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Ventajas:

 Ahorro de fertilizantes.
 Ahorro de mano de obra en la distribución de abonos.
 Mejor asimilación y rapidez de actuación de los fertilizantes.
 Mejor distribución (tanto en superficie como en el perfil del suelo,
ocupando los nutrientes todo el bulbo creado por el emisor).
 Control de pérdida de nutrientes con buen manejo.
 Gran flexibilidad en la aplicación, lo que permite la adecuación del
abonado a las necesidades del cultivo en cada momento.
 Incremento del rendimiento y mejora de la calidad de la cosecha.
Inconvenientes:
 Mayor coste de inversión inicial (instalaciones y equipos).
 Necesidad de una formación básica para el manejo de los equipos y
fertilizantes.
 Necesidad de un sistema de riego con buena uniformidad para
garantizar la correcta distribución en el suelo.
 Utilización de abonos con propiedades adecuadas (solubilidad, pureza,
etc.).
 Posible riesgo de falta de micronutrientes por la pureza de los abonos
líquidos.
 Riesgo de obturaciones de goteros por precipitados.
 Posible mayor coste de la unidad fertilizante al tener que usar abonos
solubles y compatibles con el agua de riego para evitar precipitados.

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