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ECOTURISMO

NATURALEZA Y DESARROLLO SOSTENIBLE

por el Arq. HÉCTOR CEBALLOS LASCURÁIN,


Director General,
Programa Internacional de Consultoría en Ecoturismo
Consejero Especial en Ecoturismo de la UICN
(Unión Mundial para la Naturaleza),
Consejero de The Ecotourism Society

Con el patrocinio de la
FUNDACION MIGUEL ALEMAN, A.C.

EDITORIAL DIANA, S.A.

MEXICO, D.F.

1998
ECOTURISMO
NATURALEZA Y DESARROLLO SOSTENIBLE

por el Arq. HÉCTOR CEBALLOS LASCURÁIN,


Director General,
Programa Internacional de Consultoría en Ecoturismo
Consejero Especial en Ecoturismo de la UICN
(Unión Mundial para la Naturaleza),
Consejero de The Ecotourism Society

CONTENIDO
=========
ACERCA DEL AUTOR

AGRADECIMIENTOS

PRESENTACION, por el Lic. Miguel Alemán Velasco

1. INTRODUCCION: IMPORTANCIA DEL TURISMO A NIVEL MUNDIAL


2. CONCEPTOS BASICOS DEL ECOTURISMO, ALCANCES Y DESARROLLO EN EL
MUNDO
3. EL ECOTURISMO Y EL DESARROLLO SUSTENTABLE
4. EL POTENCIAL DEL ECOTURISMO EN MEXICO
5. LA SITUACION ACTUAL DEL ECOTURISMO EN MEXICO
6. LINEAMIENTOS ESTRATEGICOS PARA LA PLANEACION DEL ECOTURISMO
7. ESTABLECIMIENTO DE MECANISMOS DE CONCERTACION INTERSECTORIAL
8. COMO INVOLUCRAR A LAS POBLACIONES LOCALES EN EL PROCESO
ECOTURISTICO
9. ELABORACION DE INVENTARIOS DE ATRACTIVOS ECOTURISTICOS
10. MINIMIZACION DE IMPACTOS AMBIENTALES Y CULTURALES NEGATIVOS
11. CAPACIDAD DE CARGA DE DESTINOS ECOTURISTICOS
12. PLANEACION FISICA Y DISEÑO ARQUITECTONICO DE EDIFICIOS E
INSTALACIONES PARA EL ECOTURISMO
13. LA CAPACITACION EN EL CAMPO DEL ECOTURISMO
14. LINEAMIENTOS PARA QUE EL ECOTURISMO CONTRIBUYA A LA EDUCACION
AMBIENTAL Y A LA CONCIENTIZACION ECOLOGICA
15. ESTABLECIMIENTO DE MECANISMOS DE AUTOFINANCIAMIENTO PARA LA
CONSERVACION
16. PROMOCION Y MERCADOTECNIA DEL ECOTURISMO
17. IDENTIFICACION DE CIRCUITOS Y REGIONES DE ALTO SIGNIFICADO
ECOTURISTICO EN MEXICO

BIBLIOGRAFIA
ANEXO 1: CUESTIONARIO SOBRE ECOTURISMO
1. INTRODUCCION: IMPORTANCIA DEL TURISMO A NIVEL MUNDIAL

Al acercarse el fin de este milenio, el turismo se ha convertido


ya en la industria más importante del mundo, representando
anualmente una actividad de US$ 3.5 billones, según el Consejo
Mundial para los Viajes y el Turismo (WTTC, 1996). La industria
de los viajes y el turismo emplea actualmente a unos 212 millones
de personas (uno de cada 9 empleados en todo el mundo). Se
pronostica que el volumen de la actividad turística se duplicará
para el año 2005. La Organización Mundial del Turismo estima que
el turismo internacional creció en más de un 57 % durante la
década de los ochentas y se calcula que durante la presente década
de los noventas crezca otro 50 % más. Aún en países altamente
desarrollados como los EU, el viaje y el turismo generan una
cantidad de divisas mayor que la exportación de automóviles, de
bienes agrícolas o de productos químicos.

La Organización Mundial del Turismo (OMT) calcula que en 1995 hubo


aproximadamente 567 millones de turistas internacionales (contra
sólo 25 millones en 1950) y que los ingresos por concepto de
turismo internacional crecieron ese año en un 7.2 % hasta alcanzar
la cifra de US$ 372,000 millones. Se espera que para el año 2000
haya 661 millones de turistas internacionales (OMT, 1996).
Además, es interesante mencionar que en algunos países el turismo
doméstico es hasta 9 ó 10 veces mayor que el turismo
internacional.

La región de las Américas registró un importante crecimiento de


llegadas de turistas internacionales en 1995: 4.4 %. Por otra
parte, los ingresos por turismo internacional en todo este
hemisferio sólo crecieron un 0.2 % sobre el nivel de 1994.

Francia fue el destino más visitado en todo el mundo en 1995, con


60.6 millones de llegadas internacionales. Por vez primera,
España desbanca en ese mismo año a los Estados Unidos como segundo
destino turístico mundial (45.1 contra 44.7 millones de llegadas).
México, el único país de América Latina y el Caribe en ocupar
alguno de los primeros veinte lugares a nivel mundial, obtuvo el
octavo puesto en 1995 con 19.9 millones de llegadas
internacionales Este mismo puesto ocupaba en 1990 (OMT, 1996).

En cuanto a ingresos por turismo internacional, en 1995 EU el


primer lugar con 58,370 millones de dólares, muy por arriba del
segundo lugar, Francia, que tuvo 27,322 millones de dólares.
México ocupa el 16º puesto en este rubro, con 6,070 millones de
dólares en 1995, lo cual implica una disminución del 3.93 % en
relación a 1994 (comparado con el incremento del 7.20 % a nivel
mundial). Más grave aún, durante los últimos cinco años se
aprecia un gran rezago en cuanto a competitividad mundial, pues en
1990 ocupaba el décimo lugar. No obstante, México sigue siendo el
único país de América Latina y el Caribe en estar en la lista de
los primeros veinte en cuanto a ingresos por turismo
internacional.

Todo parece indicar que el segmento del turismo que está


experimentando el mayor dinamismo en su crecimiento es el turismo
basado en la naturaleza (que incluye al ecoturismo). En el
Capítulo 2 se proporcionan mayores detalles sobre este tema.

Es tan sólo en años muy recientes que el ecoturismo empieza a


emerger como una opción factible tanto para conservar los
patrimonios natural y cultural de diversos países y regiones como
para fomentar el desarrollo sostenible.

Mientras surgen el ecoturismo y otras formas especializadas de


turismo, en forma simultánea se presenta en los últimos años una
decadencia en cuanto a ciertas manifestaciones de turismo masivo,
sobre todo el llamado de "sol y playa". Este modelo, que había
emergido al término de la II Guerra Mundial, tuvo su auge a nivel
mundial desde la década de los cincuentas hasta bien entrados los
noventas. Hay indicios de que el modelo turístico masivo de "sol
y playa" se está ya agotando en el mundo entero. Ello se debe a
varios factores: el excesivo y muchas veces descontrolado
desarrollo de infraestructura física turística que ha ocurrido en
muchas playas alrededor del mundo (movido por motivos
especulativos), que acabó degradando el entorno natural y cultural
de muchos sitios otrora atractivos; la contaminación ambiental de
mar y playas, al no reglamentarse en forma adecuada el desalojo de
residuos; el temor de contraer cáncer cutáneo (sobre todo entre la
raza blanca) por exposición prolongada al sol, provocado por la
disminución de la capa de ozono; el interés creciente del público
por la ecología y también la consternación por la degradación
ambiental del planeta; y el también creciente interés público por
conocer de primera mano paisajes, fauna y culturas "exóticas", lo
cual los impulsa a realizar viajes de conocimiento y exploración,
más que sedentarias visitas a playas.

El gran reto - y riesgo - que se presenta en este momento es no


volver a caer en los errores del pasado, que convirtieron a
muchos sitios de playa virgen y pintorescos puertos y aldeas del
litoral en el insípido y degradado paisaje (natural y cultural)
que es hoy. Sería lamentable que ahora se dirigiese la mirada al
interior de muchos países con la misma mentalidad del negocio
rápido y fácil que significa la imposición de patrones de un
turismo barato, artificial y vulgar. El turismo, en este fin de
siglo y a nivel mundial, tiene que convertirse en un fenómeno de
desarrollo sostenible que ayude a preservar justamente los
valores, tanto naturales como culturales, que constituyen la base
del atractivo turístico y a ofrecer nuevas opciones
socioeconómicas a las poblaciones locales, sobre todo en ciertas
áreas rurales deprimidas.

En varios países europeos (sobre todo, en Alemania) los gobiernos


están imponiendo la obligación de que las agencias operadoras
tengan un limpio comportamiento verde, so pena de perder sus
licencias, y ello implica que utilicen hoteles que tengan un
elevado respeto por el entorno.

Muchas veces el daño ecológico que se causa en el medio natural es


reversible. Sin embargo, la pérdida de sustancia e identidad
culturales son normalmente irreparables, algo que ni los más
abundantes recursos financieros o técnicos pueden recuperar. En
varios países europeos (sobre todo España, Italia y Grecia y de
manera muy especial en el litoral mediterráneo de dichas
naciones), las pérdidas culturales provocadas por el turismo
(especialmente durante los últimos treinta años) han sido
terribles. Decenas de pueblos y aldeas, particularmente de
pescadores, han sufrido el embate inmisericorde de un turismo
masivo y ramplón que los han
convertido en sitios vulgares, desprovistos de todo atractivo
natural y tradicional. Sin embargo, este desarrollo desenfrenado
está ya empezando a pagar las cuentas vencidas. Son cada vez más
los turistas que ya no desean visitar estos sitios, otrora llenos
de belleza y pintoresquismo, y hoy convertidos en muestras
anodinas de la desbocada sociedad de consumo. La disminución del
turismo en muchas de las playas del Mediterráneo se debe a esta
degradación cultural, que ha sido vertiginosa y avasalladora.
Nuestro país hará bien en tomar nota de este fenómeno a fin de
impedir consecuencias similares, que ya empiezan a manifestarse en
ciertos destinos de playa superdesarrollados.

Las áreas naturales y especialmente los parques nacionales y otras


áreas protegidas, con sus paisajes, flora y fauna silvestres -
aunado a aquellos rasgos culturales que puedan estar allí
presentes - constituyen atracciones notables para los habitantes
de los países respectivos y para los turistas de todo el mundo.

El turismo bien manejado y controlado puede aportar numerosos


beneficios socioeconómicos a un país o una localidad, en términos
de generación de divisas extranjeras, creación de empleos locales,
estímulo a las economías nacional y local, así como propiciar la
paz y el entendimiento entre naciones e incrementar la conciencia
y la educación ambientales.

Pero para ello es preciso contar con estructuras administrativas


apropiadas, así como lineamientos adecuados de planeación, diseño
y construcción de equipamiento turístico, a fin de que el turismo
beneficie y no degrade al entorno natural. Además, la 'capacidad
de carga' necesita definirse en relación a los objetivos de manejo
de cada área y habrán de diseñarse estructuras administrativas y
físicas apropiadas que mantengan el número (y la modalidad de
visitación) de los turistas dentro de dicha capacidad de carga.

Los desarrollos turísticos inapropiados pueden causar grave


degradación en las áreas naturales de importancia ecológica y
producir efectos difícilmente previsibles en las tierras o aguas
circundantes. Deberá, por tanto, encontrarse un balance entre el
disfrute del turista y los requerimientos de la conservación.
Alrededor del mundo los conflictos surgidos entre las áreas
naturales, incluyendo las protegidas, y las necesidades humanas
involucran cada vez más al fenómeno turístico. El reto estriba en
cómo asegurar que las comunidades locales obtengan una parte
apropiada de los beneficios del turismo, a la vez conservando su
patrimonio natural y cultural.

Si permitimos (como en muchos lugares lamentablemente ya está


ocurriendo) que el turismo masivo descontrolado continúe arrasando
a áreas de alto significado natural y cultural (algunas de ellas
legalmente protegidas, otras no), vendrá un daño irreversible
sobre dichas áreas, que constituyen los repositorios de la
diversidad biológica y cultural del planeta, así como fuentes
importantes de ingreso y bienestar para todas las naciones. Es,
por ello, de interés planetario el impulsar la relación simbiótica
entre turismo y áreas de alto valor natural y cultural.

2. EL ECOTURISMO: CONCEPTOS BASICOS, ALCANCES Y DESARROLLO EN EL


MUNDO

Es evidente que a fin de evitar o al menos minimizar los efectos


adversos y de aprovechar al máximo los beneficios potenciales, se
requiere de un enfoque más efectivo y ambientalmente responsable
del turismo en áreas naturales a nivel mundial. Este nuevo
enfoque se conoce ya universalmente como 'turismo ecológico' o
'ecoturismo'. El término 'ecoturismo', así como su definición
preliminar, fueron acuñados en 1983 por el Arq. Héctor Ceballos
Lascuráin.

La UICN (La Unión Mundial para la Naturaleza) define al ecoturismo


como "aquella modalidad turística ambientalmente responsable
consistente en viajar o visitar áreas naturales relativamente sin
disturbar con el fin de disfrutar, apreciar y estudiar los
atractivos naturales (paisaje, flora y fauna silvestres) de dichas
áreas, así como cualquier manifestación cultural (del presente y
del pasado) que puedan encontrarse ahí, a través de un proceso que
promueve la conservación, tiene bajo impacto ambiental y cultural
y propicia un involucramiento activo y socioeconómicante benéfico
de las poblaciones locales" (Ceballos-Lascuráin, 1993b).

Lo anterior significa que la definición del ecoturismo comprende


un componente normativo. Sólo a través del establecimiento de
lineamientos estrictos y de su cumplimiento se podrá garantizar
que el ecoturismo no se convierta en un agente dañino para el
patrimonio natural o cultural de un país o región. Es por ello
que el ecoturismo es una modalidad del turismo sostenible, que a
su vez se inserta dentro del marco general de desarrollo
sostenible. Este último ha sido definido como un patrón de
transformaciones estructurales de índole socioeconómica que
optimiza los beneficios sociales y económicos del presente, sin
poner en riesgo el potencial para obtener beneficios similares en
el futuro. Por tanto, el turismo sostenible es todo aquel turismo
(ya sea basado en recursos naturales o no) que contribuye al
desarrollo sostenible. Al concluir nuestro milenio, es evidente
que toda actividad turística debe integrarse al gran rubro de
turismo sostenible. Pero eso no significa que todo el turismo
deba convertirse en ecoturismo. Habrá gente que quiera seguir
viajando para visitar las grandes ciudades y los parques de
atracciones, divertirse en los centros de playa y en los casinos y
centros nocturnos o ir de compras a los grandes centros
comerciales. Pero todas estas modalides turísticas deberán
convertirse en procesos de desarrollo sostenible.

En 1989 se estimó que un total de US $ 25,000 millones fueron


transferidos por la actividad turística en general de los países
del norte hacia los del sur. De esta cifra es evidente que la
mayor parte corresponde a viajes de negocios y de turismo
"convencional", pero lo que es indudable es que el porcentaje
correspondiente al ecoturismo está creciendo de manera notable
cada año (Kutay, 1989).

El turismo basado en la naturaleza, incluyendo el ecoturismo, se


encuentra en efervescencia a nivel mundial. Diversas estimaciones
indican que el crecimiento del turismo de la naturaleza a nivel
mundial es actualmente de entre 10 y 15 % anual (cálculo
conservador) y de hasta 30 % (cálculo optimista), y que en 1996
los ingresos producidos por el turismo de la naturaleza serán del
orden de US$ 260,000 millones (Vickland, 1989; Kallen, 1990;
Giannecchini, 1992). Tan sólo en Estados Unidos se calcula que
hay actualmente 65 millones de personas aficionadas a la
observación de aves y que de éstas, más de 24 millones realizan al
menos un viaje a partir de su lugar de residencia para observar
aves (Miller, 1995; Gray, 1996).

En 1985, según un estudio llevado a cabo por el US Fish and


Wildlife Service de los EU, un total de 167.5 millones de
ciudadanos estadunidenses con edad de 6 años o más participaron en
algún tipo de recreación asociada con la naturaleza, incluyendo
actividades tanto consumidoras (caza y pesca) como no consumidoras
(US Fish and Wildlife Service, 1988). Estas últimas superaron en
número ampliamente a las actividades consumidoras: 161 millones de
personas, contra 50.6 millones de pescadores deportivos y 18.5
millones de cazadores deportivos. Los gastos no consumidores de
norteamericanos (con edad mínima de 16 años) fueron de US $14,000
millones, de los cuales US$ 4,400 millones estuvieron relacionados
con viajes. 29.5 millones de estadunidenses de 16 años o más
hicieron viajes con el propósito fundamental de observar,
fotografiar y alimentar a la fauna silvestre. Como la categoría
aislada más importante, la observación de aves proveyó solaz fuera
de su sitio de residencia a más de 24.0 millones de personas. Los
29.5 millones de viajeros de la naturaleza llevaron a cabo 274
millones de viajes, incluyendo a 1,130,000 de ciudadanos de los EU
que visitaron en 1985 al menos un país extranjero con fines
ecoturísticos, habiendo permanecido un total de más de 8 millones
de días en el extranjero. Si consideramos un gasto promedio de US
$100 por día, esto significa un gasto superior a US $ 800 millones
para todos los países extranjeros visitados por turistas de la
naturaleza norteamericanos en 1985. Lamentablemente, el estudio de
referencia no da mayores indicaciones en relación a cuáles son los
países extranjeros que más visitan estos turistas naturalistas
estadunidenses. México, por su ubicación geográfica tan próxima a
los EU, debería ocupar la más alta posición como destino
ecoturístico extranjero preferido de los norteamericanos. Sin
embargo, parece ser que no es así, debido en gran medida a que se
ha hecho hasta ahora muy poco para promover la imagen ecoturística
de México a nivel internacional.

Es evidente que, de no recibir una cuidadosa orientación


profesional, este crecimiento acelerado puede provocar serias
consecuencias negativas, algunas de ellas con efectos terminales.

3. EL ECOTURISMO COMO INSTRUMENTO DE CONSERVACION Y MECANISMO DE


DESARROLLO SUSTENTABLE

Recientemente, el concepto de ecoturismo ha emergido como una


opción viable tanto para conservar el patrimonio natural y
cultural, como para promover un desarrollo sostenible. Por tal
motivo, muchas organizaciones interesadas en la conservación de la
naturaleza, incluyendo UICN, WWF, The Nature Conservancy y
Conservation International, se encuentran activamente involucradas
en la difusión y promoción de este tipo de turismo ambientalmente
responsable vinculado con áreas naturales, el cual requiere de un
enfoque multidisciplinario, una cuidadosa planeación - física y
administrativa - y pautas y reglamentos que garanticen una
operación sostenible.
Es impoortante señalar que el ecoturismo habrá de enfocarse como
un componente lógico del ecodesarrollo, y sólo a través de un
involucramiento intersectorial podrá verdaderamente alcanzar sus
objetivos. Gobiernos, empresa privada, comunidades locales y
organizaciones no gubernamentales (ONGs), todos tienen papeles
importantes que jugar. Es evidente que los diferentes países del
mundo deberán establecer planes nacionales de turismo, mismos que
habrán de incluir estrategias y pautas ecoturísticas bien
definidas. Recientemente han sido creados en diferentes países
consejos nacionales de ecoturismo (CNEs), integrados por
representantes de todos los sectores involucrados en el proceso
ecoturístico, con resultados iniciales promisorios. Ya que el
nuestro es un planeta que constantemente se encoje (debido a los
servicios y facilidades modernos de viaje, así como a tratados
económicos y comerciales), las estrategias ecoturísticas deben
también partir de un enfoque regional. Los diferentes países
podrán conjuntar esfuerzos a fin de ofrecer atractivos paquetes
integrados dentro del creciente mercado mundial de servicios
ecoturísticos.

Sin embargo, antes de pretender que el ecoturismo alcance su pleno


potencial y a fin de evitar los escollos, se requiere del
establecimiento de principios bien fundamentadas y lineamientos
claros para un involucramiento activo apropiado de carácter
intersectorial, en el que participen autoridades públicas,
comunidades locales, administradores de parques y otras áreas
protegidas, ONGs y la empresa privada. Se requiere asimismo de
investigaciones a fondo, tanto de carácter regional como a nivel
de sitio específico, sobre los impactos ambientales y
socioeconómicos del ecoturismo, el desarrollo de estrategias a
nivel nacional y regional, la definición de itinerarios y
circuitos ecoturísticos, así como el establecimiento, monitoreo y
evaluación de proyectos piloto hábilmente seleccionados.

No hay duda de que existe el peligro de que negociantes y


promotores sin escrúpulos, fingiendo ser "empresarios
ecoturísticos", obtengan permisos oficiales para desarrollar
actividades que son dañinas al entorno natural y/o cultural. Las
autoridades gubernamentales y las ONGs deben mantenerse alertas a
fin de detectar estas iniciativas y detenerlas a tiempo.

Un aspecto que deberá enfatizarse es que, si el ecoturismo se


restringe sólo a las áreas legalmente protegidas, demasiadas
presiones podrán llegar a ser ejercidas sobre éstas. Asimismo,
promover el ecoturismo en áreas naturales que no se encuentran
legalmente protegidas puede propiciar que las comunidades locales,
por propio interés (y no sujetas a presiones legalistas externas),
conserven sus áreas y recursos naturales circundantes.
Es indudable que en todos los países del mundo (sobre todo en
aquéllos en que el turismo juega un papel vital en su desarrollo
socioeconómico, como el nuestro), una alta prioridad gubernamental
debe ser la consecución del vínculo más productivo posible entre
el turismo - incluyendo el ecoturismo - y la conservación de la
naturaleza y los recursos naturales (así como patrimonio cultural
asociado), mediante un enfoque de desarrollo sostenible.

Para ello, se requiere de una cuidadosa planeación a fin de evitar


los potenciales efectos negativos del turismo de la naturaleza, en
especial la tendencia de la gente local a visualizar las áreas
protegidas como áreas establecidas para el beneficio de
extranjeros más que para ellos mismos. Asimismo, si los tomadores
de decisiones en las altas esferas gubernamentales llegan a creer
que los parques nacionales existen fundamentalmente para obtener
recursos económicos, y las expectativas en ese sentido por algún
motivo no se cumplen, hay el riesgo de que se empiecen a buscar
otros usos más rentables para esas tierras. También existe el
peligro de que los gobiernos intenten obtener el máximo de
ingresos económicos de las áreas legalmente protegidas mediante un
desarrollo físico inapropiado. Los grandes hoteles, las
carreteras de alto impacto ambiental y los campos de golf que son
desarrollados para atraer a más visitantes pueden disminuir los
valores naturales de un parque nacional y finalmente convertirlo
en una área cuyo objetivo principal es el turismo masivo en lugar
de la conservación y el uso sostenido de sus recursos (lo cual ya
está ocurriendo en varios parques nacionales de EU). Es por ello
que las autoridades encargadas del manejo de los parques
nacionales y otras áreas protegidas deben trabajar estrechamente
con las autoridades de turismo, buscando el equilibrio adecuado en
la actividad turística.

Ya son varios los países en vías de desarrollo (Kenia, Costa Rica,


Ecuador) que en la actualidad tienen una política explícita
consistente en que la fauna silvestre rinda más beneficios
económicos a través del ecoturismo que de la cacería, por ejemplo.
Un estudio realizado en Kenia por Western (1984) hace varias
estimaciones del potencial económico de diversas opciones para el
uso de la tierra en el Parque Nacional de Amboseli. Esta región
árida ofrece pocas alternativas además de la ganadería y la
explotación de su fauna silvestre a través del turismo. En 1972,
de acuerdo con este estudio, la opción ecoturística generó 166
veces más ingresos que la actividad ganadera. Haciendo
proyecciones, se estimó que el ecoturismo podía generar alrededor
de US $ 8 millones anuales (contra tan sólo $450,000 si todo el
parque se abocara a la ganadería y al pastoralismo). El asignar
un valor económico a las especies de fauna silvestre
(conservándolas vivas en su medio natural) puede ayudar a su
conservación. Un análisis del valor de los leones en Amboseli
mostró que éste era de US $ 27,000 anuales por león (como
atractivo ecoturístico). En otro estudio clásico realizado por
Thresher (1981), se estimó que un león macho puede atraer divisas
extranjeras por US $ 515,000 durante toda su vida (como atracción
turística) comparado con tan sólo US $ 8,500 si el león se usara
como recurso de la caza deportiva y entre US $ 960 y $ 1,325 si se
usara para fines comerciales. Dicho autor estimó que más de 2,000
empleos se generaron en 1980 en Amboseli por la actividad
ecoturística. Estimó también el valor de la manada de elefantes
de Amboseli en US $ 610,000 por año. Es obvio que estos animales
tienen un mayor valor vivos (como atracción turística) que
muertos. El valor comparativo de cacería sería menos del 10 % de
esta cifra. Más aún, los ingresos netos del parque (debidos
básicamente al turismo) se estiman en US $ 40 por Ha por año,
comparado con US $0.80 por Ha por año si se dedicara a la
agricultura intensiva.

El proceso ocurrido en diversas reservas privadas de fauna en


Sudáfrica es asimismo interesante. A principios de este siglo
muchas propiedades rurales privadas (algunas de ellas de gran
extensión) eran dedicadas a la ganadería vacuna. Algunos años
después se eliminaron las vacas, se reintrodujo la fauna silvestre
y se impulso el turismo cinegético (cacería de trofeos de grandes
mamíferos, sobre todo los "Big Five": león, leopardo, elefante,
rinoceronte y búfalo). En los últimos años se ha pasado de la
cacería al ecoturismo, habiéndose percatado los propietarios que
la fauna silvestre viva deja más utilidades que los ejemplares
tomados como trofeo. Por ejemplo, en los tiempos en que Sabi Sabi
- una de las más grandes e imprortantes reservas privadas de fauna
- era una hacienda ganadera, tan sólo se podía tener tres manadas
de ganado vacuno, empleándose entre 15 y 20 personas. Ahora,
gracias al ecoturismo, se tienen 220 empleados (de los cuales 160
son miembros de comunidades negras aledañas) y su sueldo es en
promedio tres veces más alto que el sueldo de un peón de hacienda.

Lamentablemente este tipo de estudios económicos comparativos no


han sido aún realizados a fondo en México, lo cual evidentemente
daría argumentos muy sólidos para la conservación de los
ecosistemas. En el Capítulo 4 describiremos la poca información
disponible para México relativa a la interacción ecoturismo-
desarrollo socioeconómico.

A fin de responder adecuadamente a las demandas socioeconómicas de


los parques nacionales y otras áreas protegidas, Miller (1980)
enfatiza la necesidad de que los parques cuenten con sociólogos y
economistas - quizá hubiera que agregar a licenciados en
administración de empresas - entre su personal. El sociólogo del
parque (especializado en recreación) sería así responsable de las
investigaciones relacionadas con los usuarios del parque, así como
con las poblaciones locales próximas al parque, y de la manera de
involucrar a éstas en las actividades de manejo (incluyendo el
proceso ecoturístico) de dicha área protegida. Por otra parte, el
economista del parque se responsabilizaría de la signación y uso
de los recursos del parque, buscando nuevas fórmulas para
incrementar sus ingresos y su nivel de autofinanciamiento.

4. EL POTENCIAL DEL ECOTURISMO EN MEXICO

México es un país que posee un enorme patrimonio tanto natural


como cultural, el cual debe ser conservado para sus generaciones
posteriores y que a la vez puede constituirse, a través de su
aprovechamiento racional y sostenido, en un importante factor de
desarrollo socioeconómico a los niveles local, regional y
nacional. Por otra parte, México tiene una gran tradición
turística y, en general, una buena infraestructura turística y de
comunicaciones.

Tradicionalmente el turismo ha tenido una gran importancia dentro


de la economía del país y en los últimos treinta años esta
actividad se ha mantenido dentro de los dos o tres primeros
lugares en el renglón de generación de divisas, teniendo además la
característica de producir una distribución de la riqueza más
equitativa a nivel de la población local (lo cual usualmente no
ocurre en otras industrias como, por ejemplo, en la industria
petrolera).

Durante 1994 visitaron México un total de 83.1 millones de


personas, que generaron una derrama de US$ 6,317 millones, cifra
superior en 2.4 % respecto al año anterior. El número de turistas
internacionales registró un incremento del 3.5 % en el mismo
período, pasando de 16.5 a 17.1 millones (SECTUR, 1995). En 1995
dicha cifra subió a 19.9 millones, con lo que México, el único
país de América Latina y el Caribe en ocupar alguno de los
primeros veinte lugares a nivel mundial, obtuvo el octavo puesto
en llegadas internacionales. Este mismo puesto ocupaba en 1990
(OMT, 1996).

Sin embargo, en cuanto a ingresos turísticos debidos al turismo


internacional, en 1995 México ocupó tan sólo el 16º puesto en este
rubro, con US$ 6,070 millones, lo cual implica una disminución del
3.93 % en relación a 1994 (comparado con el incremento del 7.20 %
a nivel mundial). Más grave aún, durante los últimos cinco años
se aprecia un gran rezago en cuanto a competitividad mundial, pues
en 1990 ocupaba el décimo lugar (OMT, 1996). Estas cifras nos
indican que el turista internacional está gastando
comparativamente poco en México y que nuestro país se está ganando
la reputación de ser un destino turístico barato, fenómeno que
habría que revertir.
No obstante, la cifra de US$ 6,070 millones constituye, después de
las ventas del petróleo, manufacturas y maquiladoras, el más alto
renglón de ingresos de la balanza comercial mexicana y hace del
turismo una importante industria de exportación. Durante el
último quinquenio, la tasa media de aumento de las corrientes
receptivas fue de casi 4 %, cifra superior a la del conjunto de la
economía nacional. Durante este período, las actividades
turísticas absorbieron la décima parte de la inversión extranjera
total y su contribución al producto interno bruto fue del 3.2 % en
1994. Además, aproximadamente 2 millones de personas se
encuentran ocupadas, directa o indirectamente, en actividades
turísticas, o sea, casi el 9 % del total de la población ocupada.
México ocupa un lugar destacado en el escenario mundial. Según
datos de la OMT, nuestro país ocupa el séptimo puesto por la
cantidad de cuartos de hotel. En 1994 el porcentaje de ocupación
de cuartos hoteleros a nivel nacional fue de 50.4 %. Ese año se
registró un total de 22.1 millones de turistas hospedados en
hoteles, de los cuales 16.9 millones fueron nacionales y 5.2
millones extranjeros.

En 1994 la balanza turística (turismo receptivo menos turismo


egresivo) fue positiva para México, habiendo alcanzado la cifra de
US$ 2,243 millones. Ese año tocaron puerto en nuestro país 1,993
cruceros, transportando alrededor de 2 millones de personas. Los
museos, zonas arqueológicas y monumentos históricos administrados
por el Instituto Nacional de Antropología (INAH) fueron visitados
por 14 millones de personas.

Es interesante señalar que la Ley Federal de Turismo, expedida en


diciembre de 1993, desregula y descentraliza muchas decisiones y
actividades. La responsabilidad de su cuidado se ubica hoy en las
entidades federativas y otorga a la Secretaría de Turismo una
función eminentemente promotora y coordinadora. Por otra parte,
se cuenta ya con una nueva legislación en diversas materias que
inciden, de una u otra manera, en la actividad turística. Entre
ellas se incluyen las leyes de inversión extranjera, de puertos,
de navegación, de protección al consumidor, de caminos, puentes y
autotransporte federal, de metrología y de normalización. Para el
ecoturismo, es particularmente relevante la Ley General del
Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente.

Recientemente, se han otorgado facilidades al transporte aéreo y


carretero, lo que se ha traducido en incrementos en las
frecuencias de vuelos, nacionales e internacionales, incluyendo
los de fletamento y en un impulso adicional al turismo por
carretera. Asimismo, el parque vehicular turístico se ha mejorado
al incorporar al servicio más de 8,000 unidades nuevas. Durante
estos últimos años se registró la construcción anual de 10,000
cuartos de hotel y del llamado tiempo compartido. Al mismo
tiempo, la banca pública ha otorgado más de 3,000 millones de
dólares a proyectos turísticos, donde sobresale la labor del Fondo
Nacional de Fomento al Turismo (FONATUR) y BANCOMEXT (SECTUR,
1995).

Es bien sabido que los atractivos turísticos de México son


múltiples y muy variados: un clima en general benigno en la mayor
parte de su extensión territorial; hermosas playas en ambos
litorales con adecuada infraestructura hotelera para el turista
que busca esparcimiento tradicional; pueblos y ciudades de gran
belleza; un riquísimo patrimonio arqueológico que atrae visitantes
de todos los rincones del planeta; arte virreinal prodigioso;
manifestaciones de cultura vernácula y popular de gran diversidad
y colorido; una gastronomía de fama mundial; y un pueblo que en lo
general se caracteriza por su tradicional hospitalidad y bonhomía.

Como si todo lo anterior no bastara, México posee además una serie


de atractivos naturales - paisaje, flora y fauna silvestres - que
son de una excepcional riqueza. En gran medida, esta gran
diversidad biológica se debe a:

1) la muy estratégica ubicación geográfica de nuestro


país, el único en el mundo donde confluyen dos grandes
regiones biogeográficas: la neártica y la neotropical y

2) la compleja fisiografía de México, producto de un


convulsionado pasado geológico.

Ello ha producido que en la República Mexicana exista una riqueza


y una diversidad de especies de plantas y animales muy superior a
la que se encuentran en todo el resto de Norte América al norte
del Río Bravo, a pesar de que nuestra superficie territorial es
once veces menor. En estudios recientes de diversidad biológica,
se ha identificado a México entre los seis países que poseen lo
que se ha dado en llamar megadiversidad biológica y que por tanto
son claves para conservar su patrimonio natural (Mittermeier,
1988; Toledo, 1988).

Los siguientes ejemplos ilustran la riqueza natural de México:

- Existen alrededor de 30,000 especies de plantas


superiores en el país (incluyendo más de 6000 endémicas
-es decir, especies que no se encuentran en ningún otro
país), comparado con 18,000 en los EU, 12,000 en toda
Europa, 20,000 en la ex-Unión Soviética y 26,000 en
China.

- México ocupa el segundo lugar en número de vertebrados


terrestres, después de Brasil, en toda la región
neotropical y tiene el número y porcentaje de especies
endémicas más altos de todo el hemisferio occidental
(756, o sea el 32% del total americano).

- El número de especies de mamíferos que se encuentra en


México, 439, es el mayor de todos los países
neotropicales (Brasil, con un territorio cuatro veces
mayor, ocupa el segundo lugar con 394).

- En cuanto a aves silvestres, México cuenta con 1,040


especies, mientras que la cifra combinada para EU y
Canadá es de 750. De las 1,040 especies mexicanas, 125
son endémicas, y aproximadamente 400 de ellas no
ocurren al norte de nuestra frontera con EU.

- La herpetofauna (reptiles y anfibios) de México es la


más rica del mundo: 957 especies (incluyendo 526
endémicas, un asombroso 55 %).

- En nuestro país se encuentran 2,500 especies de


mariposas, contra sólo 700 en EU y Canadá juntos.

- En superficie total cubierta por vegetación tropical,


México aún ocupa el séptimo lugar en el mundo y cuarto
en el hemisferio occidental (después de Brasil, Perú y
Colombia).

Para visitar la mayor parte de los atractivos turísticos de México


se brindan múltiples facilidades: una amplia infraestructura de
comunicaciones y transportes, hoteles, agencias de viaje y
operadores turísticos (a nivel nacional e internacional),
promoción y publicidad. Quien quiera visitar en México sus
playas, sus principales zonas arqueológicas y sus más importantes
ciudades encontrará un amplio abanico de opciones.

Sin embargo, hay un tipo de turismo que aún es incipiente en


México, a pesar del potencial enorme de nuestro país. Nos
referimos al ecoturismo, del cual ya hemos brindado su definición
en la sección anterior. Debido a su enorme riqueza de atractivos
ecoturísticos y a su estratégica ubicación geopolítica, México
podría convertirse en el destino de ecoturismo más importante del
mundo. Pero ello requiere de una serie de acciones,
concertaciones y lineamientos, que constituyen la materia del
presente documento.

La Secretaría de Turismo ha insistido recientemente en que uno de


sus objetivos básicos es la diversificación de nuestra oferta
global turística, para lo cual habrá de tomarse en cuenta, entre
otras cosas, "las grandes oportunidades para disfrutar de la
naturaleza" (SECTUR, 1995).
Una ventaja del ecoturismo que habría que remarcar es que no es
estacional. A diferencia de varias modalidades de turismo masivo
(que se caracterizan por su marcada estacionalidad, coincidiendo
las más de las veces con los períodos vacacionales), el ecoturismo
puede ejercitarse durante prácticamente todas las épocas del año,
lo cual es altamente conveniente para la industria turística, ya
que puede contribuir a atenuar las temporadas bajas del turismo
masivo tradicional.

Sin embargo, es importante señalar que no se pretende que toda la


actividad turística en México sea ecoturística: habrá gente que
fundamentalmente seguirá viajando por nuestro país para
simplemente disfrutar de nuestra exquisita comida y música
tradicionales, o utilizar las múltiples instalaciones de playa
existentes, o ir de compras. Deberá, pues, propiciarse un modelo
que dé cabida armoniosa a diversos tipos de turismo, pero con el
condicionante de que todas las modalidades turísticas dean
sostenibles, es decir, de bajo impacto, a fin de no exceder las
capacidades de carga de los ecosistemas naturales y culturales de
las diferentes regiones de México, y que a la vez ofrezca opciones
viables de desarrollo socioeconómico a los habitantes locales.

Habrá que desterrar la falacia de que el ecoturismo es un turismo


pobre, que sólo practican mochileros que piden "aventón" y usan
únicamente sus propias tiendas de campaña. A nivel mundial está
ocurriendo una efervescencia de ecoturistas internacionales,
quienes desean viajar a los sitios más remotos del planeta, con
tal de tener una experiencia de convivencia con una naturaleza aún
no perturbada. Muchos de estos ecoturistas internacionales poseen
altos niveles económicos y culturales y están demandando
infraestructura y servicios especializados de alta calidad, aunque
de carácter rústico.

5. LA SITUACION ACTUAL DEL ECOTURISMO EN MEXICO

En la mayor parte de los países menos desarrollados económicamente


(con algunas honrosas excepciones) el ecoturismo se encuentra aún
en su infancia. Los operadores de viajes basados en la naturaleza
y algunas ONGs conservacionistas se afanan por encontrar nuevos
itinerarios y destinos ecoturísticos que puedan ser atrayentes y
redituables. Hay evidencia en el sentido de que, en general, los
ecoturistas permanecen en los países de destino un mayor tiempo
que el promedio de otros turistas.

Existen varias limitaciones que actualmente impiden un mayor


desarrollo del ecoturismo en los países llamados del tercer mundo
(incluyendo a los latinoamericanos y, por supuesto, a México).
Una de ellas ha sido la falta de un esquema de integración que
permita la planeación y el desarrollo adecuado del ecoturismo y el
no conceder a este tema una alta prioridad en los planes
nacionales de gobierno. Otra limitante ha sido la falta de una
estrategia adecuada de promoción y mercadeo turístico en general
(y ecoturístico en lo particular), tanto a nivel doméstico como
internacional. Algunos representantes de la iniciativa privada
argumentan que sus gobiernos fallan al no reconocer la importancia
del ecoturismo y en consecuencia no invierten suficiente esfuerzo
y recursos para la investigación y promoción en este campo.

Otro serio problema que enfrentamos es la falta de mecanismos


adecuados para la protección de ecosistemas naturales importantes,
sobre todo los cubiertos de bosques. Al no concedérsele un
presupuesto gubernamental adecuado a este rubro y al no existir
muchas opciones para otras fuentes de financiamiento que permitan
una efectiva conservación ecológica, es evidente que se pone en
grave peligro al principal recurso ecoturístico de nuestro país.
Es indudable que la viabilidad a largo plazo del ecoturismo
depende de que se puedan salvar a perpetuidad áreas críticas del
recurso natural vital. Muchos sitios que hubieran sido adecuados
para la actividad ecoturística en nuestro país han sido
irremediablemente arruinados por la deforestación, caza furtiva o
excesiva, pesca por dinamita, cultivo de narcóticos, explotación
minera o petrolera sin las debidas consideraciones ecológicas y
turismo masivo sin control.

Otra seria limitación es la falta de una adecuada infraestructura


física ecoturística en México, que sea de bajo impacto ambiental y
que armonice con el entorno ecológico. Por último, aún existe una
falta generalizada de programas adecuados de capacitación y
educación ecoturística en México. Una honrosa excepción la
constituye la Universidad de Quintana Roo, que recientemente ha
desarrollado una estructura curricular para la enseñanza y
capacitación en los campos del turismo sustentable y el ecoturismo
a diversos niveles: cursos básicos de capacitación para
campesinos, pescadores y lancheros; carrera técnica corta;
diplomado; licenciatura; y maestría (Ceballos Lascuráin, 1996b).

Para que el ecoturismo sea una realidad en nuestro país, tiene que
gestarse una cultura ecoturística a nivel nacional, que abarque
tanto el aspecto de oferta de servicios como de demanda de los
mismos. No será suficiente que cada vez un número mayor de
ecoturistas extranjeros visite nuestro país. El mexicano deberá
también empezar a practicar actividades ecoturísticas y exigir
servicios adecuados para ello.

Como hemos comentado anteriormente, la mayor parte del ecoturismo


a nivel mundial (y México no es ninguna excepción) se practica en
aquellas áreas que tienen algun estatus oficial de protección. Si
esto es cierto en la actualidad, lo será aún más en el futuro, ya
que el impacto devastador de las presiones humanas sobre el medio
ambiente está disminuyendo las cada vez más escasas áreas sin
disturbar y destruyendo los bosques (sobre todo los tropicales) de
todo el mundo a un ritmo alarmante. Si el desarrollo ecoturístico
continúa con su tendencia creciente, entonces las áreas sin
disturbar que posean características ecológicas sobresalientes
estarán cada año en mayor demanda. Es decir, a medida que a nivel
mundial el número de ecoturistas (la demanda) aumenta, el número y
tamaño de áreas naturales sin disturbar (la oferta) disminuye. En
una economía de mercado, esto significa que las áreas naturales
conservadas en buen estado pueden ir adquiriendo una plusvalía
significativa si se orientan adecuadamente hacia el ecoturismo.
Esta situación es bastante distinta a la que encontramos en el
turismo masivo convencional, donde los turistas que disfrutan de
ambientes más artificiales o sintéticos no deben de preocuparse
que en le futuro haya menos piscinas, grandes hoteles de recreo,
casinos, discoteques, parques recreativos y centros comerciales
(muy por el contrario, cada vez hay una mayor oferta de estos
servicios en todo el mundo). De allí la importancia de
incrementar en nuestro país el número y tamaño de áreas naturales
adecuadamente protegidas y de establecer mejores sistemas de
manejo y control en las existentes.

Las áreas protegidas de México juegan un papel vital en el


desarrollo del ecoturismo en nuestro país, ya que en ellas es
donde se conservan mejor los diversos ecosistemas naturales de la
nación, así como, en muchos casos, nuestros más valiosos y
atractivos sitios arqueológicos.

A través de la Ley General del Equilibrio Ecológico y la


Protección del Ambiente ha sido creado oficialmente el Sistema
Nacional de Areas Naturales Protegidas (SINAP), cuyo propósito es
armonizar los imperativos ecológicos con el desarollo económico y
social de México, conforme a patrones de sustentabilidad. El
SINAP es un instrumento que permite ordenar y clasificar las áreas
naturales protegidas del país de tal forma que se cumplan los
propósitos de conservar la biodiversidad, mediante la protección
de ecosistemas representativos, al mismo tiempo que se lleven a
cabo actividades, debidamente normadas, de recreación e
investigación y de las comunidades asentadas. Mediante el SINAP,
la Ley establece la normatividad para regular, restringir o
prohibir las actividades humanas en un conjunto de tierras y aguas
habitadas por especies vegetales y animales consideradas nativas,
amenazadas o en peligro de extinción. Además, se determina la
protección de aquellas especies que tienen importancia nacional,
que necesitan regeneración o que requieren conservación especial.

A partir de 1995 el SINAP queda adscrito sectorialmente a la


Secretaría de Medio Ambiente, Recursos Naturales y Pesca
(SEMARNAP), a cargo del Instituto Nacional de Ecología (INE).
Antes de esta fecha las áreas protegidas quedaban bajo la
jurisdicción de dos instituciones diferentes: la Secretaría de
Desarrollo Social (SEDESOL) y la Secretaría de Agricultura y
Recursos Hidráulicos (SARH), lo cual generó todo tipo de
confusiones y redundancias administrativas.

El SINAP cuenta hasta ahora con 89 áreas protegidas clasificadas


en seis categorías de manejo, de acuerdo con su extensión, el tipo
de protección que reciben y el bien que se protege. Dichas
categorías son: reserva de la biósfera (RB), reserva especial de
la biósfera (REB), parque nacional (PN), parque marino nacional
(PMN), área de protección de recursos naturales, área de
protección de flora y fauna silvestres y acuáticas (APPP) y
monumento natural (MN). (SEMARNAP, 1996). Las 89 áreas
integrantes del SINAP cuentan con una superficie total de
10,706,069 ha. (poco más del 5 % del territorio nacional). De
ellas, 18 son Reservas de la Biósfera, con un total de 7,552,877
ha; 13 Reservas Especiales de la Biósfera, con 491,336 ha; 44
Parques Nacionales, con 688,103 ha; 3 Parques Marinos Nacionales,
con 393,118 ha; 8 Areas de Protección de Flora y Fauna Silvestres
y Acuáticas, con 1,567,612 ha; y 3 Monumentos Naturales con 13,023
ha.

Es interesante señalar que hasta 1988, existían 64 áreas naturales


protegidas que conformaban una superficie de 4,817,313 ha. Es
decir, entre 1988 y 1996 se han decretado 25 nuevas áreas, con lo
cual se ha más que duplicado el área total protegida (SEMARNAP,
1996).
Las cifras anteriores pueden parecer altas, pero la propia
SEMARNAP reconoce que son en realidad desproporcionadamente
pequeñas y poco representativas de la diversidad biológica y
ecológica de México. Incluso, en comparación con otros países en
desarrollo, la proporción de áreas protegidas en México resulta
precaria, ya que Costa Rica destina el 25 % de su territorio a la
conservación, Guatemala el 30 % y Chile el 12 % (SEMARNAP, 1996).

La limitada extensión de muchas de nuestras áreas naturales


protegidas impide garantizar la supervivencia de poblaciones de
muchas especies fundamentales, por razones de alcance, recursos
disponibles y erodabilidad genética. Por ejemplo, del total de
superficie be bosques tropicales caducifolios en México, sólo el
1 % está protegido, mientras que el restante 99 % carece de
cualquier tipo de protección. Para los bosques de coníferas y
encinos las cifras respectivs son las mismas. En el caso del
bosque tropical perennifolio la situación es casi igual de
alarmante, siendo las cifras correspondientes el 8 % y el 92 %.

Por tanto, es preciso aumentar la superficie bajo protección, ya


que existe una gran heterogeneidad ambiental y un gran número de
especies con distribuciones sumamente restringidas que están en
peligro de desaparecer.
Además, hay que reconocer que muchas de las áreas protegidas
decretadas son "de papel", es decir, no tienen suficiente
presupuesto ni personal ni esquemas adecuados de manejo que
garanticen su conservación y mantenimiento a largo plazo. En
general, se aprecia una grave deficiencia presupuestal para la
administración de dichas áreas. Asimismo, el personal asignado a
las áreas es insuficiente y en la actualidad sólo hay diez
reservas con directores y una plantilla básica. El INE ha
calculado recientemente que las necesidades de las áreas
protegidas a nivel nacional están satisfechas tan sólo en la
siguiente proporción para los siguientes rubros: personal mínimo
de operación, en un 36 %; inversión mínima de conservación, 20 %;
existencia de planes de manejo para cada área, 18 %; inversión en
infraestructura, 19 %; proyectos de investigación, 28 %; proyectos
de desarrollo social, 19 %; proyectos de desarrollo sustentable,
15 % (INE, 1995).

Es evidente que si no se toman medidas drásticas en el corto


plazo, el SINAP quedará en la práctica desintegrado e inoperante,
por lo que nuestro país se encuentra en un grave riesgo de perder
su riquísimo patrimonio natural. Deberá concedérsele una mayor
prioridad política y práctica al ecoturismo, ya que éste fenómeno
puede contribuir en mucho a evitar el progresivo deterioro de
nuestras áreas protegidas. El ecoturismo deberá de convertirse en
un mecanismo efectivo de autofinanciamiento para la conservación
en México.

En relación al tema de áreas protegidas, es importante mencionar


la Convención del Patrimonio Mundial. Esta convención
internacional, a la que se han adherido 127 países, fue adoptada
por la Conferencia General de la Unesco en 1972. Su misión
consiste principalmente en definir ese llamado "patrimonio
mundial", tanto cultural como natural, es decir, confeccionar la
lista de monumentos y lugares cuyo interés se considera como
excepcional y su valor como universal, de manera que su protección
interesa a la humanidad por entero. El objetivo de la Convención
es promover la cooperación entre todas las naciones y los seres
humanos de manera de contribuir eficazmente a dicha protección.
Es evidente que los Sitios de Patrimonio Mundial constituyen
atractivos ecoturísticos del más alto nivel en todo el mundo, pero
también implican la mayor responsabilidad en cuanto a su
conservación y adecuada visitación. En el caso de México, los
siguientes han sido declarados Sitios de Patrimonio Mundial:
centro histórico de la Ciudad de México y zona arqueológica de
Xochimilco; ciudad prehispánica de Teotihuacán; centro histórico
de la Ciudad de Puebla; centro histórico de la Ciudad de Oaxaca y
zona arqueológica de Monte Albán; Palenque; Chichén Itzá; centro
histórico de la ciudad de Guanajuato y minas adyacentes; y Reserva
de la Biósfera de Sian Ka'an. xxx
En todas las áreas naturales protegidas de México sólo se permite
el aprovechamiento consumidor de los recursos naturales para
beneficio de las comunidades locales, las que se comprometen a
limitarse a ciertas zonas y a observar los lineamientos ecológicos
necesarios para propiciar la conservación de los ecosistemas.
Mediante esto se busca fomentar una relación armoniosa entre
entorno natural, crecimiento económico y desarrollo social de las
comunidades.

SEMARNAP realiza en colaboración con las comunidades locales, las


instituciones de investigación, los grupos ecologistas y el sector
empresarial, actividades de reforestación, de reintroducción de
especies vegetales y animales que han desaparecido del lugar, en
las diferentes zonas naturales del sistema, así como la
impartición de cursos de educación ambiental, labores de
vigilancia, mantenimiento, administración y prestación de
servicios turísticos.
Todo lo anterior nos indica que existen múltiples opciones para el
manejo de nuestras áreas protegidas, con una gran diversidad de
posibilidades combinatorias en cuanto a responsabilidad. Es
evidente que esta temática tiene una gran incidencia sobre el
desarrollo del ecoturismo en México. En todo caso, es fundamental
y urgente una adecuada coordinación interinstitucional, sobre todo
entre SECTUR, SEMARNAP e INAH, a fin de lograr un desarrollo sano
y equilibrado del ecoturismo, así como con otras dependencias
gubernamentales con injerencia en el tema, tanto del sector
federal (como la Secretaría de Marina y la Secretaría de Educación
Pública) como estatal, e instituciones de educación superior y
ONGs.

Es sólo a partir de fechas muy recientes que el gobierno mexicano


empieza a mostrar interés en el tema del ecoturismo. Es alentador
mencionar que recientemente se han presentado varias instancias de
colaboración interinstitucional entre SEMARNAP y SECTUR, sobre
todo en El Vizcaíno (en relación al fenómeno de observación de
ballenas).

Es interesante también señalar que en 1992 se creó la Comisión


Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad, por
acuerdo del Presidente de la República, con la finalidad de
coordinar acciones y estudios relacionados con el conocimiento y
la preservación de las especies biológicas y la conservación de
los ecosistemas naturales del país.

En 1994, la Secretaría de Turismo elaboró la Estrategia Nacional


de Ecoturismo, a fin de sentar las bases y directrices principales
que permitan que el proceso ecoturístico se convierta en un
verdadero mecanismo de conservación y de desarrollo sustentable
(Ceballos Lascuráin, 1994).
El Plan Nacional de Desarrollo 1995-2000 establece que "en el
desarrollo regional, la generación de empleos y la captación de
divisas, la actividad turística es la opción más rápida y viable
de desarrollo para algunas regiones del país, por lo que la
estrategia a seguir, dispondrá lo necesario para contar con una
instancia mixta de promoción a la que concurran el gobierno y el
sector privado, a fin de atraer a un mayor número de visitantes de
mayor nivel de gasto durante todo el año, con especial énfasis en
un desarrollo de la actividad que le dé sustentabilidad y revalore
la importancia de los recursos ecológicos y culturales que hasta
hoy están limitadamente aprovechados en el sector turismo".

Con fundamento en lo anterior, en julio de 1995 se sentaron unas


bases de colaboración entre las siguientes instituciones del
sector público: SEMARNAP, SECTUR, INE, Comisión Nacional del Agua
(CONAGUA), Nacional Financiera, FONATUR, Consejo Nacional para la
Cultura y las Artes, INAH e Instituto Nacional Indigenista (INI),
con el fin de conjuntar sus acciones, esfuerzos y recursos para
desarrollar programas tendientes a lograr objetivos y metas
vinculados con la conservación y el desarrollo armónico del
turismo en México. Aún es prematuro juzgar la efectividad de este
convenio de colaboración, pero es de desearse que se convierta en
un instrumento eficaz que promueva una interacción simbiótica
entre el turismo y la conservación del patrimonio ntural y
cultural de México.

Por todo lo anterior, es urgentísimo que el ecoturismo tenga un


desarrollo más efectivo en nuestro país. Lamentablemente, debemos
reconocer que México se está rezagando en el campo del ecoturismo
a nivel mundial. Otros países latinoamericanos y del Caribe, como
Costa Rica, Panamá, Venezuela, Ecuador y Belice están tomando
pasos decisivos a fin de que el ecoturismo se convierta en un
verdadero mecanismo de conservación de su patrimonio natural y
cultural, así como en un instrumento de desarrollo sostenible,
sobre todo entre sus poblaciones rurales. México en su conjunto
posee un mayor valor agregado en cuanto a atractivos naturales y
culturales que cualquiera de los países arriba mencionados. El
recurso básico lo poseemos, tan sólo hace falta una toma de
conciencia más generalizada, una acción coordinada y mecanismos
efectivos de concertación que involucren adecuadamente a todos los
sectores participantes.

De lograrse estos objetivos, México podría convertirse en uno de


los primeros destinos ecoturísticos del mundo, con lo cual se
estaría contribuyendo a conservar a largo plazo su rico patrimonio
ecológico y cultural y elevar el nivel de vida de su población,
sobre todo en el ámbito rural. El presente libro pretende, con
toda modestia, aportar al logro de estos objetivos.
Hay que reconocer que la competencia en el campo del ecoturismo se
hace cada vez más reñida a nivel mundial y por tanto deberemos
alcanzar niveles de excelencia si realmente pretendemos ser
contendientes en el mercado planetario.

Otro problema que enfrentamos es la gran escasez de información


estadística sobre el turismo basado en la naturaleza en México.
Las Estadísticas Básicas de la Actividad Turística que recaba año
con año la Secretaría de Turismo no incluyen dato alguno sobre
visitantes a áreas protegidas u otras áreas de interés
ecoturístico. Tampoco se realizan en forma sistemática
entrevistas o encuestas por muestreo. En conocimiento del autor,
la única ocasión en que se llevó a cabo una investigación sobre
estadísticas de ecoturismo en México, fue a raíz del estudio
llevado a cabo en 1988 por el World Wildlife Fund de Estados
Unidos (WWF-US) en cinco países de América Latina y el Caribe:
Belice, Costa Rica, Dominica, Ecuador y México. Las
investigaciones de campo en México contaron con la efectiva
colaboración de SECTUR (Ceballos-Lascuráin, 1988; Boo (ed.),
1990). En dicha oportunidad se levantó un total de 1,175
entrevistas (en dos parques nacionales - Izta-Popo y Cañón del
Sumidero - además del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de
México), en base al llenado de un cuestionario muy detallado
(mismo que constituye el Anexo 1). Es indispensable que sigan
aplicándose este tipo de encuestas y muestreos en forma periódica
y sistemática.

A continuación, destacaremos las conclusiones más relevantes de la


parte correspondiente a México de este estudio de WWF-US, (las
cuales siguen, en general, teniendo validez):

México es, de los cinco países analizados, con mucho el más


conocido como destino turístico internacional, y el que tiene la
mejor y más amplia infraestructura turística tradicional. Sin
embargo, es menos conocido como destino ecoturístico que Costa
Rica y Ecuador (este último país debido en gran medida a sus Islas
Galápagos). La gran mayoría de su turismo no está orientado hacia
la naturaleza (como en el caso de Costa Rica), a pesar de la
enorme biodiversidad y riqueza de paisajes existentes en México,
aunque sí es importante el flujo turístico hacia las zonas
arqueológicas mexicanas. El estudio correspondiente a México
decía textualmente: "Esto podría indicar que existe un gran
potencial en México para expandir su actividad turística, al menos
de las siguientes dos maneras: 1) impulsar directamente una nueva
modalidad turística: el ecoturismo, en base a la promoción de
atractivos naturales tan notables como la ballena gris en Baja
California, la mariposa monarca, los flamencos en Yucatán, las
selvas tropicales del sureste del país, con su enorme diversidad
biológica, sobre todo de aves (y su rico complemento de patrimonio
arqueológico y de cultura vernácula), sus imponentes barrancas,
etc.; 2) inducir a los turistas 'convencionales' a extender su
estadía en México, añadiendo un componente ecoturístico a su
viaje. Una combinación de ambas estrategias podría ser la más
adecuada" (Ceballos-Lascuráin, 1988).

Analizándose los cuestionarios dirigidos a los turistas


extranjeros en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México,
se detectó que el 42 % de ellos consideraron que las áreas
protegidas del país fueron la "principal razón" o un "motivo
importante" en su decisión de visitar México (contra 65 % en el
caso de Ecuador y 41 % para Costa Rica). Sin embargo, entre las
razones para seleccionar a México como destino turístico de los
viajeros entrevistados en el Aeropuerto, la "historia natural"
ocupó un bajo rango (séptimo lugar, por debajo de otras razones
como "playas, sol y diversión", "negocios y convenciones",
"paseos", "arqueología", "visitas a amigos y familiares" e
"historia y cultura"). El 55 % de los viajeros extranjeros
entrevistados en el Aeropuerto de México visitaron al menos una
área protegida (sobre todo áreas con componentes arqueológicos
como Teotihuacán, Chichén Itzá, Tulum y Uxmal, así como el Bosque
de Chapultepec). Las encuestas en los aeropuertos principales de
los cinco países objeto del estudio del WWF-US confirmaron que los
turistas orientados hacia la Naturaleza gastan más dinero que los
demás turistas: US$ 2,588 como promedio para los cinco países de
los turistas que citaron los atractivos naturales como la
"principal razón" de su visita, contra sólo US$ 1,531 para los que
citaron a dichos atractivos como "no importantes". A nivel
también de los cinco países, los cuestionarios de aeropuerto
esbozaron el siguiente perfil del viajero extranjero con interés
en la Naturaleza:

Edad promedio: 43.9


Sexo: masculino (51 %), femenino (49 %)
Primer visita al país en cuestión: 73 % (en contraste con
51 % para turistas no interesados en el
ecoturismo, lo cual indica que el ecoturista es un
nuevo tipo de visitante a estos países)
Forma de viajar: solo (21 %); en familia (36 %); con amigos y
colegas (23 %); en tour organizado (20 %)
Actividades principales: observación de aves (58 %);
observación de fauna silvestre en general (55 %); paseos en
bote (42 %); botánica (31 %); excursionismo/ trekking (28 %);
culturas locales (25 %); caminatas por la selva (23 %);
montañismo (22 %)
Nivel de satisfacción de su viaje: muy satisfecho (67 %);
satisfecho (21 %); no muy satisfecho (4 %); decepcionado (0
%)
De lo anterior se deduce, entre otras cosas, la enorme vocación
por el turismo ornitológico (observadores de aves) en los cinco
países estudiados (incluyendo obviamente a México).

En relación a los turistas (tanto nacionales como extranjeros)


entrevistados en los parques nacionales de los 5 países, al
preguntárseles qué aspectos podían ser mejorados en los parques,
la mayoría mencionó los siguientes: información técnica, libros y
folletos-guías, material promocional de los parques, mapas
adecuados, transportación más adecuada y señalizaciones de
carácter ecológico en las áreas protegidas. Aparentemente, el
hecho de que existen malos caminos de acceso en varios parques no
es un factor negativo o inhibidor para los ecoturistas que los
visitaron. Esto nos ratifica que el ecoturista no es tan exigente
respecto a ciertos aspectos de infraestructura física o servicios
turísticos tradicionales ("es parte de la experiencia o de la
aventura" o "estamos escapando de las excesivas comodidades de
nuestro mundo moderno cotidiano"), pero que sí desea obtener más
conocimientos e información sobre las áreas naturales que visita,
demandando por ello una mayor cantidad de material interpretativo
y educativo. Esto implica un análisis más depurado de ciertos
aspectos educativos y económicos por parte de las autoridades de
los parques nacionales.

Es importante señalar que, desde el punto de vista educativo, un


parque sin material interpretativo ni señalizaciones adecuadas
está fallando en su importante labor de educar y concientizar
ecológicamente a los visitantes, tanto nacionales como
extranjeros. Desde el punto de vista económico, la mejoría en los
servicios interpretativos (incluyendo material informativo) podría
significar la venta o alquiler de éstos, lo cual implicaría una
fuente adicional de ingresos para los parques, que tendería a su
autofinanciamiento y a propiciar una derrama económica a nivel
local.

En el caso específico de México, es muy claro que las


restricciones presupuestales crónicas en sus parques nacionales y
otras áreas naturales protegidas han impedido que éstos tengan un
adecuado manejo e infraestructura turística apropiada. En
términos generales no se cobran cuotas de entrada en las áreas
naturales protegidas en México y las concesiones a particulares
son sumamente limitadas (y cuando existen, las rentas que se
cobran, por ejemplo, en el albergue Tlamacas del Parque Nacional
Izta-Popo, son demasiado bajas). Pero quizá la raíz del problema
yace en el sistema de presupuestación actualmente en vigor en las
áreas legalmente protegidas. El poco ingreso que tienen los
parques (de las aisladas concesiones y, en algunos casos, de
tarifas de estacionamiento), por ley tiene que enterarse a la
Secretaría de Hacienda y Crédito Público, la cual cada año asigna
una cantidad (siempre muy limitada) del presupuesto federal a
SEMARNAP para operar el Sistema Nacional de Areas Protegidas (la
mayor parte de esos fondos siendo destinada a cubrir la nómina del
reducido personal asignado a las áreas protegidas), sin tomar en
cuenta el número de visitantes e ingreso económico por concepto
del turismo que tuvo cada parque durante el año precedente. Esto
obviamente inhibe cualquier iniciativa que pudiera tener el
director de cada área protegida por atraer más visitantes o
mejorar sus servicios, ya que dichas acciones no significarán
recibir una mayor asignación presupuestal y sí, en cambio,
implicarán mayor trabajo, mayores servicios y gastos de
mantenimiento más elevados. Es evidente que si nuestros parques
nacionales y otras áreas protegidas han de tener una situación
económica más saludable, deberán implantarse mecanismos
alternativos que propicien un efectivo autofinanciamiento.

Esta situación podría alcanzarse, en primer lugar, mediante el


establecimiento de cuotas de entrada para los visitantes,
sugiriéndose la fijación de tarifas diferenciales para
estudiantes, ancianos, nacionales y extranjeros (éstos últimos con
una mayor cuota, ya que los mexicanos ya están contribuyendo, a
través de sus impuestos, a la operación y mantenimiento de las
áreas protegidas) y a través del otorgamiento de mayores
concesiones a la iniciativa privada - dando preferencia a la
población local - bajo un control y reglamentación estrictos
(operación de albergues, restaurantes, pequeños comercios, paseos
en lancha y a caballo, guianza, etc.). Un cambio en la presente
legislación podría permitir que la administración de cada parque
pudiese quedarse con estos ingresos directos, aplicándolos a
gastos de operación y mantenimiento (con los controles contables
apropiados). Este tema se toca con mayor amplitud en el Capítulo
15.

Adicionalmente al turismo internacional que ya empieza a visitar


nuestras áreas protegidas, el turismo doméstico hacia éstas se
viene incrementando, sobre todo el consistente en visitas de las
clases media y baja urbanas a los parques nacionales durante los
fines de semana y días festivos (normalmente como "días de
campo"). Este tipo de turismo o visitación quizá no tenga aún una
gran significación a nivel económico nacional, pero sí puede tener
un impacto considerable a los niveles local y regional y, además,
puede constituir el germen de un mecanismo de educación ambiental
y concientización ecológica del pueblo mexicano.

La revista norteamericana Buzzworm publicó en 1993 un directorio


donde se enlistó un total de 113 operadores ecoturísticos - en su
mayoría de EU y Canadá - que en su conjunto realizan viajes por
todo el mundo. De estas 113 empresas, sólo 17 anunciaban
explícitamente viajes ecoturísticos a México, no obstante nuestra
cercanía con EU y Canadá (vs. 24 a varios destinos en Africa - a
pesar de la lejanía -, 22 a Alaska y 19 a Costa Rica). Hay que
señalar que la mayoría de estas excursiones ofrecidas a México
tiene un componente de "aventura" (descenso de ríos, montañismo,
kayakismo en ríos y mar, etc.). Sólo en tres o cuatro casos se
enfatiza la observación de la naturaleza propiamente dicho (sobre
todo la observación de ballenas en Baja California y la
observación de aves). Los destinos explícitos más frecuentes de
dichas excursiones son: Barranca del Cobre, 7; Baja California y
Mar de Cortés, 6 (sobre todo, observación de ballenas); Mundo
Maya, 4. Es decir, a nivel internacional prácticamente no se
están reconociendo aún los numerosos destinos ecoturísticos
adicionales (además de los tres o cuatro mencionados aquí) que
posee nuestro país. En la Sección 16 se identifican los circuitos
y regiones de mayor significado ecoturístico en México.

En los últimos años han empezado a surgir diversas iniciativas en


nuestro país que de alguna manera u otra tienen vinculación (al
menos potencial) con el ecoturismo. Los orígenes de dichas
iniciativas se encuentran en la iniciativa privada y entre las
ONGs.

En 1981 se crea PRONATURA (Asociación Mexicana para la


Conservación de la Naturaleza, A.C.), fungiendo como Presidente
Fundador el Arq. Héctor Ceballos Lascuráin. Desde sus inicios,
PRONATURA promueve el ecoturismo en diferentes partes de México,
reconociéndose por vez primera en nuestro país su importancia
potencial en cuanto a instrumento de conservación y de desarrollo
sostenible. Destacan particularmente las actividades llevadas a
cabo en Celestún, Yucatán (a favor de la conservación del flamenco
y del desarrollo sostenible de los pescadores locales, labor que
continuó con gran éxito el capítulo Yucatán de PRONATURA) y en
Lagunas de Chacahua y Playa de la Escobilla (labores de
concientización entre las poblaciones locales para conservar las
tortugas marinas y promoción de un ecoturismo comunitario). En la
actualidad PRONATURA es la OMG conservacionista más importante en
México y, en coordinación con sus diferentes capítulos en el país,
está involucrada en la promoción de varios proyectos de ecoturismo
(Mar de Cortés, Celestún, Calakmul, etc.).

Hay otras ONGs que han mostrado interés en México por el


ecoturismo como mecanismo de conservación, tales como la Fundación
Mexicana para la Educación Ambiental, A.C., WWF-México, el Fondo
Mexicano para la Conservación de la Naturaleza, A.C. y
Conservation International-México. La Fundación Miguel Alemán, A.
C., llevó a cabo en 1990 un Concurso Nacional sobre Turismo y
Ecología y Ecoturismo, en el cual participaron más de 50
concursantes.

En 1984 se creó en México la primera empresa operadora de viajes


dedicada exclusivamente al ecoturismo, Turismo Ecológico Mexicano,
S.A. de C.V. (Ecotours), fundada por el Dr. Richard Wilson y el
Arq. Héctor Ceballos Lascuráin. La oferta de servicios de
Ecotours estuvo dirigida fundamentalmente hacia Estados Unidos y
Canadá, y su clientela era mayoritariamente compuesta por
observadores de aves y afcionados a la arqueología mesoamericana.
El número máximo de turistas por excursión estaba limitado a
catorce, conducidos por uno o dos guías expertos en ornitología e
historia natural de México y Mesoamérica (y en arqueología e
historia prehispánicas cuando la naturaleza del viaje lo
requería). La duración promedio de los tours era de 10 a 14 días
y se ofrecían excursiones por todas las diferentes regiones
naturales de México. Particularmente exitosos fueron los viajes
que se condujeron por el sureste del país (así como Belice y
Guatemala), los primeros que fueron anunciados como "La Ruta
Maya". Normalmente se utilizaron "combis" para la transportación
terrestre y se pernoctaba en hoteles de dos y tres estrellas (lo
más cerca posible de los atractivos naturales y/o arqueológicos).
La tarifa promedio por día era de aproximadamente US$ 110 para
extranjeros (incluyendo transportación terrestre, los tres
alimentos y servicios de guía), con una reducción de un 30 % para
nacionales. Se proporcionaba anticipadamente información
detallada a la clientela, bibliografía apropiada y una lista de
las aves de la región a visitar. Invariablemente se recurría a
guías locales auxiliares en cada región visitada y se procuraba
adquirir alimentos, refrescos y artesanías en las comunidades
rurales y áreas protegidas visitadas. La agencia funcionó
ininterrumpidamente entre 1984 y 1992 (período en el cual
prácticamente fue la única empresa ecoturística mexicana).

A partir sobre todo de los inicios de la década de los noventas


empiezan a crearse en diferentes partes del país empresas
dedicadas a diversas modalidades del turismo de aventura y el
ecoturismo. Recientemente ha sido creada la Asociación Mexicana
de Turismo de Aventura y Ecoturismo, A.C. (AMTAVE), misma que a
fines de 1996 agrupaba a un total de 26 operadoras turísticas.
Todo ello indica el interés que hay en nuestro país por el
desarrollo de estas actividades. También es patente la urgente
necesidad de que se lleven a cabo de manera generalizada y amplia
programas de capacitación para operadores ecoturísticos, tema en
el que se abunda en el Capítulo 13.

En cuanto a infraestructura física adecuada para el ecoturismo, es


donde México realmente presenta carencias notables. Los parques
nacionales y otras áreas protegidas en general (con poquísimas
excepciones) no cuentan con instalaciones adecuadas para el
ecoturismo. No existen prácticamente centros de interpretación,
senderos interpretativos de la naturaleza, observatorios de fauna
(ni tampoco servicios de guianza, folletos con listas de especies
faunísticas y florísticas, libros-guía oficiales, etc.). Como en
la mayoría de nuestros parques nacionales no se cobra entrada (y
en los que se cobra, los ingresos se canalizan hacia la Tesorería
de la Federación), no hay aliciente ni recursos necesarios para
impulsar el ecoturismo.

En general, tampoco la iniciativa privada ha realizado aún (hasta


fines de 1996) alojamientos adecuados para ecoturistas (con
construcciones de bajo impacto ambiental, diseñadas en armonía con
la naturaleza). Aunque a últimas fechas se han construido algunas
instalaciones (incluyendo hoteles) cuyos promotores las denominan
"ecoturísticas", en realidad la mayoría no califica para este
apelativo, por diversos motivos: inadecuado tratamiento de
residuos y desechos, inclusión de demasiados elementos y
amenidades artificiales (en ecoturismo el principal atractivo es
la naturaleza sin alterar), introducción de especies de flora y
fauna exóticas o domesticadas, recurrencia a un alto consumo
energético, formas arquitectónicas y materiales de construcción no
acordes con el entorno y la tradición local, etc.

A pesar del enorme potencial ecoturístico de México, la mayor


parte de la publicidad y promoción turística oficial se sigue
refiriendo durante toda la década de los ochentas y principios de
los noventas a los atractivos tradicionales de México, sobre todo
sus playas, su comida típica, su música tradicional y sus más
importantes zonas arqueológicas.

6. LINEAMIENTOS ESTRATEGICOS PARA LA PLANEACION DEL ECOTURISMO

Según Lewis Mumford (1938), la planeación regional es la dirección


consciente y la integración colectiva de todas aquellas
actividades que se basan en el uso de la tierra como asentamiento,
recurso o estructura. Todo buen proceso de planeación debe
comenzar con un levantamiento de los recursos existentes en una
región o localidad: el paisaje, los recursos naturales, la
población humana y las actividades socioeconómicas de las
comunidades existentes. La planeación no puede iniciarse con un
esquema abstracto y arbitrario que se buscará imponer a la
comunidad, sino que principiará con el conocimiento de las
condiciones y oportunidades existentes.

Concibiendo a la planeación en un contexto regional, los problemas


y oportunidades trascienden el esquema específico de ciudades,
suburbios y áreas rurales y abarcan el amplio espectro de todas
las necesidades humanas. Al emplear una perspectiva regional, se
le presenta al planificador la oportunidad de "atar todos los
cabos" a fin de lograr el óptimo ambiente vital. En dicho
enfoque, las estructuras y espacios de actividad del hombre pueden
ser concebidos en armonía con la naturaleza. El énfasis será
siempre en los aspectos cualitativos y no meramente cuantitativos,
con el objeto de lograr un escenario racional para el desarrollo
de una sociedad balanceada. Todo modelo de planificación
integrada deberá de considerar los aspectos de planificación
turística, jugando en ello un papel muy importante los criterios
de zonificación.

De manera general, todo plan regional (en su afán de resolver las


necesidades humanas) debe contener los siguientes objetivos
básicos:

- Elevar la calidad de vida de los habitantes de la región


- Propiciar un uso racional y sostenible de todos los recursos
disponibles
- Fomentar un sentido de comunidad
- Promover la interacción social
- Proveer un amplio espectro de oportunidades culturales
- Mantener proximidad y una interacción armoniosa y respetuosa
con la naturaleza
- Evitar uniformidad y monotonía
- Estimular la creatividad
- Aspirar a la consecución de la belleza y la felicidad en la
actividad cotidiana del hombre
- Proporcionar satisfacción y esparcimiento al visitante o
turista en la región

Tomando en cuenta la tendencia de los bienes y servicios a


concentrarse en algunos conglomerados urbanos y la capacidad de
éstos para extender su influencia más allá de los límites urbanos
hasta una parte importante del espacio rural que los rodea,
aparece una cualidad muy importante de las regiones, que es su
polarización. Esta forma de concebir el funcionamiento de una
región en torno a centros gravitacionales y a sus radios de
influencia juega un papel muy importante en la definición de todo
espacio turístico (Boullón, 1985).

En todo esquema de integración geográfica o regional de un


proyecto, habrán de aplicarse criterios de planificación física.
Como bien sabemos, la planificación física tiene como finalidad el
ordenamiento de las acciones del hombre sobre un territorio
determinado y se ocupa de resolver de manera armoniosa la
construcción de todo tipo de obras, así como de anticipar los
efectos de la explotación de los recursos naturales.

La planificación física se originó como un intento por dar una


respuesta racional a la necesidad de resolver los problemas
creados por el uso anárquico del suelo, a partir del momento en
que la expansión de la humanidad, en términos cuantitativos, trajo
como consecuencia la competencia por el uso del suelo en las áreas
de la tierra en explotación y el avance hacia la "conquista" de
otras partes no cultivadas.
Podemos afirmar que, en términos globales, el campo de acción de
la planificación física es toda la superficie del planeta tierra,
su objetivo es el ordenamiento del espacio y su función la de
mejorar el uso actual y sostenido del territorio, procurando que
no entre en crisis por el agotamiento prematuro de los recursos no
renovables y por la explotación irracional de los renovables. En
otro plano de acción, debe determinar la potencialidad de
adaptación del suelo, para lo cual debe medir la capacidad de éste
para absorber la expansión de los sistemas productivos actuales, a
fin de dar la mejor respuesta al nacimiento de las necesidades que
va creando el mundo moderno.

Generalizando, son dos las posibilidades de aplicación de la


planeación física:

a) Planeación del espacio natural


b) Planeación del espacio urbano

En ambos casos se requiere de la participación de un equipo


interdisciplinario de profesionales que incluya a arquitectos,
geógrafos, ecólogos, sociólogos, economistas, meteorólogos,
especialistas en estudios de suelos, ingenieros civiles,
ingenieros industriales, ingenieros agrónomos, especialistas en
turismo, ingenieros sanitarios, topógrafos, urbanistas,
diseñadores urbanos y paisajistas, entre otros.

Lejos de constituir una disciplina autónoma, la planeación física


debe estar al servicio de la planeación integral, a fin de
resolver las cuestiones específicas que le toca afrontar, con el
auxilio de otras especialidades a las cuales también asiste cuando
la naturaleza del problema así lo requiere. La planeación
turística (y en nuestro caso específico, ecoturística) es, pues,
un componente de la planeación regional integral.

Es evidente que la ecología, la economía y el turismo están cada


vez más entretejidos - a los niveles local, regional, nacional e
internacional - en una compleja red de causa y efecto. La mayoría
de los destinos turísticos exitosos en nuestros días dependen de
un entorno físico limpio, ambientes con algún tipo de protección
y, cada vez más frecuentemente, patrones culturales distintivos de
las comunidades locales. Aquellos destinos que por algún motivo
no ofrecen estos atributos están generalmente experimentando una
declinación en cuanto a calidad y uso turísticos. En la mayoría
de dichos destinos las comunidades locales padecen de una calidad
ambiental dañada, pérdida de identidad cultural y una disminución
en sus ingresos económicos. Es responsabilidad de los
planificadores el asegurar que los recursos sean adecuadamente
manejados en el presente a fin de que estén disponibles para las
generaciones futuras.
Siempre y cuando esté bien adaptado al medio ambiente y a la
sociedad locales mediante una cuidadosa planificación y gestión,
el turismo puede convertirse en un factor significativo para
conservar el medio ambiente. Ello es así porque un medio ambiente
que posea belleza escénica y rasgos interesantes en cuanto a
fauna, flora, aire y agua limpios, ofrece mucho de los recursos
que atraen a los turistas. Por tanto, el turismo puede ayudar a
justificar la conservación y de hecho contribuir y subsidiar los
esfuerzos conservacionistas.

Es importante planear y desarrollar el turismo de manera que se


conserve el patrimonio cultural de una localidad o región. Sitios
arqueológicos, monumentales e históricos, estilos arquitectónicos
distintivos, música y danzas locales, ceremonias y tradiciones,
artes y artesanías, vestimenta, gastronomía y sistemas axiológicos
locales, todo ello constituye la cultura de una área. Este
patrimonio cultural ofrece atractivos turísticos y puede ser
selectivamente conservado y realzado por el turismo o degradado
por éste, en función de cómo se desarrolla y se maneja la
actividad turística. Un aspecto esencial de cualquier tipo de
desarrollo turístico es el mantener el sentido único de identidad
ecológica, histórica, cultural y comunitaria de cada lugar.

Al aproximarse el fin de este milenio toda actividad turística


tendrá que constituir parte de lo que se ha dado en llamar
desarrollo sostenible. Para la Unión Mundial para la Naturaleza
(UICN) el desarrollo sostenible consiste en el mejoramiento de la
calidad de la vida humana sin rebasar la capacidad de carga de los
ecosistemas que la sustentan. Una "economía sostenible" es el
producto de un desarrollo sostenible. (UICN/PNUMA/WWF, 1991).
Ella mantiene su base de recursos naturales y puede continuar
desarrollándose mediante la adaptación y mejores conocimientos,
organización y eficiencia técnica, y una mayor sabiduría. Dentro
de esta filosofía, el turismo sostenible se define como toda forma
de desarrollo, manejo y actividad turísticos que mantiene a
perpetuidad la integridad y bienestar de índole ambiental, social
y económica, de los recursos naturales y culturales (FNNPE, 1993).

Como lo hemos comentado ya, el ecoturismo viene a constituir un


segmento del turismo sostenible.

Entre los objetivos que contempla la Estrategia Nacional de


Ecoturismo (ENE) elaborada por SECTUR en 1994 está el
establecimiento de las tipologías de planeación física que sean
apropiadas para cada región del país, definiendo los instrumentos
adecuados para lograr una compatibilidad entre la conservación de
los valores naturales, la explotación sostenible del potencial
agrícola y pesquero y la necesidad de encauzar las actividades
turísticas dentro de un marco de conservación ambiental (para un
tratamiento en detalle de este tema puede consultarse el Capítulo
12 de este libro).

Otros objetivos generales de la ENE, vinculados con aspectos de


planeación, son:

-- promover el ecoturismo como un instrumento eficaz para la


conservación de la naturaleza y los recursos naturales (y
recursos culturales asociados, cuando sea el caso),
especialmente en áreas protegidas y otras áreas
ecológicamente significativas de nuestro país;

-- estimular el desarrollo del ecoturismo como una herramienta


poderosa para lograr el desarrollo socioeconómico sostenible,
especialmente en las áreas rurales de México, introduciendo
mecanismos mediante los cuales una mayor participación de los
ingresos debidos al turismo sea asegurada localmente;

-- coadyuvar a sentar bases para la creación y fortalecimiento


de la capacidad institucional y el uso sostenible de las
áreas protegidas y el medio ambiente;

-- proporcionar un marco orientador y normativo a las


instituciones y empresas ligadas con la actividad turística y
a los turistas en sí, buscando formas innovadoras para su
involucramiento activo en el ecoturismo, a fin de que puedan
contribuir a y beneficiarse de la conservación de los
patrimonios natural y cultural del cual dependen.

-- desarrollar mecanismos que aseguren una adecuada recuperación


económica, de manera que los ingresos debidos al ecoturismo
ayuden a financiar el manejo de las áreas protegidas y otras
prioridades ambientales;

-- ofrecer principios y lineamientos precisos para la


realización de proyectos ecoturísticos, tanto a los niveles
nacional, regional y local, con énfasis en el logro de
beneficios socioeconómicos equitativos para las poblaciones
locales, garantizándose a la vez un bajo impacto ambiental y
el respeto a las tradiciones culturales autóctonas;

-- elaborar modelos y patrones para el desarrollo del ecoturismo


en las áreas protegidas, interrelacionando los componentes de
patrimonio cultural y natural cuando éste sea el caso,
abarcando varias etapas y modalidades de diseño y desarrollo
de infraestructura física;

-- proporcionar una orientación correcta a los planes y


proyectos de infraestructura física y equipamiento
ecoturístico, con énfasis en la aplicación de ecotécnicas al
diseño arquitectónico y sistemas constructivos;

-- estimular la realización de investigaciones específicas de


campo en experiencias existentes de turismo, desde las
perspectivas social, cultural, económica y ecológica;

-- ofrecer bases para el diseño e implementación de proyectos


piloto en difrentes partes del país, a fin de demostrar el
grado de aportación del ecoturismo al manejo eficaz de áreas
protegidas y como mecanismo de desarrollo sostenible para
comunidades locales;

-- impulsar el desarrollo de programas modelo de interpretación


ambiental para ecoturistas en áreas protegidas, que abarquen
los conceptos más amplios de conservación, educación y
concientización ambientales, medios masivos de comunicación y
desarrollo sostenible;

-- propiciar la exigencia de la elaboración de Estudios de


Impacto Ambiental (EIA) relativos a proyectos turísticos, que
sean imparciales y cuyas conclusiones sean respetadas;

-- propiciar actividades adecuadas de promoción y mercadotecnia


del ecoturismo;

-- sentar bases para el diseño de procesos de monitoreo y


evaluación a mediano y largo plazo en proyectos específicos
y, en el caso de proyectos piloto o demostrativos,
diseminación de los aspectos positivos y señalamiento de los
negativos.

7. ESTABLECIMIENTO DE MECANISMOS DE CONCERTACION INTERSECTORIAL

En virtud de que el ecoturismo es un fenómeno complejo,


multidisciplinario e intersectorial, sólo a través del
establecimiento de un mecanismo dinámico y flexible que logre
coordinar los diversos intereses y acciones de las partes
involucradas se podrá impulsar un verdadero desarrollo
ecoturístico.

Los sectores que deben participar en el desarrollo de un proceso


integral de ecoturismo son: gobierno (incluyendo a las autoridades
de turismo y de áreas protegidas), comunidades locales, ONGs, la
iniciativa privada (sobre todo la industria turística),
instituciones financieras y los turistas mismos. Analicemos
brevemente el papel de cada uno de ellos.
a) Gobierno. El papel del sector público es vital en el
desarrollo del ecoturismo. Lo más importante es que se le conceda
una alta prioridad al ecoturismo en los planes de gobierno, tanto
a nivel federal, como estatal y municipal. Las autoridades
federales con injerencia en turismo, medio ambiente, agricultura y
ganadería, pesca y educación deben participar coordinadamente en
el establecimiento de políticas, legislación, normatividad y
programas concretos que incidan sobre la actividad ecoturística.

b) Autoridades y personal de áreas protegidas. En virtud de que


los parques naturales y otras áreas protegidas normalmente
constituyen el principal atractivo del ecoturismo, es de vital
importancia que las autoridades y el personal de dichas áreas
protegidas jueguen un papel central en la gestión y el desarrollo
del ecoturismo. El personal que trabaja en un parque natural
constituye normalmente - al menos en teoría - la fuente más
importante de información y orientación sobre los recursos
naturales (paisaje, flora y fauna) de dicha área. También son los
encargados del cuidado cotidiano de dichos recursos naturales y
tienen la mayor responsabilidad en su conservación directa. En
muchos casos, el involucramiento en el ecoturismo implicará una
capacitación del personal del parque en esta nueva dimensión
administrativa. El personal del parque (a todos los niveles)
deberá tener un entendimiento cabal de lo que es el ecoturismo, ya
que éste afecta o afectará directamente el desempeño de su
trabajo, y también deberá apoyar las políticas de ecoturismo de su
parque.

c) Comunidades locales. Las comunidades que se encuentran dentro


o cerca de un área protegida son frecuentemente ignoradas o
soslayadas en la planificación y manejo del ecoturismo. Esto
puede deberse a que dichas comunidades están muy dispersas y
aisladas y la comunicación con ellas es difícil y también a las
diferencias culturales que puedan caracterizarlas. También se
debe frecuentemente a que los desarrolladores del ecoturismo
prefieren evitar la inversión en tiempo y esfuerzo que se requiere
para que las poblaciones locales aprendan y se involucren en el
proceso. Lamentablemente en muchos países es común que los
desarrolladores turísticos abiertamente marginen a las comunidades
locales por razones egoístas (de manera de no compartir beneficios
económicos o evitarse problemas en el trato con ellas). No
obstante, los residentes locales constituyen un elemento crítico
en toda actividad ecoturística (ver Capítulo 8), ya que las más de
las veces dependen de los mismos recursos naturales que atraen a
los ecoturistas. Estos pueden convertirse en una amenaza y un
obstáculo para la consecución de las necesidades básicas de los
lugareños. Si las comunidades no son involucradas activamente en
la industria ecoturística y no reciben beneficios que compensen de
alguna manera su pérdida de accesibilidad a los recursos
naturales, pueden competir con la industria turística por el uso
de los recursos naturales, recurriendo frecuentemente a una serie
de obstáculos e impedimentos hacia los desarrolladores turísticos
y los propios ecoturistas.

d) Industria turística. Sabemos que, en términos globales, la


industria turística es grande y compleja. Numerosas personas y
agencias dentro de esta industria a nivel mundial juegan un papel
vital en la planificación y el desarrollo del ecoturismo, porque
finalmente son éstas quienes arman una alta proporción de los
viajes de los ecoturistas, tanto a nivel nacional como
internacional. Ejercen una gran influencia en los destinos,
actividades y experiencias de los viajeros. Por tanto, resulta de
la más alta prioridad involucrarlas activamente en el proceso de
planeación ecoturística, a fin de que comprendan plenamente el
concepto del ecoturismo y sus requerimientos de conservación.
Deben estar totalmente concientes de que el producto ecoturístico
que desean vender es frágil y que debe ser cuidadosamente
preservado. Asimismo, la industria turística es un recurso vital
de información sobre las tendencias fluctuantes de la demanda y un
componente clave en las funciones promocionales y mercadotécnicas.

e) ONGs. Muchas organizaciones no gubernamentales, sobre todo las


vinculadas con la conservación y el desarrollo sostenible,
constituyen un recurso de gran valor para el ecoturismo. Su
principal función es ofrecer fuentes de asistencia técnica y
financiera a proyectos específicos de ecoturismo (sobre todo en
áreas de relevancia ecológica). Asimismo, pueden jugar un rol
decisivo en ayudar a definir y dirigir el crecimiento del
ecoturismo a futuro. Además pueden desempeñar una función
importante como agentes intermediarios entre comunidades locales y
desarrolladores turísticos. Finalmente, estos grupos
frecuentemente tienen miembros que desean información y
orientación sobre asuntos ecoturísticos.

f) Instituciones financieras. A fin de que los parques naturales


y las comunidades puedan captar plenamente los beneficios
financieros del ecoturismo, en la mayoría de los casos se
requerirá el desarrollo de infraestructura física. Para costear
dichos desarrollos, se necesitan diversas fuentes de
financiamiento. Por tanto, los bancos, corporaciones
inversionistas, agencias de desarrollo bilateral y multilateral e
inversionistas privados, todos ellos pueden ser protagonistas
importantes en la planeación y desarrollo de proyectos
ecoturísticos.

g) Los turistas mismos. Desde luego que la fuerza motriz detrás


de toda actividad ecoturística la constituyen los consumidores
mismos, es decir, los ecoturistas. A fin de cuentas, ellos son
quienes deciden dónde y cuándo irán y cuáles actividades
recreativas desean llevar a cabo dentro de las áreas protegidas.
Por tanto, su pensamiento y preferencias habrán de ser tomados muy
en cuenta en cualquier estrategia de planeación del ecoturismo.
Asimismo, los consumidores deberán ser educados en relación a los
costos y beneficios del ecoturismo a fin de que puedan tomar
buenas decisiones de viaje y de hecho participar en esfuerzos
conservacionistas mientras viajan. El ecoturista, tras tomar
parte en un tour bien organizado, podrá inclusive mejorar muchos
de sus hábitos y actitudes respecto del medio ambiente y
convertirse en un activo conservacionista.

Resulta interesante señalar que en varios países del mundo, sobre


todo en Centro y Sud América, se han creado recientemente cuerpos
mixtos denominados Consejos Nacionales de Ecoturismo (CNEs),
integrados por representantes de fundamentalmente los siguientes
tres sectores: gobierno, ONGs y sector privado (Ceballos-
Lascuráin, 1993b, Ashton, 1993). Aunque la estructura y las
funciones de estos Consejos varían de un país a otro, en general
se puede afirmar que sus prioridades son las siguientes:

- Generar apoyo económico para la conservación y las áreas


protegidas, así como para el desarrollo de un turismo
sostenible y coadyuvar al impulso socioeconómico de las
comunidades rurales locales.

- Establecer programas de capacitación para la empresas


turísticas y el personal de las áreas protegidas.

- Contribuir a salvaguardar a las áreas protegidas de un


desarrollo no planificado y descontrolado.

- Aportar planes a corto y largo plazo como un esfuerzo


conjunto entre sector privado, gobierno y ONGs (incluyendo,
en lo posible, a las comunidades locales).

- Establecer métodos y mecanismos que permitan el


involucramiento activo de la población residente en el
proceso ecoturístico.

- Fomentar que el ecoturismo se convierta en una actividad


lucrativa a la vez que sostenible, que coadyuve al desarrollo
socioeconómico.

- Coordinar los esfuerzos de ONGs conservacionistas (nacionales


e internacionales), agencias de desarrollo bi y
multilaterales, el sector privado, comunidades locales y
otras partes interesadas, a fin de evitar traslapes,
conflictos y confusión.

- Recabar e intercambiar información sobre el ecoturismo y


otras modalidades del turismo sostenible.
- Desarrollar una adecuada cooperación internacional dentro de
la región con el objeto de establecer políticas análogas e
intercambiar información.

Para todas las partes involucradas ha sido evidente que la función


más importante de cada CNE es el establecimiento de un foro donde
todos los interesados en el proceso ecoturístico puedan sentarse
en torno de una misma mesa para discutir asuntos relacionados con
el turismo y la conservación. Los CNEs funcionan principalmente
como una instancia de coordinación y corresponsabilidad de los
sectores e instituciones involucrados directa e indirectamente en
la actividad ecoturística. Los Consejos responden a una
iniciativa con fuertes bases para promover una amplia
participación, diálogo y búsqueda de alternativas para el
fortalecimiento y desarrollo integral del país respectivo, a
través de un enfoque de turismo responsable. Los grupos creados
en cada país centroamericano coincidieron en que los CNEs deberían
mantenerse dentro de un ámbito claramente delimitado y no intentar
abarcar otros problemas del turismo más allá de los aspectos
medioambientales (sobre todo los vinculados con áreas naturales
protegidas) y de impactos sobre comunidades.

No hay duda que la clave del éxito que puedan tener los Consejos
Nacionales de Ecoturismo yace en la manera en que la organización
se haya estructurado y en el nivel de intensidad de trabajo que
desplieguen sus integrantes. A continuación se exponen los
siguientes lineamientos que pueden coadyuvar al éxito de un CNE:

- El CNE debe circunscribirse a poseer facultades asesoras y no


rectoras.

- El grupo debe tener mecanismos financieros para su correcta


operación (cuotas de miembros, donaciones, patrocinio por
parte de instituciones tanto nacionales como internacionales,
etc.), pero deberá mantener su autonomía, a fin de que no sea
visto como un instrumento de alguna institución (pública o
no).

- El CNE deberá tener una secretaría con personal de tiempo


completo, que se encargue de organizar reuniones periódicas,
llevar a cabo las acciones que decida el Consejo y conducir
la operación cotidiana.

- La estructura del CNE debe mantenerse de manera tal que haya


una comunicación abierta y dinámica entre comunidades
locales, operadores ecoturísticos, ONGs y los diversos
niveles y dependencias de gobierno.
- Cualquier sector representado en el CNE puede proveer el
ímpetu para la formación de consejos locales o regionales de
ecoturismo.

Podemos afirmar que los CNEs que han sido creados en los diversos
países latinoamericanos están teniendo diversos niveles de éxito
en su operación y gestión. Lo que es importante recalcar es que
constituyen alternativas novedosas y originales para enfrentar de
manera sistemática e integral un fenómeno nuevo que es el
ecoturismo. Sin el desarrollo de estos mecanismos lo más probable
es que continuarían las discusiones frecuentemente bizantinas y
los conflictos entre los sectores involucrados, y persistirían las
inculpaciones mutuas por la confusión reinante y la ausencia de
logros. No ha sido fácil la creación y el arranque de estos
organismos. Han implicado la ruptura con estructuras
tradicionales (muchas veces ya anquilosadas) y la superación de
intereses otrora irreconciliables. Como la problemática del
ecoturismo es nueva a nivel mundial, así como novedosos son los
CNEs y no probados muchos de sus métodos, es evidente que se
cometerán errores al principio y que se requerirá de tiempo para
la maduración. Pero no hay peor postura que la inactividad o la
indiferencia, por lo que se considera altamente recomendable para
todos los países, incluyendo el nuestro, la creación y puesta en
marcha de CNEs.

En el caso específico de México, existe actualmente una Comisión


Ejecutiva de Turismo, donde están representadas varias
instituciones públicas, además de 36 organizaciones privadas
(incluyendo algunas ONGs conservacionistas). Se trata de un
organismo cuyo objetivo es conocer, atender y resolver los asuntos
de naturaleza turística relacionados con la competencia de dos o
más dependencias o entidades de la Administración Pública Federal,
con lo que se busca armonizar los efectos de los múltiples
elementos que influyen en una actividad cuyas posibilidades de
desarrollo son enormes. Se recomienda fortalecer a esta Comisión
y que se cree dentro de la misma un Grupo de Trabajo (o
Subcomisión) abocado a los asuntos de ecoturismo, integrado por
representantes de los diversos sectores involucrados.

Esta Subcomisión, como se ha dicho más arriba, no tendría


facultades rectoras, sino asesoras. Es decir, su autoridad sería
moral, más que oficial. Por razones obvias, trabajaría de manera
muy cercana con las actuales SECTUR y SEMARNAP, pero mantendría
autonomía en sus acciones y recomendaciones. Sería un organismo
de servicio y de asesoría técnica para todos los sectores
representados. Se propone que se defina un sistema de cuotas de
membresía para su correcta operación. También habría que buscar
aportaciones y donativos entre instituciones gubernamentales y
ONGs, tanto nacionales como internacionales.
Es recomendable que dicha Subcomisión tenga una presidencia
rotatoria (cada año o dos años), a fin de que cada sector tenga la
oportunidad (y la responsabilidad) de promover y realizar acciones
concretas y de esta manera aliviar la carga y desviar las críticas
y condenas hacia un sólo sector (usualmente el público),
minimizándose también las inculpaciones mutuas. Sin duda,
surgirán problemas (sobre todo en los inicios). Lo importante es
que con el tiempo se vaya generando una confianza mutua y se
puedan ir apreciando los beneficios mutuos que se espera surjan de
esta iniciativa. Habría que evitar redundancias con órganos ya
existentes, así como complicaciones burocráticas, buscando a toda
costa la flexibilidad y el dinamismo.

En adición al organismo cúpula que se ha propuesto, habría que


promover la creación de grupos análogos a nivel local (sobre todo
en aquellos sitios o regiones con mayor vocación y potencial
ecoturísticos). Es particularmente importante que a nivel local
haya una concertación adecuada entre autoridades municipales,
estatales y federales. También deberá propiciarse que existan
vínculos funcionales muy estrechos con cuerpos como la Asociación
Mexicana de Hoteles y Moteles (AMHM), Asociación Mexicana de
Operadores Turísticos (AMDETUR), Asociación Mexicana de Agentes de
Viajes (AMAV), y Asociación de Turismo Alternativo y Ecoturismo
(ésta última de muy reciente creación), a fin de que unan
esfuerzos y tengan una participación coordinada en la Subcomisión
que se propone crear.

Un asunto vital en la vinculación entre áreas protegidas y el


turismo es el relativo a la jurisdicción. Aunque un área
protegida es normalmente gestionada (al menos en teoría) por una
organización administrativa y bajo un conjunto establecido de
políticas y normas, las tierras circundantes o contiguas
frecuentemente se encuentran bajo el control y propiedad de
diferentes instancias tanto del sector público como del privado.
Pueden surgir conflictos cuando las empresas inician desarrollos
sin la adecuada sensibilidad a las condiciones locales. También
es frecuente que surjan conflictos entre residentes locales y
desarrolladores turísticos. Un defecto usual es que la planeación
de una región que incluye a un área protegida no se lleva a cabo
de manera integral. Las empresas privadas frecuentemente planean
y desarrollan sobre una base demasiado específica en cuanto a su
sitio individual. Los parques naturales a veces llevan a cabo sus
tareas de planificación sólo a nivel interno, ignorando o
soslayando el entorno circundante. Estos procesos resultan por lo
regular en un desarrollo insostenible, produciéndose congestiones
turísticas, erosión de recursos y una experiencia menos que
satisfactoria para los visitantes. Todos estos problemas pueden
ser resueltos, pero requieren de una planeación regional integral,
como ya hemos visto en el Capítulo 6.
Para el caso específico de México, habrá que buscar mecanismos
para que las comunidades locales, incluyendo las indígenas,
participen en el proceso de planeación y desarrollo de cualquier
actividad ecoturística que se vaya a llevar a cabo en su
localidad, desde el inicio mismo de las actividades preliminares.
Este tema se trata en mayor detalle en la Sección 8.

Resumiendo, las iniciativas ecoturísticas deberán estar vinculadas


tanto con un desarrollo rural adecuado como con un manejo sano de
los sitios de atracción. En muchas áreas su gestión puede
reforzarse mediante la cooperación y apoyo financiero de las
operaciones de ecoturismo. Las concesiones no habrán de otorgarse
hasta que no exista una capacidad administrativa comprobable.
Puede ser tentador para algunas empresas turísticas el proceder
por su cuenta donde las agencias gubernamentales tienen poca
representatividad o eficiencia o carecen de un presupuesto
adecuado. A la larga, sólo una eficaz colaboración entre todas
las partes interesadas, es decir, la gente local, las agencias
públicas encargadas de los recursos naturales y el turismo, las
ONGs y operadores ecoturísticos selectos, podrá verdaderamente
institucionalizar la protección de una área.

En una región que constituye un destino ecoturístico normalmente


se encuentran involucrados un gran número de partes interesadas y
autoridades competentes, por lo que se requerirán mecanismos de
vinculación y coordinación a fin de lograr una integración de
autoridades. Por ejemplo, aquellas entidades oficiales vinculadas
con carreteras, aeropuertos, áreas protegidas, infraestructura y
servicios locales (de agua potable, drenaje y alcantarillado,
tratamiento de basuras, policía, bomberos, etc.) deberán tener la
habilidad suficiente para colaborar adecuadamente con el sector
turístico cuando se requiera tomar decisiones sobre planes y
proyectos de desarrollo turístico.

Es pertinente señalar que las comunidades y autoridades locales


deberán estar bien preparadas para las amenazas potenciales de
aquellos inversionistas que ven oportunidades de desarrollo pero
carecen de sensibilidad por los valores locales. Dicha
preparación puede incluir la obtención de apoyos financieros
específicos, así como el establecimiento de pautas de
planificación para proteger los valores naturales y culturales
locales y para desarrollar un turismo sostenible. En aquellos
destinos ecoturísticos que incluyen a áreas protegidas, las
empresas comerciales que obtienen beneficios económicos a partir
de los visitantes a dichas áreas deberán aportar un apoyo
financiero al parque en cuestión.

Por el hecho de que muchas áreas protegidas atraen a un número


significativo de turistas, dichas áreas son esenciales para el
éxito económico del sector turístico. De manera de evitar la
confusión y el desencanto entre los visitantes, todas las
actividades promocionales y de información hacia un destino
ecoturístico deberán ser hábilmente coordinadas. Al participar en
la planeación conjunta de dichos programas, el sector privado
puede coadyuvar a evitar usos inadecuados de las áreas protegidas.

8. INVOLUCRAMIENTO ACTIVO DE LAS POBLACIONES LOCALES EN EL


PROCESO ECOTURISTICO

Ya se ha señalado anteriormente que el ecoturismo se caracteriza


por ser un proceso multisectorial. Un sector cuya participación
es vital y que lamentablemente hasta ahora ha tenido, en general,
poco involucramiento es el constituido por las comunidades locales
que habitan en o cerca de las áreas protegidas. En muchos países,
las comunidades locales de áreas rurales constituyen usualmente
los grupos menos prósperos de la sociedad. Su involucramiento en
actividades de ecoturismo podría contribuir en mucho a mejorar su
situación económica y elevar su nivel de vida en general.

En virtud de que dichos grupos humanos normalmente han tenido una


larga permanencia en su región respectiva - especialmente los
grupos indígenas -, muchos de sus miembros (sobre todo los de
mayor edad) poseen vastos - aunque empíricos - conocimientos en
relación a su medio ambiente natural y a las tradiciones locales.
Por tal motivo, con un poco de capacitación, los habitantes
locales pueden convertirse en excelentes guías ecoturísticos. La
habilidad para la caza de muchos de ellos (lo cual les ha
permitido adquirir un gran conocimiento sobre la fauna silvestre y
su entorno natural) puede ser utilizada para la localización de
especies esquivas o raras, lo cual será altamente valorado por los
ecoturistas, especialmente los observadores de aves. Al cambiar
la escopeta por unos binocularess o un telescopio se le dará una
nueva opción vivencial y de sustento a muchos habitantes locales
que quizá tengan pocas opciones económicas viables.

En fechas relativamente recientes, el ecoturismo ha sido


reconocido como un útil instrumento de desarrollo. Los visitantes
que son atraídos a una área natural requerirán de una variedad de
servicios durante su estadía. Las diferentes modalidades del
turismo basado en la naturaleza están frecuentemente centradas en
áreas más o menos aisladas o de difícil acceso que, por diversos
motivos, han sido dispensadas de los estragos de la
"civilización". Frecuentemente, para las personas que habitan
estas áreas se presentan pocas opciones de desarrollo aparte del
turismo. Existen otras áreas de larga tradición agrícola y/o
pecuaria donde estas actividades están pasando por etapas críticas
o de franca decadencia. En estos casos el ecoturismo puede
presentarse como una opción adicional de generación de empleos y
de ingresos.
La explotación directa de los recursos naturales de estas áreas
muchas veces se presenta como no viable desde el punto de vista
económico o resulta política, científica o socialmente
inaceptable. Pero un turismo bien manejado y de bajo impacto (es
decir, el ecoturismo) puede requerir tan sólo una inversión mínima
e imponer una carga ligera sobre el medio ambiente y la sociedad
local. Es importante señalar que no deberá concebirse al
ecoturismo ni como panacea ni como actividad única de una
comunidad rural. Deberá constituir una actividad complementaria
de otras de índole tradicional que ya practican los habitantes
locales. De no ser así se puede caer en un tipo de "monocultivo"
que podría ser desastroso, ya que la actividad turística puede
sufrir fluctuaciones bruscas, muchas veces por factores totalmente
externos e inclusive de carácter mundial (recesión, disturbios
políticos, guerras, catástrofes naturales, etc.). Además, se
podría caer en el contrasentido de que pronto los habitantes
rurales ya no están generando sus alimentos y tienen que empezar a
traerlos de otro lugar. Es bien sabido que, debido a los ciclos
agrícolas, hay períodos ociosos para los campesinos. Se pueden
aprovechar dichos períodos ociosos para que durante ellos los
habitantes del campo se dediquen primordialmente a actividades
ecoturísticas, evitando la necesidad de la migración estacional o
permanente a la ciudad.

A fin de cuentas, quienes deberán decidir sobre el involucramiento


de alguna población local determinada en el proceso ecoturístico,
son los representantes de dichas comunidades y los propios
individuos interesados. Sólo en el caso de que la decisión sea
afirmativa, entonces las autoridades del parque nacional en
cuestión deberán tomar una serie de medidas que coadyuven al buen
éxito de esta empresa.

Es indudable que el objetivo principal del involucramiento de la


población local en el ecoturismo es que este proceso les brinde
oportunidades concretas de beneficio socioeconómico dentro de
patrones de sustentabilidad. De esto dependerá que los habitantes
locales verdaderamente respeten el recurso primordial en que se
base el ecoturismo, que es un ecosistema natural lo menos
disturbado y degradado, incluyendo a su fauna y flora nativas.

Para que exista una participación idónea de las diferentes


poblaciones rurales en el proceso ecoturístico de México hacen
falta programas muy ambiciosos de asesoría, concientización y
capacitación, los cuales en gran medida deberían ser subsidiados
por las empresas turísticas que allí operan o piensan operar.

Una parte importante de los beneficios surgidos del ecoturismo


podrían destinarse a mejorar el nivel de vida de las comunidades
locales, mejorando los servicios públicos y educativos. La
educación de adultos (enfatizando aspectos de concientización
ambiental) podría ser también parte del proceso ecoturístico a
nivel nacional.

En numerosos casos existe una enorme brecha cultural y económica


entre la mayoría de los ecoturistas que llegan a sitios de gran
significación ecológica o notable belleza natural (para ellos
exóticos) con el fin de disfrutar y apreciarlos y ser estimulados
por nuevas vivencias, y aquellas personas que viven ahí y que
trabajan con enormes esfuerzos muchas veces para apenas
sobrevivir. En muchas zonas subdesarrolladas que se encuentran
próximas a áreas protegidas, existen grandes presiones sobre el
ecosistema natural, ejercidas por personas que necesitan utilizar
dichas áreas naturales a fin de subsistir. Es por ello que el
ecoturista que llega a dichos sitios tiene una gran
responsabilidad moral tanto para con el área como con los
habitantes locales. El potencial del ecoturismo para cambiar las
vidas de las comunidades locales y de los recursos naturales es
tan grande y a veces la disparidad de condición económica entre
lugareños y visitantes tan notoria, que el ecoturismo debe ser
interpretado como algo más que un atractivo negocio o el
privilegio que tienen algunos afortunados en observar una especie
rara de fauna silvestre antes de que ésta desaparezca para
siempre.

Resulta improcedente el pedirle a las comunidades rurales locales


que mantengan sus tradiciones tan sólo para solaz y agrado de los
turistas. Muchas tradiciones, sabiduría sobre la naturaleza,
conocimientos y prácticas ancestrales sobre agricultura y
patrimonio cultural podrán ser conservados si se deja a los
propios habitantes locales la decisión sobre qué tanto contacto
desean tener con forasteros, así como dónde y cuándo. En ese
sentido, el ecoturismo habrá de ser visto como lo que realmente
es: una herramienta potencialmente útil para un desarrollo rural
localmente dirigido y la protección de ecosistemas naturales. Los
beneficios económicos que obtenga la comunidad local quizá no sean
espectaculares en términos absolutos, pero a nivel local y en
términos relativos pueden significar un ingreso adicional de gran
importancia. Habrá que enfatizar que los beneficios no sólo
deberán ser de orden monetario sino que se podrá establecer un
proceso de enseñanza-aprendizaje que funcione en ambos sentidos,
con lo que lugareños y visitantes se enriquezcan mutuamente.

Habrá que involucrar de muy diferentes maneras a la población


local en el proceso de conservación del patrimonio natural y
cultural de un área protegida, para que sientan que es de ellos
dicho patrimonio. A semejanza de lo que se ha hecho ya en varias
áreas protegidas de nuestro país, con gran éxito, se podría
impulsar la creación de ONGs denominadas "Amigos del Parque
Nacional X". Se podrían buscar mecanismos para que aquellos
ecoturistas que lo deseen puedan hacer aportaciones económicas (y
de otro tipo) a este tipo de organización (de hecho, en muchos
otros países ya está ocurriendo esto, con mucho éxito).

Si no se logra involucrar de manera efectiva y directa a los


pobladores locales en el proceso ecoturístico, de manera de que
éstos obtengan beneficios tangibles, entonces dichos grupos se
convertirán en los primeros enemigos del área protegida en
cuestión y de toda actividad ecoturística que se pretenda
desarrollar ahí, presentando todo tipo de obstáculos y oposición.

Es evidente que a las autoridades de cualquier área protegida de


nuestro país les interesa que el desarrollo turístico en la región
siga patrones sostenibles y no el modelo destructivo y degradante
que ha caracterizado a muchas partes de México. Por ello, existen
razones poderosas para que se hagan esfuerzos a fin de estimular
actividades y empresas apropiadas de ecoturismo en que se
involucre a las comunidades y empresarios que viven y trabajan en
o cerca de áreas protegidas. Esto no sólo propiciará que un
mayor porcentaje del gasto turístico permanezca en la economía
local, sino que también coadyuvará en garantizar una efectiva
participación de los habitantes locales en actividades de
apreciación y conservación de su propio entorno.

Según el ecólogo norteamericano George Wallace, el turismo puede


verdaderamente llamarse "ecológico" y "ético" cuando logra lo
siguiente (Wallace, 1992):

a) Se llega a una percepción de las áreas naturales tanto como "un


hogar para todos nosotros" en un sentido planetario como "un hogar
para los residentes locales" en su significado específico.

b) Conduce a un tipo de uso que minimiza los impactos negativos


tanto en el medio ambiente natural como en los habitantes locales.

c) Contribuye a la gestión de las áreas protegidas y a mejorar los


vínculos entre las comunidades locales y los administradores de
dichas áreas protegidas.

d) Propicia beneficios económicos y de otra índole para los


habitantes del lugar y maximiza su participación en el proceso
decisional que determina el tipo y la cantidad de turismo que debe
ocurrir.

e) Promueve una auténtica interacción entre visitantes y


anfitriones, así como un interés genuino en el desarrollo
sostenible y la protección de áreas naturales tanto en el país que
se visita como en el país de origen del turista.
f) Suplementa o complementa prácticas tradicionales (agricultura,
ganadería, pesca, sistemas sociales, etc.) sin marginarlas o
intentar reemplazarlas, con lo que se fortalece a la economía
local y la hace menos susceptible a cambios bruscos internos o
externos.

g) Ofrece oportunidades especiales para que los habitantes locales


y los empleados de agencias turísticas puedan también utilizar de
manera sostenible las áreas naturales y aprender - y apreciar -
más sobre las maravillas que los visitantes foráneos vienen a
conocer.

Sin duda, el éxito económico que obtenga la comunidad local a


través de su participación en el ecoturismo contribuirá a un mayor
apoyo por parte de ésta a la preservación del área protegida, lo
cual constituye un elemento crucial en todo plan conservacionista.

Mediante la generación de un flujo económico continuo


significativo y claramente identificable a partir de un área
protegida, el turismo puede promover el argumento en pro de la
conservación ante los gobiernos y otras partes involucradas, tanto
en los sectores público como privado de la economía. El argumento
dependerá del grado de visibilidad de la vinculación entre la
conservación y la mejoría en los resultados de la industria
turística. Si el vínculo es poco visible o inexistente, entonces
los esfuerzos para promover la conservación basados en su
'beneficio económico' serán poco efectivos o contraproducentes.
En este contexto se ubica también el argumento de que el
ecoturismo puede estimular un amplio apoyo público hacia la
conservación.

La comunidad local habrá de percibir el medio ambiente como algo


digno de ser conservado y los lugareños deberán desear compartir
su ecosistema natural con los turistas, lo cual implicará sin duda
algunos sacrificios y adaptaciones, así como renunciar a ciertas
prácticas usuales. La comunidad tendrá que convencerse que el
turismo puede mejorar su calidad de vida, lo cual no siempre
resulta fácil. Aunque el dinero pueda ser el incentivo, muchas
comunidades no desearán cambiar y cualquier iniciativa que se tome
para causar una disrupción en su vida cotidiana podrá ser vista
con suspicacia. En el caso de que el ecoturismo llegue a un área
protegida contigua sin que la población local lo haya consentido,
es probable que en la comunidad se acentúe una predisposición
negativa hacia dicha área protegida, surgida quizá desde el
establecimiento inicial del parque, con lo que se pueden haber
eliminado opciones en cuanto al uso de la tierra. Si el ingreso
económico habrá de ser uno de los principales incentivos del
ecoturismo, entonces la manera en que este dinero (y sus
beneficios) sea distribuido entre la comunidad definirá el grado
de éxito del turismo como un instrumento de conservación y
desarrollo
sostenible.

En la mayoría de las áreas con potencial ecoturístico cualquier


esfuerzo que se haga por ganar el apoyo de la población lugareña
para la conservación de los recursos naturales deberá realizarse
no sólo mediante la contratación y adiestramiento de los
habitantes locales para que se desempeñen como guardaparques,
guías ecoturísticos o prestadores de algún otro servicio, sino
también a través de mecanismos para modificar patrones
insostenibles de agricultura, ganadería o pesca, para intensificar
la producción en áreas aledañas a las protegidas y para mejorar
servicios públicos de vialidad, salud pública, educación y agua
potable.

La designación de un área protegida puede ayudar a salvar los


recursos naturales que de otra manera se perderían
irremisiblemente por intereses (frecuentemente externos) de
explotación forestal, minería, agricultura intensiva corporativa,
o por invasiones de grupos humanos que buscan tierra - situaciones
que difícilmente la población local o el sector privado pueden
encarar sin intervención de las autoridades oficiales.

En general, es recomendable la aplicación de políticas que


fomenten las iniciativas y empresas a nivel local, en el seno de
las comunidades que habitan en las áreas protegidas o cerca de
ellas. Esto obviamente se debe a que las pequeñas empresas
locales, propiedad de los lugareños y empleando mano de obra
local, propiciarán que una mayor proporción de los ingresos
generados por el turismo se quede dentro de la economía local. El
involucramiento efectivo de la población local en empresas
ecoturísticas la impulsará a mostrar un mayor interés en la
conservación de su medio ambiente. En muchos casos los lugareños
tienen el control o la propiedad de terrenos o edificios cuyo
manejo es de vital importancia para el patrimonio natural o
cultural del área y que poseen un alto valor turístico. Un
ejemplo específico es lo que se llama "agroturismo" o "turismo
rural", que está teniendo gran éxito en varios países europeos y
Norte América, fenómeno que puede estimular a los granjeros o
agricultores a gestionar su tierra de una manera más acorde con la
conservación ecológica. Pero quizá en México aún estemos muy
lejos de que el agroturismo tenga éxito, por las grandes
diferencias de nivel cultural y económico entre el habitante del
campo y el turista, y la falta de una infraestructura que brinde
suficiente comodidad al vistante.

Es evidente que la acción conjunta de varias empresas pequeñas


locales puede llegar a ejercer una influencia política
considerable; si adoptan un enfoque verdaderamente ecoturístico
ello revertirá en favor de la conservación. Asimismo, las
empresas fincadas dentro de las comunidades locales pueden
proporcionar a los visitantes un mejor acercamiento a - y
apreciación de - la identidad cultural del área y su historia.

Es muy importante el proporcionar apoyo económico y técnico a


operaciones modestas en las áreas rurales, ya que en éstas
normalmente no hay suficiente capital ni la experiencia y
habilidades requeridas para poner en marcha una empresa
ecoturística y proporcionar los servicios que demandan los
ecoturistas. Aún pequeñas cantidades de capital pueden tener
efectos significativos en el empleo y recursos locales. Esta
modalidad de inversión también tenderá a mantener los beneficios
económicos dentro de la economía local. En México, FONATUR ha
realizado este tipo de esfuerzos en diversas localidades (dos
casos concretos son Mazunte en Oaxaca y Los Altos de Chiapas).

Muchas comunidades requerirán, además de apoyo financiero, de una


amplia gama de otros servicios a fin de adquirir las habilidades
necesarias para atender las demandas de los turistas. Dichos
servicios incluyen - pero no se limitan a - aspectos de
capacitación, mercadotécnicos, administrativos y de conocimientos
ecológicos. En todos los casos habrá que equiparar el negocio con
la situación específica. Si el área protegida impone límites al
número de visitantes, las empresas turísticas tendrán que realizar
sus planes consecuentemente. El grado de turismo determinará los
posibles rendimientos a partir de la inversión. Por debajo de un
cierto límite se antoja que una empresa no pueda efectivamente
promover sus actividades. Potencialmente, esta barrera puede
superarse a través de esfuerzos promocionales conjuntos o arreglos
cooperativos mediante los cuales los diferentes prestadores de
servicios complementarios entre sí ofrezcan sus servicios como
'paquetes'. Recordemos que el ecoturismo no puede ser intensivo
(altamente concentrado en un lugar determinado) pero sí extensivo
(es decir, distribuido racionalmente en un amplio territorio).

Los beneficios a partir del turismo pueden incluir el incremento


de una ética conservacionista entre la población local que surja a
partir de su percepción de que el área protegida le brinda
ventajas. El fomento de la preservación del medio ambiente
obviamente será un factor vital en el desarrollo de un turismo
sostenible.

A fin de coadyuvar al logro de lo anterior, los siguientes cuatro


lineamientos pueden resultar útiles:

a) dar a conocer experiencias exitosas tenidas en otros lugares,


b) fomentar iniciativas conjuntas entre las diversas empresas,
c) suministrar un enfoque mercadotécnico de "sombrilla" (es decir,
integrado) y
d) ofrecer servicios locales de asesoría e incentivos financieros.

Se recomienda que las autoridades de las diversas áreas protegidas


en nuestro país incentiven a los habitantes locales para que se
organicen en comités a fin de discutir y decidir sobre el nivel y
tipo de turismo que desean para su región. Se puede brindar
asesoría y capacitación a personas que deseen ofrecer servicios a
pequeña escala de alojamiento, guiado de turistas, alimentos y
artesanías. Este esquema obviamente distribuirá los ingresos del
turismo de una manera más equitativa entre la población residente.
También se deberá persuadir a los operadores turísticos externos
para que se respeten normas y tradiciones locales mientras
permanezcan en la región con sus turistas.

En algunas áreas donde el ecoturismo se ha convertido en una


empresa exitosa - como, p. ej., en las Islas Galápagos - ocurre
que parte del personal que fungía de guardaparques, debido a falta
de incentivos y bajo nivel salarial, ha estado abandonando sus
cargos, prefiriendo cerrar filas con la industria turística, ya
sea trabajando como guías o en el negocio de restaurantes. Esto
nos señala la necesidad de un manejo de áreas protegidas innovador
que permita que una parte significativa del ingreso producido por
el turismo beneficie a la administración del parque y a sus
empleados y frene la deserción de éstos.

9. ELABORACION DE INVENTARIOS DE ATRACTIVOS ECOTURISTICOS

Al planear cualquier actividad ecoturística, ya sea a nivel


nacional, regional o local, es indispensable levantar inventarios
de los atractivos ecoturísticos, tanto existentes como
potenciales. El inventario nacional de atractivos ecoturísticos
no es más que la sumatoria de los diferentes inventarios
ecoturísticos regionales de un país. Todo inventario debe ser tan
completo y detallado como sea posible y deberá realizarse de
manera sistemática y categorizada. Un inventario ecoturístico no
deberá confundirse con un inventario científico de todas las
especies biológicas que se encuentran en una región ni con el el
enlistado exhaustivo de todos los monumentos culturales o
históricos de una localidad determinada. Más bien, el inventario
ecoturístico debe entenderse como una descripción ordenada y
calificada de aquellos elementos que constituyen las principales
atracciones y objetos de interés para los ecoturistas. Por
ejemplo, en un área protegida puede haber un insecto casi
microscópico, el cual evidentemente forma parte del inventario
científico de especies biológicas de dicha área (y que, inclusive,
puede tener un papel importante en ciertos mecanismos ecológicos),
pero desde el punto de vista de atractivo ecoturístico es
insignificante, ya que ni siquiera puede ser fácilmente observado
a simple vista, requiriéndose un microscopio. Por tal motivo,
dicho invertebrado no forma parte del inventario ecoturístico.

Podemos clasificar a los atractivos ecoturísticos de un área en


tres categorías básicas: atractivos focales, complementarios y de
apoyo.

Los atractivos ecoturísticos focales de un área o región


determinada siempre se referirán a los elementos distintivos de
patrimonio natural y/o cultural que se encuentren en dicha área.
Son aquellos rasgos intrínsecos de singularidad que mejor
caracterizan a dicho sitio o región y el motivo fundamental por lo
cual los ecoturistas querrán visitarlo. Algunas áreas protegidas
existen debido a un recurso muy especial o determinado que poseen
y, que por tanto, constituye asimismo su principal atractivo
focal. Por ejemplo, en la Reserva de Ría Lagartos, en Yucatán, la
colonia de flamencos rosados (Phoenicopterus ruber) constituye
indudablemente el atractivo focal de ese sitio, así como en el
Parque Nacional de Tula su atractivo focal son los restos
arqueológicos toltecas (entre los cuales destacan las enormes
esculturas de los atlantes). En algunos casos privilegiados,
pueden presentarse simultáneamente atractivos focales tanto
naturales como culturales, como es el caso del Parque Nacional de
Palenque, donde al lado de las maravillas arqueológicas de la
cultura maya subsiste una selva tropical lluviosa de gran belleza
e importancia ecológica, que además posee una fauna tropical muy
atractiva (especialmente aves).

Los atractivos ecoturísticos complementarios también se refieren a


elementos de patrimonio natural y/o cultural que se encuentran en
un área determinada, pero que no poseen el grado de importancia o
singularidad en cuanto a atracción turística de los atractivos
focales. Es decir, por sí solos quizá no ejercerían suficiente
atractivo para motivar a un ecoturista a desplazarse a ese sitio.
Pero no habrán de menospreciarse, ya que constituyen motivos de
interés adicional y valor agregado para el ecoturista,
contribuyendo a una experiencia turística de mayor riqueza y
diversidad, al inducir al visitante a que permanezca mayor tiempo
en el área en cuestión y al ofrecerle la posibilidad de
actividades adicionales. Los atractivos ecoturísticos
complementarios también pueden contribuir a evitar concentraciones
excesivas de turistas en un sólo lugar y a un mismo tiempo, al
propiciar el desplazamiento de los visitantes por diversos sitios
del área correspondiente.

Por último, los atractivos ecoturísticos de apoyo los constituyen


aquellos elementos artificiales (instalaciones y servicios) que
proporcionan al visitante diferentes satisfactores. Aquí se
incluyen los alojamientos, restaurantes, centros de
interpretación, senderos y miradores, servicios de paseos a
caballo o en lancha, etc. Dan sustento y servicio al visitante,
pero nunca se tenderá a que constituyan el motivo toral por el
cual el ecoturista visite un área respectiva. Los atractivos de
apoyo siempre se agregan a posteriori, para dar soporte a los
atractivos focales y complementarios que ya existen, por
naturaleza propia, en un destino ecoturístico determinado.

En un área protegida los atractivos ecoturísticos focales siempre


habrán de referirse a los elementos distintivos de patrimonio
natural y/o cultural que se encuentren protegidos en dicha área.
Nunca deberá propiciarse que el motivo principal para que alguien
visite una área protegida sea alguna instalación turística
(llámese hotel, restaurante, museo o centro de interpretación).
En el ecoturismo, la presencia de toda infraestructura de
servicios turísticos y de orientación al visitante habrá de
supeditarse a lo fundamental: los atractivos de índole natural o
cultural que se encuentran en el área o región correspondiente.
Los atractivos de apoyo siempre tendrán un perfil discreto y de
carácter secundario. Esto obedece a una de las características
fundamentales del ecoturismo, lo cual lo distingue del turismo
tradicional masivo. Contrario a lo que ocurría en décadas
pasadas, el énfasis está en los elementos intrínsecos de los
sitios que se visitan y no en los hoteles o grado de amenidades
que se ofrezcan al turista. Es más importante para el ecoturista
la naturaleza del sitio a visitar o sus manifestaciones culturales
propias (tanto del pasado - p. ej., arqueología - como del
presente) que el edificio de alojamiento o el restaurante. Pero
tampoco habrá que interpretar lo anterior en el sentido de que las
instalaciones y servicios turísticos sean de mala calidad o
mediocres. En todo caso el tratamiento arquitectónico y
constructivo de los albergues y otras instalaciones ecoturísticas
debe armonizar con el entorno natural y las tradiciones
vernáculas.

No obstante que el grado de atractivo ecoturístico es, en última


instancia, subjetivo y por tanto puede variar mucho dependiendo
del interés, la educación y la inclinación de cada visitante, se
debe hacer un esfuerzo por identificar, analizar y clasificar de
manera sistemática los atractivos ecoturísticos del sitio o región
correspondiente, tanto los focales y complementarios como los de
apoyo. La parte medular de información y promoción ecoturística
deberá en general basarse en los atractivos focales.

Aquí cabría enfatizar la diferencia entre atractivos existentes y


potenciales. Tanto los atractivos focales como los secundarios
pueden ser existentes o potenciales. En cambio, los atractivos de
apoyo siempre habrán de ser existentes (o sea, reales). En el caso
de atractivos focales y secundarios, estos son reales cuando ya
constituyen un elemento de interés al alcance del ecoturista
promedio que visita un área natural. En cambio, puede haber
atractivos potenciales, es decir elementos que tienen la categoría
o singularidad para motivar el interés del ecoturista, pero que
por diversas razones, no están aún al alcance del ecoturista
promedio. A guisa de ejemplo, en un área protegida montañosa
puede haber un sitio de anidación de alguna especie de ave muy
rara e interesante, pero dicho sitio se caracteriza por su
inaccesibilidad actual. En el futuro, podría proveerse un sendero
que condujera a los ecoturistas al sitio en cuestión (a una
distancia pertinente, a fin de evitar perturbaciones a la fauna),
con lo que en ese momento el atractivo dejaría de ser potencial
para convertirse en real. Otro ejemplo de atractivo potencial lo
puede constituir una especie sumamente rara y atractiva, que por
su extrema vulnerabilidad no es conveniente sean visitadas sus
áreas de reproducción o anidación. Pero quizá en el futuro, si se
llevan a cabo las medidas de protección adecuadas, se logre una
recuperación apreciable de las poblaciones de dicha especie que
permitan su visitación, con lo cual se convertiría en un atractivo
real.

Para el turista medio (sin una preparación especial o de


particular profundidad), la mera contemplación en un área
protegida de enormes concentraciones de aves acuáticas, por
ejemplo, constituye de por sí un atractivo del más alto nivel.
Aunque no conozca el nombre específico de todas las aves, la
enorme concentración de éstas y la forma o el color distintivos de
algunas de ellas (el flamenco, por ejemplo) bastarán para causar
una honda impresión en cualquier visitante con un mínimo de
sensibilidad.

Sin embargo, los verdaderos ecoturistas, tanto nacionales como


extranjeros (que cada vez llegarán en mayores números a nuestras
diferentes áreas protegidas), desearán conocer algo más de las
regiones que visitan: la estructura de sus ecosistemas, su origen
y evolución geológica, las principales interrelaciones ecológicas
que ahí se dan, los elementos culturales regionales, su entorno
geográfico y los nombres de las plantas y animales más
característicos o llamativos que ahí se encuentran, es decir, de
las especies focales.

Será preciso en todo caso elaborar inventarios de atractivos


ecoturísticos, tanto a nivel nacional como regional y local. El
lenguaje que habrá de usarse en la preparación de los inventarios
deberá ser llano (fácilmente comprensible al lego), sin incurrir
en excesos técnicos o científicos.

Proporcionamos el siguiente formato que puede ser aplicado en la


preparación de inventarios de atractivos ecoturísticos, sobre todo
a nivel de un área protegida determinada:
1. Nombre y categoría de protección del área (parque nacional,
reserva de la biósfera, reserva especial de la biósfera,
etc.)
2. Localización geográfica (incluyendo un croquis de
localización, latitud, longitud, altura sobre el nivel del
mar)
3. Superficie del área (en hectáreas)
4. Medios de acceso a los puntos de entrada
5. Circulación interna
5.1 Caminos y carreteras para vehículos motorizados y áreas
de estacionamiento
5.2 Senderos peatonales
5.3 Senderos ecuestres
5.4 Pistas para bicicletas
5.5 Rutas acuáticas (fluviales, lacustres, marinas)
6. Breve descripción de los recursos visuales globales
6.1 Configuración básica del terreno (topografía abrupta,
colinas moderadamente onduladas, prácticamente plano,
etc.)
6.2 Variedad de elementos geomorfológicos: picachos
dentados, lomas redondeadas, picos nevados,
acantilados, cañones, glaciares, cuevas, cráteres
volcánicos, etc.
6.3 Variedad de elementos hidrológicos: mar, ríos, arroyos,
lagos, lagunas, playas, costas, cascadas, manantiales,
geysers, etc.
6.4 Variedad de patrones vegetacionales (alta o
moderadamente variados, prácticamente uniforme,
diversidad cromática, diversidad morfológica, etc.)
6.5 Efectos del uso humano del suelo (ausencia o presencia
de elementos visuales discordantes: edificios,
alambrados eléctricos y telefónicos, áreas
deforestadas, carreteras, basura, etc.)
7. Patrones climáticos
7.1 Temperatura
7.2 Precipitación (lluvia, nieve, granizo, aguanieve, etc.)
7.3 Vientos (velocidad, dirección, estacionalidad)
7.4 Humedad
7.5 Presión barométrica
7.6 Nubosidad

8. Indices de confort: caliente, templado, fresco, frío,


extremadamente frío, húmedo, seco (para las diversas
estaciones)

9. Atractivos ecoturísticos naturales

9.1 Elementos geológicos y geomorfológicos

9.1.1 Montañas y volcanes


9.1.2 Valles intermontanos, cuencas, planicies, llanuras,
mesetas
9.1.3 Cañones, barrancas, desfiladeros
9.1.4 Acantilados, riscos, precipicios, columnas basálticas
9.1.5 Peñas, peñascos, piedras balanceadas, etc.
9.1.6 Cavernas, cuevas, grutas, cenotes
9.1.7 Dunas arenosas, bancos de arena, etc.
9.1.8 Fósiles
9.1.9 Islas
9.1.10 Arrecifes coralinos, cayos, escollos, etc.
9.1.11 Cabos, penínsulas, puntas
9.1.12 Bahías, ensenadas, golfetes, estrechos, etc.
9.1.13 Playas

9.2 Recursos hidrológicos

9.2.1 Aguas oceánicas


9.2.2 Ríos, arroyos, corrientes subterráneas, etc.
9.2.3 Lagos, lagunas, presas, embalses, cenotes, oasis
9.2.4 Aguas estuarinas (dulceacuícolas, salobres, lagunas
costeras, humedales, marismas, etc.)
9.2.5 Manantiales (calientes, fríos, azufrosos, geysers,
etc.)
9.2.6 Cascadas

9.3 Recursos biológicos

9.3.1 Flora silvestre

9.3.1.1 Tipos principales de vegetación 1: bosque


tropical perennifolio, bosque tropical
subcaducifolio, bosque tropical
caducifolio, bosque espinoso, pastizal,
matorral xerófilo, bosque de coníferas y
encinos, bosque mesófilo de montaña,
vegetación acuática y subacuática.
9.3.1.2 Especies focales (las más interesantes,
bellas, raras o características del
área)
9.3.1.3 Arboles individuales específicos (con
localización exacta y forma de acceder)

9.3.2 Fauna silvestre: listas de especies, señalando las


focales

9.3.2.1 Insectos
9.3.2.2 Peces

1
siguiendo la clasificación de Rzedowski, 1978
9.3.2.3 Reptiles y anfibios
9.3.2.4 Aves
9.3.2.5 Mamíferos

10. Atractivos ecoturísticos culturales

10.1 Elementos arqueológicos


10.2 Folklore local: grupos étnicos, aldeas, arquitectura
vernácula, vestimenta, mercados tradicionales,
gastronomía, danza y música, artesanías, tradiciones
diversas, ceremonias, festividades
10.3 Sitios y monumentos históricos y arquitectónicos

11. Atractivos ecoturísticos de apoyo (instalaciones y servicios


para ecoturistas
11.1 Instalaciones y servicios interpretativos: centro de
interpretación (con exhibiciones, audiovisuales,
maquetas, fotomurales, etc.), ecomuseo, senderos
señalizados de la naturaleza, miradores, torres y
escondites de observación, servicio de guías, etc.
11.2 Instalaciones turísticas diversas: alojamiento;
restaurantes; tiendas de venta de artesanías, libros,
folletos, mapas, rollos fotográficos, recuerdos,
productos de farmacia, etc.; áreas de camping, picnic,
asadores, incineradores de basura, etc.
11.3 Servicios turísticos diversos: paseos a caballo, paseos
en lancha, alquiler de bicicletas, alquiler de
binoculares, primeros auxilios, etc.

Con el objeto de que sea verdaderamente útil, todo inventario


deberá contener elementos de calificación cualitativa.

Asimismo, es conveniente para cada área en particular, identificar


los grandes rubros en que se pueden agrupar los diversos
atractivos ecoturísticos que se encuentran específicamente en
dicha área. En alguno de nuestros parques nacionales, podríamos
identificar, por ejemplo, los siguientes grandes rubros:

- la gran biodiversidad (especialmente aves)


- el fenómeno hidrológico del parque
- sitios y monumentos históricos
- la gastronomía local
- música, fiestas y tradiciones populares

Resulta importante remarcar que, de todas las categorías


específicas de ecoturistas en el mundo, la más nutrida (y en
rápido crecimiento) es la del observador de aves u ornitófilo. Se
calcula que en la actualidad hay más de 70 millones de personas en
todo el orbe interesadas en diversos grados en observar aves
silvestres en su medio natural. La mayor proporción de estos
ornitófilos (más de 65 millones de personas) se encuentran en
Norte América, pero también hay números importantes en el Reino
Unido, Alemania, Holanda, Japón y España (ver Capítulo 2). El
fenómeno empieza a aparecer en México, y todo parece indicar que
esta afición está en plena expansión a nivel mundial, a juzgar por
el número de guías ilustradas de aves que aparecen año con año por
todas partes y también por el número creciente de excursiones
ornitológicas que se ofrecen a prácticamente todos los confines
del planeta. En la actualidad, la mayoría de las agencias
operadoras de tours para observadores de aves se encuentran en EU,
Canadá y el Reino Unido, pero empiezan a proliferar en otras
partes del mundo.

Cabe recordar la gran riqueza en avifauna de México (1,040


especies, como ya hemos mencionado antyeriormente), por lo que
habrá de hacer un esfuerzo especial en atraer al enorme mercado
norteamericano de ornitófilos. Asimismo deberán de generarse
listas de las especies de aves que se pueden observar en las
diversas áreas protegidas y otros destinos ecoturísticos en el
país.

10. MINIMIZACION DE IMPACTOS AMBIENTALES Y CULTURALES NEGATIVOS

10.1 Introducción

Son numerosos los parques nacionales y otras áreas protegidas


alrededor del mundo que están atrayendo a un número considerable
de visitantes, tanto extranjeros como domésticos. El turismo
puede ayudar a conservar los ricos - y muchas veces delicados -
ecosistemas naturales de dichas áreas, así como contribuir al
desarrollo sostenible entre las comunidades locales, pero si la
actividad turística se lleva a cabo de manera desorganizada y
descontrolada, puede causar más daños que beneficios, tanto en el
medio ambiente natural como el cultural. Inclusive, en casos
extremos, los daños pueden ser de carácter irreversible, llegando
irónicamente a destruir los propios recursos que constituyen el
atractivo turístico. Ello, evidentemente, traería consecuencias
adversas tanto para el turismo como para la conservación de la
naturaleza y el patrimonio cultural y el desarrollo regional.

En términos generales, los impactos turísticos pueden ser


negativos o positivos. Podemos clasificar a los impactos
negativos del turismo en una área protegida en dos grandes
categorías: directos e indirectos. Los impactos directos son los
producidos por la presencia misma de los turistas. Los impactos
indirectos son los provocados por la infraestructura (tanto física
como administrativa) creada para el manejo de los turistas. Toda
actividad humana socioeconómica produce algún tipo de impacto
sobre el entorno y el turismo no constituye una excepción.
En todo plan de manejo de una área protegida se debe incluir un
programa de monitoreo de los impactos del turismo, cuyo objetivo
es asegurar que dichos impactos ambientales no excedan los límites
de cambio aceptables que sean determinados.

La aplicación de un enfoque ecoturístico, a diferencia de un


planteamiento de turismo masivo, implica un control sobre la
naturaleza misma y la escala del turismo, que refleja la capacidad
de carga de un sitio y que compromete la gestión de los flujos de
visitantes en el espacio y el tiempo. Un turismo irrestricto bien
puede destruir la calidad del atractivo y aún el mismo recurso
turístico.

El hacinamiento, la sobredensificación, el abuso y mal uso de los


recursos naturales, la presencia de edificios y otras
instalaciones y actividades asociadas con el turismo
definitivamente producen impactos sobre el medio ambiente. Dichos
impactos pueden ser no tan solo de naturaleza física sino
cultural.

Los impactos del turismo en general dependen del número de


turistas, de las modalidades de visitación y de las
características propias del sitio. Normalmente, el turista
individual produce un impacto relativamente bajo. Los problemas
principales ocurren cuando hay un número excesivo y descontrolado
de visitantes, lo cual provoca una utilización inmoderada o un mal
uso de los recursos. Debido a los impactos negativos del turismo
(que en alguna medida necesariamente ocurrirán doquier que haya
turismo), las actividades turísticas, aunque constituyen - al
menos potencialmente - una fuente lucrativa de ingresos para el
área protegida, también representan un problema toral de manejo.
Como en la mayoría de los problemas, el impacto del turismo no
podrá ser efectivamente manejado y atenuado hasta que no se le
identifique, mida y evalúe de manera adecuada.

El manejo de las diferentes formas de impacto ambiental causado


por el turismo requiere de medidas administrativas bien
estructuradas y aplicadas. Es claro que las actividades
turísticas en áreas naturales, si son llevadas a cabo de una
manera descontrolada e insostenible, pueden causar cambios
ecológicos de muy diversos tipos en función de la variedad de
condiciones ecosistémicas y de varias intensidades de uso.

10.2 Impactos negativos del turismo

Podemos clasificar de manera muy general a los impactos negativos


del turismo en tres grandes categorías: físicos, biológicos y
socioeconómicos, para fines prácticos analizaremos los impactos y
la forma de minimizarlos de acuerdo a la siguiente categorización:

1) Impactos sobre el suelo


2) Impactos sobre recursos hídricos
3) Impactos sobre la vegetación
4) Impactos sobre la fauna silvestre
5) Impactos estéticos sobre el paisaje
6) Impactos sobre aspectos sanitarios
7) Impactos sobre aspectos culturales

Por conveniencia, analizaremos de manera individual cada una de


estas categorías de impactos (que en realidad corresponden a
manifestaciones de cambio), lo cual aceptamos es arbitrario ya que
los efectos ecológicos de las actividades turísticas rara vez
ocurren de manera aislada. De hecho, es posible que muchos
impactos que suelen ocurrir juntos o de manera secuencial puedan
de alguna manera ser pronosticados. Aquellos focos de mayor
intensidad turística son normalmente las primeras partes de una
área en ser afectadas, por lo que pueden ser utilizados para
pronosticar cambios cuya ocurrencia es factible a la luz de una
intensidad creciente de uso, abuso o mal uso.

Primeramente procederemos a identificar y describir los diferentes


tipos de impacto y a continuación proporcionaremos lineamientos
para su minimización.

1) Impactos sobre el suelo

En general, la alteración física en suelos puede ser causada por


vehículos motorizados, caballos o bestias de carga, bicicletas y
caminantes.

De acuerdo con información recopilada en EU, la presión promedio


ejercida por un excursionista sobre el suelo es de 0.82 kg/cm², al
aplicar todo el peso del cuerpo sobre un pie, lo cual ocurre
normalmente al caminar. Esto implica una carga total de entre 75
y 100 toneladas por kilómetro de sendero, dependiendo de la
amplitud del paso de cada excursionista. A título comparativo, un
caballo puede ejercer una presión de aproximadamente 2.8 kg/cm²,
es decir, casi 3.5 veces superior (Holmes y Dobson, 1976; Lull,
1959).
La reacción de los suelos a estas presiones y cargas queda
evidenciada por una serie de cambios físicos. La compactación de
suelos es producida tanto por pisoteo de los caminantes como por
el tránsito vehicular y de caballos y bestias de carga. Las
actividades de camping obviamemente también producen compactación
en el suelo, sobre todo en sitios muy concurridos. Evidentemente,
el pisoteo y tránsito continuos reducen la habilidad del suelo
para recuperarse de la compactación, debido a la disminución en la
abundancia de raíces activas. La compactación, acompañada de un
aumento en la densidad del suelo y una disminución en la
porosidad, es considerado el efecto más importante del tránsito
peatonal (pisoteo) en un sendero. La compactación conduce a otros
cambios, tales como la reducción de espacio de aire en el suelo y
alteraciones en las relaciones de humedad en la zona de raíces.
Dichos cambios también afectan a la fauna (fundamentalmente
invertebrada) que habita en el suelo o a poca profundidad
subterránea.

A la larga el pisoteo produce daños significativos en los


senderos, lo cual hace difícil e inclusive peligroso el tránsito
de los turistas. El grado de impacto sobre el suelo de un sendero
está en función de muchos factores específicos del sendero:
composición del suelo, recubrimiento y compactación artificial,
pendiente, anchura, grado de convexidad para lograr escurrimiento
lateral, así como en factores externos como grado de insolación y
regimen pluviométrico.

Los impactos negativos del turismo pueden ocurrir sobre suelos


terrestres y acuáticos, incluyendo playas arenosas y barros
estuarinos.

Aún se conoce poco de los efectos sobre suelos acuáticos, aunque


se piensa que en aguas bajas de movimiento lento el efecto
agitador de las embarcaciones (sobre todo las propulsadas por
hélices) puede contribuir a prevenir la sedimentación natural.
También es posible que el atracado en muelles ubicados en áreas
previamente sin disturbar puede alterar los patrones de
sedimentación al propiciar la deposición de material finamente
granulado.

En las etapas de excavación y construcción de instalaciones


turísticas se produce un problema serio al removerse y
relocalizarse los suelos, asimismo creándose un efecto de
esterilización del suelo al quedar éste sepultado bajo los
edificios, pavimentos y áreas de aparcamiento.

Las actividades de caminata de los turistas producen normalmente


efectos de deslizamiento y desmoronamiento del suelo, sobre todo
cuando éste no es muy duro o rocoso. En las pendientes
frecuentemente se genera un efecto de formación de pequeñas
terrazas. Un efecto de dispersión hacia abajo es más notorio
cuando los turistas descienden apresuradamente o a gatas por
pendientes marcadas. De ahí la importancia de que existan
senderos claramente señalizados y fomentar el que los turistas se
circunscriban a ellos.
Un efecto importante adicional que es generado por caminantes y
caballistas es la ruptura y fragmentación del suelo superficial,
que deja expuestas capas estériles de suelo, con lo que se
aceleran los procesos de desecación y erosión. Asimismo, el
tránsito de turistas en un sendero va eliminando la cobertura de
hojas secas y otros materiales de origen orgánico superficial, lo
cual también deja a la intemperie las capas menos fértiles, que
pronto quedan desnudas o cubiertas por pastos, con lo que se
inhibe el crecimiento de otro tipo de vegetación superficial. La
pérdida continua de las capas superficiales del suelo (que
contienen la mayor cantidad de material orgánico) conducen a un
decrecimiento en el reciclaje de nutrientes del ecosistema y a la
consecuente disminución en las poblaciones de los organismos
encargados de dichos procesos reciclantes. Particularmente
nocivas son las prácticas de "cortar camino" de muchos turistas,
quienes en lugar de mantenerse en el sendero, van cruzándolo
continuamente.

El tránsito excesivo de caballos y otros animales con pezuña va


produciendo concavidades en los senderos que favorecen el
encharcamiento y la formación de lodazales, lo cual impide el
drenaje natural adecuado y simultáneamente destruye las raíces de
plantas que podrían contribuir a la recuperación de la cubierta
vegetativa.

Son numerosas las actividades recreativas que afectan el


escurrimiento y el drenaje naturales, apreciables sobre todo en
aquellos sitios de mayor concentración de visitantes, como
campings, áreas de picnic, miradores, senderos muy concurridos,
etc. El problema es que se crean (intencional o accidentalmente)
superficies impermeables que impiden la absorción natural del agua
por el suelo. Obviamente, factores como la textura y dureza de la
superficie del suelo, el grado de pendiente de una ladera, el tipo
de suelo (los suelos arenosos son menos susceptibles a los cambios
de drenaje que suelos de granulación más fina) y la intensidad de
uso influyen sobre los aspectos de escurrimiento y drenaje. A fin
de cuentas, la consecuencia será un incremento en la erosión.

La erosión de los suelos, estrictamente hablando, no es un efecto


directo de las actividades turísticas, sino que éstas crean
circunstancias favorables para que las fuerzas erosivas (viento,
agua, etc.) puedan actuar más intensamente. La erosión acelerada
frecuentemente ocurre como consecuencia de dos efectos del
turismo: disminución en la cubierta vegetal y compactación de
suelos. La erosión eólica (del viento) afecta mayormente a los
suelos arenosos y turbosos, sobre todo cuando están más secos,
pero mayormente la erosión es consecuencia de la acción del agua.
Los sistemas de dunas arenosas son notoriamente vulnerables a la
erosión eólica, una vez que su cobertura vegetativa ha sido
destruida.
La erosión eólica y la hídrica ocurren frecuentemente en
combinación. Una vez que las superficies erosionadas hacen su
aparición, el fenómeno erosivo tenderá a continuar y a extenderse
lateralmente, normalmente hasta quedar expuesto el lecho rocoso o
hasta que el nivel freático sea alcanzado. Al quedar expuesto el
manto freático normalmente se inhibe la erosión eólica,
produciéndose en los sistemas de dunas sectores estabilizados que
amortiguan la propagación erosiva.

Una característica de la erosión de suelos es que ésta


efectivamente resulta en un cambio ecológico permanente de las
áreas erosionadas, ya que un suelo in situ puede requerir hasta
12,000 años para desarrollarse y por tanto, sólo podrá ser
restaurado por métodos de ingeniería (Speight, 1973). Otro rasgo
importante de la erosión de suelos es que ésta involucra la
generación de material erosionado, el cual acaba por ser
redepositado en algún otro lugar. Dicho material erosionado puede
producir acumulación en abánico en la parte inferior de las
cañadas o en las dunas móviles producidas por la arena soplada por
el viento. En ambos casos el material depositado puede acumularse
de manera suficientemente rápida como para sepultar a la
vegetación, produciendo nuevas áreas de suelo denudado que a su
vez pueden erosionarse. El suelo denudado de esta manera puede
ocupar una superficie comparativa en tamaño a la que originalmente
fue erosionada. Es decir, la erosión puede producir más erosión
en sitios aledaños.

La erosión en las orillas de los ríos a causa del deslave


producido por embarcaciones turísticas (sobre todo las motorizadas
de alta velocidad) ha sido registrada por varios investigadores,
pero aún no se dispone de información cuantitativa.

El enriquecimiento o eutroficación del suelo puede también


resultar de la actividad turística, ya que una parte importante de
la basura que deja la gente que practica actividades recreativas
es de carácter orgánico, proveniendo principalmente de comida
desechada. La materia fecal y la orina generada por seres humanos
y perros y caballos acompañantes representan una fuente adicional
de materia orgánica introducida en el ecosistema natural. Se ha
observado un incremento en cobertura vegetal baja que demanda un
alto contenido de nutrientes (sobre todo, pastos) en sitios con
intenso uso recreativo, así como una elevación en el nivel de
nutrientes en senderos y pistas por donde circulan animales
domésticos, como resultado del estiércol.

Las actividades turísticas pueden acarrear no sólo la introducción


sino también la redistribución de nutrientes del suelo, por
ejemplo, el uso de madera caída como leña para fogatas en
campamentos.
Normalmente, el efecto de actividades recreativas en áreas
naturales sobre organismos que habitan en el suelo a poca
profundidad subterránea es de carácter indirecto, mediante
procesos como la erosión, la compactación y la eutroficación.
También se han observado efectos de pisoteo sobre algunos
artrópodos terrestres. La compactación indudablemente afecta a
los artrópodos de mayor talla, así como a las lombrices y a
numerosas bacterias.

Proporcionamos a continuación algunos lineamientos para minimizar


impactos sobre el suelo:

- Controlar y minimizar el tráfico vehicular dentro del


las áreas protegidas, especialmente el más pesado
(autobuses de turistas), restringiendo éste último a
pocas vialidades claramente identificadas.

- Estrictamente prohibir el tráfico vehicular (incluyendo


motocicletas y "sand-buggies") en las playas arenosas
y, muy especialmente, en las dunas ubicadas en áreas
protegidas u otras áreas naturales sensibles.

- En zonas de dunas, restringir al máximo la circulación


de peatones (sólo en casos contadísimos permitir el
paso mediante senderos claramente señalados y
limitados).

- Separar claramente los senderos para peatones de las


pistas hípicas y de ciclopistas.

- En cuanto a ciclopistas, éstas deberán tener un ancho


de 2.00 m, con pavimento de aglomerado asfáltico
aplicado en caliente tipo V.a. o similar en capa de 4
cms. (y al final pintura impermeable para intemperie).

- Establecer con precisión en el área protegida una red


de senderos y pistas (tanto para peatones como para
caballistas y ciclistas), con señalizaciones claras,
convocando a los turistas a mantenerse en ellas (sobre
todo, evitando "cortar caminos"). Los senderos para
peatones tendrán una anchura máxima de 1.30 m. (de
preferencia 1.00 m). En su elaboración se procurará
afectar lo mínimo posible el suelo. En caso de
senderos con propensión a lodazales, recurrir a una
pavimentación a base de grava, viruta o aserrín sobre
un relleno de material excavado, con pendiente hacia
los lados (siempre propiciando la permeabilidad).
También es conveniente confinar el sendero con un
bordillo.
- Cerrar periódicamente (en forma rotativa) senderos para
peatones y pistas para caballos, a fin de evitar su
maltrato excesivo y permitir su recuperación.
Indicador práctico para cerrar un sendero: cuando el 10
% de la longitud total del sendero presenta erosión
severa (más de 1.3 m² en la sección transversal del
enzanjamiento para senderos con anchura máxima de 1.30
m.).

- En terrenos cenegosos, utilizar tablados (pasos


elevados de madera).

- Minimizar movimientos de tierra en la realización de


obras civiles.

- Dejar pavimentos permeables (a base de gravas,


adoquines, pedacería de madera, virutas, aserrín, etc.)
que eviten escurrimientos superficiales excesivos y que
permitan la filtración natural y el reabastecimiento de
la capa freática.

- Prohibir concentraciones excesivas de turistas (en


campings, áreas de picnic, miradores, etc.), a fin de
evitar daños de consecuencia en los suelos.

- Prohibir terminantemente el tirado de basuras en sitios


no marcados para ello (proveer una red adecuada de
botes de basura y su sistema de recolección periódica
o, mejor aún, inducir al turista a no arrojar basura
dentro del área protegida, sino que la saque junto con
él al salir).

- Minimizar el uso de embarcaciones grandes en ríos y


lagunas ubicadas en áreas protegidas, limitando la
velocidad en todos los casos a cinco nudos. Propiciar
el uso de embarcaciones a remo, más que a motor.

- Dejar los bordes del río en talud, para minimizar su


erosión por efecto de corrientes y oleaje de
embarcaciones.

2) Impactos sobre recursos hídricos

Desde el punto de vista del manejo, los impactos del turismo y la


recreación sobre los recursos hídricos han recibido
comparativamente poca atención de los investigadores, excepto
desde el punto de vista de higiene pública. Esto quizá se deba a
que los cambios ocasionados por el uso turístico no son tan
notorios o inmediatamente obvios como en el caso de los
ecosistemas terrestres. Sin embargo, la protección del recurso
hídrico es un aspecto vital en la administración de toda área
protegida. Algunos aspectos han sido más tratados en la
literatura sobre este tema, por ejemplo: la planificación del uso
del suelo en cuanto a su relación con la calidad de los cuerpos de
agua y fuentes puntuales o no puntuales de contaminantes, así como
métodos de manejo de aguas de uso recreativo eutrofizadas.

En cuanto a la calidad del agua influyen factores tales como el


flujo, el almacenamiento superficial (presas), sistemas
subterráneos de agua que sirven de reservas municipales,
domésticas o de áreas protegidas y, en el caso de aguas
superficiales, sus atributos recreativos y turísticos. Ya que los
recursos hídricos no reconocen fronteras jurisdiccionales,
aquellos usos inadecuados que se den fuera de los límites de un
área protegida pueden seriamente degradar la calidad de los
recursos hídricos al interior del mismo. Es por ello que a las
autoridades de toda área protegida deberá incumbirles las acciones
y decisiones de autoridades externas vinculadas con el manejo de
las fuentes de agua, debiendo activamente participar en la toma de
decisiones.

En virtud de las grandes variaciones en geomorfología, usos de la


tierra en las cuencas hidrológicas, biogeoquímica de rocas y
suelos, densidad de los cursos de agua y otros rasgos físicos de
cada recurso hídrico, cada cuerpo acuático deberá ser considerado
como un ecosistema distintivo y deberá ser monitoreado y manejado
como tal. Cada sistema tendrá su propia capacidad para servir a
intereses turísticos y recreativos antes de que su calidad de agua
se vea disminuida. Entre mayor sea el número de personas que
utilicen una área en un momento dado, normalmente mayor será el
riesgo de degradación en la calidad hídrica. Evidentemente,
algunas actividades son potencialmente más dañinas que otras. El
uso de embarcaciones turísticas motorizadas constituye un foco de
muchos impactos, incluyendo erosión en las orillas de ríos y
océanos, proliferación de plagas vegetales acuáticas (lirio
acuático, etc.), contaminación química, ruido perturbador, así
como turbulencia y turbiedad en aguas poco profundas (Kuss et al.,
1990).

Estrictamente hablando, un programa de monitoreo relativamente


completo de la calidad del agua requeriría del seguimiento
sistemático de más de cien variables, pero en la práctica, se
recurre a una selección de dichas variables dependiendo del uso
de, o del impacto sobre, el cuerpo de agua en cuestión (UNEP,
1989).

También señalaremos la dificultad de adscribir los problemas de


disminución de la calidad del agua a sus agentes causales. Por
ejemplo, ¿qué proporción de la contaminación del agua de un río es
provocada por la actividad turística en sí (tráfico de botes,
eliminación de desperdicios de hoteles o barcos turísticos,
desalojo de aguas negras no debidamente tratadas en campamentos
turísticos) y qué proporción es atribuida a otras actividades
humanas (minería, asentamientos humanos aledaños río arriba,
actividad forestal o industrial, exploración o extracción
petrolera)? Finalmente, lo que importa es que la calidad del agua
fluvial en una área protegida mantenga límites aceptables de
cambio. Seguramente los niveles de degradación que ocurran se
deberán a una combinación - a veces muy compleja - de los diversos
agentes contaminantes o perturbadores.

Entre los problemas de calidad del agua mayormente asociados con


la actividad turística o recreativa se encuentran los siguientes:
contaminación debida a bacterias, virus y parásitos;
enriquecimiento de los nutrientes de las aguas; sedimentación y
turbiedad; y cambios en las condiciones tróficas debidos a una
acelerada eutroficación.

Los lagos de agua fresca están sujetos a transformaciones a largo


plazo debidas a procesos naturales ecológicos que pueden provocar
aumentos o disminuciones en los niveles de los nutrientes y, por
tanto, en la calidad del agua. El proceso que resulta en un
aumento en el nivel de nutrientes se llama eutroficación y se
define como "degradación en la calidad del agua que resulta de los
efectos directos o indirectos de la excesiva fertilización". La
sobrefertilización (o excesivo enriquecimiento de nutrientes)
resulta en una productividad primaria incrementada, un aumento en
la biomasa (tanto plantas como animales) encontrada en el agua y,
a la larga, una disminución en la diversidad de las comunidades
biológicas del ecosistema acuático en su conjunto (Uttormark,
1979). Lo contrario de aguas eutróficas es denominado "aguas
oligotróficas" (deficientes en nutrientes).

Los procesos lentos y naturales de eutroficación pueden ser


notablemente acelerados por ciertas actividades humanas,
provocándose así una sobrefertilización. Cuando ello ocurre a un
nivel crítico, ocurren cambios tales como excesiva densidad de
plantas acuáticas, disminución del contenido de oxígeno disuelto
en el agua, alteraciones en las poblaciones de peces, aparición
excesiva de algas o lamas, entintamiento del agua, sabor y olor
desagradable del agua, etc. Los dos más importantes nutrientes
que propician la eutroficación son el nitrógeno y el fósforo. El
excesivo fósforo entra en los cuerpos de agua fresca a partir de
diversas fuentes, tales como desechos humanos e industriales,
escurrimiento de campos cultivados, bosques disturbados, terrenos
urbanos y baldíos, poblaciones de animales domésticos y
silvestres, hojas y otros desechos orgánicos y precipitación
atmosférica.
Los ríos y arroyos normalmente no funcionan como reservorios para
el almacenamiento de contaminantes por períodos prolongados de
tiempo, por lo que se reducen sus probabilidades de eutroficarse.
Debido a las características hidráulicas de los sistemas
fluviales, los rasgos de un río van continuamente cambiando a lo
largo de su recorrido. A medida que la distancia lineal a partir
de su origen va aumentando, igualmente se incrementa el volumen de
agua en un río. Los aumentos consecuentes de descarga en los ríos
resultan en cambios en su anchura y profundidad, pendiente de su
lecho, tipo del fondo y cantidad de materiales transportados. La
carga total de materia suspendida y de concentraciones de sólidos
disueltos tiende a aumentar con la distancia.

Los tramos río abajo son, en consecuencia, por lo general más


ricos en nutrientes disueltos y suspendidos. Asimismo, la
temperatura del agua es progresivamente más alta río abajo, hasta
que las temperaturas fluviales se equilibran con la temperatura
ambiente. En sistemas con limitadas posibilidades de
inundabilidad y buena cubierta forestal o arbustiva próxima al
río, normalmente se mantiene una baja intensidad de luz, lo cual
limita el crecimiento de plantas acuáticas. En áreas abiertas y
de poca profundidad, donde la luz no es limitada, algunas plantas
acuáticas oportunistas invaden sitios apropiados. En aquellas
partes de los ríos donde se realizan descargas de drenaje, las
condiciones pueden volverse altamente anóxicas (poco oxígeno), con
lo que se reducen seriamente las poblaciones de ictiofauna (tanto
en abundancia como en biodiversidad). Generalmente, una población
saludable y diversa de ictiofauna requiere de concentraciones de
oxígeno disuelto de más de 5.0 mg/litro en ecosistemas cálidos
(Larkin y Northcote, 1970).

Varios estudiosos del tema (Carlson, 1977; Scott, 1976; Uttormark


y Wall, 1975) han desarrollado índices de estados tróficos (IET)
para clasificar lagos con fines recreativos. Sus categorías son
aplicables fundamentalmente a lagos de clima templado y enfatizan
el aspecto de recreación tradicional (ski acuático, paseos en
botes de motor, natación, etc.). Se podría considerar que, para
un lago relativamente oligotrófico, el límite aceptable de carga
total de fósforo, a fin de mantener el estatus presente del lago,
es de unos 0.16 gramos/m² de superficie lacustre por año.

No obstante, el aspecto de eutroficación no constituye sino un


aspecto de la calidad del agua dulce en lagos y ríos y quizá lo
más adecuado sea analizar en su conjunto, aunque sea de manera
generalizada, los efectos conjuntos de la actividad turística en
la calidad del agua.

Según Kuss et al. (1990), los principales parámetros que afectan


la calidad del agua son los siguientes:
a) nutrientes tales como el nitrógeno y el fósforo;
b) sólidos en suspensión (tanto materiales orgánicos como
inorgánicos);
c) cantidad de oxígeno disuelto en la columna de agua;
d) temperatura;
e) pH;
f) bacterias fecales;
g) patógenos;
h) sólidos disueltos;
i) transparencia;
j) alcalinidad total.

Es importante señalar que los impactos físicos de la navegación


sobre el recurso acuático son causados principalmente por
embarcaciones motorizadas, aunque también los botes de remo pueden
causar disturbios locales. Las fuerzas generadas por la
propulsión de embarcaciones motorizadas resultan en estelas y
turbulencias ("oleaje"). En el movimiento frontal, el agua es
desplazada hacia arriba en frente de la proa, creando olas
superficiales tangenciales a la dirección del movimiento. En la
popa, el desplazamiento considerable de agua provoca una
disminución en el nivel del agua. Las olas generadas por la popa
son perpendiculares a la dirección del movimiento. En el punto de
intersección de ambas olas se presenta la máxima amplitud de onda.
Las energías de la acción del oleaje así producidas pueden
disiparse en la distancia o ser transmitidas a las riberas u
orillas lacustres donde los efectos erosivos pueden ser
considerables. Los factores que influyen en la magnitud de estos
impactos son las dimensiones espaciales del sitio donde ocurre la
actividad, la proximidad de la ribera, la morfometría del cuerpo
acuático, el tamaño, la velocidad y la forma de la embarcación,
así como si ésta es propulsada por un motor fuera de borda o
interno. Aparentemente, las embarcaciones con motor interno
(oculto) causan menos estela y turbulencia que las que utilizan
motores fuera de borda (Liddle y Scorgie, 1980). Por lo demás, se
requeriría de un análisis concienzudo de hidrodinámica para
precisar en detalle estos impactos físicos.

Además de los impactos físicos arriba descritos, existen impactos


de contaminación química debida a los motores de las
embarcaciones. Los motores fuera de borda de dos ciclos
contaminan de tres maneras distintas: a) descargas (o fugas)
condensadas del cárter; b) descargas de vapor del combustible; y
c) emisiones gaseosas (Pecor y Novy, 1973). Aunque hay enormes
variaciones en relación a los diferentes tipos de motor y su
estado de mantenimiento, se han hecho estudios en EU que indican
que uno de los principales contaminantes producidos por la
navegación recreativa es el plomo, ya que entre el 9 y el 31 % del
total de plomo en la gasolina apareció en aguas contaminadas (Byrd
y Perona, 1979). Los combustibles contienen aceites que pueden
ser solubles o indisolubles en el agua, así como persistentes o
fácilmente degradables. Los contaminantes derivados de los
combustibles pueden ser incorporados en el sedimento y, bajo
condiciones aeróbicas, pueden persistir inalterados y tóxicos por
largos períodos de tiempo. Sin embargo, la mayor parte de los
desechos son indisolubles y se juntan como una película en la
superficie del agua, en lugar de permanecer en los sedimentos o en
la columna de agua. Los motores de dos ciclos pueden descargar
hasta 30 ó 46 % de combustible en la columna de agua. Estudios
también realizados en EU han estimado que la descarga total de
hidrocarburos a partir del escape de un motor fuera de borda que
se deje funcionando todo el día puede equivaler a la demanda de
oxígeno químico que es producida por un sistema de drenaje para
400 personas. Se ha demostrado que los escapes de los motores en
"marinas" (Jackivicz y Kuzmimski, 1973), donde la concentración de
embarcaciones es alta, producen impactos serios en los organismos
acuáticos, en el sabor de los pescados y en la reproducción de
diatomeas (Stewart y Howard, 1968).

Referente a efectos biológicos, se ha demostrado que los efectos


turbulentos de la acción de las helices (propelas) en aguas
fluviales o lacustres relativamente bajas pueden desenraizar la
vegetación subacuática y producir disturbios en las comunidades
faunísticas que habitan los fondos sedimentarios así como en áreas
de reproducción de peces. Además, la navegación recreativa parece
provocar la diseminación de fragmentos propagativos de macrofitos
acuáticos que producen molestias a los turistas (Liddle y Scorgie,
1980).

Otros impactos ecológicos directos en los recursos hídricos son


los producidos por tripulantes de embarcaciones turísticas quienes
arrojan (intencionalmente o por negligencia) sustancias tóxicas o
contaminantes en el agua. Estas personas irresponsables toman a
los ríos y lagos como basureros, causando en no pocos casos, daños
inconmensurables.

Diversos investigadores norteamericanos han concluido que el uso


recreativo de aguas de uso público tiene un impacto mínimo sobre
la calidad del agua, y que inclusive el uso intensivo recreacional
(ski acuático, navegación en botes de alta velocidad, etc.) de un
lago en EU y su entorno constituido por un parque estatal, no ha
afectado adversamente la calidad bacteriológica del agua
(Roseberry, 1964).

Resumiendo, donde los problemas de calidad del agua han sido


identificados con actividades recreativas o turísticas, la mayor
parte de los problemas han surgido donde el uso ha sido
concentrado, ya sea por densidad espacial o por excesiva
estacionalidad. La contaminación bacteriana causada por el uso
recreativo parece estar más vinculada con el número total de
personas visitando una área en un momento dado que a la duración
total de su estadía.

Aquellas áreas turísticas que han sido excesivamente urbanizadas


pueden constituir focos importantes de contaminantes del agua, por
lo que habrán de tomarse todas las precauciones de tratamiento de
aguas negras y grises y de todo tipo de desechos, ya sea orgánicos
o inorgánicos, sólidos o líquidos, evitando que se tome a los
cuerpos de agua dulce o salada como cloacas o basureros. En ríos
y arroyos los impactos son generalmente localizados y temporales
debido a los fenómenos de flujo, dilución y dispersión, a menos
que aquellos se originen a partir de una fuente persistente de
contaminación ubicada río arriba, localizada frecuentemente fuera
de los límites del área protegida.

En áreas donde se autorizan permisos de construcción, o donde


ocurren desarrollos turísticos (hoteles, restaurantes, cabañas,
áreas de camping, etc.) servidos por sistemas deficientes de
desalojo de aguas residuales o donde se practica la ganadería
intensiva, frecuentemente ocurren problemas de contaminación
bacteriana y eutroficación.

La determinación para la correcta ubicación de áreas designadas de


camping en términos de aptitud de suelos y de distancias
apropiadas a los cuerpos de agua constituye una importante
responsabilidad de gestión en cuanto al manejo de la calidad del
agua. El muestreo periódico de la composición del agua es
recomendable en áreas de uso intensivo (tanto en la cuenca
hidrológica como en el propio curso de agua). Es motivo de
preocupación la creciente incidencia de Giardiasis y sus efectos
debilitantes en los seres humanos infectados por este parásito
patógeno. Es factible que el problema tienda a difundirse aún más
debido al alto porcentaje de portadores humanos y a la ubicuidad
de portadores animales (Kuss et al., 1990)

Señalemos que otro problema serio ocurre a partir de la


proliferación de algas que se desarrolla en aguas dulces
recreativas alimentadas por descargas de aguas residuales.
Desafortunadamente los procedimientos más usuales de tratamiento
de aguas residuales (tanto primario como secundario) no bastan
para deshacerse de nutrientes que estimulan el crecimiento de
plantas (sobre todo algas).

Las descargas ricas en nutrientes hacia cuerpos de agua confinados


pueden estimular el crecimiento algal a tal extremo que se pueden
seriamente disturbar las actividades recreativas y turísticas, ya
que se crean masas densas flotantes en la superficie del agua.
Las áreas costeras y marinas son especialmente susceptibles a los
impactos, tanto directos como indirectos, del turismo. Las
consecuencias negativas del drenaje y el desalojo de aguas
residuales sin el debido tratamiento a partir de hoteles a la
playa son demasiado frecuentes y ampliamente conocidas. Muchos
hoteles utilizan sustancias químicas (cloro, sosa cáustica, etc.)
para deshacerse del mal olor del drenaje o para disolver grasas y
aceites, pero dichas sustancias son contaminantes tóxicos que
afectarán a la flora y fauna marinas cuando finalmente alcanzan el
océano. Algunos hoteles desalojan el agua de sus piscinas en el
mar. El agua clorinada es tóxica y seguramente afectará
negativamente a la vida marina. Desde luego, los impactos sobre
ecosistemas costeros no son causados exclusivamente por la
actividad turística. Hay muchos otros agentes, tales como: la
contaminación industrial y agrícola; desechos varios producidos
por asentamientos humanos; la sedimentación a partir de tierras
altas erosionadas; rellenos para desarrollos industriales,
habitacionales, recreativos, aeroportuarios y agropecuarios;
dragados para crear, ampliar o mejorar puertos; canteras; minería;
y el excesivo corte de árboles para producir madera o leña.

Ciertos tipos de habitats marinos y costeros son particularmente


vulnerables a las presiones del desarrollo. Algunos habitats que
pueden ser visualmente menos atractivos (tales como humedales,
ciénagas y manglares) son frecuentemente convertidos en áreas para
la construcción de centros turísticos. Como la mayoría de los
turistas inevitablemente desean tener vista al mar y fácil acceso
a la playa, los hoteles frecuentemente se sitúan demasiado cerca
de la línea de marea alta, con lo que se altera el movimiento y
acumulación naturales de la arena y se causan problemas serios de
erosión. Los aeropuertos, tan esenciales como los hoteles para
muchos segmentos de la industria turística, requieren de grandes
extensiones de terreno plano, el cual a veces escasea en ciertas
áreas turísticas costeras (sobre todo en islas), por lo que se
frecuentemente se rellenan áreas coralinas o de mangles,
causándose serios daños a estos ecosistemas.

Sintetizando, podemos decir que los lineamientos más importantes


para minimizar impactos sobre los recursos hídricos son los
siguientes:

- Con el objeto de evitar la proliferación bacteriana


inducida por la presencia del hombre, se deberá
prohibir el acampar a una distancia menor de 60 m de la
orilla del río o de las lagunas.

- La máxima potencia autorizada para los motores fuera de


borda utilizados por las embarcaciones dentro de áreas
protegidas será de 25 HP y la velocidad máxima para
cualquier tipo de embarcación será de 5 nudos.
- Deberán alejarse todas las fuentes puntuales o no
puntuales de contaminantes en todo los trayectos de
ríos que fluyen por áreas protegidas, y se exigirán
métodos apropiados de manejo, tratamiento y descarga de
aguas residuales. Se tendrá particular atención para
que las descargas no produzcan condiciones altamente
anóxicas (poco oxígeno).

- Se establecerán vínculos oficiales adecuados entre las


administraciones de los diversos parques nacionales y
las autoridades vinculadas con diversos aspectos de
manejo y uso de ríos, a fin de minimizar los impactos
ambientales río arriba.

- Deberá llevarse a cabo un estricto monitoreo de las


condiciones de calidad del agua del río y de las
principales lagunas cada seis meses (de preferencia en
marzo y septiembre), prácticandose muestreos adecuados,
En ningún caso se permitirá que existan concentraciones
de oxígeno disuelto inferiores a 5.0 mg/litro.

- Entre los indicadores de calidad del agua que se


podrían considerar indispensables para la determinación
de límites de cambio aceptable señalamos los siguientes
(Kuss et al., 1990; UNEP, 1989):

a) Total de bacterias coliformes: cuenta promedio de


2000 coliformes por 100 ml de agua (la cuenta incluye
coliformes originados por animales tanto de sangre
caliente como fría, incluyendo predominantemente
Escherichia coli).

b) Coliformes fecales (las cuentas incluyen sobre todo


la contaminación debido a animales de sangre caliente):
cuenta promedio de 200 coliformes por 100 ml de agua;
la cuenta de 400 no deberá ser excedida en más de 10 %
de las muestras (para aguas en que el turista se bañe).

c) Estreptococo fecal: 100 por 100 ml de agua.

d) Staphylococcus aureus: la presencia de este


organismo patógeno es señal de contaminación humana.
Lamentablemente, hasta el presente no se han
establecido normas limitantes, lo cual es urgente (Kuss
et al., 1990).

d) Demanda bioquímica de oxígeno (DBO): 2 mg por litro.


- Se prohibirá terminantemente a los turistas arrojar al
río, al mar y a las lagunas cualquier tipo de basura
(ya sea abiótica o biótica - ésta última provoca
eutroficación de las aguas dulceacuícolas - , y muy
especialmente, sustancias tóxicas). A los violadores
de esta disposición se les deberán aplicar fuertes
multas o, en aquellos casos graves o de reincidencia,
se procederá penalmente.

- Se prohibirá terminantemente el uso de combustible con


plomo en las embarcaciones turísticas motorizadas,
tanto en cuerpos de agua dulce como en el mar.

- Se exigirá que las embarcaciones mantengan en buen


estado sus motores (evitando derrames de aceite,
manteniéndolos bien afinados y carburados),
procediéndose a inspecciones semestrales.

- Prohibir que se dejen andando innecesariamente los


motores de las embarcaciones, especialmente cuando
éstas no están en movimiento.

- Prohibir y controlar estrictamente el arrojar aguas


residuales sin el debido tratamiento, provenientes de
instalacions turísticas, en los cuerpos de agua dulce y
salina.

- Se aplicarán estrictas medidas restrictivas en cuanto


al uso de sustancias químicas nocivas o contaminantes
en hoteles y restaurantes (cloro, sosa cáustica,
productos no biodegradables, aerosoles, etc.). Se
deberá impulsar el uso de jabones y detergentes
biodegradables.

- Por ningún motivo se permitirá hacer rellenos en zonas


de humedal o ciénagas para llevar a cabo ahí
construcciones u otras obras civiles.

3) Impactos sobre la vegetación

En gran medida, la capacidad de carga biofísica de un área natural


está supeditada a la reacción de la vegetación al uso recreativo o
turístico.

Los impactos del turismo sobre la vegetación pueden ser


clasificados, a grandes rasgos, en directos e indirectos. Los
impactos directos son causados por daño mecánico a la vegetación y
los indirectos son causados fundamentalmente por cambios en el
suelo.
Podemos afirmar que, en general, los daños producidos a la
vegetación por las caminatas son menores a los producidos por los
campamentos. Asimismo, el uso de vehiculos motorizados, caballos,
bestias de carga y bicicletas es considerablemente más dañino a la
vegetación que las excursiones a pie. Por tal motivo, deberá
incentivarse en toda área protegida (en la medida de lo posible)
su exploración a pie. Unicamente se deberán autorizar vehículos
motorizados o bicicletas en las carreteras, caminos y ciclopistas
dispuestas para ello, pero no en senderos peatonales.

El acampar en áreas no designadas es ecológicamente más impactante


a largo plazo (por la falta de control sobre el proceso) que el
concentrar dicha actividad en áreas claramente designadas.

En el caso de construcciones turísticas, se deberá prohibir


estrictamente su ubicación en áreas donde hay vegetación nativa,
utilizando sólo aquellas áreas que ya hayan sido previamente
despejadas (para campos de cultivo, etc.) o que tengan una
vegetación secundaria muy perturbada.

Deberán de tomarse todas las precauciones a fin de concientizar al


turista en el sentido de no dañar (intencionalmente o no) a la
vegetación, mediante el corte de ramas, la incisión de graffiti en
los troncos de los árboles y la recolección de flores y plantas
ornamentales.

Las actividades turísticas y recreativas pueden directamente


producir cambios en la composición de especies vegetales, sobre
todo en las plantas a nivel de suelo y particularmente como
resultado del pisoteo. Los cambios que ocurren invariablemente
resultan en una disminución en la diversidad de especies. Los
turistas que cortan y arrancan de raíz a las plantas también
pueden provocar la pérdida de especies individuales, pero estas
actividades tienden a ser más selectivas que el pisoteo. A nivel
local, los efectos de actividades turísticas y recreativas pueden
llegar al extremo de causar la total erradicación de la cubierta
vegetal. Es más factible que esto ocurra donde no existen
especies resistentes al pisoteo.

Asimismo, las actividades recreativas pueden tener ciertos efectos


sobre troncos y ramas de árboles muertos (tanto de pie como
caídos), siendo lo mas común su uso como leña para fogatas en los
campamentos. Algunas investigaciones llevadas a cabo en el Reino
Unido han demostrado que en las proximidades de un sitio de
acampar se puede detectar una disminución apreciable en la
cantidad de madera disponible para leña, en un radio de 100 m.
Los visitantes que emplean tiendas de campaña parecen ser los
principales causantes de esta situación, más que los turistas que
viajan en trailers o casas móviles (Kuss et al, 1990).
Resulta difícil suministrar una síntesis útil de los impactos que
las actividades recreativas y turísticas tienen sobre el
crecimiento de las plantas y su comportamiento reproductivo.

Al menos, puede demostrarse que el pisoteo ejerce una influencia


sobre el crecimiento tanto de la flora cobertora de suelo como de
especies arbóreas, y además causa alteraciones en la composición
de especies florísticas, esto último como consecuencia de la
ventaja competitiva conferida a un número reducido de especies más
resilientes a dichas actividades recreativas.

Al realizarse un sendero en un área natural, hay que reconocer que


la vegetación superficial en el suelo prácticamente desaparecerá
(entre otros motivos, porque en muchos casos es conveniente
aplicar material inerte en la superficie del sendero, a fin de
evitar deslaves, enlodamientos y erosión excesiva). Por ello, hay
que reducir a un mínimo aceptable el número de senderos y
asegurarse que la totalidad de los turistas y visitantes
permanezcan dentro de los senderos y que no se internen
aleatoriamente dentro de áreas de vegetación natural. Habrá que
evitar que un exceso de tránsito en el sendero exponga demasiado
(dejar a la intemperie) a las raíces de los árboles que crecen a
la orilla del sendero.

Señalemos los siguientes lineamientos para minimizar los impactos


negativos sobre la vegetación:

- Llevar a cabo una intensa campaña educativa y de


concientización ambiental con la población en general
(local y visitante), mostrándole la fragilidad e
importancia ecológica de las plantas y oriéntandole a
su respeto. En esta campaña deberán participar no sólo
las autoridades públicas, sino también las operadoras
turísticas, industria hotelera, etc.

- Estrictamente prohibir en áreas protegidas el uso de


vehículos motorizados recreativos denominados "off-
road", obligando a todo el tráfico motorizado, ciclista
e hípico mantenerse en sus caminos y pistas
autorizados.

- Prohibir al turista peatonal que se salga de los


senderos y miradores, para lo cual habrá que utilizar
una clara señalización.

- Habrá que concientizar a visitantes y lugareños a fin


de que ejerzan la mayor cautela en el encendido y
extinción
de fogatas, a fin de evitar incendios sobre la
vegetación nativa.

- Habrán de aplicarse criterios de rotación y moratoria


en sitios de camping, a fin de permitir la regeneración
tanto de suelos como de la vegetación.

- Deberá establecerse un programa de monitoreo de


impactos turísticos sobre la vegetación, mismo que
deberá centrarse sobre los indicadores específicos
siguientes:

a) Mediante inspecciones visuales y registros


fotográficos tomados anualmente en las áreas
protegidas, se deberá verificar que en los sitios donde
ya existen campamentos e instalaciones turísticas, no
se realicen daños adicionales a la vegetación
circundante.

b) En relación a los senderos, verificar que el ancho


de los mismos no llegue nunca a exceder 1.30 m (y de
preferencia 1.00 m). Más allá de esta dimensión, el
sendero se convierte en una barrera para muchas
especies faunísticas y pueden crearse claros en la
vegetación que afecten a todo el ecosistema.

c) Como indicador visual de límite de cambio aceptable


(LCA) a verificarse periódicamente (con intervalos
máximos de seis meses), se empleará el que en ningún
caso aparezca en un m² de sendero más de un 30 % de
superficie correspondiente a raíces de árbol expuestas.
Asimismo, en ningún caso se permitirá que más del 30 %
de las raíces expuestas muestren más de la mitad de su
sección transversal a la intemperie.

d) Otro indicador visual de LCA a utilizar es que, en


todo sendero, y en un tramo de 100 metros, no deberán
aparecer más de cinco árboles a la orilla del sendero
que muestren señales obvias de vandalismo (graffiti con
incisiones conspicuas, ramas arrancadas recientemente,
etc.). Más que daños ecológicos de consideración a la
vegetación, implicarán efectos estéticos negativos para
el visitante.

e) En cuanto aparezca a la orilla del sendero una


planta comprobadamente exótica, ésta será extirpada.

4) Impactos sobre la fauna silvestre


Deberemos reconocer que el turismo en las áreas naturales
protegidas produce una serie de impactos sobre la vida animal
local, los más extremos siendo la caza, la pesca y la colección de
ejemplares.

Se ha comprobado que la mera presencia del ser humano puede bastar


para causar disturbios en las actividades de la fauna silvestre,
particularmente en aves, mamíferos grandes y ciertos reptiles,
independientemente de la actividad de los turistas o de su número.
Aparentemente la situación se agrava cuando las personas usan
vestimenta de colores brillantes.

Podemos esquematizar de la siguiente manera los impactos del


turismo sobre la fauna:

Intrusión en el habitat por


la actividad turística

Disturbio Alteración del hábitat Mortandad

Adaptación Migración o desplazamiento Niveles


reproductivos

Cambio poblacional

Composición de especies

En esencia, el diagrama nos indica que cualquier intrusión del


visitante en el habitat natural de la fauna silvestre va a
provocar en ésta, en el mejor de los casos, patrones adaptativos,
o cambios en la población faunística o en la composición de
especies.

Los disturbios a la fauna causados por la mera presencia humana


han sido ampliamente registrados. Un análisis hecho sobre el
estatus reproductivo en Gran Bretaña del charrancito (Sterna
albifrons), una ave marina, mostró muchas instancias de
interrupciones y fracasos en el proceso reproductivo de esta
especie de ave marina, aparentemente causadas por la sola
presencia de pescadores y bañistas en sus playas de anidación
(Speight, 1973).

Algunas especies de aves que construyen nidos flotantes en aguas


interiores, tales como las diversas especies de somormujos, son
muy susceptibles a los disturbios de esquiadores acuáticos y
lanchas veloces de motor. En muchas especies de mamíferos y aves
los disturbios pueden conducir a cambios en su etología (patrones
de comportamiento). Se ha observado que los ciervos y las gamuzas
se vuelven cada vez más ariscos y renuentes al contacto humano,
evitando durante el día áreas frecuentadas por la gente. Los
disturbios a las aves acuáticas (incluyendo patos y gansos) pueden
conducir al abandono por parte de éstas de los cuerpos de agua que
habitualmente frecuentaban. Por ejemplo, los turistas que pasean
en bote en la región de Celestún, en la península de Yucatán,
están ya empezando a causar perturbación en las enormes
concentraciones de flamencos (Phoenicopterus ruber) que inviernan
allí. Los operadores de los botes no deberían aproximarse a las
parvadas de flamencos a una distancia menor de los 200 m.
(Ceballos-Lascuráin, 1989).

Otras especies de aves parecen ser menos sensibles a la presencia


humana durante su época de reproducción: por ejemplo, hay
evidencia que el buen éxito reproductivo del lagópodo escocés
(Lagopus lagopus) y de la perdiz nival (Lagopus mutus) en las
pistas de esquí no es afectado por los visitantes que usan los
teleféricos o que caminan por su área de anidación durante el
verano (Watson, 1970). También ampliamente conocido es el caso en
las Islas Galápagos, donde los turistas caminan entre las aves que
anidan, aparentemente indiferentes a dicha situación (pero también
habría que señalar que los visitantes a estas islas, que
constituyen uno de los destinos ecoturísticos más famosos del
mundo, normalmente tienen un comportamiento adecuado y conciencia
ecológica).

Por otra parte, los disturbios que causan algunos caminantes o


pescadores deportivos distraídos o mal informados son normalmente
poco selectivos y las perturbaciones que puedan originar en los
hábitos reproductivos de alguna especie de ave son ocasionales y
por coincidencia. Por el contrario, las perturbaciones creadas
por observadores de aves y otros naturalistas puede causar más
daños (aunque sean involuntarios), ya que la búsqueda de especies
raras es una de sus principales actividades. En general, los
animales que viven en habitats más abiertos son más susceptibles a
la presencia del hombre y existen indicios de que en algunos casos
los efectos perturbantes dependen más de la frecuencia de la
presencia humana que del número de personas presentes en un
momento dado.

Los impactos de los turistas en la fauna silvestre de algunos


parques nacionales de Africa Oriental han sido bien documentados.
Se ha reportado que algunos parques, como Amboseli, Nakuru,
Samburu y Maasai Mara están ya mostrando síntomas de
sobreutilización (Gakahu, 1992).

En algunos casos, causan más disturbios que el propio turista los


equipos que algunas gentes emplean en actividades recreativas
tradicionales. El ruido que provocan los radios portátiles y los
motores de lanchas y vehículos diversos constituyen casos típicos.
Varios tipos de embarcaciones recreativas pueden afectar a la
avifauna simplemente por su presencia. Los botes motorizados de
alta velocidad y los veleros provocan disturbios a las aves
acuáticas en las aguas más profundas, especialmente en aquellos
períodos en que algunas aves no pueden volar. Pequeñas
embarcaciones como canoas, piraguas y botes de remo, que tienen
poco calado, pueden aproximarse más a la ribera y por tanto,
causar molestias serias a las aves acuáticas nidificantes.

Los efectos que puedan tener las actividades turísticas o


recreativas sobre los peces, en gran medida aún no han sido
reportados, aparte de ciertos indicios de que la ictiofauna que
frecuenta las zonas costeras sublitorales se está volviendo más
arisca debido a las actividades de pescadores submarinos.

La información sobre invertebrados es escasa, aunque hay muchas


instancias conocidas de perturbaciones deliberadas sobre nidos de
termitas y otros insectos y arácnidos considerados nocivos o
desagradables. En casos extremos inclusive se ha llegado a
incendiar dichos nidos (Barker, 1967).

No obstante, aunque muchas especies faunísticas son directamente


afectadas por las actividades turísticas y recreativas al aire
libre, muchas más son directamente impactadas indirectamente por
alteraciones en su habitat. Por ejemplo, cuando la flora a nivel
de suelo es erradicada por el pisoteo, los insectos que dependen
de dicha flora también inevitablemente desaparecen. Asimismo,
cuando una depresión inundable con grava se rellena de vegetación
cenegosa para el beneficio de intereses cinegéticos, no solamente
las aves acuáticas sino una multitud de otras especies (tanto
vertebradas como invertebradas) colonizarán estos nuevos habitats.

La basura orgánica que se deja en torno a áreas de acampar y de


picnic normalmente beneficia a las especies carroñeras. Hay
muchos ejemplos, especialmente en países de clima templado:
inmigración y aumento en población de ratas; aumentos locales en
las poblaciones de gorriones domésticos; cambios en el habitat y
en la ubicación de poblaciones de oso negro y grizzly atraídos por
desechos de picnic en los parques nacionales de EU; migraciones de
jabalí salvaje durante el invierno hacia Bélgica donde antes no se
veían, causadas por la proliferación de basura en los campamentos
de turistas (Speight, 1973); incremento demográfico de ciertas
especies de gaviotas, grajillas y zorras en el Reino Unido
(Teagle, 1966), etc. Además, ciertos insectos como hormigas,
abejas y avispas usan los botes de basura como fuentes de
alimento. Lamentablemente, en nuestro país falta aún mucha
investigación por realizar en este campo.
Las intensidades crecientes de uso turístico y recreativo en áreas
naturales parecen ejercer sus más profundos efectos sobre los
microhabitats, al causar una progresiva simplificación en la
estructura vegetativa, de la superficie del suelo y el suelo
propiamente dicho. En todo caso, se puede anticipar una
disminución neta en la biodiversidad animal cuando un área se
expone a una visitación excesiva o descontrolada.
Simultáneamente, se presenta un aumento en el número de especies
carroñeras.

Hay indicios de que la consecuencia general de las actividades


turísticas y recreativas tradicionales en un área natural es la
disminución global de todos los grupos tróficos (es decir, los
diversos integrantes de las cadenas alimenticias en la naturaleza)
en todas las distintas partes del ecosistema. Ello es a
consecuencia de un decrecimiento general en la diferenciación
estructural del ecosistema (es decir, pérdida de una proporción de
los habitats presentes sin un remplazo apreciable por habitats
nuevos) y un aumento en el grado de esterilización de recursos
(por ejemplo, el causado por la intoducción de edificios y otras
estructuras artificiales). Algunos componentes del ecosistema son
más vulnerables que otros a este proceso simplificador (por
ejemplo, la vegetación sobre el suelo y las capas superficiales de
humus son las más afectadas).

Aquellas especies que son eliminadas por la cacería y otros medios


de colección tienden normalmente a estar en la parte superior de
las cadenas alimenticias, mientras que las especies introducidas
también con fines cinegéticos son principalmente herbívoros, por
lo que, en términos de flujo energético los dos efectos son
aditivos, en lugar de atenuarse mutuamente, con un efecto
devastador sobre la vegetación. Las alteraciones sobre la
composición de la fauna asociada con los suelos provocadas por
actividades turísticas y recreativas pueden llegar a tener efectos
de gran alcance sobre el tipo y procesos de suelos, ya que estos
tipos de fauna ejercen gran influencia sobre el flujo de
materiales orgánicos y minerales a través de las diferentes capas
de suelo.

Es evidente que la fauna silvestre en un área protegida también es


afectada por la construcción de carreteras, caminos, senderos y
otras instalaciones para el turismo, tema que se trata en más
detalle en el Capítulo 12.

La demanda de alimentos marinos por los turistas puede afectar


seriamente a la industria pesquera local y amenazar a muchas
poblaciones de fauna marina y acuática dentro de las áreas
protegidas. Muchas especies que antes eran alimento común de las
poblaciones locales (langostas, conchas, caracoles, etc.) se
pueden convertir en artículos de lujo que sólo se sirven en los
hoteles y restaurantes para turistas. Asimismo, el turismo ha
sido responsable en gran medida del enorme aumento en el comercio
de curiosidades marinas; en muchos centros turísticos alrededor
del mundo aún se venden corales y conchas, mismos que
frecuentemente se capturan furtivamente en áreas protegidas; la
carne de tortuga marina es aún popular aunque su venta sea
usualmente ilegal; y las curiosidades marinas se emplean
ampliamente para decorar hoteles.

Las perturbaciones a la fauna silvestre acuática (tanto marina


como dulceacuícola) causadas directamente por la actividad
turística pueden tener numerosas manifestaciones: la observación
excesiva o incontrolada de cetáceos puede afectar el ciclo
biológico de estos mamíferos marinos; los paseos indiscriminados
en embarcación pueden afectar a las poblaciones de peces (por el
ruido y el derrame de aceite); la pesca deportiva incontrolada
puede exterminar poblaciones locales de ictiofauna; la colección
de conchas puede acabar con ciertas especies; las aves y las
tortugas pueden ser fácilmente disturbadas en sus sitios de
anidación, etc.

El turista a bordo de cualquier tipo de vehículo puede causar


graves disturbios a la fauna silvestre. En cuanto a la distancia
animal/vehículo, es un dato bien conocido que muchos conductores
de tours (así como turistas) tienden a acercarse demasiado a los
animales silvestres. En Africa, se han hecho estudios detallados
sobre este tema, demostrándose que para los leones, chitas y
leopardos, las distancias entre uno y cinco metros son las más
críticas. Sin embargo a distancias de más de 21 metros las chitas
se alejan instintivamente del vehículo. En resumen, estos
estudios indican que es evidente que los vehículos
(particularmente los motorizados) interfieren con diferentes
actividades de la fauna silvestre, particularmente la reproducción
y la movilidad. El movimiento restringido puede interferir con
otras actividades, tales como la búsqueda de alimento y el
ocultamiento protector (Gakahu, 1992). Lamentablemente, se han
hecho pocos estudios de este tipo en fauna mexicana, por lo que
sería deseable que en nuestro país se pudieran llevar a cabo por
las autoridades competentes, a fin de llegar a indicadores
concretos (sobre todo en el caso de las aves).

Los siguientes son algunos lineamientos para minimizar impactos


ambientales negativos sobre la fauna silvestre:

- Realizar una labor muy amplia de concientización


ambiental y educación ecológica entre turistas,
poblaciones locales y operadores turísticos (sobre todo
guías), a fin de que no se perturbe a la fauna
silvestre mexicana, evitando aproximarse demasiado a
ella.
- En general, se estimulará al público que visita áreas
protegidas a observar a las aves y otra fauna por
telescopio y prismáticos, a fin de evitar su
aproximación excesiva y a conocer mejor las diversas
especies.

- Se deberá crear un mayor número de torres de


observación (tipo "escondite" - "blinds" o "hides" en
inglés) en las áreas protegidas, sobre todo en los
sitios donde hay itinerarios pedestres, y se estimulará
al público a hacer uso de ellos para observar las aves
y demás fauna silvestre que se presente.

- Educar al público en general a no gritar ni hacer


ruidos fuertes (con radios, escapes de motocicletas,
etc.), sobre todo en áreas de concentración y anidación
de aves silvestres.

- Educar al público en general a no usar vestimentas de


colores brillantes cerca de áreas de concentración y
anidación de aves, ya que pueden ahuyentar o perturbar
a las aves.

- Prohibir el arrojo de basuras en general (y


particularmente en playas, dunas y lagunas). Ciertas
basuras inorgánicas (sobre todo de plástico) pueden
propiciar que las aves se enreden en ellas. La basura
orgánica (sobre todo residuos de alimentos de picnic)
puede cambiar los hábitos alimenticios de la fauna
silvestre y propiciar la proliferación de ratas,
carroñeros, hormigas, avispas, abejas, etc.

- Prohibir estrictamente que los turistas alimenten a la


fauna silvestre.

- Aplicar y hacer cumplir estrictamente las leyes y los


reglamentos de caza, haciendo respetar las vedas y
temporadas de caza.

- Respetar vedas y restricciones en cuanto a pesca y


captura de especies marinas (evitar la sobrecaptura de
especies que ya escasean o cuyos precios se han elevado
demasiado).

- Prohibir la colecta de conchas, caracoles y otras


especies marinas en las playas que son parte de áreas
protegidas y estimular a la colecta limitada en las
demás playas.
- Controlar estrictamente las derramas de aceite y
combustible en el mar y en los cuerpos de agua dulce,
limitando asimismo las emisiones de gases (mediante
revisiones periódicas de control de afinación y
carburación).

- No permitir la circulación de vehículos motorizados de


ninguna especie en playas y dunas.

5) Impactos estéticos sobre el paisaje

La actividad turística irresponsable y/o incontrolada puede


producir serios impactos negativos de orden estético en el
paisaje, tanto natural como artificial, lo cual indudablemente
afectará de manera importante la experiencia del visitante en
general y, muy especialmente, del ecoturista.

Los impactos negativos más comunes de índole estética son aquellos


producidos por el tirado de basura, especialmente a lo largo de
carreteras, caminos, senderos y miradores. Entre los tipos de
basuras más frecuentes se encuentran los siguientes: desechos de
alimentos, envases y envolturas diversas (de película fotográfica,
de cigarrillos, cremas solares, etc.), papel sanitario, etc. Los
plásticos, por ser la mayoría de carácter no biodegradable,
producen un efecto particularmente nocivo y duradero.

La inclusión de obras de infraestructura diversas, llevadas a cabo


sin sensibilidad (postes, cableado eléctrico y telefónico,
señalizaciones excesivas en carreteras, edificios demasiado
grandes o llamativos, tuberías aparentes) producen perturbaciones
al paisaje.

El vandalismo de diversos tipos - incluyendo los daños a


instalaciones turísticas, cercas, servicios sanitarios, etc., y
los graffiti e incisiones sobre árboles y formaciones geológicas -
producen notorios efectos negativos de carácter estético, así como
el arrancar la vegetación (incluyendo flores).

Asimismo, el pastoreo excesivo produce efectos visuales negativos.

6) Impactos de carácter sanitario

La basura y los desechos fecales que dejan los turistas están


definitivamente produciendo serios impactos de orden sanitario e
higiénico en muchas áreas protegidas, que afectan no sólo a los
visitantes sino a las comunidades locales.
La basura y los desechos varios pueden afectar sanitariamente a
los cuerpos de agua, tanto superficiales como freáticos, así como
suelos, cultivos y el aire que se respira.

Resulta muy recomendable el discriminar entre la basura orgánica y


la inorgánica. La primera puede procesarse y convertirse en
composta (un magnífico fertilizante para parques y jardines). En
cuanto a la basura inorgánica, es importante indicarle al turista
que no tire al río ni en los senderos envolturas de película,
latas de cerveza, cajetillas vacías de cigarrillos, etc.
(inclusive se le podrían facilitar bolsitas para guardar estos
desperdicios). Se deberá preferir el uso de botellas y otros
envases retornables, por los cuales se recupera un depósito
económico previamente hecho en el sitio de adquisición. Es
preferible siempre usar bolsas de papel a las de polietileno.

Deberá de educarse al turista para que no arroje basuras en áreas


naturales, sino que se las lleve consigo al salir del parque en
cuestión.

Por último, es importante ubicar servicios sanitarios (de


preferencia a base de sistemas secos) en sitios estratégicos de
las áreas protegidas (a distancias cercanas de los senderos
peatonales).

7) Impactos de carácter cultural

Los impactos del turismo dentro o cerca de áreas protegidas donde


existen atributos culturales significativos (tanto del pasado como
del presente) se están convirtiendo en una preocupación universal.
Dichos efectos negativos afectan por igual a sitios arqueológicos
como a monumentos históricos y a aldeas, poblados y comunidades
rurales con antiguas tradiciones.

a) Sitios arqueológicos. Dentro o cerca de muchas áreas


protegidas se encuentran sitios arqueológicos (tanto prehistóricos
como históricos). Inclusive, muchas veces la presencia de dichos
restos arqueológicos son la causa fundamental de que se declare un
área protegida (con todo su entorno natural).

Además, los sitios prehistóricos revisten un creciente interés


paleoecológico en virtud de su habilidad de proporcionarnos
información sobre los cambios vegetacionales y faunísticos durante
los procesos posglaciales y de formación de suelos, así como sobre
la historia del uso de la tierra de una área.

El disturbio causado por actividades turísticas en cualquier sitio


arqueológico - sobre todo donde se involucra la erosión de suelos
-puede, por tanto, resultar en la pérdida de información
irremplazable. Ampliamente conocidos y documentados han sido los
daños causados por el flujo turístico en las pinturas rupestres de
cavernas como Lascaux y Altamira.

Además de los diferentes efectos negativos de la actividad del


turismo, los sitios arqueológicos sufren los disturbios de los
excavadores y coleccionistas aficionados, así como de los
saqueadores. En la mayoría de los países del mundo existen ya
estrictas medidas legales para fomentar que sólo los arqueólogos
profesionales y autorizados puedan llevar a cabo exploraciones,
excavaciones y extracciones de piezas arqueológicas, las cuales
constituyen parte del patrimonio oficial de la nación respectiva.
Sin embargo, en mucho países, ocurren aún excavaciones y
extracciones furtivas, que se facilitan con la difusión cada vez
más amplia de detectores de metal.

En muchos sitios de México el creciente atractivo que ejercen los


restos arqueológicos sobre el público está provocando la
proliferación de senderos y otras áreas denudadas de vegetación
por efectos erosivos. Asimismo, en muchas zonas arqueológicas el
turismo irresponsable está produciendo diferentes tipos de
impactos: graffiti sobre muros, daños a ornamentaciones
arquitectónicas delicadas; contaminación visual debido a
instalaciones turísticas excesivas o inadecuadas (puestos de venta
de recuerdos, expendio de alimentos, etc.).

b) Aldeas y comunidades tradicionales. Muchas veces el daño


ecológico que se causa en el medio natural es reversible. Sin
embargo, la pérdida de sustancia e identidad culturales son
normalmente irreparables, algo que ni los más abundantes recursos
financieros o técnicos pueden recuperar. En muchas partes del
mundo, las pérdidas culturales provocadas por el turismo (sobre
todo en los últimos treinta años) han sido terribles.
Innumerables pueblos y aldeas (particularmente de pescadores)
alrededor del mundo han sufrido el embate inmisericorde de un
turismo masivo y ramplón que los han convertido en sitios
vulgares, desprovistos de todo atractivo tradicional.

Con frecuencia el desarrollo industrial en algunas áreas remotas


se ha caracterizado por una extracción primaria de recursos con
muy poco o ningún procesamiento secundario. Además, este tipo de
desarrollo ha producido normalmente pocos beneficios en el largo
plazo para las comunidades locales o aledañas.

Dado el ya largo historial de poblaciones y comunidades rurales


más o menos remotas en cuanto a sufrir las consecuencias de una
explotación insostenible de recursos, deberá de sensibilizarse a
todos los tomadores de decisiones políticas y de desarrollo
socioeconómico respecto a los impactos del turismo en áreas
rurales. Las poblaciones locales y sus culturas tradicionales no
deberán ser ya consideradas como un 'recurso' más que habrá de ser
explotado y manipulado por un sector turístico irresponsable y
falto de ética que sólo busca el lucro rápido y fácil y no está
comprometido con ningún tipo de desarrollo sostenible.

Toda sociedad viable crea tradiciones, acepta elementos externos y


está constamente experimentando un proceso de reinvención (tanto
por motivos espirituales como seculares). El turismo, como un
agente de cambio y desarrollo, puede ejercer una influencia
positiva en este proceso, si se lleva a cabo de manera adecuada y
respetuosa. Algunas sociedades primitivas rechazan toda
influencia turística (los Masai en Africa, algunas tribus
amazónicas, etc.), otras (los Sherpa en Nepal, por ejemplo)
intentan apropiarse de dichas influencias externas dentro de los
confines de su propia tradición, mientras que otras más abandonan
totalmente sus raíces culturales. En todo caso, es importante
recordar que la pérdida cultural es como la extinción biológica...
para siempre.

La cultura 'internacional' que se está volviendo ya universal,


gracias a los 'beneficios' de la televisión, la Coca-Cola y todo
tipo de corporaciones trasnacionales, está esparciéndose
inexorablemente, en gran medida impulsada por el turismo, hacia
áreas hasta hace relativamente poco remotas o aisladas. Aunque se
puede argumentar que ello ocurriría igualmente - tarde o temprano
-con o sin la presencia del turismo, es evidente que la
participación de la actividad turística está contribuyendo a una
aceleración de este proceso de universalización y homogeneización
cultural.

Hay quienes ven en el turismo la etapa final y más humillante de


la dominación humana, condenándolo como una influencia corruptora
intercultural de efectos inconmensurables. Sin embargo, habría
que preguntarnos si el turismo moderno es más avasallador y
humillante que el imperialismo impuesto por el fanatismo religioso
o el mercantilismo de la cultura occidental. ¿Acaso son más
justificables los intentos por forzar el primitivismo en ciertos
grupos humanos al pretender excluir a las culturas tradicionales
de toda manifestación cultural moderna?

El interés de muchos ecoturistas en las culturas tradicionales


puede económicamente validar a éstas y a coadyuvar a que las
poblaciones locales mantengan sus tradiciones. A medida que el
interés mundial por la naturaleza y las culturas tradicionales se
incrementa, las áreas protegidas pueden contribuir a definir y
preservar aquellos elementos naturales y culturales únicos que
hacen que una comunidad y su entorno sean atractivos para los
ecoturistas.
Es esencial que los planificadores y tomadores de decisiones
políticas acepten que la vitalidad, longevidad y prosperidad del
turismo en áreas cultural y ecológicamente frágiles dependen no
sólo de su ingenio en identificar y desarrollar oportunidades,
sino también en su habilidad para conservar el patrimonio natural
y cultural de dichas áreas.

10.3 Lineamientos misceláneos para minimizar diversos tipos de


impactos

- Deberá de aplicarse el criterio de prohibir


terminantemente al visitante que arroje basura dentro
de las áreas protegidas, concientizándole para que toda
su basura salga junto con él del parque que visita y
sea desechada en los tiraderos apropiados fuera de los
límites del parque. En muchas partes del mundo ya no
se acostumbra poner botes de basura dentro de las áreas
protegidas, sino que se obliga al visitante a sacar la
basura del parque. Asimismo, habrá que disuadir al
turista de enterrar su basura (aunque esto obviamente
sea mejor que simplemente tirarla).

- Las agencias operadoras turísticas y la industria


turística en general deberán colaborar con las
autoridades de las áreas protegidas y de ONGs
conservacionistas en actividades conservacionistas y de
minimización de impactos, considerando que ello va en
beneficio propio.

- Es altamente conveniente establecer y mantener buenos


canales de comunicación con organismos
conservacionistas de prestigio internacional (UICN,
WWF, PNUMA, etc.), a fin de que éstos puedan coadyuvar
a la conservación de los ecosistemas naturales y la
minimización de impactos ambientales.

- Habrá que prohibir la construcción de campos de golf


dentro y cerca de áreas protegidas, ya que esta imagen
turística no es compatible con la de un área protegida,
además de que las grandes cantidades de fertilizantes
químicos que requieren dichas instalaciones provocarían
graves daños ecológicos.

10.4 Lineamientos para operadores ecoturísticos

Ya se ha señalado que el fenómeno ecoturístico está teniendo un


notable desarrollo a nivel mundial, por lo que ha provocado un
interés generalizado en casi todos los sectores y despertado
grandes expectativas. Todo ello implica una gran responsabilidad
por parte de los diferentes protagonistas en este complejo
proceso.
Mucha de la discusión sobre el ecoturismo gira en torno de las
normas éticas. Muchos se preguntan cuáles son exactamente esas
normas que los profesionales del turismo (operadores de tours y
proveedores de alojamiento y otros servicios) deben acatar a fin
de que puedan legítimamente afirmar que están ofreciendo programas
genuinos de ecoturismo, tanto para su clientela como para las
regiones y localidades donde operan. La etiqueta de "ecoturismo"
ha sido mal empleada frecuentemente por muchos operadores
turísticos en diferentes partes del mundo. Los operadores que
actúan en un área protegida o cualquier otro destino ecoturístico
pueden provocar serios impactos negativos, en caso de no proceder
conforme a normas respetuosas del entorno natural y cultural.

Incluimos a continuación los principales lineamientos que debería


acatar un operador que verdaderamente deba considerarse
ecoturístico. Dichos lineamientos se basan fundamentalmente en
Ecotourism Guidelines for Nature Tour Operators, publicado por The
Ecotourism Society (1993), con algunas modificaciones y
adaptaciones para el contexto mexicano. Aunque se podría pensar
que algunas de estas directrices son de carácter demasiado
idealista, consideramos que el escepticismo no debe jugar un papel
importante en el desarrollo de normas.

a) Programas Previos a la Partida

- Lineamiento:

Información y educación de visitantes: preparar a los


viajeros, antes de su partida, a fin de minimizar sus
impactos negativos al visitar ambientes y culturas
altamente sensibles.

- Objetivos:

- Ofrecer a los turistas materiales informativos y


educativos sobre los lugares y personas que
visitarán, enfatizando la importancia de
contribuir a la conservación de los sitios a
visitar.

- Educar a los visitantes sobre el espectro completo


de fenómenos naturales y culturales que serán
observados.

- Educar a los visitantes a fin de que consideren


anticipadamente los efectos de su visita y (en su
caso) modifiquen ciertos patrones conductuales
mientras viajen, con el objeto de minimizar
impactos negativos.

- Técnicas:

- Proporcionar información introductoria sobre los


grupos humanos y ecosistemas que se visitarán,
mediante paquetes pre-partida. Enfatizar la
importancia de leer dicha información, tal como
bibliografía selecta y comentarios sobre ciertos
documentos relevantes referentes a los destinos
turísticos.

- Mantener la información muy objetiva y bien


fundamentada, empleando ejemplos de fenómenos con
los que es factible que el viajero se encuentre.

- Proveer una ética general de viaje, incluyendo


normas para el comportamiento en áreas naturales y
para con culturas locales.

- Suministrar información sobre los equipos,


vestimenta, y provisiones personales que sean
apropiados a las regiones por visitar.

- Prevenir contra la introducción de productos


desechables que contribuyan a aumentar la carga de
desperdicios en el lugar.

- Proporcionar información sobre productos ilegales


cuya compra habrá que evitar.

- Proporcionar la información que se requiera a fin


de evitar la transportación accidental de especies
exóticas hacia ecosistemas aislados que se
visitarán.

- Beneficios para el visitante:

- El visitante entra en sintonía con el abanico


completo de oportunidades para observación del
ecosistema natural y su fauna silvestre y para
aprendizaje sobre el entorno cultural

- Concientización sobre la responsabilidad personal


en cuanto a minimizar impactos sobre el ambiente
natural y las culturas locales (aspecto
particularmente delicado cuando se trate de
comunidades indígenas), antes de la partida.
- El visitante llevará el equipo y la vestimenta más
apropiados para los ambientes y culturas que
visitará.

b) Programas para guiar

- Lineamiento 1:

Principios generales para guiar excursiones: preparar a


los viajeros para cada encuentro con culturas locales y
con los ecosistemas naturales (incluyendo plantas y
animales nativos).

- Objetivos:

- Preparar el camino para una sensibilidad recíproca


entre culturas frecuentemente muy diferentes,
educando a los turistas a evitar intrusiones con
los ambientes y culturas visitados.

- Ofrecer a los visitantes la oportunidad de


aprender más sobre el contexto social y político
de la región visitada.

- Proveer a los visitantes con la oportunidad de


aprender más sobre los problemas ambientales y
esfuerzos conservacionistas de la localidad.

- Técnicas:

- Suministrar orientación de alta calidad y


suficientes guías para manejar al grupo conforme
al grado de sensibilidad y fragilidad de los
ambientes visitados.

- En todo momento ofrecer servicios de


interpretación de alta calidad, explicando
adecuadamente lo relativo a culturas locales y
describiendo la historia natural. Fomentar la
interacción entre turistas y habitantes locales,
pero vigilando (sutilmente) dicho contacto a fin
de evitar errores culturales (llevando a cabo esto
de manera que el turista no se sienta
sobrevigilado).

- Ofrecer una breve charla informativa antes de cada


parada, que incluya conductas a evitar, prácticas
y zonas restringidas, alertas especiales sobre
especies frágiles y en peligro de extinción,
distancias específicas que respetar en relación
con la fauna silvestre, y reglamentaciones
locales.

- Aprovechamiento del tiempo de viaje (en carretera,


en bote, etc.) y durante la permanencia en el
hotel citadino para fomentar discusiones
educacionales e intercambio de ideas relativas a
una amplia gama de temas locales.

- Beneficios para el visitante:

- Concientización de como interactuar con diferentes


culturas y ambientes mediante minimización de
impactos negativos.

- Percepción de la historia natural y cultural de la


región, valores y problemática locales, y la
necesidad de su conservación.

- Percepción del papel que el propio visitante puede


jugar a fin de contribuir a los esfuerzos locales
de conservación y desarrollo socioeconómico
sostenible.

- Lineamiento 2:

Prevención de impactos ambientales: minimizar los


impactos de los visitantes sobre el entorno ecológico,
proporcionándoles literatura, sesiones de orientación,
conducción ejemplar y tomando las acciones correctivas
que sean requeridas.

- Objetivos:

- Ayudar a los visitantes a minimizar sus impactos


negativos al aumentar su comprensión de la
fragilidad del medio ambiente.

- Prevenir acciones de turistas, tanto intencionales


como accidentales, que causan daño al medio
ambiente, tales como hacinamiento, disturbio a
especies de fuan muy populares, pisoteo,
conducción de vehículos fuera de los sitios
designados, daños a la vegetación y tratamiento
indebido de basuras.

- Técnicas:
- Los guías de la empresa deberán emplear
procedimientos tales como los siguientes:

 Orientar a los visitantes sobre las


regulaciones locales más importantes.
 Proporcionar un folleto de lineamientos
ambientales, creado ex profeso por la
operadora turística para el sitio específico
que se visita.
 Obtener y distribuir lineamientos existentes
para cada área natural protegida que se
visita.
 Permitir al personal del área protegida que
expongan los lineamientos, cuando ello sea
posible.
 Orientar a los visitantes sobre el
comportamiento apropiado - en senderos,
campamentos, en proximidad de la fauna y
flora silvestres - y en relación a basura,
desechos humanos, fuego y jabones.
 Alertar a los viajeros sobre el nivel de
dificultad de cada excursión, para prevenir
daños al medio ambiente causados por la falta
de experiencia o habilidad para maniobrar en
terrenos desconocidos.
 No crear expectativas irreales de observar
ciertas especies de plantas o animales
sumamente raros, sino interpretar los
aspectos del ecosistema en su conjunto.
 Prevenir contra la colecta de "souvenirs" de
las áreas naturales, tales como plumas,
huesos y conchas, a menos que ello sea
específicamente permitido por las autoridades
locales.
 Prevenir contra la compra de ciertas
artesanías hechas a partir de recursos
naturales amenazados.

- Beneficios al visitante:

- Aprende a viajar sin dejar huella.

- Obtiene una mayor comprensión de los impactos


turísticos sobre el ambiente.

- Se informa de las normas y reglamentos de las


áreas naturales y de la necesidad de acatarlos.
- Lineamiento 3:

Prevención de impactos culturales: minimizar los


impactos negativos del viajero sobre las culturas
locales (del presente y del pasado), ofreciendo para
ello literatura, charlas orientadoras, conducción
ejemplar y tomando las acciones correctivas que se
requieran.

- Objetivos:

- Proteger la integridad de las culturas que se


visitan mediante la minimización de la
contribución del visitante a fenómenos de
aculturación y declinación de valores locales.

- Aumentar en el visitante el nivel de comprensión


sobre las culturas locales, pero evitando
intrusiones impropias en las vidas privadas de los
demás.

- Técnicas:

- Los guías de la empresa ecoturística deberán


aplicar los siguientes procedimientos:

 Interpretar los valores culturales locales y


la historia de las culturas locales
(incluyendo el elemento arqueológico cuando
éste está presente).

 Proporcionar una serie de lineamientos de


índole cultural creados por la compañía, de
carácter específico para el sitio visitado.
Donde estén disponibles, obtener y distribuir
lineamientos redactados por las comunidades
locales.

 Aconsejar a los turistas a aceptar


diferencias culturales, adoptar ciertas
costumbres y no interferir.

 Discutir la conducta adecuada al tomar


fotografías.

 Discutir el comportamiento apropiado al


comprar productos y dar propinas y ante
limosneros.
- Beneficios al visitante:

- Una mejor comprensión de los valores y culturas


locales y cómo comportarse ante las personas
locales a fin de minimizar impactos culturales.

- La habilidad de observar, escuchar y aprender de


otros sin incurrir en intrusiones.

c) Programas de Monitoreo

- Lineamiento:

Prevención de impactos acumulados debidos al turismo:


utilización de un liderazgo efectivo, manteniendo
grupos lo suficientemente reducidos a fin de asegurar
un mínimo de impacto del grupo sobre los sitios
visitados. Evitar, dentro de lo posible, aquellas
áreas que están subadministradas, así como las que se
encuentran sobrevisitadas.

- Objetivos:

- Disminuir los efectos acumulados del turismo en


sitios de alta vulnerabilidad.

- Evitar sobrecargas a las capacidades locales de


manejo de visitantes (si hay insuficiencia de
fondos y de personal para manejar visitantes en
áreas sensibles.

- Contribuir al esfuerzo de dispersar el turismo y


aligerar la carga en destinos populares durante
las temporadas altas.

- Reconocer anticipadamente sitios que son


inapropiados para el turismo o que requieren de
asistencia para reparar los daños existentes.

- Técnicas:

- Estar alerta del número total de grupos que se


encuentren visitando sitios simultáneamente. De
manera informal, censar el número de grupos
encontrados en senderos y caminos dentro del área
protegida y estar al tanto de sitios que acusan
incrementos demasiado rápidos.

- Monitorear impactos ambientales negativos,


incluyendo erosión en senderos, tratamiento
inapropiado de desechos, tirado de basura,
contaminación del agua, disturbio a animales,
colecta ilegal de plantas y animales, alimentación
a la fauna silvestre o animales silvestres que se
han vuelto anormalmente mansos o agresivos.
Notificar a las autoridades tanto verbalmente
como, si es necesario, por escrito.

- Asistir a las autoridades del área protegida


correspondiente en el monitoreo de especies claves
o indicadoras, y ofrecer apoyo logístico a los
investigadores que trabajan en impactos
turísticos.

- Diseñar itinerarios y promociones a fin de evitar


la sobreventa de sitios demasiado populares,
particularmente aquellos que ya están
inadecuadamente manejados para la visitación
durante las temporadas altas.

- Vigilar el impacto cultural acumulado y trabajar


para prevenir o amortiguarlo. Los indicadores
incluyen: precios inflados para diversos productos
en las comunidades; mercado negro; narcotráfico y
oferta de prostitutas a la industria turística.

- Beneficios a los visitantes:

- Evita contribuir a la destrucción de los sitios


visitados.

- Aprende a reconocer los impactos negativos del


turismo y la importance de notificar a las
autoridades cuando ello ocurre.

- Aprende a evitar la sobrecarga de sitios demasiado


populares, viajando en temporada baja y evitando
las horas de visitación pico.

- Aprende a reconocer los impactos culturales y


evita contribuir a la declinación de los valores
locales.

d) Programas de Manejo
- Lineamiento 1:

Prevención de impactos del operador turístico: asegurar


que los gerentes y el personal de base y eventual de la
empresa conozcan y participen en todos los aspectos de
política de la compañía para prevenir impactos en el
ambiente y las culturas locales.

- Objetivos:

- Lograr que la compañía ecoturística sea lo más


sensible ambiental y culturalmente que sea
posible, tanto en la oficina como en le campo.

- Asegurar que todos los representantes de la


empresa tengan el conocimiento y el entusiasmo
para conducir a sus clientes a través del ejemplo.

- Técnicas:

- Establecer un código ambiental y un manual de


objetivos para la empresa.

- Suministrar un número suficiente de guías para el


manejo adecuado de grupos.

- Proporcionar capacitación en habilidades clave


para todo el personal a fin de minimizar impactos
de los grupos en el medio ambiente, tales como
conducción de bajo impacto de vehículos terrestres
y acuáticos, reglamentaciones locales, zonas
ecológicamente sensibles, y el tratamiento
adecuado de desechos humanos.

- Permitir que los choferes (motoristas), cocineros,


mozos, mucamas y demás personal de apoyo puedan
participar en programas de capacitación y
acompañar a los tours en plan de aprendices.

- Proporcionar capacitación en habilidades


interpersonales clave que minimizarán los impactos
de los grupos en las culturas locales, tales como
la habilidad para elaborar e implementar
lineamientos, saber trabajar con líderes de la
comunidad e interpretar la problemática y deseos
de las comunidades locales de una manera continua
e informal.
- Darle suficiente tiempo al personal para que
aprendan de problemas y temas importantes
relativos a la conservación y estimular al
personal a participar en organizaciones locales
sin fines de lucro.

- Beneficios para los visitantes:

- Confianza en el personal que está encabezando la


empresa y los tours.

- Lineamiento 2:

Capacitación: dar acceso, a los gerentes y personal de


base y contratado, a programas que elevarán su
habilidad para comunicarse con y manejar a los clientes
en escenarios naturas y culturales altamente sensibles.

- Objetivos:

- Ofrecer oportunidades significativas para el personal y


empleados por contrato de laborar dentro de un esquema
de economía sostenible.

- Ofrecer al personal de planta y eventual las


oportunidades para mejorar sus habilidades en el campo
del ecoturismo.

- Asegurar una comunicación excelente entre clientela y


personal.

Técnicas:

- Establecer lineamientos claros y precisos para el


personal relativos a oportunidades dentro de la empresa
y a apoyo de la compañía para tomar programas internos
de capacitación en temas de la especialidad (historia
natural y cultural), así como programas de capacitación
general disponibles localmente (aprendizaje de idiomas,
primeros auxilios, contabilidad, manejo de
computadoras, mecánica, etc.).

- Establecer lineamientos claros para la superación


personal del personal de base y eventuales, en base a
la capacitación requerida para ser promovidos a
posiciones de mayor responsabilidad dentro de la
empresa.
- Ofrecer incentivos al personal para capacitarse mejor,
p. ej. dando oportunidad de tomar cursos a las horas de
trabajo, creando un fondo para programas de
capacitación, etc. Permitir al personal más joven y a
los aprendices que acompañen al personal con mayor
experiencia en las excursiones guiadas. Ofrecer
programas de capacitación para jóvenes y para
practicantes universitarios.

- Establecer una atmósfera en la oficina donde las


oportunidades para la autocapacitación estén siempre
presentes, tales como charlas educativas a la hora de
la comida o durante la temporada baja, y áreas de
consulta y referencia bibliográfica con libros y
revistas para uso del personal. Utilizar un tablero de
avisos para el personal, anunciando conferencias,
publicaciones, programas de TV interesantes, y
oportunidades locales, nacionales e internacionales
para capacitación y enseñanza.

- Ofrecer seminarios de capacitación periódicamente


programados (anuales o semianuales) para el personal de
planta y eventual, en campos que incluyan la seguridad
y los primeros auxilios, interpretación de la historia
natural y cultural, habilidades de comunicación
interpersonal e intercultural, y actualización en leyes
y reglamentos locales.

- Ofrecer seminarios y oportunidades para el intercambio


en destinos turísticos clave, a fin de que que el
personal de campo (guías sobre todo) puedan conocer a
autoridades, hoteleros y líderes de la comunidad
locales.

- Trabajar con otras empresas y entidades ecoturísticas


para establecer un programa de capacitación adaptado a
las necesidades de capacitación local específicas.

- Establecer un consorcio de operadores turísticos para


la capacitación.

- Establecer vínculos con un establecimiento educativo


local y colaborar en la integración de componentes de
capacitación ecoturística dentro de su plan de estudios
(curriculum).

- Trabajar con ONGs para establecer un programa de


capacitación ecoturística.

Beneficios para el visitante:


- La oportunidad de contribuir hacia una economía
sostenible que ofrezca oportunidades a los habitantes
locales para ser empleados en posiciones cada vez de
mayor responsabilidad.

- La oportunidad de sostener discusiones sobre temas y


problemas locales con un grupo de empleados con
diversos antecedentes educacionales y socioeconómicos.

Lineamiento 4:

Programas de contribución económica a la conservación: ser


contribuyente a la conservación de las regiones que se
visitan.

Objetivos:

- Colocar ingresos generados por el turismo en manos de


organizaciones ambientalistas locales y de autoridades
de áreas protegidas para llevar a cabo iniciativas
conservacionistas.

- Asegurar que los ingresos del turismo contribuyan de


manera importante a cubrir los costos del manejo de
áreas naturales y protegidas.

- Ayudar a los parques nacionales y otras áreas


protegidas a generar ingresos, imprimiendo con ello un
ímpetu económico a la agenda conservacionista a nivel
nacional en los países destino.

Técnicas:

- Suministrar contribuciones corporativas hacia


iniciativas conservacionistas locales sin fines de
lucro y hacia áreas protegidas mediante donaciones
corporativas directas, asociaciones, asistencia
técnica, programas educativos, publicidad,
facilitación, involucramiento directo del personal, y
participación activa en iniciativas mixtas.

- Facilitar las contribuciones (donativos) de los


visitantes a iniciativas locales de conservación
durante el viaje mediante: suministro de literatura
sobre proyectos en las regiones que se visitan y
lineamientos para contribuciones en especie; arreglando
sesiones informativas y visitas a proyectos locales; y
ofreciendo oportunidades de voluntariado para los
visitantes.

- Facilitar las contribuciones de los visitantes a


iniciativas locales conservacionistas después de que se
realizó el viaje, a través de: envío a la clientela de
correspondencia de seguimiento relativa a folletería de
membresía de grupos conservacionistas locales,
descripción breve de proyectos que requieren de
asistencia, oportunidades de servicios de voluntariado,
oportunidades para trabajo en casa fungiendo como
embajador de buena voluntad o procurador de fondos u
organizador de proyectos locales.

- Estimular a los clientes a escribir al gobierno u


organizaciones corporativas cuyas políticas estén
dañando al ambiente o a las culturas locales en las
áreas visitadas, suministrándoles para ello nomvres y
domicilios de personas a contactar.

Beneficios al visitante:

- Una mejor comprensión de cómo el turismo puede ser un


contribuyente efectivo a la conservación de culturas y
ambientes visitados.

- La oportunidad de formar parte de un esfuerzo para


conservar un lugar amado sobre bases de largo plazo y
participar en la preservación de la biodiversidad y el
patrimonio cultural a nivel planetario.

- Lineamiento 4:

Programas de generación de empleo local: suministrar


empleo competitivo a nivel local en todos los aspectos
de operación de la empresa.

- Objetivos:

- Hacer del ecoturismo un fenómeno benéfico para las


comunidades locales (especialmente las indígenas,
cuando es el caso).

- Dar acceso a la población local a empleos que no


son destructivos del medio ambiente.

- Proveer a la gente local con una amplia gama de


oportunidades más allá del nivel de empleo de
servicios básicos.
- Técnicas:

- Contratar a empresas locales de transporte


(servicios de renta de vehículos y embarcaciones),
alojamiento (hoteles, albergues, campamentos) y
restaurantes.

- Aprovisionarse localmente con los vendedores


locales de alimentos y artesanías, evitando todo
aquel producto hecho a partir de especies
amenazadas o en peligro de extinción.

- Contratar personal local para trabajo de oficina y


de campo. Pagar niveles competitivos de sueldo,
por arriba del salario mínimo regional y ofrecer
prestaciones y otros beneficios aceptables.

- Donde sea posible, contratar a guías oriundos de


la región que se visita y ofrecer programas de
capacitación (ver Programas de Capacitación más
arriba).

- Apoyar la mecánica o iniciativas de cobro de


tarifas de entrada a las áreas protegidas,
propiciando que una parte se aplique al beneficio
de los habitantes dentro del área protegida o en
sus zonas de amortiguamiento y para proyectos de
desarrollo comunitario.

- Hacer donativos a empresas comunitarias y


esfuerzos de desarrollo que apoyen a una amplia
variedad de residentes locales (niños, mujeres,
ancianos), con especial sensibilidad para los
grupos indígenas.

- Beneficios al visitante:

- Oportunidad para contribuir a una economía


sostenible de mercado (en base a la oferta y la
demanda), ofreciendo opciones de empleo que no
sean destructivas del ambiente.

- Concientización de que las opciones tomadas por


los visitantes pueden considerablemente afectar
las vidas y el sustento de otras personas.

e) Infraestructura Física para el Ecoturismo


- Lineamiento:

Ofrecer alojamientos de bajo impacto ambiental que no


despilfarren los recursos locales o destruyen el
entorno y que proveen amplias oportunidades para una
mejor comprensión del medio ambiente y de un
intercambio sensible con las comunidades locales.

- Objetivos:

- Asegurar que todos los aspectos de la experiencia


del visitante estén en armonía con el ambiente
natural y cultural.

- Reducir los impactos culturales y ecológicos de


los alojamientos utilizados durante las
excursiones.

- Ofrecer a los visitantes modelos sostenibles de


diseño arquitectónico e ingenieril de bajo
impacto.

- Proveer oportunidades enriquecedoras para la


experiencia del visitante en una atmósfera
informal.

- Técnicas:

- Revisar la siguiente lista de control de aspectos


ambientales al seleccionar nuevos alojamientos
para sus tours:

 Seleccione un alojamiento que cumpla con la


reglamentación ambiental local.

 Revise el nivel de destrucción del entorno


natural del establecimiento.

 Evalúe los esfuerzos por mantener una


relación armoniosa y una escala adecuada
entre las instalaciones turísticas y el
ambiente local, así como el reflejar motivos
culturales (nacionales y/o locales) en la
arquitectura y diseño y decoración de
interiores.

 Revise si las instalaciones utilizan


mecanismos de ahorro energético y recursos de
energía renovable.
 Revise los aspectos de tratamiento de
desperdicios sólidos y orgánicos. Asegurarse
de que los desperdicios sólidos sean
adecuamente desechados y que se aplican
programas de reciclaje en donde sea posible.

 Asegurarse de que toda la basura es tratada


adecuadamente de manera de prevenir efectos
nocivos sobre los recursos naturales.

 Determine si las instalaciones turísticas


están ofreciendo oportunidades significativas
a la población local.

 Determine si el restaurante está haciendo


composta y utilizando otras técnicas para
reducir los desperdicios tal como evitar el
uso de productos de papel y de espuma de
poliestireno (prácticamente indegradables).

 Revise si el alojamiento ofrece programas de


capacitación a su personal.

 Revise las oportunidades que se brindan a la


población local para tener un intercambio
cultural enriquecedor, bajo sus propios
términos, con los visitantes.

 Averigüe si hay venta de artesanías y


productos alimenticios locales en las
instalaciones (cuidando que no sean a base de
recursos naturales amenazados) y si se usan
alimentos locales en el restaurante del
hotel.

 Verifique si hay materiales interpretativos y


educacionales dentro de las instalaciones del
hotel que estén disponibles a los huéspedes,
sobre todo guías de campo, videos, libros,
folletos, mapas y listas de especies locales.

 Revise la disponibilidad de servicios


interpretativos en las inmediaciones del
hotel, tales como senderos autoguiados y
servicios de guías locales.

 Verifique la sensibilidad de las


instalaciones para las oportunidades
interpretativas; es decir, qué tan bien ha
interpretado el establecimiento hotelero los
propios recursos naturales de su terreno y el
paisaje circundante y que tan bien está
aprovechando los antecedentes locales
culturales y perspectivas propias de su
propio personal, para beneficio y disfrute
del visitante.

 Pregunte si los propietarios o adminstradores


contribuyen a esfuerzos de conservación o
desarrollo comunitario, con algún tipo de
apoyo financiero, técnico o logístico.

 Evite sitios que atraen a animales silvestres


con cebos, o que mantienen especies de fauna
exótica o silvestre en la propiedad
(enjauladas o no), sobre todo si se trata de
especies amenazadas.

- Beneficios para el visitante:

- Una mejor apreciación de las posibilidades de


habitabilidad sostenible.

- Una mayor sensibilidad hacia la importancia del


diseño y su papel en minimizar los impactos
ambientales del desarrollo y en una mejor
comprensión del ambiente natural y cultural.

- Una mayor sensibilidad hacia el papel de la


instalación turística dentro de la comunidad, su
impacto y contribución hacia la población local.

- Una mayor sensibilidad en la selección de


instalaciones de alojamiento que sean ambiental y
socialmente apropiadas.

- Mejores oportunidades para un intercambio cultural


inteligente con la población local y para
participar en excursiones acompañado de guías
representantes de comunidades locales.

11. CAPACIDAD DE CARGA DE DESTINOS ECOTURISTICOS


La capacidad de carga turística es una modalidad específica de la
capacidad de carga ambiental2. De acuerdo con Cuidar la Tierra
(UICN/PNUMA/WWF, 1991), la capacidad de carga ambiental es la
capacidad de un ecosistema para sustentar organismos sanos y
mantener al mismo tiempo su productividad, adaptabilidad y
capacidad de renovación. En otras palabras, la capacidad de carga
es el nivel de umbral de la actividad humana por encima de la cual
sobrevendrá el deterioro ambiental de la base de recursos
(Wolters, 1991).

La capacidad de carga turística es la capacidad de carga del medio


ambiente biofísico y social en relación exclusivamente a la
actividad y el desarrollo turísticos (Wolters, 1991). Se refiere
al nivel máximo de uso de visitantes e infraestructura
correspondiente que un área puede soportar sin que se provoquen
efectos detrimentes sobre los recursos, o se disminuya la calidad
de satisfacción del visitante o se ejerza un impacto adverso sobre
la sociedad, la economía o la cultura de un área (McIntyre, 1993).
Pearce y Kirk (1986) definen la capacidad de carga turística como
la capacidad biofísica, social y sicológica de un medio ambiente
turístico para soportar actividades y desarrollo turísticos sin
disminuir la calidad ambiental o la satisfacción del visitante.
De las diferentes definiciones anteriores se deduce que existen
límites al uso por parte de los visitantes.

En teoría, no es particularmente difícil percibir el concepto de


capacidad de carga turística. Sin embargo, en la realidad,
resulta más difícil su racionalización y cuantificación ya que no
existe una tipología única en cuanto a turismo, ni al medio
ambiente. Asimismo, en la práctica no siempre es posible
discernir la actividad turística de otras actividades humanas.
Otro problema inherente en un enfoque pragmático surge de la
multiplicidad de definiciones e interpretación del término
'capacidad de carga'.

El conocimiento y comprensión de los impactos ambientales que


surgen del desarrollo turístico son requisitos indispensables para
la aplicación de cualquier metodología de estimación de la
capacidad de carga. Ya en el Capítulo 10 nos hemos referido en
detalle a los diferentes tipos de impacto ambiental en el turismo.
Es un hecho reconocido que no existen valores fijos o estándar de
capacidad de carga turística. Por tanto, la capacidad de carga
varía de un sitio a otro, así como en relación a las estaciones y

2
en este contexto, el término ambiental se refiere tanto a
las aspectos biofísicos como socioculturales.

95
a lo largo del tiempo, dependiendo de factores tales como
comportamiento del usuario, diseño de las instalaciones
turísticas, modalidades y niveles de manejo y el carácter dinámico
del medio ambiente.

Al desarrollar actividades de turismo sostenible (especialmente


ecoturísticas) el mantenimiento de la calidad del medio ambiente
no es sólo deseable sino indispensable a fin de garantizar la
satisfacción del visitante. En general, si el producto turístico
declina en calidad, finalmente resultará en una declinación en la
actividad turística y en la economía.

El futuro de los parques nacionales y otras áreas protegidas en


todo el mundo dependerá de nuestra habilidad de garantizar su
protección y su disfrute por parte de los visitantes. Este doble
mandato podría aparecer sencillo, pero en la realidad resulta de
enorme dificultad su cumplimiento.

A fin de lograr lo anterior, habrá que conocer a fondo las


tolerancias y vulnerabilidades de los recursos del parque natural
en cuestión y de las comunidades locales asociadas. Asimismo
habrá de lograrse un amplio conocimiento de los visitantes y sus
expectativas, las cuales obviamente pueden llegar a ser muy altas
después de que frecuentemente hacen gastos considerables para
llegar a un área protegida remota. Hace falta comprender
cabalmente el efecto que los visitantes tienen sobre los recursos
naturales y culturales y sobre los demás visitantes. En otras
palabras, todo ello implica la necesidad de determinar la
capacidad de carga turística de un área protegida.

Han habido numerosos intentos por parte de adminstradores e


investigadores para establecer las capacidades de carga
recreativas en muchas áreas naturales (sobre todo en los EU)
durante al menos los últimos trienta años. En todos los casos se
ha reconocido la presencia de al menos dos componentes en el
concepto de capacidad de carga: un medio ambiente bien conservado
y una experiencia recreativa de alta calidad.

Para fines prácticos de planeación y manejo, podemos considerar


que el concepto de capacidad de carga posee al menos los
siguientes componentes: 1) biofísico, 2) sociocultural, 3)
sicológico y 4) administrativo.

1) biofísico

El componente biofísico de la capacidad de carga se refiere


básicamente al recurso. Se reconoce que ningún sistema biofísico

96
puede tolerar una utilización ilimitada. Por tanto, se debe fijar
un umbral de actividad turística más allá del cual ocurrirán
cambios destructivos e irreversibles en el ambiente biofísico, p.
ej., la pérdida de habitats naturales y la extinción o extirpación
de especies de fauna silvestre. Este umbral se basa en la
evaluación de la vulnerabilidad a la utilización de los
ecosistemas.

La habilidad para definir los niveles de capacidad para un


ecosistema natural dependerán de la extensión y complejidad
de dicho ecosistema, así como de las diversas modalidades de
visitación. Es más fácil evaluar actividades de un sólo tipo en
habitats de baja complejidad, p. ej., los efectos del pisoteo en
dunas arenosas. En ecosistemas más complicados (como los bosques
tropicales) y donde existen diferentes modalidades de visitación
(a pie, en lancha, a caballo, en vehículo, etc.) obviamente
resulta más difícil la determinación de la capacidad de carga
biofísica.

2) sociocultural

La capacidad de carga sociocultural reconoce que hay un nivel de


actividad turística más allá del cual ocurrirán efectos
socioculturales perjudiciales para las poblaciones locales.

Al evaluar impactos socioculturales negativos, es necesario -


aunque no fácil - separar los efectos debidos al turismo de
aquéllos que tienen otras causas. La capacidad de carga
sociocultural se refiere en primer término a la población
anfitriona. Las percepciones varían entre la población indígena y
los turistas, y aún dentro de ambos grupos. Ya que dichas
percepciones son altamente subjetivas es difícil su evaluación
precisa. Por ejemplo, un habitante local que se gana la vida a
través de alguna actividad turística tendrá una visión totalmente
distinta del turismo a la de otro habitante que no tiene ninguna
vinculación con dicha actividad. En todo caso, de manera de poder
correctamente medir la capacidad de carga sociocultural de un
sitio, será muy importante contar con la asistencia profesional de
un antropólogo u otro tipo de científico social.

Otro aspecto importante a considerar es el impacto de los


visitantes sobre sitios arqueológicos (los cuales frecuentemente
se encuentran en áreas protegidas). En estos casos, el consejo
profesional de un arqueólogo es indispensable.

3) sicológico

97
La capacidad de carga sicológica de un área natural se refiere en
gran medida al número máximo de visitantes simultáneos que el área
puede recibir, permitiendo a la vez que todos los visitantes
tengan una experiencia satisfactoria. Dependiendo de cada área,
el tipo de atractivos que ahí se encuentran, las modalidades de
visitación, así como las características individuales de cada
turista (desde un ecoturista "de hueso colorado" hasta un
visitante casual a un parque nacional) la capacidad sicológica
puede variar desde una hectárea (en el caso de un campista
solitario) a 100 m² para una persona utilizando un área de camping
de alta densidad, a 20 m² para una persona en un mirador escénico,
a 1 m² para un visitanto reclinado en el barandal de dicho mirador
(Boullón, 1985).

Healy (1992) señala que la capacidad de carga sicológica depende


del número, tipo y localización de los encuentros con otros grupos
humanos (especialmente otros visitantes), ya que dichos encuentros
acaban por afectar la experiencia recreativa del visitante.
Algunas capacidades sicológicas parecen relativamente sencillas de
determinar. Por ejemplo, si dos personas enamoradas están
buscando pasar en la intimidad una tarde en el campo, el número
apropiado de encuentros con otras personas es cero y la capacidad
de carga sicológica es dos. En el caso de un dedicado y solitario
observador de aves las cifras respectivas serían quizá cero y uno.
Resulta más difícil, sin embargo, establecer la capacidad de una
experiencia de excursionismo en un área natural remota o de
kayakistas que practican el descenso de un río. La capacidad de
carga sicológica ha sido tradicionalmente difícil de determinar,
debido sobre todo a la dificultad de establecer normas de
evaluación.

4) administrativo

El componente administrativo de la capacidad de carga reconoce que


hay un nivel de actividad turística más allá del cual no es
posible el manejo adecuado en un área natural protegida. El
componente administrativo está íntimamente vinculado al tipo de
infraestructura física e instalaciones disponibles a los turistas.
Entre los factores más importantes a tomar en cuenta en la
evaluación de la capacidad de carga administrativa se encuentran
los siguientes: tamaño del personal del parque, horario de
apertura del parque, características y limitaciones de los
servicios e instalaciones interpretativas, modalidades de
visitación, áreas de estacionamiento, espacio para atracar
embarcaciones, etc.

98
Las maneras de determinar la capacidad de carga para un destino
ecoturístico es de índole específico para cada sitio. En el caso
de un área protegida este proceso deberá involucrar de manera
insustituible al administrador del área en cuestion, quien deberá
tomar en cuenta una diversidad de factores: recursos dentro del
parque, infraestructura, ámbito socioeconómico, etc. A fin de
cuentas se deberán aplicar criterios administrativos basados en la
experiencia y en los objetivos particulares del área protegida.

La determinación de la capacidad de carga de un área natural


involucra un juicio valorativo en relación al nivel de cambio que,
conforme a los objetivos específicos de dicha área, pueda ser
aceptable (tanto en relación a la conservación de recursos como al
nivel de satisfacción del visitante). Frecuentemente, algunas
consideraciones de orden físico y administrativo - tales como la
capacidad de estacionamiento de vehículos, la capacidad de
pasajeros de una embarcación, la cantidad de agua potable
disponible, etc. - son factores determinantes de la capacidad de
carga.

La capacidad de carga puede variar en relación a la localización


del sitio en cuestión y a cambios ocurridos en los recursos.
Algunos de los parámetros básicos son los siguientes: tipo de
actividad, estacionalidad, horario, estado de conservación de los
recursos del área natural, facilidades e instalaciones existentes,
grado de satisfacción del usuario, etc. En un sitio y momento
dados, el nivel de capacidad de carga será influído de la manera
más marcada por el factor más sensible. Este aspecto usualmente
está vinculado con los recursos naturales y ecoturísticos pero,
desde el punto de vista práctico, también tiene connotaciones
económicas y políticas. Sin embargo, deberán realizarse esfuerzos
tendientes a la investigación de parámetros indicativos, tales
como impactos sobre especies biológicas, calidad del agua (en el
caso de áreas marinas, costeras o con recursos dulceacuícolas),
daños visibles o afectación del nivel de satisfacción de los
visitantes (que puede provocar el que un usuario no desee regresar
al parque).

En virtud de que la capacidad de carga de un sitio depende de las


características específicas de dicho sitio, deberá ser determinado
de manera separada e individual para cada área que tenga uso
público. La simple sumatoria de las capacidades de carga de todos
los sitios dentro de un área protegida no podrá ser tomada como la
capacidad de carga del área completa. Por ejemplo, si varios
sitios tales como playas o senderos de la naturaleza están
interconectados o tienen un acceso único, es muy probable que la
capacidad de carga del conjunto se determine a través de la

99
capacidad más baja de los sitios individuales; de lo contrario
habría una sobrecarga en algunos de los otros sitios.

En todos los casos, es más conveniente referirnos a "número de


visitas/tiempo/sitio" que a "número de visitantes/tiempo/sitio",
ya que una persona puede realizar más de una visita a un sitio
determinado durante el día o durante un período de varios días.
Asimismo, es mejor hablar de "visitantes" a un área y no de
"turistas". Para el administrador de un parque u otro destino
ecoturístico, aún el visitante local más casual deberá ser tomado
en cuenta al lado del ecoturista extranjero más sofisticado, al
determinar la capacidad de carga.

Este libro no es el lugar apropiado para exponer una metodología


para cuantificar la capacidad de carga turística en áreas
protegidas específicas. Se recomienda la consulta de Cifuentes
(1992), donde en forma detallada se explica tal metodología,
aplicable a nivel particular para cada área en cuestión.

Como una alternativa a la definición tradicional de capacidad de


carga turística en una área protegida (metodología
fundamentalmente de carácter cuantitativo - cuál es el límite
máximo de visitantes que debe haber en determinado sitio durante
tal período a fin de evitar deterioros ecológicos apreciables o
disminución en el nivel de satisfacción del visitante), se está
popularizando cada vez más la metodología denominada Límites de
Cambio Aceptable (LCA), desarrollada en Estados Unidos a mediados
de los 80s.

Los autores de LCA consideran que los métodos tradicionales de


determinar la capacidad de carga son demasiado simplificados y no
siempre corresponden a la realidad. Si un nivel específico de uso
empieza a producir deterioros ambientales apreciables o
experiencias insatisfactorias para el turista, podría decirse que
el área en cuestión está excediendo su capacidad de carga al
superarse dicho nivel de uso. Sin embargo, los defensores de LCA
argumentan que ni desde el punto de vista ecológico ni social se
puede afirmar que hay una relación clara y directa entre uso e
impacto. En algunos ambientes, aún niveles bajos de uso turístico
pueden provocar impactos sustanciales en la vegetación y los
suelos, mientras que en otros sitios tales recursos son muy
resistentes y flexibles. Algunas experiencias recreativas, como
la búsqueda de la quietud y la soledad o la observación de
especies animales esquivas, son adversamente afectadas por
incrementos en los niveles de uso, mientras que ciertas
actividades más vinculadas con el ejercicio físico o el "turismo
de aventura" normalmente no lo son.

100
El número prácticamente infinito de factores sobre el cual
descansa la interrelación uso-impacto dificulta enormemente el
llegar a respuestas adecuadas a los administradores de áreas
protegidas. La filosofía subyacente en LCA consiste en cambiar la
pregunta tradicional sobre capacidad de carga de "¿Qué tánto uso
es demasiado?" a "¿Qué tánto cambio es aceptable?". LCA cambia el
enfoque de un nivel apropiado de uso a condiciones deseadas en una
área protegida. Hay que partir de la premisa básica de que el
cambio es una consecuencia natural e inevitable de todo uso
recreativo o turístico. LCA tiene un marcado componente
administrativo: cómo manejar una área para que posea condiciones
deseadas (o aceptables), más que cómo ha de conducirse el proceso
de visitación y turismo. Sin embargo, el marco de LCA, con su
énfasis en condiciones deseables, conduce a la cuestión de cambio
aceptable, y la respuesta a la pregunta de qué es lo aceptable es
a fin de cuentas una de juicio y criterio personales, más que
científica. Los juicios sobre la aceptabilidad requieren no sólo
los puntos de vista de los administradores y los técnicos y
científicos, sino también de la ciudadanía.

La metodología de Límites de Cambio Aceptable se basa en nueve


pasos o etapas (Stankey et al., 1985), como se muestra en el
Cuadro 1. El proceso consta de una secuencia lógica de
componentes que conduce al establecimiento de normas (o
estándares) de esquemas ambientales y sociales para un rango de
diferentes clases de oportunidades recreativas. El proceso
también incorpora un rango de posibles alternativas para dividir
un área natural en zonas

101
CUADRO 1. LIMITES DE CAMBIO ACEPTABLE (LCA): SISTEMA DE PLANIFICACION (Fuente:
Stankey et al., 1985)

conforme a propósitos de manejo, un inventario de condiciones y


recursos, así como el reconocimiento de que algunos impactos son
inevitables y que una diversidad de condiciones es necesaria para
satisfacer el amplio espectro de necesidades de los usuarios.
Está fuera de los alcances de este trabajo el tratar en mayor
detalle la metodología de LCA, la cual se aplica a áreas
protegidas o destinos ecoturísticos específicos. Se recomienda
especialmente a las autoridades de las áreas protegidas de nuestro
país la consulta de las siguientes referencias bibliográficas
sobre LCA: Stankey et al (1984) y Stankey et al (1985).

No obstante que las normas de los límites de cambio aceptable


tienen un alto grado de subjetividad, se basan en condiciones
clasificadas desarrolladas para diferentes entornos sociales y
ecológicos, apoyadas en el postulado de ofrecer opciones tanto a
la administración del parque como al público usuario. Al ofrecer
un rango de alternativas al público, el concepto parece ser muy
defendible al surgir confrontaciones públicas en relación a

102
decisiones administrativas en una área protegida. Lo importante
es que el equipo de personas que determine los LCA para áreas
naturales específicas, puedan involucrar en el proceso la
participación de diferentes sectores: comunidades locales,
operadores turísticos y ONGs, además de personal administrativo
del área protegida en cuestión. Sólo así se podrá llegar a un
proceso verdaderamente democrático y participativo.

12. PLANEACION FISICA Y DISEÑO ARQUITECTONICO DE EDIFICIOS E


INSTALACIONES PARA EL ECOTURISMO

Resulta obvio que se requiere de una nueva arquitectura para la


planeación y realización de infraestructura física para el
adecuado desarrollo del ecoturismo, sobre todo en ecosistemas de
gran fragilidad como los que caracterizan a las áreas naturales.
En general en México aún no se ha generado esta nueva orientación
en cuanto al diseño de infraestructura física ecoturística. Es
urgente que se empiecen a dar los primeros pasos en este camino.

Los arquitectos, planificadores e ingenieros civiles tienen una


enorme responsabilidad al diseñar y ejecutar obras para el turismo
dentro de las últimas áreas de significación ecológica que aún
permanecen sobre el planeta tierra. Como en la mayoría de los
casos las autoridades correspondientes aún no han producido normas
y lineamientos precisos para el desarrollo de dicha
infraestructura turística, en muchos casos ha tocado a los propios
diseñadores y constructores - así como a sus clientes - establecer
sus propios criterios de diseño y códigos éticos que garanticen el
mínimo impacto ambiental y una interacción armoniosa y sostenible
entre obra física y entorno circundante, además, todo ello de una
manera económica y que resulte atractiva para los ecoturistas.
Esto ha significado, por tanto, un reto formidable para los
profesionales involucrados. Lo ideal, desde luego, es que las
autoridades correspondientes generen normas y reglamentos que
indiquen claramente los parámetros dentro de los cuales habrán de
diseñarse las futuras instalaciones ecoturísticas dentro o cerca
de una área protegida.

En el presente Capítulo se proporcionan algunos lineamientos de


carácter general que puedan servir de base para que en el futuro
próximo puedan producirse reglamentos y normas concretos y
precisos.

Debido a que los centros ecoturísticos usualmente se localizan en


o muy cerca de áreas naturales (protegidas legalmente o no) que

103
frecuentemente tienen acceso difícil y un relativo aislamiento y
que, desde luego, se caracterizan por un equilibrio ecológico muy
delicado y vulnerable, es evidente que toda construcción de
edificios, caminos y equipamiento diverso deberá diseñarse de
manera de no afectar negativamente el ambiente y de lograr un
cierto nivel de autosuficiencia funcional.

Es por este motivo que la concepción y el desarrollo


arquitectónico de toda construcción ubicada dentro de un área
protegida u otro destino ecoturístico – incluyendo los llamados
“ecoalojamientos” – deberán insertarse dentro de la filosofía que
podemos denominar como el “ecodiseño”. Este se define como
“cualquier forma de diseño que, al integrarse al ecosistema
circundante, minimiza sus impactos ambientales negativos”
(Ceballos-Lascuráin, 1997). El ecodiseño es una disciplina del
diseño integradora y ecológicamente responsable. Consiste en
conjuntar esfuerzos aislados de lo que se ha llamado “arquitectura
verde”, “agricultura sustentable”, “ingeniería ecológica” y otros
campos muchas veces dispersos, entre los que debemos incluir al
ecoturismo.

Habrán de ser aplicadas lo que de manera genérica podemos


denominar 'ecotécnicas' en el planeamiento físico y la
construcción. Estas ecotécnicas incluyen el uso de energía solar,
captación y reutilización de agua pluvial (y donde este
disponible, de agua fluvial y lacustre), reciclaje de todo tipo de
desechos y basuras, ventilación natural cruzada en lugar de aire
acondicionado, un alto nivel de autosuficiencia alimentaria (a
través de acuacultura, huertos, 'granjas ecológicas', etc.), el
uso de materiales de construcción locales y técnicas autóctonas
(pero donde haga falta, modernizadas, a fin de lograr una mayor
eficiencia), la adaptación de las formas arquitectónicas al
entorno natural (los edificios no deben dominar al paisaje y la
vegetación circundantes sino, al revés, supeditarse a ellos, ya
que éstos constituyen el atractivo principal, junto con la fauna
silvestre y, cuando se presenta el caso, el entorno cultural
autóctono), etc. (Ceballos-Lascuráin, 1996a).

Los alojamientos para ecoturistas deben ser modestos pero


confortables, limpios e higiénicos pero no ostentosos. Esto le
puede conferir una ventaja adicional al ecoturismo sobre el
turismo tradicional de esparcimiento, ya que el costo de
construcción de un centro de ecoturismo puede llegar a ser tres o
cuatro veces menor por cuarto y sin embargo, muchos ecoturistas
extranjeros están dispuestos a pagar tarifas comparables a las de
un hotel de lujo citadino o de playa. La experiencia que el
viajero ecológico busca al llegar a un área natural (y 'exótica'

104
para él) es la oportunidad de comunión con la naturaleza y las
culturas autóctonas (si es que las hay), de escapar de la jungla
de concreto y de los lujos y comodidades de la vida urbana moderna
(Ceballos-Lascuráin, 1991).

Entre las ecotécnicas más interesantes señalamos las siguientes:

a) Energía solar. La ubicación geográfica de nuestro país hace


totalmente factible el uso generalizado de un recurso energético
abundante y económico: la energía del sol. Entre las formas más
prácticas de utilización de la energía solar destacan las
siguientes: calefacción de agua mediante colectores solares planos
(a base de serpentines de cobre enmarcados en aluminio y con
cubierta de cristal laminado) y termotanques para almacenamiento
del agua calentada por el sol; celdillas fotovoltaicas para
conversión de energía solar en energía eléctrica de 12 voltios (en
diferentes partes del mundo ya se está utilizando esta tecnología,
con bastante éxito, en diversas instalaciones ecoturísticas -
como, p. ej., en Ecuador); secado natural de diversos alimentos,
etc.

b) Captación y utilización del agua pluvial. De manera muy


sencilla se puede captar el agua de lluvia en los techos de los
edificios o mediante embudos que conduzcan el líquido a cisternas.
En sitios con suficiente precipitación pluvial, esta opción es
más económica (y obviamente menos dependiente) que el traer agua
potable embotellada de las ciudades (la práctica actual más
usual).

c) Tratamiento y reciclaje de desperdicios. La primera norma


importante a aplicar es la separación de basura orgánica de la
inorgánica, pudiendo convertirse fácilmente la primera en composta
(fertilizante de magnífica calidad que puede utilizarse para
huertos y 'granjas ecológicas'). En cuanto a la basura
inorgánica, es importante empezar por indicarle al ecoturista que
no tire en las áreas naturales las envolturas de película, latas
de cerveza, cajetillas vacías de cigarrillos, etc. (inclusive se
le podrían facilitar bolsitas para guardar estos desperdicios).
El proyecto arquitectónico debe contemplar la provisión de
espacios e instalaciones para la recolección y separación de la
basura y la provisión de cámaras generadoras de composta. En
relación a los desechos inorgánicos de mayor envergadura,
producido por la operación de los alojamientos para turistas, en
el caso de que éstos tengan una ubicación aislada, se deberá
exigir a los operadores que dichos desechos sean sacados del área
protegida, ya sea mediante camiones, autobuses o lanchas de motor
(según sea el caso, inclusive utilizando los vehículos destinados

105
a los turistas) para ser tirados cerca de los asentamientos
humanos que están fuera del área natural en basureros apropiados
(utilizándose procesos de incineración o al menos de relleno
sanitario). Este aspecto deberá ser tratado a fondo con las
autoridades municipales respectivas, dándose soluciones prácticas
y concretas. Se deberá preferir el uso de botellas y otros
envases retornables, por los cuales se recupera un depósito
económico previamente hecho en el centro urbano correspondiente.
Es preferible siempre usar bolsas de papel a las de polietileno.

d) Tratamiento sanitario de aguas negras y grises. En aquellos


sitios donde no se dispone de redes públicas para el desalojo de
aguas negras y grises, se pueden usar letrinas, las cuales son
dispositivos para la eliminación de desechos fisiológicos humanos
que no requieren de agua para su acarreamiento (utilizando trampas
de insectos para evitar proliferación de moscas y chimenea para
eliminar los malos olores) o fosas sépticas (las de tipo
biodigestor anaeróbico son las más adecuadas) conectadas a pozos
de absorción para no contaminar la capa freática y/o los ríos
(Ceballos-Lascuráin, 1983, Deffis, 1989).

e) Producción de alimentos. En las áreas próximas a las


comunidades locales (incluyendo las indígenas), cabañas turísticas
y otros asentamientos humanas es importante establecer huertos
para generar frutos y otros alimentos de uso para los turistas y
las poblaciones locales. Ello dará opciones de ingreso económico
adicional a los residentes del lugar. En lugar de traer muchos
alimentos y bebidas de la ciudad, se podrían utilizar cultivos
locales como cítricos y frutos diversos. Asimismo, deberán
fomentarse las granjas para crianza de lagarto, tepezcuintle u
otras especies silvestres nativas, que podrían ser para consumo de
los grupos locales, además de los turistas (con lo cual además se
ayudaría a la conservación de ciertas especies silvestres de fauna
en la actualidad seriamente amenazadas). La acuacultura tiene un
enorme potencial en las áreas naturales de México (evitando la
introducción de ictiofauna exótica).

f) Otras ecotécnicas diversas. Señalemos las siguientes:

- Criterios bioclimáticos de diseño arquitectónico, que


consideren los aspectos de orientación, vientos dominantes,
insolación natural y otros, utilizando estos criterios para
la generación de celosías, aleros, fresqueras naturales,
invernaderos, movimientos convectivos de aire dentro de las
edificaciones, muros "Trombe", etc.

106
- Utilización de la vegetación y de accidentes topográficos
como elementos de regulación climática y de arquitectura del
paisaje.

- Utilización de materiales y procedimientos de construcción


locales, a fin de minimizar los costos energéticos
(modernizando ciertos aspectos, cuando ello proceda, en aras
de una mayor eficiencia). Se deberá prohibir y vigilar la
extracción de árboles grandes dentro de las áreas protegidas
para aplicarlos a contrucciones turísticas.

- Uso de métodos sencillos para purificar el agua (cribado,


sedimentación, filtración, hervido, etc.).

Se proporciona, a continuación, una serie de lineamientos de


planeación física y diseño arquitectónico de edificios e
instalaciones para el ecoturismo (incluyendo espacios para
alojamiento, alimentación, interpretación ambiental y otros), los
cuales deberán considerarse como orientadores y no como sustitutos
de servicios profesionales de arquitectura e ingeniería, que
siempre habrán de contratarse para casos específicos:

a) Aspectos generales de planeación física del conjunto

- Ubicar edificios y demás estructuras de manera de evitar el


corte de árboles significativos y minimizar la disrupción de
otros rasgos naturales.

- Utilizar siempre que sea posible árboles que hayan caído


por causas naturales (por viento, erosión fluvial, etc.)

- Los senderos deberán siempre respetar los patrones de


movimiento y los habitats de la fauna silvestre.

- Deberán proporcionarse controles de la erosión para todos


los edificios y senderos.

- Desviar el flujo de agua fuera de caminos y senderos antes


de que tome demasiada intensidad y velocidad y genere
problemas de erosión.

- Minimizar los cruces de senderos y caminos con ríos y


arroyos.

- Mantener áreas de vegetación adyacentes a lagunas, ríos y


arroyos continuos o intermitentes como elementos de filtro
para minimizar escurrimiento de sedimentos y desechos.

107
- Los edificios deberán estar suficientemente espaciados para
permitir el crecimiento natural de la vegetación y el
movimiento de la fauna.

- El uso de automóviles y otros vehículos deberá ser


estrictamente limitado.

- Se sugiere imponer zonas con diferentes límites de


velocidad (por ejemplo, 80, 50 y 30 km/h) para vehículos
motorizados en los distintos caminos y carreteras que puedan
atravesar una área protegida, para lo cual en cada caso
específico se requerirá de un estudio detallado de vialidad,
en coordinación con las autoridades competentes.

- Diseñar y construir una red adecuada de senderos de la


naturaleza con señalización adecuada (tanto con información
ecológica, como con recomendaciones de comportamiento).

- Señalizar adecuadamente caminos y senderos (sobre todo al


inicio de éstos), para fomentar la apreciación del entorno
natural y establecer normas de conducta apropiadas (proveer
reglas adicionales en folletos colocados en las habitaciones
de los turistas).

- Colocar etiquetas discretas en los árboles y arbustos que


estén más próximos a los alojamientos de los turistas, de
manera de ir familiarizándolos con las especies que
encontrarán en los senderos naturales.

- Diseñar y construir un número apropiado de miradores y


torres de observación de fauna silvestre (tipo "escondite",
es decir, camuflados), sobre todo a la orilla de senderos de
la naturaleza.

- Utilizar técnicas y procedimientos de bajo impacto en todos


los casos, prefiriendo, p. ej., tablados a superficies y
caminos o senderos pavimentados.

- En caso de requerirse senderos ecuestres, éstos deberán


tener una anchura suficiente para dos caballos (mínimo tres
metros). La altura que deberá dejarse libre (despejando para
ello las ramas más bajas de los árboles) es de 4.50 m.

- En caso de requerirse ciclopistas, éstas deberán tener un


ancho de 2.00 m. con pavimento de aglomerado asfáltico

108
aplicado en caliente en capa de 4 cm (y al final pintura
impermeable para intemperie).

- Las pasturas o corrales para caballos u otro ganado (en


caso de existir) deberán estar localizados lejos de las
fuentes naturales de agua potable.

- Evitar fuentes de sonidos u olores desagradables cerca de


las instalaciones turísticas.

- El diseño arquitectónico y de conjunto deberá tomar en


cuenta las variaciones estacionales (lluvias, ángulo solar,
etc.).

- La iluminación artificial del conjunto deberá ser


estrictamente limitada y controlada, a fin de evitar
disrupción de los ciclos vitales nocturnos de plantas y
animales.

- Evitar la construcción de edificios altos para alojamiento


(máximo dos niveles) y buscar siempre un diseño de conjunto
que tenga formas orgánicas (en armonia con el medio
ambiente), evitando el exceso de ángulos rectos.

b) Diseño arquitectónico y construcción

- El diseño de los edificios deberá utilizar técnicas y


formas constructivas locales y emplear imágenes culturales
autóctonas, en la medida de lo posible.

- Emplear formas arquitectónicas en armonía con el paisaje


natural, diseñando con criterios ambientales a largo plazo y
evitando lo superfluo y las comodidades y lujos excesivos.

- El mantener al ecosistema natural lo menos perturbado será


más importante que el logro de expresiones arquitectónicas
dramáticas o impresionantes.

- Crear una arquitectura que siempre sea consistente con una


filosofía ambiental y propósitos científicos, evitando
contradicciones e indefiniciones en el diseño.

- Evitar soluciones a base de tecnologías sofisticadas o


criterios de la sociedad de consumo.

109
- Proveer facilidades para el desarrollo de actividades
sucias (limpieza de botas, duchas al exterior, áreas para
colgar impermeables, etc.).

- Recurrir a techados para proteger de la erosión a senderos


de uso intensivo y también para ofrecer resguardo de la
lluvia a los turistas.

- Incluir áreas para guardar útiles de viaje, como maletas,


bolsos, mochilas, botas de caucho, sombreros, etc.

- Exhibir en lugares visibles códigos de conducta ambiental


para turistas y personal empleado.

- Ofrecer a los ecoturistas un espacio que pueda alojar


amplio material de consulta (libros, publicaciones
periódicas, listas de especies, mapas), mobiliario cómodo
para lectura y consulta, así como un libro para anotaciones
de observaciones de fauna y flora importantes y quejas y
sugerencias.

- El equipamiento y amueblado interior deberán ser a base de


recursos locales, excepto donde se requieren ciertos equipos
y accesorios no disponibles localmente.

- La construcción y el decorado deberán siempre aprovechar


los materiales y la mano de obra locales (incluyendo artistas
y artesanos del lugar).

- Deberán de evitarse equipos de alto consumo energético y


materiales peligrosos.

- Las excavaciones para cimientos deberán, dentro de lo


posible, hacerse a mano (evitando maquinaria pesada).

- Deberán tomarse en cuenta en el diseño los aspectos


relativos a control de insectos, reptiles y roedores. El
enfoque correcto es minimizar las oportunidades de intrusión
(utilizando mallas mosquiteras, por ejemplo), más que
recurrir a matar a la fauna nociva.

- En la medida de lo posible, deberán proporcionarse


oportunidades para visitantes minusválidos (andadores para
sillas de ruedas, rampas en lugar de escaleras, servicios
sanitarios de diseño especial, etc.).

110
- Hacer previsiones para futura expansión, a fin de minimizar
demoliciones y desperdicios futuros.

- Las especificaciones de construcción deberán reflejar los


intereses ambientales y de conservación respecto a los
productos maderables y otros materiales de construcción.

- En caso de proceder, se tomarán en cuenta consideraciones


sísmicas en el diseño y previsiones contra ciclones.

- Tratar de incluir siempre en el diseño del conjunto


ecoturístico, un centro de interpretación para visitantes,
aunque sea pequeño y modesto, pero atractivo y didáctico, que
incluya maquetas, diagramas, exposición de fotos de la fauna
y flora silvestres, muestras de artesanías, etc.

c) Aspectos de instalaciones y fuentes de energía

- Los elementos paisajísticos deberán ubicarse de manera de


facilitar la ventilación natural de los edificios y evitar el
consumo innecesario de energía en general.

- Considerar el uso de fuentes activas o pasivas de energía


solar (ya sea para calentar agua o, en sitios de difícil
acceso, para generar electricidad) y energía eólica (si
procede).

- Las tuberías de agua deberán ubicarse de manera de requerir


el menor movimiento de tierra posible, adyacentes a caminos y
senderos cuando ello es posible.

- Las técnicas de generación de energía hidroeléctrica, en


caso de utilizarse, deberán causar un mínimo impacto
ambiental.

- Evitar o minimizar el uso de aire acondicionado (sólo es


recomendable en espacios donde pueda haber computadoras o
equipos especiales de investigación). El diseño deberá
utilizar técnicas naturales de ventilación cruzada para
producir comfort humano (cuando mucho, si es inevitable,
recurrir a ventiladores eléctricos de plafón).

d) Tratamiento de desechos

111
- Suministrar instalaciones sanitarias y de recolección de
basura en sitios estratégicos para uso de turistas y otras
personas que no lo sean, y proveer métodos ambientalmente
adecuados para remover basura (de preferencia, inducir a los
visitantes a no tirar basura, sino sacarla del área natural
correspondiente).

- Proveer instalaciones para el reciclaje de desperdicios.

- Utilizar tecnologías apropiadas para el tratamiento de


desechos orgánicos tales como tanques sépticos, de composta y
de biogás.

- Emplear métodos para reciclar el agua de desecho para usos


no potables y tratar aguas contaminadas o sucias antes de
retornarlas al medio ambiente.
¡Error! No se encuentra el origen de la referencia.13. LA
CAPACITACION EN EL CAMPO DEL ECOTURISMO

Por ser el ecoturismo una nueva disciplina, requiere de programas


serios, intensivos y ampliamente difundidos de capacitación a
todos los niveles. Los administradores de áreas protegidas,
guardaparques, autoridades públicas (sobre todo personal de las
áreas de medio ambiente, parques nacionales y educación),
políticos, estudiantes de turismo, operadores turísticos, guías
turísticos (tanto internacionales como locales), agentes de viaje,
operadores de hoteles y restaurantes, inversionistas y
empresarios, conservacionistas, ecólogos, comunidades locales en
general, todos ellos requieren de programas especiales de
capacitación si es que han de participar efectivamente en el
proceso ecoturístico.

En todos los casos la naturaleza interdisciplinaria y


multisectorial del ecoturismo habrá de enfatizarse, aunque los
programas de capacitación para cada categoría individual diferirán
en cuanto a su orientación y nivel de complejidad. La
capacitación del ecoturismo habrá de contener tanto elementos
teóricos como prácticos (de campo), científicos como
administrativos.

Los programas de capacitación para el ecoturismo pueden ser


puestos en marcha por una amplia gama de agencias, tanto
gubernamentales como no gubernamentales, comerciales y académicas.
Empero, todos los esfuerzos de capacitación persiguen los mismos
objetivos: desarrollo y mejoría de habilidades y destrezas,
desarrollo de la comprensión, elevación de la motivación y
coadyuvar en garantizar que los recursos limitados para la

112
conservación y el disfrute del medio ambiente natural sean
utilizados de una manera más efectiva.

Hemos ya señalado en páginas anteriores que las poblaciones


locales que habitan en o cerca de áreas protegidas frecuentemente
poseen una gran sabiduría tradicional sobre su entorno local,
tanto en temas naturales como culturales. Con una cierta dosis de
capacitación esas personas pueden convertirse en guías
ecoturísticos conocedores, quienes pueden trabajar en forma
individual o cooperativa y también en colaboración con guías
turísticos de grupos visitantes. Aparte de suministrarse un nuevo
modus vivendi a dichos individuos, se puede lograr una mejor
concientación ambiental a nivel comunitario.

Entre los temas que pueden cubrirse en programas de capacitación


para el ecoturismo se señalan, de manera ilustrativa, los
siguientes: concientización sobre el 'producto ecoturístico',
bases de ecología, historia y tradiciones nacionales y locales,
conocimientos sobre paisaje, flora y fauna nacionales y locales,
técnicas de observación e identificación de aves silvestres en su
medio natural, ética conservacionista, administración de áreas
protegidas, métodos de gerencia interpersonal, administración no
confrontacional, administración 'situacional', administración por
objetivos, dinámica de grupos, estructuración de tours e
itinerarios, mecanismos de interpretación (presentación de
información sobre aspectos ecológicos, culturales, flora y fauna,
etc.), idiomas, manejo de turistas en ambientes naturales,
importancia de la alimentación (dietas balanceadas, higiene y
preparación de alimentos, uso de alimentos locales, gastronomía
tradicional local, etc.), diseño adecuado de infraestructura
física e instalaciones ecoturísticas, operación de bajo impacto de
instalaciones turísticas, minimización de consumo energético,
hablar en público, administración logística, contabilidad,
legislación, aspectos contractuales, primeros auxilios,
interpretación cartográfica y navegación, liderazgo, motivación y
contribución personal, estructura del turismo, aptitudes mentales
y morales en el campo, la profesión del ecoturismo como forma de
vida, etc.

Es conveniente que en cualquier curso o seminario de capacitación


ecoturística, al final se solicite al participante una tesina que
comprenda un estudio del área, ilustrando su conocimiento del
entorno (natural y cultural), destacando su particular o singular
importancia, y la consideración de políticas para la conservación
y el desarrollo sostenible en relación particularmente con el
turismo.

113
La Countryside Commission del Reino Unido considera que una buena
capacitación desempeña un papel vital en la consecución de una
campiña bella y con permanencia para el futuro. El ámbito rural y
las políticas, técnicas y enfoques de manejo que en él se aplican
están cambiando velozmente, lo cual requiere de programas
continuos de capacitación, esenciales para cualesquiera que estén
involucrados en su manejo. La capacitación deberá reflejar la
diversidad de intereses y usos involucrados. En la opinión de la
Countryside Commission, los siguientes tres sectores tienen un
papel vital que jugar en el proceso de capacitación:
administradores y empleadores en el ámbito rural, educadores y
capacitadores y diverso personal contratado y voluntario
(Countryside Commission, 1991).

La capacitación es particularmente importante para los prestadores


de servicio que tienen un contacto directo con los turistas y
visitantes, tanto dentro de las áreas protegidas, como en hoteles
y restaurantes, centros de interpretación y áreas de venta de
recuerdos y artesanías. Los siguientes aspectos a desarrollar
deberán poseer una alta prioridad en cualquier labor de
capacitación:

1) Habilidades y destrezas básicas: se incluyen aspectos como


saber escuchar y hablar, manejo de quejas, solución práctica de
problemas, atención a indagaciones y solicitud de información
varia, y habilidad para proporcionar orientaciones precisas.

2) Actitudes positivas: esto incluye atributos como el entusiasmo,


la amabilidad, la paciencia, la flexibilidad, la sinceridad, y una
buena disposición para responder a las expectativas de los
visitantes.

3) Una base precisa de datos: que comprenda, entre otras cosas, la


evaluación del impacto económico del turismo y las motivaciones de
los diversos grupos de viajeros. Incluye información sobre
infraestructura física e instalaciones para visitantes, los
atractivos ecoturísticos, actividades para diferentes grupos de
edades y en diferentes rangos de precios, aspectos diversos sobre
el medio ambiente (natural y cultural), información sobre
instalaciones de salud, servicios de transpoprtación, además de
detalles sobre todo lo que ocurre u ocurrirá próximamente en el
área.

4) Aspectos cualitativos especiales: incluyendo la habilidad para


apreciar e interpretar la singularidad del área, incluyendo su
paisaje, flora y fauna, diversidad étnica, prácticas agropecuarias
tradicionales, actividades culturales, artesanías locales, así

114
como un entendimiento del sentido del lugar a través de una
familiaridad con historias y mitos tradicionales y la geografía
local.

Uno de los principales objetivos de la capacitación de operadores


ecoturísticos es la minimización de impactos sobre el entorno
natural y cultural (véase la Sección 9 para lineamientos
específicos).

Las siguientes preguntas para discutir y planear programas de


capacitación a nivel local pueden resultar útiles:

¿Quién recibirá la capacitación? ¿los dueños y gerentes de


empresas? ¿cuáles niveles del personal?

¿Cuáles son las habilidades más importantes a desarrollar? ¿Qué


objetivos se pretender alcanzar? ¿Cuánta información habrá de
incluirse? ¿Cuál es el nivel de experiencia y conocimientos o
capacitación previa de los participantes? (es interesante
recordar que los adultos suelen aprender mejor en ejercicios
participatorios, más que académicos formales)

¿Quién puede conducir más eficazmente la capacitación? ¿Es una


persona? ¿o un equipo de capacitadores con experiencia específica
en cada tema? ¿Se puede desarrollar un cuadro de capacitadores
para sesiones de actualización y continuidad?

¿Dónde se llevará a cabo la capacitación? ¿se usará un esquema de


taller? ¿se emplearán sesiones de campo para algunos segmentos de
la instrucción?

¿Cuándo se deberá llevar a cabo la capacitación? ¿justo antes de


la temporada alta de visitantes? ¿en un día? ¿una semana? ¿en
segmentos cortos diseminados a lo largo de un período? ¿qué
labores de actualización y monitoreo se requieren?

¿Cómo se deben otorgar reconocimientos y estímulos a los


participantes? ¿se deben otorgar certificados de participación?
¿habrá que buscar una cierta formalización u oficialización en los
certificados, conforme a una normatividad bien establecida?
¿conviene otorgar reconocimientos periódicos al 'mejor guía
ecoturístico del mes' o al 'mejor anfitrión del año'?

En algunos países, la disciplina del ecoturismo empieza a ser ya


considerada como un campo profesional (universitario) y,
consecuentemente, se están estableciendo programas educativos ad
hoc. Guatemala, Costa Rica, EU y Australia son ejemplos de países

115
en que este fenómeno se está suscitando (Ceballos-Lascuráin,
1993b).

Lamentablemente en México aún existen grandes carencias en cuanto


a programas (oficiales o particulares) de capacitación en el campo
del ecoturismo a los distintos niveles. Urge que se empiecen a
capacitar guías ecoturísticos, así como impartir cursos de
ecoturismo en las escuelas de turismo, tanto a nivel de carrera
técnica como universitaria. Por fortuna, en fecha muy reciente la
Universidad de Quintana Roo ha desarrollado una estructura
curricular para la enseñanza y capacitación en los campos del
turismo sustentable y el ecoturismo a diversos niveles: cursos
básicos de capacitación para campesinos, pescadores y lancheros;
carrera técnica corta; diplomado; licenciatura; y maestría
(Ceballos Lascuráin, 1996). Es de desearse que pronto se pongan
en marcha dichos programas y que rindan los frutos esperados a
todos los niveles.

La Secretaría de Turismo reconoce que en casi todos los niveles de


prestación de servicios turísticos se tienen deficiencias en
materia de capacitación, lo cual demanda un enorme, extensivo y
permanente esfuerzo para mejorar la calidad. Por tal motivo
SECTUR también ha iniciado recientemente una serie de programas de
capacitación ecoturística en diferentes partes del país, pero hay
que reconocer que aún son muchas las necesidades insatisfechas en
este campo y habrá que multiplicar esfuerzos y programas. SECTUR
está empeñada en mejorar la relación calidad-precio, lo cual exige
también atender una de las características del turismo del futuro:
la diferenciación de los atractivos como fórmula de satisfacer las
preferencias del viajero, en particular, las del visitante
extranjero.

116
14. LINEAMIENTOS PARA QUE EL ECOTURISMO CONTRIBUYA A LA EDUCACION
AMBIENTAL Y A LA CONCIENTIZACION ECOLOGICA

Toda actividad verdaderamente ecoturística deberá contribuir de


manera significativa a la educación ambiental y a la
concientización ecológica. Asimismo, los servicios de educación e
interpretación constituyen uno de los puntos básicos de un área
protegida y debe tener una de las más altas prioridades en la
gestión de todo parque. Muchas personas llegan a un parque
natural con muy poco o ningún conocimiento de lo que significa un
área protegida, el sistema nacional de áreas protegidas, o
inclusive la conservación del medio ambiente o el papel del hombre
dentro de su entorno natural. Lo importante es que durante la
visita a un parque (por breve que ésta sea) el turista aprenda
algo sobre estos temas. En las áreas protegidas en que el
ecoturismo es enfatizado o recomendado, los administradores de
dichas áreas se encuentran en una posición única para influir y
orientar dicho proceso educativo, dirigido a un público de
prácticamente todas las edades. Aún más, con ello no sólo podrán
aumentar la comprensión del visitante en cuanto a lo que está
experimentando en el parque, sino que también ayudará a
desarrollar la ética conservacionista del turista o visitante,
posiblemente incrementando su compromiso y dedicación a la
preservación de los recursos naturales y al papel que en dicho
proceso juega el parque. La educación ambiental que lleva a cabo
el centro de interpretación de un área protegida deberá también
actuar sobre la población local, brindándole beneficios tangibles.

Al visitar un área protegida, los turistas frecuentemente tienen


una amplia gama de objetivos, entre los que el aprendizaje es uno
de ellos. Hay que reconocer que entre los distintos turistas
puede haber diferentes modalidades y enfoques de aprendizaje.
Algunos visitantes buscan conocimiento y elevación espiritual a
través de la soledad que frecuentemente se encuentra sólo en áreas
naturales protegidas, verdaderas islas en nuestro agitado mundo
moderno. Otros turistas desearán acceso a servicios
interpretativos más organizados a través de los cuales podrán
mejorar su conocimiento de los procesos naturales que ven en su
derredor. Otros más querrán tener la libertad de seleccionar sus
actividades de aprendizaje de acuerdo a su nivel de conocimientos
o campo de interés. Además, habrá instituciones públicas o de
enseñanza que deseen que la visita a las áreas protegidas
contribuya a elevar el nivel educativo y de concientización
ambiental de amplios sectores de la población. El poder atender
estas diferentes demandas e inquietudes es una meta alcanzable,

117
aunque compleja. Con una buena planeación y organización de
programas interpretativos se deberán poder satisfacer virtualmente
todos los diferentes deseos de visitantes y turistas. La clave
está en proveer el marco referencial y las oportunidades adecuadas
para todos los involucrados. Es en la creación de dicho marco
donde las autoridades de un área protegida pueden aportar el mayor
valor agregado a la experiencia de un visitante a un parque
natural.

En este Capítulo se expondrán y discutirán diversas maneras en que


los servicios de educación e interpretación pueden ser
desarrollados a fin de mejorar la experiencia del ecoturista y
aumentar el valor del parque natural a sus ojos.

La interpretación puede enormemente realzar la calidad de la


experiencia del visitante, al proporcionarle significado a
procesos que de otra manera podrían pasar inadvertidos o
incomprendidos. La interpretación en un área protegida se define
como toda actividad educativa que tiende a revelar significados e
interrelaciones a través del uso de objetos, experiencias de
primera mano y medios audiovisuales (Tilden, citado por Watson,
1992). En otras palabras, la interpretación suministra al público
información que les auxilia a apreciar y comprender el área
protegida o ecosistema
que están experimentando. A fin de cuentas, el aprendizaje - y la
educación en general - son un resultado fundamental de la
interpretación.

Prácticamente todo tema (tanto de índole natural como cultural) es


susceptible de ser interpretado. En la India, por ejemplo, un
centro interpretativo ofrece un programa audiovisual recreando lo
que un visitante podría experimentar durante una visita nocturna
al parque (el cual normalmente está cerrado al público por las
noches), incluyendo cantos de aves nocturnas, los rugidos de un
tigre y el parpadeo de las luciérnagas. En un parque de los EU,
los servicios interpretativos tratan temas tan controvertidos como
el de la esclavitud. Los temás más frecuentemente tratados son,
sin embargo, los siguientes: diversos procesos ecológicos,
descripción de la flora y fauna locales, geografía regional, etc.

Desafortunadamente, habremos de reconocer la casi total carencia


de infraestructura y servicios interpretativos en las áreas
protegidas de México. Urge que se proporcionen centros de
interpretación (obviamente en niveles de costo y calidad que
pueden variar de un área a otra) en nuestros parques naturales, a
fin de proporcionar la debida orientación tanto a los visitantes
de fuera como a los habitantes locales.

118
Asimismo, es urgente la implantación de una estrategia nacional de
educación ambiental y concientización ecológica, en que deberán
colaborar diversas autoridades públicas (vinculadas con el medio
ambiente, el desarrollo social, la educación, el desarrollo del
agro, etc.), instituciones de educación e investigación, ONGs y la
iniciativa privada. Deberá recurrirse a los medios masivos de
comunicación, haciendo muy ágil y atractivo el proceso de
enseñanza-aprendizaje. Obviamente, lo relativo a dicha estrategia
trasciende los alcances del presente trabajo. Pero es evidente
que el ecoturismo puede y debe jugar un papel fundamental en esta
amplia y compleja tarea.

Una acción emprendida por el Instituto Nacional de Antropología e


Historia que tiene estrecha vinculación con el ecoturismo como
mecanismo educativo es el programa denominado Paseos Culturales
del INAH. Como reza su publicidad, estos Paseos Culturales
"implican un viaje, un cambio de ambiente, con el propósito de
disfrutar de un lugar bello e interesante. Así, los paseos
culturales se realizan en todo aquel sitio que tenga importancia
arqueológica, etnológica, histórica, artística o geográfica." Los
paseos, organizados por el INAH, cuentan con expositores
especializados en el tema y en el lugar, quienes proporcionan al
paseante una información veraz y actualizada, en un nivel de
divulgación adecuado a los diversos auditorios. Es decir, hay un
elemento interpretativo importante en cada paseo. Asimismo, cada
paseo cultural (grupo no mayor de 39 personas) está a cargo de un
coordinador del INAH responsable del desarrollo y de la parte
administrativa. Los paseos se realizan, según el caso, en
autobús, camión carguero, avión, barco, a caballo o a pie. Entre
los paseos recientemente programados, se encuentran los
siguientes, más estrechamente vinculados con el ecoturismo:
Claraboya del Río Chontalcoatlán y Grutas de Cacahuamilpa, Gro.;
Puente de Dios en Molcaxac, Pue. (un túnel hecho por la
naturaleza); El Salto de Chihuahua, Edo. de Mex.; la Cascada de
Tixhiñu, Edo. de Méx.; Barrancas del Cobre, Chih.; paisajes,
playas y acantilados de las costas de Guerrero y Michoacán; Volcán
del Popocatépetl, Edo. de Méx.; la Presa Valle de Bravo y sus
cascadas, Edo. de Méx.; Grutas de la Estrella y cascadas de
Tzumpantitlán, Edo. de Méx.; Zona Maya; Cascada de los Diamantes
en el Iztaccíhuatl, Edo. de Méx.; las piedras bolas de Ahualulco,
Jal. (INAH, 1994).

A continuación se proporciona una serie de lineamientos que se


espera sea de utilidad para que los servicios interpretativos
puedan contribuir cada vez más a una mejor concientización y

119
educación ambientales de los visitantes y turistas que llegan a un
área protegida, así como de la población local en general.

Los programas interpretativos deberán en general referirse a los


siguientes tres grandes temas:

1) información e orientación diversa sobre el área en cuestión,


sus normas y reglamentos, oportunidades para realizar diversas
actividades y sus principales atractivos,

2) comprensión y apreciación de los recursos del área (tanto


naturales como culturales) y

3) oportunidades para desarrollar y clarificar una ética


conservacionista personal en relación a los recursos del área en
cuestión.

El ecoturismo provee muchas oportunidades para la educación y los


programas interpretativos in situ, asuntos que juegan un papel
vital en la gestión de toda área protegida. Bien planeados y
eficazmente orquestados, los programas interpretativos in situ
ayudarán a ganar amigos y aliados para la conservación al
familiarizar al público no sólo con los valores que se protegen
sino con los beneficios a corto y largo plazo que se obtienen al
llevar a cabo dicha protección. Empero, la obtención de dichos
beneficios depende de qué tan bien logran comunicar los programas
educativos in situ y si se alcanza a segmentos estratégicos del
público. En general, podemos identificar los cuatro siguientes
segmentos estratégicos del público:

1) habitantes locales (que viven en o cerca del área protegida,


tanto en contextos rurales como urbanos o urbano-rurales),

2) turistas nacionales (normalmente pertenecientes a clases


sociales medias y altas),

3) grupos y ciudadanos influyentes (p. ej., formadores locales y


nacionales de opinión, tomadores de decisiones políticas,
empresarios, ONGs importantes, representantes de fundaciones
filantrópicas, directivos de universidades, intelectuales, etc.) y

4) turistas extranjeros.

Además del impacto político que estos grupos pueden ejercer,


obviamente también estimularán a las economías locales durante su
visita al área protegida en cuestión, mediante la adquisición de
alimentos, servicios de alojamiento, gasolina, recuerdos y otros

120
servicios. Los programas interpretativos que elevan la calidad de
la experiencia del turista servirán una importante función
mercadotécnica y en consecuencia aumentarán el desarrollo
económico. Los servicios interpretativos pueden beneficiar de
otras diversas maneras a la población local. Lo que un agricultor
o comerciante local y su familia aprenden de un intérprete
talentoso puede contribuir de manera importante a elevar su
calidad de vida y sus prácticas de trabajo así como ayudar a
proteger el área en cuestión.

En aquellas áreas con un desarrollo socioeconómico relativamente


más bajo (la mayoría de las áreas rurales en México), los
programas interpretativos in situ pueden desempeñar una función
educativa ambiental más estratégica a nivel de localidad que en
áreas de mayor desarrollo socioeconómico (en las cuales se dirige
la interpretación sobre todo a los turistas).

Podemos afirmar que en general la interpretación juega un papel


doble, tanto como servicio para visitantes como instrumento de
educación ambiental para la población local y el público en
general.

Los servicios interpretativos se pueden proporcionar a través de


muy diferentes medios. La selección de éstos está en función de
los recursos disponibles y los objetivos específicos deseados. En
un sendero de la naturaleza de corto trayecto se pueden usar con
mucho éxito pequeños rótulos con los nombres comúnes y científicos
de árboles y arbustos. Algunos rótulos o carteles de mayor talla
pueden ser utilizados para describir problemas ambientales
relevantes o procesos ecológicos de mayor complejidad. Otra
opción es emplear una señalización más discreta a base de
simplemente colocar números que corresponden a un folleto que se
obtiene en el centro interpretativo. Las conferencias, seminarios
y presentaciones audiovisuales en el centro de interpretación
deben ser eventos programados regularmente, cambiando
constantemente su programación.

Entre los factores que limitan la efectividad de los programas


interpretativos señalamos los siguientes:

1) Desubicación de esfuerzos: ¿Se lleva a cabo la interpretación


en los tiempos y lugares que más convienen a los visitantes? ¿Se
presenta la misma información repetidamente a un alto porcentaje
de visitantes reincidentes?

2) No tomar en cuenta los patrones usuales de comportamiento: ¿Se


están utilizando métodos de comunicación intragrupal o no?

121
3) Atención inadecuada a la motivación de los visitantes:
¿Tomamos en cuenta aquellos aspectos que van a gratificar o
recompensar a los visitantes o sólo aquello que pensamos debe ser
comunicado y la manera de comunicarlo?

4) Inconsistencia en los mensajes a los visitantes: ¿Reconocemos


las diferencias de edad, educación, procedencias e intereses de
los distintos visitantes o estamos considerando sólo a un
visitante "estándar" (inexistente)?

5) Falta de monitoreo a la efectividad de nuestros esfuerzos:


¿Estamos claramente enunciando lo que deseamos lograr con nuestros
procesos de interpretación y educación ambiental? Si dichos
objetivos son claros, ¿qué mecanismos de retroalimentación estamos
empleando para diagnosticar el grado de consecución de nuestros
objetivos?

En distintos países (especialmente en aquellos donde hay serias


limitaciones presupuestales) ha resultado conveniente crear a
nivel de región administrativa un equipo móvil de especialistas
que suministran asistencia profesional a una red de áreas
protegidas dentro de una región determinada. El equipo está
integrado por un carpintero/ rotulista, un artista gráfico y un
especialista en manejo recreativo de áreas protegidas con buenas
habilidades en redacción. Dicho equipo estaría visitando
periódicamente cada área protegida, actualizando y mejorando los
materiales y servicios interpretativos y capacitando al personal y
guardaparques locales.

El informar a los visitantes de sus impactos (reales y


potenciales) sobre el medio ambiente puede también contribuir de
manera efectiva a la adquisición de una conciencia ambiental a ser
aplicada en su vida cotidiana. Una forma práctica de educar a los
turistas es requiriéndoles o sugiriéndoles que durante su visita
minimicen sus impactos mediante una cuota asignada de dotación de
agua potable, o de consumo de energía eléctrica o de cantidad de
basura generada, etc. El incorporar características específicas
de diseño de bajo impacto en las instalaciones físicas de las
áreas protegidas, incluyendo aspectos de reciclaje de aguas
grises, tratamiento de desechos sólidos, etc., puede también tener
un efecto importante en la educación del visitante, en cuanto a
sustentabilidad y bajo impacto. En la Sección 11 se han
proporcionado lineamientos específicos sobre diseño de
infraestructura física de instalaciones ecoturísticas.

122
15. ESTABLECIMIENTO DE MECANISMOS DE AUTOFINANCIAMIENTO PARA LA
CONSERVACION

En repetidas ocasiones hemos afirmado que uno de los objetivos


básicos del ecoturismo es que éste se convierta en un dinámico
instrumento de conservación de la naturaleza. Se tienen que
propiciar mecanismos a fin de que una parte de los ingresos que
proporciona la actividad ecoturística sean aplicados a la
administración y mantenimiento de las áreas naturales protegidas.
De esta manera el ecoturismo se constituirá en un mecanismo que
coadyuve al autofinanciamiento de las áreas protegidas, en lugar
de que éstas tengan que seguir dependiendo exclusivamente de las
asignaciones de los presupuestos oficiales, normalmente muy
exiguas. Ya se ha comentado anteriormente que el beneficio
económico que reciban a partir del ecoturismo las comunidades
locales será asimismo un aliciente para que dichas comunidades se
esfuercen por conservar sus ecosistemas naturales circundantes en
buen estado, ya que de ello dependerá la continuidad del flujo
ecoturístico.

Existen varios mecanismos de autofinanciamiento para la


conservación a través del ecoturismo: tarifas, concesiones y
licencias, impuestos y donativos.

a) Tarifas

Es absolutamente indispensable que se cobren tarifas de entrada a


todas las áreas protegidas de México. Así como el público
comprende que normalmente debe pagar por entrar a un museo (y está
habituado a ello), ya que esa tarifa contribuye al funcionamiento,
conservación y mantenimiento de dicho museo, deberá llevarse a
cabo una campaña de concientización a fin de convencer a todos los
mexicanos de que a través del pago de tarifas estarán coadyuvando
a garantizar a perpetuidad la conservación de las áreas
protegidas, para disfrute de las generaciones venideras.

Tal como se ha mencionado más arriba, es recomendable el


establecimiento de una estructura de tarifas diferenciales, que
permita a los nacionales pagar menos que los extranjeros. Ello se
debe, por un lado, a que normalmente el visitante extranjero a
México tiene un nivel de ingresos superior al promedio de los
habitantes de nuestro país. Además, éstos últimos, a través de
sus impuestos, están ya colaborando a mantener el Sistema Nacional
de Areas Naturales Protegidas. La proporción podría ser del orden
de cuatro o cinco a uno. Puede haber aún mayores subdivisiones en
la estructura tarifaria para nacionales, cobrando tarifas menores
a la normal a ancianos, niños menores de 12 años, estudiantes con

123
credencial, etc. También es interesante pensar en la emisión de
boletos integrales, que permitan al viajero comprar un billete que
le permite el acceso a todo el sistema nacional de parques.
Asimismo, se podría estudiar la conveniencia de aplicar tarifas de
estacionamiento para diversos tipos de vehículos (automóvil
particular, motocicleta, autobús turístico, etc.) y tarifas
especiales para quienes lleven videocámara o vayan a hacer
filmaciones profesionales (tanto documentales como comerciales).
Ya hemos dicho anteriormente que, en todo caso, las tarifas
necesitan continuamente ajustarse, debido a las fluctuaciones
tanto monetarias como en la demanda dentro del mercado turístico,
así como por cambios en la provisión de servicios de turismo en el
parque y las necesidades cambiantes del propio parque. Al
arranque quizá convenga imponer tarifas no muy altas ya que, por
lo general, en la actualidad nuestras áreas protegidas aún no
cuentan con infraestructura o servicios turísticos de
consideración. A medida que éstos se vayan ofreciendo al
visitante se podrán ir incrementando acordemente las tarifas.

Otra alternativa interesante consistiría en establecer


cooperativas entre el personal asignado al parque, para que
cualquier excedente de ingresos significara un incremento en sus
ingresos locales, lo cual constituiría un importante incentivo
para atraer un mayor número de visitantes y mejorar los servicios
existentes.

Se ha señalado ya el grave problema de la falta de un


levantamiento sistemático y continuado de estadísticas de
visitación a las áreas protegidas de México. Aunque carecemos de
cifras en general, supongamos un parque nacional el cual es
visitado por 200,000 personas al año, de las cuales 70 % son
nacionales y 30 % extranjeros. Suponiendo que los primeros
pagaran una cuota promedio de entrada de N$ 4.00 y los segundos de
N$ 20.00, ello implicaría un ingreso anual para el parque de
N$ 1,760,000.00. Supongamos también que el parque tiene un
presupuesto asignado de N$ 300,000.00, del cual más del 50 % se
asigna al pago de nóminas del administrador del parque y su
personal, incluyendo guardaparques (éstas últimas cifras también
hipotéticas pero quizá no muy alejadas de la realidad). Ello
implicaría que, sólo con la aplicación de las tarifas aquí
sugeridas, se podría cubrir casi seis veces el presupuesto oficial
del parque, lo cual significaría pasar de la situación actual, que
constituye una carga para el erario público a una situación
superavitaria (en creces). Y esto, sin tomar en cuenta los
ingresos adicionales que podría tener el parque por otros
conceptos (concesiones y licencias, etc.).

124
En el pasado se ha intentado establecer diferentes mecanismos
tarifarios en nuestras áreas naturales protegidas (lo que se llama
la expedición de "formas valoradas", autorizadas por SHCP), pero
hasta ahora los intentos han fracasado debido a, entre otras
causas, ciertas normas y exigencias de la Secretaría de Hacienda y
Crédito Público. En cambio, en las zonas arqueológicas del país
sí se ha autorizado al Instituto Nacional de Antropología e
Historia (INAH) el cobro de admisión a los vistantes. Se
argumenta que ello es así porque en las zonas arqueológicas, a
cambio de la tarifa de admisión, sí se da un servicio (aunque en
muchos casos, mínimo) a los visitantes, consistente en un pequeño
museo, explicaciones de guías autorizados, venta de folletos y
guías, etc. Una excepción la constituye el Parque Nacional Izta-
Popo, en donde se ha autorizado una tarifa única (actualmente de
N$ 10.00 por persona) para pernoctar en el Albergue de Tlamacas
(importe que se entera a SHCP). En base a este antecedente y
otros que puedan haber, así como en la presentación de nuevas
argumentaciones, habrá que seguir insistiendo a fin de lograr la
autorización para que se puedan cobrar tarifas de entrada a las
áreas protegidas y que todo o al menos una parte importante del
ingreso pueda quedarse en el área protegida respectiva.

b) Concesiones y licencias

La figura jurídica de concesiones y licencias de operación


turística constituye uno de los instrumentos más apropiados y
dinámicos para que las autoridades de las áreas protegidas puedan
obtener un beneficio económico directo, a partir del uso
específico que se le conceda a un particular dentro de un área
protegida.
Las licencias o concesiones pueden abarcar una diversidad de
prestación de servicios: hoteles, albergues, restaurantes, tiendas
de souvenirs y fotografía, alquiler de bicicletas, paseos en
lancha, paseos a caballo, excursiones guiadas (a pie o en
vehículo), alquiler de binoculares, botas de hule, impermeables,
etc. Lo importante es que se fijen de manera adecuada las tarifas
de licencias y concesiones y que se estén ajustando
periódicamente.
Sólo de esta manera se estará contribuyendo a valorizar de manera
adecuada los vastos recursos de las áreas protegidas y los
beneficios que de su uso derivan los operadores turísticos y otros
concesionarios.

Es preciso elaborar reglamentos para concesiones y licencias de


operación turística en áreas protegidas, que establezcan con
claridad y precisión los requisitos para obtener - y mantener -
dichas licencias y concesiones. Es importante que estos

125
requisitos se apliquen de manera general a las diferentes
categorías de concesionarios, y no se den tratamientos específicos
y preferenciales.

Con el objeto de supervisar el cumplimiento del reglamento de


concesiones y licencias, las autoridades competentes de las áreas
protegidas deberán hacer inspecciones de campo periódicas y
ejercer su autoridad en aquellos casos de incumplimiento. Habrá
que concientizar a los diferentes operadores y a los mismos
turistas de la importancia de denunciar toda irregularidad o
actividad inapropiada que se detecte, pues ello será en beneficio
del área protegida (u otro destino ecoturístico en cuestión) y del
correcto desarrollo turístico en dicho lugar. Hay que recordar
que en el manejo adecuado de toda área protegida habrán de
coadyuvar todos los sectores involucrados, incluyendo a las
comunidades locales.

Asimismo, es de gran importancia establecer sanciones adecuadas


(multas, suspensiones temporales, etc.) para los concesionarios
que no cumplen con los requisitos impuestos, llegando inclusive al
extremo de la suspensión definitiva para reincidentes u ofensores
graves.

Ya hemos comentado que otra carencia grave en México es la


ausencia de guías ecoturísticos adecuados. Los guías turísticos
que actualmente son adiestrados en México y que tienen licencia
oficial de operación, normalmente no poseen la capacidad, ni la
educación ni la orientación adecuadas que se requieren para ser un
buen guía ecoturístico. En la Sección 12 ya hemos tratado en
detalle los aspectos referentes a la capacitación en el campo del
ecoturismo.

c) Impuestos

En diversos países alrededor del mundo se están aplicando


diferentes tipos de instrumentos fiscales e impositivos vinculados
directamente con la actividad turística y la conservación de la
naturaleza. En Kenia, por ejemplo, se han empleado rebajas en
impuestos para empresarios ecoturísticos, gratificaciones por
promover exportaciones, importaciones libres de impuestos de
diversos equipos de uso turístico, etc. El gobierno keniano
decidió también proveer incentivos fiscales para el desarrollo del
ecoturismo, incluyendo su infraestructura física adecuada. De
manera de financiar sus esfuerzos, el gobierno se dedicó
directamente a recabar fondos y obtener asistencia técnica y
financiera de diversas agencias de desarrollo bi y multilaterales,
además de recurrir al gasto de recursos mantenidos en su propia

126
tesorería. El gobierno de Kenia también ha proporcionado
incentivos prácticos a las aereolíneas, ofreciéndoles exenciones
fiscales para inversión de capital en desarrollo de alojamientos y
hoteles para turistas de la naturaleza, de esta manera facilitando
a las líneas aéreas el obtener ganancias en dos frentes: boletaje
aéreo y alojamiento (Olindo, en Whelan, 1991).

Algunos países están aplicando impuestos especiales que debe pagar


el turista extranjero (al comprar su boleto de avión o pagar su
hotel) y parte de estos ingresos fiscales se aplican al desarrollo
y promoción del turismo a nivel nacional, así como a la
conservación de los recursos naturales.

Otra alternativa interesante, es que por ley, algunos impuestos


aplicados a licores, cigarros y diversos objetos suntuarios,
pudieran ser destinados parcialmente a la promoción de la
conservación ecológica y el ecoturismo.

Asimismo, se podrían ofrecer incentivos fiscales a las operadoras


turísticas que incursionan en el terreno del ecoturismo, así como
a los empresarios que deciden construir alojamientos con
orientación ecoturística o, al menos, a aquéllos que aplican
criterios ecotécnicos en la edificación de sus hoteles
(procedimientos adecuados y novedosos de tratamiento de desechos,
reciclaje de desperdicios, uso de energía solar, ahorro de agua,
etc.).

d) Donativos

Una modalidad que está mostrando grandes beneficios en diversos


países del mundo es el de crear mecanismos y figuras jurídicas que
faciliten la captación de donativos para la conservación de la
naturaleza e impulso al ecoturismo, tanto a partir del público
como de diversas instituciones y organizaciones.

Conviene para ello crear asociaciones civiles denominadas "Amigos


del Parque X", integradas por representantes destacados de los
diferentes sectores (tanto a nivel local como nacional y aún
internacional). Este tipo de ONGs, además de coadyuvar con
diversas actividades de investigación, conservación y promoción
para el área protegida correspondiente, pueden constituir
mecanismos idóneos para captar donaciones, ya que normalmente
inspiran un mayor nivel de confianza entre las organizaciones
donadoras, por garantizar mayor permanencia y continuidad en sus
labores (ajenos a períodos y vaivenes políticos). Un buen ejemplo
en nuestro país lo constituye Amigos de Sian Ka'an, A.C., que fue
creada en 1986, a fin de colaborar con las instancias federales,

127
estatales, municipales y los pobladores del área para lograr que
se cumplan los objetivos que motivaron el establecimiento de la
Reserva de la Biósfera de Sian Ka'an, en Quintana Roo. Esta ONG
ha podido captar numerosos donativos (sobre todo de la comunidad
conservacionista internacional) y entre sus programas más exitosos
se encuentra justamente uno de ecoturismo (Amigos de Sian Ka'an,
1992). Lamentablemente, en México aún no existe una tradición
fuerte entre las organizaciones filantrópicas para hacer donativos
vinculados con la conservación de la naturaleza, por lo que habrá
de realizarse una intensiva campaña en este campo.

Al menos por interés propio, las operadoras ecoturísticas harán


bien en hacer aportaciones voluntarias a este tipo de asociaciones
civiles, y deberán concientizar a sus clientes a fin de que éstos
también puedan realizar donaciones. Todo ello coadyuvará a
garantizar la permanencia ilimitada de la conservación de los
patrimonios natural y cultural de un área protegida y, por ende,
de la actividad ecoturística asociada con ésta.

16. PROMOCION Y MERCADOTECNIA DEL ECOTURISMO

Aún con el mejor de los productos, si el público apropiado no sabe


de él (qué cosa es, cómo se obtiene), no se venderá. Lo mismo se
aplica al ecoturismo. Aunque se reconoce que existen ciertas
áreas protegidas cuyas autoridades desean pocos turistas o
ninguno, aquellos parques que sí están interesados en promover el
turismo o que dependen de los ingresos que proporciona el turismo
para su justificación o existencia, es evidente que deberán de
desarrollar habilidades promocionales y mercadotécnicas.

Sin embargo, la mercadotecnia aún es vista con escepticismo o


suspicacia por muchos conservacionistas y administradores de áreas
protegidas (sobre todo aquéllos pertenecientes a las escuelas más
tradicionalistas).

Los principios para promover el ecoturismo hacia las áreas


protegidas son en gran medida los mismos que se emplean en la
mercadotecnia de cualquier otro producto.

Antes de pasar a la discusión de estrategias mercadotécnicas y de


proporcionar lineamientos, empero, es importante señalar que los
proveedores de productos y servicios ecoturísticos pueden ser
clasificados conforme a su motivación (con o sin fines de lucro) y
también en base a sus niveles de involucramiento con las
prioridades y preocupaciones del país anfitrión. En relación a
esto último, y dentro del sector de empresas con fines de lucro,

128
se pueden distinguir cuatro categorías de agencias operadoras de
viajes de la naturaleza, que van desde el más bajo nivel de
involucramiento hasta el más alto:

a) Empresas oportunistas - Estas agencias seudoecoturísticas


simplemente están "vendiendo naturaleza" con un franco sentido
mercantilista, mediante la previa identificación de un nuevo y
lucrativo mercado ("lobos bajo zaleas de oveja"). Normalmente son
indiferentes en relación a los impactos naturales y culturales.
Forman parte de la modalidad insostenible del turismo.

b) Empresas con sensibilidad ambiental - Este grupo tiene


conocimiento y conciencia de las prioridades y preocupaciones
ambientales del páis anfitrión y en consecuencia diseña viajes con
lineamientos de bajo impacto. Sin embargo, el lucro sigue siendo
su mayor motivación, y si con el tiempo su nivel de utilidad no es
el adecuado, se movilizarán hacia otros destinos ecoturísticos más
lucrativos.

c) Empresas constructivas - Tienen una motivación ambiental


moderadamente alta y donan una parte de sus utilidades a causas
locales ambientales o de beneficio comunitario.

d) Empresas proactivas - Son las agencias "catalizadoras", las que


juegan un papel decisivo en la conservación y mejoramiento de las
áreas protegidas que visitan. Frecuentemente inician proyectos
con afiliados no lucrativos (usualmente ONGs locales) y una parte
sustancial de su utilidad se canaliza a fondos establecidos ad hoc
para la conservación. Hay que reconocer que el número de estas
empresas es aún muy limitado a nivel mundial e inexistente en
México.

El sector no lucrativo (sobre todo las ONGs conservacionistas)


está empezando a ofrecer un número considerable de viajes
ecoturísticos por varias razones: como servicio a sus miembros,
para familiarización in situ con áreas protegidas donde se llevan
a cabo diversos proyectos de conservación, como fuente de
obtención de fondos, viajes para representantes de agencias
donadoras, o viajes con fines de educación e investigación.
Algunas ONGs internacionales o extranjeras están iniciando
actividades dentro de esta modalidad: WWF, The National Audubon
Society y The Nature Conservancy (ambas de EU), el American Museum
of Natural History (de Nueva York), etc. Dichas instituciones
obtienen ingresos
a partir de estos viajes como mecanismos de obtención de fondos
para acciones conservacionistas. En otros casos se solicitan
donaciones voluntarias. Por ejemplo, The Nature Conservancy

129
organiza viajes que incluyen una donación voluntaria de US$ 300
para financiar programas de conservación en las áreas naturales
que visitan. Sería muy recomendable que las autoridades de
nuestros diversos parques nacionales y otras áreas protegidas, con
el apoyo de las autoridades de turismo, pudiesen captar este tipo
de oportunidades.

Es importante aclarar que el crear demanda turística hacia un


parque en particular es una tarea normalmente compleja y difícil.
La administración del parque deberá cuidadosamente considerar la
decisión de involucrarse o no directamente en actividades
promocionales o mercadotécnicas, quizá prefiriendo conferir todas
las estrategias de difusión, publicitarias y de mercado a
proveedores profesionales independientes de estos servicios.

Toda actividad mercadotécnica en el campo del ecoturismo se


compone básicamente de las siguientes etapas:

1) obtención de inventarios de atractivos o actividades


existentes,
2) identificación de los segmentos apropiados del mercado (tanto
oferta como demanda) y orientación adecuada hacia éstos,
3) evaluación del grado de atractivo comparativo del producto,
4) estrategia y actividades promocionales.

A continuación, analizaremos en detalle las cuatro etapas:

1) Obtención de inventarios de atractivos o actividades


existentes.

¿Qué tenemos en nuestra área protegida que pueda interesar a los


ecoturistas? Ya hemos señalado en la Sección 7 de esta Estrategia
que los atractivos ecoturísticos (que incluyen también
actividades) podemos clasificarlos en atractivos focales,
complementarios y de apoyo. Hemos dicho que los atractivos
focales son los activos básicos (en cuanto a recursos turísticos)
que un área ofrece a los visitantes. En cuanto al ecoturismo,
están constituidos por los recursos o atributos más atrayentes que
posee el área, de carácter natural y/o cultural, sin perturbar.
Constituyen la razón principal por la cual los ecoturistas visitan
(o pueden visitar) el área. En la medida que posean mayor
singularidad en cuanto a belleza, rareza ecológica o
espectacularidad, ejercerán una mayor fuerza de atracción sobre el
ecoturista. A veces los atractivos focales ecoturísticos pueden
parecer lugares comunes para los residentes locales, pero es en
virtud de que son típicos o característicos del área en cuestión
que atraen a los ecoturistas.

130
Los atractivos complementarios y de apoyo son de categoría
intrínseca menor y no constituyen suficiente atractivo como para
que los ecoturistas se trasladen grandes distancias para
conocerlos, pero sí constituyen un valor agregado para el área
protegida en cuestión, complementando o suplementando a los
atractivos focales. Los atractivos focales y complementarios en
el ecoturismo, por definición, siempre serán de índole natural
(paisaje, flora o fauna silvestres) y/o cultural (patrimonio
arqueológico, tradiciones folklóricas, artesanías, etc.). Los
atractivos de apoyo están constituidos por elementos artificiales
que complementan la actividad turística (p. ej., algún centro de
interpretación particularmente atractivo o interesante, servicios
de hotelería o de restaurante especialmente buenos, servicios de
guiado ecoturístico de muy alto nivel o eventos periódicos de gran
reputación - como seminarios, concursos de observación de aves,
exhibiciones y exposiciones, etc.).

2) Identificación de los segmentos apropiados del mercado.

Aquí se identifican los segmentos potencialmente más importantes


del mercado ecoturístico, en base a características geográficas y
de comportamiento de la oferta y demanda.
Las autoridades correspondientes encargadas de promover el
ecoturismo deberán orientarse hacia el doble aspecto que
constituyen, por un lado, la demanda de destinos y servicios
ecoturísticos y, por el otro, la oferta de éstos. Hay que
recordar que todo destino ecoturístico está en competencia con
otros destinos ecoturísticos, tanto a nivel regional como nacional
o internacional. El ecoturista siempre ejercerá su libertad de
elección al visitar tal o cual sitio y seguramente comparará las
ventajas y desventajas específicas en cuanto a calidad y cantidad
de los atractivos, así como servicios que se ofrecen.

El administrador de un parque natural deberá plantearse las


siguientes preguntas:

¿Qué tipo de visitantes (tanto locales como nacionales o


extranjeros) podrían estar interesados en los atractivos que
nuestro parque ofrece?
¿A quiénes podríamos atraer para visitar nuestro parque?
¿Quiénes queremos que visiten el parque?
¿Dónde viven? ¿Qué idioma hablan? ¿Qué revistas leen? ¿Qué
programas de televisión prefieren? ¿Cuáles son sus principales
intereses?
¿Qué nivel educativo y cultural tienen? ¿En qué rangos de edades
se encuentran? ¿La proporción de hombres y mujeres es la misma o
varía? ¿Cuál es su nivel de ingresos y cuánto están dispuestos a

131
gastar en sus vacaciones? ¿Cuáles son sus habituales actividades
turísticas? ¿Qué otros destinos ecoturísticos conocen o desean
conocer?
¿Qué les gusta hacer? ¿Qué tan fácilmente pueden viajar a nuestra
área? ¿Cómo deciden sobre sus destinos ecoturísticos? ¿Qué hacen
en camino a su destino ecoturístico? ¿Qué actividades les
ofreceremos en nuestro parque o parques?

El proceso para identificar segmentos potenciales del mercado es


similar para mercados internacionales como domésticos. La
decisión más importante que habrá de tomarse es cuáles grupos
"meta" serán los más adecuados para los objetivos de nuestros
destinos ecoturísticos y las áreas protegidas y comunidades
locales asociadas a ellos. El atraer a un cierto segmento del
mercado o bien otro determinará el tipo y el perfil de la
industria turística que el área en cuestión desea desarrollar, así
como las estrategias a utilizar para comunicarse con los turistas
potenciales. El empleo de cuestionarios, encuestas y muestreos
será de gran importancia (ver Anexo 1).

El conocimiento de las ubicaciones geográficas de los clientes


potenciales afectará los aspectos de comunicaciones y transportes
hacia el área o región en cuestión, así como las decisiones sobre
otros servicios de apoyo requeridos y el tamaño potencial del
mercado.

Las características demográficas y de comportamiento de la


clientela potencial deseada asimismo arrojarán luz sobre la
combinación adecuada de atractivos y servicios de apoyo
requeridos, las tarifas de entrada y precios de servicios que se
aplicarán y la selección de medios de comunicación con fines
promocionales.

Las características de comportamiento que deberán identificarse


incluyen: motivación para viajar, axiología (valores) de la
clientela potencial deseada, intereses y actividades específicas,
resistencia física y factores generales de estilo de vida. Las
características demográficas a captar incluyen edad, sexo, estatus
marital, tamaño y composición de la familia, nacionalidad,
educación, ingresos, ocupación, invalideces y otros aspectos de
salud.

El principal mercado para el ecoturismo está vinculado con los


viajes especializados basados en la naturaleza. Este segmento
representa a personas que se sienten atraídas por la historia
natural de un área o región y desean disfrutarla de una manera
singular. Esto sólo satisface parcialmente a la definición

132
completa de lo que es el ecoturismo. Volveremos a enfatizar que
los viajes especializados basados en la naturaleza no equivalen
necesariamente al ecoturismo, pero aquí se puede encontrar una
parte sustancial de la clientela deseada. En un contexto
apropiado, los turistas de la naturaleza pueden convertirse en
verdaderos ecoturistas. Sin embargo, el ecoturismo no tiene que
limitarse a los actuales clientes de los diferentes tipos de
turismo basado en la naturaleza. Los mercados potenciales
ecoturísticos pueden también buscarse entre otros viajeros
especializados, no necesariamente basados en la naturaleza, a
quienes podría tentar la realización de un viaje ecoturístico (p.
ej., viajeros especializados interesados en arqueología, ciudades
históricas, antropología, arte, ciclismo, fotografía, práctica
personal de la pintura, viajes culturales y familiares
tradicionales, veleo, spas/áreas termales, meditación, filosofía,
religión, etc.). Análogamente, aquellos viajeros tradicionales
(es decir no especializados) que no realizan un turismo basado en
la naturaleza podrían iniciarse con viajes de corte tradicional y
generalista pero más apegados a la naturaleza, para finalmente
experimentar con viajes francamente ecoturísticos.

Asimismo, aquellos viajeros no vacacionistas (es decir, personas


que viajan por motivos de negocio, o para asisitir a un congreso,
etc.) podrían ser animados a que dedicaran parte de su tiempo de
viaje a ciertas actividades de solaz y recreación, para finalmente
desembocar en el ecoturismo. En otras palabras, los principales
prospectos para el ecoturismo pueden "nacer" pero también
"hacerse". El restringir el objetivo de la promoción ecoturística
sólo entre aquellas personas predispuestas a los viajes de la
naturaleza no sería del todo productivo. De manera de cumplir con
su misión y alcanzar un éxito económico, el ecoturismo debe
intentar alcanzar también a aquellos clientes potenciales que aún
no tienen familiaridad con el concepto.

Algunos expertos en turismo han cuestionado la conveniencia de


segmentar el mercado de los viajes, afirmando que existen muchos
cruzamientos entre categorías. Sin embargo, la segmentación -
aunque se admite que a veces es un tanto artificial - puede ayudar
a clarificar sobre la manera de pensar de los principales grupos
potenciales del mercado y cómo empaquetar y vender los destinos
ecoturísticos. Finalmente, la existencia de turistas interesados
en visitar destinos naturales es lo que impulsará a que existan
operadores ecoturísticos, quienes a la vez podrán ayudar a
convencer a las autoridades oficiales competentes para que
establezcan más áreas protegidas (o consoliden las existentes)
como parte de una estrategia integral de turismo y conservación
del medio ambiente.

133
El identificar quiénes son esos clientes, qué los motiva y cómo
deciden sobre sus viajes es, pues, un punto clave tanto para el
sector empresario turístico como para las autoridades de áreas
protegidas. Cancún, por ejemplo, fue creado para satisfacer a un
cierto tipo de turista, que fue previamente identificado. El
ecoturismo consiste en "empaquetar" una diferente modalidad de
producto, dirigido a un diferente público, con objetivos muy
distintos a los del turismo masivo comercial. Al entender mejor a
los diferentes segmentos del mercado, sus motivaciones y rasgos
específicos, los tomadores de decisiones también podrán manejar
mejor los impactos del turismo.

Diversos investigadores piensan que en algunos países


industrializados - y esto parece constituir una nueva tendencia
sicosocial - el crecimiento de la economía ya no obedece tánto a
los deseos consumistas de acumular bienes materiales sino a la
búsqueda del consumidor por obtener experiencias vívidas,
incluyendo viajes exóticos y contacto con paisajes y culturas
remotas (Ziffer, 1989). Esto puede explicar el rápido crecimiento
en el número de turistas internacionales y del mercado de destinos
otrora poco comunes. Cada vez hay más personas (sobre todo en los
países de mayor desarrollo socioeconómico) que buscan experiencias
de viaje nuevas, diferentes y significativas (que aporten algo al
espíritu).

Algunas investigaciones recientes en los EU (Ziffer, 1989)


descubrieron las cinco razones principales por las cuales los
norteamericanos participan en activiades recreativas al aire libre
y en áreas naturales: mejorar su condición física, tener mayor
interacción social, tener experiencias emocionantes, tener un
mayor conocimiento de uno mismo y de la naturaleza, y huir de los
espacios urbanos apretados.

Anteriormente hemos señalado que el World Wildlife Fund-US (Boo,


1990) llevó a cabo en 1988 un estudio sobre ecoturismo en cinco
países de América Latina y el Caribe - incluyendo a México -, el
cual incluyó encuestas realizadas en áreas protegidas y
aeropuertos internacionales, que arrojaron datos interesantes
sobre lo que podría constituir el perfil de un ecoturista (ver
Sección 4).

Kreg Lindberg (1991) ha identificado cuatro tipos básicos de


turistas de la naturaleza:

- "De corazón" ("hard core") - Investigadores científicos o


viajeros con una alta motivación científica que participan en

134
tours diseñados con orientación marcadamente científica,
educativa o ambientalista.

- "Dedicados" - Aquellas personas que realizan viajes


específicamente para visitar áreas naturales (sobre todo las
protegidas) y que desean adquirir conocimientos sobre la
historia natural y cultural de los sitios que visitan.

- "Convencionales" - Aquellos turistas que van al Amazonas, a


los parques nacionales africanos y otros destinos naturales
con la idea principal de realizar un viaje "exótico" o "poco
usual".

- "Casuales" - Turistas que visitan áreas de interés natural


simplemente porque éstas forman parte del itinerario de un
viaje de intereses de carácter general.

Es importante aclarar que un mismo individuo puede encajar en


distintas categorías en ocasiones diferentes. La tipología
descrita, empero, provee una descripción sencilla de los
principales segmentos del mercado y puede resultar útil para fines
de planificación. Por ejemplo, las primeras dos categorías suelen
ser más tolerantes a limitaciones en cuanto a amenidades y
comodidades tradicionales que los turistas denominados "casuales".

Un aspecto vital en la mercadotecnia es el referente al de precios


al consumidor. ¿Cuáles son los niveles de ingreso de los viajeros
que nos interesa atraer? ¿Cuánto está dispuesto a pagar un
turista por una experiencia en particular? ¿Cuál es el costo de
proveer esa experiencia? Si cierta área protegida puede ser
combinada con otros destinos turísticos, ¿cuál es el costo
incremental por visitar esa área protegida?

En ecoturismo, el valor del recurso es más importante que el


precio. En algunos países (sobre todo los menos desarrollados
económicamente) resulta interesante el establecimiento de precios
diferenciales (cobrando más caro al turista extranjero que al
nacional), con lo cual se puede mejorar la equidad y la
eficiencia. Este sistema también ya se aplica con éxito a las
tarifas de entrada a un área protegida (en Ecuador y Costa Rica,
por ejemplo). En países como Costa Rica y Kenia, donde los
turistas usualmente visitan más de un solo parque, se están
estudiando mecanismos de tarifas integrales, permitiendo al
viajero comprar un billete que le permite el acceso a todo el
sistema nacional de parques. En todo caso, las tarifas necesitan
continuamente ajustarse, debido a las fluctuaciones tanto
monetarias como en la demanda dentro del mercado turístico, así

135
como por cambios en la provisión de servicios de turismo en el
parque y las necesidades cambiantes del propio parque.

3) Evaluación del grado de atractivo comparativo del producto.

Una vez que se ha determinado lo que un área o región y su


comunidad pueden ofrecer a los turistas y qué tipo de turistas es
factible que vengan, habrá que enfrentar los atractivos y
actividades con los segmentos específicos del mercado. En otras
palabras, el producto ecoturístico deberá subdividirse
tipológicamente, a fin de que la porción apropiada sea ofrecida a
cada segmento del turismo. Durante esta fase de evaluación y de
toma de decisiones, habrá que clarificar los objetivos de gestión
del área natural o región en cuestión y de las comunidades
locales, asegurándose que los segmentos seleccionados del mercado
a los que se dirigirán son compatibles con tales objetivos y con
lo que el área natural (destino ecoturístico) y la comunidad
pueden ofrecer. Asimismo, deberán estimarse los niveles
potenciales de demanda y uso para los diferentes atractivos y
servicios. Este paso es crítico ya que exije una estimación de si
la capacidad de carga del medio ambiente y las instalaciones
turísticas son suficientes para satisfacer la demanda esperada y
si dicha demanda basta para proveer ingresos adecuados. Asimismo,
¿son actualmente adecuados los servicios de apoyo, incluyendo la
infraestructura requerida por el ecoturismo - especialmente en las
áreas protegidas -, los senderos de la naturaleza, miradores,
observatorios, áreas de aparcamiento y muelles, centros
interpretativos, instalaciones para acampar, servicios sanitarios,
tratamiento de desechos, alojamiento y alimentación, primeros
auxilios, acceso para minusválidos, combustible requerido para
vehículos y embarcaciones, etc.? ¿Están capacitados el medio
ambiente y los servicios de apoyo para recibir un mayor número de
visitantes? Si el medio ambiente lo está pero los servicios de
apoyo son actualmente insuficientes, ¿cómo pueden ser éstos
desarrollados suficientemente sin sobrepasar la capacidad de carga
del entorno natural y cultural?

Algunos parques podrán ofrecer oportunidades para un turismo de


escala relativamente grande en algunas áreas, destinando otras
áreas más vulnerables a un público más reducido y de menor impacto
y quizá impidiendo totalmente la actividad turística en ciertas
áreas aisladas o extremadamente frágiles. Desde luego que todo
esto está vinculado con el tema de la zonificación, que juega una
parte muy importante en toda tarea de planeación ecoturística.

Lo que habrá de quedar muy claro aquí es que las diferentes partes
de un área protegida o cualquier otro destino ecoturístico (y las

136
actividades que ahí se ofrecen) pueden atraer a diferentes tipos
de turista, lo cual deberá tomarse en cuenta en la fase
promocional. Los diferentes productos turísticos que ofrece un
área natural determinarán en gran medida los tipos de turistas que
la visitarán. Estos diferentes tipos de visitantes deberán estar
informados de lo que el área natural les ofrece, lo cual nos
conduce a la siguiente fase de la mercadotecnia: la promoción.

4) Estrategia y actividades promocionales.

La fase promocional (o de implementación) del proceso


mercadotécnico usualmente incluye una variedad de estrategias
basadas en la publicidad, la difusión y las relaciones públicas.

La publicidad debe dirigirse a un grupo específico de ecoturistas


potenciales a través de anuncios pagados en periódicos, TV, radio,
revistas, cartelones, así como a través de ferias turísticas,
folletos y envíos personalizados por correo.

Un punto importante a destacar, es que no se deberá iniciar una


campaña promocional a ningún área protegida o región, hasta que no
esté debidamente montado el aparato de infraestructura física y
administrativa requerido para recibir a los ecoturistas.

Al compartir gastos de promoción y otros entre los diferentes


sectores involucrados, los costos para cada sector disminuirán
considerablemente y la promoción podrá ser de un carácter más
integrado y útil para el ecoturista. Una campaña promocional de
carácter integrado deberá estar basada en folletos ilustrados de
muy buena presentación (de preferencia, en papel reciclado), así
como en spots televisivos y radiofónicos. Dicha campaña deberá
dirigirse tanto al mercado nacional como al internacional
(empleando para ello inicialmente los idiomas castellano, inglés y
francés - y en etapas posteriores también el alemán y el japonés).
Deberán colaborar las secretarías vinculadas con turismo, medio
ambiente y áreas protegidas en campañas a nivel regional, nacional
e internacional, a las cuales deberán sumarse el sector
empresarial y las ONGs.

Cada medio es efectivo de manera distinta y es apropiado para


diferentes niveles presupuestales. Pueden diseñarse campañas para
promover un destino ecoturístico desconocido, o para cambiar la
manera en que un área o región es percibida o para recordar al
público de sus beneficios y atractivos. Quien se anuncia paga
para tener control sobre el contenido y forma del mensaje,
incluyendo cuándo y como debe verse y oirse éste.

137
Se requiere de una serie de actividades de comunicación y de
ventas para estimular a los clientes reales y potenciales a tener
conocimiento del producto turístico y que lo compren. La
importancia de las revistas y otras publicaciones periódicas no
podrá menospreciarse. Hay literalmente docenas de revistas
periódicas sobre viajes especializados a nivel mundial, así como
guías y manuales que se publican y actualizan cada año y otras
publicaciones periódicas que están disponibles al público general
en librerías, puestos de periódicos y revistas y por suscripción.
Ya que el público anglófono representa una parte importante del
mercado ecoturístico a nivel mundial, proporcionamos los
siguientes títulos de revistas especializadas: European Travel
Guide, Travel Today, Traveler, Trips, Travel and Leisure, Islands,
Adventure Travel, Specialty Travel Index, Adventure Vacation
Catalog, Adventure Book, etc.

Specialty Travel Index, por ejemplo, es un directorio a nivel


mundial de viajes de interés especial y turismo de aventura
(publicado dos veces al año), el cual, de acuerdo con sus editores
es leído por más de 140,000 profesionales del turismo (sobre todo
en EU). Cada ejemplar de STI es enviado por correo a 40.000
agentes viajeros, 5,000 suscriptores individuales. Entre las casi
300 categorías de actividades turísticas enlistadas en el más
reciente número de STI (STI, 1994), aquéllas que tienen mayor
vinculación con el ecoturismo (incluyendo temas culturales
asociados) son: Antropología, Arqueología/Historia, Backpacking
(mochileros), Tours en Bicicleta, Observación de Aves, Libros
sobre Viajes, Botánica, Observación de Oso Pardo, Mariposas/
Lepidopterología, Safaris en Camello, Camping, Canotaje/Kayaking,
Arte Rupestre, Espeleología, Conservación, Ecología, Ecoturismo,
Safari de Elefantes, Educación Ambiental, Pesca, Tours de Follaje,
Geología, Tours de Glaciares, Excursionismo, Caza, Safaris en
Jeep, Expediciones en la Jungla, Albergues en la Jungla,
Excursiones en Llama, Biología Marina, Motorcamping/Campervan,
Tours en Bicicleta de Montaña, Montañismo, Parques Nacionales,
Historia Natural, Viajes de la Naturaleza, Tours Fotográficos,
Expediciones de Investigación, Descenso de Ríos en Balsa, Ascenso
de Rocas, Safari/Observación de Especies Cinegéticas,
Scuba/Snorkeling, Kayak Marítimo, Tours de Estudio, Trekking,
Volcanes, Tours Pedestres, Observación de Ballenas, Cursos en
Areas Silvestres, Albergues en Areas Silvestres, Observación de
Fauna Silvestre, Zoología...
Es de gran importancia para la Secretaría de Turismo y otros entes
interesados en la promoción del ecoturismo la suscripción al
Specialty Travel Index y su inserción en él.

138
Adicionalmente, habrá de hacerse una promoción bien orquestada
directamente con las empresas ecoturísticas que ya están operando,
con sede en diferentes partes del mundo (sobre todo en Norte
América y Europa occidental).

La difusión, a diferencia de la publicidad, habla a través de un


intermediario - tal como un agente de viajes, periodista o
escritor de viajes o un equipo de filmación de la TV - a los
turistas potenciales. La autoridad de un parque nacional,
comunidad, región o nación pierden control del mensaje exacto que
se dará, pero se tiene la ventaja potencial de alcanzar un público
muy amplio a un costo mínimo. Los tours de familiarización ("fam
tours"), en que el intermediario es invitado de cortesía a una
visita in situ, constituyen una estrategia muy utilizada.

El ecoturismo deberá hacer uso intensivo y extensivo de las nuevas


tecnologías de comunicación electrónica, tanto para diseminar
información, realizar promoción y comercialización, como para
manejar el proceso de reservaciones. El internet y el correo
electrónico se están ya convirtiendo en los mecanismos preferidos
de intercambio y obtención de información entre muchos
ecoturistas, sobre todo en los países más industrializados.

Recientemente se ha creado una muy interesante red dedicada a


temas de ecoturismo en América Latina, con énfasis especial en
México y Centro América. Dicha red, coordinada por Ron Mader,
puede localizarse en: http://www.planeta.com. En ella se
proporciona información variada, incluyendo bibliografías
actualizadas sobre temas ecoturísticos, descripción de destinos
ecoturísticos, contactos tanto en el sector público como el
privado, datos sobre áreas protegidas y aspectos de conservación.

Es evidente que los propios operadores turísticos juegan un papel


vital en la promoción. Un estudio reciente realizado entre
operadores de tours de la naturaleza basados en EU arrojó
resultados interesantes (Ingram y Durst, 1989). Los operadores
consideraron los siguientes elementos como los limitantes más
serios para la expansión futura del turismo basado en la
naturaleza (incluyendo, claro está, al ecoturismo) a países no
industrializados:

- Imagen, 58 %
- Mercadotecnia deficiente, 26 %
- Seguidos de: problemas de relaciones políticas de EU
con los gobiernos de los países anfitriones, cambios
económicos y competencia con otros segmentos del
turismo.

139
El mismo estudio identificó los principales problemas que los
operadores turísticos enfrentan al organizar tours naturalistas o
de aventura a países extranjeros (especialmente a los menos
desarrollados económicamente):

- Transportación aérea internacional, 50 %


- Transportación local, 47 %
- Estabilidad política, 44 %
- Higiene y seguridad, 38 %
- Servicios de alimentación, 34 %
- Fluctuaciones monetarias, 34 %
- Seguidos de: alojamiento, prestadores de servicios
locales, normatividad aduanal y de visas, operadores
turísticos locales, impuestos locales.

En general, el 78 % de las empresas encuestadas externaron su


opinión de que la demanda de viajes basados en la naturaleza se
incrementará, 13 % que se mantendrá prácticamente igual y 0 % que
disminuirá (el 9 % restante no respondió a esta pregunta).

Una campaña de relaciones públicas creará una imagen positiva


mediante una combinación de medios masivos de comunicación,
capacitación turística, tratamiento a personas importantes (VIPs)
y otras actividades específicamente diseñadas. Las relaciones
públicas también pueden constituir un proceso a largo plazo para
edificar confianza y buena voluntad. Esto incluye la confianza y
la buena voluntad de los turistas y turistas potenciales quienes
esperan recibir los beneficios y recompensas del turismo, así como
de los residentes locales de quienes se espera un trato
hospitalario hacia los visitantes.

La diseminación de la información sobre la naturaleza se realiza


mediante una compleja trama de organizaciones independientes entre
sí. La comunidad científica provee una base informativa e
intelectual que atrae el interés del mundo industrializado (sobre
todo la población con mayor nivel educativo). Los ecoturistas son
frecuentemente personas de amplia cultura que leen mucho. Por
tanto, de manera de promover el ecoturismo a los diferentes
niveles, es importante fomentar la publicación y distribución de
una amplia gama de guías, folletos y mapas que ofrezcan una
detallada información a los turistas nacionales e internacionales.

Esta deberá ser una altísima prioridad, en la que las Secretarías


de Turismo, SEMARNAP y Educación Pública habrán de activamente
participar. Las agencias de viaje, compañías de aviación (sobre
todo mediante sus videos y revistas que ofrecen a bordo del

140
avión), operadores de tours, hotels y ONGs conservacionistas,
todos tienen un papel vital que desempeñar y muchos beneficios que
obtener. Existe una gran demanda por guías regionales de
identificación de aves, listas de especies, libros con fotografías
a color de gran calidad y descripciones detalladas (y
científicamente correctas) de las áreas protegidas, guías
botánicas regionales, etc., todos los cuales son absolutamente
necesarios para una más amplia difusión del conocimiento de la
naturaleza y del ecoturismo.

Conviene anotar que una de las labores más intensas de la


Secretaría de Turismo durante los últimos años ha sido la
promoción, tanto a nivel nacional como internacional. Dada la
elevada competencia que se registra a nivel mundial, en base a
profundas investigaciones de mercado se han intensificado las
campañas de imagen y relaciones públicas y aumentado la
celebración de seminarios de carácter internacional. En este
terreno los fondos mixtos de promoción turística, cuyo número
asciende actualmente a 28, son un buen ejemplo de concertación
solidaria y comprometida entre empresarios y los distintos niveles
de gobierno para promover destinos específicos. La Secretaría de
Turismo ha reiterado la conveniencia de encontrar un mecanismo
financiero permanente de promoción turística, el cual
evidentemente reviste una enorme trascendencia. Es de esperarse
que el ecoturismo juegue en el futuro próximo un papel
preponderante dentro de la actividad promocional de SECTUR.

En fechas recientes, SECTUR y SEMARNAP vienen uniendo esfuerzos


para realizar labores promocionales conjuntas. Este tipo de
acciones son muy loables, ya que benefician a ambas instituciones,
y deberán intensificarse en el futuro.

Durante estos últimos años, han aparecido numerosos libros, tanto


guías como manuales de referencia o consulta, que contienen
información práctica y especializada para los ecoturistas. Sería
imposible, además de poco práctico, enlistar exhaustivamente
dichas publicaciones. A continuación, y a manera de muestra,
mencionaremos los siguientes: Eco-Journeys por Stephen Foehr
(1993), The Green Travel Sourcebook por Daniel Grotta y Sally
Wiener Grotta (1992), Environmental Vacations: Volunteer Projects
to Save the Planet por Stephanie Ocko (1990), Ecotravel, por los
Editores de Buzzworm Magazine (1993), A Guide to Earthtrips:
Nature Travel on a Fragile Planet por Dwight Holing (1991),
Tourism, Ecotourism and Protected Areas por Héctor Ceballos
Lascuráin (UICN, 1996), Finding Birds Around the World por Peter
Alden y John Gooders (1981), Birding Around the World: A Guide to
Observing Birds Everywhere You Travel por Aileen R. Lotz (1987),

141
Guía del Patrimonio Mundial por Incafo/ Unesco, Madrid (1987),
Areas Naturales Protegidas de México (SEDESOL, 1993), El Sureste
Mexicano: Paisaje Natural por Roberto Ramos Maza (1992), A
Naturalist's Mexico por Roland H. Wauer (1992), Ecosistemas de
México por Ramón Pérez Gil et al (1984), Bellezas Naturales de
México por María Pía Gallina y Luis Sangri (1984), Parques
Nacionales por los Editores de México Desconocido (1991), National
Parks of Northwest Mexico II por Richard D. Fisher (1988), La Ruta
Maya por Tom Brosnahan (1991), Backpacking in Mexico and Central
America: A Guide for Walkers and Naturalists por Hilary Bradt y
Rob Rachowiecki (1982), Programa de Areas Naturales Protegidas de
México 1995-2000 (SEMARNAP, 1996) y la Estrategia Nacional de
Ecoturismo para México por Héctor Ceballos Lascuráin (SECTUR,
1994).

La industria fílmica ofrece un componente clave para la difusión


del ecoturismo mediante la producción de películas que muestran la
belleza y complejidades de la naturaleza de una manera positiva y
no amenazante. Muchas películas comerciales de largo metraje,
tales como "Out of Africa", "Gorillas in the Mist", y "At Play in
the Fields of the Lord", así como numerosos documentales de la
naturaleza (muchos de ellos admirablemente realizados, sobre todo
para la TV) han hecho mucho por incitar a los espectadores a
visitar las áreas y países que se describen en dichas películas.
El movimiento conservacionista ha sido importante en proveer
retratos, muchas veces impactantes, de los conflictos de la
explotación de recursos. Los educadores y comunicadores de la
conservación, así como los que practican el cabildeo, tienen la
habilidad de esparcir ampliamente su mensaje. Por lo menos estos
tres factores: las publicaciones científicas y de difusión, las
películas y las acciones conservacionistas, juegan un papel clave
en proporcionar un ambiente receptivo y estimulante para el
viajero naturalista. Los más importantes operadores ecoturísticos
a nivel mundial están haciendo una amplia publicidad, sobre todo
en publicaciones especializadas (revistas de la naturaleza, de
conservación, de viajes especializados, de observación de aves,
etc.). Sus anuncios proveen un vínculo entre el recurso - sobre
el cual el ecoturista normalmente ya tiene conocimientos - y la
operadora turística que suministra los medios para que el turista
acceda a dicho recurso.

Lamentablemente, hasta ahora México no se ha posicionado


adecuadamente dentro de este nuevo mercado de la naturaleza y de
los viajes ecológicos. Las autoridades de turismo y del medio
ambiente del país deberán esforzarse por subsanar el rezago en que
ya se encuentra nuestra nación, en relación a otros países, a fin
de competir con éxito en el mercado mundial ecoturístico.

142
En todos los casos, no importa qué combinación de estrategias
promocionales se emplee, es muy importante tener en cuenta que es
más fácil introducir una imagen positiva en la mente de alguien
que extraer de ella una imagen negativa. Pero, ¿qué podemos hacer
en relación a desastres naturales o crisis políticas? Aquellos
turistas que se encuentren in situ o los turistas potenciales, al
enterarse de un siniestro o un problema político a través de los
medios masivos de comunicación, requerirán de una especial
atención. A continuación, se proporcionan algunas reglas básicas
a seguir en caso de presentarse una crisis:

- Primeramente, verifique y reporte lo que está verdaderamente


ocurriendo. No hable de lo que Usted sólo "piensa" que está
sucediendo.

- Emplee el número mínimo de portavoces que le sea posible.


Estos habrán de estar totalmente disponibles para los medios
de comunicación y deberán enfatizar lo positivo, pero ser
honestos y directos con respecto a los aspectos negativos.

- Una vez que la crisis ha pasado, utilice los medios de


comunicación para proporcionar la información de la situación
nueva. Restablezca una imagen positiva y honesta.

- Planee algo, tal como la celebración de un evento o el inicio


de un proyecto, a fin de restaurar la visión de la comunidad
y de los turistas sobre el futuro de su área protegida.

17. IDENTIFICACION DE CIRCUITOS Y REGIONES DE ALTO SIGNIFICADO


ECOTURISTICO EN MEXICO

Así como recientemente la Secretaría de Turismo ha desarrollado un


amplio y ambicioso proyecto de promoción denominado Ciudades
Coloniales, sería altamente recomendable llevar a cabo un programa
similar en cuanto a concepción, pero dirigido a dar a conocer e
impulsar circuitos y regiones de alto significado ecoturístico en
México.

De manera ilustrativa, se identifican a continuación algunos


circuitos y regiones de México poseyendo un particular interés
ecoturístico.

1) Península de Baja California y Mar de Cortés

143
Esta región contiene grandes atractivos ecoturísticos: una
península de 1,600 kilómetros de longitud (de mayor longitud que
la península itálica), magníficos ecosistemas desérticos (con
endemismos de flora muy interesantes, destacando el cirio - Idria
columnaris) y bosques de alta montaña (en el extremo norte de Baja
California) con vegetación conífera boreal (única en nuestro país,
especialmente en la Sierra San Pedro Mártir).

Además, está el enorme atractivo de la ballena gris (Eschrichtius


robustus), que llega a alcanzar 15 metros de longitud y que cada
año realiza el mayor viaje de migración de mamífero alguno (16,000
kilómteros de viaje redondo anual), desde los mares de Bering y
Chuckchi en el Océano Artico hasta las cálidas lagunas marinas
bajacalifornianas, únicos sitios del mundo en donde pasan el
invierno para aparearse y parir. Se estima que la población actual
total es de cerca de 20,000 individuos. Los sitios principales de
la Baja California donde se le puede observar, entre los meses de
diciembre y marzo, son las Lagunas de Guerrero Negro, Ojo de
Liebre, San Ignacio y Bahía Magdalena. Además de la ballena gris
en la costa del Pacífico, hay grandes oportunidades para observar
otros cetáceos en el Mar de Cortés. Se calcula que en 1991 hubo
más de 2,000 visitantes que fueron a observar las ballenas a Baja
California y el Mar de Cortés, gastando un total de US $ 3,200,000
(Hoyt, 1992).

La avifauna (tanto marina como terrestre) de esta región es de


gran interés, destacando las siguientes especies: la branta o
ganso negro (Brenta nigricans) que invierna en enormes
concentraciones (varias decenas de millares) en la costa del
Pacífico, el águila pescadora, el caracara, el gallito de mar o
golondrina de mar elegante, el chuparrosa de Xantus y muchas
especies de patos, garzas y playeros. Muchas de las islas del Mar
de Cortés son sitios de anidación para diversas especies de aves
marinas, por lo que el acceso a ellas está controlado.

La fauna marina de esta región es muy rica. Además de las


diversas especies de cetáceos, hay numerosas especies de peces,
conchas, moluscos, crustáceos, tortugas marinas, focas, lobos y
elefantes de mar.

Como complemento de todos estos atractivos naturales, existen


numerosas misiones construidas entre los Siglos XVII y XIX,
algunas de ellas de gran valor histórico y artístico. Además, son
célebres las pinturas rupestres y pictografías milenarias que se
encuentran especialmente en las zonas montañosas de la península.

144
Desde que se abrió la Carretera 1 en 1973, se puede recorrer en
vehículo longitudinalmente toda la península. Existe una red de
hoteles, realizada por Nacional Hotelera hace casi veinte años,
distribuida estratégicamente a lo largo de la Carretera 1, que
podría fungir como una excelente infraestructura para ecoturistas
(sobre todo quienes usan vehículos carreteros), si se promoviera
adecuadamente. Lamentablemente ello no se ha hecho aún y
aparentemente muchos de los hoteles de la red han sido clausurados
o están en franca decadencia.

Las áreas protegidas de esta región (integrantes del SINAP) son:


el Parque Nacional Constitución de 1857, la Reserva de la Biósfera
El Vizcaíno, la Reserva de la Biósfera Alto Golfo de California y
Delta del Río Colorado y las siguientes Reservas Especiales de la
Biósfera: Islas del Golfo de California, Isla de Guadalupe, Isla
Rasa e Isla Tiburón.

2) Sierra Madre Occidental y Noroeste de México

Los Estados de Chihuahua, Sonora, Sinaloa, Durango y Nayarit


contienen variados atractivos ecoturísticos. El elemento de liga
entre estos Estados lo constituye la Sierra Madre Occidental, con
una orografía magnífica y grandes extensiones de bosques de pino y
encino, que aún albergan una fauna silvestre rica y variada. El
Ferrocarril Chihuahua al Pacífico permite apreciar las maravillas
del paisaje, además de constituir una obra de ingeniería
espectacular con sus numerosos puentes y túneles. La región de
las Barrancas del Cobre se ha convertido ya internacionalmente en
uno de los destinos ecoturísticos más célebres de México, pero aún
falta mucho por hacer en el campo de una verdadera infraestructura
física ecoturística de bajo impacto ambiental y de real
involucramiento de las comunidades locales.

Esta región contiene asimismo la cascada más alta de México: el


Salto de Basaseáchic (con más de 300 metros de caída libre).
Además de los ecosistemas montañosos, se tienen áreas desérticas y
costeras de gran interés, con su flora y fauna características.

Entre las especies de fauna, destacan 19 especies de aves


endémicas, siendo algunas de las más notables el trogón serrano
silbador, el carpintero imperial o pitorreal (por falta de una
protección adecuada, probablemente ya extinto, lo cual sería
lamentable, ya que es la especie de pájaro carpintero más grande y
espectacular del mundo), la cotorra serrana occidental y la chara
pinta sinaloense. Aún quedan mamíferos silvestres de gran
importancia ecoturística (pero cada vez más escasos), como el oso

145
negro, el puma, el gato montés, el berrendo, el borrego cimarrón y
el venado cola blanca.

Las culturas indígenas (tarahumara, cora, huichol y tepehuana,


entre otras), constituyen asimismo un gran atractivo, pero deberán
ser integradas al proceso ecoturístico con gran cautela y
sensibilidad. Como si fuera poco lo anterior, existen zonas
arqueológicas interesantes, destacando especialmente Paquimé
(Casas Grandes) y arquitectura colonial de gran interés y valía.

Las áreas protegidas incluyen: Parques Nacionales Cascada de


Basaseáchic y Cumbres de Majalca; Reserva de la Biósfera de La
Michilía; Reserva de la Biósfera El Pinacate y el Gran Desierto de
Altar; Reserva Especial de la Biósfera Cajón del Diablo.
Lamentablemente, hay muchas áreas de gran significación ecológica
(y por ende, ecoturística) que aún no han sido declaradas
protegidas.

3) México Central

Esta región, además de constituir el centro histórico de nuestro


país, contiene las únicas cuatro cimas nevadas permanentemente de
México: Pico de Orizaba (Citlaltépetl), Popo, Izta y Nevado de
Toluca, extensiones importantes (aunque cada vez más reducidas) de
bosques templados, atrayentes playas tanto en el Pacífico como en
el Golfo de México, enormes atractivos arqueológicos (Teotihuacán,
Tula, Calixtlahuaca, Cacaxtla, Cholula, Tajín, Yohualinchan,
Malinalco, Xochicalco, El Tepozteco, Teotenango, etc.) y de
arquitectura y arte coloniales (Puebla, Cholula, Atlixco,
Querétaro, Tequisquiapan, San Juan del Río, Morelia, Pátzcuaro,
Erongarícuaro, Cuitzeo, Acámbaro, Guanajuato, San Miguel de
Allende, Dolores Hidalgo, Córdoba, Orizaba, Guadalajara,
Tlaquepaque y Aguascalientes). Los conventos del centro del país
son los más célebres de México: Huejotzingo, Acolman, Actopan,
Epazoyucan, Ixmiquilpan, Yecapixtla, Jalpan, etc.

Existen más de 500 especies de aves en la región, entre las que


destacan la perdiz de los volcanes, el colibrí enano zumbador, el
carpintero volcanero, el vireón pechicastaño, el chipe rojo y el
gorrión zacatero serrano. El teporingo (conejo de los volcanes)
es una especie endémica al centro de México, que se encuentra sólo
en las áreas de zacatón por arriba de los 3,000 metros de altura
(y es cada vez más escaso).

146
En cuanto a flora, llama la atención el número elevado de especies
de pino y encino. Asimismo, hay notables grutas y cavernas
(Cacahuamilpa, Tonatico, La Estrella, etc.).

Como un elemento ecoturístico de particular singularidad está la


mariposa monarca que invierna en enormes concentraciones en
algunos bosques de oyamel de los Estados de México y Michoacán.
Se trata del insecto que, a nivel mundial, recorre la mayor
distancia durante su proceso migratorio.

Entre las numerosas áreas protegidas de esta región se incluyen


las Reservas de la Biósfera de Manantlán, Sierra de la Laguna y
Chamela-Cuixmala; la Reserva Especial de la Mariposa Monarca; los
Parques Nacionales Volcán Nevado de Colima, Lago de Camécuaro,
Pico de Tancítaro, Cerro de Garnica, Insurgente Morelos, Rayón, El
Chico, Los Mármoles, Tula, Bosencheve, Izta-Popo, Nevado de
Toluca, El Tepozteco, Cumbres del Ajusco y Pico de Orizaba.

4) El Sureste de México

Está región quizá posea el mayor nivel de atractivo ecoturístico


de nuestro país. Contiene la mayor biodiversidad de México, sus
más extensas selvas perennifolias, bosques de niebla, extensos
manglares, playas y mar de gran belleza, así como la mayor riqueza
arqueológica de la nación (destacando Palenque, Chichén Itzá,
Uxmal, Cobá, Calakmul, Edzná y Tulum). Tan sólo en el Estado de
Yucatán se han registrado 1,100 zonas arqueológicas. Además, la
región posee un valioso patrimonio étnico y de arte y arquitectura
del período colonial.

Tan sólo en aves la región contiene más de 750 especies (tántas


como hay en el total de Norte América al norte del Río Bravo).
Entre las especies de avifauna más espectaculares están el
quetzal, la guacamaya roja, el flamenco rosado (con la única
colonia reproductora del continente norteamericano en Ría
Lagartos), el águila arpía (en peligro de extinción en México), el
pájaro reloj, tres especies de tucanes, el hocofaisán, el pavón y
numerosas especies de tanagras, colibríes, papamoscas y pájaros
carpinteros. Entre los mamíferos destacan el jaguar, el zaraguato
(mono aullador), el mono araña, el manatí, el yaguarundi, el
temazate y el oso hormiguero. Además, existen numerosos reptiles
(cocodrilos, tortugas marinas, iguanas), peces tropicales (sobre
todo en los arrecifes coralinos) e insectos de gran colorido
(destacando las mariposas). Las zonas arqueológicas de la cultura
maya y los vestigios de la cultura olmeca tienen una bien ganada
reputación mundial. En cuanto a elementos paisajísticos y

147
orográficos, destacan el cañón del Sumidero y las Lagunas de
Montebello. Los cenotes constituyen un fenómeno de gran interés
ecológico, así como las numerosas grutas y cavernas. La
navegación ecoturística por el Río Usumacinta y el Río Lacantún
tiene un enorme potencial, aún no desarrollado.

Los problemas políticos y sociales que han surgido en Chiapas


durante el presente año obviamente surgen de la grave marginación
de muchos grupos indígenas en las zonas rurales. El ecoturismo
puede ofrecer opciones viables de desarrollo sostenible para estos
grupos étnicos, si se logra su activo involucramiento en el
proceso, a fin de que obtengan beneficios tangibles del mismo.

Destacan las siguientes áreas protegidas: Reservas de la Biósfera


de Sian Ka'an, Calakmul, Montes Azules, Lacantún, El Triunfo y los
Pantanos de Centla; Reservas Especiales de la Biósfera Selva del
Ocote, Isla Contoy, Ría Celestún, Ría Lagartos, Cascadas de Agua
Azul, Sierra de Santa Marta y Volcán de San Martín; Parques
Nacionales de Palenque, Lagunas de Montebello, Cañón del Sumidero,
Dzibilchaltún y Tulum; Monumentos Naturales de Bonampak y de
Yaxchilán; Parque Marino Nacional Arrecife Alacranes; y las Areas
de Protección de Flora y Fauna Silvestres de Chan-Kin, Yum Balam y
Laguna de Términos.

5) Sur de México

Los Estados de Guerrero y Oaxaca contienen grandes atractivos


ecoturísticos que tampoco han sido debidamente valorizados y
aprovechados. La Sierra Madre del Sur contiene interesantísimos
bosques de niebla con endemismos de fauna y flora importantes.
Destacan las siguientes especies de aves: charra guerrerense,
chara enana, coqueta cresticorta, colibrí coliblanco y gorrión
oaxaqueño serrano (todos ellos de distribución muy restringida y
por ende, muy apreciados por los ornitófilos, especialmente los
norteamericanos en busca de rarezas).

Las redes de comunicación en dichas áreas serranas son aún


deficientes (caminos en pésimo estado) y existe, además el riesgo
de que los ecoturistas se topen con cultivadores de drogas y
narcotraficantes.

Por otra parte, existen extensos manglares en la costa pacífica


sur de gran interés, playas célebres por las arribadas de tortugas
marinas y ecosistemas semiáridos en los valles intermontanos con
interesantes endemismos. Un atractivo puntual es el
extraordinario árbol de El Tule (un gigantesco y milenario

148
ahuehuete, reputadamente el árbol de mayor circunferencia en el
mundo).

A los atractivos naturales se agregan los culturales, que son


muchos: zonas arqueológicas (Mitla, Monte Albán, Yagul, etc.),
ciudades coloniales con singulares monumentos arquitectónicos
(ciudad de Oaxaca, Yanhuitlán, Huajuapan de León, Taxco, etc.) y
culturas indígenas con tradiciones prehispánicas de gran interés
(artesanías, máscaras, lacas, danzas ceremoniales, vestimenta -
especialmente en la región del Istmo de Tehuantepec, etc.)

Se señalan las siguientes áreas protegidas: Parques Nacionales


Lagunas de Chacahua, Benito Juárez y El Veladero. Urge la
declaratoria de áreas protegidas en la Sierra Madre del Sur en
Guerrero.

6) Norte y Noreste de México

Existen ecosistemas naturales muy variados en el norte y noreste


del país: sistemas montañosos de topografía muy abrupta, bosques
de pino y encino, desiertos, pastizales, áreas de matorral
xerófilo, bosque tropical caducifolio y bosque espinoso.

Existen especies de fauna con un potencial ecoturístico muy alto:


oso negro, puma, berrendo, venado cola blanca, venado bura,
cacomixtle, guajolote silvestre, cotorra serrana oriental, loro
tamaulipeco, pico grueso cuellirrufo, gorrión indefinido
altiplanero y cuervo tamaulipeco.

Además hay ciudades y pueblos coloniales de gran atractivo:


Zacatecas, Sombrerete, Fresnillo, Jerez, Chihuahua, Parral,
Durango, Nombre de Dios, Cuencamé, San Luis Potosí y Mineral de El
Catorce. La gastronomía de esta región, como la de las demás de
México, es muy variada y atractiva.

La cercanía con la frontera norteamericana confiere un valor


estratégico a esta región de México (sobre todo en relación al
turismo carretero receptivo, que ha decaído notablemente en
nuestro país), la cual no ha sido promovida en cuanto a sus
numerosos atractivos naturales y culturales.

Existen en esta región las siguientes áreas protegidas: Reservas


de la Biósfera de Mapimí y de la Sierra de Abra-Tanchipa; Parques
Nacionales de Balneario de Novillos, Cumbres de Monterrey, El
Sabinal, El Potosí y Gogorrón; y el Monumento Natural Cerro de La
Silla.

149
150
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161
sigue aquí el ANEXO 1: Cuestionario WWF

162
32 LAMINAS A COLORES (EN 16 PAGINAS DE PLIEGO CENTRAL):

LAMINA 1. Barco para excursiones ecoturísticas en el Parque


Nacional de Fiordland, Nueva Zelanda.
LAMINA 2. Templos budistas en el Sitio de Patrimonio Mundial
de Ayutthaya, Tailandia.
LAMINA 3. Pico del Teide, en el Parque Nacional del Teide,
Tenerife, Islas Canarias, España.
LAMINA 4. Arquitectura rupestre en Uchisar, dentro del Sitio
de Patrimonio Mundial de Göreme, Capadocia,
Turquía.
LAMINA 5. La mariposa monarca: un gran recurso ecoturístico
de México, pero que requiere de grandes cuidados a
fin de conservarse.
LAMINA 6. El Santuario Inca de Machu Picchu, Perú: Sitio de
Patrimonio Mundial en que se conjugan atractivos
naturales y culturales del más alto nivel.
LAMINA 7. Parque Nacional de las Islas Galápagos, Ecuador:
Sitio de Patrimonio Mundial y uno de los destinos
ecoturísticos con más prestigio en el mundo.
LAMINA 8. Elefante africano en el Parque Nacional Kruger,
Sudáfrica.
LAMINA 9. Cardón gigantesco en la Reserva de la Biósfera El
Vizcaíno, Baja California Sur, México.
LAMINA 10. El Parque Nacional y Zona Arqueológica de Palenque,
Chiapas, México: Sitio de Patrimonio Mundial y
maravillosa conjunción del arte maya con la selva
alta perennifolia.
LAMINA 11. Sierra de Organos, Estado de Zacatecas, México.
LAMINA 12. Salardú, bello pueblo catalán en El Valle de Arán,
España, en que se conservan valiosos elementos de
patrimonio natural y cultural.
LAMINA 13. Parque Nacional Kinabalu, Borneo, Malasia: la entrada
al parque está clara y atractivamente señalizada.
LAMINA 14. Las Pirámides y la Esfinge de Giza, Egipto: Sitio de
Patrimonio Mundial y quizá los monumentos de la
antigüedad más famosos de todo el mundo.
LAMINA 15. Guardaparques y su familia en la Reserva Natural de
Popenguine, Senegal.
LAMINA 16. Aldea zulu de Simunye, Sudáfrica: adolescentes en una
ceremonia de iniciación (pelea a base de palos).
LAMINA 17. Sitio megalítico de Stonehenge, Inglaterra: Sitio de
Patrimonio Mundial.
LAMINA 18. Parque Nacional Corcovado, Costa Rica: los ecoturistas
llegan en avioneta a una rústica pista de
aterrizaje, alternativa de transportación que

163
causa menos impactos negativos que construir una
carretera.
LAMINA 19. Pingüinos magallánicos en la Reserva de Punta Tombo,
Patagonia, Argentina.
LAMINA 20. Leona totalmente rodeada por turistas en el Parque
Nacional Amboseli, Kenia: un ejemplo de impacto
negativo del turismo no controlado sobre la fauna
silvestre.
LAMINA 21. Ferrocarril Chihuahua al Pacífico, México: otra
alternativa de transportación para el ecoturista
que causa menos impactos que una carretera
pavimentada, al inducir menos asentamientos
humanos incontrolados.
LAMINA 22. Venta ilegal de fauna silvestre en Machu Picchu, Perú:
una práctica que debe acabarse en las áreas
protegidas.
LAMINA 23. Parque de los Volcanes de Auvernia, Francia: un buen
ejemplo de señalización para turistas en un área
protegida.
LAMINA 24. Zona Arqueológica de La Quemada (Chicomostoc), Estado
de Zacatecas, México: un buen ejemplo de diseño
arquitectónico de un museo de sitio (centro de
interpretación).
LAMINA 25. Ecoalojamiento en Ndzalama, Sudáfrica: arquitectura
creativa basada en patrones vernáculos.
LAMINA 26. El Albergue Manu, en la Reserva de la Biósfera Manu,
selva amazónica del Perú: un buen ejemplo de
ecoalojamiento, diseñado en armonía con la
naturaleza.
LAMINA 27. Ecotouristas descendiendo de una torre de observación
que alcanza el dosel de la selva en la Reserva de
la Biósfera Manu, Peru.
LAMINA 28. Parque Nacional Yellowstone, EU: Sitio de Patrimonio
Mundial y primer parque nacional decretado en el
mundo (en 1872).
LAMINA 29. Anfiteatro al aire libre en el Parque Nacional
Yellowstone, EU: un excelente apoyo para la
educación ambiental.
LAMINA 30. Atardecer en la Reserva de la Biósfera Manu, selva
amazónica del Perú.
LAMINA 31. Desierto en la región de San Juan Raya, Puebla, México:
bella vegetación xerofítica y, además, un sitio
donde abundan los fósiles de moluscos marinos.
LAMINA 32. La Zona Arqueológica de Chichén Itzá, Yucatán, México:
Sitio de Patrimonio Mundial con extraordinarias
ruinas mayas rodeadas de bosque tropical
caducifolio.

164
165
Las siguientes figuras (en blanco negro) van intercaladas en el
texto, la mayoría de las veces, en forma agrupada al término de
cada capítulo, ya que éstos son en general muy breves (para no
perder continuidad en la lectura del texto):

AL FINAL DEL CAPITULO 1:

Figuras 1-2. Dos ejemplos de destinos internacionales de


turismo masivo: Walt Disney World en Florida, EU
(1), y Cancún en el Caribe mexicano (2).

Figura 3. Basura excesiva en la playa: una de las


consecuencias del turismo masivo incontrolado (3).

AL FINAL DEL CAPITULO 2:

Figuras 4-5. Los ecoturistas buscan atractivos naturales - como


es el caso de un canguro en el Parque Nacional
Yanchep de Australia (4) - y culturales - como el
templo budista de Borobudur en Java, Indonesia, el
cual ha sido declarado Sitio de Patrimonio Mundial
por la Unesco (5).

Figuras 6-7. La categoría más numerosa de ecoturistas (en


cuanto a un campo de interés específico) la
constituyen los observadores de aves, como los que
se muestran aquí en los Bañados de Rocha en
Uruguay (6). Los ornitófilos son atraídos por
aves en su medio natural como el Rabijunco
Piquirrojo (Phaethon aethereus), mostrado aquí en
su nido en las Islas Galápagos, en el Ecuador (7).

AL FINAL DEL CAPITULO 3:

Figuras 8-9. El ecoturismo, bien manejado, puede contribuir a


la conservación del patrimonio natural - como esta
playa en estado natural en la República Dominicana
(8) -, así como del patrimonio cultural - como los
monasterios cenobíticos del Siglo XIV en Meteora,
Grecia, que han sido declarados Sitio de
Patrimonio Mundial (9).

166
Figuras 10-11. Dos ejemplos de áreas naturales legalmente
protegidas que tienen gran prestigio
ecoturístico internacional: El Parque Marino de la
Gran Barrera Arrecifal en Australia (10) y el
Parque Nacional Volcán Poas en Costa Rica (11).

Figura 12. Los guardaparques tienen un papel relevante que jugar,


tanto en la conservación de un área protegida,
como en la orientación adecuada a los ecoturistas,
como es el caso de este guardaparque en la Reserva
de la Biósfera Manu en la selva amazónica del Perú
(12).

AL FINAL DEL CAPITULO 4:

Figuras 13-14. Dos ejemplos de atractivos ecoturísticos en México:


la Sierra de Organos, en el Estado de Zacatecas
(13), y la Caleta de Xel-há, en el Estado de
Quintana Roo (14).

EN EL CAPITULO 5 (EN MEDIO - PAGINA 22 APROX.):

Figuras 15-16. A fin de que se desarrolle eficazmente el


ecoturismo en México, es preciso que haya más
alojamientos apropiados en los sitios de atractivo
natural y cultural, pero en todos los casos habrá
que tener más cuidado en la minimización de los
impactos negativos: Cabañas en la Barranca del
Cobre, Chihuahua (15) y Hotel en Chichén Itzá,
Yucatán, el cual surgió de una vieja hacienda
remodelada (16).

EN EL CAPITULO 6 (EN MEDIO - PAG. 33 APROX.):

Figuras 17-18. La planeación del ecoturismo debe tomar en cuenta


en forma integral los aspectos de actividad
socioeconómica de una región, como en la Bahía de
Shoalwater, Australia (17) y el Parque Nacional
Tortuguero en Costa Rica (18). En ambos casos, la
población local se dedica a la pesca, pero
complementa sus ingresos ofreciendo recorridos en
bote a los ecoturistas.

167
CAPITULO 7 (EN MEDIO):

Figuras 17-18. En todos los países es conveniente establecer


mecanismos de concertación intersectorial para la planeación y el
desarrollo del ecoturismo, involucrando entre otros sectores a las
autoridades y personal de las áreas protegidas - como este
guardaparque en la Reserva Punta Tombo, Patagonia, Argentina (17)
- y la comunidad local - como en el caso de estos sherpas que
brindan auxilio a los montañistas en Nepal (18).

CAPITULO 8 (EN MEDIO: las figuras 19-22 agrupadas en dos páginas


cara a cara; al final del capítulo la 23):

Figuras 19-22. Las comunidades locales deberán estar activamente


involucradas en el proceso ecoturístico, a fin de
que obtengan beneficios socioeconómicos tangibles
y sustentables, como se muestra en los siguientes
ejemplos: un gaucho que actúa como guía en la
Reserva Natural Quebrada de Los Cuervos, en
Uruguay (19); un danzante zulu en la aldea de
Simunye, Sudáfrica, quien invita a los turistas a
participar en una danza ceremonial (20); miembros
de la comunidad local quienes fungen como
guardaparques y guías ecoturísticos en el Parque
Nacional Delta del Saloum, en Senegal (21); y
restaurante típico establecido por una familia
local en el camino hacia el Parque Nacional
Portobelo, en Panamá (22).

Figura 23. La venta de artesanías directamente al turista, sin


intermediarios, proporciona importantes beneficios
a las comunidades locales, como en este ejemplo
del poblado de Tepoztlán, Morelos, México (23).

CAPITULO 9 (EN MEDIO):

Figuras 24-25. En todo destino ecoturístico (trátese o no de un


área protegida legalmente) deberá realizarse un detallado y
categorizado inventario de sus atractivos ecoturísticos, tanto
naturales - como esta iguana marina, especie endémica del Parque
Nacional Galápagos en Ecuador (24) - y culturales - como la
célebre Sala Hipóstila del Templo de Karnak, en Egipto (25).

168
CAPITULO 10 (EN MEDIO: LAS FIGURAS 26-29 EN 2 PAGINAS CONSECUTIVAS
CARA A CARA; al final del capítulo: Figura 30.)

Figuras 26-29. En todas las áreas protegidas y otros destinos


ecoturísticos, deberán buscarse maneras de minimizar los impactos
ambientales negativos, tanto de índole natural como cultural, como
se muestra en los siguientes ejemplos: un sendero en tablado
elevado para no afectar el humedal circundante, Parque Nacional
Everglades, Florida, EU (26); vehículo turístico para observación
de fauna silvestre, Reserva Ndzalama, Sudáfrica (27); sendero en
el Parque Nacional Abruzzo, Italia, a fin de mantener a los
turistas a una distancia razonable de las gamuzas silvestres (28);
respeto a las tradiciones culturales, como es el caso del Sitio
Megalítico de Delbi, Senegal, que tiene características mágicas
para la población del lugar (29).

Figura 30. Ejemplo de vandalismo en el Parque Nacional


Basaseáchic, Chihuahua, México (30).

CAPITULO 11 (FIGURAS 31-32 EN LA PAGINA 107, FIG. 33 EN PAG. 110,


FIG. 34 AL FINAL DEL CAPITULO):

Figuras 31-32. En toda área protegida y otros destinos


ecoturísticos deberán hacerse estudios de
capacidad de carga, a fin de evitar el deterioro
ecológico. Los miradores de fauna silvestre, como
estos ejemplos en el Parque Nacional Basse
Cassamance en Senegal (31) y la Reserva Natural
Abuko en Gambia (32), pueden contribuir en mucho a
no exceder la capacidad de carga.

Figura 33. Pasos empleados en el sistema de planificación de LCA -


Límites de Cambio Aceptable (Fuente: Stankey et
al., 1985) (33).

Figura 34. Los caminos de bajo impacto como este ejemplo del
Parque Nacional Doñana, en España (34),
contribuyen a mantener los efectos de visitación
turística dentro de los límites de cambio
aceptable.

CAPITULO 12.

169
Figura 35. En la planeación física de un Centro de Ecoturismo,
deberán de tomarse en cuenta aspectos de
zonificación e integración al entorno natural,
como en este caso del anteproyecto arquitectónico
para un Centro de Ecoturismo en la Reserva de la
Biósfera de Sian Ka'an, Quintana Roo, México
(diseño del Arq. Héctor Ceballos-Lascuráin) (35).

Figuras 36-39. Los siguientes son ejemplos apropiados de diseño


arquitectónico para el ecoturismo: Albergue Ndzalama en Sudáfrica
(36); Albergue Manu en la Reserva de la Biósfera Manu, Perú (37);
Tree Tops Lodge en Parque Nacional Aberdare, Kenia (38); y centro
de visitantes de la Reserva Magaliesberg (con calentadores para
agua a base de energía solar), Sudáfrica (39).

Figuras 40-41. Los senderos de la naturaleza, deben tener una


señalización clara con información pertinente, como en estos dos
ejemplos del Parque Nacional Doñana en España (40) y de la Reserva
Punta Tombo en Argentina (41).

Figura 42. Hay que evitar errores de diseño como el hech de


localizar un área de estacionamiento demasiado
cerca del atractivo ecoturístico, como en este
caso del Parque Nacional Volcán Masaya en
Nicaragua (42).

CAPITULO 13:

Figuras 43-44. Dos ejemplos de capacitación en el campo del


ecoturismo: Curso de Uso Publico en Areas Protegidas de los Países
Amazónicos, organizado por la FAO en Manu, Perú (43) e instructor
utilizando láminas de orientación didáctica para comunidades
indígenas en la Reserva de la Biósfera Manu, Perú (44).

CAPITULO 14:

Figuras 45-48. Cuatro ejemplos de centros de interpretación en


áreas protegidas (los cuales contribuyen de manera vital a la
educación ambiental y concientización ecológica): Reserva Crooked
Tree, Belice (45); Parque Nacional Sequoia, California, EU (46);
Parque Nacional Volcán Masaya, Nicaragua (47); Zona Arqueológica
de Copán, Honduras (con maqueta del centro ceremonial) (48).

Figura 49. Una visita a un área protegida se convierte en un


instrumento vital de educación ambiental, como es

170
el caso de este niño en la Reserva Punta Tombo, en
la Patagonia argentina, mostrado al lado de un
pingüino magallánico (49).

Figura 50. Un buen guía ecoturístico es un elemento indispensable


para la educación ambiental y la concientización
ecológica de los visitantes a un parque, como este
ejemplo a bordo de un barco turístico en las Islas
Galápagos del Ecuador (50).

Figura 51. Un buen ejemplo de rótulo informativo en un área


protegida: Reserva Blyde River Canyon en Sudáfrica
(mostrando ilustraciones de algunas de las aves
más características de ese sitio) (51).

CAPITULO 15:

Figuras 52-53. Las concesiones en parques nacionales proporcionan


importantes mecanismos de autofinanciamiento para
la conservación: Albergue en Tlamacas, Parque
Nacional Izta-Popo, México (52); concesión para la
operación de un bote ecoturístico en la Reserva de
la Biósfera Manu, Perú (53).

CAPITULO 16:

Figura 54. En el ecoturismo, el producto que se "vende" es la


naturaleza sin disturbar, como es el caso del
Parque Nacional Aigües Tortes en el pirineo
catalán, España (54).

Figura 55. De todos los tipos de turistas, el ecoturista es el que


más información requiere, como este ejemplo de un
visitante hojeando guías de la naturaleza en el
Parque Nacional Glacier, Montana, EU (55).

Figura 56. En toda promoción ecoturística se debe de buscar atraer


a entusiastas de la naturaleza, como los que aquí
se muestran en la Reserva de la Biósfera Manu, en
la amazonía peruana (56).

CAPITULO 17:

171
Figura 57. Piedras encimadas y cirios (Idria columnaris, planta
endémica del noroeste de México) en la Reserva de
la Biósfera El Vizcaíno, Baja California Sur,
México (57).

Figura 58. Cascada en el Parque Nacional Basaseáchic, en la Sierra


Tarahumara, Chihuahua, México (58).

Figuras 59-60. Dos atractivos turísticos del México Central:


comida típica en la Isla de Janitzio, Michoacán
(59) y artesanías en Tepoztlán, Morelos (60).

Figuras 61-62. Dos grandes atractivos ecoturísticos del sureste


mexicano: la Reserva de la Biósfera de Sian Ka'an,
Quintana Roo (61) y la Zona Arqueológica de
Chichén Itzá (62), ambos constituyendo Sitios de
Patrimonio Mundial.

Figura 63. Un gran atractivo ecoturístico del sur de México: el


Arbol de El Tule en Oaxaca (63).

Figura 64. La Zona Arqueológica de La Quemada (Chicomostoc) en el


Estado de Zacatecas (64).

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