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El Golfo de Alaska y el falso mito de los dos mares

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Santiago Campillo - May 2, 2016 - 22:18 (CET)

No, los colores que se pueden ver por Internet al buscar el Golfo de
Alaska no se deben al choque "entre dos mares". Pero, alguna
explicación ha de haber, ¿no? Hoy os desgranamos el mito y la realidad
que hay detrás.

Kent Smith

Paseando por Internet puede que te hayas topado alguna vez con una
imagen como la de más arriba. Es una imagen de lo más
impresionante: dos mares, del Pacífico Norte y el Mar de Bering, dos
masas de agua de proporciones colosales luchando la una contra la
otra, sin mezclarse. También ocurriría algo parecido entre el Mar
Báltico y el Mar del Norte, en el viejo continente. Sus diferencias son
tantas que crean una barrera entre sí, visible a simple vista. Es lógico,
¿verdad? No es difícil imaginar que dos mares de procedencia tan
distinta no puedan fundir sus aguas y permanezcan en contacto, pero
diferenciados constantemente durante meses y meses, ¿no? Pues no.
En realidad, el fruto de esta diferencia de masas no está en los dos
mares. Y aunque es cierto que el agua no se mezcla tan fácilmente, al
final, el tiempo lo arregla todo. Hoy destapamos el falso mito del Golfo
de Alaska.

Los Eddies del Golfo de Alaska


El mito dice así: el Golfo de Alaska es un lugar donde la presencia de
las aguas procedentes de dos mares, el Pacífico del Norte y el Mar del
Bering, provoca un fenómeno inusual. Sus aguas son tan distintas que
chocan en su naturaleza, sin llegar a mezclarse. Por eso, las dos aguas
de estos mares, en algunos puntos, llegan a verse enfrentadas,
como si fuesen dos aguas con colores distintos. Teniendo en cuenta
este (bonito) mito, ahora vamos a explicar lo que ocurre en realidad. Lo
que se puede ver en vídeos como el de más abajo es la imagen de un
barco navegando por encima de un eddy. Los eddies son remolinos
generados por las corrientes y la convección oceánica. Son motores
naturales que distribuyen las aguas y los sedimentos. Los eddies
producen zonas más ricas y afloramientos naturales de nutrientes en
ciertas zonas debido a la dinámica oceánica. Estos eddies, o remolinos,
tienen cientos de kilómetros de diámetro. Son visibles, incluso, desde
el satélite.

En concreto, los remolinos junto a la costa de Alaska a menudo llevan


consigo enormes cantidades de sedimentos glaciales, arrastrados por
ríos como el Copper, el cual arrastra una cantidad de arcillas, que
"colorean" y enturbian el agua. Los eddies son fenómenos naturales
muy conocidos y estudiados. Tanto, que fue precisamente Kenneth W.
Bruland, un investigador de la Universidad de California el que
desmintió el mito del Golfo de Alaska mientras estudiaba sus
propiedades. Estos elementos, conocidos así por la dinámica de fluidos,
no solo ocurren en el agua, sino que también son observables en
nuestros cielos con impresionantes resultados.
El agua "que no se mezcla"
Pero, entonces, ¿el agua de estos eddies se mezcla con la del océano?
Por supuesto que sí. Lo que pasa es que no lo hace de forma
inmediata. La diferencia de densidad, debida a la temperatura o la
salinidad, por ejemplo, hace que dos aguas se comporten como dos
líquidos distintos. Con el tiempo ambas aguas se homogeneizarán y
se mezclarán de manera natural. Pero mientras tanto se generan
fenómenos conocidos como termoclina o haloclina, que son "barreras"
naturales en las que dos aguas con diferentes propiedades están en
contacto sin mezclarse.

Estas barreras pueden, incluso, verse a simple vista en la playa, bajo el


agua o, incluso, al deshacerse un cubito de hielo en agua templada.
Pero en el caso de los eddies, a nivel oceánico, estos pueden ocupar
cientos de kilómetros, como explicábamos, y durar días o meses. A
veces, estos eddies tienen su origen en un obstáculo natural costero, y
son persistentes. En otras ocasiones son las condiciones cambiantes
del clima las que provocan la aparición de estos eddies. En el caso del
Golfo de Alaska, además de la diferencia de densidad, las aguas
resultan espectaculares por los sedimentos.

Este "choque" de aguas es observable en muchos otros puntos del


globoPorque esta diferencia de aguas es observable en muchos otros
puntos. Sencillamente, en el Golfo de Alaska, las aguas están
"coloreadas" por las arcillas glaciales de las que hablábamos. Así, ha
resultado especialmente vistoso ante los usuarios de Internet donde las
imágenes se hicieron eco años atrás. De hecho, todavía hoy día se
sigue leyendo por ahí este falso mito del Golfo de Alaska. Pero no
es cierto. Al menos no todo lo que dice y no de la manera que lo dice.
Eso sí, esto no quita ni un solo ápice de belleza al fenómeno, cuya
explicación es tan sorprendente como el mismo mito. Eso sí, un poco
menos romántica.

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