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Manual de Psiquiatria Dupont PDF
Manual de Psiquiatria Dupont PDF
ZZZPHGLOLEURVFRP
Manual de psiquiatría
Marco Antonio Dupont Villanueva
Compilador
Especialidad en Psiquiatría, Hospital Español
Miembro Activo de la Asociación Psiquiátrica Mexicana
Miembro de la Sociedad Mexicana de Neurología y Psiquiatría
Presidente de la Asociación Mexicana de
Psicoterapia Psicoanalítica del Bajío
Director Médico de la Clínica Neuropsiquiátrica
“Dr. Manuel Falcón”, 1987--1988
Jefe del Servicio de Salud Mental del C. S. C.
“Dr. Ángel Brioso Vasconcelos”, de la Secretaría de Salud, 1987--1990
Coordinador General por la Federación Mundial para la
Salud Mental del Proyecto de la Organización Panamericana
de la Salud para la Reestructuración de la
Atención Psiquiátrica en América Latina, 1990.
Editorial
Alfil
Manual de psiquiatría
Todos los derechos reservados por:
E 2005 Editorial Alfil, S. A. de C. V.
Insurgentes Centro 51--204, Col. San Rafael
06470 México, D. F.
Tels. 55 66 96 76 / 57 05 48 45 / 55 46 93 57
e--mail: alfil@editalfil.com
www.editalfil.com
ISBN 968--7620--44--7
Dirección editorial:
José Paiz Tejada
Editor:
Dr. Jorge Aldrete Velasco
Diseño de portada:
Arturo Delgado--Carlos Castell
Impreso por:
Publidisa Mexicana, S. A. de C. V.
Calz. Chabacano 69, Col. Asturias.
06850 México, D. F.
Impreso por:
Publidisa Mexicana, S. A. de C. V.
Calz. Chabacano 69, Col. Asturias.
06850 México, D. F.
Febrero de 2006
Los autores y la Editorial de esta obra han tenido el cuidado de comprobar que las dosis y esquemas
terapéuticos sean correctos y compatibles con los estándares de aceptación general de la fecha de
la publicación. Sin embargo, es difícil estar por completo seguros de que toda la información pro-
porcionada es totalmente adecuada en todas las circunstancias. Se aconseja al lector consultar cui-
dadosamente el material de instrucciones e información incluido en el inserto del empaque de cada
agente o fármaco terapéutico antes de administrarlo. Es importante, en especial, cuando se utilizan
medicamentos nuevos o de uso poco frecuente. La Editorial no se responsabiliza por cualquier alte-
ración, pérdida o daño que pudiera ocurrir como consecuencia, directa o indirecta, por el uso y apli-
cación de cualquier parte del contenido de la presente obra.
Autores
AUTOR
V
VI Manual de psiquiatría (Autores)
COLABORADORES
Doctor O. Bermúdez
Director médico, Laurate Clinic, Tulsa OK, EUA. Fellow y co--chairman, His-
pano Latin America SIG Academy for Eating Disorders, EUA.
Capítulo 7
Licenciada M. Emmelhainz
Licenciada en Nutrición. Especialista en TCA, Depto. de Nutrición y Jefe del
Depto. de Prevención Bioclinique, México. Miembro de la Hispano Latin Ame-
rica SIG Academy for Eating Disorders, EUA.
Capítulo 7
Maestra M. Lewinshon
Maestra en Psicología. Especialista en TCA.
Capítulo 7
Autores VII
Maestra V. Vázquez
Maestra en Psicología. Especialista en TCA. Depto. de Psicología Bioclinique,
México.
Capítulo 7
Contenido
Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . XI
Marco Antonio Dupont Villanueva
1. Trastornos de inicio en la infancia o la adolescencia . . . . . . . . . . . 1
Luis Daniel Lozano Leal
2. Demencias . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 27
Óscar Ugalde Hernández
3. Farmacodependencia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 49
Víctor Uriarte Bonilla
4. Las psicosis transitorias, la paranoia y la esquizofrenia . . . . . . . . 63
Benjamín Dultzin Arditti
5. Trastornos afectivos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 95
Marco Antonio Dupont Villanueva
6. Trastornos de ansiedad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 117
Humberto Nicolini Sánchez
7. Trastornos de la conducta alimentaria . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 127
J. Armando Barriguete Meléndez
8. El dormir y sus trastornos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 147
Harry Baker I.
9. Trastornos de la personalidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 155
Eduardo Ongay Moguel
IX
X Manual de psiquiatría (Contenido)
La medicina fue uno de los últimos oficios en ser aceptado como una disciplina
científica, y comenzó a considerarse como tal gracias a la intervención del físico
francés Laplace (1722--1822), quien sugirió a Napoleón que admitiera a los mé-
dicos en la Academia de Ciencias de París. En sus orígenes, la psiquiatría quedó
al margen de la metodología médica, a pesar de que Hipócrates ya había atribuido
al cerebro un papel esencial a la personalidad y a sus anomalías: “...algo ocurría
en el cerebro cuando un individuo se volvía loco, deliraba o lo poseían los demo-
nios en medio de la noche, o al despuntar el sol”. Para la filosofía médica del siglo
XIX la psiquiatría no se consideraba como una disciplina, sino como un arte que
no puede estudiarse con métodos científicos exactos y rigurosos (Poul V. Lem-
kav), perspectiva apoyada por Rudolf Virchow en su Patología celular, publicada
en 1858, en la que postulaba que “si no existe una lesión celular demostrable, no
puede aceptarse la existencia de una enfermedad y no deberá confundirse queja
con lesión ni ser paciente con tener una enfermedad”. Además, las medidas y mé-
todos preventivos han precedido a la identificación de su etiología; así, el uso de
medios estresantes, como la ducha de agua fría, las sillas giratorias y los choques
insulínicos —que actualmente se han sustituido por la terapia eléctrica en sus pre-
cisas indicaciones— provoca una liberación de catecolaminas (neurotransmiso-
res).
Dichos métodos se efectuaban sin conocer el papel que juegan estos neuro-
transmisores en la génesis de los trastornos mentales. Se llegó incluso a introducir
sangre contaminada con Plasmodium en pacientes sifilíticos que presentaban
trastornos mentales para producirles cuadros febriles, antes de que se identificara
XI
XII Manual de psiquiatría (Introducción)
Por otro lado, la exploración del paciente en psiquiatría difiere de la de las otras
especialidades médicas en que, además de la elaboración de una historia clínica
detallada, se incluye un examen mental, método por el cual se obtiene la informa-
ción (síntomas y signos psiquiátricos) para realizar un diagnóstico sintomatoló-
gico y no etiológico (esto último corresponde a otros apartados de la historia clí-
nica) y, por lo tanto, la posibilidad de ofrecer un tratamiento adecuado.
De manera superficial y breve se mencionan los apartados más importantes del
examen mental:
REFERENCIAS
1. Barquín CM: Historia de las ciencias de la salud. México, UNAM, 1989.
2. De la Fuente MR: Impacto de las neurociencias en el trabajo del psiquiatra. Psiquiatría 2ª
Época. México, 1988,4:2.
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1987;325:783--787.
4. Garnica R: La importancia del diagnóstico en psiquiatría. Antecedentes históricos. Psi-
quiatría 2ª Época. México, 1991;5:3.
5. Garnica R: Nacimiento y evolución de la psiquiatría. México, Trillas, 1991.
6. Garnica R: La psiquiatría clínica: orígenes y polémicas. En: Rodríguez (ed.): Homenaje
al Dr. y Prof. Manuel M. Velasco Suárez. México, Progreso, 1989.
7. Pichiot P: Hipócrates, Aristóteles, Galeno y psiquiatría antigua. Rev Salud Mental 1979;2
(2):4.
8. Uriarte V: Psicopatología básica moderna. México, Sianex, 1991.
XVIII Manual de psiquiatría (Introducción)
1
Trastornos de inicio en la infancia
o la adolescencia
Luis Daniel Lozano Leal
1
2 Manual de psiquiatría (Capítulo 1)
problema principal de los niños con este trastorno. De esta manera, en la década
de 1980, después de llevarse a cabo una disección farmacológica y acercarse al
entendimiento de cada uno de los síntomas del trastorno y, todavía más, de las
complicaciones que provoca el medio ambiente en el cual el niño se desarrolla
y la propia evolución de la enfermedad, se buscó establecer una nomenclatura
que explicara mejor el trastorno. Los antiguos nombres, tales como síndrome hi-
perquinético, trastorno hiperactivo, disfunción cerebral mínima, enfermedad hi-
perquinética y otros, han quedado en desuso, y ahora la “hiperactividad” se esta-
blece como un síntoma más de esta enfermedad.
Diferenciar con exactitud cada una de las características del trastorno permite
un abordaje terapéutico más apropiado. Un buen análisis de los síntomas, entre
los que se encuentran inatención, inquietud e impulsividad, orienta hacia las
áreas a tratar en estos pacientes.
Actualmente se reconoce a este trastorno por presentar una tríada sintomatoló-
gica:
S Distracción.
S Impulsividad.
S Hiperquinesia.
Epidemiología
La incidencia del trastorno presenta curiosas variaciones según los países y las
diferentes regiones. Diversos estudios que se realizaron a niños en edad escolar
proporcionaron cálculos que van desde 1 hasta 20% de la población. Estudios
bien elaborados mencionan la presencia del trastorno en 3 a 17%; además, se hace
evidente que las diferencias por grupos étnicos, estrato social, climas, zonas eco-
nómicas y sistemas educativos pueden afectar dichos resultados.
El DSM--IV--TR refiere que la prevalencia que puede tomarse como la más
cercana es la de 3 a 7% de los niños en edad escolar.
La proporción entre hombre y mujeres favorece siempre a los hombres. Se
dice que van desde 2:1 hasta 9:1.
El desempeño de estos niños en zonas rurales es diferente al de aquéllos que
viven en zonas superpobladas. La reducción de espacios en casas y escuelas, así
Trastornos de inicio en la infancia o la adolescencia 3
como los riesgos que se corren en lugares con niveles de delincuencia y criminali-
dad más elevados, afectan el desarrollo de la enfermedad (existen extremos en
donde la detección de los casos con TDA se lleva a cabo no tanto por el propio
trastorno, sino por sus complicaciones).
En un estudio histórico, Rutter encontró en Inglaterra una casuística de 1.5%.
Las diferencias en cuanto al sexo han sido muy marcadas. En general, se piensa
que la incidencia es mayor en hombres: 4:1, si bien es cierto que los estudios han
revelado variaciones que van desde 3:1 hasta 10:1. Es necesario recordar que el
diagnóstico de TDA es reciente y, por ello, no ha sido fácil encontrar homogenei-
dad en los datos. La convivencia con familiares que padecen de alcoholismo, dro-
gadicción, esquizofrenia y las familias disfuncionales (madres solteras, divorcios,
etc.) se han correlacionado siempre con este trastorno. Así, se puede concluir que
niños con TDA que pudieron cursar asintomáticos terminan por presentar cua-
dros muy característicos, ricos en síntomas y complicados por circunstancias me-
dioambientales.
Sin duda alguna, la mayoría de las estadísticas presentan fluctuaciones debido
a las diferencias que se establecen por las características propias del estudio, de
las escalas, del tipo de entrevistas, de la clasificación utilizada y, por último, si
el estudio es en zonas urbanas o rurales.
Se menciona que la mayoría de los pacientes portadores de TDA presentan
problemas de atención e inquietud en 60%, que 30% presentan sólo la distracción
y que en 10% prevalece la impulsividad.
Etiología
Existen estudios, como los de Wender, en 1971, y Cantwell, en 1972, en los que
al estudiar a niños hiperquinéticos encontraron que los pacientes presentan fami-
liares con trastornos tales como sociopatía o alcoholismo. Esto, evidentemente,
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
establece dos o más diagnósticos en un mismo paciente y, de esta manera, hay una
tendencia natural hacia nuevos trastornos cuando se convive en ambientes dis-
funcionales. Pensar que padres con estos problemas puedan afectar a niños in ute-
ro ha resultado obligatorio, y los estudios realizados en niños adoptados ha esta-
blecido que esto es un importante factor de riesgo.
Dado que el nombre de TDA se aplicó recientemente, resulta complicado en-
contrar antecedentes familiares del trastorno. Los padres comentan que el papá,
un tío o algún familiar cercano presentaban un cuadro muy similar al del paciente,
pero no se tiene con certeza el registro concluyente desde el punto de vista diag-
nóstico, y rara vez se encuentra el hecho de haber sido tratado desde un punto de
vista médico.
Se ha hablado de los efectos que en los niños puede tener la ingestión de ciertos
alimentos con colorantes artificiales, saborizantes, conservadores de alimentos
4 Manual de psiquiatría (Capítulo 1)
enlatados, salicilatos, chocolates, etc.; lo cierto es que las dietas restrictivas han
brindado buenos resultados. Debe recordarse que actuar sobre una dieta en oca-
siones resulta terapéutico por el solo hecho de que se interviene en el niño y no
por la restricción misma. Esto deberá ser bien esclarecido; mientras tanto, ha re-
sultado complicado evaluarlo.
Ya en 1974 Byers y Lord relacionaron los efectos del plomo con la inatención
y la impulsividad, y en 1979 Golder logró precisarlos en un estudio realizado con
ratas en el laboratorio.
Los efectos de la hipoxia neonatal también se relacionan con hiperactividad,
distracción e impulsividad. Considerar que el daño cerebral provocado por cues-
tiones perinatales se relacionan con TDA es necesario, más que pretender excluir
el TDA por encontrar manifestaciones de daño orgánico cerebral. Debe insistirse
en que pueden presentarse simultáneamente varios trastornos en un paciente, que
es necesario entender cada uno de ellos y así comprender los límites de dichos
trastornos.
En opinión del autor, la diferenciación que suele hacerse entre la existencia de
trastornos orgánicos y no orgánicos tiene una tendencia a caer en desuso. Los de-
terminantes bioquímicos de la conducta son cada día mejor entendidos, y existe
una línea continua hacia la investigación de los procesos que explican las varia-
ciones entre lo normal y lo patológico. Se han reportado niveles bajos de cateco-
laminas en orina, tales como el MHPG (3--metoxi--4 hidroxifenilglicol); se han
detectado elevaciones en los niveles de normetanefrina urinaria y la correlación
directa con el trastorno hiperquinético no ha sido contundente. La intención ha
sido sólo una: tener un marcador biológico que pueda rastrear el trastorno a nivel
poblacional y, a su vez, poder darle un valor concreto al diagnóstico (algunos con-
sideran poco fundamentado el valor de la clínica, pues no consideran confiable
la información que de ella procede).
En 1971, Coleman describió que los pacientes con hiperquinesia presentaban
niveles bajos de serotonina en plaquetas; se ha encontrado este mismo indicador
en una diversidad de trastornos y, después de 20 años, continúa en proceso de in-
vestigación; esta aproximación con seguridad irá tomando mayor importancia
día con día. La constante que se ha tenido en todo este tiempo ha sido la presencia
de disfunciones familiares de todo tipo. En muchas ocasiones, el trastorno del
niño rebasa la posibilidad de los padres y los hace disfuncionar. Ante esta diversi-
dad de presentaciones, las interrogantes que siempre se abren al iniciar una entre-
vista con estos pacientes giran en torno a: ¿era disfuncional la familia, o se convir-
tió en disfuncional en el curso del trastorno del niño?
Se ha encontrado a la corteza prefrontal y estructuras subcorticales como las
involucradas en la atención. Estas vías están relacionadas con la dopamina y la
noradrenalina, neurotransmisores que, al ser afectados, producen cambios en la
atención.
Trastornos de inicio en la infancia o la adolescencia 5
Cuadro clínico
A pesar de las reestructuraciones diagnósticas, es decir, si se le llama hiperquine-
sia, trastorno de la atención o niño disfuncional, el cuadro ha sido siempre evaluado
en base a la tríada sintomatológica: distracción, hiperactividad e impulsividad
(cuadro 1--1).
La historia habitual es una descripción en la que los padres relatan que “el niño
era inquieto desde el vientre materno”, “se movía mucho, con movimientos fuer-
tes y dolorosos...”. Se describe que el niño, de lactante, dormía poco y en general
mal, con despertares continuos. Tiene una imperiosa necesidad por alcanzar ob-
jetos, se traslada de un lado a otro, primero en su cama y después en las habitacio-
nes. Se relata que su desarrollo es vertiginoso, camina y adquiere habilidades rá-
pidamente. Esta búsqueda de nuevos estímulos y la constancia en esta actividad
repercute en forma positiva en el desarrollo psicomotor.
La historia natural del trastorno generalmente continúa en estos términos hasta
edades escolares. A este respecto, se comenta que en la guardería infantil, en el
kinder o en el jardín de niños la inquietud del niño rebasa a la de los demás. En
ocasiones, ante la imperiosa necesidad de moverse de su lugar, de ir de un lado
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a otro del salón, termina su trabajo con rapidez; interrumpe a los demás y molesta
sin tener un propósito definido en ello. Estas quejas van en incremento con el paso
de los años. A la edad de 7, 8 o 9 años las quejas son consistentes y pasan de no
existir a ser numerosas e influir en el desempeño escolar.
Inatención
Hiperactividad
Impulsividad
Curso y pronóstico
Existe la idea de que este trastorno remite por sí solo en la adolescencia. Esto nace
del hecho de la aparición de nuevas funciones mentales que, en esta edad, corri-
8 Manual de psiquiatría (Capítulo 1)
Las urgencias surgen cuando acude a la escuela. Los maestros, con grupos re-
gulares de 20 a 25 alumnos, o los reducidos, de menos de 10, se quejan de la mis-
ma manera. Les cuesta trabajo mantener atención a lo que el maestro dice, pide,
se les escapa la mayor parte de la información que se les da. Afortunadamente,
en la mayoría de las casos tienen una inteligencia similar a la del promedio; con
la poca atención que tienen, académicamente pueden tener buenos resultados.
Las quejas se ubican en la conducta, en que no permanecen sentados, que se mue-
ven en el asiento, tiran cosas, tienen desorden en su material, estropean el orden
de la clase, molestan, muchas veces sin proponérselo, e irrumpen en el trabajo de
los demás.
Son los maestros quienes alertan a los padres sobre lo que está sucediendo, los
instan a llevar a su hijo con algún médico, psiquiatra infantil o psicólogo. En ese
momento es cuando acuden a los sitios de atención en la salud mental.
De no corregirse el problema, la historia del paciente suele complicarse. Se
agrega el hecho de que se siente lastimado, regañado, rechazado y su personali-
dad se transforma. O bien se torna, ahora sí, agresivo, mal intencionado o tímido,
retraído, aislado de los grupos.
Se ha hablado del trastorno residual, y es otra posibilidad en la adolescencia.
Continúan las alteraciones en la atención, la inquietud e impulsividad, llegando
a ser igual de complicada que la niñez, sólo que ahora se complica porque luce
riesgoso que manejen automóviles o maquinaria peligrosa, en donde una distrac-
ción puede ser fatal. Pueden funcionar con dificultades en las escuelas; sin em-
bargo, lo más frecuente es que abandonen el interés por lo académico. Los proble-
mas del lenguaje suelen corregirse y mejorar en la mayoría de los síntomas.
Diagnóstico
Sólo la historia clínica detallada del paciente lleva a la detección del trastorno.
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La historia clínica arroja este resultado gracias a que incluye una entrevista minu-
ciosa con los padres o los familiares cercanos y los maestros, así como con el per-
sonal que trabaja cerca del niño. El paciente es entrevistado y se realiza una
exploración completa, con especial atención en los aspectos psiquiátricos y neu-
rológicos. Lo ideal es observar al niño en su ambiente habitual de trabajo y juego;
de esta manera se podrán apreciar con claridad todas las circunstancias del pa-
ciente.
Las psicometrías dan datos poco concluyentes; en la mayoría de las ocasiones,
la dispersión del paciente da como consecuencia puntajes bajos en inteligencia,
memoria, etc. Así, los resultados son poco confiables en la mayoría de los tests
psicológicos.
En 50 a 60% de los casos se han encontrado alteraciones electroencefalográfi-
cas; sin embargo, no han sido concluyentes. Términos tales como “inmadurez
10 Manual de psiquiatría (Capítulo 1)
Diagnóstico diferencial
Tratamiento
Los trastornos del aprendizaje han sido definidos cada día con mayor claridad.
Constituyen una enfermedad poco comprendida y que altera gravemente el desa-
rrollo de los niños en otras áreas. Son tan variadas sus dificultades que última-
mente se ha preferido hablar por separado de cada una de sus presentaciones, tanto
en la lectura, la escritura, el cálculo y el habla (expresivo, receptivo, fonológico)
como en la adquisición de habilidades motoras. A más específico el trastorno,
más claramente se justifica esta entidad diagnóstica, más certero es el tratamiento
y mejor el pronóstico de estos niños. Han sido utilizados términos como dislexia
y alexia, y a cierto sector profesionista encargado de estos aspectos de la salud
mental le ayuda a tener una mejor idea del problema y un buen acercamiento con
estos pacientes, generando con ello grupos de apoyo con mayor impacto social.
Otros términos utilizados han sido ceguera a la lectura, ceguera a las palabras e
inhabilidad específica a la lectura. La característica común a estos nombres es
siempre el hecho de que los pacientes cuentan con una inteligencia normal.
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Epidemiología
Las cifras más comúnmente encontradas fluctúan entre 3 y 5%; hay quienes han
encontrado afectada hasta 15% de la población. En este concepto, es necesario
14 Manual de psiquiatría (Capítulo 1)
entender que las exigencias escolares, que muestran muchos niveles y además
difieren de una escuela a otra, no deben incidir en el diagnóstico; sin embargo,
se ha encontrado que el problema es más frecuente en las poblaciones urbanas
que en las rurales. Sin duda alguna, en las grandes urbes existe una mayor compe-
tencia escolar, y esto hace que los problemas de los niños se magnifiquen, o más
bien, que sean más identificados. Berguer, en 1975, ha encontrado mayor afec-
ción en los niños que en las niñas, en una relación de 3:1 a 4:1.
Etiología
Cuadro clínico
Este cuadro normalmente es detectado con facilidad dentro de las escuelas. Los
maestros detectan cómo estos niños tardan en adquirir habilidades que otros, de
la misma edad, ya han adquirido. Por cada una de las entidades mencionadas se
presenta una sintomatología diferente. Si el trastorno tiene que ver con la lectura,
la característica esencial se ubica en el mal rendimiento en ese sentido, en la pre-
cisión, en la velocidad o en la comprensión; en estos casos el niño rinde por de-
bajo de lo esperado para su edad, nivel escolar e inteligencia. Se entiende que es-
tas dificultades pueden tener repercusiones en otras áreas del desarrollo y que
serán entonces clasificadas como secundarias a este trastorno. Cuando la afec-
Trastornos de inicio en la infancia o la adolescencia 15
mente son cuestiones que tienen que ver con los propios sistemas de enseñanza.
Escribir con coherencia y congruencia se agrega al trastorno. En muchos países
es poca la oportunidad que se tiene para aprender a elaborar escritos.
En la mayoría de las escuelas de nuestro país basta con aprender algo de orto-
grafía y caligrafía, y es poca la importancia que se le da al hecho de aprender a
transmitir una idea en un papel.
De hecho, en pocas ocasiones se permite que el alumno discurse su propia
ideología, que la manifieste y aprenda a darle al pensamiento una línea directriz.
Por ello, este trastorno es comúnmente confundido con una mala enseñanza escolar.
Otros trastornos que deben incluirse son los trastornos en el aprendizaje o ad-
quisición del lenguaje, sin duda alguna uno de los más llamativos. Muchas veces
el consejo que los padres reciben es que, si el niño con este trastorno está en con-
tacto con otros niños que no padecen el problema, la alteración tenderá a la remi-
16 Manual de psiquiatría (Capítulo 1)
Trastornos de aprendizaje
Trastornos de la comunicación
Esta manera de clasificar a estos trastornos hace evidente el hecho de que día a
día se conoce más acerca de ellos. Las diferencias se van haciendo entonces más
marcadas por cuestiones epidemiológicas, etiológicas y sintomatológicas, y la
clínica proporciona más posibilidades de encontrar diferencias significativas
para cada uno de estos problemas. No debe dudarse de que estos criterios diag-
nósticos irán afinándose a partir del cada vez mejor entendimiento de estos cua-
dros psicopatológicos.
Tratamiento
Toda vez que se ha establecido el diagnóstico, el manejo a seguir tendrá que ser
multidisciplinario, recordando que en la mayoría de estos trastornos se presentan
repercusiones importantes en la personalidad del niño. Este importante equipo
Trastornos de inicio en la infancia o la adolescencia 19
TARTAMUDEO
El tartamudeo se refiere a una alteración en el ritmo y fluidez del habla. Las alte-
raciones en la estructuración normal del habla a menudo se presentan como blo-
queos intermitentes, repeticiones convulsivas o prolongación de los sonidos o sí-
labas; suelen hacerse movimientos y gesticulaciones a manera de tics al tratar de
emitir los vocablos.
Epidemiología
Se calcula que aproximadamente 1% de la población sufre este trastorno. En ge-
neral se presenta durante la niñez. Aparece mayormente en niños que en niñas,
Trastornos de inicio en la infancia o la adolescencia 21
Etiología
ción. Se han determinado casos de tartamudeo en los que el problema sólo se pre-
senta en algunos vocablos o en situaciones específicas. Existen pacientes que lle-
gan a remitir en sus síntomas ante ciertas circunstancias particulares; es aquí
donde los aspectos emotivos tienen importancia y crédito.
Estadísticamente, no se han encontrado una constancia significativa en even-
tos electroencefalográficos que hablen de características comunes. No hay evi-
dencias radiológicas ni de laboratorio.
Son frecuentes las familias disfuncionales, así como los pacientes en los que
se encuentran con frecuencia mecanismos obsesivo--compulsivos utilizados por
estos niños y que se manifiestan en las psicometrías.
Se ha hablado de que las dietas ricas en carbohidratos y en elementos conserva-
dores, como los utilizados en los enlatados, podrían formar parte de los causales
del trastorno, pero esto no ha sido debidamente sustentado.
22 Manual de psiquiatría (Capítulo 1)
Cuadro clínico
Los fenómenos que se agregan al cuadro suelen ser, en ocasiones, más moles-
tos que el tartamudeo mismo. Los movimientos con los ojos, con la boca, hom-
bros, o las sacudidas musculares raras, convulsivas, en estallido, llegan a hacer
más dramático el cuadro y molestan más al paciente, quien se queja más de las
burlas que estos movimientos provocan que del mismo tartamudeo. Obviamente,
el niño con capacidades intelectuales en el promedio poblacional se percata de
que sus actitudes y movimientos recuerdan los de los niños portadores de paráli-
sis cerebral o retardo mental. Las visitas a terapeutas, hospitales, el escuchar mi-
les de consejos y la pobreza de resultados, terminan por causar en el niño una pro-
funda desesperanza, tristeza, con todo lo que este cuadro, muy similar a la
depresión o depresión secundaria a este trastorno, puede tener.
El fracaso escolar puede ocurrir por lo anteriormente explicado. La falta de in-
terés en las cuestiones académicas, la inhibición que presentan para expresarse,
cooperar en la escuela y la desconfianza con el medio ambiente, son razones sufi-
cientes para tener un mal rendimiento. Como ya se ha comentado, esto termina
por agravar el cuadro.
Tratamiento
El abordar la tartamudez con terapias específicas del lenguaje ha dado muy po-
bres resultados y termina por convencer a los pacientes de no tener ninguna posi-
bilidad de éxito. El tratamiento integral debe considerarse como la única opción.
El primer paso debe darse en el consultorio médico, de ser posible, con el paidop-
siquiatra. Éste estudia al paciente de manera global. La exploración psiquiátrica
le permite hacer un buen diagnóstico diferencial y establece los niveles de funcio-
namiento en las diferentes áreas del desarrollo del paciente. El ir a las escuelas,
al mismo ámbito familiar, las circunstancias en que el paciente vive, permite te-
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
ner una visión muy cercana de la vida del paciente. Con ello, el abordaje terapéu-
tico es global y lo más cercano a la mejor posibilidad terapéutica del paciente.
Con las técnicas de relajación corporal, el paciente hace conciencia de la ten-
sión en la que vive generalmente. Se le ayuda a entender cómo surge esta tensión
en situaciones de enfrentamiento a su tartamudez, por tratar de hablar en la escue-
la, con compañeros o familiares y con el terapeuta mismo. Una vez que se entien-
de lo que está sucediendo en su cuerpo, se establecen mecanismos de control de
esta tensión. La relajación consciente de los paquetes musculares que se involu-
cran con la tartamudez permite tener una mejor expresión. Al ocupar con ciertos
movimientos preestablecidos a estos paquetes musculares, los brazos, los hom-
bros, los ojos, por ejemplo, se presenta una mejor fluidez del lenguaje. Se han in-
tentado técnicas, en este sentido, curiosas, como pedalear en bicicleta estática,
darle vuelta a un molinillo de harina, dibujar o botar una pelota, pidiéndole al
24 Manual de psiquiatría (Capítulo 1)
paciente que hable con el terapeuta o los compañeros del grupo terapéutico. Los
resultados han sido buenos.
El terapeuta de lenguaje establece técnicas que tienen como fin dar conciencia
de la articulación y movilidad apropiada del cuerpo muscular de la fonación. La
repetición sostenida de frases, oraciones, la lectura en voz alta, permiten al pa-
ciente adquirir mayor confianza en su capacidad para hablar con fluidez.
El manejo conductual de estos pacientes sigue siendo una buena opción.
El paciente debe iniciar obligadamente un proceso psicoterapéutico que tiene
varios fines. El primero, aligerar la carga afectiva que el paciente lleva por las
consecuencias en el ámbito social, escuela, casa, etc. La psicoterapia para niños,
la ludoterapia, es la mejor arma.
Sistemas como el neuro--feed--back han tenido poca respuesta, y no se convier-
ten en un tratamiento de elección; al menos, no se ha sustentado.
La psicofarmacoterapia ha tenido buena opciones. El uso de anticonvulsivan-
tes no ha brindado los resultados que se esperarían dadas las características del
cuadro.
Los psicoestimulantes se han utilizados con resultados poco concluyentes. El
metilfenidato, el más conocido en esta línea, se ha utilizado sin tener una res-
puesta consistente.
Los antidepresivos tricíclicos han sido utilizados y han dado, en algunos casos,
buena respuesta. Tal vez los casos con buena respuesta han sido aquéllos en los
que se ha ido agregando un componente afectivo.
REFERENCIAS
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Trastornos de inicio en la infancia o la adolescencia 25
CONCEPTO
27
28 Manual de psiquiatría (Capítulo 2)
EPIDEMIOLOGÍA
ETIOLOGÍA
Factores genéticos
La incidencia aumentada de enfermedad de Alzheimer en familias de pacientes
con esta alteración sugiere la probable participación causal de factores genéticos.
Aluminio y zinc
Anomalías cromosómicas
Factores inmunológicos
Infecciones
ETIOPATOGENIA
Anomalías neuroquímicas
los siguientes:
Sistema colinérgico
Otros sistemas
forma de demencia. También han sido invocados, aparte del sistema monoami-
nérgico, las anomalías en varios péptidos encefálicos, como la vasopresina y la
sustancia P.
Lesiones histológicas
En un cerebro normal, el proceso de envejecimiento fisiológico provoca cambios
de desmielinización, pérdida axonal, dilatación de los espacios perivasculares y
disminución del peso cerebral, por lo que las lesiones histopatológicas que se
enumeran a continuación aparecen tanto en los cerebros envejecidos como en la
enfermedad de Alzheimer y en otras enfermedades que cursan con demencia.
Placas seniles
Aparecen con mayor abundancia en la enfermedad de Alzheimer. Son lesiones
extracelulares. Se trata de masas esféricas con un centro de sustancia amiloide
(proteína beta--amiloide). Se observan más en la corteza y el hipocampo.
Madejas neurofibrilares
Casi la mitad de las personas mayores de 65 años tienen madejas neurofibrilares
en el locus coeruleus y la sustancia nigra. En la enfermedad de Alzheimer apare-
cen principalmente en la corteza, áreas de asociación, región límbica e hipo-
campo.
Angiopatía amiloide
Es un cambio que ocurre en los cerebros con Alzheimer. Consiste en depósitos
de sustancia amiloide alrededor de los vasos corticales y meníngeos. Se considera
una causa frecuente de hemorragias intracerebrales en los ancianos, con la conse-
cuente formación de hematomas, a veces múltiples.
Cuerpos de Lewy
Son inclusiones citoplasmáticas neuronales eosinofílicas. Son muy frecuentes en
la enfermedad idiopática de Parkinson. A veces su distribución es tan amplia que
presenta la particularidad clínica de desarrollar cuadros extrapiramidales.
EVOLUCIÓN CLÍNICA
Estadio I
Estadio II
Es una fase todavía leve, pero de mayor deterioro. Se caracteriza por importantes
lagunas de memoria que comienzan a preocupar a sus familiares, afectando en
particular a la memoria reciente. Está conservado el recuerdo antiguo. Es en este
estadio en el que el paciente presenta marcadas dudas en sus respuestas verbales.
Cuando se siente incapaz de recordar nombres o acontecimientos recientes, surge
la confabulación, ya que trata de disimular su falla. Se desorienta en el tiempo,
olvida fechas e ignora aniversarios familiares. Con frecuencia cambia de sitio los
objetos personales y dice después que le han sido robados.
Estadio III
diaria. En esta fase, el paciente comienza a deambular sin finalidad concreta, so-
bre todo en las últimas horas del día y durante la noche.
Estadio IV
CLASIFICACIÓN
Clasificación clínico--anatómica
Demencias corticales
Demencias subcorticales
Demencias axiales
Demencias globales
Clasificación evolutivo--terapéutica
Se trata de cuadros demenciales producidos por una serie de trastornos que, si son
diagnosticados y tratados oportunamente, pueden remitir, desapareciendo así el
estado demencial. En este grupo se incluyen enfermedades metabólicas y caren-
ciales, intoxicaciones por drogas y metales, colagenopatías como el lupus, enfer-
medades infecciosas y procesos intracraneales.
Incluyen los trastornos crónicos que producen demencia y cuyo tratamiento re-
sulta eficaz a nivel paliativo. Se ubican aquí los cuadros producidos por trastornos
vasculares como la demencia multiinfártica, la postraumática y las alcohólicas.
DIAGNÓSTICO
DSM--IV
Según DSM--IV, los criterios para el diagnóstico de demencia tipo Alzheimer son:
Anamnesis
Entrevista con el paciente y el familiar.
Una evaluación rápida del estado cognitivo se puede realizar mediante la aplica-
ción de la prueba de Folstein o el MMSE. El puntaje máximo de esta prueba, que
valora la orientación, la memoria inmediata y anterógrada, la habilidad para el
cálculo, la capacidad constructiva y el uso del lenguaje, es de 30 puntos, y el lími-
te normal aceptado es 26.
La severidad del deterioro cognitivo se evalúa a través de diferentes instru-
mentos, como, por ejemplo, la escala de deterioro global de Reisberg o la escala
clínica de demencia (Clinical Dementia Rating Scale), que propone tres estadios
clínicos.
Los síntomas neuropsiquiátricos asociados se evalúan mediante la escala de
depresión geriátrica y la escala de trastornos de la conducta y psicóticos, que va-
lora cualitativa y cuantitativamente la aparición de síntomas agregados tales
como delirios, alucinaciones, falsos reconocimientos, agresividad, ansiedad, agi-
tación y trastornos del dormir.
El riesgo del componente vascular que puede presentarse en cualquier proceso
demencial es valorado a través de la escala de Hachinski.
Evaluación funcional
Evaluación de Katz para las actividades diarias, tales como alimentarse, bañarse,
higiene, deambulación, uso del dinero, manejo de finanzas, manejo del teléfono,
uso de transporte y vestido. De las respuestas se deriva el grado de dependencia
del paciente.
Exámenes complementarios
S Perfil bioquímico.
S Biometría hemática.
S Perfil metabólico (glicemia, uremia, uricemia, colesterol total, colesterol
HDL y LDL, lípidos, creatinina, bilirrubina total, bilirrubina directa e indi-
recta, TGP, TGO, fosfatasa alcalina y proteínas).
S Perfil electrolítico (Na, K, Ca y P).
S Perfil hormonal tiroideo, corticotrópico, paratiroideo y prolactínico.
S Determinación de vitamina B12 y folatos.
S VDRL y HIV (pruebas para identificar sífilis y SIDA).
S Examen general de orina.
S Perfil inmunitario.
S Perfil neurofisiológico.
S Electroencefalografía.
S Potenciales evocados (PEV: potencial evocado visual y onda P 300). En la
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
S Tomografía axial computarizada (TAC). Las lesiones focales que pueden dar
origen a un síndrome demencial como tumores, abscesos, infartos, hemo-
rragias, etc., pueden identificarse con la tomografía axial computarizada.
S Imagen por resonancia magnética (IRM). Es un estudio que permite obser-
var mejor la fosa posterior, las alteraciones en la sustancia blanca, la atrofia
y las estructuras del hipocampo.
38 Manual de psiquiatría (Capítulo 2)
DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL
Demencia vascular
Tumores
Hematoma subdural
La alteración mental que sigue a las caídas repetidas o a un solo traumatismo cra-
neal presenta dificultades de diagnóstico diferencial con respecto a si se trata de
un demente previo a las caídas o si el hematoma subdural crónico es el causante
de la demencia. Si los cambios mentales aparecen poco tiempo después del trau-
matismo, el paciente suele presentar disminución del nivel de conciencia, varia-
ciones del mismo durante el día o de un día para otro, tendencia al coma y, a veces,
signos de localización (reflejo pupilar, III par, etc.). El problema está en el trau-
matismo que ocurrió hace ya tiempo y, sobre todo, cuando pareció de carácter
leve, pudieron haber transcurrido meses hasta que se presentaran los síntomas de
demencia. No hay más medio diagnóstico que apoyarse en la TAC cerebral en
cualquier caso de duda.
Enfermedad de Parkinson
Hipotiroidismo
Hipoglucemia
No es raro que ancianos diabéticos tratados con insulina o con antidiabéticos ora-
les pasen largos periodos en un estado de hipoglucemia, pero este hecho no suele
desembocar en una demencia. Ante un caso de hipoglucemia por insulinoma del
páncreas, la alteración mental más común es la irritabilidad y cambios en el ca-
rácter, en forma de conducta inapropiada, más que un deterioro cognitivo.
Hidrocefalia normotensa
Síndrome de Korsakoff
Anemia megaloblástica
Enfermedad de Pick
Esta rara variedad de demencia degenerativa suele comenzar en edades más jóve-
nes que el Alzheimer. Clínicamente se distingue porque los cambios de la perso-
nalidad anteceden a la pérdida de la memoria. Dicho cambio se manifiesta en for-
ma de euforia, desinhibición sexual, conducta antisocial y falta de concentración,
sin apraxia ni agnosia. La TAC y la resonancia magnética muestran la alteración
selectiva frontotemporal, porque la atrofia cerebral afecta específicamente a es-
tas regiones. De todas formas, no es nada raro que ambas entidades, Alzheimer
y Pick, se confundan al principio de su expresión clínica.
Enfermedad de Creutzfeld--Jakob
Neurosífilis
Seudodemencia
A diferencia de las demencias de causas orgánicas, hay cuadros demenciales que
tienen una causa funcional. Se ha hablado de seudodemencias para mencionar
enfermedades como la depresión, esquizofrenia, manía, histeria, neurosis y otras
que provocan situaciones de demencia y confunden el diagnóstico. Es dudoso que
todas estas enfermedades sean realmente funcionales, y ya se están descubriendo
déficit de neurotransmisores e incluso alteraciones histopatológicas en algunas
de ellas. El término “seudodemencia” es motivo de discusión en la actualidad,
prevaleciendo desde el punto de vista de la psiquiatría la creencia de que si apare-
ce una demencia clínica se trata de una verdadera demencia, cualquiera que sea
su causa. Se aconseja utilizar el término seudodemencia sólo para tres entidades:
el síndrome de Gasner, la histeria y la demencia simulada. En otro caso se dirá
demencia asociada a depresión, etc.
TRATAMIENTO
S Definir los objetivos centrales del tratamiento, por ejemplo: las fallas cog-
nitivas no son susceptibles de corrección a través de medicamentos, lo cual
no sucede con la conducta agresiva o paranoide.
S Eliminar todos los medicamentos que no sean esenciales y dejar pasar un
periodo apropiado de eliminación (cinco periodos de vida media) para valo-
rar si hay remisión de los problemas de conducta.
S Los efectos sedantes colaterales pueden aprovecharse para indicar su admi-
nistración a la media tarde, con el fin de prevenir el efecto del síndrome de
la puesta de sol.
S Tratar de favorecer la microdosis, la monoterapia y el monofármaco, con
el fin de reducir las interacciones y probar la eficacia.
Donepecilo 10 mg *
Rivastigmina 9 a 12 mg * * *
Galantamina 8 a 16 mg * *
Memantina 10 a 20 mg * * *
Demencias 45
Tratamiento de la conducta
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Apoyo de cuidadores
vencia media, gracias a los cuidados prodigados por la familia y los profesionales
sanitarios. Esto se debe, entre otros aspectos, a la prevención de las complicacio-
nes por las que morían no hace tanto tiempo: neumonías por aspiración, infeccio-
nes, úlceras por decúbito, caquexia por falta de alimentación, contracturas por
encamamiento, etc.
Los grupos de apoyo permiten compartir mutuamente experiencias y favore-
cen la interacción entre pacientes y miembros de la familia. Estos grupos de au-
toayuda constituyen un componente clave de las actividades de las asociaciones
de familiares con enfermos de Alzheimer.
Los auxiliares de salud dentro del hogar son necesarios para disminuir la carga
de los cuidadores. Actualmente existen instituciones que se encargan de la capa-
citación para la asistencia en múltiples tareas, que van desde el apoyo en las tareas
domésticas hasta proveer auxilios de enfermería.
La psicoterapia intensiva breve ayuda a los miembros angustiados de la fami-
lia a manejar mejor la declinación de su paciente.
Los centros de asistencia diurna o permanente representan, entre otras, una
forma de descanso para el cuidador.
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48 Manual de psiquiatría (Capítulo 2)
3
Farmacodependencia
Víctor Uriarte Bonilla
sustancias provocan tolerancia, esto es, que con el tiempo requieren mayor canti-
dad para obtener los efectos previos, o debido a la confianza que desarrollan por
la experiencia algunos consumidores se permiten dosis mayores para obtener
efectos más potentes. Otro concepto básico es la abstinencia, donde el sujeto pa-
dece un grupo de síntomas al retirar la sustancia. Estos elementos de cambio en
el cerebro van a jugar un papel muy importante en el uso y abuso de las sustancias.
En este capítulo se expondrán los diversos cuadros clínicos que se presentan
con el abuso de las drogas, los medicamentos que favorecen la recuperación del
farmacodependiente y las principales terapias que pueden ser útiles.
El tratamiento de la drogadicción o farmacodependencia tiene como propósito
fundamental que el paciente no consuma estas sustancias, pero para llegar a este
49
50 Manual de psiquiatría (Capítulo 3)
TIPOS DE FARMACODEPENDENCIA
Alcohol, alcoholismo
tareas sencillas bajo una dosis moderada de alcohol o de otro tranquilizante. Por
otra parte, escritores y otros artistas utilizan el alcohol para “inspirarse”; en estos
casos, el efecto principal es calmante, ya que de otra manera sería imposible que
el individuo permaneciera sentado escribiendo por horas; en otros es mera cos-
tumbre, ya que con o sin alcohol harían lo mismo, de igual manera que sucede
con el tabaco. Y en un grupo menor es desinhibitorio, ya que permite expresar
sin cortapisas sentimientos que de otra manera no se transmitirían. Pero está bien
demostrado que el funcionamiento intelectual se abate.
Uno de los peligros más frecuentes del uso del alcohol lo constituyen los acci-
dentes automovilísticos, pues al producirse mayor confianza en sí mismo, con-
juntamente con las alteraciones en la capacidad de ejecución psicomotora, se dis-
minuyen las precauciones, lo que da como resultado un elevado número de
accidentes. Se ha pensado que el alcohol tiene un efecto afrodisiaco, pero esto no
52 Manual de psiquiatría (Capítulo 3)
es exacto, ya que tanto la erección del pene como la presión vaginal se abaten;
lo que realmente sucede es que una cantidad moderada de alcohol desinhibe al
individuo y con ello puede llegar al coito; esto resulta útil para las primeras rela-
ciones sexuales, ya que con frecuencia puede verse inseguridad de la pareja. Es
por ello que, en nuestra sociedad, alcohol e inicio de una relación sexual son la
norma en los adultos. Por otro lado, la ingestión crónica de grandes cantidades
de alcohol produce impotencia, esterilidad y ginecomastia en el hombre, ya que,
al lesionarse el hígado, aumentan los niveles de estrógenos, así como disminuye
el de andrógenos, lo cual lleva al síndrome de feminización. El alcohol se ha utili-
zado como tranquilizante en muchas culturas y, sin duda alguna, ha ayudado al
hombre a sobreponerse ante diversas situaciones estresantes, no sólo por su poder
tranquilizante, sino también antidepresivo, analgésico y euforizante, pero esta
capacidad sólo se presenta en un inicio: “un buen tratamiento para la depresión
y la ansiedad es una fuerte dosis de alcohol y reposo”. Pero si su uso se cronifica,
se exacerban tanto la depresión como la ansiedad, resultando peor el tratamiento
que la enfermedad.
Estimulantes
Bajo este encabezado designamos a la cocaína, anfetaminas, metilfenidato, cafeí-
na y nicotina, así como otros medicamentos para bajar el apetito. Los estimulan-
tes producen euforia, disminución del estado de fatiga, elevan el estado de ánimo,
incrementan la iniciativa y la confianza, así como mejoran las capacidades mo-
tora y verbal. Por ello es fácil entender que un individuo con tendencia a la farma-
codependencia pueda buscarlos. Muchos pacientes combinan estas sustancias con
tranquilizantes, alcohol o tabaco, de tal forma que son más bien politoxicómanos.
En algunas otras condiciones, los individuos pueden llegar a ser farmacode-
pendientes o presentar una psicosis aunque no consuman estas sustancias con fi-
nes euforizantes; tal es el caso de estudiantes en periodos de exámenes y atletas,
o cuando se toman para reducir el peso. En estas circunstancias pueden presentar-
se depresión, angustia y tics, entre otros síntomas, de manera que una adecuada
historia clínica evitará pasar por alto el abuso de estas sustancias. En particular,
con el uso de cocaína pueden presentarse estados severos de depresión y, debido
a que el paciente “esconde” esta farmacodependencia, resultan difíciles el diag-
nóstico y el tratamiento. El metilfenidato puede desencadenar también estos sín-
tomas cuando las dosis con fines terapéuticos son elevadas.
yoría señala que el cigarrillo les produce un mejor estado de alerta, en especial
por la mañana; además, los mantiene relajados y atentos durante situaciones es-
tresantes; también es frecuente que reporten disminución del coraje, frustración
y depresión; ayuda a la digestión, utilizan las manos en algo, etc.
Los cambios en el estado de alerta pueden demostrarse por medio de estudios
fisiológicos como el electroencefalograma (EEG). Otra valoración fisiológica
importante es la relajación muscular provocada por el incremento en las descar-
gas de las neuronas de la médula espinal.
Analizando las áreas específicas del funcionamiento mental que se modifican
con la nicotina, se aprecian dos principales; por un lado, eleva el estado de ánimo
y por ello mejora algunas capacidades intelectuales; aunque una separación clara
entre estas dos funciones no puede realizarse, no obstante, el sujeto muestra un
cambio significativo en:
a. Experimenta una disminución en la tensión emocional y una sensación pla-
centera.
b. Mejora el estado de alerta y la concentración en actividades intelectuales.
En lo que respecta al inciso b, las pruebas para mejorar la atención, el tiempo de
respuesta y la capacidad de ejecución resultan claramente superiores cuando se
compara al sujeto después de que fuma con cuando no lo hace; aquí están involu-
crados tanto el síndrome de abstinencia como la capacidad real de la nicotina. En
lo que concierne al inciso a, los estados de relajación y placenteros son comple-
mentarios de un efecto sobre el estado de ánimo positivo; de esta manera pueden
verse mejor los resultados de las pruebas que involucran estados emocionales mo-
lestos o indeseables, como son situaciones estresantes y el mismo síndrome de
abstinencia; ambos se combaten con eficacia con la nicotina en el tabacodepen-
diente.
Como puede verse en este ejemplo, el efecto positivo del tabaco es producto
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sobre todo durante las últimas tres décadas. Los cambios has sido significativos:
con estas nuevas adaptaciones se obtiene la mayor cantidad de nicotina en el cere-
bro y en el momento más propicio, de manera que un individuo que requiere de
cierta cantidad para sentirse bien se ve en la necesidad de consumir más cigarri-
llos que contienen bajo contenido de alquitrán y nicotina, como los cigarrillos
light. Conforme se fuma un cigarrillo, la concentración de nicotina y monóxido
de carbono de cada fumada sucesiva se incrementan, así que las últimas fumadas
contienen mucha más nicotina que las primeras por una progresiva acumulación
de estos compuestos en la colilla.
Las distintas variedades de tabaco contienen una concentración de nicotina
entre 0.2 y 5%, ya sea por la manipulación genética de la planta o por las técnicas
de agricultura utilizadas en su cultivo; sin embargo, la mayoría de los cigarrillos
que están a la venta contienen entre 0.5 y 2 mg de nicotina por unidad, con poca
variación entre ellos. En la década de 1950 muy pocos cigarrillos tenían filtro,
pero en la actualidad la mayoría lo tienen. Como sucede con muchas tecnologías,
los filtros lograron algo que en un principio no se esperaba: este diseño abatió la
cantidad de nicotina y alquitrán del humo inhalado, lo que condujo a que el taba-
codependiente compensara la cantidad de nicotina fumando mayor número de ci-
garrillos al día, inhalando con mayor profundidad el humo o fumándolo hasta la
colilla.
Existen interesantes anécdotas de la forma como se manipuló al consumidor
haciéndolo creer que fumaría lo más limpio y puro de la naturaleza, gracias a esos
filtros y los cigarrillos light, donde se asociaba a jóvenes en paisajes del campo,
montañas y lagos, personas vestidas de blanco, saludables y rozagantes.
Los productores de cigarrillos modernos han implementado también una com-
pleja técnica con el fin de que el sujeto pueda asimilar de manera sencilla y agra-
dable la nicotina, ya que mezclan el tabaco con aromatizantes y antiirritantes para
que el humo pueda ser inhalado profundamente hasta los alveolos pulmonares sin
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Cafeína
Disolventes e inhalantes
Alucinógenos
Una enorme variedad de sustancias pueden producir alteraciones mentales que
semejan una psicosis; entre ellas se encuentran las anfetaminas, los anticolinérgi-
cos, los antagonistas de los opiáceos, la cocaína, los corticosteroides, la levodopa
y la cimetidina, entre muchos otros, de tal manera que cualquier alteración mental
puede confundirse con una intoxicación aguda o crónica por estos medicamen-
tos; por ello es de mucha utilidad investigar el uso de cualquier medicamento
antes de diagnosticar a un paciente. En este capítulo sólo se tratarán el LSD, la
mezcalina, la psilocibina, la mariguana y el éxtasis (una anfetamina), ya que son
las sustancias que producen este efecto farmacológico antes que cualquier otro.
En algunos textos se excluye a la mariguana de los alucinógenos, pero a nuestro
parecer sólo es cuestión de dosis para que con esta sustancia se puedan obtener
los efectos del LSD o de la psilocibina.
En un tiempo se pensó que los alucinógenos podrían ser útiles en el tratamiento
de enfermedades mentales, pero actualmente se ha demostrado en forma convin-
cente que su uso puede ser nocivo, tanto para la persona sana como en el enfermo;
aunque se ha exagerado el riesgo en el uso de estas sustancias, en individuos pre-
psicóticos o susceptibles puede producir una psicosis grave y permanente. Estas
drogas todavía tienen un amplio campo de investigación, y probablemente ayu-
den a entender mejor los trastornos bioquímicos de las enfermedades mentales.
LSD
Es la sustancia conocida con mayores efectos alucinatorios; se trata de un deriva-
do del ergot. Las alucinaciones visuales predominan, así como la desorganiza-
ción de la personalidad; su efecto dura de 8 a 12 horas. El mecanismo de acción
se desconoce, a pesar de que en un tiempo se atribuyó a una disminución de la
serotonina cerebral. Con el LSD, así como con otros alucinógenos, se pueden pre-
sentar dilatación pupilar y otros fenómenos somáticos.
Mariguana
Es el nombre vulgar que recibe la Cannabis sativa. Prácticamente toda la planta
contiene las sustancias activas, pero la mayor concentración se encuentra en la
Farmacodependencia 59
porción más elevada de la planta, donde están las flores (colas), así como en las
hojas. Estas partes se ponen a secar y se fuman como tabaco. A la resina extraída
de la planta se le denomina hashish. La mariguana que se consume en nuestro país
principalmente se fuma, pero puede ser ingerida, aunque su efectividad es menor.
La porción química a la cual se le puede atribuir la mayoría de los trastornos psí-
quicos es el cannabinol. Al igual que con el LSD y el resto de los alucinógenos,
no se ha podido establecer el mecanismo de acción. Las alteraciones psíquicas
más importantes son las siguientes: percepción delirante, de ligera a marcada dis-
gregación del pensamiento, trastornos del yo y alteración en la percepción del
tiempo. Dosis elevadas pueden producir alucinaciones. El efecto dura de dos a
tres horas. Es el único alucinógeno que provoca farmacodependencia y síndrome
de abstinencia.
Mezcalina
Psilocibina
Éxtasis
NARCÓTICOS
Opiáceos
Bajo este encabezado se incluyen los alcaloides y derivados del opio, así como
otras sustancias sintéticas que tienen un efecto semejante a la morfina. El uso de
opiáceos se remonta hasta la civilización egipcia, en la que se usaban como cal-
mantes para los niños, remedio para los dolores y para algunos trastornos menta-
les, además de utilizarse como fuente de placer. El opio se obtiene de la amapola
(Papaver somniferum), y es el exudado lechoso que se produce cuando se raspa o
se corta el cáliz. Este jugo se seca, formando gotas gomosas, las cuales se pulveri-
zan, recibiendo el nombre de polvo de opio, que contiene varios alcaloides, entre
ellos la morfina, que se aisló en 1803, reconociéndose como el alcaloide principal
del opio (10%). Su nombre viene de Morfeo, dios griego del sueño. Posterior-
mente se han aislado otros alcaloides, entre ellos la codeína (útil como antitusivo)
Farmacodependencia 61
y la tebaína. La papaverina también es un derivado del opio, pero tiene otro grupo
químico diferente a los anteriores, se utiliza principalmente como relajante del
músculo liso y no tiene capacidad adictiva. La heroína se sintetizó de la morfina
en el año 1889, y es de tres a cuatro veces más potente que ésta; en aquel tiempo
se consideró que no tenía propiedades adictivas, pero a los pocos meses pudo pal-
parse ese grave error. Actualmente casi no se usa en la terapéutica, aunque tiene
algunas ventajas en relación con la morfina, tanto en sus efectos terapéuticos
como en los colaterales; por ejemplo, causa menos náusea, penetra rápidamente
al encéfalo, produciendo su efecto analgésico de inmediato, y causa menor cons-
tipación que la morfina. Estas sustancias tienen un efecto analgésico muy potente
y su principal uso es terapéutico. Los opioides actúan principalmente en el sis-
tema nervioso central y en el tracto gastrointestinal. Los efectos principales son
analgesia, somnolencia, cambios en el estado de ánimo, depresión respiratoria,
disminución de la motilidad gastrointestinal, además de producir náusea y vómi-
to. El alto grado de adicción que desarrollan estas sustancias está dado, en primer
lugar, por el placer que provocan, y segundo, su administración crónica produce
un desagradable síndrome de abstinencia, el cual intenta posponer el individuo
a toda costa. La primera ocasión que una persona se aplica un opioide puede sen-
tirse mal, tener náuseas, vómito y mareo; sin embargo, al cronificarse su uso se
experimentan predominantemente los efectos placenteros, aunque algunos indi-
viduos obtienen una sensación muy agradable desde la primera aplicación. La ad-
ministración intravenosa de estas sustancias, en particular la heroína, produce unos
Alcohol * * * * *
Anfetamina * * *
Cafeína * *
Cocaína * *
Codeína * * *
Éxtasis * * *
Heroína * *
LSD *
Nicotina * *
Mariguana * *
Mezcalina *
Morfina * * *
Opio * * *
Papaverina * * *
62 Manual de psiquiatría (Capítulo 3)
segundos después una sensación de calor generalizado que resulta agradable, ade-
más de una experiencia que se compara con el orgasmo, o incluso por arriba de
él. Posteriormente, el individuo percibe una armonía en todas las cosas, así como
una gran tranquilidad, de tal manera que bajo este efecto se es muy pasivo y no se
comete arbitrariedad alguna; pero cuando el adicto se encuentra en síndrome de
abstinencia, puede hacer cualquier cosa a fin de obtener la sustancia (cuadro 3--1).
REFERENCIAS
1. DSM--IV. Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. 4ª ed., 1994.
2. Uriarte V: Psicopatología. 2ª ed., Sianex, 1997.
3. Uriarte V: Psicofarmacología. 4ª ed., Trillas, 1997.
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pression in a population--based study: symptom profiles. Br J Psychiatry 1994;165:363--
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5. American Psychiatric Association: DSM-- IV-- TR. Manual diagnóstico y estadístico de los
trastornos mentales. Barcelona, Masson, 2002.
6. American Psychiatric Association: DSM-- IV. Manual diagnóstico y estadístico de los tras-
tornos mentales. 4ª ed. Barcelona, Masson, 1995.
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more frequent psychiatric disorders. En: Trastornos afectivos: análisis de su comorbilidad
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8. Encuesta Nacional de Adicciones 2002. Tabaco, alcohol y otras drogas. México, Consejo
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10. Organización Mundial de la Salud: CIE-- 10. Trastornos mentales y del comportamiento.
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11. Vallejo J, Gastó C, Cardoner N, Catalán R: Comorbilidad de los trastornos afectivos.
Barcelona, Ars Médica, 2002.
12. Maser JD, Cloninger CR: Comorbidity of mood and anxiety disorders. Washinton, Ameri-
can Psychiatry Press, 1990.
4
Las psicosis transitorias,
la paranoia y la esquizofrenia
Benjamín Dultzin Arditti
Se tomarán en cuenta en este capítulo las llamadas psicosis delirantes agudas, las
psicosis delirantes crónicas y las llamadas esquizofrenias. Todas tienen en común
que en algún momento de su evolución pueden ser calificadas como “esquizofre-
nia”, sin que sean la excepción las psicosis periódicas maniacodepresivas.
¿Qué es la psicosis?
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Los trastornos que requieren la presencia de psicosis como característica que de-
fine al diagnóstico incluyen: cuadro psicótico inducido por sustancias (son transi-
torios y, en el caso de la anfetamina, pueden tener una presentación indistinguible
63
64 Manual de psiquiatría (Capítulo 4)
Existen estados transitorios, es decir, con una duración menor de seis meses, que
pueden tener una presentación clínicamente indistinguible de la esquizofrenia.
La esquizofrenia se define como un trastorno que se presenta por seis meses
o más tiempo.
Síntomas positivos
1. Las ideas delirantes, que son una interpretación errónea de las experiencias
vividas; frecuentemente son persecutorias, aunque pueden ser de grandeza
o megalomanía. Las ideas delirantes siempre portan un núcleo de verdad;
de ahí su verosimilitud y su capacidad de contagio, sobre todo en los esqui-
zofrénicos paranoides.
2. Alucinaciones: auditivas, olfatorias, visuales, gustativas y táctiles. Las que
se presentan con más frecuencia son las auditivas, y comúnmente se piensa
que son “extrañas” o “raras” cuando una voz hace comentarios sobre los
pensamientos o los actos de la persona, o dos o más voces conversan entre
sí. Hay que hacer la siguiente advertencia: el hecho de que un paciente re-
porte este tipo de alucinaciones como fenómeno aislado, es decir, como úni-
co dato, no justifica el diagnóstico de esquizofrenia.
66 Manual de psiquiatría (Capítulo 4)
Síntomas negativos
Se proyecta desde los cuerpos celulares en la sustancia nigra hacia los ganglios
basales, o estriado; es parte del sistema extrapiramidal y controla los movimien-
tos motores gruesos. La deficiencia en dopamina puede producir acatisia, disto-
nía, rigidez y acinesia. Estas alteraciones pueden ser reproducidas por bloqueo
de receptores D2 con utilización de neurolépticos. El bloqueo crónico de estos
receptores puede resultar en movimientos hiperquinéticos y producir lo que se
conoce como discinesia tardía.
1. Los cuerpos celulares se encuentran en el área ventral del tegmento del tallo
y las terminales axónicas arriban a las áreas límbicas.
2. Existe una hiperactividad dopaminérgica que tiene un papel importante en
la producción de los síntomas positivos, en el placer, recompensa y reforza-
miento conductual, además en la agresión, irritabilidad, especialmente
cuando el control serotoninérgico de la dopamina está alterado en pacientes
con bajo control de impulsos.
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
3. Los antipsicóticos, tanto los convencionales como los atípicos, son capaces
de bloquear los receptores dopaminérgicos, especialmente los D2.
LA LOCURA SE CURA
estar frente a un episodio psicótico agudo en fase inicial (EPAI) o psicosis tran-
sitoria, que puede tener una evolución de horas, días y hasta un mes, que corres-
ponde a un trastorno psicótico breve, o bien el trastorno esquizofreniforme cuya
duración es de un mes, y hasta seis meses en ambos casos con remisión de la sinto-
matología aguda, pero siempre teniendo en la vida del sujeto algún tipo de reso-
nancia el hecho de haber vivido una experiencia psicótica. Ante un paciente en
crisis psicótica lo primero es no precipitarse con el diagnóstico, ya que podría tra-
tarse de un paciente con un trastorno de personalidad borderline o limítrofe cuya
presentación puede ser tomada como una esquizofrenia, con las consecuencias
terribles de tomar al paciente por quien no es.
Cada día más y más sujetos dotados de una inteligencia y sensibilidad innata
buscan la forma de no perderse en la masa, y es cada vez más frecuente observar
en la clínica casos de personas con depresiones de leves a moderadas que tienen
una evolución de más de dos años, que se llaman distimias, y que pueden llegar
a complicarse con adicción a sustancias, ataques de pánico o una depresión ma-
yor, y cursar en comorbilidad con el trastorno de personalidad borderline que,
ante situaciones de crisis, pueden presentar una descompensación micropsicótica
de corte paranoide, que representa un intento de separarse de la familia--masa que
los apabulla.
Recuérdese que para los griegos la crisis es el momento de cambios, la oportu-
nidad de pasar a otra cosa.
El paciente podrá diferenciarse con la ayuda del tratamiento farmacológico
aunado a la intervención en crisis psicoterapéutica y de la red primaria de apoyo,
que implica hacer participar a la familia para que se relacione con el paciente de
otra manera.
Si se logra conducir una cura a través de un tratamiento psicoterapéutico, el
paciente podrá lograr su autonomía, aunque ésta siempre sea relativa.
La depresión, sin embargo, tendrá que ser vista desde una perspectiva que per-
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
mita que la persona se ponga en contacto con sus deseos, y de esta manera sea
una oportunidad para salir de la enajenación del sujeto en la masa.
La solución no está en integrarse totalmente a la masa, ni la exclusión pretende
una autonomía absoluta; se tendrá que tomar siempre en cuenta a los demás. En
psicología de las masas y análisis del yo, Freud (1921) dice que “la psicología
individual es al mismo tiempo psicología social”.
Hay que dejar muy claro que hoy en día los psiquiatras trabajan en equipo con
el paciente psicótico, el psicoterapeuta se hace cargo de la psicoterapia, otro de
la psicofarmacología y otro más del trabajo con la familia.
En el abordaje de los casos vistos en equipo, más que una aproximación multi-
disciplinaria se habla de un abordaje interdisciplinario, una comunicación entre
los miembros del equipo, y previo consentimiento del paciente se tendrá que rea-
lizar para lograr el óptimo beneficio de éste.
70 Manual de psiquiatría (Capítulo 4)
1. Alucinaciones y delirios.
2. Incapacidad para distinguir lo real de lo irreal.
3. Alteraciones del juicio de realidad.
4. Lenguaje y conducta desorganizada.
Los trabajos que actualmente se realizan tanto en México como a nivel interna-
cional relacionan los episodios psicóticos agudos en fase inicial (EPAI) con el
primer episodio de esquizofrenia (Apiquian R, Fresán A, Ulloa RE, 1999), sin
tomar en cuenta que la evolución de por lo menos seis meses es indispensable
para el diagnóstico del trastorno esquizofrénico.
Al identificar psicosis con esquizofrenia se corre el riesgo de no tomar en
cuenta los diagnósticos diferenciales y de sobrediagnosticar al paciente como es-
quizofrénico, con la consecuencia de que el futuro comportamiento se adapte al
diagnóstico de esquizofrenia.
“Nunca será exagerado poner en guardia, sobre todo a los clínicos poco experi-
mentados, contra un diagnóstico que exige mucha penetración, espíritu de análi-
sis, observación y desde luego un cierto tiempo para emitirlo” (Henri Ey, 1980).
Los trastornos de personalidad esquizoide y esquizotípico se presentan ligados
hasta en 30% de los pacientes con esquizofrenia (Solano y col., 2000). Klein en-
contró una asociación entre personalidad limítrofe y distimia en 70% de los casos
(1993). Los trastornos de personalidad limítrofe y evitativo ligados al trastorno
distímico (TPLED) pueden presentar episodios psicóticos agudos en fase inicial
sin evolución esquizofrénica (Robinson, 2001). Estudios recientes (Matcheri y
col., 2005) asocian la personalidad limítrofe con el EPAI.
Se ha confirmado que la mayoría de los pacientes que presentan un episodio
psicótico agudo en fase inicial no siguen una evolución esquizofrénica al término
de un año, y en número importante (45%) son trastornos de personalidad limítro-
fe y evitativa en comorbilidad con la distimia.
Las psicosis transitorias, la paranoia y la esquizofrenia 71
ALUCINACIONES
significando una percepción o una sensación que tiene lugar sin que haya ningún
estímulo externo o interno que afecte las terminaciones nerviosas. El paciente
confunde, se equivoca (alucinatio), lo que sucede en su campo o entorno.
Las patologías mentales, la esquizofrenia, las psicosis alucinatorias, los tras-
tornos del humor, las demencias, las lesiones cerebrales focales, las epilepsias del
lóbulo temporal, algunas migrañas, la deprivación sensorial, la falta de sueño y
el consumo de tóxicos pueden provocar todas las formas de alucinaciones, altera-
ciones de la conciencia por falla orgánica o infección.
Lo que distingue a las alucinaciones en la patología mental de lo que sucede
en la neurológica es que en la primera los pacientes no tienen conciencia ni in-
sight del trastorno, mientras que los pacientes neurológicos que sufren alucina-
ciones, no obstante el carácter “real” de las manifestaciones, las identifican como
fenómenos patológicos.
74 Manual de psiquiatría (Capítulo 4)
Cuando en la clínica se presentan casos que cumplen con todos los criterios de
esquizofrenia, pero la disfunción social o laboral no está presente, es decir, no hay
una evolución deficitaria; cuando el inicio del cuadro es más bien tardío (sobre
todo en mujeres), precedido por una personalidad que no es disfuncional, o sea
que se desarrolla a menudo fuera de toda predisposición caracterológica o afecti-
va de tipo paranoico; cuando debuta con la eclosión brusca del automatismo men-
tal de carácter anideico, es decir, atemático, aunque éste vaya precedido por una
progresiva alteración del humor y de los sentimientos; cuando hay un contexto
psicopatológico en los antecedentes familiares donde la psicosis se pone en relie-
ve, es decir, un campo paranoico, entonces se está frente a una psicosis alucinato-
ria crónica (PAC). A menudo se encuentran factores desencadenantes que son
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Hay ocasiones, y no son pocas, en que la familia, ante una sintomatología muy
abigarrada, exige que se formule un primer diagnóstico. Entonces el especialista
podría pedirle al paciente que fuera a varias entrevistas, agendarlas y luego, des-
pués de uno o dos meses, emitir un diagnóstico presuncional de trastorno esqui-
zofreniforme en caso de que la sintomatología persistiera con características se-
mejantes a la esquizofrenia, es decir, alogia, apatía, anhedonia, aplanamiento
afectivo, trastornos de la atención y alucinaciones o delirios extraños y mal siste-
matizados.
La investigación farmacéutica tendrá que ser cotejada cuidadosamente con los
resultados que arroje la clínica, para no sesgar los resultados.
En Alemania, Emil Kraepelin (1856--1926) basó sus observaciones, sobre la
esquizofrenia principalmente, tomando en cuenta la evolución y pronóstico de
la enfermedad; trabajó en forma estrecha con Alzheimer, el cual trabajaba con
78 Manual de psiquiatría (Capítulo 4)
S Asociaciones laxas.
S Aplanamiento afectivo.
S Autismo.
S Ambivalencia.
Los síntomas secundarios o accesorios son las alucinaciones y las ideas deliran-
tes.
Para Bleuler los síntomas vistos en un corte transversal eran más importantes
que definir la esquizofrenia por su evolución y pronóstico. Subrayó que la anor-
malidad unificadora y fundamental de la esquizofrenia eran los trastornos cog-
noscitivos, los cuales conceptualizó como Spaltung, splitting, escisión o asocia-
ciones laxas de los pensamientos, que representan un trastorno asociativo de los
pensamientos.
Pensó que los trastornos del pensamiento eran el síntoma patognomónico y
esencial de la esquizofrenia, y es por este síntoma que lo llamó esquizofrenia o
Las psicosis transitorias, la paranoia y la esquizofrenia 79
DIAGNÓSTICO
DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL
y gabinete, para excluir las enfermedades médicas generales que podrían dar lu-
gar a síntomas semejantes a la esquizofrenia. Aun en pacientes que no han sido
tratados con medicamentos y que tienen esquizofrenia, en un cuarto de los casos
se presenta rigidez motora, temblor y discinecias.
Hasta el cansancio se subrayará que el diagnóstico de esquizofrenia es un diag-
nóstico de exclusión, porque ninguna de sus características es patognomónica.
La esquizofrenia es un diagnóstico clínico que deberá estar basado en la toma de
una historia clínica muy cuidadosa y en un examen mental minucioso. No existen
anormalidades de laboratorio predecibles para el diagnóstico de este trastorno.
Se tendrá que hacer un examen físico muy cuidadoso para descartar una causa
médica responsable de la psicosis.
Se tendrá que hacer un perfil toxicológico, revisar si existe alguna intoxicación
por medicamentos prescritos, una biometría hemática para descartar causas in-
fecciosas, un SMA--18 para descartar causas metabólicas, perfil tiroideo, niveles
de cortisol plasmático para trastornos endocrinológicos, un EEG con mapeo ce-
rebral para descartar epilepsia lóbulo temporal, y resonancia magnética para des-
cartar un tumor cerebral.
El diagnóstico diferencial con otros trastornos mentales es esquizoafectivo,
del estado de ánimo con características psicóticas, trastorno delirante crónico o
de personalidad. La diferencia fundamental entre el trastorno delirante y la esqui-
zofrenia es lo extravagante de las alucinaciones y los delirios en esta última. Los
trastornos de despersonalización y ocasionalmente el trastorno de pánico pueden
presentar sensaciones de estar fuera de la realidad, como la sensación de que el
cuerpo y la mente se separan. El insight generalmente está conservado.
La dimensión psicótica refleja una confusión acerca de los límites entre el yo, el
no--yo y el mundo externo, representada por las alucinaciones y los delirios; de
esta manera, el paciente no puede distinguir sus propios pensamientos y percep-
ciones de aquéllos que le vienen del mundo externo. Es común que las alucinacio-
nes hayan sido tomadas como la característica fundamental de la esquizofrenia.
Dimensión de desorganización. La desorganización en el lenguaje o en el
pensamiento fue caracterizada por Bleuler como el síntoma más importante de
la esquizofrenia. Históricamente, los tipos de trastorno de pensamiento incluyen
las asociaciones laxas, el pensamiento ilógico, el pensamiento sobreexagerado
y la dificultad para acceder al pensamiento abstracto.
La conducta desorganizada se presenta en el estupor catatónico o en la excita-
ción catatónica. En el primero, el paciente puede permanecer inmóvil, autista,
pero con conciencia de lo que está sucediendo a su alrededor. También puede lle-
gar a presentarse flexibilidad cérea, y los pacientes permiten que se les coloque
en posiciones incómodas.
Otros desórdenes incluyen estereotipias (movimientos repetitivos), como el
rocking, que son movimientos repetitivos de cabeza o tronco, manierismos como
la risa inmotivada, conductas automáticas, ecolalia, ecopraxia.
Los síntomas negativos o deficitarios representan una tercera dimensión
Déficit cognoscitivo. La esquizofrenia puede ser considerada como un desor-
den cognoscitivo que incluye, según Frith, trastornos de la acción deseada que
conducen a síntomas como la alogia y la falta de voluntad, desórdenes del auto-
monitoreo, como la sensación de ser controlado a distancia, y desórdenes en el
monitoreo de las intenciones de otros.
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
EPIDEMIOLOGÍA Y PATOFISIOLOGÍA
individuos que presentan esquizofrenia; ésta se observa en 6.6% de todos los pa-
rientes de primer grado de un probando afectado. Si ambos padres están afecta-
dos, el riesgo de los hijos es de hasta 40%. Las tasas de concordancia de los geme-
los monocigóticos son de hasta 50%, comparado con 10% de los gemelos
dicigóticos. Las familias susceptibles de presentar esquizofrenia también lo son
para otro tipo de enfermedades mentales; es el llamado espectro esquizofrénico,
que incluye los trastornos esquizoafectivos y los desórdenes de personalidad es-
quizotípica y esquizoide. Este último término designa a los individuos que mani-
fiestan durante toda la vida un patrón de déficit social caracterizado por la inhabi-
lidad de formar relaciones interpersonales, conductas excéntricas y distorsiones
perceptuales moderadas.
A pesar de la evidencia de una causa genética, los resultados que ligan la gené-
tica molecular con la esquizofrenia son poco concluyentes; es poco probable que
se produzcan trastornos a nivel genético. La posible susceptibilidad de trastorno
en estos genes incluye: la neurorregulina--1 en el cromosoma 8p21; la disbindina en
el cromosoma 6p22.3; la deshidrogenasa de la prolina en el 22q11, y la G72 en
el 13Q34. Varios de estos genes pueden estar involucrados en la regulación gluta-
minérgica; todo esto aumenta el interés en los receptores N--metil--D--aspartato
(NMDA) como una meta en el tratamiento. Un grupo ha reportado alteraciones
en los genes de la subunidad de los receptores alfa 7 nicotínicos acetilcolinérgicos
vinculados a un déficit específico de proceso auditivo.
Un número de alteraciones funcionales y estructurales han sido identificadas
en la esquizofrenia, e incluyen:
1. Atrofia cortical y ventriculomegalia.
2. Pérdidas específicas en el volumen de la amígdala, corteza prefrontal dere-
cha, girofusiforme y tálamo.
3. Reducción progresiva del volumen cortical en el tiempo.
4. Reducción del metabolismo del tálamo y corteza prefrontal.
5. Anormalidades del hipocampo en el tamaño, densidad y orientación celular
y de la corteza prefrontal, así como una disminución del número de las inter-
neuronas corticales.
Todas estas observaciones sugieren que la esquizofrenia puede ser el resultado
de un trastorno de la circuitería córtico--estriado--talámica que da como resultado
anormalidades en el filtro sensorial y en la atención. Los sujetos esquizofrénicos
se distraen fácilmente y demuestran un déficit en la velocidad perceptomotora,
en la habilidad de cambio de atención y en el filtrado de los estímulos de fondo.
Aun los estudios de potenciales evocados de los esquizofrénicos han definido una
reducción específica de la amplitud P300 a los estímulos novedosos que implica
una dificultad en el proceso cognoscitivo; también se encuentra alterado el pro-
ceso de información en los miembros familiares no afectados. La hipótesis dopa-
Las psicosis transitorias, la paranoia y la esquizofrenia 83
SEXO Y EDAD
RIESGO SUICIDA
El riesgo llega a ser hasta de 10% en los pacientes esquizofrénicos, lo cual es ma-
yor que en la población general. Los factores de riesgo son: jóvenes, de sexo mas-
culino, aislamiento social, enfermedades depresivas e intentos suicidas previos,
así como desempleo y el estar consciente del efecto deteriorante de la edad.
USO DE SUSTANCIAS
Tres cuartas partes de todos los esquizofrénicos fuman. Varios estudios han re-
portado que el hábito tabáquico está asociado al uso de mayores dosis de antipsi-
84 Manual de psiquiatría (Capítulo 4)
ETIOLOGÍA
Pese a que se reconoce que hay una predisposición genética a contraer algún tipo
de enfermedad tanto orgánica como mental, se considera que la familia es de suma
importancia, ya que se ha demostrado que numerosas madres de pacientes esqui-
zofrénicos son psicóticas o tienen algún tipo de enfermedad mental importante;
son madres que de alguna forma toman a los hijos como una continuación de ellas
mismas, es decir, como una extensión de su propio cuerpo, dificultando la posibi-
lidad de lograr una apropiada individuación, socialización y, por lo tanto, un ade-
cuado desarrollo. Forman individuos que se identifican por llevar una vida social
pobre, quienes tienen dificultades para expresar sus sentimientos y con tendencia
al aislamiento. Asimismo, al igual que la madre, el padre desempeña un papel me-
dular debido a que es el encargado de instaurar el corte de esa relación. Pero en
muchos casos el padre queda excluido, porque, aunque esté presente físicamente,
no es nombrado por la madre para proporcionarle un lugar dentro de la relación
patológica y romperla, o debido a que un padre alejado emocionalmente es quien
se invalida a sí mismo como resultado de sus propios conflictos psicológicos. Por
lo tanto, para poder comprender los trastornos mentales, es forzoso valorar la his-
toria particular del individuo, tomando en cuenta los aspectos antes relatados.
Margaret Mahler decía que existen dos clases de psicosis infantiles, y las cau-
sas para que se originase una de ellas se debían a que la madre atrapa al hijo y no
lo suelta, es decir, no logra proporcionarle al niño factores para que se lleve a cabo
la resolución de la simbiosis, y con ello el proceso de separación--individuación
fracasa de igual manera. Consideraba al autismo como la segunda clase de la psi-
cosis infantil, y la causa se debía a que la madre no lograba siquiera tomar en bra-
zos al bebé para decodificar sus ansiedades.
Los pacientes con esquizofrenia muestran diferencias en la presentación clí-
nica, reacción al tratamiento y curso de una larga enfermedad.
Las psicosis transitorias, la paranoia y la esquizofrenia 85
TIPOS DE ESQUIZOFRENIA
Tipo paranoide
Tipo catatónico
Tipo indiferenciado
Tipo residual
Esquizofrenia simple
Los síntomas pueden semejar los de una esquizofrenia residual o los efectos
adversos de los neurolépticos, así como un trastorno esquizoafectivo de tipo
depresivo. Ocurre cuando se cumplen los criterios para un episodio depresivo
mayor durante la fase residual de la esquizofrenia.
Empieza más allá de los 45 años de edad. Es más frecuente en mujeres y se carac-
teriza por una predominancia de los síntomas paranoides. El pronóstico es favo-
rable.
1. Trastorno de personalidad.
2. Ausencia de personalidad premórbida esquizoide.
3. Inicio súbito.
4. Duración menor de tres meses.
5. Remisión espontánea a nivel premórbido.
6. Síntomas polimorfos.
7. Intensidad fascinante de la experiencia alucinatoria.
8. Oscilaciones entre la introspección y el delirio.
9. Alteraciones y fluctuaciones en el humor.
10. Estado oniroide.
11. Terminación abrupta del cuadro después de días o semanas.
Trastorno esquizoafectivo
Se encuentra entre la esquizofrenia y los trastornos del afecto. Requiere los sínto-
mas de la esquizofrenia y de un episodio depresivo, maniaco o mixto. Debe durar
dos semanas, con alucinaciones, delirios y la ausencia de síntomas afectivos pro-
minentes. El pronóstico es bueno.
Estado oniroide
cos. Los pacientes reconocen sus actividades diarias, pero dan prioridad a las
contingencias de la realidad. Son limitados en duración y ocurren más frecuente-
mente en episodios agudos esquizofrénicos.
CURSO Y PRONÓSTICO
Curso episódico. Algunos pacientes con esquizofrenia pueden tener cinco o más
episodios psicóticos, a veces de tipo catatónico, sin sufrir deterioro en la persona-
lidad, aunque el riesgo de desarrollarlos se incrementa con cada crisis.
El pronóstico depende no tanto de la severidad de los síntomas sino de la res-
puesta a la medicación antipsicótica. Una remisión permanente sin recurrencia
88 Manual de psiquiatría (Capítulo 4)
TRATAMIENTO
de recaídas aumentarán hasta en 60% en los próximos seis meses. Las inyeccio-
nes depot se consideran cuando el paciente no se adhiere a la terapia oral y esto
conduce a recaídas. En los pacientes que presentan una resistencia al tratamiento
la transición a clozapina usualmente resulta en una mejoría rápida, pero en algu-
nas ocasiones existe un retraso en la respuesta que obliga a esperar un tiempo de
seis a nueve meses para esperar los máximos beneficios.
Los antagonistas dopaminérgicos y la risperidona incrementan las concentra-
ciones de prolactina, lo que puede resultar en galactorrea y menstruaciones arrít-
micas, así como en disminución de la libido. Otros provocan disfunción sexual.
Los síntomas negativos y el deterioro cognoscitivo son factores importantes
en la disfunción social de los esquizofrénicos. Los síntomas negativos secunda-
rios resultan de depresión y síntomas extrapiramidales (efectos secundarios). Lo
anterior debe igualmente ser tratado psicofarmacológicamente (depresión, ajuste
92 Manual de psiquiatría (Capítulo 4)
REFERENCIAS
La primera descripción de los trastornos del humor data del siglo IV a. C.; su autor
es Hipócrates, y corresponde a la depresión. Se encuentra en los Aforismos del
Corpus hipocrático: “Cuando el miedo y la tristeza persisten por largo tiempo se
trata de un estado melancólico, debido a un exceso de bilis negra (atrabilis) en
el encéfalo, oscureciendo el espíritu y volviéndolo melancólico”. La segunda se
remonta a principios del siglo II a. C., y en ella Arateo de Capadocia describe tan-
to a la depresión como a la euforia (manía) cíclica: “Aquellos alterados por la me-
lancolía no son todos los afectados por una forma patológica en particular; son
sospechosos de envenenamiento o se lanzan al desierto debido a misantropía, o
se vuelven supersticiosos y contraen un odio hacia la vida. Si en cualquier mo-
mento hay relajación, en la mayoría de los enfermos aparece hilaridad; los enfer-
mos son torpes o muy austeros, tontos o están abatidos sin causa manifiesta; tam-
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
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96 Manual de psiquiatría (Capítulo 5)
CLASIFICACIÓN
La diferencia que se originó entre la manera de entender los cuadros afectivos por
parte de la escuela psicoanalítica y la kraepeliana ha trascendido hasta nuestros
días y originó gran confusión entre los médicos. Esta disyuntiva se ve resuelta de
manera sencilla al clasificar los trastornos afectivos en primarios y secundarios.
Los trastornos primarios de los afectos (que corresponderían a los conceptos
kraepelianos de psicosis maniacodepresiva) se dividen en: trastorno depresivo
mayor (también conocido como depresión endógena o trastorno unipolar); tras-
torno distímico, estado de ánimo depresivo por más de dos años, sin presentar las
características de un trastorno depresivo mayor; trastornos bipolares, en los que
está presente la sintomatología maniaca (estos últimos contemplan dos modali-
dades: tipo I, caracterizado por la presencia de uno o más episodios maniacos
acompañados de un episodio depresivo mayor, y tipo II, que presenta uno o más
episodios depresivos mayores acompañados al menos de un episodio maniaco);
trastorno ciclotímico —el equivalente al trastorno distímico para los trastornos
bipolares—, estado de ánimo crónico que reúne periodos de síntomas hipomania-
cos y depresivos sin que éstos tengan la frecuencia, gravedad, importancia y du-
ración de un episodio maniaco o depresivo.
Los trastornos depresivos primarios se presentan sin que haya un evento visi-
ble que los precipite, una historia de antecedentes familiares del padecimiento o
hallazgos de laboratorio característicos, y en algunos casos ostentan un patrón
Trastornos afectivos 97
EPIDEMIOLOGÍA
la mujer tiene mayor facilidad para solicitar ayuda, por dedicarse al hogar, o tiene
tiempo para ir a la consulta mientras sus hijos acuden al colegio. Además, para
ella no es un estigma social asistir a la consulta psiquiátrica, como lo es para el
hombre.
La presentación de un episodio depresivo posparto se presenta en uno de cada
500 a 1 000 partos, con mayor frecuencia en primíparas. El riesgo de recidiva por
partos posteriores va de 30 a 50%, no así en la depresión posparto (tristeza), que
se presenta en 10 a 15% de todas las madres. La prevalencia del trastorno ciclotí-
mico es de 0.4 a 1%, con una distribución equitativa para cada sexo. Da inicio
en la adolescencia o al comienzo de la edad adulta, y tiene un riesgo de presentar
posteriormente un trastorno bipolar de 15 a 50%.
Los trastornos depresivos se presentan con mayor frecuencia a mediados de
la tercera década de vida, mientras que los trastornos bipolares lo hacen alrededor
de la segunda. Es probable que en los varones el primer episodio sea maniaco y
en las mujeres depresivo; aparece en un alto porcentaje después del parto. Se esti-
ma que 50% de los trastornos bipolares presentarán un solo episodio, 30% dos
episodios y 20% más de tres episodios en el transcurso de la vida.
En los pacientes con trastornos depresivos, la tasa de mortalidad es mayor que
en la población general (hombres 3:1, mujeres 2:1), lo cual se explica por una ma-
yor propensión a enfermedades y accidentes.
La incidencia de suicidios en esta población es de 15%, presentándose dos sui-
cidios en mujeres por cada ocho en hombres, al contrario que en los intentos suici-
das, en donde se invierte la tasa. La mayoría de los autores coinciden en que este
comportamiento aparece con más frecuencia en la mujer que posee rasgos his-
triónicos de la personalidad, dado que la ganancia secundaria del intento suicida
es importante. Hasta 5% de estos intentos suicidas se da entre los dos meses si-
guientes a acudir a solicitar ayuda psiquiátrica. La incidencia de suicidios es ma-
yor en los ancianos (25%), en solteros y en los que han perdido a su cónyuge; ellos
emplean métodos más agresivos, como el ahorcamiento, el uso de armas de fue-
go, etc.
ETIOLOGÍA
HISTORIAL NATURAL
Se considera que los síntomas de los trastornos afectivos primarios tendrán una
duración aproximada de seis meses, aunque algunos de ellos perduren por más
tiempo; es el caso del trastorno distímico, cuya sintomatología se caracteriza por
ser mayor a dos años. Si el duelo se prolonga sin presentar mejoría por más de
dos meses y se agregan síntomas, se considera un duelo complicado. En el trastor-
no adaptativo, los síntomas deberán aparecer durante los tres primeros meses de
exposición al estresante y perdurar por más de seis meses si el estresante es cróni-
co. El episodio depresivo posparto aparecerá luego de cuatro semanas del alum-
bramiento; en cambio, la depresión posparto (tristeza--baby blues) está presente
durante la primera semana después del alumbramiento. Los trastornos afectivos
inducidos por sustancias se presentarán durante la intoxicación, o bien durante
las cuatro semanas de abstinencia.
LABORATORIO Y GABINETE
Existen una serie de pruebas para los trastornos depresivos primarios, a las que
se les ha llamado marcadores biológicos. En la mayoría de los casos, la especifici-
Trastornos afectivos 101
dad y la sensibilidad son muy bajas para considerarlas como pruebas rutinarias
o de diagnóstico; en la actualidad tienen mayor interés para la investigación.
CUADRO CLÍNICO
tanto activa como pasiva, se encuentra exaltada, por lo que le prestan atención
al mínimo estimulo.
El lenguaje es rápido, de tono alto y fuerte. Su pensamiento es en ocasiones
más rápido que el lenguaje, presentando una ensalada de palabras, es decir, el dis-
curso está compuesto por partes unidas de diferentes ideas, estas últimas en oca-
siones con un contenido delirante de grandiosidad, por ejemplo, creen ser perso-
nalidades importantes o enviados de Dios y encargados de salvar al mundo. No
es raro que se presenten componentes alucinatorios en los que escuchan a perso-
najes relevantes e incluso hablan con ellos.
Si en el transcurso del día alternan tanto síntomas depresivos como maniacos
se considera un episodio mixto. En estos episodios no es raro que el paciente pre-
sente conductas paranoides que sobresalen del resto de los síntomas, pues perciben
que las personas cercanas a ellos les van a impedir la realización de sus nuevos pro-
yectos (hecho en ocasiones real), por lo que se tornan suspicaces e irritables y no
son raras las agresiones físicas o verbales.
Si la sintomatología durante el episodio maniaco, depresivo o mixto se carac-
teriza por mantener indefinidamente la postura que el examinador impone, como
tener levando un brazo o una pierna (catalepsia--flexibilidad cérea); tiende a estar
somnoliento respondiendo sólo a estímulos intensos o dolorosos (estupor); man-
tiene una postura rígida ante cualquier intento de movimiento (negativismo);
imita en forma repetitiva los movimientos de otra persona (ecopraxia) o presenta
una agitación psicomotriz excesiva, sin sentido, y posturas extrañas, entonces se
trata de síntomas catatónicos.
Cuando el episodio no es lo suficientemente grave como para que afecte en
forma importante las áreas social y laboral, además, está exento de ideas deliran-
tes o componentes alucinatorios, y no es necesaria la hospitalización para su ma-
nejo, se considera que es un episodio hipomaniaco.
Si la alteración del estado de ánimo es crónica, mayor a dos años y se presentan
síntomas hipomaniacos alternando con periodos depresivos, y en ellos los sínto-
mas son insuficientes en cantidad, duración y gravedad para realizar el diagnósti-
co de un episodio maniaco o depresivo, se trata de un trastorno ciclotímico.
TRATAMIENTO
Es difícil decidir cuándo hospitalizar a un paciente; por regla general está indi-
cado cuando el paciente ponga en peligro su vida o la de terceros. En el paciente
deprimido es necesario cuando se instala una ideación suicida evidente y cons-
tante, ya que la mayoría de los antidepresivos mejoran la energía vital antes que
las alteraciones del pensamiento, entre ellas la ideación suicida, lo cual le brinda
el vigor de que carecía para realizar un acto suicida, o bien cuando el episodio
depresivo es tan severo que también ha afectado su estado de salud física o se han
presentado complicaciones médicas que requieran de tratamiento. En la mayoría
de los episodios maniacos es necesaria la hospitalización por razones evidentes.
En el duelo —depresión secundaria— se presentan diferentes etapas, entre ellas
el enojo ante la pérdida, la culpa por la misma, las fantasías en que se niega el
hecho, se espera la recuperación del ser querido de una manera mágica y final-
mente la aceptación; en este caso, se debe ayudar al paciente a través de un proce-
so psicoterapéutico breve para llevarlo a la etapa de aceptación lo más pronto po-
sible, logrando así la elaboración del duelo.
En los casos de los trastornos adaptativos, la psicoterapia está encaminada a
resolver los factores desencadenantes; en ellos, como en el duelo, los antidepresi-
vos están indicados también para mejorar la atención y concentración; a su vez,
permiten aprovechar la psicoterapia, además de disminuir los síntomas depresivos.
Para los episodios depresivos se cuanta básicamente con cinco grupos de anti-
depresivos.
Grupo I
Tricíclicos (ADT)
Son los primeros que se utilizaron en la práctica medica, y aún no han sido supera-
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Imipramina
Dosis terapéutica de 75 a 150 mg/día, repartidos en tres tomas al día o en una o
dos tomas como pomoato de imipramina. Es el primer antidepresivo en la prácti-
ca médica; incrementa la energía e impulsos, por lo que está indicado para los
cuadros depresivos con importante retardo psicomotriz.
Desimipramina
Dosis terapéutica de 50 a 150 mg/día, repartidos en dos a tres tomas; en pacientes
que presenten insomnio, la última (segunda) dosis no deberá ser administrada
después de las 18 h. Por ser un metabolito de la imipramina, comparte sus caracte-
rísticas en cuanto a sus efectos e indicaciones, pero con menor efecto anticolinér-
gico, por lo que es mejor tolerado en pacientes de edad avanzada.
Amitriptilina
Dosis terapéutica de 75 a 150 mg/día, administrados en tres dosis repartidas al
día o en una dosis única por la noche. A diferencia de los anteriores, la amitriptili-
na posee efectos ansiolíticos e hipnóticos, por lo que está indicada en depresiones
agitadas o con componentes ansiosos. Es el antidepresivo tricíclico con mayor
efecto anticolinérgico.
Clorimipramina
Dosis terapéutica de 75 a 150 mg/día, repartidos en tres tomas, o una vez al día
en la presentación de liberación prolongada. Tiene efecto sedante comparada con
la imipramina; ha mostrado efectos terapéuticos en los componentes obsesivos,
fóbicos y en la depresiones que se instalan en las personas con marcados rasgos
obsesivos en su personalidad.
Grupo II
Inhibidores de la monoaminooxidasa
Su mecanismo de acción es la inhibición de la enzima que degrada a los neuro-
transmisores en el espacio sináptico, en especial la noradrenalina, la dopamina
Trastornos afectivos 107
Grupo III
Tetracíclicos
Se caracterizan por tener un efecto antidepresivo más inmediato que los ADT
(dentro de los primeros 10 días) y menos efectos anticolinérgicos que los antide-
presivos tricíclicos.
Maprotilina
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Meanserina
Trazodona
Grupo IV
Fluvoxamina
Dosis terapéutica de 100 a 200 mg/día.
Sertralina
Dosis terapéutica de 50 a 200 mg/día en una sola toma, regularmente por la ma-
ñana.
Presenta varias ventajas sobre los otros antidepresivos, entre ellas la comodi-
dad de la administración en una sola toma al día, su rápido efecto antidepresivo
dentro de los primeros diez días y la ausencia de efectos anticolinérgicos.
Aunque su efecto antidepresivo no supere a los ADT, ha mostrado su eficacia
en otras entidades, como la anorexia nervosa, bulimia, fobias, trastornos obsesi-
vos compulsivos, ataques de pánico y en la agresividad e impulsividad que acom-
pañan a los trastornos límite de la personalidad. Entre sus efectos colaterales in-
deseables se encuentran alopecia, náuseas, bostezos, vómito, cuadros diarreicos,
hiponatremia, diaforesis profusa, temblor, hipertermia, artralgias y disminución
importante de la libido.
Escitalopram
Es un inhibidor selectivo de la serotonina que tiene un mecanismo de acción alos-
térico que le proporciona el doble de efectividad antidepresiva que el citalopram.
La dosis terapéutica se encuentran entre 10 y 20 mg.
Duloxetina
Inhibidor selectivo mixto que actúa sobre la recaptura de la serotonina y de la no-
radrenalina; presenta un fuerte efecto antidepresivo, además de actuar sobre los
síntomas somáticos de la depresión.
Su dosis terapéutica es de 60 mg.
Trastornos afectivos 109
GRUPO V
OTROS
Venlafaxine
Dosis terapéutica de 37.5 a 75 mg/12 h. Es un nuevo antidepresivo que, además
de inhibir la recaptura de serotonina, lo hace también con la noradrenalina
(ISRSyN), lo que le otorga un mayor espectro antidepresivo que los inhibidores
de la recaptura de la serotonina, además de tener cierta acción bloqueadora sobre
los receptores de dopamina, por lo que ha mostrado ser útil en episodios depresi-
vos con alteraciones importantes en el contenido del pensamiento. Su acción
sobre la noradrenalina le otorga mayores efectos ansiolíticos. Sus efectos colate-
rales son similares a los ISRS; por su efecto sobre la dopamina exacerba los sínto-
mas de la enfermedad de Parkinson, lo que contraindica su uso en estos pacientes.
S- adenosil- L- metionina
Dosis terapéutica de 200 a 1 500 mg/día, ya sea por vía oral, intramuscular o
intravenosa, esta última diluida y su administración debe ser lenta. Por la vía
parenteral, la dosis diaria se administra en una sola dosis o cada 12 horas por
quince días. Actúa como donador de metilos; su acción se ha relacionado con in-
cremento en el recambio de indolaminas cerebrales, facilitando su liberación
además de sensibilizar los receptores postsinápticos; ya que es una sustancia que
se encuentra en el organismo, está exenta de efectos colaterales. Debido a que su
acción antidepresiva no es clara, se ha empezado a utilizar con buenos resultados
como acelerador de los efectos terapéuticos de otros antidepresivos.
Metilfenidato
Dosis terapéutica de 10 a 70 mg/día. Es un derivado de las anfetaminas con menor
efecto simpaticomimético. Debido a su gran capacidad adictiva, se llega a utilizar
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
bajo estrecha vigilancia en pacientes que no han respondido a ningún otro antide-
presivo.
Sulpirida
Dosis terapéutica de 50 a 200 mg/día. Es un neuroléptico (antipsicótico) que ha
mostrado efecto antidepresivo en dosis bajas; se ha empleado con buen éxito en
los trastornos somáticos, ya que es uno de los neurolépticos que más ocasionan
galactorrea y amenorrea; su uso está muy limitado.
En el tratamiento farmacológico de la depresión es importante seguir ciertas
reglas:
Carbonato de litio
Es un catión monovalente que se encuentra en pequeñas cantidades en el organis-
mo; no se sabe con exactitud cuál es su función; al parecer se encuentra en su efec-
to sobre los canales de sodio. Este producto ha creado gran cantidad de malos en-
tendidos entre la población general, ya que se le ha atribuido un relación directa
en especial con los cuadros depresivos, y no es raro que las personas se midan los
niveles séricos de litio y, al encontrarlos bajos, se explican su depresión con este
hallazgo, iniciando la autoprescripción de este producto con graves consecuen-
cias, ya que sus dosis terapéuticas están muy cercanas a las tóxicas, por lo que
Trastornos afectivos 113
la litemia sólo se practica cuando el paciente está bajo tratamiento con litio. La
terapia se inicia con dosis de 300 mg/día, la cual se ajusta a través de su medición
sérica. Su acción se presenta dentro de los primeros seis meses, por lo que se de-
berá iniciar con la medicación establecida para controlar el episodio, y esta última
se retirará gradualmente una vez que han remitido los síntomas. La terapia con
litio tiene un éxito cercano a 80%; entre sus efectos colaterales se encuentran náu-
seas, vómito, temblor, poliuria, polidipsia, temblor fino, signo de la rueda den-
tada, rigidez muscular y crisis epilépticas. El uso crónico del litio puede provocar
hipotiroidismo y lesión renal.
Carbamazepina
Este producto es conocido por su acción anticonvulsiva a través de un mecanismo
gabaérgico; entre sus efectos colaterales más importantes se encuentran leucope-
nia, cefalea, náuseas y mareo; estos últimos mejoran notablemente si se adminis-
tra después de los alimentos. La dosis promedio se encuentra entre 400 y 1 200
mg/día, y resulta necesaria su medición sérica, al igual que una biometría hemá-
tica y pruebas de función hepática cada seis meses. Otro medicamento anticon-
vulsivo que también ha mostrado eficacia como profiláctico son los valproatos.
Oxcarbamazepina
Medicamento de la familia de la carbamazepina, que ha mostrado ser igual de
efectiva que ésta, pero que es mucho mejor tolerada.
Lamotrigina
Nueva medicamento gabaérgico que ha mostrado tener una buena respuesta en
aquellos paciente que presentan trastorno bipolar tipo I, mostrando una buena res-
puesta en síntomas depresivos; su efecto indeseable más constante, aunque raro,
es a nivel de piel. La dosis de inicio es de 25 mg una vez al día las primeras dos
114 Manual de psiquiatría (Capítulo 5)
AD: antidepresivo; Tri: tricíclico; Tet: tetracíclico; Mx: mixto 5/Ht y Na; Aps: antipsicótico; Ama:
antimaniaco; Prf: profiláctico; TD: tomas al día; VA: vía de administración.
semanas, y aumentar la dosis las dos siguientes 50 mg hasta llegar a una dosis de
100 a 200 mg al día, entre la quinta y la sexta semana. Una vez lograda esta dosis
se puede administrar una o dos veces al día.
La terapia electroconvulsiva sólo está indicada en aquellos pacientes que pre-
sentan intensa ideación suicida y que, con el uso de un antidepresivo, corren el
riesgo de un intento suicida, y cuando en la manía o en la depresión no han respon-
dido a otros tratamientos.
Trastornos afectivos 115
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6
Trastornos de ansiedad
Humberto Nicolini Sánchez
Ansiedad en una palabra que es común tanto a sanos como a enfermos. Toda per-
sona puede relatar algún momento de su vida en el que se ha sentido ansiosa. Sin
embargo, es importante distinguir a la ansiedad como sensación común al hom-
bre de cuando ésta se convierte en un padecimiento. Existen varias pautas que
indican cómo definir la ansiedad. La primera es una sensación de aprensión mo-
lesta y difusa que se acompaña de varias sensaciones corporales. Este estado tam-
bién se presenta en los animales, y se ha postulado que funciona como un meca-
nismo adaptativo para enfrentar situaciones potencialmente peligrosas. En este
sentido se ha distinguido al miedo de la ansiedad en que en el caso del miedo exis-
te un objeto del mismo, es decir, la amenaza está bien definida; en cambio, en la
ansiedad la amenaza es vaga y de origen interno. El término ansiedad también se
ha asociado mucho con el de estrés; de hecho, cada vez que el individuo enfrenta
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
117
118 Manual de psiquiatría (Capítulo 6)
otro lado, a pesar de que estas enfermedades se agrupan bajo un mismo rubro,
muchas veces los síntomas específicos pueden variar notoriamente, así como la
manera de tratarlos.
En la psiquiatría existen dos sistemas principales de clasificación de las enfer-
medades mentales: el de la Organización Mundial de la Salud (ICD--10) y el de
la Asociación Psiquiátrica Americana (DMS--IV). Ambos sistemas señalan dife-
rentes padecimientos o trastornos por ansiedad, de los que a continuación se seña-
larán sus principales características.
ANSIEDAD GENERALIZADA
El tratamiento de esta enfermedad tiene, como casi todos los otros trastornos
de ansiedad, dos vertientes: la farmacológica y la psicoterapéutica. En relación
a la farmacológica, los medicamentos eficaces son las benzodiazepinas, y la elec-
ción del fármaco particular debe hacerse con base en la presentación clínica del
enfermo a tratarse. Por otro lado, diversas estrategias psicoterapéuticas han de-
mostrado su eficacia, en especial aquéllas que hacen ganar al enfermo una mayor
sensación de autocontrol. En este sentido pueden citarse la biorretroalimentación
y, en general, técnicas de relajación (como la meditación, por ejemplo) y las tera-
pias cognitivo--conductuales.
FOBIAS
incapacidad que genera la fobia depende del estímulo y del efecto de éste en la
vida del paciente. En general, los estímulos fóbicos suelen ser diversos tipos de
animales, insectos, lugares cerrados, el agua, las alturas, las tormentas, la sangre,
etc. Los medicamentos actualmente más eficaces en el tratamiento de las fobias
son los inhibidores de la recaptura de la serotonina, aunados a terapias de tipo
conductual, con una desensibilización sistemática del miedo al estímulo fóbico.
La fobia social se define como el miedo exagerado a las situaciones en las que
el sujeto se encuentra bajo la vigilancia de otras personas, o bien en las que se
expone a la opinión de los demás. De igual manera que en la fobia simple, el suje-
to tiene una reacción de ansiedad y la presencia de conductas evitativas ante dic-
has situaciones. Esto trae como consecuencia que se genere indiferencia en el
funcionamiento laboral, el social o el familiar. Las situaciones fóbicas que se han
descrito con mayor frecuencia son comer, escribir y hablar en público. En este
120 Manual de psiquiatría (Capítulo 6)
padecimiento, debido a sus propias circunstancias, los pacientes que lo sufren di-
fícilmente buscan ayuda, ya que el hecho de ir al médico les genera ansiedad im-
portante. Diversos medicamentos, como el alprazolam, los inhibidores de la mo-
noaminooxidasa y la fluoxetina, han demostrado cierta eficacia en el tratamiento
de esta enfermedad.
El agorafobia comprende a una patología en la cual el estímulo fóbico consiste
en tener que encontrarse en lugares de los que el escape es difícil o vergonzoso,
y que hay pocas probabilidades de recibir ayuda. Este tipo de fobia casi siempre
se presenta de manera concomitante a las crisis de pánico. Es por este motivo que
el tratamiento se dirige hacia el trastorno de pánico, para lo cual responden tam-
bién adecuadamente los síntomas de la agorafobia. También se han empleado en
su tratamiento estrategias conductuales, como en las otras enfermedades fóbicas.
TRASTORNO OBSESIVO--COMPULSIVO
CRISIS DE PÁNICO
Para diagnosticar este subtipo de trastorno ansioso, también llamado ansiedad or-
gánica, es necesario que se sospeche de una relación casual entre los síntomas an-
siosos y la otra enfermedad médica del paciente, y no simplemente de una reacción
psicológica a la presencia de un problema físico. Existen muchas enfermedades
que pueden dar cuadros importantes de ansiedad; p. ej., enfermedades neurológi-
cas, diversos tipos de epilepsia, tumores cerebrales, enfermedad de Wilson, es-
clerosis múltiple, encefalitis y otras enfermedades vasculares cerebrales cursan
con ansiedad como parte del espectro del padecimiento. En el área de la endocri-
nología, las enfermedades de la glándula tiroides y suprarrenal cursan con ansie-
dad. Un tumor particular, el feocromocitoma, se presenta con crisis de ansiedad
importantes aunadas a hipertensión, y en ocasiones resulta difícil el diagnóstico
diferencial con el trastorno de pánico. En el área de la reumatología e inmunolo-
gía, enfermedades como el lupus, la artritis reumatoide y las arteritis también pre-
sentan ansiedad y, de manera similar, diferentes estados carenciales con la falta
de glucosa, vitamina B12 y la pelagra. Finalmente, diversas sustancias, como la
cocaína, el alcohol, la cafeína, las anfetaminas, la penicilina y metales pesados
pueden producir ansiedad como sintomatología concomitante a la intoxicación
o bien a la supresión de ellos. Evidentemente, el tratamiento va a estar basado en
eliminar la causa primaria del síntoma ansioso, aunque en este proceso diversos
fármacos, como las benzodiazepinas y algunos antipsicóticos, pueden ser de gran
ayuda en el control sintomático del padecimiento.
REFERENCIAS
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Trastornos de ansiedad 125
EPIDEMIOLOGÍA
127
128 Manual de psiquiatría (Capítulo 7)
con el trastorno por atracón, y señala que son conductas de riesgo las que llevan
a padecer de adicciones.
Factores de riesgo
En los TCA se ha implicado una gran cantidad de factores de riesgo; podría citar-
se historia familiar, preocupación por la comida y el peso, obesidad premórbida,
obsesionalismo y trastorno obsesivo, trastorno afectivo, rasgos de perfeccionis-
mo, exposición a acontecimientos estresantes, abuso de sustancias y baja estima.
Entre los principales problemas que se plantean en las investigaciones sobre fac-
tores de riesgo están los siguientes: las muestras proceden en su mayoría de cen-
tros especializados, muy pocos estudios incluyen un control con pacientes psi-
quiátricos o con otras alteraciones alimentarias, o el tiempo transcurrido entre la
aparición de los primeros síntomas y la evaluación de los factores de riesgo es
muy prolongado, lo que dificulta la delimitación entre los factores de significa-
ción etiológica y los que son mantenedores o consecuencia del trastorno. Tam-
bién, como ya se comentó con anterioridad, se debe recordar que la baja prevalen-
cia de estos trastornos obliga a ser cautos a la hora de generalizar los resultados
de estudios que no empleen muestras muy amplias. Kendler y col. (1991), en su
amplísimo estudio sobre la epidemiología genética de la bulimia nervosa, descri-
ben los siguientes factores de riesgo para la misma: haber nacido antes de 1960,
bajo cuidado paterno, historia de fluctuación ponderal amplia, de dieta o ejercicio
frecuente, imagen corporal ideal delgada, baja autoestima, locus de control exter-
no y niveles altos de neuroticismo. La dieta y la hiperprotección materna, además
del neuroticismo y la baja autoestima, aparecieron asociadas a la anorexia ner-
vosa.
Anorexia nervosa
Bulimia nervosa
Atracón
Anorexia nervosa
Rechazo a mantener el peso corporal igual o por encima del valor mínimo normal
considerando la edad y la talla (p. ej., pérdida de peso que da lugar a un peso infe-
rior a 85% del esperable), o fracaso en conseguir el aumento de peso normal
130 Manual de psiquiatría (Capítulo 7)
Bulimia nervosa
Presencia de atracones recurrentes. Un atracón se caracteriza por ingesta de ali-
mento en corto lapso (p. ej., en un periodo de 2 h), en cantidad superior a la que
la mayoría de las personas ingerirían en un periodo de tiempo similar y en las mis-
mas circunstancias; sensación de pérdida de control sobre la ingesta de alimento
(p. ej., sensación de no poder parar de comer o no poder controlar el tipo o la canti-
dad de comida que se está ingiriendo).
Conductas compensatorias inapropiadas de manera repetida, con el fin de no
ganar peso, como la provocación del vómito; uso excesivo de laxantes, diuréti-
cos, enemas u otros fármacos, ayuno y ejercicio excesivo.
Los atracones y las conductas compensatorias inapropiadas tienen lugar, en
promedio, al menos dos veces a la semana durante un periodo de tres meses.
La autoevaluación está exageradamente influida por el peso y la silueta. La al-
teración no aparece exclusivamente en el transcurso del padecimiento.
Tipo purgativo: durante el episodio de bulimia nervosa, la paciente se provoca
regularmente el vómito o usa laxantes, diuréticos o enemas en exceso.
Tipo no purgativo: durante el episodio de bulimia nervosa, la paciente emplea
otras conductas compensatorias inapropiadas, como el ayuno o el ejercicio inten-
so, pero no recurre regularmente a provocarse el vómito ni usa laxantes, diuréti-
cos o enemas en exceso.
Atracón
Se caracteriza por atracones recurrentes en ausencia de conducta compensatoria
inapropiada típica de la bulimia nervosa.
Trastornos de la conducta alimentaria 131
Es importante señalar que el trastorno por atracón (lo que anteriormente se cono-
cía como “comedor compulsivo”) es un complejo trastorno que está permitiendo
que el grupo de los especialistas en conducta alimentaria exploren y hagan pro-
puestas para el estudio, tratamiento y prevención para un sector de la población
con obesidad, que representa un serio problema de salud pública: el trastorno por
atracón representa 30% de la población que padece de obesidad.
Pica
Trastorno de ruminación
La categoría de TANE se refiere a los TCA que no cumplen los criterios para nin-
gún TCA específico.
Ejemplos de ello son:
1. En mujeres se cumplen todos los criterios diagnósticos para la AN, pero las
menstruaciones son regulares.
2. Se cumplen todos los criterios diagnósticos para la AN, excepto que, a pesar
de existir una pérdida de peso significativa, el peso del individuo se encuen-
tra dentro de los límites normales.
3. Se cumplen todos los criterios diagnósticos para la BN, con la excepción
de que los atracones y las conductas compensatorias inapropiadas aparecen
menos de dos veces por semana o durante menos de tres meses.
4. Empleo regular de conductas compensatorias inapropiadas después de in-
gerir pequeñas cantidades de comida por parte de un individuo de peso nor-
mal (p. ej., provocación del vómito después de haber comido dos galletas).
5. Masticar y expulsar, pero no tragar, cantidades importantes de comida.
Evolución
1. Abuso de alcohol.
2. Abuso de drogas.
3. Múltiples sobredosis.
4. Repetidas autolesiones.
5. Desinhibición sexual o hurtos en tiendas, o ambos.
Estas conductas irían asociadas a una sensación de pérdida de control y serían
fluctuantes. En estos casos, los pacientes tienen un peor pronóstico, mayor núme-
ro de recaídas y un riesgo de suicidio más elevado. Lacey (1993) utilizó una
muestra de 112 pacientes bulímicos con el fin de evaluar la comorbilidad de buli-
mia nervosa, conductas adictivas y conductas autolíticas. Este autor encontró que
80% de pacientes mostraban en su historial tres o más conductas impulsivas
(25%: abuso de alcohol, 28%: abuso de drogas y 40%: conductas autolíticas).
136 Manual de psiquiatría (Capítulo 7)
TRATAMIENTO
Aspectos médicos
trofiar.
Afortunadamente, la gran mayoría de las complicaciones descritas son rever-
sibles una vez que se establece un patrón alimenticio normal, se recupera el peso
perdido y se dejan las conductas compensatorias. La monitorización de la pacien-
te dependerá en gran medida de las condiciones específicas que se encuentren en
la evaluación médica inicial.
El monitoreo médico durante la realimentación debe ser cuidadoso y encami-
nado a prevenir el síndrome de realimentación.
Síndrome de realimentación
Tratamiento psicológico
Terapia individual
Terapia grupal
Tratamiento familiar
Manejo de complicaciones
Tratamiento farmacológico
Anorexia nervosa
Bulimia nervosa
La sertralina (50 a 200 mg) y la fluvoxamina (50 a 300 mg) presentaron reducción
en los atracones; la sibutramina (15 mg/día), buenos resultados a corto plazo en
pacientes obesos con trastorno por atracón; el topiramato (100 a 1 400 mg/día),
buenos resultados en trastorno por atracón y obesidad con trastorno por atracón
(150 mg/día).
Aspectos nutricios
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
aspectos:
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146 Manual de psiquiatría (Capítulo 7)
8
El dormir y sus trastornos
Harry Baker I.
Los ritmos biológicos varían ampliamente en su duración, desde tan poco como
un segundo (el latido cardiaco) hasta otros que duran cerca de un mes (el ciclo
menstrual) o un año (como los ciclos reproductivos primaverales). El ciclo dor-
mir--vigilia, por ser de cerca de un día, se llama circadiano. A partir de la década
de 1950 su estudio ha ofrecido una vía de comprensión tanto de la fisiología nor-
mal del cerebro como de la fisiopatología de diversas enfermedades médico--psi-
quiátricas. Al mismo tiempo, se han descrito trastornos específicos del dormir
que, con los avances en su diagnóstico y tratamiento, han dejando de ser objeto
de curiosidad científica para convertirse en una subespecialidad médica multidis-
ciplinaria.
El electroencefalograma (EEG), el tono muscular (EMG) y los movimientos
oculares (EOG) son los tres parámetros indispensables para distinguir entre los
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
dos tipos de fases del dormir: cuando hay movimientos oculares rápidos (MOR)
y cuando no los hay (NMOR). El NMOR, a su vez, presenta cuatro estadios de
profundidad progresiva, denominados del 1 al 4. Se puede decir que el MOR es
un estado con el cerebro activo (sueños) y cuerpo en reposo (atonía muscular),
mientras que en los estadios 3 y 4 (también llamados de ondas lentas) sucede lo
contrario. Algunas de sus diferencias se presentan en el cuadro 8--1. Mientras se
duerme, el MOR y el NMOR se van presentando en ciclos de aproximadamente
90 minutos de duración, con mayor cantidad de estadios 3 y 4 del NMOR en la
primera mitad de la noche, mientras que hay más MOR en la segunda mitad.
El control fisiológico de estos estadios se lleva a cabo de manera activa princi-
palmente en el tallo cerebral, en sitios como el sistema reticular, el rafé y el locus
147
148 Manual de psiquiatría (Capítulo 8)
Para realizar una historia clínica completa, además de una adecuada investiga-
ción de los antecedentes heredofamiliares y personales, una descripción detalla-
da del padecimiento actual, interrogatorio por aparatos y sistemas, exploración
física y uso de laboratorio y gabinete convencional, debe complementarse con el
interrogatorio del compañero de cama, el uso de escalas y cuestionarios específicos
y un diario con la descripción de hábitos que incluyen la rutina previa al dormir,
los cambios en fin de semana, el consumo de alcohol, estimulantes, medicamen-
El dormir y sus trastornos 149
Insomnio
El síndrome de apnea del dormir (SAD) se caracteriza por el cese repetido del
flujo aéreo respiratorio de por lo menos 10 segundos cada vez. Puede ser de ori-
gen obstructivo en vías respiratorias superiores, o central, por ausencia de estí-
mulo neuromuscular. El paciente típico es un hombre obeso, de cuello corto, a
152 Manual de psiquiatría (Capítulo 8)
Narcolepsia
PARASOMNIAS FRECUENTES
y complejo pueden tomarse medidas de protección, como son seguros en las ven-
tanas y chapas de apertura más compleja.
CICLO DORMIR--VIGILIA
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104.
9
Trastornos de la personalidad
Eduardo Ongay Moguel
INTRODUCCIÓN
saliente de un individuo.
Alguien puede ser calificado, por ejemplo, como una persona de “personali-
dad agresiva”, mientras que de otro se dirá que tiene una “personalidad miedosa”
o “conformista”. En ambos casos está presente un juicio de valor: las personalida-
des son buenas o malas.
Por otra parte, en el ámbito científico la personalidad tampoco ha podido ser
objeto de una sola definición que unifique los criterios. A pesar de que la persona-
lidad ha sido un importante objeto de estudio tanto para la psicología como para
la psiquiatría, existen tantas concepciones de ésta como diferentes sean los mar-
cos teóricos que utilicen los autores. De lo anterior se desprende que es difícil dar
una definición única de la personalidad. Sin embargo, pueden ser enunciadas al-
155
156 Manual de psiquiatría (Capítulo 9)
OBSERVACIONES SOBRE
LA ETIOLOGÍA Y EL TRATAMIENTO
Un punto de vista útil puede ser el que considera que todo ser humano viene
al mundo con ciertas necesidades y modos de reacción o comportamiento típicos.
Estas características innatas encontrarán después respuestas específicas del me-
dio ambiente que influirán de forma determinante en la adaptación del individuo
a ese medio. Si se concibe a la personalidad como una estructura estable, tendría
que pensarse que esa estructura necesita tiempo para construirse y que su inicio
se remonta a la temprana infancia, de manera que los patrones de personalidad
son el producto de esa interacción compleja entre naturaleza y medio ambiente.
En lo que se refiere a la influencia del ambiente en los trastornos de la persona-
lidad, ciertas características, como la pérdida temprana de algún progenitor, un
ambiente familiar desinteresado u hostil ha sido observado en las historias de per-
sonas con estos padecimientos. Debido a esta fuerte acción del medio ambiente
sobre la estructuración de la personalidad, se ha considerado a la psicoterapia
como la principal elección de tratamiento. La idea general es que a través de la
interacción con el terapeuta el paciente aprenda pautas de comportamiento más
adaptativas o funcionales. Tal vez la psicoterapia más empleada es la orientada
psicoanalíticamente, pero también se emplean otras técnicas como la conductual,
la psicoterapia gestalt y la de orientación sistémica.
Además de la psicoterapia, puede ser de utilidad el empleo de psicofármacos
que ayuden al alivio de los síntomas, en especial cuando éstos impiden el funcio-
namiento global del paciente. El uso de medicamentos ansiolíticos, antidepresi-
vos e incluso neurolépticos puede ser de utilidad. Sin embargo, como indicación
general, el médico no deberá prescribirlos sino hasta haber llegado a un conoci-
miento profundo y global del paciente. Con esta acción se evitaría abordar el pro-
blema sólo desde el punto de vista sintomático y se promueve una mejor com-
prensión de las condiciones que generan la psicopatología.
CLASIFICACIÓN DE LOS
TRASTORNOS DE LA PERSONALIDAD
sentido del humor. Una característica típica de estos sujetos es que pueden tener
celos patológicos, sospechando siempre de una infidelidad de su pareja. En gene-
ral, este trastorno se presenta con más frecuencia entre los hombres. Debido a su
fuerte desconfianza, es difícil que estas personas entablen relaciones cercanas y
profundas. Por esta misma razón, es difícil que busquen ayuda médica o psicoló-
gica. Les cuesta trabajo pensar que alguien los pueda ayudar desinteresadamente.
Una explicación que se ha dado a este tipo de funcionamiento es que los suje-
tos, en lugar de reconocer sus propios sentimientos hostiles, se los atribuyen a los
demás. A este mecanismo psicológico se le conoce como proyección.
pósitos, suelen ser hábiles socialmente, manejando a quienes los rodean, los cua-
les se convierten así en sus víctimas.
Otras características son la irresponsabilidad consigo mismo y con los otros,
lo que los hace pésimos padres. Pueden involucrarse en actividades que entrañen
un riesgo físico, como correr en autos a gran velocidad, sin mostrar preocupación
por ello. También es frecuente que su agresión se descargue con riñas y agresio-
nes físicas a otras personas.
De su historia familiar destaca el abandono parental temprano o el maltrato fí-
sico y emocional por parte de los padres, quienes a menudo tienen también carac-
terísticas antisociales. Desde el punto de vista terapéutico los resultados son po-
bres, y la mejor posibilidad es el tratamiento en instituciones.
Los sujetos que presentan este trastorno tienen una marcada intolerancia a sen-
tirse solos, lo que los lleva a tener relaciones interpersonales inestables y compli-
cadas. Cuando se presenta una amenaza, real o fantaseada, de ser abandonados,
responden con conductas impulsivas como el alcoholismo, la drogadicción o bien
con intentos de suicidio o automutilación. Pueden involucrarse también en con-
ductas peligrosas, como sexualidad perversa o apuestas. Una característica lla-
mativa es la de presentar drásticos cambios de opinión de sí mismos y los demás.
Una persona puede ser “lo máximo” y al instante siguiente ser calificada como
el “más malo del universo”. Ellos mismos se pueden calificar como fantásticos
o despreciables, alternativamente. Su estado de ánimo puede variar también
bruscamente de un sentimiento de bienestar exagerado a la irritabilidad.
Desde la historia familiar es común ver patrones de abandono parental, alco-
holismo, violencia intrafamiliar, etc. Una característica destacada de los padres
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
se ha pensado que las mujeres son las más propensas a presentar este trastorno,
también es común en los hombres. Aunque las mujeres aparenten una sexualidad
exagerada, suelen ser frígidas y tener temor de las relaciones sexuales. Estas per-
sonas pueden hacer de la apariencia física su principal preocupación. Las con-
quistas amorosas ocupan también una gran atención, aunque rara vez mantienen
relaciones estables.
En el origen de este trastorno parece estar una pobre identificación con la figu-
ra materna, resultando en una caricatura de la feminidad. Desde el punto de vista
terapéutico, la psicoterapia psicoanalítica es una buena elección.
Las personas con este tipo de trastorno muestran un temor permanente de verse
en situaciones en las que puedan ser rechazados o criticados. Este miedo los lleva
a permanecer relativamente aislados y con pocas relaciones interpersonales. Pa-
radójicamente, desean de manera ferviente tener amigos y compartir con ellos
eventos sociales. Usualmente tienen una pobre idea de sí mismos (baja autoesti-
ma) y se consideran torpes y carentes de toda habilidad social. Pueden establecer
relaciones interpersonales profundas una vez que estén seguros de que la otra per-
sona es digna de confianza. Debido a este gran temor al rechazo y al ridículo, sue-
len evitar situaciones que impliquen algún riesgo, con lo que se restringen sus
oportunidades laborales, sociales, etc.
Trastornos de la personalidad 163
Las personas con este trastorno muestran un patrón constante de excesiva depen-
dencia hacia otros. Este patrón se puede manifestar con actitudes de sumisión,
búsqueda permanente de aprobación e incapacidad para tomar decisiones, inclu-
so las intrascendentes. Así, pueden depender del cónyuge o de alguien cercano
para que les indique qué ropa ponerse, cuál es la película más apropiada para ver,
etc. En el fondo, estos sujetos tienen una autoestima pobre y ven con pesimismo
la posibilidad de desplegar sus propias capacidades. Desde el punto de vista sin-
tomático, el trastorno de personalidad por dependencia puede ir acompañado de
ansiedad o tristeza.
Estos sujetos rara vez expresan su agresión, por temor a perder el apoyo de la
persona de quien dependen. Igual que en el trastorno por evitación, las personas
con trastorno de personalidad dependiente responden bien a la psicoterapia.
En esta clasificación entran aquellas personas que cumplen con el criterio que se
da en la definición de trastorno de la personalidad, pero no se les puede ubicar
en ninguno de los trastornos ya descritos. Los patrones de comportamiento son
tales que provocan malestar en el sujeto o están relacionados con problemas per-
manentes en la interacción con otras personas. Esto último repercute negativa-
mente en varias áreas importantes de la vida de la persona, como son la laboral
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10
Urgencias psiquiátricas
Harry Baker I.
A pesar de los límites de tiempo, el paciente debe sentir que contó con suficiente
tiempo. Preséntele un resumen de su evaluación con sus recomendaciones y déle
tiempo para preguntas y comentarios. Registre los datos en el expediente. Luego
se comentarán algunas de las principales emergencias psiquiátricas con sugeren-
cias de diagnóstico y manejo, pero siempre se deberá hacer una evaluación indi-
vidualizada y con conocimiento adecuado de cada medida y sustancia prescrita
(cuadro 10--1).
165
166 Manual de psiquiatría (Capítulo 10)
caso necesario puede repetir la dosis cada media hora. Esté pendiente de
efectos secundarios. Utilice la mitad de la dosis en pacientes ancianos o
enfermos.
9. Registre detalladamente en el expediente las circunstancias de lo sucedido
y dé aviso al Ministerio Público en caso de internamiento involuntario.
10. Complemente el proceso diagnóstico de forma detallada.
EL PACIENTE SUICIDA
Los pacientes en este grupo pueden ser aquéllos que han sobrevivido a un intento
de suicidio y que acuden por ideación suicida; al interrogatorio se descubre idea-
ción suicida o niegan ideación suicida, pero su conducta indica suicida potencial.
1. Considere como un problema serio todo amenaza o intento de suicidio.
Aun los casos que aparentemente son manipulatorios, leves o frívolos re-
flejan una estrategia enferma para afrontar al mundo.
2. Identifique y atienda los problemas médicos urgentes que así lo requieran
(parar sangrado, oxigenación, etc.). En caso de intoxicación por benzo-
diazepinas, utilice flumazenil en caso de depresión respiratoria. Valore la
conveniencia de despertar al paciente (riesgo de que vuelva a intentar sui-
cidarse en donde se le está atendiendo).
3. Retire todo material que pueda utilizarse para lesionarse (p. ej., tijeras, bo-
tellas de vidrio, etc.).
4. Preguntar sobre ideación suicida no le da ideas al paciente. Busque priva-
cía para el interrogatorio. Establezca una relación empática. No critique
al paciente. No intente convencer al paciente en el primer momento.
5. Interrogue sobre ideas de desesperanza, consumo de alcohol o drogas, en-
fermedad psiquiátrica y conducta autodestructiva.
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
ANSIEDAD
Crisis de angustia
Hiperventilación
Situacional
1. Se presenta por un evento agudo, como puede ser la muerte de alguien cer-
cano, un asalto o una violación.
2. Evite que el paciente se quede solo.
3. Permita que el paciente ventile sus emociones. Escuche empáticamente.
No acepte la autoculpa de lo sucedido.
Urgencias psiquiátricas 169
Distonía aguda
Acatisia
INTOXICACIÓN Y SUPRESIÓN
Estimulantes
Alucinógenos y mariguana
1. La intoxicación o los malos viajes pueden ser controlados con apoyo verbal.
2. De ser necesario, pueden usarse benzodiazepinas o haloperidol.
Intoxicación alcohólica
Supresión etílica
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172 Manual de psiquiatría (Capítulo 10)
Índice alfabético
A alteración
cognoscitiva severa, 64
abandono parental temprano, 161 de la atención, 66
abulia, 66 de la conducta alimentaria, 127
abuso alucinación, 36, 59, 63, 70, 160,
físico, 129 170
sexual, 129 auditiva, 75
ácido fólico, 35, 142 hipnagógica, 152
adrenalina, 59 alucinógeno, 58, 170
afasia, 32, 34, 41 aluminio, 28
infantil, 16 Alzheimer Disease Assessment
agitación, 36 Scale, 36
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
173
174 Manual de psiquiatría (Índice alfabético)
clínica, 42 deterioro
cortical, 32, 33 cognoscitivo leve, 44
degenerativa, 41 intelectual, 42
primaria, 37 diabetes mellitus, 136
global, 32, 33 diarrea, 56
grave, 28 disartria, 33
leve, 28 discalculia, 15
mixta, 28, 44 gráfica, 15
multiinfarto, 33, 38 ideognóstica, 15
precoz, 71, 76 léxica, 15
presenil, 41 operacional, 15
primaria, 43 practognóstica, 15
progresiva, 35 verbal, 15
176 Manual de psiquiatría (Índice alfabético)
tratable, 34 ginecomastia, 52
oniroide, 87 gota, 136
esterilidad, 52
estimulante, 52
estímulo fóbico, 119, 120 H
estrés, 49
postraumático, 50 hashish, 59
estupor catatónico, 81 hebefrenia, 85
etilismo crónico, 40 hepatitis, 100
euforia, 41, 52, 170 heroína, 61
cíclica, 95 hidrocefalia normotensa, 40
evento hilaridad, 95
cerebrovascular, 29 hiperactividad, 2, 5, 6
traumático, 127 hiperhidrosis nocturna, 150
vascular, 68 hiperquinesia, 5
evitación fóbica, 119 hipersomnia, 56, 149
excitación hipertensión, 136
catatónica, 81 hipertrigliceridemia, 136
mental, 56 hipofonía, 33
motora, 56 hipotiroidismo, 39
éxtasis, 58, 59, 61 histeria, 42
homosexualidad, 50
hongos alucinantes, 59
F
familia disfuncional, 3 I
farmacodependencia, 49
tipos de, 51 ideas
tratamiento de la, 49 delirantes, 102
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
M obesidad, 136
premórbida, 133, 134
madre soltera, 3 obsesión, 120
maltrato olvido senil benigno, 42
emocional, 161 opiáceo, 60, 101
Índice alfabético 179