lo único vuta.. , pero es lícito afirmar que toda tentación de reducir sensi&Iemente
que penniti!á al sujeto la reapropiación de su derecho a vivir, a gozar, a el tiempo de la sesi6n es el indicio de una transfonnación del modelo-que,
hoerar su cuerpo del peligro inherente a heridas que no quieren cicatrizar. a nuestro parecer, constituye una desviación de la función y de la escuéha.
Queda _en pie el problema de justificar la identidad del tiempo de las

80 81
. ~sion~s.>A~uí la respuesta .es más sencilla,· y podenio~...contentarno8 con · de una represéntación a 1a otra, y no oiga nuestro: "Bién, señor", como
: reSiimir. lo que. todos saben. ':f..a.Jgualdad de la duración. r~sp~:mde· a dos. una Ultima interpretacion de .la que podría .re.apropiarse y a la que podría
raz0nes· evidéntes: pr~bar al ari~~o que nos privíl~giamos tafo cual c~n- · re.elaborar en su propio discurso transferenciaL Otras veces, la precipitación
·tenido nlanifiesto, tal o c\.lal dOglllfl $obre Ja éstructurá psí~a;. y:· asegu· con Ja que a]gUnos sujetos se incorporan, ya sea que en este caso el que
rarle que,' diga lo que diga, asífuese,.la '.'nada" del silencio~ Conserva el ae-· . habla resulte el personaje transferencia! al que desde ese momento no se
reCho ·~ una e~ucha' qqé Se irit~pe· en nonib~, de' una reg1a aéeptada y. .• puede más que obedecer, ya sea que el sujeto intente escapar a la necesi·
no en nombre del. plapei ó deldispl~cer del 'ánalista frente asu 4iscurso~ . dad 'de. reemplaiar a dicho personaje por aquel que dice cortesmente,
". , Pero detÍás de estás evideiléias. sale a Ja luz·otro factor>más'deteimi· . comó lo haría cualquier otrq, "hasta la vista" •. Lo cual prueba que la tenden-
.ruiüjé y· e~cial., Hemos deniostiádO; que la duración de. la sesión no se'. : cia del sujeto en análisis lo conduciría por el la,do de una interpretación
:.define P9f el bien ·Pelanalizado.: re8ponde á lina regla dictada por el ana- · transferencial de.'tod,o lo que el analista puede decir o hacer; y prueba tam-
~ y aeeptada por A otro. Con ·mucha frecliencla. ef final de .la 'sesión : . bién que estaría tentado de .ballar en lo real aquello que viniera a confir·
sorprende :al stijeto; quien parece tener conciencia de que ese fll1;81 no está·· mar la verdad de sus proyecciones, y nunca lo contrario.
j'1Stifie~do lógicamente por la cadencia de su: djscurso. Tal hi~,iru¡Jc}ón ·De esto resulta que cada vez que et' analista introduce en la relación.
jmpuesta qu$. siii ~ÍJ~ contrab~ceáda por la duración. siri límite ftjo, ... ·. elementos de realidad concernientes al desarrollo de .~ cura y al moqelo ·
.·cQDcedida al munero de sesiones:.. Pero en.los parámetros de la seSión se la vi· propuesto, se trate de modificaciones temporal.es o de cualquier otra cosa,
virá casi siénipre, cualesquiera que sean los matices, coro<;> algo del poder del suscita en el sujeto dos re$puestas y sólo dos. Unas veces, gracias a la trans-
·analista que·se inSciibé en lo real 1 4 • En el Il)omento en que me levanto, des· .. ferenciá, esas modificaciones serán interpretadas como la prueba de su amor
j>ojo .efectivamente ai::sujeto de lii pOSi!>ilidad de.proseguir su ~~ Inte- o de su. rechazo, lo que :signifiéa que el analizado se acerca peligrosamente
mimpo lo que primero provoqué, es decir, el privilegio que él concedió a un a una interpretación que lo de.spoj~ poco a poco de toda posibilidad de·
modelo ·particúlar de Su. actM.dad psíquiCa. · Quiebro la caderiá asociativa, analizar su··propia posiéión transferencial y su propio juego proyectivo;
.·:m~ presento como aino del· tieinpo de Ja sesión; Amo que sin dqda·_obedecé también significa que buscá apoyo. en algó que en ·la realidad de nuestro
·a una regla, pero a una regla de la que he.mus demostrado claramente que es compOrtamiento no puede ser fenomenológicamente puesto en duda, por
· funcló:íi dé ló:que eV•amo,. puede soportar_ y ofrecer~ DUJ:ante un instante, ejempló que se le haya retenido cinco minutos o una hora, para' hacer de
"en ~se espaCio que se halla bajo el d<?minio de Ja transferencia y de lo ima· esto Ja. prueba de la verdad iiidiscutible' de 8u interpretación transferencúil
gmaifo, ..lntroouzco, en el corazón mismo del objeto at)alítico; ese elemento global,. con la grave consecuencia de que, si no se hunde .~ una psicosis
·. pe'--.re3ij.dad que. ·decide·. sil fin provisoriO~ .Al ponér ~rmino a la $eSión, me propiamente dicha, se hunda sin embargo en una alienación y en una depen·
·:. extrajgo del rol tránsferencial para actuar en nf?mbre de una "realidad ana, dencia de la omnipotencia de nuestro deseo.que marcarán elftn delprocero
' lítiéa... que se .r.effiite .3· Up S!J,ber técnico que la justifica.·.En ese pacto que como proce,vo analítico. Otr.i.s veces, interpretará la diversidad de la dura-
excluye el."hacei:".en provecho del ~'decir-todo;J,yo actúo el/in. Me con~ ción de las sesiones como respuesta al contenido manifiesto de su discurso,
·;vierto en ese acto. de levan.tanne que temporahnente se .sitúa en la frontera . y aquí su interpretación a menudo debe acercarse a la verdad, y con ello
que sep~ la Se.siOri de lo que está. fuera de ella, y :que por fo tanfo. coin9. pensara que conoCe. y a veces conocerá cuál es el tipo de discurso que
. toda iínea fronterizá que diV.ide una 'superficie, pertenece igualmente a las · seduce a la .escucha. En· este caso el análisis es igualmente imposible~ ya que
. dos.partes: : . · .· · .· · ..' . . . .. . . · '.. · · . .. -. : . : .: .. • la- asociación; que ahora no posee más. que su apariencia, no atestigua lo
' ·.. En elespacio ·de la sesiqp. ese ácto pu~e res0nar éomo la.J?rue~a de:· · ignorado de la transferencia .sino que obedece eonscientemente a un .deseo
,•· ~ fnistración, ·y ·en et 'espacio: de 19 ~tm seSi6n ·como lá mamfestación .... de seducir que el analista, de manera ·paradójica y desdichada, resulta el
.de ,una regl3 ~gida por. la reálidad (dél tiemi>o; del tmbajo; de Ja fattga,· · . único en desconocer• s. ·
m
·deldiriéro; etc.). 'sujetó-Se: ve enfrentado enú.>nces a 11,Jl enunciad9 doble . La cónstancia del tiempo impartido a las sesiónes no es un síntoma de
y. éontradiétorto/Con un oído :oye elenwiciado delagente. de frustr3éión, .. obsesionalización, sino algo que asegura a los dos participantes que la inte~
:~:el·O:Ú()·el eii~iádo qet sa~r.delBnallsta(aqµí entendeni0spor ".Sa· · nupción no es un signo que viene a revelar lo que el a'1alista desconoce
bét-'· esQ que el sujeto, con r.tzón~ y e.sperénioSlo. nos· presta. como cónQ..· acerca de Su propio deseo, acerca de su relación con el placer esperado o
cimiénto que.justifica las regbs impuesµas por tiuéstm. técnica)~ 'Metafóri· · de su negativa a aceptar un posible displacer .. Al igual que el respeto por
cáilen~e. ~os que en e~ breve mstante,.quesépara su acto de callarse el tiempo de la sesión, la preocupación por dar al discu00 la libertad de
au.
de. 8u·: ac!O dl,l.Jevantusé del div;iu; se:'ve ~nfren.~do superposición de.. . callarse, de interrumpirse, de decir lo que fuere o de revelar lo inesperado,
.· dOS: iiná~nes del an;WSta .q~ él separará~ ·en ínay~r o menor gfctdo~ en el. ·.... . sin sanción y sin premio, es el único testimonio que el analista pueda dar
~9Jlleilto: en que nos tie~de la m!lJl.O. Esto ·exPliea que en ciertos casos,; sí
al otro y darse a mismo de la legitimidad del modelo de su práctica que
. entré' .el momento en que acepta canarse y aquel en que decid,e incorpo~ ·... debe a 1a teoría de Freúd. ·
;.tianscuir.ln.
.
algunos.
. -
segilndos;·
. .
sin. duda necesmos
·.. ·
para .que. el sUjeto
. . . .· -· . ··-. .
pase
..
.••. . . .·
.Cf; en este mismo volumen~ "Sociedades de psic~ y psicoanánsta de socie-.
, '
·- •' 15
dad"'. .

...•· 83
Al comenzar este texto recordábamos que estas notas clínicas ~o tenían
la ambición de responder al problema que el tiemplo plantea al analista,
se trate del tiempo empírico al que está sometida su acción o del concepto
teórico que el paicoanálisis ha venido a cuestionar. ·
Pero sí ·esperamos que demuestren en un punto, .independientemente
del problema del tiempo de palabra, el lugar que el analista ·está en ia obli-
gación de conceder a lo que de la realidad, y en algo que está en su prin·
cipio, no puede caer del lado de lo imaginario. Es cierto que durante la se-
sión el analµ:ado vive una "temporalidad afectiva" y que, si ·no poseyera
un reloj, a menudo sería incapaz de saber si corrier.on cinco o éincuenta
minutos. Asimismo, es evidente qll.C' cuando nos acusa de haberlo privado
de- cinco piinutos de sesión, ve en este "de menos" el símbolo y la repetición
de una desposesión primera que nada tiene. que ver con la realidad tem·
poral a la que alude. . . v.
Pero también es indudable que nue$tra función consiste en hacerle A PROPOSITO DE .LA. REALIDAD:
tomar conocimiento de aquello que es obra de su proyección transferencial, SABER O CERTEZA1 *
no dando ningún apoyo objetivo a sus f~tasmas; OIVidar eSte imperativo
implica someter a un serio riesgo a la psique de quien creyó enc0ntrar en
· nosotros un aliado. A veces se comprueba, casi siempre a posteriori, en
ocasión de un segundo análisis que el sujeto viene a demaÍida.r, las conse- "El penS{mliento mítico y el pensamiento ciéntí·
. cuencias del rol de aprendiz de brujo que el analista desempefió cuando in· flco han. 'explicado' un proceso cuando ló interpre-·
dujo al analizado a hacer de la interpretación transferencial, en n0mbre · taron a pqrttf de sus puntos de vista específicos·~
de la verdad del deseo inconsciente, la M.ica referencia lícita con J.á cual Emst Cassirer.
desde ese momento el sujeto tendría que afrontar el conjunto de. los acon·
tecimientos, afectos o intenciones .que tejen su existencia y ·la de los de-
más. Se lo puede ver volcarse así en un "delitio psicoanalítjco'' que, para La cóajootjón o de nuestro título posee valor ·de· disyunción' excbi- ·
diferenciarse de cualquier otro delirio, no tiene más razón que la de utili· siva:· saber. exige qúe se renuncie a la certeza de lo sabido, querer'la certeza
zar interpretaciones culturahnente toleradas en un medio restiingido. ' . implica migarse a reconocer que todo saber es coextensivo de un movimien-
Por otra parte, con frecuencia nos sorprendió ta· ausencia de todo to continuo. El propósito dél WisNrieb que propulsa a la psique en su b(ls-:
juicio crítico, en personas perfectamente capaces de hacer uso de él, ctiando qued~ 4e. sab~~ será sustituir ta dJSYüñ~ión ·poflá:conjiiricl6ri)í~ .&.~fiiori­
se trató de pronunciarse sobre el discurso emitido por un ·malista: en . zont~n:le·:eSa. búsqueda se· perfila la esperanza de una certeza recobrada que
nombre del hecho de que son "supuestos saber'', pareció haberse renunciado permi~ su. cierre, lo que prueban esas coiiStrücciónes psíqilicas qué son· el
de una vez para siempre a exigir que Sus discursos produzcan sentido. mito;~ lii religión, la ~eolog{a y el. delirió y, en igual medida, en todo sujeto,
Ciertos analistas pueden ver aquí, tal vez, la prueba de que se·los ha hecho · la relación del Yo cori l'll.!!abe:f. · . ·
gar;mtes de un sentido "diferente": pensamos que no sólo no están más · . ' Peiisamiento mítico y pensamiento científico múestran, a despecho de ·
exonerados que cualquier otro sujeto del deber de pronunciar un discurso Sus diferencias, el lugar que en ellos vienen a ocupar la nostalgia de una cer·
sensatci, sino que esa ·aparente tolerancia: por parte de los escuchas oculta, teza perdida y la de un primer modelo de la actividad psíquica en el cual
én realidad, el deseo de estar seguros de no tener que enten4er nada, y que saber y certeza coinciden. Si el efecto de esa nostalgia parece decrecer
tarde o temprano, y más bien temprano que tarde, a la fascinación sucederá . cuando se pasa del diséurso .mítico al discu:rSo científico, este último no·
la agresMdad de aquel que se da cuenta de haber caíqo én una trampa. pudo conqu¡Star su lugar.sino· dejándose atribuir un obje:tiv.o· cercano al .de
ta realidad·es como el deseo: indestructible, hicognoscible, sigue sien· su predecesor: prometer al sujeto, que renuncia a la certeza del mito y del
do no obstante aquello que jamás se deja reducir al silencio, aquello a lo · disCursó sagrado. un saber que se ofrece como posible vía de acceso. a una
cual el .sujeto sólo tiene acceso gracias a la interpretación que su discurso certeza futura y siempre diferida. La supremacía de una búsqueda de saber
da de ella, pero conjuntamente, aquello que protege a esa interpretación
1
del riesgo de hundirse en un discurso delirante que ya no demandaf a nada ni Estas páginas se exttaJeron de fa introducción que estamos realizando sobre el
a nadie, salvo a lo experimentado pór el.cuerpo propio tal como se represen· .•tema La violencia de la interpretación. Lamentames el matiz aforístico de una
serie de afümaciones para las que faltan las demostraciones propuestas.
ta sobre otra escena,· la seguridad de que existe un garante del sentido y
* "A propos de la r~te: Sav~Ír ou certitude": .artíc~Io- publicado en Topique
· de la significación de sus enunciádos. Poner una cierta realidad entre parén· Nº 13, 1974. .. · : .
tesis equivale a aprisionar, junto a ella, al psicoanálisis mismo.

84 85
. sobre una exigencia de.. pérte,z.a se ~poya en la promésa:_de. UJJlt~mm.~cia.
en certeiá:''·;·cuya:obtención el saber diferidó ¡)enliiürr;,t. La analogía de este otro; ~s·tambiért un p~er "saJ>ef.'.:so~re éLYo.en cuantó.húsq~eday rei~ ·•
mooo' propuesta entré .Ja ecooOµiía qtie dge til problemática principio de . yjqdicációll Ael d~n_. de ~ho .objeto. Tal "saber'\ que funda)a. ef(isteJ1Cia :
.. placer-principio de realidad y la que actúa en Ja problemática certeza-saber, . del. $Uj~to separ¡Qo del ol;>jeto~ .de. uil ;espació psíqwco ·y.de'tm'. ·espacié>.·.
no es Una simple metáfora: ella pone de manifiesto esa relación. del sujeto. . éxtrapsfquico; est;i_en· el origen dé un movimienfo que hace :coin:Cidit l</ ..
con el lenguaje que pretende que ·el afecto experimentado o buscado no ·. real llutJtg.no' y. lo real cognoscible. La prim~ra. oond,i~ión .p~ efllivesti·
· pueda Ser disociado del enunciado que lo defme y expresa. Toda experiencia . miento c;lcHa reálidad es que ehnunciádo qu.e fa.define,.sea recibido como
de placer, en el registro del Yo, implica que el enunCiado que designa a . definici69 ~rtificada conforme con el objetó~ a1 que. Sé> tefiete: corifrima~
éste como sujeto u objeto del afecto seá para él fuente de un placer identi- ción :<iue ..el enunciádo · comienzá·. por.. deber al· ~vestjlmenfo h1>i~8I del .
ficatorio. La psique encuentra como su ya~í que le ¡},reexiste un discurso· . que ·goza: ·Ja · voz de, wi .· primer· ••enu~~~e'-eriseñai}t.,.":': prlvilegladQ: (la
que le . atribuye sus enunciados identificatorios: esta atrib.ución es ]a fun. Madre o su sUstitUto)~ · ·. · · · ·.•· • ·. '.. :. · • . < : · · . / .

ción que instituye .al Yo. Pero una vez instituido el Yo, ~·relación con el ·. >:El p·as.~t~ este mo.do de garantía 4 ~. veÍifacióh q~{~e demari& áJ:
saber pasa a ser la clave dé. bóveda respon.sabte de la mayor Q menor solidez .•. ~her .d~l texto 2
la .
/~o hará. más «¡~e .refóIZ.ar: re~~n: ';qµ1(ide,ntifica. a la:
. de 138 construcciones que se· elaboran en. su teneno. A partir de este'.momen- . realidad.. con. el modefü c¡ue. de ella da el: saf>er> r: elvíric:ul<:> ·qú,e esté. saber ·
to, saber y certeza representan los dos pólos a cuyo alrededor gravita la ener-..~ · 9eberá preservar· con. una íniril qe Ví!rl/ad. TercedéDIJ.irio que :nene agre- . a
·gía que actúa en los p.-ocesos de identiticaci6n. Es propio del Y.o no poder l . :'. gaise a,rbinomiotealidad-~bet: y qu.e n9-·PJJ~de set ~CQllfundid<i: con el de .
aprehenderse sino. en la fonna de un saber del. Yo sobre el Yo,' no poder \ .'.~; deLque ~s 8Jltin6mic&; .10,.:pwpi~. d~ )a ·cert~ ~ ~l recfulZO del·•.
existir sino apropiánd9se de una serie de enunciados identificatoribs cuyo ·¡ · 'a.trib:U.1~ .c.onl'f.i~u~vó ~ la: yei:dad:r ~ :~e$ti6J1ilPili!laéVEsj~. ~'.éplí9~ qu,e :~ ·
poseedor exclusivo es el discurso y que plantean, conjuntamente y e~ una· 1 ~r y C:~rteza pueden· oponérse; 1'- .Có!lsima «sa~r Qveri:iad'~ es ún.absut~'.
relación· de reciprocidad, algo que vuelve a la psiqu~ como primeras imáge- j: ta
do;,· A.gr~gqemos qúe de otro inOdo· úil.ica éonsécúéné~ia 'ióiiéa para sÜs par.
nes del Yo y del objeto exterior a él y por él investido: · . .j ··· tidários sería ~l mutisn,io absoluto.. Lo· qu,e todo.sujeto .denomina "sabei:"
El análisis de la función y naturaleza de esta serie de enunciados deli- :, COJ1Ciemé:~:~Jla; ser.ie•de enu:Qciados; y haSta a úrio.solo,q\)~pretcm'de decir·
mita los dos únicos sectores del campo del saber que nos ptopo~mos :' µft.a v~r~chobre ·~l' obje~o 'del que. habla; Y~Jéa qu~~se re~ÍT;i·:a,1 preciosa-
indagar: el que se encuentra en el principio de un trabajo de identificación :.:~o .de: la pallJ.~rá ·griega y se,· hable:, de ~ep~ema~; ·o·. qµe $e :a:Oime que· el:
que concierne- al Yo en tanto que organizador de un espacio psíquico y. . ~b!:ir pu~e':é{)nv~I'tirse ·en:Ja ín'Qrd~ ~U~ ~Ce~ a.fa. ve,rcI.ad :_lo que
al .que ambiciona hacer coincidir con el suyo propio, y el que concierne al aun. es:.un enunc:iad.o sobre el saber, reivmdicadó: l:Omo. vercfaderp..., nada .
objeto-otro como testigo de la existencia de un espacio extrapsíquico cuyo ·. ~hiatá ·•ton. eµci .Et. hecho, :(lé ·qtie el enunciÍlate. aeepte t~con®er que. ·
investimiento induce. La adquisición por el Yo de un saber sobre los hitos ...' nada'. le ga,:aDtlia que UÍl saber futuro no 'lo'íonanh abandonar :el en\ln~ .
ídentificatorios que lo definen para la mirada del otro y le penniten definir •· cia<lo. ·actúal~. ·no. hace •más que p~óbáf. ia in'ención qUé ·lo áitinla; pr~ten•
a ese otro en una relación de reciprocidad, es coixtensiva ·de su entrada en .'-der babW·con un propósito de verqad p0sfüle; La búSq\ieda d.e sabér no es.
la escena psíquica. El análisis de. los límites que en ese regi$tro pued,e cónce- :. ~ble dé un proyecto de ver~d, ·se .ttate del diScuiso \~ótidiano o del.
.der a la duda, el espacio que debe reservar. a un nflcleo de ceEteza, el fügar · diS<:urso teórico.:, ..·.· · · , .. · ·· · " ·.' ..
que puede otorgar al error y á la mentira, sugieren otra éoniprensión de
los diferentes "destinos" accesibles al Yo e invitan a entender de otro modo , La en~rg;a .pr~~~ ~l Mss-ii.feb q~e
.atenaza al sujeto '·no existid~ si et·:
lo que separa• razón y delirio. La razón, cu·i1quiera que sea el ·concepto que Yo:.nó esp~ alc&Ílzar par este medio una verdad qonfinnatória o invall- '
cada cultura designe con este ténnino, implicará Ja adquisición por el Yo . <f;mte de fa en,µnciada poi. ouo; Es sabido que esta búsqueda pU:ege. revelar- .
·de un discurso que· acepta lo que "l saber cultural impone comQ reconocl· ',~ ·c'ulpable. Q p.robil>i!fa, co#l~ Jo deil;luéman .· la:. jQhibici6g :·neurótiéá y· Ja .
. miento de la realidad, se trate de la realidad del Yo o del mundo; podo · desp~ón ~cótic_a: Hay 91Ili pW.eba que se ofr~cfahrt~ta a l,o lug~ de~ .
demás, ambas son interdependiéntes, · · . ~ ·e~pt'.~htja,_: ·la,· britl~te2j.:•)t la: f~in~ón. ej1utjdas. por el ·~'sujetQ-:supue$:
tq..sabet": d~ansáJl.:.S,Ob.r~·l'el óbjeto'' . ·,que el.an8lii.ad.o.iifiputa ~:dicho sa:. •:.
El delirio sexÍ la manif~st!Jción ~ Ja,dC5posesión: dP. ese saber padeci,da be~: ·1?e~. ·~Uién es ·er_sü.i<'.to que.li¡il)l:a.:, •~nun~ en slí ltJpr ilQa. 4;:ert~":
por el Yo, desposesión a la que sustituirá una certeza que intenta reinodelar . zaidentificatona que/e concierne; .. · · · .· : . · · • • · .· · ·
· · la realidad, pero a expensa5 del Yo, el que ofrece una parte de sí mismo en « . :•. .ta: pose~~n de esá véniad qúe se le akil>uye ~.el ~otor latransfe- de
holocausto. La noción de ~dad es indisociable del modélo que el discui:so · . renc.iá::eJ ~alis~ es aquel .que SU!>Uesfámente conoce los enunciados que
da. de ella, y esto se debe a que la realidad humana se impone ante todo por · 'defjneri ''ele verdad" el modelo de la realidad psíquica .y el modelo;del Yo
esos fragmentQs del espacio exterior en que cierto número de objetos in· : de:: otrc~<En efectoi· clJa!qiiieia que sea. bl. siritomatología neurótica, su nú.• ,
.vestidos Ubidinalmente institúyen a la instancia llamada Yo en ese a poste- . · cleo. §.iemp~
.. po~e.:~ descubierto un córitlicto ide~tificat(>rio~ E$ propio •·
rlorl que viene a desigwirlo. como deseo y como demanda de esos objetos. '
,
. ·. . .
'
" . .
.
.
' ~ ' '
. . .' . ., '

El primer. "saber" sobre la separación, sobre el pé°!1o como objeto del . ' '.1 : Ell·. ¡;:uáJit#.: a ~ ieepclbn QU~ se da al
téÍmi~O~ V~ p; ~to~diih~~lagilier, ·
: "~mande-et Identificatión", en L 'lnci:mscient, No 7 •. >. :, . ' ., · .
' ·;, .. · ._·

86
del Yo neurótico ser presa de una duda insosteruble concerniente a su .
'1f'.-'~' ·
?;.
¡e.·

'i.)
to que indisociablemente Ja acompafia, se dan ·en la re8plandeciente luz de lo
verdad y a Ja de sus afectos. El lugar que el analista viene ll ocupar en Ja 1
· no cuestionable. · . '
experiencia nQ es una creación de ésta; el analista no hace más que dar Puede habbrse de úna interpretación del. ello siempre que se agregue \
cuerpo a la ·iltisi6n, siempre ·presente en la psique, de poder encontrar sobre que la experiencia que éste realiza ~ padece se presenta en una puesta en
la escena de lo real a otro que garantice la certeza de los enunciados por . escena en la cual lo representado en ese autoproducto que no reconoce
medio de los cuales el sujeto se define· y define su .modelo de la realidad. o~ ca~ ?~ 8'! engendramiento q~e la actividad misma de representa- .
Ilusión que es causa y no efecto de la transferencia; el efecto transferencial ción•. la 'logrea del ello se caractenza por sostener la coincidencia entre /'
. consistirá en hacer creer, durante la experiencia, que la ilusión es realizable. el orden de la causa y el del efecto: lo puesto en escena siempre. es, conjun- ;
·; Lo cuat explica todo lo que presenta de particular y de diferente la relación tamente, :presentación de su causa y efecto de su acción. Uno de íos re-
\ del psicótico con el analista, quien se ve entonces enfrentado a un sujeto sultados consiguientes será el atn'buto de certeza del que está dotado todo
/ que niega tal rol a su discurso y al discurso en genetal. La prueba de ver- aq~Do que se elabora en .su campo; a la inversa, la interpretación bajo la
\ dad, que el psicótico no ha abandonado, es hallada por él en aquello que, égida del Yo y de su trabaJO de puesta-en-sentido, se caracteriZa por su de-
¡ en su propio cuerpo, él indica como causa de un· sufrimiento que prueba pendencia de una prueba de verificación y pof. su posi'bilidad de recurrir,
cuando la verificación· no puede efectuarse, a otro tipo de garantía. El sis•
1 la legitimidad de la representación inconsciente que del mismo se da, repre-
\ sentación cuya leyenda reside en los enunciados de su discurso. tema "teórico" al que el Yo adhiere no puede evitar el cuestionamiento
al que otro sistema puede ~eterlo, ni una referencia tercera en la cual
la aptitud para la transferencia, en el sentido ortodoxo del ténnino, p.ueda apoyarse. .
es la aptitud propia de todo sujeto, fuera del campo de la p$icosis. Esta De allí la importancia que cobra en la cultura la f1mci6n de un referen·
generalidad resulta de la función metapsicológica que desempefian saber te, ~1 cual asegura al discurso un n6cleo no cuestionable que se impone al
y certeza en la probfümática·identificatoria. · cODJ~to de los enunciantes como punto de detención, como parapeto
frente al vértigo de la caída al abismo de una interrogación sin rm a falta·
: Así como, de este modo, la aptitud para la transferencia revela ser una de lo cual el sujeto sólo podría asistir a la dislocación del discurso ' que ya
consecuencia general de la relación del sujeto con el discurso y con el no remitiría sino al :porqu6: de todo enunciado y con el corolarlo de la
vínculo entre éste y la realidad, la aptitud para interpretar es un corolario desinte1P.'3ción de los dos polos del binomio Yo-Realidad. Tal función de
igualmente fundamental~ Más c¡ue de aptitud habría que hablar aquí de parapeto fue cumplida durante largo tiempo por el discurso de lo sagrado4
exigencia. El proceso secundario, vale decir, la actividad de pensar como que· colocaba en el otigen un primer enunciante mítico o divino, donado;
..obra del Yo, es un prodigioso trabajo de interprétación operado sobre el de un sistema lingüístico y de un modelo teórico de la causalidad del mun-
conjunto de lo perci'biqo. Trabajo que transforma lo que se presenta bajo do, al resguardo de todo enjuiciamiento. La declinación de lo sagrado
· l~ inquietante luz de lo desconocido y de lo heterogéneo, en nombre de en nuestra cul~a y su sustitución por la "ciencia" tuvo lugar al precio de
una causalidad3 que hace. del· mundo y de sus fenómenos los efectos de .una .serie de crisis que una y otra vez vinieron a cuestionar las
parámetr0s
una causa que la psique puede entonces recobrar bajo el aspecto de lo fa- identificatorios propios de una cultura dada y de sus sujetos. Tendremos
Jniliar; causa que es su creación y que con ello dotará de un mdice de que analizar los efectos producidos en el Yo :Por un diS<;orso cultural que ha ..
: · "psiqueidad" a todo lo. qu.e' se impone como fuente de percepción. Esto tomado del de Freud una serie de enunciados•. Pero CQnsiderar, como pre>'·-,
ofrece una primera indicación acerca de lo que designaremos con el ténnino ponemos, que la realidad humana es aquello que se presenta ante el sujeto
modelo: construcción· teórica propia de un sistema, científic9 o no,. qqe en y por un modelo teórico-lingüístico, gracias al cual cada elemento es m..
intetj>íefa uri conjunto en nombre de una categona catisal común a los el!'· terpretado como signo de la coherencia y de la lógica del sistema propuesto,
mentbS que lo constituye!).. La denominación de Un objeto. es decir, el es optar por una concepción de la psique que desplazá al registro del Yo la
status ·psíquico que te· impone el proceso secundario, supone implícita o definición que Jacques la~ da del inconsciente. Ahora diremos del Yo
explícitamente una interpretación acerca de lo que es causa de su existen- que está estructurado por el lenguaje, y de aquí su dependencia con respec-
cia y de su investimiento. El proceso primario está separado del proceso to ª. la posiciQn. identificatoria que el discurso de los otros le asigna. la
secundario por las leyes .a las que se encuentra sometida la interpretación pregúnta que .formularemos al discurso cultural puede entonces plantearse
que opera el Yo: lo que caracteriza al proceso primario es un modo de ~í: ¿tmá}es. son los hito! identificatorios que ese discurso inevitablemente
actiVidad en el cual la representación de Ja causa de la e~itación, y del afee- debe asegurar para que el Yo pueda preservar su función? ¿Qué sucede ,1
cuando esós hitos son desinvestidos por el Yo?
3
Con referencia a la versión mítica del mundo, dice Cassirer: "Por' lo tanto, en
el interior del pensamiento mítico parece tratarse tan poco de una arbitrariedad Lo que el hombre "ve" cuando mirá el cielo, el árbol, la piedia o a .,
aleatoria cualquiera, que más bien se. buscaría hablar, por el contrario, de upa
suerte de hipertrofü1 del "instinto" de causalidad y de la necesidad de una explica- 4
ción causal", Cf. Cassirer, La philosophie des formes gymboliques. Vol. II, La Sobre Ja función ontológica de lo sagrado es .ejemplar la obra de W. Otto, Cf.
. pemée myt!zique. · particularmente W. Otto, Dyonisos, ses cultes et :es rites. ·

88 89
· fiel has.ta el final de S\l obra. ''J>~o CllR_ital~~ en, )a, ev~lus:~9fi-~-~~iq\lf'.
'' el 'pnncípio de reafütad tiene oomo condición previa 1á de~q>ci.{>1r ~)!:~!'i~
.. méntada. por el sujeto aí. descubrir ·ia. no concor~cia. ~tre· satis(accjó.n. ·
· ¡Uucinada y satisfacción real,. y~ei· fracaso que la persistencia de la necesidad
y Sti repetición i@ponen a la leyenda: de ,la á}ucinación. ])e allí el abandóno
. de. eSe 'il)odo de satisfacción. "En su· lugar~ la, pSique 'd~l?~~ecid,irs,e, a_repre-
' sentar .el estaaó' iéií 'del mwidó. exterioi i a' ti.1tfu de apartá.rle una' modifi- '
cacióri re.i. Lo representado ya no es: lo agractable/sirió 'lo que es real a Pe- '
· ~del ·displacer que puede producir"; L¡t.s\lpreµi.acía de este principio de ·
funcionamiento ~lo puede imponerse si privilegia un trabajo. de cognición
. que busque apoyo. sobre esos fenómenos del pensamiento consciente qué
son la atención, Ja memoria, la acción clirigida a .tllµ. modificación de la rea-
que
lidad,. y a
pemii~en lina puesta prueba de la percepción por medio del
·.recurso a la ~ememoración de 1as experienciils pasadáS.. N\levo· proceso. de
'pensamiento que implica que la represen~ción de las cosas está enlazada· a
· una representación de las palabras, que la evaluación y la previsión han· .
.podj.do tñimfar sóbré la inmediatez de lo experimentado. . .· .
. .,. Pero• ese principio, cuya tarea es, por lo tanto, Ja adquisi~ióri de urt co-. ·
riocinúentO, ·coilserVa como meta la salvaguardiá.•. del placer. "~~ aJ:>.iµtd<r .
na lY! plact?' actual. irieierto en cu~to...:.H!l~.J~~dos., caµ el f~ .~ ob- .
. tener. PO.f<>llá"!:íaW'Cpt¡icefiegüio)r. dife~d~"· Porlolanto, en la actividad
pruner
psíqui<:a""'pasani;-a-ocupa!' el lugar la evaluación del precio que el yo
· tendrá qúe papr wr ~ placér, en lo inmediato ~ro sobre todo en ela pos-
. teriori. El precio· aquí en juego concierne al afecto experimentado por el
Yo~ y place,( y displacer designan. a partir. de su. entrada en escena, aquello
que tn· ·m cqmpo \,¡ene ·a tc:Stimoniar el efei::to de una economía hbi.dinal
· que, porsu.parte.. coneieme al conjunto ~l espacio psíquico.
'
· ·Esta si.Jscinta referencia basta para demostrar. la ambigüedad del terre-
. no sabre el que· actúa el priBCipió de realidad: por una parte se perfila la
· "rea1idad corporaf', que demanda a la psiqúe tener conocimiento de lá rea-
. · lidad de la ne.césidad, de la imperiosidad de lá presencia del. objeto confonile
· ·con ella, y actuar de modo que rueln al mundo exterior apto para favo-
recer la superviVencia del cueg>o; realidad que parece estar centrada sobre
un saber del cúerpo y de la necésj~d; y sob.te _el conjPnto de l;lS experien-
". cias q11e permiten' al yo [moi] evitar aquello que lo pone en peligro y "no ·
. combatir sino por aquello que le e8 útif' 5 ; útil, debe agregarse, pará la sai- ·
.vaguarda de ·sus funciones. La realidad ásí concebida ·designa el ."saber" ··
sobre el cual. "las pulsiones de cb~rvación" deben apoyarse necesariámeri-
. te :pant alcall7.ar su fm. Ella subsume lo que hay que oonocer para que el
. yo [nioil pueda actuar efiéazlÍlente a fm de que ló real le·proporcione aque· .·
Ilo que responde a sus neéesidade8. . · . . · . · · .· . · . ·. . ··
. . Freud nunca áb~donó esta diritensión pragmátiea y positivista del
. C()ÍlceptO dé realidad.· Pero de entrada se dibuja el, otro "objeto" que viene
·a interi:ogai al princij>io de. realidad. y que, paradóji~ente, no es otra cosa
. . que:. Ta. ·Téiziidád psíqtJ.ica misma. Lo ·que entonées se procura es un conoci-
.: miento ~rea .
de la. eoononüa
: . '.
Ubldinal propia defsujeto:
' .
la tarea del yo . ·
. .

90. 91
· fiel lias~ el final de s~ obra. "P~o ca@a1.'~ eri la. ey<>.l~!!>~~-~p8-i~tt.~.
el p:r.iJiciPiO de. réa.li~d tiene romo condiciót1. previa Ja :d~~epci~t1.~:lCP!'~'i~.
mentada por el sujeto al descubrir Ja no conco~cia entre satisfacci.Qn.
... ;tluciIÍada y satisfacción reat, fer fulcaso que la. persistencfa de la necesidad
. ~ -.
. '· y sU re¡;étición hµponen a lá leyenda. de la álucinación. l;>e allí el abandono
. de· ese modo de satisfacción. "En su· IUgar, lll p!liqlle de~_ºeci.clirse.a_repre·
. sentar ~el estado'~ .del mund() exterior y a triitili de aJ>ortafle una nio~fi- ..
cacióii ~•. Lo representado ya no es lo agradable; sino· 10 que es real a pe· ·.
· ~ del ·di$placer que puede producir". L¡i supreµiacía de este principio .de ·
:funcionamiento sólo puede iníponerse si privilegia w:i trabajo. de cognición
. que busque apoyo sobre esos fenómenos del pensamiento consciente qué
son la atención, la memoria, la aCción dirigida a w:ia modificación de la rea-
.lid.ad, y que pemü~en lina puesta a prueba de la ·percepción por medio del
·recurso a Ja ~ememoración de 1as experiencias pasadáS.. Nµevo· procesó-de
pensamiento que implica que la represen!ación de las cosas está enlazada·a
una . representación de las palabras, que la evaluación y la previsión hai1
.po«ndo triunfar sóbre Ja inmediatez de lo experimentado. · ·
· .. · Pero esé principio, cuya tarea es, por lo tanto, la adquisición de UÍi co- ·
:riocifi.úento; consel'Va como nieta la salvaguardia.•• del placer. "~~llP!t!>-d<r
na · · actual, iricierto en cuanto ~a. sus resultados, con el fm d~. ob-
tene m-uñ~pfiicef'següro·y:diferiilo":Porlo18Ilto~ en ta aí::tividad
. psíqoi~lf'j>asaráii.-ocúpar el piiitier lugar ia evaluación del precio que el yo
· tendrá qlie .pagar wr ~1 ·placer,. en lo inmediato ~ro sobre todo en ela po~­
. teriori. m precio aquí en JU4'go concierne al afecto experiinentado por el
Yo~ y placei::y displacer designan, a partir de su. entrada en escena, aquello
·que en sti cqmpo v:i,ene ·a testimoniar .el efect9 de una economía libidiilal
. que, por su parte.. concierne al conjunto d~l espacio psíquico.
· ·Esta sUscinta referencia basta. para demostrar. la ambigüedad del terre·
.. no sobre el que· actúa el priftcipio de realidad: por una parte se perfila la
· "realidad. corporal'\ que demanda a la psiqúe tener conocimiento de la rea-
lidad de la necesidad, de Ja imperiosidad de Iá presencia del. objeto conforrile
con ella, y a~ de modo qué Vuelva al mundo exterior apto para favo-
. recer la suPérvivencia del cuerpo; realidad que parece estar centrada sobre
un saber del cúerpo y de Ja neccjsid.q.d,' y sob.te .el conj11nto de 1~ experien-
•. cias que permiten' al yo [moi] evitar aquello que lo pone en peligro y "no
. combatir sino pór aquello que le es útif'5 ; útil, debe agregarse, para la sal-
. .vaguarda de sus funciones. La realidad ásí concebida ·designa el .''saber" ·
s<;>bre el cual. "las pulsiones de conservación" deben apoyarse necesariámeri-
. te para alcanzar su fm. ~lla subsume lo que hay que conocer para que el
.. yo [nwi}pueda actuar efiéazmente a fin de que lo.real le proporcione aque- .· ·
.no que responde a sus necesidades. . . . . .· .
Freud nunca .ábaQdonó esta diritensión pragmátiea y positivista · dél. ·
. C()ncepto dé realidad. Pero de entrada se diouja el, otro ••objeto" que viene
'a interrogar al principió de realidad y que, paradójicamente, no es otra cosa
: . que la. réaüdad psíquica misma. .Lo que entonées se procura es un conoci·. .
. µtiento. ac~ .
u~ la econonííá b"bidinal propia .del .sujeto: la tarea del y<> .
. . . ,~·.
".

90 91
[mor] es prever el a posteriori ·que s~: a todo placer, y su meta, pac~
., ~¡
...
·'
.

qu? .éste .cree conocer de él, sitio que el.conócimiento que de él puede ad~
qumr. ~ci~ con .el saber del Yo sobre el Yo, es decir, con su propio
con los dictados de una realidad ps1qu1ca cuyo acuerdo es tan necesano
espacio identificatono7 • A estQ se debe que aquello que en el ca,mpo de- ta
para su supervivencia como el objeto más elemental .~.e la nec~~d. P~e: pstque pennanece fuera del conocimiento reduzca otro tanto el espacio
lamente a una realidad "material" encontramos algo mmatenal , la pStque,
ambos representan~ al ritismo título, los campos de aplicación impuestos en el cual el ! ~ reconoce ~ proyección de su propia superficie. En este
. al principio de realidad.· Principio que se remite al modo de trabajo' que el ·
caso el conocmnento se :maniliesta con la forma de un saber identificatorio
uno de cuyos rangos será tratar de dejar fuera del saber o fuera del cam~
proceso secundario debe aplicar para apropiarse de un "conocimiento,,. el todo aqu~llo que amena~ cuestionado. AJa mira ~e expansión del saber
de aquello que se le aparece como sus condiciones vitales, y el del tipo ! .ª
que concierne lo exte~or. ~ opone. una mira de exclusión def saber que
los límites de las modificaciones que puede aportar en ellas. Estas condi- c~cieme a lo m'!1'8psíqu1cq. Sm embargo, lo que en este campo será progre:
ciones implican d·e entrada, para todo. sujeto, la copresencia de cuatro
SJ.Vamente conqUistado por el Yo siempre es el efecto de una efracción de
factores:
1) el buen funcionamiento c;te·ciertos sistemas fisiológicos,
una violencia. que primero padeció y qµe después tratará de dominar Para
someterla a sus fines.
2) un medio ambiente conforme ~on.las necesidades del cuerpo, .El conocimiento se encuentra, pues, bajo el dominio de dos vectores de
3) el consenso del grupo6 , · . sentidos opuestos: aquel que lo lleva ..naturahnente" hacia la apropiación
4) el consen8o de su propj.a psique. · ,
Queda de inmediato al ·descubierto la heterogeneidad de los dos re- de un espacio extrapsíquico,. y aquel que ~bi~n ''naturahnente" fo lleva ..•~·-~;~\)·.{'
a desviarse de esa parte ·de ,!a. psique heter~~·al Yo. Pero, puesto que
gistros aquí presentes: el primero concierne a las leyes naturales que rigen e~ en manos de esa "parte nnponer al Yo sus dictados (incluido un vere-
el euerpo, y el segundo. a las leyes propias de la "naturaleza" de la psipie. . dicto de muerte), éste~ ve obligado a descubrir un objeto confonne con
una parte de cuyos efectos se manifiesta con la forma de lo cultural. Dicha un deseo que seguirá sténdole extrafio, pero cuya exigencia no puede ig-
heterogeneidad es responsable de otra que se evidencia en los dos-campos norar.
sobre los cuales el proceso secundario apunta a ejercer su domini~: el del . Si vo~vemos. aFreud. comprobamos que el principio de reali~d ·se re-
mundo físico y el del mundo psíquico. Ahora bien, si la resistencia que opo- fiere al dispositivo que permite al Yo apropiarse de .esos fragmentos del
ne cada uno de ellos es de naturaleza diferente, otro tanto sucede con el tipo
saber que ~ toman para é1 una necesidad vital: poder nombrar el objeto
de conocimiento que el sujeto puede adquirir de los mJsmos. 4."r~aH<Jad de la necesidad y actuar sobre él, saber qué objeto ofrecer al investimiento
natural" presenta la paradoja de ser conjuntamente lo incognosci"ble por
hoidinal Y al des~ inconsciente, c::on el fin de que el Yo mismo pueda pasar
exéelericia y lo que se da al sujeto como coincidencia absoluta con lo· a ~r soporte privil~gia.do de ese mvestfmiento, y así cohnar el duelo del
cognoscible. De esta "realidad" no existe ni puede existir, para la mirada º12~~ 8 • Aquello que en la realidad. tiene que ser reconocido ''iiecesarlarñen-;
. del fu.jeto,más qüe aquello de lo que tiene conocimiento; lo .que cae ~ueía te;, comprende esos .fragmentos del espaci9 exterior que ~ imponen a la
de ese campo no puede tener un status. de existente p.im la psique. La m.ter- psiqu~ comp diferent!s de la primera representación por ella forjada, y ese
pretacióti del ·mundo que el modelo_cultural ofrece podrá incluir, a lo ~o, espacio interior Y hetérogéneo a é1 que se impone al Yo como fuente de los
la hipótesis de la existencia de un no-cognoscible. De todos modos,!-' . rea- afectos que s6 manifiest:m. en su campo: lq que llamamos sent:imienlos
lidad natural'• siempre· coincidirá con la teoría que propone el conocmuento · por o~~ón a la cualidad inconscienté del at;ecto. . · •
de ella que viene a inteipretarla. Otro-carácwr del funcionamiento psíqui-
co está copresente en el fundamento del conjuntp de estas construcciones: ~be conc~~:entonces que el prlnc@io de realidad no pretende ser
todo acto de conocimiento tiene, como condición previa, un acto de inves- ·definición de ~ real objetivo: no es sino el conjlinto de las categorías
.timiento hmdinal. En virtud del investimiento hmdinal del que es soporte> a las ~e el. proceso secundario deb~ plegarse a fin de tener conocimiento
el objeto 'exige qué la psique le conceda un status en su campo: la realidad de una ~~d -del cu~, ~el mundo y de la psique- qúe el Yo en-
coincide con lo cognoscible, pero ~e a su vez recubre el 981Dpo de los cuentra, mviste, remodela, mterpreta, pero que no es su construcción
investimientos del sujeto. Es propio de la h"bido tender a apropiarse de autónoma.
todo objeto Susceptfüle de atraerla: el conocimiento obedece a un mismo
P;1ragmted!:~te trab~jo codnsagrada ~o se ~atizad por qué razón
.8 5
movimiento centrífugo. 7
!:O
. . uceStvo~ ~
al
.ese espacio se~
rechazados el
por
y de qué
mismo Yo
l.,·,
;
Si ahora se mira hacia ese otro "objetQ" representado por el espacio fuera d~ su campo_r hallarán sitio en ~tro espacio -el inconsciente- que deviene
psíquico. se comprueba que no sólo también coincidirá, para .el Yo, con lo para el Yo .copdicion d~ su propia existencia, efecto y consecuencia de ésta: el \x:->
Yo inC011SC1ente quedara entonces definido como esa fuerza represora que con- '
6 . Entendemos por ..gnipo,; ya sea et conjunto cult11!31 en sentid~ amplio, ya~ s~rva fuera del aw.i>o los_ 'eJluncl!ldqs que· se han Vuelto ~m1lictorkiHOii los
el subconjunto cayo disCUISO y modelo ético son pnvlleglados por elmedio fan11- _hitos'iden~~tonos gracias a Jos ·cuales el Yo puede preservar una relación de
liar en el que el sujeto viene a ubicarse: Ja voz paxental se hace sil portavoz. Cf. no-contradicaon con Sil proyecto identificatorio.
Parte consagrada al contrato narcisista que funda Ja relación del individuo con el . 11
Cf. frell.d, El yo y el ello.
conjunto del cual pasa a ser un elemento.

f
..
·;,··.·¡·.

. Por consiguiente, debe renunciarse á asimilar principio de realidad y Toda ínterpré~ción supone un desplazamie1'to a la ~teg0ría dé la cou~ ·
. realidad y reconocerse que el analista. como todo sujeto, inviste un modelo .sa. Int~rpretar in.tplica siempre la ·adheSión ·del sujeto a una constru®ióh
de 1a realidad, motjelo que lo precede y que debe a su cultura. Analizar teó?ca que le permite organizai el conjunto' del C8.Ippo de laúignifi~ciones
el fenómeno de la alucinaqión,, por original que sea en este terreno el aporte segun un centro. de gravedad que cambie el orden y el tipo de relaciones· .
de la concepción psiOOánalítica, implica haber reconocido primer<!___ 9~e preexistentes. Dentro del campo de la significación; sean cuales fueren sus
eSte fenómeno es diferente. del. de la percepción; sin embargó, fa relación parámetros específi~s, el problema del origen ocupái:á el lugar central. Si
que ésb.- mantiene supuestaniérite con el objeto real no responde a una· todo :ruto ~s mito de un. origen, toda teoría. supone la espei;anz.a de aportar·.··
defu:UciOñ ··pslq9a:nalítica, sino· á la que resulta del saber teórico pfopIQ. de la ve~?'c1ón de la primera significación relatjva a sus enunciad0s. El psi~·
· nuestta cultura. Esta aparente trivialidad no deja de resultar problemática. co:málisIS no ~scapa ~ esta regla. En este caso; la interrogación concierne al
onge~ del SUJeto ps1quíc?: al. hacerlo, terminará planteando el problema
En efecto, el analista no puede ..pensar" la teoría analítica sino apo- del ongen de lá aetividad teórica misma: · · .·
.yándose sobre el saber que la hizo posible y respetando las. categorí;is . ~in traic¡onarla, p\iede decirSe que la t~ría psicoanalítica es "u~a
a las que aquélla debe someterse; pero por otra parte, su análisis de la re- teona sobre el origen de Ja teoría inf¡mtil dé la sexualidad'" de állí su ambi- ·
:y
lación entre· el sujeto el mundo de la percepción, de las razones de dicha ción de aportar una nueva interpré.tación de la .rclaclón ·d~t sujet~ .con el .
relación y de sus consecuencias, viene a reinterrogar al modelo en su tota- sabder ,Y del "(o ~n~ngy.aj~_.. -~~ .~ar:it<?. ptjJ.ne.r. Qbj!3~o- IDl..t~U~~~~P.teb
~dad, obligando a veces a difíCiles enjuiciamientos. Ahora bien (y éste ·. t e,n ra qµe fil\'estir Para convertirlo en el instrtunento privilegiado de su
es, a nuestro entender, un punto esencial): no le e8tá dado a la actividad busq~eda. Esto exp~ica que . la ..reali~ad" mve~gadá por el psieoanáliSiS .
reflexiva prescindir de la referenéia a un modelo que nunca puede ser au- c~nc1e~a Ja;g_~~QI) 4j: ~'!1.~~lQa._ qu~ .el. ~~e~ ~gQ 5\~J~Y,a; s\Jce-.
·. ·tónomo sin volverse autistico, y que debe ofrecerse al Yo como instru-
mento q\ie le pi;lnnita verificarla pertinencia.de estos enunciad()s.
. El modelo de la realidad psfg_ujca, genial construcción de Freud, se
.·:Q~~rtan~ts-<I~e~:~~~o~í/;3;~trg:Z:Jca~c~~1; ~~!~:~:
de ~ his~ria.: hiS~oria ~e una ~~era téoría de 1a sexualidad de la que d.aD
·
'-define por su dif~gjl COñre~cJo a w_i ·m~!!~-~.J.!l.~ajjda~.que..F.t~d testimoruo nuto colectivo y mito mdividual, historia de una Serie de ínter- ·
encuentra, y que acepta nó por mgenwdad o comomusmo smo porque pretacione~ reprim~das por el Yo, histpria de .uri modelo responsable de los.
. en él reconoce la "ananké" a que está sometida Ja actividad del proceso cultos Y ntuales que él imponía y a los que el sujet9 .sigue sacrificando .
secundario. Ningún objeto puede escapar a esta ..ananké". sin caer del lado aunque ya nada sepa del modelo perimido. Ahora bien . se trate de una
de la locura. Lo cual explica a qué desconocimiento responde ·la apología ·. hi~toria. singular o de la Historia de Jos sujetos, árilbas éom~Uten ~ misma
del "estado. de locura": los Sujetos que lo viven y págan su pr~cio raramente ·exig~nc:ia; n~ pueden pennit~se confesar que nada conocen sobre su origen.
fonnulan tal apología; .sí lo hacen. •en cambio, quienes hallándosé fuera . La lúst~na por la cual ~n SUJeto ~ cuenta y se asupie como tal exige; como.
· de su campo no son cápaces d_e "~nsarla" sino desde el exterior. Imaginan toda histona. q~ el pr~~r ~~J,>l~!>.- no sea una serie de _hoJas,.ep_ blanco;
entonces~ a partir de tal exterioridad, lo que la locura sería si constituyera en caso contr~o. el ~onjúnto de fa8~otiiS qüe~í(S()i,Dettdo al riesgo 'de
un modo. de ser elegido por el proceso secundario y bajo sil d~o. Posi- . que.~ d!ª• ~ mscribuse ~n e~as \ID!! ~9r:a ~ ~~ ~~a}al,Sédad; ~u
ción que mucho .recuerda a la del buen burgués que explica al proletaria-.
. do. cuánta suerte tiene de estat protegido contra los peligros- del ocio de la ~:~ulr~: ¡ue. :Jnnmc:r &1~~~ ~o eu~.d!-~.:~sctjt,o ~9 ~-!!~ª"
úruc0s ~e ued a os dár (f:>P.!~...... 9.U.~~Jl~S pret~~--~-~b.é~.Y .$9J:I: los..
sobrealimentación. Sin llegar a tales exceso, la posición· imalítica acerca ~-.--'1...... J>_" . ~ rec:;or ... o.que eh.utor.vio, percifüo_yoyóen e.lle•ano ·
de la realidad parece instaurar. a veces una fisura, impücita o explícita, en- tiempo en que se e J',jhía. . . ·, · ,.... " · · · . · · ~. " ·
. tre aquello que el analista, como sujeto, defme inevitablemente ·con e8te .· ''Y~?)ia~c:··:::»~d.é, ~ste primer momenfo,n~sarló p~ 4ue la historia .
· término, y el ·modelo que de él se perfila cuando habla desde su lug;¡r de· . e~ta, el SUJeto no. puede saber. nada, como tampoco. puede prescindir de .
· teórico y de práctico. De :µIí nuestra pregunta:_¿qué realidad viene a rein- dicho saber; por eso, neces.ariamente pi;ldirá prestado a los discursos de l0s
terpretar el discurso analítico? ¿A qué prueba de verdad está sometida esa otr~s. Lo mismo sucede con la historia de la realidad psíqÜica tal como se.
interpretación? ' esc~e en un análisis. Tampoco aquí puede dejarse·en blanco un primer
capitulo. Pero en este éasó no se pedirá prestado á los discursos de los otros
. Hemos dicho ·.que· Ja actividad de interPretaci~ es· una exigencia ·del sirio :11 conjunto de l0s cap.ítu.Ios, ya escritos por el propio sujeto, que .Je
proceso secundario, en tanto éste se halla en pos de urui causa que dé pernuten recuperar a postenon el que faltaba; en el campo de tma historia
razón de" lo que encuentra. En el tranScurso de este trabajo hemos de ana·. singular se denomina entonces reconstrucción. . · ·• . .· ·
lizar aquello que pennite separar la dimensión interpretativa propia de ·. · .Si ahora· pasamos a Ja historia de Ja psique tai como la escn'be la teoría
todo discurso, la interpretación psicoanalí~ y la interpretación delirante. p~c~tica, se impon'!rá· un títul() direrente. Es del cÓnjµtÍtp_ d~ las
Sin embargo,. a pesar de sus seguras diferencias, la meta que se proponen histonas 01das. Y reconstruidas que el analista toma en préstamo el mate·
es común: dar. una s.igniñcación del fen6n_ieno .conforme con el m~lo . rial que pennite reencontrar.el texto de los primeros parágrafos:·~ llamarán·
del conjunto privilegiado por el U,terpretante. entonces postulados. Si a este doble préstamo debem0s· lá existencia de una:

94
1 95
práctica y de una te~ía psicoanalítiCa, también le debem~ la doble exi-
gencia que de ellas emana: en el registro de.Ja práctica, la de tener que so-
meter a toda reconstrucción a la prueba de la respuesta que .suscita en el ·
· otro; y en el registro de la teoría, la de tener que reinterrogar indefinidamen-
.

,
.
. "':
,

.
.

gracias a un pré~arilo abusivo y engafioso tomado a otras disciplinas. Al


hacerlo, el analista olvida que si no puede evitar la ambición teórica, menos .
aún puede ahorrarse la d~ un.rigor en su práctica. Toda elevación teorizante
que de una u otra man,era lleve a esquivar la .prueba de la práctica, es una ·
te a los postulados para asegurarse de que siguen siendo concordantes con mistifiqaci6n. A veces se tiene la impresi6n de (1Ue lo que hoy·circula bajo el
sus propios a posteriori: es decir, con lo que debemos a la prosecución de sello de teoría psicoanalítica pone de manifiesto una extrafia complicidad
la experiencia del análisis. La necesidad de tal reinterrogación explica entre los practicantes de diversas disciplinas; complicidad que·lleva a acapa-
el lugar que la exigencia teórica ocupa en nuestra disciplina; renunciar a rar lo que es verificable y está verificado en una de ellas, y por lo general .
ella sería olvidar qúe en este terreno n:ihgún postulado, ninguna hipótesis . en un sector bien preciso, ~ justificar lo que no se es capaz de demostrar
puede hacerse dogma ni aspirar a la evidencia de la demostración matemá- y se pretende innovación teórica. :se oscila en~e una posición que clama
tica; y también, con consecuencias más graves. sería olvidar ~e en _pocas que basta con decir para que algo sea, y una posición de repliegue que se
disciplinas pueden construirse teorías y proponerse nuevas hipótesis con pro.tege contra el riesgo de que se responda que entonces es posfüle decir,
tanta facilidad: Terreno movedizo que conserva enterradas para siempre con Ja..misma seguridad, lo contrario, buscando la imposi"ble prueba de lo
sus primeras capas geológicas, la psique opone una pertinaz resistencia a "dichó," en una verificación que de hecho se aplica a enunciados y objetos
las piquetas que intentan excavar sus últimas profundidades. S61o queda a heterogéneos.
los ge6logos proponer una hipótesis sobre la naturaleza de ese primer suelo; Lo efectivain~te incómodo en la posición analítica es que no se puede
una vez propuesta dicha hipótesis, nada es en apariencia más fácil que reor- escapar a la necesi.dad de reinterrogar sus postulados, que sólo pueden con-
ganizar la historia de las estratificaciones que siguieron. Res~dad~ su servar sus st~tus si prueban su conformidad con los nuevos aportes de la
primer. secreto, la psique parece prestarse con extrafia condescendencia a experiencia, sin lo cual el analista caerá del lado de la fe ideológica y del
las interpretaciones y. lecturas más diversas de su hiStoria, e incluso a veces juramento de fidelidad teórico. El hecho de -que el postulado sea de Freud
· p~ce aportarles la ilusión -de Í!J prueba. Lo muestra la historia de las ideas, - no basta para preservarlo ·dé un riesgo inherente al propio objeto de la
de las teorías, de los mitos que sucesivamente pretendieron suministrar la _gestión analít;ica. Se trate de un análisis singular o del análisis de los fenóme-
fulgurante demostración de que todo había sido explorado, de que ya no ha· nos. culturales, el analista tiene que vérselas con la historia de la relación
bía secreto para el hombre en el orden del mundo, · · entre un. SlJ.ieto o los sujetós y los modelos de la realidad a los que sucesi-
El deseo de recuperar esa certeza mítica o teórica, .inde~damente vamente conc~ valor de certem. Busca lo que cada uno de ellos viene
perdida y buscada, explica la fascinación que ·sucitó la teoría de Freud . a revelar sobre las mzones de su función y sobre las consecuencias de su
cuando vino a decir que el orden del m~do hallaba su lógica seereta y últi· aplicación. raratelamente se escn1>e entonces, ·entre líneas, el relato de
ma en lo desconocido de la estructura psíquica, que toda demostración una ~e. de abandon&s y duelos, resultantes de no querer renuneiar a un
era primeramente efecto de la necesidad para ta psique de interpretar y modelo aunque éste. se vuelva contradictorio con el que un nuevo saber
saber, con la aparición, en un segundo momento, de una serie de hipótesis impane como definición de fa reali«%ld, precio.. con el que el sujeto o la cul·
de las que se esperaba qué fuesen cada vez más exhaustivas y demostra- tum pagan su adhesión a una doble interpretación cuyas dos significaciones
bles. Sería tentador decir que a partir del momento en que la teoría fréu- son antinómicas; y cuya coexistencia es. responsable de aquello que en el
diana revelaba que al secreto del origen el investigador sólo podía oponerte sujeto se .presenta como conflicto neur6tico y en la cultum como.ms mo-
una hipótesis, que debía renunciar a la certeza de la evidencia; pasado el mentos de cr:iSis. · ·.
efecto de choque todo se volvería posible, como si el hombre no pudiera Puesto .que el modelo de la realidad -tiene siempre ~omo corolario una
vengarse de la certeza que se le quitaba, de la pérdida que debía aceptar imagen identificatorla del Yo, un momento de su historia perdida pero no
. en el registro de sus verdades y de sus creencias, sino proclamando que ~ por ello desinvestida, la reconstrucción de los diferentes modelos corre pare-
lo sucesivo ya no volvería a caer en la trampa de "tener que demostrar", ja con la de las fases y aventuras del proceso identificatorio. Esa reconstruc-
,,, y que "lo hipotético de la hipótesisr' se convertía en garantía suficiente. ción se apoya en la rememoración y reactivación de las interpretaciones
.( de su razón de ser y en justificación de su ~alidez. , . que el sujeto se dio en su momento de lo~ afectos por él sentidos y que el
analista reinterpretará de manera que e~ Jecuq(l.Q_.del afec.to X- ~lJúec.to
· La Ubertad de pensar descubría un nuevo tirano allí donde menos se
lo hubiéra esperado: la orden ·terminante de innovar, de negarse a toda !~cr6i:::·:si:t:
,.,...,,.,·)t:<·"·lc·~°'"·"-•···~·r·~'•~t ~~:n:~c:~i!:-
• ,
9
,Jll:tí:i~~:ºi~~
•.,f·'»"i"-··-""···•·•v~•• -~
•"• p
puesta a prueba, por obra de la cual al terrorismo del dogma se sustituía una· mteij>tetaéton que 'lial1ába Sú razón en la proyección sobre el aconte-
el terrorismo de un discurso que denunciaba como culpables de lesa libertad cimiento, fuente de afectos, de una puesta-en-escena forjada por el fantas-
a todos aquellos que quisieran cuestionar la legitimidad de sus hipótesis. ma, es sustituida por una interpretación que interpreta el faiitasma como
De aquí deriva también la fascinaci6n por' todo discurso teórico que pr&- manifestación del deseo inconsciente, es decir, que le da un status que hace
·sente con la práctica una distancia tal que, o bien de entrada se declare que del fantasma y del inconsciente el ob¡eiá de un conocimiento posible para
no hay posfüilidad de demostración directa, o .bien se pretenda lo inverso, el Yo,

96 97
,;,
'·i

Como toda. interpretación, la interpretación psicoanalítica .opera un


desplazamiento y ~na mutación de la categoría de la causa que va a reorga- Más difícil es reponder a la segunda pregunta: ¿a qué prueba de verdad
nizar de otro modo el conjunto del campo de las significaciones. Pero, están .sometidas las C<?l)Stnrcciones de la teoría psicoanalítica? El conjunto
¿cuál es "la causa" que el analista persigue sino l¡i que a sus ojos es motor de. este trabajo, como todo trabajo psicoanalítico, aspir~ a ser una respuesta.
· de los sentimientos que el Yo experimenta, espera· o decreta imposibles El esclarecimiento de las motivaciones y de las implicaciones de toda hipó-
para él? El analista sabe que la designación de esa causa no estaba. ausente tesis, la puesta a pru~ba que representa el heeho de-proponerlas a la crítica
en el discurso del sujeto, que la exigencia de interpretación. y -~1 proceso de de los lectores, son el único camino por el cual et analista puede responder
identificación no podían dejarla en blanco: de allí su recurso a la proyec~ a aquella pregunta. Por eso, en este texto nos. limitaremos. a decir a· qué-
. ción. Gracias a lo cual el Yo preseri'aba la órganización de su patrimonio tipo de prueba no puede aspirar el análisis.
de significación, pero al precio de una interpretación que imputaba a un En primer lugar, a la que antes denunciamos y que consiste en recurrir
extra-Yo y a un extra-psique la responsabilidad de lo que el Yo hace o pa- a verificaciones que sólo tienen valor en la:s disciplinas a las que pertenecen;
dece, compro.miso que priva al Yo de toda posibilidad de modificación En segundo lugar, a tqda prueba que deje entrever.que la intención .del veri-
sobre la causa pero 10 libera de la responsabilidad de su propio sufrimiento.¡ ·::; ficador,.. aun ignorándola éste,· es $UStituir a la pregunta por la verdad la res-.
La mterpretaclón psicoanalítica apunta a desplazar el lugar de esa causa ·al .~~. puesta de la certeza. Hay pocos campos en los· que el duelo de la certeza y
propio espacio psíquico: da de él una nueva· designación -el deseo incons- '·if- de cierta forma de saber sea tan constante como en el nuestra. Todo fin de
ciente~ y propone una def'mii::ión que el discw:so del Y~ puede apropiarse '.;· análisis. impone al analista la necesidad de ~enunciar a saber en qué se con-
por estar de acuerdo con su organización. Esta ampliación del campo del vertirá; el trabajo en él efectuado. Sólo el analizado podrá dar testimonio
.saber del Yo sobre lo que ~s causa de sus afectos, es paralela a la amplia- de esta prueba a la que el futuro someterálas construcciones por él elabora·
ción de su saber identificatorio. das; y, en general, n<> viene a comunicarle al analista ese testimonio. Alana-
lista le queda ese ·particular banco de pruebas representado por la llamada
"Dónde ello estaba, Yo debe advenir". El acceso al lugar del que el dimensión terapéutica. No deja de ser problemático, aunque ningún analista
Y o va a tomar posesion tiene como condición previa su apropiación de ese tenga derecho a esquivarlo. Ni la "curación por añadidura" ni la "curación
saber ..diferente" en Virtud del cual su discurso vendrá a hablar el incons- a cualquier precio" -si por curación se entiende .la desaparición de los sín-
ciente. Se sustituyen así a un extradiscurso los enunciados· que dan voz a tomas- nos parecen divisas aceptables para el analista, y menos aún si por
lo que de él había estado excluido o reprimido. Veremos por qué razón curación nos remitimos a lo que escribe Freud en uno de stis últimos textos:
tal reapropiación tropieza con un resto irreductible: El resultado de esa mu- "asegurar las mejores condiciones psíquicas para las funciones del yo
. tación de- la causa implica, en el campo de las significaciones, su reorganiza· . (,noiJ .. ", y esto gracias "a una relación psicoanalítica basada en el amor
· ción según un modelo interpretativo que constituye en su pivote a la defmi· por la verdad, es decir, en un reconocimiento de 'la realidad que excluye
ción freudiana del deseo inconsciente y de su estructura. Lo que fue ~cho todo engaño y todo simulacro"9. Es preciso volver· "modestamente" a
permite defuíir mejor qué porción de la "realidad" es cuestionada a lo largo · Freud, y afinnar que el. análisis es un trabajo que concierne al Yo, que su
de la experiencia analítica. objetivo consiste en permitir que éste haga el duelo de una certeza· que no·
podía mantener sino al precio de su adhesión a un modelo de la realidad en.
. El analista parte de un modelo de la realidad que resulta de un saber el cual la proyección tenía la mayor parte; proyección que despoja al sujeto
heredado·<le su propia cultura y que organiza un campo de' significaciones de toda posibilidad de acción sobre el modelo y lo obliga a recusar todo acto
compartido con sus semejantes.La pregun.....,.!!...9..ll.!.._e!_~-~.P~!~?.-~Jl· que viniera a probarle su error. Si la inln'bición, bajo sus diferentes formas, ·
cierne a ~-~~Y~~de d~tjyar. d!~~~!:l!~J1~ -~e se~J?.~ ~.tod~t~¡ se presenta más como un rasgo general de la neurosis que como un síntoma
jet.?t-~l!:.Pl!...n..!~~º~º-~· ~.~~, .. ~11!{8 .. e,~ .D1W~~~qu~Je. imP.ºll.4U~ . particular, es porque representa el m9do de defensa por el cual el sujeto de·
diScurso y aq1;1el .<i~~ ~~ pr~~~tJ11. y_ qu~. r~~n~~ .!tJ!)!l..dictado& del de.seo,.. ·tiene todo movimiento que lo Uevara a reconocer lo que es y lo que él es. La
Pregliiifa.nci exenta de riesgos sobre el modelo culturafmismo: éste corre repulsa que el sujeto opone a una realización, sin embargo fuente posible
el peligro de que se denuncie lo que en él no tiene otra razón de ser que su dé- placer; se.justifica en una economía b"bidinal que no quiere aceptar pa-
propia resistencia a toda verdad que venga a cuestionado. Pero debe desta- gárlo al precio de cierto saber. Si reivindicamos la presencia de una dimen-
carse· que si bien el análisis es capaz de demostrar por qué es necesaria la sión terapéutica en el trabajo .analítico, es porque creemos no en un hipo·
referencia al modelo cultural, si bien es asimismo capaz de revelar las iluSio· tético modelo de la norm~dad,. sino en qna posible evaluación del precio
nes o las desviaciones que éste puede implicar y sus consecuencias, no está con qúe el sujeto paga. determinada clase de defensas, de .inhibiciones, de
. en sus exclÚsivas manos hacer tabla rasa con ella ni pretender que te es po- ilusiones. Si el analista: no poseyera criterios que lo autorizan a .privilegiar
siole dar de la realidad una definición que nada deba a lo cultural. Para ·cierto modo: de reparto de los investimientos libidinales, si le fuera imposible
hacerlo, sería menestar que concediera fe a la ilusión que la designaría diferenciar lo que un modelo debe a enunciados reconocidos como verdad-e~ ·
como depositaria de las leyes· del discurso y la dotaría con el poder de reor- ros y h> .que debe a ·enunciados efectos
. de la ilusión, no habría.ninguna
'
ra-
ganizar su campo de significaciones. 9 Freúd, Análisis terminado y análisis interminable.

98
99
z6n ni ninguna posibilidad de serlo.
,
'·~~~
...• •....

. .·
Aceptemos el augurio de Freud cuando planteó en el c~razón de la
retación psicoanalítica cierto "amor por la verdad· que se mamfiesta por ~
deseo de reconocer la realidad", y la obligación resultante: denunciar
como error toda prueba de verdil.d dotada de !os oropeles de:~ certeza
que pone al saber y al trabajo del analista a cubierto ~e cualquier mterro~­
ción. Así comó en las ciencias exactas un pequeño numero de demostraeto·
nes escapan al cuestionamiento -nunca de manera indefini?ª• por. lo _de-
más-, en nµestra disciplina el poder de verdad de un enunciado exige q~e
aquel que lo hace suyo renuncie a creer al resguardo de ~ duda lo que s~
embargo pudo parecerle definitivaménte demostr_:i~º· So~o a ~e precio
tiene la verdad alguna posibilidad de encontrar la umca verificac16n confor:
me con su ·ambición: descubrirse trampolín para aquella que le sucedera .· .VI
. y 1 que sin ella no habría podido ser. El_ an~a está sometid~ a las. ~as
leyes metapsico16gicas que las que son. propias de sus seme.iantes. esta es filSTORIA DE UNA DEMANDA E
"una dura ananké" a la que no puede negarse; tener conochniento de e~ IMPREVISIBILIDAD DE SU FUTURO*
leyes no da derecho a ninguna derogaci6n-:Hay actos heroicos de rebelion, (Notas actuales)
y otrós que apenas son repetició~ de rabias y desesperaciones·infántiles.
La interpretación psicoanalítica no puede aspirar, en nombre ?e la Si -pór porvenir def psicoanálisis entendemos el lugar y la fonna que po-
verdad a declarar. nulo y sin "ningún· valor el préstamo tomado a una mter· dría cobrar, en el futuro, una Praxis que siguiera·reivindicando el calificati-
pretacl6n preexiátente y a las categ9rí~ lógicas ·que la hicieron pos!Dle. La vo de psicoanalíti03, confesamos nuestra incapacidad para.formular un pro- ·
"lógica". del ·inconsciente es un descubrimiento que se debe al del Yo: · nóstica cualquiera, por la sencillil razón de q.ue esto implicaría podet hacer
el trabajo del analista no tiene otra meta que pennitir al Yo de otro reco· un diagnóstico sobre su presente. Ahora bién: cuando se observa lo que hoy
nocerla y ~cerla pactar con sus propi~~ miras. ~ber o certeza: pa:afrasean· se pretende "prácticaº psicoanalítica, cuando se advierte la parte que ocu-
· do a Freud, pondremos ·im a e*s consideramones sobre l~ realidad Y el pan en el discurso de buen número ~ sus practicantes -témiino más apro·
· saber .expresando la esperanza de _-que ."no esca~ a la a~~nc16n de.nu~os . piado aquí que el _de práctico- · la ideología, la repetición:· y las estereo-
estimados lectores de qué modo conuenza l surgir tamb1en en estas pagmas tipias, se tiene la inipresi6n, a despecho de una aparente referencia a los .
. la supremacía de un principio de saber ~~J,re. el desecúle .certeza" •
10
. mismo~ postulados de Freú?! de ~ contemp~do un traje de Arle(iµín:.
• • .,, ••. • .••O:'
que, le.Jos dé aportar al análisis un sabor festivo, le quita toda alegría y todo.
valor. _Por eso' nuestra .c~µm°bución al debate será muy modesta, y se limita..'
rá a indagar en tres facfoi~~ responsables de tal estado de cosas, factores que
. no da1an de hoy y euyó po<Jer y efectos el correr del tieµipo no hizo más
que amp!ifi.~. ;t.'c .
. · . La esperanza de tomar de ias disciplinas matemátiatS o físicas" un mo-
delo que pudiera. ofrecer una representación de la "cosa psíquica", modelo
que aboliera t~a diferencia entre la "cosa" y su "representación"' supone
· ilusiones que no dejamos de advertir. No obstante ello, será de un físico;
· pór. mucho tiempo dedicado. al problema:. epistemológico propio de su
cienc~. de ~en tomaremos. su definición del concepto de p;midigma; tér·
:mino con el cual designa un "conjunto teórico-práctico'; particular cada
\lez pero necesario y presente en toda disciplina científiea. · .
Esta définición sólo en parte puede aplicarse al modelo t~óüCo-prácti·
co que el)>sicoanáli$ hace valer como praxis1 • ·
. . .•
• '"L'bistolre d'une demande et Í'im¡Írévjsiblité de son futur (remarques actuelles)" .
artículo publicado ·en R~e franraise de psychanalyse, Nº 1·2 Tomo xxxix' .
. 1975. • . •
1o "ES¡>ero que no escapará a la atención de nuestros estbfiados lectores de qué mo-
do comienza· a surgir también en estas páginas la supremacía del principio de rea· 1 No podemÓS r~Ünciar al placer de evocar la respuesta· de RU:therfÓrd cuando .se
lidad". Freud, Los dos principios del funcionamúmto mental. le pre~ntó ~e qué mo_d~ había d~bierto 'el comportam~ent'? de las partÍculas

100
Ya.hemos visto que una de la3 cosas que et~adigma procura ·a la co- en ei T?Qdelo teórico supone ·una modificación de la rélación en~~ éste
· el ~ta, Y .que toda modificación de dicha .relación se traduce por un'·
yli
munidad científica es un criterió para seleccionar problemas de los qt1.e está
· segura -·en tanto el p(Ua<Jigma e3 aceptado COlfW algo "que cae de su pe- · · Clll!1b10 en· la demanda que aquél dirige al módelo: desde este momento, es'
s<> ·~- 11ue ·tienen una sOlució.n. ·Eri amplísima medida, tales serán los únicos el modelo lo que queda modificado, · . .
problemas que la comunidad reconocerd como científicos, y los únicos que · ~ modelo del funcionamiento psíquico creado por Freud se define;·\
invitará 4 sus adeptos a resolver. Otras cuestiones, incluidas las que con an- a1 nusmo título, por la. coastrucción teórica que propone y pc:>r las denían- ;
.terioridad .parecían ·estándar, se rechazan por parecer metafísicas o relativ(IS ~a las <IW:,P~ten~; responder. La historia de esas démandas y la evolu-· ·
a otras. disciplinas, y a veces por resultar demasiado problemáticas como c1on ~ los objetos demandados nos narran la historia c;le la teoría y la •
. para que se pierda él i¡empo en el/Os. Por consiguiente, un paradigma puede del vmc~? que a ella nos enlaza. Dicha historia no se deja resumir en una~ ;
aislar a la comunidad de otros problemas que son importantes en el plano pocas pagm;as, pero es pOSJ"ble reflexionar sobre lo que revela en cuanto ' .
socia~ pero que no pueden ser reducidos a la forma de su rompecabezas ~ los· rl~gos una ·doble interacción que hace coi:rer a nuestra praxis: la
pues resulta imposible f orniularlos en los ·términos conceptuales e Instru- 1!1teracción prese~te entre el modelo teórico-práctico y la respuesta·<¡Ue de ,·
mentales que el paradigma propone2. . · · . . el se· espera,. y Ja 1~ente constante que se ejerce entre Ió que el analista ,
· Agreguemoi que según este autor, integra el "destino" de todo para: demanda a su teona y a su práctica, y otras demandas presentes en el cam- ..
digma el encontrar, en el transcprsó de su aplicación experiínental~ "anoma- posocial. . · · ·
lías" que sencillamente comenzará por no ver. Su pertenencia a1 campo de •· . Estas ill~. examinadas con mayor atención, p~eban que sus fonnu-
· Ja ciencia hara qu.e e&te desconocimiento, Gonfrontado con. la repeticil>n y l;aciones Y sus objetos son función de. las. ideologías que el discurso cultural
· la suma de esas anomalías, no puedá ser. preservado, y que ·se reconozca · Y. ~ iilstituciones respeetivatnente privilegian. Entre el proyecto que el
~na ~ontradicción entre lo que enuncia ·ta teo°Zía,.Jo que muestra la. expe- analista declara conforme con su teoría y· c01~ su práctica y lo que el profa-
nenc1a. . · · 1:º espera comQ p~a por su valorización d~ un proyecto que. cree idé~­
· Volviendo a nuestra disciplina, puede d cirse que también ella posee tico, aparece un fenomeno de ósmosis muy peligroso.
el ·equivalente de un paradigma, que le pemlite decretal'.'cuáles son los pro· .. La; teoría de. ~reu?. nunca ~retendió. ser simple oferta de conceptos;
blemas que le conciernen y a los que cabe espeiar.(¡ue aporte una solución; retvmdicaba una mtencion práctica; def'lDlda por· los efectos que es lícito
también puede decirse que en un primer tiempo dicho paradigma condujo esp~ de su ªP_licactón en la práctica analítica: intención cuya realización
a la comunidad psicoanaJítjca al aislamiento, y dio lugar..a que."se le negará esa .misma teona asegma como posible, lo que no quiere decir segura~ Es
todo derecho a reivindicar el título de ciencia y todo dereeho de pala~ra . eyiden~ que el inconsciente actúa siempre y én otra parte, pero otra. c;osa
sobre "otros problemas importantes en ·el plano social": · · · es decir que las formas con las cuales puede aparecer son no sólo función
Pero la analogí~ se malogra en cuanto comienza a indagarse la relación de Ja situación sino que a~s no .son equivalentes ep cuanto a Ja posi"bili-
que teórico y experimentador mantienen con sus modelos, y esto tanto en ~d. !'°'a. el Yo de reconoceria.,s y de operar en ellas una modificacióit"que .
el dominio· de las ciencias "exactas" como en el de' las "humanas". ~plique ~nte todo la suya propia•. Entre los efectds del inconsciente ejer- ·
.. C~J~.11_11 .l_!!()~~}_~Jt~?.~j~~..glJ.!~!~-~.~:!1i~f:!. ~ l~:_:~.~'!i.~~".,9, .~~.l<? .~~dose. en la escena del mundo. y los que están presentes en la escena ana"'. ·
social' ,' y más aún· si e discurso cultural ~w.Wte. y:faV.Ql~CJt.Sl! circülaci9J1. lítica,. se ~prueba una ~cia ~ductfüle: .él analista es quien mejor ·
se comprueba que··e1. ~bJ.~~9.~'_ai· qu~. ~e á~lia1J~Illl·~9JJ~~B.Q.!i::•~g~g­ puede. suministrar· una explicación de los primeros; en cuanto a los segun-
te" respons¡tbJe· de. dicl!a.~P.!íci.tcJ.~~· El ~o del que·se habla y el geó· dos,· tiene .el derecho de proponer una interpretación que pueda modifi-
metra que de él habla adquieren la extraña propiedad de coin9idir-. De esto .car su status y su acción. · . ·
resulta un~ interacción entre los resultados que el :recurso al m9(lelo su- Es .~portante insistir sobre uná verdad que a veces los analista.$ Í>áie-.
puestamente había pennitido y los efectos que se· manifiestan sobre los '7n CODSlderar, sorprendentemente, como un límite culpable: el incons-
"agéntes"; esos efectos, al modificar lo que en lo su~sivo estos últimos de-· c1entc:, tal como Freud lo descubre y define, depende del campo que la
manden al modelo, actliarlÍ.n sobre la esencia de éste, y ello· aun cuando expenencia instaura y reivindica como propio. La experiencia analítica in·
· su fonnulación, su apariencia~ podríamos decir, siga siendo la misma. · ~ en. los fenóm~n~s psíquicos tal como se presentan ·cada vez que el ·
l La relación 'del analista con su teoría, y en especial eón ese conjunto ~Jeto encuentra e mvJSte a otro como sopQrte privilegiado tanto de su li-
j conceptual que le peIIIJite fundar una praxis; muestm que. todo ~bio
. :
~tdo co""? m: . ~ demanda identificat?ria. Si ~ respuesta aportada por di- ·
~ . . .~ . ' ...
cha expenenCJa vmo a revelar }o parcial o erroneo que el conjunto de las
alfa: "Simplemente me pregunté qué haría yo si fuera una partícula alfa". Tal ve:.r .. ~espuestas precedentes coµteq1a, es porque la disposición del encuentro
sea preciso poseer el geiiio ·que semejapte descubrimiento requiere, para gozar de ·
la lucidez que permite una respuesta de esa clase. ·
nnpone, de~tr~ del ~po de los investimientos, un artificio que pennite
a la expenencia ~proxunarse a las condiciones presentes en ocasión de
2
Íhoma¡·K~. ''The Structure of Scle~tific Révolutions''. p. 31, lntemadonal los primeros encuenµ-os entre .el sujeto y los objetos de sus investimien~
Encyclopedia of unified science, vol. 11, Nº 2, 1962 (la ~ducción e.S nuestra). tos Y demandas pasados. Es evidente que la distancia no sólo no será lle-
Hemos traducido eJ. término granted por "allmit de sol". ["algo que cae de su pe- ·
so", en esta versión casteUana. N. de T.]. . · . ·· · el
nada nunca, sino que su presencia es una condición que analista tiene el

1Q2 103
· deber. de preservar, d tiempo ·que pennite a la ilusión del retomo ocupar
el frente de ta escena.
,
. ;~-....•..

1f
cuentro ~ dos dÍscursos vivientes. Ei genio de Freud al leer a Schrebet o
a .Frazer quizás hábría descnbiertó. Un mensaje hasta entonces ignorado,
Pero el analista también tiene derecho a afmnar que la particularidád pero puede tenerse. la certeza de que dicho mensaje habría sido diferente .
del campo analítico. es lo único que puede hacerle posible al ·sujet? tanto la del .que le brindó el discurso de Ja histérica: aplicar el modelo fuera del .
repetición de dicha ilusión como la posibilidad de.renunciar a e~. De esto campo analítico impliéa su preexistencia y exige también una reducción ..
deriva que el analista sea un sujeto ql,le cree poder .asumir en n~m~ P.r<.>· Por eso, más que de· psicoanálisis aplicado, fónnula contradictoria en sus
pio el proyecto que sostenía ·la "práctica" del fundador, y que. en~uentra ténninos, debería hablarse de "interpretación aplicada", y decir que con· ello .
en su eventual realización aquello que responde a su .deseo. . . ... ;· . se opera un triple recorte: en la t~oría, en su aplicación y en su proyecto.
· Debe agregarse que el éxito de este proyecto rio dispone de olra prueba Cuando él analista propone su 'futerpretac16n de un texto o de un f en6·
·de verdad que la posibilidad de alcanzar un mismo resultado, lo cual con· ~meno éfnico, casi. ntmc,:a pretende ejercer sobre éstós un poder cualquiera.ºe
fmna otra particularidad del m<;idelo legado. por Freud: legado de un saber mo~6,n; su intención se limita a explicar por qué razón hay cas'os en
· que hasta entonces se ignoraba•.. pero también legado cuyo valor, en el es- que es posI'ble. plantear una identidad causal entre dos fen6menos que son.
píptu del legador, era c~xtensiV(;>:de los resul~dos especí?co~ de la expe~ · heterogéneos en su forma, su tiempo y su espacio. Cuando él analista in-
. rlencia a Ja que subtiende y que. solo ésta podría reproducir. St en la evolu- . tei:preta Ja funci6n del tto mateino entre los ·:me1anes1os o detenninado COÍl•
ción de una teoría que no puede quedar separada de su proyecto concede- · flicto de. fuerzas en el. campo social, como manifestaciones de una causa
mos uná importancia pnvilegiada'iil factor tiem-¡>0, es porque el uso "cu!· que él identifica con el deseo edípico · o con cualquier ·otra causalidad
. tural" de nuestrQs conceptos acarrea la consecuencia de que hoy en d1a psíquica,. :postuht una analogíá entre lo que muestran lo escrito o lo visto
es del exterior que vuelve al campo de la experiencia analítica ~ proyecto y otras hianifestáCiones:-por él linaJ,izadas durante las experiencias a Jas
elaborado por.· el campo social y ~us ideologías. De este proyecto:~'profano", que debe su interpretaci6n. Aplica un "saber" adquiriao en otra parte, con
el ·analista ~orno sujeto que comparte la· misma: cultura resulta ser, por un fm explicativo del que resulta único beneficiario. No tiene ningún deSéo,
cierto que (su ·mane~a;. parte activa. Desde ese mome~to podrán hallar ac- . y ningún poder, de cambiar la estructura social de los '.trobriandeses. Del
ceso ál campo psicoanalítico proyectos y deman~ que viene de otra parte saber interpretativo espera una prima de conocittüentoi 'qbe le dé placer,
y qUe. le hacen' correr el riesgo de ser "colonizado.. poco a poco por un placer que no puede hacer compartir salvo por el colega que vea en su tra~ .
"poder-saber'' extrafios3 • . · · • bajo una confirmación de Ja legitimidad del propio. . . ·" ... ."--t,~...
· Creemos que ni hoy ni mañana podrá imp~dirse.tot:inente e8!e a;ci:so, Por eso hemos hablado de t.µta reducción del m.odelo teórico dél que se
pero sí puede hacerse más problemático el éxito de la. coloniza016n SI se extraen lQs conceptos que penniten comprender tal o cual aspecto del
esta advertido de que a ella se deben tres "anomalía8". cotidi~amente funcionamiento psíquico. Agreguemos que en este caso, ganancia en saoer
· presentadas. Tales "anomalías" dan .testimonio de la~ contradicciones sur· · y prima narcisística no ponen forzosamente en tela de juicio el valor del
gidas entre nuéstra teoría y ciertos efectos de su "aplicación": seguir deseo-· trabajo resultante: invitan, sin duda, a una gran vigilancia, pero el placer
. nociéndolasCequivaldría a renun·ciar·al psicoanálisis.. . · que así puede encontrar. el intérpre~ puede ser paralelo a un rigor del .
·Alin cuando ·todavía se ejei:ce aquí una constante interreacci6n; tra- pensamiento que evita cierto escollo: el de no ver ya en el fenómeno estu·
taremos sucesivamente tres fenómenos que denuncian Ja presencia de di· diado más ·que una respuésta · prefonnada por su propio ·deseo de. há11ar
chas contradicciones:· cierto abuso de la inter.Pretación aplicada, Ja ·triviali· . una confirmación de su saber. Otra cosa sucede cuando ~e comprueba que
zación de los conceptos freudianos y ~la priori de la certeza. la interpretación se pone al servicio de un.deseo de doníinio sobre.sí fnismo
y sobre el otro, o sobre los otros, y cuando se espera que ella ofrezca un .
medio que pennitiría abolir toda causa de conflicto, así se trate dé un ·con·
'[, .flicto trabado entre dos sujetos o de uno que posea c0mo escena el campo
· LA INTERPRETACION APUCADA
social. En ambos casos se espera la realización de un mismo fm.: ·obtener la
r · Aflnn~ que el modelo analítico sólo p~ede ser teó~co-pr.iCtico, ~ que prueba de que "sufrimiento psíquico" y "sufrimiento neú~6tiéo" son·
:esta "práctica" exige el respeto d~ 1~ p~etros, propios.del espacio. :n sinf>Dimos, y deSc:ono~r qu~ tal negativa a aceptar cualqúier causa de sufri-
. que se desarrolla ·la sesión, ¿no llllPlica olvi&u: su ~OS1'b~dad ~e aCCion miento y cualquier fonna de conflicto no es sino la fonna· privilegiada que
1 en ese vasto dominio que el propio Freud pareció privilegiar hacia el fmal · puede cobrar el rechazo del Yo en lo relativQ a la irreductibilidad de la
de sil vidá, o sea el dominio del psicoanálisis aplicado? Consideramos que no realidad psíquica. . .
1 hay aquí contradicción; todo analistll reconocerá que .sería inconcebible · Por .razones de comodidad, . ilustraremos esta desnaturalización · del
l que e~ modelo freudiano hay!i podido tener otras fuentes que la de un en• lo
proyecto psicoanalítico reflexionando acerca de que podríamos llamar .
"la .autoaplicación" de la interpretación: el medio analítico es un campo
4é observación privilegiado paia hacerlo. Permite afirmar que· en una parte
t 3 Es cierto que tos analistas dieron prueba de un mismo deseo de extraterrltoriali·
·dad y de "colonización": pero la experiencia muestra que, ·ai hacerlo, han jugado, importante de casos el recurso a este ejercicio de "interpret8ción autoapli·
Y.s~guen haciéndolo, a "el que pierde gana". · cada" tiene Cl?filO. motivación el conflicto afectivo que puede oponer el

104
tOS
intérprete al amigo, ál alu'mno o al colegá, y que ~e propone dem<!Strar a. del mmm debería creerse capaz de adivinar cuál será lafórmulación futura.
estos últimos que sus conductas, o sus discursos, son exp.resión de un. deseo' .· . d~ una demanda que, por su parte, persistirá mientras haya.sujetós:.indepen- ·
inconsciente que ellos -ignoran y que uno desenmascara en su lugar: AL,;,, dientemente.de ~s formas que pueda cobrar;nos recuerda que todo sujeto
hacerlo se deniega al Yo del otro todo derecho .de conoclmiento sobre su· • .. co~erva ~~.el trasfondo de sí mismo la 'ilusión de que un día podría surgir
~ sab~r. qu~ demo~trara q~e ~tración y muerte, sufrimiento y conflic-
'.-;

propia acción, y se le rehusa la autonomía que uno concede en demasía ,· : .


al propio, ya sea que se afume que la acción apuµta no al intérprete sino ~~ ·~~f..~as que sunples .accidentes" sobre los cuales podría_ ejercerse
a la im!lgeñ proyectada sobre él, ya sea que se demuestre que ella es la dene·
gación de una motivación inconseiente, o que·se pruebe que no hace más .
que realizar un deseo .oculto del intérprete. En esta tarea, el intérprete
postula una abusiva equivalencia entre los parámetros de .una situación y LA TRIVIALIZACION DE NUESTROS CONCEPTOS
de una relación de 1aS que él y el otro son al mismo 'titulo parte activa, Y S!JS _EFECTOS SOBRE NUESTRA TEORIA
. .
y los parámetros heterogéneos de una experiencia analítica en la c'ual,
efectivamente, el ·analista tiene. el dereé:hó y el deber de decirse que el .Así como e~ uso prolongado dé un úÍstruÍDenfo aéaba por desafd;lrló,
amor; la envidia o el odio del que se le habla se refieren a un primer destina· º: bienpor desaJUstat algunos de sus engranajes, a la larga el empleo de ·
tario pasado. . · · una ~aJ:d>~ lle':ª~ trivializar lo que era insulto ·o elogio extremo; en nues-.
Este modo de ·aplicación ya no sólo implica un préstamo tomado a tr~ ~1plina ~os a una similar trivialización .y deterioro de conceptós
lo teórico, sino que tiende a ·una modificación de las fuerzas Jibidinales teoncos que en ~or con~rvan su valor, pero cuyos efectos se ven desba·
obrant~s en el confficto y posee, por lo tanto, una intención pr,áctica. De ra~d~s. ~ detenoro se manifiesta de modo privilegiado en la forma de una :
allí que el intérprete, en este caso, se adjudique un préstamo tomado a la t?v~~ón de su ~:a~ón: reducidos. a una simple funQión explica-
teoría de la relación transferencial, préstamo que ~pone la denegación tiva, pnvados de. toda accion innovadora y perturbante, se intentará volver-
de los fundamentos miSmos de dicha teoría. El mismo análisis podría efec- .los co~onn~s con el conjttnto de los enunciados del disQurso cotidiano ·
tuarse cuando 1a interpretación aplicada toma como objeto el campo social ~!~~~:~:· discurso l!l que ante todo se le demanda que pennanezca en lo ·
y sus conffictos, campo y conflictos cuyos efectos el intérprete padece
efectiv_amente, sea o no analista. Decir que las fuCIZaS que organizan el cam- · · Duran~ ~ buéOa época el esfuerw de_ los. analistas se diri~ó a lograr· ·
po social no carecen de relación con las fue!Za$ que organizan el campo : una fonn.alización de la teoría y de Ja experiencia. que "Se! acercará cuanto
psíquico es una ~osa; creer que en ambos casos una misma interpretáción .fuese ?OSJ.'ble !J. las exigencias propias de una éiencia. Sin embargo, los logros
se aplica de manera exhaustiva y que sería· lícito esperar de ella resultados obtemdos .en este dominio tuvieron el paradójico re·sultado de cuhninar
~énticos, es extrapolar abusi.Vamente el campo de Ja interpretación y caer , en~- ideologiza~ión de 1a nueva "ciencia" por el canipo cultural~ ideologi-.
.en 1a ilusión. Pero, ¿qué analista podría declararse inocente de.todo abuso zacio~ que com6 ·pareja c_on un derecho de préstamo ejercido sobre sus
de esta· clase? Y si se declara culpable, ¿cómo puede difei:enciar; salvo tal· . . enunci¡!.dos. De. esto. resulto un híbrido discurso gracias al cual los
ideÓlo· .·
vez en el a posteriori, Ja interpretación abusiva de la interpretación lícita? gos. _qu~ se ,lo:. apropian esperan, hacer pactar al. sratu q_uo de Ja institllción
¿Qué puntos de referenc~ posee el analista, no ya en su funci{>n, lo·que a -:-e.Jerc1to, sabe1, poder, familia.~..-:-· con· Ja interpretación que el discurSó
veces es más fácil, sino en su funcionamiento como suj~to privado que ama, .~ Freud of:rece. del deseo de mutabilidad y C1e la negativa a tódo cam-·
w. . . . .
que rechaza, que envidia, que deSC?a? ¿Qué puntos de_ referencia pose!' para
~:
decidir sobre lo verdadero y lo erróneo. en esa autoaplicaéión. de la inter- •• ·Porque no es p<>lible presexvar, salvo renegando. d~ ellas; 'la contradic-
~11_'
~. pretación? ¿Hasta qué punto puede interp.retu- su relación con el campo c1on,presente entre los -dos.~scursos a lo8 que ufl mismo sujeto apela, tanto· ·
~~¡ social? ¿Dónde se detiene el trabajo de autoaruilisis y d6nde comieiliil la
obra de sus mecanismos de desconocimiento? No responderemos a estas
cuando proclama que un hiJo debe ·resultar. conforme con las normas pater-
nas como cuan~o exhibe el ·:saber~ que .le pennite ·interpretar el· conflicto

que opone a Edipo. Y.Layo. ~~6?1plo tomado entre muchos otros igualmente
r~i
pr.eguntas, y tampoco· estamos seguros de que seá posi'ble una respuesta ·
clara. Al hablar de cierto abuso de un conocimiento debido á la teoría de claros Y fr~~· st su..análisis ofrece pocas difi~ultades, Otra cosa sucede ·
ij
¡; Freud no apuntábamos a ninguna acusación, sino á demostrar que a par- cdi~~o el ~ta pretende aportar una respuesta que resolverí1,1. Ja ~ontra-
~. . . .
j!
tir del momento en que 1á circulación del :modelo analítico indujo una
1
I· cierta forma de demanda y una cierta forma de espe~ativa, de nada ser· •. 'Es eVidente que el modelo que nuestta cuÍtura proponía sobre Ja ~xua~ . ...
vida al analista pretender -lo que además sería equivocado- que él no · lidad humana Y su temporalidad,. y el modelo de Freud, :SOn antiilómicos . . .
tiene nada que vei:, que SQ trata de un malentendido de los p1ofanos, y se- ' así c_~o la definición ,_ue se diera del instinto 'materno como prueba d; .
guir desconociendo la existencia de. ese ruido de fondo que-siempre ame- una. alianza· p~stableetda y. natural entre· la p~matwación. del infan_~ y .
naza transformarse en ese telón de fondo sobre el cual irá -a tejer sus eJa-
re~parecerá
4
boraciones teóricas. : · . Es evidente. que un discurso tan híbrid!) entre los ideólogos del
campo adversarló. · ·
El lústprlador que quisiera formular una previsión sobre- el ·_p0rvenir

106 107
1
·1a· función materna, y la que propone la teoría psicoanalítica: lo mismo
. podría comprobii!se en lo que concierne a la institución de la familia. Pero
,
.. .-.•:....
~

'li!
.

extra-analítico. Lo cual, en sí, nacb tendría de criticable si al hacerlo no .•


~orriera el riesgo de encontrarse él mismo fuera de ·su campo, es decir, de
si el modelo psicoanalítico apo~ una interpretación hasta entonces des. instaurar una relación con su teoría y con sti práctica· en la cual mira narci· ·
· ·conocida de las fuerzas a las que obedece dicha instituci6n, no es cierto sista y esperanza de do~o ti~n IOs roles prh!lordiales. -· · . · ·
que forme parte de su proyecto definir. otra, ni tampoco proclamar la: nece- · Hoy en d1a el ·problema es el parentesco presente entre el discurso
sidad de. destniir la actual. Personalmente consideramos, con la certeza de · ~ítico -ya sea que éste reivindique el pragmatismo y la adaptación ·
disgustar a los sostenedores de posiciones opuesw, que la esencia del mode- social o que, en el otro extremo, proclame la supremacía del "des-ser"- .; ·
lo análítico es proponer otra interpretación de la relación qne une al sujeto y los discUQos idéol6gicos que circulan en . la cultura y que proclaman, :
con ·sus instituciones socioculturales;· dícha interpretación siempre pondrá con la misma fuema y utilizando 'loa mismoa términos, la adaptación social
en peligró el statu quo qué toda institución apunta a preservar, y muestra o, a la inv~, la universalidad >: ~ sup.remacía de la subversión. Lo que
que el . complemento de justificación que el saber siempre ha ofrecido al merece reflexión no es Ja desapanc16n del efecto de escándalo sirio la 'anu-
poder es una necesidad para su ejercicio pero que, opuestamente, nuestro lación de toda diferencia entre la interpretación que en el transcurso de wi
saber teórico y clínico no basta, por sí sólo, para damos con6cimiehto M análisis permite revelar lo que es efecto del deseo inconsciente, y aquella
los medias necesarios para la instalación de otras institucione~ Si indagamos por .lá ~ el dis<mrso cultural y el sujeto singular se arrogan el derecho 4e. .
en el discurso freudiano para aislar el atributo que lo difetencia de entrada JUStiflcar O de denun~ todo deseo, (lesde el momento en que favorece 6 . •
' de cualquier discurso cultural, ·no. recurriremos tanto al término "contra· pe;turb~ el orden·que defiende el primero o los intereses particulares que·
dicción" .como al de "distancia":'lo caracteriza su necesidad, por cuanto pnvilegia el segundo. _ . .. , ..
quiere preservar la especif'icigad de su· funci6n, de mantener una d¡,tancia, ·. Agreguemos· que es más fácil demostrar la presencia y efectos de Ja "ttI· ·: .
una diferencia con todós los otros discursos; cualesquiera que fuesen. ~ación" que decir cómo evitarla: para hacerlo habría: que inclinarse : :
A ese precio la experiencia analítica conser\rará el poder de hacer apa· senamente sobre la extraiia economía libidinal que inevitablemente toda ·.
recer aquello que en los enliric:iados por medio de los cuales el sujeto se·de- institución psicoanalítica acaba. por reproducir~ bajo·.~ ~.otra forma, y (
. fine y define su reladón con la realidad, es función de sus ilusiones, de sus sobre las razones que toman tan. difícil al analista defmir con clai:idad ·
· miedos, de sus duelos, y podrá ofrecerle otro modelo de localización. Esa cuál es el proyecto que subtiende:su experiencia, qué es lícito esperar del
distancia y esa oferta representan el riesgo que el discurso psicoanalítico cono~ento adquirido sobre la realidad psíquica y cuáles son la$ ilusiones
hace correr y seguirá haciendo correr al saber instituido, pero también aque- que tiene el deber de rechazar. · · .
llo por medio de lo cual pµede instrumentarse su prop:ia desnaturaliz3ción.' I>ejamos sin respuesta estaS cuestiones; y pondremos f"m a nueStras
. En efecto, es más fácil llenar una distancia que negar una contradicción reflexiones sobre el efecto de la trivialización.sufrida por nuestros concep·
patente~ más narcisisante ofreéei fo que los otros es¡)erañ qUe hacerles ácep- tos, mostran~o d~ qué m~o puede reap~er en el.in~erior drl campo de
tar lo "nuevo". El D)edio más seguro para responder a esa espera será excluir nues~ expenencia, especialmenie en Jos sujetos cuyos intereses intelectua· .
del campo y del discurso analíticos a todo elemento cuyo SUrgimiento sólo les giran alrededor. de los textos freudianos. Será su consecuencia el desin- ~\ '
es cóncebible si se respetan los parámetros que definen y preservan' Ja ex- vestimi~nt~ del. discurso a.sociativo en proveého del .discUtso interpretafüto, /
periencia del mismo nombre~ Lo que sorprende cada vez más en los modelos la aroczacion libre cedera el lugar a Ja int~r..e.t.~ci{J.f1. .~:oqligadá ", lo que .1
teóricos· cp1e $e utilizan én ·nueimrdiscii>lina es su reduCci9D: a wia serie . pennite que a .partir de un elemento -lapsus, suefto, emoción- se desarrolle· !
mínima de enunciados- de alcance universal, en provecho 'de una. difusión . una cadena interpr~tativa en hí que no falta ningún eslabón y que, por ello, ·,,'?
.del modelo pero a oosta. de lo qtie conStituía su armazón esi>ecífica y su ' no puede presentar ninguna abertura. Todo pensamiento o imagen impre- i
mWá ~lar. Extrafia nivelación de las aspere2:as, de la riqueza y las a.pOrías" 1 " visto, será explicado gracias a una interpretación preconocida: el sueflo de (. · · ·
del .discurso freudiano, gracias · a ·lo ·cual se mantendrá a esa "serie" de ' · ' i:una. ?erida será vinculado con Ja angustia de castración:·ía angustia de cas·' \
enunciados fuera del campo de lo cuestionaple. En otra parte hemos mostia: . tracton con el deseo inconsciente, el deseo inconsciente con el amor por \
do por qué. razón el. mayor riesgo. que amenaza al. discurso analítico es el · la madre, el amor por la madré córi el objeto del deseo en tanto que in· )
de desli7MSe del registro de!_!!!_'l!er al de la ce.rteu¡5 • Cada vez que se opere defecti.Dlemente faltante, etc~ 1 . • · )

ese· deslizamiento se comprobará· que el analista no hace más que demandar a


. Se desenvuelve así una cadena 1conceptual rerilitida un saber que el
al modelo exactamente lo que le demanda el profano. Lioerádo de la necesi· Yo del analizado ha hecho suyo, que puede manejar con perspicacia, pero
· dad de tener que demostrar la legitllllidad de su teoría, en y p,or medio de cuyo resµltado es anular cualquier ef~cto de la interpretación sobre la eco-
.Ja experien~. prueba que sus predecesores le habrían legado de. una vez nomía ·psíquica. Sin contar con que el anaJizado, a .menudo de manera
. para siempre, reclamará el. derechó de .desplazar su campo de batalla a lo · · oportuna; a veces puede concluir sus "asociaciones-interpretaciones" inter-
pretando el conjunio como signo de ·un deseo, desconocido por él. de se-
5
Cf. P. Castoria<fh-AulagÍtier, La violeÍ'i~ de l'inte;.,,rétation. Du pfctograme d ducimos. Esta última frase resume adecuadamente el problema plaÍlteado: ·
l'énoncé, Ptesses Universitaires de Francé; cQL "Le f'ürouge"'. a\>ril de 1975, y de
·la misma autora, "Á propósito de la realidild: saber o certem", en este mismo representa una nueva fonna de la n~8ªción que se expresa por medio de uná
volumen. · · · · afnmación que ~e .a lo reprimido volver, pero que priva a esa vuelta

108
j 109.
de toda carga afectiva y por lo tanto de todo poder de transformación. En
efecto, ¿qué dice el sujeto? rextuabnente, que su discurso es aquello· por LA APERTURA DE LA PARTIDA Y EL
medio de.lo cuál se e~presa su deseo ..inconsciente"·a nuestro resp~to;de "A PRIORI" DE LA CERTEZA
. hecho ~niega de la presencia de ese deseo al negar acceso a la emoción . . .
de la que deberíá ser pÓrtador. Lo que nos ofrece. es una construcción in- . . TÓdos sabemos que entre los sujetos que llegarán a ser analistas el ob-
terpretativa; peri si lo propio y .eficaz de la ca.dena asociativa son lá imposi- jetivo · didáctico de· sus demandas está con frecuencia presente desde la
bilidad de su cieae, pues su remisión de ténnino a ténnino es indefmida y apertura de la partida. En la mayoría aparecerá una proximidad en el éam-
· no· previsfüle, y de allí surge el efecto de. sorpresa y la reacciQ.n emotjva que Pº. de_ sus ~ve~en~os teóricos-pr~cos antecedentes al análisis: psi-·
ella puede. slÍscitar, lo propio del sistema interpretativo es poder anillarse qwatna, soc1ologia, pSicologfa son J.as. discíplinas en las cuales la demanda ·
.. siempre en ún.punto de origen, lugar de una interpretación primera que de análisis es más frecuente. La motivación que se antepone como razón
: constituye su postulado de partida6 • . · . · ·de. la demanda .es a menudo la incomodidad y los límites que siente el
Vemos así al analizado, ~ntro de los parámetros mismos de la expe- SUJeto enfrentado a las exigencias de una práctica que le revela la insuficien-
.riencia, protegerse de ella recurriendo a un sistema interpretativo ya usad~, cia de su conocimiento de nuestra teoría: se ve que la "demanda" es ya un
en el dóble sentido del ténnino, y apelar a un saber que debe no a la expe.. · producto, un resultado de la práctica del modelo. También se habla de
.. rienc~ sino a ta ideología circulante én el discurso de su grupo. Para el ·suje-
to en análisis el fin es enunciar la eventual interpretación del analista en un
un malestar subjetivo, pero aquí daremos nuevamente las gracias al modelo
que permitió "reconocer" que la causa debe ser buscada en la psique del de·
momento ·elegido por su propio Yo: el sentido literal de los enunciados ~an~~· En la mayor .parte .de los casos resulta de·. esto que no sólo el
·pádrá ser fiel a lo que el analista habría podido fonnular, pero el tiempo mvestimiento del modelo preexiste a la demand'a8 sino hecho de conse-
. de su enunciación viene a garantizar que lo "dicho,. no dará acc.eso á1 afee- euen~· ~ graves! que su ver~d, antes de toda puesta a prueba por la
. to que, en un tiempo diferente, habría podido provocar. · expenenCJa, es ·conSiderada como obvia". En una ya extensa práctica, muy
: . En la.interpretación trivialiiada los enunciados conservan tá forma ilu- rari:mente hemos oído al joven psiquiatra, sociólogo, psicólogo o filósofo,
sória de una fuerza~ servicio dei proyecto analítico, mientras que en rea-. decir en las entrevistas preliminares que querría intentar la experiencia
lidad ya no remiten sino a las significaciones codificadas de un discursa para sa~r si "la teoría dice la verdad": hablará de poner a prueba su deseo
demasiado rutinario y usado pam.que su aparente coheSión y el &t~ma de de ~ -:bastante se Je .machacó los oídos con' este "slogan" para que
referencia preexistente a la. experiencia corran algún riesgo serio. La gene- sepa lo que tiene que decir-, de una posible duda sobre su capacidad para
r~ación del ·recurso. a ·la interpretación ·acarrea como consecuencia una llevar · a buen . puerto la experiencia analítica o incluso antepondrá sus
.. ín » 1
indiferenciación del tiempo de su aplicación: el analista se ve entonces en-. s toma$ para asegurar al analista en la conveniencia de su eventual
frenµ.do á un ···antes dél hecho·" que ql,tita todo poder de."a.posteriori" respu~a. afirmativa. Pero parece que le resulta absurdo imaginar qu~ la
a· su interp¡etación. Por poco qué háya caído en .Ja tmmpa de una ideali- ex~enen~ia q11e emprende pueda llevarle a declarar falso el paradigma
zación del paradigma, trarisformando su~ enunciados en una serie de fór- pr~1?~estido,, l~ que qu~da confmnado por otr~ fenómeno: el sujeto en
mulas mágicas que actilan wr la sola fuerza de su enunciación, sin tener . análiSIS podra mtemunp:ar su propia experiencia o reconocer que ésta hl!-
· que atender al ·1\lgar. al tiempo y al.·tento trabajo necesario para ofrecerles fracasado, pero es raro que justifique 4nte sus propios o/os esa interrupéión .·
. un. sqélo sobÍ'e· el cúal puedan actuar, nos topue.mos con la anulación de o ese fracaso por su descubrimiento de la no·verdad de la teoría.
toda diferencm entre las referenciils de los dos discursos, y el analista' y el .Dos explicaciones son entonces posibles: puede afirmarse que cualquie-
. arullizadQ! funcioriarán desde ese· momento bajo la égida.de uno solo:·aquel ra qu.e sea la forma que. tome }a resistencia -y sabeinos que la fuerza y la
que le viene del exterior. A partir de este momento la experiencia cae en astucia p~eden .serlo- no esta en sus manos renegar de lo que enuncia
su totalidad del lado de una· m.is!Qa ideolOgía cultutal, que analizado y ana- nuestro discurse) acerca de la estructura del inconsciente. Pero como sabe~
lista defünderári.. COl1$ecuencia. e~trema. de una colusión entre dos discur-. mos que la renegación del afecto, del saber y hasta de lo visto es una de
sos que se 'opera a expensas del anal(ti@. · · · · las v~s privilegiadas. que por lo generai toman los mecanismos de defensa,
·· .· Queda por considerar .una tercera "anomalía~ 7 que también se maní- seme1ante afinnación produce perplejidad. O bien hay que creer que en el
. .·fiesta dentro de los parámetros· de nuestra experiencia. Es pr-0bable que si caso de un didáctico el sujeto está dispuesto a éuestionar sus amores sus de-
~amos .hacia el pasado ruillaríainos un mismti fenómeno, pero pensa~ ·. . se~, su trabajo pero no ese "saber", .que aquí hay un "bien" del \¡ue no
· mos que la expansión .
del discw:so analítico
.
lo reforzó y generalizó.
. · quiere ser despojado, y que prefiere acusarse del fracaso o acusar de él al
analista, pero preservar a toda costa su fe en un paradi~a, transformado
' ' .

en dogma.
·6 · .Én éstos casÓs ·el "sistema" ailalítico está más mea del que rÍge el ~c:Urso psi· Si esto es así, y tal es nuestra opinión, debemos conciuir que incluso
coaD<llítico: toda sistematilicié!n de Ja interp.fetá(:ión conduce a re$ultados antes de que comience la experiencia, la existencia de un "saber" particu-
esencialmente Idénticos. · · a
? . Es ciertó qu~ es: un corofariQ ~que acabanÍpi de mencionar~ •' lnvestimie.nto. <:,interés qu~ no sólo no ~enen nada de criticable sino que.además
son u~a cond1cion necesana para que exista ese tipo de demanda. Lo problémáti·
co está en aquello que dicha "demand;( se niega a cuestionar.

ito
111
lartelativo a la psique es iilvestida po; et.sujeto co1_1!o una certez~ al abrigo anaHtica a 1a prosecución de la experiencia del analista? ¿Qué debe a las
de lo cuestionable: nueva conf'mnacion de la funcion que podra re-tomar defensas del Yo, a partir del momento en que tales defensas no se mani·
el "objeto-saber" en ciertas fases de la partida. Pero no es posib~e limitar~ · fiestan ya por el rechazo sino- por una metabolizadón del modelo que
a aceptar esta evidencia sin preguntarse sobre sus consecuencias. Y e~to tiende a tomarlo conforme con ·miras preexistentes? Aquí no podemos evi·
más a6n por cuanto el fenómeno nos enfrenta a una mo~esta parado3a: tar preguntarnos si nuestra relación con 1a teoría no está inexorablemente
mientras que nuestra teoría viene a demostrar que los úrucos .caracteres condenada a un periódico reenjuitjamiento que vuelve necesaria la fonna
que pueden asegurar q_ue un "si:ber". no ha caíd~, y~ del lado ~el do.gma, cobrada por una resistencia que se manifiesta por el poder del Yo, una vez
serán su cuestionabilidad y la exigencia de un penodico recuestionanuento superado el efecto de choque, de apropiarse de un discurso cuya carga
de nuestra relación con ese mismo "saber'\ vemos en este caso al futuro explosiva previamente ha descebado. Lo que entonces viene a la mente es
analista, o a a,quel que desea llegar a serlo, rehusar todo cuestionamiento la metáfora de· la lucha que libran la eficacia de los antibióticos y la resis·
en nombre de una certeza preestablecida. Esperamos que quede claro lo tencia de los linajes mutantes. Se tiene la impresión de la posi'bilidad de
que intentamos destacar: en efecto, el analista corre el riesgo de esc~ote~ una misma evolución en los linajes del "Yo"11 • No es que la eficacia de una
:t
la paradoja al proclamar que ~ cree en modelo, ;es. porque ~ C::XJ?~nen~
que prosigue le prueba su verdad, y seriamos l?s -últimos e~ discutid~. No
teoría exija 1a periódica invención de una nueva, lo cual resultaría un pos·
tulado absurdo, pero creemos en la necesidad, para el analista de estai ad-
ponemos en tela de juicio ni el valor ~e la :eo~1a de Freud ?1 n~estro mves· venido de los efectos de deterioro por el que siempre estarán amenazados
timiento a su respecto9 ·; pero valor e mvestim1ento no nos ttnp1den pregun· sus conceptos, y de la astucia de un Yo, comenzando por el suyo propio;
tamos que quiere decir que la certeza preexiste a la ex~eriencia, YP.ºr qu~, que siempre tenderá a anular lo que se presenta bajo el aspecto de algo "di·
en estos casos, el sujeto no puede ofrecer a los mecanismos de reSIStencia ferente" que viene a comprometer su statu quo identificatorio. .'-"; ·
que provoca la experiencia su rechazo del modelo. . · . · Creemos así que no puede haber statu quo teórico; a falta de nuevos
En el horizonte de estas preguntas se perfila otra ·qu.e es sin duda la . ,aportes, toda teoría se momifica. Teoría y práctica analíticas deben anhe·
más esencial: si la certeza preexiste a la experie~cia, la cual en rigor es lo lar que aparezcan ·innovaciones probatorias de que ellas siguen vivas, pero,
· único que puede jactim;e de aportar al sujeto la prueba objetiva de la verdad a la mversa,, habría que exigir que aportes y modificaciones respeten un
del paradigma, ¿qué recurso posee el analista para probar .y probarse que e~ proyecto que debe permanecer fiel a la definición que Freud le dio.
en efecto a su propia experiencia, y sólo a ella, que debe esa p~e~? S1 Aqu.í" culminan las observaciones que deseábamos propon_er ·para la
el fin del proceso analítico implica haber renunciado al ex,~eso de iluStones reflexión de nuestros colegas; ellas conducen a una sola y misma cues- .
que sostenía la apertura del juego, no puede, inversamente; sino confirmar . tión: "¿cómo recuperar y preservar un proyecto que constantemente
a aquel que ha pa$11tl9 a iser analista la verdad de los postulados de la teo- arril!sga bastardearse?". La experiencia nos demostró que si bien la teoría
_ría1 b. Verdad que hallaría así, a posteriori, su garantía en la puest¡ta pru~- de Lacan podía defender mejor sus conceptos contra el peligro de su trivia· .
ba a la cual se ha aceptado someterla y someterse: . · · ~ación, no les ofrecía, por el contrario, ninguna protección contra el de ·
Pero aún habríá que definir los límites qu~ esa "certeza recuperada" su fetichizaci6n; entre estos dos accidentes la diferencia es de pura forma;
debe respetar para resultar conforme con el proyecto analí~co Y con su ..· sús. motivaciones y consecuencias son idénticos. Se comprende que a par·
cuestionamiento, nunca clausurable. · . tir 'de semejante comprobación hayamos renunciado a toda veleidad de
Es indiscutible que la teoría psicoanalítica .defiende un i_nodel~ del hacer pronósticos. Es cierto tarnbi~n que la inquietud de prever y defender
funcionamiento psíquico que impone otra conc.,pción del· funciQnam1ento ·el porvenir dél psicóanálisis nos pareció a menudo una maniobra y un despla·
· del Yo pero este modelo sólo puede proponerse al Yo, únic\l instancia zamiento que pennite a los ánalistas no reflexionar' sobre su presente.
· que pu~de darle "derecho de palabra" en el espacio psíqUico. Y que deberá . Y para terminar con una ·observación más constructiva y optimista,
aceptar, para hacerlo, convertirse en el agente de su propia transforma· digamos que estamos convencidos de que la teoría psicoanalítica posee los
ción. · . . · medios que pennitirían a esa reflexión convertirse en la promesa de un
Desdé ese momento, ¿son evaluables.las fonnas de resi$tencia que el porvenir posible~ ··
y o puede oponer en el curso mismo· y ·en el corazón mismó de la opera-
ción de apropiación
.
que efectúa? ¿Qué cosa debe la-evolución'de . .la teoría
9. Esto no quiere decir qu'e dicho valor deba se~ admitido Y IeJl!'tido COil';O ~texto
sagrado y como tal, acabado y perfecto de una vez pam siempre. 81 ast fuera, ·
toda preg~nta sobre el porvenir del psicoanálisis perdería su objeto.
1O Tal es, a nuestro parecer, la causa de esa "exigencia de verificación~ .que en los
mejores casos parece .sufrir el analista. Este no ha olvidado la paradoja presente
1! en su propia apertura de p~tida: el a posteriori de la prue?a .que e~ª~·~º
.; basta para anular la. cuestion que debe plantearle el a pnon de la Jillputacion
r, .
de verdad concedida al modelo. · ¡Y ante todo en los linajes de los "Yo analíticos"!

112 113
,
·.·;,,....·.
..... '·
. •. ·"·:t:
·,

VII
A PROPOSITO DE LA TRANSFERENCIA:
EL RIESGO DE EXCESO Y LA ILUSION MORTIFERA*

A. Lo8 presupues~os teóricos

Escribimos estas páginas poco. 'después de la publicación de un libro1


que clausura la primera etapa de una indagación sobre la metapsicología,
etapa en la cual se concedió un lugar de importancia aI·ariáJisis'.de la fun·
ción del Yo en la construcdón delirante. . ·
La escasa distancia temporal que nos separa de dicho· texto explica
que aquí tan sólo podamos apelar a reflexiones "en vías" de elaboracióit,
forzosamente parciales y no acabadas. ·Tales reflexiones son prolongación
lógica de un trabajo que, a nues~os· propios ojos, sólo encontrará su pleno
sentido cuando hayamos podido mostrar que la aplicácíón a la experiencia .
¡málítica ·de Jos .conceptos por nosotros fonnulados pennite comp~nder
:mejor la siilgulandad del proceso que en ella se desenvuelve, así como la·
de los eséollos que pueden llevarla al fracaso. . · ·
· Los el~entos de análisis que propon~os conciernen al re~tro de
la neurosis:·sólo fuera del campo de la psicosis 8e puede af"umar que la ar~
. madura• así como la prosecución de la experiencia, presuponen por I?ªrte
de.lOS dos Süjetos en presenc:iá la aceptación a priori de un extraño pactO,
potél c de ellos acepta hablar su sufrimiento su lacer, sus suefios,
su cue¡po, su mundo, y e otro se compromete a asegurar la presencia
de suescuchapar¡[ toda palabra pronunciada•. Pacto que ni uno ni otro
podrán respetarj~s de manera tótal ni constante, aun cuando sus dos
cláusulas d~b~ seguir siendo la me.ta ..ideal" propuesta a la atención de los
dos SÚjetos en pr~sencia~ El ..decir todo" de la regla fundamental cobra un .
1
Cf. Pieia ~odadis-Áuiagnier, La Violence de.l'interprétation. Du Pi.ctogrammé
· a.l'Enon'cé; París, P.U.F., abril de 197.S (Le fil rouge).
* "A.propOÍ d~ ~ansfert: Íe risque d'excés et l'illusion mortif~re", artículo publi•.
cádo ~n Savoir, faire, espérer: les. limites ·de la raison. Publications des Facultés
Universitaites Saint·Lollis, Bru8e~s; 1976.

115
···~\,
;1·.··.
"

..
sentido específico cuando se refleXiona sobre lo que va a signific~ para rntpido que él encuentra y encontrará, eón el-fin de que ella tome "vivt"bles"
· el Yo la demanda que se le dirige: la puesta-en-pa!abra! de pe~1entos representaciones del Yo c:Qnformes con lo que esa mstancia espera de su
de los que es al mismo tiempo agente y referente, mchudos, y q~.iza so~re propió proyecto identi.ficatorio. .
todo, esos pensamientos que -como .ciertos fantasmas- pr.etendían ser . Este rodeo acerca del confli~o neurótico muestra que su núcleo se
y "se pensaban~_p.o comunicables: . . · . · si~ entre el ·Yo '.y los pensamientos por medio de los cuales se presenta
Ya desde el comienzo de la partid~ el Yo del analizado se ve proyec· a sí mismo y se ~senta con respecto a los otros, conflicto que el proto-
tado por el ariálisis al htgar de un sujeto que supuestamente puede Y quiere colo de la experiencia comienza por reforzar gracias ál privilegio concedido
transfonnar pensamientos ·en "actos": actos de p~bra, desde_ll_lego, pero a su puesta-en-palabras y a lo que tiene de particular el trabajo de pensa·
que cómo todo acto pueden ·actuar sobre la realidad de lo VIVtdo por el miento al que el Yo apela para responder a esa exigencia. Tal refuerzo del
enunciante así fuese sólo· porque pueden enfrentarlo con una respuesta no . . conflicto, del que el analizado siempre tiene una suerte de intuición antes
previsi'ble. Con la sola ubicación de los peones sobr~ el tablero 8!!31ítico, incluso de qite se opere, es fuente de la ilusión y de la espectativa transferen·
uno de los sujetos. encuentra que se Je atrfüuye un 'poder-querer }/.abiar • c~s: la existencia. de otro a quie.n se supone saberlo todo, a priori, sobre ·
sus pensamientos, y el otro un "~~esto saber" sobre el deseo inconscien· las ~caciones ignoradas de los pensamientos y deseos ·que·se le ex·
te que juega en esos mismos pensamientos. - .. presan, "sabe~ todo" que disolvería corno nieve al sol el conflicto que los .
Si a lo largo de la_ experiencia la proyección al lugar del sujeto "supues· desgarra y el Sufrimiento .resultante. Pero esa ilusión, necesaria para el de·
to saber" pesará gravemente sobre los hombros d~l analista; lo mjsmo sarrollo de la experiencia, en $Ud de su inmediata acción sobre la relación
sucede con ei analizado, al que el proceso imputa la posibiµdad de una que vincula al Yo con sus pensamientos y más aún a causa de las transfor·
puesta:.en-palabras dei conjunto de las prod11cciones psíquicas que su _Yo nia~ones sucesivas y complejas que va á inducir en esa misma relaci(m,
puede conocer. Hablar sus pensamientos a otro es, p,ara el Yo;~c;a]mente puede desembocar a veces en una consecilencia "paradójica" .que invertirá
un .acto, y quizás·-eracro por excelencia: ya~ ma aprendio lo. que el 'fm al. que el pr.oceso apuntaba. En este caso, la transferencia se pondrá
puede costarle iñterpe1ar a otro Yo y_§illarse frente a UJl8 re!J?uesta ~~s· al servicio de un deseo de. muertEi del Yo por el Yo, que se realizará no a .
peraua que va il ac~ sin que'él pueda oponerse a ell~, sobre su relacion, través del suicidio sino del deseo de no desear pensar más, de Ja tentativa
con sus propios hitos identificatorios. De allí la angustia que puede ~-ex­ de irtl¡>oner silencio a esa forma de actividad psíquica constitutiva del Yo.
perimentar el sujeto sobre el diván, !1º s!em~re en r~ón de lo ?u~ p1e.nsa Victoria, parcial en tanto. que hay vida, de algo que podríamos llamar déseo
sino con motivo de una regla cuyas lIDplicaciones mide a postenon. Mien- · de autoenajenaclón en lo relativo a los propios pensamientos. · ·
tras se pennanezcá en el registro. de la neurosis, el :hacer ~a~" en la sesión. Antes de proseguir, debemos resumir brevemente nuestra conceptua·
es mucho más fácil de observar que el "decir todo ; esto último representa lización del Yo y de los factores que permiten su entrada en Ja escena psí·
para el Yo, a justo títUlo, una- acción tanto más peligrosa cu:mto que la re· quica2 • Rogamos al lector tener presente este esquema referencial; de lo
gla fundamental exige que ·se prive de todo poder de elecetón sobre este contrario, las reflexiones que siguen perderán sentido.
«hacer.decir". Peligro cuyas consecuencias se compren~en c?and? se sa~
que itida neurosis posee como primum movens un. c~nflict? 1~enti.ficatono 1. El concepto de violencia primaria y el origen del Yo
en el ser mismo del Yo. Conflicto entre representaerones 1deicas, y.por lo Uno de los caracteres específicos de la vida psíquica hace que el sujeto
tanto pensamientos, que tienen como referente un mismo Yo al que le ~s se vea repetitivamente enfrentado con experiencias, discursos, 'demand¡is,
·imposible imponerles una coexistencia pacífica: de allí su lucha por exc!utt que muy a menudo se ·anticipan a sus pOSioilidades de respuesta y siempre
de su campo toda representación que contradiga a otra a Ja que qwere a lo que el sujeto puede. P.,rever en cuanto a las causas· y a las consecuencias
· ·privilegiar en su tiempo actual. Pero lucha destinada al fracaso, porque es de ~ exi>eriencia que él produce o padece. Cuanto más .se mira hacia co- el
adenlás ese mismo Yo el que, con .todo desconocimiento, sigue invistiendo mierizo de la vida, más excesiva es esa anticipación:: exceso de sentido, ex·
con idéntica fuerza representaciones contradictorias de sí mismo. · ceso de excitación, exceso de frustración, exceso de oferta. Toda respuesta
La primera tarea del proceso analí~co se~ favorecer 18: exp~esi6~ del . del medio psíquico ambiente en el que se impregna la psique del infans lleva
conjunto de esas representaciones, gracias a lo cual el conflicto.1dentifica- . en sí un ''menos" en relación. con lo que el deseo inconsciente demandaba,
torio se actualizará y se ..hablará,, en el hic et nunc d'e tas sesiones. Primer pero también un "más" en relación con lo que esa respuesta espera, a su
tiempo necesario para que el ~abajo analítico permita q_?e una ~e ~e esas vez, de aquel al que ella se ofrece y se impone. ·
representaciones devengan para . el Yo no ya lo que este· repetitivamente . . Este carácter encuentra su fomia más pura y exacerbada cuando se exa-1
ñitenta reprimir, sino aquella que puede conservar entre las representa- mina la prob~ática demanda-respuesta propia de esta fase, en .la 'cual lo
ciones de su propio·pasadp. El fin~l proceso implica. e?tre og.co.sas, que se demanda a la voz materna (y hemos mostrado que ·en esta etapa lo
la posibilidad para el Yo ·de no segwr gastando su energ1a en re ~. esperado es, de hecho, un atributo de. sonoridad imputado al pecho) es un ·
deséonocer o que o ~. su· d~o a conservar y por lo tan~ a mve~tir puro "placer de oir", ·mientras qú.e lo que· ella ofrece son palabr!lS y un flujo
su recuerdo y, a]!!_ inversa, que ese mikmo Yo ace e transfenr e~clusiva· 2
. . .

mente ·al futuro la posfüilidad y el anhe o de actuar sobre una realidad del Cf. op. fit., cap. I y cap. IV •
......_.., --
117
116
. . . ' . . . ;.
·.'·5
discursivo ~rtador .Y creador de un sentido; que se anticipa.de lejos~ _PO. ·;.1·"
der del infans de "entender" su significación. !.a consecuencia del desajuste intrinca entre sí esos tres ~gistros fundamentales que son lo imperioso, .
que separa las producciones psíquicas del "YO:.' mate?I~ de las ~el infa!'s, o Ji'"'necesidad, el deseo y1íi demanda, coñfusion gue hice imposible deSen·
cobrará su fomia completa· en el momento en:que este último deba· apropiar- ·. mas~la comó tal cuando se presenta bajo la aparieneia de lo demandado
se de un comienzo· de saber en el campo semántico, hacer suya una p~era y d!_ lo esperado. Hay que agregar que casi sie~pre· lleva a los dos partiiiiii·
. Serie de significaciones sobre las cuales sólo secundariamente podrá ejercer res a desconocer sus caracteres constitutivos; La violencia primaria ejercida ·
· su derecho a .la duda, a la contradicción, a la elección' y, por lo de~ás. pqr el· efecto de anticipación del discurso materno se manifiesta esencial·
siempre respétando los límites que impone a todo sujeto etorden del dis- mente en esa oferta de significación cuyo resultado es hacerle émitir una .
curso, el que nunca puede presentarse como creación autárciéa de un solo. respuesta que ella formula en el lugar y sitio del infans"3 •
. Por lo tanto, en el encuentro entre la psique del infans y el sistema de Si analizarnos los efectos de la interpretación forjada por el discurso
signif_!gclón del gue la voz materna se hace primer portavoz, ~· materno, del deseo y de la demanda que ella ·imputa al infans, se h3llarán
violencia primaria tan absoluta como .necesaria. Por el discurso que la madre .los caracteres .que acabamos de describir: el "agente" que interpreta está
dirigí al niño, y sobre el riiño, ella se crea una representación ideica de motivado por un deseo heterogéneo al del infans, el deseo de la madre
éste con el {!Ue identifiéa el ser del infans, forcluido ¡>ara siempre en cuanto que espera seguir siendo una oferta. continua y necesaria para él. Dicho
tal de· su conocimiento. Pues bien, este discurso y los hitoª-Jdentl!!catorios deseo se instrumenta sobre algo que es, para el infans y con doble motivo,
que es el único en oder · _ ..on lo u el ans én el momen.!o un objeto necesario para que· haya supervivencia física y psíquica: la satis·
en que a· quiere los primeros. rudinle~Jcng¡i~ y ..Pasa al estado d~ faCclón de las necesidades del éuerpo y la satisfacción de una "necesidad"
libi~ •. Lo que la madre desea se convierta en aquello que la psique
niño, -a:ébjmí apropiarse: eri un primer tiempo. uria imagen del ~n
saber sobre quién es Yo -que vienen de otra parte-, van· a hacer irruP.; del 1nfam va a demandar y esperar: ambos desconocerán la violencia opera·
·· ciÓn-en su espacio psí uico y a dar cue o, arád "icamente" a una ins· . da por una respuesta que prefonna lo que desde ese momento será demanda·
tancia, el Yo, que tendrá e p er e sprenderse de los eféctos de una do y aquello a lo cual se deberá ·renunciar. Tanto la necesidad que esa
violencia representa, como el desconocimiento que Ja acompafia, tomarán
violeñciaili-cual debe su propia existencj¡t ... ·Es· ~·necesidad para el.
fUQcionamiento psíquico ·que de entrada el discllfSO materno traduzca . posible su riesgo de exceso: si bien es cierto que no se actualiza forzosa·
el gritó en ténninos de llamada, en· t~rminos de· demanda de amor la espera mente, · siempre está en ·el 'horizonte de· to posible, suerte de tentación
de uñlinposible cierre narcisístico; en términos. de una· intención ~1ª.. . más peligrosa aún por responder en la madre al deseo siempre resurgente
coneíeme lo que sólo se·dirigía a "objetos" fanta,smatizados como parte de poder fmalmente ser y seguir sienQQ para otro ese dispensador de todos
del cue~ própio que se debe rejnrotporar o destruir. . los bienes al que él mismo debió renunciar. · .
. Vemos que esta ..traducción" .supone~ ..traición" si se la compara
con el texto origúial, pero dicha traición pasa a ser, inversamente, recons· 2. El riesgo de exceso
tnicción neceSllria, si se tiene presente a qué instancia se dirige: al Yo, Lo que corre el riesgo de ser.deseado y .de ser realizado concierne ·a la
cuya presencia en Ja psi~e del infans, cl. discurso de Ja madre anticipa de no- modificación de un statu quo relacional. (lue nada cambie: este .a1\llelo.
entrada. Error nó sólo "mevitable -pódríamos decir que el Yo no puede basta para invertir radicalmente los efectos de algo que durante un 'mo-
dirigirse máS que a otro .Yó- sino además indiS~ble pam que el espacio mento fue lícito y necesario, y para transformarlo en la condición por
psíquico c:p,\e rodea al infans se convierta; en ese espacio al cual su Yo podrá excelencia necesaria, aunque no suficiQnte, para Ja creación del pensaínien·
advepir. Es por eso.que al término "violencia" le hem~ afiad.ido el doble to delirante (del nifio). Anhelo sosten.ido por un deseo cuya loea desme·
calificativo de necesária y de primaria: no Sólo l?orque es temporalmente sura queda probada por lo que su realización implicaría: la exclusión del
prinJera, sino porqUe hay que diferenciarla de otras fo~ de violencia infans del orden de la .temporalidad, la fijación de su ser y de su devenir
(secundada) a Jas que abre el camino, pero que se distinguen .de ella por . en ese momento en el que del mundo sólo puede conocer e investir
ejercerse contra ese Yo al que la primera había dad.O nácimientó. . . . . una imagen de la que el portavoz e~ .donador, la imposibilidad de pensar
.Reproducimos aquí nuestra definición del coneepto áe· vioiencia . una representación que no haya sido ya . pensada y propuesta;por;la 'psi·
primaria: "Llamamos violencia primaria a la a.Cción psíquica por medio. que de otro. ·
de la cual se im~& a la psique cieotr:Ouna élección, un pensaíajentó, ll!!ª .· . . Si bien es.cierto que, salvo el caro de delirio, ninguna madre cree posi·
acción!.-mQ..tivádos por el deseo de aquel que lo impone pero g,ue se apoyan_. ble detener la evolución física del nii'Ío, es preciso advertir que 8u anhelo
en un objeto que· responde para ~l óti'o ..ª-la categoría de lo ne<;eS3J:i9. ·: apunta a lo psíquic<>, que es un devenir concelniente a lo pensado y a los
Al ·enlatar el registro del deseo .de uno al c;le Ja necesidad y lo imp~rioso pensamientos del ruño lo. que ella querría preformar para ·evitar que llegue
. del otro, el objetivo de la violencia asegwa su victoria: inStrwnentando lo que. "normalmente" debería llegar: lo que el niño deba y logre pensar
el de5eo sobre el objeto de .una necesidad, la violencia primaria alcanza · desembocará en el oMdo del tiempo y de la vivencia de ese primer en~
.su es
fin, que. hacer de ,Ja re3lización del deseo de aquel que lo ejerce aque-. " cuentro;.la imagen de la madre perderá la en~guecedora brillantez de la
lfo que devendrá el·objeto demandado por quien la ·padece.: TfJ...Y'ol~ncia · ·3 .
Qp. cit., p. 40.

.us
l 119
.que estaba dotada; al saber que ella pretendía poseer -y no sin alguria ra-
3. Un derecho de' goce in?fienable

Í zón- sobre lo que el niño demandaba y deseaba y sobre la causa de su goce


o de su sufrimiento, deberá sustituirse el reconocimiento de su ignorancia,
No examinaremos aquí 1o que permite a la madre tal· renunciamiento
-nada podemos decir de ello, en efecto, sin apelar a la problemática de 1a
represión y a· su transmisión-, y en cambio nos preguntaremos por algo
. · La .ne~rosis ·nós p~eba que, a pesar del elevado precio pagado por el
su3eto, este puede ser pnvado del ·derecho de gozar sexualmente sin caer por
este motivo en la locura: la ~ocura nos muestra que si se despoja alS\ifetO
del derecho de gozar de su autonomía de pensamiento,· sólo J!Uede sobre-
que parece constituir una ha.Zaña mucho más difícil: ¿cómo logra el Yo
. del niño desprenderse de la trampa que le dio nacimiento? Esa instancia
vivir .tratando de recuperar aquello que le fue expropiado mediante el re-
curso a Uña construcción delirante, creación de ún Yo que intenta y consi·
que primero se constituyó can la intrusión, en el espacio psíquico, de una gne así pre8exvarse un "poder hablar" que le garantice ~ existencia de üña
primera serie de enunciados identificatorlos forjados por una heterogénea funcióñ pensante en su propio espacio psíquico.
actividad de pensar, ¿cómo puede percibir su propio estado de sujeción y Los analistas se han inclinado con diligencia, y a justo título, sobre el
conseguir h1>erarse de él? ¿Cómo se puede pasar de un "Yo hablado" PQr complejo de Castración y sus consecuencias; al hacerlo, permitieron conce·
el discurso del portavoz, a uncwyo hablo" que puede enunciar un discurso bir de otro modo el concepto de .sexualidad y de sujeto. Pero quizá no me-
que desmiente al ael otro? ¿Cfuno obligarlo a reconocer gue ya no posee ditar~ lo suficiente sobre otro riesgo que Sil propia estructura hace correr .
ninguna certeza sobre ese Yo al que en parte sigue· invistiendo como su .al sujeto: que .se lo despoje de un placer concerniente al ensar la in~·
objeto privilegi!do? Logro más sorprendente..aún por cuanto no hay ~~ table l!:!.11I!Utaci6n gue esto supone. o un derecho de oce sobre .
subestimar 1a fascinación quesupoñeta reláción descripta y que es CO.!_X· la proR.,ia·.actividad de pensar, reconocerse elderecho de pensar lo gue e
tensiva del encuentí'ó. entre. un· poder-comprender del niño y el discurso otro ~ piensa Y lo aue no sabe que uno piensa, es una condición necesaria ·
del que ~l ·portavoz es me~dor. Rela.ción cuya persistencia Sólo podrí~ para el funcionamiento del Yo. Pero el acceso a este derecho p.feiiiPoneel
conducir al absoluto de la alienaci6n4 , pero también relación que responde
';
! abandono de la creencia e,q. el "saber-todo,, del portavoz, la renuncia a en-
~J a ese deseo de fmal de búsqueda queproyecta su sombra sobre todo deseo, contrát sobre la escena de la realidad una voz que garantice to verdadero
cualquiera que fuese su objeto, y por lo tanto sobre el deseo de conoci- y lo falso, el duelo de un placer Ubidinal ligado al don de una pura sonori·
miento mismó. dad. Esto sólo es posible .si el nifio descubre que el discurso del portavoz
Todo deseo lleva en sí la loca esperanza del ~ncuentro con un objeto dice Ja ve:dad pero tam~én puede mentir, que su propio enunciado puede
que volvería carente de motivo a su propia resu~gencia: hallar a otro cuyo est~ moti~ado por el deseo de engafiar· y que nada le asegura a priori que
pensamiento poseería el conjunto de las res.puestas~ al que nunca tendría que· esta al ab!J8o del error, cualquiera que sea su fe en Ja verdad de lo dicho
demandársele que demostrara su legitimidad, porque de una vez para siem- u oído. . · ·
pre se habría reconocido en él al garante de la verdad absoluta: he aquí un ·. El de~briJniente de. que el discurso puede ser portador de verdad
fantasma del Yo cuya familiaridad todos percibimos. Un.a cosa es que todo · o de mentira es, para el nifio2 tan fundamental como el descubrimiento de· ·
sujeto retroceda con horror cuando comprende· cuáles serían las conse· )a diferencia. de sexos; poder '.dudar de lo oído es tan indispensable como
cuencias de su realización,. y otra es decir que soñar con· esa posibilidad . pode~ dudar de la realidad de una construcción qúe reve1a hallarse bajq
· implica una sensación de tregua, de silencio, de quiettid, ·que no deja de la égida del fantasma. Sólo a este precio puede el sujeto cuestionar al Otro
suscitar un efecto de fascinación. De allí nuestra pregunta: ¿cfuno se opera -y cuestionarse- sobre quién-es Yo, sobre la definición de .Ja realidad que
·esa renuncia al "saber todo" del Otro? ¿Qué cosa hace posible la reivindi· · el discurso ofrece y sobre· Ja intención que anima al discurso del Otro y de
cación de un derecho de. autonomía sobre el propio penSamiento?-,.. · los ?tros: Per~ este ~estionamiento y esta duda sólo ·son posibles para
'• el niño si el discurso· del portavoz acepta ser puesto en te1a de juicio y re·
4
Por alienación entendemos una situación relacional en la que el Yo remite la conoce para sí; como para la :voz infantil, la existencm de un referente·
totalidad de aus representaciones ideicas (de sus pensamientos) al juicio exclusivo que .ningún sujeto singular puede encamar y al que todo sujeto puede,
y
de otro que puede, sería el Único en poder, dotarlas de S!Dtido o declararlas al m1S1Do título y con los mismos derechos, apelar. Hay un punto en el que
insensatas. La ¡dienación es sinónmio de la pérdida su~rida por el Yo de todo de- . goce ~xual Y goce de pensar comparten un mismo carácter: es muy difícil
recho de goce y de todo derecho de juicio sobre su propia actividad de pensar. expenmentarlo,. lo que no significa imposible, si el partenaire tiene ta firme
Debe agregarse que un estado semejante nunca es totalmente actualizable en tanto
que la vida persista. Representa la mira de un fantasma que pone en escena el intención. de negarlo al otro. Debe agregarse que la imposición de no pensar
asesinato de la actividad de pensamientos frente a un Y6 que se convertiría en el otra cosa que 1o ya-pensado por el otro es una 1contrajlicción en los térmf.·
testigo viviente de ese crimen infinitamente repetido. Fantasma que ignora la ·nos: pensar es crear pensamientos, y "crear,, nunca púede ·hacerse sinó-
:i
contradicción incontorneable sobre la que fracasa su realiz3ción: Yo y actividad nimo de un simple "repetir~. El Yo no puede pretenderse creador de un
de pensamiento son los dos elementos que componen ui1a misma y única entidad.
De tal fraeaso da testimonio la ·psicosis; ésta muestra que, en tanto que el sujeto
eco: en este caso es el eco el que se propondrá como única e irrisoria prue
esté vivo, un Último fragmento del espacio ocupado por el Yo rehusa entr,egarse ba de la existencia del Yo. · ·
y prosig~ una lucha sin piedad contra ei resto de su territorio, enrolado en las Esto explica por qué razón goce ·del cuerpo y goce de 1a propia acti~ ·
filas de (liña tos. vidad de pensar designan los dos terrenos sobre los cuales. podrá ejercene.

120 121
. .

por excelencia, la inlúbición neurÓtica: la neurosis pon~ de ~esto el


eguilibrio y la analogía que pueden establecerse .entre unpQtencia sexual
e' impotencia intelectUal, entre e.l goce de~ cu~o Y el place~ esperado
.de la propia actividad de pensar, entre la ~cac1on de ~espacio corporal
que uno podrá concebir, con esta condietón, como hab;'f't autónomo del
r · su sufrimiento como sobre su goce.. .
· El Calificativo de "mágico" muestra la desmesura de aquello que se ·
espera del saber ..analítico", pero no por eso hay que subestimar lo que
implica el hecho de que ese poder (gozar, no sufrir más, o cualquier otra
realización ·esperada por el Y o) sea esperado por el sesgo de un saber.
.

.
.

Yo, y la imagen de un espacio psíquico que el Yo·debera.~ent!' repre- Posibilidad de gozar. de su pensamiento, poder pensar el goce, ser po~
sentarse como un espacio unificado y ocupado por una acti.vtda~ autonoma. seedor de una actividad de pensar que poseería la totalidad. de lo pensable <
el
En lugar y tiempo .de la sesión, .tanto el goce del cuerpo como su sobre el ÍWlcionamiento psíquico: tal es el triple fin de la demanda que..
imposibilidad s(>lo pueden ser hablados: esto explica que el sujeto privi- dirige el Yo al analista. En el registro del Yo, el deseo-de un poder-todo es·
legie su trabajo de pensamiento y de pue~~-en-palabras, y plantee en este sinónimo de un deseo de saber todo, "saber" gracias al cual se podría
doble registro el objeto de su demanda· Jib1dinal y el espectro de nu~ prohibir a la propia psique todo pensamiento que sea fuente de sufrimiento,
rechazo5 • "saber" S9bre lo que piensan Jos otros en virtud del cual se podría ejercer
Por escueto que resulte este resumen de la relación entre el "f?
! sus sobre -ellos un dominio total •. Lo prueba el fm último al que apunta el poder
pensamientos y entre la actividad de pensar y·.su agente, nos pennitiri cen- del déspota: conocer los pensamientos de todos sus súbditos, lograr que no
trar las reflexiones que siguj'm sobre el conflicto actuante· en· los }'e~· conozcan· ni piensen sino lo que él quiere hacerles saber y hacerles pensar•
mientos transferenciales", cmiflicto del que es responsable la antinomta · Es por ló tanto "saber" lo que se viene a .demandamos.y lo que se .espera
presente entre los ~s fiñes que ellas esperan~. obtener. De allí Ja sing\Ílaridad de la partida que se jugará y que la vuelve
Qistinta de cualquier otra: la especificidad del sabér taf como se constituí·
rá sesión tras sesión, revelará. que para los. dos sujetos resulta de la crea"
B. Reflexiones ..en curso" sobre el conflicto transferen~ ci6n de algo que ni uno ni otro conocí~ antes de la experiencia. Pero esa
Singularidad sólo será descubierta, si lo es, porque la experiencia revela ser
1. El snjeto supuesto saber diferente; con respecto al analizado, de aquella que, con total desconocí-
Dentro del registro de la neuroSis, la demanda de análisis mu~stra que . . mi~ntó, suponía éste posible.
en la gran mayoría de los casos -Y de ellos hablaremos- preexiste en el La relación que ha existido. entre el· infans y el portavoz, entre un no-
demandante una cierta "idea" del concepto "analista". Esto exp~ca por sabe.i;·nada del Yo ·sobre el Yo y el saber-todo imputado al discurs0· del ·
qué razón de entrada se transfiere sobre el sujeto al que Se. dirigirá Ja aeman· OtrQ, no es idéntica a la telación que se. instaura en ocasión del encuentro
da de análisis la imagen de "ptro" al que descub~os haber espt;.rado en.- entre un. Y9 que no carece de saber y ese otro sujeto supuesto saber. Empe-
contrar desde siempre. De allí la frecuencia de ese p~íodo de, luna de ro, she indagan de cerca las motivaciones transferenciales, surge el proble-
núel" 6 que. puede vivir el ~do, ~do cree. haber ~n~n~~ final~ ma de una serie de ·analogías. Al sujeto-supuesto-sabe.r no se le imputa
mente a aquel que .poseeria, y habna de d9volverle, esa ~ cuyo "saber". ni siquiera el saber en .general, sirio de manera especí~ca un cono-
duelo jlPllás se pudo hacer. ¿Mitad de quién y de q~. y p~ qué com.pl~­ ·cimiento .que le pe'.nnitiría decir "en verdad" y ,sin duda p?siblé cuáles son
ción por recuperar? ¿Acaso se trata, como en el mito plat~mco, de reurur el deseo y Ja identidad del Yo del demandante. El poder que se proyecta
las dos mitades que primitivamente habían fonnado parte,de un.solo cuer- s9bre el analista encuentra aquí su fuente y sus razones (a los ojos del ana·
po? ·¿O, como para Tiresias, se tra~ de apropiarse .del saber sobre un goce ~do; desde luego). Hay. otro que conoce vuestro .deseo,· que sabe quién
desconocido, el del sexo complementario?· No hay duda de que estos fan·· es. verdaderamente Yo, que posee los enunciados conformes; y los únicos
tasmas fonnan parte de un patrimonio compartido, pero si se entiende Yse coriformes, con Ja realidad de Ja que hablan,. que tiene el póder de decretar
respeta lo que el sujeto nos expresa al comienzo de.la partida, se comprende lo que es ilusión y lo que no lo es en ·la historia misma del Yo. Entonces,
que cualquiera que sea el fm que lo motiva, la esperanza de su realización ¿cómo negar que el espejismo transferencial·propone a la mirada un paisaje
·se instrumenta, a sus propios ojos, sobre y por un saber (sobr~ el cuerpo, que comparte." los caracteres de lo "ya-visto"?, y ¿cómo negar que este
el sufrimientó, el goce, el deseo) que nos imputa,y del qu~ e.spera apro-. "yá.,.vjsto" hace pensar irresistiblemente e~ el encuentro inaugural entre la
piarse; En otros términos, la- demanda del neurótico tiene como condi- psi9ue Y. el pórtavoz? · ·
ción ya realizada el investimiento por el Yo de una búsqueda de pensa· · Prlniera analogía a Ja que vienen a agregarse. otras doi¡. El exceso de
mientos y de palabras a las éuales atrfüi.1ye. un poder mágico, tamo sobre poder del que el portavoz puede volverse ·responsable no tiene otra causa,
dijimos, qúe la simple prolongación temporal de una ilusión que prim~ro.
5 Para nosotros, el término re_gresión 'designa específicamente el retomo a un modo fue necesidad vital para el Yo. El· exqeso tempoml de la relación transferen·
de investimiento del pensamiento y de Ja palabra que va a dotar a estos dos "ob- cial ·puede tambien llevar a la wposi'bilidad, para el Yo del analizado, de·
jetos" de un poder erógeno qu.e hará de ellos los representantes del c::onjunto
de los objetos perimidos a que apuntaban las pulsiones. . . .
. ~ar la autonomía de un pensamiento -el suyo- que.para siempre re·
.. sultar4 dependiente de lo que piensa el analista; de sus palabras, de su teoría.
de
6 Término tomado Freud.
En ambos.·easos, una misma y única experiencia puede dar al Yo las armas._

122 123
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•_c.,-J~, '•

que le pennitan luchar para adquirir su autonomía, adquisición que nill'.l·


- -
ana[ista. Oincluso .que, para éste, pensar lo imprevisto a partir de los ·pens1. ·
ca puede resultar s6lo de- la oferta del ºU:º de co~cederla ~o que exige míeñfos que debe al analizado puede ser uria actividad fuente de placer.
el compromiso activo del Yo que la adqwere; o bien, a la mve~, pue~e Esta convicción que el analizadÓ nécesita conf'mnarse periódicamente,
inducir al Yo a renunciar a toda lucha, a negar que haya una diferencia puede ser, a ojos vistas, nada más que una ilusión, y mantenerse a pesar
-entre verdad y mentira y a rechazar el trabajo de la duda que resilltaría de la evidencia contraria: cabe preguntarse a qué precio es esto posi"ble.
del reconocimiento de esa diferencia. Trabajo de la duda que es sinónimo Para ello basta pensar en lo que implicaría la .Presencia de un analista que
del trabajo de duelo exigido por ese ..bien" particular que se llamaba ''cer- sólo .pudiera pensar con displacer el conjunto de los pensamientos que
teza" y que es preciso abandonar6 bit 1 No tener que dudar: deseo qu~ uno tienen como '~ferente a ta sesf'on: tampoco aquí pretendemos que ese
·puede creer realizado al dejar a otro 1a respon~bili~d de de~ar pensar displacer pueda ser evitado, pero muy distinto sería no poder hallar nunca
y -de pensar westro deseo para perderse en un silencio escandido por un en la propia escucha uná fuente de placer. Si tal no-placer es constante
único enunciado indefinidamente repetido: "E1 Yo no piensa nada". o mucho más frecuente que su contrario; el analista escapará del displaCQ?
Segunda analogía, pues, entre los dos. resultados de un exceso de la pensando "otra cosa" o reduciendo cada vez más el tiepipo de las sesiones,.
ilusión. -Está presente una tercera: hemo~ ~cho que autono~í~ y alie~a· o aun. haciendo lo necesario para _que el analizado no hable· más que un -_
ción. comparten una misma causa y una rrusr_na fecha de nacmuento, pero discuao conformé con lo que le da plácer (al anaJista). Tres soluciones
también que ninguna de las dos p~ede realizarse, salvo excepciones siem· - que, por desgracia, casi siempre son peñectmµente realizables: basta para
pre posfüles, sino por la suma c;te dos deseos y de dos placeres compartidos. 'ello que el analista ab~ de ta transferencia y la convierta en un instrumen·
Es menester que el ~eseo de aútonomía del Yo exista ~~o su de~o, ~ero to al exclusivo servicio de su placer. y de lo que él no quiere saber sobre
que el Yo oiga en la voz· del portavoz el anhelo de facilitai'le su ~alización. su propio desinvestimiento en lo que concierne a su función y al trabajo ..
A ese precio, la lucha que libra el Yo contra su estado inaugural de depe~­ psíquico que ~ exige. Tal abuso de poder y, más aún, de confianza -en
dencia se revelará a posteriori como una lucha- librada contra una tendencia el sentido más estricto del término- hará qúe el analizado, que evidente·
de su propio deseo, contra una ilusión cuyo duelo él debe hacer, por obra mente no puede reconocerlo en tanto quiere conservar su investimiento
de 1o cual la autonomía adquirida podrá ir a la par con el sentimiento de para su análisis con este analista, tenga que rechazar las pruebas que de él
que la madre sigue amándolo, que le da placer el que él sienta plaeer al le vuelven. Rechato que se hace poSI"ble gracias a una serie de racionaliza·
crear pensamientos nuevos 7 • Asimismo, la negativa del Yo a usar de ese clones que pueden ·acercarse peligrosamente a un remodelado de la realidad -
derecho de libertad sobre su pensamiento muestra casi siempre que tiene de su vivencia ·de y en Ja Sesión, remodelado que mucho se emparenta con
como aliado al deseo materno de rehusarla. · _ · las defensas psicóticas. A su vez, este rechazo exigirá que el analizado
Tampoco en este registro la relación transferencial deja de presentar acepte denegar toda siqgularidad y poi: lo tanto;todo valor creativo a sus
analogías. Si designamos con el término "pensamiento transferencial" al propios pensamientos: el anal.iSta. y su teoría ya han pen$ado todo lo ptm·
conjunto de _pensamientos, expresados o ~º· que se presentan en la ment~ sable. con respecto al sujeto y a es(e sujeto. La creencia en la singularidad
del analizado durante el tiempo de la sesión y que se refieren· a los senti· de su historia será denunciada como una ilusión, ihlsión que es preciso
mientoS vividos por el Y o, es evidente que estos pensamientos a i:ie~udo perde\' para alcanz'ar ta suprema sabiduría que lleva a proclamar que el. Yo (
serán expresados con displacer, ya sea que acompañen a un sufrimiento es un· puro seftuelo y que basta con saberló. para•• : seguir instalándose
psíquico efectivo o que hablen lo que uno quisiera callarª. En tales mo· indefinidame~ sobie un mismo diván- y. frente a un mismo silencio y a
mentos, pensar en la sesión será fuente de displacer. Pero et proceso analí· una misma ''ausencia,. del analista; -~ p0S11>ilidad de ~ortarlo prueba
üco detiería poder encontrar tunbién "momentos" en los cuales pensar en . que el deseo del Yo no puede sino encontrar Ja "nada". única imagen con·
la 8esión, pensar la sesión, pensar para la sesión, sea fuente de placer. Este forme con su •supuesta" verdad y con su. "des-ser" congénito.
placer desempefia un rol esencial en el investimient~ por el Y.o d~ la ~e~ - Vemos qll". existe una efectiva analogía entre el riesgo de ex~eso del que
que· persigue el proceso analítico y de ese modo particular de trabaJO p~1qu1- el portavoz puede hacerse responsable al rehusar al infans experimentar
co que exige el "a.nafu.arse". La ~~ción transferencia! nos mue~ que placer en crear pensamientos, y el exceso de frustración del que se toma
ese placer, para estar presente ser reconocido como tat por el analizado, .responsable et aDalista incapaz de prestar atención y de ieconocer la singu·
casi siempre e e poder a o sobre la convicción de e e tra a·o_~_. laridad de ese sujeto y de ese análisis en cuanto. fuente de nuevos pensa·
lítico j_ os pen~entos que de él re tan son fuente de placer Pll!ª el mientas_ -pero, con. ello, fuente de una posi1>Je duda acerca de sus certezas
. . te6ñcas preestablecidas-. ·Queda así al descubierto la paradoja propia de
6 flÍI ce. "A propósito de la realidad: saber o certeza" en este mismo volumen. - .
·
Ja demanda dirigida por el sujeto a ese otro sujeto supuesto saber: que
- - asegure ser poseedor de ese "bien-saber" que uno e!lpera desde "siempre,
7 Es olMo que esa autonomía. se trate del Yo de un niño _o del Yo de Fréud,-es _
relatiVa y debe respetar límites que ella no elige pero que le son jmpuestos tanto
pero que simultáneamente pruebe, de -manera implícita, que hay pensa·
por Ja ~uctum propia. de Ja psique como por fa estructura propia del lenguaje. · · mientos, obra del trabajo de pensar del anaHsta, que pueden aportarle "lo
a Defudmos como "sentimiento.. todo afecto de que el.Yo tiene conoclmie_nto Y · que él ·n.o poseía de toda Ja vida; que existe intereambio, esperado e inves-
cuya denominación posee. Cf. óp. cit., cap; IV. _ __ ·. - · tido pór am~ partenaire& Esta segunda demanda casi siempre iesulta

1?C:
124
traducción de este deseo en lenguaje.
velada para el analizado, pero si el analista olvida su presencia y su funeión i···. En efecto, dos rasgos diferencian radicalmente la puesta-en-sentido del
corre el gran riesgo de despojar al primero de un factor indispensable para anhelo, de la puesta en escena del fantasma: --°'
el posible éxito del proyecto analítico. - el anhelo anticipa uná experiencia cuya realización se espera. posible ~.:;:
pero que, a la inversa de. la leyenda del fantasma, no se realiza ipso facto· \
2. El proyecto analítico por su sola representación; . · .,·
Lo p edente demuestra que la transferencia sólo uede desenipeñar - el acontecimiento que uno espera realizable respeta la categoría de ·-')
su papel de aliada de este pro.r_ecto si, para os dos sujetos,. pensar la expe- l~ posible y, además, se inscribe en una experiencia futura que reconocemos L
riencia que se desenvuelve se presenta como fuente posible de nuevos pen- diferente de otra experiencia cuyo recuerdo mantenemos. Experiencia (
samientos, ellos mismos fuente de un placer compartido. Si nos limitamos . · . ya pasada que sin embargo servirá de patrón oro al que se recurrirá para \
a cOñiiderar lo que sucede en. el campo del analizado~ esto significa.que la evaluar el ''verdadero" valor de esos "bienes" particulares que el sujeto j
relación que vincula al Yo con sus pensamientos y con su actividad de llama felicidad y sufrimiento. '
pensar en la situación analítica, también ha de poder ser cau8a de placer.· , V~~s a explicar qué entendemos expresar con ~ metáfora del "pa-
Pero aun es preciso aclarar qué entendemos aquí por "placer". Pedimos ~o~ ?ro . Antes, concluiremos estas reflexiones sobre el proyecto analítico
disculpas por-. el aspecto abrupto de las fónnulas · que Siguen; y que no 1DS1Stiendo s_obre el doble papel que en él cumple la temporalidad. Inducir
podríamos desarrollar sin desbordar los lúnites de este· texto. Planteamos al .Yo ~ privilegiar la realización diferida de un placer implica un misino·
que el análisis -y por lo tanto el analista- tienen un proyecto que puede . pnvilegio otorgado al investimiento del tiempo futuro a expensas del tiempo
definirse como sigue: pennitir al Yo liberarse de su "sufrimiento neurótico", pasado:~~~ ello se ve .también valorizado por el sujeto ese "poder de trans-
liberándolo de los efectos de alienación que resultan de la copresencia y de fonnac1on de la realidad que Freud designaba como atributo y premio
la equivalencia afectiva que él preserva entre las representaciones por las de 1:1 "~?~dad". Sin tener que recwrir a la negación de lo que la "dura
cuales se delme, a su propio respecto y al de los otros, en tanto q11e Yo realidad .unpone, esperamos cambilµ' lo que advendrá,.pero no podemos
actual, y representacfones que pertenecen al pasado de ese mismo Yo. Pa- anula_r lo que fue. Y t~avía debe agregarse que, a la inversa, el relato de
sado que con ello se ve paradójicamente transfonnado en futuro, pues ese tiem_po pasado sera completamente reconstruido por el analizado y en
vendrá a designar lo que el Yo espera repetir en su "mañana", esperanza u~ s~ntido rem°'!elado. El proyecto analítico tomará apoyo en la experien-
siempre frustrada y siempre renaciente. El fm del proyecto analítico es;· c.ra. smgular, realizada por el analizado, de su relación con su propia tempo-
primeramente y ante todo, "temporal"; apunta a hacer posible que el sujeto ralidad, para permitirle sustituir el tiempo vivido por el relato histórico
invista y cree representaciones que anticipen por definición lo que ya nunca de un tiempo que puede, pero sólo a este precio -es decir, transformán-
pudo ser: un moment9 del tiempo futuro que, precisamente por ser futuro, ~o~ en ~n puro relato-, pasar a ser para el Yo ese patrimonio inalienable,
' jamás será idéntico a ningún momento pasado. uruco qu~ _Puede aportarle la certeza de que para él es po~ible un futuro.
Este poder de anticipar es la tarea específica del Yo y de la actividad. d$' Fonnulaeton abrupta y parcial, pero que a nuestros ojos respeta su espíri-
pensar; ret9ma por.su. C(Uenta la anticipación ejercida por·el discurso que tu, de la definición que permitiría esclarecer la meta que se propone el
les pennitió existir;. para que el Yo adviniera, primero fue preciso que el proyecto analítico. ·
discurso materno lo anticipara gracias a su creación de esa "sombra. ha-
blada" a la que comenzó por .dirigirse el Yo materno; sombrá hablada 3. Sobre las creaciones de "tiempo-mixto"9
que viene a preformar el lugar q11e ocupará .el Yo, al que ella anuncia y hace .
posi1>Ie. Una· vez. advenido,. incumbirá al. Yo la tarea, vital para él -en· el ., Lo q11e acabamos de decir acerca de la relación con la temporalidad bas-
tar~a para demostrar que el éxito del proyecto tiene. como condición la
sentido más .fuerte del ténnino-, de (IUtoanticipane.en-cada·momento de
P?sibilidad, par~ el .analista y el anali7.ado, de aceptar y anhelar que lo pro-
su inapresable presente proyectándose sobre lo que devendrá. el Yo en el pio. de la expenenc~ sea el tener que acabarse. El tiempo futuró que se ha
momento que sigue, momento cercano o bien sepamdo por un decenio, de _mvestir es tam~1én _aqu_el en q11e la presencia del analista.ya no será nece-
esto poco importa. Vivir irriplica el invesµiniento anticipado del tiempc»
saria. Antes de senalar que cosa puede hacer imposible este anhelo, conside-
futuro, y la posibilidad para el Yo· de. investir ese mismo fu~ supon~ ~.
preexistencia constante de una .representación, por él creada; de ese tiempo 9
·"Ellos (los fantasmas) están por una parte muy ·orgaJÍizados,. son no contradicto- \
por venir~ Tales representaciones de un. tiempo donde· "el Yo deberá deve- rios Y han sabido sacar provecho de· todas lás cualidades del.sistema consciente· ;
nir" son para nosotros .sinónimos: de lo que llamaremos los anhelos que a nuestro juicio le sería difícil distinguidos de las formaciones de este sistema:
motivan los pen8amientos y la acción del Yo y-podo tanto, del anhelo Pero, por '!tra parte, son inconscientes e incapaces de tornarse conscientes. Ha ,~.
que subtiende su proyecto identificatorio. mténnilio anhelo no debe ser de compararse/os con e80s hombres de sangre mixta que en general se parecen a
confundido con el de fantasma consciente. En efecto, si ·bien es cier(o que los.blancos, pero cuyo color de o~ige1J, se revela en algún indicio llamativo y que,
p~r esta razon, permanecen excluidos de la sociedad y no gozan de los privilegios
en el anhelo, que expresa la meta a la que el Yo aspira yen vista de la cual reservados.a los blaneos". Cf. S. Freud, The unconscious, S.E_, t. XIV, p. 190
· · ordena SÜ actuar, siempre hallaremos la particip~ón del deseo inconsciente (el subrayado es nuestro). . ,/
y del fantasma que· lo pone en escena, no podemos hacer de ella una simple

127
12~
raremos una mamf~tación particular del deseo incó~te; deseo que movimiento regrediente que atrae la mirada del hOínbre hacia efpasado,
siempre logrará infiltrarse en el registro del Yo y convertirse en apoyo de ésa es la primera figuraC!6n de un "instante" original de felicidad que puede
las demandas, de los anhelos, de las acciones que animan al Yo Y le hacen reconstruir. · ·
vivir, actuar, sofiar y morir. · . Para qne el Yo pueda privilegiar un anhelo de vida a expensas de ~n
Es propio de todo anhelo o, su~tamente, d~ todo ~eseo dec"-?l~ y deseo !fe muerte, es preciso que logre pensar con placer la "idea" de su
del que el y 0 se reconoce sujeto, inclwr dos vectores de. sentid~ contrarío. futuro. Ahora bien: esto implica que el Yo-·tenga·a 81úlisposicl6ñ eliecílér~
- uno que propulsa al sujeto y lo pro-yec..a. ha~ ~ busque~ ~e u~ doaé momentos pasados en los cuales hu~~/: ~r,~~~~.t_:·p~~~. .
momento futuro, condición vital para que el SUJeto mvista ese ob3eto Desde aquí se iq>one otra comprol>aci6ti re111.tiva a una función muy
por conocer y que ha imaginado: su tiempo futuro; · particular que incumbe al Yo: reconstruir su pasado de manera que expe-
- paralelamente, este anhelo re~ta estar sometido a lo que llamarem'>S riencias de placer cuya huella. mnésica no pudo conservar, puedán ser enJa:.. ·
la re-percepción de lo mismo en el registro del afecto. zadas a situaciones más tardías pero a cuyo recuerdo puede recu$. Lo que
Bajo la égida. del Yo, la actiVi~d psíquica ~s cal?az de p~sar -repre- el Yo no sabe, Y. nunca podrá saber, es que todo recuerdo por él privile·
sentarse- un obieto un acontecinuento, una situaetón, un mundo, pero giado no es otra ·cosa que algo que metafóricamente podríamos llaÓlar un
no es capaz de imaginar,
J '
•. que e1 Yo
•• ,, lo
de pensar una nueva " p~cepC10D. "recuerdo-pantalla": Jos recuerdos que su memoria cree elegir "libremente"
espera re-experhnentar en el futuro como alegna o sufrimiento (traduc- son en realidad representaciones que se irilponen al sujeto gracias a sus·
.ón en .términos del Yo del binomio pblcer-displacer) sólo le es represen· puntos de semejanza -reales o ficticios- con otrás repre~taciones repri·
~ble como re-percepción de una experiencia afectiva ya conocida. El Yo midas cuya carga. afectiva podrá ser' por este motivo, parcialmente transfe· .
puede representarse un mundo en el cual tOdas las flores estarán P.erfuma· rida sobre el recuerdo memorizable. · · ·
das puede actuar sobre la "realidad botánica" de ese mundo sele~onando .Tales ret>resentaciones olvidadas pueden formar parte de un "conod.do"
sus' especies, pero no puede representarse un perfume ~ recumr a olores que ha caído bajo el efecto de. la represión; en. este caso, a veces pc;idrán
ya conocidos. Las experiencias originales de placer y displa~e~ no son me- ser recuperadas. Peró también pueden no .haber tenido lugar nunca, pór
morizables; sin embargo, per.siste de ellas esa huella emgmatica que hace más lejos que uno se remonte, en lo decible, no haber sido nwica otra cosa
que todo deseo también esté animado··p?r 1a búsqueda de algo que es, por . qúe representaciones pictográficas, obra del proceso orlginario1 0 , y eilton-
excelencia lo Perdido: un momento del tiempo pasado. . ces no podrán dar lugar a ninguna toma de conciencia que no esté medfati·
"Dese~ vivir" es la primera condición para que haya '?da psíq?Ica• zada por una· construcCión que no tiene más garante que la teoría aDalitica
pero preservarse como sujeto desean~e supone el entrelazamiento ex1tOSf:! . a la cual se la debe. · '
de dos miras antinómicas: . • . ... · La activi<fa~ de rememora9ión ·del .Yo aupone .a su lado una fullci6n
_ el investimiento de un tiempo· futuro cuya espera se halla mvestida de reconstruéci6n que remodela una historia en Ja cual siempre faltará el
positiVamente, gracias a lo cual· quedará ~Y~~do p~vamente. aquello texto original de lós primeros capítulos. Sin embargo, esta ''rememora;.·
qué el proceso primario, pot su parte, segwra ignorando. el cambto, .c~~o ci6n·rec~cd6n,, aportanf al Yo Ja certeza de su eJtjst:encia pasada ·y
condición inherente y constitutiva del tiempo mismo. En este doble inv~s­ presente, pero Pl:fl que dicha certeza ·&e vea acompaftada: del deseo de un .
timiento se verá, y con motivo, la manifestación esencial del poder de Eros, futuro todavía es me,nester que et Yo quede asegurado de que estuvo en sús
así como el anhelo de vivir es aquello a. través de lo cual se expresa su ·pre· manos ~pedmentar placer y que por lo tanto· el anhelo de volver a exped-
sencia y su fuerza; · · · . • ·mentarlo es realir.able. El pasado "afectivo,, del Yo, que es tamb.Nn el
-- la esperanza del retomo de lo que se sintió J).umnte una -e_xpenencia Wrlco . pasado que importa para el Yo, aquel que él reconstruye, idealiza .
que ya tuvo lugar. Esperanza sobre ~ que va a instrum~ntarse 1a pulSi~n o reprime, es no s61o una conStrucci6n sino también una reconstrucción
de muerte, cuya irreductible presenc:Ja se expresa a traves de la nosta}gia que siempre debe permitir su eventual recomienzo. Reelaboración nece-·
por el retomo de un '!tiempo muerto'~. . . lfl!.r.ia para que el Yo pueda transferir de una representación de acontecf...
La tarea del Yo será conseguir la amalgama de esas dos nmas c?n~- miento a otra, más cercána o más lejana, el investimiento qlie ·hará <fe la
dictorias, con el. fm ·de investir el tiempo futuro. ~ ~uanto ex~e_ncia. vivencia, atn~uida a posteriori al suceso re~scogido, lo que él espera que
por hacer, sin dejar de preservar la esperanza de ~ue dicha exr.en~~cta. ~ el futuro. le ~á reencontrar. Equivalencia afectiva arbitrariamente
vea acompañada por una vivencia que el Yo deStgne como•. fe~c1dad · · planteada por el Yo entre recuerdos vinculados a momentos temporales
vivencia que el sujeto no puede pensar. o sea representarse, Stno apelándo que. el Yo reconoce como diferentes, y que unas veces, según las nécesi· ·
a un "estado" ya vivido. Paradoja siempre _actual~ el Yo y que n~ pu~de dades de su causo. representarán la referencia paradigmática de un estado
soslayar;Freud lo sefiala al expresar que la nnage~ e3emplar de~ expen~-. de felicidad, y otras de un estado de Sufrimiento.
cia de felicidad es, para todo hombre, la del lactante ado~eCI~dose e~ Es preciso· que esta "listaº de referentes pueda quedar abierta, es pre·.
tos brazos de su madre después de la mamada. No porque la vivencia. pie el ciso que el Yo conserve la posi1>ilidad de privilegiar momentos de sn hiato~
adulto imputa a esta imagen sea siempre verdadera -el sueíio del mfans
también está habitado por los monstruos del odi~, sino porque, en el ro ' E.n ~to a los. conceptos de pictograma y d~ oii8marló. cf. op. cit•.' cáp. n. ·

128 .j29
· actual,' Q de .~u pasado inmediato, para que .bi. tlistanCia ~evitableme,qte . ··1· .·. ·.Y o Y del que elfo es. fumbién agente puede cobrar,pmv e.a ;.,,;,,,,,;,, dos .
presente: entre el pJace.r·vivido y ~1 placer esperado ~o atmiga al.deseo del ÍOflllas: la Ifiuerte del cuerpo delque él u otro puede 'ser el asesin6 la ma~
..· .Yo fuiciit ta única e imposible búsqueda de. un pasad9 perdido pata siemp~.
.· · · El'análisis nQS prueba qt1e Jas experienclu de placer y de displacer de
.· ·tas· primeras etapas de·. ia vida nunca. son menionzables. mientras que todo
1f . . tanza: de su pensainient,o, por' élo por otro. No hablaremos aquí los aD.- · d:
helos. de m~i:!e centrad.os .en el, C1_1erpo ni. de las ideas. suicidas que los expte•
san ~ ambigue~d posible. Más miport;u:ite,.nos parece un conjunto de for7 ·
-. lleva .a· creer que 'los afectos que ~afiaban a esos momentos nunca ¡. ·:mul~ciones que ~an a]rededor de' 1a actividad.depénsar;aeJvacío·delpen~ .
:. más recupei:arán .su intensidad. primera. De allí ésa nostalgia índe_SlJmligable, ~ a
sanuento, de lo mal-pensado o de la negativa ·a pen8ar' trávés de las ciiales ·.
ese dUelojamás beeho ·que concierne. ésp~ÍficilJnente a la flérdida de. un 4 . el' Yo··~xpresa .un d~seo1 desconocido por él, de recobrar ese momento d~ .
recuerdo: el Sujeto)abl' que no está en· suS .manos re~daf las. primeras .
· mám;Ulas, 'tos priínetós arrullos, Ja aleJ?.Ía. que acompafió el encu~.ntro. en
:.~ j . enge~iento en.el ~ual toqavíá ~l Íio ex:iStía, saivo como lo "y'a-pensadé. .
ll por 'el diScurso del p9rta:voz.- "Antes" de un estado de coiülictc> ..antes';
. ·el espejo. o los. primer.os pasos. que fue capaz de dar. Reconoce la melucta~ ~ de Ja ·prµeba que implica el 4ut;i!o de Já certeza y)a aceptación de t~ner que:
.· · bilidad ® este .(lgUjiro de memoria, lo· cua! no .impide que.jamás·haga to~ § · dudar de .la palabra. del Otro, 'antes" en el cual Ja realización del deseo .
· · tal:niente su dÜefu. La fuerza· de la:. nostalgia y el ~chazo del. duelo reapa- " '. ?e n0; .tener ·que pensar se ptese:nta,ba co~o respuesta acorde con ei deseo · .
.récen en' la ·telacióll. a:PaJítiea y, en la ilusi6ii_tíansf.é.tenéial: encontrar.a. al- f.~ ·... .nnp~_!a-do: al Otro'. Freud· decía •q\le ta. muerte tiene algo en coilliín con 1a .
. gUien:que.ubci qué é_osa'fue el Yo de• ·su~~. que conoce la totalidac;t · a . pul~1~ W: muerte que infil~ta eltejido celular misnio1 ~.Pensamos que est~--) ·
de· 1u·,historu.. y. la fotalidad ·de l<>S deseo~ y de los placeres que. fueron .,·.· · . -~ºnJu.nt_o ~con~xo que .se mailifi_esta fuera ·M· la psicosis 'eón la in.Íu"bicfón · !
$\iy~' y qu~ peímitirúi recúp~tar ~ éoínp1eci6n de .uri pasado ~n. ~l que . mt~l~, ~ iniposi"bilidad. de ~VesUz' actividades.Creadoras·; e1 abui'rimfen~. \
. . . " . ·.. palábi:a. ~ ~epreSelÍtaCión•.ningún ~.. faltarían.. . ·.' .
· tQ X el djspla~:.que_,prqvoca tódo trabajo de tefleXión, la repetición obsesi- >
-~mteresari~ apuniar.,.qúé·di~ ilusión a veces cone ehiesgo de ser· .
va de pe~~entos idénticos;. el sentimiento de vacío del pensamiento .r
éompllr#da .por el. pro~o." analista~. Jiabíamoi atribuido el. calificativo de . son. expresiones y·re~a:ion.,s·parciaJes de un.ere.seo de mue.rte de1 ctú;L .
:a
. · "tiempcHiiixto" ias iepiesentacioJ}es por Jás ~ates ·et YQ pone-ef1-Sentido
' el Yo e~ agente y cuyo obJe.to es ese "ótro él _mismo", representado p~uus \
·.. y .pone-en-forma sus propi0$ deseos: aquí pqdemos dar un_paso más y decir .
. . que .Ja .tixtura:det y o mismo tiéite cómo matetjal fibras de ~tiempo-mixto".
p~nsam1entos ·Y ante todo poi: los pensamientos .a través de. los
piensa y sin los cuales no existiría. · . · ·· · . · ··· '
cuales.·se·
. · i
.1
Si huéstra hipótesis es c-Orrecia, d~ ~lla. resultari dos corÓlarids:...· · _.' : ·
· 4~i.ái1Usi6n'niortífemy~l ~~bUso" detransfe~ . .
. . ...:Ja ~úsqueda: de saber, e¡ an:ielo que quedará_y p(lbe quedar fri.tsh-ado~
el
·. · . Pre~rvill: anhelo de que ·.ia ·~xpenencm, analítica tenga' ~ fin:· si la .· de reencontrar. t()(fos los pensamientos pe.r9!4i:>$ y de ·pQder pensarlo todo; .
• preiencia. ~ UÍ1 an,helo :~jante es neéesaiia .para el .desenvolvimiento . eLptacc:r,:de- ser re~Iio<:ido .c~in<:> ereador ·de un· n~evo ·pen8arnieritc~; '.son
<fel p..roééso árialítiCo; de~c>s:.preguntamos b11-jo. qué condiciones puede un conjunto de·motivaciones al servicio de Eros..De~ll!.,P~ll.~~-cualq1:1ier!i
mantenef el Yo tal· anhelo~ cuarido ~ relación' trari'Sfer~n'c.úil no puede sino que sea la meta proyectada, $Opone el.~e.seo de ·que e~ ac_ti!i.d~d. pe~~ª;. ' '. .·
.refomi .el: deseO de q11e nuestra .presencia ~o vaya ~- faltar jamás. o bien, . -.:-. _el rec~o ~~· toda búsq.ueda d~. sa~er. el 11o·plircef .Y. . e~ ·~o:'de,e~.I
es
.. ·~ que eqtiivalente, pregúÍltamos cuáles $OJ1 fo~ factores·que·pueden anti~ . rel~tivo. a ~s ~ciones del propio pensamiento expresan,. a la ll}ve.rSa; -~ ,
. -~ dicho· arihelo en pi:ovecho de un único deseo: asegurarse Ja perennidad
.· y Ja íepetieión del enétlentro cpn .otro que tendrá el poder .de' decidir, en
desmv.:estimiento de,; e.sta actividad~. un deseo de destiuh"Jir· o·
en síntesis el' deseo de darle muerte. . . . . '
de am:iiada. · .
. . . . .• . ·. J: :
..cada ocasión~ sobre la verdad o f~d de nue~o propio ~n~.. . · En 1á mayor parte. de 198 ~s Eros. tomará )4· pi:~~dencla,: sin Ioirár .
· ·· DelegÍlcíón de un derecho · de· decisión .que sólo es la fonna ·apenas ·nunca, empero, forcluir ra~ente la preSellci¡¡:de sil adverfuio:.nó trata- '
· ·élisfnizada ~l. de~o de dejar a ese mismo otro Ja responsabilidad de pensar : rc:mo:s aquí acer~a de los efectos q-qé resultan dé esta mevitable intrlneación~. "· ·
en n:íresti:o lugilr y de expresar· -en nuestro nombre los enunciados .snpUes· m d~} compromiso que. en este terreno. repl'ese~tl!- lo que llamamos st.Íbli~.
· tameiite conformes. con nuestro .d~..Este de.ae.ojle__~QJ~ner que pensar . mac1on:. Basta a nµestro propósito con señalar que elanalisti se 4állá frente .
1· niáS para no ser ya sino el reeeptáculo d.e un '"ya:pensadO:Por:(ifñ)~ ~' a una~de~da_ya habitada por ese deseo antinómico, yfr1mte a'-un~µjeto·
a
¡ .-. nueSiiojfaiecer; ti mañiféstacióii'por medio de la cual se expresa un. déseo . que, sin dejar de procl~ar ·que .del análi!!is y del analistá espera.. poder sa~.- :
'. . de .muerte,"um vfu. q1,1e. pudo someter a··Sµs fines· al' Yo JDismo. Cuando el · f~cer .sus ~elos, su busqueda de goce, de placer y de. saber, también nos·
¡ deseo. de no' ¡>Cñái'Súlo lo que yá tVé: penííad~ ~ si$n_pré y. pata siem-· dice llilpbcitamente que lo que al mismo tiempo y contradictor.útrn.ente
pre
¡ · poi: el ánaliSta ·0cupa él frente de' Ja escena, debe. coneluirse· que en 1a e8?em es que quede aniquilada para siempre .tocta causa dé posiblejuffi.
; .parte que ~sempeña ~l:análiiado é,Ste. 4efiende los intereses de '.Táilatos. .· lDlento, 9ue ~ueda nQ temer.~ nunca .más la apari~ón de un deseo iinposi~ . •
! El- riguioso análisiS c;le · Ja relación transf'erei;icial, tal ·como. se ~Ieee -: b!e de ser sa~fecho, que todo pensamiento fuente. de· displacer. quede tedu- ·..
; . desde el. coonenzo del encuentro,. permj,te . efectuar otra coµiprobación- . c1do al silencio~ •. Si 1a espera nos mtiestra el investiiniénto de un· futuro, . ·.
¡. . que consíderáriioo e8encial: en la demanda ·que el sujeto dirige a eSe otro-su- . . la. esperanza atestig¡¡a la presencia _del deseo de re.encontrar el silenci9 de, · •
. . . . .. .
· puesto-saber; ánhelo de Vida y 'dése() de muerte e~ Sie.lllpre y de.entrada '. ' ,· '

... p.reSentes.
: . .'
·En·. efécto,. .la·' realización
., : .. .
de un deseo· de muerte ~ncemjente al
. .· '
ú .Cf. S. Freud, El problema ecot1ómico del ~asq_quismO.

130.
un pasado muy lejano. .
. Deseo de vida y ·deseo de muerte están presentes, por lo tanto, de · ~~.fumado. la Pi:ecedéncm ·el· dese~ de no tenei que: ~ensar ·más? ·
entrada; lOs dos harán irrupción en la relación traniferencial y tratarán . eten. r que se posee la totalidad de lo pensable, o proclamar qúe·ya nÓ
de• someterhi a sus fmes. Se comprende entonces que la iluSión de haber . hay nada más. f.llle: entender porque todo es equivalente o seftuelo, son éxac'
encontrado a un sujeto supuesto saber, a un sujeto·que.~see la totalidad · tamente lo Jll1SIDO. Los dos sujetos que en est~ .caso se encuéntran comp··ar- .
ten una misma nu
. _ . . ,, Ston, ~·mismo deseQ de no pensar más que en un. "ya· ·
O# • . •
de lo pensable, pueda ponerse .al servicio de un deseo·.de no tener que
pe~__más para delegar en ese otro este poder y este· derecho•. Hay otro P~do pm:-otro, • un mJSDlO rechazo de la duda y, como trasfondo, ún
·que.~ pensar en nuestro lugar y en nuestro nom)>re; desde ese momento, trusm() deseo. mOrtífe~Q concerniente ·al Yo y sus pensamientos: de esto .
·· el Yo· puede creer posible, respondiendo a este deseo, haber· reall7!ado su resulfirá un <Jiálogo de muertos. · · ·· . · · ·
propio deseo de dar muerte a su actividad dé pensar. El yo no piensa mas, . · En. estas 'considera~ones sobre ~ problimiática transferencial~ sólo nos
sé limita a aceptar la presencia continua de una perfusión que tmvasáría hemos abocado·ª» los. nesgos, que ella hace correr a los dos participantes
hacia su propio· espacio· psíquico "pensamientos" que lo piensan y que él en la relación .P~. entre _el Yo. y sus pensamientos. Hemos dejado de
sólo tendría .que repetir "mécánican:iente". Gracias a lo cual .puede creer lado la !Dt~cc.tQn eXistente entre dicha re1aci6n y 1as representaciones.·
realizable el .fantasma de resultar testigo vMente de 1a muerte indef'mida- que originario '1 primario se forjan de la vivencia de la experiencia analfti~ .
mente repetida de su propio pensainiento, y de poder gozar del "'asesinato. · ca:. U:n examen del ~ajo de pensamientQ del Yo y de su status en la
· de alma" 2 cumplido robre él por otro y por su deseo. · · ... · · PTflCtica analítica. e~ el examen conjunto del trabajo y del· status de
. Ahora podemos definir lo.. que denunciamos. coino manifestación de esas.~ producciones psíquicas que s~n fuente .de la actividad de pen1ar · ·
un "ab~ de transferencia" del que el analista se hace culpable: toda prác- • le ~ponen ~ límites y prese~ Siempre· de lo no-pensable: Al dar fo~· ·
tica y toda conceptualización ·teór:ica que amenacen confirmar al 'analizado escri~ a estas ~exion~. nos propusimos acercar al· lector· y· a nosotros··
Ja legitimidad de la ilusión que le hace afumar que lo que se tiene· que pensar . mfsmon ese (in. · · · · ·
sobre el sujeto y sobre este sujeto, ya fue pensado de una vez pari.. siempre
por UN analista13 y, .por lo tanto; que el analista no puede esperar ni oir. · Iúnio de 1975..
nada nuevo de y en. el discurso que se le ofrece. Algo que era una ilusión.
útil para la instalación· de~ transferencia, se transforma en una ilusión mor-
.. tífera que privará al analizado de ·todo interés por Ja ·búsqueda de pensa-
mientos nuevós.y de representaciones perdidas, l>úsqueda cuyo investimien~
· to el proceso. eXJge. Si otro posee la totalidad de lo pensable, po(:o importa
. que uno le. hable o se calle; baSt:a con esperar y repetir lo que casi SÍe1l1pre
· se conseguirá adiV:inar acerca de ~ ideas "técnicas'' y "teóricas" del analis-
.. ta •. E~ abilso .de pOder también puede ser ejercido a través de lá. interpre-
taclóti. a ultranza y, podríamos deck, prefabricada, o a trávés de Ja persis-
·. tencia de un silencio que vendrá a probarle al analizado que en el encuentro
no hay intercambio de saber, y que lo que él dice no aporta niilglln nuevo
.'pensamiento al analista; también háy abuso de .poder en el desprecio pór
· .. el tiempo de la. sesión, por las maniobras de seducción a las que se apelará
para velar· a1 sujeto, y robre todo a uno mismo; el abuso .de confianza que
·se comete. · · ·
. En todos estos casos,· el fáctor detenninante del fracaso del proéeso
conciepÍe a algo que constituye, en nuestra opinión, la .causa de ese abuso:
a.
la negativa, por parte del analistt, oir y recon~r la singularidad del
discurSó qúe se te dirige, el displaeer que parece ocaiioitarle toda palabra
que pudiera obligarlo a aceptar· nuevos. pensamientos y a renunciar a ótros,
su paso atrás frente~ a todo. aquello que pudiera hacerle dudar·de.lo que
consideraba demostrado para siempre. .
Pero ¿cómo no advertir que esta p9sici6n implica que en el mismo
12
. Término tomado de Schreber.
13
Que ese supuesto poseedor de u~a teoría a Ja que n~ le falta ninguna respuesta
sea su propio analista; Freud o cualquier otro teórico, es equivalente. .
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· .•·.Et DERECHO .AL· .SECRETO: · .. · .
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CONDICION· ·PARA. PODER PENSAR*.
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"P.ero~· ¿qu~ le hace decir á usted que sn'rimjerestá locar Fué-evidente
que mi pregurifa le parec~ó absurda o" de mata fe; y es~ seffor que.había veni~
· do ·a pediill)é cÓJisejo ·con respecto asu mujer, respondió: "Veamoo, señora~
es evidente": ella dice. tOdo. lo, que. pása por su .cabeza~ todos. s~ pensillpiel).;
fos~·; ·: . · · · · .. . · · . · : :> .. : · : ·
·. ·~gnósticó ~prof¡mo" ·probatorio dé que a los ojos de los otr9á la tócu.
ra ·es, 3nte· tOdp, Joéura de .un di~curso. Lo q~' en.píimeta inS.tancia susdta ·
la ·angilsw.··tie1· éspectadó(.es la pérgida, en.el.otro, de_!9~~.P~~Rµ¡d!'cJ.. d~
el~cción.y .de 'deéision sóbré ·la 'pu~stª er(paliílfüis..,i:le. ~ .P..ensamiento;
. espectlicülifae~uiiá amputación intolerabíe para el funcioriamíéqto del pen·
siuniento; evocaci6r{ de un·peligio mórta1Jllf.e,J{>9.Q,)'o c.orrió efectivamente
cuandq· s' produjo su· entrada en Ja escena psíquica. Peligro vivido .en un
. pasado lajano, experiencia aparentemente ólvidada y cuyo rastró encontra~
.rncis, Sin embargo, en todo hombre;"bajo ese Sentimiento de honor que lo
ciñe a la idea de que podría ser despojado de ioda posibilidad de. eiecciórt ·
sobre .sii .silencio;y SC;>bie su palabra. Si el derechó de decir todo,:.como tari :.
·.bien. expreSa. · Blanchot, es la fonna miSma de la. libértád humana, la orden
·de decir todo implicaría. para el sujetó al que se Ia ·iinpúsiera un estado
·., •'·
dé absoluta estjavitud,.Io transformaría· en unrobothablante .. · ·. · . · ...
· .· . .· El genió. de Georges OrWeU ~o .Se engáfió al res¡)ecto! en· su profética
.'ficción de aquello en que nÚestro muQdO podría converfuse, imagina como
últll!ía .mir:a del poder totalitario la creaciQn de Ja. "novlengi1.a ".' Una vez
1. instituida esa ~uevalengua~ "toda idea herética -es decir, toda idea que se
... ··,·..
".·· · apart:ua .de los" principios dei angsoc- seríá literalme.Í}te impensable, ál
. menos en. la m.edida en· que.· el Pensamiento depende .de las pabibras. El
'

·....
·. ,•,
· vocabiñ¡írió ·d~ la i)ovlengua se hallaba construido de .tal modo que po: ·
... ..

día suministrar.. una .expresión exacta y a menudtj pléna de matices a las

il •._,:: . -* · "Le dr~it áu .' seerel: condition . -pour pouvciir .péns.er",. artículo publicado en ·
·¡ Nouvelle Riwue de Psyclúinalyse, XfV.• 1976. . . . . . .
. '. . '. ' .

,1

·"135:
l.
.
a ,ellos i.Uii~?~~ 'e~ la conse~enda de empobrécer peli8rosamente, ~ Íuic~~.;
'

• ideas que un miembro .del ·Partido podía explicableinen~ ~eseár :cómu~


nicar. Peto excluía todas las otras ideas,. e incluso la poSlbilidad de llegar lo; su ~roi>:~ capital ideico: conocemos el Silencio que, por :un proceso de·
a ellas pot méiodos indirectosh. · · . . .- . . . .~· .· · · conWnútacion, puede ·Jnstalarse ·en una sesión·si el sujeto ha:decidido así ·
Orwell había comprendido que uno de los medi?s !lue ~ef:uutiVam~te fuese sin sabedo abjertaniente; nopensai en deterrt)inada idea o áco~te- . '
.pueden hacer del hombre un robot hablante consisba ~. tomar, ~ no cfuüe~to del que rio :quiere hablatnos. Agreguemas que. ti1 es la única razón. ".
imposible, al merios Sin objeto y sin plac~r, to~o pensamiento secreto. s~. qúe nos autQrjza a recórdar al sujeto que la experiencia P!esupone el respeto, ··
10 hájo esta condición podrían pleguse lo.s sujetos a la orden de un decr: . de· un pacto ·por, el Cual se; ha comprometido .a hacer todo lo posfüle ·por
poner. en palabras ~ totalidad de sus pensanúentos: pero. aún es preciso .
todo que se ha .vuelto aceptable porque tiene como presupuesto 1á susti- ·
tución por una· simplé actividad de repetición y de memorización automa- . ·saber respetar Ja· distancia que· separa la mención de ese pacto y una·actitud ·
· tica. lo que era actiVidad de pensar y creación de ideas. • . que despoja· al sujeto de tpdo derecho a un pensamiento autón()mo, y hace
Preservárse el derecho y la posibilidad de crear pensamtent.os. y, más d!l disCUfSO. del. analista Ja "novlengua" impueSto:a·todos aquellos que ha."
simplemente, de pensar, exige arrogarse el de elegir los pensanuent~ que . b1an vemdo ..;..ifónía del deStino- a pet;lirle .que los ~yudara ·a 'reconquistar ·
· · uno comunica y aquellos que uno mantiene secretos: é.sta es~ condición o a preservar ese derecho. · · · . . ..
.. vital para el funcionamiento del Yo. ·r.a n~cesidad de este defecho es evi- Sf es verdad que eti el registro del Y() la posi'bilidad de fantailmatiZar
dente, pJia todo hambre y para todo analis~; pero po~ lo· qu~ se ~fiere ·. presupone la de mantener secretos esos pensamientos, la pérdida del dere- '
a éste ~tinio, la razón fue vinculada, de manera demasiado pn".fiegiada. Y . cho al secreto supondría, al 1adp de· un "en exc~so" por reprimir, un "de.
demasiado generalizadit, con el contenido de los p~entos secre~os. ?'eno~" ·por P-'..nsar: dos eventualidades que· ·ameriazan volver. igualmente
y. con su rol en el trabajo de represión. De manera mas o menos ~plícit1!; unp()Stble 1ll actiVidad de pensar y, con ello, la existencia misma del Yo.
se estábleci6 una equivalencia· entre la P?81°hilidad ~~ "p~ se~tamente
y la poSi'bilidad de "fantasmatiZar consctenteme!1te : pues1>1en, sus verdad . .·. "Podér pensar ~crétaínen~ en una n~be rosada'": en .una primerá
que ef fal)tasma erótico, salvo. momentos particulares, .forma parte de los fase· del funcion~ento 'del Yo, y a lo Jargti de cieit • _ meptos de su acti-
vi~ad, lo esenciál de .este enunciado' recae sob~ ·e · . .,., - . no sobre el
pensaMientos~ secretos, nó es ,erdad que tod? pensamiento 1!8ClW> tenga
complemento .de óbjeto. Por no sáberlo, se afirmara l que "rtube"
que ser entendido e mterpretado
2
como el equivalente de un fantasma Y de
. está allí po~ el pecho, "tosada!' por la corbata del analista, y "secretamente,.
· un placer masturbatorios . . . . . .
· para expresar sµ :résistencla o .las tendencias autísticas de Su pensamiento. ·
. · Es cierto que, si no se concediéra el derecho de pensar representacion~s · La brillantez interpretativa del contenido manifiesto' viene a encubrir
fantasmáticas, el Yo se vería forzado a gastar la mayor parte de su energia . ·
. .en la repre&i6n fuera de su espacio de esos niismos pensamientos.y, hecho
]a.totat.ignóran~ de lo que se mueve enel fondo: este. tipo de iirtetpreta-
' ·. ciÓf!,, po~ .poco,que se la aplique sin discernimiento .Y de manera g~µeraliza·
· ~áS grave; en prolu'bit su acceso al conjunto de los temas·y de.l~ términos da, en. c1ert~, n'Úmero d~ casos no hace más que repetir una misma violenCia . ·
' abusiVa impuesta ya al sujetó, y prueba que nada se ha comprendido' acerca
1 . Georges Orwell, )984, Gallimard, "F.ollo", p•.422, . de lo que éste·· anhelaba· poder. hallar f'mabllente en .la situación analítica.
:2 ~·Et fantasma masturbatorlo Y. Ja.· fantasmadzación erótica que. ·acompafia al ~ Esta ~rdera. eneuentia clrcunstancias a~enuantes .en tanto que: el analista
·. cuentro ~ual representan. en el re~ de lo de~1>1e para Y Pº! el Ya, lo ma.s 8e acantone en el registro de la pura neurosis3 : es cierto que, eri este caso,
· . cercano a taS construcciones fantasmaticas inconscientes'. Son los únicos q!le• con lo que casi siempre .tiene· valor de mensaje es el contenid.o ·del enunciado,
el sueño y aun' de manera más directa, nos permiten comprender de que modo . y lo que debe inJetpretarse es el ·"nube ro8ada'~. ,fero esta opción s610 se·
.. ! el sujet~ figuró en su épocia la escena p~, es ~ecir, 1á ~uesta en escena por Justif!c~ por· el hecho de que, la mayoría de .las veces, la. neurosis p~fte
{ la cual respondió a;1a cuestión .de los ~es: ongen de el mismo, origen d!"l _
\· placer, origen del deseo, origen del sufrimiento. · . . al SUJeto preservar. su. derecho a mantener pensan)iento!I secretos, derecho
Fantasmas en los cuales reapárecen amasados los préstamos tomados .Pot el di· que·ni si<¡Uiera pienia terier que discutir·en tanto que cobra para él la fonna ...
· rector· de Ja puesta· en escena.· a sus experiencias erógen~, ª· ciertos elem~os. de lo "natural"; de ló garantizado-a-priori, de un "bien" 'que no presenta. '
universales del funcionamie.nto psíquico, ~ su interpretacion de tas. aventuras sin- problemd y jamás se halla en peligro. · · . · . .
gulares de su historia. La fantasmatimcion er6tii:a .mer_f!lce de nuestta parte una .
atención· privilegiada: es lo. único que nos m'!estra m vwo el an~je corporal de · ,Sólo. cqti' la prósecuCión de la experiencia y en momentos 'particulares
Ja actividad de pensar, eUa preserva la relacion entre el, placer erogeno inscripto · d~ ésta; ntmca en forma continila pues ello la volvería insostenible, com· .
en el' cuérpo y el p1acer de pensar ese c~erpo y ~us-experlencias que se halla~a ~reñde~ que'. la' Singhlaridad 'de dichi experiencia y .de la relación .analí· ·
presente en una primera etapa de la actividad psiquica Y de la que, saivo algún tica no ~te~ne. tante, como lo creiá, en el hecho de tener que expresar ··
momento particular, .sólo quedan vestigios. Abandonarse a softar lo que se haría
si se ~ Ja lotería, y perniitirse fantasma tizar modificando al capricho de uno pensamientos o afei::tos«lue nos conciernen, y no recfüir núiguna resp\lestá.-
tal 0 cuÍil pasaje de Sade, nó son actividad~s. ps{q~cas. equivalentes en el plano. ~o ei):eSa .extrafia· conminación "interiorizada" qúe lo. ~obliga" a hablar·
axialítico, aunque apelen a una mi~ actiV:idad .nnagma'ti~ Y nos prueben la ·como si estuviera despojado de todo
auseÍléia de defensas demasiado rígidas. Aunque tes~te obvio, recordemos ~~e . ·~·.· . . . derecho de .elección
. . .
sobre
.
lo dicho y.

. 3. ··Pero ad~rnáS ~~.P!eclso .tecoréhr que esa •.Pureza;' se está haciendo rara.
cuando hablamos de fantasmas conscientes nos tefenremos a una construccton
ideica a la cual el fo mimw da el ua'tUB de fantaS11111. .

137
136
. ·.... -

lo 11~ diéiro~ sentimiento transitÓrii:> que sólÓ se presenfi:'e~.üieterntinad.0.s : . ~retay ~iiréiai. :_ . . . ..· .. . . . .. . . .
hitos· decisÍvos párttetilares defrecorriilo aiUlític.o, ·pero ~üyo .alean~ y . .· Si nuestr~ ~ábajos aportaron álgo' .nuevo
~cefea ,.dé la· ~ctMdad de
. ri~sgós n~ liayqµé $ube~; Eri efeeto;.Ja.pr~iléia-Y.:el·te~or:_de una- peiisar, es por.q1,1e nos pareció que.a p;irlir de lo que bl psi~OslS .nos enseña
p~ba semejanté son :i;esponSá.bles ~l.exceso de· pasión ..:...amor u odio~.: . podemos. espem._· éénpprender las coitdiéiorie& Y' pi:~~ptíesfos que perrnitie~ .
,que de pronto p~ede rut~ írrupci(>n :en la: rela~n,a.tjaütica; Morilentos de. ron a:I pensamiento y al diséurso rur. los otros escápar -l;le ·,ella. Mientras ·.
ex..:ésóS méV;t:ables que, si llega: uno a superarlos. '¡>Ue_den f~c::ilitar .la. cónti- :· nos acantónemos _fuera del. campo ·dé la psicosis~ am.enázan :quedar en la .
nuaci6n del recorrido; pero también~ a Ja in~sa. fijar a ambos partiéipante~ :·sombra las condiCionesnecesarias pára.unfuncionaníiento. no:psicótico de la .·
e~ ~un statu quo mortífero. Despóse~6n que representa ta: fOrma»úlmna:. de' actividad de pen.saf y~ por lo tanto, tiel Yó. Hay que. sabet'escúchar a aque.- .·
Ja dependenciá; el. SÜjeto en análisis ·sólo.puede soportar lá existencia de ese. .?.os para los cua}es tales condiciones jamás fomiaron parte de un derecho ·
riesgo porqué logra racionalizar 8u consecuencia apelando al ~iiuelo trans- . adquirido, y ·menos a~ "natural", P!ll'a advertir la fragilidad de los cllnien- ·. ·
· ferencial, que hace de rioso:tros los depo&tarios omliipoterites de un...se~ tos y de .~os fundamentos· de nuestra Tazón,Ja 1u~ qúe 1Íl' apropiación y ·
·creto del secreto" .. J>aSa:mos a ser aquel que supuestamente es él único en presetvacion de ese derechorepresentarpn para todo Yo. ' .· .
saber por qué razón secreta, piensa él ial~s pensm:iuentos: 'todo aquello qúe . Mientras el analista indague la función del pensar seci:etamente en el
. fue desérlto y ·añalizado con. los ténninos de dependencia, .regresión, frus· exélusivo Tegistro de la neurosis; no advértirá sinp su testilfadó ~ás aparente,
. trlción, no recipn;>cidad en .la sitÍlació.n ¡má}ítica. encucµitra su ~usa pmnera aunque_ :tipnbién él_ esencial: penni~ que el Slijeto ·fant~átiee sin . tener .
· cµi algo que: equJ,vocadamente .es: p~tado ci>mo una simple c9Mición, que hundirse en el süefio o sin.tener que pagado con úñ compromiso sinto-
·técnica, Olvidando lo q~e 1a "ley'; ®Iaasóclaciónlibre &upondrfad,eilept; mático. Se le eseapará otra condición que hace posibie .esa función: es ·
. de ina.sumible> de escaridáÍbSo· en. C.u$tqiliet otra situaéión; Si~~- ~ndi- preciso que pensar secretamente h~ya sido una activiqad autorizáda y fuente
ción es efectivamente .necesarili.; y éste es· et ~ •. riuéaira pri:rnénfiar!'ll ·de placer para·que Ja fantasmatización diurna se incorpore a·.esa experlen· ·
debería. 1er no ·olvidar. n"uac! que ~Ua rei>~senla ·i>ára nuestro uaoájo Un: . .cia y no lO inverso. · ·· · · · .. · . .:.. ------- -~-..:. . -...
aliado indisp~sable, pero un alia:~ó. &empre pr~nt() P!lfa cambiarse ..de'. . , .. La ~osibilidad del secreto forma parte de las condiciones q~e penniti· :
chaqueta y pasarse a otrQ bando: si el sujetoJascinádo por:la, puesta en. ra:n al. SUJeto, en ·un segundo momento; dar el ,status de fán~~a 'a algunas .
.Silencio de ·su propia aciividad de pensar so abandona· a la posición de .limi- · de sus constru:ciones jdeicas que por este hécho él düerencia de1 conjúnt!'.L
. taiiie. a. reflejar -lo que ya fue pensado ;por. el analiSta;. si' Se contenta ~ñ . de sus pensamientos: el fm y el placer que espera de. ellas serán igualmente .
repetir nuestras formalizaciones de. su ·mundo psíquico y coi;\ no hablal: . ~erenciados••él.pensamiento actuado y el perisli.mi~nto- .qµe halla en si •.
ah.ora Sitio el new slJ.eak pregona~ pór lt?S diferente,s_'~¡utidós'' anhlíticos, . .inismo su p_ropia .razón de ser podrán quedar separados. · · . ·. · ·. · . · · ·. • ·..
habremos. transfonnado. en su. co11trári.o/ no/!!ns v.Olens; .·una éxperienciil.
que pretendía s~r desalienante. · · . ._ "·~'·: . · · .. .
. · La psicos.is nos_ muestra qué sigriifica para·e1 Yo no
poder c<>ncedér ya .
el status de fantasma a un pensamiento, no poder separar ya: 10 que es tal de
. .. Puesto que el neurótico.. casi sie~pre. consigue no. encerrai'sé; y no. en~ lo que no Jo es: las razones de esa imposibilidád no p:uederi ser reducidas a
'ceita.mos ~n ·esa tranipa, pero tamb~ po~ué. co~!i o_culta.nie·:y. ~; . . .Ja pérdida del derecho dé consex:var pensanüenttis secretos4 ' pero eniende·
tamos que de hecho hemos caído. fotal' y definitivamente .en ·ella~. él ~-: . ':;:-mos· que la: defmiciói1 del témüno fantasma. (o:üúalqú•~r.equiv~ente prof~-. '· ·
&ta,-en t:áñto que no ~ ~ fre~te. a ·ti. psico8fs; pt.iedo. creer.:_como .su: ; ·no). ~~e .como. una de ~ cualidades inh~rente'• a dichá entidad psíquica .
prjiénalre,. en Ja "natUralidad" y en la Omnipre5encla •de.~·· p9siQiJidad de.. .~·.la posibililhld de~nnail~r-~creta. De manera mlÚ!·general,:diremosque
'pensa.r :steretamente. Lejos de ~~otéar: ·et:: probl(?~~ · ~ preten.dida -~ '.: <lebe poder·p~ un pJacer de peD$aJ'. que no·tiene más razón qué el
."iiátur3Jidad" Jiabr(á debido· ha.cer que nos preguntáramos·ª qué necesidact: . pino placer de crear ese pensainjento: su eomunicáci4Ii eventual y el s.Uple-
Vitíit: ·responde', lo c\lál nos hubiera: penmtido vei alg-0. que ;sálta a los oj()~~ : ,mento .de placer que .de. ello puede i:esult~ deben resultar.facUitativós, · ·
'é¡u~ ·su. _p!Srdida .éltá en el func1ament0 de la psic~, cil.Je ~ntra: s~~ éonse.; ¡. ·· · A.l ~do delde$eo,y delpláeei ligados a ~cóniu.ni~ióil~~lospropios·:
r .· ,
cuencias trata de luchar el delirio. . : " .· . .· . . ·· .. · · . ·
Hay que dai priJebas· de una extraña· soiilera: plim éOm.pW el ~scurso ·
1 ~esqilttofc~nico con Q~ discurso que:pabna'"hecbo'UJ)a:reir.esión'' ª.~ es7
'i · · : .pensanuentos, a:I_Jado ·del placer solitario que resulta del fantaSi:na erótico
' debe ser·pre$erv~do'un placer vinculad()~ la presencia de peDSamieiitos se:
! C~etós que, por -~u~~ nó a~omP~iln ni apuntan al plii.eey de una zona érógeJia .
¡ .tado ·de. JibertaQ absoluta, que habna rehu~dQ todo·.obstáculo·semant1co. ¡ . ru: al placer ~rgasm1~. 81 es cierto que poder comunicar los pensaÍnientos, ..·
i .:¿Jtxplica el exceso dt!l· lihertad la tan grande .fr(tcuencia de ese 6onjuritó ..de ·. • ·desear hacerlo,.· esperar .una respuesta a ellcis .forman parte del funciona~ ··
¡. trast()mós que .se iffiPooen ·a.l ·sujet~.'en .hr f?i:ma Mt~bó qe· sil ~e~cr~to, :.. : . rnÍeJ1tO 'psíqüfoq .f: COllStitu}'.eh SUS condiciones vitales, támbien éS ciertó .
de~~ toinp~si6n a no- pensar··~· que. 1de..as: fuente de. sufrimie_nto.: der_, :: ; . que pata:l.elamente debe coeXistir 1a: posibilidad, Pl!ia el süjeto", de crear
\ vac10 de- su .pensamiento o de su ·mt-Olerable tr~árencia para· Jí -nuraaa.. ·.· pe~i~ntt>s cuyo único ~ séa. ap9rtat, al Yo que kis pieJ1S8, la p(Ueba de
i de~ tos otros? H¡iy qué hacerse tambiéÚ urui ~xtráiia i~eil:de. Ja )iberta~fy
\ _de. lo que quieren 4:cti: ,pensamien'?. ! lengu;a,e:: TilÍJlJ,ién ~qui la psi~od.8 .. '4 .. • . '. . : ,,. ·'·.: . ,· . . . . .. :-
.· Este deré~ho no tiene- n¡ida tjue:ver coii fo que·Uamamos retiéencia ausencia de
. . . . . .
•, ..
\ nos .·ofreée· una aµipliaeton ma1<foscop1ca de:~ tipQ de ·fenom~nos psí<¡w~.' . comuu_icación, Y: menos. tóqavía :Con la. orden de canar.
que apare~e en ciertás
\ cos. qlle,
.:. .',
fueta. . de. ~ qampo, sólo .aparecen
' . . .
bajo
. ..
•Una fornía. mucho.
- ..
más :
formas. de delirio. ·. ·· · · · · • ·
' ,· .

·.138 .· ..
139
. ·la autonoínía .del espacio que. habita y de la autonomía de una función . · 'Vlielto más :e.xigentes más c:tam'id~tes?' ¿Se debe .a Ja extensión q~e cobi-¿
o
.pensante que es el ·único en poder asegurar: de allí el placer senti~o por el ~ d-:man~ de·~ ¿Es M.t~ón .del ineVitable deterioro que su vulga- .
Y o al pensarlos. · · . . . .· · nzac.t~n hizo sufrir a una parte de los conceptos freudianos? ¿O hay que
· . Pero para compiender el rol y la riecesidad de esa actividad de eclipse ~tn"butrlo a causas cuyo papel sólo .más tarde se hará evidertté? Hoy es
. y hasta ptJ.ntual, es preciso trasladarse al drama jugado en ~e lejano. mo- unposfüle resp()nder, pero un hecho se i:Qlpone a todo análista: así nos
mento en que el Yo debió apropiarse los primeros rudimentos del lenguaje.· viéramos confrontados e~ la forma más pUrá.de neurosis, así respondiera
Aquello que en el adwto hace las veces de ~versión~ de resabio deljuego el sujéto, en el plano sintomático, a los criterioí más f'mnes de lo analiza-
. infantil~ queda enf0nc~ alumbrado por otra luz y revela la razón.secreta y ble; esto· no bastaría .para garantizar que Ja. experiencia pueda llevarfo más
olvidada de su función.· En el registro del Yo, concebid() por nost>1r()S como · · ~,de .una. sedación de los Síntomas, es decir, al útlico punto que, y con
agente de la actividad de pensar y como Ja instancia constituida por los motivo, puede representar la ineta- del proyecto analítico. · · ·
pensamientos que la piensan y la "hablan". y por las cuales ella se piensa y . La poSI'ble tealh:aeión de ese proyect() muestra· que ella depende de un
se "pone-en-sentido", debe resultar posible una. piiJna de placer muy parti-. factór que ya n~ puede ser enlazado a la nosología, por psicoanalítica
cular que no tiene otra causa ni otra mira que probarle la permanencia: de que ésta. se pretenda, sino que. es función de "algo" diferente .cuya intuición ·"
un derecho de goce inalienable concerniente a sus propio~ pensapúentos. · acabaron por tener la mayQría de los analistas, pero cuya conceptualiza~
Antes. de cobrar el aspecto de 1o. "natural", de lo "gá:(antizado", q'!e ción sigue siendo diffc.ü a pesar de los áportes que en esté dominio debemos
.pennite -como antes dljirnos- que su presenCiil no constituya un problema a trat,ajos recientes6 ."Personalmente, sabiendo que ésta es sólo una primera
y que se olvide que ella· fue el problema esencial del Yo, tal dérecho de etapa, pensamos que el análisis de .ese "factor", del cual depende, no lo ol·
gozar de la actividad de pensainiento fne el blanca de ú~a lucha én la culd · v.idemos, no s6lo el po81"blé éxito de nuestro trabajo de analista.S sino tinte
la. victoria no estaba asegtirada en absoluto. · · todo una. comprensión, que ya no se contenta con palabras. de las fuerzas
En un libro reciente, cercano además. al punto .en que. se encuentra psíquicas .actuantes ~ ambos participantes en la. parte que aceptan desem-
nuestra reflexión, analizamos extensamente la organización del "medio p~ar, deb.e favorecer el. análisis de la flinción del placer -y, en con8ecuen-
psíquico" en el que et·Yo ·puede advenir y las cóndiciones re8porisables c1a, del displacer- en .sus creaciones. particulares llamadas pensamientos. ,
de. sú a:pelici6n al delirio 5 • Rogamos :at lector q~e se remita a ese texto. tas Para el analizado y p~ el analista, el trabii.fo psíquico que ei desarrollo y . ,
reflexiones que siguen, relativas a1 papel desempefiado .en su época por el · el éxito de la experiencia exigen sólo puede sosteners.e · si ambos pueden ·
"pensar secretamente", no hacen más qu.e delinear el marco e~ cuyo interior . hallar placer .:..1o cual no significa, muy por el ·cont,:aiio,, que su opuesto
prosigue nuestro trabajo sobre el análisis del Yo y de fa actividad de pensar.. · esté ausente- en esa creación de pensamientos que se denomina "análisis".
.. .. Extraídas de una investigación en eurso, itates refleXiones .no pretenden . El término creación d~be entenderse aquí en diferentés ruveles: · '
a
llegar ninguna conclusión áprestirada si,ho que ,ésperan facilitar al lector.y . ' - creácifui por el analizado' de una nue:va veiíión de su historiá singu-
a nosotros rliismo.s 1a continuación del caminó. ·Agreguemos que tenemos · · . lar, ·versión que nUJ.lca ·existi6 tal cual an~s del 3Jiálisis, en ningún recoveco
la alentadora sensación· de q'Qe én · eSte óltimo .decenio, y por parte. de : · de lo reprit1Jido, y que, sin análisis, jamás ful_bría existido bajo esta· forma; ·· ·
diferentes autores, se produjo cierto. puntó· de V:ini.je, d;\scretamente pero.· . - creación por el. ahilista que; a J_)artir,de Sil propia conquista teórica,'.
no con menos.eficaclá; en la investigación analítica: la actividad de pensar, · de su saber' relativo a tá psique y á ~funcionamiento,- se descubre.cons- .•
qué quiere· decii penSm-, bajo qué ·condiciones s~ejante actividad resulta truyendo con el otro algo_ nue110, algáine$peradó; ·
posible y pensable, ·son cuestiones que ct>mienzan a oeupár el frente de la : - creación por los dos participantes de una. historia concermente a.
escdná. Por cierto que queda por recorrer un largo .camino; pero nos parece su relación recí~a -lo. que podemos llamar.Ja "historia transferenciát"-
de. b.uen augurio para. el futuro 4e riuestrá disciplina comprobar que lejos que les revela una de las po81"bilidades de.las que· en ese registro éran·potta-.
del ruido .de •las nuevas modas ó del taciturno. machaqueo del dogma, co-. dores; .. ·. . . . . . . · · . · · .
· mien".za a descifrarse una vía a la cual, eféc'Í:ivaménte~ sólo la obra de Freud . ~ creación, por último¡ de un objéto psíquico que. no. es otra
·~ .
po.día conducimos pero que él llÜ811l;O no había aún recorrido. . · .' · que.esa .historia pensada y hablada que se establece sesión tras sesi6n;Acti·
. Parale:laniente 31 interés cada vez más acentuapo que su$ci~ los casos vidad crea~ora que enséifa a un~ y eonfirina
81 otro que toda paÍábra exige .
llamado·s "límites"~· ciertas comprobaciones. elínicás y .sus insiStentes repe- )a presen~ &:·~.voz y de una escucha, y que es preciso aceptar esa parte
ticiones-.comenzaron a despertar interés.- · ·. . " . de dependencia recípJ!:>ca propia de toda relación humána. A lo cual se
Entre ·ellas, .hay una qué 110s parece haber jugado up. rol determinanté · agrega l.~'.s¡gtliente:nada puede ser creado sin.que sea investi~a la suma
en esta nüeva vía de enfoque del funcionamjento psíquico Y· SUS•enigmas: ·
ComprobaCión que impuso a los .más avisados, o a· los más lúcidos, una 6
· :Pen~~; en pantciilar, en.lo~· trabajos de Winni~tt; Bfon y, más próxfuto a
revisión; difícil en todo sentido, de Jo que .hasta entonces habían sido los :nosotros. Green.· .· · · · . · · ·..
:m. ~u~ódíc~o. '}to-saber" def~sta nos pare~ un sfogan que Ji~ p~dfdci
criterios de .Jo. aníilizable. ¿Sé debe esto a que, pasado el tiempo, nos hemos 1
su·
·atniCtiVº· S1 ast no füera, esiienunos contn"buir a la deinistificaeióri de una consigo
.
5
• La ViÓlenc~ de t'interprétation. Du fJictogramme al'énoncé, P.U.F:, 1975. , . na.que
. ·.
pone .de manifieS;to
.
ana gran .ingenuidad,
. o una gran deshonestidad. . ··

.f40 14i
de. trabajo que esto exige; mietÍtrás ~q1Je eii'. preci$0:ieconocer .que ·1~ propio ·bien: si. ellengu~je. ei poder de ~ear pensainientos, el dese~ y·la n~cesidad
• de toda creación es encontrar un "destmo~ .que el autor nunca poc1tá decidir. de comwiic.ar permanecen no sólo investidas sfuo que .además, van. á ubicarse ·
apriori l: · :: · ·. · . ·.... · · · .'~· ·. . ·: · >: . :· · · entre los "bienes" que el YQ ptivile~á cada vez más, es porque como .
:· · Esta prueba; qúe no carece de .relación con 1a asunci~n de 1a· ca&tra- _contrapartida .de ese conjunto de pruebas el Yo, ante la adqui~ción del .·
clón~ a veces páliece inaceptable para er analista; wmsfünnar el am.illsis . lenguaje y ante sus primeras construcciones ideicas9 ~·descubre los límites .··
. ~n una.relación iµtenninable y al analizado en un ádepto fielc~Y.0.$ pensa-.. que en ese .registro es capaz· de .oponer a la fuena dé::érracci6~,del deseo
mientas futuros se conocerán de- antemarió, pueh10 harán: IriáS que· repetir. . materno. · · · · .·· · . ·· . .. . . ''"'-:::~:;~::::;.;~;.:'./ .. . .
· io que sé le indujo a penSa.r, son dos ~s. de esquiviirJa;· .. _.~ · En ~a fase en que 8u ,vida aún perníanece dependiente de los cuidados
~sie ~conjtnto ~cota~ion~s ~i;f~ ~;e_~dad :'tkl ~~aj~
. del exterior, y en príiner lugar.de la madre, en.tma fase. en que el mundo
.: : de .· : d,e . que lo.rodea comiel)Zl!. á de\folverle 1á imagen de su dependencili·afectiva; la
_. pens¡múento en la situación .analítica púede. parecer aJena· a>n~estrp propcr, prueba de. to· irrisorio de su poder y ci.e los. límites que por todas partes .
sffo•. En .realidad,. ellas tocan inuy: de .ée.re11:·a nuestra.pregun~a $obre .el. cercan su ~seo, el niño se da cuenta de que sin embargo está. en su poder
. peÓ$3miento, el pláeer y Iá. n~eesidad qeLSécret~ en tanto que a~toconfir• . crear "objetos". -pensamientos.:... que sólo .él puede conocer y sobre los
. níación .que se da ·el. sujeto del .dere¡;ho -~.goce del Yo sobre su pr()pia éuales logra negar al Otro todo derecho de fiscalización. ·. · .. ·
llctivi~d:ae pensmnien,to.· ,.. . . : .. _... < . · · _· · · · · . . · . .·: •. : ·. El investimiento y lá instalación de una imagen unificada y singular
. También ·nos penniten .cú:cunscrll>ir m:ejor la. p~doj~~ que ya .sé había_.. del cuerpo propio. tienen como presupuestó el reconociinientp de la aut9- .
: . pte.sét .. :ido: si pe'risal secreuim~nte es i!P.a- necesidad Pára el f~CÍOJ>ándento . . nomía y de. la unidad del "lugar.. y de la "función~. pgíqú.ícas enlos cuales:
el
. ps(quico• del Yo~ y si. "deéfr .todo'~· "8 una exigen.cía dé~ -tPJbajp llll:alí- y gracias a los cualés ptitiden penSarie la unificacióri y la autonomía, tanto· ·
.tiéo,. ¿cbmo éóiic& estas dos cortdiciQnes con.tr~~torias? · · · · . · ·del cuerpo -coiµo del Yo. Del. cuerpo; el Yo s61o-. conace en realidad la \'-.
... ' . . .. . - . ··-·.·: '· .·.·
representación. que de él· se forja graciás a lós pensamjentos por los cuáles"\ [
·N~idad y 'furl'ci9ii del d~techo 81 sé~eto : , · · .. ,_ . _ · · lo piensa y· se piensa, ilusoriamente, com_o único habitante de ese esp~cio:· 1\._
... : ·.Ai\~~Íii;rr las 'ie6rías sexuaies:iriran~~.~fr~uddeinósir6 elpipel por eso· no. puede existir :una :iniágeri unifi~da del cuerpo, ni una imagen t/
· deC,¡;.iv.6: qué· para el penSámiénto-. d.éi: 1Üílº ju• el desqubi,imieíi_to .de la._ que lo repres~te .~omo espacio separado y diferente. del cuen>O del otro,. 1¡ .
·, menilia::Presente en la respµesfa: parenül_ ~-s\I. ptegU.nta_ sabré el origen. • · . ·: ni. como hábitat ·autq,nomo, si esos~ cuatro atributos (uitifieación, separa~ /1 ·
:· · A nuestro parecer, el descubti:mierttó de tal inéntjra conduce al niño a ción, autonomía,· diferencia) no sori. reconocidos como parte integrante f ·
·ún· segUÍldo descubi::Unientp, fun4amental párá: su ~suucturación: Ja ·propia· de la instancia psíquica que forja lo que llamaremos "cuerpo pensado". 1

posibiliQ¡¡d•.de·ri)entir, es deéir. lá posibilidád de.!lSConder:al O~o.y a los. . . Tal vez sea útil recordar que lo que denominamos_ áutonomía o~li-. ·
otros· \!Da. pa~ de ·sus pensaniientos; la· :de. penSar lo_ ~e· el Otro..no sabe · · bertad del peilSamiento de hecho representa, para .el Yo, la única condición '
que uno·pie~a y lo qúe ~ó querríá qµe unO: pe~~ ·,'_ · · . : .. · · : < que puéde m_otivar y justificar el investin:tiento narcisístico tanto del tra·
.', .. Enunctü:: tina· men~ es enunc~.. u,n . p~nsan'liento del: q~é uno; sabe . ,bajo de. puesta-en-sentido .que le in9uínbe como de ias producciones. que
·.:'c¡:úe .·~~.:ta. negación de:·oti:o mantenido. el} se~reto.; Desc\lb:rirsei ca¡>llf ·de , de él resultan, .El pensamiento es irivestido, ante. todo; en .cuanto creación .
:"mentir~ !lescubrir que·: el .()tro puede· Créer el entµi~do .mentiro!IO~ es algo. ·que uno debe a sí mismo; nada cambia ·ep esto el hécho- de ·q,ue se trate:qe ·
, ·. q~e::· ~sta ~·primer. góÍpe ·Y:t1un~ién. elm~ ~~-a· Ja.cr.eenc~·en la. om~ un pensamiento de otro. Obligar ·á un sujeto a no pensar más que peÍlsa-: ,
. nip9tentjÍÍ:. parental. En; ·ou~· parte.:· d.e111o:s~0s, 'que el' de~uQrimien~Q · · mien~os impuestos, así· fuesen los más idílicos los o más risueños, hada·
:de que ~t ~W:so pueclé. decb::to -ver!iader~ .-0 ló :falsó es~ 'páta el niñº· taµ . tmposible todo placer para la íÍlstancia pensante (el Yo).- o entonces; si hay·
·esencilÍI eon:io él descubi'imierit(»fle la. difer~ncia;.de sexos, de lá:morl!llidad., . placer, eS preciso dar intervención al placer que puede acompafiar al silen-
.. : o .dif los Jfptlt.~s del pod~:r qel de~oe. '1'.31 d~b~nt<) ló ó~~ ~-.haci;r.:' . cioso asesinato de la propia aétiv.idad de pensar. . ···
-_· suya la P.~ueba. de la duda.,.· qu.., ~- impon~ recono~·.que la: pahtPI,ll ~ · .. A esto se. agrega otro factor: en
la_ relaCión madre-hijo., será ..en el re-
.~ ¡mW;da, .iriá$ vª1onzada, i haSta. ta .qu~: se- t~ibe: ooij. el placer_ más SnJridé:f~' gistro. del pensar que va a horarse ·una lucha decisiva concerniente a la ~cep­
·.:-Í>~edQ' revelar· ser .ulla. met,ttir¡¡~· reeÓn~tmre.nto. qu( JO.':dejá. ,lie~do ·p¡µ-a ... tación o el rechazo, por parte de la madre,· del reconocimiento de _la 4if e- :
· idempñVfi:ente ·ai)engilaje, '.del qú~.$ ero,~ lia·'apre11did(), .l.lna ·vez,· .rencia, de la singularidad, de la autonomía de ese nuevo ser que ha fom:iado •
. abandonada .Ji ilusión de lá- fUsión de: los espacios Corporales; que' es lo. parte .de su propio cuerpo,. y que en efecto dependió totabnente de ella
para su superv'iVencia. · · ·
.dmoo :qu,e' :-p~ede .' a~eguraÍl~. q~~. &epaiación:nÓ qUi~re qecit ·aishllajent~;:
. ·:y que ahnenos en el registro dé·ta voz y de la: ~scúcha·é~ posible.u~~;,'. Dejamos _aquí ~e lado las formas con las cuales puede manifestarse su
.. puóde· ~arse uria reullión~ .La certez.á. que cónstifiiíá el pá~rilrionipi:le
. . l~s corutfu.eciOries"(lé lo orlginarlÓ y de:lo pririlano. es ·sus:titiü~,:-~n., el
: . regfstro d~i .yo,
por ia· iicí:P:osibilidad de esquivar la pruelj~ ~ la: ducJa,;;~Qr¡f : 9 Cf•. al respecto el artículo IV d-~ nuestro libro. Recordemos que bi aceptaciói;i :
. · c.f. iA v.wú~~~·aú~mte/p;¡,ªti;n. . :.... ¡· .· · ·· ,,. ... . .
de Ja ley del discurso por. el sujeto deja lugar, sin embargo, a una parte de auto-
nomía y de libertad. · . · . ·· ·
...... . . -· ···,
: "' ·.
'. . '" '

..
•• ... ~: ·:. ;. ,!,
•.
143
teChazo 1º y las cOnsecueri.CiaS de éste, y nos timftamOS a considerar e} oponer, como en su época al poder materno, la inalienabmdad dé su de~cho
el
caso favorable en que· ella ·es capaz de reconocer derecho dei niño a no de goce. sobre algunos de sus pensamientos, su derecho a pensar secrei~
repetir ningún "pasado" perdido, sino a proponerse como posible origen de. mente y a sentir con ello placer. . ·· . · · . . . (
una nueva aventura, de·un destino desconocido e :imprevis:t'ble. . "Pensar secretamente en uná nube rosada": también ~quí el análisis
Si esto es lo que sucede, la madre podrá aceptar entonces el no saber
?os revela que algo que parecía un acto psíquico gratuito, irrisorio, resto
siempre lo que · él piensa, el pennitir el juego y el .placer solitario de un.
m~antil y a veces avergonzado, fue y sigue siendo, para la actividad psí·
:pensamiento fascinado por el poder que descubre poseer y por las creacio· qwca del Yo, un acto de h"bertad duramente adquirido y ún acto que re·
nes que de él derivan. Pero aun es menester que los dados no estén cargados: sUlta, para el funcionamiento de esa instancia, tan esencial como el suefio
esa ·oferta de h"bertad en realidad no tiene que venir a probar a la madre y para la actividad psíquica.
¡:i. sugerir hip6critamente al niño que darla rio significa ningún riesgo, ya sea ,
porque dé todos modos se adivinará lo que él piensa "verdaderamente", La paradoja o el aprendiztje de ~ alienación ·
ya sea porque sus pensamientos no son más que las ridículas y nuevas futi· (
"lidades que han reemplazado a las viejas. El derecho a mantener p\W3.Ínien· Un análisis a fondo de lo que llamamos paradoja inherente a la situación •
tos secretos debe ser una conquista del Yo, el resultado de una victoria ana1ítica, exigiría que expusiéramos nuestra concepción. de la actividad de'
(
conseguida en una lucha que opone al deseo de autonomía del niño la inevi· pelisamiento en la ·psicosis y que por otra parte analizáramos ta relación
'. table contradicción del deseo materno a su respecto. Contradicción que entre placer Y pensamiento en el .registro de la sublimación. Esto nos lleva·
, unas veces le hace favorecer el alejamiento,.~ independencia que el niño ría ~asiado lejos: contentémónoa con seftalar que ese proceso no puede (
\ .i demanda, y otras tratar de retardar. ese momento ••• E$ propio del Yo no definirse simplemente como un camino ofrecido a Ja elaboración de un ma-
!;\ ¡', poder !1Unca sencillamente esperar que se lo haga ser, sino tener que llegar terial fantasmático, escapando con ello a 1a·represión; esa elaboraci6n y el
:( iJ 1¡ a s:rlo en .una situación e~, la cual el conflicto jamás ·está totalmente ex-
. ¡: cluido. Se trate de su relacion con otro o con otros, o con esa parte de su
placer resultante. de~efian un papel," pero no son lo l1nico e~ juego. Lo
cual no n~ impide ~ que no existen en y· para la actividad psíquica
. ! \ propia psique que siempre escapará a su jurisdicción, el estado de paz es act9s gratuitos, es decir, actos que no apunten a una prima de placer, er6-
1
· ' ' un estado transitorio. ·
' · Tener que pensar, tener que dudar de lo pensado, tener que·verifiéar·
· . ge~o, sexual o ~cisista. El análisis nos prueba que, paralelamente al placer
erogen~ o sexuál y.~- placer narcisista tal como puede experimentarse en. ·
lo: tales son·ms·eiíiencias ·que el Yo no puede esquivar,el precio con el qué. la relaciónd: prestigi~, de dominio, de rivalidad entre sujetos, existe una
paga· su dereého de ciudadanía en el campo social y. su participación en la -fo~a de acttvidad ps1quica .que va ac~mpaf'i~da por una prima de placer
.aventura cultural: Pero aún es P'.!:eciso que no se le impida enconti;ar mom.@- narciSista muy particular: prnna esencial para el Yo si se consideran las
tos en los cualet puede go:a:ar de un puro p1acer efllazado a la presencia de consecuencias de su áusencia. Este place:i: dependerá del modo de inveStl·
un pensamiento que no tiene ottá meta que reflejarse sobre sí mismo~· que . ~ento entre el agente pensante. y los pensamientos. Este placer -qile es de
no nec'é"Sita de la duda ili de la verificación porque no se dirige á ningún igual naturaleza que el que puédé acompaf'iar al pensar secretamente- de··
destinatario exterior, ,pensamiel)to cuya sola mira ·e1 garantizar al sujeto la be ser diferenciado, como él, de lo que se defme con el téimino "autístico".
. ex.istencfa de mn prima de placer ligada a la actividad de pensar en sí1 1 • Dos caracteres lo separ.m. de étte: . . .· •
Pronto aprendió el Yo que pensar es un "trabajo" necesatjo, pero un trabajo - por una parte, su aspecto transitorio y. sobre todo no contradictorlo •'\
que supone muchas· pruebas, fuentes de' displacer, trabajo que le deja muy· · ni ·co~ctivo ~ una exigencia de Significación compartida y, por lo tanto, )
poco respiro y, heQho más grave aún, cuyas. c~nsecuencias raramente puede · de. C<>Jl":unicaci6n, que no s~lo persiste sino que es favorecida pór los mo- · !
predecir. · . . · mentos de. tre~, de suefio, de creación12 • No hay níriguna Similitud entre .
Una de las condiciones -no la única, desde luego- para que el investi- 1? que puede repre~ntar para Cualquier sujeto el momento de paseo solita· ._,
miento de esta 1,1ctividad se mantenga, es que el· Yo pueda preservarse el no que puede c.o!lcederse a:ites ~e re!DCOf!.trar la v~a ~omún, y lo que repre·, ·
derecho de gozar de momentos de placer "solitario" que no caigan bajo.. . senta para el ttnstonero, quien sOJ.o tiene esta post'bllidad para probarse que ·
el golpe de la proluDición, de la falta, de la culpa. A la dura :manké que todavía puede mover su cuerpo, recorrer indefmidamertte el espació paiá .
impone al Yo aceptar la ley del discurso que permite á un sistema cultural siempre invariable y desierto de su celda; . · .
y a un sistema de parentesco tener sentido, ·que le revela que el mundo . -: por la otra, este placer solitario :muestra incluir una suerte de olvido .
sólo es modificable a muy largo plazo y muy parcialmente, que le demuestra · de lo "c_reante" en ·provecho de lo "creado", un don h'bidinal hecho á .
. que su mundo psíquico es iguahnente resistente y oscuro, el Yo debe poder ªHis.Mtijestz ~he though~':. Sería e~vocado establecer una analogía fiel;
entre cre1:c:ron de pénSamiento y creactón de un nifio, entre el don narcisis~,
10
Las hemos examinado extensamente en la parte de nuestro libro consagrada a ta del. autor· en .provecho de la obra y él' don parental en provecho del niño'
la psicosis. · ·. . pero debe considerarse la presencia de puntos comunes. / '
11
. Volveremos sobre Ja diferencia radical que separa ese píacer autónomo de lo que
. llaman un pensamiento o un placer autÍStico. . ·
12
'. Podfíamos decir ·~de recre:i~ón" -en el sentido fuerte: y en el ~tido que te dan
1~ escolares- de su.propio mundo. ·

144
145
. : . . . . . . .. . . . . . . (/. . .. .. . . .
• · : Recordado esto, ocurre q~e para .nosotrQs, fuera.dél terreno ~e la pato- · . es ni un inquisidor tÍi un comisar:io de policíá y que, una veúecórdada even~
.· · logia, no· puede hilber. actMdad de. pe~ si no se n.ic~e p}acer o. se l~, espe- 'tuaimente la regla, sólo le queda espera ló que el sujeto quiera decirle·.
ra :en recompensa, y que ese placer solo e~ posible · por ~atural,eza .~,el . Aun .podemos añadir que sólo porque el sujeto sé lb dice se entera él de que
: pensaÍniento puede aportar la prueba de que no es-la Sllllple re~etic~on ·. · éste conser1a secreto un pensamiento~ .· . · .
. de un ya-pensado-desde-siempre. ~· compren~ entonces que la si.t~c16n, ·Pero estas comprobaciones no llevarán a olvidar otras, igualni,ente evi·
3na1ítiéa . si el ánalista no tiene cuidado, graclllS a la. parte de sugestjon de dentes. · · · ·
.Tu, qut· ra.' transferencia nunca ~stá exenta -lo. que Freud tiecí~-~on todas las La prm\e,:a ·es .que los analistas; cuando tratan sobre el "secreto;', se
letras-,. puede llegar aimponer al sujeto un_a puesta-en-:e~u~cion·pree~table- refieren' casi siempre al contenido de ciertos pensamienfos suseitad.os por la ·
. ·cída,' preconocida, "predigerida" de su pr-0p10 mundo psíquico.. Poco impor~ .·. relación trwferenciflÍ y que el sujeto querría mantener s~cretos en la ilu~
. ta entonces el modelo que se privilegie, el del buen ciudadano ~ el del sub- .· sión de .protegerla. Es raro que él .analista se interese por la función del se-.
versivó sagaz, pues los daños serán igualmente graves. . .. · .· · · . · · .. · ... creto "en sí''; también aquí se halhl jus~éado en parte por lo qué sucede .
.· · Todo- pew speak impone que no sq haga otra cosa que repe"! fielmente en el dominio de :ta neurosis; Pero además es menester que no olvide que si ·
un ya.dicho, un ya-escrito, un ya-pensado; en este nu~v? len~a1e 1 que ape• . "cfortos secretos" no son más. que globos creados por la transferencia, Ja
nas.es un código rígido, quedará llrohfüido y se hara ':111posible que· algo función defpens¡Ír secretamente es· otra cosa. .· .· . .
"nuevo" encuentre 8.llí sitio. A pesar del lado voluntariamente oscuro del . . La Segunda.• CQ.mprobacióil .concierne al. "provécho" del analista: Si
· ejemplo escogido, cómo .no· reconocer q~e en muchos aspectos recuerda los . ·.por prove~h9.~:entiendé simplemente el don de dinero. o el plaéer sexual,
reSilltados de esa suficiencia interpretatiVa· que muestra que todo. aq~ell? · nuestn(µeq-nfólbgíá en este registro es generalmente reS¡>etada., Pero Ja sin- .
es
que el wjet(,) podría d~C.~ y. pensar ent~dido como efecto de las il~Stones gularidad'·"&,:ta 'sitUáéi6n analítica: induce. y pérmite que. otro "provecho" '
infantiles · coJno~c~>'müm · . la mentira ~cterística ~e todo ~· • lleglie a ·realizarse: el triunfo· Ílarcisístico ·que puede aportar: ese donlinio
·como m~.ti~~j~(iTónipe-1' . · 1cio. Gracias a lo cual. el analista PQ~,. . .. del oti:o ejercido por la sujeción de su modo y de'sU forma de pensaimento
. segúnsu eac'u'ela;:.¡~liiil" 6 no escuchar,_ interpretar o callarse, ~guro. . a los p:ropios. . . . .. . . . ' . . . . .· . . . . . .
··c~mó ·está d~ q~e. diga el &ujeto lo que 'diga, su única tarea consistú:á en . : .. La tercera comprobación nos pone frente al peligro' que inevitableménte·
· demostrarle· que :todo ese ruidó no estabi allí más ~ué para escon.der una . repx:esenta· la. ·tranSferencia para la libertad de pe~ del artallzado -como .
historia conocida desde .síempre: .la que contaba Sofocles, a menos que, ·. •.· toda: relación pasional, por lo demás..:. e igualmente para la libertad mentál
más afdía, prefiera. sustituirla por un cuento nihilista: . • . . . . ·. ·. : · ·del analist(tentado, así fuesti sin saberlo, por abu~ de ella: por no poder
No puede haber realización del proyecto analítico, m trabaJO que me· . .·evitar ese abuso~ se <.mredará en uná búsquedá de placer que sólo pue4e ob-
rezca. este calificativo, si l,llllbos participantes no son capaces: de co!fe~ el .tener pioIµbiéndose pensar fo que efectivamente sucede · so.bre la. ·escena
tje~o .de descubrir pensamientos que podrían cuestiomu- sus cono~n­ . analítica y negán9ose' aver que el énfrentamiento o la alianza tienen. lugar· .
tos más finnes: esto vale, .por idénticas razones, .taµto p~ el cinalizado. · entre dos títeres q~e ignoran serIC:.· · . . . · . ·· . · · >
como para el análista, éon respecto a lo que el p~er9 crtua conocer s()bre . · · ·u· cuarta comprobación eori.cieme ·a·ia .pretendidam~nte. libre a(':epta~
sí~o; y con respecto a lo que el segundo. cre1a. al resguai:do d~ la duda ción de la ~eglá. Para que e~ término "libre" conserve su ~ntido, sería preci:- '
, en su· propia teoría. CQITer dicho riesgo no implica.que éste te~drá lugar,· ·.. so qúe esa;elección no ·estuviese somelida al impactó transferencia!; ahora·
sino aceptar una apuésta que concierne, para los dos~ a ~a.posesión· de sus. ; .bien: ,Cóno~os elpapel ésenclal que desempeña el desetj dif compláeer• ..
bienei¡ más preciados. Apuesta sólo soste~~le si .se ~enmen~ el d.~seo de,·. : ~os. ~. seducim~ de agredjmos, de· desaf"mmos. ~n la puesta en pa.Iabras .
favorecer en sí niismo y en otros el surgun1ento de un pensamiento 1'uevo, : del' sujeto o en sus siléné;ios .. También sabemo8 que éste nµnca eligió libre~ · :
el
Esto presüpone que. &ujeto goce de una libe~d de pe~entó que .in·.. men~é laá ·cónsei:Úeni:ias de Sli. erttusia'srilo .transfereilcial, por .la sencillísi• ··
Cluye también la.de mantener secietos dete~m~dos pensmmentost ~o.por :n)á t¡izó~.d~ de él:no.tenfa. niitgún cionocimiento vetdad~ra antes de la ex~. :
. vergile:óza, culpa o temor, sino ~pte:iie:ite ~rque co.rifirnian al ~Jeto su .
, derecho a esa parte ~ autonom1a ps1qwca cuya preservación es .;Vital para .
.per:(iméia.. . .. ... -: .: : >. ' ..:. . ... - . . . .. . . . . . >
, ... <Podt(aniQs. seguiiy recordárd?ór:ejeiriplo; que no.·hay ningilnamedida ·
· ·él. En este punto tropezamos con fa pamdoja presente en Ja si~~ióri ana· · : : coniúri. ·entte lo que púe4e representar; ·pata.Ja economía psíquica delsujeto; .
. 'lítica: 6·cómo favorecer
. . el investimiento
. . .. la lib~rlad'de pensar
de . . ~ e imponer·
. :el frac~ó de su ariálisis. y Jó qu~ iepre8enta. para el altalista-eHracaso 9e un.
. la clausula del "decir-todo"? · .. . ~' eventúalidad~que; con motivo, d~be ser capaz de aceptar~ . . .· . :. .
· . En primer lugar, demistifiquemos ciertas .mcio~ones. que ?º . :h.tterrumpáni0$ ·aquí. niie~o ·:mven,tarió~ y reconozcai:nos que ciert,as· ·
. hacen máS. que. negada existencia de Ja paradOJa. Por cierto que en J_á ~ ·: .!obligaciones proPiáS. de fa. sirilacióri ·analítica. no ha~~n más qri.e .redóbJar.
mensa mayoría. de íos éasos el. análista ll<? espera ni extrae provecho alguno . lá ..PÍiínera ]>aradója': analista. y analizado ,son forzados a". favorecer una: · :;
·. ·: ''personal.. de lo qué. se. le dice, y es '.cierto que la reg1a del; "decir-to~o." sitfulcióri y UnlJ. rélación qmfposeen c9mo ·condición. de :eficacia el estable~: ..
una
.co,nstituye exigencia· de. nue~ técnica ¡le?O que en realidad el SUJeto., .. i;:iniiento de una.$erie de (áctorés. que ainenázan ~ducir; .en ambos; ~sos.·
. sobre el divári ·es'.él único que· puede d~tjdir si -co~~ pensamient~ secre- : ·· irusino::i .eféctoi. ~ alienación con~Jó~ cuales: 1'1cha· el trabajo analítico y'· ·
. tos. ó si acept;l
~" '
ponerlos- en·palab~,
. . . . '
y también es:.. .
analista
. ciert<> que. el no ':· y cúya desapariéiÓÍl representa .él fm.último de n4esira labor. • . ..
...: ..

·. •• 14~··
Esta doble paradoja no puede ser evitada: es lo rlnico que hace posible · ·1:
.. · _Aunque' st1piérámos q.ue el padre.-del sujeto en meteorólogo, y que
el proyecto analítico, así como el· mayor responsable de su eventual fra~ · la n:ª~ s6~o se vestía. de rosa, hay casos en que al analista le es impost"ble'
caso. Por desgracia, no hay regla analítica o simple arreglo formal que per- i . d~cidir a prtori y de .una vez para;·siempre si, cuando el sujeto le menciona.
.· mitan esquivarla. . . . · f;
t · ~ sonrisa fugitiva ·que perc:füi6 ac0mpafiando al pensamiento de una "nube
Investir la actividad de pensar, ser capaz .de sentir placer al favorecer .rosada", ·debe interpretarle el enunciado o simplemente escucharlo con
.·. ese investimiento en otro, amar.·et riesgo de descubrir otra verdad a pesar placer Y asegurar al sujeto que es su dereclto inalienable crear un pensa·
del precio que cueste, tales son las cualidades psíquicas· que el analista J¡abrá miento que sea fuente <Je placer;simplemente para goiar de él. ·
podido hacer suyas durante su propio análisis o a las que nunca deberá re- · Lo mismo en cuanto al silencio: tampoco aquí podemos limitam0s a .
nunciar. Si se admite, como esperarilos;qrie el análisis llamado "didáctico" · interpretarlo como. "~encía". Sabemos clÍán positivo puede ser en el ·
· no lleva necesariamente a la segunda eventualldad, el analista, si es. capaz flujo discurSivo_ df! ·que el delirante puede ·dar pruebas, ver apare~er un
·. frente a todo sujeto de respetar su autonomía de pensamiento, de favore- m?111en!~..de -~.eD:~~ ~e. atestigua el__ derecño-·que"de--pronto Se arroga el
. cerla, podrá poner su trabajo inte:rpretativo al servicio de la búsqueda de su3eto a ~!lP tener que responder más a· la orden: terrilinante de decir todo ·
:verdad del otro, y no al ·servicio de su sufiéiencia de supuesto teórico. . -irhpUesta p0r un· prime~ contrato que la madre fmn6 abusivamente en
·' . Solo con esta condición previa podrá reflexionar sobre las pOSt'bles yaria- . f~·del ~o-, contrato al que no pudo negarse y que paga con su
. clones que impondrá en ·su técnica cuando se las vea con la psiCosis; e in~
terrogarse sobre la significación particular que· en este dominió pueden . · Sedamos lo~ úl'j;imQS en prec.oniZar frente a la psicosis uña actitud de
cobrat el silencio, la cláusula del "deciHodo", la posibilidad 'de redescubrir escucha. ~.Y de.· sil~ció •.Estos análisis exigen nuestra participación en
el placer de pensar secretamente. , . , , . .. una construccion de la histona del sújeto que éste no puede reescribir por
Mientras.se pennanezca en el dominio de la neurosis; él ·-decir-todo", sí s61<;>. Hemos defendido, para el analista, no el derecho sino el deber (
· · como meta hacia la cual futenta uno acercarse sin alcanzada nunca en su ..:.Contrariamente a lo que debe 'hacerse en la neurosis- de tratar de conocer
totalidad, puede ser aceptado sin mayor perjuicio: En efecto~ el ne~rótico . las· prueb~ ·que jalonaron la historia infantil del sujeto, y hemos sefialado (
tenderá, durante la sesión, a investir sobre todo "pensamientos transferen- ta ventaja ·de ·apoyar ~estras interprétaciones en acontecimientos ·de su
tiales'\ raramente pensará en una "nube rosada" por el s61o placer de penm... ·~alidad histórica cada vez que se los puede hallar. .· ·
este pensamiento. Agreguemos, heclto _:más importante, que. esto puede ocu· . ·· · ~l'O todo este .trabajo no haría más qlie perennizar elstatu quo si pa·
rrirle en momentos de momentáiiea calma transferencia} y cuando no é:icpe- , ralebµnente el analista· no tomara en cuenta una exigencia.esencial: descu-
· · rime,:ita ninguna dificultad en petmitifse ese momento de placer. sile~cioso, · brir que es ~-de petisar con placer y·de pensar su placer, condición '· ·
· de tregua, nos hable o no a posteriori de él. Péro para que esto resulle :posj~ .. · previa n~. para tóda actividad de pensar que no deba pagarse con la
ble es preciso, además, que el analista nQ se haya transfümiado:en una má- . alienaci6n ·Y con ·una Si~ci6n .conflfotiv~ por la cual todo pensamiento
,.,~quina de interpretar. Otra cosa sucede en la psicosis o en s'ujetps no forto-. · ·deba enfrentar. a Er~ con una fuerza adversa que intente imponer un silen-
· ·· siunente psicóticos pero cuyo problema toca. directame11te al inyestimient9 .. · .cio definitivo al Yo. ·
(
. de la actividad de pensar. En est~s casos; lÍt puesta en marcha de la artme.;. · · ·... .
·ría interpretativa -metáfora aquí bien oportuna- rto puede.sino hundii al ""Tódas· las veces: que mi penBamiento se detiene, Dios juzga extingui-
sujeto en el sentimiento de que SU: pensamiento sólo puede prodqcir f~ . das mis facultades· mentales; ·considera que ha sobrevenido la destrucción (
dad, algo no _audible por no ~bei sid() oido jamás; no c~~cable· p:)r de níi ~n y que con ello se·te da la posibilidad del retirq". Recordemos
no habersidO~creÍdo jamás. Durante toda .una primera fa~ del ·análisis; ~ . que el retiro· de los rayos divinos. y la muerte s0n para Schreber uná sola .
y misma. cosa. · · · ·
e
tratará de aytidar al sujeto a_ investir una»cXperiencia ·de plaeer qite siempre
· vivió como prohfüida: exp~rimentar· i>laCér én .crear ideas', pensar ·con ptar -.· Tener qúe pénsai sin descanso, nó poder pensar sino con sufrimiento (
·- .cer y nq pagar efderecho- a---;comiiñicár sus pensamientos con la obligació'IJ · Y luchando c~ntra el peligro de ver instalarse un siléncio mortal: tal es el
· de .tener qúe háéerlo Siempre y sin resjJifo. Ofrecerle la libertad de comuni;;: '_ .cuadro :que Schrel)er nos· descn1>e; En sus grandes líneas l<>. reenoonira:mos
· car· y conjuntamente el placer de pensar 'con, para, petó: tam1>ién im:lepen- . eri mu~. fo~ .dé psicosis. Se .COínp~n?e. qile p~iento y placer
. dienterpenté del otro y a veees a pesái del otro, exige qúe sepamos que pani sem.,; p~ estos SllJetos, dos conceptos .antinonucos, y que· elijan renunciar
.estos sujetos ciertos pens3mientos no tienen-otro fm que probarles que tie~ a vmr~.ya no tener qge pensar ~s que pensamientos gue son fuente
nen derecho a pensar, que no hay nada· que interpretar smq que haéedes . d~~o. El _P.la~~-la actffi4ª9.A.~t~tl.S!f~~!!.e q~rocurar es
"entende:i;" nuestro placet de. ser testigos de su reinvestimiento dél P~* p~l Yo una necesidad y no):Ul..pmmio 31· ~~-p_QdríLr..~IUIDciaf. ·. # •

miento. Sabemos· con qué aparente· facilidad el esquizofrénico puede aceptar Un~ de las condici~es de un placer semejante es que él Yo tenga·la
las interpretaciones más áudaces•.•. y la nulidad de sus resultado_s. ·.• En rea~ seguridad de que le· est.á·garantizada una parte de libertad no alienable al
lidád, lo que él oye es que el otro Viene nuevamente a ne~ el sentido y la placer, al deseo, al discurso, ni a la teoría de ningún otro y sobre todo de
· función de su pensamiento en provecho de uná verdad qué ese niiSnio otro. aquel que aceptó acompafiarlo en la aventura analítica. . , \._
_ex.lge imponer. · · · · i . Poder pensar sééretamente en una.' "nube rosada.,, Y. -sentir ron. ello

. 148º
._ 14~
1. \
. pJaCer: hác~~ esto posii:J1e .es. la pomer~ tarea q~é II9S Íinporie la pSfcosis.
Sólo Uria vez eumplida -:lo cual' está lejos de • 8egur0-:- Pod,rá. proseguirse.
él: Camino· con el. senthnieritp .de .que el.· paisaje qqe lo bordea se nos ·ha
.vuelto familiar.. ·· · · · · ·· · ·· · · ··

·- '•'

• ! • • • • '
'!
. . . IX
í . UNA NEOFORMACION.DELLACANIS.MO*
.!
i 1
·... , ¡;
·· ·. En moinentog en que :este númeré;> entraba en prénsa nos llegaron las
~
"Info.rinaciones". reproducidas a c0ntinuaci6n. Creúnos nuestro deber po- ·•
l,, nerlas sin tardanza en conocimiento de nuestros.colegas y denunciai- una
.; ~ "c~ación" que ..üuplica un·triple escándalo: fre.rite al psicoaliálisis, frente a
.... . aquellos a quienes se autorizará a ·conducir cur~, frente a todos aquellos .
'.
1 a ·quienes el "direétor científico del Cámpo. Fr.éudiano" (!) propone· una

.... l.l'. formación pi:ofesional.acelerada consagrada por un diploma de psic<?analis-·


.ta clínico. Confiados en· el prestigie> .del qüe gozá el no111bre de Lacán; quie- ·
nes· demanden seguit esa fo~iici6n no poseerán niilgún ·rµedio para juzgar·
.a. priori sobre la mi'stificación de la que se haeen mvoluntarios cómplices.
Hay ·que ser muy ingenuo para creer que, con·excepción de algunos, podrán; ·
.l una vez·"fonnados'",. emitir un juicio· objetivo sóbi'e fos. resultados. toda
fonrtación. própone e induce sus propios Criterios de autojuzgamiento; esto
es ci~9, en:.partiéúlar~ para las·qUI) ínter~san·más de cetca al propio sujefo.
y ·mucho .m~s aón para el psicoanalista; La manip'1fa:ci6n tiene límites
: . •. •, ....... ".' .. más allá de los cuales eria miSma se. denunda. ··· '
Este pri.Íner y. breve comentario sobre Ja 'neoformación establecida por
.·' Lacan:está finnada por analistas que pe~necen al Cuarto Grupo~ como to-
do texto fmpa~o, s61o-com~romete la l'.esponsabilidad de los· autores. ..
..... ... Sin·.embargo,. estamos. convencidos de que .cuando nuestros colegas
··.·hayan podido reflexionar sobre este claro e inquietante. síntoma del estado·
.. de. enfermedad en. qúe ·se halla el psicoanálisi8 .en general y el lacanismo en
·particular, habráll.de'súrgi.r otros textos. Nuestra.prinlera tareá era iµfor·
·. marlos:· a· ello :responden ·estas páginas. Su~ ·a:utores se próporte11 publicar~·
.en un futuro ~uy próximo, un análisis que:· esta vez no tratará sobre el sin·.·
· toma ~o so9re -sus c~msas. EStamos seguros de· que otrqs se wµrána noso~ .
tros para contribuir a dicho trabajo. · · · •· · · ·
•. ::.:
\ .·: ·. · He·. aq~j. las: ~fonnaciories
.
que
.
reprodueimos
. .
in éxt'ens'o: . . ·
..

·• ·•u~e-n~fOimation du lacarusmé\ artículo publicado.en Topique N~ iS, 1971 •·


.(en éolábo!.a~ión)~ • · · · · · ·
. ·:.

:·.150
1 ·.tSl·
Universidad de París V 111 · ·

. DEPARTAMENTO DE PSICOANALISIS.
1nformaciones·
·Octubre de 1976 · ll - co~
. ' Cada participante será invitado a responder a la pregunta .
su audición y su trabajo. .· .
·.• · · Responsa.bles: Marc~I Czernak, Charles Melman.

2. Cursos : .
. . . ' '
CAMPO FREUDIANO .
Aún debe ser elaborada una clínica de la época del discurso .
analítico. Puesto que hay ·síntomas típicos, existe una clínica,
Director Científico: pero el síntoma que recibe su consistencia de la experiencia
Jacques Lacan ·freüdiana· no es el síntoma producido por la observación médica.
CREACION DE LA SECCION CLINICA ¿cómo circunscribir, escribir, enseñar el síntoma analítico?
Tal es la pregunta que, para este primer año, será formulada
La sección· clínica del Campo freudiano, que acaba de ser por diversos participantes a partir de su práctica de la cura o
creada. tiene el fin. de ful')dar una ensenanza Clínica psicoana- del estudio de casos clásicos. Programa de curso donde no se ad·
1ítica. que responda a la definición propuesta por Jacques .Lacan.: mlte ninguna ambición de exhaustividad~ . . .. . .
,· Los primeros éursos estarán·. a cargo de élaude Dumézil,
(
''La clínica psicoanalítica es lo real en tanto 9ue .:S lo .1mpos1~
ble de soportar. El inconsciente es, a .la vez, su camino y su hue- con referencia al nif\o. · Los siguientes serán conducido.s por .
lla, por el saber que: élcon~titoyé: al impoi:-erse i~I deber de re_pu- . Jean Clavreul, Claude. Conté, Sólange Faladé, Jacques Lacan,
diar.todo ro que implica la idea de conoc1m1ento • .· · . .. Jacques-Alain· Milfer,. etc. ·
·Queda entendÍdo que esta tarea incumbirá .a los participantes
3. C.on\iemciones
rio menos que a los responsables de la enseñanza. . •,
La enseñanza · incluirá presentaciones de casos, cursos te<r· ·Durante conv~rsa~iones eón a~alistás, se tratará de sef'ialar las
ricos y conversa.dones sobre ·la. práctica, a razón. dé 6 horas exigenci~s producidas por su práctica en las instituciones, cuando.·
:Semanales. . : . · · . . · . · : · • ·. · •.. · llega!'. a interrogar la ,relación de esa práctita con el discurso.
· Podrán participar en e~os trabajos, d.entro del !Imite de:p!a· analltico. , . ·
·zas disponibles, las personas que respondan a .las dos cond1c10- , Así, Ja· clínica psicoanalítica podría ser puesta en perspecti·
nes siguientes: . · . ' , ·. . · _ · :.· , . va a partir de la experiench1 de cada uno. · · ·
. a) haber trabajo durante los ultu!1~~ dos. anos como m 1mmo, Responsables; André Bondepierre, Christian Simatos .
. en una institución vinculada al dominio de la sal.ud. mental {o . L~ ens~~anza -comenzará el 1o .de diciembre. Tendr~ lugar ·
ser psiquiatra en formació~}; · • . . ·. ·. · · ·. · . · : · lc;>s d1as m1ercoles (por la tárde y la noche). Las personas que (
_. · ~L~er•.titul~r de una ~.attri:se, o haber ter.minado .el cuarto deseen asistir deben e5c~ibir a la sigt.iiente dirección: Départe-
ano.de los estudios de medicina. , . . ·. . . . rttent de Psyéhanalyse•. section clinfque; Unlversité de Paris VIII, . (
· 'Queda· abierta .la posibilidad de. que una u ot~a de estas con- Route de la Tourelfe • 75571 PARIS CEDEX 12. .
dié::iones 5ea derogada. . . . . · . .. .• · · , ·. · ·.
· Quienes hayan asistido. a la enseñanza de l.a s~cc1on· el m1c~ . . Puesto que hay que desconfiar. ~e los sofistas y de lQs so~as, ~oga­
.podrán presentar, al cabo de dos años, un. memorial que atesti- mos á1 lector someta a un análisis de ·semántica elemental la fónnula: ''Di· .
güe su formación. . .. . . . · ·. · · · • · . . .. . ploma de clínica psicoanalítica". Es .lícito esperar, por la salud mental de .
Este rríemori'al podrá valerles ~I Diploma .~e chnica ps1coan~- · quienes dumnte dos afios hayan seguido estas "ensefíanzas'' y preparado
1ítica, actualmente en trámite de '1omologac1on ante el Conse10 un memorial, que cuenten con utilizar el diploma obtenido. · )
de la Universidad de París Vl.11~ · · · . .· · · Pero, ¿para qué puede servir un diploma de clínica psicoanalítica
sino par.a ocuparse de clínica psicoanalítica? A menos que se caiga en· el
ANUNCIO DE LAS ENSEÍQANZAS dominio de Ja pura estafa, ¿los que disCiemen ese diploma,_ qué título van
a reconocer a los que lo obtendrán sino el dé psicoanalista clínico? .·, ·
1. Presentaciones . . Esto queda. ~ado, por sj hacía falta, por Ja pregunta insctipq :
La. prácti~a de :presentaciones de_ ~?SOS !nt7~t~rá 'poner. a, en el programa de.primer afio: "¿Cl>mo enselfiu el síntoma analítico?" · .··
prueba la· cltnica que nos lega la trad1~10~ ps1qt,11atrica Y que el . Así, se "crearán" psicoanalistas clínicos, o clínicos de síntomas. anatí· .
psicoanálisis, aunque· sólo fuese por el metodO. .de ex~me~ que . ticos, diplomados. En este dominio, Ja lengua francesa no pennite dist:hi- ·
él induce; indica· de maner~ diferente. Esa .d1fe.re.r.iF'?: e.debe guir entre clínico y practicante; con: toda razón, los ·diplomados reChaza-
ser sólo crítica .Y negativa, en provecho de una defecc1on de la rían tal distinción.
clínica?

152
1
1 153
. ' '

· Que \Un diploma wtlvefsit~o baste. páia instltuirkí. a usted COJno psi· ... o~sisé prefü~re: · .. .. .. . . ..
coaiialista ya es en sí una renegación de Freud y delpSicoanálisis.. Ehli~ur- . El afl(llista:.Cllnico-nO..a'nalista. · . · .·· · · · ·· · .
. so vacío resultante hallará desde ese momento su justo lugar en esas escenás. .·. }>ero el. ÍisOinbrÓ decrece.· lUiW. una . segurtda refle'Xióri: yá en 1968, :
donde cada uno canta su estrofa sobre hÍ muerté d,el sujeto,. sobre el necesa- L!l~ · había hecho sa:ber a los analistas practicantes; eil su. ~'Proposición",
rio asesinatn de Ja verdad, sobre Ja muerte del perisillniento: ¡Qué lástima .. que eJfos eran sólo analistas dé segunda clase: ia primera' e\taba reservada . .
que estas ti:es escuelas de defunción no hayan llegado a convencer a los. .. a los. "puros~,. qidenes se ocupan de la "pura" teQrla y del "puro" didiíctieo.
· nóevós augures de lo que tiene de absurdo querer enseñar a no-sujetos y a . ·, · l,os impuros debían contentarse con forinar parle de· los. "que más. ·
· muertos-viv9S! .su · silenció· habría pennitido, a quienes· ya no .tendrían· , mode.stamente se· c:onten~án con probarse. como analistas" 1·; Jos primeros,
que sufrir Stts voces, preservarse un. derecho que habría podido .creerse • · l~ puros,. ..¡en apariencia no teman ninguna razón pata sométei-se a·. esa
inalienable: re8ultar seres dotados de la f acuitad de pénsar y de la Ubertad . pruebid . La ll:tYeStid~ pór el Maestro basta. . · · ·· ·· · . ·
,' de juicio que es su condición. '' . . ,· '. . .· : El modesto ·status que la ~oposición" concedía a los píacticantés se ·
· · El hecho de que haya sido Lacan ·quien alegremente hizo caer al p~co­ · . ha ti;~sformad.o, ·ocho años deS¡>u~s. e& un stq.tu.s· de nó-existencia ·para
análisis en .lo instituido 1i"niversitarici, · fue para algunos de los firmantes . ellos nusmQs en ta,ntó que analistas. · · . . .. . . ·
una sorpresa: no pensaban que .su arreglo de cuentas y stis vieja$ deudai¡ . · . . A. menos, que es.ternos asistiendo a: una primera ~tapa; la segunda· ~J"Ía :·
persQnales .y paSionales con las instituciones .psicoanalí:ticas. en general, : la· denuncia de· toda práctíc;a analítica en provecho ·del solo recitado del
y con su escuela en particular~ lo .habrían llevado hasta ese extremo. Pero : .. dogma lacaniano. Ésto· será más difícifde hacer trágir: cqn excepción dé·
cuando uno se entera' de cuáles son las condiciones exigidas a los puevos ..· fos "'profes0res . titulares'\ lo~ intere8es económicos. de fa· mayoría, que
candidatos, comprende que Lacán ha caído mucho más allá. Tres. de estas . · .guarda. un pruden~e silencio~ la harán re¡¡ctjonar. ¡Poi: vez. primé~ veremos
condiciones dan prueba -del más puro confo.pnismo universitario:.cuatro ·.. al dinero al servicio de la· desaliená.ción! ·
años de esíudips médicos o ser p~quiatra en fonnación o. poseer .una, · . .. .... Por el contrario, Y: C9lno los ~nos..nó son Iris únicos re8ponsab1es ·
·mai'trise (pero ¿de qué). A est<> se agr.ega Un.a cuarta~ ,cuya vagtiedad permite· . d~ la enfennedad. que golpea al ·medio analítico; es probable· que se creen
aceptar· a todos aquellos que respondan a las conµiciones ideológicas implí· ·· . otras cátedras: se exp~cará vi,rtuo¡iamente que es nocivo qtie un diploma;
citas y preexigidas, :'haber trabajado dos aftos en una institución que. in· sin du~.muy. bien amonedádó. en el mercado del trabajo, sea discernido en·
terese al dominio· de .la salud mental'!. Como nunca·se es demasiado. pruden~ . el exclusivo nombre de Lacan. Esta vez. "en nombre· de Freud" se establecé:
te, presúrosamente se avisa que se han prev.üito dero~iones. · . . . · ... rán ~tros. Sin duda se exigirá de. Jos alumnos. q'ue hayan. se~ido · o que : .
·El ·currictiluin demandado sorprende prlmer-0 por ·su µivialidad; perQ . sigan .un análisis; salvo ·escasas· excepciones; los·daños serán los mismos. Una
·para los analistas p~ a· ser 'm~y poco trivúil ·cuando .. se compttieba qúé. ·cosa. es abrir. a los no analistas una enseñimza analítica que.les penníta
.,,• .. condición no inciúyé: Ja de )laber hecho la experiencla·personal de unaná· comprender mejor, cuestionar mejor, ejercer mejor su propia. profesión,,
lisis, y la de haber adquirido una idea de qué quiere· decir éonipartir con . Y que. les ayude a reflexionar sobre sus conceptos y sus teorías, y muy otra
otro esa experiencia, las exigencilis y pruebas que esto supone. . . disceniir diplomas. de psícoan~ 2 • Un último punto merece ser destacado
un
Se di~eniliá diploma de psicoanalista clúúco a personas qµe: ya no· en lo rel!ltivo al de, psicoaria]üta-clíruco que va a distribuir el d.epartan;iento
tendrán necesidad,· para ejercer esa futlción, de aaber. aceptado para sí ·de Vincenn~: Ja distinci6~ jerárquica entre los púros que pudieroQ pagarse
mismas Ja experiencia de un análisis. Dos años de adoctrinamiento en Ja. el .diván de Lacan y de sus preferidos, y los imp\Jros que sólo pueden pagar-
teoría ·de ·Lacan ·la reemplazarán· con ventaja; en efecto, ¡qué economía .. .se 1~ gasto~ de inscripción universitaria, tie.µe como implícita contrapartida.. .
de ·tiempo Y, dinero! Dicho sea· est0 al P3Sl!i'• .es la primera vez que V~OS . una jerarqu1a .que concierne. a los que sufren de "síntomas analíticos": A: · ·
aLaca.ti y·a sus disc(pulos dar pruebas de modestja: dos años no b¡lStarían, .· . los.· neuróticos :y psicóticos que pose~n . cierto stalÍding económico se lés :
por cie'rto, para enseñar la teoría de Fre.ud•. Los analistas de la Escuela Freli.· · segmrá: aconsejando -tengan la seguridad;... los divanes de los puros; y con
diana que efectivame,nte piensan que esa fonnación acelerada e~ posible. .los· no.poseedores que pueblan las diversas instituciones, lbs ..psiooanalistas-
tienen el deber de decir que "psicoanalizai'" se ha vuelto uná práctica arcaica pra-cticántes-no-analistas" ·harán· ampliamente su. negocio .. De igual modo, ..
'y caduca,. que sé puede enseñar. et "síntoma arutµtico~ y aprender a cuI8.!"lo no es casual que a esas . mismas instituciones se les demande proveer el
con mucho menos gasto. Vista la práctica de algunos, ¿no estará planteada ..material necesario para los trabajos practicos de lós futuros diplomados y
Ja preguntá? · . .. para las "presentaciones" ofrecidas a un público que, en gran parte, Viene.·.
·Pero también· éabe imaginar otra respue~ de la mas pura inspiraci~n · aht~ todo a admirar el espectácul9 · del Maestro descifrand.o ·10s elligmas ·. ·
lacanhÚla:. reconocer a alguien éomo psicoanaliSta practica.rite ·y a otro . de Ja locura..
'·"pasante" como analista (¿teórico? ¿no practicante?), ~on dos cosas radi· r . .
La cita entre comillas es de J. Lacan. Ver al respecto nú~eros 1 y 2 de Topiqu,e. ..
calmente diferentes. En este caso hay· ·que rendir. homenaje ·a la inventiva 2
del director científico, quien creó u~ ·nueva·cate~orfa, más. aún· un.nuevo · El respeto dé esa difere~cia esencial ~ torna cada vez ~ás putiunente formal en
concepto:. · · · · · · · · los: diversos departamen~o~ dJrigjdos P'or amÍlistas en las unjversíd¡ilfes parisillas.
Hay que espe?.r que .el ultllllo paso dado por La<;an en la escalada "dipJomativa"
lJl analista,prácpcante-na-aMlista, · · · los haga reflexionar. ·• · · . · ·· . · ·

154
155
l
· · Apmemonos. a ~eer a Clérambault: veremos· éómo un: clínico de Válor
excepcionat logra, con total buena fe, reenoontrar en cada caso presenta-
J,
J
do. sin una sola excepción, lo que quería ver en él: la confirmación del
dogma que él mismo había eláborado. .. · :
· La presentación nunca fue. y no puede· ser un acto terapé~tico. Si
no puede dar pruebas de u~a extrema vigilancia,' cualidad poco expandida,
amenaza tener efectos devastadores. Los espectadores, una .vez salidos al
aire h1>re, ignoran lo que .sucede en los corredores vedados al público, y
les alegra que, por sus despegues, los analistas presentadores no hayan
decidido hacer demostrar a ·los ''presentados" que no son más que bote·
llas de Klein o nudos borromeanos disfrazados de sujetos.
Sería escandaloso qué el psicoanálisis resultara una terapia de lujQ;
tanibi~ lo es formar, para uso de los· psicóticos y de las instituciónes,
. .. X.· .
terapeutaS a menor precio y ·ralsos analistas. . LA "ELECCION DE CRITERIOS EN·
Np tenemos ninguna otra cosa ·que decir a~~ del "síntoma"; sobre· LA. OBRA DE FREUD1 •
las causas. tratará lo que siga. Pero ·agreguemos·· que es triste ver cómo. se.
despoja a los sujeto8, y esto vale para la ma}'oríá de los erisefiántes y de . "Es charlatán el t/ue· emprende. un· tratamiento sin
los futuros. enseftados, .de una actividad crítica .que les habría. permitido· . pos~er .los conocimientos y· capacidades necesarios"~
comprender en qQé mistiñcáci6n del espíritu y de la obra de Fi:eud cola·
· S. Freud..MI
. . . ..
11/da y el.p~
boran. . · . . .
-~'Retomo a ..Freud't, ·"campo freucnano" ••.• tales son Jas banderas
bajo las cUales Lacan pretendía y pretende quizáS ·aún condüc~ SU. éom.:
bate: ¡qué amnesia, qué engafto y, sobre todo,. qué total desprecio por :. . Toda· acción quertía adecuarse: aÍ fin qUe pemgue y Ja mo~a: a los
todo aquello· y todos aquellos a ·quienes él prQClamaba -querer proteger OJOS de·un observador exterior o a Jos de su propio agente .:_pero entonces· . {

de:los abusos institucionales! . . · . .


· a posterforl- podrá parecer err6néa Y· hasta. antinómica~ Su puesta en acto·
Un hwnor inconsciente reencuentra tal v.ez aquí sus derechos, pero es apwt~ igualmente· a ua resultado ya investido por su "agente". Bsta es una
ley .gene?-1: _el acto !aDido'. et la~, el acting-out lo confinnan, aunque
más newo qÚe la nochd. en el último caso la instancia responsable del acto ya no es la misnla. Será·
. : .. .· . I>ieia Castoriadis·Aulagnier . . tarea ?el. Yo· a<!~ 1os medios de conocimiento qµe le pemutan separar
· . Jem.Paul Valabrega· lo pom.ble..aeio nn~1>~e. lo permitido ~ 1.o·. v~do, lo lícito. de lo prOhi-
Natbalie Zaltzman bi~: e~os~ttes binomios o d~ea ~ el campo.de
su realidad,
. deeidirút a~re su o sut orientaciones, le suministrarán los .criterios en virf:Ud .
.de los cuales podd o creerá prever Jai conseeuencfas del acto pensado antes
del .actuar2 ~ El análisis de los factores psíquicos que hacen posi'bles .o impo-
~I~_ c_:orrectas o ilusorJas tal~. previsiones, cóincide con el aúlisis del
• ·..¡;., clioix ·des critares
Nº 21, 1978. . ·
dans t•óeuvre de
.
.Freud".
.
artículo publicado en 7b""-••
. . ,...,_
1 . Estas páginas fueron extraídas del pdmer capítulo d~ una obra que será editada.
por P.U.F•• y que 1ep1esenta la segunda parte de 1A flfolence dt1 l'lnterpriirztlon.
F.n esta continuación del trabajo me propongo someter a la prueba de la práctica
analítica. Y especialmente en el dominio de Ja psicosis, tas. concepciones meta-
psicotógicas Y tas opciones teórko-p.ráctica$ a tas· que había am"bado y que hube .
de proponer a Ja reflexl~n def lector. C91Do p~ comprobarse. sigue entera·
mente en pie mi mnviccion de que uia análisis lo mu completo posibló de Ja ac:ti-
Yidad de pen_samlento. y clel Yo qu\' es su agente, nos abre.el camino que
pennite
la p~clon Y et enriquecimiento de una conquista que el analista debe al
trab&JO de sus predecesores y. ante todo al. de Freud. üz vtolenctt de 11ntt1prha·
tfon¡ P.U.F.. Col. "Le Fil Rouge'", abdl de uns.
2 . .
Los critedos que permJten a ~-~ujeto_plant~ COIIectamente los ~os polos que

157
funcionamiento psíquic.o. ~a su totalidad: .esto habla de Su '~portancia: ·j
1 riencia? .. . . . . . ·
El ténnino "pn1visión"~ es decir esa anticjp¡i.ción ¡>Qr la cual .el sujeto ve · lf .:_ ¿Cuáles· son los fmes·que se espera poder alcanzar con detenninado
por :medio.: del pensamiento un re~ultado todavía. n,o ·presente, no tiene ·... ! . sujeto singular? .· . · .· ·
. fügar ni sentido·. sino. para el Y0 :,en el registi;o del ello; ficción Y: ·visión '. ~ La primera previsión concierne a algo que, ideahnente, pofuía estribar'
coinciden. . . . . .: :; ¡ .. \ . . . .
en los criterios de terminación del aílálisis. Tales criterios toman en consi-
..:.·. 4 acción psíquica que subtiende Ja. puesta en ·eseena
'de. una represen- deración los universales propios del funcionamiento psíquico y los univer-
. tación fantasµtática es "Visión" inmediata de aquello a.que se apuntll con la . sales que re~tan de la aplicación del protocolo que la experiencia analítica
· r~ptesentación, y esa ViSión es, ~onjuntaniente·, realización. d.el fin· prop1:1es-. exige sof?re ese mismo funcionamiento (es decir, los universales de la teoría
.to: la presentación sobr.e ·la escena de: Ja realidad psíquica "de un deseo que de Ja transferencia). . · . . ·.
se realiza:' durante la fantaslÍ'latización, aporta una respuesta confoI:me con La segunda previsión concierne a los criterios de lo analizable para
la miÍa pu1sional. · · · " .. · " . · ·. ·. · :. .' · . , · · .· . determinado sujeto particular. . . · · .· .
·. . Sólo en el registro del Yo ydel pensamiento puecie 10 pre.visto precedér
a lo .visto; sabenios . que no solamente.puede precederlo smo qué adem.ás.
· La adquisición de estos dos órdenes de criterios no fonna parte, nirÍ- en
. gún analista,. de un saber o una intuición· "innritos1,' 3 , sino que pre-supone
está en susinanos. liinitar el campo de lo visible.·Apr~nde,mo8 también,que dos pre-adq1.1isiciones: , . ·
lo .pre•visto por·et.pensil:iniento podrá~r ~esmen~do por el afecto que sus·· . 1. El conocimiento de una teoría del funcionamiento psíquico q,ue
.citani el' encuentro en. la realidad con Ja. "cosa", el "acontecimiento". El . :· pe.rmite_juzgar lo 2ue es compatible y lo que es incompatible con las.
. sujeto :puede lograr evitarse -cierto es que nun<l!l pcir completo...:.. esa des· · leyes que lo rigen • Veremos por:qué razón siempre fonnarán parte
)n~tida,, aprovechando su "'pre-Yisto" -correcto o:.enteramente.Uusorio?·: de esta misma pre~adquisición el privilegio concedido por el analista .
. áquípoco. importa.,- para pi:ohibirse el acto, .Para inluoirlo. Pero Pal! todo . . á uno de los "posibles" de ese funcionamiento y .las consecueni;iai¡ de ·
. sujeto, la preservación de sil·. v.ida psíquica y. de su '.vid¡¡ fíSica muy pro.nto . ·ese privilegio. Por cierto que la psicosis fomµi parte, y cuánto·, de tales·
exigjtá que le sean posibles un número mínimo de pr~visiones ·correctas, . "posibles": conscientemente; el fin al ·que apunta Ja experiencia no es
y el crecimiento de este mínimo .dependerá del "destinó" de ·Ja& pulsion:es volve~ .psicótico al sujeto que no lo era al comienio de la partida. In-.
y. de' fo que· de. ellas reSul~ para el "destino"' del Yp_: desde luego; diclio · conscientemente.. ,, a esto volveremos. Cuando se critica la intención
crecimiento. nunca podrá abarcar el conjúnto· de 10: 'que ·la eX:isW.¡;tcia Qos ..a~ptatiya", "nonnalizante", de' tal o cual m~dalidad de la práciic'a,'
· obliga a ~xperimentar o nos permite .descubra. . .. · .· . . . . ~ . . .. se piensa que esta opción ppne ·en evidencia la sujeción del funciona-
· · La .posibilidad de prever es paralela .a la .adquisición de lc;>s· criterios . miento.psíquico del .analista:a la ideología de Su clan; cuando se critica .
nece~os para pensar tales previsiones: prever ehesul~o de u.tia experien.: a ~ otra inooalidad que .ve en la introyección del buen superyó del
cjil quíinica o esperaJ que se dé un résulfadó inesperado, lo cual •bién .·,an.alista el fin por alcanzru::; se ve en ello la prueba de una autoidealiza•·
es una previ$ión, presupQne un primer cQn~iiniento, aunqufl. sólo· fueSC? ·¡:ión que se juzga alienante. Cuando $1 pretende que la experiencia
pa:icial, de 1aS propiedades. ~e los ·.cuerpos se>bre·los que uno e:itpeñm,enta. del "des-ser" ·es la .única prueba con valor de ·revelación para
el ser,
Prever Ja éonseeuenc.iá. de un encuentro ert el terreno·de los.afeotos presupt>- ~se ponen de lado las 'ilusiones, el trompe l'oeil, todo aquello que se ma·
ne·un prim.er conochriiento de las respuestas psíquicas que se juzgan posfülés nifiesta en el sujeto como bÚ$qµeda de verdad. Cualquiera que sea la
(fu~ agresiQt1~ placer, sufrimiento,, amoi, rechazo). . : ·. .. _.. .. · . elección .efectuada por el analista, siempre hay elección entre los
Lo .íñiSmo sucede en el encuentro analítico y en la experiencia .a que "posi'bles" o·las potencialidades del funcionamiento psíquico. E incluso
puéde. dar lup; No habría encµe~tro si anaUSta y ~do· no hubieran pretender que son equivalentes, pretensión que debe ser muy rara pues
previsto una primera c~uencia posiole de dicho· encuentr9: el c;ompro- destruiría la razón misma de nuestra práctica. sería también· una elec-
miso .iecíproco en úna experiencia analítica. No J;i.abría experiencm. analítica ción, la consecuencia de un juicio en'útjdo 8obre ese mismo funciona~
si ·el analizado y el analista no hubieran prev.isto y preinvestido un resn1tado ·miento.. ·
de la experiencia, juzgado como poslble. . · · . ·.:. ..
· Considerando ~ólo al analista, esa· previsión del o· W? los ''posibles" i¡ ·2. El con9cimiento ·de las condiciOnes cuya pt~:sencia ·en un sujeto se ·
apunta'a reSRonder a dos cuestiones: · ·. ·:' . · · · · ...,,.~..,.,,,., 3
'.',,·

· -. ¿Cuáles son los ~mes '<J_Ue fonnan parte de lo "poSi"ble" de.ta expe~ Al!hn!sn,t·º• creer q~e· su propio. análisis sería no :una condición necesaria sino·una
C?,ndicion suficiente. para adquirirlo, es una ilusión; dejarlo creer, una mistifica-
especlfi~ estos tres binonllos. son ~nciales para una puesta-en-forma y una cion. · · ··
puesta-en-sentido coherente de la. ·escena de la realidad y~ los 9bjecos de piacer, .
¿Qué podríamos comprender de un sueño si no cono~iéramos primeramente 'las
4
.ínvestimiento y deseo qUe están presentes en ~ eScena. y qi¡e podrán y de~rán
proponerse a la libido de objeto i a Jos, ..dese05" {wuméh) del Yo. La cónfusión . leyes del funcionam~ento.del proCCS?.Primario y el trabajo de censura qÚe en éi'
entre "imposiblé, vedado, probtl>idótt y. "posil>le, permitido, 1Ícit9" es un c;info-. v~ a opera! el· Yo? Sin este pre-adqumdo, podemos reemplazar La interpretación
· ter propió ·de Já psicOsis. Una de sus conseeuencias se n,ianifestará po~·ese· sentí.: de los sue~os por la lectura de uno de los muchos trabajos·consagrados a la .clave
· miento . de PeJJ>lejidad y confusión que experimenta el sujeto enfienfado a un · .· .. de l?s suenos. En efecto, esto. bastará para saber que en un sueño; a menudQ '1a·
mundo .caótico que le seni.preciso reordenar. · serpiente representa un pene. . . . . '. · ..

158
t 159
miento psíquico y sobre las condiciones necesarias pára que dicho
juzga necesaria para que éste pÚeda áceptár y proseguir la e.xperiencia
efecto se realice.
analítica, alcanzar o acercarse al fin que supuestamente ella hace Esta interacclón es, por supuesto, circular; lo inesperado que va a.'
posible .. imponemos la experiencia modificará nuestra teoría del funcionamiento
· · Pretender que estos otros criterios son inexistentes ·e inútiles .equival· mental y con ello nuestra relación con nuestra propia actividad psíquica.
dría a decir que a Ja experiencia ~ le atribuye un poder sobre el cual no Esto explica que no podamos separar la teoría que funda una práctica, (
tendrían ningún ascendiente las resistencias que el sujeto puede oponerte, la teoría· del funcionamiento psíquico, y la teoría identiftcante de la que
salvo temporariamente: bastaría con contar por décadas la duración de dependen los hitos del Yo del analista y, con ello, aquellos a los cuales apela
la experiencia para que ésta alcance su fin. O bien, opción no muy diferente; en su puesta-en-sentido de la realidad y de sus pensamientos.
una pretensión semejante pre-supone · hacer. del inconsciente una suerte Fonnularé aquí una primera observación con respecto a un problema
de nuevo dios. m curandero convencido de que en sus manos habita un que reaparecerá con frecuencia: cuando hablo del funcionamiento psíqui·
poder sobrenatural, no tiene necesidad ninguna de conocer de qué manera co me refiero, evidentemente, a fo que la teoría ensefia sobre el funciona·
actúa ese poder cuando las posa sobre el enfenno: su confianza en el saber· miento del proceso secundario, sobre el del proceso primario y sobre las
poder del.Dios que opera a través.de sus manos no tiene ninguna necesidad consecuencias de su coexistencia y de su heterogeneidad. Dentro de este ·
de ir acompañada por uñ conocimiento sobre ·el modo en que ese Dios registro, no hay ninguna precedencia pOSt'ble. La radical novedad aportada (
•opera· casi siempre tal confianza en lo irreal corre junto a la ignorancia por Freud en lo relativo al Yo [Jl{of] es función de algo que él descubre y
. sobre 'ta acción de ese poder real que es la· sugestión. En cierto número de que denomina ~o; la· necesidad para el Yo [Moi] de apropiarse de ese segun· ('
1
casos se tiene la impresi{m de que el deseo inconsciente ha ocupado para do modo de funcionamiento que se halla bajo la égida del proceso se~nda·
el analista el lugar dejado vacante por Ja magia o por Di~s:. de él nada · . rio sólo puede comprenderse en función de lo que Freud descubre acerca (
tendría que· ser conocido, salvo que pose~ un poder que mag¡camente se del funcionainiento del proceso primario (sin lo cual nada podría decirse
ejercerá, puesto que se asegµra la presencia d~ un lugar de encuentr? para de las vicisitudes ·del funcionamiento mental). El principio de realidad,
dos inconscientes; el del analista y el del analizado. De esto resultara, para o bien es una trivialidad o bien.extrae su sentido de lo que ·Freud nos dice
esos dos inconscientes puestos en presencia, algo que va a: ser hablado por sobre la ..locura" de la mira del principio del placer, y sobre la necesidad
la voz "inspirada" de los dos co-experimentadores. Por lo demás, basta de una fueaa "de oposición" que pueda diferir su victoria, y así de seguido.
con que una sola de esas voces "sea· habláda": aquel que escucha•• una vez En el conocimiento teórico, Yo [Moi] y Ello son enteramente tn1>utarios
·que ha pennitido el surgimiento de la· palabra inspirada, ha tennmado su el uno del otro; también aquí, todo nuevo aporte a la comprensión de uno.
tarea. de los dos se traducirá en nuestra concepción del otro.
Pero ¿qué sucede cuando se pasa a la práctica? Consideremos en primer (
. · Dejemos de lado estas parodiall.y ~olvamos hl análisis. Hemos dicho lugar lo que Freud dice, o sea que está en sus manos hacer "advenir al Yo
que los criterios de los "pon'bles" en lo concerniente ·a1 análisis "en. sí"; Y [Moi] allí donde era el ello". Esta fórmula dice., precisamente, lo que quiere (
los criterios de lo "posi1>1e" en lo concerniente a determina(Jo ánális~ . · decir: una parte "del espacio del ello caerá bajo la jurisdicción del Yo
( particillar, son la consecuencia directa de un conocimiento te~o, cono·. [Mor1, o,. y ésta es Otra fonna de expresarlo, cierto número de representa- (
cimiento jamás clausurado ni iJja40 ya que Jas opcion~. del te6_rico ?epen- . clones psíquicas reguladas exclusivamente por el proceso primario podrán
\ den a su vez de lo que la práctica ltJ reve~ como realizable o me~ble: ser tranSformadas, reelaboradas porque el proceso secundario particip~
si el practicante sólo puede ver lo que. va a desarrollarse en eDa porque · en su construcción, o bien porque podrá tomarlas direc~ente a su cargo.
pudo pre-ver una parte de eso visible,·10 impreyísto.cuya pre8:8ncia debe~ A su vez, este proceso se .Hberará otro tanto del dominio que ejerce a sus
reconocer vendrá a modificár, a su vez, las previsiones que abrirán la próxi· expensas el proce!o antagónico, y se reducirá otro tanto el espacio que se (
ma sesión y la próxima partida, y esto en un movimiento que nunca se haDa bajo el poder de éste. Tales modificaciones exigen .qu~ se le haga
cierra o que nunca debería hacerlo. .. posible al sujeto aceptar la irreductible presencia del proceso primario, lo
Estas consideraciones introductorias se proponen d~mostrar la interac· ·que significa que no puede liberarse sino de un exceso de proyección, de la
·ción presente entre: . . ·. . ' . demqsiado grande infiltraci6n del fantasma en el espacio del Yo. Las leyes
. - ia concepción teórica del analista relativa al funcionamiep~o psí· que dgen el proceso prlmario son incambiables:' éste ·es un axióma de nues·
quico y sus potencialidades o sus "post'bles"'. . tra téoría, y me refiero a la teor;ía freudiana. El fantasma inconsciente
mprivilegio conferido a una fonna de dichos "posibles" que el ana- siempre ,será preséntación de un representante metonímico del objeto ex·
lista juzga más apta para .realizar un fin "x" (aquí no se puede genera- terior, puesto-en-éscena como si se tratara.de un objeto dependiente de y
lizar, pues este x privilegiado, tanto por el propio funcionamiento sometido al solo deseo del sujeto que fantasmatiza; la circularidad del fan-
psíquico del. analista como por el de su partenaire, es~ conse.· tasma quedará inmodificada. Ja realización fantasmatizada del deseo seguirá
cuencia de la primera concepción. · · .. · siendo única realización posi'ble si lqlO ha permanecido en el exclusivo re·
- Su concepción de los . efectos
. .
de la experiencia
. sobre el funciona-
-
gistro de lo primario. Esto es lo que quedará fmahÍlente del recorrido ana-

160 1 161.
litico bajo la égida del ello, y si nada quedara sigoilicaría 'que estaría en ma-
. nos del análisis abolir al ello; ni la más extrema megalomanía podría preten- n:ano no }iene "posibl:_s" ·en ~e~eral, tiene un sólo "posible" que es incam-
. dedo: funcionará según leyes sobre las cuales no tenemos ningún poder de b~~ble, as1 como el ~eno segu:ira $ndo lugar en su figtiración a la condensa-
modificación. . · c1on "f al desplazamiento y manteniendo secreto 8u "ombligo". Lo que va a
cam~~ o lo que puede cambiar deberá recurrir al proceso secundario y será
· Lo cual se ve conf'mnado por las diferentes definiciones de Freud sobre func1on:
lo que i~eahnente debería pennitir el análisis: ·. l. de su posibilidad de atribuir el status de fantasma a ciertos conteni-
·._ · 1. Una reducción cuantitava del espacio psíquico bajo la .égida del ello
dos de la ~sique, cuya participación en sus propias construcciones (es decir.,
y, de este modo, la reducción de su poder de soinetimiento sobre el Yo [Moi]. · en su jrabaJo de pensamiento) se habrá vuelto capaz de aceptar;
· .z. Permitir que el Yo [Moi) someta a sus propios fines una parte íie.Ja . 2. de su posibilidad de encerrar a una buéna parte en las "reservás" de
energía pulsional, gracias ·a una facilitación de los mecanismos-de sublimación · las que los suenos y los ensuefios irán a alimentarse, y, con esto: ·
Y ~s al investimiento de wí placer sexual realizable con o.tr'o real y que ya . 3~ de reducir las consecuencias para y en su propio funcionamiento, de
no es fuente de conflicto. · . aqueUo que sigue funcionando ·de manera adecuada a su ley y a su mira, es
· 3. Cambiar la relación presente entre el Yo [Moi] y los efectos en su decir, .lo pr,iµlario. · . .
propi.o espacio de lo reprimido que vuelve. : .
· ' 4. Transformar la organización fantasmática, o $ea algunos de los con- ., . Si en .estás considerac~ones he .optado por Ja terminología y Ja concep- ·
tenidos inconscientes, de manera oue nierdan objeto las inlu"biciones, las de-· Cion fn;ud1anas, .el Yo [Mo1] o el /ch, es.porque de.seaba mostr~ que son in- ·
dep~ndientes de la novedad que puede aportar mi concepción del Yo. Con mi
. fensas, la :mgustia a las que el Yo [Moi] se veía obligado a recurrir. con la .espe-
ranza conjunta de protegerse de ellas y de satiSfacerlas. ·
¡,
term~ología, Y. en otro texto 6. , demostré lo que a mis ojos justifica su perti•
-~ · ne~cm: el proceso .secund~o es un proceso que se encuentra bajo la égida del
; .Pero lo que es verdad para las tres primeras .,definiciones vale para la úl-
tima y hasta en su forma caricaturesca: si el analista pensara que está en sus· Yo!,a su vez, esta ~nstanc1a es el agente de esa forma particular de la represen-
manos transformar, domesticar, desarmar al ello, dificilmente podría preten-- ~~10? ~ue denommo puesta.en-sentido, vuesta-en-pensamiento o representa-
ClOll idelca. . · , ..
der que el hacerlo reS¡>onde a una "demanda" inconsciente de éste, o.que está
!3
en naturaleza del proceso primario anhelar transformarse en proceso secun- . Como consecuenda, para mí el fui priffiero del análisis es transformar las
·darlo, o que forma parte. de la moción pulsiomtl, deisus miras ''naturales" su-· rep~esentaciones por medio de las cuales el.Yo pensará el placer,.el goce, la
blimarse. No tendría ningún sentido hablar de 11~ "demañaá';-delello ~ue · re~dad, Y su propia actividad de pensamiento. No se confunda la acepción
tendría por destmatario a "un analista". Tampoco i~ndría sentido hablar del .que doy· al ténnino "acción de pensar"; el mismo designa ese acto psíquico
sufrimiento 5 del ello: elello actúa sobre el otro, inc\usive puede .provocar su que construye la representación que se da el Yo de su placer, de su g0ce, de su
. muerte, ·y esto no impide que ·a ese otro, en tanto que otro, lo ignore to~- cuerpo, de su propio espacio psíquico. A propósito de lo originário, he escrito
·-., !llente. El único •:otro" con el cual tropieza el ello, el único "otro" contra el, que afecto del pictograma y pictograma del afecto eran una sola y misma cosa·
cual amenaza movilizar su "fuerza ciega'~, es el Yo, que ~ el ello no es otra en el registro del Yo, lo mismo sucede entre el pensamiento del afecto y la ex:
cosa.que.la barrera que se opone a su apoderainiento de la totalidad del espa~ perientja q~e' acompaña a este pensamiento. Lo que penriíte al Yo pensar el .
cio psíquico. No es nuestro inconsciente el que desea conocer acerca de su es· afecto es lo que, por este mismo hecho, lo transforma en "sentimiento": es ·
tructur~. de. sus propósitos, de su poder, de su funcionamiento: el ello es esa d:cir.' en una vivencia nombrable, investible, cognoscible. Apropiarse de los·
· estructura, ese· propósito, ese funcionamiento. El ello nada demanda al anÍIÍis· tennmos que no~bran á los sentimientos en el discurso, es tan necesario para
ta, por la sencilla rcizón de que lo :ignQra, así como ignora .el concepto' de ex- . el Yo como apr<>piatse de los ténninos del sistema de parente8co: por ·eso
· reuní a los do~ conjuntos de denominaciones en lo .¡ue llamé 'llenguaje fun·
terioridad. · . : · .·
damental" 7 · · ·
. • i:mrentado a los éfectos de las fuerza& actu~tes en ese lugar del espacio
ps1qu1co del que a su vez está excluido, del que habría querido no saber nada · !
· El o nada podría conocer acerca de los afectÓs que pu~en invadiilo si
y que ya no puede igliomr, es el Yo quien nos. dirige,.~ c;l~manda con la espe-· no pudiera nomb~los, es decir, pensarlos 3 • Incluso con respecto al afecto,
ranza de que se le provean los medios que lé pennit¡m.transformar en algo . para el cual, efeqüvamente, no dispone de denominación, ha fuventado una
cognoscible, P«?nsable~ dominable, ese "extra-Yo" del espacio.psíquico. Por coq el·.fin de reconocer . su presencia: la
. angustia.
. En
. boca del profano este )

idealizado, por ilusorio que sea el poder que atribuye al. sab~r del qué espera
.ª?,ropiarse, tal ~speranza no puede quedar reducida a una simple y pura. ilu-
s1on: y, en particular, · por parte del analista. Cuando Freu4 habla de la posi-
1 6
1
. Cf.obra y¡¡ citada.
Cf. Ja misma obra, págs. 157 y siguientes. . .
ble acción del análisis sobre el funcionamiento psíquico o de los escollos de 1 :s ¿Hay que recordar que la posibilidad para el afecto de investir, de ligarse a objetos
este mismo funcionamiento, se refiere, explícita o .implícitamente, aí binomio que existen en la esce.na de Ja realidad es una condición para que Ja realidad exista
proceso secundario-principio. de realidad. El funcionamiento del proceso· pri- para el Yo y. para que ese mismo Yo pueda reconocerse deseante de un objeto?
¿Hay que ~bray~r ';lue la elección del objeto (fantasmático o real) decidirá sobre
En. el primer. capítulo d~l trabajo citado· podr<\ leerse la diferenc~ que efectuo
5
·entre sufrimiento y displacer. . · · · 1 .la ~Jase de. mvesttm1ento, la clase de libido compatible con la "natu1aleza" del ·
objeto elegtdo Y con el ~fuculo, la relación sujeto-objeto resultante?

162
r 163
pensarse como un existente?". El lado perentorio de la respuesta será aún más ·
ténnino es aquello por medio de lo cúal ese .mism~ profano puede nombrar acusado por la insistencia de la du,da y de las causas que la motivan. Esta pro·
y reconocer en sí mismo la presencia de una vivencia cuya causa no puede blemática revJgte un aspecto muy·particular en el registro de la psicosis1 0 •
fonnar parte de su deciole. El pensamiento es el apoyo necesario para que el Concluido este paréntesis, volvamos.a Freud.
Yo pueda asumir un afecto, metabolizarlo en un sentimiento, gracias a lo cual
podrá pensarse agente de· un deseo, de un sufrimiento, de un anhelo,. de un Si ·Se acepta Ja hip6tesis de una interacción: presente, en ·todo analista, (
odio, y no simplemente padecerlos: poder pensar el goce/gozar de este pen- entre su concepción del funcionamiento psíquico, el ,privilegio que concede
samiento/gozar;· poder pensar el placer/experimentar placer· en este pensa- a unQ de los "pOS101es" de ese funcionamiento, y su concepción de la teoría
miento/experimentar placer: en el registro del Yo, los tres ténninos de estos de Ja práctica, se comprenderá que toda opción teórica concerniente al Yo y a
dos trinomios son inseparables. · . · la actividad de pensamiento, vayá acompaftada de una opción sobre lo que
Mucho se ha comentado· en los últimos afios acerca de lo que efectiva· . cabe.esperar.alcanzar, y permitir al otro alcanzar, por medio de la experiencia
mente separa placer y goce, comentario que -así lo supongo- tiene como pun- ~tica, Y· se traducirá en el modo de conceptualizar la teoría de esta prácti.:
( .
to de partida una pertinente observación de Lacan. En un seminario ya anti-. ca.
guo, hacía notar que uno puede decir "he gozado", que uno puede decir en.
· De allí qúe esta interrogación sÓbre la teoría de la práctica, encontre·
"·¡goza!'\ en el modo imperativo, pero qu~ uno no puede .gozar y enunciar: mos tres órdenes de consideraciones, a veces intrincados y otras tratados se·
ºYo gozo". En otros términos, sería propio del goce abolir, en el momento . paradamente: ·.
. fugaz.en que se lo vive, la posibilidad para· quien lo experimenta de operar la l. El que ·concierne a los universales presentes en el funcionamiento del r1
· · · puesta a distancia necesa:ria para la emisión de 'l!n juicio sobre lo que se si~nte. ·pensamiento, las leyes que lo rigen y las consecuencias resultantes. ·
· Cierto es que hay. que diferenclar entre experunentar y pensar en el registro · · · ~- El que trata acerca de la acción de la experiencia analítica, su "proto· (
· .· d.el plac;er·y en el del goce: en fos preliminares, o dentro del re~o de los colo" sobre ~sa misma función, y acerca de las condiciones cuya presencia se
placeres yarciales, a menudo resulta p(>Slole una suerte de separaci61:1 entre las j~.necesarfa para que se pueda proponer y para que otro pueda respetarlo.
representaciones que acompafian a los placeres erógenos, y p.ensannentos por . ~~El qUe trata de los resultados qúe podría alcanzar la experiencia.
. . los cuales el Yo puede emitir un juicio sobre los primeros. Agreguémos que . Si nos enµen,méramos imaginando a un analista que creyera que forma
detenninado placer puede dejar qu.e coexista1i paralelamente pensamientos parte de las poteudalldades del funcionamiento psíquico, ver lo invisible o
cuyo tema puede ser muy diferente 11.• Esto no es verdad en cuanto al goée, lo
· éuhl no significa que el goce implique la desaparición total del Yo en prove-
cho dii un "goce del ello": sin éontar con que la expresión "goce del ello"
J sobreyiv:ir a la muerte del cuerpo, 'O que pudiera formar parte de los "posi·
bles'.' del proceso secundario, realizar con el penilamiento una transforma·
ci6n de la realidad que nada tendría que envidiar a la que opera el proceso
es~ cuando· menos, ambigua. Gozar pre-supone que durante su y ese momento l primario en el campo del fantasma, es evidente que éste sería el tipo de "po· {
/

el sujeto haga suya la certeza .de una total coincidencia entre el cuerpo del
goiante y la causa pensada de su goce. Coincidencia que tendrá los mismos ca· ¡ der" que para sí mismo privilegiará, que será con estas promesas que seduci·
.. rá a quien se embarque con élen Un análiSis y modifroará las condiciones de·
. la.~xperienéia de manera de facilitar estos reSUltádos. Si, dando muestras
'
ractete'S: élé evidencia que acompafian a la representación fantasmática, de la
• que no pot esto es un equivalente absoluto. . · . de menos. fantasía, imagináramos. a un analista que tuviera lá convicción de
· Ergoce permite y exige una alianza fugaz entre el cue~ mortal y un Yo . que no existCI ~ás Cl!lº una sola re:Presentación de la realidad adecuada a la
que reconoce en este veredicto una condición· de su goce y de 8u ·sei: viviente~ 10 . . .
P.or eso, no tiene necesidad de informane de su no-muerte a trayés de un "yo Aunque no hable do ella aquí, igualmente importante es. la ieJaclón pensamiento/
goza". Asimismo el Yo, en los momentos en que inviste de manera satisfacto- cuerpo, se trate do la acción sobre el cuerpo de· los pensamientos· por los cuales ·
ria, plena, su propia actividad de pensamiento, no tiene necesidad de enun- .el Yo piensa su cuerpo, o de Ja acción sobre Ja actividad de pensamiento de lo
. ·ciarse.un ''yo pienso~. para asegurarse que efectivamente piensa. E iguahnente, que puede ocunq en el espacio del cuerpo (enfermedades~ intervenciones quinÍr·
gicas, dolores. malformaciones). Mutatis mutandil, podríamos parafrasear lo
. . en sus momentos no conflictuales: no tiene necesidad de formularse un ''yo Freud escn1le con respecto a Ja pulsión, y decir que el cuerpo es úiJ. ..objeto
roy"para a:segurárse'de·queexiste.;Agreg¡u:é al respecto una última ac9tación: (o un espacio) límite entre el espacio (o el objeto) psíquico y el espacio (o el.
. los dos enunciados perfómiativris· que· son "Yo pienso?• y "Yó soy", a menu- objeto) de la iealicJad••-. La importancia que he conferido a Jas éonsecuencias
do deben entenderse ·c0mo las respuestas del Yo a una pregunta que se halla del préstamo tomado por Ja psique al modelo somático -y en particuJar al sen· .
sorial- es f'Undamental para: comprender la función y posibilidad misma. del ·
en el origen de toda forml\ de.angustia, pre_gunta que él espera reducir al ~en- · pictograma; pero de manera más reducida, más puntual, volverán a piesentarse
cío antes de que aqué1lla. sobrevenga.' La duda con la que bruscamente se en- sus RC&Ídas en el coitjunto de las representaciones. Incluso este concepto, en apa·
.. frenta se formula como~ ...¿acaso Yo es?", o "¿existe Y_o?", o "¿,puede el Yo ñencia tan abstracto, como es el concepto «espacio", demuestra, en ·el análisis ·
de la-psicosis; mdependencia de lo que fue el primer acceso a una representación .
9 Tai co~xistencb ci~ un. doble tren de pensamientoi sólo es pOsible si el ¡>Jacer . del espacio eorporal. Esa representación va a la par; en su figilración primera y
intelecttllll estético, sexual, no traspasa cierto umbral: cuando ello ocurre, Ja señe · en sus elaboraciones sucesivas, con. la representación del espacio psíquico: suela· ·
. de pensairdentos que tienen otro tema será o bien reducida al silencio, o bien bomción no es separable. Lejos de reducirlo, la función que concedo al pensa·
. padecida como una molestia importante, y entonces estaremos en presencia de miento devuem toda su importancia al cueipo y al afecto. · ·
un mecanism~ de defensa ~o a prohibir el placer. ·. ·

164 t 165
.estructura. de ia psique y alaestruétura de la realidad, el fm propuesto por el ...., la aptitud para la transferencia en los primeros;
experimentador será logi-ar que el Sújeto reconozca no ser otra cosa que un - la aptitud para autoanalizarse o la· aptitud para el análisis en los se-
efecto de esa ''estructura". La única otra alternativa POS11>le consistirá en o- : ..gundos.
cupar el lug3r de aquel que tiene 1Íl ilusión de aceptar y domiriai' ese "des~ · Si se admite que quien toma la responsabilidad de juzgar sobre la presen- ·. ·
tino estructural", imponiendo a otro,. y a otros, que lo reconoz~an y a su vez . cia de la primera aptitud en aquellos que le demanden un análisis, es un: suje-
se plieguen a él: de aquí derivará otra teoría de la psique, otra teoría de la to que ya ha recibido, o que ya se dio, una respuesta afirmativa en lo concer-
práctica y otra manera de poner en actqs a esta últiina: a esto le llaman:. niente a la presencia en él de la aptitud que le concierne, las razones. que
"didáctico". . · ·· · justifican embarcar a un sujeto en una aventura analítica pueden formularse
Si examinamos con atención lo que sucede entre los analistas merecedo·. así: . ·
res de este calificativo, comprobaremos que la conc~pción que el analista po· a) ia convicción del analista, resultado de las entrevistas preliminares, de ·
see de la actividad psíquica y su concepción del rol desempeñado por el Yo que forma parte de lo posible -lo cual no significa de lo seguro- el hecho
en el dominio de la neurosis y en el de la pSicosis, entre otras consecuencias de que gracias a la experiencia analítica ese sujeto alcance o se aproxime al
van a justificar su decisión .de decretar analizable o no analizable ese conjun- fin que ésta se propone. · ·
to de trastornos designados con el ténnino "psicosis". · b) la presencia de ·un sufrimiento psíquico cuya causa será reconocida,
En atención a que creo posible y necesario hallar otra conceptuatiiaCión por el analista, como algo que forma parte del inconsciente ..
de la teoi:ía de la práctica en el registro d~ la psicosis,.expenmenté la neces.i· c) la presencia, en el sujeto, de un aptitud para ia transferencia.
dad de reinterrogar a mis propios criterios teórico-prácticos. Sólo la culmina- Antes de abordar las cuestiones que plantea esta formulación de IOs cri-
ción de la indagación én curso pennitirá juzgar los resultados de tal cuestio- . terios de· lo analizable, detengámonos un momento sobre ia aptitud, juzgada
namiento. · por Freud como necesaria, para que un sujeto pueda ejercer la función'analí-
Pondré fin a estas páginas con algunas reflexiones sobre los criterios de tica.
lo analizable que nos propone la obra de Freud.
La aptitud para analizar
Los criterios de lo analizable en Freud Freud es muy p9co prolijo en cuanto a los caracteres que especifican es·
. . .
Si dejáramos a un lado aquello que la prosecusión de la práctica creada ta "aptitud". "No ser demasiado neurótico';, "poseer cierta aptitud Uinata
e inaugurada por Freud enseñó a sus .sucesores, para limitarnos a indagar en para la introspección, que facilitará la aptitud para el análisis de los propios
la obra que él nos dejó, puede parecer relativamente fácil definir los criterios sueños y del propio inconsciente", "un fmne amor por la verdad y cierta ca-
que, a los ojos de .freud, justifican .que dos sujetos acepten. embarcarse en · pacidad de aceptar las exigencias de la realidad": la presencia, en un sujeto,
una experiencia analítica, se trate de los criterios de lo analizable, de los cri- de las cualidades psíquicas que he resumido en estas fórmulas justificaría
~erios que presiden el comienzo de la partida, de ·los criterios que permiten que se lo c~ea ºcapaz -y ~ue se crea capaz- de adquirir, con la ayuda de su
formular cuál podría ser, en derecho, su desenlace, o incluso de los criterios propio análisis, los conocimientos que exige el "saber analizar" y aquellos
que dan cuenta, a posteriori' de las razones verosímiles, si no seguras, de ºsu que le'pemútirán utilizarlos correctamente en ~u pJ;áctica 11 •
fracaso o de lo que el desenlace "real" de la experiencia tiene de parcial. Es Al lado ·de estos criterios que podemos llamar· '.'psicoanalíticos", se agre-
cierto que la prosecución de su propia práctica y la elaboración de la teoría garán una serie de consideraciones éticas(ser capaces de experimentar simpa-
• que de ella resultará, obligarán a Freud a modificai: sus criterio~, pero en lo tía por el sufrimiento del otro, merecer la confianza que debemos sucitai en
esencial les seguirá siendo fiel. . . . · . · ·. el analizado si pretendemo~ que la transferéncia no sólo sea posible sino ·que
Las condiciones que Freud juzga ne~esarias y suficientes para la apertu- además se convierta en parte en nuestra aliada, ser capaces de no abusar del
ra de Ja partida puedén resumirse en estos ténninos: . poder con el que esa misma.· transferencia va a dotarnos). Pero estas mismas
l- Dos motivaciones (que podríamos llamar implícitas, tan evidentes le consideraciones no son sino la aplicación a nuestra disciplina de una concep-
parecen a Freud) y que están en la fuente de toda-demanda de análisis: ción 9e la ética propia del Freud-sujeto y que el Freud-analista retoma por
a). la esperanza de liberarse -por medio del anál~sfs- lo cual presupone su cuenta. .,
un p;reinvestimiento de la representación que de él uno se forja, de síntomas Si.consideramos el último..texto de Freud acerca de los problemas que
fuente de un sufrimiento psíquico que podrían hacer-compartir a estos suje-
11
,tos la queja expresada por el Hombre de los Lobos: "no puedo seguir viVien- Todo lo que se escribió en su época sobre los "criterios de selección;', parece ha-
do así". ber ocupado muy poco espacio en los-textos de Freud. Quizás ya había compren·
ido que los criterios defendidos por sus contemporáneos estaban demasiado some•
b) la presencia, en un número mucho piás reducido de ~ujetos, del deseo · tidos a fines institucionales para aspirar a algún valor analítico. Hay que reconocer
de adquirir los conocimientos que· les pemútan ejercer, a su vez, la práctica a Freud el mérito "de'· haber sabido desprender los suyos de esa servidumbre: pero
analítica en beneficio de los primeros. . también lo que conservan de insuficiente. Es cierto que lo que se escribió des-
2. Dos condiciones cuya presencia Freud juzga necesaria para una res- pués de Freud sobre la "selección", en la mayoría de los casos viene a revelar
.puesta afirmativa a aquellirs deman$s; . una sujeción aún mayor al poder y a las futilezas institucionales .

166 167
· suscita Ja práctica arialítica (Análws terminado y análisis intérminablé). nó P~ Freud, la "aptitud para la transferencia'' es el carácter.que especifi·
aparecerá ningún cambio esencial: quedará acentuada Ja puesta en guardia ca ese ..posible" ~1 funcionamiento mental que lo toma susceptible de sa-
contra Ja tentación de poner los conocimientos ad9uiridos al servi~o ~e Ja_s car provecho de u;11 tratamiento psicoanalítico. No dudo de que en el esp~­ (~

propias defensas y de los propios intereses neuróticos, se subrayara cuan di- tu de Freuddebepan sumarse otros caracteres, presentes en el funcionamien-
ficil resulta no abusar del poder una vez que un sujeto posee los medios para to psíquico de quien demanda un análisis, para provocar Ja respuesta afirma- r
(
ejercer tal abuso, pero es obvio que Freud no había esp~do al año 1937 tiva del analista; y tampoco pongo en duda que Freud sabía tanto como to-·
para advertir este doble riesgo. De igual modo, la .~acion de qu.e.no se dos nosotros que no todo neurótico es susceptfüle de plegarse a las cláusulas
puede ser analista sin haberse sometido a la expenenc:ia de un análisJS per- del contrato o de sacar provecho de nuestra práctica. Si habló tan poco de
sonal, quedará mitigada por este "riece~ente breve,. que la e~c~fa, ellos, ¿es porque tenía Ja convicción de que la ausencia de dichos caracteres
restricción que no deja de ser problematica en un texto donde Freud ~s1ste .. era razón suficiente para que el primer encuentro fuese también el único?
y demuestra por qué razón toda tentativa de reducir el tiempo necesano p~­ ¿Consideró que 1a .necesidad de su presencia fonnaba p~ de una evidencia
ra Ja cura analítica reveló ser imposible o peligrosa. Mucho más que Jas apti- . compartid:a por todos los analistas? Pero, qué decir de los "olvidos" que pre· (
tudes exigidas en el analista y en el analizado, son las razones i?conscientes senta su exanie~ de las fuerzas que pueden oponerse a una terminación co- ·.
que pueden obstruir la experiencia y su resultado Jas que constituyen ·el ob-
jeto de este texto. Cómo no sorprenderse de que a pesar de que en Ja época
rrecta del análi$is: lo que se destaca concierne a la etiología de los ·trastornos
psíquicos (factores constitucionales o factores traumáticos, o incluso la fuer·
e
en que Freud· lo escribe, la institución analítica ya había instalado sus buró· Z'a de las pulsiones y su acción sobre el yo, el exceso de intolerancia de éste (
cratas, sus ritos de pasaje, y conocido una s~e de escisio~es, Freud perma-. ante.las exigencias de Ja realidad, y hasta esa frecuente resistencia, a veces in·
nezca mudo acerca de los criterios que decidieron esos ntos, acerca de los desarraigable, cuyos iesponsables son el instinto de muerte y lo que Freud (
criterios responsables de 1:8 carrera y de la f ~nnación, e inclu~ ac~a de esa denomina "repudiación de lo femenino"); a Ja inve~. nada. se dice sobre las
exigencia enteramente pnnceps, y que no tiene nada de abusrvo , de de- condiciones que pennitirían a un neurótico, independientemente de las cau·
mandar a quien quiera ejercer la práctica analítica, que ante todo se someta seis "negativas" que acabo de enUmerar, investir y lograr su propia experien· (
a Ja práctica del "control". · cía analítica. . .
Hay que volver a un texto de 1925. Mi vida y el psicoa~l~, para en- La posfüilidad de privilegiar qetenninado modo de trabajo del pensa- (
tender ·por qué razón juzga insuficiente Ja ensefi~a de Ja ~ed1cma en cuan- miento en las sesiones, la preservación, en el sujeto, de lo que· el propio Freud
to a la preparación para e1 oficio de analista. La unportancia.que Freud con- había definido con el ténnino "wiesHrieb", su poSt1>ilidad de transferir esa
cede a disciplinas no médicás como Ja historia, 1as religiones, la mitología, la "pulsión de sabe.r" a aquel "saber" muy particular que el análisis pennite ad·
literatura, traz~ un "perfil" que conserva su pertinencia• Lo mismo sucede
con fo que escn'be sobre la diferehcia entre el "deseo de curación", en el sen·
quirit, el ya-ahí de· ciertas cualidades a las que es preciso denominar,extr~ o
· 'preanalíticas, he aquí un conjunto de factores que- F.reud tomó, por cierto,
e
tido estricto que cobra dentro del dominio de Ja medicina, y aquel "deseo en consideración en. el ejercicio de su práctica, pero cuyas causas metapsico·
del terapeuta analista" cuya necesidad y p!esencia jamás pon~ en duda pero . lógicas, que habrían pódido dar cuenta de ellos, 'dejó en silencio. Como ya
que se sostiene de una mira que ya no es identica a la del médico. . . he·· dicho, una de las razones de tal silencio fue, probablemente, el hecho de
· Pero ·ta pertinencia de este perfil está lejos de ago~ Jas cuéstiones q~~ que tenía que parecerle evidente que su consideración y evaltiación eran 'ta- (
en este dominio permanecen en suspenso. El silencio de Freud repercutirá reas preliminares a las que a ningún analista se le. hubiera oc~rrido sustraerse.
· en su análisis de las apti~des cuya presencia juzga necesaria en sus pacientes. Pero. creo que también existe otra razón: el escaso Jugar que ocupa en 1a o·
..bra de Freud el análisis de la actividad de pensamiento, no sólo dentro del
La aptitud para 1a transferencia y los criterios olvidadós campo psicopatológico sirio ante todo en el analista. Su descubrimiento es lo (
'~
La "aptitud para Ja transferencia" no es sólo una condic~ón ésenc~ p~­ bastante rico para que no haya necesidad de prestarle algo que no forma par-
. ra que Ja experiencia analítica resulte post"ble, sino que ademas, es el cnteno te de él•
: en. virtud del cual Freud operará Un recorte ~la psicopatología, recorte en- ·Podemos reSumir esta lectura diciendo que los criterios que "conscien·
; tre aquello que, segúri él, forma parte de lo analizable. y }o que n~ puede ha- temenW' decidían la elección del Freud-practicante suponían, por una par-
cerlo. La presencia de la aptitud· para la transferencia en un su1eto es una te, un juicio diagnóstico Ouzgar si los síntomas presentados por el sujeto ma-
condición para que.pueda actualizarse, durante la experiencia, una ''De~sis nifestában una neurosis de transferencia, y por lo tanto pennitían deducir la
.de transferencia", Ja cual a sú v~ es condición necesaria para la ~ión presencia, en este mismo sujeto, de una aptitud para la transferencia) y, por
de lo que Vidennan llama "espacio analítico", único en el cual podríamos e- la otra, un juicio "pronóstico" (~tar de prever si 1a clase de resistencias ·
13
jercer nuestra función en confonni&.d con el fm que la subtiende • que este rllismo sujeto opondrá a la experiencia no vuelven demasiado alea- ·
toria Ja esperanza de ·.conducirla a buen puerto). Pero a estos criterios' se
12 Lo abusivo será el uso que podrá hacerse de esa exigencia.
Estos dos trabajos coñstituyen el estudio más pertinente· que conozco sobre estos
13 s. Viderman, La con!111Uction de l'espace analytique, Editions DenOOI, 1970 problemas. Lo que me .separa de ellos es el escepticismo del autor en lo relativo
-Le célezte et le sublunaire, P.U.F., coL "Le fil rouge.., 1917. al análisis de las psicosis.

168 169
añaden otros; igualmente deterÍÚiiiantes: los que permiten a Freudjuzgar si "Debemos fijáinos esta metá: réducir al mí~o el número de Índivíduos
podrá o no experimentar, con ·respecto a dicho sujeto, esa "simpatía" justi-. que abordan, insuficientemente annados contra ella, la vida civilizada",·
ficádainenté considerada por él como necesaria.para la preservación de una "nuestro fm terapéutico es fácil de· deteÍminar: queremos reconstituir el
· relación analítica. No obstante,. eón excesiva frecuencia se olvida que dicha . y o, liberarlo de sus obstáeulos, devolverle el dominio del ello perdido para
"simpatía"- corresponde tÍimbíén," y quiiá por enc~a de todo;-a lo .que él como consecuencia de sus precoces represiones. Hacemos el análiSis
. en el sujeto depende de su "no-patología". El analista. elige su campo·de . con este solo fin, toda nuestra técnica converge hacia él. .. Cuando incita·
.lo analizable en nombre de criterios que asimismo atienden a fmes ya in- . moS al enfermo a elevarse por encima de SUS propias resistencias y a COIDU·
vestidos por quién demanda un análisis, fines independiéntes, en: parte al nicarnos todo, educamos su yo para superar sus tendencias a la fuga y Ié .
menos, de· sus síntomas neuróticos. Tal· elección efectuada por el analista enseñamos a soportar la vecindad de lo reprimido". ·. .
siempre estárá parciahnente motivada ·por sus ide¡iles éticos y cul~rales. • ".ayamos ahora a Análisis terminado y análisis interminable, y a fo qi.ie.. ·
Estos.ideales nunca son reductibles a las adquisiciones, debidas a su propio all1 dice Freud sobre un resultado de la terapia posible de derecho, si no de
ánálisis, de lo no analizable que en él se resguarda, lo que tal vez sea una hecho.
., 16 ..
Citaré enteramente . un. parágrafo
. .
que merece
.
toda nuestra
.
aten-
necesidad para nuestro funcionamiento; No podemos quitarnos los anteo- c1on · : ~te t.odo, debemos decidir qué entendemos por ambigua frase:
jbs analíticos cuando allí estaban los cultí.lrales que llevábamos antes de "fm de un análisis"; Desde un punto de vista práctico la respuesta es senci-
cálzamos nuestro.. segundo par: debe recordarse que llevar dos pares de an- lla.. Un análisis está terminado cuando .el analista y el paciente dejan de
teojos a .veces !:mee difícil tener una viSión clara. de lo que la realidad_, inte· encontrarse para la sesión analítica. Esto sucede cuando se han cumplido
rior, exterior, social, .impone a nuestra mirada. He déjado de lado la rela- aproximadamente dos condiciones: en primer lugar, que el paciente ya no
ción· presente en Freud entre. el conjunto de sus criterios y la relación del sufra de sus síntomas y haya superado sus angustias e inlúbiciones; en
s.ujeto con la realidad. Ahora bien: el análisis de esta relaci~n sirve'·a Freud. segundo lugar, que el analista juzgue que el material reprimido que 8e ha
como hilo conductor para aislar esas. cuatro modalidades. del funcl.on'.ami.ento · hecho consciente, que esa parte de lo incomprensible que fue explicada y
psíquicoque él define, respectivamente, con los -términos de normalidad,· que las resistencias interiores que fueron superadas•. son suficientes· para .
que no haya que temer una repetición del proceso patológico antes maní· .
neurosis, perversión, psicosis. Al no poder discutir aquí la .acepción que da
Freud al. concepto de .realidad 1~~, concluiré con algunas consideraciones festado. Si dificultades exteriores impiden a un analista alcanzar este objeti-
· relativas a los criterios que le penniten fonnular su definición de los "po· vo, ·es mejor hablar de un análisis incompleto que de un análisis no tenni-
sibles", no ya del funcioriainiento psíquico sino de la experiencia analí- nad~. La otra significación del término "fm de un análisis" es mucho
tica. más ambiciosa. En esta acepción, ha de preguntarse si el analista tuvo

Los critedos
. .
del fm del análisis
Hemos visto que uno de los corolarios de la teoría que posea el analista
sobre el paciente una influencia bastante grande para que haya seguridad
de que la prolongación .del análisis no aportaría ningún cambio ulterior.
Por. lo tantQ, se presupondría que por los medios del análisis podría alcan-
zarse .~n. ~vel de normalidad psi'quica absoluto y, además, un nivel que
acerca del funcloiiamiento psíquico, será su concepción de lo que considera pensana:mos se podría preservar como si hubiésemos logrado resolver todas ·
posible o imp9S1'ble COJJlO resultado de la éxperiencia analítica. Sean cuales las represiones del paciente y llenar los agujeros de su memoria. Tenem"os.
fueren las dif.icultades que hallaiá Freud en su práctica, sean cuales fueren que preguntar a nuestra experiencia si tales resultados pueden ser alcanza·
las ilusiones a las qúe deberá renunciar, n.«? sólo -estó es obvio para todo dos; y después a ,nuestra teoría si hay posibilidades de que esto ocurra.
analista que ·no se haya convertido en. lo que Freud lláma un "charlatán"- C,ualquier analista habrá tenido algunos casos que culminaron en este gra·
seguirá invistiendo en su trabajo de. analista una· meta que juzga compatible · tificante resultado; ha conseguido hacer desaparecer perturbaciones neuró·
con la experiencia, sino que aportaiá ·pocas variaciones a la definición que ticas de su paciente que no fueron reemplazadas por ninguna otra. "Y al-
de ella da y se da a sí mismo. Las escasas fonnulaciones de Freud que voy gunas páginas más adelante p\lede leerse: "El problema del análisis es ase-
a citar. son de una claridad ejemplar y no necesitan comentario alguno. Las .gum; las' mejores condiciones psicológicas para el funcioitamiento qel yo; .
tornaré de:.dos textos:Mi vida y el psicoanálisis, de 19~, y el otro, ya hecho esto. ha terminado su tarea". . · ·
15
citado, Análisis terminado y analisis. interminable, de 1937 • .
. , Escnbir en el mismo texto que "la no~alídad en general es una ficción
Del primero sólo citaré dos breves pasajes Síngulannente pertinentes: ·
ideal" y que "toda persona norinal lo es medianamente", o incluso que el
.. yo normal posee caracteres que lo acercan al yo del psicótico y otros que lo
14 El análisis del concepto de realidad y de su función en la teoría de Freud no acercan a:l yo del neurótico, sin que por ello coincida con éstos, no le lle· .
podía tener lugar en los límites de este artículo. vará sino a declarar que la "nonnalidad" es el estado que nos pondría frente-
15 Escogí estos dos textos entre otros en los cuales hallaríamos formulaciones ·
idéntit::as a las que aquí se citan, porque los· doce años que Jos separan prueban
ª un yo que habría adquirido "las mejores condiciones psíquicas posibles~
la fidelidad de Freud sobre este punto. Además, incluso con respecto al primeto, 16
escrito en 1925, difícilmente podría pretenderse que sufre de la "juventud" St. Ed. vol. XXIII, cf. pág. 219·220 y pág. 250. La traducción y el subrayado me
del Freud-practicante: veinticinco años de práctica lo preceden. pertenecen. · ·

170 171
. pala su propio funcionamiento, peto que semejante "normalidad" forma . Publicar una parte de un capítulo hace imposi'ble aportarle una conclu-
parte de los ideales, incluidos los que Freud inviste. Si bien Freud llegó a sión cualquiera. Espero sin embargo haber podido demostrar, gracias a JaS
reconocer que ese "ideal" y ese fin sólo excepcio~ente se al~ al citas de Freud17 , que los criterios que de hecho y de· derecho dan cuenta
final del trayecto, y que casi siempre s6lo serán parciahnente realizables, de Ja práctica analítica apelan a los·presupuestos teóricos del practicante,
siguen siendo para él la "estrella polar" que debería orientar nuestra m.archa, a conocimientos que la cultura a la que pértenece le asegura son verdaderos,
aquello hacia lo cual analista y analizado deberían ~tar de ap~oxnnarse ª
y a un anhelo 1 que concierne y privilegia. uno de los "poSJ"bles" del funcio-
gracias y por el trabajo analítico. No debe confundirse lo que dice Freud namiento mental. A través de ese prlvilegio se expresa una mira del Yo
sobre los escollos contra los cuales puede fracasar el proyecto, y lo que dice det·analista que concemirá a los dos sUjetos en presencia, mira que no es
sobre lo que este mismo proyecto debería investir como meta. Para Freud separable de los objetivos que en su práctica persigue. "Teoría infantil", /.

fonna parte de los "posioles" del yo privilegiar un modo de fuhcionamient? . "teoría adulta" y "teoría analítica" de la realidad, están en una relación í
que reduce al mínimo, aunque no las anule, el µamado a defensas neuróti· de interreac:ci6n, representan la otra ·~ de las "teorías" identificantes
cas y, más aún, psicóticas. Ahora bien: los criterios que le permite_!l definir que el Yo deberá apropiarse sucesivamente para poder pensarse y pensar
lo que este modo de funcionamiento del yo sería y presupondría son la . su mundo. No le es posi'ble· al hombre pensar una realidad "en sí". Para .
clave de bóveda de su corpus teórico, de la teoría de la práctica de él ema- el Yo, la realidad coincide con lo que es pensable o eón lo que cree pensa- ·
nado y, asimismo, de los hitos identificatorios por medio de los cuales · ble o con .lo que espera se haga pensable de las causas que supuestamente
Freud puede pensar su propio ideal de sujeto singular~ _. . dan cuenta de lo. que en esa misma realidad encuentra. El Yo es ..de Jiaci- (
. Mal haríamos ·en sonreimos frente a la formulación que Freud elige .miento" un intérprete: su reacción, su respuesta h'bidinal a los aconteci-
en el pasaje citado: ''un nivel de normalidad psíquica a~soluto".· Todo mientos y fenómenos con los que lo enfrenta su encuentro con lo existente
(
analista le preserva su lugarteniente: si pretendiera que ese "nj.vel" óptimo dependerán, esenciahnente Si· no exhaustivamente, de su interpretación
presupondría. la valorización de una parte de locura, el re~hazo de una parte sobre la causa a la cual los atribuye. Con esa "tealidad interpretada,. tiene 7
o del conjunto de las "exigencias de la realidad", esto demostraría, además, que vérselas el analista; su tarea será tratar de interpretar, a su vez, las cau- ·
que el analista no puede evitar la emisión de wi juicio .-así fuese in petto- · sas desconocidas de Ja interpretación de la realida4 privilegiada p0r el Yo, t
sobre los "poSioles" del funcioiiamiento mental. Dicho juicio dependerá del eada vez que este mismo Yo entre en conflicto con una de sus propias l (
poder que el analista impute a tal o cual Q:e aquellos "posiüles"; Si se interpretacionet sobre lo que es causa de la realidad,:·de él mismo, de su
. afmnara -lo cual sería falso- que el funcionamiento· psíquico en el que placer, de .su sufrimiento. ".. (
puede desembocar un análisis fonna parte de un. coajunto de ~oilidades La relación entre el sujeto y lo que Freud define (piensa) bajo el térmi-
igualmente patolóiicas, debería justificarse el privilegio .que el analista no ."realidad", le pennitió elucidar las cuatro modalidades poSioles del fun- (
concede a esta forma de patología. Privilegio bastante podero,so pata haberlo cionamiento psíquico y fónnular sus criterios de lo analizable. Si el análi-
induCido, durante ·y. después de su propio análisis, a hácer todo cutmto sis· de la actividad de pensamiento desempeiia el mismo papel en mi indaga- (

puede para que su propio funcionamiento mental se lo· apropie. Las mzohes • ci.6n, .es porque nos permite comprender mejor cómo se construye esa \..

del privilegio que Freud confiere a ''un nivel de nonnalidad psíquica~ lo más repr~ntación y esa interpretación de la realidad que hace posible al sujeto
absoluto posiole, fueron explicadas por él en 1911 en su texto sobre Los dos orientarse en ella. y deslindar mejor cuáles son los compromisos posioles
principios del funcionamiento mental: cuanto más se acerque ~l. sujeto a entre la "lealidad psíquica" 1 9 y un~ "realidad material" de la que Freud
dicho nivel, más capaz se volverá de émitir un '~uicio imparcial" sobre la · decía; ya en sus primeros textos, que para la mirada del hombre sigue (
verdad o el error de las ideas (el ténnino es de Freud) por las cuales podrá · .. siendo tan incognoscible como el inconsciente mismo.
tomar conociiniento de las verdaderas "circunstancias de la realidad
· exterior". Poder a,propiarse de ese juicio de verdad es, según Freud, una Enero de 1978
conqÚista decisiva para el yo en la lucha que h1>ra por $U "~aguardia" y 17
En este texto me he limitado. a analizar la /Unción que cumplen en su práctica ·
por "la· obtención de un placer segur<~", por muy diferido que resulte. · los criterios elegidos por el analista: tal función seguirá siendo siempre la misma.
Así juzga Freud, pero, ¿podemos decir que todp analista comparte Nada be dicho sobre lo que la práctica posfteudiana ptrdo·aportar de nuevo en·
esta opción? ¿Puede sostenerse. que los diferentes juicios emitidos podos relación con los criterios elegidos por Freud: dicho aporte no es desdeftable.
analistas concuerdan en cuanto .a Ja. necesidad, la legitimidad o la arbitra- ia Es sabido que Freud casi nunca habla'.liel o de los "deseos" del /ch, sino de s~s
. riedad de las "exigencms de Ja realidad" que el campo social impone a los anhelos. o, en el registro inconsciente, de sus pulsiones. No es. seguro que el tér-
sujetos? Ciertamente, no. Por eso, en la manera con que el analista teoriza mino "anhelo~ pueda ser reemplazado siempre por el de "deseo», como se tiende
y conduce su práctica, siempre se verá la participación de lo singular~ no. a hacer (Y me incluyo). . · ·. .
19
teorizable y poco analizable que preserva su relación. con la realidad, con Por "realidad psíqiiica" entiendo exactamente lo que Freud define .con este tér-
su propio proyecto identificatorio y con algunos de los fines que espera mino: el conjunto de las representaciones fantasmáticas. forjadas· por. el proceso
primario, que tienen para dicho proceso valor de reálidad y atn"buto de certeza,
alcanzar. Podemos reducir esa participación, pero no anularla. Y que ,t011 sus pueifas.en.escena de una realidad de la cual no puede conocer otras
representaciones. ·

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Atenclo 1443, .Lallús, en el mes de Abril de 1980

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