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TOMA DE DECIONES
La estrategia ambiental es el plan de acción para lograr los objetivos de la planificación y
gestión urbano-ambiental local. La estrategia incluye respuestas al entorno cambiante, busca
nuevas oportunidades y sintetiza diferentes enfoques que se han tomado en diversas
ocasiones o situaciones similares. La formulación de una estrategia supone aceptar riesgos y
exige creatividad y visión para identificar oportunidades (mercado, alianzas).
La estrategia ambiental evoluciona con el tiempo, debido a los cambios en el entorno. De vez
en cuando se pueden esperar grandes cambios en la estrategia, particularmente en situaciones
críticas, pero estos no pueden hacerse con demasiada frecuencia sin ocasionar una indebida
confusión entre los actores locales. La revisión de la estrategia es necesaria para responder a
cambios, así como para incluir nuevas iniciativas relevantes.
Mientras más específicas sean las acciones involucradas en una estrategia urbano-ambiental
local, mayor será su probabilidad de armonizar con las actividades políticas, administrativas y
técnicas locales, regionales y nacionales en curso. La clarificación de las opciones estratégicas
implica una mejor comprensión de los costos y beneficios que deben asumir los distintos
actores locales. Desde esta perspectiva, se facilita el diseño de estrategias factibles de
implementación.
En este proceso es clave que las estrategias sean estructuradas y difundidas a través de
diversos medios (publicaciones en formato impreso y virtual, presentaciones públicas, entre
otras). Lo fundamental es promover la participación de actores clave en el proceso de
clarificación de las opciones de políticas y la definición de estrategias. Los informes técnicos
por lo general cubren los siguientes aspectos:
g) la discusión sobre los indicadores para evaluar el avance de las acciones y el impacto.
Los enfoques que incorporan los intereses en conflicto generalmente han sido más exitosos,
en contraste con aquellos que intentan evitarlos (uso de soluciones técnicas neutras). Además,
este enfoque estimula que los actores locales adquieran un sentido de pertenencia y
compromiso, conduciendo, a su vez, a una relación más constructiva en el proceso de
implementación y seguimiento de la estrategia.
Con el propósito de lograr los objetivos a los que responde una estrategia ambiental, es
fundamental articularla con las diversas iniciativas tanto ambientales como de desarrollo local,
regional y nacional. La coordinación con otras iniciativas ambientales facilita la interacción
entre temas ambientales complementarios, mientras que la coordinación con iniciativas de
desarrollo favorece la inclusión del tema ambiental desde una perspectiva transversal,
fortaleciéndose ambas mutuamente.
Para establecer coordinaciones adecuadas es necesario contar con un método que promueva
la cooperación y la colaboración. Un método de coordinación efectiva se concentra en las
interacciones entre las estrategias específicas y se focaliza particularmente en las necesidades
y los beneficios de la colaboración interinstitucional y de la acción conjunta.
Esta situación ha provocado la adopción de nuevas formas de gestión de las ciudades, entre las
que se encuentran, además de la participación de la sociedad civil en las decisiones públicas, la
descentralización entendida como la devolución del poder y de los recursos del gobierno
central al local, y la promoción de la participación de los distintos niveles de gobierno en la
gestión de las ciudades. Estas nuevas formas de gestión ambiental han sido plasmadas en
instrumentos legales específicos que permiten la articulación del tema ambiental en los
diversos niveles de gobierno: nacional, regional y local, y propone una serie de instrumentos y
mecanismos de coordinación y gestión, como las comisiones ambientales regionales y locales.
El reto se encuentra en la implementación de estas normas, de manera que permitan el
desarrollo sostenible de las ciudades.
Fortaleciendo un sistema amplio y multisectorial de Planificación y Gestión Ambiental (PGA)
En el Perú, el Consejo Nacional del Ambiente (CONAM), ente rector de la política ambiental, ha
realizado avances significativos en cuanto al marco legal de la planificación ambiental. En junio
del año 2004, se promulgó la Ley Marco del Sistema Nacional de Gestión Ambiental (Ley Nº
28245), que tiene por finalidad orientar, integrar, coordinar, supervisar, evaluar y garantizar la
aplicación de las políticas, planes, programas y acciones destinados a la protección del
ambiente, y contribuir a la conservación y aprovechamiento sostenible de los recursos
naturales. Esta ley se sustenta sobre la base de las instituciones estatales, órganos y oficinas de
los distintos ministerios, organismos públicos descentralizados e instituciones públicas a nivel
nacional, regional y local, que ejerzan competencias y funciones sobre el ambiente y los
recursos naturales; así como por los sistemas regionales y locales de gestión ambiental,
contando con la participación del sector privado y la sociedad civil.
El SLGA se aprueba mediante una ordenanza municipal, previa opinión favorable del CONAM.
Actualmente, tanto los gobiernos regionales como los gobiernos locales se encuentran en
proceso de implementación de estas normas de gestión ambiental, lo que ha significado que
algunos municipios empiecen a implementar acciones ambientales, mientras que otros se
encarguen de adaptar sus anteriores acciones a este nuevo marco.
La experiencia ha demostrado que para impulsar con éxito las diversas tareas de identificación
de los temas ambientales, la formulación de las estrategias, los planes de acción y su
implementación, los actores clave no solo requieren ser identificados y movilizados, sino
además fortalecidos en sus atribuciones, conocimientos, motivaciones y capacidad, para
participar efectivamente de una manera sostenida, informada y constructiva.
La gestión local ambiental con un enfoque participativo ha empezado a ser utilizada en el Perú.
La normativa ambiental incluye este componente y establece algunas herramientas para su
implementación, como por ejemplo: las audiencias ambientales, el acceso a la información,
entre otros. En general, existe espacio para implementar otros mecanismos tales como: (i)
programas de desarrollo de capacidades diseñados específicamente para organizaciones no
gubernamentales y organizaciones comunitarias; (ii) capacitación a los niveles de menores
habilidades, focalizada en pequeñas organizaciones; (iii) documentación en un lenguaje no
técnico y, cuando sea necesario, en la lengua local; (iv) asistencia técnica directa a grupos del
sector informal; (v) sensibilización sobre la temática del género; y (vi) sensibilización al sector
público para mejorar su comprensión de las necesidades y perspectivas de grupos y
organizaciones no gubernamentales.
Asimismo, con el objetivo de que se consolide el proceso y que sea perdurable, las autoridades
han visto por conveniente apoyar el desarrollo de capacidades. En este sentido, se han
realizado: el intercambio de experiencias a través de pasantías, el desarrollo de escuelas de
líderes, entre otros.
Institucionalizando la coordinación intersectorial e interinstitucional
Por lo general, la implementación del proceso de planificación y gestión ambiental ha sido más
efectiva cuando se ha llevado a cabo a través de las instituciones locales existentes, en
particular cuando estas han sido fortalecidas en sus capacidades. Lo que ha ocurrido en el país
es que los municipios han creado dentro de su organización oficinas o unidades ambientales
como un primer paso en el proceso de incorporar la dimensión ambiental en el proceso de
gestión. Si bien estas unidades son de reciente creación, en la mayoría de los casos están
propiciando el conocimiento del tema ambiental dentro de las instituciones, situación que
antes no existía.