Los politólogos Lluís Orriols e Ignacio Jurado publicaron el pasado 28 de junio
un artículo titulado ¿Qué ha pasado con Unidos Podemos? en el que los autores establecen hipótesis sobre lo que posiblemente ocurrió en las recientes elecciones con este partido. A parte de sus formulaciones teóricas, lo que yo recojo para incluirlo en mi artículo es la frase con la que cierran el mismo: estamos en el terreno de la especulación. Cuanto tengamos las encuestas postelectorales tal vez podamos dar algo más de luz a esta cuestión. De esta manera, en el presente artículo voy a intentar dar una hipótesis sobre lo que posiblemente ocurrió el pasado 26J con Ciudadanos y el Partido Popular, ya que el partido de Albert Rivera pasó de 3.500.541 votos y 40 escaños a 3.123.769 votos y 32 escaños. Para hacerlo, voy a estudiarlo a partir de una breve aproximación a la teoría espacial del voto para acabar aplicándolo empíricamente. El primero en definir lo que en la literatura académica se denomina el modelo espacial fue H. Hotelling en 1929 y en referencia al comercio, no al comportamiento político. Intentó estudiar porqué las empresas que eran competidoras entre sí estaban situadas geográficamente una al lado de la otra. La teoría dice que dos empresas tratan de maximizar su participación en un mercado que posee una distribución uniforme de consumidores en un intervalo acotado. Así, para intentar buscar como cliente al comprador mediano (y en consecuencia al mayor número de compradores), las empresas tienden a reducir este intervalo ya que los consumidores se dirigen a la tienda que menos camino les cuesta recorrer, lo que genera que acaben situándose de forma contigua. Más adelante y en 1957, el economista Anthony Downs publicó su ya clásica obra Teoría económica de la Democracia donde se consolidaba el estudio de la Ciencia Política desde visión económica o racional. Se estableció el modelo de proximidad del comportamiento político el cual ha constituido el modelo espacial más desarrollado hasta la actualidad: la utilidad para el votante es mayor contra más cerca esté situado un partido de la posición del mismo individuo en el espectro político. Con un ejemplo se entiende de manera más sencilla: esta teoría establece que si un individuo se autoubica, en una escala de 1 a 10 donde 1 es extrema izquierda y 10 extrema derecha, en el 6,2 acabará eligiendo al partido que más cercano esté de su posición.
Votantes del PSOE Votantes del PP
Por último, en 2003 la politóloga Orit Kedar publicó un influyente paper titulado When moderate voters prefer extreme parties en el cual añadía al ya mencionado modelo ‘downsiano’ de proximidad un componente de balance o de compensación. Kedar considera que los votantes se preocupan por las políticas que van a desarrollarse por el futuro gobierno e intentan maximizar las probabilidades de que sus políticas preferidas sean ejecutadas. No obstante, al ser posiblemente gobiernos de coalición en los que las medidas políticas se moderan, el votante se preocupa de votar la opción política que maximiza las probabilidades que su política preferida sea llevada a cabo. Una vez visto este breve resumen teórico voy a aplicar la teoría de Orit Kedar a lo sucedido en la política española. Para ello hay que situar a los partidos políticos españoles en un eje unidimensional para poder entender por qué el apoyo a Ciudadanos disminuyó y aumentó a favor del Partido Popular (aunque no tiene que ser uno causa del otro).
El fenómeno político fundamental para entender lo sucedido es el pacto entre el
Partido Socialista y Ciudadanos de febrero de este mismo año. Todos aquellos votantes o simpatizantes del Partido Popular que el 20D dieron su apoyo a Ciudadanos es muy probable que hayan vuelto a su partido original. Para los electores de ‘derechas’ clásicos del Partido Popular, Ciudadanos les parecía una alternativa posible de voto al estar a un solo punto espacial del PP. No obstante, el pacto entre PSOE y Ciudadanos originó lo siguiente:
Como se ve en el gráfico y como consecuencia de efectuarse un pacto político
en el que ambas formaciones envueltas en él deben ceder y buscar un punto intermedio, al llevarse a cabo dicho pacto entre dos fuerzas, una de centro- izquierda y otra de centro-derecha, causó que ambas formaciones se situaran en el punto espacial 5. De esta manera y siguiendo con lo anteriormente citado, aquellos electores que estaban dispuestos a votar a Ciudadanos dejaron de hacerlo al moverse este hacia la izquierda un lugar (del 6 al 5) y, por consiguiente, prever que las políticas públicas resultantes de este pacto tendrán un carácter más ‘de izquierdas’. Así, estos electores al saber que no saldrá ningún partido con mayoría absoluta y que los pactos serán obligatorios, prefieren optar por una opción más extremista (el PP ya que está en el 7) a causa de que el pacto de este partido con Ciudadanos o con el PSOE estará siempre más a la derecha que el 5 fruto del acuerdo entre PSOE y Ciudadanos. La conclusión que se extrae de todo esto es que probablemente en Ciudadanos no esperaban la repetición de elecciones. A parte de ser el partido más castigado por los efectos mayoritarios del sistema electoral, en base este modelo espacial del comportamiento político se puede entender qué ha podido pasar entre una parte de sus simpatizantes.