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Divinización Del Hombre
Divinización Del Hombre
DIVINIZACIÓN
DEL
HOMBRE
SUMARIO
1-INTRODUCCIÓN
2-SAGRADA ESCRITURA
3-SANTOS PADRES
4-LITURGIA
5-MAGISTERIO
6-TEOLOGÍA
7-BIBLIOGRAFÍA
8-ÍNDICE
******************
INTRODUCCIÓN
SAGRADA ESCRITURA
SALMO 81, 6
Yo declaro: “Aunque seáis dioses,
e hijos del Altísimo todos,
moriréis como cualquier hombre,
caeréis, príncipes, como uno de tantos”.
OTROS TEXTOS
1, 12
Pero a cuantos la recibieron, les da poder para ser hijos de Dios,
si creen en su nombre.
3, 16-17
Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Hijo único, para que
no perezca ninguno de los que creen en Él, sino que tengan vida
eterna.
Porque Dios no mandó su Hijo al mundo para juzgar al mundo,
sino para que el mundo se salve por Él.
6, 57
El Padre que vive me ha enviado y yo vivo por el Padre; del
mismo modo, el que me come vivirá por mi.
10, 10
Yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante.
17, 28-29
En Él vivimos, nos movemos y existimos: así lo dicen incluso
algunos de vuestros poetas:Somos estirpe suya…Por tanto, si
somos estirpe de Dios…
8,14
Los que se dejan llevar por el Espíritu de Dios, esos son hijos de
Dios. Habéis recibido no un espíritu de esclavitud, para recaer
en el temor, sino un espíritu de hijos adoptivos, que nos hace
gritar: ¡Abba! (Padre).
1, 9
Dios os llamó a participar en la vida de su Hijo Jesucristo Señor
nuestro. ¡Y Él es fiel!
3, 26
Porque todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús.
3, 27-28
Los que os habéis incorporado a Cristo por el bautismo, os
habéis revestido de Cristo. Ya no hay distinción entre judíos y
gentiles, esclavos y libres, hombres y mujeres, porque todos sois
uno en Cristo Jesús.
4, 4-5
Pero cuando se cumplió el tiempo, envió Dios a su Hijo,nacido de
una mujer, nacido bajo la Ley, para rescatar a los que estaban
bajo la Ley, para que recibiéramos el ser hijos por adopción.
1, 5-6
2, 8
Porque estáis salvados por su gracia y mediante le fe.
Y no se debe a vosotros, sino que es un don de Dios
Carta a Tito
3, 7
Así justificados por su gracia, somos en esperanza,
herederos de la vida eterna.
3, 2
Queridos, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado
lo que seremos. Sabemos que cuando se manifieste, seremos
semejantes a Él, porque le veremos tal cual es.
4, 9
En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene: En que Dios
mandó al mundo a su Hijo único, para que vivamos por medio de
él.
SANTOS PADRES
TEXTOS PATRÍSTICOS
TERTULIANO (+220)
ORÍGENES (185-255)
16-La pureza del alma tiene el poder de reflejar a Dios en ella (C.
Gent 2, 8).
EL TESTIMONIO DE LA LITURGIA
I-MISAL
OFERTORIO
El agua unida al vino sea signo de nuestra participación en la
vida divina de quien ha querido compartir nuestra condición
humana.
CANON
l-Plegaria Eucarística I: Reunidos en comunión con toda la
Iglesia, para celebrar el domingo, día en que Cristo ha vencido a
la muerte y nos ha hecho partícipes de su vida inmortal…
2-Plegaria Eucarística II: Acuérdate, Señor, de tu Iglesia
extendida por toda la tierra y reunida aquí en el domingo, día en
que Cristo ha vencido a la muerte y nos ha hecho partícipes de
su vida inmortal.
3-Plegaria Eucarística III: Atiende los deseos y súplicas de esta
familia, que has congregado en tu presencia, en el domingo, día
en que Cristo ha vencido a la muerte y nos ha hecho partícipes
de su vida inmortal.
PREFACIOS
l-Prefacio II de Navidad: “…en el misterio santo que hoy
celebramos Cristo el Señor sin dejar la gloria del Padre, se hace
presente entre nosotros de un modo nuevo: el que era invisible
en su naturaleza se hace visible para adoptar la nuestra. El
eterno, engendrado antes del tiempo, comparte nuestra vida
temporal para asumir todo lo creado.
2-Prefacio III de Navidad: Por Cristo Señor nuestro hoy
resplandece ante el mundo el maravilloso intercambio que nos
salva, pues al revestirse tu Hijo de nuestra frágil condición no
sólo confiere dignidad eterna a la naturaleza humana, sino que
por esta unión admirable nos hace a nosotros eternos .
3-Prefacio de la Epifanía del Señor: Porque hoy has revelado en
Cristo, para luz de los pueblos, el verdadero misterio de nuestra
salvación, pues al manifestarse Cristo en nuestra carne mortal
nos hiciste partícipes de la gloria de su inmortalidad.
4-Prefacio del IV domingo de Cuaresma: Cristo Señor nuestro,
que se hizo hombre, a los que nacieron esclavos del pecado, los
hizo renacer por el bautismo, transformándolos en tus hijos
adoptivos.
5-Prefacio II de la Ascensión del Señor: …y ante los ojos de sus
discípulos fue elevado al cielo para hacernos compartir su
divinidad.
6-Prefacio II Dominical del Tiempo Ordinario: El cual,
compadecido del extravío de los hombres, quiso nacer de la
Virgen, sufriendo la cruz, nos libró de eterna muerte y
resucitando nos dio vida eterna.
7-Prefacio III Dominical del Tiempo Ordinario: Porque
reconocemos como obra de tu poder admirable no sólo haber
socorrido nuestra débil naturaleza con la fuerza de tu divinidad,
sino haber previsto el remedio en la misma debilidad humana.
8-Prefacio en la celebración del Matrimonio B: Porque
estableciste la nueva alianza con tu pueblo, para hacer
partícipes de la naturaleza divina y coherederos de tu gloria a
los redimidos por la muerte y resurrección de Jesucristo.
8-Prefacio II de difuntos: … es más quiso entregar su vida para
que todos tuviéramos vida eterna.
ORACIONES
1-Tiempo de Adviento:
Colecta del l7 de diciembre:… escucha nuestras súplicas y que
Cristo, tu Unigénito, hecho hombre por nosotros, se digne
hacernos partícipes de su condición divina.
Oración sobre las Ofrendas del l8 de diciembre:…para que
participemos de la vida inmortal de tu Hijo, que nos curó de la
muerte, al asumir nuestra mortal naturaleza.
2-Tiempo de Navidad:
Oración sobre las Ofrendas de la misa de media noche de
Navidad:…haznos partícipes de la divinidad de tu Hijo, que al
asumir la naturaleza humana, nos ha unido a la tuya de modo
admirable.
Colecta de la misa del día de Navidad:…concédenos compartir la
vida divina de aquel que hoy se ha dignado compartir con el
hombre la condición humana.
Oración después de la Comunión de la misa del día de Navidad:
…hoy nos ha nacido el Salvador para comunicarnos la vida
divina, humildemente te pedimos que nos haga igualmente
partícipes del don de su inmortalidad.
Colecta del sábado del tiempo de Navidad:…concédenos que así
como él comparte con nosotros, naciendo de la Virgen, la
condición humana, nosotros consigamos en su reino participar
un día de la gloria de su divinidad.
Colecta del martes antes de la solemnidad de Epifanía: Dios
todopoderoso, tú has dispuesto que por el nacimiento de tu Hijo,
su humanidad no quedara sometida a la herencia del pecado:
por este admirable misterio, humildemente te rogamos que
cuantos hemos renacido en Cristo a una vida nueva, no
volvamos otra vez a la vida caduca de la que nos sacaste.
Colecta del martes después de la solemnidad de Epifanía: Señor,
Dios nuestro, cuyo Hijo se manifestó en la realidad de nuestra
carne, concédenos poder transformarnos interiormente a
imagen de aquel que hemos conocido semejante a nosotros en
su humanidad.
Colecta del sábado después de la solemnidad de Epifanía: Dios
todopoderoso y eterno, tú que nos has hecho renacer a una vida
nueva por medio de tu Hijo, concédenos que la gracia nos
modele a imagen de Cristo, en quien nuestra naturaleza mortal
se une a tu naturaleza divina.
Colecta de la fiesta del Bautismo del Señor (2ª): Señor, Dios
nuestro, cuyo Hijo se manifestó en la realidad de nuestra carne,
concédenos poder transformarnos interiormente a imagen de
aquel que hemos conocido semejante a nosotros en su
humanidad.
3-Tiempo de Cuaresma:
Oración después de la Comunión del II Domingo de Cuaresma:…
al darnos en este sacramento el cuerpo glorioso de tu Hijo nos
haces partícipes, ya en esta vida, de los bienes eternos de tu
reino.
Oración después de la Comunión del Domingo III de Cuaresma:
Alimentados ya en la tierra con el pan del cielo, prenda de
eterna salvación, te suplicamos, Señor, que se haga realidad en
nuestra vida lo que hemos recibido en este sacramento.
Oración sobre las Ofrendas del lunes IV: Señor, concédenos
recibir todo el fruto de estas ofrendas que te presentamos, para
que muera en nosotros el antiguo poder del pecado y nos
renovemos con la participación en tu vida divina.
En numerosas oraciones de las ferias de Cuaresma pedimos a
Dios que la Eucaristía sea para nosotros fuente de vida eterna,
nos alcance los bienes de la vida futura, nos haga partícipes de
las alegrías del cielo, sea causa de salvación eterna, germen de
la vida inmortal, para alcanzar los dones del cielo, nos haga
partícipes de la vida eterna.
4-Tiempo de Pascua:
Oración después de la Comunión del miércoles II:…haz, Señor,
que vivamos ya desde ahora la novedad de la vida eterna.
Colecta del martes IV: Te pedimos, Señor todopoderoso, que la
celebración de las fiestas de Cristo Resucitado aumente en
nosotros la alegría de sabernos salvados.
Oración después de la Comunión del jueves IV: Dios
todopoderoso y eterno, que en la resurrección de Jesucristo nos
has hecho renacer a la vida eterna.
Colecta del martes V: Señor, tú que en la resurrección de
Jesucristo nos has engendrado de nuevo para que renaciéramos
a una vida eterna.
Colecta del sábado V: Señor, Dios todopoderoso, que por las
aguas del bautismo nos has engendrado a la vida eterna, ya que
has querido hacernos capaces de la vida inmortal…
Colecta del martes VI: que la alegría de haber recobrado la
adopción filial afiance su esperanza de resucitar gloriosamente.
Oración sobre las Ofrendas del jueves V y miércoles VI: Oh Dios,
que por el admirable trueque de este sacrificio nos haces
partícipes de tu divinidad.
Oración después de la Comunión del miércoles VI:…haz que
abandonemos nuestra antigua vida de pecado y vivamos ya
desde ahora la novedad de la vida eterna.
Colecta del viernes VI: Escucha, Señor, nuestras súplicas para
que la predicación del Evangelio extienda por todo el mundo la
prometida salvación de tu Hijo y todos los hombres alcancen la
plenitud de la adopción filial.
Oración después de la Comunión de la de la solemnidad de la
Ascensión: Dios todopoderoso y eterno, que mientras vivimos
aún en la tierra nos das parte en los bienes del cielo, haz que
deseemos vivamente estar junto a Cristo, en quien nuestra
naturaleza humana ha sido tan extraordinariamente enaltecida
que participa de tu misma gloria.
Oración después de la Comunión del jueves VII:…que los santos
misterios nos comuniquen tu misma vida divina.
Oración después de la Comunión del sábado VII:…ayúdanos a
pasar de nuestra antigua vida de pecado a la nueva vida del
Espíritu.
Oración después de la tercera lectura de la Vigilia de
Pentecostés: Que tu pueblo, Señor, exulte siempre… y que la
alegría de haber recobrado la adopción filial afiance su
esperanza de resucitar gloriosamente.
5-Tiempo Ordinario:
Oración después de la Comunión del VII Domingo: Concédenos,
Dios todopoderoso, alcanzar un día la salvación eterna, cuyas
primicias nos has entregado en estos sacramentos.
Oración después de la Comunión del VIII Domingo:…te pedimos
nos hagas un día ser partícipes de la vida eterna.
Oración después de la Comunión del XX Domingo: Señor,
después de haber recibido a Cristo en estos sacramentos,
imploramos de tu misericordia que, transformados en la tierra a
su imagen, merezcamos participar de su gloria en el cielo.
Oración después de la Comunión del XXIII Domingo:…
concédenos que estos dones de tu Hijo nos aprovechen de tal
modo que merezcamos participar siempre de su vida divina.
Oración después de la Comunión del XXVIII Domingo: Dios
soberano, te pedimos humildemente que, así como nos
alimentas con el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, nos hagas
participar de su naturaleza divina.
7-Memorias:
Oración después de la Comunión de la misa del común de la
Virgen María (tiempo de Navidad): Te rogamos, Señor, que estos
sacramentos, recibidos con gozo en la conmemoración de la
Virgen María, nos hagan partícipes de la divinidad de tu Hijo.
Oración sobre las Ofrendas de la misa nº 36 de las misas de la
Virgen María: Te pedimos, Señor, que nos sea provechosa la
ofrenda que te dedicamos, para que recorriendo con la Virgen
María el hermoso camino de la santidad, nos renovemos con la
participación en tu vida divina y merezcamos llegar a la
contemplación de tu gloria.
Colecta de la misa de San Cirilo de Jerusalén (18 de marzo):
Señor, Dios nuestro…concédenos llegar a conocer de tal modo a
tu Hijo que podamos participar con mayor abundancia de su
vida divina.
Colecta de la Solemnidad de la Anunciación (25 de marzo):
Señor, concédenos que lleguemos a hacernos semejantes a él
en su naturaleza divina.
Oración después de la Comunión de la memoria de San Joaquín
y Santa Ana (26 de julio): Tú has querido, Señor, que tu Hijo
unigénito naciese de los hombres para que los hombres, en
misterio admirable, renaciesen de ti…
8-Otras:
Colecta de la misa B por un difunto:…y tú que en esta vida le
hiciste imagen de tu Hijo por medio del bautismo…
Oración 2ª para iniciar el oficio de la Pasión (Viernes Santo): Oh
Dios, tu Hijo Jesucristo, Señor nuestro, por medio de su pasión
ha destruido la muerte, concédenos hacernos semejantes a Él.
De este modo llevaremos grabada en adelante, por la acción
santificadora de tu gracia, la imagen de Jesucristo, el hombre
celestial.
RENUNCIAS Y PROFESIÓN DE FE
Queridos padres y padrinos: En el sacramento del Bautismo,
estos niños que habéis presentado a la Iglesia van a recibir, por
el agua y el Espíritu Santo, una nueva vida que brota del amor
de Dios.
Vosotros, por vuestra parte, debéis esforzaros en educarlos en la
fe, de tal manera que esta vida divina quede preservada del
pecado y crezca en ellos de día en día.
EL OFICIO DIVINO
ORACIONES:
l-Sábado Santo: Señor todopoderoso, cuyo Unigénito salió
victorioso del sepulcro, te pedimos que concedas a tus fieles,
sepultados con Cristo por el bautismo, resucitar también con Él a
la vida eterna.
PRECES:
l-Vísperas del Jueves I de Adviento: Cristo Jesús, que viniste a
nosotros como Hijo del hombre, concede a cuantos te reciben el
poder de ser hijos de Dios.
OFICIO DE LECTURAS:
1-Tiempo de adviento:
Lunes I: El Padre, por su inmenso amor hacia nosotros,
pecadores, nos envió a su Hijo único… para enriquecernos con
los tesoros de su gracia y hacernos hijos sus adoptivos y
herederos de la vida eterna (San Carlos Borromeo, Sobre el
tiempo de Adviento).
Martes I: El Hijo de Dios en persona, por amor del hombre, se
hace hombre, asumiendo todo lo humano, excepto el pecado: y
así, siendo Dios, nació con la naturaleza humana que había
asumido para que yo pueda conseguir las riquezas de su
divinidad, para que yo pudiera ser partícipe de su plenitud.
Convenía que la naturaleza humana fuera santificada mediante
la asunción de esta humanidad por Dios. A la oveja descarriada
la condujo a la vida celestial. Fue necesario que Dios se hiciera
hombre y muriera para que nosotros tuviéramos vida. Hemos
muerto con él para ser purificados; hemos resucitado con él,
porque con él hemos muerto; hemos sido glorificados con él,
porque con él hemos resucitado (San Gregorio Nacianceno,
Sermón 45, 9. 22. 26. 28).
Sábado II: Así pues, (el Hijo de Dios) hecho hijo del hombre, hizo
a muchos hijos de Dios. Atrajo a muchos hacia sí, único como es
por su caridad y su poder: y todos aquellos que por la
generación carnal son muchos, por la generación divina son uno
solo con él (Beato Isaac de Stella, Sermón 51, PL 194, 1862-
1863).
2-Tiempo de Navidad:
30 de diciembre: Pero Dios ha prometido también otorgarte
todos sus atributos una vez que hayas sido divinizado y te hayas
vuelto inmortal (San Hipólito, Refutación de todas las herejías
10,33-34).
31 de diciembre: Cualquier hombre que cree –en cualquier parte
del mundo- y se regenera en Cristo… pasa a ser un hombre
nuevo al renacer y ya no pertenece a la ascendencia de su
padre carnal sino a la simiente del Salvador, que se hizo
precisamente Hijo del hombre, para que nosotros pudiésemos
llegar a ser hijos de Dios (San León Magno, Sermón 6, en la
Natividad del Señor).
1 de enero, Solemnidad de Santa María, Madre de Dios: Las
cosas sucedieron de esta forma para que la Palabra, tomando
nuestra condición y ofreciéndola en sacrificio, la asumiese
completamente, y revistiéndonos después a nosotros de su
condición…(San Atanasio, Carta a Epicteto, 5-9).
4 de enero: Dios se hace efectivamente hombre perfecto…esta
carne sería al mismo tiempo remedio de la naturaleza humana,
ya que al mismo poder divino presente en aquélla habría de
restituir la naturaleza humana a la gracia primera…Inmenso
misterio de la divina encarnación, que sigue siendo siempre
misterio; pues ¿cómo la Palabra, que es toda ella Dios por
naturaleza, se hizo toda ella por naturaleza hombre, sin
detrimento de ninguna de las dos naturalezas, ni de la divina, en
cuya virtud es Dios, ni de la nuestra, en virtud de la cual se hizo
hombre ? (San Máximo el Confesor, Centuria 1, 8-13).
5 de enero: Nuestros conocimientos son ahora parciales, hasta
que se cumpla lo que es perfecto. Y ara que nos hagamos
capaces de alcanzarlo, él, que era igual al Padre en la forma de
Dios, se hizo semejante a nosotros en la forma de siervo para
reformarnos a semejanza de Dios; y, convertido en hijo del
hombre –él que era único Hijo de Dios-, convirtió a muchos hijos
de los hombres en hijos de Dios (San Agustín, Sermón 194, 3-4).
7 de enero: Nuestro Señor Jesucristo quiso nacer hoy en el
tiempo para conducirnos hasta la eternidad del Padre. Dios se
hizo hombre para que el hombre se hiciera Dios (San Agustín,
Sermón l3).
8 de enero: El Padre de la inmortalidad envió al mundo a su Hijo,
Palabra inmortal, que vino a los hombres para lavarlos con el
agua y el Espíritu: y para regenerarnos con la incorruptibilidad
del alma y del cuerpo, insufló en nosotros el espíritu de vida y
nos vistió con una armadura incorruptible. Si, pues, el hombre
ha sido hecho inmortal, también será dios. Y si se ve hecho dios
por la regeneración del baño del bautismo, en virtud del agua y
del Espíritu Santo, resulta también que después de la
resurrección de entre los muertos será coheredero de Cristo (Del
Sermón de la santa Teofanía, atribuido a san Hipólito,
presbítero).
3-Tiempo de Cuaresma:
Lunes I: Reconoce de dónde te viene que seas hijo de Dios,
coheredero de Cristo, y, dicho con toda audacia, que seas,
incluso, convertido en Dios (San Gregorio Nacianceno, sermón
14).
Sábado II: Elevemos, por tanto, nuestros espíritus hasta el Sumo
bien, estemos en él y vivamos en él, unámonos a él… este es el
bien que lo penetra todo, que hace que todos vivamos en él y
dependamos de él, mientras que él no tiene nada sobre sí,
porque es divino; pues no hay nadie bueno, sino sólo Dios, y, por
tanto, todo lo bueno es divino y todo lo divino es bueno (San
Ambrosio, sobre la huida del mundo).
Lunes III: El único motivo que te queda para gloriarte, oh
hombre, y el único motivo de esperanza consiste en hacer morir
todo lo tuyo y buscar la vida futura en Cristo; de esta vida
poseemos ya las primicias, es algo ya incoado en nosotros,
puesto que vivimos en la gracia y en el don de Dios (San Basilio
Magno, Homilía 20).
Jueves IV: Y como, desde antiguo, la condición humana esperaba
ser sanada de sus heridas y purificada de sus pecados, el que
era unigénito Hijo de Dios quiso hacerse también hijo del
hombre, para que no le faltara ni la realidad de la naturaleza
humana ni la plenitud de la naturaleza divina (San León Magno,
papa, Sermón 15).
Lunes Santo: Así el inmortal pudo morir, así pudo dar su vida por
los mortales; y hará que más tarde tengan parte en su vida
aquellos de cuya condición él primero se había hecho partícipe.
Pues nosotros, por nuestra naturaleza, no teníamos posibilidad
de vivir, ni él, por la suya, posibilidad de morir. Él hizo, pues, con
nosotros este admirable intercambio: tomó de nuestra
naturaleza la condición mortal, y nos dio de la suya la posibilitas
de vivir (San Agustín, Sermón Güelferbitano 3).
4-Triduo Pascual:
Sábado santo: Cristo dijo a Adán: Yo soy tu Dios, que por ti y por
todos los que han de nacer de ti me he hecho tu hijo; y ahora te
digo que tengo el poder de anunciar a los que están
encadenados: “salid”, y a los que se encuentran en las tinieblas:
“iluminaos”, y a los que duermen “levantaos”.
Y a ti te mando: Despierta tú que duermes, pues no te creé para
que permanezcas cautivo en el abismo; levántate de entre los
muertos, pues yo soy la vida de los muertos. Levántate, obra de
mis manos; levántate imagen mía, creado a mi semejanza.
Levántate, salgamos de aquí, porque tú en mi y yo en ti,
formamos una sola e indivisible persona (De una homilía antigua
sobre el grande y santo Sábado).
5-Tiempo de Pascua:
6-Tiempo Ordinario:
ANTIFONAS:
l-Solemnidad de Santa María, Madre de Dios: Antífona 1 de
Vísperas: ¡Qué admirable intercambio! El Creador del género
humano, tomando cuerpo y alma, nace de una virgen y, hecho
hombre sin concurso de varón, nos da parte en su divinidad.
MAGISTERIO
LO QUE NO ES LA DEIFICACIÓN
No nos transformamos ni nos convertimos en Dios, que al
divinizarnos, no nos da todo lo que es propio de la naturaleza
humana de Cristo. El ser humano no desaparece ni entra a
formar parte de la esencia de Dios: el hombre divinizado no es
una sola cosa con Dios.
No es absorbida la naturaleza humana, ni en Cristo ni en
nosotros. Ni hay una negación del hombre, ni se suprime la
diferencia entre Dios y el hombre, ni se trata de una fusión sin
distinción. La divinización no es sólo una realidad moral
DIVINIZAR Y HUMANIZAR
“La deificación, entendida correctamente, hace al hombre
perfectamente humano: la deificación es la verdadera y última
humanización del hombre”(Comisión Teológica). La primera
tarea de la Iglesia es divinizar, pero esto no la exime de
humanizar (Juan Pablo I). La vida eterna es cumplimiento de la
vocación del hombre, pues, en la divinización, la vida humana es
penetrada (no anulada) por la vida divina, que le da una
dimensión divina y sobrenatural en su ser y en su vida. La gracia
dilata el área vital del hombre. La vida espiritual se desarrolla
por las facultades naturales y las nuevas capacidades adquiridas
por la gracia, siendo las virtudes teologales las que adaptan las
facultades del hombre a la participación de la naturaleza divina.
***
No ha definido la Iglesia la participación del cristiano en la
naturaleza divina, pero está afirmada de forma explícita en la
Sagrada Escritura (2 Pe 1, 4). Puede decirse que es una verdad
de fe divina y católica (Flick, M- Alzeghi, Z).
PABLO VI:
Encíclica “Ecclesiam Suam” (6 de agosto de 1964): La presencia
de Cristo, más aún, su misma vida, se hará operante en cada
una de las almas y en el conjunto del Cuerpo Místico, mediante
el ejercicio de la fe viva y vivificante (I La Conciencia).
Exhortación Apostólica Evangelii Nuntiandi, (8 de diciembre de
1975): La evangelización también debe contener siempre –como
base, centro y a la vez culmen de su dinamismo- una clara
proclamación de que en Jesucristo, Hijo de Dios hecho hombre,
muerto y resucitado, se ofrece la salvación a todos los hombres,
como don de la gracia y de la misericordia de Dios… una
salvación que desborda todos estos límites para realizarse en
una comunión con el único Absoluto, Dios, salvación
trascendente, escatológica, que comienza ciertamente en esta
vida, pero que tiene su cumplimiento en la eternidad (nº 27).
JUAN PABLO I:
Audiencia del 20 de septiembre de 1978: La primordial misión
de divinizar no exime a la Iglesia de humanizar (il compito
principale del divinizare non esime la Chiesa dell’ umanizare).
BENEDICTO XVI:
CATECISMOS
TEOLOGÍA
REFLEXIÓN TEOLÓGICA
RENCZES, Ph. G.: Máximo elabora una visión del hombre, del
mundo, del ser en cuanto ser que encuentra su apogeo en la
doctrina de la divinización (16).
En el contexto de la divinización, resultará, para Máximo, que
ella se realiza gracias a una intervención, es decir una actividad
de Dios a favor del hombre que no excluye, sino, por el
contrario, presupone un consentimiento del hombre, llamado en
su actividad propia a ser transformado a partir de una
disposición estable en un “ser divinizado” (19).
Si pues según Máximo, “energeia y exis” estructuran este
reencuentro entre Dios y el hombre que conduce a la
divinización de este último, la inciativa que abre la llegada-
proceso de la divinización pertenece claramente a la acción
divina, la única capaz de elevar al hombre desde su propio
estatuto de ser humano al estado de ser divino transcendente
(19).
Su vocabulario específico (theosis, theopoiein, anthropos
genetai theos, etc.), introducido en la literatura cristiana por
Clemente de Alejandría, se instala sólidamente en el
pensamiento de los Padres orientales. Si los fundamentos
mismos de esta doctrina son evidentemente bíblicos, vestigios
de ellos pueden igualmente encontrarse en el orfismo, el
platonismo, el estoicismo y el neoplatonismo. La tesis no carece
de riesgo, pues la noción de “divinización” podría ulteriormente
comprometer la diferencia ontológica radical que separa
definitivamente a Dios del hombre y terminar en una especie de
panteísmo (319).
La divinización del hombre según Máximo sólo puede ser un don
de Dios: ella es teológicamente hablando una gracia en sentido
radical (323).
Máximo está convencido de que el plan de la divinización por la
gracia es obra de la Trinidad entera (329).
La divinización sólo puede entenderse por analogía con la
divinización de la naturaleza humana de Jesucristo. Llegar a ser
Dios significa llegar a ser, “hijo de Dios” de manera análoga a
Jesucristo, es decir, experimentar según la gracia lo que Cristo
es según la esencia (346).
RICO PAVÉS, J.: En el Corpus Dionysiacum, la doctrina de la
semejanza a Dios y de la divinización ocupa un lugar destacado
(10). Semejanza a Dios y divinización aparecen estrechamente
vinculadas entre sí en diversos pasajes del Corpus (37). El
término preferido por Dionisio para hablar de la divinización es
Theosis y su correspondiente formas verbal Theoo (85). Dionisio
sitúa la divinización dentro de las acciones que la Trinidad
realiza ad extra. Es, por tanto, el efecto de la acción divinizadora
que realiza toda la Tearquía en su unidad. Siendo así, la
divinización se entiende como el don que Dios hace de Sí, en
cuento Dios (315). Dios es causa de la divinización misma y de
la potencia que diviniza (317). La divinización sería, sin más, el
efecto de la presencia de Dios en cuanto Causa, en todas las
criaturas, que por esa presencia podrían ser llamadas
divinizadas (318).
En el camino que conduce a la divinización, el primer paso para
el hombre consiste en recibir el bautismo (352). Dionisio afirma
que es posible alcanzar la semejanza divina mientras aún se
vive en este mundo. El que es digno de participar en la
comunión con los bienes divinos ha llegado ya a la semejanza
(354). La Eucaristía, por encima de cualquier otro sacramento,
logra nuestra comunión con Dios. Participando en Ella, el
cristiano va siendo divinizado, gozando ya en su camino hacia la
semejanza del premio reservado para el final. Por la Eucaristía,
el ser humano alcanza la plenitud de su vocación última. Para
Dionisio, pues, la unión a Dios es al mismo tiempo mística y
eucarística (412).
La divinización es el efecto de la unión y semejanza a Dios,
logradas con amor continuo en una colaboración con Él, que nos
hace sus imitadores, según la capacidad recibida; no consiste en
“ser dios”, sino en “ser de Dios”. Se trata de un proceso de
gracia desde el inicio, con la cual el hombre colabora, imitando a
Dios, según la propia capacidad, en ejercicio virtuoso de amor. El
camino a la semejanza concluye en la divinización (422).
RONDET, H.: (II) Conclusiones de teología espiritual (579-587): l-
La gracia santificante es en nosotros una realidad creada
distinta del Espíritu Santo. El don creado es inseparable del don
increado. 2-La gracia santificante es en nosotros como una
nueva naturaleza y un nuevo principio de operaciones, que por
medio de la caridad y de las demás virtudes infusas nos permite
la posibilidad de realizar actos absolutamente sobrenaturales,
que son unos actos de criatura divinizada. 3-El hombre en
estado de gracia es hijo del Padre, hermano de Cristo, templo
del Espíritu Santo; las tres personas vienen a habitar en él a fin
de que él pueda gozar de su presencia. 4-Las tres personas
divinas son inseparables y no hay que imaginar que el Espíritu
Santo posea nuestras almas a la manera que el Verbo posee su
muy santa humanidad; siendo la gracia creada en nosotros el
efecto de una acción común a las tres personas, ella no puede
divinizarnos si no es introduciéndonos en la familia divina. 5-
Somos realmente los hijos del Padre, no de la Trinidad entera,
somos los hermanos de Cristo y el Espíritu Santo es la vida de
nuestras almas como es la vida del alma de Jesús, nuestro Jefe.
6-Entre la vida trinitaria de Dios y nuestra vida divinizada, hay
unas correspondencias misteriosas, que reproducen en cada uno
de nosotros lo que se opera en la vida de la humanidad en
marcha hacia su destino sobrenatural. En el centro de esta
historia está el Verbo encarnado, enviado por el Padre y que
conjuntamente con él, envía al Espíritu Santo para prolongar en
el tiempo, por el misterio de la Iglesia, la encarnación del Hijo de
Dios. 7-A la vez, es la historia del univeso entero, que se nos
presenta como transfigurado por la presencia del Dios trinitario.
Todo ser creado es un vetigio de la Trinidad, la criatura racional
es su imagen, pero el universo se une alrededor de la
humanidad unificada por Cristo de tal forma que el Dios
trinitario, sin dejar de ser transcendente a su obra, deviene
también inmanente por la mediación histórica y cósmica del
hombre-Dios en quien vive el Padre y el Espíritu Santo. 8-Dios
nos ama en su Hijo, como miembros de su Hijo; nos constituye
con él, que es el Hijo por naturaleza, el Hijo único. Sobre este
Hijo como sobre Jesús en el bautismo el Espíritu Santo desciende
y crea en las almas de los rescatados una vida nueva, que es
participación de la vida misma de Dios. 9-Agregados a la Iglsia
por el bautismo, somos a la vez invadidos por el Espíritu Santo,
alma de la Iglesia. El Espíritu Santo nos asimila al Hijo y
conjuntamente con él, nos orienta hacia el Padre a fin de que se
complete la obra de nuestra adopción sobrenatural. 10-La vida
del cielo consistirá en esta unión personal con las tres pesonas
divinas, renovando en nuestras almas el misteio de las
procesiones eternas; así pues, esta vida ha comenzado ya
misteriosamente sobre la tierra. 11-Fuera del caso de
experiencia mística, el cristiano no puede tener conciencia de
estas realidades sobrenaturales, pero puede buscar
representarlas para vivirlas. 12- Cristo vive en nosotros, crece en
nosotros, busca tener en nosotros su estatura perfecta. Nosotros
podemos, pues, hablarle como a una persona, a un amigo, a un
jefe. 13- Por Cristo y en Cristo nuestra filiación divina es distinta
de la que tenemos a título de creatura. Hay una diferencia de
orden y no de grado. 14- Nos resulta más difícil hablar del
Espíritu Santo, pero todavía podemos tomar la lectura de la
liturgia y dirigirnos a él de persona a persona, como al huésped
de nuestras almas. 15-Por consiguiente, alcanzamos a través de
la naturaleza divina común a las tres personas, a las personas
divinas mismas que, por su parte, se nos manifiestan, cada una
a su manera, a través de la única naturaleza. 16- En fin, nos
aercamos también a Dios en nuestros hermanos los justos en los
que están presentes el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo; y en los
mismos pecadores, que son, a su manera, el término de un amor
singular del Dios trinitario. Aunque en ellos la prsencia de las
tres personas divinas sea todavía como exterior; ellos no son
definitivamente excluidos del mundo de la gracia.
(III) La doctrina de la divinización del cristiano es fundamental.
Es tan antigua como el cristianismo (387).Somos dioses o hijos
de Dios por gracia, sin duda, pero realmente y con toda verdad
(390). Tres aspectos de nuestra divinización: nuestra
participación en la naturaleza divina, nuestra adopción filial y la
presencia de Dios en nosotros (391).
RUBUNI, M.: La unión del hombre con Dios tiene su inicio con el
santo Bautismo, como incorporación a Cristo y a su Cuerpo
Místico, continúa con la acción crismal, en cuanto el bautizado
es templo del Espíitu Santo, y está asociado al único Sacerdocio
de Cristo, llegando a su apoteosisis, sobre la tierra con la
Eucaristía como preludio a la deificación eterna en el Reino (31).
Pero los divinos misterios no actúan la deificación como si fueran
signos mágicos, sino que es la obra constante de Cristo y del
Espíritu Santo, en conjunción con la libre adhesión del hombre,
la que en los divinos misterios y por medio de los divinos
misterios, poco a pocoa, realiza la unión del hombre con Dios
(31).
Cuando los Padres han buscado en la Sagrada Escritura el
fundamento de la deificación del hombre han señalado: 1) la
cración del hombre “a imagen y semejanza de” de Dios [Gn 1,
26-27]; 2) la adopción filial [Ga 4,4-7); 3) la imitación de Dios y
de Cristo[Mt 5,48; Jn 8, 12; Jn 13,15; Lc 14,27; I Co 15, 47-50; Ef
4, 24; 5,17]; 4) la “participación de la naturaleza divina” [2 P 1,
4]; 5) al hecho de que seamos “estirpe de Dios” (Hch 17, 29).
RUIZ DE LA PEÑA, J. L.: (I) La patrística griega ha localizado la
clave de la salvación del hombre en su participación en el ser de
Cristo y, mediante él, en el misterio de la comunión vital
trinitaria. De ahí que en la teología oriental de la gracia la
categoría relevante sea la de divinización: el hombre llega a ser
por gracia lo que las personas de la Trinidad son por naturaleza
(268)… La salvación del hombre es su divinización; ella ocurre
ineludiblemente mediante la encarnación del Verbo, que tiene
como objetivo primario no tanto la remisión de la culpa y la
justificación del pecador cuanto la comunicación a la criatura
que el hombre es de la condición supercreatural de hijo de Dios
y partícipe de la naturaleza divina (271). Si la gracia es
esencialmente el don que Dios hace al hombre de sí mismo, es
claro que ella conlleva una comunión en el ser divino:
divinización. Esta divinización acaece por la asimilación del justo
a la forma de ser de Jesucristo, el Hijo de Dios: filiación (371).
La comprensión cristiana de la divinización humana se distingue
de las versiones homónimas alternativas al menos en estos tres
puntos: (a) Tal divinización es don divino, no autopromoción
humana, como piensan los antropomorfismos prometeicos,
desde los griegos hasta Bloch. (b) La divinización no consiste en
una pérdida por absorción de lo humano en lo divino, como
piensan las místicas panteístas, desde el budismo hasta Molinos,
pasando por Eckhart. (c) La divinización no entraña una
metamorfosis alienante del ser propio en un ser extraño, como
piensan Feuerbach y los restantes maestros de la sospecha…
Todo lo cual significa, a fin de cuentas, que el modelo cristiano
de divinización humana no cree que ésta conlleve el detrimento,
sino la plenificación del propio ser. Deificar al hombre es
humanizarlo, cumplir totalmente su identidad, la salvación no
puede renegar de la creación (377).
La divinización y consecución de la filiación por la gracia no es
un suceso puntual, sino un proceso teológicamente orientado
hacia la consumación…es realidad ya presente, pero todavía no
consumada…la dialéctica del ya-todavía no…Que la gracia se
caracterice por esta pulsión escatológica no autoriza, sin
embargo, a considerarla como medio para alcanzar el fin. Ella es
ya el fin incoado…”La gracia que poseemos es… virtualmente
igual a la gloria”, afirma Tomás de Aquino; “la gracia es la gloria
en el exilio; la gloria es la gracia en el hogar”, escribe Newman…
No hay pues dos vidas, ésta y la otra, hay una vida única que se
vive de dos modos: en e tiempo y en la eternidad, en la gracia y
en la gloria…La sustancial identidad gracia-gloria se nos desvela
diáfanamente cuando nos apercibimos de que ambas realidades
consisten en lo mismo: en la comunión con Cristo (390).
(II) La gracia no es simple medio para alcanzar el fin, es ya el fin
incoado (inchoatio gloriae, decían los medievales). Ambas
realidades, gracia y gloria, consisten en lo mismo: en la
comunión con Cristo [el ser uno con el Hijo] lo que nos otorga
ahora la filiación divina, que es auténtica divinización (214).
(III) La divinización no acontece al modo de una pérdida del yo
humano y del tú divino…Es claro que divinización no es
endiosamiento. No es el hombre el que deviene Dios por su
propia virtud, bien al contrario, es Dios quien se ha humanizado
para que el hombre pueda ser divinizado…la divinización a la
que aspira la esperanza cristiana es la consumación de lo
humano en cuanto humano (293).
SALGUERO, J.: La regeneración del cristiano es efecto de la
gracia santificante, la cual es la participación de la vida divina:
theias koinonoi physeos. La expresión es griega y aparece con
frecuencia en los filósofos y en los escritores griegos, los cuales
hablan de la physis divina. La fórmula physis divina designa al
Ser divino, a la misma divinidad. Es la misma naturaleza divina
como opuesta a todo lo que no es Dios. La fórmula lapidaria de
San Pedro es audaz al mismo tiempo que clara, ya que esclarece
el más espléndido efecto de la gracia santificante… Esta
comunión no indica una simple relación, sino una verdadera
participación o comunión de Dios con el hombre…El cristiano
participa de la misma naturaleza divina, es decir, de todo el
cúmulo de perfecciones contenidas de una manera formal-
eminente en la esencia divina (156).
1 Jn 3, 1-2: El cristiano no es llamado hijo de Dios únicamente
por una ficción jurídica y extrínseca, sino que es realmente hijo
de Dios…La filiación adoptiva divina consiste en la participación
en una nueva vida, de una nueva naturaleza semejante a la de
Dios, el cual adopta al hombre por medio de un nuevo
nacimiento o regeneración…Hijos de Dios ya lo somos desde
ahora, porque la vida eterna ya mora en nosotros. Pero la
filiación divina tendrá su plena expansión solamente en el cielo,
cuando los fieles vean a Dios tal cual es (217-218).
SARTRE, J.P.: Ser hombre es tender a ser Dios; o si se prefiere, el
hombre es fundamentalmente deseo de ser Dios (653).
SAYÉS, J. A.: (I) ¿Qué es la gracia sino Dios mismo que se da al
hombre? La gracia no es algo que Dios da, sino Dios mismo que
se da en su intimidad intratrinitaria (gracia increada) y que
transforma al hombre (gracia creada)…Es claro que una entidad
creada por sí sola no diviniza (253-254).
Tendremos que entrar a fondo en el misterio de la inhabitación
divina y en la transformación real y profunda que produce en el
hombre. Penetrar en este misterio es penetrar en la
autocomunicación de Dios al hombre y su divinización; un
misterio que se nos desvelará plenamente en la glroria (255).
Cuando hayamos entendido la inhabitación divina,
entenderemos también su consecuencia transformadora en el
justo. Esta es la gracia creada (281).
La gracia creada no es, pues, un ente creado por causalidad
eficiente, sino la transformación que el hombre experimenta en
su conocimiento y en su voluntad mediante la superación de la
ley de la analogía y la adquisición de un objeto formal nuevo:
Dios en sí mismo (301).
Ninguna realidad creada puede producir la inhabitación de Dios.
Es justamente al revés, es la inhabitación divina la que produce
en nosotros una transformación real que hemos identificado
como elevación de la capacidad cognoscitivo-volitiva del hombre
por la donación gratuita de Dios en sí mismo como nuevo objeto
formal (309).
El hombre queda divinizado en cuanto que de esta forma su
capacidad cognoscitiva y volitiva queda superada con un nuevo
objeto formal: el hombre conoce a Dios directamente y le ama
también directamente en sí mismo, aunque de una forma aún
oscura y velada mientras no llegue la visión…Hay que dejar de
hablar de la gracia creada como un ente para hablar de ella
como la transformación divinizante que el hombre experimenta
por la inhabitación de Dios en él…Es la presencia de Dios trino la
que cambia al hombre sin intermediario alguno (330-331).
(II) El hombre ansía algo que sólo como don puede recibir. De
recibirlo, se establece entre la Trinidad y él una relación directa
e inmediata que le diviniza, de modo análogo a como la visión
diviniza al hombre por la inmediatez que tiene entonces con la
intimidad divina…El hombre tiene sed de infinito, en virtud de lo
cual sólo en la visión de Dios puede descansar definitivament
(313)
Ocurre que esta divinización del hombre, que encuentra en la
gloria su fase final, comienza ya aquí por la gracia…Estamos ya
divinizados, lo que ocurre es que ello tiene lugar aún de forma
oculta, puesto que esta realidad nueva de nuestra inserción
directa en Dios va todavía oculta bajo la mediación de la palabra
externa de Dios y de los sacramentos, oculta por los signos de la
gracia que hacen presente esa nueva realidad al mismo tiempo
que la ocultan, oculta aún en nosotros mismos mientras no
seamos transformados en gloria…Esta gracia que nos diviniza
es, pues, Dios mismo, presente en nosotros por un amor y un
conocimiento directo y personal. Con ello el hombre queda
introducido en un nivel de vida que supera la ley de la
creaturalidad, la ley del conocimiento analógico (316).
Cuando se establece esta relación directa e íntima con las
pesonas divinas, es cuando tiene lugar la divinización del
hombre: ha superado el conocimiento analógico de Dios, para
recibir al Espíritu que se le da directa e íntimamente y que le
introduce en Cristo, haciéndole partícipe de su filiación (317).
TURRADO, L.: Hechos, 17, 28-29: Pablo hace dos citas de poetas
griegos, de las que se vale para recalcar la idea de que Dios no
está lejano a nosotros, como algo a que nos es imposible llegar,
sino que vivimos como inmersos en él y somos linaje suyo. Las
citas son dos: una implícita y otra explícita. La primera
reproduce casi literalmente este verso de Epiménides de Creta
(s. VI a. C.) en su poema Minos…la segunda reproduce un verso
de Arato (s.III a. C.) en el poema Fenómenos. Casi el mismo
verso se encuentra también en Cleantes (s. III a. C.) en su Himno
Zeus. Cleantes y Arato pertenecen a la escuela estoica…Es
evidente que Pablo, después de lo que ha dicho de Dios creador
(v. 24-26), al citar estas expresiones de concepción panteísta,
las emplea desde su punto de vista monoteísta. Lo que trata de
afirmar con la primera cita es que dependemos de Dios en todo,
hasta el punto de que sin él no podríamos continuar viviendo,
moviéndonos y ni aun existiendo (162-163 y nota 9).
VERDÚ BERGANZA, I.: Es un hecho constatable que Eckhart
conoció la obra del Pseudo Dionisio Areopagita, al que cita en
numerosas ocasiones…Los planteamientos dionisianos respecto
del conocimiento de Dios (teología negativa o apofática) y de la
divinización del hombre, una divinización que supone tres fases:
purificación, iluminación y, finalmente, unión (mística) en Dios,
recorren toda la obra del Maestro Eckhart (443).
Por su parte, la divinización del hombre es posible porque Dios
mismo, en la persona del Hijo, se ha hecho hombre. La tesis de
que “Dios se hizo hombre para que el hombre se haga Dios” se
convirtió en un lugar común entre los místicos renanos. No era
una idea nueva, pero en Eckhart pasa a ser un elemento
fundamental de todo su pensamiento (443).
Así, pues, podríamos concluir aquí, afirmando que la mística de
Eckhart propone una divinización, un hacerse uno con Dios, a
través del intelecto, y de carácter intelectual. Pero sin ser del
todo falso, no sería del todo cierto. Y no lo sería porque nada de
todo esto es posible sin la gracia de Dios (447).
El hombre divinizado es el hombre absolutamente desprendido,
separado de todo, vacío incluso “de todos los rezos”, ya que “su
oración no es otra cosa que ser uniforme con Dios” [Tratado del
desprendimiento](451).
Para Eckhart es un hecho que Dios en la persona de su Hijo es
hombre y, por ello, los hombres pueden hacerse Dios. Este es el
misterio de la encarnación del Verbo. Y, de acuerdo con otro
hecho incuestionable, que el Hijo, sin dejar de ser hijo, es
Uno,como lo es el Padre y lo es el Espíritu, también nosotros,
Hijos adoptivos de Dios por la gracia, podemos ser Hijos y, sin
confundirnos, ser Uno (452).
VICENT, M.: Empleo de diversos vocablos, que evocan las dos
opciones (divinización y humanización) en los textos del
Concilio: – Términos que evocan la divinización: 151 veces,
gracia; 31 veces, redención; 159 veces, salus-salvación; 34
veces, celeste -bien celestial, ciudad celeste-. Términos que
evocan la humanización: 33 veces, humanidad; 420, humano; 4
veces, humanamente; 36 veces, terrestre -ciudad terrestre,
bienes terrestres- (433, en nota 1).
l-La divinización: a) La dignidad de la persona reside en la
comunión con Dios…Este fin único del hombre, la comunión con
Dios, es, según los Padres conciliares, el aspecto más sublime de
la dignidad humana [GS 19]. d) Génesis de esta comunión con
Dios: La esperanza escatológica de comunión con su Dios, el
hombre la recibe desde su nacimiento…De esta invitación a vivir
en comunión con Él, Dios es instigador, iniciador (433-435).
2-La humanización como consecuencia de la divinización del
hombre: Si los padres conciliares han reafirmado con vigor la
vocación del hombre a la divinización, ellos no han limitado su
perspectiva a un agustinismo extremo…La cooperación del
hombre en la obra de la creación y de la humanización
corresponde al designio de Dios sobre el mundo (435-437).
3-Reconciliación de la divinización y de la humanización: La
actividad humana es pues buena, querida por Dios. El hombre
es asociado a Dios, él se crece y crece con los otros…Toda
actividad humana debe ser integrada en el misterio pascual,
misterio de salvación de todos los hombres (437-439).
Conclusión: Los Padres conciliares reconocen que todo progreso
humano es una primera etapa para la divinización y
recíprocamente que la acción de Dios en el hombre, lejos de
alienarle, le hace más hombre (439).
YANGUAS, J.M.: La divinización es el fin y el culmen de la vida
cristiana, “el colmo de todos los deseos”, como diría Basilio. El
Espíritu divino es quien causa en nosotros esa semejanza divina.
La divinización del cristiano, su nueva condición de hijo de Dios,
la purificación mediante el Espíritu nos hace verdaderamente
libres. Él es realmente Espíritu de libertad (528-529).
ZUBIRI, X.: Para un latino el problema de la gracia va
subordinado a la visión beatífica en la gloria, a la felicidad; para
un griego la felicidad es consecuencia de la gracia entendida
como deificación (402).
Junto a esta efusión creadora por la que Dios produce las cosas,
ha realizado una segunda efusión ad extra. Si queremos
encontrar un nombre genérico para designarla, la llamaremos
deificación. La deificación no es, propiamente hablando,
creación. En la creación se producen cosas distintas de Dios; en
la deificación Dios se da personalmente a sí mismo. Es una
efusión donante a la creación. Vista desde las criaturas, es una
unificación de ellas con la vida personal de Dios. El ciclo del
amor extático divino se completa de esta suerte. En la Trinidad,
Dios vive; en la creación, produce cosas; en la deificación, las
eleva para asociarlas a su vida personal (445).
San Pablo lo ha expresado claramente: la deificación del hombre
consiste en una filiación adoptiva (458).
Mientras Dios ha deificado a Cristo dándole su propio ser
personal divino, deifica a los demás hombres comunicándoles su
vida, que deposita en ellos una impronta de la naturaleza divina:
es lo que la gracia tiene de “ser”. Como esta impronta procede
de Dios mismo, por vía de impresión y de expresión formal, es
una semejanza con la naturaleza divina, y, por tanto, al recibir
nosotros una naturaleza deiforme, somos realmente hijos de
Dios. La deificación del hombre es real, pero, si se quiere,
accidental: es algo añadido al ser humano, pero nada
constitutivo suyo: es lo que justifica el nombre de kháris, gracia
(459).
En rigor, pues, no es que la gracia como semejanza natural con
Dios atraiga hacia sí a la Trinidad, sino que más bien expresa
que la Trinidad se mantiene en el alma del justo confiriéndole
una segunda naturaleza deiforme (464).
La naturaleza humana de Cristo, según vimos, está sumergida
en la divina. En nosotros no es así. Pero por la gracia hay una
inserción de nuestra vida entera en Dios. Es lo que San Juan
expresó con la metáfora del injerto. La posesión de la gracia es,
por tanto, rigurosamente hablando, una vida sobrenatural
consecutiva a nuestra deificación (465).
Esta unidad deificante del amor es ya una realidad, según
acabamos de ver. La vida eterna, por tanto la gloria, es ya una
realidad (478).
BIBLIOGRAFÍA