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Comunión quiere decir "común unión"; y Comunión de los Santos quiere decir unión común
con Jesucristo de todos los santos del cielo, de las almas del purgatorio y de los fieles que
aún peregrinamos en la tierra. Es la unión de todos los santos con la Cabeza de la Iglesia,
que es Jesucristo, y de todos los santos entre sí. Los del cielo interceden por los demás; los
de la tierra honran a los del cielo y se encomiendan a su intercesión, también oran y ofrecen
sufragios por los difuntos del purgatorio, y estos también interceden a favor nuestro.
¿Qué es la comunión de los santos?
La comunión de los santos es la unión común que hay entre Jesucristo, Cabeza de la Iglesia,
y sus miembros, y de éstos entre sí.
¿Quiénes son los miembros de la Iglesia?
Los miembros de la Iglesia son los santos del cielo, las almas del purgatorio y los fieles de la
tierra.
introducción
Uno de los dogmas de fe de la Iglesia católica es la comunión de los Santos, el cual afirma
que el cuerpo de Cristo, que es la Iglesia está compuesto de la iglesia triunfante, la iglesia
purgante y la iglesia militante. La Iglesia triunfante son todos aquellos que ya han muerto,
se han salvado y completamente purificados están en comunión completa con Dios. La
Iglesia purgante son todos aquellos, que aunque ya han muerto y están salvados y
destinados al cielo, todavía no se encuentran completamente purificados. Y la iglesia
militante somos todos aquellos miembros del cuerpo de cristo que estamos con vida
sirviendo a nuestro Señor aquí en la tierra.
El Catecismo nos dice:
CIC 954: "Los tres estados de la iglesia. "Hasta que el Señor venga en su esplendor con todos
sus ángeles y, destruida la muerte, tenga sometido todo, sus discípulos, unos peregrinan en
la tierra; otros, ya difuntos se purifican; mientras otros están glorificados, contemplando
claramente a Dios mismo, uno y trino, tal cual es."
“Como todos los creyentes forman un solo cuerpo, el bien de los unos se comunica a los
otros... Es, pues, necesario creer que existe una comunión de bienes en la Iglesia. Pero el
miembro más importante es Cristo, ya que El es la cabeza... Así, el bien de Cristo es
comunicado a todos los miembros, y esta comunicación se hace por los sacramentos de la
Iglesia” (Santo Tomás).
La comunión de los bienes: “Todo lo tenían en común” (Hch 4, 32): Todo lo que posee el
verdadero cristiano debe considerarlo como un bien en común con los demás y debe estar
dispuesto y ser diligente para socorrer al necesitado y la miseria del prójimo. El cristiano es
un administrador de los bienes del Señor.
En torno al Purgatorio, el Catecismo de Iglesia católica nos dice en los parágrafos 1030 y
1031: “Los que mueren en la gracia y en la amistad de Dios, pero imperfectamente
purificados, aunque están seguros de su eterna salvación, sufren después de su muerte una
purificación, a fin de obtener la santidad necesaria para entrar en la alegría del cielo”.
“La Iglesia llama purgatorio a esta purificación final de los elegidos que es
completamente distinta del castigo de los condenados. La Iglesia ha formulado la doctrina
de la fe relativa al purgatorio sobre todo en los Concilios de Florencia (cf. DS 1304) y de
Trento (cf. DS 1820; 1580). La tradición de la Iglesia, haciendo referencia a ciertos textos de
la Escritura (por ejemplo 1 Co 3, 15; 1 P 1, 7) habla de un fuego purificador”.
San Pablo es menos explícito y a este respecto nos dice que: "13 El trabajo de cada uno
aparecerá claro el día del juicio, porque ese día se manifestará con fuego, y el fuego probará
la obra de cada uno. 14 Si la obra resiste la prueba del fuego, recibirá el premio; 15 si se
consume, lo perderá todo, aunque él se salvará, pero como el que escapa del fuego”. (1Cor
3,1315).
IGLESIA TRIUNFANTE:
Son los miembros de la Iglesia que alcanzaron la meta, la victoria, y están en el cielo.
Después de haber vivido, están finalmente en la presencia de Dios. Aquí no hay llanto, vacío
ni dolor.
Un santo de la Iglesia militante
Es sorprendente ver como a pesar de sus enfermedades y limitaciones humanas, es testigo
viviente del amor de Cristo hacia los demás, un enamorado de la oración y la eucaristía,
pero ante todo las actitudes de humildad para reconocer sus fallos, sus carencias y los logros
de Jesús en su vida, y la valentía para anunciar el amor de Dios y denunciar la ausencia de
éste, junto con el servicio desmedido, son lo que más me asombra, y me he dado cuenta de
que es a Jesús a quien veo en él.
Como sabemos la Iglesia se encuentra “dividida” en tres niveles, la Iglesia triunfante, que
son aquellos hermanos que ya disfrutan de la Gloria de Dios en su presencia en el cielo, la
Iglesia purgante que son aquellos que todavía no entran en el cielo sino que se encuentran
purificando en el purgatorio, y por último la Iglesia militante formada por todos aquellos
que aún nos encontramos en ésta vida y a quienes nos corresponde seguir esforzándonos
para algún día disfrutar la gloria del Señor.
Pues bien, uno de los aspectos a denotar de ésta Iglesia terrenal, es el hecho de que para
ser parte de la Iglesia Triunfante necesitamos ser santos, y el camino a la santificación es un
camino que comienza aquí en la Tierra, es decir, comenzamos a ser santos en esta vida para
ser Santos consumados en la presencia de Dios en el cielo.
Pero la santidad no es un camino fácil. De hecho, si rememoramos a algunos de los grandes
santos de nuestra historia podremos apreciar que sus vidas han estado llenas, en algunos
casos, de grandes sacrificios, sufrimientos, abandono en Dios, obediencia y de una
confianza y fe dignas de admirarse. Sin embargo no hay que olvidar, que ellos al igual que
todos los seres humanos tuvieron defectos y limitaciones, pues nunca dejaron de ser
humanos.
La santidad en pocas palabras
¿POR QUÉ?
¡Porque Dios te ama!
Tú le perteneces.
Necesitas de Él.
¿CÚANDO?
¡Ahora! Hoy, en este momento.
SU GRACIA ES SUFICIENTE PARA TI.
En el trabajo
Al descansar
En el colegio
¿ES POSIBLE?
Sí, Jesús dará fruto en ti si tú cooperas con su gracia. La gracia viene con arrepentimiento,
Confesión, Comunión, oración, Sacramentos, Sagrada Escritura, buenas obras - amor, fe y
esperanza.
"Pero llevamos este tesoro en recipientes de barro para que parezca que una fuerza tan
extraordinaria es de Dios y no de nosotros" (2 Cor. 4,7)
¿DE VERDAD ES PARA MÍ?
Sí, la santidad es para ti. No es para algunas almas escogidas. La santidad es para la gente
ordinaria que cumple el Plan de Dios con alegría, en fe y en Verdad.
"Porque el santuario de Dios es sagrado, y vosotros sois ese santuario" (1 Cor. 3,17).
Se amable y preocupado.
"Por lo demás, hermanos, todo cuanto hay de verdadero, de noble, de justo, de puro, de
amable, de honorable, todo cuanto sea virtud y cosa digna de elogio, todo eso tenedlo en
cuenta" (Flp. 4, 8).
6. Imita a Jesús.
8. Practica la virtud.
"Que cada uno de nosotros trate de agradar a su prójimo para el bien, buscando su
edificación" (Rom. 15, 2).
En Su Cruz.
"Que el mismo Señor nuestro Jesucristo y Dios, nuestro Padre, que nos ha amado y que nos
ha dado gratuitamente una consolación eterna y una esperanza dichosa, consuele vuestros
corazones y los afiance en toda obra y palabra buena" (2 Tes. 2, 16).
¿VERÉ RESULTADOS?
Sí, más armonía en el hogar
Más misericordia
Más alegría
"En cambio el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, afabilidad, bondad,
fidelidad, mansedumbre, dominio de sí" (Gal. 5, 22-24).
Su Iglesia - Su Palabra
Su Espíritu - Su Poder
Su Cruz - Su Resurrección
"Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida. El que come mi carne
y bebe mi sangre, permanece en mí, y yo en él" (Jn. 6, 56).
¿CUÁNTO DEMORA?
De momento a momento - de oración en oración - día tras día.
"No que lo tenga ya conseguido o que sea ya perfecto, sino que continúo mi carrera por si
consigo alcanzarlo, habiendo sido yo mismo alcanzado por Cristo Jesús. Yo, hermanos, no
creo haberlo alcanzado todavía. Pero una cosa hago: olvido lo que dejé atrás y me lanzo a
lo que está por delante, corriendo hacia la meta, para alcanzar el premio a que Dios me
llama desde lo alto en Cristo Jesús" (Flp. 3, 12-14).
METAS
Ser como Jesús
Amar a mi prójimo como Jesús lo hace
Ser fiel a Su Iglesia
Anunciar la Buena Nueva para ser Santo
"Te he puesto como la luz de los gentiles, para que lleves la salvación hasta el fin de la tierra"
(Hechos 13, 47).