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pi Si raves: DESAFIOS DEL DERECHO PENAL INTERNACIONAL Terrorismo, crimenes internacionales y derechos fundamentales Antonio Cuerda Riezu Francisco see ea (Directores ) TERRORISMO INTERNACIONAL, PRINCIPIOS AGITADOS ANTONIO REMIRO BROTONS Catedratico de Derecho Internacional Piiblico y Relaciones Internacionales Universidad Auténoma de Madrid No puede decirse que el terrorismo sea una cuestién recién incorporada a la agenda de las Naciones Unidas. La cooperacién internacional en la lucha antiterrorista ha sido objeto de numerosos convenios internacionales multilate- rales —de vocacién universal o regional— y bilaterales'. Al menos desde 1972 la Asamblea General viene aflorando resoluciones sobre las «medidas para pre- venir el terrorismo internacional» y, a partir de 1989, «para eliminar(lo)»?. La Asamblea ha denunciado paralelamente, a partir de 1988, la violacién de Dere- chos Humanos fundamentales que acarrea este fenémeno’. Desde hace mas de diez afios se sopesa la conveniencia de elaborar un convenio general sobre te- rrorismo internacional que sirva de marco juridico global. El mismo Consejo de Seguridad, mas all4 de su implicacién en la gestién de singulares acciones terroristas, viene ocupandose del terrorismo desde 1999 (res. 1.269) como una amenaza estructural a la paz y seguridad internacionales. ' Limitindonos a los multilaterales de vocacién universal cabe citar los Convenios so- bre las infracciones y otros actos cometidos a bordo de las aeronaves (Tokio, 1963), para la represién del apoderamiento ilicito de aeronaves (La Haya, 1970), para la represin de actos ilicitos contra la seguridad de la aviacién civil (Montreal, 1971), complementado por el Protocolo para la represién de actos ilicitos de violencia en los aeropuertos que presten ser~ vicio a la aviacién civil internacional (Montreal, 1988), sobre la prevencién y el castigo de los delitos contra personas internacionalmente protegidas, inclusive los agentes diplomati- cos (Nueva York, 1973), contra la toma de rehenes (Nueva York, 1979), sobre la proteccién fisica de los materiales nucleares (Viena, 1980), para la represién de actos ilicitos contra la seguridad de la navegacién maritima y Protocolo para la represién de actos ilicitos contra la seguridad de las plataformas fijas emplazadas en la plataforma continental (Roma, 1988), sobre la marcacién de explosivos plasticos para los fines de deteccién (Montreal, 1991), para la represién de los atentados tefroristas cometidos con bombas (Nueva York, 1997), para la represién de la financiacién del terrorismo (Nueva York, 1999) y para la supresién de los actos de terrorismo nuclear (2005). Todos estan en vigor. 2V,, por ej, res. 44/29. ..,55/158, >V, por ej. res. 48/122....,54/164. 017) 18 NUEVOS DESAFIOS DEL DERECHO PENAL INTERNACIONAL Puede afirmarse, sin embargo, que los hechos criminales del 11 de sep- tiembre de 2001 —el tragicamente célebre 11-S— agitaron las cuadernas vias de la lucha antiterrorista hasta un punto en que no ha de descartarse el naufra- gio de determinados principios rectores de nuestra sociedad. En particular, los Gobiernos de Estados Unidos bajo la Administracién del presidente G. W. Bush y de Israel se han envuelto en la bandera del antiterrorismo para, hacien- do prevalecer la (su) seguridad, poner patas arriba el sistema legal. Otros go- biernos se han sumado a la corriente, entre ellos algunos de los mas conspi- cuos miembros de la Unién Europea. El mensaje ha sido —y es— que todo vale en la lucha antiterrorista. Siempre puede contarse con un cuerpo de ase- sores legales dispuestos a acomodar este mensaje en un entramado de aberra- ciones juridicas. De ello nos vamos a ocupar en las paginas que siguen. I. UNA DEFINICION —Y UN USO— PROBLEMATICOS Hasta los crimenes del 11-S los terroristas se presentaban como el ariete mis violento de grupos separatistas 0 antisistema dentro del Estado, eran la ex- presién desesperada y radical de movimientos de liberacién de la ocupacién extranjera, 0 respondian a politicas de Estado para afrontar la solucién de sus problemas 0 realizar sus objetivos, domésticos 0 internacionales, Los crimenes del 11-S han afiadido la evidencia de una red de organizaciones y células terro- ristas transnacionales que se sirven —pero son independientes— de los Estados y tratan de poner en jaque el orden internacional establecido mediante actos es- pectaculares de una violencia extrema y repercusién mediadtica global. Parece, sin embargo, que los esforzados guardianes de la (su) seguridad se han afanado en etiquetar como terroristas a movimientos e individuos que, simplemente, les son hostiles y se sirven de la violencia para tratar de satis- facer sus propios objetivos. Asi, la violencia del enemigo es, por definicién, terrorista y la reaccién frente a ella, legitima sean cuales sean los métodos y las consecuencias. Bastaria con repasar la serie sucesiva de resoluciones‘del Consejo de Se- guridad en lo que va de siglo para advertir cuanto ha calado este plantea- miento en las decisiones del organo principal responsable del mantenimiento de la paz y de la seguridad internacionales. El Consejo ignora habitualmente, inducido por los proyectos que cocina Estados Unidos, la existencia de insur- gentes en paises agredidos, como Irak, 0 en otros, como Afganistan, que —agredidos 0 no— se levantan en armas contra el orden doméstico que tra- tan de afianzar sin éxito fuerzas armadas extranjeras'. Objetivamente no cabe “ Léase, por ejemplo, la Resolucién 1.776/2007, de 19 de septiembre, del Consejo de Se- guridad, sobre Afganistan,

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