Está en la página 1de 837

Untitled-41 1 02/06/2010, 9:31

Untitled-41 2 02/06/2010, 9:31


Untitled-41 3 02/06/2010, 9:31
Edición / Rinaldo Acosta
Ingry González Hernández
Ana María Muñoz Bachs
Diseño / Alfredo Montoto
Imagen de cubierta / Interior del Cerro (óleo, 1943), de René Portocarrero
Corrección / Sonia Carreras y Alicia Díaz
Composición computarizada / Rinaldo Acosta

© Instituto de Literatura y Lingüística


«José Antonio Portuondo Valdor»
Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, 2003
© Sobre la presente edición:
Editorial Letras Cubanas, 2003

ISBN 959-10-0869-4

Instituto Cubano del Libro


Editorial Letras Cubanas
Palacio del Segundo Cabo
O´Reilly 4, esquina a Tacón
La Habana, Cuba
E-mail: elc@icl.cult.cu

Untitled-41 4 02/06/2010, 9:31


Índice general
Abreviaturas / x
Nota aclaratoria a la primera edición / xi

TOMO II
La literatura cubana entre 1899 y 1958.
La República

INTRODUCCIÓN. OBJETIVOS Y CARACTERÍSTICAS DEL TOMO.


LA PERIODIZACIÓN ADOPTADA (E. SAÍNZ) / 3
A. LA ÉPOCA 1899-1958: VISIÓN DE CONJUNTO (E. SAÍNZ) / 5

1. LA ETAPA 1899-1923
LA LITERATURA EN LA ETAPA DEL ADVENIMIENTO DE LA FRUSTRACIÓN REPUBLICANA
(DESARROLLO DEL MODERNISMO, POSTMODERNISMO Y NATURALISMO COMO
CORRIENTES LITERARIAS BÁSICAS HASTA LA APARICIÓN DE LAS VANGUARDIAS
ARTÍSTICAS Y LITERARIAS) / 11
1.1 Vida cultural, prensa periódica y problemáticas de la etapa (C. ROMERO) / 13
1.2 La lírica / 27
1.2.1 Panorama de su desarrollo (E. SAÍNZ) / 27
1.2.2 La renovación modernista. Boti y Poveda. Acosta. El postmodernismo
(E. SAÍNZ) / 36
1.2.3 Otros poetas. Byrne. F. Uhrbach. F. J. Pichardo. D. M. Borrero.
R. López (R. MARTÍN) / 57
1.3 El ensayo y la crítica (E. UBIETA) / 63
1.3.1 Su evolución en la etapa / 63

Untitled-41 5 02/06/2010, 9:31


vi ÍNDICE

1.3.2 Los poetas ensayistas. Boti y Poveda / 74


1.3.3 La obra ensayística de Varona, Sanguily, Justo de Lara y Piñeyro / 80
1.3.4 Otros ensayistas. J. Castellanos. J. A. Ramos. M. Henríquez Ureña.
F. Lles. J. M. Chacón y Calvo. F. J. Castellanos, B. G. Barros / 88
1.3.5 La obra inicial de Ortiz / 99
1.4 El cuento / 109
1.4.1 Panorama de su evolución (C. ROMERO) / 109
1.4.2 La obra cuentística de Borrero Echeverría, J. Castellanos y A. Hernán-
dez Catá (A. GARRANDÉS) / 112
1.4.3 Otros cuentistas (C. ROMERO) / 121
1.5 La novela (C. ROMERO) / 127
1.5.1 La novelística en la etapa: tendencias y estilos / 127
1.5.2 La obra novelística de J. Castellanos y A. Hernández Catá / 132
1.5.3 La obra novelística de M. de Carrión y de C. Loveira / 139
1.5.4 Otros novelistas de la etapa / 145
1.6 El testimonio. El tema de las guerras de independencia (D. IZNAGA) / 151
1.7 El teatro / 159
1.7.1 Visión general de su desarrollo (A. BORROTO) / 159
1.7.2 La obra de Ramos (I. MENDOZA) / 166
1.8 Caracterización general de la etapa (C. ROMERO) / 175

2. LA ETAPA 1923-1958
LA LITERATURA EN LA ETAPA DE SITUACIÓN PRERREVOLUCIONARIA PREPARATORIA DE
LA LIBERACIÓN DEFINITIVA DE NUESTRA PATRIA (INCORPORACIÓN DE NUESTRA
LITERATURA A LOS NUEVOS MEDIOS DE EXPRESIÓN DEL SIGLO XX) / 179

2.1 Contexto político, social y económico. Rasgos de la vida cultural: temas y


actitudes (E. SAÍNZ Y R. HERNÁNDEZ) / 181
2.1.1 El período 1923-1935: contexto político, social y económico / 182
2.1.2 Grupos y publicaciones vanguardistas. Otras publicaciones entre
1923 y 1935 / 185
2.1.3 Instituciones. Concursos. Ediciones (1923-1935) / 195
2.1.4 La pintura y otras manifestaciones de la plástica. La arquitectura
(1923-1935) / 198
2.1.5 La música. La radio. El cine (1923-1935) / 204
2.1.6 Panorama económico y político-social (1936-1958) / 209

Untitled-41 6 02/06/2010, 9:31


ÍNDICE vii

2.1.7 Grupos y publicaciones (1936-1958) / 217


2.1.8 Instituciones culturales (1936-1958) / 226
2.1.9 Eventos, ediciones y concursos (1936-1958) / 236
2.1.10 La pintura y otras manifestaciones de la plástica. La arquitectura
(1936-1958) / 240
2.1.11 La música (1936-1958) / 246
2.1.12 El ballet (1936-1958) / 253
2.1.13 El cine (1936-1958) / 257
2.1.14 La radio y la televisión (1936-1958) / 261
2.1.15 Consideraciones finales (1923-1958) / 268

2.2 La lírica / 273


2.2.1 Panorama de su desarrollo (E. SAÍNZ) / 273
2.2.2 Del postmodernismo a la vanguardia. Acosta. La poesía del
grupo minorista: Martínez Villena, Tallet, Villar Buceta, Marinello
(E. SAÍNZ) / 291
2.2.3 La vanguardia. Navarro Luna, Pita Rodríguez, Boti
(N. QUINTANA) / 303
2.2.4 La poesía pura. Brull, Ballagas, Florit (E. SAÍNZ) / 311
2.2.5 La poesía negra. Guillén (A. BARRERO) / 317
2.2.6 La poesía social en Pedroso, Navarro Luna y otros poetas
(N. QUINTANA) / 327
2.2.7 La poesía a partir de 1936 / 333
2.2.7.1 Ballagas, Florit, D. M. Loynaz, Feijóo (E. SAÍNZ) / 333
2.2.7.2 Pedroso, Navarro Luna, Augier, Aguirre, Pita Rodríguez
(N. QUINTANA) / 357
2.2.7.3 Los poetas del Grupo Orígenes: Lezama Lima, Vitier, García Marruz,
Diego y otros (J. L. ARCOS) / 378
2.2.7.4 Cubanía y universalidad de la obra de Guillén (N. QUINTANA) / 403
2.2.7.5 La generación de los años cincuenta. R. Escardó y J. Álvarez Baragaño
(V. LÓPEZ LEMUS) / 418

2.3 El cuento / 439


2.3.1 Panorama de su evolución (A. GARRANDÉS) / 439
2.3.2 El cuento criollista: L. F. Rodríguez y otras figuras
(A. GARRANDÉS) / 450
2.3.3 Renovación del género / 456

Untitled-41 7 02/06/2010, 9:31


viii ÍNDICE

2.3.3.1 La tendencia negrista. L. Cabrera y otras figuras (A. BARRERO) / 456


2.3.3.2 Torriente-Brau, Serpa, Montenegro (D. GARCÍA RONDA) / 462
2.3.3.3 A. Fernández, E. Labrador Ruiz (A. GARRANDÉS) / 471
2.3.3.4 D. Alonso y otros autores (S. CHAPLE) / 476
2.3.3.5 Los cuentos de Novás Calvo (A. GONZÁLEZ BOLAÑOS) / 481
2.3.3.6 Los cuentos de Pita Rodríguez (A. GONZÁLEZ BOLAÑOS) / 488
2.3.3.7 La obra cuentística de Carpentier (S. CHAPLE) / 493
2.3.3.8 Los cuentos de Piñera (A. GARRANDÉS) / 497
2.3.3.9 La obra cuentística de O. Jorge Cardoso (D. GARCÍA RONDA) / 502
2.4 La novela / 515
2.4.1 Panorama de su desarrollo (A. GARRANDÉS) / 515
2.4.2 La obra de Ramos (A. GARRANDÉS) / 527
2.4.3 La tendencia criollista: L. F. Rodríguez y otros autores
(A. GARRANDÉS) / 531
2.4.4 Nuevos caminos de la novelística / 535
2.4.4.1 Carpentier, Serpa, Novás Calvo, Montenegro y Torriente Brau
(A. GONZÁLEZ BOLAÑOS) / 535
2.4.4.2 E. Labrador Ruiz, C. Enríquez (S. CHAPLE) / 562
2.4.4.3 D. M. Loynaz y V. Piñera (A. GARRANDÉS) / 566
2.4.4.4 La obra novelística de Carpentier (S. CHAPLE) / 571
2.5 El testimonio. La obra de Torriente Brau (C. ROMERO) / 591
2.6 El teatro / 599
2.6.1 La renovación teatral (B. RIVERO) / 599
2.6.2 J. A. Ramos. F. Díaz Parrado (B. RIVERO) / 626
2.6.3 Teatro Popular y la obra de Paco Alfonso (A. BORROTO) / 631
2.6.4 La obra de Piñera (B. RIVERO) / 637
2.6.5 La obra de C. Felipe (A. BORROTO) / 646
2.6.6 La obra de R. Ferrer (A. BORROTO) / 651
2.7 El ensayo y la crítica / 663
2.7.1 Desarrollo evolutivo (V. LÓPEZ LEMUS) / 663
2.7.2 El ensayo y la crítica marxistas en su primer momento: Mella, Martínez
Villena, Foncueva. El ensayo y la crítica marxistas en su desarrollo poste-
rior: Roa, Augier, Portuondo, M. Aguirre y C. R. Rodríguez (V. LÓPEZ
LEMUS) / 679

Untitled-41 8 02/06/2010, 9:31


ÍNDICE ix

2.7.3 Los ensayistas del Grupo Orígenes: Lezama Lima, Vitier y García
Marruz (J. L. ARCOS) / 696
2.7.4 Tendencias diversas: J. Mañach, M. Vitier, R. Guerra, E. Roig de
Leuchsenring, J. M. Chacón y Calvo, J. J. Arrom, R. Lazo, S. Bueno,
A. Carpentier, J. M. Valdés-Rodríguez, L. de Soto (J. L. ARCOS) / 713
2.7.5 La obra de madurez de Ortiz (V. LÓPEZ LEMUS) / 739
2.7.6 Juan Marinello: crítico y ensayista (N. QUINTANA) / 750
2.7.7 El tema de Martí en la etapa (L. TOLEDO SANDE) / 767
2.8 Caracterización general de la etapa (E. SAÍNZ) / 789
B. CONCLUSIONES GENERALES EN TORNO A LA LITERATURA CUBANA ENTRE 1899
Y 1958 (E. SAÍNZ) / 797

BIBLIOGRAFÍA GENERAL / 803


ÍNDICE ONOMÁSTICO / 809

Untitled-41 9 02/06/2010, 9:31


x

Abreviaturas
Jorge Luis Arcos J. L. A.
Amparo Barrero A. B.
Aymée Borroto A. Bo.
Sergio Chaple S. Ch.
Denia García Ronda D. G. R.
Alberto Garrandés A. G.
Aymée González Bolaños A. G. B.
Ricardo Hernández Otero R. H.O.
Diana Iznaga D. I.
Virgilio López Lemus V. L. L.
Rita Martín R. M.
Ileana Mendoza I. M.
Norma Quintana N. Q.
Bárbara Rivero B. R.
Cira Romero C. R.
Enrique Saínz E. S.
Luis Toledo Sande L. T. S.
Enrique Ubieta E. U.

Untitled-41 10 02/06/2010, 9:31


NOTA ACLARATORIA A LA PRIMERA EDICIÓN

El tomo II de la Historia de la literatura cubana, el proceso literario nacional, con todas sus com-
como el precedente, responde, tanto conceptual plejidades y a lo largo de toda su historia, con la
como metodológicamente, al momento en que suficiente decantación, impedida tanto por la
fue escrito. Se concibió, planeó y elaboró en la escasez de tiempo como por la falta de una rica
década de 1980 y su escritura se extendió hasta historiografía precedente.
1993, aunque los análisis que contiene tuvieron Los lectores no hallarán tampoco en esta obra
como cierre informativo el año 1988. Desde la una bibliografía actualizada más allá del cierre
conclusión del proceso de redacción no se vol- informativo de 1988, pues no era posible estar
vió sobre ella en lo referente a la actualización modificando continuamente el texto a partir de
de las fuentes y de las valoraciones de autores, lo que iba publicándose acerca de obras, auto-
obras, instituciones, publicaciones literarias y, en res, movimientos, instituciones culturales, etcé-
general, de la vida cultural.* El lector no encon- tera. Han pasado diez años desde que concluyó
trará en estas páginas, pues, enfoques de género la redacción de la obra, lapso que explica el evi-
u otros modos coetáneos de acercamiento a las dente «atraso» en la información y en el empleo
obras estudiadas, sencillamente porque en aque- de las fuentes, pero era verdaderamente imposi-
llos años fue cuando comenzaron a analizarse ble incorporar los aportes de la historiografía de
en Cuba las obras de nuestra literatura desde ese decenio, ya que no se trata simplemente de
estas perspectivas, maneras para entonces aún sumarlos a una bibliografía, sino de retomar las
no bien conocidas por la historiografía literaria obras e instituciones estudiadas y reconsiderarlas
y los críticos y estudiosos de la isla. a la luz de esas interpretaciones que no pudimos
Si se tiene en cuenta que esta voluminosa obra tomar en cuenta, una labor impracticable por
fue escrita en un lapso relativamente breve y con cuanto habría obligado a los que la realizaran a
escasos antecedentes historiográfico-literarios trabajar sólo para esa actualización, algo impen-
—antecedentes que no se caracterizaban preci- sable en la diaria dinámica de los nuevos planes
samente por sus excepcionales calidades cientí- de trabajo que se iban conformando en las insti-
ficas—, se comprenderá que los autores de esta tuciones participantes en la concepción y escri-
Historia de la literatura cubana tuvieron que ir tura del texto. Con todo lo expuesto no preten-
analizando y caracterizando el quehacer litera- demos justificar deficiencias o errores de otra
rio nacional al mismo tiempo que redactaban las naturaleza que los lectores, especializados o no,
páginas que ahora los lectores tienen en las ma- encuentren al incursionar en los diferentes ca-
nos. No era posible, por todo lo apuntado, ver pítulos de esta historia de nuestra literatura,
sino sólo explicar las carencias que hemos seña-
* Sólo se hizo una excepción en el caso de las fechas de lado, ostensibles incluso desde una primera
muerte de los autores que fallecieron con posteriori- aproximación.
dad a la redacción del libro.
[xi]

Untitled-41 11 02/06/2010, 9:31


Untitled-41 12 02/06/2010, 9:31
HISTORIA DE LA
LITERATURA CUBANA
Tomo II

La literatura cubana entre 1899 y 1958.


La República

Untitled-42 1 02/06/2010, 9:31


INTRODUCCIÓN
OBJETIVOS Y CARACTERÍSTICAS DEL TOMO.
LA PERIODIZACIÓN ADOPTADA

E l tomo II tiene, como los restantes, varios


objetivos, entre ellos dar una visión cohe-
rente y cronológica de los más representativos
que el Departamento de Literatura del Instituto
adoptó después de analizar otras variantes y pro-
puestas de varios especialistas. En el plano es-
autores, de los géneros y de la vida cultural de trictamente cronológico de la evolución literaria
los años 1899-1958 y caracterizar los rasgos y nacional, se denominó época al lapso 1899-1958,
aportes de esos autores, géneros y vida cultural los años correspondientes a la República (desde
a la historia literaria cubana. La periodización sus antecedentes hasta su derrocamiento por la
está estructurada, siguiendo la nomenclatura de revolución triunfante, es decir: desde el momen-
Jan O. Fischer, en una época (1899-1958) y dos to en que se produce la primera intervención
etapas: 1899-1922 y 1923-1958, cada una de las norteamericana en Cuba (1899), que da paso en
cuales está subdividida por géneros: poesía, cuen- 1902 a la instauración de la República burguesa,
to, novela, testimonio, teatro y ensayo; el trata- hasta el triunfo revolucionario del 1o de enero
miento de cada uno en sus diversos autores está de 1959). Esa época se divide en dos etapas en
precedido por un panorama general de su evolu- 1923, el año de la célebre Protesta de los Trece,
ción, y éste, a su vez, por un recuento de los que da inicio a la literatura cubana contemporá-
distintos elementos de la vida cultural. Al final nea, cuya primera manifestación es el movimien-
de cada etapa hay una caracterización general to de orientación vanguardista, caracterizado por
de la misma. El tomo se abre y se cierra con una mayor beligerancia de los escritores y artis-
una visión de conjunto de la época. Si bien ese tas frente a la creciente hegemonía del imperia-
agrupamiento por géneros es cronológico, no lismo norteamericano en la vida política, social,
lo es en cambio la perspectiva de análisis, el es- económica y cultural de Cuba. La primera etapa
tudio mismo de la evolución literaria en su con- (1899-1922) es la de predominio del modernis-
junto, como hubiese sido preferible, deficien- mo en poesía, del naturalismo en narrativa y del
cia que podría explicarse en buena medida por positivismo en la ensayística, las tres corrientes
la relativa premura con que fue necesario reali- ideoestéticas fundamentales de esos años; la se-
zar el trabajo y la cantidad de colaboradores ex- gunda etapa (1923-1958) es la de predominio de
ternos que el Instituto se vio precisado a utili- la literatura de orientación vanguardista y de las
zar. La complejidad del proceso literario y la ideologías de izquierda, años de renovación en
brevedad del tiempo asignado para ejecutar el los que se aprecia un período de auge de la van-
proyecto, obligaron a la fragmentación por gé- guardia (1923-1935) y otro de asimilación y
neros. decantamiento de sus hallazgos y posibilidades
La periodización responde en el plano teóri- (1936-1958).
co-general, como ya fue dicho, a la nomenclatu- En este tomo han trabajado diversos espe-
ra del investigador Jan O. Fischer, denominación cialistas, cada uno con estilos y experiencias
[3]

Untitled-42 3 02/06/2010, 9:31


4 INTRODUCCIÓN

disímiles, factores que contribuyen a crear cier- puede afirmarse que todos satisfacen los reque-
tas diferencias inevitables entre los subepígrafes. rimientos de una obra como ésta. Cada autor re-
La redacción de cada uno se encomendó al autor cibió, cuando fue necesario, las observaciones
más calificado por sus años de profesionalidad y de la Comisión o de un especialista del Institu-
dedicación especializada. El trabajo se llevó ade- to. No obstante sus deficiencias, que la crítica
lante con algunos inconvenientes, el principal, se encargará de señalar, este tomo constituye un
una premura que quería impedir que el resulta- valioso aporte a la historiografía literaria de los
do demorase demasiado. A pesar de las diferen- años estudiados y será un punto de partida para
cias de cada subepígrafe (de concepción, de es- más ambiciosos proyectos.
tilo, etcétera), debidas a la diversidad de autores, ENRIQUE SAÍNZ

Untitled-42 4 02/06/2010, 9:31


A. LA ÉPOCA 1899-1958: VISIÓN DE CONJUNTO

La intervención norteamericana en la guerra de rentes a las nuevas relaciones de dependencia, se


liberación que Cuba sostuvo contra España du- va creando la historia espiritual de esos años,
rante tres años, desde 1895, era el signo de los expresión de las problemáticas circundantes. El
nuevos tiempos. Ciertamente, en 1899 se abrió quehacer artístico-intelectual, en cuyo proceso
toda una época en la historia de la nación cuba- evolutivo se aprecian igualmente los insalvables
na, decenios que se caracterizaron por la depen- antagonismos de la neocolonia, pero desde sus
dencia económica, la corrupción político-admi- oposiciones antitéticas con el acontecer históri-
nistrativa de los sucesivos gobiernos, el ejercicio co impuesto por el sojuzgamiento económico y
de una democracia inauténtica, la alternancia de las leyes que garantizan la subordinación al ca-
progresos parciales sobre bases endebles y eta- pital extranjero, en ese cuerpo de obra que los
pas de crisis, períodos de un liberalismo que no más significativos artistas e intelectuales a lo lar-
estaba dispuesto a permitir la quiebra de las es- go de estos seis decenios han erigido, se obser-
tructuras de poder establecidas y períodos dic- van tres actitudes fundamentales frente al con-
tatoriales y de sojuzgamiento violento sobre las texto: la de desentrañamiento de sus esencias a
fuerzas de la oposición, un creciente desarrollo partir de sus signos inmediatos y con obvias pre-
ideológico y organizativo de obreros y campe- tensiones reivindicadoras de raíz ético-social, la
sinos y de otros sectores y, en consecuencia, un de rescate de los valores propios desde la asimi-
complejo proceso político-social de enfrenta- lación creadora del pasado histórico-cultural y
miento de clases, elementos determinantes del la de recreación fantástica o egotista de la reali-
no menos complejo proceso cultural de esos dad a partir de las vivencias propias y de la im-
años. Por todo lo apuntado puede afirmarse que pronta de corrientes intelectuales de diferentes
una acertada visión de conjunto de la época re- procedencias. Los distintos estilos, géneros y
publicana tiene que partir de la antítesis manifestaciones artísticas, la historia de las ideas
fundamental generada por la dependencia eco- y la labor realizada en la fundación y el desen-
nómica y la política neocolonial de la nueva me- volvimiento cultural de instituciones y publica-
trópoli. A través del estudio de las distintas ma- ciones periódicas evidencian lo dicho.
nifestaciones de la cultura humanista a lo largo Sin la intención de trazar un esquema histó-
de la República puede apreciarse la integración rico de la época, tarea imposible en tan genera-
de un pensamiento cubano desde búsquedas y les consideraciones, hay que subrayar las notables
posiciones filosóficas diferentes y de disímiles diferencias que en todos los órdenes distinguen
calidades artísticas y riqueza conceptual. la etapa 1899-1923 de la que va desde ese últi-
Coetáneamente con el acontecer económico, mo año hasta 1958. Desde su concepción mis-
social y político, en el que se ponen de manifies- ma como estructura neocolonial, la República
to en toda su fuerza las contradicciones inhe- engendró un amargo sentimiento de frustración
[5]

Untitled-42 5 02/06/2010, 9:31


6 ÉPOCA 1899-1958: VISIÓN DE CONJUNTO

y los elementos antitéticos de esas formas de he- Esencial rasgo caracterizador de la época es,
gemonía económica y política. Los primeros pues, la ruptura que tiene lugar en el ámbito de
veinticinco años acumulan, en la inextricable su- la cultura, especialmente en ciertas manifesta-
cesión de hechos mayores y menores generados ciones artísticas (la música, la pintura y sobre
en la lucha de fuerzas opuestas, un conjunto de todas la literatura), a partir de 1923, durante los
problemas y tensiones que traerían un salto cua- años de tránsito (1923-1927), de auge (1927-
litativo de suma importancia. Los tratados co- 1930) y de disolución (1930-1935) de la vanguar-
merciales, beneficiosos para Estados Unidos y dia, a partir de la cual la poesía, la narrativa y el
para los miembros de la oligarquía cubana; los ensayo —el teatro se transformará más tarde,
desmanes de políticos y autoridades militares; hacia 1935— se enriquecieron notablemente en
las múltiples injusticias de todo tipo contra obre- los distintos caminos asumidos por sus autores.
ros y campesinos, desorientados y desorganiza- Como en el resto de Latinoamérica, pero con
dos, y los conflictos exteriores que directa o in- cierto atraso en lo que concierne al surgimiento
directamente repercutían en Cuba, como la vanguardista, se aprecia en Cuba un coherente
Primera Guerra Mundial (1914-1918), por ejem- proceso de continuidad de las formas artísticas.
plo, cuya existencia y conclusión fueron deter- La pintura, por ejemplo, pasa de las posiciones
minantes, respectivamente, en el auge artificial académicas de Armando Menocal (Embarque de
de una precaria economía y en el rápido retorno Cristóbal Colón por Bobadilla, Interior, Corre-
a su situación de preguerra, regreso que signifi- dor colonial, La muerte de Maceo, acaso su cua-
có la más aguda crisis que hasta esos momentos dro más cubano por el tema), y de Leopoldo
había tenido la República; todos esos factores Romañach (El viejo de las naranjas, La promesa,
desempeñaron un papel primordial en ese salto En el huerto) a las más modernas y renovadoras
de calidad en la cultura que se inició en 1923 con de los maestros posteriores a 1923: Fidelio Ponce
la célebre Protesta de los Trece, en pleno gobier- (Las beatas, Niños, Muchacha), Víctor Manuel
no de Alfredo Zayas. Ese acto, encabezado por (Tres mujeres, Gitana tropical) René Portocarrero
el que la crítica considera el poeta mejor dotado (Interior del Cerro, Paisaje de Viñales), Amelia
de su generación, Rubén Martínez Villena, no Peláez (Gundinga, La pianista), Eduardo Abela
sólo denuncia la crisis moral imperante, sino que (Guajiros, La vaca), Carlos Enríquez (El rapto
constituye, además, un signo inequívoco de que de las mulatas, El combate), Wifredo Lam (La
se había iniciado una nueva etapa en la historia jungla, Rumor de la tierra), Mariano Rodríguez
política y cultural de la nación. El período al que (Unidad, Gallos), autores todos, entre otros, de
Marinello denominó «década crítica» (1923- obras no menos destacadas por aportes diver-
1933), cerrado con el derrocamiento de la dicta- sos, de ricas indagaciones en busca de una sus-
dura de Machado (1925-1933) en lo político y tancial cubanía desde la asimilación de las más
con la disolución del espíritu renovador de la novedosas corrientes europeas y americanas,
vanguardia en lo literario, confirma que se ha como el muralismo de Rivera, Orozco y Siquei-
producido una transformación con respecto a los ros. La música tiene en Roldán y en García
decenios inmediatamente anteriores. Esa toma Caturla primero, y más tarde en el Grupo Re-
de conciencia de los intelectuales no es más que novación Musical (integrado por Edgardo Mar-
una expresión de la toma de conciencia general tín, Harold Gramatges, Argeliers León, Serafín
que ha tenido lugar como consecuencia de una Pro, Julián Orbón, Gisela Hernández, Hilario
praxis histórica concreta dentro del régimen González), similares inquietudes en relación con
neocolonial. El poder establecido se ha visto sus más notables predecesores (Guillermo To-
sometido a su vez a las crisis propias de una eco- más y Eduardo Sánchez de Fuentes).
nomía dependiente, desajustes que lo conduje- En literatura, la evolución estilística, más es-
ron a la política de mano dura de Machado y más tudiada por la historiografía, deja ver la trans-
tarde de Batista en un segundo período (1952- formación que se opera desde el postmodernis-
1958). mo de Boti y Poveda, quienes en cierta medida

Untitled-42 6 02/06/2010, 9:31


ÉPOCA 1899-1958: VISIÓN DE CONJUNTO 7

rebasan sus propias propuestas renovadoras, ha- nismos de la República mediatizada, hechos que
cia la poética vanguardista y más tarde hacia sus fueron posibles, entre otros factores, por las
más importantes derivados (poesía social, pura experiencias acumuladas en la lucha contra Ma-
y origenista); de la prosa fundada en un ingenuo chado hasta 1933, con figuras como Mella y
realismo naturalista a la manera de Castellanos, Martínez Villena a la cabeza. La vida cultural y
Carrión, Loveira y Ramos, a las más modernas política de los decenios 1923-1953 fue creando
realizaciones de Torriente Brau, Novás Calvo, las condiciones para la praxis histórica de ese de-
Serpa, Pita Rodríguez, Jorge Cardoso y Car- cisivo lustro (1953-1958) en el que se definen
pentier. El teatro experimenta, tanto en el texto los destinos del país y se superan las viejas es-
como en la concepción escénica, un verdadero tructuras de poder neocolonial para dar paso a
salto de calidad en la década de 1930, en la evo- una sociedad nueva. El pensamiento evoluciona
lución que va desde las páginas de Ramos —el desde el predominio del positivismo, que des-
único dramaturgo importante de la etapa 1899- empeñó un atendible y fructífero trabajo de in-
1923— hasta los aportes de Piñera, Ferrer, Feli- terpretación de la realidad de su momento, hasta
pe y las piezas de agitación de Paco Alfonso, la convivencia de posiciones marxistas, neo-
expresiones todas que incorporan el teatro cu- tomistas y existencialistas, en tensión creadora
bano a los más significativos logros del género en la segunda etapa de la época 1899-1958. Las
en Hispanoamérica. La ensayística, por su par- incipientes luchas obreras se fundamentan en
te, que contaba con nombres relevantes antes de criterios anarquistas durante la primera etapa, y
1923, entre los que se destacan Varona, Sanguily, más tarde, a partir de 1923, en un cuerpo de ideas
Ramos, Ortiz, los dos Castellanos, Chacón y avanzadas que descansaban en una interpretación
Calvo, adquiere una mayor variedad temática y marxista-leninista de la Historia.
estilística en los textos de Mañach, Marinello, Otro rasgo definidor de la época es el radical
Medardo Vitier, Portuondo, Aguirre, Guerra, antagonismo que se establece entre la cultura
Carpentier, Lezama, Cintio Vitier y el propio humanística y el poder político-económico es-
Ortiz. La agudización de los antagonismos y el tablecido. Se trata de una antítesis medular que
notable enriquecimiento de la conciencia políti- se remonta a los orígenes mismos de la historia
ca que se produce en los obreros e intelectuales de Cuba y que aparece en el conocido fragmen-
de la década crítica y, en general, a lo largo de las to de la carta de Miguel Velázquez, de 1544, en
restantes décadas de la República, consecuencias el que se refiere a la condición de los criollos
de la profundización de las crisis en un régimen sometidos a la dominación colonial. Práctica-
basado en una economía dependiente, son fac- mente todo el quehacer literario del siglo XIX —y
tores determinantes en el considerable número numerosos textos anteriores, desde Espejo de
de trabajos que se dedicaron al estudio de Martí paciencia (1604-1608)— se va integrando en
desde distintos ángulos y posiciones ideológi- busca de la identidad propia y en la conforma-
cas y por algunos de los más eminentes ensayis- ción de una conciencia histórica, los fundamen-
tas y estudiosos de la etapa. Esa vuelta al legado tos en los que descansan las guerras por la in-
artístico-ideológico del cubano que funde en sí dependencia (1868-1878 y 1895-1898). La
política, literatura y revolución de un modo úni- República, frustrada por las nuevas relaciones de
co por su carga de futuridad, alcanza su verda- dominación, generó una cultura con similares
dero sentido histórico en La Historia me absol- pretensiones liberadoras, antitética del poder,
verá (1953) de Fidel Castro, y en la insurrección surgida como expresión de un conflicto con sus
armada que se extiende desde el asalto al Cuar- circunstancias. Las inquietudes renovadoras de
tel Moncada ese mismo año y culmina con el Boti y Poveda no postulan sólo, en sus deman-
triunfo de la Revolución el 1o de enero de 1959, das, el restablecimiento de una tradición que tuvo
fecha que abre una nueva época en la historia de en Casal a su último gran representante, preocu-
Cuba. Los últimos acontecimientos de la déca- pación altamente significativa en sí misma por
da de 1950 son el punto más alto de los antago- la enorme importancia que reviste el rescate de

Untitled-42 7 02/06/2010, 9:31


8 ÉPOCA 1899-1958: VISIÓN DE CONJUNTO

la tradición, sino que además se erigen en un creadora del pasado histórico-cultural nutre las
cuerpo de obra que reivindica los valores del es- obras de Boti, Poveda, Acosta y en general los
píritu y los preserva de lo contingente y de la representantes del postmodernismo de la prime-
hostilidad del medio. Años más tarde los poetas ra etapa; Guerra, Medardo Vitier, Ortiz, Chacón
del Grupo Orígenes, en muchos de sus poemas y Calvo, los exégetas y biógrafos de Martí,
y ensayos capitales y con la publicación de la Ferrer, Felipe, los integrantes principales del
revista que dio nombre y núcleo a sus integran- Grupo Orígenes, Carpentier, obras de diverso
tes, Orígenes (1944-1956), sustanciaron, cada alcance artístico y rigor académico que tienen
uno a su modo, lo que Cintio Vitier denomina, en común entre sí el empeño de configurar una
refiriéndose a la labor de Lezama, «una poética imagen espiritual de la nación con un sentido
compensatoria del imposible histórico y una in- cubano, latinoamericanista y universal que dio
terpretación de la historia misma desde la pers- frutos igualmente perdurables que los de la pri-
pectiva de la imagen, concebida como puente de mera modalidad. Finalmente, la actitud de re-
la posibilidad que une las dos orillas: la de lo creación fantástica o idealizada de la realidad con
real y la de lo inexistente».1 una concepción del realismo diferente de las an-
Las tres actitudes fundamentales de los escri- teriores, en algunos de sus representantes con
tores e intelectuales de la República frente a la propuestas desestructuradoras de los fundamen-
realidad histórica imperante coexisten, a lo lar- tos del mundo real (Piñera, Labrador Ruiz,
go de toda la época, con similar jerarquía estéti- Arístides Fernández) y en otros con una per-
ca y riqueza conceptual, sustentadas en última cepción esencialmente intimista, egoísta, del
instancia por el esencial antagonismo entre cul- suceder (G. Jesús Castellanos, Brull, Ballagas,
tura y poder económico. En la primera etapa la Florit, Loynaz, Feijóo).
música y la pintura, de una tradición menos rica Rasgo de época es asimismo la preocupación
en el siglo XIX, no desempeñaron una función por la modernidad, una inquietud frustrada pre-
antagónica de la envergadura que alcanzó la la- cisamente por las estructuras sociales impues-
bor de los intelectuales y escritores. La actitud tas por las relaciones de dominación económi-
de desentrañamiento del acontecer a partir de ca. La República a la usanza neocolonial impidió
sus signos inmediatos, de profundas raíces éti- que el país se desarrollase de acuerdo con las po-
cas, está representada por Varona («El imperia- sibilidades reales de la ciencia y la técnica por
lismo a la luz de la sociología», 1905); Sanguily esos años, pues sólo eran factibles las solucio-
(en sus discursos contra el Tratado de Recipro- nes que beneficiaban al capital extranjero y a la
cidad Comercial y los monopolios); Ramos oligarquía nacional. El capitalismo moderno en-
(Manual del perfecto fulanista, 1916, sus dramas contraba en Cuba los obstáculos de carácter de-
y novelas); Castellanos, Carrión, Loveira, Luis pendiente propios de la economía insular. En el
Felipe Rodríguez, Serpa, Torriente Brau, Pita plano cultural se hace ostensible esa conciencia
Rodríguez en sus cuentos y novelas; Roig de de la necesidad insatisfecha en los reclamos de
Leuchsenring, Roa, Tallet, Martínez Villena, Poveda para la poesía, en los que subyace una
Villar Buceta, Marinello, Guillén, Pedroso, Na- problemática de mayor alcance: la incapacidad
varro Luna, Jorge Cardoso en fundamentales del entorno mediato e inmediato para asumir su
ensayos, poemas y narraciones. Son páginas en propia época. La vanguardia es la más alta ex-
que la realidad es sometida al análisis o denun- presión, en Cuba, de ese conflicto, el más radi-
ciada desde criterios positivistas, desde un rea- cal intento por romper las rígidas estructuras en
lismo crítico mejor o peor asimilado o desde una todos los órdenes, por lo que en sus postulados
concepción marxista del mundo, en cada caso no se hacen distinciones fundamentales entre
con distintos grados de beligerancia, profundi- vida cultural y crisis política. La pintura, la mú-
dad conceptual y calidad estética, en todos como sica, la literatura, el pensamiento, se reintegran
un cuestionamiento ético. La actitud de rescate a una tradición en la que se fusionan lo cubano,
de los valores propios a partir de la asimilación lo hispanoamericano y lo universal, si bien en

Untitled-42 8 02/06/2010, 9:31


ÉPOCA 1899-1958: VISIÓN DE CONJUNTO 9

momentos en que la renovación había dado, ha- samiento contemporáneo en Cuba durante la
cía tiempo, sus mejores frutos en los más im- República— radica, en primer lugar, en lo que
portantes centros culturales de Europa y de podría denominarse su integralidad universalista,
América. Esa integración de lo cubano en lo un presupuesto cognoscitivo actuante en las más
universal, un logro que el siglo XIX alcanzó con maduras expresiones de la literatura cubana de
las obras de Heredia (el primer poeta romántico la época 1899-1958. La búsqueda de la identidad
de la lengua) y de Martí (el primer modernista) propia implicaba la búsqueda de lo cubano uni-
se realiza partiendo de lo que podría denomi- versal y, en lo político-económico, de una na-
narse una rica conciencia de la americanidad, uno ción para sí, preocupación esencial de la Revo-
de los centros generadores de los postulados de lución que se inicia el 26 de julio de 1953. Ese
Boti y de Poveda, de las tesis de los propug- último lustro de vida republicana fue el de la cri-
nadores de la renovación vanguardista y del pen- sis irreversible de la economía dependiente y las
samiento y el quehacer artístico de los más pro- estructuras neocoloniales. Los decenios prece-
minentes poetas, narradores, ensayistas, pintores dentes desde 1899 fueron de acumulación y sal-
y músicos de los años sucesivos hasta 1958. Ahí to cualitativo en la lucha antagónica entre el
están los ejemplos mayores de Carpentier, poder establecido —representado por insti-
Guillén y Lezama, a los que podría añadirse el tuciones, publicaciones y artistas e intelectuales
de los más relevantes pintores de las décadas del al servicio de sus intereses— y las diversas ma-
30, 40 y 50. nifestaciones del pensamiento y el arte y sus
El pensamiento revela similares preocupacio- numerosas instituciones, grupos y medios de
nes en su evolución desde comienzos de la épo- difusión empeñados en encontrar el auténtico
ca, el momento de mayor auge del positivismo ser histórico de la patria. La vuelta a Martí pro-
en las ciencias sociales cubanas. La creciente pre- clamada en La Historia me absolverá venía a
sencia de las ideas marxistas a partir del ahonda- subrayar la profunda unidad, manifiesta o no,
miento de la crisis política, social y económica que existía entre cultura y acción política en la
de la neocolonia, después de 1923, y la integra- historia republicana.
ción de otras tendencias y escuelas filosóficas Años convulsos, ricos en experiencias múlti-
en la cosmovisión de intelectuales y artistas he- ples, las décadas republicanas heredan la tradi-
rederos de la vanguardia, demuestran la impor- ción propia, asimilan e incorporan valiosos apor-
tancia que tuvo la apertura hacia lo universal. Se tes del acontecer social, intelectual y artístico
imponía la necesidad de trascender lo nacional de América y de Europa y crean los anteceden-
para romper sus cerradas estructuras. La poesía tes de una nueva época de la nación cubana.
de Guillén, la cuentística de Jorge Cardoso, la Coetáneamente con las luchas sociales en sus
novelística de Carpentier y la poesía y la diversas formas, con las crisis estructurales del
ensayística de los más importantes origenistas capitalismo subdesarrollado —mucho más gra-
(Lezama, Vitier, García Marruz, Diego…) son ve en sus consecuencias que las que ocurrían
los más altos testimonios, en el campo de la lite- en la metrópoli—, con la violencia generada por
ratura, de esas inquietudes de universalidad. las clases en pugna, elementos integradores de
Otros autores (Hernández Catá, Brull, Florit, la identidad nacional, la vida cultural va con-
Ballagas, Loynaz, Piñera) se adentran en lo uni- formando, en sus distintas expresiones y
versal por otros caminos. Las luchas políticas en raigalmente imbricada con los hechos político-
favor de la liberación nacional entrañaban la ne- sociales, una conciencia histórica de sentido
cesidad del rescate de la propia realización y, por trascendente. La cultura fue no sólo una fuerza
ello, de un sentido histórico que no había podi- compensatoria contra la frustración y la injus-
do alcanzar su plenitud en una dimensión ticia, sino además un elemento liberador en tan-
auténticamente contemporánea. La importancia to permitía una más profunda intelección de la
del marxismo, el neotomismo y el existencia- realidad. El trabajo creador del arte, la literatu-
lismo —las más significativas corrientes del pen- ra, las ideas y las numerosas instituciones,

Untitled-42 9 02/06/2010, 9:31


10 ÉPOCA 1899-1958: VISIÓN DE CONJUNTO

revistas, páginas especializadas de periódicos, fensa de los bienes espirituales, polémicas y dis-
grupos, fundados en disímiles y a veces anti- crepancias por la heterogeneidad de ideas
téticas concepciones del mundo, crean un rico actuantes, búsquedas formales y conceptuales,
panorama de época con realizaciones perdura- todo un quehacer que es hoy fructífera tradición
bles y transitorias, esfuerzos de difusión y de- y experiencia fecunda. [E. S]

NOTAS
1
Cintio Vitier: Ese sol del mundo moral. Para una his-
toria de la eticidad cubana. Siglo XXI Editores, Méxi-
co, D.F., 1975, pp. 155-156.

Untitled-42 10 02/06/2010, 9:31


1. LA ETAPA 1899-1923
La literatura en la etapa del advenimiento
de la frustración republicana (desarrollo
del modernismo, postmodernismo
y naturalismo como corrientes literarias
básicas hasta la aparición
de las vanguardias artísticas y literarias)

Untitled-42 11 02/06/2010, 9:31


1.1 VIDA CULTURAL, PRENSA PERIÓDICA Y
PROBLEMÁTICAS DE LA ETAPA

Cuando horas después de haberse izado en el Si el poeta Bonifacio Byrne había lamentado
Morro la bandera cubana, el 20 de mayo de 1902, que nuestra bandera tuviera que compartir el si-
el general norteamericano Leonardo Wood abor- tial de honor con una extranjera, y el también
daba el crucero Brooklyn, dejaba detrás un país poeta Enrique Hernández Miyares clamaba por-
con una soberanía mutilada por la Enmienda que «nunca formen una sola la bandera cubana y
Platt y con la economía prácticamente en ma- la norteamericana», el trovador Manuel Corona
nos de industriales yanquis y de comerciantes se dolía así en su canción Pobre Cuba:
peninsulares, quienes impedirían a todo trance
el desarrollo de una fuerte burguesía nacional. ¡Pobre Cuba, patriotas cubanos, pobre
Ya por entonces Enrique Fontanills, el cro- nación!
nista de la alta sociedad, despedía el año 1902 en Los guerreros que sucumbieron su tiempo
El Fígaro con un sonoro Happy New Year, mien- perdieron.
tras reseñaba una «concurrencia very selected, a De Maceo y Martí de recuerdo queda
five o’clock tea celebrado en el cottage del Veda- el nombre
do propiedad de Mrs. Menéndez», pues ya los pues todo lo ha destruido la ambición
cubanos «de abolengo» no eran llamados señor de algunos
o señora, sino Mr. o Mrs. o Missis, intentando hombres sin compasión.
así una seudotransculturación tan falsa como ri- […]
dícula. Si los mártires vivieran, vivieran
Frustrado había quedado el programa de ac- arrepentidos
ción que se habían forjado varias generaciones y avergonzados, al ver que la tiranía
de cubanos encabezados por José Martí, muer- y la explotación es lo que impera
to tempranamente, al igual que Maceo, en pleno hoy día en esta pobre nación.
campo de batalla. El sacrificio y el genio del pri-
mero y la gallarda valentía del segundo, queda- El período de casi treinta meses de ocupación
ban sepultados en un marasmo de politiquería y militar yanqui facilitó el fortalecimiento del capi-
desfachatez civil, pesados lastres del período tal norteamericano en la isla, y en rápido proceso
seudorrepublicano. Se inauguraba una república de sucias transacciones pasaron al nuevo amo las
mediatizada que Fernando Ortiz definió como mejores tierras del país, a la vez que se adquirían
una «cacocracia», por la sucesión de gobiernos o se ordenaban construir, con avanzada tecno-
corrompidos, reinados de la corrupción, la «bo- logía, numerosos centrales azucareros. Otros
tella» y el más absoluto entreguismo a los inte- servicios esenciales, como el ferroviario y el eléc-
reses extranjeros. trico, pasaron también al control extranjero. Fue

[13]

Untitled-42 13 02/06/2010, 9:31


14 ETAPA 1899-1923

en estos meses de ocupación, y como un despo- neral de Trabajadores Cubanos— oscilaban en-
jo más, que trató de arrebatársele al sabio cuba- tre el reformismo, el socialismo utópico y el
no Carlos J. Finlay (1833-1915), en favor del anarco-sindicalismo, no así el Partido Obrero
norteamericano Walter Reed, su descubrimien- Socialista de la Isla de Cuba, fundado en 1904
to acerca de cuál era el agente transmisor de la con la activa participación de Carlos Baliño, que
fiebre amarilla, lo cual no vino a reconocerse propugnaba la toma del poder político por el pro-
mundialmente hasta 1935, a pesar de la tenaz letariado.
persistencia yanqui, aún vigente en Estados Los gobiernos de «generales y doctores» de
Unidos, de que el citado Reed fue quien deter- Tomás Estrada Palma (1902-1906), José Miguel
minó que el mosquito Aedes Aegypti era el Gómez (1909-1912), Mario García Menocal
inoculador de la enfermedad. (1913-1921) y Alfredo Zayas (1921-1925),
Fue también en este año y meses de ocupa- lastrado el primero por haber propiciado la se-
ción que Enrique José Varona, como Secretario gunda ocupación yanqui (1906-1909), no signi-
de Instrucción Pública del gabinete de Leonardo ficaron más que el ascenso al poder, indistinta-
Wood, elaboró las directrices del primer plan mente, de liberales y conservadores, en esencia
educacional cubano, con el cual intentó contra- lo mismo. Estrada Palma enfrentó la Guerrita
rrestar las inevitables consecuencias de varios de Agosto; Gómez, la Insurrección de los Inde-
siglos de coloniaje español y contribuir por una pendientes de Color; Menocal, el levantamien-
vía mediata a librarnos de la tutela norteameri- to liberal conocido por La Chambelona, y Zayas,
cana. Fundamentado en la enseñanza laica, el plan el Movimiento de Veteranos y Patriotas. Entre
se basaba en el desarrollo de materias científicas tanto, a la permanente intranquilidad popular
y técnicas, con el interés de propiciar un acele- que éstos y otros acontecimientos provocaban,
rado desarrollo del país dentro del capitalismo. y que en muchas ocasiones fueron reflejados
Carente de apoyo, como era de esperar, porque, caricaturescamente en La Política Cómica (1905-
además, daba a los programas de estudio un con- 1931) a través del personaje de Liborio, creado
tenido esencialmente patriótico y subordinaba por Ricardo de la Torriente, se suma otro suce-
la escuela privada a la inspección estatal, sus ideas so significativo: la «danza de los millones» o el
de reforma tuvieron escasos modos de concre- período de las «vacas gordas», debido al alto pre-
tarse, razón por la cual en estos primeros dece- cio que alcanzó el azúcar en el mercado interna-
nios seudorrepublicanos el tono general de la cional con motivo de la Primera Guerra Mun-
educación fue de retraso y rutina. dial (1914-1918), y que tuvo su repercusión en
Si, políticamente, las fuerzas rectoras se divi- el marco cultural de los ricos —ahora más ri-
dían, aunque fuera en apariencia, en liberales y cos— cubanos, pues permitió que se pudieran
conservadoras, los obreros, encabezados por el deleitar con artistas altamente cotizados, como
proletariado tabaquero, se encontraban dividi- la bailarina rusa Ana Pavlova, que debutó en el
dos ideológicamente entre los reformistas y los teatro Payret en marzo de 1915 y repitió sus vi-
anarquistas españoles y cubanos, mientras que sitas en 1917 y 1918; el cantante italiano Titta
el marxismo, defendido por Carlos Baliño, aun- Ruffo, que estrenó el nuevo edificio del Teatro
que no tardaría en hacerse notar, apenas contaba Nacional, antiguo Tacón, en abril de 1915, co-
con arraigo popular. El intento de Diego Vicen- brando tres mil dólares por función; la insigne
te Tejera de fundar, en febrero de 1899, un Par- Sara Bernhardt, que actuó en el Payret en febre-
tido Socialista Cubano, a pesar de que nunca lle- ro de 1918, escenario que visitó poco después la
gó a enraizar entre los obreros, se inscribe como diva italiana Luisa Tetrazzinni. Ya entrando en
la primera manifestación de los trabajadores cu- el período de las llamadas «vacas flacas», sobre-
banos de tener un partido independiente. Éste y venido tras el cese de la guerra mundial al bajar
otros partidos y ligas obreras organizadas du- el precio del azúcar, el famoso Enrico Caruso
rante y después del cese de la ocupación —Par- hacía retumbar, en 1920, la bóveda del Teatro
tido Popular, Partido Popular Obrero, Liga Ge- Nacional, y el tenor Titto Schippa deleitaba a

Untitled-42 14 02/06/2010, 9:31


VIDA CULTURAL Y PRENSA PERIÓDICA 15

los asociados a Pro-Arte Musical, institución ejercer un efecto paralizante en la acción


fundada en 1918 por una personalidad de la bur- de los revolucionarios. Y aunque las fac-
guesía habanera, María Teresa Montes de ciones políticas más de una vez acudieron
Giberga, y por la cual desfilaron los más desta- a las armas para dirimir sus querellas y con-
cados valores universales de la música durante citaron la intervención yanqui, esta situa-
más de cuarenta años. Baste señalar que actua- ción explica la falta de continuidad del pro-
ron en La Habana, invitados por esta institución, ceso revolucionario en las primeras décadas
artistas de la talla de Arturo Rubinstein (pianis- de este siglo.1
ta, 1919 y 1921); Sergio Rachmaninoff (pianis-
ta, 1922) y Pablo Casals (violoncelista, 1922). Desde el punto de vista cultural —a pesar de
Algunos años antes, en 1917, el Teatro Nacional algunos destellos ya aludidos, provenientes del
sirvió de marco para que el pianista polaco Ig- exterior y que sólo repercutían en la clase domi-
nacio Paderewsky hiciera gala de su virtuosis- nante— la etapa de 1899 a 1923 está signada por
mo, y allí actuó, en igual año, la venezolana Te- diversas problemáticas cuyo eje de convergen-
resa Carreño, también consumada pianista, en cia coincide con el sentimiento de fracaso pre-
este su segundo viaje a La Habana, plaza donde valeciente al que no es ajena, además, la influencia
había hecho su debut en 1901. negativa causada por la penetración imperialista.
Otra artista cotizada, como la bailarina Isa- El ambiente no era propicio ni para la creación,
dora Duncan, pasaría por La Habana en 1916, ni para la investigación, no obstante loables em-
sólo que, en vez de a bailar, venía a descansar peños y el haber contado con científicos, escri-
por varias semanas, vacaciones que debió inte- tores, educadores y artistas que, con la clara con-
rrumpir a los tres días por el ruido de los autos y ciencia de la frustración, tuvieran también el
la bulla callejera. deseo de cambios fundamentales.
En plenas «vacas gordas» había triunfado, en Estudiosos de la literatura y de la cultura cu-
1917, la Revolución de Octubre en Rusia, acon- banas han coincidido en afirmar que en esta eta-
tecimiento que tuvo cierto eco en la prensa cu- pa de crisis de la cultura nacional es precisamen-
bana de aquellos años, y también alguna reper- te en la literatura donde se expresan con más
cusión entre los obreros, aunque todavía éstos vigor y fuerza los valores nacionales. La nove-
estaban en el tanteo sindical y en vagas alusio- lística de Jesús Castellanos, Carlos Loveira, Mi-
nes al concepto «socialista». No obstante, ello guel de Carrión y José Antonio Ramos; la poe-
contribuyó a acelerar el proceso de concien- sía de Poveda, Boti y Acosta; la ensayística de
tización y radicalización del proletariado. autores de generaciones anteriores —Varona,
Frente a la corriente reaccionaria proimpe- Sanguily, Juan Gualberto Gómez— y de las nue-
rialista, existía una corriente de carácter nacio- vas promociones —Fernando Ortiz, Ramos,
nalista de matices reformistas y un incipiente Roig de Leuchsenring y Ramiro Guerra— son
proletariado, que se sentían herederos del pro- portadoras de ideas renovadoras, sobre todo en
grama martiano. Con una visión bastante acer- lo que concierne a narrativa y poesía, en tanto
tada de la realidad cubana, tuvieron un perma- que la oratoria, tan vigorosa y pujante durante
nente temor de que Estados Unidos interviniera los últimos años del siglo XIX —baste recordar a
en Cuba, y ello impidió en gran medida que se José Martí—, sufre un proceso de honda deca-
vertebraran ideológica y organizadamente las as- dencia y marcada verborrea hueca de significa-
piraciones de los cubanos. Como se afirma en el do. También el periodismo, de larga tradición
Informe Central al Primer Congreso del Parti- en nuestra historia literaria, alcanza en estos años
do Comunista de Cuba, nuestra nación de tránsito un despliegue que no guarda relación
directa con la brillantez alcanzada hasta enton-
era demasiado débil para enfrentar por sí ces, sino que está muy vinculado a hechos que,
sola semejante poderío. Este riesgo de per- aunque también de carácter político, difieren
der totalmente la independencia, tenía que esencialmente de los propósitos que animaron a

Untitled-42 15 02/06/2010, 9:31


16 ETAPA 1899-1923

José Martí y a otros patriotas. Tanto en discur- cauce escogido por varios autores para expresar
sos como en trabajos periodísticos —con las su decepción ante una República frustrada. Aun-
excepciones de Sanguily, Varona y Juan Gual- que aparentemente iban en pos de la forma de la
berto Gómez, que observaron críticamente el belleza y abogaban por el elitismo, fueron re-
surgimiento de la República— lo que prevalece beldes conscientes del momento histórico.
es el mensaje florido y retórico, carente de sig- Poveda, el teórico del movimiento, dejó plasma-
nificados esenciales, en medio de un ávido que- dos en manifiestos y diversos trabajos apareci-
hacer político por escalar posiciones de poder. dos en la prensa de la época, sus postulados es-
Hay cierta coincidencia de crítica en deno- téticos. En ambos poetas prevaleció un ideal de
minar años de transición a los que transcurren renovación, aunque fue Poveda el que luchó por
entre 1899 y 1910, fecha a partir de la cual se darles una coherencia a las inquietudes que los
hizo patente una nueva promoción de intelec- movían. Sin dudas, él preparó el terreno y fue
tuales con conceptos más avanzados y que im- cultivador, además, de un nuevo modo poéti-
pondrían, además, un nuevo modo de decir, so- co que, a pesar de sus detractores, se impon-
bre todo en poesía. El advenimiento de la dría decisivamente hasta la aparición de la
República, ha dicho certeramente Cintio Vitier, vanguardia.5
«sorprende a nuestra poesía dispersa y desorien- En cuanto a la narrativa, lo preponderante en
tada».2 Sin ninguna personalidad literaria que los primeros años seudorrepublicanos fue la
sirviera de guía —ya habían muerto Martí y Ca- pervivencia de los procedimientos realistas pro-
sal—, desaparecidos también Juana Borrero y pios de la narrativa española finisecular, y en al-
Carlos Pío Uhrbach, sólo algunas figuras como guna medida se hizo presente también la influen-
Bonifacio Byrne y Federico Uhrbach son dig- cia francesa. Vale destacar en esos años la
nas de consideración, aunque provenían de las publicación, en 1905, de «El ciervo encantado»,
últimas promociones finiseculares, mientras que cuento alegórico de Esteban Borrero Echeverría,
otros líricos menores más jóvenes, como Fran- con el que se inicia en nuestra narrativa la línea
cisco Javier Pichardo y René López, sólo mues- de denuncia frente a la penetración norteameri-
tran discretas composiciones de calidad. Fueron cana.
diez años de producción poética «indefinida e Por otra parte, resulta significativo que la gesta
ingenua como la propia República»,3 en la que independentista recién terminada no motivara a
se mezclaron elementos románticos, modernis- los novelistas de las primeras décadas del siglo,
tas y decadentes. Prueba de ello es la publica- pero aunque este tema fue abordado por auto-
ción, en 1904, de la antología Arpas cubanas, de res importantes como Jesús Castellanos, Emi-
la cual opinó Boti que permanece «como testi- lio Bacardí y Luis Rodríguez Embil, prevaleció
monio irrecusable de nuestra penuria poética».4 el tema de la frustración de los anhelos revolu-
Hacia 1910, quizás un poco antes, va a pro- cionarios ante una república mediatizada. Au-
ducirse un movimiento de renovación poética, tores como el propio Castellanos, Miguel de
no en la capital, sino en la antigua provincia de Carrión y Carlos Loveira, estos dos últimos fuer-
Oriente, y también en Matanzas y en Las Villas, temente influidos por la escuela naturalista, se
lugares donde la actividad cultural era más in- encargaron de brindar un notable panorama crí-
tensa y se reflejaba sobre todo en varias publica- tico de la sociedad cubana que les fue contem-
ciones periódicas. Serían Boti y Poveda los ges- poránea, en la cual pervivían aún fuertes raíces
tores de este movimiento, que quedó plasmado coloniales, y denunciaron corrupciones sociales,
en Arabescos mentales (1913), del primero, y politiquería y, sobre todo Loveira, aunque muy
Versos precursores (1917), del segundo. A ellos veladamente, el dominio extranjero bajo el cual
puede añadirse Ala (1915), de Agustín Acosta, se vivía. En las novelas de Castellanos, que su-
con una más marcada influencia modernista. peran un tanto la influencia naturalista, está pre-
Fueron Boti y Poveda los verdaderos iniciado- sente como constante la incapacidad de los inte-
res y promotores del postmodernismo en Cuba, lectuales para integrarse a un mundo que los

Untitled-42 16 02/06/2010, 9:31


VIDA CULTURAL Y PRENSA PERIÓDICA 17

desprecia; en tanto que Carrión tratará de bu- Aparte de la explosión de grandes estrellas que
cear en los mecanismos de la psicología femeni- actuaron en Cuba con motivo de la «danza de
na, y Loveira, de prosa poco cuidada, denuncia, los millones», la isla era constantemente visita-
a veces con cinismo, diversos avatares del acon- da por compañías de teatro y ópera españolas e
tecer nacional más cercano. italianas —las de Josefina Bori, Lambardi, Ma-
En la amargura de Castellanos y el pesimis- ría Guerrero, Teresa Mariani, Esperanza Iris, Ita-
mo de Loveira y Carrión se centra lo más im- lia Vitaliani, María Barrientos, Mimí Aguglia,
portante de la narrativa de estos años, a la que entre otras muchas—, además de solistas, pare-
deben incorporarse los nombres de José Anto- jas de baile, etcétera. Mientras, el verdadero tea-
nio Ramos y Alfonso Hernández Catá, aunque tro cubano, aquel que pugnaba por darse a co-
la incidencia de la obra cuentística y novelística nocer, permanecía muerto ante la indiferencia de
de este último se inserta poco en las problemá- empresarios y de un público cuyo gusto había
ticas nacionales que sustentaron las produccio- sido dirigido hacia otros intereses.
nes de los primeros. Si lo comparamos con la etapa anterior, el
La pauta del teatro cubano de la etapa de 1899 ensayo sufre cierta decadencia entre 1899 y 1923.
a 1923 está marcada por un escenario, el Teatro Aún sostenido en los comienzos del siglo por
Alhambra, que se mantendrá en actividad hasta figuras ya maduras como Sanguily y Varona, los
el desplome de su edificio, en 1935. La recién que surgen dejarán en sus obras el sabor amargo
concluida guerra, además de una pobre tradición de la frustración, bajo una pertinaz influencia del
en el género, había impedido el desarrollo de un positivismo y del hedonismo de Rodó. Se culti-
auténtico teatro nacional, que, no obstante, en varon ensayos de corte filosófico, de preocupa-
estos años luchó, aunque infructuosamente, por ciones estéticas, históricos, de indagación en
imponerse a través de instituciones culturales, nuestras raíces nacionales, de crítica a nuestros
como la Sociedad de Fomento del Teatro, crea- males republicanos. En todos ellos se destacan
da en 1910, y la Sociedad Pro-Teatro Cubano, figuras como Regino Boti, José Manuel Poveda,
inaugurada en 1915. En ellas trataría de abrirse Francisco José Castellanos, Bernardo G. Barros,
paso el autor del género teatral más importante José A. Ramos, José María Chacón y Calvo,
del período, José Antonio Ramos, que expresó Fernando Lles, Medardo Vitier, Dulce María
en sus obras la frustración de la República, posi- Borrero, Laura Mestre, Carolina Poncet y Max
ción contrastante, en cierto sentido, con la ma- Henríquez Ureña. Fernando Ortiz, con sus
nifestada por el modelo alhambresco, que, en preocupaciones por ir a las entrañas de nuestros
definitiva, fue la que se impuso. Las piezas lle- orígenes, y Ramiro Guerra, destacado en histo-
vadas a escena por el Alhambra, en la mayoría ria, son dos figuras que desbordan el género y el
de los casos carentes de rigor artístico, eran, sin momento histórico, pues la producción de am-
embargo, reflejo caricaturizado de la vida nacio- bos cubre toda la primera mitad del siglo XX.
nal. Además, fueron marco propicio para que Otro género que se cultiva con interés es el
floreciera la música con figuras de la calidad de testimonio, dispuesto ahora a dar fe de la recién
Jorge Anckermann, cuyas composiciones sirvie- terminada contienda bélica a través de sus pro-
ron de importante ambientación a las obras de pios protagonistas, en tanto que la biografía, en
Federico Villoch —el más prolífico de nuestros este primer cuarto de siglo, continúa las pautas
escritores teatrales—, Gustavo y Francisco trazadas por los biógrafos del pasado siglo. Se
Robreño, Félix Soloni, Gustavo Sánchez destacan tres autores que, si bien no se ciñen a
Galarraga y otros. lo estrictamente biográfico, aportan datos de
Hubo también género alhambresco en los interés para valorar las figuras que tratan: José
escenarios del Molino Rojo, Polyteama, Payret, Antonio Rodríguez García (1864-1934), autor
Martí, y temporadas cortas en el Nacional, que de Vida de Cervantes y juicio del Quijote (1905),
sirvieron para la presentación de numerosas De la Avellaneda (1914) y Enrique Collazo. Su
compañías extranjeras que visitaban la isla. vida y su obra (1923); Medardo Vitier, autor de

Untitled-42 17 02/06/2010, 9:31


18 ETAPA 1899-1923

Martí (1911) y de obras posteriores a la etapa; y Valdés Codina, y Las cien mejores poesías cuba-
José María Chacón y Calvo, que escribió los fo- nas (1922), de José María Chacón y Calvo, aún
lletos José María Heredia (1915) y Vida univer- considerada hoy como una de las mejores anto-
sitaria, del propio año, con los que se configura- logías cubanas del género. En 1914, al calor de
ba ya como el más importante estudioso de la las festividades por el centenario de Gertrudis
obra de nuestro gran romántico. Gómez de Avellaneda, se publicaron, en seis to-
Otra manifestación de cierta importancia de mos, sus obras completas; y en 1918, ya cercana
estos años fue la relacionada con la biografía, su muerte y lamentablemente olvidada, el Ate-
muy influida por métodos y sistemas norteame- neo de La Habana rindió un solemne homenaje
ricanos. Figuras como Carlos M. Trelles (1866- a Luisa Pérez de Zambrana, en el que pronun-
1951), autor de importantes investigaciones en ciaron sendas conferencias Enrique José Varona
este campo, Domingo Figarola-Caneda (1852- y José María Chacón y Calvo.
1926), José Augusto Escoto (1864-1935) y Frente a la oficialidad de las instituciones cul-
Arturo R. Carricarte (1880-1948), entre otros, turales respaldadas por el gobierno, como la
contribuyeron eficazmente a ordenar y sistema- Academia Nacional de Artes y Letras y la Aca-
tizar informaciones sobre la historia literaria, demia de la Historia, creadas ambas en 1910, se
política y científica de Cuba, que aún hoy son constituyó, con autoridad, el Ateneo de La Ha-
fuente obligada de consulta. bana (1902), de larga y fecunda vida, y además,
La labor de traducción cobró cierto auge a la ya citada Sociedad de Fomento del Teatro, la
partir del movimiento de renovación lírica en- Sociedad de Estudios Literarios (1912), el Ate-
cabezado por Boti y Poveda, pues se acentuó un neo de Santiago de Cuba (1914), la Sociedad del
notable interés por la literatura francesa fini- Folklore Cubano (1923) y el Club Cubano de
secular y también por la italiana. Boti no perse- Bellas Artes, del propio año. La fundación, en
veró mucho en este empeño, pero Poveda, tanto 1901, de la Biblioteca Nacional, que entonces se
en verso como en prosa, realizó una vasta labor ubicó en el Castillo de la Fuerza y al poco tiem-
de traducción. Baudelaire, Lorrain, D’Annunzio, po pasó a la antigua Maestranza de Artillería, fue
se encuentran entre los autores vertidos al espa- un paso importante en los dominios de la cultu-
ñol por Poveda, en tanto que Laura Mestre tra- ra, aunque siempre careció durante la seudorre-
dujo del griego la Ilíada y la Odisea, Francisco pública de un sostenido apoyo oficial. Pero el
José Castellanos se ocuparía de traducir los en- esfuerzo más destacado del momento lo consti-
sayos de Robert Luis Stevenson, y Félix Soloni tuyó la Sociedad de Conferencias (1910-1915),
se enfrascaría en llevar al español numerosas creada por dos inquietos intelectuales: Jesús
obras escritas en inglés. Castellanos y Max Henríquez Ureña, domini-
La etapa de 1899 a 1923 fue bastante rica, al cano de origen, pero fuertemente arraigado en
menos cuantitativamente, en lo que se refiere a la literatura cubana. Desvinculada de todo nexo
la elaboración de antologías y compilaciones. oficial, ellos concibieron una institución de ver-
Además de Arpas cubanas, ya citada, apareció un dadera cultura; sin tener siquiera un local pro-
año antes, en 1903, la titulada Trozos selectos en pio, sus conferencistas utilizaban diversos salo-
prosa y verso de autores cubanos, preparada por nes, preferentemente el que ocupa el Ateneo de
Nicolás Heredia y revisada por Enrique José Va- La Habana, para ofrecer sus actividades, que en
rona, la cual sirvió como obra de texto en las su generalidad versaron sobre temas culturales
escuelas primarias; Parnaso cubano (1906), que, e históricos combinados con obras musicales.
debida a Adrián del Valle, recoge textos desde Con este empeño, sus patrocinadores intenta-
Heredia hasta Agustín Acosta; Florilegio de es- ron que la intelectualidad cubana fuera útil y que
critoras cubanas (1910), reunido por Antonio abandonara la indiferencia que había mostrado
González Curquejo; Las letras cubanas (1917), hasta entonces ante diversos problemas plantea-
selección de poesía y prosa, y Los mejores sonetos dos en el desarrollo de la vida republicana. Por
cubanos (1918), ambas preparadas por Carlos su tribuna desfilaron, además de sus gestores,

Untitled-42 18 02/06/2010, 9:31


VIDA CULTURAL Y PRENSA PERIÓDICA 19

Enrique José Varona, Evelio Rodríguez Lendián, Cubana, ahora en su segunda etapa (1910-1959),
Fernando Ortiz, Miguel de Carrión, Juan editada por la Sociedad Económica de Amigos
Gualberto Gómez, entre otros. En Santiago de del País y dirigida por Fernando Ortiz y Ramiro
Cuba, Matanzas y Santa Clara se organizaron so- Guerra; la Revista de la Biblioteca Nacional en
ciedades similares, pero con carácter indepen- su primera etapa (1909-1912) y la Revista de la
diente de la capitalina. Facultad de Artes y Letras (1905-1930). La se-
La larga tradición periodística existente en gunda década del siglo se vio invadida por un
Cuba, tanto en periódicos como en revistas, se nuevo tipo de revista que ya se apropia de los
manifestó ampliamente en la etapa de 1899 a más modernos adelantos técnicos de la época en
1923. En cuanto a los periódicos, algunos pro- lo que a tipografía se refiere, adoptando más bien
venían de la época colonial, como el reacciona- el carácter de magazine. Entre ellas se destacan
rio Diario de la Marina, al cual secundaron en Bohemia, iniciada en 1910 y fuertemente arrai-
los comienzos del siglo La Unión Española, El gada en nuestro pueblo; Gráfico (1913-?), So-
Comercio y El Avisador Comercial, todos fun- cial en su primera etapa (1916-1933), Chic
dados con capital hispánico, en tanto surgía, en (1917-1927, en su primera etapa) y Carteles
1899, The Havana Post, que fue órgano de la co- (1919-1960). Social ha sido estimada como la
lonia norteamericana asentada en la isla. En 1901 revista cubana de más alarde formal entre las pu-
comenzó El Mundo, primer periódico de em- blicadas en Cuba. Hija de las circunstancias de
presa de tipo moderno e iniciador de la impre- entonces, Social, que salió a la luz, como ha di-
sión mecánica en Cuba. En 1904 comenzó a pu- cho Marinello, «para aventurar vanidades, fue
blicar un importante suplemento literario, El vehículo de inquietudes intelectuales y, en más
Mundo Ilustrado, en el que colaboraron conoci- de un momento, abrió sus puertas a pensadores y
dos escritores del momento. Dos periódicos que artistas de espíritu libre y de ánimo progresista».6
venían de la etapa colonial, La Discusión y El En el interior del país, fundamentalmente en
Nuevo País (antes El País) siguieron publi- la antigua provincia de Oriente, donde se gestó
cándose; a ellos se unieron Cuba (1907), El el movimiento renovador en poesía, hubo algu-
Triunfo (1907) La Prensa (1909), La Noche nas revistas importantes como El Pensil (1907-
(1912), Heraldo de Cuba (1913), El País (1922) 1908; 1909-1910) y Oriente Literario (1910-
y El Heraldo (1923). En las provincias aparecie- 1913), de Santiago de Cuba; Orto (1912-1957),
ron o continuaron publicándose algunos perió- de Manzanillo; El Estudiante (1910-191?), de
dicos generalmente de vida corta y salida irre- Santa Clara, y otra, de igual título, en Matanzas,
gular, entre los que vale destacar El Cubano Libre, de 1904 a 1916. Vale destacar la página literaria
fundado en la manigua por Maceo, y La Inde- de El Cubano Libre, de Santiago de Cuba, don-
pendencia, ambos de Santiago de Cuba. de vieron la luz los manifiestos modernistas re-
Aunque las revistas propiamente literarias dactados por José Manuel Poveda.
escaseaban —sólo merecen tomarse en conside- Tanto en las redacciones de estas publicacio-
ración El Fígaro y Cuba y América (ambas sur- nes de provincias como en las de La Habana,
gidas durante los últimos decenios coloniales), además de en otros lugares, solían reunirse los
Letras (1905-1914; 1918-?) y Azul y Rojo (1902- escritores en peñas o tertulias literarias, algunas
1905), reclama una atención especial Cuba Con- de las cuales tuvieron no poca trascendencia en
temporánea (1913-1927), que se distinguió por la historia literaria de Cuba. De esta etapa son
el sostenido esfuerzo de revisar con seriedad im- las tertulias del café-restaurante El Casino y el
portantes aspectos de la realidad cubana, aun- Parque Central, ambas de 1900, en las que se
que debido al peso de las ideas dominantes, y en reunían, entre otros, Max Henríquez Ureña y
virtud también de la formación de sus editores, Jesús Castellanos, quienes a partir de 1910 ani-
estuvieron impedidos de interpretar coherente maron veladas en diferentes casas, las que eran
y certeramente los diversos asuntos estudiados. amenizadas musicalmente por Gustavo Sánchez
Deben mencionarse también la Revista Bimestre Galarraga. De estas reuniones surgió la idea de

Untitled-42 19 02/06/2010, 9:31


20 ETAPA 1899-1923

crear la Sociedad de Conferencias. De 1908 data Guillermo Tomás (1868-1933) y Eduardo


el Areópago Bohemio de Matanzas, que alcanzó Sánchez de Fuentes (1874-1944). El primero
vida hasta 1915. Allí se reunían Bonifacio Byrne, hizo numerosos esfuerzos para tratar de dar a
que era la figura central, Agustín Acosta, conocer autores desconocidos al público cuba-
Medardo Vitier, Hilarión Cabrisas. Se agrupa- no. Sus programas de concierto, brindados con
ban en la redacción de El Estudiante para discu- la Banda Municipal (1903) y por una inestable
tir, con ideas renovadoras, diversos temas lite- Orquesta Sinfónica (1908), divulgaron la obra
rarios. Otra tertulia de provincia fue la conocida wagneriana y a músicos como Haydn, Scarlatti,
como Palo Hueco (1911-1913), que se efectua- Gluck, Paisiello, Cimarosa. Estrenó, en primera
ba en la residencia que el dominicano Sócrates audición en Cuba, obras de César Frank y
Nolasco tenía en Santiago de Cuba. Allí Debussy. Sin dudas, Tomás se sintió conmovido
intercambiaban ideas José Manuel Poveda, En- hasta el entusiasmo por los músicos más con-
rique Gay Calbó, Rafael Argilagos y otros. temporáneos, al punto de estrenar, tres años des-
Entre 1920 y 1921 fue muy concurrida la ter- pués que en París, varios fragmentos de la obra
tulia del Teatro Martí, cuya figura central era Peleas y Melisenda, de Debussy. Deslumbrado
Rubén Martínez Villena. Posteriormente se tras- por Wagner, compuso una Sakuntala, basada en
ladó al hotel Lafayette y dio lugar, poco después, el drama sánscrito de Kalidasa, del que adaptó el
en 1923, a la formación del Grupo Minorista, texto y compuso la música. Cultivó también los
núcleo integrado por jóvenes intelectuales de lieder. Aunque también compuso sus tres Dan-
izquierda de nueva promoción que tendría una zas íntimas, para banda, y Esbozos de mi tierra,
honda significación política, social y cultural a para piano y orquesta, inspirados en temas cu-
partir de los hechos que dieron lugar a la Pro- banos, su música, a juicio de Francisco López
testa de los Trece (marzo de 1923), la cual cons- Segrera, «no puede calificarse, en modo alguno,
tituyó una reacción revolucionaria a los desafue- como continuadora y representante del nacio-
ros del gobierno de Alfredo Zayas. nalismo musical», 7 inaugurado por Manuel
Otro grupo muy cohesionado y de larga vida Saumell e Ignacio Cervantes durante diversos
fue el Grupo Literario de Manzanillo (1921- momentos del siglo XIX. No obstante, su labor
1957), de fuerte consistencia en torno a la revis- como difusor de la música europea debe esti-
ta Orto, que se convirtió en vocero del grupo. marse altamente.
Se reunían en el Parque Céspedes o en la propia Según Alejo Carpentier, Eduardo Sánchez de
redacción de la revista, donde conversaban del Fuentes fue «el músico más representativo»8 de
último libro publicado, leían poemas o invita- esta etapa de transición. Autor de varias óperas,
ban a personalidades cubanas y extranjeras a dar una de ellas, Yumurí, inspirada en un tema na-
conferencias. cional, su obra constituye un verdadero alarde
Los mayores esfuerzos realizados en el cam- de voluntad creadora, aunque de ella lo que ha
po de la literatura, como en otras manifestacio- permanecido con el paso de los años son sus
nes artísticas, para tratar de superar la crisis y la habaneras y canciones. Su famosa habanera Tú,
frustración intelectual existentes, deben verse de 1900, es pieza antológica en el repertorio
como iniciativas individuales o de grupos no musical cubano.
adscritos a la línea oficialista, que sólo se intere- Tanto Guillermo Tomás como Eduardo
saba en promover lo que, en determinado mo- Sánchez de Fuentes son, desde el punto de vista
mento, le podía proporcionar fachada de hom- estético, «[más] el resultado de una prolonga-
bres cultos, alguna ganancia política o, incluso, ción del siglo anterior, después de la frustración
económica. de la independencia y la instauración de la repú-
Ni la música ni la pintura estuvieron al mar- blica, que el inicio de un nuevo estado de cosas,
gen del sentimiento de profunda crisis espiri- de nuevas concepciones y de la sensibilidad mu-
tual y emocional por el que atravesaba la isla. En sical ya vigente en Europa a partir del impresio-
música, hay dos figuras que dominaban la etapa: nismo».9

Untitled-42 20 02/06/2010, 9:31


VIDA CULTURAL Y PRENSA PERIÓDICA 21

En tanto, la etapa fue rica y fértil en lo refe- En lo que a danza popular se refiere, lo más
rente a nuestra música popular y trovadoresca, característico del período es la discriminación
con figuras como Pepe Sánchez (1856-1920); de lo nacional en favor de la penetración de bai-
Sindo Garay (1866-1968); Moisés Simons (1890- les norteamericanos en el país. Ya a mediados de
1945), autor del son-pregón El manisero; Ma- la etapa las habaneras, los rigodones y los llama-
nuel Corona (1880-1950); Alberto Villalón dos valses tropicales, entre otros, eran desplaza-
(1882-1955); Rosendo Ruiz (1885-1983); Rafael dos por el two steps, el charleston y el jazz, aunque
Gómez, Teofilito (1888-1971). Todos ellos el son en sus diversas modalidades —changüí,
devienen exponentes del cancionero criollo, y sucu sucu y el son habanero— era bailado por el
muchos de los textos de sus obras fueron ampa- pueblo, que también participaba en las tradicio-
rados musicalmente por figuras como Jorge nales comparsas, suprimidas y admitidas indis-
Anckermann (1877-1941), Gonzalo Roig (1890- tintamente por los gobiernos de turno.
1970), Luis Casas Romero (1882-1950), Eliseo La pintura no mostró en esta etapa cambios
Grenet (1893-1950), figuras claves en el proce- sustanciales en el modo de manifestarse, por lo
so de la música cubana y que durante estos años que puede hablarse de un proceso de continui-
realizaron una intensa actividad musical. Algu- dad entre los finales del siglo XIX y las primeras
nos de ellos, como Villalón y Garay, introduje- décadas del XX. En relación con estos años ini-
ron en La Habana el bolero, que había asimilado ciales del siglo, Francisco López Segrera afirma
la forma de la canción. Su cuna había sido San- que fue la pintura la manifestación más disocia-
tiago de Cuba en los finales del siglo XIX. da de nuestra realidad insular, «la más alejada de
La música guajira o campesina sufrió por es- nuestra realidad, la más atrasada y la menos cu-
tos años una fuerte reintegración de elementos bana».11 Dos pintores de corte academicista do-
hispánicos. Se cantaba a un campo idílico y fe- minan estos años: Armando Menocal (1861-
liz, pero añorado. La décima cantada y también 1942) y Leopoldo Romañach (1862-1951). Al
las tonadas vueltabajeras, propias para acom- primero, como ha expresado Marinello con otras
pañarse con el laúd, el tres, la bandurria o el re- palabras, se le fue helando la sensibilidad a base
quinto, fueron bastante divulgadas, aunque no de convencionalismos, en tanto que Romañach
surgió por estos años ningún cantor de verda- albergaba una pasión más humanista, además de
dero arraigo popular. Mientras, el danzón, ya haber sido el puente de acceso, más por el alien-
hacia 1920, agotaba sus posibilidades musicales, to que por la técnica, al impresionismo, sin con-
en tanto que las jazz band, con la «danza de los tar su ejemplar labor docente, en la que con-
millones», van desplazando otros tipos de con- tribuyó a formar pintores de generaciones
juntos musicales. venideras, como Abela, Víctor Manuel y Amelia
No obstante esta verdadera explosión de le- Peláez, entre otros. Menocal fue el primero en
gítima música popular, servida por notables in- incorporar la temática de la guerra a la pintura,
térpretes —orquestas, conjuntos, septetos, tríos pero sus cuadros en este sentido resultan ideali-
y solistas, algunos de los cuales rebasaron las zados y carentes de riqueza interior. Son más
fronteras nacionales—, uno de los músicos cla- bien exposiciones plasmadas con un carácter ale-
ves de la etapa, el ya citado Sánchez de Fuentes, górico y expresadas con un lenguaje clásico aca-
expresaba su pesar por el «lamentable desplaza- démico y de corte grecolatino. Sus retratos ad-
miento que en todo plano espiritual hemos su- quieren, sin embargo, mayor expresividad, al
frido y estamos sufriendo, frente al poder ab- insuflarles a los personajes lo psicológico.
sorbente de nuestros vecinos de Norte América; Menocal no traicionó a su clase y a sus intere-
exclusión acrecentada en el plano artístico por ses, por lo que su pintura muestra una de las ca-
la dejadez de la actual generación. Nuestra mú- ras de la sociedad de su época: la de la clase do-
sica propia se nos va, como se nos han ido ya minante.
muchas de nuestras viejas costumbres y creen- Romañach es un representante de las caracte-
cias y hasta gran parte de nuestra tierra».10 rísticas de la escuela, tanto en temas como en

Untitled-42 21 02/06/2010, 9:31


22 ETAPA 1899-1923

técnica. Lo mejor de su obra son las marinas. ción, temerosos de que lo nuevo habría de
No fue pintor de los opresores, sino de las gen- costarles, tarde o temprano, su jugoso usu-
tes desdichadas: el pobre, el viejo, el enfermo, fructo.12
razón por la cual, además de por su maestría aca-
démica, su obra quedará por su nobleza. Frente a este estado lamentable de la pintura,
Otros pintores de la etapa fueron José Joa- la caricatura, sin embargo, estuvo más actuali-
quín Tejada (1867-1943); Esteban Valderrama zada. Sin contar a Liborio, de Ricardo de la
(1891-1964), que se dedicó sobre todo a reali- Torriente (1869-1934), caricatura que fue testi-
zar retratos de políticos de la época; Esteban go de la primera etapa de la república mediatizada
Domenech (1892-1962) y Domingo Ramos y reflejo —pasivo— de los vaivenes de la políti-
(1894-1956), entre varios más o menos signifi- ca, surgieron otros caricaturistas —Conrado
cativos. Ellos, como Menocal y Romañach, se Massaguer, Rafael Blanco, Jaime Valls, Arman-
mantuvieron al margen de la pintura contempo- do Maribona, Sirio, Salcines— que evidencian
ránea y contribuyeron a mantener el predomi- en sus obras, aparecidas muchas de ellas en las
nio del academicismo hasta 1925, fecha a partir más importantes publicaciones periódicas de la
de la cual la plástica cubana se incorpora rápida- etapa, como El Fígaro y Social, una concepción
mente a los planteamientos del arte contempo- más artística y moderna de la caricatura, expre-
ráneo. sada a través de una línea elegante, permeada de
A lo expresado debe agregarse que los pinto- valores estéticos. Huyeron de la armonía con-
res cubanos debían competir con los extranje- vencional y fueron más a la justeza y a la preci-
ros que visitaban la isla, pues éstos eran más re- sión de valores.
queridos por la clase rica para solicitarles obras, Prueba de la coherencia, en su diversidad, de
en tanto que, por la misma razón, había carencia esta manifestación de la plástica, son los sucesi-
de mercado interno donde vender las obras. vos Salones de Humoristas, iniciados en 1921,
Además, la poca existencia de lugares para ex- así como también, en medio de tanta abulia ante
poner, situación algo paliada entre 1916 y 1925 lo artístico, las exposiciones personales de
con la apertura anual de los Salones de Bellas Massaguer y de Blanco, quienes incursionaron
Artes, impedía un verdadero desarrollo de la también en el dibujo comercial.
plástica nacional. La creación en 1915 de la Aso- Paralela a casi dos decenios de pintura acadé-
ciación de Pintores y Escultores propició que, a mica se desarrolló, con soluciones más contem-
través de la iniciativa popular, se tratara de de- poráneas y audaces, la ilustración, lo cual se re-
fender el derecho de los pintores cubanos fren- vela eficazmente en El Fígaro y después en Social,
te a los artistas extranjeros. De esta etapa ha ex- revista donde está la continuación de las bús-
presado Marcelo Pogolotti, pintor de promoción quedas plásticas iniciadas en la primera. Así, en
posterior: El Fígaro, la línea art nouveau predomina en
portadas e ilustraciones interiores, con la pre-
De todas las artes, las más preteridas eran sencia de elementos florales y flores de largos
las plásticas. Aquí el panorama era senci- tallos en viñetas de delicada presencia. Asimis-
llamente desolador. No se vislumbraba la mo, bajo esta influencia se adornaron las lito-
menor originalidad, ni asomo de intento de grafías de las cajas de tabacos y de fósforos. De
buscar una modalidad adecuada a lo cuba- esta forma, la ilustración se proyectó de un modo
no. Campeaba el lodoso academicismo es- diferente a la pintura, proceso de mayor hondu-
pañol y el desvaído neoacademicismo ita- ra que cristalizaría a fines de la década del 20. Ya
liano. Los pintores no pensaban sino en en 1914, Massaguer y Salcines experimentaban
vivir de una cátedra de San Alejandro con los primeros síntomas de recepción del futu-
el menor esfuerzo posible; enraizados en rismo, y en el tercer Salón de Bellas Artes (1923)
la más estéril rutina, atrincherados detrás hubo pintura de este cariz del norteamericano
de la Academia, combatían toda innova- Curtis Muffat, que provocó la inquietud de una

Untitled-42 22 02/06/2010, 9:31


VIDA CULTURAL Y PRENSA PERIÓDICA 23

crítica todavía lastrada por la influencia positi- no generó en la isla un verdadero movimiento o
vista de Hipólito Taine. escuela, le imprimió a la arquitectura un aire de
Como en la ilustración, el art nouveau tam- renovación y abrió las vías para modernizar la
bién repercutió en la arquitectura de estos años, ciudad.
y fue germen de las nuevas tendencias que con- Hacia 1920 comienza a desarrollarse el art
formarán el lenguaje arquitectónico contempo- decó, de carácter mucho más moderno, y que
ráneo. alcanzó su punto culminante en la década del 30.
Bajo el signo del eclecticismo y con el predo- Inspirado en el art nouveau, sintió la influencia
minio del uso de estructuras de acero, difundi- del cubismo, del arte del indio norteamericano
das en Cuba por empresas norteamericanas, apa- y el Bauhaus.
rece un grupo de profesionales formados en el Frente a esta variedad arquitectónica, no siem-
extranjero que son capaces de responder a las pre de buen gusto, pero que sí fue muestra de la
exigencias estatales y privadas. Se construyen acumulación de riqueza que habían alcanzado los
bajo estas características edificios como el Pala- acaudalados, se yergue la cifra elocuente de un
cio Presidencial —inaugurado en 1920, y cuya censo efectuado en 1904, que recoge la existen-
decoración interior, fundamentalmente a base de cia en La Habana de 2 839 solares o casas de ve-
murales, se debió, entre otros, a Armando cindad, con 33 230 habitaciones en las que se
Menocal—, el hospital Calixto García y algunos alojaban cerca de 86 000 personas. Además, casi
edificios en la Colina Universitaria. Ya el Cerro una tercera parte de la población capitalina vivía
había sido desplazado como barrio de la aristo- en casas insalubres, en tanto que otra parte resi-
cracia habanera para dar paso a El Vedado, que día en mercados populares y plazas públicas.
creció vertiginosamente con la construcción, al La aparición en Cuba, en 1922, de la radio,
calor de la «danza de los millones», de grandes constituye una de las primicias más importan-
mansiones, las que eran amuebladas con el lla- tes de esta etapa. Fue la llamada Cuban Tele-
mado Luis XIV cubano, con sus típicas perillas, phone Company la que estableció la primera
con muebles de influencia floral en virtud del emisora oficial de radio, la PWX, que fue inau-
art nouveau y, ya hacia 1920, con el estilo Luis gurada el 10 de octubre con un discurso del pre-
XVI a base de rejillas, adornos de pasta y esmal- sidente Zayas, en inglés primero y en español
tes en gris Trianón, modalidades que serían su- después.13 El presidente habló desde su despa-
plantadas por el Renacimiento español. La bur- cho ante un «flamante micrófono», que se unía,
guesía construye a partir de patrones impor- mediante una línea telefónica, a los equipos
tados, aunque arquitectos formados en Cuba, transmisores situados en la calle Águila, sede de
tras haberse creado la carrera al calor de las re- la Cuban Telephone. El programa se inició a las
formas instauradas por Enrique José Varona, re- 4:00 pm. con el Himno Nacional, seguido del
cuperan elementos coloniales como arcadas, re- citado discurso; hubo después un solo de violín,
jas y galerías. canciones cubanas, entre ellas Presentimiento, de
Con el art nouveau se abrieron en La Habana Eduardo Sánchez de Fuentes, cantada por Rita
floridos balcones y ornamentadas rejas, aunque Montaner, y por último un danzón y una crio-
fue este un estilo que no logró alcanzar homo- lla, ambos de Luis Casas Romero, quien, por cier-
geneidad entre las construcciones de la época, to, desde antes del 10 de octubre de 1922 emitía
pues el neobarroquismo también se prodiga en desde su casa a través de un modesto equipo de
abundancia. No obstante, Mario Rotllant, arqui- radiotelefonía, como entonces se le llamaba, una
tecto cubano que fue el pionero de las construc- programación que llegó a estar hasta seis horas
ciones de art nouveau en el país, instaló la fabri- en el aire, de modo que si la radio en Cuba se
cación en serie de elementos decorativos para reconoce oficialmente inaugurada en la fecha
colocar en las construcciones, los cuales revela- citada, ya desde varias semanas antes, Luis Ca-
ban su conocimiento del estilo y su gusto y ha- sas Romero y su hijo transmitían al éter. La 2 LC,
bilidad en el diseño. A pesar de que el art nouveau inaugurada oficialmente en 1923, fue la primera

Untitled-42 23 02/06/2010, 9:31


24 ETAPA 1899-1923

emisora que transmitió un noticiero informati- la isla, que en sus comienzos se había manteni-
vo, y era la única además que anunciaba la hora, do en manos francesas o italianas, y comenzó a
el estado del tiempo y los deportes. Ya en este exhibir sus propias producciones. Así, se empe-
último año existían en la capital más de diez zaron a ver cintas de Mary Pickford, Norma
emisoras y, para la isla, había un total de veinti- Talmadge y Alice Terry, que visitaron por esa
cuatro. En marzo de 1923 se fundó la primera época La Habana. También eran muy gustadas
sociedad cubana de radio, que trató de agrupar a las de Rodolfo Valentino. Algunas actrices y ac-
los aficionados con el objeto de conseguir el tores extranjeros venían a Cuba a filmar escenas
mejor desarrollo y la propagación del medio. de películas.
Si la radio fue una novedad en 1922, el cine, Con el transcurso de los años, la cinemato-
por el contrario, ya se conocía desde enero de grafía ganó popularidad y surgieron numerosas
1897, cuando el representante de la casa france- salas de cine, varias al aire libre. Esto propició
sa Lumière, Gabriel Veyre, instaló el «Cinema- que el público se alejara en cierta medida del tea-
tógrafo Lumière», en un local anexo al Teatro tro, a pesar del arraigo que este género tenía.
Tacón. Allí se exhibían vistas en movimiento en La etapa de 1899 a 1923 fue, sin dudas, de frus-
tandas de media hora cada día. Del mismo año, tración en lo esencial histórico, lo cual se trasla-
pero del mes de diciembre, data la primera fil- dó a las diferentes manifestaciones artísticas por
mación realizada en Cuba, que duró un minuto medio de visiones disímiles cualitativamente di-
y recogió una maniobra del cuerpo de bombe- ferentes. Quizás en la literatura este sentimien-
ros. Otra empresa de cine creada en 1897 fue el to se hizo más patente, pues tanto los renova-
Vetascopio de Edison, en la Acera del Louvre, dos brotes postmodernistas de figuras como Boti
mientras que el teatro Irijoa, más tarde llamado y Poveda, como la visión naturalista que presen-
Martí, fue el primer lugar «de categoría» que taron narradores como Carrión y Loveira, re-
ofreció cine en La Habana. Otros teatros presentan con características diferentes los sen-
habaneros, como el Alhambra, al terminar sus timientos que prevalecían. La pintura siguió los
tandas, exhibían películas. rumbos que había tenido a finales del siglo XIX,
Fue Enrique Díaz Quesada el iniciador de la en tanto que en la ilustración, y también en la
cinematografía cubana con la producción, en caricatura, hubo notas de modernidad. La músi-
1906, del corto titulado El parque de Palatino, ca, que contó con los esfuerzos de dos impor-
producido por la empresa de este parque de di- tantes figuras, Tomás y Sánchez de Fuentes, no
versiones para su publicidad en Estados Unidos. superó la nota ajena, no obstante ser años de in-
A él se deben también otros cortos como Un dudable enriquecimiento del cancionero popu-
duelo a orillas del Almendares (1907), Un turista lar, devenido hoy tradicional. En danza, a pesar
en La Habana (1908, año en que realiza el pri- de que el danzón y otras composiciones bailables
mer cortometraje con argumento), Criminal por cubanas tuvieron indudable arraigo, la penetra-
obcecación (1910) y otros más. En 1913 estrenó ción norteamericana quebró una rica tradición
Díaz Quesada, bajo su dirección y fotografía, y en este sentido. Mientras, el esfuerzo por desa-
con argumento de Federico Villoch, el primer rrollar la radio, así como también el surgimien-
largometraje silente filmado en Cuba: Manuel to de un cine que inicialmente estuvo en manos
García o El rey de los campos de Cuba. Produci- criollas, deben verse como dos de los esfuerzos
da por Santos y Artigas, la película tuvo como más loables de la etapa.
actores a Gerardo Artecona, Evangelina Adanis Los años comprendidos entre 1899 y 1923 no
y Concepción Pou, entre otros. Su rodaje duró mostraron en el orden literario figuras capita-
seis meses. Con posterioridad a esta fecha, se les; tampoco las hubo en la plástica ni hasta cierto
filmaba un promedio de tres a cuatro películas punto en la música. En contraste con ello, en las
por año. ciencias se destacaron hombres de la talla de
Paulatinamente, el mercado norteamericano Carlos J. Finlay, y el deporte gozó del privilegio
fue absorbiendo la distribución de películas en de contar con dos figuras de alcance mundial: el

Untitled-42 24 02/06/2010, 9:31


VIDA CULTURAL Y PRENSA PERIÓDICA 25

ajedrecista José Raúl Capablanca y el esgrimista rumbos», como expresara el propio Marinello,
Ramón Font. Sin embargo, son hechos que no en tanto que ya asomaba «una conciencia capaz
por relevantes dejan de constituir eslabones ais- de regir acciones inmediatas», también palabras
lados en momentos de un acontecer plagado de del autor de Juventud y vejez. En la intelec-
indefiniciones. tualidad de los años finales de la década del XX
Fue, no obstante, una etapa gestora, prepara- se sentía la necesidad del cambio, el cual, sin
toria y necesaria en todos los órdenes de la vida embargo, sólo podría ser emprendida con la vo-
nacional, donde se avizoraban las acciones con- luntad y la acción revolucionaria de las masas.
juntas de las masas obreras, de la intelectualidad No obstante, en lo nuevo que se gestaba había
y del estudiantado. Ya en 1923, con la forma- mucho también de los protagonistas de las dé-
ción del Grupo Minorista, en medio del desa- cadas anteriores, quienes, hijos de su tiempo, pu-
rrollo de lo que Juan Marinello denominará dé- dieron llegar hasta determinado estadío que a
cada crítica, de 1920 a 1930, los creadores se otros les correspondía sobrepasar. [C. R.]
sentían penetrados «por la angustia de nuevos

NOTAS
(CAPÍTULO 1.1)

1
Informe del Comité Central del Partido Comunista bidos por lo general a escritores latinoamericanos
de Cuba al Primer Congreso. Departamento de residentes en París, se vuelve a tratar del futurismo,
Orientación Revolucionaria del Comité Central del que casi siempre es censurado y ridiculizado en sus
Partido Comunista de Cuba. La Habana, 1975, postulados.
p. 15. 6
Juan Marinello: «Emilio Roig de Leuchsenring
2
Cintio Vitier: «Introducción», en su Cincuenta años antimperialista», en su Obras. Cuba: Cultura. Selec-
de poesía cubana (1902-1952). Ordenación, antolo- ción de Ana Suárez. Prólogo de José Antonio
gía y notas por Cintio Vitier, Ministerio de Educa- Portuondo. Editorial Letras Cubanas, La Habana,
ción, Dirección de Cultura, La Habana, 1952, p. 15. 1989, p. 546.
3 7
Cintio Vitier: ob. cit., p. 1. Francisco López Segrera: Cuba: cultura y sociedad.
4 Editorial Letras Cubanas, La Habana, 1989, p. 125.
Regino E. Boti: «Notas acerca de José Manuel
8
Poveda, su tiempo, su vida y su obra», en su Crítica Alejo Carpentier: La música en Cuba. Fondo de Cul-
literaria. Selección, prólogo y notas de Emilio de Ar- tura Económica, México D.F., 1946, p. 211.
mas. Ediciones Unión, La Habana, 1985, p. 132. 9
José Ardévol: Introducción a Cuba: la música. Insti-
5
Como dato de interés, valga señalar que en 1914 un tuto Cubano del Libro, La Habana, 1969, p. 18.
escritor mediocre, Félix Callejas, más conocido por 10
Eduardo Sánchez de Fuentes: Consideraciones sobre
Billiken, publicó el poema «Paisaje crepuscular», la música cubana. Imprenta Molina, La Habana,
parodia de uno futurista, hecho que confirma que 1936, p. 11.
la literatura cubana de esos años no permaneció aje-
11
na a este movimiento. Ya en 1909 el escritor Emilio Francisco López Segrera: ob. cit., p. 126.
Bobadilla, desde París, se había referido a dicha ten- 12
Marcelo Pogolotti: Del barro y las voces. Ediciones
dencia en un artículo aparecido el 11 de abril del ci- Unión, La Habana, 1968, p. 49.
tado año en El Fígaro, el cual resulta el primero que
13
en Cuba abordó la nueva modalidad artística. Allí Esta emisora se mantuvo trasmitiendo solamente los
tildaba al manifiesto promovido por Marinetti de miércoles y los sábados —hasta 1925—, en el hora-
«programa absurdo y anárquico». En números de la rio de 8:30 p.m. a 10:00 p.m. A partir de 1925 co-
propia revista correspondientes a 1913 y 1914, de- menzó a radiar los sorteos de la Lotería Nacional.

Untitled-42 25 02/06/2010, 9:31


1.2 LA LÍRICA

1.2.1 Panorama de su desarrollo período 1899-1912 como la corriente estética


predominante, entre otras razones porque en
El estudio de la poesía cubana de la etapa 1899- sus postulados más significativos hay diversos
1923 revela la existencia de dos corrientes esté- elementos conceptuales que expresan el con-
ticas fundamentales: el romanticismo epigonal flicto esencial de los autores que por entonces
que predomina hasta 1912 y el modernismo que publicaron sus libros.
cultivan las principales figuras de la lírica de esos Junto a temas y maneras románticos se ob-
años y cuyo primer ejemplo es Arabescos menta- servan la impronta del parnasianismo y se des-
les, de Regino Boti, aparecido en 1913. La críti- tacan influencias modernistas, prácticamente
ca ha insistido una y otra vez en la incuestiona- imposibles de pasar por alto cuando las obras de
ble verdad de que la muerte temprana de Casal Rubén Darío y sus seguidores revolucionaban
(1893) y de Martí (1895), dos poderosos inicia- la sensibilidad en la poesía del idioma. La falta
dores del modernismo —Martí incluso su pre- de perspectiva para comprender el fenómeno
cursor con Ismaelillo (1882)—, con el posterior modernista en todo su alcance, tanto ideológico
deceso de los dos más capaces seguidores del como artístico, impidió asimismo que los líri-
primero: Juana Borrero (1896) y Carlos Pío cos cubanos, conocedores además de los apor-
Uhrbach (1897), determinaron en buena medi- tes de Casal a los nuevos modos poéticos, se
da los caminos que habrían de seguir en los años adscribieran a esa corriente que tantas posibili-
sucesivos la sensibilidad y el estilo de la lírica dades de expresión ofrecía, sobre todo en su
cubana. A esos acontecimientos de importancia modo interior, en que el autor de Nieve (1893)
literaria hay que añadir otro de carácter históri- había dejado textos de gran importancia. Acaso
co: la frustración de los ideales independentistas el más elocuente testimonio de esa incompren-
por la presencia interventora de las tropas de sión de la trascendencia del movimiento enca-
Estados Unidos en Cuba en 1899, después de bezado por Darío sean las reflexiones de Este-
derrotado el ejército español un año antes a ban Borrero Echeverría en la presentación de
mano de las fuerzas norteamericanas en una Fugitivas (1901), de Francisco Díaz Silveira
guerra que en breve pudo haber ganado la tro- (1871-1925), donde hace estas afirmaciones:
pa mambí. La intromisión extranjera traería «Diéronse aquí entonces por no sé qué aberra-
como consecuencia una República dependien- ción de gusto, los jóvenes poetas, a la imitación
te (1902-1958) que no satisfaría los más caros de una poesía para mí dos veces exótica, rara en
anhelos de libertad, justicia y desarrollo eco- el fondo y extraña en la forma, que llaman por
nómico-social. El romanticismo, algunos de allí poesía decadente o modernista», y más ade-
cuyos rasgos definidores perduraron en sus lante, para ahondar en sus consideraciones: «hu-
epígonos, reapareció en los poetas cubanos del yendo […] del medio real en que vivían se
[27]

Untitled-42 27 02/06/2010, 9:31


28 ETAPA 1899-1923

crearon uno artificial, en el cual buscaban la ocasiones, adoptaron los metros o aun los te-
inspiración, que Cuba exuberante de vejetación mas nuevos o en boga, pero su inspiración con-
[sic], inundada siempre de luz; y, en lo moral tinuaba siendo ya puramente clásica, ya la de los
llena de tétricas sombras no les brindaba a lo que últimos románticos españoles. […] Algunos os-
parece».1 En ese prólogo es considerado el mo- cilaron entre las distintas tendencias, como
dernismo como un fenómeno exótico, ajeno a Bobadilla y Byrne, que en diferentes composi-
la realidad nacional en su doble sentido paisajís- ciones ensayan las formas nuevas.»3 Un año más
tico e histórico, una interpretación que si bien tarde, 1905, emite Pedro Henríquez Ureña es-
no es del todo desacertada pierde de vista, por tas opiniones acerca del estado de la poesía cu-
razones perfectamente explicables, el verdadero bana de aquellos días: «Si la gran inactividad li-
sustrato del formidable movimiento hispano- teraria de este momento no es presagio de una
americano. Borrero Echeverría siente muy hon- extinción total de las aficiones poéticas, como
do, en fecha tan temprana, la frustración esen- insinúan los escépticos, es de creerse que la poe-
cial del país que no pudo alcanzar una auténtica sía cubana se halla en un período de transición y
victoria redentora y al que poco después se le que las generaciones próximas traerán un cau-
impondría una República insuficiente. En sus dal de ideas y formas nuevas»,4 un vaticinio que
palabras hay, de hecho, una propuesta de man- tenía en cuenta, sin dudas, la obra de Casal y de
tener una tradición de autoctonía que tuvo en Martí y, en el ámbito general de Hispanoaméri-
Heredia al primer gran representante. A la luz ca, la de los modernistas que citaba Boti, aun-
de esos criterios, el modernismo es un estilo «de- que habría que preguntarse por qué el crítico
cadente», incapaz, por ello, de acoger los senti- califica de «nuevas» esas ideas y formas si ya te-
mientos y la historia de un modo de ser propio, nían un decenio de importantes creaciones. Des-
de una nacionalidad, según Borrero Echeverría de el punto de vista del modernismo, las suyas
una necesidad insoslayable en momentos de cri- eran las propuestas nuevas, en tanto las viejas y
sis y de frustración. Conocidas o no esas ob- en desuso eran las románticas. Así, por antíte-
servaciones por los poetas que en lo sucesivo sis, las palabras del dominicano insisten en que
publicarían sus libros, la tónica predominante los líricos cubanos se volvieron a la estética del
de sus versos estaba en consonancia con esas romanticismo para poder expresar una concep-
ideas. ción del mundo que no era la de los años en que
En 1904 aparece una antología que años más estaban escribiendo. La falta de talento creador
tarde fue severamente censurada por Boti: Ar- y la cercanía afectiva y temporal de un pasado
pas cubanas, compilación del Conde Kostia (seu- glorioso y lleno de ideales, además de los facto-
dónimo de Aniceto Valdivia), en la que apare- res expuestos con anterioridad en estas mismas
cen textos de Dulce María Borrero, Esteban páginas, determinaron la adopción de un cuerpo
Borrero Echeverría, Bonifacio Byrne, René artístico-conceptual que estaba en consonancia
López y Federico Uhrbach. En esas selecciones, con las necesidades e inquietudes espirituales y
según Boti, no se encuentra «ni un asomo» de de comunicación de los poetas que caracterizan
Darío, Silva, Lugones, Santos Chocano, Herrera este período de 1899 a 1912. Los personajes he-
y Reissig y Guillermo Valencia, así como tam- roicos y el tema de la libertad, por ejemplo, y en
poco «del espíritu moderno de que ellos eran a no menor medida la exaltación del pasado como
su vez portavoz»; poco antes señalaba: «Salvo lo un arquetipo atemporal en que el individuo al-
de René López y alguna que otra composición canzó una dicha y plenitud perdidas y añoradas
aislada, lo demás puede arrojarse al cesto sin nin- en el presente, son rasgos propios de la literatu-
gún remordimiento de conciencia. Esa antolo- ra romántica que satisfacen los reclamos de una
gía es una acusación de nuestro misoneísmo sensibilidad lacerada por el vacío de una expe-
poético».2 De los poetas representados en esa riencia histórica frustrante. De ahí la persisten-
compilación de 1904 dirían Félix Lizaso y José cia en esos poetas de los tres temas fundamen-
Antonio Fernández de Castro lo siguiente: «En tales: la patria, el amor y la situación social del

Untitled-42 28 02/06/2010, 9:31


LA LÍRICA 29

individuo. Acaso la más nítida definición de ese longarse más allá de su apogeo, casi hasta
período de la lírica cubana esté en este sucinto nuestros días, va a ser súbitamente modi-
análisis de Cintio Vitier: ficado por la aparición sucesiva de tres li-
bros escritos en el interior de la isla. Son
Por los mismos afanes que la hicieron po- ellos Arabescos mentales (1913) de Regino
sible —emigración revolucionaria, guerra E. Boti, Ala (1915) de Agustín Acosta y
del 95, ocupación norteamericana—, la Versos precursores (1917) de José Manuel
República sorprende a nuestra poesía dis- Poveda.5
persa y desorientada. Muertos Casal y
Martí, poderosos anticipadores del moder- El tema patriótico, en cierta medida antítesis
nismo, que hubieran sido los maestros fe- del tema del amor imposible, tiene su antece-
cundos; desaparecidos también dos jóve- dente inmediato en un libro de Byrne: Efigies
nes que encarnaban la más viva promesa, (1897), un conjunto de sonetos a figuras de la
Juana Borrero y Carlos Pío Uhrbach, se Guerra de Independencia (1895-1898) cuyas
abre en 1902 un período poético confuso, imágenes llegan a los lectores en versos cuida-
dominado por la ferviente actividad de El dosamente trabajados. Más tarde, en 1901, apa-
Fígaro y otras revistas literarias (Cuba y rece Fugitivas, de Díaz Silveira, soldado en los
América, Azul y Rojo, Letras), y por el pres- campos de batalla, entre cuyos poemas se cuen-
tigio de algunas figuras que procedían de tan «Himno de guerra», «La bandera», «Después
la última generación formada en la Colo- del silencio», «Nueva campaña». Para René
nia. Entre éstas, destácanse sin duda Bo- López la patria es una realidad distante, soñada
nifacio Byrne, que adquirió extraordinaria a través de sus símbolos («La patria»), frustrada
notoriedad por el acierto emocional de su en sus esperanzas («¡Libertad!»). Dulce María
canto a la bandera, y Federico Uhrbach, Borrero, en su libro Horas de mi vida (1912),
discípulo de Casal, que dará su mejor acen- también siente muy cerca el conflicto histórico
to en Resurrección (1916): poetas ambos («Tu bandera», «Tierra propia», «Desde la cum-
muy estimables, pero desprovistos de la bre», «Sin nombre», «La canción de las palmas»).
fuerza necesaria para convertirse en centros Se trata en todos los casos de un intento de rei-
guiadores e impulsar nuestra poesía hacia vindicación del pasado mediante la exaltación de
un futuro más vasto. sus glorias y la utilización de un estilo que mu-
cho tiene que ver con la influencia del parna-
Transcurren así diez años de producción sianismo. Aunque idealizadas las hazañas y la
indefinida e ingenua como la propia Re- memoria de los héroes, en esa línea temática está
pública, con rasgos románticos, modernis- la antítesis de las evocaciones brumosas e inde-
tas y decadentes mezclados a un gusto por finidas del pasado en los poemas que tienen
las «meditaciones» campoamorescas o por como tema los amores imposibles, pero se iden-
la versificación rotunda y declamatoria. tifican con ellos en que cantan a una plenitud
Poesía de certamen, de Ateneo y Acade- definitivamente perdida e inalcanzable. Otra di-
mia, polémicas estériles como la recogida ferencia significativa entre ambas modalidades
por José Manuel Carbonell en el prólogo está en la ausencia del yo participante, que en la
a su canto La visión del águila (1907), ca- línea amorosa constituye el centro de la dinámi-
racterizan la atmósfera general de estos ca creadora. El texto de exaltación de los valores
años. Algunos líricos menores —el malo- patrios establece una distancia imprescindible
grado René López, el muy valioso Fran- entre sujeto y objeto. En estas estrofas de «La
cisco J. Pichardo— significan sólo discre- canción de las palmas», de la sección «Lauros san-
tas excepciones de calidad. Lo negativo, grientos» del libro Horas de mi vida, se entre-
inerte y provinciano de esta situación, que mezclan rasgos de la herencia modernista con la
desde luego en ciertas zonas habrá de pro- evocación del heroísmo patrio:

Untitled-42 29 02/06/2010, 9:31


30 ETAPA 1899-1923

Esmeraldas rumorosas, (conocido por su seudónimo de Fray Candil;


porciones del patrio suelo después de haber publicado tres libros en la dé-
que os levantáis orgullosas cada de 1880, dio a conocer Vórtice, 1903, y más
para besar amorosas tarde Rojeces de Marte y Sonetos de la guerra,
el gran zafiro del cielo! 1920) y José Manuel Carbonell (La visión del
Vosotras las que mirasteis águila, 1907, y una buena parte de su produc-
caer el postrer soldado ción poética en 1922 y 1923), autores de es-
que, piadosas, lo arrullasteis, casísimo relieve. Esta vertiente de la lírica de ese
y en pie, soberbias, quedasteis primer período de la etapa 1899-1923 tiene en
sobre el campo ensangrentado; Byrne, Francisco Javier Pichardo y René López
[…] a sus mejores exponentes. A esos años pertene-
Que en el viento confundido cen, del primero, Lira y espada (1901), Poemas
llegó a vosotras un día (1903) y En medio del camino (1914), el de 1901
del primer cubano herido con poemas patrióticos (entre ellos su célebre
el lamento dolorido «Mi bandera») e intimistas; de Pichardo, Voces
que repetís todavía! nómadas (1908), y de René López poesías dis-
persas que recientemente fueron recogidas en
La vertiente amoroso-intimista caracteriza a libro con el título de uno de sus más notables
prácticamente todos los poetas del período. ejemplos, Barcos que pasan (1986); un fragmen-
Además de los mencionados como representan- to a continuación se transcribe para que pueda
tes de la vertiente patriótica, merecen citarse apreciarse su calidad y, en general, el conjunto
ahora a Mercedes Matamoros (Sonetos, 1902, de elementos de esa vertiente:
cercana al modernismo en «El último amor de
Safo»); Enrique Hernández Miyares (Poesías, ¡Oh barcos que pasáis en la alta noche
1915; su soneto «La más fermosa» suscitó una por la azul epidermis de los mares,
polémica en torno a su paternidad recogida en con vuestras rojas luces que palpitan
libros y en modo alguno ajena a los contenidos al ósculo levísimo del aire,
políticos que pueden leerse en el texto); Manuel rubís ensangrentados sobre el lomo
Serafín Pichardo (Cuba a la República, 1902; de gigantescos monstruos de azabache!,
Canto a Villaclara, 1907); Federico Uhrbach ¿adónde vais por la extensión sombría,
(Oro, 1907, en colaboración con su hermano guerreros de la noche, infatigables
Carlos Pío; Amor de ensueño y de romanticismo, paladines que sueñan la tormenta,
1908; Resurrección, 1916), Francisco y Fernan- como aquellos cantores medievales,
do Lles (Crepúsculos, 1909; Sol de invierno, 1911; la lanza en ristre, la mirada torva,
Limoneros en flor. Poemas del amor y de la vida, morir cantando en sin igual combate?
1912, todos escritos entre los dos): Hilarión ¿Adónde vais, ¡oh barcos misteriosos!,
Cabrisas (Esperanza, 1911; en la década de 1930 por la azul epidermis de los mares?
publicó otros cuatro libros que, por razones
cronológicas, no se mencionan en esta relación); La vertiente de preocupación social, atenta a
Max Henríquez Ureña (Ánforas, 1914), algunos la situación del individuo en su contexto, tiene
con maneras peculiares de abordar sus inquietu- menos cultivadores, de los cuales el más desta-
des en el poema, influidos en mayor o menor cado es Francisco Javier Pichardo, un poeta de
medida por el intimismo romántico de fines del finas calidades y aciertos formales que lo sitúan
XIX y por la obra de poetas españoles de esa mis- entre los que muestran un gusto más acabado.
ma centuria, así como por hallazgos del parna- Esta variante se diferencia de la que surge como
sianismo y por las voces más relevantes de la resultado del espíritu vanguardista en la efecti-
sensibilidad modernista. Dos nombres podrían vidad que subyace en la percepción de la reali-
añadirse a los mencionados: Emilio Bobadilla dad. Hay en las páginas de esta modalidad un

Untitled-42 30 02/06/2010, 9:31


LA LÍRICA 31

lamento desgarrado o conmovido que no se en- yo sé querer la tierra. Señor: vos, que sois justo,
cuentra en las posteriores manifestaciones de la decidme si la tierra no debe de ser mía.
tendencia de preocupación social. Una simple
comparación de «El trapiche» de Pichardo y «Sa- El segundo período (1913-1923) es el de pre-
lutación fraterna al taller mecánico», de Regino dominio del postmodernismo por la labor
Pedroso, deja ver sin lugar a dudas esa diferen- innovadora que llevaron adelante Boti y funda-
cia. Esa emotividad, de distinto grado en cada mentalmente Poveda, una problemática sobre la
una de las vertientes de esta etapa, les da un tras- que se volverá con mayor detenimiento más ade-
fondo común que a su vez las distingue de las lante, en las páginas dedicadas al estudio de las
propuestas renovadoras que poco después for- obras de estos poetas. Las posibilidades expre-
mularían Poveda y Boti. Desde el punto de vista sivas que abrieron los poemas de Martí y de Ca-
temático se integra esta vertiente al intimismo sal no fueron lo suficientemente aprovechadas,
que tanto floreció entonces, y expresa la crisis como ya fue dicho, por los que conformaron el
existencial imperante como consecuencia de la panorama de la lírica cubana en los años subsi-
frustración que trajo la República dependiente. guientes. Poveda, un temperamento peculiar y
La problemática del hombre se pone de mani- una fuerte personalidad con auténtica vocación
fiesto en ocasiones en cierta forma que adquiere artística, rasgos determinantes también en la
el hastío, un cansancio que denota indiferencia definición de su amigo Regino Boti, sintió como
o resignación, actitudes radicalmente distintas nadie la urgente necesidad de transformar la
de las que tendrían los exaltados y amargos poe- poesía de su momento retomando la gran tradi-
mas de los renovadores de la década siguiente. ción modernista de Casal, una labor a la que con-
La aprehensión del paisaje (Dulce María Borrero, sagró varios años. Esas inquietudes, que empie-
Francisco Javier Pichardo, Mercedes Matamo- zan a manifestarse en 1909 y se desarrollan en
ros) se reviste de una tristeza lánguida que el importantes trabajos dados a conocer en la pren-
rigor del trabajo artístico no puede ocultar en sa o en forma de conferencias, revelan hasta dón-
su objetividad. Esa misma voz de lamento está de se hacía necesario un cambio radical en la
presente en un poema de preocupación social de poesía cubana. En 1913 apareció Arabescos men-
Agustín Acosta, La zafra (1926), escrito tam- tales, de Boti, el libro que abre la renovación y
bién bajo la decisiva influencia del romanticis- trae sustanciales transformaciones a la lírica; más
mo epigonal. Tanto en «El trapiche» como en tarde se publica Ala (1915), de Agustín Acosta,
«La canción del labriego», del propio Pichardo, y en 1917 Versos precursores, de Poveda. Cada
las ricas posibilidades temáticas están someti- uno con su sello muy personal, determinado por
das a los cánones del romanticismo decadente. factores disímiles, contribuyen al enriquecimien-
Véase el segundo: to de la nueva concepción de la poesía, un rena-
cimiento después de un largo período de ruptu-
Señor: soy el labriego que los terrenos ara; ra con la más inmediata y fructífera tradición
con el sudor que brota de mi caldeada frente cubana e hispanoamericana.
las tierras fecundizo, sazono mi simiente El libro de Acosta hizo aportes menos sus-
y ablando de las piedras la sequedad avara. tanciales a la nueva estética, inmerso como esta-
Mi mano el negro surco con avidez prepara; ba aún en la corriente del romanticismo epigonal,
contra la helada lucho con ánimo valiente; una de las influencias decisivas en su quehacer.
y los retoños nuevos para cuidar, paciente Entre los postulados fundamentales propugna-
velo todas las noches hasta que el cielo aclara. dos por Poveda y Boti están el de la forma artís-
Yo sé querer la tierra; de mis callosas manos tica y el de la búsqueda de la grandeza en lo que
las rústicas caricias hacen dorar los granos. concierne a la relación del poeta con sus temas,
Yo crujo en las encinas, yo tiemblo en el consustanciales ambos con la exaltación del yo
arbusto, que los caracterizó. Esos dos libros trascendie-
y aguardo en la cosecha mi única alegría, ron sus propios presupuestos estéticos, en el caso

Untitled-42 31 02/06/2010, 9:31


32 ETAPA 1899-1923

de Boti perceptible en La torre del silencio en los tres anteriores mencionados, los temas y
(1926), escrito entre 1912 y 1919, y El mar y la conceptos del romanticismo y del modernismo,
montaña (1921), escrito de 1919 a 1920, en los al igual que en los poetas que en esos años aún
que se adentra hacia zonas cercanas a la vanguar- no habían publicado libros y empiezan su carre-
dia, una línea que ya había iniciado en el poe- ra literaria: Nicolás Guillén, José Zacarías Tallet,
mario de 1913, en sus textos más perdurables. Rubén Martínez Villena, Regino Pedroso, Ma-
Acosta, desinteresado en formulaciones de or- ría Villar Buceta, a los que se suma Manuel Na-
den teórico, y atento, a diferencia de sus dos varro Luna con Ritmos dolientes (1919) y Cora-
colegas mayores, a los dictados de su formación zón adentro (1920). Aunque mucho de lo que se
literaria, en el que se entrecruzan, como en to- escribió en ese decenio no ostenta una calidad
dos los poetas de su momento, romanticismo y superior en relación con el período precedente,
modernismo, acoge por igual una y otra concep- en líneas generales se aprecia un salto cualitati-
ciones de la poesía, por lo que su importancia vo. Exceptuados Boti, Poveda y Brull, los res-
como innovador es de menos alcance; en Her- tantes poetas, de una obra menos honda, dan
manita (1923) se torna un representante del cuerpo, sin embargo, a un conjunto de realiza-
intimismo romántico de contenido amoroso, una ciones más ricas y perdurables que las que lo-
de las vertientes de Ala. graron los representantes tardíos del romanti-
Otros poetas significativos de este segundo cismo. El amor, la patria, la ciudad, la soledad
período (de la etapa 1899-1923) son Mariano del hombre, la evocación de paisajes exóticos, la
Brull, autor de La casa del silencio (1916), un percepción de la realidad inmediata en forma de
magnífico libro de refinada factura en el que se paisaje contemplado o como entorno del diario
encuentran los gérmenes de la tendencia purista vivir, temas y tópicos del modernismo que es-
representada por él como su figura principal en tos creadores representan, se muestran en tex-
todos sus libros sucesivos, desde 1928; Federi- tos de distintas tonalidades y virtudes artísticas.
co de Ibarzábal, con varios libros: Huerto lírico Ibarzábal, por ejemplo, en su libro de 1919, cul-
(1913), El balcón de Julieta (1916) y Una ciu- tiva el tema del barrio, ya presente en Poveda
dad del trópico (1819) (mucho después publicó con fuerza singular y que más tarde reaparecerá
su último poemario, en 1946: Nombre del tiem- en Tallet, durante la etapa que se inicia en 1923,
po); Ghiraldo Jiménez con La selva interior el momento prevanguardista. En los libros de
(1920); María Luisa Milanés (sus textos fueron mayor peso conceptual está la presencia de un
recogidos en el número de la revista Orto co- modernismo de más complejas implicaciones,
rrespondiente a mayo de 1920, como un home- como sucede con Versos precursores. En otros,
naje a la poetisa al año siguiente de su muerte); como en La ruta de Bagdad, de Pedroso, escrito
Emilia Bernal, autora de Alma errante (1916), entre 1918 y 1923, hay una influencia mayor del
¡Como los pájaros! (1922) y Poesías inéditas modernismo exteriorista. Brull, en cambio,
(1922), con seis libros más hasta 1938; Gustavo igualmente formado en Darío, González Martí-
Galarraga (La fuente matinal, 1915; Lámpara nez y otros representantes del formidable mo-
votiva, 1916; La barca sonora, 1917; El jardín de vimiento hispanoamericano, alcanza una dimen-
Margarita, 1917; Copos de sueño, 1918; Motivos sión espiritual poco común, en buena medida
sentimentales, 1919; Excelsior, 1919; Glosas del deudora de un romanticismo bien asimilado.
camino, 1920; Momentos líricos, 1920; Recogi- El tema patriótico y de preocupación social
miento, 1920; Cromos callejeros, 1920; Cancio- no es característico de este período. En Acosta
nero de la vida, 1920; Música triste, 1920; Flores y en Martínez Villena, sus más importantes cul-
de agua, 1921; Cancionero de la vida, 1922; El tivadores por la significación de sus obras y el
remanso de las lágrimas, 1922, y Oblación, 1922) número de textos dentro de esa vertiente, aun-
y Enrique José Varona (Poemitas en prosa, de que escaso en cada uno, se diferencian por el es-
1918 a 1921, publicado ese último año). Se al- tilo, grandilocuente y retórico en el primero
ternan y se fusionan en esos poemarios, como —excepto en el dedicado a la bandera— y so-

Untitled-42 32 02/06/2010, 9:31


LA LÍRICA 33

brio y mesurado en el segundo, extremos que En lo sucesivo la autora se va acercando a la


pueden explicarse por la filiación estética de sus sensibilidad predominante en la década de 1920,
autores, un romanticismo libremente elaborado incluso a la jitanjáfora («La sombra»), como
en Acosta y sometido a la influencia parnasiana pusieron de relieve sus comentaristas. En esos
en Martínez Villena. En la medida en que esa momentos deja ver su ascendente espiritual, las
problemática aparece como centro de la poesía lecturas formativas que constituyeron su expre-
se produce un alejamiento de los postulados sión cuando el modernismo había dado nuevas
ideoestéticos del modernismo. Boti y Poveda, posibilidades a la lírica nacional con la aparición
paradigmas del modernismo cubano de esos de Arabescos mentales en 1913. Sus antólogos han
años, excluyeron de sus respectivos libros esas reconocido en «Cigarra azul» una página repre-
inquietudes de exaltación del pasado o de refe- sentativa de su gusto romántico inicial, pero
rencias al presente, con la salvedad del poema puede tomarse también como ejemplo «Palabras
de Poveda a la bandera, de cuya comparación con de elegía», acaso de más hondas resonancias y
el similar de Acosta saldría fundamentada la te- mayor fidelidad a la atmósfera del estadío inicial
sis de que ese tema por sí mismo es ajeno a la de su formación. Véase el texto:
concepción modernista de la poesía, que pene-
traba en la realidad desde una perspectiva dife- Siento que es el sufrir mi patrimonio,
rente. El repudio a sus circunstancias es consus- que mi risa es el lloro y que mi canto
tancial con la lírica modernista, como ya señaló es el acento que el dolor me brinda.
Ricardo Gullón en su libro Direcciones del mo- Aquí vengo a cantar, como si fuera
dernismo (1963), pero se trata de una actitud a una selva de robles, cuyas ramas
generalmente implícita, que cuando emerge en sacuda de mi espíritu el sonido.
un texto a través de alusiones a símbolos, he- Tengo mi voz, un flagelar de amores
chos o figuras de la patria, lo hace sin los conven- en cada corazón, para que vibren
cionalismos propios de una poética que los al mismo tiempo que mi pena canta,
innovadores se habían propuesto superar. Con y si es de roble, lágrimas los robles
la lectura de «El trapo heroico», de Poveda, se derramen, ¡ay!, porque mi hermano
corrobora que el tratamiento de esos temas se ha muerto;
nutre, en el modernismo, de amargura y de es- porque yo quiero que la pena mía
cepticismo, no de la ingenua alegría que tiene en tenga un eco brutal que la comprenda;
Acosta. porque yo quiero hacer con ese llanto
En el decenio 1913-1923 conviven las nuevas ofrenda de cariño al desgraciado
ideas con las viejas estructuras conceptuales y que no tuvo en los labios ningún beso
formales, incluso en un mismo poeta, como ya al dejar de vivir, al que no tuvo
fue dicho. Para ejemplificar esa coexistencia pue- manos piadosas que cerraran trémulas
de acudirse a dos figuras de relieve menor, pero el cristal esmeralda de sus ojos.
con textos de incuestionable calidad: Emilia […]
Bernal y Federico de Ibarzábal. Véase el juicio ¡Al pobre hermano que murió tan lejos!
que sobre la primera formularon los autores de
La poesía moderna en Cuba (1882-1925) (1926): Lejanía, ausencia, muerte, sufrimiento, iden-
tidad hombre-naturaleza, amor fraterno, parti-
Su labor primera, recogida en Alma errante cipación afectiva, una ontología del dolor para
(1916), presenta todas las características de definir la esencia del yo, son los rasgos más so-
su espíritu poético en ese momento de su bresalientes de este poema en el plano concep-
producción: inspiración romántica, finura tual, trabajado con un encomiable sentido de la
y levedad en la expresión, aun en los temas musicalidad y un acendrado cuidado formal. En
más propios al desbordamiento de senti- Brull y en Acosta, más próximos en sus respec-
mentalismos trillados.6 tivos libros al modernismo, se encuentran

Untitled-42 33 02/06/2010, 9:31


34 ETAPA 1899-1923

acentos similares, pero con diferente tono, una la muerte de Martí y de Casal. Sus libros de 1913
manera más cercana a la austeridad, al estilo de y 1917 y los trabajos en prosa de Poveda querían
la innovación. Véase ahora el texto de Ibarzábal, hacer lo que no se había hecho diez años antes.
quien se inició también bajo el signo del roman- No podían pensar, pues, que sus aportes a la lí-
ticismo (Huerto lírico, 1913) y en breve evolu- rica cubana pudieran llamarse postmodernistas,
cionó hacia posiciones más modernas, especial- porque sencillamente aún no se había escrito la
mente en Una ciudad del trópico (1919), con poesía modernista, tarea que se realizaba al fin
poemas que, dentro de la línea de acercamiento en sus poemarios. Habría que entrar a conside-
a la realidad inmediata, en particular el barrio, rar, sin embargo, si para esa fecha, un tanto tar-
continúan un tema significativo del quehacer de día para suscribir postulados estéticos que ya co-
Poveda («Refugio», «Retiro», «El retorno», «Sol menzaban a declinar (recuérdese que el último
de los humildes») y se abre hacia preocupacio- gran libro de Darío, Cantos de vida y esperanza,
nes de la poesía cubana de la década siguiente. es de 1905, y que el gran poeta falleció en 1916,
En El balcón de Julieta (1916) hay también mag- un año antes de la aparición de Versos precurso-
níficas muestras de esa mirada a lo inmediato, res), era posible llamar modernistas a las inno-
como este soneto (III) de «Lienzos marinos»: vaciones que se introducían en la poesía cubana
por libros que rebasaron el movimiento y se
Esta gris alameda, abandonada y sola, abren en cierta medida hacia el futuro o superan
tiene la gracia antigua y el sabor colonial; sus propios afanes de sostener una tradición. No
una reminiscencia de la vida española, sería del todo desacertado llamar postmoder-
junto a los edificios de corte conventual. nismo a esa labor teniendo en cuenta el hecho
¡Alameda de Paula! Blando rumor de ola, puramente cronológico de haber llegado después
brisas entre los álamos, dulzura espiritual, del modernismo, una verdad incuestionable si
sordo ruido de carros que, en la calleja, viola se recuerda que en el período de 1899 a 1912
el solemne silencio de la tarde glacial. hay elementos modernistas en algunos poetas
Junto al muelle desierto, pacífico y mojado, cubanos. Esos rasgos eran muy pobres e insufi-
la Alameda de Paula duerme en un sosegado cientes para enriquecer la sensibilidad en la me-
sueño su vieja vida de perpetua inacción. dida en que era necesario y en proporción con
Como esas viejecitas que tuvieron amores, las potencialidades abiertas por los dos grandes
y que hilan sus recuerdos desde los corredores, predecesores y por los maestros del resto de
sin un deslumbramiento, sin una sensación. Hispanoamérica. Puede argumentarse, no obs-
tante, que la pobreza cuantitativa y cualitativa
Esos poemas de Ibarzábal, con un tema pro- no descarta la presencia del hecho y que, por ello,
pio del postmodernismo, obligan a reflexionar Boti y Poveda vienen a traer en verdad un en-
acerca de si la poesía que se escribe en Cuba des- grandecimiento posterior que hay que llamar
de 1913 y durante diez años ha de ser denomi- postmodernismo.
nada modernista o postmodernista, una cuestión Si a la razón cronológica (la tardía aparición
que la crítica no ha precisado aún. Si se toma en del cuerpo de ideas y poemas que renovó la líri-
cuenta la opinión de Poveda en sus diversos tra- ca nacional en la dirección del modernismo) y al
bajos en favor de la renovación, no quedará otra argumento de que antes de que los poetas orien-
alternativa que convenir en que sus poemas y tales7 promovieran los cambios había expresio-
los de Boti tienen que ser considerados moder- nes de la sensibilidad que tenían en Darío y otros
nistas. Ahí está, por ejemplo, el «Manifiesto de creadores hispanoamericanos importantes a sus
los modernistas», una denominación que no deja modelos, se suma el sobrepasamiento de algu-
lugar a confusiones. Vistas las cosas en un senti- nos textos del período 1913-1923 (Boti, Ibar-
do estrictamente histórico, es innegable que zábal, entre otros) hacia los hallazgos y búsque-
ambos poetas se propusieron continuar una tra- das de la vanguardia, tendrá que reconocerse que
dición modernista que había quedado trunca tras es más apropiada la denominación de postmo-

Untitled-42 34 02/06/2010, 9:31


LA LÍRICA 35

dernismo para designar los aportes ideoestéticos vos a la instauración de la República en 1902. En
de las principales figuras de la poesía cubana des- el centro de la renovación de Poveda y de Boti
de la aparición de Arabescos mentales en 1913 está la frustración histórica como fuerza dina-
hasta el año 1923 e incluso durante los años su- mizante de primer orden. A propósito de estos
cesivos de la década del 20. La trascendencia que renovadores ha dicho Cintio Vitier:
adquiere el modernismo en Poveda, el más hon-
do y desgarrado poeta de ese período, más cerca Si leemos cuidadosamente sus textos
de Baudelaire que de cualquier otro predecesor programáticos (llenos de un orgullo que es
o contemporáneo, es un signo que habla en fa- para ellos materia de fe, axioma inicial de
vor de la tesis que acaba de esbozarse. Las cir- la actitud artística) y a esa luz releemos los
cunstancias históricas concretas en las que es- libros de Boti y de Poveda, comprendemos
criben estos renovadores determinan que su que lo que ellos se proponían era realmen-
mirada posea sustanciales matices diferen- te un rescate de la Nación a través de la poe-
ciadores con relación al modernismo que flore- sía, un traslado de la finalidad histórica per-
ció en América entre 1896 y 1905, años de es- dida, al mundo de la creación verbal
plendor que tuvieron sus antecedentes desde autónoma.8
1882 con Ismaelillo, de Martí, y sus consecuen-
tes en los años posteriores a la última fecha, a Ahí está, en esencia, el sentido trascendente
partir de la cual comienza a declinar el movi- del trabajo de esos poetas, de la apertura de la
miento. En 1913, como ya fue apuntado, está en poesía en busca de una tradición y hacia una ple-
franca desaparición. Para entonces ya han em- nitud mayor. Otros líricos, de rango menor, hi-
pezado a manifestarse algunos de los elementos cieron su aporte a la historia de la poesía desde
de la vanguardia. Por todo lo expuesto, en espe- esos nuevos presupuestos. La relación dialécti-
cial por la aproximación de algunos poetas a rea- ca entre romanticismo y modernismo define esta
lidades cotidianas, una actitud que caracteriza al etapa: en su primer período (1899-1912) predo-
postmodernismo, y en no menor medida por el minan los rasgos ideoestéticos de los románti-
hecho de desarrollarse después de la etapa de cos menores, asimilados con algunas lecciones
esplendor del movimiento, puede denominarse de los parnasianos y de Darío; en el decenio sub-
postmodernista a este período de la poesía cu- siguiente (1913-1923), el segundo período,
bana que va de 1913 a 1923. predomina el modernismo (en Cuba postmoder-
Es necesario subrayar, a la hora de hacer un nismo) con peculiaridades e influencias román-
recuento sucinto de la poesía cubana de esta eta- ticas. La poesía cubana llega entonces a los um-
pa (1899-1923), el significado que tiene para es- brales de la modernidad después de haberse
tos creadores la frustración histórica en la que situado a la altura de lo que se hacía en el ámbito
viven inmersos. En el primer período se apre- del idioma desde finales del siglo XIX. Tradición
cian la búsqueda del pasado y el dolor por la vida y originalidad se conjugan para superar el pasa-
presente, un ayer de plenitudes perdidas que la do inmediato y enriquecer las posibilidades de
poesía intenta preservar como una memoria re- aprehensión de la realidad. La palabra adquiere
dentora en los textos que cantan al heroísmo, a autonomía y dignidad, condiciones indispensa-
los héroes y a los símbolos patrios, o en los que bles para acceder a una más profunda intelec-
recuerdan amores imposibles, otra expresión de ción del hombre en sus relaciones con la cultura
esa dicha pretérita; en las páginas de preocupa- y con la historia. Las tendencias posteriores de
ción social se siente, de un modo más explícito, la lírica cubana (social, pura, intimista, orige-
el conflicto existencial del hombre desampara- nista) tienen sus antecedentes en los más signi-
do en su propia circunstancia. La patria se perci- ficativos ejemplos de esta etapa y en el pen-
be distante, ausente, inaccesible, un futuro que samiento poético generado al calor de las
se perfilaba en los ideales independentistas y que inquietudes de esos años. En la etapa se percibe
no se hizo realidad entonces, en los años sucesi- una filosofía de la vida, quintaesencia de una

Untitled-42 35 02/06/2010, 9:31


36 ETAPA 1899-1923

escritura que en algunos alcanzó calidades supe- Libre el 30 de marzo de 1913, importantísimo
riores y en otros se quedó sólo en una indaga- documento para la historia de la literatura cuba-
ción insuficiente. El romanticismo epigonal era na de la etapa 1899-1923. Veamos las afirmacio-
incapaz de satisfacer los requerimientos de los nes fundamentales de Poveda, sucinta exposición
primeros años de república, pero pudo reflejar en la que se resumen todas las inquietudes y an-
la crisis del momento, aunque no en toda su helos del grupo encabezado por su más notorio
hondura, precisamente a través de sus rasgos poeta:
estilísticos más sobresalientes. El modernismo,
aunque tardío, significó una ganancia en su rigor Atravesamos un momento trascendental en
artístico, evidente en sus mejores logros. [E.S.] nuestra vida literaria. Después de un largo
estancamiento artístico, de una absoluta es-
terilidad nacional, nuevos impulsos han
1.2.2 La renovación modernista. Boti y Poveda. surgido del seno de la juventud, nueva la-
Acosta. El postmodernismo bor comienza a realizar la generación pre-
sente. Siguiendo las grandes rutas señala-
A finales de 1909, en una carta dirigida a Boti das por los maestros contemporáneos, rutas
con fecha 28 de noviembre, Poveda alude a su por las cuales la América Latina marcha
deseo de que algunos escritores de Oriente se desde hace varios lustros, Cuba empieza a
hagan sentir en la capital, e incluso, con preten- laborar seriamente hacia un poderoso re-
siones de universalidad, en todo el mundo, nacimiento. Han sido proscritos todos los
propósito que implica una profunda insatisfac- viejos modelos, ha sido exaltado el Yo, pro-
ción y al mismo tiempo una clara conciencia de clamado el culto de la Forma, dogmatizados
las capacidades propias para transformar ese el sensualismo y el cerebralismo, sobre el
ambiente de incapaces que en ocasiones lo su- símbolo de Dionysos. Y esa labor de los
mergía en el hastío y en la desesperación, y en modernistas, que liberta a Cuba de las últi-
otras, lo encolerizaba. Lo que en esos momen- mas trabas coloniales, tiene la hostilidad
tos era sólo un comentario un tanto fugaz en pública. Incapaz nuestro ambiente de com-
carta a un amigo, comienza a convertirse en ac- prender las enormes conquistas realizadas
titud resuelta poco después en un artículo pu- por el siglo XIX, ahogadas prematuramente
blicado en Orto el 3 de marzo de 1912: «Pala- las voces de Martí y Casal, que pregonaron
bras a los efusivos», un texto beligerante en el entre nosotros esas conquistas, la juventud
que emerge con fuerza la recia personalidad del lucha sola, bien cierta de su victoria, pero
poeta que se sabe capaz de hacer un arte propio no menos segura de que está completamen-
y superar con él su contexto asfixiante, de «ro- te aislada.11
mánticos anacrónicos».9 Más claro y preciso es
un trabajo del 25 de agosto de ese año, una «Cró- En sucesivos trabajos abordó esa misma pro-
nica crítica» dada a conocer en El Cubano Libre blemática con similar fervor («Llamamiento a la
con el nombre de «Otras palabras», en la que juventud», 3 de junio de 1913; «El movimiento
dice sin rodeos: «Es preciso un renacimiento del literario», 10 de junio de 1913; «Regino E. Boti
arte en nuestro país, y el renacimiento vendrá.» y la lírica actual», diciembre de 1913, por citar
Y más adelante, refiriéndose a los ideales estéti- sólo algunos, pues en prácticamente todos los
cos de los jóvenes que traerán la renovación, dice que tratan cuestiones relacionadas con la litera-
que son «los de la Escuela de América»,10 es de- tura cubana pasada o del momento hay referen-
cir, el modernismo. Fue incansable defensor y cias más o menos abundantes al tema de la reno-
propagador de la renovación en conferencias y vación como una necesidad insoslayable o a sus
artículos, directa e indirectamente, una labor que frutos artísticos concretos), hasta su decisión de
culmina en su primera etapa con la aparición del escribir «Mi conferencia contra el modernismo»,
«Manifiesto de los modernistas» en El Cubano fechada el 1o de marzo de 1915 en Heraldo de

Untitled-42 36 02/06/2010, 9:31


LA LÍRICA 37

Cuba, páginas que pueden considerarse la con- objeto. Esa exaltación de la Forma es un postu-
clusión de los llamamientos y las teorizaciones lado eminentemente antirromántico, heredado
en torno al tema de la nueva poesía, una postura del parnasianismo y de gran significación para
que, a juicio de Poveda, por lo que deja ver su definir el movimiento renovador de la sensibili-
tono enfático, tiene tanta significación como la dad. Los poetas que publican sus libros bajo la
de promover el salto cualitativo que con tanta influencia de un romanticismo epigonal y con-
pasión defendió. En el manifiesto hay que des- forman ese «largo estancamiento artístico» con-
tacar los diferentes elementos: 1) el «largo es- tra el que se levantan los dos más preclaros poetas
tancamiento artístico, de una absoluta esterili- cubanos del momento, cultivan un sentimiento
dad nacional», que precedió e hizo necesaria y de nostalgia y lejanía, de tristezas por amores
urgente la renovación; 2) «las grandes rutas se- imposibles, que son inconciliables con el traba-
ñaladas por los maestros contemporáneos», el jo formal en el verdadero sentido que tiene el
camino de la literatura de América Latina por el culto modernista a la forma. Poveda y Boti quie-
que los poetas cubanos han de transitar en bus- ren superar todo vestigio de sentimentalismo y
ca de su más genuina expresión; 3) la negación de participación afectiva en lejanas experiencias
de los modelos estéticos precedentes en tanto que más tarde reaparecen en los poemas. El Yo
representan viejos modos o estilos, y la conse- proclamado en los artículos ha de poseer un
cuente proclamación de los nuevos valores: exal- aliento mayor, a la altura del diálogo que el hom-
tación del Yo, cultivo de la Forma, jeraquización bre, el poeta, tiene que establecer con la natura-
del sensualismo y del cerebralismo; 4) la identi- leza y consigo mismo. En esa dirección, el
ficación del modernismo y sus postulados esté- modernismo tiene fructíferos elementos de con-
ticos con la independencia de Cuba de las que el tacto con el romanticismo maduro de los gran-
propio crítico llama «las últimas trabas colonia- des poetas franceses y alemanes, un rasgo que
les»;12 5) la pertenencia, por derecho propio, de será muy visible en Arabescos mentales, especial-
la literatura cubana al movimiento modernista mente en algunas de sus secciones. El comenta-
en los antecedentes extraordinarios de Martí y rio que Poveda dedica a Versos ingenuos (1912),
Casal, los que de hecho son considerados en esa de Bartolomé Cornet, español radicado en Cuba,
afirmación como los iniciadores de una tradi- es explícito en lo que concierne a su rechazo a
ción a la que es preciso volverse para retomarla los temas de amores frustrados.13
en sus posibilidades creadoras. Es necesario, para aclarar mejor aún los apor-
Ahí está, en esencia, todo lo que Poveda y Boti tes de la renovación modernista en la literatura
se propusieron durante esos años; el centro cubana, insistir en los vínculos del movimiento
medular de Arabescos mentales, una y otra vez que alentaba Poveda con lo que se hacía y se ha-
exaltado por el mayor y más acerbo crítico y bía hecho en Hispanoamérica, en especial con
teorizante de entonces, antes y después de su Darío. Era necesario que la poesía en Cuba se
publicación, surge asimismo de ese párrafo. Hay incorporara el caudal del idioma con realizacio-
que subrayar en esas líneas la búsqueda de la tra- nes a la altura del momento, pero sin aclarar
dición de finales del XIX para lograr la continui- —Poveda dice: «rutas por las cuales la América
dad histórica, un propósito que tiene trascen- Latina marcha desde hace varios lustros»,14 sin
dencia, no sólo en el plano cultural, sino incluso referencias a libros o etapas dentro del lapso que
en el político, pues entraña la conciencia de la comprende el modernismo— si es una u otra
unidad latinoamericana y, con ella, del afianza- dirección, aunque ha dicho que se trata de vol-
miento de una literatura propia, no mimética, ver a Casal. Puede llegarse a la conclusión de que
una preocupación muy relacionada con la defensa Poveda se refiere, por esa alusión al gran poeta
del Yo frente al espíritu gregario e imitador que habanero, a un modernismo más preocupado por
caracterizaba a los poetas cubanos entonces. Los la forma y por alcanzar un esplendor en las com-
modernistas aspiraban a que la poesía se pensase plicaciones de la composición y del trabajo ar-
a sí misma y llegara a constituirse en su propio tístico, tesis que viene sustentada también por

Untitled-42 37 02/06/2010, 9:31


38 ETAPA 1899-1923

otras afirmaciones del «Manifiesto […]». Sin de octubre. Este es el juicio con el que cierra la
embargo, Versos precursores está más cerca de la obra renovadora emprendida por él años antes
otra línea, la de interiorización, más atenta a con- con tanto fervor y fuego:
flictos espirituales que a los deleites de la músi-
ca del verso, representada —la de mayor rique- Tres libros —Ala, Arabescos mentales y Ver-
za interior— por el Darío de Cantos de vida y sos precursores— señalan la nueva época.
esperanza (1905). El libro de Boti, el primero de Ninguno de los tres es definitivo. En el se-
envergadura escrito en Cuba desde Bustos y ri- gundo hay los inicios de un nuevo verso
mas (1893), de Casal, se inscribe, en su modo de que ignora sus secretos y que marcha un
más fecundas y perdurables consecuencias, en poco como a tientas, pero que asciende in-
la vertiente de Prosas profanas (1896), de gusto dudablemente hacia alturas no holladas to-
y regodeo en la palabra. Es probable que Poveda davía. En el tercero hay el anuncio de una
no tuviera presentes esas distinciones a la hora nueva faena que puede ser personal y crea-
de proclamar la urgencia de los cambios en la dora, puesto que el autor demuestra haber
lírica cubana, pero es importante elucidar sus ascendido hasta sí mismo, después de ha-
propósitos, aunque sea a través de las claridades ber recorrido todos los secretos caminos
que emergen de sus llamamientos, pues resulta- de la modernidad. En general, esa poesía
rá más fácil entonces acceder a la comprensión de los tres libros citados es abigarrada y de
de sus propósitos. La referencia a Casal no tiene ensayo, y demuestra que hay facultades,
necesariamente que ser tomada en el sentido pero no prueba que haya personalidad.15
apuntado, pero no hay dudas de que su nombre
no es esgrimido sólo por su condición de gran El primer libro de Regino Boti, Arabescos
poeta modernista cubano, así sin más, pues tan mentales (1913), posee una singular importan-
estimable era Martí —representante del moder- cia histórica porque supera la profunda crisis de
nismo más grave y hondo— y no fue tomado la poesía cubana de los años precedentes. Se fue
como paradigma, al menos no con la jerarquía conformando a medida que se publicaban los
que se le da a Casal en la labor de renovación, el poemarios de filiación romántica que no habían
único a quien menciona Boti en su recuento de podido sustentar la continuidad con el moder-
esta problemática en su trabajo «Notas acerca nismo iniciado por Martí y Casal. Su texto más
de José Manuel Poveda, su tiempo, su vida y su antiguo, «Cadencias visionarias», está fechado
obra» (1928). Poveda consideraba, como ya fue el 15 de septiembre de 1904; desde entonces apa-
dicho, que los esfuerzos renovadores no tenían recen varios cada año. No obstante las afirma-
razón de ser a la altura de 1915, una vez publica- ciones de Poveda, escritas en momentos de pe-
do Arabescos mentales en 1913 y escrito lo fun- simismo por alguien que estaba demasiado
damental de Versos precursores (los textos que comprometido con su tiempo, hay que recono-
constituyen su «núcleo central» fueron elabora- cer en esta obra un salto de calidad de incuestio-
dos, según Alberto Rocasolano, el más autori- nable trascendencia. Boti procede a exponer su
zado conocedor de Poveda, entre 1914 y 1915). poética en un sustancioso y extenso trabajo in-
Era insensato continuar defendiendo en Cuba troductor: «Yoísmo. Estética y autocrítica de
el retorno a las posiciones modernistas en 1915, Arabescos mentales», un ensayo capital en sus días
cuando ya él y Boti habían dado lo mejor de sí y por más de una razón. A lo largo de sus páginas
no había nada que esperar —según su intransi- son perceptibles nueve divisiones temáticas, en
gente opinión— de los demás poetas, incluido este orden: 1) Conceptos generales en torno a
Acosta, cuya obra no era del todo ortodoxa, la poética de Arabescos mentales, 2) papel e im-
como se verá en su oportunidad. Pero, además, portancia de la formación literaria, 3) creación y
Poveda había entrado en una fase de escepticis- originalidad, 4) encuentro del yo creador y poé-
mo que culminaría en 1918, en el trabajo «Sobre tica de Arabescos mentales, 5) ideas filosóficas,
la poesía nacional», publicado en El Fígaro el 6 6) problemas formales, 7) formalismo e innova-

Untitled-42 38 02/06/2010, 9:31


LA LÍRICA 39

ción, 8) metrolibrismo y 9) temas fundamenta- dar las imprecisas y caóticas impresiones de la


les. En esa declaración de principios hay una percepción, fuerza interior que necesita desple-
perspectiva que el poeta erige como una lección garse en la página, del verdadero suceder, un or-
para el trabajo con la poesía, necesitada de cam- den cósmico que el poeta quiere aprehender en
bios radicales. A medida que se desarrollan las la palabra. En la génesis del poema, que tiene
ideas resumidas en esos núcleos temáticos, se va lugar en una individualidad capaz de percibir,
integrando un pensamiento coherente en el que desde la tradición, los estímulos de una totali-
se conjugan elementos antitéticos, una actitud dad cuyo ritmo armoniza el ritmo interior del
ecléctica de gran ascendiente en la cultura cuba- poeta, hay un impulso que necesariamente ha de
na. Las conclusiones de Boti se van conforman- transformarse, sin perder su espontaneidad, en
do desde su concepto de tradición, en la que ha una poesía equilibrada mediante el cultivo de la
de sustentarse todo trabajo creador con la pala- forma. En estas afirmaciones de Boti se observa
bra poética, un precepto esencial en los textos la distinción: «Por ese lado soy un verdadero
de Poveda para superar el vacío de los continua- impulsionista: mis versos son jirones de mi yo
dores del romanticismo epigonal, ya superado que he ido poniendo en la ruta de mi vida», y
por el modernismo de Casal. Para Boti es nece- antes: «Porque, con excepciones, la poesía que
sario crear desde la experiencia que el transcur- se escribe bajo el fuego de una pasión arrollado-
so del tiempo va depurando hasta dar cuerpo a ra, resulta infantil, incorrecta y ripiosa. Ese gé-
un conjunto de obras que constituyen «La poe- nero poético ha muerto ya.» Y aclara: «Por falsa,
sía […] una e inmutable».16 he huido de cierta poesía cerebral, de ciertas ba-
De ahí surge la primera antítesis: el poeta se ratijas retóricas (no importa que parezcan naci-
nutre de la tradición y crea desde su propia ori- das del alma), de muchos poetas (es impropio el
ginalidad, es decir, escuchando su ritmo interior, nominativo) que se sientan a su mesa a escribir
que no es más que su capacidad de percibir en la con la frialdad matemática con que un ingeniero
naturaleza lo que él denomina «el ritmo del Gran calcula la resistencia de una cuerda.»18 Es nece-
Todo». Aquí están sus propias palabras para la sario someter los impulsos (sin los cuales no hay
definición del talento individual. Dice Boti: «En- poesía verdadera) a un severo trabajo formal para
tiendo que originalidad es personalidad. Si yo que el poema se integre a su condición de obra
tengo un carácter, un ritmo interior (armónico de arte, una posición ecléctica de Boti que se hará
con el ritmo del Gran Todo), en mis creaciones visible en las dos líneas de Arabescos mentales.
debe estar viva mi personalidad, por encima de El culto del Yo, del individualismo de la perso-
todas las lecturas de poetas, críticos, sociólogos nalidad creadora, se traduce en el caso de Boti
y filósofos.»17 Esa exaltación de la individuali- en un necesario autoconocimiento que no es
dad creadora no es más que la exaltación del Yo, más, a los efectos de su concepción de la poesía,
una y otra vez proclamadas por Poveda. Siguien- que un trabajo interior de similares pretensio-
do la consecución lógica de su pensamiento, afir- nes que las del trabajo artístico. No se trata de la
ma Boti que el sentido real de esa originalidad búsqueda de la torre de marfil, una actitud del
descansa fundamentalmente en la forma, el poeta frente a su medio, sino de algo mucho más
modo que tiene cada poeta de expresar su ego profundo: la necesidad del creador de lograr la
(su ritmo interior) después de haber percibido conciencia de sí, de definirse, autorreconocerse
los estímulos de la realidad (los ritmos del Gran en su doble carácter histórico (la tradición) e
Todo). Por ese camino se llega a la segunda antí- individual (el yo perceptivo). La decisión mis-
tesis, la conciliación, en una poesía equilibrada, ma de escribir un texto como «Yoísmo […]»,
de dos elementos opuestos: el frío análisis de la programático en su esencia, es el primer gesto
realidad y la incorporación al texto de los más de una voluntad renovadora.
auténticos impulsos que surjan del diálogo del La estructura de Arabescos mentales es simple.
poeta con su tema. Boti encuentra la solución Está dividido en cinco partes: «Blasones», «Rit-
en el trabajo artístico, la única manera de deslin- mos panteístas», «Alma y paisaje», «Himnario

Untitled-42 39 02/06/2010, 9:31


40 ETAPA 1899-1923

erótico» y «Lirismos otoñales», precedidas de un nía infinita», «Quietud genésica», «Panteísmo»,


poema-prólogo titulado «Es el peristilo». Del «Movimiento continuo», «Modos de expresión»,
entrecruzamiento de elementos diversos se in- «Germinal»). Algunos de los textos de «Blaso-
tegra este libro renovador. Tuvo lugar en sus nes» son ejemplares en su objetivismo, en ese
páginas una batalla entre el poeta objetivo y el intento por aprehender la realidad sin otra pre-
poeta desbordado, entre el hombre que contem- tensión que la de su estar ahí, desentendido el
pla con mirada imperturbable y el hombre hon- poeta de toda participación afectiva. Entre esas
damente conmovido, del mismo modo que se páginas están «Funerales de Hernando de Soto»,
percibe la conjunción de modernismo y roman- «Las flautistas», «Khrysis», «Dos ocasos», «Ante
ticismo, visión deleitable ante el paisaje y estre- el altar de piedra», «Silens», «Umbra», «Miste-
mecimiento ante las fuerzas naturales. Los poe- rio». Puede afirmarse que, en líneas generales, la
mas de mayor extensión y de exultante canto a calidad de la sección es muy desigual, pues osci-
la naturaleza y al amor, reunidos en las seccio- la entre pobres realizaciones y excesos o defec-
nes «Ritmos panteístas» e «Himnario erótico», tos conceptuales, como sucede en «Los viejitos»,
diluyen el tono melancólico y sombrío que con y magníficas imágenes trabajadas con sobriedad
tanta fuerza se siente en otros momentos del li- suma, como en «Funerales de Hernando de
bro. Esa dualidad es expresión del eclecticismo Soto», dentro de la línea mesurada que da a este
del autor, de la síntesis dialéctica de tradición y libro su verdadera trascendencia y significación
originalidad, un rasgo definidor del modernis- en la evolución del autor y, en general, en la poe-
mo de Darío, en quien se fusionan, con fecun- sía cubana. Véanse los aciertos de este último:
dante creatividad, la tradición hispánica del cul-
tivo de la forma y los hallazgos de la poesía Bajo el lábaro umbrío de una noche silente
francesa coetánea e inmediatamente anterior que empenachan con luces las estrellas brillantes,
(Baudelaire, Verlaine) con su talento y su voz el Misisipí remeda un gran duelo inclemente
propia. La sección «Blasones» está integrada por al arrastrar sus aguas mudas y agonizantes.
poemas diversos, desde los puramente ocasio-
nales hasta los que han madurado largamente. De los anchos bateles un navegar se siente;
Como ejemplos de cada variante pueden citarse brota indecisa hilera de hachones humeantes,
«Cabeza de plata» y «Los robles caen», respecti- y avanza por la linfa como un montón viviente
vamente. El primero, hecho de pura improvisa- aquel sepelio extraño sin cruces ni cantantes.
ción, es anecdótico y en consecuencia intras-
cendente, pero está trabajado con la experiencia Hace alto el cortejo. Se embisten las gabarras;
que ya tenía Boti en ese momento, según la fe- al coruscar las teas los rostros se iluminan
cha 26 de mayo de 1912. El segundo ha surgido y fulgen las corazas que el séquito alto lleva.
de la meditación y de un grave sentimiento de la
muerte. Entre ambos hay otros de muy distinto Cien lanzas cabecean. Echa el cocle sus garras.
origen y de diferentes temas: las confesiones ar- Y entre las olas turbias que a trechos se fulminan
tísticas («Profesión de fe», «Mi arte», «Mi ver- el féretro se hunde y la oración se eleva.
so», «Lira nueva», «Cadencias visionarias» y
«Anacronismo estético»); el erotismo («Marmó- «Ritmos panteístas» tiene la ambiciosa pre-
rea», «La santa voluptuosidad», «Timón a la me- tensión, en sus escasos y extensos poemas (me-
moria de Afrodisia»); la filosofía de la vida nos uno: «Oración», de siete versos), de cantar
(«Miserere», «Aleluya», «Frente a la turba», «El a la grandeza del mundo natural con el aliento
criminal», «De rodillas», «El abyecto», «La pie- que para Boti merece un tema como ése. Se en-
dra», «La protesta», «De condición de hienas», tremezclan en esas estrofas múltiples lecturas e
«Marginal», «El puente», «Identidades», «Ante impresiones: Lucrecio y Fray Luis de León, co-
la Ciudad Teológica», «Ansias siniestras», «Los lores y teorizaciones cientificistas, todo en fun-
viejitos»); el panteísmo («Átomo. En la armo- ción de la alabanza de los cuatro elementos para

Untitled-42 40 02/06/2010, 9:31


LA LÍRICA 41

enriquecer el diálogo del poeta con el mundo toda evocación, canto a la plenitud de la mujer
natural, páginas que quieren poner de manifies- concreta en oposición a la mujer ausente. Esa
to el panteísmo que se postula en la poética de alabanza a las fuerzas vitales, menos grandilo-
«Yoísmo […]» como una necesidad de los nue- cuente que en «Ritmos panteístas», se expresa
vos tiempos. Poesía desbordada, libre, con una en páginas de corte parnasiano, en sonetos y
concepción formal en concordancia con la estrofas de acendradas maneras, como en «Nie-
cosmicidad que intenta aprehender. En realidad ve en campo de luz», «Ante el tálamo», «La an-
se trata de un doble propósito: por un lado des- siedad de mis pupilas», «Connubio y visión en
cubrir los alcances del diálogo hombre-natura- la alcoba», «Erosión nacarina», «Recuerdo sen-
leza en tanto experiencia intelectual totalizado- timental»; igualmente trabajados con esmero son
ra y, por otro, revelar las posibilidades fruitivas los poemas de mayor extensión: «Adoración»,
de ese diálogo. Teoría del conocimiento y hedo- «La fiesta galante de mi choza», «Flor de virgi-
nismo sensorial fusionados en una visión única nidad», «Tus lunares», «Cielo carnal», «Transfi-
de la realidad exterior, una manifestación de la guración», «Lábaro negro», «Ante el ara de tus
relación dialéctica que ha de tener lugar, según formas», «Pompones de carne», «La imprevis-
postula el poeta en «Yoísmo […]», entre el Gran ta», todos concebidos y escritos para romper con
Todo y la individualidad creadora, que él definió los convencionalismos de la poesía amorosa de-
como la capacidad para percibir los estímulos de cadente, hecha sólo de nostalgia y fundada en
la Totalidad. En todos los textos de esta sección una eticidad que para Boti, renovador desde po-
(«Lux in tenebris», «En la agonía solar», «Her- siciones panteístas y desprejuiciadas, no tenía ya
mana agua», «Hermano viento», «Madre tierra», la consistencia que reclamaba la sensibilidad que
«Oración», «Heliosística») hay una ingenua vo- se proponía rescatar con Arabescos mentales.
luntad pagana que se confunde con las inquietu- La sección «Alma y paisaje» es la más sobria
des cientificistas del siglo XIX, mal asimiladas por y refinada del libro, la que posee una mayor ho-
Boti y utilizadas para sustentar su tesis egoísta mogeneidad. Algunos de sus poemas están en-
del Yo creador, libre el individuo de toda con- tre los mejores de toda la obra de su autor. De
cepción teologizante que lo diferencia sustan- ellos, por ejemplo: «En la bahía», «Sobre el mar»,
cialmente del Cosmos. Esta sección evidencia «En la sirte», «Lucha de monstruos», «En el ol-
además, en su contraste con los poemas de me- vido». En esas páginas han desaparecido los ex-
surado parnasianismo, la diversidad de corrien- cesos de otros momentos. El espectáculo de la
tes y estilos que conforman Arabescos mentales. naturaleza es asimilado ahora en su dimensión
Preocupaciones teóricas aparte, esas páginas más inmediata, como una realidad que está ahí y
voraces y grandilocuentes no tienen la carga de que el poeta no hace más que recoger en su di-
futuridad de las que integran la línea de conten- versidad de matices. Objetivismo sensual y
ción formal y conceptual. En esos poemas autosuficiente, sin afanes totalizadores como los
retoma Boti una tradición que no pudo superar que subyacen en «Ritmos panteístas». El
o enriquecer con su talento; era ése, en cierto parnasianismo está matizado por una sensuali-
sentido, un modo anacrónico que no podía, ob- dad visual, táctil y auditiva de suma importancia
viamente, abrirse hacia nuevas dimensiones de porque introduce el elemento participante en la
la creación poética. Otro tanto sucede con la percepción del paisaje. Una serie de motivos rei-
sección «Himnario erótico», de similares pro- terados integran la unidad esencial de la sección:
pósitos renovadores en su postulación de un diá- el mar, la soledad del poeta, la barca, la noche, la
logo diferente con el viejo tema del amor, exa- actitud contemplativa, cohesionan el estilo de
cerbado en los libros epigonales y mediocres del esos poemas con la sensación del sereno discu-
romanticismo estéril de los años 1899-1912. El rrir del mundo natural. De esos motivos, la so-
erotismo de Boti quiere ser un paradigma en su ledad es el de mayor carga de significados por su
contexto, en especial porque se propone ser tra- presencia latente u ostensible en prácticamente
sunto de experiencias auténticas y despojadas de todos los textos. Esa experiencia tiene el doble

Untitled-42 41 02/06/2010, 9:31


42 ETAPA 1899-1923

sentido de la intimidad y de la contemplación, Y es en su torso la unidad del faro


genera evocaciones y nostalgias que se entrete- —cíclope a quien devora el desamparo—
jen con el acontecer, y al mismo tiempo estable- un rubí que se enciende y que se extingue.
ce una distancia entre el poeta y el paisaje que
permite objetivar los hechos. En esas páginas no La última sección, «Lirismos otoñales», se
se alcanza la alegría de la plenitud total, sino un caracteriza por el predominio del tono melan-
contenido regocijo sin exultaciones. Hay anti- cólico, de la nostalgia, del amor, y de una triste-
cipaciones, en esta sección, del nihilismo de la za que contrasta con la alegría o exultación de
última etapa de Boti. El tono reflexivo, la sensa- otros momentos. Predomina aquí la exteriori-
ción de quietud inalterable, cierta nostalgia, la zación del conflicto íntimo, un conflicto vela-
conceptualización de la naturaleza como una do, que sólo aparece por alusión, de una manera
gratificadora posibilidad de superación de las implícita, en la atmósfera general y en las enu-
angustias cotidianas y metafísicas del hombre y meraciones. El yo del artista posee contornos
el delicado trabajo artístico de «Alma y paisaje» más precisos en estos poemas. Los estados de
dejan ver un sentimiento temático común a otros ánimo irrumpen inmediatamente en el texto y
poemas de Arabescos mentales de similares ca- se confunden con las sensaciones que despierta
racterísticas. La presencia de la idea de la muer- el contacto con la naturaleza, sobre todo en
te, en Boti despojada de todo sentimiento trági- «Mística», «Amigas bien amadas», «Camino de
co, puede ser interpretada como otra expresión la ausencia», «Retorno al pasado», «La piedad de
de la voluntad de adentramiento en la realidad, las olas», «Aroma de tu amor extinto», «Claros-
de jerarquía homóloga a la que tiene el canto a curo», «En el balcón», «Palpitaciones descono-
los elementos naturales y al erotismo. El retor- cidas», «Ave de paso», «Resurrexit», «Quie-
no a la grandeza que proclama este libro se ma- tismo». Reaparecen la nostalgia, la soledad y el
nifiesta asimismo en esos dibujos del entorno, amor imposible como temas propios del moder-
que hacen suficientes en sí al objeto contempla- nismo y para establecer los contrastes necesa-
do y sugieren la necesidad de una comunión tras- rios con el tratamiento que esas problemáticas
cendente de lector y paisaje. Por sus temas y, en tuvieron entre los poetas del romanticismo de-
general, por la concepción de la poesía de esta cadente. No es posible confundir en estas pági-
sección, se la considera un antecedente de El mar nas las impresiones exterioristas, de colorido y
y la montaña, el mejor libro de Boti. Como ejem- sonoridades gratas a los sentidos, con la super-
plo de las virtudes hasta aquí apuntadas véase ficialidad de las frías descripciones o de los re-
«Sobre el mar», paradigmático en la sobriedad tratos dibujados desde la distancia. En «Blaso-
con que ha sido trabajado y representante de la nes» y en «Alma y paisaje» se observa una
nueva poesía de esos momentos: realidad cerrada en la que el poeta quiere fusio-
narse mientras la contempla o a la que simple-
Perla, ópalo y gris: la madrugada mente mira en su ser sin otras implicaciones. La
—dijérase sibila triunfadora— influencia del romanticismo —una presencia que
anuncia el rojo de la vieja aurora se hace ostensible también en «Ritmos panteís-
con una urente brisa fatigada. tas» y, en menor medida, en «Himnario eróti-
co»— se observa en el resurgimiento del yo líri-
Traman feble batista opalizada co anhelante de participación, una voluntad que
el mar y el cielo. La ilusión traidora se conjuga con el esplendor modernista de «Mal-
del horizonte la esfumó la hora hechora del bien», «Ojos morunos», «Grácil»,
con la luz de su red eterizada. «El marco», «Selene». La frustración histórica
nutre esta sección y todo el libro. La experien-
Sobre la inmóvil linfa avanza el bote; cia de la soledad que reaparece ahora tiene el ca-
surge por barlovento rudo islote rácter de búsqueda de la evasión y en consecuen-
que cual negra amenaza se distingue. cia del anhelo integrador del yo en la totalidad,

Untitled-42 42 02/06/2010, 9:31


LA LÍRICA 43

un propósito que no es ajeno al panteísmo. La tegoría de primer orden en esta concepción del
contraposición entre el vacío interior y la rique- fenómeno poético. El poema ha de expresar el
za vital de los elementos naturales, otro de los afuera y el adentro —uno de los rasgos sobresa-
rasgos de la sección, viene a sustentar la tesis de lientes de los mejores momentos del libro—, el
que Boti encuentra en la comunión con la natu- suceder real y su repercusión en el creador, el
raleza la compensación de la crisis existencial que objeto y la individualidad. No obstante las defi-
tiene sus raíces en la crisis de la República. Tres ciencias y cierto sabor de época que emanan de
poemas: «Quietismo», «Mística» y «Resurrexit», algunos de estos textos, los lectores reciben lo
dejan ver la desazón dentro del canto de un pai- que podría denominarse un estado de plenitud
saje sosegado y sereno. Véase «Mística» para que que realmente logró sacar a la poesía de esos años
se aprecie la madurez artística de Boti ya en no- del estancamiento y el atraso en que se encon-
viembre de 1904: traba. La dualidad de formas cerradas y abiertas,
representada en el plano formal por los poemas
Amo el silencio del día de estructura tradicional y los de versos disímiles
en el instante en que la luz se esfuma; y libres de convencionalismos, y en el plano con-
la cósmica pereza de la bruma ceptual, por diferentes modos de aprehender el
y el dolor de una hostil melancolía. paisaje, indica la labor conciliadora y de síntesis
de Arabescos mentales, la obra de un poeta que
Amo la soledad de la abadía; se propuso crear un arte nuevo desde el pasado,
la efímera existencia de la espuma; rescatar la tradición para mantener la línea de
el pesar que da muerte, el mal que abruma, continuidad con el propio ser histórico.
y el postrer beso de una boca fría. Antes de 1923 escribe Boti otros dos libros:
Amo la muda paz del camposanto; La torre del silencio, entre 1912 y 1919 —publi-
la cruz sin nombre, sin blandón ni llanto, cado en 1926— y El mar y la montaña, de 1919 y
do la yedra es un símbolo, una idea. 1920, aparecido en 1921. El primero está prece-
dido por unas palabras «Al lector» en las que se
Amo la muerte, como la hostia, pura; insiste en «mi concepto del arte y mi ética lite-
y el rodar a la humilde sepultura raria».19 Reaparece el viejo dilema de la poesía
al doble de la esquila de mi aldea. intelectualista y la poesía hecha de emociones.
Es ésta una obra más depurada, sin los excesos
Un rápido recuento de los aportes de Arabes- grandilocuentes del tomo de 1913, evidente de-
cos mentales al renacimiento lírico de los prime- mostración de que su autor ha ido encontrando
ros años de República y, en general, a la historia su propio camino en la sobriedad y la mesura.
de la poesía cubana, hace imprescindible desta- En sus páginas abunda la poesía de la contem-
car el que quizás sea el de mayor significación: plación. Las secciones «Vestíbulo» y «Pudridero»
el retorno a la grandeza, una preocupación que se mantienen, con pocas excepciones, dentro de
se evidencia en las meditaciones de Boti acerca la línea meditativa y escudriñadora, de preten-
de la tradición, en su panteísmo, en su sentido siones filosóficas de una supuesta experiencia
del paisaje, en su propuesta de una concepción vital que más bien parece experiencia libresca.
desprejuiciada del amor y en sus ideas a propó- En las tres secciones restantes: «El balcón del
sito del trabajo artístico. Es imprescindible, se- torrero», «Danza macabra» y «Rosales de atro-
gún el poeta, sentir de otro modo la pujanza y el pos», predomina el poema exteriorista, del pai-
esplendor de la naturaleza, percibirla en su pro- saje percibido en su simple presencia. Aciertos
pio ser e identificarse con ella en la experiencia indudables se encuentran en «Ritmo de la tar-
suprema de la soledad hasta un sentimiento de», «Ruta nueva», y sobre todo en «Paz
tanático que en nada difiere, en última instancia, hogarina», dentro de los mejores ejemplos del
del hedonismo del diálogo pleno con la realidad libro junto a otros de la primera sección: «La
cósmica. El trabajo con la palabra tiene una ca- idea», «El pensador», «Francisco de Asís». En

Untitled-42 43 02/06/2010, 9:31


44 ETAPA 1899-1923

relación con Arabescos mentales, Roberto seca de estos poemas los incorpora plenamente a
Fernández Retamar ha visto tres diferencias en la gran tradición de la lírica cubana, anhelo ma-
estas páginas: concentración de «los logros yor que el primer libro no pudo realizar con el
metafóricos de Arabescos […]», intento de «una mismo rigor y en un sentido exclusivamente ar-
poesía de riesgosa sencillez como la había he- tístico, pues sus hallazgos poseen relevancia en
cho Martí y, alguna vez, Darío» y la «vuelta ha- su contexto, en un sentido histórico, sin negar
cia cierta intimidad familiar».20 No fue, cierta- por ello sus valores esenciales. En sus tres seccio-
mente, una transición hacia El mar y la montaña, nes: «El mar», «Intermedio (en la aldea)», «La
como podría pensarse cuando se tiene en cuenta montaña», hay piezas magistrales en la dirección
el sostenido trabajo dentro de las formas ceñi- de la sobriedad, como «Crepúsculos», «Soledad»,
das que ya se había iniciado en el libro de la re- «Elegía», «Ángeles», «El bote», (de «El mar»),
novación y que dará perdurabilidad al poemario «Hermandad», «Luz», «Ansias», «La barbería» (de
publicado en 1921. El propio Boti declara en la «Intermedio»), «Escapatoria», «Lluvia montañe-
presentación, obligado en cierta medida por su sa», «El café», «La iglesia rural», «La noria» (de
tardía aparición en 1926, un momento en el que «La montaña»). El soneto ha desaparecido casi
ya habían comenzado a manifestarse otras ma- por completo para dar paso a una poesía más li-
neras de escribir y se estaba en camino de la van- bre, ajena a toda restricción, una pretensión que
guardia, que no se trataba de «ninguna de las se deja ver también en los temas y en las descrip-
modalidades estéticas imperantes. No es el fru- ciones. El poeta renovador de tres o cuatro
to de un poeta de vanguardia. No representa un lustros atrás evolucionó a partir de la propia ex-
salto en el vacío, sino un replanteo. […] Es el periencia histórica y literaria, con el consecuen-
eco lejano de una voz que no es de este momen- te abandono de todo aquello que constituía lo
to, pero que no es inactual».21 Muchos de sus menos perdurable y decisivo de su cosmovisión.
textos, entre ellos los coloristas, muy abundan- Ahora escribe una poesía de reducciones
tes, y aquellos que surgen del diálogo del poeta geométricas, de líneas y rasgos escuetos, dibu-
con el entorno, como «El cayo» y «Desde la pla- jada, síntesis del espacio, objetivismo plástico y
ya», vienen a ser una reiteración antes que un sin retóricas. En esos versos palpita el hombre
tránsito, pues continúan un trabajo anterior que angustiado y sin esperanzas de la República
dará la tónica de El mar y la montaña. mediatiazada, hecho de hastío y desazón. En «El
El mejor libro de Boti introduce a sus lecto- café», uno de los mejores ejemplos del libro, no
res en el reino de la libertad, lejos de la rigidez e se traza un retrato de la realidad exterior, sino
inmutabilidad de las obligaciones de la vida so- del drama interior. En esos versos están las dife-
cial, en un diálogo siempre renovado con la na- rencias esenciales que los años trajeron a Boti:
turaleza, con los objetos y sitios del diario vivir.
Es una poesía de aleccionadora sencillez, de tra- Me come la fiebre. En el bohío
zos simples y léxico tradicional, mucho más ac- brinca la charla. Pero un aire
cesible que todo lo que había escrito hasta en- de agua me espeluzna, y al desgaire
tonces. No podían ser otras las características me arropo en la capa.
formales de una poesía que expresa la madurez a Sorbo el pozuelo de café.
la que ha llegado el poeta después de años de tra- Y el devaneo de mi carne rapa
bajo intelectual. El fervor entusiasta de otros la escoria carnal. Ensueño, sueño
momentos se ha transformado, en El mar y la con los ojos abiertos y sin fe.
montaña, en un sereno mirar, una poesía breve y
concisa, instantánea, hecha de rápidas impresio- José Manuel Poveda, el otro gran renovador
nes. Por haber alcanzado la cima de la expresión de la poesía cubana de la etapa 1899-1923, pose-
dentro de la línea mejor de su propio autor, este yó rasgos de personalidad que lo diferencian
libro cierra las posibilidades para un futuro enri- notablemente de Boti. El espíritu polémico y
quecimiento de la obra de Boti. La calidad intrín- vigoroso del poeta santiaguero escribe magnífi-

Untitled-42 44 02/06/2010, 9:31


LA LÍRICA 45

cos ensayos sobre diversos temas para defender 1923. Los poemas en verso tienen su prehistoria
sus ideas y exponer sus criterios en torno a la de 1905 a 1910; después hay una etapa, indepen-
creación artística, la necesidad de la renovación, diente de Versos precursores, que va de 1911 a
el trabajo de los talentosos y los mediocres, para 1922, y en otro cuerpo el núcleo que conforma
despertar las conciencias y defender la poesía. el libro, iniciado en 1912; las prosas líricas fue-
Aunque movido por similares inquietudes que ron agrupadas por el mismo investigador en una
Boti, la labor que Poveda dio a conocer en esos etapa prehistórica (1905-1908), una etapa de ple-
años demuestra su mayor beligerancia y su ma- nitud (1909-1914) y el conjunto de los Poemetos
yor indisposición para el silencio. Boti, de tem- de Alma Rubens (1912-1923). Aparte quedan las
peramento diferente, aunque de semejantes con- traducciones de versos y de prosa poética, todas
cepciones acerca de la poesía y la pobreza del francés, con versiones de Jean Lorrain, Henri
espiritual del medio, como atestigua el episto- de Régnier, Paul Fort, Augusto de Armas,
lario que ambos sostuvieron, se retrajo de parti- Maurice Rollinat entre las primeras, y de Émile
cipaciones públicas y fue haciendo su obra de Verhaeren, Paul Verlaine, Edmond y Jules
manera apenas perceptible hasta la aparición de Goncourt, Edmond Heraucourt, Lorrain y
su primer libro. En la tarea de transformar la sen- Régnier, entre las segundas.
sibilidad imperante y rescatar la tradición En el pequeño conjunto de textos en verso
modernista que había ido languideciendo poco que conforman la prehistoria del poeta —diez
a poco después de la muerte de Casal y de Martí, poemas— se encuentra ya el Poveda posterior,
los textos de Poveda fueron determinantes por en especial en la resonancia oscura que deja en
la claridad de sus postulados, el rigor y la pene- los lectores la percepción del paisaje o el trata-
tración de sus planteamientos y el poder de con- miento de la fábula. Hasta en algunos de los tí-
vicción que venía implícito en la calidad de su tulos se aprecia la voz, la manera del poeta ya
prosa. La frustración histórica y la inopia inte- maduro e inconfundible: «La sonata vieja»,
lectual de sus años creadores fueron determinan- «Songe d’amour après le bal», «La hermana cam-
tes en la conformación de su conducta y de su pana», «El ocaso del cóndor». En el léxico y en
pensamiento, en la permanente inadaptación a la cadencia de los versos está el creador esencial,
su circunstancia, una peculiaridad que constan- por entonces alrededor de sus veinte años de
temente ponía de manifiesto en sus páginas y en edad. Desde esos inicios se hace evidente que su
su imagen exterior. Esos factores condicionantes autor, más allá de influencias literarias —que
orientaron también sus lecturas y la disposición mucho dicen de la actitud espiritual de quien las
para aprehender las corrientes estéticas y, en ge- recibe— y de posturas llamativas, está honda-
neral, la concepción del mundo que lo caracteri- mente desgarrado por su experiencia histórica,
za. Después de una intensa vida espiritual —tan aún apenas padecida en tan temprana fecha. El
rica como la de Boti, pero expresada de otra poema que mejor revela la unidad esencial de esa
manera—, de transitar por los caminos de la cul- prehistoria con la totalidad de su obra poética es
tura y de la política, fallece poco antes de cum- «El ocaso del cóndor», que perfectamente pudo
plir los treinta y ocho años. ser escrito mucho después e incluso hacia el fi-
La obra poética de Poveda se nutre de su pro- nal de la vida del escritor, con la pesadumbre del
pia vida y en cierto sentido se explica por ella; escepticismo y hastiado de una existencia sufri-
hay que acercarse a la búsqueda de su intelec- da y desilusionada, actitud que ya se encuentra
ción desde la formación de sus ideas y el cono- con fuerza en páginas suyas de 1918 a lo largo
cimiento de la prosa, de manera que se vea como de sus diferentes etapas. Léase este texto como
un todo indivisible y coherente. Vista la totali- testimonio de un comienzo ya en plenitud:
dad de su corpus lírico en su desarrollo crono-
lógico y en sus modalidades (verso y prosa) pue- I
de decirse, según los hallazgos de Alberto Sobre la ruda cumbre, bajo del vasto cielo
Rocasolano, que se inicia en 1905 y se cierra en una mañana llena del aliento de Palas,

Untitled-42 45 02/06/2010, 9:31


46 ETAPA 1899-1923

miré mi cuerpo fuerte con un secreto anhelo Y estoy enfermo y triste, y me debato y lloro
y vi que tenía garras, y vi que tenía alas. sin más amor que el mísero pretérito que añoro,
sin más ansia que el hondo silencio que
Y vi que yo era un cóndor, enteramente dueño
te imploro.
del abismo, la cima, la noche y el misterio;
de cuanto, hasta ese día, mi espíritu pequeño
testimonios de un conflicto ontológico en el que
no vio bajo la Bóveda y sobre el Hemisferio.
se evidencia la soledad del yo anhelante, un ras-
Y fijando la roja pupila en lo Infinito, go definidor de la poética de Poveda.
extendiendo las alas sobre el vórtice hirviente, Como en prácticamente todos los poemas sig-
hincando con la garra de acero en el granito, nificativos, el texto se va integrando desde la más
me lancé en el espacio con un vuelo potente. cerrada individualidad y con un entorno que no
acaba de hacerse consistente y de perfiles níti-
II
dos, o mediante evocaciones de personajes que
Yo no podría deciros todo cuanto he sufrido,
se van diluyendo o simbolizan un ayer sin retor-
cuál ha sido mi esfuerzo, cómo ha sido mi vida…
no. En «La tarde unánime» se aprecia el senti-
sólo sé que estoy débil y que estoy muy cansado,
miento de lejanía y disolvencia acaso como en
y que siento nostalgia de la dicha perdida.
ningún otro ejemplo de este conjunto. Pero sor-
Sólo sé que, aún de pie sobre la árida cumbre, prende que incluso en las imágenes de mayor
del ocaso rojizo al fulgor vacilante, realismo y hasta cierto tono familiar, como en
tiemblo, gimo y suspiro bajo mi pesadumbre «Humo triste», se imponga esa experiencia del
con la garra partida, con el ala sangrante. ser que se pierde en la nada. El amor, un tema
que en ocasiones cultivó Poveda con su peculiar
Las poesías de 1911 a 1922, muy pocas de ellas cosmovisión, tiene también los tintes sombríos
posteriores a 1917, poseen tanta calidad como de su insuperable tanatismo; en «La última ama-
las que Poveda decide incluir en Versos precurso- da», después de la entrega a un erotismo que no
res. Son en total veintinueve textos que contri- se encuentra en ningún otro poeta de esos años,
buyen sustancialmente a definir los aportes de el desolado amante retorna a «un letargo vivo y
su autor al panorama de la lírica cubana de esa denso tal como un mar sin fondo, / que habrá
etapa. Los tonos sombríos, las experiencias amo- de ser de todos el más largo, / de todos el más
rosas envueltas en brumas y rememoraciones de hondo», la muerte de la que no pudo redimirlo
inusuales atmósferas, imágenes tocadas por cier- la intensa pasión vivida en el diálogo carnal.
ta nota de melancolía y contempladas como a Semejante fusión amor-muerte se encuentra
distancia, la vibración de una conciencia tanática en «Canción funeral», un texto de magnífica ca-
ante los más diversos estímulos de la realidad, la lidad por su refinamiento y la música con que se
exaltación del yo frente a las circunstancias deslizan las estrofas. Pero es «Desagravio a
agobiantes, la búsqueda de una embriaguez sen- Phocas» el poema en que Poveda se muestra, en
sorial, conforman la atmósfera de estas páginas. su estilo directo y como de conversación coti-
Los estados de ánimo se confunden con el en- diana, en toda la desnudez de su enajenada y
torno y despiertan impresiones inusuales en la abrumadora condición de hijo de su circunstan-
poesía romántica epigonal que por entonces se cia. Véanse estas estrofas que testimonian la des-
escribía. En ocasiones se siente la gravedad del garrada experiencia histórica del poeta, la causa
peso de una existencia, como en «Plegaria a la esencial y última de su desasosiego, su tempera-
resignación», con estos versos raigalmente au- mento y su sensibilidad, el sustrato del que sur-
ténticos: giría toda su obra:

A través de la noche no he tenido un consuelo, Bien es cierto que el medio no da otra


no ha tenido una tregua mi pálido desvelo, cosa. Nada
ninguna nueva estrella ha brillado en mi cielo. tenemos que no sea burla y mediocridad;

Untitled-42 46 02/06/2010, 9:31


LA LÍRICA 47

vivimos una torpe vida incivilizada cuencias, Poveda conforma sus poemas desde sus
de cines, de cronistas, de envidia y vanidad. angustias personales y bajo otras influencias tam-
bién determinantes, en especial la de Baudelaire,
Neofobia y anquilosis mental. Grafomanía.
en quien están los antecedentes incluso de acti-
Política y comercio. Tierra de explotación.
tudes vitales del poeta santiaguero. A propósito
Dicterios agrios contra toda nueva teoría
de lo dicho el autor aclara, en el importante pre-
y epítetos honrosos a Mariano Alarcón.
facio que antecede a los poemas, que «estos Ver-
En mitad de esta feria mercantil y grasienta, sos precursores debieron quedar como expresio-
vuestros sueños extraños son exótico artículo; nes supremas del canto moderno: el poeta capaz
si cruzara el mercado la Astarté macilenta de dictar el verso futuro debía comenzar por la
de los ojos febriles, se pondría en ridículo. prueba de que posee todo el secreto del verso
actual; la conciencia coetánea verá que no tiene
La rigurosa autocrítica impidió a Poveda pu- nada que enseñar ni que revelar al Poeta».22 Ahí
blicar en libro otros poemas, en tomo aparte o están planteadas dos cuestiones capitales: las
sumados a su único poemario: Versos precurso- pretensiones de modernidad y, con ellas, las de
res (1917). A pesar de la incuestionable calidad aprehensión de «la conciencia coetánea», ambas
de los textos anteriores, incluidos los de su pre- una insoslayable contribución a la historia de la
historia creadora, decidió desentenderse de ellos poesía cubana al incorporarla al pensamiento li-
en el momento de seleccionar el conjunto que terario hispanoamericano. Poveda, hijo atormen-
daría a las prensas como expresión de su volun- tado de su circunstancia insular, la República
tad ordenadora. En las cinco secciones («Joyel frustrada, tenía una peculiar conciencia de su
parnasiano», «Evocaciones», «Advocaciones», tiempo, integrada por muy diversos factores sub-
«Las visiones y los símbolos» y «Cantos neo- jetivos y objetivos.
dionisíacos») se reiteran los temas y los rasgos En el prefacio aludido, menos complejo y ex-
estilísticos que siempre caracterizaron a esta tenso que «Yoísmo […]» de Boti, pero enjun-
obra, concebida en primer lugar como testimo- dioso y esclarecedor como fue siempre el poeta
nio de una experiencia individual, como un ma- en sus ensayos y prosas periodísticas, se ofrecen
nifiesto renovador. Y no se trata de que Poveda las explicaciones imprescindibles para compren-
se sintiera ajeno por entonces a las preocupacio- der las propuestas del libro y sus aspiraciones.
nes de transformar y enriquecer la lírica cubana, Además de la que fue comentada, se encuentran
afanes que años antes constituyeron el centro largas observaciones acerca de la forma artísti-
de su vida literaria. Ocurre que este libro rebasa ca, con la sustantiva aclaración de que la impor-
sus inquietudes en ese sentido, aunque las con- tancia no radica en el dominio frío y desespi-
tiene y las pone de manifiesto, y viene a entre- ritualizado de la métrica, sino en la realización
gar a sus lectores una cosmovisión propia, he- del canto. Dice Poveda en oportunas frases:
cha de influencias y hallazgos modernistas y al «Pero no hay que partir del pie rítmico sino del
mismo tiempo de otras problemáticas que tras- verso; no hay que buscar el número sino el can-
cienden los límites del movimiento. Mucho tie- to»,23 afirmaciones hechas para escritores, pero
ne que ver con ese sobrepasamiento el cultivo factibles de ser interpretadas para una más pro-
del yo, de fuerte personalidad en Boti y en funda intelección del pensamiento del que las
Poveda. Aunque el modernismo tiene una ver- escribe. Los cuidados formales de estos poemas
tiente de poesía interior —ahí está el caso del y las páginas del prefacio dedicadas a esclarecer
propio Casal, en cuya obra hay una importante detalles de su significación, subrayan la tesis de
zona de interiorización y de conflictos espiri- que tanto Poveda como Boti aportaron a la poe-
tuales, decisivos en la integración del pensamien- sía cubana de esa etapa, además de un nuevo sen-
to poético del autor de Versos precursores—, aun- tido de la realidad, el valor trascendente del tra-
que en su estadío final ha evolucionado hacia una bajo artístico y de la concepción del poema como
conceptualización de más ricas y hondas conse- objeto de sí mismo. Al final de sus consideraciones

Untitled-42 47 02/06/2010, 9:31


48 ETAPA 1899-1923

preliminares se hallan dos conclusiones que es miento de la sensibilidad desde una nueva moral
necesario recordar por sus alcances ideoestéticos. y un nuevo espíritu creador (el yo, conformado
En la primera expone el autor con encomiable por la realidad histórica concreta y por sus afi-
convicción: «Empero, una edad que afirma bus- nidades con un modo diferente de sentir y ver la
ca la belleza más allá de lo bueno y lo verdadero, realidad) y del beneficio de la Patria, urgida de
y entonces el gran artista es el poeta, que expre- cobrar conciencia de sí desde la cultura, una po-
sa cosas que no están en los demás espíritus»,24 sición que identifica a Poveda con los mayores
y en la segunda: «Y es por la Patria, únicamente representantes de otros géneros de la literatura
por ella, por lo que estos poetas ansían que Cuba cubana de la segunda década de vida republica-
no sea la última en comprender la magnitud de na, propugnadores de una política de renovación
la faena que realizan sus creadores. […] Y si algo de la vida del país a partir del trabajo de la cultura.
les inquieta, no es lo que a ellos pueda faltarles, Atentos ahora a los poemas de Versos precur-
sino lo que pueda no llegarle, no aprovecharle o sores se aprecia, en lo formal, aspecto que tanto
no bastarle a la Patria.»25 preocupaba al autor, un rigor meticuloso y un
Esas palabras significan, por lo pronto, que la cultivo constante de estructuras modernistas.
pretensión renovadora de Poveda está fundada Véase lo que dice Rocasolano, a propósito de
en preceptos estéticos que no descansan en con- esto, en su libro sobre Poveda, páginas impres-
sideraciones éticas ni en inquietudes filosóficas cindibles para comprender esta problemática en
convencionales, reafirmación de su pertenencia muchos de sus detalles esenciales. Dice el inves-
a las más heterodoxas corrientes literarias de los tigador: «podemos afirmar que la mayor parte
años precedentes en lo que aquéllas tienen de de la obra poética en verso de José Manuel
búsqueda de una nueva relación del hombre con- Poveda, está contenida en moldes característi-
sigo mismo. Estos poemas anuncian una obra cos del modernismo y del postmodernismo».27
por venir, cierran una etapa y abren la siguiente, Hay, entonces, una voluntad renovadora, enri-
anuncian a los lectores los tiempos que se aveci- quecida por innovaciones incluso en el soneto,
nan para la poesía: «las presentes páginas no for- y al mismo tiempo una defensa, como en Boti,
man parte de la obra creadora, sino que la prece- del equilibrio entre los desbordamientos del
den, la anuncian: no muestran el yo, sino el impulso creador y la mesura y contención de la
camino hacia el yo: no son Mañana sino Ayer. lucidez y la objetividad. El yo creador ha de ser
Por eso se titulan Versos precursores.»26 Las trans- para Poveda, de acuerdo con esa práctica, una
formaciones que demandaba la lírica nacional en síntesis de pasión y razón, de caos y orden. Ahí
los años anteriores a la publicación de Arabescos se encuentra un antecedente del posterior tra-
mentales implicaban una ruptura de los estrechos bajo de los poetas de la tendencia purista, hijos
cánones ideológicos en los que se movían los de una concepción del fenómeno poético que
poetas, la superación de falsas relaciones del in- tiene un momento importante en esas actitudes
dividuo con su propia historia personal y la asi- formalistas de fines del XIX y, en Cuba, en la eta-
milación auténtica de un arte que expresara una pa de florecimiento de Boti y Poveda. Rocaso-
visión diferente del hombre hacia su identidad, lano apunta: «De heredero conservador del
hecha de pasado y de presente. El romanticismo simbolismo he calificado a Poveda. Sólo en una
epigonal era incapaz de esos cambios; el moder- oportunidad, que sepamos, ensaya el verso libre
nismo y, en general, la literatura decadente que […] Él, como Baudelaire, va casi siempre de la
se inicia con Baudelaire traen en sí las posibili- consonancia perfecta al poema en prosa, pero sin
dades de esa tan necesaria apertura. Poveda, que atreverse a incursionar a fondo —fuera de la
ha madurado y se ha decidido a recoger sus poe- mencionada ocasión— en el verso libre.»28 Ésa
mas cuando ya el modernismo había dado sus es en síntesis la lección que puede extraerse del
frutos mejores y Boti publicado su libro, consi- aspecto formal en la obra de Poveda, pues los
dera que su poesía es la voz de ayer, pero nece- detalles concretos, tratados con detenimiento
saria todavía en el doble sentido del enriqueci- por Rocasolano en su libro, no harían más que

Untitled-42 48 02/06/2010, 9:31


LA LÍRICA 49

revelar el uso específico de esos conceptos fun- les vividos por el poeta. El clima romántico es
damentales. El ejercicio de la palabra en su di- muy ostensible, pero radicalmente distinto del
mensión formal revela a un hombre seriamente que había censurado poco antes (4 de agosto de
preocupado por la dignidad de su arte y para 1912) en su comentario a Versos ingenuos, de
quien fondo y forma se fusionan de manera in- Bartolomé Cornet. Obsérvese cómo se entre-
separable, uno sustancia de la otra. Romanticis- mezclan los estados de ánimo mediante el con-
mo y clasicismo, tradición y originalidad, asimi- traste de la imagen de la amada con la pesadum-
lación innovadora que preludia, en cierto sentido, bre temperamental del amante. Comienza con
a la poesía futura. una rápida presentación de la mujer, con rasgos
El tratamiento que da Poveda a los principa- ambivalentes: amor y muerte:
les temas de Versos precursores —en seis líneas
los agrupa Rocasolano: Amor, Destino, Muer- Blanca y leve, como un leve y blanco ensueño,
te, Bien-Mal, Orgullo y Vida—29 revela impor- se inclinó sobre mi rostro, cautelosa y tiernamente.
tantes rasgos de su visión del mundo y de su
personalidad: exaltación del yo, tanatismo, pre- Más adelante, la súbita irrupción de una mú-
ferencia por los ambientes nocturnos y som- sica que va transformando lentamente la percep-
bríos, la angustia como signo definidor de ción del poeta hasta colmarla de revelaciones y
múltiples experiencias vitales, una peculiar secretos capaces de conducirlo al encuentro con
percepción y sentido de la naturaleza, identifi- la experiencia erótica. El impecable trabajo ar-
cación con los postulados de un neopaganismo tístico es decisivo en la integración del cuerpo
que superara las antítesis de orden ético y libe- poemático, de una delicada complejidad muy
rara al hombre de convencionalismos y opresio- dentro del estilo de Poveda, y en general de cier-
nes, la intransigencia de un esteticismo que re- to romanticismo preciosista. El texto es harto
basa los límites de la literatura y conforma una elocuente:
actitud ante la vida. Ese modo muy suyo de per-
cibir la realidad y de asumir los temas de su poe- Silenciosa, fue hacia el piano,
sía, todos de estirpe secular en las más diversas e insinuando sobre el clave taciturno
culturas, da una auténtica consistencia a su obra la caricia de su mano,
lírica, testimonio, por esos mismos dones, de toda dio las voces doloridas del Nocturno.
una manera de sentir y de ser. Desde los textos
más desgarrados («Tú marchas a mi lado», «Julián De repente,
del Casal») hasta los de más entrañable coti- la imprevista sinfonía puso un trémolo
dianidad («El taburete», cercano, en más de un en la sombra;
sentido, a poemas de Eliseo Diego, y «Sol de los lentamente
humildes», entre otros) está el dolorido y angus- desplegó el plumaje oscuro sobre el rojo de
tiado poeta inmerso en una extraña atmósfera en la alfombra
la que sitios, paisajes, hombres, recuerdos, en fin, y en mi espíritu hosco y grave,—
los diversos elementos de la realidad, adquieren —negra fronda de ansia y duelo—
paradójicamente una nitidez que conforma pre- como un ave
cisas imágenes y, con ellas, una identidad históri- pasó el vuelo.
ca esencial. Los poemas de amor, en los que […]
Poveda hubiese podido cantar a las fuerzas vita- Voz ignota,
les, como hizo Boti en páginas más pretensiosas qué secreto revelaste!
que perdurables, están elaborados como expe- Silencioso, fui hacia ella, y al besarla con
riencias trágicas a las que no son ajenas la im- mis besos exaltados
pronta romántica de tono melancólico y tristes vi morir entre sus manos el nocturno
evocaciones, como sucede en «Nocturno sen- que expiraba,
timental», probablemente basado en hechos rea- vi fulgir bajo mis ojos sus dos ojos asombrados,

Untitled-42 49 02/06/2010, 9:31


50 ETAPA 1899-1923

vi rodar mi llanto sobre de su trémula faz pálida! lidad povediana, sus afinidades con los dones de
¡Supe entonces que la amaba! la penumbra, como en «Laudo de lumbres», rup-
¡Supe entonces que aún tenía don de lágrimas! tura con el espíritu apolíneo:

El tema del amor en cualquiera de sus varian- Gusto mal de las violentas claridades
tes es quizás en el que Poveda sea menos inno- uniformemente hoscas
vador, entre otras razones, por la cercanía del que incendian páramos y ciudades
propio modernismo y en definitiva la universa- con sus largas lenguas toscas.
lidad de la problemática; sin embargo, hay en […]
esos textos («El secreto», «Serenata», «De Tengo nocturna el alma. Siento
profundis», «Reliquia», «Madrigal regio») un amor por las penumbras que lo prestigian todo,
drama ante el cual el hombre se siente indefen- montaña, fronda, mar y lodo,
so, como un destino ya conocido y del que se con turbio tinte macilento.
sabe que no es posible escapar, percibido por los
lectores en las descripciones, los colores, los El tema del destino, presente, en distintas
contrastes, rasgos de un estilo finisecular que variantes, en «Versos precursores», «La pipitaña»,
Poveda hizo suyo de un modo inconfundible. «Poema de los violines», «El taburete», «Can-
Un poema clave que explica a los demás y dibu- ción de cuna», «Palabras en la noche», «Esfin-
ja con fidelidad y hondura el psiquismo de su ge», «La senda sola» y «Tú marchas a mi lado»,
autor es «Tú marchas a mi lado», expresión aca- así como en otros poemas no recogidos en el
so de toda su vida en sus relaciones con la cultu- libro, tiene implicaciones esenciales para definir
ra, con la historia y consigo mismo. Ahí está la el sentido total de la obra de Poveda, en primer
conciencia del destino individual, la razón de su lugar por la carga trágica que lo caracteriza. En
egolatría, la causa de su pesadumbre y, en última las consideraciones en torno a esa problemática
instancia, el sentido de su vida. E incluso el esti- está perfilada la ontología povediana. La evolu-
lo entrega algunos de sus elementos esenciales. ción espiritual del poeta, que tiene su culmina-
Prácticamente todos los ejemplos del libro en ción en las más intransigentes posiciones
los que aparecen ambientes sombríos, hastío, esteticistas y en la egolatría, lo conduce a un
pesadumbre, frustraciones, soledad, muerte, es- definitivo escepticismo que mucho tiene que ver,
tán contenidos en aquél, en la cosmovisión que desde siempre, con su concepción del mundo,
lo nutre. Véanse los poemas dedicados al barrio como se puede apreciar en numerosos textos.
(«Refugio», «Retiro», «El retorno», «Luna de Así la conciencia de la muerte, una preocupa-
arrabal», «Sol de los humildes»), un tema fre- ción medular en el poeta, se entreteje desde los
cuente en el postmodernismo en una dimensión inicios de su trayectoria literaria con sus expe-
que llega a ser definitoria, y se verá, cuando se le riencias amorosas, con su condición de ente his-
compara con «Tú marchas a mi lado», la comu- tórico («El trapo heroico», un soneto magnífico
nidad de alusiones y símbolos. La sección deno- y de suma importancia para comprender el
minada «Cantos neo-dionisíacos», donde se sustrato ideológico de la lírica de Poveda, mu-
agrupan textos a la noche que quieren subvertir cho más rápidamente discernible en sus comba-
el aparente equilibrio de la realidad para mos- tivas prosas), con la reiterada exaltación del yo
trar el oscuro rostro de las fuerzas naturales («El y, de modo consustancial sobre todo en la etapa
grito abuelo», «La danza glebal»), muestra hasta de ocaso de su vida, con el amargo escepticismo
qué punto está Poveda penetrado por el espíritu sin esperanzas. El diálogo de Poveda con la rea-
decadente de esos mismos afanes de exultación. lidad cotidiana («Palais Royal», «Retiro», «El
La elección de los temas clásicos («La pipitaña», taburete», «El retorno», «Sol de los humildes»)
«Tamboril para Bromio», «Evohé», «Casandra», está matizado por un sentimiento de desolación
«Clytemnestra», «La danza glebal»), tan del gus- y de vacío existencial que puede ser interpreta-
to parnasiano, revela el dionisismo de la sensibi- do como un destino, al igual que su percepción

Untitled-42 50 02/06/2010, 9:31


LA LÍRICA 51

de la cultura y del paisaje, de su circunstancia soplo oscuro y rebelde que me azota la cara:
histórica y de su propio yo. En la ontología de cosa extraña y sin brillos que con dedos
Poveda, el ego batallador no hace más que cum- sombríos
plir un sino cuyo fin es la muerte. ha quebrado mis fuertes caramillos bravíos.
En la evolución de su pensamiento es posible Hasta ahora he querido muchas cosas, y ahora
discernir, según Rocasolano, una primera etapa siento como que suena cierta sórdida hora;
premodernista y de defensa de la americanidad se mustia toda planta sobre el surco provecto
(1899-1908), una segunda de transición hacia precozmente; perece todo fruto de afecto
posiciones modernistas beligerantes (1909- y las voces que guiaron noblemente mi vida,
1911), la del esteticismo y exaltación del yo den- enmudecen al borde de mi senda perdida.
tro de propósitos renovadores de filiación Belleza, hogar, bandera, todo el culto exaltado
modernista —años (1912-1918), de gran creati- ante mis turbios ojos actuales se ha borrado;
vidad, en los que adquieren consistencia artísti- jamás yo me he sentido tan solo; nunca me
ca los rasgos más sobresalientes de su estética y he sentido más pobre de entusiasmo y de fe.
de su personalidad—, la de declinación (1919- Sin duda es que se ha roto mi vida en mí
1923) de su obra estrictamente literaria y entre- y arrastro
ga a la de textos políticos, un gesto que parece mi propia vida rota sobre el lóbrego rastro
marcado por el escepticismo a pesar de la direc- que han dejado las almas cuyo sino fatal
ción que tomó su escritura, y finalmente la de condena a eterno viaje por las vías del mal.
1923-1926, de desentendimiento de todo que- Tú marchas a mi lado, segura y vigilante.
hacer dentro de la literatura y dedicación a la Te alzas tranquila frente a mi orgullo
vida familiar y profesional.30 En ese sucinto pa- insultante
norama y en el análisis de sus poemas se pone de bien despectiva porque no ignoras que soy tuyo
manifiesto una verdad incuestionable: la aunque a veces, airado, de tu contacto huyo,
cosmovisión de Poveda está signada por un pe- e impasible, con una serenidad siniestra
simismo fatalista, actuante incluso en los años trabajas mi agonía como tu obra maestra,
de esplendor poético y de incansable combati- segura de que al cabo, bajo un designio cierto
vidad, altamente fecundos para la cultura cu- me lanzaré a tu boca cual a un sepulcro
bana. El ejemplo más elocuente de la filosofía abierto.
de la vida de este singular maestro de la palabra Al bien y a la virtud pidiera salvación.
es «Tú marchas a mi lado», escrito en el perío- De mis culpas pasadas puedo hacer expiación.
do de mayor riqueza conceptual y formal (fue Librarme puedo al fin de la pasión fatal
publicado por primera vez el 16 de abril de que me puso en viaje por las vías del mal;
1916) de su trayectoria lírica; en sus versos en- quién sabe pueda el curso de mis pasos torcer;
contrarán los lectores las angustias, conceptos, acaso no sea tarde para retroceder.
actitudes, su batalla entre el bien y el mal, su Pero al pensar que debo abandonarte, cuando
frustración histórica, su temperamento y la ple- me resuelvo a apartarme del camino nefando,
nitud de su poesía, un mundo desconcertante un grito sube, un grito sube del alma, un grito
para el propio poeta, ante el cual asumió pri- sube de mí hacia ti, medroso e infinito.
mero su combativa conducta que ganó en in- Te llamo como un niño, con la voz de reproche
tensidad con los años, y más tarde una gradual de un niño al que dejaran solo en la negra noche.
resignación que lo condujo a un nihilismo irre- Y por qué, para qué, la cobarde llamada?
versible, como si toda su vida no fuese más que Para qué me hago cómplice de tu obra
el cumplimiento de un destino. Léase el texto malvada?
íntegro: Por qué, si quiero huirte, grito luego aturdido,
medroso de perderte, a ti que me has perdido,
Muerde en mi nervio ahora no sé qué medroso como un niño, con la voz de pavura
angustia rara; de un niño al que dejaran solo en la noche

Untitled-42 51 02/06/2010, 9:31


52 ETAPA 1899-1923

oscura? des y las calidades formales con que están ex-


Tú marchas a mi lado, vigilante y segura. presadas:

Su prosa lírica no incluida en Poemetos de Me mostraría desnuda sólo en medio de do-


Alma Rubens, aunque difiere de la poesía en ver- bles tinieblas en plena tormenta, como una diosa
so en que «el paisaje, la naturaleza en sí, tiene que no quiere ser vista a la luz del sol, ni de la
una más intensa participación»,31 está regida, en luna, ni de las antorchas de los hombres.
el fondo, por similares estados de sensibilidad Me mostraría desnuda en medio de las no-
que conforman un trasfondo esencial a las di- ches sin límites, oscuras y rugientes, flageladas
versas manifestaciones literarias y vitales del de relámpagos.
poeta; entre otras razones de esa similitud está Para brillar un solo instante, ante los ojos
la impronta de Baudelaire, fundamental en los atónitos de la tierra, blanca y fúlgida, bañada
poemas en prosa, e importante, además, en bue- en una luz que no sería la del sol, ni la de la
na medida, en la integración de Versos precurso- luna, ni la de las antorchas de los hombres.
res. En la prosa poética también rebasa Poveda, Y parecerá como el alma de la sierra, que
como sucede en su único libro publicado en la desprendiera un instante de sus hombros el ro-
etapa, los límites del modernismo exteriorista y pón de la noche, mostrara un instante su des-
ornamentado, y se adentra en conflictos de sig- nudez, y volviera, a arroparse en la noche para
nificativa densidad conceptual que hacen tras- continuar en secreto su camino.
cender esas páginas, mucho más que la atmósfe-
ra decadente en la que se inscriben, a las más La obra poética de Agustín Acosta (1886-
altas esferas de la vida del espíritu, rango al que 1979) durante esta etapa consta de dos libros:
llega Poveda además por el admirable trabajo Ala (1915) y Hermanita (1923). El primero, con-
artístico al que somete los impulsos de sus emo- siderado por la crítica como uno de los renova-
ciones. A propósito de los Poemetos de Alma dores de la sensibilidad de esos años en la direc-
Rubens (1912-1923) hay que decir que corres- ción del modernismo cubano finisecular junto a
ponde a una etapa de madurez (trece, de un to- los ya estudiados de Boti y Poveda, no alcanza la
tal de veintitrés, son de 1917, en tanto que de significación histórica ni las calidades intrínse-
los treinta y tres no incluidos bajo el nombre cas de Arabescos mentales y de Versos precurso-
de la poetisa, por lo menos veintidós son ante- res. El propio Poveda, en el artículo publicado
riores a 1912, el año que inicia la plenitud del en El Fígaro el 6 de octubre de 1918, «Sobre la
autor)32 y que pretenden conmover el pobre poesía nacional», cuestionaba, bien que de ma-
ambiente literario de la provincia con imáge- nera implícita, sus aportes al enriquecimiento del
nes tremendistas y una visión de las fuerzas ele- espíritu moderno. El juicio que emiten Félix
mentales de la naturaleza realmente inusual, Lizaso y José Antonio Fernández de Castro en
todo ello con la firma de una mujer en la que el su antología de 1926 afirma que las poesías de
poeta se desdobla para hacer creer que se trata Ala «están caracterizadas por una eclosión de
de una sensibilidad femenina la que interpreta riqueza verbal, sabiamente manejada, merced a
la realidad. Ese canto de exaltación al erotismo sus cualidades artísticas positivas»,33 uno de los
desprejuiciado forma parte de la labor renova- rasgos que permiten integrar estas entregas ini-
dora a la que con tanto empeño se había entre- ciales de Acosta a las exigencias de la innova-
gado Poveda; ahora se sentía más libre detrás ción. Un cuarto de siglo más tarde, Cintio Vitier,
de la superchería, y tenía entonces ocasión de en su importante Cincuenta años de poesía cu-
volcar sobre sus lectores preocupaciones y pro- bana (1902-1952) (1952), con la perspectiva del
blemáticas que no aparecen, al menos con esa tiempo, hace una valoración más ajustada a la
fuerza y con tal jerarquía dentro de la estructu- realidad y que arroja más luz acerca del sitio que
ra conceptual del texto, en sus versos. Véase ocupa ese libro en su momento en relación con
«Ensueño» para que se aprecien esas inquietu- su filiación estética, un criterio al que se volverá

Untitled-42 52 02/06/2010, 9:31


LA LÍRICA 53

en estas páginas. En 1988, en su trabajo «Agustín corda», línea que, aliviada de su lastre retó-
Acosta: nuestro Proteo», Alberto Rocasolano rico, en beneficio de la soltura que ya anun-
apunta algo decisivo para comprender en qué cia la popular décima a la bandera, desem-
consiste la diferencia de Ala con respecto a sus bocará en el momento de preocupación
contemporáneos de 1913 y 1917: «Ala, por el cubana de La zafra (1926). Estas dos últi-
contrario, no se caracteriza por las preocupacio- mas orientaciones (sencillez lírica, en la que
nes de esteticismo y perfección que definen a le ha señalado el influjo de Francis Jammes,
Boti y Poveda», y más adelante: «tiende a la dis- y la preocupación cubana) constituyen los
persión a causa de una diversidad de intereses puntos diferenciales de mayor importan-
—en el orden formal, temático y expresivo— di- cia de Ala con relación a los libros corres-
fícilmente ajustables a la teoría de un ideal esté- pondientes de Poveda y Boti, puntos en los
tico preciso.»34 Ciertamente, Acosta carece del que se va a cifrar la verdadera singularidad,
rigor de sus dos coetáneos mayores y asume de o al menos la más valiosa, de Agustín
un modo diferente la tradición —en especial la Acosta.35
obra de Darío, la que ejerce una más honda in-
fluencia en su poesía— y su propio diálogo con Como puede verse, Ala entremezcla diversas
la realidad. Se percibe además en los poemas que corrientes e inquietudes, como si el autor no
Acosta publica en 1915 cierto tono sentimental hubiese encontrado entonces su camino ni es-
que los acerca a los que escribían poco antes los tuviese definida con nitidez una determinada
poetas cubanos de filiación romántica epigonal. necesidad estética; en esa fusión de elementos
Puede hablarse en ese sentido de una desorien- puede considerarse que subyace un poeta que se
tación del gusto, regido aún por los conflictos define precisamente por la variabilidad de sus
conceptuales de una cosmovisión que el moder- estados de ánimo, por esa múltiple disposición
nismo había superado desde el último decenio para percibir la realidad desde ángulos distintos.
del siglo XIX en la obra de Casal, e incluso desde Acosta estaba consciente, aunque no tanto como
antes (1882) en la de Martí y en la de su maestro para trabajar sólo en esa dirección, de que era
Darío (1888). Vitier hace señalamientos funda- necesario renovar la lírica cubana para retomar
mentales para una justa valoración crítica de la la tradición que tuvo en Casal el último gran
significación de Ala en su contexto, observacio- exponente en Cuba, una labor que incorporaría
nes que no se limitan al esclarecimiento de esa la poesía nacional a la corriente predominante
problemática, sino que atañen a la trascendencia entonces en Hispanoamérica, representada por
del libro dentro de la trayectoria general de su la figura que más significativa influencia había
autor. Dice Vitier: dejado en su propio quehacer. El rango menor
que parece haber tenido para Acosta la teoría en
Su primer libro, Ala (1915) […] contiene torno al cultivo de la forma artística permite
ya los rumbos principales de toda su pro- comprender por qué el poeta acoge zonas de la
ducción: 1) el modernismo artificioso y tradición inmediata sin someterlas a las restric-
decadente de «Absintio» (con influencia ciones de un cuidadoso acendramiento. Tanto
obvia de Rubén Darío y Federico Uhr- en Boti como en Poveda se hallan semejanzas
bach), que proseguirá en composiciones con el romanticismo, como ya fue señalado, pero
como la serie de Los últimos instantes; 2) la nunca en el tono de las que se encuentran en los
sencillez sentimental y «filosófica», con poetas menores contra los cuales ambos levan-
suave dejo irónico, de numerosos sonetos, tan sus respetivos libros. Acosta deja entrar en
que informará su segundo libro, Hermani- su poesía todo aquello que considera auténtico
ta (1923), y que dará sus mejores frutos en y expresión de un estado de espíritu, ya sea un
la colección titulada Los camellos distantes amor perdido, la imagen de la patria, el precio-
(1936); el fervor patriótico del estruendo- sismo y la extraña atmósfera de la sensibilidad
so canto a Martí, «20 de mayo» y «Sursum decadente, pero dejando correr las emociones tal

Untitled-42 53 02/06/2010, 9:31


54 ETAPA 1899-1923

y como llegan, sólo con las escasas restricciones mos panteístas». En ciertos pasajes, el primero
impuestas por cada una de esas tradiciones a sus de «Los caminos» (la estrofa inicial) y el segun-
propias voces y modos. En las páginas de pre- do de «Poema floral» (la segunda intervención
tensiones filosóficas, escritas en un estilo gran- del ruiseñor), en los que puede hallarse la im-
dilocuente, hay incuestionables puntos de con- pronta modernista, se ve la indiscriminada fu-
tacto con las similares de Boti, pero tienen en sión de corrientes y estilos que impide que este
Acosta una función diferente, centrada en bue- poemario se inscriba en el panorama de la lírica
na medida en lo que podría denominarse una cubana de entonces con rango similar a los res-
epicidad idealizada, antítesis de la búsqueda de pectivos de Boti y Poveda. Los fragmentos son
un realismo, inusual entonces, en Boti. Los ejem- los siguientes:
plos de Ala ilustrarán esas diferencias.
A través de las siete secciones del libro («Ala», Es una encrucijada lóbrega de caminos…
«Los caminos», «Alba de epinicio», «Martí», Dijérase la áspera rosa de los destinos
«Poema floral», «Poema de amor y de fe», y «El humanos, que se abriera en medio de la vida…
minuto amargo», las cinco primeras integradas En cada senda hay boca desconocida
por un solo poema de igual título, el tercero de que dice unas fatales palabras misteriosas…
los cuales está dividido en seis cantos de dife- Esas palabras tienen la clave de las cosas.
rente concepción y estructura formal) se obser- Todos saben que existe la misteriosa clave,
va un desbordado canto de efusividad, más me- pero lo que ella encierra… eso nadie lo sabe…!
surado en la última sección, hecha toda de
(«Los caminos»)
sonetos, y en la sexta parte de «Alba de epinicio»,
también un soneto: «Homenaje a Francia». En Del cielo y del jardín purísimas doncellas,
algunos casos el poeta trabaja con símbolos, os escucha en silencio el alma de las cosas;
como en «Los caminos», en «Poema floral», en y reprueba la inquina Madre Naturaleza
«Poema de amor y de fe», tres ejemplos exten- desde el solio invisible de su augusta belleza…
sos y sobrecargados de un lenguaje grandilocuen- Estrellas, rosas de la altura;
te de ascendencia romántica que nada tiene que rosas, estrellas del jardín:
ver con los intentos y logros de Boti y de Poveda. amor es una fuente pura,
En esas páginas, como en casi todo el libro de de una blancura de jazmín…
Acosta, hay una insuficiente pretensión de hon- Fuente sonora que desgrana
dura espiritual que se expresa mediante la exal- perlas de luz en lo infinito;
tación de valores tradicionales y la constante agua de la Samaritana
presencia del yo estremecido o asombrado, un que llena un cántaro bendito…
concepto de la poesía incapaz de contribuir a Por el amor goza la vida
conformar una nueva sensibilidad. La adjetiva- el encanto de la ilusión,
ción es harto elocuente, de un gusto hacía mu- y si nos hiere hay en su herida
cho tiempo superado por el propio Darío en una inefable bendición…!
Cantos de vida y esperanza (1905) y por Boti en
Arabescos mentales dos años antes de la apari- Un tono similar, pero con las variantes pro-
ción de Ala. Esos poemas dicen muy claramente pias de cada caso, se lee en textos con temas his-
que su autor no tenía el mismo sentido de la tra- tóricos («Martí», «Canto a Santiago de Cuba»,
dición ni del trabajo artístico que los dos gran- «Exequias del Maine», «20 de mayo», «Sursum
des renovadores cubanos de esos momentos. Su corda») y en otros de contenido religioso («Can-
visión de la naturaleza, vista desde la perspecti- to bíblico») o de actualidad («En lo alto…»). El
va de símbolos y valores abstractos, carece de la canto a Martí revela el grado de idealización al
objetividad que alcanza en Boti, aun en aquellos que somete Acosta el acontecer de la historia,
poemas en los que se propone mostrar la fuerza fuerzas abstractas que acaban por convertirse en
de los elementos naturales, recogidos en «Rit- símbolos inasibles, como sucede con la imagen

Untitled-42 54 02/06/2010, 9:31


LA LÍRICA 55

que de Bolívar conforma Regino Pedroso en su un caso en el que se fusionan símbolos tradicio-
poema de 1945. En general puede afirmarse que nales y una ética hecha de puras convenciones al
en los textos grandilocuentes, sustentados en una uso. En otra dirección, dentro del tema amoro-
axiología cristiana tradicional, en los que el poe- so, fue escrito «Vaguedad», un canto al recuerdo
ta aborda diferentes temas (el sentido de la vida, de la amada en una atmósfera de tristeza que está
el bien y el mal, la presencia de la patria, la con- muy cerca del romanticismo decadente. En
ciencia de la muerte, un hecho contemporáneo), «Nuestro querido amigo el mar» se logra cierta
hay una voluntad trascendentalista e idealizante, armonía verbal que tiene mucho de la lección
desentendida de la búsqueda de una aprehensión modernista, pero entremezclada con reminiscen-
de la realidad desde una perspectiva realista. La cias del gusto romántico. En tres poemas suce-
sección «Alba de epinicio», integrada por seis sivos: «Una música lejana», «Citerea» y «Reman-
poemas o cantos (sin título el primero; «A la so», hay un preciosismo refinado que deja ver
gloria de Francia» el segundo, en décimas; «La ganancias más perdurables, como en estas
visión de la guerra» el tercero; «Parábola del amor estrofas del primero:
y de la paz» el cuarto; «A los tiranos de la tierra»
el quinto, y «Homenaje a Francia» el sexto, un Toda azul de tu música de ti, de tu exquisita
soneto), está basada en los acontecimientos de mano nevada de camelia…!
la Primera Guerra Mundial, un tema que Acosta Toda azul del ensueño que esparce tu infinita
trata con estilo altisonante y al mismo tiempo música triste, Delia…!
con sobrias maneras, como en los cantos segun- […]
do y sexto, ambos modos identificados en la Entonces torna el rayo de luna. El limonero
adjetivación y en la concepción de la historia y vuélveme a dar la gloria de su hechizo nupcial.
del hombre (visible en el canto cuarto, «Parábo- Yo he viajado en el ala de un ensueño lisonjero,
la del amor y de la paz», de un raigal sustrato movido por tu lírico encanto musical…!
bíblico).
La otra vertiente del libro, discernible funda- La nota preciosista vuelve en «Sinfonía en
mentalmente en el plano formal por la sobrie- verde», en «Visión hispana», en «Absintio», vi-
dad y mesura del estilo, virtudes que mucho se siones de un encomiable objetivismo que con-
echan de menos en casi todos los poemas cita- trastan de manera notoria con la conceptualiza-
dos hasta aquí, aborda también temas diversos, ción de otros momentos («Yo soy así…»). La
tratados bajo la decisiva influencia del trascen- décima «A la bandera cubana», en la línea de
dentalismo idealista y de ciertos elementos poesía patriótica que caracterizó a los poetas de
simbolistas, pero en los que se hace más visible la década 1900-1910 y que cuenta en este propio
y actuante la impronta del modernismo. Aun- libro de Acosta con los ejemplos ya citados, pro-
que el léxico es en esencia el mismo de la ver- bablemente concebida al calor de «Mi bandera»,
tiente grandilocuente, de versos amplios y tex- de Byrne, se inscribe también en la vertiente de
tos extensos, se percibe la diferencia en esa mesura y sobriedad formal, casi puro diverti-
moderación que permite aprehender la realidad mento. La última sección, que agrupa sesenta y
en sus matices y expresiones sensoriales. Con siete sonetos (en realidad setenta y uno, pues
esas páginas, el lector se adentra en el acontecer dos constan de dos partes y uno de tres), tiene
desde una perspectiva de más ricas posibilida- algunas páginas de indudable afinidad con las del
des de intelección, aunque en algunos casos se Boti mejor de Arabescos mentales. Hay maestría
diluyen las impresiones en una búsqueda que en el manejo de esta forma estrófica, trabajada
asocia los rasgos concretos y los abstractos en con musicalidad, sin duda una destreza que
imágenes únicas. Entre los ejemplos de capta- Acosta adquirió como expresión de una volun-
ción más directa del suceder pueden citarse «En tad artística. En los ejemplos mejor facturados,
el malecón» y «De carnaval». El amor sustenta entre los que están «Crepúsculo», «Torno a la
las reflexiones de «Cantar, siempre cantar…», luz», «Bohemia», «Especular», «Schubert», «Son-

Untitled-42 55 02/06/2010, 9:31


56 ETAPA 1899-1923

risa», «Ojos de luna», «Rosa blanca», «Duda», un conjunto de textos de filiación romántica con
«Siembra», «Paisaje», «Hastío», «Sobre la cate- similares características que las apuntadas en esos
dral», «Tú y el mar», supera en buena medida precedentes. Al aparecer esa segunda obra de
los desaciertos de las páginas anteriores, si bien Acosta, en un comentario dado a conocer en Chic
en ellos no acaba de desentenderse de la influen- en julio de 1923 decía Rubén Martínez Villena:
cia romántica, actuante en su concepto del amor
y en esa filosofía de la vida que lastra todo el Y he aquí Hermanita, el nuevo libro, ama-
libro. Aunque sin pretensiones renovadoras, ble y amoroso. Para muchos, para mí entre
una problemática frente a la cual no parece ha- ellos, acaso es reprochable este libro, al
berse sentido conmovido, al menos en la di- menos en su oportunidad. La vuelta ahora
mensión en que se sintieron Boti y Poveda, esos al viejo tópico sentimental, casi desecha-
sonetos contribuyeron sin dudas a enriquecer do, sorprende, o debe sorprender, a los que
la poesía anterior a 1923, sobre todo por la per- esperábamos algo más.36
cepción que proponen, una intención frustra-
da, sin embargo, en el eclecticismo de una afec- Junto a elogios que revelan los orígenes litera-
tividad que no logró desaparecer en la búsqueda rios del crítico, esa sensata observación hace evi-
de la precisión con la que se entremezclan. Véa- dente el atraso estilístico de su autor en una fe-
se este poema, «Torno a la luz», de lo mejor cha como la de aparición del tomo, ya concluido
que escribió Acosta por esos años, parangona- el modernismo y realizada la labor renovadora
ble con las más acabadas poesías de los otros de la lírica cubana. Temas, estilo, imágenes, at-
dos libros renovadores en lo que a calidad ar- mósfera, todo se mueve en torno a una concep-
tística se refiere. Escúchese sobre todo la deli- ción del amor de la que Acosta no pudo desen-
cada sonoridad de los catorce versos, un indis- tenderse nunca, entre otras causas porque se
cutible logro: mantuvo siempre atento a su formación intelec-
tual y artística de los inicios. El poeta se sumer-
Torno a la luz secreta de tus ojos sagrados, ge en su propio pasado y de él extrae los poe-
de tu mirada buena, de tu llanto de ayer… mas, escritos como evocaciones que sólo la
Surges, entre mis viejos amores olvidados, palabra puede sustentar. La amada, el único cen-
sólo por tu inefable ternura de mujer. tro temático del libro, reaparece recreada de di-
versas maneras, pero siempre como un delicado
Cómo se ha marchitado mi corazón que un día
cuerpo inconsistente, no por ello menos real en
se dio fragante y puro a tu imposible amor…!
la afectividad del creador. La primera estrofa de
Si lo viera tu alma lo reconocería
«Hermanita» permite comprender la totalidad
sólo porque tú vives en él hecha dolor.
de los rasgos esenciales de este segundo momen-
Cuándo dejé de verte? Cuándo, mi vida, cuándo? to en la evolución de Acosta, abandonadas tran-
No oyes en estos versos algo que está llorando? sitoriamente las posibilidades modernistas, más
—Un temblor que solloza, un dolor sin enojos—. tarde retomadas en Últimos instantes (1941), re-
Me verás en tu viejo recuerdo todavía? greso con el que se pone de manifiesto la impor-
Yo soy aquel que un día vio la gloria en tus ojos tancia que el poeta daba a sus impulsos iniciales.
Y no ha podido nunca olvidar ese día…! Esta estrofa del mencionado soneto se concen-
tra en la más cerrada intimidad y crea desde una
Esa tristeza entre nostálgica y resignada retor- perspectiva absolutamente subjetiva, como ha-
na en otro soneto del libro, como en otros mu- bían hecho René López y, en general, todos aque-
chos momentos, pero en este caso con una ma- llos que en el decenio 1900-1910 cultivaron el
yor relación aún con el poemario siguiente, una romanticismo epigonal:
continuidad ya señalada por Vitier. En efecto,
«Cómo se te han hundido los ojos» es un antece- Silencio! Frente al mar ella medita.
dente explícito de Hermanita, publicado en 1923, Presume que está sola, y no está sola:

Untitled-42 56 02/06/2010, 9:31


LA LÍRICA 57

mi pensamiento, que acudió a la cita, de Casal y de Martí por la obra de estos tres
la envuelve en ilusión como una ola. renovadores, la sensibilidad se abre a perspec-
tivas de más vasto y profundo alcance. [E.S.]
A modo de conclusión puede afirmarse que
el movimiento renovador llevado a cabo por los
tres poetas postmodernistas del período 1913- 1.2.3 Otros poetas. Byrne. F. Uhrbach. F. J.
1923: Boti, Poveda y Acosta, cada uno en gra- Pichardo. D. M. Borrero. R. López
do diferente, tuvo un gran significado para la
cultura cubana y en particular para la poesía. En nuestra poesía, la transición del siglo XIX al
Sus obras y el espíritu polémico que las acom- XX coincide con un período confuso.37 Aunque
pañaba en los dos poetas orientales enriquecie- en estos años es abundante el número de poetas,
ron las posibilidades expresivas y el cuerpo de los resultados cualitativos ofrecidos por la ma-
ideas de esos años con una serie de postulados yoría de ellos son exiguos; esto hace difícil defi-
esenciales que daban continuidad a la tradición nir las características literarias del momento, en
de la poesía cubana y la incorporaban a la co- el cual se perciben rasgos románticos, unidos a
rriente literaria predominante entonces en His- la huella de los modernistas hispanoamericanos
panoamérica. La búsqueda de la grandeza —en y de los decadentes franceses. Se trata de un pe-
sus múltiples manifestaciones— y el rigor ar- ríodo transicional que, además, contiene algu-
tístico son, en síntesis, los aportes de Arabes- nos de los elementos propios de una poesía de
cos mentales, Ala y Versos precursores, así como preocupación social, pues aunque en estos años
de los trabajos de Boti y Poveda, fuentes im- no surgen grandes voces, sí se van llenando al-
prescindibles para un conocimiento a fondo de gunos vacíos, sobre todo los de contenidos pa-
la cosmovisión de ambos creadores. En sus tex- trios.
tos poéticos fundamentales rebasaron los dos Tal es el caso de Bonifacio Byrne (1861-1936).
el ámbito del postmodernismo y se proyecta- Con Excéntricas (1893) y Efigies (1897), Byrne
ron hacia el futuro. La obra de Poveda, la más muestra las dos vertientes fundamentales de su
importante desde la aparición de los libros de obra. En este poeta es evidente un esfuerzo por
Casal hasta la llegada de las primeras manifes- aprehender algunas constantes esenciales de la
taciones prevanguardistas, trasciende sus pro- naturaleza humana —tal vez hacia donde mejor
pios empeños renovadores con una poesía de se orientaba su vocación—, pero esas armonías
hondo desgarramiento, consecuencia, al igual cambian el curso con Efigies, donde la nota pa-
que en Boti y en Acosta, de la profunda crisis triótica preside cada composición, ya que Byrne
histórica en la que vivió inmerso. En los tres considera fundamental para el creador ser in-
libros de Boti pertenecientes a este período se térprete fiel de lo que sucede en el campo de
aprecia un gradual acercamiento a formas de- batalla.
puradas y sobrias que sitúan la expresión en los El poeta de la guerra —como lo denominara
umbrales de la vanguardia. A diferencia de Nicolás Heredia—38 insiste con Lira y espada
Poveda, el autor de El mar y la montaña, su (1901) en los temas de su segundo poemario y
mejor poemario, trae a la lírica cubana con Ara- prolonga así una línea expresiva de notable inte-
bescos mentales, publicado en 1913, una nueva rés histórico; no obstante, el cuaderno presenta
forma de percibir el acontecer. Acosta, por su sus versos más seguros cuando, en medio de la
parte, menos creador en la dirección del mo- evocación anecdótica, Byrne logra atrapar los
dernismo y de una estrecha dependencia con el instantes fugaces del hombre o de las cosas. De
romanticismo epigonal de finales del siglo XIX, esta manera capta una de las realidades epocales
dejó una obra sin gran relevancia en su momen- en «El sueño del esclavo»:
to y que no logró ir más allá de su circunstan-
cia, prácticamente cerrada al futuro. Superada ¡Ora durmiendo está! ¡Tened cuidado
la crisis de la poesía cubana posterior a la muerte los que cruzáis de prisa por su lado!

Untitled-42 57 02/06/2010, 9:31


58 ETAPA 1899-1923

¡Ninguna voz en su presencia vibre! tado entre las figuras del postmodernismo cu-
Dejad que el triste de dormir acabe, bano, en la medida en que sus logros, antes que
y no le despertéis, porque ¡quién sabe si ese equipararse a los alcanzados por Boti y Poveda,
esclavo los anuncian con la calidad de un legítimo precur-
si ese esclavo infeliz, sueña que es libre!… sor.39 En este poemario se plasman situaciones
inherentes a la vida en Cuba a inicios del siglo;
El poeta supo mantenerse equidistante de las la manera crítica en que se proyecta indica su
escuelas literarias cerradas, y en virtud de esta clara visión política y una actitud cabalmente ciu-
condición singular alcanzó en algunos momen- dadana, cuestionadora de la sociedad en que vi-
tos —pese a lo irregular de su obra— a calar en vía. Su obra posterior, no recogida en libro, pre-
la intimidad humana, lo que hace de él la figura senta asimismo las características mencionadas
más importante de la etapa que se extiende en- con anterioridad. El servicio del poeta honesto
tre la muerte de Julián del Casal y el surgimien- continúa —aún en la década del treinta— en la
to de Regino Boti. acción del ciudadano que alienta a la juventud
Literariamente, el mejor Byrne se halla en en la conquista de sus derechos nacionales.
sonetos como «¿Cuál sería…», pero un estudio Como Byrne, Federico Uhrbach (1873-1932)
de los alcances logrados en sus poemas que ofre- se da a conocer, en las postrimerías del pasado
cen tratamiento de motivaciones e ideas metafí- siglo, junto a su hermano Carlos Pío. Así apare-
sicas, no consigue situar su obra a la altura de la ce en Gemelas (1894) —libro que publicaron en
más prestigiosa lírica nacional. Sin embargo, común—, «Flores de hielo», conjunto de poe-
mientras el verso delicado del matancero queda mas donde resaltan textos de indudable filiación
casi en el olvido, resuena aún entre los cubanos modernista. De su maestro, Julián del Casal,
el poema «Mi bandera», en el cual, pese a los tomó el sentido de lo vago y penumbroso en el
desniveles de calidad que median entre sus verso, pero sus grises son menos intensos. El
estrofas, hay versos acertadísimos. A partir de tono melancólico y la desesperanza de sus pri-
la cuarta, el tono nostálgico, triste y errabundo meros poemas permanecen en Oro (1907) con
de quien llega buscando su bandera y reclama marcada continuidad, al tiempo que dicho
para ésta el lugar merecido, cambia hasta con- poemario se destaca por un fino trabajo sobre el
vertirse en himno: lenguaje, lo cual ha hecho considerar a algunos
estudiosos que la aparición de Oro constitu-
Aunque lánguida y triste tremola, ye para los poetas de la época un modelo de
mi ambición es que el sol con su lumbre, belleza.40
la ilumine a ella sola —¡a ella sola!—, En Resurrección (1917), los textos de Federi-
¡en el llano, en el mar y en la cumbre! co Uhrbach alcanzan a precisar, con mayor vo-
luntad estilística, las motivaciones de su ser ín-
En medio del camino (1914) regresa a las pri- timo y reflexivo. Luego de aquel libro, algunos
meras inquietudes del poeta. Recrea las cosas, poemas suyos vieron la luz en revistas naciona-
los lugares; cuestiona acerca de algunas constan- les, especialmente El Fígaro. Uhrbach manifies-
tes humanas como la muerte y el dolor, y se in- ta su interés por cuestiones de índole espiritual,
teresa por el concepto de reencarnación («La al- estados del alma e ideas trascendentes. El poe-
coba»), que, por supuesto, lo acerca al terreno ma «Predestinación» cierra el volumen, y a tra-
religioso, con una poesía de raíces filosóficas. vés de él se expresan los ideales y las frustracio-
Este libro se encuentra, justamente, en el inten- nes del creador:
to de conciliar dos fuerzas: por una parte, el poe-
ta insiste en recordar los asuntos de Lira y espa- Transfigurar la arcilla, querer eternamente
da, al tiempo que se encamina hacia una búsqueda regar en el camino los sueños de la mente
formal desde la cual penetra en la interioridad y difundir en lluvia de estrellas mi dolor…
del hombre. En realidad, Byrne no puede ser con- Ésa, de mi sendero, la amarga suerte ha sido;

Untitled-42 58 02/06/2010, 9:32


LA LÍRICA 59

soñar, en mi desierta derrota hacia el olvido, con «Un prólogo», el poeta intenta un canto que
dar vida a la quimera que llevo en mi interior. rompa con los moldes ya en desuso; sin embar-
go, no logra alcanzar la magnitud de una estéti-
Por su parte, Francisco Javier Pichardo (1873- ca renovadora. En septiembre de 1919 aparece,
1941) publica en 1908 Voces nómadas. Su pro- en la Revista Cubana, su último poema: «Sobre
ducción poética posterior, según el criterio de el campo». Su producción poética interesa de este
algunos estudiosos, se considera escasa. modo por el testimonio sincero de sus recuer-
Voces nómadas se halla integrado por ochenta dos y por su canto a los seres y cosas humildes,
y tres composiciones realizadas en diferentes a la pobreza de un paisaje que logró captar en la
formas estróficas que, si bien no representan una espera de su redención.
ruptura o una conquista en nuestra poesía, me- En 1908, Dulce María Borrero (1883-1945),
recen considerarse por la factura de algunos autora de un solo libro como Francisco Javier
sonetos, que sobresalen de lo alcanzado por Pichardo, había sido premiada en los Juegos
muchos de sus contemporáneos al lograr, en dis- Florales Infantiles del Ateneo de La Habana.
tintos momentos, una realización casi parnasia- Conocida por los poemas que ven la luz en va-
na, como es el caso de «Tristón» y «Dánae» rios periódicos y revistas, entre los que figuran
—poemas que representan una de las vertientes Cuba y América, El Fígaro, Social, La Mujer
fundamentales desde la cual se expresó el autor: Moderna, Cuba Contemporánea y los Anales de
la mitológica. Por lo general, los versos de Fran- la Academia Nacional, publica en 1912 su úni-
cisco Javier Pichardo —en los que se percibe la co libro: Horas de mi vida, a instancias del poeta
huella de José Asunción Silva— se distinguen y narrador dominicano Fabio Fiallo y del inte-
por el buen gusto y la naturalidad de sus inspi- lectual cubano Luis Rodríguez Embil, quienes
raciones, mas en ellos sobreviven rasgos forma- hicieron posible la edición de este poemario en
les modernistas ya superados en el contexto his- Berlín.
panoamericano. Horas de mi vida se divide en ocho partes:
La otra vertiente expresiva de este poeta es la «Gotas de llanto», «Reminiscencias», «Lauros
que contiene fuertes meditaciones de índole so- sangrientos», «Flores de amor y de melancolía»,
cial. Por sus textos «La carreta», «La canción del «Albas lejanas», «La siembra de la muerte»,
labriego», «Selva cubana», «El trapiche», «El pre- «Amor» y «Horas crepusculares». El tema rec-
cepto», «Leyenda» y «El estanciero», se le consi- tor del cuaderno es, sin dudas, el amor. La rela-
dera como un antecedente inmediato de la poesía ción amor-dolor constituye la línea central en la
de temática campesina y social del siglo XX, mo- obra de la poetisa, quien habla del hallazgo del
dalidades en que su voz se revela como una de las amante y de su pérdida, asociándola no sólo con
más depuradas y dignas con que haya contado la separación, sino también con la muerte. Aun-
nuestra poesía. Años después aparecerían en ella que su verso es claro y de fina concepción, no se
estos elementos de desentrañamiento social: distingue fácilmente una exacta filiación litera-
ria, pues, tras una aparente frialdad, surge la
Y la marcha de nuevo emoción desbordada de la mujer, que a veces
por el camino empieza: permite descubrir hilos que la emparientan, en
se oye en la inmensa soledad del llano alguna medida, con el romanticismo español, y
el rechinar ingrato de las ruedas, en otras oportunidades alcanza evidentes signos
contra el gastado pértigo los bueyes modernistas.41
cansados se recuestan, El verso de Dulce María Borrero se mueve
y sigue el carretero por los montes con gracia y seguridad en el universo del amor a
solo con su tristeza. ratos imposible, y de un ideal raro que la estre-
mece con una suave amargura desde la cual de-
En 1911 publicó, en Letras, «La torre triste»; fiende el impulso erótico ante la condenación
allí retoma el motivo del ingenio. Aún en 1918, religiosa.

Untitled-42 59 02/06/2010, 9:32


60 ETAPA 1899-1923

En otros momentos su palabra intenta des- sus últimos textos —«Espíritu inmortal», «Mis-
cubrir el goce que recuerda: terio», «Romance del adiós callado»— reapare-
ce el acento interior y enigmático de su primer
Y sueño cosas tan dulces, y único poemario.
y tantos placeres sueño, Situado en una línea de interioridad semejan-
que me olvido de tu alma te, René López (1881-1909) se refugia en su pro-
para soñar con tus besos! pio silencio de soledad e intemperie, y en la aven-
(«Bésame») tura de aparente sarcasmo. Bajo la influencia de
Mallarmé, Heredia el francés y Byron, crea su
La nota de meditación con acento casi filosó- propia atmósfera poética, en que el mar tiene una
fico es característica de esta poesía, que trata de presencia real y una resonancia romántica. Su
aprehender el universo femenino a través de su personalidad literaria entronca con la de Julián
propia intimidad, en la cual es fundamental, ade- del Casal en la preferencia por los ambientes cre-
más del regocijo amoroso, el impulso lírico, asu- pusculares, sombríos y aun opresivos. Sus con-
mido como fuerza principal de la comunicación diciones líricas —indudablemente auténticas—
del creador, logrando de este modo una voz de no logran desarrollarse plenamente a causa de la
íntimas resonancias, comunicativa a la vez que temprana muerte.
plena de autenticidad en sus poemas sugeren- El verso del autor de «Barcos que pasan» —su
tes, personales y, como remate de todo ello, esen- poema más conocido y título del libro póstumo
cialmente femeninos. del poeta— es flexible, delicado; trata de esta-
Horas de mi vida, para completarse en bio- blecer precisiones, a la vez que alcanza un alto
grafía, ofrece también el enlace amoroso que su nivel de sugerencias. La melancolía, la tristeza,
autora realiza con su país. Algunos elementos la soledad, la ausencia de afectos, son partes in-
de simbolismo patrio resultan relevantes en sus separables de su visión del mundo. Ansias de re-
poemas: la bandera, las palmas, la tierra, el sen- cogimiento y evasión repletan sus motivaciones,
tido de independencia y la figura de José Martí. y sólo hallan consuelo en la evocación de la in-
La poetisa, uno de los últimos representantes de fancia, que surge vinculada con la idea de la muer-
la familia Borrero, canta: te («Canción pueril»).
René López dio a conocer su poesía a través
Triste retorno a la ciudad dormida, de distintas publicaciones como Cuba Libre,
y como todos al olvido vuelvo! Cuba y América, La Discusión, Letras, El Fíga-
Te dejo sola y moribunda arriba ro, Azul y Rojo, entre otras. Sus versos aparecen
bajo la compasión de los luceros! también en las antologías Arpas cubanas y La
poesía moderna en Cuba. En «Barcos que pasan»
La culminación de estos cantos, desolados por muestra algunos de sus anhelos por desentrañar
la frustrante situación nacional, se halla en «Sin el enigma de otras regiones y el propio pesar del
nombre», poema dedicado a José Martí, donde creador:
la utilización de la cuarteta tiene la evidente in-
tención de recordar los Versos sencillos que aquel ¿Lleváis en vuestros senos a la novia,
resumió en el más puro, al pedir para su tumba la blanca novia del rendido amante,
un ramo de flores y una bandera. que sentado en la playa, tristemente,
Luego de Horas de mi vida, Dulce María en las azules noches tropicales,
Borrero preparaba un nuevo título: «Acuarelas», con sus grandes pupilas verdinegras
del cual sólo se conserva el fragmento del pró- mirando al horizonte, palpitante,
logo de un poema: «La piedad de la duquesa». espera ver marcarse entre las sombras
Dicha composición supone una ruptura con su la proa gigantesca de la nave;
poesía anterior, pero todo indica que fue un lap- y a la amarilla luz del Sol que asoma
so muy breve dentro de su creación, ya que en ver su cuerpo, una mano saludarlo

Untitled-42 60 02/06/2010, 9:32


LA LÍRICA 61

con el blanco pañuelo entre los dedos, natural años después. Tal es el caso del poema
como un ensueño serpenteando al aire? «La carreta», de Francisco Javier Pichardo, en el
¿Adónde vais, ¡oh barcos misteriosos!, que la preocupación por el ambiente campesino
por la azul epidermis de los mares? anticipa parcialmente lo que sería La zafra, de
Agustín Acosta, y señala, al mismo tiempo, los
La extrañeza expresada en el texto alude a la ecos más hondos de una poesía de índole social
fugacidad y a la muerte. Sus cantos amorosos como la de Navarro Luna.
están teñidos de decepciones y amarguras. Vi- La dispersión temática y estilística es uno de
vió el poeta en el sin sentido de una época que los aspectos que se perciben con mayor relieve
atrapó en sus visiones de drogadicto, en una obra en esos años; los esfuerzos de los creadores por
esencialmente agónica que con la muerte del aprehender un lenguaje nuevo son notables, pero
creador se sella de modo brusco, y sugiere una en la mayoría de los casos no se alcanza este pro-
imagen mayor e inusitada en la que alternan, pósito. Así, la ganancia de esta etapa transicional,
confundiéndose, los planos arte-vida. en los mejores, se halla en un verso contenido y
Este período resulta importante para la poe- delicado que no responde con exactitud a mol-
sía cubana, pues en él se anuncian diferentes des y escuelas literarias y que llega a plasmar dis-
motivos ideoestéticos que hallarían su cauce más tintas esencias nacionales. [R.M.]

NOTAS
(CAPÍTULO 1.2)

1
Esteban Borrero Echeverría: «Prólogo», en Francis- (1902-1952). Ordenación, antología y notas por el
co Díaz Silveira: Fugitivas. Imprenta El Comercio, Ministerio de Educación, La Habana, 1952, p. 1.
La Habana, 1901, pp. 9-10. 6
Félix Lizaso y José Antonio Fernández de Castro:
2
Regino E. Boti: «Notas acerca de José Manuel ob. cit., p. 194.
Poveda, su tiempo, su vida y su obra» (1928), en
7
Crítica literaria. Selección, prólogo y notas de Emi- Aunque de escasa calidad, olvidados por las antolo-
lio de Armas. Ediciones Unión, La Habana, 1985, gías, de la provincia oriental publicaron libros en la
pp. 132-133. Otras antologías se hicieron en la eta- etapa Fernando Torralva (1885-1913): Del bello tiem-
pa: Parnaso cubano (1906), de Adrián del Valle; Flo- po (s.a.); Miguel A. Macau (1886-1971): Flores del
rilegio de escritoras cubanas (1910), de Antonio trópico (1912), Lírica saturnal (1912), Paz perdida
González Curquejo; Las letras cubanas (1917, poe- (1916) y Ritmos de ideal. Paz perdida (1920); Luis
sía y prosa) y Los mejores sonetos cubanos (1918) de Vázquez de Cuberos (1889-1924): La pampa y otras
Carlos Valdés Codina; Las cien mejores poesías cu- poesías (1922); Miguel Galliano Cancio (1890-196?):
banas (1922), de José María Chacón y Calvo. Del rosal de mis sueños (1913) y Ruiseñores del alma
3 (1918), entre otros de ésa y de las restantes provin-
Félix Lizaso y José Antonio Fernández de Castro:
cias de entonces a quienes el tiempo diluyó inme-
La poesía moderna en Cuba (1882-1925). Antolo-
diatamente. Otro poeta apenas recordado es
gía crítica, ordenada y publicada por los autores. Li-
Guillermo de Montagú (1881-1952): A Cuba (1902),
brería y Casa Editorial Hernando (S.A.), Madrid,
A la Patria (1908), Iris (1910), además de libros de
1926, p. 114.
décadas posteriores.
4
Pedro Henríquez Ureña: «El modernismo en la poe-
8
sía cubana» (1905), en Ensayos. Selección y prólogo Cintio Vitier: Lo cubano en la poesía (1958). Insti-
[de] José Rodríguez Feo. Casa de las Américas, La tuto del Libro, La Habana, 1970, p. 343.
Habana, 1973, p. 12. 9
José Manuel Poveda: «Palabras a los efusivos»
5
Cintio Vitier: Cincuenta años de poesía cubana (1912), en su Prosa. Tomo II. Compilación, prólo-

Untitled-42 61 02/06/2010, 9:32


62 ETAPA 1899-1923

24
go y notas [de] Alberto Rocasolano. Editorial Le- Ibíd., p. 196.
tras Cubanas, La Habana, 1980, p. 9. 25
Ibíd.
10
José Manuel Poveda: «Otras palabras» (1912), en ob. 26
Ibíd., p. 185. El subrayado es del autor.
cit., p. 76.
27
11 Alberto Rocasolano: El último de los raros. Estudios
José Manuel Poveda: «El manifiesto de los moder- acerca de José Manuel Poveda. Editorial Letras Cu-
nistas» (1913), en ob. cit., p. 89. banas, La Habana, 1982, p. 110.
12
Ibíd., p. 89. 28
Ibíd., pp. 97-98
13
José Manuel Poveda: «Crónica crítica» (1912), en 29
Ibíd., p. 122
ob. cit., pp. 64-65. Aunque Poveda se declara ajeno
30
a las problemáticas de ese libro, en su poesía hay Ibíd., pp. 217-221.
textos amorosos que muestran similares inquietu- 31
Ibíd., p. 91
des. En realidad, sólo el motivo inicial es común a
32
Poveda y a Cornet; no se trata, pues, de rechazo al Ibíd., p. 90
tema, sino a su tratamiento de la forma en que lo 33
hace el español, seguramente hijo espiritual, por lo Félix Lizaso y José Antonio Fernández de Castro:
que puede concluirse del comentario, del romanti- ob. cit., p. 219.
cismo epigonal y vacío. 34
Alberto Rocasolano: «Agustín Acosta: nuestro
14 Proteo», en Agustín Acosta: Poemas escogidos. Se-
José Manuel Poveda: «El manifiesto de los modernis-
lección, prólogo y notas de Alberto Rocasolano.
tas», en ob. cit., p. 89.
Editorial Letras Cubanas, La Habana, 1988,
15
José Manuel Poveda: «Sobre la poesía nacional», en pp. 8-9.
ob. cit., p. 38. 35
Cintio Vitier: «Agustín Acosta», en su Cincuenta
16
Regino E. Boti: «Yoísmo. Estética y autocrítica de años de poesía cubana (1902-1952), ob. cit., p. 81
Arabescos mentales» (1913), en su Poesía. «Al lec- 36
Rubén Martínez Villena:«Hermanita de Agustín
tor», por Imeldo Álvarez García. Editorial Arte y Acosta» (1923), en su Poesía y prosa. Tomo I. «Una
Literatura, La Habana, 1977, p. 11. semilla en un surco de fuego», por Raúl Roa. Edito-
17
Ibíd., p. 14. rial Letras Cubanas, La Habana, 1978, p. 247.
37
18
Ibíd., p. 16. Cintio Vitier: «Introducción», en su Cincuenta años
de poesía cubana (1902-1952), ed. cit., p. 1
19
Regino E. Boti: Poesía, ob. cit., p. 257. 38
Nicolás Heredia: «Prólogo a Lira y espada», en
20
Roberto Fernández Retamar: «En los ochenta años Bonifacio Byrne: Poesía y prosa. Selección, apuntes
de Regino E. Boti» (1958), en Para el perfil definiti- histórico-biográficos y notas de Saúl Vento. Selec-
vo del hombre. Editorial Letras Cubanas, La Haba- ción y prólogo de Arturo Arango. Editorial Letras
na, 1981, p. 60. Cubanas, La Habana, 1988.
21
Regino E. Boti: Poesía, ob. cit., p. 257. 39
Arturo Arango: «Bonifacio Byrne: la poesía necesa-
22 ria», en Bonifacio Byrne: Poesía y prosa, ob. cit. p. 16
José Manuel Poveda: Versos precursores. Joyel
40
parnasiano. Evocaciones. Advocaciones. Las visiones Félix Lizaso y José Antonio Fernández de Castro:
y los símbolos. Cantos neodionisíacos. Imp. El Arte, La poesía moderna en Cuba (1882-1925), ob. cit., p.
Manzanillo, 1917 (Prefacio). 87.
41
23
José Manuel Poveda: Obra poética. Edición crítica. Yolanda Ricardo: Nueva visión de Dulce María
Selección, prólogo y notas de Alberto Rocasolano. Borrero. Editorial Letras Cubanas, La Habana, 1983,
Editorial Letras Cubanas, La Habana, 1988, p. 193. pp. 146-240.

Untitled-42 62 02/06/2010, 9:32


1.3 EL ENSAYO Y LA CRÍTICA

1.3.1 Su evolución en la etapa Sin embargo, el ensayismo no es en estos años


un juego libre de ideas en prosa literaria, como
Es conocido el sentimiento social de incon- el género en su acepción clásica reclama —este
formidad que imperaba en las primeras dé- mayor ajuste de intenciones ocurrirá con la irrup-
cadas republicanas ante una realidad nacional ción del movimiento vanguardista, aunque tie-
desvirtuada, incompleta, ajena al proyecto in- ne ya un importante antecedente en la prosa ín-
dependentista. Esta inconformidad estaba ma- tima y concisa de Francisco José Castellanos
tizada en la mayoría de los intelectuales surgi- (1882-1920)—, sino un esfuerzo de análisis sis-
dos en aquellos años por un activismo que temático acorralado por la circunstancia nacio-
revelaba una persistente, aunque a ratos inse- nal, tanto que sus cultivadores, más que ensa-
gura e incluso escéptica fe —palabras contra- yistas, pueden ser denominados analistas de esa
puestas, pero extrañamente enlazadas— en la circunstancia, condición que invade la prosa de
capacidad o, mejor, en la posibilidad transfor- ficción y establece el sentido reformista de la
madora de la cultura, entendida ésta no de ma- narrativa en estas décadas primeras. No puede
nera genérica, como una totalidad por encima por tanto entenderse cabalmente la obra litera-
del individuo, sino como suma de voluntades, ria de autores como José Antonio Ramos (1885-
como la nueva realidad que sería construida de 1946), Jesús Castellanos (1879-1912) Carlos
manera individual y colectiva por los mejor do- Loveira (1881-1928) y Miguel de Carrión (1875-
tados. De ahí que, como ha señalado José An- 1929), si no se considera como parte esencial de
tonio Portuondo, sea ésta una promoción de la misma el espíritu crítico, analizador y expli-
francotiradores.1 cativo acerca del entorno social, presente en nu-
Dos actitudes son representativas de esta eta- merosos artículos y ensayos y en su misma
pa: la reflexión crítica sobre la realidad —social, producción narrativa. Era por demás natural
cultural, literaria— y la búsqueda histórica de encontrar en la obra de escritores que vivían en
los fundamentos culturales de la nacionalidad. una sociedad semianalfabeta y desdeñosa de la
El ensayo literario será, consecuentemente, uno actividad espiritual, la omnipresente pregunta
de los géneros más frecuentados por escritores, sobre el sentido y el alcance de la labor intelec-
historiadores, pedagogos, etcétera, puesto que tual, reflexión que situaba esa obra en el centro
sus amplios límites permiten la convivencia de mismo de su ser y que, aunque revistiera su tono
la descripción y la voluntad reconstructora, del de un elitismo esencialmente defensivo, la incor-
análisis y la inventiva, reflejo de una realidad, poraba al ineludible debate público.
pero también creación de sus estados posibles Aun en aquellos autores en los que predo-
o imaginarios. minaba el afán exclusivista ajeno a contingencias

[63]

Untitled-42 63 02/06/2010, 9:32


64 ETAPA 1899-1923

colectivas, la irremisible necesidad de comuni- terior, que anuncia ya el advenimiento de una


cación —que en ocasiones se convertía en ne- segunda promoción republicana.
cesidad de liderazgo social— imponía un estilo Esta división en grupos generacionales es
o, más bien, un tono de confrontación crítica, inexacta, pero impide, al extender los límites de
de enfrentamiento, que anulaba e invertía la in- pertenencia, que las excepciones de la regla sean
timidad deseada. Esto es lo que ocurre con los tan numerosas como los ejemplos que la ilus-
más importantes representantes del post- tran. En realidad, trata de establecer como pun-
modernismo literario, Regino E. Boti (1878- to de referencia, no la fecha de nacimiento, sino
1958) y José Manuel Poveda (1888-1926), en el lugar ocupado por cada autor en el contexto
especial este último, quien no sólo se esforzó histórico de su actividad. Así, por ejemplo, en-
por explicar sus convicciones artísticas, sino contramos en el grupo de los veteranos a Enri-
que trató de imponer una manera de asumir el que Piñeyro (1839-1911), a su discípulo Manuel
hecho poético que lo trascendiera; su egolatría Sanguily (1848-1925) y a José de Armas y Cár-
no era, paradójicamente, un fin en sí misma, denas (1866-1919), conocido por su seudónimo
sino un instrumento de acción en la realidad literario Justo de Lara, autores todos diferentes,
nacional. Debe señalarse que tanto los narra- nacidos en fechas distintas el primero y el últi-
dores cercanos al naturalismo como los poetas mo en casi treinta años; pero el hecho histórico
anteriormente mencionados, vinculados al de que estos intelectuales no integran ya el cen-
postmodernismo o modernismo tardío, com- tro formador de las nuevas tendencias facilita su
partían influencias de diversas corrientes espi- incorporación condicional al grupo referido. En
rituales consideradas tradicionalmente como él se incluye también a Enrique José Varona
opuestas; es evidente en ellos la coexistencia (1849-1933), Emilio Bobadilla (1862-1921), co-
de concepciones «materialistas» de origen po- nocido como Fray Candil, y a otros críticos, lin-
sitivista y de cierto espiritualismo que pugna- güistas, bibliógrafos y oradores como Aniceto
ba por imponerse, apoyado en el sustrato Valdivia (Conde Kostia) (1857-1927), Juan Mi-
ideoestético de las nuevas tendencias, en el que guel Dihigo y Mestre (1866-1952), Domingo
podía identificarse una peculiar interpretación Figarola-Caneda (1852-1926) y Rafael Montoro
del nietzscheanismo. (1852-1933), entre otros.
Es posible, desde luego, establecer varios cri- Es preciso señalar, sin embargo, que la obra
terios diferenciadores en la producción ensayís- de algunos de estos representantes de genera-
tica y crítica de las dos décadas iniciales del si- ciones anteriores alcanza especial relieve y vo-
glo XX ; el primero de éstos respondería de lumen en los primeros años del nuevo siglo y
manera natural a una división generacional. que en ocasiones esa obra —es el caso excepcio-
Coinciden en estos años tres grupos fundamen- nal de Varona y, en medida menor, de Sanguily—
tales, cuya diversidad interna es evidente: 1) el se convierte en inspiradora de tendencias más
grupo de los maestros finiseculares, exponentes radicales. Ello es posible porque estos dos inte-
de una formación intelectual esencialmente lectuales asumen las posiciones más revolucio-
decimonónica, que en distintos grados se man- narias del independentismo y evolucionan a la
tiene activo en la nueva etapa; 2) el grupo que par de la sociedad cubana. Junto a ellos se en-
integrará lo que, según José Antonio Portuon- cuentran en este período, respaldados por una
do,2 constituye la Decimotercera Generación necesaria indulgencia histórica y por la concilia-
Literaria Cubana o la primera promoción de la dora tesis de que todos los cubanos, de una ma-
Primera Generación Republicana,3 conformada nera u otra, lo que siempre habían deseado era el
por autores nacidos, aproximadamente, entre bien de la Patria, a los independentistas de oca-
1875 y 1890, la cual establece el tono y el senti- sión, a los autonomistas —esa tendencia que no
do histórico de la importante revista Cuba Con- es sólo política, sino también o sobre todo espi-
temporánea (1913-1927), y 3) el grupo de los más ritual y que tiene en el terreno propiamente lite-
jóvenes, nacidos en la década final del siglo an- rario una tradición normativa y moralista de raíz

Untitled-42 64 02/06/2010, 9:32


EL ENSAYO Y LA CRÍTICA 65

delmontina, como advierte Cintio Vitier—4 y a seudoburguesía criolla, según Ambrosio Fornet,
los anexionistas, abiertos o solapados. que «en un país dominado por el capital extran-
Esta diversidad de origen hará más compleja jero la política es la única industria verdadera-
la definición de intenciones e intereses escondi- mente nacional»—,6 año en que surge la Socie-
dos en las palabras siempre «patrióticas» de sus dad de Conferencias, proyecto concebido e
autores, y constituye realmente el punto de par- impulsado por Jesús Castellanos y por el domi-
tida y de inserción de éstos en el debate cultural nicano Max Henríquez Ureña (1885-1968).
de la República. Dos tendencias político-cultu- El carácter transicional de la tarea histórica
rales se desprenden de esa diversidad primaria que esta nueva generación asumía como propia,
de posiciones ideológicas: aquella que intentará establece, no obstante, el vínculo especial que la
la adopción de costumbres y modos de vida de mantiene unida al espíritu del programa decimo-
claro contenido burgués —en la que coincidi- nónico de independencia: más que una imposi-
rán, desde perspectivas opuestas, independen- ble o suicida ruptura con el pasado, lo que se
tistas y anexionistas, de vieja y nueva estirpe, proponen sus miembros es el restablecimiento
aunque en cada una de esas líneas habrá matices de las líneas esenciales de desarrollo de la nacio-
internos diferenciadores—, y aquella otra que nalidad cubana: en 1910, bajo la dirección de
luchará por mantener una supuesta unidad ra- Fernando Ortiz (1881-1969) y Ramiro Guerra
cial de origen hispánico, tras la que se ocultan (1880-1970), reaparece la Revista Bimestre Cu-
tradiciones y hábitos que magnifican el atraso bana, después de setenta y seis años de interrup-
social. De tal manera, las similitudes entre el ción —los editores insisten en que es la misma
antinorteamericanismo de los autonomistas, publicación que vivió entre 1831 y 1834. Con-
nostálgicos del pasado —como, por ejemplo, el ducida por Carlos de Velasco (1884-1923) pri-
que hallamos en Mariano Aramburo y Machado mero y Mario Guiral Moreno (1882-1964)
(1870-1942)— y el antimperialismo de los después, la revista Cuba Contemporánea se con-
independentistas más radicales, son en realidad siderará, a partir de su creación en 1913, conti-
aparentes. En algunos nuevos autores el ideal po- nuadora de las Revista de Cuba (1877-1884), di-
sitivista finisecular del progreso convive junto a rigida por José Antonio Cortina, y Revista Cubana
«los refinamientos estéticos del arte modernista, (1885-1894), de Enrique José Varona. Por otra
en combinaciones a veces insospechables», tal parte, José Manuel Poveda y Regino Boti inten-
como afirma Raimundo Lazo.5 Período de tran- tarán el rescate de una tradición literaria inte-
sición, nuevos y viejos coinciden brevemente en rrumpida de manera abrupta por la guerra, en
una tarea histórica de imperiosa inmediatez: ha- artículos cercanos al tono ensayístico y al estu-
bía llegado, tarde y desvirtuada, la hora cubana dio literario, respectivamente. La actitud icono-
de aplicación del programa positivista. Fugaz clasta de estos poetas precursores no es ante el
espejismo que oscilará tercamente en las prime- pasado, sino ante la mediocridad literaria del
ras dos décadas republicanas entre la compren- presente que vivían. Si Boti reclama la revisión
sión no declarada de impotencia y el optimismo fecunda de nuestra historia literaria —la
militante, entre la aceptación teórica del fatalismo Avellaneda, Martí, Casal— es porque compren-
geográfico y el de sus consecuencias prácticas. de que la renovación poética a la que aspira debe
Es indudable, sin embargo, que la denomina- partir del reconocimiento de una tradición na-
da Primera Generación Republicana conforma cional.
el centro impulsor y caracterizador de las nue- La revista Cuba Contemporánea —sin dudas
vas preocupaciones intelectuales. Estos autores, la más representativa de este período— no acu-
nacidos fundamentalmente en la década de los de al pasado de forma arbitraria; se trata de la
ochenta del siglo anterior, alcanzan verdadera defensa de un proyecto concreto de nacionali-
significación colectiva a partir de 1910 —vivida dad. No es casual que sean recordados con
ya la traumática experiencia de la segunda inter- preferencia algunos de los primeros forjadores de
vención norteamericana, que mostró a la la conciencia nacional, sobre todo José Antonio

Untitled-42 65 02/06/2010, 9:32


66 ETAPA 1899-1923

Saco y José de la Luz y Caballero, y los prime- de inquietudes diversas unidos en la intransigen-
ros independentistas: Ignacio Agramonte y cia antimperialista—, Fernando Ortiz, José Ma-
Carlos Manuel de Céspedes. Desde luego, la ría Chacón y Calvo (1892-1969) y Carolina
aspiración trunca de contribuir racionalmente Poncet y de Cárdenas (1879-1969), interesados
a la constitución de un Estado burgués clásico, en las raíces populares de nuestra cultura. Por
nacionalista, se sustenta en una falsa represen- otra parte, la proyección de la revista se hará más
tatividad ideológica, inalcanzable por la ausen- radical en la década del veinte, en la que se acce-
cia o debilidad de los representados potencia- derá a una comprensión más profunda del lega-
les; los redactores y colaboradores de la revista do martiano y se reforzará el sentimiento antim-
manifiestan una vaga comprensión de este he- perialista; en sus páginas la problemática nacional
cho, como puede verse en estas palabras de Ruy se expresa en un amplio espectro de temas: la
de Lugo-Viña (1888-1937) —recogidas por literatura, la etnografía, la sociología, la políti-
Mario Guiral Moreno— sobre el alcance social ca, la pedagogía, el deporte, la religión, entre
de esta publicación y de sus ilustres anteceso- otras.
res Revista de Cuba y Revista Cubana: «entre Precisamente, es posible sustentar un segun-
los que escribían entonces y los que entonces do criterio diferenciador, no generacional, en los
las leían existía una compenetración absoluta grupos de intereses temáticos que parten de dos
de pensamiento […], así como esta de ahora líneas centrales, una crítica y otra histórica, y que
no pasa de ser un exponente intelectual de gran tienen como objetivo común la revisión y el res-
valimiento, pero sin una efectiva ascendencia cate o conservación de los fundamentos cultu-
espiritual».7 Como consecuencia directa, la rales de la nacionalidad. Estas líneas temáticas
prudencia y la moderación atenúan el ímpetu constituyen en ocasiones géneros independien-
transformador de sus textos más significativos. tes, pero suelen conservar su ambiguo carácter
Aunque en la revista colaboran personalidades de ensayos —cultural, político, histórico—, una
disímiles, puede observarse en ella un tono pre- manera dispersa de tantear y reflexionar sobre
tenciosamente cientificista en el estudio de los la realidad nacional. La historia es asediada por
problemas sociales, apoyado en datos estadís- los escritores cubanos desde diferentes perspec-
ticos y citas de autores europeos y norteameri- tivas, entre las que sobresalen el testimonio y la
canos. Carlos de Velasco y José Sixto de Sola biografía de los grandes, medianos y pequeños
(1888-1916), dos de sus más importantes ini- hombres del pasado, lejano y reciente, vertiente
ciadores, son exponentes característicos de las que transitan mayormente los autores finise-
inquietudes y contradicciones de la revista en culares partícipes de la contienda recién finali-
su primera etapa. zada; se destacan de manera particular tres vo-
Los libros Aspectos nacionales (1915) y Pen- lúmenes de Cuba. Crónicas de la guerra (1909),
sando en Cuba (1917), de Velasco y Sola, res- testimonio de José Miró Argenter (1852-1925),
pectivamente, compuestos por trabajos apareci- reeditado en 1942, 1943, 1945, 1970. Los más
dos previamente en las páginas de la publicación, jóvenes no pueden prescindir tampoco de la his-
reflejan esas tendencias: rigor en la argumenta- toria, como se ha señalado, pero acuden a ella
ción, mediatizado sin embargo por la adopción desde y para un presente polémico, contradicto-
de criterios seudocientíficos, y una timidez rio, que deben explicar(se) y supuestamente
expositiva crónica, defensa de los valores nacio- orientar. Son también tratados con asiduidad
nales y desprecio por lo popular, rechazo a la temas literarios (o histórico-literarios), pedagó-
injerencia norteamericana y aceptación implíci- gicos, sociopolíticos y filosóficos, si bien todas
ta de un tutelaje «espiritual». Claro que en la re- las temáticas incluyen una reflexión primaria
vista colaboran activamente autores de trascen- sobre el ser nacional, es decir, sobre las relacio-
dencia mayor, entre los que conviene citar a Max nes del hombre latinoamericano (cubano) con
Henríquez Ureña, Emilio Roig de Leuchsenring su cultura y su historia, lo que permite a su
(1889-1964) y Manuel Sanguily —tres nombres vez una lectura filosófica más amplia, no

Untitled-42 66 02/06/2010, 9:32


EL ENSAYO Y LA CRÍTICA 67

especializada, pero ineludible, de esas temáti- biográfico y el histórico, preferentemente de lo-


cas diversas. calidades o acontecimientos pinareños.
Casi todos los autores sienten en estos años Pero el abordaje de la historia cubana (lati-
la necesidad de reseñar, interpretar, comentar o noamericana) conduce de alguna manera a las
simplemente elogiar determinadas zonas de las relaciones con el vecino del Norte, sobre todo
vidas de otros hombres, en ocasiones de sus pro- si se considera que, amparadas en la Enmienda
pios compañeros ya desaparecidos; Manuel Platt —condición impuesta a la seudoinde-
García Garófalo Mesa (1887-1946) entrega, por pendencia nacional—, se producen en estos pri-
ejemplo, las biografías de villaclareños ilustres meros años dos intervenciones militares norte-
y de esa manera se integra al movimiento inte- americanas en el país. Enrique José Varona es
lectual de rescate de la historia nacional desde probablemente el primer cubano en utilizar el
su localidad; Miguel Ángel Carbonell y Rivero término antimperialismo;9 en su importante es-
(1894-1967) intenta por el contrario insertar tudio «El imperialismo a la luz de la sociología»
nuestra historia en el contexto regional desde (1905) intenta explicar ese fenómeno sin distin-
su primer libro, Hombres de nuestra América guir su novedad cualitativa, que lo diferencia
(1915), donde no logra aún una visión genuina- esencialmente de otras formas históricas de do-
mente latinoamericanista debido sobre todo al minación, aunque no desconoce la importancia
enfoque ahistórico y al tono grandilocuente de que en las nuevas condiciones adquiere el factor
su prosa, ajena a intenciones verdaderamente económico. Como Juan Gualberto Gómez
analíticas. En su colección de artículos y comen- (1854-1933) y Manuel Sanguily —que rechaza
tarios críticos, Evocando al maestro (1919), con- cualquier vinculación de la doctrina socialdar-
sigue sin embargo una prosa más efectiva winista de la lucha por la existencia con el
—menos ampulosa y más lúcida, aun cuando su expansionismo territorial de ciertos países so-
acercamiento a la obra del Apóstol es epidérmi- bre otros más débiles—, Varona no acepta, y
co. La figura de José Martí es relativamente poco denuncia, a su modo reflexivo, la injerencia nor-
y mal abordada en las primeras décadas del si- teamericana en los asuntos nacionales. Pero la
glo, aunque pueda considerarse a los hermanos intervención militar de 1906, que se extiende
Carbonell y Rivero como martianos devotos. hasta enero de 1909, deja en un sector impor-
Néstor Carbonell (1883-1966) publica sus con- tante de la burguesía cubana —proyecto de sí
ferencias Martí: su vida y su obra I (1911) misma— la comprensión de su impotencia his-
—sucinta biografía que se acoge a los datos y tórica; por eso muchos intelectuales honestos
hechos aceptados entonces— y II (1913), acerca- acogen como única alternativa la fórmula que
miento a su obra poética, que se propone seña- sintetiza el periodista Manuel Márquez Sterling
lar sus distintos momentos y presentar algunos (1872-1934) en la conocida sentencia: frente a
ejemplos —no siempre escogidos con rigor— la injerencia extranjera, la virtud doméstica. Para
de su producción. El propio autor se encarga de aquellos cubanos negados a someterse, como
subrayar su intención divulgativa al escribir: señala Julio Le Riverend, esa tesis, aunque con-
«Esto no es un juicio acerca de la personalidad servadora en relación con el programa de 1895,
poética de Martí. Yo no he hecho análisis de su fue también, en tanto «apela a la conducta ejem-
labor rimada ni he lanzado sobre ella, ni lanzaré, plar del pasado y compara la República frustra-
conclusiones condenatorias o absolutorias. Esto da con los ideales que la concibieron pura y la
es apenas si un montón de palabras de ternura y prefiguraron libre, […] una adición positiva al
agradecimiento […]».8 Entre los biógrafos del pensamiento cubano».10
período se destaca el narrador Ramón Meza No obstante, algunos autores mantienen en
(1861-1911), autor de varios estudios de esa ín- estos años una explícita y lúcida postura antim-
dole, uno de ellos dedicado a Julián del Casal, perialista; tal es el caso de Enrique Collazo
de 1910, y Emeterio S. Santovenia (1888-1968), (1848-1921), que en sucesivos libros como Cuba
cuyos intereses oscilaban entonces entre el dato independiente (1900), Los americanos en Cuba,

Untitled-42 67 02/06/2010, 9:32


68 ETAPA 1899-1923

en dos volúmenes (1905 y 1906), La Revolución concepciones acerca de la moral, la educación y


de Agosto de 1906 (1907) y Cuba intervenida el papel de la mujer, entre otras. A este hecho se
(1910), entre otros, denuncia el carácter intere- unen los acalorados debates públicos que desata
sado y colonialista de la pretendida ayuda nor- la aprobación en 1918 de la Ley del Divorcio. Es
teamericana. Sigue esta línea de pensamiento y interesante constatar la manera en que se inser-
ahonda en su perspectiva un autor poco conoci- tan en esta discusión los viejos autonomistas,
do, Julio César Gandarilla (1888-1923), en un ahora defensores de una tendencia sociopolítica
libro inusual, que sorprende por la fiereza de su que se autodenomina panhispanismo y que re-
estilo acusatorio y la agudeza histórica de sus clama la conservación de tradiciones y costum-
argumentos, titulado Contra el yanqui. Obra de bres españolas, en realidad rémoras de un orden
protesta contra la Enmienda Platt y contra la ab- socioeconómico que exige ser superado. Se des-
sorción y el maquiavelismo norteamericano taca en esta línea conservadora el abogado y crí-
(1913); entre sus virtudes numerosas se encuen- tico literario Mariano Aramburo y Machado. Su
tra la consideración de que el mal esencial se obra literaria no permite el análisis estrictamen-
hallaba en la dominación económica y, sobre te literario; sus reiterados ataques al modernis-
todo, la incorporación al debate del concepto de mo (a Darío en específico) y al positivismo, en-
pueblo. Su obra «formula, por vez primera —dice tendido sobre todo como corriente espiritual
Le Riverend—11 la profunda antinomia pueblo- —que a pesar de sus diferencias conceptuales son
imperialismo que constituye el esquema teórico asumidas por el crítico como manifestaciones de
elemental de todo análisis de la historia republi- una época, cuyo sentido corrosivo conducía a la
cana neocolonial». Víctima en su tiempo del si- degradación de las costumbres—, no pueden
lencio o la crítica severa e injusta de los intere- comprenderse sólo como efecto de sus criterios
ses dañados, Gandarilla es reeditado en 1960 y artísticos. En los libros Impresiones y juicios
1973, muchos años después de su muerte, cuan- (1901) y Literatura crítica (1909), Aramburo
do sus ideas se transformaban en acciones revo- insiste en aquello que realmente constituye el
lucionarias. centro de sus preocupaciones: el desmorona-
En la década del veinte, como se ha apunta- miento de los ideales religiosos, filosóficos, po-
do, crece el sentimiento antimperialista; pode- líticos, morales y artísticos tradicionales. Es pre-
mos mencionar, entre otros ensayistas notables ciso anotar que su conferencia Personalidad
de entonces, a Emilio Roig de Leuchsenring, au- literaria de doña Gertrudis Gómez de Avellaneda
tor de La ocupación de República Dominicana (1897), editada como estudio independiente en
por los Estados Unidos y el derecho de las peque- Madrid, revela a un crítico informado, riguroso
ñas naciones de América (discurso, 28 de enero en el análisis histórico-literario, pero no prepa-
de 1919); La Doctrina de Monroe y el Pacto de la rado para las contiendas estéticas de la moder-
Liga de las Naciones (1920, reeditado en Cuba y nidad literaria. No es casual que después de 1909
en México en 1921) y La ingerencia norteameri- este autor no vuelva a ejercer con sistematicidad
cana en los asuntos internos de Cuba: 1913-1921 la crítica y no publique ningún otro cuaderno
(1922), y a los ya mencionados hermanos de esta índole. Desde una perspectiva similar
Carbonell, en específico a José Manuel (1880 escribe Eliseo Giberga (1854-1916), aunque su
1968), que en 1922 edita su discurso Frente a la posición es menos explícita y, acaso, más sutil;
América imperialista la América de Bolívar, y a en los discursos reunidos en El centenario de
Miguel Ángel Carbonell, autor de El peligro del Cádiz y la intimidad iberoamericana (1913) y en
águila (1922). su estudio El panamericanismo y el pan-hispa-
Una temática nueva se impone en las prime- nismo (1916) su propuesta es ambigua. Defien-
ras décadas del siglo, muy vinculada a contin- de la integración política americana —porque con-
gencias políticas o sociales: la separación del es- sidera el modelo norteamericano menos peligroso
tado y la iglesia, como parte del programa de que el modelo clásico francés, racionalista y
reformas burguesas, afecta las más elementales ateo—, y también, como necesario complemento,

Untitled-42 68 02/06/2010, 9:32


EL ENSAYO Y LA CRÍTICA 69

la unidad espiritual con España. Su oposición a no por gusto se interesa en la obra literaria de
la ley del divorcio no le permite en cambio esos Miguel de Carrión (1919) y Carlos Loveira
malabarismos conceptuales; en su largo y minu- (1922). Estos novelistas publican, el primero, Las
cioso discurso El problema del divorcio (1911), honradas (novela, 1917) y Las impuras (novela,
expone su lógica retrógrada: la aprobación de esa 1919), y el segundo, Los inmorales (novela, 1919)
ley traería consigo la destrucción de la propie- y Generales y doctores (novela, 1920) obras to-
dad individual, la religión y la familia. das que complementan desde la ficción literaria
La revista Cuba Contemporánea abogó a fa- el examen de la vida social cubana.
vor del divorcio como recurso legal y mantuvo Los más jóvenes no eluden el tema, aunque
una posición anticlerical y, en ocasiones, franca- se evidencia en sus textos la intención erudita,
mente atea. Carlos de Velasco redactó en 1914 propia de los que comienzan: Luis A. Baralt
una exhortación al Congreso para que aprobase (1892-1969) publica en la Revista Bimestre Cu-
la Ley, documento firmado, entre otros intelec- bana su tesis para la obtención del doctorado
tuales, por Dulce María Borrero (1883-1945) en Letras y Filosofía, titulada «Relaciones en-
—autora de El matrimonio en Cuba (1914), in- tre la moral y la religión» (1915); Salvador
teresante estudio feminista—, Evelio Rodríguez Salazar (1892-1950) escribe su conferencia La
Lendián (1860-1939), José Sixto de Sola, José felicidad como fundamento de la moral (1918) y
Manuel Carbonell, Julio Villoldo (1881-1953), Mariblanca Sabás Alomá (1901-?), de actuación
José Antonio Ramos, Bernardo G. Barros (1890- destacada en el movimiento feminista e inte-
1922) y Francisco González del Valle (1881- lectual posterior, da a conocer La rémora. Es-
1942). Precisamente este último es uno de los tudio conceptuoso y analítico de la Religión en
más consecuentes exponentes del pensamiento sus distintas fases, creadas por los que viven a
liberal, crítico implacable de la religión, autor costa del fanatismo (1921), con prólogo de
de los estudios Moral religiosa y moral laica Regino E. Boti. En realidad, son muchos los
(1914) —con una carta prólogo de adhesión de que de una manera directa o indirecta partici-
Enrique José Varona—, El divorcio y los hijos pan en el debate. ¿Pueden acaso considerarse
(1915), José de la Luz y los católicos españoles ajenos al mismo, estudios de carácter más es-
(1919) y Los derechos de los hijos ilegítimos pecializado como El sentimiento religioso en la
(1920). En ellos explica el origen histórico de la literatura española (1918), de Antonio Iraizoz
idea de lo sobrenatural desde un materialismo (1890-?), o los anteriores, Influencia de la lite-
consciente, quizás un poco simple y en algunos ratura en las costumbres (1909) y La revolución
aspectos biologista, pero indudablemente avan- religiosa del siglo XVI (1909), de Miguel Ángel
zado para su época; sostiene el carácter social de Macau García (1886-1971) y Rodolfo Rodrí-
la moral —y su consecuente relatividad históri- guez de Armas y Estenoz (1874-1930), respec-
ca— y revela la esencia represiva de la moral re- tivamente? ¿Pueden acaso comprenderse los
ligiosa. Conviene destacar que González del ensayos filosóficos, aparentemente desasidos de
Valle acude a la figura de José de la Luz y Caba- lo inmediato, de Fernando Lles (1883-1949),
llero para impedir que se apropien de su nom- sin ese marco referencial que conforma el mo-
bre los defensores del pasado; a estos les opone dernismo literario, pero que hunde sus raíces
su pensamiento racionalista y antidogmático. en el tránsito de la humanidad a un nuevo siglo
Estos trabajos exhiben una prosa funcional, apa- y de un país a su independencia mediatizada?
sionada, capaz de hacernos partícipes de la polé- Todos los caminos parecen conducir, en las pri-
mica. Otros escritores se suman al tratamiento meras décadas cubanas del siglo, al debate so-
del tema desde ángulos diversos: Julia Martínez bre la moral, la nueva, la vieja, o simplemente
(1860-?) publica en 1912 su conferencia El fe- sobre la ausencia de moral o su deliberado en-
minismo; Arturo Montori (1878-1932) insiste mascaramiento. Si también acuden a la cita
en La enseñanza religiosa y la moral cristiana Nietzsche, Rodó, Guyau, Bergson, no es, des-
(1914) y El feminismo contemporáneo (1922), y de luego, una casualidad histórica.

Untitled-42 69 02/06/2010, 9:32


70 ETAPA 1899-1923

La batalla entre lo nuevo y lo viejo en la so- americanas (1906); Enrique José Varona reúne
ciedad tiene un escenario propicio en las aulas; en sus libros Desde mi Belvedere (1907) y Viole-
de allí salen los nuevos cubanos. Es extensa tam- tas y ortigas (1916), artículos reflexivos sobre la
bién la lista de autores que abordan problemas relación del arte y la realidad social, la capacidad
pedagógicos en los inicios de la República, y la cognoscitiva de la literatura y su influencia en la
encabeza, sin dudas, Enrique José Varona. Entre sociedad, entre otros aspectos; el hispanófilo
los de obra más numerosa se encuentran Alfredo José de Armas y Cárdenas (Justo de Lara) se
M. Aguayo (1866-1948), cuyos intereses se cen- detiene con lucidez en la valoración múltiple de
tran en cuestiones generales (teóricas) organi- la obra cervantina y nos ofrece profundos co-
zativas, y Ramiro Guerra, más preocupado en el mentarios de literatura universal en libros como
establecimiento de una pedagogía nacional, au- Ensayos críticos de literatura inglesa y española
tor de La Patria en la escuela (1913), José Anto- (Madrid, 1910) e Historia y literatura (1915).
nio Saco y la educación nacional (1915) y Fines En otra vertiente de intenciones menores es
de la educación nacional (1917), por sólo citar necesario ubicar la obra crítica de Emilio
tres ejemplos. Bobadilla, Fray Candil. Discípulo del español
Muchos escritores cubanos se vinculan a la Leopoldo Alas, Clarín, sus saetas críticas care-
enseñanza literaria y contribuyen con diversos cían verdaderamente de una plataforma ideoes-
estudios a la comprensión y valoración sucesiva tética firme, y en ellas se manifiesta sobre todo
de autores, tendencias y períodos históricos de un espíritu ecléctico y contradictorio, irascible
nuestra vida literaria. Aunque José María Chacón y superficial, aunque informado y, sin dudas, sa-
Calvo y Carolina Poncet y de Cárdenas —«pri- gaz. Los títulos de sus libros muestran ese im-
mera figura femenina de consideración que apa- pulso frívolo y casi patológico: A través de mis
rece en la historia de nuestro ensayismo y de nervios (crítica y sátira) (Barcelona, 1903); Sin-
nuestras investigaciones folklóricas», según tiéndome vivir (Salidas de tono) (Madrid, 1906);
Mirta Aguirre—12 se entregan al análisis com- Muecas. Crítica y sátira (París, 1908) son algu-
parativo de los romances españoles y cubanos, nos de ellos. Es preciso resaltar no obstante que
para así fijar las características nacionales de la Bobadilla se convierte en un eficiente divulga-
literatura popular, Regino E. Boti indica en sus dor de las últimas corrientes artísticas en Euro-
artículos y estudios dispersos los nexos históri- pa. Otro crítico que goza de autoridad en estos
cos del modernismo con la literatura cubana, y años es Aniceto Valdivia, Conde Kostia; su obra,
Max Henríquez Ureña intenta derribar la vieja dispersa en periódicos y revistas, fue sólo en una
preceptiva en su conferencia El ocaso del dogma- mínima parte compilada por Arturo Alfonso
tismo literario (1919), no existe en cambio una Roselló bajo el título de Mi linterna mágica
rápida recuperación y superación de las tradicio- (1957). Los artículos reunidos —ninguno supe-
nes literarias decimonónicas. La presencia, to- ra las tres páginas— no alcanzan la calidad de
davía preponderante, de los intelectuales de la reseñas críticas; son apenas amables comenta-
pasada centuria, determina el sentido (y en cier- rios hechos para un lector poco exigente, acos-
ta medida la inercia) de la producción literaria tumbrado a un periodismo de galanteo culto y
cubana en, al menos, los primeros diez años de coleccionista de frases.
República. Los más altos exponentes del grupo Detrás de esas figuras se mueven dos corrien-
finisecular aportan, sin embargo, comentarios tes menos visibles en la crítica y el ensayo litera-
ensayísticos de indudable riqueza: Enrique rios, responsables sin embargo del salto poste-
Piñeyro publica en París su erudito estudio El rior a una nueva perspectiva histórica. Por una
romanticismo en España (1904), un ameno y parte, los poetas que se adscriben al postmoder-
vindicativo acercamiento crítico-biográfico a nismo reflexionan en voz alta —en ocasiones a
Juan Clemente Zenea (1901), y otros trabajos, gritos— acerca de aspectos poco tratados o sos-
la mayor parte de los cuales se integran a Hom- layados de la literatura cubana y universal (sobre
bres y glorias de América (1903) y Biografías todo francesa) y los nuevos caminos a seguir.

Untitled-42 70 02/06/2010, 9:32


EL ENSAYO Y LA CRÍTICA 71

Boti introduce el término —sugerido por visión satírica del fulanismo político y la alter-
Poveda— de metrolibrismo para el estudio de la nativa desorientada de su transformación en un
poesía contemporánea y encuentra sus antece- gobierno de los mejores, es decir, los intelectua-
dentes en la Avellaneda. Por otra parte, los na- les. Y no es casual tampoco que Varona titulara
rradores de intenciones naturalistas tratan tam- en 1904 uno de sus artículos «Manual del per-
bién de establecer en numerosos artículos, hoy fecto sofista» o que Manuel Villaverde (1884-
dispersos y casi desconocidos, los fundamentos 1962) pusiera a su libro, en 1913, el nombre de
estéticos de su perspectiva literaria. Todos des- La política en Cuba; manual del perfecto hombre
precian profundamente la crítica preceptiva. público.
Cabe destacar aquí las dos fructíferas estancias En esta misma línea se ubican Entreactos
de Pedro Henríquez Ureña (1884-1946) en (1913), el libro de ensayos anterior de Ramos,
Cuba: de 1904 a 1906, período en el que edita su así como La reconquista de América. Reflexiones
primer libro, Ensayos críticos (La Habana, 1905), sobre el panhispanismo (1911), Entre cubanos…,
en uno de cuyos trabajos lamenta «la extraña y (psicología tropical) (1913, reeditada en 1987) y
casi total desaparición del estilo modernista en La crisis política cubana. Sus causas y remedios
la poesía cubana», y de 1914 a 1916, ocasión en (1914), de Fernando Ortiz.13 Es preciso distin-
la que logra consolidar su magisterio en un gru- guir en estos ensayos un propósito político-prác-
po de jóvenes escritores, entre los que se desta- tico (aunque los consejos son dichos en reali-
can Chacón y Calvo, Félix Lizaso (1891-1967), dad a otros intelectuales, pues no existe un
Francisco José Castellanos y Luis A. Baralt. Es diálogo real entre éstos y los políticos profesio-
característico del grupo generacional más joven nales) y un propósito cognoscitivo, digamos
del período—que algunos autores clasifican reconstructivo, del rostro nacional, en la obser-
como segunda promoción—, como ya se ha ex- vación de sus manifestaciones políticas. En oca-
presado, el análisis erudito, casi pedante, de te- siones aparecen textos de esta índole en libros y
mas «clásicos», quizás por el hecho de que mu- textos sobre literatura en obras supuestamente
chos de esos trabajos fueron escritos para sociopolíticas; es lo que ocurre con la edición
exámenes universitarios; es el caso, por ejem- póstuma de los ensayos de quien fuera una de
plo, de Aurelio Boza Masvidal (1900-1959) y sus las figuras más activas de la primera generación
conferencias sobre el Renacimiento en Italia republicana, Jesús Castellanos, agrupados bajo
(1919), Dante en la literatura castellana (1920), el título de Los optimistas. Lecturas y opiniones.
el Estoicismo (1922) o Tirso de Molina (1920). Crítica de arte (1914). En realidad, estos inte-
Otra línea temática emparentada, como es lectuales se consideran destinados a preservar
natural, con las anteriores, es la sociopolítica. Ya (orientar) la pureza de un programa de naciona-
se ha señalado que la lucha por la cultura nacio- lidad decimonónico; son, como ya se ha apunta-
nal tiene un carácter político inevitable en nues- do, representantes de una ideología sin repre-
tras circunstancias. De alguna manera los pan- sentados; de ahí el carácter utópico de sus
hispanistas y los panamericanistas, admiradores propuestas —carácter literario— y la confusión
estos últimos del modelo norteamericano de de géneros: ensayos novelados o viceversa, aná-
desarrollo, emiten criterios políticos en defensa lisis de una obra literaria en un artículo y análi-
de una identidad cultural determinada. Pero en sis de una situación social en otro. Todo es lite-
estas décadas florece el ensayo propiamente ratura, pero la contaminación es tal que también
sociopolítico: dos de las más importantes obras nada es literatura, al menos en un sentido estric-
del período son, no por casualidad, Cuba y su to de irrealidad. Por eso, además, se sienten su-
evolución colonial (1907), de Francisco Figueras periores: ¿quiénes sino ellos pueden interpretar
(1853?-?) —acucioso estudio de la trayectoria esa confusión?
política del país hasta su redacción misma— y En una proyección igualmente política, se pu-
Manual del perfecto fulanista (1916), de José blican en estos años algunos textos socialistas, in-
Antonio Ramos (1885-1946), que ofrece una fluidos también por corrientes anarcosindicalistas.

Untitled-42 71 02/06/2010, 9:32


72 ETAPA 1899-1923

Se destacan los libros de Adrián del Valle (1872- vertirnos, y que prefiere enunciar sus ideas sim-
1945), Socialismo libertario (1902); de Carlos plemente, sin explicaciones. Uno de los tipos de
Loveira, De los 26 a los 35. Lecciones de la expe- análisis propio de la literatura es, por tanto, el
riencia en la lucha obrera: 1908-1917 (Washing- ensayo. Pero debemos acudir a otras formas li-
ton, 1917) y El socialismo en Yucatán. Estudio mítrofes que lo complementan como el estudio
informativo y someramente crítico, a base de ob- y la crónica periodística.
servación directa de los hechos (1923); de Diego Uno de los grupos ensayísticos más fecun-
Vicente Tejera (1848-1903), cuya obra está mar- dos del período lo constituye El Areópago Bo-
cada por el espíritu de justicia social, sin una fir- hemio de la ciudad de Matanzas, en el que par-
me concepción teórica que la sustente; y de Car- ticipan Fernando Lles, Emilio Gaspar Rodríguez
los Baliño (1848-1926), fundador del Partido (1889-1939), Medardo Vitier (1886-1960) y
Comunista de Cuba en 1925, junto al joven Ju- Miguel Ángel Macau García, entre otros. En
lio Antonio Mella, y autor de Verdades socialis- ellos se halla el ensayo de tendencia filosófica
tas (1905, reeditado con prólogo de Blas Roca y clara influencia rodoniana. El primero publi-
en 1941). Cabe destacar además la obra de Ma- ca La higuera de Timón. Consejos al pequeño An-
ría Villar Buceta (1899-1977), Vida y muerte de tonio (Matanzas, 1921), su conferencia La me-
Rosa Luxemburgo (1920). tafísica en el arte (1922) y La sombra de
Es posible, finalmente, adoptar un tercer cri- Heráclito (1923); Fernando Lles se propone
terio diferenciador en la prosa reflexiva cubana desnudar la falsa moral de su tiempo en un len-
entre 1898 y 1923, que no es ni generacional ni guaje sentencioso y deliberadamente culto, que
temático. se manifiesta en aforismos de ascendencia
En estas páginas se ha abordado el ensayo a nietzscheana. En una dirección cercana se en-
partir de una premisa cómoda, pero inexacta, que cuentra Emilio Gaspar Rodríguez, quien en El
consiste en la indefinición del propio género. Los retablo de maese Pedro (1916), Los conquista-
llamados ensayistas son en estas décadas, sobre dores (Héroes y sofistas) (1917), Puntos sutiles
todo, analistas de la circunstancia nacional. Exis- del Quijote. Acervo histórico-sociológico de al-
ten, sin embargo, diferentes tipos de análisis y gunos pasajes (1922) y Hércules en Yolcos
conviene ahora señalarlos; una definición más (1923), analiza la sociedad contemporánea (cu-
estrecha del género puede conducir a su dife- bana) desde la visión reformadora de Rodó y
renciación. Raimundo Lazo le atribuye al ensa- una simbología modernista que parte de la
yo, además de ciertas notas estilísticas, «una ac- reinterpretación de Don Quijote y Sancho, in-
titud interpretativa eminentemente personal del fluidos también por Ortega y Gasset y Unamu-
escritor»; Jorge Eliécer Ruiz considera que es no. Medardo Vitier, en un estilo más directo,
«La pura sustancia de un pensamiento que se pero elegante y sugestivo, publica en este pe-
enuncia y que teme contaminarse cuando se ríodo La ruta del sembrador; motivos de litera-
compara con otros, o simplemente cuando se tura y filosofía (Matanzas, 1921), colección de
extiende en explicaciones»; José Luis Gómez- ensayos cercanos al estudio, en los que se des-
Martínez es más explícito cuando afirma: «El taca la variedad de intereses y un temprano co-
ensayo es prosa de ideas expresadas artísticamen- nocimiento de la obra literaria y la trascenden-
te y bajo la lente subjetiva de las creencias del cia humana de José Martí. Muy joven inicia su
autor […] El diálogo con nosotros de igual a producción literaria Alberto Lamar Schweyer
igual, y su deseo no es tanto el de convencer (1902-1942), autor de Los contemporáneos (En-
como el de hacernos reaccionar.» Precisamente sayos sobre literatura cubana del siglo) (1921),
Ensayos y diálogos (1926, reeditado en 1961) se Las rutas paralelas (Crítica y filosofía), con pró-
titula la compilación póstuma del ensayista más logo de Enrique José Varona (1922), y La pala-
puro de esta promoción literaria: Francisco José bra de Zarathustra. (Federico Nietzsche y su in-
Castellanos. Y son en efecto soliloquios de un fluencia en el espíritu latino), con prólogo de Max
autor que no pretende convencernos, sino ad- Henríquez Ureña (1923), libros en los que se

Untitled-42 72 02/06/2010, 9:32


EL ENSAYO Y LA CRÍTICA 73

advierte su identificación con el filósofo ale- como político, publica en esa misma línea su li-
mán, especialmente en su tono escéptico y bro Lexicografía antillana (1914).
elitista. La mirada de los historiadores al pasado es
Es conveniente señalar las diferencias que complementada por la paciente labor de los bi-
entraña el elitismo pretendidamente nietzschea- bliógrafos Domingo Figarola-Caneda (1852-
no de hombres como José Manuel Poveda —re- 1926) —autor también de un diccionario cuba-
curso desesperado contra el poder de la sin-ra- no de seudónimos (1922)—, Carlos M. Trelles
zón— y Lamar Schweyer, quien años después (1866-1951) y Joaquín Llaverías (1875-1956),
sería expulsado del Minorismo y se vinculará al autor de la Historia de los archivos de Cuba (1912,
régimen de Gerardo Machado (1925-1933), a reeditada en 1949). Los estudios literarios son
quien dedica su libro Biología de la democracia abordados desde la crítica histórica por Regino
(Ensayo de sociología americana) (1927), profun- E. Boti, entre otros, y desde la perspectiva
damente reaccionario. Otros escritores como folklórica por Chacón y Calvo y Carolina Poncet
José Antonio Ramos y Jesús Castellanos se acer- y de Cárdenas. Esta investigadora, seguidora de
can al género ensayístico, mientras Chacón y la escuela histórico-comparativa de Menéndez
Calvo escribe, durante su fructífera estancia en y Pelayo y de Menéndez Pidal, recoge de éstos
España, Hermanito menor (San José de Costa la incitación explícita al estudio de los roman-
Rica, 1919) y Ensayos sentimentales (1922), obras ces americanos y el rigor conceptual y expositivo
de ejercitación estilística, ensayos descriptivos que los caracteriza. Su obra más conocida, El
donde se pretende exponer sobre todo recuer- romance en Cuba (1913), fue incluida en una
dos plásticos. En la frontera misma entre el en- edición de sus estudios titulada Investigaciones
sayo y el estudio se encuentran algunas obras de y apuntes literarios (selección y prólogo de Mirta
Fernando Ortiz; cabe señalar en esta primera Aguirre, 1985).
etapa de su extensa producción intelectual Ham- Un género adquiere especial resonancia en la
pa afrocubana. Los negros esclavos. Estudio so- prensa cubana: la crónica periodística. Surgido
ciológico y de derecho público (1916). en la premura de la información diaria y dirigi-
Abundan en estas décadas primeras los estu- do a un público heterogéneo de cultura diversa,
dios de la realidad cubana, de pretensiones abier- se caracteriza por cierta frivolidad, paradóji-
tamente científicas. Estos acercamientos encuen- camente una de sus virtudes, al modelar un esti-
tran acogida en Revista Bimestre Cubana y Cuba lo conciso, elegante, sugerente. En la crónica se
Contemporánea y apuntan hacia todos los cos- refugian los juicios crítico-literarios de Conde
tados posibles del ser nacional, tanto en su di- Kostia, quien se excusa una y otra vez ante el
mensión histórica como actual. El más impor- lector por no haber leído bien el libro que preci-
tante estudioso de la cultura es ya desde entonces samente comenta. Pero es Bernardo G. Barros
Fernando Ortiz, etnógrafo, sociólogo, historia- (1890-1922), crítico informado y sensible de las
dor, lingüista, criminólogo. La lingüística tiene artes plásticas —pionero de los estudios teóri-
en Juan Miguel Dihigo y Mestre a un investiga- cos e históricos del humorismo gráfico en
dor sistemático, quien publica más de veinte tí- Cuba— y periodista especializado en temas de
tulos entre 1902 y 1922, algunos como La Bi- arte y literatura, el mejor exponente de un géne-
blia desde el punto de vista lingüístico (1913) y ro abierto a la sensibilidad moderna. Él mismo
El habla popular al través de la literatura cubana. define el carácter de la crónica periodística en su
Estudio sobre su transformación (1915), de inci- artículo «Al margen de los libros nuevos: la la-
dencia en la literatura. José Antonio Rodríguez bor de nuestros intelectuales» (1916): «Ágil, ri-
García (1864-1934), autor de numerosos textos sueña, intensa en ocasiones, vibrante siempre,
lingüísticos, es también un destacado bibliógra- cautivadora y frívola en su aspecto […] necesi-
fo y estudioso de la literatura cubana, prolífero tará de las palabras más sintéticas y de los adje-
y riguroso, aunque de prosa dura, trabajosa. tivos más dueños del color exacto. Ritmo e idea,
Alfredo Zayas (1861-1934), de mal recuerdo pero todo fugaz, todo al vuelo […]»14 A estos

Untitled-42 73 02/06/2010, 9:32


74 ETAPA 1899-1923

elementos hay que añadir cierto espíritu didác- es posible entender los años de la llamada déca-
tico, al menos en su propia producción. En al- da crítica (1923-1933) sin el conocimiento de
gunas crónicas —por ejemplo, en las que dedica este trágico momento de incertidumbre, toda-
a Leopoldo Romañach (1918) o antes a Eugenio vía muy poco estudiado. A diferencia de cierto
Brieux (1915) o al mexicano Urbina (1915)—, elitismo posterior, el de estos hombres significa
Barros acude a la entrevista; ésta tiene en el tex- la plena asunción de una responsabilidad histó-
to un carácter ancilar, es un medio caracterizador rica; ellos intentan realmente asumir el papel
de la personalidad del artista abordado, que le director de la sociedad en sus propios mecanis-
permite además la introducción de elementos mos como periodistas y escritores —y también
biográficos, expuestos en anécdotas bien hilva- como funcionarios políticos—, porque en ge-
nadas, y la exposición final de algunos juicios neral creen en los mecanismos institucionales,
críticos y consideraciones generales. Su estilo pero fracasan en el empeño. Cuando en 1923 un
tiene, indudablemente, el sello tardío del impre- grupo de intelectuales cubanos realiza la conoci-
sionismo crítico, pero también la intuición pre- da Protesta de los Trece, comenzaban a germinar
cursora del periodismo moderno y, como señala los frutos de un doloroso aprendizaje. [E.U.]
Luis Pedroso,15 constituye un antecedente direc-
to de la obra periodística de Alejo Carpentier.
Otros cronistas destacados son Arturo R. de 1.3.2 Los poetas ensayistas. Boti y Poveda
Carricarte (1880-1948), interesado también en
temas martianos y pedagógicos; Marco Anto- La obra crítica y ensayística de Regino E. Boti y
nio Dolz (1884-1940), autor de varios libros de José Manuel Poveda ocupa un lugar relevante en
crónicas; José de la Luz León (1892-?), Arman- la actividad renovadora del postmodernismo
do Leyva (1888-1942); Mario Muñoz Bus- poético —son ellos sus representantes más lúci-
tamante (1881-1921) y Ruy de Lugo-Viña (1888- dos— y se halla unida en aspiraciones e ideales
1937). En un estilo cercano a la crónica están comunes. Pero la personalidad crítico-ensayística
los cuadernos de viajes, impresiones del visitan- de estos poetas difiere sustancialmente. Si, como
te ocasional; muchas veces son los mismos quie- se ha señalado, no existe en Boti una voluntad
nes escriben unos y otros libros, casi siempre de estilo que realce su prosa, determinada por
compilaciones de trabajos aparecidos en la prensa su carácter funcional, en Poveda ésta se propo-
periódica. ne y alcanza un vuelo artístico propio, de suge-
Éstos son los ensayistas, estudiosos, perio- rencias ideológicas diversas y contradictorias.
distas y críticos que caracterizan la prosa reflexi- Boti exhibe mayor serenidad y rigor en sus es-
va en Cuba entre 1899 y 1923 —período que tudios literarios; Poveda es más apasionado, pero
puede considerarse de tránsito en la historia na- más abarcador, no obstante su rechazo a la exal-
cional—, preocupados por reconstruir los fun- tación romántica de los sentimientos: su ensa-
damentos equívocos de la República; intelectua- yística es más vasta, incluso con respecto a su
les que se desgarran entre la impotencia y una obra poética; en ciertos momentos, «el caudal de
terca esperanza en el milagro de la cultura. A su prosa parece ahogar su producción en verso».16
ella se lanzan por asalto como conquistadores y El apasionamiento que señalamos en la prosa
todo parece interesarles: la historia, la literatu- de José Manuel Poveda —ansiosa de incidir en
ra, el arte, la pedagogía, la etnografía, el folklo- la realidad inmediata— le lleva en ocasiones a
re, la política, la moral, la religión. Asalto en el estériles polémicas localistas y le alienta una ne-
que participan hombres de una u otra genera- cesidad de liderazgo local que, sin embargo, no
ción en una lucha de posiciones que no coincide consigue. Esa necesidad complejiza su poética,
necesariamente con las edades de sus protago- aparentemente recluida y desdeñosa de cualquier
nistas y que los define en el límite histórico de realización colectiva, e insinúa preocupaciones
dos siglos y de dos niveles cualitativamente dis- más amplias en el poeta. Por ello colabora asi-
tintos de dependencia política y económica. No duamente en periódicos y revistas de escaso re-

Untitled-42 74 02/06/2010, 9:32


EL ENSAYO Y LA CRÍTICA 75

lieve —los primeros textos impresos de Poveda afines con propósitos renovadores, la encontra-
son artículos reflexivos—; en su adolescencia mos precisamente en una carta de Poveda diri-
edita diversas publicaciones y ocupa la jefatura gida a Boti el 28 de noviembre de 1909.
de redacción de otras. Su obra crítica y ensa- En 1913, con motivo de la celebración de unos
yística, que nunca recogió en libro —a pesar de Juegos Florales en Santiago de Cuba, que ayu-
los múltiples proyectos que hizo al respecto—17 darían al financiamiento de una estatua de
queda por tanto dispersa desde los primeros Heredia en esa ciudad, pero que, organizados por
años, y los comentaristas de su poesía no repa- periodistas y representantes de ideas poéticas ya
rarán debidamente en ella; esto proporcionará caducas, no expresaban las necesidades y los
una limitada comprensión de su personalidad li- anhelos de la nueva hornada literaria, se entabla
teraria. En 1948, Rafael Esténger edita una mues- una batalla periodística entre Poveda y sus orga-
tra pequeña de sus artículos bajo el nombre de nizadores que contribuye, finalmente, a definir
Proemios de cenáculo, pero no es hasta 1975 las posiciones respectivas. En un artículo que
cuando aparece Órbita de José Manuel Poveda publicaría Poveda el 30 de marzo de ese año, se
—importante selección de su obra literaria en anuncia la próxima aparición de un manifiesto y
verso y prosa, reunida por Alberto Rocasolano— se exponen los principales postulados que ani-
y sobre todo, hasta 1980 y 1981, años en que man un supuesto movimiento, pues aunque lo
Rocasolano culmina su paciente y acuciosa in- integran de alguna manera escritores como
vestigación con la edición de los dos tomos de Agustín Acosta, Luis Felipe Rodríguez y Ar-
su Prosa, cuando podrá valorarse íntegramente mando Leyva, entre otros, las opiniones verti-
su figura. das en su nombre son en realidad las de Poveda
Regino E. Boti, menos interesado en una in- y Boti. Este artículo, por su carácter progra-
fluencia local, colabora generalmente en revistas mático, ha sido considerado, no obstante, el pri-
literarias de mayor trascendencia y, en ocasiones, mer manifiesto de la nueva orientación. En sus
edita sus estudios en folletos independientes; páginas, Poveda enumera los aspectos siguien-
esta circunstancia, unida a su más larga vida, per- tes: 1) proscripción de los viejos modelos —es
miten acaso un mejor conocimiento de sus pre- decir, aquellos con los que entra en contradic-
ocupaciones teóricas. El interés que muestra ción el modernismo finisecular y que, por razo-
siempre por las cuestiones métricas y el rigor nes muy específicas, mantienen su vigencia en
crítico y expositivo que lo caracteriza contribu- Cuba—, 2) exaltación del yo, 3) culto de la for-
yen a que sea un autor escuchado en los años en ma, 4) sensualismo y cerebralismo. El 3 de ju-
que irrumpe el vanguardismo. No obstante, es nio de 1913 se publica un manifiesto titulado
en 1985 cuando aparece en forma de libro una «Llamamiento a la juventud» que firman, ade-
selección de sus más importantes trabajos en más de los ya mencionados, otros escritores
prosa, reunidos por Emilio de Armas. Aún ca- menores de la región. Este documento, redacta-
recemos de una edición que agrupe la totalidad do por Poveda, no expone postulados estéticos
de su labor crítica, dispersa en las publicaciones precisos; más bien insta a superar el estancamien-
originales. to en que se hallaba la literatura nacional, aun-
La amistad y el continuo intercambio episto- que en sus páginas se declara el apego a los cre-
lar que establecen Boti y Poveda entre los años dos modernistas y, en especial, a la figura de
1907 y 1914 permiten que sus opiniones se nu- Julián del Casal. A pesar de la importancia de
tran de la mutua confrontación; en esa corres- estos documentos, no hallaremos en ellos toda
pondencia puede seguirse la trayectoria de sus la diversidad de orientaciones, inquietudes y as-
concepciones estéticas, la incidencia inevitable piraciones de los postmodernistas cubanos. Sólo
en su creación de la realidad social en que am- Boti y Poveda muestran una relativa unidad de
bos viven y el proceso de gestación de diferen- criterios.
tes proyectos literarios. La primera alusión a la Entre las características esenciales y comunes a
necesidad de crear un núcleo organizado de ideas ambos poetas es posible señalar dos: la conciencia

Untitled-42 75 02/06/2010, 9:32


76 ETAPA 1899-1923

histórica —respecto a las fuentes, los instrumen- vínculo con el positivismo, una de las influen-
tos formales y también al lugar ocupado en el cias que acoge el espíritu ecléctico de estos au-
contexto de la poesía cubana— de su labor re- tores—; esa intención la encontramos en los es-
novadora, y la profunda eticidad de un compor- tudios métricos de Boti y en sus trabajos sobre
tamiento literario que deviene riguroso, casi la poesía vanguardista (en estos últimos se hace
obsesivo, sentido (auto)crítico. Por demás, Boti más persistente y explícita) y, con similares ca-
y Poveda no son iniciadores del modernismo, racterísticas, en algunos artículos de Poveda. La
sino continuadores de una tradición interrum- evolución de la poesía (de las formas poéticas)
pida; se han trazado, programáticamente, su res- es entendida como evolución de la sensibilidad
cate. Este hecho ocurre en la segunda década del humana, un proceso cuya descripción revela pre-
siglo XX en un país cuya literatura finisecular sencias diversas y, desde luego, cierto tono
aportó al modernismo, precisamente, a dos de darwiniano, pero cuyo sustento descansa, sobre
sus más importantes iniciadores, José Martí y todo, en la necesidad de expresar de manera teó-
Julián del Casal. Tal situación permite que los rica los urgentes reclamos formales e ideotemá-
propios protagonistas de la renovación tengan ticos de la poesía cubana. En el breve ensayo «La
una clara comprensión de sus objetivos, pero música en el verso» (1914), de Poveda —coinci-
también de sus límites, y que la asuman, ade- dente en más de un aspecto con los estudios de
más, como una labor de trascendencia ética. Esto Boti sobre el vanguardismo, muy posteriores—
explica que no sean iconoclastas —como sí son, se expone desde esta perspectiva el proceso his-
generalmente, los fundadores de escuelas artís- tórico de evolución (surgimiento y desarrollo)
ticas—; por el contrario, deben establecer la justa de la poesía.
significación literaria de sus antecesores finise- Pero el historicismo de ambos críticos no se
culares, retomar el sentido lógico de la historia: reduce a especulaciones cientificistas. Como
la lucha no será propiamente contra otras escue- poetas, asumen su deuda con el pasado; Boti no
las, sino contra la mediocridad literaria de los siente reparos en declarar que en su libro Ara-
primeros años de seudorrepública. Esa es en rea- bescos mentales (1913) «han colaborado todos los
lidad la tarea del héroe, del Superhombre po- que escribieron antes que yo».19 El acercamien-
vediano. El culto al yo que propugnan ambos es to a los hechos históricos está condicionado, no
una manera peculiar de iconoclasia contra una obstante, por la tarea renovadora que se propo-
«escuela» carente de postulados, es decir, contra nen. Enrique Saínz, en el más completo estudio
la ausencia de verdaderas escuelas. Por demás, de la obra de Boti publicado en Cuba hasta el
esto explica también la rápida evolución de sus momento, repara en la funcionalidad inmediata
concepciones estéticas, evolución que conduce de sus indagaciones: el pasado no interesa como
a Boti en las postrimerías de la década del veinte tal, sino como movimiento hacia el presente.
a los predios vanguardistas y que le hace decir a Es interesante observar, en específico, la rela-
Poveda en 1921: ción que establecen Boti y Poveda con la histo-
ria literaria nacional. Los más importantes estu-
No somos […] los maestros de una litera- dios críticos de Boti tratan a autores cubanos (la
tura decadente que nos enloqueció a noso- Avellaneda, Martí, Casal, Marinello, Guillén,
tros mismos, de la cual no fuimos los crea- entre otros); en cuanto a los poetas del siglo XIX,
dores. Somos apenas los precursores de otra Boti se propone demostrar sus nexos con el
literatura fuerte, sana, y pura, clara y rica, modernismo, en especial con Darío y el metroli-
cuya obra creadora es todavía completa- brismo —término aportado por Poveda a una
mente desconocida.18 preocupación fundamental de Boti—; en este
sentido, su mayor interés es resaltar la raíz na-
Por las razones apuntadas, hay en Boti y cional y americana del movimiento modernista,
Poveda una aguda percepción historicista —qui- frente al criterio que absolutiza sus vínculos con
zás sea más exacto decir evolucionista, por su la tradición francesa. Por demás, es Boti, como

Untitled-42 76 02/06/2010, 9:32


EL ENSAYO Y LA CRÍTICA 77

señala la crítica, el primer poeta en acoger el librio de lo anímico y lo material, expresión de


magisterio de Martí en su propia obra. Poveda un parnasianismo mío».22
mantuvo relaciones diferentes con la literatura Contribuye a esclarecer la posición que asu-
nacional. En sus inicios le preocupa el hallazgo me Poveda con respecto a la literatura nacional
de una autoctonía, preocupación que luego re- su crítica —expresada, por ejemplo, en los ar-
lega y, aunque enarbola junto a Boti la bandera tículos «El nacionalismo» (1914), «El drama na-
casaliana, su mirada crítica emigra generalmen- cionalista» (1915) y «Algunas palabras comple-
te a las fuentes primigenias del parnaso y el mentarias sobre el “teatro cubano”» (1919)— a
simbolismo. Boti, en un testimonio excepcio- la supuesta búsqueda de lo cubano que, como
nal sobre su amigo, dice, rememorando los pri- tendencia más publicitaria que real, enarbolan
meros encuentros: «Poveda se mostró sorpren- algunos poetas opuestos a la renovación post-
dido de que yo estudiara autores cubanos […] modernista. Hay varias razones. La primera, la
Ante su asombro yo le decía que ellos represen- manera superficial en que es concebido «lo cu-
taban el valor estético de su hora […] Poveda bano»; el propio Poveda publicará agudos artí-
rectificó luego su criterio […]»20 En ocasiones, culos sobre aspectos del carácter nacional que
los juicios que suscribía el propio Poveda eran no estarán exentos de cierta comprensión
extremos, como este de 1914: «carecemos abso- lastrada de lo autóctono. Para Poveda —tal como
lutamente de personalidad nacional y de histo- entonces se entendía la cubanidad artística—,
ria literaria».21 una obra de arte nacional es aquella que muestre
Sin embargo, la labor crítica de Poveda, ínti- las costumbres y los usos del país, obra que se
mamente vinculada a la de Boti, complementa opone entonces, irreconciliablemente, a las que
su intención al reinjertar en el contexto nacio- representen conflictos comunes a todos los
nal el impulso renovador de la tradición france- hombres. De tal manera, para Poveda, «todo arte
sa y universal (Verlaine, Mallarmé, Lorrain, local, típico, peculiar de una sede geográfica, es
Baudelaire, etcétera, incluso mediante textos un arte inferior».23 La segunda razón, el sentido
«franceses» de una autora apócrifa, Alma cosmopolita —no necesariamente extranje-
Rubens, y también Poe, Kipling, Chejov, Wilde, rizante— que inspira a los modernistas ameri-
D’Annunzio). La tradición poética francesa canos y que en nuestro postmodernismo es tam-
finisecular —que oscila entre el simbolismo y bién una reacción contra la abulia provinciana
el parnasianismo— y el pensamiento irraciona- (provinciana, no sólo por el carácter periférico
lista alemán (en específico Nietzsche y Schopen- que implica una realidad neocolonial y subdesa-
hauer) son las fuentes más directas del salto a la rrollada, sino también por el lugar de residencia
modernidad en Poveda, aunque no las únicas. En y actividad de los principales núcleos postmo-
sus textos crítico-divulgativos sobre estos au- dernistas en Cuba, alejados de la capital).
tores, en una serie que inserta La Independen- Hay que señalar no obstante que Poveda in-
cia, periódico santiaguero, de 1909 a 1911 —eta- tenta rescatar lo cubano dotándolo precisamen-
pa transicional que lo conduce definitivamente te de universalidad, a pesar de lo cual —y en
hacia el postmodernismo, según la periodización abierto combate contra las «miserias» de la rea-
propuesta por Alberto Rocasolano—, Poveda lidad nacional— escribe artículos costumbristas
destaca los aspectos más cercanos a su pensa- de aguda penetración. Su cosmopolitismo no es
miento estético, pero siempre desde una pers- por tanto olvido de lo nacional; es una manera
pectiva crítica que pretende ser superadora. histórica da entenderlo: «[…] nosotros —dice
Como hará Boti unos años después, rechaza el en 1915—, venimos laborando en realidad por
esteticismo artificial, «cerebral», de la poesía la formación, la integración de la personalidad
mallarmeana y aclara, también, los límites de su cubana, y aún de la hispano-americana […]».24
acercamiento a Verlaine; dicho con palabras de La tercera razón es la importancia —quizás des-
Boti correspondientes a 1913, «he preferido […] mesurada, pero adecuada a exigencias epocales—
una poesía ni gélida, ni volcánica, justa en el equi- que tanto Poveda como Boti le conceden a la

Untitled-42 77 02/06/2010, 9:32


78 ETAPA 1899-1923

individualidad creadora, es decir, a lo personal, sus estudios sobre la poesía vanguardista reto-
irrepetible, de un autor. No obstante, Poveda no man muchas de las preocupaciones centrales de
es enemigo del costumbrismo en tanto que vía su etapa postmodernista; su defensa del me-
legítima para criticar los vicios y conducir al es- trolibrismo desde una perspectiva historicista
pectador o lector a su combate. Concibe el tea- (que en esta etapa abarca también el aspecto pro-
tro vernáculo —entendido como «género alham- piamente temático), su preocupación por un rit-
bresco»— como el «teatro chico» («inferior», en mo interior en la poesía —que Poveda había exi-
oposición al «teatro grande» o «teatro univer- gido también en su artículo «La música en el
sal», pero considera que es ésta la única manera verso» (1914), ya citado—, e incluso el respeto
posible de hacer teatro cubano y defiende su a sus primeros ídolos, aunque desde una posi-
existencia, incluso como medio eficaz de influen- ción crítica que se hace más severa.
cia en las masas. Hay que tener en cuenta que Si asumimos que la identificación de Boti con
Poveda escribe estas últimas reflexiones en 1919, la obra inicial de Guillén es entusiasta, ello nos
en la etapa más crítica de su vida, en momentos conduce a una arista de su pensamiento, com-
en que su pretendido elitismo comenzaba a mos- partida de algún modo con Poveda: su posición
trar síntomas de cansancio. ante el problema «negro» en Cuba. Tanto Boti
La trayectoria de Boti es, en este sentido, más como Poveda son no sólo escritores jóvenes que
sostenida. Sus primeros trabajos críticos impor- viven lejos de la capital, sino también mulatos
tantes pretenden, como ya hemos dicho, esta- que sienten de manera personal la discrimina-
blecer una continuidad interna en la historia de ción racial existente en esos años. Esto podría
la poesía nacional. Sus indagaciones serán esen- llevarnos en dos direcciones confluyentes: lo
cialmente métricas, pues «lo más personal que negro como hecho cultural, es decir, como fac-
el artista pone en su obra —dice— es la forma».25 tor insoslayable de la cultura nacional (esta re-
Ese esfuerzo por desentrañar los mecanismos lación la apreciamos en los juicios de Boti acer-
formales de la creación —esfuerzo que revela su ca de la obra de Guillén), y lo negro como hecho
preocupación por eludir la espontaneidad expre- político, presente en el empeño reivindicador
siva del ambiguo espíritu neorromántico, impe- de una figura histórica como Antonio Maceo,
rante entonces— coadyuva además a rescatar el que anima a Poveda. En sus artículos «El juicio
valor intrínseco (no subordinado) del hecho del gran lugarteniente acerca de los autonomis-
poético. Es, desde luego, una conquista asimila- tas» (1914) y «Martí y Maceo en la “Mejora-
da de la tradición francesa finisecular (aunque na”» (1915), Poveda expone su profunda ad-
en el caso de Boti no de manera directa), que en miración por el héroe independentista —y de
Poveda adquiere un matiz paradójico al trans- alguna manera traslada a Maceo los rasgos del
formar el hecho poético —o el hecho artístico, héroe, que tan afines le son en este período— e
en un sentido más amplio—, con sus propios impugna la consideración, equivocada y mal
valores, en una pretendida fuerza de renovación intencionada, de que su importancia histórica
humana, cuyo espíritu retomará la poesía cuba- es sólo militar: «no son el brazo y el cerebro,
na posterior. Podemos hallar en Boti afirmacio- como suele decirse, Martí y Maceo son ambos
nes aisladas que menosprecien también la his- las dos conciencias más altas de la patria…»26
toria literaria nacional, pero éstas no son Aun cuando parece imperar en sus valoracio-
representativas de sus verdaderas convicciones, nes la división misma que pretende superar, el
sino muestras de un vocabulario de época; ante enfoque de Poveda revela siempre la irreduc-
la obra pujante de Guillén, declara su adhesión y tibilidad de la trascendencia de Maceo en la his-
es uno de los primeros críticos en sostener su toria nacional. Pero hay más: para Poveda,
cubanía, aunque estos son trabajos que corres- Maceo es un símbolo (héroe-símbolo) de la
ponden a su período «vanguardista». Anotemos unidad de los distintos elementos nacionales.
sólo que, como hombre de transición que fue Dice en 1914, en el período catalogado como
—y de lo cual, como Poveda, tuvo conciencia—, de más agudo esteticismo:

Untitled-42 78 02/06/2010, 9:32


EL ENSAYO Y LA CRÍTICA 79

Él veía en torno suyo sangre y castas: no verdaderos conductores artísticos, y la primacía


las concebía en su alma; ser sometido a cla- de una poesía superficial, apegada al estilo de las
sificaciones le ofendía porque no se las ex- crónicas sociales. Boti y Poveda viven en la más
plicaba: no podía aceptar una patria así, sino oriental de las provincias cubanas, alejados del
de acuerdo con sus sentimientos; patria presuntuoso y desorientado centro cultural ca-
dotada de un solo corazón. Y sabía que úni- pitalino, no poseen recursos económicos —en
camente la revolución purificaría, liberta- especial Poveda— y son intelectuales mulatos.
ría, fundaría el alma colectiva…27 En Poveda la terminología nietzscheana es-
conde una desesperada necesidad de defensa y, a
En un artículo anterior, «Grito de juventud», la vez, de acción: «¡es posible y es preciso domi-
1911, Poveda había expuesto ya —sin alusiones nar!» —grita en 1909.29 En otras ocasiones es
directas, como hace también respecto a Maceo— más explícito: «Juzgamos necesario efectuar la-
la desesperada situación del intelectual negro en bores muy personales para libertar al país de la
Cuba, pero su rebeldía era desde una perspecti- anonimia anárquica en que agoniza.»30 Pero en
va individual y egolátrica. general, ofrece pocas explicaciones, detesta la
Precisamente, uno de los rasgos más sobre- hipocresía de la moral burguesa y ataca sus fun-
salientes de la personalidad de Poveda es la dua- damentos religiosos, con rigor lógico implaca-
lidad. Su sensibilidad poética se vincula a con- ble. La modernidad exige la superación definiti-
cepciones elitistas y egolátricas, sustentadas en va de «los sistemas bipartitos, los dioses buenos
actitudes poéticas finiseculares, pero sus preocu- y malos; los cuerpos enemigos de las almas, los
paciones cívicas desbordan ese ensimismamien- hombres en pugna consigo».31 Sabe que el hom-
to. ¿Cuál es la influencia de Nietzsche en el pen- bre «bueno», en una sociedad mediocremente or-
samiento de Poveda y de Boti? Aunque este ganizada, es el mediocre. Declara su alianza con
último reconoce la presencia del pensador ale- la fuerza, el orgullo, la soberbia. Pero en 1914 su
mán en su obra y —sobre todo— en su actitud pluma le hace decir a Nietzsche: «Cuando yo
literaria, esa influencia no alcanza la misma in- dije: “acabemos con los buenos”, “matemos la
tensidad que en Poveda. «En la palabra de Poveda compasión”, nadie ha visto que yo quisiera otra
—dice Boti— hay la entonación mesiánica, bondad, otra compasión, sino que era un demo-
profética, de la palabra de Zaratustra.»28 No pue- nio, y un bandido.»32 Su mirada se detiene a ve-
de, sin embargo, establecerse una relación directa ces, como de soslayo, en la realidad nacional;
de significados en terminologías similares, em- pero entonces se evidencia que no ha hecho an-
pleadas en el contexto de la obra de uno u otro tes otra cosa que observarla. Enumera los males
autor. Para entender esa terminología según la esenciales del país: 1) ausencia de ideales, 2) au-
asume Poveda, hay que entender su funciona- sencia de una verdadera prensa, es decir, de una
lidad, es decir, la necesidad interna de su uso en propaganda cívica que propicie el surgimiento
una realidad determinada. Las primeras décadas de nuevos ideales y, en consecuencia, 3) ausen-
del siglo XX en Cuba acentuaron el sentimiento cia de ilusos, de hombres capaces de luchar te-
de frustración en el pueblo; la ausencia de ver- nazmente por sus ideas.
daderos líderes populares —muertos en comba- El Superhombre de Poveda es el hombre que
te Martí y Maceo— y la carencia de intenciones él anhela ser, pero también es el ideal que debe
políticas más allá del enriquecimiento personal; construir en la conciencia de los demás hom-
el entreguismo económico, y en consecuencia bres: ateo, fuerte, viril, humano, sensual, de pen-
político, al imperialismo norteamericano, se con- samientos altos, sin temores. No obstante, en el
jugan en la vida cultural con el olvido de las más artículo citado de 1909, Poveda reconoce las li-
elementales exigencias de una población en gran mitaciones de ese ideal abstracto que ha
parte analfabeta o semianalfabeta, la ausencia devenido, además, «un símbolo de la potenciali-
—después de la muerte de Casal, además de la dad imperialista del alma alemana».33 Recorde-
de Martí, cuya obra era apenas conocida— de mos, de pasada, la aversión que manifiesta

Untitled-42 79 02/06/2010, 9:32


80 ETAPA 1899-1923

Poveda ante cualquier acto injerencista de los rialismo tímido y espontáneo (sensualista), que
Estados Unidos en Cuba. En realidad, la con- suele asirse, como ya dijimos, a un historicismo
tradicción más aguda del espíritu povediano es darwiniano. Pero aunque las lecturas de Boti
que su egolatría no es un fin en sí misma, sino parecen ser numerosas y diversas y en ocasiones
un instrumento de acción en la realidad nacio- demuestra inquietudes amplias, sus preocupacio-
nal. Su prosa, muy cuidada, emplea una ironía nes filosóficas revelan más intuición que verda-
mordaz. La rebeldía solitaria de Poveda se vin- dera formación.
cula, por otra parte, al más auténtico espíritu La obra crítica y ensayística de Boti y Poveda
romántico. No es extraño que sus escritos y su no es sólo un alto exponente de estos géneros
personalidad desencadenaran —a través del res- en la historia literaria nacional —por la agudeza
quicio de su egolatría— una reacción desapro- crítica y el rigor analítico que manifiesta y por la
batoria que intentaba opacar o disminuir sus creadora asunción del discurso expositivo en uno
méritos. y otro autores—, sino también un importante
Hemos dicho que el postmodernismo es un documento histórico que revela las inquietudes,
movimiento de tránsito, pero no sólo o no exac- las fuentes y los propósitos estéticos del movi-
tamente entre el modernismo —desarticulado en miento de renovación postmodernista que am-
Cuba con la muerte de Casal y de sus más nota- bos escritores representan, en las primeras dé-
bles discípulos, Juana Borrero y Carlos Pío cadas del siglo XX. [E.U.]
Uhrbach— y el vanguardismo, sino entre el ro-
manticismo, que sólo genera ya vagas imitacio-
nes rimadas de Bécquer y Campoamor, el mo- 1.3.3 La obra ensayística de Varona, Sanguily,
dernismo y la vanguardia. Sabido es que el Justo de Lara y Piñeyro
modernismo no es ajeno a cierto aliento román-
tico; en su renovación encontramos también ese Entre las grandes figuras finiseculares de la cul-
sustrato. Es quizás Boti quien mejor lo expresa tura nacional que se integran al posterior
cuando dice, parodiando a Darío: «ser hombre decursar de las ideas en el nuevo siglo, Enrique
es ser, en el fondo, romántico», y agrega: «la José Varona (1849-1933) es quizás el más abar-
iconoclasia no se experimentó contra el tono cador: poeta, crítico literario y ensayista, es co-
romántico, sino contra la escuela literaria de ese nocido también como filósofo, estadista y pe-
nombre».34 Y acepta, entre sus ídolos iniciales, dagogo. En realidad, toda su obra expresa un
a Espronceda y a Bécquer. Califica al primero de momento relevante de la historia cubana, como
«inolvidable maestro», y dice del segundo que ideólogo del independentismo y como defensor
sus Rimas contienen «todo el raudal fonético de incorruptible de un programa nacional irreali-
un embrionario metrolibrismo».35 Tanto Boti zado, y a la postre irrealizable, de filiación bur-
como Poveda son críticos de las concepciones guesa. No puede estudiarse una de sus facetas
teístas, en especial del cristianismo, pero en aquél con total olvido de las restantes: la plataforma
esa crítica deviene de un panteísmo esencialmen- común es la realidad cubana. Su formación y sus
te poético que, aun cuando intenta hacerse teó- mayores reflexiones filosóficas y literarias —de
rico, encuentra su exacta medida en la creación no menor incidencia política que sus trabajos
artística. La crítica de Boti al concepto poético posteriores— corresponden al período decimo-
de «alma» (muy usado por el romanticismo) nónico; en las primeras décadas republicanas, su
desde posiciones panteístas, señala una diferen- ensayística —en plena madurez de recursos—
cia de su poética con esa escuela. Por otra parte, se hace más sintética y de cierto modo coyuntu-
el rechazo a una poesía «cerebral», como la cali- ral, respondiendo acaso a las variaciones cons-
fica Boti, artificiosa y enferma, lo acerca a la tantes del panorama social y político del país.
Naturaleza como fuente sana de una poesía que No obstante, la evolución de su pensamiento no
exige nuevos aires. Esa concepción panteísta de admite una brusca escisión en la frontera de los
la Naturaleza lo lleva, por demás, a cierto mate- dos siglos; su aporte a las letras cubanas en los

Untitled-42 80 02/06/2010, 9:32


EL ENSAYO Y LA CRÍTICA 81

primeros años del siglo XX es aún significativo, un hecho aislado, parecería obra de la temeri-
y algunos de sus más importantes libros del pe- dad, vecina de la demencia.»36 No obstante, des-
ríodo contienen artículos escritos en el anterior, confía de las interpretaciones contemporáneas
continuidad no ajena a una manifiesta evolución del pasado, pues dice una vez más en 1904: «bajo
que lo sitúa en la avanzada de su clase y que al la misma etiqueta mentirosa, mis pensamientos
final de su vida lo convierte en inspirador moral son del todo diversos de los de los hombres de
e intelectual de una promoción de cubanos no ayer»;37 sus dudas incluyen la mixtificación de
vinculados a su programa reformista. Como se hechos o de personajes históricos que adquie-
ha dicho, Varona es uno de los puentes funda- ren en la tradición popular o en el arte un carác-
mentales entre ambos siglos, es decir, entre las ter simbólico —por ejemplo, en «A Vercinge-
ideas de una burguesía nacionalista y necesaria- torix» (1903)— y acaban por asociarse a sus
mente antinjerencista y las ideas del proletaria- meditaciones en torno a las posibilidades
do y de las clases populares en las que, paradóji- cognoscitivas del arte y específicamente de la li-
camente, no supo ver la fuerza impulsora de los teratura. En su profundo y esclarecedor trabajo
acontecimientos sociales. «Lo convencional en el arte» (1899), Varona lle-
Sus concepciones literarias y artísticas están ga incluso a decir: «¿Cuál es ya, pues, el Cyrano
sustentadas en criterios y preocupaciones filo- verdadero: el de Rostand o el de Pierre Brun?
sóficas. En sus escritos predomina la termino- Lo que llamamos restauración de una época o
logía positivista, sobre todo en la traspolación de un personaje histórico no es, al fin y al cabo,
de categorías y conceptos de la biología a la so- sino una obra de nuestra fantasía.»38 En estas pá-
ciología (socialdarwinismo) y en su compren- ginas, el autor expone con mayor detenimiento
sión «positiva» (y antimetafísica) de las ciencias, su punto de vista sobre la relación entre el arte y
pero en ellos laten genuinas inquietudes teóri- la realidad; esta última actúa como signo con-
cas de incidencia nacional: la relación del arte vencional, porque el artista, dice, «no trata de
con la realidad (y, específicamente, con la reali- reproducir fotográficamente la realidad, sino de
dad social), la capacidad cognoscitiva de la lite- despertar las emociones que produce lo real por
ratura y su influencia en la sociedad. En estos medio de signos».39 A pesar de ello, en diferen-
años se acentúan en su obra el escepticismo en tes artículos Varona insiste en la autenticidad o
relación con la posibilidad de una aprehensión riqueza que puede alcanzar el reflejo de la reali-
verdaderamente científica de la obra literaria y dad en el arte.
su rechazo a ciertas novedades seudocientíficas Hay un tema en la ensayística de Varona muy
de Max Nordau o del propio Lombroso, a quie- asociado a sus convicciones sociales y específi-
nes ridiculiza en artículos como «Poe y Baude- camente a su proyecto de desarrollo económico
laire» (1895), «Genio y miseria» (1896) y «El del país basado en la diversificación productiva
caso Nietzsche» (1904). Estos trabajos fueron y en el auge de la pequeña propiedad individual
incluidos por el autor en los libros más repre- —en oposición a la monoproducción y al alar-
sentativos de su quehacer literario en el perío- mante predominio en el país de monopolios ex-
do: Desde mi Belvedere (1907) y Violetas y orti- tranjeros—: la contraposición moderna del in-
gas (1916). Pero su escepticismo lo conduce a dividuo y la sociedad. Sus estancias en Nueva
interesantes reflexiones sobre la Historia como York le arrancan quizás las primeras alusiones al
ciencia. En este sentido, Varona manifiesta sus tema en artículos como «Otra, otra infortunada»
simpatías mayores por Sorel, quien creía nece- (1894) o «Reflexiones en un elevado» (1895),
sario estudiar no sólo la evolución de un fenó- pero esas meditaciones se extienden después a
meno histórico, sino también sus antecedentes hechos y situaciones muy diversos, entre los que
y sus condiciones internas y externas. Por eso adquiere especial relieve la confrontación del
en su artículo «Diez de octubre» (1899) afirma artista con la sociedad, sea ésta representada por
con respecto al inicio de nuestra gesta eman- una institución o por un grupo de críticos me-
cipadora: «Si se considerase la de Céspedes como diocres, en artículos como «Ironía de la suerte»

Untitled-42 81 02/06/2010, 9:32


82 ETAPA 1899-1923

(1899) y «A John Ruskin, inmortal» (1902). Pero república. Varona insiste en el papel social que
no se queda en la superficie Varona; él sabe que desempeñan los periodistas y los críticos de arte
la disolución del individuo en las grandes ciuda- como difusores de ideas. Este tema aparece ya
des es sólo la parte más visible y externa de un en su artículo «Rarezas» (1895), pero será trata-
proceso de consecuencias mayores: en las socie- do nuevamente en «Con motivo del Congreso
dades con un alto desarrollo tecnológico el pe- de Berna» (1902) y, de manera indirecta, en «Ser-
queño productor es absorbido por los consor- món laico» (1905). El mismo Varona cumple a
cios. En su artículo «D’Annunzio y la crisis cabalidad como periodista la función que le exi-
actual» (1899) afirma rotundamente: «En nues- ge a sus colegas. Durante los años siguientes al
tros días, todo tiende a socializarse, si se me per- fin de la guerra y hasta la tercera década de nues-
mite la expresión […] Quizás el aspecto más tro siglo, ejerció con valentía el periodismo po-
trágico de la historia de la humanidad sea este lítico alertando, señalando, proponiendo. Dejó
que ahora nos presenta al individuo consciente varios libros de artículos sobre la realidad cuba-
de su inmersión en el agregado […].»40 Cuando na, uno de ellos Mirando en torno (1910), com-
apenas ha comenzado su infructuosa lucha en el puesto en su totalidad por textos escritos du-
seno de la república mediatizada por orientar el rante la segunda intervención militar, entre los
curso de la vida nacional a favor del desarrollo que podrían mencionarse «A Plutarco» y «Ma-
de la pequeña y media burguesía, intuye su im- nual del perfecto sofista», ambos de (1904), en
potencia, es decir, la impotencia de su progra- los que combina, con fina ironía, temas litera-
ma. Por eso, y aun cuando para él el socialismo rios y reflexiones políticas. Como periodista,
no es sino una manera distinta de predominio uno de sus propósitos fue el comentario inte-
de lo colectivo sobre lo individual, en los años grador de los más disímiles acontecimientos in-
finales de su vida declara apesadumbrado: «Hay ternacionales al ámbito cubano, siempre vistos
que reorganizar la sociedad, pero, ¿cómo? El y analizados en provecho de nuestras circuns-
derecho que hemos amasado y manoseado no tancias. Sus artículos periodísticos conservaron
nos da respuesta adecuada.»41 En el artículo ci- generalmente un tono ensayístico. Como críti-
tado sobre D’Annunzio, Varona plantea clara- co literario no comprendió la trascendencia del
mente los fundamentos de la inadaptación del modernismo y específicamente de Casal. En su
artista moderno: educado en los valores tradi- comentario sobre Enrique Piñeyro (1904), Va-
cionales del individualismo debe enfrentar (y rona se detiene en anécdotas que revelan su for-
expresar) una sociedad que anula al individuo; mación esencialmente romántica. No obstante,
como resultado, dice, el artista «se vuelve de sú- comparte con los modernistas la admiración por
bito por un camino disimulado al arte por el sus maestros franceses. Entre sus últimos tra-
arte».42 bajos críticos se destacan sus discursos «Sobre
Otra de las preocupaciones permanentes de la Avellaneda» (1914) y «La más insigne elegíaca
Varona en sus breves apuntes ensayísticos de de nuestra lírica» (1918), dedicado a Luisa Pérez
estos años es el tiempo, el tiempo como reitera- de Zambrana.
ción, con lo que introduce un elemento contra- Durante años publicó en la prensa aforismos
dictorio en su propio escepticismo histórico. En y notas de carácter filosófico que luego reunió
1895 había dicho a propósito de José Silverio en el volumen Con el eslabón (1918), último
Jorrín: «Suelo ver en personas que conozco algo aporte suyo a esa disciplina. Fue quizás, como
como la reproducción de personajes históricos. se ha señalado, el primer cubano en emplear el
Esto por descontado, no es más que juego de mi término «antimperialismo» y el más sistemático
fantasía […].»43 Sobre este principio construye estudioso de la esencia del imperialismo contem-
sus reflexiones «Enero» (1903), «Ferdinand poráneo, aun cuando no comprendió su especi-
Fabre» (1903) e «Iconografía» (1903), entre ficidad histórica. En su importante trabajo «El
otras. De alguna manera los males del país tam- imperialismo a la luz de la sociología» (1905)
bién se reproducen: la colonia se reitera en la —meritorio intento por abordar de forma cien-

Untitled-42 82 02/06/2010, 9:32


EL ENSAYO Y LA CRÍTICA 83

tífica ese fenómeno socioeconómico—, Varona lescencia, y bajo la influencia indirecta de Taine
diluye su esencia en consideraciones históricas y Guyau, así como de su permanencia insurrecta
a partir de una definición inexacta: dominación en los campos de Cuba durante ocho años, su
política como consecuencia de la expansión te- espíritu ávido e inquieto se desborda en una pro-
rritorial. A pesar de ello, como señala el investi- sa raigalmente comprometida con la independen-
gador Pedro Pablo Rodríguez,44 su estudio posee cia primero y el mantenimiento de la nacionali-
el valor para la época de apreciar la importancia dad después, enfrentada a la penetración
de la penetración económica como parte de la norteamericana. Si consideramos que Sanguily
dominación imperialista. Su mérito es aún ma- fue un intelectual de acción que no aceptó nun-
yor si se considera que en esos años se inicia pre- ca las consecuencias sociales, con respecto a
cisamente en Cuba la era histórica del neocolo- Cuba, de los criterios darwinistas, que asimiló
nialismo. Profundo observador, le dice mucho el espiritualismo de las obras de Guyau y de
tiempo después a Jorge Mañach en su conocida Renán y que, además, señaló él mismo, con cla-
costa (1930), que el imperialismo norteameri- ridad asombrosa, que no era posible considerar
cano ha llegado a su cúspide y a ésta se suele el pensamiento de Varona teniendo como refe-
llegar, pero en ella no es dable permanecer.45 rencia a Spencer,47 podría dudarse —por las mis-
En plena lucha antimachadista unió su voz y mas razones por las que él dudó en el caso de su
su prestigio a la rebeldía estudiantil. Sus decla- admirado amigo— de su estricta filiación posi-
raciones «Exhortación a la juventud universita- tivista. Su obra no puede tampoco fraccionarse
ria», «Existe un problema universitario», «Jamás en el límite de los dos siglos, a no ser por la pre-
Cuba fue servil», y su desesperado y viril recuen- sencia de circunstancias y conflictos nuevos y,
to «Balance», todos escritos en 1927, así como en consecuencia, por la preponderancia en ese
la ya mencionada «Carta a Jorge Mañach» y su período de artículos y discursos políticos. Sola-
enérgica protesta ante el asesinato de Rafael Trejo mente en el diario La Discusión, Sanguily publi-
(1930), entre otros documentos, nos muestran có en 1899 más de cien trabajos.48 Con menos
a un anciano venerable, lúcido e incalculable. Su frecuencia, pero mayor sistematicidad, colabo-
vida refleja el itinerario ideológico de la burgue- ró durante muchos años en la revista habanera
sía cubana cuyo programa nacionalista fracasa El Fígaro. Es preciso admitir que su tempera-
en los albores de la seudorrepública; pero su mento exaltado lo condujo en ocasiones a posi-
mérito personal radica en la profunda compren- ciones extremas. Ello se evidencia sobre todo en
sión que manifiesta en sus últimos escritos de sus artículos decimonónicos sobre Plácido en los
ese hecho, en un pesimismo que, no obstante, que se impone una visión deformada de la per-
se abría a nuevas esperanzas. sonalidad del poeta mulato; una parte de la críti-
Otra de las figuras finiseculares que acompa- ca ha visto en esos textos la supervivencia de
ña a Varona en su bregar republicano es el mambí prejuicios raciales en el ensayista. Sanguily ha
Manuel Sanguily (1848-1925). Hombre apasio- devenido no sólo sujeto, sino también objeto de
nado, pero recto en sus juicios y en su conducta, una larga polémica histórica en torno a la figura
ensayista, orador, crítico literario, estadista, co- de Plácido que se mantiene en nuestros días.
ronel del ejército libertador, había dicho en 1904: Aunque nunca rectificó sus criterios al respec-
«no basta haber cumplido el deber en el pasado, to, en 1907 reconoce la dureza innecesaria con
cuando son más premiosos y quizás más graves que fueron expuestos.49 De cualquier manera,
los deberes que el presente nos impone».46 Me- su evolución constante lo conduce a una
nos prolífico que Varona, a quien admiraba pro- radicalización de su pensamiento sociopolítico.
fundamente, su obra es desigual, polémica, En una interesante conferencia que pronun-
incitadora. Formado bajo la tutela directa de cia el 24 de septiembre de 1899 sobre Antonio
Enrique Piñeyro y el recuerdo agradecido de José Maceo, Sanguily destaca la necesidad que tienen
de la Luz y Caballero, en cuyo colegio El Salva- los pueblos de recordar a sus mártires, es decir,
dor transcurrieron los primeros años de su ado- su historia, pero quizás lo más relevante de este

Untitled-42 83 02/06/2010, 9:32


84 ETAPA 1899-1923

texto es la insistencia de su autor en la esencial des de ese pueblo; en fin, somos y queremos
cubanía de Maceo, dada en la confluencia sim- ser cubanos».53
bólica de los componentes étnicos más señala- En sus artículos para El Fígaro, Sanguily abor-
dos de la nacionalidad cubana, y lo que es aún da problemas específicamente literarios. Sobre-
más significativo, la ubicación clasista e ideoló- salen, entre otros, sus comentarios sobre Conde
gica que hace —acaso no del todo consciente- Kostia (1903) y Ferdinand Brunetière (1906). En
mente— del libertador cubano: «Por sus venas, ellos emite interesantes consideraciones sobre
la sangre del blanco avasallado —de los pecheros el oficio del crítico. El primero de estos autores
ahorcados por Morillo, asesinados por Antoñan- prescinde «del dato cierto y comprobado, de la
zas, alanceados por Boves— y la sangre del afri- regla o del principio» y no persigue otra cosa
cano —de esclavos que fueron acaso príncipes y que fusilar o consagrar —«o es una apoteosis o
reyes arrebatados a sus lejanos señoríos para ser es un salivazo»— según sea su humor o su anto-
convertidos en bestias apaleadas— se mezclaron jo. Por lo tanto, su obra prescinde «de todo lo
en cascadas bramadoras […].»50 que constituye la dificultad al mismo tiempo que
En febrero de 1900 evoca nuevamente —ya el mérito y la esencia de la crítica».54 El segun-
lo había hecho antes en una obra fundamental do, continuador de Taine, procura asentar el jui-
de su bibliografía— a José de la Luz y Caballe- cio literario en principios científicos que supe-
ro; en esta ocasión se detiene en las virtudes ren el impresionismo, lo cual es un necesario,
morales y espirituales de su maestro, en su con- legítimo y, sin embargo, «hasta el presente vano
dición de genuino educador, formador de almas, e inútil empeño».55 No obstante, Sanguily, aun-
y señala el vínculo estrecho de su vida con la his- que estima altamente la labor del controvertido
toria nacional. En otra parte de su conferencia, francés, considera que había en él «desde los co-
Sanguily explica la compleja situación que atra- mienzos de su carrera un reaccionario».56 Con
vesaba el país en los años en que vivió Luz —a respecto al tratamiento de la historia, comparte
quien califica, además, de «sincero abolicionis- el escepticismo de Varona, quizás menos deci-
ta»—; en aquel entonces, dice, había en Cuba didamente que aquél —recuérdese que uno de
«dos razas superpuestas, el colono oprimiendo los proyectos fundamentales de su vida que no
al esclavo y a su vez oprimido por el foraste- llegó a realizar era la redacción de una historia
ro».51 No son casuales estas observaciones de de la guerra de los diez años— y comprende e
Sanguily cuando la reorganización clasista de la incluso estimula —es el caso de un prólogo a las
sociedad —una vez terminada la guerra— pro- páginas de Álvaro de la Iglesia sobre Pepe An-
piciaba la desintegración de las fuerzas sociales, tonio (1904)— el tratamiento literario de per-
y era mayor el peligro de una absorción por nues- sonajes o hechos históricos, siempre que no
tros vecinos del norte. Por eso, en su discurso desvirtúen su esencia, pues éstos llegan más rápi-
de homenaje a José Martí, el 12 de agosto de damente al corazón y a la inteligencia del pue-
1901, nos habla de quien «creyó a los suyos tan blo. Esa pasión por la historia de Cuba (pasión
capaces como las razas presuntuosas e insolen- por Cuba) se revela en muchos de sus trabajos
tes, de civilidad y de progreso, como lo fueron posteriores, entre los que pueden mencionarse
de sacrifico y abnegación».52 En el Senado se como ejemplos «El comandante Ubieta» (1904)
opone resueltamente al Tratado de Reciprocidad y su discurso «Ante la estatua del general Calixto
con los Estados Unidos en brillantes alegatos García» (1916). Entre 1918 y 1919, Sanguily
que fueron, sin embargo, desoídos. El 20 de editó en dos volúmenes sus Discursos y confe-
mayo de 1904 define en un antológico discur- rencias, y ese último año apareció en Madrid, con
so nuestra identidad: somos americanos, dice, prólogo de Alfonso Hernández Catá, otra com-
pero «por el nuevo y grande ideal que no pro- pilación similar —a partir de los mismos mate-
viene de la Roma de los Césares ni de la Roma riales— titulada Literatura universal. En reali-
de los Papas […]; somos americanos, pero tam- dad, en ambas ediciones la mayor parte de los
bién españoles, y no debemos perder las virtu- textos fueron escritos antes del nuevo siglo. Su

Untitled-42 84 02/06/2010, 9:32


EL ENSAYO Y LA CRÍTICA 85

hijo publicó, después de su muerte en 1925, nue- ría del medio y la herencia, discernible en párra-
ve tomos de sus Obras. fos como éste de su artículo «Influencia del pe-
Nacido el mismo día que Sanguily, pero die- simismo en el siglo XIX» (1891): «[En la India]
ciocho años después, José de Armas y Cárdenas la injusticia y la miseria tienen su asiento, como
(1866-1919), Justo de Lara, tal como firmaba sus lógica consecuencia de una Naturaleza exube-
escritos literarios y era conocido, fue un crítico rante que impone con su grandeza el fanatismo
prolífico y sosegado. De formación esencialmen- y la superstición en el alma del hombre.»57
te finisecular y asombrosa precocidad, sus más No obstante, un catolicismo raigal —que no
importantes libros aparecieron, sin embargo, en es, en su caso, intransigente— y en general, una
las dos décadas iniciales del siglo XX. Cervantista perspectiva conservadora, defensora de los va-
destacado, su mirada crítica se detuvo también, lores tradicionales, pues según dice, «la civiliza-
con singular penetración, en los grandes temas ción ha traído con sus bienes incalculables, enor-
literarios; acaso la variedad de esos intereses y la mes sufrimientos para el espíritu»,58 lo alejan de
dispersión periodística de sus breves acerca- ese movimiento en sus preocupaciones funda-
mientos, le impidieron un ahondamiento mayor, mentales. Admirador y de cierto modo discípu-
limitado además por su natural conservaduris- lo confeso de don Marcelino Menéndez y Pelayo
mo y un sedimento moralista no ajeno en su obra —véase su artículo «Hablando con Menéndez y
a una perspectiva de la vida y la historia franca- Pelayo» (1908)—, sin obviar su ineludible
mente pesimista. No dejan sin embargo de sor- cubanidad, Justo de Lara se inserta, por sus inte-
prendernos sus originales y agudas observacio- reses y búsquedas, en la tradición literaria espa-
nes, algunas de las cuales alcanzan una actualidad ñola; bajo el influjo de la Historia de los hete-
inusual: su crítica de los fundamentos tradicio- rodoxos de aquél escribe, como había hecho
nales de la historia, descreída pero inquietante, antes Piñeyro con intenciones distintas en su
en «La verdad histórica» (1891); su defensa pre- «Blanco White» (1910), un erudito estudio bio-
cursora del melodrama como género folletinesco gráfico sobre Servet (1911). Pero la diferencia
y teatral y la predicción de su éxito en la enton- entre ambos trabajos no puede ser mayor.
ces incipiente industria cinematográfica, además Piñeyro, identificado con la sinceridad de los
de un somero análisis de sus causas sociales en sentimientos liberales de su estudiado, no duda
«El melodrama y Pixerecourt» (1913); la crítica de sus disensiones e incluso muestra cierta sim-
de la apología nietzscheana de la fuerza en su patía por su apasionada búsqueda de la verdad;
«Nietzsche y Sepúlveda» (mayo 1913); la im- Justo de Lara, en cambio, se propone rehabilitar
portancia que le concede en varios de sus traba- a Servet, demostrar la ausencia de contradiccio-
jos al factor económico en la historia, por ejem- nes esenciales entre las concepciones de éste y
plo en «La Economía Política y la Historia» el catolicismo. En otro plano, esas diferencias
(1891) y «Antoine de Brunel y su viaje a España pueden apreciarse en las referencias al protes-
en 1655» (?), aunque la comprensión de esa in- tantismo, indicadoras de divergencias cosmo-
cidencia no supere cierto nivel histórico vulga- visivas más profundas.
rizador, e incluso el reconocimiento de la tras- Justo de Lara está convencido de que «la fe
cendencia científica de Marx, a quien califica de hondamente arraigada, no la gazmoñería, ni el
genio en su artículo «La muerte de Lasalle» clericalismo insolente, liberta a los hombres y a
(1913), trabajos todos que lo convierten en un las sociedades de muchos estragos de la pasión
autor contradictorio y rico en detalles. Su y de los vicios».59 En realidad, su desconfianza
«Martí» (1908) conserva el encanto y el valor de en la capacidad de acción de las masas —en es-
un testimonio sincero, aunque se adivina en sus pecial, del pueblo cubano— como sujeto no anár-
páginas la incomprensión de su tarea histórica. quico de la historia y, en consecuencia, su temor
No es difícil hallar en los escritos de Justo de no explícito ante cualquier desajuste incontro-
Lara referencias o afirmaciones de ascendencia lado del orden, le llevan a decir, a propósito de
positivista, sobre todo en la aceptación de la teo- la Revolución Francesa, en un artículo de 1891:

Untitled-42 85 02/06/2010, 9:32


86 ETAPA 1899-1923

«pero se equivocaron en sus procedimientos».60 pletamente a Calderón hay que ser español o
En los escritos de Justo de Lara se halla un seve- conocer el castellano como idioma propio».66
ro enjuiciamiento de autores como Diderot, Por otra parte, censura la improvisación y con-
Mirabeau y Rousseau; «no se pueden leer sin asco sidera necesario el cultivo cuidadoso del talen-
—dice en «Diderot» (15 de octubre de 1913)— to, en su semblanza sobre Laurence Sterne (nov.,
las nauseabundas descripciones, las obscenida- 1913). El interés de Justo de Lara por la caracte-
des sin fin, las complacencias en el libertinaje»61 rización de la personalidad del escritor estudia-
de los dos primeros. Este principio —«el arte es do se sustenta también en el convencimiento de
indiferente a la moral, pero no a la limpieza. Lo la fuerza del medio en la conformación del ca-
sucio y lo asqueroso, ¿puede jamás ser be- rácter del hombre, y la incidencia de éste en su
llo?»— 62 alcanza a poetas y artistas como obra; en el artículo «Cervantes» (1908) se pre-
Góngora y el Greco, a quienes considera infe- gunta de manera directa si otras circunstancias
riores y extravagantes, pero establece un crite- menos adversas no habrían limitado el alcance
rio evaluativo atendible, al decir de Cintio literario de la obra del gran español. De la mis-
Vitier.63 ma forma, en la valoración de Montaigne (1913)
En este sentido, su crítica de las artes plásti- asocia el estilo caprichoso y «narcisista» de sus
cas se sustenta en la convicción de que las úni- ensayos con el supuesto egoísmo de su carácter.
cas y verdaderas fuentes de la pintura son la Pero la literatura no es sólo expresión de las cir-
Naturaleza y la vida, tal como afirma en cunstancias biográficas de los literatos, los libros
«Velázquez» (?) y en «La pintura española y el «son documentos inapreciables para juzgar de
Greco» (1910). Este prurito moralizador lo lle- la sociedad y la época en que se produjeron»,67
va a ocuparse también en sus estudios del com- tal como afirma en un libro cuyo título señala
portamiento público de los autores abordados, los derroteros seguidos: Cervantes y el Quijote.
como ocurre en «La Rochefoucauld» (?), El hombre, el libro y la época (La Habana, 1905).
«Talleyrand» (?), «Amores de Chateaubriand» Además de este volumen, Justo de Lara publica
(1913) y «Samuel Pepys» (1903), entre otros, El Quijote de Avellaneda y sus críticos (La Haba-
empeñándose incluso en demostrar que Edgar na, 1884) y Cervantes y el Duque de Cessa. Nue-
Allan Poe no fue un bohemio, sino al contrario, vas observaciones sobre el Quijote de Avellaneda
«un hombre de alma generosa, un buen amigo, y su autor (La Habana, 19109), trabajos ambos
casi un modelo de virtudes privadas».64 en los que intenta esclarecer la identidad del agre-
En sus acercamientos literarios Justo de Lara sor y los motivos que le indujeron a realizar la
evidencia, no obstante las limitaciones señala- falsa continuación de la obra cervantina. En otros
das, una intuición crítica no común en estos trabajos más breves aborda también nuestro en-
años; cabe destacar, del artículo que le dedicara sayista al primer escritor de la lengua. Sus nu-
a Whitman, estas palabras: «lo que importa no merosos artículos críticos fueron compilados y
es emanciparse o no de una tradición poética o publicados sucesivamente por el autor en los li-
artística, adoptar o no una forma nueva o vieja. bros Ensayos críticos de literatura inglesa y espa-
Lo que importa es tener razón, y sea cualquiera ñola (Madrid, 1910), Estudios y retratos (Madrid,
el método, o sin ninguno, crear obras bellas, 1911) e Historia y Literatura (1915).
obras que hagan vibrar las puertas de la simpatía Justo de Lara pasó parte de su infancia en los
y el entusiasmo»,65 afirmación que supera el pre- Estados Unidos, país al que regresó en numero-
dominante estilo normativo de la crítica de sus sas ocasiones. Escribió en los periódicos esta-
contemporáneos. Y es que, para este autor, el dounidenses The New York Herald y The Sun;
arte genuino puede quebrar sus medios expresi- como corresponsal de este último arribó a Cuba
vos; precisamente lo que distingue a los grandes con las tropas norteamericanas en 1898. En sus
escritores como Cervantes, Dante o Shakespeare artículos recordará esta interferencia en nuestros
es que trascienden la lengua en que escriben, asuntos como una ayuda desinteresada y no
mientras que, por ejemplo, «para apreciar com- desaprobará las intervenciones posteriores.

Untitled-42 86 02/06/2010, 9:32


EL ENSAYO Y LA CRÍTICA 87

Vivió en Madrid entre 1909 y 1919. «La hispano- ambas actitudes en la supuesta común inspira-
filia, en suma —ha escrito con acierto Cintio ción patriótica y anticolonial. Así sucede por
Vitier68—, se revelaba en él como una forma de ejemplo en la biografía de Morales Lemus apa-
colonialismo cultural, como una falta de fe en recida en su libro de 1906 y en otras referencias
los valores autóctonos que a su vez lo llevaba a a los proyectos de anexión en trabajos como «El
la aceptación del traspaso imperialista del poder conflicto entre la esclavitud y la libertad en los
español al norteamericano.» Estados Unidos de 1850 a 1861 (Bosquejo his-
Enrique Piñeyro (1839-1911) fue emigrado tórico)», de 1903. Como historiador de ese país,
voluntario en París desde 1882 hasta su muerte; Piñeyro reproduce en sus escritos un esquema
todavía en los primeros años del nuevo siglo se propio de la historiografía norteamericana, el
escucha con respeto el juicio orientador del cual podría definirse como de «mitologización
maestro de la crítica finisecular. Uno tras otro equilibradora»: se trata, supuestamente, de es-
aparecen en bellas ediciones parisinas sus nue- cribir la historia de una gran nación, hecha por
vos títulos, algunos conformados por trabajos grandes individualidades, equivocadas en ocasio-
de épocas anteriores, pero todos concebidos en nes o incluso poseedores de muy evidentes de-
ese último período de actividad literaria: Vida y fectos, pero honestas y virtuosas en general. El
escritos de Juan Clemente Zenea (1901), Hom- principio abstracto de la democracia exige tam-
bres y glorias de América (1903), El romanticis- bién que sean considerados en igualdad virtudes
mo en España (1904?), Biografías americanas y defectos, con independencia de la esencialidad
(1906) y Bosquejos, retratos, recuerdos (obra pós- de unos y otros (así, por ejemplo, se erigen esta-
tuma, 1912). Crítico profesional, disfrutó la tuas de esclavistas confesos, junto a las de aboli-
amistad de eminentes personalidades europeas cionistas, de hombres públicos de las más en-
de las letras y fue testigo del entierro multitu- contradas e irreconciliables ideas). Como en el
dinario de Víctor Hugo en 1885, del que nos hace fondo de los hechos Piñeyro no halla otra cosa
partícipes en sentida semblanza; en ella, Piñeyro que arraigadas concepciones, no existen a la pos-
confiesa: «yo he sido toda mi vida ferviente ad- tre verdaderos «malos», sino personalidades
mirador del gran poeta, desde los albores de mi disímiles y consecuentes. Hay que decir no obs-
juventud sabía de memoria páginas y páginas de tante que fue Piñeyro siempre independentista,
sus obras en verso».69 y que se entregó con disciplina y esmero a las
Esta afiliación romántica —no asumida sin tareas que le encomendó la legación cubana en
embargo a plenitud— perdura en sus trabajos Nueva York, entre otras la dirección del perió-
finales, que continúan la línea biográfica y acen- dico La Revolución de 1869 a 1870, y una mi-
túan además sus preocupaciones históricas. sión diplomática en Perú y Chile, que rememo-
Independentista desde los primeros momen- rará después en un artículo de 1902.
tos de la gesta del 68, fue secretario de la Lega- Además de los trabajos citados, Piñeyro es-
ción Cubana en los Estados Unidos; la cercanía cribirá semblanzas de políticos norteamericanos
de hombres como José Morales Lemus y el mar- como Abraham Lincoln y Daniel Webster, pero
qués de Aldama, anexionistas convencidos, quie- también abordará con profusión y pasión la vida
nes intentaron de manera oficial conseguir la de los hispanoamericanos Simón Bolívar, José
intervención norteamericana en la Isla, su admi- de San Martín, Andrés Bello, José Joaquín de
ración por las instituciones y, en general, la cul- Olmedo, José Francisco de Heredia, padre del
tura anglosajona, unida a cierta aversión a lo es- poeta cubano, José de la Luz y Caballero —del
pañol, más ecuánime y lúcida que la de Nicolás que siempre se consideró discípulo— y Gabriel
Heredia, pero igualmente intransigente —en lo de la Concepción Valdés (Plácido). En su libro
que se diferencia a su vez de Justo de Lara— no de 1901, ya citado, intentará asimismo una no-
le permiten distinguir en sus escritos el enorme ble y cálida, pero no siempre acertada, defensa
abismo que separaba el anexionismo del verda- de Zenea —de quien fuera amigo y contertulio
dero independentismo, y en ocasiones iguala en el exilio neoyorkino—, sobre todo por la

Untitled-42 87 02/06/2010, 9:32


88 ETAPA 1899-1923

carencia entonces de informaciones no mediati- la literatura española de Ticknor. En realidad, a


zadas y, en consecuencia, por el esfuerzo de com- pesar de la justa valoración de sus méritos lite-
prensión humana que lo recorre. Entre los pró- rarios y académicos, Piñeyro no disculpó nun-
ceres suramericanos, Piñeyro siente quizás una ca los excesos de conservadurismo político y
especial simpatía por San Martín, aunque sus resentimiento que revelan los escritos del eru-
comentarios tienen generalmente como punto dito español.
de referencia la edición de libros de o sobre sus Tanto Enrique José Varona y Manuel Sanguily
estudiados. como José de Armas y Enrique Piñeyro son es-
En esos años escribe también apuntes —cen- píritus decimonónicos, pero mientras estos úl-
trados en recuerdos— de Gertrudis Gómez de timos se mueven en la órbita cultural europea y
Avellaneda: «una de las imágenes que más fuer- norteamericana, cada uno a su modo, los dos
temente impresas conservo en la memoria, es el primeros serán, en las primeras décadas del nue-
rostro moreno, con ojos negros fulgurantes y vo siglo, protagonistas de primer orden en la vida
labios apretados por la cólera» de la insigne poe- nacional; Justo de Lara y Piñeyro son, no obs-
tisa en la ceremonia de su coronación habanera,70 tante, los mejores críticos literarios finiseculares,
del poeta francés, primo hermano del cubano, el primero más hondo y sutil, el segundo funda-
nacido como éste en Santiago de Cuba, José dor, en su elegante suficiencia, de una tradición
María de Heredia, de quien nos narra las andan- cultural que es ya asumida como profesión. Los
zas comunes vividas en La Habana, entre 1858 y cuatro dieron, sin dudas, expresión de lo más
1859; «el contenido bullicioso —recuerda— de alto de la cultura cubana decimonónica en los
José María, aficionadísimo entonces al baile, albores del siglo XX. [E.U.]
ponía de buen humor a todos, y nos reíamos
hasta desfallecer de su español chapurreado»,71
para establecer luego un fino paralelo entre am- 1.3.4 Otros ensayistas. J. Castellanos. J. A.
bos poetas, unidos por el origen, la vocación y Ramos. M. Henríquez Ureña. F. Lles. J. M.
el nombre y, sin embargo, diferentes en todo lo Chacón y Calvo. F. J. Castellanos, B. G.
demás. En el mismo estilo satisfecho escribe «Un Barros
rasgo de Guzmán Blanco en París» (1907). Es-
tos cuadros muestran en toda su fuerza expresi- La energía creadora y la capacidad organizativa
va la condición de crítico-historiador artista que parecen ser atributos caracterizadores de la per-
ha señalado Cintio Vitier72 como característica sonalidad de Jesús Castellanos (1879-1912).
esencial de su obra. Narrador y ensayista, de breve aunque signifi-
En su función de crítico literario, sin em- cativa obra, la ausencia de verdaderos guías co-
bargo, el libro fundamental del período es sin lectivos convierte a este hombre —que para José
dudas El romanticismo en España, ameno y eru- Antonio Ramos era simplemente «el primero
dito bosquejo de sus principales representan- entre los primeros»—, en «un jefe, un abandera-
tes —con la omisión inexplicable de Gustavo do».73 Fundador en 1910, junto a Max Henríquez
Adolfo Bécquer—, traducido al inglés (Liver- Ureña, de la Sociedad de Conferencias —eviden-
pool, 1934), esfuerzo continuador, por su in- cia del arribo de una nueva generación de inte-
formación minuciosa, el conocimiento de los lectuales— y de la Sociedad de Fomento del Tea-
detalles y el tono magistral y descriptivo, de tro, primer director de la Academia Nacional de
sus estudios literarios anteriores, abarcadores Artes y Letras, proyectaba también la creación
como éste de todo el siglo XIX. Deben mencio- de una revista que recogiera las inquietudes so-
narse finalmente sus aciertos críticos sobre la ciales y artísticas del momento. Cuando en 1914
obra poética de Zenea y la defensa del cubano —dos años después de su muerte prematura—
Heredia en polémica abierta con Menéndez y se conmemora el primer aniversario de Cuba
Pelayo, con quien contiende también a propó- Contemporánea (1913-1927), Bernardo G.
sito de su lacónica valoración de la Historia de Barros escribe: «Han realizado un proyecto de

Untitled-42 88 02/06/2010, 9:32


EL ENSAYO Y LA CRÍTICA 89

Jesús Castellanos […] fundar una revista libre, dos grandes apóstoles ingleses»;78 en cambio,
abierta a todas las orientaciones y que fuese tri- dice, nos deja un método que es su mayor con-
buna para todo noble esfuerzo y toda hermosa quista. Al transformarse en método, el positi-
idea.»74 En este inquieto creador se encuentran vismo de Castellanos, como el de la mayor par-
manifiestas las preocupaciones esenciales de su te de los intelectuales cubanos, se convierte en
tiempo; su nombre aparece frecuentemente en un estilo de pensamiento abierto a todas las ten-
la argumentación de otros autores y en la dedi- dencias espirituales de la Modernidad. En una
catoria de libros. de las páginas más interesantes de su comenta-
Sus textos crítico-ensayísticos fueron reuni- rio sobre el uruguayo José Enrique Rodó, Cas-
dos en uno de los tres volúmenes póstumos de tellanos distingue la manera en que se asume el
su obra bajo un título elocuente. Los optimistas. culto al yo en su obra y en las de D’Annunzio,
Lecturas y opiniones. Crítica de arte (1914). Barrès y Nietzsche. Para Rodó, sin embargo, «el
Y es que Castellanos no alcanzó a sentir la culto al yo […] es exclusivamente el de la socie-
frustración colectiva de sus coétaneos, aunque dad entera por medio de su elemento individual,
no se conformara con la realidad nacional; por pero sin sacrificio de la una ni el otro, siempre
eso hacía suya la frase de José Enrique Rodó: tomando la palabra hombre por su concepto más
reformarse es vivir. «¡Curioso optimismo —de- hermoso, que es el fenómeno de su vida en rela-
cía—, que no es contento con lo actual, sino ción»,79 afirmación que nos permite entender
designio de perfeccionarlo!»75 Este libro recoge mejor la paradójica esencia del elitismo parti-
artículos y conferencias de temas literarios y cipativo de esta promoción de intelectuales.
sociales; literatura y sociedad se conjugan en el Los ensayos de Jesús Castellanos (cuando no
esfuerzo analizador de una promoción intelec- son conferencias éstos revelan, por su tono des-
tual que asume su elitismo como un compromi- criptivo y fugaz, el contagio sano con el perio-
so histórico. En su conferencia «Rodó y su dismo literario) muestran una inusual madurez
“Proteo”» (1910), Castellanos establece la índole de estilo y de pensamiento; no se encuentran por
de ese compromiso: «hay que sentir la obliga- lo general en su prosa los excesos verbales pro-
ción política que implica la fortuna del talento».76 pios de algunos coetáneos. Sus textos se abren a
Pero lo político es entendido en sus ensayos la polémica y trasladan el optimismo de su au-
como hecho cultural: es preciso difundir los co- tor a los escritores tratados: Rudyard Kipling,
nocimientos, «democratizar» la cultura. Los in- poeta del imperialismo inglés, Mark Twain, hu-
telectuales deben orientar el desarrollo social morista de una sociedad en pleno auge. Y es que
desde las páginas de los libros y los periódicos, para Castellanos, «el arte no ha sido pesimista
participar activamente en la remodelación, si no más que por excepción».80
construcción, del espíritu nacional. Quizás a la Su entusiasmo ante la vida se rebela ante la
manera de Rodó, quien no fue «un frío analista impasibilidad programática de los parnasianos,
del bien y sus orígenes, […] sino […] un ama- aunque esos poetas no logran en realidad ser
ble asesor de nuestras dudas prácticas, un ver- impasibles y sólo consiguen cierto impersona-
dadero “profesor de energía”», según lo define lismo. «La impersonalidad de los parnasianos
Castellanos.77 En sus escritos se halla la huella —apunta— no es, en suma, más que una trasmu-
del positivismo finisecular matizado de un tación del yo.»81 Las nuevas tendencias artísti-
espiritualismo contradictor, y la ingenua, pero cas, nos advierte, vuelven la mirada al artista, a
honesta convicción, de que participaba de los su mundo interior, si bien ha sido ya superado
grandes cambios sociales del progreso humano, —ahí tenemos como ejemplo superior a Flau-
cuyo centro director parecía ser Norteamérica. bert— ese «lacrimoso sentimentalismo descara-
Sin embargo, comprende que, como otros gran- do de las narraciones románticas».82
des sistemas filosóficos, el positivismo «vino a La intención divulgativa (didáctica, en el buen
tener su confesión de impotencia para explicar sentido) de la prosa reflexiva de Castellanos, es
el origen de las cosas en las conclusiones de sus similar a la que caracteriza en las provincias

Untitled-42 89 02/06/2010, 9:32


90 ETAPA 1899-1923

orientales a José Manuel Poveda; no son exacta- obra de ficción. Inconforme con la realidad del
mente las mismas fuentes ni los mismos propó- país, intentó modificarla mediante el análisis
sitos renovadores, pero ambos sienten la nece- minucioso de sus males y la proposición de vías
sidad de injertar el mundo en la vida literaria superadoras de corte reformista. Su evolución,
nacional. Jesús Castellanos, en cambio, abre su marcada por la honestidad, lo lleva a posiciones
espectro de intereses a zonas literarias muy di- más comprometidas y, al final de su vida, a un
versas, tanto europeas o norteamericanas como acercamiento espontáneo a la ideología del mar-
latinoamericanas; se detiene, siempre fugazmen- xismo, pero en sus ideas se descubre un sedi-
te, en autores tan disímiles como Julio Verne o mento positivista que se diluye después en con-
Pedro Henríquez Ureña, entre otros, pero a di- cepciones pragmáticas. Ramos escribe en estos
ferencia de Poveda, carece de un programa que años dos libros que lo consagran como ensayis-
establezca un orden jerárquico y nexos internos ta: Entreactos (1913) y Manual del perfecto
en sus estudios. Las artes plásticas son también fulanista (1916). En el primero recoge artículos
abordadas por Castellanos —quien se desempe- aparecidos anteriormente en la prensa. El título
ñó en el periódico La Discusión como carica- alude a un supuesto «paréntesis» en la faena
turista—, y sus esporádicos acercamientos a la meramente literaria del autor, aunque esto no
obra de Romañach o Massaguer guardan rela- debe ser entendido de manera absoluta, pues en
ción con la obra crítica de su amigo Bernardo G. esos trabajos expresa preocupaciones que son
Barros. Sus mejores páginas las hallamos sin comunes a toda su obra. Una de esas preocupa-
embargo en sus conferencias, de intenciones ciones es la cercanía de los Estados Unidos, cuya
mayores. cultura, sin embargo, también admira. Permeado
En sus valoraciones aflora acaso cierta pers- de un fatalismo geográfico de raíces social-
pectiva colonial que determina su admiración por darwinistas, acepta la inevitabilidad del instinto
la sociedad norteamericana; pero no debemos expansionista y sólo propone a cambio la iluso-
confundirnos. Su culto positivista al progreso ria fórmula de la «virtud doméstica». No obs-
se sustenta en un proyecto de renovación bur- tante, sabe que ese «instinto» puede destruir la
guesa que encuentra en la gran nación vecina su nacionalidad cubana, y su primera proposición
máxima realización; la alternativa de permane- es inesperada, pero lúcida: es preciso conocer a
cer unidos espiritualmente a una España semi- nuestro vecino poderoso, asimilar sus virtudes.
feudal era para él inadmisible. Cierto también Por eso polemiza con el venezolano Rufino
que Castellanos evidencia en su artículo «Los dos Blanco Fombona, quien imbuido del mito
peligros de América» (1911) una ingenuidad rodoniano niega toda significación cultural a los
política poco común, capaz de atribuir intencio- norteamericanos. Sabe también Ramos, y lo
nes filantrópicas a los actos de más elocuente expone, que el separatismo de muchos cuba-
rapacidad histórica. Por otra parte, como mu- nos está inspirado en el modelo histórico de
chos de sus contemporáneos, cree irrealizable la aquel país, aunque advierte enseguida: «es cier-
unión de los pueblos hispanoamericanos, para to que Martí apuntó varias veces algunos de los
lo que se interponen, dice, obstáculos sociales, más graves peligros de la gran democracia y ahí
históricos y geográficos. Ante el posible «em- están sus profundos estudios sobre política
puje de la ola del Norte», no veía, contradicto- americana […] oponiendo una excepción a mi
riamente, otra solución que la aceptación de la afirmación».84 Algunos años después, en 1916,
doctrina panamericanista.83 Ramos insistirá, como Ortiz, en el germen
Perteneciente a la misma promoción republi- desintegrador que crecía en el interior de la
cana y uno de sus más activos representantes, misma nación, porque «son muchos los que en-
José Antonio Ramos (1885-1946), conocido tre nosotros sueñan con extranjerizarse, educan
como dramaturgo y narrador, es también un a sus hijos en colegios extranjeros, y todo lo pro-
notable ensayista, analista de la circunstancia pio lo ven como empequeñecido y ridiculizado
nacional, cualidad que aparece también en su […]». No obstante, «el desprecio yanqui nos

Untitled-42 90 02/06/2010, 9:32


EL ENSAYO Y LA CRÍTICA 91

devuelve a esos jóvenes descarriados […] [y] exceso de políticos profesionales a favor de un
nos obliga a sentirnos cubanos y a vivir junto a mayor desarrollo de las llamadas fuerzas vivas.
ellos en constante recelo».85 Algunos historia- Un destacado papel le asigna Ramos a la inte-
dores han querido presentarnos un Ramos aje- lectualidad en la conducción política de la
no a la amenaza imperialista e incluso un Ramos nación.
pronorteamericano, en el sentido antipatriótico El ensayo más importante de Ramos es, sin
que esa palabra asume en el contexto político embargo, Manual del perfecto fulanista (1916).
latinoamericano. Ello es falso. Si bien dedica Esta obra y la de Fernando Ortiz, Los negros es-
muchos años de su vida al estudio de la litera- clavos, escrita en el mismo año, «constituyen
tura de esa nación, y su importante Panorama —según ha dicho Portuondo— los esfuerzos
de la literatura norteamericana (1935) —en el más serios de aquel tiempo por plantearse de un
que se revela la influencia de las concepciones modo científico los problemas fundamentales
histórico-literarias de Verno L. Parrington, —político y étnico— del país».89 Este libro es
como ha señalado la crítica— trasciende el aná- un insustituible documento de la época, por
lisis estrictamente literario y constituye en rea- cuanto traza con dureza aleccionadora los ras-
lidad un estudio paralelo crítico de las culturas gos característicos de la corrupción política en-
estadounidense y latinoamericana, su interés tonces imperante; Ramos suprime en él las fron-
real es evitar, por la asimilación superadora y la teras entre la ironía, el análisis serio y la burla
corrección de errores históricos, la absorción más agresiva. El lector, desconcertado, deberá
temida. buscar y encontrar asidero en la realidad nacio-
Por otra parte, a diferencia de otros contem- nal y en una molesta introspección que le revele
poráneos, en su análisis y defensa de la naciona- sus propias inconsecuencias y pequeñeces mo-
lidad cubana, Ramos exhibe un decidido rales. Por su estilo duro, su parodia del choteo
antirracismo: «dije que no me preocupaba el descomprometido y su incontestable lógica en
porvenir de la raza blanca en Cuba —escribe en el análisis, Ramos logra la presentación de cier-
1913—, y como aclaración me atrevo a pregun- tos rasgos de la falsa cubanidad. No obstante,
tar: ¿pueden interesarme los futuros habitantes las reformas que propone revelan, a su vez, el
de mi patria, simplemente como blancos? No nivel de incomprensión que tiene aún de la na-
[…] Me interesan como cubanos».86 En su libro turaleza de esos hechos. El «fulanismo» como
Entreactos analiza otros problemas de la reali- realidad política debe ser transformado en un
dad nacional de manera crítica; su visión tiene gobierno de los mejores, es decir, de los intelec-
ya un mayor sustento económico: «como no lo tuales. La trayectoria de la visión que tiene Ra-
haría […] —dice de sí— el más práctico marxis- mos de los obreros cubanos es elocuente: desde
ta».87 En realidad, como ha señalado el crítico su desenfoque juvenil de Almas rebeldes (1906),
José Antonio Portuondo, «este “activo y prácti- en el que éstos aparecen más cercanos a los mo-
co” economismo de Ramos es consecuencia de delos clásicos del obrero europeo, hasta sus sim-
su aceptación del criterio materialista […] pero patías finales y su ingreso solidario al partido
es hijo también de su desconocimiento del sen- marxista cubano en la década del cuarenta. Hom-
tido dialéctico de la historia»,88 que le lleva, in- bre de teatro, novelista, todos sus escritos reve-
defectiblemente, a una posición reformista. En lan una militante inconformidad y una vocación
1914 redacta junto a Miguel de Marcos el mani- analizadora que no descansa. Su obra de estos
fiesto de la Asociación Cívica Cubana, que cons- años se enmarca en un período de su vida que es
tituye un intento unificador de voluntades para de madurez y de crisis, tanto en lo político como
la solución de los graves problemas políticos del en lo artístico, y que se extiende —según la
país. Ese año publica también su artículo «La periodización que hiciera Francisco Rodríguez
senaduría colectiva», en el que, al margen de la Alemán—90 hasta el año 1930; a partir de esa
propuesta específica de carácter reformista, co- fecha, como hemos dicho, Ramos radicalizará
incide con Varona en la necesidad de limitar el su visión política de la realidad.

Untitled-42 91 02/06/2010, 9:32


92 ETAPA 1899-1923

La presencia en Cuba de los hermanos Hen- que, por desgracia, existe en Cuba».92 Su discur-
ríquez Ureña, de origen dominicano, constitu- so «Alma juventud» (8 de julio de 1922) es un
ye un estímulo permanente para el desarrollo de ejemplo de su enérgica posición: por una parte
la vida literaria en la recién instaurada seudo- rechaza el mito de la ayuda norteamericana a la
rrepública. Pedro Henríquez Ureña (1884-1946) independencia de Cuba —y señala el interés es-
visita por vez primera el país en 1904 y perma- tratégico que para los Estados Unidos tiene el
nece en él hasta 1906; en ese tiempo colabora en control del país—, y por la otra, pide a la juven-
diferentes revistas y periódicos nacionales y pu- tud que rompa con el practicismo y la cordura
blica su libro Ensayos críticos (1905). Diez años de sus padres. «¡El romanticismo —dice— es
después de su arribo regresa a Cuba (1914) y también acción, entusiasmo, audacia, sacrificio,
ejerce su sabia influencia en algunos jóvenes in- locura!»93 Sorprende la pasión con que se expresa
telectuales como José María Chacón y Calvo y desde la tribuna política; en esas arengas su esti-
Francisco J. Castellanos, entre otros. Sin embar- lo se hace rápido y comunicativo, capaz de ex-
go, es Max Henríquez Ureña (1885-1968) quien presar la emoción del instante y de arrancar pro-
alcanza mayor relieve en la cultura nacional de- longados aplausos. Cuando defiende en 1918 el
bido sobre todo a su larga residencia en el país derecho de Bélgica y las pequeñas naciones eu-
—específicamente en Santiago de Cuba— y a su ropeas a la independencia —proclamado en el
activa participación en diversos proyectos cul- fragor de la Primera Guerra Mundial por el pre-
turales, como la Sociedad de Conferencias —de sidente Wilson—, sus oyentes saben que alude
la que fuera fundador en 1910 junto a Jesús Cas- también a la intervención militar norteamerica-
tellanos—, la revista Cuba Contemporánea y el na en República Dominicana.
Ateneo de Santiago de Cuba (1914), entre otros; En su discurso «Patria» (24 de febrero de
por otra parte, su obra crítico-ensayística abor- 1920) define ese concepto como un proceso co-
da diversos aspectos de la literatura cubana. En lectivo de reafirmación permanente en el que se
un discurso de graduación, pronunciado en la conjugan la tradición y los ideales del porvenir
Escuela Normal de Oriente, de la que era direc- (pasado-presente-futuro), pues «existe una pa-
tor, Max Henríquez Ureña dice: tria ideal, una patria acaso inasequible; pero es
por el ideal —dice—, es por lo inasequible por
Bien sabéis que no nací en Cuba, pero que lo que luchan y sucumben los hombres de razón
el ideal cubano está mezclado a las más y de conciencia».94 ¿Cuál es ese ideal en las pri-
dulces memorias de mi infancia […] Es por meras décadas cubanas del siglo? También como
eso por lo que […] he sabido pensar en Ramos o Castellanos, Henríquez Ureña sostie-
cubano, y tengo más derecho al dictado de ne que la gesta independentista en la América
cubano que algunos que por azar o por española se inspiró en la Revolución Francesa,
equivocación vieron la luz en este suelo. pero su ideal republicano parte de realidades muy
¿Pero es que olvidamos acaso la voz de concretas: por eso pide una patria sin prejuicios
Martí que nos dice que esto es aquello y va y aristocracias, sin oscurantismos y concupis-
con aquello?91 cencias, pero también sin carboneras y sin apén-
dice constitucional.95 En sus palabras evoca las
Sus Discursos y conferencias no literarios, en figuras de Carlos Manuel de Céspedes, de
la etapa estudiada, fueron recogidos con el sub- Mariana Grajales, de José Martí.
título: Primera serie: prédicas de idealismo y de No obstante, los más significativos textos de
esperanza (1923). En ellos comprobamos su ple- Max Henríquez Ureña son de carácter artísti-
na inserción en la realidad nacional y la ampli- co-literario. En 1906 pronuncia su conferencia
tud de sus intereses, no ajenos a la realidad po- Wistler y Rodin, publicada ese mismo año en La
lítica. En su oratoria muestra un decidido Habana, y en 1915 reúne en un cuaderno sus
antimperialismo, y su prédica se dirige una y otra charlas Tres poetas de la música: Schuman,
vez contra «la labor del anexionismo vergonzante Chopin, Grieg. Colabora en los periódicos La

Untitled-42 92 02/06/2010, 9:32


EL ENSAYO Y LA CRÍTICA 93

Lucha y La Discusión, en aquél con artículos de y Berdayes (1883-1949) es autor de dos impor-
crítica teatral. Pero el primer volumen impor- tantes libros del período; La higuera de Timón.
tante de asunto literario aparece en 1918: Rodó Consejos al pequeño Antonio (Matanzas, 1921)
y Rubén Darío. En él su autor presenta dos es- y La sombra de Heráclito (1923). Una lectura
tudios independientes sobre estas figuras cime- de esos ensayos ajena al contexto histórico en
ras de la prosa y la poesía modernistas; su escri- que fueron escritos —contexto literario y so-
tura en este caso es pausada, descriptiva. Se cial— nos conduciría al terreno de la especu-
interesa por todo: del paisaje urbano al paisaje lación filosófica, y en él podríamos indicar al
marino —ese mundo exterior que rodea al pen- menos una influencia decisiva: el escepticismo
sador uruguayo y se filtra subrepticiamente en aforístico y sentencioso de su prosa, el elitismo
su obra—, del aspecto físico al aspecto moral, desvergonzado —o más exactamente, presun-
caracterización de su personalidad humana. Por tuoso— de su perspectiva, es sin dudas de as-
eso divide su conferencia sobre Rodó (1918) en cendencia nietzscheana. Pero la comparación
diez secciones: es un largo recorrido, matizado nos sitúa en una encrucijada histórica: es nece-
por observaciones críticas de carácter impre- sario determinar la dirección de ese ímpetu des-
sionista o contradictoriamente de ascendencia tructivo.
positivista, que incluye la visita al propio estu- No sería exagerado afirmar que en las dos
diado, el medio, su culto a la forma y el análisis primeras décadas del nuevo siglo se resuelven
de sus ideas. En ellas destaca la concepción ante todo las grandes disyuntivas morales de una
rodoniana de «magna patria» que enarbola la nación que arriba a la independencia política sin
unidad espiritual hispanoamericana. Su confe- verdadera posibilidad de redención; momento de
rencia sobre Darío (1916) no soslaya el estudio colisión histórica entre el ideal independentista
del Modernismo como movimiento literario, sus y los intereses impuestos por un nuevo poder
fuentes y sus precursores —Gutiérrez Nájera, extranjero. La sumisión y la impotencia condu-
Martí, Casal y Darío—, aunque advierte desde cen a la degradación de los ideales; la interven-
los primeros párrafos que éste no fue nunca una ción norteamericana de 1906 mostrará a la
escuela, sino «un grupo de tendencias, unas de seudoburguesía cubana que en la política se ha-
orden espiritual, otras de orden formal».96 En la llaba el camino más fácil y seguro para el enri-
apertura del curso académico 1918-1919, pro- quecimiento individual. Por otra parte, el inten-
nuncia el discurso conocido como El ocaso del to formal de legalizar el camino democrático
dogmatismo literario (1918), en el que arremete burgués en el país abre también un debate sobre
con ímpetu certero contra la vieja retórica y re- las concepciones morales tradicionales de con-
visa de manera crítica los tratados al uso y las tenido religioso: la separación de la Iglesia y el
diversas concepciones de sus contemporáneos. Estado, la aprobación en 1918 de la Ley del
Este texto exhibe un rigor expositivo y un do- Divorcio y las campañas a favor de la educación
minio de la materia comparable al que muestran laica son los hechos coyunturales que propician
los estudios métricos de Regino E. Boti. En los la reflexión sobre la doble moral (o falsa moral)
años finales del período estudiado —primeros y la necesidad de sustitución o renovación de
de la década del veinte—, Max Henríquez Ureña los ideales sociales. Los representantes más des-
inicia la preparación de una Historia de la litera- tacados de la primera promoción republicana son
tura cubana, y presenta uno de sus capítulos —el partidarios —en ocasiones ingenuos— del pro-
dedicado a José María Heredia— en la revista greso. Jesús Castellanos había declarado de ma-
Cuba Contemporánea (1924). nera explícita: «Al cabo, como advierte Anatole
Escritor de específicas intenciones filosófi- France, ¿qué es generalmente la inmoralidad ac-
cas y de acento rodoniano, perteneciente al cír- tual sino la fórmula de la moralidad futura?»97
culo de ensayistas matanceros —en el que se Fernando Lles participa en ese diálogo nacional,
destacan además los nombres de Emilio Gaspar pero sus «consejos» son en realidad para «el pe-
Rodríguez y Medardo Vitier—, Fernando Lles queño Antonio» una intelectualidad cuya

Untitled-42 93 02/06/2010, 9:32


94 ETAPA 1899-1923

silueta aristocrática resalta aún más en el som- por ejemplo, se pregunta: «¿qué imperativo in-
brío panorama cultural republicano de esos años. telectual, qué ley de igualdades colectivas puede
Resulta posiblemente más fructífero el seña- pedir el sacrificio de los mejores, en aras de los
lamiento de las preocupaciones nacionales que beneficios de los más débiles? ¿Hasta dónde
sustentan el discurso reflexivo de Lles, que el debe restringir su fuerza y su inteligencia el me-
análisis abstracto de su exposión teórica. No se jor preparado para no esclavizar al que no lo
trata de establecer en cada línea paralelos socia- esté?»102 Es preciso consignar, no obstante, que
les empobrecedores del significado, sino de se- los nexos de su discurso con la realidad social de
ñalar de manera general zonas de concordancia su tiempo no disminuyen o impiden la univer-
vital. Porque Lles conoce y desprecia la falsedad salidad de sus preocupaciones; esa realidad, ob-
de una moral manipulada por intereses diversos: viamente, trasciende el ámbito nacional; ese
«la moral en nuestro mundo —escribe— no es tiempo no es sólo el de su comarca. En 1923
otra cosa que un concepto relativo a la estabili- aparece el segundo libro importante de Lles, La
dad y conveniencia de cada especie»,98 y esa con- sombra de Heráclito, que incluye a su vez otra
vicción le abre el camino hacia un elitismo pesi- conferencia titulada «La metafísica en el arte»
mista (en ocasiones nihilista), fundado en el (1922), publicada también de forma indepen-
«asco de vivir a dentelladas, bajo el disfraz ridí- diente. Existe en estos textos un criterio histo-
culo de la filosofía optimista de los hombres»,99 ricista, aunque deliberadamente abstracto, en el
esencialmente opuesto al elitismo optimista de análisis libre, ensayístico, del surgimiento del
Jesús Castellanos. La esclavitud, los privilegios lenguaje. Si en su primer libro encontramos una
de castas y la servidumbre obligatoria —piensa prosa altiva, laberíntica y, en ocasiones, cargada
Lles— han sido sustituidos por otras formas más de adjetivos —por ejemplo, «el tranquilo y plá-
pérfidas, ingeniosas e hipócritas de dominación. cido curso de sus días» o «la inefable e incon-
La hipocresía es, precisamente, el núcleo fun- fundible serenidad»—, en éste alcanza una sen-
cional de la moral contemporánea. «Examina cillez expositiva capaz de confundir al lector
—le dice a su imaginario interlocutor—100 el con- acostumbrado a la burda literalidad; en breves
trato social subsistente bajo todos sus aspectos párrafos se intenta definir o respaldar una sen-
y verás cómo no hay ni pequeño ni grande egoís- tencia, y cada frase es parte de un todo, del que
mo o necesidad que no se disfrace con el nom- sin embargo no depende.
bre de algo trascendente, religioso, metafísico, Por su conducta intelectual y, en parte, por
subjetivo, digno para ti de hondas e indocu- sus preocupaciones, Fernando Lles se acerca
mentadas veneraciones.» como ensayista a Francisco José Castellanos; sin
La Ley establece, consecuentemente, la nor- embargo, una diferencia esencial lo ubica en un
ma de conducta de las masas, pero es preciso camino opuesto: Lles aborda el ensayo desde la
disculpar a ciertos espíritus de excepción, «sin perspectiva modernista y, más específicamente,
moral y sin ley, sin sanciones íntimas, porque rodoniana, mientras que este otro Castellanos
viven en un devenir perpetuo, almas en transi- la asume, precursoramente, desde la perspectiva
ción hacia quién sabe qué definitiva solución éti- de la vanguardia. No se trata sólo de una dife-
ca».101 Su conferencia titulada «La caridad en sus rencia de estilo, sino, por el contrario, de funda-
aspectos del Pasado y del Presente. Los insoli- mentales divergencias cosmovisivas.
darios, los pródigos, los artistas y los conven- Francisco José Castellanos (1892-1920) fue
cionales» (1913), es un antecedente del libro La un ensayista menos conocido, conversador ínti-
higuera de Timón, publicado ocho años después. mo y solitario en aquellos años tumultuosos, que
En aquélla se encuentran párrafos enteros que devino por su temprana muerte personaje casi
fueron trasladados sin cambios a su conocido literario en el recuerdo de sus amigos más devo-
ensayo, así como reflexiones que, en otras o si- tos. Sus ensayos, breves y dispersos, oscuros e
milares palabras, expresan las mismas preocu- incisivos, fueron recogidos en edición póstuma
paciones; en la fundamentación de su elitismo, de 1926 con el título preciso de Ensayos y diálo-

Untitled-42 94 02/06/2010, 9:32


EL ENSAYO Y LA CRÍTICA 95

gos, y reeditados en 1961. Su obra, escrita en la siempre frente al mar?» —argumenta.106 Son es-
segunda década de nuestro siglo, anticipaba tos textos leves esbozos de alguna idea, una re-
preocupaciones estéticas que sólo serían com- flexión sin contornos definidos, como la que ti-
prendidas y asimiladas a partir de la renovación tula «El otro» (agosto de 1914) —no por
vanguardista, por lo que la publicación tardía de casualidad reproducida en la Revista de Avance
ese tomo —inconcluso o concluso quizás a su en 1927, junto a «La sonrisa vacía» (abril de
manera— seis años después de su muerte, no fue 1915), quizás las dos piezas más conocidas del
un hecho histórico casual o arbitrario. Sus ami- autor—, en la que expone con su habitual im-
gos de entonces, José María Chacón y Calvo precisión varias interrogantes contemporáneas
entre otros, reconocían en él a un hombre culto, (¿o son una sola?) referentes a la unidad de la
un artista de la palabra cálida y misteriosa, como diversidad humana: en uno mismo existe el otro;
son las palabras de la literatura, recogido siem- tesis que en la oposición conceptual de los tér-
pre en el silencio comunicativo. En la dedicato- minos «construcción-destrucción», débilmente
ria del libro Ensayos sentimentales le dice Chacón desarrollada en «La sonrisa vacía», adquiere cierta
y Calvo como homenaje postrero: «tú eres el innegable resonancia nacional, aun cuando la
amigo del silencio y el amigo del canto […]. Era conclusión parezca un consejo individual para
una música del alma, que tú nunca quisiste es- el hipotético lector: «cuando hayáis demolido,
cribir. La regalabas a tus amigos, la regalabas en y hundido, y echado abajo, lo que se alce de los
el silencio de la noche […]»103 Pero a sus tertu- escombros será vosotros mismos».107
lias privadas acudían sobre todo los más jóve- Ahora sabemos que tras esas reflexiones es-
nes, algunos de los que conformarían después la peculativas sobre la realidad del ser, se hallaba
promoción literaria que despuntara en 1923, oculto, pero impositivo, el ser nacional, y que
específicamente Luis A. Baralt, Mariano Brull y hay dolores colectivos en su visión genera-
Félix Lizaso. Él, a su vez, había recogido de sus lizadora de la vida. Pero continuemos esta revi-
contactos con una figura de tránsito en el país sión incompleta de sus ideas para luego señalar
—pero vinculada por hondas motivaciones al sus motivaciones íntimas: el otro en nosotros,
mismo—, Pedro Henríquez Ureña, el estímulo el fracaso en el triunfo, la sonrisa en la ignoran-
intelectual y la orientación primera, y de sus lec- cia, el sueño en la vigilia, la pertenencia irreme-
turas múltiples —especialmente de Robert Louis diable de lo individual a la colectividad concre-
Stevenson, de quien tradujo sus Ensayos, publi- ta, «el vínculo secreto que te liga, y a todos nos
cados en edición mexicana de 1917, y de algu- une, sosiego de nuestra culpa, disculpa de nues-
nos otros autores norteamericanos—, el tono tra apatía»,108 como dice en «El vínculo secreto»
escéptico y conciso. En un detenido estudio ge- (febrero de 1915), son señales que apuntan a una
neral de su obra, el investigador Enrique Saínz realidad tangible y desesperanzadora que sólo
destaca sin embargo la naturaleza móvil y exter- podemos reconstruir en una factura unificadora
na de su escepticismo, que no alcanza a consti- y de cierto modo desleal. Podrían citarse algu-
tuirse en actitud ante la vida;104 así por ejemplo nas frases aparentemente inconexas, como por
en su ensayo «De la montaña» (29 de noviem- ejemplo, «lo único de que gusta saber el hombre
bre de 1917) —dedicado a José María Chacón y vulgar es de que el éxito lo espera»109 o «existe
Calvo— dice Castellanos: «lo perfecto cae siem- entre nosotros un arraigado mal; un infinito y
pre del otro lado del punto donde paran nues- riente desengaño de lo que somos»,110 o ese gri-
tros pasos, y la virtud consiste en mantener el to de impotencia que nos golpea el rostro: «¡Oh
esfuerzo, para llegar a él, no obstante su inacce- la insufrible angustia de sentir que os reís sin
sibilidad definitiva»;105 por eso, el fracaso es parte saber cómo, ni por qué, ni con quién, simple-
del éxito o es sólo una idea egoísta, desconoce- mente porque todas las caras sonríen a vuestro
dora de la totalidad, como parece decirnos en lado!»,111 o aquellas palabras sin consuelo ni fal-
«El mar» (21 de enero de 1915), alegoría sobre sas promesas: «La vida es hoy. Somos directos; la
la existencia del hombre: «¿Stevenson no habla explicación de las acciones encaja en el sensorio,

Untitled-42 95 02/06/2010, 9:32


96 ETAPA 1899-1923

y la notable falta de acción, o de vigor en ella, en tales y que vincula su prosa a dos orientaciones
la escasez de ideología.»112 Pero la vaguedad con intelectuales posteriores de signo diferente: por
que se sugiere el evidente vínculo con la circuns- una parte, a una línea que representa, al menos
tancia nacional es consecuencia, como advierte momentáneamente, Jorge Mañach, quien en su
Enrique Saínz, del ahistoricismo que caracteriza artículo titulado «Francisco José Castellanos:
una obra que presenta los hechos de la realidad precursor» (1927), llega incluso a sostener: «Era,
como valores absolutos y desconoce su evolu- de por sí, apolítico; pero fue, además, el prime-
ción.113 Otros temas universales (y nacionales) ro de los antipolíticos entre nosotros»115 lo que,
aparecen en sus ensayos, casi siempre como con- según apunta Saínz con sagacidad, «más nos ha-
tradicciones superadas por la inteligencia —úni- bla de su autor que del libro enjuiciado»116 El
co camino posible—, como la dualidad de nues- escapismo implícito en la obra inconclusa de
tro ser en el tiempo, lo externo y lo esencial en Castellanos no es, según nuestro criterio, ver-
el hombre, etcétera, en obras como «Ayer» (13 dadero apoliticismo: al ensayista sí le conmueve
de julio de 1916), «Sobre la amistad» (fragmen- e interesa la realidad circundante y quiere a su
tos de una carta a Luis A. Baralt del 25 de febre- modo incidir en ella. Esta faceta se vierte en una
ro de 1915, incluido en su libro Ensayos y diálo- acción cultural de sentido ético que apunta ha-
gos) o «Una opinión sobre Damián Paredes» (10 cia la otra orientación, más fecunda, que alcanza
de noviembre de 1916), escrito en forma de diá- su expresión máxima en el grupo Orígenes.
logo entre el lector y el Espectro —este último Los ensayos de Castellanos se transforman
es el propio Damián Paredes, personaje de Luis ocasionalmente en diálogos: de cierto modo to-
Felipe Rodríguez, con lo que acentúa su dos sus textos son diálogos, pero algunos se ase-
cubanidad—; pero cuando se señala la idea cen- mejan más a las confesiones o a los consejos de
tral de algunos de estos textos, no ignoramos la un amigo muy sabio, mientras que otros tienen
polisemia que los caracteriza y las posibles dife- personajes propios, y el lector es entonces es-
rentes interpretaciones que admiten. pectador de un extemporáneo duelo de sutile-
Por otra parte, aun aceptadas estas ideas y no zas verbales que intenta apresar una definición
otras como centrales, el lector se encuentra ante nunca conclusa. En algunos párrafos de profun-
un pensamiento disperso, en ocasiones incluso da sencillez aparece el tono oriental de Rabin-
incoherente, que no transita de manera inequí- dranath Tagore. Pero aunque en todos laten pre-
voca por un camino de análisis demostrativo y ocupaciones filosóficas, el alcance de las mismas
que permite en consecuencia la convivencia anár- es limitado, dado el carácter abstracto de su dis-
quica, aunque enriquecedora, de otras ideas no curso expositivo y su casi inexistente vínculo con
menos importantes. Precisamente la crítica la tradición del pensamiento nacional. No obs-
coincide en señalar en su caso al ensayista puro, tante, «El Balcón de los Diálogos», sección de
desconocedor consciente de toda regla expo- su libro que recoge los textos que con ese nom-
sitiva que no nazca de una voluntad de estilo que bre aparecieran en el diario La Nación, es un es-
es también voluntad de expresión, conversación fuerzo de comunicación y edificación intelec-
privada ajena al rigor del discurso público. Por tual apreciable. Contra el criterio generalizado
eso, si bien sus palabras son resultado de una de quienes lo conocieron, hay que afirmar con
larga meditación y maduración de conceptos, su Saínz117 que su libro, inconcluso y fragmenta-
exposición sosegada y discontinua sugiere en rio, expresa una madurez intelectual que no per-
cambio una esquiva y exquisita espontaneidad. mite —aún cuando sepamos de sus proyectos
En realidad «el concepto es un estilo de vida, y a truncos— que se le considere un autor frustra-
su vez el estilo es toda una concepción del mun- do. Su obra es muy breve, pero ocupa una posi-
do», como ha señalado la crítica,114 un estilo sin ción singular en el contexto de la literatura de
dudas elitista, que le otorga un lugar preponde- su tiempo; su didactismo es personal, íntimo,
rante a la cultura en el proceso de transforma- en ocasiones demasiado absoluto y sólo en apa-
ción social y de búsqueda de valores trascenden- riencia desasido de la realidad social.

Untitled-42 96 02/06/2010, 9:32


EL ENSAYO Y LA CRÍTICA 97

En una vertiente distante de la que represen- ducción de nuestros primeros poetas y señala en
tan los autores analizados, un investigador lite- ellos la ausencia de espontaneidad y un retori-
rario, autor de numerosos estudios sobre el ro- cismo artificioso y culterano, pero no sabe en
mancero y otras manifestaciones de la literatura cambio cómo definir la cubanidad de la insigne
nacional y española, José María Chacón y Calvo poetisa Gertrudis Gómez de Avellaneda. No es
(1892-1969), inicia su extensa bibliografía con en su virtud literaria, dice en 1914, ni cubana, ni
la conferencia Los orígenes de la poesía en Cuba española, sino individual, eterna.119
(1913). Su formación y quizás también su sen- En su conferencia sobre Heredia (1915), a
sibilidad natural orientan desde entonces su bús- quien sí considera un genuino poeta nacional,
queda hacia las raíces hispánicas de nuestra cul- Chacón y Calvo precisa su percepción del mé-
tura. En realidad, para definir las características todo investigativo elegido y ofrece nuevos ele-
nacionales de la literatura cubana era preciso es- mentos en los que se comprueba su evolución
tablecer los rasgos comunes a la tradición origi- como crítico y ensayista: «no es […] el método
naria y sus diferencias. No hay que olvidar tam- en la crítica, cuando se tiene entera conciencia
poco la influencia que ejercen en el joven crítico del mismo, sino el resultado de un criterio artís-
los españoles Marcelino Menéndez y Pelayo y tico, de un principio, como dije antes, de estéti-
Ramón Menéndez Pidal, quienes desarrollan el ca individual».120 El método histórico tiene para
método histórico-comparativo y se interesan por él un fin reconstructivo, no sólo de los antece-
los romances españoles en América. Precisamen- dentes y de la propia obra, sino de los diversos
te, en el trabajo ya citado, Chacón y Calvo sos- factores biográficos o psicológicos que en ella
tiene que: intervienen.
Una nueva perspectiva sobre la relación de lo
el método con que habrá de escribirse la individual y lo popular en la literatura puede
Historia de la Literatura Cubana, no podrá observarse en su conferencia «Cervantes y el
ser otro que el comparativo. Ha pasado la romancero» (1916). El autor demuestra en su
época en que se consideraba la obra como estudio la presencia anónima de la literatura po-
fruto exclusivo de la fantasía individual; hoy pular en la obra más importante de Cervantes;
todo se ve como en una íntima y estrecha en realidad, el gran escritor había asimilado en
cadena en que los factores sociales modifi- su niñez esa rica tradición, que aparece en sus
can las tendencias primeras del artista.118 escritos como elementos internos, conforma-
dores de su propia cosmovisión. «Aquí es don-
Como es de suponer, para Chacón y Calvo de el genio individual de Cervantes —escribe
esa comparación histórica deberá realizarse con Chacón y Calvo—121 y la anónima individuali-
la literatura española. Pero el estudio de los ro- dad de la poesía del pueblo se identifican y se
mances peninsulares en Cuba introduce en su confunden de tal suerte, que no acierta uno a
obra una preocupación de carácter más general: decir cuáles son sus límites respectivos.»
la relación de lo individual y lo nacional (lo po- Durante su primera residencia en España
pular) en la obra literaria e incluso en la propia como funcionario diplomático, sobreviene una
labor crítica. Es difícil discernir esos elementos crisis expresiva en el joven escritor, resultado de
conformadores de la originalidad en los inicios una lenta pero efectiva evolución de su proyec-
de una literatura que surge en las entrañas de ción crítica. La lucha, antes sólo insinuada, en-
otra más desarrollada; en ocasiones, incluso, lo tre la erudición rigurosa y detallista del investi-
nacional no es más que la manifestación de una gador y la erudición creadora y reflexiva del
fuerte individualidad literaria. Otras veces, por ensayista, empieza a decidirse a favor de la se-
el contrario, la aspiración consciente a una dife- gunda, cuyo triunfo podrá apreciarse de manera
renciación nacional en el acto creativo incorpo- especial en dos libros inmediatos: Hermanito
ra a la obra elementos generalmente externos, menor (San José, Costa Rica, 1919) y Ensayos
ilegítimos. Chacón y Calvo se detiene en la pro- sentimentales (1922). En estas obras se observa

Untitled-42 97 02/06/2010, 9:32


98 ETAPA 1899-1923

la influencia de Azorín y la complacencia del Pedroso, es posible establecer un paralelo en su


autor en la descripción melancólica del paisaje actividad crítico-artística.124 En ambos se obser-
español y el recuerdo de su lejana tierra. En 1921 va, desde sus inicios, el interés por el humoris-
le había escrito en carta a su amigo Elías Entral- mo plástico y la proyección social de una vo-
go: «Espero muy poco de la crítica en su forma cación crítica; precisamente ese interés se
usual. Como arte de interpretación me parece contrapone en Barros a una formación autodi-
que es, al fin, una de las formas de la creación dacta que, aunque bastante especializada, arras-
literaria.»122 tra un inconsciente y limitador academicismo
Otra muy diferente es la personalidad litera- que le impide aceptar, por ejemplo, los aportes
ria de Bernardo G. Barros, autor fallecido tam- del movimiento futurista en la pintura y lo man-
bién muy joven, crítico informado y sensible de tiene atado a un realismo académico —no muy
las artes plásticas —pionero de los estudios teó- riguroso por cierto— que reconoce como últi-
ricos e históricos del humorismo gráfico en mas novedades el impresionismo y el puntismo.
Cuba— y periodista especializado en temas de En realidad, la modernidad es asumida por el crí-
arte y literatura. Su obra de mayor trascenden- tico Barros desde la perspectiva de la línea. La
cia es sin dudas La caricatura contemporánea, en caricatura moderna, objeto de su análisis, alcan-
dos volúmenes, publicada en Madrid en 1918. za su mayor eficacia artística en la economía de
Pero su tribuna más propicia y constante fue la los rasgos y en un realismo de esencias; así por
labor periodística realizada en las páginas de los ejemplo, en el artículo «Nuestros humoristas:
diarios y revistas habaneros, en especial Heral- Rafael Blanco» (23 de julio de 1911), Barros se
do de Cuba —del que fue redactor entre 1914 y detiene en lo que considera las virtudes del jo-
1917 y El Fígaro, en la que llegó a ocupar la jefa- ven artista: «No vio lo bello sino lo humano.
tura de redacción. Sus artículos de crítica son No buscó lo pequeño, lo que otros detallan con
generalmente crónicas periodísticas donde, junto esmero. Su imaginación abarcó la síntesis.»125 Ya
al juicio atinado y caracterizador, se halla la anéc- entonces habla de lo que denomina el impresio-
dota, la entrevista o el comentario impresionista. nismo de la línea, y defiende de manera implíci-
Él mismo define el carácter de la crónica como ta un subjetivismo artístico, necesario para la
género del periodismo contemporáneo en su ar- captación de la inefable «vida interior» del mo-
tículo «Al margen de los libros nuevos: la labor delo; por esta vía llega Barros a los principios
de nuestros intelectuales» (16 de mayo de 1916): que sustentan su ya mencionada La caricatura
contemporánea: subjetivismo, sencillez, capaci-
Ágil, risueña, intensa en ocasiones, vibran- dad de observación, aptitud psicológica, imagi-
te siempre, cautivadora y frívola en su as- nación, elementos todos conformadores de la
pecto: así debemos preferir a la crónica. originalidad artística. De alguna manera su bús-
Relato o comentario, necesitará de las pa- queda de autenticidad en el humorismo plástico
labras más sintéticas y de los adjetivos más (en la obra de arte) coincide con la renovación
dueños del color exacto. Ritmo e idea, pero que en el terreno propiamente de la pintura se
todo fugaz, todo al vuelo […].123 produce desde finales del siglo anterior en el vie-
jo continente: «lo grotesco en la vida no es lo
Si a esta definición que establece el perfil pro- deforme»126 dice el autor, y también: «creer en
pio agregamos su preocupación manifiesta la jocosidad de una nariz deforme es incurrir en
—expresada en el mismo artículo citado, entre un grave delito de incomprensión estética».127
otros— por un nacionalismo literario que tiene Pero su asimilación del arte moderno, débil,
implicaciones sociales, tendremos una visión más como ya dijimos, en la pintura —más apegado
exacta del carácter didáctico de su labor creado- aquí a criterios tradicionales—, visible en la va-
ra. Pudiera acaso establecerse un parentesco con loración del humorismo pictórico, alcanza un
Jesús Castellanos, amigo entrañable, narrador, punto de inevitable intersección y de apertura
ensayista, con quien, según el investigador Luis máxima, sin retroceso, en la valoración del cartel,

Untitled-42 98 02/06/2010, 9:32


EL ENSAYO Y LA CRÍTICA 99

ese intruso sin tradición aparente que explota dío del impresionismo crítico, pero también la
sin concesiones la expresividad sintética de la intuición precursora del periodismo moderno,
línea y el color y que, además, capta la atención y, como señala Luis Pedroso, sus crónicas tie-
inmediata de las masas, y por su intención co- nen un descendiente ilustre en la obra periodís-
mercial y su carácter fácil, espectacular, atrae a tica de Alejo Carpentier (1984).129 Consecuen-
la ignorante plutocracia cubana. Y es que Barros, te con su propio estilo, Barros comenta a
como la mayor parte de sus contemporáneos, menudo libros de crónicas y de viajes como los
cree en el papel director de la intelectualidad en de Gómez Carrillo (1914 y 1915), Marco Anto-
la sociedad, para él «los elementos cultos […] nio Dolz (1915) o Arturo Ambrogi (1915), es-
son la minoría dirigente en todos los países» y la critor salvadoreño que visitó China y Japón,
tragedia nacional radica en que éstos han per- ocasión que aprovecha además para hablar de la
manecido en Cuba relegados y silenciados; no percepción oriental de la línea, una de las fuen-
obstante, «poetas, pensadores y artistas, son los tes que destaca en el humorismo moderno.
que han de dar a la patria el molde definitivo y Sus artículos sobre literatura son variados y
necesario».128 Precisamente en ese accionar so- numerosos —téngase en cuenta que fue el sos-
cial, la caricatura desenmascaradora, el látigo de tenedor de las secciones «Al margen de los li-
la risa rectificadora y el cartel, son instrumentos bros nuevos», de El Fígaro, y «La vida literaria»,
de comunicación masiva de más abarcadora uti- de Heraldo de Cuba—, pero todos son o comen-
lidad que el salón de pintura. tarios muy breves y descriptivos o verdaderas
Si se revisa la obra crítica de Barros una leve crónicas periodísticas que presentan por lo ge-
duda surge. Sus más importantes crónicas no se neral más a los autores que a sus obras; así me-
proponen una conversación erudita y especiali- recen su atención, aparte de los ya mencionados,
zada con un lector conocedor de arte. Sus traba- D’Annunzio (1915) —sobre el que polemiza, en
jos, no exentos de observaciones agudas, inten- la entrega de El Fígaro que sigue a su primer co-
tan más bien la comunicación inmediata con el mentario, con Arturo R. de Carricarte, pero so-
lector medio. ¿Cómo clasificar estos textos? bre aspectos secundarios de mera erudición—,
Quizás no importe mucho tal clasificación. Rodó (1914) y Gertrudis Gómez de Avellaneda
Retómese cualquiera de ellos, por ejemplo, el que (1914) en su centenario, entre otros.
dedica a Leopoldo Romañach (1918); Barros Tiene Barros una concepción ancilar de la li-
acude en este caso —también en algunos comen- teratura en su empeño de fortificar la nacionali-
tarios de relevantes figuras de la literatura, como dad cubana, por ello sus escritos aluden lo mis-
en los de Eugenio Brieux (1915), o del mexica- mo al nacionalismo literario de D’Annunzio que
no Urbina (1915)— a la entrevista; pero la en- al rescate y mantenimiento de tradiciones cul-
trevista tiene para él un carácter ancilar en el pro- turales amenazadas por la irrupción de agentes
pio texto, es un medio caracterizador de la extraños (norteamericanos), lo que no le impi-
personalidad del estudiado, eficaz y complemen- de la presentación de artistas y escritores extran-
tario, que posibilita además la presentación de jeros. En su libro La caricatura contemporánea
elementos biográficos, expuestos en anécdotas dedica un extenso capítulo al análisis de la his-
de innegable fuerza narrativa —y aquí debe toria del género en Cuba. [E. U.]
recordarse que Barros es autor de las novelas La
senda nueva (1913) y La red, esta última incon-
clusa—; pero no se detiene y avanza entonces 1.3.5 La obra inicial de Ortiz
hacia la crítica de arte propiamente, un poco di-
luida en apreciaciones ensayísticas; así, por ejem- Ciertas circunstancias biográficas mantienen ale-
plo, a la exposición libre del sentido de la vida jado de su tierra natal a Fernando Ortiz (1881-
de Romañach, el crítico antepone algunas con- 1969), fundador de los estudios científicos
sideraciones sobre el sentido de la vida en gene- multidisciplinarios de la sociedad cubana, hasta
ral. Tiene indudablemente su estilo el sello tar- el inicio mismo de la mutilada República, si

Untitled-42 99 02/06/2010, 9:32


100 ETAPA 1899-1923

exceptuamos sus primeros y confusos años uni- el madrileño Museo de Ultramar, donde se ex-
versitarios en la Habana, entre 1895 y 1899. Su hibían instrumentos y vestimentas de una secta
abrupta llegada al país como estudiante en el fra- ñáñiga. Lo cierto es que Ortiz regresa en 1902 a
gor de la guerra de independencia, convierte su Cuba con la idea de ampliar su información so-
estancia en un duro aprendizaje de la realidad bre el poco estudiado mundo de los negros en el
nacional, insuficiente aún —pero decisivo— para país, en parte influido por el positivismo crimi-
una sensibilidad dispuesta por la evocación ma- nológico italiano, «por cuya doctrina —dirá en
terna al amor patrio. La infancia y la adolescen- 1926— quebramos nuestras primeras lanzas aun
cia de Ortiz habían transcurrido en Menorca (Is- antes de salir de las aulas universitarias»,132 pero
las Baleares), y antes de abandonar la pequeña también motivado, sin dudas, por un genuino
isla mediterránea había ya publicado un breve interés científico que cada vez estará más
texto sobre costumbres en dialecto menorquín. imbricado a sus sentimientos patrios. La con-
En 1899 continúa, por indicación del padre, sus vicción de que el país padecía una desintegra-
estudios de derecho en Barcelona y Madrid, don- ción creciente de sus fuerzas sociales, finalizada
de obtiene el doctorado. Allí pronuncia en 1901 la gesta independentista, y la casi total ausencia
las conferencias que luego recogería en su fo- de acercamientos al problema del negro en Cuba,
lleto Para la agonografía española. Estudio más allá de los decimonónicos enfoques econó-
monográfico de las fiestas menorquinas (Habana, mico y costumbrista, aportan a sus búsquedas
1908). Este trabajo, como el anterior, vinculado una esencial motivación nacional.
a sus primeras vivencias, le permite a Ortiz una Su primera obra importante de tema afrocu-
comprensión descentralizada de la cultura espa- bano, Los negros brujos, cuyo texto original fue
ñola y de su diversidad de fuentes. Por eso algu- elogiosamente comentado en una carta que sir-
nos años después, en su libro La reconquista de vió de prólogo a la primera edición de 1906 en
América (París, 1910?), subtitulado «Reflexio- Madrid por el padre de la criminología positi-
nes sobre el panhispanismo», Ortiz puede re- vista, César Lombroso, todavía pretende cons-
chazar la idea de una unidad racial en la nación tituirse en «apuntes para un estudio de etnolo-
ibérica y proponer —no sin contradicciones pro- gía criminal». Pero paradójicamente, el método
pias de este primer período en que aún no ha positivista y el estudio de la existencia concreta
conformado una noción superadora del concep- de comunidades nacionales le salvan de algunos
to de raza— la sustitución del vocablo por uno errores teóricos propios del positivismo, si bien
más exacto: «en el ambiente social no hay razas se aprecia aún en su enfoque un sedimento biolo-
—dice—, hay civilizaciones».130 gista que compromete ciertas conclusiones; su
Con su maestro Manuel Sales y Ferré frecuen- pretendida objetividad científica y escrupuloso
ta diferentes centros de interés sociológico y apego a los datos comprobables de la investiga-
convive en ellos con militares, presidiarios, en- ción permiten un distanciamiento previo a un
fermos, clérigos, etcétera. «De aquel maestro análisis «sin apasionamientos ni prejuicios, mi-
español —ha escrito Julio Le Riverend—… nucioso y documentado»,133 aunque imponen la
aprendió, más que conceptos, una virtud cardi- asunción de determinados «descubrimientos»
nal: el entusiasmo por conocer la vida social de seudocientíficos de marcado carácter eurocén-
individuos o de grupos, en su dimensión de com- trico. Esta contradicción, visible de manera es-
portamiento real.»131 En Madrid, Ortiz ofrece pecial en el libro antes mencionado, es solucio-
también una charla sobre «la mala vida en La Ha- nada en sus momentos álgidos por Ortiz a favor
bana» como comentario a un libro de igual títu- de los datos obtenidos de la realidad social estu-
lo referido a la capital española, pero según él diada. No obstante, su comprensión de los as-
mismo confiesa en su artículo «Brujos o pectos que determinan el comportamiento so-
santeros» (1939), sus conocimientos se limita- cial de los negros en Cuba, se encuentra aún
ban entonces a lo publicado por Trujillo Monagas lastrada por su aceptación —no siempre, por
en su obra Los criminales de Cuba y a lo visto en cierto, consecuente— de los llamados factores

Untitled-42 100 02/06/2010, 9:32


EL ENSAYO Y LA CRÍTICA 101

patológicos o antropológicos de la criminalidad. revelar —dicen los investigadores G. Pita y E.


Pero la sustitución del concepto de «raza supe- Ichikawa— lo que como cultura de un pueblo
rior» por el de «raza de superior civilización» en o nación específica tenía de cultura humana,
el análisis de los procesos sociales, impide que es decir, su capacidad de asimilación de con-
Ortiz se extravíe en consideraciones racistas y tenidos culturales nuevos».137
posibilita un enfoque de mayor perspectiva a su El libro Los negros brujos, no exento de limi-
primer acercamiento: no juzga la moralidad de taciones conceptuales y de un persistente aun-
los negros africanos recién llegados a tierras que evasivo biologismo, traza las coordenadas
americanas según las normas europeas, sino que principales de su itinerario posterior. No debe
los estudia en el sistema de valores de sus pue- olvidarse que, en los años de su redacción, Ortiz
blos de origen, e incluso encuentra que, a pesar trabajó como funcionario consular en distintas
de los distintos grados de «civilización», las psi- ciudades europeas, y en Italia, precisamente,
quis del blanco y del negro en ciertas capas so- cursó estudios de Criminología, hizo amistad
ciales «[tienen] unas mismas exigencias inte- con Lombroso y con Enrique Ferri y colaboró
lectuales, emotivas, etc.»134 Advierte, asimismo, en la revista del primero, Archivio di Antropologia
que todas las religiones poseen un sustrato co- Criminale, Psichiatria e Medicina Legale.
mún, y demuestra la esencial similitud entre el Es significativa, no obstante, la ausencia de
culto católico y el fetichista, sin desconocer sus los capítulos segundo y tercero de la primera
diferencias. Y es que Ortiz intuye, desde sus parte del libro, en la reedición madrileña de 1916
primeros trabajos sobre costumbres y fiestas —donde, por cierto, se exponían algunos de los
menorquinas, la diversidad de lo humano, y aspectos que más habían entusiasmado a Lom-
asume su defensa consecuente en la búsqueda broso—, si bien estos capítulos constituyen el
y reafirmación, no de las diferencias, sino de punto de partida de su obra del mismo año, Los
la identidad, actitud que le abre el camino a la negros esclavos. Estudio Sociológico y de Derecho
superación del determinismo biológico. Es en Público, aparecida en La Habana, continuación
este terreno que su obra, a pesar del empirismo de las indagaciones que proyectará sobre el ham-
señalado por algunos de sus estudiosos, tiene pa afrocubana. Sin embargo, Los negros esclavos
desde sus inicios una trascendencia filosófica —que paradójicamente reproduce con ligeros
que él no ignora. En su interesante estudio La añadidos finales el primer capítulo de Los negros
filosofía penal de los espiritistas; estudio de fi- brujos (respetado también en la segunda edición
losofía jurídica (Habana, 1915), considerado de éste)— no se subordina a consideraciones pre-
por la crítica como uno de los pocos ejemplos vias; como afirma Julio Le Riverend, en él «au-
de su obra en los que puede apreciarse un ver- menta el peso de los componentes historizantes,
dadero enfoque filosófico135 —criterio del que concretos, claro está, por exigencia positivista,
discrepamos por parecernos estrecho—, qui- pero de grandes resultados teóricos, porque le
zás de manera más explícita, pero no distinta, permiten dar unidad de objeto a su obra: en este
formula una pregunta esencial para compren- libro, su derivación hacia lo estrictamente social
der su obra toda: «¿el bien y el mal podrían comienza a definirse».138 Ortiz abandona en sus
ser los mismos para todos los hombres?»136 páginas las afirmaciones teoricistas y se sumer-
Pero su defensa de la identidad de lo diverso ge en la descripción de los hechos históricos —
no es un empeño abstracto; poco a poco com- desde la aventura de la trata hasta la vida en los
prende que la cultura cubana recibe el aporte ingenios—, que conforman el entorno vital de
decisivo de las fuentes más disímiles y que, las culturas africanas en suelo cubano. Esto po-
incluso, el llamado africano procede de zonas sibilita una comprensión mayor de sus caracte-
culturales muy diferentes, por eso la integra- rísticas, y sustenta cualquier subsiguiente acer-
ción en Cuba de esos componentes verifica una camiento a un proceso social determinado por
comunidad esencial: «en las nuevas condicio- la violencia de la esclavitud y la ruptura repenti-
nes histórico-geográficas cada cultura pudo na de nexos culturales.

Untitled-42 101 02/06/2010, 9:32


102 ETAPA 1899-1923

En otros trabajos, Ortiz insiste en la univer- mambises italianos (Apuntes para la historia cu-
salidad de algunas manifestaciones consideradas bana) (1909 y 1917). En 1911 rescatará también
como típicas de la cultura afrocubana; así, por y dará a conocer el manuscrito de una historia
ejemplo, en el artículo «Supervivencias africa- de Santiago de Cuba escrita por José María Ca-
nas» (1908), expone su convicción de que el llejas en la primera mitad del siglo XIX. Ese mis-
ñañiguismo es «un fenómeno que responde a un mo año entregará el prólogo que le fuera solici-
estrato determinado de la evolución de los pue- tado por la Biblioteca de Obras Famosas
blos, cualquiera que sea su raza y su religión».139 —colección editorial londinense— para su vo-
En 1911 ofrece una conferencia sobre los negros lumen XXIX, dedicado a los escritores cubanos.
curros, tema de un estudio que pretendía escri- Este texto apareció el 1 de octubre de 1911 en la
bir y que dejó inconcluso; en ésta se señala el revista habanera Cuba y América con el título
doble origen andaluz y africano de este sector de «La literatura cubana; resumen de su evolu-
social, cuyas costumbres y atributos sorprenden ción», y constituye un trabajo de excepción en
por su vigencia en la cultura popular cubana. Hoy este período, que muestra su amplitud de inte-
sabemos, gracias a la labor de investigación y reses y participa preocupaciones literarias pre-
ordenamiento de sus manuscritos realizada por sentes en su obra posterior. Entendido el térmi-
Diana Iznaga, que durante muchos años —a par- no literatura en sentido amplio, Ortiz resume
tir de 1909— Ortiz trabajó de manera esporádi- su evolución histórica en las más diversas ver-
ca en su malogrado libro, finalmente editado en tientes: poesía, narrativa, filosofía, estudios
1986.140 historiográficos y científicos, etcétera. Es un
Las preocupaciones científicas de Ortiz, cen- bosquejo erudito y minucioso en el que sólo se
tradas desde sus inicios en el estudio de los com- encuentran comentarios al paso, no carentes por
ponentes esenciales de la nacionalidad cubana, cierto de interés; resultan acaso significativas sus
no se limitaron al análisis minucioso y revelador valoraciones de poetas tradicionalmente polé-
de las fuentes africanas; con menos insistencia, micos como Plácido y Zenea —a quienes elogia
pero igual rigor, Ortiz aborda algunos temas de por sus virtudes literarias—, y también, el insu-
arqueología y, en general, de historia de Cuba. ficiente reconocimiento de otros como Martí
De lo primero tenemos una muestra ejemplar (poco conocido aún como poeta y orador). En
en su obra Historia de la arqueología indocubana general, creemos que este trabajo evidencia el
(Habana, 1922), en la que resume los datos de profundo conocimiento que tenía entonces su
mayor trascendencia acumulados por esta disci- autor del proceso histórico de constitución de
plina en el área caribeña y, a la vez, contribuye a la nacionalidad cubana, aun cuando se le escapa-
precisar algunos criterios polémicos sobre el ran aspectos importantes del mismo insuficien-
origen y características de los primitivos habi- temente tratados por la crítica literaria cubana.
tantes del país, precisiones no siempre vigentes Por otra parte, Ortiz dedicará algunos esfuer-
hoy, desde luego, pero significativas en su mo- zos intelectuales a dos aspectos de la cultura
mento. Su interés por la historia —complemen- nacional no siempre relacionados de manera es-
to indispensable para el entendimiento de reali- tricta con sus estudios afrocubanos, pero surgi-
dades sociales— ya lo vimos expresado en Los dos sin dudas en el proceso de búsquedas que
negros esclavos, y aparecerá de diferentes mane- éstos exigían y vinculados a sus fundamentales
ras más o menos directas en su obra. Resultado inquietudes sociológicas: el registro erudito de
de su curiosidad científica y su gestión diplo- las tradiciones populares y de numerosos voca-
mática en Europa es el breve recuento histórico blos de origen «negro-africano» o criollo,
titulado Las simpatías de Italia por los mambises conformadores de cubanismos.
cubanos, documento para la historia de la inde- Ya en su artículo «Folklore cubano» (1910),
pendencia de Cuba (Marsella, 1905), que luego Ortiz se lamentará de la carencia en el país de
en la Habana, reeditaría con la supresión y adi- documentación al respecto y propondrá la for-
ción de algunos elementos, bajo el título de Los mación de un museo del folklore nacional, ob-

Untitled-42 102 02/06/2010, 9:32


EL ENSAYO Y LA CRÍTICA 103

jetivo que no logra en esos años. En cuanto a la gica que entonces llegaba con cierto empuje pro-
vertiente lingüística, su obra fundamental del pagandístico a Cuba: el panhispanismo. El otro
período es el Catauro de cubanismos, publicado presenta una temática en apariencia más varia-
originalmente en forma seriada por la Revista da, pero ajustada a similares preocupaciones;
Bimestre Cubana en 1921, pues el Glosario de ambos cuadernos parten de una misma mirada a
afronegrismos, aun cuando Ortiz lo anuncia en la nación cubana, diferenciable sólo en los as-
las palabras preliminares del Catauro —y un año pectos tratados. Lo expresado en uno u otro li-
después, en su artículo «Los afronegrismos de bro se complementa y explicita recíprocamen-
nuestro lenguaje», asegura tener ya «unas 500 te. Pero si algo los caracteriza y diferencia a su
papeletas de voces negras o mulatas»—141 éste vez de otra recopilación de artículos y confe-
aparece publicado en 1924. Según el lingüista rencias como la que en 1923 preparara y
Sergio Valdés Bernal, «el Catauro enriqueció la prologara Rubén Martínez Villena bajo el título
visión que se tenía del español hablado en Cuba, de En la tribuna (Habana, 2 vol.), es que lo polí-
pues, además de recoger creaciones populares tico aparece en aquéllos, preferentemente, en
[…], así como una mayor cantidad de nuevas inquietudes y argumentos culturales, mientras
acepciones, incorporaba voces afrocubanas que que en ésta tienen un peso importante los tex-
habían sido obviadas por los léxicos o dicciona- tos surgidos de su actividad parlamentaria.
rios que le precedieron». Lo que en apariencia En esta primera etapa de su vida, Ortiz tras-
es para Ortiz una ocupación secundaria revela lada de manera directa algunas limitaciones de
su importancia en la magnitud de sus aportes, sus estudios iniciales a la realidad política; si sólo
precedidos necesariamente por la consulta de existen razas que son superiores en virtud de una
«una vasta bibliografía».142 superior civilidad, el problema de Cuba debe
En los inicios mismos de su intensa vida cien- solucionarse por la consiguiente elevación de su
tífica, Ortiz comprende que su actividad inte- cultura: «siendo cultos —dice— seríamos fuer-
lectual deberá responder a una actitud cívica que tes».144 Esta posición, compartida por otros in-
se encuentra sustentada en apremiantes necesi- telectuales cubanos de la época, es expresada con
dades nacionales. No existe en el hombre erudi- fuerza y gallardía en su folleto —«resumen de
to conflicto alguno entre la universalidad de los un libro que ya no se escribirá», como dice en su
conocimientos adquiridos en Europa y su labor primera página— La crisis política cubana; sus
científica en una comunidad nacional. En 1911 causas y remedios (Habana, 1919). Entre sus cau-
sostiene con sorprendente claridad: «los únicos sas sociológicas, Ortiz enumera problemas mo-
pensadores cubanos cuya fama pasó el Mar Ca- rales, psicológicos, de impreparación histórica
ribe, afirmaron preferentemente su personalidad y de desintegración nacional, así como una «in-
no sobre obras cosmopolitas, sino sobre traba- cultura general de las clases dirigidas»,145 y una
jos genuinamente cubanos […] ¿Cecilia Valdés «cultura deficiente en las clases directoras».146
no es hija de la tierra?, ¿Don Pepe fue algo más Extraviada entre esas razones aparece también,
que un maestro cubano, pero muy cubano?».143 perfilando caminos futuros, el «predominio eco-
No debe entonces extrañar que aparezcan en su nómico de los elementos extranjeros».147
amplia obra preocupaciones sociales o cultura- Pero el aspecto cultural es decisivo para Ortiz,
les de trascendencia política. Hay por ejemplo y así lo manifiesta en textos como «Universidad
dos libros de Ortiz muy cercanos en el tiempo y popular» (1908), para sólo citar un ejemplo del
en sus motivaciones íntimas: el ya mencionado volumen Entre cubanos…, o como el discurso
La reconquista de América (París, 1910?) y En- del 9 de enero de 1917 que recoge el segundo
tre cubanos (Psicología tropical) (París, 1913). tomo de En la tribuna, enfáticamente titulado
Ambos constituyen recopilaciones de artículos «En la cultura está nuestra libertad». Por eso, si
de carácter polémico y sentido nacional, en su de latinismos se trata, Ortiz —que sí rechaza la
mayoría publicados con anterioridad. El prime- supuesta unidad racial hispánica— propone en
ro centra su atención en una concepción ideoló- cambio «asimilarnos grandes dosis de cultura

Untitled-42 103 02/06/2010, 9:32


104 ETAPA 1899-1923

francesa o italiana, que buena falta nos hacen».148 Cuba. Ortiz había vivido en España entre 1899
Su comprensión liberal burguesa de la política y 1901, es decir, en el momento preciso en que
aun no ha entrado en crisis, como ocurre años ésta perdía sus últimas colonias de ultramar: re-
después, provocada ésta por su aleccionadora conocía por tanto el debate intelectual que ese
experiencia parlamentaria. Por otra parte, Ortiz trauma social provocara en la Península; no deja,
acepta en estos escritos el darwinismo social al por tanto, de señalar la esencial semejanza entre
explicar las relaciones entre los estados; según las necesidades de uno y otro país: «nos hace fal-
el principio biológico de la lucha por la existen- ta, como a vosotros —le dice a Unamuno en car-
cia, no considera que tengamos un enemigo his- ta pública—, resucitar a Don Quijote, a nuestro
tórico, porque los enemigos de un pueblo son ideal, que anda a tajos y mandobles con la farán-
todos los demás pueblos: «esto —dice— es una dula».150
necesidad de la vida».149 Desde luego que ese No puede dejarse de mencionar en este bre-
fatalismo que caracterizó en esta etapa a muchos ve recuento de las obras fundamentales de Ortiz
intelectuales no era pasivo, ni siquiera confor- entre los años 1898 y 1923 —período de for-
mista, y esa inconformidad les abrió el camino mación y crecimiento intelectual— su labor
de la superación. De cualquier manera, el esfuer- como abogado y criminólogo. Su extensa obra
zo de éstos por popularizar la cultura y estable- adquiere con los años el relieve universal de toda
cer en el país un ritmo de crecimiento socio-eco- genuina búsqueda nacional. Su prosa correcta
nómico más intenso era positivo; la primera y amena deja circular libremente un pensamien-
exigencia en ese camino era extirpar definitiva- to que nos describe y analiza con rigor apasio-
mente la estructura colonial española de nuestra nado, y por eso también, como dijera Marinello,
vida social. Por eso no germinó el esfuerzo de nos descubre. [E. U.]
los ibéricos por reconquistar espiritualmente a

NOTAS
(CAPÍTULO 1.3)

1 6
José Antonio Portuondo: «José Antonio Ramos y Ambrosio Fornet: En blanco y negro. Instituto del
la primera generación republicana de escritores», en Libro, La Habana, 1967, p. 22.
Revista Bimestre Cubana. La Habana, Vol. LXII, 7
Mario Guiral Moreno: Cuba Contemporánea. Su ori-
segundo semestre de 1948, p. 60. gen, su existencia y su significación. Molina y Cía.,
2
José Antonio Portuondo: La historia y las genera- La Habana, 1940, p. 28.
ciones. Editorial Letras Cubanas, La Habana, 1981, 8
Néstor Carbonell: Martí: su vida y su obra. El poeta.
p. 107. II. Seoane y Fernández, La Habana, 1913.
3
José Antonio Portuondo: «El contenido político y 9
Así lo señala Pedro Pablo Rodríguez en su estudio
social de las obras de José Antonio Ramos», en Re- «La ideología económica de Enrique José Varona».
vista de la Biblioteca Nacional José Martí, La Haba- Ver en Letras. Cultura en Cuba 6. Prefacio y compi-
na, Año 60, núm. 1, enero-abril 1969, p. 7. lación de Ana Cairo Ballester. Editorial Pueblo y
4
Cintio Vitier: «La crítica literaria y estética en el si- Educación, La Habana, 1989, pp. 67-99.
glo XIX cubano», en Crítica cubana. Editorial Letras 10
Julio Le Riverend: «Prólogo», en Julio César
Cubanas, La Habana, 1988, pp. 52-53. Gandarilla: Contra el yanqui. Obra de protesta con-
5
Raimundo Lazo: «Crisis y transferencias del ensayo tra la Enmienda Platt y contra la absorción y el ma-
en la literatura cubana del siglo XX», en Páginas crí- quiavelismo norteamericanos. Editorial de Ciencias
ticas. Selección y prólogo de Carlos Espinosa. Edi- Sociales, La Habana, 1974, p. 3.
11
torial Letras Cubanas, La Habana, 1983, p. 300. Ibíd., p. 6.

Untitled-42 104 02/06/2010, 9:32


EL ENSAYO Y LA CRÍTICA 105

12 27
Mirta Aguirre: «Preámbulo», en Carolina Poncet: José Manuel Poveda: «El juicio del gran lugarteniente
Investigaciones y apuntes literarios. Editorial Letras acerca de los autonomistas» (1914), en ob. cit.,
Cubanas, La Habana, 1985, p. 5. tomo I, p. 159.
13 28
Recientemente los editores de la revista Albur (ór- Regino E. Boti: «Notas acerca de José Manuel
gano de los estudiantes del ISA/año III, núm. IX, Poveda, su tiempo, su vida y su obra», en ob. cit.,
mayo 1990) publicaron un libro inconcluso de Ortiz p. 140.
titulado «El pueblo cubano», escrito al parecer, se- 29
José Manuel Poveda: «Nietzsche» (1909), en ob. cit,
gún datos consignados por la revista, entre 1907 y
tomo II, p. 152.
1913. La edición consta sólo de cincuenta ejempla-
30
res. El original manuscrito se encuentra en el archi- José Manuel Poveda: «Los dos tonos de un nuevo
vo de Ortiz de la Biblioteca del Instituto de Litera- motivo de forjadores» (1915), en ob. cit., tomo I,
tura y Lingüística. p. 171.
14 31
Bernardo G. Barros: «Al margen de los libros nue- José Manuel Poveda: «El alma obscura del juez bue-
vos: la labor de nuestros intelectuales», Heraldo de no» (1915), en ob. cit., tomo I, p. 126.
Cuba, La Habana, mayo, 1916. 32
José Manuel Poveda: «Federico Nietzsche ha dicho
15
Luis Alberto Pedroso: Contribución al estudio del su opinión sobre el Kaiser», en ob. cit., tomo I,
proceso de la crítica de artes plásticas en Cuba a tra- p. 144.
vés de Bernardo G. Barros y Guy Pérez Cisneros. 33
José Manuel Poveda: «Nietzsche» (1909), en ob. cit.,
Universidad de La Habana, 82 p.
t. I, p. 153.
16
Alberto Rocasolano: «Poveda como teorizante y pe- 34
Regino E. Boti: «Yoísmo…», en ob. cit., p. 16.
riodista», en El último de los raros. Estudios acerca
35
de José Manuel Poveda. Editorial Letras Cubanas, Ibíd., p. 53.
La Habana, 1982, p. 308. 36
Enrique José Varona: «Diez de octubre» (1899), en
17
Ibíd. su Desde mi belvedere. Cultural S.A., La Habana,
18 1938, p. 95.
José Manuel Poveda: «Los versos de Ghiraldo
37
Jiménez» (1921) en Prosa. Tomo II. Selección, pró- Enrique José Varona: «Fin de otoño» (1904), en ob.
logo y notas de Alberto Rocasolano. Editorial Le- cit., p. 203.
tras Cubanas, La Habana, 1984, p. 45. 38
Enrique José Varona: «Lo convencional en el arte»
19
Regino E. Boti: «Yoísmo. Estética y autocrítica de (1899) en Violetas y ortigas. Editorial América, Ma-
Arabescos mentales», en Arabescos mentales. R. drid, 1938, pp. 79-82.
Tobella impresor, Barcelona, 1913, p. 60. 39
Enrique José Varona: ibíd, p. 81.
20
Regino E. Boti: «Notas acerca de José Manuel 40
Enrique José Varona: «D’Annunzio y la crisis ac-
Poveda, su tiempo, su vida y su obra», en Crítica
tual» (1899), en Desde mi belvedere, ob. cit., p. 87.
literaria. Selección, prólogo y notas de Emilio de
Armas, Ediciones Unión, La Habana, 1985, p. 139. 41
Enrique José Varona: «Balance» (1927), en su
21
José Manuel Poveda: «El nacionalismo» (1914), en Artículos. Selección y prólogo de Aureliano Sánchez
ob. cit., p. 16. Arango. Ministerio de Educación, La Habana, 1951,
pp. 300-301.
22
Regino E. Boti: «Yoísmo, estética y autocrítica…», 42
en ob. cit., p. 14. Enrique José Varona: «D’Annunzio y la crisis ac-
tual», Desde mi belvedere, ob. cit., p. 87.
23
José Manuel Poveda: «El nacionalismo», en ob.
43
cit., p. 15 Enrique José Varona: «José Silverio Jorrín», en Vio-
24
letas y ortigas, ob. cit., p. 34.
José Manuel Poveda: «El drama nacionalista» (1915),
44
en ob. cit., p. 23. Pedro Pablo Rodríguez: «La ideología económica de
25
Enrique José Varona», en ob. cit.
Regino E. Boti: «Yoísmo…», en ob. cit., p. 32
45
26 Enrique José Varona: «Carta a Jorge Mañach», en
José Manuel Poveda: «Martí y Maceo en “La Mejo-
Artículos, ob. cit., pp. 306-309.
rana”» (1914), en Prosa. Tomo I. Selección, prólogo
46
y notas de Alberto Rocasolano. Editorial Letras Manuel Sanguily: «Discurso pronunciado en el mi-
Cubanas, La Habana, 1980, p. 165. tin celebrado en el Teatro Nacional la noche del 20

Untitled-42 105 02/06/2010, 9:32


106 ETAPA 1899-1923

62
de mayo de 1904, bajo la presidencia del mayor ge- Ibíd.
neral Máximo Gómez, para conmemorar el segun- 63
do aniversario del establecimiento de la República Cintio Vitier: «La crítica literaria y estética en el si-
de Cuba», en su Discursos y conferencias. Imprenta glo XIX cubano», ob. cit., p. 212.
y Papelería La Rambla, Bouza y Cía., La Habana, 64
José de Armas y Cárdenas: «Edgar A. Poe» (1912),
1919, p. 417. en su Historia y literatura. Ob. cit., p. 228.
47
Manuel Sanguily: «El libro de Varona (instantánea)» 65
José de Armas y Cárdenas: «Whitman» (1915), en
en El Fígaro, La Habana, 23 (4): 14-15, 13 de enero, ob. cit., p. 240.
1907.
66
48
Manuel Sanguily: Frente a la dominación yanqui. José de Armas y Cárdenas: «Calderón en Inglate-
Compilación y presentación de Rafael Cepeda. Edi- rra» (1904), en su Ensayos críticos de literatura in-
torial Letras Cubanas, La Habana, 1986. glesa y española. Librería General de Victoriano
Suárez, Madrid, 1910, p. 151.
49
Manuel Sanguily: «Alrededor de Heredia» (1907), 67
en Obras. Juicios literarios. Molina y Cía., Impreso- José de Armas y Cárdenas: Cervantes y el Quijote.
res, La Habana, 1930, p. 429. El hombre, el libro y la época. Publicaciones del Mi-
nisterio de Educación, La Habana, 1905, p. 52.
50
Manuel Sanguily: «Antonio Maceo» (1899), en La
68
múltiple voz de Manuel Sanguily. Selección e intro- Cintio Vitier: «La crítica literaria y estética en el si-
ducción de Rafael Cepeda. Editorial de Ciencias glo XIX cubano», ob. cit., p. 215.
Sociales, La Habana, 1988, p. 216. 69
Enrique Piñeyro: «Víctor Hugo y la crítica española
51
Manuel Sanguily: «José de la Luz y Caballero» reciente» (1911), en su Bosquejos, retratos, recuer-
(1900), en ob. cit., pp. 225-226. dos. Consejo Nacional de Cultura, La Habana, 1964,
52 p. 47.
Manuel Sanguily: «Discurso pronunciado el 12 de
agosto del año 1901 en el teatro Nacional, con mo- 70
Enrique Piñeyro: «Sobre Gertrudis Gómez de
tivo de la función verificada en memoria del egregio Avellaneda. I. —Su coronación en la Habana» (1906)
cubano José Martí y como ofrenda a su anciana ma- en ob. cit., p. 219.
dre», en Discursos y conferencias, p. 280.
71
53
Enrique Piñeyro: «José María de Heredia. I Les
Manuel Sanguily: «Discurso pronunciado en el mi- Trophées», en ob. cit., p. 92.
tin celebrado en el teatro Nacional la noche del 20
72
de mayo de 1904 […]», en ob. cit., p. 429. Cintio Vitier: ob. cit., p. 86.
54
Manuel Sanguily: «Sobre el Conde Kostia y su con- 73
José Antonio Ramos: «De cosas grises…», en su
ferencia» (1903), en Obras. Juicios literarios, p. 375. Entreactos. Ricardo Veloso Editor, La Habana, 1913,
55 p. 91.
Manuel Sanguily: «Ferdinand Brunetière» (1906), en
su Literatura universal. Páginas de crítica. Editorial 74
Bernardo G. Barros: «Cuba Contemporánea», en He-
América, Madrid, s/a. pp. 46-47. raldo de Cuba. La Habana, 29 de marzo de 1914,
56
Ibíd. p. 3.
75
57
José de Armas y Cárdenas: «Influencia del pesimis- Jesús Castellanos: «La alborada del optimismo»
mo en el siglo XIX» (1891), en Estudios y retratos. (1912), en Los optimistas. Lecturas y opiniones. Crí-
Librería General de Victoriano Suárez, Madrid, 1911, tica de arte. Talleres Tipográficos del Avisador Co-
p. 145. mercial, La Habana, 1914, p. 83.
76
58
Ibíd., p. 149 Jesús Castellanos: «Rodó y su “Proteo”» (1910), en
59 ob. cit., p. 91.
José de Armas y Cárdenas: «Vevillot», en su Histo-
ria y literatura. Jesús Montero Editor, 1915, p. 268. 77
Ibíd., p. 96.
60
José de Armas y Cárdenas: «La Economía Política y 78
Ibíd., pp. 97-98.
la Historia» (1891), en su Estudios y retratos. Ob.
79
cit., p. 117. Ibíd., p. 120.
80
61
José de Armas y Cárdenas: «Diderot» (1913), en su Jesús Castellanos: «La alborada del optimismo», en
Historia y literatura. Ob. cit., p. 126. ob. cit., p. 79.

Untitled-42 106 02/06/2010, 9:32


EL ENSAYO Y LA CRÍTICA 107

81 101
Jesús Castellanos: «Heredia y el parnasianismo» Ibíd., p. 49.
(1905), en ob. cit., pp. 184-185. 102
Fernando Lles: «La caridad en sus aspectos del Pa-
82
Jesús Castellanos: «Flaubert», en ob. cit., p. 210. sado y del Presente. Los insolidarios, los pródigos,
83 los artistas y los convencionales», en Filomeno
Jesús Castellanos: «Los dos peligros de América (a
Rodríguez, Justo G. Betancourt y Fernando Lles:
propósito de dos nuevos libros)» (1911), en ob. cit.,
Conferencias, s/e, Matanzas, 1913, p. 45.
p. 227.
103
84
José Antonio Ramos: «Al lector, no cubano», en ob. José María Chacón y Calvo: «A Francisco José Cas-
cit., p. 33. tellanos, en la clara y eterna noche» (dedicatoria de
su libro Ensayos sentimentales) en F. J. Castellanos.
85
José Antonio Ramos: Manual del perfecto fulanista. Ensayos y diálogos. Publicación de la Comisión Na-
Apuntes para el estudio de nuestra dinámica político- cional Cubana de la UNESCO, 1961, p. 11.
social. Jesús Montero Editor, La Habana, 1916, pp. 104
121-122. Enrique Saínz: «Meditación en torno a Francisco
José Castellanos», en su Ensayos críticos. Ediciones
86
José Antonio Ramos: «La extinción del negro», en Unión, La Habana, 1989, p. 80.
Entreactos, ob. cit., p. 144. 105
Francisco José Castellanos: «De la montaña» (1917),
87
José Antonio Ramos: «Nuestro nacionalismo», en en ob. cit., p. 31.
ob. cit., p. 124.
106
Francisco José Castellanos: «El mar» (1915), en ob.
88
José Antonio Portuondo: «El contenido político y cit., p. 49.
social de las obras de José Antonio Ramos» (1946),
107
en Revista de la Biblioteca Nacional José Martí, La Francisco José Castellanos: «La sonrisa vacía», en
Habana, Año 60, núm. 1, enero-abril, 1969, p. 42. ob. cit. p. 57.
108
89
Ibíd., p. 32. Francisco José Castellanos: «El vínculo secreto»
90 (1915), en ob. cit., p. 49.
Francisco Rodríguez Alemán: Contenido y signifi-
cación en la literatura cubana de las novelas de José 109
Francisco José Castellanos: «De la montaña» (1917),
Antonio Ramos. Universidad Central de Las Villas. en ob. cit., p. 34.
91
Max Henríquez Ureña: «Optimismo, idealismo, pa- 110
Francisco José Castellanos: «La sonrisa vacía»
triotismo» (1920), en Discursos y conferencias. Pri- (1915), en ob. cit., p. 53.
mera serie: Prédicas de idealismo y esperanza. Impren-
111
ta El Siglo XX, La Habana, 1923, p. 21. Ibíd., p. 56.
112
92
Ibíd., p. 16. Francisco José Castellanos: «Santa Clara» (191?),
93 en ob. cit., p. 70.
Max Henríquez Ureña: «Alma juventud» (1922), en
ob. cit., p. 37. 113
Enrique Saínz: ob. cit., p. 81.
94
Max Henríquez Ureña: «Patria» (1920), en ob. cit., 114
Ibíd., p. 85.
p. 63.
115
95
Jorge Mañach: «Francisco José Castellanos: precur-
Ibíd., p. 65. sor», en Revista de Avance, La Habana, Año I, núm.
96
Max Henríquez Ureña: Rodó y Rubén Darío (1916). 9, agosto 15, 1927. p. 216.
Sociedad Editorial Cuba Contemporánea, La Haba- 116
Enrique Saínz: ob. cit., p. 85.
na, 1918, p. 80.
117
97 Ibíd., p. 78.
Jesús Castellanos: «Rodó y su “Proteo”», en ob. cit.,
pp. 92-93. 118
José María Chacón y Calvo: Los orígenes de la poe-
98
Fernando Lles: La higuera de Timón. Consejos al pe- sía en Cuba. Imprenta El Siglo XX, La Habana, 1913,
queño Antonio. «A modo de prólogo», por Medardo p. 84.
Vitier. Imp. Casos y Mercado, 1921, p. 12. 119
José María Chacón y Calvo: Gertrudis Gómez de
99
Ibíd., p. 14. Avellaneda. Las influencias castellanas: examen
negativo. Imprenta El Siglo XX, La Habana, 1914,
100
Ibíd., p. 35. pp. 26-27.

Untitled-42 107 02/06/2010, 9:32


108 ETAPA 1899-1923

120 135
José María Chacón y Calvo: José María Heredia. Im- Pablo Guadarrama: «La huella del positivismo en la
prenta El Siglo XX, La Habana, p. 8. obra de Fernando Ortiz», en Islas, Santa Clara, núm.
121 70, sept.-dic., 1981, pp. 37-70, cita en p. 43.
José María Chacón y Calvo: Cervantes y el roman-
cero. Imp. El Siglo XX, La Habana, 1916, p. 14. 136
Fernando Ortiz: La filosofía penal de los espiritistas:
122 estudio de filosofía jurídica. Editorial Víctor Hugo,
José María Chacón y Calvo: Carta a Elías Entralgo
Buenos Aires, 1950, cita en p. 25.
de 1921.
137
123 Gustavo Pita y Emilio Ichikawa: «Estudio intro-
Bernardo G. Barros: «Al margen de los libros nue-
ductorio sobre el pensamiento filosófico burgués en
vos: la labor de nuestros intelectuales», en Heraldo
la primera mitad del siglo XX en Cuba» (inédito);
de Cuba, La Habana, 16 de mayo de 1916.
cita en p. 36.
124
Luis Alberto Pedroso: Contribución al estudio del 138
Julio Le Riverend: «Ortiz y sus contrapunteos». Ob.
proceso de la crítica de artes plásticas en Cuba a tra-
cit., p. 20.
vés de Bernardo G. Barros y Guy Pérez Cisneros.
Universidad de La Habana, 1984, p. 82. 139
Fernando Ortiz: «Supervivencias africanas». Entre
125 cubanos…, ed. cit., p. 119.
Bernardo G. Barros: «Nuestros humoristas: Rafael
Blanco», en El Fígaro, La Habana, julio 1911, 140
Fernando Ortiz: Los negros curros, texto estableci-
pp. 455-456. do con prólogo y notas de Diana Iznaga. La Haba-
126
Bernardo G. Barros: La caricatura contemporánea. na, Editorial de Ciencias Sociales, 1986.
Editorial América, Madrid, 1918, p. 289. 141
Fernando Ortiz: «Los afronegrismos de nuestro len-
127
Bernardo G. Barros: Ibíd., pp. 237-238. guaje», en Revista Bimestre Cubana, v. XVIII, núm.
6, 1922, pp. 321-327, cita en p. 334.
128
Bernardo G. Barros: «El Salón Nacional de Bellas 142
Artes», en El Fígaro. La Habana, núm. 10, 1916, Sergio Valdés Bernal: «El lingüista Don Fernando
p. 300. Ortiz», en Universidad de La Habana, 216, enero-
abril, 1982, pp. 158-170, cita en p. 161.
129
Luis Alberto Pedroso: ob. cit. 143
Fernando Ortiz. «Alma Cubana» (1911), en su En-
130
Fernando Ortiz. «Civilizaciones; no razas», en su tre cubanos…, ob. cit., pp. 133-138, cita en p. 137.
La reconquista de América. Reflexiones sobre el 144
panhispanismo. Librería Paul Ollendorff, París, 1910, Fernando Ortiz. «Nicaragua intervenida», en su En-
pp. 17-23, cita en p. 19. tre cubanos…, ob. cit., p. 128-132, cita en p. 132.
145
131
Julio Le Riverend: «Ortiz y sus contrapunteos», en Fernando Ortiz: La crisis política cubana; sus causas
Islas, Santa Clara, núm. 70, sept-dic., 1981, pp. 7-35, y remedios. Imp. y Papelería La Universal, Habana,
cita en p.11. 1919, cita en p. 6.
146
132
Fernando Ortiz: «Proyecto de código criminal cu- Ibíd.
bano», en Revista Bimestre Cubana, v. XXI, núm. 5, 147
Ibíd.
sept.-oct., 1926, cita en p. 682.
148
133
Fernando Ortiz: «Latinismos», en su La reconquis-
Fernando Ortiz: «Las supervivencias africanas en ta de América, pp. 30-35; cita en p. 33.
Cuba», en su Entre cubanos… (Psicología tropical),
149
París, Librería Paul Ollendorff, 1913, pp. 147-154, Fernando Ortiz: «La solidaridad humana», en su En-
cita en p. 148. tre cubanos…, ob. cit., pp. 199-220, cita en p. 214.
134
Fernando Ortiz: «Hampa Afro-Cubana». Los negros 150
Fernando Ortiz: «Carta abierta al ilustre señor Don
brujos: apuntes para un estudio de etnología criminal, Miguel de Unamuno, rector de la Universidad de
con una carta-prólogo de César Lombroso. Madrid, Salamanca», en su Entre cubanos…, ob. cit., pp.1-11,
Editorial América, 1917, cita en p. 32. cita en p. 2.

Untitled-42 108 02/06/2010, 9:32


1.4 EL CUENTO

1.4.1 Panorama de su evolución y 1923, comenzaron a surgir algunos escritores


que matizaron sus obras con rasgos más autén-
Durante el siglo XIX el cuento en Cuba, a dife- ticos y lograron imbricar sus piezas de mayor
rencia de otros países latinoamericanos, no al- aliento con algunas de nuestras problemáticas
canzó un auge realmente notable, aunque hubo esenciales, a pesar de que lo hicieron aún con
contribuciones de significación como los apor- bastante insuficiencia desde el punto de vista
tados por José Martí en La Edad de Oro y va- artístico. A los nombres que alcanzan mayor sig-
rias piezas de Esteban Borrero Echeverría. Si nificación en esos años —Esteban Borrero
bien una búsqueda acuciosa en las publicacio- Echeverría, Jesús Castellanos, Alfonso Hernán-
nes periódicas podría aportarnos algunas ganan- dez Catá— se unieron los de Miguel de Carrión,
cias al respecto, éstas serían, probablemente, en Carlos Loveira, Miguel Ángel de la Torre y Luis
el orden cuantitativo. No obstante, lo produ- Rodríguez Embil, entre otros, quienes represen-
cido permite afirmar que el cuento se encon- taron, en su conjunto, lo mejor de la cuentística
traba en un proceso formador, genético, nacional del momento, unos con mayor trascen-
imbricado con otros géneros literarios, situa- dencia que otros, pero todos permeados de una
ción que no experimentó cambios sustanciales firme voluntad en la que se expresan logros par-
a partir del período que abordamos. Puede afir- ciales, futuras simientes del posterior auge del
marse que en esos años el género aún atravesa- género.
ba entre nosotros un proceso de definición y Resulta significativa la verdadera eclosión, al
de aprendizaje, y sus fronteras se entrelazan menos cuantitativa, experimentada por el géne-
demasiado con las de la novela, género que sí ro durante los años que nos ocupan. Si bien re-
había alcanzado mayor desarrollo. Al gusto por sultan pocas las obras salvables por sus valores
la narrativa de sabor romántico, aunque no intrínsecos, asombra, en comparación, la canti-
exenta de rasgos realistas —elemento caracte- dad de libros publicados: más de cincuenta, sin
rizador de todo nuestro proceso literario— se contar autores que, como Loveira y Miguel de
une ahora la influencia naturalista, ya por en- la Torre, no llegaron a recoger sus respectivas
tonces decadente en Europa, pero que en Cuba producciones en libros. La explicación de este
mantuvo su vigencia casi hasta los años 30. A fenómeno habría que encontrarla, tal vez, en un
ello debe agregarse el influjo que en algunos de afán de búsquedas, aproximaciones y tanteos, en
nuestros cuentistas provocó la corriente tanto que las piezas producidas pueden verse,
modernista, aunque ésta no significó una pre- en muchos casos, como puros ejercicios.
sencia demasiado decisiva o trascendente. Por una coincidencia puramente casual, el mis-
Sin embargo, no obstante el estado que pre- mo año en que se inició en Cuba la primera inter-
sentaba nuestra cuentística entre los años 1899 vención militar norteamericana, 1899, apareció
[109]

Untitled-42 109 02/06/2010, 9:32


110 ETAPA 1899-1923

entre nosotros el primer libro de cuentos con- Guy de Maupassant, la cuentística de Alfonso
formado y publicado como tal, Lectura de Pas- Hernández Catá representó el otro pilar fuerte
cuas, de Esteban Borrero Echeverría. No obs- del género. Conocedor de sus técnicas y hábil
tante, las tres piezas que lo integraban —«Una en su manejo, la figura de Catá, aún hoy carente
novelita», «Machito, pichón» y «Cuestión de de una justa revalorización, resultó una de las
monedas»— habían sido escritas en las décadas más significativas del momento. A pesar de ha-
del 80 y del 90, y vieron la luz en publicaciones ber desarrollado su producción lejos de Cuba,
periódicas habaneras y de Cayo Hueso entre fundamentalmente en España, no se desenten-
1888 y 1898. De hecho, constituían cuentos que, dió por completo de la problemática nacional, y
obviamente, formaban parte, por sus caracterís- así lo dejó plasmado en diferentes obras. Catá
ticas, de la narrativa finisecular, además de que llevó a sus cuentos, con una adecuada tensión
no revelaban particularidades que los distinguie- dramática, temas tan universales como el amor,
ran de lo que se había hecho en el género hasta el odio, los celos y otras variantes de las pasio-
entonces. Sin embargo, a Borrero Echeverría le nes humanas. Pero además de tratarlos con una
cupo el mérito indiscutible de publicar en 1905, ajustada intensidad y progresión, los adaptó a
no sólo su mejor cuento, especie de alegoría —El las características del género, realización que, la-
ciervo encantado—, sino de inaugurar con él un mentablemente, supieron cumplir muy pocos de
tema que habrían de desarrollar con mayor am- sus contemporáneos.
plitud los novelistas de la llamada primera gene- Si bien Jesús Castellanos y Alfonso Hernán-
ración republicana: la frustración motivada por dez Catá representaron para la cuentística de la
la injerencia norteamericana en los asuntos in- etapa los nombres fundamentales, y pueden con-
ternos de Cuba. siderarse como iniciadores o continuadores de
Una cuentística de rasgos más auténticos se dos de las principales vertientes temáticas del
inició en 1906 con la publicación del volumen cuento en Cuba, hacia 1910 comenzó a definirse
de Jesús Castellanos titulado De tierra adentro, una promoción de jóvenes cuentistas que se sin-
título que delata el propósito vernacular que lo tió también impelida por apetencias de carácter
inspiraba. Pero a pesar de su intento por acer- más universal, manifestada además en una acti-
carse al campesino cubano, Castellanos no lo- tud más trascendente ante la vida, muy influi-
gró en sus cuentos, ni por el lenguaje ni por el dos por el arielismo hispanoamericano que lle-
ambiente que describe, ni siquiera por los asun- gaba de la prosa refinada del uruguayo José
tos tratados, expresar una atmósfera realmente Enrique Rodó. Estuvieron marcados por un afán
convincente. No obstante, tuvo el mérito indis- cosmopolita que les venía dado a través de lec-
cutible de haber continuado en la literatura cu- turas, quizás poco asimiladas, provenientes de
bana, a pesar de sus limitaciones, la línea temáti- Anatole France, Eça de Queiroz, el ya citado
ca del tratamiento de lo campesino, que en esos Maupassant y Emilio Zola. Este deseo ecume-
años tuvo continuadores en figuras de menor nista que experimentaron les hizo rechazar el
relieve, pero que con posterioridad encontraría, tratamiento de temas históricos, que sí fue ca-
aún bajo la influencia de Castellanos, cauces ar- racterístico de la novela. Contemplaron con in-
tísticos más plenos. En otras obras de Castella- dignación la realidad más cercana, pero también
nos, como La conjura (1909), insertada en un con una buena dosis de desorientación. Otros,
volumen que incluye la novela homónima y otras perturbados ante el caos reinante, no se volvie-
narraciones, el autor comenzó el tratamiento de ron ni hacia el pasado ni contra el presente
asuntos más cosmopolitas, en los que se advier- —según observación de Ambrosio Fornet—1
te un positivo progreso estilístico. sino que tornaron sus miradas hacia sí mismos y
Continuando la directriz universalista em- se regodearon en sus propias obsesiones y pe-
prendida por Castellanos en su obra La conjura, sadillas.
siempre bajo la influencia del gran modelo que Autores como Miguel Ángel de la Torre, Ar-
para los autores de la época significó la figura de mando Leyva, José Manuel Poveda, con sus

Untitled-42 110 02/06/2010, 9:32


EL CUENTO 111

escasas pero interesantes narraciones, Luis flicto social tiene un peso determinado, enmar-
Rodríguez Embil, Jesús J. López, Heliodoro cado en una atmósfera de ambiente marino, esto
García Rojas y el propio Jesús Castellanos, en- no resulta más que una excepción en medio de
tre otros muchos, comprendieron que solamen- la mediocridad reinante.
te eran artistas de origen pequeñoburgués y que De «carácter incoloro y artísticamente pedes-
no representaban ni a un pueblo ni a una clase. tre […] escasa originalidad y raquitismo»,3 cali-
Aislados, sin un destino social determinado, la ficó el crítico Manuel Pedro González el cuento
mayoría de ellos sucumbió al adocenamiento y cubano en estos años. A ello se puede añadir,
al mercantilismo del ambiente. No obstante, se además, que permaneció ajeno en sus intereses
consideraron seres excepcionales, de una extra- al fenómeno de la absorción imperialista que
ña heroicidad, «víctimas de una monstruosa sufrió el país, salvo la clarinada que impone
“conjura” de la que se defenderán sin grandeza Borrero Echeverría con El ciervo encantado, que,
ni esperanza, porque, productos insatisfechos de lamentablemente, apenas tuvo seguidores en su
su medio, a pesar de sí mismos comparten con momento. Asimismo, las gestas emancipadoras
éste su mediocridad».2 fueron poco tratadas, aunque el tema tuvo aco-
Quizás estos argumentos expuestos por gida en figuras como Miguel de Carrión, Carlos
Fornet contribuyan a comprender, en un plano Loveira, Luis Rodríguez Embil, Mariano Coro-
temático, las características de los cuentistas de na, Álvaro de la Iglesia y otros. Muy escasos fue-
esta etapa. No fue peculiar en ellos, aunque hubo ron también los cuentos psicológicos y los de
excepciones notables, expresar la frustración y carácter costumbrista, y los que pudieran seña-
el pesimismo que experimentaban los cubanos larse no rebasan el marco de la más absoluta su-
ante los acontecimientos nacionales. Resulta sig- perficialidad.
nificativo, además, que en muchos casos estos Tramas ingenuas y débiles, poco desarrollo del
escritores se valieron de otras manifestaciones conflicto dramático, diálogos pobres, lenguaje
—ensayo, oratoria, periodismo— para dejar plas- alambicado, de un casticismo totalmente ajeno
madas sus inquietudes ciudadanas, reservando a nuestro modo de decir, repeticiones innecesa-
para el cuento temas de índole más personal, en rias de adjetivos pertenecientes a un mismo uni-
cuyo tratamiento fueron bastante desafor- verso semántico, falso lirismo que se complica
tunados. con peripecias épicas, desenlaces furiosos y
En la mayoría de los cuentistas de estos años trepidantes, son algunos de los rasgos que pri-
prevaleció el asunto amoroso en sus más varia- man. Cuando se trata de imitar el lenguaje de
das manifestaciones: sentimientos frustrados, los escasos campesinos cubanos que aparecen
adulterio, erotismo a veces descarnado, dispu- —téngase en consideración que se trata de una
tas pasionales, todos sustentados en la trucu- cuentística urbana por excelencia—, se recurre
lencia y hasta en lo inverosímil, con la excep- a la deformación artificial de las palabras, en un
ción ya apuntada de Hernández Catá, el único afán exteriorista e insustancial de reflejar este
cuentista de la etapa que le impuso al género, y sector de nuestra sociedad. A ello se une la pro-
en particular al tema amoroso, rasgos literarios fusa utilización de galicismos y anglicismos, es-
de mayor valor y permanencia. Europa fue el tos últimos consecuencia de la fuerte penetra-
ambiente más apropiado para insertar estos con- ción norteamericana en nuestro país, a la vez que
flictos, que en su generalidad tienen como per- ambos significaban la implantación de un modo
sonajes protagónicos a mujeres rubias y blan- de vida falso y de otros elementos culturales que
cas, a cuyos pies caen rendidos los galanes. Cuba van apuntando al nacimiento de la neocolonia.
apenas apareció en estas páginas, ni en sus pai- La llamada literatura fantástica, con algunos
sajes —el campo, el mar—, ni en sus problemas antecedentes en el siglo XIX,4 constituyó una
sociales, y aunque, por ejemplo, se escriben cuen- modalidad utilizada por algunos cuentistas ads-
tos realmente antológicos como «La agonía de critos a la corriente modernista. Aunque en rea-
“La Garza”», de Jesús Castellanos, donde el con- lidad no son muchos los cuentos que surgen con

Untitled-42 111 02/06/2010, 9:32


112 ETAPA 1899-1923

este corte, el reducido nexo con la realidad tras tados algunos elementos de valor que con pos-
el quebrantamiento de los valores nacionales terioridad fueron retomados y enriquecidos.
debido a las circunstancias imperantes, contri- Estos y otros hicieron del género, a partir de los
buyó a que esta manifestación recibiera cierto finales de la década del 20, uno de los más sóli-
tratamiento. Así, está presente en narraciones dos de la literatura nacional. [C.R.]
como «La tragedia de los hermanos siameses»,
de José Manuel Poveda; «El antecesor», de Mi-
guel Ángel de la Torre; «Un flirt extraño», de 1.4.2 La obra cuentística de Borrero Echeverría,
Armando Leyva, y también en «El puente» de J. Castellanos y A. Hernández Catá
Jesús Castellanos. Un volumen entero apareció
dedicado a este tipo de literatura: Cuentos del Aunque Esteban Borrero Echeverría (1829-
signo. La silueta negra (1916), de Amado Méndez 1906) vivió fundamentalmente durante la segun-
Gispert, en el que se mezclan elementos fantas- da mitad del siglo XIX, su obra se proyecta hacia
magóricos con la más absurda cabalística. el futuro inmediato y entronca con algunas
A las influencias ya señaladas de autores eu- preocupaciones esenciales de la llamada primera
ropeos de reconocimiento, habría que agregar generación de narradores de la República. Cabe
otras no menos actuantes, aunque de inferior pues, desde esa perspectiva, estudiar su cuentís-
calidad literaria. Se trata de la repercusión que tica junto a la de aquellos escritores nacidos más
en los cuentistas menores de la etapa tuvieron tarde —alrededor de 1880—, no obstante ser
las obras de los españoles Felipe Trigo, Pedro Borrero deudor en cierto grado de una sensibi-
Mata y José Ma. Carretero (seud. El Caballero lidad que se expresaba, sobre todo, en el joven
Audaz), quienes contribuyeron con su mala li- modernismo y en formas del romanticismo to-
teratura a impregnar el género del peor gusto. davía funcionales.
Esta pésima narrativa posromántica española y En las últimas décadas de la centuria, la prosa
también alguna francesa, en la que se manejaron que los estudiosos de nuestra literatura deno-
temas que literariamente bien tratados hubieran minan realista se había robustecido, y el costum-
podido resultar fecundantes, permeó buena parte brismo, que había alcanzado una notable inde-
de la cuentística de la etapa, la que adquirió un pendencia en términos genéricos, empezaba a
tono declamatorio, rico en efusiones sentimen- integrarse coherentemente a aquella, ejemplos
tales, más cercano a Felipe Trigo que a Anatole de lo cual son dos grandes novelas dispares por
France, a Pedro Mata que a Emilia Pardo Bazán las concepciones artísticas que encarnaban: Ce-
o a Blasco Ibáñez. cilia Valdés, (1882), de Cirilo Villaverde (1812-
El ya citado influjo modernista fue experi- 1894) y Mi tío el empleado (1887), de Ramón
mentado por aquellos escritores mejor dotados Meza (1861-1911). Por otra parte, el modelo de
para el ejercicio de la palabra como arte, mien- la leyenda romántica —no superado del todo—
tras que la presencia naturalista, de mayor alcance pervivía en su proyección hacia lo simbólico,
en la novela, se diluyó en muchos casos a través característica que vendría a fecundar obras pos-
de las manifestaciones románticas y realistas para teriores de aliento postmodernista en las cuales
dar lugar a expresiones literarias muy débiles que se ofrecía una imagen idílica de la realidad social
se distinguieron precisamente por un eclecticis- cubana.
mo poco coherente que, lejos de resultar terre- En la conjugación dialéctica de aquella sensi-
no fértil, contribuyó a empobrecer el género. bilidad y las transformaciones ocurridas en la
Escaso de antecedentes y de verdadera tradi- prosa, acabadas de esbozar, se halla la problemá-
ción en nuestra literatura, el cuento en Cuba, tica artística del desarrollo de nuestra narrativa
del período que corre entre 1899 y 1923, si bien a partir de la década del ochenta del siglo XIX.
sufrió un conjunto de deficiencias artísticas cu- Esa problemática, en cuya solución intervienen
yas causas han tratado de ser sumariamente ana- incluso autores y obras del primer decenio de la
lizadas, sirvió, sin embargo, para ir dejando asen- República, tiene un carácter transicional al que

Untitled-42 112 02/06/2010, 9:32


EL CUENTO 113

no es ajena la cuentística de Borrero Echeverría, prolongación del dominio español. Pero, al mis-
hombre con diversas inquietudes culturales que mo tiempo, Calófilo encarnaba la hiperestesia
contribuyeron a acentuar su capacidad de avizo- de su creador, su intimidad, su desconfianza en
rar el espíritu del nuevo siglo en relación con el los hombres, su amargura en los últimos años
medio social cubano. de una lucha que no condujo a la independencia
Los más altos exponentes de la narrativa cu- y que lo convirtió, por su extensa participación
bana finisecular encuentran en la producción en ella, en un sospechoso objeto de vigilancia y
cuentística de Borrero un breve momento de a punto de caer en la miseria.
asimilación y decantación, como deja ver Ma- «Calófilo» entraña los ideales humanistas de
nuel Cofiño.5 En ella aparece un tono reflexi- Borrero en una sociedad que, sin ser todavía la
vo y escéptico, la evocación alegórica, cierta am- de los «generales y doctores», era capaz de frus-
pulosidad lexical y notables ejercicios de trar y enajenar al individuo. Los enjuiciamien-
satirización en torno a la conducta del ser hu- tos que el autor puso en boca de su personaje
mano. En estos elementos se anunciaban ya al- son de índole ética, como lo serían los de Mi-
gunos perfiles de lo que sería nuestra prosa de guel de Carrión (1875-1929), Carlos Loveira
ficción en la primera década de la República. (1881-1928), Jesús Castellanos (1879-1912),
Pero lo que más se destaca en sus cuentos y, Raimundo Cabrera (1852-1923) y José Antonio
asimismo, en buena parte de su corresponden- Ramos (1885-1946), entre otros. De modo que,
cia, de sus artículos periodísticos —colabora- veinte años antes de instaurarse la República,
ciones suyas aparecieron en El Oriente, El Borrero Echeverría pudo arrojar luz de forma
Triunfo, La Habana Elegante y El Fígaro— y excepcional sobre el problema de la opresión
de los ensayos que escribió al final de su exis- ética, la pérdida de la esperanza en el futuro y la
tencia es esa frustración que fue congruente con frustración en general.
su carácter y con el curso de su vida personal, y Es curioso cómo el autor se vincula mediante
que en fin de cuentas halló su última justifica- su personaje con una literatura psicologista que
ción en la quiebra del ideal independentista. Es florecería más tarde, en medio de las efusiones
por ello que Borrero ocupa un lugar en el gru- de un naturalismo trasnochado y de los restos
po de escritores protagonistas del «salto en el del llamado «decadentismo finisecular». Borrero
vacío» a que se refirió José Antonio Ramos es, pues, en este sentido, un precursor en Cuba.
(1885-1946) cuando intentaba caracterizar a su Pero conviene apuntar que esos aciertos se ori-
generación. ginaron en sus profundos estudios de psicolo-
«Calófilo», la primera narración importante gía, rama de la medicina cuyos aportes a la lite-
de Borrero Echeverría, fue publicada en 1879, ratura de la época ya se dejaban observar.
en las páginas de la Revista de Cuba, pero posee A la luz de su producción cuentística poste-
elementos que la identifican con algunos relatos rior, «Calófilo» resulta la utopía universal más
escritos a principios del siglo. Borrero incluso íntima de Borrero, que se mostraba deseoso de
se anticipa con este cuento a la creación de per- la perfección del género humano, pero que sa-
sonajes que empezaron a aparecer en la narrati- bía muy bien cuáles eran las limitaciones de la
va cubana en la década del treinta. Calófilo es sociedad en que vivía y cuál su papel específico
un hombre enajenado y algunos críticos advier- dentro de ella. Las preocupaciones más legíti-
ten en el cuento signos preludiadores de la pro- mas del personaje —las carencias éticas del in-
sa existencialista. Este juicio resulta indiscuti- dividuo y del desarrollo social—, es decir,
ble. Las inquietudes que el autor expone en el aquellas que por su plausibilidad devienen
relato poseen un carácter universal y habían sur- concepciones integradoras de un credo primor-
gido del examen —desde una perspectiva onto- dial en Borrero, se encuentran en el trasfondo
lógica— de circunstancias histórico-sociales de ideas de «Aventura de las hormigas» —texto
concretas. Borrero se estaba refiriendo, en últi- inconcluso cuya publicación por entregas en la
ma instancia, al fracaso de la guerra del 68 y a la Revista Cubana cubrió el lapso 1888-1891—,

Untitled-42 113 02/06/2010, 9:32


114 ETAPA 1899-1923

Lectura de Pascuas (1899) y El ciervo encantado finisecular, no obstante los defectos que se han
(1905). apuntado. En esta obra, como en las suyas pos-
Críticos contemporáneos de Borrero —Julián teriores, existe la consciencia de una eticidad
del Casal y Manuel de la Cruz, entre otros—, primordial ligada a la idea del mejoramiento hu-
así como su coetáneo Enrique José Varona, ad- mano, a aspiraciones que en Borrero constitu-
virtieron en su obra literaria la proyección de un yeron un idealismo promotor de la acción.
intelecto que alabaron por su capacidad de lle- A juicio de Ambrosio Fornet,7 Sergio Chaple8
var a la prosa —en unión también ensalzada— y otros críticos, Lectura de Pascuas (1899) es el
inquietudes filosóficas, artísticas y científicas. primer libro de cuentos aparecido en Cuba. Son
Hoy día muchos textos de Borrero parecen ex- evidentes los desniveles de calidad en las tres
cesivamente declamatorios por el uso no restrin- piezas que integran el cuaderno, rasgo que ad-
gido y arbitrario de términos científicos y de virtió Manuel Cofiño. Algunos comentaristas se
digresiones, pero debe reconocerse que en su han referido al tono exaltado de estos cuentos
momento era lógico que llamasen la atención. —«Una novelita», «Machito, pichón» y «Cues-
Así ocurrió con «Aventura de las hormigas», que tión de monedas»— y, en particular, al interés
Casal estimó superior a L’Inmortel, de Alphonse que sentía Borrero por la naturaleza y sus con-
Daudet (1840-1897). De la Cruz, por su parte, trastes con la sociedad, un interés que se expre-
opinaba que Borrero era una figura independien- sa en las numerosas alusiones a aquélla, y que se
te y solitaria en nuestras letras, un estilista a su convierte en una identificación cuya índole hace
juicio moderno y en quien se prolongaba una pensar en el panteísmo.
tradición de la sátira cuyos más altos exponen- Esa identificación está realzada por un estilo
tes —Cervantes, Quevedo, Swift y Voltaire— en el que se funden elementos románticos y
lo ennoblecían. «Aventura de las hormigas» es, modernistas. Pero lo que en verdad sobresale en
ciertamente, una obra única en la narrativa cu- Lectura de Pascuas y constituye su esencia es el
bana de fines del siglo. Pudo ser escrita en vir- sesgo simbólico del libro como totalidad, no
tud del conocimiento que tenía Borrero del de- obstante las diferencias de asunto que existen
sarrollo de otras literaturas y de las ciencias entre los cuentos. Borrero continuó manifestan-
naturales —no hay que olvidar sus estudios de do en ellos las ansias humanistas que ya se vie-
antropología y filosofía— pero no se trata de un ron, pero de un modo más vigoroso. Estos an-
texto con miras sólo universales. Aunque la sá- helos devienen utopía: el cuaderno de 1899
tira se dirige al género humano, en ella aparece sugiere la búsqueda de lo elevado del hombre y
una Cuba postrada de la cual se adivinan parti- muestra a un Borrero que comprueba con tris-
cularidades sociales que son el objeto de la críti- teza la pérdida de los nobles ideales de aquél. A
ca de Borrero. Una hormiga naturalista, luego la maldad y la impureza, el autor contrapone la
de explorar el mundo exterior con el macros- inocencia, el desinterés y el conocimiento hon-
copio y descubrir al hombre, informa a toda su do de lo humano, todo ello en un sentido uni-
especie de las virtudes y defectos del ser huma- versal. Sin embargo, esta lucha esconde una de-
no, juicios de los que se desprende un debate cepción que es el resultado del choque de un ideal
que sirve de eje a la narración. Borrero ataca la contra una realidad que no se aviene con él por
estupidez de los hombres —«[…] animales da- sus fines y por su organización.
dos a las disputas y grandes oscurecedores de La quiebra moral evocada en Lectura de Pas-
verdades triviales […]»—,6 los excesos de su ra- cuas con una languidez en la que existen, uni-
cionalidad y sus numerosas crueldades. Pero lo dos, el escepticismo y la desesperanza —los con-
más significativo de «Aventura de las hormigas» temporáneos de Borrero destacaron en él sus
reside en el hecho de que el autor fue capaz de constantes reflexiones sobre la muerte— en-
conjugar armónicamente en el relato elementos cuentra su realización artística plena en un rela-
formales de la sensibilidad modernista y estruc- to alegórico que por su asunto resulta excepcio-
turas narrativas de lo mejor de la prosa cubana nal en el año de su publicación: El ciervo

Untitled-42 114 02/06/2010, 9:32


EL CUENTO 115

encantado (1905). Ya aquí el Borrero agónico de 1900, la conciencia política de la patria se halla-
los textos anteriores se transforma en un iróni- ba dispersa.
co denostador ganado por la amargura. La ac- Pero esa ausencia de razón y de memoria que
ción transcurre en una época indeterminada, en observó Borrero en los sometidos habitantes de
una isla mítica —Nauja— en cuya descripción Nauja no significó lo mismo para Jesús Caste-
se esbozan rasgos de nuestro paisaje. Los habi- llanos (1879-1912), en la narrativa del cual exis-
tantes de Nauja son cazadores y persiguen in- te, por ejemplo, una incorrecta e injusta valora-
fructuosamente un ciervo fabuloso que, poco a ción de la última guerra de independencia,
poco, va encarnando la isla de la libertad. Des- desacierto que junto a otros más graves —explí-
pués de hacer estas precisiones, Borrero desa- citos en sus conferencias y en sus numerosos
rrolla la historia de la búsqueda y posterior cap- artículos periodísticos— convirtieron al cuen-
tura del ciervo, además de lo que ocurre con el tista de De tierra adentro (1906) y La conjura
animal. (1909) en un hombre contradictorio.
Sin abandonar la tarea de relatar los sucesos Castellanos fue tan inquieto espiritualmente
específicamente ligados a la acción, Borrero con- como Borrero, pero mientras en éste había un
sigue trazar una alegoría de nuestro devenir po- humanismo de sesgo utópico proveniente de una
lítico-social y económico, desde el momento en hipersensibilidad que tendía a idealizar al ser
que empieza a despuntar la conciencia nacional humano, como observaron sus contemporáneos,
hasta la conversión del país en neocolonia. De y a esperar de él más de lo que la época admitía,
un modo eficaz, el autor narra cómo los busca- en aquél hubo una conciencia más plena de que
dores de El ciervo encantado se debaten en una los tiempos eran otros y de que Cuba entraba en
lucha de ideas y procedimientos para apoderar- una nueva fase de su historia. Cuando se afirma
se de él, o lo que es lo mismo: de la emancipa- esto no se quiere restar perspicacia a los juicios
ción. Así vemos en el relato las posiciones de Borrero sobre nuestra realidad, pero convie-
reformistas, las anexionistas y las indepen- ne precisar que el autor de Lectura de Pascuas
dentistas, todas sugeridas con acierto. En el dependió mucho de la mentalidad romántica de
desenlace de El ciervo encantado, Borrero alcan- los mejores hombres del siglo XIX, deseosos de
za a bosquejar los inicios de la República, ya vivir en la República independiente. Castellanos
afianzada la dominación de los Estados Unidos no esperó, como Borrero, tanto de los hombres.
—los vecinos, habitantes de un país del nordes- Fue más realista al enjuiciar el nuevo status so-
te que ya tenía su ciervo—, iniciada la expolia- cio-político y económico. Prueba de ello es que,
ción del territorio nacional y subvertidos nues- desde su perspectiva de intelectual pequeño-
tros ideales. El autor pudo escribir entonces en burgués, vio las carencias y males de la condi-
uno de los párrafos finales, refiriéndose a los po- ción neocolonial, pero también los que él consi-
bladores de Nauja: «Ninguno tenía, al parecer, deró sus aciertos.
conciencia del rebajamiento en que habían caí- Conviene no olvidar lo que se acaba de decir
do: habían perdido con la razón la memoria.»9 porque Castellanos perteneció al grupo de «na-
Con El ciervo encantado, Borrero Echeverría rradores agonizantes» —denominación que em-
saldaba una deuda que, para casi todos los inte- plea Luis Toledo Sande—10 desde esa perspecti-
grantes de la primera generación de escritores va clasista a que aludíamos. Se trata, ciertamente,
de la República, constituía un imperativo de pri- de una agonía muy distinta de la de Borrero, toda
mer orden: dejar constancia de su inconformi- vez que la de aquél se originaba en el hecho de
dad con el medio social y de su desaliento frente ver que los intelectuales —la capa social a que
a los nuevos valores que empezaban a regir el Castellanos concedió más importancia en la so-
destino del país. El creador de Calófilo asistía al ciedad— desembocaban en la frustración y el
quebrantamiento de una tradición de heroísmo nihilismo dentro de la recién instaurada Repú-
de la cual él había formado parte. Como dijo a blica. Así vio el autor la problemática del desa-
Nicolás Heredia en carta del 25 de marzo de rrollo histórico nacional en aquel momento, en

Untitled-42 115 02/06/2010, 9:32


116 ETAPA 1899-1923

el examen de la cual se origina la marcada di- cubanos de principios de siglo, así como el cul-
mensión ensayística de su obra literaria. tivo de una literatura con elementos naturalis-
Pero antes de entrar a analizar la cuentística tas, eficaz para manifestar inquietudes de ín-
de Castellanos, es preciso acercarse al proceso dole ético-social. De modo que, aparte esos
de su pensamiento social y al menos bosquejar errores en la concepción del mundo en que vi-
sus aspectos principales. Como muchos escri- vió —errores que hacen de él un hombre tris-
tores cubanos de la primera y segunda décadas temente excepcional comparado con Carrión,
del siglo, el autor de La conjura no compren- Cabrera, Loveira, Ramos y Luis Felipe Rodrí-
dió lo que en realidad sucedía en el país. Al cri- guez, por ejemplo—, las preocupaciones de
ticar la ética del sistema, dichos escritores no Castellanos resultan congruentes con las de los
estaban enjuiciando el trasfondo socioeco- miembros más importantes de la primera ge-
nómico de nuestra condición de neocolonia, neración de escritores de la República.
sino las instituciones públicas, ésas cuyos va- De tierra adentro y La conjura conforman el
lores se oponían al individuo y, más específica- núcleo de la cuentística de Jesús Castellanos. Son
mente, al intelectual. Al no poder rebasar las libros relevantes para el desarrollo del género en
fronteras de su propio punto de vista acerca de Cuba por la variedad de sus contextos e inquie-
la realidad —su mejoramiento inmediato y su tudes y por sus proposiciones artísticas. José
devenir ulterior—, Castellanos llega a confu- Antonio Portuondo ha señalado la riqueza de
siones como la que referíamos en torno al pa- asuntos y personajes ostensibles en los cuentos
pel social de los intelectuales. Pero va más le- del autor, así como la amplitud del espectro de
jos el autor en sus reflexiones: ensalzó las problemáticas tratadas en ellos. Ambrosio
«ganancias» de la penetración norteamericana Fornet observa lo mismo y enfatiza una idea que
en Cuba en su afán por divulgar una especie de debe presidir cualquier acercamiento al libro de
programa de avances en términos amplios ins- 1906: «Al escoger deliberadamente como esce-
pirado en el modelo que podían proporcionar a nario […] el campo cubano, Castellanos se con-
Cuba los Estados Unidos con su progreso. Aquí virtió en el precursor de la cuentística nacio-
se advierte ya la mentalidad colonizada de Cas- nal.»12 Más adelante advierte en De tierra adentro
tellanos, presente en sus cuentos de una forma un acierto y una carencia: una aprehensión de
que no deja lugar a dudas. Pero aunque de todo los conflictos humanos no subordinada a los
esto se derivan imputaciones graves al autor de atractivos del paisaje y un discurso narrativo
De tierra adentro, no es posible olvidar el ansia donde la cubanía es precaria, circunstancia esta
que lo movió a expresarse así, ese anhelo trans- que se resume en el «españolismo literario» de
formador a toda costa con el cual se oponía un Castellanos, objeto de comentarios por parte de
grupo de inteligencias rectoras de la sociedad a otros críticos.
la quiebra moral, política y económica de la Sin embargo, la lectura del «Proemio» a De
República. tierra adentro revela que esas características del
Hay, pues, un idealismo de corte nietzs- libro estaban fundadas en criterios sobre la crea-
cheano al que podría aludirse cuando nos refe- ción bien definidos. Castellanos fue consciente
rimos al «proyecto social» de Castellanos, pero de que el volumen era «[…]modesto, de simple
también encarnan en él, como puede inferirse, color artístico […]»13 y que con las narraciones
ideas positivas que Toledo Sande califica de contenidas en él había procurado captar la belle-
comteanas.11 La cadena de sus confusiones en za de una realidad sucesivamente olvidada en
torno a la realidad nacional condujo al escritor nuestra literatura. Pero de esa realidad sólo le
a formas de expresión naturalistas, reforzadas interesa al autor el comportamiento de quienes
en él por su enorme afición a la literatura fran- la pueblan en relación con el entorno físico. Dice
cesa finisecular. Pero las referencias al medio sobre la narrativa campesina que es un «[…] gé-
histórico centradas en sus aspectos externos nero de sinceridad y de salud […]».14 Más ade-
fueron un rasgo común a todos los narradores lante expresa:

Untitled-42 116 02/06/2010, 9:32


EL CUENTO 117

[…] la naturaleza libre es cosa tan bella que 1906. Esta incapacidad acentuó la abundancia de
aun en los pueblos pobres, es rica. Hay bajo anécdotas pueriles cuyos personajes —muchas
cada pico mal tejido de bohío, un choque veces trazados de modo unilateral— contrastarían
constante de sentimientos que infatigable posteriormente con los de Luis Felipe Rodríguez,
crea dramas y poemas. Aquí, como en ul- por ejemplo, en los cuales se sostendría un sombrío
tramares, la pasión corre en un hilo subte- realismo de intención documental.
rráneo bajo todas las apariencias, y son las Pero es justo señalar que Castellanos fue el
mismas codicias, las mismas rabias, los mis- escritor en cuyos relatos se muestra, por prime-
mos heroísmos de ocasión. ¿Por qué decir ra vez en nuestra cuentística, el mundo interior
que no hay asuntos para hacer novelas?15 —ciertamente parcializado por intereses artísti-
cos que se han visto ya— del campesino. Esa
Se trata, pues, como se puede inferir, de una ganancia se pierde en grado notable en las narra-
visión superficial del campo cubano, resultado ciones de Luis Felipe Rodríguez y resurge más
de la cual son esa placidez y esa recreación de rica en autores del momento posterior. Con De
pasiones individuales que se observa en los cuen- tierra adentro, Castellanos revela la eticidad na-
tos de 1906. Por la forma de tratar los asuntos, tural de un «labriego» habitante de «aldea» a
Castellanos es afín a un naturalismo que le con- quien todavía no se da el nombre de guajiro; el
dujo en su libro a la presentación de un cuadro autor se detiene en lo que cree son aspectos pro-
idílico del entorno rural. Es preciso no olvidar, pios de la vida rural: la violencia, la superstición,
por otra parte, que ello es una consecuencia ló- el inevitable adulterio de seres pertenecientes a
gica de los limitados propósitos del autor. un contexto «salvaje», la venganza, el amor con-
Al advertir de entrada en el «Proemio» los casi quistado por medio de lances brutales cargados
inevitables peligros de la atracción ejercida por de un erotismo que la naturaleza determina.
el paisaje, Castellanos disculpa en su prosa la Castellanos habla de los «dichosos bohíos», de
sobreabundancia de giros romántico-moder- las «hermosas bestias» y de las «mozas» (las
nistas, pero no logra convencer acerca de la guajiras). También alude a la «sana paz aldeana».
pertinencia en ella de un pronunciado tono Otros iban a ser los términos que utilizaría Luis
sentimental que es congruente con el sesgo idíli- Felipe Rodríguez.
co-legendario de muchos cuentos de la colec- Rasgos esenciales del primer libro de cuen-
ción. Ambos —el tono y el sesgo aludidos— son, tos de Castellanos son, pues, la visión idílica e
sin embargo, inherentes a su perspectiva de co- irreal por demás de la realidad rural, la acentua-
nocimiento de la realidad campesina. No sin ra- ción desmesurada del universo interior de los
zón Toledo Sande emplea, a propósito de lo que personajes —un universo que no llega a susten-
acabamos de decir, el término «bucolismo eva- tarse en conflictos verdaderamente propios de
sivo».16 esa realidad— y la utilización de un léxico que
Aunque en la mayor parte de los relatos de subvierte, incluso, los fenómenos más externos
De tierra adentro se sugiere una oposición entre del mundo campesino. Pueden mencionarse,
el campo y la ciudad, ello no debe mover a pen- además, el reflejo de una pobreza que sólo sig-
sar que en Castellanos existió una contradicción nifica humildad e inocencia y la exaltación colo-
con respecto a su ansia de desarrollo material y rista del paisaje.
espiritual de la sociedad por medio de la labor La capacidad de observación y descripción de
pública de los intelectuales, a cuyo alrededor se atmósferas que se aprecia en De tierra adentro
forjaba la famosa «conjura». Lo que Castellanos —una capacidad que proviene en Castellanos
vio en el mundo campesino fue un camino por también de sus reconocidas aptitudes como di-
el cual evadir problemáticas típicamente citadi- bujante— se aplica en un siguiente libro sobre
nas que le interesaron sobremanera, más aún que todo a la captación del medio provinciano. Si en
aquellas que fue incapaz de descubrir en el seg- el cuaderno de 1906 se expresaba una visión ideal
mento de realidad donde se centra el libro de del campo, en La conjura los tintes son realistas

Untitled-42 117 02/06/2010, 9:32


118 ETAPA 1899-1923

en la medida en que Castellanos logró adentrarse autor y de la influencia verificable en algunas


con acierto en un ambiente cercano al de la ciu- zonas de la cuentística cubana posterior.
dad y a menudo identificado con el de ella. En Otros relatos importantes de Castellanos
esto se funda la aparición de una prosa matizada —escritos entre 1910 y 1912— son «La bande-
de denuestos con un marcado carácter ensayís- ra», «Pasado y presente», «La agonía de “La Gar-
tico. El autor se mueve con mayor libertad y, za”» y «El puente». Los dos primeros —junto
como sugiere la crítica, es evidente que conoció a su noveleta La manigua sentimental (1910)—
de veras el medio a que se aludía. De ahí que La constituyen una visión desacertada de la gue-
conjura sea un libro de historias verosímiles en rra del 95. Ya para el momento en que se redac-
relación con el grueso de las que aparecieron en taron, el autor había olvidado la índole aleccio-
1906. nadora de un pretérito heroico y afirmaba en el
El elemento más interesante en La conjura es párrafo final de «Pasado y presente»: «[…] en
la crítica lanzada por Castellanos contra la falsa la República burguesa continuó viviendo, aca-
religiosidad, las costumbres, la hipocresía de la so con mejor sentido que nunca, la verdadera
clase media y su quiebra moral. Ese elemento libertad».19 En «El puente» puede apreciarse a
viene a reforzarse con la presencia en los cuen- un Castellanos abatido por aquellos dilemas que
tos de la progresiva «norteamericanización» ex- para él fueron de primer orden y en el examen
perimentada por el autor, si bien su crítica no es de los cuales aparece un sentimiento de frus-
sólo el resultado de la admiración que sentía por tración —más ostensible en La conjura, su
el modelo de vida norteamericano, sino también noveleta de 1909, y en Los argonautas, novela
de convicciones personales que se trasuntan es- inconclusa publicada en 1961— íntimamente
pecialmente en sus conferencias y artículos pe- ligado a la tónica general de la narrativa cubana
riodísticos y que hicieron de Castellanos un de los primeros veinte años del siglo. «La ago-
hombre opuesto a mojigaterías y normas estre- nía de “La Garza”», el mejor cuento de Caste-
chas de convivencia. En los relatos de 1909 —po- llanos según sus críticos y antólogos, es una
seedores algunos de estructuras narrativas pieza de excepción por el acabado de su estilo
destacables, como sostiene Toledo Sande—17 se y por la gran coherencia de su estructura inter-
describe el desenvolvimiento de personajes que na. En él tiene lugar una confrontación eviden-
establecen relaciones de contraste entre ellos te entre la vida de los desposeídos —en este
mismos y con el medio social. Castellanos no caso los carboneros— y la de los ricos que via-
oculta su simpatía por aquellos que se identifi- jan en lujosos trasatlánticos. Se trata de una
can con una ética desprejuiciada —hay ejemplos historia cuya acción transcurre a bordo de un
de ella en «Una heroína», «Naranjos en flor» y pequeño y maltrecho barco despedazado por
«Corazones son triunfos»—, como tampoco un temporal. Puede percibirse que Castellanos
esconde su perplejidad y el desprecio que siente logra trascender lo anecdótico y adentrarse en
por quienes, refugiados en convencionalismos, un aspecto de la tragedia verdadera del medio
dejan transcurrir una existencia plena de anhe- social en que le tocó vivir.
los insatisfechos. De no haber muerto tan prematuramente, tal
Si, como afirmó Max Henríquez Ureña vez Castellanos habría impulsado el desarrollo
(1914) sobre De tierra adentro, «[…] la obser- del cuento cubano hasta límites que caen, desde
vación directa de la realidad se hallaba adultera- luego, en lo conjetural. La línea que inauguró el
da por la manera y el procedimiento de autores autor con De tierra adentro fructificaría un buen
exóticos […]»,18 en los cuentos de La conjura, número de años después, como aquella que se
Castellanos alcanza a poner en práctica un con- insinuaba con fuerza en La conjura y en la cual
junto de ideas suyas en torno a la ficcionalización Castellanos presentó, por primera vez dentro del
de problemáticas de la realidad nacional, praxis género, un cuadro con tintes realistas de la vida
que se conforma en un estilo y en formas narra- provinciana y citadina desde la perspectiva de la
tivas eficaces en relación con el propósito del clase media burguesa.

Untitled-42 118 02/06/2010, 9:32


EL CUENTO 119

Las problemáticas nacionales que obsedieron errantes (1921), La voluntad de Dios (1921), Una
a Esteban Borrero Echeverría y a Jesús Castella- mala mujer (1922), El corazón (1923) Libro de
nos en grados diferentes y que fueron en ellos amor (1924), Piedras preciosas (1924), Manico-
objeto de preocupaciones y acercamientos disí- mio (1931) y Cuatro libras de felicidad (1933).
miles, no ocupan un lugar de relevancia en la obra De esta larga lista se excluyen libros que no son
cuentística de Alfonso Hernández Catá (1885- propiamente de cuentos, como Zoología pinto-
1940), la cual conforma por su vastedad, las in- resca (1919) y La casa de fieras (1922), además
quietudes encerradas en ella y los asuntos que de otros —Mitología de Martí (1929) y Un ce-
recreó este autor, una sólida directriz cosmopo- menterio en las Antillas (1933)— que serán co-
lita que tuvo expresión en formas naturalistas mentados aparte por sus características.
harto vinculadas al espíritu del decadentismo Hernández Catá eludió las motivaciones de
francés y al positivismo. Es cierto que en los li- índole histórica y social; había preferido centrar
bros de Catá existen algunos cuentos sin duda su atención en las intimidades de la existencia
exponentes de dilemas del desenvolvimiento cotidiana para extraer de sus episodios muestras
social de la República, pero la tendencia general de un acontecer ilustrador del espíritu humano,
de sus relatos es hacia un psicologismo diverso propósito este último a cuya realización contri-
en sus exploraciones de lo humano universal y buyeron, en alguna medida, las vivencias que le
que fragua en lo cosmopolita: los escenarios de aportó el desempeño de una larga carrera diplo-
Hernández Catá son básicamente europeos. mática, iniciada en 1909 e interrumpida poco
Analizados desde el punto de vista evolutivo, antes de morir. No pretendió, salvo en algunos
los cuentos del autor dejan ver lo que podría momentos de su cuentística, plasmar dilemas de
denominarse su rasgo definidor por excelencia: la historia de Cuba y menos aún rasgos de la iden-
un creciente interés por temas y asuntos cuba- tidad nacional; tampoco se sintió atraído por
nos. Pero esto no significa que los propósitos formas del nativismo ni del costumbrismo en la
del autor en torno a la conducta del hombre medida en que ellas eran todavía funcionales
—expresados, como quedó dicho, en un natura- dentro del corpus cuentístico cubano del mo-
lismo que se orientó hacia el psicologismo en el mento aludido. En algunos relatos, por ejemplo,
examen de las pasiones, búsquedas y conflictos hay un asedio del erotismo desde la perspectiva
más generales del ser humano— no fueran los del francés Joris Karl Huysmans, principalmen-
predominantes. te la aportada por sus novelas Al revés y Allá le-
La zona de la cuentística de Hernández Catá jos. Hernández Catá se detiene en detalles
que ha sido juzgada cosmopolita resulta reitera- truculentos de la vida de individuos tempera-
tiva, y ya sus últimas muestras, por ejemplo, evi- mentales e hipersensibles, y se muestra intere-
dencian un agotamiento de asuntos, de recursos sado en captar «sucesos» del espíritu: añoranzas
narrativos y de personajes. Los mejores textos súbitas, desencuentros, amores a primera vista,
de su primer libro —Cuentos pasionales (1907)— fatales raptos de bondad y de maldad. Muchas
ilustran un contrapunto entre el orden real y el historias vienen a ser genuinas indagaciones —no
orden ideal de las cosas, discrepancia que encar- exentas de logros formales— en torno a la su-
nan seres muy singulares por el tipo de conduc- perstición, la locura, la pobreza ética y la mar-
ta que los identifica. Como el propio Catá ginación social.
sugiere pensar, luego de leídas las páginas Los sentimientos y problemas aludidos reapa-
introductorias de ese volumen, para él los hom- recen en Los siete pecados, libro de título revela-
bres y su universo de ideas están en el lugar de dor. Se trata de una veintena de cuentos escritos
dios, la naturaleza, en el del paraíso y el alma en un tono por lo general melodramático.
humana —sus contradicciones— en el del infier- Hernández Catá escudriña las causas del adul-
no. En el trasfondo queda la realidad social con- terio, el crimen, el suicidio, la codicia, la obse-
creta. Pero todo esto va matizándose y concen- sión por la muerte, la traición y el miedo. El ses-
trándose en Los siete pecados (1920), Estrellas go confesional, la concepción fatalista de la

Untitled-42 119 02/06/2010, 9:32


120 ETAPA 1899-1923

existencia, el regodeo en lo morboso y ciertas ensayístico que es congruente con la intención


dosis de cientificismo son elementos caracteri- del autor —adentrarse en las implicaciones so-
zadores del volumen. ciales de la locura—, pero que arruina la eficacia
Los críticos han estado de acuerdo en señalar artística de muchos cuentos. Cuatro libras de fe-
que Estrellas errantes, La voluntad de Dios, Una licidad ofrece una visión sombría de La Habana
mala mujer y El corazón demuestran la variedad durante la década del veinte y regresa a los te-
de intereses del autor en torno a las proyeccio- mas y asuntos desarrollados en escenarios euro-
nes de lo humano, toda vez que asuntos como la peos en los libros que el autor publicó entre 1907
existencia díscola y a veces trágica del artista, y 1924.
los dilemas de la convivencia familiar, las ten- Zoología pintoresca y La casa de fieras resul-
siones de la vida en el mar y la lucha por alcan- tan atendibles sólo por su excepcionalidad —son
zar la felicidad sin prejuicio de lo que piensen bestiarios de marcado tono fabular— y porque
los demás —tópicos estos apenas insinuados en añaden, a las inquisiciones de otros libros, una
los cuentos precedentes—, son objeto de explo- crítica distanciada —de carácter abstracto en
raciones acertadas en las obras que se acabaron cierta medida— a la precaria eticidad que Her-
de mencionar. En el tratamiento de dichos asun- nández Catá observó en los hombres. Como
tos no se observan efusiones falsas ni gratuida- señala Salvador Bueno,20 se aprecian influencias
des que habrían hecho menguar la eficacia de de Rudyard Kipling y Horacio Quiroga.
textos de estilo sobrio y recia estructura. Entre Otros libros del autor —Mitología de Martí y
otros, cabe destacar relatos de cierta extensión Un cementerio en las Antillas— poseen una re-
como «La patria azul» y «El corazón». Esta últi- veladora intención testimonial con respecto a la
ma es una historia sentimental cuyas partes realidad histórica cubana, propósito que se evi-
integradoras el autor ensambla atinadamente. dencia también en cuentos anteriores publica-
Los largos relatos de Libro de amor que no al- dos: «Los chinos» (el drama socioeconómico de
canzan a constituirse sin embargo en noveletas, los braceros asiáticos en Cuba), «La galletica»
confirman lo dicho sobre la fuerte tendencia cos- (las vicisitudes de una joven española que vive
mopolita de las narraciones de Hernández Catá: en el seno de una familia habanera cuya caracte-
los conflictos se desarrollan dentro del plano de rización muestra el orgullo de Hernández Catá
la intimidad del ser humano y se sustentan en por la hospitalidad cubana), «La bandera» (la tra-
enfrentamientos de tipo psicológico; las referen- gedia de la intervención norteamericana en Cuba
cias al ambiente y a la realidad histórico-social y el escamoteo de la victoria de los mambises) y
son muy escasas. Se trata del hombre frente a la «Cuatro libras de felicidad» (la sordidez del am-
muerte, a las extrañezas del discurrir cotidiano, biente marginal habanero). Mitología de Martí
a sus propias apetencias instintivas y a los recla- —ficciones originadas en la evocación de la vida
mos de su raciocinio. El mejor relato de Libro y la obra martianas— no es, según quedó dicho,
de amor es «El sembrador de sal», parcialmente un libro de cuentos, pero algunos textos que allí
ambientado en La Habana de los años veinte, y aparecieron lo son sin duda, como el también
en cuyo trasfondo se observa la intención de varias veces antologado «Don Cayetano el in-
describir, mediante un discurso lleno de sutile- formal», en cuyas páginas Hernández Catá tra-
zas expresivas, la sordidez del universo peque- za un acertado dibujo del protagonista, hombre
ñoburgués. recto y de confiabilidad indiscutible que no se
Lo esencial de Piedras preciosas, está dado por dejó engañar por promesas que envolvían el afán
su exotismo alucinante, excepción hecha de un de lucro de ciertos empresarios norteamerica-
texto magistral —«Los chinos»—, que mereció dos en la figura de José Martí y su labor por la
figurar no sólo en antologías posteriores de la independencia y la unión de los cubanos.
obra de Hernández Catá, sino también en otras Resulta curioso y al mismo tiempo alentador
que recogen lo mejor de nuestra cuentística. En que los cuentos «cubanos» de Hernández Catá
Manicomio es ostensible, sobre todo, un tono posean un nivel de calidad plausible con respecto

Untitled-42 120 02/06/2010, 9:32


EL CUENTO 121

a los altibajos que en igual sentido se encuen- ción que muchos intelectuales cubanos sintie-
tran en sus relatos «cosmopolitas». Esto es pre- ron por su obra hallaría una prueba en la crea-
cisamente lo que ocurre en aquellos que con- ción del concurso de cuentos que ostentó su
forman Un cementerio en las Antillas, libro nombre, certamen de los más importantes para
demasiado dependiente del acontecer histórico el desarrollo de la narrativa nacional durante las
nacional, en específico los crímenes de la dicta- últimas décadas de la neocolonia.
dura de Gerardo Machado y los sucesos revolu- Como se ha podido observar, Esteban Borrero
cionarios que contribuyeron a derrocar su go- Echeverría, Jesús Castellanos y Alfonso Hernán-
bierno, que para entonces ya no respondía a los dez Catá expresaron, en sus respectivas obras
intereses norteamericanos. cuentísticas, visiones y concepciones disímiles
Un cementerio en las Antillas es la obra que en torno a la realidad social cubana en el lapso
reafirma en Hernández Catá su condición de que va desde fines del siglo anterior hasta los
escritor cubano, a despecho de ciertos juicios de años treinta de la presente centuria. Pero las di-
la crítica en desacuerdo con aquélla. En el ensa- ferencias no son tan notables que logren borrar
yo homónimo que preside los cuentos, el autor el rasgo fundamental que une a los tres autores:
revela su visión de la República, coincidente con una sincera preocupación por el proceso histó-
la de muchos intelectuales del momento: «[…] rico nacional inmediato y su futuro. [A. G.]
un país con todos sus ideales en quiebra, prosti-
tuido y engañado desde hacía mucho tiempo por
conductores políticos que habían sembrado en 1.4.3 Otros cuentistas
los surcos abiertos por los padres de la indepen-
dencia las peores simientes».21 Más adelante ex- El escaso desarrollo alcanzado por el cuento en
presa que su libro está «[…] dedicado a los el período que estudiamos, verificable en su as-
jóvenes cubanos como un testimonio de la pecto cualitativo, no impidió, sin embargo, que
presente ignominia y una esperanza casi rabiosa una nómina bastante creciente de autores enri-
del futuro».22 Los asuntos tratados en el largo queciera el género al menos cuantitativamente.
ensayo introductorio son la penetración norte- A nombres ya reconocidos, o que con posterio-
americana, la desmoralización de la sociedad, el ridad alcanzarían prestigio en nuestras letras a
robo y el saqueo, la dependencia económica, la través de otros géneros, como Emilio Bobadilla,
justa labor revolucionaria de los jóvenes y la En- Álvaro de la Iglesia, Miguel de Carrión, Adrián
mienda Platt, entre otros. del Valle y Miguel de Marcos, se unen los de Luis
De los cuentos reunidos en Un cementerio en Rodríguez Embil, Carlos Loveira, Miguel Án-
las Antillas se destacan dos muy logrados artísti- gel de la Torre, Armando Leyva y José Manuel
camente: «Estudiantina», en el cual el autor mues- Poveda, quienes representan, junto con los me-
tra la continuidad histórica de la tradición de lu- jores exponentes, lo más sobresaliente de la
cha desde 1868 hasta la década del treinta, y «El cuentística de esos años, sin que esto signifique
pagaré», cuyo argumento le sirve para adentrarse que sus aportes fueran de mayor trascendencia.
en el ambiente rural cubano y las condiciones de Figura también un número bastante amplio de
explotación que regían en él. En términos gene- autores prácticamente desconocidos,23 algunos
rales, este cuaderno exhibe una prosa ágil de la hasta con más de un libro publicado, y cuyas
que desaparecen el tono ensayístico y las efusio- obras, de escaso valor literario, recorren una
nes neorrománticas y psicologistas de relatos an- amplia gama temática en la que concurren ele-
teriores. Pero la crítica social es demasiado explí- mentos románticos, realistas, naturalistas y hasta
cita, y los intentos de Hernández Catá por fantásticos.
caracterizar el mundo interior de Machado —uno Emilio Bobadilla (1862-1921), quien desde
de los personajes— resultan infructuosos. 1887 pasó a residir de modo permanente en Ma-
En el momento de su muerte, el autor ya era drid y en otras ciudades europeas, ya se había ase-
famoso en Hispanoamérica y Europa. La devo- gurado un nombre en el ambiente literario

Untitled-42 121 02/06/2010, 9:32


122 ETAPA 1899-1923

español, fundamentalmente a través de la crítica corte romántico basados en costumbres y suce-


y del ensayo de corte satírico, cuando, en 1900, sos nacionales, seguramente inspiradas en las
publicó el volumen de cuentos Novelas en ger- Tradiciones peruanas de Ricardo Palma.
men, editado en la capital española. Muy Miguel de Carrión (1875-1929), quien obten-
permeados por la corriente naturalista y filosó- dría mayor renombre como novelista, se inició
ficamente influidos por los planteamientos de en el cuento con el volumen titulado La última
Nietzsche, los seis relatos que constituyen el li- voluntad (1903). Constituido por cinco piezas
bro demuestran un dominio del género desde el —la que da nombre al libro y las denominadas
punto de vista técnico. Sólo en el titulado «La «El doctor Risco», «En familia», «De la guerra»
negra» aparece una leve alusión a Cuba, pues el e «Inocencia»—, fechadas todas entre abril y sep-
autor prefirió para la totalidad de su obra narra- tiembre de 1902, muestran ya las preocupacio-
tiva utilizar ambientes europeos, españoles o nes del autor al tratar de penetrar en las relacio-
franceses.24 Esta particularidad que, por supues- nes del hombre con su medio, en las que
to, no perjudica su obra, le permite a Fray Can- encuentra frustraciones, dolor, recompensa o
dil —seudónimo que Bobadilla utilizó con ma- alegría. Carrión evidencia su enorme capacidad
yor frecuencia— alcanzar en sus cuentos una de observación, y en alguno —«En familia»—
atmósfera universalista, acentuada a su vez por nos avanza su concepto de la mujer honrada, que
el carácter de los temas tratados (amores tor- luego desarrollaría en sus novelas. En otro —«El
tuosos, disquisiciones literario-filosóficas entre doctor Risco»— pone al descubierto el modo
escritores, estudio del comportamiento indivi- de vida de ciertos sectores de la sociedad repu-
dual del hombre), que se enriquecen en virtud blicana, mientras que «Inocencia» tiene un mar-
de un profesionalismo logrado al calor de lectu- cado sabor autobiográfico. De 1924 es su relato
ras bien asimiladas. Como otros narradores cu- Nochebuena, editado en forma independiente, en
banos de su época, pero en él con mayor fuerza el cual, a pesar de su factura folletinesca, logra
debido a su casi permanente estancia en España, caracterizar con relieve el quebrantamiento mo-
el lenguaje, cargado de un casticismo que en su ral de un burgués llevado a una situación fami-
caso es explicable, lo aleja, más que los temas liar límite. Con un tratamiento del tema quizás
tratados, de nuestra literatura, al punto de que demasiado cercano a Maupassant, el relato es, a
es una de las razones por la cual su obra es estu- la vez, muestra de la realidad republicana en los
diada como parte de la literatura española. Mas primeros años de su instauración.
ese hecho no impide que se le considere un es- Al analizar la totalidad de su obra cuentística,
critor cubano cuya polifacética obra, en particu- que fue recogida en 1975 en un volumen titula-
lar su narrativa, merece un detenido análisis. do La última voluntad y otros relatos, se pueden
Un español radicado en Cuba desde 1874, apreciar en ella dos etapas: la que reúne los cuen-
Álvaro de la Iglesia (1859-1940), había dado a tos publicados entre 1902 y 1904, más apegados
conocer varias novelas desde finales del siglo XIX, estructural y temáticamente a la novela, y la que
la mayoría de temas históricos, y en 1901 publi- se inicia en 1912 con el titulado «Un pedazo de
có un volumen titulado Cuentos, que sólo pre- alma», de corte romántico. En esta segunda eta-
senta el interés de algunas anécdotas, litera- pa, Carrión escribirá cuentos sólo de manera
riamente plasmadas con endeblez. Se destacan muy esporádica, sin influencia ya de lo noveles-
por el atractivo del asunto que abordan y por la co en el tratamiento de los temas, además de
manera justa y respetuosa con que tratan la gue- observarse un mayor dominio técnico del géne-
rra del 95 los titulados «Los dos emisarios» y ro. Tocado por las ideas cientificistas —algunos
«El pequeño patriota», en los que exalta el valor de sus cuentos de la época lo muestran como
del soldado cubano y la noble actitud de los mi- seguidor de las ideas propuestas por Comte,
litares españoles ante una situación extrema. De Schopenhauer y Nietzsche en relación con el
1911, 1915 y 1917 datan los tres volúmenes de comportamiento social e individual del hom-
sus Tradiciones cubanas, colección de relatos de bre—, Carrión ve el material literario como un

Untitled-42 122 02/06/2010, 9:32


EL CUENTO 123

documento humano que le permite acercarse a ca, cargadas de un humor muy a lo cubano, y
determinado fenómeno social, lo cual fue típico expresadas a través de un lenguaje de particula-
de la corriente naturalista de su principal impul- res connotaciones, en el que abundan los neolo-
sor, Emilio Zola, con quien el cubano se sintió gismos de tono jocoso. Son piezas siempre bre-
muy identificado. No obstante, en su obra vísimas en las que aparecen muchos personajes
cuentística se entrelazan elementos románticos contemporáneos del autor y ofrecen un panora-
y realistas, como sucede con la mayoría de los ma de la vida cubana en la seudorrepública, fun-
narradores de estos años. Además, todas sus damentalmente de la capital, que permite obte-
obras cortas están lastradas por un lenguaje de- ner un conocimiento más cabal de esos años.
masiado apegado a los moldes españoles, lo cual Luis Rodríguez Embil (1879-1959) recogió
contribuye a distanciarlas del lector contempo- en dos volúmenes sus cuentos: Gil Luna, artista
ráneo. En su esporádico cultivo del cuento, el (1908) y La mentira vital (1920). Textos de esti-
futuro autor de Las honradas y Las impuras, a lo fino y discreto, portadores de una profunda
pesar de que logra relatos de cierto interés, se resonancia lírica, son reveladores de preocupa-
aparta con frecuencia de los dominios del géne- ciones filosóficas expresadas en un tono de ínti-
ro y deja ver en estas piezas al novelista que ha- ma subjetividad, no carentes de inquietudes de
bía en él. carácter ético. En los titulados «La escapada»,
La cuentística del barcelonés Adrián del Valle de corte autobiográfico, «Pecado» y «Córdoba
(1872-1945), radicado en Cuba desde 1895, se triste», encontramos una adecuada estructu-
reúne en el volumen titulado Cuentos inverosí- ración, un aceptable dominio del diálogo y un
miles (1903). De 1894 datan sus Narraciones rá- lenguaje preciso, cualidades que los distinguen
pidas, breves viñetas de sabor costumbrista. Sus de una buena parte de los cuentos producidos
Cuentos inverosímiles se caracterizan por un en la etapa.
acendrado pesimismo, al cual el ser humano se La escasa obra cuentística de Carlos Loveira
ve conducido por circunstancias adversas. Pie- (1881-1928) —se conocen sólo siete piezas— se
zas como «El músico polaco», «Gloria maldita» encuentra diseminada en revistas de la década
y «Sacrificio», presentan al hombre en conflicto del 20 como Cuba Contemporánea, Smart, So-
consigo mismo. Personajes retorcidos, enfermos cial y El Fígaro. Por ende, se desarrolla paralela-
moral y síquicamente, víctimas fatales de la fuer- mente a su producción novelística, y forman,
za de la naturaleza y, por consiguiente, muy ne- juntas, una unidad coherente y armónica en
cesitados de amor, son los que están presentes cuanto a los temas que abordan, a la crítica a la
en sus piezas. Dejó dispersos en varias publica- moral burguesa, a la situación de la mujer en una
ciones periódicas de esta etapa algunos cuentos sociedad que coarta sus derechos, todo ello ex-
de carácter vernáculo. presado a través de estructuras narrativas que no
Miguel de Marcos (1894-1954) se inició en el siempre resultan sólidas, además de acusar des-
género con un tomo titulado Lujuria. Cuentos cuidos formales cuya explicación habría de ser
nefandos, sin dudas el volumen que señala con buscada en hechos de carácter extraliterario y
mayor fuerza en nuestra literatura la presencia sobre los cuales se abundará al estudiar a Loveira
de un naturalismo aberrado y grosero, trasmiti- como novelista. En sus cuentos, marcados mu-
do a través de personajes tarados por el sexo y chos de ellos por matices costumbristas, preva-
enfermos por el consumo de drogas, verdaderos lece la voluntad del autor por develar el trasfondo
desequilibrados mentales. Con posterioridad dio social de sus personajes, y algunos se distinguen
a conocer el libro titulado Fábula de la vida apa- más por lo que sugieren que por lo que expre-
cible. Cuentos pantuflares (1943).«Pantuflar»: así san. Pero aun con sus deficiencias y limitacio-
denominó el autor su estilo: suelto, rápido, vi- nes, Loveira es de los pocos cuentistas de la eta-
vaz, sin retoques formales. Influidos por el que- pa que intenta llevar a su obra una preocupación
hacer periodístico del autor, estos cuentos por los problemas sociales del país. De los siete
devienen a veces estampas costumbristas de épo- conocidos sobresalen particularmente tres:

Untitled-42 123 02/06/2010, 9:32


124 ETAPA 1899-1923

«Viejos cuadros criollos: el circo», «De los días logrados, explota con un mínimo de recursos
heroicos» y «La propina del ministro». En cada el tema de la discriminación racial, y lo hace
uno de ellos, a través de variados asuntos, Loveira utilizando con suma habilidad elementos del
penetra con su acostumbrada agudeza en diver- humor negro. Fue, además, muy diestro en el
sos ángulos de la vida nacional, poniendo al des- manejo de los finales, no por inesperados me-
cubierto facetas del ser humano como individua- nos creíbles.
lidad y como parte de un conglomerado social. Armando Leyva (1888-1942), junto con José
Y lo logra a través de un tono irónico matizado Manuel Poveda, fue uno de los escritores cuba-
por los ya aludidos elementos costumbristas, nos que llevaron a la prosa —expresada en for-
hilarantes y hasta grotescos. ma de cuentos, de crónicas literarias y de viajes,
Quizás el temperamento más fuerte y el más o de impresiones— el renacer modernista que
prometedor de los cuentistas de la época fue tuvo lugar en Cuba a partir de 1910, y que ha
Miguel Ángel de la Torre (1884-1930), fallecido dado en denominarse postmodernismo. En el
muy joven, y cuya obra no fue recopilada hasta caso de Leyva, las obras suyas que en realidad
1966. A la par de una producción periodística contienen cuentos son Alma perdida (1915) y
intensa —cultivó sobre todo la crónica, a través Las horas silenciosas (1920), aunque en ambas
de la cual fustigó duramente la estulticia de la incluye crónicas; pero deben señalarse también
vida republicana—, fue dando a conocer sus sus libros Del ensueño y de la vida (1910), Sero-
cuentos en diferentes publicaciones habaneras ja (1911), Pequeños poemas (1922), La provincia,
y de Cienfuegos, su ciudad natal, aunque en rea- las aldeas (1922) y Estampas del regreso (1923),
lidad los localizados apenas llegan a ocho. En en las que prevalecen elementos de ficción.
1914 apareció su «novelita» —el calificativo es En la producción de Leyva resaltan, en pri-
suyo— La gloria de la familia, que fue la única mer término, una preocupación esteticista y un
obra que publicó en forma de libro. Es, en reali- cuidado formal severo; a la vez, el tono intimista
dad, un cuento largo en el que plasma la frustra- y melancólico con que plasma sus narraciones
ción y caída de un ídolo familiar, muy docto y evidencia la huella de elementos románticos.
preponderante, pero que sólo logra subsistir eco- Varias de sus piezas, por las características apun-
nómicamente, junto con su familia, gracias a las tadas, carecen de esencialidad temática y, en ge-
habilidades de un hermano, pelotero profesional. neral, son ricas en adjetivaciones que contribu-
La breve obra cuentística creada por De la yen a crear un ambiente lírico. Llama la atención
Torre permite reconocer en él a un narrador que que en muchas de ellas el espacio geográfico es-
poseía, a diferencia de otros escritores de su pro- cogido sea el de Gibara, ciudad natal del autor.
moción, un dominio más acertado de la técnica En algunos cuentos de Alma perdida y Las horas
del género, lo cual se manifiesta en la forma en silenciosas se introduce el mundo de lo fantásti-
que maneja las estructuras y en la precisión de la co, donde las huellas de Poe y Quiroga no son
palabra, a pesar de emplear un lenguaje de pro- difíciles de encontrar. Rasgos de locura, aluci-
fusa adjetivación. Sorprenden las imágenes que naciones, relaciones entre vivos y muertos, apa-
utiliza por su originalidad; a la vez, las descrip- recen en piezas como «La última bañista», «Un
ciones resultan de un vigor notable. Buen ob- flirt extraño», «Un muerto», entre otras. La crí-
servador, aborda en sus cuentos diferentes te- tica ha coincidido en afirmar que es en esta ver-
máticas —un episodio de la guerra del 95, los tiente de lo fantástico donde Leyva se realiza
amores desgraciados de un joven, la ingenuidad mejor como cuentista.
de un adolescente ante la dureza de un sacerdo- Si nos atenemos a las características funda-
te, la amistad rota por la avaricia—, pero lo sig- mentales del género, no pueden considerarse en
nificativo en él es el modo francamente mo- realidad cuentos los que escribió José Manuel
derno, sobre todo si lo comparamos con sus Poveda, sino más bien relatos donde predomina
contemporáneos, con que se enfrenta al mate- un alto tono lírico que se expresa mediante la
rial de sus cuentos. En «Mongo», uno de los más utilización de un lenguaje poético enriquecido

Untitled-42 124 02/06/2010, 9:32


EL CUENTO 125

por elementos de valor sugerente. En realidad antologías dedicadas a recopilar cuentos de ca-
no fueron muchos los que escribió Poveda,25 rácter fantástico. Acusa peculiaridades que lo
pero en la mayoría de ellos está presente un mar- acercan a la fábula y, por consiguiente, deviene
cado carácter autobiográfico, además de desta- un texto que encierra una moraleja, aunque áci-
carse por la profundidad de las observaciones psi- da y cruel, nada menospreciable.
cológicas que realiza. Otra nota que los distingue El balance que deja la obra de los cuentistas
es la presencia de la mujer como elemento de de menor significación nos permite expresar
dicotomía en un proceso recíproco de acepta- que el esfuerzo realizado por estos autores para
ción y rechazo. En «Cantos glebales», Poveda penetrar en un género carente de tradición en
singulariza a la masa desposeída de orientación, Cuba debe estimarse en el sentido de que con-
pero capaz de tener anhelos. tribuyeron a sentar las bases de su desarrollo
De todos los relatos conocidos del autor de posterior, cuando, a partir de la década del 30,
Versos precursores, el más divulgado ha sido «La el cuento cristaliza definitivamente en nuestra
tragedia de los hermanos siameses», incluido en literatura. [C.R.]

NOTAS
(CAPÍTULO 1.4)

1
Véase al respecto, de Ambrosio Fornet: En blanco y Luis Toledo Sande. Editorial Arte y Literatura, La
negro. Instituto del Libro, La Habana, 1967, capítu- Habana, 1978, pp. 7-46.
lo I. 12
Ambrosio Fornet: ob. cit., p. 25.
2
Ibíd., p. 29. 13
Jesús Castellanos: De tierra adentro. Imp. Cuba y
3
Manuel Pedro González: «En torno a nuestro cuen- América, La Habana, 1906, p. 1.
to», en Social. La Habana, 17 (1): 67, enero 1932. 14
Ibíd., p. 3.
4
Puede consultarse al respecto el trabajo de Ambrosio 15
Fornet: «Literatura fantástica. Los precursores», en Ibíd., p. 4.
Bohemia. La Habana, 58 (39): 28-29, sept. 30, 1966. 16
Luis Toledo Sande: «Prólogo», en Jesús Castellanos:
5
Manuel Cofiño: «Prólogo», en Esteban Borrero La conjura y otras narraciones. Ob. cit.
Echeverría: Narraciones. Editorial Arte y Literatu- 17
Ibíd.
ra, La Habana, 1979, pp. 3-11.
18
6 Max Henríquez Ureña: «Jesús Castellanos: Su vida
Esteban Borrero Echeverría: Narraciones, ob. cit., y su obra», en Jesús Castellanos: Los optimistas. Lec-
p. 52. turas y opiniones. Crítica de arte. Talleres Tipográfi-
7
Cf. Ambrosio Fornet: En blanco y negro. Ob. cit.. cos del Avisador Comercial. La Habana, 1914, pp.
8
11-56, p. 47.
Cf. Sergio Chaple: «El cuento en Cuba», en Anua-
19
rio L/L, núm. 5, La Habana, 1974, pp. 91-100. Jesús Castellanos: La conjura y otras narraciones, ob.
9
cit., p. 334.
Esteban Borrero Echeverría: Narraciones, ob. cit.,
20
p. 140. Salvador Bueno: «Alfonso Hernández Catá a los cien
10
años (1885-1985)», en Revista de Literatura Cuba-
Luis Toledo Sande: Tres narradores agonizantes. Edi- na, La Habana, 3 (5): 156-160, jul. 1985.
torial Letras Cubanas, La Habana, 1980.
21
11
Alfonso Hernández Catá: Un cementerio en las An-
Luis Toledo Sande: «Prólogo» en Jesús Castellanos: tillas, s/e, Madrid, 1933, p. 13.
La conjura y otras narraciones. Selección y notas de
22
Ibíd., p. 16.

Untitled-42 125 02/06/2010, 9:32


23
Entre esos autores se encuentran Evaristo Martínez 25
De José Manuel Poveda puede consultarse las sec-
Alonso, Mario Giral Ordáñez, Justo F. Barés, ciones «Relatos» y «La vida interior» de su Prosas.
Guillermo Domínguez Roldán, José Bonachea, Car- Tomo II. Selección, prólogo y notas de Alberto
los C. Gárate, Heliodoro García Rojas, Flaviano Rocasolano. Editorial Letras Cubanas, La Habana,
González Sánchez y otros. 1984; recogen un total de once piezas que reúnen,
24
Debe consignarse que la primera parte de su novela en mayor o menor medida, características que las
A fuego lento (1903) se desarrolla en una ficticia re- aproximan al cuento.
pública latinoamericana.

Untitled-42 126 02/06/2010, 9:32


1.5 LA NOVELA

1.5.1 La novelística en la etapa: tendencias y Miranda, que ofrece un panorama cruel y des-
estilos garbado de la capital de la isla.
Si bien el siglo termina con un balance bas-
Cuando a comienzos del siglo XX la informada tante significativo —el crítico Roberto Friol re-
y actualizada crítica francesa estaba ya práctica- laciona como «obligadas especificaciones» las
mente despidiendo al naturalismo en Europa novelas tituladas Antonello (1839), Cecilia Valdés
como corriente estética prevaleciente, en Amé- (1892, edición definitiva), Amistad funesta
rica Latina permanecía como elemento propicio (1885), Mi tío el empleado (1887) y Leonela
para ofrecer una peculiar cosmovisión crítica de (1893), y añade, «a su cuenta y riesgo», de Fran-
la realidad, que se manifestaba sobre todo a tra- cisco Calcagno, la titulada En busca del eslabón
vés de la violencia, predominante en una deter- (1888)—1 resulta obvio que existía un retraso
minada sensibilidad generacional, y que expre- general del desarrollo evolutivo del género en
saba en buena medida la lucha de los explotados relación con la literatura universal.
contra las oligarquías terratenientes y el impe- Pervive aún en estos primeros lustros repu-
rialismo. A la vez, exponía al mundo burgués las blicanos la influencia romántica, presente aun
lacras sobre las cuales se asentaba su poderío y para las figuras mayores de esta etapa, aunque se
su cómodo bienestar, y se regodeaba en presen- dejará sentir con mayor fuerza en los novelistas
tar la cruda realidad social, sin escatimar buceos de folletín, abundantes en el período; pero la nota
en el aspecto del sexo. Si bien como aspecto de predominante en este cuarto de siglo seudo-
voluntad estética la novela latinoamericana de rrepubliano se resume en la presencia naturalis-
esos años no muestra, en líneas generales, obras ta entre los escritores, que no escapan tampoco
de merecido rango artístico, no es menos cierto a la influencia del realismo español decimo-
que, en esencia, documentó a los potenciales lec- nónico, a pesar de que los autores peninsulares
tores de realidades que, o bien ignoraba, o bien se sentían en cierto modo apegados a temas de
fingía desconocer. carácter individual.
En Cuba, cuya narrativa, desde sus orígenes, Las cinco figuras que dominaban el período
está marcada por rasgos esencialmente realistas, —Carrión, Loveira, Castellanos, Ramos, y en
la influencia naturalista se comienza a constatar medida mucho menor Hernández Catá— se
hacia finales del siglo XIX a partir de la figura de preocuparon por reflejar, a través del natura-
Martín Morúa Delgado y de sus novelas Sofía lismo, nuestros más acentuados males republi-
(1891) y La familia Unzúazu (1901), aunque canos, y adoptaron, cada uno en la medida de
perfiles mucho más acusados de esta tendencia sus posibilidades artísticas y de captación en sí
aparecen en novelas de inferior calidad, como del fenómeno, una actitud crítica ante la desin-
Memorias de Ricardo (1893), de Manuel María tegración del espíritu nacional, prácticamente
[127]

Untitled-42 127 02/06/2010, 9:32


128 ETAPA 1899-1923

atomizado a partir de la frustrada guerra hispa- sas imperantes, y aunque los dramaturgos y los
no-cubana-norteamericana. Su actitud está poetas también abordaron el fenómeno que se
lastrada, sin embargo, por un tono pesimista que vivía, como lo hizo igualmente el periodismo, la
los convirtió en unos solitarios rebeldes, aun- ensayística fue la que más permeó el género que
que este pesimismo, «al oponerse al optimismo abordamos. Es por ello que en esta etapa la
oficial, cumplió una función crítica»;2 la filiación novelística acusa un marcado carácter de tesis,
al naturalismo de estos autores significó un cons- típico además del naturalismo, pues los escrito-
tante afán por condenar el orden existente. Aun- res se sienten compulsados a través de sus per-
que esto, en sí mismo, no era suficiente para sonajes a ofrecer determinada información —que
combatir tantos males heredados y creados du- adquiere un notable tono ensayístico— sobre la
rante la seudorrepública, «la novela era la expre- problemática nacional. Es entonces cuando el
sión cultural que acercaba más a la sociedad al discurso literario cubano de esos años va a tener
espejo de sus defectos y vicios».3 una intencionalidad y trascendencia filosófica
El carácter hasta cierto punto testimonial de que evidencia, en primer término, una influen-
la novelística cubana de estos años propició que cia nietzscheana que en la obra de los narrado-
fuera, simultáneamente, una novelística de in- res se vincula a posiciones positivistas y libera-
tención, y que expresara, además, una comuni- les. Esta influencia del filósofo alemán se
dad de ideas y estilos que en su peculiar diferen- manifiesta, más que como escuela filosófica,
ciación e individualización artística era muestra, como concordancia con la vida espiritual de
sin embargo, de una homogeneidad que se ma- aquellos años, por lo que su repercusión en el
nifestaba al plantear los principales problemas proceso cultural del país no puede ser analizada
históricos, políticos y sociales que conmovieron de un modo ahistórico, sino que expresa una
al país en esos años. Si bien escritores como identificación que sólo debe verse en el contex-
Carrión o Loveira no lograron, en última ins- to de un conjunto de matices y características
tancia, desentrañar en su esencia la armazón so- muy peculiares.
bre la que se asentaba la corrupción imperante, Sin embargo, nuestros narradores, en sus in-
sí tuvieron sensibilidad para adentrarse en los cesantes búsquedas y modos de brindar una res-
complejos procesos psicológicos (Carrión) y éti- puesta a sus preocupaciones, no fueron ni tan
cos (Loveira) consustanciales a los personajes y positivistas ni tan nietzscheanos. Si bien es cier-
a las situaciones que abordan en sus respectivas to que se identifican con estas corrientes filosó-
obras. Ello fue logrado, a veces hasta con maes- ficas, no pretenden filosofar, sino que subordi-
tría, porque emocionalmente y en todos los sen- nan este elemento al factor estético, sobre todo
tidos fueron hijos de su propia época; aunque en la poesía, aunque en ningún momento pasan
no se proyectaron hacia el futuro sino sólo de por alto el carácter eminentemente cognoscitivo
manera indirecta, desenmascararon la sombría que les quieren imponer a sus obras, como for-
sociedad que les correspondió vivir, y en tal sen- ma de explicar su creación y lo que les rodeaba.
tido desempeñaron un papel histórico que les A pesar de los propósitos que la animaban, la
posibilita ser analizados hoy como hombres de novela de estos años no dejó de ofrecer una vi-
signo positivo, comprometidos con su tiempo. sión maniquea, epidérmica, de la realidad nacio-
Si, como agudamente apunta Friol en su cita- nal, y presentó conflictos en que los conceptos
do artículo, «nuestra novela, en sus orígenes, le del bien y del mal, la justicia y la injusticia, se
debe tanto al teatro y a la lírica como a la propia enfrentaban a través de personajes que encarna-
novela»,4 la novelística de los primeros veinti- ron inflexiblemente esas nociones, por lo que se
cinco años de este siglo experimenta, concep- convirtieron a veces en verdaderas abstraccio-
tualmente, una gran identificación con el discur- nes, carentes de vitalidad y de fuerza humana, y
so ensayístico. Ello se explica en buena medida cuando las poseen es para llevarlas a extremos
por el afán de los narradores de darse y de dar a poco creíbles. A la vez, esta novelística que tuvo
su vez una explicación acerca del estado de co- un carácter expositor, no logró por ello que los

Untitled-42 128 02/06/2010, 9:32


LA NOVELA 129

conflictos planteados fueran adecuadamente quisitez formal de realización artística, tan aje-
interiorizados y, por ende, no sirvió para mode- na a escritores como Loveira.
lar conciencias, al punto de que en muchas opor- Muchas figuras menores cultivaron el folle-
tunidades las relaciones sociales que muestra no tín, donde se acentuaba, además, la nota pinto-
aparecen guiadas por las leyes históricas, sino resca o los dramas truculentos, como sucede en
por el signo de la fatalidad. autores —algunos de una sola obra— como
De esta forma, Loveira, Ramos y Carrión Francisco Puig de la Puente (1839-1917), To-
observaron el panorama en el plano de la clase más Jústiz del Valle (1871-1959), Guillermo de
media urbana, y Jesús Castellanos se apoyó en Montagú (1881-1949), Manuel Villaverde (1884-
la vida intelectual del país, en tanto que Emilio 1962), Ramón Ruilópez, Octavio de la Suarée,
Bobadilla dio a veces visiones esperpénticas (A Waldo A. Ínsua, Fermina de Cárdenas, Jaime
fuego lento) de la realidad latinoamericana. Otros Mayol Martínez y Miguel Ángel de la Campa,
sectores de la población —negros, la clase obre- entre otros muchos nombres de escaso mérito
ra— se representaron a través de conflictos ori- en nuestro quehacer literario.
ginados por la propia condición inferior en que Por otra parte, un buen número de novelas
vivían, de ahí que muchas novelas —la mayoría (Vía Crucis, de Emilio Bacardí, La insurrección
de ellas de escaso vuelo artístico— presentaran de Luis Rodríguez Embil, La manigua sentimen-
problemáticas como las del suicidio (Mersé, de tal, de Jesús Castellanos) se adentraron con pe-
Félix Soloni), la drogadicción (La raza triste, de culiares características en el tema de la guerra
Jesús Masdeu), la discriminación racial (La mu- —bien la del 68 o la recién concluida del 95—,
lata Soledad, de Adrián del Valle), y que muchos de la que ofrecieron visiones a veces veraces, pero
de estos personajes se vieran atrapados por la otras permeadas por los propios criterios pesi-
enfermedad, preferentemente la tuberculosis, mistas de sus autores.
por la opresión de los usureros o por cifrar en el O sea, entre 1899 y 1923 confluyen novelas
juego su única posibilidad de salvación, aunque de corte histórico, de carácter psicológico, so-
en todas ellas el factor discriminatorio desde el ciológico, costumbrista; estas últimas encuen-
punto de vista racial es la sustentación común. tran su representación artística por medio, en
Estos conflictos, que se unen a los que se pu- primer término, del naturalismo, aunque que-
dieran llamar los grandes temas de la etapa dan aún reminiscencias de corte romántico y
—lacras de la politiquería, fraude, peculado, de- cierto influjo modernista, mucho más verifica-
pendencia semicolonial del imperialismo—, tu- ble en la cuentística de la etapa. Frente a esta
vieron su representación estética mediante el diversidad de tendencias y estilos prevalece un
naturalismo, como se ha apuntado anteriormen- denominador común: el realismo, rasgo pecu-
te, pero también hay mucho en estas novelas, liar de nuestra novelística desde sus orígenes. En
tanto en las más reconocidas como en las menos oportunidades, no poco frecuentes por cierto,
significativas, del costumbrismo, expresado so- coincide en algunas de las novelas de la etapa, de
bre todo al trasladar a la literatura la vida del tí- manera simultánea, esta aludida diversidad, por
pico solar habanero (El tormento de vivir, de lo que no resulta fácil deslindar a veces el carác-
Arturo Montori, es sólo un ejemplo). Encon- ter específico o propio de muchas de estas obras.
tramos también planteados, sin que se dejen de Hay autores que se deciden por clasificar esta
tratar los temas más sobresalientes de la etapa, novelística en histórica, costumbrista, satírica,
conflictos de carácter psicológico (Las honra- política, psicológica, de rasgos modernistas con
das, de Miguel de Carrión), de intención socio- tendencia a la llamada universalización de los
lógica (Las impuras, del mismo autor), que reci- temas, como se plasma en la obra de Hernández
ben un tratamiento naturalista, en tanto que Catá. Otros críticos5 prefieren hacer divisiones
figuras como Castellanos o Hernández Catá se de carácter histórico y señalan, por ejemplo, que,
sintieron ganados por el modernismo, que com- entre 1898 y 1912 —fin de la dominación espa-
portaba cierto preciosismo en la prosa y una ex- ñola y término del gobierno de José M. Gómez,

Untitled-42 129 02/06/2010, 9:32


130 ETAPA 1899-1923

respectivamente—, prevaleció entre los escrito- —varias de ellas podían coincidir a la vez en un
res más activos el cultivo de una novelística ba- mismo autor— nos demuestra las constantes
sada en temas histórico-patrióticos, además del búsquedas que realizaron nuestros novelistas por
predominio entre algunos narradores de la ideo- encontrar una sustentación a sus formulaciones,
logía anarquista, que se reflejó en su producción pero evidencia sobre todo que este afán estaba
artística, sin olvidar tampoco novelas truculen- enmarcado, no en un deseo voluntario de afe-
tas o de un trasnochado romanticismo, e inclu- rrarse a determinada postura, sino de buscar den-
so algunas basadas en temas religiosos; en tan- tro de esa misma variedad los acomodos necesa-
to, entre 1913 y 1923 tuvo enorme fuerza la rios a las distintas posiciones que se asumían y
crítica a los convencionalismos sociales y mora- defendían a veces con apasionada violencia. Esta
les que lastraban el desarrollo del individuo, para actitud era además consecuencia, en parte, de una
lo cual el naturalismo fue la vía más expedita de falta de sistematicidad y rigor en muchos de es-
realización; como también lo fue en ese mismo tos escritores, algunos de los cuales, como
lapso para criticar la corrupción política y admi- Loveira, fueron autodidactas.
nistrativa. La crítica ha sido unánime en consignar que
Dentro de este panorama de tendencias y es- con los novelistas de estos primeros lustros se
tilos diversos se proyecta de manera indepen- puede reconstruir buena parte de la fisonomía
diente la figura de Juan Manuel Planas, autor de del país en aquellos años, y le otorgan a obras
la que se había tenido hasta ahora como nuestra como las de Loveira el carácter de verdadero tra-
primera novela de carácter científico,6 La corrien- tado de sociología cubana. Es cierto que las no-
te del golfo (1920), a la que siguieron otras de velas de esta etapa contienen un material abun-
este mismo corte y de carácter histórico. dante, y en oportunidades hasta crudo, de la
Es de suponer que tanta pluralidad de con- realidad cubana de esos años; en la mayoría de
cepciones artísticas tuviera como trasfondo nu- ellas se intentaba plantear preocupaciones de al-
merosas influencias literarias: Guy de Maupas- cance nacional, pero a pesar de ello, buena parte
sant, Emilio Zola, Eça de Queiroz, Emilia Pardo de las novelas arrastra el lastre del dilettantismo,
Bazán, Vicente Blasco Ibáñez. De todos ellos, lo cual pondría en tela de juicio el sentido que
parece ser Zola el que más ascendencia tuvo, de la profesionalidad artística tenían estos escri-
aunque fue también acentuada la presencia, so- tores. Resulta obvio que ninguno de ellos pudo
bre todo, de escritores españoles de poco méri- desenvolverse económicamente con las posibles
to literario, como Felipe Trigo, Pedro Mata y El ganancias que dejaran sus obras —en no pocos
Caballero Audaz (seudónimo de José María Ca- casos se quedaban endeudados después de pu-
rretero), que se deja entrever cuando nuestros blicar un libro— pero en ello no estriba la
autores menos significativos se dedican a escu- profesionalidad o no de un autor, sino que se
driñar, sin talento artístico, en lo sexual y lo es- trata de asumir el arte, en este caso la literatura,
catológico. con un verdadero sentido crítico y desde posi-
Ya se advertía anteriormente que la tan co- ciones no convencionales, independientes. En
mentada influencia de Nietzsche se dejaba sen- esta dirección los salva su voluntad de enfren-
tir más en el espíritu que en la letra, lo que tam- tar, con los medios que tenían a su alcance, los
bién sucedió con otros filósofos como Spencer, conflictos de la sociedad de su tiempo y conver-
Max Nordau, Bergson. Algunos narradores se tirse en jueces severos de una realidad que repu-
hicieron eco de las ideas de Proudhon, Malatesta, diaban, pero que no supieron violentar más que
Kropotkine (estos dos últimos tan citados por con su palabra. Resulta significativo, por otra
Loveira), Bakunin y Malato. Otros fueron parte, que casi ninguno de ellos —Loveira y
pragmatistas, como Ramos, quien un poco más Carrión resultan una excepción— fueron hom-
tarde abrazó el socialismo científico; o darwi- bres de una participación activa en la agitada vida
nistas sociales, evolucionistas y hasta intuicio- política nacional, lo cual les permitió mantener-
nistas. Este abanico de posiciones filosóficas se al margen de los inevitables compromisos,

Untitled-42 130 02/06/2010, 9:32


LA NOVELA 131

aunque ello no significa, por supuesto, un des- tinoamericanas coetáneas, que tuvieron un mar-
entendimiento de los acuciantes problemas na- cado carácter telurista, no se establece en la
cionales. Fueron, en esencia, hombres de ideas novelística cubana de este período una relación
y no de acción, que se refugiaron, además de en de identidad entre el hombre y la naturaleza, pues
la novela, en el periodismo, para dar a conocer nuestra novelística de esos años es esencialmen-
sus opiniones. No pocos de ellos se dejaron con- te urbana, aunque se cultivaron algunas novelas
quistar también por el ensayo —Ramos, Loveira, de ambiente rural. En estas obras, clasificadas
Castellanos— o bien lo cultivaron, como ya se por la crítica como de corte realista criollista, se
ha expresado, dentro de la propia novela para ofrece una visión idílica del campo y del campe-
poder emitir sus criterios, en un desesperado sino cubanos, carente de identidad y verosimili-
diálogo con la conciencia. tud. No obstante, y aun tomando en considera-
Una preocupación esencial de los principales ción las reconocidas diferencias regionales, el
novelistas de la etapa es indagar en las posicio- ritmo de la novelística cubana de estos años
nes morales de sus personajes y no en afirmar- marcha bastante parejo en relación con el desa-
las, de ahí que éstos intentan llevar a cabo la bús- rrollo y la problematización que plantea la
queda de sus esencias en medio de un colapso novelística latinoamericana, aunque no encara los
político y social que era muestra de la desinte- grandes enfrentamientos regionalismo vs. uni-
gración de los valores esenciales del hombre. A versalismo, rasgo peculiar de esta narrativa. Sí
través de este caos, no siempre bien construido existen contactos estilísticos entre la literatura
y expresado artísticamente, se encuentra, por cubana y latinoamericana de la etapa, como tam-
encima del placer de escribir, una profunda ope- bién los hay de enfoque y de geografía humana,
ración de conocimiento, un arte que trata de por lo cual puede hablarse de una voluntad de
explicar una concepción del mundo y de la mis- comunión histórica que permite que las novelas
ma literatura más por la intencionalidad que por sean expresión profunda de la sociedad ameri-
los resultados obtenidos. Además, estos nove- cana, de nuestra unidad de destino.
listas no se permitieron el placer de autocom- En cuanto a las técnicas narrativas, se ha ex-
placerse, y si bien es cierto que crearon con des- presado que nuestra novelística adoleció, entre
medido entusiasmo, no traspasaron el nivel de 1899 y 1923, de ser rudimentaria, casi pre-
intentar superar los síntomas de agotamiento y flaubertiana, pues, entre otras consideraciones,
de dispersión social existentes. Si muchos de los el autor se hace copartícipe y opina en medio de
personajes arquetípicos que se presentan elevan los personajes, por lo que ignora la noción de
el amor entre los sexos a la condición de valor objetividad en la ficción y atropella los puntos
supremo —personajes de Carrión, de Loveira, de vista. De este modo, el autor no pretende
de Ramos, de Hernández Catá—, se exalta la mostrar sino demostrar, y esto lo conduce a ca-
búsqueda por la mujer de sí misma y de su lugar racterizar superficialmente a los personajes y a
en la sociedad, con el consiguiente rechazo, tan- presentarlos de modo arquetípico, de una sola
to de la imagen de lo femenino impuesta por el pieza, como los tipos de extorsionadores y vivi-
patriarcado, como de todo intento feminista de dores del presupuesto que aparecen en las nove-
hacer asumir a la mujer, como propia, la imagen las de Ramos y Loveira.
tradicional de lo masculino. Por otra parte, es significativo que en el espí-
El rechazo de estos novelistas a una preten- ritu de estas novelas se advierta un más hondo
dida neutralidad del arte susceptible de ser con- sentido realista, una más exacta ponderación de
siderado únicamente en función de una estética la vida y una mayor reflexión de la realidad, ade-
tenida por objetiva, hizo plausible el carácter más de revelar dos propósitos: exponer los erro-
auténtico de sus obras, y permitió que la políti- res de una sociedad corrompida y derivar de ellos
ca fuera en ellos una explicación más de su co- presupuestos morales. El carácter propugnador
nocimiento del tiempo histórico vivido. Por otra de postulados éticos de la novelística de la eta-
parte, a diferencia del resto de las literaturas la- pa, en un afán por desentrañar los males de la

Untitled-42 131 02/06/2010, 9:32


132 ETAPA 1899-1923

falsa república y mostrar las desviaciones de los del siglo».7 Sin dudas constituye ésta una apre-
ideales de los fundadores de la patria, constitu- ciación muy aguda. Fue Castellanos el escritor
ye una opción que propicia un comprometi- de su promoción a quien más le afectaron el
miento de nuestros escritores con la realidad desinterés y la abulia reinantes en el momento
nacional, a pesar del sentido pesimista —con un en que le correspondió desenvolverse en tanto
trasfondo de apasionado optimismo hacia el fu- creador. Como el conflicto lo experimentó en
turo— que impregna sus obras. carne propia, su obra novelística está marcada,
Puede afirmarse que la novelística cubana del como muchos de sus cuentos, por el afán de tra-
primer cuarto de siglo XX careció, en líneas ge- tar de indagar en la esencia del problema, pero
nerales, de fantasía creadora —salvo aquella analizándolo siempre desde la posición y la pers-
escasa producción adherida a los cánones moder- pectiva del intelectual, en quien cifró sus espe-
nistas—, y evidenció por ende, un escaso movi- ranzas para salvar los destinos de la humanidad
miento de la imaginación. Mas ello no es cen- y en particular los de su patria.
surable en modo alguno, pues fiel a nuestra Típico representante de una élite intelectual
tradición realista, y a pesar de los moldes ex- de la que fue, sin dudas, una de sus expresiones
tranjeros con que se conciben estas obras, mues- más altas, Castellanos, como muchos de sus con-
tran el compromiso de los escritores con el tiem- temporáneos, pero quizás con mayor fueza y
po en que vivieron y evidencian que ellos sentido de la responsabilidad que ninguno de
asumieron la creación en el sentido de avanzar ellos, se sintió impelido a reanudar la tradición
siempre hacia posturas progresistas. Es posible literaria truncada por la muerte de Martí y Ca-
que se les pueda acusar de cierto mimetismo, de sal, y a la vez que se consideró deudor de su
ser insuficientes al abordar los candentes pro- maestro Manuel de la Cruz y también de Cirilo
blemas que tratan, de que los autores no tuvie- Villaverde y de Nicolás Heredia, se dejó ganar
ron demasiado sentido artístico al manejar los por las tendencias psicologistas francesas —vol-
temas, pero lo cierto es que, analizada desde una vió su inquieta mirada a París para beber en
perspectiva actual, se evidencia que no fue en Maupassant, Daudet, Zola y Flaubert—, mien-
modo alguno conservadora y se asentó en la tra- tras que con un sentido más pragmático del co-
dición popular más genuina. tidiano vivir, defendió el sistema económico
Se sabía que no podía esperarse nada de los norteamericano a contrapelo de las fuertes ten-
«generales y doctores» de la ya fracasada repú- siones que crearon en su momento la admisión
blica, pero los narradores de esta llamada pri- de la Enmienda Platt y la cada vez más fuerte
mera generación republicana devinieron jueces penetración yanqui en Cuba.
severos de su tiempo, y a pesar de su pesimismo Quizás el escritor cubano de la llamada pri-
y de sentirse frustrados en lo esencial humano, mera generación republicana que más requiera
sus obras permanecen como ejemplos positivos de nuevas y enriquecedoras relecturas sea Jesús
de la necesidad de encarar con optimismo un fu- Castellanos. Analizar su obra novelística, inte-
turo que aún no se advertía promisorio, pero que grada por La conjura (1909), La manigua senti-
muy pronto comenzaría a experimentar saltos mental (1910) y Los argonautas —esta última
cualitativos al iniciarse un cuestionamiento dia- inconclusa y no publicados hasta 1916 los dos
léctico de los fundamentos del sistema. [C.R.] únicos capítulos que al parecer escribió—, im-
plica, en primer término, efectuar un deslinde
en el sentido de si las obras mencionadas, sobre
1.5.2 La obra novelística de J. Castellanos y todo las concluidas, pueden o no considerarse
A. Hernández Catá novelas en la significación ortodoxa del térmi-
no, o si más bien se inscriben en lo que más
El crítico, pintor y también novelista Marcelo modernamente llamamos noveleta. De nouvelles
Pogolotti señaló que «Jesús Castellanos ejem- o novelas cortas calificó Max Henríquez Ureña,
plifica al intelectual consciente en los umbrales amigo y cercano colaborador de Castellanos, a

Untitled-42 132 02/06/2010, 9:32


LA NOVELA 133

La conjura y La manigua sentimental, mientras sentación fuerte o convincente, y mucho menos


que para Los argonautas, de la que pudo haber un héroe, resulta adecuado, en el sentido en que
conocido más de los dos capítulos publicados el autor lo va mostrando como un hombre inca-
póstumamente, reserva la clasificación de novela. paz de aceptar su realidad social, pero imposibi-
En realidad, las dos obras concluidas resisten litado también de rebelarse.
mejor la clasificación que les otorga Henríquez Si Jesús Castellanos pretendió con el perso-
Ureña, no sólo porque sean breves, sino por otras naje de Augusto Román ofrecer un ser superior,
razones que pueden resultar más atendibles, ta- dotado de amplias facultades intelectuales, su
les como el modo de abordar y resolver la trama intento no estuvo en correspondencia con lo al-
planteada, la presentación y solución del núcleo canzando, pues Román se convierte en el sím-
dramático y los procedimientos que utiliza para bolo del intelectual derrotado por el medio e
complejizar la anécdota, entre otras. incapacitado para desplegar energías. Esa inca-
La crítica ha coincidido en afirmar que La pacidad tiene su origen tanto en la mediocridad
conjura resulta la mejor obra escrita por Caste- del ambiente como en su propia frustración per-
llanos. El volumen, integrado por la pieza que le sonal. El final del personaje es cruel, pues mien-
da título y también por las tituladas «Una heroí- tras a lo largo de la obra el autor trató de elevar-
na», «Cabeza de familia», «Naranjos en flor», lo espiritualmente, de hacerlo aparecer incólume
«Idilio triste» y «Corazones son triunfos», cons- ante la podrida sociedad que lo rodeaba, ya en
tituye, según criterio de Henríquez Ureña, un las últimas páginas, vencido y aniquilado, pero
«manojo de novelas cortas»,8 aunque en reali- virgen ante el rastacuerismo prevaleciente, cae y
dad pueden considerarse como tales «La conju- claudica:
ra» y «Una heroína», si bien esta última no ha
sido estudiada bajo tal denominación. El antiguo Augusto Román, macilento y
La conjura gira en torno a un asunto que, sin alucinado, había muerto, poco importaba
dudas, debió haber afectado considerablemente que en vez de huir de la ciudad se hubiese
a Jesús Castellanos en tanto hombre de letras: desvanecido aquella misma noche. En su
el conflicto de un intelectual —Augusto Ro- lugar abría los brazos potentes un nuevo
mán— en una sociedad en la que prevalecen in- Augusto Román, ávido de placeres sensua-
tereses opuestos al desarrollo de las capacidades les y poco preocupado de averiguar el des-
de los hombres como seres mentalmente acti- envolvimiento de la manera…11
vos. A partir del citado personaje, a través del
cual se va estructurando toda la trama de la obra, La «muerte» de Augusto Román cerraba casi
el autor muestra lo que, para Henríquez Ureña, descarnadamente el ciclo de un hombre, de un
constituye el personaje central de la obra: el intelectual, que sucumbió al medio y, por tanto,
medio social, al cual el crítico le confiere una no pudo convertirse en un mito, sino que tuvo
importancia tal que, opinó, «valía la pena haber que seguir las huellas de su tiempo a pesar de
alargado la novela el doble, con tal de darnos una estar consciente de la esterilidad del ámbito en
pintura intensa y fuerte del medio».9 Ese entor- que le correspondió desenvolverse. Augusto
no social que subyace, pero que no es mostrado Román no pudo alzarse como un héroe porque
abiertamente al lector, y frente al cual el prota- fue un producto en consonancia con la índole
gonista se articula de un modo insuficiente, de su entorno social. El personaje fue uno más
muestra el intento fallido del escritor de en la corriente de los fracasados.
«engrampar el protagonista con la sociedad»,10 Por otra parte, en La conjura, a diferencia de
que permanece representada por leves pincela- De tierra adentro, se observa un mejor domi-
das del mundo exterior, tales como los rejuegos nio de nuestro lenguaje, que resulta más autén-
políticos y la falsa moral. Sin embargo, el proce- tico y nacional a partir de construcciones
dimiento psicológico para presentar a Augusto fraseológicas de estricta cubanía; mientras que
Román, personaje que no llega a ser una repre- en la descripción de ambientes se advierte el

Untitled-42 133 02/06/2010, 9:32


134 ETAPA 1899-1923

dibujante que Castellanos fue. Asimismo, La Por los rasgos que se observan en Los
conjura se distingue por la importancia que el argonautas, esta novela pretendía convertirse en
autor concede a los colores en función de apo- una especie de resumen de los asuntos tratados
yar su narración, muestra del arte pictórico que por Castellanos en su narrativa. Además, entre
cultivó. Significativas resultan también las sen- Castellanos y Jordán puede establecerse una se-
saciones auditivas, olfativas y gustativas que el rie de rasgos comunes17 que hacen de este per-
autor logra trasmitir a los lectores, elementos sonaje una especie de alter ego del autor.
que evidencian la fina sensibilidad y la delica- El escepticismo naturalista que dominó a
deza del escritor. Aunque a menudo excesiva, Castellanos le impidió concebir personajes lite-
su adjetivación no deja de tener interés, funda- rarios con perfiles heroicos. A pesar de las espe-
mentalmente por la precisión con que utiliza ranzas que en algunos momentos sostienen Cas-
cada adjetivo, lo cual lo diferencia de otros na- tellanos y su especie de doble, Jordán, el título
rradores contemporáneos suyos, ganados más de Los argonautas quizás se deba a los criterios
por lo que decían que por el modo en que lo expresados por Rosales, cercano amigo del pro-
expresaban. tagonista:
Según refiere Max Henríquez Ureña, a La
conjura «debía suceder, en orden de publicación, Amigo Jordán, pobre Camilo, viajero tris-
una novela cuyo plan maduraba Castellanos: te, la única forma para este caso de aban-
“Los argonautas”»,12 obra que «había de tener dono a las propias fuerzas, es abrir batalla
una significación eminentemente nacional».13 sin piedad contra el mundo y su bolsa, con
Otro escritor de la época, Bernardo G. Barros, las mismas armas que de él se han sufrido,
testimoniaba que la obra «tendría como fin es- correr con fanatismo de argonauta y con
tudiar nustro medio social [y] el argumento iba codicia de cada minuto, en pos del velloci-
a ser desenvuelto […] sin grandes complicacio- no de oro que todas las épocas incensaron.18
nes de procesos».14 Para Henríquez Ureña esta-
ba llamada «a tener extensa resonancia, no sólo ¿Qué destino le había deparado Jesús Caste-
por su significación literaria, sino también por llanos a Camilo Jordán? ¿Acaso el mismo que a
su significación social, por la trascendencia ne- Augusto Román? Siempre quedará la incógnita,
cesaria que tendría como análisis de un impor- mas la forma de asumir el autor el escepticismo
tante problema nacional».15 típico de su generación permite suponer que sus
Entre Augusto Román y Camilo Jordán, que aspiraciones se habrían frustrado irremisi-
a todas luces se prefigura como el personaje blemente.
protagónico de Los argonautas, podrían trazar- La manigua sentimental (1910) es una obra
se dos líneas paralelas que quizás se unirían en de Castellanos que, o bien ha sido poco valo-
algún momento si Castellanos hubiera conclui- rada, o ha sido juzgada de forma contradictoria,
do la novela, pues en ella el autor trata nueva- hasta el punto «de convertirse en un texto que
mente el tema del intelectual en su relación con aún espera por otras relecturas que traten de
el medio, sólo que en esta oportunidad le con- unificar criterios disímiles —si pueden hacerlo—
fiere al hombre de letras una importancia que a la vez que hurguen en sus valores más perdu-
va más allá de lo planteado en La conjura, al rables».19
preconizar «la necesidad de un gobierno de ti- Mientras que para algunos críticos, La mani-
ranos literarios que impusiesen a la humanidad gua sentimental constituye un bello texto
un tributo periódico de sangre de imbéciles evocativo de la guerra de independencia cubana,
como medida de ayudar a una selección del ac- otras opiniones surgidas a partir del triunfo re-
tual tipo humano»,16 solución de corte nietzs- volucionario han invertido decididamente los
cheano que, al parecer, fue grata al autor, según valores que se le habían hallado a la novela. Así,
se infiere de la lectura de muchos de sus artícu- se ha afirmado que ofrece una visión carente del
los periodísticos. heroísmo que caracterizó a la lucha emancipadora,

Untitled-42 134 02/06/2010, 9:32


LA NOVELA 135

pues «enjuició la guerra después de haberse au- de pinceladas de indudables efectos plásticos. Por
sentado de la Isla mientras se llevaba a cabo, y otra parte, si en La conjura advertimos la utili-
desde la frustración republicana»,20 criterio que zación de un lenguaje más nuestro, en La mani-
es asumido también por otros autores como gua sentimental se emplean formas expresivas
Dolores Nieves, para quien La manigua senti- mucho más populares, que la acercan al lector
mental «constituye la novela de la derrota del contemporáneo: «hoy tiembla la valla», «son un
héroe, del fracaso del individuo».21 burujón», etcétera.
Frente a estas opiniones, Salvador Arias se ha Sin dudas, La manigua sentimental evidencia
propuesto una nueva mirada sobre la novela, que un ascenso en la evolución de este autor, ascen-
analiza el punto de vista en cuanto al personaje so que se vio interrumpido debido a su inespe-
que narra —Juan Agüero y Estrada—, quien «no rada muerte , cuando apenas rebasaba los treinta
se juzga nada rigurosamente y siempre busca la años. Quizás como ningún otro escritor de su
justificación engañosa, dejando al lector que sa- tiempo, Jesús Castellanos estaba preparado para
que sus propias conclusiones de unos hechos que ser el ideólogo de la intelectualidad cubana de
él interpreta a su manera».22 Pero la idea más aquellos años. Escritor de una época estéril a
fecundante y novedosa que aporta Arias es la de pesar de los esfuerzos realizados por un peque-
estimar a La manigua sentimental como una no- ño grupo de interesados, hombre de ideas y de
vela que ofrece «la evolución del pícaro durante inquietudes, artista por sobre toda otra consi-
nuestras guerras independentistas», valoración deración, sus novelas guardan el aliento de quien
que estimula nuevos y productivos acerca- hizo de la literatura y, en general, de las artes,
mientos a esta novela. Para demostrarlo, el críti- una profesión de fe. Su obra narrativa, en parti-
co se sitúa en el momento en que el autor escri- cular las novelas cortas, evidencian un adecuado
bió la novela, cuando «la realidad contemporánea manejo del género, y son expresión de una vo-
era entonces paso propicio para estimular los luntad de estilo que fue ganando atributos en
tonos heroicos».23 un corto período de tiempo. Gracias a ello su
Juan Agüero y Estrada —prosapia de ilus- producción novelística, relativamente breve,
tres apellidos camagüeyanos, ¿acaso una sátira debe estimarse como un esfuerzo significativo
más del autor?— se describe a sí mismo como en los primeros años de la seudorrepública, cuan-
«un pacífico tristón a quien sus apellidos traje- do aún carecíamos de algunas definiciones fun-
ron a la guerra para ver menudos detalles poé- cionales en relación con la obra artística. El apor-
ticos, para hacer poco daño al enemigo»,24 con te de Jesús Castellanos en este sentido fue
lo cual se está autonegando toda posibilidad de enriquecedor, y sus esfuerzos se vieron compen-
realizar actos heroicos, a la vez que su relato se sados y respaldados con un quehacer conscien-
centra en narrar los sucesos de la retaguardia, te, que sirvió para tratar de enaltecer un oficio
aunque muestra a través de descripciones que sólo encontraría su verdadera dignificación
crudamente naturalistas algunos hechos relacio- casi cincuenta años más tarde.
nados con la guerra, como La Habana durante Indisoluble amistad unió a Jesús Castellanos
la reconcentración. Agüero y Estrada perma- y a Alfonso Hernández Catá, no obstante haber
nece en la superficie de los acontecimientos, vivido éste la mayor parte de su vida lejos de
mientras que la visión que aporta del ambiente Cuba, a la que sirvió en diferentes cargos diplo-
bélico que le correspondió vivir es catastrófi- máticos en Europa y América Latina. Incluso los
ca, pero siempre marcada por una sutil ironía, libros que publicó Catá hasta el repentino falle-
como si el personaje se burlara de todo lo que cimiento de Castellanos fueron reseñados por
dice y piensa. el autor de La conjura en diferentes publicacio-
Aunque, como en La conjura, la adjetivación nes periódicas habaneras. Catá quiso ocupar la
resulta excesiva, La manigua sentimental alcan- vacante dejada por el fallecimiento de Castella-
za logros a veces sorprendentes en lo que se re- nos en la Academia Nacional de Artes y Letras,
fiere a descripciones, dados sobre todo a través pero la corporación prefirió otorgársela a quien

Untitled-42 135 02/06/2010, 9:32


136 ETAPA 1899-1923

es hoy un total desconocido en las letras cuba- estéticos tratando siempre de ofrecer una obra
nas: Francisco Domínguez Roldán. de alta calidad literaria, marcado, como estaba,
La lejanía impuesta por su trabajo no impidió por el impulso de la creación, la que correspon-
que Hernández Catá fuera amigo de Max dió con una obra que a pesar de su vastedad man-
Henríquez Ureña, de Carlos Loveira, de José tiene siempre un digno nivel de realización.
Antonio Ramos, cuyas respectivas obras estimó Signado por dos grandes preocupaciones, la cul-
y valoró en su momento. Pero también confra- tura y el arte, Catá fue un hombre cuya literatu-
ternizó con aquellos que a partir de la década ra se inscribe plenamente en el terreno de lo
del 20 iniciaron un movimiento de renovación humano universal, pero está afincada en lo nues-
en las letras cubanas: Rubén Martínez Villena, tro, hecho que revela en su universalidad, trata-
Nicolás Guillén, Emilio Ballagas, Juan Marinello, da muchas veces con un sentido de alejamiento
Emilio Roig de Leuchsenring, con la mayoría de de lo natal.
los cuales cruzó una amplia correspondencia. La voluntad artística que se advierte en las
Lo anterior sirve para demostrar, en alguna novelas de Alfonso Hernández Catá, desde
medida, que Alfonso Hernández Catá se sintió Pelayo González (1909), de corte ensayístico,
siempre vinculado al proceso cultural de Cuba, hasta El ángel de Sodoma (1928), donde aborda
a pesar de que muchos lo han querido inscribir sin subterfugios y falsos escamoteos morales el
en la órbita de la literatura peninsular por la na- tema del homosexualismo masculino, se devela
turaleza y el carácter de muchas de sus obras, sobre todo por el rigor con que observa y con-
que se imbrican en ese marco geográfico debido vierte en literatura los hechos narrados, lo cual
a su larga permanencia en tierra española. Por evidencia que en su método de trabajo rehuía, o,
otra parte, es cierto que su formación intelec- al menos, desconfiaba de la improvisación, en
tual completamente autodidacta, estuvo confor- un afán lúcido y sensible por trasladar al arte lo
mada en buena medida por lecturas de autores que veía, sin rozar siquiera el camino del
españoles, aunque también se siente en sus no- costumbrismo, tan ajeno a su obra.
velas la presencia de escritores franceses e ingle- La producción novelística de Catá responde
ses. Por Maupassant sintió una pasión siempre plenamente a una actitud literaria suya a la que
confesada, en tanto que le otorgó la categoría de siempre fue fiel: evadir lo casual, lo episódico,
maestro a Benito Pérez Galdós, quien tuvo fra- lo efímero, y ofrecer la ancha medida de lo hu-
ses elogiosas para nuestro autor. mano, a lo cual le imprime toda su emoción,
La crítica ha mostrado unanimidad cuando como ocurre en la noveleta «Los muertos», re-
reconoce en Catá sus magníficas dotes como cogida en Los frutos ácidos (1915), modelo de
cuentista y especialmente como autor de nove- ejemplar composición literaria. Allí el autor
las cortas o noveletas, mientras que su labor muestra el tránsito inexorable de la vida a la
novelística ha sido considerada de una relevan- muerte como expresión de una libertad interior
cia menor, no obstante haber escrito seis obras ganada por un grupo de leprosos apartados para
dentro de ese género. siempre de la sociedad.
Alfonso Hernández Catá fue un apasionado Generalmente sus novelas largas, no así sus
defensor de la novela corta, sobre la cual dio sus noveletas, carecen de intriga, de lo cual resulta
criterios en varias oportunidades y a la que le muestra significativa La juventud de Aurelio
confería, sobre todo, dos valores: vitalidad y efi- Zaldívar (1911), técnicamente ligada con Pelayo
ciencia, logrados a través de la sobriedad, ele- González por el corte ensayístico que ambas
mento fundamental para nuestro autor, impeli- poseen. En La juventud… se cuenta la degrada-
do siempre a mostrar lo sustantivo de manera ción de un héroe, pero la obra resulta tan in-
profunda. consistente como los propios personajes, que
Como Castellanos, Catá fue en esencia un carecen de autonomía. No obstante, en esta no-
intelectual de honda conciencia artística y, ade- vela y en las restantes de Catá se siente una fuer-
más, un escritor que se consagró a sus ideales za interior generada por una actitud consciente

Untitled-42 136 02/06/2010, 9:32


LA NOVELA 137

del autor dirigida a resaltar en sus héroes, aun sendero de la muerte con un sentido de lo agó-
en los más solitarios, las ansias de vivir. nico que trasciende cualquier visión religiosa del
La obra novelística de Catá aborda motivos fenómeno, como sucede con los personajes de
universales y eternos, en que vibra la tragedia La voluntad de Dios (1921), que reúne tres
del hombre en tanto ser humano. No encontra- noveletas —«La patria azul», «Fraternidad» y «El
mos en ella motivos de carácter histórico, en tan- aborto»—, en las cuales se pintan con los más
to sus preocupaciones éticas no están relaciona- sombríos tintes el choque de las pasiones, la des-
das con el hombre como ser social, sino con éste trucción, el aniquilamiento de semejantes por
y sus angustias íntimas, un tipo de individuo semejantes, el triunfo de los costados bestiales
recónditamente inocente, pero cargado de cul- que perviven en el hombre civilizado.
pas que no acierta a ubicar. En tal sentido resul- En este sentido de lo trágico en la vida no ha-
ta paradigmático el personaje protagónico de El bía lugar para el elemento cómico, de cuya pre-
ángel de Sodoma, José María Vélez-Gomara, cuya sencia ocasional se vale el autor para llevar a sus
imagen esencial se proyecta a través de sí mis- personajes, bien a los extremos de la angustia
mo en un fondo de común humanidad que no infinita, bien a una ironía que les impone su im-
puede traspasar ni siquiera cuando se halla in- portancia sobrecogedora. No obstante, el de
merso en las más cotidianas circunstancias. Hernández Catá no es un arte deshumanizado,
Este afán de Hernández Catá por bucear en sino la humanización misma de una tragedia en
las pasiones humanas lo llevó a presentar en sus la que el hombre se impone como fuerza capaz
creaciones casos verdaderamente patológicos de odiar y de amar.
que muchas veces lindaban con lo enfermizo, Al desentrañar la vida interior de sus perso-
aunque el autor fue muy cuidadoso en su najes, preocupación central del autor, pudiera
plasmación, hecho en el que se evidencia, ade- pensarse que Catá descuidó la atmósfera en la
más, el rigor estético de sus obras. A tal punto que se desenvolvía, el ambiente en que se mani-
le interesaron a Catá los casos patológicos, que festaron sus penas, sufrimientos y pequeñas y
el psiquiatra español Antonio Vallejo Nágera de- dolorosas alegrías. Pero no fue así. A pesar de
dicó un capítulo de su libro Literatura y psiquia- que no puede considerársele como un novelista
tría (1950) a estudiar varios trabajos del autor que se haya preocupado por describir el medio
desde el punto de vista psiquiátrico, y lo consi- en que se desarrollaban acciones y personajes, sí
deró «como el literato moderno que más cuida- tuvo la habilidad de concretar sus locaciones y
dosamente ha especulado sobre sus casos den- de describirlas tanto en lo que tenían de mate-
tro de la realidad clínica».25 rial como de espiritual, dándoles siempre el mis-
La crítica ha considerado siempre como la mo toque melancólico de sus personajes y no
mejor novela de este autor la titulada La muerte desarraigándolas de esa nota humanamente trá-
nueva (1922), donde examina bajo las constan- gica con que concibió su obra. Hernández Catá
tes antes mencionadas la pasión amorosa del pro- fue, además, un agudo observador que intentó
tagonista hacia tres mujeres psicológicamente impregnarnos del ambiente que describía a tra-
diferentes. Ramiro, el personaje principal, muer- vés de finas evocaciones líricas no carentes de
to en espíritu, ansía conquistar el derecho a de- fantasía.
cir que ha vivido, aunque sea a fuerza de luchas Coincidimos con Salvador Bueno cuando se-
oscuras, de inquietudes angustiosas, de agonías ñala que las novelas de Catá parecían haber per-
desoladoras. Es un sensitivo y un sentimental, y dido sustancia y, específicamente el autor, su do-
aunque Catá lo somete aparentemente a la fuer- minio de los recursos expresivos, que de manera
za razonadora que entraña conseguir sus objeti- tan eficaz manejó en sus cuentos. Las novelas, si
vos, en él se revela la pasión, que sobrepasa cual- bien conservan un tratamiento adecuado del diá-
quier objetivo para adquirir el sentido de lo logo, tan preciso y natural en las piezas breves,
trágico. Las criaturas de Hernández Catá son pierden el vigor y la serenidad narrativa de éstas,
hijas de la vida, y la mayoría de ellas escala el a lo que debe agregarse que merman en aliento y

Untitled-42 137 02/06/2010, 9:32


138 ETAPA 1899-1923

en efectos de contraste, a la vez que perpetúan las ba por encima de lo puramente geográfico en
mutaciones humanas frente a un universo presi- aras de cumplir un deseo de universalidad que
dido por la búsqueda de un principio activo. No siempre mantuvo a lo largo de su vasta pro-
obstante, creó mundos interiores de gran riqueza ducción.
y sometidos a la inevitable limitación de la reali- Las novelas cortas de Alfonso Hernández
dad cotidiana, a la vez que poseyó un no despre- Catá precisan de una atención especial, pues en
ciable conocimiento de los comportamientos ellas condensó de una manera mucho más con-
humanos y se centró en la incomunicación con vincente sus dotes de escritor. Noveletas como
que tropiezan las relaciones humanas. Sus perso- La piel (1913) y Los muertos revelan la poten-
najes ven la realidad a través de sí mismos, la com- cialidad y la destreza del artista para expresarse
prenden o tratan de comprenderla, y reaccionan en muchas menos páginas que en una novela, y
a través del odio, de sentimientos inexplicables o muestran además el rigor para llevar a esas pági-
gratuitos, pero siempre empapados de dolor y de nas lo verdaderamente esencial, desprovisto,
nostalgia. Despierten compasión, odio o cariño, además, del retoricismo que caracterizó a sus
provienen siempre de reflexiones del autor sobre novelas. En esta labor de esencias, Hernández
los grandes temas universales. Catá volvió a insistir en sus temas preferidos: el
Uno de los aspectos que más se le ha criticado adulterio, la supremacía de los valores espiritua-
a Hernández Catá es su ya aludido desasimiento les por sobre los materiales, la reivindicación de
de nuestros temas, lo cual le fue censurado, sobre los caídos, las interpretaciones psicologistas de
todo, por algunos estudiosos cubanos de la lite- determinado fenómeno del hombre, las frustra-
ratura. Sin embargo, tal objeción no es del todo ciones y arrepentimientos. Una pieza como «El
justa. Ya veíamos anteriormente bajo qué concep- nieto de Hamlet», aparecida en el volumen titu-
tos ideoestéticos se desenvolvió su obra narrati- lado Fuegos fatuos (s.f.) bajo el título de «La ma-
va, en particular la novelística, donde, por cierto, drastra», resulta una obra desconcertante por
en más de una oportunidad aparecen descripcio- cuanto el autor, sin apartarse del camino de su
nes de Santiago de Cuba o de la capital, aunque producción anterior, se preocupó por la cauti-
ello no prueba, por supuesto, la cubanidad que vadora transparencia e inmediatez del tiempo
los críticos le reclamaban. No obstante, hay pie- como la trampa más peligrosa con la que podía
zas de Catá, particularmente cuentos, donde sí jugar un escritor. En La piel recrea de una forma
subyace e incluso late un afán por plasmar lo cu- directa la problemática racial en un país tropical
bano, anhelo que resuelve el autor con doloroso al que alude con el nombre de Taití, pero injer-
entusiasmo. En él este interés se acentuó a partir tando en dicha problemática el aspecto político
de los acontecimientos políticos de la década del en su expresión más degradante como fenóme-
20, interés que evidenció también con una acti- no consustancial a esas repúblicas latinoameri-
tud pública honesta, manifestada a través de artí- canas que aún no han logrado encontrar su
culos periodísticos y de su personal actuación ante camino en el concierto de las naciones con au-
la prórroga de poderes dispuesta por Gerardo Ma- tonomías propias.
chado. Quizás su noveleta más reveladora sea Los
Es cierto que lo cubano falta también en su muertos, triste historia de un hospital de lepro-
obra novelística, pero, como ha apuntado Salva- sos cuya segregación del resto de la sociedad los
dor Bueno, «fluye como una veta continua a lo conduce a crear sus propios mundos a través de
largo de su producción narrativa, en forma más reconstrucciones muy personales, pero asidas
o menos evidente».26 Se le tildó de hispanizante siempre a la realidad que los rodea. Noveleta
por la simple razón de que nunca le interesó plas- desgarradora, dura y cruel, incita a la búsqueda
mar rasgos nacionales o autóctonos, o porque de lo personal a través de recursos vividos y so-
no se sintió atado ni al nativismo ni al costum- ñados, además de convidar a la reflexión en
brismo. En este sentido, su obra es una supera- favor de los desposeídos y cruelmente aparta-
ción del pintoresquismo, y demuestra que esta- dos de la sociedad.

Untitled-42 138 02/06/2010, 9:32


LA NOVELA 139

Piezas incluidas en Novela erótica (1909), ras (1919). Dejó inconclusas «El principio de
como la de homónimo nombre, o «Los ojos zar- autoridad», de la que aparecieron varios capítu-
cos», de Fuegos fatuos, recrean un mundo esti- los en distintos números de la revista Azul y Rojo
mado por el autor para sus temas literarios: el correspondientes al año 1903, y La esfinge, pu-
del erotismo y el de las pasiones amorosas lleva- blicada en 1961, y cuyos manuscritos están fe-
das hasta sus últimas consecuencias, aun a costa chados en 1919. En preparación quedaron las ti-
de la propia muerte. tuladas «Julián Curiel», «El amor legal»,
Resulta singular que, en sus noveletas, Her- «Brother» y «Amor y muerte», cuyos fragmen-
nández Catá no utilice la naturaleza como vehí- tos no han llegado hasta nosotros.
culo de sus emociones, sino que éstas se centran Hombre de dispersas inquietudes intelectua-
en el hombre para mostrar su propia visión de les y profesiones diversas, su obra novelística
las cosas, visión que por momentos llega a ser ofreció una homogeneidad que la caracterizó de
apocalíptica y hasta de un raro encanto. la del resto de sus contemporáneos, con la ex-
A pesar de algunos reparos, el carácter de la cepción de Loveira, pues en ella se trazaron va-
escritura de Alfonso Hernández Catá pervive rias directrices cardinales que la distinguen: su
con el transcurrir de los años. Su rigor y su pa- preocupación en torno al sexo y su repercusión
sión por la literatura y el modo de asumirla lo en la conducta del ser humano, su sostenido
hacen menos distante, más cercano a nosotros anticlericalismo, su decidido interés por los con-
por la experiencia que nos aporta como artista y flictos psicológicos y su afán de penetrar en el
como hombre de su tiempo. mundo íntimo de la mujer.
La obra novelística de Jesús Castellanos y de Según confesión del propio Carrión, El mila-
Alfonso Hernández Catá transitó en muchos gro fue concebida primero como un largo poe-
sentidos por caminos opuestos. Sin embargo, las ma, lo que en buena medida explica el ambiente
une el entendimiento mutuo que hubo en cuan- de acendrados tonos líricos en el que transcurre
to al modo de encarar el hecho literario. Si bien la acción. Escrita mientras el autor residía en
Castellanos se fue por el sendero vernacular y Georgia, Estados Unidos (1897-1903) como
Hernández Catá por el de lo universal, es co- emigrante político, no se trasluce en ella el sig-
mún a ambos un tratamiento artístico similar al no de frustración nacional que caracterizó la li-
que exigía el tema novelado y una unidad de esen- teratura del período que abordamos. Sin em-
cias ante la concepción de la literatura como arte. bargo, se mostraron algunos de los rasgos
Queda a favor de Jesús Castellanos y de Alfon- definidores de su posterior obra novelística,
so Hernández Catá habernos legado una obra como el ya aludido espíritu anticlerical, frente
novelística disímil y aun controvertida, en el caso al cual se alzó un precario misticismo encarna-
del segundo, pero rica en sugerencias que per- do en Juan, personaje protagónico, seminarista
miten aproximar la narrativa cubana de esos años que tras no pocas contradicciones entre el cum-
a la corriente revitalizadora que experimentaba plimiento de los sacros deberes y el amor car-
la literatura latinoamericana, por entonces nal, sucumbió a este último, con lo cual el autor
inmersa en su afán —no siempre logrado— de pretendió demostrar la fuerza del sexo y su in-
encontrar fórmulas más novedosas, tanto desde fluencia en la conducta humana.
el punto de vista formal como temático. [C. R.] Sin dudas, El milagro constituyó en la litera-
tura cubana un primer ensayo de novela psico-
lógica, aunque lamentablemente poco logrado
1.5.3 La obra novelística de M. de Carrión y de debido a la carencia de fuertes caracteres, a los
C. Loveira desajustes dramáticos de la acción y al intento
fallido de mostrar la evolución de la psiquis del
La obra novelística de Miguel de Carrión se ini- protagonista. Sin embargo, el personaje de Bien-
ció en 1903 con la publicación de El milagro, a la venido Arista, sin dudas el portavoz de las ideas
que siguieron Las honradas (1917) y Las impu- del autor, simbolizó de una manera convincente

Untitled-42 139 02/06/2010, 9:32


140 ETAPA 1899-1923

los ideales cientificistas prevalecientes en la li- unión sexual, pues en este terreno la considera-
teratura europea a partir de la segunda mitad del ba inferior al hombre.
siglo XIX, trasladados por el autor a otros con- El carácter psicologista de Las honradas, a pe-
textos; mientras que Jacinta, la enamorada de sar de que limitó las posibilidades del autor de
Juan, concebida bajo los cánones del realismo ofrecer amplias referencias al mundo exterior,
español decimonónico, resultó un esbozo inte- le brindó, sin embargo, la ocasión de proyectar
resante de carácter femenino que el autor perfi- un rico universo individual femenino al centra-
ló más en los personajes de igual sexo de sus lizarse en el personaje de Victoria, nombre, por
obras posteriores. cierto, muy significativo. Sin embargo, Carrión
En contra de lo que pretendió demostrar en no se propuso efectuar un estudio simbólico de
El milagro, su novela inconclusa «El principio la mujer cubana; sólo intentó demostrar cuál era,
de autoridad» arremetió contra la hipocresía cris- a su juicio, su lado más indeciso e irresoluto, que
tiana del protagonista de la obra, quien se en- no era aquel que representaba la vanguardia fe-
cumbró en una falsa religiosidad, para tratar de menina del momento. Lo que ofreció Carrión
imponer una denominación que, por prepoten- constituyó la imagen de una pequeñoburguesa
te, se desmorona ante una moralidad que no encerrada en sus propios conflictos sentimenta-
practica. les en medio de una sociedad hostil a cualquier
Tras catorce años de silencio en lo que a pro- «debilidad» femenina. Victoria, en su papel de
ducción novelística se refiere, durante los cua- mujer «caída», cuando trató de reivindicar los
les escribió algunos cuentos y produjo una vasta verdaderos sentimientos amorosos no se estaba
obra periodística, Carrión presentó su novela convirtiendo en una defensora de los derechos
más gustada y comentada: Las honradas. Escrita femeninos —ésa no era tampoco la preocupa-
entre noviembre de 1916 y marzo de 1917, fue ción de Carrión—; a través de ella el autor in-
publicada a finales de este último año. Su apari- tentó criticar, con una buena dosis de escepti-
ción produjo cierta sacudida en la sociedad cu- cismo, los valores de la moral al uso.
bana de esos años, al punto que se recomendó A pesar de que Carrión se sumergió en el
por algunos críticos menores de la época que se mundo emocional de su protagonista, no pudo
la considerara lectura prohibida para las mujeres sustraerse de ofrecer algunos indicios de la pe-
solteras, aunque tal prescripción no impidió que netración imperialista en Cuba, y aunque no afir-
fuera editada entre 1919 y 1920. memos que denunció la situación existente en
Reconocida por la crítica como su obra lite- el país, en este sentido algunos personajes, como
raria más lograda, sobre todo por la profundi- el esposo de Victoria, formularon vagas referen-
dad con que penetró en la psicología femenina cias a los extranjeros que se enriquecían, mien-
de Victoria, Las honradas se desenvuelve a partir tras que otros, como José Trebijo, cuñado de
de los infortunios de esta mujer, atada legalmente Victoria, estaba vinculado a aquellos que pros-
a un hombre que no despertaba en ella ningún peraban por medios ilícitos o gravitaban en tor-
tipo de atracción sexual y, en general, de amor no a la politiquería de la época.
conyugal, los que sí experimentó —sobre todo A pesar de estas referencias de las cuales
en lo que a sexo se refiere— con el amante, hom- Carrión no pudo desasirse como hombre de su
bre engreído, poseído de sí mismo, y que al final tiempo que fue, el propósito que lo movió a es-
la rechazó. La experiencia sufrida por Victoria cribir Las honradas estuvo estrechamente vin-
la hace retornar al marido legítimo —al que nun- culado al deseo de brindar un amplio panorama
ca abandonó a pesar de su «caída», y quien jamás de la evolución de un personaje femenino y
se enteró del desliz de su esposa—, con una sen- mostrar, con aceptables introspecciones, los
sación de madurez que el autor pretendió atri- vericuetos emocionales de una mujer que sólo
buir al desarrollo pleno de las relaciones ínti- por medio del adulterio conoció la felicidad con
mas; pero a la vez se encargó de insistir en que la su marido legal, aunque sea una dicha más apa-
mayor desgracia de la mujer se centraba en la rente que real.

Untitled-42 140 02/06/2010, 9:32


LA NOVELA 141

Si bien la novela tiene un lenguaje poco tra- meza ante el hombre que amaba y que, sin em-
bajado, diálogos forzados y cierto abuso en las bargo, la abandonó, permaneció inalterable.
descripciones, Las honradas, como obra de tesis Considerada por muchos críticos como una
de carácter ético, a la vez que constituyó un lla- continuación de Las honradas, ya que en ésta
mado a la reivindicación de los derechos mora- aparecieron algunos personajes y situaciones que
les (no sociales) de la mujer, plasmó los prejui- en Las impuras alcanzaron mayor definición,
cios de la sociedad cubana en los primeros años logró, a pesar de ello, una unidad independien-
de la seudorrepública. Expresó además las limi- te, aunque la homogeneidad esencial de la obra
taciones pequeñoburguesas propias de un autor se resintió por la inclusión de demasiados per-
que siempre defendió los intereses de su clase. sonajes y de breves subtramas. En este sentido
Carrión denunció el sistema arbitrario de los es digno de atención el personaje de Rigoletto,
falsos conceptos morales, las normas de educa- especie de bufón, que aunque partícipe, se con-
ción y de conducta vigentes y cómo la hipocre- vierte en vocero de la corrupción que asolaba las
sía se enfrentaba a la ley natural del amor. Hasta altas esferas de la sociedad cubana, a la vez que,
aquí llegó en su papel de portavoz de la llamada junto con otros personajes, resultó una muestra
clase media, pero con su crítica contribuyó a de las fluctuaciones de los destinos individuales.
comprender la sociedad cubana de los comien- Los personajes protagónicos de Las honradas
zos republicanos. y Las impuras fueron concebidos para demos-
Las impuras fue escrita entre septiembre de trarnos aspectos diferentes de la moral, y el au-
1917 y marzo de 1918, y apareció en 1919. A tor los condujo por situaciones distintas, donde
pesar de haber sido su novela más maltratada por cada uno actuó según sus propias concepciones,
la crítica, resultó, sin embargo, la obra donde carácter y actitudes para enfrentar la vida; en
alcanzó sus mejores momentos en lo que se re- Victoria estuvo presente cierta gazmoñería,
fiere a la descripción de ambientes sociales, en mientras que en Teresa advertimos una rebeldía
los cuales discurren personajes no exentos de ciertamente mal encauzada, tratada a veces por
ciertos rasgos románticos, desgarrados entre las medio de rasgos románticos e idealistas en los
convenciones sociales y sus convicciones per- que no deja de manifestarse el sometimiento al
sonales en conflicto. Es, además, su obra más macho posesivo.
divulgada y sobre la cual se han hecho varias ver- La esfinge,28 aunque inconclusa, quedó casi
siones para teatro y televisión. terminada. Si, como expresara Toledo Sande en
Si el personaje protagónico de Las honradas su aludido trabajo, Victoria representó la resig-
representó la resignación, Teresa, la protagonis- nación y Teresa el acato a la voluntad del hom-
ta de Las impuras, simbolizó el sometimiento, bre en el sentido de dominio, Amada Jacob en-
como ha señalado el crítico Luis Toledo Sande.27 carnó la muerte, no porque éste sea el fin del
Más que en Las honradas, está presente en Las personaje, sino porque a lo largo de la trama,
impuras la falsedad de la moral burguesa. Frente que tiene como único escenario un vetusto ca-
a Victoria, que obtuvo su felicidad sólo después serón del entonces ya declinante barrio del Ce-
de ser adúltera, se alza Teresa, un personaje vir- rro, este personaje vivió un transcurrir falso, vio-
tualmente aplastado por dos fuerzas poderosas: lada «legalmente» por su marido, pero amando
la de su hermano José Ignacio Trebijo, tan bien y deseando, casi con desgarramiento, a un primo.
delineado en Las honradas, y la de su amante. A diferencia de Victoria y de Teresa, Amada
Como arquetipo de la clase media, Teresa re- Jacob resumió los valores esenciales del siglo XIX,
presentó la moral de dicha clase, y a pesar de que se frustraron al entrar en contacto con otra
estar regida por sentimientos de nobleza y rec- realidad. Si el amor logró, quizás no muy
titud moral, resultó una «impura» que terminó auténticamente, reaparecer en Victoria después
vencida por la sociedad. No obstante su entrega de su «caída»; si Teresa, a pesar de que se entre-
física, ya al final de la novela, a un viejo rico —que ga a otro hombre para salvar el bienestar de sus
sólo quedó insinuada en la narración—, su fir- pequeños hijos, mantuvo su fidelidad íntima al

Untitled-42 141 02/06/2010, 9:32


142 ETAPA 1899-1923

ser que ama, aunque éste no la mereciera, Ama- atacando la primera y apoyando la segunda, pero
da prefiguró la frustración amorosa total, en sin llegar a poder formular verdaderos criterios
medio de una atmósfera asfixiante. acerca de cómo conducirla socialmente. A pesar
Sin haber sido nunca un estilista del idioma, de ello, sus obras constituyen un aporte signifi-
Miguel de Carrión dejó páginas memorables en cativo en los primeros años de la seudorre-
nuestra historia literaria, sobre todo por ser un pública, sobre todo porque contribuyeron a la
excelente creador de personajes capaces de ex- formación de una narrativa auténticamente na-
presar con vehemencia las pasiones humanas. cional.
Además, llevó a sus obras algunas realidades so- Como Carrión, Carlos Loveira fue otro no-
ciales que le fueron contemporáneas, y si bien velista de esta generación que se preocupó por
esto último no lo hizo con la óptica de un revo- llevar a su literatura los años que le correspon-
lucionario, sino desde la perspectiva que le ofre- dió vivir. Su obra, integrada por Los inmorales
ció la propia clase que defendía, su crítica alcan- (1919), Generales y doctores (1920), Los ciegos
zó a veces tonos progresistas, aunque siempre (1922), La última lección (1924) y Juan Criollo
en defensa del orden pequeñoburgués. Excepto (1927),29 constituyó un conjunto armónico re-
El milagro, el resto de su obra literaria fue escri- gido por similares propósitos de carácter ético,
ta bajo la influencia del escepticismo y de la frus- aunque en cada una abordó diferentes aspectos
tración nacionales por lo que no llegó a desen- de esta problemática.
trañar las verdaderas causas de la problemática Hombre de activa participación en las luchas
femenina de su momento, razón por la cual su obreras y sindicales de tendencias reformistas
crítica no rebasó los reparos formulados a la de- en varios países centro y sudamericanos, en Es-
fectuosa educación que recibía la mujer. tados Unidos y en Cuba,30 que se reflejaron de
Muy permeado por Emilio Zola, de quien re- manera decisiva en su obra novelística, Loveira
cibió las influencias naturalistas cuando ya esta fue quizás el autor menos formado intelectual-
corriente no tenía eco en Europa, Carrión se sin- mente de todos los narradores que constituye-
tió muy atraído también por la novela de carác- ron la llamada generación republicana. El trans-
ter psicológico. Filosóficamente se sintió deu- currir agitado de su vida le pudo proporcionar
dor de Nietzsche, a quien quedó vinculado por solamente lecturas dispersas y rápidas de mate-
el modo determinista con que abordó los pro- riales literarios, pero ello no impidió que, a nues-
blemas de su tiempo y por la sustentación de un tro juicio, el autor de Juan Criollo haya sido el
individualismo sin cauces en el terreno moral. novelista de su época que mejor aprisionara y
Las tesis fundamentales propuestas en su obra expresara en sus obras buena parte del universo
novelística, centradas en que el amor es la fuer- que lo rodeó. Como el resto de sus contempo-
za esencial que promueve los valores espiritua- ráneos, Loveira asumió en sus novelas una acti-
les del hombre y en que la unión de dos seres tud crítica al denunciar y manifestar su incon-
debe efectuarse a partir de las afinidades que formidad ante la situación existente; de ahí que
brindan la mutua comprensión y el deseo, le con- sus creaciones tengan el valor de acusar el orden
fieren a su obra una preminencia que se desen- imperante, a pesar de que no supo —o no qui-
vuelve a través de la antinomia entre el bien y el so— calar profundamente en la verdadera raíz
mal. Por medio de esa óptica intentó él ofrecer de nuestros males.
una disección ética de la sociedad cubana; pero Las cinco novelas de Loveira mantienen una
al proponer soluciones individuales a esta pro- coherencia estilística y temática, y poseen, a la
blemática, además de brindar su visión personal vez, una individualidad artística que las distin-
del fenómeno, no alcanzó a vislumbrar el carác- gue de las publicadas por sus compañeros de
ter de emancipación social que tenía. promoción. Ello está dado porque persiguió
La obra literaria de Miguel de Carrión, frente siempre demostrar una tesis que, incuestio-
a la disyuntiva que representaba la moral de la nablemente, estuvo imbricada con algún aspec-
represión y la de la libertad sexual, se debatió to de la moral en su relación con el hombre y

Untitled-42 142 02/06/2010, 9:32


LA NOVELA 143

con la sociedad, a la vez que atacó con singular Todas las obras del autor de Los ciegos consti-
acidez los convencionalismos que ataban a los hom- tuyen, sin excepción, novelas de ambiente, en
bres y les impedían desarrollarse plenamente. las que, como buen observador que fue, va de-
En Los inmorales, escrita al calor de las discu- jándonos conocer una parte de la sociedad en
siones que se sostenían en relación con la Ley que vivió. A veces, como en algunas partes de
del Divorcio, firmada en 1918, Loveira no se Juan Criollo, el autor se adentró en aspectos de
circunscribió a atacar la moral convencional y a la vida campesina, pero en la totalidad de los ca-
defender el derecho de hombres y mujeres a sos, incluso hasta en esta última, fueron novelas
amarse libremente, sino que arremetió además, eminentemente urbanas, en las cuales reflejó los
ya fuera del marco de la pareja, contra la «mora- principales rasgos de los estratos medios de la
lidad» que se necesitaba para triunfar, para ocu- sociedad, aunque solía penetrar con ácida pluma
par cargos públicos, para ser un hombre impor- en los medios aristocráticos. Así sucedió, por
tante. Mientras, Generales y doctores, novela de ejemplo, en Los ciegos, donde arremetió contra
crítica social, señaló las principales lacras del los lazos de amor ficticios que unían a un matri-
período colonial para abordar, finalmente, la so- monio rico.
ciedad de la recién fundada república, asentada Un rasgo esencial que caracterizó las novelas
en generales sin batallas y en doctores con títu- de Loveira fue su anticlericalismo raigal. No
los falsos. En Los ciegos, quizás la novela de perdió oportunidad en ninguna de ellas de cen-
Loveira que acusó mayores rasgos autobio- surar a las beatas de sacristía, a los propios sa-
gráficos, característica de toda su obra narrati- cerdotes —el cura Zorrínez, de Los ciegos, re-
va, el autor desarrolló el tema de la moral de cla- sultó significativo en este sentido, además de
se, sus antagonismos y contradicciones, los llevar un apellido de claras connotaciones alusi-
privilegios sociales y la amargura de los despo- vas a su modo de proceder.
seídos. La última lección le sirvió para plantear En cuanto a la denuncia del capitalismo y del
los derechos de la mujer a rebelarse contra un falso proteccionismo imperialista, Loveira fue
medio social que la frustraba y oprimía; en Juan mucho más cauteloso. Es cierto que en algunas
Criollo nos ofreció un análisis de las condicio- de sus novelas aludió a veces, pero muy leve-
nes políticas y sociales de su país desde el fin de mente, a la penetración norteamericana en la isla;
la Guerra de los Diez Años hasta los inicios re- y a pesar de que tuvo reservas, por ejemplo, con
publicanos, con el propósito de integrar un cua- la intervención norteamericana tras el fin de la
dro, lamentablemente no perfilado, de ese pe- guerra del 95, lo expresó de un modo suave y
ríodo, del cual logró mostrar lo suficiente como hasta con resignación. Hasta ahí llegó su crítica,
para evidenciar los rasgos más sobresalientes de si puede llamarse tal; son alusiones, brochazos
aquella sociedad, de la que intentó trasladar a su o pinceladas que no le permitieron calar en la
obra, sobre todo, la frustración reinante. verdadera causa del fenómeno. Sin embargo, su
O sea, en Loveira se mostró de manera cohe- pluma fue incisiva cuando trató nuestros males
rente el recurso del escritor de desarrollar de- republicanos, la politiquería, la turbia y confusa
terminada tesis a través de un tema basado en atmósfera llena de corrupción con que nació la
una trama armada de dos componentes: un am- república mediatizada.
biente bien conocido por el escritor y la proyec- Un aspecto poco estudiado en la novelística
ción e incrustación en ese ambiente de determi- de Loveira fue su interés por salvar la culpa de la
nados elementos autobiográficos. Esta estrategia mujer caída, víctima del machismo brutal. La casi
le permitió, a través de recursos naturalistas, ca- totalidad de los personajes femeninos del autor
lar en algunas de las problemáticas de su tiempo de Juan Criollo, fueran protagónicos o no, per-
y presentarnos por medio de personajes y situa- manecieron casi siempre en coyunturas morales
ciones su particular modo de encarar aspectos difíciles en relación con la ética al uso: Elena
de la sociedad en la que le correspondió desen- Blanco, protagonista de Los inmorales, estaba
volverse como hombre y como artista. casada legalmente con un hombre al que dejó de

Untitled-42 143 02/06/2010, 9:32


144 ETAPA 1899-1923

amar cuando estableció vínculos amorosos con flejó fuerte y abruptamente en el comportamien-
el ferroviario Jacinto Estébanez, por lo cual re- to de los personajes y en sus diferentes actitu-
cibió la sanción más violenta de toda la socie- des ante la vida.
dad; Adolfina Calderería, en Los ciegos, fue cen- Como otros narradores de su promoción,
surada por amar a Alfonso Valdés, un obrero Loveira no dejó de plasmar en sus novelas el
subalterno de su padre; Isabel Machado, en La pesimismo y la frustración que padecieron, pro-
última lección, representó, para muchos, una vul- venientes de conflictos históricos, sociales, po-
gar prostituta amparada en los rejuegos propios líticos y económicos que conmovieron al país al
de una «moral» academia de bailes de La Haba- concluir la guerra del 95 y producirse la inter-
na seudorrepublicana. Mientras, en Juan Crio- vención norteamericana. Sin embargo, a diferen-
llo fueron varios los personajes femeninos colo- cia de otros contemporáneos, y quizás por una
cados en situaciones límites por conflictos de forma muy personal de ver la vida, en muchas
carácter ético: la guajirita que Juan Cabrera vio- oportunidades su pesimismo se deslizó a través
ló en el campo; la indita que abandonó en Mérida. del llamado choteo cubano. A ello contribuyó,
Pero la voluntad de Loveira por reivindicar a la de manera externa, la utilización de ciertos re-
mujer se manifestó más acentuadamente cuan- cursos lingüísticos que lo identificaron, en su
do eran personajes que provenían de hogares momento, como uno de los escritores cubanos
pobres o medios, no así de otros con mayores que intentó captar con su lenguaje la represen-
posibilidades económicas. De este modo, juzgó tación del habla nuestra. Pero Loveira no fue un
duramente a algunos como Benigna Pedroso, de estilista de la lengua. Por el contrario, sus obras,
Los ciegos, que se obstinó en llevar una vida reli- llevadas a imprenta «el mismo día en que ponía
giosa en contra de la voluntad de su esposo, fin a las cuartillas hechas a lápiz, a pluma, a má-
quien, en cambio, llevaba una «segunda» vida quina de diversas marcas, sobre una silla, en el
matrimonial con Clara Herrera, a la que Loveira tranvía, en el trasatlántico»,31 adolecen de defi-
estimó como personaje en su condición de mu- ciencias en el manejo del idioma y cierta falta de
jer honrada y virtuosa. Desde esta posición, naturalidad en los diálogos, entre otras imper-
Loveira defendió su criterio de que hombres y fecciones.
mujeres tenían el pleno derecho a amarse libre- No obstante estas dificultades, la obra
mente, fuera de «las mentiras convencionales de novelística de Carlos Loveira trató de adentrarse,
la civilización», título, por cierto, de un libro del valiéndose del método naturalista, en algunos de
filósofo Max Nordau que Loveira solía citar en los conflictos de su tiempo, siempre hasta don-
sus novelas, y de cuyas inquietudes en torno a la de sus posibilidades ideológicas y su oficio de
moral se hizo partidario. Loveira fue un decidi- escritor se lo permitieron. Pero a pesar de las
do luchador del amor pleno, fuera de los prejui- limitaciones que tuvo en ambos sentidos, fue un
cios sociales, por eso es que sus protagonistas hombre de su época, y a ésta le dio el fruto de
trataron siempre de realizarse en el terreno amo- sus mejores esfuerzos artísticos.
roso y tuvieron la fuerza suficiente para enfren- Las respectivas obras novelísticas de Miguel
tarse a una sociedad «moral» que los atacaba. En de Carrión y de Carlos Loveira guardan entre sí
cuanto al machismo, Loveira aludió en más de variados puntos de contacto y de divergencia. A
una oportunidad a la «superhombría» de algu- modo de resumen podemos expresar que mien-
nos de sus personajes, a los cuales, de un modo tras Carrión fue un novelista de personajes,
u otro, trató de ridiculizar. Loveira lo fue de ambiente; si Carrión se desta-
Loveira, como observador de nuestra vida re- có por su creación de personajes femeninos, las
publicana, fue, quizás por los propios proble- mejores realizaciones de Loveira en este senti-
mas que vio en su sociedad, un aficionado a las do estuvieron en los masculinos. Carrión fue un
descripciones fuertes, a veces hasta crudas, en artista formado culturalmente y recibió una sis-
las que el naturalismo dejó sus huellas. El sexo temática educación académica, en tanto que
fue también otra de sus preocupaciones, y lo re- Loveira apenas llegó a concluir la enseñanza ele-

Untitled-42 144 02/06/2010, 9:32


LA NOVELA 145

mental, por lo que se forjó al calor de estudios co fin de Magdalena (segunda parte), la única
autodidactas. A ambos los unió el carácter urba- superviviente. Narrada con un realismo crudo e
no por excelencia de sus obras, un acentuado intenso a partir de una supuesta objetividad del
anticlericalismo y una profunda preocupación autor ante los hechos, Vía Crucis adquiere valo-
acerca de la realización sexual de los seres hu- res notables por la fuerza de sus descripciones
manos, en Carrión planteada de una manera más al presentarnos algunas contingencias de la gue-
fina y en Loveira de forma más descarnada. Los rra, las que por momentos alcanzan rasgos casi
aunó, además, el escepticismo con que analiza- naturalistas. Se aprecian escenas que sirven de
ron la realidad que les correspondió vivir y la no marco para el desarrollo de determinados suce-
profundización en las raíces de nuestros males sos revolucionarios, como las del carnaval
republicanos. No obstante, no fueron artistas santiaguero, donde el autor logró atmósferas
ajenos a su tiempo, y sus obras poseen un con- muy auténticas. Sin embargo, como objeto ar-
junto de cualidades donde se conjugan diversas tístico no alcanzó, en líneas generales, una ver-
facetas de la vida seudorrepublicana. [C. R.] dadera calidad, además de que el lenguaje acusa
una verbosidad que lo lastra. En Doña Guio-
mar…, Bacardí se remontó a la etapa de la con-
1.5.4 Otros novelistas de la etapa quista española en Santiago de Cuba. Los prota-
gonistas, muchos de ellos extraídos de la propia
El resto de la producción novelística aparecida historia, como doña Guiomar, se desenvolvie-
entre los años 1899 y 192332 muestra un saldo ron en el entorno histórico señalado en medio
favorable si se valora cuantitativamente, pero de las peripecias de un conglomerado humano
adoleció de variadas y numerosas insuficiencias heterogéneo —aventureros, maleantes, el obis-
de orden cualitativo. Hubo proyectos literarios po, el gobernador— que se movía por la envi-
interesantes y esfuerzos alentadores que se con- dia, las bajas pasiones y la maledicencia. A pesar
cretaron en novelas de discreta calidad, pero de algunas inexactitudes e incongruencias his-
imperfectas en su nivel de realización artística. tóricas, la obra reúne un conjunto de valores par-
Las guerras por la independencia nacional, ciales que la hacen digna de atención, tales como
vistas por hombres que vivieron la transición de la ambientación, el modelado de los personajes
la colonia a la república, como Emilio Bacardí y la no menos interesante visión histórica que
(1844-1922) y Raimundo Cabrera (1852-1923), nos mostró. Como en Vía Crucis, el lenguaje es
fueron tema atendido también por escritores que ampuloso, y en las descripciones, aunque muy
se ubican plenamente en la llamada primera ge- auténticas y creíbles, abusó de un pintoresquis-
neración republicana, como Luis Rodríguez mo que le resta merecimiento a la novela. No
Embil. Bacardí, autor de obras históricas impor- obstante, como visión de lo que fue Santiago de
tantes, como sus Crónicas de Santiago de Cuba Cuba durante la conquista, la novela resulta
(1908-1913), publicó dos novelas con este ca- atractiva. En Filigrana, Bacardí se sumergió en
rácter: Vía Crucis (primera parte, Páginas de ayer, un tema bastante abordado por la narrativa
1910, y segunda parte, Magdalena, 1914), y Doña decimonónica: los amores entre un blanco rico
Guiomar. Tiempos de la conquista (1536-1548), y una negra. Presenta el interés, sin embargo, de
editada en dos volúmenes, aparecidos en 1916 y ofrecer esta relación desde ángulos positivos, a
1917. Póstumamente vio la luz otra titulada Fi- pesar de que se expresa de manera bastante de-
ligrana (Madrid, 1972), cuyo subtítulo —Nove- nigrante de los negros. Como en las anteriores,
la histórica (1810-1820)— la ubica en el perío- la acción tiene lugar en Santiago de Cuba, lugar
do en que se desarrolla.33 En Vía Crucis, el autor de nacimiento del autor.
trató sucesos relacionados con la Guerra de los La obra novelística de Emilio Bacardí, en tanto
Diez Años vistos a través del desmoronamiento que historiador, constituye el producto de una
de la familia Delamour como consecuencia de la elaboración ardua. Sin dudas debió tener un ini-
guerra (primera parte); además, cuenta el trági- cial conocimiento de la época, la sociedad, los

Untitled-42 145 02/06/2010, 9:32


146 ETAPA 1899-1923

personajes e incluso las relaciones culturales, lo gumento único tuvo la voluntad de abordar co-
cual exigió de él un esfuerzo previo de docu- herentemente el pasado mediato e inmediato,
mentación digno de ser tenido en cuenta, aunque aunque los resultados estéticos no guarden rela-
los resultados no son de gran merecimiento. ción con los propósitos que se forjó.
Raimundo Cabrera (1852-1923) brindó la vi- También en la guerra del 95 se basó Luis
sión de la guerra del 95 en Episodios de la Gue- Rodríguez Embil al escribir su única novela, La
rra. Mi vida en la manigua (Relato del Coronel insurrección (1911). Está dividida en tres partes:
Ricardo Buenamar), publicado en 1898, pero «La conspiración», «La guerra» y «La paz». El
aparecido primero por entregas en la revista resultado artístico es pobre, tanto por el ende-
Cuba y América que el propio Cabrera dirigió ble manejo de la trama y por la vulnerabilidad
en Nueva York. Como quedó expresado en el del argumento como por el lenguaje utilizado.
título, se trataba de un relato, no exento de to- Aunque presentó algunos cuadros de la guerra,
ques románticos, narrado en primera persona, y en particular de la reconcentración, con cierta
en que el autor fue relacionando personajes y fuerza descriptiva, en líneas generales se desen-
sucesos reales y de ficción a través de una at- volvió en un marco donde tuvo más cabida un
mósfera de cierto aliento poético. Más ambicio- melancólico idilio sentimental del cual la con-
so fue su proyecto literario materializado en la tienda fue el trasfondo histórico y en el que se
trilogía formada por Sombras que pasan (1916), insertaron personajes de débil facturación.
referida a la guerra del 68; Ideales (1918), que se Otras novelas que abordaron temas de carác-
inicia en 1885 y concluye poco después de ini- ter histórico fueron Últimos días de España en
ciada la guerra del 95, y Sombras eternas (1919), Cuba (1901), relato novelado de Waldo Ínsua;
que cubre los primeros años republicanos. Son Calixto García (1909), de Fermina de Cárdenas,
casi cincuenta años de nuestra historia que re- y La acera del Louvre (1925), de Gustavo
cogen el tránsito de la colonia a la república, pe- Robreño (1873-1975).
ríodo del que Cabrera fue testigo y al cual juzgó La corriente naturalista se hizo patente en tres
con dolorosa amargura. novelas de Emilio Bobadilla: A fuego lento
Con la mirada puesta en el presente para va- (1903), En la noche dormida (1913) y En pos de
lorarlo tan negativamente como al pasado, Ca- la paz (1917). Aunque fueron duramente censu-
brera indagó en la sociedad cubana en busca de radas por la crítica sobre todo por el carácter
una respuesta a sus inquietudes ciudadanas, y en descarnado de muchas escenas, A fuego lento,
ese gigantesco mural insertó escenas y episodios fundamentalmente en la primera parte, que se
cuya calidad literaria se resiente por un desarro- desarrolla en un país ficticio de América Latina,
llo folletinesco y sociologizante y por el ende- presenta cierto interés en lo que concierne al
ble trazado de la mayoría de los personajes, a modo de abordar, fustigar y ridiculizar los me-
pesar de que las tres novelas constituyeron, dios sociales más elevados. Bobadilla insistió en
precisamente, obras de personajes. presentar por medio de descripciones bien lo-
En cuanto al manejo de la prosa, bien podrían gradas la imagen de un pueblo supuesto, Ganga,
insertarse estas novelas, por el modo de narrar, donde conviven negros, indios y mestizos, que
en nuestra narrativa finisecular de menos alcan- son objeto de una mordaz sátira y de una sarcás-
ce, pues adolecen de falta de fuerza, de una voz tica burla, logradas a través de la creación de per-
auténtica y de rasgos propios y singulares. sonajes tragicómicos notablemente caricatu-
Como balance final de las novelas de Raimun- rizados, provenientes la mayoría de ellos de las
do Cabrera quedan un acendrado pesimismo y llamadas «clases vivas» de la sociedad. Ampara-
una visión desalentadora, a la que el autor arribó do en una pretendida objetividad científica, pro-
mediante la evolución de sus propios persona- pia del naturalismo, el autor contrapuso el mun-
jes en el transcurrir del tiempo. Las ideas que le do americano al mundo europeo en dos cuadros
preocupaban fueron expuestas de un modo equidistantes, y se esforzó en darle al segundo
concatenado, de manera que a través de un ar- un valor superior en virtud de la fuerza que le

Untitled-42 146 02/06/2010, 9:32


LA NOVELA 147

concedió a la civilización. Sus otras dos novelas las La vida de un pernicioso (1919) y Alma re-
tienen cierto carácter autobiográfico y se desa- belde (1921). Ambas, de deficientes estructuras
rrollaron indistintamente en Bayona y en Bia- narrativas, se desarrollaron a través de elemen-
rritz, lugares donde Bobadilla fungió como cón- tos propios del folletín. No obstante sus nume-
sul de Cuba. En ambas aparecen personajes rosas fallas técnicas, y teniendo en considera-
hastiados de la vida, verdaderos misántropos o ción que las propias ideas del autor le impedían
desequilibrados sexuales. analizar con claridad donde radicaban los pro-
Aunque basadas en argumentos diferentes, las blemas del país, sus novelas son exponentes de
cuatro novelas que publicó Adrián del Valle la progresiva toma de conciencia del proletaria-
—Los diablos amarillos (1913), Juan sin pan do cubano. Penichet, además, tuvo el mérito in-
(1926), La mulata Soledad (1929) y Náufragos discutible, como apunta Jorge Ibarra, de ser «el
(192?)— tuvieron como eje común el tratamien- único novelista de temas proletarios que le can-
to de problemas relacionados con la injusticia tó a la Revolución de Octubre y reconoció la
social a la que se ven sometidos los desposeí- gran enseñanza que implicaba para los trabaja-
dos, bien por su condición de clase explotada o dores cubanos».34
por problemas raciales, a la vez que se censuran Al periodista Jesús Masdeu (1887-1957) se
los convencionalismos propios de la sociedad debió uno de los proyectos literarios más inte-
burguesa. La ideología anarquista del autor que- resantes y mejor logrados de estos años, su no-
dó manifestada en estas obras, y fue bajo esta vela La raza triste (1924), a la que siguieron,
óptica que trató de explicar y de criticar los va- con alcance menos significativo, La gallega
lores sociales de la época. Desde el punto de vis- (1927) y Ambición (1931). En la primera, al
ta artístico resultaron obras mediocres. abordar el tema de la discriminación racial y
Con El tormento de vivir. Tristes amores de erigirse en defensor de la población negra,
una niña ingenua (1923), el pedagogo Arturo Masdeu se propuso describir la situación de ésta
Montori (1878-1932) se acercó al mundo del a partir de la instauración de la república hasta
proletariado en los primeros años de la seudorre- el alzamiento de los Independientes de Color,
pública. A partir de la descripción de un típico hecho ocurrido en 1912, y al que, de manera
solar habanero, el autor trazó con acierto las tangencial, está unida la novela. Tomando como
duras condiciones de vida de los obreros, toda- escenario la ciudad de Bayamo, lugar de naci-
vía no convertidos en una clase en sí, pero capa- miento del autor, éste representó con trazos
ces ya de organizar huelgas de gran alcance, como realistas la transformación que sufrió la socie-
la que aparece narrada en la novela. A pesar de dad rica, de estirpe libertadora, en relación con
que el personaje protagónico, Gerardo, de ori- el negro, representado en la novela por Miguel
gen obrero, se perdió en la politiquería de la épo- Valdés, quien experimentó en carne propia los
ca —con lo cual el autor trató de expresar el desmanes más crueles a partir de su inicial acep-
desaliento generacional que caracterizó a este pe- tación en el seno de esa sociedad, que lo fue
ríodo de nuestra historia—, el resto de los per- odiando en la misma medida en que logró al-
sonajes, en particular Alfonso, emerge con una canzar determinada posición social, de la que
fuerza de acción combativa capaz de poner en fue despojado a costa hasta de su propia vida a
tela de juicio la corrupción de los políticos y de través de un proceso de degradación en la esca-
señalar con bastante certeza dónde estaban los la de los valores humanos. Sin embargo, la no-
males de la república recién fundada. Quizás vela se frustró por la manera en que el autor
demasiado cargada de elementos sociologizantes, abordó el amor entre Valdés y una joven blanca
El tormento de vivir ofreció la excelente de la aristocracia bayamesa —llega a poseerla
ambientación de una Habana aún reconocible en sobre una tumba, en medio de una atmósfera del
las calles y paseos descritos. romanticismo más trasnochado—, así como por
Un dirigente obrero anarquista, Antonio el análisis superficial que realizó de la cuestión
Penichet (1885-1959), fue el autor de las nove- racial, a la que desvinculó de las problemáticas

Untitled-42 147 02/06/2010, 9:32


148 ETAPA 1899-1923

sociales y políticas del momento, en las cuales, rriente del golfo (1920), a la que siguieron, ya con
sin dudas, se enraizaba. otros matices, pero sin prescindir en ocasiones
En La gallega se sumergió en un mundo poco de elementos propios de este tipo de literatura,
explotado por la novelística de la época: la triste las tituladas La cruz de Lieja (1923), Flor de
suerte de una inmigrante española que vino a manigua (1926) y El sargazo de oro (1938). No
Cuba en busca de fortuna, mientras que en Am- puede afirmarse que La corriente del golfo sea la
bición, escrita «para exponer vicios fundamen- primera novela de ciencia ficción aparecida en
tales de la sociedad cubana», según señaló el pro- Cuba,4 pero por la forma de imbricar lo históri-
pio autor en una nota introductoria —para co, lo científico y algunos elementos de ciencia
asombro de todos está dedicada al general ficción, sí resultó una manera de novelar hasta
Gerardo Machado, «que los ha combatido [los entonces no practicada en nuestra literatura. La
vicios] en sus raíces profundas»—, denunció la obra, que se desarrolló en 1895, presentó el in-
corrupción imperante, y aunque el protagonis- terés de la acción, que fue donde fluyeron los
ta, Braulio Cañizo, en su papel de nuevo rico, elementos de la ciencia ficción: desviar la corrien-
conoció del estado de cosas existente e incluso te del golfo por medio de la creación de una
llegó a afirmar que era necesario cambiar el or- muralla de piedras en el estrecho de la Florida,
den prevaleciente, su afán de poder y de dinero con el propósito de que a Europa, y en particu-
no lo detuvo ante ninguna circunstancia. lar a España, entonces en guerra con Cuba, sólo
Félix Soloni (1900-1968), prolífico escritor llegaran las aguas frías. Ello implicaría que ocu-
de folletines para la prensa periódica, publicó dos rrieran fuertes modificaciones climáticas, fun-
novelas, aparecidas ambas bajo el subtítulo «No- damentalmente un frío intenso en la península
vela criolla». Nos mostró en la primera, Mersé, ibérica. Tras el proyecto, que el autor depositó
con algunos aciertos parciales en lo que a des- en manos de una llamada «Gulf and East Coast
cripciones concierne, sobre todo las referidas al Works Co.», se perfilaban los propósitos reales
solar habanero, el tema de la discriminación ra- de este consorcio: la absorción de Cuba por parte
cial que sufrió el negro, en particular las muje- de los Estados Unidos, pues, además, el plan
res. Tratando de seguir una conducta trazada por contemplaba la construcción, por encima de la
la clase dominante, la mulata Mersé experimentó muralla de piedra que se levantaría, de un ferro-
un profundo sentimiento de extrañeza aun ante carril que uniera a Cuba con los Estados Uni-
los de su propia raza, producto de la identifica- dos. Esta idea, al parecer grata al autor, sembró
ción que tenía con el modo de vida de los blan- la duda en el personaje Antonio Maceo, inclui-
cos. De ahí que el suicidio, al final de la obra, fue do en la trama de la obra, quien manifestó su
la única solución que encontró a sus problemas. desconfianza ante el proyecto.
En Virulilla, el autor, de un modo bastante idílico En La cruz de Lieja, Planas situó la acción en
debido a la solución que dio al conflicto, trató el esa ciudad belga, donde precisamente el autor
mundo de las obreras y la suerte de una de ellas, realizó estudios superiores durante la Primera
que logró casarse, aunque en acto puramente for- Guerra Mundial. Se valió del parecido físico de
mal, con el dueño de la fábrica donde trabajaba. dos personajes para crear una trama de intriga y
En ambas novelas están presentes los rasgos pro- tensión. En Flor de manigua trasladó el escena-
pios del folletín, por lo que adolecen de las limi- rio a su Cienfuegos natal, y nos presentó una
taciones inherentes a este tipo de literatura. anécdota ingenua —los amores de un joven rico
Un científico: geógrafo, ingeniero electricis- con una habitante de un desolado cayo— en
ta, agrimensor, fundador de las sociedades Geo- medio de escenas truculentas, pero donde no
gráfica y Oceanográfica de Cuba, Juan Manuel dejan de estar presentes los conocimientos cien-
Planas (1877-1963), representó en este panora- tíficos del autor, como igualmente sucede en El
ma una vertiente que por entonces no era culti- sargazo de oro, que se refiere a la búsqueda de un
vada en Cuba: lo que hoy denominamos ciencia vegetal marino localizado en la cayería al norte
ficción. Ella está presente en su novela La co- de Cuba y que, procesado, proporcionaría oro.

Untitled-42 148 02/06/2010, 9:32


LA NOVELA 149

Otros novelistas del período, algunos de los sentido de que una buena parte de ella intentó
cuales escribieron novelas truculentas, eróticas, reflejar su propia contemporaneidad, y como tal
sentimentaloides y pintoresquistas, marcadas a resulta hoy de interés para ayudar a formarnos
veces por una religiosidad feroz, fueron Tomás la imagen de un ambiente desconocido. A pesar
Jústiz del Valle (1871-1959), Jaime Mayol de sus innumerables deficiencias, éstas no logran
(1871- ? ), Manuel Lozano Casado (1874-1939), desvirtuar el intenso relieve sociológico que
Rafael A. Cisneros (1880-?), Guillermo de muestran, impregnado de un fuerte sabor local
Montagú (1881-1949), Jesús J. López (1889- donde convergen la decisión de estos narrado-
1948) y muchos más cuyas obras no aportaron res de develar buena parte de la realidad cubana
nada al desarrollo del género. y un deseo de abrirse como escritores a un mun-
La novelística menor de los años que corrie- do que, en virtud de sus propias contradiccio-
ron entre 1899 y 1923, sin dudas de poco alcan- nes, les era hostil. [C. R.]
ce y efectividad artística, no debe obviarse en el

NOTAS
(CAPÍTULO 1.5)

1 8
Roberto Friol: «La novela cubana en el siglo XIX», Max Henríquez Ureña: «Jesús Castellanos: su vida
en Letras. Cultura en Cuba 6. Prefacio y compila- y su obra», en Jesús Castellanos: Los optimistas. Lec-
ción de Ana Cairo Ballester. Editorial Pueblo y Edu- turas y opiniones. Crítica de arte. Talleres Tipográfi-
cación, La Habana, 1989, pp. 463-486. cos del Avisador Comercial, La Habana, 1914, p. 53.
2
Jorge Ibarra: Un análisis psicosocial del cubano: 1899- 9
Ibíd., p. 57.
1925. Editorial de Ciencias Sociales, La Habana,
10
1985, p. 57. Luis Toledo Sande: «Conjura y agonía en Jesús Cas-
tellanos», en Jesús Castellanos: La conjura y otras
3
Ibíd., p. 54. narraciones. Editorial Arte y Literatura, La Habana,
4
Roberto Friol: ob. cit., p. 466. 1978, p. 21.
11
5
Francisco Rodríguez Alemán: «La narrativa cubana Jesús Castellanos: La conjura (1909), en La conjura
del siglo XX hasta el año 1929», en Islas. La Habana, y otras narraciones, ob. cit., p. 194.
Universidad Central de Las Villas (57): 27-49, mayo- 12
Max Henríquez Ureña: ob. cit., p. 58.
agosto, 1977.
13
6 Ibíd.
Roberto Friol nos dice que la primera novela de este
tipo fue editada por el propio Calcagno en 1875: 14
Bernardo G. Barros: «Jesús Castellanos», en Cuba
Historia de un muerto y noticias del otro mundo, en Contemporánea. La Habana, tomo 8, año 3, núm. 4,
tanto que En busca del eslabón sería la segunda. agosto, 1915.
(«Prólogo» a Francisco Calcagno: En busca del esla-
15
bón. Historia de monos (1888), Editorial Letras Max Henríquez Ureña: ob. cit., p. 59.
Cubanas, La Habana, 1983, pp. 7-23). Mientras, 16
Francisco Rodríguez Alemán refiere que en 1916 se Jesús Castellanos: Los argonautas (1916), en su La
publicó El fin del mundo. Novela fantástica escrita conjura y otras narraciones, ob. cit., p. 363.
por un doctor en vacaciones, de autor anónimo, con 17
Luis Toledo Sande: ob. cit.
igual carácter científico (véase nota 5).
18
7
Jesús Castellanos: Los argonautas, en ob. cit., p. 387.
Marcelo Pogolotti: La República de Cuba al través
de sus escritores. Editorial Lex, La Habana, 1958, 19
Salvador Arias: «Para una relectura de La manigua
p. 24. sentimental», en Letras. Cultura en Cuba 5. Compi-

Untitled-42 149 02/06/2010, 9:32


150 ETAPA 1899-1923

lación y prefacio de Ana Cairo. Editorial Pueblo y gado hasta nosotros, pero se conoce que fue estre-
Educación, La Habana, 1988, p. 320. nada en el Teatro Principal de la Comedia el 6 de
20
marzo de 1928.
Luis Toledo Sande: ob. cit., p. 27.
30
21
Para profundizar en este importante aspecto de la
Dolores Nieves: «El intelectual y el héroe en las no- vida del autor puede consultarse su obra autobio-
velas de Jesús Castellanos», en Bohemia, La Haba- gráfica De los 26 a los 35. Lecciones de la experiencia
na, año 72, núm. 8, febrero 29 de 1980, p. 12. en la lucha obrera (1908-1917). The Law Reporter
22
Salvador Arias: ob. cit., p. 323. Printing Company, Washington, 1917.
31
23
Ibíd., p. 328. Armando Leyva: «Nuestras entrevistas», en El País,
La Habana, 6 (37): 3, febrero 6, 1928.
24
Jesús Castellanos: La manigua sentimental (1910), 32
Se incluyen algunas novelas publicadas con poste-
en La conjura y otras narraciones. Ob. cit., p. 308.
rioridad a 1923 debido a que por sus particularida-
25
Antonio Vallejo Nágera: Literatura y psiquiatría. Edi- des temáticas, expresivas y estructurales, se ubican
torial Labor, Barcelona, 1950, p. 120. mejor en la etapa que estudiamos.
33
26
Salvador Bueno: «Prólogo», en Alfonso Hernández El original de la segunda parte de Filigrana, titulado
Catá: Cuentos y noveletas. Editorial Letras Cuba- «El doctor Beaulian», fue donado al Instituto de Li-
nas, La Habana, 1983, pp. 22-23. teratura y Lingüística por el profesor Ricardo
Repilado. Se prepara una edición que incluirá ambas
27
Luis Toledo Sande: Tres narradores agonizantes. Tan- partes.
teos acerca de la obra de Miguel de Carrión, Jesús
34
Castellanos y Carlos Loveira. Editorial Letras Cu- Jorge Ibarra: Un análisis psicosocial del cubano: 1898-
banas, La Habana, 1980, pp. 13-57. 1925. Ob. cit., p. 89.
35
28
La versión cinematográfica de esta novela, bajo el Como tuvo oportunidad de verse en epígrafes ante-
título de Amada, fue realizada por el Instituto Cu- riores, Francisco Calcagno, en 1875, publicó Histo-
bano del Arte e Industria Cinematográficos. ria de un muerto y noticias del otro mundo, de corte
científico, a la que le siguió, en 1888, En busca del
29
Dejó inconclusas las novelas tituladas Uno de tantos eslabón. En 1916 está fechada la novela, anónima, El
y Los emigrados. Incursionó en el teatro con una sola fin del mundo. Novela fantástica escrita por un doc-
pieza, El mundo anda revuelto, cuyo texto no ha lle- tor en vacaciones.

Untitled-42 150 02/06/2010, 9:32


1.6 EL TESTIMONIO. EL TEMA DE LAS GUERRAS DE
INDEPENDENCIA

La última guerra contra el poder colonial espa- finisecular, y a denunciar la intromisión yanqui
ñol, así como la intervención en la misma del en el proceso liberador cubano. En un solo caso,
ejército norteamericano y la frustración del pro- el de las Memorias del general Manuel Piedra
ceso de liberación nacional que dicha intromi- Martel, el testimonio aparece en 1943, fuera de
sión significó, dieron origen a una literatura de los límites cronológicos de la etapa, aunque lo
tipo testimonial que se insertaba en una tradi- incluimos ya que, tanto por el tema cuanto por
ción iniciada a raíz de 1868 y que fuera cultivada el autor y la técnica de realización, se integra
desde entonces casi ininterrumpidamente. Re- plenamente a esta producción, sobre todo si se
flejo de la culminación de dicho proceso que tiene en cuenta que ya por entonces el género
abarcó buena parte de la segunda mitad del siglo había sufrido cambios sustanciales en su temá-
XIX, tanto el tema cuanto los autores pertene- tica y factura, a los que permaneció ajeno el com-
cen plenamente a dicha época, aunque la presen- batiente de la guerra del 95.
cia yanqui en el país introdujo una nueva pro- El primero en publicar durante la etapa fue el
blemática —que sería típica de la naciente general Enrique Collazo (1848-1921), quien, sin
centuria—, y provocó una actitud, si no absolu- ser escritor de oficio, armado solamente con el
tamente nueva, sí generalizada ahora en este tipo arsenal de sus recuerdos y experiencias de mam-
de obras: la frustración, la amargura o el escep- bí, reasumió la tarea, iniciada en 1893,1 de des-
ticismo. Escritas por lo general durante las pri- pertar consecuencias, analizar reveses y denun-
meras décadas de la República neocolonial, di- ciar enemigos. Apenas terminada la guerra, dio
cha actitud se vio reforzada por la realidad a las prensas tres obras sobre el tema que nos
político-social y económica que caracterizó a ese ocupa: Cuba independiente (1900), Los ameri-
período histórico. canos en Cuba (1905) y Cuba heroica (1912). Al
Por lo demás, estos testimonios presentan las aparecer la primera, el país se hallaba sometido a
mismas características que sus antecesores so- la intervención norteamericana, que dividía las
bre la Guerra de los Diez Años: escritos por fuerzas revolucionarias, en tanto estaba pendien-
combatientes por lo general sin oficio literario, te la definición del status futuro del país, el cual,
sus máximos valores no son de carácter estéti- según la docilidad que demostrara a las manio-
co, sino histórico y político, pues están diseña- bras yanquis, podría correr la suerte de Puerto
dos para cumplir la reconocida función ancilar, Rico o convertirse —como al cabo ocurrió— en
de servicio, del género. Por ello, las obras de una necolonia del naciente imperialismo.
mayor significación en esta época fueron aque- En aquellos momentos, escribió Collazo en
llos trabajos dedicados a exaltar los valores pa- el prólogo de su libro: «Parece ilógico e impro-
trios, los grandes guerreros de la contienda cedente publicar en la época actual y durante el

[151]

Untitled-42 151 02/06/2010, 9:32


152 ETAPA 1899-1923

régimen establecido en Cuba por la Interven- ducción de abundante documentación—, pero


ción Americana, un trabajo con el título que manejados ya con soltura y dominio de la técni-
encabeza este […], Cuba independiente parece ca, aunque estilísticamente no aporte nada al en-
hoy un sarcasmo.»2 No obstante, el autor seña- riquecimiento de nuestra prosa literaria. Por otra
laba a continuación que precisamente conside- parte, la importancia ideológica del libro rebasa
raba que era esa la mejor época para hablar al el marco de su función de rescate de las glorias
pueblo de sus momentos de gloria, de sus hé- mambisas, ya que constituye una de las prime-
roes caídos en la épica jornada y de los que so- ras exposiciones del papel que desempeñó la clase
brevivieron para librar las luchas del porvenir. obrera en la Guerra Necesaria, así como el vati-
Para ello, se trazó como objetivos abordar la pre- cinio del que desempeñaría en las luchas futu-
paración de la Guerra Necesaria y el tiempo du- ras, que el veterano combatiente previó condu-
rante el cual, gracias a ella, Cuba vivió como na- cirían a la absoluta independencia nacional.
ción libre e independiente, en armas, dueña de Terminada un tanto abruptamente, como con
la mayor parte del territorio insular. Igualmen- prisa, Cuba independiente tiene su continuación
te, formulaba una acusación, que prometía sus- temporal y lógica en Los americanos en Cuba,
tanciar en el texto, contra los culpables de su obra magna en la cual atacó Collazo, tanto al
desaparición: el gobierno norteamericano y los gobierno de Tomás Estrada Palma, como a los
hombres en que el pueblo depositó su confian- nuevos amos imperialistas del país.4 Es éste un
za, otorgándoles su representación. «La inter- libro de denuncia, ya que su autor, que fue ofi-
vención americana no existiría hoy —concluía— cial de enlace entre Calixto García y el Estado
si ambos factores no hubieran concurrido al en- Mayor norteamericano, dispuso de abundantes
gaño.»3 elementos, tanto documentales como nacidos de
En esta obra, Collazo no cumplió cabalmen- su observación directa, para probar sus afirma-
te los objetivos que se trazara. En relación con ciones. Si desde el punto de vista de la técnica
el primer aspecto que se propuso abordar —la testimonial resulta minucioso hasta la exagera-
existencia de la República de Cuba en Armas—, ción, desde el ángulo de la calidad estética de la
detuvo su relato en el momento de llegar a tie- prosa adolece de serias deficiencias, ya que
rra cubana el mayor general Calixto García; en Collazo, sobre todo en los capítulos finales, pa-
cuanto al segundo, su acusación la desarrolló y rece haber sido acometido por una urgente ne-
probó documentalmente en Los americanos en cesidad de terminar y, en su prisa, olvidó a veces
Cuba. No obstante tratarse de un trabajo incon- hasta las más elementales convenciones de la
cluso, el autor se apresuró a darlo a la imprenta, puntuación. En el orden ideológico, su mérito
probablemente por causas políticas; el libro es mayor radica en que demuestra en él la tesis, que
indispensable en la historia de nuestras letras, fuera el primero en sustentar, de que sin la ayu-
tanto por razones de carácter literario —su im- da eficaz de las tropas cubanas, los norteameri-
portancia en la línea de desarrollo del testimo- canos no hubieran podido vencer a España en
nio en nuestro país— como ideológico. Cuba, al menos, no de la forma rápida y total en
A lo largo del volumen, entremezcló Collazo que lo hicieron, y también su denuncia de la en-
sus vivencias personales con los recuerdos de trega del ejército cubano a los generales yanquis,
otros protagonistas, transmitidos por vía oral o sin exigir a cambio ninguna garantía de la inde-
escrita, así como con documentos —cartas, ma- pendencia de la isla, cuando, de haberlo hecho,
nifiestos, partes de guerra—, para demostrar su se hubieran podido obtener algunas ventajas
tesis de carácter político. Por tanto, encontra- políticas para el país.
mos aquí los elementos característicos de toda Cuba heroica, la obra más emotiva y apasio-
la obra de este autor —una tesis que se propone nada de Enrique Collazo, dedicada a los vetera-
demostrar, su testimonio directo y otros indi- nos del Ejército Libertador, fue escrita con un
rectos, lo que le confiere el carácter de un testi- objetivo conscientemente didáctico, pues el au-
monio colectivo, todo ello avalado con la repro- tor se propuso relatar los hechos pasados, evo-

Untitled-42 152 02/06/2010, 9:32


EL TESTIMONIO 153

car los sacrificios de los mártires y los héroes, te camagüeyano Fidel Céspedes. Ambas histo-
«para que la juventud —señaló— los tome como rias habían sido relatadas en 1890 por Manuel
ejemplo y aprenda en ellos a sacrificar vida y de la Cruz en sus Episodios de la revolución
hacienda, para obtener y conservar la libertad y cubana.6 El estricto paralelismo que existe en-
la independencia de la patria».5 En su factura tre los cuatro relatos incita a la comparación
utilizó el autor, como siempre hizo, su riquísi- entre la vívida narración de este último, su prosa
ma experiencia personal y testimonios publi- colorista, romántica en las descripciones del
cados por otros participantes para suplir las la- paisaje y naturalista en la caída de Amábile, con
gunas de su conocimiento directo de los hechos. la seca y austera de Collazo; el tono heroico
Desde el punto de vista del estilo, presenta idén- del primero, con el levemente irónico del se-
ticas características que sus trabajos anteriores, gundo, quien sale perdedor en la confrontación
aunque en la parte final introdujo algunas va- de ambos textos, a pesar de haber tenido sobre
riantes. Manuel de la Cruz la ventaja de haber conoci-
Si al abordar la Guerra de los Diez Años acu- do por vía directa los hechos que contaba.
dió el autor en muchas oportunidades a las pági- La frustración que significó la república neo-
nas de su primera obra, Desde Yara hasta el Zan- colonial puso algunas notas amargas, profunda-
jón, sin aportar nada nuevo en relación con la mente sentidas, en la prosa de un escritor que
misma, algo semejante puede decirse de su tra- siempre fue sobrio, expositivo, conciso, desapa-
tamiento de la Guerra Necesaria respecto a su sionado; notas que determinaron que, por pri-
libro anterior Cuba independiente, del que tomó mera vez en el conjunto de la producción de su
casi textualmente capítulos enteros, a los que autor, esta obra esté dirigida tanto al corazón
añadió una relación de la campaña de Occidente como a la razón del lector.
librada por Antonio Maceo, la que basó, de ma- Enrique Collazo fue más historiador que li-
nera casi exclusiva, en las Crónicas de la guerra terato. Hizo testimonio porque fue actor en las
(1909) de José Miró Argenter; cuando destaca dos guerras libradas contra el colonialismo es-
la figura del general Máximo Gómez, quien le pañol y durante la intervención norteamericana
sirve de hilo conductor, nos adentra en la parte en la segunda, pero las suyas son obras de tesis,
más original del volumen, en la cual sus recuer- en las cuales el testimonio está en función de su
dos, entretejidos alrededor de la figura del do- demostración, no contado como una memoria
minicano, pierden el orden cronológico que si- o una crónica, donde se trata de recoger todos
guieran hasta ese momento, y nos llevan de un los acontecimientos vividos, sino que éstos son
relato a otro, de una a otra contienda, como si el sometidos a una estricta selección, para escoger
narrador careciera de plan y solamente se dejase aquellos que inciden en la consecución del obje-
llevar por sus emociones. tivo que se propuso el autor, para lo cual se vale,
A lo largo de estas narraciones, en las que asimismo, de documentos y testimonios ajenos
abundan las anécdotas, utilizó Collazo de ma- que avalen su punto de vista.
nera esporádica el diálogo, lo cual, a pesar de El camagüeyano Bernabé Boza (1858-1908),
no constituir una constante, representa una no- quien con el grado de general de brigada se
vedad dentro de su estilo estrictamente desempeñó como jefe de la escolta de Máximo
expositivo, que se aligera y gana en amenidad. Gómez primero y, más tarde, de su Estado Ma-
En una de ellas abordó el desembarco de la ex- yor, publicaba en 1906 Mi diario de la guerra,
pedición que a bordo del «Perrit» llegó a costas trabajo donde abarcaba los dos primeros años
cubanas el 11 de mayo de 1869 y de la que for- de la lucha. Después de su muerte, la obra fue
maba parte el propio autor, así como el joven reimpresa en 1924, y a la edición original se le
médico Sebastián Amábile, quien cayera mor- incorporó una recopilación de escritos y docu-
talmente herido durante el primer combate. De mentos inéditos, realizada por el hijo del autor,
igual forma, bajo el título de «Muertos olvida- así como los apuntes del período que media en-
dos», narró entre otras la caída del combatien- tre 1897 y la intervención norteamericana.

Untitled-42 153 02/06/2010, 9:32


154 ETAPA 1899-1923

La obra, verdadero diario de operaciones, es lucha, se pone de manifiesto muchas veces en la


el producto del trabajo de un soldado que vertió obra. De igual forma, a veces dio muestras el
en sus apuntes sus impresiones cotidianas, pero, autor de una certera intuición política, como
debido a las funciones que desempeñó junto a cuando enjuicia críticamente la conducta de los
Máximo Gómez, sus vivencias fueron, sobre jefes del Partido Autonomista. Sin embargo, has-
todo las de los dos primeros años de la guerra, ta donde llegan sus apuntes, creyó Boza que los
movidas y apasionantes, pues constituyen el re- Estados Unidos intervenían en el conflicto con
lato de la invasión y de los extraordinarios com- el carácter de aliados sinceros del pueblo revo-
bates que sostuvo el General en Jefe para que lucionario de Cuba. Y aunque no la deseó, una
Maceo pudiera llegar con su columna hasta Pi- vez producida la intromisión, consideró que era
nar del Río. Con posterioridad, dado el carácter necesario luchar al lado de aquellos aliados, pues
de las operaciones que realizó el Generalísimo, carecía aún de elementos objetivos para dudar
las anotaciones se tornan algo monótonas. Por de la sinceridad de la «ayuda» norteamericana.
otra parte, los dos primeros años de la contien- Mi diario de la guerra, editado dos veces du-
da fueron incluidos en el volumen que publicó rante la República neocolonial, es una lectura
el autor, por lo que es de suponer que algunos que, en lugar de amargura y decepción, despier-
de los sabrosos comentarios que acompañan las ta orgullo y confianza en la ilimitada capacidad
anotaciones daten del período en que preparaba de lucha y sacrificio del pueblo cubano, ya que
la edición. Sin embargo, el libro que abarca los refleja el estado de ánimo del Ejército Liberta-
dos últimos años de la guerra y que fue publica- dor cuando todavía confiaba en la victoria de sus
do luego de su muerte, presenta los apuntes tex- armas, mientras que, desde el punto de vista li-
tuales del diario original, sin las reflexiones y terario, contiene —como ya señalamos— inne-
ocurrentes conclusiones que enriquecen la pri- gables aciertos.
mera parte. En 1909 veían la luz en La Habana los tres
A pesar de no ser escritor de oficio, Boza apor- volúmenes de las Crónicas de la guerra del cata-
tó al género el reflejo fiel del carácter típico del lán José Miró Argenter (1852-1925) —quien con
pueblo cubano de entonces, tan semejante al ac- el grado de general de brigada, desempeñó el
tual: siempre con la sonrisa en los labios, con un cargo de Jefe del Estado Mayor de Antonio
chiste burbujeante o un chascarrillo ingenioso, Maceo—, obra cuyo primer tomo había sido
presto a comentar cualquier situación, y dichos publicado por El Cubano Libre de Santiago de
en un lenguaje tan contemporáneo que todavía Cuba entre 1899 y 1900.
utilizamos algunos de los fraseologismos que El tema esencial de estas crónicas lo consti-
conformaban el habla popular cubana del perío- tuye la narración de la casi legendaria aventura
do finisecular. que se inició en los Mangos de Baraguá y culmi-
Al publicar su diario, Boza se propuso, según nó en Punta Brava. Miró Argenter, quien parti-
señalará en la introducción, ofrecer datos verí- cipó en todos los combates que a lo largo de ésta
dicos, conocidos de primera mano, para que sir- libró Antonio Maceo, es un magnífico relator
vieran de fuente a los futuros historiadores de de aquellas hazañas, en cuyas descripciones siem-
las guerras por la independencia nacional. Pero, pre pone de relieve el valor, la caballerosidad y
como dijimos, el autor desbordó este objetivo el talento militar del lugarteniente del Ejército
y, además de los ya señalados, la obra posee otros Libertador.
méritos extradocumentales, como el vigoroso Según el autor, la mayor parte de sus crónicas
retrato que a lo largo de sus páginas va trazando fueron escritas en el propio teatro de los acon-
del general en jefe Máximo Gómez. tecimientos, y su mérito básico radica en la exac-
Por otra parte, la ideología profundamente titud, aunque posteriormente retocara algunos
democrática, teñida de hondas preocupaciones apuntes, los ampliara con notas y documentos y
sociales, que predominaba en amplios sectores les agregara una parte preliminar, donde abor-
del Ejército Libertador durante esta etapa de la daba los preparativos de la invasión, las causas

Untitled-42 154 02/06/2010, 9:32


EL TESTIMONIO 155

del estallido revolucionario y sus momentos ini- del Partido Autonomista, en tanto que, en rela-
ciales en Oriente. Como en el caso de Boza, el ción con la composición clasista del Ejército Li-
objetivo fundamental de Miró al escribir la obra bertador, al igual que Collazo, captó su esencia
fue dar a conocer los hechos más importantes con claridad, aunque mientras este último resal-
de la guerra en su calidad de testigo presencial, tó la presencia de los trabajadores, el catalán
para que los verdaderos historiadores tuvieran subrayó la campesina. Rindió asimismo tributo
una «fuente legítima de donde sacar datos»,7 lo a la combatividad y firmeza revolucionarias de
que evidencia que no se consideró un historia- la mujer cubana, de la cual afirmó que era géne-
dor en el estricto sentido del término, sino un sis del separatismo, pues sólo engendraba hijos
testigo que describía literariamente aquello que para que pudieran continuar la obra emanci-
había presenciado o protagonizado, es decir, un padora.
testimoniante. También estaba consciente de No se destaca Miró por los valores estéticos
otra de las características de este género de re- de su prosa, a pesar de que, en ocasiones, logra
latos, que, acertadamente, extendió a la histo- describir con gran fuerza algunos combates y
ria, cuando aclaraba que su narración sería «ve- campos de batalla. A pesar de esos aciertos, fal-
raz, pero no imparcial», y argumentaba: tó a su estilo la chispa del comentario jocoso o
«¿Quién a título de fiscal severo y concienzudo, del dicho popular que torna animada la lectura
condena su propia causa?, ¿Quién […] prescin- de obras como el Diario de Bernabé Boza. En
de en absoluto de sus simpatías personales, de resumen, el máximo valor de las Crónicas de la
sus opiniones políticas, de sus sentimientos de guerra estriba en que constituyen una excelente
patria y religión […] que lo conducen, sin darse fuente para historiar las campañas de Antonio
cuenta de la operación mental, a conclusiones Maceo durante la Guerra Necesaria, lo que, por
erróneas?»8 otra parte, fue el objetivo que se trazara el autor.
Esta parcialidad se evidencia en múltiples ins- Las memorias del general Manuel Piedra
tancias a lo largo de la obra, como cuando el au- Martel (1868-1954), escritas cuando su autor
tor considera que los sucesos más importantes contaba setenta y cuatro años de edad, y edita-
de la guerra fueron los protagonizados por An- das en 1943 bajo el título de Mis primeros trein-
tonio Maceo, y olvida que simultáneamente te- ta años, se inician con el relato de su infancia y
nían lugar otros hechos de armas fundamenta- adolescencia, para culminar en 1899, con la en-
les. Se manifiesta, igualmente, en el tratamiento trada de Máximo Gómez en la ciudad de La
que dio a la figura de José Martí, cuya significa- Habana. La primera parte, trabajada mediante el
ción se le escapó, así como la importancia de su empleo del lenguaje popular en diálogos y des-
labor organizativa para el estallido y buen cripciones de escenas callejeras, logra una fres-
desenvolvimiento de la contienda. Al soldado cura que permite sea leída como si fuera una
que fuera el autor, le fue más fácil, sin embargo, novela de costumbres, cualidad que se pierde
captar la personalidad de Máximo Gómez, de cuando el autor entra en la relación detallada,
quien dejó una semblanza bastante ajustada al con datos de índole militar, de las distintas bata-
modelo. No obstante, la figura que sobresale llas en las que tomara parte, aunque siempre tra-
entre todas las que desfilan por las páginas de tó de matizarla con anécdotas, muchas veces jo-
estas crónicas es la de Antonio Maceo, la cual cosas, para estimular el interés del lector. Salvo
emerge a lo largo de los libros dedicados a la incidentales frases retóricas y de mal gusto, el
épica campaña de Occidente, para culminar, en estilo de Piedra es fluido, y el libro, con los des-
el último capítulo, con la biografía del héroe y el niveles apuntados, alcanza calidad literaria.
relato de varias anécdotas que destacan diversos A lo largo de la contienda, el autor tuvo la
rasgos de su magnética personalidad. oportunidad de conocer a algunos de los jefes
Por otra parte, Miró, en coincidencia con el militares más destacados de la revolución, de quie-
criterio de Boza, emitió agudas y amargas opi- nes ofrece verdaderos retratos, tanto desde el
niones sobre el oportunismo de los dirigentes punto de vista físico como de sus características

Untitled-42 155 02/06/2010, 9:32


156 ETAPA 1899-1923

psicológicas, lo que denota capacidad de te norteamericano Franklin D. Roosevelt, así


observación y dominio de los medios expresi- como el juicio favorable que emitió sobre el pa-
vos. Y aunque el del generalísimo Máximo pel desempeñado durante la Tregua Fecunda por
Gómez es excelente, para Piedra, como para el Partido Autonomista.
Miró, el héroe por antonomasia fue Antonio Otro aspecto que merece mención en la obra
Maceo, quien constituyó a sus ojos la «encarna- del general Piedra Martel, es su desprecio por
ción de la epopeya», y cuyo retrato es el más las masas urbanas, en especial de La Habana, las
acabado de esa ilustre galería. Desde el 7 de ju- cuales, según él, «carecían de sentimiento cívi-
nio de 1895, el autor quedó agregado al Estado co»,9 por lo cual el 24 de febrero no halló eco en
Mayor del Hombre de Baraguá; acompañó al aquella muchedumbre de desocupados y mal
contingente invasor desde Oriente a Pinar del ocupados compuesta por proxenetas, prostitu-
Río y, a lo largo de aquella brillante y difícil cam- tas, carteristas, rateros, asesinos, «ñáñigos» —en
paña, fue acopiando anécdotas del Lugartenien- el sentido peyorativo del término—, quienes
te General, pequeños detalles que, recreados, lo conformaron la «turba» habanera que el 1 de
hacen vivir ante los ojos del lector. enero de 1899, al descender de edificios públi-
Desde el punto de vista ideológico, la inje- cos y fortalezas la bandera española para ser sus-
rencia norteamericana, la posterior y rápida vic- tituida por la norteamericana, aplaudió gozosa,
toria yanqui y la actitud de conquistadores asu- mientras muchos combatientes lloraban.
mida por sus soldados, provocan dolorosas Por lo demás, la obra del general Piedra
reflexiones que expresan la amarga frustración Martel se inserta en la tradición del testimonio
del guerrero, compartida por todo el pueblo de sobre la guerra por la independencia nacional,
Cuba, al ver a los norteamericanos dueños del tanto por el tema como por la forma literaria
país y a sus propios combatientes convertidos que continúa la línea de relatos cultivada por
en una partida de hombres miserables, mal ves- Máximo Gómez, donde se mezcla lo estricta-
tidos, peor calzados, y en buena medida ham- mente histórico con lo autobiográfico y anec-
brientos. Resulta significativa, sin embargo, dótico, mediante el empleo de un lenguaje sen-
como índice de la evolución hacia la derecha del cillo, sin rebuscamientos formales, coloquial
pensamiento político-social del autor a lo largo muchas veces, y que merece ser leída por su
de las primeras cuatro décadas de la República extraordinario valor testimonial, su amenidad
Neocolonial, su apreciación encomiástica de la y, sobre todo, como fuente inapreciable para
llamada «Política del Buen Vecino», puesta en conocer la épica campaña de Antonio Maceo
práctica hacia la década de 1930 por el presiden- en Pinar del Río. [D. I.]

NOTAS
(CAPÍTULO 1.6)

1
La primera obra testimonial de este autor fue Desde en «pobre imprenta» y «desmedrada forma», preci-
Yara hasta el Zanjón, publicada en La Habana en esa samente por tratarse de un volumen donde se ataca-
fecha. ba a los nuevos colonialistas y a su aliado en el po-
2
Enrique Collazo: Cuba independiente. Editorial der. Julio Le Riverend: «Prólogo», en Enrique
Oriente, Santiago de Cuba, 1981, p. 11. Collazo: Los americanos en Cuba. Instituto Cuba-
3 no del Libro, La Habana, 1972, p. VIII.
Ibíd., pp. 11-12.
5
4
Julio Le Riverend, en su prólogo a la última edición Enrique Collazo: Cuba heroica. Editorial Oriente,
de la obra, resalta que el libro tuvo que ser editado Santiago de Cuba, 1980, p. 5.

Untitled-42 156 02/06/2010, 9:32


EL TESTIMONIO 157

6 8
Manuel de la Cruz: Episodios de la revolución cuba- Ibíd., pp. 12-13.
na. Prólogo de Alejandro Expósito. Editorial Letras 9
Cubanas, La Habana, 1981, pp. 31-40/57-60. Manuel Piedra Martel: Mis primeros treinta años:
memorias, infancia y adolescencia. La guerra de In-
7
José Miró Argenter: Cuba: Crónicas de la guerra. Edi- dependencia. Editorial Letras Cubanas, 1979, p. 80.
torial de Ciencias Sociales, La Habana, 1970, p. 12.

Untitled-42 157 02/06/2010, 9:32


1.7 EL TEATRO

1.7.1 Visión general de su desarrollo de vista cuantitativo: la existencia de un buen


número de teatros —entre los más conocidos el
Ajena a todo indicio de cambio importante en Nacional, Payret, Irijoa, Albisu, Lara, Molino
el aspecto formal, la vida teatral cubana entre Rojo, Cuba, los dos Polyteamas y el Alhambra—
los años 1899 y 1923 ha sido considerada por y la divulgación de los espectáculos a través de
los críticos un momento de retroceso si se la las secciones culturales de diferentes publicacio-
compara con el desarrollo que había alcanzado nes periódicas, o mediante revistas creadas al
esta manifestación artística en el siglo preceden- efecto, ya fuera para reflejar el acontecer teatral
te. En efecto, el teatro de estos años contó con de una manera superficial y desenfadada —Tea-
una técnica de representación ya manida; ade- tro Habanero (1908-?) y Teatro Alegre (1910-
más, su realización como actividad artística se 1916; 1924)— o para apoyar el intento por con-
vio limitada por la existencia de un público que, solidar un teatro nacional «serio», como es el
si bien participó en algunos espectáculos con caso de Teatro Cubano (1919-1920).
asiduidad, no representó un apoyo verdadero al Paralelamente a la participación de las com-
interés que mostraron autores, empresarios y pañías españolas, italianas, norteamericanas o
actores por llevar a cabo una actividad teatral francesas que contribuían a que prevaleciera en
realmente sólida. nuestros escenarios un teatro de carácter emi-
En cuanto al contenido de las obras, los dra- nentemente comercial, a las presentaciones es-
maturgos y libretistas siguen los caminos que se porádicas en la capital de agrupaciones de artis-
derivan de la actitud de nuestros intelectuales tas cubanos —la de la actriz Luisa Martínez
en relación con la problemática nacional; el Casado fue la de mayor calidad— y a la presen-
desaliento, la incomprensión o el enfrentamien- cia de un teatro lírico que iba fortaleciéndose
to a la realidad posibilitan la apertura hacia posi- cada vez más gracias a las meritorias composi-
ciones bien delineadas: la evasión, que traerá con- ciones de músicos de la calidad de Hubert de
sigo una producción artística alejada de los Blanck, Eduardo Sánchez de Fuentes o Ignacio
problemas nacionales; el interés por el tema his- Cervantes, hasta convertirse años después en el
tórico en el cual se rememoran, en la mayor par- mejor de América Latina, puede observarse que
te de los casos, los acontecimientos y el patrio- el interés por crear un teatro nacional derivó en
tismo de las guerras de independencia; y la dos vertientes del quehacer dramático que, he-
exposición o denuncia de los problemas socio- redadas del siglo anterior, lastraron con su dico-
políticos. tomía a casi toda la actividad dramática seudo-
En La Habana, la vida de los escenarios era rrepúblicana: el teatro «popular» y el teatro
bastante prolífica si se la analiza desde un punto «culto». La primera, siguiendo las pautas del

[159]

Untitled-42 159 02/06/2010, 9:32


160 ETAPA 1899-1923

género bufo, cultivó una línea donde predomi- glo para mantener una actividad estable y fértil
naban la recreación de ambientes, personajes y hasta que el derrumbe de su techado marcó el
situaciones de actualidad, siempre sobre la base fin de un género que, aunque ya decaía en la dé-
de la comicidad y los contenidos superficiales; cada del 20, pudo cultivarse durante treinta y
este tipo de teatro se ha dado a conocer también cinco años seguidos con el aplauso del público.
como género alhambresco, teatro de variedades, Aun teniendo en cuenta la abundantísima can-
vernáculo, criollo o bufo. En oposición a éste, el tidad de obras que se escribieron para el Alham-
llamado teatro culto se propuso crear una acti- bra, es imposible afirmar que este tipo de teatro
vidad de mayor nivel, que reflejara los proble- haya aportado elementos de valor para la
mas fundamentales del país y a su vez difundie- dramaturgia cubana desde el punto de vista lite-
ra el quehacer dramático universal. Esta línea, rario. Fueron, sin embargo, recursos que permi-
denominada asimismo seria o cultista, trató de tieron su desarrollo triunfal la música, que ha
fomentar una escena nacional, y sus autores de- llegado a considerarse vital para el éxito de las
sarrollaron casi siempre un teatro de ideas, don- piezas y que muchas veces estuvo a cargo de
de el reflejo de la problemática social y política Manuel Mauri, Rafael Palau, Raimundo Valen-
ocupó un lugar importante, aunque no fue res- zuela y sobre todo el maestro Jorge Ancker-
paldado por una comunicación eficaz con el mann, el más importante compositor; la presen-
público ni por su estabilidad en las representa- tación de tipos populares —el negrito, el gallego,
ciones. la mulata— y la creación de ambientes y sucesos
Sobre la situación existente en el teatro de del momento, que aunque la mayor parte de las
estos años, ha afirmado Rine Leal: veces constituían un reflejo ficticio de la reali-
dad, eran una buena atracción para un público
Cuando la república estrena su himno y su que iba a reír, a disfrutar de un espectáculo que
bandera, el teatro cubano apenas si se en- lo hacía pensar muy poco o nada.
tera. Claro que hubo entusiasmo naciona- Mención aparte merecen los actores, quienes
lista, pero pronto todo se desvaneció en con su estilo desenfadado o alejado de la expre-
medio de una creación típicamente burgue- sión declamatoria del teatro «serio», lograron una
sa y técnicamente endeble. Es ahora cuan- gestualidad mucho más natural e identificada con
do la crisis se hace perenne, y termina por nuestra idiosincrasia, la cual llevaron a escena con
eliminar la expresión dramática. Sólo un indudable gracia y maestría; durante algo más
autor, Ramos, escapa a esta triste situación. de tres décadas se vio desfilar por el escenario
del Alhambra a comediantes de la talla de Regino
El Alhambra, con su imagen «plattista» de y Pirolo López, Sergio Acebal, Arquímides Pous
la sociedad, subsiste largos años como la —quien trabajó allí ocasionalmente, pues tenía
única muestra de un teatro «popular».1 su propia compañía—, Víctor Reyes, Blanco
Becerra, Luz Gil, Amalia Sorg —la Chelito crio-
Al analizar estas dos vías del quehacer dra- lla—, Pepe del Campo y tantos otros cuyas lí-
mático, se observa un desbalance que lleva a afir- neas de actuación aún se recuerdan. Incluso la
mar que el teatro popular tuvo mucho más éxito labor de escenógrafos como Miguel Arias, Pepe
y aprobación por parte del público, a pesar de Gomiz y Nono Noriega contribuyó a la favora-
que no fuera la más deseada expresión de un tea- ble admisión de este tipo de producción teatral,
tro genuinamente nacional. gracias al amplio despliegue de imaginación y
La vertiente popular, aunque fue montada en recursos, lo cual propició que la escenografía
escenarios como el Regina, Polyteama, Payret, fuera, en gran medida, elemento determinante
Nacional y Molino Rojo, tuvo su verdadera ex- en el éxito del espectáculo.
presión, su centro por excelencia, en la sala de El teatro popular fue llevado a escena en va-
Consulado y Virtudes: el teatro Alhambra, fun- rias formas: sainete, revista musical, opereta,
dado en 1890, que reabre sus puertas con el si- parodia; de ellas, la más utilizada fue el sainete,

Untitled-42 160 02/06/2010, 9:32


EL TEATRO 161

donde se trataron todos los temas y asuntos cu- comicidad y el uso de elementos sicalípticos o
banos posibles de ser llevados a las tablas. Estos musicales endulzó la reprobación a situaciones
sainetes, formados por varios cuadros separados de orden político o social, de forma que no se
entre sí por la música, y con un cuadro final que viera afectado el propósito evidentemente mer-
terminaba siempre en una rumba bailada y can- cantil de este tipo de producción teatral. No
tada por todos los actores participantes en el obstante, es válido señalar que, según afirma
espectáculo, pueden clasificarse según el ambien- Eduardo Robreño,4 en muchas ocasiones a mi-
te que desarrollan; así se hace referencia, por tad de función los autores y empresarios del
ejemplo, al sainete costumbrista, en el cual la Alhambra fueron llamados al orden por las au-
situación cotidiana y los tipos populares (el bo- toridades policiales por llevar al escenario diálo-
rracho, el bodeguero, el policía, la joven chis- gos «demasiado fuertes», que atentaban contra
peante y desenvuelta) son los personajes repre- el gobierno.
sentados; al sainete de solar, donde se llevaban a De la variedad temática dentro del texto lite-
escena problemas muy superficiales del «bajo rario en el teatro popular no es posible hablar en
mundo» y en el que la identificación con deter- términos generales, pues con el derrumbe del
minado barrio atraía la aceptación por parte del teatro Alhambra se perdieron muchísimos libre-
público, y finalmente al sainete político, en el tos, y prácticamente sólo han llegado hasta no-
cual el espectador esperaba encontrar la censura sotros las obras que recoge Eduardo Robreño
a alguna que otra posición gubernamental y el en su antología Teatro Alhambra. A partir de es-
apoyo en esa noche a cualquier partido político tos libretos y de alguna que otra obra publicada
en boga. en aquella época o aún inédita podemos afirmar
La importancia de este tipo de espectáculo que, abordando todo asunto posible, fueron pre-
para el teatro nacional es un tema polémico aún sentados temas muy disímiles, siempre tratados
en nuestros días: mientras estudiosos como con superficialidad, a manera de pincelada efec-
Eduardo Robreño le reconocen una cubanía ex- tista. En este tipo de teatro, lo importante era
traordinaria y afirman que «el género alham- una puesta en escena ágil y ventajosa para auto-
bresco tuvo su etapa brillante y con paso firme res, actores y empresarios. Sin embargo, pese a
y seguro entró a ocupar un lugar destacadísimo la debilidad de los contenidos, es de señalar que
en la historia del teatro cubano»,2 otros investi- algunas de estas obras del teatro popular, por su
gadores, como el profesor Álvaro López, mani- gracia e ingenio, han logrado rebasar los límites
fiestan que el teatro de variedades fue una for- del tiempo, y hoy día, con ligeros cambios, pue-
ma usual de diversión durante algún tiempo, y den disfrutarse aún; tal es el caso, por ejemplo,
que su imbricación en nuestra cultura, más que de Tin-tan te comiste un pan o El velorio de
favorecerla, contribuyó a su deformación, pro- Pachencho (1901), de Francisco y Gustavo Ro-
piciando la «mixtificación de los valores nacio- breño, que se conoce ahora bajo el título de
nales y relajación de las virtudes morales»3 del Pachencho vivo o muerto.
cubano. Es notable la cantidad de autores que escri-
Atentos a criterios extremos anteriormente bieron para el Alhambra: Joaquín y Carlos
expuestos, puede considerarse que quizás una Robreño, Olallo Díaz, Guillermo Anckermann,
cabal apreciación de los aportes de este teatro a Manolo Saladrigas, Laureano del Monte, Benja-
nuestra cultura esté en el justo medio, de forma mín Sánchez Maldonado, Antonio (Calvo)
que sus verdaderos valores no sean soslayados, López, Pepín Rodríguez y muchos más que ase-
ni tampoco se resalten elementos que en reali- guraban la extraordinaria cifra de casi veintitrés
dad no fueron artísticamente positivos. espectáculos cada semana; de ellos, sobresale por
Los sainetes reflejaron en su momento los su labor como empresario y libretista Federico
hechos del pasado y del presente nacional y ex- Villoch (1868-1954), reconocido como «el Lope
tranjero con la misma rapidez de una nota pe- de Vega de la calle Consulado». Estimulado por
riodística, y en la mayor parte de los casos, la la fama de los bufos, escribió en 1896 su primera

Untitled-42 161 02/06/2010, 9:32


162 ETAPA 1899-1923

obra teatral, La mulata María, que gozó de acep- tavo Robreño (1873-1957), miembros de una
tación popular; su producción se hizo cada vez familia consagrada al teatro. Estuvieron entre los
más intensa: entre zarzuelas, sainetes, revistas principales autores del Alhambra, y crearon más
de actualidad y otras modalidades llegó a estre- de un centenar de piezas, de las cuales algunas
nar casi cuatrocientos títulos en el Alhambra. han llegado manuscritas a nuestros días y otras
Ayudaban indudablemente al éxito su talento han sido publicadas en época reciente: La madre
indiscutible y la espontaneidad y gracia con que de los tomates (1899), Dos boers improvisados
manejaba los sucesos de actualidad para confor- (1900), Napoleón (1908), Cristóbal Colón, ga-
mar sus textos. Cierto es que en varias obras de llego (1923), entre otras. Poseían particular in-
Villoch estaban presentes el amor a la patria y la genio para escribir libretos humorísticos, y el
crítica a procedimientos gubernamentales que uso del doble sentido no socavó la gracia natu-
agudizaban los problemas de nuestro país, pero ral de sus obras, en las que frecuentemente se
tales elementos fueron tratados de una forma tan observa cierta ironía política a favor del progre-
ligera y poco comprometida, que no impidieron so de Cuba. Gustavo Robreño fue, además, un
que Villoch se mantuviera «a flote» frente a los actor que gozó ampliamente del favor del públi-
avatares políticos y a favor de los gobernantes co que colmaba el Alhambra.
de turno. Un caso extraordinario entre los autores del
Un ejemplo de cómo este autor utilizaba en teatro popular lo constituye Mario Sorondo
sus obras la crítica a los sucesos sociopolíticos (¿-?). Las obras que escribió, tanto para el
puede encontrarse en La isla de las cotorras Alhambra como para el Molino Rojo, suman
(1923), una de sus piezas más difundidas. En ella, aproximadamente trescientas; en su mayoría
a través de canciones, el negrito Tango y el ga- abordaron temas intrascendentes, con abundan-
llego Muñeira se cuestionan lo relacionado con tes matices pornográficos. Sin embargo, a la hora
la presencia de Mr. Enoch Crowder como em- de escribir sobre el panorama político, su posi-
bajador en Cuba y la falsa compra-venta del con- ción es particularmente honesta y digna, como
vento de Santa Clara. Están presentes, sin lugar puede verse en La comida de las panteras (1922),
a dudas, elementos de actualidad que eran obje- pieza que demuestra mucha audacia e indudable
to de repulsa por parte de todos los hombres de cubanía. En ella se reflejan, de manera inusitada,
pensamiento progresista de aquellos años, pero los elementos de la politiquería al uso: demago-
la forma en que se insertan en el contexto de la gia, hipocresía, engaño al pueblo, enriquecimien-
obra y la comicidad que emana de la actuación to ilícito, despilfarro de los bienes del país,
de los personajes resta eficiencia a la crítica como entreguismo, todo ello expuesto con absoluta
un hecho serio y positivo; es válido señalar, en franqueza en diálogos donde el humor es tam-
este sentido, que La isla de las cotorras, fue es- bién un arma para ejercer la crítica más profunda.
trenada el 28 de febrero, y sólo veinte días des- En oposición a este teatro ligero que consi-
pués, sustentada en la denuncia de esos mismos deraban inmoral, anticubano y de baja calidad,
sucesos, ocurre la Protesta de los Trece. un buen número de escritores cultivó una línea
Otros títulos de Villoch demuestran que se heredada del siglo anterior, intentando sentar las
detuvo a captar muy diversos asuntos. La casita bases de una escena nacional a través de obras
criolla (1912), La carretera central (1921), La que llevaran al público una visión «seria» de la
danza de los millones, La república griega (1917), realidad, donde se mostrara un interés manifies-
Delirio de automóvil, El rico hacendado, etcéte- to por los contenidos a exponer y un propósito
ra. En una ocasión, intentó incursionar en el tea- didáctico en relación con el espectador. Fue ésta
tro culto con el drama El proceso Dreyfus, que la vertiente del teatro culto, que si bien no logró
llevó a las tablas Luisa Martínez Casado en 1900, sus objetivos inmediatos, sirvió de pauta para el
pero el espectáculo resultó un fracaso. trabajo de años posteriores.
También sin dudas prolífera fue la producción Para lograr esos fines fueron creadas en La
de los hermanos Francisco (1871-1921) y Gus- Habana, en los años 1910 y 1915 respectivamen-

Untitled-42 162 02/06/2010, 9:32


EL TEATRO 163

te, la Sociedad de Fomento del Teatro y la So- fundidos por la publicación. La institución lo-
ciedad Pro Teatro Cubano. La primera de ellas, gró asimismo tener en la Sociedad de Propieta-
fundada por Bernardo G. Barros, José Antonio rios del Vedado un escenario donde exponer sus
Ramos, Max Henríquez Ureña, Luis Baralt y creaciones, y dio a conocer por primera vez al
Peoli, y con la colaboración de Luisa Martínez público las obras de Sánchez Varona, Temblade-
Casado y otros intelectuales, tuvo vida efímera. ra, de José Antonio Ramos, y El recluta del amor,
Sus organizadores se proponían desarrollar el de Gustavo Sánchez Galarraga, esta última con la
arte dramático en Cuba sobre la base de poner excelente música del maestro Ernesto Lecuona.
en escena las mejores obras universales y ade- Pese a que esta vez el esfuerzo fue mayor, la
más dar a conocer dramaturgos cubanos del si- Sociedad Pro Teatro Cubano tampoco llevó a
glo XIX, como José Martí y Gertrudis Gómez de vías de éxito sus proyectos. El hecho de utilizar
Avellaneda, algunas de cuyas piezas fueron vis- moldes formales ya gastados por el tiempo y de
tas antes del eclipse de esta Sociedad, muy poco tratar de eludir la chabacanería del teatro popu-
tiempo después. Los motivos por los que no lar con obras de un corte grandilocuente, hicie-
pudo llevar su cometido a feliz término, son ana- ron que su actividad no fuera aceptada por el
lizados por el investigador José Juan Arrom de público y, en consecuencia, que en 1920 la So-
la siguiente forma: ciedad dejara de existir.
Además de las agrupaciones mencionadas,
Empero, ni la frívola clase alta habanera, ni hubo otros intentos por propiciar el auge de un
el pueblo desorientado, ni el gobierno im- teatro culto de raigambre nacional: el propio
previsor dieron calor a la idea, y este noble Salvador Salazar, después de su fallida Sociedad,
esfuerzo por formar un teatro nacional de continúa el trabajo de difusión de un teatro cu-
elevadas aspiraciones culminó en lamenta- bano, esta vez con el apoyo de la revista Alma
ble fracaso.5 Cubana (1923); se crearon diferentes concursos
sobre teatro cubano que organizaron tanto la
Fue la Sociedad Pro Teatro Cubano, conoci- Academia Nacional de Artes y Letras a partir de
da también como Sociedad Teatro Cubano, la 1910, como la Comisión Nacional Cubana de
que se encargó más tarde de continuar la tarea Propaganda por la Guerra y Auxilio de sus Víc-
iniciada por la Sociedad de Fomento del Teatro. timas en 1919.
Promovida por Salvador Salazar y con la cola- El teatro cubano contó con una apreciable
boración de Gustavo Sánchez Galarraga, Enri- cantidad de cultivadores, que si bien no pasaron
que Gay Calbó, Sergio Cuevas Zequeira, Luis de una producción mediocre en su gran mayo-
de Soto y José Antonio Ramos, entre otros, esta ría, demostraron una extraordinaria fe en la es-
agrupación trabajó a favor de la difusión de obras cena como vehículo para el avance cultural de la
cubanas y se propuso incrementar el número de nación, y la utilizaron como escudo frente a la
escritores de literatura dramática que con su ac- invasión del Alhambra y sus seguidores. Fue el
tividad se opusieran al llamado teatro popular. más fecundo, sin dudas, Gustavo Sánchez
La Sociedad Pro Teatro Cubano contó con la Galarraga, quien tiene a su haber veintisiete pie-
revista bimestral Teatro Cubano, que fungió zas recogidas en nueve tomos. Engrosan la lista,
como vocero al publicar las obras de los autores además, autores como Ramón Sánchez Varona,
nacionales: Aristodemo, de Joaquín Lorenzo Emilio Blanchet, Salvador Salazar, Juan José
Luaces; Por primo, de Julián Sanz; María, El ogro Remos, N. Vidal Pita, León Ichaso, Julián Sanz,
y Con todos y para todos, de Ramón Sánchez y con una visión más descarnada de la realidad,
Varona; El héroe, El grillete y El recluta del amor, Jaime Mayol y Francisco Domenech, quienes
de Gustavo Sánchez Galarraga; Con el escudo, ejercieron a través del teatro la crítica a proble-
de N. Vidal Pita; La aurora de la Demajagua, de mas sociales de importancia sin tomar una posi-
Gerardo L. Betancourt y La torpe realidad, de ción de vanguardia, pero con tal sinceridad que
Salvador Salazar, son algunos de los textos di- conforman, junto con José Antonio Ramos,

Untitled-42 163 02/06/2010, 9:32


164 ETAPA 1899-1923

«una tríada que ofrece el más serio repertorio de Entre los primeros que escribieron en estos
su momento».6 Domenech, y en menor medida años obras de teatro con tales intenciones, po-
Mayol, se ocuparon de abordar las relaciones demos citar a Félix R. Zahonet, capitán del Ejér-
obrero-patrón, la situación social de la mujer, la cito Libertador, quien desde 1899 cantó con
falsedad del dogmatismo religioso, las relacio- versos imperfectos a la responsabilidad del
nes amorosas por interés económico y la hipo- individuo ante la Patria y por encima del amor o
cresía moral de la alta burguesía, pero la con- de cualquier sentimiento personal, en su drama
cepción formal de sus obras fue realmente titulado Patria o Tumba, aparecido en 1900. Unos
endeble, marcada en gran medida por la influen- años más tarde, en 1913, se publica una obra
cia del teatro español decadente. La labor de es- dedicada «A la memoria del Mayor General An-
tos autores debe ser considerada, más que por tonio Maceo y Grajales»: La protesta de Baraguá,
sus escasos valores artísticos, por el hecho de de Miguel A. Navarrete. La importancia de esta
que ambos constituyen, como afirma Rine Leal, pieza radica en que presenta de forma modesta
«un ejemplo de tenacidad y fe en la escena, así y verosímil los sucesos del 14 de marzo de 1878.
como su intención de lograr una expresión que Sin embargo, no puede afirmarse que siem-
reflejase los problemas fundamentales de su pre que hubo interés por trasladar a la escena
momento y se alejase de las fórmulas popula- sucesos de las guerras de independencia, se tra-
cheras del Alhambra».7 bajó con el mismo afán de verosimilitud que se
Junto con el sentimiento nacionalista que observa en La protesta de Baraguá o en Carlos
comienza a revivir en los cubanos más honestos Manuel de Céspedes (1900), de Francisco Javier
después de los primeros momentos de incerti- Balmaseda. En el propio 1913, Francisco
dumbre, y junto con la idea de defender lo au- Domenech (1882-1966) lleva a las tablas Gesta
tóctono frente a una realidad que mostraba la de sangre, un «drama histórico en tres jornadas»,
frustración de los intereses independentistas y publicado en Madrid dos años más tarde y en el
la penetración del «vecino del Norte» en todas que se pretende ofrecer una versión de los últi-
las esferas de la vida cubana, comienzan a flore- mos días de Carlos Manuel de Céspedes. Pero
cer en el teatro republicano temáticas que, aun- con la inclusión en esta historia de una joven
que no se desarrollaron en toda la magnitud ne- enloquecida y alejada de la civilización a la que
cesaria para el momento histórico en que se vivía, el protagonista, Manuel de Réspide (obsérvese
son importantes como índice de la preocupa- lo parecido del nombre al del Padre de la Pa-
ción de los dramaturgos ante la realidad nacio- tria), trata de llevar a la vida normal, palidece
nal, la temática sociopolítica y la de tendencia notablemente el propósito histórico del drama,
histórica. en el que se insertan ideas que dejan una impre-
La línea más importante dentro de la temática sión pesimista en torno a la guerra, entre ellas el
histórica fue la vinculada a las guerras de inde- convencimiento de que este Manuel de Réspide
pendencia. Como continuadores del llamado es un ser supremo, endiosado en su bondad, que
teatro mambí, diferentes autores en estos años paga con la tragedia de su vida las consecuencias
abordaron varios aspectos relacionados con el de la traición y la envidia entre los cubanos.
proceso independentista de fines del siglo pasa- Pero, quizás, entre todos los dramas de ten-
do, como una forma de evocar momentos de dencia histórica, el más representativo sea, en
heroísmo con la exaltación de valores y figuras cuanto a propósitos de exaltación patriótica, Con
notables que ayudaron a crear una expresión de todos y para todos (1918), de Ramón Sánchez
patriotismo nacionalista, significativa vuelta al Varona (1888-1962). La obra está dedicada a José
pasado en los años en que se observaba precisa- Martí y se ubica en un centro de reconcentración,
mente la falta real de ese sentimiento por parte en la Cuba de 1898. A lo histórico se une la vida
de los gobiernos entreguistas y de los cubanos de los personajes, lo cual permite la creación de
que brindaban su apoyo a la penetración ex- un contexto donde las referencias a los verdade-
tranjera. ros objetivos de la voladura del Maine, la visión

Untitled-42 164 02/06/2010, 9:32


EL TEATRO 165

de hermandad hacia los españoles dignos y la no, en el concurso de la Comisión Nacional de


exaltación del orgullo que representan el sacri- Propaganda por la Guerra y Auxilio de sus Víc-
ficio y hasta el sufrimiento personal, se entrela- timas, premia, entre otros, el drama El héroe, del
zan con la denuncia al mal cubano (al espía que propio Sánchez Galarraga.8 Ha concluido por
incluso con el vestuario muestra su posición entonces la Primera Guerra Mundial, y en la obra
ambivalente), con la crítica a la desinformación galardonada se juzgan las posiciones de los indi-
de la prensa con relación a los sucesos de la gue- viduos dentro de la sociedad cubana en relación
rra y con el conflicto individual entre hombres con ese hecho histórico. En medio de la bús-
de diferentes bandos políticos que rivalizan por queda de una posibilidad de heroísmo tanto en
el amor hacia una misma mujer. En cuanto a la guerra como en la paz, el autor hace hincapié
ambientes y lenguaje, es necesario señalar como en denunciar a todos aquellos cobardes que se
un mérito del autor el hecho de lograr captar la escudan en cualquier pretexto para no ir al fren-
forma sencilla y hasta deformada del habla de la te de batalla, así como a los que se aprovechan
gente humilde, algunos elementos que refieren del contexto bélico para tener un nuevo tema
la presencia de la cultura afrocubana, o el sano que tratar en su «vida de sociedad», sin interio-
humor que se advierte en algunos parlamentos. rizar realmente el hecho ni la necesidad de una
El interés por retornar a un pasado más leja- toma de partido.
no para recordar momentos de heroísmo indivi- El propósito de aprehender la realidad en sus
dual o la exaltación de los pilares de la naciona- obras, a fin de lograr un mejoramiento en la vida
lidad cubana, fue desarrollado por Gustavo nacional de la Cuba seudorrepublicana, hizo que
Sánchez Galarraga en sus dramas El último areíto muchos de los escritores de esta etapa se volca-
o El filibustero, ambos de 1923. Calificada como sen hacia la temática sociopolítica para criticar
«areíto siboney en tres jornadas», la primera se o simplemente mostrar los errores y problemas
desarrolla en Cuba alrededor del año 1500. Es de la época. Nuestros dramaturgos, aunque en
una historia de amor entre una indígena y un su mayoría no mantuvieron la posición de críti-
colonizador, y pretende relacionarse con el trá- ca que hace pensar en la narrativa de Carrión o
gico fin de los indios en Cuba, pero la realidad de Loveira, se preocuparon también por ense-
es notablemente tergiversada, de forma que lo ñar al público cubano una vía por la cual se pu-
que elimina a nuestros primeros pobladores es diera hacer posible el desenvolvimiento de una
un problema sentimental (simbolizado en Anahí, nación más decorosa y honesta. Sin embargo, al
la heroína), y no la masacre que realmente se lle- abordar los problemas, casi la totalidad de las
vó a cabo. obras teatrales de esta etapa evaden los conflic-
El filibustero, por su parte, intenta ser un ca- tos de mayor envergadura y reflejan sólo aque-
pítulo de la vida del Olonés, pero Sánchez Gala- llos que tienen que ver con el proceder específi-
rraga fantasea nuevamente con el dato histórico co del individuo en la sociedad.
y lo adapta a sus intereses dramáticos. La obra, Como conclusión general puede decirse que
aunque aporta elementos positivos relacionados los autores que escribieron sobre esta temática
con las ideas de libertad frente a la injusticia del utilizaron con mayor frecuencia los problemas
amo despótico y presenta una aceptable visión morales, los aspectos relacionados con el matri-
de la Cuba de 1667, sobre todo en el ambiente, monio y la crítica a las costumbres burguesas,
adolece de romanticismo cursi, de endeblez en sostén principal para el teatro de tesis que in-
la construcción de personajes y de ampulosidad tentaron fomentar. La mayor parte de estas pie-
en el lenguaje, defectos presentes también en El zas tiene una finalidad didáctica, y el futuro hon-
último areíto, y que le restan valor al conjunto. roso y la práctica del deber ciudadano están
Los autores del teatro culto se preocuparon entrevistos sobre la base de un comportamiento
también por llevar a escena obras vinculadas a ético pequeñoburgués, aunque muchas de ellas
sucesos históricos contemporáneos; un ejemplo no están exentas de planteamientos políticos de
de ello es que en 1919 la Sociedad Teatro Cuba- cierta envergadura.

Untitled-42 165 02/06/2010, 9:32


166 ETAPA 1899-1923

La mujer, sin lugar en la sociedad, sus atadu- más tarde cercana al materialismo y defensora
ras ancestrales y su afán por ser considerada de luego del socialismo—, que lo situó siempre,
una vez un ser humano capaz de pensar y de ac- desde muy joven, en posición analítica, crítica,
tuar por sí misma, así como la variedad de pers- frente a la realidad cubana. Influido por el posi-
pectivas en torno al amor desde el ámbito so- tivismo de Comte, admirador de Nietzsche y
cial, son muchas veces puntos de partida para seguidor de los modelos teatrales ibsenianos,11
aludir a los diferentes conflictos. En este senti- Ramos nos legó un auténtico teatro de ideas, de
do pueden señalarse obras como Las piedras de tesis, destinado a inducir la reflexión más que la
Judea (1915), de Ramón Sánchez Varona, y El emoción entre sus receptores y tendente, por
sacrificio (1919), de Erasmo Regüeiferos,9 la pri- tanto, a un discurso por momentos excesivamen-
mera, una disyuntiva entre el matrimonio por te directo, didáctico, y a una estructura dramá-
amor y el de conveniencia económica, a la que tica adecuada a similares propósitos.12 Recono-
se suma la posibilidad del adulterio como vía para cedor él mismo, no sólo de visibles influencias
que la mujer logre su felicidad; la segunda, el en su teatro, sino hasta de sus posibles limita-
cuestionamiento de la necesidad de la Ley del ciones, Ramos señaló en sus prólogos la poca
divorcio —aprobada dos años antes— y su con- idoneidad de sus piezas para la representación,
secuencia en la vida familiar. y recomendó más la lectura que la puesta en es-
Entre los escritores que fomentaron la ver- cena de las mismas, con lo cual estableció la pre-
tiente de teatro culto, es José Antonio Ramos misa de que el suyo era un teatro «para leer». A
—tratado en las páginas subsiguientes— el más pesar de la reconocida imprecisión y el relati-
fiel exponente de todo ese sentimiento de deca- vismo que en nuestros días se confiere a este tér-
dencia, de insatisfacción y de lucha por buscar mino —y a que de hecho algunas de las piezas
un término honroso a los problemas de su país, de dicho autor han subido a los escenarios—,
preocupación inherente a los intelectuales de su puede ajustarse tal denominación a ciertas obras
generación. [A. Bo.] de José Antonio Ramos, por la extensión y el
carácter filosófico de sus monólogos, sobre todo
en las piezas iniciales, aunque se aprecia también
1.7.2 La obra de Ramos en el resto de las obras la imposibilidad de este
autor para sustraerse de su tono e intención
Perteneciente como creador a esa primera gene- ensayísticos, parte de lo cual reconoció al afir-
ración republicana que se agrupó alrededor de la mar en sus «Memorias»:
revista Cuba Contemporánea, José Antonio Ra-
mos y Aguirre (1885-1946) aportó a nuestra his- […] por ligereza, por superficialidad —¡por
toria teatral un grupo de obras destacables en el lo que sea!— las muchedumbres demandan
marco de las dos primeras décadas del presente algo corto, rápido, intenso […] algo que
siglo. Espíritu sensible y nada ajeno a las circuns- sacuda y no deje escapar la atención […] y
tancias históricas de su momento, Ramos ha sido sin lanzarme por el ridículo campo de las
calificado con todo acierto como el «más fiel acusaciones […] en defensa de mi inconti-
testigo de su generación».10 Tal aseveración re- nencia y mi prolijidad, siempre quedaría en
sume la esencia —válida para cada uno de los mí el pensador, el lector de librotes enor-
géneros literarios cultivados por dicho autor— mes, para escribir estudios presuntuosos en
que distinguió ética y estéticamente su obra, en las revistas sesudas […].13
tanto conjunto expositor de un amplio conteni-
do político y social. La primera de las obras teatrales de José An-
Ramos se formó fundamentalmente de ma- tonio Ramos es Almas rebeldes,14 de 1906, dra-
nera autodidacta. Transfirió a sus obras teatrales ma en cuatro actos que el autor precedió de un
su ideología —nutrida inicialmente de los pre- autoprólogo. En la obra, fuertemente acusadora
supuestos positivistas, pragmáticos, reformistas, de la situación del país, Ramos destaca el con-

Untitled-42 166 02/06/2010, 9:32


EL TEATRO 167

flicto de un abogado, asesor de la Compañía pliegue de los presupuestos de José Antonio


Nacional del Tabaco —Eugenio Ferrand—, Ramos, al dibujarlo como ente comprometido,
quien apoya la huelga obrera en favor de mejo- sensibilizado con la necesidad de un cambio de
ras en las condiciones de trabajo de las despali- situación social y política. En este sentido co-
lladoras y se enfrenta, anteponiendo sus ideales, mienza a cobrar mayor dimensión dentro de su
su causa y la comodidad de su situación econó- teatro el personaje del político —ya presente en
mica, al sucio mundo de la politiquería y a los Almas rebeldes—, eje alrededor del cual desarro-
falsos valores de la sociedad, para terminar de- lló gran parte de su dramaturgia, y fiel exponen-
cepcionado del orden de cosas que le impide lle- te del pensamiento del autor en ese terreno. Hay
var a cabo sus mejores propósitos. Priman en la también un mayor interés de Ramos por las fi-
esencia del drama las ideas del autor, quien exal- guras femeninas, mostradas ya no solamente
ta al anarquismo, la pureza de espíritu y la ins- como elemento pasivo, sumiso y ajeno a las cir-
trucción como vías de solucionar males socia- cunstancias, sino como factor activo, dispuesto
les, a la vez que cifra sus mayores esperanzas de a secundar las acciones masculinas, a contrapelo
mejoramiento en el terreno virgen de prejuicios de los convencionalismos de época.
que le ofrece la juventud —simbolizada en Ramos insiste, al reflejar su ideario en el tea-
Mario, hijo de Eugenio—, objetivo central de tro, en la tesis acerca de la necesidad de instruc-
sus intenciones reformistas y elemento sugeri- ción de la juventud, y llama la atención, por otra
do como posible solución al conflicto de la obra. parte, sobre un grupo de medidas componentes
Además de los extensos parlamentos de los del programa reformista15 que plasma en la obra,
personajes y el sencillo trazado maniqueo de los entre las que enfatiza la difusión de la instruc-
mismos, está presente en la pieza un débil dibu- ción pública, la jornada de ocho horas, la cons-
jo de la clase obrera, cuyo verdadero papel no trucción de casas para los obreros, las reformas
reconoce el dramaturgo, quien ofrece una ima- en las leyes electorales, civiles y penales, entre
gen de ésta como multitud embrutecida, inca- otras. Pero, para que Una bala perdida estuviese
paz de razonamientos profundos y sólo actuan- situada consecuentemente a la altura del momen-
te por impulsos. Intento de teatro, muestrario to que denunciaba, Ramos concibió una violen-
del pensamiento del autor, Almas rebeldes es ini- ta peripecia para su personaje central, y el con-
ciadora de una primera etapa en la creación de flicto dramático, demostrativo de un clima de
José Antonio Ramos, la cual se reconoce, sin desconfianza, escepticismo y decepción frente
embargo, como definitoria para su labor a los procedimientos de la política, culmina con
dramatúrgica posterior, por cuanto el autor vol- la prevalencia de la injusticia. Nuevamente Ra-
vió sobre similares temas y personajes en sus si- mos colocó lejana en el tiempo la posibilidad de
guientes obras. solución, y la pieza se cierra eludiendo cualquier
Continuadora cronológicamente de Almas signo de optimismo. Elementos caracterizadores
rebeldes resulta Una bala perdida, de 1907. Este de Una bala perdida resultan además el uso sim-
drama en tres actos devela la lucha entre bandos bólico de nombres como Villavil y Mezquim-
políticos —liberales y conservadores—, y burgo para designar los lugares en que se desa-
enaltece, en la figura de su protagonista, el Se- rrolla la acción, en un intento de desubicar un
ñor Gómez Viso, la imagen del político hones- poco la pieza dentro del ya acotado momento
to, fiel a sus principios altruistas, que sucumbe actual reflejado al inicio. Está presente también
víctima de las patrañas traicioneras de los la intención de estudiar el universo familiar y su
politiqueros de su propio partido, en quienes sistema de relaciones como parte de la escala de
Ramos reflejó descarnadamente la realidad que valores de la sociedad descrita, factor que resul-
lo circundaba. Los personajes, mejor trazados tará casi inseparable del teatro de Ramos, ade-
que los de la pieza anterior, hablan de «¡tiempos más de constituir desde entonces una de las cons-
de corrupción e inmoralidades!» Está presente tantes de la dramaturgia cubana. Existe en dicha
además, en el protagonista, un interesante des- obra, por otra parte, la misma amplitud en la

Untitled-42 167 02/06/2010, 9:32


168 ETAPA 1899-1923

distribución de los parlamentos, que se tornan poco pulido, digamos, de la que sería luego la
—al igual que en Almas rebeldes— verdaderas di- obra más representativa del teatro de este autor.
sertaciones, con las cuales el dramaturgo atentó Con Nanda (1908), denominada por Ramos
contra la concreción y el tempo de sus piezas, como «alta comedia», en tres actos, el autor se
enunciadoras de una línea de conflicto retomada dedicó nuevamente al retrato sociológico de la
más tarde por Ramos con mano más experimen- mujer. Colocó esta vez a su protagonista en
tada. medio de un conflicto familiar, en el cual su
Demostrativo del tratamiento del tema fami- matrimonio, que comparte con alguien de di-
liar en el teatro de este autor fue, asimismo, La ferente clase social a la suya, amenazaba
hidra (1908), drama en tres actos que forma parte escindirse tras los quebrantos de una mal lleva-
también de sus Ensayos de adolescencia. El dra- da economía, hecho de importante repercusión
maturgo recogió aquí los conflictos morales den- para el orgullo y las falsas apariencias deman-
tro de una familia burguesa, exponente a través dadas por el status social. El dramaturgo partió
de sus miembros de una corrupción degradante, de esta causa, perceptible en primera instancia,
deshumanizadora. Ramos atrapó en su drama, para ir luego al desenmascaramiento de los ver-
como si éste fuera un compendio de los asuntos daderos móviles y los reales sentimientos de la
de actualidad que lo preocuparon, la atmósfera pareja, elemento este último a través del cual
llena de vicios en que se ahoga la familia de don se dedicó a satirizar el referente social a su al-
Fernando González, objetivo en este caso de una cance. Hizo hincapié en la crítica a los com-
observación entre naturalista y realista de la so- promisos formales impuestos hipócritamente
ciedad. por la «clase», y nos descubrió en este matri-
La hidra presenta, en primer lugar, el conflic- monio a un hombre fracasado y una mujer
to emanado de Gustavo, clásico arquetipo del aparencialmente calculadora, entre los que se
degenerado, que representa, según el autor, a «la levanta, durante toda la obra, la oposición amor/
juventud viciosa de Hispanoamérica». Este orgullo.
antihéroe es el promotor del desarrollo de la ac- Notable peso tiene en Nanda la intriga, el
ción en la obra y uno de los principales impul- enredo, que como recurso dramático, acentúa
sores de la intriga —recurso clave en La hidra—, aquí la causalidad de los acontecimientos y sos-
presente tanto en la línea de conflicto principal tiene, mediante la expectativa, el interés sobre
—Gustavo-Joaquín-Isabel— como en las varias lo que ocurre. En el caso de esta obra —porque
situaciones secundarias de conflicto que com- se reitera en diferente medida en otras de Ra-
ponen el andamiaje de la pieza. Ramos preten- mos—, dicho recurso gira alrededor de la falsi-
dió abarcar, dentro de su trabajo caracterológico, ficación de una firma, circunstancia oculta ca-
la relación causal que hacía víctima a la mujer de paz de determinar el rumbo del conflicto. Otra
los designios del hombre, y que representó aquí buena parte del peso de la obra recae en el uso
en tres vertientes: a través de la esposa sufrida, de la ironía, las sutilezas —propias de la alta co-
la joven ultrajada y la mujer rebelde y apasiona- media— que emplea Ramos al enfrentar a Nanda
da, pero a quien maniatan los prejuicios y las con Ricardo, en el intento de situar en cierta
convenciones. Ello resulta eficaz indicador del posición revanchista a la mujer, caracterizada
interés de Ramos por lo inherente al cosmos fe- como impetuosa y rebelde en esta ocasión, y
menino en el entorno por él denunciado con as- siempre tratada de reivindicar por Ramos. En
pereza. Nanda se transparenta, en este sentido, la
Se resiente La hidra, sin embargo, por carac- interrelación entre su obra y su pensamiento, si
terizaciones maniqueas ingenuas y poco convin- tenemos en cuenta su afirmación de que las
centes, por una por momentos demasiado ex- mujeres, «la mayor parte de las veces, aman a un
tensa intriga, así como por el intento naturalista hombre y lo enredan, como la araña su tela: por
de atrapar el lenguaje callejero de toda vulgari- necesidad de su naturaleza […]. ¿No será un día
dad. Vale La hidra, sobre todo, como antecedente posible liberarse de todo esto, de este aspecto

Untitled-42 168 02/06/2010, 9:32


EL TEATRO 169

del amor, educando a las mujeres de otra mane- naturalidad posible y no aires de heroína u ora-
ra? […]».16 dora de mitin feminista. En sus precisas indica-
Expresiones de su preocupación por el tema ciones muestra su conocimiento de la psicolo-
de la mujer fueron, posteriormente, Liberta y gía femenina y su interés particular en el trabajo
Cuando el amor muere, ambas publicadas en caracterológico del personaje central. Liberta,
1911.17 La primera, concebida como «novela con su calculada progresión y su planificada dis-
escénica» en cuatro jornadas, es portadora de un posición del material dramático, tiene mucho de
conflicto moral inherente también al mundo fe- la piece bien faite igualmente trabajada por Ibsen
menino, cuya acción traslada el autor a España. y otros autores de influencia sobre Ramos. Po-
Mercedes, la protagonista, defiende los derechos see, de dicha técnica, además, un final constitu-
de la mujer frente al índice acusador de su padre tivo de «la oportunidad del autor para introducir
—y de la sociedad—, luego de haber sido des- fórmulas brillantes o profundas reflexiones»,19
honrada, engañada y abandonada por su novio. entre otros elementos. Es, como afirmó Jacinto
Las cuatro jornadas establecen igual número de Benavente en su carta prólogo a Liberta, «obra
etapas en la vida de esta joven, muy bien defini- generosa, de rebeldía y de protesta».20
das, además, que van marcando una secuencia Cuando el amor muere recibió de Ramos el
evolutiva de su moral hasta su conversión en una calificativo de «comedia mundana» y consta de
lujosa cortesana. un solo acto, en que el dramaturgo desarrolló
El dramaturgo planteó, como causa funda- parte de sus reflexiones sobre el tema amoroso
mental de la injusta moral social contra la mu- y se introdujo con bastante acierto en la siquis
jer, la conciencia egoísta de los hombres, culpa- de la pareja. El surgimiento de la indiferencia en
ble por una parte de los deslices, y dura censora, el hombre y la posibilidad del adulterio en la
por la otra, de las situaciones que ella misma ha mujer por tal causa, son los móviles en el con-
propiciado. Ramos recogió en Liberta un ejem- flicto de esta pieza, que convida a la meditación
plo atípico de enfrentamiento a esa contradic- sobre las circunstancias que rodean la vida en
ción insoluble de la sociedad de su momento, y matrimonio. Pero el autor particularizó más en
que sin embargo mezcla muchas de sus reflexio- lo que atañe a la mujer e intentó, al igual que lo
nes personales acerca del ideal pragmático y del hiciera en Liberta, representar la doble influen-
amor libre. No en vano consideraba: cia de los personajes en los hechos y viceversa,
al modo naturalista de Zola o de Ibsen. Posee
Es mi manía: el amor libre hasta los treinta esta comedia, por otra parte, un sugerente final
años. Después: El matrimonio indisoluble. abierto y un agradable manejo del símbolo, que
Los hijos prohibidos o evitados científica- muestran la madurez creativa ganada por el dra-
mente en el primer período. Y en el segun- maturgo.
do, exigidos. ¿No sale una joven hoy y si En Satanás (1913),21 drama en un prólogo y
pesca un catarro […] la arropan y mandan dos actos, José Antonio Ramos volvió totalmen-
a llamar al médico?, pues sí, la chica que te los ojos a España. En las notas «al lector» que
cayera en la imprudencia de dejarse fecun- encabezan la edición de la obra, el autor, no obs-
dar, podría llamar también al médico…18 tante, daba fe de su cubanía a pesar de su crítica
al teatro de la isla.22 Pero también se confesaba
Para representar en todos sus matices la per- atado a España, tanto como para sufrir sus pro-
sonalidad y condición moral cambiante de Mer- blemas, y su opinión sobre el teatro peninsular
cedes, el autor exigió, en sus acotaciones a la no difiere de la del cubano, lo cual ejemplifica
caracterización, que la actriz destinada a ese pa- con la enumeración de los signos de decadencia
pel fuese «histrionista moderna, de talento ar- apreciables en aquel.23 Y como al oscurantismo,
tístico refinado y un espíritu libérrimo y fuerte, al fanatismo religioso propio del pueblo espa-
capaz de comprender sus rebeldías sin titubeos ñol, opuso en su pieza Ramos el espíritu liberal,
de conciencia». Demandaba, asimismo, toda la moderno, práctico, dedicó finalmente el drama,

Untitled-42 169 02/06/2010, 9:32


170 ETAPA 1899-1923

en la nota introductoria, a la «Patria Ideal de sus lorizar nuestra identidad, algunas pinceladas
mejores hijos», haciendo referencia al lector es- costumbristas, apreciables, por ejemplo, en la
pañol. reproducción de «cubanismos» en el lenguaje de
La lucha de Esteban y Lisette —recién llega- algunos personajes.
dos de Francia— contra las recias costumbres En 1915 aparecieron publicadas dos piezas
tradicionalistas de la familia del primero, repre- teatrales de José Antonio Ramos: El traidor y
senta, como quedó apuntado, el eje central de El hombre fuerte. La primera, recogida también
Satanás, un agudo ataque contra lo incivilizado en Cuba Contemporánea, es una versión teatral,
de la sociedad española que describe. A Este- en un acto, del poema homónimo martiano,24
ban, erigido —en forma antonomástica como en el cual el espectro de un padre mambí, muer-
título— en diabólico símbolo de la ruptura con to a manos de los españoles, se levanta de su tum-
dichos moldes, el dramaturgo opone el perso- ba para abofetear al hijo, que viste el uniforme
naje de Nicolás, cuyo apasionado romanticismo peninsular. Ramos aprovechó, al subrayar los
es causante del trágico rumbo de los aconteci- rasgos de valentía y reciedumbre de este capitán
mientos y del precipitadamente violento final del insurrecto ante la traición de su propio hijo, para
drama. Pero por su importancia, este personaje exaltar la figura patriótica del mambí, así como
de Nicolás debió tener una construcción más para dejar expresa su idea de que, por encima de
sólida y su historia amorosa con Lisette un sus- la guerra, los valores humanos son capaces de
tento mayor, de manera que ello no irrumpiera borrar diferencias e inspirar el respeto de unos
tan forzosamente hacia la mitad de la pieza. Pre- contendientes hacia los otros, de ahí que haga
valecen, como rasgos destacables, las ideas de incluso exponer a sus personajes que no se odia-
Ramos por sobre el resto de los componentes ron los pueblos cubano y español, sino que la
del drama. coyuntura bélica hizo de ellos enemigos
Calibán Rex, drama político en el cual el au- circunstanciales.
tor refundió su anterior Una bala perdida, fue El hombre fuerte, por su parte, ha sido consi-
estrenado en La Habana en 1914 por la compa- derada por la crítica como una de las obras me-
ñía de Miguel Muñoz y publicado ese mismo año nos sólidas de la dramaturgia de Ramos. Ello
en la revista Cuba Contemporánea. Ramos ganó obedece un tanto a la mezcla, no del todo cohe-
esta vez en concisión, claridad expositiva e in- rente, del elemento melodramático con el
tención de criticar los manejos de la política en didactismo propio de su teatro de tesis, en un
Cuba. Mantuvo la misma caracterización de los producto en el que repite el objetivo moralizan-
personajes de Una bala perdida, pero éstos se te de casi todas sus piezas. El dramaturgo retomó
enriquecen, como todo en la obra, con el replan- en ella conocidas dicotomías de su ideario, pre-
teo hecho de la misma, aunque Ramos reitera el sente en casi todo su teatro, como la de la juven-
tratamiento de los problemas éticos en los polí- tud instruida frente a la licenciosa, la del líder
ticos y la denuncia de los males sociales. En el político intachable frente al crápula politiquero
entorno en que se ubica la acción esta vez —ya ostentoso de su poder, así como la del amor puro
definido en La Habana y en una república frente al motivado por intereses económicos.
corrupta—, no pudo concebir el dramaturgo in- Hay en El hombre fuerte, además, una desafor-
dicios de optimismo todavía para los propósi- tunada incursión —a manera de calco— en cier-
tos de su protagonista, de ahí que se frustren las tas formas del habla popular, y una persistencia
ilusiones de éste al frente de su partido. El pro- de los parlamentos extensos, por momentos con-
grama reivindicador para la Patria que proponía vertidos en verdaderas disertaciones de carácter
Gómez Viso debía estrellarse contra la sociedad filosófico.
moral que denunció implacablemente Ramos. Sin embargo, un año más tarde, Ramos daba
Dicho autor hizo patente en Calibán Rex su po- a conocer la pieza teatral más representativa de
sición crítica hacia el injerencismo norteameri- este primer período de su creación.25 Temblade-
cano y recogió, asimismo, en un intento por va- ra, drama en tres actos, resultó premiada por la

Untitled-42 170 02/06/2010, 9:32


EL TEATRO 171

Academia Nacional de Artes y Letras en el Con- hay mucho relieve destacable ni siquiera en el
curso Literario de 1916-1917, y tiene su antece- caso de Isolina, de cuya anunciada riqueza inte-
dente directo en La hidra. En ésta Ramos se de- rior atisbamos una pequeña parte, pues en defi-
fine como auténtico pintor de la atmósfera nitiva Ramos ratifica en ella la condición de víc-
seudorrepublicana, al cohesionar, en logrado tima de la hipocresía moral, de componente
empaste, el tema familiar con la circunstancia desfavorecido en el engranaje de la sociedad, por
histórica propia del momento, en un drama que encima de algún intento de rebeldía. Se aprecia
muestra lo mejor de la conciencia nacional en en ella un despecho que por momentos eclipsa
lucha contra la penetración imperialista norte- los demás rasgos de su caracterización.
americana, en este caso a propósito de la pro- Por otra parte, el dramaturgo enfatizó nueva-
piedad de la tierra y de la industria azucarera. mente el uso de la intriga. Con ello no logra sólo
Este contenido político de la obra es indicativo, aumentar la expectativa, sino entrelazar varías
además, del objetivo punto de vista del autor líneas de conflicto —sentimentales, familiares—
—aún en un estadio medio de su evolución ideo- que constituyen de por sí pequeños dramas, pero
lógica— con respecto a los intereses norteame- que se entretejen bajo el mismo superobjetivo
ricanos en la isla.26 simbólico-aleccionador de la pieza. Como fir-
Tembladera expone nuevamente el abanico de me exponente del teatro de tesis cultivado por
conflictos de la familia Gonzálvez, pero con un Ramos, Tembladera delimita, además, lo que
mayor grado de concreción a la hora de enjui- —en correspondencia con sus inclinaciones
ciar el sistema de valores burgueses del que cada cientificistas derivadas del positivismo— signi-
personaje es representante. La profundidad ga- fica provechosa asimilación del espíritu prácti-
nada debe mucho a la inclusión de un nuevo di- co y la modernidad de la sociedad norteameri-
lema para el empleado Joaquín Artigas, quien cana, y lo que podía indicar una superposición
pretende, por encima de todo, defender el inge- indecorosa de aquellos valores a los nuestros.
nio de dicha familia de una significativamente Reflexiona críticamente el dramaturgo sobre
urdida venta a un comprador yanqui. Ramos nuestras inhabilidades políticas y económicas y
enriqueció la caracterización de su Joaquín en llega a cuestionar la aptitud hispanoamericana,27
Tembladera con los rasgos de una rebeldía y fuer- pero su teatro se tornó —por encima del melo-
te voluntad que no poseía en la obra predeceso- dramatismo y de soluciones nada novedosas—
ra, a lo que se sumó su papel activo y contrapuesto una gran parábola acerca del rescate de nuestros
a la ineptitud y la desidia de los Gonzálvez, valores nacionales frente al expansionismo del
simbolizadoras en la obra de la actitud de la so- imperio, que dominaba con tintes sombríos el
ciedad cubana del momento. Don Fernando y ambiente presentado en esta pieza.
Gustavo son caracterizados como entes pusilá- La profundidad ideológica y la actualidad que
nimes y arrastrados por toda suerte de inmora- encerraba Tembladera,28 elevaron la estatura de
lidades, respectivamente, y presentados como José Antonio Ramos en el ámbito dramático
causa y efecto de un similar proceso de degene- cubano y lo situaron en una línea de «ascenden-
ración ética. Gustavo, en Tembladera, es de nue- te rebeldía»29 en medio de su convulso entorno
vo perseguido por la justicia, ahora por asesina- seudorrepublicano. A pesar de las trampas que
to, al mismo tiempo que resulta el mayor le tendió al dramaturgo su innegable don de en-
dilapidador de la fortuna familiar y el padre del sayista, y a que quizás no fue su principal
hijo esperado por Isabel, hija a su vez de Joa- preocupación dar un acabado estético a sus crea-
quín. Pero, además, deviene promotor de la venta ciones, estas obras dramáticas cuentan con el
del ingenio, nombrado con toda intención sim- valor de recrear ese ambiente —enrarecido por
bólica como Tembladera. Los personajes feme- vicios, lacras sociales, deshonestidad política,
ninos, en conjunto, contribuyen en buena me- incultura económica e injerencismo yanqui—,
dida a la carga melodramática de la obra, aunque que el autor nos entregó a través del prisma pe-
se encuentran casi todos a medio desarrollar. No simista propiciado por el contexto histórico e

Untitled-42 171 02/06/2010, 9:32


172 ETAPA 1899-1923

inherente a la mayoría de los creadores de su ge- ta denuncia, así como un marcado interés por la
neración, aunque, en el caso de Ramos, a dicho indagación sobre nuestra nacionalidad y su de-
punto de vista se adicionó un criterio de hones- fensa de ésta. [I. M.]

NOTAS
(CAPÍTULO 1.7)

1
Rine Leal: Breve historia del teatro cubano. Editorial nismo y la democracia, así como el ideal del super-
Letras Cubanas (Colección Panorama), La Habana, hombre, enunciados por Nietzsche, además de la
1980, p. 101. tendencia a la crítica de los males sociales, al trata-
2
miento de lo relativo a la moral instaurado por Ibsen
Eduardo Robreño: «Prólogo» a Teatro Alhambra. An- en sus dramas modernos, realistas y simbólicos. Se
tología. Editorial Letras Cubanas, La Habana, 1979, considera incluso a Los puntales de la sociedad y El
p. 18. enemigo del pueblo, ambas de Ibsen, como fuentes
3
Álvaro López: «Los teatros de variedades en La Ha- inspiradoras de Almas rebeldes y Una bala perdida.
bana durante los primeros años de la república 12
Sobre esta característica del teatro de tesis afirma
neocolonial», en Teatro Alhambra, ob. cit., p. 660. Patrice Pavis:
4
Entrevista personal (1986). Este género no es bien recibido en la actualidad,
5 pues se lo asimila (a menudo demasiado rápida-
Juan José Arrom: Historia de la literatura dramática
mente) a una lección de marxismo o catecismo
cubana. Yale University Press, New Haven, 1944,
[…]. Es verdad que bien a menudo la importan-
p. 75.
cia de la tesis evocada conduce fastidiosamente
6
Rine Leal: Dos dramaturgos de la neocolonia (Fran- a descuidar la forma dramática […] y un discur-
cisco Domenech y Jaime Mayol). Editorial Pueblo y so excesivamente directo que fácilmente se hace
Educación, La Habana, 1987, p. 6. fastidioso […].
7
Ibíd., p. 3. Ver Patrice Pavis: Diccionario del teatro. Drama-
turgia. Estética. Semiología. Ediciones Revoluciona-
8
También fue premiada en el certamen María, de R. rias, La Habana, 1988, pp. 491-492.
Sánchez Varona. 13
José Antonio Ramos: «Memorias de José A. Ra-
9
Erasmo Regüeiferos Boudet fue Secretario de Justi- mos». (Inédito). Archivo Biblioteca del ILL, año
cia durante el gobierno de Alfredo Zayas y firmó el 1919, p. 48.
documento aprobatorio de la fraudulenta compra- 14
venta del convento de Santa Clara, hecho que propi- Un fragmento de sus «Memorias». Año 1918, p. 35
ció la famosa Protesta de los Trece. A raíz de este en forma de diario, recoge juicios de Ramos acerca
suceso, Rubén Martínez Villena escribe Mensaje lí- de estos Ensayos de adolescencia: «Desde el año 1900
rico civil, donde enjuicia la actitud de Regüeiferos comencé yo a escribir unas memorias como éstas
con una mezcla de sátira y denuncia y señala que El […] Después escribí mis primeros ensayos dramá-
sacrificio es su «delito máximo». ticos, aquellos… ¿cómo decirlo? esquemas o argu-
mentos de películas […] ¡Y las emociones que cada
10
José Antonio Portuondo: «El contenido político y uno de aquellos argumentos me significaban! Al fin
social de las obras de José Antonio Ramos» (1946), escribí una obra completa. Tan completa que en el
en Revista de la Biblioteca Nacional José Martí. Año tercer acto de una de ellas, «Almas rebeldes», el ac-
60, núm. 1, enero-abril 1969, pp. 5-58. tor tenía que decir un discurso que duraba como hora
11 y media […]».
Son definitorias en el pensamiento de Ramos, entre
otras, las líneas utilitaristas, liberales, defensoras de 15
En su «Diario. Año 1919», p. 58. Ramos plasmó con
los derechos de la mujer, emanadas de las ideas de toda sinceridad sus ideales de solución del problema
Comte. Se aprecia igualmente el rechazo del cristia- político en nuestro país. A la altura de 1919 refería

Untitled-42 172 02/06/2010, 9:32


EL TEATRO 173

24
la necesidad de: «Un partido, un grupo con fuerza El autor incluyó íntegramente este poema en la edi-
bastante para hacerse oír en el país, aunque no la ción de 1941, delante de la obra. El drama es, en su
tenga, ni la desee, para gobernarlo, un partido inte- conjunto, una interesante recreación de cada verso
grado por gente de trabajo ajena a la burocracia y de la trágica composición de Martí, estructurada, al
que no haya peligro de que aspire a su inserción en decir de Nicolás Dorr, en «pequeñas escenas que le
los Presupuestos Nacionales por medio de la influen- imprimen una movilidad casi fílmica». (Nicolás
cia política adquirida: y que desde estos sólidos pun- Dorr: «Reflexión y denuncia en José A. Ramos», en
tos de vista se proponga un programa adecuado y Tablas, La Habana, núm. 4, 1985, p. 23.)
luche con un idearium noble y levantado, introdu- 25
ciendo en nuestra política los elementos de idealidad La siguiente pieza conocida de Ramos tendrá fecha
y de universalidad de que ahora carece en absoluto de 1933, lo cual indica obviamente una etapa avan-
[…]. Eso quisiera yo hacer en Cuba.» zada dentro de la evolución ideológica y estilística
en el creador, y diferencia ambos momentos de su
16
José Antonio Ramos: «Memorias». (Año 1919), quehacer dramático. Nicolás Dorr incluye Tembla-
pp. 52-53. dera en un segundo período de la creación ramosiana,
17 que denomina «período de la originalidad» —y que
También son suyas en esta etapa A La Habana me distingue de un primer período «ibseniano»— a pe-
voy, obra satírico lírico bufa, con música de los maes- sar de la distancia entre dicha obra de 1916 y las si-
tros Mauri y Sánchez de Fuentes, estrenada en el guientes, que se sitúan entre 1933 y 1944. Dorr atien-
Teatro Payret por la Compañía de Regino López, y de, sobre todo, a rasgos ideológicos afines en las
El poeta se venga, boceto de comedia en un acto, las mismas, así como a elementos estilísticos que las
cuales han desaparecido. acercan. (Nicolás Dorr: ob. cit., pp. 18-27).
18
José Antonio Ramos: «Memorias» (Año 1919), 26
Como señala José Antonio Portuondo: «la actitud
p. 53. de Ramos ante el problema de las relaciones cuba-
19
Patrice Pavis: ob. cit., tomo II, pp. 365-366. Para no-yanquis fue siempre eminentemente realista», a
este autor, la técnica de la piece bien faite es poco pesar de reconocer la confusión de ideas políticas
imaginativa y presenta un desarrollo continuo, ri- que lo llevó a identificar anarquistas con socialistas
guroso y progresivo de los movimientos de la ac- y al desconocimiento del relieve alcanzado en su
ción, y, por otra parte, «la exposición prepara dis- momento por algunos dirigentes obreros cubanos.
cretamente la obra y su conclusión; cada acto La moderada actitud de Ramos es calificada por
comprende una ascensión de la acción […]», que Portuondo como «simple ignorancia de la mecánica
termina con una escena que él denomina «lugar por del proceso histórico», pero insiste, en otro momen-
excelencia de la ideología». to de su estudio, en que «no se escapaba a él la dolo-
20
rosa realidad del imperialismo». José Antonio Por-
Jacinto Benavente: «Carta-prólogo», en José Anto- tuondo: «El contenido político y social en las obras
nio Ramos: Liberta. Novela escénica en cuatro jor- de José Antonio Ramos», en ob. cit., pp. 5-58.
nadas. Imprenta y Librería Médica Casa Vidal, Ma-
27
drid, 1911, s/p. A propósito de tales criterios —expresados más de
una vez en sus obras— comenta Portuondo que «no
21
Estrenado por José Tavallí en el Teatro Novedades ignoraba la culpa norteamericana, pero hacía hinca-
de Barcelona y en La Habana por la Compañía de pié en la nuestra porque nos hablaba a nosotros, para
Miguel Muñoz. incitarnos a remediarlo y, a esforzarnos por conser-
22
Ramos planteaba que en ese momento el teatro en var nuestro ya menguado patrimonio». (Ibíd.)
Cuba era solamente un «reflejo parcial y descarada- 28
A resaltar esa sostenida actualidad dedicó Rine Leal
mente mercantil del arte». José Antonio Ramos: su artículo «Tembladera 43 años después» (Nueva
Satanás. Drama en un prólogo y dos actos. Impren- Revista Cubana, La Habana, 1 (2): 169-170, julio-
ta Helénica, Madrid, 1913, p. 6. septiembre, 1959), donde afirma: «La imagen que
23
Afirmaba, entre otras cosas: «¡La patria del Roman- en 1969 arroja Tembladera es prácticamente similar
cero, de Calderón, de Lope, de Cervantes, defen- a la que ofreció en 1917 en su estreno». Tembladera
diéndose de la influencia de los Ibsen, los Haupt- volvió a ser llevada a las tablas en 1977 por el Grupo
mann, los Jurel, y afectando la gracia blanda y Rita Montaner.
sonreída, la frivolidad, la ligereza, como caracte- 29
Esta característica de la trayectoria de Ramos es des-
rísticas nacionales!» (José Antonio Ramos: ob. cit., tacada por Francisco Garzón Céspedes en su estu-
p. 9.) dio «José A. Ramos: una línea ascendente de rebel-

Untitled-42 173 02/06/2010, 9:32


174 ETAPA 1899-1923

día», en Teatro. José A. Ramos. Editorial Arte y Lite- teratura Cubana 3 (5): 34-41, julio, 1985, y Ángel
ratura, La Habana, 1976. Interesantes estudios al Augier: «José A. Ramos: un escritor combatiente»
respecto resultan también: José Juan Arrom: «El en su De la sangre en la letra. UNEAC, La Habana,
teatro de José A. Ramos» (1946), en Revista de Li- 1977, pp. 219-222.

Untitled-42 174 02/06/2010, 9:32


1.8 CARACTERIZACIÓN GENERAL DE LA ETAPA

Las trágicas circunstancias históricas, políticas ción. En cierto modo, estas ideas están presen-
y sociales en las que se desenvolvió Cuba du- tes también en la narrativa de la época, que con
rante esta etapa contribuyen, en buena medida, rasgos reformistas intenta violentar los valores
a caracterizar uno de los momentos de mayor establecidos en un entorno social rígido al cual
incertidumbre en nuestra historia nacional, lo atacan autores como Carrión, Loveira y Ramos,
cual, obviamente, tendrá su repercusión directa pero aún sin poderse desentender de esa aludida
en el acontecer literario. Una realidad ajena al tradición, a la que tratan de escapársele por ca-
proyecto independentista concebido por José minos que, sin embargo, la vuelven a conducir a
Martí, tenía, por fuerza, que reflejarse en el am- ella, aunque bajo rasgos más ilusionistas que rea-
biente intelectual, y ello se reveló, ante todo, les. Narradores cercanos al naturalismo se es-
mediante una inconformidad que trató de en- forzaron por establecer, presionados por las
contrar en la cultura el único asidero para posi- circunstancias nacionales, un nexo que les permi-
bles transformaciones. El despojo de la sobera- tiera interpretar una realidad ante la cual se sen-
nía nacional significó para los intelectuales tían impotentes, pero a la que, al menos tuvie-
cubanos una búsqueda histórica necesaria para ron la valentía de enfrentarse, como también
encontrar los rasgos de una nacionalidad en pe- hicieron, desde otras posiciones estéticas, Boti
ligro de extinción, en tanto que trataron de in- y Poveda, verdaderos renovadores de nuestra lí-
terpretar su realidad ejerciendo una crítica que rica, quienes se sintieron parte de una aristocra-
asumió variadas posiciones: satírico-burlesca, cia intelectual de raíz nietzscheana, pero no ale-
reflexiva, participativa, mas sólo en contadas jada de esfuerzos por rendir servicio a una patria
ocasiones fue crítica cómplice en favor del sta- casi inexistente.
tus prevaleciente. Los intelectuales de esta etapa, agrupados
Sin dudas fue el ensayo, por el propio carác- promocionalmente bajo el rubro de Primera
ter que asumió esta etapa, uno de los géneros Generación Republicana, constituyen el núcleo
más cultivados, aunque sufrió cierta decadencia cuyos rasgos definen un conjunto de preocupa-
si se le compara con la etapa anterior. En él pre- ciones ideoestéticas que buscan un asidero en la
valece un afán por analizar la problemática cu- reintegración de las ya por entonces difusas lí-
bana a partir de conceptualizaciones permeadas neas de una nacionalidad en vías de absorción.
de un «materialismo» de raíces positivistas, y Por ello, se apegan a la ejecutoria literaria de fi-
también del espiritualismo, en tanto este siste- guras como Martí, Casal y la Avellaneda, en tanto
ma filosófico fue apoyo de las llamadas «buenas que reinician publicaciones que estuvieron muy
causas», o sea, el fortalecimiento de los valores comprometidas con el modelaje de la formación
morales, políticos y sociales de la llamada tradi- de nuestra nacionaliad, como la Revista Bimestre

[175]

Untitled-42 175 02/06/2010, 9:32


176 ETAPA 1899-1923

Cubana, y fundan otras, como Cuba Contem- bierno, se impedía el desarrollo de un auténtico
poránea, catalizadora de buena parte de las teatro cubano, no obstante algunos esfuerzos
preocupaciones de estos hombres afanados en aislados. Fue el modelo alhambresco el que lo-
un rescate de hacedores de proyectos que iban a gró imponerse en estos años, con piezas, en gran
la búsqueda de una autenticidad y de una reva- número, de escaso rigor artístico.
lorización, como la constitución de la Sociedad Otras manifestaciones culturales de esta eta-
de Conferencias, ingente esfuerzo de Jesús Cas- pa, como la pintura y la música, no alcanzaron
tellanos y Max Henríquez Ureña que alcanzó tampoco un particular esplendor. En pintura no
relieve nacional. hubo cambios sustanciales en relación con lo que
Entre tanto, la historia, bajo diferentes ópti- se venía haciendo en el siglo XIX. Predomina el
cas —testimonio, biografía, ensayo—, trató de corte academicista en las dos figuras centrales
reflejar la grandeza y heroicidad de una gesta, y del momento: Armando Menocal y Leopoldo
muchos autores, en sus planteamientos y re- Romañach, a los que se unen otros pintores
flexiones, denunciaron desde posiciones antim- menores para proyectar un arte convencional y
perialistas las particularidades de un momento estático. A ello se enlaza la carencia de apoyo
esencialmente desgarrador. No obstante estos oficial a toda una serie de esfuerzos individua-
esfuerzos, la figura capital de José Martí fue poco les, así como también la preferencia que los ri-
o mal estudiada. cos sentían por los pintores extranjeros. La ca-
La coyuntura cronológica de estos años per- ricatura sí alcanzó cierto auge, y sus muestras
mite que los intelectuales del pasado siglo per- evidencian una proyección artística más moder-
manezcan aún activos, lo cual, en cierto sentido, na y rica en valores estéticos. Igualmente suce-
marcará con algunos elementos de quietismo una de con la ilustración, que presenta soluciones
vida cultural que, al menos en el primer decenio audaces, sobre todo en la línea del art nouveau.
republicano, fue circunstancialmente pobre. En música, la figura de Guillermo Tomás es
Traspasado éste, los escritores inician nuevas digna de atención teniendo en cuenta los esfuer-
búsquedas, afanados por encontrar en la cultura zos que hizo por dar a conocer al público cuba-
el «milagro» que los resarciera de tanta desespe- no autores europeos desconocidos en nuestro
ranza. Por ello todo les interesa y preocupa: el ámbito cultural. Otro músico importante es
arte y, en general, todas las manifestaciones de Eduardo Sánchez de Fuentes, autor de famosas
la cultura, desde la pedagogía hasta el folklore, y habaneras y canciones y de varias óperas. Al
también la política. Pero sobre todo los atrae el mismo tiempo, la música popular y trovadoresca
tema de la moral como rasgo de la conducta hu- floreció en la etapa con exponentes ya clásicos
mana y perfil espiritual del hombre. Estudiar sus de nuestro cancionero tradicional. No obstan-
reacciones emocionales, su comportamiento ante te, las habaneras y valses tropicales se vieron
determinadas disyuntivas, las relaciones entre sí, desplazados no pocas veces debido a la fuerte
todo esto es objeto de atención. Los conceptos influencia de la música norteamericana, que en-
de la vieja y de la nueva moral, o la falta de ella, o tronizó el two steps y el fox-trot, al menos entre
su encubrimiento, son objeto de apasionado de- la clase adinerada, aunque el son, en sus diversas
bate en este momento de incertidumbre tan poco modalidades, prevaleció en el ámbito popular.
estudiado de nuestro acontecer nacional. Un momento importante de los años com-
Período de constante intranquilidad popular, prendidos entre 1899 y 1923 fue la aparición, en
la etapa de 1899 a 1923 conoció también la tris- 1922, de la radio, cuya primera emisora salió al
temente célebre «danza de los millones» o pe- éter en ocasión del 10 de Octubre. Esta nove-
ríodo de las «vacas gordas», que tuvo su reper- dad había sido precedida por el cine, ya conoci-
cusión favorable en la vida artística del país, pues do desde 1897, pero fue en esta etapa, particu-
permitió la presencia en Cuba de las principales larmente a partir de 1906, cuando se inició la
figuras del arte universal, mientras que en géne- cinematografía popular con cortos, mientras que
ros como el teatral, sin ningún apoyo del go- en 1913 se filmó el primer largometraje silente.

Untitled-42 176 02/06/2010, 9:32


CARACTERIZACIÓN GENERAL DE LA ETAPA 177

Los artistas e intelectuales que conformaron ron a pesar de los buenos propósitos que los ins-
la promoción que culturalmente definió la etapa piraban. En este aprendizaje se entusiasmaron
de 1899 a 1923 fueron hombres de una época por buscar soluciones a la situación del país, pero
transicional que trataron de asumir una respon- la coyuntura histórica del momento no favore-
sabilidad histórica con la mirada puesta en la ció la germinación de nuevos frutos, los cuales
cultura como una única vía para la salvación del no comenzarían a palparse hasta el año 1923, a
país. Intentaron conquistar el papel rector en la partir de la Protesta de los Trece, fuente inspi-
sociedad a partir de mecanismos en tanto inte- radora de nuevas y revolucionarias búsquedas ar-
lectuales que fueron, y en ese empeño fracasa- tísticas y políticas. [C. R.]

Untitled-42 177 02/06/2010, 9:32


2. LA ETAPA 1923-1958
La literatura en la etapa de situación
prerrevolucionaria preparatoria
de la liberación definitiva de nuestra
patria (incorporación de nuestra
literatura a los nuevos medios
de expresión del siglo xx)

Untitled-44 179 02/06/2010, 9:33


2.1 CONTEXTO POLÍTICO, SOCIAL Y ECONÓMICO.
RASGOS DE LA VIDA CULTURAL: TEMAS Y
ACTITUDES

La etapa 1923-1958 se inició en un momento de mar posesión en 1929 recibió al apoyo explícito
crisis. La práctica histórica de los veinte años de algunos de los representantes del capital y del
(1902-1922) que la antecedieron había ido pre- gobierno de Estados Unidos en Cuba, prueba
parando las condiciones para el salto cualitativo inequívoca de que veían en su gestión presiden-
que se produciría en la etapa siguiente, a partir cial la defensa de sus intereses hegemónicos.
de 1923. La conciencia de clase entre los distin- El sinnúmero de acontecimientos, mayores y
tos sectores del proletariado se ahondó, y los menores, que integraron la vida cubana de 1923
intelectuales adquirieron una mayor lucidez ante a 1935 en el plano político-económico, engen-
las necesidades históricas, experiencias decisivas dró consecuentemente toda una riquísima gama
en la transformación del panorama de la vida re- de acciones de envergadura disímil, elaboradas
publicana observable desde 1923, en especial en asimismo desde posiciones y propuestas teóri-
la denominada «década crítica» (1923-1933). cas distintas, pero sustentadas en algunas bús-
El gobierno de Alfredo Zayas (1921-1925) quedas esenciales que ofrecen la tónica general
heredó los trastornos ocasionados por la crisis de este período. A partir de 1936 se incorpora-
económica de la primera posguerra, problemá- ron nuevos elementos a las relaciones de la cul-
tica que trajo como consecuencia la consolida- tura con su contexto, en los que es posible dis-
ción del capital extranjero. En lo sucesivo irían cernir igualmente, sin embargo, una fructífera
cambiando las condiciones sociopolíticas del país relación antagónica. En la evolución literaria,
y se haría necesaria una modificación sustancial artística e intelectual hubo un notable proceso
en las estructuras de poder, lo que llevaría, entre de enriquecimiento y universalización, con obras
otras causas, a que un hombre como Gerardo a la altura de lo mejor de ese momento, no sólo
Machado ocupara la presidencia de la República en el ámbito hispánico, sino incluso del resto de
de 1925 a 1933. La situación nacional se hizo Europa y de Estados Unidos. En la década de
cada vez más difícil a lo largo de esos años, un 1950, después del golpe de estado de Fulgencio
lapso de constante ahondamiento de la depen- Batista en 1952, con el que se deshizo la imagen
dencia que impidió la libre acción de sectores de una República de apariencia estable y equili-
nacionalistas de la burguesía industrial en lo que brada, pero en realidad conformada por los an-
hubiese sido un programa de desarrollo para la tagonismos propios de su estructura dependiente
Isla. Las promesas iniciales de Machado, atentas y neocolonial, se incrementó la lucha de clases,
a cuestiones relativamente significativas, pero se sumergió de nuevo al país en la represión y la
dentro de lo admisible en ese contexto neoco- violencia armada y se tornó más aguda y decisi-
lonial, se desvanecieron y se transformaron en va la batalla de las ideas, todo ello expresión de
su antítesis. Reelecto en 1928, poco antes de to- una crisis esencial de las relaciones económicas

[181]

Untitled-44 181 02/06/2010, 9:33


182 ETAPA 1923-1958

en las que se sustentaba la superestructura. La y político, en las medidas represivas del Estado,
historia de esos años, similar en muchos aspectos en los temas esenciales que ocupaban la aten-
a la del período 1923-1935, deja ver a las claras la ción de intelectuales y luchadores sociales, en-
necesidad de ruptura y transformación, la necesi- tre ellos la naturaleza de la vanguardia, la rela-
dad de un salto cualitativo. [E. S. y R. H. O.] ción entre literatura y política, la función del
intelectual en la sociedad, la reactualización del
ideario y la acción martianos, la situación y las
2.1.1 El período 1923-1935: contexto político, luchas del proletariado urbano y rural, la inter-
social y económico vención yanqui en Nicaragua y el enfrentamien-
to de Sandino, la revolución mexicana y sus hé-
Como ya fue dicho, la crisis económica (1920- roes, las dictaduras en Perú, Venezuela y otros
1921), los desmanes, el latrocinio y el creciente países del área latinoamericana, las dificultades
entreguismo al imperialismo norteamericano y logros de la construcción socialista en la Unión
fueron creando una conciencia de clase entre Soviética, las acciones de los nacionalistas chi-
obreros y campesinos —un proletariado joven nos, la vuelta a lo nacional y latinoamericano, la
y falto de experiencia y de cultura política en los nueva literatura soviética, el arte y la literatura
dos decenios anteriores a 1923— y conforman- del momento en Cuba y en los grandes centros
do un pensamiento de oposición entre los más culturales de América y Europa.
honestos intelectuales y artistas. Todo ello sen- La riqueza del período radica tanto en los va-
tó las premisas para acciones como la Protesta lores intrínsecos de las obras en éste creadas,
de los Trece —primer gesto de rebeldía de un cuanto en las ideas que se pusieron de manifies-
grupo de jóvenes escritores, artistas e intelec- to, con las que la cultura cubana entró en la pro-
tuales— y la fundación de la Agrupación Co- blemática contemporánea. Desde 1923, el año
munista de La Habana, ocurridas el mismo día inicial de la etapa y del período de ésta del cual
(18 de marzo de 1923) y en momentos en que la nos ocupamos ahora, se hizo historia con febril
reforma universitaria y la organización del Pri- actividad: huelgas estudiantiles y obreras, crea-
mer Congreso Nacional de Estudiantes (a cele- ción de organizaciones de nuevo cuño (Agrupa-
brarse en octubre) aglutinaban a la más joven ción Comunista de La Habana, Falange de
promoción. Más adelante, estas coincidencias no Acción Cubana, Hermandad Ferroviaria, Confe-
serían ya casuales, y sectores del proletariado, la rencia de Estudiantes de Cuba, Universidad Po-
pequeña burguesía y el estudiantado emprende- pular José Martí, Liga Anticlerical de Cuba),
rían diversas acciones conjuntas que aportarían congresos (Primer Congreso Nacional de Mu-
una fisonomía peculiar a las luchas del período jeres, también el primero nacional de Estudian-
contra la injerencia yanqui y el entreguismo de tes Revolucionarios, el Congreso Local de la
los gobernantes y la burguesía autóctona a sus Federación Obrera de La Habana), estrecha-
intereses y designios. miento de las relaciones Cuba-Estados Unidos,
Lo más perdurable de esos años alcanzó su detenciones policíacas, publicación de artículos
dimensión histórica en las grandes antítesis del combativos contra los poderes establecidos, ac-
momento: vanguardismo-academicismo en el tividad del Movimiento de Veteranos y Patriotas.
arte y la literatura; independencia-dependencia El mismo año de la toma de posesión de la pre-
en lo político, social y económico; marxismo- sidencia de la nación por Machado (1925) se fun-
positivismo, entre otras tendencias, en el cam- dó el Partido Comunista de Cuba, acuerdo del
po de las ideas. Toda la dinámica del acontecer Primer Congreso de Agrupaciones Comunistas;
se sustentaba en esos opuestos y quedó mani- se conformó, con explícitos propósitos, la Liga
festada en las búsquedas estéticas, en la creación Antimperialista de Cuba (integrada, entre otros,
de grupos y manifiestos, en las acciones de los por Rubén Martínez Villena, Juan Marinello, José
grandes líderes populares y estudiantiles contra Zacarías Tallet, Emilio Roig de Leuchsenring y
la dictadura, en la labor del periodismo cultural Julio Antonio Mella, quien presidió la reunión

Untitled-44 182 02/06/2010, 9:33


CONTEXTO POLÍTICO, SOCIAL Y ECONÓMICO 183

constitutiva); se realizó el Tercer Congreso Na- José Martí; se desencadenó el «proceso» en que
cional Obrero en Camagüey, en el que se fundó fueron encausadas como «comunistas» numero-
la Confederación Nacional Obrera de Cuba sas personalidades intelectuales de Cuba y del
(CNOC); fue asesinado el líder obrero Enrique extranjero, así como dirigentes obreros y hasta
Varona en Camagüey; Mella fue encarcelado, con fallecidos; se arrecieron las campañas guberna-
algunos compañeros de lucha, bajo la acusación mentales contra la prensa opositora, lo que in-
de prácticas terroristas; se ejecutaron las prime- cluyó el secuestro de ediciones íntegras del pe-
ras medidas gubernamentales contra la prensa de riódico Unión Nacionalista, que finalmente tuvo
oposición con la clausura de El Heraldo. Meses que dejar de publicarse. Éste fue el año, además,
antes de la toma de posesión del nuevo presiden- en que Martínez Villena ingresó en las filas del
te había sido secuestrada la revista Venezuela Li- Partido Comunista de Cuba, a cuyo trabajo se
bre (1921-1925), de exiliados políticos en lucha consagró hasta su temprana muerte en 1934,
contra el dictador Juan Vicente Gómez, a quie- abandonada ya la literatura desde mucho antes,
nes se les prohibió más tarde continuar editán- en gesto que subrayaba la integración del escri-
dola, labor asumida entonces por miembros del tor y el luchador político, tan característica de
Grupo Minorista (cinco números en su segunda este convulso período.
época), pero otorgándole un alcance ideológico- En lo adelante, la situación del país se fue ha-
político que en la práctica la convirtió en órgano ciendo cada vez más tensa. Una detenida crono-
de la sección cubana de la Liga Antimperialista logía hasta 1930 revela la gravedad y rapidez de
de las Américas. Además, se celebró en Cien- los acontecimientos promovidos por las fuerzas
fuegos el Segundo Congreso Nacional Obrero, y que detentaban el poder y por los líderes y orga-
Mella publicó varios trabajos de encendida beli- nizaciones obreros, estudiantiles y, en general,
gerancia, entre ellos Cuba: un pueblo que jamás de la oposición política, así como por los inte-
ha sido libre. lectuales que proclamaban un arte, una literatu-
Otro año especialmente cargado de hechos ra y un pensamiento nuevos y, al mismo tiempo,
significativos fue 1927; cuando se produjo un participaban activamente en la lucha contra Ma-
fuerte resurgir del sentimiento antimperialista, chado. La represión se recrudeció para acallar las
evidenciado, por ejemplo, en el movimiento de acusaciones y contener la rebeldía, se preparó
solidaridad con Nicaragua ante la nueva invasión una expedición armada cuyo fracaso dejó ver que
de su territorio por el ejército yanqui; se inicia- la disposición contra los desafueros e injusticias
ron las combativas jornadas del estudiantado era de hecho ilimitada, se escribió para esclare-
universitario contra la reforma constitucional, cer las circunstancias latinoamericanas del mo-
la que coadyuvaría a la reelección de Machado, mento y combatir al gobierno en el campo de la
jornadas de las que emergerá el Directorio Es- reflexión política. Nuevas organizaciones surgie-
tudiantil Universitario (DEU), organización que ron en esos años, entre otras la Junta Cubana
además retomó las banderas de la lucha por la Pro Independencia de Puerto Rico, la Asocia-
reforma de la universidad que había iniciado, en ción Nacional de Emigrados Revolucionarios
1923, Mella, para entonces exiliado en México, Cubanos (ANERC) y la Alianza Nacional Fe-
donde desarrollaría una intensa actividad políti- minista (ambas en 1928, la primera fundada por
co-revolucionaria de proyección continental Mella en México). Destacados opositores al ré-
antes de caer asesinado por agentes al servicio gimen (Claudio Brouzón, Noske Yalob y Bar-
de Machado en 1929, sin haber cumplido aún tolomé Sagaró) fueron ejecutados por las fuer-
los veintiséis años; se desarrolló una creciente zas represivas. Poco después del asesinato de
actividad del movimiento obrero; fueron desen- Mella comenzó el segundo mandato de Macha-
mascaradas las actitudes pequeño-burguesas del do, una aún más sangrienta tiranía que fuera de-
APRA , primero por Mella en el Congreso rrocada en 1933 por un formidable movimiento
Antimperialista de Bruselas y luego por Martí- de masas. La crisis económica en Estados Uni-
nez Villena en el seno de la Universidad Popular dos (1929) agravó la situación de Cuba.

Untitled-44 183 02/06/2010, 9:33


184 ETAPA 1923-1958

En la primera mitad de 1930 continuó mani- alzamientos armados. Tres de estos últimos se
festándose la rebeldía estudiantil, se llevó a cabo producen en agosto de 1931: la expedición de
con éxito la primera huelga general contra el Río Verde, el levantamiento de La Gallinita, en
machadato, organizada por el PCC y la CNOC y Oriente, con Antonio Guiteras al frente, y el
con una participación de alrededor de doscien- desembarco en el puerto de Gibara, en breve
tos mil obreros, bajo la dirección de Martínez tiempo deshechos por la violencia. En abril de
Villena, contra quien se dio orden de muerte por 1933, Guiteras dirige un ataque contra el cuar-
el tirano, hecho que lo obligó al exilio, y se creó tel de San Luis, también en Oriente, zona en la
la Unión Laborista de Mujeres como una fuerza que permanece sobre las armas hasta el derro-
más para combatir al régimen. La manifestación camiento de Machado. Además, se lanzan ma-
de estudiantes universitarios contra la dictadura nifiestos y ataques al régimen y se exponen las
el 30 de septiembre de 1930 —en la que cae ideas en las que se sustenta el combate. Ejem-
muerto el estudiante Rafael Trejo, son heridos plos destacables de esto último son «Reacción
el periodista y escritor Pablo de la Torriente Brau versus Revolución» (1931), de Roa —dirigido
y el obrero Isidro Figueroa y es acusado y dete- a Mañach y en el que aborda en tono polémico
nido como instigador de los hechos Marinello, el tema de la función de los intelectuales y en-
ya renombrado intelectual y profesor universi- salza el marxismo-leninismo—, y El ABC al
tario— marca el inicio de un conjunto de accio- pueblo de Cuba (1931), de Mañach, dos textos
nes oposicionistas y de medidas gubernamenta- que demuestran asimismo las escisiones ideo-
les que llevaron al país al clímax represivo e lógicas que venían operándose por entonces
insurreccional. Hasta el derrumbe de la tiranía entre los intelectuales, a cuyo conocimiento
en 1933 se cometen atrocidades de todo tipo para contribuye de manera sustancial el artículo de
contener la creciente ola de protesta popular. A Martínez Villena «¿Qué significa la transfor-
mediados de diciembre, ante el arrecio de la lu- mación del ABC y cuál es el propósito de esta
cha estudiantil guiada por el revitalizado Direc- maniobra?», dado a conocer en la revista Mun-
torio Estudiantil Universitario (DEU), se clau- do Obrero, de Nueva York, en abril de 1933,
sura la universidad por tiempo indefinido, se prácticamente cuando se iniciaba la fase final
organiza, como sección de Socorro Rojo Inter- del enfrentamiento a la dictadura.
nacional, Defensa Obrera Internacional (DOI), En tales circunstancias, el gobierno norteame-
para prestar ayuda a los perseguidos y encarce- ricano decide tomar cartas en el asunto y envía a
lados. Al iniciarse 1931, se clausuran todas las Sumner Welles a Cuba con funciones de emba-
Escuelas Normales y se crea, como escisión del jador y claras instrucciones. Este intento media-
DEU, el Ala Izquierda Estudiantil (AIE), impor- dor no es aceptado por el PCC, el AIE, el DEU,
tante agrupación que desempeñaría múltiples la Agrupación Revolucionaria de Cuba (dirigi-
tareas contra Machado y en la que descollarían da por Guiteras) y algunos miembros del ABC
combatientes como Raúl Roa y Torriente Brau. (elementos que desde entonces integran el ABC
Las medidas del gobierno no tienen límites: ase- Radical). En los primeros días de agosto de 1933,
sinatos, suspensión de garantías, actos de vio- una huelga iniciada por algunos sectores del pro-
lencia callejera y en las cárceles contra manifes- letariado con fines fundamentalmente económi-
tantes y presos políticos, detenciones. cos adquiere con celeridad carácter de huelga
Las fuerzas opositoras, encabezadas por el general política contra la tiranía y provoca el
Partido Comunista, el Directorio Estudiantil colapso del régimen, que desde el día 8 no cuen-
Universitario, el Ala Izquierda Estudiantil y el ta ya ni siquiera con el apoyo yanqui. Ese día el
ABC —organización terrorista de derecha crea- mediador Welles había solicitado la renuncia a
da en 1931 y que tuvo entre sus miembros a Machado, quien finalmente huyó hacia Nassau
Jorge Mañach y Francisco Ichaso—, e integra- el 12. Al día siguiente toma posesión el nuevo
das además por otros grupos de significativas presidente, Carlos Miguel de Céspedes, desig-
acciones, responden con atentados, huelgas y nado por Welles.

Untitled-44 184 02/06/2010, 9:33


CONTEXTO POLÍTICO, SOCIAL Y ECONÓMICO 185

Ni un mes duraría en el poder el mandatario Bajo el mandato de Mendieta —en realidad,


escogido, depuesto por una sublevación de sar- como ha reconocido la historiografía nacional,
gentos y soldados que se sumaba a otros actos gobierno Caffery-Batista-Mendieta— se fundó
de inconformidad con la situación impuesta y el Partido Revolucionario Cubano-Auténtico
que catapultaba a Fulgencio Batista al vórtice de (PRC-A), de prolongada ejecutoria en la poste-
la vida política nacional. Rápidamente fue orga- rior historia del país, y el Partido Comunista
nizada la Pentarquía, gobierno colegiado en ejer- celebró, en la clandestinidad, su segundo con-
cicio durante pocos días y del que formaron par- greso. La figura de Guiteras se mantiene activa
te, entre otros menos conocidos, Sergio Carbó como representante de posiciones radicales, si
y Ramón Grau San Martín. Este último, desig- bien dentro de una línea que divergía de la lucha
nado a los pocos días presidente del llamado de masas representada por el Partido Comunis-
Gobierno Provisional Revolucionario, no jura la ta. El ABC continúa también, con su habitual
Enmienda Platt, lo que le impide ser reconoci- beligerancia, en la escena política. Las medidas
do por el gobierno norteamericano y provoca el adoptadas por el poder gubernamental son re-
arribo a puertos cubanos de barcos de guerra presivas en la misma magnitud en que éste sien-
yanquis. El fervor de renovación y de justicia te en peligro su estabilidad, amenazada por la
social y la influencia de las ideas marxistas- violencia en las calles. No obstante el apoyo que
leninistas y de la historia soviética se conjugan recibía de Estados Unidos y el que le brindaba
en la organización de soviets obreros en varias Batista con el ejército, Mendieta renuncia en di-
zonas rurales del país. En ese ambiente de efer- ciembre de 1935 en un clima francamente sub-
vescencia política se emiten proclamas y decre- versivo durante todo el año: huelga general y
tos, hay violencia armada (combates en el Hotel declaración del «estado de guerra» nacional en
Nacional para desalojar a oficiales machadistas, marzo; combate en el Morrillo, en el que mue-
enfrentamientos para derrotar la sublevación ren Guiteras y el venezolano Carlos Aponte en
contrarrevolucionaria del ABC, represión con- mayo; fundación de la Organización Revolucio-
tra participantes en el entierro de las cenizas de naria Cubana Antimperialista ( ORCA ) por
Mella, donde cae asesinado el pionero Paquito Torriente Brau, Roa y otros revolucionarios; ce-
González y Martínez Villena habla por última lebración del sexto pleno del Comité Central del
vez en acto público), protestas y asambleas es- PCC con el acuerdo de luchar por un frente úni-
tudiantiles y obreras (Primer Congreso Regio- co antimperialista, antirreaccionario y antima-
nal Obrero de La Habana, 1933; Asamblea Ge- chadista; fundación de la Hermandad de los Jó-
neral de Estudiantes Universitarios contra Grau venes Cubanos por la Liga Juvenil Comunista y
y Cuarto Congreso Nacional Obrero de Uni- el PCC. Al finalizar el año se cierra un período
dad Sindical en La Habana, organizado por Mar- extraordinariamente fructífero de la historia de
tínez Villena, quien muere de tuberculosis en los Cuba, de cuantiosas experiencias formadoras
días de enero de 1934, en que se celebraba), ex- para empeños posteriores en el enfrentamiento
presiones de una aguda crisis nacional de hon- a los desgobiernos nacionales y a las bases eco-
das raíces y perdurables consecuencias. Guiteras, nómico-políticas en que se sustentaban, tanto
cercano colaborador oficial de la presidencia, internas como externas, pero siempre en
dispone, entre otras revolucionarias medidas, la primerísimo lugar la dependencia del imperia-
intervención de la Compañía Cubana de Elec- lismo yanqui. [E. S. y R. H. O.]
tricidad, monopolio yanqui, por desoír las peti-
ciones obreras. Al día siguiente, 15 de enero de
1934, Batista, con el grado de coronel al que ha- 2.1.2 Grupos y publicaciones vanguardistas.
bía sido ascendido durante la Pentarquía, derro- Otras publicaciones entre 1923 y 1935
ca el gobierno de Grau mediante un golpe de
estado e instaura en la presidencia a Carlos Durante este período, en el que florecieron al-
Mendieta. gunas de las más recias personalidades políticas

Untitled-44 185 02/06/2010, 9:33


186 ETAPA 1923-1958

de la historia contemporánea de Cuba (Martí- cas, pero sí mucho con la ética ciudadana. Cons-
nez Villena, Mella, Torriente Brau, Guiteras) y tituía, pues, una nueva actitud que rompía con
fructificaron las más avanzadas ideas del momen- la conducta típica de los intelectuales de los dos
to en decisivas acciones, la literatura y el arte decenios anteriores de la República; pero, ade-
experimentaron significativas transformaciones más, la Protesta, encabezada por Martínez Ville-
conceptuales y conocieron un extraordinario na, quien devendría líder del Grupo, surge como
desarrollo a través de la creación misma y de manifestación integrada a un cuerpo coherente
numerosas gestiones e iniciativas de intelectua- de ideas, entre las que están las de orden estéti-
les y artistas a todo lo largo del país. Movidos co, más tarde expuestas en su integralidad en la
por inquietudes renovadoras, las que en el plano «Declaración» del Grupo en 1927. Sus más
político condujeron a la conformación de aso- talentosos representantes escribieron por aque-
ciaciones, partidos e instituciones de influencia llos días páginas de gran significación dentro del
diversa, los grupos literarios se integran por esos proceso formativo de la literatura cubana con-
años como una fuerza viva en la dinámica gene- temporánea. Los poemas prevanguardistas de
ral de los acontecimientos. Martínez Villena y de Tallet y los ensayos y ar-
El primero y más importante es el Grupo tículos sobre artes plásticas y música de Carpen-
Minorista (1923-1928), surgido de manera es- tier estarían entre los más destacados ejemplos
pontánea en reuniones informales en el Café de ese quehacer de la sensibilidad moderna.
Martí durante la etapa precedente, y cuyos Los minoristas prepararon el camino y des-
miembros fueron gestando ideas nuevas en tor- pertaron conciencias, una labor inapreciable que
no a los problemas de actualidad, enriquecidas culminaría en el lapso 1927-1930 con el auge del
al calor de la experiencia histórica concreta. Aun- movimiento vanguardista, llevado a cabo, en lo
que no dispuso de un órgano de difusión pro- fundamental, por Revista de Avance y el Suple-
pio, dio a conocer sus propuestas y actividades a mento Literario del Diario de la Marina, al acele-
través de la revista Social,1 cuyo jefe de redac- rarse la disolución del Grupo a comienzos de
ción, Emilio Roig de Leuchsenring, fue mino- 1927 por diversas causas. La fundamental hay
rista desde los inicios mismos de las tertulias del que buscarla en las disensiones que habían co-
Martí en 1920. Desde su etapa de gestación menzado a aparecer entre sus miembros y que
(1920-1923), sus jóvenes participantes se carac- tenían un trasfondo eminentemente político-
terizaron por el espíritu polémico y la disposi- ideológico, como se hizo evidente poco después
ción para el diálogo inteligente, una práctica en las actitudes de Alberto Lamar Schweyer y
constante en sus encuentros, celebrados en la de Mañach, de corte fascistoide muy acusado en
revista El Fígaro a partir de 1921. En sus traba- el primero, autor de Biología de la democracia
jos periodísticos, en los que reseñan hechos de (Ensayo de sociología americana) (1927), obra
importancia cultural o exponen sus criterios y «positivista por el método y fascista por los ob-
posiciones ideoestéticas a través de algunos de jetivos políticos de apuntalamiento del sátrapa»,
los periódicos y revistas en los que ocupaban como lo ha calificado Ana Cairo.2 Por otra par-
cargos los miembros, se aprecian virtudes que te, y como sustrato de esas disparidades de cri-
pueden ser consideradas como definitorias en la terios, las circunstancias históricas eran enton-
determinación de sus más relevantes aportes a ces bien distintas de las que predominaban en el
la sensibilidad renovada. En primer término se momento en que se cohesionó el Grupo y aun
destaca la necesidad de ruptura en relación con en los meses que sucedieron a la toma de pose-
los modos y maneras precedentes. La Protesta sión de Machado. En efecto, al recrudecerse la
de los Trece, inicial acción cohesionadora del represión en 1927 se hace necesario asumir otras
Grupo a raíz de un fraudulento negocio del go- soluciones por parte de aquellos que habían ve-
bierno de turno, lo precisa con nitidez: se trata, nido clamando por un nuevo estado de cosas,
ciertamente, de un gesto que nada tiene que ver pero no todos estuvieron dispuestos a ello. El
con los valores y opiniones literarias o artísti- llamado proceso comunista que llevó a la cárcel

Untitled-44 186 02/06/2010, 9:33


CONTEXTO POLÍTICO, SOCIAL Y ECONÓMICO 187

a algunos, entre ellos Martín Casanovas, Car- pretensiones de teorización, un tanto infruc-
pentier y José Antonio Fernández de Castro, fue tíferas a la altura de 1927, después de todo lo
una prueba inequívoca de la nueva política de que se había venido haciendo desde cuatro años
fuerza y violencia que estaba decidido a implan- antes, sino de un recuento de lo realizado, aun-
tar el gobierno para aquietar los ánimos cuando que pueda argumentarse que no toda la labor de
se acercaba la Conferencia Panamericana de La los minoristas alcanza a inscribirse con justicia
Habana (a celebrarse en 1928). Mientras, Mar- en los puntos expuestos. De este modo resume
tínez Villena, que había fundado en abril Améri- Martínez Villena los objetivos del trabajo del
ca Libre. Revista Revolucionaria Americana Grupo en la «Declaración» por él redactada:
—esfuerzo encaminado a «luchar en la América
por la liberación de su pueblo y en contra del Por la revisión de los valores falsos y gasta-
imperialismo capitalista de Wall Street»—, au- dos.
naba voluntades después de dar nuevas mues-
tras de su ascendente radicalización político- Por el arte vernáculo y, en general, por el arte
ideológica (ingreso al Partido Comunista, nuevo en sus diversas manifestaciones.
encendida polémica con Mañach y desentendi- Por la introducción y vulgarización en Cuba
miento de la creación ficcional propia para en- de las últimas doctrinas, teóricas y prácti-
tregarse de lleno a la lucha por la liberación na- cas, artísticas y científicas. Por la reforma
cional), otros minoristas pugnaban porque la de la enseñanza pública y contra los co-
literatura y el arte se descontaminasen y se mar- rrompidos sistemas de oposición a las cá-
ginaran de la candente actualidad político-social tedras. Por la autonomía universitaria.
del país. Era evidente que los tiempos del
minorismo tocaban a su fin, como avizoró, an- Por la independencia económica de Cuba y
tes que nadie, Regino Boti desde la lejana contra el imperialismo yanqui.
Guantánamo, en su artículo «La muerte del Contra las dictaduras políticas universales, en
minorismo», donde da por disuelto al Grupo con el mundo, en la América, en Cuba.
la aparición de 1927 (Revista de Avance) y la re-
novación del Suplemento Literario del Diario de Contra los desafueros de la pseudodemo-
la Marina al entrar a dirigirlo Fernández de Cas- cracia, contra la farsa del sufragio y por la
tro. La propia salida de América Libre, no men- participación efectiva del pueblo en el go-
cionada por Boti, era otro signo inequívoco de bierno.
la diáspora definitiva del Grupo en esos prime- En pro del mejoramiento del agricultor, del
ros meses de 1927. A ello vinieron a sumarse la colono y del obrero de Cuba.
publicación del libro de Lamar Schweyer y sus
comentarios en torno a la inexistencia del Gru- Por la cordialidad y la unión latinoamericana.3
po, que son los que provocan la «Declaración» o
«Manifiesto» de mayo de 1927, signo innegable Las inquietudes renovadoras del período van-
de vida, aunque de hecho constituyó asimismo guardista (1923-1935), sintetizadas en estos re-
un síntoma de muerte. clamos acabados de transcribir, se nutren de re-
En los diez puntos de la «Declaración» —don- levantes acontecimientos de la cultura y la
de se torna explícito el cuerpo de ideas que siem- historia contemporáneas y de problemas espe-
pre los movió a actuar— se identifican, sin cíficos de la economía y la sociedad cubanas de
jerarquizaciones ni prioridades, los reclamos esos años, entre ellos las renovaciones de la van-
político-sociales y estéticos de los nuevos tiem- guardia artística y literaria de Europa y América
pos. Es, incuestionablemente, el programa del (c. 1905-1922), las ideas político-sociales y las
movimiento vanguardista cubano, inquietud experiencias de la Revolución de Octubre
innovadora que da la tónica general del período (1917), el creciente dominio imperialista en tie-
1923-1935. Y no se trata de un documento con rras americanas desde la primera intervención en

Untitled-44 187 02/06/2010, 9:33


188 ETAPA 1923-1958

la guerra hispano-cubana (1898), el carácter y contribuyó al conocimiento de los últimos li-


neocolonial y dependiente de la República a lo bros publicados, objeto de análisis y discusio-
largo de los dos decenios precedentes (1902- nes en sus encuentros. Se dedicaron sus miem-
1922), las crisis reiteradas que en lo económico bros, asimismo, a impartir conferencias y a leer
caracterizaron la práctica del capitalismo en las creaciones propias, influidas por las noveda-
Cuba y en los constantes fracasos de los débiles des del momento. Otros autores cubanos y al-
intentos liberadores puestos en práctica o ela- gunos extranjeros intercambiaron opiniones y
borados en el plano teórico contra la situación criterios con sus colegas de Manzanillo. En este
imperante y, finalmente, la problemática concreta período realizó Orto una importante tarea como
de Cuba en ese período, con todos los males difusora de los nuevos postulados, en especial
propios de una nación supeditada. Era impos- con la publicación de poemas, dentro de esa di-
tergable un replanteo de la perspectiva de análi- rección, de Nicolás Guillén y Manuel Navarro
sis de la realidad para solucionar los males del Luna. Miembro prominente del Grupo y asiduo
país. Resultaba imposible, a la luz de los fenó- colaborador de la revista fue también Luis Feli-
menos históricos y de los hallazgos de la cien- pe Rodríguez.
cia, el arte y la literatura del más reciente pasa- En Santiago de Cuba radicaron importantes
do, proceder a un conocimiento fragmentado de baluartes de la vanguardia. Una breve e intere-
los cuestionamientos del acontecer. Se imponía, sante labor desarrolló en 1926 el casi desconoci-
pues, una visión totalizadora y unitaria que es- do Grupo Per Se, expresamente vinculado con
tuviera en concordancia con el suceder real, único los afanes minoristas y antecedente del más co-
e integral en sí mismo. Consecuentemente, arte, nocido Grupo H que se conformaría en la pro-
literatura y política eran inseparables tanto en el pia ciudad en 1928. Al decir de uno de sus inte-
plano teórico-especulativo cuanto en el de la grantes, Per Se surgió como «necesidad del
praxis. La literatura y el arte nuevos querían sub- ambiente» y con el propósito de «librar una agi-
vertir el orden establecido e integrarse a la acti- tada campaña por el arte local».4 Se expresó a
va lucha política que para ellos inició la Protesta través de la página semanal que le facilitó La In-
de los Trece. En una u otra medida, las más im- dependencia, periódico de la propia ciudad, gra-
portantes instituciones, revistas, páginas y su- cias a la cual las actividades e inquietudes de sus
plementos literarios de la prensa diaria, grupos integrantes —el más conocido de ellos Luis
artístico-literarios y organizaciones políticas, Aguiar Poveda, autor de las «Palabras al cenácu-
obras poéticas, narrativas, ensayísticas, musica- lo», que junto a la «Exposición del Grupo Per
les y pictóricas y, en general, otras manifesta- Se», definen y dejan ver los objetivos que los ani-
ciones de la vida cultural del período, se orien- maban—5 llegaron a ser conocidas y tuvieron un
tan hacia la búsqueda de una expresión nueva y espacio para el diálogo, aunque éste no llegara a
el rescate de la nacionalidad, dos inquietudes que tener nunca la dimensión de sus mayores homó-
sintetizan, grosso modo, los planteamientos del logos. En algunos de los catorce puntos de la
movimiento vanguardista en Cuba. mencionada «Exposición…» se hace evidente la
Por esos años hubo en provincias un atendi- afinidad con el Grupo Minorista, cuyos recla-
ble esfuerzo de renovación cultural por la ges- mos e intenciones aún no se habían dado a co-
tión de grupos —muchos orientados en la mis- nocer de manera explícita como cuerpo de ideas.
ma dirección que el Minorista— y publicaciones. Como sus predecesores habaneros, los integran-
En Oriente continuó trabajando el Grupo Lite- tes de Per Se se preocupan no sólo por la reno-
rario de Manzanillo, nucleado en torno a la re- vación en el campo de la cultura, sino, además, y
vista Orto (1912-1957), que dio a conocer los entremezclados con ella, por la transformación
textos de sus miembros conjuntamente con la social, aunque en su conjunto los enunciados
imprenta El Arte y la editorial Biblioteca Martí, programáticos de la «Exposición…» permiten
de las que era propietario Juan Francisco Sariol. dudar de la labor que en esa dirección hubiesen
El Grupo animó la vida intelectual de la ciudad podido realizar de haber desplegado una acción

Untitled-44 188 02/06/2010, 9:33


CONTEXTO POLÍTICO, SOCIAL Y ECONÓMICO 189

más duradera y abarcadora. En los meses (mayo- ticas de extrema izquierda cercanas al trotskis-
julio de 1926) en que salieron a la luz pública en mo, combativo como su compañero de ideales
La Independencia, sus miembros dieron a cono- estéticos Amador Montes de Oca, quien se alzó
cer sus cuentos, poemas, artículos, discursos, en armas contra Machado, radicó en Santo Do-
conferencias, comentarios acerca del quehacer mingo huyendo de la represión que sobrevino al
de la agrupación, una obra que continuaba es- alzamiento y, de nuevo en Cuba, volvió a en-
fuerzos anteriores y sirvió de estímulo al Grupo frentarse a la tiranía, frente a la que se levantó
H, integrado a mediados de 1928. otra vez en armas en el plan de Guiteras, acción
El Grupo H lo formaron, entre otros, Ramón que le costó la vida en 1933.
Breá (1905-1941) —su figura principal—, Ama- Otro importante grupo vanguardista en pro-
dor Montes de Oca (1906-1933), Lino Horrui- vincias fue el que se nucleó en Camagüey en tor-
tiner (1902-1972), Luis Aguiar Poveda (1899-?), no a Antenas. Revista del Tiempo Nuevo (1928-
Carlos González Palacios (1902-?), Francisco 1929?), pero gestado desde 1926 en las labores
Palacios Estrada (¿-?) y Alberto Santa Cruz Pa- que Emilio Ballagas comenzó a realizar con otros
checo. Con su gestión intentaron los miembros escritores en favor de la cultura en la ciudad. Los
del grupo remover los viejos preceptos litera- jóvenes intelectuales celebraban reuniones
rios y promover el conocimiento de escritores sabatinas en el Ateneo de la Juventud, aún acti-
nacionales y extranjeros, para lo cual Eduardo vo en 1929, para intercambiar puntos de vista y
Abril Amores les facilitó una página semanal en promover ideas novedosas; intentaron crear el
el Diario de Cuba, del cual era director, y reci- Grupo Minorista con resultados desconocidos;
bieron la ayuda de Revista de Oriente (1928- trabajaron por organizar la filial camagüeyana de
1932?), de la propia ciudad. La ingenua rebeldía la Institución Hispanocubana de Cultura, em-
y la heterogeneidad caracterizaron los textos apa- peño finalmente logrado en marzo de 1928; des-
recidos en esa página literaria, en la que colabo- de fines de 1926 o inicios de 1927 promovieron
ró además Abril Amores con valoraciones so- las transformadoras tendencias ideoestéticas de
bre cultura cubana. Los integrantes del Grupo entonces en una sección semanal, titulada «Li-
—algunos miembros del anterior Per Se— lle- bros», en el periódico local La Región, labor ésta
varon adelante sus propósitos sin una gran for- que puede considerarse la más importante de
mación académica, como sucedía incluso con todas por la rápida difusión de los valores nue-
algunos de los participantes en núcleos capitali- vos que permitía. El propio Ballagas, refirién-
nos, pero su actitud en favor de las ideas de van- dose a ese trabajo, afirma que en él «se perfiló
guardia hay que tenerla en cuenta por lo que sig- nuestra ideología» y que con él se proponían «in-
nificó en esos instantes para la vida intelectual corporarnos a esas falanges que laboran por lo-
de la ciudad y para la propagación de una con- grar más amplios horizontes y luchar porque
ciencia antimperialista en el país, animada du- nuestra patria chica marche a la vanguardia de
rante poco más de tres meses (junio-septiembre este movimiento cultural».7
de 1928) por los textos que publicaron en su No se caracterizó Antenas por un vanguar-
página del Diario de Cuba, en la que aparecie- dismo excesivo y estridente, para el cual no es-
ron también colaboraciones de otros escritores taban preparados los lectores, ni por el número
como Héctor Poveda, Mariblanca Sabas Alomá, de ilustraciones y elementos gráficos, más bien
Ciana Valdés Roig y Leonardo Griñán Peralta. escasos. Sus directores fueron Felipe Pichardo
Constituido de manera un tanto espontánea, no Moya —relacionado con el Grupo Minorista,
tenía el Grupo «nada de programático y de ex- de cuya «Declaración» de 1927 fue uno de los
clusivo», como ha señalado Mary Low,6 esposa firmantes—, Manuel H. Hernández, conocido
de Breá, un poeta de escasa significación en la por su seudónimo Hernán d’Aquino, Manuel P.
vida literaria nacional y temperamento violento Hidalgo y Félix Ráfols Ráfols. Entre sus redac-
y heterodoxo, más tarde vinculado a círculos tores se encontraban Ballagas, Enrique Halvares
surrealistas de Praga y París, de posiciones polí- y César Luis de León (nombre literario de

Untitled-44 189 02/06/2010, 9:33


190 ETAPA 1923-1958

Eugenio Sánchez Pérez). Su nómina de cola- co. Que también nosotros pensamos libremen-
boración incluyó firmas reconocidas y nuevas, te. Venimos a estar al lado, aunque sea sólo para
tanto de la ciudad como del resto del país. La darles consuelo, de los que tienen necesidad de
sobriedad que caracteriza esta gestión editorial Justicia, de los que aclaman la Verdad, de los tan-
de los vanguardistas camagüeyanos no los aleja tos huérfanos de la protección social.» En la
de las pretensiones renovadoras, como puede misma Remedios dirigieron más adelante los
apreciarse en las más importantes páginas en hermanos García Caturla (Alejandro y Othón)
las que se expresó la nueva sensibilidad. Noto- la revista Atalaya (1933), de orientación vanguar-
riamente influida por Revista de Avance, llevó dista más volcada hacia lo artístico-literario y con
adelante una meritoria labor difusora de las re- colaboraciones de todo el país. En Cienfuegos,
novadoras propuestas ideoestéticas de la van- el Grupo Ariel (1931-?), que contó entre sus
guardia, muy atenta al ámbito cultural hispáni- fundadores e integrantes a Carlos Rafael Rodrí-
co, con interés por desentenderse de sus guez, Raúl Aparicio y Juan David y publicó por
circunstancias inmediatas en lo que tenían de breve lapso la revista Segur (1934), fue un es-
más externo. Se limitó a lo artístico-literario, fuerzo en beneficio de la vida cultural de la ciu-
lo que la privó de entregar, en lo fundamental dad. Sus fundamentos quedaron claramente ex-
de sus páginas, una más rica visión de su mo- puestos en la carta de Carlos Rafael Rodríguez
mento. al director del periódico local La Corresponden-
La impronta minorista alcanzó aun otras ciu- cia (publicada el 20 de enero de 1933): «Ariel lo
dades del país, donde se conformaron núcleos formamos un conjunto de jóvenes que quiere
explícita e implícitamente seguidores de sus ideas recogerse en sí y hacer sentir su acción. Minoría
y modos de actuar, con mayor o menor trascen- numérica en grado sumo. Pero no aspira tanto a
dencia, pero indicadores todos de la influencia ser porción considerable, como rozar laxas vo-
que hasta finales de este período ejerció la agru- luntades e incorporarlas a la faena fuerte —y
pación habanera. En Matanzas y Remedios ac- noble— de salvar a Cuba.» En la ciudad de
tuaron dos de ellos, ambos con publicaciones Artemisa (provincia de Pinar del Río entonces)
propias de efímera vida en 1927. El matancero trabajó el Grupo Proa (1933-1937), con Fernan-
se preocupó, en lo concerniente a la literatura, do G. Campoamor como guía, y que tuvo en la
por «estudiar las tendencias más fuertes de la editorial de igual nombre y en la revista Proa.
producción mundial y a más volver la mirada al Mensuario de Avance (1935-1936?) —en la que
pequeño predio de nuestra literatura nacional colaboraron algunos de los más prestigiosos in-
para conocer sus buenos momentos y vínculos telectuales cubanos—, dos medios idóneos para
con nuestro pasado político», según exponen en comunicar sus criterios y búsquedas innovado-
el manifiesto aparecido en su órgano —la Revis- ras, entre las que se destacan las de carácter po-
ta del Grupo Minorista de Matanzas, primer y lítico, como expresan en su declaración de prin-
único número conocido, de junio de dicho año— cipios: «El momento histórico nos enseña la
y que firmaban, entre otros, Medardo Vitier y única ruta salvadora: el papel conductor que pre-
Fernando Lles. El núcleo de Remedios, en la siona sobre la intelectualidad, levantando el gesto
provincia de Las Villas, tuvo su órgano de difu- y la acción protestante, contra la estulticia de la
sión en el periódico Los Minoristas, en cuyo pri- obra republicana; proclamando la unión interpo-
mer número (octubre 7) se insertó la declara- pular americana, frente al imperialismo y los
ción de principios «Por qué somos minoristas», gobiernos serviles.» De La Habana debe
firmada por su director, el relevante músico Ale- recordarse aún el Grupo Maiakovski (1932), ac-
jandro García Caturla, y en la cual, entre otras tivo gracias al esfuerzo de Pablo Le Riverend,
cuestiones, se planteaba lo siguiente: «Nuestra Francisco Pita Rodríguez y Felipe Orlando
divisa, o una de ellas, la libertad de pensar. Cada —editores de su órgano de difusión: Hélice. Hoja
cual puede pensar como le plazca, tanto en el de Arte Nuevo (dos números en el propio año)—,
orden político, como en el religioso y filosófi- y que se expresó también a través de las páginas

Untitled-44 190 02/06/2010, 9:33


CONTEXTO POLÍTICO, SOCIAL Y ECONÓMICO 191

que le cedía la revista obrera El Tranviario (en yor extensión, como mediante los trabajos de
su segunda época desde 1927). crítica, preferentemente sobre creaciones del
La disolución del Grupo Minorista en 1927 momento. La ilustración en el Suplemento…,
por las causas apuntadas no significó el cese de durante esta etapa en que marcó pautas en la vida
la labor vanguardista por parte de sus miembros, cultural cubana (de marzo de 1927 a 1930), al-
que venían ya reagrupándose en torno a tres pu- canzó también altos ribetes de funcionalidad ar-
blicaciones: América Libre, Revista de Avance y tística y gráfica, como complemento de lo ex-
el Suplemento Literario del Diario de la Marina, presado en sus textos. Tiene la importancia,
de aparición casi simultánea (la segunda, en rea- asimismo, de haber dado a conocer en sus pági-
lidad, renovación, pues salía desde 1922), y al nas el poema «Salutación fraterna al taller mecá-
frente de las cuales figuraban prominentes re- nico», de Regino Pedroso, primera muestra de
presentantes del Grupo. América Libre (cuatro poesía proletaria en nuestro país. Más tarde se
números entre abril y junio) fue expresión de incluyó en esa sección, pero sin que se le pueda
las posiciones cada vez más radicales de su di- considerar parte del Suplemento…, la página
rector, Rubén Martínez Villena, un rasgo que se «Ideales de una raza» —a cargo de Gustavo E.
hace visible en el espacio que cedió a los análisis Urrutia, su redactor principal—, de innegables
y comentarios sobre problemas políticos, eco- valores en la lucha del negro por el reconoci-
nómicos y sociales de actualidad, entre ellos frag- miento de sus derechos, y donde se publicaron
mentos de su ensayo «Cuba, factoría yanqui», por primera vez los Motivos de son de Nicolás
considerado el primer examen marxista de la Guillén. Ambos empeños, prohijados por el dia-
economía cubana en la república neocolonial. rio más anticubano de aquellos años, cumplie-
Acompañaron a Martínez Villena, José Antonio ron un importante cometido en las condiciones
Fernández de Castro y los más jóvenes Raúl Roa, en que surgieron, desarrollaron su existencia y
Sarah Pascual, Félix Pita Rodríguez y Gerardo contribuyeron con sus aportes a la renovación
del Valle, los dos últimos con poemas. Se nu- político-social y artístico-literaria del momento
trieron sus páginas, además, con textos de Me- vanguardista, sobre todo si se atiende al mayor
lla, Diego Rivera y Mariátegui. El Suplemento radio de acción que su inserción en un diario de
Literario del Diario de la Marina apareció en una amplia circulación en Cuba y en el extranjero
sección del reaccionario, y casi centenario en- les permitía.
tonces, periódico habanero, y estuvo animado La Revista de Avance (1927-1930), de extraor-
por José Antonio Fernández de Castro, quien dinaria envergadura para la historia cultural con-
obtuvo la colaboración de representativos escri- temporánea de Cuba por más de una razón, se
tores de Cuba —algunos miembros del Grupo ocupó en sus páginas de literatura, artes plásti-
Minorista o vinculados a su quehacer—, entre cas y música, de cuestiones políticas e históri-
ellos Martín Casanovas, Alejo Carpentier, Raúl cas, y acogió la obra de algunos de los pintores
Roa, Enrique de la Osa, Andrés Núñez Olano, fundamentales que entonces iniciaban su que-
Rafael Suárez Solís, Manuel Navarro Luna, Luis hacer desde la nueva perspectiva de la vanguar-
Felipe Rodríguez, José Antonio Foncueva, fir- dia. Editada por Martín Casanovas, Francisco
mas ya establecidas o noveles que se daban la Ichaso, Jorge Mañach, Juan Marinello, José Z.
mano con personalidades relevantes del ámbito Tallet (desde el segundo número en sustitución
hispanoamericano (Pedro Henríquez Ureña, de Carpentier) y Félix Lisazo (desde el onceno,
Asturias, Gómez Carrillo, Borges, Sanín Cano, en lugar de Casanovas, expulsado de Cuba a raíz
Cardoza y Aragón, Mariátegui) y español, así del «proceso comunista») tuvo como asiduos
como con textos de escritores de las más varia- colaboradores a las más prestigiosas firmas cu-
das latitudes, que lo convirtieron en un podero- banas de aquellos años y a algunas jóvenes pro-
so exponente de las novedosas corrientes litera- mesas de la literatura nacional —entre estas úl-
rias de aquellos años, tanto a través de poemas, timas Ballagas, Florit, Roa, Novás Calvo, Pita
cuentos y fragmentos de obras literarias de ma- Rodríguez—, así como a escritores extranjeros

Untitled-44 191 02/06/2010, 9:33


192 ETAPA 1923-1958

del renombre de Mariátegui, Alfonso Reyes, las sustanciales diferencias ideológicas que
Asturias, Azuela, Cardoza y Aragón, Vallejo. La escindían en dos sectores a sus integrantes. Las
obra de sus editores se completa con exposicio- debilidades parecen estar representadas, según
nes (Exposición de Arte Nuevo), conciertos, y Marinello, en «los desenfoques y las desmesuras
la publicación de libros bajo su sello editorial, inevitables»9 de las valoraciones. Sin embargo,
entre ellos El renuevo y otros cuentos, de Carlos los editores abordan los temas políticos como
Montenegro, los poemarios Kodak-ensueño y consustanciales de sus intenciones renovadoras,
Trópico (1928-1929), de Regino Boti y Eugenio como se observa en mayor o menor medida a
Florit respectivamente, y el ensayo de Jorge todo lo largo del período vanguardista, cuyas
Mañach Indagación del choteo. Puede afirmarse propuestas de innovación en lo estético eran sólo
que, en líneas generales, sus cincuenta números un aspecto de los imprescindibles cambios en
difundieron mucho de lo más valioso que se ha- busca de la sensibilidad contemporánea.
cía entonces en Cuba, América y Europa en Comparada con Cuba Contemporánea (1913-
materia artístico-literaria, tarea decisiva en la 1927), también atenta a los problemas esencia-
conformación de una sensibilidad nueva y, en esa les del país, pero desde una perspectiva diferen-
medida, culminación de la labor iniciada con la te, el más importante órgano de la vanguardia
Protesta de los Trece en lo que ésta tuvo de pro- cubana trae un nuevo sentido de la cultura que
yección específicamente estética. Pero, además, pretende crear la conciencia de que es necesario
su militancia política (alza su voz contra la in- rebasar los estrechos límites de la propia circuns-
tervención yanqui en Nicaragua y defiende las tancia para adentrarse en un ámbito universal,
ansias independentistas de Puerto Rico, somete reclamo que en esos momentos es el de la inte-
a crítica a la Sexta Conferencia Panamericana, gración al espíritu contemporáneo, pero siem-
acusa a la tiranía de Juan Vicente Gómez, por pre partiendo de los conflictos inmediatos, con-
ejemplo) le imprime un auténtico sentido de cretos, específicos de la vida nacional. De ahí
contemporaneidad que la hace trascender su entonces el carácter totalizador de los afanes de
momento y sus circunstancias concretas. El afán la vanguardia y particularmente de Revista de
renovador, evidente asimismo en el espacio que Avance, ese intento de ruptura en todos los ór-
dedicó a las artes plásticas (junto a los tres pin- denes, no siempre eficaz y a veces teñido de con-
tores mayores: Víctor Manuel, Carlos Enríquez ceptos tradicionales, pero de importantes con-
y Eduardo Abela, difundió la obra de muchos secuencias en la historia de la cultura cubana,
más de innegable significación), la hizo recepti- calificada por Cintio Vitier en estos términos:
va incluso al pasado nacional y a su figura más «Polémica, agresiva, irónica […] se propuso ba-
relevante: José Martí, a cuyo conocimiento con- rrer con los gustos provincianos, las pompas
tribuyó en tanto baluarte de un pensamiento ple- académicas y las actitudes trasnochadas, aler-
namente actual en los difíciles años de la dicta- tando a la vez la sensibilidad cívica y la estética,
dura machadista. Sus relaciones con la cultura esta última a favor de una “proa” vanguardista
española coetánea vienen a subrayar sus inquie- que sincréticamente proyectaba hacia el horizon-
tudes por lograr una verdadera apertura hacia lo te los ismos europeos e hispanoamericanos de
más valioso de la literatura renovada, experien- posguerra.»10 Como en otras revistas y páginas
cia en la que desempeña un papel primordial la literarias de la prensa diaria del período, en la
llamada Generación del 27 en España. Marinello que mejor representa acaso los nuevos tiempos
ha hecho alusión a las debilidades y contradic- se sustancian trascendentales aportes para la con-
ciones de Revista de Avance, referidas éstas a la formación de la contemporaneidad en Cuba. En
presencia de lo político en sus páginas, a pesar el último número, los editores protestan por la
de que su propósito primordial era «el de actua- represión desatada contra los manifestantes del
lizar nuestra creación artística, lo mismo en la 30 de septiembre de ese año 1930 y declaran que,
poesía que en la narrativa, tanto en lo musical en vista de los rumores acerca de la suspensión
como en lo plástico»,8 y en no menor medida a de las garantías constitucionales y de la implan-

Untitled-44 192 02/06/2010, 9:33


CONTEXTO POLÍTICO, SOCIAL Y ECONÓMICO 193

tación de la censura previa, la revista, «para no de aquella sumando nuestros esfuerzos a


someterse a esa medida, suspenderá su publica- los del proletariado militante
ción hasta que el pensamiento pueda emitirse
2 negamos toda manifestación estética que
libremente». Los diferentes caminos transitados
no sea medularmente nueva en su forma i
después por los editores no permitieron un re-
contenido
nacimiento de esta obra.
Además de todas las ya mencionadas, contri- 4 exaltamos la velocidad el maquinismo lo
buyeron a la conformación del bullente momen- dinámico i eléctrico aportado por el indus-
to vanguardista otras revistas como El Estudiante trialismo a nuestra realidad cuidando siem-
y atuei [sic], caracterizadas por su beligerancia pre de su significación fundamental como
política. La primera tuvo dos etapas. Inicialmente instrumentos importados por el imperia-
como vocero del Club Estudiantil Progresista lismo —para la explotación de las masas
de Cuba (fines de 1925-fines de 1926); después indígenas
(1927), como iniciativa personal de José Anto-
5 reivindicamos las corrientes estéticas de
nio Foncueva, su director en ambas ocasiones.
vanguardia poniéndolas al servicio de los
Los temas y preocupaciones que constituyen el
productores de sus aspiraciones pasiones
centro de la publicación son de denuncia y aná-
anhelos i luchas contra los opresores na-
lisis de la situación política imperante: la actua-
cionales i extranjeros
lidad mexicana, conflictos estudiantiles en va-
rios países de América Latina, la lucha de los 6 emplearemos acción directa sabotage boi-
nacionalistas chinos, la obra de Gandhi en la In- cot huelgas contra los academizantes
dia, la reforma universitaria, todos en perfecta españolizados yankistas etcétera —peque-
concordancia con la definición que le dio Fon- ños-burgueses de todos plumajes— ca-
cueva en la segunda etapa, cuando la caracterizó talogándolos por orden alfabético en los
mediante su subtítulo como una «revista ameri- museos de antigüedades o estrangulándo-
cana por la revolución integral». atuei (1927- los en nuestros canales porveniristas
1928), dirigida durante sus seis números por
i sólo reclamemos de los que marchan por
Enrique Delahoza (transformación de «De la
nuestras mismas rutas 2 cosas
Osa», su verdadero apellido) y Francisco
Masiques (bajo el seudónimo Nicolás Gamolín), 1 unidad en el pensamiento revolucionario
se proyectó como órgano del Sindicato de Tra- 2 unidad en la acción revolucionaria11
bajadores Intelectuales y Artistas de Cuba, del
que no llegó a ser al fin representante al frus- Los editores de atuei, un grupo de jóvenes
trarse la constitución del mismo, que se fragua- intelectuales que se consideraban también mi-
ba en los días inmediatamente anteriores al «pro- noristas, eran exponentes de las posiciones ideo-
ceso comunista», una de cuyas pruebas era lógicas del APRA (Alianza Popular Revolucio-
precisamente el «manifiesto número 1» del sin- naria Americana), cuya figura rectora era el
dicato, en puridad un manifiesto vanguardista peruano Victor Raúl Haya de la Torre, una línea
hasta no ha mucho prácticamente ignorado por de pensamiento a la que Mella y Martínez Villena
los estudiosos del período, y entre cuyos pun- habían comenzado por entonces a criticar a cau-
tos programáticos se cuentan los siguientes: sa de la que estimaban su filiación pequeño-bur-
guesa. En sus páginas, la revista se muestra alta-
1 como en el régimen social actual la obra de mente polémica y antimperialista, intransigente
arte es una mercancía sujeta a las fluctua- defensora de la vanguardia, en teoría y en la
ciones de la oferta i la demanda i al gra- praxis creativa de sus colaboraciones, como deja
siento gusto del burgués que la adquiere i ver el uso constante de las minúsculas, hasta en
financia, tarea fundamental nuestra es los títulos, los temas que ocupan sus páginas,
—para liberarla— luchar por la abolición los asuntos de sus poemas y cuentos, sus

Untitled-44 193 02/06/2010, 9:33


194 ETAPA 1923-1958

ilustraciones y recursos gráficos, la agresividad coetáneas de similar orientación. Aventura en


de su lenguaje. Junto a sus editores colaboraron Mal Tiempo. Papel Proteico (dos escasos núme-
en sus páginas Pita Rodríguez, Foncueva, Del ros con formato de tabloide) se nutrió de cola-
Valle, Pedroso, Casanovas, Montenegro, Sabas boraciones nacionales y extranjeras y dio a
Alomá, Diego Rivera, Mariátegui, Haya de la conocer fragmentos de Écue-Yamba-Ó, de
Torre, José Vasconcelos, entre otros. Se ocupó Carpentier.
de problemas obreros, de cuestiones relaciona- Diversidad mayor que algunas de las prece-
das con la reforma universitaria y de literatura dentes de menor relevancia alcanzó Revista de
soviética. Su aprismo, diferente en algunos pun- La Habana (1930), dirigida por Gustavo Gutié-
tos del que promulgaba su creador en Perú en rrez y de amplio repertorio y una calidad desta-
1926, tiene muy en cuenta significativas proble- cada, ganancia que se debe no sólo a los trabajos
máticas de la realidad nacional y se levanta como publicados (de los mejores prosistas y poetas
una fuerza más contra el gobierno dictatorial de cubanos del período), sino además a las ilustra-
Machado, incluso en los meses posteriores al ciones (dibujos y grabados de Víctor Manuel,
«proceso comunista», una actitud que obligó a Mario Karreño, Jaime Valls). Sus artículos so-
los editores a realizar su tarea en la clandestini- bre movimientos literarios, historia de la litera-
dad y que llevó a Delahoza a la cárcel y poste- tura, historia de América Latina y de Cuba, filo-
riormente al exilio. sofía, música, pintura, y la Unión Soviética, así
Otros ecos del minorismo se manifestaron en como sus comentarios acerca de radio, cine y
Santiago de Cuba a través de la gestión editorial educación, constituyen un meritorio trabajo en
de uno de los miembros del Grupo —partici- favor de la cultura nacional, que la vinculan con
pante incluso en la Protesta de los Trece— que Revista de Avance. Aun habría que mencionar
se radicó en la ciudad en 1927: Primitivo Cor- empeños como los de Aurora, órgano de la unión
dero Leyva (1898-194?), quien dio vida a Revis- de Dependientes de Cafés y de larga trayectoria
ta de Oriente (1928-1932) y a Aventura en Mal que en esta etapa acogió colaboraciones de ma-
Tiempo (1932-1933?). Orientó la primera hacia tiz vanguardista de conocidos escritores cuba-
los problemas relativos a la literatura cubana, nos, y en cuyos trabajos políticos reflejó, al de-
convertida en el centro de sus búsquedas y pro- cir de José Antonio Portuondo, «la inquietud
puestas, tanto creativas como de orden valo- ideológica de esa etapa, anarcosindicalista, refor-
rativo, para lo cual contó con una nutrida nómi- mista y más tarde claramente marxista»;12 El
na de colaboradores de todo el país, de la que Tranviario que como ya se dijo, abrió un espa-
formaron parte los miembros del Grupo H. A cio a las inquietudes del Grupo Maiakovski, al
través de la sección «Motivos e idearios» expre- mismo tiempo que realizaba sus funciones en la
só Cordero Leyva sus preocupaciones ideo- defensa de los intereses obreros que representa-
estéticas de fuerte raigambre nacional, eviden- ba; Atabex (1931, al parecer cinco números), se-
tes ya desde los propios títulos de los trabajos: mejante a atuei por el tono general que la carac-
«Arte y nacionalismo», «Cubanidad artística y terizaba y definida por los términos «Kubanidad,
literaria», «La descubanización en el Arte y la vanguardia, polémica» representados en su por-
Literatura», «La mejor orientación de una revis- tada y por los temas a los que se dedicó: arte,
ta literaria en Cuba». En consonancia con su doctrina, bajo la dirección de Andrés Núñez
momento histórico, sin embargo, y partícipe del Parra, padrastro de Foncueva, de quien se die-
espíritu de combate y solidaridad que caracteri- ron a conocer algunos textos inéditos.
zó a la vanguardia, Revista de Oriente habló tam- Decisiva fue, como ha podido apreciarse, la
bién de la construcción del socialismo en la Unión labor desempeñada por las publicaciones perió-
Soviética, de la lucha de Sandino contra la ocu- dicas de 1923 a 1935 en la sustentación y la tarea
pación militar yanqui en su país, de los naciona- de difundir las ideas renovadoras que permiten
listas chinos, de la vigencia de las ideas de Martí, calificar aquellos años como los del predominio
elementos comunes en todas las publicaciones de la vanguardia, un concepto en el que se fusio-

Untitled-44 194 02/06/2010, 9:33


CONTEXTO POLÍTICO, SOCIAL Y ECONÓMICO 195

nan las nuevas propuestas artístico-literarias y tiempos, o al menos prestándoles oído atento y
los reclamos y acciones para transformar las es- abriendo espacio en sus páginas a las firmas de
tructuras sociales, políticas y económicas de la los escritores que emergían al panorama nacional.
nación, dirección ésta en la que realizó una obra [E. S. y R. H. O.]
de suma importancia el periodismo noticioso,
como se evidencia en las respuestas represivas
del gobierno, cuyos ataques a la prensa oposi- 2.1.3 Instituciones. Concursos. Ediciones
cionista se iniciaron casi desde su instalación en (1923-1935)
el poder, pues exactamente tres meses después
fue asesinado en plena calle el periodista Arman- A pesar de que algunas de las instituciones sur-
do André, director del periódico El Día, desde gidas en el período desempeñaron un determi-
cuyas páginas se hacían duras críticas al régimen, nado papel en la defensa y propagación de los
que continuaron posteriormente, y a las que se postulados de la vanguardia, puede afirmarse
sumaron campañas de apoyo a Mella durante su que, en líneas generales, no se constituyeron en
detención y posterior huelga de hambre como representantes de las nuevas ideas ni pueden ser
protesta y luchas estudiantiles en el Instituto de consideradas expresiones caracterizadoras de su
Segunda Enseñanza capitalino lidereadas por momento, algo sí bastante manifiesto en la So-
Leonardo Fernández Sánchez. En lo adelante, ciedad de Folklore Cubano, fundada en enero
habría secuestro de ediciones, clausura de perió- de 1923 con Fernando Ortiz como presidente y
dicos, asesinatos, procesos judiciales, detencio- Roig de Leuchsenring como secretario, entre
nes, implantación de censura previa en varias otros miembros de la directiva, algunos de ellos
ocasiones, a lo que no escapaban las publicacio- integrantes del Grupo Minorista. Además de
nes de orientación artístico-literaria, fundamen- continuar el esfuerzo realizado por algunos hom-
talmente las de más acusada vocación renovado- bres ilustres del siglo XIX, con lo que se logra
ra, a las que habría que sumar otras, algunas de dar cuerpo a una tradición de defensa de la cul-
incuestionable importancia por la seriedad y el tura, la Sociedad trabajó por «la recopilación y
rigor de su trabajo, con el que dieron un sustan- estudio de los cuentos, las consejas, las leyendas
tivo aporte a la cultura nacional. Tal es el caso, conservadas por la tradición oral de nuestro pue-
por ejemplo, de Archipiélago (Santiago de Cuba, blo; los romances, las décimas, los cantares, los
1928-1930), órgano de la Institución Hispano- boleros y otras manifestaciones típicas de nues-
cubana de Cultura de Oriente; Gaceta de Bellas tra poesía y nuestra música populares», así como
Artes (1923-1928?), publicación del Club Cu- por diversas expresiones de «la filología popu-
bano de Bellas Artes; Martí (1929-1960), Nin- lar» y el ingenio, el saber empírico, las supersti-
fas (Santa Clara, 1929-?) y Mañana (1930-?), de- ciones, costumbres y disímiles prácticas de la
dicadas a los niños; Ideas (1929-?); Índice vida del pueblo, toda una labor encaminada a
(1933-?) Fraternidad y Amor (1923-1925); Cuba. desentrañar elementos de la sensibilidad de sec-
Revista de Difusión Cultural (Santiago de Cuba, tores de la población que eran mantenidos al
1930-1932?) y su antecesora El Chofer de Cuba margen por la clase dominante y por la cultura
(1927-1930), y de las que venían de la etapa pre- oficial. Su órgano de difusión, Archivos de Fo-
cedente y continuaron en estos primeros años lklore Cubano (1924-1930), también bajo la di-
de la nueva prestando su concurso al desenvol- rección de Ortiz y en el que colaboraron algu-
vimiento de la cultura en el país, como Anales de nos de los más relevantes intelectuales cubanos
la Academia Nacional de Artes y Letras, Anales de entonces, contribuyó de un modo sustancial
de la Academia de la Historia de Cuba, El Fíga- a la difusión de valiosos factores de integración
ro, Revista Bimestre Cubana, Revista Martiniana, de la vida social y cultural del país. Cuando se
Revista de la Facultad de Letras y Ciencias, Cuba disolvió en 1931, la Sociedad, de la que fueron
Contemporánea y Social, en ocasiones reorien- miembros muchos de los más conspicuos hom-
tando su perfil en concordancia con los nuevos bres de letras e historiadores del momento,

Untitled-44 195 02/06/2010, 9:33


196 ETAPA 1923-1958

había realizado una rica tarea de reivindicación dades hacia 1960. En efecto, esta organización
de una zona esencial del patrimonio espiritual femenina acogió en sus salones muestras del arte
de Cuba y de algunos países de América, tarea renovador, influida como estaba por las ideas del
con la que al mismo tiempo se llegaba a una más Grupo Minorista. Hasta 1935 aparecen otras
profunda intelección de la contemporaneidad y, instituciones: Alianza Nacional Feminista
con ella, de los conflictos inmediatos por los que (1928-?), Asociación Cubana de Poetas (1928-?,
entonces atravesaba la nacionalidad, postergada con Gonzalo Mazas como secretario), Círculo
por la creciente penetración norteamericana. La de Amigos de la Cultura Francesa (1928-1965),
Sociedad y su órgano difusor se erigen como Teatro Cubano de Selección (1930-?, dirigida por
representantes tempranos en este período del Paco Alfonso), Universidad del Aire (1932-1933
interés por el negro y su cultura, temas tratados en su primera etapa, siempre dirigida y animada
poco después por la poesía, la narrativa, la pin- por Jorge Mañach, singular esfuerzo en benefi-
tura y la música. cio de la difusión del saber, no sólo a través de
Conjuntamente realizaron una limitada la- las emisiones radiales, sino además mediante la
bor otras instituciones a todo lo largo de la Isla, publicación de los Cuadernos que recogían los
algunas fundadas en la época colonial —con es- textos de las conferencias y los debates que se
casa o intrascendente vida en este lapso— y suscitaban en los programas), Asociación de
otras activas desde la etapa anterior y promo- Escritores y Artistas Americanos (c. 1934-1960),
toras del amor por la historia de la cultura cu- Dirección de Cultura (1934-1961, de gran relie-
bana, y en esa medida factores condicionantes ve en los años subsiguientes), Asociación Ami-
y de estimulación en la labor que realizaron gos de la Cultura Cubana de Matanzas (1935-?),
otras instituciones con propósitos más en con- sobre algunas de las cuales se harán considera-
sonancia con los nuevos tiempos. En 1923 se ciones al tratar el período posterior por su ma-
fundó el Club Cubano de Bellas Artes, fusio- yor incidencia en el mismo. Como cierre, hacia
nado en 1930 con la Asociación de Pintores y finales del período fue creada la Unión de Ar-
Escultores para crear el Círculo de Bellas Ar- tistas y Escritores Revolucionarios (UAER) —
tes (en activo hasta 1968). Significativo papel integrada a la Unión Internacional de Escrito-
desempeñó la Asociación con las exposiciones res y Artistas Revolucionarios—, «para fomentar
de pintura de algunos de los representantes del un arte raigalmente humano que no quedara des-
arte nuevo en Cuba, como Víctor Manuel y contento al dolor y la ansiedad que pueblan hoy
Carlos Enríquez. Desde 1922 (y hasta 1959) el mundo. Pero para que un arte semejante pue-
desarrolló sus labores el Ateneo de Cienfuegos, da frutecer el escritor, el artista ha de realizar
dentro de las direcciones de sus homónimos su tarea en una sociedad donde le sea posible
conocidos de otras ciudades del país. Después traducir realmente las razones de alegría y/o de
de la fundación en 1925 de dos instituciones angustia que el mundo circundante le va tras-
de menor relevancia (la Academia Universita- mitiendo. […] La UAER estima que donde los
ria de Literatura y la Comisión Nacional Cu- hombres se ven impedidos de convertir en le-
bana de Cooperación Intelectual), surgieron a tras o en pintura la ira de multitudes oprimi-
la vida pública en 1926 la Academia Cubana de das, el arte queda cercado por valladar que in-
la Lengua, correspondiente de la Española, y la dudablemente tiene que ser derrumbado»,
Institución Hispanocubana de Cultura, que se posición de principios que se encuentra en su
caracterizan en la parte correspondiente del segundo manifiesto (publicado en La Palabra,
período 1936-1958. el 3 de marzo de 1935). Un mes antes, había
De mayor peso en la difusión del arte nuevo aparecido en el mismo diario el primero, todo
fue la actividad del Lyceum (1928), unido en un ensayo de gran extensión y claridad política
1939 a la Sociedad Tennis de Señoritas, por lo en favor de la cultura, firmado, al igual que el
que adoptó entonces el nombre de Lyceum y segundo, por muchos de los más importantes
Lawn Tennis Club hasta que cesaron sus activi- escritores y artistas del momento en Cuba. La

Untitled-44 196 02/06/2010, 9:33


CONTEXTO POLÍTICO, SOCIAL Y ECONÓMICO 197

UAER puede estimarse antecedente directo de nocimiento sistemático de las disciplinas tra-
la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, sur- tadas. Como antítesis se promovió un trabajo
gida en 1938. innovador que llevaron adelante las institucio-
Las escasas bibliotecas activas en el período nes creadas al calor de las ideas vanguardistas y
(la de la Sociedad Económica de Amigos del País, de renovación, entre ellas la Universidad Po-
la más antigua de Cuba con carácter público, la pular José Martí y la Universidad del Aire,
Gener y Del Monte en Matanzas, la Elvira Cape ejemplos de la ruptura con el tradicionalismo
de Santiago de Cuba, la Biblioteca Nacional y la de la docencia universitaria convencional y de
Biblioteca Municipal de La Habana) continua- la difusión cultural al margen de la cátedra, en
ron desempeñando sus tareas tradicionales, en el primer caso mediante una enseñanza altamen-
ocasiones completadas con actos que contribuían te politizada, y en el segundo, a través de con-
a una mayor difusión de la cultura, pero siempre ferencias en torno a las más modernas propues-
dentro de los esquemas convencionales, y tas ideoestéticas y aprovechando los avances de
atenidas a las penurias económicas de aquellos la ciencia y la técnica representados por la ra-
años y a la falta de apoyo oficial para ampliar sus dio. No puede establecerse, sin embargo, una
fondos y servicios públicos. división tajante entre la cátedra universitaria y
Durante este período, la Universidad de La los cursos organizados por Mañach en 1932
Habana —única con que contaba todavía el para la Universidad del Aire, pues en éstos fue
país— se vio sacudida por una fuerte crisis y frecuente la participación de los profesores del
constantes luchas de los estudiantes por la re- alto centro docente nacional.
novación del claustro, de los programas y de Al enriquecimiento del panorama cultural del
sus concepciones. A fines de 1922 se había ini- período contribuyeron de manera apreciable los
ciado la lucha por la reforma, que lidereó du- concursos y las editoriales, elementos de la vida
rante algún tiempo Mella, organizador princi- literaria que en esos años de crisis lograron cier-
pal del Congreso de Estudiantes y de la to auge. Entre los primeros se encuentran el de
Federación de Estudiantes Universitarios, am- poesía, convocado por el Diario de la Marina y
bos con perspectivas muy radicales, un antim- que ganó Enrique Serpa; los Juegos Florales
perialismo explícito y estrechas relaciones con Antillanos realizados en Santiago de Cuba y en
el proletariado, para lo cual se creó, como acuer- los que salió triunfador Max Henríquez Ureña
do del Congreso, la Universidad Popular José con «El intercambio de influencias literarias en-
Martí (1923-1927). Al asumir la presidencia tre España y América durante los últimos 50 años
Machado y lograr la salida de Mella del país, (1875-1925)»; el de la Secretaría de Instrucción
pareció ganar la batalla en contra de los estu- Pública y Bellas Artes por las Bodas de Plata de
diantes, pero éstos, a raíz de sus intentos la República (1927), entre cuyos competidores
prorroguistas en 1927, retomaron sus bande- fue Andrés de Piedra-Bueno el ganador con su
ras reformadoras, y la lucha adquirió matices poema «Lápida heroica»; el concurso dramático
cada vez más agudos que culminaron con los al que convocó en 1928 la actriz argentina Camila
sucesos del 30 de septiembre y la posterior clau- Quiroga con el respaldo de la propia Secretaría
sura de la Universidad, reabierta tras la caída de Instrucción Pública, y en el que resultó ven-
de la dictadura y convertida entonces en foco cedor Marcelo Salinas por su obra Alma guajira
revolucionario de proyección nacional. Las con- y en segundo lugar Jorge Mañach por Tiempo
ferencias —muy frecuentes en el período— y muerto; el concurso de la Sociedad Económica
las clases de la docencia superior en los centros de Amigos del País (1928-1929) con premio para
oficiales de enseñanza, aquellos en los que es- Francisco J. Ponte Domínguez por un trabajo
taba representada la tradición, se mantuvieron, sobre José Antonio Saco; el de cuentos cubanos
en líneas generales, como expresiones de los abierto por Revista de la Habana (1930), en el
rígidos conceptos academicistas, no obstante que fue premiado «La guardarraya», de Luis Fe-
lo cual contribuyeron en alguna medida al co- lipe Rodríguez; otros de cuento del periódico

Untitled-44 197 02/06/2010, 9:33


198 ETAPA 1923-1958

Excelsior (1928) y el Lyceum (1930), a través de estas páginas; en poblados de más escasos re-
los cuales se dio a conocer Aurora Villar Buceta; cursos económicos hubo pequeñas imprentas
el concurso literario del Círculo de Bellas Artes; en las que sus escritores hicieron públicos los
el que inició la tienda El Encanto a partir de 1934 textos de su creación.
(hasta 1957) para premiar el mejor artículo o La tradición bibliográfica cubana, que tenía
crónica periodística que se presentara, y el con- en Carlos M. Trelles a su más conspicuo repre-
curso nacional que la Dirección de Cultura de la sentante en la época, se vio prácticamente para-
Secretaría de Educación inició en 1935 (y hasta lizada. Habría que esperar al momento poste-
la década de 1950). rior a 1935 para ver recomenzada la labor que se
Las ediciones del libros, si bien no muy nu- había impuesto Trelles de dotar a Cuba de una
merosas ni por la cantidad de títulos ni por la bibliografía nacional, empeño que había comple-
de ejemplares, mantuvieron en alto la vida in- tado hasta 1916.13 [E. S. y R. H. O.]
telectual del país. Durante este período apare-
cieron las obras representativas de los distin-
tos géneros y corrientes literarias, los textos 2.1.4 La pintura y otras manifestaciones de la
de los miembros de los distintos grupos ya plástica. La arquitectura (1923-1935)
mencionados, como los que dio a conocer la
Editorial El Arte (de Manzanillo), o los de Re- Los pintores sintieron con gran fuerza la urgen-
vista de Avance. Tres importantes ediciones fue- cia de la renovación. Durante las dos décadas
ron, por esos años, el Libro de Cuba (1925) y anteriores se había ido creando un arte regido
las antologías La poesía moderna en Cuba en lo esencial por el academicismo y representa-
(1882-1925) (1926), de Félix Lizaso y José do por maestros de rica experiencia y formación
Antonio Fernández de Castro, que vincularon —Menocal, Romañach, Tejada, Rodríguez
en su quehacer a colegas del Grupo Minorista, Morey— que, junto a otros no menos atendibles
algunos presentes en la sección «Los nuevos» como Hernández Giro, Pastor Argudín y Este-
del libro, y Evolución de la cultura cubana. 1608- ban Domenech, continuaron su quehacer en este
1927 (1928) en dieciocho volúmenes, ingente nuevo período. Otros dos artistas nacidos a fi-
esfuerzo intelectual de José Manuel Carbonell; nales del siglo XIX que, comenzada su carrera
discursos de ingreso y recepción, y la diversa antes de 1923, y habiendo podido incorporarse
labor divulgativa de las distintas academias y a los nuevos reclamos de la modernidad, prefi-
otras instituciones existentes, activas en sus rieron mantenerse en sus maneras anteriores,
gestiones oficiales; las obras de los clásicos cu- fueron Esteban Valderrama y Domingo Ramos;
banos (Del Monte, Martí), tarea que se llevó a en cierto sentido puede decirse lo mismo de
cabo mediante varias editoriales e imprentas, Armando Maribona (1893-1964), continuador
como Imprenta y Papelería de Rambla y Bouza, de una concepción de la pintura que no rebasa
Imprenta y Librería El Universo, Editorial las soluciones, en lo esencial, de los años prime-
Guáimaro, Editorial Cultural —creada en 1928 ros de este siglo en Cuba.
por la fusión de Librería Cervantes y La Mo- Un grupo de jóvenes inquietos decidió tomar
derna Poesía—, Imprenta Molina, Imprenta El otros rumbos e inició un proceso de búsquedas
Siglo XX e Imprenta P. Fernández. Un aprecia- que darían extraordinarios frutos ya desde los
ble esfuerzo por difundir la cultura lo consti- años 20. Algunos, con una etapa previa de apren-
tuyó la Colección Cubana de Libros y Docu- dizaje en Europa, habían tenido la oportunidad
mentos Inéditos o Raros, dirigida por Fernando de conocer directamente qué se estaba haciendo
Ortiz. En provincias la gestión editorial fue en importantes centros de la pintura; otros, for-
menor, pero alcanzó, no obstante, a promover mados de manera totalmente autodidacta o en
los valores locales, en especial en las capitales y los centros de enseñanza del país, percibieron
en aquellas poblaciones en las que se editaban de inmediato la modernidad y llegaron a repre-
revistas y periódicos mencionados a lo largo de sentar el espíritu del arte contemporáneo.

Untitled-44 198 02/06/2010, 9:33


CONTEXTO POLÍTICO, SOCIAL Y ECONÓMICO 199

En todos estaba presente una necesidad de una realidad esencialmente cubana. Los excesos
primer orden: el hallazgo de la cubanía, lo que de algunas corrientes europeas no dejaron hue-
quería decir el hallazgo de su paisaje, sus tipos llas en la obra de este renovador, caracterizada
humanos, su luz, su propio ser. Como en la poe- por una serenidad que nada tiene que ver con
sía de vanguardia, la pintura necesitaba romper estridencias ni delirios. En los trabajos de estos
las sujeciones de la academia en nombre de un años —y en los posteriores— hay una percep-
arte que fuese él mismo, no una realización al ción del paisaje y del rostro que ningún pintor
servicio de los temas o de las tradiciones, por había tenido antes en Cuba, tratados con una
importantes que hubiesen sido en el pasado. Así, voluntad de perspectiva y de colorido muy cu-
el retrato fue trabajado por estos jóvenes desde banos en su apacible estar, un rasgo que la críti-
una nueva perspectiva, con un sentido mucho ca ha calificado de clasicismo al referirse a sus
más libre hasta en la elección de los personajes. cuadros. Es decir: asimilados por Víctor Manuel
Víctor Manuel (1897-1964), llegado de Eu- técnicas y conceptos del arte nuevo de Europa y
ropa en 1924 con muchas ideas y propósitos y de México —presentes, aquéllas, en el tratamien-
con sustanciosos conocimientos de sus visitas a to que da a los rostros y en especial a los ojos—,
museos y exposiciones —aprendizaje que pudo se propone crear desde la búsqueda de su cultu-
contrastar con lo visto de adolescente en la aca- ra y su contexto y al margen de los dogmas y
demia San Alejandro—, expuso ese año en una tradiciones de la academia, una labor que
muestra habanera con la que se abría, en cierto Graziella Pogolotti resume de este modo:
sentido, un modo diferente de pintar, del que
fueron partícipes ya por entonces otros creado- Abrir los ojos hacia lo cubano, limpiar la
res de talla en Cuba. A propósito de los cuadros tela, construir el cuadro alrededor de nue-
que trajo de Europa apuntó Marcelo Pogolotti vos principios de composición, renunciar
lo siguiente: «Salvo en los retratos, ha descarta- a una centenaria concepción de los valores
do por completo la pintura del natural, expre- plásticos, equivalía a instalar de un solo
sándose libremente, de suerte que se irá afirman- golpe el siglo XX en la pintura cubana, a asi-
do a sí mismo con creciente rotundidad en tanto milar las conquistas del postimpresionismo
que su mundividencia se define cada vez más, utilizándolas en función de una realidad
consolidándose los medios y valores pictóricos diferente.15
privativos.»14 Era imprescindible que el artista
tuviera una nítida conciencia de sí, implícita en Muy relevantes fueron los aportes de Eduar-
su circunstancia, que estaba a su vez hecha de do Abela (1891-1965), formado en San Alejan-
diversos elementos. El afuera debía ser someti- dro, al desarrollo de la pintura y el dibujo a par-
do a la percepción subjetiva, a la individualidad tir de 1923. Tras su regreso de España, donde
del creador para ser expresado desde su adentro, permaneció entre 1921 y 1924 y pintó «gita-
no como un hecho del mundo real sin más. De nerías», en 1925 realizó su serie Las azoteas de
este período datan algunos de los cuadros más La Habana y comenzó a colaborar en La Sema-
importantes de Víctor Manuel: Naturaleza muer- na. Resumen de la vida criolla, en broma y en
ta con jarrón (ca. 1927), Naturaleza muerta serio (publicada en La Habana de 1925 a 1931 y
(1929), La gitana tropical (1929, pintada en Pa- de 1933 a 1935), de la que fue cofundador, con
rís, a donde se trasladó ese año). Participó con dibujos que conforman un personaje llamado El
otros creadores en la exposición de «arte nue- Eterno Descontento, un fisgón. En 1926 dio a
vo» que tuvo lugar en la Asociación de Pintores conocer en la misma revista su famoso persona-
y Escultores en 1927, patrocinada por Revista je El Bobo, en sus inicios expresión de la pica-
de Avance. Su quehacer fue determinante en la resca, y más tarde, hasta su desaparición en 1934,
integración de una pintura de vanguardia que una de las más justamente célebres caricaturas
incorporaba importantes lecciones de los maes- cubanas de humor político, aparecido además
tros de la nueva sensibilidad, pero en busca de en Información y en Diario de la Marina, y

Untitled-44 199 02/06/2010, 9:33


200 ETAPA 1923-1958

símbolo de la oposición al régimen machadista mino de Reyes, hechos en París, se conjugan téc-
y a sus secuelas en todos los órdenes del vivir nicas de avanzada con contenidos de cubanía
nacional. Sus ilustraciones en Revista de Avan- esencial. El artista se sitúa ante la realidad desde
ce, algunas de trazos gruesos, de temática cam- una perspectiva que le permite captar cualida-
pesina y negra, revelan a un maestro de la nueva des y elementos que las concepciones acade-
estética, preocupado por crear un arte que siga micistas y rígidas, de un insustancial realismo,
el camino de la innovación y que recoja expre- no le permiten percibir.
siones de la vida del pueblo, de sus costumbres Similares criterios sostienen las obras de
y angustias. Durante su estancia en París (1927- Amelia Peláez (1897-1968), Carlos Enríquez
1929) hizo dibujos de otro carácter: desnudos (1901-1957), Fidelio Ponce (1895-1949),
de mujer, muchachas de ambiente urbano, apun- Arístides Fernández (1904-1968), Marcelo
tes para su cuadro El alacrán (1927). Por su fac- Pogolotti (1902-1988), Antonio Gattorno
tura, los dibujos de Abela, incluida su labor como (1904-1968). En las creaciones de Amelia Peláez
humorista, revelan a un artista de sus días, que de esos años de ruptura —de las que son ejem-
ha sabido asimilar técnicas y procedimientos de plos Paisaje (1924), Mujer (1928), La liebre
los maestros para conformar un mundo propio; (1929) y Gundinga (1931), así como las frutas y
en algunos ejemplos puede apreciarse la influen- figuraciones macizas, de 1933— hay un realis-
cia de los grandes mexicanos de entonces, cuyo mo que no pretende plasmar los detalles y por-
tratamiento de la figura asume Abela como un menores, sino aprehender su objeto en una di-
utilísimo aprendizaje para el manejo de los vo- mensión más honda, actitud que antecede al
lúmenes. Por sus temas, dos son las vertientes abstraccionismo hacia el que evolucionó más
de estos dibujos del período 1923-1935: la cu- tarde. En Carlos Enríquez se aprecia, en cam-
bana, presente en los argumentos y tipos y en el bio, un arte diferente, de una mayor combativi-
tratamiento de las líneas, así como en la causti- dad en sus ilustraciones para Revista de Avance
cidad acusatoria de El Bobo, y la universal, ma- y para el libro El terror en Cuba (1933), editado
nifiesta en sus dibujos de contenido social, con por el Comité de Jóvenes Revolucionarios Cu-
los que alcanzó a rebasar los límites nacionales. banos, así como en los cuadros de entonces:
Por su obra pictórica, desde su llegada de Espa- Autorretrato (1925), Totem (1930), Virgen del
ña puede considerársele también representante Cobre y Crimen en el aire con guardias civiles
del nuevo espíritu de ruptura entonces imperante (ambos de 1933), Los carboneros (ca. 1933), Rey
en los medios intelectuales y artístico-literarios. de los campos de Cuba (1934), a los que hay que
Intensa fue su actividad en París en los dos años sumar los que escandalizaron a una parte del
de residencia. Además de ponerse al día en lo público asistente a su exposición de 1930 en la
más reciente y de exponer en varias galerías, rea- Asociación de Reporters, poco después trasla-
lizó apuntes y concluyó cuadros como El gallo dada a la antesala del bufete de Roig de Leuch-
místico (1927), Comparsa y Antillas (ambos de senring. De fuerte tendencia política, en pintura
1928), llenos de «criollismo en profundidad» y se inscribió en la renovación no sólo por el em-
alejados de «los anhelos del realismo». En esos pleo de los colores y las técnicas modernas, sino
ejemplos —y en otros como Los caballos del además por sus temas: problemas del campesi-
pueblo (1928) y El adiós (1936)— cualesquiera no, la violencia, las tradiciones cubanas, desa-
que sean sus temáticas e intenciones, la pintura rrollados después de 1935 en cuadros capitales
es en primer lugar ella misma, rescatada de las de la historia plástica en Cuba.
funciones ancilares de etapas anteriores; es el Si bien de una actitud vital que lo acerca a
suyo un arte que comienza por su propia defen- Enríquez, el caso de Ponce es radicalmente dis-
sa, por la exaltación de sus propios rasgos tinto en su obra. Alumno irregular de San Ale-
definidores frente a todo mercantilismo o tergi- jandro, pronto sintió la necesidad de romper los
versación de su identidad. En El alacrán, La rum- cánones académicos hasta que llegó a ser, según
ba, El velorio de Papá Montero, El gavilán, Ca- su propio testimonio, «el primero en combatir

Untitled-44 200 02/06/2010, 9:33


CONTEXTO POLÍTICO, SOCIAL Y ECONÓMICO 201

la academia […] con mis obras echadas de den- A esos nombres podrían añadirse los de aque-
tro afuera y trazadas con las líneas de mi espíri- llos que no alcanzaron a realizar una obra de tanta
tu trataba de romper, de aniquilar toda fórmula trascendencia y los que iniciaban entonces su
académica carcomida por la carcoma de la me- trayectoria con apenas unas muestras de menor
diocridad», una rebeldía que se manifestaba «en relieve en estos años, como Wifredo Lam, Mario
mis propuestas, en mis telas, hasta rechazar obs- Karreño, Luis Martínez Pedro, Felipe Orlando,
tinadamente el modelo académico y reemplazar- Juan David, influidos de un modo u otro por las
lo por el modelo interior».16 Sus cuadros ante- corrientes nuevas. La vanguardia artística está
riores a 1936 —Mujeres, Tuberculosis, La familia sustancialmente relacionada con la vida política
está de duelo, Las lavanderas (todos en 1934), del país en aquellos años de rebeldía y de acción
San Ignacio de Loyola (ca. 1934) y Beatas revolucionaria. Los mejores representantes de la
(1935)— dejan ver ya su personalísimo trata- pintura tienen un modo diferente de mirar la
miento de la figura humana, alargada y de con- realidad, percibida con un colorido, un trazado
tornos un tanto imprecisos, y su también exclu- y una perspectiva que dan otro sentido a los te-
siva voluntad colorista con tendencia marcada mas y asuntos, también escogidos en busca de la
hacia los colores claros, en especial el blanco, un cubanía por cuya definición trabajaban escrito-
estilo en el que los rostros permanecen en una res, intelectuales y artistas de distintas filiacio-
buscada atmósfera de indefinición. Hay un ex- nes estéticas y filosóficas. Con las obras pictó-
traño patetismo en esos personajes desconoci- ricas de estos años se abrió esa rama de la cultura
dos, trágicos en un sentido diferente del que nacional hacia un desarrollo de valores univer-
poseen los de Enríquez. Las escenas de Ponce, sales que tiene su raíz en la problemática políti-
despojadas de paisajes, son un alto ejemplo de ca, social y económica del país.
universalidad que parte de la observación del Otras manifestaciones de la plástica como el
entorno y de un concepto contemporáneo del grabado, la ilustración, la escultura y la fotogra-
arte, de la asimilación del arte nuevo. fía, continuaron en este período la trayectoria
Arístides Fernández, por su parte, trabaja con de su evolución, abriéndose también, en líneas
una más rica gama de colores y una mayor niti- generales, a las nuevas perspectivas que las van-
dez en las figuras en sus diversos temas: el re- guardias posibilitaban. Enrique Caravia (1905-?)
trato de su madre, la huelga de obreros, el grupo fue un importante grabador que por entonces
familiar, cuadros tocados por la sensibilidad de ya tenía una interesante obra antecedente del
su momento, un rasgo que se evidencia a prime- posterior desarrollo de esta modalidad. La ilus-
ra vista en el empleo del color incluso en Retrato tración, que proliferó siempre en numerosas
de mi madre, de dibujo y posición que en alguna publicaciones periódicas y en libros, y en apre-
medida recuerdan la retratística convencional. ciable cuantía también en carteles —y que Luz
Esa contemporaneidad se observa también en Merino ha considerado como una de las vías del
Autorretrato, Parque y Día de lluvia. Como en arte moderno en Cuba actuante desde la etapa
sus cuentos, la pintura de este innovador se mue- anterior—,17 tuvo una significación relevante en
ve en ocasiones bajo la influencia del expresio- los trabajos de Abela y Enríquez ya citados y en
nismo, conjugado con el contenido social de sus los de caricaturistas y dibujantes como Arroyito,
obras. Hernández Cárdenas (Hercar), José Hurtado de
Pogolotti y Gattorno acogen y traducen asi- Mendoza —autor de la serie de caricaturas Cuen-
mismo las ideas renovadoras en cuadros de tema tos siboneyes y de decoraciones escénicas (para
social y tipos y paisajes populares, el primero en las puestas de Fuenteovejuna y de los ballets La
la serie Nuestro Tiempo (1931) y Paisaje Cubano rebambaramba y El misterio de Anaquillé, de
(1933), y el segundo en Mujeres junto al río Amadeo Roldán)—, Salcines, Massaguer, J. M.
(1926), Camino de Jerusalén, de evidente filia- Acosta, A. López Méndez, Valls, a los que se
ción riverista en los personajes, y sus guajiros, suman nombres de pintores: Gattorno, Víctor
entre otras creaciones. Manuel, Loy, Romero Arciaga, Domingo

Untitled-44 201 02/06/2010, 9:33


202 ETAPA 1923-1958

Ravenet. La maestría de algunos, notablemente país a través de las revistas cubanas Colegio de
enriquecida por sus búsquedas dentro de la nue- Arquitectos, Arquitectura y Arquitectura y Artes
va estética, contrasta con cierta rigidez en los Decorativas, a través de las clases de arquitectu-
trazos y la falta de «gracia» de otros; en líneas ra en la Universidad de La Habana y, en general,
generales, la ilustración se integró a la labor re- mediante la difusión de las propuestas artísticas
novadora, tanto por las soluciones artísticas renovadoras que los más avanzados intelectua-
cuanto por sus temas, hechos de tipos popula- les divulgaban, como Alejo Carpentier, a quien
res al servicio de las más avanzadas ideas políti- se debió el artículo «Reflexiones sobre la arqui-
cas del momento. Escultores con oficio fueron tectura moderna» (publicado en Social, octubre
en aquellos años Esteban Betancourt, autor de de 1932), donde se detenía en la obra de Le
bustos de figuras cubanas (Gertrudis Gómez de Corbusier. Significativa labor realizó en ese sen-
Avellaneda, Martí, Céspedes), de Aurora y Es- tido Joaquín Weiss, uno de los grandes maes-
tudio de reposo; José Gómez Sicre, creador tam- tros del arte de las edificaciones en Cuba. Sor-
bién de un busto de Martí de gran fama, de Ca- prende asimismo la existencia de una importante
beza de mujer, Bohemia y La loca del Vaticano; literatura especializada que interpreta, valora y
Teodoro Ramos Blanco, que hacia 1930 daba sus propone soluciones en estudios monográficos
pasos iniciales y se desempeñaba como profesor publicados en libros, entre ellos La Habana ac-
de dibujo. La fotografía, que experimentó cam- tual (1925), de Pedro Martínez Inclán; La casa
bios hacia la modernización técnica y concep- cubana ideal (1934), de Leonardo Morales; El
tual, estuvo consustancialmente ligada, como el rascacielos. Su génesis, evolución y significación
dibujo y la caricatura, a las publicaciones perió- en la arquitectura contemporánea (1934), ejem-
dicas, pero fue además cultivada en estudios par- plos de un trabajo teórico-práctico que enrique-
ticulares. Tuvo, pues, dos vertientes fundamen- ce el conocimiento de la propia disciplina y al
tales: la periodística y la artística, en ambas con mismo tiempo el de su momento histórico. Ese
algunos aportes de interés, determinados en bue- cuerpo de formulaciones conceptuales, elabora-
na medida por los aires de la vanguardia. Entre das a partir de diversas influencias, pone de ma-
los muchos nombres de fotógrafos que de 1923 nifiesto las tendencias supraestructurales y los
a 1935 dejaron realizaciones valiosas están los basamentos socioeconómicos que integran la
de Joaquín Blez (Esperanza, ca. 1923; Rostro, problemática de la arquitectura en esos años de
1925), Manuel Tárano (imágenes de la guerrita tránsito hacia la modernidad.
de Gibara, en la provincia de Oriente, en la que La penetración norteamericana, visible en
se enfrentaron Emilio Laurent y sus hombres gran escala en la construcción del Capitolio
con las tropas de Machado, en agosto de 1931), Nacional (1929) a imitación del de Washington,
Rafael Pegudo (Soldado con fusil, 1933), Villa, había comenzado a imponerse en detrimento de
Colominas, Handel, todos ellos estudiados por las posibilidades de la arquitectura tradicional
María Eugenia Haya en su investigación «Sobre cubana. Pero no se trataba sólo de la presencia
la fotografía cubana».18 de estilos y maneras provenientes de Estados
La arquitectura, grandemente condicionada Unidos, país con el que la dependiente burgue-
por los valores utilitarios y por las decisiones de sía nacional tenía las mayores relaciones en la
la burguesía que detentaba el poder económico, economía y en el terreno de la política, sino, ade-
no logró por estos años un desarrollo de las más más, de la presencia de lo que podría denomi-
modernas concepciones constructivas. Si bien narse el espíritu de época, determinante en mu-
esa conjunción de factores no fue determinante chas esferas de la vida, incluso las modas del
ni la única causa en el retraso de la moderniza- vestir. Roberto Segre ha señalado la influencia
ción, alcanzada finalmente en la década de 1940, que dejó en la arquitectura cubana la Exposición
tuvo una enorme influencia en tan complejo pro- de Artes Decorativas de París (1925), a partir de
ceso. Resulta interesante constatar, sin embar- la cual «el tradicional repertorio clásico reitera-
go, que las últimas ideas eran conocidas en el do en el paisaje de La Habana, comienza a depu-

Untitled-44 202 02/06/2010, 9:33


CONTEXTO POLÍTICO, SOCIAL Y ECONÓMICO 203

rarse y geometrizarse».19 Otro dato interesante muestra más elocuente fue el surgimiento de los
es la construcción de lujosas viviendas en El Ve- llamados barrios de indigentes, el más famosos
dado entre 1925 y 1930, siguiendo esquemas de ellos en La Habana, Las Yaguas, aparecido en
eclécticos que incluían soluciones dentro del 1926—, se fusionan dos elementos estilísticos
estilo neocolonial, un elemento significativo que, fundamentales: el neoclásico, de ascendencia
según el propio Segre, «inicia el proceso de su- colonial hispana, y el sustentado en las búsque-
peración de la hegemonía indiscutida del siste- das de un arte moderno, que se entremezclará
ma Beaux-Arts».20 entonces con diversas tendencias; por otro lado,
Dentro de los planes de Machado —como la penetración norteamericana desempeña un
ocurrió en otras importantes ciudades latinoa- importante papel en el desarrollo de la arquitec-
mericanas en estos años— se encontraba el de tura, no sólo a través de la copia directa de mo-
transformar la ciudad de La Habana en un cen- delos constructivos (el ya mencionado edificio
tro de esparcimiento y bienestar para el capital López Serrano es el más expresivo ejemplo de
norteamericano, proyecto en el que trabajó el esta tendencia en su imitación a escala reducida
arquitecto francés Forestier entre 1926 y 1930 del Empire State neoyorquino), sino además
y que trajo incuestionables beneficios en el or- mediante la política urbanística planeada, que
den de la urbanística en dos sentidos esencia- prácticamente nada tenía que ver con la solución
les: la revitalización de las soluciones eclécticas de los problemas de vivienda de las masas (la
relacionándolas con el barroco y el neocla- demagogia y el cinismo de un gobierno como el
sicismo y la protección indirecta de la Habana de Machado quedó al desnudo, en este sentido,
Vieja al desplazar el centro económico-admi- con su proyecto de crear un modelo de «ciudad
nistrativo de la ciudad hacia otras zonas. El Art- industrial», en cuyo seno se levantaría también
Decó fue a su vez asimilado como expresión un reparto obrero: Lutgardita, ambos en la zona
de un sobrio decorado en la búsqueda de un de Rancho Boyeros —periferia de la capital—,
estilo de más mesuradas maneras y que estu- en terrenos de su propiedad).21 El Presidio Mo-
viese dentro de las corrientes del momento, una delo de Isla de Pinos y la Carretera Central
dirección en la que trabajaron Maruri, Weiss, (1929), otras dos obras del gobierno de Macha-
Rodríguez Castells y la firma Mira y Rosich, la do, se ponen al servicio de esos mismos intere-
que tuvo a su cargo la realización del edificio ses, en el caso de la carretera para insuflar ade-
de apartamentos López Serrano (calles 13 y L, más ciertos aires de modernidad al país, aunque
Vedado); en esa misma línea Decó se levanta- no pueda negarse la utilidad que para la econo-
ron el edificio de la firma Bacardí (Monserrate, mía en general tuvo la inversión. La Habana cre-
Habana Vieja) y los hospitales Infantil (F en- ció, sin embargo, y dio los primeros pasos hacia
tre 27 y 29) y de Maternidad (Línea y G), am- la modernización, un proceso que en la arqui-
bos en el Vedado, muestras de una voluntad de tectura no se manifestó al mismo ritmo que en
modernización y de universalidad que fructifi- otras artes, como ya fue señalado. El Vedado
caría algunos años más tarde. Entre otras im- ganó en importancia y comenzó a cambiar el
portantes muestras de la arquitectura de este perfil urbano con sus grandes casas, más tarde
período merecen citarse el Colegio de Belén relegadas en los planes constructivos por los
(iniciado en 1923), la Escalinata de la Univer- enormes edificios de apartamentos.
sidad de La Habana (1927) y el teatro Audi- La burguesía fue desplazándose, ya desde este
torium (1928, después de 1959 rebautizado co- período, hacia zonas más alejadas, como Miramar
mo Amadeo Roldán). y otros repartos más exclusivos aún. En el pa-
De todo lo expuesto puede llegarse a la con- norama de la vida cubana del período vanguar-
clusión de que en este período, caracterizado en dista, la arquitectura se destaca por su contribu-
lo económico por el subdesarrollo y la depen- ción al proceso de búsqueda de un espíritu
dencia, males que trajeron consigo el incremen- moderno que debe partir de la problemática con-
to de una espontánea urbanización marginal —su creta y llegar al hallazgo de la universalidad, si

Untitled-44 203 02/06/2010, 9:33


204 ETAPA 1923-1958

bien sus aportes en ese sentido no sean tan rele- acento, una cierta violencia primitiva, que rom-
vantes en esos años. [E. S. y R. H. O.] pía con la blandura del impresionismo»;23 Trece
pequeños poemas («Oriental», «Pregón» y «Fiesta
negra») (1926); La rebambaramba (1928), ba-
2.1.5 La música. La radio. El cine (1923-1935) llet con el tema de la «vida populachera» en La
Habana de 1830; Danza negra (1928), El mila-
En la música se produjo también un formidable gro de Anaquillé (1929), auto coreográfico de un
movimiento renovador que tuvo sus inicios ha- solo cuadro con elementos guajiros (décima y
cia 1925, según Edgardo Martín con el estreno zapateo) y temas rituales de ceremonias de
de Obertura sobre temas cubanos, de Amadeo ñáñigos; Rítmica (seis partes, 1929-1930), Tres
Roldán (1900-1939). La situación económica y toques (de marcha, de rito, de danza, 1931), de
social de Cuba había determinado un replantea- carácter sinfónico; Curujey (1931) y Motivos de
miento a fondo de la cultura, a la que se hacía son (1932), sobre textos de Guillén.
necesario darle otro sentido, comprenderla des- El caso de García Caturla es similar por su
de una perspectiva diferente. Había que ir en apasionado servicio a la música y la diversidad
busca de nuevas maneras y estilos y de una níti- de su gestión en ese sentido. Radicado en Re-
da definición de la nacionalidad, tarea ingente medios, su ciudad natal, donde ejercía la profe-
que obligaba a poner al día la música y a hacer sión de juez (por la que perdió la vida a manos
de ella, desde ese concepto de la modernidad, de un reo que habría de recibir sentencia en bre-
un modo de expresión de lo cubano. Roldán y ve), contribuyó de manera notable a enriquecer
Alejandro García Caturla (1906-1940) se entre- allí la cultura con la fundación de una sociedad
gan a la creación desde esa perspectiva, junto con de conciertos y la dirección de su orquesta en
otros que sin desmayo luchan para lograr el im- Caibarién, la animación de actividades de músi-
prescindible ambiente renovador. Roldán con- ca, la elaboración de textos de carácter ensayís-
tribuyó notablemente a la cultura musical de su tico y la creación de su enorme obra, hecha con
momento a través de un quehacer múltiple: en un talento que fue considerado «una fuerza de
calidad de secretario de la Sociedad de Solidari- la naturaleza». De su inicio de boleros y
dad Musical de La Habana, como promotor de danzones pasó García Caturla a Tres danzas cu-
conciertos de música nueva (iniciativa en que banas («Danza del tambor», «Motivos de dan-
trabajó con Carpentier y que se hizo realidad en za» y «Danza lucumí» (1927), la primera de sus
1926 y 1927 en La Habana); inspirador de la pri- composiciones nuevas, del mismo año de Prelu-
mera audición de la Novena Sinfonía de Bee- dio para orquesta de cuerdas, «intelectualmente
thoven con la Sociedad Coral de La Habana, tímida, en la que el autor parece tantear un mun-
como conferenciante e instrumentista; fundador do fuera de lo folklórico y logra trabajar […] al
de la Escuela Normal de Música de La Habana servicio de una materia sonora de gran interés
(1931) junto a César Pérez Sentenat, en su con- armónico, que deja entrever algo de inconfor-
dición de director de la Orquesta Filarmónica midad con las rutinas académicas».24 En las Dan-
de La Habana (1932-1939); director del Con- zas se observa, según la crítica, una fuerza llena
servatorio Municipal de La Habana y, sobre todo, de primitivismo que buscaba la ruptura con todo
por su rica obra de creador, de la que pueden lo precedente, como era de esperar en el primer
citarse, además de la Obertura —según Car- texto renovador de un músico apasionado que
pentier en 1946 «el acontecimiento más impor- quiere crear un arte radicalmente distinto. Las
tante de la historia musical cubana en lo que lle- obras sucesivas más importantes son las siguien-
va de corrido el siglo XX, por su proyección e tes: Yamba-O (1928), con el texto del poema
implicaciones»—,22 Fiestas galantes (1925), so- «Liturgia», de Carpentier; Bembé (1929), Son
bre poemas de Verlaine y dentro de la estética (1930), Primera suite cubana (1931), El caballo
impresionista; el primer acto de la ópera Deirdre blanco (1931), La rumba (1931), basada en la
(ca. 1924), escrita con «una cierta brutalidad de poesía del mismo nombre de Tallet; Manita en

Untitled-44 204 02/06/2010, 9:33


CONTEXTO POLÍTICO, SOCIAL Y ECONÓMICO 205

el suelo (1934), ópera de cámara con texto de principal; el Cuarteto de La Habana (1927), crea-
Carpentier hecho de personajes de la mitología do por Roldán; el Conservatorio Provincial de
popular criolla. García Caturla compuso además Oriente (1927), dirigido por Dulce María Serret;
para el cine: Recuerdos del Sheik (1923), poema La Orquesta de Cámara de La Habana, de 1934,
sinfónico para la película homónima protagoni- debida a José Ardévol. Las más significativas
zada por Rodolfo Valentino y Kaleidoscopio revistas fueron Pro Arte Musical (1924-1958), de
(1923), para ser ejecutada por la orquesta del la institución homóloga y con rica labor de di-
teatro Campoamor. Su vasta obra, integrada por fusión y Musicalia (1928-1932 en su primera
piezas de diferente factura, manifestaba el pro- época), bajo la dirección de María Muñoz de
pósito, en lo que tuvo de renovadora, de «hallar Quevedo. Entre las personalidades se cuentan
una síntesis de todos los géneros musicales de la la propia Muñoz, su esposo Antonio Quevedo
isla, dentro de una expresión propia», como ha (españoles) y Carpentier, autor de artículos ensa-
señalado Carpentier.25 yísticos y de una tarea de animación que contri-
Ambos creadores, convencidos de las necesi- buyó de manera sustancial a la implantación de
dades políticas y culturales de su tiempo y de la las ideas de vanguardia en Cuba. Por esos años
significación de las más avanzadas corrientes se dieron a conocer compositores virtuosos, or-
estéticas, en especial las musicales, en la tarea de questas (la sinfónica de Nueva York en 1925),
transformar la cosmovisión de sus contemporá- trabajos de exégesis, todo un movimiento de
neos, se dieron por entero a la labor de edificar envergadura que en las décadas subsiguientes se
un nuevo universo sonoro que fusionara los ha- enriquecería y en aquellos momentos removió
llazgos de la música de talla universal con los los cimientos de la creación, la docencia y la sen-
elementos típicos de la sonoridad cubana, una sibilidad del público, inmerso en una atmósfera
empresa que en la pintura fue realizada con un de transformaciones en busca de una identidad
innovador empleo de los colores, la composi- más plena.
ción, el dibujo y el tratamiento de temas y tipos En lo que concierne a la música popular, ese
populares, y en la literatura mediante la ruptura período vio florecer a figuras de primer orden
de la esbeltez modernista desde un estilo que en la canción (cantantes y compositores), la eje-
inicia en la lírica cubana el conversacionalismo cución y el trabajo orquestal. Entre las numero-
y, en general, dándole al poeta entera libertad en sas orquestas merecen destacarse, por su larga
la escritura. Así, en esas tres manifestaciones de trayectoria y popularidad sostenida, las siguien-
la sensibilidad renovada se hallan integrados los tes: Orquesta Hermanos Avilés (1892), desde
aportes de la tradición vernácula y del más ela- los años veinte en el estilo jazz band; Hermanos
borado arte de avanzada, una simbiosis que da Castro (1929-1960); la de Neno González
por resultado lo que la historiografía ha dado en (1926), charanga francesa; el Septeto Nacional
llamar, refiriéndose a Cuba, la vanguardia. (1927) de Ignacio Piñeiro. Los nombres de
Durante esos años de 1923 a 1935 desempe- Lecuona, Gonzalo Roig, Eusebio Delfín, Sindo
ñaron un valioso trabajo las instituciones, pu- Garay, Aniceto Díaz, Rita Montaner, María Te-
blicaciones especializadas y algunas personali- resa Vera, el Trío Matamoros, Jorge Ancker-
dades de la música. Entre las primeras, además mann, Echániz, Eliseo Grenet, Rodrigo Prats,
de las ya citadas, están la Sociedad Pro Arte Moisés Simons, Ignacio Piñeiro, Rosendo Ruiz,
Musical, fundada en 1918, de donde surgieron Nilo Menéndez, entre otros, colmaron aquellos
más tarde el teatro Auditorium y una importan- años con innumerables conciertos y creaciones
te escuela de ballet (1931), organizada y bajo la en teatros de Cuba y, los más famosos, del ex-
dirección de Nicolás Yavorski, a la que ingresa- tranjero. La canción alcanzó una extraordinaria
rían Alicia Martínez del Hoyo (después Alicia altura con piezas como La guinda (1924), de
Alonso) en 1931, y Alberto y Fernando Alonso, Eusebio Delfín; Una rosa de Francia (1927), de
y que permitió a la joven Alicia bailar en 1935 su Prats; Lágrimas negras (1928), de Miguel Mata-
primer ballet completo (Coppelia) como figura moros; Flor de Yumurí (1929), de Anckermann;

Untitled-44 205 02/06/2010, 9:33


206 ETAPA 1923-1958

Aquellos ojos verdes (1930), de Nilo Menéndez; La cubanía está altamente representada por
Sitiera mía (1932), de Rafael López; El amor de las danzas de Lecuona, inspiradas en las posibi-
mi bohío (1935), de Julio Brito, entre otras del lidades sonoras nacionales y expresiones, por esa
rico acervo de la música popular cubana. La zar- razón, de la síntesis de los diversos ritmos del
zuela se hace uno de los más altos representan- país. Eduardo Sánchez de Fuentes, en cambio,
tes de la música en Cuba con algunos títulos de defiende un criterio nativista del que surge una
gran calidad, en los que sobresale el rigor profe- corriente artificial y refutada de manera incues-
sional de sus autores: Niña Rita (1927), de tionable por las investigaciones etnológicas. La
Grenet-Lecuona, que incluía el después famoso presencia afrocubana era, de hecho, incontras-
tango-conga Mama Inés; María La O, de table en la literatura, en la música y en la inte-
Lecuona; y Cecilia Valdés (1932), de Roig, para- gración de ambas que hicieron creadores como
digma del género, por sólo citar las más conoci- Lecuona, Grenet, Roldán y García Caturla. Sur-
das. En 1931 comienza una larga temporada en gen además, dentro del pregón popular, piezas
el Martí una compañía de zarzuelas, entre las que dan nueva vida al género: Frutas del Caney,
tantas iniciativas que en el campo de la escena de Félix B. Caignet; El dulcerito, de Rosendo
lírica se realizan entonces. Hacia 1925 nace el Ruiz (padre); El panquelero, de Abelardo Barro-
danzonete, y su primer ejemplo relevante fue so y El manisero, de Moisés Simons, acaso la más
Rompiendo la rutina (1929), de Aniceto Díaz. difundida en el extranjero desde entonces. Fruc-
Se inician por esa fecha como intérpretes Paulina tificaron asimismo otras variantes de honda raíz
Álvarez, Dominica Verges, Abelardo Barroso, de pueblo: la canción de cuna, la conga, la rum-
Barbarito Diez y Joseíto Fernández, cantantes ba, trabajadas con cierta estilización en la que se
además de boleros, el último mundialmente fa- mezclaban sus ingredientes básicos (el habla
moso por La Guantanamera, creada en 1928 y deformada de sectores de la población negra,
estrenada por radio en 1935. Es notable la in- ritmos de origen africano) con melodías y
fluencia del tango en la concepción de la línea sonoridades de la tradición culta. La rumba,
melódica y en las letras de las canciones cuba- entremezclada con otras estructuras musicales,
nas. La llamada guajira abolerada dio sus prime- sufrió deformaciones en la ejecución de diferen-
ros pasos con Alma guajira (ca. 1929), de Piñeiro. tes grupos y orquestas que intentaban aprove-
El bolero, por su parte, recibe dos influencias char sus posibilidades rítmicas para crear formas
que lo harán más moderno: el impresionismo bailables. Su pureza originaria se mantuvo, sin
francés (Debussy) y el sexteto de son, que había embargo, en las habituales fiestas de solares y
dado cierta suavidad al son montuno oriental y entre aquellos que la habían recibido por heren-
pudo, al fusionarse con el bolero, hacerle perder cia cultural de sus antepasados.
rigidez en su estructura. De esa unión salió el Una problemática que no debe pasarse por
bolero-son, entre cuyos primeros ejemplos se alto es la de las letras de las composiciones, mu-
cita Lágrimas negras, de Matamoros. A propósi- chas de ellas centradas en el amor. Resalta en
to de los autores de zarzuela, sainetes y revistas primer lugar el refinamiento de algunas, tocadas
musicales, así como de otros creadores de en- por una delicadeza del mejor gusto, si bien no
tonces se ha señalado que se dieron «a la tarea alcanzan, extraídas de la melodía, una esencial
de recuperar viejos ritmos y de cultivar música riqueza poética. Fue frecuente la utilización de
de trova y aires populares, pero eminentemente poemas de autores conocidos, en los que el com-
estilizados, para culminar en la realización de una positor se sentía expresado o encontraba oca-
canción lírica […] con un profundo sentido de sión para crear la música que quería escribir. En
la simbiosis cultural cubana, suma de las mejo- esa fusión, cualquiera que hubiese sido el origen
res manifestaciones musicales de Europa y Áfri- de las letras (escrita para la música o a la inver-
ca»,26 un proceso similar al que realizan los ma- sa), el texto literario perdía su independencia y
yores exponentes de la música culta, Roldán y sonaba extraordinariamente pobre en tanto crea-
García Caturla. ción literaria, como sucede, por ejemplo, con La

Untitled-44 206 02/06/2010, 9:33


CONTEXTO POLÍTICO, SOCIAL Y ECONÓMICO 207

cleptómana, texto de Agustín Acosta. La belleza infantiles de Félix B. Caignet en la CMKC de


de las canciones lograba opacar en ocasiones la Santiago de Cuba alrededor de 1930, comedias
intrascendencia de los temas tratados. Algunos de Franco M. D’Oliva (ca. 1931), la comedia En
autores dejaron ver preocupaciones de orden las costas de Bretaña (1930), radiada por la CMK
social en sus piezas: Junto a un cañaveral (1931), en La Habana, a propósito de la cual señaló en
de Rosendo Ruiz (padre); Lamento cubano su momento el crítico Alberto Giró que «el Ra-
(1933), de Grenet; Al vaivén de mi carreta (ca. dio ha creado un arte verdaderamente nuevo»,27
1933), de Antonio Fernández (Ñico Saquito). A pues las audiciones de textos que no habían sido
esos nombres se suma Bienvenido Julián Gu- escritos para ese medio permitían apreciar una
tiérrez, autor de numerosas guarachas de conte- ausencia que no se percibía con la obra que co-
nido socioeconómico. mentaba. Y añadía entonces de manera explíci-
Además de las frecuentes actividades baila- ta: «Y es que las comedias para el radio han de
bles, las presentaciones de orquestas y cantan- ser expresamente escritas para el Radio, y esto
tes en teatros y peñas y la venta de grabaciones ha quedado bien demostrado al escuchar En las
—de gran importancia en la comercialización de costas de Bretaña».28 Se trataba en realidad de
la música cubana, rápidamente expandida por tanteos que no hallaban aún muchos autores
diversas latitudes—, la radio y el cine desempe- disponibles, como se lee en el artículo de C.A.
ñaron un papel trascendente en la difusión de la de Silva publicado en la revista Radio Club
melodía, ritmos, géneros y letras, si bien la cine- (marzo de 1930), donde se hacían estas obser-
matografía no incorporó el sonido en Cuba has- vaciones: «Escasas son las obras que se han es-
ta 1929, por lo que antes limitó su significación crito en el extranjero y no sabemos si en Cuba
para la música a la que se escribía o ejecutaba en hay alguna, para ser trasmitida por radio. Los
las salas de proyección para acompañar las imá- autores de fama se niegan a dedicar su produc-
genes, como las obras citadas de García Caturla. ción al radio.»29 Se fueron creando poco a poco
La radio había comenzado a transmitir en Cuba los llamados cuadros de comedias, cuyos gér-
en las postrimerías de la etapa precedente. A fi- menes estaban en esas puestas incipientes.
nes de 1923 —año en que inicia su salida la pu- Como todo hallazgo tecnológico, la radio no
blicación Radio Gráfico—, el número de emiso- sólo satisfizo las ambiciones de propietarios y
ras ascendió a veintiuno y llegó a sesenta y uno comerciantes ni benefició sólo a los interesa-
en 1930, no sólo en La Habana (en la que había dos en importar e imponer modas y modos de
un total de cuarenta y tres), sino además en ciu- la cultura extranjera, pues se convirtió de ma-
dades de provincia (Pinar del Río, dos; Matan- nera vertiginosa en un medio idóneo para di-
zas, cuatro; Las Villas, seis; Camagüey, cuatro, y fundir valores de la música y de las letras cuba-
Oriente, dos), a las que hay que añadir las que nas y fue generando conjuntamente otra
entraban desde territorio de Estados Unidos, manifestación artística como resultado de la
vehículo idóneo para difundir su música. De los fusión de elementos diversos; incluso como
programas recreativos se pasó con relativa rapi- portador de estilos y obras extranjeras realizó
dez a otros de carácter mixto, en los que se in- además la labor de difusor de corrientes estéti-
cluían noticias. Este nuevo adelanto de la cien- cas que se conocieron con rapidez gracias a las
cia y la técnica, de rápido crecimiento, repercutió emisoras. Junto a las casas editoriales norteame-
asimismo en la vida económica con los anun- ricanas que se dedicaban a la venta de música
cios, y fue conformando otra línea de expresión cubana (en 1931 había en La Habana una agen-
cultural que aprovechaba las posibilidades de la cia de la Southern Music Co.), la radio colabo-
literatura y del teatro, las que iría fusionando con ró en el conocimiento del acervo cultural de la
la música para crear un arte con especificidades nación fuera de los límites del país, si bien de
propias. Después de una fructífera investigación, manera muy escasa en estos años, como era de
Oscar Luis López registra los siguientes traba- esperar de una manifestación en su fase inicial
jos de literatura radial hasta 1935: narraciones de desarrollo.

Untitled-44 207 02/06/2010, 9:33


208 ETAPA 1923-1958

La presencia del cine en Cuba durante el pe- Richard Harlan, de la Pan American Pictures
ríodo vanguardista tuvo implicaciones de diver- Corporation, que entre 1926 y 1927 filmó cinco
sa índole. Fue en primer lugar, una de sus ma- películas cortas; Alma guajira, dirigida por Mario
nifestaciones artísticas y, por ello, un factor Orts Ramos y basada en la pieza homónima de
indispensable para su caracterización. Además, Marcelo Salinas; La Virgen de la Caridad (1930),
contribuyó a la creación y sostenimiento de cuer- dirigida por Peón, a la que Georges Sadoul con-
pos de actores y especialistas de las artes escé- sideró «película silente de mucha calidad que
nicas, en una relación dialéctica con el teatro; puede calificarse de neorrealista […] Excelente
fue conformando su propia literatura y consti- por la actuación de los artistas, la dirección, el
tuyéndose en un hecho económico. Por otra par- montaje y el decorado natural»;30 Gustavo el ca-
te, el cine era toda una nueva manera de ver la lavera (1930), bajo la dirección de Jaime Gallar-
realidad, una manera diferente de percibirla que do, sobre una novela de Paul de Kock; Maracas
tenía muchas afinidades con las propuestas re- y bongó, el primer corto de música, sonoro, por
novadoras de la vanguardia, de ahí que influyera supuesto, dirigido por Max Tosquella.
especialmente en algunos narradores cubanos de Súmese a esa relación los cortos. Es recordable
esos años, en sus intentos de aprehender los el que ordenó el presidente Machado, realizado
acontecimientos en su verdadera dinámica y en por la empresa estadounidense Phono-Filme —la
tanto imágenes vívidas. Aunque de escasos re- que trajo a Cuba las primeras muestras de cine
cursos técnicos entonces, las escenas captadas sonoro en 1925 a cargo de Lee Du Forest y de
por las cámaras alcanzaban una extraordinaria su ayudante, el pintor cubano Enrique Cruzet,
expresividad al ser proyectadas, un anhelo cuya técnico en electrónica que se había radicado en
materialización se habían propuesto la literatu- Estados Unidos—, a un costo de $50 000, con
ra, las artes plásticas, la música, la fotografía y el vistas del Malecón, la guardia presidencial, Lui-
teatro. El cine conjugaba prácticamente todas sa María Morales interpretando Noche Azul de
esas posibilidades en la pantalla y entregaba un Lecuona, entre otras escenas, exhibido con mag-
arte de superior riqueza potencial. Considerado nífica acogida en salas norteamericanas. (Macha-
desde el ángulo cuantitativo y sin olvidar la du- do, por cierto, fue el primer presidente cubano
ración y los escasos recursos empleados en los que supo ver la importancia del cine como ele-
filmes de entonces, hay que reconocer que no mento de propaganda de su gestión al frente del
fueron pocos los que se logró hacer entre 1923 país y en consecuencia creó un Departamento
y 1935, a pesar de los altos costos, la inexperien- de Cine adscrito a la Secretaría de Obras Públi-
cia de los realizadores, las múltiples dificultades cas, encargado de filmar las obras ejecutadas
de todo tipo que se presentaban en las filma- durante su mandato.) Merecen ser citadas, tam-
ciones y el carácter relativamente incipiente de bién, las tomas que hizo Manuel Andreu de los
la cinematografía en Cuba. Según las investiga- efectos del ciclón de 1926, compradas por
ciones, alrededor de veinte películas fueron rea- Paramount News; las del mismo acontecimien-
lizadas en ese lapso por laboratorios cubanos y to realizadas por Abelardo Domingo y vistas en
norteamericanos, entre otras Al aire libre (1924), el Noticiero Fox; los cortos que a razón de uno
comedia dirigida por Ramón Peón —el más im- por semana hicieron los miembros del laborato-
portante director después de la muerte de Enri- rio de filmación de Ricardo García, español que
que Díaz Quesada en 1923—; el noticiero Ac- se hacía llamar Víctor Hugo; El baile de las na-
tualidades habaneras (1924), de breve existencia ciones (1929), La última jornada del Titán de
y buena factura, antecedente de otros esfuerzos Bronce y Conozca Cuba, tres reportajes (los que
posteriores similares (el realizado por Juan no tienen fecha, producidos al parecer ese mis-
Valdés González, de salida irregular, y el produ- mo año de 1929); El frutero (ca. 1930), sonoro,
cido por la Secretaría de Obras Públicas, de cuan- con música de Lecuona. Los noticieros y los
tiosa labor y muy pobre difusión); La chica del anuncios, breves documentales y películas de
gato (1926), comedia de gran éxito dirigida por intenciones artísticas, apertura y funcionamien-

Untitled-44 208 02/06/2010, 9:33


CONTEXTO POLÍTICO, SOCIAL Y ECONÓMICO 209

to de laboratorios, relativamente numerosos, 2.1.6 Panorama económico y político-social


gestiones de compra-venta del instrumental ade- (1936-1958)
cuado y de las producciones, muestran todo un
movimiento al que no fue ajena la problemática Al concluir el año 1935, cerrado en sus direccio-
política del país: Richard Harlan se fue de Cuba, nes fundamentales el período vanguardista, se
con la Pan American Pictures, porque el clima han convertido en historia, con una enorme pro-
político-social del momento, reflejado en la re- yección de futuro, una serie de acontecimientos
presión desatada en 1927, tornaba incierto el que lo definieron en lo político, lo social y lo
destino de sus inversiones; hacia 1930, cuando económico. Muchas habían sido las lecciones
se inició la ofensiva en gran escala contra la dic- aprendidas desde la Protesta de los Trece hasta
tadura, cesó por un tiempo la producción de la muerte de Guiteras. Además, las crisis econó-
películas. micas, los continuados fracasos del régimen de
De ese movimiento salió también la crítica Machado por doblegar a los rebeldes y contener
de cine, iniciada de modo sistemático por José la insurrección —la que dio finalmente al traste
Manuel Valdés Rodríguez en las proyecciones con la dictadura—, y ese triunfo de los sectores
que hacía en su casa con algunos amigos (Roa, progresistas que lograron hacer huir al tirano,
Marinello, Ortiz, Agramonte) para ver y co- fueron factores determinantes en los caminos
mentar importantes filmes que llegaban a Cuba que el imperialismo introdujo en sus relaciones
y no eran del todo acogidos por los empresa- con el país después de 1935. Antes de entrar en
rios porque no veían en ellos las ganancias am- los nuevos tiempos era necesario crear los me-
bicionadas. En 1930 dictó la que se considera canismos que caracterizarían el buen funciona-
como primera conferencia sobre cine escucha- miento y la estabilidad de los planes: era impres-
da en Cuba, un trabajo en el que se destacan las cindible tener un hombre fuerte —Batista fue
disimilitudes entre las cinematografías norte- pronto la figura escogida— que trabajara en un
americana y soviética —sobre lo cual habían segundo plano (el primero lo tendría un presi-
aparecido en 1928 esclarecedoras crónicas de dente de aspecto demócrata) para que las fuer-
Alejo Carpentier en publicaciones habaneras— zas populares no pudieran esgrimir argumentos,
, y se trata la cuestión del montaje. Más tarde, y era además vital quitar del camino a los ene-
después de un viaje a la Unión Soviética, publi- migos más fuertes (asesinato de Guiteras en El
có en Ahora y La Palabra algunos textos suyos Morrillo y fuerte represión a raíz del movimiento
de corte crítico-ensayístico sobre cine, conti- huelguístico de 1935). Todo estaba dispuesto
nuando una labor al parecer iniciada en 1930 entonces para una política diferente. Como par-
en la Revista de La Habana. Aunque en sus co- te de la estrategia se había procedido a suprimir
mienzos, el arte cinematográfico de los años la Enmienda Platt en 1934, cuando ya eran sufi-
1923-1935 enriqueció enormemente la vida cul- cientes los medios económicos de dominación,
tural y abrió grandes posibilidades en la pers- estables y mayores que nunca en esa fecha; al
pectiva de análisis de la realidad. En esa labor quedar anulado tan humillante símbolo de la
fue muy importante también el cine extranjero presencia del imperialismo en Cuba, contra el
que se veía entonces en Cuba, en especial las que tanto se había batallado durante décadas, se
grandes películas que han hecho historia, reali- daba una imagen de «buena voluntad» por parte
zadas por artistas hoy considerados clásicos. de Washington, otra forma de ir preparando el
Por sólo citar un ejemplo altamente significa- terreno con gestos que propiciaran la paz, pues
tivo, conviene recordar que en 1927 se estrena- la inestabilidad creaba desconfianza entre los
ba en el Teatro Nacional, con gran despliegue inversionistas en activo y los posibles en un fu-
en la prensa y enorme éxito de público, El aco- turo no lejano. Hasta 1940 se sucedieron varios
razado Potiemkin, de S.M. Eisenstein, prohibi- presidentes que dieron continuidad al lapso de
do a los pocos días por la censura oficial. provisionalidad iniciado en 1933 con la caída de
[E. S. y R. H. O.] Machado. Durante ese segundo lustro de la

Untitled-44 209 02/06/2010, 9:33


210 ETAPA 1923-1958

década de 1930, los elementos antitéticos de la nalmente, después del predominio de la línea de
vida política, sus diferentes sectores, se encami- Grau, se fortalece con el retorno de aquellos que
naron hacia el asentamiento de la precaria repú- se habían ido al exilio y propugnaban la violen-
blica sobre bases constitucionales, condición in- cia y que a fines de los 30 regresan para apoyar
dispensable para el ejercicio de una democracia también la Constituyente. En 1940 se aprobó
que al menos estuviese más cerca del modelo finalmente la nueva Constitución de la Repúbli-
ideal que la desastrosa política machadista. Aun ca, y poco más tarde, en julio de ese año, se cele-
el Partido Comunista, que en 1934 y 1935 había braron las elecciones para la presidencia, en las
mantenido una actitud beligerante siguiendo los que salió vencedor Fulgencio Batista por la coa-
acuerdos de su congreso de la primera fecha, a lición socialista popular frente a Grau, el candi-
finales de 1936 asume la defensa, desde lo que dato de la alianza del PRC con el ABC y el PDR
ha dado en llamarse «frente popular» (un frente (Partido Demócrata Republicano).
amplio que incluía a sus militantes, a revolucio- En los programas elaborados por las más im-
narios e incluso a reformistas), de la Asamblea portantes agrupaciones políticas de ese lustro se
Constituyente por la que clamaron asimismo los aprecia claramente la tendencia a buscar la esta-
partidos de la oposición. Batista, por su parte, bilidad mediante fórmulas de convivencia y ar-
interesado en aparecer confiable ante sus ene- monización de criterios a través de un reformis-
migos, elaboró y dio a conocer en 1937 su Plan mo conciliador. Por un lado las experiencias de
Trienal, un conjunto de reformas relacionadas la lucha antimachadista se constituyeron en im-
con la economía, en especial agraria, encamina- portantes lecciones para el imperialismo y para
das a solidificar las bases de su gestión guberna- los sectores nacionales que detentaban o aspira-
mental presente y futura, pues se postularía para ban a detentar el poder en la isla, y en no menor
las próximas elecciones y saldría presidente en medida, pero en otro sentido, para las fuerzas
1940. Poco después sustituyó el Plan Trienal por progresistas, que consideraron que era posible
un grupo de decretos en beneficio de la ense- alcanzar la victoria más adelante con el poten-
ñanza, del sector azucarero, de la vida sindical y cial de las masas, enriquecidas en la confronta-
la autonomía universitaria. ción contra la dictadura; por otro lado, la co-
Distintos acontecimientos, entre ellos las yuntura internacional (la Guerra Civil Española,
posiciones adoptadas por las fuerzas políticas de 1936-1939, y la Segunda Guerra Mundial, ini-
oposición, crearon las condiciones propicias para ciada en 1939) influyó decisivamente en la con-
que la Constituyente se hiciese realidad. El Par- formación de un pensamiento relativamente
tido Revolucionario Cubano (PRC), fundado en uniforme y coincidente en la defensa de la procla-
1934 y en sus inicios caracterizado por su pro- mación de una nueva Carta Magna y del reinicio
grama de acción armada para enfrentar el poder de un proceso democrático que trajera estabili-
gubernamental y por las ideas reformistas que dad a la vida política del país. Las diferencias de
en lo social y económico proponían sus ideó- criterios radicaban en lo económico: el PRC, sus
logos para Cuba —un reformismo que preten- aliados y Batista veían en esa estabilidad el me-
día conciliar las ambiciones legítimas del capital jor camino para la economía capitalista; el Parti-
con las demandas, para el PRC también legíti- do Comunista, en cambio, aspiraba a transfor-
mas, de los obreros, una visión de los problemas maciones radicales en la relación capital-trabajo
que no se sustentaba en un análisis acertado, pero y vio en las potencialidades de las masas la posi-
que difería de fórmulas obsoletas, al menos como bilidad para ese cambio, dentro de la concepción
formulación teórica—, antes de 1940 se escinde de elecciones democráticas que en ese momen-
en dos facciones (auténtica y realista, la primera to ofrecía la realidad, poderosamente influida por
representada por Grau y con Eduardo R. Chibás los intereses norteamericanos, de los cuales la
como otro de sus más lúcidos intelectuales, y la nación dependía en todos los órdenes. Esos años
segunda por aquellos que se unieron a Batista, de transición dieron, en síntesis , los elementos
quien los atrajo como alianza importante) y fi- que caracterizarían la vida política de Cuba has-

Untitled-44 210 02/06/2010, 9:33


CONTEXTO POLÍTICO, SOCIAL Y ECONÓMICO 211

ta 1952, cuando Batista dio el golpe de estado gogia de sus afirmaciones, imposibles de cum-
que lo elevó al poder. plir por razones muy similares a las del lapso
Las promesas, los decretos y los programas precedente, si bien con matices diferenciales que
de políticos y partidos tuvieron su oportunidad trajeron los nuevos lineamientos de la política
histórica en los tres períodos presidenciales de norteamericana al finalizar la Guerra Mundial en
1940 a 1952. Si bien se trataba de soluciones 1945. Grau encontró un país sujeto a las fluc-
reformistas que no llegaban al centro de las pro- tuaciones de la economía extranjera en su con-
blemáticas, hubiesen facilitado, de haberse pues- dición dependiente y de subdesarrollo, herencia
to en funcionamiento, un proceso de estabiliza- de las estructuras republicanas que desde 1902,
ción de resultados importantes y significativos al instaurarse el primer gobierno cubano, fue-
en un plazo mayor o menor. Razones de índole ron impuestas por el imperialismo. A pesar de
económica impidieron que la gestión de Batista los intentos por combatir la especulación que se
(1940-1944), quien, por otra parte, estaba al ser- deriva de la carestía de la vida, problema surgido
vicio de los intereses norteamericanos desde en el cuatrienio anterior, los reclamos de los
1934, pudiera definirse en favor del desarrollo poderosos comerciantes nacionales, beneficiados
de una burguesía productora nacional, lo que de con los precios de los productos, frustraron esos
hecho constituía un elemento imprescindible empeños. El robo en las esferas de gobierno, una
para la futura independencia del país y para rom- vieja práctica del poder, se acrecentó notable-
per las deformadas estructuras neocolonialistas. mente. Además, la política desplegada por Grau
Eran muchos los intereses en juego como para contra los sindicatos, ricos en experiencia desde
que fructificara una industria no azucarera que el machadato y hacia los años 40 fortalecidos por
diera inicio a la sustitución de importaciones, la activa labor del Partido Socialista Popular
las que fueron creciendo hasta $177 436 000 en (PSP) y la Conferencia de Trabajadores de Cuba
1943 desde $103 860 000 en 1940. La Segunda (CTC), se encaminó a lograr su resquebraja-
Guerra Mundial trajo como consecuencia el alza miento por las más diversas formas ilegales, in-
del precio del azúcar y una mayor demanda en cluso el asesinato, por cuya acción fue ultimado
los poderosos mercados capitalistas, por lo que a balazos el líder azucarero Jesús Menéndez en
hizo más profunda la dependencia del gran com- 1948. La violencia de las pandillas, la corrupción
prador estadounidense (las exportaciones au- administrativa y la política de sometimiento a
mentaron de $127 288 000 a $351 538 000 entre los designios de Washington, la que tuvo en el
1940 y 1943), y la política económica del mono- anticomunismo una de sus más acabadas expre-
cultivo, beneficiosa para los industriales cuba- siones, eran la tónica general del grausato, fiel a
nos del azúcar, se fortaleció en detrimento de las disposiciones trazadas por Estados Unidos,
una industrialización diversificada. Como con- que después de concluida la guerra en 1945 de-
secuencia se produjo un alza de los precios con sató su política internacional de guerra fría una
la consiguiente disminución de los niveles de vez que cesaron las causas que habían dado lu-
vida de la población, una crisis que no encontró gar a la alianza bélica con la Unión Soviética.
alivio en los ingresos por concepto de exporta- Para acceder a la presidencia en las elecciones
ciones. En tales circunstancias, la figura de Grau, de 1948, Carlos Prío había elaborado un nuevo
de incuestionable prestigio por su gestión de go- programa de acción para el PRC-A en el que apo-
bierno junto a Guiteras después del derroca- yaba las demandas de quienes querían promo-
miento de Machado y por las propuestas que ela- ver un desarrollo industrial no azucarero. Entre
boró para el programa del PRC-A (Partido los puntos de ese programa estaban los de «Crea-
Revolucionario Cubano-Auténtico), tenía gran- ción de la banca nacional […]», «Industrializa-
des posibilidades de ganar las elecciones presi- ción del país […]», «Reforma agraria, con todas
denciales, como en efecto ocurrió en 1944. las consecuencias legales que implica, con la de-
Una vez en el poder los auténticos, los acon- bida protección económica y la organización
tecimientos demostraron el alto grado de dema- jurídica adecuada para que sea permanente y

Untitled-44 211 02/06/2010, 9:33


212 ETAPA 1923-1958

útil», «Protección y fomento de la industria de desmanes. Chibás, si bien imbuido por el anti-
exportación […]», «Mantenimiento de la polí- comunismo propio de su formación intelectual
tica de no empréstitos extranjeros»,31 promesas y de su origen clasista, en sus acusaciones radia-
imposibles de cumplir en un país de terratenien- les y en sus programas de trabajo contra la co-
tes y de enormes sumas de dinero invertidas en rrupción, el crimen y el entreguismo de Prío, deja
la industria azucarera, un sector de gran influen- ver grandes similitudes con la interpretación
cia en las más altas decisiones concernientes a la marxista de la historia, en primer lugar en su
economía nacional; por otra parte, se habían per- conciencia del papel que desempeñaba el impe-
dido años para la creación progresiva de las ba- rialismo norteamericano en la situación impe-
ses de un proceso de industrialización no azuca- rante en Cuba hacia finales de la década de 1940.
rera, empeño ilusorio si no se transformaban las De gran arrastre popular, la ortodoxia hubiese
estructuras que obstruían su puesta en práctica. sido una alternativa con muchas posibilidades
La gestión de esos años, de la que resultó la crea- de triunfo en las próximas elecciones de 1952 si
ción del Banco Nacional, el de Fomento Agrí- su máximo líder no hubiese terminado sus días
cola e Industrial, los tribunales de Garantías por mano propia ante la deshonra de no poder
Constitucionales y Sociales y de Cuentas y una responder con pruebas a las acusaciones de sus
regulación del presupuesto general del país, fra- enemigos. El PSP llevaba adelante una constante
casó asimismo en la aplicación del plan de «nue- lucha en los sindicatos, y a través de algunas pu-
vos rumbos» anunciado por el presidente contra blicaciones en las que se sometía a considera-
la corrupción administrativa. En lo económico ción el decursar de los acontecimientos, un tra-
se ahondó la dependencia y se hizo más fuerte el bajo sustentado en las experiencias de la política
monocultivo, en lo político-social se acrecentó cubana desde la dictadura machadista, lapso en
la represión (fue asesinado el líder obrero el que se acrecentaron los viejos males republi-
Aracelio Iglesias) y se combatió al PSP en sus canos. Un sector del Partido del Pueblo Cuba-
militantes y cuadros de la CTC y en su órgano no-Ortodoxo, formado por elementos jóvenes,
de difusión, el periódico Noticias de Hoy, clau- militantes o no, pero identificados con su pro-
surado en 1950. Con las maneras externas de la grama, llegó a constituir una notable fuerza en
democracia (comicios libres para elegir presiden- su momento, poco antes del golpe de estado de
te de la nación, legalidad de las fuerzas oposito- marzo de 1952. Claridad de visión podría ser la
ras, derecho a constituir partidos políticos y or- frase que mejor definiera los planteamientos y
ganizaciones sindicales), se procedió por la análisis del grupo de ideólogos que conforma-
violencia a imponer los controles para mante- ban la Juventud Ortodoxa, aunque se trataba en
ner el orden deseado por los inversionistas y verdad de conclusiones que partían de una pers-
propietarios cubanos y extranjeros, mientras se pectiva reformista. Con acertadas consideracio-
pedía un cuantioso crédito al Chase National nes caracterizó Carlos Rafael Rodríguez las ideas
Bank, se aumentaron los precios de la electrici- centrales del folleto El pensamiento ideológico y
dad, el teléfono, el pasaje de los ómnibus en la político de la juventud cubana (1948), redactado
ciudad, y se acataron los dictados que para la in- por la Comisión Organizadora de esta sección
dustria emitieron los poderosos de Nortea- dentro del Partido Ortodoxo:
mérica.
Desde posiciones éticas y filosóficas de as- El propio documento «ortodoxo» nos re-
cendencia en la cultura cubana y en el pensamien- vela que en los grupos juveniles más des-
to marxista-leninista, los militantes del partido piertos del país, aun en las zonas de la pe-
ortodoxo fundado por Eduardo Chibás —en queña burguesía, están bullendo ideas,
1947, como grupo escindido del PRC-A y deno- algunas todavía confusas o poco definidas,
minado Partido del Pueblo Cubano (Orto- que significan una superación de los crite-
doxo)— y los del Socialista Popular constituye- rios políticos que prevalecieron entre los
ron la más sólida respuesta a tales desafueros y grupos estudiantiles mayoritarios que en

Untitled-44 212 02/06/2010, 9:33


CONTEXTO POLÍTICO, SOCIAL Y ECONÓMICO 213

los años treinta movilizaron a las juventu- ante problemas que no tenían más solución que
des no proletarias. Las ideas que este gru- la proveniente de un proceso revolucionario ra-
po ortodoxo expresa ahora, no son una dical, como se demostraría unos años más tar-
mera repetición de viejos conceptos políti- de, después del triunfo de la insurrección popu-
cos ya caducados […]. lar y guerrillera encabezada por Fidel Castro, un
joven cuyos años formativos habían transcurri-
El estudio juvenil se caracteriza, además, do bajo la influencia de las ideas y la acción ciu-
por el acusado esfuerzo de rastrear en el dadana de Chibás. No sospechaba Batista que
origen material de los hechos históricos. su acción militar abría el último capítulo de la
No hay dudas de que la metodología mar- historia de latrocinios y miserias de la Repúbli-
xista ha influido —aunque sea una influen- ca, pues hacia 1952 era prácticamente imposible
cia todavía sin cristalizar cabalmente— en soñar con transformaciones sociales tan radica-
los autores del folleto, quienes, por otra les y profundas como política nacional.
parte, reconocen sin subterfugios la certe- En su segundo período se activaron las con-
za del enjuiciamiento marxista sobre la rea- tradicciones internas y se crearon poderosos gru-
lidad social del capitalismo.32 pos de oposición; los Partidos Auténtico y Or-
todoxo entraron en su última etapa con un
No obstante sus limitaciones, provenientes considerable grado de deterioro poco después
de su actitud frente al problema del Estado y la del 10 de marzo, el primero desmoralizado por
toma del poder como condiciones sine qua non la conducta de sus máximos dirigentes ante la
para lograr la aplicación de su programa de tra- usurpación de poder de que había sido objeto la
bajo, esas ideas revelan hasta dónde había llega- organización, y el segundo escindido en dos fac-
do la reflexión política en esos momentos, in- ciones, una de las cuales se uniría al movimiento
cluso en sectores que por su procedencia de clase revolucionario adoptado por el 26 de Julio, y la
y filiación filosófica no podían tocar el fondo otra engrosaría las filas de la dictadura. La con-
real de las cuestiones analizadas. La experiencia fusión, interesada o sincera, envolvió a muchos
concreta bajo los regímenes de Batista, Grau y militantes de otros partidos de entonces (Libe-
Prío, y una honesta voluntad de servicio, fueron ral, Republicano, Demócrata). El Partido Socia-
suficientes para alcanzar a definir los conflictos lista Popular, en un artículo publicado en su ór-
de Cuba en tan claros y lúcidos términos. Cuan- gano, el periódico Hoy, el 11 de marzo de 1952,
do se produce el golpe de estado, la experiencia denunció la acción encabezada por Batista en
factual, la lucha cotidiana en sindicatos, centros términos inequívocos. Elaboró además un con-
de trabajo y estudiantiles, y el importante traba- junto de propuestas para los problemas nacio-
jo ideológico que de diversas maneras y sobre nales, entre los que se situaba como indispensa-
todo con el ejemplo habían realizado los diri- ble el cese del batistato. Comparada con la
gentes y militantes de los partidos ortodoxo y denuncia que hicieron otros partidos, la del PSP
socialista popular, creaban las condiciones im- destaca por su conocimiento meridiano del pro-
prescindibles para enfrentar la nueva tiranía. ceso histórico iniciado por Batista, cuyas raíces
La toma del poder de manera violenta por más profundas estaban en los intereses impe-
Batista el 10 de marzo de 1952 vino a poner de rialistas en Cuba. La FEU emitió también una
manifiesto muchas verdades, la primera, la pro- declaración contra el golpe de estado que la
funda crisis ética que había generado la política historiografía ha valorado como inoperante, un
de dependencia económica en la práctica de la rasgo que no puede considerarse al margen de
democracia, lo que en realidad se convirtió en las desorientaciones y ambigüedades que carac-
ocasión propicia para el robo de los fondos es- terizaron a la organización universitaria hasta la
tatales, la constante violación de los derechos aparición de José Antonio Echeverría en 1954.
civiles y la demostración del servilismo por par- Conjuntamente, algo más de dos meses después
te de los gobernantes. La nación se encontraba del 10 de marzo se organizó en la Escuela de

Untitled-44 213 02/06/2010, 9:33


214 ETAPA 1923-1958

Ciencias de la Universidad de La Habana un gru- nes elaborados por el M-26-7 desde los años en
po —denominado Movimiento Nacional Revo- que sus dirigentes estaban en prisión cumplien-
lucionario (MNR)— que desde entonces había do condena por el ataque a la fortaleza de San-
comprendido que la única fórmula para enfren- tiago de Cuba. La labor del PSP entre 1952 y 1958
tar la nueva situación era la lucha armada; una fue altamente valiosa, pero insuficiente para sa-
vez fracasados los planes del MNR y encarcela- tisfacer el objetivo supremo de derrocar al po-
do su máximo dirigente, Rafael García Bárcena, deroso aparato represivo en que se apoyaba el
algunos de sus miembros (Armando Hart, batistato. La incorporación de uno de sus ma-
Faustino Pérez, Lester Rodríguez, Vilma Espín yores dirigentes, Carlos Rafael Rodríguez, a la
y Frank País) se sumaron al Movimiento 26 de lucha en la Sierra Maestra en 1958, así como la
Julio por los días en que comenzaba a organi- caída de muchos de sus miembros en acciones
zarse tras el asalto al Moncada en 1953. Al to- citadinas contra la policía, demuestran que en
mar la dirección de la FEU el rumbo que le im- esos momentos el PSP había comprendido que
primió Echeverría, se convirtió en una de las más el único camino liberador en las circunstancias
importantes fuerzas de la creciente oposición al concretas de Cuba era el de la guerra de gue-
estado dictatorial que implantó Batista desde la rrillas.
toma del poder. Factores diversos determinaron que se iniciara
Pasados algunos meses, las primeras respues- el proceso revolucionario encabezado por el asal-
tas de condena se fueron depurando y perfilan- to al Cuartel Moncada. En primer lugar, se ha-
do hasta concentrarse en dos grandes núcleos bía ido haciendo cada vez más profunda la di-
constituidos por la Federación de Estudiantes visión entre la oligarquía del dinero y los
Universitarios y el Movimiento 26 de Julio y por integrantes de la pequeña burguesía y el prole-
el que integraban los militantes del PSP, de gran tariado urbano y rural; además, importante fue
experiencia en el trabajo sindical y con certera también la ausencia de un proceso de industria-
visión de los problemas esenciales del país des- lización no azucarera que permitiese una pro-
de sus inicios en la lucha el año en que tomó gresiva independencia (que pudo tener un
posesión Machado. Sus métodos, sin embargo, considerable volumen hacia 1953) de las impor-
no eran suficientes para derrocar a la tiranía de taciones norteamericanas, y fuese a la vez un
Batista, sostenida por una brutal represión y, en modo de adquisición de riquezas y de elevación
sus comienzos, favorecida por la incapacidad de los niveles generales de vida de la población;
para operar de sus opositores. Las diatribas, de- gran significado tuvieron asimismo la caída de
claraciones, programas y exhortaciones de los los precios del azúcar al concluir la guerra con-
meses subsiguientes al 10 de marzo de 1952, tra Corea, con la consiguiente crisis en los sec-
creaban un clima de repudio contra los militares tores obreros y agrícolas de esa rama industrial;
en el poder, pero carecían de lo que podría de- el enorme volumen de las inversiones de capital
nominarse la eficiencia factual, aquella que es norteamericano en Cuba, que agudizaba las di-
capaz de derrocar a un régimen que se ha im- ficultades de la precaria economía interna; el ca-
puesto por las armas. Por otra parte, una acción rácter neocolonial de esas relaciones comercia-
bélica no se prepara en unas pocas semanas, y les; el escaso interés que para los diferentes
requiere extraordinarios cuidados para alcanzar grupos inversionistas extranjeros tenían otras
el éxito. La empresa de García Bárcena fracasó materias primas cubanas; la acumulación de con-
por la delación, el asalto al Moncada no tuvo el tradicciones fundamentales que a lo largo de los
éxito esperado por la intervención de la casuali- años, desde los mismos inicios de la República,
dad y, en cierta medida, por errores tácticos, re- sustentaron la vida política del país; la práctica
conocidos por su propio gestor y máximo líder, constante del latrocinio, la represión y el fraude
Fidel Castro. No era posible derrotar a la tiranía por parte de los gobiernos; el alto grado de con-
si no se llevaba adelante un acertado plan bélico ciencia política alcanzado por las masas y la ex-
en distintos frentes, como sucedió con los pla- periencia en la organización y ejecución de la lu-

Untitled-44 214 02/06/2010, 9:33


CONTEXTO POLÍTICO, SOCIAL Y ECONÓMICO 215

cha armada desde la década de 1920, elementos gente máximo de las fuerzas opositoras al régi-
que influyeron decisivamente, no sólo en el sur- men de Batista. La capacidad integradora que
gimiento de la rebelión armada, sino además en tuvieron los más altos representantes del movi-
la estrategia seguida en la lucha hasta el triunfo miento 26 de julio permitió que después del
del 1 de enero de 1959. desembarco del yate Granma el 2 de diciembre
Dejando de lado los innumerables pormeno- de 1956 —momento en que comienza en el te-
res de la historia insurreccional abierta el 26 de rritorio nacional la insurrección a través de la
Julio, expuestos en reiteradas ocasiones por guerra de guerrillas, secundada por los grupos
monografías, testimonios, artículos periodísti- de acción y sabotaje en zonas urbanas, así como
cos y de investigación, hay que subrayar algunas por el trabajo de los sindicatos, la propaganda
de sus peculiaridades, de extraordinaria signifi- antigubernamental llevada adelante por los pe-
cación en el éxito de la empresa. La primera se riódicos, las revistas, la radio y la televisión en
halla en sus estrechos vínculos con la tradición, los períodos en que no había censura—, fuese
en la conciencia que tienen sus dirigentes de la creciendo la capacidad defensiva de la rebelión
importancia del pasado nacional de luchas y re- y, en consecuencia, disminuyendo la posibilidad
beldías, un acervo de reflexiones y hechos que de sobrevivencia de la dictadura, desde el prin-
ha ido creando experiencias y un pensamiento cipio dispuesta a reprimir de la forma que fuese,
político, social y económico de profundas raí- sin miramientos de ninguna especie, una políti-
ces éticas, cuyo más alto exponente es José Martí, ca que se incrementó de manera notable en el
fundamento intelectual del asalto al Moncada y, lapso 1957-1958, pero que actuó desde siempre
en general, del cuerpo de ideas de la etapa contra estudiantes, obreros, campesinos y, en fin,
insurreccional y de la posterior revolución en el contra los opositores y aun los simples sospe-
poder; otra de las peculiaridades es la síntesis de chosos, hasta la tortura, una práctica cotidiana
factores diversos que se logra a partir de 1953 que se desarrollaba paralelamente a la censura,
para enfrentar la tiranía, tanto de índole social el procesamiento judicial, la persecución, el alla-
(la unión de estudiantes, obreros, campesinos, namiento y la confrontación armada.
sectores de la burguesía media, profesionales) Los grandes problemas económicos de la Re-
cuanto de carácter ideológico (el pensamiento pública se agudizaron en los años 1952-1958, a
cubano progresista, el más avanzado pensamien- pesar del saldo favorable de las exportaciones
to burgués y los teóricos del marxismo-leninis- ($807 682 000) en relación con las importacio-
mo); otro de sus rasgos definidores es la tem- nes ($772 855 000) en 1957, del incremento de
prana conformación de un nítido programa de ciertas industrias en el país con participación de
trabajo de contenido social y para la estrategia capital cubano y de la creación de instituciones
de la lucha concreta, el primero plasmado en La relacionadas con el desarrollo económico (Fi-
historia me absolverá, el alegato de autodefensa nanciera Nacional de Cuba, 1953; Banco Cuba-
que Fidel Castro pronuncia en el juicio que se le no de Comercio Exterior, 1954; Banco de Desa-
celebrara por el ataque al Moncada, un texto ca- rrollo Económico y Social, 1955). La crisis de
pital de la historia de Cuba por la objetividad decenios era insalvable, no obstante las aparien-
irrefutable de sus análisis en torno a los grandes cias que podían crear las empresas norteameri-
problemas nacionales y por sus propuestas canas que crecieron o se radicaron en Cuba en-
reivindicadoras. Es preciso señalar además la tonces y el bienestar de algunos sectores de la
concentración de las acciones en un mando úni- burguesía (visible en el crecimiento de La Ha-
co, cerrada unidad que no había logrado ningún bana con altos edificios, apartamentos, autos
otro empeño liberador en Cuba, excepto el que nuevos, centros nocturnos y otras manifestacio-
dirigió Martí para dar inicio a la guerra de 1895 nes de un engañoso florecimiento de altos nive-
contra España, una lección fundamental que les de vida). López Segrera ha señalado, a pro-
Fidel Castro aprendió muy temprano y puso en pósito de los conflictos económicos de la
práctica desde siempre en su condición de diri- República, lo siguiente:

Untitled-44 215 02/06/2010, 9:33


216 ETAPA 1923-1958

Las causas de la crisis que afecta a la eco- nio, durante varias décadas, en la rama azucarera,
nomía cubana en el período que analizamos factores que agudizaron e hicieron intolerables
—y especialmente en los años 50—, en lo los conflictos nacionales, con la consiguiente
concerniente a su sector externo son las maduración de las circunstancias históricas para
siguientes: la crisis de los precios azucare- emprender una lucha que en verdad liberase a la
ros entre 1948 y 1958, a excepción de los nación.
años 1950 y 1957, en que las guerras de En ese contexto de subdesarrollo, alzas y ba-
Corea y el Cercano Oriente significaron un jas en la riqueza nacional, conflictos laborales,
alza; y, además, el carácter dependiente del democracia representativa, represión y crecien-
débil proceso de industrialización que, en te dominio imperialista, la cultura fructificó en
vez de sustituir importaciones convirtió al obras, instituciones, revistas y páginas y suple-
sector con mayores tendencias dinámicas mentos literarios, grupos y puestas en escena de
dentro de la economía —el manufacture- piezas teatrales, ballets, óperas y dramas líricos,
ro— en absolutamente dependiente para su así como en corrientes de pensamiento, movi-
funcionamiento de bienes de equipos y mientos pictóricos, edificaciones, esculturas,
materias primas procedentes del exterior. fotografías, ediciones de libros, conferencias y
Los síntomas principales de esta crisis fue- clases de docencia superior, ferias del libro, con-
ron los siguientes: el aumento de la deuda ciertos, exhibiciones y creaciones de filmes, mi-
exterior; el creciente deterioro de los tér- siones culturales que recorrían el país hasta si-
minos de intercambio; y la disminución del tios apartados para llevar a sus pobladores
fondo de divisas.33 diversas manifestaciones artísticas, todo un
cuantioso quehacer promovido por la iniciativa
Con esos argumentos se puede arribar a la de intelectuales y creadores y, en ocasiones, por
conclusión de que desde 1934, con la política el Estado, no obstante el desinterés demostrado
del New Deal (Nuevo Trato) iniciada bajo el a lo largo de los decenios por los gobernantes y
gobierno de F. D. Roosevelt, se puso en marcha la inculta burguesía nacional por los problemas
un proyecto que impedía la consolidación de una de la cultura, verdad que algunas excepciones no
burguesía nacional fuerte y productiva al mar- pueden desmentir. Como en toda la historia de
gen de la industria azucarera; se trabajó en la di- Cuba hasta 1935, en el período que comienza a
rección de incrementar los salarios en ciertos partir de entonces, la literatura, el pensamiento
sectores y de bloquear las posibilidades de opo- y las artes se erigen en busca de la propia identi-
sición de los sindicatos mediante una dirigencia dad y, en consecuencia, como antítesis del po-
que velara por los intereses patronales y garan- der establecido y de la penetración extranjera,
tizara la tranquilidad en las relaciones obrero- elementos que dinamizan el devenir espiritual y
empresa; se fundaron empresas mixtas (capital estimulan la creatividad. Las búsquedas y pro-
cubano y norteamericano) en diversas ramas con pósitos del período precedente se transforman
predominio foráneo; se llevó adelante una polí- desde 1936 en hallazgos estilísticos y concep-
tica constitucionalista que concedía libertades tuales que revelan el alto grado de madurez es-
democráticas mientras se apoyaba la represión, piritual alcanzado en esos decenios, plenitud que
el robo de los funcionarios del estado (en sus en el plano político-social se refleja en la lucha
diversos niveles) y el pandillismo; se justificó y llevada a cabo contra Batista durante algo más
subvencionó la tiranía de Batista en sus dos eta- de un lustro y en el desarrollo de la prosa re-
pas, con la suma de violaciones de los más ele- flexiva que se aprecia entre ensayistas de distin-
mentales derechos humanos. Desde la caída de tas filiaciones, en especial marxistas, y entre los
Machado hasta la derrota de la dictadura batis- dirigentes del movimiento obrero y revolucio-
tiana se fue incrementando la penetración im- nario, cuyo mayor exponente es La historia me
perialista en el país a través de empresas nuevas absolverá, resumen de una rica historia iniciada
y de la profundización del ya prolongado domi- a comienzos del siglo XIX. La herencia vanguar-

Untitled-44 216 02/06/2010, 9:33


CONTEXTO POLÍTICO, SOCIAL Y ECONÓMICO 217

dista se sintetiza en la modernidad y la univer- dencia, sin negar por ello los valores propios y
salidad que alcanzan el arte, la literatura y, en los aportes de cada uno al enriquecimiento ge-
general, el pensamiento, a partir de la fecha que neral de la cultura. El primero de obligada men-
se ha dado como la de disolución del movimien- ción es el Grupo Literario de Manzanillo, en
to de avanzada. Ciertamente, en la primera mi- funciones desde 1921, siempre animado por Juan
tad de la década de 1930 se producen una serie Francisco Sariol y otros intelectuales de la anti-
de acontecimientos que anuncian el final del gua provincia oriental y cuyo quehacer en este
período renovador: cese de la dictadura, inicio período continuó por los mismos cauces traza-
de una nueva política de relaciones Cuba-Esta- dos desde su creación: conferencias, recitales,
dos Unidos, disolución de la tendencia negrista conversatorios, de miembros del Grupo o de
y de otras propuestas experimentales y deses- invitados cubanos o extranjeros, actividades to-
tructuradoras de los estilos precedentes, aban- das que se sumaban a los medios de difusión de
dono en los creadores de los signos externos de que disponían: la revista Orto, la imprenta El
la vanguardia y del carácter urgente y provisorio Arte y la Biblioteca Martí, todas de la propiedad
de algunas manifestaciones de esos años. La fu- de Sariol. El Grupo Literario de Manzanillo se
sión de corrientes estilísticas hispanoamericanas mantuvo unido y activo hasta 1957, cuando
y europeas de la modernidad con los temas y los desapareció por las dificultades económicas que
aportes de la tradición nacional, uno de los ras- impidieron igualmente ese mismo año que Orto
gos que definen el arte y la literatura de vanguar- siguiera saliendo, por la muerte y ausencia de
dia en Cuba, inició el camino hacia la universali- algunos de sus integrantes y por la tensa y com-
dad que más tarde habría de caracterizar a los pleja situación política, social y económica del
mayores creadores de los años 40 y 50. Pero hay país. Durante los dos primeros años del período
que subrayar el hecho importantísimo de que esa prosiguió su labor el Grupo Proa de Artemisa,
progresiva o inmediata descontextualización se con Fernando G. Campoamor como fundador
realiza desde la propia circunstancia del creador, y animador, y que contó con la revista Proa y
ya fuese asumida en su inmediatez o en su una editorial de igual nombre. A partir de 1935
historicidad secular. Modernidad y universalidad se había constituido en Matanzas el Grupo Ín-
que dan al hombre su verdadera y plena dimen- dice para promover la apreciación del arte y la
sión más allá de provincianismos de toda índole literatura, idea propuesta por Américo Alvarado
y lo hacen un extraordinario portador de los va- y que tuvo la dirección de Domingo Russinyol
lores de su más inmediato ámbito espiritual, sus- y la activa participación de Bonifacio Byrne, Fer-
tancia trascendida en obras que están a la altura nando Lles, Andrés de Piedra-Bueno y Medardo
de lo mejor de su tiempo. La pintura y la litera- Vitier. Fueron múltiples las actividades realiza-
tura en sus diferentes géneros, las dos manifes- das por el grupo a lo largo de su vida, al parecer
taciones en que de forma más cabal se realiza breve: conferencias, conciertos, exposiciones
ese fenómeno de fusión de cubanía y universali- (varias en el Círculo de Bellas Artes de La Ha-
dad después de 1935, son los más acabados ejem- bana), recitales, la organización de una orques-
plos de la lección vanguardista en Cuba. ta, una escuela de declamación y un cuadro de
[E. S. y R. H. O.] comedias, y la publicación de Anales del Grupo
Índice, iniciado en 1936, con los textos de las
conferencias y de los poemas leídos en recitales,
2.1.7 Grupos y publicaciones (1936-1958) tanto de sus miembros como de invitados.
En los años 40 aparecieron el Grupo Gente
Los grupos literarios del período —mucho me- Nueva de la Institución Hispanocubana de Cul-
nos abundantes que en el lapso precedente— tura, el Grupo Acento y el Grupo Orígenes, el
realizaron una obra de animación cultural que, de mayor trascendencia en el período. El prime-
si bien no puede pasarse por alto, tampoco per- ro, integrado por miembros de la institución en
mite afirmar que tuviese una especial trascen- la que surgía, «jóvenes socios deseosos de hacer

Untitled-44 217 02/06/2010, 9:33


218 ETAPA 1923-1958

oír su palabra e impartir su entusiasmo en los Cuba y en prácticamente todo el ámbito del idio-
varios terrenos de la cultura»,34 se hizo sentir ma, una actitud que está en la base de la forma-
sobre todo por los ciclos de conferencias que ción del grupo, surgido como una voluntad de
ofreció desde su fundación en 1943, de variadas reinicio, de recomenzar por un camino diferen-
temáticas, e impartidas por figuras de relevancia te la búsqueda del necesario diálogo con la reali-
entonces o más tarde, entre las que sobresalen dad; se trataba, pues, de una dimensión onto-
José Antonio Portuondo, Manuel Moreno lógica que tenía su más evidente expresión en
Fraginals, Salvador Bueno, Ángel Augier, Car- una escritura distinta, mediante la cual se quería
los Rafael Rodríguez, Juan Pérez de la Riva y el rescatar la esencia del «país frustrado en lo esen-
dominicano Juan Bosch. cial político», como diría Lezama en el número
El más importante de este período, el Grupo 21 de Orígenes (1949). Aunque alejado de la lu-
Orígenes, comenzó a integrarse en la década de cha visible que por entonces se desarrollaba bajo
1930 en torno a la gran figura de José Lezama los gobiernos de Grau, Prío y más tarde Batista,
Lima, editor de una serie de revistas y autor de e igualmente distante de toda búsqueda de con-
un texto fundamental de la poesía cubana y en la troversias literarias o ideológicas —que no re-
estética del conjunto de poetas que se agrupan a huyó, sin embargo, cuando se le plantearon—,
su alrededor: Muerte de Narciso (1937), seguido lo que hace que se le califique de apolítico, el
de un libro capital en la poética origenista: Ene- grupo trabajó en la integración de una identidad
migo rumor (1941). Realizada esa obra de ante- desde la cultura, labor a la que entregan su es-
cedentes, el grupo quedó constituido como tal fuerzo los pintores René Portocarrero y Mariano
en 1944, con la aparición de la revista Orígenes, Rodríguez y el músico Julián Orbón, y de la que
y puede considerarse disuelto en 1956, con el acaban por separarse Baquero, Rodríguez San-
cese de su publicación, a pesar de que sus inte- tos y Piñera, con el decursar del tiempo repre-
grantes continuaron escribiendo, pintando y sentantes de otras inquietudes y presupuestos
haciendo música. Además de la revista de inne- filosóficos y estéticos. Con los origenistas, la
gable talla (y sobre la que se volverá más adelan- cultura cubana alcanzó en esos años trascenden-
te), el trabajo del grupo dejó libros relevantes y cia universal, no sólo por la obra de sus más des-
un valiosísimo cuerpo de reflexiones en torno a tacados integrantes, sino además por su apertu-
la poesía y a la cultura en general, expresiones ra creadora hacia una concepción sin fronteras
de una poética común que tuvo, sin embargo, de la herencia espiritual del hombre.
una heterogénea manifestación individual. En El Grupo Acento, de Bayamo, antigua pro-
1948 apareció una antología preparada por vincia de Oriente, surgió a fines de 1946 con el
Cintio Vitier, Diez poetas cubanos (Lezama, el definido interés de superar la pobreza espiritual
propio Vitier, Fina García Marruz, Eliseo Diego, y artística de esa zona del país, para lograr lo
Octavio Smith, Ángel Gaztelu, Gastón Baquero, cual editó la revista Acento, de la que sólo se han
Lorenzo García Vega, Virgilio Piñera y Justo localizado los dos primeros números, ambos de
Rodríguez Santos), en la que se definía el que- 1947, y el «boletín relámpago» titulado El Ma-
hacer del grupo hasta ese momento y se precisa- chete, que salió con el ejemplar de invierno de la
ban los rasgos de su poética: «Y en efecto [dice revista (primer número), y en cuyas entregas
Vitier], a las bellas variaciones en torno a la ele- subsiguientes se publicaron poemas de los miem-
gía, la rosa, la estatua (típicas de la generación bros del Grupo (Alberto Baeza Flores, Hum-
anterior, y persistentes aún en otros países his- berto Moya Diez, Francisco Morales Maceo,
panoamericanos), sucede entre nosotros un sal- Carlos Catasús Bertot, René Capote Riera, Be-
to, que diríamos en ocasiones sombrío de vora- nigno Pacheco Bonet y Víctor Montero Mendo-
cidad, hacia más dramáticas variaciones en torno za) y de Lezama Lima, Cintio Vitier y Fina
a la fábula, el destino, la sustancia»,35 palabras García Marruz. Manifestaron asimismo sus
en las que se percibe una ruptura estética con la miembros interés por imprimir libros, «obras
poesía precedente y coetánea que se hacía en inéditas, de sensibilidad y arte», una labor con la

Untitled-44 218 02/06/2010, 9:33


CONTEXTO POLÍTICO, SOCIAL Y ECONÓMICO 219

que pensaban «contribuir a la sensibilidad gene- minantes en buena medida de la ineficiencia de


ral y a la difusión de obras producidas en las estos proyectos. Contribuyeron todos estos gru-
Antillas, y de interés para el resto de los países pos, en dimensiones diversas, al sostenimiento
de nuestra América»,36 propósito del que se ig- de los valores espirituales en decenios de des-
noran los alcances y duración, limitados a la tam- moralización e indiferencia entre los represen-
bién indeterminada fecha de disolución del tantes del poder establecido; desempeñaron asi-
grupo. mismo un importante papel en la preservación
Un año antes del último número de Oríge- de los elementos fundamentales de la identidad
nes, en 1955, varios escritores que entonces co- nacional frente a la penetración norteamericana
menzaban deciden integrarse en un grupo al que que desvirtuaba las más profundas esencias na-
darían el nombre de Renuevo, pronto difundido cionales.
en una página dominical del Diario de la Marina A partir de 1936 sí creció considerablemente
titulada «La promesa de los jóvenes», dispuesta el número de revistas. A las que ya venían edi-
para su divulgación por gestiones de Mañach con tándose desde hacía algún tiempo, como Orto,
el propósito de «hallarle hueco de comprensión que se mantuvo esencialmente inalterable en su
y estímulo a los jóvenes que se le acercaban de- importante labor de animación cultural más allá
seosos de conquistar un horizonte propicio para de sus fronteras provinciales, se sumaron enton-
la siembra de ensueños e inquietudes»;37 como ces Índice en su segundo momento (1936-?)
la publicación que fue portavoz de sus ideas y como «Mensuario de artes, ciencias, literatura y
preocupaciones, Renuevo. Cuadernos literarios, política»; Grafos, desde 1933 hasta el segundo
cuyo primer ejemplar está fechado en junio de lustro de la década de 1940, también mensual,
1956, el grupo «no obedecerá [dicen los edito- concebida para la alta sociedad habanera, con
res en la declaración de principios que denomi- recursos de lujo, y la valiosa sección «Antología
nan “En el umbral”, dada a conocer en el núme- poética del siglo XIX», a cargo de Cintio Vitier y
ro 1] a ningún fin iconoclasta, a la imposición Gastón Baquero; Polémica (1936-1937, después
de ninguna pauta sectaria en materia de inter- de otra salida en 1934), mensual, medio de difu-
pretación artística e ideológica»;38 de formación sión oficial del Comité Pro-Confederación de
diversa y obra incipiente, los integrantes del gru- Estudiantes. Menos relevancia tuvo Claxon. Re-
po (Ángel N. Pou, José Guerra Flores, Carlos vista de Difusión Cultural (1934-?), mensual, de
Dobal, Blanca Mercedes Mesa) no se adscriben la Federación Nacional de Chauffeurs de Cuba.
a una corriente estética o ideológica ni aspiran Con el nombre de Síntesis vieron la luz dos pu-
tampoco a una ruptura con su herencia cultural, blicaciones diferentes: una de Güines (provin-
como se aprecia en la polémica que se desarrolló cia Habana), de 1934 a 1938, y la otra de Ciego
desde finales de agosto hasta fines de octubre de Ávila (Camagüey), desde 1941 hasta fecha
de 1958 en las páginas del diario Excelsior. En desconocida, ambas nutridas esencialmente con
Camagüey fundó Rolando Escardó dos grupos trabajos de escritores locales. Como vocero de
literarios: Los Nuevos (entre cuyas tareas estu- la Asociación Adelante y para «luchar contra la
vo publicar una selección de poesías de Martí en injusticia social» se editó Adelante (1935-1939).
1953, el año del Centenario de su nacimiento), En Sancti Spíritus apareció Horizontes (1935-?),
y Yarabey (1958), ambos de alcances y duración que llegó a ser órgano de la Biblioteca Pública
limitados. Estos tres esfuerzos, de escasa tras- Municipal y contó con destacadas firmas litera-
cendencia a pesar del empeño de sus promoto- rias. Entre 1937 y 1939 fue publicada Cúspide
res y de la divulgación que alcanzó Renuevo, en el Central Merceditas, antigua provincia de
dejan ver sin embargo una voluntad de expre- La Habana, con una buena cantidad de páginas
sión y de transformaciones y, sobre todo, un mensuales dedicadas a poemas y cuentos y un
plausible interés por el enriquecimiento intelec- espacio consagrado a la mujer. Relieve menor
tual en circunstancias críticas en lo político, so- tuvieron Ariel (Guanabacoa, Habana, 1936-Id.?),
cial y económico, los años del batistato, deter- Nueva Escuela. La revista para el maestro de ahora

Untitled-44 219 02/06/2010, 9:33


220 ETAPA 1923-1958

(1936-?), Isla. Al servicio de los intereses cubanos sectarios, sin capillitas de élites». Ambas revis-
(1936-?), Revista Bibliográfica Cubana (1936- tas trabajaron, pues, por la liberación nacional,
1939). y contribuyeron al enriquecimiento de la vida
De mayor trascendencia fue Mediodía (1936- cultural del país.
1939), una de las más importantes publicacio- Con diferentes y a la vez similares propues-
nes del período, con formato de tabloide, y en- tas, y como expresiones también del pensamien-
tre cuyos propósitos estaba el de mantener «un to marxista cubano, se editaron El Comunista
tono de excelencia literaria. Pulcritud sin narci- (1939-1941), Fundamentos (1941-1953) y Dia-
sismo, acercamiento al mayor número de lecto- léctica (1942-?). Con el lema «estudiar y luchar»
res», dispuesta para «estar a contribución de la fue publicada la primera por el Partido Comu-
vida y participar en las contiendas históricas de nista con estas expresas intenciones: «Todos los
nuestro tiempo», una actitud consecuente con problemas fundamentales, que afectan la vida de
el pensamiento de los miembros de su comité nuestro pueblo, serán analizados aquí a la luz
editor, formado por algunos de los más noto- del marxismo-leninismo, en forma accesible y
rios escritores de izquierda: Guillén, Marinello, popular.» Esa tarea fue continuada con la siguien-
Carlos Rafael Rodríguez, José Antonio Por- te, Fundamentos, de semejante tónica, y asimis-
tuondo, entre otros, acusados al salir el número mo encaminada a dar respuesta a las necesidades
3 de «pornografía y propaganda subversiva». educativas de las grandes masas nacionales. Dia-
Acogió textos de Fernando Ortiz, Ballagas, Roa, léctica, autorreconocida como «Revista conti-
Navarro Luna, Pedroso, Mirta Aguirre, Tallet, nental de teoría y estudios marxistas», fue
Carpentier, Ramos, Serpa, Pita Rodríguez y del concebida con mayor rigor —encaminada a
comité editor. Fue la primera de una serie de «exponer las más interesantes indagaciones cien-
publicaciones homólogas y «determinante —al tíficas realizadas a la luz del marxismo y [a] ser
decir de Ángel Augier, colaborador y miembro órgano de combate contra los adversarios de la
de la dirección— en la difícil tarea de orientar al cultura y el decoro de la humanidad»— y tenía
pueblo en aquellas dramáticas circunstancias», una función igualmente divulgadora, pero más
momentos de reorganización de la clase obrera bien dirigida a las capas intelectuales de Cuba y
tras la caída de Machado. Baraguá y Páginas de América Latina; de ahí el carácter polémico
—ésta en su segunda época— se inician y cesan que quiso imprimir a sus trabajos. Las tres estu-
en 1937 y 1938, hermanadas en criterios y pro- vieron siempre dirigidas por reconocidos mili-
puestas. La primera, dirigida por José Antonio tantes del Partido Comunista, entre ellos Blas
Portuondo y surgida «como órgano de opinión Roca y Carlos Rafael Rodríguez, los que conta-
enteramente libre, sin más limitaciones que las ron con la asidua colaboración de varios de los
de estar al servicio exclusivo de los intereses de más connotados intelectuales de esa militancia
las mayorías nacionales, en un momento de partidista. Como rasgo definidor de las tres
máxima confusión de ideas y valores que no es merece destacarse la obra que realizó Fundamen-
vivido por primera vez —ni acaso será la últi- tos en la orientación política de las masas, a la
ma— por el pueblo de Cuba», dio a conocer tra- cual consagró sus análisis de las verdaderas cau-
bajos de Roa, José Antonio Fernández de Cas- sas de la Segunda Guerra Mundial, de la política
tro, Pedroso, Tallet, Piñera, Baquero, Juan de «guerra fría» llevada a cabo por Estados Uni-
Ramón Jiménez y Ramón J. Sender, entre otros dos al finalizar la contienda en 1945 y de la si-
menos conocidos. Páginas, por su parte, con tuación cubana de entonces, interpretaciones que
Augier, Mirta Aguirre, Julio Le Riverend y otros se oponían a las versiones oficiales de esos he-
intelectuales de menor relieve, se planteó «con- chos, y que conformaron un panorama más rico
vertirse, modestamente, en unas cuantas pági- en la vida cultural de la nación.
nas de firme orientación, donde se recoja la tra- Creada «con ánimo polémico y creyendo en
dición histórica y cultural de Cuba, desde un la eficacia saludable de ciertas controversias» y
ángulo visual contemporáneo, sin falseamientos con «el afán de servir a la cultura en esta parte

Untitled-44 220 02/06/2010, 9:33


CONTEXTO POLÍTICO, SOCIAL Y ECONÓMICO 221

del mapa con un limpio espíritu solidario hacia aquellos años. Otra publicación de «los intelec-
los pueblos con los que estamos hermanados en tuales y artistas que tienen al marxismo como
el Caribe», Gaceta del Caribe desempeñó una ideología», fue Mensaje. Cuadernos marxistas
atendible y estimable labor en su fugaz existen- (1956-1958), de presentación rústica y con es-
cia de menos de un año, de marzo a diciembre casos medios, como la anterior, pero que llegó a
de 1944, meses en los que llegó a publicar diez constituir, si bien su relevancia tampoco fue
números. Editada por un grupo de prestigiosos grande, un testimonio de la beligerante presen-
intelectuales —Guillén, Portuondo, Augier, cia que en esos momentos tuvieron las ideas
Mirta Aguirre y, desde el número 2, Pita Rodrí- marxistas en Cuba. Dignas del recuerdo son ade-
guez—, animó la vida cultural del momento con más Orientación Social (1936-1942), Futuro So-
trabajos acerca de literatura, historia, música, cial (1937-?) y Liberación Social. Por la cultura
artes plásticas, teatro y libros, firmados por de los trabajadores (1943-?), órganos oficiales,
muchos de los más relevantes creadores cuba- respectivamente, de la Unión de Dependientes
nos. Se destaca, como las restantes revistas de del Ramo del Tabaco, del sindicato de emplea-
filiación marxista, por la perspectiva desde la que dos gastronómicos de La Habana, del sindicato
abordó los problemas de la cultura y por sus general de trabajadores de almacenes de La Ha-
aportes al conocimiento de la historia, la litera- bana y del sindicato de víveres y ferretería de
tura y el arte nacionales. El carácter beligerante Santiago de Cuba, las tres avaladas por presti-
de estas páginas no excluía la diversidad temáti- giosas firmas. Cuba y la URSS, por su parte, se
ca y la apertura hacia cuestiones y tópicos uni- desempeñó siempre (1945-1952) como órgano
versales, como se aclara al exponer los princi- del Instituto de Intercambio Cultural Cubano-
pios rectores de la publicación: «El narcisismo Soviético y con el claro afán de contrarrestar la
intelectual, pues [dicen los editores], no cabrá desinformación y las campañas anticomunistas
en Gaceta del Caribe. Pero cabrá, en cambio, del Estado y de la prensa reaccionaria, para lo
todo lo demás, porque el mensuario aspira a te- cual colaboraron autores cubanos y soviéticos,
ner una anchura en la que pueda entrar todo, sal- bajo la dirección de un consejo al que pertene-
vo lo que no debe entrar.» Esa amplitud de cri- cían Luis Gómez Wangüemert y Ángel Augier.
terios y la calidad de los textos que dio a conocer Entre 1937 y 1957 aparecen varias revistas de
fueron factores decisivos en la importancia de diferentes editores y calidades, todas valiosas por
su esfuerzo cultural. Dentro de esta línea de sus aportes a la cultura cubana, y caracterizadas,
pensamiento hay que nombrar también La Úl- en sus más generales lineamientos y propósitos,
tima Hora (1950-1953), con mayor énfasis en la por su desentendimiento de la problemática po-
divulgación de las luchas obreras y textos de gran lítica, social y económica y por la atención pri-
calidad, bajo la dirección, desde 1952, de Mirta mordial que prestaron a la literatura desde dis-
Aguirre, y Cuadernos de Arte y Ciencia (1954- tintas posiciones estéticas y filosóficas. Afines
1956?), destinados a ser «tan sólo un vehículo o discrepantes en lo que concierne al concepto
de la comunicación cultural», con esta aclaración: que sus animadores poseyeron del arte y de la
«No se trata de una empresa polémica, mucho obra literaria, tenían en común la creatividad de
menos de una empresa política. Sus páginas se- sus páginas y la búsqueda de un lenguaje esen-
rán expositivas. Se limitarán a reproducir una cialmente artístico, no intelectivo ni de sentido
selección […] de aquellos artículos, ensayos e didáctico o divulgativo. La poesía —género pre-
informaciones artísticas y científicas soviéticas, dominante en casi todas—, la narrativa y el en-
que puedan considerarse representativas de la sayo colmaban el espacio editorial junto a las
vida cultural de aquel país»,39 donde radica su ilustraciones de los más relevantes pintores cu-
importancia, pues se trataba de materiales que banos del momento. Escasos fueron los estudios
no tenían otra vía de acceso a la población y que académicos que dieron a conocer y las alusiones
se constituían por sí mismos en medios eficaces a la realidad social del país. La primera fue Verbum
de propaganda de las más avanzadas ideas de (1937), órgano de la Asociación de Estudiantes

Untitled-44 221 02/06/2010, 9:33


222 ETAPA 1923-1958

de Derecho de la Universidad de La Habana, con ma instancia, expresión del repudio de sus edi-
José Lezama Lima y Guy Pérez Cisneros entre tores a ese contexto y al mismo tiempo la ex-
sus editores, y el interés de «ir despertando la presión de una voluntad de rescate de los valo-
alegría de las posibilidades de esa expresión, ir res de la propia identidad desde la cultura, dos
con silencio y continuidad necesarias reuniendo actitudes que se complementan y se explican mu-
los sumandos afirmativos para esa articulación tuamente. Algunos especialistas han insistido en
que ya nos va siendo imprescindible, que ya es calificar a esta revista de apolítica y esteticista,
hora de ir rindiendo», como expresan en la «Ini- definiciones que en rigor no caracterizan el que-
cial». Poco después apareció Espuela de Plata hacer de sus páginas, uno de cuyos propósitos
(1939-1941), con un amplio grupo de anima- más altos era, en realidad, replantear el proble-
dores integrado por músicos, artistas plásticos ma de la identidad nacional desde otra perspec-
y escritores, entre estos últimos los dos antes tiva. En una de las «Señales» escribía Lezama:
mencionados y Virgilio Piñera, todos colabora- «un país frustrado en lo esencial político puede
dores de sus páginas. Entre 1942 y 1943 apare- alcanzar virtudes y expresiones por otros cotos
ció Poeta, totalmente dedicada a la poesía en sus de mayor realeza»,40 afirmación que descansa en
dos números, dirigida por Piñera y avalada igual- el reconocimiento de las adversas circunstancias
mente por significativas firmas cubanas y extran- históricas por las que atravesaba entonces la na-
jeras. Del propio año 1942 son Clavileño y Na- ción. No se toma el camino de la denuncia so-
die Parecía, activas hasta 1943 y 1944, ambas cial que asumieron las publicaciones marxistas
concebidas con similares objetivos, la segunda y los escritores de izquierda, sino el de la tradi-
subtitulada «Cuaderno de lo bello con Dios» y ción integradora que revele y rescate las esen-
dirigida por Lezama y Ángel Gaztelu, en tanto cias cubanas por un lado y conforme, por otro,
que la primera contaba en su cuerpo de editores un sentido unitario entre los términos vida y
con Cintio Vitier, Eliseo Diego, Gastón Baquero, cultura. En el homenaje que rinde Orígenes a
Emilio Ballagas y Fina García Marruz. Finalmen- Martí en su centenario (1953), puede apreciarse
te sale a la luz Fray Junípero. Cuadernos de la también, como en otras alusiones al suceder his-
vida espiritual (1943), de sólo dos ejemplares al tórico nacional (en los ejemplares de otoño de
cuidado de Ballagas, «revista de amor, más dedi- 1947, el número 21, de 1949, y el 35, de 1954),
cada a la vida contemplativa que a la activa», don- la preocupación de los editores y en especial de
de se recogen las preferencias de su editor. Lezama por el destino de la nación, recogida en
En sus cuarenta números de doce años de ex- estas líneas: «Sorprende en su primera secula-
periencia, Orígenes (1944-1956) fue una de las ridad [dice Lezama de Martí] la viviente fertili-
mejores revistas literarias cubanas. Dirigida por dad de su fuerza como impulsión histórica, ca-
Lezama Lima y, hasta el número 34, por José paz de saltar las insuficiencias toscas de lo
Rodríguez Feo, tuvo en Mariano Rodríguez, inmediato, para avizorarnos las cúpulas de los
Alfredo Lozano (quienes aparecen como nuevos actos nacientes».41 Junto a los editores,
coeditores con los dos anteriores), Eliseo Diego, colaboraron en sus páginas notables escritores
Fina García Marruz, Ángel Gaztelu, Julián extranjeros del momento y jóvenes creadores
Orbón, Cintio Vitier y Octavio Smith, eficaces cubanos, que por aquellos años comenzaban su
colaboradores. En sus páginas pudo este grupo obra.
—conocido como Grupo Orígenes— cohe- Con un carácter polémico y en cierto sentido
sionarse y dar cuerpo a un proyecto intelectual heterodoxo en tanto revista literaria, fundada,
que había comenzado a manifestarse, de manera dirigida y subvencionada por José Rodríguez Feo
un tanto incoherente aún, en Verbum. En cir- —quien se había separado de Orígenes (también
cunstancias adversas y para muchos desespe- subvencionada por él) a consecuencia de una dis-
ranzadas, regido el país por los intereses econó- crepancia con Lezama—, surgió Ciclón (1955-
micos norteamericanos a través de gobiernos 1957 y 1959), que tuvo siempre un estilo propio
deshonestos y corruptos, Orígenes era, en últi- y un tono igualmente suyo, desde estas afirma-

Untitled-44 222 02/06/2010, 9:33


CONTEXTO POLÍTICO, SOCIAL Y ECONÓMICO 223

ciones del primer ejemplar: «borramos a Oríge- creto, fueron interpretados en las aproximacio-
nes de un golpe. A Orígenes que como todo el nes a sus diversos problemas por autores espe-
mundo sabe tras diez años de eficaces servicios cializados que traían ideas y propuestas nuevas
a la cultura en Cuba, es actualmente sólo peso y lúcidas. Ganó de manera significativa la cultu-
muerto». También dio a conocer textos de ilus- ra nacional con la labor desarrollada por esta di-
tres y consagrados autores de España y de His- námica revista, moderna en sus planteamientos
panoamérica, así como de cubanos en los inicios y en su concepción.
de su carrera literaria. Entre sus más significati- Menos relevantes fueron otras editadas en La
vos valores está el de su apertura hacia zonas de Habana y en provincias durante el período, si
la sensibilidad, menos cultivadas en líneas gene- bien algunas desempeñaron apreciables funcio-
rales, por las restantes publicaciones del país, nes divulgativas y de animación cultural. Mere-
como Kafka y Sade; contribuyó además a crear cen citarse Porvenir (1936-?), órgano oficial de
un ambiente más cosmopolita y moderno den- los sindicatos de obreros licoreros, neveros y
tro de la cultura nacional. En el ejemplar único refresqueros de La Habana y sindicato de obre-
de 1959 se exponen las razones por las que ha- ros galleteros, de dulces y conservas de La Ha-
bía cesado en 1957: «porque en los momentos bana; Facetas de Actualidad Española (1937-
en que se acrecentaba la lucha contra la tiranía 1940?), defensora de la República en la guerra
de Batista y moría en las calles de La Habana y civil española y sustentada por importantes au-
en los montes de Oriente nuestra juventud más tores cubanos; Revista de Cuba (Santiago de
valerosa, nos pareció una falta de pudor ofrecer Cuba, 1938), «Mensuario de cultura cívica», crea-
a nuestros lectores “simple literatura”». do con específicos propósitos de trabajar «en pro
Es Nuestro Tiempo (1954-1959), órgano de la de la restauración de la nacionalidad que se nos
Sociedad Cultural homónima que desde 1951 escapa de las manos flácidas, ahítas de pedir li-
había iniciado su importantísima labor bajo la mosna» y de «la verdadera independencia eco-
orientación de la Comisión de Trabajo Intelec- nómica que nos falta»; Anuario Bibliográfico
tual del Partido Socialista Popular, la más beli- Cubano (1938-1959), «vehículo de conocimien-
gerante de las publicaciones culturales de Cuba to del libro cubano, dentro y fuera del país»;
en este período. Fue dirigida y administrada por Revista de los Estudiantes de Filosofía (1939), de
dos importantes músicos: Harold Gramatges y sólo dos números; Libros Cubanos. Boletín de
Juan Blanco. Se caracterizó por su rico sentido Bibliografía Cubana (1940-?), dispuesto a «re-
crítico, polémico y su constante preocupación gar a todos los rumbos el fruto del pensamiento
por el rescate de la cultura, no sólo contra la pe- y el sentimiento del hombre de Cuba […], ex-
netración norteamericana, sino además contra el tender el alcance del considerable aporte cuba-
mal gusto y el arte falso y vacío; contribuyó a la no a la cultural universal, particularmente entre
difusión de reconocidos y de nuevos valores, así los pueblos hermanos de las Américas»; el se-
como de relevantes acontecimientos culturales manario Tiempo (1941-?), surgido del periódi-
de otros países. Mantuvo al día a sus lectores al co Tiempo Nuevo (1940-1941); Revista de La
comentar libros de autores cubanos del momen- Habana (1942-1947), consagrada a estudiar «con
to. A partir de mayo de 1955 publicó poemas y calma y serenidad, así como con tiempo sufi-
cuentos junto a textos de análisis y valoración, ciente, cuantos problemas internos o externos
los que realmente dieron la tónica de la revista, debamos considerar en la presente hora»; Biblos.
representativa del pensamiento reflexivo y de la Una publicación al servicio del libro (1942-?), es-
prosa crítica. Enfrentó las desacertadas medidas pecialmente cubano, intento de rescate que mue-
del gobierno de Batista contra la vida cultural y ve asimismo a Feria del Libro (1943), interesada
denunció sus pretensiones propagandísticas en además en la «superación de la producción edi-
ese sentido. El cine, el teatro, la pintura, la lite- torial cubana»; Archipiélago. Una voz de Tierra
ratura, vistos en tanto expresiones del ser social Adentro para el Continente (Caibarién, Las Villas,
y en sus vínculos con el suceder histórico con- 1943-?), dedicada con preferencia a la poesía;

Untitled-44 223 02/06/2010, 9:33


224 ETAPA 1923-1958

Nuevas Letras (1944-?), de la Editorial y Libre- narse aquellas que venían saliendo desde antes
ría Páginas; Cooperación (Guanabacoa, Habana, de 1936, como el Boletín del Archivo Nacional,
1945-?), primero «Periódico de interés general» la Revista Bimestre Cubana, siempre bajo la di-
y más tarde «Mensuario y vocero de la cultura» rección de Fernando Ortiz, los Anales de la Aca-
y «Periódico mensual de información y literatu- demia Nacional de Artes y Letras y los Anales de
ra», con un suplemento que comenzó a salir en la Academia de la Historia, todas las cuales cu-
mayo de 1947, Señal, ambas representantes de bren prácticamente el período hasta 1958. Uni-
posiciones de izquierda y volcadas en lo funda- versidad de La Habana, de continuada trayecto-
mental hacia la literatura de ficción; Inventario ria desde su fundación en 1934 —con la
(1948-?), dedicada a «luchar a puño limpio por excepción de los años finales de la dictadura de
las mejores cosas en el arte y la literatura», con Batista, impedida de salir por el cierre de la
el subtítulo de «Revista polémica del arte» (des- Universidad—, fue vehículo de diversas disci-
de el número 25); Cuadernos de la Universidad plinas humanísticas y científicas con un alto ni-
del Aire, en su segunda etapa de 1949 a 1952, vel intelectual. El Periodismo en Cuba. Libro
donde se recogían conferencias radiadas que Conmemorativo del Día del Periodista (1938-
abordaban diversos problemas y cuestiones re- 1957), anuario del Retiro de Periodistas, publi-
lacionadas con la cultura cubana y universal, loa- caba una síntesis del quehacer del género duran-
ble empeño que dejó sustanciales aportes a la te el año precedente. En 1935 comenzó a salir
vida cultural del período; Viernes. La Revista po- una importantísima revista editada por la Direc-
pular del Sábado (1950-?), de filiación progre- ción de Cultura de la Secretaría de Educación:
sista según sus propias declaraciones; Estudios Revista Cubana, en funciones hasta 1957, bajo
(1950-?), representante de tendencias anar- la tutela directiva de José María Chacón y Cal-
quistas; Laberinto (1951), de un grupo de jóve- vo, quien ocupaba también, al iniciarse la publi-
nes; Noticias de Arte (1952-?), con la finalidad cación, la máxima responsabilidad en la depen-
de ser «el eco de nuestro medio artístico»; Por- dencia que la auspiciaba; sus propósitos fueron
tada (Banes, Oriente, 1953-?), «Semanario in- expuestos en estos términos: «Aspiramos sola-
dependiente de información y cultura»; Memo- mente a recoger […] la tradición de cubanidad,
ria de Alfonso Hernández Catá (1953-?), que no cierra sino abre múltiples perspectivas
consagrada a la difusión de su vida y obra; Re- sobre la universal cultura», inquietudes que man-
vista Bibliográfica-Librería Martí (1954-1960?), tuvo siempre, incluso en su etapa final, enton-
cuya finalidad era, como en sus homólogas, di- ces bajo la jurisdicción del Instituto Nacional
fundir el libro de Cuba y de Hispanoamérica; de Cultura del Ministerio de Educación. En 1936
Signo (Cienfuegos, las Villas, 1954-1956), «Re- —y hasta fecha indeterminada— apareció Alma
vista de arte»; Presencia (1957-1959?), un esfuer- Latina, difusora de la Sociedad Italo-Cubana de
zo que se llevó adelante para «destacar nuestros Cultura.
valores […] sin reparar en tendencias». Si bien El Lyceum, institución femenina fundada en
se trata, como ya fue dicho, de revistas meno- 1928 con fines culturales y sociales, inició ese
res, puede apreciarse en ellas un estimable tra- propio año 1936 la publicación de Lyceum, en
bajo de animación y difusión cultural, sobre todo su segunda etapa (1946-1961), también muy ac-
para las provincias, más aisladas y con menos re- tiva en el afán de «reflejar en sus páginas la obra
cursos, pues a través de esas páginas se dieron a que realiza la mujer en los diversos sectores de
conocer autores locales y se creó un baluarte en la vida y la cultura». De la Institución Hispa-
defensa del saber. nocubana de Cultura fue Ultra. Cultura Con-
Numerosas fueron asimismo las revistas pu- temporánea (1936-1947), bajo el cuidado rector
blicadas por centros e instituciones culturales en de Fernando Ortiz, con una múltiple gama de
activo durante el período, algunas de extraordi- intereses, un rasgo de las mejores publicaciones
naria valía por el rigor de sus textos y sus apor- del período. Otro esfuerzo relevante fue Estu-
tes al conocimiento. Ante todo han de mencio- dios Afrocubanos (1937-1940 y 1945-1946), de

Untitled-44 224 02/06/2010, 9:33


CONTEXTO POLÍTICO, SOCIAL Y ECONÓMICO 225

la Sociedad de Estudios Afrocubanos, dirigida dentro de las que publicaban las instituciones,
en su primera etapa por Roig de Leuchsenring y sobre todo si se tiene en cuenta la limitación de
en la segunda por Ortiz, animada en todo mo- su labor por los intereses concretos que les die-
mento por divulgar los aportes de las culturas ron origen. Lo mismo puede decirse, saltando
negra y española como «elementos integrantes en el orden cronológico, del Boletín de la Aso-
de la nación cubana», interés que amplió su ra- ciación Cubana de Bibliotecarios (1949-1959?);
dio de acción a otros países de Hispanoamérica Vida Universitaria (1950-1957), «Órgano de la
y con el que se reivindicaba la verdadera natura- Comisión de Extensión Universitaria de la Uni-
leza espiritual y étnica de las naciones más allá versidad de La Habana»; el Boletín de la Comi-
de intereses de todo tipo y contra los intentos sión Nacional Cubana de la UNESCO (1952-
desvirtuadores de esas esencias. Importante fue 1958); el órgano oficial de la Asociación
también, por su sostenida dedicación al estudio Nacional de Profesionales de Biblioteca, Cuba
de la vida y la obra de José Martí, en textos fir- Bibliotecológica (1953-1955), más tarde (1956-
mados por renombradas figuras cubanas y ex- 1960?) vocero del Colegio Nacional de Biblio-
tranjeras, Archivo José Martí (1940-1952), des- tecarios Universitarios; el boletín denominado
de el segundo número al cuidado de Félix Lizaso Isla (1955-1959?), de la Organización Nacional
y supeditada a la Dirección de Cultura del Mi- de Bibliotecas Ambulantes y Populares
nisterio de Educación. De menos trascendencia (ONBAP); Noverim (1955-?), de la Universidad
pueden recordarse Revista de Arqueología (1938- Católica de Villanueva. De calidad superior fue-
1942; 1946-1952; 1957; 1960-1961), de la Co- ron Mensuario de Arte, Literatura, Historia y
misión Nacional de esa disciplina y posterior- Crítica (1949-1951), de la tantas veces mencio-
mente de la Junta Nacional de Arqueología y nada Dirección de Cultura, dirigida por Raúl Roa
Etnología; América (1939-1958), de la Asocia- con el propósito de «traducir las palpitaciones
ción de Escritores y Artistas Americanos; El de la vida literaria y artística de Cuba y del ex-
Federado Escolar (1943-?), «Boletín Mensual de tranjero»; la Revista de la Biblioteca Nacional en
la Federación Nacional del Retiro Escolar»; Bo- su segunda época (1949-1958), que satisfizo las
letín Oficial de la Asociación de Antiguos Alum- exigencias de un trabajo de indagación en torno
nos del Seminario Martiano (1947-?), denomi- a «aspectos ignorados de nuestra cultura»; el
nado Patria desde el 15 de febrero de 1947; Boletín de la Academia Cubana de la Lengua
Premio Varona (1945-?), anuario del Ministerio (1952-1961), que pretendió entroncarse con la
de Defensa Nacional; Revista Cubana de Filoso- tradición nacional del siglo XIX; Alma Mater en
fía (1946-1958?), perteneciente a la Dirección su segunda época (1952-1958), «Órgano oficial
Nacional de Cultura del Ministerio de Educa- de la FEU» (Federación de Estudiantes Univer-
ción, caracterizada por su tono académico y su sitarios) en momentos de legalidad y de clandes-
perspectiva de análisis, sustentada en las corrien- tinaje; Carta Semanal, con dos etapas (1950-1951
tes idealistas contemporáneas; Informaciones y 1953 hasta la conclusión del período), durante
Culturales (1947-?), boletín del Negociado de las cuales estuvo clausurado por el gobierno el
Relaciones Culturales, Bibliotecas, Museos, Ar- periódico Noticias de Hoy, del Partido Socialista
chivos y Monumentos de la propia Dirección de Popular. Se destacó en ese contexto la Revista
Cultura; Germinal (1947-?), auspiciada por el del Instituto Nacional de Cultura (1955-1956)
Círculo de Amigos de la Cultura y, desde el nú- por su atractivo formato y las firmas de sus co-
mero 66, órgano oficial de la Sociedad de Gra- laboradores, si bien no puede considerársele una
badores de Cuba, con valiosa información so- publicación de gran categoría intelectual por la
bre la vida cultural cubana de entonces; El brevedad de los textos que dio a conocer, en los
Periodista (1948; 1950-?), del Colegio Provin- que no se podía entrar en análisis profundos.
cial de Periodistas de La Habana. Las diferen- Valioso fue asimismo el aporte de los dia-
cias de calidad en ese conjunto no impiden con- rios y revistas no especializadas. De entre la
siderarlas a todas de una importancia sólo relativa gran cantidad de los primeros se destacan por

Untitled-44 225 02/06/2010, 9:33


226 ETAPA 1923-1958

su continuada trayectoria desde años anteriores teles y Bohemia. Estas dos últimas, las más sig-
Diario de la Marina, con importantes secciones nificativas y antiguas, se hicieron relevantes por
dedicadas a la difusión de temas musicales, plás- su contribución al desarrollo del cuento median-
ticos, literarios, tratados por autorizadas firmas; te la publicación de autores nacionales y extran-
El Mundo, igualmente atento a libros y otros tó- jeros, así como por la difusión de notables ar-
picos de la vida cultural del país en esos años; tículos de corte ensayístico de renombrados
Información (1931-?), también con secciones autores del período, como Alejo Carpentier y
fijas para el saber humanístico, y Noticias de Hoy, Jorge Mañach. Virtud nada desdeñable es la de
fundado en 1938 como órgano del Partido Unión sus artículos de contenido político, en especial
Revolucionaria Comunista y clausurado en 1953, los de Bohemia, en muchos casos de extraordi-
después del asalto al cuartel Moncada, en ese naria combatividad. La labor de los diarios y re-
momento publicado como vocero del Partido vistas no especializadas ha de valorarse, pues,
Socialista Popular (denominación, como la pri- tanto en su condición estrictamente intelectual
mera, del Partido de los comunistas cubanos), cuanto en su carácter político-ideológico, cam-
en cuyas páginas se trataron diferentes cuestio- pos en los que se dieron a conocer textos verda-
nes culturales y políticas con una óptica distinta deramente paradigmáticos en el periodismo cu-
de la imperante en la mayoría de la prensa de bano y latinoamericano. [E. S. y R. H. O.]
entonces, una labor que lo distingue de manera
especial. A ellos se suman El Crisol (1934-?)
Prensa Libre (1941-?), Alerta (1935-1959), Lí- 2.1.8 Instituciones culturales (1936-1958)
nea, de salida irregular entre 1931 y 1937, órga-
no del Ala Izquierda Estudiantil, organización Como en momentos anteriores, durante este
de izquierda. Otros diarios como Mañana, período las instituciones rindieron una aprecia-
Excelsior y los provinciales se ocuparon de la ble labor en la difusión cultural mediante las
difusión de los valores espirituales. Durante la múltiples iniciativas y actividades que respalda-
tiranía aparecieron, sumidos en la clandestini- ron y llevaron adelante, en un proceso de cada
dad, Son los Mismos (mayo-julio 1952), El Acu- vez mayor complejización y diversificación de
sador (junio-agosto 1952), El Aldabonazo (1956) su quehacer hacia las más variadas manifestacio-
—editados por combatientes del Movimiento 26 nes del arte y la cultura, algunas de las cuales
de Julio, entre ellos su máximo dirigente, Fidel reafirmaron su ya ganado sitial en el acontecer
Castro, al frente del segundo—; Sierra Maestra nacional, mientras otras dieron pasos firmes ha-
(en cada una de las provincias de entonces); Van- cia el logro de realizaciones mayores o comen-
guardia Obrera (de carácter orientador para la zaron una trayectoria que en la época posterior
clase a la que estaba dirigido, editado en Orien- alcanzaría frutos más plenos. Entre las institu-
te); El Cubano Libre (en la Sierra Maestra, ciones de más antigua creación que durante todo
Oriente, creado por orientación de Ernesto Che este período se mantuvieron activas, merecen
Guevara, su colaborador con el seudónimo Fran- recordarse la Asociación Económica de Amigos
co Tirador), Occidente (en Pinar del Río), Re- del País, que en 1945 dejó inaugurada la que se-
volución (1957-1959), ambos también del Mo- ría su sede definitiva y cuyos aportes fundamen-
vimiento 26 de Julio, El Campesino (del Comité tales en estos años se centraron en el fomento
Nacional del Partido Socialista Popular), Bole- de la educación mediante el sostenimiento de al-
tín Oficial del Ejército Rebelde (en las montañas gunas escuelas, en conferencias acerca de la his-
orientales), Surco (vocero del Segundo Frente toria del quehacer intelectual cubano preceden-
«Frank País», dirigido por Raúl Castro), El te, en los servicios de su biblioteca pública (a la
Morrillo, Patria, Milicianos (los tres al servicio que se le incorporó desde 1951 un departamen-
de la lucha armada) y 13 de Marzo, vocero del to para jóvenes) y en la ininterrumpida publica-
Directorio Revolucionario. Entre las revistas no ción de la prestigiosa Revista Bimestre Cubana;
especializadas se destacan Ellas, Vanidades, Car- las bibliotecas Gener y del Monte y Elvira Cape,

Untitled-44 226 02/06/2010, 9:33


CONTEXTO POLÍTICO, SOCIAL Y ECONÓMICO 227

de Matanzas y Santiago de Cuba, respectivamen- dores», un gran esfuerzo que dejó apreciable
te; el Archivo Nacional, casi hasta fines del pe- huella en la vida cultural del país mediante be-
ríodo bajo la conducción de Joaquín Llaverías, cas, conferencias, conciertos, exhibiciones cine-
desde 1944 en un edificio expresamente cons- matográficas, cursos, exposiciones, el recibi-
truido para sus fines y con publicaciones de in- miento de intelectuales españoles que salieron
terés a partir de sus fondos; la Biblioteca Nacio- hacia América a causa de la Guerra Civil inicia-
nal, que desde 1949 recomenzó la publicación da en 1936 y la publicación de Ultra (1936-1947),
de su revista y en 1958 pudo instalarse también donde se daban a conocer traducciones de libros
en una nueva edificación ajustada a las caracte- y artículos; el Lyceum (c. 1928-1960), agrupa-
rísticas de sus importantes funciones de preser- ción de mujeres —denominada Lyceum y Lawn
vación del patrimonio literario nacional y de ser- Tennis Club desde su fusión con Tennis de Se-
vicio público; la Academia Nacional de Artes y ñoritas—, que realizó numerosas actividades,
Letras y la Academia de la Historia de Cuba, que como exposiciones, lecturas comentadas, con-
en sus respectivos Anales dieron a conocer do- ferencias, cursos sobre literatura, música, canto
cumentos históricos y textos de sus miembros. e idiomas, convocó concursos literarios y artís-
También surgidas en el lapso anterior y con ticos, puso en funcionamiento una importante
actividad durante todo o gran parte de éste, pero biblioteca pública (a partir de 1942) que tuvo en
con fecha de creación más cercana y por lo tan- fondo la colección Max Henríquez Ureña y pu-
to con mayores contribuciones en él, merecen blicó la revista Lyceum (1936-1961), de rigor y
destaque la Biblioteca Municipal de La Habana calidad, todo ello con la participación de rele-
—desde 1933 bajo la dirección del reconocido vantes figuras de la intelectualidad femenina
bibliógrafo Fermín Peraza—, que auspició y ase- como Camila Henríquez Ureña, Vicentina An-
soró la apertura de dos dependencias en barria- tuña y Mirta Aguirre; la Sociedad Colombista
das de la ciudad, brindó conferencias y exposi- Panamericana, fundada en 1933 como organiza-
ciones de libros y editó diversas colecciones, ción continental con el fin de «afirmar los valo-
entre ellas la dedicada a índices de revistas cuba- res materiales y espirituales de América», lo que
nas; la Academia Cubana de la Lengua, recono- intentó llevar a cabo a través de varias institu-
cida por la Española desde 1926 y oficialmente ciones y ediciones de memorias, informes y tra-
por el gobierno cubano en 1951, consagrada a la bajos sobre temas culturales, sociales y econó-
preservación, estudio y difusión del idioma cas- micos americanos, ingente labor en la que
tellano, así como a la información a la de España participaron, en calidad de miembros cubanos
de las variantes que en el habla y en la escritura de la institución, José Luciano Franco y Joaquín
iba adquiriendo en Cuba, labor que realizó en Llaverías, entre otros; la Asociación de Escrito-
buena medida a través de las páginas de su Bole- res y Artistas Americanos (1934-c.1960), en sus
tín (en circulación desde 1952), nutrido con los comienzos adscrita al Instituto de Previsión y
discursos de ingreso o de sesiones habituales de Reformas Sociales y desde 1936 organismo au-
la entidad, presidida por José María Chacón y tónomo internacional con subvención del Esta-
Calvo a partir de 1951; la Institución Hispano- do, la cual organizó conferencias, congresos y
cubana de Cultura (1926-1948), con Fernando asambleas y realizó otras labores de difusión,
Ortiz como presidente perpetuo, diversas sec- entre ellas la publicación de América (1939-
ciones filiales en ciudades del interior del país y 1958), siempre dirigida por Pastor del Río y de
los propósitos de «constituir una institución que tan escaso relieve como la institución de la que
se sienta libre de políticas, sectarismos, escuelas surgió, no representativa en realidad de los es-
y propagandas unilaterales; que esté sólo al ser- critores y artistas americanos, sino al servicio de
vicio de la ciencia y del arte, en sus puras mani- los gobiernos y sus medios oficiales de difusión;
festaciones; que rechace por igual las presiones la Asociación Amigos de la Cultura Cubana de
tendenciosas contra la independencia de la ver- Matanzas, fundada en 1935 y a cuyas gestiones
dadera cultura, y las intrusiones de los simula- se debió la creación de dos bibliotecas públicas

Untitled-44 227 02/06/2010, 9:33


228 ETAPA 1923-1958

y un premio para los bachilleres del Instituto de ritmos y sonoridades del folklore nacional, ma-
Segunda Enseñanza de la ciudad, así como la nifestación marginada por su índole popular y
programación de conciertos, funciones de tea- entonces abierta como importante expresión del
tro y ballet, conferencias y actividades martianas. espíritu cubano, a cuya comprensión estaba di-
Entre las instituciones que continuaron su rigido este esfuerzo divulgador en el que cola-
quehacer en este período, la de labor más soste- boraron los musicólogos Argeliers León y José
nida, diversificada y proyectada hacia la socie- Ardévol, continuadores de una labor iniciada por
dad en su conjunto fue, sin dudas, la Universi- Ortiz.
dad de La Habana, de tan decisiva participación Igualmente fructífero fue el quehacer de la
en la vida política e intelectual del país durante Universidad en lo concerniente a las artes plás-
el período anterior, pero que en éste dio un sus- ticas, en especial gracias a las numerosas exposi-
tantivo aporte al creciente auge de las discipli- ciones colectivas e individuales acogidas a partir
nas humanísticas y la creación artístico-litera- de 1940, año en que se presentaron tres de gran
ria, tanto a través de entidades institucionales envergadura: «Escuelas europeas», «El arte en
propias como mediante organizaciones estudian- Cuba, su evolución en la obra de algunos artis-
tiles o de otro carácter nacidas de su seno. En el tas» y «300 años de arte en Cuba», de extraordi-
terreno musical, las más apreciables contribu- naria significación esta última por su carácter
ciones estuvieron a cargo de la Sociedad Musi- panorámico, que subrayaba la trascendencia de
cal Universitaria, creada en 1934 con el interés los que entonces renovaban la sensibilidad en la
de contribuir al mantenimiento y rescate de los pintura nacional, así como por la variedad gené-
valores propios y, en general, universales de esa rica de lo exhibido. Otras muestras importantes
manifestación artística; de la Coral Universita- de la década del 40 fueron las individuales de
ria (surgida en 1942 y oficializada en 1945), que René Portocarrero (1944), Carlos Enríquez y
se destacó por la seriedad y el sentido profesio- Fidelio Ponce (ambas en 1947), y la colectiva
nal de sus programas (actos de fin de curso, re- (1949), de un representativo grupo de artistas
citales) y que hasta 1947 fue conducida por María cubanos (Abela, Enríquez, Víctor Manuel,
Muñoz de Quevedo; del Comité Universitario Arche, Cabrera Moreno, Gattorno, entre otros)
Musical, en funciones desde 1945 bajo los aus- en el Salón de los Mártires de la FEU. En la dé-
picios de la FEU y con la misión concreta de es- cada siguiente, son recordables las de Víctor
timular los conocimientos y la sensibilidad de Manuel (1950), Julio Girona (1954), Wifredo
los alumnos a través de conciertos y recitales y Lam y Raúl Milián (las dos en 1955) así como
mediante la orientación de aquéllos con especial las colectivas de 1955 —una con manifestacio-
interés y vocación por esta forma del arte; de la nes de arte concreto y ejemplos de Martínez
Banda Universitaria, surgida en 1950 para pre- Pedro y Sandú Darié, y la otra, «Plástica cuba-
sentarse en actos de carácter académico y en na», con relevantes figuras y visitas dirigidas por
eventos deportivos, agrupación de damas encar- Rosario Novoa y Graziella Pogolotti— y 1956,
gada de la divulgación de los grandes maestros «Pintura contemporánea», todas beneficiosas
universales y de valiosos creadores del país. Se para la formación estética del público, principal-
ofrecieron, asimismo, ciclos de conciertos con mente el alumnado, y para los creadores, que
comentarios críticos (de especial recordación encontraban en la Universidad un espacio que
fueron las semanas sinfónicas universitarias de no hallaban en las instituciones oficiales, vincu-
1952 y 1954, con conciertos, conferencias y pro- ladas a dependencias gubernamentales. Tan sig-
yecciones cinematográficas), presentación de nificativa labor de promoción y divulgación abar-
directores, intérpretes y agrupaciones de gran có también el arte popular —del que se montó
renombre. A partir de la creación de la Escuela una muestra (1941) en el Salón de la Asociación
de Verano en el curso 1940-1941, la música tuvo de Alumnos del edificio «Felipe Poey»—, la es-
un espacio altamente representativo en el recin- cultura y la arquitectura —representadas con-
to docente con la entrada en su mundo de los juntamente con la pintura en la Facultad de Ar-

Untitled-44 228 02/06/2010, 9:33


CONTEXTO POLÍTICO, SOCIAL Y ECONÓMICO 229

quitectura (1952)—, así como la fotografía, con máticas, junto al cual quedó constituido en 1941
varias exposiciones durante todo el período. Muy y oficializado en 1943—, que se convirtió en una
apreciable resultó asimismo el papel desempe- experiencia que pudo ser tenida en gran estima
ñado por el museo anexo a la Cátedra de Histo- y que Mirta Aguirre definiera en estos términos
ria del Arte y Filosofía de la Historia del Arte, en el tercer aniversario de su fundación: «El Tea-
activo desde finales de la década de 1930, con tro Universitario no es ni quiso ser teatro puro.
una sala de Arte Colonial Cubano, un gran auxi- Aspira a ser —y va en camino de serlo— teatro
liar para la docencia con magníficas reproduc- grande y riguroso tránsito de un espíritu no par-
ciones de pintura universal, mosaicos y vidrie- tidista pero sí anchamente humano y social.»42
ras, esculturas cubanas originales. A todo ello Durante varios años (hasta 1956) estas dos ins-
se suman las piezas aborígenes adquiridas para tituciones —que se estudian con detenimiento
el Museo Antropológico «Montané» y las nu- en otra parte de este volumen— montaron nu-
merosas conferencias sobre cuestiones relacio- merosas obras clásicas, una experiencia que re-
nadas con las artes plásticas. basó los límites académicos universitarios y que
En otra esfera del arte que en este período tuvo una doble repercusión: en el público asis-
inició su despegue en el país, el ballet, la Uni- tente —en contacto con obras que no se halla-
versidad realizó también una valiosa obra des- ban en otros repertorios— y en los profesores y
de que en 1948 la FEU exhortó al estado y a la alumnos de artes dramáticas, cuyos programas
población para que brindaran apoyo a la pri- de estudio en el Seminario se incrementaron con
mera agrupación profesional cubana que ese asignaturas y métodos que hacían más profesio-
propio año acababa de constituirse y realizaba nal y riguroso el trabajo. Pero la vida teatral en
una gira por el continente, con la ya famosa la Universidad no se puso de manifiesto sólo en
Alicia Alonso, su promotora, al frente. Gran- lo que ha quedado dicho: se integraron grupos
des funciones populares en el Stadium Univer- de aficionados que también llevaron piezas a es-
sitario, auspiciadas por la Dirección de Cultu- cena, representadas por alumnos, y se ofrecie-
ra de la FEU con el fin de recaudar fondos y ron funciones del Teatro de Marionetas, auspi-
difundir el quehacer de esta incipiente mani- ciadas por la Comisión de Arte y Cultura de la
festación artística, alcanzaron una inusitada FEU. En lo que concierne al cine, el inicio de
masividad. Por gestiones de la propia FEU a tra- una labor sostenida puede ubicarse en 1942, año
vés de artículos en la prensa y puestas teatrales en que José Manuel Valdés Rodríguez comenzó
cuyos fondos se destinarían al Ballet, se logró a impartir regularmente el curso «El cine: indus-
en 1950 que le fuera otorgada una discreta sub- tria y arte de nuestro tiempo» en la Escuela de
vención estatal a la compañía, a la que la Uni- Verano. En 1943 se creó la Filmoteca Universi-
versidad abrió en otras numerosas ocasiones sus taria como centro de preservación que entonces
puertas: en 1954, como una de las actividades no tenía similar en Cuba, y en 1948 se fundó la
del I Festival de Arte de la FEU, promovido Cinemateca Universitaria y empezó a utilizarse
como antítesis de la II Bienal Hispanoamerica- el anfiteatro «Enrique José Varona» para la pro-
na auspiciada por el gobierno de Batista; en yección de películas. Tiempo después quedó
1955, en el II Festival de Arte; en 1956, en una constituido, como una dependencia de la Co-
función de desagravio en el Stadium Universi- misión de Extensión Universitaria, el Departa-
tario porque el gobierno le había suprimido el mento de Cinematografía, que intentó el cum-
subsidio al ballet ante la negativa de su directo- plimiento de sus propósitos impartiendo
ra a institucionalizarlo. conocimientos teóricos, conferencias, exhibicio-
Considerables esfuerzos desplegó también la nes de obras de la cinematografía artística mun-
Universidad de La Habana en lo que respecta al dial y la adquisición de filmes. Más adelante este
teatro y al cine. En cuanto al primero, en 1940 Departamento tuvo una sección de «Cines de
se organizó Teatro Universitario —consustan- arte» que logró preservar y conservar más de
cialmente ligado con el Seminario de Artes Dra- ciento cincuenta películas en 16 y 35 mm,

Untitled-44 229 02/06/2010, 9:33


230 ETAPA 1923-1958

cubanas y extranjeras, de ficción, documentales no siempre rindió los frutos esperados, lastrado
de arte y de ciencia, noticiarios, desde 1910, en como estaba por la estrechez de los presupues-
algunos casos exponentes únicos de los oríge- tos, algunas concepciones elitistas sobre la cul-
nes del cine en el país. tura y el arte, la sujeción de sus directrices a los
Muy significativa fue la tarea llevada adelante vaivenes de la política y sus funestas consecuen-
por la Comisión de Extensión Universitaria, cias en todos los órdenes de la vida nacional. A
creada en 1950 e integrada por el rector como través de sus dos secciones (Cultura General y
presidente, el Director del Departamento de Bellas Artes), de los grupos de trabajo ascriptos
Información, Publicaciones e Intercambio Cul- (la Junta Nacional de Arqueología, en funcio-
tural, el Secretario General de la Universidad y nes desde 1935; el Instituto de Altos Estudios,
trece profesores designados por las facultades. de corta vida, por falta de recursos, entre 1938 y
La Comisión, que contaba con diferentes sub- 1939; el Instituto de Artes Plásticas, desde 1939),
comisiones que atendían, entre otros, los fren- del Seminario de Investigaciones Históricas, el
tes de publicaciones —Universidad de La Ha- Estudio Libre para Pintores y Escultores y las
bana y Vida Universitaria—, investigaciones Misiones Culturales —iniciativas estudiadas en
científicas, seminarios y conferencias, teatro, otra parte del volumen y más adelante, respecti-
música, cine y artes plásticas, ofreció inestima- vamente, al considerárseles de modo indepen-
bles aportes al desarrollo de la cultura cubana, diente por la trascendencia que alcanzaron en su
no sólo por su interés en la difusión del saber, momento—, concursos (el más importante de
sino además por lo que esa labor entrañaba en ellos aquel que desde 1937 otorgaba anualmen-
un sentido ideológico, de preservación de los te el Premio Nacional de Literatura), publica-
verdaderos y auténticos legados espirituales de ciones (como Revista Cubana, Revista de Ar-
la humanidad, relativamente relegados por la alta queología, Revista Cubana de Filosofía y la serie
burguesía nacional, atenta al modelo cultural Cuadernos de Cultura dedicada a autores del
norteamericano en su cada vez mayor dependen- país, amén de otros libros cubanos en varias co-
cia económica y política de los adelantos tecno- lecciones y obras que se constituyeron en hitos
lógicos de Estados Unidos. No debe olvidarse, de la historia literaria nacional, como Cincuenta
en este sucinto recuento, la creación del Semi- años de poesía cubana (1902-1952) (1952) y
nario Martiano en 1941, la Asociación de Anti- Antología del cuento en Cuba (1902-1952)
guos Alumnos del mismo en 1944, la Cátedra (1953), realizaciones de Cintio Vitier y Salva-
Martiana en 1950 y la Fragua Martiana en 1952, dor Bueno, respectivamente), programas radia-
con finalidades propias y al mismo tiempo se- les, ferias del libro (desde 1937 en la capital y
mejantes, entre ellas la difusión de la vida y obra más tarde también en ciudades del interior) al
del más notable cubano mediante conferencias, aire libre, en las que se promovía el conocimien-
publicaciones, programas radiales, grupos mar- to de obras y autores mediante la venta y diver-
tianos de adultos y de escolares, movimiento que sas actividades divulgativas acompañadas de
puede estimarse antecedente de la enorme difu- conciertos de música, conferencias, recitales,
sión que ha tenido el importante legado espiri- puestas en escena teatrales, etcétera, la obra
tual martiano con posterioridad a 1959. total de la Dirección de Cultura tuvo un alcan-
De menores alcances en su proyección social ce y una envergadura sin paralelo en ninguna
—salvo en el lapso en que estuvo a su frente Raúl de las restantes instituciones que en este pe-
Roa—, pero también con una sólida y continua- ríodo (1936-1958) contribuyeron a conformar
da actividad durante todo el período, la Direc- la vida nacional.
ción de Cultura (1934-1961) de la Secretaría de Las Misiones Culturales, sin dudas la gestión
Educación —desde 1940 Ministerio de Educa- que más recursos humanos y económicos requi-
ción— es índice revelador de los afanes estata- rió de cuantas llevó adelante en toda su existen-
les por el desarrollo de la cultura en el país, a cia la Dirección de Cultura, debieron su exis-
través de un proceso de institucionalización que tencia y trascendencia a la iniciativa de Raúl Roa

Untitled-44 230 02/06/2010, 9:33


CONTEXTO POLÍTICO, SOCIAL Y ECONÓMICO 231

mientras estuvo al frente de esta entidad en el de 1952— dio los mayores frutos, no obstante
lapso 1948-1952. Fueron, además, las activida- la extensa obra que llevó adelante en los años
des de la misma con mayor radio de acción por anteriores, con Chacón y Calvo al frente.
su carácter itinerante y la cuantía del público al Junto a las hasta ahora citadas, realizaron tam-
que llegaban, siempre de manera directa en su bién contribuciones de peso al proceso cultural
condición de espectadores y oyentes. Su valio- del período otras numerosas instituciones sur-
sísima labor comenzó en 1950 con un recorrido gidas a partir de 1936. A mediados de este año
que comprendió las seis provincias en que en- se creó la Sociedad de Estudios Afrocubanos
tonces se dividía el país, con actividades en cer- —que puede estimarse continuadora de la So-
ca de cuarenta poblaciones, entre ellas incluso ciedad del Folklore Cubano, disuelta en 1931,
algunos bateyes de centrales azucareros, y una ambas encabezadas por Ortiz—, entre cuyos fi-
afluencia total de más de ciento cincuenta mil nes se encontraban los siguientes, expuestos en
asistentes, según las estadísticas conocidas. Con sus estatutos: «estudiar con criterio objetivo los
esquemas similares en los itinerarios se fueron fenómenos (demográficos, económicos, jurídi-
realizando las sucesivas misiones, considerable- cos, religiosos, literarios, artísticos, lingüísticos
mente más ricas que la inicial, como puede apre- y sociales en general) producidos en Cuba por
ciarse en la segunda, desarrollada entre el 20 de la convivencia de razas distintas, particularmen-
octubre de 1950 y el 11 de mayo de 1951, con la te de la llamada negra de origen africano y la lla-
asistencia de alrededor de cien mil personas y mada blanca o caucásica, con el fin de lograr la
actividades como las siguientes: exposiciones de inteligencia de los hechos reales, sus causas y
pintura universal (incluida Cuba), de geografía consecuencias, y la mayor compenetración
(con fotos ampliadas de paisajes cubanos) y de igualitaria de los diversos elementos integrantes
arte musical, acompañadas de conferencias; re- de la nación cubana hacia la realización de sus
presentaciones teatrales y de ballet, conciertos. comunes destinos históricos». Para materializar
No obstante las insuficiencias que pudieran se- estos propósitos promovió conciertos, conferen-
ñalarse en un examen minucioso de cada una de cias, investigaciones, cursos y publicaciones (en-
esas actividades (calidad de los intérpretes y de tre ellas la revista Estudios Afrocubanos), tarea
las reproducciones u originales de las muestras en la que contó con la participación de su am-
de artes plásticas o fotográficas, profesionalismo plia membresía, nutrida por algunos eminentes
en las puestas en escena y en los diseños esce- representantes de la tendencia negrista de la li-
nográficos y de vestuario, rigor didáctico en la teratura cubana.
selección del repertorio teatral y de música, en Una corta pero intensa vida tuvo la Unión de
las conferencias y en las exhibiciones de artes Escritores y Artistas de Cuba (UEAC), consti-
visuales), las Misiones llevaron a zonas del país tuida en 1938 (y aún en activo a comienzos de la
apartadas de su centro cultural más importante década siguiente) con la colaboración de nume-
algunas muestras de la cultura universal y de crea- rosos intelectuales y creadores ideoestéticos para
dores cubanos de reconocido prestigio, en oca- trabajar por la cultura y contra algunas reaccio-
siones mediante intérpretes de gran valía, como narias posiciones políticas del momento, según
el Ballet de Alicia Alonso; pero además contri- se aprecia en las consignas que acompañaban a
buyeron a enriquecer la vida espiritual en los su nombre: «Contra el fascismo. En defensa de
centros geográficos de más desarrollo cultural y la cultura.» La UEAC significó la concreción de
artístico, como por ejemplo, la capital, donde un antiguo ideal de sus más persistentes promo-
esta obra tuvo asimismo importancia singular, tores, salvadas ya algunas diferencias ideológi-
junto a otras tantas expresiones de similares va- cas que habían impedido que cuajase su más in-
lores, promovidas por instituciones expresamen- mediato antecedente, la Unión de Artistas y
te concebidas para esos fines. La gestión de Raúl Escritores Revolucionarios, de efímera existen-
Roa al frente de la Dirección de Cultura —trun- cia en 1935, cuando publicó sus dos manifiestos
ca debido al golpe de estado de Batista en marzo programáticos. Entre los propósitos de la nueva

Untitled-44 231 02/06/2010, 9:33


232 ETAPA 1923-1958

agrupación, en consonancia con las circunstan- Habanera y la Colección Histórica Cubana y


cias en que desenvolvería su quehacer, y funda- Americana, contó con varias secciones —entre
dos en lo nacional, pero con proyecciones ellas el Museo de la Ciudad de La Habana, en
americanistas y universalistas a un tiempo, se activo desde 1942—, y trabajó en la preparación
contaba: «Actuar como organismo propulsor de de los Congresos Nacionales de Historia, cele-
cultura, preocupado por los intereses de la co- brados desde 1942, conjuntamente con la Socie-
lectividad y la superación económica, moral e dad Cubana de Estudios Históricos e Inter-
intelectual de las masas populares y la produc- nacionales (1940-1964), fundada con los
ción de una obra de profundo y amplio sentido propósitos de salvaguardar y difundir el patri-
humano, sin perjuicio de cuidar la disciplina res- monio histórico de Cuba y América, también
ponsable que debe presidir toda labor de inves- presidida por Roig de Leuchsenring, a quien
tigación y creación.»43 La primera actividad pú- acompañaron relevantes personalidades del ám-
blica de la nueva entidad —cuyo Comité bito nacional, unidos en el empeño común de
Nacional encabezaba Juan Marinello y del que «desarrollar el conocimiento y estimular el es-
formaban parte también, entre otros, Nicolás tudio de la historia de Cuba, en particular, y de
Guillén, Mariblanca Sabas Alomá, Fernando G. la del resto de América, en general, así como las
Campoamor, Mirta Aguirre y Elías Entralgo— de aquéllas y ésta en relación con los pueblos
fue un homenaje a Pablo de la Torriente Brau del Viejo Mundo vinculados a los países ameri-
—al cumplirse el segundo aniversario de su caí- canos, política, económica o socialmente». Para
da en suelo español— donde intervinieron, jun- el logro de sus fines, de fuerte tinte antim-
to a algunos intelectuales cubanos, Gabriela perialista y entre los que se encontraba también
Mistral, Alfonso Castelao y Fernando de los «impedir la desaparición, ocultación o traslado
Ríos. La UEAC contó con una Sección de Lite- al extranjero de los archivos y documentos de
ratura y desarrolló otras actividades, entre las que valor histórico, de propiedad o posesión oficial
cabe destacar un Salón de Artes Plásticas (1939) o particular», la Sociedad realizó conferencias,
con creaciones de Víctor Manuel, Arche, debates, actos conmemorativos, congresos, pu-
Mariano Rodríguez, Ravenet, Juan David, blicaciones —algunas de ellas importantes libros
Teodoro Ramos Blanco y otros. Además, anun- de sus miembros como Martí antimperialista
ció la salida de su órgano, que llevaría el título (1953) y Cuba no debe su independencia a los
de Unión, la cual no llegó a efectuarse al irse Estados Unidos (1950), de Roig de Leuchsenring,
extinguiendo paulatinamente la agrupación, de y Antonio Maceo. Apuntes para una historia de su
la que se tienen referencias hasta 1940 por lo vida (1950-1957, 3 tomos) de José Luciano
menos. Franco.
En 1938 inició también su quehacer la Ofici- Tres importantes instituciones docentes de
na del Historiador de la Ciudad de La Habana, nivel superior surgieron en este período: la Uni-
al frente de la cual estuvo siempre Emilio Roig versidad de Oriente, la Universidad Central de
de Leuchsenring, nombrado Historiador de la Las Villas y la Universidad Católica de Santo
Ciudad en 1935, de gran capacidad de trabajo y Tomás de Villanueva. La primera, abierta en 1947
animador incansable. Como indica su nombre, en Santiago de Cuba, fue creciendo y solidi-
esta institución se especializaba en cuestiones ficando su claustro, que en los inicios trabajó
relativas a la historia, específicamente la preser- gratuitamente, una de las tantas vicisitudes por
vación y difusión de las Actas Capitulares del las que atravesó antes de 1959: asaltos y clausu-
Ayuntamiento de La Habana y, en un sentido ras durante la etapa de lucha insurreccional con-
general, la organización de actividades conme- tra Batista —en la que tuvo activa participa-
morativas y la divulgación de figuras y hechos ción—, carencia de recursos económicos,
del acontecer patrio, para lo cual ofreció ciclos dificultades que no consiguieron detener su la-
de conferencias, cursos y otros encuentros si- bor creadora y de servicios a la comunidad, en la
milares, publicó los Cuadernos de Historia que se destaca su biblioteca «Francisco Martí-

Untitled-44 232 02/06/2010, 9:33


CONTEXTO POLÍTICO, SOCIAL Y ECONÓMICO 233

nez Anaya», donde además de tareas estricta- privadas (1950). Como continuación de esa po-
mente bibliotecológicas (con las que se enrique- lítica se aceleró la creación de universidades pri-
ció la vida espiritual de la ciudad) se ofrecieron vadas, tanto en la capital como en ciudades del
conferencias, seminarios y otras actividades de interior del país (al cierre del período se había
difusión de la cultura, en las que prestaban su otorgado permiso para constituir cerca de una
colaboración los miembros del claustro, entre decena de estos centros privados, la gran mayo-
ellos figuras extranjeras del relieve de Juan ría de los cuales no llegó a funcionar), se dicta-
Chabás, Juan Ferraté y Francisco Prat Puig. Un ron nuevas leyes y reglamentos, se disminuyó el
año después que la anterior quedó oficialmente aporte estatal a las tres universidades principa-
constituida la Universidad Central de Las Vi- les —que se enfrentaban abiertamente a la polí-
llas, en Santa Clara, en funciones docentes des- tica del dictador— y se utilizaron la difamación
de 1952, bajo la protección de la FOA (Foreign y las campañas publicitarias para desacreditarlas.
Operation Administration) y la ICA (Inter- Las tres universidades principales, junto a las
national Cooperation Administration), organi- escuelas normales para maestros, desempeñaron
zaciones que representaban la política de pene- una sustantiva labor de primera importancia en
tración imperialista y que pretendían frustrar los tanto fundamento de todo saber sólidamente
intereses del centro en la dirección de crear «una estructurado, imprescindible como elemento
nueva, popular y científica estructuración uni- vital de una tradición. Aunque en los claustros
versitaria, verdadera fuente de cultura, de edu- abundaba la mediocridad y permanecían aleja-
cación i de investigación de acuerdo con nues- dos de las aulas universitarias intelectuales de
tras necesidades, i orientada pedagógicamente valía, y a pesar de las muchas deficiencias de todo
hacia las ideas más modernas i de total cubani- tipo que impidieron que llegasen a realizar las
zación […] Esa es en pocas palabras la concep- universidades cubanas lo que otras del continen-
ción de esta nueva Universidad nueva, que por te alcanzaron en ese mismo período, puede afir-
su condición de tal tendrá la excepcional ventaja marse que las aulas fueron un centro vital para
de ser más apta al progreso, porque en ella las la cultura cubana. La presencia en Cuba de ex-
ideologías no encontrarán la resistencia de las tranjeros que de diversas maneras dejaron una
ideas caducas, amarradas al «ayer con las fuertes huella apreciable en el movimiento artístico-li-
cadenas del tradicionalismo», empeños y preocu- terario, se puso de manifiesto tanto en el campo
paciones que los años de tiranía y represión tor- de la creación como en el de la erudición y el
naron aún más difíciles e insalvables, a pesar de saber académico. Muchos de ellos arribaron a
que no pudieron impedir la apertura de su bi- nuestro país huyendo de la ola fascista que aso-
blioteca en 1950 —desde 1959 en su nuevo edi- ló Europa desde mediados de la década de 1930
ficio y denominada «Chiqui Gómez Lubián»—, hasta mediados de la siguiente (Guerra Civil
la publicación de importantes libros de relevan- Española y Segunda Guerra Mundial). Junto a
tes autores cubanos contemporáneos y de la re- nombres como los de Manuel Altolaguirre, Ma-
vista Islas (a partir de 1958). De algún relieve ría Zambrano, Juan Chabás, Herminio Almen-
fue también el quehacer de la Universidad San- dros, Luis Amado Blanco, por sólo citar a algu-
to Tomás de Villanueva, de orientación católica, nos españoles que se asentaron en Cuba —a
fundada como universidad privada en 1946 por veces de modo definitivo— y se incorporaron a
los padres agustinos de Villanova (Pennsylvania), su vida cultural, a la que aportaron iniciativas y
pero a la que no se otorgó carta de constitución realizaciones de diversos matices y calidades, hay
hasta 1953, ya en los momentos en que la tiranía que mencionar también a otros cuyas estadías
batistiana pugnaba fuertemente por acentuar el fueron más breves —pero no por ello menos
debilitamiento de las universidades de La Haba- fructíferas para el proceso cultural cubano de
na, Oriente y Las Villas iniciado por los gobier- entonces y posterior— y que en ocasiones via-
nos auténticos a través de las leyes de univer- jaron invitados por instituciones para dictar ci-
sidades oficiales (1949) y de universidades clos de conferencias y realizar otras actividades,

Untitled-44 233 02/06/2010, 9:33


234 ETAPA 1923-1958

como Juan Ramón Jiménez, Ramón Menéndez dad de Jóvenes Cubanos, con amplia membresía
Pidal y Karl Vossler. en todo el país y sustentada sobre principios de
Entre otras instituciones del período cabe re- igualdad y unión por encima de diferencias ideo-
cordar la labor de la Sociedad de Artes y Letras lógicas, con objetivos políticos, deportivos, cul-
(1943-1956), con María Teresa Aranda como turales, que llevaba a vías de realización a través
primera presidenta, de reducida influencia en de campañas, actos de variado cariz, publicacio-
las actividades que realizó; la Academia Muni- nes —como el mensuario Juventud—, progra-
cipal de Artes Dramáticas (1947-c.1960), inte- mas radiales, celebración de congresos, etcéte-
grada al Conservatorio Municipal de Música, ra. Más adelante, el PSP constituyó su Comisión
dirigida por Martínez Aparicio hasta 1953 y para el Trabajo Intelectual, integrada por Carlos
desde entonces hasta su desaparición por Mario Rafael Rodríguez, Juan Marinello y Mirta
Rodríguez Alemán, quien se preocupó por Aguirre, junto a otros miembros del propio Par-
ahondar en el trabajo práctico de los alumnos tido, y encargada de orientar a los escritores y
y, en consecuencia, por la apertura de un local artistas directamente vinculados con la organi-
con esos fines, lo que al cabo se logró en el tea- zación, de formar un frente amplio donde tu-
tro experimental El Corral; la Asociación Cu- viesen cabida diversos sectores de la intelec-
bana de Bibliotecarios (1948-1959), conforma- tualidad en la lucha común contra la guerra fría
da por iniciativa de María Teresa Freyre de y por la preservación de la paz, así como alentar
Andrade, entre cuyos múltiples proyectos es- y dirigir el quehacer de instituciones progresis-
taban los de mejorar los servicios de bibliote- tas que promovieran la literatura y el arte de los
cas, contribuir a la difusión del libro y unir a creadores cubanos. Expresiones elocuentes de
los profesionales del ramo en el país, para cuya estas preocupaciones fueron las publicaciones
consecución contó con varias secciones, así periódicas que sostuvieron al Partido, los libros
como con el Boletín de la Asociación Cubana y folletos que promovieron, las emisiones radia-
de Bibliotecarios y la Escuela de Bibliotecarios les a través de 1010 Radio Popular, de primera
(que comenzó a funcionar en 1950), entre otros importancia en su momento, la producción ci-
proyectos bajo sus auspicios; la Asociación nematográfica (Cuba Sono Film) y la creación
Nacional de Profesionales de Biblioteca, que escénica (Teatro Popular). A ello hay que añadir
inició sus labores en 1952 y tuvo como medio el trabajo intelectual y creativo que realizaban
de difusión el boletín Cuba Bibliotecológica los propios militantes, dado a conocer en dia-
(1953-1955; 1956-1960?), organizó las prime- rios y revistas, libros y folletos, conferencias,
ras Jornadas Bibliotecológicas Cubanas y creó discursos, exposiciones, conciertos, puestas en
un premio, todo lo cual se mantuvo en activo escena, todo desde posiciones de compromiso
hasta que en 1955 la Asociación desapareció, a social y político con el contexto nacional y con
solicitud de muchos de sus integrantes, al fun- un sentido integrador a la luz de las necesidades
darse el Colegio Nacional de Bibliotecarios reales del país. Pero las propuestas del Partido
Universitarios ese propio año. Socialista Popular no se limitaban a lo que ha
Desde los mismos inicios del período el par- quedado esbozado, pues defendió y sustentó,
tido de los comunistas cubanos, bajo diferentes dentro del conjunto de sus tesis por la transfor-
denominaciones hasta alcanzar la definitiva de mación de la sociedad, un gran número de recla-
Partido Socialista Popular (PSP), se trazó un pro- mos imprescindibles para un verdadero desarro-
grama cultural que no tuvo paralelo en las insti- llo de las potencialidades espirituales y para un
tuciones homólogas y que recogía las necesida- sensible y fructífero mejoramiento de la vida
des del país en el campo de la vida espiritual, artístico-literaria. Un análisis concienzudo de
estrechamente interrelacionadas con las insos- esta labor en pro de la cultura nacional del PSP
layables demandas económicas, políticas y so- deberá atender a las características específicas del
ciales. Ya en 1937, gracias a su iniciativa y a la de momento en que cada iniciativa tomaba cuerpo
la Liga Juvenil Comunista, se creó la Herman- y se intentaba llevar a vías de hecho, pues las

Untitled-44 234 02/06/2010, 9:33


CONTEXTO POLÍTICO, SOCIAL Y ECONÓMICO 235

condiciones en que desarrollaba su quehacer eran años 50, cuando la lucha de clases se recrudecía
harto difíciles. hasta la violencia armada. A través de las seccio-
La realización mayor de esa política del PSP nes que la integraban (Música, Artes Plásticas,
fue la Sociedad Cultural Nuestro Tiempo, fun- Biblioteca, Teatro, Cine-Debate) y de la revista
dada en 1951 y orientada desde 1953 por la Co- Nuestro Tiempo (1954-1960), una de las más sig-
misión para el Trabajo Intelectual a través de nificativas de la República, fueron tomando cuer-
Mirta Aguirre. En el manifiesto que dieron a po esos logros capitales para el desarrollo inte-
conocer sus fundadores están expresadas las as- lectual e ideológico en tan conflictivo momento
piraciones que los movían y alentaban: «El afán de la historia de Cuba. Bajo la dirección del com-
creador implícito en el hombre, al tomar en nues- positor Harold Gramatges, la inteligente aseso-
tro medio la suficiente fuerza de presencia, ha ría de Mirta Aguirre y la colaboración de su re-
motivado que concentremos nuestros esfuerzos levante membresía, la Sociedad Cultural Nuestro
para hacer realidad lo que como nueva genera- Tiempo llevó adelante una formidable obra de
ción cubana creemos deber histórico: la preser- reivindicación y de creación que tuvo, entre otros
vación de los valores logrados y la divulgación méritos, el de mantener la continuidad del ri-
de aquellos que apuntan su importancia vital. quísimo pasado (inmediato y remoto) y el futu-
Nuestra estética es la de un arte americano, li- ro, integrada como estaba la agrupación a las
bre de prejuicios políticos o religiosos, enalteci- preocupaciones de los sectores más progresis-
do por encima de concesiones, que sea síntesis tas en la compleja lucha que entonces se libraba
de lo que estimamos vigente y permanente en en lo social, lo político y lo económico, refleja-
América. No nos interesan ni la oscuridad muer- da en la vida cultural. Fue la suya, sin dudas, una
ta ni la endeblez académica, sino una estética tan obra beligerante en antítesis con la política del
infinita como el hombre mismo. Surgimos para Instituto Nacional de Cultura, expresión del
traer el pueblo al arte, acercándolo a las inquie- batistato, y a la vez propugnadora de un modo
tudes estéticas y culturales de nuestro tiempo, de hacer que tuvo quizás su más alta manifesta-
precisamente ahora en que intuyendo estas rea- ción en la experiencia cinematográfica, que dio
lidades, demanda un vehículo que le permita los primeros frutos del nuevo cine cubano, pos-
palparlas y asimilarlas para su más rápida forma- terior a 1959, cuyo más cercano antecedente se
ción y madurez cultural.»44 En sus constantes halla en el documental El Mégano, realizado por
actividades, fruto del esfuerzo intelectual y eco- jóvenes cineastas de la Sociedad. Junto al De-
nómico de sus miembros y de otras institucio- partamento de Cultura del Partido Socialista
nes afines —aportes incomparablemente supe- Popular constituyó la Sociedad Cultural Nues-
riores al de la escasa subvención que se logró tro Tiempo el más sólido baluarte del arte y la
más tarde, después de la solicitud expresa de la literatura revolucionarios en los últimos años de
directiva—, se desarrollaron diversas manifes- este período.
taciones artísticas (música, pintura, escultura, Durante el batistato y bajo el nombre de Ins-
cine, teatro para adultos y para niños, literatura, tituto Nacional de Cultura, presidido por
ballet), en las continuas presentaciones que ha- Guillermo de Zéndegui, la Dirección de Cultu-
cían; se sostuvo una decisiva batalla contra la ra se desentendió de la tesis de la neutralidad de
cultura oficial, al servicio de insustanciales ex- la cultura, en la que había descansado su política
presiones del arte y la literatura o de los intere- difusora y, transformada en institución autóno-
ses de penetración ideológica del imperialismo; ma, prácticamente otra agrupación promotora,
se asumió la cultura desde una perspectiva con- organizó diversas actividades desde una aparen-
temporánea —de ahí el nombre de la institu- te neutralidad y se convirtió en vocera y defen-
ción—, con una dinámica que rompía los esque- sora de la política cultural del régimen en mo-
mas academicistas e inertes; se asumió el mentos de crisis y de profunda dependencia
quehacer de escritores y artistas en su dimen- económica, años en los que la represión y la lucha
sión social, posición ineludible a la altura de los insurreccional ponían de manifiesto la hondura a

Untitled-44 235 02/06/2010, 9:33


236 ETAPA 1923-1958

la que habían llegado las contradicciones de la Las instituciones del período constituyen, en
República, sometida a una dictadura sangrienta. resumen, un conjunto heterogéneo, cada uno de
En tales circunstancias fue decreciendo la acti- cuyos integrantes se proponía satisfacer necesi-
vidad intelectual y artística, en algunos casos por dades y contribuir a la solución de problemas de
la censura, en otros por el desaliento, en otros carácter cultural con el esfuerzo de sus miem-
por la supresión de recursos, como sucedió con bros y dirigentes, en muchos casos figuras de
el Ballet Nacional, al que el Instituto, por dis- gran valía y que representaban las distintas ten-
posición de Zéndegui, le retiró la subversión es- dencias de la intelectualidad cubana de esos años.
casa, pero útil, que se le había asignado durante En ellas, cualesquiera que hayan sido sus posi-
el gobierno de Prío. En el segundo lustro de la ciones ideoestéticas y sus aportes a la vida espi-
década de 1950, el Instituto Nacional de Cul- ritual de la nación, pueden apreciarse al menos
tura ejerció, pues, las funciones de órgano ofi- tres rasgos esenciales del período: la cuantía de
cial, al servicio de los intereses del régimen y las necesidades insatisfechas, la búsqueda de la
antítesis de las instituciones, creadores, publi- contemporaneidad y la integración de una cul-
caciones y realizaciones progresistas en el cam- tura propia en el contexto de lo universal, ele-
po de la vida espiritual, cuyos más altos ejem- mentos que se interrelacionan y se fecundan
plos se encuentran, entre las instituciones, en mutuamente y que aparecen asimismo en el cen-
la Universidad de La Habana, la Sociedad Cul- tro de los grupos, las publicaciones periódicas,
tural Nuestro Tiempo y otras agrupaciones si- las labores de promoción de artistas y escrito-
milares de mayor o menor alcance en sus ges- res, los concursos y eventos, conferencias y pues-
tiones y trascendencia real, entre las cuales cabe tas en escena, jornadas de cine y, en fin, en cuan-
recordar aún algunas que, de significación e in- ta manifestación tuvo el caudaloso quehacer
quietudes diferentes, tuvieron una vida más o intelectual y creador desde 1936 a todo lo largo
menos activa en este período, como el Comité del país. [E. S. y R. H. O.]
Intercultural Iberoamericano, el Instituto Cu-
bano-Costarricense de Cultura, la Sociedad Cu-
bana de Derecho Internacional, la Fundación 2.1.9 Eventos, ediciones y concursos (1936-
Luz y Caballero, la Asociación de Autores y Es- 1958)
critores de Matanzas, la Asociación Cubana de
Prensa (de la que fue tesorero Carlos Rafael Los eventos, concursos y ediciones de libros
Rodríguez), la Asociación Nacional de Repor- fueron expresiones de esas tres inquietudes esen-
teros, la Asociación Cubana por la Libertad de ciales en tanto recogían el trabajo de institucio-
la Cultura (a cuyas filas perteneció Raúl Roa), nes y grupos y los postulados de tendencias y
la Asociación de Periodistas y Escritores de concepciones ideoestéticas. Conjuntamente con
Artemisa (Pinar del Río), el Instituto de Altos la defensa del acervo cultural cubano desde la
Estudios de Cuba, la Alianza Cubana por un sensibilidad contemporánea y como parte del
Mundo Libre, el Colegio Nacional de Doctores espíritu universal, se conformó una visión latino-
en Ciencias y en Filosofía y Letras (con Fernan- americanista que llegó a hacerse muy evidente
do Portuondo como presidente), Amigos de la en la proyección dada a eventos y ediciones. Así,
Biblioteca Nacional, la Sociedad Franco-Ame- el Primer Congreso de Arte Cubano efectuado
ricana de Cuba, la Federación de Escuelas de en Santiago de Cuba en enero de 1939 bajo los
Cuba, la Agrupación de Redactores Teatrales y auspicios de instituciones y emisoras radiales;
Cinematográficos de Cuba (ARTYC, de relevan- el Primer Congreso Nacional de Educación de
te quehacer), la Organización Nacional de Bi- enero de 1940 en la propia capital oriental; el
bliotecas Ambulantes y Populares (ONBAP), de- Primer Congreso Nacional de Periodistas que
dicada, entre otras tareas, a la difusión de la obra tuvo lugar en La Habana en 1941 y que contó
de escritores cubanos mediante la publicación con la labor organizadora de José Manuel Valdés
de libros de bajo costo. Rodríguez, Alfredo Núñez Pascual y Lisandro

Untitled-44 236 02/06/2010, 9:33


CONTEXTO POLÍTICO, SOCIAL Y ECONÓMICO 237

Otero Masdeu, reeditado con posterioridad en Las ediciones de libros, por su parte, contri-
varias ocasiones; la Segunda Conferencia Ame- buyeron de manera notable a la formación de
ricana de Comisiones Nacionales de Coopera- una conciencia latinoamericana y al enriqueci-
ción Intelectual, realizada en La Habana en no- miento de la cultura nacional. Las instituciones
viembre de 1941 y seguida de la Plática de La y los grupos tuvieron, como ya fue dicho, un
Habana en torno al tema «América ante la crisis interés primordial por la publicación de obras
mundial», auspiciada por la Comisión Cubana fundamentales del acervo del país y de aquellos
de Cooperación Intelectual y organizada por textos que iluminaban aspectos poco tratados de
Mariano Brull, con Alfonso Reyes en la presi- la problemática cubana o de Hispanoamérica,
dencia, en la que se leyeron textos antifascistas; tanto del pasado como del presente, y por di-
los congresos nacionales de historia que entre vulgar el quehacer de sus miembros. Las univer-
1942 y 1960 se pudieron celebrar en distintos sidades de La Habana y Las Villas, la Oficina del
lugares del territorio nacional gracias a la Socie- Historiador de la Ciudad, las academias Nacio-
dad de Estudios Históricos e Internacionales, nal de Artes y Letras y de la Historia de Cuba,
dirigida y animada por Roig de Leuchsenring, la Institución Hispanocubana de Cultura, el Ar-
con los plausibles propósitos de «promover el chivo Nacional, la Biblioteca Municipal de La
mayor auge de los estudios históricos, y alentar Habana, la Dirección de Cultura del Ministerio
su cultivo, así como difundir el conocimiento de Educación, el Grupo Literario de Manzanillo
de la historia más allá del círculo de los especia- y el Grupo Orígenes, hicieron un valiosísimo
listas, hasta el corazón mismo del pueblo»;45 el aporte a la vida cultural de este período con las
Primer Congreso Interamericano de Archiveros, ediciones de clásicos y contemporáneos y de
Bibliotecarios y Conservadores de Museos del numerosas investigaciones en torno a diversos
Caribe (1942), bajo los auspicios de la Sociedad temas históricos, artísticos, literarios, económi-
Colombista Panamericana, a cargo también del cos, político-sociales, todo un cuerpo de obra
Primer Congreso Histórico Municipal Intera- que permitió ir asentando una tradición en el
mericano (1942) y el II Congreso de Prensa sentido de la mejor indagación académica, al
(1943); el Cuarto Congreso del Instituto Inter- mismo tiempo que evidenciaba algunos de los
nacional de Literatura Iberoamericana, en abril aspectos que a lo largo del tiempo habían veni-
de 1949, también en La Habana, en el que parti- do conformando la nacionalidad. Con el trabajo
ciparon como delegados por Cuba Fernando de esas instituciones, tomadas como ejemplos
Ortiz, José María Chacón y Calvo, Raúl Roa y de la importancia que alcanzaron por esos años
José Antonio Portuondo; la Tercera Reunión las ediciones de libros, la historiografía cubana
Continental del Instituto Interamericano de se situó a la altura de lo que se estaba haciendo
Historia Municipal e Institucional, que funcio- por esas décadas en América Latina para resca-
nó en Cárdenas (Matanzas), en mayo de 1950, tar los valores espirituales de cada país y por la
con la asistencia de países de América Central, incorporación del patrimonio continental a la
Suramérica y las Antillas; el polémico Congre- herencia de la humanidad.
so de Escritores Martianos, febrero de 1953, en El pensamiento y la historia latinoamericanos
La Habana, de acertadas y confusas valoracio- sustentaron las tareas editoriales de algunas ins-
nes de cubanos y extranjeros en torno a la vida y tituciones ya mencionadas. Las ediciones Lex y
la obra de Martí, ocasión propicia para la con- Trópico se consagraron también a la difusión de
troversia de ideas y el enfrentamiento ideológi- autores de Hispanoamérica y de Cuba, entre
co; la Segunda (1954) y Tercera (1956) Exposi- cuyos títulos más significativos se encuentran
ción Bienal de Arte, en La Habana, sustentada las obras completas de Martí (Editorial Trópico
por el Gobierno español, y el Primer Festival en 74 tomos, 1936-1953; Editorial Lex en 2 to-
Universitario de Arte Cubano Contemporáneo mos, 1946, y en 4 tomos en 1948 y 1953). Ade-
(1954), una de las combativas respuestas de los más de esas dos casas, de la Editorial El Arte, de
creadores cubanos a la bienal de ese año. Manzanillo, que daba a conocer la labor de

Untitled-44 237 02/06/2010, 9:33


238 ETAPA 1923-1958

miembros del grupo literario que en esa ciudad cios de la década de 1950 para impresión en co-
animaba Juan Francisco Sariol, y de Ediciones lores, un adelanto que permitió hacer un trabajo
Orígenes, ya citadas, desarrollaron una fecunda de incuestionable calidad. La Editorial y Libre-
actividad independiente la imprenta P. Fernán- ría Selecta imprimía libros de textos para el ba-
dez, las Ediciones Sociales, la editorial Arrow chillerato. En determinados momentos, los au-
Press, la impresora Ayón, la imprenta Úcar, tores recibían el 15% del precio del ejemplar
García y Cía, la Editorial Cuba, las Ediciones vendido, pero la llegada del offset rebajó ese in-
del Partido Socialista Popular, la imprenta La greso al 7-10%. La impresora Omega adquirió
Verónica (del poeta y animador cultural Manuel también el offset, con el que publicaba Seleccio-
Altolaguirre, exiliado en Cuba a raíz de la Gue- nes del Reader’s Digest —versión al español de
rra Civil Española), la editorial Alfa, la editorial The Reader’s Digest— en tiradas de 1 300 000 al
Manigua, fundada en Santiago de Cuba por José mes, Time con 80 000 ejemplares a la semana e
Antonio Portuondo, y la Editorial Páginas, crea- International Medical Symposium con 90 000
da en 1938 y animada por los propósitos de «acer- mensuales. Según las estadísticas que ofrecía el
car la cultura al pueblo, elevar el nivel de las masas Anuario Bibliográfico Cubano dirigido por
populares en su educación intelectual y moral, Fermín Peraza, en los comienzos de este perío-
familiarizar al hombre con la lectura útil que le do, entre 1937 y 1940, las cifras de títulos edita-
ayude a resolver sus problemas más graves»,46 dos por disciplinas mostraban una preferencia
con tres grandes secciones —Biblioteca de Clá- por los libros de Literatura, Historia de Cuba y
sicos Cubanos, Biblioteca Cubana Contem- Derecho (con 188, 127 y 125 títulos respectiva-
poránea y Colección Universal de Cultura mente), mientras que de 1947 a 1950 —cuando
Moderna. se editaron 2 085 libros y folletos— las prefe-
En una conferencia dictada en Matanzas en rencias editoriales se inclinaron hacia el Dere-
1935 —«La imprenta y el Estado en Cuba»—, el cho (150) y la literatura (146, 72 de ellos de
bibliógrafo Fermín Peraza había afirmado que poesía).
si se organizaba y se ponía en funcionamiento En 1958 había alrededor de setenta impren-
una Imprenta Nacional —en esos momentos tas en el país. De mayor o menor envergadura e
sólo existía una impresora estatal, la del Ejérci- importancia, de 1936 a 1958 realizaron una la-
to—, podrían llegar a producirse libros cubanos bor difusora, además de las ya mencionadas, las
a bajo costo.47 (Los intentos de crear una Im- imprentas o casas editoriales que a continuación
prenta Nacional, antiguo reclamo desde el pe- se relacionan: Seoane, Fernández y Cía; Maza,
ríodo precedente, habían fracasado en 1927, Caso y Cía.; Imprenta de Luxe; Editorial Atala-
como recogió entonces la prensa con profusión.) ya; Goldarás y Cía. (imprenta de la Universi-
En los años sucesivos, el negocio del libro, en dad); Molina y Cía; Cárdenas y Cía.; La Propa-
especial el destinado a la educación, llegó a cons- gandista; Artes Gráficas, S.A.; Carasa y Cía.; El
tituir una importante fuente de ingresos. Cul- Siglo XX; Editorial Cenit; Editorial Hermes;
tural S.A. y P. Fernández, dedicadas a libros de Editorial Minerva; Jesús Montero; Tipografía
texto, alcanzaron fabulosas tiradas del rango de Vega; Imprenta del Archivo Nacional de Cuba;
los treinta mil y los cuarenta mil ejemplares por Compañía Editora de Libros y Folletos; El Sol;
título en las asignaturas de Matemática, Espa- Arroyo Hnos. y Tipografía San Germán (San-
ñol y Lectura, distribuidos en Cuba y en sus su- tiago de Cuba); R. Bustamante (Cienfuegos);
cursales en México, Costa Rica, El Salvador, La Libertad (Camagüey); Gutenberg (Ciego de
Venezuela, Perú, Colombia, República Domini- Ávila); El Gallo de Morón (Morón); Venus
cana y Ecuador. Las tiradas para la enseñanza (Sancti Spíritus); Sed (Santa Clara); Hermanos
media estaban entre los diez y los quince mil Legrá (Holguín); Ricardo (Guantánamo);
ejemplares. Editaron además obras de Derecho, Minerva (Bayamo); La Comercial (Pinar del
Medicina y otras especialidades de la enseñanza Río); Estrada y Pedro P. Soles (ambas de Matan-
superior. Cultural introdujo el offset en los ini- zas). Como se ve, no sólo la capital poseía los

Untitled-44 238 02/06/2010, 9:33


CONTEXTO POLÍTICO, SOCIAL Y ECONÓMICO 239

medios de impresión, extendidos también por ción o asumidos éstos por las instituciones en-
algunas ciudades y pueblos de las provincias, si cargadas de la publicación de sus trabajos, deja-
bien en La Habana estaban las editoriales e im- ron durante este período un extraordinario vo-
prentas de mayor tirada y de más peso en la vida lumen de obra impresa dentro de disímiles
cultural de la nación. tendencias ideoestéticas y como expresión de la
Aunque en la década de 1950 creció notable- rica y compleja vida cultural de esos años.
mente el número de libros y folletos en compa- De gran importancia pueden calificarse asi-
ración con los decenios precedentes, el alto pre- mismo, en la promoción autoral, los concursos
cio de las publicaciones, los escasos derechos de que desde el segundo lustro de la década de 1930
autor y la desatención oficial en lo que concer- caracterizaron a muchas de las instituciones, re-
nía a la política editorial, hicieron que el libro vistas y diarios. Entre las numerosas convoca-
cubano viviera en perenne crisis, como dejaron torias merecen citarse la que anualmente abría
ver algunas instituciones y grupos culturales en la tienda El Encanto entre 1934 y 1957, con el
sus proyectos y propósitos. Los datos de los nombre de «Justo de Lara» para el artículo pe-
precios de los libros y de las liquidaciones anua- riodístico de mejor calidad que se presentara, y
les a los autores son reveladores de lo que ocu- entre cuyos premiados se contaron Pablo de la
rría en ambos aspectos en determinados momen- Torriente Brau y Mirta Aguirre, esta última con
tos de este período. La propuesta de Peraza en un trabajo de contenido antifascista que promo-
su conferencia de Matanzas no fue atendida de- vió una sonada polémica en la prensa de enton-
bidamente hasta el período siguiente, al tomar ces; la de la Dirección de Cultura de la Secreta-
el poder la Revolución en 1959. Esa situación se ría de Educación promovida desde 1935 hasta
alivió en alguna medida, sin embargo, por el los años 50, con siete premios, dos de ellos de-
empeño de editoriales e instituciones que no te- dicados en sus inicios a trabajos que estudiaran
nían afanes lucrativos, como ya fue señalado, lo las vidas y obras de Varona y de Ignacio Agra-
que permitió el acceso del gran público a la cul- monte, abierta a diferentes géneros y a textos
tura —un gran público del que había que des- inéditos y publicados; el que otorgó el Club de
contar al millón de analfabetos con que contaba Leones de La Habana de 1941 a 1957, «Eduardo
el país en la segunda mitad de los años 50— Varela Zequeira», periodístico, a los más relevan-
mediante precios módicos en algunos libros im- tes reportajes aparecidos entre enero y diciem-
portantes. Puede mencionarse como uno de los bre; el concurso de cuentos «Hernández Catá»,
más altos ejemplos en ese sentido la labor de la instituido en 1942 en las modalidades nacional e
imprenta La Verónica, de Altolaguirre, instala- internacional por Antonio Barreras, verdadero
da en 1939 y a la que se debió la difusión de títu- impulsor del género por el prestigio que alcan-
los como Versos libres (1939), de Martí; Momento zó, la calidad de los jurados y de los premiados,
español (1939), de Marinello; un tomo con dos entre los que se cuentan Félix Pita Rodríguez y
obras de teatro de Pushkin, también de 1939, en Onelio Jorge Cardoso, dos de los mejores na-
versión del propio Altolaguirre y del hispanista rradores cubanos contemporáneos; el denomi-
soviético O. Savich, la primera edición cubana nado «Ruy de Lugo Viña», del Municipio de La
de tan importante autor ruso, y Sóngoro cosongo Habana, abierto de 1943 a 1957 para trabajos pe-
(1942), de Guillén, todos muy baratos. riodísticos acerca de un tema libre, de «carácter
Puede afirmarse que, en la generalidad de los municipal o destinado a promover los lazos que
casos, eran muy pocas las ediciones de autores unen a las ciudades de América»; el de la Comi-
cubanos, en su mayoría importadas del extran- sión Nacional de Propaganda y Defensa del Ta-
jero, sobre todo de México y Argentina, vendi- baco Habano, cada año de 1943 a 1952, a las
das en las numerosas librerías de La Habana y mejores muestras de artículos sobre el tabaco
en las pocas existentes en provincias. Los escri- dados a conocer en la radio o en periódicos y
tores, investigadores y hombres de ideas, sufra- revistas; el «Enrique José Varona», del Ministe-
gando de sus propios bolsillos los gastos de edi- rio de Defensa, entregado cada mes entre 1944

Untitled-44 239 02/06/2010, 9:33


240 ETAPA 1923-1958

y 1958 a los más apreciables textos periodísti- 2.1.10 La pintura y otras manifestaciones de la
cos aparecidos también en la radio o en publica- plástica. La arquitectura (1936-1958)
ciones periódicas, con temas de significación
nacional; el premio «Juan Gualberto Gómez», Pasados los años de fervorosa renovación anti-
periodístico y de gran prestigio, para todo el país, académica, la pintura cubana inicia un rápido
otorgado a varios géneros que incluían, además proceso de interiorización que alcanza su ple-
de los tradicionales, las ilustraciones, informa- nitud en la década de 1940. Sin negar, en efec-
ciones gráficas, caricaturas y reportajes cinema- to, que ése sea un rasgo definidor del movimien-
tográficos; los distintos premios teatrales (Talía, to pictórico posterior a 1935, es importante
ADAD, entre otros) y los del Lyceum Lawn tener presente su coexistencia, durante ese de-
Tennis Club, la Asociación Cubana de Bibliote- cenio, con otras características que son también
carios, las revistas Iris (de San Antonio de los esenciales y que enriquecen extraordinariamen-
Baños), Carteles y Bohemia, estos últimos dedi- te el aporte de la plástica a la vida cultural del
cados al cuento. Entre las numerosas tareas e período. Los mayores renovadores de 1925 a
iniciativas de la Dirección de Cultura del Minis- 1935 (Víctor Manuel, Abela, Pogolotti, Gattor-
terio de Educación estuvo la convocatoria a dis- no, Ponce, Carlos Enríquez) habían traído no
tintos concursos en varias expresiones de la vida sólo otras ideas del paisaje, una nueva mirada a
cultural, el más relevante de los cuales fue el que la realidad, sino además una diferente manera
otorgó los premios nacionales de literatura, en- de pintar. Puede afirmarse que, en líneas gene-
tregados una vez al año desde 1937 al que se con- rales, en este período Víctor Manuel se man-
siderara el mejor libro en cada género. De alcan- tiene semejante a sí mismo, así como Carlos
ces más limitados fueron otros reconocimientos Enríquez y Ponce, persistentes en sus maneras
de instituciones, tanto estatales como indepen- y estilos anteriores, por lo que no puede
dientes, pues se entregaban sólo a sus miembros considerárseles representativos de ese proceso
o a trabajos que se ajustasen a ciertas bases, con- de afuera hacia adentro que se produce a partir
cebidas para estimular investigaciones o resul- de los finales de la década de 1930. Abela, en
tados en determinados temas o ramas del saber. cambio, sí experimenta cambios sustanciales en
Merece destacarse el carácter heterogéneo de los su obra, en progresiva evolución hacia el en-
premios, en algunos casos concedidos a obras que sueño y la recreación onírica, pasando por el
abordaron problemáticas de escaso tratamiento intimismo. Pogolotti y Gattorno, dentro del
por parte de los intelectuales cubanos, como su- estilo que mostraron en los 20, continúan en
cedió con La idea de la matemática universal en la este período con una temática cercana al
obra de Descartes, de Herminio Almendros, pe- intimismo, pero sin que ello signifique una to-
dagogo español exiliado en Cuba desde 1939, ga- tal identificación con los postulados que carac-
lardonado en 1950 por la Sociedad Franco-Ame- terizan a la tendencia: recogimiento hacia los
ricana de Cuba con motivo del tricentenario del interiores, presencia de naturalezas muertas,
pensador francés. En provincias también prolife- ventanas, ornamentos hogareños, rejas, vitrales,
raron los premios y concursos, casi siempre loca- repliegue que ha sido definido como afán «de
les, gracias a las instituciones, tan significativas, conservación de ciertos valores nacionales que
junto a los grupos, en el desarrollo de la vida es- se quieren permanentes, como modo de super-
piritual de la nación. Aunque algunas de las obras vivencia espiritual frente al agobiante panora-
literarias premiadas en el período son objetables ma nacional»,48 una actitud homóloga, en cier-
si se valoran a la luz de sus coetáneas mayores, a to sentido, a la que define a la poesía intimista
las que los jurados no pudieron o no quisieron y, al mismo tiempo, profundamente identifica-
reconocer, los concursos animaron notablemen- da con algunos de los postulados esenciales de
te el quehacer artístico-literario posterior a 1935 los poetas origenistas, con quienes varios de los
y contribuyeron, en alguna medida, al enriqueci- más importantes pintores de esos años tuvie-
miento de la cultura nacional. [E. S. y R. H. O.] ron una fecunda comunicación creadora.

Untitled-44 240 02/06/2010, 9:33


CONTEXTO POLÍTICO, SOCIAL Y ECONÓMICO 241

Tiene lugar entonces, a partir de las lecciones (Guajiros, 1943; Naturaleza muerta, 1946) y a la
de técnica y de las transformaciones operadas vez trabaja con un elemento simbólico de la na-
por los maestros del período vanguardista, un turaleza cubana y hace figuras macizas y de di-
extraordinario enriquecimiento de la pintura cu- versas lecturas que nada tienen que ver con el
bana en los años 40 en las obras de los innova- ensimismamiento, Portocarrero no se limita sólo
dores y en las de quienes, herederos de esas en- a los interiores (La cena, 1942; Interior del Ce-
señanzas, dieron pasos adultos en la vida artística rro, 1943) y pinta Paisaje de Viñales (1944) y Fi-
alrededor de 1936, entre ellos Wifredo Lam, gura para una mitología imaginaria (1945), muy
Amelia Peláez, René Portocarrero, Mariano cerca de las preocupaciones de Lam, y va de ese
Rodríguez, Cundo Bermúdez, Luis Martínez Pe- modo integrando una de las más ricas obras de
dro, Raúl Milián, Felipe Orlando, Roberto lo que podría denominarse el neobarroco cuba-
Diago, Carmelo González, Sandú Darié, Julio no. Amelia Peláez, cuya obra anterior a 1936 no
Girona, autores de diferentes calidades y tras- tuvo la significación renovadora que alcanzó la
cendencia, con exposiciones en numerosas y re- de Abela o la de Víctor Manuel, comienza a dar
conocidas galerías de Estados Unidos, Europa, sus más perdurables aportes a la cultura nacio-
América Latina y Cuba. Como en sus coetáneos nal después de su llegada de Europa, donde per-
poetas, narradores, ensayistas y dramaturgos que maneció desde 1927 hasta 1934; nutrida de cu-
durante ese decenio conformaron una obra de bismo, sus creaciones de la década de 1940 están
talla continental desde la renovación vanguar- trabajadas, sin embargo, con un sentido del co-
dista y a partir de la asimilación de lo cubano, lor y de la forma que denota una extraordinaria
estos artistas de la plástica fusionan estilos y capacidad de percepción de ciertos estados de la
hallazgos de técnicas diferentes y actuales con luz y de los interiores, evidente sobre todo en
la búsqueda de los elementos esenciales que en La pianista (1944), uno de los muchos ejemplos
un plano conceptual han venido integrando la de su rico quehacer, en el que se destacan natu-
identidad propia, el ser histórico nacional, he- ralezas muertas, figuras de mujeres, distintos
cho de tradiciones y de inmediatez, de creencias motivos ornamentales, integrado todo ello en un
y de cotidianidad, de paisajes y de interiores. barroco muy suyo, de gran cubanía.
Lam, radicado en París desde 1936, se familiari- Entre los restantes pintores que realizan casi
za con el surrealismo y trabaja cerca de grandes todo su trabajo a partir de 1936 se encuentran
maestros (Picasso, Braque, Klee), pero, como tendencias, estilos y modos disímiles, con va-
Carpentier, edifica en imágenes el fabuloso y ri- riadas influencias y la impronta renovadora de
quísimo universo de la naturaleza americana y los mayores, pero sin perder su propia persona-
de las leyendas y personajes de la cultura africa- lidad, con la que se enriquece la labor de esos
na: máscaras, sensualidad, sobreabundancia de años. Creadores como Jorge Arche, Mirta Cerra,
un barroco muy peculiar (La silla y La jungla, Mario Carreño y Ernesto González Puig tienen
ambos de 1943), figuras de una mitología que notables aciertos y muy atendibles aportes, a
trasciende el ámbito de sus propias raíces ne- partir de la asimilación de técnicas y concepcio-
gras y se integra a la cultura contemporánea, nes de sus contemporáneos cubanos y de otras
como en Mujer (1945), Rumor de la tierra (1950), latitudes. A los artistas hasta aquí mencionados
Figura (1951), Mujer (1954), Óleo (1958). se suman en la década de 1950 los miembros del
Amelia Peláez, Mariano Rodríguez y René llamado Grupo de los Once, cuya primera ex-
Portocarrero representan, cada uno con su pe- posición colectiva se realizó en abril de 1953, en
culiar estilo, ese interés definidor por los inte- La Habana: René Ávila, Francisco Antigua, José
riores, menor en el segundo, cuyos gallos (apa- I. Bermúdez, Agustín Cárdenas, Hugo Con-
recidos como tema alrededor de 1940) adquieren suegra, Fayad Jamís, José Antonio, Guido Llinás,
categoría de símbolos de lo cubano en una di- Antonio Vidal, Tomás Oliva y Viredo, pintores
mensión más desasida de lo inmediato íntimo. y escultores que se proponen «impulsar y
Así como Mariano se adentra en la intimidad revitalizar» ambas manifestaciones, vistas por

Untitled-44 241 02/06/2010, 9:33


242 ETAPA 1923-1958

cada uno como necesitadas de cambios y trans- los de pequeño formato, representantes de ten-
formaciones. Sus afanes de ruptura tenían pre- dencias académicas y no figurativas. Mención
tensiones estéticas y políticas a un tiempo, con obligada ha de hacerse también del mural y de la
las que retomaban la actitud beligerante de los cerámica, en los que se destacaron Carlos
inicios del arte moderno en el país, ahora en una Enríquez con su fresco La invasión (1937), en
etapa de crisis, como entonces. Con su negativa la Escuela «José Miguel Gómez»; Mariano
a participar en la Bienal de 1954, en la de 1956 y Rodríguez con El dolor humano (1953), en el
en el Salón Nacional de 1957, convocado por la edificio del Retiro Odontológico, en La Haba-
Dirección de Cultura en plena dictadura de Ba- na; Portocarrero por el realizado en la iglesia de
tista, así como con la búsqueda de nuevas for- Bauta, en la provincia de La Habana; Abela con
mas, se erigieron en genuinos representantes de La colonización, en la Escuela Normal de Santa
las agudas contradicciones que dieron la tónica Clara; Arche con El ciclón (en el mismo cen-
de su momento histórico; trabajaron por encon- tro); Amelia Peláez y Ernesto González Puig por
trar una cubanía que estimaban necesaria y au- su participación en ese alto centro docente, jun-
sente de sus predecesores, y al mismo tiempo to a otros de la talla de Mariano y de Porto-
clamaron por la libertad del artista, un modo muy carrero. En las paredes del edificio Esso hicie-
suyo de defender la libertad política y económi- ron pintura mural Wifredo Lam, los dos que
ca. En torno a sus dos grandes preocupaciones: acaban de mencionarse, Jorge Rigol, Enrique
la búsqueda de lo cubano y la libertad del crea- Moret y Carmelo González. Puede considerar-
dor, postulan la necesidad de un arte nuevo y se a Antonio Gattorno de los primeros que en
niegan, de hecho, el de sus predecesores inme- este período se ocuparon de esta manifestación
diatos, con la excepción mayor de Lam. En su pictórica con su La leyenda de Adonaya, en la
defensa del abstraccionismo (el libre juego de casa de Gustavo Gutiérrez. Menos conocidos en
percepciones de la realidad) continuaban la lí- esa disciplina fueron Mauricio Collado, Anto-
nea de interiorización del decenio anterior, hi- nio Martínez Andrés y Leovigildo González. La
cieron más profunda su ruptura con el acontecer cerámica alcanzó relieves de universalidad en
y asumieron un arte que sus autores con- manos de los grandes maestros (Amelia Peláez
sideraban libre de todo compromiso y a la vez y René Portocarrero).
expresión suficiente de sí mismo. Se trataba de El grabado y la ilustración tuvieron también
una corriente en cuyos fundamentos están no una gran calidad, realizados con profesionalismo
sólo las circunstancias históricas concretas, sino por Jorge Rigol y Carmelo González y por los
además la influencia de importantes artistas ex- mejores pintores en las portadas y páginas inte-
tranjeros, exponentes del informalismo. El pa- riores de la revista Orígenes, en los poemarios
norama cultural de la nación se enriqueció asi- Enemigo rumor, de Lezama Lima, y La belleza
mismo con el trabajo de otros creadores, como que el cielo no amortaja, de Justo Rodríguez San-
Loló Soldevilla, Julio Matilla, Adigio Benítez, tos, ambos de Mariano Rodríguez, y en la edi-
Antonia Eiriz, Daniel Serra Badué, Pedro de ción de Fata Morgana, de Breton, a cargo de Lam.
Oraá, Salvador Corratgé, Manuel Vidal, Um- En la caricatura despuntaba, allá por 1927, Juan
berto Peña, Lesbia Vent Dumois, Ángel Acosta David, artista de un singular talento que queda-
León, entre otros de quehacer igualmente es- ría demostrado a lo largo de este período 1936-
timable. 1958. El mayor conocedor de su obra, José An-
Se destacan además en este panorama las la- tonio Évora, ha visto tres fases en su trayectoria
bores de significativos escultores, como Floren- durante esta etapa (la cuarta pertenece a la si-
cio Gelabert, Juan José Sicre, Rita Longa, guiente época, desde 1959): una inicial de tan-
Alfredo Lozano, Roberto Estopiñán, Teodoro teo y búsqueda y fuerte influencia del salvado-
Ramos Blanco, Francisco Antigua, Agustín Cár- reño Toño Salazar, la segunda, conformada por
denas, Tomás Oliva, autores de piezas de distin- las lecciones de R. Blanco y con amplia produc-
tos volúmenes, desde los monumentales hasta ción en la sátira política (a través de colabora-

Untitled-44 242 02/06/2010, 9:33


CONTEXTO POLÍTICO, SOCIAL Y ECONÓMICO 243

ciones diarias en el periódico Información), y la La Escuela Libre de Artes Plásticas [así la


tercera, que deja ver un «trazo muy limpio, como denomina el documento], dado su carácter
culminación de una época tempestuosa y agita- de ensayo experimental vendrá a ser a ma-
da que lo llevó a la búsqueda constante»49 (en nera de un gran taller, en donde los artistas
frecuentes colaboraciones en la revista Bohemia). más jóvenes, o menos experimentados, tra-
El humor político encuentra en René de la Nuez bajarán en compañía de un grupo de orien-
un realizador relevante con los ilustres antece- tadores, de los cuales recibirán solamente
dentes de Hernández Cárdenas (Hercar) y de aquellos consejos o enseñanzas que tien-
Abela, un maestro dentro del género. Ciertamen- dan a exaltar su personalidad, prestándole
te, su personaje El Loquito, muy popular desde conocimientos que habrán de acelerar el
que lo dio a conocer en Zig-Zag en febrero de alcance del grado de madurez necesaria para
1957, era un continuador de El Bobo, de Abela; la realización de una obra capaz de dar per-
se trataba de un «ingenuo» ciudadano que ridicu- fil propio al arte cubano. En este taller los
lizaba al gobernante, denunciaba los males de su artistas habrán de encontrar un ambiente
gobierno y aludía con frecuencia a la lucha que de efectiva libertad, en lo que concierne a
contra él se libraba en la Sierra Maestra. Sobresa- la labor artística.50
lientes en el dibujo humorístico fueron además
Prohías, Arroyito, Zardarriaga, Vergara, Silvio, Dos años antes, en 1935, se había fundado en
cuyos personajes llenaron espacios importantes Santiago de Cuba la Escuela Provincial de Artes
de la prensa diaria y semanal con diferentes te- Plásticas «José Joaquín Tejada», cuyo primer
mas y problemáticas, desde conflictos político- curso se inició en septiembre con las asignatu-
sociales hasta la condición humana. ras de modelado, naturaleza muerta, colorido y
Centros de docencia, instituciones culturales, dibujo geométrico; hasta 1945 mantuvo su ca-
trabajos de crítica y divulgación, enriquecen rácter de escuela de nivel medio y ofrecía becas
sustancialmente la vida de las artes plásticas en a sus mejores expedientes para proseguir am-
Cuba. Entre los primeros, el Estudio Libre de pliando sus conocimientos en San Alejandro, en
Pintura y Escultura, fundado en 1937, hizo un La Habana, reconocida como academia de nivel
valioso aporte en los escasos meses que pudo superior. A partir de la fecha en que adquirió
permanecer activo, siempre atendido por algu- oficialmente la condición que le daba paridad con
nos de los más destacados pintores nacionales y su homóloga de la capital, con dos niveles y cur-
dispuesto para estimular al alumno sin restric- sos diurnos y nocturnos, continuó desenvolvien-
ciones invalidantes ni criterios preconcebidos, do sus labores mediante clases de numerosas
un esfuerzo que intentaba hacer llegar los cono- asignaturas, catorce en 1956, impartidas por pro-
cimientos imprescindibles a los estudiantes, fesionales de gran prestigio. Además de las la-
quienes debían ir conformando en sí «una visión bores docentes, presentó exposiciones circulan-
plástica de todas las cosas»; esa iniciativa se ins- tes, recitales, conferencias, proyecciones de
cribe en la actitud de rebelión frente a la acade- documentales artísticos en diferentes munici-
mia que había iniciado el arte moderno en Cuba pios; entre sus más importantes aportes a la cul-
y que era preciso mantener incluso contra otros tura nacional y particularmente a la cultura de la
convencionalismos si se quería realmente hacer antigua provincia de Oriente, están la Galería
una contribución sustancial en la búsqueda de Oriente y su revista Galería, a la primera de las
un arte cubano y propiciar el desarrollo de la cuales se debió, en colaboración con la Univer-
personalidad creadora. En el «Memorando» que sidad de Oriente, la exhibición de la Exposición
los organizadores enviaron a José María Chacón Plástica Cubana Contemporánea, entonces de
y Calvo, director de Cultura de la Secretaría de gran significado político porque constituyó una
Educación, se definen las características de la respuesta a la muestra de la Bienal Hispanoame-
institución y se plantean cuestiones referentes a ricana de Arte, en La Habana, auspiciada por los
su funcionamiento: gobiernos de Franco y de Batista. Durante estos

Untitled-44 243 02/06/2010, 9:33


244 ETAPA 1923-1958

años continuó su trabajo la academia San Ale- David. Los premios también constituyeron un
jandro, representante de un conservadurismo estímulo para los artistas, en especial el más re-
que fue duramente combatido en la década de nombrado, el Nacional.
1920 por los inquietos renovadores de la van- La crítica y la investigación en torno a las ar-
guardia; no obstante, esta vieja institución con- tes plásticas alcanzaron cierto desarrollo en
tinuó siendo un relevante centro difusor de co- Cuba. La prensa diaria recogía, en notas y rese-
nocimientos básicos y experiencias primarias ñas o en crónicas, las opiniones de los especia-
para los que se iniciaban en la pintura y la escul- listas acerca de exposiciones y eventos relacio-
tura, aunque muchos de los más significativos nados con la pintura, la escultura o cualquier otra
creadores de esos decenios republicanos hicie- manifestación creadora. Folletos y libros acerca
ron su obra totalmente desentendidos de esas de artistas cubanos e historia del arte, así como
enseñanzas. De menor rango fueron la Acade- artículos en revistas de Cuba y del extranjero,
mia Villate, de la Sociedad Económica de Ami- conformaron un ambiente espiritual y una tra-
gos del País, y las que funcionaron en capitales dición de cultura, notoriamente creciente en este
de provincias, en cuyas aulas aprendieron o ejer- período en comparación con la primera etapa del
cieron el magisterio algunos de los más valiosos proceso evolutivo de la República (1899-1922).
exponentes de la plástica cubana del período. Naturalmente surgida del quehacer de artistas e
Desempeñaron una función vital en el perío- instituciones, la crítica no llegó a alcanzar, sin
do las numerosas exposiciones personales y co- embargo, en sus especificidades, la calidad y tras-
lectivas, tanto en Cuba como en las más renom- cendencia de las expresiones artísticas que en-
bradas capitales del mundo artístico de América juició y valoró. Una simple revisión de la bi-
Latina, Europa y Estados Unidos. Desde 1935 bliografía conocida revela de inmediato dos
fue establecido el Salón Nacional, convocado por deficiencias: la brevedad de los trabajos y su re-
la Dirección de Cultura del Ministerio de Edu- lativa escasez; en su inmensa mayoría son ensa-
cación, un evento de suma importancia desde su yos o artículos, algunos folletos y poquísimos
primera muestra. Varias instituciones de La Ha- libros. Entre esos últimos hay que mencionar
bana y de provincias —Lyceum Lawn Tennis los de Marcelo Pogolotti (La pintura de dos si-
Club, Sociedad Cultural Nuestro Tiempo, Uni- glos. El siglo de oro español y el gran siglo francés,
versidad de La Habana, Universidad de Orien- 1944, y Puntos en el espacio, 1955); Anita Arro-
te, Museo Nacional de Bellas Artes, diversas yo (Las artes industriales en Cuba, 1943); Loló
galerías y locales dispuestos para la ocasión— de la Torriente (Estudio de las artes plásticas en
promovían la obra de diferentes pintores y es- Cuba, 1954); Raúl Aparicio (Diez pintores del
cultores de variadas edades y tendencias esti- mundo, 1945, en colaboración con Felipe Orlan-
lísticas, así como otras manifestaciones de la do); Gladys Lauderman (Factores estilísticos de
plástica que por entonces eran cultivadas. Entre la escultura cubana contemporánea, 1951), Este-
las muestras más importantes merecen citarse, ban Valderrama (La pintura y la escultura en
además, la Primera Exposición de Arte Moder- Cuba, 1952) y Enrique Caravia (Leopoldo Roma-
no (1937), la denominada 300 Años de Arte en ñach. 1862-1951, 1952). De menor extensión, se
Cuba (1940), bajo los auspicios de la Universi- destacan asimismo los textos de José Gómez Si-
dad de La Habana, las bienales de los años 50, y cre (Carreño, 1943, y Pintura cubana de hoy,
la que se montó en el Lyceum el 28 de enero de 1944); José Lezama Lima (Arístides Fernández,
1954 como antibienal, trasladada después a San- 1950); Jorge Mañach (El paisaje y la pintura en
tiago de Cuba, Camagüey y finalmente a la Uni- Cuba, 1957), Virgilio Piñera (La pintura de Por-
versidad capitalina como parte del Festival Uni- tocarrero, 1942); los dedicados a Wifredo Lam
versitario de Arte Cubano; a esto se suman los por Fernando Ortiz y José A. Baragaño, ambos
salones nacionales de humoristas, alrededor de de 1958, entre otros. Ensayistas y conocedores
diez durante estos años, desde 1936, en varios extranjeros también se ocuparon de los creado-
de los cuales fue galardonado el caricaturista res cubanos (Lam, Carreño, Felipe Orlando).

Untitled-44 244 02/06/2010, 9:33


CONTEXTO POLÍTICO, SOCIAL Y ECONÓMICO 245

Otra labor digna de recordar fue la presencia de factores de carácter estético-constructivo, influ-
la Historia del Arte como asignatura en la do- yen en el predominio de las más novedosas ideas.
cencia superior, así como la Filosofía de la His- La impronta del pensamiento arquitectónico
toria del Arte, que comenzaron a impartirse en contemporáneo a través de la obra y las ense-
la Facultad de Filosofía y Letras de la Universi- ñanzas de valiosos realizadores que en distintos
dad de La Habana en 1934 y 1938 respectiva- momentos estuvieron de visita en La Habana,
mente, gracias a las gestiones y el magisterio di- contribuyó de manera notable a transformar las
recto de Luis de Soto y de su ayudante Rosario viejas concepciones. José Luis Sert, emigrado de
Novoa; ambas cátedras fueron paulatinamente España en 1939, reúne ese mismo año —el de su
enriquecidas con materiales docentes, entre ellos paso por Cuba con rumbo a Estados Unidos—
la biblioteca especializada de su creador y ani- a varios arquitectos (Miguel Gastón, Nicolás
mador, conferencias, cursos libres, proyecciones Arroyo, Eugenio Batista, Manuel Tapia Ruano,
de cine, debates, actividades todas complemen- Gabriel Menéndez, Beatriz Masó, Carlos
tarias de las clases del currículum establecido. Alzugaray, Emilio de Junco, Eduardo Monte-
Del propio De Soto se publicaron entonces Ars lieu), que en 1941 integrarían el grupo ATEC
(1938), Filosofía de la Historia del Arte (2 vols., (Agrupación Técnica de Estudios Contemporá-
1943-1947), Los estilos artísticos (1944), La es- neos), en representación del cual asistirían a con-
cultura cubana contemporánea, a través de cinco gresos en Europa, donde se familiarizarían con
de sus cultivadores más representativos (1945), las novedosas corrientes. Richard Neutra en
Esquema para una indagación estilística de la pin- 1945, en sus conferencias en la Facultad de Ar-
tura moderna cubana (1945) y Los factores polí- quitectura; el mexicano Carlos Obregón Santa-
ticos y sociales en la pintura actual (1948). Más cilia, en 1948; Gropius, en 1949, durante su es-
tarde se abrieron esas cátedras en las universida- tancia en La Habana; el diálogo con otros
des de Oriente y Central de Las Villas, desde las reconocidos maestros en los inicios de los años
que se ejerció igualmente una fructífera labor 50 y con las ideas que se recogen en las publica-
cultural. ciones especializadas, así como la loable actitud
La arquitectura, dependiente como ninguna renovadora de profesores de la Universidad de
otra de las manifestaciones artísticas de dos fac- La Habana (Joaquín Weiss y Pedro Martínez
tores esenciales: la formación académica y téc- Inclán) desde la década de 1940, hacen factibles
nica y el capital privado o de las instituciones, las transformaciones que se observan en los es-
experimenta una evolución diferente, propia, tilos y técnicas constructivas antes de 1959. Se
durante este período. La historiografía especia- trata en realidad de un lento proceso de asimila-
lizada ha observado la inexistencia de «una par- ción de las modernas maneras y de superación
ticipación activa de los arquitectos en la cultura de los viejos esquemas, con manifestaciones
cubana en la década del 30, en la renovación ar- transicionales en los estilos Art-Decó, Monu-
tística gestadora de la “modernidad”, contrapues- mental Moderno, Neocolonial y Protonacio-
ta al academicismo y al eclecticismo».51 Hacia nalista Cubano. Esas cuatro maneras (represen-
mediados de ese decenio precisamente va co- tadas, respectivamente, por el edificio Bacardí,
brando cuerpo un conjunto de ideas en torno a en Monserrate y Progreso, por el arquitecto E.
la arquitectura cubana desde una perspectiva di- Rodríguez Castells; el edificio de la biblioteca
ferente. En los años 40 se inicia el proceso de de la Sociedad Económica de Amigos del País,
una incorporación estable de los más significa- en Salvador Allende entre Soledad y Castillejo,
tivos enunciados del llamado movimiento mo- de Govantes y Cabarrocas; la casa de Eutimio
derno. La estabilización creciente del país, aun Falla Bonet, en 1ra entre 28 y 30, Miramar, de
dentro de una democracia dependiente y preca- Eugenio Batista —todas en La Habana— y el
ria, unida al incremento de la economía como hospital de Topes de Collantes, en Las Villas, de
consecuencia del alza del precio del azúcar du- Moenk y Varela) conviven como aperturas hacia
rante la Segunda Guerra Mundial, entre otros el Movimiento Moderno, que en los finales de

Untitled-44 245 02/06/2010, 9:33


246 ETAPA 1923-1958

los 40 y comienzos de los 50 se muestra como día a encontrar soluciones funcionales y al mis-
un hecho cierto. mo tiempo modernas.
Ejemplos de modernidad aparecen ya en el El crecimiento que experimentó el país, en
Centro Médico Quirúrgico (29 y C, Vedado), especial La Habana, en las edificaciones estata-
que en 1945 recibió medalla de oro del Colegio les y privadas, con las que se fue modificando
de Arquitectos, y en el bloque de Radiocentro notoriamente el paisaje urbano de los 20 y los
(L y 23, Vedado), de Max Borges el primero y 30, no trajo como consecuencia un incremento
de Junco, Gastón y Domínguez el segundo, a de la vivienda popular, apenas atendida con la
propósito del cual la crítica ha señalado «la ne- construcción del Barrio Obrero de Luyanó, de
cesidad de una renovación figurativa, acorde a la 1944, con un total de 1500 familias beneficia-
eficiencia y modernidad que exigen las estruc- das. Los edificios de apartamentos de las em-
turas funcionales del capitalismo avanzado que presas privadas o de propietarios de un capital
se introduce en América Latina».52 Merece ci- medio, eran inaccesibles a las grandes masas
tarse, además, dentro de esta modalidad, la casa obreras. En los campos predominaba el bohío, y
estudio de 5ª y 86 en Miramar, de Nicolás Arro- en los poblados de provincia, la casa de pobre
yo y Gabriel Menéndez. Múltiples influencias factura y precios de alquiler bajos. A partir de
convergen en el Movimiento Moderno y se ex- esa situación, que no era más que una de las ma-
presan, en una u otra medida, en algunos de los nifestaciones de la crisis general en la que se su-
edificios que en los años 50 conciben los arqui- mió el país después del golpe de estado de Ba-
tectos cubanos: el Tribunal de Cuentas, actual tista en 1952, y animados por las búsquedas de
Palacio de la Revolución, de Aquiles Capablanca; una arquitectura que rompiera con los esquemas
el retiro Odontológico (actualmente Edificio constructivos imperantes, insuficientes para so-
«Julio Antonio Mella»), en L entre 21 y 23, pre- lucionar los problemas de la colectividad, un
miado con medalla de oro en 1956, de Antonio grupo de arquitectos (Ricardo Porro, Juan Tos-
Quintana; la Compañía Cubana de Electricidad ca, Hugo Dacosta, Andrés Garrudo, Fernando
(actualmente Ministerio de la Industria Básica), Salinas, Raúl González Romero, Mario Girona)
en Carlos III (hoy Salvador Allende) entre se constituyen, con otros artistas e intelectua-
Oquendo y Soledad, de Jorge Luis Echarte; el les, en representantes de una nueva sensibilidad
Cabaret Tropicana, en 45 y 72, Marianao, meda- ideoestética, de una nueva manera de asumir la
lla de oro del Colegio de Arquitectos en 1953, profesión, identificada, a partir de esas proble-
de Max Borges; el Focsa, en 17 y M, Vedado, máticas, con la lucha ideológica y, al mismo tiem-
construido entre 1954 y 1956 por Ernesto po, asumida como una forma de la conciencia
Gómez Sampera, Martín Domínguez y Barto- social. Se desentienden entonces de los criterios
lomé Bastard, una de las más notables edifica- en los que se sustenta la tesis de la neutralidad
ciones de esos momentos en América Latina de la cultura, y se incorporan a la lucha que en
dentro de su tipo, ejemplo de las soluciones de diversos frentes se libraba en aquellos momen-
habitat propias de la burguesía cubana de enton- tos contra la tiranía, a la que se enfrentaba el fu-
ces, de su sector menos acaudalado. Los edifi- turo arquitecto José Antonio Echeverría.
cios de apartamentos dejan ver la búsqueda de [E. S. y R. H. O.]
elementos tradicionales cubanos, una necesidad
estilística que se hace evidente asimismo en las
viviendas individuales. Esa inquietud está pre- 2.1.11 La música (1936-1958)
sente en la casa Noval (17 A entre 174 y 190,
Cubanacán), de Mario Romañach, en los inicios Como la pintura y la literatura, la música cuba-
de los años 50. La presencia de los estilos más na alcanzó una extraordinaria calidad en el pe-
difundidos se conjuga en esa década con las ríodo 1936-1958, tanto en la línea denominada
preocupaciones por hallar maneras propias, de culta como en la popular. En ese auge fueron
lo que resultó una arquitectura ecléctica que ten- decisivas la docencia y las labores sostenidas de

Untitled-44 246 02/06/2010, 9:33


CONTEXTO POLÍTICO, SOCIAL Y ECONÓMICO 247

numerosas instituciones. En primer lugar hay acompañados por maestros procedentes de


que señalar la búsqueda, durante esos años, de otros países europeos—; y lo que era peor,
una universalidad que pasó en sus momentos ni siquiera se apreciaba entonces, en toda
iniciales por una etapa de cosmopolitismo, has- su magnitud, el extraordinario trabajo que
ta que finalmente alcanzó una significación tras- en diferentes direcciones acababan de rea-
cendente desde la incorporación de una cubanía lizar Amadeo Roldán y Alejandro García
esencial. Ese proceso transformador hacia po- Caturla. Esto quedaba para unos pocos en-
siciones cosmopolitas tuvo su origen en la ne- terados.53
cesidad de superar el folklorismo exteriorista,
inquietud similar a la que se observa en la evo- No obstante, una plausible labor venían rea-
lución de la poesía y del cuento cubanos en las lizando al mismo tiempo, como apunta el pro-
obras de Guillén y de Onelio Jorge Cardoso, pio Martín, grupos, instituciones y profesores
por ejemplo, si bien en ellos esa superación del de La Habana y de ciudades de provincias: las
estilo y los temas vernáculos se convirtió de orquestas Filarmónica y de Cámara, el Cuarteto
inmediato en creaciones de dimensiones uni- de La Habana, la coral capitalina, Somavilla en
versales, no en expresiones del cosmopolitis- Matanzas, Urtiaga en Cienfuegos, Luis Aguirre
mo. Hacia la segunda mitad de la década de y Félix Ráfols en Camagüey, los hermanos Dul-
1930, el panorama de la música culta en Cuba ce María y Antonio Serret en Santiago de Cuba,
—en la que se aprecia un afán superador— ca- Diego Bonilla en La Habana, desde su cargo de
recía de una serie de elementos vitales y deter- director del Conservatorio Municipal, escuela
minantes para el desarrollo de un arte sonoro ejemplar por su rigor, su seriedad y las múlti-
de gran riqueza, como expresa Edgardo Martín ples actividades que llevó adelante. Las obras de
en estas afirmaciones: Roldán y Caturla contribuyeron también, a pe-
sar de su escasa repercusión, a crear las bases para
Al medio musical cubano le faltaban en- que se diese un salto cualitativo y se enriquecie-
tonces muchos factores, adolecía de peli- ra, con relativa rapidez, el panorama de la mú-
grosos retrasos, desconocía casi totalmen- sica culta. En ese ambiente, en el que se
te su pasado histórico, carecía —como todo entremezclaban las carencias y los intentos supe-
el medio cultural cubano— de una escala radores, surgió el Grupo de Renovación Musi-
de valores regida por la jerarquización que cal, integrado por José Ardévol —español radi-
se produce normalmente en toda cultura cado en Cuba, desde 1934 director de la
desarrollada; tenía un marcado retraso con Orquesta de Cámara de La Habana, conferen-
relación a las corrientes europeas vigentes cista y animoso promotor cultural, profesor del
y con respecto a lo que sucedía en Nor- mencionado Conservatorio Municipal, en cuyas
teamérica, además de ignorar casi totalmen- aulas, y al calor de sus clases, se cohesionaron
te la música del resto del Continente; su- los demás integrantes del Grupo—, Hilario
fría del general estancamiento académico González, Harold Gramatges, Julián Orbón,
que habían traído al país numerosos profe- Juan Antonio Cámara, Serafín Pro, Virginia
sores españoles que, si por una parte ha- Fleites, Gisela Hernández, Enrique Aparicio
bían sido los gestores de casi todo el mo- Bellver, Argeliers León, Dolores Torres y
vimiento musical cubano, por otra se Edgardo Martín. Una de las principales batallas
aprovecharon muy bien de las necesidades de esos creadores fue la de poner al día la música
del medio y lo explotaron ampliamente, en Cuba, a la que Ardévol había traído las más
sobre todo a través de esos negocios-ven- modernas expresiones cuando introdujo el
de-títulos que eran los llamados «conser- atonalismo y comulgó con los postulados de la
vatorios», por ellos fundados (siguiendo el politonía, la poliarmonía, la polirritmia, el
«plan del Conservatorio de Madrid») —en modalismo y el neoclasicismo. En su propia obra,
cuyo gran negocio no estuvieron solos, sino el maestro se movía dentro de lo que ha dado en

Untitled-44 247 02/06/2010, 9:33


248 ETAPA 1923-1958

llamarse «un universalismo abstracto»; en sus cla- Los miembros del Grupo desplegaron una
ses y conferencias mostraba su inconformidad constante y fecunda labor formativa y divulga-
con el nacionalismo. Poco a poco, sin embargo, dora, paralela a su obra de creación, a través de
fue incorporándose al Grupo una cubanía que orquestas, coros, centros docentes, conferencias,
de hecho resultaba insoslayable, interpretada por todo lo cual dio a su vida profesional una signi-
cada uno de manera diferente, de acuerdo con ficación múltiple. Ardévol escribió desde posi-
las posiciones estéticas asumidas en su forma- ciones neoclasicistas muchas de sus creaciones,
ción académica. Durante sus años de actividad convencido como estaba de la necesidad de una
(1942-1948), el Grupo desplegó un animado técnica rigurosa que no dejara margen a las
quehacer en la composición, en la docencia di- efervescencias ni a los ímpetus irrefrenables. Ese
recta, en la difusión a través de sus fecundos vín- antirromanticismo, que no desconoció los apor-
culos con instituciones (Lyceum, Sociedad de tes de los más relevantes músicos europeos con-
Conciertos, Sociedad de Música de Cámara, Ins- temporáneos ni las técnicas de su momento,
tituto Musical de Investigaciones Folklóricas), contribuyó de manera sustancial en la formación
en la animación del ambiente cultural cubano de los demás integrantes del Grupo, quienes
desde las estrechas relaciones con intelectuales después tomaron los caminos que estimaron
y creadores de otras disciplinas, en sus aportes a propios. Ese magisterio impidió, entre otros
la revista Conservatorio (portadora de noveda- problemas, que los artistas se limitaran al em-
des, publicada por el Conservatorio Municipal) pleo de recursos primarios que hubiesen sido
y más tarde en la edición de la revista La Música, suficientes para lograr una música de calidad que
en el diálogo profesional que sostuvieron con rebasara los estrechos límites del folklorismo.
músicos de América Latina, una actitud seme- Argeliers León con Suite cubana (1946) y Sona-
jante a la de escritores como Guillén, Carpentier tas para la virgen del Cobre (1947); Harold
y tantos otros que hallaban en esa proyección Gramatges con Sinfonía en Mi (1945), Sonata
un modo natural de existir. En apretada síntesis para cuerdas (1947), Sinfonietta (1955) y otras
resume Edgardo Martín la labor de la agrupa- muchas composiciones de distinto formato;
ción en estos cinco párrafos: Hilario González con su música orquestal y para
agrupaciones de cámara; Edgardo Martín con sus
1. Había revalorado lo cubano musical y abier- sinfonías (1947 y 1948), Danzón (1954) y otras
to las puertas a una cubanía amplia, mate- muchas obras; cada uno, en fin, de los que se
rializada en diversos caminos creadores. planteó la creación musical como la búsqueda
de la universalidad desde la cubanía, tuvo en las
2. Había fundado la necesidad de la creación
enseñanzas de Ardévol lecciones de primer or-
de esencia cubana en base a técnicas sóli-
den, sin concesiones al facilismo. Labor similar
das y completas.
desarrollaron por esos años los mayores escri-
3. Había combatido todo nacionalismo tores y artistas plásticos del país, movidos por
rapsodista, colorista, provinciano, anecdó- un similar sentido de la modernidad. Al mismo
tico. tiempo elaboraban su obra otros músicos
propugnadores del espíritu contemporáneo
4. Había formulado el principio de una mú-
(Evelio Tieles, Natalio Galán, Nilo Rodríguez,
sica nacional universal, fundamentada en
Electo Silva, Federico Smith) y del nacionalis-
el empleo propio de las grandes formas,
mo (Carlos Borbolla, Pablo Ruiz Castellanos,
instrumentales, vocales y mixtas.
Rodrigo Prats, José Urfé, Enrique González
5. Dejaba realizada una obra cubana y crea- Mántici, Félix Guerrero), los primeros, herede-
das las condiciones para el desarrollo ulte- ros del Grupo Renovación Musical, y los segun-
rior y dialéctico de unos cuantos buenos dos, desentendidos de sus enseñanzas. A esos
compositores nacionales, integrantes de las esfuerzos se suman los que llevaron adelante
generaciones siguientes.54 otros tres creadores: Juan Blanco, Carlos Fariñas

Untitled-44 248 02/06/2010, 9:33


CONTEXTO POLÍTICO, SOCIAL Y ECONÓMICO 249

y Leo Brouwer, los de más apreciable fruto en- gran cantidad de presentaciones públicas que
tre aquellos que se iniciaron en la década de 1950. hicieron con singulares obras de pequeño for-
La música culta encontró en el trabajo de las mato; crearon magníficas posibilidades de audi-
orquestas y las agrupaciones de cámara, en di- ción de los músicos cubanos e hicieron extensi-
rectores y ejecutantes, en el extraordinario em- va su actividad a conferencias y charlas. La
peño de algunas instituciones, un auge sin pre- Sociedad de Conciertos trajo en ocasiones a re-
cedentes, con formidables audiciones de la gran conocidos intérpretes extranjeros, en tanto que
música en diferentes etapas históricas. Las or- la Sociedad de Música de Cámara ofreció sus
questas Sinfónica (1922-ca.1944) y Filarmónica importantes servicios, además, en provincias. En
(1924-1958) desplegaron una intensa y valiosí- La Habana funcionaron asimismo el Cuarteto
sima ejecutoria, la primera con escasos recursos Clásico, la Sociedad Popular de Conciertos, el
y gracias sobre todo al interés de sus miembros Instituto Nacional de Música (fundado en 1950),
y directores, entre los que estuvo, en calidad de la Sociedad Guitarrística, mientras que en otras
invitado, Pablo Casals; la segunda, en cambio, ciudades trabajaron la Sociedad Pro-Artes y
sustentada económicamente por el Patronato Ciencias (Cienfuegos), la Sociedad de Arte
Pro-Música Sinfónica —un conjunto de adine- Musical (Santa Clara), la Sociedad de Concier-
rados habaneros—, dio conciertos bajo la direc- tos (Camagüey), la Sociedad Filarmónica
ción de Erich Kleiber —su director titular—, (Holguín, Santiago de Cuba y Guantánamo) y
Bruno Walter, Igor Stravinsky, Herbet Von la Sociedad Pro-Arte (Manzanillo y Santiago de
Karajan, Thomas Beecham, Carlos Chávez, Cuba), siempre subvencionadas por sus miem-
Frieder Weissman, con algunos de los más gran- bros y sólo en contados momentos con fondos
des intérpretes de entonces: Yehudi Menuhin, estatales. La más importante y significativa de
Claudio Arrau, Jacha Heifetz, Andrés Segovia; las instituciones dedicadas a la música en ese
contaba además con un coro filarmónico, lo que período fue la Sociedad Pro Arte Musical, radi-
permitió interpretar composiciones en las que cada en La Habana y en activo desde 1918. Si
ese elemento formaba parte de la estructura; y bien dejó fuera de repertorio las obras de los
fungió como orquesta acompañante en puestas cubanos, trajo a los más grandes intérpretes del
en escena de óperas y ballets. Tan valioso servi- mundo y a las más justamente renombradas or-
cio a la cultura —en el que hay que destacar los questas y agrupaciones de cámara. Contribuyó
conciertos populares, ideados por Kleiber, para también, de manera sustancial, al auge que al-
aquellos que no podían pagar el precio de las canzó el ballet en las figuras de Alicia, Alberto y
funciones habituales, con la misma programa- Fernando Alonso, no sólo mediante la creación
ción—, se llevó adelante con la desatención de y sostenimiento de la escuela de la que salieron
los autores cubanos, apenas incluidos, un error esos tres grandes representantes de la danza,
de la dirección del Patronato que perjudicó al sino, además, a través del apoyo que brindó a la
desenvolvimiento y difusión de los talentos na- creación de ballets de autores nacionales. Por La
cionales. Por iniciativa de González Mántici y Habana pasaron los más prestigiosos cantantes
bajo su dirección fue creada una orquesta de gran de ópera de los años 40 y 50, traídos por Pro
formato para dar conciertos por la radio, previa- Arte, con lo que esa manifestación artística se
mente grabados, con obras de músicos y incorporó al conjunto de las audiciones del más
ejecutantes solistas que no eran contratados por acabado arte musical de esos decenios, si bien
la Filarmónica, toda una labor paralela que se no fueron muy frecuentes en los programas al-
caracterizó por su apertura desprejuiciada a ten- gunas de las más modernas líneas del mundo
dencias, estilos y sonoridades diversas. sonoro contemporáneo; en la ópera, por otra
La fundación del Trío Renacimiento en 1937, parte, predominó la italiana con las puestas de
de la Sociedad de Conciertos en 1939 y de la sus grandes clásicos.
Sociedad de Música de Cámara en 1945, fue de- El origen de la ópera como manifestación ar-
terminante para la vida musical del país por la tística nacional se ubica precisamente en esas

Untitled-44 249 02/06/2010, 9:33


250 ETAPA 1923-1958

décadas, en especial la de 1940, cuando surgió tico, la Sociedad de Relaciones Culturales, la


un grupo de trabajo dirigido por Gonzalo Roig Sociedad Infantil de Bellas Artes, la Institución
con la participación de cantantes del país, un es- Hispanocubana de Cultura, el Ateneo de La Ha-
fuerzo que no perduró, pero que quedó como bana, el Instituto Cultural Cubano-Norteame-
antecedente y estimuló las potencialidades en ese ricano, la Agrupación de Amigos de la Cultura
sentido. Surgieron y se desarrollaron entonces Francesa, todas de la capital, así como sus
numerosos ejecutantes en distintos instrumen- homólogas de las provincias. La más destacada,
tos y en el canto, entre los cuales se destacan con un merecido prestigio, fue la Sociedad Cul-
José Echániz y Jorge Bolet (pianistas), Virgilio tural Nuestro Tiempo, de gran importancia en
Diago (violinista), Isaac Nicola (guitarrista), la década de 1950. Un valiosísimo aporte a la
Manuel Duchesne Morillas (flautista), Juan Jor- música lo hicieron además dos emisoras radia-
ge Junco (clarinetista), Alberto Roldán (violon- les: Mil Diez y CMBF, ésta dedicada por entero
chelista), Iris Burguet (soprano), Marta Pérez a la denominada música culta, activa desde 1948
(mezzosoprano), Francisco Naya (tenor) y Juan y desde entonces altamente estimable como uno
Pulido (barítono). Los coros realizaron un aten- de los más valiosos órganos de difusión de esta
dible trabajo, en especial la Coral de La Habana manifestación cultural. Algunas de esas institu-
—fundada y dirigida por María Muñoz—, el ciones —a las que hay que añadir la Universidad
Coro del Conservatorio Municipal (dirigido por Masónica de La Habana— y las que se consa-
Serafín Pro, uno de los pioneros de esa manifes- graban exclusivamente a la docencia musical en
tación artística en Cuba), el coro infantil del pro- La Habana y en provincias (práctica que se in-
pio Conservatorio, el Grupo Madrigal, el Coro corporó a las escuelas privadas y públicas en 1938
de las Juventudes Católicas, el coro de Madriga- y a los centros de segunda enseñanza en 1939,
listas, el Coro Nacional Cubano, la Coral Uni- en ambos con resultados de escasa significación
versitaria de La Habana, la Coral de la Universi- por la precariedad de los recursos destinados a
dad Católica de Villanueva, el Orfeón Vasco. La esos fines, en especial los profesores), coadyu-
primera de esas agrupaciones, además de su ta- varon a la creación de un ambiente y a la forma-
rea de intérprete, sustentada en obras clásicas, ción de una sensibilidad en los alumnos, al mis-
en ejemplos del folklore nacional y extranjero y mo tiempo que conformaban una sólida cultura
en canciones del repertorio cubano, organizó co- especializada que sería la base indispensable para
ros en centros educacionales (Casa de Benefi- la crítica y la investigación musicológica, expre-
cencia, Centro Tecnológico de Ceiba del Agua, sadas en las revistas (Conservatorio 1943-1951,
colegios privados). Además de los mencionados, órgano del Conservatorio Municipal de La Ha-
se fundaron coros en iglesias, en la radio y en la bana; Musicalia, 1928-1942, con una interrup-
televisión, medios que hicieron una notable la- ción en los años 30; Pro Arte Musical, 1924-1958,
bor difusora de ésta y otras manifestaciones de la más importante por su duración y la calidad
la vida cultural anterior a 1959. de sus textos), las conferencias (ofrecidas por
Numerosas instituciones que no se dedica- ilustres personalidades cubanas y extranjeras),
ban exclusivamente a la música, como el Lyceum, los artículos para comentar conciertos y otras
las universidades, la Sociedad Económica de actividades, aparecidos en la prensa diaria y en
Amigos del País, La Academia Nacional de Ar- revistas culturales de múltiples intereses, escri-
tes y Letras, colaboraron también en su difusión tor por profesionales altamente calificados, y fi-
a través de diversas actividades: conciertos, con- nalmente los libros: Óperas cubanas y sus auto-
ferencias, cursos, entre estos últimos los de ve- res (1943), de Edwin Tolón y Jorge González;
rano en las universidades de La Habana y de La música en Cuba (1946), de Alejo Carpentier;
Oriente y en la Escuela de Música de este alto Introducción a la crítica musical (1941) y La crí-
centro docente de Santiago de Cuba. A ellas se tica musical en Cuba (1941), ambos de Orlando
sumaron, en esos empeños, la Casa Cultural de Martínez, director durante muchos años de la
Católicas, el Instituto Cultural Cubano-Sovié- emisora CMBF. Mención aparte merecen las

Untitled-44 250 02/06/2010, 9:33


CONTEXTO POLÍTICO, SOCIAL Y ECONÓMICO 251

obras de Fernando Ortiz: La africanía de la mú- nes. En el trabajo «Problemas de nuestra músi-
sica folklórica de Cuba (1950), Los bailes y el tea- ca», de Juan Blanco, aparecido en abril del pro-
tro de los negros en el folklore de Cuba (1951), pio año en la misma publicación, se aborda esa
Los instrumentos de la música afrocubana (1952- crisis como ausencia de una sensibilidad con-
1955, 5 vols.), concebidos con fines etnológicos, temporánea.55
pero integrados a toda una etapa de la cultura En la línea popular, la música alcanzó un auge
cubana como expresiones de un ambiente in- extraordinario en este período. Numerosas or-
telectual en el que la música tuvo un sitio questas, agrupaciones vocales y obras de gran
destacado. calidad, bailes populares, conjuntos de pequeño
No obstante los esfuerzos realizados y la in- formato, solistas y creaciones nuevas, florecen
cuestionable calidad de autores, orquestas y so- en esos años con fuerza singular. Las más altas
listas, la música culta se encontraba, en los años expresiones de la vieja trova de los decenios an-
50, en una situación crítica como consecuencia teriores siguieron cantándose como un género
de causas diversas. Se trataba, en esencia, de una en plena vigencia. Se mantuvo viva esa tradición
crisis de público que resultaba de la errónea po- con frecuentes presentaciones públicas, graba-
lítica de ciertas instituciones, como el Patrona- ciones, audiciones radiales y televisivas, reunio-
to Pro-Música Sinfónica, entre cuyos dislates es- nes familiares, múltiples formas que denotan la
tuvo el de prohibir a los miembros de la Orquesta aceptación popular del género. Dúos tan cono-
Sinfónica que pertenecieran además a otra simi- cidos como el de María Teresa Vera y Lorenzo
lar, aunque se les autorizaba a integrar las de Hierrezuelo (fundado en 1937) y el de las Her-
menor rango académico (las de cabarets, radio, manas Martí (fundado en 1939, el año de su pre-
televisión), razón suficiente para que un grupo sentación en la Corte Suprema del Arte, pro-
de intelectuales (Pita, Guillén, Lezama, Cintio grama de la radio en el que competían los
Vitier, Diego, Pedroso, Mañach, Augier) eleva- principiantes ante un jurado que los descalifica-
ra una protesta pública; se proponía asimismo ba o los aprobaba), hicieron de la trova tradicio-
esa institución llevar adelante el proyecto de nal una de las más valiosas manifestaciones de la
pago disminuido a sus músicos (la mitad del música popular en las décadas de 1940 y 1950.
sueldo en los meses de verano) y de sustituir- Del pasado cercano pervivieron maneras y esti-
los por extranjeros, amigos o recomendados, los a través de las singularísimas voces de Rita
no obstante poseer recursos financieros, entre Montaner, Bola de Nieve (Ignacio Villa), Esther
ellos los provenientes de una subvención esta- Borja, María Cervantes, Ignacio Piñeiro y su
tal que en 1950 fue de $75 000. En otro orden septeto, el trío Matamoros, artistas que en el
de cosas, las obras cubanas quedaban fuera del período anterior ya habían alcanzado nombra-
interés del Patronato, lo que fue creando un día o habían dado los primeros pasos en su ca-
doble perjuicio: el desconocimiento por parte rrera, y que a partir de 1936 continúan su labor
del público de los talentos del país y la falta de y acrecientan su fama. Otras formas anteriores,
confrontación de esos artistas con la capacidad como el danzón y el danzonete, se hicieron in-
crítica y valorativa de los oyentes. Además, la separables de las funciones de bailes organiza-
Orquesta Filarmónica se mantenía dentro de das por los centros recreativos y sociales que a
los gustos y estilos menos contemporáneos en todo lo largo del país realizaban fiestas para sus
momentos en que esa agrupación era la única asociados, una práctica constante que se exten-
de su tipo en Cuba. En el editorial y la encues- dió durante los años de vida republicana. Figu-
ta que Nuestro Tiempo publicó en noviembre ras como Barbarito Diez y Paulina Álvarez, con-
de 1954, el primero firmado por Harold vertidos en símbolos de una y otra modalidad
Gramatges y la segunda realizada a Paul respectivamente por sus magníficas dotes inter-
Csonka, Juan Fernández Ledón y Aurelio de la pretativas, llenaron este período con incontables
Vega, se refleja esa problemática del relegamien- presentaciones públicas en distintos medios de
to de los autores cubanos, en especial los jóve- Cuba y el extranjero, sobre todo el primero, uno

Untitled-44 251 02/06/2010, 9:33


252 ETAPA 1923-1958

de los grandes cantantes cubanos de música po- cenios fueron la guaracha, el bolero y el son, to-
pular. dos enriquecidos con formidables y numerosos
Las expresiones de la africanía (rumbas en sus intérpretes y compositores.
diferentes variantes: yambú, guaguancó, colum- Entre 1940 y 1950 aparecen tres géneros de
bia) y de las sonoridades campesinas (el punto enorme significación: el mambo, el filin y el cha-
guajiro) siguieron sus propias tradiciones de la cha-chá. El primero tiene su antecedente en 1938,
época colonial, circunscritas ahora a las cos- con el danzón Mambo, de Orestes López, así
tumbres y hábitos de los sectores a los que re- como en los trabajos de Arsenio Rodríguez,
presentaban, si bien en determinados momen- Dámaso Pérez Prado, Bebo Valdés, entre otros
tos se constituían en espectáculos teatrales y creadores. De todos ellos fue Pérez Prado el que,
televisivos. En el caso de las tonadas campes- utilizando los diferentes elementos aportados por
tres, la radio realizó una importante labor di- sus colegas, creó el nuevo ritmo, de enorme éxito
vulgativa con frecuentes programas fijos, trans- de venta y gran arraigo popular, sobre todo con
mitidos para los habitantes de las zonas rurales. piezas como Mambo No. 5, Caballo negro, Mambo
En ambas modalidades fue enorme el número en sax, Mambo batiri, Rabo y oreja, Patricia (utili-
de cultivadores anónimos, genuinamente popu- zado por Fellini en La dolce vita). El filin, por su
lares, surgidos de sus respectivos ambientes con parte, logró también una enorme aceptación po-
absoluta espontaneidad. Se destacan además al- pular como expresión de la mejor cancionística
gunos profesionales, como Chano Pozo, uno de cubana, de la que es heredera en su refinada con-
los grandes percusionistas cubanos, maestro que cepción melódica y literaria; como indica su nom-
dejó una singularísima huella como solista y bre (del inglés feeling, sentimiento), el centro de
compositor de la tumbadora, en la que introdu- su creación estaba en su carga de afectividad, pues-
jo sonoridades que fueron asimiladas por el jazz, ta de manifiesto en la melodía suave y en las le-
género en el que influyó de manera notable con tras amorosas. Según la opinión de Rosendo Ruiz
la labor que desempeñó integrado a grupos du- Quevedo, el filin puede considerarse «una etapa
rante la última etapa de su vida. Otros maestros en la evolución y desarrollo del cancionero cuba-
de la percusión afrocubana fueron Jesús Pérez, no», al cual hizo un aporte sustancial de carácter
Oscar Sotolongo, Silvano Chueg (conocido por expresivo,56 tanto en lo creativo como en lo
Chori) y Arístides Soto (Tata Güines). Obdulio interpretativo, una nueva manera que tiene, entre
Morales se destacó en la dirección de coros otras, la influencia del impresionismo debussista
folklóricos afrocubanos en los años 40. En 1956 que le llega a través de la música norteamericana,
se creó en Matanzas el Grupo Los Muñequitos, tan oída entonces en Cuba. En sus años de pleni-
intérprete de rumbas urbanas que aún pervive. tud —aproximadamente el decenio 1948-1958,
En el punto cubano ganaron celebridad el dúo poco después de su surgimiento en el primer lus-
Celina y Reutilio, activo desde mediados de la tro de los años 40— alcanzó una fundamental im-
década de 1940; Chanito Isidrón, cantante de portancia en la vida cultural, popularizado por
décimas que revivió esa modalidad ya casi olvi- emisoras radiales, películas, discos, centros noc-
dada hacia 1930, gran improvisador; Carmelina turnos (clubes, cabarets), teatros con presenta-
Barberis, Justo Vega, Inocente Iznaga (El Jilgue- ciones de relevantes intérpretes y la televisión.
ro), Eduardo Saborit, Ramón Veloz. Particular Algunas canciones del filin, como Contigo en la
relieve tuvo la guajira-son Guantanamera, de distancia, de César Portillo de la Luz, y La gloria
Joseíto Fernández, drama cantado en décimas eres tú, de José Antonio Méndez, dos de los crea-
en el que se aludía a una historia dolorosa que dores de este nuevo estilo, ambas verdaderos clá-
hubiese sido vivida por una muchacha, dentro sicos de la modalidad y en general de la cancio-
de la línea trágico-amorosa, interpretada en la nística nacional, han trascendido el ámbito del país
voz del propio autor por la radio y la televisión. y se han inscrito exitosamente en el contexto ibe-
Otras formas del período anterior o de un pasa- roamericano. El cha-cha-chá, género de canto y
do más lejano que se revitalizaron en estos de- baile, surge a finales de los 40 o comienzos de los

Untitled-44 252 02/06/2010, 9:33


CONTEXTO POLÍTICO, SOCIAL Y ECONÓMICO 253

50 como una creación de Enrique Jorrín, violi- acaso el más justamente renombrado de todos
nista que se inició como miembro de la orquesta los intérpretes de entonces, fama que se expre-
del Instituto Nacional de Música, dirigida por só en grabaciones, presentaciones públicas en
González Mántici. Va tomando cuerpo indepen- bailables y en teatros, dúos (el más importante
diente como una variante del danzón, al que se le quizás el que hizo con Pedro Vargas) y en su
introducen elementos como pequeños coros que peculiar sonoridad con la orquesta. Otros can-
interpretaban los propios ejecutantes de la músi- tantes célebres de entonces fueron Miguelito
ca. Entre los éxitos mayores de esta manera se Cuní, Carlos Embale, Roberto Espí, Roberto
encuentran La engañadora (1951), considerado el Faz, Antonio Fernández, Ñico Saquito, Rosita
primero; El alardoso, El túnel, Osiris. Fornés, Tito Gómez, Fernándo Álvarez, Olga
Numerosas fueron las orquestas del período. Guillot, Celia Cruz, Abelardo Barroso, Manuel
A las ya existentes antes de 1936 (Avilés, Romeu, Licea, Puntillita, Celeste Mendoza, Miguelito
la de Félix González, la de Neno González, Valdés, Vicente Valdés, cada uno con su estilo
Hermanos Castro) se suman las de creación propio, que le ganó una bien merecida celebri-
posterior, entre ellas la Orquesta Arcaño, cha- dad en el pueblo, tanto en sus presentaciones en
ranga francesa fundada en 1937; Casino de la vivo como en sus grabaciones, muy numerosas.
Playa (1937-años 50), del tipo jazzband, muy No puede olvidarse la labor desplegada por dúos,
conocida y con más de seiscientos discos graba- tríos y cuartetos en el período, entre los prime-
dos, cinco cortos para la televisión norteameri- ros el de Tejedor y Luis Oviedo, entre los se-
cana y participación en películas cubanas; Or- gundos el de los Hermanos Miguel, Taicuba, En-
questa Ideal (1938-años 50), charanga francesa; sueño, y entre los terceros el Cuarteto Luna, el
orquesta Riverside, jazz band fundada en 1938, Selecto, el de Orlando de La Rosa, el Llopis-
con Adolfo Guzmán como director en su últi- Dulzaides y el Cuarteto D’Aida.
ma etapa; Orquesta Cosmopolita, acompañante Ese rico panorama de la música cubana —al-
en teatro y radio, surgida en 1938; Orquesta gunos de cuyos creadores llegan a adquirir relie-
Aragón, de Cienfuegos, 1939, charanga france- ve universal, como son los casos de Ernesto
sa de enorme éxito después de su radicación en Lecuona y de Eliseo Grenet, que recorrieron una
la capital, donde fue ampliamente difundida por buena parte de Latinoamérica y de Europa con
la radio y la televisión y en bailables y discos, composiciones que durante años disfrutaron de
difusora del cha-cha-chá; Melodías del 40, cha- la preferencia de diversos públicos— logró un
ranga francesa de extraordinaria popularidad; hondo arraigo popular que no pudo ser despla-
Orquesta América, oída desde 1942 y una de las zado por la música norteamericana que tan fre-
cultivadoras del nuevo ritmo de Jorrín; Maravi- cuentemente era escuchada en la radio y el cine,
llas de Florida, de ese pueblo de la provincia de si bien esos estilos del Norte comenzaron a ga-
Camagüey, intérprete de distintos géneros y tam- nar adeptos y simpatizadores en la década del 50
bién de gran calidad por sus instrumentistas y a través del rock and roll y de otras manifesta-
cantantes. Creciente y bien ganado fue el renom- ciones por entonces muy escuchadas y bailadas,
bre que alcanzó la Banda Gigante de Benny Moré sobre todo en sectores de la burguesía nacional
—conocido popularmente como el Bárbaro del que estaban vinculados a la vida económica y
Ritmo—, fundada por él en La Habana en 1953 comercial con Estados Unidos, así como entre
dentro de la modalidad jazz band, de sustancial ciertos sectores profesionales.[E. S. y R. H. O.]
cubanía por el trabajo que realizaba la percusión
y por la presencia como cantante de su funda-
dor y director, uno de los grandes de la música 2.1.12 El ballet (1936-1958)
nacional, dotado de un singular talento que des-
plegó en la composición, el canto, el baile y la La creación de la escuela de ballet de la Sociedad
dirección orquestal, apenas conocedor de la par- Pro Arte Musical en las postrimerías del período
titura, todo un fenómeno de capacidad natural, precedente (1931), había marcado el comienzo

Untitled-44 253 02/06/2010, 9:33


254 ETAPA 1923-1958

del desarrollo de esta manifestación artística en en 1933, Alberto interpretó el papel principal
Cuba. Una etapa inicial de su historia podría de El Danubio azul; a partir de 1934 Laura
extenderse hasta 1948 —año en que se fundó la Rayneri —madre de Alberto y Fernando— se
primera agrupación profesional cubana (el Ba- hizo cargo (hasta 1948) de la presidencia de Pro
llet Alicia Alonso)—, pero distinguiendo dos Arte y dio preferencia a la actividad balletística
momentos bien definidos en la misma: el lapso por encima de otras manifestaciones que tam-
1931-1937, en que las figuras que le darán realce bién centraban el interés de la Sociedad; en 1935,
a la manifestación se encuentran en su fase de al estrenarse Coppelia, los papeles protagónicos
aprendizaje elemental en los marcos de la escue- fueron asumidos por Alicia y Alberto, quien ese
la de Pro Arte y mostrando sus rápidos avances mismo año, contratado por la Compañía de los
ante el público, como bailarines aficionados, en Ballets Rusos de Montecarlo, marchó al extran-
funciones del Ballet de la propia institución; y jero, ya como profesional, camino seguido dos
otro entre 1938 y 1948, cuando estas mismas años después por Alicia y Fernando, quienes en
personalidades prosiguen su formación en el 1936 bailarían juntos por primera vez en Claro
extranjero, a la vez que desarrollan su quehacer de luna, con música de Beethoven. Como digno
como profesionales, labor en la que alcanzan colofón de su aprendizaje y muestra de que ya la
renombre rápidamente y que les permite codear- escuela y sus funciones le resultaban un marco
se con profesores, bailarines y coreógrafos de muy estrecho, en 1937, antes de partir a Estados
estilos diversos, conocer y asimilar experiencias Unidos, Alicia centraliza, junto a Emil Laurens,
decisivas para sus realizaciones mayores futu- El lago de los cisnes (coreografía de Yavorski, en
ras, pero que simultáneamente van entregando tres actos, y con acompañamiento de la Orquesta
al público cubano en sus frecuentes viajes al país, Filarmónica de La Habana conducida por
donde por años se mantendrán vinculados a las Amadeo Roldán).
actividades de Pro Arte. La labor de Alberto Alonso hasta 1948 com-
La escuela de ballet de Pro Arte —cuyo pri- prendió varias facetas: con el Ballet Ruso de
mer director fue el bailarín ruso Nicolás Yavors- Montecarlo realizó una sobresaliente actividad
ki, a quien sustituyó en 1939 George Milenoff— como bailarín de carácter en giras por varios con-
cumplió, por tanto, un cometido mucho más sig- tinentes. Al regresar a Cuba en 1941 se le encar-
nificativo para la historia de la cultura cubana gó la dirección de la escuela en que se había ini-
—y del ballet mundial— que el que se habían ciado, para la cual hizo entonces presentaciones
trazado sus promotores: en su seno recibieron como bailarín, impartió clases y comenzó su la-
las primeras enseñanzas en el arte danzario y bor coreográfica con Preludios (1942), al que
mostraron sus potencialidades técnicas y artís- seguirían Forma (1943, con música de José
ticas los tres fundadores del ballet cubano: Ali- Ardévol, sobre un texto de José Lezama Lima, y
cia Martínez del Hoyo —más tarde la mundial- donde mostró sus primeras búsquedas de una
mente famosa Alicia Alonso, que se integró a expresión nacional en el ballet), Concerto (1943),
sus clases en el mismo 1931— y los hermanos Sombras (1946) y Antes del alba (1947), entre
Alberto y Fernando Alonso —incorporados en otros títulos.
1933 y 1936. De la fase formativa de los tres bajo Por su parte, Alicia y Fernando, desde 1938
la tutela de Yavorski merecen recordación los si- en Estados Unidos, donde continuaron perfec-
guientes hechos: ya en la primera presentación cionando su arte con renombrados profesores,
pública de los alumnos en el teatro Auditorium desarrollaron una acelerada carrera que los lle-
de la propia Sociedad (el 29 de diciembre de vó, de actuaciones iniciales en comedias musi-
1931), Alicia debutaba en El gran vals de la Be- cales y en la American Ballet Caravan, a incor-
lla Durmiente; al año siguiente, en la versión porarse en 1940 al recién fundado (ese mismo
coreográfica de Yavorski de La bella durmiente año) Ballet Theatre de New York (más tarde
ejecutaba ella El pájaro azul, su primer solo, don- American Ballet Theatre), con el cual permane-
de ya se observó que bailaba con otro sentido; cieron por largos años, él hasta 1948, ella hasta

Untitled-44 254 02/06/2010, 9:33


CONTEXTO POLÍTICO, SOCIAL Y ECONÓMICO 255

los momentos inmediatamente posteriores al cutada por hombres con la cual terminaba su vida
triunfo revolucionario de enero de 1959. Con Chela, el personaje protagónico, y que Alicia
esta compañía —en la que también trabajó Al- aprendió para la ocasión); los diseños esceno-
berto entre 1944 y 1945— Alicia se convirtió en gráficos y de vestuario de Enríquez resultaron
protagonista suprema de las grandes obras del notablemente expresivos y funcionales; la actua-
repertorio romántico y clásico (su debut en ción de la Alonso fue magistral. Sin embargo, el
Giselle, en 1943, sustituyendo a Alicia Markova, ballet fue negativamente recepcionado por los
se considera un hito en la historia del ballet), así críticos (exceptuado el del periódico Hoy), mal
como en intérprete principal en los estrenos visto por algunos asociados de Pro Arte, que tra-
mundiales de significativas creaciones de impor- taron de impedir su estreno y que sus hijas par-
tantes coreógrafos contemporáneos (Michel ticiparan en la puesta. Incluso parece haber sido
Fokine, George Balanchine, Leonide Massine, determinante para que Laura Rayneri perdiera
Bronislava Nijinska, Anthony Tudor, Jerome la presidencia de la Sociedad al año siguiente. Su
Robbins y Agnes de Mille, entre otros), algunas coreógrafo la considera como «el primer punto
creadas especialmente para ella como Fall River de rompimiento de la historia del ballet en Cuba
Legend, Theme and Variations, Undertown. Ca- en muchos aspectos»,58 entre ellos un giro gran-
lificada por especialistas como la primera gran de en su quehacer hacia lo cubano, la compren-
bailarina clásica surgida en Estados Unidos (para sión —también de Alicia y de Fernando— de
algunos, incluso, la única), Alicia realizó innu- que para acometer una actividad profesional de
merables giras al exterior con el American Ba- ballet en el país había que hacerlo fuera de los
llet Theatre, del que se convirtió en la principal marcos de Pro Arte. Para la crítica contemporá-
carta de triunfo. Hasta 1948, además, en sus fre- nea, Antes del alba significó «el verdadero inicio
cuentes visitas a su país natal, Alicia y Fernando del ballet cubano que nacía de la irrupción de la
realizaban presentaciones con el Ballet de la So- problemática nacional en este arte, desmintien-
ciedad Pro Arte Musical, tanto en obras con co- do opiniones sobre la imposibilidad de la danza
reografía o música de autores cubanos —Dioné para reflejar tales contenidos», así como que fue
(1940) y Forma, por ejemplo—, como en coreo- «la concreción primera de las proposiciones cu-
grafía de la propia Alicia, la primera de ellas La banas de movimiento corporal, de nuestra
condesita (1942). Culminación de esta primera gestualidad, en el ballet».59
etapa en el desarrollo del ballet cubano puede De 1948 a 1956 el ballet en Cuba alcanzó un
considerarse el estreno de Antes del alba (1947) notable desarrollo, con la creación de academias
—coreografía de Alberto Alonso, guión del es- en La Habana y en algunas ciudades del interior
pañol Francisco Martínez Allende, música de y de varias agrupaciones profesionales, así como
Hilario Ortega y escenografía y vestuario de con el surgimiento de nuevos profesores, baila-
Carlos Enríquez—, «tragedia de una mujer en rines y coreógrafos y otros especialistas vincu-
una ciudadela o solar habanero» que, ante las vi- lados a la manifestación. En primer lugar debe
cisitudes de una vida sin horizontes, termina su mencionarse, por supuesto, el Ballet Alicia
existencia dándose candela, mientras los ensa- Alonso —a partir de 1955 Ballet de Cuba—, fun-
yos de una comparsa de carnaval que había dado en octubre de 1948 por los tres pioneros
reavivado sus recuerdos continúan, pero en un de este arte en Cuba, y que tras varias presenta-
esperanzador tono de cambio. Antes del alba se ciones en la capital inició ese mismo año una gira
ha estimado el «primer intento de nuestra danza que lo llevó por trece países de América Latina,
teatral de poner en el escenario conflictos socia- en todos los cuales fue cálidamente acogido. La
les con una óptica clasista desde el punto de vis- historia de la compañía por esos años recoge
ta de los explotados».57 La música de Ortega es- hechos altamente significativos de la trascenden-
taba basada en ritmos populares como la cia para la cultura nacional que alcanzó la labor
guaracha, el bolero, la conga y la columbia (dan- emprendida por los Alonso con su fundación.
za del complejo de la rumba generalmente eje- Junto a las temporadas, con artistas invitados,

Untitled-44 255 02/06/2010, 9:33


256 ETAPA 1923-1958

se trabajó en la formación de nuevos intérpretes bailó como artista invitada con los elencos de
en la Academia de Ballet Alicia Alonso (más tar- los teatros Bolshoi de Moscú y Kirov de
de Alberto tuvo la suya propia); se ofrecieron Leningrado, en años en que continuaba como
giras, por todo el país, en las que se incluían fun- figura principal del American Ballet Theatre y
ciones a precios populares, a veces en espacios actuaba, a la vez, como primera figura del Ballet
abiertos —son especialmente recordadas las or- Ruso de Montecarlo. Además de la oposición
ganizadas conjuntamente con la Federación de de instituciones y de artistas de la radio, la tele-
Estudiantes Universitarios, en el Stadium Uni- visión y el teatro, se creó una Comisión de De-
versitario—; se dio impulso a la creación de co- fensa del Ballet, presidida por el periodista
reografías cubanas, actividades todas que con- Eduardo Héctor Alonso, quien hizo pública la
tribuyeron a la formación de un público y que falacia de los argumentos oficiales. La FEU ofre-
demostraban la orientación progresista y nacio- ció homenaje de desagravio a Alicia y al Ballet
nalista de sus principales promotores. Durante de Cuba, y éste realizó una amplia y exitosa gira
estos años, Alicia amplió sus perspectivas artís- por el interior del país. Finalmente, Alicia deci-
ticas con la creación de coreografías como las dió que mientras perdurasen las condiciones
siguientes: Ensayo Sinfónico (1949), Lydia entonces imperantes en Cuba ella no bailaría más
(1950), El pillete (1952), Narciso y Eco (1955). en el país, con lo cual la compañía recesó en sus
Además inició su labor como coreógrafa de obras labores, pero quedó abierta la Academia. Al mar-
del repertorio universal, como la de Giselle charse, Alicia promovió la presentación de al-
(1948). En la Academia se perfilaba la búsqueda gunas jóvenes promesas en Estados Unidos. Así,
de los rasgos que definían el modo de bailar dis- entre 1957 y 1958 Mirta Pla, Loipa Araújo,
tinto de Alicia y se proyectaba la enseñanza a Josefina Méndez y Aurora Bosch —quienes ha-
partir de ellos, como forma de ir creando una bían debutado profesionalmente en el lapso
unidad estilística que con los años conformaría 1953-1956 con el Ballet Alicia Alonso-Ballet de
la llamada «escuela cubana de ballet», reconoci- Cuba y que serían conocidas más tarde como
da como tal en la época posterior a 1959. «las cuatro joyas del ballet cubano»— actuaron
Esta labor del Ballet Alicia Alonso-Ballet de con el Ballet del Teatro Griego de Los Ángeles y
Cuba se vio afectada con la suspensión en 1956 con el Ballet Celeste de San Francisco.
de la pequeña subvención estatal que recibía la La actividad balletística a partir de 1948, como
compañía desde la etapa anterior al golpe de es- quedó dicho, alcanzó notable auge. A fines de
tado de Batista. El ejecutor de la medida fue esa década, Anna Leontieva inauguró su acade-
Guillermo de Zéndegui, presidente del Institu- mia, y en la siguiente trabajó como coreógrafa y
to Nacional de Cultura, que intentaba que las fundó el Ballet de Cámara (1956). Alberto
entidades culturales y artísticas subsidiadas por Alonso —que entre 1950 y 1953 tuvo su propia
el Estado se institucionalizaran para convertir- compañía— inició en los años cincuenta una nue-
las en representantes oficiales del régimen, a lo va etapa en su labor coreográfica, orientada ahora
que la mayoría se opuso. Tan nefasta medida pro- hacia la búsqueda en las fuentes del folklore y
vocó una rápida y solidaria respuesta de amplios las tradiciones populares cubanas con exitosas
sectores de la población y de numerosas institu- obras para teatro, cabarets, televisión y otros
ciones de diversa índole. La de la propia Alicia conjuntos de danza (Romeo y Julieta, 1956, para
no dejó lugar a dudas sobre las verdaderas in- el Ballet de Cuba, es la más importante, aunque
tenciones del régimen, y puede estimarse expre- no son desdeñables otras que le sirvieron de en-
sión de una firmeza ideológica y de una valentía sayo para creaciones fundamentales de su que-
política de que daría muestras también con su hacer posteriores a 1959, en algunas de las cua-
estancia en la Unión Soviética entre 1957 y 1958, les tuvo como intérprete idónea a Sonia Calero).
que la convirtió en la primera bailarina del He- En el propio Ballet de Cuba se destacó como
misferio Occidental invitada a actuar allí y en la coreógrafo en formación Ramiro Guerra (Toque,
primera figura del continente americano que 1952, con música de Argeliers León; Habana

Untitled-44 256 02/06/2010, 9:33


CONTEXTO POLÍTICO, SOCIAL Y ECONÓMICO 257

1830, 1952, con música de Lecuona; Ensueño, pos de baile, los coreógrafos, maestros y alum-
1955), quien llegó a formar después una peque- nos, conjunto que se integró asimilando las me-
ña agrupación de danza moderna, hacia la que se jores lecciones del ballet clásico y contemporá-
orientaría su labor fundamental y en la que al- neo y las búsquedas y preocupaciones de la
canzaría amplio desarrollo en la época posterior. propia sensibilidad y de la identidad cultural na-
Otro coreógrafo que trabajó con éxito para el cional. La historia de la cultura cubana en el lap-
ballet de Cuba fue el puertorriqueño José Parés, so 1936-1958 tuvo en el quehacer de Alicia, Fer-
autor, en esta etapa, de piezas como Un concier- nando y Alberto Alonso, tres sólidos pilares que
to en blanco y negro (1952) y Delirium (1953), lograron cimentar una tradición balletística en
por años en el repertorio de la compañía, inclu- el país a partir prácticamente de cero, gracias a
so después de 1959. La labor del Ballet de Cuba su talento y dedicación. En la figura de Alicia,
como centro formador de personalidades del además, tuvo la cultura nacional a una de sus más
ballet cubano y de otros países de América Lati- relevantes personalidades a nivel internacional
na es incuestionable. En sus filas se contaron en el período. [E. S. y R. H. O.]
artistas de Uruguay, México, Argentina, Puerto
Rico, Venezuela. Además, participaron en cali-
dad de invitados figuras del relieve de L. Fokin 2.1.13 El cine (1936-1958)
y M. Skeaping (de ésta se estrenó en 1954 la ver-
sión completa, en cuatro actos, de El lago de los Aunque el cine tampoco logró en este período
cisnes, obra conocida en el continente america- las calidades alcanzadas en otras manifestacio-
no, hasta entonces, sólo de modo fragmentario), nes artístico-culturales, se convirtió en una de
A. Eglevski, N. Kaye, J. Kriza, I. Youskevitch, las de mayor arraigo popular. Muestra de ello
B. Fallis, por sólo citar algunas. está en el sostenido incremento de las instala-
A pesar de los conflictos y de las dificultades ciones dedicadas a su difusión en gran parte del
económicas, contra las que se levantaron las más territorio nacional, las que ubicaban a Cuba en-
progresistas instituciones y muchos de los inte- tre los países con mayor cantidad (absoluta o
lectuales cubanos de prestigio, el Ballet de Cuba relativa) de capacidades en el continente e in-
llevó adelante dos tareas, ambas de extraordina- cluso fuera de él.60 En lo que respecta a la pro-
ria significación para la cultura nacional: la crea- ducción, el volumen de filmes realizados (cerca
ción de un arte de valor universal con las figuras de 300 entre 1930 y 1958, de los cuales las dos
de sus más notables bailarines, quienes con un terceras partes, aproximadamente, eran docu-
trabajo constante y riguroso dieron enorme pres- mentales) y el movimiento productor, publi-
tigio a la cultura del país, y la conformación y citario y artístico (empresas, instituciones,
mantenimiento de una academia, labor que des- técnicos, actores, libretistas, directores, publi-
cansó en el infatigable quehacer de sus maestros, caciones) que fue generando con el decursar del
ya fuesen bailarines en ejercicio o profesores tiempo, permite afirmar, además, que el cine
dedicados por entero a la enseñanza. Numero- constituyó una importante manifestación de la
sas fueron las presentaciones en Cuba y en el cultura cubana del período, si bien muchas de
extranjero, tanto en zonas apartadas con las Mi- las obras ni merezcan el calificativo de cubanas
siones Culturales a las que ya se ha hecho refe- sino solamente el de hechas en Cuba. En esa dis-
rencia en otra parte de este panorama cultural, tinción hay un esclarecedor elemento: el comer-
cuanto en prestigiosos escenarios de América. cialismo, esa búsqueda de ingresos que sufraguen
Como en la música, la crítica especializada era los generalmente altos gastos de producción y
muy escasa en los años 40 y 50, por lo que pue- dejen, también, las tan deseadas ganancias. La
de afirmarse que se fue imponiendo en el gusto necesidad de encontrar un justo equilibrio entre
del público por el puro y simple ejercicio de un arte e industria para la formación de una cine-
baile de alta calidad. La vida cultural de esos de- matografía auténticamente nacional fue tema de
cenios se enriqueció con el aporte de los cuer- discusión y análisis permanente por críticos y

Untitled-44 257 02/06/2010, 9:33


258 ETAPA 1923-1958

comentaristas del período. Para uno de los más como en la creación de empresas y estudios y en
avisados, Mirta Aguirre, una obra de arte que la formación de un ambiente, tarea en la que fue-
supiera utilizar sabiamente la riqueza de las tra- ron decisivas las labores docentes y críticas de
diciones y del paisaje, de la historia nacional y José Manuel Valdés Rodríguez a través de la Es-
de los conflictos sociales, cargados como esta- cuela de Verano de la Universidad de La Haba-
ban de dramas de honda raíz humana, sería al na, donde desde 1942 (y hasta 1961) ofreció re-
mismo tiempo un producto de gran aceptación gularmente el curso «El cine: industria y arte de
popular, que aportaría los beneficios comercia- nuestro tiempo», así como a través de sus traba-
les esperados.61 jos en publicaciones periódicas. Contribuyen-
En una visión retrospectiva sobre el cine he- tes en menor medida a esa labor promocional
cho en Cuba durante este lapso, Héctor García fueron las páginas de comentarios del periódico
Mesa insistió en su carácter comercialista y en Hoy, del Partido Socialista Popular, en las que
su pobreza ideoestética, aunque aludía también colaboraba asiduamente Mirta Aguirre con va-
a algunas honrosas excepciones.62 liosas reflexiones en torno a las puestas en pan-
Ciertamente, las películas de ficción que du- talla de filmes cubanos y extranjeros, en muchos
rante esas décadas se filmaron en Cuba carecie- casos con un enfoque sociopolítico, de carácter
ron de un riguroso trabajo de guión, de una fo- antimperialista, bien preciso en sus intenciones
tografía de estatura profesional, de temas de formadoras de un gusto por el arte cinemato-
relieve social o de un tratamiento de sus posibi- gráfico y por la apreciación de los valores reales
lidades en ese u otro sentido, de una labor actoral de los filmes exhibidos. En los años cincuenta,
de peso. No obstante, algunas realizaciones lo- la labor en esta dirección fue llevada adelante,
graron sobrepasar esa baja calidad promedio y fundamentalmente, a través de la Sociedad Cul-
se constituyeron en exponentes de cierta signi- tural Nuestro Tiempo, institución orientada por
ficación en la memoria cultural del país, como el Partido Socialista Popular, y en la que desem-
ha apuntado algún crítico contemporáneo. En peñó un papel principal la propia Mirta Aguirre.
los primeros años del período se apreció un no- De estas dos décadas son memorables Siete
table ascenso en la producción, con filmes de muertes a plazo fijo (1950), con diálogos a cargo
gran éxito popular y económico, como La ser- de Antonio Ortega y Anita Arroyo, y Casta de
piente roja (1937), primer largometraje sonoro roble (1954?), ambas bajo la dirección de Ma-
filmado en Cuba, dirigido por Ernesto Caparrós nuel Alonso y sobre las cuales dejaron intere-
y con la actuación de Aníbal de Mar en el perso- santes valoraciones Mirta Aguirre y el entonces
naje del detective chino Chan-Li-Po, creado por cineasta en formación Tomás Gutiérrez Alea en
Félix B. Caignet para la radio; Ahora seremos fe- las páginas de Hoy y Nuestro Tiempo, respec-
lices (comedia musical de 1938 bajo la dirección tivamente.63 Una opinión más cercana ha consi-
artística del propio Caparrós), Sucedió en La derado a Casta de roble como «émula del
Habana y El romance del palmar (ambas de paisajismo rural a lo Emilio Fernández, pero sin
1938), dirigidas por Ramón Peón y con Rita mesura en su comentario social», a la vez que ha
Montaner entre sus protagonistas; Mi tía de destacado La única (1952?), con Rita Montaner,
América (1939), precursoramente típica come- «entre las mejores comedias realizadas en Cuba,
dia de enredos conducida por Jaime Salvador, a junto a Las doce sillas y La muerte de un buró-
quien se debieron ese mismo año otros títulos crata [de Gutiérrez Alea y posteriores a 1959],
menos importantes, con conocidos actores có- por la manera que trabaja el choteo».64
micos como Alberto Garrido, Federico Piñero Conjuntamente con los largometrajes de fic-
y Alicia Rico: Estampas habaneras, La última ción se cultivaron otras modalidades: documen-
melodía y Cancionero cubano. tales, noticieros, dibujos animados, cortos. En-
Diversas fueron las gestiones realizadas a par- tre los primeros son de destacar los realizados
tir de este momento, tanto en la filmación de por la Cuba Sono Film, fundada en 1938 como
películas (de ficción, noticiosas, musicales) empresa privada, por el primer Partido Comu-

Untitled-44 258 02/06/2010, 9:33


CONTEXTO POLÍTICO, SOCIAL Y ECONÓMICO 259

nista de Cuba, entonces en la legalidad, y en ac- vicio de las transformaciones sociales de que es-
tivo hasta 1948, siempre bajo la dirección del taba urgido el país, el filme denunciaba los ma-
médico Luis Álvarez Tabío y con la colabora- les republicanos y en particular del batistato a
ción de intelectuales comunistas y progresistas. través de escenas de hambre y miseria de los car-
Entre estos filmes pueden citarse Talleres para boneros de la Ciénaga de Zapata, lo que motivó
Hoy, Por un Cerro mejor, El desalojo de Hato del su secuestro y la detención de sus autores. García
Estero (todos con texto de Nicolás Guillén, los Espinosa, al igual que otros jóvenes que se pro-
dos últimos musicalizados por Alejo Carpen- pusieron hacer un cine cubano con pretensio-
tier), Manzanillo, un pueblo Alcalde y Azúcar nes sociales en la década de 1950 —algunos tras
amargo (con textos de Ángel Augier y Luis Fe- un lapso de aprendizaje en la Escuela Experimen-
lipe Rodríguez, musicalizados ambos por tal de Cine de Roma—, abogó desde temprano
Carpentier y asesorado personalmente el prime- en su carrera por la realización de un cine de
ro por el líder azucarero Jesús Menéndez; con la hondas raíces nacionales, interesado en primer
filmación de sus funerales en 1948 dejó de exis- lugar en mostrar los conflictos del hombre del
tir la institución), La lucha del pueblo cubano momento y en entregar a los espectadores los
contra el nazismo y Un héroe del pueblo español hechos de la realidad que comprometían hasta
(textos de José Antonio Portuondo y Mirta el fondo a los personajes, preocupaciones que
Aguirre respectivamente), cuyos títulos son cla- lo acercaban a otros artistas de la pintura, la lite-
ramente explícitos de sus contenidos e intencio- ratura y la música en la búsqueda de un arte uni-
nes. La mayor parte de estos filmes tuvieron versal desde la asimilación de la problemática y
como fotógrafo a José Tabío (La Cuba Sono Film la tradición cultural del país. Reflexionando en
—que no podía exhibir sus creaciones en salas torno al filme, García Espinosa ha dejado apre-
comerciales, pero que logró difundirlas en cen- ciaciones de insoslayable consideración en los
tros obreros, actos públicos, bateyes de centra- acercamientos a éste y al contexto en que se gestó
les, etcétera—, produjo también en sus prime- su realización.66 Es evidente que el documental
ros momentos pequeños cortos para el Noticiero reunía cualidades estéticas e ideológicas suficien-
Gráfico Sono Film, que reflejaban los más im- tes para que se le considere el más importante
portantes acontecimientos, y más tarde corto- antecedente de lo que después haría el cine cu-
metrajes de ficción, entre ellos El desahucio bano, a partir de 1959, dentro del género. Por su
—basado en un cuento de Vicente Martínez, tex- factura y carácter revolucionario, este trabajo de
to de Juan Marinello, musicalizado por Carpen- García Espinosa en la dirección, Jorge Haydú
tier y protagonizado por obreros del transporte en la fotografía y Juan Blanco en la música —
público— y Un desalojo campesino, donde tra- cuya virtud destacó Edgardo Martín en equili-
bajó como actor el teatrista Paco Alfonso, quien brado artículo—67 ha de ser estimado un aporte
recibió apoyo de la institución «con efectos de fundamental del cine a la vida cultural de este
sonido y cinematográficos» para la puesta en período, en el que tantas obras significativas en-
escena de la pieza Retaguardia por el grupo Tea- riquecieron el acervo intelectual y artístico de la
tro Popular que dirigía).65 nación.
Similar línea de denuncia estaba presente en También desde comienzos del período los
Jocuma o el Cabo de San Antonio (c. 1955, diri- noticieros fueron ocupando un sitio destacado
gido por José Antonio Sariol, nunca exhibido en las salas de exhibición, algunos de manera
antes de 1959 por la negativa de los empresa- regular, otros de forma esporádica, todos inten-
rios) y El Mégano (1954), realizado por Julio tando dejar constancia del acontecer político,
García Espinosa bajo la impronta del neo- social, cultural, del país, en muchos casos aten-
rrealismo italiano y al calor de las inquietudes y tos a intereses de índole comercial o de propa-
proyectos que se gestaban en el seno de la So- ganda politiquera de los gobernantes de turno.
ciedad Cultural Nuestro Tiempo. Importante Un hito importante de esta trayectoria de los
manifestación de la cultura comprometida, al ser- noticieros fue el surgimiento en 1950 del

Untitled-44 259 02/06/2010, 9:33


260 ETAPA 1923-1958

Cineperiódico, que reflejó en sus primeras emi- ron breves cortos animados para la publicidad
siones trascendentes acontecimientos políticos en la televisión.
ocurridos poco antes en Puerto Rico, entre ellos Durante todo este período, la producción ci-
la detención de Pedro Albizu Campos, reporta- nematográfica generó un constante movimien-
je al que seguirían más adelante los que reco- to de instituciones, capitales y empresas de va-
gían los funerales de Eduardo Chibás y la insu- riada significación y relativa importancia, algunas
rrección en la Sierra Maestra contra la dictadura de ellas de carácter gremial (como la Agrupa-
de Batista, rica tarea informativa que se exten- ción de Técnicos Cinematográficos, surgida en
dió a sucesos de otros países gracias al servicio 1942 y activa hasta 1960, extendida en 1945 a
de intercambio de noticias que logró por pri- los auxiliares y más tarde a los de televisión);
mera vez en Cuba y que fue complementado otras de tipo promocional o divulgativo, como
con la creación de «Memorias de una vieja cá- el Anuario Cinematográfico y Radial Cubano
mara», valiosa iniciativa a partir de los archivos (1940-1960), editado íntegramente por Pedro
fílmicos del Ministerio de Obras Públicas. En Pablo Chávez, con la colaboración del infatiga-
la década de 1950 tuvo también relativa reper- ble Ramón Peón en su primer volumen. De ín-
cusión el Noticiario Noti-Cuba, dirigido por dole cultural, merecen mayor destaque la fun-
Eduardo Hernández Toledo, Guayo, que mos- dación de la Cinemateca Universitaria en 1948
tró imágenes de la invasión a Guatemala por y la utilización, a partir de ese año, del anfitea-
Castillo Armas. tro Enrique José Varona del alto centro docente
Menor relevancia tuvieron los cortos, que no capitalino, para la proyección de películas; la
ofrecieron frutos de gran calidad en el período, creación, al año siguiente, del Departamento de
pero que también contribuyeron, sin embargo, Cinematografía adscrito a la Comisión de Ex-
al enriquecimiento del quehacer cinematográfi- tensión Universitaria, con fines docentes y cul-
co en el país, a través de diversos contenidos y turales, y de donde surgió la Sección de Cine de
estilos y posibilitaron que jóvenes cineastas rea- Arte del mencionado Departamento de Cine-
lizaran un aprendizaje práctico que más tarde les matografía; la constitución en 1948 de la Cine-
permitió, transformadas las condiciones del mateca de Cuba como Cine Club, más tarde
medio en la época siguiente, pasar a empeños de (1950) Cinemateca, de escasos recursos econó-
mayor envergadura y superiores logros artísti- micos, pero con apoyo de otras instituciones
cos. Igualmente pocos, pero atendibles por su culturales, lo que no fue obstáculo para que ce-
condición de antecedentes, fueron los dibujos sara en sus actividades desde finales de 1952 hasta
animados producidos en el período. De 1937 es 1955, cuando recomenzó su quehacer con una
el más antiguo esfuerzo conocido: Napoleón, el nueva directiva, de la que formaban parte, en-
fracaso de los sinsabores, realizado por Manuel tre otros, Roberto Branly, Guillermo Cabrera
Alonso con la colaboración de los dibujantes Infante, Néstor Almendros y Rodolfo Santo-
Ñico Luhrsen y Lucio Carranza, pero que re- venia. No pocas entidades, de un carácter emi-
sultó un fracaso económico, entre otras causas nentemente comercial, intentaron contribuir a
por la presencia en los cines de los animados nor- la conformación de una industria fílmica nacio-
teamericanos, en particular los de Walt Disney. nal, como la Productora Fílmica Cubana
Otro esfuerzo de interés fue el llevado a cabo (PROFICUBA), que hacia 1950 se planteó la so-
por los dibujantes Roseñada y Silvio con la crea- lución de los problemas de la postfilmación
ción del personaje Masabí, también de escasa —hasta ese momento efectuada íntegramente en
permanencia porque sus promotores no pudie- Estados Unidos—, y se propuso otorgar facili-
ron sostenerse en su empresa. Incluso en ciuda- dades a productores independientes. Asimismo,
des muy alejadas del centro cultural más impor- el Estado mostró alguna preocupación e interés
tante del país, como Guantánamo y Santiago de por superar la situación del cine en el país a tra-
Cuba, hubo intentos por desarrollar esta vertien- vés de instituciones como el Patronato para el
te. También, ya en la década de 1950, se realiza- Fomento de la Industria Cinematográfica crea-

Untitled-44 260 02/06/2010, 9:33


CONTEXTO POLÍTICO, SOCIAL Y ECONÓMICO 261

do bajo el gobierno de Prío, y la Comisión Eje- periódicas de los años 60 y que en aquellos mo-
cutiva para la Industria Cinematográfica, inicia- mentos ejerció su inestimable función de des-
tiva de Batista que tenía como finalidad prestar lindar la obra de arte de la creación comercial y
ayuda financiera a productoras independientes, de deplorable elaboración. Entre los críticos
pero que fracasó por escasez de recursos y dio más jóvenes se destacó Guillermo Cabrera In-
paso al Instituto Nacional para el Fomento de la fante, coetáneo de quienes se proponían hacer
Industria Cinematográfica Cubana (1955). un cine mejor en la década de 1950, como Julio
Ninguna de estas instituciones privadas o esta- García Espinosa, Tomás Gutiérrez Alea y José
tales pudo cumplir su cometido en las circuns- Massip. [E. S. y R. H. O.]
tancias en que debieron desarrollar su actividad,
frenadas por la fuerte competencia de las casas
productoras y distribuidoras norteamericanas. 2.1.14 La radio y la televisión (1936-1958)
Otra entidad vinculada con el cine durante la
etapa y con una sostenida labor en la línea de sus Como el cine, la radio y la televisión necesita-
intereses específicos, fue la Comisión de Cine ban de grandes capitales para desenvolverse.
de la Juventud Católica Cubana, fundada en 1936 Dependían, como aquél, de avances tecnológi-
y devenida después Centro Católico de Orien- cos y de numerosos colaboradores y especialis-
tación Cinematográfica, que publicó la revista tas. En las tres etapas que la crítica observa en la
Cine Guía (1953-1961). evolución de la radio en Cuba desde que se
No obstante tantas dificultades, en estos de- inauguró la primera emisora en el país en 1922
cenios se crearon las bases del desarrollo poste- —la artesanal, hasta 1935 aproximadamente; la
rior de esta expresión artística, fundamentalmen- comercial, hasta los inicios de la década de 1950,
te en lo que respecta a la formación de un y la monopolista, hasta 1958—68 se hace eviden-
personal especializado que permitió emprender te la significación que en su historia tuvieron los
nuevos caminos a partir de 1959. La labor de la factores tecnológicos y económicos. Desde tem-
crítica fue muy importante en la conformación prano en este período (1936-1958) se estableció
de un público conocedor y de buen gusto, si bien la competencia sobre la base del monto de las
esas cualidades no abundaban mucho entonces, inversiones. De un lado las emisoras pequeñas y
pues era grande la influencia de películas de po- del otro las grandes y poderosas; dentro de és-
bre factura o las de tramas melodramáticas o mal tas, la pugna entre las dos mayores: RHC Cade-
elaboradas. José Manuel Valdés Rodríguez y na Azul, de Amado Trinidad, y CMQ, de Miguel
Mirta Aguirre hicieron una obra fundamental Gabriel, enemigas inconciliables desde los ini-
para la cultura del período, una labor altamente cios de la década de 1940 y en perenne batalla
valiosa para el público y para los realizadores. A por la supremacía. Los menos adinerados se li-
través de sus crónicas y comentarios se puede mitaban a pasar música y comerciales, mientras
apreciar la riqueza y diversidad del cine que se las dos mayores y otras que habían logrado cier-
veía en Cuba entonces. Por las pantallas pasaba, ta cuantía en la audiencia llenaban sus dieciocho
es cierto, mucha película norteamericana, pero horas diarias con una variada programación de
también lo más notorio del cine francés, del novelas, musicales, humorismo, competencias y
neorrealismo italiano, los clásicos de aquí y de anuncios innumerables que se repetían hasta el
allá, buenas y malas muestras de México y Ar- cansancio. Entre los métodos y prácticas que se
gentina, todo un conjunto de diferentes estilos impusieron como norma de trabajo estuvo la
y propuestas, disímiles facturas artísticas y cali- creación de figuras mediante una desmesurada
dades en la actuación, seguidas de valoraciones propaganda que de inmediato las convertía en
del mejor o del peor gusto o de comentarios y exclusivas de una determinada emisora, a partir
presentaciones reveladores. Ahí están los ante- de entonces más oída que las restantes en esa
cedentes de la crítica cinematográfica que más hora porque trasmitía sus canciones o su dra-
tarde habría de proliferar en las publicaciones matizado, que podía ser una de esas novelas al

Untitled-44 261 02/06/2010, 9:33


262 ETAPA 1923-1958

uso, llenas de lágrimas sin cuento y con aconte- se mantiene un programa que cuesta cien-
cimientos de un melodramatismo que no pocas tos de pesos diarios y cuya firma patro-
veces llegaba a la cursilería. La propaganda co- cinadora invierte en él una cantidad con fi-
menzó además a dar fama a figuras cubanas a la nes más comerciales que artísticos.
sombra de nombres extranjeros de todos cono-
cidos por la propia labor radial o por las panta- Tratando de conjugar lo primero con lo se-
llas cinematográficas. Para ganar un público se gundo, Los tres Villalobos y Tarzán han au-
descendía a problemáticas internas de los artis- mentado el rating en las audiciones de
tas y se daban a conocer pormenores de su vida mediodía. Crece la popularidad de los pro-
privada y de sus relaciones amorosas —melo- ductos Crusellas y Sabatés. Esas empresas
dramáticos o simplemente curiosos y llamati- podrán leer las declaraciones de Monseñor
vos—, siempre temas de interés para una consi- Arteaga, pero ante la evidencia de su ma-
derable cantidad de oyentes. En el auge de estas yor venta, tienen que proseguir dentro de
tendencias desempeñaron un importante papel ese marco, que tal vez no sea del todo edi-
las revistas específicamente dedicadas al medio ficante, pero atrae a un tipo de oyente y
y secciones de revistas y diarios de diversa orien- vende un tipo de producto.70
tación.
El afán de ganar dinero (por parte de empre- Ahí están expuestas las verdaderas razones de
sas que con molesta frecuencia hacían escuchar tantas novelonas y episodios vacuos (algunos,
sus anuncios dentro de un mismo programa o sin embargo, de enorme aceptación incluso en-
entre uno y otro, comerciales que incluían con- tre profesionales), de tantas dramatizaciones
cursos en los que el oyente-consumidor podía espeluznantes basadas en hechos reales (decep-
obtener una casa, todo un sistema para aumen- ciones amorosas, crímenes pasionales, adulte-
tar las ventas al precio de una pequeña vivienda rios, pequeños y grandes conflictos íntimos en
que una familia con increíble suerte podía lo- los que la imagen de la mujer es poco edificante,
grar después de pasar años comprando un pro- como sucedía en las novelas y en general en toda
ducto), el interés de aumentar el número de la programación, a través de la cual se iba crean-
oyentes para llegar a tener una jugosa cantidad do y sustentando un esquema típico de una so-
de anuncios —aun cuando fueron factores fun- ciedad machista y subdesarrollada). El sensacio-
damentales en el desarrollo de la radio durante nalismo en las noticias tenía esos mismos
el período—, hacían que las posibilidades esté- propósitos de atraer a un público que se horro-
tico-educativas de la programación quedasen rizaba mientras quedaba absorto escuchando los
subordinadas al gusto y al nivel de grandes sec- detalles de una pelea callejera o del frío asesina-
tores de amas de casa o de familias enteras de to por las más diversas causas. La repercusión
baja instrucción o pobre sensibilidad artística. de esos hechos no era grave sólo por sus conse-
Ante las objeciones de un representante de la cuencias indirectas (en esencia su contribución
Iglesia acerca de la programación de la radio, en al mantenimiento de una sensibilidad deforma-
la que veía un «contenido derrotista, inmoral y da e incapaz de acceder a manifestaciones artís-
de muy poca consideración espiritual»,69 contes- ticas de rango), sino incluso por la influencia que
taba Amado Trinidad con argumentos claros e podrían ejercer en determinados oyentes. Fren-
inequívocos, en estos términos: te al poder del dinero, la Comisión de Ética Ra-
dial trabajaba en vano, pues sus disposiciones
Si un órgano de publicidad como es el ra- eran continuamente desoídas por las emisoras.
dio en todo el mundo tiene algunos pun- Interesados sólo en vender, los propietarios ha-
tos no del todo sensibles a los espíritus ele- llaban maneras para burlarlas. Mucho dinero
vados, también debemos considerar que el había de por medio, invertido en fabulosos sala-
«público grueso» sintoniza esas audiciones rios, en equipos y en contratos de exclusividad.
y que no solamente con música de Schubert Otras muchas consecuencias trajeron a la radio

Untitled-44 262 02/06/2010, 9:33


CONTEXTO POLÍTICO, SOCIAL Y ECONÓMICO 263

el mercantilismo y la búsqueda de un público radionovelas tuvieron, pues, una extraordinaria


masivo, como la creciente pérdida de la calidad importancia por su influencia en la conducta de
en beneficio de la cantidad, acaso la más impor- los oyentes —en especial las mujeres—, hasta el
tante para la vida cultural. En el trabajo de los extremo de determinar cambios sustanciales en
artistas se observaron también diversos proble- la vida cotidiana (como cuando El derecho de
mas, causados por un régimen de pago erróneo nacer decidió a muchísimas embarazadas a re-
en su misma concepción, pues estipulaba más nunciar al aborto); crearon, asimismo, el hábito
ingresos para quienes realizaran mayor número de escuchar la radio entre numerosas capas de la
de actuaciones, una justa retribución que, sin población, costumbre que se enraizó en niños y
embargo, conspiraba contra el rigor profesional adolescentes con seriales de aventuras como los
y que hubiese podido descansar mejor en nor- ya mencionados Los tres Villalobos y Tarzán, y
mas cualitativas. entre creyentes, gracias a programas de alto con-
Pero los problemas de calidad no estaban sólo tenido religioso.
en las tarifas y pagos, sino en la esencia misma La radio cumplió, sin embargo, valiosas fun-
del quehacer radial, en la concepción de las dra- ciones: difundió la música cubana y universal,
matizaciones que llegaban al oyente. El primer mantuvo informada a una gran parte de la po-
serial de gran éxito, La serpiente roja (1937) blación de los acontecimientos ocurridos a dia-
—con el personaje de Chan-Li-Po, detective chi- rio, si bien desde la perspectiva de los intereses
no que rápidamente se hizo popular en todo el ideológicos de los representantes del poder en
país y que se llevó al cine ese mismo año—, era Cuba (salvo excepciones honrosas) y logró lle-
sin lugar a dudas subliteratura, como lo fueron var adelante muy estimables tareas de animación
prácticamente casi todos los que se radiaron en cultural mediante programas de calidad, realiza-
lo sucesivo, el más célebre de ellos El derecho de dos por destacadas figuras de las letras naciona-
nacer (1948), a partir de entonces seguido —en les como Félix Pita Rodríguez, Alejo Carpentier,
producciones radiales, televisivas y hasta cine- Dora Alonso, por sólo mencionar algunas. La
matográficas— con devoción y fervor por mi- transmisión diaria de la música cubana a través
llones de cubanos, latinoamericanos y hasta por de un alto número de emisoras pequeñas y gran-
japoneses. Los personajes de su autor, Félix B. des y al mismo tiempo de la popular latinoame-
Caignet, y las situaciones por las que atravesa- ricana, estadounidense y europea, así como de
ban, habían sido extraídos, como en las restan- la llamada culta a través de diversas emisoras y
tes radionovelas o seriales, de las posibilidades en especial de CMBF, dedicada por entero a este
de la realidad, pero con un melodramatismo que tipo de obras, pero de alcance limitado en aque-
no por simple era menos dañino. Aunque se res- llos años, es un aporte capital de la radio a la
petase el texto de obras adaptadas (El abismo, cultura durante el período.
de Charles Dickens; Cambio de almas, de Teófilo Dentro del quehacer noticioso, presente en
Gautier; Impaciencia del corazón, de Stefan casi todas las emisoras, se destacó Radio Reloj
Zweig; Resurrección, de León Tolstoi), la nece- (en activo desde 1947), propiedad de Goar
sidad del «gusto» que la propia radio había im- Mestre, el nuevo potentado de CMQ y enemigo
puesto determinaba cambios que convertían inconciliable de Amado Trinidad, a quien final-
obras justamente célebres en baratos folletines. mente derrotaría en una batalla por la prepon-
La subversión de valores repercutía incluso en derancia, derrota en la que intervinieron, ade-
la ética: la conducta y los conflictos de la mujer, más de las astucias, inteligencia y riquezas de su
personajes sufridos y humillados por hombres rival, otros muchos factores, entre ellos la esta-
sin escrúpulos, invitaban a permanecer dentro fa continuada a que fue sometido por algunos
de las normas de «pureza» aprobadas por la so- de sus colaboradores y hombres de confianza.
ciedad y que a la postre redimían al personaje de Importantísima fue, dentro de la línea informati-
la vileza de su enamorado. En esas normas había va, la denuncia constante que la oposición hacía a
todo un código, una axiología deformante. Las los gobiernos y sus más altos representantes, en

Untitled-44 263 02/06/2010, 9:33


264 ETAPA 1923-1958

especial la que mantuvo en alto Eduardo R. colás Guillén, Salvador García Agüero, Luis Fe-
Chibás en sus discursos radiales contra la co- lipe Rodríguez, Emilio Roig de Leuchsenring,
rrupción administrativa y la que más adelante Vicentina Antuña, Elías Entralgo, Ángel Augier,
sostuvo la radio clandestina contra la tiranía de Camila Henríquez Ureña, Jorge Rigol, Regino
Batista en las ciudades y en las montañas, como Pedroso y Emilio Ballagas, y que se caracterizó
la de Radio Rebelde, fundada en la Sierra Maes- porque no incluía anuncios comerciales y se sos-
tra por Ernesto Che Guevara para difundir las tenía sólo de las contribuciones de los oyentes,
verdades que el régimen pretendía mantener en con cuyos ingresos se costeaban los gastos de
silencio. Como las publicaciones impresas clan- transmisión y se imprimían y distribuían folle-
destinas, las emisoras permitían conocer el esta- tos con los materiales radiados. Otros progra-
do de la lucha en los diferentes frentes de batalla, mas que desempeñaron una atendible labor cul-
datos que deformaban las fuentes guberna- tural fueron La Corte Suprema del Arte, de
mentales como parte de su propaganda de des- CMQ, iniciado a fines de 1937 con la animación
crédito de los rebeldes. El periodismo radial con de José Antonio Alonso y, en provincias, de
el tema de la lucha política interna llegó a con- Germán Pinelli, con el interés de descubrir es-
vertirse, en algunas voces muy escuchadas, como trellas jóvenes, de donde surgieron, entre otros,
la de José Pardo Llada, en diatribas verdadera- Rosita Fornés, Obdulia Breijo, Ramón Veloz,
mente escandalosas que nada tenían que ver con Xiomara Fernández, Armando Bianchi, Raquel
el análisis y la reflexión. La COCO y Radio Re- Revuelta, Mercedes Valdés, Alba Marina, los
belde se constituyeron en expresiones represen- dúos Hermanas Martí y Hermanas Romay, Mi-
tativas del quehacer reivindicador de la verdad, guel Ángel Ortiz, Elena Burke, Marta Justiniani,
sin descontar otras emisoras que también ofre- un espacio que a lo largo de sus varios años en el
cían noticieros ajustados al acontecer real, siem- aire logró enorme popularidad y que más tarde
pre que la censura lo permitía, con rigor y se desarrolló, bajo otra denominación, en la te-
seriedad. levisión, y la Escuela de Ciencia Popular y Buen
En el terreno de la cultura, al mismo tiempo Humor (1938-1939), del mismo tipo que La
que se difundían los novelones de mal gusto y Bolsa del Saber (1940-?), este último con una
cursilería, con guiones y actores a veces deplo- frecuencia de dos veces a la semana, en sus ini-
rables, escenas melodramáticas y sufrimientos cios radiado por CMQ y más tarde por RHC
innumerables, se hacían valiosos aportes al sa- Cadena Azul, con la colaboración de José
ber con programas como Hora Cubana de Cul- Zacarías Tallet como asesor cultural, Pablo
tura Popular, que comenzó a radiarse semanal- Medina, Juan Luis Martín y Andrés Núñez
mente a principios de 1936 con el propósito de Olano, un esfuerzo del que salió el libro Enci-
«difundir ampliamente la cultura en los medios clopedia popular en miniatura (1942), de Tallet y
todos de nuestro pueblo, especialmente en el Luis Aragón.
campo dormido y en las pequeñas ciudades del La Universidad del Aire, a la que ya se hizo
interior que, en doloroso contraste con la capi- alusión en el período precedente, radiada por
tal fastuosa, vegetaban miserablemente sumidos CMQ, constituyó un sustancial aporte a la vida
muchas veces en la más espantosa incultura»71 y cultural de entonces con las conferencias sobre
dirigido, entre otros, por José Antonio Por- los más diversos temas de la historia, la literatu-
tuondo, Celso Enríquez, Mario García del Cueto ra, el arte, la ciencia, organizados por ciclos, toda
y Rafael Soto Paz. A mediados de 1937, al cesar una academia por la que pasaron muchos de los
la Hora Cubana y bajo los auspicios de la Her- más conspicuos intelectuales cubanos de esos
mandad de los Jóvenes del Pueblo [Cubano?], años, cátedra no sólo del saber tradicional en
inició sus salidas a través de la misma emisora torno a los hechos pasados, sino también a la
CMCY el Instituto Popular del Aire, entre cu- actualidad del país, un tema que no fue ajeno a
yos colaboradores se contaron Juan Marinello, estos programas y que motivó el asalto brutal
Carlos Rafael Rodríguez, Fernando Ortiz, Ni- por parte de las fuerzas represivas del recién ini-

Untitled-44 264 02/06/2010, 9:33


CONTEXTO POLÍTICO, SOCIAL Y ECONÓMICO 265

ciado gobierno dictatorial de Batista, cuando en tro, expresión en la que presentó los programas
una conferencia (el 4 de mayo de 1952) el histo- Los forjadores de la victoria, escrito por Félix Pita
riador Elías Entralgo se refirió críticamente a «los Rodríguez, un dramatizado de «episodios de la
políticos profesionales» y al «desequilibrio, a lucha contra el fascismo», en el aire tres veces a
través de nuestro proceso republicano, entre la semana; Entrevistas extraordinarias, «que se
autoridad y libertad».72 La programación musi- centraban en temas e ideas políticas» con perso-
cal de CMBF, como ya se dijo, enriqueció de najes singulares: la muerte, la nada, el hombre
manera notable la cultura del pueblo con la pues- de las cavernas, con «variedades de tipos histó-
ta en ondas de las grandes creaciones de los dis- ricos, identificados con la situación existente en
tintos estilos y géneros, con valiosos comenta- el mundo en esos momentos», a cargo de
rios crítico-informativos, una labor inestimable Honorio Muñoz; Sandokan, en el que «se idea-
mantenida con rigor y calidad desde su funda- lizaba, al estilo de Salgari, cierta forma de lucha
ción en 1948. anticolonialista», diariamente en el aire, escrito
En gran estima hay que tener asimismo el tra- por el poeta Guillermo Villarronda; El Fantas-
bajo que llevó adelante Mil Diez, conocida como ma, la conocida aventura, vista «con un sentido
La Emisora del Pueblo, comprada en $100 000 a nuevo» por Juan Herbello; Desfile de titanes, a
Radio Lavín mediante una recaudación popular cargo también de Félix Pita Rodríguez, «biogra-
que duró dos meses a partir del llamamiento lan- fías de las figuras más destacadas en la lucha por
zado por el Partido Unión Revolucionaria Co- el progreso humano», dominical; narraciones
munista —nombre entonces del Partido Co- dramatizadas de cuentos para niños en la voz de
munista de Cuba—, un propietario del todo Violeta Casals; Ronda infantil, dominical, escri-
diferente y que se proponía fines distintos a los tos los dos primeros por Honorio Muñoz y los
que animaban a casi todas las plantas de trans- restantes por Blas Roca, bajo la dirección de
misión del período. Su lema era: «¡Todo lo bue- Telma Norton, maestra y actriz con conocimien-
no al servicio de lo mejor: el pueblo! El primer tos de música. De esa labor de dramatización de
esfuerzo para realizar algo distinto que oriente, la emisora salieron enriquecidos en su experien-
eduque y distraiga», en tanto que sus propósi- cia como actores algunos de los que después se-
tos se sintetizaban en los siguientes puntos: 1. ser rían profesionales reconocidos como Raquel
instrumento al servicio de la defensa del pueblo, Revuelta, Ricardo Dantés, Ángel Toraño,
sin distingo de opiniones ideológicas; 2. orien- Reinaldo Miravalles, así como Asseneh Rodrí-
tar a nuestro pueblo en este momento; 3. elevar guez y Leonel Valdés, ambos entonces niños.
el nivel cultural del pueblo, y 4. distraer a sus Para Mil Diez escribieron además Onelio Jorge
oyentes, presentándoles los espectáculos más Cardoso, Paco Alfonso, Marcos Behmaras,
gustados, pero con contenido nuevo y dife- Marcelino Arozarena, Mirta Aguirre, Luis Feli-
rente.73 pe Rodríguez, entre otros autores menos cono-
La programación de Mil Diez fue, según la cidos. En su nómina de programas hay que men-
crítica especializada, de extraordinaria calidad. cionar, junto a los ya citados, El alma de las cosas,
La música contó con la actuación de orquestas, El gran teatro del mundo, La novela de Mil Diez,
solistas cubanos y extranjeros y serias indaga- Episodios Nacionales, Yayo Sandoval, La isla de
ciones en las fuentes en busca de partituras del las tormentas, Noticiero en letra y música.
acervo nacional, una rica labor de profunda se- En lo noticioso, Mil Diez cultivó maneras si-
riedad que dio magníficos frutos, entre ellos un milares a las que caracterizaron al periódico Hoy:
pequeño programa de piano, diario y variado, con nada de crónicas de crímenes pasionales ni ase-
compositores de los siglos XVIII y XIX, a cargo sinatos comunes, sólo hechos relevantes y sig-
de Oscar Calle, quien realizaba las interpreta- nificativos del extranjero y de Cuba, expuestos
ciones y redactaba las notas de comentarios, un con veracidad y desde una perspectiva clasista,
trabajo hecho con buen gusto y rigor. Valioso expresión de la ideología marxista-leninista en
fue asimismo el trabajo de la emisora en el tea- la que se sustentaba toda la labor de la emisora.

Untitled-44 265 02/06/2010, 9:33


266 ETAPA 1923-1958

Contó con doce ediciones de noticias cada día y cien mil—, podrá apreciarse la relevante influen-
con importantes informaciones intercaladas en cia que ejerció en la conformación de concien-
los programas, datos de sumo interés, en espe- cias. Generó instituciones (Asociación Cubana
cial para la clase obrera. Nunca entró en acuer- de Periodistas del Aire, más tarde denominada
dos con los anunciantes en favor de sus intere- Prensa Aérea de Cuba, Colegio de Locutores,
ses capitalistas sino en beneficio de la clase Unión de Operadores, Asociación de la Prensa
obrera, como el que estipulaba que en los con- Radial Impresa, Sindicato de Trabajadores de la
tratos aquéllos admitieran las noticias que po- Radio, entre otras muchas), publicaciones pe-
nían al descubierto las luchas contra los empre- riódicas (A Través del Micrófono, Ecos de RHC
sarios. Los más connotados dirigentes obreros Cadena Azul, Glorificación de la CMQ, Micrófo-
(Jesús Menéndez, Aracelio Iglesias, José María no, Radio Club, Radio Guía, Radio Magazine,
Pérez, Lázaro Peña) se escucharon a través de Radiomanía, Souvenir RHC Cadena Azul) y fo-
sus ondas. Salvador García Agüero transmitía lletos y libros (Boletín Circuito CMQ S.A., Bole-
todos los domingos un programa informativo- tín Mensual de Radio, Ellas y Ellos al Micrófono,
valorativo recordado como uno de los mejores, 1943, de Germinal Barral, y Radioperiodismo,
en su línea, de la radio en Cuba. En todas las 1952, de José Proveyer, por ejemplo). Entre los
direcciones en que trabajó Mil Diez hubo rigor mas valiosos creadores del medio es obligado
y seriedad. Músicos e intérpretes de calidad, ac- mencionar a Félix B. Caignet, autor de Chan-
tores y locutores, escritores y comentaristas del Li-Po, Aladino y la lámpara maravillosa, El pre-
acontecer, dirigentes administrativos y progra- cio de una vida, El ladrón de Bagdad, Peor que
madores, todos laboraban con singular eficien- las víboras, El derecho de nacer, Ángeles de la ca-
cia, de modo tal que lograron aportes sustantivos lle, Pobre juventud, La madre de todos, una am-
para la radio en Cuba. Al clausurar de modo vio- plia producción que va desde los finales de los
lento la policía los locales de este baluarte de la años 30 hasta 1958, representativa en buena me-
cultura nacional, hecho que ocurrió en abril de dida de las dramatizaciones que entonces llena-
1948 —recién transmitido el discurso pronun- ban el espacio radial en Cuba, con sus pocas vir-
ciado por Jesús Menéndez el 6 de enero de ese tudes y sus muchos defectos: melodramatismo,
año para la clase obrera (palabras que probable- cursilería, diálogos pobres y situaciones que ra-
mente fueron determinantes en la decisión de yaban en lo absurdo, sobreactuaciones, exten-
asesinarlo el 22 del propio mes)—, Mil Diez sión innecesaria de las tramas, verdaderos ejem-
había superado dificultades de muy diversa ín- plos, en fin, del peor gusto y de las posibilidades
dole y dado un ejemplo de las posibilidades que deformantes de la sensibilidad y los valores éti-
la radio poseía para el enriquecimiento de la na- cos con que contaban los ideólogos y represen-
ción, aun en un medio hostil desde tantos pun- tantes del poder económico en el país. Mucho
tos de vista. de positivo hubo, en cambio, en el trabajo de
La radio fue, con sus beneficios y sus incon- algunas emisoras y en algunos espacios de las
venientes, un formidable medio de cultura, en más mercantilizadas, una labor que fue decisiva
primer lugar por su masividad. Movió todo un en el desarrollo de la cultura nacional.
cuerpo de especialistas diversos y creó un modo La televisión, inaugurada en Cuba el 24 de
de hacer muy peculiar, distinto de lo que se hizo octubre de 1950, día en que salió al aire la pri-
en otras manifestaciones de la vida espiritual. Si mera emisión televisiva después de distintas
se tienen en cuenta la cantidad de emisoras pruebas desde 1946, se desarrolló rápidamente
—ochenta en 1939 y noventa y seis en 1948, de en el lapso de los últimos ocho años de este pe-
ellas cuarenta y cinco y cuarenta y tres en La ríodo. En torno a tan nuevo adelanto de la cien-
Habana respectivamente— y de aparatos en las cia y la técnica se enfrascaron los empresarios
casas —que rebasaban la cifra de millón y medio como antes lo habían hecho con la radio, ávidos
en 1953, aumento considerable con relación a por la supremacía. Gaspar Pumarejo —el inicia-
1943, cuando se habían registrado algo más de dor—, Goar Mestre y Amadeo Barletta —nego-

Untitled-44 266 02/06/2010, 9:33


CONTEXTO POLÍTICO, SOCIAL Y ECONÓMICO 267

ciante italiano— comenzaron la disputa. Poco anidan en la mente de los débiles y los po-
después hubo cuatro canales funcionando, trans- bres de espíritu, que son los menos.
mitiendo sobre todo noticias, deportes, progra-
mas de entretenimiento y algunas telenovelas, […]
todo a partir de patrones calcados de la radio y
la televisión estadounidenses, con cuyos produc- Es necesario evitar que esta nueva expre-
tos se llenaba buena parte de la programación. sión artística, cuya penetración es mayor
Los canales 2 (de Barletta, subarrendado a que la del cine, más real que el teatro, más
Pumarejo), y 4, 6 y 7 (de Mestre) abrieron nue- potente que el libro y que se introduce sin
vos caminos a la cultura y a la vida económica e pedir permiso en todos los hogares, llevan-
ideológica, al mismo tiempo que fueron relegan- do su mensaje a la vez al niño y al viejo, al
do a la radio a pesar de la diferencia numérica de hombre y a la mujer, creando al analfabeto
los receptores: algunos miles frente a más de un y al profesional nuevos hábitos y modifi-
millón. Padeció e hizo padecer a los televiden- cando costumbres, muera sacrificada por
tes de muchos de los males de su influyente pre- los peores intereses económicos de la in-
decesor, sustentada como estaba también por un dustria y deje de ser difusora de una «vene-
comercialismo devastador. De ello se percata- nosa alquimia ideológica» que pretende
ron rápidamente aquellos que se proponían un adormecer la verdadera sensibilidad de
auténtico trabajo enriquecedor para el pueblo, nuestro pueblo.74
como el autor del artículo «Lo inaceptable en la
“industria” de la televisión» —aparecido en Se trata de los mismos reparos que merecía la
Nuestro Tiempo (noviembre de 1954)—, bajo el radio y que llevaron a Unión Revolucionaria
seudónimo Alter-Ego, ya entonces un severo Comunista a hacer el llamado al pueblo para
crítico de la labor que venía realizando este comprar Mil Diez, deseosos de contrarrestar las
prodigioso complejo de la electrónica. Dice de acciones con las que casi todas las emisoras de
manera explícita en sus reflexiones: los años 40 deformaban a los oyentes del país.
En los primeros intentos por hacer telenovelas
Lo que sí es inaceptable para todo aquel que (Senderos de amor, 1952, por CMQ, con Arman-
tenga el más mínimo vestigio de buen gus- do Bianchi y Adela Escartín, a la que siguen Ésta
to o la más leve sensibilidad artística, es que es tu vida, Conflictos humanos y otras, precedi-
se den como «inevitables» de la industria, das todas por Tensión en el Canal 6, 1950, por el
las programaciones que envían por sus ca- canal de los hermanos Mestre, y por un progra-
nales a los hogares cubanos las empresas ma de teatro que salió, a través de Unión Radio
de televisión actualmente en funciones. Y TV, en julio de 1951) se apreciaba la influencia
no es porque en Cuba no haya buen «ta- de la radio en el estilo general de la presentación
lento artístico». Que lo hay, y del mejor. y en particular en el trabajo de los actores se-
No es porque carezcamos de recursos y cundarios. Era evidente que la puesta ante las
posibilidades técnicas. También las hay, y cámaras estaba en esos años iniciales en una fase
al día. Tenemos todo lo necesario para que de experimentación, tratando de encontrar su
nuestra televisión esté a la altura de las cir- propio lenguaje, fuertemente influido por el lar-
cunstancias. Lo que sucede es que se «disi- go quehacer de la radio y del teatro, dos presen-
mula» o se «ignora deliberadamente» que cias inevitables entonces. El adulterio, la seduc-
esta nueva forma artística de expresión debe ción y el divorcio estaban en el centro de los
servir para educar a nuestro pueblo, ayu- libretos y de los dramas y conflictos de los per-
dándolo a pensar con dignidad y belleza, sonajes, problemáticas de las que no era tan
desechando las expresiones cosmopolitas sencillo desentenderse porque constituían
que deforman nuestro arte nacional, no es- elementos que los productores estimaban
timulando la sensibilidad y la frivolidad que imprescindibles para el éxito del público. El

Untitled-44 267 02/06/2010, 9:33


268 ETAPA 1923-1958

espíritu mercantil, como en la radio, dictaba las vos, todo un conjunto de realizaciones que
normas, reglas que ya habían sido puestas a prue- requería de innumerables especialistas (esce-
ba, con rotundo éxito, durante más de una década nógrafos, maquillistas, escritores, directores,
en los dramones tan escuchados por nume- luminotécnicos, productores, actores, camaró-
rosísimos oyentes. El melodramatismo se acen- grafos, asesores, adaptadores) y conocimientos
tuaba ahora con lágrimas visibles, gestos de an- artísticos que muy temprano habían ganado su
gustia, maquillajes y vestuario adecuados para especificidad. Como en la radio y el cine, la tec-
transmitir el dolor y el sufrimiento, elementos nología era decisiva en la televisión y, en no me-
que el espectador tenía delante de sus ojos y lo nor medida, las derivaciones que traía en la la-
hacían tener una mayor participación afectiva en bor creadora de sus participantes. La penetración
el suceder que proponían y mostraban los auto- norteamericana se hacía evidente no sólo en los
res y actores. Con Historia de tres hermanas medios técnicos que importaban los empresa-
(1956) comienza en Cuba el ascenso de la rios, sino además y en primer lugar en la con-
telenovela, siempre sujeta a los dictados de los cepción general del trabajo televisivo y en las rea-
patrocinadores y a ciertos esquemas conceptua- lizaciones culturales concretas que, provenientes
les y estilísticos de los que nunca llegó a des- de Estados Unidos, se transmitían con profu-
prenderse la televisión en este período inicial de sión. Lugar destacado ocupaban los lineamientos
su desarrollo en Cuba. Antes que la radio, el cine ideológicos en los que se sustentaba la política
—tan cercano en muchos aspectos a la televi- económica del país entonces, de la cual era la
sión— había trazado un camino y demostrado televisión fiel reflejo y portavoz.
cuáles eran los temas preferidos por el gran No obstante todo lo anterior, prevalecieron
público, por las inmensas mayorías. Se trataba los elementos creadores de la cultura nacional,
de algo que estaba más allá de las peculiaridades de la que este nuevo medio llegaría a ser una
propias del medio de expresión y que tenía que manifestación relevante. Si no llegó a alcanzar
ser determinante en la conformación del estilo. antes de 1959 todas las posibilidades que tenía
Todo debía subordinarse a los reclamos del «gus- para la educación estética e ideológica del pue-
to de las masas». blo, para satisfacer de manera cabal y enriquece-
La música y los espacios noticiosos tuvieron dora esas necesidades fundamentales, logró en
una singular significación en el nuevo medio de cambio contribuir en alguna medida en tan alta
difusión masiva, aun durante las etapas de cen- empresa y sentar las bases para la obra poste-
sura del gobierno de Batista, como la que se im- rior, sustentada en otra concepción del mundo
plantó en los comienzos de 1957, aplicable y signada por inquietudes y búsquedas que en
asimismo para las telenovelas. Programas drama- este período tuvieron precedentes entre las me-
tizados (teatro, cuentos, novelas, seriales con di- jores manifestaciones de la vida espiritual.
versos temas y realizaciones, con guiones origi- [E. S. y R. H. O.]
nales o adaptados de obras más o menos
célebres), de participación, de comentarios po-
lítico-económicos de actualidad, reportajes de di- 2.1.15 Consideraciones finales (1923-1958)
ferentes facturas y calidades, conferencias con
temas culturales y religiosos, propaganda de los A lo largo de este panorama de la vida cultural
productos que subvencionaban la puesta en pan- en Cuba entre 1923 y 1958 se aprecian, hacien-
talla y de aquellos que sólo pagaban el momento do una reconsideración general que se detenga
publicitario, proyecciones cinematográficas, nada más que en los rasgos caracterizadores más
obras para niños con actores infantiles y adul- relevantes, dos períodos, divididos hacia 1935,
tos, espectáculos musicales con cuerpos de bai- el año de disolución de las actividades y postu-
le, presentaciones de ballet y danza moderna, lados vanguardistas en lo artístico-literario y de
debates políticos, noticias de Cuba y del extran- superación de la aguda crisis que en lo político,
jero, transmisiones directas de eventos deporti- lo social y lo económico había puesto en movi-

Untitled-44 268 02/06/2010, 9:33


CONTEXTO POLÍTICO, SOCIAL Y ECONÓMICO 269

miento a toda la nación, la fecha en que asimis- actitud primordial que en los años 40 y 50 here-
mo se inicia una nueva fase del desarrollo dan de la extraordinaria batalla que se libró a lo
ideoestético en la historia del país. El primer pe- largo de la llamada década crítica. En lo político,
ríodo ha de ser visto como de insurgencia, de social y económico, entra y se desenvuelve el país
oposición, cualitativamente superior con respec- en un ambiente de relativo sosiego fundado en
to a la etapa precedente (1899-1922). A partir el constitucionalismo, modo de gobierno que en
de la Protesta de los Trece, el acontecimiento una nación dependiente como Cuba no es nun-
que la historiografía ha tomado como el de aper- ca real ni de una estable seguridad. Continúan,
tura hacia la contemporaneidad, se suceden ver- pues, las luchas obreras, los crímenes, el latroci-
tiginosamente hechos de diversa índole y signi- nio, las pugnas y los antagonismos de clases, en
ficación, todos ellos expresiones más o menos tanto que el arte y la literatura, las instituciones,
explícitas de las más agudas contradicciones y las publicaciones periódicas y, en fin, todas las
antagonismos, un salto que el suceder republi- manifestaciones de la sensibilidad y del queha-
cano venía gestando desde hacía algo más de dos cer espiritual, van creando un extraordinario
decenios. La cultura adquiere entonces su ver- acervo que sitúa a la nación a la altura de Lati-
dadera dimensión social al calor de la agitación noamérica y, en algunos casos, en un rango de
vanguardista, correlato de la acción frontal que universalidad que sólo se había alcanzado en los
obreros, estudiantes y demás sectores progre- mejores momentos del siglo XIX. Las estructu-
sistas libraban contra el régimen de Gerardo ras neocoloniales, que habían conocido su pri-
Machado. No es fortuito que con escasos meses mera gran crisis hacia 1930, vuelven a resque-
de diferencia se produzcan la toma de posesión brajarse después del golpe de estado de Fulgencio
de Machado y la fundación del Partido Comu- Batista en 1952, gobierno de fuerza que iría en
nista de Cuba, representantes respectivamente creciente depauperación, a medida que se hacían
del poder hegemónico del capitalismo yanqui y más hondas las contradicciones que lo conduje-
de las más avanzadas ideas político-sociales. Los ron al poder. A partir de esa fecha y hasta el triun-
escritores, intelectuales y artistas llevan adelan- fo de la Revolución en enero de 1959, la cultura
te una obra de ruptura de los cánones imperantes padeció la represión interna y la penetración
y que pretende subvertir el orden establecido, norteamericana, batalló contra la situación
revolucionar las relaciones masa-poder, indivi- imperante y defendió la integridad nacional, fac-
duo-sociedad, vida cultural-vida política, ingen- tores todos que fueron preparando las condicio-
te tarea que tiene como centro la defensa de la nes para el salto cualitativo que tendría lugar un
propia identidad y que reivindica el ser históri- poco más tarde y que abriría una nueva época en
co en una dimensión cubana y latinoamericana. la historia de Cuba, la cultura y la literatura in-
El período siguiente puede definirse como el de cluidas. [E. S. y R. H. O.]
la búsqueda de la universalidad desde la cubanía,

NOTAS
(CAPÍTULO 2.1)

1
Del grueso de las publicaciones mencionadas en lo ción de la fuente, al igual que el lugar de publicación
adelante en este panorama, así como de algunas de cuando éste sea La Habana. Por otra parte, muchas
las instituciones literarias o culturales con actividad de estas revistas poseen sus correspondientes fichas
de relieve, existe ficha biográfica en el Diccionario analíticas.
de la literatura cubana, de donde, salvo indicación 2
Ana Cairo: «La década genésica del intelectual
contraria, han sido tomadas las citas entrecomilladas Carpentier (1923-1933)», en Imán. La Habana,
referidas a las mismas. Se obvia, por ello, la reitera- núm. 2, 1984-1985, p. 375.

Untitled-44 269 02/06/2010, 9:33


270 ETAPA 1923-1958

3
Vid. Ana Cairo: El grupo minorista y su tiempo, pp. de 1938, gracias al esfuerzo personal de Fermín
67-68. Peraza, se recogió anualmente la producción biblio-
4 gráfica nacional a través del Anuario Bibliográfico
Ángel Pubillones: «Marginales. El Grupo Per Se», Cubano (1938-1952) y de Bibliografía cubana (1952-
en La Independencia. Santiago de Cuba, abr. 8, 1926, 1958).
p. 1.
14
5 Marcelo Pogolotti: Víctor Manuel. Ministerio de
Ambos documentos en La Independencia. Santiago
Educación. Dirección General de Cultura, La Ha-
de Cuba, may. 6, 1926, p. 10.
bana, 1959, p. 12.
6
Cit. en «El Grupo H», en Santiago. Santiago de 15
Cuba, núm. 8, sept. 1972, p. 13. El texto de Mary Graziella Pogolotti: «El largo magisterio de Víctor
Low en Orígenes. La Habana, año 13, núm. 40, 1956, Manuel», en su Oficio de leer. Editorial Letras Cu-
pp. 69-75. banas, Ciudad de La Habana, 1983, pp. 18-22. La
cita en la p. 19.
7
Emilio Ballagas: «Palabras de Mañach», en Antenas. 16
Camagüey, año 1, núm. 3, dic. 1, 1928, p. 44. Cit. por Juan Sánchez en su Fidelio Ponce. Editorial
Letras Cubanas, La Habana, 1985, p. 36.
8
Juan Marinello: «Sobre el vanguardismo en Cuba y 17
en la América Latina», en sus Obras. Cuba: cultura. Vid. Luz Merino Acosta: La pintura y la ilustración:
Compilación, selección, notas [de] Ana Suárez Díaz. dos vías del arte moderno en Cuba. Ministerio de
Prólogo [de] José Antonio Portuondo. Editorial Educación Superior. Universidad de La Habana.
Letras Cubanas, La Habana, 1989, p. 146. Facultad de Artes y Letras, La Habana, 1990.
18
9
Ibíd., p. 147. Publicada en Revolución y Cultura. La Habana, núm.
93, may, 1980, pp. 41-60.
10
Cintio Vitier: «Introducción a la obra de José Leza-
19
ma Lima», en su Crítica cubana. Editorial Letras Roberto Segre: Arquitectura y urbanismo de la revo-
Cubanas, La Habana, 1988, p. 418. Valoraciones más lución cubana, p. 14.
críticas sobre la publicación han emitido el propio 20
Ibíd, p. 9.
Vitier (Lo cubano en la poesía, pp. 371-372), José
Lezama Lima (Imagen y posibilidad. Editorial Le- 21
Vid. Pilar Fernández Prieto: «La vivienda obrera
tras Cubanas, La Habana, 1981, pp. 184-190) y Raúl durante el machadato: el reparto Lutgardita», en Arte
Roa (El fuego de la semilla en el surco. Editorial Le- Cuba República. Selección de Lecturas. Primera par-
tras Cubanas, La Habana, 1982, pp. 193-198), entre te. Introducción y compilación de Luz Merino
otros. Acosta y […] Universidad de La Habana. Facultad
11 de Artes y Letras, La Habana, 1987, pp. 121-142.
El texto completo del manifiesto puede leerse en el
trabajo de Ana Cairo «La década genésica del inte- 22
Alejo Carpentier: La música en Cuba, p. 281.
lectual Carpentier (1923-1933)». Ob. cit., pp. 376-
23
377. Además, con una nota introductoria, en el de Ibíd., p. 279.
Ricardo L. Hernández Otero «De la vanguardia en 24
Edgardo Martín: Panorama histórico de la música en
Cuba: un manifiesto», en Letras Cubanas, La Haba- Cuba, pp. 126-127.
na, año 1, núm. 1, jul.-sept., 1986, pp. 182-187.
25
12 Alejo Carpentier: ob. cit., p. 299.
Vid. Escritos de José Antonio Foncueva. Compila-
ción, introducción, notas y bibliografía de Ricardo 26
Rosendo Ruiz Quevedo, Vicente González Rubiera
Luis Hernández Otero. Editorial Letras Cubanas, y Abelardo Estrada: «Los años treinta: núcleo cen-
La Habana, 1985, p. 13. tral de la trova intermedia», en Unión. La Habana,
13
La correspondiente al lapso 1917-1936, durante lar- núm. 4, 1980, p. 102.
go tiempo considerados «los años huecos de la bi- 27
Cit. por Oscar Luis López en su libro La radio en
bliografía cubana», no sería realidad hasta fines de la Cuba, p. 99.
década de 1970, elaborada por un colectivo de la Bi-
28
blioteca Nacional José Martí y publicada en varios Ibíd.
volúmenes, aunque para los años 1917-1922 se con- 29
Ibíd.
tó desde 1955-1957 con los valiosos datos compila-
dos por León Primelles en los dos tomos de su Cro- 30
Cit. por Arturo Agramonte en su Cronología del cine
nología cubana (1915-1918 y 1919-1922). A partir cubano, p. 50.

Untitled-44 270 02/06/2010, 9:33


CONTEXTO POLÍTICO, SOCIAL Y ECONÓMICO 271

31 49
Cit. por Germán Sánchez en su ensayo «El Moncada: José Antonio Évora: David. Editorial Letras Cuba-
crisis del sistema neocolonial: inicio de la revolu- nas, La Habana, 1986, p. 72.
ción latinoamericana», en Casa de las Américas, La 50
Habana, año 14, núm. 74, jul.-ago., 1973, p. 63. Documentos en el archivo personal del pintor Ro-
mero Arciaga.
32
Carlos Rafael Rodríguez: «El pensamiento de la Ju- 51
ventud Ortodoxa», en su Letra con filo. T. 1. Ed. de Roberto Segre: Arquitectura y urbanismo de la revo-
Ciencias Sociales, La Habana, 1963, pp. 61-62. lución cubana, p. 9.
52
33
Francisco López Segrera: Cuba: capitalismo depen- Ibíd., p. 17.
diente y subdesarrollo (1510-1959). Casa de las 53
Edgardo Martín: Panorama histórico de la música en
Américas, La Habana, 1972, pp. 303-304. Cuba, pp. 129-130.
34
Vid. Anuario Cultural Cubano 1943. Ministerio de 54
Ibíd., p. 134.
Estado. Dirección General de Relaciones Cultura- 55
les, La Habana, 1944, p. 374. Los tres textos pueden leerse en Revista Nuestro
Tiempo […], pp. 17-19, 20-24 y 14-16, respectiva-
35
Cintio Vitier: Diez poetas cubanos. Cit. en Diccio- mente.
nario de la literatura cubana, tomo 1, p. 395. 56
Testimonio incluido en el libro de Félix Contreras
36
Diccionario de la literatura cubana, tomo 1, pp. 391- Porque tienen filin. Editorial Oriente, Santiago de
392. Cuba, 1989, pp. 33 y 36.
37
«En el umbral», en Renuevo. Cuadernos literarios. 57
Dino Carreras: «Antes del Alba», en Revolución y
La Habana, año 1, núm. 1, jun., 1956, p. 1. Cultura. La Habana, núm. 12, dic., 1987, p. 56.
38
Ibíd., p. 1. 58
Ibíd.
39
«Presentación», en Cuadernos de Arte y Ciencia. La 59
Ibíd.
Habana, año 1, núm. 1, 1954, p. 2. 60
Véanse al respecto las estadísticas presentadas regu-
40
José Lezama Lima: «Señales. La otra desintegración», larmente en el Anuario Cinematográfico y Radial
en su Imagen y posibilidad. Selección, prólogo y Cubano. La Habana, 1940-1960.
notas de Ciro Bianchi Ross. Editorial Letras Cuba- 61
nas, La Habana, 1981, p. 196. Mirta Aguirre: «Cinematografía cubana», en su Cró-
nica de cine. Selección de Olivia Miranda y Marcia
41
José Lezama Lima: «Secularidad de José Martí», en Castillo. T. 2. Editorial Letras Cubanas, La Habana,
su Imagen y posibilidad. Ob. cit., p. 198. 1989, pp. 78-81.
42
Cit. por Carlos E. Sotolongo Peña en su trabajo «La 62
Héctor García Mesa: «El cine negado de América
Universidad de La Habana como centro cultural», Latina» (I), en Cine Cubano. La Habana, núm. 104,
en Memoria. Apuntes para una historia de la exten- 1983, pp. 89-96. De interés sobre el cine cubano hasta
sión universitaria, p. 17. 1958 resulta, en el número 86-87-88 de la propia
43
Mariblanca Sabas Alomá: «Unión de Escritores y revista (pp. 37-45), el trabajo de José Antonio
Artistas de Cuba», en Pueblo. La Habana, sept. 24, González «Apuntes para la historia de un cine sin
1938, p. 12. historia».
63
44
Cit. por Harold Gramatges en su conferencia «La La de Mirta Aguirre puede leerse en su Crónica de
Sociedad Cultural Nuestro Tiempo», en Revista cine. Ob. cit., pp. 97-100. La de Gutiérrez Alea, en
Nuestro Tiempo […], p. 389. Revista Nuestro Tiempo […], pp. 31-32.
64
45
Diccionario de la literatura cubana, tomo 1, p. 228. Alejandro Ríos: «El cine extraviado», en La Gaceta
de Cuba. La Habana, ago., 1990, p. 7.
46
Pueblo. La Habana, may. 14, 1938, p. 13. 65
Vid. Miriam Sacerio: «¿Qué fue la Cuba Sono Film?»,
47
Vid. José G. Ricardo: La imprenta en Cuba, pp. 184- en Bohemia. La Habana, año 76, núm. 26, jun. 29,
185. 1984, pp. 14-19.
48 66
Adelaida de Juan: «Mariano: historia y color», en su Vid. Julio García Espinosa: «El Mégano», en revista
Pintura cubana: temas y variaciones, p. 84. Nuestro Tiempo […], pp. 358-361.

Untitled-44 271 02/06/2010, 9:33


272 ETAPA 1923-1958

67 71
Vid. Edgardo Martín: «La música en El Mégano», Oscar Luis López: La radio en Cuba […], p. 152.
en revista Nuestro Tiempo […], pp. 141-142. 72
Ibíd., p. 338.
68
La periodización es de Oscar Luis López en su libro 73
La radio en Cuba […], ob. cit. Vid. «Radio Estación Popular Mil Diez», en Ra-
dio Guía. La Habana, año 9, núm. 106, abr., 1943,
69
Cit. por Reynaldo González en su libro Llorar es un p. 33.
placer, pp. 142-143. 74
Vid. revista Nuestro tiempo […], pp. 36-38.
70
Ibíd., p. 143.

Untitled-44 272 02/06/2010, 9:33


2.2 LA LÍRICA

2.2.1 Panorama de su desarrollo En el grupo de «los nuevos» —denominación


utilizada en la antología de 1926 para los de más
Transcurridos los años de auge del postmoder- reciente creación y más novedosas preocupacio-
nismo en la poesía cubana, se produjeron acon- nes literarias, aquellos que se inician en esa pro-
tecimientos de orden político que venían a pia década del 20— perduran modos e inquietu-
reflejar la toma de conciencia entre los intelec- des modernistas o se asumen maneras y estilos
tuales y artistas en torno a la necesidad de trans- que no traían implícitas pretensiones trans-
formaciones de diversa índole. Consecuente- formadoras para la poesía, como sucede con
mente, comenzaron a aparecer las primeras Ramón Rubiera (1894-1973), Eduardo Avilés
manifestaciones de una ruptura con la sensibi- Ramírez (1895-?), Enrique Serpa (1900-1968),
lidad postmodernista para dar paso, a finales de Rafael Esténger (1899-?), Andrés Núñez Olano
la década (1927-1930), a un movimiento reno- (1900-1968) y Enrique Loynaz (1904-1966). En
vador que habría de traer nuevos postulados y todos los mencionados predomina la imagen abs-
una sensibilidad, un diálogo diferente del crea- tracta de fuerte carga simbólica y una visión del
dor con sus circunstancias mediatas e inmedia- hombre signada por el pesimismo y la desola-
tas. Entre 1923 y 1927, la lírica cubana muestra ción, elementos que en la etapa anterior, 1899-
dos vertientes fundamentales, como puede 1923, reaparecían con significativa frecuencia
apreciarse en la antología La poesía moderna en tanto en los libros de Boti, de Acosta y de
Cuba (1882-1925) (1926), preparada por Félix Poveda, como en los de las figuras menores. En
Lizaso y José Antonio Fernández de Castro, el único libro publicado por Rubiera, Los astros
modalidades que hacen ostensible el carácter de ilusorios (1925), por ejemplo, se hace muy evi-
tránsito de esos años precisamente por la co- dente la impronta de Boti en un poema como
existencia de inquietudes divergentes en su per- «Ideología del árbol seco». Los textos de Serpa
cepción de la realidad y, de manera especial, en (La miel de las horas, 1925, y Vitrina, 1923-1925,
el sustrato teórico-conceptual en el que se sus- 1940), por su estilo y sus preocupaciones recuer-
tentan. Es necesario tener en cuenta, además, dan las maneras de cierto neorromanticismo de
que los poetas que durante esa etapa de antece- principios de siglo, con su fatalismo nihilista y
dentes de la Vanguardia muestran logros más sus afanes de inquirir en la realidad con preten-
tarde asumidos de un modo pleno por el movi- siones éticas, como sucede en «Únicamente el
miento vanguardista en tanto actitud frente al eco», por ejemplo, o en «Después…»
hecho artístico, conjugan en su obra elemen- Se trata de una actitud conservadora frente
tos de la estética modernista y de la sensibili- al hecho poético en creadores formados en la
dad renovada. sensibilidad modernista y que no tuvieron el

[273]

Untitled-44 273 02/06/2010, 9:33


274 ETAPA 1923-1958

necesario impulso renovador de los coetáneos posibilidades creadoras de un movimiento que


de obra más perdurable. Como etapa de transi- en la poesía cubana no había entregado aún sus
ción, estos años que preceden al auge de las trans- mejores frutos al morir Casal (1893) y Martí
formaciones vanguardistas (1927-1930) no lo- (1895), en tanto que Tallet y Martínez Villena
gran conformar una imagen plena y creadora en ya saben agotadas esas potencialidades y se ven
ninguna de las tendencias que constituyeron los precisados a romper sus estructuras en busca de
extremos de la evolución, pues el modernismo soluciones más adecuadas con su momento his-
ya había dado sus frutos mejores en Boti y tórico, los años en que aparecen los primeros
Poveda como fuerza enriquecedora de una tra- actos de una insurgencia revolucionaria, poco
dición que había quedado trunca, y la vanguar- después de la gran crisis financiera con que se
dia no había alcanzado a integrarse plenamente cierra la etapa precedente.
como elemento desestructurador de la poética A partir de 1923 y con la Protesta de los Tre-
del modernismo, si bien en sus años de mayor ce como acto de rebeldía inicial, los intelectua-
esplendor no fueron sus obras de gran significa- les tendrán una participación creciente en la vida
ción artística. El cultivo de una poesía preten- política del país. La agudización de la crisis polí-
didamente ahistórica que expresa los conflictos tica, social y económica entre 1923 y 1933
del Hombre como verdades universales y me- —lapso en el que se instaura la primera tiranía
diante los más relevantes recursos de un moder- de la República, al servicio del imperialismo—
nismo matizado de romanticismo, se hace más influye de manera radical en el surgimiento de
ostensible aún por su convivencia con búsque- esa línea irónica dentro de la lírica nacional, pro-
das que rompen los esquemas al uso y abren fundamente marcada en esos tres poetas por el
nuevas sendas en las relaciones del poeta con la hastío y cansancio ante ciertas fórmulas gasta-
realidad. En los más conservadores se hallan, no das. En la etapa estudiada pueden apreciarse ade-
obstante, rasgos que los integran a las más fe- más otras tendencias importantes que más tarde
cundas creaciones de sus coetáneos de la vertien- habrían de tener realización plena: la preocupa-
te prevanguardista, como sucede en este verso ción purista y la poesía de inquietud social. Den-
de «Después…», de Serpa: El alma de este cuer- tro de un intimismo de formas esbeltas que lo
po hondamente aburrido, muy cerca del mejor conducirían posteriormente a la poesía pura en
Tallet. Asimismo, en los de ideas avanzadas es uno de sus textos («Flecha, metal») se destaca
posible encontrar la pervivencia de maneras mo- Juan Marinello (Liberación, 1927). La primera
dernistas, como ocurre en Martínez Villena y en comienza a manifestarse en Mariano Brull, su
el propio Tallet, en sus inicios estrechamente vin- más alto representante en los años sucesivos por
culados a la estética rubendariana. la persistencia y calidad de sus textos dentro de
La tónica general y definitoria del grupo de los cánones del purismo. En 1926 aparece en
«los nuevos» en lo que tienen de propugnadores Bruselas su breve cuaderno Quelques poèmes,
de otro diálogo del poeta con la tradición —y traducción al francés de algunos poemas de su
por ende con sus circunstancias— es el desenfa- siguiente libro, de 1928. Si bien no fueron im-
do en el tratamiento de los conflictos existen- portantes en Cuba esas muestras de la nueva sen-
ciales, en los más representativos (Tallet, Martí- sibilidad porque no dejaron su huella en el am-
nez Villena, Villar Buceta) matizado por una biente literario nacional, confirman que en esta
decisiva dosis de ironía entremezclada a una lú- etapa transicional ya estaba abierto ese cauce re-
cida conciencia de lo cotidiano, actitud que con- novador. No obstante el hecho de que la ten-
trasta con el insustancial trascendentalismo de dencia purista es una de las derivaciones de la
algunos coetáneos y, en general, del intimismo vanguardia, en esos instantes tiene fundamen-
romántico. Esa postura crítica ante la realidad talmente un carácter de transición por sus
se sustenta, como en el caso del modernismo, vínculos con el modernismo, perceptibles con
en el desajuste del poeta con el medio social, pero entera claridad en la evolución creadora del pro-
Boti y Poveda asumieron ese desajuste con las pio Brull, autor de un libro dentro del estilo pre-

Untitled-44 274 02/06/2010, 9:33


LA LÍRICA 275

cedente (La casa del silencio, 1916), y en el que del modernismo en su libro de 1915 con este
ya se hallan los postulados y las preocupaciones precedente de la inquietud social, donde la rea-
del purismo, y en la trayectoria de Regino Boti, lidad aparece asumida en su más nítida dimen-
alto exponente en Cuba del postmodernismo sión sensorial, característica procedente del
desde la primera década del siglo y más tarde pasado inmediato y que se enriquece en la evo-
autor de poemas de filiación vanguardista. Al lución hacia la vanguardia. El colorismo y la pre-
mismo tiempo, otros poetas de menos signifi- cisión del paisaje en Boti es uno de los antece-
cación y de obra escasa, como Rubiera y Núñez dentes del posterior desarrollo de la línea purista.
Olano, preocupados por la perfección formal y Pueden observarse, entonces, en la poesía de
el rigor de la palabra, bordearon el purismo en inquietud social que se manifiesta entre 1923 y
textos que denotan múltiples influencias, y re- 1927, hallazgos de orden conceptual de enorme
velan, en ese entremezclamiento, la indefinición significación, realismo de lo inmediato que se
propia de una etapa que intenta romper con el corresponde con la aprehensión de lo cotidiano
pasado y no ha encontrado aún sus caminos ex- en Tallet, Martínez Villena y Villar Buceta, pero
presivos. Un ejemplo de lo dicho se encuentra además hay en esos antecedentes otro aporte
en el soneto «El recuerdo inefable», de Núñez conceptual de mayores alcances: la vuelta hacia
Olano. los temas de participación o interacción del hom-
La poesía de inquietud social, de gran impor- bre con su contexto en un sentido diferente al
tancia posterior, está representada entre 1923 y de la tendencia que la crítica ha calificado como
1927 por Felipe Pichardo Moya y Agustín ironía sentimental, si bien no posee aún la fuer-
Acosta, el primero con «El poema de los caña- za renovadora que en lo formal y en lo político
verales», y el segundo con La zafra, ambos de tendrá con Regino Pedroso, Manuel Navarro
1926, antecedentes del auge que más tarde ten- Luna y Nicolás Guillén.
dría el diálogo del creador con sus circunstan- Los años prevanguardistas o de transición se
cias inmediatas. El realismo de esas páginas con- caracterizan, de acuerdo con las reflexiones es-
trasta vivamente con la lejanía de las experiencias bozadas, por la confluencia de corrientes y ten-
que se reiteran en los libros de esta etapa más dencias en el cuerpo general de obras que se es-
vivamente marcados por el decadente romanti- criben entonces y en un mismo poeta, fusión de
cismo o el ya agotado modernismo. Sin embar- actitudes que se identifican con la tradición más
go, sus autores surgen de un contexto y al calor inmediata de la lírica cubana y que al mismo
de influencias modernistas, en especial Acosta, tiempo intentan romper los cánones estableci-
en quien puede hallarse la persistente huella de dos para abrir nuevas maneras de sentir y expre-
la sensibilidad romántica en su expresión me- sar la realidad. Aparecen entonces el desenfado
nos atendible y perdurable, como sucede en y la ironía como elementos definidores del diá-
Hermanita (1923), y su origen en el ámbito de logo, se inicia una búsqueda de ricas consecuen-
influencias de Darío, uno de los maestros de Ala cias futuras en el develamiento del acontecer in-
(1915). De forma mucho más evidente que en mediato (cotidianidad y poesía social), comienza
Pichardo Moya (La ciudad de los espejos, 1925), a integrarse la línea de desentendimiento de todo
en Acosta se perciben los rasgos transicionales acontecer (poesía pura), se continúa el camino
de esos años un tanto indefinidos, pues crea una de la sencillez expresiva del mejor Boti, y per-
significativa ruptura consigo mismo en el lapso sisten los tonos románticos de los creadores
que transcurre entre Hermanita y La zafra, obra menos relevantes de la primera década (contra
matizada a su vez por elementos pertenecientes los que se levantan la renovación de Boti y de
al pasado formativo del poeta y de los que se Poveda), conviven las posiciones nihilistas y es-
nutre Ala, y enriquecida por un sentido infre- cépticas con posiciones lúdicras y de ausencia
cuente de lo inmediato. Esa diferencia en la per- de sentimientos de un formalismo que proviene
cepción del entorno se haría evidente si se com- directamente del modernismo. Todo ello prece-
parase cualquiera de los textos representativos de a la etapa de auge del vanguardismo (1927-

Untitled-44 275 02/06/2010, 9:33


276 ETAPA 1923-1958

1930) como preparación y experiencia creadora estrofa carente de molde, de rima y de medida, y
dentro de las circunstancias nacionales. se soslayó el uso tradicional de las mayúsculas,
La historiografía literaria no ha definido aún pretensiones todas insustanciales, pero efectivas
con precisión los límites cronológicos y el sig- en el intento de proponer la libertad de creación.
nificado del movimiento vanguardista en la poe- En un sentido más profundo, aunque insuficien-
sía cubana. Pueden señalarse, no obstante, al- te para dejar obras perdurables, los poetas cuba-
gunos rasgos caracterizadores que permiten nos identificados con la vanguardia recurrieron
conformar una imagen coherente de tan impor- a la prosopopeya para distorsionar los cánones
tante momento del proceso evolutivo de la líri- estéticos precedentes, recurso que Boti censuró
ca nacional. En primer lugar hay que poner de en su momento. En el empleo tan frecuente del
manifiesto que el vanguardismo fue una activi- tropo de la personificación, al que prácticamen-
dad de rebeldía dentro de los límites del queha- te se reduce la experiencia metafórica del
cer literario, el correlato artístico de la actitud vanguardismo cubano, y precisamente en ese
beligerante que en la conducta ciudadana man- desinterés por los restantes recursos del lengua-
tuvieron los que de un modo u otro se levanta- je figurado, podría descansar la tesis de la po-
ron contra el estado de cosas imperantes a lo lar- breza factual de la poesía cubana de vanguardia,
go de toda la década, en especial desde 1923. La pero al mismo tiempo esa reiteración vendría a
expresión de ese espíritu de insurgencia la en- explicar el significado esencial del movimiento
cuentra el investigador en los dos propósitos y, con él, su fugaz existencia, sin duda fundada
divergentes y esenciales de la vanguardia: el asimismo en razones de índole político-social.
desentendimiento del creador de todo aconte- En la prosopopeya se encuentra plenamente
cer social y la creación de un fermento adecua- cumplida la pretensión de ruptura de la imagen
do para una participación comprometida contra idealizada de la realidad que caracteriza el mo-
la adversa situación dominante. En el plano es- dernismo, envuelto en una atmósfera de solem-
trictamente artístico, la poesía vanguardista se nidad que hacia la década del 20 resultaba falsa e
levanta como reacción frente a la sensibilidad intolerable.
modernista y contra la reiterada presencia de un Cierto sentido del humor está presente en esa
romanticismo que no había desaparecido del personificación, rasgo que define en alguna me-
todo, como se observa en alguno de los poetas dida a la vanguardia, primero como juego iróni-
de la propia década del 20. En ese afán icono- co y más tarde, en los años de auge, como burla
clasta subyace la necesidad de erigir nuevos pos- a las maneras gastadas del estilo rubendariano.
tulados desde nuevas circunstancias, búsqueda La simplicidad e inmediatez de ese recurso bas-
de otros cauces para la integración de una poéti- taba para la intención de crear una apertura ha-
ca que fuese capaz de aprehender una realidad cia otra realidad, si bien dejaba al poeta en el
diferente. umbral de su experiencia por cuanto no se
En el plano formal, los poetas emprenden una adentraba en una más plena y compleja integra-
renovación que definió al movimiento, pero no ción de esa realidad renovada. Otra posibilidad
rebasó las más externas manifestaciones ni al- tiene el vanguardismo cubano en la obra de Félix
canzó perdurables logros de carácter intrínseco. Pita Rodríguez, el más cercano a las fecundas
Las inquietudes desestabilizadoras se realizaron lecciones del surrealismo francés por la incohe-
mediante la adopción de una libertad que llegó a rencia y el caos que rigen sus más representati-
la escritura visual, el verso dispuesto en la hoja vos poemas de esta etapa. En ellos tiene la lírica
en consonancia con el significado del léxico, de entonces un ejemplo más hondo de las po-
como en el poema «Azotea», de Manuel Nava- tencialidades de la palabra en su búsqueda de un
rro Luna, el único de estos creadores de la reno- suceder inusitado y anticonvencional.
vación que dio un libro entero al movimiento: El sentimentalismo romanticoide generó en
Surco (1928), si bien es discutible su inscripción los poetas de la vanguardia la reacción opuesta y
en la vanguardia. Se puso en práctica además la por ende la exaltación del mundo de los objetos,

Untitled-44 276 02/06/2010, 9:33


LA LÍRICA 277

entre ellos, y en primer lugar, la máquina. Esa esos límites cronológicos quedan excluidos los
nueva peculiaridad de la poesía, calificada por la poemas representativos de la poesía pura, así
crítica como desentimentización o ausencia de como de las tendencias negra y social, pues no
sentimientos en la mirada al entorno, estaba es- integran en un cuerpo único los postulados con-
trechamente relacionada con el surgimiento y ceptuales y la desarticulación de los esquemas
consolidación de la tendencia social por lo que formales tradicionales. Esas tres líneas deriva-
ésta tiene de aprehensión de un acontecer ajeno das conviven, sin embargo, con la presencia de
a la afectividad del que contempla, sustrato co- estos nuevos modos, y asimilan de la vanguar-
mún con la tendencia purista. Esa necesidad de dia, en el plano teórico, los presupuestos de sus
ruptura con los rezagos del romanticismo y, en respectivas poéticas. El vanguardismo tuvo en
general, con toda actitud de participación emo- Cuba un carácter transitorio, tal y como suce-
tiva frente a la realidad, dio lugar también a un dió con los poemas que lo ejemplifican en el con-
nuevo concepto del paisaje, de tanta importan- junto de la obra de sus autores. Abrió para la
cia en la poesía precedente, tanto la de filiación poesía cauces nuevos y enriqueció la mirada al
romántica como la que se nutrió en el simbo- descubrir otras maneras de adentrarse en la rea-
lismo y en el modernismo. El paisaje aparece lidad y al replantearse el diálogo del hombre con
ahora como un objeto que se puede descompo- las circunstancias. A partir de esa experiencia, la
ner y que el poeta percibe sin el menor asomo lírica cubana entró en un período extraordina-
de emoción, como sucede en un texto de riamente fecundo en el que se escribieron obras
Enriqueta Terradas titulado «El campo», muy de rango universal cuyas raíces hay que buscar-
cercano a los poemas mejores de El mar y la mon- las en ese momento de auge de la libertad crea-
taña, de Boti, escuetos en su precisión de trazos dora. En un sentido o en otro, los más perdura-
y colores, otra prueba de la línea de continuidad bles aportes de las tres décadas sucesivas tienen
entre modernismo y vanguardia. la impronta de la vanguardia o asumen criterios
Las consideraciones expuestas permiten in- que ya habían sido sustentados por el movimien-
tentar una definición de la poesía vanguardista to. Fue una lección de carácter general que se
cubana que pueda al menos satisfacer ciertas exi- transformó en otra cosa, en obras distintas que
gencias imprescindibles. Sus límites cronoló- no deben confundirse con prolongaciones de la
gicos hay que situarlos entre 1927 y 1930, los vanguardia en los años sucesivos.
años durante los cuales se publicó Revista de Si bien es cierto que el movimiento vanguar-
Avance, el órgano que le dio cabida y difundió dista propiamente dicho no constituyó un mo-
algunas de sus obras y de sus textos teóricos; mento de gran creatividad en lo que respecta a
pero, además, razones de orden político-social los valores literarios intrínsecos de las obras que
cerraron el movimiento en 1930, año en que se dejó, es asimismo innegable que alcanzó a trans-
inicia en toda su fuerza la lucha contra la dicta- formar la poesía cubana por la apertura hacia
dura de Machado, pues lo que había en la van- nuevos modos de expresión: la diversidad de ten-
guardia de insurgente encontró más plena reali- dencias y estilos que fructificó desde los pro-
zación en la acción directa contra la crisis pios años de auge de la renovación hasta finales
imperante e hizo innecesario todo otro esfuer- de la década de 1950. En el panorama de la lírica
zo subversivo. La brevedad viene asimismo jus- cubana a partir de esa experiencia transformadora
tificada por el hecho de que ningún poeta de esos se pueden discernir cinco líneas perfectamente
momentos halló cauce idóneo en la manera van- delimitadas en sus pretensiones y búsquedas y
guardista, asumida sólo como acto potenciador en el cuerpo más o menos consciente de presu-
para transformar la sensibilidad y crear una nue- puestos teóricos, aunque no todas igualmente
va poesía, objetivos que fueron cumplidos en las sustentadas y de logros de similar trascenden-
líneas derivadas del movimiento y en los esca- cia: la poesía pura, la negrista, la social, la del
sos ejemplos ortodoxos que fusionan la experi- Grupo Orígenes y la neorromántica. Algunos
mentación formal y las novedades teóricas. De poetas integran un peculiar modo, muy suyo, que

Untitled-44 277 02/06/2010, 9:33


278 ETAPA 1923-1958

se caracteriza por la heterogeneidad de influen- llevó hasta sus últimas consecuencias dentro de
cias, asimilación de diversas corrientes que da la historia de la poesía cubana en algunos de los
como resultado otra manera, de contornos me- textos claves que escribió (especialmente los que
nos discernibles que en las restantes modalida- reunió en el cuaderno Solo de rosa, de 1941), y
des, también conformadas por distintas escue- que dan la tónica de la tendencia y sus posibili-
las, pero a su vez con una mayor nitidez en lo dades expresivas. Siguiendo los cauces de esta
concerniente a su filiación estética en tanto re- poética se llega a dos conclusiones fundamenta-
presentantes de una poética de claros rasgos les: 1ª. la realidad sensorial, inmediata, es tra-
definidores. La etapa se cierra con un grupo de sunto de otra realidad, verdadera, de esencias;
creadores que se inician en los años 50. 2ª. la poesía debe desentenderse de todo aconte-
La línea purista es la representante de las pre- cer en sí mismo para elaborar un organismo ver-
tensiones de desentendimiento del acontecer que bal que al menos sea capaz de acercar al hombre
caracterizan, entre otras, a la vanguardia. Surge a esa verdad que subyace en las cosas y los he-
en Cuba en los precisos momentos de auge de la chos, aproximación que sólo es posible desde la
renovación como un estilo independiente y ya propia realidad sensorial que se pretende supe-
plenamente realizado, pero al mismo tiempo rar, pero mediante los sentidos, nunca a través
como una consecuencia de los postulados pro- de la razón. Como Mallarmé, los puristas po-
puestos por los propugnadores de la libertad de dían decir que la poesía está hecha de palabras,
creación. A mediados de la década del 20, el más no de ideas.
alto y típico representante de esta tendencia den- Dos variantes presenta la poesía pura en Cuba:
tro de la lírica nacional, Mariano Brull, había es- la fruitiva y la intelectiva, ambas surgidas de las
crito importantes textos en esta línea, publica- posiciones agnósticas que quedaron sintetizadas
dos en Bruselas en 1926 (uno de los cuales fue en los postulados expuestos en líneas anterio-
recogido en la antología La poesía moderna en res. La primera conforma lo que podría llamarse
Cuba, del propio año), aparecidos luego en el etapa inicial de la tendencia, la que fructifica
libro con el que inicia la modalidad, Poemas en entre 1928 y 1935 en las primeras obras de Brull
menguante (1928). Con un ascendiente directo (Poemas en menguante, 1928, y Canto redondo,
en la obra de Valéry y con el antecedente de las 1934), de Ballagas (Júbilo y fuga, 1931, y
lecciones de Góngora —homenajeado por im- Blancolvido, con textos de 1932 a 1935) y de
portantes poetas españoles en el segundo lustro Florit (Trópico, 1930, y parte de Doble acento,
de la década de 1920 y de una obra que puede libro con poemas de 1930-1936); la segunda va-
interpretarse como una sustitución del sentido riante, en cierto sentido expresión de la profun-
de la realidad por el sentido del hallazgo verbal, da crisis ontológica que significaba la esencial
como se verá en el Florit purista—, de Darío y imposibilidad que subyacía en el idealismo ex-
de Boti, la modalidad pura pretende el rebasa- tremo de esta concepción del fenómeno poéti-
miento de toda contingencia o acto del aconte- co, está representada por los restantes libros de
cer en el poema, hecho entonces de un cuerpo Brull (Solo de rosa, 1941, Tiempo en pena, 1950
verbal armónico que no se propone significar y Nada más que…, 1954), el único que se man-
desde la intelección de la realidad, sino desde una tuvo fiel a la línea que él mismo iniciara de un
percepción sensorial que ha sido transformada, modo coherente y pleno. En sus rasgos más ge-
en el texto, en una música de las palabras, eco de nerales, la variante fruitiva o hedonista se carac-
la famosa frase de Walter Pater. No obstante ese teriza por el predomino de la percepción senso-
anhelo de desentendimiento, en los poetas de la rial del entorno y el consecuente desplazamiento
tendencia se observa un reiterado cultivo de te- de todo conflicto o preocupación de orden inte-
mas que expresan un concepto trascendente de lectual. De manera menos ostensible que en la
la realidad, a la que se quiere llegar a través de la segunda variante, pero no por ello menos pro-
poesía. Ahí se evidencia el sustrato neoplatónico fundamente, se percibe en estos poemas la au-
de esta línea, fundamento filosófico que Brull sencia de participación afectiva en el poeta al

Untitled-44 278 02/06/2010, 9:33


LA LÍRICA 279

contemplar el paisaje. Se trata de una mirada que tos, si bien en su canto a la estatua reconoce el
en ocasiones deja ver profundos conflictos, lector la cercanía con Brull, no obstante los ma-
como sucede con Ballagas, pero están expresa- tices diferenciadores, de gran significación en los
dos de manera implícita, trasfondo perceptible aportes de este poema a la tendencia. Esos mati-
en un segundo o tercer plano, no en la urdimbre ces, entre ellos una apreciable dosis de afectivi-
verbal ni en los elementos de la realidad que nos dad, sitúan ese momento del quehacer de Florit
entrega el texto en su léxico o en su estructura. en el tránsito hacia sus posiciones posteriores
La necesaria precisión de este rasgo puede obte- dentro de la lírica cubana, tocadas por un liris-
nerse si se compara esa etapa del propio Ballagas mo desgarrado.
con su evolución posterior a 1936. Se trasluce La variante fruitiva se regodea en el trata-
una insatisfacción que más tarde aparecerá en sus miento desintelectualizado de la realidad sen-
poemas claves como el centro generador de la sorial, percibida entonces como el reino de las
escritura, pero en ese primer instante de su que- vísperas, un mundo intocado en el que aún no
hacer sólo ocupa, dentro del poema, un sitio de ha aparecido el conflicto ontológico. El poeta
tercer orden, al que se llega después de rebasar no se identifica con el entorno con pretensio-
el primer nivel de lectura y sin que pueda, aun nes cognoscitivas, sino a partir de una actitud
así, vislumbrarse el conflicto con entera clari- lúdrica, no comprometida, inocente, toda una
dad. El regocijo del artista frente al paisaje es posición filosófica conscientemente asumida
exultante o sereno, pero siempre separado por frente a las circunstancias inmediatas y al de-
una conciencia más o menos lúcida de la distan- venir de la historia, compromisos de los que el
cia. En ese sentido puede hablarse de un paisaje artista se desentiende en su búsqueda de la tan
anhelado y de un paisaje simplemente descrito, anhelada pureza. Se hace ostensible, pues, que
en dependencia de la necesidad del poeta en sus el poeta se propone superar lo contingente ha-
relaciones con la realidad. El afuera se le entrega ciendo suya, hasta las últimas consecuencias,
como plenitud deseada para alcanzar la disolu- una vieja tradición neoplatónica. En el extre-
ción o como objeto precioso para la contempla- mo de esa senda está la jitanjáfora, suma de
ción. Esas dos actitudes —la primera menos con- sonoridades que sólo se identifican con la rea-
secuente con el neoplatonismo en el que se lidad mediante la onomatopeya, y que convier-
sustenta la tendencia— tienen en común el in- ten al texto en el vínculo de expresión de un
tento de apropiarse del entorno y el empleo de lenguaje preconsciente. En el caso de la
abundantes metáforas, uno de los elementos que jitanjáfora no puede hablarse siquiera de un lo-
definen a la vanguardia y por el cual, junto a la gro formal puro ni del hallazgo de la música de
concepción del espectáculo de la naturaleza (con- las palabras, uno de los postulados importan-
cepción a su vez heredada de lo mejor de Boti), tes de la línea purista. En el sinsentido se en-
la línea purista evidencia su asimilación de los cuentra la disolución del poema y el consecuen-
presupuestos renovadores. En Brull el hedonis- te fracaso de la poética en que se sustenta, ya
mo es una experiencia que en cierto sentido pue- apuntando por Valéry en 1920. En su evasión,
de considerarse una modalidad de su extraordi- el poeta ha llegado a la nada.
naria inquietud cognoscitiva, más concentrada Si en la variante fruitiva se pretende un diálo-
y medular en la siguiente etapa de su evolución go con la realidad de carácter exclusivamente
creadora. Se diferencia, pues, de Ballagas y de sensorial, en la variante intelectiva se percibe un
Florit por su intento de aprehender el cuerpo de adentramiento que quiere llegar hasta la esencia
las cosas en el poema, la secreta configuración del ser inapresable, como se observa en «Prelu-
de su ser, intento que Ballagas nunca se propuso dio» («A la rosa antes de nacer», nos dice el pro-
y que en Florit asoma en el trazado lineal que se pio Brull), en «A la rosa desconocida» y en «À
observa en sus dibujos del fenómeno natural, toi-même», escrito en francés. La tesis de la poe-
pero que no llega a hacerse sustancia ni gana en sía como forma del conocimiento tiene en esos
densidad a lo largo de la elaboración de sus tex- ejemplos acabados paradigmas por lo que hay

Untitled-44 279 02/06/2010, 9:33


280 ETAPA 1923-1958

en ellos de inquieta indagación frente a la duali- un sustancial aporte a la poesía de su momento


dad fenómeno-esencia. y en general a toda su historia en Cuba, pues sus
En el centro de esta experiencia intelectual representantes lograron un corpus de gran cali-
está la concepción de una realidad escindida: el dad que vino a enriquecer el diálogo del creador
mundo de la apariencia y el mundo de la esencia. con el entorno, lección de buen gusto y de me-
En la primera etapa del desarrollo de esta línea sura que responde a una sólida concepción del
cubana, el poeta se identifica con lo aparencial mundo.
para penetrar en otro acontecer totalmente vir- La poesía negra, para cuyo conocimiento re-
ginal, para fusionarse con lo inconsciente o para sulta muy importante la antología Órbita de la
contemplar sucesos que carecen del valor de lo poesía afrocubana (1928-1937), de Ramón
inmediato. En los textos de mayor madurez, Guirao, es otra de las líneas que se desarrollan al
pertenecientes a la segunda etapa, se hace asi- calor de las innovaciones propuestas por la van-
mismo ostensible la crisis de esta obra y, con ella, guardia. Tenía como antecedente el formidable
de los creadores, como se deja ver en los dos movimiento creador que despertó en Europa el
versos iniciales del poema en francés de Brull: «descubrimiento» de las culturas negras africa-
«Tú que te sumerges en lo eterno / y vuelves nas y que repercutió en la obra de numerosos
con las manos vacías.» El camino emprendido artistas de calidad. A su vez, los poetas cubanos
por estos creadores conducía necesariamente al vieron en el mundo de la cultura negra una reali-
silencio si se asumía de un modo pleno. dad propia, inmediata, fundamental en la inte-
El fracaso implícito en esa concepción del gración de la etnia y la nacionalidad cubanas. La
hecho poético —el fracaso de la concepción del vanguardia propugnaba, entre otras cosas no
mundo en la que se sustenta— nada tenía que menos significativas para cambiar la sensibilidad
ver con el trabajo artístico. La búsqueda de la imperante, la vuelta hacia los valores de la tierra,
perfección en el plano teórico trajo como con- hacia los rasgos caracterizadores de cada nación.
secuencia esa misma búsqueda en el texto litera- En los aportes del negro encontraron los poe-
rio, elaborado con una lucidez y un rigor que tas, además, otra manera de romper con los cá-
han quedado como ejemplos en la historia del nones estéticos del modernismo al introducir
género en Cuba. A propósito de Poemas en men- temas que hasta esos momentos eran considera-
guante, la crítica observó que constituía un re- dos carentes de interés e indignos de ser trata-
greso a la serenidad, pues había aparecido en un dos. Ello explica las similitudes de fondo que se
momento de ruptura con la tradición inmediata pueden observar entre los textos de Tallet y los
y de un caos expresivo que pretendió deses- de esta nueva línea, que tiene entre sus iniciado-
tructurar la sosegada esbeltez de la sensibilidad res en Cuba al propio autor de La semilla estéril.
modernista. Ese aquietamiento de la poesía pura Los personajes y ambientes del poema negrista
significó en lo formal una obra más depurada y contrastan con las atmósferas vagas y las expre-
ceñida, del mismo modo que en el terreno con- siones sentimentales del poema modernista o
ceptual, la lucidez de la que parte el poema para neorromántico contra los que se erige la nueva
aprehender la realidad se tradujo en el someti- manera de escribir. En tanto exponente de una
miento del impulso inconsciente propio del su- necesidad de comunicación auténtica, la línea
rrealismo y en la superación del exteriorismo negra comienza a manifestarse en 1928 con
propio de los temas de la vanguardia. Se integra «Bailadora de rumba», de Ramón Guirao, y «La
así la poesía pura de algunos elementos de la eta- rumba», de Tallet, tal y como sucedió con la ten-
pa de transición del modernismo a la renovación dencia purista, también activa como hecho lite-
vanguardista, de aportes del propio movimien- rario en los momentos en que se publica Surco,
to liberador (en especial el uso de la metáfora) y de Navarro Luna, la más coherente manifesta-
de ciertos rasgos definidores de la poesía for- ción de vanguardismo en la lírica cubana. Sur-
malista francesa heredera de una de las líneas gió, pues, coetáneamente con la vanguardia como
derivadas de Baudelaire. La estética purista es heredera de sus postulados.

Untitled-44 280 02/06/2010, 9:33


LA LÍRICA 281

Dos vertientes o direcciones presenta también sía amorosa o paisajística, si bien de una super-
la línea negrista: la fruitiva o exteriorista y la in- ficialidad que no deja ver claramente el trasfon-
terior o dramática, como ha señalado la crítica. do del que se nutre, puesto de relieve más tarde
En la primera predomina una grata sensualidad por la variante interiorista. Estas instantáneas de
que descansa en el logro de un ritmo fuerte y la realidad tuvieron la virtud de enriquecer el
musical, derivado en ocasiones hacia la sonori- espectro temático de la poesía cubana de esos
dad pura, la jitanjáfora, en este caso con un va- años y las posiciones de un realismo que poco
lor diferente, pues no representa la ausencia de después ganaría en profundidad en la obra de
significado por negación, sino por afirmación de Guillén. Es necesario destacar, por último, la
valores que sí están en el sonido desnudo. El reiterada presencia, en los poetas negristas de
sinsentido en la línea purista es el resultado de esta variante fruitiva, de una poética que podría
un fracaso esencial; en la línea negra, en cambio, calificarse, como ya señaló la crítica, de natura-
es un hallazgo del significado que el poeta quie- lista, por su constante búsqueda de la fuerza na-
re cantar, pues es la suya una pretensión que se tural. Las descripciones de los personajes y las
satisface en lo meramente descriptivo. Hay que asociaciones que se establecen entre ellos y los
destacar, en la variante exteriorista, la actitud rea- objetos de la naturaleza, frecuentes hasta la es-
lista con que están trabajados los temas, toda una tereotipia —lo que hace pensar que no eran
poética de la reivindicación de la realidad frente muchas las posibilidades expresivas de la moda-
a la idealización propugnada por el idealismo lidad—, ponen de manifiesto la búsqueda de la
raigal de la línea purista y del modernismo. Esa exaltación de los temas tratados, recibidos por
posición del creador desembocará en la variante los lectores en toda la fuerza de su elementali-
interiorista que es ya, de hecho, una de las mani- dad y desprovistos de conflictos ontológicos y
festaciones de la poesía social. Pero se trata, en sentimentales de todo tipo.
verdad, de un realismo extremadamente exter- La variante interiorista, de más fecundas con-
no, incapaz por tanto de penetrar más allá del secuencias para la historia de la poesía cubana,
primer nivel semántico del léxico, suficiente al- se adentra en los conflictos del negro para en-
cance, sin embargo, para los propósitos que contrar el centro de sus relaciones con el entor-
movían a los poetas a expresarse. Puede afirmarse no. Utilizando los recursos sonoros —los soni-
en ese sentido que esta variante satisfizo plena- dos puros— que ya habían aparecido en la
mente sus objetivos de rescatar una zona de la modalidad más externa, o desechándolos y ha-
realidad que había sido menospreciada y ciendo descansar el texto en el léxico tradicio-
subvalorada por la cultura, y en especial por la nal, los más altos ejemplos logran de esta manera
poesía, e incorporarla al conjunto de los valores rebasar el conjunto de las primeras impresiones
nacionales en lo que tiene de significativo en la que ofrece la realidad y entregan más profundas
conformación de la identidad cubana latinoame- verdades, menos visibles, pero de mayor impor-
ricana. Pero no sólo las fieles descripciones y los tancia. Si realmente se quería descubrir una zona
aciertos rítmicos de esta variante constituyeron del ser nacional cuya significación tenía, para los
un rescate de las tradiciones nacionales, pues a poetas cubanos, alcances en verdad trascenden-
esos elementos hay que añadir el sesgo cómico tes, era insoslayable esa vuelta hacia adentro en
como uno de los factores atendibles de la moda- busca de una dinámica de las relaciones en la que
lidad. El humor, presente también en los textos se revelaba toda la riqueza del tema abordado.
de Tallet y de Martínez Villena, si bien con otro Esa mirada hacia la médula de la problemática
sentido, se integra a estos ejemplos como forma no entrañaba sólo la revelación de los conflictos
de la conducta social y manifestación de una idio- del negro con la sociedad, sino además el
sincrasia. Sin llegar a constituir precisamente develamiento de ciertos rasgos definidores de su
cuadros de costumbres, el lector extrae de estas cosmovisión. El empleo del humor, en ocasio-
páginas una imagen auténticamente fiel de un nes transformado en ironía, es un elemento de
mundo tan suyo como el de la más refinada poe- tránsito de una a otra manera, pues crea un

Untitled-44 281 02/06/2010, 9:33


282 ETAPA 1923-1958

contraste entre lo aparente y lo esencial —en el entonces en cualquier dirección. Ese era el ini-
caso de la línea negrista un contraste entre lo cio de todo un cuerpo de obra de fundamental
externo y lo interno— que viene a subrayar la significación para la cultura cubana, el renacer
existencia de esa otra dimensión del acontecer de las más raigales tradiciones intelectuales del
oculta a la mirada simple. El poeta introduce cier- país desde la labor fundadora de Heredia. En el
to tono de amargura en sus descripciones o re- plano conceptual esta tendencia hace suyas las
ferencias a los personajes y situaciones, y por propuestas vanguardistas de revolucionar la ima-
ese camino logra penetrar en su caracterización. gen del mundo de la sensibilidad precedente, un
Comparada con la variante exteriorista, ésta, de diálogo ya infecundo entre el hombre y sus cir-
mayor penetración, podría calificarse como de cunstancias. La insurgencia política que subyacía
un realismo más hondo, expresivo de una acti- en la vanguardia encontró cauce literario en esta
tud intelectual de la más rica ascendencia den- nueva manera, despojada desde su nacimiento
tro de la cultura cubana. de los más externos artificios de la renovación,
Utilizando el sentido rítmico y musical, cons- expresiones del afán de ruptura.
tante en los textos descriptivos, va derivando En la poesía cubana coexisten tres modalida-
hacia preocupaciones de contenido social, en las des de la tendencia social, de acuerdo con el tema
que se disuelve esta línea, prácticamente cerrada predominante: aquella en que se canta al mundo
ya en 1937. Se observa, sin embargo, un gradual obrero o del campesino, la que exalta a figuras
abandono de las sonoridades sin sentido a me- históricas de un pasado más o menos lejano y la
dida que el poeta se va adentrando por las sen- que denuncia la injusticia. La primera vertiente,
das de un realismo medular. Como en el caso de que da inicio a esta línea en 1927, es la más cer-
la tendencia purista, los poemas están trabaja- cana al estilo vanguardista por el tema maqui-
dos en ambas variantes con un alto sentido ar- nístico y por la utilización de un verso amplio,
tístico, en función de las pretensiones intelec- cercano en cierto sentido a la prosa y de filia-
tivas que animan al creador. A ese rigor se deben ción whitmaniana, sin las preocupaciones estruc-
los cambios idiomáticos introducidos por la ten- turales que se aprecian en el modernismo. Puede
dencia, clasificados en tres grupos por la crítica: decirse que, en líneas generales, esta modalidad
transformaciones morfológicas, incorporación surge porque los poetas vuelven su mirada a la
de términos foráneos y empleo de palabras realidad inmediata, actitud que en esos años fi-
inexistentes y de gran fuerza expresiva en el pla- nales de la década del 20 se propone establecer
no fónico. La existencia de esta línea poética un importante contraste con la posición del crea-
contribuyó a enriquecer el conocimiento de la dor modernista, obsesionado por lo que podría
realidad nacional, fue un paso previo para los más llamarse la pasión por la lejanía y por la otra rea-
perdurables logros de la tendencia social desde lidad, una forma absolutamente evasiva, de re-
las propias circunstancias de Cuba, experiencia chazo al grosero y burdo contexto en que el poe-
de una actitud realista que va de lo particular a ta vivía inmerso sin alternativas concretas. Desde
lo universal. sus inicios, pues, la poesía social significó una
Más íntimamente relacionada con la vanguar- toma de conciencia por parte del artista frente a
dia que las restantes líneas surgidas de sus pro- los apremios del acontecer cotidiano, las urgen-
posiciones teóricas y de sus pretensiones artís- cias del diario vivir, y de inmediato apareció en
ticas, la tendencia social aparece como expresión sus poemas el dramático universo del trabaja-
plena de un modo de hacer en el año 1927, con dor. Ese tema adoptaría el modo enfático que lo
la publicación de «Salutación fraterna al taller caracterizó, porque el poeta encontraba en ese
mecánico», de Regino Pedroso. En esa muestra tono la más evidente expresión de su voluntad
inicial estaban ya los rasgos esenciales de la acti- de renovación. En su estilo abierto se quería con-
tud de rebeldía que le dio origen, pues sus ver- jugar la forma con el tema, grandioso por su fuer-
sos traían un tema y un sentido del espacio tex- za intrínseca y por su trascendencia social y es-
tual diferentes a cuanto se había hecho hasta piritual.

Untitled-44 282 02/06/2010, 9:33


LA LÍRICA 283

La variante que se vuelve hacia el pasado en tradición y el tiempo transcurrido entre su pre-
busca de figuras relevantes, conocida también sente y la época del héroe exaltado, deciden la
como modo histórico, es la menos cultivada y la incorporación de recursos expresivos que ya
más distante de la vanguardia, pues implica un habían sido acuñados por la historia literaria,
alejamiento sustancial de las circunstancias in- reelaborados ahora con los nuevos recursos de
mediatas y es mucho más susceptible que las la vanguardia y con las lecciones de precedentes
otras dos variantes, precisamente por esa distan- más inmediatos, como puede ser el caso de
cia del presente, de idealizaciones semejantes a Whitman.
las que sustentaban a la poética modernista o al La modalidad en la que predomina la reivin-
más consecuente y ortodoxo romanticismo. Los dicación de la justicia es la que ha dado los fru-
ejemplos de esta manera en la poesía cubana de tos de más calidad, como atestigua la extraordi-
la etapa están asimismo lastrados por un tono naria obra de Guillén. En esta variante se pasa
enfático y cierto gusto muy dentro de la estética de lo concreto particular a lo concreto universal
precedente, en cuyos cánones comenzaron su en los mejores ejemplos, una rápida asimilación
vida literaria Pedroso (Bolívar. Sinfonía de liber- de los aciertos formales de la gran poesía con-
tad, 1945) y Navarro Luna (Poemas mambises, temporánea —cualquiera que sea su filiación
1944), los dos representantes mayores de la va- ideológica— y de los precedentes nacionales
riante. Sin embargo, en esas páginas está presen- dentro de la línea social. Esta variante es expre-
te, explícita voluntad de estilo, el verso amplio sión de la madurez alcanzada por la lírica cuba-
y libre, sin molduras que conformen un esque- na después de 1936 —estadío visible en la anto-
ma, rasgo formal que está en absoluta consonan- logía La poesía cubana en 1936 (1937), realizada
cia con la imagen que el poeta pretende trans- por Juan Ramón Jiménez y José María Chacón
mitir de los personajes de la historia. Si se hace y Calvo—, ya aquietada la efervescencia del es-
un análisis de la adjetivación se verá que confor- píritu insurgente y de experimentación de los
ma un todo orgánico con la estructura abierta diez años anteriores. De temas actuales, el poe-
de los versos. En ocasiones se resiente la musi- ta se propone elevar su protesta frente al orden
calidad alcanzada por la poesía cubana en otra existente y dejar constancia de la necesidad de
de sus expresiones coetáneas, pues en esta bús- cambios que transformen los factores condicio-
queda del perfil de los héroes, el poeta acoge un nantes de una nueva cosmovisión.
léxico que está más en función de los valores Partiendo de la realidad cotidiana —rasgo
éticos que de los valores fónicos. Ahí se halla un común con la primera variante citada y diferen-
elemento de ruptura con la concepción moder- cia con la segunda—, sustentado en un profun-
nista de la poesía, si bien de menor importancia do sentido ético y asumiendo las lecciones de
que el rasgo diferenciador más significativo: el un arte verdaderamente nuevo, el creador apre-
aliento vital, como de júbilo, que posee la nueva hende y hace trascender una concepción inma-
sensibilidad. En ese sentido, la poesía social está nentista del mundo, en la que subyace una eti-
más cerca del romanticismo, poseído en sus cidad actuante de gran significación. El más
mejores momentos por un impulso entusiasta acabado ejemplo de esta modalidad es la Elegía
que echó por tierra las ataduras impuestas por el a Jesús Menéndez (1951), paradigma de las posi-
clasicismo. La imagen de Bolívar en el texto de bilidades creadoras y de la labor fecundante de
Pedroso, por ejemplo, está conformada desde el la tradición en que se inscribe. En España. Poe-
personaje histórico, pero sustraída de su histo- ma en cuatro angustias y una esperanza (1937),
ricidad, por lo que llega hasta los lectores como ya Guillén había elevado a rango de universali-
envuelta de irrealidad y distante. Los fundamen- dad esta variante de la poesía social, otro ejem-
tos éticos en los que descansa esta variante —y plo acabado de la estatura artística e intelectual
en general toda la tendencia y todo el cuerpo que alcanzó en la lírica cubana esta tendencia, y
teórico de la renovación vanguardista— y el he- con ella la poesía misma como género, el de más
cho de que el creador se ve constreñido por la rica tradición en la historia literaria nacional. La

Untitled-44 283 02/06/2010, 9:33


284 ETAPA 1923-1958

decantación de los años depuró y enriqueció la mo de esencias, rebasa los límites del hecho
sensibilidad del creador hasta que la reivindica- literario.
ción de la justicia se constituyó en uno de los La línea del grupo Orígenes —recogida en lo
grandes temas de la literatura cubana y en espe- fundamental de su producción hasta 1948 en la
cial de su poesía. antología Diez poetas cubanos 1937-1947 (1948),
Antítesis radical del idealismo neoplatónico de Cintio Vitier; surge en la segunda mitad de la
de la tendencia purista, la poesía social se adentra década de 1930, al aparecer Muerte de Narciso
en el acontecer en busca de lo que podría deno- (1937), de José Lezama Lima, la figura central
minarse el puesto del hombre en la dinámica del de la tendencia no sólo por el volumen y tras-
suceder histórico, de hondas implicaciones para cendencia de su obra escrita, sino además por su
la cultura. En tanto actitud cognoscitiva, esta lí- labor como director y animador de una serie de
nea poética contribuyó de modo sustancial al importantes revistas, editadas sucesivamente
esclarecimiento de la identidad nacional por la entre 1937 y 1956, desde Verbum hasta Orígenes
contraposición que establece entre realidad de (1944-1956), la que da nombre al grupo y una
los hechos y realidad posible, la génesis de una de las más relevantes publicaciones literarias
toma de conciencia de enorme carga de futu- cubanas.
ridad. En sus mejores momentos rompió los es- Herederos de los más generales postulados
trechos límites del diálogo individual del poeta de la vanguardia, asumen sin embargo esos ele-
con el entorno para abrirse hacia una dimensión mentos renovadores como lecciones de un esta-
totalizadora, una interrelación hombre-circuns- do de la sensibilidad antes que por la influencia
tancia de mayores alcances. La desaparición del directa de los representantes del vanguardismo
paisaje, elemento de tanta significación en la lí- en Cuba. No se puede hablar, en su caso, de una
nea purista y en el neorromanticismo, y en otro derivación del estado de cosas creado en la lírica
sentido para la poética origenista, puede ser in- nacional entre 1923 y 1930, como sí ocurre con
terpretada como una consecuencia del radical hu- las líneas que han sido examinadas en este pano-
manismo del que se nutre esta tendencia, huma- rama. Se observa de inmediato en esta poesía un
nismo despojado de todo sentido trascendente tono diferente, otra manera de plantearse la con-
como el que puede hallarse en la poesía simbo- cepción misma del fenómeno creador. Pero hay
lista y a su vez depurado del pretendido realis- que subrayar que este grupo, sin dejar de serlo,
mo naturalista. La fusión hombre-naturaleza del se caracteriza por una extraordinaria heteroge-
concepto romántico de la poesía aparece ahora neidad, pues cada uno de sus integrantes posee
sustituida por la fusión hombre-historia, con la un estilo bien definido y una poética que, si bien
que se expresa una más plena conciencia de sí en guarda unidad con las restantes del conjunto,
el individuo contemporáneo, tocado por un sen- tiene un cuerpo de ideas y de rasgos que confor-
tido más profundo de su ser histórico. Por sus man un peculiar modo de relacionarse con la rea-
logros artísticos y sus postulados conceptuales, lidad.
la poesía social aportó una definición del hom- Ya la crítica señaló el sentido trascendentalista
bre como ser social que constituye un antece- de esta obra al ofrecer una denominación para el
dente de lo que comportaría años más tarde el grupo. Ese término, susceptible de confusiones
triunfo de la Revolución en los planos políticos, si no queda suficientemente aclarado, no abarca
social y económico. El aporte fundamental de en este caso las implicaciones que tiene para la
estos libros a la cultura cubana está en la crea- tendencia purista, pues su rebasamiento del
ción de una obra de gran calidad de elaboración mundo sensorial no comporta su negación. En
y en haber establecido la línea de continuidad el poeta se opera un proceso de intelección de lo
entre la tradición histórico-literaria y las radica- real en busca de la integración unitiva, un ser
les transformaciones conquistadas con la praxis que está más allá de lo inmediato, pero que a su
política que ellos contaron y exaltaron. La car- vez permanece en él. La experiencia artística acu-
ga de futuridad de esta tendencia, de un realis- mulada hasta esos momentos por sus contem-

Untitled-44 284 02/06/2010, 9:33


LA LÍRICA 285

poráneos resultaba insuficiente para el empeño La frustración política, esa conciencia de va-
de aprehender en su totalidad el suceder, una cío que experimentaban, de un modo u otro, los
necesidad de primer orden en esta poética. La distintos sectores de la población desde que fue
poesía social partía de un humanismo inma- instaurada la República en 1902, y que se enri-
nentista de profundas raíces éticas, elaborado a queció con la dictadura de Machado y más tarde
partir del concepto del hombre como ente his- con el fracaso de la revolución que intentó de-
tórico. La estética purista, por su parte, se rrocarlo, si bien la lucha misma significó una
desentiende de todo acontecer y se detiene ante esperanza y vino a colmar, en cierto sentido, ese
los objetos o los hechos como entidades nece- vacío, esa ausencia de finalidad que tanta impor-
sariamente insuficientes para que el hombre al- tancia había tenido en las obras de Boti y de
cance su propia definición. Humanismo actuan- Poveda dos decenios antes, a la altura de 1937
te y evasión serían los términos que mejor había encontrado respuesta en la actitud evasiva
caracterizarían, respectivamente, a esas tenden- y ahistoricista de la tendencia purista y en el cla-
cias. Vistas desde una perspectiva gnoseológica, mor beligerante y rebelde, de raigal humanismo,
la primera es expresión de un historicismo ra- de la poesía social. El Grupo Orígenes, después
dical, en tanto que la segunda se resuelve en un de la aparición del primer poeta representativo
agnosticismo ya insalvable en sus últimas ins- de su estética y de la publicación de Enemigo
tancias. Sin pretensiones polémicas, la poética rumor (1941), un libro decisivo en la integra-
del Grupo Orígenes se adentra por otros sen- ción de estos poetas, se encamina por la senda
deros. de la cultura en busca de lo que el propio Leza-
En cierto sentido podría decirse que estos ma llamó «una Teleología Insular».1 Es un in-
poetas se proponen una ruptura con la tradición tento por superar lo que para esta poética era
inmediata, como hasta esos momentos no había una posibilidad insuficiente, pues las posiciones
sido planteada por tendencia alguna en la poesía asumidas hasta esos momentos por la lírica cu-
cubana. El problema de la frustración política, bana partían de una concepción del acontecer in-
que subyace en la actitud de los creadores desde mediato que se agotaba en sus propios hechos.
los inicios de la década de 1920 y determina sus Para Lezama —y para los restantes miembros
posiciones frente al hecho literario, plantea a los del Grupo en lo esencial de sus respectivas
miembros del Grupo Orígenes una necesidad de obras— era imprescindible rebasar todo dualis-
gran alcance desde todo punto de vista: es nece- mo infructífero para alcanzar la unidad de un sen-
sario recomenzar asumiendo toda la cultura pre- tido trascendente, un sentido que rompa los lí-
cedente para crear otra naturaleza y, con ella, otra mites de la interpretación causalista de la historia
posibilidad de realización del hombre. Esta pre- y se integre en una visión totalizadora de un des-
ocupación, que tiene un fundamento gno- tino individual y colectivo. La oposición poesía
seológico, no político, surge en la búsqueda de pura-poesía social y, en un plano de mayor uni-
una respuesta a los cuestionamientos que ase- versalidad, la oposición vida-cultura —conteni-
dian al escritor en sus relaciones con la realidad. das ambas en una dualidad ontológica que no
Desde los primeros momentos de la madurez escapa a Lezama y a la que asimismo se opone
espiritual y rebasada la etapa de las influencias implícitamente: Ser-no Ser, raíz de un existen-
en los años iniciales de su quehacer, Lezama ya cialismo que también le era ajeno en tanto pro-
tiene muy claros sus propósitos y elaborada su puesta cosmovisiva— queda superada en los
concepción de la poesía, hasta entonces un ejer- postulados para la integración de una imagen
cicio que no quiso dar a conocer porque no era única de la cultura como naturaleza creadora,
todavía su verdadera voz. Muerte de Narciso re- verdadera posibilidad para el Grupo de confor-
coge, en lo esencial, los presupuestos de su teo- mar la identidad del hombre. La relación que se
ría, e inaugura una nueva mirada que sería, en establece en esta poética entre pasado y futuro
líneas generales, el centro de la creación de los es evidente a partir de lo que queda expuesto: es
integrantes del grupo. necesario volverse hacia los orígenes en busca

Untitled-44 285 02/06/2010, 9:33


286 ETAPA 1923-1958

de esa imagen integradora para alcanzar un sen- de todo lo que es, engendrando su conse-
tido de futuro, de realización en el tiempo. El cuente método de conocimiento; del méto-
intento de superación de los dualismos trae en do a una nueva visión de la cultura; de esa
su seno un ahistoricismo definidor, causa pri- visión, necesariamente, a la integración de
mordial de la actitud de desentendimiento del un sistema poético del mundo, fundado en
acontecer histórico como expresión de la dialé- la posibilidad última, que es el imposible en-
ctica del suceder. En estos poetas, ciertamente, carnado, el gravitante absurdo, la sobre-
no se encuentran los temas de la historia inme- abundancia de sentido del ser […]. La poe-
diata, causalista, sustancial diferencia con los sía tiene, sí, una finalidad en sí misma, pero
textos de los creadores de la tendencia social. esa finalidad lo abarca todo. La sustancia
Esta frase de Lezama sintetiza de manera ma- devoradora es, necesariamente, teleológica.
gistral los rasgos que han sido esbozados en es- Es así como, aparte de la validez intrínseca
tas páginas: «No nos interesan superficiales de sus creaciones y hallazgos, intenta Leza-
mutaciones, sino ir subrayando la toma de po- ma conjurar la ausencia de finalidad contra
sesión del ser.»2 la cual ha venido debatiéndose nuestra poe-
La obra de estos creadores deja ver, en lo más sía republicana.3
externo, una avidez de penetración en lo real que
no se observa en sus coetáneos. Y no se trata de El lirismo de estos poetas no tiene, pues, re-
una aprehensión a la manera de la poesía pura, laciones estrechas con ninguno de los que con-
obsesionada por develar, en su etapa de pleni- forman la poesía cubana de la etapa 1923-1958.
tud, lo que podría llamarse el cuerpo impercep- Para establecer con nitidez esas diferencias bas-
tible de la realidad, razón última de su esplen- taría realizar un análisis comparativo de algunos
dor y de su agotamiento como palabra artística. de los textos claves de Lezama, Vitier, Diego o
En el Grupo Orígenes hay una preocupación más García Marruz con los de similar significación
ambiciosa: apresar el cuerpo real de las cosas y en Brull, Ballagas, Florit, Pedroso, Navarro Luna
los hechos en toda la dimensión de su ser (a un y Guillén. En primer lugar se impondrían las
tiempo imagen y cuerpo resistente). La realidad desemejanzas en la percepción del paisaje, en los
y el poeta intercambian un diálogo extraordina- puristas la expresión de un estado anterior, vir-
riamente fructífero no sólo por la calidad intrín- gen, absoluto, atemporal, en tanto que en los
seca de los sucesivos poemarios de los miem- origenistas es un espacio pleno de significados
bros del Grupo, sino por las propias inquietudes en sí mismos, de entidades que el poeta quiere
indagadoras que los animan. El poeta no busca integrar como expresiones de una imagen que
la perfección ni la belleza de las cosas, no se pro- se entrega, pero que permanece indescifrada e
pone conmover a sus lectores ni compulsarlos a impenetrable. Se impondría además la deseme-
la acción o descubrirles su identidad a partir de janza en la concepción de lo factual, en los poe-
postulados éticos previamente elaborados por el tas de denuncia o de exaltación del acontecer
pensamiento conceptual: su propósito es ir en- histórico, de gran importancia en la medida en
tregando el sentido último del ser, proceso que que recoge lo que hay de verdaderamente tras-
Vitier explica en términos esclarecedores al re- cendente en el hombre: su ser social, en el que
ferirse a la poesía de Lezama, conceptuación vá- está implícito, por el carácter paradigmático de
lida para los más importantes miembros del Gru- esta poesía, su posibilidad de realización; el he-
po. Dice Vitier: cho en sí, para los creadores del Grupo Oríge-
nes, no posee potencialidad si no tiene fuerza de
Los pasos de su pensamiento, creo, están cla- imagen, atributo que Lezama encuentra en los
ros: de la metáfora mediadora al reconoci- más inesperados sucesos, tanto de la vida histó-
miento de la imagen como centro y germen rica como de la cultural, una y la misma en su
de toda realidad, sin dualismos inertes; de la cosmovisión, roto el dualismo que las separaba
imagen a la posibilidad como estado naciente y escindía. En Diego, por ejemplo, la imagen

Untitled-44 286 02/06/2010, 9:33


LA LÍRICA 287

engendrada por la tradición de las costumbres tuvieron las letras cubanas entonces. Tanto en el
es potencialmente redentora, teleológica, en los cuerpo teórico como en los textos poemáticos
términos lezamianos de ese concepto. llegaron a realizaciones plenas, a la altura de lo
Con estilo hermético o diáfano (extremos que que se hacía en esos momentos en el ámbito de
se fusionan a medida que el lector se compenetra la lengua. Los poetas origenistas dejaron, a pe-
con los poetas), esta poesía quiere hacer suya la sar de su apoliticismo, una obra que se propuso
fuerza germinadora que conduzca a una finali- el rescate de la identidad nacional por los cami-
dad, a un sentido sobreabundante. Se impone nos de la cultura, «cotos de mayor realeza»,4 al
entonces un poema capaz de penetrar hasta el decir de Lezama, prueba inequívoca de cubanía
centro de los fenómenos y de unir en una sola que no supo apreciar las posibilidades de la ac-
mirada la prodigiosa riqueza de la realidad, ya se ción. Dejó, además, un concepto de la poesía
trate de un intento de aprehensión de lo múlti- nuevo en Cuba: la poesía como posibilidad de
ple o de un paisaje limitado en el espacio. La posesión.
experiencia (conservada por la memoria, un ele- Paralelamente se manifestaba una tendencia
mento de gran importancia en la tendencia neorromántico-intimista, conformada, junto a
origenista), la asimilación de la cultura como nombres fundamentales de la historia del géne-
sucesivas imágenes, la lección de la historia, par- ro en Cuba, por un grupo de poetas de menor
tes de un todo indivisible, alcanzan en estos relieve (exceptuados Dulce María Loynaz: Ver-
libros un minucioso recuento, enumeración sos, 1938, Juegos de agua, 1947, Obra lírica, 1955;
inaudita que no tiene antecedentes ni conti- Mirta Aguirre: Presencia interior, 1938, y Ángel
nuadores en la poesía cubana. El lenguaje figu- Augier: 1, 1932, Canciones para tu historia, 1941,
rado es entonces un método del conocimiento creadores ambos inscritos asimismo entre los
antes que un ornamento o una sustitución de la cultivadores de la tendencia social), de obras
realidad. El texto se logra por una sucesión de tocadas por una actitud egocéntrica muy dentro
asedios que en muchas ocasiones lindan con la de la tradición del romanticismo cubano. De
prosa en lo que se refiere a su estructura y a su evidentes influencias (en especial Neruda), y
ritmo. El verso es amplio y no pocas veces des- moviéndose en un ámbito de cerrada intimidad,
cuidado a la luz de la estética purista, pues recu- estos libros vienen a constituirse en un medio
rre a un léxico y una sintaxis de cierta aspereza de confesión antes que de penetración y deve-
(Lezama, Vitier, Smith), insustituibles si se busca lamiento de la realidad. La mirada del poeta no
el desciframiento de un paisaje o de un aconte- intenta adentrarse en el misterio de las cosas y
cer que el poeta considera enigmático por defi- los hechos (cualquiera que sea su posición filo-
nición. Otras veces (Diego, García Marruz) el sófica radical), sino que se detiene en una con-
texto presenta perfiles más precisos, al margen templación de segunda importancia para dar paso
de la forma empleada, pues la realidad posee en al diálogo afectivo, determinante en esta corrien-
sí misma una iluminación que le viene de la me- te. Dos variantes pueden apreciarse en esta lí-
moria o de un anhelo íntimo, inquietud que no nea: la erótica y la de inquietud metafísica, de
es del todo ajena a ciertas zonas de la obra de calidades muy semejantes. En ocasiones se con-
García Marruz. En esos momentos más nítidos funden la deleitable percepción del entorno y
hay un diálogo diferente con las cosas y los he- cierto tono de angustia en un mismo poema,
chos, una comunión de cercanía que encuentra fusión propia de esta concepción de la poesía
su más acabada manifestación en el conver- desde los grandes maestros románticos. El ejem-
sacionalismo, otra manera de romper con el li- plo mayor de esa interrelación está en Dulce
rismo precedente y coetáneo, como lo fue para María Loynaz, de un refinado lirismo intimista
Lezama y Vitier la rispidez inarmónica. Junto a del mejor gusto, sobrio y de hondas resonan-
la plenitud alcanzada por la poesía social se sitúa cias. Por esa misma senda transita Serafina
la que lograron los poetas del Grupo Orígenes, Núñez (Mar cautiva, 1937, Isla en el sueño, 1938,
paradigmas ambas de la estatura universal que Vigilia y secreto, 1941, Paisaje y elegía, 1958).

Untitled-44 287 02/06/2010, 9:33


288 ETAPA 1923-1958

La variante erótica, de una mayor calidad, a la Augier (con los títulos ya mencionados), Alcides
que seguramente no es ajena la autenticidad de Iznaga (El barrio y el hogar, 1954, Hojas evasi-
los sentimientos expresados, logra momentos vas, 1956) y Aldo Menéndez (Puerto inmóvil,
magníficos, y cuenta con las obras que más han 1953, Ciudad cerrada, 1955).
perdurado, entre ellas la de Mirta Aguirre, de un Durante estos años, algunos poetas publican
lirismo dentro de la mejor tradición del idioma importantes libros que no pueden adscribirse
(«Cantares de mal de amores») y al mismo tiem- plenamente a ninguna de las líneas caracteriza-
po moderno en sus días («Todo puede venir»). das hasta aquí, si bien a veces resulta difícil esta-
De gran influencia y muy difundido es José blecer las fronteras entre una y otra tendencia o
Ángel Buesa, autor de numerosos poemarios, dentro de un autor y hasta en un poema concre-
algunos editados varias veces, representante de to, como sucede con la obra de Florit posterior
un neorromanticismo insustancial y reiterativo a 1936 (oscilante entre el intimismo tal y como
en el que hay que precisar, sin embargo, ciertas lo expresó Dulce María Loynaz, por ejemplo, y
páginas que sobresalen del conjunto por su fi- modos y estilos independientes), con los textos
neza y mesura, como sucede con «Yo vi la no- representativos de la variante metafísica (por
che…» Mención aparte dentro de esta variante momentos lindantes con la sensibilidad y el es-
merece la obra de Ballagas, uno de los grandes tilo de los poetas puristas) y con las tendencias
poetas cubanos, de textos capitales (Elegía sin social y neorromántica, que pueden llegar a in-
nombre, 1936, y Nocturno y elegía, 1938), tanto tegrarse en un creador, como en Mirta Aguirre.
por la riqueza en el manejo del idioma como por Podría cuestionarse asimismo la pertenencia de
el desgarrado sentir que subyace en los versos. poetas como Gastón Baquero y Virgilio Piñera
Acabado ejemplar tienen los poemas de Guillén al Grupo Orígenes, pues sin negar ciertos ras-
dentro de esta variante, todo un maestro de la gos comunes (presentes en última instancia en
poesía que incursionó en el tema amoroso con otros creadores que nadie ha propuesto integrar
el acierto y el sentido universal de la totalidad al modo origenista), muestran rasgos esenciales
de su obra. que los separan, podría decirse que hasta de una
La variante metafísica o de angustia onto- manera radical, de la poética del Grupo. En
lógica, denominación quizás menos acertada que Baquero (Poemas, 1942, Saúl sobre su espada,
la más simple de intimista, tiene una calidad 1942) puede apreciarse, en lo fundamental de su
menos atendible que la neorromántica en aque- obra, un lirismo que tiene mucha relación con el
llos poetas de importancia menor, entre los que de Ballagas, trabajado con un sentido de la ar-
hay que mencionar a Silverio Díaz de la Rionda monía exterior que disiente de las preocupacio-
(Eros, 1935, Con la espada inocente de la luz, nes de Lezama o Vitier, por ejemplo; Piñera, por
1951, Himno a la Virgen, s.a.); Rafael García su parte, rompe muy pronto, en lo más repre-
Bárcena (Proa, 1927, Sed, 1935, Responso heroi- sentativo de su lírica (integrada por Las furias,
co, 1943); Guillermo Villarronda (Mástil, 1935, 1941, La isla en peso, 1943, y Poesía y prosa,
Hontanar, 1937, Poemas a Walt Disney, 1943), 1944), con la estética de Orígenes. Es la suya
ejemplos también del entrecruzamiento de las una visión de la realidad —sustancia de su poé-
variantes al que ya se hizo mención. Soledad, tica— que se resuelve en amarga ironía, escepti-
desamparo, oculta o manifiesta admiración fren- cismo, humor negro, expresiones de un nihilis-
te al cosmos siempre enigmático, estados de áni- mo lúcido y, en su caso, de gran creatividad. Su
mo que una y otra vez reaparecen en esta moda- poesía está entretejida con temas similares a los
lidad lírica como expresiones de un soterrado que constituyen el centro del neorromanticismo
agnosticismo o de un nihilismo de raíz existen- intimista, pero tratados de manera totalmente
cial. Junto a esos nombres apenas recordados se diferente, con léxico y un sentido de la cons-
encuentran hoy, en esa dirección, los de Florit trucción del texto que nada tienen que ver con
(Doble acento, 1937, Reino, 1938, Poema mío, los lamentos y la desolación del intimismo tra-
1947, Asonante final y otros poemas, 1955); dicional. Ahí está, como ejemplo de su peculiar

Untitled-44 288 02/06/2010, 9:33


LA LÍRICA 289

manera de decir, el sorprendente poema «Vida damento sólido, grupo de Cienfuegos, confor-
de Flora», muestra de un intenso expresionismo mado además por Aldo Menéndez y Alcides
que viene a conformar, junto a otros títulos del Iznaga— logra una nueva visión del paisaje, cen-
propio autor, una línea sin más cultivadores. Re- tro de sus inquietudes. En los sucesivos libros
presentativo de su fuerte individualidad e igual- que iba integrando con sobreabundancia de pa-
mente expresión de una sensibilidad inusitada labras y de entusiasmo, entre los que sobresalen
en la lírica cubana de la época es «Seca lamenta- Beth-el (1949), con textos de 1940-1948 y Faz
ción», desgarrado en su adjetivación y en su gra- (1956), con textos de 1954-1955, hay una fami-
ve desenfado. Sólo Rolando Escardó, años más liaridad muy íntima con el paisaje, pero no un
tarde, y en un tono que revela en primer lugar la entorno cargado de misterio, sino de una pleni-
impronta de Vallejo (que nada o muy poco tiene tud de formas que van apareciendo en medio de
que ver con Piñera), escribirá poemas tan carga- otras consideraciones también muy personales
dos de amargura. acerca de sí mismo y del sentido último de la
Voz independiente es también la de Félix Pita realidad. Vitier ha visto así la obra de Feijóo en
Rodríguez, autor por estos años de un poemario: su conjunto, una definición que recoge sus ras-
Corcel de fuego (1948). La percepción de la rea- gos más sobresalientes y deja ver la singularidad
lidad alcanza en este libro calidades de gran poe- que lo convierte en un caso aparte cuya impron-
sía, develamientos que sorprenden por las irrup- ta, al menos en la línea paisajística que tanto lo
ciones inesperadas en el uso de calificativos y destaca, no se observa en poetas contemporá-
asociaciones de sabor surrealista, pero verdade- neos, sino en una de las modalidades de la poe-
ramente nuevas porque se adentran en una os- sía cubana posterior a 1959. Dice Vitier:
cura sucesión de hechos que no aparecen en las
revelaciones que entregan otros creadores de esta Considerada en su sentido último, la origi-
etapa. Ajeno a conflictos sentimentales, a los nalidad de Feijóo radica en una versión del
postulados de la tendencia purista y de las esen- genio de nuestro paisaje, no como escena-
ciales preocupaciones sociales y a las inquietu- rio de lo vernáculo, ni como unidad de her-
des frente a la realidad a la manera origenista, las mosura contemplable, sino en su fusión
páginas de Pita Rodríguez hallan consistencia y diaria y fluente con el alma sumergida en
perduran en el hallazgo de una posibilidad de él, como activo intercambio de estados ex-
integración del hombre con un paisaje a veces teriores e interiores en un impresionismo
altamente gratificador y a veces árido y cerrado totalizador que devuelve sonrisa por bri-
al diálogo exteriorista. La realidad aparece en sus llo, nube por angustia.5
textos diversa en sus matices y en particularida-
des que se entregan como sorpresas para los sen- En un panorama de la lírica cubana de 1923 a
tidos y para la inteligencia, no como elementos 1958 no puede dejar de mencionarse la aparición
de un cosmos que el poeta quiera revelar a los de una modalidad como el conversacionalismo,
lectores en su organicidad. El yo lírico tiene un representado en dos textos importantes: Con-
carácter menos comprometido que en el inti- versación a mi padre (1949), de Florit, y En la
mismo neorromántico, al que por otra parte le Calzada de Jesús del Monte (1949), de Eliseo
resultaba imposible romper los límites de la per- Diego, de mayor influencia el segundo en el gru-
cepción sensorial propia de su concepción del po de poetas que en los años 60 comienzan a
mundo. hacer una poesía renovadora, algunos de ellos
De una obra vasta y de muy ricos aportes a la con libros en otras direcciones anteriores a 1959.
historia de la poesía en Cuba, escrita con pecu- Los elementos cotidianos alcanzan una grande-
liaridades que la diferencian y aíslan de las crea- za verdaderamente artística en ambos creadores,
ciones de los mejores representantes del género representantes entonces, en esos ejemplos, de
en aquellos años, Samuel Feijóo —la figura prin- una manera de escribir que había comenzado a
cipal del que ha dado en considerarse, sin fun- manifestarse hacia 1923-1927 entre los que se

Untitled-44 289 02/06/2010, 9:33


290 ETAPA 1923-1958

proponían romper las estructuras de la sensibi- dad, a la que el poema llega con un léxico que
lidad y la concepción del mundo modernista. Las señala paisajes habituales, pero al mismo tiem-
implicaciones de orden teórico que subyacen en po cargados de alusiones y posibilidades de ex-
el conversacionalismo de Florit y Diego, de más traña sustancia, inusuales en otros poetas. Men-
rica elaboración que la que alcanzaron en sus ción aparte merece Rolando Escardó, unos años
antecesores, revelan una búsqueda de otras po- mayor y sin libros publicados antes de 1959, fa-
sibilidades de asedio a la realidad al margen de la llecido en 1960 y autor de importantes poemarios
retórica codificada por las tendencias imperantes. que fueron editados en 1961: Libro de Rolando
Esta nueva actitud es una consecuencia de los y Las ráfagas, testimonios de un lirismo desga-
postulados vanguardistas, propugnadores de la rrado que se adentra en experiencias límites en
libertad temática y formal. el ámbito de lo cotidiano, de una fuerza vivencial
En la década de 1950 comienzan a escribir al- y literaria que lo convierte en el más alto repre-
gunos poetas jóvenes, nacidos alrededor de 1930 sentante entre sus coetáneos de la manera con-
y agrupados, según el método generacional, con versacional, muy suya dentro de la tradición que
otros creadores que ya habían dado sus prime- iniciaron los renovadores de la etapa prevanguar-
ros frutos (Carilda Oliver Labra: Preludio líri- dista; su estilo y la autenticidad de su inmanen-
co, 1943, Al sur de mi garganta, 1949; Rafaela tismo lo hacen asimismo el más importante
Chacón Nardi: Viaje al sueño, 1948), o que da- antecedente, entre los de su grupo, de los jóve-
rían a conocer sus libros después de 1959. En nes poetas que a mediados de 1960 se integran
los textos iniciales de esos poetas (Roberto en El Caimán Barbudo.
Fernández Retamar: Elegía como un himno (A A esos nombres hay que añadir los poetas que
Rubén Martínez Villena), 1950, Patrias, 1952, dieron su vida en la lucha contra la tiranía: Raúl
Alabanzas, conversaciones, 1955; José Álvarez Gómez García (1928-1953), Agustín «Chiqui»
Baragaño: Cambiar la vida, 1952, El amor origi- Gómez-Lubián (1937-1957), Juan Oscar Alva-
nal, 1955; Fayad Jamís: Brújula, 1949, Los pár- rado (1938-1958), Luis (1938-1957) y Sergio
pados y el polvo, 1954; Pablo Armando Fernán- Saíz (1940-1957), todos de obra incipiente en el
dez: Salterio y lamentaciones, 1953, Nuevos momento de su muerte, cultivadores del inti-
poemas, 1955; Roberto Branly: El cisne, 1956, mismo y de la poesía social, tendencia en la que
Las claves del alba, 1958), hay numerosas in- se destaca «Estamos en combate», de Gómez
fluencias y corrientes que tornan difícil la tarea García, escrita y leída poco antes del ataque al
de analizar ese momento del desarrollo de la lí- Cuartel Moncada como exhortación a la lucha.
rica en Cuba, con algunos de cuyos creadores De 1923 a 1958, la poesía cubana alcanza ver-
cierra Cintio Vitier su importante antología Cin- dadera universalidad. Tanto en el plano teórico
cuenta años de poesía cubana (1902-1952) (1952). como en el de la realización artística se hacen
En ellos se continúa la línea del mejor intimismo, visibles una maduración y una plenitud que no
entretejida ahora por los recuerdos familiares, alcanzaron desde el primer momento, los años
como ocurre en Pablo Armando Fernández; se prevanguardistas, de experimentos y tanteo y de
encuentran ecos y resonancias surrealistas y de gran penetración. Pasados los años y asimiladas
raíz existencialista, como en Álvarez Baragaño las lecciones de ese lapso inicial, cuya función
y Fayad Jamís, enriquecidos en éste por una ex- era precisamente la de romper con las gastadas
traordinaria modernidad en la factura del texto, fórmulas del postmodernismo para dar paso a
y asimismo en Branly, adscrito en su libro de una nueva sensibilidad, los poetas se adentran
1956 a esa forma expresiva de la vanguardia; pero, en sus propias creaciones por diversos senderos.
además, en la obra de Fernández Retamar puede Como ya se vio en su oportunidad, las distintas
apreciarse, en el entrecruzamiento de sus más tendencias y las figuras aisladas están profunda-
fervorosas lecturas de poetas cubanos (Lezama, mente tocadas por la frustración político-social
Vitier, Florit, Diego, Ballagas), una serena y so- de esos años, circunstancias que vienen a deter-
segada experiencia de participación con la reali- minar, en última instancia, las respectivas poéti-

Untitled-44 290 02/06/2010, 9:33


LA LÍRICA 291

cas. Junto al intento de evasión de la tendencia primeros años de la década del 20, agotados los
purista está la actitud beligerante y de rescate de recursos expresivos de los decenios precedentes
la dignidad del hombre en la poesía social, la y, en lo político, agudizadas las crisis consustan-
búsqueda de una imagen con sentido de futuro ciales al carácter neocolonial de la República
para encontrar la finalidad histórica perdida en instaurada en 1902, comienza un rico proceso
la concepción de la poesía del Grupo Orígenes, de múltiples implicaciones para la vida nacional
el diálogo íntimo (a veces erótico, a veces de in- y que se caracterizaría por una postura belige-
certidumbre metafísica) entre el yo lírico y la rante de los intelectuales y artistas ante la des-
realidad exterior (asumida en ocasiones en su moralización oficial y la corrupción administra-
dimensión real y en ocasiones como evocación tiva y por el despertar, entre los creadores, de la
o como anhelo), la obra de los que entremez- necesidad de una nueva conciencia y un arte
clan de manera peculiar elementos diversos de nuevo.
la vanguardia o de las líneas que han quedado La poesía experimenta entonces, sustentada
esbozadas, los textos de los que se dan a cono- en la búsqueda de un estilo diferente que sea ca-
cer en la década de 1950 y que por entonces se paz de aprehender las problemáticas suscitadas
inscriben en una u otra posibilidad de expresión por una cosmovisión sustancialmente distinta,
con voz propia, pero apenas iniciada, el nihilis- cambios de gran significación, decisivos para la
mo desesperanzado y amargo y el conversa- apertura de una más entrañable relación del crea-
cionalismo. Fueron años fructíferos y de reali- dor con la realidad. Los poetas que más tarde, a
zaciones capitales, a la altura de lo que se hacía finales de la década, en los años de auge de la
en la poesía del idioma, lección de importancia vanguardia, representan las posiciones de avan-
espiritual de la que se nutren los creadores de zada, se iniciaron en la estética modernista. An-
hoy. [E. S.] tes de «Salutación fraterna al taller mecánico»
(1927), Pedroso es, en opinión de Vitier, «culti-
vador de un modernismo exotista y parnasiano
2.2.2 Del postmodernismo a la vanguardia. que tiene su manifestación más característica en
Acosta. La poesía del grupo minorista: la serie de sonetos titulada La ruta de Bagdad
Martínez Villena, Tallet, Villar Buceta, (1918-1923)», y más tarde exponente, según el
Marinello mismo crítico, de «un lirismo más preocupado
y grave, aunque propenso todavía a la expresión
Los postulados ideoestéticos del modernismo, de los estados anímicos mediante parábolas y
retomados por Boti y Poveda años después de la evocaciones alegóricas»,6 momento plasmado en
muerte de Casal y Martí, dieron sus últimos fru- Las canciones de ayer (1924-1926), de corte
tos relevantes en El mar y la montaña, cerrado postmodernista, es decir: un modernismo tar-
en 1920 y publicado en 1921, en cierto sentido dío. Mariano Brull es asimismo un consumado
un libro de tránsito hacia la posterior evolución modernista en su libro de 1916, La casa del si-
de Boti en consonancia con la vanguardia. La lencio, si bien dentro de un modernismo inti-
experiencia modernista conformó obras signifi- mista de formas más ceñidas que dejan ver pre-
cativas de la lírica cubana en los dos primeros ocupaciones posteriormente esenciales en la
decenios de República, pero trajo en su propio definición de la poesía purista. Similares comien-
seno, como deja ver el poemario citado, el fer- zos tiene Navarro Luna antes de asumir la escri-
mento de la nueva sensibilidad transformadora. tura renovadora de Surco (publicado en 1928),
Es factible detectar ciertos elementos de la es- pues se mueve dentro del estilo del ambiente
cuela encabezada por Rubén Darío que apuntan postmodernista en sus libros Ritmos dolientes
ya, en algunas expresiones importantes dentro (1919), Corazón adentro (1920) y Refugio (1927),
de la poesía cubana hacia una sustancial renova- con rasgos provenientes del romanticismo (una
ción de la mirada y de las problemáticas expresi- influencia presente en muchos poetas del mo-
vas, un nuevo diálogo frente a la realidad. En los mento en Cuba: Brull, Pedroso, Acosta, para

Untitled-44 291 02/06/2010, 9:33


292 ETAPA 1923-1958

cuya obra de entonces llega a ser determinante, algunas de las manifestaciones de la lírica cuba-
incluso en Ala, su texto representativo del na de comienzos de siglo, tan severamente com-
postmodernismo), y también hace visibles in- batida por Boti y Poveda. Desde ese conjunto
quietudes que después serían la más típica re- de 1915 se revela su autor como un creador he-
presentación de su lírica, en especial el tema de terogéneo que daría, a lo largo de su trayectoria
las relaciones del hombre con la sociedad en «So- artística, obras disímiles y que disuenan con las
cialismo» (1915), «Revolución» (escrito a raíz líneas predominantes en los distintos momen-
del triunfo de la Revolución de Octubre), «El tos, al menos con las líneas que habían logrado
incendio», «Los abismos» y «La bandera», los tres los más acabados frutos de una sensibilidad re-
últimos denominados «Poemas socialistas» y novada. Esa diversidad de influencias y de posi-
publicados en Orto en 1926. El poemario inicial ciones estéticas y filosóficas le permitirá ser uno
de Guillén, Cerebro y corazón (1922), «participa de los representantes de la transición del
de las virtudes y los defectos que presentaba la postmodernismo hacia la vanguardia con un li-
poesía cubana durante los tres primeros lustros bro en cierta medida inesperado y hasta inau-
del siglo, en los que predominó la influencia to- dito si se toma en consideración la historia
dopoderosa de Ruben Darío y sus corifeos», personal del poeta y su declarada postura anti-
como expresa Ángel Augier.7 Es evidente, pues, vanguardista.
que de los postulados del modernismo surgen Una rápida caracterización del período
las propuestas de renovación de la vanguardia, transicional lo sitúa entre 1923, el año de la Pro-
una transformación que se sustenta en la necesi- testa de los Trece, y 1927, el de la aparición de la
dad de traer nuevos modos de percibir y enri- Revista de Avance, el más importante órgano de
quecer las posibilidades de intelección de hechos la vanguardia cubana. En el plano conceptual, esa
y acontecimientos hasta esos años poco atendi- valoración sucinta se resume en la toma de con-
dos o parcialmente entrevistos por los poetas, ciencia de los intelectuales y artistas frente a la
absortos en descripciones exterioristas o exta- realidad social imperante, lo que trae como con-
siados en la contemplación de un paisaje o en las secuencia inmediata la búsqueda de nuevos pos-
vivencias de un drama personal. tulados estéticos que sean capaces de expresar la
Algunos creadores de la década del 20 repre- actitud beligerante, comprometida, de los poe-
sentan lo que podría llamarse el momento de tas. Comienza entonces a integrarse una obra que
transición del postmodernismo a la vanguardia, intenta romper con los cánones estéticos prece-
aquellos cuyas obras fueron específicamente eso: dentes, incapaces ya de penetrar en zonas des-
expresiones de la transformación, una vez con- conocidas de la realidad. La poesía se torna irre-
sumada la cual no continuaron escribiendo o verente, iconoclasta, desenfadada, incorpora
asumieron en su escritura otras preocupaciones, temas y soluciones formales que desestructuran
como es el caso de Acosta, el único de ese grupo los viejos esquemas, rígidos y convencionales a
que prosiguió en el cultivo del verso. Uno de la altura de la década del 20. Sin embargo, en
los grandes representantes del postmodernismo tanto transicional, esta poesía conserva ciertos
en la poesía cubana en opinión de algunos críti- elementos estilísticos de la manera modernista,
cos, Acosta deja ver en Ala (1915) la raigal in- como se verá en su oportunidad. Acosta encar-
fluencia de Darío y al mismo tiempo los rasgos na, en su propia evolución, esa dualidad del pe-
que habrían de caracterizar a sus libros poste- ríodo 1923-1927, pues ese primer año publica
riores, como ya observó Vitier y en cierto senti- un libro que no permite sospechar la próxima
do apuntó Federico de Onís al considerar ese aparición de una obra como La zafra, editada
poemario dentro de lo que él califica como apenas tres años más tarde, en 1926. Ciertamen-
«reacción hacia la sencillez lírica».8 En el análi- te, Hermanita se adentra en la más absoluta y
sis somero se aprecia asimismo la nota románti- cerrada intimidad, un canto en el que se fusio-
ca, otro de los elementos integradores de la sen- nan el amor y la muerte en imágenes sombrías,
sibilidad de Acosta, cercano en cierto sentido a de un tinte pesimista, evidencias de las influen-

Untitled-44 292 02/06/2010, 9:33


LA LÍRICA 293

cias múltiples (y en especial la romántica) y de Las terribles contradicciones de su espíri-


la diversidad de posiciones estéticas y concep- tu están expuestas en el prólogo, donde
tuales que fue capaz de asumir esta obra desde vacía todo su sentir, toda su angustia ante
sus comienzos. En sus páginas se observa ade- la realidad social, y la realidad de su indivi-
más una sencillez expresiva que lo acerca a la dualidad en contraste con el espíritu de la
vanguardia en cierto sentido y a su vez lo identi- época.11
fica con algunas zonas de Ala. En el propio 1923
publica Martínez Villena un comentario crítico […]
a Hermanita en el que expone muy atendibles
opiniones, especialmente significativas porque En el «poema de combate» falta un canto a
provienen de un poeta de singulares cualidades los combatientes, a los soldados únicos. Allí
líricas y que representa como nadie la transición no se dice nada de las huelgas que eran «por
hacia la vanguardia y el escritor comprometido Cuba y por la clase» que incendiaron los
y beligerante. Antes de los elogios, Martínez campos de Oriente, Camagüey y Santa Cla-
Villena muestra su sorpresa por estos versos de ra, y que fueron el mejor combate contra
Acosta en instantes de renovación, ya realizada el imperialismo […].12
la Protesta de los Trece y empeñados los más
lúcidos creadores en hacer un arte novedoso. En esos señalamientos subyace una posición
Dice el crítico: literaria, tanto en Mella como en Acosta, en el
primero similar a la que asumiría Guillén en su
Para muchos, para mí entre ellos, acaso es obra de plenitud, y especialmente en Elegía a
reprochable este libro, al menos en su opor- Jesús Menéndez, de algún modo heredada de La
tunidad. La vuelta ahora al viejo tópico sen- zafra. En Acosta, en cambio, la ausencia de otra
timental, casi desechado, sorprende, o debe postura creadora se explica por la presencia de-
sorprender, a los que esperamos algo más. terminante de una concepción de la poesía hon-
Ello es cierto. Pero se explica fácilmente damente arraigada en los postulados generales
este libro, que constituye una hermosa vic- del modernismo, de hecho cuestionados por él
toria del hombre sobre el artista.9 mismo en el tema abordado en estas estrofas de
denuncia social. Mella confiesa que no está ha-
En 1926 aparece La zafra, «poema de comba- ciendo crítica literaria, pero en sus apreciacio-
te», considerado por Julio Antonio Mella «el nes llega a cuestiones vitales para una interpre-
primer gran poema político de la última etapa tación acertada de la obra. Vitier señala, por su
de la República».10 Es un antecedente de la poe- parte, desde otros puntos de vista, rasgos defi-
sía social que más tarde fructificaría como una nidores que caracterizan este intento de Acosta
de las derivaciones de la vanguardia, pero en en su dimensión artística. Puede hablarse, si-
Acosta sin los hallazgos formales y la fuerza que guiendo el pensamiento del autor de Lo cubano
alcanzaría en poetas decididamente nuevos. El en la poesía, de dos direcciones en la conforma-
comentario de Mella penetra hasta el centro justo ción del texto: la modernista y la vanguardista,
de los versos de esta obra que se mueve en dos la primera decisiva en la integración de la mira-
realidades, que trae la experiencia de una histo- da del poeta y un peso gravitante del que obvia-
ria individual (social y literaria) y se plantea in- mente no puede despojarse del todo este hom-
quietudes y problemas conceptuales, en especial bre de transición; la segunda, un necesidad del
el adentramiento en un acontecer de importan- tema y del ambiente de modernidad que los crea-
cia nacional desde una perspectiva objetivista, dores quieren traer a la lírica del momento. La
desusada en Acosta. Vuelve el comentarista a se- fusión de ambos elementos: la herencia forma-
ñalar, como hiciera Martínez Villena en su tra- tiva y las vivencias recogidas en Ala y la búsque-
bajo, las contradicciones del poeta, típicas del da de un metaforismo de vanguardia, hacen de
hombre de transición. Dice: La zafra un ejemplo de la evolución del

Untitled-44 293 02/06/2010, 9:33


294 ETAPA 1923-1958

postmodernismo a la desestructuración propia Huele a caña de azúcar. Sobre el verde


de las posiciones más avanzadas. Pero hay ade- oleaje de los cañaverales
más en este tema cierto desenfado natural, cier- hay un temblor de sol, un rizamiento,
ta rispidez espontánea que rompe con la esbel- una vibración impalpable
tez anterior del propio autor y lo acerca a los que tuesta el estuche pajizo
hallazgos de Pedroso apenas un año más tarde. de los erectos frutos.
Hay diversidad de tonos a lo largo del prelu- El almagre
dio, los dieciocho cantos y el postscenio en que de la tierra, reseco por la falta
se divide el poema, desde el verso libre del canto de lluvia, muestra huellas imborrables
II («Mediodía en el campo»), retomado en otras de ruedas de carretas, de pezuñas bovinas,
partes, hasta la décima del postscenio, en oca- que son pozos de sangre…
siones verdaderos logros de una sensibilidad El aire quema. Apenas se produce
contemporánea, y en otros, pasajes muy cerca sombra en la tierra de los árboles
de un sentido rítmico que deja traslucir la huella que refrescan las rojas guardarrayas
de Darío y que se inscribe en un espacio poético y frutecen en oro: naranjales;
anterior, signos de la indefinición que caracteri- o en púrpura dulcísima: caimitos
zó ese período de la evolución creadora del au- de corazón violeta: episcopales
tor. El intento de aprehender la realidad se tor- universos de fragmentaria pulpa.
na en Acosta la causa de su fracaso artístico, si […]
bien constituye su más loable preocupación, pues Nada queda que hacer al campesino
representa, dentro de su concepción literaria, la sino esperar. Revisa los mecates
ruptura de los cánones formativos, a los que ha- que han de servir a la carreta
bría de retornar más tarde. De hecho, la mirada para el tiro de caña. Los arados
a la problemática social del país es de por sí una duermen, hoscos de tierra, en los lugares
actitud de vanguardia, pero no logró ciertamen- de siempre. Una impaciencia de gallinas
te La zafra alcanzar la estatura que reclamaba adivina la aurora en los corrales;
su tema. Sin embargo, algunos cantos, despo- la piedra de afilar dice a la mocha
jados de un retoricismo y de un léxico del que su metálica hambre;
nunca pudo desentenderse del todo el poeta, el colgante farol cambia de aceite;
expresiones en este texto de una errónea idea los yugos y frontiles se rehacen;
del realismo, pueden leerse como logros y mientras el ingenio que, cercano,
inobjetables del prevanguardismo cubano y del alza su dura torre dominante,
prosaísmo típico de esos años (1923-1927). hace correr por las colonias
Compárese el canto VII, «Los ingenios anti- la estratégica orden del ataque,
guos», con el IX, «Toque del clarín», ejemplo el campesino sueña con una zafra pródiga,
el primero del ascendiente de su propio pasado y hay fuerte olor de caña de azúcar en el aire…
literario, y el segundo, de modernidad. El poe-
ma queda, en la historia de la poesía cubana, La transición hacia posiciones radicales y de
como un testimonio de su vertiente social y de ruptura de los presupuestos modernistas cobra
la fuerza que en aquellos días tuvo el ambiente singular fuerza y expresividad en un grupo de
de transformaciones políticas en que se inscri- poetas que concentran su obra en esos años
be la transición del postmodernismo a la van- prevanguardistas, de 1923 a 1927, muchos de
guardia, actitud de cambio en la que se entre- ellos recogidos en la importante antología pre-
mezclan lo político y lo literario como dos parada por Félix Lizaso y José Antonio Fernán-
modalidades de un nuevo espíritu revoluciona- dez de Castro, La poesía moderna en Cuba
rio. Estos fragmentos del canto II, «Mediodía (1882-1925) (1926), bajo el acápite «Los nue-
en el campo», ilustran a plenitud lo que hay de vos». Se cohesionaron como grupo, junto a
más perdurable en el libro: prosistas de calidad, en 1923, el año en que pro-

Untitled-44 294 02/06/2010, 9:33


LA LÍRICA 295

tagonizaron la famosa Protesta de los Trece con- parnasiana que conforma las lecturas predilec-
tra la corrupción del gobierno de Alfredo Zayas. tas del joven artista. Esa preocupación se apre-
En sus reuniones, primero en el hotel Lafayette cia asimismo en los restantes poemas, pero en
y más tarde en el Café Martí, se pronunciaban, ellos ocupan similar jerarquía la nitidez de los
desde posiciones de izquierda, contra la situa- contenidos, las angustias centrales de una con-
ción política imperante y los valores ilegítimos. cepción del mundo que aún no había encontra-
Los textos y las actividades del grupo eran di- do respuesta a sus cada vez más apremiantes
fundidos en diversas publicaciones periódicas cuestionamientos. El desencanto y la frustración
—algunos de sus miembros habían colaborado reaparecen en varias ocasiones como los temas
en Castalia (1920-1921)—, entre ellas Chic esenciales, antecedentes de poemas posteriores
(1917-1927) y Social (primera época: 1916- y de las posiciones asumidas por el propio Mar-
1933), en la que se dieron a conocer práctica- tínez Villena y otros poetas de entonces en sus
mente todas sus actividades. De sus integran- intentos de ruptura con la estética precedente,
tes, el de mayores posibilidades creadoras y vida si bien esos eran elementos caracterizadores del
más intensa, consumida en la lucha revolucio- mejor modernismo cubano, pero en un sentido
naria contra la tiranía de Machado, fue Rubén distinto. En «Peñas arriba», ejemplo de la im-
Martínez Villena (1899-1934), «sin duda uno de pronta romántica en la etapa formativa del jo-
los temperamentos más penetrantes de este pe- ven creador, una de las décimas, entre otras que
ríodo», como lo calificara Vitier.13 Su trayecto- cantan también la decepción y la tristeza frente
ria lírica —recogida póstumamente en un volu- a la amarga y frustrante realidad, clama por la
men: La pupila insomne (1936)— ha sido posibilidad de realización personal como por una
dividida en tres etapas por José Antonio necesidad de primer orden, sin cuya satisfacción
Portuondo: 1917-1922, 1923-1927 y 1928-1934. la vida carecería de sentido, estrofa cargada de
En la primera son ostensibles dos influencias angustia y de una concepción ingenuamente
decisivas, las dos fuentes nutricias en las que se metafísica realmente insustancial en la integra-
fue integrando la sensibilidad del joven poeta: el ción del pensamiento del poeta. Esos versos di-
modernismo refinado y de un cuidado precio- fieren notoriamente, por el impulso auténtico
sista, de sabor parnasiano, y el romanticismo de que rige la búsqueda, de los que dejaron Boti y
tono menor, despojado de grandilocuencia y de Poveda en ese mismo tono de hastío y decep-
efusiones incontroladas; no obstante, al final de ción, como es el caso, entre otros, de «La no-
la etapa, hacia 1922, escribió algunas páginas en ria», del autor de Arabescos mentales. La décima
consonancia con los reclamos de las nuevas pre- de Martínez Villena dice:
ocupaciones que poco después definirían a los
más combativos poetas del momento. El con- Porque mi ser necesita,
junto de textos conservados de los años 1917- para seguir su camino,
1922 revela la existencia de varios temas y de algún cambio en el destino
una obsesión fundamental: el encuentro del poe- bajo el que llora y se agita.
ta con su propio destino, el hallazgo del sentido Una pasión infinita,
de su vida. Esa temprana inquietud cohesiona algo que acabe mi duelo,
todo su quehacer lírico a lo largo del tiempo y que cumpliendo mi anhelo
desde su primer texto, «Peñas arriba», de 1917. al abatir mi amargura
Pero, además, en esa etapa hay ejemplos de poe- ¡me deje el alma tan pura
sía amorosa despojada de todo cuestionamiento como un pedazo de cielo…!
filosófico o político: «Declaración» (1918), «Ce-
los eternos» (1918), «El rizo rebelde» (1919), Esa necesidad de cambio para alcanzar la
ocasiones en que el trabajo formal abarca real- plenitud de la autodefinición, el centro concep-
mente todo el espacio creador y se constituye tual del texto en su totalidad, surge de una ex-
en testimonio de la fuerte presencia romántica y periencia histórica concreta y apunta hacia la

Untitled-44 295 02/06/2010, 9:33


296 ETAPA 1923-1958

integración de un humanismo revolucionario paradigmas de la poética de la transición: «Pre-


que habría de conducir al poeta por la senda de sagio de la burla final», «Homenaje al monosíla-
la lucha política, radicalizada con el decursar de bo ilustre» y «Canción del sainete póstumo».
los años a partir de una concepción marxista del Ironía, juego, cierto tono coloquial, desenfado,
mundo. De 1918 es «Carnaval», en cuyas estrofas temas heterodoxos desde el punto de vista de la
finales se encuentran estos versos: en tanto los tradición lírica inmediatamente anterior dentro
pobres se mueren de hambre…,/ en tanto los tris- del ámbito del idioma, son los rasgos que defi-
tes se mueren de pena…, de obvio ascendiente nen estas entregas, naturalmente desplazadas a
romántico, pero al mismo tiempo signos de una la segunda etapa en su función de puente en la
conciencia social en plena formación, como vie- evolución lírica del autor. Están orgánicamente
nen a confirmar los poemas de tema patriótico fusionados estos textos, como una consecuen-
de esta etapa: «El rescate de Sanguily» (1919), cia lógica, con algunos de los precedentes, en
«19 de mayo» (1919), «Simbolismo» (1919), «27 los que asoma el cuestionamiento de sí mismo
de noviembre» (1919), «Ignacio Agramonte» en sus relaciones con el entorno político-social.
(1920), «Jimaguayú» (1920), «Máximo Gómez» «Canción del sainete póstumo» es uno de los
(1920), «24 de febrero» (1922), exaltación de un representantes cabales de la tendencia prosista
pasado heroico y, de modo implícito, de la ac- que entonces se levantaba frente a la insuficien-
ción que puede llegar a conformar un destino. te esbeltez modernista y los valores insus-
Las páginas que de alguna manera recogen los tanciales de una ética convencional y del poder
conflictos del creador con sus circunstancias vie- establecido, actitud de rebeldía implícita que tie-
nen a expresar una ontología de carácter inma- ne como sustrato la necesidad de la auto-
nentista, una ontología historicista que poco a definición, el sentido de la vida en la dirección
poco se despoja de la actitud contemplativa y historicista ya apuntada. En 1923 aparecen nu-
gana en dinamismo y lucidez política, hasta que merosos poemas importantes de Martínez
finalmente se transforma en entrega total a la Villena, representativos unos de esa ironía sen-
causa de la verdadera independencia nacional. El timental y prosaísta que singulariza el texto aca-
preciosismo formal tiene en Martínez Villena — bado de citar, y exponentes otros de su acendra-
y en general en los restantes miembros del gru- do formalismo y su extraordinaria preocupación
po renovador— las intenciones que la crítica ha por el trabajo artístico, entre éstos el magistral
señalado al modernismo en tanto concepción del «Insuficiencia de la escala y el iris», de ricas
hecho artístico: crear la belleza que la realidad implicaciones conceptuales. Ejemplo de la bús-
político-social ha enturbiado con sus relaciones queda del destino histórico es «El gigante»
mercantiles y, en el plano ético, con las injusti- (1923), replanteo de su papel de hombre en su
cias y la práctica consuetudinaria del desprecio circunstancia, un texto de resonancia martiana.
del arte. A esas pretensiones responden los es- El comienzo del poema es definidor: ¿Y qué
meros y desvelos del poeta por la musicalidad hago yo aquí donde no hay nada / grande que ha-
de sus versos, el cultivo del soneto y los poemas cer? En los versos sucesivos se establece un con-
de tema amoroso o de suave melancolía, como trapunto entre el Misterio y el yo aparentemen-
«Psiquis» (1919) e «Ironía» (1919), y aquellos te inepto en su pequeñez, entre las fuerzas del
de evidente filiación postmodernista, los cuatro Mal y las potencialidades del individuo estimu-
sonetos que integran «Sinfonía urbana» («Cres- ladas por el reto de las entidades superiores. Se
cendo matinal», «Andante meridiano», «Allegro trata, en realidad, de una ruptura radical con dos
vespertino» y «Morendo nocturno», todos de elementos consustanciales de la tradición histó-
1921), con ciertas notas de dolor por el desam- rico-cultural del propio poeta: la actitud
paro y el sufrimiento del hombre. contemplativa o egotista, típica del romanticis-
Hacia 1922 escribe Martínez Villena tres poe- mo, y la inercia característica de la vida política
mas que están ya más cerca de la vanguardia que nacional desde la fundación de la República, en
del modernismo y que constituyen verdaderos especial en los sectores intelectuales, una pasi-

Untitled-44 296 02/06/2010, 9:33


LA LÍRICA 297

vidad coherente con los postulados de la estéti- El espectro visible tiene siete colores,
ca modernista. Sin embargo, esa concepción di- la escala natural tiene siete sonidos:
námica del hombre en su relación con el aconte- puedes trenzarlos todos en diversas canciones,
cer identifica a Martínez Villena con el más que tu mayor dolor quedará sin ser dicho.
ortodoxo romanticismo, el de los inicios del mo-
Dominando la escala, dominador del iris,
vimiento, cuando es un canto exaltado a la liber-
callarás en tinieblas la canción imposible.
tad, representado en Cuba por José María
Ha de ser negra y muda. Que a tu verso le falta
Heredia. En el clamor de «El gigante» hay una
voluntad de transformación, expresada en el pla- para expresar la clave de tu angustia secreta,
no formal en un verso libre y espontáneo que una nota, inaudible, de otra octava más alta,
no cuida, como en otros casos, los detalles del un color, de la oscura región ultravioleta.
«buen gusto» con el mismo esmero. La búsque-
da de un sentido histórico implica, en este poe- A esta segunda etapa en la evolución lírica de
ma, el replanteo de toda una concepción del Martínez Villena, representada en lo esencial por
mundo y, por ende, de la poesía. «El gigante», el soneto que acaba de leerse y
De modo paralelo expone el artista la insu- muchos de sus textos en prosa, algunos por su
ficiencia de sus medios expresivos, la incapaci- poética implícita (particularmente «Hermanita
dad esencial de la palabra para significar y de Agustín Acosta», «Enrique Serpa», «Los as-
aprehender la realidad, problemática que tros ilusorios», «Semblanza crítica de Regino
necesariamente hay que interpretar a la luz de Pedroso», «Apunte sobre el ritmo poético. Al
la ausencia de sentido existencial. Se impone margen de un folleto de Regino Boti») y otros,
una nueva estética, así como se impone una rea- porque ponen de manifiesto los ideales trans-
lidad que el hombre debe crear con su partici- formadores y el sentido actuante, de compro-
pación y sus acciones. Se funden así vida y poe- miso social, de la obra de arte, uno de los rasgos
sía y se sustentan los principios de una definidores del período prevanguardista (ese es
renovación de la poesía y, en general, de la cul- el caso específico de los manifiestos y en espe-
tura. «Insuficiencia de la escala y el iris», es- cial de la «Declaración del Grupo Minorista»,
pléndido soneto que enriquece la mejor tradi- documentos claves para conocer los años que
ción de la lírica cubana, es el testimonio Marinello denominó «década crítica»), a esta
inequívoco de la problemática en que se debatía segunda etapa pertenecen otros poemas de di-
Martínez Villena en tanto representante de un versa factura: «La pupila insomne», «Exaltación
momento transicional, período de búsqueda que en negro sostenido mayor», «El enigma de la
entrañaba la necesidad de transformaciones in- amante horrible», «Paz callada», «El campanario
tegrales, una nueva ontología que vendría a ser del silencio», «Mensaje lírico civil» (todos de
la antítesis de los posteriores postulados del 1923), «Capricho en tono menor» (1924), «La
existencialismo de la posguerra y que podría medalla del soneto clásico»(1925), «Defensa del
sintetizarse en la concepción del hombre como miocardio inocente» (1925), muchos trabajados
ser-para-la-acción. Martínez Villena ejemplifica, dentro de concepciones modernistas por el tema
acaso como nadie, si bien desde su momento, y los recursos formales empleados, otros en la
las inquietudes prevanguardistas, en especial el línea prosaísta y de denuncia («Mensaje lírico
anhelo de cambio. Este soneto es suficientemen- civil» y «Defensa del miocardio inocente»), va-
te explícito en su meridiana limpidez y en la riantes que vienen a subrayar, en su alternancia
maestría de su factura: y significación intrínseca, el carácter dual de la
poética del momento, su valor transicional des-
La luz es música en la garganta de la alondra; de criterios ya insuficientes (el centro concep-
mas tu voz ha de hacerse de la misma tiniebla; tual de «Insuficiencia de la escala y el iris») y en
el sabio ruiseñor descompone la sombra busca de más ricas posibilidades de intelección
y la traduce al iris sonoro de su endecha. de la realidad, en ese lustro (1923-1927) sólo

Untitled-44 297 02/06/2010, 9:33


298 ETAPA 1923-1958

esbozadas en un cuestionamiento ontológico (un factor decisivo en la conformación de la


(«El gigante») y en la desestructuración de te- poética de este grupo transicional de la poesía
mas y recursos tradicionales («Mensaje lírico cubana), Tallet se mueve dentro de los hallazgos
civil»), estadío anterior a la creación vanguar- del prosaísmo postmodernista, caracterizado por
dista, especialmente a sus derivaciones puristas, el «redescubrimiento de la realidad cotidiana,
social y negrista. inmanente al poeta: el barrio, la aldea, el pueblo
En la última etapa de su evolución lírica es- de provincia».17 La ironía, entre otros elemen-
cribió muy poco Martínez Villena, apenas unos tos, constituye un rasgo tipificador del paso del
cuantos textos: «A Teté Casuso» (1928), «A una postmodernismo hacia más avanzadas posicio-
cubana» (1929), «Mensaje prenupcial anticató- nes, pues trae en sí una nueva mirada a la reali-
lico» (1930), «Grito» (1933) y quizás «9,965» y dad, el comienzo de una ruptura que más tarde
«Parodia vanguardista» (ambos sin fecha cono- tendrá una mayor profundidad tanto en la
cida). Esos son los años (1928-1934) de mayor estructuración del poema como en el replanteo
entrega a la causa revolucionaria, el sentido de de las posibilidades de intelección de la cultura
su vida a cuya ausencia cantó en varias ocasio- y, en general, de los hechos del acontecer. En la
nes y que lo decidió, finalmente, a abandonar el obra de Tallet hay un cuestionamiento de los
cultivo de la poesía, de la que en carta a Jorge valores éticos y estéticos tradicionales y la bús-
Mañach dijera, como dura respuesta: «Yo des- queda de otros códigos y de otro diálogo del
trozo mis versos, los desprecio, los regalo, los poeta con su entorno. En primer lugar se desta-
olvido: me interesan tanto como a la mayor par- ca el carácter confesional de estos poemas, la
te de nuestros escritores interesa la justicia so- vuelta hacia sí mismo, el recuento de la propia
cial.»14 No se incorporó Martínez Villena a las vida, una actitud esencialmente crítica por lo que
nuevas corrientes estéticas que a partir de 1927 tiene de hastío, burla, desenfado, juego irónico.
dieron libros significativos y enriquecieron la Pocos son los poemas en los que no aparece una
historia literaria nacional, pues su vida estaba alusión al yo, un ego desacralizado por la histo-
comprometida con la acción. ria y visto en medio de su abrumadora cotidia-
Representa, no obstante, el período de tran- nidad, desesperanzado y escéptico. Así mirada
sición del postmodernismo a la vanguardia tan- la propia individualidad dice «Confesión
to en sus versos como en su conducta política, treinteña», un texto de suma importancia para
expresiones de los nuevos ideales o concepcio- comprender la concepción del mundo en la que
nes artísticas que habían sido de hecho procla- se sustenta este libro y, en general, la época en
madas en la Protesta de los Trece, en 1923. que se escribió:
Amigo entrañable de Martínez Villena y co-
partícipe en el intento renovador, José Zacarías Yo solamente soy un pobre diablo
Tallet (1893-1989) es autor de una obra poética que vive su existencia con el perenne afán
también escasa y significativa, recogida en un li- (legítimo y humano, desde luego)
bro: La semilla estéril, testimonio esencial de su de mantener
momento que el autor dio a conocer en volu- siempre encendido su farol;
men de 1951. El crítico Guillermo Rodríguez y cuantas cosas escribo o hablo
Rivera considera a Tallet como un representan- van
te del prosaísmo, «sin lugar a dudas mucho más (jugar con fuego)
audaz y renovador que el típico prosaísmo encaminadas a obtener
postmodernista»,15 y después aclara: «pero una que se confunda con el sol.
visión profunda […] de su poesía nos obliga a
situarla, con mayor propiedad, dentro del mar- Los poemas de mayor resonancia («Elegía di-
co del prevanguardismo».16 En efecto, marcado ferente», «Mi coraza», «Poema de la vida coti-
por la impronta rubendariana y atento a la pro- diana», «Tristitia caducitatis», «¿Quién sabe?»,
blemática de su circunstancia histórica concreta «La balada del pan», «Arte poética», «El equili-

Untitled-44 298 02/06/2010, 9:33


LA LÍRICA 299

brista», «Proclama», «El poema de la ciudad En ese realismo inmanentista hay además una
letárgica», «En el banco de la paciencia», «Yo pretensión totalizadora, como se observa en
poeta», «La rumba», «Negro ripiera», «Tarde o «Poética», donde se integran, como haría más
temprano», entre otros) proponen un replanteo tarde la vanguardia, pero en Tallet con una carga
de las relaciones poeta-acontecer, poesía-histo- de ironía fundamental, múltiples fragmentos y
ria, una reconsideración que trae implícito el zonas de la realidad hasta esos instantes incon-
desgarramiento y el agónico diálogo del creador cebibles para la sensibilidad modernista orto-
consigo mismo. Son años de decadencia política doxa.
y espiritual y al mismo tiempo del resurgir de La enumeración de la segunda mitad del poe-
nuevas fuerzas creadoras, puestas de manifiesto ma integra un cosmos virtualmente ignorado por
en los temas y la manera de decir y en la toma de la poesía y que años más tarde, entre los jóvenes
conciencia de los intelectuales frente a la degra- que comienzan a escribir en Cuba a mediados
dación, el entreguismo y el latrocinio de los go- de la década del 60, e incluso en algunos libros
bernantes. En Tallet la poesía expresa, acaso con aparecidos entre 1959 y 1966 de poetas que ya
mayor fuerza y persistencia que en los restantes habían publicado en el decenio anterior, se
miembros del grupo minorista, el conflicto ra- revitaliza como posibilidad de aprehensión de
dical de su momento histórico. Es la suya una un universo prácticamente ilimitado, en momen-
obra auténticamente transicional, de denuncia, tos de efervescencia revolucionaria, un contex-
en especial por la apertura que significó en la to similar al de los años en que se escribe esta
búsqueda y los hallazgos de la inmediatez, un página de La semilla estéril. La repercusión y tras-
nuevo realismo a partir de cánones estéticos cendencia de la poética de Tallet subrayan su
modernistas. La semilla estéril es, pues, la más apertura hacia el futuro, la antítesis del pesimis-
coherente y orgánica propuesta de una poética mo y el hastío que abruman al poeta y dan la
de la modernidad en los años en que ya habían tónica de su quehacer. Véase la denuncia en «Pro-
agotado los recursos expresivos de las décadas clama», un ejemplo de libertad expresiva que está
precedentes y no había cobrado cuerpo el rena- a las puertas de la vanguardia y en cierto sentido
cimiento de la lírica cubana desde criterios re- la representa mejor que las escasas muestras que
novados. En la manera de acercarse a la reali- la crítica reconoce como vanguardistas dentro
dad y en el reflejo artístico que alcanza Tallet del pobre panorama del movimiento en Cuba.
hay denuncia y advertencia, develamiento y pro- Estos fragmentos ilustran las virtudes de la poe-
puesta. El hastío, la desesperanza y el desen- sía de Tallet y recogen, en lo esencial, sus in-
canto se conjugan con una extraordinaria vita- quietudes y propuestas:
lidad y una sedienta fruición, elementos
constitutivos del coloquialismo de estas pági- Gente mezquina y triste,
nas. En el centro de esta poética, en su fuente que al par sabéis de las rebeldías vergonzantes
nutricia, está la asunción de la realidad tal cual e incógnitas
es y, por contraste, la propuesta de lo que de- y de las renunciaciones cobardes y heroicas,
bería ser, una ética de la esperanza que trasluce escuchad la voz de uno que habla por vosotras.
como un elemento vitalizador de primera im-
portancia. De hecho, esa mirada a la cotidia- Yo soy el poeta de una casta que se extingue,
nidad y al vacío de la existencia implica la ex- que lanza sus estertores últimos ahogada por el
hortación a transformarla y enriquecerla. En el imperativo de la historia;
plano formal, Tallet muestra una variedad sin- de una casta de hombres pequeños, inconformes
gular, ya esbozada en sus alcances por Rodríguez y escépticos,
Rivera, en la que puede apreciarse asimismo una de los cómodos filósofos de «en la duda, abstente»,
voluntad renovadora que se integra al plano con- que presienten el alba tras las negruras de
ceptual para fusionarse en un todo orgánico en la noche,
tanto poesía nueva. pero les falta la fe para velar hasta el confín de

Untitled-44 299 02/06/2010, 9:33


300 ETAPA 1923-1958

la noche. te a la cultura y las circunstancias históricas—


(¿No oís el trueno sordo de la impotencia son de una raigal cubanía en tanto testimonio
nuestra?) de su contexto y de toda una manera de ser. En
esa búsqueda de la autenticidad que una y otra
Soy uno de los últimos que dicen, vez se encuentra en estos poemas, de una since-
trágicamente, «yo», ridad sin equívocos que llega a la desvirtuali-
convencido a la vez de que el santo zación del tradicional yo romántico hasta poner
y seña de mañana tiene que ser «nosotros». al desnudo un ego sin artificiosos ropajes, en ese
Yo soy el que en su día y en su medio realismo que penetra en zonas inexploradas de
rompió con fiera alacridad moldes arcaicos; la cotidianidad y entrega a los lectores un ser en
al que los hierofantes tropicales ultranuevos, su agónico batallar contra las fuerzas de la his-
a la sazón, de sibilino, desdeñosamente tildaron, toria y del diario vivir, hay que leer necesaria-
cuando el anarquismo de las imágenes aún mente un intento de rescate de las esencias na-
no había cruzado el charco, cionales. En esa dirección y con similar actitud
arribando a las playas criollas indagadora escribe Tallet dos poemas negristas:
por la vía de los ajenos maestros consagrados. «La rumba» (1928) y «Negro ripiera», antece-
[…] dentes de una de las líneas derivadas de la van-
Soy de la estirpe de los hombres puentes; guardia en Cuba en su modalidad exteriorista.
y justifico la obsesión del ayer, que me retiene En esas páginas, de absoluta coherencia en Tallet,
preso, halla cauce idóneo la poética de la integración a
con la preocupación, pueril y remota, la que se aludió hace poco en estas reflexiones.
del pasado mañana, que a nadie le importa; La captación de tipos y situaciones populares
soy capaz del absurdo de todos los oscuros alcanza en estos dos ejemplos una significación
sacrificios, social de primera importancia y, al mismo tiem-
sin la convicción del profeta, del apóstol o de po, una significación artística en tanto experien-
sus discípulos. cia literaria concreta. El corpus lírico de Tallet se
Quise en mi tiempo romper unos cuantos constituye, por lo que queda dicho, en paradig-
eslabones, ma de la etapa de transición en que fue creado,
y me expresé en mi tiempo con palabras pues anticipó, en su prosaísmo fecundo, la con-
distintas, ciencia de la modernidad.
y fui precursor en mi tiempo de lo que era La obra poética de María Villar Buceta (1899-
diferente y contrario de ayer. 1977) es, como las de Martínez Villena y Tallet,
[…] representativa de su momento, los años 1916-
Yo he cantado las congojas del hombre que no 1925, si bien más tarde continuó escribiendo
puede ser de mañana poesía y prosa hasta su muerte, como Tallet.18
y no quiere seguir siendo de ayer: Su libro Unanimismo, publicado en 1927, tie-
angustias que a nadie interesan, mas que ne elementos comunes con sus dos coetáneos,
experimentan en especial el carácter de tránsito hacia una es-
cuantos, como yo, no son de mañana ni de ayer, tética vanguardista, menos evidente en su caso.
y que están retratados en mis cantos, La soledad y una suave ironía definen estos ver-
con sus debilidades, sus dudas, sus anhelos sos que, surgidos del modernismo, van ponien-
y los frenos que no saben o no se atreven a romper. do de manifiesto la frustración y la amargura,
[…] signos del acontecer de la realidad histórica
nacional. Cierta religiosidad y el apego a for-
La burla, el desencanto, el juego irónico, el mas y ritmos modernistas ejemplifican su filia-
estilo desenfadado y roto, el hallazgo de la ción rubendariana, en tanto que el hastío y la
cotidianidad como fuente de la poesía —rasgos reclusión en una intimidad lacerada, pero refu-
que de un modo u otro expresan una actitud fren- gio contra una intemperie hostil, expresan un

Untitled-44 300 02/06/2010, 9:33


LA LÍRICA 301

callado clamor por una plenitud inapresable, Mas… he aquí que un buen día me doy
búsqueda que habría de llevarla a luchar contra cuenta de que vivo en las tinieblas y quiero
Machado. Sus vínculos con la estética prece- salir de ellas, a toda costa. Un megalóma-
dente se observan en la primera parte del libro: no anhelo de «figurar» invade y turba la
«Unanimismo», «Poemas de esperanza», «Nos- inacción de mis células cerebrales. En mi
talgia», «Vuelo retrospectivo», «Crepúsculo en espíritu enfermo de oscuridad bulle la ob-
otoño», «La ascensión», «La hora de los cre- sesión de una aurora que lo reivindique: ya
púsculos», «Compensación», entre otros no no se resigna a ser un factor negativo en la
menos cargados de emotividad y de una percep- sociedad. Y el ente-nulidad se convierte en
ción del paisaje y de los anhelos espirituales al el ente-iniciativa. […]
modo modernista-romántico de la sensibilidad
predominante en los decenios 1900-1920. La nota Siempre dentro de un lirismo al que no re-
diferenciadora está en «Hermetismo», en nuncia definitivamente, la poesía de Villar Buceta
«¿…?», en «Sinceridad», en «Fuerza», en «Mo- hace suyo el conflicto esencial de sus días en esa
mento». Vitier ha caracterizado así la poesía de sinceridad con que se mira a sí misma y se sitúa
Villar Buceta: ente los otros, reconocimiento al mismo tiem-
po de su exclusivo yo, como se ve en «Sinceri-
Dentro de este grupo, […] representa la dad». De nuevo reaparece el batallar de la poesía
actitud más ensimismada y la mayor con- con las circunstancias frustrantes de un momen-
centración expresiva, todo ello a través de to de crisis, y retorna en los términos caracte-
un fino y escéptico sentido del humor. […] rísticos de entonces: el yo que quiere ser noso-
Poesía, puede añadirse, centrada en el ca- tros de que hablaba Tallet.
rácter antes que en el sentimiento y domi- La breve y refinada obra poética de Juan
nada por un introspectivo temple estoico Marinello (1899-1977) abarca los años 1917-
—desolación, ironía, resistencia— que en 1930 y consta de un libro: Liberación (1927), y
sus últimos poemas alcanza una dimensión de varios poemas dados a conocer en revistas de
más entrañable y trascendente, con vigor y la época. Por semejantes razones a las que deci-
sobriedad ejemplares.19 dieron a Martínez Villena a dejar la poesía,
Marinello no vuelve a escribir poemas hasta des-
Acaso donde más evidente sea el anhelo de pués del triunfo de la Revolución en 1959, y en-
transformación en esta poetisa es en el «Auto- tonces lo hace sólo de manera ocasional: su en-
rretrato» que puso delante de los poemas de trega a la lucha política y el cultivo del ensayo
Unanimismo, muy cercano en su tono y en sus —otra expresión de su decidida actitud belige-
preocupaciones al Martínez Villena de los tex- rante contra la injusticia— son los caminos por
tos confesionales, similitud que se encuentra los que habrá de transitar su obra con posterio-
también en estos versos de «Fuerza», antitéticos ridad a 1930. En su evolución lírica se aprecia el
de su famoso ¡En casa todos vamos a morir de paso de las posiciones modernista («Todas las
silencio! («Hermetismo») y en el fondo identi- mañanas», 1922) y romántica («Paz», 1917) ha-
ficados en relación causa-efecto: cia la renovación de la vanguardia, en su caso
dentro de la línea purista («Flecha, metal», 1929).
Yo siento que en mi alma hay algo En los textos anteriores a 1927 hay algunos de
de la gran fuerza primitiva. singular estatura por el manejo de los recursos
Ella no está contaminada formales y por la problemática expuesta, como
por el morbo de las ficticias sucede con «Yo soy como esos árboles» (1923),
civilizaciones actuales, testimonio de un conflicto íntimo entre el he-
y anda desnuda… […] donismo de corte sensualista y un ascetismo que
el poeta denomina ancestral. En esa pugna entre
El autorretrato dice así, con entera claridad: las fuerzas opuestas puede verse el reflejo de una

Untitled-44 301 02/06/2010, 9:33


302 ETAPA 1923-1958

problemática ontológica en el contexto de la rea- y de Nada («Anochecer en la montaña») y que


lidad política del país en ese año, el de la protes- lo encamina por los senderos de la poesía pura
ta contra el gobierno corrupto de Zayas. De ese («Flecha, metal»), está recogida en un poema de
momento es también «Final», evidentemente implicaciones filosóficas y, por ende, políticas:
influido por «Canción del sainete póstumo», una «Yo sé que ha de llegar un día»:
página en la que la muerte propia asume de nue-
vo el drama de la frustración del individuo. Así, Yo sé que ha de llegar un día
en esas primeras muestras, Marinello se revela claro como ninguno,
como heredero y representante de una concep- y que la antigua alegría
ción del mundo en la que el yo intenta redimirse vivirá de nuevo a su conjuro.
de su circunstancia, de la que se siente hastiado; Yo sé que ha de llegar un día.
se vuelve entonces hacia sí mismo en actitud
Yo sé que esta tristeza,
contemplativa para meditar en su propia
sin causa y sin objeto
desdicha.
—que es como un don divino—,
Liberación tiene en su centro «el enfrenta-
se alejará en secreto,
miento de dos actitudes ante la vida: la partici-
igualmente que vino.
pación o la renuncia», afirma Emilio de Armas,20
un cuestionamiento que sitúa a Marinello en dos Yo sé que en una tarde
realidades históricas y estilísticas en tanto dra- que tendrá una tristeza insuperable,
ma íntimo. Más adelante aclara el crítico que este se hará el milagro, y al llegar el día,
poemario es «una sucesión de textos en dialécti- renacerá mi claridad interna,
ca confrontación» y que está dotado «de una di- ¡la claridad tan mía!
námica interna que […] es la más convincente
Yo sé que será tarde
prueba de su autenticidad literaria y vital».21 Te-
para amar y reír.
mas y subtemas se entrelazan y fecundan: ansias
Yo sé que el corazón, al deslumbrarse
y clamor de alturas y cumbres («Ya no sentía la
con la nueva alegría,
tarde»), el amor como redención («Cuando es-
añorará su antigua tristeza inexpresable.
tas aguas se serenen»), soledad para llegar a la
Nada («Anochecer en la montaña»), el sosiego Yo sé que será tarde,
del espíritu en medio de las dubitaciones y la mas espero ese día.
indecisión («Renunciación»), una y otra vez
reformulándose de diferentes maneras en distin- Desde lo inexplicable hacia la visión interior
tos textos. La liberación del título no es, como es el trayecto que espera recorrer Marinello. Sus
bien aclara Emilio de Armas, de sentido metafí- últimos años creadores dentro de la poesía de
sico, sino autodefinidora, una ontología inma- entonces van clarificando las preocupaciones en
nentista de sesgo similar a la que sustenta las la dirección de la tendencia purista («Palabras»,
obras de Martínez Villena y de Tallet, si bien en 1928; «Flecha, metal», 1929; «Paréntesis», 1929;
Marinello expresada dentro de la tendencia inti- «Del nuevo mar», 1929; «Vuelta», 1930), un diá-
mista en la que se inscribe el libro. Las vivencias logo del creador con las palabras, además de las
del poeta, por esa fecha todas del orden de la resonancias de su propio pasado. Ahí está la fuer-
vida espiritual, se encaminan hacia un porvenir za transicional de esta obra poética, en ese
indescifrado, pero cierto, el destino que tan afa- desembarazamiento de la tradición y la apertura
nosamente buscaba en su poesía Martínez Villena a una nueva concepción del fenómeno de la poe-
y que se siente actuante en la sed de grandeza sía, que dio acabado fruto en Ballagas y en Florit,
desinteresada de dos poemas de Liberación: «Ya deudores de este lirismo siempre decantado. No
no sentía la tarde» y «Y esta eterna nostalgia». hay en Marinello prosaísmo ni desenfado, pero
Esa conciencia de la claridad renacida, que venía sí el desasosiego de su momento histórico, re-
preparándose en el poeta en su anhelo de alturas suelto más tarde en la prosa reflexiva y en el com-

Untitled-44 302 02/06/2010, 9:33


LA LÍRICA 303

bate político activo. Como poeta de transición relacione con la revuelta estética de la cual éstos
deja ver la parábola de su quehacer como un in- fueran portavoces— se hace ostensible en la poe-
tenso testimonio de la búsqueda de sí mismo, sía cubana a fines de la tercera década del siglo
en cada etapa con mayor nitidez hasta que final- XX. Para evaluar el significado de tal conmoción
mente se disuelven en una indagación en la rea- entre los poetas cubanos es necesario deslindar
lidad histórica concreta. tres aspectos o facetas dentro del mismo hecho:
En la antología La poesía moderna en Cuba su aspecto teórico-conceptual, que implica cues-
(1882-1925) (1926), ya mencionada, en la mis- tiones estéticas de fondo; su costado puramente
ma sección «Los nuevos», aparecen otros nom- formal, relativo a los procedimientos artísticos,
bres que pertenecen a estos años de transición: y su aspecto ideológico, en Cuba muy especial-
Ramón Rubiera (Los astros ilusorios, 1925); En- mente ligado a lo político.
rique Serpa (La miel de las horas, 1925); Rafael En lo referente al aspecto teórico-conceptual,
Esténger (Los énfasis antiguos, 1924); Andrés la vanguardia vino a propiciar una renovación que
Núñez Olano (sin libro publicado); Eduardo ya desde la segunda década del siglo se plantea-
Avilés Ramírez (sin libro publicado), de orien- ba como algo trascendental para la evolución
taciones y propuestas diversas, formados en el ulterior de nuestra lírica. Tal actitud suponía un
modernismo. No puede decirse que sus obras cambio sustancial en la manera de concebir el
posean la importancia y la significación que tie- diálogo creador-mundo en torno y, asimismo,
nen los cuatro libros que acaban de analizarse, y un cuestionamiento de la actitud observada has-
ni siquiera puede asegurarse que representen los ta ese momento ante la tradición; todo ello lle-
reclamos de una nueva sensibilidad. Por el mo- vaba al replanteo de las funciones y aun del pro-
mento en que escriben y la búsqueda que empren- pio concepto de poesía. En tales inquietudes se
den algunos en el plano formal podría conside- hallaba el fermento de las que poco más tarde
rárseles como un puente entre el modernismo y serían líneas derivadas de la vanguardia —puris-
la poesía purista; tal es el caso de Rubiera y de mo, poesía social, poesía negrista—, en el fondo
Núñez Olano, por ejemplo, herederos del de las cuales es posible encontrar los postulados
parnasianismo y del simbolismo francés. Otros cardinales de aquéllas.
siguen (Serpa el de más fuerza) la línea que fruc- Respecto a lo formal —reflejo de las preocu-
tifica en Hermanita, de Acosta, cuyo origen está paciones teóricas—, la poesía vanguardista cu-
en el romanticismo finisecular. Con estos poetas bana no llegó a las intensas búsquedas propias
que tampoco continuaron escribiendo después, de ésta en Europa e incluso en algunos países
se conforma un panorama de época rico en lo- latinoamericanos. Los que en rigor pueden con-
gros y en planteamientos, aunque muchos de los siderarse como textos vanguardistas asimilaron
textos no tengan notables aciertos formales y no ciertos procedimientos, específicamente aque-
hayan trascendido su propia circunstancia litera- llos en los cuales se expresaba la «libertad» pos-
ria. Esos son años fecundos en la medida en que tulada por sus teóricos. Fue, en resumen, lo más
sus representantes mayores fusionaron poesía y exterior del movimiento lo que alcanzó a incor-
compromiso social, acción y creación, en virtud porar esta poesía en Cuba; prueba de ello es su
de renovadores conceptos del acontecer. [E. S.] escasa, casi nula, experimentación en el campo
de lo tropológico. Lo dicho anteriormente no
resulta extraño si se considera el retraso con que
2.2.3 La vanguardia. Navarro Luna, Pita tales ideas llegaron a la Isla: poco podía hacerse
Rodríguez, Boti en 1927 cuando el ultraísmo argentino y el
estridentismo mexicano se hallaban ya en fran-
El auge del fenómeno artístico conocido como ca retirada por esta misma fecha y el creacio-
vanguardia —denominación aplicada en un sen- nismo de Vicente Huidobro daba de qué hablar
tido estrecho a los llamados «ismos» europeos en los círculos intelectuales europeos y ameri-
y, de manera más abarcadora, a todo cuanto se canos desde 1916.

Untitled-44 303 02/06/2010, 9:33


304 ETAPA 1923-1958

La explicación más válida para esta pobre so contrapunto entre estructura y sustrato con-
«acometividad» formal de la poesía vanguardis- ceptual latente en el poemario.23
ta cubana se refiere, no obstante, al tercer as- Aunque la división en dos secciones: «Surco
pecto del problema: el político-ideológico. Lle- sediento» y «Surco encendido», pudiera hacer
gados a Cuba en un momento de intensa crisis pensar en un deslinde por parte del autor —te-
social, los postulados de la vanguardia fueron, mático, estructural, de perspectiva o punto de
como ha dicho Roberto Fernández Retamar, la vista del sujeto poético—, no hay apreciable di-
concomitante artística de una imperiosa necesi- ferencia entre ellas; la mayoría de los poemas
dad de cambio histórico, la expresión estética participan del mismo tono solemne, evidencian
de un estado de rebeldía política y, en gran me- similar afán de indagación ético-filosófica y lle-
dida, una vía de salida a tal inquietud. Luego, las gan incluso a mostrar un interés por introducirse
formas asumidas bastaban para dinamitar el am- en ámbitos oscuros, desconocidos de la realidad,
biente poético nacional, en lo estrictamente es- lo que acusa cierta tendencia especulativo-me-
tético, y para dar impulso a una nueva poesía li- tafísica, asumida, con toda certeza, en sus lectu-
bre ya del lastre de una retórica decadente e ras de juventud, en su formación intelectual
incorporada, por fin, a la dinámica del acontecer autodidacta y anárquica. Sirva de ejemplo su
literario universal, mientras, en otro sentido, se poema «El fantasma» (1928):
hacía eco y partícipe de la efervescencia política
del momento. ¡Mira como traes la ropa…!
Las condiciones sociohistóricas que posibili- —«Vengo de los osarios»
taron la asunción de los postulados estéticos ¡Mira como traes los ojos…!
vanguardistas serían por otra parte determinan- —«Vivo entre los gusanos».
tes en el carácter provisorio de la vanguardia Puso, ligeramente, su cabeza
cubana. El momento, altamente significativo en mi hombro. Entró el mar de la noche
para el posterior desarrollo de la lírica nacional, por la ventana abierta
ha de verse, en verdad, como factor desenca- y empapados de sombra
denante de un novedoso y más fértil intercam- quedamos —Si deseas,
bio futuro entre la poesía y el entorno, hecho exclamó, puedo marcharme ahora.
que trasciende su propia existencia, como fenó- ¿No vienes al llamado,
meno cultural, en un lapso determinado. Ello respondí, de mi anhelo…?
explica por qué, a pesar de su impulso renova- —Sí: ¿mas no ves el traje
dor, los creadores cubanos no alcanzaron a pro- con que cubro mi cuerpo…?
ducir libros orgánicamente integrados y cuyas
páginas fueran representativas de la nueva sen- Tales preocupaciones se hallan en contradic-
sibilidad, con excepción de Regino Boti y Ma- ción con la exultante vitalidad de la vanguardia,
nuel Navarro Luna, autor este último de Surco que proclamó su gusto por la velocidad, la má-
(1928), el único poemario que, a juicio de la crí- quina y las maravillas tecnológicas, y cuyos pre-
tica,22 reúne las características para ser conside- supuestos ideoestéticos excluían, en un primer
rado como exponente de la vanguardia poética instante,24 la búsqueda, con pretensiones éticas,
nacional. en los misterios y complejidades del comporta-
Sin embargo, en Surco se hace visible una dua- miento humano. De ese modo, muchos de los
lidad, resultante del esfuerzo por acomodar a los textos incluidos en Surco pueden parecer incon-
procedimientos literarios de última hora un uni- gruentes con el espíritu vanguardista —«El aho-
verso ideotemático todavía muy apegado a las gado», «El loco», «La llama», «Esqueletos», «El
inquietudes filosóficas propias de la poesía cul- fantasma», «Gusano», entre otros—, pues en
tivada en las dos primeras décadas del siglo. La ellos la intención reflexiva del autor supera el
muy cercana presencia de los elementos forma- propósito de verificar cambios formales y temá-
tivos de su labor creadora inicial explica ese ten- ticos significativos.25

Untitled-44 304 02/06/2010, 9:33


LA LÍRICA 305

El elemento conceptual de los poemas se aso- siglo. Se trata del trasfondo social presente en la
cia a una manera de expresar que se apoya con actitud humanista de poemas como «Surco», «El
frecuencia en lo simbólico; ello conduce a un pueblo», «La nube», «La caverna», «El apóstol»
discurso donde abundan las impresiones difu- y «El grito», cuyos respectivos planteamientos
sas, abstractas, que difieren del rejuego imagi- temáticos traslucen conflictos humanos de sig-
nativo y la capacidad relacionadora vanguardis- nificación universal. Es preciso anotar, sin em-
ta. El tono solemne, a ratos tremendista —véase bargo, que varios de ellos se encuentran aún muy
«Gusano»—, y el afán reflexivo, contrastan con permeados por el escepticismo heredado por el
la tímida incursión en las audacias formales del poeta de sus tempranas lecturas —Novalis,
momento —cierto trabajo con la disposición ti- Maeterlink, Kierkegaard, Unamuno—, de modo
pográfica, algunas imágenes no muy audaces, el que sus reflexiones se inclinan a considerar, con
empleo frecuente de la prosopopeya— que en un velado sentido aleccionador, el choque del
Navarro carecen del sentido lúdicro y el desen- hombre con los rasgos oscuros, destructivos, de
fado afines a la actitud iconoclasta de la vanguar- su propia naturaleza, y muestran ocasionalmen-
dia, de lo cual resulta que Surco es un poemario te una concepción pesimista sobre el papel de
muy cercano aún a la sensibilidad precedente, las masas en la historia, tal y como se aprecia en
un producto a medio camino entre la tradición los poemas «El pueblo» y «El apóstol».
y la novedad literaria, sin que esta última llegue No obstante, el hecho de plantearse como
a incorporarse del todo. motivo poético los vínculos del individuo y las
La causa de esta escisión habría que buscarla, multitudes —y los de éstos con el suceder his-
por una parte, en el carácter transicional del cua- tórico—, sus impulsos, angustias y contradic-
derno y, por otra, en la presencia de una muy ciones, lo coloca en un lugar de avanzada, pues
definida personalidad creadora. Ya en Surco se responde a la nueva manera de concebir el diálo-
hacen evidentes el gusto por determinados go creación artística-sociedad que caracterizó a
procedimientos retóricos y la tendencia a utili- la renovación estética entre los cubanos, como
zar cierto tipo de vocablos y algunos efectos ca- reflejo de la necesidad apremiante de un cambio
racterísticos de su estilo, que superan su vo- sociopolítico en la Isla. Por todo ello resulta ati-
luntad de incorporar las nuevas modalidades nado considerar que lo novedoso del libro, res-
literarias. Así, la creación de atmósferas som- pecto a su obra anterior, no radica solamente en
brías, el uso de palabras cuyo espectro semántico la incorporación de los recursos expresivos
remite a ideas de dolor, oscuridad, muerte, lu- vanguardistas, sino también en la vía que abra a
chas, desgarramiento, misterio; la búsqueda de la poesía de sesgo social a partir de los temas
contrastes por oposición de ideas, a través de desarrollados en él, así como en los signos evi-
elementos dotados de connotación simbólica dentes de un encuentro con su voz definitiva,
como sombra-luz, vida-muerte, destrucción-na- aun cuando el lenguaje y los planteamientos re-
cimiento, silencio-grito, fiebre-frío; el empleo flexivo-filosóficos recuerden todavía su inicia-
de figuras patéticas, responsables del tono exal- ción postmodernista.
tado tan peculiar en Navarro Luna, y el carácter El deseo de volcar ideas progresistas en mol-
enfático de la composición, son aspectos que de- des contemporáneos responde a una inquietud
terminan los rasgos más notables del libro des- epocal, y Navarro Luna le dio forma en un con-
de el punto de vista estilístico, aún por encima junto de poemas; su penúltimo texto: «Estación
de la posible asimilación de los procedimientos terminal», uno de los pocos del libro cuyo con-
vanguardistas. tenido y rasgos configurativos responde con
Pero en el cuaderno de 1928 hay un elemento mayor desenvoltura a la experimentación formal
que lo aproxima mucho más a la nueva concep- vanguardista —el resto son: «El grito», «Mur-
ción de los vínculos entre arte y realidad asumi- ciélago», «Insomnio», «Glaucoma» y «El regre-
da por los cubanos a raíz de los cambios en las so»—, posee un matiz social expreso —no ajeno
ideas estéticas ocurridos en la tercera década del al humor y la ironía— y bien podría considerarse,

Untitled-44 305 02/06/2010, 9:33


306 ETAPA 1923-1958

al menos en lo que respecta al tono sedicente de general cuyos caracteres han sido esbozados en
sus versos, como un antecedente más de «Salu- el panorama sobre la lírica de la etapa. Sin em-
tación fraterna al taller mecánico» de Regino bargo, en ellos se insinúan algunos de los ele-
Pedroso, texto importante dentro de la poesía mentos que en el futuro habrán de singularizar
social cubana: su voz poética: la relativa osadía en la construc-
ción del tropo y el dejo humorístico. A pesar de
«Estación terminal» ello, esos primeros tanteos no tienen, ni en los
temas ni en la manera de tratarlos, sustanciales
Cementerio diferencias respecto a la poesía escrita en ese lap-
Estación terminal so por el resto de los autores vinculados con la
En ella vanguardia.
tomamos En 1929, Pita Rodríguez viaja a París, y su
el pasaje encuentro con el surrealismo, entonces en ple-
de primera no auge, se torna decisivo para su formación; el
o de última clase saldo de esta experiencia será una forma de con-
los nichos son los PULLMAN cebir lo literario en la cual vida y reflejo artísti-
Tienen salones espléndidos co hallan, dentro del ámbito de la imaginación,
departamentos cómodos un punto concurrente donde verificar su diálo-
literas bajas go. Muchos de los temas y asuntos incorporados
y literas altas por el autor en esos años aparecerán luego como
En ellos van una constante en su obra; algo similar sucede con
los ricos sus «modelos» o puntos de referencia literarios
los que pueden —Villon, Blake, Lautréamont, Rimbaud, Höl-
los privilegiados derling, Nerval, Young— y con algunos persona-
Los otros pasajeros jes históricos y artistas cuyas existencias, parti-
viajan siempre en los carros de tercera cularmente azarosas, devendrían símbolos de
o en el de carga determinados anhelos, actitudes y avatares del
que es la fosa hombre, y para quienes, debido a las situaciones
común límite en las cuales vivieron, no existió una fron-
tera precisa entre lo real y lo irreal.
Surco es el primer paso en una línea que Na- Las colaboraciones enviadas por el autor a las
varro Luna no habrá de abandonar en lo sucesi- revistas y periódicos cubanos a partir de esta fe-
vo. No es, enteramente, un libro de madurez, cha muestran una asimilación personal de todo
pero en él ya están los rasgos estilísticos esen- cuanto conoció por esos años. Dos modos de
ciales de su obra posterior. sentir, contiguos en lo tocante a la manera de
Félix Pita Rodríguez (1909) se vincula muy configurar el texto, muestra su obra de enton-
joven al mundo intelectual cubano; ya en 1927 ces: de un lado hay un tipo de composición que,
aparecen poemas suyos en el Suplemento Litera- tras la red tropológica y la elaborada imaginería,
rio del Diario de la Marina, fecha que coincide reserva un fondo sentimental; son poemas don-
con el período de eclosión vanguardista; a partir de el dolor, el desconcierto y el sentimiento de
de entonces y con cierta regularidad, continuará vacío se intuyen, más que comprenderse, por la
colaborando en diversas publicaciones ligadas al connotación de las palabras, como en «Exiliada,
citado movimiento: el propio Suplemento Lite- en reposo» (1931) y «Viaje» (1931).26
rario…, atuei y la Revista de Oriente, entre otras. En otra cuerda se hallan textos donde es po-
Dada su juventud, no tiene, como Navarro sible detectar una nota humorística que se des-
Luna, una obra anterior de inspiración post- plaza entre la ironía y un medio tono sarcástico.
modernista; esos primeros textos, especialmen- Esta peculiaridad en Pita Rodríguez ha sido se-
te los de 1927 y 1928, responden a un patrón ñalada por Roberto Fernández Retamar al des-

Untitled-44 306 02/06/2010, 9:33


LA LÍRICA 307

lindar los rasgos más sobresalientes de la van- ponde a un «estilo» de intercambio con el en-
guardia poética en Cuba.27 Aunque en ésta cons- torno netamente vanguardista y trasunta tres de
tituyó un componente digno de atención, fue sus bases esenciales: el rechazo sentido por el
Félix Pita, entre los poetas vanguardistas, quien creador hacia su circunstancia vital; el profundo
más asiduamente y con mayor nitidez apeló a antagonismo respecto a lo establecido, ordena-
este recurso, con notables aciertos estéticos por do y suscrito por la tradición, y la defensa, a todo
demás; momentos de verdadera calidad son poe- trance, de la libertad expresiva.
mas como «daguerrotipo», donde sustrae el pres- Los textos realizados bajo estos criterios po-
tigio literario de la nostalgia con un gesto de seen una nota característica: la incoherencia, re-
amargura, y «Falsa oda a Salgari», especie de sultante de renunciar al trazo de una línea
homenaje a partir de referencias en su mayoría argumental con un eje discernible. En cambio,
imprecisas pero, por lo mismo, de notable po- el significado y el valor sugestivo de las palabras
der sugestivo: permiten captar lo que no evidencia la organiza-
ción externa del lenguaje; es, pues, una poesía
[…] ¡Ah, tu naufragio! de atmósferas, creadas por lo que los vocablos
Más tiernos que las algas complicadas, sugieren más allá del referente.
entre reverencias cortesanas, mil doce Por lo insólito de sus imágenes, estos poe-
reyes de Abisinia mas se acercan a las formas expresivas del su-
perdieron la vida. rrealismo; además acogen algunas inquietudes y
Quince años después, tópicos conceptuales heredados de la poesía
aún la carne de los salmones sabía a pipas finisecular francesa, en especial la indagación en
y juegos de barajas, la capacidad de la palabra para expresar realida-
como la carne de los corsarios.[…] des por sí misma —fundada en sus valores
fónicos— y las correspondencias entre los dife-
A pesar de que existen en su creación dos sen- rentes tipos de percepción sensorial; estas
sibilidades, en apariencia excluyentes, hay en ella preocupaciones se concentran en los rejuegos
una unidad, dada por la presencia de un criterio sinestésicos de textos como «Falsa oda a Salgari»,
específico al estructurar el cuerpo tropológico e «Formas solo», «Pecera». Otro aspecto de inte-
imaginal del texto. Se trata de lo que Fernández rés para caracterizar esta parte de su obra es el
Retamar ha descrito como «expresión de una empleo tropológico de los calificativos, donde
pura fluencia emocional, cercana al superrealis- alcanza verdaderos logros. Un buen ejemplo de
mo, en el cual no hay el acercamiento de dos ello son estos fragmentos:
realidades, de que da testimonio la metáfora, sino
una nueva y arbitraria organización resultado de […]Tú misma eres tú misma sólo a veces,
soltar las amarras a la razón» 28 y que Juan barco molino invierno donde ruedas
Marinello consideró como representativo del sin indagar motivos del bostezo […]
«disparate puro». Verdaderamente, en Pita Rodrí- […]
guez hay un propósito metaforizador; pero lo Con el patín de agujas golondrinas
asociado en ese acto, más que realidades, son por el sueño fluvial, plata despierta […]
impresiones, evocaciones, sugestiones, referen-
(«No tiene objeto»)
cias de todo tipo, mezcladas, confundidas. La
razón sólo suelta sus amarras en apariencia, pues
[…] Llama viajera por las aguas presa,
hay una lucidez, un dominio del procedimiento
o flor de celuloide nadadora,
y, en justicia, no existe tal disparate sino la con-
ciencia de una multiplicidad dislocada —lo real («Pecera»)
que se fragmenta en múltiples sinsentidos—
cuyo reflejo es esta poesía. La distorsión de lo A pesar de la citada incoherencia, Félix Pita
percibido, al trasmutarlo en hecho artístico, res- conserva un ritmo característico en sus versos,

Untitled-44 307 02/06/2010, 9:33


308 ETAPA 1923-1958

cierta cadencia interna que equilibra y serena el quier tipo de participación afectiva en aras de la
caos de las ideas: objetividad, actitud del poeta que responde, en
cierto modo, a uno de los más significativos pre-
Zodíaco de milagros, los exvotos, supuestos vanguardistas: la necesidad de desen-
con plata de timones y motores, timentalizar el arte para lograr un resultado es-
de eléctricos marinos y pilotos tético perdurable. A partir de esta aproximación
objetiva al universo referencial seleccionado, re-
en jaulas a envidiar por ruiseñores. sulta muy convincente y orgánico el empleo de
Blanca, la Virgen del Retorno Cierto, algunas imágenes y rejuegos tropológicos de la
cristalizada en aserrín de nieve vanguardia; por todo ello, ambos cuadernos al-
conjuga los naufragios con el puerto. canzan, en sentido general, una notable comu-
Arcángel de abanico, sin relieve, nión con los presupuestos formales y concep-
cierra su sueño de fotografía tuales de ésta.
con dedos caramelos de colores Aunque, a los efectos de una periodización
y luz copiada de un calcomanía de su obra, los dos últimos libros de Regino Boti
que copiaba la luz de las Azores […] representan una etapa final en su quehacer —al
menos en lo que respecta a su obra impresa, pues
(«Zodíaco de milagros») no volvió a publicar nada desde entonces—, exis-
ten sensibles diferencias entre el texto de 1929
Esta poesía, dispersa en revistas y periódicos, y el de 1930, que no radican tanto en la forma
prefigura lo que será Corcel de fuego (1948), como en la actitud espiritual del autor ante sus
único libro de versos publicado por este autor circunstancias vitales y aun ante la propia crea-
durante la República, el cual resume y culmina ción literaria. En realidad, Kodak-Ensueño, cu-
su experiencia poética en esta etapa. yas concomitancias estilísticas con El amor y la
A diferencia de Pita Rodríguez, que no inte- montaña (1921) —forma ceñida, despojamiento
gró en libro sus textos vanguardistas, Regino E. retórico, simplificación y limpieza del léxico; en
Boti, cuya evolución poética fue ya tratada en resumen: depuración extrema del lenguaje poé-
este volumen, dio a las prensas dos cuadernos tico— se han señalado ya más de una vez, es una
de estimable calidad y que, aun cuando tradicio- antesala del segundo libro en lo tocante al men-
nalmente no han sido mencionados como ejem- cionado distanciamiento afectivo respecto al
plos representativos de la tendencia, merecen ser entorno —en este caso la naturaleza—, y en el
tenidos en consideración a la hora de evaluar el uso de algunos procedimientos formales de as-
saldo inmediato de la nueva estética en la poesía cendencia vanguardista; pero en este último
cubana. subyace una carga de sentido que lo distingue
Kodak-Ensueño (1929) y Kindergarten (1930) notoriamente del primero.
rematan una trayectoria iniciada en la segunda Kodak-Ensueño es, como indica su nombre,
década del siglo, y si, como apunta Enrique Saínz un conjunto de impresiones fotográficas: un gru-
en su libro Trayectoria poética y crítica de Regino po de pinceladas o escenas breves que tienen
Boti, son el resultado final de un proceso íntimo como protagonistas principales al espacio y, su-
de singulares matices,29 evidencian al mismo bordinado a aquél, al tiempo. Se trata de captar
tiempo, por la forma de percibir el entorno y una porción del entorno en un momento esco-
recrearlo en el hecho artístico y por la especifi- gido y traducirlo a materia estética de forma
cidad de sus bases ideotemáticas, una asimila- concisa, desplegando para ello un juego imagi-
ción de los nuevos postulados estéticos quizá nativo de asociaciones imprevistas que vinculan
mucho más coherente con éstos que la observa- lo observado con un mundo de referencias apa-
da en Navarro Luna. rentemente ajeno; quedan así unidos, en virtud
Se trata de un trabajo con la materia prima del acto creador, lo factual, el hecho objetivo de
verbal cuya premisa básica es la renuncia a cual- la percepción y lo imaginal o ensoñado. Una bue-

Untitled-44 308 02/06/2010, 9:33


LA LÍRICA 309

na muestra de ello son los poemas «Skating ring» —sonoros, ampulosos— que remiten a un arse-
y «En bahía», notable ejemplo, este último, de nal léxico agotado en Arabescos mentales.
agudeza metafórica y capacidad de síntesis: Lo más frecuente es, sin embargo, esa postu-
ra contemplativa y distanciada a la cual se ha
Del horizonte al cenit, y entre guiños hecho referencia. El propio poeta parece com-
de masas nacarinas, índigo, pru- prender por momentos estos desvíos del pro-
sia, celeste. Las nubes —imitativas de pósito inicial; la respuesta se materializa enton-
todas las formas— son: montañas, fru- ces en fragmentos de agudo y súbito contraste,
tas y frondas. La luz del mar se la no exentos de cierta camuflada ironía. Así suce-
ha bebido el cielo. Y, para movilizar de en textos como «Marina», «Travesura» y «La
el quietismo de la tarde, un guincho— garza», pero sobre todo en «Primaveral», donde
de rigurosa etiqueta— raya el claro la estructura poemática, de una economía abru-
cristal del espacio —impluvium inverti- madora —sólo un símil—, pone en acción un
do— haciendo curvas inverosímiles con brusco juego de oposiciones:
los diamantes negros de sus patines
«Primaveral»
(«Skating ring»)
El framboyán, en la mañana zafírea,
El acorazado se ha convertido en dos diáfana y urgente, abre al sol su
rojas agujas clavadas en el moño temblante vorágine de fuego como un
tenebroso de la noche. riñón colosal sobre una antena pavonada.
(«En bahía»)
El dejo sarcástico subyacente en este modo
de tratar el paisaje concuerda con el desenfado y
la proverbial irreverencia vanguardista ante la
El poeta se ha apropiado de la absoluta liber-
tradición, y que en Boti es, a la par, reflejo de un
tad creadora de la vanguardia, pero lejos de
proceso íntimo de pérdida de valores que le hace
desestructurar los elementos formales más ex-
adoptar una postura cada vez más escéptica ante
ternos —alteración de la sintaxis, la tipografía,
la realidad, todo ello reflejo de una existencia
la puntuación y la ortografía—, opta por una
frustrada y de la incapacidad del poeta para dia-
modalidad próxima al poema en prosa o «para
logar con el medio social. Esta circunstancia le
ser más exactos» —afirma Saínz en el texto cita-
lleva a negar el concepto de naturaleza como re-
do—, poemas libres de las restricciones de la vie-
fugio gratificador, tópico central de su mejor li-
ja retórica, atentos sólo al ritmo interior, esa
bro, con la consiguiente desjerarquización, que
conjunción de musicalidad —elemento externo—
resulta de restar solemnidad a los vínculos poe-
y de lo que podríamos llamar la fluencia con-
ta-paisaje. Esta nueva actitud se revela también
ceptual o estructura interna del poema —elemen-
en el vocabulario, pues suele emplear palabras
to interno».30
de una simplicidad rayana en lo coloquial, fren-
Hay, no obstante, momentos que recuerdan
te a otras verdaderamente lujosas. Diríase que el
el apego de Boti a la estética sustentada en sus
autor busca a propósito el efecto prosaico en un
primeros libros, debido, sobre todo, a aquellos
contexto donde ciertos vocablos resultan cho-
efectos de luz y colorido de inequívoca raigam-
cantes:
bre modernista, presentes en algunos de estos
poemas; pueden mencionarse, entre otros, «La
«Sanitaria»
primavera», «De paseo», «Crepúsculo», «La ma-
ñana», «En la barbería», «Julio», «Carrera verti- En la mañana, es el arenal del playón
ginosa», «Nocturno». A ello se suma el come- como la nata musgosa de la gran
dido, apenas esbozado, lirismo detectable en taza azul —agua aérea— que forma el
dichos textos, y el empleo ocasional de vocablos combo del cielo volcado sobre el borde

Untitled-44 309 02/06/2010, 9:33


310 ETAPA 1923-1958

de las lejanías, entre tanto que un vuelo poema como «Al gusano», la desacralización a
de negrales bijiritas finge hambrientos que es sometido el tema de la muerte —a través
gusarapos. del léxico utilizado y el tratamiento: irreveren-
te, sarcástico— se superpone a la amarga ironía,
Los rasgos anteriormente descritos alcanzan verdadero componente conceptual del texto.
en el siguiente libro una dimensión capaz de Algo muy similar ocurre con otros asuntos y
determinar, de manera absoluta, el tono y el sen- temas —desarrollados desde la misma actitud
tido hondo del texto. La conciencia desinte- despectiva y burlesca— en los que, a través del
gradora toca fondo esta vez y se materializa en tiempo, el hombre ha proyectado hondas y per-
un grupo de poemas cuya médula conceptual se tinaces inquietudes, como, por ejemplo, su afán
define a través de la burla y la intrascendencia, de conocimiento («De tejas arriba»), el deseo de
elementos capaces de traducir el sinsentido que trascendencia («Súplica»), o el sueño de una hu-
domina la cosmovisión de Regino Boti por esos manidad futura, desarrollada tecnológica y es-
años. piritualmente («Diálogo muy siglo 22»). El equi-
La nota introductoria, toda una advertencia valente de este proceso a nivel estilístico es el
por cuanto insinúa la posible lectura a realizar, nuevo enfoque de la palabra, cada vez más des-
trasluce, sin embargo, tan sólo una parte del pro- pojada del hálito ennoblecedor que solía envol-
blema, y vela las razones profundas que le sir- verla en los primeros libros. El poema «Súpli-
ven de sustrato ideológico. Resulta valioso, pues ca», último del cuaderno, viene a ser, respecto a
permite reconocer en él un deseo expreso de ser vocabulario, una verdadera antítesis de su esté-
identificados por ese nuevo modo de asumir la tica juvenil, y otro tanto podría decirse de «Pai-
creación, y así declara: saje en metáforas», donde hace escarnio delibe-
rado del paisaje para echar por tierra conceptos
Lo demás rectas y sinuosas, irreverencias y bien arraigados en la sensibilidad artística tradi-
ortodoxias, manteo y caricia, todo y nada. cional —y en la suya propia— sobre el poder
Un poco de fisga, de buen humor y ganas vindicador de la expresión poética:
de pasar el rato haciendo chunga de esto,
de aquello y de lo de más allá. Malignidad Si el río es una serpiente de plata,
inocente que apedrea el ídolo en que adora. el camino es un cordón sanitario,
una compotera cetrina la aldea,
Ligereza y tono burlón se expresan, pues, a y en su ombligo el campanario
través de un juego de ingenio —con los concep- una barra de jalea.
tos y las formas— que no rebasa, en una buena
parte de los textos, la trivialidad. Como en Pese al desenfado asumido por Boti, Kinder-
Kodak-Ensueño, la imaginería vanguardista, garten posee un fondo de desesperanza, discer-
estructurada aquí con mayor soltura debido a la nible a partir de la amargura que se transparenta
existencia de un precedente, le sirve de vehículo en sus despropósitos; de ello es una buena prue-
idóneo para concretar toda una concepción de ba la sección final: «Lente opaco», y en esencial
la vida, en la cual va incluida también la literatura. el poema «Sed», donde, a partir de un tópico tra-
Boti no logra en Kindergarten el equilibrio dicional: el camino como símbolo de la vida, el
general, pues hay un notorio desbalance en la poeta reflexiona sobre un drama personal —re-
calidad de las piezas integrantes de las siete bre- conocimiento de la propia insuficiencia para dar
ves secciones en las cuales dividió el cuaderno. continuidad a una obra emprendida con fe— y
Así deben distinguirse los poemas donde pre- devela los signos ocultos de un libro que bien
dominan la simple intención lúdicra y la salida puede considerarse como su testamento literario:
ingeniosa de aquellos en los cuales el aire desen-
fadado y zumbón no llega a ocultar motivos mu- Caminito, caminito de mi vida,
cho más trascendentes. De este modo, en un hecho en más de la mitad;

Untitled-44 310 02/06/2010, 9:33


LA LÍRICA 311

caminito de mi vida, puestas por Brémond permitiría expresar en dos


no te pierdas en la nada, sus múltiples afirmaciones: 1) la poesía es inex-
resérvame un avatar! plicable y 2) alude a una realidad inaccesible por
la vía del conocimiento racional.
El cambio de sensibilidad y perspectiva, ante A partir de los criterios y de la influencia de
el acto de creación y el acontecer real, eviden- Baudelaire, la poesía francesa tomará dos cami-
ciado en Kodak-Ensueño y Kindergarten, se ha- nos fundamentales, el de los sentimientos y las
lla, sin duda alguna, en estrecho vínculo con el sensaciones y el de la perfección y la pureza for-
vuelco revolucionario de la vanguardia; Boti in- males,32 este último de evidente significado para
corporó, como tantos otros escritores cubanos, los tres poetas que de manera más acabada re-
los nuevos conceptos sobre el arte para encami- presentan en Cuba las ideas de la tendencia pu-
nar una apremiante necesidad de renovación es- rista. Las preocupaciones esenciales de los crea-
tética, pero si para aquéllos el vanguardismo re- dores influidos por estos principios radican en
presentó un punto de partida en la búsqueda de el desentendimiento de lo anecdótico y de toda
modos expresivos diferentes y en algunos casos intención didáctica, de los temas y de todo otro
un medio de afirmación política, para el autor elemento que pueda ser considerado propio de
de Arabescos mentales fue, más allá del escueto la prosa, distinción de gran importancia para
interés literario, el cauce idóneo donde volcar comprender la poética de la poesía pura y los
sus conflictos existenciales. Su decisión de no textos que la caracterizan.
publicar más y el hecho de haber concluido con La aparición de esta tendencia en la poesía
ambos libros su trayectoria conocida por el pú- cubana data de mediados de la década del 20,
blico prueba que el poeta, al ser incapaz de ajus- momento muy cercano a la etapa de auge de
tar su relación con el entorno, no pudo hallar un nuestra vanguardia; se da a conocer ya en pleni-
asidero para salvar su labor creadora. [N. Q.] tud y se define como una de las líneas funda-
mentales que surgen de la renovación, una de
sus derivaciones significativas junto a la poesía
2.2.4 La poesía pura. Brull, Ballagas, Florit social y a la poesía negrista, entre 1927 y 1930,
los años vanguardistas del desarrollo de la lírica
En el contexto del movimiento vanguardista nacional. Aunque surge como parte de las trans-
cubano aparecen las primeras manifestaciones de formaciones que venía experimentando el hecho
nuestra poesía pura, precedidas en pocos años literario desde 1923 —en Europa y en América
por la polémica que se desató en Francia a raíz Latina desde comienzos del siglo—, la crítica no
de un discurso del abate Henri Brémond en la ha valorado sus creaciones como expresión defi-
Académie Française en 1925 acerca del tema.31 nitoria de la nueva sensibilidad, sino como un de-
El texto de Brémond plantea todos los proble- rivado posterior. Se trata de una consecuencia de
mas esenciales que luego encontraremos en las la vanguardia, no de una de sus manifestaciones
obras de los poetas que conforman esta tenden- específicas, en primer lugar porque en sus más
cia. Lejos de ser un tema sin importancia, como importantes ideas y en sus búsquedas creadoras
a primera vista podría parecer, en la definición difiere de modo sustancial del vanguardismo, en
de la poesía pura convergen trascendentales pro- especial en lo tocante a la problemática de la for-
blemáticas filosóficas y literarias que se susten- ma y en el «regreso a la serenidad» al que se refi-
tan en una rica tradición. De hecho, los postula- rió Florit,33 sin duda afanes integradores de un
dos estéticos e ideológicos que subyacen en las cosmos que son la antítesis de los intentos
consideraciones teóricas de Brémond se remon- vanguardistas.
tan a una concepción del mundo de vieja estirpe Mariano Brull (1891-1954), el más importante
y proponen una reconsideración a fondo del fe- y consecuente de los poetas que representan esta
nómeno literario y, en particular, del fenómeno tendencia en la lírica cubana, se inició bajo la
poético. Un apretado resumen de las ideas ex- influencia del modernismo con su libro La casa

Untitled-44 311 02/06/2010, 9:33


312 ETAPA 1923-1958

del silencio (1916), de ricas emociones conteni- De un lado hallamos la modalidad fruitiva, de
das y aleccionadora calidad formal, rasgos que disfrute sensorial, puras alusiones al encuentro
estimularon apreciaciones elogiosas de Pedro del artista con la realidad; de otro, la modalidad
Henríquez Ureña.34 En algunos de los poemas reflexiva, indagadora, verdaderamente trascen-
de este libro se encuentran elementos que anti- dente y que abarca casi todo el corpus de su poe-
cipan el camino que posteriormente tomaría su sía, con excepción de una buena parte de Poe-
autor y que vienen a demostrar que entre el mas en menguante y de algún que otro texto
modernismo y las posiciones de vanguardia —en posterior. Aquella manera hedonista está presen-
este caso la poesía pura— hay una continuidad te, por ejemplo, en «Por el cerco de la mañana»:
de tanta importancia como la ruptura en la que
tanto se insiste al hablar de la evolución del gé- Por el cerco de la mañana
nero. En el poemario de 1916 coexisten los es- húmedo en el calor de estreno
tados de ánimo y los temas típicos del moder- a cielo abierto, —rizo y veladura—
nismo con las pretensiones y las inquietudes ¡alegría chorreando luz!
propias del purismo, en su caso signos de una Agualuz de ancho reboso limpio
sensibilidad que se había ido integrando con la agua bruñida en la mano del viento
mejor tradición formalista hispanoamericana, en —acariciada aquí— rubia de júbilo.
especial Rubén Darío.
En 1928 —tres años antes, 1925, apareció su Yo, —sediento de lo que no bebía—
cuaderno Quelques poèmes, en francés, en Bru- me secaba en los ojos la gota por venir.
selas— dio a conocer Brull el que sería, en su
lengua, el primer libro dentro de la línea «pura»: En el extremo de esta modalidad se hallan
Poemas en menguante, texto de acabada perfec- «Verdehalago» y la célebre «Jitanjáfora», textos
ción que muestra la influencia decisiva de teóri- de puras sonoridades carentes de significado y
cos y poetas de la tendencia. A partir de ese que expresan, como ningún otro ejemplo, la te-
momento, sus libros sucesivos se inscribirán sis de la poesía pura, el verdadero centro defini-
todos en los cánones estéticos puristas, con las dor de la tendencia: la poesía está en la comuni-
consecuentes posiciones y actitudes de esta in- cación de un estado de ánimo indefinible por
terpretación de la poesía: desasimiento de todo naturaleza y que no está necesariamente referi-
acontecer histórico, elaboración del poema a do a ningún elemento de la realidad. En ese jue-
partir de imágenes abstractas, ausencia de parti- go de sonoridades y sinsentidos está presente
cipación efectiva en el diálogo del poeta con la el intento de crear un lenguaje preconsciente,
realidad, formas ceñidas y armoniosas para con- anterior a la relación racional del hombre con
formar los contenidos y crear una significación sus circunstancias, búsqueda de sensaciones pri-
trascendente, cualidades que tienen sus raíces en marias y ajenas al compromiso histórico. En es-
el idealismo de ascendencia platónica del que se tas páginas hay un ostensible afán de evasión
nutre el poeta purista. A lo largo de su quehacer de todo cuestionamiento, incluso el que el pro-
literario, Brull mantuvo su obra poética al mar- pio Brull se haría en lo mejor de su obra, el del
gen de todo acto contingente que pudiese com- hallazgo de una realidad ideal, abstracta, fuera
prometer la autenticidad de su credo ideo- del tiempo, actitud que conduce a situaciones
estético. límites insuperables, pues resulta de hecho im-
Dentro de la organicidad esencial de su poe- posible un diálogo fecundo y nutricio con esa
sía desde 1928 y a partir precisamente de esa supranaturaleza irreal y por ello siempre inal-
coherencia interna, se encuentran en este poeta canzable.
dos modalidades en la búsqueda del desentra- Los textos en los que el poeta problematiza
ñamiento de la realidad, dos modos de plantear- la existencia —casi la totalidad de sus libros pos-
se el conflicto que el creador considera funda- teriores: Canto redondo (1934), Solo de rosa
mental: la penetración en la esencia de lo real. (1941), Tiempo en pena (1950) y Nada más que…

Untitled-44 312 02/06/2010, 9:33


LA LÍRICA 313

(1954) entregan una expresión de mayor densi- naturaleza sensible, claro signo de un anhelo in-
dad, un tono grave y austero y una imagen idea- satisfecho que tiene como fuentes el idealismo
lizada del mundo real dentro de un estilo acen- trascendentalista de raíz neoplatónica y la expe-
drado en el léxico y en la sintaxis. El poeta riencia concreta en que se encuentra inmerso el
transita desde el entorno natural, sublimado y poeta. La fruición sensorial a la que aspira Brull
abstraído de su corporeidad concreta a partir de es posible sólo en un entorno de esencias, en un
un idealismo a ultranza y sin concesiones, hasta mundo en el que la luz, las texturas, los colores
la conciencia de sí mismo, el más hondo cues- y, en general, las impresiones de los sentidos,
tionamiento del quehacer lírico de Brull. Esa alcanzan una supuesta plenitud espiritual, libre
incansable actitud del poeta frente a la realidad, de las transformaciones del tiempo y de todo
ese intento sostenido por llegar a la esencia de acto contingente. Ahí se identifican esas dos
las cosas, evocadas en su ausencia (fiel a la tradi- maneras, la hedonista y la reflexiva, dos varian-
ción mallarmeana), encuentra su más irreprocha- tes de un cuerpo único de ideas.
ble manifestación en Solo de rosa, por ejemplo La experiencia interior en la que desemboca
en «Epitafio a la rosa», aparecido originalmente el artista que ha transitado por estos caminos y
en el poemario de 1934: ha intentado encontrar una realidad absoluta e
ideal —y en la que ha intentado encontrarse a sí
Rompo una rosa y no te encuentro. mismo—, se podría definir como la conciencia
Al viento, así, columnas deshojadas, de un vacío, la desesperanza, la lucidez de la frus-
palacio de la rosa en ruinas. tración, el centro del poema «À toi-même», que
Ahora —rosa imposible— empiezas: por su significación transcribimos íntegro, en la
por agujas de aire entretejida versión de Cintio Vitier:
al mar de la delicia intacta,
donde todas las rosas Tú que buceas en lo eterno
—antes que rosa— y vuelves con las manos vacías,
belleza son sin cárcel de belleza. lleno de un olvido que sólo pesa
en las pestañas cargadas de sueños;
Esta tendencia reflexiva de la poesía de Brull tú que de nada colmas tu vida
llega a sus últimas consecuencias en un impor- para serle más ligero al ángel
tante poema de Tiempo en pena, el titulado «À que sigue tus pasos con los ojos cerrados
toi-même», escrito en francés (del que tradujo y no ve sino por tus ojos;
significativas obras de Mallarmé —«Herodías» ¿has encontrado el cuerpo del Ícaro
y «El nenúfar blanco»— y de Valéry —La joven en la sombra de tus alas perdidas?
parca y «El cementerio marino»—, los dos maes- ¿Qué es lo que te ha vuelto mudo
tros que mayor resonancia dejaron en su cosmo- entre las arenas de la nada,
visión). Resume esta página, quizás como ninguna a ti que buceas en lo eterno
otra de su obra, la evolución de un pensamiento y vuelves con las manos vacías?
filosófico incapaz de responder a las preguntas
que el artista se había venido formulando prácti- Las alusiones a la realidad trascendida se en-
camente desde los inicios mismos de su queha- tretejen en este poema con las situaciones lími-
cer. La alegría jubilosa de su momento hedonista, tes a las que arriban la búsqueda y la propia
representado, por ejemplo, en «Yo me voy a la palabra del poeta. Se produce entonces una
mar de junio», de Poemas en menguante, se trans- incomunicación radical entre el artista y su cir-
formó definitivamente, como ya se apuntó, en cunstancia en el sentido que quiso darle Brull a
un afán de penetración en la «pureza» de las for- su obra, escrita para aprehender la sustancia de
mas abstractas, pero a su vez ese entusiasmo tie- una realidad inaccesible por inexistente, posible
ne un trasfondo de angustia, visible sobre todo sólo en el plano de las ideas, nunca en el de la
en la necesidad de otra realidad más allá de la creación artística. El desentendimiento de lo

Untitled-44 313 02/06/2010, 9:33


314 ETAPA 1923-1958

fenoménico no podía rebasar los límites impues- más peso para que se vea en él una cercanía con
tos por la palabra, de una tradición de significa- el purismo que caracteriza a su autor en la pri-
dos que tiene un peso decisivo en la historia de mera etapa de su evolución.
la poesía. Brull persistió en su empeño con ejem- Diríase que antes de 1936, el año de «Elegía
plar rigor, fiel a su posición ideológica y a su sin nombre» (poema que abre la que podría lla-
concepción del mundo, el único de nuestros lí- marse segunda etapa de Ballagas, marcada en lo
ricos que se mantuvo consecuentemente dentro esencial por la autorreflexión y la angustia ante
de la estética purista y el mayor de sus represen- su propio destino), su quehacer está cifrado en
tantes en Cuba, reconocimiento que se le debe un diálogo de participación con el entorno, an-
no sólo por la coherencia interna de sus libros, helo de puro disfrute que lo conduce hacia una
sino además por la singular calidad formal y la poesía de apoderamiento de la realidad en sus
hondura que alcanzó en sus textos, exponentes más externas manifestaciones. El exteriorismo
de un arte depurado y del mejor gusto, de finísi- de sus poemas «negros» ejemplifica perfecta-
mas percepciones y de sonoridades limpias. Esa mente esa actitud integradora hacia lo circun-
integridad de la poesía de Brull está sustentada dante, si bien con un mayor sentido de la per-
en el temperamento reflexivo que lo caracterizó cepción de lo real que en Júbilo y fuga, donde se
y que constituye la tónica definidora de su obra, halla la necesidad de trascender el paisaje a par-
ajena a toda efusión sentimental y a todo tipo tir de una previa y entusiasta comunicación del
de conflicto desgarrador. Pero no es la suya, sin poeta y los dones de la naturaleza. Cuaderno de
embargo, una poesía fría ni desnuda de emocio- poesía negra surge del exteriorismo de lo con-
nes; en las preguntas que reaparecen una y otra creto, en tanto que los poemas anteriores par-
vez a lo largo de estas páginas y en la misma in- ten de lo exterior idealizado, pero en ambos ca-
dagación que está en el centro de estos versos se sos el artista pone de manifiesto los rasgos
halla un poeta auténtico, un creador que enseñó fundamentales de su concepto de la poesía por
a percibir la realidad en un complejo de sensa- esos años. Pero junto a la ausencia de anécdota y
ciones que sólo pueden ser encontradas en los de preocupación por la historia, junto a ese he-
más irrecusables artistas. donismo puro y libre de la acción de lo contin-
Los aportes de Emilio Ballagas (1908-1956) a gente —que en la línea negrista descansa en el
la poesía pura están en su primer libro, Júbilo y ritmo de las imágenes visuales y auditivas, sen-
fuga (1931), y en cierto sentido en Cuaderno de saciones prístinas, propias de la poesía pura—,
poesía negra (1934), uno de los exponentes fun- se encuentran también algunas notas disonantes:
damentales de la línea negrista. A diferencia de cierto tono de denuncia social (como sucede en
Brull, Ballagas no se adentra en la búsqueda de «Elegía a María Belén Chacón», por ejemplo), y
una verdad esencial, abstracta, sustraída del acon- la presencia de una existencial (como sucede en
tecer y de la corporeidad real de los objetos. En «La noche. 1», «Las siluetas», «Oasis», entre
ese sentido se puede afirmar que no es la suya otros) que dará la tónica de la etapa inmediata-
una poesía de corte filosófico ni de tono reflexi- mente posterior de la evolución del poeta.
vo, pero igualmente se sustenta en una concep- Como en Brull, en Ballagas se percibe tam-
ción idealista del mundo y en una profunda ne- bién la necesidad de evadirse de su circunstan-
cesidad de alcanzar vivencias que trasciendan lo cia, una constante que reaparece una y otra vez.
inmediato, afán de fuga que se evidencia desde Ahí está la primera actitud del poeta ante la his-
el título mismo del poemario inicial. Su lírica se toria, la participación inocente y jubilosa en un
inscribe dentro de la tendencia hedonista que estado paradisíaco del mundo natural, libre de
Brull cultivó en Poemas en menguante, sin duda compromisos y sin el peso de una conciencia
un texto de gran influencia en la formación del trágica, tal y como se muestra en «Víspera»:
joven Ballagas. Dentro de esa modalidad fruitiva,
de puro goce sensorial, está la mayor parte de Estarme aquí quieto, germen
los poemas del cuaderno de 1934, la razón de de la canción venidera

Untitled-44 314 02/06/2010, 9:33


LA LÍRICA 315

—íntegro, virgen, futuro. oprime el pulso de un timbre:


Estarme dormido —íntimo— —suelta bandadas eléctricas
en tierno latir ausente de pajaritos metálicos.
de honda presencia secreta.
Pero yo sigo desnudo
Y éxtasis —alimento— de ayer, de hoy, de mañana;
de ignorarme —ausente, puro— puro,
nonnato de claridades ligero de anécdota,
con la palabra inicial tullido sobre la dalia
y el dulce mañana intacto. enhiesta, quieta, del ocio.

La integración en el Todo se entremezcla en Sueño de burbujas. Las miro


estos poemas con un renovado entusiasmo vi- volar, huir, irisarse.
tal, alegría incontenible por la plenitud de un Busco, me pierdo… quisiera
disfrute que en ocasiones se siente como expe- vagar en aquel color.
riencia vivida y en ocasiones como un anhelo Esconderme,
insatisfecho, clamor de un sueño irrealizado, […]
como se lee en «Sentidos». La inocencia pura,
del hombre-niño no contaminado, es un estado Me fugo
anterior al de la conciencia histórica de la que en aquella línea larga,
Ballagas se ha propuesto huir de modo irrenun- inverosímil, sinuosa…
ciable, de ahí el tópico recurrente de la infancia por donde se llega al sueño.
en la disposición para el juego, en el desdobla-
miento del poeta en un niño a través de las sen- Diferente es el caso de Eugenio Florit (1903-
saciones, en el empleo de jitanjáforas («Poema 1999) como representante de la poesía pura, au-
de la ele»), en el uso de los diminutivos. Sin tor de poemas indecisos y experimentales en el
cuestionamientos filosóficos explícitos se plan- sentido de su propia expresión (32 poemas bre-
tea Ballagas su diálogo con la realidad para en- ves, de 1927) en los exponentes de la tendencia
contrarse a sí mismo, una preocupación que tam- que ahora nos ocupa. Comparados con los de
bién está presente en Brull, pero desde una Brull y de Ballagas, los textos de Florit poseen
perspectiva diferente, como ya fue señalado en una mayor objetividad y acusan una extraordi-
su oportunidad. El camino emprendido por naria lucidez para la aprehensión de la realidad,
Ballagas revela que su obra posterior tendría empresa a la que Brull había renunciado en bus-
como centro su propio yo, una vez rebasada la ca de una penetración más honda y de la que
efusividad ingenua de su primera juventud. Ballagas se desentiende asimismo para lograr una
El poema «Inicial del sueño» pone de mani- integración más plena con el entorno. Por otra
fiesto, como ninguno otro de Júbilo y fuga, los parte, en las formas cerradas de Florit y, en no
rasgos caracterizadores de la poesía pura en menor medida, en el regodeo culterano que aso-
Ballagas: ma en reiteradas ocasiones, se ve la influencia
del gongorismo, reivindicado por aquellos años,
¡Cuánta nada que hacer! Puro alrededor de 1927, por importantes poetas es-
resbalar sobre esta nieve pañoles, un ascendiente literario que introduce
que esconde un mundo ignorado: ciertas variantes en la cosmovisión del joven
—palabras, formas, colores… creador. El acendramiento en el léxico y en la
sintaxis, cualidad sobresaliente en el poeta «pu-
[…] ro», se integra en estas décimas, de un modo ar-
Afuera llaman. Me llaman mónico, a esa actitud distanciadora frente a
del mundo real; una mano los fenómenos del mundo real que señalamos

Untitled-44 315 02/06/2010, 9:33


316 ETAPA 1923-1958

anteriormente. Veamos un ejemplo de todo lo preocupaciones y estilos, cuando ya habían sido


que se acaba de exponer, la primera décima de la abandonadas la esbeltez y la precisión de los ini-
sección «Campo»: cios. Veamos las estrofas más aleccionadoras de
este ejemplo:
Por el sueño hay tibias voces
que, persistente llamada, Monumento ceñido
fingen sonrisa dorada de un tiempo tan lejano de tu muerte.
en los minutos veloces. Así te estás inmóvil a la orilla
Trinos de pechos precoces, de este sol que se fuga en mariposas.
inquietos al despertar,
ponen en alto el cantar Tú, estatua blanca, rosa de alabastro,
dorado de sus auroras naciste para estar pura en la tierra
en tanto que voladoras con un dosel de ramas olorosas
brisas le salen al mar. y la pupila ciega bajo el cielo.
[…]
En cualquiera de estos poemas breves, puras Ya tu perfecta geometría sabe
descripciones desnudas de emoción y de afecti- que es vano el aire y tímido el rocío;
vidad, lejos de toda contingencia y de la acción y cómo viene el mar sobre esa arena
del transcurrir del tiempo, la realidad aparece con el eco de tantos caracoles.
objetiva y a la vez enriquecida por una imaginería […]
culterana que distorsiona los pequeños detalles Por la rama caída hasta tus hombros
del suceder, piezas diminutas que ciñen el paisa- bajó el canto de un pájaro a besarte.
je y lo reducen a un cuadro preciosista, a dife- Qué serena ilusión tienes, estatua,
rencia de la apertura temática que se observa en de eternidad bajo la clara noche.
Brull y en Ballagas, cultivadores a su vez de for-
mas abiertas. Sin embargo, hay en este lirismo La evolución de la poesía cubana en el siglo
concentrado una relación con el paisaje cubano XX tiene en la tendencia purista un momento de
que no se ve con tanta diafanidad en los poetas gran significación. Surgida en el contexto de la
que se acaban de analizar. En Florit merece des- vanguardia y partiendo de una concepción de la
tacarse, además, la ausencia casi absoluta de un poesía como objeto de sí misma, entrega una
ego participante —aludido sólo en momentos estimable lección artística que, entre otras vir-
aislados, como en la décima 12 de la sección tudes, tiene la de haber enriquecido las posibili-
«Mar»—, rasgo de la poesía pura que la distin- dades de una más penetrante percepción de la
gue del intimismo (sustancialmente modificado realidad, no obstante los principios teóricos en
al calor de la experiencia vanguardista) y que los que descansa, de un idealismo a ultranza que
subraya la pertinencia del autor de Trópico a la no admite concesiones y que lleva en sí, como
tendencia que estamos caracterizando. advirtió Paul Valéry, su propia imposibilidad.35
El purismo en Florit, momento de tránsito Brull, Ballagas y Florit, cada uno con las parti-
hacia otras formas más complejas de relación cularidades inherentes a su temperamento y a
entre el poeta y su entorno, tiene una faceta de su formación intelectual, son los mayores repre-
mayor densidad expresiva en los sonetos y en sentantes de esta tendencia entre nosotros con
«Estrofas a una estatua», de su libro Doble acen- obras de aportes perdurables que marcan un hito
to (1937). Los primeros siguen la línea de las en la historia del género en Cuba. Las circuns-
décimas, formas perfectamente estructuradas; el tancias históricas, sociales y económicas de las
poema más extenso se abre a un riqueza de sen- que se desentendieron en su poesía fueron de-
saciones que rebasa los límites del puro ejerci- terminantes en esa actitud de indagación más allá
cio verbal del primer libro para dar paso, en este de lo fenoménico, en esa búsqueda de la expe-
mismo poemario y en años sucesivos, a otras riencia extrasensorial (Brull) o de un estado pa-

Untitled-44 316 02/06/2010, 9:33


LA LÍRICA 317

radisíaco por el que no transcurre el tiempo culturación evidente en nuestro país, harto co-
(Ballagas), en Florit puro acto contemplativo y nocido, y al que «se suman de manera discreta
despojado de afectividad y de cuestionamientos. pero firme, elementos de culturas hindúes, asiá-
En última instancia, la frustración ante las cir- ticas y judías»,37 menos conocidos. Y señala en
cunstancias fue un factor decisivo en el proceso otra oportunidad:
integrador de la poética de estos creadores. La
calidad de sus obras demuestra por sí sola, al Pero que quede esclarecido que tal amalga-
margen de posiciones filosóficas, la significación ma de nombres se aplicaba en Cuba a una
de estos libros en la historia de la literatura tendencia que irrumpe con fuerza y siste-
cubana. [E. S.] máticamente luego de la apertura vanguar-
dista en la Isla, allá por los años finales de
la década del 20 del presente siglo, como
2.2.5 La poesía negra. Guillén una de las modalidades de la poesía de
preocupación social; esta tendencia hizo
Otra de las tendencias —sin duda la más origi- que los valores, costumbres y autenticidad
nal y diametralmente opuesta a la de la poesía de los estratos negros y mulatos, afloraran
«pura»— que caracterizó a la lírica cubana du- con fuerza dando fe de vida, a pesar de la
rante la etapa 1923-1958 es la llamada «poesía discriminación, que sustituyó a la esclavi-
negra». De acuerdo con el ensayista y crítico cu- tud abolida en 1886.38
bano Roberto Fernández Retamar:
Partiendo de estas premisas, y para no caer
«Esta poesía sobre la vida de los negros», en el error de interpretarla como una simple
según el decir de Pedro Henríquez Ureña, moda, eco amplificado del gusto por lo africano
que consiste «en ver las cosas desde el punto en Europa en las primeras décadas del siglo XX,39
de vista del negro» (Arrom), ha recibido ni como una tendencia exclusivamente cubana,
varias denominaciones: poesía «mulata» es necesario referirse a la fuerza con que dicha
para Nicolás Guillén y Fernando Ortiz, tendencia se desarrolló en nuestro país y la cir-
«afrocubana» para Guirao y Arrom; «ne- cunstancia de haber sido Nicolás Guillén (1902-
grista» para José Antonio Portuondo. Pre- 1989), nuestro Poeta Nacional, su más alto ex-
ferimos [afirmar] la denominación de poe- ponente en la poesía lírica hispanohablante, a
sía «negra» […] que es como la llaman pesar de no haberse iniciado aquélla en Cuba ni
Marinello y Ballagas en sus dos antologías haber sido Guillén el primero en cultivarla entre
sobre el tema, Vitier en su antología de nosotros.
poesía republicana, el propio Pedro Henrí- En lugar de la influencia europea atribuida a
quez Ureña, cuando añade a la cita men- Frobenius, Cendrars, Picasso, et al., pero habien-
cionada: «poesía negra, como se llama». do requerido de una conformación histórica en
Este parece ser el nombre finalmente acep- cuanto al proceso de integración del negro en
tado.36 nuestra sociedad, fue tal vez ¿la influencia? de
ciertos poetas de América la que tuvo que ver
La estudiosa Nancy Morejón, al comentar esta más directamente en el surgimiento de este tipo
diversidad de denominaciones, subraya que las de poesía en Cuba. Destacan especialmente el
más extendidas son las de poesía «negra» y poe- puertorriqueño Luis Palés Matos (1899-1959)
sía «afrocubana», y enfatiza a su vez como muy —quien entre 1917 y 1918 había escrito «Dan-
comprensible la socorrida utilización de este úl- zarina africana» (sonetos), y en 1925 el poema
timo término, dado lo ostensible del componen- «África», que luego llamó «Pueblo negro»—, y
te africano en nuestra cultura nacional, aunque el uruguayo Ildefonso Pereda Valdés (n. 1899),
el subrayado de este elemento, por supuesto, no que había dado a conocer poemas negros suyos
excluye el reconocimiento del proceso de trans- en nuestra Revista de Avance, en 1927, y aportó a

Untitled-44 317 02/06/2010, 9:33


318 ETAPA 1923-1958

esta tendencia su libro La guitarra de los negros. ¡Cambi’e paso, Cheché, cambi’e paso!
Se incluye también entre éstos al célebre poeta ¡Cambi’e paso, Cheché, cambi’e paso!
norteamericano Langston Hughes, «de quien la
revista Social publicó traducciones en 1928 (rea- («La rumba», de Tallet)
lizadas por José Antonio Fernández de Castro),
y cuyo paso por La Habana —en 1927— fue de
Pero, independientemente del grado de co-
gran importancia».40 Como iniciadores en Cuba
nocimiento —lo cual es poco probable dadas las
de esta tendencia se acepta unánimemente a Ra-
condiciones de la época— que alguno de estos
món Guirao (1908-1949) con su poema «Baila-
poetas pudiera haber tenido de los poemas de
dora de rumba», que apareciera en el Suplemen-
Palés y Pereda, las composiciones así aludidas
to del Diario de la Marina del 8 de abril de 1928,
como todas aquellas que ilustraban dicho movi-
y a José Zacarías Tallet (1893-1989), con su com-
miento en Cuba y que la convierten de hecho en
posición «La rumba», exponente originalísimo
el país de habla hispana en que ésta se desarrolló
de dicha modalidad poética —de las dos que es-
con mayor rigor, sólo fueron posibles por la con-
cribiera dentro de ésta; la segunda composición
fluencia de determinados factores coexistentes
fue «Quintín Barahona», en 1935— y que ha sido
en nuestro país, que afloraron simultáneamente
traducida a varios idiomas.41 En ambos poemas
en los años que nos ocupan: la presencia del ne-
—«Bailadora de rumba» y «La rumba»— se en-
gro (y el mulato) como elemento integrador de
cuentran presentes, en síntesis, algunos de los
nuestra sociedad, no como elemento ajeno a ella,
elementos más caracterizadores de este tipo de
una sensibilidad poética proclive a la compren-
poesía. En ellos se aprecia la tradición musical
sión del lugar que éste ocupaba en nuestra so-
en una de sus manifestaciones más populares (la
ciedad, y a la necesidad de rescate de su cultura
rumba), y la del negro en nuestra sociedad crio-
—al menos por parte de un sector progresista
lla (representado en los personajes de Tomasa y
de nuestra intelectualidad de la época—, y la de-
«Che» Encarnación); la mezcla de baile y
dicación de variados poetas a un mismo queha-
«bembé» como resultado del proceso de
cer artístico, en un momento determinado de
transculturación; su rítmico danzar y hablar di-
nuestra historia. Es así como puede comprobar-
charachero; la referencia a determinadas partes
se la existencia de un «corpus poético» en esta
del cuerpo; el intento de descripción del fluir
línea temática. A continuación se ofrecerá una
danzario; los ritmos onomatopéyicos que imi-
cronología que resume, en sentido general, el de-
tan el retumbar de tambores:
sarrollo del negrismo en Cuba, en sus relacio-
nes con otros países de América hispana:
¡Zumba, mamá, la rumba y tambó
Mabimba, mabomba, mabimba, y bombó!
1925. Publicación de poemas negros por Al-
y maracas: fonso Camín y Felipe Pichardo Moya.
1926. Publicación de «Pueblo negro», de Luis
¡Chaqui, chaqui, chaqui, charaquí! Palés Matos.
¡Chaqui, chaqui, chaqui, charaquí!
1927. Publicación en la Revista de Avance, de
Algunos con variantes rítmicas: La Habana, de poemas negros del urugua-
yo Ildefonso Pereda Valdés.
¡Piqui-tiqui-pan, piqui-tiqui-pan! 1930. Emilio Ballagas publica su «Elegía a Ma-
¡Piqui-tiqui-pan, piqui-tiqui-pan! ría Belén Chacón», y Nicolás Guillén, Mo-
tivos de son.
y otros igualmente repetitivos, propios de
rumberos, bongoseros, guaracheros: 1931. Sóngoro-Cosongo, de Guillén.

Untitled-44 318 02/06/2010, 9:33


LA LÍRICA 319

1934. West-Indies Ltd, del propio Guillén; ción hacia ella. Tal es el caso del desaparecido
Cuaderno de poesía negra, de Ballagas y escritor radial Félix B. Caignet (A golpe de ma-
Bongo, de Ramón Guirao. racas; poesía negra en papel mulato),42 y Arturo
Clavijo Tisseur (A golpe de tambor), en Santiago
1935. Ballagas publica en Madrid una Antolo-
de Cuba.
gía de la poesía negra hispanoamericana.
Una ojeada de conjunto de los textos poéti-
1937 Guillén publica Cantos para soldados y cos y libros mencionados permite observar al-
sones para turistas, y Palés Matos, su Tun- gunas regularidades temáticas y estilísticas, de
Tun de pasa y gritería. las cuales ofreceremos sus rasgos más prominen-
tes. En primer lugar, y reafirmando la presencia
Si bien se reconoce a Guillén, Ballagas, Guirao de la música en sus distintas concretizaciones:
y Tallet como las principales figuras del negrismo comparsa, conga, etcétera, ésta es subrayada en
poético en nuestro país que, de acuerdo con la no pocos poemas por medio del título, bien un
crítica más especializada, contribuyeron en gran determinado género (canción, son, rumba, pre-
medida a dar renombre a este modo tan peculiar gones), o por la mención directa de los nombres
de expresión literaria con la publicación de li- de los instrumentos más populares para produ-
bros o textos poéticos de validez artística, debe cirla: maraca, tambor, bongó, a lo que es factible
añadirse un número considerable de autores que, añadir la referencia a los nombres dados a las
aún cuando no publicaron libro alguno, en la mujeres que aparecen en esos poemas, general-
mayoría de los casos o no perseveraron en el mente deformados para imitar un determinado
cultivo de esta tendencia, por la calidad estética tipo de habla y que, por lo común, producen un
de sus obras y la cercanía de su aparición en el efecto cómico —«Mari sabel» (María Isabel),
entorno de las primeramente citadas, mayores, «Caridá» (Caridad), «Fredevinda» (Fredesvin-
contribuyeron también a darle realce a la lírica da); la frecuencia en el uso de los nombres com-
cubana dentro del contexto de la poesía negra puestos (María Belén; José Encarnación; Igna-
hispanohablante. Son ellos, además de Alejo cio La O)—; de los nombres de lugares donde
Carpentier y Alfonso Hernández Catá, con sus se produce la acción del poema («María Belén
composiciones «Son» y «Rumba», José Antonio Chacón, María Belén Chacón, María Belén
Portuondo («Frulítico»), Marcelino Arozarena Chacón, / con tus nalgas en vaivén, / de Camagüey
(n. 1912) («Caridá» —periódico El Mundo, mar- a Santiago de Santiago a Camagüey»); las imáge-
zo de 1933— y «Canción negra sin color», que nes utilizadas para referirse a la mujer negra, en
dio título, muchos años después —en 1966—, las que se exalta unas veces su sensualidad y en
al poemario en el cual recogiera múltiples com- otras se la compara con instrumentos musica-
posiciones de este tipo); Vicente Gómez Kemp les, con animales, frutas, etcétera.
(n. 1914) («Son con punta», «Luna negra» y
Acento negro, publicado en 1934, con prólogo Bailadora de guaguancó,
de Juan Marinello); José Rodríguez Méndez (n. piel negra
1915) («Poemas del batey»); Teófilo Radillo tersura de bongó
(«Sucumbento») e Ignacio Villa (1911-1960), […]
más conocido por Bola de Nieve («Drumi, Las serpientes de sus brazos
Mobila»), todos incluidos por Guirao en su Ór- van soltando las cuentas
bita de la poesía afrocubana. Retamar añade a de un collar de jabón
Regino Pedroso («Hermano negro»), su único
(«Bailadora de rumba», de Guirao)
aporte a esta poesía, con énfasis en lo social, no
contemplado por Guirao, y es justo incorporar
también a otros menos conocidos que en el in- Tú tiene lo’sojo de nigua yorosa,
terior del país se sintieron atraídos por esta mo- tú tiene en el cuelpo algo de majá
dalidad, y dejaron plasmada en libros su admira- y tu boca sabrosa,

Untitled-44 319 02/06/2010, 9:33


320 ETAPA 1923-1958

es como el caimito: Dórmiti mi nengre,


pulposa y morá… dórmiti ningrito.
Caimito y merengue,
(«¿Qué será?», de Félix B. Caignet)
merengue y caimito.
Dórmiti mi nengre,
Otras veces es el aspecto mágico-religioso del
mi nengre bonito.
negro, heredado de sus antepasados africanos,
¡Diente de merengue,
lo que se pone de relieve, insistiendo siempre
bemba de caimito!
—no importa el tema que se trate— en el ritmo
Cuando tu sia glandi
sincopado que produce la aliteración:
va a se bosiador…
Nengre de mi vida,
La potencia rompió
nengre de mi amor…
¡Yamba ó!
Retumban las tumbas
Pero no serán únicamente las temáticas co-
en casa de Acué.
mentadas aquéllas abordadas por la poesía ne-
El juego firmó
gra en Cuba; muy por el contrario, la circuns-
¡Yamba ó!
tancia sociopolítica que vivía nuestra República
con yeso amarillo
para esos años con la dictadura de Gerardo Ma-
en la puerta fambá
chado y sus secuelas de toda índole, bien pron-
(«Liturgia», de Alejo Carpentier) to le impregnarían ese sentido dramático, de
denuncia, que la particulariza dentro del con-
Lujuria de mil canciones desnuda sus texto del movimiento negrista en que surgió
cascabeles en América, y en el cual, sin renunciar a las ga-
cuando aparece Cumbele nancias rítmicas en las que había alcanzado tim-
macumbele, bres tan elevados, se adentra y profundiza cada
Iyamba poderoso de los Eguerecuá vez más en la realidad, en señal de protesta con-
—pañuelo en la garganta tra la injusticia y la discriminación de que era
navaja en los bolsillos objeto el negro, y en defensa de nuestra identi-
y en los bolsillos de la garganta melodramático dad cultural, y por ende, nacional. Tal actitud
y torpe es fácilmente apreciable en numerosos poemas
¡alsá! entre los que merecen distinguirse, entre mu-
(«Cambele macumbele», de Marcelino Arozarena) chos, «Hermano negro», de Regino Pedroso;
«Canción negra sin color», de Marcelino
¿Por qué no viene a la bacha la hija de Yemayá Arozarena; «Elegía de María Belén Chacón»,
la pulposa, de Ballagas; «Poemas del batey», de José
la sabrosa, Rodríguez Méndez, y «Lamento veterano» y
la rumbera, majadera y chancletera Caridá? «Consejo de viejo», de Félix B. Caignet, del cual
incluimos un fragmento:
(«Caridá», de Marcelino Arozarena)

Otro rasgo que es frecuente observar es el ¡Desengáñate, mi’jo…


tratamiento de la temática infantil, en la cual se la política ofrese,
han convertido en clásicos los poemas de Emi- pero ofrese na’má!
lio Ballagas («Para dormir a un negrito») y de Depué que trunfa el jefe,
Ignacio Villa («Drumi, Mobila»), cargado de ter- lo que te dan e’fuete
nura, y entre los cuales no hay dudas de que el ¡fuete de mayorá!
de Ballagas acusa mayor riqueza ideotemática y
rítmica, como veremos a continuación en los si- Esta actitud desembocará, en algunos expo-
guientes fragmentos: nentes de esta tendencia, en una poesía de con-

Untitled-44 320 02/06/2010, 9:33


LA LÍRICA 321

tenido abiertamente social, independientemen- en su ya considerable cultura literaria para co-


te ya de la pigmentación de la piel, en una poesía menzar un proceso de búsqueda de su propia
de afianzamiento de nuestros más auténticos identidad en el marco de una república media-
valores nacionales, y de enfrentamiento contra tizada y ultrajada en grado sumo por un gobier-
cualquier tipo de explotación, no importa de no dictatorial. Con esa forma violenta de abor-
quien proceda, pero muy particularmente de los dar determinados temas de aquella realidad con
Estados Unidos. Es en esta vertiente en la cual un lenguaje nuevo, no menos agresivo, de afir-
Nicolás Guillén ofrecerá muestras excepciona- mación de nuestra nacionalidad, Guillén dio ini-
les, después de haber incursionado brillantemen- cio también a un proceso de descolonización
te, mejor que cualquiera, en las líneas temáticas cultural sin precedentes en nuestra historia lite-
que hemos venido desarrollando, como veremos raria, y provocó, de hecho, una brusca ruptura
a continuación. de la tradición poética imperante, modernista y
Síntesis y superación artística de los caracte- postmodernista, para colocarse de golpe en el
res expuestos que distinguen este tipo de poe- centro de la vanguardia cubana y americana, en
sía, Nicolás Guillén —calificado como «poeta el más amplio sentido del término, que venía
de la síntesis» por el profesor martiniqueño produciéndose desde hacía algunos años en
Alfred Melon—, constituye, como se señalara, Europa y América. Pero dejemos que sea el pro-
su más alto exponente en la lírica hispanohablan- pio poeta quien nos ofrezca su testimonio al
te. Bastaron para ello los ocho poemas que pu- respecto:
blicara el 20 de abril de 1930 en la página domi-
nical «Ideales de una raza», del periódico La influencia más señalada en los Motivos
habanero Diario de la Marina, bajo el título Mo- (al menos para mí) es la del Sexteto Haba-
tivos de son, posteriormente recogidos en un cua- nero y el trío Matamoros. Recuerde que
derno, el primero que editara este poeta cama- luego fueron personajes de mis poemas la
güeyano.43 Según testimonio del autor, los Mujer de Antonio y Papá Montero. Hay
títulos originales publicados en dicha página, quien menciona a Langston Hughes, a la
con el ritmo versal del son y en el siguiente Mateodora y hasta un tomito de guarachas
orden fueron: «Negro bembón», «Mi chiqui- cubanas, cuya primera edición es del
ta», «Búcate plata», «Sigue», «Ayé me dijeron ochentitantos. El problema no es recibir
negro», «Tú no sabe inglé», «Si tú supiera…» una influencia; lo importante es transfor-
y «Mulata», aunque, en ediciones posteriores marla en sustancia propia, en elemento per-
que se han hecho en Cuba, se han producido sonal, en manera característica de crea-
distintos ordenamientos y aun modificaciones ción.45
de títulos y versos.44 Numerosas han sido las
influencias atribuidas a la aparición de este pe- Obsérvese, al punto, la incidencia directa con
queño poemario, y que incluyen los antece- la música que bailaba el pueblo, en particular con
dentes españoles citados del teatro y las el son, procedente de las zonas orientales del país,
letrillas de Lope de Vega y Góngora, hasta la y otras formas de expresión musical que tarda-
poesía, y la presencia misma en La Habana del ron años en ser aceptadas por la burguesía cuba-
poeta negro norteamericano Langston Hughes na para su interpretación en los lujosos salo-
—al que lo unieran fuertes lazos de amistad— nes, pero ante los cuales se rindieron finalmente
y la de Federico García Lorca, quien visitara en virtud de sus cualidades rítmicas («aquí el
Cuba en 1930. Ni lo uno ni lo otro deben ser que más fino sea / responde si llamo yo…», di-
aceptados de manera absoluta. Dadas la ascen- ría más adelante Guillén en «La canción del
dencia social del autor de los Motivos y su pro- bongó»). Estas mismas circunstancias de carác-
pia mulatez, símbolo de discriminación racial en ter sociológico y la fuerte carga sonera de que
buena parte de la población en la época, no es estaban investidos los motivos, que habían
dable suponer que Guillén necesitase apoyarse adoptado la estructura de esa pieza musical,34

Untitled-44 321 02/06/2010, 9:33


322 ETAPA 1923-1958

bien pronto encontraron eco en prestigiosos sin) pega y con harina ttt
artistas de la época, quienes se encargaron de negro bembón dt
asimilarlos a sus respectivos medios expresivos
y de popularizarlos, con lo cual contribuyeron Contribuye a acentuar su sentido rítmico la
asimismo a su fijación por el pueblo —de don- también reiterada presencia del pentasílabo agu-
de habían salido— como un modo nacional de do a modo de estribillo, «negro bembón», con
expresión, en defensa de sus intereses más le- que increpa a su interlocutor, y a través del cual,
gítimos. Entre las personalidades más conno- unido a los otros elementos contextuales del
tadas en esta difícil tarea merece destacarse a mismo, deja traslucir la situación de desempleo
Rita Montaner, Bola de Nieve, los hermanos («sin pega…») prevaleciente en la época. En el
Eliseo y Neno Grenet y González Allué, pero plano fonético, se advierte la omisión del soni-
muy especialmente Amadeo Roldán y Alejan- do fricativo sordo s, propio de la segunda perso-
dro García Caturla, quienes los incorporaron a na («pone» por «pones»; «tiene» por «tienes»,
la llamada «música culta» de entonces, recono- «ere» por «eres», etcétera), y de la consonante
ciendo públicamente con ello su jerarquía esté- líquida l («dri» por «dril»), al final de palabra,
tica.47 así como de otras consonantes implosivas
Por la significación de este cuaderno dentro («caridá» por «caridad»); apócopes («to» por
del movimiento negrista y la poesía lírica en len- «todo»), entre otros cambios morfológicos. Ob-
gua española en general, procederemos a conti- sérvese asimismo el tono coloquial que caracte-
nuación a comentar con más detenimiento sus riza al poema y lo acerca a la poesía contempo-
rasgos más prominentes en algunas de sus com- ránea en Cuba, mucho más que cualquier otro
posiciones. En «Negro bembón», poema inau- elemento de entonces.
gural y uno de los más popularizados, procede «Mi chiquita» difiere del anterior y los res-
Guillén a implantar un nuevo canon de belleza tantes poemas en que es el único que está escri-
dentro de los valores estéticos existentes, a modo to enteramente en tercera persona, y alude ade-
de protesta contra los modelos impuestos por más a un interlocutor alejado del contexto del
los colonialistas europeos y contra aquellos ne- poema en sí.
gros que intentaban negar su condición de tales; «Búcate plata», el tercer poema, se presta y
en la forma brusca, no exenta de cierta comici- de hecho ha sido objeto de diferentes interpre-
dad por su original manejo de la lengua, en que taciones. En esencia, se trata nuevamente de las
intentaba imitar el habla de los barrios pobres relaciones amorosas de dos seres entre los cua-
habaneros, da inicio nuestro autor a un proceso les, a causa de la ausencia de dinero del hombre
de toma de conciencia acerca del papel del ne- —de ahí la repetición de la frase imperativa que
gro en la cultura nacional, lo cual habría de con- da título a la composición—, se interpone el
tinuar, con sus diferentes maneras de decir, has- hambre («Estoy a arró con galleta»; «hay que
ta Sóngoro-Cosongo, su segundo poemario comé»; «amó con hambre»); el desempleo («Yo
editado sólo un año después, en 1931. En el poe- bien sé cómo etá éte»); la posibilidad de aban-
ma que nos ocupa, el autor nos presenta un diá- dono («porque me boy a corré») con sus con-
logo con un interlocutor implícito (que no res- notaciones ético-sociales («Depué dirán que soy
ponde), y en el que valiéndose de cuatro estrofas mala / y no te quedrán tratá»). El poema alude
polimétricas, se puede apreciar entre sus elemen- asimismo al contraste de esta situación con una
tos lingüísticos y composicionales la presencia al menos supuesta opulencia del entorno que
de un ritmo trocaico-dáctilo, que acelera la mo- rodea a la pareja, y que provoca el rechazo de la
vilidad del poema y del cual ofreceremos una mujer al amor que se le ofrece:
muestra.
¡qué ba!
Te) queja todavía ttt con tanto sapato nuevo,
negro bembón dt ¡qué ba!

Untitled-44 322 02/06/2010, 9:33


LA LÍRICA 323

con tanto reló, compadre, por cuanto representa el drama del hombre que,
¡qué bá! por carencia de dinero, pierde a la mujer que ha
con tanto lujo, mi negro, estado a su lado proporcionándole placer. Pero
¡qué ba! es sólo un motivo fugaz: de pronto, a modo de
contrapunteo, inicia una frenética tirada de ver-
Apréciase en dicho fragmento —a su vez el sos en donde aparecen expresiones reiterativas
estribillo del poema—, introducido por el verso de profundo efecto musical, imitativas de una
anafórico «¡qué ba!», una gradación en los ele- negra que baila, subrayados por la jitanjáfora
mentos externos que va de lo particular a lo ge- «sóngoro-cosongo», que por primera vez apare-
neral («sapato», «reló», «lujo»), que deja abierta ce en su poesía y con la que forma el conocido
la imaginación del lector; las terminaciones agu- estribillo que dará título a su segundo libro men-
das de sus versos cortos («¡qué ba!»); la frase cionado. Varios de los cambios morfológicos
también anafórica, repetitiva («con tanto») como presentes en «Negro bembón» se aprecian nue-
indicador de derroche material e, insistentemen- vamente aquí, a los que se añaden «acoddatte»
te, el tono afectivo que recorre el texto en su (cambio o asimilación de una consonante por
integridad («biejo», «compadre», «mi negro»). otra) y la onomatopeya «aé»:
En un orden lingüístico, otra vez la omisión de
consonantes a final de palabra: «má», «arró», Sóngoro cosongo,
«cané», «corré», «tratá»; adición de d («quedrán» songo be;
por «querrán»), asimilación en contacto regre- sóngoro cosongo
siva («poque» por «porque»); etcétera. El poe- de mamey;
ma refleja, en síntesis, la crisis económica por la sóngoro, la negra
que atravesaba el país y todo el mundo capitalis- baila bien;
ta en 1929. sóngoro de uno
En «Sigue», de cinco estrofas —tres de dos sóngoro de tre.
versos cada una y dos de cuatro en las que pre- ¡Aé
domina el ritmo trocaico—, nuevamente la rei- bengan a be;
teración de un vocablo —el que da título al poe- aé,
ma— en siete oportunidades, es utilizada para bamo pa be;
enfatizar el ritmo del poema, y refuerza a su vez bengan, sóngoro-cosongo,
la idea de continuar ininterrumpidamente un de- sóngoro-cosongo de mamey.
terminado camino. Es de hecho una forma pe-
culiar que tiene nuestro Poeta Nacional de rela- Cambios morfológicos e introducción de
cionar el ritmo con el contexto al cual se refiere nuevos vocablos carentes de sentido lógico, pero
el poema. estimados por sus cualidades fónicas (jitanjá-
«Tú no sabe inglé» revela, por su parte, el con- foras); reiteraciones; versos cortos con acentua-
flicto social que suponía no conocer ese idioma ción aguda; rima preferentemente consonante
en un país penetrado económica y culturalmente con frecuente alternancia con la asonante y el
por los Estados Unidos; es, como bien se ha ad- versolibrismo; cualidad rítmica del más alto qui-
vertido, una de las primeras alusiones antim- late y otros tantos recursos explotados al máxi-
perialistas del Poeta Nacional, mientras que mo por nuestro Poeta Nacional, constituyen la
«Mulata» se imbrica en lo temático con el poe- técnica formal general de este poemario irrepe-
ma inicial, «Negro bembón», al reafirmar el pro- tible en las letras cubanas y de expresión hispá-
tagonista su condición racial en su preferencia nica, en el cual se funden lo aparencial y lo
por una mujer negra, que no mulata. esencial-ideológico y del que no pocos rasgos
«Si tú supiera», el séptimo poema, constituye aparecerán en su obra posterior,48 siempre en
posiblemente uno de los momentos de mayor búsqueda de la identidad nacional en diferentes
intensidad de cuantos aparecen en Motivos…, etapas de la historia de nuestro país.

Untitled-44 323 02/06/2010, 9:33


324 ETAPA 1923-1958

Con las características apuntadas, no es raro En el ojo profundo duermen palmeras


que Motivos de son fuese recibido por el público exorbitantes.
de la época de forma disímil, unos atacándolo, El grito se nos sale como una gota de oro
otros elogiándolo. Como bien apunta Guillén, virgen.
«la reacción de la mayoría fue generosa […]
Hubo también burla, y chacota, movida por gen- Nuestro pie,
te ignorante o cobarde».49 Tales reacciones, por duro y ancho,
supuesto, obedecían a las diferentes posiciones aplasta el polvo en los caminos abandonados
de clase de sus autores, entre los cuales los había y estrechos para nuestras filas.
blancos, negros y mulatos, de variada posición Sabemos dónde nacen las aguas,
económica. «Les era difícil entender —añade— y las amamos porque empujaron nuestras
que yo no venía a crear “una discriminación canoas bajo los cielos rojos.
más”, que no se trataba de una poesía “negra” […]
frente a una poesía “blanca”, sino de la búsque-
da de una poesía nacional mediante la expresión Obsérvese que Guillén ha adoptado para su
artística de todo el proceso social cubano.»50 discurso la perspectiva del esclavo africano traí-
Que Guillén estaba consciente del logro al- do siglos atrás a nuestras tierras americanas para
canzado y que éste fuese puesto de manifiesto su infame explotación, y al no mencionar la na-
por numerosos intelectuales de prestigio de esos cionalidad de los colonialistas vencedores, de
años como eran Emilio Ballagas, Regino Boti, hecho se hermana, por así decirlo, con todos
Juan Marinello, Fernando Ortiz, Ángel Augier, aquellos descendientes de negros esclavos que
entre muchos, es prueba fehaciente del nivel es- padecieron las mismas humillaciones a que aquél
tético e ideológico que había ya logrado. Pero se vio sometido. Esta singularidad concede al
también estaba consciente de algunos peligros poema un aliento americanista de la más rancia
que entrañaba el procedimiento lingüístico em- estirpe, preludio de la proyección humana, uni-
pleado, de acuerdo con sus nobles propósitos. versal, de su obra.51
Es por ello que a sólo un año de publicados sus Otro elemento que acentúa su solidaridad
Motivos…, saca a la luz Sóngoro Cosongo (en para con los vencidos es, en el mismo poema, el
octubre de 1931), en el cual, si bien es cierto tratamiento que da a su verso, no ya necesaria-
que renuncia a la deformación del lenguaje pro- mente corto y agudo, sino en alternancia cons-
pia de su cuaderno anterior, muy pronto se en- tante con uno largo, versicular, propio más bien
carga de revelar el hilo de continuidad existente de la poesía negra de expresión francesa, a la
entre uno y otro poemario, tanto en un rasgo manera de las letanías religiosas de los pueblos
estilístico —escogió, como título de este últi- que las desarrollaron, lo que se traduce en un
mo, la jitanjáfora que había utilizado en su mo- ritmo lento y cadencioso, en oposición al rápi-
tivo «Si tu supiera», de su libro anterior—, como do y repetitivo de sus Motivos… La presencia
en lo temático-ideológico, por cuanto a partir de la naturaleza es en este caso vigorosa, como
de su contenido se aprecia el mismo afán de des- la del continente negro, y las imágenes adquie-
colonización cultural presente en su libro inau- ren mayor profundidad, dando fe así del rico
gural. Este aserto se advierte de inmediato en el caudal poético que en lo adelante lo caracteriza-
poema «Llegada», con que estrena en esta oca- rá. Es, en esencia, el mismo Guillén, y otro dis-
sión su discurso poético. tinto, renovado, presto a dar siempre lo mejor
de sí y a llevar adelante su empresa del lado de
¡Aquí estamos! los oprimidos.52
La palabra nos viene húmeda de los bosques, Unido a eso, distingue el poemario —que es-
y un sol enérgico nos amanece en las venas. cribió precedido de un combativo prólogo en el
El puño es fuerte que expresa su deseo de escribir «versos mula-
y tiene el remo. tos» e insiste en el carácter «mestizo» del «espí-

Untitled-44 324 02/06/2010, 9:33


LA LÍRICA 325

ritu de Cuba»—, su propósito (alcanzado) de a Estados Unidos —personificado en Broad-


mostrar el carácter de nuestra nacionalidad, ba- way— como un verdadero monstruo devorador
sada en la integración de componentes españo- de nuestras riquezas.
les y africanos. En consecuencia, son muchos los
temas y tópicos que aborda, de la más variada ese mismo Broadway
índole, entre los cuales merecen destacarse el es el que estira el hocico con una enorme
negro propiamente, el imperialismo y la pobre- lengua húmeda,
za. El primero de ellos está representado en poe- para lamer glotonamente
mas como «Quirino», «Rumba», «Canto negro» toda la sangre de nuestro cañaveral.
(que evoca poderosamente a sus Motivos…),
«Mujer nueva» (donde celebra la belleza física Este poema introduce, temáticamente hablan-
de la negra: recuérdese su «Mulata» anterior) y do, otro en el que nuevamente es relevante la
los dos madrigales, entre otros. Pero en ninguna nota antimperialista, a pesar de su brevedad:
tan alta majestad en el tratamiento del negro,
además de «Llegada», como en «Velorio de Papá El negro
Montero», «Secuestro de la mujer de Antonio», junto al cañaveral.
«Pequeña oda a un negro boxeador cubano», El yanqui
dedicada a Kid Chocolate y publicada por vez sobre el cañaveral.
primera en 1929, y «La canción del bongó», men- La tierra
cionado, en el que salvo el primer verso escrito bajo el cañaveral
en tercera persona —«Esta es la canción del ¡Sangre
bongó»—, el resto del poema está escrito en que se nos va!53
primera persona, en magnífica personificación de
ese instrumento de percusión musical que acerca La pobreza cobra especial significación en dos
aún más el contenido al lector —«Aquí el que más composiciones también: «Organillo», siete ver-
fino sea, / responde, si llamo yo» (estribillo), y sos solamente en los que un hombre intenta
en el cual el sincretismo religioso propiciado por ganarse la vida con este humilde instrumento, y
la transculturación hace acto de presencia. «Pregón», de fuerte efecto musical, evocador
también de sus Motivos… en sus recursos rítmi-
En esta tierra mulata cos y la denuncia al propio tiempo del precario
de africano y español estado económico del pregonero: («Sangre de
(Santa Bárbara de un lado mamey sin venas,/ y yo que sin sangre estoy;/
del otro lado, Changó). mamey p’al que quiera sangre,/ que me voy»),
[…] sin que pierda con eso la gracia característica de
esta expresión musical callejera.
Además de ello, los términos «mulato», «mes- No fue éste el último poemario en el cual el
tizo» y «criollo» son utilizados por nuestro Poeta autor de los Motivos… dejó sentada su preocu-
Nacional en este poemario y su prólogo para pación por el negro y la denuncia por la doble
enfatizar la síntesis que representa la población explotación de que era objeto; muy al contrario,
cubana y sus correspondientes manifestaciones una vez rebasados los primeros años del movi-
culturales. miento negrista en Cuba y América, y en la me-
Como es frecuente en la lírica de Guillén, un dida en que su pensamiento político se iba radica-
mismo poema es susceptible de poseer general- lizando, ésta afloraría una y otra vez en su poesía
mente más de una connotación. Tal ocurre con posterior, evidenciando nuevamente que, en él,
«Pequeña oda a un negro boxeador cubano». En no había sido una moda.
él, tanto como el drama del negro dedicado a Así, en West-Indies Ltd (1934), de fuerte acen-
ese bárbaro oficio entonces, más que deporte en to antimperialista, volveremos a encontrar
sí, sobresale la nota antimperialista al presentar textos poéticos en los que, de una u otra forma,

Untitled-44 325 02/06/2010, 9:33


326 ETAPA 1923-1958

profundiza cada vez más en las raíces de esta durante la seudorrepública, y la segunda la inte-
problemática, como en «Palabras en el trópico», gran un grupo de sátiras sobre un popular per-
su poema inaugural; en su conocida «Balada de sonaje creado por Guillén, José Ramón Canta-
los dos abuelos»; la «Balada del Güije», que no liso, negro pobre tocador de guitarra a los
debe ser interpretada únicamente en su aspecto turistas, y en las que les revela lo que se verá
exteriorista, sino como una nueva evocación de aparencialmente. Se trata, en este caso, de un li-
la esclavitud por las imágenes de horror que com- bro inusual de poesía popular en el sentido prís-
porta; «Sensemayá; canto para matar a una cule- tino del término —de pueblo— y popularizado
bra», de enorme fuerza telúrica, susceptible de a su vez por intérpretes musicales de todas la
una interpretación simbólica, alegórica al impe- latitudes. A través de sus versos se advierte la
rialismo y la necesidad que tienen los pueblos recuperación política de su autor después de la
de liberarse de éste, y en el cual vuelve nuestro crisis derrotista de West-Indies Ltd, como corres-
autor a provocar los efectos rítmicos de su pri- ponde verdaderamente a un revolucionario, y
mer cuaderno, con su entrada impresionante, éstos son al mismo tiempo «un triunfo definiti-
verdadero grupo jitanjafórico: vo del mestizaje antillano», como expresa el pro-
pio prologuista. Blancos, indios, negros, mula-
¡Mayombe-bombe-mayombé! tos, todos desfilan por sus páginas, reafirmando
¡Mayombe-bombe-mayombé! la integración étnica de nuestra tierra como sím-
¡Mayombe-bombe-mayombé! bolo de cubanía y oponiendo invariablemente la
injusticia y la opresión a la justicia y la libertad,
Por otro lado, composiciones como «Mara- en una poesía abiertamente social.
cas», de igual acento antimperialista mezclado De 1947 data el cuarto libro de Guillén, pu-
con una nota un tanto costumbrista que prece- blicado en Buenos Aires, Argentina, con el títu-
de a la anterior, y la que da título al poemario; lo de El son entero, probablemente su libro más
«West-Indies Ltd», largo texto en el cual Guillén maduro, verdadera apoteosis de cubanía y esplen-
parece burlarse sarcásticamente de la amarga rea- dor expresivo. Poemas como «Ébano real», «Isla
lidad de la República, de la gran mentira de la de Turiguanó», «Guitarra», «Palma sola», «Áca-
independencia de la República, y que puede ha- na», «Caminando», entre muchos, no podrán
ber sido tal vez el momento más difícil que él faltar jamás en una antología de poesía guille-
atravesara desde el punto de vista ideológico, no niana. En el mismo, la presencia negra se mani-
deben ser pasados por alto. Constituye, este úl- fiesta claramente en «Un son para niños antilla-
timo, una muestra ejemplarizante de las capaci- nos» y «Son número 6», los cuales, comparados,
dades artísticas de Guillén y de su cultura lite- permiten verificar la enorme versatilidad del son
raria, al combinar armoniosamente variadas como expresión musical poetizable. En el últi-
estrofas —entre ellas el romance español— con mo de estos poemas, el autor no se refiere ya
el son, genuinamente cubano, y hacer gala del solamente a la etnia yoruba como predominan-
dominio que poseía del ritmo versal en conso- te en buena parte de la cultura cubana, con la
nancia con el asunto que aborda. cual se identifica, sino que se identifica también
Suele ser considerado 1937 como el año que con la conga, la mandinga, la carabalí, en abierto
marca el cierre del ciclo de poesía negra en Cuba, espíritu de solidaridad con todos los africanos
y éste coincide con la publicación en Ciudad traídos a estas tierras en calidad de esclavos.
México del poemario del autor que estudiamos, Continúa su canto sonero con una serie de ver-
Cantos para soldados y sones para turistas, con sos reafirmadores de la tradición histórica que
prólogo de Juan Marinello, y el que rezuma condicionara el mestizaje racional y la desigual-
americanismo por doquier. Está concebido en dad social de entonces en nuestro país:
dos partes: la primera, una serie de «cantos» con-
tra la dictadura militar y el derramamiento de Yoruba soy, soy lucumí,
sangre que caracterizó frecuentemente a Cuba mandinga, congo, carabalí.

Untitled-44 326 02/06/2010, 9:33


LA LÍRICA 327

Atiendan, amigos, mi son, que sigue así: tural. Es por ello que, aun habiendo desapareci-
Estamos juntos desde muy lejos, do las causas que lo originaron, continuó desa-
jóvenes, viejos, rrollándola en proyección ascendente, y conti-
negros y blancos, todo mezclado; núa siendo objeto de atención por parte de
uno mandando y otro mandado, jóvenes formados al calor de la Revolución,
todo mezclado, como Miguel Barnet («La huida», «Ochosi») y
[…] Nancy Morejón («Los ojos de Elleguá»), para
no citar más que dos de los nombres más rele-
No puede obviarse en este breve recuento de vantes, por cuanto es ésta una manera de con-
la poesía negra en Cuba la mención de un texto tribuir al fortalecimiento de la cultura cubana,
como «Tengo», de su poemario homónimo edi- estimulada por ese hecho cultural mismo que
tado en 1964, después del triunfo de la Revolu- es la Revolución. [A. B.]
ción, que representa la liberación ansiada, en lo
racial y lo social, de las ataduras y privaciones
impuestas por la República mediatizada, y ha 2.2.6 La poesía social en Pedroso, Navarro Luna
devenido símbolo de ello en nuestro contexto y otros poetas
revolucionario.
Un nuevo acercamiento temático a la proble- La existencia en Cuba de esa poesía reveladora
mática del negro por parte de Guillén lo encon- de preocupaciones sociales no era, a fines de la
traremos, algunos años después, en 1972, en el década del XX, un hecho nuevo: provenía de una
poemario Diario que a diario (dedicado a Eliseo tradición iniciada en el siglo XIX, y había tenido
Diego), el cual es a su vez una especie de sínte- brotes ocasionales durante los años que siguie-
sis y culminación de su trayectoria poética e ron al fin de la guerra contra el colonialismo es-
ideológica.54 En él se enfatiza nuevamente la si- pañol. La poesía social es, entre nosotros, una
tuación del esclavo durante el colonialismo es- línea derivada de la vanguardia, y comienza a
pañol mediante un recurso directo y sumamen- manifestarse —en tanto inquietud significativa
te eficaz: los anuncios publicados en los para el desarrollo posterior de nuestra historia
periódicos de la época, en los que se advertía el literaria— en los mismos años de auge de este
inhumano tratamiento de que eran víctimas, ta- movimiento renovador. Constituye asimismo la
les como los siguientes: «Blanca de cuatro me- expresión de la toma de conciencia del escritor
ses de parida, sin un rasguño ni una herida, de ante una realidad a cuya transformación se pro-
buena y abundante leche, regular lavandera; crio- pone contribuir. Así, los rasgos definidores de
lla cocinera, sana y sin tacha, fresquísima mu- esta poesía son, en un sentido muy general: su
chacha: EN 350 PESOS PARA EL VENDEDOR», carácter realista, la preocupación por revelar las
o este otro: «Se cambia un blanco libre de lacha relaciones del hombre con la realidad inmediata
/ por una voluntad de la marca FORD / y un —o mediata—, y su intención de aprehender el
perro…». Pero obsérvese que el hacerlo y colo- suceder concreto, real, en oposición a su suce-
car a blancos en vez de negros en semejante si- der imaginario y a diferencia de las preocupa-
tuación, está condenando cualquier forma de ciones centrales del intimismo inclinadas a ex-
explotación, que compara con la esclavitud mis- presar, en esencia, los conflictos afectivos del
ma, con lo que muestra una vez más la universa- individuo.
lidad de su obra. Entre los autores que hicieron suya esta for-
Con esa reaparición del negro en su poesía, ma de entender la creación poética se destaca
nuestro Poeta Nacional demuestra algo que se Regino Pedroso (1896-1983). Formado dentro
ha venido repitiendo desde el principio: en de los modos expresivos del postmodernismo
Guillén, esta tendencia poética no fue, como en —La ruta de Bagdad y otros poemas (1918-1923)
el resto, una «moda» más, sino un modo muy y Las canciones de ayer (1924-1926)—,55 da ini-
personal de expresión de nuestra identidad cul- cio, sin embargo, a la línea de poesía social, al

Untitled-44 327 02/06/2010, 9:33


328 ETAPA 1923-1958

publicar en 1927 Salutación fraterna al taller me- Creemos en la bondad del arte como ma-
cánico,56 obra que lo convierte en el primer can- nifestación suprema de la belleza; pero sólo
tor, dentro de la literatura cubana, de la fábrica, comprendemos y justificamos su utilidad,
el taller y las demandas proletarias. El interés su razón de eternidad, cuando tiende a re-
por el universo fabril y la exaltación de la má- flejar e interpretar angustias, ensueños, an-
quina parecen tener en la poesía latinoamerica- helos e inquietudes de grandes conjuntos
na dos fuentes: de un lado Whitman; de otro, el humanos.58
futurismo. En Pedroso se aprecia, no obstante
las posibles influencias, un rasgo especial, pues Junto a esta declaración de principios hay otro
obrero él mismo, aborda el tema desde su entra- detalle no menos esencial: esta poesía puede y
ña misma para crear un mundo poético donde el debe ser considerada nueva porque es el eco de
más importante será siempre el hombre. una avanzada concepción del mundo, de la cual
En Nosotros, publicado en 1933, culminan y es portadora una clase que no sólo ha compren-
se completan todas las ideas e inquietudes plan- dido su misión política y comenzado a actuar en
teadas seis años atrás por el poeta. Comienza a consecuencia, sino que, además, ahora empieza
gestarse en 192757 y su elaboración coincide con a desempeñar —en la voz de un obrero poeta—
los años de auge de la vanguardia en Cuba. A su papel dentro de la cultura nacional.
pesar de ello, no puede decirse que sea éste un Es por estas razones que el tratamiento del
libro netamente vanguardista, aun cuando el pa- tema de la fábrica y la máquina cobra matices
rentesco se haga evidente en ciertos recursos singulares en esta obra. El propio Pedroso plan-
formales, como la prosopopeya: tea, desde el inicio, las reglas del juego:

¡Oh taller, férreo ovario de producción! Jadeas Tema de moda del momento
como un gran tórax que se cansa! para geométrico cubismo
(«Salutación fraterna al taller mecánico») e impresionismo de metáfora.
Pero tienes un alma colectiva
en imágenes y metáforas cuya filiación es incon- hecha de luchas societarias
fundible: […]
Te agitas, sufres, eres
Los yunques, los tractores más que un motivo de palabras
que violan a la tierra en cópula mecánica
(«Salutación fraterna…»)
(«Mañana»)
No se trata ahora de cantar a la técnica por
Nosotros es el fruto, en el plano ideológico-
seguir, sin objeto, una moda, sino de algo muy
conceptual, del ambiente de efervescencia polí-
distinto:
tica reinante en la isla a partir de la tercera déca-
da del siglo XX , y en el plano propiamente
Cantaremos al hierro porque el mundo es
artístico, consecuencia del influjo renovador de
de hierro,
los postulados formales de la vanguardia. Su im-
y somos hijos del hierro.
portancia, trascendental para la literatura cuba-
Pero estaremos sobre la máquina
na, radica, ante todo, en su carácter de poesía
nueva, novedad temática fundamentalmente, («Mañana»)
pues nadie antes se había adentrado en estos pre-
dios con estas intenciones y esta actitud. Este Este acercamiento a lo humano establece, jus-
libro ofrecía, a quien quisiera oírlo y sin rodeos, tamente, una relación de continuidad entre No-
una interpretación revolucionaria de la función sotros y la futura producción de Pedroso.
social del artista. En el prólogo del libro su au- Otro rasgo significativo en este libro es su
tor expresa: antimperialismo. Lo que en otros autores había

Untitled-44 328 02/06/2010, 9:33


LA LÍRICA 329

sido nota discreta o alusión velada, en Regino del hombre con un sentido muy abarcador. Exis-
Pedroso resulta denuncia desembozada. Por pri- ten las alusiones a su propia experiencia como
mera vez en la república neocolonial un poeta creador, está la denuncia contra el fascismo y el
llamaba a las cosas por su nombre: homenaje a los héroes de la lucha internaciona-
lista en la Guerra Civil Española —resumidos
Por aquí cruzaron. en la figura de Pablo de la Torriente Brau—, el
Ahora hacia sus cuarteles de Wall Street: tema de la discriminación racial —abordado des-
el fardo de dólares al hombro, de una perspectiva clasista al poner en juego la
y el continente bárbaro. condición de trabajador explotado del hombre
(«Los conquistadores») de piel negra—, el doloroso universo antillano,
la dependencia neocolonial —en los hermosos
Nosotros es un libro de intención política in- versos de «Un romance en tierras náufragas»—,
cuestionable, de ahí que la función propagandís- la esperanza y el amor.
tica desempeñe en él un papel de primer orden, Lejos de los balbuceos de la vanguardia,
como se refiere de las palabras de su autor al pre- Regino Pedroso se va acercando a lo que será
sentarlo: característica esencial de su estilo: la expresión
de lo social por medio de un lirismo de hondo
[…] bien ha de estar el sacrificio de la voz contenido humanista: lirismo resultante de la
pura y el simple juego mental por la expre- adopción por parte del poeta de un «otro yo» o
sión nueva, que es, ahora, incendio en las sujeto lírico:
almas y llamado en las conciencias. Mas si
así se hace política, entonces habremos de Mi vida se abrió humana a las cosas,
admitir, ya sin reservas, que una política así y ola de fuego se volvió aquel hilo encantado
realizada es también, humanamente, esté- de agua,
tica.59 y con voz de llanto, de oro, de plata, de hierro,
de bronce
El mensaje, sin embargo, no siempre fluye en su angustia dio al viento,
los versos a través de la forma poética adecuada, y corrió ensanchando, rojo por la tierra, su
lo cual le resta, por momentos, eficacia artística. clamor de llamas
Algo muy diferente ocurre cuando el autor con- al mar de los hombres.
sigue armonizar las inquietudes sociales con un («Canción del hilo de agua»)
peculiar acento lírico, abierto al dolor y la espe-
ranza del hombre en su condición más univer- La circunstancia sociopolítica inmediata, razón
sal. En esta línea están «Canción sobre los rie- de ser de esta poesía, se ha ido depurando. En Los
les» y «Nueva canción», dos poemas que por su días tumultuosos se advierte una gradual sustitu-
tono ya se aproximan a los de su siguiente libro: ción de la referencia política directa por un dis-
Los días tumultuosos, escrito entre 1934 y 1936, curso poético capaz de trasmitir el mensaje a tra-
pero sólo publicado como parte de su Antología vés de recursos literarios de mayor eficacia.
poética en 1939. Pedroso escribió también, en el transcurso de
En Los días tumultuosos se observa un ajuste estos años, algunos textos —no recogidos en li-
de los recursos expresivos: el poeta va camino bro en su momento— entre los cuales merecen
de la madurez. Aquí encontramos, junto al ver- ser destacados sus «Dos poemas chinos» (1932),
so vigoroso, desigual, y las formas libres emplea- en los que revela otra faceta de su personalidad
das en Nosotros, un retorno a las maneras tradi- artística: el conocimiento de la sensibilidad y el
cionales, específicamente el romance, en el cual espíritu asiáticos. Todavía hallamos en ellos ex-
Pedroso muestra dominio y soltura. presiones vanguardistas, y aún podría agregarse
Hay asimismo una apertura temática: el au- que el contenido social ha sido tratado con cier-
tor va tocando ahora las angustias y las ansias to esquematismo; pero, sin lugar a dudas, el

Untitled-44 329 02/06/2010, 9:33


330 ETAPA 1923-1958

poeta ha logrado crear una «atmósfera» convin- eran nuevas: ya el poeta había mostrado, incluso
cente. Esta zona de sus inquietudes literarias en- en su momento postmodernista, preocupacio-
contrará años después su mejor expresión en El nes cívicas y solidaridad con las frustraciones
ciruelo de Yuan Pei Fu (1955), mas por el mo- colectivas. Hacia 1926 publica en Orto tres poe-
mento son sólo tanteos. mas a los cuales denominó «socialistas» —en
En sentido general puede decirse que entre honor, según todo parece indicar, a la Revolu-
1927 y 1936 ya se perciben las vías por las cuales ción de Octubre—, en los que se revela una ac-
ha de transitar en los años sucesivos la obra de titud política definida. Destinados a conmover,
Regino Pedroso. La amable ironía latente en un a llamar en las conciencias, estos versos tienen
poema como «Una canción íntima sobre el tu- ya algo del tono exaltado y convulso caracterís-
multo» se desplegará, cargada de sentido filosó- tico de su obra posterior. La madurez ideológi-
fico y agudeza, en sus «poemas chinos» de 1955. ca y artística no tardará en sobrevenir. Así lo
Entretanto, el profundo lirismo de contenido demostraron Surco y, en mayor medida, Pulso y
humano ganará en precisión y fuerza expresiva onda (1932).
hasta alcanzar en Más allá canta el mar… (1939) En el prólogo que Juan Marinello escribió para
su momento más significativo. Pulso y onda se define con claridad la intención
Si Regino Pedroso fue el cantor del obrero y de sus páginas:
la fábrica, Manuel Navarro Luna (1894-1966) lo
fue, a su vez, del campesino y la tierra. Pocos Julián Bendá dejaría caer sobre estos ver-
lograron como él apresar en versos la tragedia sos la marca infame de la traición. Porque
del campo cubano. están teñidos, leales a su esencia, del color
Se dio a conocer, muy joven, en las revistas político de la hora en que nacen…60
Penachos y Orto, de Manzanillo; como la mayo-
ría de los poetas del período, siguió en sus ini- Lo político no se nos revela de una forma sim-
cios los caminos postmodernistas. El libro Sur- plista en estos poemas. Hay aquí un hombre en
co (1928) constituye un viraje radical en la medio de las vicisitudes de la existencia, sopor-
concepción de su poesía: con él Navarro Luna tando como a rafagazos la conciencia de su
se lanza a la aventura vanguardista. El impulso inactividad frente a los conflictos que agobian
que lo anima no debe verse, sin embargo, aso- al género humano:
ciado únicamente a intereses de orden artístico
—vale recordar el proverbial ánimo político de Yo
la vanguardia cubana—; estaba muy lejos de su que tengo los ojos desbordados de luz
temperamento dejarse arrastrar por un esteti- y no puedo mirar ni aun furtivamente,
cismo ajeno a los problemas del mundo. Nava- la sangre que está derramada en torno mío.
rro Luna es un escritor cuya evolución poética («Canción del hombre mutilado»)
no puede valorarse al margen del desarrollo y
maduración de sus ideas políticas. Así, este li- Hay en Pulso y onda una médula de lirismo
bro no es sólo el testimonio de una voluntad de muy vivo que no se regodea en los dolores per-
renovación expresiva y del logro de una madu- sonales; por el contrario, se desborda y abraza el
rez en el lenguaje, sino también la prueba de que dolor común, el que atañe a todos. En el libro se
a estas alturas su autor ya había alcanzado una muestra y desgarra un creador adolorido y con-
definición ideológica; en efecto, sólo un año tradictorio, lanzando continuamente al mundo
después de publicado Surco ingresará en las filas sus preguntas; pero sobre todo su reto, en gesto
del Partido Comunista. de rebeldía:
En Surco hay una actitud social, presente en
la inclinación humanista de poemas como «Sur- ¡Las espaldas heridas de los sueños…!
co», «El pueblo» y «La nube», pero sobre todo ¡Sementeras de músculos
en «Estación terminal». Estas inquietudes no para las grandes cosechas de venganza…!

Untitled-44 330 02/06/2010, 9:33


LA LÍRICA 331

Este afán del poeta por abordar problemáti- lechos tibios


cas muy abarcadoras dio como resultado la am- que no lleva brillantes en los dedos
plitud de sus planteamientos temáticos y la ni botonadura de oro en la camisa.
novedad de una poesía de sutil aliento social, sus-
tentada en una emoción que, por lo que hay en A pesar de esto, la visión que nos ofrece del
ella de dolor humano, de estremecimiento ínti- campo tiene todavía cierto aire bucólico. Con
mo, adquiere matices líricos, pero que por lo otros ojos habrá de mirar en su siguiente libro:
enérgico y agresivo de su discurso contiene una La tierra herida, de 1936.
fuerte carga épica destinada a actualizar asuntos En la segunda parte de Pulso y onda, «El libro
de siempre y poner ante nuestros ojos una reali- de las elegías», el viejo tema del hijo redentor,
dad tan universal como cubana. en cuya figura se prolongan la vida y las obras
En Pulso y onda se perfilan los rasgos de esti- del padre, adquiere una connotación singular al
lo por los cuales se reconoce la obra de Manuel convertirlo en depositario de la esperanza sólo
Navarro Luna: tono enfático, con frecuencia hi- si es capaz de escuchar el clamor de la lucha, y
perbólico; empleo de vocablos capaces de pro- sumarse a ella allí donde el padre levantó un muro
vocar sensaciones de rechazo y hasta de horror; entre el egoísmo de su amor y su deber para con
crudeza de las imágenes; creación de una atmós- los hombres, entre la realidad y la acción:
fera sombría, tensa, febril; discurso poético ve-
hemente, apasionado, iracundo, integrado en un ¡Va a decir la palabra que yo no pude
verso de estructura muy libre y ancho aliento, pronunciar cuando
en consonancia con la manera desbordada en que todos estaban callados;
solía dejar correr su emoción. el canto que yo no pude lanzar al mundo
Respecto a los temas, el libro gira, con alguna cuando mis hermanos habían enmudecido;
excepción, en torno a la idea de la responsabili- y desatar la cólera que estuvo amarrada en
dad del hombre —el propio poeta— ante situa- mi cuerpo sin
ciones que demandaban una toma de partido haber podido desbordarse
junto a los desventurados. Por otra parte, ya («Está despierto»)
comienzan a tomar cuerpo dos ideas o núcleos
temáticos que gravitarán en su poesía a partir de Desde el punto de vista formal todavía se sien-
ese momento: el campo como símbolo de au- te en este libro la resaca vanguardista: empleo
tenticidad y cubanía, y el hijo como posibilidad frecuente de la prosopopeya, audacias metafó-
de redención. La primera de estas ideas está plan- ricas al uso, imaginería rayana en lo surrealista;
teada en «Canción campesina para cantarla en la lo más característico en él, en cambio, es su as-
ciudad». Navarro Luna ha invertido el clásico pereza. Navarro Luna no es poeta de blandura
esquema «civilización contra barbarie» dando un cuando de reflejar la realidad se trata; por eso es
sentido martiano a la visión de la tierra, erigida crudo, descarnado a veces, y lo que acaso pudie-
en símbolo de todo lo limpio y natural frente a ra objetársele desde el punto de vista estilístico
lo sucio y postizo representado por la ciudad. resulta a la postre ganancia en el sentido, por-
Esta antinomia le sirve para deslizar su mensaje que estos versos, cuyo efectismo a menudo sor-
político: prende, están transidos de una emoción autén-
tica que los salva al final de los peligros del
El silencio campesino énfasis.
se baña el rostro en los torrentes de la montaña Será en La tierra herida donde Navarro Luna
rostro curtido, acabe, definitivamente, de poner su mirada en el
rostro fuerte, campesino cubano, sobre la miseria de su tierra,
rostro potente pero es Pulso y onda la obra que desbroza este
[…] camino y le sirve de antesala temática y estilísti-
Silencio que ignora las blanduras de los ca. Con él queda establecida una personalidad

Untitled-44 331 02/06/2010, 9:33


332 ETAPA 1923-1958

literaria y una peculiar manera de abordar los tración norteamericana en la vida nacional, y el
problemas sociales en la poesía cubana. cañaveral, escenario de la explotación del obre-
Junto a la obra, mucho más perfilada y repre- ro azucarero, se resuelven, en el plano compo-
sentativa, de Pedroso y Navarro Luna, encon- sicional, en procedimientos que van desde la
tramos en este lapso la contribución de otros búsqueda consciente de un ritmo o cadencia in-
poetas a esta línea de poesía «comprometida». terna en el verso —para acentuar su musica-
Algunos nombres, que en años venideros se ha- lidad— y el empleo de motivos y símbolos alu-
rían familiares en los medios literarios cubanos, sivos a un universo histórico-social y económico
aparecen esporádicamente al pie de textos de concreto —la guámpara, la caña, el sol, la
contenido social en diversas publicaciones pe- guardarraya, el mayoral, el látigo—, hasta el uso
riódicas. de slogans y anuncios publicitarios, que dan cur-
Uno de estos autores es Ángel I. Augier, que so a la paradoja y la ironía. El aporte de Augier a
gozaba ya de cierto reconocimiento entre los la poesía social en estos años consigue sólo acier-
jóvenes poetas, especialmente después de la pu- tos parciales —no obstante sus búsquedas—
blicación de su libro 1, en 1932. Su acercamien- porque el poeta no puede desprenderse de la
to a la poesía social en estos años es breve, pero referenciación directa de lo socioeconómico y
muy personal. Poemas aparecidos en revistas, o político, lo cual lastra el balance artístico final
escritos en el exilio, revelan un carácter literario de sus poemas.
de variadas facetas. Sin desentenderse por com- Una parte de la creación poética cubana de
pleto de los motivos vanguardistas, sus versos contenido social se encuentra directamente vin-
tienen, de un lado, cierto toque sentimental, ín- culada a la poesía negrista, pues ésta se acerca a
timo, característico de un sector importante de lo social cuando deja a un lado la visión coloris-
su poesía: ta y sensual del negro para hacer causa común
con su condición de hombre doblemente explo-
Si mis palabras tado. Sin mencionar a Nicolás Guillén, quien por
pudieran andar descalzas la importancia de su obra merece consideracio-
como esos niños indios que van para la escuela nes aparte, encontramos en esta tendencia algu-
Pies desnudos que saben muchas cosas nos poetas que, ocasionalmente, se aproxima-
(«Si mis palabras») ron a la poesía social, como Marcelino Arozarena
—«Canción negra sin color» (1935).
y de otro, una intención de síntesis poética, por Otro autor que incursionó en este campo des-
contraste de imágenes, que resulta novedosa para de la poesía negra fue Emilio Ballagas. Tanto
el momento en que se escriben y les comunica «Actitud» como «Elegía de María Belén Cha-
un sabor «actual»: cón», pero sobre todo este último, son poemas
que abordan —con sarcasmo el primero y eleva-
Ansiedad femenina da temperatura dramática el segundo— el pro-
en los brazos tendidos de los muelles, blema racial.
sonrisa en sol quebrándose en las olas. Ballagas también tiene en su haber algunos
Negras cargando sobre sus cabezas «poemas de servicio» —como él mismo los ca-
los bultos pesados de los barcos. lificó— que traslucen un deseo de compartir
STORES, GROCERIES, ICE-CREAMS, BARS. inquietudes, temas y formas expresivas con
[…] aquellos de sus colegas que habían alcanzado,
Consulado cubano dentro de la poesía de tema proletario y cam-
con una banderita desflecada pesino, un reconocimiento general, en especial
(«Estampa de viaje») Pedroso y Navarro Luna. De este corte son dos
poemas suyos apenas conocidos: «Abrid bien
En otros textos como «Poema de la guámpa- los ojos» y «El campesino herido». Años más
ra» e «Invierno tropical», los temas de la pene- tarde rendirá un hermoso homenaje a la defen-

Untitled-44 332 02/06/2010, 9:33


LA LÍRICA 333

sa de la capital española en los versos de «Ma- ebrio de luz y de ron.


drid 1937». Los niños casi desnudos
La presencia femenina en la poesía cubana son como un reto al calor
no abunda, pero tiene matices de interés. […]
Mariblanca Sabas Alomá, por ejemplo, se des- En la Habana niños sucios
empeñó, con notable desenvoltura, en el ámbi- padecen de fiebre y tos
to de las búsquedas formales vanguardistas, y […]
constituye un caso excepcional porque es prác- El médico ordena baños
ticamente la única mujer que se aventuró en este salados, curas de sol
terreno. La poesía social que escribió se pro- […]
yectó en esta dirección y sus presupuestos Pero un dólar cuesta el baño
ideotemáticos apuntaron —siempre desde po- en esta playa de Dios![…]
siciones antimperialistas— hacia los problemas
del obrero y el campesino. La pinareña Ciana Además de los ya mencionados, habría que
Valdés Roig, por su parte, produjo una singular agregar a la nómina de los escritores que incur-
poesía feminista que apelaba a un verso de tono sionaron en esta línea los nombres de Félix Pita
menor, íntimo, para denunciar la condición su- Rodríguez, Gerardo del Valle y Enrique de la
bordinada de la mujer en aquellas circunstan- Osa, quienes, al igual que Mariblanca Sabas
cias sociales. Alomá, incorporaron lo social a partir de la ex-
Muy diferente al de sus contemporáneos será perimentación formal vanguardista y difundie-
el aporte de Mirta Aguirre, quien, muy joven por ron sus creaciones desde las páginas de revistas
estos años, se valdrá de formas consagradas por como atuei, Antenas, Revista de Oriente y en el
la tradición para expresar sus ideas políticas. Sus Suplemento Literario del Diario de la Marina.
«Diez romances de hoy» —publicados en la re- Félix Pita Rodríguez, que ya se destacaba como
vista Carteles en 1932— muestran una persona- narrador, continuará ejerciendo en el futuro
lidad poética en formación que aún no es dueña —junto a una notable labor dentro de la cuentís-
total de su instrumento expresivo, pero revelan, tica— su oficio de poeta, y los demás, en su
tempranamente, conocimiento profundo y do- mayoría, se dedicaron finalmente a la labor pe-
minio de los recursos tradicionales de la lírica riodística, que ya venían desempeñando con an-
española, algo que habrá de distinguir en años terioridad. [N. Q.]
venideros buena parte de su obra y le permitirá
moverse dentro de las formas clásicas con abso-
luta soltura y creatividad. 2.2.7 La poesía a partir de 1936
Tanto en estos breves romances como en otras
colaboraciones suyas en revistas y periódicos 2.2.7.1 Ballagas, Florit, D. M. Loynaz, Feijóo
—«Hermano negro», «Indio de América», «Scotts-
boro»— se prefiguran algunos de los rasgos La obra poética de Emilio Ballagas, representa-
definidores de su futura poesía sociopolítica: el tiva, en sus libros de 1931 y 1934, de las líneas
empleo del contraste —la antítesis— como re- pura y negrista respectivamente, experimenta
curso expresivo, la ironía, la valentía en la de- sustanciales transformaciones a partir de 1936,
nuncia, el sabio manejo de la tensión dramática algunas perceptibles en textos de su primera eta-
y su convencido antimperialismo: pa. Su poemario inmediatamente anterior a esa
fecha, Blancolvido, contiene páginas escritas
Playa: salud, optimismo, entre 1932 y 1935 y dentro de las variantes de la
carnes tostadas al sol, tendencia purista. En el propio 1936 aparece
trusas de corte cubista publicado «Elegía sin nombre», un poema espe-
y siluetas «comifló» […] cialmente significativo en la evolución creadora
Un «yanquee» ronca en la arena de su autor porque, entre otras razones, expresa

Untitled-44 333 02/06/2010, 9:33


334 ETAPA 1923-1958

los cambios que se habían venido operando en el centenario del Apóstol José Martí (1953) y los
su sensibilidad y abre la senda por la que transi- poemas no recogidos en libro, alternan y se fu-
taría a partir de esos versos su quehacer durante sionan un romanticismo de filiación erótica y
algunos años. Las preocupaciones y el trabajo de ascendencia vanguardista (filiación que se
artístico que caracterizan a este extenso poema halla en todos los poetas que se inscriben en esa
rompen con las pretensiones de su poética ante- tendencia por esos años), un intimismo de reso-
rior, elaborada a partir de presupuestos bien dis- nancias juanramonianas y limpidez formal con
tintos, en especial el concepto de un tiempo multiplicidad de temas tradicionales, y un canto
ahistórico y primigenio al que el creador quiere candoroso de alabanza a la tradicional Virgen del
acceder para alcanzar una convivencia plena con Cobre, que está más cerca de la devoción popu-
la naturaleza incontaminada. En «Elegía sin nom- lar, sin cuestionamientos, que del trascendenta-
bre» hay una clara conciencia de conflictos que lismo de los místicos o de los existencialistas de
hasta entonces sólo habían asomado como ele- raíz cristiana, con quienes Ballagas no tiene la
mentos disociadores de una poesía que se afana- menor relación.
ba por lograr armonías en verdad inaccesibles. Por su importancia ideoestética, «Elegía sin
Esos conflictos serán determinantes en el de- nombre» merece detenidas consideraciones que
sarrollo posterior de la obra de Ballagas, en la pondrán de manifiesto, por un lado, la gestación
conformación de sus distintas modalidades. El de los cambios que se operan en la sensibilidad
poeta, después de haber escrito poemas exte- del poeta y, por otro, la interacción de tenden-
rioristas y de una fruición que testimoniaba al cias y de modos expresivos. En esos versos en-
mismo tiempo su hedonismo y una velada an- contrará el lector la presencia de elementos
gustia, se adentra en un diálogo con la realidad puristas como antecedentes conceptuales y for-
en otro sentido y alcance. En estos versos de males de esta nueva manera de dialogar con la
1936 se percibe la convivencia del creador con realidad, con lo que se pone en evidencia que no
el entorno, concebido ahora en su presencia real, se trata sólo de una ruptura, sino además de una
y su entrega a una concepción de la poesía como continuidad coherente y orgánica de un proce-
visión de lo inmediato. El canto a la inocencia se so espiritual de ricas y complejas problemáticas.
ha tornado ahora canto a la sensualidad en una Puede afirmarse que «Elegía sin nombre» es una
dimensión carnal, un sensualismo activo en opo- poética, por cuanto testimonia y revela los con-
sición al sensualismo contemplativo de los años flictos y experiencias del poeta consigo mismo
precedentes. Ha tenido lugar, pues, la experien- y con la propia poesía, si bien en términos vela-
cia decisiva de la participación en el acontecer, dos, interrelación implícita que una lectura atenta
con el consecuente adentramiento en una pro- puede ir descubriendo. El tema de la importante
blemática de carácter ético de la que hasta en- elegía es el amor erótico ausente, la historia del
tonces había estado libre esta poética. Esa parti- encuentro y de la exaltación que éste trae al poe-
cipación compromete profundamente al creador ta, riquísima urdimbre de sensaciones que iden-
en su intimidad hasta derivar de ahí un egotis- tifican al ser amado con la plenitud del mundo
mo que lo definirá en lo sucesivo. Se trata, en natural. El carácter elegíaco viene dado por la
primer lugar, de un conflicto de conciencia que dolorosa separación que ha sufrido el amante,
en la cosmovisión de Ballagas tiene una impor- definitivamente inmerso en sus recuerdos, aho-
tancia insoslayable. El objetivismo frente a un ra evocados para rescatar la imagen deseada. La
paisaje con el que no se siente identificado el atmósfera general y las impresiones que van re-
poeta en el plano afectivo ha desaparecido como latando los versos se remontan, en ocasiones, al
actitud para dar paso a un lirismo intimista y a estadio primigenio, paradisíaco, que constituyó
posiciones neorrománticas y de ingenua religio- el centro de la lírica anterior de Ballagas. Las pri-
sidad. En los títulos sucesivos: Sabor eterno meras estrofas reviven el paisaje de la etapa pu-
(1939), Nuestra Señora del Mar (1943), Cielo en rista, atravesado por un yo incontaminado y que
rehenes (1951), Décima por el júbilo martiano en se integra en la totalidad sin disquisiciones, en

Untitled-44 334 02/06/2010, 9:33


LA LÍRICA 335

un puro y simple estar, momentos antes de la […]


vivencia de una angustia que ya nunca más aban- Los pechos de la muerte me alimentan la vida.
donará al caminante:
Ahí se entremezclan los elementos fundamen-
Descalza arena y mar desnudo. tales de intimismo neorromántico que inicia este
Mar desnudo, impaciente, mirándose en el poema en la obra de Ballagas: el amor imposi-
cielo. ble, el sufrimiento que se deriva de la ausencia y
El cielo continuándose a sí mismo, la separación, la soledad, y finalmente la muerte
persiguiendo su azul sin encontrarlo como experiencias consustanciales, definitorias
nunca definitivo, destilado. del amante. Entran en juego ahora la angustia y
los sentimientos (el amor, la tristeza, el miedo),
Yo andaba por la arena demasiado ligero, el poeta es ahora partícipe doliente, ha rendido
demasiado trémulo para mis soledades, su inocencia primera a los deseos de la carne, a
hijo del esperanto de todas las gargantas, un destino que trae implícita la pérdida de la li-
pródigo de miradas blancas, sin vuelo fijo. bertad. En términos éticos ha sufrido Ballagas
la experiencia de la «caída», ese dejarse arrastrar
Pocos versos después, el sujeto lírico cobra por oscuras fuerzas eróticas que habrán de con-
presencia, y se inicia un monólogo de recuerdos ducirlo por la senda de la desesperación, como
y sensaciones desde la intimidad, la evocación evidencia el texto. Su concepción del mundo,
que configura la imagen distante del ser amado. sustentada en una filosofía de raíz cristiana, se
La individualidad del poeta es el centro en el que fue moviendo desde posiciones hedonistas que
convergen los pequeños y grandes acontecimien- él mismo podría calificar de «inocentes», hasta
tos. Ese yo sufriente ha cobrado conciencia de posiciones que habría que tildar, de acuerdo con
su impureza, se sabe sumido en el tiempo y en la esa línea de pensamiento, de «culpables», lenta-
soledad, distinto de lo otro, el comienzo de una mente fraguadas a lo largo de los años, como se
nueva relación con la poesía. Dice Ballagas, como deja ver en algunos momentos de su etapa pu-
testimonio inequívoco de su propio drama rista, si bien en los términos de una angustia que
existencial: no tendría otro fundamento desde una valora-
ción religiosa de su poesía y su trayectoria espi-
Sé que ya la paz no es mía: ritual. Este poema, «Elegía sin nombre», estruc-
[…] turado en secuencias que van desde la descripción
Te he alimentado tanto de mi luz sin estrías del paisaje natural antes del encuentro de los
que ya no puedo más con tu belleza dentro, amantes y la soledad del poeta hasta la soledad
que hiere mis entrañas y me rasga la carne posterior a la experiencia del amor, está trabaja-
como anzuelo que hiere la mejilla por dentro. do como por impulsos que van llegando a la
Yo te doy a la vida entera del poema: memoria, incontrolables en sus evocaciones,
No me avergüenzo de mi gran fracaso, ruptura del estilo anterior, en líneas generales
que de este limo oscuro de lágrimas sin preces, trabajado con un mayor sentido de la musicalidad
naces —dalia de aire— más desnuda que el mar y con mesura.
más abierta que el cielo; Al libro Sabor eterno pertenecen otros textos
más eterna que este destino que empuja tu significativos, quizás con alguna excepción to-
presencia a la mía cados todos por imágenes de un yo raigalmente
mi dolor a tu gozo. insatisfecho, lúcido en su desesperanza y que se
¿Sabes? cuestiona las posibilidades de su realización.
me iré mañana, me perderé bogando Otro ejemplo ilustrativo del neorromanticismo
en un barco de sombras, de Ballagas por entonces es «Poema impacien-
entre moradas olas y cantos marineros, te» o «De otro modo», ambos surgidos de la
bajo un silencio cósmico, grave y fosforescente… imposibilidad del reencuentro de los amantes.

Untitled-44 335 02/06/2010, 9:33


336 ETAPA 1923-1958

La soledad encuentra expresión acabada en crisis total en que vivía su autor, consecuencia,
«Nocturno», de más elaboradas maneras y ma- en última instancia, de la crisis de valores impe-
yor riqueza que los restantes poemas de igual rantes en el contexto nacional después del fra-
tema; en «Soneto sin palabras» vuelve el poeta al caso de la revolución que derrocó a la tiranía
tópico del amante que espera y sufre la ausen- machadista:
cia, esta vez trabajado con el rigor formal que
exige su título. Preocupaciones temáticas deri- ¿Somos y por qué somos y para qué vivimos?
vadas de las posiciones asumidas por el indivi- Cobre, sudor, ceniza, miércoles de morir.
duo (el poeta) frente a la realidad, conforman Humor, tierra cansada, suspiro sin estrella,
dos textos del libro: «Elegía tercera» y «Psalmo», sin sonrisa descalza, ni trino al entreabrir.
páginas que se integran a la totalidad por sus afi- […]
nidades, ya comentadas, con el neorroman- Un hijo que despierta, que se asoma y que siente
ticismo. En ambos se percibe la relación del con- cómo el frío fabrica puñales diminutos…
flicto ontológico del artista con los conflictos […]
de orden afectivo. Se entremezclan la decepción El grito se hizo carne, el barro ojos y labios,
implícita en el diálogo amoroso con la esperan- columna vertebral, saliva, voz, criatura…
zada posibilidad de permanencia, de sobrevida, […]
en el hijo. El sentimiento de la existencia adquie- Buscamos la respuesta verdadera en el hijo:
re una dimensión trágica en «Psalmo», por cuan- ¡Nuestra sangre que corre, doliente, perseguida
to la vida individual ha perdido su significado y por sobre los caminos nocturnos y extraviados
su razón de ser; el poeta ha cobrado conciencia pisando arena y vidrios y espinas de la ira!
del profundo vacío en que se encuentra inmerso
el hombre en su desesperanza y su doloroso des- En Sabor eterno hay una libertad formal que
tino, perdida o infructífera la ilusión de la pleni- Ballagas heredó de la vanguardia y que expresa
tud amorosa. La esperanza de sobrevida en el muy bien la apertura hacia una nueva relación
vástago no llega a realizarse y se transforma en con la realidad. Cultiva el verso libre en la ma-
un eslabón más de la interminable cadena de la yoría de los textos («Canción sin tiempo» —I y
procreación, tocada en su esencia por el sufri- II—, «Nocturno», «Poema impaciente», «De
miento. Ése es el testimonio de una crisis espi- otro modo», «Retrato», «Elegía sin nombre»), y
ritual que se venía gestando en el poeta desde además el heptasílabo («Nocturno y elegía», otro
hacía mucho y que alcanza su clímax como con- de los poemas capitales del libro y de toda la obra
secuencia de una crisis anterior, la del período de Ballagas, quizás el más conocido, expresión
de la etapa purista. La concepción del mundo en también de la insatisfacción del autor ante la frus-
la que descansaban Júbilo y fuga, Cuaderno de tración del amor lejano y perdido, «Canción»,
poesía negra y Blancolvido era insuficiente y lle- con el que se abre el poemario), el eneasílabo
vaba en sí su propia frustración, puesta de mani- («Elegía tercera», «Soneto sin palabra») y el
fiesto con el decursar de los años precisamente alejandrino («Psalmo», «Nocturno»). Ese des-
en la experiencia de la «caída», esa entrega a los orden en la concepción del texto se correspon-
más auténticos impulsos en busca de una reali- de con el caos afectivo y con los intentos de plas-
zación en el diálogo amoroso. A su vez, ello con- mar un conjunto de sentimientos y sensaciones
dujo al poeta a una decepción más radical, sus- que irrumpen sin orden ni concierto en la con-
tentada en primer lugar por la inconsistencia y ciencia del creador. Diferencia sustancial se apre-
fugacidad del acto del amor, y en segundo lugar cia en «Nocturno y elegía», por ejemplo, en cu-
por el trasfondo de filosofía trascendental de yas estrofas Ballagas va conformando su propio
ascendencia cristiana hacia la que había deriva- retrato con una contención mayor, como de re-
do el pensamiento de Ballagas en esa época, la capitulación serena después de sufrir los reveses
segunda mitad de la década de 1930. Estos frag- de la ausencia del ser amado. El tono reflexivo
mentos de «Psalmo» son harto elocuentes de la se sobrepone en esa página al desbordado senti-

Untitled-44 336 02/06/2010, 9:33


LA LÍRICA 337

miento de alegría o de tristeza de otros momen- despojada de intelectualismo y de conflictos


tos del libro, más intensos y perdurables como entre razón y fe. Este poema de 1942 (publica-
testimonios vitales. do en 1943) es un signo inequívoco de la bús-
Antes de la publicación de su siguiente libro, queda de la serenidad perdida durante sus años
Nuestra Señora del mar (1943), dio a conocer los de entrega a una concepción del hombre con un
poemas «Acta de la mariposa» (1941), «El que sentido hedonista inmediato. Puede afirmarse
encuentra una flor» (1942), «Retrato de tu voz» que hay un retorno a algunos de los postulados
(1942) y «Declara qué cosa sea amor» (1942), de la poética purista en «Declara qué cosa sea
todos de calidad por su acabada factura en la amor», pero integrados con un trascendentalis-
complejidad de sus preocupaciones centrales. mo cristiano que trae implícita una ética, ele-
Los ejercicios anteriores habían ido forjando en mento de suma importancia en la cosmovisión
Ballagas una capacidad de aprehensión de su pro- del poeta. Esa eticidad subyace como uno de los
pio mundo afectivo, ricamente matizado ahora fundamentos en la evolución creadora de Ba-
en «Declara qué cosa sea amor» por un exultan- llagas a todo lo largo de su vida, de manera más
te lirismo que de hecho retoma los elementos o menos explícita. El intimismo neorromántico
de siempre, pero entremezclados en busca de una de sabor eterno constituyó una ruptura de prin-
definición que supere a la que fue conformando cipios dentro de los propios cánones de conducta
en él la experiencia inmediata; cierto sentido que el poeta se había impuesto frente a la reali-
panteísta, de integración cósmica y al mismo dad. La exaltación del yo participante viene
tiempo de disolución de la individualidad, trans- acompañada de una crisis radical que se fue tor-
forma este texto en un testimonio de la religio- nando intolerable y desembocó, finalmente, en
sidad por la que transitaba el poeta por enton- lo que podría llamarse la poética de la disolu-
ces, respuesta a su angustia a la amarga lección ción, un afán de integración panteísta que no
que había dejado en su vida la «caída» en apeten- compromete al creador y lo exime de asumir una
cias que consideraba impuras y a las que no po- postura, cualquiera que sea, ante el acontecer.
día sustraerse. Se espiritualiza el concepto del Esa crisis lo es en primer lugar de orden históri-
amor, liberado de su carácter dependiente de los co-social, consecuencia de la pérdida gradual de
otros, hasta alcanzar una dimensión totalizado- valores en el contexto socio-político concreto
ra, en estos términos: en el que se desenvuelve el poeta. Los caminos
evasivos del puro hedonismo condujeron a
Pero el amor ¿cómo diré que sea? Ballagas a un significativo fracaso ontológico, al
es el sencillo patio de mi casa, en mi niñez; que no era ajeno un oscuro impulso irracional,
mi adolescencia pálida; instintivo, de apetencia participante. El fracaso
el naranjo pequeño, el venadito y las irrefrenables fuerzas vitales que anhelaban
que atado nos trajeron una tarde un diálogo más pleno con la realidad, se trans-
y murió sin sus bosques en los ojos. formaron en una poesía egotista de sentido in-
[…] manente, la única posibilidad de gratificación
Es renunciar. No estar preso en las cosas. personal en momentos de frustración histórica
Desligarse de la trampa mortal de las criaturas. y, por ende, de frustración individual.
[…] Dentro de la tendencia social escribió «Abrid
Que el Amor eras Tú, yo lo sabía bien los ojos», «El campesino herido», «Balada
al venir a la vida ¿y lo he olvidado? en blanco y negro» y «Madrid, 1937», ejemplos
Es entregarse y encontrarse todo, de una inquietud por el acontecer que no llegó a
todo el amor en ti y en ti perderse conformar en Ballagas una línea de expresión.
para encontrarse un día Contigo en tu Morada. Sin embargo, esos textos ponen en evidencia que
los conflictos que delatan sus poemas represen-
La necesidad del desasimiento vuelve a Ba- tativos son asimismo de orden ético, no sólo de
llagas, ahora entremezclada con una religiosidad carácter existencial.

Untitled-44 337 02/06/2010, 9:33


338 ETAPA 1923-1958

Si bien esas páginas, un tanto ocasionales, es- Hay además en este cuaderno, velado en ciertos
tán lejos de representar la obra total de su autor, momentos en los que se confunden el canto tra-
esa su misma condición atípica viene a subrayar dicional anónimo y la súplica personal, cierto cla-
la profunda necesidad de su escritura. Honda- mor evasivo que revela insatisfacciones y anhe-
mente tocado ha de haberse sentido Ballagas por los de fuga. Véase en este ejemplo, «Entrada en
las circunstancias que dieron lugar al tratamien- la canoa», el acabado que logró Ballagas en el
to artístico de esos temas. De los cuatro, el de cultivo de la espinela, trabajada con un precio-
mayor trascendencia por los hechos en sí y por sismo de sabor popular que sin duda es su ma-
la realización literaria es el que dedica a la guerra yor acierto:
civil española, en el que toma posición por la
justicia y el triunfo del pueblo frente a las fuer- ¿Qué pie pusiste primero
zas sombrías del fascismo. Como en otros mo- En la barca temblorosa?
mentos (en «Declara qué cosa sea amor», por ¿Qué huella de austera rosa
ejemplo), en «Madrid, 1937» se percibe un tra- Marcó con fuego el madero?
tamiento del contrapunto y una adjetivación que ¿Tu cuerpo tornó ligero
hacen muy explícita la idea central, trabajada Lo que el peso ya vencía?
además con reiteraciones y en tono exultante, Pues parece que vacía
signos quizás de la influencia de la poesía social La ingrávida barca vuela
de Guillén. La denuncia y la exhortación, el len- Dejando impoluta estela
guaje alusivo y el lenguaje directo se conjugan Por donde pasa María.
en estos casos, como en otros momentos, para
alcanzar la comunicación deseada. Los poemas que Ballagas publicó en los años
En 1943 apareció publicado el cuaderno Nues- sucesivos: «Biografía»; «La luna fósil», 1944;
tra Señora del mar; un soneto al inicio, diez dé- «Para una nicaragüense», 1946; «Siesta de la pal-
cimas y un poema en liras al final, fervoroso e ma», «A la virgen del Cobre», «Stanzas on a lily»
ingenuo canto a la Virgen de la Caridad del Co- —«Estrofas para un lirio», conocido en inglés y
bre. Se inscriben esas escasas estrofas en la más en español—, 1947; «Nana de enero», 1948; «El
auténtica tradición popular y al mismo tiempo sueño», «Nacimiento», «El hijo», «Del fuego
en la línea del cultivo de la forma que poco antes inmaterial. Homenaje a Sor Juana» —en dos ver-
había comenzado a constituirse en un interés de siones—, ¿1951?; «Hellen Keller ante una cabe-
Ballagas, el retorno a la serenidad aludido líneas za de Homero», 1951; «Túmulo para un ancia-
antes. La crítica ha observado en ese retorno a no», 1951; «Versos para una estrella», 1951 y
posiciones clasicistas una necesidad de orden es- «Bailarinas», 1951) y que no integró en libro,
piritual, no un ejercicio retórico más o menos oscilan desde el divertimento intrascendente y
logrado, si bien es oportuno dejar sentado que de pobre factura hasta el soneto bien elaborado
esa preocupación por la forma puede interpre- y el tema de más ricos alcances, todos caracteri-
tarse también como un juego formalista sin pre- zados por esa impresión de fragilidad que dejan
tensiones de trascender. El populismo inheren- los poemas de Ballagas, bien sea en el léxico o
te al tema y a la elección de la décima como en el desarrollo de las ideas. Entre los más in-
vehículo expresivo denota una postura de renun- consistentes puede citarse «Para una nicaragüen-
cia en el poeta, de renuncia al tratamiento de los se»; entre los mejores, «El hijo» y «Túmulo para
temas de la poesía intimista en tanto manifesta- un anciano», dos sonetos de similares virtudes a
ciones de conflictos angustiosos y en esencia in- las de sus mejores textos. Insiste el autor en es-
solubles. Se ha visto en esta nueva manera de tos ejemplos en trabajar las formas cerradas, pro-
Ballagas, por otra parte, el reflejo de la experien- pias, dentro de su poética, para exponer una
cia del sosiego conquistado después de haber cosmovisión que se ha ido despojando del
vivido inmerso en «su temporada en el infierno compromiso con la realidad y acercándose cada
de lo oscuro, lo cósmico y lo fosforescente».61 vez más a los caminos de la belleza ideal, abs-

Untitled-44 338 02/06/2010, 9:33


LA LÍRICA 339

tracta. «Siesta de la palma» se identifica, en cier- en tono sombrío la angustia de la «caída», expe-
to sentido, con la sensibilidad purista de la pri- riencia que rompió el equilibrio espiritual, la ar-
mera etapa de Ballagas, un canto armonioso al monía de la primera juventud, y dio entrada a lo
puro ser sin más implicaciones que su estar en la «impuro»; en «El soneto sombrío» e «Invitación
realidad. En el poema en prosa «La luna fósil», a la muerte» se encuentran los más elocuentes y
también de los más sobresalientes de este con- desgarrados testimonios de la desesperanza y la
junto, el interés primordial del poeta se despla- angustia, especialmente en la invocación a la
za hacia la creación de una escritura que se ali- muerte del último texto, la antítesis absoluta del
menta de sí misma. júbilo y la felicidad del poeta exultante y des-
La obra de mayor significación y perdurabili- lumbrado de los cuadernos de 1931 y 1934, y al
dad de Ballagas es Cielo en rehenes, Premio Na- mismo tiempo la única respuesta que el poeta
cional de Poesía en 1951 e inédito hasta la edi- tenía en esos momentos ante la crisis. La tercera
ción póstuma de 1955. Vitier ha calificado este sección entrega a los lectores lo que podría lla-
libro como aquel en el que «cuaja su neocla- marse la experiencia de la conciliación, la sínte-
sicismo de raíz católica».62 En los veintinueve sis armónica de los contrarios, lograda en pági-
sonetos alcanza ciertamente el autor su más alta nas de hondura y acabado formal inencontrables
estatura creadora, el sosiego fundado en un sen- en el resto de la obra de Ballagas.
tido trascendente de la vida, en una religiosidad Puede verse el proceso evolutivo en estos frag-
espiritualizada, culminación de todo un proce- mentos tomados respectivamente de cada sec-
so ideoestético que se inicia con el deslumbra- ción. De «A un clavel» estos versos:
miento ante los dones naturales, se asombrece
con el llamado de las fuerzas de un erotismo car- Levanta en mí tu perfumada llama
nal, retorna al candor y la pureza de los comien- y envuélveme en tu círculo de fuego,
zos en poemas de ingenua e inconsistente mi- Si el aire te acaricia con su juego,
rada (religiosidad insuficiente y hedonismo hecho rocío el corazón te ama.
endeble), y llega finalmente a una síntesis y trans-
mutación de elementos desde posiciones éticas De «El soneto sombrío», éstos:
y estéticas mucho más elaboradas y edificadas
en una tradición secular. La escritura es suficiente Un solitario espejo, un dios caído,
en sí misma y a la vez testimonio de un enrique- una máscara presa en su agonía;
cimiento de las jerarquías de la realidad, propues- una paloma de melancolía.
ta del poeta para su necesaria intelección de su (En la pared un lábaro vencido).
propio ser y para acceder a un conocimiento ¿Quién pone esa tiniebla en mi gemido?
objetivo, una necesidad que venía implícita en ¿Quién con la uña de una lezna fría
su batalla por restituirse al equilibrio y la tran- sobre mi corazón traza una estría
quilidad perdidas, al mismo tiempo causa y con- dejando en carne viva su latido?
secuencia de la crisis personal que deja ver en
Sabor eterno. En cada una de sus tres secciones Y, finalmente, «Hora de laudes», de la tercera
—«Cielo gozoso», «Cielo sombrío» y «Cielo in- sección:
vocado»— se va dibujando la evolución del au-
tor mediante los temas tratados. Así, por ejem- Del punto claro donde nace el día
plo, «A un clavel», «Soneto marino» o «Cielo en y la lechosa estrella palidece
rehenes» tienen el aire y el sabor de los poemas miro caer las rosas que a porfía
fruitivos de su primera etapa, grata convivencia el alba pura entre sus dedos mece.
de los sentidos con el entorno, libre el indivi- La lengua que bañada en armonía
duo de conflictos porque vive en un estado an- en el toque de laudes se estremece
terior, rasgos de la tendencia purista en Ballagas. convoca la celeste chillería
Los seis sonetos de la segunda sección cantan de alondras. En la torre la luz crece.

Untitled-44 339 02/06/2010, 9:33


340 ETAPA 1923-1958

Pero el buen ciervo, anticipado al rojo esencial de Martí aparece envuelta en ropajes
clarín que abre amapolas de bravura ideales y llega a los lectores en abstracciones va-
(alumbrando el oído antes que el ojo). cías de sentido. ¿Qué significan entonces esas
Ya está en vela, ceñida la cintura, décimas en la obra total de Ballagas a la altura de
luz en la mano, pecho en el cerrojo, 1953, un año de tanta importancia histórica y de
atento a que regrese la Hermosura. maduración plena de su sensibilidad, como se
aprecia en Cielo en rehenes? Puede afirmarse, sin
Ese cultivo de la forma, la vuelta a un clasi- lugar a dudas, que esas estrofas no tienen otra
cismo que conjuga el ejercicio verbal y el ejerci- pretensión que exaltar la figura de Martí dentro
cio espiritual como dos expresiones de un sen- de una tradición de ascendencia popular y con
tido único de la historia y de la vida del hombre, elementos culteranos; no quería plantearse, pues,
significa además la asunción por parte de Ballagas una interpretación de carácter historicista ni
de una riquísima tradición cultural hispánica, ahondar en la problemática de la realidad nacio-
síntesis ella misma, a su vez, de lo culto y lo po- nal de entonces, incuestionablemente conocida
pular, fusión en la que se inscriben las décimas a y padecida por Ballagas. Su desasimiento de todo
la Virgen del Cobre y las décimas a Martí. Ob- acontecer, voluntad expresa en casi toda su obra
sérvese que la religiosidad de Ballagas nunca al- y factor inalienable de su poética, preside la con-
canza un alto grado de complejidad intelectual, cepción de estas veinte estrofas. En el plano for-
pues aun en sus momentos de mayor elabora- mal no logra aciertos mayores ni más ricos que
ción se imponen la búsqueda y el diálogo con la los ya conocidos en sus sonetos, mejor factura-
realidad trascendente en un plano puramente dos desde más penetrantes inquietudes. Un tema
sensorial, fruitivo, sin problemáticas de carácter menos comprometido y de menos alcances hu-
filosófico o de teoría del conocimiento. La lige- biese permitido quizás que los textos tuvieran
reza del canto a la Virgen confirma la tesis de un mayor lucimiento. Los poemas finales de
que Ballagas aprehende el cristianismo desde una Ballagas («Alto diamante», «Revelación» y «El
perspectiva estrictamente religiosa, desde posi- escultor») reafirman su decidida vuelta a la fe
ciones que pueden desembocar en un ingenuo con la que se cierra un ciclo poético y vital. El
populismo. Sus inquietudes fundamentales, de más importante, «Revelación», poema en prosa,
orden ético, fueron conformando una poética es el testimonio de la transformación operada
desentendida del acontecer y que expresaba un en el poeta y en su concepción de la poesía. En
intimismo creciente. La búsqueda de la perfec- un momento dice: «No siento ya el horror de
ción interior y de una belleza formal irreprocha- las palabras ni de los objetos incomprensibles»,
ble ponen de manifiesto que Ballagas quería sus- una declaración con la que pretende haber supe-
traerse de su participación en la historia. Su obra rado los conflictos esenciales del creador frente
se constituyó en el intento de edificación de un a la realidad.
mundo íntimo. Eugenio Florit (1903-1999), quien habría de
En 1953 aparecen publicadas sus Décimas por transitar por sendas similares a las de Ballagas,
el júbilo martiano en el centenario del apóstol José se inicia con un cuaderno de escasa importan-
Martí, con las que Ballagas obtuvo el Premio del cia: 32 poemas breves (1927); da a conocer más
Centenario. Son estrofas ocasionales para una tarde Trópico, en 1930, poemario representativo
celebración, juego de ingenio sin hondura, he- de la tendencia purista, y en 1937 publica Doble
chas sólo de gracia verbal. La religiosidad es to- acento, presentado por Juan Ramón Jiménez y
talmente externa, pero elemento de referencia con textos de 1930 a 1936, un libro que reúne
que está más cerca de la retórica popular que de significativas páginas dentro de la estética pu-
un sentido culto de la poesía. La imagen que es- rista y poemas de aliento y preocupaciones que
tas estrofas entregan de Martí está constituida se acercan a la estética del intimismo. Fernández
en el aire, de manera artificiosa, en primer lugar Retamar ha visto así esa dualidad del libro, ex-
por su comparación con Cristo. La historicidad puesta desde el título mismo: «La obra presenta

Untitled-44 340 02/06/2010, 9:33


LA LÍRICA 341

dos vertientes: una de poesía serena, perfecta; tiempo, sensaciones y anhelos cuya ausencia o
otra de poesía jadeante, más estremecida, por presencia no están determinadas en primer tér-
donde el poeta quebranta los bordes de la poesía mino por su percepción directa. Se tiene la sen-
pura.»63 Por su parte, el propio Florit dice acerca sación, leyendo estos poemas, de que el ser de
de Doble acento: «En mis poemas veréis cosas fi- las cosas logra su plenitud sólo en la distancia.
jas, claras, de mármol —lo clásico, en fin. Y otras Diríase un retorno, en cierto sentido, a la sensi-
desorbitadas, sin medida, oscuras.»64 Como en bilidad modernista, o una concepción de la poe-
Ballagas, en Florit hay una transformación desde sía de raíz romántica. La calidad y densidad de
posiciones estilizadas hacia una actitud de parti- las cosas radican en el espíritu, no en su corpo-
cipación afectiva de más ricas consecuencias. De reidad. Es una poesía de sensaciones y estados
la serenidad y fría distancia que se observa en el de ánimos, pero sin efusiones ni experiencias
poeta frente a los paisajes de Trópico, ha pasado a hondamente conmovidas. Florit se caracteriza,
un diálogo en el que la emoción está entrañable- en estos años posteriores a la disolución de la
mente unida al entorno, como sucede, por ejem- vanguardia, por una serenidad y un equilibrio de
plo, entre otros textos, en «Agonía del mar en estirpe juanramoniana, quizás la mayor influen-
una boca». Diríase que la mirada se ha desplaza- cia que recibió en esos años. Las formas cerra-
do de afuera hacia adentro en busca de una inti- das se disuelven, con pocas excepciones, en ese
midad que no se sacia con puras formas. aquietamiento de las emociones y en el sosiego
El siguiente poemario, Reino (1938), está ela- ante las insatisfacciones que subyacen en los tex-
borado con delicadísimas impresiones y con una tos. Predominan las formas abiertas, el poema
nitidez expresiva de suma contención. La reali- sin rima, piezas breves para testimoniar la pre-
dad circundante es asimilada en estos poemas sencia de un instante o de una visión fugaz que
en lo que tiene de inasible y fugaz, presencia viene a despertar la nostalgia o la conciencia de
permanente y al mismo tiempo inapresable. Se la soledad en el poeta. Alternan los textos de
observa una comunión del creador y la naturale- moderada extensión («La única», «Esfinge»,
za que descansa en un sentido temático, de hon- «Gloria de amor») con otros de escasos versos
das resonancias en Florit. En uno de los poemas (algunos de la sección «Canciones inútiles», las
puede leerse con claridad esa conjunción de ape- «Cuatro canciones en la noche»), pero en reali-
tencias que está en el centro de este libro, el an- dad puede decirse que todo el libro se caracteri-
sia de integración y al mismo tiempo de aniqui- za por su lirismo concentrado, en ocasiones con
lamiento, presente asimismo en algunos textos sabor de vieja sabiduría popular como en el nú-
significativos del Ballagas purista. De la sección mero 13 de «Canciones inútiles»: ¡Quién tuvie-
«Cuatro canciones», la número 4, representati- ra, como el río, / árboles para la sombra / y mar
va del neorromanticismo por el que transita para su destino! A modo de ejemplos de esta
Florit en estas páginas: poética de la soledad y del amor imposible,
veánse «Gloria de amor» y el número 3 de «Poe-
Cuando sea la tierra mi pan y mi vino, ma de mi voz»:
habré encontrado el sueño para siempre.
Todo un sueño de siglos, de primaveras Pasas, amor, mujer, cerca de mí.
y de inviernos Te escucho, miro tu presencia.
que pasarán sobre mis huesos fríos. Siento el calor, el vaho de tu sangre
ardiendo pura, impura; baja y alta.
Y así estará mi jugo de poeta
vertiéndose en regatos interiores Se va la tarde junto al mar al hondo
para salir al sol en aguas cristalinas. silencio de la noche pensativa.

En este libro de 1938 el poeta se mueve en un (Cuánta canción de besos


ámbito de realidades cercanas y distantes a un en el adiós para la tarde pálida.

Untitled-44 341 02/06/2010, 9:33


342 ETAPA 1923-1958

Abrazo tierno —cielo y tierra entra en una apacible comunión con el paisaje y
unidos por el talle en los paseos con sus recuerdos y anhelos. Algunos elemen-
bajo una gloria espesa de palabras iguales, tos claves (agua, estrellas, tierra, nube, mar, ca-
de iguales besos y miradas. mino) permiten establecer la simbología de este
Todo un amor igual poemario en su doble significado de altura y leja-
que marcha sin razón, porque sí, porque nía, síntesis de una poética intimista tocada por
está en lo cierto de su gloria efímera, un leve erotismo y dibujada con suaves colores y
canta su fe en el árbol; en la arena, sensaciones un tanto indefinidas. En ocasiones se
amor, mujer, su eternidad; en la flor seca, hace evidente la ascendencia de la estética purista
su pequeña tragedia sin palabras. en el autor, como sucede en «Retrato», donde al
Y llora por amor, y luego ríe mismo tiempo laten los signos de la pasión; en
ese divino juego otros momentos (casi todo el libro) está como
de hojas al viento y llanto sobre el mar). velada en el trazo de las líneas que integran los
textos. La participación afectiva es la diferencia
En el siguiente se aprecia con más evidencia aún sustancial con Trópico, de líneas precisas,
el carácter insustancial de la realidad, como si el geométricas, expresiones de una actitud contem-
poeta se desentendiese de lo que podría llamar- plativa y desentendida de todo drama existencial.
se la gravitación del entorno; se trata, en este Esa diferencia está presente también en «A la ma-
caso, de un erotismo puramente espiritual, fu- riposa muerta», «Canción» y «Final», quizás el
sión idealizada en arquetipos: más elocuente ejemplo de esa dualidad:

Ingrávida, tú, en aire, Fija, aquí, la palabra;


irás, azul, bajo la lumbre esa que nace ya sin alas;
enardecida del ocaso. esa tímida voz que no se exhala.

Etérea irás, al rojo vivo, Y fuego, ardor y llama


azul, también azul, al mediodía. quemando la palabra,
destruyendo ilusión.
Ligera, en paso azul,
irás al viento suave Nada más. Basta.
que agita el despertar de las mañanas.
En lo sucesivo escribirá Florit un importante
Y donde estés, conjunto de textos que en 1947 agruparía en
mi voz será tu voz estremecida, Poema mío [1920-1944], a continuación de los
roja y azul, fina y ardiente, que dio a conocer en sus poemarios anteriores.
al pasar mi canción Como característica general de esos nuevos poe-
fragante, nueva, con mi acento mas puede señalarse el intimismo neorromántico
ya para siempre en ti, a ti unido, que también define las páginas de Reino. Se su-
a tu presencia fiel, entre tus manos, ceden los tópicos de siempre: la distancia, las nu-
¡ya mi voz en tu voz sobre la tierra! bes, los colores, la inconsistencia de los elemen-
tos de la realidad en los que insiste más el poeta,
El poeta no se propone el asedio ontológico la emoción tenue frente a un suceder conmove-
porque no percibe el misterio de la realidad en dor, la muerte, la soledad, el amor, el desamparo
su dimensión filosófica, sino en su sentido reli- de la criatura. El paisaje se funde con las emo-
gioso último, como una teleología que se cons- ciones del poeta para alimentarse mutuamente,
tituye en destino de la persona; pero el poeta rasgo sustancial de la percepción idealizada del
tampoco se siente arrastrado por el entusiasmo entorno que una y otra vez encuentra el lector
desbordante de los románticos mayores, sino en la poesía de Florit. Se sustenta esta zona de

Untitled-44 342 02/06/2010, 9:33


LA LÍRICA 343

su obra (exceptuadas las catorce evocaciones de en el término fiel de tu carrera.


Niño de ayer, de 1940) en la búsqueda de una Miran tus ojos angustiados
disolución integradora, idealismo trascendente la mano, el bello rostro, la sonrisa.
de estirpe platónica que se fusiona con el cris- Y cuando la mirada se detiene,
tianismo, una presencia significativa en estos cubre su palidez, ciega los ojos,
años para el quehacer lírico de este poeta. para que pase el alma sin ser vista,
Dentro de la esbeltez y la mesura que perfi- como un tenue suspiro de paloma.
lan los poemas posteriores a Trópico hay momen- […]
tos de más estremecido aliento, como sucede con ¿Nada?… Sobre la flor, bajo la tarde,
«Al unicornio», de 1939, de mayor riqueza y en las colinas del espíritu,
complejidad. En sus estrofas se suceden las imá- pace feliz el ser sacrificado
genes, a diferencia de los textos de mayor con- libre ya de las fauces que le abrían
centración, en los que la realidad aludida queda vena de rojo ardor en las entrañas.
encerrada en rápidos y esenciales trazos, como Libre del tiempo, de arma libertado.
ocurre en Reino y más tarde en Canciones para Preso tan sólo con dogal de amores
la soledad (1940). En «Al unicornio» puede ha- y eterna sólo al viento
blarse de un exterior idealizado o puramente la celestial blancura de su alma.
imaginado en función de una simbología de sig- […]
nos muy evidentes, lectura que se inscribe en la
ya conocida tradición y que se integra perfecta- De 1940 son Cuatro poemas y Niño de ayer,
mente a la poética de su autor, fundada en la con- dos conjuntos importantes por sus calidades
cepción de los dos planos de la realidad, el ma- formales, una constante de primer orden en la
terial y el trascendente. Se percibe en sus versos, trayectoria de Florit, y porque representan las
además de ese dualismo fundamental, el parale- dos sendas en las que habrá de continuar mani-
lismo de la fábula como mitificación de la vida festándose la sensibilidad del poeta en los años
del hombre. Véanse estos fragmentos a modo sucesivos, el primero en la línea de una percep-
de ilustración de la interpretación esbozada y de ción sensorial altamente espiritualizada en la que
los valores formales, de los más altos en esta eta- los objetos y los hechos se tornan inasibles, un
pa de la obra de Florit: suceder que atraviesa, en constante movimien-
to, las fronteras imperceptibles del sueño y la
[…] realidad. De nuevo la inconsistencia de las imá-
genes, siempre fugaces, en «Retrato interior» y
Camino de tu muerte la sonrisa en «Tarde presente»; de nuevo la sensación de
quédase atrás, vive dentro de un cielo ser y no ser en «La niña nueva» y en «Momento
por sueño y por blancura, de cielo»; de nuevo, en los cuatro, la conciencia
y por el palpitar apresurado. de la distancia y de la lejanía, la dualidad cielo-
Lejos de ti, donde el amor no llega; tierra, uno de los centros generadores de la poé-
abandonado a tu destino oscuro; tica de Florit en esta modalidad de búsqueda de
sin llanto que cantar, sin voz apenas: la belleza trascendida. En Niño de ayer aparece,
alma sólo a la grupa de tu sueño. como una nueva expresión, el diálogo con lo
cotidiano íntimo, uno de los aportes significati-
Hombres te esperan con el dardo atento, vos y de mayor carga de futuridad de toda la líri-
con mirada cruel, con paso mudo. ca de Florit. La fuerza evocadora de esos poe-
Y herido vas, enrojeciendo flores; mas viene a subrayar una cualidad que está como
gota de amor sobre la yerba triste velada o subyacente en otros textos: la nostalgia
que apresura su muerte presentida. en este cuaderno tiene una dimensión tradicio-
Llegas bajo los árboles herido, nal (recuerdo añorante del pasado), y al mismo
a la caricia de una virgen tiempo posee una dimensión testimonial, pues

Untitled-44 343 02/06/2010, 9:33


344 ETAPA 1923-1958

se constituye en sustrato de una historia espiri- La intimidad posee asimismo en estos poe-
tual incipiente, de la etapa en que se forman los mas un valor diferente, de mayor certidumbre.
arquetipos y se integran las coordenadas del diá- En «Un barco sobre el mar», el poema que testi-
logo del individuo con lo que más tarde será su monia la pérdida definitiva de la infancia y con
intimidad, su yo absoluto, de tanta importancia el que se cierra el cuaderno, la enumeración de
en las posiciones de lirismo de corte neorro- los objetos de la intimidad ejerce una función
mántico e intimista. semántica reveladora del sentido que tiene en
Estas páginas introducen en la poesía de su esos textos el mundo afectivo personal; toda su
autor el universo familiar, vivencias de una na- riqueza radica en lo otro, en lo que está afuera,
turaleza diferente. La relación con el entorno, en lo que el niño ha llegado a tener como suyo y
evocada y recreada, tiene matices importantes, ha conformado su universo de relaciones. En los
el primero de ellos un diálogo menos elaborado poemas intimistas de Reino, por ejemplo, hay
y que se sustenta fundamentalmente en la per- una radical soledad, un diálogo anhelado y en
cepción directa del acontecer natural. Reapare- esencia irrealizable. Esa enumeración de pose-
cen, en cambio, los elementos de siempre como siones, tan cercana a la poética de Eliseo Diego
sustentación del hecho poético, pero ahora en (recuérdese su poema «Tesoros», de El oscuro
su estado primigenio, como entorno de una ex- esplendor) es, además de un signo de intimidad,
periencia primigenia, anterior a toda asimilación un signo de la importancia de la inmediatez en
intelectualizada. Si bien la poesía de Florit se ca- esta modalidad de la poesía de Florit. Como en
racteriza, en líneas generales, por la espiri- los restantes ejemplos desde el cuaderno de 1938,
tualización de los estados emocionales y la pre- el estilo de Niño de ayer está cuidadosamente
sencia de diversos estímulos del paisaje, en Niño trabajado; la absoluta libertad formal, presente
de ayer es mucho mayor la interrelación indivi- en buena parte del resto de su obra, con pocas
duo-sensaciones precisamente por su carácter excepciones, se conjuga perfectamente, en este
prístino, límpido, incontaminado de simbología caso, con el fluir narrativo de los versos. La evo-
y de apetencias de integración. En «El niño en la cación está elaborada a través de breves y conci-
montaña» se observa, acaso como en ningún otro sos cuadros independientes, puro acontecer sin
ejemplo del cuaderno, esa inocente comunión, pretensiones ni búsquedas trascendentes, el su-
de pleno disfrute, como en estos fragmentos: ceder natural de la convivencia. Es ostensible que
en la obra lírica de Florit no hay gritos de an-
Cuando el niño subía a la montaña gustia ni desgarramientos estremecedores; estos
donde viven las águilas, poemas de la ausencia explican, en buena medi-
se sentaba en la cumbre da, la evolución espiritual del poeta cuando po-
y dejaba pasar sobre sus ojos nen de manifiesto la armonía sosegada en la que
el algodón aéreo de las nubes. se sustenta su experiencia vital. En Niño de ayer,
Con aire sin color se despeinaba la evocación nostálgica no entraña necesariamen-
su cabeza; perfume te un anhelo de retorno al pasado ni una con-
de romero florido cepción de la infancia como paraíso perdido,
adornaba su ropa; aunque esas inquietudes no sean del todo ajenas
se llenaba su oído a la sensibilidad y a la cosmovisión de la obras
de esquilas, y balidos posteriores.
de ovejas, y ladridos Mayor plenitud alcanza Florit en el conjunto
del perro del pastor. de poemas que agrupó bajo el título de Nuevas
[…] poesías, escrito entre 1938 y 1944 y publicado
Cuando el niño dejaba la montaña en Poema mío. El intimismo neorromántico de
donde viven las águilas, otros textos alcanza en éstos una fuerza renova-
toda la primavera de la altura da. Los temas de la soledad («Por unos versos»,
entrábase con él dentro de casa. «El momento callado», «Noche sola», «Momen-

Untitled-44 344 02/06/2010, 9:33


LA LÍRICA 345

to II», «Para la soledad»); el amor («Canción», en amarillas hojas convertida?


«El amor frío», «El recuerdo», «Cancioncilla de
otoño», «Momento IV»); la familia («El recuer- ¿Y cuándo, en fin, la mano temblorosa
do II», «La madre», «El retrato»); el ser insus- recogerá los sueños verdaderos
tancial o en fuga («El eco», «Ya, siempre», «Can- para alegrar la sombra de su vida?
ción» —Ahora que está despedazado el sueño—
«2», «Fue, es»); la vida trascendente («Las pre- Después de Poema mío escribió Florit otros
guntas», «La visita y el viaje», «El alto gris», textos igualmente importantes por sus valores
«…Que estás en los cielos», «El tesoro»), cons- formales, algunos de ellos representantes de un
tantes de la obra de Florit, se entremezclan de conversacionalismo que tenía su antecedente
modo coherente como distintas modalidades de dentro de la propia obra de su autor, en especial
un pensamiento poético que se inscribe en una las páginas en que recordaba la vida familiar
concepción del mundo de vieja tradición pla- (Niño de ayer, «El recuerdo II», «La madre», «El
tónica. No obstante que estas páginas de Nue- retrato»). A comienzos de 1956 aparece publi-
vas poesías expresen las más auténticas posicio- cado Asonante final y otros poemas, compilación
nes neorrománticas e intimistas de Reino, Cuatro de 1946 a 1955 en la que se incluyen ejemplos
poemas y Canciones para la soledad, hay un sus- de esa nueva tendencia y otros dentro de la línea
tancial enriquecimiento del trabajo artístico en intimista tradicional. Los representantes del
la dirección de un despliegue verbal que trae ga- coloquialismo son «Conversación a mi padre»
nancias en la percepción de la realidad. Los tex- (publicado en 1949), «Asonante final» (publi-
tos tienen una densidad que no se encuentra en cado en 1950) y, en menor medida, «El poema»
otros libros de esa tendencia. Entre otros ejem- y «La compañera» (1955), dedicado a Cintio
plos no menos aleccionadores pueden citarse Vitier. Se trata de un nuevo hallazgo que tiene
«Por unos versos», «Canción tuya», «Casi sone- en Tallet a un precursor relevante dentro de la
to», «2», «Las preguntas», «Canción» —No es historia del género en Cuba, y en Eliseo Diego a
tan bello el ocaso—, «El recuerdo II», «Las dos un representante que por la misma fecha en que
niñas», «La madre», «El nuevo San Sebastián», Florit escribe concluye En la Calzada de Jesús
«…Que estás en los cielos». Véase «Las pregun- del Monte, alto exponente de un conversa-
tas», trabajado en la forma soneto con las cali- cionalismo de mayor carga de futuridad y reso-
dades de siempre: música de extraordinaria me- nancia años después, hacia mediados de la déca-
lodía, imágenes nítidas, léxico depurado, virtudes da de 1960. Los textos de Florit, aunque escritos
todas de la más rica tradición del idioma, con la con el oficio de un maestro y exponentes de una
que Florit estuvo identificado siempre por su sensibilidad renovada, mucho más cercana a las
conocimiento de los clásicos y de los grandes preocupaciones de los poetas que comienzan a
maestros de la lengua en este siglo: publicar poco después de 1959, no tienen la re-
sonancia que tendrán los de Diego, entre otras
¿Qué dardo puro, qué amorosa queja causas por la prolongada ausencia de Florit, ra-
o viva luz al aire se levanta dicado en Estados Unidos desde la década del
que más que fuego entre los ojos, deja 40. Tomado como el mejor logrado ejemplo, en
un resplandor de cielo en la garganta? «Conversación a mi padre» se aprecia la fecunda
interrelación entre conversacionalismo e inti-
¿Cómo cuando la música se aleja mismo cotidiano, entre la realidad inmanente del
no se marchita el labio que la canta, ámbito familiar y el estilo, de cierto desenfado,
y en un remanso de dolor refleja esa antirretórica que asume la realidad con otro
son que el eco de ayer aconsonanta? lenguaje, despojado de muchas de las convencio-
nes de la tradición que acoge Florit en la mayoría
¿Dónde va tu color, mística rosa, de sus propios poemas. Pero a pesar de las dife-
por el atardecer de los senderos rencias entre una y otra manera, el coloquialismo

Untitled-44 345 02/06/2010, 9:33


346 ETAPA 1923-1958

de estas páginas tiene elementos de orden con- todo lo sabes claro.


ceptual que cohesionan estos versos con la obra Por eso también sabes
total del poeta. En primer lugar se observa el que tengo ganas de contártelo,
anhelo de sosiego, implícito en la conversación porque mientras lo cuento lo recuerdo
misma, diálogo de padre e hijo en el calor del y así juntos los dos lo recordamos:
hogar seguro; ese reposo aparece en este frag- y yo escribiendo
mento, entrañablemente cercano a «El sitio en y tú en silencio a mi lado.
que tan bien se está», de Diego: […]
Y luego hay otras cosas:
Ya a mis años prefiero porque hay eso de la bomba atómica,
llegar a casa y colgar el abrigo y el sombrero, que a mí, entre nosotros, no me da frío ni calor
y beber una taza de té con limón —hasta el día en que me deje frío para siempre.
o el chocolate junto a la ventana. Y eso sería lo de menos.
Lo de más será que nos quedemos ciegos
Es asimismo ostensible el ingenuo acerca- o deformes
miento a la problemática de la conducta del hom- y no podamos ver un día la luz del sol
bre, totalmente desentendida, en la cosmovisión ni tomar en los dedos una rosa
de Florit, de la historicidad esencial del indivi- porque los ojos están caídos en un pozo
duo. Se hace evidente además la añoranza del de nieblas
pasado, añoranza que se fusiona con la concien- y los dedos se nos hayan quedado secos como
cia de una distancia en el tiempo, tan cercana de la estopa.
la distancia espacial, la que percibe el poeta al Digo que, si lo vamos a ver, casi no me
contemplar un paisaje en su multiplicidad de importa.
estímulos sensoriales. En el plano conceptual
hay, en cambio, una cercanía con la realidad cir- En toda la obra poética de Florit posterior a
cundante que no abunda en el resto de esta obra, 1936 subyace una religiosidad actuante de suma
cercanía muy semejante a la que caracteriza a importancia, sustrato de su visión trascendente
Niño de ayer. El léxico posee, en un primer nivel del acontecer. De manera implícita o explícita
de lectura, todo su valor denotativo. No se pro- encuentran los lectores la idea de Dios, tanto en
puso Florit romper consigo mismo ni renovar el paisaje diluido e informe, en la conciencia de
la perspectiva del diálogo del poeta con el en- la lejanía y en la fugacidad de las presencias, como
torno; se trata, como ya fue dicho, de otra ma- en la transformación de un espiritualizado con-
nera de hacer poesía intimista, ahora ganada por cepto del amor carnal en un Amor totalizador y
la más desnuda inmediatez. Logra, sin embargo, redentor. Esa religiosidad se encuentra también
un nuevo lenguaje para la poesía cubana en lo en la actitud de desentendimiento de esta poesía
que tiene de inusual y de suyo. No es, por cier- ante el acontecer de la historia y ante todo lo
to, un lenguaje desestructurador, con un léxico que no conmueva o dinamice la afectividad del
de pretensiones antipoéticas, sino la asimilación poeta. Diríase que en Florit el sentido religioso
al texto poético de un universo objetual y afec- tiene la dimensión de un destino, razón única y
tivo que convive con el creador día a día, diríase suprema de su ontología. Y ello no significa que
una poetización no sublimada de la realidad, los sea ésta una poesía escrita para encontrar una
hechos y los objetos asumidos en sí mismos. Este Verdad absoluta, sino más bien lo contrario: es
fragmento ilustra lo que queda dicho y permite ésta una poesía que parte de la Verdad absoluta,
a los lectores aprehender los rasgos definidores integrada a la cosmovisión del poeta desde bien
de la modalidad coloquialista en Florit: temprano, para llegar a una intelección a fondo
de las complejas relaciones del individuo con el
Claro que ya lo sabes universo y consigo mismo. En su evolución crea-
que ya lo sabes todo dora ha transitado Florit desde la percepción de

Untitled-44 346 02/06/2010, 9:33


LA LÍRICA 347

lo exterior puro (tendencia purista) hasta lo ex- juventud. El poemario de 1938 —«Canto a la
terior trascendente (neorromanticismo, intimis- mujer estéril» reapareció en sus páginas— está
mo) y lo inmediato recordado (coloquialismo), atravesado por una delicada tristeza, por la con-
una obra trabajada con un depurado sentido ar- ciencia de la muerte como una necesidad y por
tístico. la idea del amor como una experiencia imposi-
La obra poética de Dulce María Loynaz (1903- ble, reiterada en varios textos: «La canción del
1997), representativa de un intimismo similar y amor olvidado», «La balada del amor tardío», «La
al mismo tiempo diferente del de Ballagas y mujer de humo», «El amor indeciso», «Precio»,
Florit, es un diálogo sosegado con la naturaleza. «Espejismo», «A la del amor más triste», «Can-
Sus emociones se entregan como una secreta to a la mujer estéril». Esa imposibilidad para el
pasión sin efusividades. En sus libros abundan diálogo es causa y a la vez consecuencia de un
las reflexiones en torno a la existencia, el anhelo intimismo de hondas dimensiones, raigal, mira-
de trasmutación, la idea del dolor y un ansia da interior en soledad. Una página ejemplar del
fruitiva, de comunión con la realidad natural, amor irrealizado es «A la del amor más triste»,
rasgos que los alejan de toda pretensión de uno de los momentos más altos de toda la obra
desentrañamiento de la esencia de los fenóme- de su autora por su acabado formal y las revela-
nos. Comparados sus poemarios con los textos ciones que entrega, testimonios de un conflicto
representativos de una de las modalidades de la definidor. Para llegar a más fructíferas conclu-
poesía pura (la modalidad representada por siones es imprescindible una lectura completa
Mariano Brull), se observa esa diferencia: no del poema:
busca la poetisa la esencia de la rosa, por ejem-
plo, sino que la percibe en su plenitud como una Tú, que amas un amor fantasma
verdad que no es necesario cuestionar para que y que das un nombre a la niebla,
se revele. Dos versos de «Yo no digo…», de su a la ceniza de los sueños…
libro Versos. 1920-1938 (1938), dejan ver con Tú, que te doblas sobre ti
claridad la diferencia: misma como el sauce se dobla
sobre su sombra reflejada
No se nombra en el agua… Tú que te cierras
la rosa, pero está la rosa fresca. los brazos vacíos sobre el
pecho y murmuras la palabra
Sus dos obras de 1938, Canto a la mujer esté- que no oye nadie, ven y enséñame
ril y el libro mencionado en líneas anteriores, a horadar el silencio,
están trabajadas desde una búsqueda esencial que a encender, a quemar la soledad.
podría sintetizarse en el hallazgo de «El nombre
exacto de las cosas», ascendiente juanramoniano El primer verso es una invocación con tono
que se reitera como una fecundante presencia de súplica, distanciamiento y al mismo tiempo
en su lírica. Nada hay en sus páginas que haga anhelo de identidad. La segunda persona es otro
pensar en inquietudes renovadoras en el plano y al mismo tiempo un yo potencial. Se trata de
estilístico ni en intentos por obtener ganancias un Tú indefinido y a su vez marcado por una
inusuales en el uso del idioma. Diríase que Dul- experiencia vivida definitivamente. Esa segunda
ce María Loynaz se mantiene a distancia de las persona podría ser interpretada como una perso-
propuestas transformadoras de la poesía que por nificación del yo después de haber transitado por
aquellos años revolucionaban la expresión; des- los caminos de la soledad y antes de llegar a su
de muy joven había alcanzado a conformar su centro, lo que permitiría concluir a los lectores
propia visión del mundo, su popia poética, cer- que se encuentran frente a un diálogo de la poeti-
cana en cierto sentido a los hallazgos de la más sa consigo misma después de cobrar conciencia
reciente poesía de la lengua, pero con una per- de la imposibilidad del amor (un amor fantasma)
sonalidad plenamente integrada en su primera y después de la vivencia del ensimismamiento (Tú,

Untitled-44 347 02/06/2010, 9:33


348 ETAPA 1923-1958

que te doblas sobre ti / misma como el sauce se Dulce María Loynaz, la actitud autocon-
dobla / sobre su sombra reflejada / en el agua…), templativa, decididamente intimista, se opone a
de la soledad insatisfecha y del clamor no escu- una concepción de la vida como razón de sí mis-
chado (Tú que te cierras / los brazos vacíos sobre ma, pues la incomunicación propia del ensimis-
el / pecho y murmuras la palabra / que no oye mamiento ha llegado a los límites de sus posibi-
nadie). Hay, pues, un desdoblamiento que ex- lidades. Del mismo modo que es necesario
presa con mayor intensidad la incomunicación escapar del encierro que el yo se impone en el
y que hace más profunda y única la soledad. El diálogo con su propia soledad, es imprescindi-
tono suplicante del comienzo cobra entonces, ble también encontrar —siguiendo la directriz
al final, toda su certidumbre, cuando las tinie- fundamental de esta línea de pensamiento— un
blas y el enclaustramiento se tornan intolera- sentido a la vida que ya no podrá ser el de un ego
bles. El ser, vivido con esa intensidad, se con- enclaustrado, infructífero en su soledad. Se im-
sume a sí mismo y busca sus antítesis: la libertad pone al creador la necesidad de superar su indi-
del no ser. Aparece la idea de la fuga, la necesi- vidualismo y adentrarse en un nuevo estado, en
dad de autodestrucción para alcanzar la pleni- un nuevo modo de ser. Desde esa perspectiva
tud, un estado que en la obra poética de Dulce deben leerse los poemas «Señor que lo quisiste»
María Loynaz se logra más allá de los límites y «Divagación».
de la existencia, en la disolución y en la El siguiente libro, Juegos de agua (1947), es
intemporalidad. De los textos de este libro, el tan rico en aciertos como el anterior. Los más
que mejor expresa el anhelo de un cambio altos momentos de este segundo poemario son
ontológico es el titulado «Destrucción», alta- aquellos en los que se muestra de manera más
mente revelador por su diafanidad lexical y ostensible la problemática de la muerte, expre-
sintáctica; el verso final es harto elocuente: ¡Y sada mediante los símbolos tradicionales del río
no ser…, y no ser ya para siempre! La muerte no y el mar, como en Manrique. La elaboración ar-
es un enigma sombrío ni regocijante para la sen- tística del libro en su totalidad posee las mismas
sibilidad de esta poetisa, no constituye un moti- características del de 1938. Puede decirse que,
vo de angustia, tan frecuente en el pensamiento en líneas generales, se mantiene una continui-
existencialista en los años 40 o en la obra de dad que no es necesariamente una superación de
Unamuno, por ejemplo, aunque a veces aparece los logros ya alcanzados. Reaparecen ahora los
en algún texto con una presencia inquietante, anhelos de disolución como un tema inagotable
como en «El juego de la muerte», en estos tres de esta obra. En uno de los ejemplos más acaba-
versos: dos del conjunto, el que tiene por título «Mal
pensamiento», hay una densa oscuridad senso-
De una vez acabemos este juego rial, palpable, percibida con extraordinaria so-
horrible de tu mano deslizándose briedad. A través de las sensaciones se va crean-
—¡todavía!… —suave y fría por mi espalda… do una atmósfera de muerte y de aniquilamiento.
Dice el texto:
Como en «Destrucción», en «Desprendimien-
to» vuelve a encontrarse el ansia de disolución, Qué honda serenidad
de mutación hacia la inconsciencia, porque no el agua tiene esta noche…!
ha sido posible hallar otro camino para la reali- Ni siquiera brilla:
zación propia. La salida del encierro conduce Tersa,
hasta la alegría de la comunión con la naturale- obscura, aterciopelada,
za, como se lee en estos momentos: Sí, más bien está a mis pies extendida
la nube que se va pronto, / se esfuma, se deshace… como un lecho…
Y más nada. («Más bien…») y ¡Quién me vol- No hay estrellas.
viera a la raíz remota/ sin luz, sin fin, sin término Estoy sola y he sentido
y sin vida!… («Divagación»). En la poética de en el rostro la frescura

Untitled-44 348 02/06/2010, 9:33


LA LÍRICA 349

de los cabellos mojados En 1953 aparece Poemas sin nombre, prosas


de Ofelia… poéticas en las que hay un tono reflexivo propio
de una larga experiencia interior. Muchas son
De una primera observación subjetiva se pasa breves e intensas, síntesis muy cargada de viven-
a la percepción de las cualidades visuales y tác- cias múltiples: la soledad, los años transcurri-
tiles y se gana claridad en la comunicación me- dos, el amor. Son muchas las semejanzas de es-
diante una imagen perceptible. Esa función de tilo y de preocupaciones con relación a los dos
los sentidos que se inicia en el tercer verso, con libros anteriores, persistencia que viene a poner
el que se abre además la valoración sensorial de manifiesto la continuidad de una obra que
del paisaje (Ni siquiera brilla), cierra con una desde sus inicios estaba ya plenamente hecha.
ausencia para pasar de nuevo al plano de la sub- Se reiteran ahora las ganancias de un intimismo
jetividad, esta vez con una carga de significado depurado y acendrado tratamiento formal, como
de importancia mayor. Al final del poema apa- se aprecia en el poema VII:
rece la presencia de la muerte en la imagen de
Ofelia, alusión que enriquece la totalidad del Muchas cosas me dieron en el mundo: sólo es mía
texto y le proporciona una densidad concep- la pura soledad.
tual trascendente. Se alternan así la percepción
subjetiva y la percepción sensorial, realidad e en el poema XVII:
imaginación, para subrayar la búsqueda de una
realidad que habrá de descifrarse en su dimen- Hay algo muy sutil y muy hondo en volverse
sión tanática, no en un sentido puramente he- a mirar el camino andado…
donista y mucho menos ornamental, de tras- El camino en donde, sin dejar huella, se dejó la
fondo para los movimientos del yo lírico. vida entera.
Podrían citarse otros poemas de este libro en-
tre los mejores de su autora, como «Los estan- y en el poema XL:
ques», «Arpa» y «El Almendares», uno de los
pocos momentos en que la palabra se vuelca Para que tú no veas las rosas que haces crecer,
hacia afuera para atrapar la realidad y entregar- cubro mi cuerpo de ceniza… de ceniza parezco
la en su simple ser, otra posibilidad de asimila- toda, yerta y gris a la distancia; pero, aún así,
ción que se integra a la alabanza del paisaje cu- cuando pasas cerca, tiemblo de que me delate el
bano que se encuentra en los mayores poetas jardín, la sofocada fragancia.
cubanos del siglo XIX. Estos elogios de Dulce
María Loynaz a la naturaleza insular, apertura Después de la publicación de todos sus tex-
hacia los dones naturales de una sensibilidad tos comentados aquí en un tomo titulado Obra
ensimismada, no constituyen la más auténtica lírica (1955), dio a conocer Dulce María Loynaz
expresión de esta poesía, cerrada sobre la vida Últimos días de una casa (1958), largo poema
espiritual. En cierto sentido es también inusi- que cierra su trayectoria anterior a 1959. El tema
tado el poema «Arpa», envuelto en una atmós- fundamental de esta extensa obra es la soledad
fera de extraordinaria delicadeza, inmerso en de una vieja casona que recuerda su bulliciosa
un estado de éxtasis o fascinación sensorial ante historia, los años en que abrigaba a la familia.
la lluvia, que transforma la triste pesadumbre Múltiples lecturas permiten la utilización de la
implícita, no aludida directamente, en un de- casa como personaje y esa vuelta a las viejas cos-
leite absorto, inesperado, como si el vacío que tumbres de los tiempos ya idos, las reflexiones
la muerte había ido creando fuese llenado de en torno al destino y la conciencia de la muerte.
pronto con una percepción de los sentidos. En el conjunto de la poesía de Dulce María
Subyace en esos versos un ascendiente neopla- Loynaz, Últimos días de una casa continúa la
tónico que está en el centro de la poética de manera intimista, tan suya a lo largo de nume-
Dulce María Loynaz. rosos ejemplos de los tres libros comentados,

Untitled-44 349 02/06/2010, 9:33


350 ETAPA 1923-1958

pero al mismo tiempo se aprecia cierto tono cia de una incomunicación radical, insalvable, de
coloquialista, algo lejano pero actuante, decisi- nuevo causa y consecuencia del progresivo ais-
vo en la familiaridad de algunos momentos y, en lamiento de un yo enclaustrado que renuncia al
general, en la utilización de un léxico en ocasio- diálogo con sus semejantes. Los últimos versos
nes cotidiano; persiste en sus estrofas, sin em- del poema ponen de manifiesto la imposibilidad
bargo, el refinamiento de los mejores poemas de integración y la necesidad de la muerte, des-
de la autora, algunos citados en estas páginas. pués de la inquietante experiencia de la dubita-
No obstante la posibilidad de lecturas diversas, ción: He dormido y despiértome al revés, /del otro
una se impone como insoslayable: la casa es una lado de la pesadilla,/ donde la pesadilla es ya in-
transmutación del yo, el paisaje y la compleja mutable, / inconmovible realidad. Poco después,
urdimbre de los interiores, hechos de objetos y ya para concluir, dice:
de convivencia, son el paisaje, los objetos y la
convivencia que el severo encierro de un inti- ¡Ahora es que tengo la verdad de golpe!
mismo absoluto ha reducido a pura memoria. El ¡Son los hombres, los hombres,
transcurrir del tiempo no es, en la poética de los que me hieren con sus armas!
Dulce María Loynaz, un destino deplorable, pues Los hombres de quienes fui madre
alimenta la soledad y el cultivo del ego, tan deli- sin ley de sangre, esposa sin hartura
cadamente edificado desde adentro durante dé- de carne, hermana sin hermanos,
cadas, como permite apreciar su trayectoria li- hija sin rebeldía.
teraria. Últimos días de una casa difiere en ese […]
sentido del resto de sus libros, henchido como Y es hora de morir.
está de movimiento vital, de conversaciones fa-
miliares. El centro generador está, sin embargo, Del quehacer poético de Dulce María Loynaz
en la soledad: puede afirmarse que representa, de una manera
muy suya, la tendencia intimista, de tantos cul-
Ahora, hace ya mucho tiempo tivadores en la historia del género en Cuba. El
que he perdido también el mar. aislamiento de toda circunstancia social o histó-
[…] rica y de las preocupaciones conceptuales de
Tal vez el mar no exista ya tampoco. otras tendencias, se integra coherente con ese
O lo hayan cambiado de lugar. intimismo hacia adentro, mucho más acentuado
O de sustancia. Y todo: el mar, el aire, en ella que en otras representantes de esa línea,
los jardines, los pájaros, que escribían y enriquecían la lírica cubana por
se hayan vuelto también de piedra gris, entonces. En los poemas de esta singular crea-
de cemento sin nombre. dora hay una visión de la naturaleza que en oca-
[…] siones se torna paradigmática y en ocasiones al-
canza una singular densidad objetiva. La idea de
Nostalgia y soledad son los extremos del Dios, por otra parte, exponente de una religio-
acontecer interior. Es significativo que no sidad velada y que no llega a tener un significa-
irrumpa en ningún momento un tono trágico; la do esencial en esta cosmovisión, denota un an-
queja es mesurada, como una reflexión, no como helo de participación, de disolución, antes que
un grito: ¡Con tanta gente que ha vivido en mí / un concepto de ética trascendente. A diferencia
y que de pronto se me vayan todos! El recuento de Ballagas y de Florit, capaces de inquietudes
del pasado trae necesariamente imágenes diver- que pueden perturbar la vida interior, Dulce
sas, unas de muerte y otras de alegría, y se en- María Loynaz entrega una obra que no tiene lu-
trega como un estilo, un modo de ser: es una gar para el desgarramiento. Sin embargo, se per-
vida honrada que he vivido, / un estilo que el cibe en sus versos mejores un profundo conflic-
mundo va perdiendo. La desolación del vacío in- to ontológico insoluble que desemboca en un
terior es un presente asumido como consecuen- drama: la búsqueda del anonadamiento, satura-

Untitled-44 350 02/06/2010, 9:33


LA LÍRICA 351

do el yo de sí mismo. En su poética se revela esa tos históricos. Estos poemas son quizás la más
pasión silenciosa por la muerte propia, en estos acabada manifestación de lirismo intimista de
ejemplos: toda la poesía cubana de este siglo.
La obra poética de Samuel Feijóo (1914-
He ido descortezando tanto mi poesía, que 1992), fuertemente influido por Florit y a su vez
llegué a diferente por sus preocupaciones a los tres poe-
la semilla sin probarle la pulpa. tas recién analizados, es cuantiosa y formalmente
diversa, y se caracteriza, en líneas generales, por
(Poema CXI, de Poemas sin nombre)
su desbordante lirismo. Entregado a la escritura
desde muy joven, su primer conjunto de textos
En mi verso soy libre: él es mi mar.
data de 1937-1940: El pájaro de las soledades, con
Mi mar ancho y desnudo de horizontes…
el subtítulo de «(Joven convaleciendo)». Desde
En mi verso yo ando sobre el mar,
ese comienzo hasta Beth-el, 1940-1948 (1949),
camino sobre olas desdobladas
conforma Segura estancia, 1937-1938; Jiras
de otras olas y de otras olas… Ando
guajiras, 1937-1938; Gajo joven, 1939; Las albas,
en mi verso; respiro, vivo, crezco
1939; Los crepúsculos, 1939; Apuntes, 1939-1945;
en mi verso, y en él tienen mis pies
La pequeña armonía, 1939-1948; Tenue otoño,
camino y mi camino rumbo y mis
1940; Camarada celeste (Diálogo con Eros), 1941;
manos qué sujetar y mi esperanza
Noche, 1940-1948; Hado de la música, 1940; Alba
qué esperar y mi vida su sentido.
llama, 1941; Media imagen, 1945-1947; Errante
(«En mi verso soy libre», de Versos) asilo, 1943-1948 y Coloquio, 1945. Visto su que-
hacer lírico a lo largo de esos doce años fecun-
El carácter único del imposible erótico en los dos, no resulta aconsejable un acercamiento crí-
textos amorosos impide que esta poesía pueda tico desde los temas que preocuparon al poeta,
ser considerada representativa de la tendencia pues se corre el riesgo de la confusión por la
neorromántica. Podría entonces interpretarse ese cuantía de poemas y el entrelazamiento en los
testimonio como una variante de la experiencia más importantes (ciertamente muchos), de te-
de la soledad, un rasgo definidor del intimismo mas disímiles y de enorme tradición en la poesía
raigal de Dulce María Loynaz. Cintio Vitier ha universal desde el romanticismo. El desborda-
subrayado en los siguientes términos su visión miento lírico al que se hizo referencia en líneas
de esta obra: «Poetisa natural, silenciosa, desti- anteriores trae implícito, en el caso de Feijóo,
nada, esa falta de fermento polémico en su ex- un prodigioso torrente de alusiones al mundo
presión permite que la esencia de lo femenino natural y espiritual que hace que esta obra des-
trascienda en ella como una pureza, un temblor, borde los límites de influencias, tendencias y
una autenticidad que desarman toda actitud crí- escuelas a las que se adscribe o de las que surge.
tica.»65 Ese «fermento polémico» tiene múltiples No se conoce, en toda la poesía cubana, un ejem-
implicaciones, tanto de orden estilístico como plo similar de sobreabundancia verbal en tan
conceptual, pues no se levanta Dulce María absorta y deslumbrada visión. Acerca de los
Loynaz desde posiciones renovadoras (ni parece poemarios anteriores a Camarada celeste ha di-
asumirlas como lección para sus inquietudes ex- cho Cintio Vitier: «El tema dominante de los
presivas) ni se propone adentrarse en la realidad que podemos llamar preludios de la poesía de
en busca de una intelección que ponga en entre- Samuel, desde El pájaro de las soledades hasta
dicho la más simple aproximación sensorial; el Tenue otoño, es la relación entre el yo y el paisa-
centro de su problemática es un yo insatisfecho y je».66 Junto a ese tema central o primordial se
enclaustrado que no encuentra otra salida que un hallan otros, identificados en rápidas presencias,
exterior ilimitado e indeterminado, antítesis de como podría ser, por ejemplo, el de la intimidad
la poesía de la participación, ya se trate de la en- que contempla, en «Noche», sentida como un
trega del poeta al ser amado o a los acontecimien- profundo vacío, en modo alguno identificable

Untitled-44 351 02/06/2010, 9:33


352 ETAPA 1923-1958

con el vacío de la pérdida del ser, sino todo lo serena, rostro de oro, lengua santa,
contrario: expresión de una plenitud irrevelada. países venturosos, navidades
Un examen detenido de los rasgos y elementos del ser en altos sueños demorado,
definidores de esa primera etapa de la poesía de vuelve ya a los purísimos corales
Feijóo obligaría, pues, por su volumen y su ri- de la estación del hombre. ¡Salva,
queza, a dilatadas reflexiones que estas páginas Amor, en mí apretado, el vago soplo
de historia literaria no pueden asimilar. de esa luz que encontrara en las montañas,
Una mirada más generalizadora permite lle- en la mañana, junto al fuerte río
gar a conclusiones esclarecedoras. Es preciso donde se posa el pájaro del juego!
entonces tomar como paradigmático uno de los
conjuntos que preceden a Camarada celeste y En la estrofa anterior había dicho:
extraer de él una caracterización que delimite los
aportes de su etapa a la totalidad del corpus crea- La zarza al aire daba sus raíces,
dor anterior a 1959. En el primer poema de El el dolor: un vencido pasajero;
pájaro de las soledades hay una confesión que los hombres todos, por amor, hermanos,
puede ser interpretada como el centro de esta ya prestos a la dádiva y el canto.
prodigiosa apetencia de imágenes que singulari-
za a Feijóo. La primera estrofa dice: En otros momentos del libro, el poeta entra
en comunión con el paisaje y lo hace sustancia
Yo te beso la boca, vida; cielos yo os arranco. suya, fundido en su ser último con una pródiga
¡Quiero vivir! naturaleza que satisface en su generosa magnifi-
(¡Garganta mía, tierra mía!) cencia; pero no se trata sólo de una fusión que
identifica al hombre con la naturaleza, al modo
Y la última: en que se halla en Dulce María Loynaz o a la
manera de un ingenuo humanismo naturalista
Madre, tú en esta noche. que nada tiene que ver con Feijóo: en el creador
Me acariciabas como un niño. ha tenido lugar lo que podría llamarse una fu-
Ay, madre, no sabía nada. sión deleitable, consonancia efectiva que descan-
sa en el deslumbramiento ante la belleza, un sen-
De los inicios del poema «Horas», entrecru- timiento que no se define enteramente como
zamiento de avidez y ternura, impulso vital y hedonismo sensualista ni como anhelo de diso-
sosiego amoroso, sale el poeta para adentrarse lución en el Todo, posición asimismo ajena a un
en una plenitud exterior que se asocia con su poeta que posee tal capacidad de contemplación
insaciable sed, juego satisfecho entre deseo y rea- como para asimilar, desde adentro, tanta presen-
lidad en «Recuento», una página atravesada de cia exterior. En «Crepúsculo», «Trova», «La
paisaje real e idealizado, de humanismo y de ale- amistad», se observa esa unión por la fuerza in-
gría, de una penetración que se hará más honda trínseca de una realidad que el poeta ha mirado
en los textos mayores, pero que aquí alcanza ya en actitud de éxtasis, una aproximación al en-
profundidades y dimensiones de riqueza extraor- torno que en estos primeros poemas se deja ver
dinaria. Sorprende ver cómo asocia el poeta la como un elemento significativo de esta poética.
grandeza del paisaje, su entorno cotidiano, con Léase «Crepúsculo», en cierto sentido cercano a
la idea del Amor entre los hombres, un huma- las imágenes típicas de Boti, pero con una carga
nismo integrador desde tan temprano, «a mis 23 de afectividad que lo distingue del autor de El
años»67 como él mismo expresa. Véase esta es- mar y la montaña. Dice Feijóo en este breve
trofa final: poema:

Oh Amor, Dueño perdido, Oh Sol nocturno, El rosa y la mar, se queman.


tembloroso concierto de alegría Maravilloso minuto,

Untitled-44 352 02/06/2010, 9:33


LA LÍRICA 353

al ver lo que ya no es… bre. En Apuntes se aprecia la profunda relación


Amoroso rosa sangra esencial entre ser y naturaleza en Feijóo, textos
en el mar, y canta. concentrados y de enorme carga alusiva en aso-
Somos de un solo cuerpo. ciaciones y oscuras interpenetraciones, como en
este caso «Hoja»:
En ese cuaderno de los inicios hay además
otros temas importantes: el desciframiento del Al perderte, largamente
yo («Noche»), la conciencia del espanto («Re- me pierdo.
cuento») y los pobres («Hornos de carbón»), Envuelto en leve manto
sólo mencionado más como un indicio de su de tiempo.
posterior significación que como tópico de re-
flexión. La indagación en sí mismo no constitu- Amenazada está la casa.
yó, en los libros sucesivos, un problema central Un ángel viene y la golpea
para Feijóo, a diferencia de lo que ocurrió en con su espada
Ballagas, por ejemplo. La muerte, que podría olorosa a leyenda umbría.
constituirse en el centro de las búsquedas de los
límites propios y la esencia del individuo hasta La pierdo, perdido. El ángel
derivar, incluso, en una poesía de la angustia o tenebroso hunde
de un estéril nihilismo, fue tratada en Feijóo su áspero rayo
desde bien temprano en términos de una reali- en el final aleteo del pensamiento.
dad apacible («Cuando ya no quede…», de 1940)
y más tarde como un hecho lejano que puede En opinión de Cintio Vitier, Camarada celes-
ser compensado mediante la convivencia con el te es «el primer libro importante»68 de Feijóo;
mundo natural («De morir», de 1952, incluido para el crítico, además, «el único antecedente que
en Jiras guajiras). El tema de la conciencia del en nuestra lengua conocemos de Dios deseado y
espanto, muy relacionado con el de la muerte y deseante (1949), de Juan Ramón Jiménez».69 Sin
con una concepción de la vida que se sostenga dudas, los poemas de ese libro revelan a un poe-
en las zonas oscuras y desconocidas de la reali- ta en plenitud, en cierto sentido precedido por
dad, se diluye en el canto a los múltiples esplen- Apuntes en esa mirada de asociaciones que antes
dores de la naturaleza cubana, alabanza siempre sólo se vislumbran como posibilidades. Ahora
renovada sin el menor asomo de agotamiento. aparece un erotismo totalizador, candoroso, pro-
Desde el punto de vista formal, los cuadernos fusión lírica que trae todas las ganancias de una
que preceden a Camarada celeste alternan el naturaleza virgen que ha crecido ante el poeta y
verso libre con sonetos y las esbeltas y claras para los lectores hasta convertirse en fuente in-
décimas de Jiras guajiras, estrofa imprescindi- agotable de hedonismo. En estos versos se ali-
ble para un poeta como Feijóo, tan apegado al mentan mutuamente una lúcida y trascendida
paisaje y de tan hondas raíces campesinas, una visión del paisaje (majestuosas presencias y sen-
cubanía que en estos poemas supera los estre- saciones que se trasmutan vertiginosamente en
chos límites del criollismo para entregar una signos de la vida espiritual), la alabanza a la Be-
poesía de valores universales. Cualquiera de los lleza y al Bien fundidos en una ética inmanente
ejemplos posibles (prácticamente todos) de que es, de hecho, una poética de singular dina-
esos poemarios de 1937 a 1948 revelan una mi- mismo en la historia del género en Cuba, y fi-
rada única al campo cubano, no sólo por lo que nalmente un secreto clamor por entablar ese
hay en ellos de la individualidad de su autor, «diálogo de conocimiento misterioso, de delicia
sino además por la dimensión trascendente que y espanto»70 con Eros, el dios del Amor, como
le otorgan al entorno, asimilado como una on- apunta Vitier al referirse a esa alteridad que aso-
tología, una cosmovisión para llegar a verdades ma como idealización del afuera, del que Feijóo
absolutas que permitan una definición del hom- se mantuvo siempre distante, distinción que le

Untitled-44 353 02/06/2010, 9:33


354 ETAPA 1923-1958

permite escapar del intimismo más ortodoxo. un punto de partida que el texto rebasa y deja
Camarada celeste entrega, en ese su erotismo disuelto como fermento último, absorbido por
implícito o explícito, un cosmos que el poeta, innumerables temas y subtemas que con diver-
ansioso, quiere poseer, inagotable sediento de sos tonos van colmando el cuerpo poemático.
plenitud, con crecida avidez que percibe en cada El propio autor declara: «Por años, al crecer en
elemento natural una senda para adentrarse has- mi poesía el deseo de mayor luz y sabiduría para
ta la visión única. Puede hablarse, por ello, de una vida cercada por tantas miserias y profundo
una mística de la experiencia sensorial. Ejemplo desambiente, el antiguo tema retornó. El poeta
esclarecedor podría ser «Dialogamos con el vien- con una piedra por almohada».71 Intento de apre-
to», de un lirismo de estirpe romántica de ex- hender una verdad de sentido ético en primer
traordinaria intensidad. Se entrecruzan, en la lugar; en segundo lugar la confesión de un hom-
exultante alegría del canto, la avidez de una sa- bre solitario (el poeta) que quiere adentrarse en
biduría esencial y el regocijo por lo inmediato, su desamparo, en la riqueza de la realidad sin
el anhelo de ascender y la conciencia de una fábula, una realidad que no necesita el sostén de
terrenalidad a la que el hombre (el poeta) sólo la palabra, sino sólo ser cantada tal y como ella
puede escapar en el diálogo con las fuerzas crea- se entrega. Vitier afirma que Beth-el «retoma en
doras de la naturaleza. El ascendiente espiritual grande»72 el hilo de Camarada celeste. Para una
de semejantes inquietudes y preocupaciones acertada intelección de su significado esencial
habría que ir a buscarlo en Fray Luis de León y hay que ir a algunos poemas de Coloquio, de
San Juan de la Cruz; su parentesco contem- 1945: «Sobre una piedra», «Dios de niñez» y
poráneo se encuentra, como ya apuntó Vitier, «Ser», íntimamente relacionados con problemá-
en Juan Ramón Jiménez y en Rilke. Véase el ticas fundamentales del texto mayor, coetáneo
poema: en su escritura del conjunto de 1945. En los tres,
el creador se sabe un solitario desterrado que
Dialogamos con el viento de la noche, contempla su propio paso por la realidad: en el
camarada del cielo. primero, y comprendí que sí, que yo era mi pro-
No podemos esquivar estas alas constantes, pio espejo, mi condenado sencillo al Narciso; en
siempre alegres al volar, desesperadas al el segundo, a la miseria por las calles no hallé ali-
cerrarse vio […] Quiero ser como estos hombres / pero
sobre la tierra siniestra… retrocedo espantado […] Acepto este destino de
El tiempo abre su rosa a cada instante, vagabundo; en el tercero, por este túnel que he
¿Y dónde estamos para gozarla antes de su alcanzado veo / caer las hojas, romper las olas, / y
caída? muchos rostros de hambrientos y de jóvenes. / La
Si pudiera conocer el misterio batalla de mi pensamiento / se agiganta. Todo mi
de la mano del dios que orla las alas de las ser / combate/ por su fondo y su fundación. Par-
mariposas… tiendo de esa conciencia de sí, que implica el
(¿No tiembla al engendrar los ciegos?) destino de los otros, posición humanista que se
Por el aire, hacia el fuego de los cielos. identifica con la segunda parte de Faz, el poeta
se encamina en una búsqueda por los senderos
Beth-el aparece en la poesía cubana como un infinitos de la naturaleza virgen para edificar,
súbito torrente que no cesa, pletórico de alusio- contra una intemperie circunstancial de «tantas
nes sensibles y de resonancias luminosas y os- miserias y profundo desambiente»,73 una ética
curas, de reflexiones y de búsquedas, de legíti- de la belleza, deliciosamente paladeada desde su
ma sapiencia y de intuiciones. El tema en el que infancia y ya actuante, si bien sólo a modo de
se inspira es el del relato bíblico de Jacob (Gé- compensadora intuición, en sus entregas poéti-
nesis 28: 11-22), centro irradiador o impulso cas iniciales. Vitier observa con acierto que el
inicial que desde la infancia se había asentado en poema no está muy condicionado por el tema
la memoria del poeta. Se trata, sin embargo, de bíblico en sus posibilidades tradicionales, pues

Untitled-44 354 02/06/2010, 9:33


LA LÍRICA 355

con más fuerza brotan y se asientan otros: «Pri- Escucho. Oigo una historia
mer deslumbre […] el tema del más. […] Se- vuelta del claro tiempo.
gundo, el tema del adiós […] Tercer tema, la caí-
da»,74 los tres signos de una batalla que el poeta Por la delicada fuga de la luz al valle,
(Jacob) ha emprendido para buscar una respuesta sobre los cerros leves,
a las imágenes que vio en los textos de Colo- cae un éxtasis poderoso
quio. Esos temas (para Feijóo acaso subtemas) abierto al ruido de la yerba en flor.
se inscriben, con otros, en uno mayor: el hallaz-
go de una eticidad natural desde la belleza que el Se desvanece el aire.
poeta ha disfrutado durante toda su vida y pro- Leve ya, tan sereno.
pone como posibilidad redentora contra el es- Las palabras hermanas se mecen.
panto que lo arredraba en «Dios de niñez». En Para la luz florecen las preguntas
su trabajo sobre este importantísimo texto, Beth- y se apagan las hojas en la tarde.
el, dice Virgilio López Lemus: «Así, lo que en Al comienzo, bajo un árbol tranquilo.
Beth-el pudiera parecer fuga, ensimismamiento, Lejana ave perdida en altas ondas.
privacidad del acto creativo, deviene toda una Aquellas flores abren en la sombra
poética ampliamente vinculada con el ser social ausencia conocida de los labios.
y su problemática de búsqueda de la justicia. La No susurran los árboles. La luna
verdad que Feijóo está buscando en Beth-el no ya moja las praderas.
se queda en metafísica.»75 La oscura interrelación Solitario, en el húmedo camino
de lo exterior (naturaleza) e interior (vida espi- miro a lo alto lejanos ojos de oro,
ritual) en Apuntes halla cauce hacia más vastas y, lento, caigo
zonas en este gran poema publicado en 1949, sobre la yerba, a oír
escrito con un lirismo exultante sin paralelo en mi vida, a sentir qué quiero
la poesía cubana. Estos fragmentos dejan ver el para ser cierto y sin memoria oscura.
riquísimo entreverado y el maravilloso tejido con Sereno, al alentar de las estrellas.
que se fue conformando este canto inagotable,
en el que resuena, como una exhortación de sa- Hasta 1958, la poética de Feijóo concentra
bor ético, la frase ser fiel: sus mayores aciertos en Faz, 1954-1955 (1956);
Himno a la alusión del tiempo, 1954-1958 y Vio-
Mueve mis ojos un color antiguo las, 1956 (1957), a los que habría que añadir
que los teje y respira levemente. otros para conformar, en detalles, toda la tra-
No duermo en esta hora sobre el candor yectoria de su quehacer lírico en la etapa repu-
del valle. blicana: La hoja del poeta, 1942-1957 (1957);
Envuelto y tierno soy, profundo tiempo. Poemas del bosquezuelo, 1954; Haz de la ceni-
Un alma madurada por la ausencia za, 1958-1959 (recogidos ambos como libro,
arranca su racimo y come. conjuntamente, en 1960) y Aves tardías, 1957-
Violeta tenuemente alumbrada 1958. En el primero de los grandes textos pos-
sobre pequeño pecho de rumor descansa. teriores a Beth-el se aprecia un cambio de tono,
Suben palabras de niño, otro aire, como si el júbilo hubiese cedido su
soplos de azul por la colina verde. lugar a una meditación sosegada que surge de
Iniciantes sonidos la desesperanza. Así, las partes I y III de Faz
derraman azar fresco por los labios. no se desbordan en cánticos de alabanzas, sino
Viejas palabras suspendidas se adentran en zonas oscuras o, para ser más
esperan exactos, parece que perciben otras asociacio-
la noche que siempre llama, nes posibles del exterior como ámbito del hom-
que se junta a la sombra virgen y solitaria. bre, no obstante la presencia de los pobres en
[…] la parte III, como se verá. El cambio es evidente

Untitled-44 355 02/06/2010, 9:33


356 ETAPA 1923-1958

en el léxico, especialmente en este fragmento sillones, por las aceras.


sombrío: Entró al parque sin retreta;
miraba a las doncellas voltearse sonriendo.
El Amante ve descender su humilde atavío; Desde los pinos de los canteros chillaban unos
las columnas de arcilla labrada, la veste pájaros prietos mariposa. El perfume
musical. y el pasear de las doncellas y los rostros
Los rostros donde se apaciguaron las aguas, extraños y lo desconocido del lugar
las melancólicas horas bajo los robles, los lo mareaban un poco. Vino un negrito que
suspiros, resultó tuberculoso, que le pedía un
los conmovidos nombres entre lágrimas, vaso de leche,
con fríos y se fueron a comer pescado frito, a un kiosco
movimientos descienden en pausas cruentas. mal iluminado,
en un rincón del parque. Poco después
La diferencia podría estar sustentada en el grado llegó a un hospedaje con la bicicleta y el
de abstracción con que se pretende acoger el negrito.
acontecer, antes aprehendido como suceder asi- […] (Parte II)
milable; ahora, en estos versos de mayor
reflexividad, el hombre se ve a sí mismo rodea- Todo esto simplemente, sin adornos, usual como
do de entidades abstractas que se han alejado de un pedazo de pan.
sus fuentes primigenias. La segunda parte del Entra en los carreteros y macheteros de la caña,
poema, en cambio, tiene el frescor de lo cotidia- vendedores de viandas, negros
no, estilo de un coloquialismo absolutamente campesinos,
contemporáneo, con personajes auténticos, en- toda la gama del paria, por amor y compañía.
carnados en su doble naturaleza orgánica y so- Comprende que
cial. Vitier ha visto esa parte como «uno de los en ningún lugar estaría mejor que entre ellos,
momentos más grandes de la poesía cubana de los amadísimos
todos los tiempos».76 Ese juicio se funda en la compartiendo el dolor y las palabras que
extraordinaria síntesis entre ética (una ética de despierta el dolor
signo inmediato, que parte de la historia con- y los semblantes que el dolor otorga.
creta de miseria moral y material de la Repúbli- La miseria le ha dado un alma melancólica
ca), lírica e historia, elementos todos subyacen- y ardiente;
tes en el texto y en la percepción del crítico. ama más, se ha desnudado más, más libre
Sorprende cómo asume Feijóo la presencia de queda, más conocedor de sí y de los otros,
los pobres en su orbe poético precisamente por más profundamente es hombre que gira,
esa espontánea manera de decir sus miserias y más alegre, más ágil, más hombre ahondado.
sus grandezas, un tema que de nuevo lo aproxi- (Parte III)
ma a Rilke. Véanse estos momentos para que se
compruebe lo que queda dicho acerca de la mo- Himno a la alusión del tiempo es una obra de
dernidad y trascendencia conceptuales de esta corte filosófico, bien diferente de los cantos re-
segunda parte, tan cercana a las prosas costum- gocijados de Beth-el y, en general, de sus antece-
bristas del autor, pero con mayor significación sores. A pesar de la propuesta que el autor hace
por cuanto constituyen el testimonio del hom- en su explicación inicial, que se mueve desde la
bre colectivo en un cosmos signado por la sole- simbología del ave y el lago hasta la permanen-
dad del poeta, significan «su martiana toma de cia de la poesía por encima de la destrucción y la
conciencia y de partido»:77 barbarie de los hombres, «siempre abierta y fiel,
al amor humano actuante, justiciero: el único
Era de noche. Las mujeres de Ciego de Ávila destino lúcido a donde, libre, siempre pertene-
cantaban canciones criollas sentadas en ce»,78 declaración que viene a subrayar la eticidad

Untitled-44 356 02/06/2010, 9:33


LA LÍRICA 357

de su pensamiento poético y de sus visiones, de poemas escritos entre 1934 y 1936, momen-
estas páginas carecen de ese lirismo luminoso to transicional entre aquél y la obra publicada
que pudo expresar ideas semejantes en otros mo- en 1939. A partir de un acercamiento especula-
mentos, aunque tampoco está del todo ausente. tivo a la realidad desde una perspectiva indivi-
Este libro dice de otro modo la batalla del hom- dualista se llega, por la vía del interés en el hom-
bre contra el Tiempo, en un lenguaje más severo bre y su destino, a la preocupación colectiva de
y grave, que evoca memorias o emociones vistas signo beligerante volcada en Nosotros; en este
bajo otra luz, más densa y espesa. El mundo na- último, tal y como ya se ha señalado, la inme-
tural se abre siempre fragante, aun en medio del diatez de la referencia lo hace derivar hacia la
recuento de estas estrofas. Finalmente, Violas es modalidad política de la poesía social, y debido
un conjunto de sonetos y de poemas libres, al- a ello la intención crítica en él es muy evidente.
gunos de un barroquismo que no es ajeno a la Más allá canta el mar…, en cambio, expone, con
efusividad de los paisajes más intensos y pletó- un estilo ya decantado, las inquietudes concep-
ricos de libros anteriores. No hay una preocu- tuales latentes en su quehacer desde 1924: el
pación intransigente en Feijóo en lo que con- ser humano, su actuación en el curso de la His-
cierne al cuidado formal, incluso en las formas toria y las múltiples y contradictorias facetas
cerradas, bien hechas, pero no trabajadas para de su naturaleza, pero llevadas a un plano de
encontrar la perfección. No podía ser así en un significación mucho más amplio en tanto su-
poeta que no pretende poner límites a la asimi- pera la angustia existencial de su segundo libro
lación de una naturaleza que él quiere aprehen- para afirmar los desvelos por el sino de la co-
der en su prodigalidad, sobreabundancia que no lectividad que ya habían hallado carta de natu-
puede separarse de su visión de la poesía. La na- ralización en su poesía a partir de sus poemas
turaleza vivida o la naturaleza soñada, dos mo- proletarios.
dos de adentrarse Feijóo en la realidad, son en- Pedroso desarrolla en Más allá canta el mar…
tidades absolutas e irreductibles en esta poesía. un gran tema único: el hombre en pugna con la
La experiencia entregada en Violas es como la vida, y lo va desenvolviendo a través de todo el
del hombre que está presto a morir, como si hu- poemario al presentar las disímiles formas que
biesen cesado ya las posibilidades de realización. adopta este enfrentamiento; así el dolor, la an-
En su conjunto, la obra lírica de Feijóo en esta gustia, la soledad, la incomprensión entre los
etapa, de una calidad que hace trascender su raigal hombres, el egoísmo, la injusticia, las sucesi-
cubanía a una incuestionable universalidad, es vas caídas y resurrecciones, vienen a ser
uno de los mayores ejemplos del desarrollo al- desgloses de esta batalla por la subsistencia —
canzado por el género en Cuba. [E. S.] material y espiritual— dada con un sentido his-
tórico explícito. Esta poesía es el más claro ex-
ponente de lo que la crítica ha denominado el
2.2.7.2 Pedroso, Navarro Luna, Augier, Aguirre, «lirismo social» de Regino Pedroso:79 la recrea-
Pita Rodríguez ción desde adentro, desde la intimidad conmo-
vida, de una trayectoria colectiva jalonada de
En la labor poética de Regino Pedroso se obser- dificultades:
va una espiral creativa que arranca de Las can-
ciones de ayer (1924-1926), pasa por sus dos li- Canta tú, marinero,
bros subsiguientes: Nosotros (1933) y Los días canto mío desnudo,
tumultuosos (1934-1936), y culmina en Más allá inmenso, desolado
canta el mar… (1939), Premio Nacional de Li- como un desierto de áridas soledades de
teratura en el concurso convocado por la Secre- angustias;
taría de Educación en 1938. Los signos de su ma- temblor de arcilla humana que de interiores
durez venían gestándose desde el libro de 1933 llamas
y se aprecian con mayor claridad en el conjunto surges atormentado hacia el oleaje amargo […]

Untitled-44 357 02/06/2010, 9:33


358 ETAPA 1923-1958

Para lograr esta armonía de lo íntimo y lo so- más que a ningún mortal, desdichado
cial, el poeta desdoblaba su yo en un contrapun- y desnudo,
to dinámico entre ser individual y ser colectivo, solo, sin fe ni dioses,
que se intercambian volcándose continuamente luchando contra el odio de tus muertes
el uno en el otro: el sujeto lírico es a la vez indi- salobres,
viduo y símbolo de la humanidad: preso en sombrío abismo y en ansiedad
de vuelo,
Luego más tarde otros llegaron y sin otro poder bajo un cielo de siglos
Llamas de ansias, voces de incendios. que un gran dolor de hombre […]
Juntos marcharon bajo la noche;
gritamos juntos nuestros anhelos La universalidad del tema y los planteamien-
todos un canto, tos de este poemario no impiden la asociación
una voz todos, de sus inquietudes con un contexto sociohis-
todos un alma […] tórico mucho más concreto. De este engarce en-
tre lo universal y lo regional se encargan textos
Los recursos poéticos desplegados en este li- como «Tierras y hombres van pasando» y «El
bro revelan un concepto de la poesía social aje- cíclope», poemas donde, tras el lenguaje simbó-
no a todo esquematismo, prueba de lo cual es el lico, se vislumbra sin esfuerzo la historia de
equilibrio que exhibe entre expresión simbólica Latinoamérica o la advertencia antimperialista de
y voluntad realista. Pedroso se vale de las posi- raíz martiana:
bilidades connotativas de la materia verbal para
trasmitir un mensaje grávido de contenidos Allá, sobre el mar, en ciudades babélicas
verificables en el entorno social mediato e in- que al mismo cielo retan alzando hasta él
mediato, de lo cual resulta un aparente realismo sus hombros,
que esgrime el símbolo, con toda su pluralidad vive desde los días del Mayflower un cíclope,
sémica, y aprovechándola en beneficio de su in- recio como la época, sólo adorando su oro […]
tención; obvia la referencia a hechos circuns-
tanciales y desecha lo anecdótico, pero a la par Pese a que las reflexiones del poeta lo con-
refleja cabalmente un propósito de sondeo en la ducen con frecuencia al escepticismo y la des-
Historia, muestra disposición para la lucha y la esperanza —en su afán por llegar al fondo de
tentativa de abrirse camino hacia la conciencia una verdad histórica dolorosa—, el saldo final
social del receptor a través de recursos netamente del poemario es de fuerza ante la adversidad y
artísticos. Un ejemplo de lo anteriormente di- de afirmación optimista. Es ésta una caracte-
cho es la imagen simbólica que ofrece del mar, rística esencial en la poesía de Regino Pedroso
como motivo temático asociado a la vida, con una que aflora tarde o temprano en el curso de su
connotación doble de elemento a vencer y vaste- obra.
dad a recorrer, llena de peligros imprevistos. Lo específico del estilo de Pedroso descansa,
El lirismo humanista de Más allá canta el fundamentalmente, en la cualidad sensorial de
mar… se encuentra, asimismo, muy cercano al su poesía; todo cuanto expresa, relativo a los
concepto de lo épico al trasuntar un acto que sentimientos humanos, encuentra un punto de
lleva en sí mismo todos los atributos del com- apoyo en la realidad sensible, se modela y revela
bate: el hecho de vivir, a través de los siglos, es a través de ella. A propósito de esto ha escrito
el gran reto heroico que ha enfrentado el hom- Arqueles Vela: «Su poesía encierra el sentimien-
bre de todas las épocas; tal lo ve el poeta y lo to de la vida —la poesía natural— que penetra y
transfiere a su creación: asciende al intelecto por el vial de los sentidos;
de tal forma que desciende hasta las profundida-
¡Mar de la vida! ¡Mar de la vida! des de nuestro ser, enraizado con los batimientos
Mar que me viste luego, más nuevos y más antiguos de la emoción.»80

Untitled-44 358 02/06/2010, 9:33


LA LÍRICA 359

La sensualidad en Pedroso puede ser consi- de verbos, con alternancia en el uso del gerundio
derada, de cierto modo, como un legado y del copretérito del indicativo, cuyo sentido rei-
modernista, y se extiende no sólo al uso del tro- terativo y de acción en su transcurrir imprimen
po sensorial y al gusto por las imágenes de sín- agilidad al tempo poemático. Los sustantivos han
tesis plástica —plasticidad fundada en la sido, a su vez, seleccionados dentro de campos
dinámica de las impresiones y no en lo descrip- de significación muy precisos para lograr la at-
tivo-pictórico—, sino también, y muy especial- mósfera de grandiosidad, fuego anímico y vérti-
mente, a la cadencia sonora de sus versos, con- go guerrero del poema, lo cual sintetiza a su vez
seguida mediante la armonía y la forma de la imagen moral del héroe y su labor histórica.
distribuir los acentos. La conjunción de estos Los diversos elementos del discurso van crean-
elementos da como resultado una imagen poéti- do, además, un sistema referencial que remite al
ca del devenir humano donde lo histórico y lo mundo americano, a su paisaje físico y su uni-
social se trasmutan en tensión lírica a partir de verso cultural:
un enunciado artístico que pone en juego el va-
lor representativo y la naturaleza musical del len- Con él corría el mundo voraz de la llanura;
guaje. hogueras a los vientos seguíanle las nubes;
Los rasgos anteriormente apuntados se per- despedazando estrellas las iras de los cascos
filan de manera definitiva en Más allá canta el y el inca, y el azteca, desnudos, con sus flechas,
mar…, y se mantendrán en lo sucesivo como sig- y claras manos negras abriendo claridades;
no de un estilo personal. Ellos pueden recono- y honderos de la gloria de piedra iluminada,
cerse en Bolívar. Sinfonía de libertad, extenso y los valles, las selvas, los recios vendavales,
poema aparecido en 1945, en el cual se prolonga y la luz, las mañanas y las muertes sin muerte;
el tono reflexivo de intención filosófica de su las albas que flameaban como enormes
anterior, esta vez tomando como base la con- banderas…
ducta histórica de una figura paradigmática: ¡Y miraban las águilas, suspensas en su vuelo,
Simón Bolívar. en ríos de volcanes correr la Cordillera! […]
Pedroso retoma la imagen del hombre en su
lucha por la vida, pugna que en el caso de Bolí- En la segunda sección —«Elegía del héroe»—
var adquiere proporciones de mito heroico, y sobreviene un aquietamiento, porque el objeti-
afirma, a través de ella, la legitimidad de esa ba- vo es ahora mostrar el drama del hombre despo-
talla secular. Las grandes ideas permanecen más jado de su aureola mítico-épica, el choque de sus
allá de la muerte física y por encima de todo tipo sueños con la realidad; de acuerdo con ello, el
de dificultades, aun cuando en el curso de esta tono general es lírico-elegíaco, a la manera de
confrontación diferentes situaciones adversas un adagio. La reflexión en torno a los límites
hagan dudar, momentáneamente, de la validez que la realidad y la naturaleza fugaz de la vida
del esfuerzo. Éste es el eje temático del texto, imponen a las aspiraciones humanas, a su afán
aunque sólo se hace explícito al final, como mo- de infinitud y trascendencia, es el eje temático
raleja o colofón de una línea de pensamiento. del poema, elaborado a partir de una estructura
Acorde con el subtítulo, las tres partes de que paradojal:
consta el poema recrean, con los recursos de la
poesía, la atmósfera emotiva de cada movimien- ¡Tanto holocausto inútil ante aras vacías…!
to sinfónico; así, la primera sección: «La llama» ¿De estas pesadas rocas saldrán vuelos de
—síntesis de la acción bélica— es solemne y ma- espumas?
jestuosa, pero su tempo es ágil, como un andan- ¿De esta angustiada noche surgirá nueva
te. Las imágenes se suceden con rapidez para aurora?
remedar el ritmo vertiginoso de la carrera he- […]
roica del Libertador; a ello contribuyen la emo- Es infinito el cosmos, ilímite el espacio,
ción, el movimiento y el empleo predominante mas el delirio humano encuentra fin al vuelo.

Untitled-44 359 02/06/2010, 9:33


360 ETAPA 1923-1958

¡Después de tanta cumbre, solo! Si en Bolívar… se prolongan los caracteres


¡Después de tanto mundo, nadie! estilísticos y las sugerencias temáticas esencia-
¡Después de tanto cielo, tierra les de su obra anterior, de igual modo en su si-
de agonía y tristeza! […] guiente libro, El ciruelo de Yuan Pei Fu (1955),
se observa una continuidad de pensamiento, pero
Los verbos en infinitivo dan sostén a esta at- dentro de una línea estética diferente:81 el poeta
mósfera de quietud, de acción potencial refre- adopta el humor como método de recreación de
nada, de impulso trunco; mientras, el empleo de la realidad para acercarse a su contingencia his-
figuras patéticas —la exclamación en primer tér- tórica y someterla a examen crítico a partir de
mino y artificios retóricos como la anáfora— supuestas traducciones de ciertos documentos
apoyan el tono a la vez enfático y luctuoso re- chinos, herencia de un hipotético antepasado.82
clamado por los planteamientos ideotemáticos El ciruelo de Yuan Pei Fu viene precedido de
del texto. un prólogo, a manera de introducción, cuya
Si en «Elegía del héroe» el tempo se hace len- funcionalidad y la decisiva ayuda que presta para
to, de acuerdo con un plan de desarrollo sinfó- desentrañar los designios de su autor lo convier-
nico previamente trazado, en la sección tercera ten en parte imprescindible del texto. En el mis-
—«Aguas de eternidad»— el discurso parece mo, Pedroso da claves con las que el lector ha-
desbordarse en un allegro impetuoso. La tra- brá de adentrarse en el libro, pues su leve tono
yectoria del héroe se remata con una moraleja sarcástico y algunas ideas muy precisas consig-
de alto valor ético: el deseo de perfección, los nadas en él pueden servir de punto de partida
sueños edificadores, las grandes ideas, trascien- para comprender la propuesta del poeta. El li-
den al hombre, lo perpetúan y elevan por sobre bro oscila constantemente entre la sátira, la iro-
las miserias físicas y espirituales; así, el ejem- nía y la paradoja; en consecuencia, el autor se
plo de Bolívar sirve de estímulo a las genera- valdrá una y otra vez de estos recursos para con-
ciones que le sucedieron, sus ideas pueden ser formar los poemas del volumen. Entre tanto, la
enarboladas de nuevo y cada vez que sea nece- delicuescencia estilística se depone en favor de
sario. «la real exposición de un hecho humano»; el
Acorde con el propósito afirmativo del au- poemario, por tanto, no se da a los malabarismos
tor, prevalece aquí una actitud optimista, todo verbales, antes bien, se inscribe dentro de una
asciende y se ilumina ante la efigie del Liberta- poesía de tono coloquial —la mayoría de los tex-
dor: el énfasis tiene ahora matices de entusias- tos están concebidos a manera de diálogos—, de
mo, el lenguaje se torna resonante, de nuevo las expresión clara, sin rebuscadas asociaciones
imágenes y tropos remiten al mundo americano metafóricas, pero con un lenguaje cuidado, pul-
y a la gesta heroica, pero con un sentido de ple- cro, que rehuye los giros prosaicos y las expre-
nitud, de alegría y renovación trasmitido por el siones vulgares.
valor significativo de los vocablos: Como en sus libros anteriores, el poeta se
muestra atraído por la contradictoria naturaleza
Todo por ti nos llega caudaloso, a raudales humana, pero si dentro de ellos el motivo de la
altos amaneceres entre ríos de auroras; creación poética era lo doloroso y lo heroico del
el Plata, el Orinoco, vivir, El ciruelo… muestra, por lo contrario, el
inmenso el Amazonas, lado risible, el costado absurdo del problema,
el grito desbocado de los vientos salvajes, pues ha colocado en el foco de su atención los
los vastos horizontes que corren por tus defectos y no las virtudes del hombre.83 Para ello
pampas, se vale de dos personajes: el «Maestro» y su dis-
las fiestas de crepúsculos que danzan en tus cípulo —protagonistas del libro— y, a través de
tardes… diálogos suscitados a propósito de situaciones y
Todo por ti despierta cantando en las mañanas seres que desfilan por el libro, va lanzando una
[…] mirada burlona sobre la hipocresía, la falsa éti-

Untitled-44 360 02/06/2010, 9:33


LA LÍRICA 361

ca, la doble moral y el oportunismo, mostrados hacia las fuentes amarillas» —elegía dedicada a
de las más diversas formas. La atmósfera exóti- Emilio Ballagas. A través de esos textos se afir-
ca, sabiamente modelada, permite un grado de man nobles sentimientos como el amor, la amis-
distanciamiento lo suficientemente amplio como tad, la pasión por la belleza y el deseo de creación
para dotarlo de una universalidad que, sin em- artística; en ellos es posible detectar con mayor
bargo, no impide ver, tras las referencias al mun- facilidad que en el resto del libro, dadas sus ca-
do chino antiguo, la crítica del escritor a las lacras racterísticas, los rasgos de estilo definitorios del
morales de la clase dominante y a la distorsión poeta: el sentido del ritmo y la musicalidad, la
de los valores impuestos por ésta a la sociedad naturaleza sensorial de las imágenes —regusto
cubana; ejemplo de ello son textos como «Ense- impresionista heredado del Modernismo—, el
ñanza dialéctica», «El héroe de Tsing Tao», «Vue- lenguaje depurado y las alusiones simbólicas.
los de mandarines», «Retorno de mandarines», Desde el punto de vista ideotemático persiste el
«Confusión imprudente», «Mulán es perro ca- propósito de exploración en el comportamien-
llejero», «Liu Yen, gran hereje», «La divina tor- to de los hombres, y la esperanza preside tam-
tuga», «Tres amigos» y «Tres epístolas», entre bién su poema final: «Yuan Pei Fu despide a su
otros. En rigor, todos los poemas del libro re- discípulo», un verdadero llamado a la serena con-
miten en mayor o menor medida a una realidad fianza en la vida y los sueños más puros:
concreta, pero sus posibilidades significativas la
rebasan con creces debido a la amplitud de los ¡Ah discípulo,
temas propuestos. por vez postrera alcánzame la pipa.
Una nota interesante dentro del libro resulta
la forma en que su autor reacomodó el pensa- Deja ahora por último que apure aquella leve
miento filosófico milenario de China —la doc- de espuma y luz de ensueños.
trina del Tao y el orden moral de Confucio— Y escúchame, discípulo:
para transmitir sus propias ideas y observacio- si un alba clara y limpia ve un día tu mirada,
nes sobre el comportamiento de ciertos hom- salúdala con júbilo y ama esa hermosa aurora.
bres —en todas las épocas, en su época, en su Tal vez si hay sueños ciertos…
país— y para crear, además, un ambiente y un ¡O quizá qué milagro puede hacer la
aire de autenticidad acordes con su carácter de esperanza […]
«poemas chinos». Habría que señalar, además,
el esfuerzo realizado para reproducir, desde una El ciruelo de Yuan Pei Fu es el último libro
lengua y una tradición literaria diferentes, el es- publicado por Regino Pedroso antes del triunfo
píritu de la antigua poesía china, sus rasgos más de la Revolución; posteriores a 1955 sólo exis-
generales: sencillez de expresión, poder de sín- ten algunos textos dispersos que no ofrecen di-
tesis, sentido plástico, acercamiento emocional ferencias sustanciales con lo ya mencionado. En
a la naturaleza y empleo frecuente de giros 1964 volverá sobre el tema chino en China, re-
simbólicos. cuerdo, pero tanto los planteamientos temáticos
Aunque las consideraciones sobre las cuales como la forma serán ahora muy diferentes.84
se asienta el esquema conceptual de El ciruelo Al igual que Regino Pedroso, Manuel Nava-
de Yuan Pei Fu mantienen un matiz de amargura rro Luna continúa entre 1936 y 1959 proyectan-
y escepticismo en una buena parte de los textos, do su quehacer en la poesía social. Dos años des-
en él hay, como excepciones, poemas elabora- pués de la publicación de Pulso y onda (1934)
dos a partir de un tratamiento formal, e ideas aparece La tierra herida (1936), cuatro cantos
diferentes que contribuyen a balancear el con- enlazados por un tema común: la vida de los
junto y aportan la nota lírica; tal es el caso de hombres del campo cubano, inquietud que de
«Una canción pequeña», «El pabellón de los se- algún modo ya venía manifestándose en su obra
cretos», «Noche de tempestad», «Tres cancio- poética y, con un tono diferente, en su prosa.
nes junto al río Pien» y «Un poeta ha partido Como ejemplo significativo de esta última puede

Untitled-44 361 02/06/2010, 9:33


362 ETAPA 1923-1958

señalarse su libro Cartas de la ciénaga (1930),85 cubierta por un vértigo sucio, por un
donde emergen rasgos humorísticos infrecuen- espumarajo de tinieblas
tes en su poesía. La ironía es aquí el medio em-
pleado para denunciar, con un marcado acento «Canto de la agonía» muestra un tránsito ha-
antimperialista, la situación económica del cam- cia lo narrativo en contraposición con la estruc-
pesino; sus consecuencias socioculturales, el pro- tura descriptiva del poema precedente, pero per-
blema de la tierra, la enajenación de nuestros sisten los rasgos estilísticos ya señalados. La
recursos naturales y la dependencia respecto al referencia a la participación del campesino en las
capital norteamericano de nuestro principal ren- guerras independentistas y a los sucesos que
glón económico: la industria azucarera. malograron su lucha —esbozo trágico de la frus-
En La tierra herida, el matiz irónico de las tración republicana— tiende un puente hacia la
Cartas… desaparece para dar paso a un drama- indagación histórica que centra el «Canto de las
tismo que el poeta adopta como vía para dar sa- sombras», viaje hacia los orígenes de nuestra
lida a su angustia, nacida de la confrontación con identidad donde lo telúrico cobra dimensiones
una contingencia histórica no menos dramática. de motivo principal: la tierra se torna protago-
La miseria y el desamparo del guajiro habitan nista, es la madre del poeta —hijo simbólico de
estas páginas con una crudeza y veracidad próxi- un enlace abrupto— que asume al final el dolor
mas a lo documental; sin embargo, los resortes acumulado durante varios siglos de injusticia:
expresivos desplegados por Navarro Luna no
pueden ser considerados como un reflejo direc- ¡Yo soy el hijo de la tierra herida!
to o mecánico de su experiencia. La imaginería, ¡En mis arterias cantan los verdugos y
los recursos tropológicos y el valor simbólico gimen los esclavos;
conferido a ciertos vocablos, traducen una vo- son mis huesos un rechinar de hierros y de
luntad de recrear la realidad a la manera inten- blasfemias […]
sificadora y oblicua de la poesía, con indepen-
dencia de que el mensaje político se evidencie La tierra herida cierra con un texto de alta
dentro del discurso.86 temperatura épica: «El canto de las azadas», don-
La unidad interna —conceptual y estilística— de estalla la tensión concentrada a lo largo de
y el desarrollo ascendente del tema permiten los cantos que le anteceden; representa el final
considerar a La tierra herida como un extenso inevitable, dadas las convicciones políticas de su
poema concebido en cuatro etapas; lo preceden, autor: la exhortación a la lucha y, por tanto, el
a su vez, tres notas —casi periodísticas— cuyo tono lúgubre, ceden lugar al entusiasmo y la ale-
objetivo es remitir al lector a la realidad genera- gría de un futuro visto como certeza, por ser el
dora del asunto y dejar sentada la autenticidad fruto de la rebeldía encauzada. Como ya lo ha-
de los motivos con un lenguaje que anuncia el bía hecho en Pulso y onda, Navarro Luna coloca
tono del libro. «Canto de los surcos» describe al en manos del hijo —cifra de la trascendencia—
hombre y su contexto, desnuda la miseria en su la esperanza del gesto redentor:
estado más crudo, y para ello se vale de recursos
expresionistas: imágenes que parecen retorcer- Hijo mío:
se, los matices semánticos de los sustantivos y sé tú de los primeros en echar a guerrear
la adjetivación, que van conformando un cua- las quemaduras de tu frente,
dro de tintes sombríos, una atmósfera nausea- en echar a guerrear tu pecho para que la
bunda; el verso irregular y sin cadencias, áspero: tierra se levante […]

El ojo pegado a la raíz estremecida del llanto; Con lo cual logra enlazar ambos libros en una
la garganta doblada sobre la corriente de unidad de pensamiento y motivos poéticos,
un estertor partido; amén de las concomitancias estilísticas: cierta
la boca, endurecida y helada, inclinación a lo declamatorio, la recurrencia de

Untitled-44 362 02/06/2010, 9:33


LA LÍRICA 363

lo enfático —repetición de ideas, de construc- posible realizar un deslinde entre ambos extre-
ciones gramaticales y artificios de todo tipo—, mos. En los textos de Así es se percibe una
que deriva por momentos hacia la redundancia; interiorización del tono relacionable con la lí-
el gusto por las figuras patéticas, especialmente nea temática del libro; se acerca de este modo a
la exclamación y el apóstrofe; un léxico áspero, una zona de nuestra poesía sobre la cual ha se-
chocante, recargado de calificativos; la imaginería ñalado Roberto Fernández Retamar:
y los tropos, tributarios aún de las búsquedas
vanguardistas; la cualidad emocional, vehemen- Con posterioridad a la poesía social de pro-
te, hiperbólica de su impulso creador, que hace cedencia directamente vanguardista o
de su poesía un punto medio entre lo lírico y lo negrista, se produce en Cuba una poesía
épico, y, en general, la habilidad para adecuar los social que se halla emparentada, no tanto
elementos de contenido a las formas y recursos con la poesía pura, como dijo Portuondo,
verbales capaces de transmitir el mensaje, logran- como con la derivación neorromántica que
do así una verdadera interacción de significantes presentó en algunos de sus cultivadores
y significados. […] poesía sin estridencia formal, a pesar
La crítica señala a La tierra herida como el li- del evidente influjo del Pablo Neruda an-
bro en que se decanta de manera definitiva la terior a su etapa social, interesada en la co-
voz poética de Manuel Navarro Luna; esta ma- municación de lo afectivo. En algunos poe-
durez está relacionada con el encuentro de un tas esta orientación produce una curiosa
modo expresivo donde lo político aspira a una poesía en que lo social arranca de la intimi-
comunión con el sentir íntimo, en la medida en dad espiritual en una actitud de alma que
que los conflictos y las angustias colectivas hie- exige la entrega a la colectividad.88
ren profundamente la sensibilidad del creador.
Juan Marinello alude a estas cuestiones al pro- Aunque el tono exaltado característico de sus
logar el libro: poemarios de 1934 y 1936 ha desaparecido en
buena medida, es posible encontrar más de un
El poeta ha bajado de una vez a la tierra, a punto de contacto entre ellos y la obra inédita,
su tierra ensombrecida. Con ello, desde no sólo en lo tocante a las preocupaciones hu-
luego, ha entrado en lo político, que es el manas, que rebasan siempre lo individual, sino
impulso de superar lo circundante. Su res- también respecto a la manera de organizar el dis-
ponsabilidad se ha agravado: responsabili- curso poético: la preferencia por el verso libre,
dad de poeta, tanto como de hombre. Lo el predominio de las construcciones nominales;
político es lo condicionado, lo oportuno, el lenguaje alusivo, a veces simbólico; el énfasis,
lo hábil. Lo lírico —se ha dicho mal— es lo que en estos textos contribuye a la intensifica-
abstracto, lo impersonal, lo eterno. Pón- ción lírica; sin embargo, el léxico se ha suaviza-
ganse las cosas en su punto de verdad. La do considerablemente y el desgarramiento po-
lírica política no puede ser más que la opor- see ya otros matices:
tunidad, la utilidad exaltada por el impulso
sin tiempo del arte […]87 Si crecieran tus ojos,
acaso podrías ver un arco de agonías
Esa difícil armonía entre lo lírico y el sentido alzarse en la eternidad de la rosa;
de responsabilidad política es la aspiración máxi- si crecieran tus manos,
ma de varios textos escritos alrededor de 1949 y ¡con el cántaro de oro que construyen mis
reunidos bajo el nombre de Así es, que no apare- sueños
ció publicado en su momento. tal vez podrías coger el agua de su sombra…!
El conjunto agrupa poemas reflexivos en tor-
no a vivencias humanas, que transitan de lo so- El amor puede ser en este conjunto de poe-
cial a lo íntimo, y poemas de amor, sin que sea mas un motivo para reflexionar sobre las

Untitled-44 363 02/06/2010, 9:33


364 ETAPA 1923-1958

relaciones entre la intimidad y el deber —así lo tiva de lo más auténtico del sentimiento popu-
plasman textos como «Nada»—; o bien el lar latinoamericano. Este vínculo con la tradi-
complemento de un estado emocional indefini- ción poética del continente se aprecia no sólo
do y doloroso, como en «Ya es tarde» y «Noc- en la mencionada cita o en el hecho de escoger
turnos». Aparece además el tema del hijo («Ca- el metro más usado por el pueblo, en nuestro
marada», «Miradme»), no ya como esperanza caso la décima, sino también en el tratamiento
futura para la lucha revolucionaria, sino como de tópicos como el de la selección de una muer-
responsabilidad y agonía; la indagación de ca- te digna («Tienes que escoger tu muerte»), el sig-
rácter ético-filosófico en torno al tema de la nificado de los sueños en la vida del hombre
muerte («No es la muerte»). Justamente por esta («Soñar es andar») y el valor de la virtud y los
vía se establece una continuidad entre Así es y principios rectos para la memoria que el hom-
un grupo de décimas, fechadas también en 1949, bre deja de sí sobre la tierra («Si es buena la se-
que sólo daría a conocer varios años después del mentera»).
triunfo revolucionario. Junto a ellos, hay también lugar para el dolor
En este decimario, que posee una notable por la pérdida de un amigo y aun para el amor
unidad compositiva y conceptual, Navarro Luna («Un recuerdo para Hernández Catá», «Vienes
hace gala de dominio técnico en el uso de la es- del amanecer»).
trofa preferida por el campesinado cubano. El La delicadeza de este decimario contrasta con
tono intimista de Así es se mantiene aquí, pero el tono frecuente en la producción anterior del
matizado con cierto dejo de sabiduría popular, poeta, pero ello no indica un rompimiento, sino
de sentencia aleccionadora presidida por un cla- una apertura hacia otras formas expresivas en las
ro propósito moral e ideológico; el mensaje lle- cuales persisten algunos de sus rasgos de estilo
va en sí una enseñanza política y una conmina- más significativos. El sentido de continuidad se
ción a la vida espiritual plena: observa, por ejemplo, en el lenguaje alusivo y la
presencia de símbolos gratos al autor, como sur-
No tires tu tiempo al río co, estrella, bandera, aurora y sombra, entre
ni lo tires a la mar. otros.
¡Siembra tu tiempo! Sembrar La paternidad volverá a ser el núcleo temáti-
en el calor y en el frío, co de un libro que preparó hacia fines de la dé-
tal debe ser, hijo mío, cada del cuarenta y principios de la siguiente:
tu divisa verdadera; Los poemas del padre, y del cual sólo han apare-
pero siembra de manera cido textos dispersos. Los más conocidos plan-
que con tu brazo profundo tean inquietudes de orden ético y sentimental
no coseches, para el mundo, vinculadas a un concepto de la responsabilidad
más que frutos de bandera. paterna que hermana lo íntimo con el sentido
del deber, entendido como militancia y obliga-
El hijo es también aquí una presencia perma- ción ciudadana.
nente, pues desde la primera composición, En 1951 aparece un largo poema elegíaco,
«Consejos», se hace explícito un propósito di- Doña Martina, que obtuvo una elogiosa acogida
dáctico que emana de la experiencia paternal, por parte de la crítica, motivada por la singulari-
adquirida en el contacto con la realidad; el he- dad de su concepción y la maestría con que el
cho de encabezarla con una cita del Martín Fie- poeta llevó a término sus propósitos.
rro —«Un padre que da consejos/más que un Se trata de una elegía en décimas, molde poco
padre es un amigo»— así lo demuestra. usual para este tipo de composición,89 que va es-
En las «Décimas», Navarro Luna sigue una bozando paso a paso la imagen de la madre evo-
línea de pensamiento de raíz ético-filosófica pre- cada en el dolor de su pérdida. Para conformar
sente en los temas y preocupaciones conceptua- la silueta de Doña Martina, Navarro Luna
les de cierta zona de nuestra poesía, representa- estructuró su poema en seis partes, cada una de

Untitled-44 364 02/06/2010, 9:33


LA LÍRICA 365

las cuales aporta un elemento específico dentro sentimiento de desesperanza que lo lleva a la
del tema principal. Estas secciones o apartados «negación lírica de la muerte».92
temáticos apelan a lo descriptivo, la narración y Desde el punto de vista composicional, la ele-
lo reflexivo para caracterizar al ser querido físi- gía presenta una estructura simétrica: veinticua-
ca y moralmente; en ellas expone juicios sobre tro décimas de excelente factura divididas en seis
el significado de la madre en su formación espi- partes de cuatro estrofas cada una —señaladas
ritual, y a la vez desarrolla el tema de la muerte con números romanos—; el carácter íntimo del
según los principios que ya de algún modo esta- texto determina, a su vez, la cualidad del léxico
ban presentes en sus «Décimas» de 1949. De este que evita la aspereza en favor de un simbolismo
modo, el canto no se limita a un simple desaho- de fácil decodificación: luz y sombras referidas
go emotivo, sino que da lugar a consideraciones a la vida y la muerte, idea reforzada con otros
de significado muy general cuyas fronteras tras- conceptos suplementarios, como eternidad y
cienden lo anecdótico personal y dan al texto su estrella; o por oposiciones antitéticas como pre-
cuota de universalidad: sencia-ausencia, plenitud vital-vacío de la muer-
te, oscuridad-blancura, finitud-eternidad, etcé-
Quien ilumina la vida tera. El lenguaje del texto es diáfano, al igual que
puede iluminar la muerte, las imágenes y los tropos, casi siempre símiles y
porque al cabo se convierte metáforas fácilmente comprensibles.
en luz. La estrella perdida, La manera de acercarse el autor al tema de la
aun lastimada y herida muerte, y las peculiaridades configurativas que
da su luz, constante y bella, otorgan a Doña Martina un carácter popular,
y nada alumbra como ella permiten enlazarla con sus «Décimas» y consi-
los caminos de la cruz derarla como continuidad de una búsqueda ex-
porque tan sólo de luz presiva que alcanza en ella un notable nivel de
está formada la estrella […] realización formal.
Un sector importante en la obra de Navarro
Doña Martina es un texto donde el dolor ín- Luna lo constituye su poesía civil, compuesta
timo lo absorbe y determina todo; la intensidad por textos escritos de manera dispersa a lo largo
de este sentimiento hace que la crítica haya con- de casi cuatro décadas —los más antiguos datan
siderado la existencia de rasgos melodra- de 1926—, algunos con carácter circunstancial,
máticos90 asociados a cierto matiz romántico y que fueron en buena medida una forma com-
presente en el poema. Otro aspecto no menos plementaria de lucha política. Tienen, pues, un
significativo es que en algunos momentos el re- exaltado acento patriótico, visible en los temas
cuerdo exaltado de las virtudes de la madre y la y en las semblanzas de héroes y sucesos históri-
dificultad para aceptar su muerte lo conducen a cos que les sirven de motivación. Estos poemas
meditaciones de carácter metafísico, muy fre- fueron recogidos y publicados en 1961 bajo el
cuentes en la tradición elegíaca de la lengua:91 título de Odas mambisas; con anterioridad sólo
había dado a conocer, como libro, cuatro de es-
¡Con este dolor tan fuerte tos textos en un cuaderno titulado Poemas
que con su muerte me queda, mambises (1942),93 exaltación de tres persona-
no, no es posible que pueda jes claves en la historia cubana (Antonio Maceo,
acostumbrarme a su muerte! Masó, Martí) y, en sentido general, de las tra-
¡Yo espero que ella despierte diciones de lucha: lo que él denomina «raíces
en las sombras, algún día! […] bravas».
Acorde con su propósito de conmover con-
Sin embargo, esta certeza no se apoya en prin- ciencias y predisponer a la acción cívica, el tono
cipios religiosos, como la idea de la existencia declamatorio es muy acentuado en esta zona de
de una vida ultraterrena, sino que es un fuerte su quehacer poético; a ello contribuyen la

Untitled-44 365 02/06/2010, 9:33


366 ETAPA 1923-1958

marcada tendencia al énfasis y el empleo recu- en publicaciones periódicas o no fue dada a co-
rrente de la exclamación y el apóstrofe. Las fi- nocer hasta 1963, fecha en que se compila y pu-
guras paradigmáticas de la historia, sus hechos blica su Breve antología.95
de armas, los gestos de honor y de coraje, los El texto de 1941 reúne veinticuatro poemas
luchadores y mártires contemporáneos al poeta, en cinco secciones, cuyo conjunto contiene una
los símbolos de la patria, son recreados en ver- historia de amor desde su descubrimiento jubi-
sos de aliento épico, vehementes, encrespados, loso hasta la plenitud de su realización. Lo pre-
irregulares, muy cercanos al estilo y al léxico side un poema introductorio («Canción para tu
abrupto de Pulso y onda y La tierra herida, aun- historia») que devela el carácter y la óptica ge-
que en ellos el lenguaje convulso de estos neral del libro: se trata de un canto de amor sa-
poemarios es sustituido por la sencillez y clari- tisfecho que establece un contrapunto entre el
dad de lo anecdótico con el objeto de lograr la puro yo y un destinatario —la mujer amada—,
comunicación inmediata del mensaje. No renun- con lo cual se logra, gracias al continuo cambio
cia, por otra parte, a la metáfora, pero las asocia- de persona gramatical, el paso ininterrumpido
ciones resultan evidentes, y tanto éstas como los de lo confesional a lo apelativo, lo que confiere
símbolos utilizados fortalecen la intención po- a todo el poemario cierto aire conversacional,
lítica al establecer su enlace con referentes de de diálogo íntimo con una presencia silenciosa,
gran significación nacional: la campana, el cla- tal y como se observa en «Homenaje a la rosa»:
rín, la estrella, la montaña, la bandera, coloca-
dos junto a otros elementos simbólicos ya habi- […] (Al llegar al crepúsculo de presencia
tuales en su obra: surco, tierra, sueño, raíz, alba, de oro,
músculo, fuego, trueno, viento… recuerdas?, todo era luminoso y sonoro
con una mezcla extraña de azúcar y
¡Patria…! metales […]
¡Patria…!
Tu voz, la que en el viento profundo de la Los poemas de la primera sección revelan es-
noche; tados emotivos propios del amor naciente: la
la que en el pecho fuerte de las albas, ansiedad, la esperanza, el deseo de entrega espi-
en los surcos del aire, de la tierra y del sueño ritual y el reclamo erótico, apenas insinuado en
no echa sino raíces de campanas […] una breve pincelada entre gongorina y lorquiana:
(«Patria») («Desnudo de mujer y mar»):

Es por este acento vibrante, próximo a la aren- Tanagra fresca, clara flor de alabastro,
ga —su sello distintivo—, que se reconoce ge- de nieve tibia en agua morbideces;
neralmente a Navarro Luna; sin embargo, aun- —caricia de la luz y de las olas,
que el conjunto de su obra poética muestra el música resbalada de pinceles.
predominio en él de esta faceta, sabía pulsar la Viajando en jaca de jardines blancos
cuerda íntima, incluso sin abandonar sus con- carrera azul profunda de los peces.
vicciones políticas; ello se hace evidente en Así —Sobre carne y arena desatadas
es, en «Décimas» y aun en Doña Martina.94 largo latido en látigos lebreles
Esta mezcla de lo íntimo y lo social está pre-
sente también en Ángel I. Augier, autor de múl- La segunda sección («Una semana de sole-
tiples posibilidades expresivas cuya obra ante- dad») está dedicada a la ausencia y consta de sie-
rior al triunfo revolucionario es relativamente te poemas —uno por cada día— en los cuales el
escasa, pues sólo publicó un libro después de sentimiento predominante es la nostalgia, plas-
1936: Canciones para tu historia (1941), que re- mada en todas sus fases: de la melancolía a la
coge poemas escritos entre 1936 y 1939; el resto desesperación. En la tercera parte se exalta el
de su producción apareció de forma esporádica amor correspondido. La intensidad del senti-

Untitled-44 366 02/06/2010, 9:33


LA LÍRICA 367

miento es tal que desborda el ser del poeta, se —como contra una roca abandonada
expande hacia las cosas y regresa desde ellas ha- se estrellaban ansiosas todas contra mi
cia la amada. Asoma en el último poema («Re- angustia […]
fugio de tu grito») el elemento erótico, ahora […] Tu voz y tu alegría vienen del infinito
muy acentuado. El mencionado texto anuncia la en un viaje solar que desciñe la espuma […]
tónica de la cuarta sección, en la cual el erotis-
mo será signo de la plenitud amorosa. Un sone- […] Yo no sé qué le ocurre a esta noche
to cierra este apartado y expresa, con su forma en que las calles andan solas con sus luces
cerrada y precisa, la condición absoluta y rotun- amarillas
da del amor: y el mundo está desierto como un gran río
vacío […]
Sigo, Amor, con mi júbilo sin bridas
por senderos de mieles tu carrera, Es esta una poesía fuertemente reclamada por
viajando con tu llama y tus heridas lo concreto, cada sentimiento tiene su corres-
desde el justo contorno de tu esfera […] pondencia con un objetivo o fenómeno de la rea-
lidad, debido a lo cual son muy acentuadas en
El poema final del volumen, «Una canción de ella las sensaciones de todo tipo: olfativas, so-
eternidad», constituye una declaración de prin- noras, visuales, táctiles; de ahí el frecuente em-
cipios, lo que para el poeta representa el amor pleo de sinestesias y de calificativos tropológicos
en el sentido más pleno: su extensión del ámbi- para enlazar realidades espirituales y físicas:
to de la pareja a la colectividad:
[…] Aquí te traigo el agua de mi angustia
Transformemos el ansia en músculo y en canto para que la perfumes con tu alegría cálida […]
en defensa de tanta bandera clamorosa:
salvemos esa sangre desbordada, […] Esta misma insistencia en lo sensorial deter-
[…] mina la aparición de recursos expresivos como
Sólo en su poderosa corriente salvadora la armonía imitativa, y de elegancias del lengua-
encontrará su cauce nuestra estrella, je de carácter sonoro como la aliteración, de lo
mujer de mieles y cristales. cual es un ejemplo sobresaliente «Soneto de una
voz»:
Desde el punto de vista compositivo, Can-
ciones para tu historia se acerca a la poesía Música espesa en flor y caramelo;
neorromántica del Neruda de Veinte poemas de cálida gota, palpitante y viva
amor y una canción desesperada; ello se constata Líquida mariposa sensitiva
en las imágenes, que configuran cuadros donde vibrando en el cristal de mi desvelo
el ambiente —los elementos contextuales exter- Pirámide sonora hacia mi cielo,
nos— y el tiempo tienen siempre una importan- en el aire escultura fugitiva.
cia de primer orden; y en el uso de un lenguaje Rosa en el eco y mi pasión cautiva
tropológico en el cual las asociaciones, de mar- acariciándome de terciopelo.
cado carácter sensorial, establecen una armonía Me extiendo en su rumor de mar y ola,
o continuo intercambio entre el objeto del amor me perfumo en su gracia de canela
y la naturaleza; la frecuente aparición de la pro- por el silencio en sombra de mi oído.
sopopeya dentro de estos recursos revela, por Su voz redonda resonando sola,
otra parte, la presencia aún latente de la Van- luz temblorosa que en el viento vuela
guardia: desde el pueblo sin tiempo del sonido.

[…] ¡Acudían las olas de manos extendidas Los caracteres anteriormente apuntados de-
a traerme tu imagen innumerable y única terminan, a su vez, la condición del léxico, que

Untitled-44 367 02/06/2010, 9:33


368 ETAPA 1923-1958

insiste en el uso de vocablos capaces de expre- En otros momentos el mensaje social se des-
sar, por su carga semántica, la gama de emocio- liza en el tema luctuoso, como en «Elegía de nie-
nes inherentes al sentimiento amoroso; para la ve y fuego a Paul Eluard», «Pequeña elegía» y
alegría y el optimismo: luz, flor, armonía, ma- «Elegía en tu misma sangre»; en esta última evoca
ñana, estrella, música, colores, canto, aire, hori- a Miguel Hernández en combinaciones de alejan-
zonte; para la pasión: húmedo, sangre, caricia, drinos y heptasílabos aconsonantados, a la ma-
labios, besos, carne; para el dolor: desierto, tem- nera del poeta de Orihuela.
blor, silencio, roca, sombra, llanto, noche, lejanía. La peculiaridad de estos poemas consiste en
En cuanto a la configuración externa de los que la denuncia viene envuelta en una atmósfera
textos, no existe un patrón estable, pues pasa con lírica y aun simbólica; un ejemplo de ello es la
facilidad del versículo extenso a la forma ceñida connotación dada a los vocablos nieve y fuego
del soneto. Se conoce, por algunos ejemplos como dentro de la elegía a Paul Eluard o la forma en
«Canción de C menor», «Desnudo de mujer y que el dolor humano se acendra, se interioriza
mar», «Soneto para una voz» y «Soneto para un el tono y se hace íntimo para acusar los críme-
día», que Augier ha bebido en la tradición poéti- nes del régimen tiránico contra la juventud cu-
ca de la lengua; a veces asoma en algún texto la bana («Pequeña elegía»):
huella de sus inicios postmodernistas; no obstan-
te, en el poemario predomina el verso libre de Su cuerpo no cabía en la mañana
metro irregular. allí donde su sangre y el rocío,
El poeta seguirá alternando, en su quehacer a entremezclados en sorpresa y duelo,
lo largo de estos años, las formas abiertas con conocieron el peso de una muerte
las formas cerradas. En 1942 es premiado por su y que es la luz amarga si hay un niño
poema «Canto de amor y de guerra», un roman- segado así, como una caña joven,
ce antifascista cuyos rasgos estilísticos concuer- por levantar su puño contra el crimen […]
dan, en lo esencial, con los de Canciones para tu
historia, sólo que en él los elementos expresivos Este rechazo puede llegar a la sensación de
están en función del mensaje político. vacío metafísico de los «Sonetos desde la nada»:
Entre 1940 y 1958, Augier escribe un grupo
de textos cuyo signo más relevante es la varie- […] Flecha que sigue ciega hacia su día,
dad. Las múltiples facetas que había mostrado flecha sin rumbo, máquina sin guía,
en años anteriores vuelven a hacerse visibles en definitiva rosa clausurada […]
este período. Encontramos aquí poesía de parti-
cipación política, como los sonetos de su «Tríp- o la sombra de ironía que late en «París nostal-
tico de salutación», dedicados a tres heroicas ciu- gia». Pero también la protesta se agolpa incon-
dades soviéticas: Leningrado, Sebastopol y tenible y atropellada en enumeraciones, como
Stalingrado, donde nuevamente acude a lo con- las de su poema «La luz», donde recuerda el
creto para establecer sus asociaciones por me- mundo caótico de las Residencias nerudianas:
dio de un sistema referencial a través del cual
resume la imagen de la guerra, el calor de la soli- […] la luz,
daridad y el aspecto físico de las realidades geo- que golpean de noche con cadáveres lentos,
gráficas reunidas en su amistoso saludo: con huesos, con metales,
con zapatos vacíos y vísceras y dedos […]
Para tus rojas lunas marineras
como pájaro sueltan su recado Aunque aquí los elementos enumerados se
nuestras voces de azúcar prisioneras, corresponden con la realidad de las persecucio-
y atraviesa tu espíritu blindado nes, los asesinatos, las torturas, y no son, como
con su rumor de trópico y palmeras; en los poemas del chileno, índice de la aliena-
¡Salud, ciudad de Lenin, Leningrado! ción, sino conciencia militante.

Untitled-44 368 02/06/2010, 9:33


LA LÍRICA 369

Hay dentro de este pequeño grupo de textos y la voz se incorpora como para asomarse
espacio para el puro goce poético, prueba de lo y cruza atravesada de relámpagos […]
cual son las siete piezas de «Para un elogio del
agua», donde la recreación del elemento natural A pesar de la variedad de tonos y recursos ex-
comienza en los sentidos y culmina en la subje- presivos que se observan en esta producción dis-
tividad, en un vago anhelo de comunión: persa, es posible delimitar algunos rasgos perma-
nentes, tales como el apego a lo concreto sensorial
[…] Sustancia hecha de sueño para establecer asociaciones tropológicas y con-
que siento y toco y me penetra, formar imágenes, la preocupación por el aspecto
que me envuelve y me huye, sonoro del lenguaje, que determina la existencia
sueño jamás asido […] de cierta musicalidad en sus textos, vinculada tan-
[…]¡Poder fundirse en su existencia clara! to a la distribución de los apoyos rítmicos como
en cada gota luminosa, para esplender en a la cualidad de los sonidos; el desenfado con que
la nube y cantar en el río! usa esquemas métricos y estróficos tradiciona-
les junto a formas libres puestas en boga a par-
Otro tanto puede decirse de «En tu jardín tir de la vanguardia; la persistencia del acento
solar de mar y viento», una trilogía inspirada en conversacional, dado por el discurso apelativo
el arte de Alicia Alonso, donde los calificativos que alterna armónicamente con la apariencia de
y la utilización de un recurso como la elipsis van confesión íntima en sus textos; el léxico suave
creando una imagen de la bailarina: de lo físico a y la sobriedad y contención del tono, aun en el
lo espiritual, y remedan al mismo tiempo lo ina- mensaje social o en el rapto amoroso. A estos
sible del movimiento, la fugacidad del gesto, el últimos rasgos se remite su modo personal de
instante en que se suspende y flota en el acto de llevar a la poesía la denuncia política, y por lo
la danza: cual puede ser incluido dentro de la clasifica-
ción de poeta social e interior propuesta por
La figura del aire que de pronto se anima Fernández Retamar para otros autores.
y levanta su estatua fugitiva. De manera similar ha sido calificada la poesía
(Con tu penacho de suspiro y sombra, de Presencia interior (1938), libro que incluye
palmera giradora) […] piezas representativas del variado quehacer líri-
[…] Y esa herida que pasa silenciosa co de Mirta Aguirre, quien a principios de la
y se mueve en el fondo de los ojos nocturnos década había exhibido, si bien en realizaciones
y al músculo traspasa su reposada angustia todavía inmaduras, un temprano y singular do-
como para librarse de su sangre minio de los recursos fijados por la tradición
en ese movimiento de libélula o sueño […] poética de la lengua, y ahora se revelaba dueña
de una voz característica, resultado del ascenso
La repetición anafórica y el polisíndeton cum- a la madurez expresiva.
plen en estos poemas dos funciones que se com- Lo tradicional y lo contemporáneo alternan,
plementan e interpenetran: la tensificación líri- en armónica convivencia, dentro de una obra
ca y la creación de una apariencia de continuidad cuyo rasgo distintivo general es la humana vi-
rítmica; así, la misma esencia móvil y cadenciosa bración que transita por igual los caminos de la
del baile queda atrapada en el texto: intimidad y los de la más activa labor política,
fundidos más de una vez en un solo discurso.
Como cuando la lluvia con sus húmedos Tal conjunción de la vivencia personal con
dedos, preocupaciones de orden colectivo no es, sin em-
como cuando la tarde con su mirada absorta, bargo, el único dato a tener en cuenta para ca-
como cuando un vestido se sumerge racterizar el conjunto de su poesía, aunque defi-
y queda sólo el nombre de un pájaro asustado ne una zona estimable de ella, no tanto por su
y un recuerdo flotando en el pañuelo, número como por la intensidad y calidad de

Untitled-44 369 02/06/2010, 9:33


370 ETAPA 1923-1958

aquellos textos en los cuales se produce la men- intimista, pero la variedad de los textos recogi-
cionada síntesis. Quedaría, pues, fuera de la cla- dos en él impone límites a la aplicación de este
sificación expuesta por Fernández Retamar en término. La primera parte incluye poemas que
su estudio de 1954, un grueso número de poe- reflejan al menos tres de los «modos» creativos
mas de la más diversa índole que descubre las de la autora; se entremezclan aquí las alusiones
amplias posibilidades expresivas de la autora y personales, el chispazo de la intimidad, la carac-
que abarca varias direcciones temáticas. terización psicológica:
Esta multiplicidad de facetas creativas hace
necesarios algunos deslindes metodológicos96 […]Déjame quieta, mi tierra,
para facilitar su estudio, dentro de los cuales re- tierra de mulatería,
sulta muy atinado tomar en consideración, por tuya soy cubana prestada:
una parte, la importancia que dentro de su eje- que soy, mas no eres mía.
cutoria artística otorgó Mirta Aguire a la poesía Si sangre negra tuviera
de participación sociopolítica —en cualquiera de otro gallo cantaría […]
sus posibles variantes— y, por otra, la recurrencia
de ciertos rasgos estilísticos que la señalan como […]Viento, dile que es inútil
individualidad dentro del quehacer poético de querer atarme los pies.
su tiempo, a saber: el apego a las formas estró- Que nunca, viento, que nunca
ficas y métricas tradicionales, cuyo profundo la yerba miré crecer […]
conocimiento le permite emplearlas frecuente-
mente de manera flexible y creativa; el uso de […]Sombra, ¿dónde estoy yo misma?
artificios poéticos que conducen a la intensifi- —se asombra tras mí la sombra…—
cación del discurso a fin de acentuar el aspecto se me ha perdido mi sombra
idiomático de los textos; la transparencia y sen- mujer sin sombra en la sombra […]
cillez del léxico, sin desmedro de la calidad esté-
tica; el equilibrio y sobriedad expresivos, fruto con remedos de antiguos romances españoles:
de una intensa sensibilidad refrenada por el sen-
tido de la medida y el buen gusto; el acierto en Las pulseras de amatistas.
la selección de los recursos tropológicos de Los alfileres de nardos.
acuerdo al tipo de propuesta conceptual conte- Matrimonio las campanas
nida en el poema; el contrapunto entre energía y de la torre repicando
delicadeza que recorre toda su obra y en no po- —¿Por quién tocas, Catedral,
cas ocasiones constituye el énfasis de la tensión si ves que ya no me caso?
lírica; su asimilación personal del legado de los ¡La novia sin novio y tú
mejores poetas clásicos y contemporáneos, de golpeando a gozo y no a llanto! […]
ahí la habilidad con que solía moverse ya dentro
de los cánones de la más estricta retórica —no y expansiones líricas que evocan, por el léxico,
siempre respetada, como se ha señalado, en un los elementos simbólicos, el tono e incluso los
sentido ortodoxo—, ya dentro de las conquis- temas y la línea argumental, el mundo poético
tas y aperturas formales de la Vanguardia y las del Romancero gitano de Lorca:
tendencias posteriores; en resumen, su capaci-
dad para adecuar el contenido a las formas que […] Cuando la luna, luna
mejor podían expresar su mensaje, tanto a nivel cuando la luna.
de la configuración rítmico-sonora como en lo Con la noche tan negra, ¡qué negra angustia
relativo al aspecto léxico-semántico. la de la niña huyendo con su locura! […]
Presencia interior —único volumen publica-
do por Mirta Aguirre antes de 1959— puede ser o bien la interpretación criolla realizada por Ni-
considerado en cierta medida como un libro colás Guillén de la popular composición caste-

Untitled-44 370 02/06/2010, 9:33


LA LÍRICA 371

llana; evocación que en este último caso deviene intenso explorar dentro del puro yo («Poema de
homenaje: la verdad profunda», «Este camino», «Sin pala-
bras», «Malgré Tout»), pero lo que singulariza a
[…]Se le fue el verso contigo esta poesía es el hecho de que, paso a paso, y
y contigo el Son borracho. mientras va destilando su individualidad, la au-
José Ramón Cantaliso tora avanza en busca de un encuentro con el en-
se le ha fugado en tus manos torno. Queda, pues, el discurso lírico como tes-
y le has dejado la luna timonio de un intercambio entre la evolución
con rostro de enmascarado […] del espíritu y la dinámica del devenir social, dado
de manera implícita, como sugerencia, dentro de
La estructura del romance —de gran peso en la obra; así se entrega en poemas como «Todo
su obra, fundamentalmente en su poesía social— puede venir», «Canción de la vida plena», «Poe-
predomina en esta primera sección, aunque no ma último» y «La voz en llamas»; sirva de ilus-
siempre responde a un patrón esquemático; así tración un fragmento de este último:
resulta frecuente la recreación y reordenamiento
de la estructura a partir de su espíritu original, tal […]Era cuando yo era
como ocurre con los poemas 3, 4, 5 y 6 del men- sólo un afán marchito de deshojar simientes,
cionado texto. Esta peculiaridad surge una y otra apenas una brisa de estrellas temblorosas,
vez a lo largo de su obra con relación a otras for- casi no más que un eco leve,
mas estróficas tradicionales como el soneto, el un borroso recuerdo de mí misma.
romancillo, la seguidilla y el cosante, entre otras. —Yo lo sé, yo lo entiendo
La segunda y tercera partes del poemario res- y no puedo explicárselo a nadie…
ponden mejor al concepto de poesía confesional, ¿Adónde mis oídos cuando la voz aquella?
de exploración íntima, pero aun entre ellas exis- ¿Adónde mis arterias cuando aquel grito
ten sensibles diferencias, pues si en la sección II inmenso
aparece el tema amoroso («Poema del amor na- me quemó las pupilas
tural») y se encuentran piezas que se dirían con- y obligó a mi silencio a huir despavorido? […]
cebidas por el solo placer del ejercicio lírico […]
(«Soneto agua-mar»), junto a textos como […]¡El mundo fue tan simple!
«Encuentro» —especulación en torno a futuras ¡Fue, de golpe, tan diáfano!
contingencias, sugeridas, presentidas— y «Pla- Y yo, encendida y quieta, oí mi voz distinta,
tero y yo» —doloroso y a la vez sereno buceo mi voz que ya no era
en su intimidad—, en la sección III el proceso mi voz y era la mía,
creativo conduce, por la vía de la introspección, mi voz, sollozo y canto, grito, risa y saludo,
a la anagnórisis o autorreconocimiento del suje- saliéndole al encuentro a aquella voz gigante
to de la obra: y abrazándose a ella…!

[…]Ya es hora que recorra ese cordaje vivo Para este tipo de composición la autora se vale
de vanas amatistas, verdosas, azuladas de formas libres, pues el versículo extenso, la
que la piel dulcifican en diluidas sombras. estructura irregular, ofrecen un marco más flexi-
¿A qué otra parte huyera en este barco ciego ble al desborde sentimental, al curso reflexivo.
siempre anclado a sí mismo, La tensión tropológica, mucho más visible en
en este silencioso viaje bañado en ruido estos poemas que en otras zonas de su queha-
de diástole y de sístole? […] cer, no impide, sin embargo, el establecimiento
de un flujo comunicativo debido a la nitidez del
Podría pensarse que el desarrollo de un dis- lenguaje utilizado. Lo lírico, en resumen, em-
curso egotivo en la producción de los textos palma aquí con una intención social soterrada, y
convierte a esta parte de Presencia interior en un la obra resulta tanto más efectiva desde el punto

Untitled-44 371 02/06/2010, 9:33


372 ETAPA 1923-1958

de vista artístico cuanto más sutil es la referen- cillo y la seguidilla, por ejemplo—, cuando el
cia a la realidad inmediata. contenido lo reclamaba podía adoptar el verso
No era éste, sin embargo, el único modo en libre, a la manera intensa y conmovida de Pre-
que la autora podía plasmar su desvelo por el des- sencia interior.
tino colectivo. La poesía de contenido socio- La conjugación de estos elementos, sumada
político explícito, cultivada desde sus inicios, y al enfrentamiento de fuerzas contradictorias de
su militancia revolucionaria, son aspectos concu- que da testimonio, y al tono dramático, emoti-
rrentes de una misma actitud ante el reclamo de vo, desplegado a menudo por la autora, hacen
su tiempo, dos fases de un único concepto sobre de su poesía social una peculiar mezcla de
la acción ideológica del artista y el arte. Muchos epicidad y lirismo; esto se percibe en alto grado
textos que dio a conocer de manera dispersa en en sus textos antifascistas, que ocupan el lugar
publicaciones periódicas —fundamentalmente en cimero dentro de esta línea de trabajo por la fuer-
Hoy y La Gaceta del Caribe— o permanecieron za emocional y la efectiva calidad estética alcan-
en folletos parcialmente inéditos,97 remiten de zada en ellos. Podrían citarse, para ilustrar lo
forma directa al referente sociohistórico y mues- dicho anteriormente, poemas como «Habría que
tran una sencillez expresiva respecto al léxico y al estar muerto», «Donde la lluvia sabe a acero» y
lenguaje metafórico, así como al empleo reitera- «Palabras por los niños de Kerch»:
do de ciertos recursos formales y procedimien-
tos retóricos cuya finalidad es facilitar la aprehen- […]Alguien, en Kerch, mandó que fuera a la
sión del mensaje; pueden señalarse, entre otros: escuela,
el desarrollo argumental a partir de la confronta- las madres supieron encontrar pan fresco,
ción de dos elementos, generalmente antitéticos, suaves hogazas rubias,
que se presentan a manera de paralelo; el empleo redondeadas manzanas,
de elegancias del lenguaje como el polisíndeton, un poco de almíbar rezagado, alguna
la anáfora, la reduplicación —por sólo mencio- alegre, dorada, joven, mágica ciruela.
nar los más frecuentes—, figuras poéticas que co- Porque hasta cuando hay guerra y sombra y odio
munican un aire de solemnidad e insistencia de- los niños tienen hambre en la escuela a
bido a su carácter reiterativo y que por medio de mediodía
la intensificación del discurso estimulan en el lec- […]
tor reacciones emocionales; el uso del romance y […]Después los encontraron.
la balada, muy apropiados a los fines de la autora Amasijo de fango y plomo y muerte.
dados su condición popular y carácter narrativo; Y manzanas pudriéndose.
el desarrollo frecuente del texto en segunda per- y dulces panes tiernos
sona, con marcada tendencia apelativo-genera- empapados en sangre.
lizadora, para viabilizar el llamado a la acción cí- Y lápices y libros
vica; el empleo de elementos simbólicos y la empapados en sangre.
acumulación de imágenes yuxtapuestas, sobre Y, en torno, ese universo extraño de cuchillas,
todo en poemas de estructura libre. Aun podrían de cuerdas y pedazos,
mencionarse artificios con los cuales, de un de motas de algodón y esferas de cristal y cosas,
modo u otro, logra apoyar, desde los niveles que habita sin cesar las ropas de los niños,
fónico y sintáctico, el propósito significativo del empapados en su sangre.
texto: ya sea el rejuego con los sonidos y los va- ¡Y ahora, decid vosotros,
lores rítmicos o el empleo de la armonía imitativa contestadme vosotros si es posible
a fin de sugerir ideas o conformar atmósferas. vacilar un instante!
A pesar de su notoria inclinación hacia las
formas estróficas y métricas tradicionales —en La lucha del pueblo español contra la asona-
su poesía sociopolítica empleó otras composi- da fascista de 1936 es uno de los temas más fre-
ciones populares además del romance: el roman- cuentes dentro de esta poesía; a la guerra

Untitled-44 372 02/06/2010, 9:33


LA LÍRICA 373

española dedicó Mirta Aguirre no sólo su sensi- lírico-subjetiva al entorno, donde se traduce y
bilidad de creadora, sino también su capacidad recrea poéticamente la naturaleza y lo cotidiano
movilizativa. Aún permanece inédito un conjun- a la manera tierna, honda, de Juan Ramón
to manuscrito de poemas sobre las páginas de Jiménez; como en «Paz»:
un cuaderno de litografías realizadas por el di-
bujante y pensador gallego Alfonso Rodríguez El cielo entre los dedos,
Castelao, y de los cuales sólo dos fueron dados sereno y firme,
a conocer en la prensa periódica en 1937 y 1938: como marfil redondo entre los dedos.
como «Romance de la guerra civil» y «España», Arena entre los dedos.
respectivamente.98 Las litografías, reunidas bajo Salada, muda,
el título de Galicia mártir, representan escenas como dispersa sed entre los dedos.
de la guerra, y dan testimonio, en muchos ca- La vida entre los dedos
sos, no sólo de los horrores de ésta, sino tam- muda, serena,
bién del heroísmo del pueblo español. Los ocho como marfil y sed entre los dedos.
poemas que allí aparecen tienen un vínculo muy
estrecho con estas escenas, y resultan en buena Para plasmar tan disímiles contenidos, la au-
medida un complemento de aquéllas. La signifi- tora apela indistintamente al arsenal retórico
cación histórica de la contienda y sus consecuen- castellano o a las formas abiertas, y se mueve
cias para la humanidad, la angustia del pueblo y con pareja destreza en ambas direcciones. Algo
su valentía, los niños como víctimas de la gue- similar ocurre con su poesía amorosa, en la cual
rra, la exaltación de héroes y mártires —Lina proliferan las estrofas tradicionales —octavillas
Odena, Federico García Lorca—, junto a otros agudas, sonetos, quintillas octosílabas, guayadas,
muchos asuntos y subtemas, componen el va- villancicos, seguidillas y coplas—, así como an-
riado espectro ideotemático de Galicia mártir. tiguas formas de la lírica francesa —sus «Chan-
Esta multiplicidad, a la cual se suma el amplio sons» están dentro de esta línea—, junto a
registro de formas estróficas y métricas emplea- poemas de factura más contemporánea, carac-
das, no conspira contra la coherencia interna del terizados por la libertad formal y una sencillez
folleto; antes bien, le confiere dinamismo y po- expresiva que conduce frecuentemente al colo-
sibilita el enfoque del hecho histórico desde di- quialismo.
ferentes perspectivas para captarlo de manera En todos los casos, el tema por excelencia es
integral. la reflexión sobre el dolor causado por la pérdi-
Aunque la denuncia y la intención política da del amor, la ausencia del ser amado o la fuga-
adquieren particular importancia dentro de su cidad de los lazos amorosos, pero su signo no es
trabajo intelectual a lo largo de la década del cua- en modo alguno la fragilidad; hay en toda la poe-
renta, Mirta Aguirre cultivó paralelamente otros sía amorosa de Mirta Aguirre una serena firme-
modos poéticos, siempre dentro de una línea za y, a veces, muestras de una sorda resignación;
personal cuyos rasgos más señalados son la ver- así se muestra en «Elegías»:
satilidad y el acierto estético; sin embargo, el
grueso de esta producción permaneció inédito […]Como un morirse lento, implacable,
hasta la aparición de Ayer de hoy (1980), donde a pedazos.
reunió, junto a importantes trabajos en prosa, Yo me acostumbro, amor, yo me acostumbro.
lo mejor de su poesía erótica, algunos textos cer- Y acostumbrarse es una cosa oscura,
canos al tono de Presencia interior —ese modo es una cosa eterna, sin caminos,
sugerente de enlazar el yo con la inmediatez so- como un caer caer en el vacío […]
cial, como en «Soneto de mañana» y «Nada irá
así por mí»—, poemas confesionales transidos El dominio de las estructuras clásicas, con
de austero dolor («Nada», «Soledad», «Soneto», preferencia la difícil forma del soneto, se hace
«Quizás», «Cacería») textos de aproximación evidente en esta parte de su obra, donde a ratos

Untitled-44 373 02/06/2010, 9:33


374 ETAPA 1923-1958

la queja amorosa evoca maneras y tópicos con- individuales. Es por ello también lo menos apa-
sagrados por los grandes de la poesía hispana, rente. La pirotecnia, los mecanismos de creación
como en este «Recuerdo de Sor Juana»: inducidos por el sustrato especulativo-concep-
tual de la tendencia, y que al regularizarse
Mi voluntad, de voluntad me priva devinieron normativa, retórica, no son tan im-
y de la tuya en sierva me convierte. portantes aquí como el espíritu que lo anima.100
Débil abdico, cuando sé ser fuerte El desajuste del autor con los valores —éticos,
y, pudiendo ser libre, soy cautiva. estéticos— impuestos por la sociedad, la bús-
Hieren cilicios en la carne viva queda de cierta «zona franca» que oficie como
y yo acepto, callando, llaga y muerte. mediadora entre una realidad tangible, pero re-
¿Y habrías tú de apiadarte de mi suerte, chazada, y otra deseada, pero oculta; la explora-
si no soy, conmigo, compasiva? […] ción en el lado oscuro, desconocido, de las co-
sas y del propio hombre; la sensación de divorcio
Debe señalarse, por último, que la produc- con lo real: el extrañamiento; la angustia, libera-
ción en verso de esta escritora posee, a pesar de da a través del arte, la imaginación y el sueño,
su diversidad, una notable coherencia, por una son signos, claves a través de las cuales podría
parte debida a la unidad que le otorgan los ras- rastrearse en Corcel de fuego la presencia de las
gos estilísticos ya señalados, regularidades con- búsquedas surrealistas, mas siempre asimilados
formadoras de un sello personal más allá de po- a la experiencia personal —artística, humana—
sibles asimilaciones e influencias; y debida, por como centro equilibrador.
otra parte, a su dimensión esencialmente huma- El libro tiene cuatro secciones que avanzan
nista y popular; una obra, en resumen, atenta al concentrando la angustia desde la atmósfera de
pulso de su tiempo histórico tanto como a las irrealidad, ensueño, soledad e imposibilidad de
más íntimas vibraciones de la individualidad. autorreconocimiento, presente en los primeros
Una dirección diferente va a seguir por estos once poemas, a la absoluta certeza de la muerte,
años Félix Pita Rodríguez, iniciado en la poesía eje temático de la cuarta sección.
dentro de los replanteos estéticos de la vanguar- La primera parte del poemario —que da títu-
dia, y que a fines de la tercera década del siglo se lo al volumen— concentra en sí el grueso de los
acercó, a partir de una asimilación muy perso- elementos oníricos de la obra; el código simbó-
nal, a la poética surrealista. En 1948 reúne en un lico y la cualidad irreal de ciertas imágenes serán
volumen, bajo el título de Corcel de fuego, poe- las vías empleadas para lograr la sensación de
mas dispersos escritos entre 1935 y 1940. No existencia paralela, como en un sueño. Ejemplos
volverá a publicar ningún libro de poesía hasta muy concretos son el estribillo de la primera com-
los años sesenta. posición del libro —«Por el campo dormido»:
Corcel de fuego marca un hito en la obra poé-
tica de Pita Rodríguez, pues con él culmina y Por el campo dormido
llega a su madurez una manera de aprehender la un jinete de fuego
realidad a través de los recursos del lenguaje; lo cruza como perdido […]
alcanzado en este libro supera cuanto había he-
cho hasta ese momento en materia de poesía y la antítesis que centra el estribillo y la paradoja
constituye un punto de referencia obligado para implícita en los símiles de «¿Es el ojo enga-
caracterizar lo que haría en años venideros, fun- ñado?»:
damentalmente a partir de 1970.99
Las huellas que el surrealismo pudo dejar en ¿Es el ojo engañado,
la sensibilidad de este autor se encuentran aquí la pupila extranjera,
reducidas a su espíritu esencial, a lo sustantivo y quien miente este paisaje
más susceptible de ser aplicado, dada su genera- de futuro pasado?
lidad, a disímiles circunstancias y concepciones Es como un amigo muerto

Untitled-44 374 02/06/2010, 9:33


LA LÍRICA 375

a quien nunca conocimos, un hombre glacial que huye


que sonriendo regresa. por donde mi sangre va.
Como una calle vacía Si tiendo la mano esconde
que nadie, nunca, atraviesa, una mano de azafrán.
llena de una muchedumbre Si le llamo me responde
de enmascaradas parejas. […] con silencioso ademán […]

la evocación de los códigos pictóricos surrea- […] Vienes y ya no eres,


listas de «Mano sola entre la hierba»: olvidaste el oficio de ser tú
y no te alcanzas,
Mano sola entre la hierba, débil, te sugieres.
¿a qué isla le aprendiste Vuelves lejos, en otros
esa apariencia de piedra? sin la voz ni el aliento
Son cinco lagartos duros encadenado a la sombra anterior
rodeando una araña muerta. que te suplanta […]
¿Será cierto que es mi mano
esta mano entre la hierba? […] «Fuente callada», segunda parte del libro,
agrupa los poemas que acogen elementos
El poeta expresa la confusión y ambigüedad autobiográficos101 y, por tanto, resultan los más
de lo real, a la par que afirma otra instancia ocul- cercanos al autor real. La ausencia del ser ama-
ta, latente, vital en «De acacias y de dondiegos»: do, la pérdida de pequeñas e infinitas satisfac-
ciones arrebatadas por la muerte, el dolor de la
De acacias y de dondiegos, soledad, son su núcleo ideotemático.
sangre del aire temprano, A diferencia de la primera parte, donde pre-
hacer latir un paisaje dominan las formas cerradas y la armonía rítmi-
—¿dónde?— co-sonora —consonancias, asonancias tratadas
¡Corcel de la sombra, bravo! con absoluta libertad—, en «Fuente callada» el
Dura mano desdibuja verso se dilata en versículos extensos para dar
cielos, mujeres y pájaros. escape a un tenso, expectante dolor, el tono se
No son los mismos que son, hace íntimo, el discurso apelativo —diálogo con
hay otros que van, profundos, la ausente— linda con lo conversacional:
escondidos, enterrados.
Hay otros que están latiendo […] ¿De dónde surge ahora, si sabes, el
y no se ven en el campo […] paisaje,
que me pone las manos débiles como ramas,
Paisaje y presencia humana son elementos como ramas dobladas en el viento?
complementarios de una misma inquietud pre- No sé si con palabras. Pero sé que está escrito
sidida por la búsqueda de «lo que está más allá»; allí donde te apoyas, allí donde te duermes
por ello el encuentro con el propio yo, aunque en el viento
ansiosamente procurado, deviene inquietante
sensación de oculta compañía, o, en algunos ca- Aunque desbordado, el lenguaje es, sin em-
sos, inconformidad: una extraña lucidez que des- bargo, completamente diáfano; los recursos ex-
cubre el exilio de sí mismo; como en los poemas presivos remiten, sin grandes complejidades, al
«Alguien con agua construye» y «Vienes, sin luz, centro del problema, pues todo el universo
incierta»: referencial gira sobre el mismo eje para confor-
mar, con detalles dispersos y pequeños hechos
Alguien con agua destruye evocados, la imagen de la felicidad perdida. Tie-
—quién sabe dónde será— nen los tres últimos textos de esta sección más

Untitled-44 375 02/06/2010, 9:33


376 ETAPA 1923-1958

de un punto en común con el neorromanticismo: […] El condestable Stephenson sintió crecer


el tono sentimental, la utilización de símbolos y sus uñas, le dio una forma al aire,
elementos asociados a un escenario natural o a calculó cuántas millas flota el último ahogado
un ambiente cómplice para la conformación de con los ojos abiertos
imágenes y tropos; la exuberancia verbal y el casi y estudiando en un ala plumas posibles
absoluto predominio del contrapunto entre el ciclos en fórmulas abstractas,
puro yo y el discurso apelativo: el condestable Stephenson vio un marino
de espuma que cerraba la puerta.
Ya no sé siquiera cómo cerrar los ojos […]
—dulce trigo de luna—
ya no sé ni siquiera como cerrar los ojos Entre tanto, el caos espiritual de los noctur-
para guardarme el mundo dentro de mi nos halla acomodo en enumeraciones alucinantes
destino, e imágenes que se suceden y se aglomeran esbo-
para hacerme un color tan sólo a la medida zando un paisaje interior sombrío:
—suave barco de nieve— […]
[…] […]Yo puedo comprobar, compruebo apenas,
[…] Puedo acaso decirte, sin perderme en entre las grandes aspas
la niebla a cúmulo de bestias ansiosas sujeto y sometido,
lo que tan bien conocen tus manos y las olas, lo que el desfile tiene de amarillo sobre mis
lo que sabe tu frente de almendro enternecido propias manos transformadas
lo que sólo tu pecho Un viento, un loco viento las traspasa de hojas,
—blanca alondra de fuego—, por las sábanas vuelven, derrotadas, junto al
lo que sólo tu pecho aprendió entre las mainel donde la voz
nubes […] engorda enmudeciendo sus perros,
sus grandes perros de arena dilatados […]
En estos poemas, la libertad asociativa carac-
terística de la poesía contemporánea está en fun- Queda abierto el camino a la cuarta y última
ción de la experiencia sentimental, el poeta sección, «Landas innumerables», donde la muer-
recurre a esta amplitud de relaciones para trans- te es dueña absoluta; y no ya la muerte ajena,
mitir la medida justa de su nostalgia a partir de sino la propia:
la definición múltiple de la amada y su universo
íntimo. En «Baladas y nocturnos» —tercera sec- Por un duro fermento, peregrino absoluto,
ción del libro—, en cambio, este precario equi- sin nombre ni destino otro que el de morir.
librio se desquicia, la intimidad ya no se evoca, Morir desesperado, soñando con garganta
se abre paso la atmósfera de irrealidad; a través de agonía
de la fabulación en algunos casos («Balada de la que es acaso su fuerza solamente
bella durmiente del bosque», «Balada de la bala capacidad de muerte,
del emperador Jones», «Balada del condestable solamente
Stephenson») y, en otros, domina el ambiente arrodillada espera de ceniza […]
opresivo, desajustado y temeroso de los
nocturnos. Se accede aquí a la máxima lucidez y al máxi-
En las baladas se mantiene la estructura na- mo dolor, el sujeto lírico queda sólo ante su fin
rrativa clásica de este tipo de composición, pero último, ha traspasado, como sonámbulo, todos
la anécdota se dispersa en múltiples sugerencias los estadios de la alienación. Más allá sólo está la
debido al carácter de los elementos tropológicos nada:
y el juego simbólico, que conforman, en última
instancia, un mundo de situaciones absurdas, no […] Oh tiniebla, soberano rezago del légamo
exentas de cierta amarga ironía: inaudito

Untitled-44 376 02/06/2010, 9:33


LA LÍRICA 377

que me saca de ti, raíz de su soberbia, símbolo de determinada pasión o idea obsesiva.
con estas manos torpes, ignoradas, ajenas Al igual que en Corcel de fuego, el universo
se alcanza inexplicable la tenebrosa estrella […] ideotemático se concentra en la angustia, la so-
ledad, el extrañamiento del hombre en sus cir-
Corcel de fuego concentra en sí todo aquello cunstancias, el choque de las aspiraciones hu-
que Félix Pita Rodríguez pudo absorber y pro- manas con la finitud de la existencia física, la
cesar del ambiente poético en el cual se formó; terrible marca que impone a ciertos seres el he-
de todo ello sobresale, junto a la típica actitud cho de ser «distintos».
de rebeldía ante lo establecido y de rechazo a Acorde con sus temas, el tratamiento formal
una contingencia histórica inmediata sin hori- de Las noches obedece al criterio de construc-
zontes, su preocupación por atrapar los víncu- ción libre e imaginativa; predominan, pues, la
los últimos entre la palabra y lo que representa: imagen onírica y las relaciones tropológicas que
su exploración en las múltiples posibilidades del siguen, en apariencia, un sistema desordenado
lenguaje para definir la realidad; de ahí lo inusi- —o mejor, una ausencia de sistema—, pero en
tado y a veces arbitrario de sus enlaces tropoló- realidad responden a un plan organizativo pre-
gicos y su interés en la actividad sensorial hu- vio, pues se trata de sugerir la imagen de tales
mana, las secretas conexiones e interferencias personajes a través de aquello que los tipificó.
resumidas en un recurso como la sinestesia. Su Así, la noche de Lautréamont dirá, por ejemplo:
afinidad con el Surrealismo tiene que ver en bue-
na medida con ello y en un gran por ciento con […] La primera luz del día asoma ya por la
sus inclinaciones personales y lecturas juveniles ventana abierta sobre la calle solitaria. Pero
que, al parecer, influyeron decisivamente no sólo Lautréamont no puede verla. Dos hermo-
en su manera de concebir la literatura, sino tam- sos lagartos de montaña salen de sus ojos
bién en su propia vida. muy abiertos y desaparecen hundiéndose
Pita Rodríguez asume la obsesión de los en el pozo donde yace el cadáver de Dios.
surrealistas por los misterios de la mente y el
lado oculto de lo real, pero sobre todo sus mi- Los personajes de Las noches harán su apari-
tos, sus precursores: seres iluminados, alucina- ción años más tarde en una de las secciones de
dos, solitarios, malditos, incomprendidos Historia tan natural (1970) —«Pobres amigos»—
—Nerval, Carroll, Lautréamont, Blake, Hölder- como prueba de la persistencia de ciertos moti-
lin, Young, Villon, Nostradamus, Modigliani, vos en su mundo poético.
Marco Polo, Piranesi, El Greco, Akenatón, Paolo Dentro de lo escrito por Félix Pita Rodríguez
Uccello, Nefertiti, Ashavero—, hombres de to- en este período, su «Romance de América la bien
das las épocas y nacionalidades que transgre- guardada» (1943) es un poema de tema antifas-
dieron de un modo u otro las leyes de conviven- cista que obtuvo premio en el concurso convo-
cia, las reglas establecidas por la sociedad; cado en el año 1942 por la Dirección de Propa-
visionarios, solitarios, infelices, proscritos. A ganda de Guerra del Ministerio de Defensa
todos ellos reúne y fija, como en una estampa, Nacional. Aunque el contenido y los objetivos
en Las noches, un grupo de prosas poéticas es- del texto exigen cierta inmediatez entre el refe-
critas entre 1935 y 1945, pero publicadas en 1962. rente histórico y el discurso artístico, éste se en-
El propio autor ha definido Las noches como cuentra matizado por una voluntad de elabora-
«un intento —un ejercicio poético apoyado en ción que implica el despliegue de imágenes y el
sugerencias y alusiones— para dar el fugaz es- empleo de elementos simbólicos; así, «Roman-
bozo del hombre con la reconstrucción ambien- ce de América…» resulta una pieza de servicio
tal de la vida y la obra de ese hombre».102 Según político con una lograda elaboración formal.
esto, la técnica de las estampas consiste en des- Por lo peculiar de sus inquietudes y apeten-
cribir un instante cumbre, intenso, en el trans- cias intelectuales, la poesía de Félix Pita Rodrí-
curso de la vida de un personaje —tema devenido guez representa un modo específico de asumir

Untitled-44 377 02/06/2010, 9:33


378 ETAPA 1923-1958

la creación dentro del panorama literario cuba- encontrar su definitiva integración en la segun-
no entre 1936 y 1959; se inserta, no obstante, da, que es la que acentúa el valor de la denomi-
dentro del deseo de renovación y búsqueda ge- nación de poesía trascendentalista que propu-
nerado por la Vanguardia de Cuba a partir de la so Fernández Retamar para caracterizar a esta
reinterpretación y acomodo a nuestra persona- poesía.
lidad cultural de sus postulados estéticos más El tema de la pobreza, del imposible, de la
universales; es, pues, un caso diferente, pero no profecía, la poética de la memoria y la poética
desvinculado de su entorno. Las crónicas. Poesía de lo cubano, la religiosidad, las relaciones entre
bajo consigna (1961) marcarán un vuelvo en su la historia y la poesía misma, son los contenidos
labor, urgida por la necesidad de reflejar, al triun- fundamentales de este Grupo, caracterizado por
fo revolucionario, la nueva realidad con espíritu una intensa eticidad en su proyección creadora.
nuevo. [N. Q.] El primer texto poético importante publica-
do por José Lezama Lima, Muerte de Narciso
(1937), provocó inmediatamente un comenta-
2.2.7.3 Los poetas del Grupo Orígenes: Lezama rio de Ángel Gaztelu, donde ya se señalan algu-
Lima, Vitier, García Marruz, Diego y otros nas cualidades sobre las que la crítica posterior
ha insistido: su condición genésica, el desplegar
Los poetas del Grupo Orígenes han sido dividi- su discurso desde una temporalidad diferente a
dos por la crítica en dos promociones; la prime- la asumida por la poesía cubana anterior, es de-
ra, integrada por José Lezama Lima (1910-1976), cir, desde un tiempo mítico, fabuloso, atemporal,
Virgilio Piñera (1912-1979), Gastón Baquero y, sobre todo, el crítico reparó en la presencia de
(1918), Ángel Gaztelu (1914-2003) y Justo ese su «Tan maravilloso naturalizado»,105 idea que
Rodríguez Santos (1915), y la segunda, por remite a «lo maravilloso natural», proyecto crea-
Eliseo Diego (1920-1994), Octavio Smith (1921- dor de Lezama que está implícito, por ejemplo,
1987), Cintio Vitier (1921), Fina García Marruz en su poema de Enemigo rumor (1941), «Un
(1923) y Lorenzo García Vega (1926). Es el pri- puente, un gran puente», y donde lo invisible, o
mer movimiento literario cubano que hace de la lo incondicionado poético, puede operar sobre
poesía su forma primordial de conocimiento la realidad y condicionarla. Esta proyección de
—y más, una concepción del mundo—, lo cual la poesía lezamiana alcanza, para Vitier, la cate-
condujo a Ambrosio Fornet a expresar que «todo goría de toda una cosmovisión poética, la cual
lo que Orígenes tocó se convirtió en poesía».103 se fundamenta en el carácter mediador, unitivo
La crítica ha dividido a este Grupo en dos y trascendente de la imagen; propuesta estética
promociones, atendiendo no sólo a la objetiva que, según Vitier, permitiría caracterizar a la
separación cronológica, sino a dos tendencias poética lezamiana en contraposición a lo real
que, dentro de lo común, pueden apreciarse; maravilloso carpenteriano.106
dice Vitier, en Lo cubano en la poesía, que mien- Efectivamente, Muerte de Narciso constituyó
tras los poetas de la primera promoción «tien- una radical ruptura —o también podría valorar-
den al tratamiento personal y simbólico y a los se como una nueva incorporación creadora—
temas especulativos o de raíz cultural», los de con la tradición poética cubana y aun de la len-
la segunda parecen «tener en común la mayor gua. De ahí que la crítica se haya detenido con
intimidad de sus versos, el acercamiento a las prolijidad en los múltiples sentidos que porta
realidades cotidianas y la búsqueda de un Cen- este texto fundador donde parece estar en po-
tro unitivo en la memoria».104 Sin embargo, a tencia todo el pensamiento poético lezamiano,
pesar de estas diferencias, a las que cabría agre- desarrollado después, tanto en su obra propia-
gar —sobre todo a propósito de la poesía de mente lírica como en sus ensayos y obra narra-
Gaztelu, Baquero y Rodríguez Santos— la per- tiva. Este poema, además, bastaría para refrendar
sistencia de tendencias expresivas de otras lí- la existencia de la llamada poética trascenden-
neas poéticas, estas dos promociones parecen talista.

Untitled-44 378 02/06/2010, 9:33


LA LÍRICA 379

En primer lugar se ha destacado la presencia ma sustentaban una nueva manera de concebir


de lo mítico o lo fabuloso, como centro ideo- el hecho poético.
temático del poema: «fue como si de súbito […] Muerte de Narciso —como también sus libros
nuestra poesía adquiriese en esencia el Renaci- posteriores— reclamaba entonces una nueva re-
miento que no tuvo, su Garcilaso y su Góngora cepción de la poesía, pues a pesar de su poderosa
trasmutados en fabulación insular americana»,107 sensualidad visual, de sus delectaciones cul-
precisa Vitier, aludiendo de pasada al mito de la teranas, de su delicada adjetivación afectiva,
insularidad cubana, propuesto, como una suerte evocadora de una atmósfera eglógica, no entre-
de «Teleología insular»,108 en su famoso Colo- gaba fácilmente su sentido, porque no podía ser
quio con Juan Ramón Jiménez (1938), donde Le- recepcionado según los cánones tradicionales de
zama deja implícita la búsqueda de un sentido la exégesis literaria. Como toda poética nueva,
trascendente para nuestra tradición cultural. Es esta exigía el acomodo crítico empírico corres-
decir, el poema presupone una recuperación de pondiente. En el propio texto se alude a esa
los orígenes míticos de la Isla, al vincular su his- «perfección que muere de rodillas», como si
toria imaginal con la historia de la cultura uni- Lezama prefigurara los derroteros por los que
versal; pero esta propuesta lezamiana no se li- transitaría su poesía posterior, cada vez más aje-
mitó a una indagación retrospectiva, ya que su nos a todo regusto en la belleza exterior del poe-
lectura creadora de la tradición proyecta el sen- ma —o en todo caso creadores de un nuevo cri-
tido último del poema hacia una futuridad des- terio de belleza—, cada vez más propensos a
conocida: «Así el espejo averiguó callado, así sacrificar incluso toda transparencia comu-
Narciso en pleamar fugó sin alas», reza el últi- nicativa —o a proponer otra forma de comuni-
mo verso del texto, donde se sugiere la trascen- cación—, en aras de ser fiel a las implacables
dencia, la proyección porvenirista de la imagen exigencias de su conocimiento poético sobre
de Narciso —el poeta, el creador, también la cria- la realidad, a la plasmación de una imagen poé-
tura inocente, adánica, anterior al mítico peca- tica del mundo, la cual pretendía encarnar nada
do original y por lo tanto poseedor de una mira- menos que una «segunda naturaleza», esto es,
da poética y unitaria del universo—; es decir, una naturaleza poética, tan real, tan vital, tan
Lezama pulsa esta imagen hacia esa «futuridad creadora, como la propia realidad, de manera
desconocida», destino esencial de la imagen y que el poema pugna por convertirse en un
cifra de su conocimiento poético. «cuerpo poemático» tan válido, tan resistente
Concurrentemente, la crítica ha reparado en al paso del tiempo —una vez apresada en este
la presencia de otros contenidos inherentes a este la Poesía, una vez encarnada en este la Imagen—
pensamiento poético: el descendimiento órfico como la realidad del mundo sensible. Pero esta
y la resurrección cristiana, dos de las fuentes igualación creadora, al decir de Vitier,110 no su-
esenciales del pensamiento lezamiano, a través pone simplemente realizar una duplicación ex-
de las cuales trata de fundar una poética terior, sino que pretende ante todo establecer
antiaristotélica, de acendrada ascendencia reli- una identidad esencial, sólo que a través de las
giosa. Pero acaso lo que más sorprendió en el posibilidades sígnicas, simbólicas y anagógicas
poema fue, al decir de Gaztelu, esa «rauda cetre- que porta el lenguaje poético para Lezama.
ría de metáforas»,109 las cuales configuraban un Retomando la frase de Pascal de que, como la
mundo poético sólo en apariencia semejante a verdadera naturaleza se ha perdido, todo puede
los orbes líricos vanguardistas, donde también ser naturaleza, Lezama quiere llenar el vacío de-
alcanzó la metáfora una función primordial. Asi- jado por esa carencia ontológica con la imagen,
mismo, la crítica destacaba en el texto su enor- para crear así una sobrenaturaleza donde se re-
me opulencia verbal, sus característicos motivos cuperen la semejanza, la identidad esenciales. De
animales y vegetales, su entreverado barroco, así ahí que su poesía detente una poética trascen-
como la utilización de motivos gratos a la poe- dentalista y se adueñe de una cosmovisión poé-
sía pura, pero que dentro del contexto del poe- tica del mundo.

Untitled-44 379 02/06/2010, 9:33


380 ETAPA 1923-1958

Ahora bien, esa realidad poética, esa segun- tivamente aquel pensamiento, dentro de un ám-
da naturaleza, no será ajena a los entrañables bito poético, en el tiempo histórico en que fue
vínculos de la poesía con la realidad. De hecho, concebido.
la potencia de conocimiento que le confiere Le- Su segundo poemario, Enemigo rumor, ha sido
zama al menester poético supone el conoci- valorado por la crítica como el portador de una
miento de la realidad, materia sobre la cual ope- ruptura —y en muchos sentidos de una supera-
ra y de la cual parte su imagen poética. Ese ción— de la tradición poética anterior e incluso
proceso ha sido recepcionado muy contro- coetánea,113 a la vez que fue el que consolidó la
vertidamente: formalismo, hermetismo, oscu- llamada poética trascendentalista, la cual, al ha-
ridad, evasionismo, calificaciones todas que in- cerse extensiva a los demás poetas de Orígenes,
dican diferentes tipos de recepción, pero que aunque en cada caso asumiendo características
no agotan por cierto su sentido, y que si ilus- propias, constituyó la norma predominante du-
tran algo es la dificultad que padeció la crítica rante las tres últimas décadas de la República. El
tradicional para caracterizar adecuadamente a libro, aunque prosigue la pauta iniciada por
esta poesía. Muerte de Narciso, torna más explícita su poéti-
En este sentido, es conveniente destacar la ca, la cual gira incesantemente alrededor de la
recepción que realiza Vitier del sentido históri- propia poesía. Su estilo, en cambio, comienza
co implícito en Muerte de Narciso: «El tiempo, levemente a incorporar otras facetas expresivas,
fabulosamente invocado desde la primera línea pues la ductibilidad y la frondosidad del lengua-
de aquel poema (“Dánae teje el tiempo dorado je empiezan a verse vigiladas y contenidas por
por el Nilo”), iba a ser el principal aliado de una la lucidez y los objetivos cognoscitivos del dis-
palabra que, no obstante su apariencia ahistórica, curso lezamiano, cada vez más traspasado por
se sumergía en el devenir profundo que alimen- una intensa mirada metapoética; de ahí que
ta a la historia».111 Incluso, aunque refiriéndose Vitier aluda a «la fronda verbal desunida en un
a la obra poética lezamiana anterior a 1959, desaliño irritante»,114 a «esas estrofas recarga-
Vitier señala cómo la «infinita posibilidad» — das de belleza herida»,115 y que el propio poeta
es decir, la que resurgió simbólicamente para se refiera en un verso de su poema III de «Invi-
Lezama con los sucesos acaecidos alrededor de sible rumor» a «la confusa flora de mi desar-
la revolución antimachadista—, la posibilidad monía». Así, lo que importará centralmente a
histórica —ante la frustración de la república Lezama será la lucha por apresar la «sustancia
martiana primero, y de la revolución del ’30 poética» en el acaso provisorio «cuerpo poe-
después— «Se sumergía […] en lo invisible, que mático»: el poema. Su avidez por el conocimien-
iba a ser el reino poético (y también histórico) to, por la aprehensión totalizadora de la reali-
de la exploración y aventura de Lezama duran- dad transfundida en poesía —proceso que
te las tres décadas anteriores al triunfo de la significa tratar de aprehender las esencias de la
revolución en 1959».112 Y es en este sentido que realidad—, no hará concesiones a lo afectivo, lo
se puede hablar de la poesía como compensa- ornamental, lo efusivo, lo lógico, presencias que
ción histórica, del intento de realizar a través pueden aparecer, diríase, como subordinadas
de la poesía lo que no era factible realizar a tra- —o como por añadidura o como punto de parti-
vés de la historia. Esa recepción de Vitier alum- da necesario— a su superobjetivo poético, esto
bra el sentido que adquiere la actitud poética de es, la conformación de un sistema de pensamien-
Lezama frente al vacío, no sólo ontológico, sino to eminentemente poético, con la consiguiente
también histórico, ante la pérdida de finalidad objetivación de la poesía en el poema como una
histórica republicana, a la vez que indica la ín- segunda naturaleza.
dole de las profundas y mediatas relaciones que Reparemos, en el primer texto de «Filosofía
establece el pensamiento poético de Lezama con del clavel», en el varias veces antologado «Ah,
su contexto histórico, es decir, la significación y que tú escapes», especialmente en su primera
actividad ideológicas que porta y asume respec- estrofa:

Untitled-44 380 02/06/2010, 9:33


LA LÍRICA 381

Ah, que tú escapes en el instante Que existen o no existen


en el que ya habías alcanzado tu si tú fueras el primero
definición mejor. a cazar en la nieve
Ah, mi amiga, que tú no quieras creer los insectos sin ojos
las preguntas de esa estrella recién cortada que ruedan por la nieve.
que va mojando sus puntas en otra estrella
enemiga. Y la segunda:

En una esclarecedora carta a Vitier, Lezama Y su suerte se ha quedado


expresa, acaso transparentando el sentido pro- bajo los párpados pobres
fundo del texto anterior: como un pellizco en la rosa
del aliento de los dedos
¿Huye la poesía de las cosas? ¿Qué es eso y se reconoce y se pierde
de huir? En sentido pascalino, la única ma- en los insectos sin ojos
nera de caminar y de adelantar. Se convier- que ruedan por la nieve.
te a sí misma, la poesía, en una sustancia
tan real, y tan devoradora, que la encontra- Para el poeta sólo es apresada la poesía en un
mos en todas las presencias […] Y no es el instante, en el instante de la visión que huye, que
flotar, no es la poesía en la luz impre- no se deja poseer, porque sólo ha sido vislum-
sionista, sino la realización de un cuerpo brada «como un pellizco en la rosa», o como
que se constituye en enemigo y desde allí expresa en el poema «Madrigal»: «y le he dado
nos mira, pero cada paso dentro de esa ene- un fuerte pellizco al tallo de una rosa». En «Una
mistad provoca estela o comunicación oscura pradera me convida», texto que consti-
inefable.116 tuye un ejemplo de la exploración de lo desco-
nocido, en este caso de la muerte, del no ser,
Es decir, se entablará una lucha entre el poeta todo acaece en el breve instante de la visión. El
—que quiere apresar la «sustancia poética» en el poeta siempre se quedará mirando la «pregunta
«cuerpo poemático»— y la poesía, que para Le- preferida» de lo desconocido, pero tratará a su
zama es una esencia trascendente, pero tan real vez de conformar una pregunta o una respuesta
como la realidad del mundo sensible, sólo que equivalentes. Como ejemplifica Vitier, Lezama,
lo aprehendido, la imagen, será para el poeta la en su poema «Noche insular: jardines invisibles»,
realidad del mundo invisible, el conocimiento responde «al desafío de la noche de la isla», ha-
de lo desconocido, de las esencias ocultas de la ciendo «con palabras un festejo nocturno fabu-
realidad, porque, además, esa esencia trascen- loso»,117 y «realiza su encarnación verbal de la
dente está separada siempre del poeta por una noche cubana».118 Asimismo, en «El arco invi-
distancia poco menos que irreconocible, por- sible de Viñales» —y notemos cómo casi todo
que la poesía para Lezama es un cuerpo, pero es enemigo, oscuro, invisible—, Lezama conci-
un cuerpo invisible, un «invisible rumor» y, en be al poema como una respuesta «al desafío del
este sentido, también «enemigo», que ejerce valle».119 Así, hay un impulso de igualación crea-
sobre el poeta una irresistible atracción. Y en dora con la realidad.
esa lucha —que no es otra que la del conoci- Esa nueva manera de concebir y realizar la
miento, que la de la relación entre el sujeto y el poesía introduce —como ya se ha insistido— el
objeto— quedará vencido con frecuencia el problema de la dificultad de su recepción litera-
poeta, porque, como expresa Lezama en el poe- ria, su proverbial hermetismo, pero como advier-
ma «Pez nocturno», acaso «sólo brilla / aquella te Fernández Retamar: «No es la suya, desde
plata que de pronto huye». Comparemos dos luego, la oscuridad añadida de quien enturbia un
estrofas de su poema «Se te escapa entre alon- discurso, y que puede ser tildada de defectuosa;
dras». La primera: sino aquella nacida de horadar una zona no

Untitled-44 381 02/06/2010, 9:33


382 ETAPA 1923-1958

hollada.»120 Y esa nueva visión de la poesía, para se adueñará de una gravedad propia, de cierta
ser consecuente consigo misma, tuvo que irse suficiencia o autonomía —de ahí su carácter «in-
desenvolviendo en un severo proceso de desti- condicionado»— y que transfigurará la imagen
lación —o de organización diferente— de todo inicial en otra imagen equivalente y en otro pla-
aquello que no conspira a favor de su poética. no mayor de significación —de ahí también su
Otra característica que debe tenerse en cuen- simultaneidad anagógica—, no se apartará del
ta para la lectura de la poesía de Lezama es que, todo de aquella imagen inicial, sino que, cuando
como también advierte Fernández Retamar, ella regresa a ella —el «cubrefuego» de la imagen—
parte «de una realidad hiperbólica, ya altera- le hinchará, le otorgará como más ser, hiper-
da»,121 es decir, la realidad sensible de la que bolizará su concreta materialidad en un ceremo-
emanan sus vastas progresiones metafóricas es nial que tiene como objeto la liberación, la aper-
ya una realidad hiperbolizada, imaginizada; así, tura de la realidad inicial hacia una realidad
Lezama parte «de una hipérbole, de una violen- convertida en imagen. Así, Lezama le opone a
tación de lo real»,122 o de una realidad ya trans- «La resistencia de ese cuerpo [que] se escolta /
figurada imaginalmente, afectiva o cultu- de un silencio opulento como un manto olvida-
ralmente. Ya señalaba Virgilio Piñera que «la do» —como describe al «cuerpo enemigo» en
metáfora en Lezama no se da como elemento su poema «Queda de ceniza»—, la resistencia
trópico»;123 es decir, como precisa Fernández equivalente lograda por la conjunción de la me-
Retamar, sus poemas «no enmascaran mediante táfora y la imagen, es decir, de la poesía, en el
recursos literarios una realidad a la cual, venci- cuerpo poemático: el poema. Y para ello irá Le-
das las resistencias que aquellos recursos nos zama conformando lo que dio en llamar la crea-
ofrecieron, descenderemos más o menos fácil- ción de un sistema poético del mundo, con su
mente».124 Esto es, su poesía no requiere, por metodología, sus instrumentos, sus categorías
ejemplo, aquella recepción que realizará Dámaso imaginales, propias de una lógica o nueva
Alonso de la poesía gongoriana; no exige ni si- causalidad poéticas.
quiera un método determinado o exhaustivo de En sus libros posteriores —Aventuras sigilo-
desciframiento, porque ella no busca disfrazar, sas (1945), La fijeza (1949) y Dador (1960)—,
sustituir analógicamente su objeto, sino re-crear- la poesía lezamiana no hará sino intensificar las
lo, esto es, devolverlo hecho imagen. De ahí que características hasta ahora señaladas —imposi-
Fernández Retamar señale que la «Labor […] bles, por otra parte, de agotar en profundidad
de su imagen no [es] de elusión sino de represen- en lo sucesivo, por lo que sólo se harán referen-
tación de la «realidad como un hecho carnal en cias muy generales a algunas de ellas—, sobre
el idioma».125 todo las que atañen a la configuración de su sis-
Lezama, entonces, suele partir de un punto tema poético, cuyos contenidos comienzan a
sensible —y ya se ha precisado que es un punto manifestarse simultáneamente a su expresión en
de partida ya alterado—, desde el cual desarrolla su obra ensayística e, incluso, en su novela
su inmensa red metafórica para encarnar final- Paradiso. Ya había advertido Vitier que en la poe-
mente una imagen —esa «imagen que no regre- sía de Lezama acaece «un descendimiento sobre
sa», al decir de Fina García Marruz,126 para dife- lo que no es ella misma»,127 y Fernández Retamar
renciarla de la «imagen idolátrica», propia del reparaba asimismo en su «brusca referencia a la
simbolismo o de la poesía pura, o de la imagen realidad».128 Esta acentuada preeminencia de lo
mágica, grata al surrealismo— es decir, una ima- sensorial, de la imagen sensible, junto a su in-
gen que irá siempre más allá de su finalidad, que tención de alcanzar la autonomía de la imagen
tratará de no quedar presa, por ejemplo, de la poética, ocurre junto a la presencia cada vez
dialéctica de los dos elementos analogados, para mayor de textos de proyección metapoética, es-
librarse de todo causalismo; una imagen enton- peculativa, a veces cercanos al ensayo, e incluso
ces «hipertélica», que siempre sobreabunda, ex- de franca extensión narrativa.129 Esta actitud cen-
cede, preserva su misterio. Pero esa imagen que tral del pensamiento poético lezamiano lo apar-

Untitled-44 382 02/06/2010, 9:33


LA LÍRICA 383

ta de todo formalismo o esteticismo, a la vez ma en su conferencia «Confluencias»: «La resis-


que demuestra su superación de la poesía pura. tencia del mulo siembra en el abismo, como la
Adviértase cómo en su introducción a Aventu- duración poética siembra resurgiendo en lo es-
ras sigilosas, Lezama expone una suerte de his- telar.» Es la revelación de la sobrenaturaleza, muy
toria de los motivos centrales del poemario, para bien descrita por el propio Lezama en dicha con-
luego realizar en este la poetización de esa his- ferencia:
toria, es decir, ofrecer la historia hecha imagen.
Dice Vitier: «Lo que Lezama ofrece, en suma, es Al borde mismo de la muerte las coorde-
un método de conocimiento de la historia a tra- nadas del sistema poético bracean con
vés de la poesía como reino germinal de la ima- desesperación, agotada la naturaleza sub-
gen»,130 y luego de describir «los pasos de su siste la sobrenaturaleza, rota la imagen
pensamiento»,131 señala: «Es así cómo […] in- telúrica comienzan las incesantes imágenes
tenta Lezama conjurar la ausencia de finalidad de lo estelar. Allí, en la más intocable leja-
contra la cual ha venido debatiéndose nuestra nía, donde los pitagóricos les situaron un
poesía republicana.»132 alma a las estrellas.133
En La fijeza pueden aislarse, a manera de ejem-
plos significativos, los poemas «Venturas crio- De ahí la imagen de la resurrección, la tras-
llas» —antecedente poético de su novela Paradiso cendencia alcanzada por el mulo —nuevo Nar-
y muestra de su poética de lo cubano—; «Pensa- ciso— al llegar al final de su caída:
mientos en La Habana», importante texto de
proyección anticolonialista, el cual anticipa la Paso es el paso, cajas de agua, fajado por Dios
actitud central de su libro de ensayos La expre- el poderoso mulo duerme temblando.
sión americana (1958), y otros de profunda ex- Con sus ojos sentados y acuosos,
ploración metapoética, como «Rapsodia para el al fin el mulo árboles encaja en todo abismo.
mulo», «Resistencia» y «Danza de la jerigon-
za», para sólo citar algunos de sus textos más Algo semejante ocurre en su poema «El co-
importantes. En Dador, como ejemplos de su che musical», de Dador, donde también una des-
poética de lo cubano y de su proyección cripción sensible conduce finalmente a la reve-
metapoética, pueden también aislarse «El co- lación de la Orplid, de la sobrenaturaleza. Escribe
che musical» y «Recuerdo de lo semejante», Lezama hacia el final del poema:
respectivamente.
Uno de los poemas más atendidos por la crí- La madrugada abrillantaba el tafetán de la
tica —y más antologado también— es precisa- levita de Valenzuela.
mente «Rapsodia para el mulo», contenido en La pareja estaba ahora dentro del coche que
La fijeza. Pertenece a los poemas de vasto alien- regalaba los avisos pitagóricos,
to, y en cierta medida a aquellos —como «Muer- la candela también dentro del coche nadaba
te de Narciso», «Noche insular, jardines invisi- las ondulaciones del sueño,
bles»— donde la recreación minuciosa y extensa regidas por el tricornio cortés de la
de una realidad particular, a la vez que ofrece el flauta habanera.
regusto sensual de sus incesantes progresiones
metafóricas, a la vez que es capaz de crear en La pareja reinaba en lo sobrenatural
este sentido una realidad poemática autónoma, naturalizante,
plástica y musicalmente suficiente, sirve para habían surgido del sueño y permanecían en
afirmar una concepción trascendente de la reali- la Orplid del reconocimiento.
dad. La progresión de una imagen sensible —los Colillas, hojas muertas, salivazos, plumones,
mulos cayendo lentamente en un abismo— va son de caudal.
conformando como una especie de resistencia Si en el caudal ponían un dedo, inflado el
poética. Muchos años después precisará Leza- vientre de la mojadita.

Untitled-44 383 02/06/2010, 9:33


384 ETAPA 1923-1958

Después de cuatro estaciones, ya no iban a metapoética de un sistema, estará sustentada por


la prueba del remolino. un implícito aunque intenso pensamiento poé-
El salón de baile formaba parte de lo tico. En su ensayo «Los enemigos del poeta» —
sobrenatural que se deriva. publicado en la revista Poeta en 1942—, Baquero
Bailar es encontrar la unidad que forman expondrá una concepción de la poesía semejan-
los vivientes y los muertos. te en algunos aspectos generales a la de Lezama,
El que más danza, juega al ajedrez con cuando expresa, por ejemplo, que el apresamien-
el rubio Radamante. to del ser de la poesía «es punto menos que un
salto imposible, un absurdo glorioso».134 No
Obsérvese en estos fragmentos cómo coexis- obstante, la densidad especulativa y, sobre todo,
ten las imágenes sensibles, muchas de ellas dis- esa forma a veces brusca, antimelódica, de la
puestas para revelar también una poética de lo poesía lezamiana, contrastarán con el fluir me-
cubano, con la irrupción de lo trascendente. lodioso de las formas poéticas de Baquero.
Lezama le confirió a nuestra poesía una aper- Su poesía, además, no hará tampoco tan evi-
tura dadora de infinitas posibilidades. Repárese dente su ruptura con la tradición inmediatamente
en cómo a su vera se desarrollaron otros univer- anterior, y continuará desenvolviéndose, en al-
sos poéticos —Vitier, Diego, García Marruz, guna medida, a través de la expresión de temas
Baquero…— que, si bien ostentaban una comu- gratos, por ejemplo, a la poesía pura, como se
nidad esencial —poesía trascendentalista— den- aprecia en su «Soneto a la rosa», o en la presen-
tro de aquel movimiento que fue llamado con cia del insistente tema de la muerte, así como a
posterioridad origenista, no se convirtieron en través de la aprehensión de la infancia como pa-
meros epígonos, en poetas derivados, sino que raíso perdido —«es el pasado intacto en que per-
desenvolvieron con dignidad y fecundidad sus dura / el cielo de mi infancia destruida», dice en
creadores y originales orbes poéticos. Lezama «Sonetos a las palomas de mi madre»—; o en
le confirió también una reciedumbre, una serie- casi simétrica oposición con el territorio vespe-
dad a la poesía, a la que amistaba, incluso, con ral, inocente, de la infancia, propio de cierta poe-
una forma de conducta, con un ethos de la crea- sía pura, su mirada se proyecta también hacia la
ción, que la salvaba de convertirse en mero me- futuridad desconocida de la muerte, como pue-
dio de efusión sentimental, o en mero populismo de apreciarse en «Sintiendo mi fantasma venide-
y prolongación folklórica. Le confirió a su vez ro». Pero se debe insistir en que todas estas re-
una capacidad de conocimiento de la realidad que creaciones de la tradición poética estarán
la apartaba de toda aventura purista o formalis- permeadas por su comunidad con la proyección
ta. Y, sobre todo, le confirió una tamaña espe- general de la poesía trascendentalista; además,
ranza, una ingente proyección trascendente y es muy acusada en ella su apertura o religación
porvenirista, una incesante posibilidad de pene- afectiva con la realidad. La poesía de Baquero
trar en lo desconocido pero, simultáneamente, acentúa asimismo la función cognoscitiva de la
de radicarse entrañablemente en lo conocido, en poesía y, como también sucede en los demás
la inmediata realidad, es decir, como él muchas poetas origenistas, revela un profundo conoci-
veces expresó, una poesía que podía lo mismo miento e incorporación creadora de la tradición
aventurarse hacia lo estelar como desenvolverse poética española.
en lo telúrico. Es por todo ello que la poesía de En el que puede considerarse como su texto
Lezama constituye una de las empresas poéticas poético más significativo, «Palabras en la arena
más ambiciosas, más creadoras, más importan- escritas por un inocente» —donde se revela la
tes, ya no sólo de la poesía cubana o latinoame- contradicción señalada por Vitier entre el senti-
ricana, sino también, como ya se reconoce, de la miento y la creación, así como el «mito de la
poesía universal. inocencia, ligado siempre a la imagen mítica de
La poesía de Gastón Baquero (1918), sin ten- la isla», o «la metafísica de la irresponsabili-
der, como la de Lezama, hacia la expresión dad»,135 la cual contrasta con el optimismo tras-

Untitled-44 384 02/06/2010, 9:33


LA LÍRICA 385

cendente lezamiano—, Baquero ofrece una de blecerse las siguientes oposiciones: lo anti-
las confesiones poéticas más sobrecogedoras de literario —«Yo no sé escribir»— y la asunción
nuestra poesía, a la cual sitúa, tanto por la inten- del misterio cristiano de la encarnación —«Y
sidad de su sentimiento como por las amplias asiste al espectáculo de la belleza como al vivo
fuentes y referencias culturales que integra, en cuerpo de Dios»—; valoración escéptica del sen-
un altísimo grado de universalidad, acaso por- tido de la vida —a través de la idea del hombre-
que asume allí «uno de los rasgos más tenaces actor, vida-espectáculo—, muy vinculada a otra
de lo cubano como actitud ante las cosas», jui- idea subyacente: la pérdida del paraíso y la con-
cio donde alude Vitier a la presencia de la intras- cepción de la vida como pecado, y, en contraste,
cendencia como misterio…136 su convicción de encontrar todo sentido —y
A todo lo largo del poema, pero explícitamen- misterio— en el Dios cristiano: «Y dice las pala-
te en su inicio —«mi alma no sabe otra cosa que bras que lee sobre los cielos, las palabras que se
estar viva. / Va y viene entre los hombres respi- le ocurren, a sabiendas de que en Dios tienen
rando y existiendo»—, está presente un senti- sentido.»
miento de confusión o religación con la reali- Muy importante será la valoración del sueño
dad, que permite sustentar toda una actitud y como medio de conocimiento poético —«Vuel-
concepción de la poesía y, sobre todo, del poeta, ve, vuelve a soñar, inventa las precisas realida-
cuyos orígenes y prolongación atraviesan toda des»—, perspectiva esencial en el poema. El sue-
la cultura poética universal. En este sentido son ño poético será entonces la vía para acceder a
concurrentes las imágenes del poeta-niño, del una temporalidad ubicua —para Baquero, posi-
poeta-inocente —«inocente de ser un inocente», bilidad de la trascendencia poética—, como la
expresa como ejemplo del mito de la irrespon- única oposición que se le puede hacer a la muer-
sabilidad sustentado por Vitier—, del poeta-cie- te a través de la poesía.
go, y, en general, del poeta inmerso en la tempo- Esa lectura profundamente humanista, crea-
ralidad —«Voy de alucinación en alucinación dora, de la tradición cultural, puede apreciarse
como llevado por los pies del tiempo»—; asi- también en otro importante texto suyo: «Saúl
mismo es muy reveladora en este sentido la ana- sobre la espada», donde Baquero despliega pre-
logía del tiempo con la arena, a la orilla de un cisamente el tema de la muerte asumido dentro
mar donde el poeta, el niño, el inocente, escribe del ámbito de lo trascendente religioso, como
y sueña. manifestará también en otros poemas, confor-
Por otro lado, la presencia de una causalidad mando lo que puede denominarse como una ver-
poética ajena al poema incluso —«Escribo en la dadera poética de la muerte, acaso el tema cen-
arena la palabra horizonte / Y unas mujeres al- tral de toda su poesía. «La muerte es el solda-
tas vienen a reposar en ella. / Dialogan sonrien- do / perpetuo del Señor», dice Baquero en el re-
tes y se esfuman tranquilas. / Yo no puedo se- currente verso de «El caballero, el diablo y la
guirlas, el sueño me detiene, ellas van por mis muerte».
brazos / Buscando el camino tormentoso de mi Vitier —a quien se parafraseará esencialmen-
corazón»—, proviene en última instancia de su te en las siguientes consideraciones sobre la poe-
concepción trascendente de la poesía, donde sía de Baquero—, define «el tema central de su
aparecen implícitas las ideas del entusiasmo poé- poesía» como «el sueño de las formas»;137 dice
tico —«Comprendo y sigo garabateando en la el poeta en «Preludio para una máscara»: «No
arena, / Como un niño inocente que hace lo que soy en este instante sino un cuerpo invitado /
le dictan desde el cielo»—; de lo incondicionado Al baile que las formas culminan con la muer-
poético —es «la vida la que me sueña a mí»—, y te»; o, expresa también Vitier, como «El tema
del misterio o desconocido poéticos, propio de de la muerte como vía del sueño de las formas».138
la tradición de la poesía cristiana. En esta direc- Es apreciable su vocación por el misterio de
ción es notable la ascendencia religiosa de su lo oscuro germinativo, el paso de lo informe des-
pensamiento poético, por donde pueden esta- conocido a la forma lograda provisoriamente en

Untitled-44 385 02/06/2010, 9:33


386 ETAPA 1923-1958

la luz —«que el cuerpo oscuro hacia la luz ca- Esa inmediatez ontológica que preside toda
balga», expresa en «Génesis»—, pues aquella for- su poesía es traspasada, por ejemplo, al decir
ma, enseguida, al cobrar conciencia de su usur- de Vitier, por «el barroquismo candoroso de sus
pación del espacio habitado por otras formas, se décimas», en las que cobra un nuevo aliento «la
sabrá condenada a restituirse a su estado ante- tradición de metáforas sobre flora y fauna cu-
rior, pensamiento este de raíz estoica, según banas, iniciadas por Zequeira y Rubalcava».139
Vitier. Mas ese incesante tránsito sólo es altera- El neoclasicismo, sólo aparentemente exterior,
do por su entrañable rebelión contra la muerte; de su poesía, así como sus «amplios versículos»,
rebelión que, aunque de estirpe unamuniana, no rehuyen siempre todo dualismo creador, toda
se resuelve al cabo como resistencia, sino como búsqueda angustiosa, por donde su poesía no
necesaria reintegración, como plenitud incluso establece una radical ruptura con nuestra tra-
—«Cada muerto es de nuevo / la plenitud del dición poética, antes bien, refuerza su conti-
mundo», dice el poeta en «El caballero, el diablo nuidad a través de una incorporación creadora
y la muerte»—, pues, para Baquero, no habrá —lo que Vitier llamó la «romanidad cubanizada
resistencia posible frente a la muerte, ya que de Gaztelu»—140 de los clásicos latinos y espa-
aquel tránsito hacia lo oscuro germinativo debe ñoles.
acceder ineluctablemente. De ahí que en su poe- Resaltan en su poesía, además de sus recrea-
sía se aprecie una intensa vivencia de lo desco- ciones de nuestro paisaje, sus «Versos patrios a
nocido y una visión de la muerte como fluencia Martí», escritos en el año del centenario de su
onírica dentro de la vida, es decir, se asume a la nacimiento, como ejemplo de un poderoso alien-
muerte como una presencia dentro de la vida. to ético. Otra zona de su obra lírica, la de la ple-
Será alrededor de estos temas que la poesía na inspiración católica, halla en «Oración y me-
de Gastón Baquero configurará sus principales ditación de la noche» su mejor expresión; es un
preocupaciones y actitudes trascendentes, las texto que le hizo decir a Vitier que «por primera
cuales persistirán en su obra posterior a 1959; vez se escribe en Cuba […] un poema religioso
preocupaciones y actitudes que son a partir de absoluto, sin impostación ni literatura»,141 el cual
entonces traspasadas por una mirada de matinal puede acompañar en este sentido a otros, como
hermosura, a través de la cual el poeta parece «San Juan de Patmos ante la puerta latina», de
cumplir con su mayor deseo, es decir, con aque- Lezama; «Martirio de San Sebastián», de Eugenio
llas «Ascensiones serenas hacia el pecho de un Florit, y «Transfiguración de Jesús en el Mon-
astro», de su poema «Octubre», o con aquella te», de García Marruz. Por último debe desta-
confesión de su «Preludio para una máscara»: «Yo carse que, como ejemplo de su expresión de una
no quiero morirme ni mañana ni nunca. / Sólo poética de lo cubano, Vitier se detuvo, en Lo
quiero volverme el fruto de otra estrella.» cubano en la poesía, en un poema antológico al
También como ejemplo de esenciales preocu- respecto, «Tarde de pueblo».
paciones trascendentales, la poesía del sacerdo- Como Baquero y Gaztelu, Justo Rodríguez
te de origen vasco, Ángel Gaztelu (1914-2003), Santos (191?) expresa una indudable transición
va a nutrirse de un poderoso universo de imáge- hacia una nueva visión de la poesía que, aunque
nes gobernadas siempre por una armonía que no volcada hacia el común afán trascendentalista,
elude nunca —antes bien, se apodera de aque- no logra independizarse del todo de formas poé-
llas imágenes con fruitivo fervor— lo que se ticas características de la poesía pura y de cierta
puede denominar como la consagración católica tendencia neorromántica, a través de las cuales
de las imágenes, es decir, habrá siempre en su el poeta mantiene una lograda tensión entre las
poesía una alabanza de los sentidos, una apre- formas cerradas, neoclásicas, propias del puris-
hensión poética de lo particular que, dentro de mo, con una evidente apertura afectiva, tensión
un expreso conocimiento trascendentalista, que es acaso su hallazgo estilístico más genuino.
enfatiza el vínculo encarnado con la realidad del En este sentido, la poesía de Rodríguez Santos
mundo sensible. casi nada aporta, a no ser la armoniosa perfec-

Untitled-44 386 02/06/2010, 9:33


LA LÍRICA 387

ción de sus antológicos sonetos, a la corriente moción origenista, Gastón Baquero y Cintio
mayor de nuestra poesía. Vitier respectivamente, denuncia muy transpa-
Precisamente por eso sorprende tanto que, rentemente esta problemática. Baquero señala a
como liberando una profunda necesidad interior, «La isla en peso» como portador de «una de las
hasta ese momento acaso soterrada por la sere- tendencias extremistas, negativistas, defor-
na belleza de sus poemas, escriba su Galope madoras intencionadas de nuestra realidad»,143
inacabado. Canto a Martí —del cual el poeta pu- al ofrecer una imagen falsa de nuestra naturale-
blicó un fragmento, «Profecía de Dos Ríos»—, za, si bien reconoce el impulso de autenticidad
para situarse de pronto dentro de las coordena- que anima al poeta. Vitier, luego de indicar «la
das de la poética de lo cubano y de la tesis de la falsa experiencia pseudo-nativista» de «La isla en
profecía lezamianas, ilustrando así su honda im- peso», es más explícito cuando señala que ese
bricación con esa «sed de un nuevo advenimien- texto «va a convertir a Cuba, tan intensa y pro-
to histórico»142 que caracteriza en su esencia a la fundamente individualizada en sus misterios
poesía origenista. esenciales por generaciones de poetas, en una
Sus tres libros publicados entonces: F.G.L. caótica, telúrica y atroz Antilla cualquiera, para
1899-1936. Elegía por la muerte de Federico García festín de existencialistas», precisando su contro-
Lorca (1936), Luz cautiva (1938) y La belleza que vertida identidad con la poesía de Aimé Cesaire,
el cielo no amortaja (1951), ilustran la ascenden- es decir, lo que Baquero denomina como «lo
cia de Juan Ramón Jiménez, Rafael Alberti y Fe- martiniqueño» de su visión de Cuba. Finalmen-
derico García Lorca, lo cual viene a confirmar su te, el crítico es concluyente: «este testimonio de
apego a la fuente de la mejor tradición lírica espa- la isla está falseado».144
ñola, de donde provienen muchas de las mejores Efectivamente, Piñera ofrece, por ejemplo, el
ganancias que para nuestra expresión aportó la reverso de la visión de la isla de un Eliseo Diego;
poesía de Orígenes, a la vez que muestra una alude a «El baile y la isla rodeada de agua por
actitud cultural que, como ya se ha valorado, todas partes», pero esa agua que trata de preci-
también distingue a esta poesía, ávida de reali- sar nuestra insularidad, dice, «me rodea como
zar una apropiación creadora de la tradición. un cáncer». No obstante, como contrapartida a
Finalmente, dentro de esta primera promo- las limitaciones —hasta cierto punto conscien-
ción, es conveniente detenerse con alguna pro- tes y reveladoras de una intención— de esta pers-
lijidad en la poesía de Virgilio Piñera (1914- pectiva de Piñera, pueden valorarse innegables
1979). Autor de tres poemarios: Las Furias aciertos, acaso aquellos que iluminan su inten-
(1941), La isla en peso (1943) y Poesía y prosa ción más profunda: su afán por encontrar «el
(1944), aunque pertenece a la llamada primera peso», la realidad y, en última instancia enton-
promoción origenista, su obra revela, desde los ces, la significación, la trascendencia de lo cuba-
dos números de su revista Poeta (1943) y desde no. Dice el poeta al final de «La isla en peso»:
su propia poética posterior, una actitud creado-
ra que lo apartará, cada vez más, de la comuni- un pueblo permanece junto a su bestia en la
dad crítica y poética que caracterizó a Orígenes. hora de partir,
Incluso su imbricación con la primera promo- aullando en el mar, devorando frutas,
ción resultará polémica, pues a despecho de sus sacrificando animales,
temas y actitudes culturales de contenido mito- siempre más abajo, hasta saber el peso de su
lógico, constatables en sus poemas «Las furias» isla,
y «La isla en peso», su poesía detentó desde un el peso de una isla en el amor de un pueblo.
inicio un sentido hasta cierto punto diferente a
lo que se ha denominado como poesía trascen- Cuando Piñera alude a «el último ademán de
dentalista. los siboneyes, / y cavo esta tierra para encontrar
La propia crítica a que fue sometida su poesía los ídolos y hacerme una historia», o aprehende
por los integrantes de la primera y segunda pro- así a nuestro pueblo: «Como la luz o la infancia

Untitled-44 387 02/06/2010, 9:33


388 ETAPA 1923-1958

aún no tienes rostro», o trata de apresar «una rezcan tan atendibles los siguientes juicios de
noche […] / Sin memoria, sin historia, una no- Vitier, cuando luego de referirse a «la inmediata
che antillana», está denunciando, por encima de realidad del vacío (reverso de nuestra descom-
toda intención mitologizante o acaso apoyado posición histórica) que ningún esfuerzo litera-
en ella, una carencia, un vacío de plenitud histó- rio puede conjurar», añade: «Pero es precisamen-
rica, los cuales recuerdan esa Cuba secreta, «pre- te en esa impracticabilidad última, en ese
natal», ávida de encarnar definitivamente en la imposible típico y distinto de la obra de Piñera,
historia, a que se refiriera María Zambrano en donde reside su sentido y su fuerza.»149
su importante ensayo sobre la poesía origenista, La segunda promoción origenista acentúa,
«La Cuba secreta».145 como ya se ha indicado, algunos de los aspectos
Se comprueba en Las Furias y en Poesía y pro- esenciales de la llamada poesía trascendentalista;
sa que la poesía de Piñera va a orientarse hacia la sobre todo aquellos que revelan la definitiva con-
indagación del vacío, de la intrascendencia de la figuración de una poética de lo cubano, y otros
realidad. Como ha señalado Vitier, su poética no que hacen más explícita la controvertida —pero
apunta hacia una trascendencia de lo estético, lo significativa— relación de estos poemas con la
religioso, lo moral, lo afectivo o lo histórico.146 historia. Asimismo, el tema de la pobreza, la
Frente a la intrascendencia consustancial a la rea- concepción de una memoria creadora, el tema
lidad, el poeta parece aislar como única realidad del imposible —ontológico o histórico— y una
inobjetable, suprema, la de la muerte o la nada, intensa incorporación poética de preocupacio-
pero con un signo muy diferente a la asunción nes y actitudes religiosas —concretamente de
de la muerte en la poesía de un Gastón Baquero, ascendencia católica—, se hacen más nítidos en
por ejemplo. Piñera es el poeta de la lucidez ante esta promoción. Esta, además de aprehender más
el vacío. Cierta nota existencialista, cierta visión directamente la inmediata realidad, integra a su
kafkiana les son inherentes a su pensamiento órbita creadora, en algunos aspectos importan-
poético, el cual parece como fluctuar entre una tes, a otros poetas: Samuel Feijóo, Emilio
ascendencia surrealista —muy cubanizada, eso Ballagas, Eugenio Florit, así como establece un
sí— y una suerte de anticipación, digamos, significativo puente con la llamada generación
antipoética, semejante a la de un Nicanor Parra. de los años cincuenta, sobre todo con poetas
Pero, no obstante todo esto, un acendrado como Roberto Fernández Retamar, Fayad Jamís,
romanticismo late por debajo de sus visiones Cleva Solís, Pablo Armando Fernández, Rober-
grotescas, de sus constataciones del absurdo de to Friol, Francisco de Oraá y, con posterioridad,
la realidad, apreciable en esa su rediviva poesía con la poesía conversacional predominante en
del sepulcro o la muerte, en esa su «poética del las dos primeras décadas de la Revolución; en
perro» —señalada por Vitier—147 y en esa reite- este sentido es muy atendible la relación que
rada melancolía que preside su mirada poética. mantienen algunos poetas origenistas con un
Incluso su propia vocación de intrascenden- poeta como Rolando Escardó.
cia ha sido interpretada como una forma negati- La poesía de Cintio Vitier aporta a nuestra
va, blasfema, atea, de religiosidad, y su vivencia lírica uno de los más intensos procesos poéticos
profunda de la nada, de lo absurdo —tal en su que ésta ha conocido. Desde su cuaderno ini-
poema «Vida de Flora», acaso uno de sus textos cial, Poemas (1938), su obra se configura como
poéticos más importantes—, como su honda im- una incesante pregunta. Como el poeta arque-
bricación con una tradición poética cubana, per- típico descrito por María Zambrano,150 Vitier
miten establecer sus vínculos ideológicos con el inquiere en su primer texto: «¿Qué es el mun-
movimiento origenista. Asimismo, su radical do?», para enseguida afirmar: «La vida /
impugnación de la historia lo hace, como advierte rumorosa me ciega», donde ya aparece una ex-
Vitier, «el poeta más histórico de su genera- trañeza que no lo separa de la realidad, antes bien,
ción»,148 en cuanto síntoma precisamente de una lo acerca entrañablemente a ella, porque lo que
carencia, de un vacío históricos. De ahí que pa- el poeta siente es «lo extraño-natural, la conti-

Untitled-44 388 02/06/2010, 9:33


LA LÍRICA 389

nuidad de la extrañeza»,151 como expresa en su es preguntar, qué es estar, qué es esto?» Porque
ensayo La luz del imposible (1957), donde Vitier, el poeta no quiere poseer la realidad, sino ser
con la lucidez crítica que lo caracteriza, ahonda- poseído, devorado por ella: «Lo que nos es im-
rá en las razones de su poética, apoyándose en el puesto, lo que no podemos rechazar, lo que no
desciframiento de una reflexión martiana: «No depende de nuestra elección —eso es lo más pro-
se ha de decir lo raro, sino el instante raro de la fundo y lo más hermoso»,156 afirma también. No
emoción noble y graciosa»; «instante raro» que quiere elegir, sino ser elegido. De ahí que pre-
para Vitier «equivale a cierta dimensión de lo gunte como para crear un vacío que espera ser
extraño».152 Pero esa extrañeza proviene de sen- llenado por una respuesta desconocida. Pero esa
tir una oquedad, una insuficiencia en la realidad, respuesta, cuando sobreviene, no lo hace en úl-
y de ahí el origen de su inquirir, de su incesante tima instancia para develar lo desconocido, sino
preguntar, o lo que el poeta nombra como «la para manifestarse como desconocido, como una
extrañeza interrogante».153 En el ensayo men- presencia tan real como las cosas mismas. De ahí
cionado es muy explícito al respecto cuando ex- que en ellas convivan lo inmediato y lo mediato,
presa: lo inmanente y lo trascendente, lo conocido y lo
desconocido, porque para Vitier las cosas son
La oscilación entre lo natural y lo extraño ellas y a la vez otra cosa; aludirán siempre, desde
parece que se va a llevar toda nuestra vida, su inmediata materialidad, a otro plano que las
comprendiendo que lo natural es también contiene, pero a la vez las trasciende.
la naturalidad de lo sobrenatural y lo ex- Cuando Vitier pregunta: «¿Ya sólo habrá un
traño supone la lejanía de lo inmediato.154 Objeto Onírico?», en el texto «De Peña Pobre»,
de Capricho y homenaje, o cuando alude a «es-
Ahora bien, aquella oquedad que siente el tos ojos / oníricos», en «Un hombre, un cruel
poeta en la realidad, constituirá además el secre- tamaño», de Extrañeza de estar (1944), indica
to y el estímulo de su aliento creador, pues lejos la presencia, dentro de las cosas mismas, de ese
de tratar de llenar esa oquedad, el poeta parece sueño, ese velo que parece encubrir una reali-
que lucha por hacerla más visible. Cuando Vitier dad más vasta. Por eso el poeta expresa que
pregunta, no lo hace para obtener una respuesta «toda la poesía me parece el umbral de un ad-
inmediata y causal, pues lo que aguarda y pro- venimiento mayor e inabarcable»,157 porque las
voca es la respuesta de lo invisible, de lo desco- propias cosas son siempre un símbolo, un um-
nocido, respuesta que entonces se configura bral. Por eso se siente ante la realidad «como
como una pregunta también. Si preguntar es ha- delante de un ciego /pasan volando las hojas»,
cerse visible, «hagámonos visibles para lo invisi- versos martianos que el poeta sitúa como exergo
ble»,155 parece decirnos Vitier. Así, en Sedienta de su poema «Estancias», del libro De mi pro-
cita (1943), expresa: vincia, donde escribe: «Mientras pasan las hojas
granas el aire / a su entreacto central de fanta-
Dónde estuve, qué es esto, qué era tanto, sía, / cae una extraña nevada»; la misma «extra-
por qué laúd de sufrir o cal o estiércol frío ña nevada», el mismo velo, presentes en el poe-
se me propaga en piedras las voracidades ma «Una extraña nevada está cayendo», de Fina
del corazón. García Marruz.
Lo onírico en su poesía no tendrá nada que
En el poema «Lo nupcial», del poemario De ver con una manifestación, digamos, surrealista.
mi provincia (1945), confiesa: «Toco reinos que Es lo onírico que detentan las cosas mismas, su
me son interrogantes». En La ráfaga (1945-1946) capacidad de trascendencia, su esencial espiri-
dice en una prosa poética: «(mi eterna pregun- tualidad, su exceso simbólico. Por eso, para
ta): ¿y esto? ¿Y esto que se conmueve? ¿Y yo Vitier las cosas y nosotros existimos como en
qué voy a hacer con esto?» Y en Capricho y ho- un estado clandestino, encubierto, en un peren-
menaje (1947), insiste en «Fragmentos»: «¿Qué ne umbral, pero umbral velado por una cortina

Untitled-44 389 02/06/2010, 9:33


390 ETAPA 1923-1958

que nos separa de lo trascendente. Dice el poe- Pero eso que Vitier ha denominado como «el
ta en su poema «Símbolos», de su libro Sustan- imposible como hogar»161 está directamente vin-
cia (1950): culado a dos cosas: por un lado a su convicción
religiosa, concretamente católica, de que «la ex-
Cada mañana los símbolos periencia cabal de la poesía es la experiencia del
están de nuevo mirándome, destierro, de la perdición y del pecado»162 como
detrás de una ardiente noche expresa en Experiencia de la poesía (1944), don-
a la que la luz no puede de también insiste en «la primera y fundamental
sino darle más belleza. experiencia poética de que puedo dar fe: la del
profundo, entrañable destierro de sí mismo, el
Son los árboles callados, sentirse y vivirse desdoblado, escindido […] el
son el rocío y las nubes, alma que está en nosotros perdida, el paraíso
el mar salvaje, las formas velado y roto de la persona»;163 y por otro, diga-
de todas las criaturas mos, a su conciencia, la de sentir «un angustioso
hechas de hombre y de polvo. […] de imposibilidad en el discurso»,164 según
expresa en el prólogo a su libro Vísperas (1953).
[…] Sobre esta última es necesario detenerse para
comprender su esencial actitud ante la poesía —y
¡Oscuro mundo! La luz ante la literatura en general—, así como el pro-
sólo puede atravesarlo pio proceso formal que ésta muestra.
como a cerrada caverna. La poesía de Cintio Vitier anterior a 1959 so-
¿Qué nos pregunta, temblando? porta el ser dividida en tres etapas, atendiendo a
las características generales de su proceso evo-
Pero esa convicción de que «Lo más extraño lutivo. La primera, presidida por el orbe poético
es la incontrovertible solidez material de las co- de Juan Ramón Jiménez —Luz ya sueño. 1938-
sas»,158 conduce al poeta a su vivencia de lo im- 1942 y Palabras perdidas. 1941-1942—, de la que
posible, convertida en conceptos en su libro La el propio poeta expresa que salió «con un len-
luz del imposible. Las cosas —«sin perder el bri- guaje bárbaro y ávido»,165 puede ser efectivamen-
llo hiriente de la inmediatez, los colores de la te comprendida a través de los dos testimonios
alucinación que nos rodea»—159 portan como que recoge Vitier en su Experiencia de la poesía
un exceso simbólico, alusivo, que el poeta sien- y en La luz del imposible, sobre la significación
te, en su poema «Lo nupcial», como un «calla- que tuvo para su poesía el contacto inaugural con
do frenesí», o en su poema «La ráfaga» como el universo poético del poeta español. Esta pri-
una «ráfaga hiriente». Y este imposible, con- mera etapa puede caracterizarse por una fruitiva
sustancial a las cosas mismas, será ese misterio relación con la realidad, tipo de relación que no
intrínseco que portan y que parece a la vez sus- excluye el contacto doloroso, la pregunta entre
tentarlas. absorta y angustiosa, hecha desde un substrato
Dice el poeta en La luz del imposible: ontológico profundo, y donde cada pregunta y
cada intento de constatación poética son asumi-
Ciertas nociones negativas tienen otra di- dos como una búsqueda, un conocimiento que
mensión de totalidad positiva, de presen- o se detiene ante la extrañeza de la realidad o se
cia. Así lo invisible no es sólo aquello no- prolonga a través de un efusivo deseo.
visible, sino que, por su propia sustancia, A partir de Sedienta cita. 1943 (1943), hasta
reside en otro plano ajeno a la negación. Sustancia. 1950 (1950), su poesía transita por una
Del mismo modo, cuando digo «imposi- segunda etapa, donde el poeta incorpora otras
ble» no quiero decir «no posible», sino que dos experiencias que le son igualmente decisi-
aludo a una cualidad constitutiva de las co- vas para la conformación de su pensamiento
sas reales.160 poético, las de las obras de Lezama Lima y Cé-

Untitled-44 390 02/06/2010, 9:33


LA LÍRICA 391

sar Vallejo. Aquí accede Vitier a una poesía de se en sus juicios de La luz del imposible o inclu-
mayor acendramiento discursivo, una poesía más so, explícitamente, en sus poemas «XXXVI» y
detenida y extática, más lúcida, frente a la reali- «XXXVII», de su poemario Canto llano. 1953-
dad, y a la vez de mayor espesura verbal. La crí- 1955, recogido en Testimonios. 1953-1968
tica se ha referido a su profusa adjetivación y al (1968). Toda esta problemática queda claramente
insistente acompañamiento de cada alusión a la expresada en la siguiente reflexión de Vitier:
inmediata realidad por un adjetivo que suele
comportar calificaciones de índole espiritual.166 A pesar de haber escrito tanto sobre el es-
Estas dos acusadas tendencias de su poesía, al tado de extrañeza, no he podido nunca co-
configurarse dentro de una forma a menudo muy municarlo realmente. Quizás porque en su
libre e irregular, donde el poeta elude incluso centro se halla el fenómeno del lenguaje.
toda fluidez, y que suele independizarse de toda Lo más extraño en ese estado es el lenguaje
contención métrica y estrófica, acentúan cierto mismo con que me doy cuenta de él —por-
hermetismo, el cual puede prevenir, además, de que nuestros sentidos son ya lenguaje, y lo
una soterrada afectividad y de aquel impulso que vemos y sentimos, el mundo, es ya una
discursivo ya señalado, los cuales sacrifican a palabra. Pero la extrañeza consiste justa-
veces toda transparencia comunicativa por la fi- mente en ese desgarrón silencioso por el
delidad a una irrenunciable actitud poética —que que vemos lo otro, la separación del «mun-
es también en el fondo religiosa— frente a la do» y la «palabra mundo». En esa separa-
realidad. ción nos sentimos también separados,
Esta zona de su poesía revelará como un ex- alejados, no psicológicamente, sino ontoló-
ceso de pensamiento que las palabras apenas gicamente. Esa lejanía es el dónde, el qué
pueden aprehender. De ahí que refuerce su con- es, de la extrañeza; y en medio de ella, como
dición abierta, menesterosa, ávida, por sobre una neblina inasible, queda flotando el len-
cualquier complacencia formal y por sobre cual- guaje.170
quier conformidad intelectiva. Así, pues, desde
un inicio, la poesía de Vitier se orienta hacia una Se puede afirmar, pues, que no hay acaso poe-
poética trascendentalista, ajena a todo formalis- sía cubana que revele por sí misma una mayor
mo o esteticismo. Es por ello que Vitier afirma conciencia de los límites de la palabra. Toda su
que «las palabras han sido y son para mí un um- poesía denuncia una lucha contra su insuficien-
bral, nada más…»167 y que «la más pura poesía cia. El propio poeta lo expresa así: «La poesía
—[…] es para mí, sin importar los elementos añade a las cosas la distancia; pero es una distan-
que utilice, la que absorbe más profundas impu- cia de la que siempre estamos infinitamente dis-
rezas»,168 por donde se hace explícita su supera- tantes. ¿Cómo, entonces, podemos hacerla?»171
ción de la estética de la poesía pura, tal y como Pero ese angustioso sentimiento […] de impo-
puede comprobarse, por ejemplo, no sólo a tra- sibilidad en el discurso»172 se acentúa, además,
vés de su propia poesía, sino, en un plano teóri- por la apertura trascendente de su pensamiento
co, en su libro Poética (1961). Se diría que la poético, por la condición de umbral de la pala-
poética de Vitier, afín en más de un sentido con bra, pues al poeta le interesa, no lo que las pala-
la aparente desintegración y violencia de la for- bras pueden configurar, sino sobre todo a lo que
ma poemática, propias de un César Vallejo o de pueden aludir, ya sea como carencia presente o
un Lezama Lima —lo que el poeta ha denomi- posibilidad futura: como memoria y deseo. De
nado, a propósito de la poesía de Lezama, como ahí que se pueda afirmar, paradójicamente, que
una «naturalidad bárbara»,169 también del linaje la poesía para Vitier no está en el poema. Este es
de Unamuno y de los Versos libres de Martí—, la consecuencia de la poesía o su deseo. Pero esto,
intenta eludir el énfasis exclusivamente litera- que pudiera entenderse como una limitación, no
rio, concepto contra el cual reacciona siempre lo es al cabo, porque es el resultado de una ten-
con mucha desconfianza, como puede apreciar- sión y una lucidez extremas frente a la poesía,

Untitled-44 391 02/06/2010, 9:33


392 ETAPA 1923-1958

fruto de una desgarradora insatisfacción tam- ticularmente asediado por Vitier en su ensayo
bién. Es como si desconfiara a priori de toda «Mnemosyne» (1945-1947), de su libro Poética,
configuración ideal de la poesía en el poema, de donde la memoria es entendida como memoria
todo aquello que pudiera entonces reconocerse creadora. Dice allí: «La memoria [entonces] ac-
como literatura. De ahí que su obra poética re- túa como principio germinativo, es decir, me-
vele fundamentalmente su actitud hacia la poe- diador»,173 por el cual la poesía —que «quiere
sía, y muestre, digamos, el proceso de su relación extática penetrar»,174 nos advierte— pueda ac-
con ésta, necesariamente siempre posterior al ceder a su propio conocimiento de la realidad a
hecho poético en sí mismo. No obstante, debi- través de la mediación de esa memoria creadora,
do a esta característica, no hay acaso tampoco que intentará apresar sus esencias. De esta ma-
poesía cubana que, por elusión, revele más y nera la memoria, en la poesía de Vitier, no se re-
mejor la propia existencia y necesidad de la poe- ducirá a la mera recuperación por el recuerdo de
sía. Se puede afirmar que ésta no ha tenido aman- su tiempo ido, sino sobre todo tratará de actua-
te más fiel, pero por ello mismo más vulnerable. lizar el sentido, la significación dinámica, tras-
Su religación con la poesía es tan estrecha que lo cendente, de ese tiempo, como se transparenta,
que ofrece casi siempre es su relación, nunca su por ejemplo, en su poema «Lo nupcial».
solitaria o momentánea posesión o independen- En el poema «El espejo», de su libro Sustan-
cia. Así, ese ascetismo de su lucidez poética lo cia (1950), se hace más nítida la condición crea-
obliga a ser muy fiel a ese imposible, a esa limita- dora, nupcial, de la memoria:
ción, a esa carencia, a esa oquedad, que el poeta
siente, no ya en la palabra, sino en la propia rea- Así como el espejo
lidad. En su poema «XXI» de Canto llano. 1953- no copia al reflejar
1955, dice Vitier en su primera estrofa: (el cuarto solitario
esplende en otro tiempo fabuloso,
Algo le falta a la tarde, el hombre que se asoma no eres tú
no están completos los pinos, sino tu víctima o tu juez)
y yo mirando a las nubes así el recuerdo entrega lo vivido
siento lo que no he sentido. como si la sustancia del futuro
en sus ávidos ojos nos mirara,
Así, la poesía de Vitier puede soportar la si- y allí estuviera unida
guiente comparación con la poesía de Fina García el agua con la sed
Marruz: si en ésta la palabra encarnada está siem- en un velo de luz inaccesible.
pre a la vez cerca y lejos, pero sobre todo lejos,
es decir, aludiendo desde las cosas a la lejanía, En Poética arguye Vitier sobre esta idea en el
por donde sus materias poéticas parecen siem- tópico «El tiempo de la reminiscencia», del en-
pre estar como escapando, despegando hacia otro sayo «La palabra poética» (1953). Con posterio-
plano trascendente, aunque sin perder nunca su ridad el poeta parece acercarse a una validación
vínculo encarnado con la realidad, en la poesía entrañable del instante, como puede apreciarse
de Vitier, la palabra encarnada, también alusiva, en su «Poema XLIII» de Canto llano. 1953-1955,
simbólica, alude casi siempre desde la lejanía a donde expresa:
las cosas mismas, por lo cual éstas siempre están
entonces como regresando a ellas mismas: po- No recordar ni desear,
bres, escuetas, desgarradas, esto es, como extra- sombras, becerros, maravillas:
ñadas de sí mismas. ¡El Hoy, el Hoy que pasa y queda,
No puede obviarse en el estudio de su poesía agua virgen, palma divina!
su peculiar valoración de la memoria, tópico ex-
tensivo, como ya se ha señalado, sobre todo a la Finalmente, a partir de Sustancia (1950) co-
segunda promoción origenista. Éste ha sido par- mienza a perfilarse una tercera etapa en su poe-

Untitled-44 392 02/06/2010, 9:33


LA LÍRICA 393

sía, caracterizada cada vez más por lo que el poeta ya se hace explícita la conversión católica aludi-
ha dado en llamar «hacer pasar la voz a lo escri- da, la cual propiciará no sólo un apreciable cam-
to»,175 mediante lo cual su poesía ilustra un mo- bio en su poética, sino que influirá en su cada
vimiento hacia una mayor claridad, acompañada vez más creciente preocupación frente a lo his-
de un cierto despojamiento intelectivo, el cual, tórico; proceso ya claramente constatable en sus
al anticipar la conversión católica del poeta, pro- libros Canto llano. 1953-1955 y Escrito y canta-
piciará el énfasis de una temática ya recurrente do. 1954-1959, integrados ambos a Testimonios
en su obra: el tema de la pobreza. Asimismo, esa (1968).
voz, dentro de lo escrito, tratará de eludir al La oralidad a que se había aludido antes se
«monstruo literario»,176 proceso descrito en su adueña del tono predominante de los dos
ensayo «La palabra poética». Ya en Sustancia pa- poemarios, que pueden ser caracterizados por
rece disminuir la «extrañeza interrogante», a la su optimismo trascendente. No es que desapa-
vez que aparecen algunos textos que ilustran ver- rezcan preocupaciones o temas fundamentales
daderas síntesis de experiencias: «Lo imposible», de su pensamiento, sino que estos son asumi-
«Símbolos» y «Espejo». Aquí, además, irrumpe dos, digamos, sin la antigua angustia, o desde
su visión de lo cubano, como se aprecia en el una incorruptible fe trascendente, como si el
poema «El viento y el rostro». Ya en el poema poeta hubiera abandonado para siempre aquel
final de Capricho y homenaje. 1946, «Noche in- «joven palacio de amargura» de su poema «El
tacta (Hojas)», el poeta había escrito que «una convaleciente», de su libro Luz ya sueño. 1938-
angustia de historicidad se apoderaba de noso- 1942. El poeta continúa sintiendo la extrañeza
tros», y se preguntaba: «¿Cómo salvar a un país constitutiva de las cosas, pero su enunciación ya
que no se hunde?»; también había aludido a esos no es angustiosa; asimismo, su inquirir ya es tá-
«aciagos danzones de angustiosa patria». Aho- citamente afirmativo; dice en el poema «XX»:
ra, en «El viento y el rostro», dice Vitier: «Y qué
angustiosa patria en las palmas vislumbro». Vis- Dime por qué nos fascinan
lumbres, todos, de un poema primigenio, deci- los paisajes de la tierra,
sivo, para la problematización de las relaciones y qué consuelo encontramos
entre la poesía y la historia, nuevo tema de su en su luz perecedera
poesía; se alude aquí al texto «Cántico de la mi- […]
rada. En Puerto Boniato», donde se accede a la Dime por qué, si la muerte
revelación dolorosa de la Isla, pero no de una sobre ellos señorea,
isla mítica, eglógica, sino de una isla contamina- con su mirada nos curan
da de historicidad y a la vez asumida como vi- los paisajes de la tierra
vencia dolorosa, dice Vitier aludiendo al desem-
barco de Martí en Playitas: Una antigua pero como transfigurada aquies-
cencia se deja escuchar en su poema «XLII»:
¡Isla, sí, hasta las lágrimas, oculto me «Atenerse sólo a las cosas, / Ya hurañas y ya
revelas y me nublas maternales». En el libro siguiente, Escrito y can-
con una dicha grande y angustiosa, con una tado. 1954-1959, se mantienen estas caracterís-
voz de huérfano y amante ticas, aunque mezcladas también con poemas que
alumbrando tu abandono en un nocturno continúan indagando, si bien desde una mirada
desembarco…! superior, en la realidad; así, por ejemplo, «La
mano extendida en el umbral», donde reaparece
Esta nueva perspectiva, luego del provisorio el tema de la pobreza. Aquí, también, regresa uno
descendimiento de su libro Conjeturas. 1951, de sus motivos preferidos: el árbol¸ pero acaso
desembocará en otro poema fundamental, «Pa- como ejemplo arquetípico de «la plenitud de la
labras del hijo pródigo», del libro de igual títu- naturaleza» contrapuesta a «las neuralgias de lo
lo, y escrito entre los años 1952 y 1953, donde extraño».177 Ello se evidencia en el poema «Un

Untitled-44 393 02/06/2010, 9:33


394 ETAPA 1923-1958

extraño honor», donde el contraste entre el ár- otros», fechado el 30 de diciembre de 1958, don-
bol y el hombre parece querer dar respuesta a de parece responder a aquel poema juvenil de su
las preguntas de otro poeta cubano, Juan Cle- libro Luz ya sueño, «Otro».
mente Zenea. También, como ejemplo de la ape- Finalmente, como una provisoria detención
tecida plenitud de la naturaleza, sobresale su de su poesía, el poeta cruza el umbral y escribe
poema «El salto del Hanabanilla». sus sobrecogedores textos «El rostro» y «La fies-
Lo que comienza a configurarse como una ta», ya acaecido el triunfo revolucionario. Allí,
poética de lo cubano —reparemos en que este las preguntas de su lección final de Lo cubano en
libro se escribe simultáneamente a Lo cubano en la poesía, y las de una zona esencial de toda su
la poesía (1958)—, aflora en los poemas «La luz obra lírica, parecen recibir aquella apetecida res-
del cayo», «La palma en la arena», «La perra y el puesta desconocida, llenándose un vacío, hacién-
mar» y «Lejos», donde aquel despojamiento que dose posible lo imposible, rasgándose un velo,
se había señalado como acusada tendencia de su colmándose una carencia, al contemplar el «ros-
poesía a partir de Sustancia, encarna en los te- tro de la patria», más allá del poema, del paisaje,
mas explícitos de la intemperie y la lejanía. In- de la conciencia y de la memoria —en una en-
temperie confundida con el tema de la pobreza, carnación del eterno pobre y mendigo de su poe-
con el valor simbólico de la aridez, tal y como sía— en el rostro de los campesinos. Lo históri-
aparece desplegada en el importante poema «Pa- co, digamos, la plenitud de lo histórico, como
labras a la aridez». una «Ráfaga», un «frenesí», traspasan al poeta,
Pero también irrumpe lo histórico, o la nece- que ya puede cantar: «Supimos que la luz vence
sidad de las nupcias entre la poesía y la historia a la muerte; / y vimos cómo al fondo de la nada
—tema central de Lo cubano en la poesía— en el / te alzaste, patria de oro, mujer fuerte.»
extenso poema en prosa «Agonía», fechado en Muy relacionado, por razones tanto estéticas,
noviembre de 1958, donde sus palabras se nu- filosóficas, religiosas como vitales, con el pen-
tren de otro tema esencial a Orígenes : la profe- samiento de Vitier, sobresale el de Fina García
cía. Ya había expresado Vitier, en su prólogo a Marruz. Quien tuvo a sus escasos trece años de
Vísperas, que el proceso de su poesía le había ser- edad, «el primer y decisivo deslumbramiento»
vido «para acercarme a realidades que desde lue- con la lectura del libro Canción de Juan Ramón
go la anonadan», para inmediatamente indicar: Jiménez; quien al leer, entonces, «el primer poe-
«Esa calidad de vísperas, de detención ante otra ma, “El adolescente”, blanco tenue con sol fino
cosa, de profecía del alma que nos devuelve a la y frescor morado», dice: «me pareció que tenía
parábola eterna del hijo, después de la angustia delante, en acuarela prístina, una luz más bella
y la rebeldía y el existir clandestino, es lo único que la de la misma mañana con soplos fríos de
que me consuela de tanta escritura, y lo único diciembre»;180 quien a esa edad, en el año 1936,
que en realidad ofrezco.»178 En una fecha muy conoció al poeta andaluz cuando su importante
anterior, 1944, Lezama, al comentar el poemario estancia en La Habana y recibió «un juicio muy
de Vitier, Extrañeza de estar, había desarrollado favorable» sobre sus primeras composiciones
su tesis de la profecía;179 ahora Vitier, poseído poéticas; quien en 1938 publica en Ayuda (Re-
por la misma fe, se nutre de nuevas visiones: «Y vista de Solidaridad. Órgano de la Asociación
entonces vi a mi patria poseída por el mal», y de Auxilio al Niño del Pueblo Español) su es-
denuncia sin ambages a «un mundo lleno de ira tremecido poema «Aviones» y, ese mismo año,
y de injusticia». Es como si toda la poesía de en la revista Cúspide, su prosa poética «Esque-
Vitier se detuviera extática frente a otro umbral, ma de un cuento», donde accede a una funda-
en esta ocasión aquel que la estimulará como mental revelación estética y vital, al sentir la con-
«una sed de advenimiento histórico», no ajena, versión simultánea del dolor y la alegría en algo
sino entrañablemente vinculada a su redescu- más, y quien fue capaz de escribir, en la misma
brimiento del prójimo, a la luz de su conversión fecha, su ensayo «Sobre la rima», aparecido en la
católica, como se muestra en su poema «En los revista mexicana El Hijo Pródigo, tenía que es-

Untitled-44 394 02/06/2010, 9:33


LA LÍRICA 395

tar predestinada para las plenitudes y desga- parado en la significación de este texto dentro
rramientos del verbo creador y para encarnar un de la obra de García Marruz.183
intenso y peculiar pensamiento poético. Descon- Pero su peculiaridad también radica en ser la
cierta esta precocidad, esa manera casi fatal de primera muestra poética de la autora que porta
pertenecer a un linaje poético, a un destino, en una verdadera originalidad, pues marca, ya, la
la poetisa y ensayista Fina García Marruz. apropiación de un conocimiento poético cohe-
Su primer cuaderno, Poemas (1942), califica- rente y singular dentro de la literatura cubana, a
do por Fernández Retamar como su «instante la vez que inaugura una de las tres temáticas fun-
juanramoniano»,181 ofrece una poesía donde aca- damentales señaladas por la crítica en su lírica, a
so lo que más sorprenda sea ese su raro equili- saber, su poética de lo cubano, su poesía de la
brio entre la vivencia trasmutada en arte y ese memoria y su poesía expresamente católica.
mismo arte sentido como una entrañable viven- Esas tres temáticas generales, reiteradamente
cia. El propio año de su publicación fija el mo- señaladas, conforman el núcleo temático de su
mento de irrupción de la poetisa en el ámbito poesía hasta la publicación, incluso, de Visita-
literario cubano. Desde entonces, y hasta 1943, ciones, pero se debe insistir en que esa generali-
pertenecerá al consejo de redacción de la revista zación no suple en ningún modo la riqueza de
Clavileño, y, aunque no publica en ella, dicha contenidos de su universo poético, el cual alcan-
revista constituyó la primera expresión de lo que za una intensa resonancia estética, ética, filosó-
se conoció posteriormente como la segunda pro- fica y religiosa, y donde todos esos contenidos
moción del Grupo Orígenes. Es precisamente a aparecen religados entre sí. Diríase que aquellas
través de la revista Orígenes que da a conocer tres temáticas traducen su postura «confesional»
sus primeros ensayos, críticas y poemas signifi- más visible, pero su poesía y, en general, su pen-
cativos. Pero su primer testimonio poético im- samiento, encuentran su vía más coherente de
portante, en forma de libro, no se publica hasta dilucidación a través de la comprensión de su
1947, cuando aparece su Transformación de Je- pensamiento poético implícito y explícito, tan-
sús en el Monte. Con posterioridad realiza la pri- to en su poesía como en su obra crítica y
mera reunión de casi toda su producción lírica ensayística, característica que comparte con la
en Las miradas perdidas. 1944-1950. (1951), y obra de Lezama y Vitier. Es a partir de la deter-
en lo sucesivo ven la luz otros poemas suyos en minación de los contenidos fundamentales de
las revistas Orígenes y Lyceum, los cuales no son ese pensamiento que puede realizarse un estu-
recogidos en libro hasta 1970, en Visitaciones. dio temático y, sobre todo, estilístico, de su poe-
Es importante reparar en la significación de sía —en ese nivel mayor del estilo donde éste se
su breve poemario Transfiguración de Jesús en el confunde con el pensamiento.
Monte, pues supone un hito apreciable dentro Si Vitier ha distinguido en su Poética (1961)
de la poesía cubana. En primer lugar este poema entre aquellos poetas que pueden considerarse
—que da título al libro— constituye junto a como «puros líricos» —tal sería el caso, por
«Frecso de Abel» y «Elección de Pedro», tam- ejemplo, de Eliseo Diego— y aquellos otros en
bién suyos, una de las muestras más relevantes que la visón del mundo preside siempre a todas
de la poesía cubana de contenido católico. Ade- sus apropiaciones poéticas —y un ejemplo de
más, este texto expresa lo que puede denomi- estos serían Lezama Lima y el propio Vi-
narse como su estética de lo Exterior, la cual tier—,184 la poesía de Fina García Marruz pare-
había desarrollado en su ensayo «Lo Exterior en ce situarse en una zona intermedia, en un terri-
la Poesía».182 Y, en otro sentido concurrente, di- torio donde se entreveran la captación intuitiva,
cho poema ilustra un pensamiento poético imaginal, de la realidad, con su aprehensión a
trascendentalista como sólo encuentra pariguales través de un complejo pero coherente pensa-
dentro del Grupo Orígenes en el pensamiento miento poético. En realidad, toda su obra, tanto
poético de Lezama y Vitier. No es casual que su poesía como sus críticas y ensayos, sin eludir
tanto Vitier como Fernández Retamar hayan re- cada una su función particular, poseen un centro

Untitled-44 395 02/06/2010, 9:33


396 ETAPA 1923-1958

común, irradiador, desde donde se explaya siem- cuando en canónigo coche


pre su mirada, y que no es otro que el de su pa- entró en sueños, hondamente
sión por el conocimiento poético. De ahí las re- se me abre adentro la noche.
laciones tan transparentes entre sus poéticas
implícitas y explícitas y en su obra discursiva. Y por qué en el almacén
Acaso sea porque su obra y su pensamiento re- como ráfaga en la calma,
huyen siempre todo dualismo creador y cognos- inmemoriales azules
citivo, por lo que resulte imposible confinarlos me tocaron hasta el alma.
dentro de una poética solitaria o excluyente, y
sus prosas y versos, sea cual sea su inmediata Y concluye así el poema:
función, se nutran siempre de una cualidad y una
calidad poéticas. No quiero que otro infinito
Su poética de lo cubano, tal como aparece en me bañe la sombra pura.
Las miradas perdidas, estará muy vinculada con Si me preguntan escojo
su ontología religiosa, de tal forma que su re- la misma cómoda oscura.
creación poética se confunde con el tema católi-
co de la pobreza. Un poema representativo al La llamada poética de la memoria, tan cerca-
respecto es «El rostro», perteneciente a su sec- na pero a la vez tan diferente a la de Eliseo Diego
ción «Las miradas perdidas», y dedicado al re- —tanto es así que Vitier reparó en la presencia,
trato que se conserva de José Martí, en Kingston, en ambos, de lo que dio el crítico en llamar la
Jamaica; dice allí: «Acerca / lo extrañable y lo «imaginación del sentimiento»—,186 preside en
fiel / como un sincero huérfano»; y concluye: realidad la zona más vasta del libro, sobresalien-
«Su traje me conmueve / como una oscura mú- do en ella algunos de sus poemas antológicos,
sica / Que no comprendo bien. / Toco palabra como «El bello niño», «Lo oscuro», en general
pobre». El tema de lo cubano, explícito en otros esos «interiores mágicos», donde la poetisa des-
poemas de este cuaderno: «El anfitrión» o «Los pliega su visión simbólica de la realidad, acaso
palmares», encontrará después, en los «Sonetos amparada en aquella convicción de Martí de que
de la pobreza», su correlato especulativo y reli- «Todo lo real es simbólico». Ella misma ha ex-
gioso, donde sobresale el texto «Los pobres, la presado que «las cosas mientras más reales son
tierra», y aun en el Cuaderno «Variaciones so- más simbólicas, porque toda cosa es, en sí mis-
bre el tiempo y el mar», con inspiración más li- ma, un símbolo»,187 precisamente en su ensayo
bre, en un poema como «El mediodía». No se sobre José Martí, donde analiza la presencia del
puede pasar por alto, en «Las miradas perdidas», «símbolo involuntario»188 martiano. Así, la poe-
el poema que le da título a este cuaderno y al tisa despliega sus paisajes simbólicos, recreados
libro, donde está presente también la ascenden- por su memoria creadora —la ya aludida «ima-
cia martiana, y donde —expresa Fernández ginación del sentimiento»—, para ofrecer ese ex-
Retamar— la poetisa realiza «un homenaje poé- ceso desconocido que portan las cosas como una
tico a sus “versos sencillos”, produciendo los promesa guardada en su apariencia, es decir, su
únicos poemas que en nuestra literatura mues- misterio, su apertura o despegue hacia un orden
tran, dentro de una ejemplar calidad, la huella superior, trascendente, que a la vez que contie-
del gran poeta».185 Dice allí: ne a las cosas, las rebasa. Es por ello que la reali-
dad siempre tendrá para ella un contenido sim-
Yo vi la playa violeta bólico, pero no con un sentido propiamente
y la bañista amaranto tropológico, sino religioso. La importancia que
pintar la escena perdida, tiene la extrañeza en la poesía de Vitier la tendrá
doblar la noche de espanto. el misterio en la de García Marruz. Por eso afir-
mará en su poema «Visitaciones»: «Toda aparien-
Yo quiero saber por qué cia es una misteriosa / aparición».

Untitled-44 396 02/06/2010, 9:33


LA LÍRICA 397

Su convicción de la cualidad simbólica de lo cualidad simbólica, misteriosa, aparente y tras-


real ilumina también la perspectiva presente en cendente a la vez de lo real —en «El distinto», y
su cuaderno «Las oscuras tardes», donde está en otro poema del cuaderno «Los misterios»: «La
implícita su mencionada estética de lo Exterior, demente en la puerta de la iglesia»—, conteni-
la cual halla un ejemplo arquetípico en su sone- dos todos estos que se despliegan también en
to «Una dulce nevada está cayendo»: los poemas más confesionales de este libro, los
que agrupa en el cuaderno «La noche en el cora-
Una dulce nevada está cayendo zón», que ilustran el sentido del estilo de su poe-
detrás de cada cosa, cada amante, sía —tema recurrente en la crítica—, y que le
una dulce nevada comprendiendo hizo decir a María Zambrano:
lo que la vida tiene de distante
[…] Es en Cintio Vitier, Eliseo Diego, Octavio
mientras en lo que miro y lo que toco Smith y Fina García Marruz donde de mo-
siento que algo muy lejos se va huyendo. dos cada uno diferente, vemos a la poesía
cumplir una función que diríamos de sal-
En este poema se halla concentrada toda su var el alma. No parece ninguno de ellos
estética trascendentalista: su visión de lo exte- detenerse en la poesía como en su modo de
rior, es decir, ese punto de lejanía y cercanía por ser, quiero decir que siendo poetas no pa-
donde las cosas son siempre ellas y a la vez otra recen decididos o detenidos en serlo. Y en
cosa, porque, como afirma en «Lo exterior en la Fina García Marruz, yo diría que por «aña-
poesía»: «el centro mismo de toda búsqueda poé- didura». Ella es quien testifica de modo más
tica [es]: descubrir la liturgia de lo real, la reali- nítido esta actitud, no frente a la poesía,
dad pero en su extremo de mayor visibilidad, que sino frente a la vida.190
es también el de su escape eterno».189
Con el mismo sentido de su «Transfigura- Toda su poesía pudiera acaso sintetizarse en
ción de Jesús en el Monte», dice la poetisa en una frase de un verso suyo: «Lo eterno en lo fu-
«Canción para la extraña flor»: «He aquí que gaz»; o en estos otros: «No en lo que permane-
estás frente a mis ojos, y sin embargo, tan mis- ce siempre huyendo, sino entre lo que, huyen-
teriosamente fuera de la vida.» Todos sus temas do, permanece»,191 en los cuales se alude al
esenciales pueden encontrarse en este cuaderno: contenido y a la perspectiva más esenciales de
la validación trascendente, fruto de la encarna- su poesía y de su pensamiento: la encarnación,
dura cristiana, de lo particular —«Ama la super- perspectiva común a la mayoría de los poetas del
ficie casta y triste. / Lo profundo es lo que se Grupo Orígenes , pero que en García Marruz se
manifiesta», dice en «Ama la superficie casta y muestra en su forma más nítida. Esa perspectiva
triste»—; su visión de la belleza dolorosa, tam- central permite comprender incluso el verdade-
bién de estirpe martiana —«¡Oh lo bello y lo ro alcance de la denominación de poesía trascen-
triste!», expresa en «Sonetos a la lluvia»—; la dentalista, sugerida por Fernández Retamar,
entrega afirmativa al instante como imagen de porque indica el vínculo poderoso que estos poe-
la eternidad —«Una cara, un rumor, un fiel ins- tas, en su mayoría católicos, mantienen con la
tante, / ensordecen de pronto lo que miro / y realidad; es decir, explica la validación del mun-
por primera vez entonces vivo / el tiempo que do de las apariencias, del mundo de lo particular
ha quedado ya distante», en «Una cara, un ru- —«Eterna fuente de poesía», dice García
mor, un fiel instante»—; la entrevisión de la poe- Marruz—,192 aunque con un sentido trascenden-
sía, propia del conocimiento poético o amoroso te en última instancia. Ya precisaba esto
—«Cuando de pronto el mundo de ese acento Fernández Retamar a través de un pensamiento
distinto, / cobra una intimidad exterior que sor- de Heidegger. Dice el crítico: «Nos ceñimos al
prende, se oculta sin callar, sin hablar se revela», nombre en su prístino sentido, con indepen-
en «Y sin embargo sé que son tinieblas»—; la dencia de los que históricamente haya ido

Untitled-44 397 02/06/2010, 9:33


398 ETAPA 1923-1958

adquiriendo. Trascendente, dice Heidegger, es cuya calidad ha hecho que sea reconocida como
aquello que realiza el traspaso, aquello que una de las muestras poéticas más espléndidas del
traspasando permanece.»193 idioma. Para Cintio Vitier —acaso su mejor crí-
También a partir de su perspectiva de la en- tico—, es además «el poeta que había salvado el
carnación puede comprenderse el sentido de su mito de la patria».198
estilo. Cintio Vitier reparó en que fue esta poe- Si Lezama Lima había lanzado el mito de la
tisa la que le confirió a la poesía origenista «el insularidad cubana, convencido de la necesidad
tono confesional que le faltaba»,194 es decir, fue de la creación «del mito que nos falta»,199 y se
la que hizo más evidente en su obra la función planteaba igualmente la creación de una «Teleo-
cognoscitiva de la poesía, al tratar de alejarla de logía insular» y que, frente a la desintegración
toda reducción meramente literaria, y asumirla de la conciencia nacional, había que «ir ya entre-
incluso como un menester religioso. Es por ello gando las formas superadoras de esa desintegra-
que su estilo —hermanado con su pensamien- ción», convencido de que «un país frustrado en
to— no parece detenerse nunca en sí mismo, e lo esencial político, puede alcanzar virtudes y
incluso a través de su convicción de la obedien- expresiones por otros cotos de mayor realeza»
cia a una forma, de la asunción de un límite en la que arranquen «de las fuentes mismas de la crea-
apariencia de la realidad —pero no para quedar- ción», de «la actitud ética que se deriva de lo bello
se en ésta, sino para, a partir de ella, expresar lo alcanzado», por lo que, insiste, «había que crear
trascendente—, es que se comprende, por un la tradición por futuridad, una imagen que bus-
lado, la extraña simultaneidad —extraña a pri- ca su encarnación, su realización en el tiempo
mera vista— en una gran zona de su poesía de histórico, en la metáfora que participa»,200 Eliseo
una intensa plenitud expresiva dentro de formas Diego, en el mismo año que Lezama hace estos
tradicionales, como el soneto «Dénme el cono- últimos planteamientos, publica En la Calzada
cimiento de un límite y la más simple frase me- de Jesús del Monte (1949), libro donde el poeta
lódica me puede llevar de la mano a lo insonda- realiza una verdadera integración de numerosos
ble»,195 expresa la poetisa, es decir, como ella contenidos y valores de la cubanidad; recupera
misma también ha indicado, «sugerir una totali- y fija poéticamente la imagen mítica de la Isla y
dad a través de un límite».196 desenvuelve como un fresco donde accede al
Pero la poesía de Fina García Marruz no sólo conocimiento y develación de las materias, los
resultó importante por sí misma o porque a tra- objetos, las costumbres, los personajes, de un
vés de ella pueden comprenderse muchos de los pasado que por obra y gracia de su mirada poéti-
contenidos comunes al Grupo Orígenes, sino ca adquiere el rango de una verdadera tradición;
además porque dotó a la poesía cubana de una tradición que mitifica, intemporaliza, para sal-
intensidad de pensamiento a la vez que de una varla para la memoria de la patria e impedir su
expresividad poética perdurables, por donde su caducidad. Simultáneamente a esa vuelta a los
poesía sugerirá una fuente inagotable de cono- orígenes, el poeta tratará de fijar en imágenes
cimiento poético, y ello siempre logrado a tra- perdurables lo que Vitier ha dado en llamar «el
vés de la fidelidad a las materias de la más inme- mito criollo de la República de raíz patriarcal»,201
diata realidad, como indicando que es el amor a ligado entrañablemente al mito de su infancia
lo perecedero el que posibilita el amor a lo im- —como puede apreciarse en el poema «El sitio
perecedero. en que tan bien se está»—, por lo que, a la vez
La otra gran obra poética de la segunda pro- que explaya aquel mito, nos comunica, según pa-
moción origenista es sin dudas la de Eliseo labras de Vitier, «como el testimonio de la caída
Diego. Calificado por Lezama Lima como «uno del alma de la patria».202 Dice el poeta:
de los más opulentamente sobrios destinos poé-
ticos que hemos tenido»,197 Eliseo Diego aporta Tendría que ver
a nuestra poesía una de sus obras más importan- cómo mi padre lo decía:
tes: En la Calzada de Jesús del Monte (1949), la República.

Untitled-44 398 02/06/2010, 9:33


LA LÍRICA 399

En el tranvía amarillo años muy oportunamente Alejo Carpentier— ;205


la República era, al no expresar las cosas de la realidad, sino —co-
decir la suave, mo le gustaba decir a Mirta Aguirre— la realidad
amplia, sagrada de las cosas, pudo entonces superar los dualis-
mujer que le dio hijos. mos y las limitaciones en que se debatían o que
soportaban las anteriores corrientes poéticas cu-
En el café morado: banas, y acceder así a la universalidad de sus
la República, luego símbolos.
de cierta pausa, como Ese afán por salvar y recrear determinadas
quien pone su bastón realidades a través de una memoria creadora, va
de granadillo, su alma, a condicionar en cierto sentido la forma que ad-
su ofrendada justicia, quieren sus apropiaciones poéticas, y va a ayu-
sobre la mesa fría. dar a conformar, en definitiva, todo un estilo.
Ya Fina García Marruz ha destacado el carácter
Como si fuese una materia, «entrañable»206 que asume la forma en la poesía
el alma, la camisa, de Eliseo Diego, para aludir a su condición, no
las dos manos, de mero medio o fin, sino a la colaboración acti-
una parte cualquiera va que realiza para expresar las esencias de la rea-
de su vida. lidad: su intensa plasticidad, el incesante ani-
mismo al que somete a los objetos, la certera
Yo, que no sé adjetivación que, más que calificar, sustantiva,
decirlo: la República. al decir de Vitier, 207 unidos a la recurrente
hiperbolización de la realidad, hacen que su poe-
La cualidad compensatoria, salvadora, de la sía, amén de poseer un léxico sobriamente cul-
memoria poética para Eliseo Diego hace que terano, una cierta tendencia parnasiana y, en ge-
Vitier lo nombre «el heredero»,203 es decir, quien neral, una morosa delectación por las formas, no
recibe, pero también revela y afirma el sentido quede en mero ornamento o regusto sensitivo;
oculto de toda una tradición. De esta manera su antes bien, su proverbial perfección servirá para
poesía resolverá el dilema entre lo nacional y lo acoger algo así como el hieratismo de lo pétreo,
universal, al ofrecernos una obra que no se de- la resistencia de lo arquitectónico, para consti-
tendrá en la mera descripción o en la escueta tuirse, en fin, en un espacio suficiente. Por eso
enunciación de determinados valores culturales, apunta Vitier que «la significación más trascen-
sino que penetrará en su existencia más profun- dente que lo anima [es] la de situarnos —casi
da, para hacerlos vivir de nuevo a través de la diría, amurallarnos— dentro de la memoria y el
poesía. Como expresa Vitier: «Eliseo Diego tes- espacio del mundo».208 Son construcciones es-
tifica […] una realidad que se pierde para la vida paciales que quieren desafiar y resistir la erosión
y se gana para la poesía.»204 Dice el poeta: «Si implacable del tiempo —así sea con la calidad
dejo de soñar quién nos abriga entonces, / si de las ruinas— desde su opulenta arquitectura
dejo de pensar este sueño / con qué lengua di- verbal. Comienza así el primer poema del libro,
rán / este inventó edades si nadie ya las habrá «El primer discurso»:
nunca.» Pero la poesía, a la cual Eliseo Diego
concibe como conocimiento, una forma —la En la Calzada más bien enorme de Jesús
única— que posee el hombre para aprehender del Monte
la vida en su totalidad, es también entonces una donde la demasiada luz forma otras paredes
de las formas de expresar nuestra realidad na- con el polvo […]
cional, la cual, al no ser limitada por una mira-
da pintoresquista, folklorista o superficialmente Ese henchimiento, esa animación de las cosas,
costumbrista —como reconociera en aquellos le confieren a esta poesía como una «misteriosa

Untitled-44 399 02/06/2010, 9:33


400 ETAPA 1923-1958

distancia interior que hace del tiempo un espa- Es que este libro, presidido por la sentencia
cio del espíritu»,209 advierte Vitier. Porque Eliseo calderoniana: «que toda la vida es sueño», estará
Diego reveló, para ganancia de nuestra sensibi- traspasado por la capacidad cognoscitiva de la
lidad poética, una nueva materialidad; es decir, memoria; memoria que no será simplemente
las materias poéticas, las cosas de la realidad más añorante, retrospectiva, sino, como se ha afir-
inmediata, visible y manifiesta, sin dejar de ser mado ya con anterioridad, una memoria creado-
intensamente ellas mismas, cobran como un ex- ra, donde recordar es conocer, pero también so-
ceso de sustancia y de sentido primordiales. Por ñar, y soñar es imaginar, es decir, recrear, o mejor:
eso su poesía, a la vez que es encarnación, cono- imaginizar, captar en imágenes la realidad de las
cimiento directo de las cosas, inextricable con- cosas. «Luego de la primera muerte, señores, las
fusión con el mundo de lo particular, de las rea- imágenes», dice Eliseo Diego en un verso de su
lidades más inmediatas, porta asimismo una «Segundo discurso: aquí un momento», uno de
consustancial trascendencia, que es a lo que alu- los poemas centrales del libro. Pero esas imáge-
de Vitier cuando señala que «La hinchazón de la nes son las imágenes creadoras del sueño:
materia memoriosa rompe los límites de la ma-
teria definida»,210 o Lezama Lima cuando afir- Y ahora es el tiempo de levantarse y de
ma: «evocaba la casa como un arca de la alianza trazar mi amplio gesto diciendo:
fluyendo en la eternidad».211 luego de la primera muerte, señores, las
Hay, en este sentido, cierta reminiscencia imágenes,
pitagórica en la poesía de Eliseo Diego. Cuando invéntense los jueves,
Vitier señala el propósito del poeta «de cuajar los unicornios, los ciervos y los asnos
un organismo retórico cerrado y perdurable»,212 y los frutos de la demencia
y abunda sobre su «trabajo de sosegar y, en el y las leyes, en fin,
más profundo sentido, espaciar nuestra poe- y el paño universal del sueño
sía»,213 indica cómo las materias de la más inme- espeso de criaturas, de fábulas, de tedio.
diata realidad, al pasar al orbe ávido y retórico
de su poesía, son ordenadas para conformar un O como expresa en otro poema primigenio
ámbito resistente al paso del tiempo, al sucedá- del libro, «Nombrar las cosas»:
neo de la nada, el olvido, y así salvarlas de su
caducidad, de su disolución en el caos. Es, en Y nombraré las cosas, tan despacio
efecto, un afán de perfección y extensión frente que cuando pierda el Paraíso de mi calle
al caos, una suerte de horror vacui. Así, las co- y mis olvidos me la vuelvan sueño,
sas, aisladas por la memoria creadora del poeta y pueda llamarlas de pronto con el alba.
como rescatadas de un pasado arquetípico, se
sitúan en «esa frontera de caos»,214 o, frente a En ese poema se revela acaso su poética más
este, como «la forma razonable del frenesí»,215 transparente: su poética de la memoria creado-
es decir, ese frenesí que parecen detentar las co- ra, aliada del mito. Es conveniente señalar que la
sas mismas y que es embridado por la medida de poética de Eliseo Diego siempre será una poéti-
una cadencia, de un ritmo lentamente paladeable, ca implícita, pues a diferencia del pensamiento
como tratando de alcanzar la hieratez del núme- poético de Lezama, explícito incluso en su pro-
ro, la armonía de un cosmos frente al caos, en pia poesía, el de Eliseo Diego, «ciego de entra-
redivivo linaje pitagórico. De ahí también esa ñable realidad», como expresa en un verso, esta-
lentitud en la observación, ese moroso zureo so- rá hasta tal punto confundido con las cosas
bre la realidad, como para que las cosas —a tra- mismas, será tan indisoluble esa religación y tan
vés de su imaginación, del sueño, de su memo- vasta su extensión dentro del mundo de las apa-
ria creadora— emerjan de los orígenes, del riencias, de las cosas reales y tangibles, que no
pasado, como criaturas definitivas, como un es raro que el poeta defienda fervientemente que
«paisaje dibujándose con lentitud».216 «la poesía es una encarnación», esto es, dice: «una

Untitled-44 400 02/06/2010, 9:33


LA LÍRICA 401

penetración de la realidad, como una suerte de namento y, en una palabra, estilo frente a la
encarnación, en el sentido religioso de la pala- muerte».222
bra».217 Y de ahí la preeminencia, ya aludida, de Su segundo libro de versos, Por los extraños
los sentidos en su poesía; si bien se debe insistir pueblos (1958), es una suerte de derivación del
en su consustancial trascendencia, esa que le hace anterior, pues de hecho, como ha observado
reparar en la «extraña conciliación de los días de Enrique Saínz, quien es citado por el propio poe-
la semana con la eternidad» e intuir una profun- ta: «todos los libros escritos por mí están como
da armonía astral, motivo muy reiterado en toda en germen en el primero, En la Calzada de Jesús
su poesía. del Monte […] [lo cual es cierto] tanto para el
La crítica ha estudiado diversas facetas de esta desenvolvimiento de los temas como para la
poesía: Fina García Marruz, la «cortesía»218 in- experimentación de las formas.»223 No obstan-
herente a su perspectiva poética; Vitier, el tema te, a pesar de las predominantes comunidades
del imposible y el de la pobreza,219 este último existentes entre ambos, pueden apreciarse algu-
consustancial a Orígenes , pero que en la poesía nas diferencias que se harán más ostensibles, de
de Eliseo Diego adquiere una sostenida presen- acuerdo a la evolución del poeta, en sus libros
cia, la cual es asumida como una pobreza esplén- posteriores.
dida: «Y más me conmovía atender a estas gen- Su mejor crítico repara enseguida en una im-
tes, a su belleza extrañísima y pobre», dice el portante diferencia o, mejor, en una intensifica-
poeta en su poema «V»; presencia, tema, que ción: «No se ha escrito en Cuba ningún libro de
puede apreciarse también en «Segundo discur- versos tan encarnizada y excluyentemente dedi-
so: aquí un momento», «Los portales, la noche», cado a la fijación, como él mismo dice, de “los
«El pobre», «X», entre otros. Asimismo, Vi- colores y sombras de mi patria”.»224 En general
tier220 ha estudiado el sentido del polvo, la pe- sucede eso: se intensifican contenidos y carac-
numbra y la piedra en su poesía, tópicos sinteti- terísticas ya presentes en su primer libro. Por
zados por el propio poeta —obsérvese aquí, ade- ejemplo, se apreciará un acercamiento todavía
más, el tema de la pobreza— en el siguiente más directo a la realidad. Sus extensos y opulen-
texto: tos discursos ceden el lugar a poemas más bre-
ves, y abundan los sonetos, cuartetas, y esas im-
Y la Calzada de Jesús del Monte estaba he- pecables décimas donde el poeta logra una
cha, aquel día cuando ascendí, por la con- asombrosa perfección.
templación de la miseria, a ver la pobreza En este libro, junto a la persistencia del estilo
de mi lugar naciendo; estaba hecha de tres de lo criollo, irrumpe también el de lo cubano
materias diferentes: la piedra de sus colum- en «La cañada» y «Bajo los astros». En general
nas, la penumbra del Paso de Agua Dulce y disminuye la adjetivación, aparece cierto rego-
el polvo que acumulaban sus portales. deo lúdicro, cierta alegría; por la poderosa an-
gustia omnipresente en el tono del primer libro
Uno de los discernimientos críticos más im- parece esconderse aquí tras sus numerosas y plás-
portantes hechos por la crítica sobre su poesía ticas estampas y retratos. Incluso la memoria a
es la diferenciación apreciada por Vitier221 entre veces es simplemente la memoria añorante, el
los estilos de lo criollo y de lo cubano como dos clásico, aunque más inmediato, ubi sunt, tal como
formas de revelarse nuestra cubanía y, especial- se muestra en «Las ropas» o en «Se acabaron las
mente, la presencia de un estilo de lo criollo en fiestas».
Eliseo Diego, concebido también como una re- Es ésta, no obstante, una poesía ávida, menes-
sistencia, un estilo frente a la muerte, sintetiza- terosa de dones, que hace desfilar los objetos
do acaso en su poema antológico «La quinta», como tesoros que esplenden fugazmente dentro
para Vitier «un poema de memorable plenitud de la hurañez y pobreza de la realidad. Porque el
en la penetración de los sabores de lo criollo poeta parte siempre del sentimiento de su pobre-
como interior, penumbra, costumbre, habla, or- za actual, de su intemperie, de la agobiadora y

Untitled-44 401 02/06/2010, 9:33


402 ETAPA 1923-1958

angustiosa pesadumbre de la temporalidad, para y otra criatura tiembla


entonces, una vez asumido ese vacío, empren- con callado pavor entre la sombra.
der el viaje —el sueño— de la memoria. Pero
este origen, ese pasado que se quiere rescatar, Aquí, si la madera de la mesa, que ya pertene-
no se devela nunca del todo, porque conserva ce a un ámbito humano, cerrado, está resguar-
siempre su lejanía, su consustancial misterio. De dada, la madera del árbol que soporta la intem-
ahí que los objetos que el poeta quiere salvar del perie sufre los rigores de la noche y el frío, los
olvido adquieran, bañados por las aguas del sue- cuales se intuye que pueden aludir a pavorosas
ño creador de la memoria, cierta textura onírica, realidades indecibles.
cierta demencia, tal vez porque están vistos, Si desde La Calzada de Jesús del Monte se
como apreciara Vitier, a través de esa «misterio- observa en la poesía de Diego la presencia de lo
sa distancia interior que hace del tiempo un es- conversacional, aunque dentro del tono solem-
pacio del espíritu». Además, la realidad develada ne que caracteriza a este libro, en Por los extra-
por el poeta parece a veces ostentar como una ños pueblos ya puede apreciarse su despliegue más
extrañeza, un imposible, un misterio intraspa- libre, más desenfadado —aunque sin eludir nun-
sable, como aquellas nubes que se perdían «sua- ca su acento lírico— y más cercano a las realida-
ves, dementes, calladas». O cuando en el poema des inmediatas, por donde su poesía en cierto
«La riqueza», luego de enumerar los numerosos modo se constituya en antecedente —como tam-
objetos que alberga un almacén, concluye sen- bién la de García Marruz, Vitier, Florit y Fei-
tenciando: «…la riqueza insaciable / del minu- jóo— de la predominante poesía conversacional
cioso mundo que nos ciega». Las cosas pueden cubana de las décadas del sesenta y setenta.
mostrar un envés luminoso y un revés oscuro Eliseo Diego, acaso uno de los poetas cuba-
imprevisible. Por eso en su poema «Afuera», nos mejor dotados para captar eso que Vitier lla-
cuando describe el advenimiento del crepúscu- mó, en su libro La luz del imposible, «la vivencia
lo, confiesa: «Y consuela de pronto / estar aden- de lo desconocido»,225 ese misterio que parecen
tro, a salvo / de todo en la costumbre.» Es que irradiar las cosas mismas desde su aislada y des-
tras la apariencia leve, sonriente, matinal, de las nuda materialidad, es también el poeta que nos
realidades descritas, existe como una amenaza enseñó a ver de nuevo y mejor los objetos me-
latente, una fuerza exterior, muchas veces nudos, la luz y la sombra, las realidades físicas,
objetivada en el avance de la noche, o en el aire las costumbres de las familias cubanas, todo un
frío. Así, en el poema «La mesa», dice el poeta estilo de vida, los personajes acaso olvidados de
en las dos primeras estrofas: los pueblos de la patria… Como dice en su pró-
logo a este libro, la poesía, para él, «es el acto de
La mesa, la inocente atender en toda su pureza», pero atender para
criatura reposada y cándida «nombrar las cosas», «para dar testimonio». Ya
extiende su silencio reparó Lezama en «uno de los versos de más
entre la luz, en oro duerme. misterio y raíz poética que ofrece nuestra poe-
sía»:226 «Porque quién vio jamás las cosas que yo
Allí la hora amo». Puede citarse entonces, para finalizar, un
es la madera, la nocturna; fragmento de su prólogo a Por los extraños pue-
es el color gastado, blos, para apreciar la conversión de ese verso en
la superficie de la mesa cándida. una verdadera poética:

Pero de pronto irrumpe lo otro en la última No es por azar que nacemos en un sitio y
estrofa: no en otro, sino para dar testimonio. A lo
que Dios me dio en herencia he atendido
Sopla el frío en el árbol, tan intensamente como pude; a los colores
cambia la luz, el tiempo, y sombras de mi patria; a las costumbres

Untitled-44 402 02/06/2010, 9:33


LA LÍRICA 403

de sus familias; a la manera en que se dicen rina, reino de sal rielante tuve / y destronado fui
las cosas; y a las cosas mismas —oscuras a mientras dormía». Así, en la poesía de Octavio
veces y a veces leves. Conmigo se han de Smith se pueden apreciar, resueltos desde su in-
acabar estas formas de ver, de escuchar, de dependiente originalidad creadora y expresados
sonreír, porque son únicas en cada hom- con una gran intensidad, muchos de los conte-
bre; y como ninguna de nuestras obras es nidos y actitudes poéticas que caracterizaron
eterna, o siquiera perfecta, sé que les dejo a señaladamente a la segunda promoción orige-
lo más un aviso, una invitación a estarse nista.
atentos.227 En este mismo sentido y dentro de la expre-
sión de una poética de lo cubano resalta la obra
Muy relacionado con los orbes líricos de lírica de Lorenzo García Vega (1926). Su único
Eliseo Diego y de Fina García Marruz, el único libro de poesía, Suite para la espera (1948)
libro publicado por Octavio Smith (1921) antes —donde la crítica ha apreciado su ascendencia
de 1959, Del furtivo destierro (1946), resalta des- surrealista y su deuda con Trilce, de César
de su solitario esplendor, dentro de la poesía Vallejo—, sostiene un impulso que trata de re-
cubana. Smith es poseedor de una delicada sen- huir toda serenidad formal, acaso para poder
sibilidad, de un arrasador sentimiento que tras- apresar, con mayor fidelidad, la memoria de su
pasa a todas sus materias poéticas —tipo de sen- infancia y, a través de ésta, toda una sensibilidad
sibilidad que Vitier228 ha identificado, dentro de de Lo cubano, aspecto este último que motivó
nuestra tradición lírica, con aquel temblor que el que Vitier reparara en que «Tan intensa como la
crítico había detectado en la poesía de Luisa fijación de Eliseo Diego en lo criollo, es la de
Pérez de Zambrana—; ese sentimiento, sin em- Lorenzo García Vega en lo cubano».230 En este
bargo, es desplegado a través de una mirada que sentido cobra una especial importancia su libro
parece envolver a toda la realidad y dotarla de de memorias, Espirales del cuje (1952), donde,
una fascinación, de un aura como de realeza, de con una prosa de raíz poética, García Vega logra
un antiguo esplendor perdido y recobrado por ofrecer un intenso testimonio y una recreación,
la memoria. De ahí esa profusa y característica caracterizada por un auténtico realismo poéti-
adjetivación sobre la cual la crítica tanto ha in- co, del «sabor de las conversaciones y el estilo de
sistido. las familias», tendencia que enriquece las miradas
Dos de sus poemas, «Del linaje disperso» y simultáneas de la poesía de Diego, García Marruz
«Casa marina», constituyen, a la vez que lo cen- y Smith. «No se ha escrito en la República nin-
tral de su expresión, dos textos antológicos de gún libro tan atestado del sabor de nuestras co-
nuestra poesía. Dentro de la lírica trascenden- sas como este»,231 sentencia Vitier. [J. L. A.]
talista, la obra de Smith encarna la más indiscer-
nible religación entre lo poético y lo religioso.
Asimismo, dentro de la poética de la memoria, 2.2.7.4 Cubanía y universalidad de la obra de
acentúa el linaje bíblico, de paraíso perdido, de Guillén
sus apropiaciones poéticas. Y también dentro de
la poética de lo cubano, es muy singular su pe- Nicolás Guillén hace su entrada en la literatura
culiar visión de lo insular: «Inmerso en isla cubana con un conjunto de textos que tuvo una
extática y hialina», dice en «Casa marina»; Vitier singular recepción por parte del público y de la
ha sabido aprehender esa égloga marina como crítica: Motivos de son (1930).232 Tras publicar
lo más característico de esta poesía junto a «el sus primeros poemas en Camagüey Gráfico y más
misterio del temblor insular»229 —siempre hon- tarde en Orto y Castalia, realizó en 1922 una se-
damente expresado, nunca explícito— en «Del lección de aquellos textos juveniles para confor-
linaje disperso». Aquella «nostalgia de toda rea- mar un volumen, bajo el título de Cerebro y co-
leza perdida» aflora, confundida con la nostal- razón, que no vería la luz hasta 1965.233 Este
gia de lo insular, en su «Casa marina»: «Casa ma- libro, concebido «dentro de los esquemas

Untitled-44 403 02/06/2010, 9:33


404 ETAPA 1923-1958

formales y dentro de la atmósfera subjetiva pe- tipo de música bailable de origen popular, con
culiar del Modernismo», participa, según opinión texto para ser cantado, elaborada a partir de una
de Ángel Augier, «de las virtudes y los defectos fusión de elementos heredados de la tradición
que presentaba la poesía cubana durante los tres musical europea con los componentes esencia-
primeros lustros del siglo, en la que predominó les de la música africana —ritmo, percusión—,
la influencia todopoderosa de Rubén Darío y sus y aprovechaban lo flexible de su forma y la li-
corifeos».234 bertad que esta estructura les ofrecía para mos-
Fruto de una sensibilidad asumida en su fase trar, con el modo de expresarse y articular pro-
decadente, Cerebro y corazón muestra, en cam- pio del negro pobre, escenas, tipos del solar
bio, junto a los giros retóricos y a determinadas citadino.
actitudes emotivas o conceptuales de origen Tal y como su nombre lo indica, constituyen
libresco —el escepticismo modernista, cierto puntos de expansión, situaciones de partida para
tono sentimental apoyado en tópicos gratos al intuir, detrás de su desarrollo fugaz, un cuadro
romanticismo— un real dominio de las formas de vida, más que expreso, sugerido, un contexto
métricas tradicionales —especialmente el sone- para ser imaginado, pero no por esto menos real.
to—, conocimiento que provenía de su tempra- Inmersos en el auge de la poesía negrista, los
na aproximación a los clásicos de la poesía es- Motivos… parecen, a primera vista, un produc-
pañola: Lope de Vega, Quevedo, Góngora, to más de aquella línea creativa surgida de la Van-
Cervantes, entre otros. guardia, debido ello en parte al sabor folklórico
Dos intentos fallidos de estudiar Derecho en y a los rasgos costumbristas que en buena medi-
la Universidad de La Habana, cuyo saldo fue la da poseen; pero Guillén fue más lejos en la per-
decepción mostrada en los sonetos «Al margen cepción de un fenómeno que, al concretarse en
de mis libros de estudio», de 1922235 —compo- objeto artístico, de motivo o punto de referen-
siciones que clausuran en cierto modo su pri- cia para la literatura se extiende y transforma en
mera fase creativa y anuncian, a su vez, una cri- expresión de un hecho social.
sis dentro de sus criterios estéticos— y el fracaso El mundo del solar, sus penurias, se encuen-
de un proyecto editorial, con la desaparición de tran implícitos en el cuadro, caricaturesco en
la revista Lis —fundada en Camagüey junto a su apariencia, esbozado por el poeta. El plan es al
hermano Francisco—, precedieron a un silencio parecer simple: la construcción de escenas rea-
de cinco años durante los cuales, fuera de even- listas con elementos pintorescos —costumbres
tuales trabajos periodísticos, rehuyó totalmen- peculiares, tipos folklóricos, prosodia deforma-
te la escritura. da—, pero esa simplicidad no es tal. El realismo
Al instalarse de forma definitiva en La Haba- de Motivos de son está más en las circunstancias
na a fines de 1926, le alcanzaron los aires de re- que se adivinan a partir de esas instantáneas que
novación procedentes de la Vanguardia,236 vuel- en las escenas mismas, pues el creador ha selec-
co cuya necesidad al parecer ya intuía desde los cionado para conformarlas sólo fragmentos de
años de su experiencia universitaria. Fue una la realidad, los cuales, al ser percibidos en una
transición breve y sin estridencias hacia lo que lectura superficial, resultan lo más externo y pro-
la crítica especializada considera su obra poética pio de la llamada poesía negrista. Pero al pro-
principal. fundizar se descubre un proceso de creación
Los Motivos de son aparecieron en la página mucho más complejo: los poemas aludirán, en
«Ideales de una raza» del Suplemento Literario primera instancia, a motivos musicales, serán
del Diario de la Marina,237 donde colaboraba des- escenas que potencialmente pueden servir de
de 1928 con artículos y poemas. Era, en princi- base a un son —con su carga lúdicra, festiva—,
pio, un conjunto de ocho poemas breves, a ma- mas en realidad Guillén realiza un proceso in-
nera de pinceladas sobre la vida del sector más verso, las escenas que suele captar y cantar el
humilde y marginado de la población habanera; son regresan hacia la vida en estos textos; el au-
asumían la estructura estrófica y rítmica de un tor crea una cruda imagen de lo real, sólo que

Untitled-44 404 02/06/2010, 9:33


LA LÍRICA 405

esta otra imagen es elíptica, dada en indicios, y a Nicolás Guillén se propone, pues, expresar
través de su poder de sugerencia se muestra la lo mestizo de un modo que implique no sólo el
otra y verdadera cara del problema. lado ideológico o sociológico del planteamien-
El tema de los motivos es, en líneas genera- to, sino también las consecuencias de la síntesis
les, la relación de la pareja, el amor marcado por racial y cultural en un orden más sutil: el de la
las vicisitudes domésticas y por un status social, lengua y su uso literario; al hacerlo da rango es-
cuya acción determina rasgos psicológicos sin- tético a una manifestación artística del pueblo y
gulares entre la población negra y mestiza de a la vez tácitamente proclama que esa riqueza,
menores recursos económicos: marginada por la cultura oficial, es trasunto de
la verdadera naturaleza del cubano, expresión de
Mira si tú me conose su ser nacional.
que ya no tengo que hablá: Motivos de son es el primer paso en una obra
cuando pongo un ojo así, cuyo hilo conductor, desde el punto de vista
e que no hay na; conceptual, será el anhelo de integración nacio-
pero si lo pongo así, nal, expresado cada vez con mayor fuerza y en
tampoco hay na. los más variados registros. En Sóngoro cosongo
Empeña la plancha elétrica, (1931) este principio aparece de manera explíci-
pa podé sacá mi flú; ta en el prólogo:
buca un reá,
buca un réa, …Diré finalmente que estos son unos ver-
cómprate un paquete’vela sos mulatos. Participan de los mismos ele-
poqque a la noche no hay lú […] mentos que entran en la composición étnica
(«Hay que tené boluntá») de Cuba, donde todos somos un poco nís-
pero […]
Si este modo de tratar la temática negra es ya
de por sí un aporte significativo a ese tipo de […] Opino por tanto que una poesía crio-
poesía, a los elementos de contenido se suman, lla entre nosotros no lo será de un modo
además, recursos formales totalmente inéditos cabal con olvido del negro. El negro —a
y que a partir de este momento pasarán a formar mi juicio aporta esencias muy firmes a nues-
parte de una voz, un estilo personal, por el cual tro coctel. Y las dos razas que en la Isla sa-
se identifica al autor de Motivos de son. No se len a flor de agua, distantes en lo que se ve,
trata solamente del hallazgo del son como for- se tienden un garfio submarino, como esos
ma poética representativa de la sensibilidad po- puentes hondos que unen en secreto dos
pular y del carácter mestizo de nuestra cultura, continentes. Por lo pronto el espíritu de
sino de la puesta en juego de una compleja gama Cuba es mestizo. Y del espíritu hacia la piel
de recursos técnicos que complementan, desde nos vendrá el color definitivo.239
el plano configurativo, el sentido de los textos:
imitación de la síncopa musical por medio de No se trata, pues, de un simple problema li-
contratiempos acentuales, reproducción del so- terario; Guillén ha encontrado, ciertamente, una
nido de los instrumentos de percusión —la expresión lírica singular, pero a través de ella
tumbadora, el bongó— por la recurrencia en el invita a lanzar una mirada cohesiva sobre la so-
empleo de fonemas específicos, o ciertas com- ciedad cubana: bajo su propuesta literaria subya-
binaciones de éstos; creación de una textura ce un proyecto tácito de armonía social que pre-
fónica similar a la de las lenguas africanas, cuyo tende ser anticipada por el acto poético. El
influjo se hacía sentir en el modo de hablar del primer paso había sido mostrar con la mayor
negro pobre;238 y todo ello con los recursos del naturalidad posible las circunstancias concretas
español, aprovechando, a su vez, los elementos en que transcurría la vida del negro humilde y
de la tradición lírica castellana. reclamar un espacio dentro de la literatura para

Untitled-44 405 02/06/2010, 9:33


406 ETAPA 1923-1958

su mundo espiritual; ahora se trataba de su inte- Una actitud distinta encontraremos en un tex-
gración verdadera a la vida nacional, y esto de- to como «Llegada», donde la descripción de un
bía ser planteado sin tibieza. Sóngoro cosongo suceso hipotético prefigura lo que sería la ver-
continúa y ensancha una línea de pensamiento dadera incorporación del negro a una vida ple-
iniciada en Motivos de son; su propio título, to- na, sin el precedente histórico de la esclavitud.
mado del estribillo de uno de los «motivos», in- Habrá que asumir esta presencia desde una óp-
dica esta continuidad, dada en lo formal por la tica ajena a los prejuicios, y será preciso tam-
importancia que siguen teniendo la música y el bién ajustar los cánones a la hora de enjuiciar;
ritmo en el cuaderno de 1931. estos hombres, cuya llegada simbólica viene a
Los textos de Sóngoro cosongo fueron escri- ofrecer la energía, la fortaleza, el impulso de una
tos en un lapso de dos años, y algunos son in- raza fresca, el «espíritu limpio» que traerá su ras-
cluso anteriores a Motivos…; un buen número go «al perfil definitivo de América», reclaman
de ellos fue publicado con anterioridad a la im- una valoración de signo positivo, no sólo desde
presión del volumen240 en páginas dedicadas a la el punto de vista ético sino también estético, una
cuestión racial en la prensa periodística;241 esto suerte de reajuste de la estima atrofiada por pa-
determina la variedad interna del libro, contras- trones discriminatorios. Habrá que tener en
tante con la unidad de su predecesor. Resulta cuenta un nuevo tipo de belleza, y el amor va a
paradojal la intención de armonía declarada en expresarse, por el puro y elemental instinto, con
el prólogo; la no correspondencia entre este de- la inocencia de los orígenes.
seo y la desarticulación real de la estructura po- Esta visión trae consigo una nueva imagen de
dría interpretarse como un intento de reprodu- la mujer, muy lejana del estereotipo acuñado por
cir, a nivel configurativo, lo inarmónico que la tradición europea; los poemas «Mujer nue-
resultaba el orden socio-político de la isla; se va» y «Madrigal» son representativos de este
comprende así el carácter conscientemente teó- enfoque.
rico, ilusorio, del proyecto, pese a estar susten- Una tercera zona incluye textos alusivos al
tado en verdades incuestionables; todos los re- ámbito vital del negro; en ellos el problema ra-
cursos desplegados en el libro propenden a cial se presenta desde varias perspectivas para
resaltar ese contraste, que será, en suma, el sig- mostrar costumbres, actitudes individuales y
no definitorio de sus páginas. colectivas, experiencias humanas diversas; son
Aun cuando sus temas son, en un sentido ge- los más próximos a las motivaciones e intereses
neral, la raza, la pobreza y la dependencia eco- de la poesía negrista, pero poseen ese modo de
nómica, en Sóngoro cosongo es posible detectar calar en lo sociológico que ya había mostrado
zonas de significación o sentido bien definidas, Guillén en Motivos de son. Así, la marginalidad,
donde éstos se objetivan con diferentes mati- la violencia, subyacen en el transcurrir aparen-
ces. «La canción del bongó» representa una de temente alegre de la vida en el solar, en medio
ellas. El hablante en primera persona asume la de las «cumbanchas» —«Rumba», «Chévere»,
voz del instrumento, símbolo del componente «Velorio de papá Montero»—; la pobreza y el
negro en la cultura cubana, y por medio de ella desamparo marcarán un agudo contraste con la
expresa, con análoga ironía, la idea expuesta en suculencia de las frutas anunciadas en el «Pre-
el prólogo. Constituye, por tanto, un resumen gón» o con la folklórica imagen del organillero
de las aspiraciones del autor: en «Organillo».
Están, por último, los poemas donde la in-
…Ya comerás de mi ajiaco, tención de denuncia social adquiere un sentido
ya me darás la razón, más directo, al adelantar un rasgo que en lo su-
ya me golpearás el cuero, cesivo no abandonará la obra de Guillén: el
ya bailarás a mi voz, antimperialismo, presente en «Pequeña oda a un
ya pasearemos del brazo, negro boxeador cubano», pero sobre todo en
ya estarás donde yo estoy… «Caña», apretada síntesis de la realidad nacional

Untitled-44 406 02/06/2010, 9:33


LA LÍRICA 407

donde con sólo cuatro imágenes en construc- textos. La tensión creada por el contrapunto in-
ción paralela logra resumir todo un drama: terno entre forma y contenido viene a ser la cla-
ve del significado total del cuaderno, y en líneas
El negro generales, de una parte significativa en la obra
junto al cañaveral. del camagüeyano: el forcejeo perenne entre la
El yanqui condición naturalmente armónica del espíritu
sobre el cañaveral. criollo —simbolizada en su sentido musical— y
La tierra el desajuste histórico de su vida social. Esta idea
bajo el cañaveral. va a ser desarrollada desde múltiples perspecti-
¡Sangre vas a partir de Sóngoro cosongo; es por ello que
que se nos va! dentro de la amplia gama de procedimientos y
recursos poéticos desplegados en su obra tienen
En lo formal, Sóngoro cosongo se encuentra un lugar especial aquellos que de un modo u otro
aún por momentos apegado al decir vanguardis- reflejen las oposiciones, los vínculos contradic-
ta en el uso de determinados recursos tropoló- torios entre los fenómenos de la realidad: los
gicos: la prosopopeya, cierto tipo de metáfora: paralelismos contrastantes, la paradoja, la antí-
tesis, el rejuego de alternativas de carácter nega-
…ese mismo Broadway, tivo, los contrapuntos dramáticos y el enfrenta-
es el que estira su hocico con una enorme miento de imágenes y símbolos de connotación
lengua húmeda, antagónica, entre otros.
Consciente de las contradicciones entre la
(«Pequeña oda a un negro boxeador cubano»)
realidad socio-económica y los aspectos de la
idiosincrasia criolla citados líneas atrás, el autor
…De tus manos gotean
se mueve y crea con un afán totalizador, inte-
las uñas, en un manojo de diez uvas moradas.
grador, y su mirada, más allá de una inmediatez
(«Madrigal») desalentadora, está guiada por un impulso de
futuridad. De momento sólo es posible llamar
El verso libre, de gran aliento como en «Lle- la atención sobre el fenómeno con todas las po-
gada» o más ceñido como en «Organillo», alter- sibilidades brindadas por la palabra, y serán so-
nará con el tipo de composición de muy flexible metidas a cuestionamiento, no sólo las relacio-
estructura métrica y estrófica creado por Guillén nes del individuo con el medio social, o de la
a partir del esquema del son y que, en algunos espiritualidad con sus circunstancias concretas,
de esos poemas, se conformarán como una libre sino, más aún, las del hombre y su entorno na-
interpretación del tradicional romance castella- tural, su paisaje; es un tópico de alguna manera
no, al cual se inserta el clásico estribillo sonero. sugerido en textos como «Pregón» y «Caña», y
El metro corto —generalmente octosílabo— y que veremos perfilarse con mayor nitidez a par-
la típica asonancia romancera servirán de marco tir de su próximo libro.
a la anécdota que, como en los Motivos…, evoca Los temas y preocupaciones presentes en el
momentos, situaciones típicas del solar o del cuaderno de 1931, así como los modos expresi-
barrio pobre. Salpicados de referencias —léxicas, vos ya mencionados, van a prolongarse en West
contextuales— al mundo del negro, estos poe- Indies Ltd (1934). El dilema de la raza sigue sien-
mas son una muestra de cómo lo tradicional do elemento clave dentro de la temática general
puede ser retomado a partir de una concepción en este cuaderno, pero planteado ahora de modo
novedosa del verso y sus atributos sonoros; ju- que se extienda al contexto antillano como esce-
gando con los acentos, la segmentación y la rima, nario de hechos cuya recreación artística está cen-
el poeta ha creado una atmósfera musical cuya trada por un sentido histórico. El drama común a
opulencia y engañosa frivolidad se erigen como Las Antillas, nombradas satíricamente a partir
contrapartida del contenido encerrado en los del propio título como empresa de explotación

Untitled-44 407 02/06/2010, 9:33


408 ETAPA 1923-1958

capitalista, es el de la dependencia neocolonial; a ra. Así «Sensemayá», donde despliega su domi-


partir de esta realidad lo puramente racial deja de nio técnico acerca del poder connotativo de los
tener sentido como problemática aislada; el ne- sonidos —valor semántico de los rasgos fónicos,
gro y el mulato son, además, y sobre todo, hom- de las aliteraciones y agrupamientos de fone-
bres explotados, y la discriminación forma parte mas—, para reproducir no sólo el entorno so-
inalienable de una Historia donde naciones po- noro del conjuro —tambores, silbido de la cule-
derosas sentaron las bases de sus riquezas so- bra—, sino también la atmósfera mágica que
bre una institución criminal: la esclavitud. debe crear el oficiante, voz poética asumida por
La Historia será, pues, motivo recurrente en el emisor. «Balada del güije», de gran compleji-
los poemas capitales de West Indies… —«Balada dad en su tratamiento del tiempo, posee notas
de los dos abuelos», «West Indies Ltd»—, y den- mágico-realistas, y aun cuando evoca el univer-
tro de ella la trata de negros como germen de la so mítico de García Lorca,243 en su representa-
discriminación, pero también como causa del ción de las fuerzas sobrenaturales coaligadas
mestizaje; y de aquí se llega de nuevo al plantea- contra el hombre, su perspectiva es la del folklore
miento central de la poética guilleniana: el de- negro, asumida a partir de una experiencia inte-
seo de la armonía, proyectado aquí hacia el ám- lectual, de una conciencia artística vinculada al
bito regional, la necesidad de integración en un conocimiento de esa zona de nuestra cultura.
espíritu único dejando a un lado el pecado origi- Guillén apela a una variada gama de formas
nal de la esclavitud.242 En este sentido, su «Bala- métricas y estróficas que incluye algunas tan
da de los dos abuelos» es un texto programático, exigentes como el soneto, composiciones tradi-
tal y como lo había sido en Sóngoro cosongo «La cionales como las baladas, en las cuales el libre
canción del bongó». La «Balada…», empero, juego de la asonancia, de tan antigua raíz caste-
depone la ironía para dar un nuevo tono a la ex- llana, estimula el fluir natural de la musicalidad.
presión; no se trata ya de recordar a todos, con La forma externa se mueve continuamente
malicia, el abuelo «nocturno» escondido, sino de, entre el verso libre de ascendencia vanguardista,
superada la indignación inicial, hallar el justo el son, ya establecido como hallazgo poético
medio donde blancos y negros participen de personal, e inusuales combinaciones estróficas
manera constructiva en el logro de una vida me- de metros variados y rima libre. Un rasgo carac-
jor; Guillén asume, pues, ambos abuelos en un terístico será el constante cambio de perspecti-
acto de connotaciones éticas: va y la asunción de diversas voces o sujetos poé-
ticos, que determinan esta multiplicidad de
Yo los junto. actitudes al conformar el texto. Por lo general,
—¡Federico! el empleo del verso libre se corresponde con un
Facundo! Los dos se abrazan. hablante más reflexivo, que expresa valoracio-
Los dos suspiran. Los dos nes sobre su entorno —la naturaleza, los seres
las fuertes cabezas alzan; humanos— y su contingencia histórica, con un
los dos del mismo tamaño, mayor peso conceptual y cierto desborde en los
bajo las estrellas altas, […] sentimientos, mientras los sones, las formas ce-
rradas —rítmicas—, los metros cortos y el con-
Junto a poemas que tocan el tema de la mise- sonante, responden a una voz menos intelectual,
ria —«Sabás», «Nocturno en los muelles», «Ca- un sujeto —o sujetos— que representa al hom-
minando», «Dos niños»— o el de la relación del bre de pueblo, más atento a los hechos inmedia-
hombre con su naturaleza —«Palabras en el tró- tos, a su circunstancia personal o colectiva.
pico»—, se hallan algunos textos situados den- De cualquier forma, ambos modos expresi-
tro de una línea que aprovecha las posibilidades vos poseerán un movimiento dinámico interno
expresivas y temáticas del folklore negro y crio- entre la actitud lírica y la epicidad, un reflejo de
llo, y en los cuales se alude al universo mítico lo real fluctuante entre la subjetividad lírica y la
trasplantado a nuestras tierras por la trata negre- objetividad épica. El ejemplo más significativo

Untitled-44 408 02/06/2010, 9:33


LA LÍRICA 409

de este procedimiento es el extenso poema que Cantos para soldados y sones para turistas.
da título al volumen, en cuyo desarrollo el dis- Un título que de antemano avisaba que el
curso del hablante, sarcástico, escéptico —acti- libro valía por toda una definición del dra-
tud lírico-subjetiva— acerca de la historia ma latinoamericano, no sólo insular. Se tra-
antillana inmediata —contenido épico— será taba del uniforme de caciquismo, de
interrumpido tres veces por la «Charanga de Juan asonadas, de cuartelazos, de látigo, de pre-
el Barbero», representación simbólica del pue- dominio de la fuerza bruta y desprecio al
blo cubano —como lo serán más tarde el José poder civil que, como Cuba, toda la Amé-
Ramón Cantaliso de los «Sones para turistas», rica de habla española conocía muy bien. Y
el Juan Descalzo de sus coplas satíricas y el Juan se trataba del pirata que se quita un instan-
Pueblo de la «Elegía cubana»—, cuyos sones te el cuchillo de entre los dientes para lle-
completarán la idea del texto central, pero de varse a los labios el cuello de una botella.
forma más concreta y con un tipo de ironía di- Turismo: rostro balneario, jubiloso, vaca-
ferente, la de nuestras capas populares que des- cional, de pulpo en asueto…244
de los tiempos de la esclavitud mezclan el dolor
con el canto, el rencor y la broma: Este cuaderno resume en sí dos fases o códi-
gos creativos interactuantes que dominan en la
Si me muriera ahora mismo, poesía de Nicolás Guillén: por una parte, un
si me muriera ahora mismo, fuerte apego a la tradición poética castellana, y
si me muriera ahora mismo, mi madre, por otra, la búsqueda de soluciones originales
¡qué alegre me iba a poner! para el logro de una expresión netamente cu-
bana, que a su vez contenga, trasfundidas, las
Este contrapunto dramático entre la actitud esencias de lo español con los aportes del resto
festiva, aparentemente ligera, del carácter crio- de los elementos integrados en nuestro com-
llo, y la dureza del medio social donde habita, el plejo cultural.
contraste entre la alegría y el sentido musical del Así, los «Cantos para soldados» evocarán una
cubano y las difíciles condiciones de su existen- vieja modalidad de canción popular castellana
cia, constituyen, como se ha señalado, otro de —las medievales cantigas o canciones de solda-
los ejes de la poética en Guillén, y reflejan, en dos— pero, como su nombre lo indica, estos can-
última instancia, esa ausencia de armonía denun- tos son «para soldados» y, recontextualizados,
ciada por el escritor a través de numerosos re- devienen intento de colocar a la soldadesca, por
cursos expresivos, entre los cuales predomina el medio de la persuasión, frente a frente con una
juego de alternativas que no conduce a ninguna realidad contradictoria, la de ser hombres hu-
salida, pues en todos los casos representa una mildes a quienes la necesidad obliga a desempe-
opción desesperada: ñar una función represiva sobre sus hermanos
de clase.
Me matan, si no trabajo, Y todo ello en formas que van de la sencilla
y si trabajo, me matan; canción popular, pasando por el romance, una
siempre me matan, me matan, interpretación muy personal de la balada, redon-
siempre me matan. dillas y silvas de estructura perfecta, hasta for-
mas inclasificables donde juega con su dominio
Si West Indies Ltd significa la apertura temá- de los procedimientos retóricos para obtener
tica hacia una poesía cuyo interés sobrepasa los composiciones de factura novedosa. La senci-
límites del problema negro para internarse en lo llez e ingenuidad, a veces casi infantil, del len-
socio-político desde una perspectiva antillana, guaje en los textos, no impiden, en cambio, el
Cantos para soldados y sones para turistas (1937) despliegue de los recursos tropológicos: metá-
representa una cristalización de su poesía revo- foras, sustituciones metonímicas, juegos
lucionaria: sinestésicos que aún recuerdan a Lorca:

Untitled-44 409 02/06/2010, 9:33


410 ETAPA 1923-1958

Las espuelas estrelladas exposición de conflictos: la inminencia del


relumbran con fiero brillo, desahucio, el contraste entre el disfrute del tu-
y van regando en el polvo rista y el sufrimiento de los habitantes del solar,
sus cinco puntas de ruido […] o bien la situación extrema presentada en «Fusi-
lamiento» de Cantos para soldados.
(«Riesgo y ventura de los soldados») La dramaticidad de la poesía de Guillén se hace
particularmente visible en España: poema en cua-
La paradojal condición del soldado —situa- tro angustias y una esperanza (1937), escrito
ciones en las cuales, puesto a escoger, se decide como tributo solidario al heroísmo del pueblo
por su esencia humilde—, anécdotas, pinceladas español ante la asonada fascista de 1936.246 Cons-
en las que a veces ronda la muerte como proba- ta de cinco poemas, y su tema central es la nece-
ble contingencia de un oficio despiadado, cons- sidad de ayudar a la nación ibérica en su lucha,
tituyen los componentes temáticos fundamen- pero esta idea va siendo construida y apoyada
tales de esta primera parte del libro. por temáticas complementarias, dentro de las
A su vez, los sones de la segunda sección cuales ocupa un lugar fundamental el ya aludido
—producto mestizo— serán portadores de una tema de la raíz hispana como parte inseparable
agresividad e ironía en la denuncia contrastante de nuestro ser histórico.
con lo amable del tono precedente. Si a los sol- La guerra española ofrece al poeta un punto
dados les habla con intención didáctica a nom- de apoyo para rescatar la imagen del abuelo blan-
bre de una esencia común: co y, con su habitual deseo de integración, equi-
librar en lo artístico las fuentes nutricias de su
Tú eres pobre, lo soy yo; identidad, suma y símbolo de un ente social
soy de abajo, lo eres tú; mucho más amplio: Hispanoamérica.
¿de dónde has sacado tú, Los poemas de España…, no considerados
soldado, que te odio yo? habitualmente dentro de su producción elegíaca,
son portadores, empero, de un sentido especial
(«No sé por qué piensas tú») de lo elegíaco en el cual la escisión histórica pro-
ducida por las secuelas socioeconómicas del
a los turistas yanquis «había de cantarles sones esclavismo y el sistema colonial, causante a su
de José Ramón Cantaliso. Sones, no del solar vez de ese sentimiento de pérdida o alienación
bachatero de Sóngoro cosongo, sino del solar ham- del ser como integridad, pretende ser superada
briento y rencoroso de Juan Cocinero y Juana la por el acto solidario, y donde lo épico anda codo
tuberculosa».245 a codo con el matiz subjetivo propio de esta for-
ma poética.
¿Quién los llamó? Los cinco textos, que en su conjunto consti-
Gasten su plata tuyen una totalidad, fueron concebidos como
beban su alcol, una estructura compleja en la cual se funden el
cómprense un güiro; devenir histórico y los sucesos actuales. Para
pero a mí no, […] Guillén, la solidaridad con España significaba,
además, el rescate del ancestro hispano; por ello
Una característica peculiar de estos sones, el desarrollo de su poema debía sintetizar en
presente asimismo en los «Cantos para solda- imágenes la conquista, la colonización y el mo-
dos», es la participación de varias voces o suje- mento redentor representado por la lucha
tos poéticos, a manera de personajes, en escenas antifascista; así, su «Angustia primera» alude a
donde se incluyen a veces un narrador o un pre- la hazaña de los conquistadores, superada por
sentador y un coro; el juego con los modos una visión de clase que reclama de los rudos sol-
apelativos y esta plurivocidad en los textos les dados españoles, «no Cortés ni Pizarro», una ver-
confieren matiz dramático, dado además en la dadera unidad de espíritu con los descendientes

Untitled-44 410 02/06/2010, 9:33


LA LÍRICA 411

americanos para hacer frente a las fuerzas reac- como el resumen y la expresión más acabada, en
cionarias. un ente individual —el creador—, de la sensibi-
En la «Angustia segunda» se produce el lidad, los sentimientos y anhelos de un colecti-
autorreconocimiento del sujeto lírico, hallazgo vo humano. Por ello se hallará siempre en sus
de la raíz, y esto será confirmado en la «Angus- textos una actitud similar respecto al hablante
tia tercera», donde la necesidad de entrega se lírico: ora un yo, que en realidad es un nosotros,
materializa en una suerte de pacto fraterno: ora personajes encarnados en la voz poética, o
bien complejas estructuras dialogales evocadoras
Las dos sangres de ti que en mí se juntan de la tradición romanceril y aun de la medieval
vuelven a ti, pues que de ti vinieron, […] lírica de debates. Cabe decir, por último, que la
manera de orquestar el cuerpo poemático, así
La «Angustia cuarta» se dedica a la muerte de como la variedad de formas integradas, inducen
Federico García Lorca, y todo concluye con «La a considerar a España… como un anticipo de la
voz esperanzada», una apoteosis de solidaridad «Elegía a Jesús Menéndez», al menos en lo con-
donde vuelve al punto inicial, poema resumen cerniente a la concepción de un poema polifóni-
en el cual se integran los motivos básicos que co de matices elegíacos con cierta complejidad
conforman el texto como unidad. estructural y un carácter épico-lírico de alto con-
El sentido dramático del poema viene dado, tenido dramático.
además de por la presencia del conflicto, por las Del mismo modo en que Motivos de son vino
transiciones que se operan, de uno a otro mo- al rescate de la palabra poética del negro y Espa-
mento, dentro de la voz poética, cuyos cambios ña… es un reconocimiento explícito de la he-
tonales y de perspectiva, así como las fluctua- rencia española, El son entero (1947),247 suma de
ciones en los modos de apelación, sugieren la toda su obra desde el cuaderno de 1930 hasta el
dinámica de lo teatral. Pueden distinguirse, a grupo de textos, en parte inéditos, cuyo título
partir de las actitudes del yo lírico ante los com- preside el volumen, es la más acabada muestra
ponentes temáticos y su desarrollo argumental, de su labor de remodelamiento y estilización de
un prólogo y una situación de partida —«An- la popular estructura lírica musical criolla.
gustia primera»—, un momento de anagnórisis En otro sentido, los poemas incluidos en la
y desgarramiento —«Angustia segunda», «An- parte final representan la apertura de sus moti-
gustia tercera»—, y la solución del conflicto vaciones y temas hacia esferas de significación
—«La voz esperanzada»—. La «Angustia cuar- más abarcadoras, con lo cual se enriquece su
ta» se revela como un espacio de tensión lírica, intercambio con el universo físico y espiritual
momento climático que corona la recreación circundante. Si, como señala la crítica, El son
poética del drama español, por constituir la entero encierra en sus páginas los matices más
muerte del poeta granadino una suma simbólica disímiles de la emotividad criolla, ello se debe
de las consecuencias que para España y su espi- en buena medida a que el poeta ha interiorizado
ritualidad acarreó el vandalismo de la guerra. su experiencia vital hasta alcanzar una alta con-
En España… se observa una subjetivización centración lírica; estadio de la escritura donde
de los hechos históricos consistente en proyec- le está permitido explorar en su subjetividad
tar en la contingencia, en lo factual, un vehe- —síntesis y reflejo de la subjetividad colecti-
mente deseo íntimo, por lo cual el poema se car- va—, en lo más íntimo y sutil de sus percepcio-
ga de contenido lírico pese a sus presuntas nes, puesto todo en poesía de acendrados valo-
intenciones épicas; en este sentido resulta típi- res expresivos.
co de la poética guilleniana, uno de cuyos carac- Volcados en el flexible molde del son se ha-
teres principales es, justamente, ese ir y venir de llan aquí, junto a las problemáticas centrales de
la epicidad al lirismo, trasunto de la coherencia sus primeros libros, los grandes temas eternos,
interna de su mundo poético y de un concepto desarrollados de manera que los sentimientos,
de la poesía en virtud del cual ésta se entiende las emociones, la visión del mundo y el sentido

Untitled-44 411 02/06/2010, 9:33


412 ETAPA 1923-1958

de la existencia expresados en sus versos corres- Con el alma en carne viva,


ponden a la psicología y modo de sentir propios abajo, sueño y trabajo;
del cubano, pero sin dejar de consignar lo que es ya estará el de abajo arriba
patrimonio espiritual del Hombre en cualquier cuando el de arriba esté abajo […]
época o circunstancia; así logra perfilar un diá-
logo entre el ser nacional y la universalidad, cuya Si de algún modo pudiera definirse con una
dinámica explica esa capacidad comunicativa tan palabra el impulso creador que dio lugar a El son
frecuentemente señalada por sus exégetas. entero, esta sería versatilidad, dentro de una co-
En esta sección última del cuaderno se obser- herencia de pensamiento y un estilo. «Guitarra»,
van dos órdenes básicos en lo que respecta a la considerado por los críticos como una verdade-
postura del hablante frente a la realidad. En uno ra «arte poética», entrega las claves de esta co-
de ellos se incluyen textos cuya actitud más ge- hesión en lo diverso; se trata de una perspectiva
neral apunta hacia la plasmación de inquietudes en virtud de la cual el acento popular y el senti-
sociales; el problema de la raza —asociado como do de autenticidad vienen a colocarse en primer
de costumbre al propósito de armonía— y la plano, en un marco de acentuados valores for-
esclavitud —en vínculo con su interpretación de males; así, el poeta cantará —la guitarra para
la Historia— son los temas centrales de un gru- Guillén es símbolo de poesía, pero también de
po al cual se integran poemas como «Sudor y pueblo— a nombre de una multitud que se nie-
látigo», «Son número 6», «Elegía» y «Un son para ga a desvirtuar su esencia:
niños antillanos». Otro conjunto corresponde a
la ya mencionada apertura de sus preocupacio- Su clamorosa cintura,
nes hacia el ámbito latinoamericano, habida en la que el pueblo suspira,
cuenta de la paridad esencial de problemas plan- preñada de son, estira
teada por el común origen histórico y posterior la carne dura.
desenvolvimiento de los pueblos al sur del río
Bravo; textos como «Una canción en el Magda- […]
lena», «Barlovento» y «Son venezolano» reco-
gen momentos de sus experiencias durante el y alzó la cabeza fina,
recorrido que hiciera entre 1945 y 1948 por tie- universal y cubana,
rras de Sudamérica. Mención aparte merece sin opio, ni mariguana,
«Poema con niños», primero de los dos únicos ni cocaína.
ensayos teatrales conocidos por el autor, cuya
parte dialogada, muy sencilla, es, como afirma Aquí se plantea nada menos que la defensa de
Augier, sólo «ilustración para el poema, simple los valores culturales de la nación contra los es-
pretexto para su culminación». tereotipos creados por la propaganda, contra el
En otro orden se encuentran los poemas pro- desconocimiento y el desprecio de nuestra espi-
piamente líricos; en ellos dominan los temas del ritualidad, y aun contra las deformaciones crea-
amor —ensombrecido siempre por la soledad y das por la penetración imperialista y la miseria
la melancolía—, la muerte y la naturaleza, trata- degradante de un vasto sector popular. Es una
da esta última desde una percepción muy pecu- idea que ya había quedado clara en el poema «Ma-
liar. Pueden mencionarse, dentro de los más sig- racas», de West Indies Ltd, y ahora encuentra en
nificativos, «Agua del recuerdo», «Rosa tú, el son la forma idónea para plasmarse.
melancólica», «Iba yo por un camino», «Palma Tras este pórtico sobreviene un orbe de in-
sola» y «Ébano real». No falta en ellos la nota terpretaciones y vivencias, cuyo extenso diapa-
reflexiva, con sabor de llana sabiduría popular, són admite desde el reconocimiento del mesti-
presente en un texto como «Cuando yo vine a zaje como médula de la identidad hasta el
este mundo», donde la intención de denuncia al- develamiento de una intensa vida interior, recrea-
terna con el tono filosófico: da en versos de concentrado lirismo.

Untitled-44 412 02/06/2010, 9:33


LA LÍRICA 413

En cuanto a la naturaleza, es bueno señalar trar también en el juego ideológico; a su manera


que en Guillén ésta nunca será objeto de con- el paisaje cubano denunciará los males que aque-
templación o fuente de belleza y deleite senso- jan la vida nacional, y será por contraste:
rial en sí misma; el sentido de su presencia en la
poesía se explica sólo en razón de su vínculo con Mi patria es dulce por fuera,
el ser humano. Dos actitudes básicas se obser- y muy amarga por dentro;
van al respecto. Una, esencialmente lírica, emo- mi patria es dulce por fuera,
tiva, no a la manera del romántico, quien pro- con su verde primavera,
yectaba sus emociones en el paisaje y hacía de con su verde primavera
éste una prolongación de sí mismo; para el poe- y un sol de hiel en el centro.
ta camagüeyano la naturaleza es presencia ac-
tuante, interlocutor, realidad en diálogo con el Es uno de los signos claves de su obra ante-
hombre, parte íntima de su memoria, soporte rior a 1959, presente en ella sistemáticamente
físico del existir, y en esta medida su intercam- desde Motivos de son, la paradójica relación en-
bio con ella se torna entrañable, ejemplo de lo tre lo externo o aparencial, referido a los carac-
cual es «Ébano real», uno de sus más depurados teres visibles de la idiosincrasia criolla, la belle-
textos líricos: za del medio físico y lo ligero de las formas líricas
populares; y lo interno, medular, que remite a
—Quiero una mesa cuadrada las dramáticas circunstancias socio-políticas y a
y el asta de mi bandera; sus consecuencias en la intimidad psíquica del
quiero mi pesado lecho, hombre: la alienación, el extrañamiento frente
quiero mi lecho pesado, al paisaje y la amargura oculta tras el modo coti-
ébano de tu madera, diano de asumir la penuria:
ay, de tu negra madera…
Ahora no puede ser, Bajo tu risa ligera,
espérate, amigo, espérate, yo que te conozco tanto,
espérate a que me muera. miro la sangre y el llanto
bajo tu risa ligera […]
La segunda actitud se vincula al ya tantas ve-
ces mencionado deseo de armonía y constituye Como summa poética, El son entero es una
una de sus notas singulares, debido a que la na- muestra de las posibilidades expresivas halladas
turaleza, como elemento portador de valores por Guillén en esta forma lírica popular. La va-
estéticos y éticos, se presenta en una verdadera riedad de combinaciones métrico-estróficas, el
relación contradictoria con el engranaje de la profuso inventario de rimas, así como otras múl-
sociedad. Apenas esbozado en su libro de 1931 tiples técnicas y procedimientos compositivos,
en poemas como «Organillo», «Caña» y «Pre- se corresponden, a su vez, con una amplia gama
gón», donde los elementos de la naturaleza son de matices en la percepción de la realidad; pue-
aludidos como motivos complementarios de la de hallarse de este modo un «Son número 6», de
idea rectora, este contrapunto vida social-entor- concepción formal e inquietudes muy actuales,
no físico se perfila con mayor nitidez en el poe- en el cual los recursos estilísticos confluyen para
ma «West Indies Ltd», del libro homónimo de sostener la idea de integración racial que es su
1934, y viene a cuajar en «Mi patria es dulce por eje temático y, junto a éste, un texto de conteni-
fuera», de El son entero. do espiritual o preocupaciones trascendentes
Si el mundo físico le ha servido a ratos como como «Iba yo por un camino», capaz de actuali-
referente para sus construcciones metafóricas, zar muy antiguos tópicos como el del temor y el
como arsenal simbólico y aun para conformar deseo de la muerte, al enfocarlos desde la senci-
atmósferas mítico-mágicas —recuérdese su «Ba- lla perspectiva del hombre común, ajeno a las
lada del güije»—, llegado el momento ha de en- complejidades de la mística.

Untitled-44 413 02/06/2010, 9:33


414 ETAPA 1923-1958

Desde otro punto de vista, El son entero un conocimiento del legado literario ibérico,
ejemplifica cómo, no sólo a partir de los temas, dominio de los secretos del ritmo y singular ap-
sino también de una concepción moderna del titud para reproducir en la palabra los efectos
lenguaje y los procedimientos técnicos, el autor sonoros de los instrumentos típicos, cualidades
puede hacer confluir herencia y creatividad. Una que el poeta poseía en grado sumo.
estructura paralelística, a la manera de las anti- Desde un modelo básico, Guillén desplegó su
guas canciones galaico-portuguesas y castellanas, vasta reserva de recursos, dentro de los cuales
puede ser transformada, como en el citado «Iba ocupan un lugar preeminente, además de los ya
yo por un camino», en otra manera, mestiza, de citados, la economía de palabras, precisión del
expresar el sentimiento por el uso del léxico, los lenguaje que le permite plasmar la idea en su
giros sintácticos, los componentes rítmicos, el médula sin circunloquios ociosos; el empleo de
tipo de estribillo y su disposición dentro del tex- tropos, como la metonimia y sus variantes, que
to; conservará, sin embargo, el encanto de aque- por sus características tienden a objetivar el pen-
llas piezas cuya efectividad e intensidad líricas samiento poético; el uso exacto de todo tipo de
radicaban, precisamente, en su sencillez. Otras procedimientos intensificadores y figuras retó-
composiciones tradicionales como la balada y el ricas para graduar los efectos subjetivos del dis-
romance serán sometidas a nueva interpretación; curso; el sostenido carácter contrapuntístico lo-
así, el impulso narrativo propio de estas formas grado a través de figuras como el oxímoron, la
poéticas se hace sucesión de imágenes o, como paradoja y la antítesis, o bien por contraposi-
en «Rosa tú, melancólica», se va disolviendo en ción de imágenes; el manejo de un código lin-
el fluir de las sensaciones, en las impresiones de güístico accesible a grandes sectores de la po-
las cuales paso a paso el lector se hace partícipe. blación y aun de un simbolismo referido a
Si se toma en cuenta que el estribillo, la repe- elementos conocidos de la historia, la naturale-
tición y los paralelismos son recursos poéticos za y el acontecer social cubanos.
populares de origen remoto, puede decirse que A partir de 1947, Nicolás Guillén inicia una
el son, fruto de la sensibilidad e intuición musi- etapa de intensa actividad pública y continuos
cal del pueblo cubano, ofrece, en tanto escritu- viajes, que desembocaron en un prolongado e
ra, muchas de las peculiaridades y soluciones involuntario exilio entre 1953 y 1959. Durante
técnicas halladas por los juglares, en los oríge- este período, colaborará de forma asidua con la
nes de la poesía hispana, a fin de adecuar el tiem- prensa, en especial la vinculada a la vida política
po, la duración del verso, a las melodías, y para del Partido Comunista, al cual se había integra-
lograr una amplia comunicación con sus audito- do en 1937. De este lapso datan los textos
rios; de ahí la extrema libertad métrica, la varie- epigramáticos que publicó diariamente en el pe-
dad en la rima y el verso estribillesco como idea riódico Hoy (1949) y luego en el semanario La
más simple y general, apta para ser memorizada última hora (1952-53), faceta de su obra poco
y coreada sin esfuerzo. La letra del son es, en estudiada, cuyo carácter circunstancial no em-
cierto modo —si no por la forma, sí por el espí- paña su valor, no sólo como testimonio históri-
ritu—, un equivalente contemporáneo de la co- co, sino también como muestra de dominio en
pla, al menos en lo que atañe a su condición de una línea de creación cuyos antecedentes en las
receptáculo del sentir colectivo, de las vivencias letras hispanas no son desdeñables. Crónica del
y deseos de la muchedumbre, su vínculo senti- acontecer político nacional, esta colección de
mental con el entorno. A Guillén cabe el mérito poemas satíricos es el complemento de su obra
de su hallazgo y empleo consciente como forma mayor y permitió al autor desbordar el sentido
representativa de la sensibilidad nacional, expre- del humor que sólo a ratos —y matizado de iro-
sión concreta del carácter mestizo de la cultura nía— aflora en su obra después de Motivos de son.
cubana; para adoptar su esquema rítmico y su Son sus caracteres más notables el sentido po-
modelo configurativo general y someterlo a un pular, por el lenguaje y el modo de captar las
trabajo de acendramiento estilístico, era preciso reacciones de la gente humilde ante los sucesos

Untitled-44 414 02/06/2010, 9:33


LA LÍRICA 415

referidos; el uso de la ironía y los juegos de in- acontecer inmediato que constituyen temas en
genio a partir de referencias concretas, y el do- el libro, se encuentran, aunque en menor medi-
minio de la técnica del verso en las formas tradi- da, el amor y la muerte, también como alternati-
cionales, lo que posibilita no sólo el empleo de vas temáticas para la expresión de un estado es-
estrofas clásicas como la décima y la copla, sino piritual de signo negativo.
también de otras combinaciones donde alternan El tono del cuaderno es de tensa expectativa
libremente rimas y metros, por lo general de arte por la situación histórica, salvo algunas excepcio-
menor, como conviene al carácter y tono de es- nes como las «Tres canciones chinas», piezas de
tos poemas. atmósfera lírica como «Pequeña balada de Plovdiv»,
Las vivencias acumuladas durante estos años «Ronda», «En el campo» y sus «Tres poemas mí-
aparecerán dispersas en los treinta y nueve tex- nimos», o poemas como «Deportes», «Bares» y
tos que conforman La paloma de vuelo popular, los breves apuntes de «Ciudades», en los cuales
publicado en Buenos Aires en 1958. el solo título anuncia la apretada síntesis en que
Con frecuencia se ha indicado la continuidad se ha encerrado un aspecto de la realidad.
ofrecida por este cuaderno respecto a los libros Es ésta una actitud extendida, más allá del
precedentes, dada no únicamente por la persis- marco referencial cubano o latinoamericano, a
tencia de ciertos temas e inquietudes claves; el otros puntos de la tierra; es el caso de «Mau
propósito sostenido de crear desde la psicología Maus» —contra la propaganda tendenciosa de
y los intereses del pueblo demuestra la existen- la prensa inglesa a propósito de los movimien-
cia de una propuesta conceptual, de una línea tos rebeldes en Kenya— y «Little Rock», denun-
estética e ideológica encarnada en el cuerpo de cia de la crueldad racista dentro de los propios
su obra. La disyuntiva entre poesía y actividad Estados Unidos.
revolucionaria no coloca a Guillén ante una cri- A los ya mencionados se suma el tema del
sis de valores; ambas han de ir parejas, y la pri- exilio, problemática nueva respecto a los conte-
mera, al poner en evidencia los problemas con- nidos habituales de su poesía. La impresión que
cretos —devenidos temas poéticos—, deberá de dejan textos como «Exilio», «Pero señor» y «Pa-
algún modo indicar el camino a seguir para ha- loma del palomar» es de tristeza mezclada con
llar la solución a las tensiones creadas por el un sentimiento de impaciencia; tales efectos se
desajuste social. Guillén no es dado a la autorre- logran a nivel formal, a partir de un manejo de
flexión sobre su discurso artístico, y cuando lo recursos que van de la emotividad —y con ella
hace, consciente del dilema en que se colocan la nostalgia y desarraigo del exiliado—, el em-
algunos intelectuales, deja en claro su postura, pleo del ritornello como forma de reflejar la im-
como en «Arte poética», texto inicial del libro: potencia del hablante frente a los mecanismos
que le cierren la posibilidad de hallar un refugio:
El cañaveral sombrío,
tiene voraz dentadura, En México me cerraron
y sabe el astro en su altura la puerta que da al país,
de hambre y frío […] pero señor,
toqué tres veces y nadie
Junto a la preocupación por Cuba —«Un lar- me vino a abrir.
go lagarto verde»—, la armonía racial —«La Pero señor,
muralla»—, el imperialismo como factor parali- pero señor, señor mío,
zante sobre los países caribeños y suramericanos pero señor […]
—«Casa de vecindad», «Balada guatemalteca»,
«El banderón»—, la represión representada por («Pero señor»)
el poder policial —«La policía», «Canción de
vísperas», «Doña María»— y el odio racista Así, la monotonía que pudiera resultar de la
—«Little Rock»—, entre otros aspectos del insistencia en algunos asuntos y temas queda

Untitled-44 415 02/06/2010, 9:33


416 ETAPA 1923-1958

salvada por la pericia del poeta para presentar, composición, elementos que tienden a estable-
mediante una variedad notable de formas y pro- cer vínculos con un marco referencial externo
cedimientos técnicos, diferentes aspectos o —índice de la contingencia, del entorno—,
facetas del problema aludido. No se hallará, pues, opuesto a la subjetividad del hablante y, por tan-
el mismo tratamiento en poemas que toquen to, más cercano a lo factual, de lo que resulta un
cuestiones similares; Guillén acude al poder dinamismo dado, en el plano configurativo, por
connotativo de los mecanismos expresivos, a la efectos contrapuntísticos de la más diversa
capacidad inherente a la poesía de potenciar y índole.
concretar en imágenes las emociones e ideas, Sin embargo, lo que caracteriza su manera
jugando con los efectos psicológicos produci- personal de entender y plasmar lo elegíaco es el
dos por la rima y los distintos metros, las repe- interés por ampliar los límites de la elegía clási-
ticiones, las figuras patéticas —y en general todo ca, llevando lo que en ésta es reflejo de su sentir
tipo de figuras retóricas—, la oposición de ideas, íntimo y absolutamente individual a un estado
los distintos modos de apelación, los cambios de emotividad concurrente, en el cual el senti-
de tono y perspectiva, los rejuegos lingüísticos, miento del individuo lleva implícito y es trasun-
los efectos dramáticos, la creación de tensiones, to de una emoción colectiva. No es, entonces,
expectativas y cuestionamientos en el lector por un volver una y otra vez sobre la conmoción in-
medio de la reticencia, la elipsis, la ironía y la terna producida por una pérdida irreparable para
sugerencia, entre otros que pueden citarse. desmenuzarla en sus mínimas incidencias, sino
Un ejemplo de la capacidad creativa de hacer de esa conmoción, en la voz del poeta, una
Guillén es el grupo de seis elegías incluidas como caja de resonancia para que se haga sentir la voz
sección final de La paloma de vuelo popular. Es- de muchos. Así, lo primero que ha de observar-
critas en un lapso de once años (1947-1958), las se en la elegía guilleniana es el sentido de caren-
elegías recogen una variada gama de registros cia social asociado al sentimiento de pérdida
emocionales, que van de la memoria familiar, personal e íntima, característico de estas com-
grávida de nostálgica remembranza, y la angus- posiciones.
tia por el escamoteo de una parte de la identidad Por lo antes expuesto, las «Elegías» reunidas
—«Elegía camagüeyana», «El apellido»—, a la en el libro de 1958 representan el logro de un
indignación por la injusticia racista y los críme- estilo largamente perseguido, como lo demues-
nes del poder imperial —«Elegía a Emmet Till», tra el hecho de que algunas de ellas fueron escri-
«Elegía a Jesús Menéndez»—, sin dejar a un lado tas en un espacio de tiempo dilatado; en este sen-
el dolor por la muerte de un amigo o la preocu- tido el ejemplo más notable es «Elegía a Jesús
pación por el destino de la patria —«Elegía a Menéndez», considerada por más de un crítico
Jacques Roumain» y «Elegía cubana». como la cumbre de su obra lírica.
Frecuentemente se ha hecho notar, incluso Guillén comenzó a escribir el texto en 1948
por parte del propio autor, el decisivo peso de lo —año del asesinato del líder azucarero cubano—,
elegíaco en su poesía; desde Cerebro y corazón y y sólo vino a concluirlo en 1951. El resultado
los poemas transicionales escritos antes de Mo- fue un poema monumental, en el cual se tensan
tivos… —podrían citarse como ejemplos «Ele- todos los recursos de la palabra para expresar el
gía moderna del motivo cursi» y «Canción fi- dolor y la indignación producidas por el suceso,
lial»— es posible seguir un proceso evolutivo que pero también la confianza en que el status
propende al encuentro de un modo elegíaco per- sociopolítico propiciador del incidente debía
sonal, los signos más tempranos de este hallaz- tener una existencia transitoria.
go pueden encontrarse en «Elegía a un soldado El poema consta de siete secciones, cuyos res-
vivo» de Cantos para soldados y sones para turis- pectivos contenidos constituyen componentes
tas. Se trata, en primera instancia, de incorporar subtemáticos del tema central, en el cual están
a la emotividad propia de la elegía, resultado del implícitas, a su vez, algunas de las problemáti-
matiz subjetivo predominante en este tipo de cas más relevantes relacionadas con la cuestión

Untitled-44 416 02/06/2010, 9:33


LA LÍRICA 417

nacional y aún con vitales problemas del tiempo Álvarez, refiriéndose a la «Elegía a Jesús
actual. Concebido a la manera de progresión as- Menéndez»:
cendente que tiende a confirmar, como resulta-
do previsible, la tendencia positiva del devenir La diferencia de matiz está dada, en última
histórico, posee una compleja estructura formal, instancia, por la actitud del sujeto creador:
que implica variedad de formas métricas y ante la muerte de Jesús Menéndez, Guillén
estróficas en dos direcciones: una, proveniente siente sumarse a la suya propia la emoción
de la tradición poética hispana, con un desarro- de todo su pueblo. Arrastrado, pues, por
llo creativo de las formas canónicas, y otra rela- ella, el poeta habla desde un segundo plano
cionada con los aportes del propio Guillén a la —punto de vista más que infrecuente en la
poesía de la lengua. A ellas se suma el oportuno elegía—, y se disuelve de lleno en una tota-
empleo de pasajes en prosa, cuya inserción en el lidad que él siente superior a sí mismo; al
cuerpo textual muestra la capacidad del autor hacerlo, esta elegía se convierte en un poe-
para explotar, hasta sus últimas consecuencias, ma heroico, en la medida en que el autor
las posibilidades de la palabra poética. funde su voz en una más amplia y podero-
Otro aspecto de la citada complejidad formal sa que la suya […] observación que corro-
consiste en la estructuración del poema a partir bora lo señalado líneas atrás acerca de su
de un sistema de contrastes, erigido sobre la modo elegíaco.248
oposición de dos paradigmas: la vida, que a su
vez remite a los conceptos de justicia, amor y La «Elegía…» ofrece, por otra parte, nuevos
humanidad, asociados a la figura de Menéndez, elementos para considerar la importancia conce-
y la muerte, que remite a los conceptos de injus- dida por Guillén al ritmo como vehículo porta-
ticia, odio, bestialidad, vinculados al asesino di- dor de rasgos de significación dentro del discur-
recto y a sus instigadores. A lo largo del poema so poético. Mirta Aguirre, en su estudio «En torno
y como consecuencia de la lección ética que por- a la “Elegía a Jesús Menéndez”», llamó la aten-
ta, las funciones semánticas convencionales de ción sobre este hecho al señalar que en ella hay
los conceptos enfrentados se van relativizando;
así, el asesinato del líder obrero equivale al ani- […] una utilización de los acentos, de las
quilamiento moral de su ejecutor —especie de pausas, de las agrupaciones silábicas, con
muerte en vida—, mientras Menéndez trascien- un sentido de específica significación lírica
de la existencia física por la vitalidad de su ideal que hasta ahora no había logrado domar la
revolucionario y sobrevive en la memoria colec- poesía
tiva como impulso para la acción transformadora
de los hombres. para agregar más adelante:
La originalidad del modo elegíaco en Guillén
descansa en varios factores; en primer término Lo que presupone […] una aplicación del
se halla el cambio efectuado en el modo de ape- hecho objetivo de lo rítmico a EFECTOS
lación propio de la elegía tradicional, en la cual subjetivos relacionados con el contenido
el yo se mantiene en un primer plano para en- conceptual del poema.249
tregar la visión subjetiva del hecho que promue-
ve la escritura; con Guillén se le incorpora un Hecho que trae de nuevo a colación la cuali-
juego entre el universo interior y el mundo ob- dad musical de su obra, tan estrechamente rela-
jetivo, cuyo resultado visible es la proyección cionada con su concepto de lo cubano y sus cri-
de la subjetividad al marco de los problemas so- terios sobre los caracteres básicos de la expresión
ciales, característica apreciable en el poema de- lírica nacional.
dicado a Jacques Roumain y en «Elegía cubana», Restaría mencionar, como posible vía de aná-
por sólo citar dos ejemplos del libro. Al respec- lisis, el alto contenido dramático implicado en
to ha señalado el poeta y crítico cubano Luis su concepción como un todo y en elementos

Untitled-44 417 02/06/2010, 9:33


418 ETAPA 1923-1958

específicos del texto, rasgo que amerita un estu- tas publicaciones poéticas fueron, más que an-
dio profundo no emprendido hasta ahora. tecedente, anticipo generacional.
Debido a la organicidad y coherencia logra- La primera figura de esta generación que pu-
das por Guillén al reunir en ella las diferentes blica poemario es Carilda Oliver Labra, cuyo
direcciones de su quehacer, insertándolas de Preludio lírico (1943), prologado por Fernando
manera que el discurso fluya sin desequilibrios Lles, muestra la emotividad de una muchacha de
en el tránsito de unas a otras, la «Elegía a Jesús apenas diecinueve años, que hallará una estación
Menéndez» continúa siendo un reto para la pe- de llegada en su camino poético con Al sur de mi
ricia de los críticos y un ejemplo de alta poesía garganta (1949), al que se le concedió en 1950 el
al servicio de una causa social. Premio Nacional de Poesía del Ministerio de
Con La paloma de vuelo popular se cierra un Educación, y cuya curiosa conjunción entre la
ciclo en la obra del poeta camagüeyano; su con- corriente neorromántica y elementos vanguar-
fianza en la llegada de nuevos tiempos, atesti- distas, así como su calidad expresiva y alcance
guada una y otra vez a lo largo de este extenso poético, lo destacan enseguida en la poesía cu-
período creador, será confirmada en enero de bana coetánea. También Rafaela Chacón Nardi
1959; una nueva visión de la realidad vendrá a ofrece un libro de indiscutible calidad: Viaje al
incorporarse a su quehacer con su libro Tengo sueño (1948), de lirismo íntimo situado entre los
(1964). [N. Q.] influjos de Juan Ramón Jiménez y Mirta Aguirre.
Otros poetas que publican obras, si bien aún de
incipiente valía, son Heberto (entonces Everto)
2.2.7.5 La generación de los años cincuenta. Padilla, con Las rosas audaces (1948); Fayad
R. Escardó y J. Álvarez Baragaño Jamís, autor de Brújula (1949), cuyo propio tí-
tulo caracteriza su lenguaje de búsqueda, y José
La más importante entre las primeras alusiones Sardiñas Lleonard, con Isla de sangre (1949); nin-
al surgimiento de una nueva generación literaria guno de estos poemarios logra superar las co-
en el panorama lírico cubano, es de Raimundo rrientes epocales predominantes, y podría defi-
Lazo, quien la formuló en 1954, en su discurso nir al pequeño núcleo de sus autores entre dos
de ingreso en la Academia Cubana de la Lengua, vibraciones centrales: la que dejó tras de sí Juan
publicado bajo el título de Teoría de las genera- Ramón Jiménez en su estancia habanera, aproxi-
ciones y su aplicación al estudio de la literatura madamente diez años antes, y el impulso neo-
cubana, denominándola «oncena generación» del rromántico, que sería uno de los fuertes influ-
desarrollo evolutivo que él explica; aunque no jos, e incluso manera expresiva, de los nuevos
puede aún caracterizarla, Lazo la subraya como poetas en la próxima década.
«post Orígenes», y «en cuyo marco se fijará en En esos mismos años publican sus obras pri-
su día el alcance de nuestra obra y actitud».250 marias creadores nacidos dentro de los límites
En efecto, durante la década de 1940 ya se generacionales que después abandonarán la ex-
advertía un brote de publicaciones de poetas muy presión poética en versos: Mario Rodríguez Ale-
jóvenes, nacidos todos tras 1924. No era aún mán (Suite, 1947), Tomás Gutiérrez Alea (Re-
ocasión para Lazo de significarlos como un mo- flejos, 1949) y Ventura García (Vendimia de
vimiento definido, definible, y también resulta- primavera, 1947; La sonora inquietud, 1948),
ba arriesgado fijar los límites generacionales, que quienes también pueden asociarse a las «vibra-
luego se impondrán, por mayoría de la opinión ciones» aludidas.
de la crítica, entre 1925 y 1940. Las obras que Tampoco en los primeros años cincuenta se
por los años cuarenta aparecían, no caracteriza- hallará el alcance de una generación con concien-
ban todavía a la nueva generación, sino más bien cia de sí, aunque se produce un estimable brote
se adscribían a esta o aquella corrientes líricas cualitativo entre varios poetas: Roberto Fernán-
epocales, según se verá más adelante, o consti- dez Retamar publica su homenaje a Rubén Mar-
tuían sólo una efusión juvenil, sentimental. Es- tínez Villena denominado Elegía como un him-

Untitled-44 418 02/06/2010, 9:33


LA LÍRICA 419

no, en 1950, y en 1952; obtiene el Premio Na- Sin embargo, a este brote ya no se le puede
cional de Poesía con Patrias, de modo que es el denominar «tempranero», «precipitado» o de
segundo miembro que se destaca ampliamente «anticipo»; es con propiedad un surgimiento
de la más adelante mejor definible generación. generacional, y su significación no podía pasar
Carilda Oliver Labra da a conocer su Canto a por alto en la lírica que le era coetánea, al grado
Martí (1953); con connotaciones neorro- de que en la antología Cincuenta años de poesía
mánticas, Nivaria Tejera ya ha publicado Luz de cubana (1952), Cintio Vitier incluye a cuatro
lágrima (1950) y enseguida edita La gruta (1953) jóvenes que precisamente son Carilda Oliver
y Alba en el niño hidropésico (1954); Pedro de Labra, Rafaela Chacón Nardi, Roberto Fernán-
Oraá ofrece El instante cernido (1953), con cier- dez Retamar y Fayad Jamís, quienes cierran la
tas cercanías al ámbito origenista; asimismo, muestra del medio siglo. Fuera de la compila-
Pablo Armando Fernández se presenta con rá- ción de Vitier, ya se observó cómo otro conjun-
pida madurez y originalidad mediante Salterio y to de poetas va arribando a diversos grados de
lamentación (1953). Entre otros jóvenes poetas, madurez cualitativa que los distinguen y distin-
publican sus primeras obras Pura del Prado (De guen a la promoción que representan.
codo en el arcoiris, 1952; Los sábados y Juan, 1952; En conjunto, las líneas que estos poetas cul-
Canto a Martí, 1953); Gustavo Navarro Lauten tivan son de intimismo evidente, con algunas
(Las horas diferentes, 1954); Dora Varona (Ren- notas sociales (Fernández Retamar, Loredo y
dija al alma, 1952); Aleida Cruz Espineta (Ara- Navarro Lauten), pero en general se han arri-
bescos, 1952); Miguel Álvarez Puga (Poesía, mado más al neorromanticismo o al Grupo de
1953); Rómulo Loredo (Sueños de azúcar, 1954) Orígenes, en cuyo órgano difusor publican tex-
y Ángel N. Pou (Cantos de sol y salitre, 1954). tos Fernández Retamar, Fayad Jamís, Oraá y
No sería fácil hallar un posible denominador Pablo Armando Fernández, entre los hasta aho-
común entre todos estos poetas, que más bien ra mencionados. Si por fin hallásemos un ele-
están mostrando en sus obras un desnivel cuali- mento expresivo que quizás los pudiera agrupar
tativo desunificador; el hecho de que sean jóve- a todos, sería la «efusión sentimental», suerte de
nes cercanos en las edades es un factor biológi- denominador que se manifiesta en el afán de re-
co innegable que, sin embargo, puede quedar ferirse al hogar, a la familia, a la recién pasada
atenuado por la diversidad de actitudes (y apti- infancia; aunque no son temas centrales en nin-
tudes) artístico-creativas que los distinguen a guno de ellos, al menos casi todos se inclinan de
cada uno y no a un conjunto con unidad estilís- una manera u otra sobre tales temáticas, que
tica, formal o temática. les conceden a veces cierto tono elegíaco o
Puede decirse que Carilda Oliver Labra, semielegíaco.
Rafaela Chacón Nardi y Roberto Fernández Es temprano para fijar hitos. No obstante, los
Retamar eran en esos años los tres poetas de más nuevos habían de mostrar algo «nuevo», un per-
visibles dotes de la generación emergente, pero fil renovador, una voz propia que, en verdad,
enseguida se les sumaron, con méritos, Nivaria podrá identificarse en las individualidades crea-
Tejera, Pedro de Oraá y Pablo Armando Fer- tivas en una fecha ya clave para el alumbramien-
nández. Muy significativamente se deben agre- to generacional: 1955. Es el año de madurez de
gar otros dos nombres que alcanzan valores poé- la búsqueda de «lo cubano» por la poesía que
ticos de consideración: José Álvarez Baragaño Fernández Retamar desarrolla en Alabanzas, con-
(Cambiar la vida, 1952) y Fayad Jamís (Los pár- versaciones; los Nuevos poemas de Pablo Arman-
pados y el polvo, 1954; Alumbren, seco sábado, do, prologados por Eugenio Florit, acercan los
del mismo año), en cuyas obras se muestra un caminos líricos del autor con los del prologuista.
empleo de formas y modos vanguardistas, cuya El amor original, de José Álvarez Baragaño, es
repercusión surrealista se acentúa en Baragaño, una escala superior dentro del lenguaje liberado
que vienen a enriquecer el variado panorama de trabas expresivas, que le ofrece el surrealis-
poético de la Isla. mo, y Se diría noche, cuyo autor, Isidoro Núñez,

Untitled-44 419 02/06/2010, 9:33


420 ETAPA 1923-1958

muestra otra línea artística dentro de la intimi- libros en la década: Rolando Escardó, cuya obra
dad, tal vez más próxima a la muy personal que va siendo generalmente reconocida entre los gru-
sigue, a la sazón, Dulce María Loynaz. Muestra pos autorales; ese tono podrá advertirse aún tí-
de este lirismo aún lejano del tono conversa- midamente, como ya vimos, en los libros de
cional, pero prefigurándolo, son los textos de Fernández Retamar y Pablo Armando Fernán-
Fernández Retamar, «En este atardecer», y de dez, así como en los de Álvarez Baragaño, cu-
Pablo Armando Fernández, «La visita», visible yos textos de raíz surrealista alcanzan altos
en estos fragmentos respectivos: momentos líricos junto a sombras u oscuras alu-
siones que aportan sus imágenes en ocasiones
Gracias, en fin, porque estoy vivo abiertas a la cotidianeidad, como se advierte en
en este atardecer de agosto, este fragmento de «Hechizos 1955»:
hoy que otros que pudieron verlo
se han amistado con el polvo; Las manos blancas y pobres de la burocracia
que gira como una mosca alrededor de un
y que han dejado descuidados cadáver
(yo los recojo: son de otros), y la policía con su látigo
lentos alcázares al aire, envuelto en la razón de la inocencia empapado
un derrumbado y tierno tono. de miedo
los pasos que nos conducen por ese vacío
Con menos precisión formal, en la mitad fi- solitario
nal de su poema, también de breves versos, Pa- cubierto de horror
blo Armando Fernández dice: y cruces
de la moderna inutilidad de la vida
Estabas cuando yo no era las casas de importación y las grandes empresas
y en prodigioso vino me tocabas, surtidas de fetos trascendentes
en hogaza de pan: que miran con desprecio el ruido salvaje de
eras agua y espiga. la tierra […]
A tus antojos semilla y fruto fui.
A tu desvelo, mesa y cobija, Véase también ese tono en los elementos
y respondí a tu nombre. lexicales, hasta entonces «antipoéticos» que
Me visitan y dicen: «Murió el año y la hora». emplea Carilda Oliver Labra en Al sur de mi gar-
Respondo: «Murieron las palabras». ganta, casi al final de «Canto desbordado»:

Con menos calidades, por debajo de la madu- Dios esperando en las cucharas;
rez expresiva de estos cuatro libros, en el mis- sí, tú,
mo año se dan a conocer obras de Ángel N. Pou: suspendido sobre los cancerosos:
Poemas nuevos para un hombre viejo; Antonio mira que soy de leche, de corazón, de polvo,
Giraudier: Una mano en el espacio; Ana Núñez de pequeñas células terribles.
Machín: Raíces, y Dora Varona: Hasta aquí otra Mira que puede nacer de mí la yerba.
vez. Esta última poetisa se va despidiendo ya de Mira que estoy cuidando tus palomas.
su integración a la lírica cubana con la edición
española de sus versos y tras su matrimonio con Sobre estos poetas se hallará en esos años el
Ciro Alegría, para luego incorporarse a la litera- influjo —luminoso— de la obra del gran perua-
tura peruana. no César Vallejo, pero asimismo se recordará que
La «voz propia» que va alcanzando la genera- en el patio cubano poetas como Florit, Tallet,
ción aún innominada, puede identificarse por Guillén, Feijóo, Piñera, Diego y García Marruz,
cierto acercamiento al tono conversacional, que han ofrecido obras líricas de real importancia,
se advierte incluso en un poeta que no publica que incluyen diversas modalidades del referido

Untitled-44 420 02/06/2010, 9:33


LA LÍRICA 421

tono; no les corresponde a los jóvenes el mime- varía el nombre de la revista, mientras que en
tismo o la mera continuidad sobre una manera Camagüey se le conocía como «Tiempo Nuevo».
de hacer poesía en sí misma muy antigua, sino Era inminente el agrupamiento generacional,
llevarla a tales extremos expresivos que se han pero los promotores de Renuevo no poseían real
de convertir en señal inequívoca del curso poé- prestigio aglutinador entre la totalidad de los
tico que luego siguen. Por ahora, cada uno con- jóvenes poetas de la hora; antes bien, parte de lo
tinúa su propio camino hacia la madurez poéti- más granado de ellos prefirió mantenerse al mar-
ca, mostrando aristas diferenciadoras y hasta gen de tales impulsos «renovistas», que surgían
alguna «rebelión» todavía tímida contra sus mo- con tres editores asociados: Ángel N. Pou, José
delos epocales. No hay dudas de que ese camino Guerra Flores y Carlos Dobal. El primer núme-
de la madurez ya va siendo amplio, con la pre- ro de Renuevo (junio de 1956) celebra el año de
sencia de al menos diez poetas que hasta 1955 «La promesa de los jóvenes» y, declarándose sus
han logrado alcanzar un primer impulso creativo herederos, la sustituyen como vocero de la
cualitativamente definible.251 «oncena generación», como a sí mismos comien-
Por ello, no es raro que un atento crítico de la zan a llamarse, siguiendo a Lazo. Al mes siguien-
perspicacia de Jorge Mañach se interese abierta- te, en el número 2, aparece la primera declara-
mente por lo que está ocurriendo en poesía en- ción «programática» del grupo; en el número 3,
tre los jóvenes; no se le podía escapar al autor de Pou incluye una «Carta a los jóvenes poetas de
Historia y estilo esa fuerte irrupción juvenil, ya América», con intenciones de «acoplar» su gru-
con valores ciertos, en el panorama literario cu- po a la naciente intelectualidad generacional-
bano, y enseguida aboga por concederle «espa- mente afín del Continente. En el número 5, se
cio» al brote generacional, mediante un artículo publica un decálogo: «Fundamentos del Movi-
en el Diario de la Marina, donde afirma: «Cul- miento Renuevo», y en las salidas sucesivas de
tura consagrada es ya un poco cultura paraliza- la revista, hasta el número del primer aniversa-
da. Hasta a los que están de vuelta les viene bien rio (mayo-junio de 1957), aparecen declaracio-
el brioso ejemplo de los que están de ida: su en- nes de apoyo, cartas, artículos y otros medios
tusiasmo impaciente y su fervor sin beatería. de propaganda, definición, proselitismo y reafir-
Además, de nada sirve cerrarles el paso. Tarde o mación del ya organizado movimiento.
temprano ellos se lo abren.»252 Ni corto ni pere- En el año y medio en que circula Renuevo,
zoso, el director del Diario… da su visto bueno, los jóvenes poetas publican numerosos libros,
y con el poeta Gastón Baquero, a la sazón inte- no todos relacionados con el autoproclamado
grante de Orígenes y ejecutivo del famoso «de- movimiento generacional, que luego se distin-
cano de la prensa de Cuba», inauguran una pági- guirá mejor como sólo formado por un grupo
na: «La promesa de los jóvenes», que pretendía dentro de la generación que los editores Pou y
capitalizar el movimiento en ciernes. Guerra Flores representan mejor; más adelante,
«La promesa de los jóvenes» cumple un año sin obra medianamente distinguible, Dobal
sin lograr siempre que las mejores firmas de los desempeñará un papel decisivo desde su posi-
que ya tenían libros publicados (y que han dado ción de derecha en la desintegración de este gru-
pasos más allá de «la promesa») se decidan a in- po sin dudas interesante.
cluir sus textos en sus columnas. Pero el anun- Entre los nuevos libros significativos duran-
cio de Lazo, la referencia de otros críticos (Ra- te los años de Renuevo, se recordarán: Son de
mos, Chacón, Henríquez Ureña, Portuondo y otros (1956), de Rosario Antuña, con importan-
hasta el propio Retamar), el impulso de Mañach te prólogo de José Antonio Portuondo, que más
y la aludida sección del Diario de la Marina, no adelante se comentará; Vigilia (1956), de Cleva
podían ser menos que estímulos para que un gru- Solís, saludado enfáticamente por Cintio Vitier
po de jóvenes publicara una pequeña revista: como «la revelación del año»; Una brizna en el
Renuevo, y anunciara la fundación de un «Movi- oleaje (1956), de Ángel N. Pou, cincuenta
miento Juvenil Literario» que, en la capital, lle- sonetos que oscilan entre lo neoclásico y el

Untitled-44 421 02/06/2010, 9:34


422 ETAPA 1923-1958

énfasis neorromántico; Frutos dispersos (1956) rarios de la nueva ola de poetas, se notará que
y Soledad y otros temas (1957), de Manuel Díaz fue el primer intento de ofrecer cabeza o núcleo
Martínez, autor relacionable con Renuevo más generacional, con aglutinamiento y creación bajo
bien desde la polémica coetánea, y El cisne presupuestos comunes (en este caso, más im-
(1956), libro con el cual Roberto Branly se une puestos, «programatizados», que espontáneos).
a Álvarez Baragaño en sus búsquedas surrealistas. El hecho de contar con un órgano difusor, que
Aparte de estos conjuntos de versos, existe un aludía constantemente a cierta hegemonía, per-
grupo de textos menos significativos en cuanto mitió el desarrollo de un grupo de poetas, cuyo
a reales aportes de renovación,253 y un no menor «teorizador» fue sin dudas Ángel N. Pou, quien
listado de poetas que dan a conocer poemas dis- edita en 1957 su folleto Presencia de una nueva
persos, sin publicar libros, pero que ya alcanzan generación literaria, mediante el cual ofrece un
relativo relieve; es el caso singular ya menciona- breve recuento de Renuevo (gestación y funda-
do de Rolando Escardó. Aunque, como se ob- ción), lanza un llamamiento a los jóvenes poe-
serva, lo que se escribía fuera de Renuevo estaba tas de Cuba para que integren el Movimiento
siendo literariamente más trascendente que lo Juvenil Literario y, mencionando a Fernández
gestado dentro del «movimiento», no hay dudas Retamar sólo de paso, relaciona un número de
de que el propio sentido de agrupamiento hasta veintinueve autores, la mayor parte poe-
generacional concede a los «renovistas» espacio tas, en tres listados.255 Este texto de Pou es la
especial en la década de 1950, dado el carácter primera reseña crítica que pretende abarcar la eje-
de organización consciente que alcanzan. cutoria de la nueva generación, y aunque allí no
No se debe olvidar que 1956 fue el año de se encuentra una caracterización formal y
llegada a las costas cubanas del Granma, coman- contenidista de la «nueva poesía» en su globa-
dado por Fidel Castro Ruz. Se inicia la lucha ar- lidad no atenazada por los grupos, el autor seña-
mada, y el auge de la oposición directa contra la la cuáles son, según él, los rasgos distintivos de
dictadura de Fulgencio Batista no puede quedar los «renovistas»: «antidogma y anticonformismo
sin eco entre los jóvenes poetas, incluso ni si- […] suprema razón de libertad […] preocupa-
quiera en la pretendidamente despolitizada Re- ción por las apetencias saludables del pueblo (y)
nuevo, que se mantuvo hasta su aniversario muy deseos de progreso… sed de moral… necesidad
fiel a los puntos de su Decálogo, que la separa- de hermanar ideales con las restantes comuni-
ban de la lucha política epocal: dos de sus miem- dades de América… pasión de ejemplos valede-
bros más destacados, Ángel N. Pou y Juan Oscar ros de democracia…»; tras ello, Pou reproduce
Alvarado, proponen silenciar la publicación ante completo el Decálogo del referido movimiento,
el crecimiento de la represión batistiana. Dis- como otro documento caracterizador.256
crepa Dobal, aferrado al apoliticismo, y él sólo, Como se advierte, esta «caracterización» es
aunque con Guerra Flores aún en el colofón de tan general que se convierte en inespecífica. Del
ejecutivos, edita dos números más: el 10 y el 11- grupo de Renuevo puede decirse, según sus
12, antes de que la revista cierre definitivamente obras, que se inclina mucho más hacia el neo-
sus páginas. En el interín, Juan Oscar Alvarado rromanticismo que a cualquier otra corriente
se ha sumado a la lucha abierta contra la dicta- coetánea de la lírica cubana; a veces las búsque-
dura, y, asesinado en 1958, figura entre los már- das van más atrás, hacia el romanticismo,
tires del proceso insurreccional que, aunque advertible en textos de Pou y Guerra Flores. El
multigeneracional, encabeza la denominada Ge- lirismo, la intimidad, los temas amatorios y fa-
neración del Centenario.254 miliares predominan como factor común, así
Al suprimirse Renuevo, parecía que la joven como una evidente preferencia por la métrica y
generación volvía a la dispersión, aunque ya se la rima, que a veces conduce hacia un sentido
observaba mejor cómo se reunían ciertos gru- neoclásico de la poesía. De casi todos esos ele-
pos de afinidades. Si bien Renuevo no había sido mentos del discurso poético del grupo, es ejem-
lo más representativo en cuanto a quilates lite- plo algún soneto de Pou, entresacado entre otros

Untitled-44 422 02/06/2010, 9:34


LA LÍRICA 423

varios, y cuya proximidad al orbe neorromántico los de prensa separadamente publicados), este
se deja ver con relativa facilidad en «La casa», de prólogo de Portuondo subraya mucho mejor las
El agua ausente, su libro más maduro de la inclinaciones estilísticas, formales, de conteni-
década: dos y hasta de afinidades o influencias de la ge-
neración en ciernes; él señala: «intelectualismo,
Era una vieja casa abandonada, la inspiración libresca, erudita no pocas veces, la
oculta entre verdores susurrantes, vida refractada amargamente a través de una en-
hecha para el amor de los amantes rarecida capa de conceptos…»; explica el am-
que anhelan todo dar como si nada. biente «burgués y académico» en que la mayoría
de los jóvenes se mueven, y observa que: «En la
Quise, prófugo en ella, de pasada, hora febril, creadora, de la pasión adolescente,
hallar pruebas de carne, delirantes, sólo han visto junto a ellos la miseria de una tie-
y en el hosco negror unos instantes rra entregada al extranjero […] donde la cultura
hubo idílica luz de madrugada. quiere hacerse faena de bufones o instrumento
falaz y controlado para encubrir las podredum-
Se me olvidó lo grave del desvío, bres de la existencia nacional.» Junto al análisis
y hasta me pareció no ser tan frío particular del poemario prologado, Portuondo
el frío fantasmal de mi contorno. les ofrece a los jóvenes un reto que difiere del
que propondrá Mañach en Renuevo.257
Ayer volví a pasar por sus aceras, Pudiera parecer natural que muchos jóvenes
y algo vino a chocar con mis ojeras se sumen a las corrientes poéticas coetáneas, por
como si fuera un beso, de retorno. el prestigio de ellas y con el afán de publicar en
los medios de que disponen, o también que
Este tratamiento formal y de contenidos reaccionen, con una vuelta atrás de la mirada,
—independientemente de la discusión acerca de hacia cotos románticos, o que busquen en la
su calidad y efectividad literarias— contrasta bas- libertad que les puede donar la expresividad
tante con lo que a la sazón realizaban poetas más surrealista, antes de hallar un camino más pro-
innovadores, como Fernández Retamar, Jamís, pio de la innovación que les corresponde. La
Pablo Armando Fernández, Oraá, Álvarez década de 1950 seguía siendo un estadio de bús-
Baragaño, Escardó, Cleva Solís…, y hasta algu- quedas para la mayoría de los jóvenes. En el mar
nos que se acercan al ámbito «renovista», como de nombres recién estrenados, de alientos y de
Isidoro Núñez o Rosario Antuña. referencias críticas más serias, la navegación
A la par, críticos y ensayistas de la talla de generacional se hacía azarosa en un encrespa-
Mañach, Lazo, Anita Arroyo o Portuondo, se miento social que, a veces, motivaba la diáspora,
referían de muy diversas maneras a lo que escri- amén de la natural dispersión espacial de las nue-
bían los jóvenes en la época; los tres primeros vas firmas. Habría que decir que el rumbo más
publicaron opiniones en Renuevo, y Portuondo certero, literariamente hablando, se inclinaba
logra el texto crítico más lúcido que se escribe hacia los que de una u otra maneras mantenían
sobre el conjunto de la generación de los años relaciones con el fecundo Grupo de Orígenes.
cincuenta en su fase naciente, con su prólogo a Pero el famoso concierto de poetas se dispersa-
la edición de la Editorial Manigua de Son de otros, ba también, la polémica lo corroía y, entre otros
de Rosario Antuña. Cronológicamente, es el factores no propios de explicación en este espa-
primer análisis crítico que presenta una caracte- cio, se produjo la división definitiva, aparece
rización real, global de la «nueva poesía», en cu- Ciclón, desaparece Orígenes, y entre los mismos
yas referencias se pueden contemplar todos los jóvenes hay inclinaciones de apoyo o rechazo
autores éditos en el lapso, entre los nacidos tras hacia el grupo capitaneado por el gran poeta José
1924. Casi coincidente en el tiempo con el fo- Lezama Lima. Ciclón es un nuevo «territorio»
lleto de Pou antes aludido (que eran tres artícu- propicio para algunos que incluso aún no habían

Untitled-44 423 02/06/2010, 9:34


424 ETAPA 1923-1958

publicado libros (César López, Antón Arrufat, do en el desarrollo de la conciencia y la partici-


Luis Marré…) o para otros ya más conocidos pación política.
(Pedro de Oraá, Branly, Escardó…). Pero los jó- El fin de la década sorprende a los jóvenes en
venes se estaban abriendo camino también en activo: Carilda Oliver Labra publica una anto-
periódicos como Prensa Libre, El Sol, El Mun- logía de sus versos: Memoria de la fiebre (1958);
do, Diario Libre, Hoy (sobre todo los que se vin- Rafaela Chacón Nardi reedita Viaje al sueño y
culan a la Juventud Socialista), y también, como 36 poemas más (1957); Pedro de Oraá da a co-
ya se vio, en el Diario de la Marina y otros rota- nocer un nuevo cuaderno: Estación de la hier-
tivos. Fuera de las revistas y periódicos mencio- ba… (1957); Roberto Branly vuelve sobre el su-
nados, sus colaboraciones van siendo principa- rrealismo, con mayor decantación, en Las claves
lísimas en Nuestro Tiempo, 258 órgano de la del alba (1958); a la par aparecen poemarios de
Sociedad Cultural de igual nombre; en Islas, de Antonio Giraudier, Thelvia Marín o, iniciándose,
la ONBAP, promovida por un grupo de poetas Joaquín G. Santana. Escardó y un grupo de ami-
mayores en edad, de orientación neorromán- gos sostienen el efímero grupo Yarabey, cama-
tica;259 y, entre otras, en Orto,260 del grupo líri- güeyano; de la gestión de este poeta nace la an-
co multigeneracional de Manzanillo. Esas «otras» tología de Samuel Feijóo Poetas de la ciudad de
son revistas que, mucho más ocasionalmente, Camagüey (1958), en la que se reúnen firmas de
incluyen poemas de jóvenes; entre las más im- mayor edad con jóvenes de la nueva generación,
portantes se recordarán: Lyceum, Germinal, como Luis Suardíaz, Severo Sarduy, Raúl Luis,
Bohemia, Vanidades, Romances, Acento y hasta Lucio, el propio Escardó y muchos otros; ello
Chic, u otras de ámbito provinciano o de menos señala a Camagüey como un importante polo
alcance nacional. generacional.
Si bien este movimiento de publicaciones en Aunque Escardó posee una voz singular, es la
revistas y periódicos se sostiene durante toda la suya la que mejor caracteriza al grupo, sobre todo
década, se acentúa al final de los años cincuenta, con su poema «La familia», en el que algunos
cuando el natural peso de los jóvenes en el mo- críticos encuentran la esencia expresiva colo-
vimiento poético cubano, en cuanto a brote quialista antes de la Revolución, en un integran-
cuantitativo e importancia cualitativa, es ya mu- te de la Generación del Cincuenta; Escardó es
cho mayor. Curiosamente, ese es el momento capaz de fusionar su personalísimo simbolismo
de su mayor dispersión, no sólo dentro de la Isla, con lo que se ha dado en llamar «influjo valle-
sino viajando al extranjero.261 La permanencia jiano», que en él es más un contacto, una afini-
en ciudades como Manzanillo, Camagüey, Santa dad creativa, como se aprecia en «El valle de los
Clara, Matanzas o la propia Habana,262 motivó gigantes»:
agrupamientos de afinidades sin mayores conno-
taciones que la simpatía y el mutuo estímulo.263 La luz transforma esa pared silenciosa,
Debido a esta dispersión espacial y hasta es- el pozo, la caverna,
tilística, Eduardo López Morales subrayó que la la luz se cae al pozo de mi alma.
suya no era una generación «capitalina» ni «pro- ¿Dónde, dónde encontrar
vinciana»;264 en verdad, la aludida dispersión, una ventana abierta o una puerta,
condicionada por la época, impedía el rápido dónde el sitio de estarme para siempre?
autorreconocimiento generacional. A ello se ¿En esta profunda cavidad sin un mapa,
añadirá la variedad de niveles educacionales que estoy perdido?
los jóvenes ostentaban, y si bien la mayor parte ¿Desde cuándo se pierde lo perdido?
procede de ambientes de la pequeña burguesía,
proletarios o campesinos, ninguno pertenece a Hundido entre estatuas de cristal,
las «altas clases» industriales o terratenientes. A tocando la bóveda del alma;
la variedad de conceptos estéticos que entonces elictitas de vueltas y arcos espaciales,
mostraban, se unían también diferencias de gra- esponjas y pilares,

Untitled-44 424 02/06/2010, 9:34


LA LÍRICA 425

gotas de espanto, rocas. ves del alba de Roberto Branly, con títulos tan
sugerentes de la presentación personal y de la
Exploro el interior. Atisbo, palpo, pregunto: época que enseguida adviene. Como dato curio-
¿qué estoy haciendo, Dios, qué busco en so, añádase que la edad promedio de los poetas
la caverna? en el momento de publicación del primer
poemario fue, aproximadamente, de veintidós
En el propio año 1958 se desarrolló en las años, con extremos en los diecisiete de Heberto
páginas de Excelsior (entre agosto y octubre) una Padilla y los treinta y uno de Thelvia Marín.
polémica en torno al desintegrado grupo de Re- Como resumen, debe reiterarse que, en los
nuevo, cuyas mutuas invectivas trajeron consi- contenidos, dominó entre estos poetas el inti-
go otro acto de dispersión, y clausuraron las mismo variado que polarizan entre las efusiones
posibilidades aglutinadoras que aún podía tener sentimentales neorrománticas o el llamado
el precario Movimiento Literario Juvenil que, se «esteticismo» de Orígenes, sin descuidar el he-
evidencia entonces mejor que nunca, era sola- cho de que el surrealismo dejó huellas imbo-
mente un grupo no decisivo en la definitiva ima- rrables en la poesía de estos años. Claro está, la
gen generacional.265 Sin embargo, aunque el poesía de tendencia social (protesta lírica,
aporte de Renuevo a la poesía cubana no tuvo un militancia revolucionaria, expresión de la lucha
saldo elevado, vale aquí subrayar que no debe política ambiental) se editó en forma dispersa,
minimizarse su presencia en esos años catalo- bajo censura, y, por ello, minoritariamente; su
gándolo como intento grupal fallido, porque caudal sólo pudo ser conocido tras 1959. Mu-
ciertamente logró nuclear por primera vez, como cho de lo publicado —incluso libros— en años
ya se vio, alrededor de veinte poetas de más o posteriores al triunfo de la Revolución, es obra
menos dotes creativas. nacida en la década de 1950, pero que, por no
Entre 1953 y 1958 pierde la vida en la lucha haber sido difundida en ella, es cuerpo literario
antibatistiana un grupo de jóvenes talentos, cu- que se ha de ver integrado a la nueva época cu-
yas obras serán mejor conocidas tras 1959, año bana. Lo mismo ocurre con la tardía edición de
que, por razones históricas, marca el comienzo cuadernos o de poemas que los autores, ya alre-
de una nueva época en las letras cubanas y en el dedor de los sesenta años, deciden publicar como
devenir nacional. Raúl Gómez García —el poe- «saldo» de la obra inicial.
ta del asalto al Moncada—, Frank País, Agustín En la década de 1950, los nuevos poetas no
Gómez-Lubián, los hermanos Luis y Sergio Saíz sólo se dieron a conocer mediante la publica-
Montes de Oca, y el ya mencionado Juan Oscar ción de sus obras en libros, revistas, periódi-
Alvarado, forman este grupo de poetas nacidos cos…, no sólo formaron grupos, se integraron a
entre 1928 y 1940 que, al morir, dejan una obra corrientes ya existentes o reaccionaron contra
literaria en ciernes, en franco ascenso cualitati- ellas, comenzaron a definir caminos propios,
vo, y que reflejan muy claramente (en los con- sino que también se inclinaron hacia el verso-
tenidos literarios y en la entrega de la vida de librismo en la supuesta «pugna» entre las llama-
sus autores) la situación epocal cubana. das formas «abiertas» y «cerradas», cuestión de
Si bien pueden hacerse un listado de jóvenes cierta importancia en las discusiones de la épo-
poetas y una estadística de publicaciones cuan- ca; además, fueron adoptando un tono conversa-
titativamente notables, ya se habrá observado cional que luego se haría mayoritario en sus
que no todo fue en verdad significativo, y más obras, y adelantaron el carácter testimonial que
bien mucho quedó en la etapa embrionaria y de muchas veces se advierte ya en sus versos. Asi-
primeras realizaciones de la entonces recién es- mismo, sus preferencias se decantaron desde las
trenada generación. Unos treinta poetas publi- «paternidades» de Neruda o Vallejo, hasta la ad-
caron alrededor de cincuenta y seis libros o cua- miración por Lezama, Juan Ramón, Antonio
dernos poéticos en el lapso 1943-1958, entre Machado, Eliot…, y José Ángel Buesa. El cua-
Preludio lírico de Carilda Oliver Labra y Las cla- dro de las posibles pero discutibles influencias

Untitled-44 425 02/06/2010, 9:34


426 ETAPA 1923-1958

sobre los nuevos poetas es mucho más compli- Claro que aún estaban por presentarse mu-
cado; José Antonio Portuondo lo bosquejó en chos otros poetas, firmas que serían muy repre-
el citado prólogo al poemario de Rosario Antuña sentativas en el contexto generacional e incluso
desde su perspectiva de época, a lo que habría fuera de él, pero la década de 1950 fue en gene-
que agregar un heterogéneo listado de autores ral formativa también para los que se mantuvie-
de lenguas francesa e inglesa, y, dentro del cas- ron completamente inéditos. Los aportes de es-
tellano, subrayar una pléyade que va desde el Mo- tos creadores con obras publicadas ya no sólo
dernismo a las Vanguardias. Tal cuestión debe eran cuestión de promesa, sino que los jóvenes
quedar como anotación general, pues por lo co- de la generación de los años cincuenta ganaban
mún se apreciaría mejor con la específica identi- aquella frase de Cintio Vitier en Lo cubano en la
ficación por afinidades de algunos creadores con poesía, que desde el propio 1958 los declaraba
sus modelos; en varios casos, como en Álvarez como: «…un heterogéneo grupo de poetas re-
Baragaño y en Pablo Armando Fernández, el cientes que constituyen hoy […] la más se-
hecho de vivir en Francia o los Estados Unidos gura prenda de continuidad digna de nuestra
repercutirá sin dudas en las lecturas poéticas que poesía».266 [V. L. L.]
desarrollan.

NOTAS
(CAPÍTULO 2.2)

1 9
Cintio Vitier: «Introducción a la obra de José Leza- Rubén Martínez Villena: «Hermanita de Agustín
ma Lima», en Crítica cubana. Editorial Letras Cu- Acosta», en Poesía y prosa. Ob. cit., Tomo I, p. 247.
banas, La Habana, 1988, p. 469. 10
Julio Antonio Mella: «Un comentario a La zafra de
2
Ibíd., p. 425. Agustín Acosta», en Documentos y artículos. Edito-
3
Cintio Vitier: Lo cubano en la poesía (1958). Insti- rial de Ciencias Sociales, La Habana, 1975, p. 493.
tuto Cubano del Libro, La Habana, 1970, pp. 466- 11
Ibíd., p. 494.
467.
12
4
Ibíd., p. 496.
Orígenes, La Habana, 12-21, 1949. Reproducido en
José Lezama Lima: «Señales. La otra desintegración», 13
Cintio Vitier: «Rubén Martínez Villena». Crítica
en Imagen y posibilidad. Selección, prólogo y notas cubana. Ob. cit., p. 114.
de Ciro Bianchi Ross. Editorial Letras Cubanas, La
14
Habana, 1981, p. 196. Rubén Martínez Villena: Poesía y prosa. Ob. cit.,
tomo II, p. 350.
5
Cintio Vitier: «Samuel Feijóo», en Cincuenta años
15
de poesía cubana (1902-1952). Ordenación, antolo- Guillermo Rodríguez Rivera: «Prólogo», en José
gía y notas por el autor. Ob. cit., p. 295. Zacarías Tallet: Poesía y prosa. Editorial Letras Cu-
6
banas, La Habana, 1977, p. 16.
Cintio Vitier: «Regino Pedroso», en Cincuenta años
de poesía cubana (1902-1952). Ob. cit., p. 180. 16
Ibíd.
7
Ángel Augier: «La poesía de Nicolás Guillén», en 17
Ibíd., p. 13.
Nicolás Guillén. Obra poética. 1920-1972. Prólogo,
18
notas y variantes de Ángel Augier. Instituto Cuba- Su libro «Bis», recogido en Poesía y prosa (1979),
no del Libro, La Habana, 1972, tomo I, p. XVIII. está integrado por poemas de los años 1950-1951 y
8
1965-1970.
Cintio Vitier: «Agustín Acosta», en Cincuenta años
19
de poesía cubana (1902-1952). Ob. cit., p. 81. Cintio Vitier: «María Villar Buceta». Ob. cit., p. 121.

Untitled-44 426 02/06/2010, 9:34


LA LÍRICA 427

20
Emilio de Armas: «La poesía de Juan Marinello», en p. 7. Los restantes aquí mencionados fueron recogi-
Juan Marinello: Poesía. Editorial Arte y Literatura, dos en Poesía (1978), compilación de su obra poética.
La Habana, 1977, p. 29. 27
Roberto Fernández Retamar: «La poesía vanguar-
21
Ibíd., p. 33. dista en Cuba». Ob. cit.
22 28
La denominación de «libro vanguardista» debe en- Ibíd., p. 324.
tenderse, respecto a Surco, en el sentido ortodoxo 29
del término, es decir, como muestra de la asimila- Enrique Saínz anota en su libro que el entusiasmo
ción en nuestro ámbito intelectual de las ideas esté- de Boti por los nuevos procedimientos literarios y
ticas y los procedimientos literarios puestos de moda la nueva sensibilidad no responde únicamente a un
en Europa desde la primera década del siglo XX. deseo de renovación formal, pues el cambio de pers-
Surco debe ser considerado nuestro único libro pectivas operado en su obra es a la vez reflejo de las
vanguardista sólo en lo que atañe a esos aspectos transformaciones —sociales, estéticas— de una épo-
estilísticos, formales. Un enfoque distinto del pro- ca y expresión de una crisis personal. En Trayectoria
blema, que analice el fenómeno vanguardista en Cuba poética y crítica de Regino Boti. Editorial Academia,
desde una perspectiva más amplia —y flexible— La Habana, 1987.
podría considerar la existencia de otros libros 30
Ibíd., p. 120.
vanguardistas. Por otra parte, la crítica nunca ha 31
mencionado, en este sentido, los dos últimos libros El discurso de Brémond, sus propias aclaraciones
de Boti: Kindergarten y Kodak-Ensueño, a pesar de en torno a las críticas y comentarios que suscitaron
que, a todas luces, responden, por la forma y el con- sus palabras en la Academia y los criterios de Robert
tenido, a los nuevos criterios estéticos. de Souza fueron recogidos, en traducción del fran-
cés por Julio Cortázar, en Henri Brémond: La poe-
23
Navarro Luna tenía publicados ya en esta fecha tres sía pura. Con un debate sobre la poesía por Robert de
libros de temática íntima y sentimental, muy en la Souza. Editorial Argos, Buenos Aires, 1947.
tónica postmodernista: Ritmos dolientes (1919), 32
Corazón adentro (1920) y Refugio (1927). A propó- Éstos son los caminos señalados por Paul Valéry en
sito de esta dualidad de Surco, no debe desecharse la un trabajo de 1930: «Situación de Baudelaire», en
idea de que, con toda probabilidad, muchos de sus Variedad I. Estudios literarios. Estudios filosóficos.
poemas fueron escritos un tiempo antes. La revista Traducción del francés de Aurora Bernárdez y Jorge
Orto publicó varios de ellos aproximadamente por Zalamea. Editorial Losada, Buenos Aires, 1956, pp.
la misma fecha —1927— en que aparecían, también 108-128.
en dicha publicación, textos de corte postmodernista, 33
Eugenio Florit: «Regreso a la serenidad», en Uni-
como «Vino de sol», «Canción del retorno» y «Ele- versidad de La Habana, La Habana (8-9): 97-108,
gía de antaño». Esta ambivalencia pone de manifies- marzo-abril-mayo-junio, 1935.
to el momento de redefinición por el cual atravesa- 34
ba el poeta, y ello explica, por ejemplo, que un texto Pedro Henríquez Ureña: «Introducción», en
como «Gusanos», cuya atmósfera y léxico recuer- Mariano Brull: La casa del silencio. M. García y Galo
dan las pesadillas de los poetas malditos franceses, Sáez, Madrid, 1916, pp. VII-XII. Fue reproducida
salga a la luz, con pocos meses de diferencia, el mis- en Mariano Brull: Poesía.Compilación, prólogo y no-
mo año que «Estación terminal», uno de los poemas tas de Emilio de Armas. Editorial Letras Cubanas,
más decididamente actuales del libro. La Habana, 1983, pp. 203-206.
35
24
Esto fue retomado, más tarde, por el surrealismo, Paul Valéry: «Avant-propos» (1920), en Variété.
pero bajo un nuevo ropaje: el buceo en los secretos Libraire Gallimard Paris, 1924, p. 101.
del subconsciente. 36
La poesía contemporánea en Cuba (1927-1953). Orí-
25
Roberto Fernández Retamar ha expuesto los carac- genes, La Habana, 1954, p. 45. La cita se refiere al
teres más generales de la poesía vanguardista cuba- conocido texto del dominicano Las corrientes litera-
na en su ensayo «La poesía vanguardista en Cuba», rias en la América Hispánica. Hay que manifestar,
en Recopilación de textos sobre los vanguardismos en sin embargo, que no todos en la actualidad aceptan
América Latina. Prólogo y materiales seleccionados de manera absoluta tal denominación, y prefieren
por Oscar Collazos. Casa de las Américas, La Ha- calificarla de «negrista» o de «afroantillana» —ade-
bana, 1970, pp. 311-326. más de los autores citados—, aun cuando al momen-
to de titular algún material al respecto prefieran sus-
26
Este poema apareció en Revista de Oriente, Santia- cribirse al término finalmente subrayado por
go de Cuba, Año 3, núm. 26, 30 de febrero de 1931, Retamar. Esto puede advertirse en las antologías de

Untitled-44 427 02/06/2010, 9:34


428 ETAPA 1923-1958

41
este tipo de poesía preparadas en el extranjero por Retamar suma acertadamente a estos iniciadores el
Mónica Mansour y José Luis González: Poesía ne- nombre de Alejo Carpentier («Liturgia», «Canción»,
gra de América. México, Ediciones Era, S.A., 1976, «Ciudad»), a lo que debe observarse que antes que
y Sensemayá. La poesía negra en el mundo hispano- él, tanto Guillén como Ballagas habían publicado
hablante («Colección Asonante de Antología»), de poemas negros, a los que pudiera añadirse Alfonso
Aurora de Albornoz y Julio Rodríguez Luis, Ma- Camín, poeta asturiano nacido en 1883 y radicado
drid, Editorial Orígenes, S.A., 1980. En Cuba, Je- en Cuba. Llegado a La Habana en 1924, un año des-
sús Sabourin, por su parte, defiende el calificativo pués dio a conocer sus primeros poemas en esta mo-
de «mulata», como la denominara Guillén, y lo se- dalidad y en 1926 editó su libro Carteles. En varios
ñala como privativo de Cuba, no aplicable por sus prólogos, Camín defiende su prioridad respecto a
rasgos específicos «a ninguna otra variante regional Palés como primer poeta negro. Véase Aurora de
del género, ni en el Caribe ni en ningún otro lugar Albornoz y José Luis Rodríguez: Sensemayá. Ob.
de Hispanoamérica», en «Vanguardismo y poesía cit., p. 109.
negrista en Cuba». Revista Santiago núm. 67, diciem- 42
Parece haber sido escrito en la década de los años
bre de 1987, p. 144. Sin dudas, el énfasis del elemen-
30, ya que el prólogo de Armando Leyva está fecha-
to negro dentro de esta síntesis cultual mestiza obe-
do en 1936.
deció al desconocimiento o subvaloración de que el
43
mismo había sido objeto durante el período colo- Cerebro y corazón se llamó el primer libro que escri-
nial y primeras décadas de la seudorrepública como biera Guillén, con caracteres modernistas, en 1922,
parte integrante de nuestro proceso de integración y que permaneciera inédito hasta su publicación por
nacional, y sobre el cual Fernando Ortiz llamara tan- Ángel Augier en su biografía reeditada: Nicolás
to la atención como resultado de sus investigacio- Guillén; notas para un estudio biográfico-crítico, en
nes etnológicas. De ahí que este énfasis se refleje en 1965, de indispensable consulta.
las denominaciones mencionadas y aun en otras, sin 44
Tres «motivos» más aparecieron semanas después en
ignorar las implicaciones que el calificativo de «ne-
la propia página, y los once fueron incluidos por
gra» representa para este tipo de poesía, y que pu-
Guillén en su siguiente libro, Sóngoro Cosongo, al
diera interpretarse como la escrita en los originales
año siguiente (La Habana, Úcar, García y Cía.). «Ayé
dialectos africanos, que no es el presente caso. Como
me dijeron negro» fue sustituido poco después, por
bien señala Fernández Retamar, el estudio más com-
el propio Guillén, por «Hay que tené boluntá», y
pleto con que se cuenta en Cuba acerca de dicha
publicado junto con «Curujey» y «Me bendo caro»
poesía es el del profesor José Juan Arrom quien, bajo
en la página «Ideales de una raza», el 6 de julio de
el título de «La poesía afrocubana», lo publicara en
1930. Para más detalles acerca de dichos cambios y
sus Estudios de literatura hispanoamericana. La Ha-
modificaciones, consúltense las notas al respecto
bana, 1950.
escritas por Ángel Augier en la Obra poética (1920-
37
Nación y mestizaje en Nicolás Guillén. Ediciones 1958) de este autor. (La Habana, Instituto Cubano
Unión, La Habana, 1982, p. 28. del Libro, 1972.)
45
38
Ibíd., p. 83. Nancy Morejón: «Conversación con Nicolás
Guillén», en Recopilación de textos sobre Nicolás
39
En este sentido, es frecuente asociar el surgimiento Guillén. Selección y prólogo de Nancy Morejón.
de la poesía negra, no solamente cubana, sino ame- Casa de las Américas, La Habana, Serie Valoración
ricana en general, a una especie de despertar del in- Múltiple, La Habana, 1974, pp. 41-42.
terés europeo por las culturas de África, propiciado 46
a su vez por las publicaciones de leyendas africanas De acuerdo con Cintio Vitier, «la estructura formal
del etnólogo alemán Leo Frobenius, y a la influencia del son guilleneano parece proceder del estribillo o
en la pintura postimpresionista de las máscaras y la “montuno del son” popular, generalmente interpre-
escultura de ese continente. El Decamerón negro, que tado por sextetos típicos, que se cantó y se bailó en
recogió por primera vez las leyendas mencionadas Cuba, junto al más estilizado danzón, hasta los años
de Frobenius, apareció en Berlín en 1910, y fue tra- 30… Lo que Guillén toma del “montuno” son dos
ducido al castellano en 1925, mientras que la cosas: el estribillo rítmico y ese sentido de final don-
Anthologie nègre de Blaise Cendrars se publicó ini- de todo se resuelve en risa y baile», en «Hallazgo del
cialmente en francés en 1921 y fue editada en espa- son». Recopilación de textos sobre Nicolás Guillén.
ñol en 1930. Ob. cit., pp. 147-148. Ángel Augier, por su parte,
habla del «poema son» en el artículo mencionado al
40
Fernández Retamar: ob. cit., p. 46. respecto.

Untitled-44 428 02/06/2010, 9:34


LA LÍRICA 429

47
Amadeo Roldán musicalizó todos los poemas de mente el caso de Palés Matos, cuya poesía dentro de
Motivos de son, además de «Curujey», que no perte- ese movimiento, recogida en su libro Tun-tun de pasa
nece a esta colección. Alejandro García Caturla le y grifería (1937), acusa más bien la presencia ideali-
puso música a «Bito Manué» («Tú no sabe inglé») y zada, abstracta, del negro, con el cual nunca parece
«Mulata»; Eliseo Grenet, a «Negro Bembón», tam- haberse sentido identificado, y al cual oponía
bién llevado a música coral por el maestro Electo conceptualmente la cultura «blanca», en virtud de
Silva, en Santiago de Cuba, más recientemente, y su formación intelectual y al personalismo de su vi-
Emilio Grenet a «Tú no sabe inglé». Mas no fue so- sión poética, que lo llevaban hacia una idealización
lamente la música, en sentido general, la que asumió de los elementos reales.
la temática negra durante los años que nos ocupan. 53
Harto interesante fue la asimilación que de ella hizo, Un interesante estudio de este poema puede
en menor medida, la plástica cubana, a través de fi- consultarse en Cuba’s Nicolás Guillén. Poetry and
guras descollantes como Wifredo Lam (1902-1982), Ideology, del profesor jamaicano Keith Ellis.
mestizo de chino y negra, quien sintetizó compo- University of Toronto Press, Canada, 1983, pp. 79-
nentes de la santería afrocubana, los ñáñigos 80. Existe edición en español. Recuérdese que en
habaneros y el vodú haitiano, pero despojándolos 1927 Ramiro Guerra había publicado Azúcar y po-
de todo elemento descriptivo, anecdótico, que pu- blación en las Antillas, libro revelador de nuestra eco-
diera imprimir un sello localista a sus cuadros —«La nomía y monocultivo, así como de la responsabili-
Jungla» (1942), considerada su obra cumbre y una dad de Estados Unidos en esta situación. Obsérvese
de las más significativas de la plástica contemporá- la capacidad de síntesis de Guillén al abordarla en
nea. Otros pintores emplearon símbolos africanos, este poema, si se le compara con el «Poema de los
pero de manera más esporádica que Lam, o aborda- cañaverales» de Felipe Pichardo Moya (1925) y «La
ron aspectos de nuestro sincretismo religioso, como zafra», de Agustín Acosta (1926).
René Portocarrero en su serie de «Diablitos» y Mar- 54
Sólo abordaremos de este libro lo concerniente al
tínez Pedro en «Cuarto Fambá». tema negro. La significación del poemario en la poé-
48 tica de Guillén será desarrollada en otro acápite más
A propósito de este libro y la obra poética de este
amplio dedicado al autor.
autor, además de los textos mencionados, véase
Adolfina Cossío Esturo: «Los recursos rítmicos en 55
Ninguno de estos libros fue publicado en su mo-
la poesía de Nicolás Guillén», en revista Santiago mento.
núm. 5, 1971 (existe separata en inglés) y Eloína 56
Miyares Bermúdez: «Características lingüísticas de Apareció en el Suplemento Literario del Diario de la
Motivos de son», en Anuario de Artes y Letras, Uni- Marina, el 30 de octubre de 1927.
versidad de Oriente, Santiago de Cuba, 1983. 57
En Nosotros se incluyen, junto a «Salutación fraterna
49
N. Guillén: Recopilación de textos…, ob. cit., p. 45. al taller mecánico», otros poemas publicados en el
Suplemento Literario del Diario de la Marina, en la
50
Ibíd., p. 46. misma fecha.
58
51
Una carta sumamente elogiosa le fue enviada tam- Regino Pedroso: «Auto-bio-prólogo a Nosotros»,
bién a nuestro poeta por don Miguel de Unamuno en Obra poética. Editorial Arte y Literatura, La Ha-
desde Madrid, con fecha 8 de junio de 1932, a pro- bana, 1975, pp. 29-30.
pósito de la edición de este libro. La misma fue dada 59
Ibíd., p. 30.
a conocer públicamente con la edición de Sóngoro
60
Cosongo y otros poemas (La Verónica, La Habana, Juan Marinello: «Margen apasionado», en Ensayos.
1942). En Cuba, Juan Marinello se refirió a este Editorial Arte y Literatura, La Habana, 1977, p. 65.
poemario en su ensayo «Poesía negra», en Poética. 61
Ensayos en entusiasmo. Espasa Calpe, Madrid, 1933, Cintio Vitier: «La poesía de Emilio Ballagas», en su
pp. 99-143. Crítica cubana, Editorial Letras Cubanas, La Haba-
na, 1988, p. 402. Este trabajo, de 1954, sirvió de es-
52
«Los poemas “Llegada” (Sóngoro Cosongo) y “El tudio introductor en Obra poética de Emilio Ballagas,
apellido” (La paloma de vuelo popular) le confieren edición póstuma, de 1955.
a Guillén una irreductible trascendencia americana 62
Ibíd., p. 403.
por encarnar en estos textos el trauma vivido en paí-
ses americanos como Brasil, los Estados Unidos y 63
Roberto Fernández Retamar: La poesía contempo-
las islas del Caribe». Nancy Morejón, en Recopila- ránea en Cuba (1927-1953). Orígenes, La Habana,
ción de textos. Ob. cit., p. 15. No es éste precisa- 1954, p. 35.

Untitled-44 429 02/06/2010, 9:34


430 ETAPA 1923-1958

64
Citado por Roberto Fernández Retamar, en su ob. 1946, y otros en el mensuario del Ministerio de Edu-
cit., pp. 35-36. cación.
65
Cintio Vitier: «Dulce María Loynaz», en su Cincuen- 82
Pedroso era mulato y descendiente de chino.
ta años de poesía cubana (1902-1952). Ob. cit., p. 83
157. La situación sociopolítica de Cuba durante la época
en que fueron escritos los poemas, influyó decisiva-
66
Cintio Vitier: «Ciclo poético de Samuel Feijóo», en mente en este cambio de perspectiva. La corrupción
Samuel Feijóo: Poesía. Compilación y prólogo por política y la pérdida de valores éticos en las relacio-
Cintio Vitier. Editorial Letras Cubanas, La Habana, nes humanas causaron no poca amargura entre los
1984, p. 5. intelectuales revolucionarios.
67
Samuel Feijóo: Ser. Selección de Fina García Marruz 84
En la década del 60 fue nombrado consejero cultu-
y Cintio Vitier. «Samuel Feijóo: el lírico», por Cintio ral de Cuba en la República Popular China; de sus
Vitier. Unión de Escritores y Artistas de Cuba, La experiencias en el país asiático nació China, re-
Habana, 1983, p. 13. cuerdo.
68
Cintio Vitier: «Ciclo poético de Samuel Feijóo». Ob. 85
Antecedente de Cartas de la ciénaga, dentro de esta
cit., p. 7. línea de creación, es su libro Siluetas aldeanas (1925),
69 esbozo satírico-costumbrista de la vida en los pue-
Ibíd., p. 8.
blos del interior del país durante la seudorrepública.
70
Ibíd. 86
La dificultad de hallar un lenguaje apropiado para la
71
Samuel Feijóo: Ser. Ob. cit., p. 163. expresión de sus inquietudes políticas crea una pe-
72
culiar tensión entre contenido y forma en la poesía
Cintio Vitier: «Ciclo poético de Samuel Feijóo». Ob. de Navarro Luna. En la presentación que hace
cit., p. 10. Marinello (1938) de La tierra herida, dice: «Manuel
73
Samuel Feijóo: ob. cit., p. 163. Navarro ha sido en Cuba el ejemplo más significante
74
de poeta preso en las viejas cárceles virtuosas y leal
Cintio Vitier: ob. cit., pp. 10-11. sin embargo a su tiempo beligerante. Hay por ello
75
Virgilio López Lemus: «Beth-el: ser fiel a la piedra en la obra de sus últimos años un hondo surco trági-
donde se apoya la poesía», en Universidad de La co. El poeta ha renunciado a muy gratas evasiones, a
Habana, La Habana, (224): 77-87, ene.-abr., 1985, maneras prestigiosas, a modos perfectamente ensam-
p. 86. blados a su formación burguesa. Hombre de sensi-
bilidad riquísima y al que nada humano le es ajeno,
76
Cintio Vitier: ob. cit., p. 12. oye en sí mismo el rumor ascendente de las masas
77 que despiertan, ve en su vecindad al campesino mí-
Ibíd., p. 13.
sero de la tierra oriental desnutrido y abúlico,
78
Samuel Feijóo: ob. cit., p. 262. rumiador ensimismado de sus rebeldías inconcretas,
79
reconoce y embraza su deber de hombre y presta al
El guatemalteco Arqueles Vela plantea al respecto: anhelo insurrecto su lengua de sabidurías. No es
«En Más allá canta el mar…, lo social —valores his- culpa suya si el cauce en que recoge el latido popular
tóricos, políticos, filosóficos, religiosos— se ha fun- está fraguado en vertientes pulidas y cambiantes.
dido en la entraña lírica, y de meros temas de la épo- Sincero hasta el límite, habla el poeta, más que a los
ca, se convierten en lo poético —impresiones, sufridores, a los que, como él, están, por la sensibi-
expresiones—, manifestación del sentimiento en pa- lidad y la cultura, en el campo de la justicia.» (En
labras […]». En su libro Teoría literaria del Moder- Manuel Navarro Luna: Poesía y prosa. Editorial Le-
nismo. Su filosofía, su estética, su técnica. Ediciones tras Cubanas, La Habana, 1980, p. 89.)
Notas, México D.F., 1949, p. 339.
87
80
Juan Marinello: «Tierra y canto» (prólogo a Noso-
Ob. cit., p. 331. tros), en Manuel Navarro Luna: ob. cit., pp. 90-91.
81
Pedroso ya había dado a conocer «poemas chinos» 88
Roberto Fernández Retamar: La poesía contempo-
de manera dispersa en publicaciones periódicas. En ránea en Cuba (1927-1953). Ob. cit., p. 74.
Avance aparecieron en 1933 «El heredero» y «Con-
ceptos del nuevo estudiante», muy ligados, por el 89
«Es una gran hazaña esa de hacer una elegía en déci-
tema, a las preocupaciones de Nosotros. Cinco poe- mas —dice Juan Marinello en una carta al poeta.
mas de El ciruelo… aparecieron en El Mundo en Porque a la verdad, no es el molde más natural y

Untitled-44 430 02/06/2010, 9:34


LA LÍRICA 431

adecuado. La décima obliga a una claridad de blemas sociales aparece entonces de una manera in-
martilleo, forzada por el consonante preciso y reite- directa, pero inequívoca:
rado, que no es lo mejor para decir un dolor sincero
y hondo. No se trata de un obstáculo insalvable, sí En la mísera barriada
de una fuerte dificultad que sólo puede salvarse, su escuela fue como un templo
como has hecho tú, con mucho talento y mucha de gracia y luz; un ejemplo
emoción […]». Fondo Navarro Luna. Biblioteca del de ternura iluminada.
Instituto de Literatura y Lingüística. Era como una mirada
90
hacia otro mundo mejor: […]
Virgilio López Lemus ha llamado la atención sobre
los rasgos melodramáticos de la elegía en su artículo Una muestra de la versatilidad de Navarro Luna y
«Manuel Navarro Luna y “Doña Martina”». En El de sus actitudes para la poesía íntima son sus «sere-
Caimán Barbudo. La Habana, 22 (252): 26-27, no- natas», diez madrigales de intensa ternura dedica-
viembre 1988 y 22 (253): 20-21, diciembre 1988. dos a su hija y a los cuales un amigo les puso música.
91
A raíz de la publicación del poema, Navarro Luna Por lo común no se incluyen en su obra poética, pues
fue requerido en el seno del Partido por la «inter- fueron concebidos como canciones.
pretación espiritualista» de la vida y la muerte dada 95
Su Breve antología fue publicada por la Universidad
en él por el poeta como reacción emocional ante la Central de Las Villas, y tiene una introducción de
muerte de la madre. En la autocrítica que el escritor Samuel Feijóo.
hizo pública a través de Marinello planteó que: «…La 96
La clasificación realizada por Susana Montero en su
reacción de un poeta, de un escritor comunista que
trabajo «Direcciones y rasgos mayores de la obra
tiene ligada su vida, desde hace tantos años, a la cau-
poética de Mirta Aguirre» resulta muy adecuada no
sa del proletariado, frente a la muerte de un ser que-
sólo a su universo temático, sino también a sus pe-
rido, como la madre, en manera alguna puede ser de
culiaridades estilísticas. Ver su libro Obra poética de
aniquilamiento y de derrota por mucho que sea el
Mirta Aguirre. Dinámica de una tradición lírica. Pró-
dolor que esta muerte represente. Y nadie puede sen-
logo de José Antonio Portuondo. Editorial Acade-
tir más la muerte de una madre, de un hijo o de cual-
mia, La Habana, 1987, pp. 9-39.
quier otro ser adorado, como un comunista. Nadie.
97
El aniquilamiento, la derrota, el pesimismo, son Mirta Aguirre era particularmente severa en sus apre-
reacciones románticas, de índole burguesa, ajena, en ciaciones críticas; a esto no escapó su propia obra.
lo absoluto, a la sensibilidad y al ideario de un co- El fondo del Instituto de Literatura y Lingüística
munista.» Juan Marinello: «Informe a la Reunión de guarda numerosos folletos y proyectos de libros que
los Intelectuales», Fundamento (129): 12, dic., 1952. finalmente decidió no publicar de forma íntegra, sino
La opinión que existía en la década del cincuenta sólo aquellos textos con los cuales estaba satisfecha.
acerca de que el realismo socialista era la única vía 98
En el folleto aparecen con los títulos de «España» y
de expresión para un escritor revolucionario, llevó a «España presente».
los intelectuales, dentro de los cuales se encontraba
99
el propio Navarro Luna, a una valoración parcial y En Historia tan natural (1970), Félix Pita Rodríguez
hasta cierto punto esquemática de Doña Martina. retoma algunos elementos que se hallaban presen-
tes en su poesía juvenil y los elabora a partir de una
92
Dice Virgilio López Lemus en su trabajo sobre el concepción formal distinta; existe, no obstante, un
poema: «Esa metafísica está atenuada por el ensue- fuerte aire familiar entre ambos momentos, particu-
ño; el dolor induce al poeta a soñar que tanta belleza larmente en lo tocante a las inquietantes conceptua-
moral no es posible que la muerte la destruya. No es les —autodefiniciones, indagación en el sentido de
una compleja emoción ontológica en la que, resis- la vida: preocupaciones ontológicas de variados ma-
tiendo a la muerte, el emisor busque un fin último, tices—, sólo que en su obra de madurez hay como
una trascendencia de ultratumba que atenúe el su- un dejo filosófico que le otorga la experiencia de los
frimiento. Es solo un ensueño poético y una nega- años vividos, una mirada tierna e indulgente sobre
ción lírica de la muerte […]». En ob. cit., p. 20. sus obsesiones y angustias pasadas.
100
93
Se ha hablado de la existencia de una edición en Pa- Pita Rodríguez ha reconocido su afinidad con el su-
rís de 1935. rrealismo en varias entrevistas, pero siempre ha di-
cho que no le interesaban tanto sus mecanismos
94
La belleza moral de Doña Martina se destaca a veces creativos como la visión de la realidad de la cual era
en relación con el entorno; la referencia a los pro- portador. En una entrevista grabada por José Gorrín

Untitled-44 431 02/06/2010, 9:34


432 ETAPA 1923-1958

116
en 1972 y reproducida parcialmente en su trabajo Cintio Vitier: «De las cartas que me escribió Leza-
«Esbozo biográfico y artístico de la obra de Félix ma». Ob. cit., p. 282.
Pita Rodríguez», en Islas, Universidad Central de 117
Las Villas, (45): 3-56, mayo-agosto de 1973, dice Cintio Vitier: Lo cubano en la poesía. Ob. cit., p.
refiriéndose al movimiento: «[…] Cuando llego a 447.
él, encuentro que esto era lo que yo buscaba, aquí 118
Ibíd., p. 450.
está la expresión, aquí está lo que sin saberlo yo sen- 119
tía, debía ser la poesía. Ese buceo en el mundo sub- Ibíd., p. 451.
consciente, de lo onírico, de lo misterioso, de lo fan- 120
Roberto Fernández Retamar: La poesía contempo-
tasmagórico acorde con mi temperamento, con mi ránea en Cuba. (1927-1953). Orígenes, La Habana,
sensibilidad […]» 1954, p. 89.
101
La muerte de una mujer con la que vivió en Marrue- 121
Ibíd., p. 90.
cos parece ser el origen de la angustia que recorre el
122
libro. Ibíd., p. 91.
102
Félix Pita Rodríguez: Las noches. La Tertulia, Cua- 123
Virgilio Piñera: «Dos poetas, dos poemas, dos mo-
dernos de Poesía. La Habana, 1964, p. 7. dos de hacer poesía», Espuela de Plata, La Habana,
103 (H): 16-19, agosto, 1941.
Ambrosio Fornet: En blanco y negro. Instituto Cu-
bano del Libro, La Habana, 1967, p. 89. 124
Roberto Fernández Retamar: ob. cit., p. 91.
104
Cintio Vitier: Lo cubano en la poesía. Instituto del 125
Ibíd., p. 95.
Libro, La Habana, 1970, p. 501.
126
105
Fina García Marruz: «La poesía es un caracol noc-
Ángel Gaztelu: «Muerte de Narciso, rauda cetrería turno», en Coloquio internacional sobre la obra de
de metáforas», Verbum, La Habana, núm. 3, 1936, José Lezama Lima. Poesía. Ob. cit., pp. 243-276.
pp. 49-52.
127
106
Cintio Vitier: «La rebelión de la poesía». Revista
Cintio Vitier: «Introducción del coordinador», en Cubana. Vol. XXVIII, 1950, p. 40.
José Lezama Lima: Paradiso. Edición Crítica. Co-
128
lección Archivos 3, Madrid, 1988, pp. IX-XIV. Roberto Fernández Retamar: ob. cit., p. 90.
129
107
Cintio Vitier: «Introducción a la obra de José Leza- Consúltese la ya citada «Introducción a la obra de
ma Lima», en Crítica cubana. Editorial Letras Cu- José Lezama Lima» de Cintio Vitier.
banas, La Habana, 1988, p. 420. 130
Cintio Vitier: Lo cubano en la poesía. Ob. cit., p.
108
Cintio Vitier: «De las cartas que me escribió Leza- 465.
ma», en Coloquio Internacional sobre la obra de José 131
Lezama Lima. Poesía. Universidad de Poitiers, Cen- Ibíd., p. 466.
tro de Investigaciones Latinoamericanas, París, 1984, 132
Ibíd., p. 467.
p. 278.
133
109
José Lezama Lima: La cantidad hechizada. UNEAC,
Ángel Gaztelu: ob. cit. La Habana, 1970, p. 447.
110
Cintio Vitier: Lo cubano en la poesía. Ob. cit. (De- 134
Gastón Baquero: «Los enemigos del poeta». Poeta,
cimotercera lección: Crecida de la ambición creado- La Habana, núm. 1, noviembre 1942, pp. 5-6.
ra. La poesía de José Lezama Lima y el intento de
135
una teleología insular), pp. 437-468. Cintio Vitier: Lo cubano en la poesía. Ob. cit., p.
111 495.
Cintio Vitier: «Introducción a la obra de José Leza-
136
ma Lima», en Crítica cubana. Ob. cit. p. 417. Ibíd., p. 497.
112
Ibíd., p. 418. 137
Ibíd., p. 491.
113
Cintio Vitier: Lo cubano en la poesía. Ob. cit., pp. 138
Ibíd.
441-446. 139
Ibíd., p. 471.
114
Cintio Vitier: Experiencia de la poesía. Notas. Úcar,
140
García, La Habana, 1944, p. 17. Ibíd., p. 476.
141
115
Ibíd., p. 21. Ibíd., p. 478.

Untitled-44 432 02/06/2010, 9:34


LA LÍRICA 433

142 167
Cintio Vitier: Ese sol del mundo moral. Para una his- Cintio Vitier: La luz del imposible. Ob. cit., p. 67.
toria de la eticidad cubana. Siglo XXI Editores, Méxi- 168
co, D.F., 1976, p. 156. Ibíd.
169
143
Gastón Baquero: «Tendencias actuales de nuestra li- Véase el estudio de Cintio Vitier: «Introducción a la
teratura», en Anuario Cultural de Cuba. 1943. Mi- obra de José Lezama Lima» ya citado.
nisterio de Estado. Dirección General de Relacio- 170
Cintio Vitier: La luz del imposible. Ob. cit., p. 81.
nes Culturales, La Habana, 1944, p. 279.
171
144
Ibíd., p. 69.
Cintio Vitier: Lo cubano en la poesía. Ob. cit.,
172
p. 481. Cintio Vitier: «Prólogo», en Vísperas. 1938-1953.
145 Ob. cit., p. 7.
María Zambrano: «La Cuba secreta», Orígenes, La
Habana, año V (20): 1948, pp. 3-9. 173
Cintio Vitier: Poética. Imprenta Nacional, La Ha-
146 bana, 1961, p. 6.
Cintio Vitier: Lo cubano en la poesía. Ob. cit.,
pp. 479-484. 174
Ibíd.
147
Ibíd. 175
Cintio Vitier: «Prólogo», en Vísperas. 1938-1953.
148
Cintio Vitier: «Recuento de la poesía lírica en Cuba Ob. cit., p. 8.
de Heredia a nuestros días», en Revista Cubana, La 176
Cintio Vitier: La luz del imposible. Ob. cit., p. 71.
Habana, vol. XXX: 11-118, octubre-diciembre, 1956.
177
149
Ibíd., p. 76.
Cintio Vitier: Diez poetas cubanos (1937-1947).
178
Orígenes, La Habana, 1948, p. 79. Cintio Vitier: «Prólogo», en Vísperas. 1938-1953.
150
Ob. cit., p. 8.
María Zambrano: Filosofía y poesía. Morelia, Méxi-
179
co, D.F., 1939. José Lezama Lima: «Después de lo raro, la extrañe-
151
za» (1944), en Imagen y posibilidad. Selección, pró-
Cintio Vitier: La luz del imposible. Úcar García, La logo y notas de Ciro Bianchi Ross. Editorial Letras
Habana, 1957. Cubanas, La Habana, 1981, pp. 163-171.
152
Ibíd., p. 10. 180
Fina García Marruz, Cintio Vitier y José Lezama
153
Ibíd., p. 46. Lima: «El momento cubano de Juan Ramón
154
Jiménez», La Gaceta de Cuba, La Habana, (77): 8-
Ibíd., p. 7. 10, oct., 1969.
155
Ibíd., p. 80. 181
Roberto Fernández Retamar: La poesía contempo-
156
Ibíd., p. 88. ránea en Cuba. Ob. cit., p. 114.
182
157
Cintio Vitier: «Prólogo», en Vísperas, 1938-1953. Fina García Marruz: «Lo exterior en la poesía», en
Orígenes, La Habana, 1953, p. 8. Orígenes, La Habana, año IV (16): 16-21, invierno
1947.
158
Cintio Vitier: La luz del imposible. Ob. cit., p. 76.
183
159
Roberto Fernández Retamar: ob. cit., p. 116.
Ibíd., p. 11.
184
160
Cintio Vitier: Poética. Ob. cit.
Ibíd., p. 86.
185
161 Roberto Fernández Retamar: La poesía contempo-
Cintio Vitier: Diez poetas cubanos. Ob. cit., p. 168. ránea en Cuba. Ob. cit., p. 114.
162
Cintio Vitier: Experiencia de la poesía. Ob. cit., p. 41. 186
Cintio Vitier: Cincuenta años de poesía cubana. Ob.
163
Ibíd., p. 13. cit., p. 376.
187
164
Cintio Vitier: «Prólogo», en Vísperas, 1938-1953. Fina García Marruz: «José Martí», en Lyceum, La
Ob. cit., p. 7. Habana, VIII (30): 36, mayo de 1952.
165 188
Cintio Vitier: La luz del imposible. Ob. cit., p. 36. Ibíd.
166
Roberto Fernández Retamar: La poesía contempo- 189
Fina García Marruz: «Lo exterior en la poesía».
ránea en Cuba, Ob. cit. Ob. cit.

Untitled-44 433 02/06/2010, 9:34


434 ETAPA 1923-1958

190 208
María Zambrano: «La Cuba secreta», en Orígenes, Ibíd., p. 58.
año V (20): 3-9, invierno, 1948. 209
Cintio Vitier: Cincuenta años de poesía cubana. Ob.
191
Fina García Marruz: Las miradas perdidas. 1944- cit., p. 357.
1950. Úcar García, La Habana, 1951, p. 24. 210
Cintio Vitier: Lo cubano en la poesía. Ob. cit., p. 503.
192
Fina García Marruz: «Bécquer o la leve bruma», en 211
José Lezama Lima: «Un día del ceremonial». Ob.
su Hablar de la poesía. Editorial Letras Cubanas, La
cit., p. 47.
Habana, 1986. pp. 9-80.
212
193 Cintio Vitier: «En la Calzada de Jesús del Monte».
Roberto Fernández Retamar: La poesía contempo-
Ob. cit., p. 54.
ránea en Cuba. Ob. cit., p. 87.
213
194 Ibíd.
Cintio Vitier: «Recuento de la poesía lírica en Cuba
de Heredia a nuestros días», en Revista Cubana, La 214
Cintio Vitier: Lo cubano en la poesía. Ob. cit.,
Habana, vol. XXX, oct.-dic., 1956, p. 92. p. 504.
215
195
Fina García Marruz: «Hablar de la poesía», en Ha- Cintio Vitier: «En la Calzada de Jesús del Monte».
blar de la poesía. Ob. cit, p. 437. Ob. cit., p. 54.
216
196
Ibíd. Ibíd.
217
197
José Lezama Lima: «Un día del ceremonial», en su Enrico Mario Santí: «Entrevista con el grupo “Orí-
Imagen y posibilidad. Selección y prólogo de Ciro genes ”», en Coloquio Internacional sobre la obra de
Bianchi. Editorial Letras Cubanas, La Habana, 1981, José Lezama Lima. Vol. II. Espiral/Fundamentos.
p. 47. Universidad de Poitiers. Centro de Investigaciones,
198
París, 1984, pp. 178-179.
Cintio Vitier: Lo cubano en la poesía. Ob. cit., pp.
218
501-517. Fina García Marruz: «Ese breve domingo de la for-
199
ma», en Hablar de la poesía. Ob. cit.
Las citas precedentes de José Lezama Lima fueron
219
tomadas del artículo de Cintio Vitier: «Las cartas Cintio Vitier «En la Calzada de Jesús del Monte».
que me escribió Lezama». Ob. cit., pp. 277-290. Ob. cit.
220
200
José Lezama Lima: «Señales. La otra desintegración», Ibíd.
en Orígenes, La Habana, año VI (21): 60-61, prima- 221
Cintio Vitier: Lo cubano en la poesía. Ob. cit., pp.
vera, 1949. 501-530.
201
Cintio Vitier: Lo cubano en la poesía. Ob. cit., p. 222
Ibíd., p. 505.
506.
223
202
Basilia Papastamatíu: «¿Dónde está la poesía?: en-
Cintio Vitier: Ese sol del mundo moral. Para una his- trevista a Eliseo Diego», Revolución y Cultura, La
toria de la eticidad cubana. Ob. cit., p. 157. Habana, núm. 80, abril 1989, p. 49.
203
Cintio Vitier: «En la Calzada de Jesús del Monte», 224
Cintio Vitier: Lo cubano en la poesía. Ob. cit., p.
Orígenes. La Habana, año VI (21): 53, primavera, 512.
1949.
225
204
Cintio Vitier: La luz del imposible. Ob. cit.
Cintio Vitier: Cincuenta años de poesía cubana
226
(1902-1952). Selección, prólogo y notas del autor. José Lezama Lima: «Un día del ceremonial». Ob.
Ministerio de Educación, La Habana, 1952, p. 357. cit., p. 48.
227
205
Alejo Carpentier: «Otras opiniones», en Recopila- Eliseo Diego: «Dedicatoria», en Por los extraños pue-
ción de textos sobre José Lezama Lima. Selección y blos. Úcar García, La Habana, 1958, p. 6.
notas de Pedro Simón. Casa de las Américas, La 228
Cintio Vitier: Lo cubano en la poesía. Ob. cit., p.
Habana, 1970, p. 317. 519.
206
Fina García Marruz: «Ese breve domingo de la for- 229
Ibíd., p. 521.
ma», en Hablar de la poesía. Ob. cit., pp. 396-401.
230
207
Ibíd., p. 523.
Cintio Vitier: «En la Calzada de Jesús del Monte».
231
Ob. cit., p. 55. Ibíd., p. 529.

Untitled-44 434 02/06/2010, 9:34


LA LÍRICA 435

232
Los Motivos… aparecieron por primera vez el 20 de orden de colocación fue alterado, y el poema titula-
abril de 1930 en la página dominical «Ideales de una do «Si tú supiera» cambió de nombre por uno de sus
raza», que publicaba en el Diario de la Marina el estribillos, que finalmente dio título al libro. Con el
arquitecto Gustavo E. Urrutia. Su salida suscitó co- tiempo, Guillén decidió suprimir tres «motivos»:
mentarios divergentes por parte de la crítica, que de «Ayé me dijeron negro…», «Curujey» y «¡Me ven-
inmediato se polarizó en detractores y defensores; do caro!», es decir, uno del primer grupo de ocho y
entre esos últimos se hallaban figuras como Emilio dos del segundo grupo de tres. El orden y textos
Ballagas, Fernando Ortiz, Alfonso Hernández Catá, definitivos son los que tienen en la segunda edición
José María Chacón y Calvo y Regino Boti, entre de Antología mayor (1969).
otros. Notoria fue la polémica entre el crítico Ra- 238
món Vasconcelos y el propio Guillén, en la cual tomó Ver Desiderio Navarro: «Sonido y sentido en Nico-
parte también Urrutia; sin embargo, la reacción más lás Guillén», en Revista de Literatura Cubana. La Ha-
peculiar ante los poemas fue, sin dudas, la de los bana, Año II, núm. 2 y 3, enero-julio, 1984.
miembros de la pequeña burguesía —médicos, abo- 239
Nicolás Guillén: «Prólogo» a su Sóngoro cosongo.
gados, periodistas, maestros—, quienes se reunían Poemas mulatos. Úcar García, La Habana, 1931,
en instituciones exclusivistas como el Club Atenas; pp. 9-10.
estos, alienados por las secuelas del pensamiento
esclavista, se escandalizaron ante lo que considera- 240
El texto incluía los Motivos de son.
ban como un insulto y un ataque a los esfuerzos de
241
aquella suerte de «aristocracia de color» por lograr Cuando desapareció «Ideales de una raza» en enero
un reconocimiento social. Para mayor información de 1931, Guillén comenzó a colaborar en la página
consultar Ángel Augier: Nicolás Guillén; notas para dominical «La marcha de una raza» del periódico El
un estudio biográfico-crítico. Tomo I. Prólogo de Mundo; ésta estaba a cargo de Lino D’ou y comen-
Samuel Feijóo. Seg. ed. revisada, Universidad Cen- zó a salir en marzo de 1931.
tral de Las Villas, La Habana, 1965. 242
El soneto «El abuelo», de esta colección, también
233
Algunos de estos poemas aparecieron en Lis y otras desarrolla tal idea.
publicaciones de la época como Orto, Castalia, 243
Camagüey Gráfico, etcétera. En 1965, Ángel Augier Sobre todo de algunos textos del Romancero gitano
los publicó íntegros bajo el título original de Cere- y de Poeta en Nueva York.
bro y corazón, como apéndice a la segunda edición 244
Mirta Aguirre: «Guillén, maestro de poesía y deco-
de su libro Nicolás Guillén; notas para un estudio ro ciudadano» (1952), en su Un poeta y un conti-
biográfico-crítico ya citado. nente. Editorial Letras Cubanas, La Habana, 1982,
234
Ángel Augier: «Prólogo», en Nicolás Guillén. Obra p. 31.
poética (1920-1958). Tomo I. Prólogo, notas y va- 245
Ibíd., p. 31.
riantes de Ángel Augier. Editorial Letras Cubanas,
La Habana, 1972, p. 19. 246
Escrito en México en mayo de 1937 en vísperas de
235
Los sonetos aparecieron primeramente en Orto el su viaje a España, adonde asistió como invitado al II
31 de julio de 1922, luego en el primer número de Congreso Internacional de Escritores para la De-
Alma Mater en noviembre del mismo año, se repro- fensa de la Cultura. Se publicó en México y en Es-
dujeron en Lis en 1923 y por último se publicaron paña en agosto del mismo año.
en «Ideales de una raza» del Diario de la Marina en 247
La Editorial Pleamar de Buenos Aires publicó en
1929. 1947 una recopilación de la obra de Guillén con el
236
Estos poemas fueron publicados en Orto, el Diario título de El son entero, que a su vez corresponde a la
de la Marina y Social entre 1927 y 1930. colección de textos agrupada en la parte final del vo-
237
lumen. Los primeros cinco poemas de esta sección
En sus sucesivas ediciones, la composición y orde- habían aparecido en Sóngoro cosongo y otros poemas
namiento general de los Motivos… fue sufriendo al- (1942), una recopilación similar publicada en La
gunos cambios. Originalmente eran ocho —los que Habana por Manuel Altolaguirre en su imprenta La
aparecieron en «Ideales de una raza» en abril de Verónica.
1930—, más tarde —en julio del mismo año— pu-
248
blicó en la misma página dominical, tres «motivos» Luis Álvarez: «El poeta elegíaco Nicolás Guillén»,
más: «Curujey», «¡Me vendo caro!» y «Hay que tené en Nuevos críticos cubanos. Editorial Letras Cuba-
boluntá». Al publicarse Sóngoro cosongo en 1931 el nas, La Habana, 1983, pp. 363-377.

Untitled-44 435 02/06/2010, 9:34


436 ETAPA 1923-1958

249
Mirta Aguirre: «En torno a la “Elegía a Jesús Oscar Alvarado, Oscar Rodríguez Mirabal, Jorge
Menéndez”» (1952), en su Un poeta y un continen- Muñoz, Raquel Romeu, Isidoro Núñez, Álvar
te. Ob. cit., p. 16. González Palacios, Ana Rosa Núñez y Jesús Cruza
250 Flor.
Raimundo Lazo: Teoría de las generaciones y su apli-
256
cación al estudio de la literatura cubana (1954). Uni- Los Fundamentos del Grupo Renuevo se desarro-
versidad Nacional Autónoma de México, México, llan en diez puntos. Declaran como antecedente in-
D.F., 1973. mediato la ya mencionada sección del Diario de la
251
Marina, y como objetivos: «matizar positivamente
No será obvio subrayar que los nombres más signi- nuestra generación», declarándose «contrarios al sec-
ficativos por las obras logradas, hasta 1955, y visto tarismo» y a los prejuicios, acepta «todas las ideolo-
desde las perspectivas de redacción del presente aná- gías dentro de los principios cristianos», y se pro-
lisis, son Carilda, Rafaela, Retamar, Fayad, Baragaño, clama «instrumento canalizador de ideales jóvenes»,
Pedro de Oraá, Nivaria Tejera, Pablo Armando, desenvolviéndose «exclusivamente en el campo in-
Isidoro Núñez y Pura del Prado, relacionados en telectual y artístico, pero sus integrantes hacen so-
desorden cronológico, atendiendo mejor a los mo- lemne profesión de fe patriótica y democrática», se
mentos en que ofrecen obras de real interés literario. declara como un movimiento sin jefes o líderes,
252
La cita es de Ángel N. Pou: Presencia de una nueva abierto a cuantos jóvenes deseen integrarse, y se se-
generación literaria (Tres artículos periodísticos). ñala a Renuevo como su órgano, que no acepta «con-
Una carta del Dr. Raimundo Lazo. Decálogo del tribuciones económicas interesadas». Por último,
Movimiento Renuevo. Ediciones Renuevo, La Ha- condena «las polémicas infructuosas» e incita a «la-
bana, 1957; en éste Pou atribuye la edición del texto borar conscientemente a la juventud».
al Diario de la Marina. 6 de marzo de 1956. Se com- 257
La sugerencia de Portuondo dice: «La vida reclama
probó que no fue publicado en esa fecha, de manera ya en los más finos temperamentos poéticos, una
que se deja el crédito en la referencia de Pou. expresión menos libresca, más directa y eficaz, y una
253
En ellos: Fruto de agraz (1956), de Maggie Díaz efectiva comunión, sin barreras conceptuales, entre
Milián; del mismo año, Bordes de Antonio Giraudir; el poeta y el mundo circundante». José Antonio
Aula y corazón y Estudiante poeta, de Romualdo Portuondo: «Prólogo», en Rosario Antuña: Son de
Suárez; El río con sed, de Pura del Prado; de 1957, otros. Editorial Manigua, Santiago de Cuba, 1956, p.
Poemas del ocaso, de José Guerra Flores, y Desde 17. Por su parte, Mañach aconsejaba: «Tradición, sí,
mí, de Thelvia Marín. en discreta medida, pero no inercia ante una fuerte
voluntad de añadirle curiosidades al espíritu, sazo-
254
Cabría aquí plantear que si bien la crítica se ha refe- nes al gusto, audacia a la creación literaria. Y, desde
rido siempre con el apelativo de «generación de los nuestra orilla insular, asomarse de continuo al mun-
años cincuenta», o con otros calificativos, a los poe- do y sentirle su ritmo.» (Véase en Renuevo, La Ha-
tas relacionados, la denominación de Generación del bana, núm. 9, mayo-junio, 1957.)
Centenario, que de hecho los comprende, es mucho 258
más amplia en el sentido de sus integrantes, aunque En ella colaboraron algunos de los jóvenes poetas,
apela al destino político de los jóvenes que advienen como Rafaela Chacón Nardi, Rosario Antuña, Ro-
a la historia cubana alrededor del año del centenario berto Fernández Retamar, Pablo Armando Fer-
del nacimiento de José Martí; es, pues, una denomi- nández…
nación no referida al campo de la literatura. 259
La Organización Nacional de Bibliotecas Ambulan-
255 tes y Públicas (ONBAP) patrocinaba esta revista que
Por la curiosidad de posible erudición se reprodu-
no deberá confundirse con la posterior Islas, que
cen los tres listados de Pou: 1) Luis Ángel Casas,
desde la Universidad Central de Las Villas dirigió
Dora Varona, Jorge Tallet, Pura del Prado, Romualdo
Samuel Feijóo. La Islas de la ONBAP tuvo como
Suárez, Ana Núñez Machín, Maggie Díaz Milián,
Consejo de Redación a Arístides Sosa de Quesada,
Antonio Giraidier; 2) Carlos Dobal, Manuel Gómez
José Ángel Buesa, Alberto Baeza Flores, Arturo
Reinoso, José Guerra Flores, Raúl Roa Kourí, Darcia
Doreste y Sergio Hernández Rivera, todos promo-
Moretti, Enrique Llaco, Erasmo Quintanal, María
cionalmente anteriores a la generación de los años
Josefa Ramírez, Fausto Masó, Manuel Díaz Martí-
cincuenta. Entre otros, en ella colaboraron Carilda
nez, Elena G. Lavín y el propio Ángel N. Pou. A
Oliver Labra, Pura del Prado, Rita Geada, y se pre-
estas listas aparecidas en los artículos originales que
sentó por primera vez Domingo Alfonso.
el autor había publicado meses antes en la prensa, y
260
que incluyen personas que no escriben poesía, aña- Orto publicó textos de Navarro Lauten, Rafaela
de en nota al pie del folleto a: 3) Sara Pastora, Juan Chacón Nardi, Heberto (aún Everto) Padilla y José

Untitled-44 436 02/06/2010, 9:34


LA LÍRICA 437

Sardiñas Lleonard; asimismo, en sus páginas hay re- algunos tendrán vínculos o pertenecerán activamente
ferencias a lo que escribían muchos jóvenes. al Movimiento 26 de Julio.
261 264
Fuera de Cuba estuvieron (o estaban): César López Cf. Eduardo López Morales: «Contribución crítica
(España), Pablo Armando Fernández, Arrufat, al estudio de la primera generación poética de la
Padilla y Retamar (Estados Unidos), Baragaño y Revolución», en La generación de los años 50. Anto-
Fayad (Francia), Escardó (México) y Gutiérrez Alea logía poética. Selec. de Luis Suardíaz y David
(Italia), éste cada vez más inclinado hacia el cine. Chericián. Prólogo de Eduardo López Morales, Edi-
Por supuesto, otros poetas viajaron de manera más torial Letras Cubanas, La Habana, 1984, pp. 5-43.
circunstancial, o definitiva en el caso de Dora Va- Adviértase que en los títulos del prólogo y de la pro-
rona. pia antología se expresan maneras diferentes de de-
262 nominar a la misma generación de poetas. Más ade-
Esta dispersión espacial podría tenerse como una ca- lante habría otros intentos de bautizo, pero en
racterística generacional, que se acentuaría en los verdad, el nombre que mejor se ha generalizado es
años sucesivos; algunos fijan su residencia en ciuda- el que da título a la referida antología.
des del «interior» de la Isla; otros emigran hacia La
265
Habana, y, como ya se vio, varios llevan su éxodo En la polémica intervienen Ángel N. Pou, modera-
más allá de las aguas territoriales. Aunque este mo- damente, pues habiendo sido quien la inicia, trata de
vimiento pudiera identificarse en casi toda genera- hallar un punto intermedio entre los dos polos más
ción que adviene al panorama lírico nacional, ningu- agresivos de José Guerra Flores (quien realiza de
na antes como la de los años cincuenta tendrá un paso un fuerte ataque contra Orígenes) y Carlos
carácter tan abarcador en cuanto al sitio del territo- Dobal, cuya única intervención es bien ácida. Entre
rio nacional de donde procede cada integrante. No otros polemistas, los más importantes son Ángel
obstante, La Habana continuará siendo sede o punto Cuadra y Manuel Díaz Martínez, quien introduce la
referencial de los núcleos generacionales que surgen. nota irónico-humorística. En verdad, tal polémica
263 podría ofrecer ocasión de referirla en un texto de
A Orígenes, Ciclón, Islas (ONBAP), Orto y Renue- especificidad conceptual, alejado del propósito del
vo agréguese el trabajo de los jóvenes en la Sociedad presente. Se agradece la información de la secuencia
Nuestro Tiempo y en la más efímera Institución bibliográfica de la disputa al investigador Ricardo
Nacional de Escritores, Poetas y Amigos del Arte Hernández Otero.
(INEPAA), que dirigía José Sanjurjo. Fuera del ám-
266
bito literario, los jóvenes se integraban a grupos de Cintio Vitier: Lo cubano en la poesía. Ob. cit.,
fe, sociales, fraternales, estudiantiles, partidistas, y p. 567.

Untitled-44 437 02/06/2010, 9:34


2.3 EL CUENTO

2.3.1 Panorama de su evolución co común […]»,2 los rumbos por los que se en-
cauza la producción cuentística no van a organi-
Las búsquedas formativas y el auge del momen- zarse, pues, en direcciones excluyentes. Además,
to vanguardista tuvieron lugar en el lapso 1923- conviene aclarar de antemano que ellas, algunas
1930, años en los que quedan esbozadas las de las cuales se habían insinuado con cierto vi-
principales direcciones por las que transitaría el gor en años anteriores, empiezan a deslindarse y
cuento en la segunda etapa del período republi- a adquirir una independencia mayor. Pero ello
cano, después de los ajustes que experimentó no implica la desaparición de la heterogeneidad
dicho género con la renovación de la perspecti- inherente al desarrollo del género y a algunas ten-
va y la sensibilidad de los escritores ante la reali- dencias suyas en particular, circunstancia por la
dad. No hay que olvidar que este fenómeno, que se hace difícil enunciarlas con toda preci-
derivado de un estrechamiento mayor de los sión y describirlas con exactitud.
vínculos entre el escritor y su entorno, dio ori- Resulta ostensible la coexistencia en la etapa
gen a un conocimiento más hondo de la histo- de cuatro grandes direcciones que alcanzan a
ria, la cultura y la sociedad cubanas. definirse como tales en virtud de los rasgos que
Es preciso decir que la vanguardia constitu- en ellas predominan: 1) el cuento rural, en cuya
yó, como ha sugerido Ricardo Hernández Ote- evolución se perciben altibajos que se originan
ro,1 una especie de matriz en la que se gestaron, en los distintos grados de conocimiento del
en lo esencial, las tendencias y subtendencias de mundo campesino y que tienen relación con el
una cuentística cuyos ejemplos más importan- dominio desigual de los recursos expresivos idó-
tes comienzan a ajustarse a los reclamos de la neos para aprehender las esencias de ese mundo;
contemporaneidad, sin romper de golpe, empe- 2) el cuento urbano, mediante el cual se explo-
ro, con la producción anterior, algunos rasgos ran problemáticas propias del ámbito citadino y
de la cual vinieron a acentuarse, como la voca- provinciano, específicamente del universo obre-
ción realista y de intención social, mientras que ro, del contexto familiar de la clase media, del
otros —la visión idílica y superficial del entor- sector de los empleados, de la intelectualidad,
no— se atenuaron considerablemente, no obs- así como el dilema sociocultural de los margina-
tante el saldo que dejarían, a todo lo largo de la dos y experiencias en torno a la revolución del
etapa, las muestras menos atendibles del géne- treinta; 3) el cuento negrista, que entraña un
ro, deudoras por lo general de esa visión. Si el adentramiento consciente en las costumbres y
vanguardismo es —opina Hernández Otero—, la cultura negras, vistas no sólo con una pers-
«[…]momento germinador, preparatorio, de lo pectiva folklorista —la recopilación de historias
que fructificará más adelante a partir de su tron- tradicionales y de leyendas, vinculadas a un rico

[439]

Untitled-45 439 02/06/2010, 9:35


440 ETAPA 1923-1958

trasfondo ético-religioso—, sino también desde nos y de Rojas —De tierra adentro (1906) y
una óptica que permitió la integración de lo afri- Cuentos cubanos (1922), respectivamente— re-
cano a lo cubano con claros propósitos de de- salta lo que Ambrosio Fornet denominó «espa-
nuncia (la crítica a la discriminación racial y cul- ñolismo literario»,3 rasgo de estilo que era con-
tural es el ejemplo más notorio), y 4) el cuento gruente con esa visión de la realidad rural y que
universalista, tendencia en la que confluyen el dependía, en lo fundamental de un metaforismo
cosmopolitismo —ambientes foráneos y, a ve- de estirpe neorromántica y postmodernista,
ces, exóticos—, la búsqueda de lo humano esen- apropiado para la conformación de situaciones
cial en la poetización del entorno, y el punto de amorosas.
vista ontológico. Con el advenimiento de la vanguardia, se
Como puede apreciarse, estas cuatro direc- crean las condiciones que propician el resurgir
trices se entrelazan; tienden a conformar una del cuento rural, esta vez despojados los repre-
totalidad irrompible y que acaso sólo admite sentantes principales de la tendencia de los lastres
esquematizaciones momentáneas. En rigor, las visibles en Castellanos y Rojas. Ese resurgir ve-
tres primeras son una sola, cuyo atributo más nía acompañado del propósito de registrar aque-
general es el acercamiento inmediato a diversas llo que sí era esencial —la tragedia socioeco-
problemáticas del contexto republicano, acerca- nómica del campesino—, pero también de un
miento que toma en cuenta una amplísima gama didactismo que, aplicado a esa intención en ol-
de aspectos de la historia, la sociedad y la cultu- vido de cuestiones referentes a lo literario en sí,
ra cubanas, y que se funda en una reflexión di- se convirtió en sociologismo, elemento que des-
recta sobre dichos aspectos, toda vez que ellos de entonces formó parte, en mayor o menor gra-
se convierten en preocupaciones del escritor. En do, de casi toda la cuentística rural.
la cuarta tendencia se percibe un tipo de queha- El cultivador más importante de la directriz
cer que es similar, en alguna medida, al de las fue Luis Felipe Rodríguez (1884-1947), de quien
precedentes, y por el cual pudiera pensarse en no puede decirse, sin embargo, que haya sido el
una integración de esta última directriz a aqué- mejor dotado, en lo que se refiere a recursos
lla, pero el acercamiento a que se aludía se pro- expresivos y talento, para recrear con acierto, el
duce aquí de forma mediata, y su eficacia social universo campesino, es decir, tomando en cuen-
viene a reducirse tanto más cuanto mayor es el ta lo relevante de sus posibilidades artísticas y
grado de sublimación que experimenta el entor- desarrollándolas dialécticamente desde una pers-
no. El distintivo principal de la cuarta vertiente pectiva que no desdeñase la intención de crítica
se halla en el tratamiento privilegiado de lo in- social. Luis Felipe Rodríguez dio a conocer dos
dividual y de lo constante en la conducta huma- libros cardinales con los que se inició un magis-
na, mientras que las circunstancias histórico-so- terio fecundador dentro del cuento rural: La
ciales pasan a un segundo plano. pascua de la tierra natal (1928) y Marcos Antilla.
Antes de hacer precisiones sobre el cultivo Relatos de cañaveral (1932). Cabe afirmar que,
del cuento rural en la etapa, conviene aludir al sin estas obras, la evolución de la tendencia no
estado en que éste se encontraba en el momento habría sido la misma que hoy se conoce, espe-
anterior. Jesús Castellanos (1879-1912) y cialmente porque en ellas apareció por primera
Heliodoro García Rojas (1866-?), iniciador de vez un grupo de tópicos mediante el tratamien-
la tendencia el primero y continuador el segun- to de los cuales Luis Felipe Rodríguez logra con-
do, habían aportado una visión estrecha y su- firmar un sistema de referencias a la idiosincra-
perficial del mundo campesino, sostenida en des- sia y al status socioeconómico del campesino.
cripciones exaltadas de las excelencias del paisaje Esos tópicos fueron retomados por muchos
y en un bosquejo a distancia de lo que estos na- otros autores en las décadas siguientes y enri-
rradores juzgaron esencial en el guajiro: su len- quecidos por algunos.
guaje, sus costumbres, su sentido de la vida, su Aparte los desniveles apreciables en la cali-
rudeza y su ternura. En los libros de Castella- dad artística, el cuento rural comenzó a desa-

Untitled-45 440 02/06/2010, 9:35


EL CUENTO 441

rrollar en años posteriores aquellas potenciali- saje interior (1956) cuidadosos estudios psi-
dades que Luis Felipe Rodríguez vio en él, no cológicos, presentando con acierto diversas pro-
obstante los esquematismos y endebleces de su blemáticas del medio rural a través del rastreo
propia obra.4 Es justo decir que sus ensayos «El en la intimidad de sus personajes. Cascorro se
sentido del paisaje vernáculo» (1936) y «El cu- distingue mayormente por una búsqueda de lo
bano y su isla» (1940) añadieron a la tendencia esencial dentro de la eticidad del campesino, in-
momentos de plenitud que llegaron con la pro- terés que puso de manifiesto en sus libros
ducción de un conjunto de figuras en las que se Cincuentenario y otros cuentos (1952) y Vidas sin
reconoce su huella, toda vez que esa producción domingo (1956), el primero de los cuales es el
se nutrió de sus logros y tomó en cuenta sus más importante.
carencias. Carballido Rey, otro cultivador atendible de
Es notable el influjo en Onelio Jorge Cardoso la tendencia rural, recopiló en los volúmenes El
(1914-1985), Dora Alonso (1910-2001), Alcides gallo pinto y otros cuentos (1965) y Cuentos dis-
Iznaga (1914-1999), Ernesto García Alzola persos (1978) una gran porción de lo escrito y
(1914-1996), Raúl González de Cascorro (1922- publicado por él en revistas con anterioridad a
1986), José Manuel Carballido Rey (1913-1984) 1959. En sus relatos hay un enfoque estilístico
y Samuel Feijóo (1914-1992) —escritores en cuyas posibilidades y connotaciones revelaron
quienes predominó el acercamiento al mundo matices e interioridades de la vida campesina,
campesino— del cuerpo de temáticas, persona- acierto que también se evidencia en las prosas
jes y conflictos aportado por Luis Felipe de Feijóo, a veces indefinibles en términos ge-
Rodríguez. En los cuentos de Cardoso esa asi- néricos, pero en las que se encuentran verdade-
milación posee, como han observado muchos ros cuentos. El grueso de ellas fue recogido en
críticos, una complejidad que se funda en nu- Diarios de viajes montañeses y llaneros (1939-
merosas sutilezas expresivas y en estructuras de 1946) (1958), Diario abierto. Temas folklóricos
una notable reciedumbre. Este autor y Dora cubanos (1960) y Tumbaga (1964), libros porta-
Alonso logran crear situaciones cargadas de un dores de una visión de la naturaleza y la vida cam-
lirismo que proviene del examen multiangular pesina que las hace entrañables, toda vez que el
de lo más entrañable del entorno campesino, a autor se afinca en ricas tradiciones populares y
la vez que toman en cuenta las motivaciones rebasa lo local en busca de lo trascendente.
menos evidentes de la conducta del guajiro y Aunque menos conocidos, son también re-
construyen historias que superan la estrechez presentantes de la directriz aquellos autores que,
episódica de lo factual. El margen de sugeren- por ciertos méritos literarios concentrados en
cias de sus relatos es muy rico, sobre todo en sus respectivos acercamientos al mundo rural,
Cardoso, quien publicó los cuadernos Taita, diga resultan ubicables en ella, no obstante la poca
usted cómo (1945) y El cuentero (1958). Dora significación que en general tuvieron sus obras
Alonso se dio a conocer con una producción dentro de la tendencia. Gonzalo Mazas Garbayo
dispersa en revistas y recogida en libro sólo des- (1904-?), Otilio Mesa Sanabria (1902-?), Tomás
pués de 1959. Savignon (1901-1954), Enrique Cotubanama
En Iznaga, Alzola y González de Cascorro se Henríquez (1902-?), Martín Arrillaga (?), Ma-
destaca, aparte los encomiables aciertos forma- nuel Millares Vázquez (1906-?), Aurora Villar
les que encierran sus libros, el examen detenido Buceta (1907-1981), Renée Potts (1908), José
del universo interior, que suele ocupar el primer Lorenzo Fuentes (1928), Carlos Enríquez
plano de las narraciones de Cardoso y Dora (1901-1957), Luis Amado Blanco (1903-1975),
Alonso. Los textos de Iznaga —Rumbos (1943) Carlos Fernández Cabrera (1899-?), Hortensia
y Felipe y su piel (1954)— ostentan una preocu- de Varela (¿-1945) y otros no alcanzaron a dejar
pación por la eficacia del lenguaje, evidenciada huellas perdurables en esta tendencia del géne-
en la plausible oblicuidad de sus caracterizacio- ro, hecho que encuentra su explicación en el
nes. Alzola realiza en Siete horas (1952) y El pai- cultivo asistemático del tema campesino5 por

Untitled-45 441 02/06/2010, 9:35


442 ETAPA 1923-1958

parte de algunos narradores que, sin embargo, varon ocasionalmente el cuento rural,7 se perci-
demostraron poseer aptitudes para abordarlo; en be una subordinación plena de las descripciones
la calidad inferior de muchos relatos y, finalmen- a un tipo de fábula en cuyos elementos consti-
te, en el carácter disperso y efímero de una zona tutivos se encuentran amalgamados lo individual
de lo publicado en revistas y periódicos de la y lo social. Así, por ejemplo, en Villar Buceta,
etapa.6 Fuentes, Enríquez, Amado Blanco y Fernández
De los autores acabados de mencionar, algu- Cabrera hay un rico sistema de alusiones al ám-
nos dejan un saldo que resulta retardario en re- bito campesino, riqueza que se origina en la mul-
lación con lo que aportan otras figuras ya vistas. titud de detalles y sutilezas presentes en la tra-
Así, por ejemplo, los textos de Hortensia de ma, y que constituye una prueba de la madurez
Varela —Cuentos (1932)— se sostienen en una creativa de dichos narradores.
visión idílica y sentimentaloide del campo. Esta Susana Montero (1988) ha señalado que Villar
autora se enfrenta a la pobreza y al desamparo Buceta muestra sus inquietudes y su hipersensi-
del guajiro desde una óptica fatalista, y hace del bilidad a través del simbolismo de sus concen-
ámbito rural, como Savignon y Arrillaga, un con- trados textos, rasgo perceptible en cuentos ru-
junto de cuadros en los que prevalecen lo anec- rales suyos como «La estrella», «La palma» y «La
dótico y el color local. Estos dos últimos pu- enredadera», publicados junto a otros en la pren-
blicaron Bufandilla (1933) y Cachumbambé. sa entre 1929 y 1937. Renée Potts se aproxima a
Cuentos cubanos (1934), respectivamente. En la realidad campesina de forma indirecta; su na-
ambos libros pervive el tratamiento superficial rración «Camino de herradura» se detiene espe-
de los conflictos campesinos y se aprecia la in- cialmente en la atmósfera de esa realidad y en
tención de establecer contrastes, en el nivel psi- los recuerdos que de ella posee la protagonista.
cológico, entre la ciudad y el campo. La visión El texto, aparecido en 1955 en la revista Nuestro
epidérmica a que se ha aludido se encuentra tam- Tiempo, había sido premiado en el concurso
bién en La encrucijada (1945), de Mesa Sanabria, Hernández Catá ese mismo año y constituye el
no obstante su anhelo de sutilizar las relaciones aporte fundamental de la autora a la tendencia.
de unos personajes con otros. El grueso de los De Fuentes se destaca, en esta etapa, su relato
cuentos que integran el cuaderno rinde tributo «El lindero», mientras que Enríquez, con una
a un naturalismo tremendista; por su parte, producción novelística de mayor alcance, es co-
Henríquez no logra en Tierra y sangre (1941) su nocido en especial por «La fuga». Amado Blan-
propósito de engarzar lo temperamental en lo co se adentra en la intimidad de sus personajes y
telúrico, voluntad que se realiza sólo en aspec- desde ella examina el sentimiento de desamparo
tos externos de la acción. que los embarga, tópico central de su cuento
Más relevancia desde el punto de vista artísti- «Sola» y de «Los polacos», la famosa historia de
co-social poseen las historias de Mazas Garbayo, Fernández Cabrera, que encierra una dramática
a quien se deben diez de las de Batey. Cuentos denuncia de la explotación a que eran someti-
cubanos, libro que escribiera junto con Pablo de dos los inmigrantes.
la Torriente Brau (1901-1936) y que se publicó Como puede apreciarse, la evolución de la ten-
en 1930. En un estilo directo, deudor en cierto dencia está caracterizada por numerosas irregu-
modo de la experimentación vanguardista, laridades que producen un contraste esencial: el
Garbayo se detiene en dilemas socioculturales que tiene lugar entre la aprehensión esquemática,
del medio campesino. Su explicación es suge- epidérmica, y la captación multilateral, dialécti-
rente, y se conforma en una serie de estampas ca, del mundo campesino. Momentos muy espe-
de gran fuerza, como las que presenta Millares cíficos aparte, cabe decir que esas dos formas de
Vázquez en Chela. Siete cuentos del trópico (s.f.), acercamiento, aunque convivieron a todo lo lar-
cuaderno de un lenguaje que a veces adquiere go de la etapa, tienen cada una cierto auge: el de
un eficaz carácter expresionista. En estos auto- la primera, de 1923 a fines de la década del trein-
res, a semejanza de otros que, con acierto, culti- ta; el de la segunda, desde esos años hasta 1958.

Untitled-45 442 02/06/2010, 9:35


EL CUENTO 443

Poblado por personajes de distintas clases y muchos de cuyos personajes pertenecen a la cla-
capas sociales, al cuento urbano le es consustan- se media. Serpa se detiene en las angustias que
cial una diversidad que se acentúa en el registro ellos experimentan y registra un existir pleno de
pormenorizado de conflictos del individuo con dudas y banalidades, muy bien retratado en Felisa
el entorno en que se desenvuelve. A veces afloran y yo (1937) y Noche de fiesta (1951), como ob-
en la tendencia cuestionamientos de tipo onto- servó Manuel Cofiño.10 A diferencia del de Pa-
lógico y, en general, la indagación que ella entra- blo de la Torriente Brau, en quien se insinúa lo
ña se realiza desde una perspectiva que permite mejor de la experimentación vanguardista, el
hacer del contexto espacio-temporal un elemen- estilo de Serpa ostenta un regodeo en las pala-
to activo de las narraciones, así como incorpo- bras y admite formas propias del postmo-
rar a ellas un conjunto de tópicos que aluden a la dernismo. En Montenegro —El renuevo y otros
quiebra moral de la sociedad y que sirven de tras- cuentos (1929), Dos barcos (1934) y Los héroes
fondo. (1941)— hay una tragicidad que le impone el
Si los reparos de la crítica sobre la tendencia asunto del presidio y, en general, las hostiles cir-
rural se refieren principalmente al estilo, al socio- cunstancias de la época. Como los otros dos au-
logismo y al diseño de personajes, las objecio- tores, Montenegro exhibe sus sentimientos
nes de los comentaristas de las obras de algunos antimperialistas de entonces y a veces logra
representantes del cuento urbano se centran en trasmitirlos mediante símbolos. Sus mejores
el plano de la estructura y, dentro de ella, en la cuentos son los de la cárcel, en los cuales pone a
composición de los relatos.9 Esto acaso tiene su prueba la condición humana, amenazada por la
explicación en el inconvenientemente realizado perversión y la neurosis.
empeño de muchos autores de fragmentar la tra- La ajustada y flexible prosa de Montenegro,
ma y violentar las etapas de la acción, propósi- la plasticidad de Marcelo Pogolotti (1902-1988)
tos que nacieron bajo la influencia del momento —Segundo remanso (1948) y Los apuntes de Juan
vanguardista. Otros desaciertos de importancia, Pinto (1951)— y el juego verbal de Miguel de
también observados por la crítica en torno a cul- Marcos (1894-1954) —Fábulas de la vida apaci-
tivadores del cuento urbano, son la sensiblería y ble (cuentos pantuflares) (1943)— constituyen
la superficialidad en el tratamiento de los dilemas hitos dentro del desarrollo de la tendencia, toda
sociales, apoyadas ambas por un lenguaje en deu- vez que estos autores introducen matices en la
da con la peor poesía neorromántica y los giros forma de narrar que identifican al cuento cuba-
más frecuentados de la estética naturalista. no contemporáneo. Pogolotti acierta en sus te-
Los textos de los autores de mayor relieve en nues y reflexivas alegorías del medio histórico-
los primeros años del desarrollo de la tendencia social, mientras que Miguel de Marcos, burlón
vienen a conformar un cuerpo de relatos y despreciativo en sus estampas del discurrir de
disímiles en cuanto a asunto, nivel artístico y la vida en la ciudad, elabora breves historias
penetración en la realidad. Pablo de la Torriente donde se juntan personajes de la política y de las
Brau (1901-1936), Enrique Serpa (1900-1968) y esferas de la administración estatal. Se trata de
Carlos Montenegro (1900-1981) se acercan a un verdadero experimentador, pues hace inno-
algunas problemáticas del medio republicano y vaciones en el plano del léxico que imprimen a
ofrecen un vivo cuadro de las miserias, la efer- su estilo una oblicuidad muy sugerente. En la
vescencia social y la frustración de entonces. En configuración expresiva del conjunto de sus
el breve quehacer del primero —los once cuen- cuentos, Miguel de Marcos se acerca al tono que
tos que publicara en Batey. Cuentos cubanos poseen algunos textos de Pogolotti, pero en éste
(1930)— se advierte un humor irónico y festivo hay sutiles conflictos psicológicos que no figu-
y cierto regusto de aventura, todo ello vincula- ran en aquél, más centrado en lo episódico.
do al afán de apresar la rapidez de la vida coti- Engrosan la tendencia autores de algún valor,
diana, sus sobresaltos y sorpresas. Los relatos como Arturo Ramírez (1908), quien se detuvo
del segundo transcurren en un mundo sombrío, superficialmente en la existencia aristocrática,

Untitled-45 443 02/06/2010, 9:35


444 ETAPA 1923-1958

monótona y vacía de la familia burguesa. Sus Aparicio recogió lo principal de su produc-


cuentos —Frente a la vida (1925), En torno gris ción correspondiente a la etapa en ediciones pos-
(s.f.) y Pasionales (1927)— son fieles a la sensi- teriores a 1959: Frutos del azote (1961), Hijos
blería, al tremendismo y a la frivolidad. Fanny del tiempo (1964) y Espejos de alinde (1968), li-
Crespo (?) escruta con cierta fortuna el ámbito bros que contienen, además, su quehacer en la
provinciano —Una rogación (1930) y Nadie es- época revolucionaria. Los cuentos de este autor
capa (1932)—, y posee el mérito de haber escri- reflejan una preocupación constante por el lu-
to un cuento de atendible facturación que da tí- gar del individuo en una realidad hostil y deshu-
tulo al cuaderno de 1932 y que se centra en uno manizada, a la vez que registran la huella que
de los personajes más pintorescos y corrompi- dejan las tensiones sociales en la psiquis de sus
dos de la República: el proxeneta. Alfredo personajes. Surama Ferrer alcanzó a conformar
Mestre Fernández (1909-?) y José Sierra Vera en El girasol enfermo (1953) un estilo eficaz para
(?) aportaron una endeble denuncia de la situa- la aprehensión de los más delicados detalles del
ción en que se hallaban los trabajadores manua- temperamento de sus criaturas, casi siempre des-
les con los cuentos de Habaneras (1933), validas o precisadas a actuar en momentos difí-
anecdóticos y moralizantes. Flora Díaz Parrado ciles. A semejanza de Aparicio, a veces se acerca
(1893-?) se adentró hábilmente en el escenario al costado siniestro del acontecer —«Las ratas»
de la cárcel —5 cuentos y El velorio de Pura o «Alcohol número uno», por ejemplo—, o al
(1941)—, se aprecia en ella la influencia de convulso mundo interior de sus personajes, en
Montenegro. Juan Francisco Sariol (1888-1968) su mayoría seres entrañables y que se debaten
abordó el asunto del desempleo, la eticidad de en situaciones límites, como ocurre también en
los marginados y la desesperada pobreza de los los relatos de Ramón Ferreira, que publicó su
humildes. Recreó en sus relatos —La muerte de interesante libro Tiburón y otros cuentos en 1952.
Weyler (1931) y Barrabás (1948)— la vida de Las preferencias que en el orden compositivo
pequeños pueblos y captó el tipo de relaciones se advierten en este autor, mayormente dedi-
sociales propio del medio provinciano. De José cado a contar historias en las que intervienen
Jorge Gómez Fernández (1920) se destacan su personajes de notable fuerza, difieren de aque-
penetración en el universo familiar obrero11 y llas que revela el cuaderno de Rodríguez Acosta
su ilustración de la violencia cotidiana, tópicos —Algunos cuentos (de ayer y de hoy) (1957)—,
dominantes en su libro La corteza y la savia en quien se perciben inquietudes formales en
(1959), que recoge cuentos escritos antes de esa torno al tratamiento de la sordidez de los ba-
fecha. Como Gómez Fernández, Constantino rrios marginales y la ignorada riqueza espiri-
Castro (?) se acercó a la problemática de los tra- tual de los humildes, con un estilo que se halla
bajadores, pero sus textos —Válvulas de seguri- dentro de lo mejor de la experimentación van-
dad (1928)— se encuentran en una línea predo- guardista; no hay en él efusiones verbales gra-
minantemente irónica. Le interesan en especial tuitas, sino un ritmo que llega a ser sobrio cuan-
el personaje del pícaro y la satirización de las do la autora se sumerge en la intimidad de sus
costumbres. Su crítica va dirigida al falso líder, a personajes, tan matizados por contradicciones
los embaucadores de las masas. y dudas como los de Antonio Ortega —Yemas
Hay otros cuentistas que enriquecen la ten- de coco y otros cuentos (1959)—, en cuyos tex-
dencia, sobre todo por la manera en que tratan tos la urbe constituye un elemento que partici-
los asuntos ya mencionados. Ellos son Raúl pa en la acción complejizando el entramado ar-
Aparicio (1913-1970), Surama Ferrer (1923), tístico. Ortega busca siempre apresar los
Ramón Ferreira (1921), Ofelia Rodríguez imperativos más hondos de las relaciones entre
Acosta (1902-1975), Antonio Ortega (1903- seres por lo general solitarios y excepcionales.
1970), Guillermo Cabrera Infante (1929), Las mejores piezas del volumen son «La pluma
Lisandro Otero (1932) y José Calvert Casey blanca», «Silicato», «Covadonga» y el impresio-
(1924-1969). nante «Chino olvidado».

Untitled-45 444 02/06/2010, 9:35


EL CUENTO 445

En algunos autores cuyas obras se acabó de constituye una especie de apoyo al reflejo del
reseñar existe la intención, lograda en lo funda- desarraigo y la desorientación espiritual del in-
mental, de crear atmósferas que reproducen el dividuo, tópicos de primer orden en el quehacer
carácter hostil del medio urbano —en Aparicio narrativo de la década del cincuenta. Cabrera
y Ortega ello es evidente—; dicho propósito se Infante incluyó en su volumen Así en la paz como
acentúa más, aunque no se realiza de manera me- en la guerra (1960), relatos escritos en esos años.
jor, en los que podrían denominarse cuentistas Allí la ciudad se asemeja a un organismo adver-
de la Revolución del treinta, muchos de ellos con so, laberíntico, precoz, que acoge en su seno a
obras dispersas en la prensa de la época. Los más prostitutas, criminales a sueldo13 y hombres roí-
sobresalientes son Federico de Ibarzábal (1894- dos por el desaliento. El autor aborda conflictos
1955), Alfonso Hernández Catá (1885-1940), éticos de la clase media y de los marginados, e
Teté Casuso (?), Leví Marrero (1911-1995), insiste en reflejar el mundo interior de sus per-
Marcelo Salinas (1889-?) y Lino Novás Calvo sonajes mediante técnicas provenientes de las
(1905-1983), quienes vinieron a conformar un literaturas inglesa y norteamericana de postgue-
ciclo de relatos en torno a las actividades revo- rra. Por su parte, Otero dio a conocer Tabaco
lucionarias que acabaron por derrumbar al go- para un Jueves Santo y otros cuentos cubanos
bierno de Gerardo Machado en 1933. No hay (1955), cuaderno en el que trata una serie de pro-
que olvidar que algunas de estas figuras se acer- blemáticas vinculadas al desasimiento, la asfixia
caron ocasionalmente a ese fenómeno de la his- y la vaciedad del individuo. Calvert Casey re-
toria de Cuba —Ibarzábal, Novás Calvo y Her- unió en El regreso (1963) tres excelentes cuen-
nández Catá, por ejemplo—, pero, de modo tos: «En el Potosí» (1955), «El regreso» (1957)
global, dicho acercamiento produjo una especie y «En San Isidro» (1957) —este último no figu-
de subtendencia enmarcada en la cuentística ur- raba en la primera edición del libro, realizada en
bana, y en la que el espacio narrativo desempeña 1962—, que muestran un marcado interés en la
un papel que trasciende sus funciones de mero precisión del estilo. Casey procura plasmar en
contexto. Esto es apreciable en un libro de ex- detalle aquellas situaciones límites cuyas secue-
cepción dentro de las obras de Hernández Catá las anulan toda certidumbre de futuro en los per-
—Un cementerio en las Antillas (1933)—, así sonajes, seres que pretenden escapar de la reali-
como en «La noche de Ramón Yendía», de Novás dad y, asimismo, de una urbe cada vez más
Calvo, largo relato aparecido en La luna nona y impersonal y deshumanizada. Es fuerte en el
otros cuentos (1942). Pueden citarse, además, los autor la impronta del existencialismo, pero ello
textos de Ibarzábal, publicados en Bohemia en no le impide realizar con objetividad una explo-
1933. La mayor parte de ellos —«Antes del ama- ración crítica del entorno, específicamente de fe-
necer», «Terroristas», «El jefe de policía» y «Per- nómenos como la prostitución y las crueldades
dido», por mencionar algunos—, como ha dicho de la dictadura batistiana.
Adis Barrio,12 resuman amargura y desesperan- Se aprecian en el cuento urbano los habitua-
za, al igual que otras narraciones pertenecientes les altibajos y la heterogeneidad de la evolución
a esa subtendencia. del género en Cuba, desde el momento vanguar-
Sin embargo, el ciclo de cuentos a que se ha dista hasta el triunfo revolucionario, pero son
aludido no se distingue, en su conjunto, por su perceptibles en la tendencia dos rasgos que per-
eficacia literaria —dudosa en casi todos los ejem- manecen inalterables en todo el proceso de su
plos—, a no ser que se repare en la conforma- desarrollo: la búsqueda de vías expresivas para
ción, facilitada por el asunto en sí, de densas at- captar los matices esenciales de la vida en la ciu-
mósferas de pesimismo y violencia, como quedó dad, y una reflexión —materializada en formas
expresado. El ámbito citadino cobra semejante diversas— sobre problemáticas particulares del
densidad en los cuentos —muy posteriores— de mundo urbano y, en general, del neocolonia-
Cabrera Infante, Lisandro Otero y Calvert lismo: el desempleo, la marginación, los enfren-
Casey, pero en ellos la presencia activa de la urbe tamientos sociales y la violencia, la tragedia

Untitled-45 445 02/06/2010, 9:35


446 ETAPA 1923-1958

socioeconómica del obrero, la corrupción del el negro sale de ese espacio apenas real y se le ve
poder y la falsa estabilidad de los valores bur- desenvolverse en el seno de la sociedad, enfren-
gueses. Se puede afirmar, además, que esa re- tado a dilemas como el racismo y la incompren-
flexión dio lugar a una plausible imagen artísti- sión de que fueron objeto su modo de ser y su
ca del período neocolonial entre 1923 y 1958, visión de la realidad. Se trata de un negro cubano
integrada además por los resultados de la ten- y no del elusivo, nostálgico personaje que mira
dencia rural. hacia África o que habita en una especie de coto
Pero esa imagen no sería completa —aparte incontaminado, vagamente onírico.
el saldo específico del cuento universalista— sin Hay que precisar que esas dos direcciones no
las revelaciones de la dirección negrista, cuyo son excluyentes y que no se manifiestan con la
centro está conformado, en lo esencial, por un pureza insinuada en el esquema anterior. Lydia
complejo sistema de conflictos que pertenecen Cabrera (1899-1992) que podría adscribirse a la
al orden de la identidad cultural y que se mani- línea de la indagación folklórica, escribe Cuen-
fiestan en el plano de las relaciones sociales. El tos negros de Cuba (1940) y Por qué… cuentos
hecho de que, tras la irrupción del vanguardismo, negros de Cuba (1948), libros donde existe una
el cuento negrista se haya convertido, junto al mirada que entraña una actitud descolonizadora
quehacer pictórico, etnológico, musical y poé- y libre de prejuicios. El universo mostrado po-
tico de esa índole, en una forma de encauzar in- see distintivos propios; la autora se adentra con
quietudes en torno a la existencia de quienes en- fluidez en la hiperbólica vitalidad cotidiana del
carnaban una faceta de la idiosincrasia y la negro y, sin inhibiciones de ninguna índole, es-
nacionalidad, significa que aquellos conflictos tablece contrastes de diverso tipo con el «mun-
empezaban a palparse de modo directo y a cons- do blanco». Por su parte, Rómulo Lachatañeré
tituir preocupaciones de muchos creadores cu- (1909-1951), otro cultivador importante de la
banos. En las circunstancias históricas que ya se tendencia, realizó investigaciones sobre teogonía
conocen, el negrismo vino a ser una suerte de y recopiló leyendas en torno a la vida de los dio-
respuesta a la disminución de ciertos valores de ses yorubas y lucumíes, actividad etnológico-li-
la cultura nacional y, asimismo, a los mecanis- teraria en la que también se distinguió Lydia
mos institucionales que enajenaban a todo un Cabrera. Sin embargo, en los cuentos de aquél
sector social. no se observa la labor de recreación que osten-
Es conveniente aclarar que el interés en in- tan los libros de ésta. Lachatañeré —¡Oh, mío
corporar a la cubanía los componentes de la tra- Yemayá! (1938) y el célebre Manual de santería.
dición folklórica africana se corporizó mayor- El sistema de cultos lucumí (1942)— recogió en
mente en la poesía y en la música, terrenos en sus relatos lo que le contaban sus informantes,
los que se dieron a conocer obras de alto nivel sin utilizar aderezos formales. De ahí la frescura
artístico, creadas sobre todo en los años que van y la sencillez perceptibles en ellos. Ramón
desde fines de la década del veinte hasta las pos- Guirao (1908-1949), cuyos aportes se vinculan
trimerías de la del treinta. Es preciso, además, especialmente a la lírica, exploró, como estas fi-
tomar en cuenta que el cuento negrista no dis- guras, la tradición oral, y escribió algunos tex-
currió por un cauce único, sino que se bifurcó, tos narrativos de relevancia menor que se publi-
como ha señalado José Antonio Portuondo, en caron en la prensa. Sus antologías Órbita de la
dos direcciones complementarias: la folklorista poesía afrocubana (1928-1937) (1938) y Cuen-
y la social.14 En la primera, el núcleo se encuen- tos y leyendas negras de Cuba (1942) son ejem-
tra en la preocupación por lo exótico, lo legen- plos de lo que se ha dicho.
dario y las costumbres religiosas, elementos que En Gerardo del Valle (1898-1973) se encuen-
se entreveran en un ámbito mítico cuyos pobla- tran los exponentes acaso más vigorosos y ricos
dores son las deidades, los objetos mágicos de de la cuentística negrista. Sin abandonar las bús-
diversos ritos y los animales tutelares; en la se- quedas de la dirección folklórica, coloca al ne-
gunda se observan intenciones más abarcadoras: gro dentro de la realidad republicana y sus

Untitled-45 446 02/06/2010, 9:35


EL CUENTO 447

contextos, destacando su papel en las confron- ves Cuentos de Apolo (1947), textos que detentan
taciones socioculturales. El autor publicó Reta- un humanismo que va más allá de la mera defen-
zos en 1951, pero mantuvo inédito hasta la épo- sa del derecho a la felicidad.
ca revolucionaria su cuaderno Cuentos del cuarto Resulta evidente que el cuento negrista no
fambá, aparecido junto a otros relatos en 1/4 adquirió la notoriedad que, en términos cuanti-
fambá y 19 cuentos más (1967). Allí desaparecen tativos, se manifiesta en las tendencias antes pre-
los pruritos científicos que asomaban, a veces, sentadas, pero es obvio que su cultivo fue inten-
en las obras de Lydia Cabrera, Lachatañeré y so y que arrojó resultados de importancia para
Guirao. Del Valle se aplica a la ilustración y el la evolución del género en Cuba y para la com-
sondeo de problemáticas que precisan muy bien prensión de una significativa problemática del
el lugar del negro en la sociedad cubana de en- desenvolvimiento sociocultural de la República
tonces, mediante historias que podrían integrar en la presente etapa. Como se expresó al princi-
una suerte de mural. La ética de los marginados, pio, ésta y las demás direcciones estudiadas com-
el mundo del solar, la superstición, la intimidad pletan el examen directo de la realidad nacional.
de las familias negras, la ruptura de las normas La palpitación inmediata de los dilemas más
de convivencia frente a los atractivos del pro- acuciantes del entorno, rasgo que define en ge-
greso y la penetración cultural norteamericana neral a todo el quehacer cuentístico reseñado
son tópicos presentes en sus narraciones. Hay hasta aquí, viene a atenuarse en los autores de
una plausible asimilación del habla popular, acier- primer orden que integran la tendencia univer-
to que sirve de apoyo al adentramiento multi- salista.16 Aunque hay excepciones, en ellos no
angular en el choque de idiosincrasias, un aspecto existe ya una alusión directa al medio. Los ca-
de relieve en el sistema de oposiciones que el minos para llegar a él se tornan sinuosos; unas
autor explora con éxito. Conviene hacer refe- veces son laberínticos y otras se cuajan de evo-
rencias, además, al hecho de que Gerardo del caciones imaginativas. Este fenómeno, sin em-
Valle subordina aquellos elementos más epidér- bargo, hay que verlo, no como el atributo por
micos de la cultura negra al tratamiento de pro- excelencia de la dirección, sino como una varian-
blemáticas socioeconómicas esenciales, pro- te formal por la que optan determinados narra-
pósito este que se realiza sin el concurso de dores.
digresiones sociológicas. No debe olvidarse que, antes de 1923, el pri-
A la producción de estos cultivadores del mer gran cultivador de la tendencia fue Alfonso
cuento negrista hay que sumar la de otros, es- Hernández Catá, cuyos cuentos y noveletas,
porádica y de menor alcance en lo fundamental, aunque no completamente desligados del am-
pero que pone al descubierto ciertas zonas de la biente cubano, como señala Sergio Chaple,17 se
vida cotidiana del negro en la República. Por definen, en última instancia, por el cosmopo-
ejemplo, Carlos Fernández Cabrera y Alcides litismo 18 y la búsqueda de lo esencial en la
Iznaga destacaron el confinamiento mayor de conducta del hombre. Ubicada casi siempre en
que era objeto en el mundo rural —recuérdese, escenarios europeos, la producción de Hernán-
de Iznaga, el cuento «Felipe y su piel», del libro dez Catá generó toda una serie de obras
homónimo publicado en 1954—; Surama Ferrer epigonales de ínfima trascendencia. Ellas con-
se remonta a la época del esclavismo en «El gri- formaron la subtendencia menos atendible de la
to», incluido en El girasol enfermo (1953); Juan evolución del cuento universalista en la etapa,
Francisco Sariol e Hilda Perera Soto15 (1926) pues dichas obras se mantuvieron dentro de la
rescatan la ternura y el optimismo hallables en estética naturalista, por entonces ya ineficaz. Así,
una infancia gris, atormentada por la pobreza y pueden citarse La culpable (1924) y Cloroformo
la discriminación racial. Del primero se destaca (1933), de Antonio Barreras (1904-1973) y Gon-
«Barrabás», perteneciente al cuaderno de igual zalo de Quesada y Miranda (1900-?), respecti-
título aparecido en 1948; de la segunda, la deli- vamente, y también algunos cuentos de Arturo
cada tristeza que atraviesa las páginas de sus bre- Ramírez pertenecientes a libros suyos ya vistos.

Untitled-45 447 02/06/2010, 9:35


448 ETAPA 1923-1958

Pero la proliferación de los seguidores de Her- prueba frente a dilemas definidores de la identi-
nández Catá y de ciertos narradores franceses dad y la autovaloración ética; los de Pita
en boga a fines del siglo XIX y principios del XX Rodríguez practican un humanismo esencial,
se comprueba en el disperso quehacer de auto- mientras que en Labrador Ruiz se aprecia el cos-
res de quienes se ignora si continuaron cultivan- tado sombrío y esperpéntico de la vida, así como
do la literatura o si la abandonaron para entre- ciertas mutilaciones de índole espiritual que su-
garse a otras labores, cuyos textos aparecieron fre el hombre. En Diego —En las oscuras manos
en publicaciones periódicas, entre las que cabe del olvido (1942) y Divertimentos (1946)— y
citar a Chic, Social, La Prensa, Carteles, Bohe- Lezama Lima, cuya producción dentro del gé-
mia y otras. nero se recogió tardíamente en volumen
Junto a la de los seguidores de Hernández —Cuentos (1987)—, el ser humano se esencializa
Catá surge una subtendencia de prestigio indu- sin que por ello pierda sus raíces; hay una evo-
dable, no sólo por sus aportes formales, sino cación de personajes y objetos fugaces que se
también por su hondura reflexiva. Se trata tam- integran al ámbito de un yo memorioso, capaz
bién de la búsqueda de esencias humanas, pero de diluir las fronteras entre la imagen y la reali-
esta vez desde la perspectiva del individuo, cuyo dad aludida, ruptura en la que se origina un dis-
entorno tiende a sublimarse, o a pasar a planos curso que en Lezama Lima se distingue por su
secundarios de la narración. Con esa búsqueda, gran frondosidad metafórica y que es poseedor
autores como Lino Novás Calvo (1905-1983), de un amplio espectro de connotaciones. Rosa
Eliseo Diego (1920-1994), Félix Pita Rodríguez Hilda Zell había hecho en 1955 una breve edi-
(1909-1990), José Lezama Lima (1910-1976), ción mimeografiada de sus siete cuentos bajo el
Enrique Labrador Ruiz (1902-1991), Rosa título de Cunda (una suite guajira). Después del
Hilda Zell (1910-1971) y Alejo Carpentier triunfo de la Revolución los incluyó en Cunda y
(1904-1980) —cada uno de ellos con particula- otros poemas (1962), volumen en el que se reúne
ridades que se verán en otras páginas de este lo más representativo de su obra literaria.
volumen—, procuran apoderarse de un cono- Los personajes de la autora son el majá, la
cimiento trascendente sobre el lugar del hom- avisada jutía, el lagarto y la hormiga, animales
bre en el universo, las constantes de su desen- que, sin contradecir su condición, adquieren en
volvimiento en la sociedad y sus relaciones con los relatos cierta humanidad desprovista de arti-
la historia, el pensamiento y la naturaleza, te- ficios. Los textos de Rosa Hilda Zell se acercan
mas que algunas de las figuras mencionadas a la modalidad de la fábula que se cultivó en el
abordan mediante la creación de situaciones Oriente antiguo, pero se adentran en situacio-
ilustradoras de uno o varios conceptos. Es no- nes propias del campo cubano, al mismo tiempo
torio en estos seis cuentistas la gran atención que superan la estrechez del localismo. Los ani-
que conceden al plano estilístico-compositivo, males de la autora son criaturas sutilmente re-
resultado de lo cual es el alto nivel de lenguaje flexivas y detentan valores dentro de su sim-
presente en sus textos. bolismo que, por contraste o afinidad, aluden a
Novás Calvo —La luna nona y otros cuentos las desgracias, vicios y virtudes del género hu-
(1942) y Cayo Canas (1946) son sus dos libros mano. En la «suite guajira» de Rosa Hilda Zell
principales—, Pita Rodríguez —San Abul de se destacan «El regreso de Cunda» y «Las hor-
Montecallado (1945) y Tobías (1955)— y Labra- migas». Alejo Carpentier —Viaje a la semilla
dor Ruiz —Carne de quimera (novelines (1944) y Guerra del tiempo (1958)—, quien ya
neblinosos) (1947), Trailer de sueños (1949) y El en las postrimerías de esta etapa logra madurar
gallo en el espejo (cuentería cubiche)(1953)— son sus concepciones en torno a lo real-maravilloso
autores en quienes hay una meditación de alcance americano, hecho evidente sobre todo en sus
ecuménico que no es explícita, pues se esconde novelas El reino de este mundo (1949) y Los pa-
en los hechos de la trama y en la conducta de los sos perdidos (1953), hace que sus personajes sean
personajes. Así, los de Novás Calvo se ponen a testigos activos de momentos coyunturales de

Untitled-45 448 02/06/2010, 9:35


EL CUENTO 449

la historia, pues desempeñan el doble papel de es más pronunciada. Los textos de Piñera —El
observadores y participantes. En sus relatos «El conflicto (1942), Poesía y prosa (1944) y Cuen-
camino de Santiago» y «Semejante a la noche», tos fríos (1956)— dominan esta subtendencia por
Carpentier explora las recurrencias del devenir, ser ellos donde se verifica, en su más alto grado,
uno de los fenómenos que demuestran, según el el proceso de sublimación del contexto. El ab-
autor, la presencia de inquietudes y problemáti- surdo, la pérdida de la identidad y el enfrenta-
cas comunes en los hombres de todas las épocas. miento a un medio en el que rige lo irracional,
Hay un grupo de autores que, sin apartarse constituyen los tópicos esenciales de la cuen-
de la convulsa realidad cubana de entonces, se tística de este autor y, asimismo, el centro mis-
afirman en la ansiedad espiritual, el absurdo de mo de su poética. En el resto de los escritores
la vida y la dislocación de los valores del ser hu- mencionados, en quienes la transfiguración del
mano, temas que cobran una importancia de pri- mundo material no es tan acentuada, dichos tó-
mer orden en las corrientes del pensamiento bur- picos son abordados junto a otros de igual jerar-
gués luego de finalizada la Segunda Guerra quía, como la búsqueda infructuosa de la ver-
Mundial. Dichos autores conformaron una ter- dad, la incomunicación entre los seres humanos,
cera subtendencia dentro del cuento univer- la lucha por alcanzar la felicidad, las formas de
salista, y dieron a conocer obras en las que se la muerte, temas recurrentes en Aquelarre (1954),
percibe el sentimiento de frustración que em- de Vieta, y en A un paso del diluvio (1958), de
bargó a muchos creadores formados en el me- Fornet. En el cuaderno Todo está en el fuego
dio republicano, como a menudo señalan los crí- (1952), de Desnoes, el individuo busca definirse
ticos. Es preciso tener en cuenta que en esta a toda costa, búsqueda que se hace febril y dolo-
subtendencia se encierra, potenciada en lo lúgu- rosa en los libros de Vieta y Fornet, textos que,
bre, lo morboso, el desatino, el ilogismo y la a diferencia de los de Piñera y su epígono
pesadilla, la angustia que caracterizó a un buen Rodríguez Tomeu —El hoyo (1950)—, muestran
número de escritores cubanos, en especial du- en cierta medida los conflictos sentimentales de
rante los años cincuenta, uno de los momentos los personajes, sin que ello obligue a decir que
más sombríos de la historia republicana, y en el desarrollan una indagación de índole psicológica.
que florece lo que podría denominarse la narra- Son rasgos de la producción de estos autores
tiva de la alienación, cuyos cultivadores funda- la sobriedad en el diseño de personajes y el esti-
mentales —Virgilio Piñera (1912-1979), Hum- lo preciso, de una llaneza en la que se esconde
berto Rodríguez Tomeu (1919), Ezequiel Vieta un gran número de alusiones al tema central de
(1922-1995), Edmundo Desnoes (1930) y la subtendencia: la enajenación del individuo en
Ambrosio Fornet (1932)— tienen en Arístides un orbe dislocado por la orfandad espiritual y la
Fernández (1904-1934) un antecedente. Este au- falta de un horizonte ético en consonancia con
tor, de quien se ha dicho que es el pionero del lo mejor del ser humano. No debe olvidarse que
cuento fantástico e imaginativo en Cuba,19 se- la riqueza de perspectivas, asuntos y formas del
gún lo entiende la sensibilidad contemporánea, cuento en la etapa, fue aquilatada no sólo en tex-
escribió al final de su vida una serie de relatos tos críticos de esos años, algunos de valor, sino
breves en los que se exalta el lado grotesco de la también en oportunas antologías que forman
existencia. Sus personajes, marcados por la fata- parte ya del proceso de la cuentística nacional y
lidad y expositores de una visión del mundo con- que han devenido libros de obligada consulta20
gruente con el pesimismo, se desenvuelven en para el estudio del cuento cubano en el siglo XX:
un ámbito que mueve a pensar en lo onírico. Cuentos contemporáneos (1937), de Federico de
Arístides Fernández abstrajo de la realidad aque- Ibarzábal; Cuentos cubanos (1945), de Emma
llos elementos que probaban su carácter hostil, Pérez (1901-?); Cuentos cubanos contemporá-
y con ellos construyó un universo que preside neos (1946), de José Antonio Portuondo (1911-
las creaciones de Piñera, Tomeu, Vieta, Desnoes 1996), y Antología del cuento en Cuba (1902-
y Fornet, en quienes la distorsión del entorno 1952) (1953), de Salvador Bueno (1917). En

Untitled-45 449 02/06/2010, 9:35


450 ETAPA 1923-1958

estas dos últimas —las más atendibles— se lo- complejo espectro de inquietudes y problemá-
gra ofrecer un acertado panorama de las direc- ticas estilístico-conceptuales, un rico conjunto
ciones del género, empeño cuya realización se de exploraciones que, en última instancia, se re-
caracterizó por el rigor y la objetividad de sus fieren a la evolución de la sociedad republicana
autores. y, en lo fundamental, a las irregularidades de un
Por último, es preciso hacer referencia, siquie- movimiento social condicionado por el fenóme-
ra brevemente, al beneficio que trajeron los pre- no del neocolonialismo. [A .G.]
mios y concursos literarios a la evolución del
cuento, impulsada, como es lógico, por aque-
llos que estaban dedicados al género. A partir 2.3.2 El cuento criollista: L. F. Rodríguez y
del último lustro de la década del veinte y hasta otras figuras
los años finales de la del treinta se destacaron
algunos, entre los que cabe citar cuatro: el de la En el panorama anterior se aludió, de forma ge-
revista Carteles, el auspiciado por el periódico neral, a la problemática del criollismo y sus
El País-Excelsior, el que promoviera la Revista particularizaciones en el cuento. El viejo queha-
de La Habana, y el de Bohemia. Hubo institu- cer dentro de este género y de los marcos de la
ciones, como la Dirección de Cultura del Mi- tendencia se había ocupado de idealizaciones más
nisterio de Educación, que también crearon con- o menos deficientes como literatura y arrojaba
cursos u otorgaron premios a las mejores obras. un saldo pintoresco, melodramático, desen-
Todos los certámenes aludidos tuvieron carác- focado, sobre el mundo rural. Los elementos que
ter nacional, y mediante ellos se divulgó una zona mejor ilustran ese saldo podrían ser los excesos
importante del quehacer de muchos narradores coloristas, la acción dramática afincada en fal-
que alcanzarían su madurez sobre todo en la dé- sos problemas, la ausencia de conflictos realmen-
cada del cuarenta, juzgada por algunos el mo- te esenciales y el diseño de personajes salidos de
mento de auge cualitativo del cuento. Pero el ejercicios costumbristas. El léxico aún se cocía
concurso que más justa forma poseyó y que re- en moldes españoles, y los modismos guajiros
sulta el de mayor connotación, en lo que con- solían ser vistos como licencias de estilo.
cierne al devenir del género en la etapa, para la El cuento criollista sólo había contado, antes
historiografía literaria actual, es el que instituyó de la irrupción de Luis Felipe Rodríguez (1884-
Antonio Barreras (1904-1973) en 1941 en me- 1947), con aciertos muy ligados a los modos
moria de Alfonso Hernández Catá. Al princi- finiseculares. Tales son los casos, por ejemplo,
pio constreñido al ámbito nacional, pero luego de Jesús Castellanos y Heliodoro García Rojas
abierto al mundo hispanoamericano, el concur- —tal vez los más notables— el primero con De
so «Hernández Catá» empezó a otorgar sus pre- tierra adentro (1906), y el segundo con Cuentos
mios y menciones honoríficas en 1942. Esta la- cubanos (1922). Hay que mencionar, además, un
bor cesó a fines de la década del cincuenta y dejó hecho: la escasa atención que nuestros narrado-
un saldo representativo de lo mejor del cuento res habían prestado a la realidad campesina.
cubano. Entre otros, fueron premiados Lino El movimiento renovador de carácter social
Novás Calvo, Carlos Montenegro, Onelio Jor- ocurrido en Cuba a partir de 1920, movimiento
ge Cardoso, Dora Alonso, José Manuel Carba- que incluye al fenómeno literario de la vanguar-
llido Rey, Enrique Labrador Ruiz, Félix Pita dia, no sólo en sus novedosos aspectos forma-
Rodríguez, Antonio Ortega, Luis Amado Blan- les, sino también en los temáticos, tuvo, entre
co y José Lorenzo Fuentes, autores que hoy día otras consecuencias, un efecto de redescubri-
ocupan, por la trascendencia de sus obras, luga- miento de la realidad rural en la narrativa, espe-
res cimeros dentro del cultivo del género. cialmente en la cuentística, sobre la base de
Como se ha podido observar hasta aquí, el cuestionamientos de raíz sociológica. Esos nue-
contenido de las tendencias y subtendencias del vos aspectos temáticos de nuestro vanguardismo
cuento entre 1923 y 1958 muestra un variado y están en relación con el auge inicial del cuento

Untitled-45 450 02/06/2010, 9:35


EL CUENTO 451

criollista, auge que ya es visible hacia mediados embargo, la mayor parte de las veces esto con-
de la década del veinte y que se prolonga con dujo al exteriorismo (un exteriorismo de nuevo
cierto grado de estabilidad, en variantes nota- tipo, empero, radicalmente distinto del que ha-
bles debidas a la propia evolución del género, bía mostrado el cuento criollista durante los
hasta la del cincuenta. veinte primeros años del siglo y centrado en los
La renovación que dio lugar en términos índices más notables de la cubanía), además de
globales al advenimiento del vanguardismo dar frutos diversos por su calidad. Estos índi-
reacomodó, de forma mediata, con la impugna- ces, desde luego, eran aptos solamente para des-
ción de las constantes del dominio neocolonial, cribir los fenómenos de la realidad campesina,
las viejas direcciones de la narrativa criollista; no su esencia. No es sino a partir de la década
avivó los sentimientos antimperialistas y empe- del cuarenta, con la aparición de otros escrito-
zó a despertar en algunos escritores, como Luis res, cuando la narrativa criollista logra penetrar
Felipe Rodríguez, una lucidez de relativa efica- en esa esencia.
cia para comprender el contexto histórico cuba- Lo fundamental de la cuentística de Luis Fe-
no inmediato, en particular la trágica realidad del lipe Rodríguez se localiza en La pascua de la tie-
campesino. Esa lucidez significó la búsqueda de rra natal (1928) y Marcos Antilla. Relatos de ca-
esencias en torno a lo nacional y la denuncia di- ñaveral (1932), libros escritos bajo la influencia
recta de la explotación socioeconómica, elemen- de la renovación del pensamiento social de esos
tos que constituían fenómenos paralelos con años y al calor de los aportes del vanguardismo.
respecto al sentimiento continental del dilema Por ello es posible afirmar que muchos de los
de la identidad y que surgen de la frustración elementos mencionados anteriormente en tor-
generada, desde el principio, por el advenimien- no a la problemática artística y social del
to de la República. criollismo se integran en el universo narrativo
Las causas que determinaron el cambio de de Luis Felipe Rodríguez, en especial sus
perspectiva de los narradores ante la realidad cuentos.
rural se pueden hallar en el impulso traído por Signado por el tipo de literatura escrita antes
el costado insurgente del vanguardismo, en el del momento de la vanguardia, pero alentado a
grado de proletarización que iba alcanzando el dirigirse hacia el nuevo horizonte estético pro-
campesinado y en el ya señalado redescu- piciado por ella con respecto a la tendencia
brimiento del campo: la fuente de donde prove- criollista de nuestra narrativa, Luis Felipe
nía el sostén económico de la dependencia Rodríguez trasciende su etapa de La ilusión de
neocolonial. El redescubrimiento condicionó en la vida (1912) y Cómo opinaba Damián Paredes
los escritores la necesidad, devenida perentoria, (1916) —libros genéricos, fieles deudores del
de comunicar a través de una literatura con os- postmodernismo, en donde la lánguida ideali-
tensible vocación de servicio las verdades en tor- zación se confunde con proyectos sociales de
no al ámbito socioeconómico campesino. Estas honda eticidad—, etapa sin embargo necesaria
verdades debían ser muy claras, y a causa de ello para llegar a los personajes de los cuadernos de
aparecen en los textos, en grado notable, comen- 1928 a 1932, por cuanto constituye una especie
tarios de índole sociológica que disminuían la de matriz que entraña los gérmenes de su que-
eficacia artística y afectaban el diseño general de hacer narrativo posterior.
las obras. Con La pascua de la tierra natal, los asuntos
Es así que la oposición de lo autóctono a las rurales penetran definitivamente en el nuevo jue-
formas desarraigantes y la búsqueda de elemen- go de exploración de nuestra cuentística tras el
tos capaces de representar, en el terreno de la inicio de la superación del nativismo edulcoran-
literatura, lo cubano, son puntos de vista desde te y los idilios campestres. En este libro, Luis
los cuales se escribe la narrativa criollista a par- Felipe Rodríguez todavía no se enfrenta de lle-
tir de la renovación, en general, y del momento no a las estructuras propias del cuento como
de auge del vanguardismo, en particular. Sin género, independientemente de la presencia de

Untitled-45 451 02/06/2010, 9:35


452 ETAPA 1923-1958

algunos relatos concebidos y resueltos de for- ciente a Marcos Antilla…, comparación a través
ma coherente. El autor narra hechos, pero en ri- de la cual tendríamos que admitir que, en térmi-
gor, desde el punto de vista estructural, los tex- nos socioeconómicos, el guajiro de La pascua…
tos no son sino cuadros, episodios, anécdotas. es distinto del que puebla los cuentos del caña-
El cuaderno proyecta los rasgos más visibles veral. Esta situación determina, por consiguien-
de lo cubano a través de cuatro secciones: «Es- te, el modo de pensar, de sentir y de actuar de
cenas criollas», «Cuentos de la compañía cuba- ambos. Además, queda claro, en última instan-
na», «Cuentos de la naturaleza criolla» y «Cuen- cia, que el conocimiento de Luis Felipe Rodrí-
tos de la ciudad criolla». Luis Felipe Rodríguez guez acerca de la realidad campesina resulta me-
se propone, con la introducción de éstas, siste- nor en La pascua… que en su siguiente libro.
matizar los elementos que conforman la crio- Es ostensible la heterogeneidad, palpable en
lledad. Aunque su propósito se cumple de modo varios sentidos, de La pascua…, heterogeneidad
muy parcial, es preciso reconocer que, vistos en que proviene de una visión todavía desarticula-
conjunto, los cuentos de La pascua… aportan da del mundo rural. Luis Felipe Rodríguez apela
una perspectiva nueva en torno a la visión de la a lo pintoresco, a las costumbres, elementos que
realidad campesina, perspectiva que se acentua- en este libro constituyen lo fundamental, ade-
rá en el ámbito de lo monotemático con Marcos más del problema de la pérdida de la tierra. En
Antilla. Relatos de cañaveral. «Cuentos de la campiña cubana» se hallan tex-
En términos generales, La pascua… muestra tos por lo general exponentes de un lamento por
aún cierta dependencia de los tópicos que Luis esa situación («El desertor», «El maleficio de la
Felipe Rodríguez había desarrollado en sus li- guitarra»,«El despojo»), aunque también se in-
bros de 1912 y 1916. El estilo es inestable, fenó- cluyen «El naranjal» (tímida alegoría de la pene-
meno que se relaciona de modo indirecto con el tración norteamericana vista a través de dos per-
grado de aprehensión de las problemáticas sonajes: Juan Smith y Tranquilino Liborio) y
entrañadas en la realidad campesina, grado me- «Un guajiro pirandeliano», cuyos protagonistas
nor con respecto al que se manifiesta en los cuen- y argumento nada tienen que ver con la idea to-
tos de 1932. tal del libro.
Si se parte, de manera regresiva, de la cues- «Cuentos de la naturaleza criolla» es una sec-
tión del estilo a los temas, asuntos y personajes ción con la que Luis Felipe Rodríguez ensaya
que comparecen en La pascua…, se verá, por un proceso en serie de personificación de ani-
ejemplo, que existen numerosos desniveles en males típicos del campo (el caballo, en «El si-
las estructuras de los cuentos, sus intenciones, llón»; el toro, en «El toro padre», el cerdo, en
las preocupaciones que el autor expone a través «Los cerdos de Alipio»; el perro, en «Riguiñola»;
de ellos, «Escenas criollas», la primera sección, el gallo, en «Veinte a diez»). En tanto cuentos,
conformada por un cuento («Una nochebuena estos textos, con la excepción de «Riguiñola»,
en el campo»), carece —y asimismo el resto— son endebles. Comparados con el resto de la co-
de las intrusiones de índole sociológica visibles lección, se comprueba que limitan su alcance al
en el cuaderno de 1932. Esto podría parecer una mero contexto, al llamado «color local».
virtud, un acierto devenido despropósito en Mar- En la última sección, «Cuentos de la ciudad
cos Antilla…; ocurre que los guajiros de La pas- criolla», se diría que la tragedia económica del
cua… —hombres a veces alegres, otras melan- guajiro desaparece para ceder lugar a determina-
cólicos y resignados— observan con recelo las da ilustración del proceso histórico que da ori-
maniobras de quienes los explotan, pero no ac- gen a la criolledad. Predominan los aspectos
ceden a la rebeldía ni a determinada compren- —personajes, ambientes y sentimientos—
sión —evidente en Marcos Antilla…— del con- integradores de lo que Luis Felipe Rodríguez lla-
flicto social en el que están sumidos. Es posible maría, en conjunto, nuestra realidad «inter-
comparar de forma provechosa «Una nochebue- tropical». El arraigo del español en Cuba, la in-
na en el campo» con «La guardarraya», pertene- comprensión de la idiosincrasia del cubano, la

Untitled-45 452 02/06/2010, 9:35


EL CUENTO 453

monotonía de la vida provinciana y el perfil psi- go de los relatos. Hay personajes que se repiten
cológico del político son temas que preocupan (Marcos Antilla, Exuperancio Martínez, Fico
al autor y que se mezclan con los de otros cuen- Larrachea, Mr. Norton, entre otros), y elemen-
tos («La piedra de toque», «El dominador de la tos que presiden la acción vista en términos to-
vida», «El narrador de historias»), excesivamen- talizadores (el sol, el cañaveral, el central azuca-
te autónomos por los asuntos que Luis Felipe rero, la Cubanacán Sugar Company). El estilo
Rodríguez trata en ellos. admite ciertas dosis de humor entre el desenfa-
La pascua de la tierra natal introduce en nues- do y el tono muchas veces sentencioso. Sin em-
tra cuentística un contrapunto no logrado entre bargo, es preciso tener en cuenta la presencia
las problemáticas de la vida rural y la provincia- harto abundante de intrusiones de carácter so-
na, contrapunto con que el autor se abre, aun- ciológico —apenas insinuadas en La pascua…—
que de manera vaga, hacia cierta exposición de que contrastan, en el nivel estilístico y en la bús-
la idiosincrasia «intertropical». El libro carece de queda de coherencias compositivas por parte del
los mecanismos formales que otorgarían unidad autor, con la índole de los personajes más rele-
a ese todo disímil, además de la necesaria capa- vantes. La voluntad de presentar una cubanía en-
cidad de generalizar, a través del todo, las pro- trañable (por las situaciones en sí, por la
blemáticas de una realidad que aquí empieza a ambientación y por el lenguaje), recala en el
sobresalir y a reconocerse como el interés fun- exteriorismo al que se había aludido en páginas
damental del autor: el universo rural y sus con- anteriores.
textos. Luis Felipe Rodríguez une en Marcos Anti-
El cuento criollista alcanza rango de orden lla… la intención cronística con una labor que
artístico con Marcos Antilla. Relatos de cañave- despoja a los cuentos de lo accesorio, labor que
ral. Los textos de este libro expresan cierto gra- origina determinado grado de concentración de
do de maduración con respecto a los de La los argumentos. A ello hay que sumar la oralidad
pascua… y se integran al tipo de quehacer carac- de los textos, más acentuada en unos («Marcos
terizador del grupo de escritores que surgen en Antilla contado por sí mismo», «Fantomas en el
torno a 1930. Evidencian un tránsito hacia lo que cañaveral», «La guardarraya», «La danza lucumí»)
esos nuevos creadores van imprimiendo a la li- y menos en otros («Cama 1 y 3», «El Pelirrojo»,
teratura en general: voluntad de acendramiento «Mister Lewis»).
formal y capacidad de cuestionar la esencia La oralidad es uno de los elementos radical-
socioeconómica del sistema de dominación mente diferenciadores de Marcos Antilla… con
neocolonial. Marcos Antilla… nace, pues, bajo respecto a La pascua de la tierra natal, rasgo que
los signos de un viraje condicionador de un ma- se conforma, en última instancia, a partir del
yor equilibrio y eficacia en la denuncia que ya es funcionamiento interdependiente de los aspec-
explícita, con la presencia de lo americano, en tos ya mencionados que exhibe el libro de 1932.
las páginas de este libro. Marcos Antilla… no en- Esa interdependencia, sin embargo, no mengua
juicia, como sí hacen las obras anteriores del es- la autonomía de cada texto. Por ejemplo, «Mar-
critor, sólo la corrupción de una ética oficial, sino cos Antilla contado por sí mismo», aunque en-
también, y de forma más directa, las relaciones cierra embrionariamente el tópico del ame-
de producción que la sostienen en las circuns- ricanismo y la universalidad de la tragedia de la
tancias específicas del mundo rural. tierra, sirve de presentación de estas mismas pro-
Las relaciones de interdependencia entre los blemáticas y de las tratadas en el libro como con-
cuentos de Marcos Antilla…, nexos de los que junto. «Cama 1 y 3» introduce un elemento po-
carece La pascua…, determinan la unidad del vo- lisémico, cómplice del mundo del azúcar: el sol
lumen en cuatro niveles: estilo, temática, tiem- (el calor, circunstancia afrentosa del trabajo ex-
po y espacio. Hormiga Loca es el escenario, el plotador; el oro, la riqueza humillante). Este
trasfondo cuyo nombre cobra un sentido gro- cuento tipifica en el personaje de Ramón Chávez
tesco en el tono a veces irónico, burlón y amar- las condiciones infrahumanas en que vive el

Untitled-45 453 02/06/2010, 9:35


454 ETAPA 1923-1958

campesino asalariado. «Fantasmas en el caña- (1937). Es decir, que ese conflicto se manifiesta
veral» se adentra en la imaginación retrospecti- de modo revelador sobre todo en los textos que
va del cortador de caña que evoca a sus antece- abordan directamente la problemática rural, aun-
sores, los negros esclavos. «El Pelirrojo» retoma que se evidencia, en sentido general, en toda la
al sol y lo personifica dentro de la acción que obra del narrador.
protagoniza Lico Capoche; «La guardarraya», Al analizar los cuentos de Luis Felipe Rodrí-
posiblemente el cuento más logrado de Marcos guez es posible concluir que en el nivel de la
Antilla… por sus valores artístico-configurativos configuración se visibiliza cierta pobreza de re-
intrínsecos, ilustra de forma equilibrada el sen- cursos expresivos. La crítica alude a amanera-
timiento de la opresión y el despojo. «Míster mientos e imprecisiones,21 pero es dable reco-
Lewis» enfoca el verdadero papel de la religión nocer, más allá de estos defectos, que desde el
dentro de una postura anticlerical que acentúa, punto de vista teórico-conceptual, el conocimien-
por contraste, el nivel de ignorancia y de depen- to del autor en torno al universo campesino es
dencia. «Los subalternos» explora algunas carac- distanciado, de raíz sociológica, y sólo le permite
terísticas de la vida dentro del central azucare- hacer determinadas valoraciones socioculturales
ro, sus empleados y los vínculos más directos y político-económicas sobre ese universo.
de esa vida con la de los cortadores de caña. «El La pobreza de recursos se convierte en limi-
haz de cañas» centra su argumento en el llama- tación esencial cuando tales valoraciones co-
do «tiempo muerto», y alude a las miserias indi- mienzan a aplicarse, de una forma que debería
viduales para insistir en las más generales. En ser dialéctica, a la traducción ficcional del mun-
«La danza lucumí» el negro Tintorera, su prota- do campesino. La traducción no halla en Luis
gonista, baila una danza de vida y de muerte que Felipe Rodríguez cauces idóneos, esto es: un tipo
se asemeja al rítmico y secular trabajo del corte. de expresión cuya calidad sirviera al necesario
Al final, su alegría se torna rebeldía, e incendia adentramiento literario en la realidad. La relati-
el cañaveral en gesto de venganza. va incapacidad del autor en lo que se refiere al
Marcos Antilla… es una superación cualitati- modelado artístico de una materia esencialmen-
va de los cuentos reunidos en La pascua de la te teórica (sus juicios y conclusiones acerca de
tierra natal. Ceñidos al fundamento socioeco- la situación socioeconómica del campesino, ex-
nómico del dilema campesino, los cuentos del puestos, a modo de líneas a desarrollar en la lite-
cañaveral se despojan de muchos de los elemen- ratura, en ensayos como «El sentido del paisaje
tos que en el libro anterior eran la expresión de vernáculo», de 1936, y «El cubano y su isla», de
un Luis Felipe Rodríguez vacilante, aún en deu- 1940), da origen a desaciertos compositivos, a
da con la literatura que precedió a la de los años la falta de jerarquización visible en La pascua…,
de la renovación y del vanguardismo entre no- al discurso sociologista evidente en Marcos An-
sotros. En Marcos Antilla…, el guajiro es ya un tilla… y, más tarde, en Ciénaga.
impugnador abierto del sistema y, de hecho, un En el fondo, la conceptualización de la reali-
vocero demasiado explícito de las ideas del au- dad rural entraña en Luis Felipe Rodríguez una
tor. Esta cuestión, aunque es el resultado de cier- rigidez de formas. Sus conocimientos no acce-
ta madurez de su pensamiento social, no da lu- den al grado de matización y flexibilidad reque-
gar en Luis Felipe Rodríguez, sin embargo, a rido en el ámbito de la ficción. Las limitaciones
calidades de índole formal superiores —indepen- estilístico-configurativas del autor (frases
dientemente de los aciertos ya mencionados—, ampulosas, exceso de adjetivación, ritmo y tempo
sino más bien a un conflicto ideoartístico que se narrativos ajenos al nivel de riqueza de los asun-
expresa en términos composicionales. tos, súbitas y afuncionales posturas neorro-
El conflicto tiene lugar básicamente en la mánticas, ecos del modernismo y actitudes na-
cuentística de Luis Felipe Rodríguez, pero tam- turalistas, entre otras) condicionan en él la
bién determina el grado de alcance y penetra- presencia de un estilo en proceso, infraguado.
ción de su novela más importante: Ciénaga Las impurezas de su prosa le impedían una apre-

Untitled-45 454 02/06/2010, 9:35


EL CUENTO 455

hensión artísticamente plena de la realidad que asimilación-superación de las enseñanzas de Luis


fue el centro de sus intereses como creador. Ade- Felipe Rodríguez. Es notable, por otra parte, la
más, al sentirse él mismo uno de los protagonis- labor de divulgación de la narrativa rural hecha
tas —téngase en cuenta que se trata de un autor por periódicos y revistas, labor que iba revelan-
de transición, entre dos momentos distintos de do, en última instancia, un creciente interés por
la evolución de nuestra cultura— del rescate ur- la realidad socioeconómica del sector protago-
gente y, en rigor, improvisado de nuestra identi- nista del desenvolvimiento productivo de las
dad, en su obra ocurre una referenciación harto relaciones de dependencia.
pronunciada, aunque tal vez insoslayable en esta Son varias las direcciones tomadas por el cuen-
etapa de la narrativa campesina cubana, de los to criollista en la etapa que va de 1935 a 1958.
aspectos externos del universo rural, como si en Especificidades aparte, ellas van a delimitarse a
ellos se cifraran las esencias de ese universo. partir de dos fenómenos importantes: la nueva
Consciente de esos rasgos esenciales, mas sin elaboración formal de los viejos asuntos y la apa-
poder expresarlos de acuerdo con los imperati- rición de aspectos inéditos con valor temático-
vos más generales del realismo, Luis Felipe cognoscitivo en relación con el universo rural.
Rodríguez propendió entonces hacia el discur- En Samuel Feijóo, por ejemplo, se halla un
so sociológico. El autor parecía confundir la ca- sentimiento de evocación cuyo lirismo visceral
lidad artística de sus textos con el nivel de revela los elementos mitológicos del campo cu-
funcionalidad ideológica —se trata, en rigor, de bano. Feijóo busca lo bello, y en sus narraciones
una vocación de servicio directo en relación con ensaya una perpetuación de indiscutibles valo-
la realidad social del campesino en particular y, res artísticos en torno a las atmósferas casi per-
en general, con la frustración que originaban el didas de lo cubano-universal. No se aparta, sin
neocolonialismo y la farsa republicana. Luis Fe- embargo, de lo feo, de la tragedia campesina. Las
lipe Rodríguez revelaba, de este modo, determi- formas que asume su prosa invaden, a veces, un
nado grado de estrechez en sus concepciones en ámbito genéricamente dudoso. En este sentido
torno a la creación. suele acercarse a lo poemático.
Sus cuentos perfilan, a pesar de lo anterior, En la sencillez y la naturalidad de los cuentos
un magisterio que asumen, desde mediados de de Dora Alonso es posible encontrar lo mejor
la década del treinta, autores como Onelio Jor- del ser humano. Los personajes de esta autora
ge Cardoso, Dora Alonso, Samuel Feijóo, se mueven guiados por sentimientos de gran
Alcides Iznaga, Ernesto García Alzola, Raúl pureza, y participan de cierta humildad ganada
González de Cascorro y, en medida diferente, en enfrentamientos de raíz ética. Como Feijóo,
Félix Pita Rodríguez, Aurora Villar Buceta, José Dora Alonso descubre la magia del color, la luz
Manuel Carballido Rey, Luis Amado Blanco, y la orfandad del guajiro, pero sin acudir a exal-
José Lorenzo Fuentes y Enrique Labrador Ruiz. taciones metafóricas.
El grueso de estos nuevos representantes del Las excelencias formales de Onelio Jorge
cuento criollista empieza a producir obras de Cardoso, visibles en Taita, diga usted cómo
calidad hacia 1935 como fecha tentativa. Ya la (1945) y El cuentero (1958), bastarían para si-
narración de asunto rural es una línea sólida den- tuar a este autor en la cúspide del criollismo y
tro del proceso evolutivo del género en Cuba, e como uno de los más importantes cultivadores
incluso tiende a alentarse en diversos concursos del género en la República. La variedad de los
literarios, uno de los cuales, quizás el más famo- elementos constitutivos de su obra, pero sobre
so, fue el «Alfonso Hernández Catá», cuyos pre- todo el modo en que ellos se entrecruzan, ofre-
mios anuales, de carácter nacional e internacio- ce gran solidez y unidad al conjunto de sus cuen-
nal, se extendieron desde 1941 hasta 1955. tos. Jorge Cardoso se adentra con seguridad y
Muchos de los premios y menciones se adjudi- pericia en el mundo de la mujer campesina, en la
caron a cuentos criollistas de autores que, por tragedia de la prostitución, la venganza, el uni-
estos años, ya habían efectuado una ostensible verso infantil, la superstición, lo cotidiano. Son

Untitled-45 455 02/06/2010, 9:35


456 ETAPA 1923-1958

notables la complejidad de sus personajes y el que guarda relación con las penetraciones de
acendramiento estilístico. El autor alcanza una Samuel Feijóo y con los rejuegos fantásticos de
singular maestría en la configuración de sus re- Labrador Ruiz en «Conejito Ulán». En Pita
latos, virtualmente insuperados como muestras Rodríguez la realidad se sublima en un modelo
del género en Cuba. capaz de subvertir su dramatismo. El amor to-
Alcides Iznaga, Ernesto García Alzola y Raúl taliza los sentimientos de sus personajes, unos
González de Cascorro aportan al cuento seres que se enfrentan al mundo dueños ya de
criollista libros como Rumbos (1943) y Felipe y una ética sabia, incontaminada.
su piel (1954), del primero; El paisaje interior Son textos criollistas importantes, en relación
(1956), del segundo, y Cincuentenario y otros con la forma en que abordan la vida campesina,
cuentos (1952), del último. En estos autores la algunos de los escritos por Aurora Villar Buceta
narración de asunto rural, aunque diversificada («La estrella», «La enredadera», «La palma»), pu-
por modos de hacer e intereses específicos, ad- blicados a principios de la década del treinta.
quiere un sostenido equilibrio en el nivel de rea- Merecen ser destacados «El lindero», de Loren-
lización, sobre todo en lo que se refiere a posi- zo Fuentes y «Sola», de Luis Amado Blanco,
bilidades expresivas y tanteos temáticos. Iznaga, ganadores del premio «Alfonso Hernández
Alzola y González de Cascorro acuden al sta- Catá» en 1951 y 1952 respectivamente. Carba-
tus de desamparo sociocultural, y desde allí re- llido Rey muestra altas dotes como narrador in-
tratan los efectos del cacicazgo político, el he- teresado en la problemática rural con «Hambre»
roísmo, las particularidades caracterológicas del y «Despertar».
campesino, la presagiosa melancolía, la incerti- En los ejemplos anteriores —en los más no-
dumbre de la vida, la condición efímera de la tables y en los menos— cabe hallar, bastante di-
alegría, la violencia de quienes defienden el ho- suelto, pero detectable en fin de cuentas, el ma-
nor y otros aspectos y rasgos más concretos gisterio de Luis Felipe Rodríguez. No sería
del mundo rural. Aparte la atención a las exi- exagerado, pues, afirmar que sin su labor no ha-
gencias compositivas, evidentes en estos narra- bría sido posible el salto cualitativo que identi-
dores, es posible observar en sus obras, en gra- fica al quehacer de los nuevos cultivadores del
dos distintos, desaciertos de lenguaje y cuento criollista en el lapso 1935-1958. La ten-
composición que provocan un desbalance cua- dencia en general se enriquece y aporta a nues-
litativo. Sin embargo, el afán exploratorio per- tra narrativa, en sus realizaciones concretas, un
manece en ellos ceñido a la necesidad de regis- conocimiento imprescindible en torno a una
trar sus experiencias desde perspectivas que, en zona de la realidad cubana de entonces: el mun-
última instancia, acceden a una vindicación del do campesino. [A. G.]
campesino en términos históricos, sociales, hu-
manos.
Otros cuentistas como Pita Rodríguez, Villar 2.3.3 Renovación del género
Buceta, Carballido Rey, José Lorenzo Fuentes,
Luis Amado Blanco y Labrador Ruiz incur- 2.3.3.1 La tendencia negrista. L. Cabrera y otras
sionaron de forma ocasional en los asuntos ru- figuras
rales. Todos ellos han sido cultivadores asis-
temáticos de esta línea de nuestra cuentística Otra de las manifestaciones literarias en la bús-
republicana que se proyecta, con propósitos y queda afanosa de la identidad nacional, además
actitudes distintos, en el ámbito de la Revolu- de la poesía negra, lo constituye, en la narrativa
ción después del triunfo de enero de 1959. de los años 1923-58, la llamada tendencia
En San Abul de Montecallado (1945), de Pita negrista. Esta tendencia, estimulada de una par-
Rodríguez, la narrativa criollista incorpora un te por los logros indiscutibles en ese tipo de
mundo de poderosa coherencia, resuelto a ma- poesía, y de otra, por los no menores alcanza-
nera de saga en una instancia mítico-histórica dos por Fernando Ortiz en la continuidad de sus

Untitled-45 456 02/06/2010, 9:35


EL CUENTO 457

investigaciones etnológicas de tanta significación y el perro, los que aparecen con mayor frecuen-
en nuestra cultura, si bien no puede exhibir los cia entre muchos, y de los que se subraya siem-
mismos niveles de realizaciones artísticas en can- pre su calidad esencial, como por ejemplo la
tidad y calidad que la poesía —piénsese solamen- jicotea, que representa al prototipo de la astucia
te en Nicolás Guillén y las muchas figuras que y la sabiduría, con las que vence a la fuerza y la
prestigiaron dicha línea temática en la lírica—, simplicidad; otras veces nos encontramos las
produjo obras sumamente interesantes y de un parejas jicotea-venado, tortuga-ciervo y jicotea-
valor estético nada desestimable, en buena parte tigre. Todos en conjunto resuelven sus proble-
de los casos. Los autores más representativos de mas de manera muy original sobre la base de es-
los cuentos negristas en Cuba son Lydia Cabre- tas cualidades, que los hacen sobresalir de entre
ra, Rómulo Lachatañeré, Ramón Guirao y animales más grandes y vigorosos. En otros re-
Gerardo del Valle. latos, los personajes centrales son hombres y
Lydia Cabrera (1899-1992) está reconocida mujeres, bien caracterizados de acuerdo con la
como la figura de mayor relieve en esta tenden- moral interna de cada relato en cuestión. Tenien-
cia. Con la publicación de sus Cuentos negros de do en cuenta la ascendencia africana de los mis-
Cuba (Contes nègres de Cuba) en París, 1936,22 mos, y como resultado del proceso de transcul-
se convirtió de inmediato en la primera mujer turación producido en nuestro país durante los
americana que estudiaría, con mayor sistema- períodos de la conquista y la colonia, no es raro
ticidad, las leyendas y los mitos afrocubanos. que los sistemas mágico-religiosos propios de
Este libro, que consta de veintitrés relatos, tie- esos pueblos —entendiendo por éstos los resul-
ne como fuente primordial los mitos y leyendas tados más notables de dicho intercambio cultu-
fabulosos de los viejos moradores de la isla y de ral— aparezcan representados en no pocos de
los negros descendientes de esclavos africanos; los relatos de la obra que nos ocupa.25
dichos mitos y leyendas habían venido siendo En los cuentos se ofrecen además complejos
transmitidos oralmente de generación en gene- animistas, conceptos de carácter abstracto-reli-
ración, hasta convertirse en un producto folkló- gioso de gran contenido poético en los que se
rico altamente poético. Así, lo primero a desta- intenta explicar determinados fenómenos ya
car en ellos es el proceso lingüístico por el que desentrañados por el hombre. Tal se aprecia en
atravesaron, toda vez que, de hecho, fueron ob- un relato verdaderamente cosmogénico, en el
jeto de cuatro traducciones sucesivas, esto es: cual se nos ofrece mitos curiosísimos acerca de
de las lenguas africanas de Guinea —preferente- cómo se originaron el primer hombre: «[…] y
mente del yoruba y del ewe— 23 al idioma el hombre, que Abá Ogé hizo soplando sobre
amestizado y dialectal de los negros criollos, de su caca»; el primer negro: un hombre subió al
éste al castellano corriente en Cuba y de éste al cielo por una cuerda de luz, a pesar de la pro-
francés de los lectores cultos para los cuales se hibición que le hiciera el sol de que no se le
editaron en París. Se trata, en esencia, de «una acercara; se acercó, se tostó, «se volvió negro de
recopilación de cuentos afrocubanos preferen- pies a cabeza»; el primer blanco: «La luna es fría.
temente del tipo que pudiéramos decir laico y El frío es blanco. El hombre que fue a la Luna
filosófico, como las famosísimas fábulas del clá- emblanqueció. Fue el primer hombre blanco,
sico esclavo Esopo (de quien se ha dicho que Padre de todos los blancos.» En el propio cuen-
fue mulato)».24 to se trata también de explicar por qué los hom-
Son variadísimos los aspectos temáticos que bres mueren.
se abordan en estos relatos, de los cuales la ma- Al leer los relatos que integran el presente vo-
yoría entra en la categoría de fábulas —como las lumen, es fácil percatarse de un lenguaje sencillo,
que antaño dieron justa fama a Esopo—, por nítido, directo, y dentro de él, de vocablos defor-
cuanto sus personajes son generalmente anima- mados, como es el caso de la poesía, que denotan
les: el tigre, la jicotea, la liebre, el toro, el elefan- la peculiar forma de hablar de los esclavos traídos
te, el mosquito, los pájaros, el cangrejo, el majá a la isla y de sus descendientes acriollados, que

Untitled-45 457 02/06/2010, 9:35


458 ETAPA 1923-1958

no han renunciado aún a la utilización de frases califica este texto como «un libro de poesía, es
de origen africano en sus propias lenguas. En el también, bien entendido, y ante todo, un libro
libro abundan de otra parte elementos didácticos de ciencia. La poesía está en él como flor de cien-
que encierran una especie de moraleja, como en cia»,27 al tiempo que lo resalta como una fuente
las fábulas tradicionales, fácilmente discernible importantísima de información para quienes pre-
por lectores de diferentes edades, y entre las tendan realizar estudios comparativos, a fin de
cuales se destacan: no traicionar una amistad por lograr un conocimiento óptimo de las regiones
deseo de enriquecimiento («Taita jicotea y Taita de origen de los esclavos traídos a Cuba desde
tigre»); lo innecesario de decir mentiras y la be- África. En 1959, triunfante la Revolución, se pu-
lleza del agradecimiento («Obbara miente y no blicó, como señaláramos en nota anterior, La
miente»); la necesidad de trabajar («La loma de sociedad secreta Abakuá narrada por viejos adep-
Mambiala»); el rechazo a los ambiciosos y a los tos, libro dedicado al estudio y revelación de los
envidiosos («El algodón ciega a los pájaros»), en- misterios, creencias, costumbres, ritos y símbo-
tre múltiples ejemplos que pudieran mencio- los de la probablemente más importante de las
narse. sociedades secretas de los negros, la conocida
Tampoco deben desconocerse los elementos por el pueblo como los «ñáñigos». Es más bien
de cubanía contenidos en el volumen, además un libro de interés etnológico como los publi-
de los señalados, presentes en la evocación que cados anteriormente —excepto sus Cuentos ne-
por momentos se hace de la vida campestre cu- gros de Cuba y Por qué…— razón por la cual
bana, herederos también de la tradición literaria no se ha procedido a un estudio detallado del
del siglo XIX: la hamaca, el guateque, el sombre- mismo.28
ro de yarey, taburetes, décimas de ondulantes Otra figura indispensable cuando de la narra-
guitarras, yerbas de anamú, chilindrón, guanajo ción negrista en Cuba se trata, es la de Rómulo
relleno, caldo de gallina, etcétera. Lachatañeré (1909-1951),29 quien aportó a esta
En la peculiar reelaboración artística de mi- tendencia dos libros singulares: ¡¡Oh mío
tos y leyendas fabulosas de los africanos traídos Yemayá!! (1938) y Manual de santería. El siste-
a Cuba como esclavos, y la cubanía y la univer- ma de cultos «Lucumíes» (1942).
salidad que resuman sus páginas, estriba la im- No nos ocuparemos del Manuel de santería
portancia de este libro sui géneris de la litera- por escapar a los objetivos de la presente histo-
tura cubana que oscila entre la creación y la ria literaria. Se trata más bien de un libro de in-
investigación pura, y que es altamente represen- terés para los etnólogos y etnógrafos, en el cual
tativo de la tendencia negrista durante la etapa se ofrecen las creencias de los descendientes de
1923-1958. A la salida de su primera edición en informantes-creyentes, sus deducciones lógicas
1936, recibió muchos elogios de la crítica tan- y especulaciones filosóficas puestas en práctica
to en Francia como en Cuba. Otros libros pu- en el manejo de los cultos, según expresa su au-
blicados por la autora dentro de esta línea te- tor en el Prefacio.
mática durante el período neocolonial fueron En cuanto al primero, ha expresado Fernan-
además El monte. Igbo finda, ewe orisha, do Ortiz:
vititinfinda, 1954, reputado como una de las
máximas contribuciones al estudio de nuestro Este libro es una colección de recitaciones
folklore y por ende a la cultura cubana, y en sagradas de los negros yorubá, que aquí
cuyo prólogo reza: «[…] me he limitado rigu- fueron llamados lucumís. La mitología de
rosamente a consignar con absoluta objetivi- estos negros de la región déltica del río
dad y sin prejuicio lo que he oído y lo que he Níger […] comprende incontables leyen-
visto»,26 Refranes de viejos negros (1955), de das, pródigas en personajes, peripecias,
honda sabiduría popular; Anagó. Vocabulario emblemismo y moralejas. Ellas fueron uno
lucumí (el yoruba que se habla en Cuba), 1957, de los géneros más nutridos de la literatura
con prólogo del francés Roger Bastide, en el cual negra de África […], pero es ahora con

Untitled-45 458 02/06/2010, 9:35


EL CUENTO 459

Lachataignerais, cuando se comienza a co- conocidos para un lector no especializado en esta


leccionar esas piezas poéticas de la mitolo- materia.
gía lucumí en Cuba, tal como aquí se man- Es tal la riqueza temática del presente volu-
tiene.30 men —al que no le son ajenos los temas sexua-
les y las escenas lúbricas, características del con-
En efecto, se trata de un libro esencialmente texto social de procedencia y de las concepciones
cosmogénico, un manejo de mitologías, un te- teológicas que comportan—, que éste ha sido
rreno sagrado recogido cuidadosamente por el objeto, por Susana Montero, de una clasificación
autor «del natural» y escrito en lenguaje sencillo de sumo interés que ofreceremos a continuación:
y asequible al lector común, con lo cual se pone
en evidencia la compleja labor a que tuvo que
I. Cuentos que manifiestan la lucha del hom-
enfrentarse su compilador a causa de las dificul-
bre contra la naturaleza, y en los que vence
tades de transmisión que entraña el intentar tras-
finalmente aquél por su voluntad y su cons-
pasar una literatura oral, propia de los pueblos
tancia, como en «El río» y «Aché» —ambos
africanos, al castellano, «por la carencia de una
cuentos tienen a un mismo protagonista, el
grafía española que exprese las verdaderas mo-
barquero Agallú Solá, y en el primero de
dalidades prosódicas, acentos y hasta entonacio-
ellos éste disfruta el placer de acostarse con
nes de la narración recogida de labios negroides,
Obatalá (virgen de las Mercedes).
aun prescindiendo de sus formas musicales,
melódicas y rítmicas», nos dice en el prefacio II. Los que explican aspectos de la práctica
Ortiz.31 litúrgica y sus motivos, como «El destino»
Esta colección de cuentos y cantos negros, y «La Revelación». En el primer cuento, los
como fueron calificados por Lachatañeré, está protagonistas son Changó y Obatalá, hijo y
integrada por veintiún relatos, una sección de- madre juntos, actuando a imagen y seme-
dicada a los Cantos y Rezos del Güemilere (fes- janza del hombre, y en éste el autor nos
tival yoruba) y un vocabulario al final del volu- muestra las fiestas yorubas dedicadas a los
men. Las leyendas que recrean los cuentos que santos —«Güemilere». En «La Revelación»,
aparecen en el texto son narraciones breves, im- también se habla del tablero y el Collar del
pregnadas de poesía fresca, y en ellos se mueven «ekuellé», instrumentos adivinatorios.
las deidades más prestigiosas de la mitología afri-
III. Aquellos que poseen un propósito morali-
cana trasplantadas a Cuba y sincretizadas en los
zador evidente, como «Olvido», «Codicia»,
cultos religiosos: Olofi, Ochún, Changó, Orúm-
«El Moquenquem de Orúmbila», «La cala-
bila, Obatalá, Yemayá, entre muchos. A conti-
baza y Echú», «Las cotorras de Orúmbila»
nuación aparecen entre cantos y rezos las salu-
y «El sacrificio». En «Codicia», sus prota-
taciones correspondientes a cada orisha para
gonistas son Eleguá y Orúmbila, y tienen
invocarlos a la hora de comenzar el «Güemilere»
como moraleja una condenación de la am-
o festival , y que es una especie de fiesta que se
bición y la codicia, por ser éstos unos de los
le hace al Santo cuando se festeja su día. Estas
mayores defectos de cualquier ser humano,
salutaciones son facsimilares, esto es, fueron
pues pueden conducirlo a acciones indignas
imitadas exactamente de la escritura de un san-
que más tarde se vuelven contra él.
tero; también aparecen las palabras de las trece
letras del «Di-lo-gún», especie de oráculo del IV. Los propiamente hagiográficos, que confor-
sistema de los cultos lucumíes, que es empleado man el grueso de las narraciones y cuentan
por el sacerdote para adivinar la situación y la sucesos imaginarios de la vida de los repre-
vida de los creyentes que acuden a su consulta. sentantes del panteón yoruba, como «Cas-
El vocabulario final fue creado por su autor con tigo», «Oyá», «Incesto», «Las trampas de
la finalidad de orientar al lector ante la presencia Ogún Areré», «Orisaoco» y «Astucia», en-
de determinados vocablos de origen yoruba, des- tre otros. Son en síntesis leyendas muy

Untitled-45 459 02/06/2010, 9:35


460 ETAPA 1923-1958

interesantes en las que se habla de la vida de ofrecen más bien una imagen de obediencia, su-
los orishas, que aparecen representados con misión y sacrificio, tal vez como reflejo de la
las virtudes y defectos de cualquier hombre: discriminación de que eran víctimas en esas so-
son violentos, sumisos, lujuriosos, obedien- ciedades africanas de origen. Por otro lado, en
tes y desobedientes, etcétera.32 algunos mitos se alegorizan fenómenos econó-
micos de las primeras sociedades —en un cuen-
También agrupa la citada investigadora cuen- to de Agún-Areré se simboliza el paso de la eco-
tos con subtemas de aspectos litúrgicos, como nomía extractiva y de la pastoril a la agraria.
«Ochosí de Mata», «Orúmbila y la Icú» y «Los Este libro integra, además, no pocas cancio-
Obeyes», uno de los más logrados por reflejar nes en lengua africana, intercaladas en las narra-
más vivamente las costumbres y tradiciones de ciones mitológicas o recopiladas aparte en el ca-
los orishas, según la religión yoruba, de la cual pítulo titulado «Cantos o rezos del güemilere»,
utiliza numerosos vocablos; en él se describen donde se describen los ritos del ceremonial
los preparativos para el «Güemilere». yoruba y se insertan invocaciones litúrgicas, que
Sobre los cuentos escritos por Lachatañeré en constituyen un aporte a la etnografía de nuestro
esta original colección, el profesor José Anto- continente. Los versos litúrgicos reunidos por
nio Portuondo ha expresado: el autor amplían la colección de poesía yoruba
en América. De su autor, hombre de ideas so-
En los cuentos de ¡¡Oh mío Yemayá!! no ciales muy progresistas —al morir en 1951 era
existe preocupación alguna de tipo literario, militante del Partido Comunista de Estados Uni-
y el autor ha tratado de ser fiel al relato de dos—, dijo Nicolás Guillén poco después de su
sus sencillos informantes hasta en el lengua- fallecimiento:
je. De ahí su mayor viveza y colorido y su
sensualidad desnuda, a veces, así como la rei- Aquel hombre de rostro fino y voz suave,
teración de ciertas formas de expresión pe- aquel joven inteligente y curioso, lleno de
culiares a este tipo de narraciones destina- confianza en sí mismo; aquel cubano vuel-
das a la transmisión oral. Estos mismos to hacia su pueblo, sirviéndolo cada día con
caracteres determinan su belleza, un poco su escritura y con su vida, con su arte y con
mística, su encanto de producto natural, li- su ciencia, es ya una sombra en nuestro re-
bre aún de mistificaciones literarias.33 cuerdo, un recuerdo sombrío en nuestro
camino.34
Así, es posible apreciar determinados recur-
sos utilizados por este escritor santiaguero que, Hay otro libro que no puede faltar cuando de
sin dudas, produce en el asunto que desarrolla temática negrista se trata, a pesar de que fue pu-
esa atmósfera mágica propia del pensamiento blicado fuera de la etapa que nos ocupa, después
animista que lo inspiró. Entre ellos, uno de los del triunfo de la Revolución. Nos referimos a
más reiterados es el de la prosopopeya o perso- 1/4 Fambá y 19 cuentos más (1967), de Gerardo
nificación, presente en «El río» —al cual el au- del Valle (1898-1973). Integrado por veinte
tor atribuye cualidades humanas: es majestuo- cuentos, algunos de los cuales habían sido pu-
so, amenazador, rechinaba rabioso—; «La blicados en antologías de narradores cubanos
Calabaza y Echú», la calabaza llora, ríe, es ambi- desde décadas anteriores,35 este libro tiene la pe-
ciosa, intrigante, etcétera. Los «santos» también culiaridad de que, contrariamente a los textos
conversan, opinan, actúan en general a imagen y de este tipo abordados, no es el interés puramen-
semejanza del hombre. Existen además diferen- te científico, etnológico, el que preside sus rela-
cias entre los personajes masculinos y los feme- tos, sino más bien la elaboración literaria de los
ninos: los primeros son portadores de violen- mitos y leyendas africanos, unido a otros asun-
cia, que se expresa tanto en su apariencia física tos de la realidad en que estaba inmerso en su
como en sus relaciones sexuales; los segundos época, durante el período neocolonial.

Untitled-45 460 02/06/2010, 9:35


EL CUENTO 461

Cuatro direcciones fundamentales advierte cenario el barrio cercano al Castillo de Atarés y


Salvador Bueno en la narrativa de este autor, en el del Pilar, en La Habana, para concentrar a los
la antología de referencia: la primera, crono- respectivos bandos, entre los cuales se produce
lógicamente, es la de tendencia negrista, segui- un enfrentamiento, con la consiguiente victoria
da de cuentos extraídos de la vida y costum- por parte de los viejos.
bres de los bajos fondos cubanos, reveladora En «Ella no creía en bilongos», si bien el au-
de las lacras sociales de una parte de la pobla- tor refleja idolatrías que tienen como base la su-
ción; otra tendencia referida a los relatos perstición, se expresa también una ruptura con-
mitologiconómicos, donde ofrece una severa ceptual con todas estas creencias y tabúes que
interpretación de figuras y temas bíblicos, y fi- atan al hombre ignorante y desorientado. Las
nalmente, cuentos espiritualistas. En el libro deidades yorubas hacen acto de presencia en es-
que centra nuestra atención se encuentran ejem- te cuento, sin duda uno de las mejores de la
plos de la primera tendencia, de la cual expresa colección.
el mencionado crítico e historiador de nuestra En «El Tata» se ponen de manifiesto las rela-
literatura: ciones de este anciano con los dioses, por lo que
todos los dolientes, física y moralmente deposi-
Gerardo del Valle ha intentado rastrear los taban su confianza en él. Y así, diferentes moti-
oscuros motivos que originan muchas ac- vos de esta tendencia, que no pueden ser comen-
titudes de los negros y mestizos cubanos tados aquí en detalles, discurren en los cuentos
en sus supersticiones y en su particular con- mencionados.
formación anímica. Se encuentran ejemplos Entre los textos que ilustran la vida de los
de esta tendencia en sus «Cuentos del Cuar- bajos fondos urbanos se encuentra «La tángana»,
to Fambá» —aún inéditos—, pero adver- en que se revela la miseria y la degradación de
tíamos en ellos, no la rigurosidad científi- ciertos estratos sociales residentes en un solar,
ca de otros buscadores de leyendas negras, ninguno de cuyos moradores trabaja a causa del
sino su elaboración literaria, realizada so- desempleo generalizado existente durante la dic-
bre la vasta trama de las tradiciones de ori- tadura de Machado. El autor describe con cru-
gen africano.36 deza las numerosas escenas en que este medio
hostil asfixia al hombre y lo vuelve agresivo y
El cuento que preside la colección, «Ella no maldiciente, mientras que en «¿Por qué escon-
creía en bilongos», pertenece a la primera direc- des a tu abuela?», vuelve nuevamente a la ten-
ción temática, al igual que otros como «Había dencia negrista, esta vez para resaltar la valentía
cosa mala en la ceiba», «Cuarto fambá», «No fa- y participación del negro en las luchas inde-
llaba nunca la mayunga de Guinea», «El ecobio pendentistas de Cuba, desde Yara hasta el triunfo
traído sería castigado», «El Tata», «Se baña…, de nuestra Revolución. Es así como vemos la am-
pero salpica», «¿Por qué escondes a tu abuela?», plia gama temporal que resumen estos cuentos,
principalmente. En el cuento que da título a la que demuestran la presencia viva del negro en
colección, «Cuarto fambá», Del Valle nos refle- nuestra cultura y sus aportes en la búsqueda de
ja la organización de la sociedad secreta abakuá, nuestra identidad nacional.
sus ceremonias religiosas,37 las discrepancias en- Otro autor que ha prestado mucha atención
tre la vieja asociación de los «ñáñigos» y la mo- al rescate de las tradiciones orales, los cuentos,
derna —la primera estaba formada por bravos las fábulas, los mitos y otras manifestaciones afri-
«ecobios» que no abandonaban el terreno de la canas traídas a Cuba por los antiguos esclavos, y
lucha, mientras que la última estaba compuesta su inserción en nuestro proceso cultural, es
por simples «eronbigás» (afeminados, al decir de Samuel Feijóo, quien requiere de un estudio
dichos viejos integrantes), que se disfrazaban con aparte.38 [A. B.]
los atributos del rito africano para divertir a los
turistas norteamericanos. El autor toma por es-

Untitled-45 461 02/06/2010, 9:35


462 ETAPA 1923-1958

2.3.3.2 Torriente Brau, Serpa, Montenegro ción y experiencia vivencial y a veces hasta con
su nombre propio, en el mundo presentado
Pablo de la Torriente Brau (1901-1936), Enri- como un personaje más, por lo que la historia se
que Serpa (1899-1968) y Carlos Montenegro ubica en una zona transicional entre la ficción y
(1900-1981) participan, de manera singular, del la realidad del autor. Ello y la fabulación de lo
cambio estético que se empieza a producir en la onírico y lo fantástico, que constituye igualmen-
narrativa cubana alrededor de 1930. Cada uno te un aspecto común en la obra de estos narra-
con personalidad y componentes ideológicos y dores, se desarrolla, como es lógico, con varian-
vivenciales distintivos, estos tres escritores tes particulares distintivas de cada autor.
coinciden en varios aspectos, entre ellos la in- Aunque en ocasiones aparecen otros espacios
tención de expresar artísticamente, con propó- geográficos y socioculturales —sobre todo en
sitos denunciadores y movilizativos, la convul- el caso de Carlos Montenegro—, lo cubano re-
sa situación nacional, desde la perspectiva de las sulta dominante tanto en lo ideotemático como
clases y sectores populares. en el resto del sistema expresivo. Sin dejar de
Aunque esa proyección social informa buena incursionar en temáticas campesinistas, el entor-
parte de su cuentística, ésta se ha liberado del no urbano se privilegia, y aparecen escenarios y
discurso sociologizante que limitó la narrativa asuntos poco tratados en la narrativa cubana: la
de las primeras décadas del siglo veinte cubano. cárcel, el prostíbulo, el solar, el barrio, el trabajo
Sus autores procuran, con mayor o menor éxito rudo en minas, ferrocarriles, zonas portuarias y
en el resultado estético, encontrar formas de ex- barcos. El mar deja de ser tratado en tanto pai-
presión idóneas para los nuevos temas y preocu- saje o superficie navegable, para convertirse en
paciones, a fin de superar igualmente la visión medio de producción.
criollista y superficial de los ya gastados mode- Preocupación de los tres narradores sería el
los literarios y penetrar, por distintas vías, en las tratamiento de las guerras independentistas, te-
reacciones humanas ante las diversas y a veces mática que los inserta en uno de los propósitos
demoledoras circunstancias. ideoestéticos de la intelectualidad de la época:
Tales objetivos se manifiestan en el relieve revalorar un tiempo histórico definidor del per-
narrativo de sus cuentos en los que, salvo ex- fil nacional y reivindicar una tradición heroica
cepciones, se abandona el tono ensayístico y re- reeditada por su propia generación. Valores como
flexivo y se disminuye la distancia entre el pla- la valentía, la dignidad, el sentido del deber, el
no del narrador y el mundo de los personajes. patriotismo, se priorizan en la perspectiva autoral
Éstos, por su parte, dejan de ser, por lo general, a partir, no de los grandes acontecimientos béli-
representantes maniqueos de sectores regiona- cos, sino del hombre, sus preocupaciones y su
les o clasistas caracterizados física, ideológica y actuación dentro del conjunto.
lingüísticamente mediante códigos de grupo. A Tales afinidades en objetivos y perspectivas
ello contribuye, en el plano composicional, una no niegan las diferencias, a veces sustanciales,
voluntad de jerarquización de rasgos de la per- en el modo de aprehender la realidad y su con-
sonalidad que individualizan a cada personaje, secuente recreación literaria.
sin afectar su pertenencia a una zona geográfica De ellos, el que mayor potencialidad de es-
o social determinada. critor mostró fue, sin dudas, Pablo de la Torrien-
La voluntad de llevar al plano literario aspec- te Brau. Aunque no pudo desarrollarla en toda
tos de la realidad que conocen por propia expe- su magnitud por su temprana muerte en defen-
riencia participativa, produce un discurso litera- sa de la República española, lo que dejó escrito
rio anticonvencional que acerca lo testimonial y lo revela como un innovador de la narrativa cu-
lo puramente fictivo. Rompiendo moldes retó- bana. Su ideal estético tiene como base el pro-
ricos del género, el autor —especialmente Pa- pósito de hacer partícipe a la literatura del dina-
blo de la Torriente y en menor medida Carlos mismo de la época; que fuera a la vez crónica e
Montenegro— se introduce, con su caracteriza- instrumento de transformación, sin traicionar su

Untitled-45 462 02/06/2010, 9:35


EL CUENTO 463

específica función estética. El rigor ideológico Rodríguez o un Jesús Castellanos. Tal técnica
de Pablo de la Torriente y su confianza en las tiende, entre otros procedimientos, a la supre-
potencialidades de la literatura, le permiten rea- sión de las fronteras genéricas entre el testimo-
lizar una obra cuya significación primera radica, nio y la ficción narrativa, en lo que Torriente es
precisamente, en la fusión de la acción vital y la más audaz que Serpa o Montenegro. Textos
práctica artística. El acto de creación no sería para como «Una aventura de Salgari», «Nosotros so-
él refugio ni realización sustitutiva, sino parte los», «Fiebre», «Páginas de la alegre juventud»,
entrañable de la actuación social. entre otros, se encuentran en una zona interme-
Sus primeros ensayos narrativos, los cuentos dia entre el relato autobiográfico y lo estricta-
que incluye en Batey (1930),39 muestran ya una mente ficcional.
actitud nueva ante el hecho literario. Ello se Otro de los elementos casi constantes en
manifiesta en cambios en la base ideotemática y Batey —y en la obra toda de Torriente Brau— es
en los procedimientos composicionales, que lo la utilización del humor, que más que un recur-
acercan a las audacias que propugnaban los so literario es la expresión de su personalidad,
«ismos» europeos. Lo vanguardista en su obra, por lo que se manifiesta en su prosa de una ma-
sin embargo, no está tanto en la utilización de nera natural y sincera. No se limita, por tanto, a
determinadas imágenes futuristas o el tratamien- ciertos giros lexicales o a la introducción de per-
to de temas mediante recursos que remedan el sonajes cuya actuación provoque lo cómico, sino
surrealismo, como en su concepción de la lite- que está presente en la totalidad del texto, desde
ratura en tanto acto vital, dinámico y polifacéti- la perspectiva autoral, casi siempre satírica y el
co, de lo que resulta una cuentística de gran sistema lingüístico. Dentro de esa integralidad,
fuerza expresiva, desasida ya de modelos tradi- es posible aislar recursos como la ironía, el ab-
cionales, y por lo mismo de indudable carácter surdo, la ruptura de sistema, la técnica antitética,
fundador. el equívoco, y aun el uso ingenioso de la burla y
Aun en «El héroe», escrito en 1925 —el más el choteo criollos, rasgos de la personalidad na-
convencional de sus cuentos de Batey—, el cional que el autor compartía y manejaba eficaz-
desenlace sorpresivo ofrece una nota inédita al mente.
sugerir una doble lectura de un mismo enuncia- Siempre con intención humorística, cuentos
do: una humorística, al convertir, mediante una como «Caballo dos damas», «Una tragedia en el
ruptura de sistema, una aparente tragedia en un mar», «Fiebre» y «Asesinato en una casa de hués-
hecho intrascendente, y otra que lleva al lector a pedes», en los que se conjugan lo lúdicro, lo
reflexionar sobre la real condición heroica del macabro, lo onírico, lo misterioso, permiten ins-
protagonista. cribir a Pablo de la Torriente, junto con Arístides
Los demás cuentos presentan una estructura Fernández, Rubén Martínez Villena y Carlos
más heterodoxa, en la que destacan la inter- Montenegro, en el grupo precursor del cuento
textualidad y la inclusión de elementos singula- fantástico moderno en Cuba, tendencia que
res, como la notación de una partida de ajedrez; tendría su mayor desarrollo después de 1940. La
párrafos conformados sólo con onomatopeyas; flexibilidad de sus formas narrativas propicia el
interpelación de poemas, canciones, cheers; si- tratamiento de los más diversos asuntos y
multaneidad de acciones; doble narración; blo- preocupaciones a partir de argumentos fantásti-
ques diferenciados explícitamente; y sobre todo, cos o humorísticos. De este modo expone y cri-
dos aspectos del relieve narrativo que indivi- tica aspectos de la situación sociopolítica de la
dualizan al autor dentro del contexto epocal. Cuba de entonces, incluida la penetración im-
El primero es la presencia del autor implíci- perialista; satiriza determinadas actitudes mora-
to, representado en tanto individuo creador del les, y aun propone, mediante la visión irónica de
relato y participante en los sucesos, sin disfraz la literatura y la crítica al uso, una suerte de poé-
de personaje fictivo y sin la ajenidad que carac- tica de la espontaneidad y la frescura en la ex-
terizó la narración personal de un Luis Felipe presión. Igualmente incursiona («El héroe»,

Untitled-45 463 02/06/2010, 9:35


464 ETAPA 1923-1958

«¡Por este argumento sólo me dieron cien pe- noche de los muertos» y «El cofre de granadillo»,
sos…!») en la temática de las guerras de inde- en los que la influencia de Edgar Allan Poe, ya
pendencia, y resalta, a través de su especial modo presente en algunos relatos de Batey, se mani-
de abordaje indirecto, los valores patrióticos y fiesta con mayor fuerza, propiciada por la mis-
humanos de los mambises. ma situación narrativa. Ambos se inscriben en
El propio autor define irónicamente las ca- la literatura fantástica, pero no dejan de regis-
racterísticas de su método creativo en la auto- trar la cruda realidad del presidio desde una pers-
presentación que incluye en Batey: pectiva revolucionaria.
En «La noche de los muertos», de clara filia-
…Y acaso no sea lo de menos importancia ción vanguardista, Pablo desarrolla un tema más
el destacar su desparpajo —íbamos a decir universal que los anteriores: la relación sueño-
su libertinaje— al mezclar cosas perfecta- muerte, integrada en la oposición apariencia-rea-
mente del vivir cotidiano con las propias lidad. El trabajo con el narrador-personaje es uno
de la fantasía; personajes reales, con otros de los mayores méritos del cuento. A través de
de vida ficticia; con lo que a veces sólo lo- un monólogo, éste describe su entrada, median-
gra conseguir el que los sucesos de la reali- te la observación, en la conciencia de sus com-
dad aparezcan como momentos que nunca pañeros dormidos; sueño que, en la cárcel, es una
existieron, y que panoramas imaginativos forma de muerte. El desenlace descubre que el
y acaso morbosos tomen relieve vívido en único que, a juicio del narrador, fingía estar
temperamentos sensibles…40 muerto, es el que ha fallecido durante la noche,
con lo que sus anteriores reflexiones deben ser
Estos presupuestos y resultados se manten- valoradas nuevamente por el lector.
drían, enriquecidos, cuando el autor se encuen- «El cofre de granadillo», por su parte, lleva a
tre, en tanto luchador revolucionario, en la avan- un punto climático la técnica de Torriente Brau
zada de la confrontación política. Si en Batey son para lograr la coexistencia, en el mundo presen-
su experiencia juvenil y su personalidad aventu- tado, de lo real cotidiano —con hechos a todas
rera y regocijada las que informan la mayor par- luces verosímiles y hasta documentados— y si-
te de los argumentos, en sus relatos posteriores tuaciones fantásticas, en este caso macabras.
será su experiencia participativa en los aconteci- Sin desconocer su inmediata función perio-
mientos sociales la que le permita expresar, des- dística, muchos de los reportajes de Pablo de la
de dentro, su aprehensión de los hechos. Y si en Torriente presentan los recursos expresivos pro-
aquél generalmente envuelve, «en el ropaje de pios de su particular estilo narrativo. Ello se apre-
su frondosidad, las ideas políticas, morales y cia, entre otros trabajos, en las series 105 días
sociales que sustenta»,41 en los textos siguien- preso, La isla de los 500 asesinatos44 y Tierra y
tes, en los que muchas veces renuncia a la fic- sangre, también conocido como Realengo 18:
ción, la denuncia y el compromiso personal se todos publicados en vida del autor.45 Será, sin
jerarquizan y se hacen explícitos. Ello no supo- embargo, Presidio modelo, obra que no pudo ver
ne, sin embargo, una subordinación socio- impresa,46 la paradigmática en este sentido. En
logizante de la literatura al discurso políti- ella la asociación intergenérica ofrece un caso in-
co-social; en ellos no sólo se mantienen proce- clasificable según las teorías tradicionales. En sus
dimientos narrativos practicados en Batey, sino cincuenta y tres capítulos, organizados en diez
que incluso se gana en organicidad expresiva, se partes, aparecen desde evocaciones de la infan-
presenta un mayor grado de interiorización de cia del escritor hasta reflexiones de diversa ín-
los sucesos, y el lenguaje alcanza plasticidad y dole, pasando por episodios del presidio, esta-
cubanía. dísticas y retratos de presos y carceleros. Entre
La experiencia del presidio42 motiva nuevos estos últimos sobresale el del jefe de la prisión
cuentos, que fueron recogidos póstumamente en («El zar de Isla de Pinos»), de quien hace un
diversas publicaciones.43 Entre ellos destacan «La análisis psicosociológico e ideológico a partir de

Untitled-45 464 02/06/2010, 9:35


EL CUENTO 465

diversas fuentes testimoniales. El resultado es textos un carácter vanguardista que sólo com-
un relato biográfico del genocida, que por sí solo parten, en la narrativa de la época, Alejo
puede ocupar un lugar en la narrativa cubana. Carpentier con Écue-Yamba-Ó y Félix Pita
Aunque en todo el libro se aprecia la capaci- Rodríguez con sus cuentos tempranos.
dad literaria del autor y la madurez que ha gana- Menos novedosa en su conformación artísti-
do en la conformación de un nuevo lenguaje ar- ca, la cuentística de Enrique Serpa participa en
tístico, es posible aislar algunas composiciones el positivo cambio que se produce en la narrati-
que integran, por derecho propio, su bibliogra- va cubana a partir de 1930. Aunque cuentos su-
fía cuentística. Se trata, sobre todo, del capítulo yos habían aparecido en publicaciones periódi-
XXVIII, «El tiempo» (Quinta parte: Divinidades), cas desde 1923, no será hasta 1937 cuando se
y los que integran la novena parte: Escenas para edite su primer volumen: Felisa y yo.
el cinematógrafo. En la mayoría de los relatos de este libro,
Sin variar sustancialmente su estilo, estos re- Serpa rompe la visión exteriorista de la narrativa
latos proyectan cambios en el relieve narrativo anterior, sobre todo mediante el tratamiento de
en relación con su obra anterior. En ellos el au- los mecanismos psicológicos del individuo en
tor no deforma la realidad para hacerla fantásti- relación con el medio social. Tal interés no le
ca, sino que resalta, mediante recursos expre- hace separarse, en términos generales, de la pers-
sivos, lo sórdido y horrorífico del mundo pectiva ideoestética de los narradores más repre-
carcelario. De ellos resulta un discurso expre- sentativos de su generación en cuanto a la pro-
sionista y en ocasiones —sobre todo por la blemática social. Los cuentos de Felisa y yo
plasmación de la asfixiante atmósfera del Presi- censuran la situación que sufren los sectores no
dio Modelo, en que todo aparece como irracio- hegemónicos de la sociedad de su momento,
nal y alienado— se acerca a las visualizaciones mediante el abordaje de males como la miseria,
de algunos surrealistas. El humor ha cedido te- la prostitución, los abusos policiales, la insegu-
rreno a la expresión grave y angustiada, con ma- ridad laboral y otros.
tices exclamativos que refuerzan la actitud del Como en el caso de Torriente Brau y Mon-
narrador ante los hechos. Si en Batey los «pano- tenegro, la experiencia personal en medio de una
ramas imaginativos y acaso morbosos» se trata- época convulsa le sirve a Serpa de punto de par-
ban como casos reales, con fines eminentemen- tida para la selección de asuntos e informa sus
te humorísticos, en estos relatos es el testimonio motivaciones como escritor. Obrero, empleado
de la «increíble» realidad del presidio lo que en- de oficina, periodista, relacionado por su traba-
tra a formar parte de la literatura del horror. jo y sus aficiones con sectores populares, el au-
El objetivo denunciador se desprende de la tor busca, en el área de la realidad que conoce,
propia situación narrativa de cada cuento y ha los elementos que le servirán de base ideote-
sido, además, ratificado por el autor: «yo escribí mática a sus relatos. «No me informé en libros,
el libro con propósito de denuncia, para que se ni con los datos que llegaban a la redacción, sino
conociera ese antro, y debo sacrificar cualquier que sentí directamente los sufrimientos y aspi-
cosa a ese propósito».47 Lo literario, sin embar- raciones de las clases populares»,48 ha declarado
go, no se resiente en los relatos citados. Se ha Serpa en relación con un reportaje suyo, afirma-
logrado un relieve narrativo extraordinariamen- ción que bien podía hacer referencia a su primer
te eficaz. El ritmo composicional se adecua a las libro de cuentos.
distintas tramas, lo que produce un tempo ya ver- La variante, en este autor, radica en que esa
tiginoso, ya lento o agobiante, según lo tratado. problemática social es abordada, muchas veces,
La personificación de objetos, sentimientos, es- como causante de determinados conflictos psi-
tados físicos (sueño, hambre, cansancio, enfer- cológicos o reacciones emocionales que centran
medades), que muchas veces resultan símbolos, el desarrollo argumental de los relatos. Aun en
y el lenguaje, en el que imperan metáforas y sí- cuentos en los que la función de denuncia se
miles de corte futurista, contribuyen a dar a esos jerarquiza, es la lucha del hombre con el entorno,

Untitled-45 465 02/06/2010, 9:35


466 ETAPA 1923-1958

su capacidad de enfrentamiento o su derrota fí- humanas de las clases y sectores populares. En


sica o moral, lo que conforma la trama, como se algunos, el argumento desarrolla la intención
demuestra en tres de sus mejores narraciones: autoral de criticar actitudes humanas negativas,
«La aguja», «Aletas de tiburón» y «Burócratas». como la maledicencia («Imprudencia»), los pre-
Las motivaciones del protagonista de «La agu- juicios contra la mujer («La garra», «Extraños»),
ja» para sostener un duelo a muerte con un enor- el oportunismo intelectual («Cobardía»), me-
me castero, desde su pequeña y destartalada em- diante historias y personajes de indistinta ubi-
barcación, parten de la necesidad de resolver, cación clasista. En otros, la base ideotemática se
siquiera temporalmente, la miseria familiar; pero conforma a partir de las contradicciones íntimas
hay un énfasis especial en la personalidad vo- de seres atormentados, indecisos, cercados por
luntariosa y firme del pescador. Por su parte, el miedo, en cuya subjetividad, independiente-
«Aletas de tiburón» tiene su mayor mérito en la mente de su posición social, quiere ahondar el
pintura comprometida de las condiciones socia- autor. Con ello Serpa se adelanta, aunque tími-
les y políticas de la época, pero esto se presenta damente, a un tipo de narrativa que tiende a re-
en el cuento como causa mediata, aunque bási- flexionar acerca de la conciencia del individuo y
ca, del conflicto, cuyo desenlace trágico parte los efectos que las circunstancias provocan en
de la reacción de dignidad del protagonista ante ella.
el abuso del agente de las fuerzas represivas. El En esta línea, dos de los cuentos que presen-
punto de vista del narrador, que sigue en todo tan mayores valores artísticos refieren aspectos
momento las reflexiones y dudas de este perso- del mundo del escritor. «Felisa y yo» desarrolla,
naje, confirma el interés de Serpa en alejarse de si bien como subtema, la discriminación de cier-
la expresión exteriorista de los acontecimientos tos individuos y sectores hacia el intelectual, la
para dar la realidad desde la conciencia de sus imposibilidad de éste de acceder a una posición
criaturas. económica suficiente. Este motivo se diluye en
En «Burócratas», este ideal estético se mani- el interés mayor de exponer la personalidad ines-
fiesta con mayor fuerza. La crítica a la injusta table, débil y angustiada del protagonista —a
estructuración social, que motiva la explotación quien se identifica como «poeta»— en su rela-
y la inseguridad laboral de los empleados públi- ción con una mujer fuerte, independiente y am-
cos, se produce a partir del desentrañamiento de biciosa. En «Literato», por su parte, aunque los
las inquietudes e inestabilidad emocional de los conflictos del protagonista son del orden de la
personajes del relato, sentimientos que llegan a realización personal, hay un mayor detenimiento
constituirse en terror a la cesantía y que les im- en la función del arte y del intelectual en la so-
piden ejercer la solidaridad humana y clasista. ciedad al oponer implícitamente dos concepcio-
En aquellos cuentos en que la función de de- nes sobre el oficio literario: la que propugna su
nuncia de las condiciones de vida de distintos separación de cualquier otra actividad y la que
sectores sociales no parte de la profundización —sustentada por la actitud referida de escrito-
en la psiquis de los personajes, o al menos de res jóvenes— considera la acción extraliteraria
una valoración de rasgos de su personalidad que elemento indispensable del quehacer artístico,
expliquen su conducta, Serpa no alcanza una fac- opción que porta la perspectiva del autor. La
turación artística adecuada. Es el caso de «La vi- exposición de las contradictorias reflexiones del
sita de los reyes» y «Una mujer depravada», en- protagonista y su peripecia psíquica, a través de
tre otros, en los que lo melodramático, lo un narrador en tercera persona, hacen de «Lite-
explícito de la tendencia, o cierto aferramiento rato» uno de los mejores ejemplos de la técnica
a recursos naturalistas, lastran el resultado ar- narrativa de Serpa.
tístico. El único cuento de Felisa y yo que ubica la
Siempre basados en el acontecer social, no acción en el pasado es «Contra el deber», que
todos los cuentos de Felisa y yo priorizan la ex- participa en el interés generacional de reevaluar
posición y censura de las condiciones infra- las gestas mambisas y que Serpa continuará tra-

Untitled-45 466 02/06/2010, 9:35


EL CUENTO 467

tando en su segundo libro de cuentos. En el re- najes se torna obsesiva; son las relaciones hu-
lato no interesa la acción heroica combativa, sino manas —amorosas, familiares, de amistad— las
profundizar en las contradicciones psicoéticas que generalmente sirven de marco a los conflic-
del protagonista, que lo llevan a la decisión de tos de conciencia, con los que el autor abandona
desertar, y cómo, por la actitud inteligente y per- casi totalmente el propósito de denuncia de la
suasiva de su jefe, logra salir de su crisis de con- situación inmediata, que había caracterizado a
ciencia y reinsertarse en el espacio heroico que buena parte de los cuentos de Felisa y yo.
había ocupado antes. El tratamiento de lo social debe inferirse, en
Sin llegar a las audacias estructurales de casi todos los relatos de Noche de fiesta, de la
Torriente Brau, Serpa ha logrado, en Felisa y yo, imposibilidad de realización humana que se des-
un relieve narrativo que se puede considerar no- prende de ellos, así como en el desarrollo de
vedoso en el contexto epocal. Generalmente la asuntos relativos a sentimientos de inseguridad,
secuencia narrativa carece de exposición y en miedo, desconfianza, o pasiones exaltadas como
ocasiones comienza en pleno nudo, y los ante- el odio, la venganza, los celos, la envidia. El tex-
cedentes se ofrecen mediante bloques de retros- to más significativo en este sentido es el que da
pectiva, lo que produce una estructura espacio- título al libro, una especie de noveleta en cuyo
temporal y de acción fragmentada, aunque no protagonista se emulsionan todos esos senti-
de mucha complejidad. Otro de los procedi- mientos y frustraciones. Como en varios de sus
mientos técnicos reiterados en Felisa y yo es la cuentos anteriores («Felisa y yo», «Cobardía»,
presentación inicial de un conflicto que va sien- «Literato»), Serpa identifica a su personaje como
do desplazado por otro que resulta el dominan- escritor, pero en este caso sugiere su degrada-
te, sin que se rompa la unidad del relato. El inte- ción y oportunismo en medio de una sociedad
rés por expresar los estados de conciencia de sus que lo corrompe y lo anula como ser humano.
personajes enriquece la caracterización, aspecto Aun en cuentos en los que se mantiene cierto
de los más destacados en la obra de Serpa. Para tono de denuncia social («Prostitución») o se
ello prefiere un narrador omnisciente con pun- refleja la inmoralidad de la política republicana
to de vista centrado en la psiquis del protago- («La deuda»), el objetivo ideoestético del autor
nista. se dirige más a los conflictos pasionales y éticos
La cuentística de Serpa no presenta —como de los personajes que a la exposición crítica del
la de Torriente Brau y, en menor medida, la de contexto sociopolítico. En otros se privilegian
Montenegro— una cercanía explícita entre la si- los estados emotivos enfermizos, como en
tuación narrativa y la experiencia del autor. Aun- «Odio», en el que el afán de venganza se sobre-
que, como en la obra de estos escritores, lo tes- pone incluso al amor maternal, o «La ruptura»,
timonial informa la trama de muchos de sus donde el código machista y los celos, llevados a
relatos, Enrique Serpa no aparece como perso- extremos de obsesión, destruyen la relación de
naje dramatizado en ellos. No existe, por tanto, la pareja.
una imbricación intergenérica entre el testimo- Tres de los relatos de Noche de fiesta retoman
nio y la ficción narrativa, en el mismo sentido asuntos relacionados con las guerras de indepen-
en que se observa en la obra de Torriente o dencia. «Sueño», «El desertor» y «La manigua
Montenegro. heroica» enfatizan el sentido del honor y el de-
Publicado en 1951, cuando la marea revolu- ber de los héroes mambises, lo que contrasta con
cionaria del treinta ha dado paso a una crisis que las actitudes y convicciones del resto de la po-
se manifestaría en todos los órdenes de la vida blación fabular del libro. Estructuralmente, tal
nacional, Noche de fiesta, la segunda colección contraposición sugiere una jerarquización —en
de cuentos de Enrique Serpa, resulta mucho más cuanto a valores éticos— del pasado sobre el pre-
desgarrada y y pesimista que Felisa y yo. La ten- sente, perspectiva no muy lejana de los presupues-
dencia a organizar sus narraciones a partir de los tos ideológicos de la primera generación republi-
procesos psíquicos y conductuales de los perso- cana, y que indica el sentimiento de frustración

Untitled-45 467 02/06/2010, 9:35


468 ETAPA 1923-1958

del autor y de buena parte de la intelectualidad de la Revolución cubana: la que retoma como
cubana después del fracaso de la Revolución del asunto el ambiente rural prerrevolucionario con
treinta. objetivos denunciadores. Un mismo narrador-
En «Sueño», Enrique Serpa se aventura en el personaje refiere las distintas historias, que se
tratamiento literario de los procesos oníricos, estructuran como memorias o relatos testimo-
pero lo evidente del carácter de cosa soñada de niales. Recursos como el humor y la ironía
los sucesos —explicados desde el título— y la —también nuevos en la cuentística del autor—
plana facturación narrativa, lo invalidan para in- contribuyen a matizar la atmósfera de ignoran-
tegrar el bloque de los creadores de literatura cia y miseria que reflejan los distintos relatos.
fantástica en Cuba. Es significativo que Serpa, En una zona intermedia entre el cuento y la
interesado en los procesos psíquicos al punto de novela de episodios, Historias del juez no es un
realizar estudios autodidactos de psicología, no libro logrado, sobre todo por la ajenidad del na-
haya procurado incursionar —salvo tímidamente rrador, que se inserta desde fuera en un mundo
en «Sueño»— en la línea onírica o del subcons- que le resulta un tanto exótico, lo que hace re-
ciente de la literatura fantástica, ni aun cuando cordar la narrativa de Luis Felipe Rodríguez, con
esta corriente tuvo un importante desarrollo en quien coincide en la pintura crítica de la situa-
América Latina —Cuba incluida— en las déca- ción del campesinado y en ciertos procedimien-
das del cuarenta y el cincuenta. tos técnicos.
A pesar de que lo separan casi tres lustros de Identificado, en los años de su mejor cuentís-
Felisa y yo, y que algunos cuentos de esta colec- tica, con los intereses de los sectores desposeí-
ción anunciaban a un narrador de mayores posi- dos de la sociedad, Carlos Montenegro realiza
bilidades expresivas, Noche de fiesta no exhibe una obra que presenta rasgos afines a los de
una superación sustancial en la composición y Torriente Brau y Serpa, así como características
el nivel lingüístico en relación con lo logrado en distintivas. Experimentado desde niño en el tra-
su primer libro. En general, Serpa mantiene las bajo rudo —marino, obrero fabril, minero— y
mismas técnicas narrativas: un narrador en ter- condenado a presidio a los diecinueve años, es-
cera persona con punto de vista en el protago- tas circunstancias informarán la mayor parte de
nista, y una estructura que altera, mediante re- los asuntos de sus cuentos y estarán en la base
trospectivas sencillas, la secuencia lineal de las de su forma expresiva, generalmente cruda y
acciones, que siguen siendo escasas por el ma- descarnada.
yor interés en expresar los estados de concien- Su primer libro, El renuevo y otros cuentos
cia de sus personajes. Si Felisa y yo representó (1929), que recoge varios relatos publicados pre-
en su momento un cierto impulso fundador en viamente en revistas y periódicos, lo ratifica
el contexto de la narrativa cubana, Noche de fiesta como un narrador con perspectiva inédita hasta
resulta desfasado en relación con los cambios de entonces en la cuentística cubana. Dividido en
signo estético que se consolidan en la cuentística dos partes: «Cuentos de hombres libres» y
cubana y latinoamericana en la década del cua- «Cuentos de presidiarios», el signo de esta co-
renta. lección es la tragicidad presentada como hecho
Enrique Serpa dejó inédito un tercer libro de cotidiano en sectores marginados del discurso
cuentos, Historias del juez, del cual aparecieron hegemónico. Sus personajes son, por lo general,
algunos ejemplos en distintas publicaciones pe- seres que viven en un círculo cerrado, sin posi-
riódicas en la década del sesenta.49 Aunque in- bilidades de realización. Condenados por un
concluso, este libro marca un cambio de pers- mundo que no intentan cambiar, son violentos,
pectiva y trabajo técnico del autor de Felisa y yo escépticos, con rasgos de egoísmo que remiten
y Noche de fiesta. En él, Serpa ensaya un cierto a su apremiante necesidad de supervivencia. En
costumbrismo crítico que no había practicado la primera parte abundan los personajes infanti-
anteriormente. Se inscribe así en una tendencia les víctimas de la crueldad adulta, ya por igno-
que tiene una efímera vida después del triunfo rancia («El renuevo»), por falta de relación

Untitled-45 468 02/06/2010, 9:35


EL CUENTO 469

afectiva («La escopeta», «El cordero»), por abe- fuerza expresiva, le han valido su inclusión en
rraciones («El discípulo»), ya por otras causas varias antologías de cuentos cubanos. «El mudo»,
no menos destructoras. perteneciente a «Cuentos de presidiarios», na-
La indudable identificación de Montenegro rra, mediante el procedimiento epistolar, los de-
con su población fabular no lo lleva —en tanto lirios del protagonista narrador provocados por
autor implícito— a idealizar su conducta ni a los horrores de la cárcel. El que escribe lo hace
interpolar justificaciones de sus actos. Preten- desde una aparente logicidad, y son su percep-
de, al contrario, un cierto objetivismo que no ción de los hechos —cercanos a lo macabro— y
oculta, sin embargo, el sentido de violenta de- las alucinaciones que se desprenden de su dis-
nuncia a una realidad deshumanizadora. Aunque curso, las que inducen al lector a reconocer su
su obra presenta más de un punto de contacto locura. Aunque lastrado por recursos melo-
con el naturalismo, ello se produce más por la dramáticos, «El rayo de sol» es valioso por la
voluntad de mostrar sin afeites una realidad que problemática ética que plantea. Según la propues-
conocía por experiencia propia, que por afinida- ta del relato, los valores morales cambian de sig-
des con la concepción del mundo y el método no en la cárcel; cualquier rasgo de sentimenta-
naturalista. lismo y humanidad resulta un peligroso defecto
El renuevo y otros cuentos se caracteriza, en el en un presidiario.
plano composicional, por la diversidad de abor- En sus dos siguientes libros de cuentos: Dos
dajes y resultados artísticos, relacionados en oca- barcos (1934) y Los héroes (1941), se observa una
siones con la influencia, más o menos diáfana, evolución en cuanto a la perspectiva ideoestética
de distintos autores, entre ellos Edgar Allan Poe, del autor, posiblemente influido por su adhesión
Guy de Maupassant y Horacio Quiroga. En al marxismo y, por ende, una mayor compren-
otros, por lo general con narrador en primera sión de la lucha social.51 Asentado nuevamente
persona, el autor implícito expone sus experien- en sus experiencias, Dos barcos podría dividirse,
cias en una composición despreocupada de los como su primer libro, en relatos que tratan pro-
rigores constructivos del género y aun de la co- blemáticas de hombres libres y de presidiarios.
herencia lingüística, ya que mezcla indiscri- Varios de los primeros se refieren al mundo obre-
minadamente la norma española y la latinoame- ro, con énfasis en la explotación que sufren los
ricana del castellano, con giros lexicales de trabajadores y, con menor fuerza, en sus luchas.
diferentes regiones.50 En algunos de los cuentos de Dos barcos, el
Igualmente son diversos los espacios geográ- autor no logra sintetizar lo doctrinario y lo es-
ficos, que corresponden a los países y zonas co- tético, pero en general mantiene la fuerza ex-
nocidos por el autor. En «Cuentos de hombres presiva que caracterizó su obra inicial y su espe-
libres», la acción se ubica, bien en el campo cu- cial manera de enfocar las relaciones humanas
bano, en una aldea española o en una ciudad mi- dentro de una sociedad injusta. A ello se une la
nera de los Estados Unidos, bien en lugares no intención de denuncia de la penetración impe-
marcados explícitamente. «Cuentos de presidia- rialista en América Latina.
rios», por su parte, reúne relatos localizados tam- El relato seleccionado para nombrar el libro
bién en un espectro espacial variado. resulta una alegoría de la condición dependiente
De todos los cuentos del libro, tres merecen, de Cuba al imperialismo norteamericano. Un
por distintas causas, especial atención. El pri- barco cubano, significativamente llamado Maceo,
mero, que da título al libro, fusiona, en un rela- trata de remolcar un pesado carguero norteame-
to trágico, la ignorancia, violencia y superstición ricano; los peones del remolcador se amotinan
de una familia campesina, sus causas socio- y declaran la república comunista a bordo. Los
económicas y sus efectos destructores en la in- personajes de «Dos barcos», al contrario de los
tegridad física y psíquica del hijo. El crudo rea- de El renuevo y otros cuentos, son desenfadados
lismo de «El renuevo», su síntesis composicional, y alegres, y no consideran su lucha una rebelión
en que cada elemento cumple una función, y su solitaria, sino un ejemplo para los demás. El

Untitled-45 469 02/06/2010, 9:35


470 ETAPA 1923-1958

desenlace es, sin embargo, pesimista: el motín Con procedimientos irónicos, «Los impon-
es dominado, y el Maceo debe continuar con el derables de Pedro Barba» desarrolla esa idea
lastre del carguero norteamericano. Aunque no como tema del relato al contraponer, mediante
logrado totalmente, en este cuento Montenegro las acciones y enunciados de su protagonista, una
se acerca a los procedimientos intergenéricos de práctica heroica cotidiana —el mantenimiento
Pablo de la Torriente, al intercalar una declara- de la lucha a pesar del hambre, de la falta de re-
ción de los marinos, con estilo híbrido entre el cursos bélicos, de las traiciones y las dudas— al
código documentario y su propia jerga, lo que criterio, condicionado por la tradición, del he-
provoca momentos de franco humorismo, ex- roísmo como una sucesión ininterrumpida de ac-
cepcionales en su obra. ciones épicas. Igualmente se cuestiona en el re-
Esta línea no se mantiene en el resto de los lato la versión oficial sobre la necesidad y justeza
cuentos proletarios de Dos barcos. «La herma- de la intervención norteamericana, como ayuda
na», «Cargadores de bananas» y «El caso de indispensable para la victoria mambisa. La carga
William Smith» no muestran una facturación ideológica de «Los imponderables de Pedro Bar-
artística adecuada del elemento testimonial y la ba» no malogra su dinamismo gracias a la agili-
denuncia. No obstante sus descuidos estéticos, dad de la composición y al recurso de la ironía,
estos relatos, junto al primero, colocan a Carlos que marcan los enunciados y la personalidad del
Montenegro entre los iniciadores de la narrativa protagonista, a quien el narrador focaliza en sus
de tendencia proletaria en Cuba, prácticamente consideraciones y juicios.
inédita en el momento en que se publica Dos El resto de las narraciones de Dos héroes trata
barcos. variedad de asuntos y temas, no todos confor-
En algunos cuentos de «Cuatro presidiarios» mados a la altura de los mejores trabajos del au-
—segunda parte de Dos barcos—, lo testimonial tor. En algunos aflora cierta fruición naturalista
autobiográfico informa el asunto, y se aprecia la («La mar es así»); en otros, el discurso socioló-
presencia del autor en tanto personaje. No es el gico es demasiado explícito («Dos viejos ami-
caso, sin embargo, del mejor relato del libro: gos») o se retoma la tragicidad de sus primeras
«Makatay», en el que se reitera el motivo de la producciones («Hay que matarlo»).
locura de un preso, relacionada con la obsesión Lo novedoso, en relación con su obra ante-
de libertad. «Makatay» se une a la serie de cuen- rior, se aprecia en «Dos hombres sin historia»,
tos fantásticos de tendencia macabra que y, en menor medida, en «La ráfaga». En el pri-
Montenegro inició en El renuevo y otros cuentos mero, Montenegro incursiona en la dialéctica
con «El mundo», «Pavor», «El beso», «La sorti- realidad-imaginación dentro de la creación lite-
ja» y otros. raria, tomando como base argumental su propia
En 1941 se publica Los héroes, que incluye cin- experiencia vital y el traslado de la misma al pla-
co cuentos acerca de las guerras de independen- no literario. A partir de dos versiones sobre un
cia cubanas. Aunque Montenegro coincide, en mismo suceso, el verismo documental en la con-
la proyección heroica de esas gestas, con Serpa formación narrativa es puesto en duda. El
y Pablo de la Torriente, su perspectiva señala sig- desenlace resulta inesperado y significativo al
nos distintivos. La ubicación temporal es uno identificarse el personaje-narrador —quien
de ellos: los acontecimientos se producen, en previamente ha referido vivencias que coinciden
todos los relatos, en los últimos años de la gue- con la biografía del autor— como alguien con
rra del noventa y cinco, y el objetivo del autor una imaginación desbordada que ha inventado
parece ser la reflexión sobre la verdadera dimen- los hechos desde su sedentaria labor como
sión de lo heroico. Cada uno de los cinco cuen- sastre.
tos presenta una faceta del heroísmo que se opo- «La ráfaga», por su parte, presenta una com-
ne a la versión idealizada de la historiografía posición innovadora dentro de su sencillez: la
burguesa, que lo depura de contradicciones y estructura temporal no se sustenta, como era
complejidades. usual, en la sucesión cronológica de los sucesos

Untitled-45 470 02/06/2010, 9:35


EL CUENTO 471

y los desplazamientos hacia el pasado. En este dosis de optimismo con respecto a la vida, y una
caso la fragmentación se establece entre una ac- crítica directa a la deshumanización del indivi-
ción presente y una futura imaginada, pero dra- duo en el frustrante medio social de la Repúbli-
matizada como real. El desenlace sugiere, ade- ca. Los temas recurrentes de su obra son el
más, la continuidad de los acontecimientos, con desamor, la locura, la muerte, el delirio, el odio
lo que, a diferencia de la mayoría de los relatos y la perversión, todos ellos desarrollados a tra-
de Montenegro, se hace participar al lector en el vés de argumentos escuetos y de un estilo a ve-
resultado definitivo de la historia. ces confesional, casi siempre despojado de ele-
Aunque después de la edición de Los héroes, mentos accesorios.
Carlos Montenegro publicó algunos cuentos en Hay en Arístides Fernández una preocupa-
revistas y periódicos, no volvió a recoger en li- ción por las atmósferas alienantes, preocupación
bro su producción cuentística. [D. G. R.] que deviene obsesión en la índole de sus perso-
najes y la naturaleza de las situaciones en que
ellos participan. Se trata, además, de seres soli-
2.3.3.3 A. Fernández, E. Labrador Ruiz tarios obligados repentinamente a tomar deci-
siones complejas o a expresar sus más aborreci-
La obra literaria del pintor Arístides Fernández bles y a la vez pintorescos secretos. La conducta
(1904-1934) está conformada por los diecisiete de estos personajes revela en profundidad el
relatos que escribió al final de su vida.52 Aunque notable grado de alienación en que viven, así
es difícil precisar el grado de influencia que tu- como una desproporcionada capacidad para des-
vieron en la narrativa de la etapa —se publica- cubrir lo morboso.
ron en 1959 por primera vez en forma de li- El hombre enajenado de Arístides Fernández
bro—, 53 cabe juzgarlos precursores, en la convive con el rebelde y con el soñador melan-
literatura cubana, de la fabulación que recrea ám- cólico. Los tres rechazan la realidad de maneras
bitos vagamente oníricos y que, al mismo tiem- diferentes, aunque procuren integrarse a ella a
po, no se sustrae de la pesadilla, la neurosis ni la través de un sentimiento común: la auto-
crueldad fantasmagórica de lo cotidiano. Es por humillación.
ello que los textos de Arístides Fernández per- En «Uno», por ejemplo, el protagonista en-
tenecen a lo que Sergio Chaple llama «directriz cuentra a una perra en la que deposita toda su
poético-imaginativa» al reseñar el desarrollo del ternura y todo su odio. Es una perra mugrienta
cuento en Cuba.54 y desvalida. El personaje del hombre la enseña-
En relación con el panorama narrativo que la rá a morder, y ella se convertirá, así, en su com-
envuelve —el de los años iniciales de la década pañera de lucha. En «Dos», Arístides Fernández
del treinta—, la cuentística del autor resulta una reúne a todos los que sufren y experimentan el
nota contrastante. No se puede, sin embargo, dolor del rechazo, la ira de la marginación. Den-
dejar de considerar que se trata de un conjunto tro de un espacio y un tiempo míticos, el autor
de relatos concebidos bajo el influjo del van- describe los preparativos de una imaginaria re-
guardismo literario y de la renovación que en belión redentora, pero esta rebelión se propo-
muchos órdenes tenía lugar en Cuba, como otras ne el castigo irracional, la simple venganza.
obras de importancia: Batey (1930), de Pablo de Esos dos cuentos y «Diecisiete» revelan en
la Torriente Brau y Gonzalo Mazas Garbayo; Arístides Fernández su desprecio por la ciudad.
Marcos Antilla. Relatos de cañaveral (1932), de Los ambientes citadinos resultan aquí los porta-
Luis Felipe Rodríguez; El laberinto de sí mismo, dores de la hipocresía y la maldad humanas, y se
de Enrique Labrador Ruiz, y Écue-Yamba-Ó contraponen a la pureza del paisaje natural y la
(1933), de Alejo Carpentier. vida retirada, tópicos esenciales en «Diecisiete».
A pesar de que las narraciones de Arístides Esta oposición entre la ciudad y la naturaleza
Fernández se hallan tocadas por lo enfermizo, hallará ecos artísticamente superiores en obras
ellas encierran, en términos generales, cierta de las décadas del cuarenta y el cincuenta, cuyos

Untitled-45 471 02/06/2010, 9:35


472 ETAPA 1923-1958

autores se inscriben también en la tendencia za a causa de la presencia de giros sentimen-


imaginativa. taloides, frases y adjetivos que, lejos de ofrecer
Aunque la evocación y el deseo de la muerte solidez compositiva al conjunto, restan eficacia
abundan en los cuentos de Arístides Fernández, a la prosa y la adornan inútilmente.
cabe observar en algunos de ellos un velado pero La soterrada violencia de las narraciones de
vigoroso amor a la vida. El héroe de «Tres», Arístides Fernández se desdobla en lo siniestro,
Mani-o; la moribunda de «Cinco»; el solitario elemento que perturba a los personajes, aunque
de «Siete»; los suicidas de «Diez», y el anciano forma parte de ellos. Lo siniestro se une al deli-
patriarcal de «Diecisiete», sienten ese amor de rio en «Cuatro» (el protagonista desea, sin sa-
modo dramático y particularmente agónico. ber cómo, que la cuchilla de la imprenta caiga
El autor evidencia que la aniquilación de la sobre la mano del operario y la cercene), en
voluntad y la pérdida del sentido de la justicia «Nueve» (el señor Juan se alimenta de gatos a
son para él consecuencias de la desorientación pesar de que su conducta con esos animales in-
ética de la sociedad. Específicamente en «Ocho», dica todo lo contrario), en «Trece»56 (la cotorra
por ejemplo, la humanidad entera enloquece y hunde su pico en los ojos del hombre y se venga
los valores primordiales del hombre empiezan a de éste y de sus maltratos sistemáticos) y en
diluirse. Sólo el protagonista lo sabe, y es juzga- «Quince» (Generoso sueña que su madre yace
do loco. Arístides Fernández desarrolla estas insepulta en el ataúd durante muchos días). Es
ideas en otros cuentos, como «Cinco», «Seis», preciso reconocer que ese desdoblamiento, más
«Once» y «Quince». El primero relata el proce- acentuado en unos cuentos que en otros, se vin-
so de la muerte de Clara Isabel y la pasmosa in- cula a un naturalismo cuya huella en Arístides
dolencia de su familia ante la naturalidad del he- Fernández es, parcialmente, el resultado de una
cho; el segundo, de comicidad inusual en la necesidad: hacer verosímil lo inverosímil. En
narrativa del autor, expone la pasividad exacer- torno a esto, cabe decir que el costado inverosí-
bada de un marido engañado; el tercero cuenta mil de los cuentos del autor se define en lo ab-
los detalles de una reunión en sociedad que no surdo, rasgo notable en algunas narraciones y que
es sino un velorio, y el último, la pesadilla se concreta, de modo particular, en ciertas pin-
reveladoramente acusatoria de Generoso, hom- celadas de humor negro. Pero entiéndase: lo ab-
bre promovido a cosa —parece decirnos Arís- surdo en Arístides Fernández proviene mayor-
tides Fernández— por la crisis espiritual del en- mente de situaciones de raíz patológica, no de
torno. Detrás de estos episodios se encuentran hechos en apariencia lógicos y que, por su mis-
alusiones indirectas al descalabro espiritual de ma naturaleza dislocadora, sean ajenos al proce-
la realidad republicana, si bien aquellos y otros der natural de los personajes.
similares poseen la textura del ensueño y con- Aunque no se pueda afirmar con rotundidad,
forman, en términos generales, un espacio y un por las razones antes expuestas, que el cerrado
tiempo míticos. universo temático presente en los cuentos de
El amor es, en los cuentos del autor, carnali- Arístides Fernández, sus preocupaciones esen-
dad fantasmagórica o agonía complaciente, como ciales y la forma que el autor les imprimió, ha-
sugiere José Lezama Lima.55 El dolor es una es- yan abierto caminos a la prosa cuentística de la
pecie de estatuto de la lucidez, y la alucinación etapa, es dado, en cambio, observar en este crea-
resulta la puesta en escena de las más oscuras dor una aguda capacidad de elegir y transformar
motivaciones de la conducta. Estos elementos imaginativamente los elementos del «lado oscu-
—dolor y alucinación— dan origen, dentro del ro» de la realidad, sector de ella que interesa a
ámbito opresivo que los origina, a la extrañeza otros cuentistas cuyas obras se dan a conocer en
de las situaciones presididas por los personajes las décadas del cuarenta y el cincuenta: Virgilio
de Arístides Fernández. Ellas aparecen delinea- Piñera, Enrique Labrador Ruiz, Ezequiel Vieta,
das con trazos rápidos, a menudo certeros, pero Ambrosio Fornet y Edmundo Desnoes, todos
generalmente debilitan en cierta medida su fuer- ellos portadores de una singular visión crítica del

Untitled-45 472 02/06/2010, 9:35


EL CUENTO 473

entorno neocolonial, especialmente fundada en extensas, sin que desborden, por ello, los lími-
la exploración de la crisis espiritual y del senti- tes habituales del género. El autor se había ase-
miento de frustración. gurado de disponer —dadas las exigencias que
Los vínculos entre Arístides Fernández y en términos composicionales albergaban sus
Enrique Labrador Ruiz (1902) deben verse des- problemáticas, sus asuntos, sus personajes y sus
de una perspectiva generalizadora: en ambos hay situaciones— de un espacio cuyas ganancias no
un sustrato único, conformado por la dosis de interesaron a Arístides Fernández, centrado más
extrañeza que posee la «nocturnidad» de lo real. bien en la concisión, en lo relampagueante y en
Tanto en Fernández como en Labrador se veri- lo sorpresivo. Los «novelines neblinosos» reve-
fica un proceso de objetivación de esa dosis, pro- lan a un creador de estilo suntuoso, mas no da-
ceso que entraña, asimismo, un adentramiento ñado por la sobreabundancia verbal ni por fra-
en las capas menos visibles de la conducta hu- ses gratuitas. Estos primeros textos breves están
mana y una exploración sistemática de lo infre- escritos en un español rítmico, ondulante, pre-
cuente y lo significativo. ciso, y que no desdeña el uso conveniente de neo-
En relación con el contexto narrativo en el logismos y arcaísmos. Es evidente en Labrador
que surge, la cuentística de Labrador Ruiz es Ruiz la asimilación de los aportes más perdura-
exponente del grado de madurez que entonces bles del vanguardismo en la literatura.
ya poseía el género en Cuba. Sus relatos, así El tipo de argumento desarrollado por Labra-
como los de Lino Novás Calvo, Félix Pita dor Ruiz en Carne de quimera entraña un pro-
Rodríguez, Alejo Carpentier, Onelio Jorge ceso de dilatación-amplificación de hechos a par-
Cardoso, Virgilio Piñera y Eliseo Diego, abren tir de los cuales un personaje se nos revela agente
nuevos caminos al cuento nacional. de lo raro. Ese proceso ocurre debido a la nece-
Aunque los aportes y los rasgos principales sidad que hay en el autor de penetrar, paso a paso,
del quehacer novelístico de Labrador Ruiz se- en un aspecto conflictivo de la realidad. Para ello,
rán explicados en otra parte de este volumen, no Labrador pone en práctica lo que críticos como
sería ocioso aludir a algunos de ellos: fruc- Juan J. Remos57 y Salvador Bueno58 sugieren de-
tificantes juegos estructurales, precariedad en la nominar barroquismo verbal, que es, al mismo
conexión de las escenas, indefinición de los ar- tiempo, una consecuencia del examen polifacé-
gumentos, estilo grandilocuente y barroco, ele- tico al que somete a sus personajes.
mentos que constituyen la forma a través de la De Carne de quimera pueden extraerse cinco
cual se proyectan la asfixia individual y el pesi- relatos muy importantes por sus proposiciones y
mismo ante la descomposición moral de la rea- que, además, son representativos del quehacer de
lidad cubana de entonces. La cuentística de La- Labrador Ruiz en una etapa de transición por la
brador Ruiz, aunque de sesgo diferente, los cual atraviesan su estilo y sus concepciones artís-
sublima de un modo revelador y progresivo en ticas: la etapa intermedia, localizable antes de El
Carne de quimera (novelines neblinosos) (1947), gallo en el espejo y después de la trilogía de nove-
su primer libro de cuentos, y en El gallo en el las «gaseiformes». Esos relatos son «Talismán y
espejo (1953), el último. Entre ambos volúme- portento», «La almohada china», «Un violín le lla-
nes apareció Trailer de sueños (1949), de menor maba», «El hombro desleído» y «Conejito Ulán».
importancia con respecto a los restantes. «Talismán y portento» narra la historia de un
El subtítulo de la colección inicial —«nove- notario sorprendido por una súbita actitud de
lines neblinosos»— nos indica las relaciones de sus semejantes: evaden todo el tiempo el mun-
parentesco que ella guarda con la estética do real y se dan a inventar otro, lleno de proba-
«gaseiforme» de las novelas del autor, vínculos bilidades, sueños y maravillas. El notario juzga
fácilmente comparables en la lectura y que han esta especie de conjuro generalizado y decide
sido advertidos ya por investigadores y críticos. huir. El personaje queda solo, acosado por los
A diferencia de los textos de Arístides Fernán- demás, hasta que él mismo oficia el portento de
dez, las narraciones de Carne de quimera son hacerlos desaparecer.

Untitled-45 473 02/06/2010, 9:35


474 ETAPA 1923-1958

Este cuento participa, junto con otros, de lo es una especie de pecadora irreductible y termi-
que en Carne de quimera Labrador Ruiz presen- na por deshacer el ordenado sistema de Gene-
ta al lector: intentos de descripción de estados braldo. Al final, ya ante la muerte, el protago-
mentales y de atmósferas generadas por esos nista cree escuchar el sonido de un violín.
estados. Puede decirse que el contexto espacio- Labrador se propone, a través del cuento, re-
temporal se halla condicionado por actos más visar la idea de la bondad relacionándola con los
interiores que exteriores. La naturaleza de ese afectos y no con el bienestar material. El violín
intento de descripción origina, pues, una prosa del final es una llamada casi angélica, pero den-
sugeridora y oblicua con respecto al mundo fí- tro del ámbito de farsa que rodea a Genebraldo
sico, tangible. La huida del notario apunta hacia esa llamada es el ridículo coronador de las cari-
el anhelo de no perder los vínculos primordiales tativas obras del personaje. Labrador Ruiz se
con la realidad y de no extraviar, por consiguien- muestra, pues, denostador de la falsedad, de esa
te, el camino de la identidad individual. Aunque bondad apócrifa dirigida a la pobreza y que no
el mundo sea hostil —parece decir el personaje necesita del bien recíproco porque se trata de
de Labrador Ruiz—, la forma de enfrentarse a él un acto expiatorio, sutilmente interesado.
no está en ese talismán llamado sueño, evasión, «El hombro desleído» refleja, y asimismo de-
sino en el adentramiento, la penetración activa sarrolla a través de su protagonista, la tragedia
del hombre en la realidad. del creador asediado por la inconstancia y el te-
El interés del autor por lo banal tiene en «La dio. La exploración de Labrador Ruiz es aquí
almohada china» un ejemplo notable. La vida mucho más honda que en los relatos anteriores,
monótona y triste del funcionario Juan Bermello circunstancia condicionadora de ejercicios
se ve de pronto agitada: un objeto, superlativo a sintáctico-lexicales capaces de desnudar la esen-
causa de la obsesión, le hace volverse hacia su cia de esta tragedia y de conferir a «El hombro
pasado. El deseo de poseer la atractiva almoha- desleído» cierta majestuosidad idiomática.
da se convierte en el móvil de la existencia de Los atributos del creador melancólico y al
Bermello. Este cuento constituye el examen a mismo tiempo opuesto a su entorno no habían
fondo de ese deseo y es capaz de mostrar al lec- sido mostrados ni analizados con tanto rigor en
tor la índole lastimosa de él: Bermello ha resuel- la cuentística cubana publicada entre 1923 y
to en lo intrascendente el dilema de no haberse 1940, año este último a partir del cual la narrati-
fijado nunca una meta. Cuando en el desenlace va cubana adquiere una madurez de la que La-
del relato el personaje logra alcanzarla, su certi- brador Ruiz es exponente junto a otros autores,
dumbre se desvanece. como reconocen Salvador Bueno59 y Ambrosio
La simplicidad factográfica de «La almohada Fornet,60 entre otros. «El hombro desleído» traza
china» resulta contrastante comparada con las un paralelo con respecto a «La almohada china»:
intenciones y el discurrir del protagonista de si Juan Bermello encuentra en la almohada el ho-
«Un violín le llamaba». Genebraldo pretende rizonte, ciertamente débil, de su existencia, el
hacer el bien de forma anónima; no desea en- escritor venido a menos de «El hombro desleí-
frentarse —su vanidad y altivez son ostensi- do» se refugia en un universo de ensoñaciones
bles— al agradecimiento. Quiere, en el fondo, efímeras. Labrador Ruiz va a los detalles de esta
personificar lo milagroso, el azar de la bondad conducta y sus consecuencias. Centrado en el
divina. La ayuda brindada por Genebraldo solu- personaje, el autor es capaz de establecer todos
ciona necesidades concretas, pero él se desen- los vínculos posibles entre los gestos, las postu-
tiende del complemento humano que ella po- ras, las palabras, los sueños y los recuerdos que
see. Sobre este tipo de actividad suya empieza a giran en torno suyo. El discurso narrativo ad-
gravitar el aburrimiento. Es entonces cuando quiere flexibilidad, y los elementos que la pro-
aparece Casilda, una muchacha a quien Gene- pician se encargan de cumplir funciones diversas
braldo acoge con la esperanza de volcar en ella al mismo tiempo: cognoscitivas, estilístico-con-
sus ideas en torno a la generosidad. Pero Casilda figurativas e ideológicas.

Untitled-45 474 02/06/2010, 9:35


EL CUENTO 475

El tema de la erección de mundos imagina- dad, tema que el autor había explorado más acer-
rios y generalmente impugnadores del mundo tadamente en el libro de 1947.
objetivo, el universo social circundante, no sólo La última colección de cuentos de Labrador
se desarrolla en «El hombro desleído», sino tam- Ruiz, El gallo en el espejo, entraña, también, una
bién, con particularidades y matices muy pro- segunda y última decantación de su lenguaje.
pios, en «Conejito Ulán», una excelente metá- Este libro filtra los aciertos sintáctico-lexicales
fora de la soledad, la ternura y la «nocturnidad» de Carne de quimera y los sublima al amparo de
alucinada del amor. las preocupaciones que desarrolla, más centra-
Para Maité, la incertidumbre del amor se con- do en problemáticas típicamente nacionales
vierte en una circunstancia familiar. Esa circuns- —«cuentería cubiche» es su subtítulo— y aje-
tancia es llevadera, aunque dolorosa. La tristeza no, de un modo raigal, al conceptuoso y satura-
habitual del personaje no lo conduce, sin em- do discurso de Carne de quimera y a la densidad
bargo, al mutismo ni a la introspección muti- estructural de Trailer de sueños. Los personajes
ladora: Maité se abre hacia la fantasía y proyecta de El gallo en el espejo se mueven, pues, en una
sus ansias sobre ella. Labrador Ruiz mueve su dimensión menos enrarecida que la del libro an-
personaje dentro de una realidad interior tanto terior, y tal vez a causa de ello resultan más cer-
más vigorosa cuanto menos se sujeta a los lími- canos y tangibles.
tes de lo habitual. Así, el personaje de Ulán En su trabajo de 1958, Salvador Bueno había
—animal y hombre al mismo tiempo— consti- apuntado que los cuentos del volumen de 1953
tuye una rica mezcla en donde se cifran las espe- aportaban situaciones ilustradoras de nuestra
ranzas y los anhelos de Maité. Ulán es su con- idiosincrasia. La vida provinciana constituye aquí
traparte, el objeto de su sensualidad contenida, un trasfondo fijo, una zona de donde Labrador
su vuelta a la vida, su destino quimérico. extrae sucesos de fuerte sabor costumbrista,
Con «Conejito Ulán», Labrador Ruiz com- como observó Mario Rodríguez Alemán.61 El
pleta el universo presentado a través de su pri- tono es a menudo coloquial; rondan lo senten-
mer libro de relatos. Y aunque es un modo de cioso y la ironía. La depuración del estilo no es
completar parcialmente ceñido a las obsesio- ajena a la presencia de giros, refranes, frases acu-
nes del resto de sus personajes, podemos infe- ñadas. Labrador Ruiz procura atrapar de un gol-
rir de él las dosis de optimismo, ternura y hu- pe lo esencial; el resto queda sobreentendido.
manidad que el autor reclama dentro de un Como hemos dicho, la prosa del autor alcanzó
ámbito castrador cuyas zonas «oscuras» tien- en El gallo en el espejo un notable grado de
den a envilecer y corromper lo mejor del ser pulimentación y brillantez. Ejemplos de ello son
humano. «Tu sombrero», «Nudo en la madera», «Repara-
Trailer de sueños posee cierta mesura rítmica dora», «El gallo en el espejo» y «El viento y la
y su estilo es menos barroco. Es un texto cuya torre». Estos cinco cuentos podrían resumir,
extensión, infrecuente en la cuentística de La- además, la índole del libro: el primero, de
brador Ruiz, permite a su autor realizar un mon- desarrollo argumental sinuoso, revela la comple-
taje novedoso de diferentes planos de acción. Se jidad de la vida social provinciana, llena de deta-
divide en tres secciones aunadas por la calidad lles insignificantes y valores falsos; el segundo
onírica de todo el acontecer, fundado en las me- es una plástica alegórica de la alienación y el es-
morias y en las visiones del protagonista. En tancamiento espiritual en que viven personajes
Trailer de sueños, la estética «gaseiforme», ínti- típicos como el médico, el juez, el limpiabotas,
mamente ligada a lo «neblinoso», se diría que el policía; el tercero describe gráficamente los
casi desaparece. Labrador Ruiz insiste en la ca- efectos de la maledicencia y la envidia; el cuarto
pacidad del hombre para construir mundos pa- se centra en la miseria, el sentimiento de orfan-
ralelos al suyo, pero dependientes en última ins- dad y la fuerza de la ternura; el último, sombrío
tancia del medio social circundante. Se trata de por el carácter de la trama, es una denuncia ma-
un intento de hallar las coordenadas de la sole- gistral de la prostitución.

Untitled-45 475 02/06/2010, 9:35


476 ETAPA 1923-1958

Los absurdos, miserias y alegrías de la natu- humano. Mas es preciso reconocer que esa atrac-
raleza humana encuentran en El gallo en el espe- ción abrigó, en última instancia, preocupacio-
jo múltiples vías de exposición y desarrollo. Lo nes disímiles en torno al desenvolvimiento so-
insólito sigue siendo una base común sobre la cial y espiritual de la realidad cubana en ese
que se alza la exploración de Labrador Ruiz, mas momento de la historia de Cuba. [A.G.]
esa exploración, tan legítima como la de Carne
de quimera, encierra, a diferencia de la de este
libro, familiaridades capaces de diversificar los 2.3.3.4 D. Alonso y otros autores
contactos posibles con el lector medio: el estilo,
los conflictos, las problemáticas abordadas y los En la etapa estudiada, el cultivo del cuento al-
personajes resultan más próximos a él, sin que canzó un desarrollo no conocido con anteriori-
existan, para lograr esto, concesiones en térmi- dad en nuestro proceso literario y, de modo oca-
nos de descomplejización artificial del discurso. sional o sistemático, una ingente cantidad de
El sombrero de Caridad Mejía, por ejemplo, es autores de muy distintas tendencias estilísticas
una especie de almohada china, aunque en otro contribuyeron a renovarlo.
contexto argumental y en otro nivel de lo hu- Este proceso de remozamiento acontecido en
mano; el suicida de «Nudo en la madera» posee la cuentística no se produce de modo abrupto, y
una personalidad tan recia y facetada como la en tan largo lapso se avanza desde un momento
del protagonista de «El hombro desleído», pero inicial de transición (caracterizado por el trata-
en aquél Labrador Ruiz va directamente a lo miento de asuntos ajenos a la problemática na-
esencial, mientras que en éste examina poco a cional realizado por algunos autores y el apego
poco el fenómeno; la fuerza de la ternura que de éstos a los cánones de la cuentística decimo-
hay en Guachi y su madre («El gallo en el espe- nónica en los planos lingüístico y composicional)
jo») es un rigor oculto —sólo vemos lo impres- hasta la puesta al día de parte de los represen-
cindible porque el resto se halla sugerido— si se tantes de avanzada en el género en lo tocante a
la compara con la ostensible tragedia interior de las modernas corrientes, tanto técnicas como
Maité —otro tipo de ternura— en «Conejito temáticas.
Ulán». Correlaciones de esta índole podrían es- El de mayor edad entre los cuentistas estu-
tablecerse, además, entre Carilda («Un violín lo diados, Federico de Ibarzábal (1894-1955), co-
llamaba») y Anastasia, la prostituta de «El vien- mienza tardíamente, en relación con su poesía,
to y la torre», capaz de sostener un código ético la labor cuentística, una de las más reveladoras
dentro de su propio mundo. del mencionado momento de transición. Su co-
Las depuraciones y aciertos de El gallo en el piosa obra —influida, como ha señalado la críti-
espejo lo convierten en el más trascendente apor- ca, por Conrad y Kipling, no bien asimilados, y
te de la cuentística de Labrador Ruiz. Al mismo aspirante a una universalidad para la cual su ta-
tiempo, este libro, Trailer de sueños y Carne de lento no bastaba— fue recogida en sus libros
quimera conforman y maduran una poética que Derelictos (1937) y La charca (1938), en los cua-
nace y se expresa también en la novelística del les la temática del mar resulta la preponderante.
autor. Paralelamente a esa poética —el lenguaje Tanto estilística como temáticamente se encuen-
medular de los hechos pertenecientes a zonas tra más cercana a la de los cuentistas de la pri-
de la realidad cuya índole permite su sublimación mera generación republicana que a la de los más
ensoñada— hallamos la de Arístides Fernández: jóvenes autores, y no sólo resulta conservadora
el carácter tangible de la neurosis definido en en los distintos planos de la estructura narrati-
acontecimientos escuetos y en anécdotas de ses- va, sino que se caracteriza por la superficialidad
go confesional. en el tratamiento de los temas y el tono
En el fondo, ambos autores sintieron la atrac- melodramático imperante. Mejores resultados,
ción ineludible de los defectos, virtudes, moti- y su mayor aporte a la renovación del género,
vaciones, anhelos, angustias y extrañezas de lo alcanza el autor cuando se ciñe a hechos inme-

Untitled-45 476 02/06/2010, 9:35


EL CUENTO 477

diatos de la realidad nacional, como en la serie cierto punto engañoso, pues puede hacer pensar
de relatos dedicados a recrear (de modo indirec- que se trata de un libro de versos, pero la condi-
to, pues no los sitúa concretamente en tiempo y ción poética de los relatos lo hace verdadero, y
lugar) hechos de la revolución antimachadista, es éste el factor que más contribuye a prestar
donde se encuentra «Perdido», el más cercano a unidad a la pequeña «suite», integrada por muy
la sensibilidad actual. Aparte de sus relatos, breves piezas en las que se establece un delicado
Ibarzábal contribuyó al género al realizar su pri- contraste entre los personajes (animales y hom-
mera antología entre nosotros, publicada por la bres), mediante el cual la autora subraya, de
Editorial Trópico en 1937, en la cual recoge modo sugerente, siempre artístico, la injusticia
muestras de la producción de veintinueve auto- social prevaleciente en la etapa y su necesidad
res y delimita en el prólogo las principales di- de luchar contra ella. Realidad nacional y nece-
rectrices de la cuentística del momento. sidad de subvertirla, plasmada literariamente de
Característica de la evolución del género en forma ejemplar en su antológico relato «Las hor-
la etapa es el aporte llevado a cabo por un grupo migas».
de escritores —Aurora Villar Buceta, Dora Las notas criollistas y de denuncia social —en
Alonso, Rosa Hilda Zell, Hilda Perera Soto y la práctica coincidentes— convergen en la obra
Surama Ferrer—, a las cuales, más allá de las na- cuentística prerrevolucionaria de Dora Alonso
turales divergencias en lo concerniente a su apro- (1910-2001). La observación directa del modo
piación y plasmación estética de la realidad, las de vida de nuestros campesinos y de los habi-
acerca el modo poético con que lo hicieron. tantes del pequeño pueblo rural en que nació,
La producción cuentística de Aurora Villar constituye su fuente principal de inspiración en
Buceta (1907-1979) se produjo básicamente en- los relatos de la etapa, que sólo vinieron a ser
tre 1929 y 1937 y se hallaba dispersa en publica- recogidos en libro (y de hecho parcialmente) en
ciones periódicas, pues su anunciado libro de tiempos de la Revolución.62 Con cuatro de estas
cuentos, Cielo de piedra, quedó inédito, y no fue piezas obtuvo la autora la primera mención en
hasta nuestros días que sus textos aparecieron distintas convocatorias del Concurso «Hernán-
compilados (La estrella y otros cuentos, 1988). dez Catá», y en 1947 conquistó el premio con
En sus relatos (por lo general muy breves, su relato «Negativo». El estudio de esta produc-
viñetas en su mayoría), en los que puede apre- ción cuentística revela una interesante evolución,
ciarse la impronta de Tagore y Juan Ramón pues al despejarse ella paulatinamente de la mera
Jiménez, el tratamiento poético de la sórdida rea- intención denunciadora, va ganando en eficacia
lidad nacional pasa a un primer plano, aunque artística en la medida que logra ahondar con
no siempre con la deseable eficacia artística, pues mayor acierto en la sicología de los personajes,
las notas sensibleras y melodramáticas suelen en y adquiere maestría en el manejo de los planos
ocasiones pesar demasiado. Cuando la autora lingüístico y composicional, en relatos como «El
logra adquirir una mayor objetividad, un cierto lazo», «Potrero», «Negativo» o «La yaguasa»,
distanciamiento hacia la temática abarcadora, exponentes de un realismo que, cargándose de
obtiene mejores resultados, como en «La guerra poesía, le otorga un puesto especial entre los
mundial y nosotros», donde ofrece un intere- autores adscritos a la corriente criollista de la
sante testimonio de la incidencia del fenómeno etapa, y preludia, estableciendo continuidad con
fascista en Cuba. ella, su obra cuentística de madurez —Ponolani,
Destino prácticamente similar al de los cuen- Once caballos—, producida en la época revolu-
tos de Aurora Villar Buceta lo tuvieron los de cionaria.
Rosa Hilda Zell (1910-1971), cuyo aporte fun- Esa misma intención poética preside la con-
damental al género radica en su libro Cunda y cepción creadora de Hilda Perera Soto (1926)
otros poemas, que en la etapa sólo pudo ver la en sus Cuentos de Apolo, cuya primera edición
luz en 1955, en edición mimeografiada y no pues- se realizó en 1947, y que constituye uno de los
ta a la venta. El título de la obra resulta hasta libros de relatos más logrados producidos en la

Untitled-45 477 02/06/2010, 9:35


478 ETAPA 1923-1958

etapa. Realidad y fantasía se dan la mano en este so del mundo», de Onelio Jorge Cardoso y
volumen que se resiste a ser clasificado en for- Gabriel García Márquez respectivamente), «El
ma estrecha como literatura para niños, pues evadido» o «El amigo de Cornelio», que eviden-
igual o mayormente va destinado a lectores de cian de modo ejemplar la preocupación por lo
cualquier edad, que encontrarán en páginas de humano y el cariño hacia sus personajes, carac-
gran ternura (sin que aparezca en momento al- terísticos de la cuentística de este autor.
guno explícita la tendencia) uno de los más be- Al igual que la de Ortega, la producción en el
llos alegatos contra la discriminación racial género de Luis Amado Blanco (1903-1975) fue
encontrables en nuestra cuentística. recogida también ya triunfante la Revolución
El tono poético predominante en las cuentis- (Doña Velorio y otros cuentos, 1960). Ganador
tas estudiadas se quiebra un tanto en los relatos de varias menciones en el concurso «Hernández
de Surama Ferrer (1923), ganadora del concur- Catá», obtuvo finalmente su Premio Nacional
so «Hernández Catá» en 1950 con su relato «Al- con «Sola» en 1951. Sus cuentos, de elaborada
cohol No. 1», cuyos cuentos se caracterizan por prosa poética, se caracterizan por la hábil crea-
el abandono del marco rural (donde mayori- ción de atmósferas y el acierto en el trazado psi-
tariamente ubicaron la acción sus colegas), en cológico de los personajes, como de modo ejem-
busca de una radicación urbana acorde con la plar quedó demostrado en su relato «Doña
temática abordada. Sus cuentos, correctamente Velorio», el más divulgado de los suyos, e incues-
escritos y con innegables aciertos para su época, tionablemente otra pieza antológica de nuestra
se muestran hoy erosionados de modo conside- cuentística.
rable dado su carácter melodramático («La rosa El más joven de estos tres escritores españo-
de Medellín Falcón», «Siempre hay un corazón», les, Ramón Ferreira (1921), fue el único de ellos
«Cita en Navidad») y el tremendismo, verdade- que recogió en volumen sus relatos escritos en
ramente excesivo hasta provocar repulsión, en la etapa (Tiburón y otros cuentos, 1952), tras ha-
relatos como «El grito» o «Las ratas». ber ganado varias menciones en el Concurso
La rica tradición de aportes al proceso litera- «Hernández Catá» y obtener su Premio Inter-
rio nacional por parte de extranjeros residentes nacional con «Bagazo» en 1950. Los cuentos de
entre nosotros, especialmente ibéricos, se ve Ferreira —caracterizados por una buena pene-
continuada en la etapa con la actividad cuentística tración en la psicología de los personajes y la no
desarrollada por los españoles Antonio Ortega, circunscripción al ámbito campesino, en fértil
Luis Amado Blanco y Ramón Ferreira. apertura a otros estratos de nuestra sociedad—
Antonio Ortega (1903-1970), tras haber to- muestran la benéfica influencia ejercida por la
mado parte a favor de la República en la Guerra lectura de los grandes escritores norteamerica-
Civil Española, se radicó en Cuba y mantuvo una nos de la llamada «generación perdida», como
amplia labor periodística y literaria hasta su aban- puede apreciarse en «Cita a las nueve», su relato
dono del país con posterioridad al triunfo de la más conocido de la etapa. Al igual que Ortega,
Revolución. Desde su cargo de dirección en la Ramón Ferreira abandonó el país al triunfo de
revista Carteles contribuyó a dar a conocer a jó- la Revolución.
venes narradores, y él mismo desarrolló una im- La vertiente realista de la cuentística nacio-
portante labor cuentística que sólo fue recogida nal se ve continuada por Raúl Aparicio (1913-
en libro en 1959 (Yemas de coco y otros cuentos). 1970), quien se caracterizó por la diversidad
Un sobrecogedor relato suyo —«Chino olvida- temática abordada, aunque predomina en su
do», verdadera joya de nuestra cuentística— le obra, con rasgos esperpénticos en algunos ca-
ganó en 1945 el Premio Internacional en el Con- sos, la nota de denuncia social. Aparicio culti-
curso «Hernández Catá»; en su libro se cuentan vó tanto el cuento urbano como el rural, y en-
otros de excelente factura, como «Dionisio» (cu- tre los primeros se destaca una serie de relatos,
rioso precedente de los relatos «Nadie me en- en la línea de la picaresca, en torno a un perso-
cuentre ese muerto» y «El ahogado más hermo- naje —Chipojo—, que vienen a ser el germen

Untitled-45 478 02/06/2010, 9:35


EL CUENTO 479

de una novela de igual título publicada en la eta- señalado, «El velorio» y «Siete horas», obtuvie-
pa revolucionaria (1977). Obtuvo tres mencio- ron menciones de honor en el concurso «Her-
nes en el concurso «Hernández Catá», una de nández Catá», cuyo Premio Nacional conquistó
ellas por su pieza más representativa, «Oficios en 1945 con «El molino de viento». García Alzola
de pecar», la cual en su momento constituyó es otro de los cuentistas que aprovechó las con-
motivo de escándalo por el audaz tratamiento quistas técnicas aportadas por los narradores
del asunto y lenguaje escabroso, y que repre- norteamericanos y las incorporó a una obra que
senta una feliz plasmación en nuestra cuentís- temáticamente efectuó un inusual tratamiento
tica del tema de la corrupción política a la que del sexo en nuestra cuentística («El abismo», «El
condujo la frustración de la Revolución del 33, puente de Roma», «Don Fabián», «La carbone-
contemporáneamente a él desarrollada en la ra»), y en lo formal dejó muestras técnicas inte-
novelística por Carpentier, Serpa, Gregorio Or- resantes, como la visión estereoscópica utiliza-
tega, et al. da en «El velorio», que con «Siete horas» son
Otro importante cuentista de la época es José sus mejores piezas. Lamentablemente, tras la
Manuel Carballido Rey (1913-1987), quien en publicación del citado volumen, García Alzola
1943 obtuvo el Premio Nacional en el concurso abandonó el cultivo sistemático del cuento en el
«Hernández Catá» con su cuento «El entierro». momento en que había alcanzado su plena ma-
La obra desarrollada por el autor en la etapa es durez como narrador.
fundamentalmente de tema campesino y repre- El acto de la escritura como problemática y
senta uno de los mejores exponentes de la reno- el humor se dan la mano en algunos relatos de
vación formal en el seno del criollismo. Carballi- Víctor Agostini (1908-1995) —«Yo, un cuento»,
do Rey evidencia ya, como lo demuestra su «Las barbas» o «Bibijaguas»—, que junto a otras
excelente relato, «Bajo la sombra», la saludable piezas escritas con posterioridad a la Revolución
influencia de los escritores norteamericanos de publicó en un volumen titulado Bibijaguas
entreguerras, en especial la de Erskine Caldwell. (1963). En la etapa estudiada, además, Agostini
Más que a lo anecdótico, Carballido atiende a lo escribió otro volumen de narraciones, Hombres
psicológico, al efecto que los hechos ocasionan y cuentos (1955), en el cual se destaca «Elegía en
en los personajes. Técnicamente se destacan por contrapunto», técnicamente interesante.
la destreza alcanzada en el plano compositivo y Empezaba entonces su carrera de escritor, de
la sobriedad de sus medios expresivos, como vasta producción futura en el género, Raúl
atestiguan los ya mencionados relatos y otros González de Cascorro (1922-1985), quien tras
como «Este interminable verano», «El tren que conquistar varias menciones en el concurso
pasó a las siete» o «El gallo pinto». Al igual que «Hernández Catá», obtuvo en 1952 su Premio
muchos escritores de la etapa, Carballido no re- Nacional con el cuento «La cadena». Ese mismo
cogió en volumen sus cuentos producidos en ella año, Cascorro recogió sus relatos en el volumen
y sólo vino a hacerlo después del triunfo de la Cincuentenario y otros cuentos, de ambiente ru-
Revolución (El gallo pinto y otros cuentos, 1965; ral, donde desarrolla del modo realista tradicio-
Cuentos dispersos, 1978). nal motivos típicos del criollismo. Se observa
En 1956, con el título El paisaje interior, otro cierta influencia del Carlos Montenegro de Los
de los buenos cuentistas que contribuyeron a la héroes en el cuento que da título al libro y, espe-
renovación del género, Ernesto García Alzola cialmente, en el final, no poco efectivista, de «La
(1914-1996), publicó, haciéndole ligeras modi- cadena», su relato más representativo, que re-
ficaciones, el libro Siete horas, con el cual había cuerda un tanto el de «El nuevo». Con posterio-
obtenido en 1952 premio en un concurso auspi- ridad, Cascorro publicará otro volumen —Vi-
ciado por el Ministerio de Educación. Los cuen- das sin domingo (1956)—, en el que se destaca
tos de Alzola, de cuidadosa factura, recibieron «Un centavo de sol para su alma», que le valió
una favorable acogida en la etapa, y sus narra- un premio internacional en México. Ya en la Re-
ciones «Juan Peralta», no incluida en el volumen volución, González de Cascorro continuaría

Untitled-45 479 02/06/2010, 9:35


480 ETAPA 1923-1958

desarrollando su obra cuentística con la incor- las oscuras manos del olvido (1942), se reveló
poración de nuevas temáticas, pero sin grandes como un narrador que sobresalía en la creación
cambios en su manera de narrar. de un tipo de cuento, muy levemente anecdóti-
En la década de los cincuenta la producción co, en el cual lo esencial resulta la elaboración
cuentística va rebasando el criollismo. Todavía de una determinada atmósfera poética cargada
en la línea realista, pero en total ruptura con la de un simbolismo nunca hermético y sí pleno
temática rural, y ya bajo la abierta influencia de de sugerencias. Es la suya una cuentística de muy
la literatura contemporánea de habla inglesa, es- cuidada factura —caracterizada por un poético
criben sus cuentos Lisandro Otero (1932), que empleo del idioma realmente inusual entre nues-
los recogerá en el volumen de juventud Tabaco tros cultivadores del cuento— en la cual la evo-
para un Jueves Santo, publicado en París en 1953, cación del pasado, tanto en lo referente a viven-
y Guillermo Cabrera Infante (1929), quien con cias personales como en la fabulación libremente
la edición de una serie de viñetas relativas a la imaginativa, representa una suerte de leitmotiv.
lucha insurreccional reunirá cuentos suyos pro- La edición ampliada de este volumen, reeditado
ducidos en la etapa estudiada, bajo el título de en 1979, recoge otros textos del período de si-
Así en la paz como en la guerra (1960). milares características, entre los que se destacan
Paralelamente a la variante realista, en la eta- piezas tan interesantes como «Historia del mi-
pa se desarrolla otra centrada en lo imaginativo, rador» o «Historia del antiguo espejo de luna»,
cuyo representante más destacado es Virgilio esta última técnicamente de mucha modernidad.
Piñera. Dos de las figuras cardinales de Oríge- También de la etapa estudiada es un segundo
nes, José Lezama Lima (1910-1976), su funda- libro de relatos, Divertimentos (1946), donde se
dor, y Eliseo Diego (1920-1994), cultivan una encuentran sus más acabados aportes al género:
cuentística de este tipo, caracterizada por la ca- «De cómo su Excelencia halló la hora», «Del Se-
lidad poética distintiva de sus autores. La obra ñor de la Peña», «Del pozo en la sala», «Del vieje-
cuentística de Lezama, que él nunca tomó ver- cito negro de los velorios», «De un Condestable
daderamente en consideración, resulta tan insó- de Castilla», «Del vaso», «De la pelea», «De las
lita en el género como el resto de su producción hermanas», «Del objeto cualquiera», miniaturas
literaria en los restantes abordados por él. Sólo de verdadero orfebre de la palabra que acusan múl-
cinco relatos la conforman, los cuales no fueron tiples influencias (del Infante Don Juan Manuel
recogidos en libro independiente hasta nuestros a Borges) sabiamente asimiladas, y que, en con-
días (Cuentos, 1987). De variada temática, que junto, hacen del volumen uno de los más bellos
puede ir desde el conflicto sicológico entre dos libros de relatos producidos en el período.
adolescentes habaneros («Fugados») hasta la an- Esa línea imaginativa, pero dirigida más que a
tigua China («Juego de decapitaciones»), lo de- lo poético hacia la plasmación de angustias
terminante no es lo puramente anecdótico, pues existenciales de muy distinta índole, se aprecia
el leve entramado de la fábula constituye sólo el en los cuentos de Ezequiel Vieta (1922-1995),
vehículo para el inusitado despliegue metafóri- quien en 1954 publica Aquelarre, libro de difícil
co característico del autor. En este sentido, la lectura que ejemplifica la voluntad de experimen-
cuentística de Lezama demanda ser estudiada tación formal caracterizadora de la producción
como componente del peculiar sistema poético futura del autor, cuyos aportes principales al
brillantemente elaborado por él. género se producirán en la época revoluciona-
Más sostenida labor en el género llevó a cabo ria. Inquietudes existenciales presiden también
en la etapa Eliseo Diego, cuya excelente produc- la concepción de los libros de cuentos de juven-
ción poética ha hecho que durante años se tud de dos autores, Edmundo Desnoes (1930):
desatendiera la importancia de su cuentística, Todo está en el fuego (1952) y Ambrosio Fornet
considerándosela un tanto como apéndice de la (1932): A un paso del diluvio (1958), quienes con
primera. Lo cierto es que Eliseo Diego, ya des- posterioridad no continuarían dedicándose
de su brevísimo primer cuaderno de relatos, En sistemáticamente al género.

Untitled-45 480 02/06/2010, 9:35


EL CUENTO 481

Este apretado recuento de lo producido en la presiva en la apropiación de un ambiente físico


etapa por algunos de los más significativos cuen- y moral, donde se confirman trágicamente valo-
tistas muestra a las claras la variedad y riqueza, res filiales en relatos narrados por un personaje
tanto cuantitativa como cualitativa, alcanzada autobiográfico —en un cuento denominado
por el género. Dentro de nuestro proceso litera- «Lino Novás Calvo»— que años después evoca
rio es el momento de su verdadera cristalización su vida y la de la comunidad familiar en un ba-
y el punto en el cual el conjunto de la cuentística rrio miserable de los siete años.67
nacional pasa a ocupar por primera vez un lugar Con «La selenita» (1950), cuento de ciencia
de importancia dentro de las letras de habla his- ficción de carácter fantástico-simbólico y nume-
pana. [S. Ch.] rosos cuentos policíacos (1948-1952),68 se abre
esta narrativa a nuevas modalidades, también con
notable sentido precursor. Especialmente en es-
2.3.3.5 Los cuentos de Novás Calvo tos últimos se aprecia su sabiduría narrativa, pa-
tente en la construcción de los personajes y en
El arte de contar de Lino Novás Calvo (1905- el manejo de la tensión. Al respecto, «Un paseo
1983) enriquece los nuevos significados que con- por la Quinta Avenida» (1951) pudiera ser con-
quista la narrativa cubana a partir de la década siderado un relato antológico de nuestra naciente
del 30. En sustancial relación con un contradic- literatura policial.
torio sentido de la vida e intensas experiencias,63 Abordada en visión de conjunto, la obra na-
sus cuentos implican una compleja visión de la rrativa corta de Novás Calvo evidencia una rele-
sociedad neocolonial cubana, develando zonas vante coherencia estilística y unidad en su orien-
profundas y escasamente ficcionalizadas de la tación ideoartística, al tematizar problemas
conciencia de un país en crisis. espirituales que atañen a la escisión del ser y la
En esta tendencia al examen analítico de los pérdida de identidad. Trabaja exhaustivamente
destinos humanos, asumidos en la historicidad los motivos de la infelicidad y la injusticia, acen-
esencial de sus conflictos, encuentra la obra de tuando su análisis de la soledad, la incomunica-
Novás Calvo la autenticidad cultural en el con- ción, la angustia, la violencia.
texto de la literatura cubana y, a la vez, se incor- Situado más allá del psicologismo naturalista,
pora con indudable jerarquía estética al proceso porque no pretende documentar casos ni derivar
de modernización de la narrativa mundial. mecánicamente del cuadro social la personalidad
Sus primeros cuentos, «Un hombre arruina- patológica, su narrativa refuta también el punto
do» (1929), «El bejuco» (1931) y «El flautista» de vista existencialista que convierte las caracte-
(1931), unidos a «La luna de los ñáñigos» y «En rísticas psicológicas en categorías metafísicas, aun
el cayo»,64 constituyen un punto de partida de cuando todas sus motivaciones conciernen a la
singular interés artístico porque implican una alienación, tema dominante de estos cuentos.69
novedosa manera de abordar el relato como es- El autor propone una imagen del hombre que
tudio de estados interiores, configurados por se define en el enfrentamiento a la fatalidad de
asociaciones insólitas y de modo sugerente. En la vida social, la naturaleza y el tiempo, a sus
los años 40 y primeros de la década del 50 se propias tendencias internas de desintegración,
halla el escritor en su clímax creativo con la pu- a su impotencia para la comunicación, al amor
blicación de las colecciones La luna nona y otros y la fraternidad, incapaz de formar parte de
cuentos (1942) y Cayo Canas (1946),65 así como una verdadera comunidad humana. Privados
No sé quién soy (1945) y En los traspatios (1946). generalmente los personajes de humanizadores
También aparece en revistas un conjunto de proyectos vitales en el combate feroz por so-
cuentos,66 entre los que se encuentran piezas brevivir y encerrados en el exacerbado indivi-
maestras como «Ojo de oro» (1947) y «El cuar- dualismo que la convivencia social ha engendra-
to de morir» (1948). A ellos se suma un ciclo do, aspiran infructuosamente a la autoafirmación
sobre la familia (1947-1951), de gran riqueza ex- genérica.

Untitled-45 481 02/06/2010, 9:35


482 ETAPA 1923-1958

Figuras como Mario Trinquete, de «Hombre De aquí que en todos los relatos los persona-
malo», y Claudio Canadio, protagonista de «La jes estén inmersos en situaciones límites de
luna nona», son concebidos en su dramática causalidad histórica manifiesta. Los términos del
deshumanización, mostrando sagazmente el ar- conflicto voluntad-fatalidad, humanidad-aliena-
tista no sólo la dimensión interna de este proce- ción, han sido tensados hasta sus últimas conse-
so y su expresión en la conducta, sino las causas cuencias. La afirmación de la fatalidad alienadora
objetivas. se corresponde con la violencia de la arremetida
Sin embargo, en personajes como Ondina de la sociedad, que no permite una salida conci-
Gómez y Ana Maimy («La luna nona»), Oquen- liatoria.
do («Cayo Canas»), y en el ciclo de la familia: la Por ello, en un cuento antológico, «La vi-
madre, Antón Calvo, el niño-narrador, Candita, sión de Tamaría», el abandono de la familia, la
así como Ramón Yendía («La noche de Ramón burla de los bañistas, la violación de los senti-
Yendía») y Andrés Tamaría («La visión de dos y las emociones, todo pone de manifiesto
Tamaría»), el signo más fuerte de voluntad la presencia de un mundo deshumanizado e
humanizadora está en su resistencia, en la con- inexorable.
servación altamente conflictiva de valores hu- Cuando Andrés Tamaría, joven que ha perdi-
manos en medio de un modo de injusticia extre- do la visión, emprende su fuga de lo real
ma, de la traición y el crimen. enajenante y trata de refugiarse en la búsqueda
Sólo los que detentan el poder político y la del sentido óntico de lo bello, se le revela que
riqueza —la familia de «El cuarto de morir», los «El barro bajo sus dedos» no daba nada que co-
asesinos, «figuras políticas» de numerosos cuen- rrespondiera a lo que veía y sentía en imagina-
tos policíacos— están definitivamente privados ción»,70 con lo que queda abierta una brecha tam-
de cualidades humanas, situados en la más baja bién insalvable entre arte y vida.
escala moral por su culpabilidad consciente y sin El desenlace del relato significa su sentido.
atenuantes. Literal y simbólico, integra la «visión» de una
De tal manera es rico y contradictorio el rea- agonía. Andrés pierde la orientación al nadar
lismo del cuentista. Dominado por concepcio- desesperadamente. Está solo ante la muerte,
nes pesimistas, de estatismo metafísico en re- como lo había estado en la vida. Cada intento de
lación con el curso de la historia, Novás Calvo asirse a personas imaginadas, el reclamo de soli-
salva constantes humanizadoras en el enfren- daridad, de reintegración a una comunidad real,
tamiento de la adversidad. Si los héroes de lo hunde «mar adentro, mar abajo, lejos, cada
Hemingway, a quien nuestro narrador rinde tri- vez más lejos de la orilla, sus arenas blancas, ha-
buto, son destruidos pero no derrotados, los cia la tiniebla oculta, la tiniebla submarina y re-
de Novás Calvo, destruidos y finalmente ven- mota…»71
cidos, confirman problemáticamente la condición Lino Novás Calvo configura artísticamente
humana en el tenaz batallar, en su virtual inocen- la ambivalencia de esta muerte que aniquila pero
cia, si reparamos en las circunstancias de la libera. El fatum natural, el mar, acoge otra gota
caída. de pena —como anuncia el epígrafe de George
La propuesta humanista del escritor es trági- Santayana— que reintegra la naturaleza humana
ca y desesperada, dotada de fundamento real, a un orden ideal incontaminado.
aunque tienda a absolutizar los componentes de En «No sé quién soy», a partir de la historia
absurdo y crueldad del contexto epocal, que no de un fallido pacto suicida, pudiera encontrarse
genera fuerzas contrarias, vías de salida. El cli- otra propuesta de más fuertes notas agnósticas
ma de acoso, de decadencia y ausencia de espe- y de irracionalismo, en tanto la protagonista se
ranzas, es omnipresente en su narrativa. Pero el define también en una situación fronteriza por-
hombre no se define en su colapso final irreme- que ha consumado la muerte del amante, pero
diable, sino por las fuerzas que todavía posee para no puede poner fin a su vida. El cuentista
la lucha estéril y solitaria. correlaciona diestramente el desorden psíquico

Untitled-45 482 02/06/2010, 9:35


EL CUENTO 483

de esta figura y el de la naturaleza, desatada en vo ofrece otro ángulo del problema al concen-
un ciclón. trarse en el análisis de procesos irreversibles de
En función de sugerentes relaciones de con- alienación y en la insuperable deshumanización
traste y paradójicas, de paralelismo metafórico, de la vida. En consecuencia, sus figuras no pue-
indaga en la conciencia de un sujeto en tránsito den reconocerse para hacer la historia, aunque
hacia la enajenación, con lo cual supera el costa- el escritor logra apropiarse de la realidad en sus
do trillado de la fábula. contradicciones esenciales y desde una posición
Novás Calvo estudia una personalidad ape- crítica.
nas en formación, en sus vivencias de temor y En esta caracterización ideoestética de la na-
confrontación con la muerte, experimentando rrativa corta de Novás Calvo, resulta significa-
un vaciamiento y pérdida de identidad. Minerva tiva su visión de la historia como eterno retorno
—de nombre mítico paradójico— es parte de un de cadenas en un movimiento circular de reite-
mundo incognoscible que incluye la propia sub- raciones infinitas. Para el escritor el devenir, con-
jetividad. No sabe por qué ha matado ni cómo cebido como caos, engendra combinaciones que
vivir. Tratará en vano de entender el lenguaje ci- se repiten en el tiempo, imperando las fases de
frado de este mundo, mientras la memoria, últi- mayor deshumanización, por lo que alegóri-
mo reducto humanizador, se va desintegrando camente convierte la esclavitud en una recu-
hasta la destrucción definitiva de la espirituali- rrencia que se distingue del curso histórico.
dad. Su imagen integra, por tanto, la crisis total. Así, en «El otro cayo» y «Aquella noche sa-
Cerradamente pesimista resulta el sentido del lieron los muertos» son presentadas comunida-
relato «El cuarto de morir». La campesina Ansel- des contemporáneas divididas en amos y escla-
ma, virtualmente una pordiosera, es llevada a la vos: «Y se bailaba a tambor, como los esclavos
ciudad por los hijos arribistas que cada vez as- de otro tiempo. Era lo mismo.»72 En «Long
cienden más en la escala social burguesa, moti- Island» se traza un signo de igualdad entre trata
vo de «los parientes pobres», de clara filiación negrera y trata de blancas. La historia se estan-
balzaciana. Relegada hasta el cuarto miserable ca, y ello permite al artista intensificar su mira-
donde queda bloqueada por la lluvia, desoída por da crítica del presente, pero a la vez revela la ca-
la familia, los vecinos y los «santos», agoniza ante rencia de perspectiva futura.
la mirada impasible de la nieta. Sólo la acción de Moco en «Aquella noche
De una amargura concentrada y rotunda, esta salieron los muertos» logra hacer saltar el orden
pieza magistral se debate entre la propuesta con- que otra voluntad, la del tirano Amiana, ha crea-
tra el mundo de la inhumanidad y la impotencia do. La historia, entendida en estos términos,
de los personajes para cambiarlo. confirma el voluntarismo individualista y se
En los cuentos de Novás Calvo, destinos transforma en suma potencia depredatoria.
como los de Tamaría, Minerva y Anselma son Precisamente de la acción fecundante del
comunes al ser humano y definen la esencia del hombre en la historia, del riquísimo proceso de
mundo en que viven. Su captación de la reali- transculturación y el sincretismo, propios de la
dad, de indudable validez estética, se limita en la integración de la cultura americana, no existe una
integralidad de su crítica, al tomar la individua- comprensión integral en estos relatos, donde las
lidad burguesa alienada como criterio absoluto culturas nunca se «abrazan», sólo coexisten y se
de la existencia social, agudizándose el lado me- amalgaman para en algunos casos chocar
tafísico de su pensamiento artístico. destructivamente, como de modo exacerbado se
En tanto narradores de sólidos y perdura- aprecia en la guerra de blancos y negros de «En
bles vínculos con las fuerzas democráticas y las afueras».
populares —Pablo de la Torriente, Alejo La presencia de valores de fidelidad y compa-
Carpentier, Félix Pita Rodríguez, por estos sión en personajes negros episódicos o referidos
años— centran su creación en la búsqueda de la del ciclo de la familia (la amiga en «La imagen que
identidad genérica e histórica, Lino Novás Cal- yo recuerdo» y «A ese lugar donde me llaman», la

Untitled-45 483 02/06/2010, 9:35


484 ETAPA 1923-1958

esposa del protagonista de «Mi tío Antón Cal- ciencia y las relaciones humanas, la naturaleza y
vo»), así como la constatación de fuerzas mági- la propia organización social.
cas y sobrenaturales en numerosos cuentos, res- A diferencia de Carpentier, que en su realiza-
ponden al reconocimiento de una naturaleza ción artística de lo real maravilloso concede pri-
primitiva, telúrica y esotérica, propuesta del au- macía a los atributos de desalienación, Novás
tor afín a la faulkneriana representación mítica Calvo ha ido forjando su propia imaginería de la
del negro en la que lo irracional, instintivo y sub- enajenación, en esencia también muy distante de
consciente es aún reducto humano. la sofisticada imaginería de la literatura norte-
En los cuentos cubanos de Novás Calvo la americana que tan raigalmente conoce.73
cultura del negro se muestra generalmente con Por ello dominan los signos de depredación y
enfoque ontológico metafísico, desde su «ajeni- contaminación en imágenes como esta que con-
dad» y extrañeza, de manera que se enfatizan los centra el sentido íntegro del relato «Long Is-
factores de irracionalidad, el carácter ininteligi- land», acaso de su isla, de la otra long island, des-
ble y atávico de su actividad espiritual. naturalizada por la ausencia de humanidad: «La
Por su parte, los dilemas raciales, la imposi- luna era un pedazo de cielo pasmado, una ron-
bilidad de integración de negros y blancos, cha podrida del cielo, como la isla era una ron-
incrementan el choque de tendencias antagóni- cha pasmada del mar. La isla y la luna eran dos
cas y el clima de angustia insuperable propia de aparecidas; la isla tan muda como la luna, tan
esta obra, incorporando una importante faceta irreal.»74 El motivo composicional de «lo pas-
de la realidad cubana neocolonial, si bien con mado» y «lo podrido» en la narrativa de Novás
notas de estatismo y prejuicio. Calvo75 apunta hacia la imposibilidad de desa-
En el realismo de Novás Calvo se destaca su rrollo, la ausencia de tiempo realizador, cance-
asimilación artística de lo maravilloso. En «Aque- lando cualquier proyecto de futuridad.
lla noche salieron los muertos», la puesta en es- La imaginería de la alienación en Novás Cal-
cena del mortuorio del chino, «rebozado» con vo es decisiva en su plasmación de lo real mara-
grasa de un cocodrilo y cubierto por su piel, el villoso por la elevada tensión emotiva y concep-
entierro y la voladura de la isla con sus más de tual, en profunda correspondencia con su manera
diez nacionalidades, portentosa mitología del de mirar el mundo e interpretarlo.
apocalipsis, ofrece uno de los trozos más repre- Pero estos cuentos se inscriben, a su vez, en
sentativos. Lo real maravilloso se manifiesta en la estética de la cotidianidad, refiriéndose a la
la naturaleza mítica y los abismos mortales de experiencia de sectores mayoritarios, desposeí-
los personajes, el examen de la mentalidad dos y desamparados. La miseria, y no un abso-
prelógica de capas de la población, particular- luto metafísico, acorrala a sus figuras humanas.
mente en la aguda captación del animismo, las Como certeramente ha señalado José Antonio
descripciones del paisaje insular y las mezclas Portuondo, «los protagonistas son hombres co-
de cultura, con toques de exterioridad y fino sen- munes, moldeados en barro deleznable y grose-
tido del espectáculo que posiblemente sus raí- ro, trabajados inarmónicamente, a golpes, por la
ces europeas han estimulado. vida: choferes, contrabandistas, oficinistas des-
En este sentido, no menor importancia po- plazados, vendedores ambulantes, campesinos
seen los contextos del subdesarrollo y la pobres, carboneros, psicópatas, proletarios, pin-
marginalidad. El ámbito de los cuentos es el de tados no como factores de la lucha social, sino
las villas miserias, del solar, de los negros en re- como individuos de dolor y angustia, presos en
lación con los prejuicios y el status de los blan- la red irrompible de sus propias circuns-
cos, el de los «traspatios», de «las afueras», de la tancias».76
ceguera en Tamaría, de la delación en Ramón Desde los de abajo es examinada críticamente
Yendía, dominando lo maravilloso, monstruoso la organización de la sociedad, configurándose
y terrible de la realidad, patente en la represen- nuevos tipos de héroes que con sus particulari-
tación enigmática e incomprensible de la con- dades de marginalidad y alienación, son también

Untitled-45 484 02/06/2010, 9:35


EL CUENTO 485

representativos de la renovación que viene de- donde se enfrentan el miedo a la muerte y la con-
sarrollándose en la literatura cubana a la búsque- ciencia de la culpabilidad.
da del pueblo y la nación. Pero no sólo son recreados estados de ánimo.
En esta galería de personajes oprimidos y La caracterización ideológica de estas figuras
ofendidos, resulta notable la plenitud estética de permite seguir el curso de la macrohistoria, im-
los retratos de niños y adolescentes como el niño pide que el flujo interior, carente de claves obje-
autobiográfico de los cuentos sobre la familia, tivas, se pierda en el subjetivismo.
Yayito, Jubito, Fillo, Minerva, Tamaría, Acarina La captación de la realidad de Yendía es fac-
Canadio, Ondina Gómez, que constituyen ma- tual, exteriorista, por lo que concibe el mundo
gistrales estudios psicológicos, algunos desarro- como un poder impenetrable y absurdo, concep-
llados in extenso, otros sintetizados, expresivos ción que se consuma en el sentido final de la his-
de la injusticia y la violencia sociales con inten- toria. Hombre de cálida humanidad, pero sin
so poder de conmoción, por lo que integral- convicciones, se entusiasma con la idea de la re-
mente devienen una generalización artística de volución, sin llegar a vislumbrar su significado.
humanismo beligerante. Bajo presión y defendiendo a la familia, termina
Con su realismo psíquico, el cuentista esta- por convertirse en delator de la policía macha-
blece una vinculación legítima entre estos per- dista. Entonces se verá obligado a vivir en
sonajes y la peripecia trágica del vivir contem- desacuerdo con su propia humanidad, refugiado
poráneo. Lo general se realiza en lo particular, en la idea de que en el juego político todos son
de manera que las individualidades están orgáni- iguales, padeciendo sin comprender la desarmo-
camente captadas en el movimiento subjetivo y nía de la existencia. Si inicialmente ha pensado
el examen de sus motivaciones. Distingue a este que «la vida es toda ella un poco juego»,77 en la
contar la interrelación activa de conducta y pen- hora del triunfo revolucionario adquiere «plena
samiento, del pensar-hacer-decir de las figuras conciencia de hallarse en un mundo al que no
de la ficción —el drama moral de Ramón Yendía, pertenecía, en el cual probablemente no habría
que es chofer, se desarrolla manejando; el de lugar para él».78
Andrés Tamaría, mientras nada—, que manifiesta En función de la psicología del personaje,
una asimilación creativa de las mejores posibili- Novás Calvo concretiza todo un sistema críti-
dades de la narrativa «dura» norteamericana con co. Haciendo suya una tradición que en la cuen-
su conductismo y efectos de codificación, de fi- tística latinoamericana tiene sus raíces en Hora-
liación cinética, óptica y dinámica, lo cual Novás cio Quiroga, el héroe responde a una situación
Calvo conjuga con el buceo psicológico de los que lo incluye y trasciende, es una vía de auto-
maestros de la narrativa retrospectiva de los si- cuestionamiento, una manera de interrogarse so-
glos XIX y XX. bre las claves perdidas de la existencia.
Esta manera de narrar alcanza una realización Como parte de esta peculiar naturaleza esti-
cimera en «La noche de Ramón Yendía», cuento lística del cuento, el tiempo adquiere la mayor
memorable concebido como un acoso interior relevancia al relacionarse íntimamente con el
que desencadena la ironía trágica. El escritor difícil acceso a la eticidad de los personajes, de
muestra la formación social de una personali- modo que constituye un hecho psicológico y
dad en quiebra, pero la falta esencial no es inma- moral.
nente al individuo. Lejos de eludir el problema Con razón la crítica ha subrayado la jerarquía
de la responsabilidad, el autor lo discute en fun- de las determinaciones temporales en esta na-
ción de la imagen sintética compleja, convincente rrativa, la habilidad para recuperar toda la po-
y abarcadora, del conjunto de determinaciones tencialidad y riqueza del instante, y a la par que
sociales. destreza para plasmar las etapas, el transcurrir
La configuración de Yendía se detiene en sus de un suceso o de una vida.
circunstancias de vida, familia, trabajo, dadas en Desde «Un hombre arruinado» hasta los rela-
la psiquis del personaje, que es campo agonal tos más reconocidos, el tiempo se disloca, trasmuta

Untitled-45 485 02/06/2010, 9:35


486 ETAPA 1923-1958

y unifica en la conciencia. La memoria recons- za vertiginosamente hacia el futuro de su lógica


tructiva, camino cognoscitivo y frecuente princi- interna.
pio estructurador del cuento, congrega pasado, El ritmo moroso, detallista y reiterativo del
presente y futuro, el tiempo objetivo irreversi- raconto que constituye el nudo, contrasta con la
ble, en un tiempo único: el de la angustia vital. violencia de la acción, que se precipita hacia el
En esta contigüidad espacial de la conciencia desenlace.
son confrontados tiempos, de manera que el Generalmente, en los cuentos de Novás Cal-
montaje, justamente reconocido en su ascenden- vo la unidad de tiempo de la historia corres-
cia cinematográfica, es determinante. Los pla- ponde a una unidad más vasta del tiempo de la
nos temporales no sólo se contraponen, sino que escritura. El tiempo de la historia narrada se di-
al entrar en contacto influyen unos sobre otros, lata en el pasado, portador de las determina-
para ofrecer la fluencia natural de la vida, inte- ciones causales que para el autor poseen la ma-
rrumpida, contradictoria y multidireccional. yor importancia. El tiempo dominante es, por
Gran interés adquiere la relación entre tiem- consiguiente, lento y demorado, ya que se tra-
po y lenguaje. Aparece en esta narrativa lo que ta de un tiempo analítico. De aquí el desfasaje
Portuondo llama el lenguaje intelectual de lar- entre la elaboración artística y la fábula, la
gas oraciones envolventes, con dilatadas propo- aparente irrelevancia anecdótica y su compleja
siciones incidentales y paréntesis, pero: enunciación.
El autor concede importancia primordial a sus
La mayor parte de las veces prefiere el len- finales, que rematan el amplio desarrollo contra-
guaje popular de oraciones breves, cortan- puntístico. Edificado el cuento sobre la base de
tes, nerviosas hasta el jadeo de circunloquios una contradicción que puede adoptar la forma
y meandros que llevan el pensamiento, en del enigma —los cuentos policíacos y «La sele-
un movimiento oscilante de devanadora, a nita»— o del error —«La noche de Ramón
entrelazar los acontecimientos pasados con Yendía», «A ese lugar donde me llaman», «Ojos
los actuales, no con afán proustiano de «re- de oro»—, en su fase final no admite digresio-
cobrar el tiempo perdido», sino con el má- nes ni distensiones, terminando en la cima de la
gico propósito de revivencia peculiar de tensión, exactamente en el punto de su expre-
toda forma ingenua o primitiva de la ex- sión máxima, lo que explica en parte que estos
presión.79 relatos causen un efecto único, de singular in-
tensidad.
No se trata, pues, de la destrucción subjetiva Con impactante dominio del arte compo-
del tiempo, sino del paso de una acción exterior sitivo, sus historias funcionan por la falta de
a otra espiritual, y la asimilación realista de la coincidencia, el juego de la acción y la reacción
vida psíquica de un hombre en modo alguno abs- recíprocas, las soluciones inesperadas. Particu-
tracto. lar atención concede a los procedimientos de pa-
La jerarquía del trabajo temporal en la natu- ralelismo, ya apuntados, y singularización. Al en-
raleza estilística y conceptual de la narrativa corta contrarse en los detalles, aislarlos, destruye las
de Novás Calvo se pone de relieve en dos rela- proporciones habituales. En consecuencia, Sal-
tos de composición impecable: «La noche de vador Bueno, revelando un aspecto cardinal de
Ramón Yendía» y «La visión de Tamaría», que su técnica, lo ha denominado escritor de «co-
siguen principios afines, en considerable medi- sas», de gestos y objetos menudos que lo con-
da característicos del arte compositivo del cuen- ducen al infrarrealismo por su grado de acerca-
tista. Parten de un punto de reposo relativo pero miento.80
extremadamente tenso y angustioso pertenecien- Las reiteraciones, especialmente las de carác-
te al presente (efectos), para trazar el amplio arco ter negativo, formalizadas en el leitmotiv, indi-
de la retrospectiva (causas). Cuando la rememo- can desdoblamiento de la visión, a más de crear
ración entronca con el presente, el cuento avan- un peculiar clima expresivo de asfixiante falta

Untitled-45 486 02/06/2010, 9:35


EL CUENTO 487

de salida. Con eficacia trabaja los efectos de se- dor se remite a las vivencias de la primera infan-
mántica fónica de los nombres, extrae los obje- cia o en «Un paseo por la Quinta Avenida», don-
tos y hechos de su serie habitual, realiza despla- de narra una enferma mental—, lo que refuerza
zamientos semánticos y asocia inusitadamente la incognoscibilidad del mundo narrado y la am-
para proponer una realidad estética de múltiples bigüedad en cuanto al status del mensaje y sus
significados, tal como de modo acusado se ma- fuerzas de control.
nifiesta en «Esa noche salieron los muertos» y El sistema de relaciones implícitas, la elipsis
«Un dedo encima», que reclaman una lectura de y el lenguaje sugerente de un narrador que no
desciframiento metafórico.81 glosa doctrinalmente, ni comenta, sino facilita
En «La luna nona» el detallismo psicológico, la percepción directa de los estímulos sensoriales
reforzado por el leitmotiv —el fragor de los y conceptuales, concede a la obra de Novás Cal-
papalotes, la entenada que grita, las frases de la vo un alto nivel apelativo que encuentra en un
abuela Ana Maimy: «Me dan pena. Los po- relato como «No le sé desil», expresión lograda.
bres»—, el descriptivismo objetual, las cosas-me- Novás Calvo consuma su estética de la senci-
táforas como el gallo ciego y la guayabera de llez compleja y de la economía expresiva como
Nazario, el paralelismo entre el crimen y la fies- ajuste pleno de la palabra y la experiencia. El len-
ta, entre los destinos de Acarina Canadio, On- guaje coloquial, la riqueza del léxico y la sintaxis
dina Gómez y Rosa Maimy, entre la situación del pueblo, se imponen en éste como en otros
de las familias Niel y Canadio, la diferente per- cuentos. Sin embargo, todo lo trascendente está
cepción de los personajes de la inhumanidad de implícito, se escamotean los antecedentes explí-
Claudio Canadio, todo genera una trama de fuer- citos, apoyándose en la sugerencia para alcanzar
zas contrarias que caracteriza la estructura in- una fundamental consecuencia entre el tema, la
terna del relato, tanto en la complejidad del incomunicación y la propia naturaleza de la
subtexto como en la violencia de su sentido final. enunciación artística, que exige un interlocutor
El discurso del narrador combina la mirada crítico, comprensivo o afín al mundo narrado,
conductista, exteriorista y de manifiesto énfasis dispuesto a asumirlo con todas sus implicaciones
descriptivo, que agudamente registra imágenes humanas.
significativas, con el punto de vista de los per- El escritor decanta sus armas expresivas en
sonajes, de extrema tensión espiritual, cuyos diá- una poética original, superadora de la tradición
logos y monólogos son generalmente narra- reproductiva, en la que se destaca su recepción
tivizados, conservándose las marcas estilísticas crítica de la literatura moderna internacional,
coloquiales y populares. particularmente de la narrativa norteamericana,
Concebido el cuento desde la tercera perso- y el carácter creativo, experimental, capaz de
na omnisciente de «La visión de Tamaría», «No aportar nuevos modos de indagación en la espi-
sé quién soy», «En los traspatios», o desde la ritualidad.
perspectiva de un narrador de primera persona, La propuesta ideotemática y la naturaleza de
testigo o partícipe moderado, como en «El otro la comunicación de riguroso trabajo artístico,
cayo», «Aquella noche salieron los muertos», responden a la necesidad de conocimiento y de
«Trínquenme bien a ese hombre», el relato re- participación emocional, a la entrañable identi-
sulta esencialmente diegético, sometido al efec- ficación del autor con el significado trágico de
to de una distancia magnificadora que acentúa sus personajes, perspectivas que diestramente
el carácter trágico, abstracto, y tiende a la uni- condiciona en sus destinatarios. La enajenación
versalidad. de la fuerza creadora del hombre como hacedor
Esta distancia que se acorta en cuentos de de sí y de la historia, la aspiración irrealizada al
primera persona, pero que nunca desaparece, es mejoramiento humano, implican un esclareci-
palpable en los tópicos de impasibilidad, incom- miento y conducen a la toma de conciencia de la
prensión e incompetencia del narrador —mar- crisis de valores que Lino Novás Calvo ha sabi-
cada en los cuentos de la familia donde el narra- do fijar con legitimidad y permanencia en los

Untitled-45 487 02/06/2010, 9:35


488 ETAPA 1923-1958

cuentos concebidos antes del triunfo de la Re- Navidad» (1928), «Aristóteles y yo» (1928), «Mi
volución cubana. [A. G. B.] cadáver y yo» (1929), «Ha muerto mi amigo el
Capitán» (1929) y «Mar» (1929)—, se aprecia
como constante la visión crítica y desilusionada
2.3.3.6 Los cuentos de Pita Rodríguez de la sociedad cubana, en la que aparece el trans-
gresor de las fronteras de clases, a la búsqueda
Los cuentos de Félix Pita Rodríguez escritos del éxito burgués, retomándose los motivos del
desde 1926 hasta el triunfo de la Revolución cu- arribismo y oportunismo, de la ausencia de va-
bana resultan una notable contribución a la crea- lores, recurrentes en la tradición realista burgue-
ción artística que tiene sus fuentes en las aspira- sa mundial y cubana. Pero es en el mundo de los
ciones y luchas populares, por lo que devienen desclasados donde fundamentalmente se sitúa la
sólido pilar de la cultura socialista. perspectiva del narrador. En los marginados
Contextos históricos de la mayor trascenden- como Yo, Caronte y Mar, conscientes y orgu-
cia sustentan la trayectoria ideoestética del es- llosos de su rebelión solitaria, se encuentran las
critor. En este orden de pensamiento, el centro fuerzas motrices de estos relatos.
de su experiencia vanguardista ha sido la bús- Una presencia reiterada es, pura y sencilla-
queda contradictoria tanto desde el punto de mente, el hambre. Como se dice del protagonis-
vista social como literario. En el seno de la so- ta de «¡Redentores!» (1928), podría decirse de
ciedad cubana neocolonial en que se agudizaban cada figura de la ficción: «Su vida había sido una
las luchas clasistas en relación directa a la crisis animada conversación con la miseria.» Todos
mundial del sistema capitalista y bajo el signo poseen hambre, incredulidad y altivez. Éstas son
de la revolución inminente, son concebidos los las presencias obstinadas, de fondo trágico real,
cuentos tempranos habaneros (1926-1929). El de cada desenfadada historia.
arribo a París en 1929 y la influencia directa del Su contrapartida insoslayable se encuentra en
surrealismo condicionan nuevas variantes temá- otro personaje de la ficción, «el doctor» interlo-
ticas y compositivas dentro de su línea narrativa cutor y destinatario frecuente.84 Este oidor to-
vanguardista (1929-1936).82 taliza al público burgués y su típico filisteísmo,
El modo de narrar madura después de la de- mientras el que cuenta lo hace en representación
cantación de esta convivencia con la vanguardia. de los desposeídos. «El repudio, el desahucio, la
La conciencia social del artista se enriquece en befa del absoluto burgués»,85 razón de ser de lo
la activa militancia antifascista que se traduce en mejor del espíritu vanguardista, han encontrado
el apoyo solidario a la causa de la República es- en la contraposición de estos personajes-ideas
pañola a partir de 1936. El regreso a Cuba en una representación singularmente efectiva. Y
1940 y la combativa labor periodística en Hoy, aquí reside la fuerza detonante de esta práctica
donde denuncia el fundamento clasista del fas- creativa de increpación airada. La actitud narra-
cismo y los males congénitos de la república tiva se integra consecuentemente a la estrategia
mediatizada, crean las bases para el desarrollo de comunicación: hay ironía, escarnio, escepti-
de nuevas calidades en su cuentística, que se ex- cismo. El cuento, incluso el más frívolo, se tor-
presa en una indagación humanista más compleja na ambivalente. Se le exige ser insustancial y lo
y en la tematización de la realidad americana, tal será en apariencia, pero denunciando el propó-
como puede encontrarse en los cuentos de sito impuesto, lo cual muestra una conciencia
Montecallado (1945-1955) y los primeros cuen- crítica lúcidamente subversiva.
tos de Istmo (1946-1955).83 El vínculo de los cuentos de Félix Pita Rodrí-
En los que hemos denominado cuentos guez con el surrealismo se inscribe en el marco
tempranos habaneros —entre los que se desta- de la vivencia, del contacto directo con el mo-
can «Medallones de museo» (1927), «Judas» vimiento en su tiempo de eclosión. La influen-
(1928), «Caronte» (1928), la serie «Marionetas cia es ejercida en esta obra en formación a par-
tropicales» (1928-1929), «Un cuento alegre de tir de afinidades esenciales, de un común punto

Untitled-45 488 02/06/2010, 9:35


EL CUENTO 489

de partida. El surrealismo como modo anticon- subyace la antinomia fantasía-realidad. En sin-


vencional de atrapar la realidad puede conver- tética prosa de atinada selectividad de motiva-
tirse en estímulo legítimo para una vertiente in- ciones claves, se realizan estos «cuentos senci-
terior ya presente en la tensión imaginativa de llos» de complejo significado —«Alanio o de la
los cuentos vanguardistas escritos antes de la indiferencia» (1933) pudiera considerarse una
partida. pieza relevante—, despojados de causticidad y
La liberación del espíritu, la legitimación de amargura, desmitificantes y sugerentes en la ri-
la sensibilidad emotiva, el incremento de la ca- queza potencial de su propuesta humanista.
pacidad inventiva, la exaltación del pensamien- «La decadencia de Simaco» (1930) y «Mito-
to imaginal y la aventura de la fantasía, todo ello logía de Matías Pérez» (1930) aportan nuevos
condiciona la naturaleza de los cuentos tempra- tiempos de narración que permiten considerar-
nos parisinos. Sin embargo, del surrealismo con- los antecedentes de Los textos (1973 hasta el pre-
vertido en dogma no pueden interesarle las sente). En ambos la historia se reconstruye con
fórmulas, los procedimientos artificiosos de irra- burlón espíritu documental, desarrollándose el
cionalización, que plasman imágenes raras evi- gusto de contar apócrifos. «Elogio lírico del ase-
dentes, una visión absurda y hermética. Como sinato» (1930) y «Elogio entusiasta de “Al”
creador formado en las vanguardias asume la Capone» (1931) fijan la aparición de los prime-
necesidad de la investigación artística, de la ex- ros «elogios» que años después encontrarán su
perimentación de nuevos modos expresivos, consumación en Elogio de Marco Polo (1974).
ampliándose el horizonte de su narrativa. El su- Entonces surgen llenos de negatividad, con la
rrealismo resulta un taller, en parte, donde el tra- premisa de mostrar el rostro agresivo de una clase
bajo creador propio se abre paso progresivamen- que ha hecho de las apariencias el sostén de su
te. Se corresponde con una actitud libre y moral; por tanto, elogios sarcásticos de la locu-
receptiva, de la que se desprende, como justa- ra de una sociedad enajenante. El conocimiento
mente ha reconocido Alejo Carpentier también del mercado burgués del arte, la manipulación
en su caso, el reencuentro de la identidad nacio- mercantil del gusto y el esnobismo, llevan a Félix
nal y americana a un nivel superior, factor pode- Pita Rodríguez a la crítica de su alienación en
roso para el crecimiento de la tradición de ofi- historias anticolonialistas como «Algo sobre el
cio, para la integración del mundo y los modos Congo Belga» (1929), «Una historia de suizos»
originales de creación. (1931) y «El robo de la Venus» (1932), que re-
En los cuentos parisinos aparecen renovados crean diversos ángulos del problema.
centros conceptuales. Sobre todo, y de manera Las historias dislocadas ilustran y ejempla-
generalizada, se intelectualiza el juego imaginati- rizan, muestran una medular toma de concien-
vo del narrador, que como cuentero natural ya lo cia. La naturaleza irracional de cada fábula corro-
distinguía. Dominantemente y en cuentos signi- bora la esencia antinatural y antihumana de la
ficativos —«Eurípides vegetariano» (1929), «La existencia social. Se cuenta con ingenio y regoci-
musa» (1931), «Lirismo plástico» (1932), «Fábu- jo, provocando y haciendo trascendente la trivia-
la de Puck, vendedor ambulante» (1933),«Eclip- lidad. Todos los medios: hipérboles fantásticas,
se de don menguante» (1936), «La pipa de cere- sentido metafórico alegórico, absurdo, humo-
zo» (1936)— se construye con fábulas fantásticas. rismo, intertextualidad, funcionan eficazmente
El escritor libera la imaginación del fondo deso- en la propuesta de comunicación.
lado que la caracterizó, encontrando en ella mis- El progreso de la capacidad narrativa se hace
ma el sentido del cuento, reto a la aventura evidente en estos cuentos. Las búsquedas conti-
imaginal y a la invención sin restricciones de núan y testimonian las contradicciones, aún
verosimilitud o verismo, lo que determina los insalvables, entre el sueño y la vida. La vuelta
términos de la comunicación. hacia sí mismo y su propia cultura, sostienen el
El tono se diversifica. No sólo la ira y el sar- examen crítico y lo salvan del nihilismo. Co-
casmo, sino el placer de la fabulación, en el que mienzan a afirmarse valores éticos y estéticos

Untitled-45 489 02/06/2010, 9:35


490 ETAPA 1923-1958

no enajenables y se atisba la vitalidad de la crea- Representante cubano de la «constelación de


ción popular. Todo augura el desarrollo artísti- renovadores» —entre los que se destacan Mace-
co que ya se traduce en incremento poético y donio Fernández, Jorge Fuenmayor, Felisberto
reflexivo, unido a la conciencia definida de la Hernández—, Félix Pita Rodríguez deja cons-
distancia que media entre la configuración de tancia, con sus cuentos tempranos, del carácter
mundos imaginarios y la conciliación real de la de nuestro vanguardismo, al integrar la novedosa
crisis, trascendiéndose los marcos de la ortodoxia manera de narrar y una incisiva crítica social en
surrealista. una praxis de beligerante modernidad.
Asumida en su integralidad esta cuentística La colección de Montecallado consuma la pri-
temprana, que marca la iniciación artística de mera madurez de nuestro escritor, en que la ex-
Félix Pita Rodríguez, se destaca su negación del periencia española influye decisivamente al
status burgués. La situación de crisis queda agu- revelársele como un legado artístico que fusio-
damente expresada, aunque sus vías de supera- na vida y obra, la «doble aventura». Compren-
ción son contradictorias. Ello se corresponde de, a su vez, que el destino histórico del pueblo
orgánicamente con su método de realización, español está profundamente vinculado al mun-
que se caracteriza por el dinamismo y la flexibi- dial y al de América Latina, donde las activas tra-
lidad anticonvencionales de los principios diciones de combate libertador se integran a la
compositivos que tienden a la fragmentación, la lucha antifascista. La vivencia partidaria de la
disonancia y diversidad de registros. Se quiebran guerra nacional revolucionaria en España, el he-
la retórica y sintaxis narrativa tradicionales, así roísmo del pueblo, le entregan definitivamente
como el ilusionismo literario, de manera que la «la fe en el hombre, la fe acerada y sin grietas en
creación del cuento es vista como un proceso su destino sobre la tierra».86
desde su interior y en su transcurrir, con la figu- Si el surrealismo le ha enseñado a soñar, a de-
ra del autor fuertemente ficcionalizada en el na- sarrollar las reservas de espiritualidad, y estimu-
rrador-personaje. laba su rebelión anticapitalista, España es el des-
El deseo de innovar y redescubrir la expre- pertar y la integración irrestricta a la lucha. El
sión, la subversión de la preceptiva genérica, dan ciclo de Montecallado hace ostensibles las nue-
vida a modalidades nuevas, superadoras de la vas perspectivas que se abren para el desarrollo
resaca modernista, la metafísica criollista y la li- del género, a partir de la depuración del van-
teratura trivial. guardismo.
La fabulación de lo onírico y lo fantástico, la El sentido de la obra reside en la aspiración
tendencia a la farsa, el grotesco y la parodia, ge- ideal que surge del choque contradictorio con la
neran formas insólitas. El disloque temporal y realidad, contraponiéndose al mito surrealista de
espacial, la personificación y los tropos, se libe- la liberación puramente personal como salida de
ran de los asideros del verismo; sin embargo, el la crisis. Para Félix Pita Rodríguez lo decisivo es
centro del contar no pierde el nexo con la lógica buscar la estatura moral del hombre, que se re-
interna de la realidad. El cuento acentúa su ca- vela en la tentativa hacia la verdad, la justicia y la
rácter lúdicro con el gusto de producir imáge- belleza.
nes provocativas y chocantes, pero nunca hasta En la dimensión de empezar a ser, que para el
el punto de convertirse en «disparate puro». escritor significa la apropiación artística de rea-
La vocación de cuentero se manifiesta en las lidades de rico contenido humano, se proyectan
formas enmarcadas que aluden directamente a los cuentos de Montecallado. Pero, a la par, alen-
la enunciación; en el ritmo, tópico y fluidez de tados por el aprendizaje surrealista, la indaga-
la oralidad folklórica, a la par que en la libertad ción no sólo tiene lugar en las zonas de la realidad
imaginativa. Las motivaciones parten de las vi- tradicionalmente trabajadas por la convención
vencias, estilizadas con rigor estético, sin per- literaria. Así, los relatos se sustentan en lo ma-
derse el sentido de que se está contando una his- ravilloso del tiempo detenido en un prístino co-
toria que tiene sus fuentes en la verdad de la vida. mienzo, del eterno presente de los orígenes

Untitled-45 490 02/06/2010, 9:35


EL CUENTO 491

míticos, en las imágenes de naturaleza onírica y acentuada proyección ético-filosófica. La vida


en la talla paradigmática y simbólica de las figu- subjetiva de los personajes equilibra su condi-
ras de la ficción. Rige el conjunto la conciencia ción abstracta de extractos de la naturaleza hu-
definida de que la obra de arte no es registro epi- mana; el narrador centra su atención en la esfera
dérmico, visión positiva de optimismo metafí- de las motivaciones vitales, que se definen en las
sico y pretendido verismo, superándose las con- situaciones límites a que son enfrentados estos
cepciones burguesas de la obra de arte como personajes.
refinamiento de la imitación. La utilización de emblemas poético-reflexi-
Distingue a Montecallado la voluntad de con- vos, el cuento enmarcado de retrospección acti-
figurar lo esencial de los destinos humanos, no va, el carácter dialógico antiautoritario, las zo-
para formular una ontología metafísica del hom- nas descriptivas de valencia literal y alegórica, la
bre, sino para reafirmar sus infinitas potenciali- espiritualización de la naturaleza, así como las
dades de creación. La mirada del artista examina alternancias en el punto de vista y el registro con
las formas de la convivencia social de la aldea intención problematizadora, son posibilidades
fantástica. Los personajes, con su conflictiva abiertas a la experimentación. Los cuentos apor-
existencia, motivan una discusión problemática tan un tratamiento deliberadamente estético en
sobre el sentido de la vida, las vías de realización que el estilo lingüístico alcanza lograda textura
humana, la altura posible del ser humano. poemática.
Las historias narradas prueban la hostilidad La concepción cíclica confiere particular co-
en ascenso del entorno percibido con realismo. herencia, permite el trabajo en hondura de las
Cada figura está recorrida por la cuestión de la ideas motrices, de manera que distingue al con-
verdad, la aspiración negada a la felicidad y la junto su organicidad. Montecallado, con sus pre-
necesidad de ser asumida en una nueva escala de sencias míticas y mágicas, fabulosas y extraor-
valores éticos. Cercados los personajes por la dinarias, no puede negar su ascendencia surreal,
alienación y la soledad, son convertidos por la pero en lo primordial es una propuesta del rea-
aldea en figuras malditas, mientras para el autor lismo, muy elaborada artísticamente en sus
y sus lectores virtuales se erigen en símbolos de condensaciones poéticas de la experiencia hu-
humanidad en crisis. mana, y en la representatividad sugerida de este
Las relaciones entre realidad y suprarrealidad microcosmos —la aldea de Montecallado—, con-
se conciben con significativas variantes de in- tentivo de las tendencias dominantes de la his-
tensidad. Al primer sector —«Nina, hija del toria magna.
agua» (1945) y «Alarico, alfarero» (1955)— le La manera de asumir la realidad implica nue-
es propio el franco predominio de lo mítico-fan- vos significados, no es sólo crisis y angustia,
tástico que como enunciado metafórico alude a aunque las respuestas no sean concluyentes ni
los vínculos realizadores del hombre con la na- unívocas. Se cuenta no para mostrar, sino para
turaleza y el trabajo creador. El segundo acoge incitar a la definición ética. El cuento exige la
los cuentos de humor antifabulosos y desmiti- toma de partido, y los términos de la elección
ficantes: «San Abul de Montecallado» (1945), y quedan sólidamente fundamentados en la
«La campana de plata» (1951). Por último, propuesta de los valores de la autenticidad, de la
«Florella» (1951) y «Stella» (1954) poseen in- consecuencia del pensamiento y la vida, espe-
tenso trabajo de espiritualización que condicio- cialmente patentes en la imagen de los persona-
na la naturaleza maravillosa de la fábula y las jes, de dominante espiritualidad, coraje moral y
figuras, arquetipos poéticos de la condición hu- sabiduría. Con ello queda apuntada la madura-
mana. ción de un escritor que va encontrando su lugar
Compositivamente, el arte narrativo de Félix en la historia.
Pita Rodríguez se decanta en los valores de la El descubrimiento de problemas cardinales de
síntesis, la elipsis y la sugerencia. Los persona- nuestra América distingue a los primeros cuen-
jes-ideas son integrados a la historia narrada con tos del Istmo. De esta agónica existencia se

Untitled-45 491 02/06/2010, 9:35


492 ETAPA 1923-1958

apropian en una visión artística de concreta tem- Relatos de demostración antitética son «Cos-
poralidad. Pero esta tematización de América no me y Damián», «El del Basora» (1947) y «El
es sólo una necesidad de realización del escritor amigo» (1950). En el primero, la ejecución de
en su mundo y un camino cierto hacia proyec- una muerte premeditada reduce al hombre a la
ciones socioéticas más amplias; también resulta condición cosificada del propietario. «El amigo»
en los años 40 y 50 una urgencia de autorre- es la historia magnificada de la traición, mien-
conocimiento y defensa de nuestra cultura ante tras «El del Basora» conforma un antihéroe de
la ofensiva reaccionaria y la agudización al máxi- patética tragicidad. En todos estos personajes
mo de las contradicciones inherentes al régimen extremadamente conflictivos alienta la concien-
neocolonial, con lo cual se integran al riquísimo cia de su responsabilidad moral. Sus contra-
panorama de una narrativa continental en pro- dicciones no serán sólo el reflejo de su subje-
greso. tividad, sino la manifestación del carácter
Asciende el cuentista a la configuración de los irreconciliable del conflicto objetivo. Por tanto,
contextos americanos, y transforma su indaga- se pone de relieve el condicionamiento social de
ción humanística en meditación radical sobre un estas actitudes de individualismo exacerbado y
problemático vivir y sus causas. crisis de posesión, que los torna figuras típicas,
La vivencia primaria que sirve de punto de atrapadas en la justa relación de conciencia y
partida tiene su base en el peregrinaje de Félix causalidad histórica.
Pita Rodríguez por el Istmo de Tehuantepec y La exigencia del juicio es cada vez más con-
por Guatemala, durante 1926 y 1927, que apor- creta. Por antítesis, la negación de estas fuer-
ta un fondo testimonial. Ciertamente, cuando zas deshumanizadoras confirma las tendencias
ese sustrato resurge lo hace con la certidumbre de humanización de la vida representadas en «El
del tiempo, con el distanciamiento del decursar, despojado» y en la pieza antológica que es
con la poesía de la memoria. «Tobías» (1952), punto de remate de la tra-
En los cuentos del Istmo se produce un des- yectoria prerrevolucionaria de Félix Pita Ro-
linde ético de fundamento consciente socio- dríguez.
clasista, particularmente ostensible en las Como doloroso aprendizaje es configurada la
antítesis morales de soledad-solidaridad, experiencia vital de Tobías, pero la cárcel mode-
enajenación-trabajo, concebidas en sus determi- la definitivamente la personalidad, reafirmando
naciones causales de historicidad manifiesta. Los su humanismo combativo. Con él se aprecia la
hombres del Istmo proceden del subsuelo urba- irrupción de activas figuras populares prota-
no y agrario; campesinos desposeídos, proleta- gónicas, representativas de fuertes vínculos con
rios, desclasados, desde cuya perspectiva se na- la colectividad. Ellos son ejecutores de justicia
rra, por lo que los relatos se formalizan como en un mundo de suma injusticia, portadores de
una reflexión de acusada ascendencia popular, una nueva racionalidad y de emociones produc-
elaborada poéticamente en función de la fuerza tivas que dan la medida de colmada humanidad.
conceptual de cada historia narrada. Tal como En consecuencia, nada más aleccionador que
está sucediendo en una buena parte de la litera- asistir al meditar de Tobías y su objetivación en
tura latinoamericana de la época, la obra expresa la palabra poética de cálido reclamo comunica-
la cosmovisión y el habla popular, que no son tivo que lo distingue como cuentero, en su bús-
catalogadas y reproducidas miméticamente, sino queda indeclinable de la verdad y la justicia.
asumidas con alta creatividad. En la colección del Istmo se alcanza una ma-
A todos los cuentos del Istmo los une el aná- yor destreza compositiva. El cuento se ajusta
lisis de la naturaleza social del hombre, que debe diestramente a su materia, avanzando por la re-
desarrollarse en medio de contradicciones ex- lación dinámica del pensar-decir-hacer en un
tremas. En esta contingencia se quiebran o for- conjunto concebido por subordinación y sínte-
jan. De ambas respuestas se encuentra testimo- sis, donde lo poético no es ornamento, sino pa-
nio artístico en el ciclo. trimonio de los caracteres, la acción y los am-

Untitled-45 492 02/06/2010, 9:35


EL CUENTO 493

bientes; y, a la par, de la idea artística. La narra- ricanos y por su afán de servicio social, de mejo-
ción se aproxima a las formas de contar ramiento humano»,87 cimienta su pensamiento
ejemplarizadoras de naturaleza oral. Todo con- artístico dialéctico en el énfasis humanístico, en
diciona un efectivo flujo de comunicación, por- su llamado a cambiar la vida. [A. G. B.]
que el placer de narrar no está tanto en el vir-
tuosismo de los procedimientos como en las
convicciones del que narra. Con naturalidad es 2.3.3.7 La obra cuentística de Carpentier
asumida la actitud del cuentero que se inclina
ante la realidad. Ella se impone, y él, por mucho La producción cuentística de Alejo Carpentier
andar y conocer, la expresa. Es, no el artista ele- se desarrolla fundamentalmente en la etapa es-
gido, sino la voz colectiva que da nombre real tudiada. Acerca de sus comienzos, el propio au-
maravilloso; ficción legítima que en esencia de- tor, en muchas de las numerosas entrevistas que
termina la estrategia comunicativa. le fueron realizadas, se encargó de enumerar las
La maestría se manifiesta en el grado de con- distintas influencias —Salgari, Anatole France,
secuencia expresiva y de los medios y la idea ar- Baroja, Flaubert, Eça de Queiroz—, identifi-
tística, trabajada sin exageración o parquedad, cables en sus relatos iniciales, nunca recogidos
elevándose el nivel apelativo del texto, el recla- en las muy variadas ediciones que de ellos se han
mo de la lectura comprometida. Por consiguien- hecho, tanto en español como en las más diver-
te, se ofrecen conceptos claves en una estructu- sas lenguas.
ración abierta, concebida como proceso del Quizás las primeras muestras de su labor na-
conocimiento, de manera que el destinatario, rrativa sean dos pequeñas leyendas —«Las dos
mediante la interpretación activa, fija su posi- cruces de madera» y «El milagro»—, aparecidas,
ción moral ante lo contado y devela sus cons- la primera el 5 de noviembre de 1922 en el pe-
tantes universales. riódico El País, y la segunda, el 20 de diciembre
Con justo sentido histórico, en los cuentos de 1923 en El Universal, aunque con fecha al pie
de Istmo se discute la cuestión social america- de enero de ese mismo año.88
na. El arte narrativo de Félix Pita Rodríguez tras- Acerca de estas producciones iniciales suyas
ciende la parcelación verista-positivista de la nunca habló Carpentier en vida, aunque accedió
realidad, el relativismo cognoscitivo y el irracio- a la reedición de la segunda de ellas89 en un bo-
nalismo, fundiendo en su realismo arte y huma- letín destinado a recoger algunas de las mues-
nismo como creatividad liberada. Da vida a uni- tras tempranas de su labor periodística.
versos convincentes que refutan la imagen del Unos meses más tarde, Carpentier publica en
hombre carente de existencia real en la historia, el número de la revista Chic correspondiente a
juego de azar, repetición laberíntica, atrapado en mayo de 1923, su relato «El sacrificio», narra-
la imposibilidad de ser y conocer. Por el contra- ción juvenil —contaba sólo dieciocho años—
rio, nos enfrenta polémicamente a una realidad puramente imaginativa, en la que se nos presen-
transformable: los personajes por él creados no ta el sacrilegio (así se titulaba el cuento, que por
verán repetirse la historia, serán testigos y artí- una errata vio cambiado el título para desazón
fices de su progreso. del autor) y posterior condena debida a él de un
Precisamente esta relación orgánica del hom- feroz vikingo que, maldecido por sus víctimas,
bre y sus contextos-praxis opone con legitimi- perece ahogado.
dad estética la cuentística de Félix Pita Rodríguez Los tres relatos mencionados carecen de ver-
a la narrativa de metafísica de la subjetividad o dadero valor literario y sólo revisten interés para
de simple activismo social doctrinario. Repre- los estudiosos de la obra carpenteriana, pues
sentativa de las tradiciones más progresivas y muestran la manera de escribir del autor cuando
revolucionarias de la literatura cubana, que se ha aún no era dueño de su instrumento expresivo,
caracterizado siempre «por su constante afán de en la primera etapa de su desarrollo estilístico y
exaltación de nuestros valores raigalmente ame- composicional.

Untitled-45 493 02/06/2010, 9:35


494 ETAPA 1923-1958

Mayor importancia, por evidenciar ya una En 1944, tras más de una década sin publicar
evolución ascendente en el grado de dominio obra narrativa alguna, Carpentier nos entrega su
técnico y voluntad renovadora del autor, lo cons- relato «Viaje a la semilla», quizás, el que ha atraí-
tituye un curioso relato —«El estudiante»—, do la mayor atención de los lectores, de impor-
publicado originalmente en francés en la revista tancia capital no sólo para su cuentística, sino
Révolution Surrealiste en 1928, sólo pocos meses también para su producción imaginativa en ge-
después de llegar Carpentier a París por primera neral, pues es con esta pieza, considerada por el
vez.90 Obra experimental, constituye la primera autor como la primera totalmente lograda en el
muestra de la influencia del movimiento surrealista, campo de la ficción, que encuentra en propie-
entonces en pleno momento de desarrollo, en la dad su estilo. El cuento, escrito según Carpentier
obra narrativa de Carpentier. Estilísticamente, en 1942, «en unas tres horas» y «sin una tacha-
como hemos dejado apuntado, el relato evidencia dura»,92 inicia, dentro de su narrativa, un ciclo
un decisivo paso de avance en relación con sus pre- de obras en las cuales la experimentación con el
decesores, y el metaforismo vanguardista, exacer- tiempo y los elementos musicales resultarán una
bado luego en Écue-Yamba-Ó, se muestra aquí más constante. Además, como el mismo autor se ha
contenido y en función de un humor negro que se encargado de expresar,93 en este relato rinde tri-
identificará, años más tarde, en su producción buto también a nuestra pintura, en especial a la
narrativa de los años setenta. de Amelia Peláez.
En 1933, Carpentier publica en Les Cahiers La idea de una «recurrencia» musical traspues-
du Sud, escrito originalmente en lengua france- ta a lo literario sirvió de guía a Carpentier para
sa, un nuevo cuento: «Histoire de lunes», acogi- la composición de una obra que, en rasgos gene-
do de modo favorable por Robert Desnos, el rales, nos presenta significativos momentos de
gran poeta surrealista. Durante años, este logra- la vida de un noble burgués habanero en las pri-
do relato, que no disgustaba del todo al autor, se meras décadas del pasado siglo, pero narrada ésta
mantuvo sin versión al español91 y atrajo poco desde el momento de la muerte del protagonis-
la atención de los críticos, mas hoy va tornán- ta hasta su entrada en el seno materno, en inte-
dose creciente su interés por él. resantísima involución cuyos precedentes lite-
Esta obra y Écue-Yamba-Ó se publican el mis- rarios, afanosamente rastreados, no menguan la
mo año, y tienen entre sí numerosos puntos de originalidad del autor, a quien no pueden rega-
contacto. Ambas desarrollan motivos rituales teársele elogios por esta pequeña obra maestra.
africanos (el mismo canto, en esencia, se repro- Juego literario, podría hacer pensar una primera
duce en las dos, así como en Manita en el suelo, lectura apresurada, pero hecha atentamente, el
la ópera bufa con música de Alejandro García ya clásico engarzamiento de los motivos en el
Caturla para la cual escribió Carpentier el libre- relato permite captar la implícita condena a una
to), y el marco rural de los principales aconteci- clase, ejemplificada en la estéril vida de este
mientos parece ser el mismo. Sin embargo, tanto Marqués de Capellanías.
en el plano lingüístico como en el composicional, Ese mismo año apareció, en Orígenes, «Ofi-
el cuento supera con mucho a la novela, redac- cio de tinieblas» que, al igual que «El camino de
tada en primera versión, como es sabido, duran- Santiago», es fruto de las investigaciones histó-
te el lapso en que estuvo preso el autor en 1927. ricas realizadas por Carpentier con vistas a pre-
Esto, unido a la feliz conjunción de elementos parar La música en Cuba (1946).
expresionistas y surrealistas integrados a un re- El cuento está basado en hechos históricos
lato fantástico —mucho más cercano al realis- reales, y describe el ambiente espiritual y cultu-
mo mágico que a su concepción de «lo real ma- ral existente en Santiago de Cuba desde unas
ravilloso», aún no elaborada—, hace de «Historia supuestas exequias del General Enna94 hasta fi-
de lunas» una de las muestras más valiosas de la nes de 1852, año en que (el 20 de mayo) la ciu-
tendencia negrista, en boga por aquellos años en dad se vio conmovida por el violento terremoto
nuestra cuentística. que resulta el eje central de la trama.

Untitled-45 494 02/06/2010, 9:35


EL CUENTO 495

En torno a este marco histórico, Carpentier da en forma inversa, en «Semejante a la noche»


desarrolla un relato, valioso también desde el Carpentier nos brinda, conjugando de modo
punto de vista compositivo, donde elementos ejemplar fantasía e ironía, su peculiar visión so-
fantásticos y realistas se entrecruzan (al respec- bre el fenómeno de la guerra. Un personaje múl-
to resulta interesante destacar el contraste esta- tiple (evidentemente otro simbólico «soldado de
blecido entre las danzas «La sombra» y «La Lola», la guerra del tiempo»), que al aprestarse a partir
de evidente contenido simbólico) para darnos hacia la empresa bélica reflexiona sobre ésta y
un excelente «tableau» —irónicamente descrip- cada vez actúa de modo similar; en un marco de
tivo y no exento de humor negro— de la socie- unas veinticuatro horas se mueve en lo históri-
dad santiaguera epocal. co entre la Guerra de Troya y la Segunda Guerra
El 21 de agosto de 1945 viaja Carpentier a Mundial. Al hacerlo, su esencia parece inmuta-
Venezuela, donde radicará hasta su regreso a ble, por lo que determinada crítica (hiper-
Cuba tras el triunfo de la Revolución. Poco des- bolizando una no descartable influencia spen-
pués de su llegada, El Nacional, diario al que se gleriana, epocalmente explicable) ha querido ver
encuentra indisolublemente unida su produc- sólo en este relato una inexorable repetición de
ción periodística de ese período, convoca a su ciclos históricos que traducen una concepción
primer concurso cuentístico, para el cual redac- pesimista de la historia. Lo cierto es que esta tesis
tó su relato «Los fugitivos».95 Durante años, queda invalidada por el propio irónico final del
Carpentier no lo incluyó en las distintas anto- relato: el joven acaieno, optimista y lleno de ilu-
logías de sus cuentos, hasta que ya en la época siones al dar comienzo la obra, ve, al concluir
revolucionaria decidió permitir su inclusión en ésta, desplazado en su ánimo el orgullo de gue-
ellas, mas siempre se mostró inconforme con rrero por una sensación de hastío e intuye la raíz
éste, por no parecerle corresponder plenamen- económica de las guerras injustas. Los héroes
te a su verdadero estilo. El eje estructural radi- carpenterianos emprenden siempre las tareas que
ca en el juego de paralelismos y contrastes es- su tiempo les propone e, históricamente, la lu-
tablecidos entre el esclavo cimarrón y el perro, cha de este simbólico soldado, hijo de un tala-
quienes en el curso del similar «cimarronaje» bartero, representante siempre de los más hu-
emprendido van completando sus vidas hasta mildes estratos de sus distintas sociedades, sólo
el trágico fin del hombre, a quien el animal causa ha servido a la postre para enriquecer a los que
la muerte. Pese a la autorizada opinión del autor no tomaron parte en las batallas, lo cual no quiere
y a resultar cierto que no se encuentra a la altura decir que con el cambio de las circunstancias
de las mejores narraciones suyas, el cuento po- históricas —y no en balde la acción del relato
see estimables valores literarios y resulta parti- desemboca en las postrimerías de la Segunda
cularmente lograda la utilización del fluctuante Guerra Mundial, que marcó el inicio de la deca-
punto de vista narrativo o la puesta en relieve, dencia del sistema capitalista— no pueda él, su
con simbólica intención identificadora, de las clase, alcanzar la victoria definitiva.96
sensaciones olfativas de ambos personajes El tercero de los relatos que integraban la
protagónicos. primera edición de Guerra del tiempo —«El
En 1958, Carpentier publica en México un camino de Santiago»—, de acuerdo con lo procla-
volumen titulado Guerra del tiempo, en el cual, mado por el propio Carpentier en 1953,97 inicial-
atendiendo a la problemática esbozada en el tí- mente llevaría el título del libro, y fue escrito de
tulo, recoge, junto a la noveleta El acoso, los tres modo paralelo a El acoso y Los pasos perdidos
relatos —«Viaje a la semilla», «Semejante a la no- (fragmentos suyos fueron publicados en El Na-
che» y «El camino de Santiago»— que, dentro de cional el 22 de julio de 1954).
su cuentística, evidencian mayor experimenta- En opinión de gran parte de la crítica, «El ca-
ción con el tiempo cronológico y el narrativo. mino de Santiago» es el más perfecto cuento sa-
Si en «Viaje a la semilla» asistíamos al trans- lido de la pluma de Carpentier, aunque por su
currir de una estéril vida cinematográfica narra- extensión pueda clasificarse como noveleta y de

Untitled-45 495 02/06/2010, 9:35


496 ETAPA 1923-1958

este modo haya sido alguna vez antologado. La bre que, bajo sus múltiples plasmaciones litera-
idea fue dada al autor como resultado de las in- rias, se reiteran en la obra carpenteriana.
vestigaciones realizadas en el Archivo de Indias Fuera de la etapa estudiada, ya en la época de
de Sevilla por Irene A. Wright, quien consigna la Revolución, Carpentier sólo publicará dos re-
la existencia en La Habana del siglo XVI (1577) latos —«Los advertidos» y «El derecho de asi-
de un músico llamado Juan de Amberes, que re- lo»—, redactados en 1965 al unísono en La Ha-
doblaba su tambor al avistarse las embarcacio- bana,100 que aunque emparentados por la tónica
nes en la bahía.98 Escrito en espléndida prosa ba- irónica dominante, difieren grandemente en lo
rroca, el relato, que emplea un vocabulario relativo al material narrado.
propio de la picaresca, rinde homenaje a este En «Los advertidos»,101 el autor desarrolla un
movimiento novelístico, considerado por Car- tema que le fue grato siempre: la repetición de
pentier «como el más importante de toda la his- los mitos en las distintas culturas. El bíblico di-
toria de la literatura universal».99 luvio universal le permite jugar fantasiosamente
Otra vez estamos ante la presencia de un re- con el encuentro entre los distintos «Noés»: el
lato experimental, pero si en «Semejante a la Amalivaca de las tribus indoamericanas al que hace
noche» el personaje se desplazaba a lo largo de referencia en Los pasos perdidos y en distintas cró-
siglos de historia, en «El camino de Santiago» la nicas periodísticas preludiadoras de esta novela;
narración se enriquece con la exposición en es- el Deucalión griego, el asiático Sin, el Utnapishtin
piral, dentro de una misma época, de los desti- asirio y el Noé de los judíos, elegidos por sus
nos de dos personajes —Juan el Romero y Juan respectivos dioses (el título del cuento en fran-
el Indiano—, también en esencia uno. cés es «Les élus») para llevar a cabo una gran
Juan el Romero, en peregrinación a Santiago tarea. Carpentier situó el diluvio en el lugar en
de Compostela, deslumbrado por la visión del el que para los indios del alto Orinoco ocurrió,
Nuevo Mundo que le descubre Juan el Indiano, y casi resulta innecesario señalar que este fenó-
pasa a América —como al final de El buscón hace meno está visto en función del Noé americano.
el pícaro quevediano—, y vive en carne propia la Siete años después de concebirlo —y tras una
amarga realidad americana de la época. Regresa década sin publicar nuevas obras de ficción—,
a Europa desencantado, indiano él mismo, y tro- Carpentier edita en Barcelona como folleto El
pieza con Juan el Romero, que se dirige a San- derecho de asilo, el primero de sus «diverti-
tiago de Compostela y a quien persuade, con los mentos» de la década de los setenta. Dentro de
mismos argumentos dados antes a él, para que su producción narrativa, además de constituir el
pase a Indias. La lectura directa permite delei- precedente inmediato de su novela El recurso del
tarnos con el espléndido fresco de la vida políti- método, el relato es la primera obra en la cual el
ca y social de la España de los siglos de oro elemento paródico, el humorístico, pasa a un
(excelentemente lograda resulta la inserción primer plano, más allá del tratamiento ocasional
surrealista de Don Juan de Austria en el relato, al cual hemos hecho referencia con anterioridad.
una de las muestras más acabadas de la asimila- La trama expone las vicisitudes de un asilado
ción de las ganancias de este movimiento hecha político inmerso en los rejuegos típicos de la
por Carpentier) y su reflejo en la América colo- política latinoamericana, los que en escala ma-
nizada por ella, que nos espejea el hecho típico yor desarrollará en la novela citada. Estilísti-
del pasaje al nuevo continente en busca de for- camente, Carpentier se nos muestra aquí menos
tuna por sus primitivos colonizadores. Pero la barroco, más directo en su expresión (en el pla-
espiral carpenteriana apunta más lejos, pues el no compositivo el argumento sigue un desarro-
autor alude de modo simbólico a distintas cons- llo lineal, ajeno al acostumbrado juego tempo-
tantes del hombre más allá del marco de la obra: ral), y hace suyos algunos de los procedimientos
su renovada capacidad de ilusión, su eterna pro- narrativos del nouveau roman.
puesta de tareas, su inconformidad con mante- Vista en su conjunto, la obra cuentística de
ner una existencia pasiva. Constantes del hom- Alejo Carpentier pese a su brevedad, hace im-

Untitled-45 496 02/06/2010, 9:35


EL CUENTO 497

posible dejar de referirse a ella al realizar la his- Enrique Labrador Ruiz. Dentro de esa directriz,
toria del género entre nosotros, y resulta de im- en la cual la realidad cubana aparece sublimada y
portancia decisiva en su desarrollo. Sus aportes las problemáticas nacionales se proyectan de un
fundamentales a él, resumidos grosso modo, con- modo universalista, la cuentística de Piñera vie-
sisten en haber llevado a su dimensión más alta ne a constituir el reflejo más crítico, pero tam-
la vertiente imaginativa (desarrollada principal- bién más desalentador, de nuestros dilemas his-
mente en la etapa por autores de tanta monta tórico-sociales; por otra parte, en ese reflejo
para su cristalización como Arístides Fernández, Piñera alcanza a expresar inquietudes y dudas
Eliseo Diego, Virgilio Piñera o José Lezama de un momento en el que los valores del hom-
Lima), al dotarla con algunos de sus más rele- bre contemporáneo se hallaban en una profun-
vantes exponentes —«Viaje a la semilla», «Se- da crisis. Exponentes de la frustración que ca-
mejante a la noche», «El camino de Santiago»—, racterizaba a una buena parte de la sociedad
de imprescindible inclusión al hacer el recuento neocolonial, los relatos de Piñera entrañan, en
de los más significativos relatos producidos en última instancia, una perspectiva de enjuicia-
lengua española; haber igualmente llevado a su miento del entorno más acentuada que la de
cumbre el nivel de realización artística de éstos, Arístides Fernández y la de Labrador Ruiz, y que
coronando con ello la ejemplar labor de renova- difiere de las de otros exponentes de la prosa
ción desarrollada en la etapa por cuentistas del imaginativa como Eliseo Diego, Félix Pita
gran nivel técnico de Lino Novás Calvo, Enri- Rodríguez y José Lezama Lima.
que Labrador Ruiz y Onelio Jorge Cardoso; y En esta etapa, la mayor parte de los cuentos
haber proporcionado a su obra cuentística, con- de Piñera se halla en tres libros: El conflicto
tribuyendo más que nadie a apartarla del estre- (1942), un extenso relato con el que el autor ini-
cho localismo que lastró considerable parte de cia a sus lectores en el conocimiento de su na-
la producción criollista en la etapa, un grado de rrativa; Poesía y prosa (1944), cuaderno que en-
universalidad no alcanzado por ningún otro na- cierra catorce cuentos y un conjunto de poemas,
rrador en nuestra historia literaria. y Cuentos fríos (Buenos Aires, 1956), en donde
Cabría preguntarse cuántos escritores con tan Piñera recoge los del volumen de 1944 e incluye
escasa obra dentro del género han alcanzado otros nuevos.
como él, dentro de éste, semejante dimensión Atendiendo al hecho de que lo fundamental
continental. Con ella, que por su acusada indi- de esa cuentística fue escrito bajo la influencia
vidualidad y valores propios en modo alguno de preocupaciones casi invariables102 y a que el
puede verse como un simple apéndice o campo grueso de ella se agrupa sólo en un libro (Cuen-
de experimentación para sus novelas, Carpentier tos fríos), resulta lícito juzgar metodoló-
abrió nuevos derroteros a nuestra cuentística y, gicamente inadecuada la descripción de un pro-
mediante la más acabada plasmación artística de ceso evolutivo que en Piñera tiende a ser
las esencias de nuestra identidad latinoamerica- conjetural. Describir ese proceso significaría in-
na, logró proyectarla universalmente. A ningún currir en abundantes tautologías y en continuos
otro autor, entre nosotros, debe tal contribución movimientos de regresión y anticipación den-
el género. [S. Ch.] tro de un material narrativo homogéneo. El exa-
men de aquellos otros relatos elaborados antes
de 1959, pero que permanecieron inéditos hasta
2.3.3.8 Los cuentos de Piñera la aparición en 1987 de Un fogonazo y Muecas
para escribientes, también corrobora ese juicio.
La cuentística de Virgilio Piñera (1912-1979) se Si nos atenemos a lo anteriormente expresa-
integra a la vertiente imaginativa que aparece en do, nos será dable explorar la cuentística pre-
nuestra prosa de ficción a mediados de la década rrevolucionaria de Piñera desde una perspectiva
del treinta, como quedó dicho en las páginas integradora que evitaría lo casuístico en favor
dedicadas a los relatos de Arístides Fernández y de una intelección centrada en las inquietudes

Untitled-45 497 02/06/2010, 9:35


498 ETAPA 1923-1958

más acuciantes del narrador. Esa cuentística po- miento. La violencia del entorno adquiere di-
dría ordenarse bajo denominaciones como las mensiones que originan en ellos la pérdida de la
que siguen: a) cuentos de la mutilación física, b) identidad y la confusión de los valores primor-
cuentos en los que se construyen diversos mo- diales. Inmersos en esta tragedia, a los persona-
delos del mundo, c) cuentos-enigmas de donde jes no les resulta vano refinar y trascender la obra
el autor propone un tipo de juego al que se so- de esa violencia: retan despreciativamente al en-
meterán los personajes, d) cuentos de la obse- torno por la vía de la automutilación. No es po-
sión (las máscaras que adopta la conducta obse- sible el heroísmo de la rebelión directa. La tras-
siva), e) cuentos capsulares y f) cuentos que cendencia del cuerpo se convierte en necesidad
describen y traducen a la ficción los dilemas de perentoria.
la escritura, el proceso creador. Aunque el con- Los automutilados se sienten culpables de no
tenido particular de cada uno de esos grupos de haber sido a tiempo conscientes de ese proceso
cuentos se ciñe a problemáticas concretas abor- que los había estado degradando paso a paso. En
dadas por Piñera, existen entre ellos interpreta- la plenitud de esa conciencia, rectifican la tar-
ciones muy atendibles en la medida en que con- danza, la imperdonable morosidad y, lejos de
fieren unidad al conjunto. proponerse invertir el proceso, lo siguen, lo apre-
Los cuentos del primer grupo aluden a la suran con renovado ahínco. Sin embargo, en el
preeminencia de un ideal cuya preservación se fondo de esa culpa yace otra más: los personajes
acomete a despecho de la integridad física de los se dan cuenta, también tardíamente, de que el
personajes. El anhelo de trascender los límites heroísmo que presidía sus conductas respecti-
del cuerpo, esa añadidura que, según parece de- vas no era sino una falacia, un modo de fingir la
cirnos el autor, pierde importancia en un medio estabilidad y el progreso inexistente en ellos. De
hostil a todo vislumbre de futuro, se convierte manera que ahora ostentan la ética de los desorien-
en meta posible a través de la automutilación. tados, la moral de quienes renuncian a lo mate-
Así, por ejemplo, los protagonistas de «La car- rial y se extravían en una identidad estéril.
ne», «El caso Acteón», «Las partes» y «El cam- Los cuentos incluidos en el segundo grupo
bio» experimentan una mezcla de dolor y de acometen un modelado obsesivo del mundo. En
placer cuando se enfrentan a los agentes mu- ellos la idea de la mutilación se soterra y el au-
tiladores. tor la restringe, convirtiéndola en una circuns-
La mutilación es aquí un proceso de renun- tancia más entre las muchas que engloban el
cias e integraciones que escapa a la lógica habi- acto del modelado. Piñera urde ciertos argumen-
tual, pero que se ajusta a una austeridad expre- tos cuyas características (densidad espacio-tem-
sada a través del sentimiento de lo puro. La poral, índole alegórica de la acción y presencia
pureza que ansían los personajes de esos cuatro concentrada de sentimientos, motivaciones y
textos se halla directamente relacionada con la conductas disímiles) propician la erección de va-
preservación del pensamiento y de algún que rios modelos del entorno. Relatos como «El con-
otro órgano de los sentidos capaz de atarlos al flicto», «El baile», «El álbum» y «Proyecto para
mundo material. La atadura es firme, aunque un sueño» son ejemplos de lo que hemos afir-
precaria: los personajes de la mutilación, como mado.
observan Cintio Vitier103 y José Bianco,104 de- Desde luego, en el ámbito particular de cada
sean sólo un mero contacto con el entorno por- uno de estos cuentos, lo importante en relación
que saben que él es prescindible en su mayor con el modelado es la idea que los personajes
parte. tienen acerca del mundo. Definitivamente aje-
Esos sangrientos ritos ocultan una decepción, nos a toda lógica, escindidos del pasado y del
una culpa y una ética. Los seres a que aludíamos porvenir, los protagonistas sienten la urgencia
están decepcionados de la crueldad a la que el de justificar un presente que se nos muestra ob-
mundo los somete. Deciden completar el mar- jeto de cuidados, de reparos, de atenciones des-
tirio, pero sin exhibir vestigio alguno de sufri- mesuradas. No les interesa otra cosa que lo ba-

Untitled-45 498 02/06/2010, 9:35


EL CUENTO 499

nal porque reconocen en lo trascendente una la naturaleza del entorno que los engloba tenaz-
exigencia cuya aceptación significaría, para ellos, mente. El tipo de juego al que Piñera los somete
movimiento hacia lo desconocido, actividad, es el de los acertijos, las proposiciones laberín-
enfrentamiento, enjuiciamiento de lo que los ticas. Ellas pueden ser noticias que no se espe-
rodea, como nos sugiere Vitier en su trabajo. ran y que reclaman una postura, frases cuyos
Estos personajes se someten, aunque en ocasio- múltiples sentidos esconden uno verdadero, pe-
nes luchan por escapar del influjo de ese presen- ticiones insoslayables, actos en apariencia desli-
te que es, en definitiva, el producto objetivado gados de la vida de los personajes.
de sus obsesiones y sus deseos de colmar el va- Un examen somero de «La condecoración»,
cío, la oquedad de la existencia. «La cara», «El gran Baro» y «El interrogatorio»
De cierto modo, la naturaleza modélica de nos bastará para demostrar la pertinencia de
esos textos se percibe en la invariabilidad del agruparlos bajo la denominación de cuentos-
punto alrededor del cual gira cada argumento. enigmas. El primero se centra en el significado
Con «El conflicto», por ejemplo, Piñera realiza de un obsequio, el segundo muestra la historia
la traducción del existir vacilante y limitado de de un sojuzgamiento alegórico, el tercero depa-
Teodoro a los términos tangibles e inapelables ra al lector los problemas de la incomunicación,
de una cárcel. Para este personaje, la vida discu- y el último recrea dudas inhabituales en torno a
rre entre lo posible (el deseo) y la realidad de lo la identidad.
posible (la satisfacción). Pero como se trata de La índole disímil de los enigmas condiciona la
un inadaptado que es, además, un pusilánime, realización de asedios múltiples a varios persona-
ese discurrir se convierte en movimiento pen- jes que actúan absurdamente, así como el contra-
dular, en encierro, en celda. punto sistemático que se establece entre ellos.
«El álbum» y «El baile» muestran un grupo Estos cuatro cuentos intercambian sus rasgos.
de seres que han perdido, como Teodoro, la ca- El joven de «La condecoración» recibe de su
pacidad de moverse en línea recta y sin retroce- padre un cuentamillas. No comprende el senti-
der. Estos seres carecen de motivaciones, excepto do del obsequio y el padre le explica que el
la de discutir, en forma arbitraria y neurótica, cuentamillas le haría saber exactamente la dis-
los detalles de un acontecimiento social que va a tancia recorrida en años y años de trabajo. El
repetirse («El baile»), o la de examinar unas fo- oficio de viajante —sugiere el autor— sólo es
tografías más reales que el entorno en donde los recompensado con la admisión de una gloria cuya
observadores se desenvuelven («El álbum»). Tan- certidumbre se halla precisamente en el conoci-
to la repetición del baile como la observación miento del desgaste sufrido y de los muchos
del álbum devienen modelos y metas de la exis- miles de metros salvados. El obsequio es, pues,
tencia. Cabe decir que son la existencia misma. la justificación de toda una existencia y expresa,
La libertad con que Piñera transita por el a través de su mecanismo, el carácter mecánico
ámbito de la pesadilla («Proyecto para un sue- y mediocre de aquélla. Esta misma mediocridad
ño»), le confiere al autor la posibilidad de pre- se convierte en modus vivendi de los dos perso-
sentarnos y describirnos otro modelo del mun- najes de «La cara». El rostro enigmático del an-
do: espacios poblados por enormes edificios tagonista, un hombre curtido por la soledad y la
cuyos habitantes son sistemáticamente confina- desesperanza, resulta tan atractivo como odio-
dos al terreno de la irrealidad y condenados a so. En el desenlace del cuento, Piñera nos mues-
soportar torturas de todo tipo. En este cuento tra una solución del conflicto tanto más absurda
hay, además, una crítica a la despersonalización y grotesca cuanto más se acerca a lo sublime. El
irreversible de la ciudad moderna. rostro del desconocido, de ese hombre común,
A través de los cuentos del tercer grupo, se magnifica en el nivel de la divinidad al mismo
Piñera explora las reacciones de sus personajes. tiempo que se reduce a lo horrible. Estas últimas
Al mismo tiempo, ellos perciben, siquiera de un operaciones encuentran en «El gran Baro» una
modo fugaz, la situación en que se encuentran y continuidad menos ilusoria: Baro, otro hombre

Untitled-45 499 02/06/2010, 9:35


500 ETAPA 1923-1958

común, sólo había acertado en la vida a lanzar de ese personaje se va incrustando en la mente
discursos sombríos y sin relieve. De pronto es del narrador-protagonista, de manera que ya no
compelido a hacer lo contrario: deberá actuar puede dejar de pensar en el ministro ni en la ba-
como payaso. Su actuación es tan verídica y nalidad de sus actos más externos. El antihéroe
desata tantos malentendidos, que lo conduce a de «El enemigo» se teme a sí mismo porque des-
la muerte y da lugar a la disolución de su identi- cubre que un miedo inmotivado le acecha. Ese
dad. La conducta de Baro es objeto de largas mismo es un contradictor invisible que a causa
inquisiciones, trasunto de las cuales podría ser, de esta condición se diversifica y adquiere pro-
en una dimensión más concentrada, y tal vez por porciones irreales, aunque capaces de degradar
ello más compleja, el cuento «El interrogatorio». al personaje. Se diría que él empieza por some-
Sin embargo, éste no nos narra una historia sino terse a un discreto autoanálisis y que se muestra
el remate de una historia, es decir, las conclusio- objetivo al estudiar la historia de sus temores,
nes en torno al análisis de esa existencia que se pero luego Piñera se encarga de demostrarnos
reduce a un mínimo de detalles. El personaje en- que el personaje es, desde el principio, un visio-
causado sostiene su identidad, mientras que el nario de lo atroz, un individuo cuyo problema
interrogador, en una reducción al absurdo de los esencial carece de explicación dentro del cerra-
elementos constitutivos de esa identidad, termi- do ámbito narrativo que el autor le depara. En
na por sembrar la duda en aquél. La solución del «La gran escalera del Palacio Legislativo», el amor
problema del ser —parece decirnos Piñera— no al detalle plástico es la cobertura de la obsesión.
radica en la del mero existir. La minuciosa trama en que se envuelven los per-
La conducta obsesiva exhibe máscaras que el sonajes de «Unas cuantas cervezas» es un mero
lector debe eludir si pretende acceder a un co- pretexto, un disfraz bajo el cual yacen sentimien-
nocimiento cabal de aquéllas. Los cuentos del tos de venganza.
cuarto grupo focalizan —cada uno de ellos a tra- En los cuentos capsulares —el quinto grupo
vés de procedimientos diversos y entornos dra- aludido al principio— Piñera acentúa los rasgos
máticos disímiles— una especie de neurosis que que, como sugiere José Rodríguez Feo en sus
aparentemente no se relaciona con la naturaleza artículos de 1960 y 1989,105 caracterizan en tér-
particular de los personajes y que, por esa ra- minos generales el estilo de su obra narrativa:
zón, tiende a señalar sus orígenes en una zona adjetivación exigua, léxico preciso y frases que
hostil de la realidad. Sin embargo, la lectura aten- no admiten, en consecuencia, ambigüedad algu-
ta de relatos como «La gran escalera del Palacio na. Estos textos breves se distinguen, en espe-
Legislativo», «El señor ministro», «El enemigo» cial, por la diversidad de niveles de lo material y
y «Unas cuantas cervezas» demuestra que, inde- lo espiritual en los cuales se internan. No es aven-
pendientemente de aquella hostilidad, Piñera ha turado suponer que en las interconexiones exis-
tenido la intención de separar en alguna medida tentes entre ellos latía la intención, por parte del
a esos personajes de su entorno, de modo que el autor, de conformar una serie, una línea inde-
divorcio entre él y ellos justifique las operacio- pendiente en el sentido estructural de la organi-
nes de magnificar sentimientos obsesivos y de zada por los relatos más largos. Así ocurre, por
amplificar las secuelas de la ensoñación. En es- ejemplo, con estas viñetas: «El parque», «El co-
tos cuatro textos aparece un Piñera básicamente mercio», «La boda», «La batalla», «En el insom-
lúdicro (el juego es una de las vigas centrales de nio», «El infierno», «Una desnudez salvadora»,
su narrativa), como sostiene la mayor parte de «Natación» «La montaña» y «La locomotora».
los críticos, sin que ello permita afirmar que el Se trata de situaciones, atmósferas, sentimien-
autor ha dejado de interesarse en los efectos de tos, actitudes y problemas que Piñera expone con
determinadas zonas de la realidad histórico-so- rapidez. El narrador exhibe una gran objetivi-
cial sobre el individuo. dad y se limita a ofrecer informaciones en ex-
El sobrio examen de la personalidad del mi- tremo concisas. Esto sucede independientemen-
nistro oculta formas de lo banal. La monotonía te de los asuntos que el autor se propone abordar.

Untitled-45 500 02/06/2010, 9:35


EL CUENTO 501

La narración capsular permite a Piñera el ra) con respecto al autor (el escribiente) y a los
adentramiento rápido en mundos cosificados, posibles lectores. Estos se convierten en perso-
deshumanizados, mecánicos. El estado en que najes sin abandonar la condición que los distin-
se hallan los personajes se refleja en un hondo gue: son consumidores de literatura. En calidad
mutismo y en una conducta fría que los hace de personajes, los lectores se identifican con el
inmunes al asombro, a la risa, a la tristeza. El yo diversificado del autor, al mismo tiempo que
propósito de describir esa conducta da origen a evaden comportarse de un modo que los iguale
la preeminencia que adquieren los objetos a los protagonistas. Hay, sin embargo, ciertas
—Vitier106 y R. G. Gilden107 aluden a esto—, los circunstancias de la acción que indican lo con-
detalles más banales del paisaje y las caracterís- trario.
ticas menos relevantes del entorno («El parque», El creador se autoexamina y se somete a una
«El comercio» y «La boda». El interés de Piñera vigilancia exhaustiva. Esa vigilancia se centra es-
por esos mundos se suma al que revelan cuentos pecialmente en las motivaciones del proceso de
como «La batalla», «La montaña» y «Natación»: creación. Piñera nos muestra, a través de un des-
al autor le preocupa el proceso de surgimiento, enfado que limita con lo grotesco, las interiori-
desarrollo y apogeo de una angustia expresada a dades de ese proceso. Además, pone al desnudo
través de la falta de sentimientos. Lo afectivo se la psiquis de sus personajes-escribientes, acce-
halla ausente, y en su lugar Piñera coloca, como diendo así a lo autobiográfico. Piñera confiere
expresa Tomás López Ramírez,108 un causalismo al oficio de escritor una seriedad que es, sin em-
férreo que no permite digresiones atenuantes ni bargo, cuestionada y ridiculizada por él mismo
consideraciones que se aparten de ese rigor in- desde dentro de la ficción.
humano. Un ejemplo de ello es «En el insom- Lo lúdicro amplía las posibilidades de resca-
nio». Otros cuentos de este grupo penetran en tar del proceso de la escritura matices que un
el ámbito de la irrealidad, o se basan en aspectos discurso unidireccional sobre la creación, es de-
magnificados de la neurosis que desbordan el lí- cir, un discurso objetivador del curso externo
mite entre la vigilia y el sueño («Una desnudez de ese proceso, sólo alcanzaría a vislumbrar. En
salvadora», «La locomotora» y «El infierno»). «Concilio y discurso» la literatura se asume
El absurdo es aquí un modus operandi sin orí- como imprevisión e improvisación, mientras
genes ni historia visible. El comportamiento irra- que en «Muecas para escribientes» se la distin-
cional de los personajes se muestra como algo gue a modo de desdoblamiento, de separación
inherente a ellos. Los textos capsulares se ase- artificial entre el autor y su mundo interior (el
mejan a segmentos significativos que el autor escritor y el objeto de la escritura). El tipo de
extrae de la realidad (el mundo interior de los composición mostrada por el primer cuento
personajes o el mundo exterior en que ellos se revela que el concilio papal es el discurso de
insertan). Cada una de las narraciones ofrece una Piñera y, de igual modo, la historia del conci-
idea particular cuyo sentido depende de preocu- lio. El objeto (el concilio) contiene su propia
paciones generales del autor. Estas otorgan uni- explicación, su propia antítesis, su propio signi-
dad a los textos. ficado. La forma de «Muecas para escribientes»
Los dilemas del proceso creador, abordados se funda en lo consecutivo, en la contigüidad de
por Piñera en los cuentos del sexto y último gru- dos variaciones provenientes de un esquema ini-
po, se resuelven fundamentalmente en dos lar- cial, primario.
gos relatos: «Muecas para escribientes» (1947), Éstas son, grosso modo, las problemáticas a
que se halla dividido en tres partes —«La risa», las que Piñera se acerca a través de los cuentos
«Vea y oiga» y «Lo toma o lo deja»—, y «Conci- que escribió antes de 1959. Ellas pueden des-
lio y discurso», ambos del libro que toma su tí- lindarse según se ha hecho, pero sin soslayar una
tulo del relato de 1947. cuestión que las engloba y que constituye la base
El autor fija su atención en las complejidades sobre la cual descansa toda la narrativa del au-
y las consecuencias del acto creador (la literatu- tor: la lógica del absurdo.109

Untitled-45 501 02/06/2010, 9:35


502 ETAPA 1923-1958

Es necesario mencionar los elementos que, en bremente—, Piñera nos ofrece una visión pro-
términos generales, dan origen a esa lógica: la pia de nuestro pasado neocolonial. Esa visión
conciencia del extravío ético del hombre, la logra ser universal en la medida en que aprehen-
sistematicidad de las vivencias alienatorias y la de lúcidamente lo singular. [A. G.]
necesidad de imprimir coherencia literaria a ese
extravío y a esas vivencias con el fin de apresar
la esencia de un modus vivendi irracional. 2.3.3.9 La obra cuentística de O. Jorge Cardoso
El escritor abstrae del entorno vital inmedia-
to los indicios de cosificación del ser humano. Entre los escritores que abordan en su obra la
La abstracción es una forma de oposición al en- problemática social nacional con propósitos
torno, oposición que es tanto más eficaz cuanto definitorios de su esencia y reivindicativos en
menos se acerca a lo trágico. Como sostiene una cuanto a las clases y sectores del ámbito rural,
parte de la crítica, el humor contribuye a la soli- sobresale, sin dudas, Onelio Jorge Cardoso. Mil
dificación de ese universo literario del absurdo, novecientos cuarenta y cuatro es un año clave
un universo que se define en los excesos de una para su cuentística: aunque ya ha publicado al-
irracionalidad ocasionalmente festiva y siempre gunos cuentos en revistas y obtenido premios
plena, inquebrantable, protegida de los asedios y menciones por algunos de ellos, su práctica
de la razón y la pasión cotidianas. Se trata, en literaria, hasta ese año, puede ser considerada
fin, de una lógica cuya existencia puede expli- como de aprendizaje y búsqueda de su mejor
carse si atendemos a la naturaleza del reflejo que expresión. En esos, sus primeros cuentos, el
el autor nos ofrece en sus cuentos: un reflejo autor alcanza, sin grandes preocupaciones es-
altamente distorsionado de la deshumanización, tructurales, eficacia comunicativa a partir de
como declaran muchos críticos. Es preciso su- rasgos de realidad tomados de la tradición
brayar esto porque la distorsión está condicio- cuentera del cubano; sin embargo, aún no ha
nada por aquella necesidad de otorgar coheren- logrado, como sí hará después, conformar ar-
cia a ese mundo que aparece en los cuentos y, tísticamente la esencia de la fabulación popular
principalmente, por la sensibilidad de Piñera ante ni desarrollar asuntos que, sin perder su indivi-
el desorden ético del hombre, caos en el que se dualidad en tanto hechos o procesos únicos, se
funda una angustia. Esta última cuestión cons- proyectan hacia significaciones de mayor ge-
tituye un factor condicionante al que se debe neralidad. Su obra comienza a manifestarse en
sumar otro que, en las décadas del cuarenta y el esa dirección a partir de relatos como «El cuen-
cincuenta —los años de apogeo de nuestra tero», «Mi hermana Visia», «Camino de las lo-
cuentística y de la interiorización de diversas mas», «Nino», todos de 1944. Desde esa fecha
conquistas del vanguardismo entre nosotros—, hasta aproximadamente 1952, la cuentística de
funciona de modo particularmente notable: la Onelio Jorge Cardoso va a coincidir en cuanto
influencia de la literatura existencialista, del tea- a los propósitos más generales y algunos ele-
tro del absurdo y de otras formas de la cultura mentos del enunciado artístico, con la llamada
que practican un sondeo de sesgo ontológico en corriente criollista del cuento cubano; sin em-
la decadencia moral del ser humano, las proyec- bargo, su perspectiva trascendería, en aspectos
ciones más típicas de esa decadencia. bien relevantes, los presupuestos ideoestéticos
Así vistos, estos cuentos de Virgilio Piñera del criollismo.
registran y concentran las experiencias de la alie- Entre esos aspectos, el más importante es la
nación, operaciones que son valiosas y eficaces proposición de un modelo narrativo no simple-
porque trascienden la realidad inmediata que las mente reproductor de la situación de desampa-
provoca. Ceñido a aquellas experiencias y a sus ro del campesino o del obrero agrícola, sino uno
secuelas —el examen de un mundo que se reor- que contribuyera al análisis de los elementos
ganiza en la imaginación a partir de evidencias ideológicos, políticos, culturales, éticos que lo
concretas y susceptibles de ser interpretadas li- informan, de lo que resulta una visión totaliza-

Untitled-45 502 02/06/2010, 9:35


EL CUENTO 503

dora de la realidad, desde una perspectiva de cla- cotidiana de la población rural. Para ello se vale,
se, lo que supone, dentro de la especificidad del en varias ocasiones, de personalidades excepcio-
discurso narrativo, una redefinición del proble- nales que recogen el sentir de la colectividad y
ma nacional desde las clases populares, en la que actúan en consecuencia, lo que los convierte en
se contemplen tanto las estructuras económicas modelos paradigmáticos, aunque inalcanzables,
como los elementos integrantes de la personali- de la conducta colectiva. Generalmente estos
dad nacional aportados por esas clases, como su personajes (Nino en el cuento homónimo, el
idiosincrasia, sus tradiciones, sus valores cultu- hermano de Vicente Naranjo en «Camino de las
rales y su propia experiencia cotidiana. lomas», Amaranto en «Una visión», Martínez en
Estos propósitos se van a mantener y enri- «Los carboneros» o el viejo Lucas en «Hierro
quecer en su cuentística posterior a 1952, cuan- viejo») son hombres recios, valientes, dignos, de
do ya el criollismo, en tanto corriente con de- pocas palabras —casi siempre sentenciosas. El
terminada significación dentro de la cuentística respeto y la admiración por este tipo de perso-
cubana, ha cumplido su ciclo vital. Hasta 1961, naje se afirman en el plano composicional al ser
año que cierra la segunda etapa de la obra presentados —ellos y sus historias— por un per-
oneliana, la contradicción escritor-sistema so- sonaje-narrador al que, muchas veces, el primer
cial va a seguir informando, en última instan- narrador cede la palabra.
cia, el ideal estético del autor, aunque —salvo El hecho de centrar el conflicto en un perso-
excepciones— lo político-social no forma par- naje con características no comunes, no evita la
te, de manera directa, de la base ideotemática capacidad del relato de referir una variedad ma-
de sus relatos, sino que se deduce, mediante la yor de vivencias, sobre todo porque —explícita
experiencia receptiva, de la situación organiza- e implícitamente— se establece la dicotomía
da en cada uno de ellos y de todo su sistema fuerte-débil, aludiendo, por una parte, a la divi-
expresivo. sión clasista de la sociedad de entonces, y por
A diferencia de muchos narradores latinoa- otra, interpelando indirectamente al campesina-
mericanos —incluidos los cubanos— de la dé- do para que se constituyera en agente potencial
cada del 40 y el 50, Onelio Jorge Cardoso no de conductas sociales.
pretende un receptor culto, especializado y apo- Síntesis de las potencialidades expresivas de
lítico. Su obra se dirige no sólo a aquellos que, Onelio Jorge Cardoso, «El cuentero», pieza que
consciente o inconscientemente, marginaban a ha merecido ser incluida en casi todas las anto-
los elementos populares, excluyéndolos, de he- logías cubanas sobre el género —y en no pocas
cho, del discurso cultural, sino a los propios sec- extranjeras—, se inscribe también en la primera
tores marginados. A pesar de condiciones ad- etapa de la cuentística del autor; sin embargo,
versas, como la escasa difusión de este tipo de sus valores señalan hacia su obra madura. Sin des-
literatura, de la indiferencia oficial, del alto gra- contar sus cualidades intrínsecas, «El cuentero»
do de analfabetismo de la población y de otros exhibe más de un elemento de significación: con
escollos, Cardoso escribía para un potencial in- él, Onelio Jorge Cardoso iniciaría una temática
terlocutor popular, un sujeto social que podría que constituye, en cuanto a posibilidades de
reconocerse en los personajes de sus cuentos y sugerencia y a la universalidad de sus proposi-
podría, por tanto, reivindicar su identidad, sus ciones, la de mayor trascendencia en su obra
valores, sus derechos y la legitimidad de su ex- narrativa: el tratamiento de los valores espiritua-
periencia cotidiana y sus tradiciones culturales, les como parte inalienable de la condición hu-
en el contexto de las relaciones sociales. mana. Dicha temática la desarrollará con los pre-
En la primera etapa de la producción oneliana, supuestos de la población social que ha escogido
la propuesta ideotemática del conjunto de cuen- como fuente de su población literaria: los hom-
tos parte, fundamentalmente, del interés del au- bres y mujeres del campo, de pequeños pobla-
tor en mostrar, de manera representativa, expe- dos e incluso de espacios urbanos, pero siempre
riencias extraordinarias enmarcadas por la vida pertenecientes a sectores populares.

Untitled-45 503 02/06/2010, 9:35


504 ETAPA 1923-1958

Estructurado sobre la base de la tradición de trando historias en las que no sólo se tratan los
los cuenteros populares cubanos, «El cuentero» efectos de la injusta estructuración social en
propone una confrontación entre la necesidad cuanto a sus necesidades económicas, habita-
del ser humano de obtener la verdad objetiva y cionales, educativas, sino también —como con-
el reclamo «igualmente válido» de verdades ar- secuencia de esas condiciones y de la tradición
tísticas. Los compañeros del fantasioso prota- machista de la sociedad cubana— la imposibili-
gonista de «El cuentero» se rebelan ante la men- dad de dirigir sus destinos hacia el logro de una
tira «representada por sus hiperbólicos relatos», vida plena y feliz, superobjetivo por el que lu-
pero precisan la satisfacción estética que éstos chan casi todos las protagonistas de los cuentos
les ofrecen. La imaginación y la fantasía, legíti- de Onelio Jorge Cardoso.
mas en sí mismas como parte de la dimensión Si en «Mi hermana Visia» —único represen-
humana, funcionan en este cuento como repre- tante de esta temática en la primera etapa— la
sentantes de valores más generales, al referirse, necesidad de ampliarse el horizonte de expecta-
mediante su carga alegórica, a nociones de la tivas lleva a una muchacha campesina —pobre,
cultura espiritual del hombre. La totalidad del pero con posibilidades reales de supervivencia—
cuento se proyecta, además, hacia otras cuestio- a buscar en la ciudad las oportunidades de reali-
nes de orden gnoseológico, como el tratamien- zación que el campo le niega, en «Estela» (1956)
to de la dialéctica de la esencia y la apariencia, la es la miseria en que quedaban sumidas las muje-
importancia del factor subjetivo en la realización res cuando moría o se alejaba el hombre de la
artística, el carácter transformador del arte y la casa, lo que la obligaba a tratar de subsistir en
universalidad de los requerimientos estéticos. una pequeña población, mediante el trabajo asa-
A partir de «El cuentero», otros relatos de este lariado, para el cual su endeble salud no estaba
cariz aparecerán en todos los libros de Onelio preparada. Leonela, la protagonista del cuento
Jorge Cardoso hasta conformar un verdadero de igual nombre, no tiene, como Visia, la opor-
sistema ético-estético acerca de la creación y la tunidad, si bien fallida, de buscar su propio des-
recepción de productos culturales. La mayor tino, o como Estela, de tratar de huir de la mi-
parte de esta temática la desarrollará después de seria mediante el trabajo, aunque éste fuera
1962, pero ya en la segunda etapa, como se verá, insalubre, agotador y mal pagado, sino que tie-
escribe algunos de los más significativos ejem- ne que aceptar, contra su voluntad, una forma
plos de ese propósito ideoestético que comen- de prostitución por mandato de su padre y her-
zó exitosamente con «El cuentero». manos. En los tres casos, sin embargo, la muer-
Varios elementos, tanto del plano ideo- te de las muchachas es el único resultado de sus
temático como composicional, aconsejan seña- afanes.
lar una segunda etapa en la obra oneliana que se En «Después de los días» (1955), la concep-
ubicaría entre 1953 y 1961, cuando aún la in- ción —históricamente conformada— de que la
fluencia del triunfo de la Revolución cubana, que mujer no puede realizarse plenamente sino a tra-
marcará su obra posterior, no se ha manifestado vés de la maternidad, provoca el conflicto cen-
en su sistema temático-expresivo. En esa segun- tral del cuento; el desamparo y sumisión de la
da etapa, las personalidades extraordinarias que mujer rural da sentido a «En la ciénaga», en el
asumían la representatividad de la conducta ideal que se desarrolla el tema de la brusca, pero inne-
de toda la población literaria ceden terreno a gable solidaridad de los cenagueros en medio de
personajes e historias más comunes, con la úni- la miseria, la incomunicación y la imposibilidad
ca excepción de Guadalupe, el protagonista de de la más mínima realización humana.
«En la caja del cuerpo» (1954), que parece resu- Aun en cuentos en los que la perspectiva del
mir y llevar a su máxima expresión la caracteri- narrador no sigue las acciones de algún perso-
zación de los protagonistas recios y parcos de la naje femenino («El hombre marinero»), o en
primera etapa. No por casualidad aparecen con aquellos que están estructurados sobre la base
mayor asiduidad los personajes femeninos, cen- de la sátira a determinadas actitudes («Memé»),

Untitled-45 504 02/06/2010, 9:35


EL CUENTO 505

se mantiene la reflexión sobre la condición su- logra la fortuna y la felicidad, con la realidad de
bordinada de la mujer, siempre con una perspec- un joven pobre, fantasioso e ilusionado con la
tiva en simpatía con ella. «El hombre marinero» idea de «llegar a algo algún día», como el prota-
(1956) aborda, indirectamente, la situación de gonista del filme que acaba de ver.
la mujer en una sociedad signada por la volun- Entre los principios sobre el hecho estético
tad masculina: un caso de adulterio lleva al sui- más reiterados en la obra de Onelio Jorge, está
cidio a un pescador, no por el abandono de su el que se refiere a la relación sujeto artístico-so-
compañera, sino por las incesantes burlas que ciedad, apuntado ya de alguna manera en «El
recibe de quienes lo rodean. Por su parte, Memé, cuentero» e iniciado como centro temático en
en el cuento homónimo, representa, al igual que «Los cuatro días de Mario Benjamín» (1958). En
Leonela, la sumisión a los dictados paternos a este relato —en el que el autor inaugura la na-
que era obligada la mujer cubana en la seudo- rración monologal en segunda persona—, la re-
rrepública. La psicopática invalidez de la prota- lación antes dicha se identifica con la de sensibi-
gonista proviene de la desobediencia de que fue lidad poética-práctica social. Un buen poeta es,
capaz al casarse con un hombre no aceptado por según la proposición de este relato, «primero
su padre. El complejo de culpa la hace pagar con corazón y luego consonancias medidas o versos
la inmovilidad tal desacato, castigo que sólo pue- libres»; pero ese poeta —que podemos interpre-
de ser roto por una fuerza superior a la repre- tar como singularización de la intelectualidad
sentada por la voluntad paterna, en este caso una toda—, al poner su talento al servicio de la co-
también falsa «agua bendita». lectividad en las sociedades divididas en clases,
Siete de los once cuentos publicados en libros, ha de estar dispuesto a enfrentar los riesgos que
escritos en la etapa, tratan directa o indirecta- esa sociedad crea para el artista. En este caso el
mente sobre la situación de la mujer en la socie- protagonista pretende, en medio de un mundo
dad. En todos los casos, el autor está de parte de hostil, concretar sus ilusiones y fantasías en un
ese sector humillado y discriminado en el pasa- bien colectivo: la construcción de un gran par-
do, y hace énfasis en su dignidad y en su dere- que infantil. El autor organiza su fábula en sim-
cho a una vida más plena. patía con este personaje, al que caracteriza a par-
El tratamiento de los valores espirituales es tir de una relación de solidaridad; sin embargo,
la otra temática de importancia en la segunda en el juicio de la actividad del poeta, que sugiere
etapa de la cuentística oneliana. En esta vía una valoración del papel del intelectual en la so-
Onelio Jorge escribirá, después de «El cuente- ciedad, está implícita la crítica a la debilidad de
ro», dos narraciones —«La rueda de la fortuna» éste, en cuanto a su ingenua confianza en los
y «Los cuatro días de Mario Benjamín»— antes deshonestos representantes del poder, la cola-
de dar a conocer «El caballo de coral», uno de boración con ellos y la respuesta —evasiva— a
los momentos más altos y significativos de su la frustración de su ideal.
obra toda. De este modo, desde una relación de oposi-
«La rueda de la fortuna» (1957), sin llegar a la ción en última instancia, el autor aporta a su te-
excelencia de otros ejemplos, propone una re- mática sobre los valores espirituales el tratamien-
flexión sobre la deformación que pueden lograr to de la función ético-social, no ya de la obra
los medios de comunicación masiva en la fanta- literaria, sino del sujeto artístico, representado
sía natural del hombre y en su afán de mejorar por Mario Benjamín. Este tema lo va a reiterar,
sus condiciones de vida. Organizado con recur- con variaciones, en otros relatos; entre ellos «El
sos humorísticos —hasta entonces no muy uti- caballo de coral», básico en la temática que se
lizados por el autor— y en un espacio urbano, al aborda, por sus multifacéticas proposiciones
contrario del resto de sus cuentos hasta el 61, ideoestéticas.
«La rueda de la fortuna» contrapone la historia Si el conflicto de «El cuentero» se centra en
edulcorada y falsa de «un muerto de hambre del la relación verdad objetiva-verdad artística, en
cine», quien con su solo esfuerzo e inteligencia «El caballo de coral» esa relación será, sobre

Untitled-45 505 02/06/2010, 9:35


506 ETAPA 1923-1958

todo, necesidad material-necesidad estética. Un Candela, perfectamente percibidas por sus oyen-
aspecto salta desde la primera lectura: la inquie- tes —y los lectores—como «mentiras», las que
tud cognoscitiva de los dos personajes principa- remiten a lo fantástico o más bien a lo fantasio-
les, quienes, con las lógicas variantes deter- so. En «El caballo de coral» ninguno de los pes-
minadas por su distinta ubicación clasista, cadores del Eumelia ha visto el caballito; ni si-
garantizan lo general de los requerimientos es- quiera Lucio, el joven langostero que narra la
téticos. Un joven pescador de langostas, con historia, está seguro de haberlo visto sino en los
hambre de pan y afán de conocimiento, de apre- afiebrados ojos del rico. Esta diferenciación en-
hensión del mundo que lo rodea, desarrolla, tre el mundo objetivo y la percepción fantástica
mediante un estímulo, la inquietud estética; un de algunos aspectos del mismo, que hacen que
hombre rico, harto de pan y con suficiente cul- el lector esté consciente de los límites entre la
tura, necesita igualmente satisfacciones espiri- realidad y la fantasía, se limitará hasta casi
tuales, lo que hace pensar al pescador que «el desaparecer en la obra madura del autor cuando
hombre tiene dos hambres», frase que puede tanto él como su lector han ido aprendiendo su
servir de lema al ensayo que sobre la cultura es- práctica, su ideología, su ética.
piritual realizó Onelio Jorge en buena parte de El hecho de desarrollar en un contexto popu-
su obra. La condición social de cada uno de los lar sus concepciones acerca de asuntos de índo-
dos personajes principales es, en este relato, in- le cultural, como lo ha hecho Onelio Jorge Car-
dispensable para el desarrollo lógico de la ima- doso, tiene varias connotaciones trascendentes.
gen artística, teniendo en cuenta, sobre todo, la No se trata de elucubraciones de élites inte-
época en que se ubica la acción. lectuales, ni de operaciones valorativas de un
Desde el punto de vista literario, el hombre autor ajeno al mundo que presenta. Son los
rico, además de ser uno de los polos para la de- hombres y mujeres del pueblo —que en el pa-
mostración de la indefectibilidad de los valores sado pertenecían a sectores marginados por las
estéticos, funciona como portador de la concien- formas culturales hegemónicas— los que pro-
cia artística como fuerza transformadora de la ducen y reciben —y aun juzgan— las mani-
realidad y de la vida espiritual del hombre; el festaciones artísticas, y estos parten de su pro-
pescador, receptor de esa conciencia dentro del pia experiencia, de sus tradiciones y de «una
mundo presentado en el cuento, se transforma, forma de conciencia muy avanzada», como ha
mediante la ampliación de su marco de referen- expresado el propio autor. Hay, pues, no sólo
cias y preocupaciones, en emisor —en este caso una intención reivindicativa de la cultura po-
dirigiéndose al lector implícito— de esos valo- pular —cuyos inicios se sitúan en estos cuen-
res, a partir de su propia comprensión de las dos tos—, reconociendo su carácter activo a través
«hambres» humanas. de sus elementos integrativos, sino una propo-
La utilización de elementos del espacio argu- sición de universalidad de los valores culturales,
mental con función simbólica ya había sido prac- no de manera abstracta, sino precisamente des-
ticada por el autor en cuentos anteriores, como de la perspectiva de esas clases y sectores popu-
el gajo de naranjo de «Hierro viejo», o la mosca lares.
de «En la caja del cuerpo», pero es en «El caballo Los propósitos ideoestéticos del autor han
de coral» donde por primera vez el relato de los tenido una verdadera objetivación, dentro de lo
acontecimientos se centra en un símbolo, toma- específico literario, mediante una facturación
do, por demás, del mundo de lo fantástico: un artística que se corresponde adecuadamente con
pequeño caballito rojo que, según el hombre ellos. Basar una cuentística en la vida y preocu-
rico, galopa por el fondo del mar. paciones de clases populares en un país deter-
En este relato —como también en «El cuen- minado, exige un sistema expresivo que no trai-
tero»—, el tratamiento de lo fantástico deja sen- cione su carácter, cultura, historia, y que logre
tada la verosimilitud de los acontecimientos. En con los instrumentos de la fabulación narrativa,
el cuento de 1944 son las fabulaciones de Juan una interrelación activa entre la realidad y su

Untitled-45 506 02/06/2010, 9:35


EL CUENTO 507

plasmación estética. Esto lo logra ampliamente oralidad, ese tono de verosimilitud —por muy
Onelio Jorge, sobre todo en cuanto a la reorga- fantástico que sea lo tratado— que contribuye a
nización, en el plano de la expresión literaria, acortar la distancia entre autor y lector. En las
del habla rural. En la obra de este autor, la rela- etapas que tratamos, sólo nueve de veintidós
ción entre el habla como comunicación social y cuentos (publicados en libros) utilizan la técni-
su enunciado artístico se produce de manera ca de la omnisciencia, y aun en ellos el recurso
coherente, gracias a la capacidad de discernimien- está limitado por la perspectiva del narrador y la
to y síntesis de lo esencial y lo aparencial en cuan- influencia del enunciado de los personajes en su
to a formas de comunicación de los hombres y lenguaje, lo que lo acerca más a un discurso con-
mujeres que le sirvan de fuente. tado por un testigo innominado que a la voz
Apenas se encuentran en su obra transcrip- autoral.
ciones fonéticas del habla rural, como era co- Los procedimientos para la narración por
mún en buena parte de la narrativa cubana y la- medio de personajes no son nada simplistas en
tinoamericana en general, que pretendía captar la obra oneliana. En algunos casos («El cuente-
rasgos típicos regionales; tampoco hay regodeo ro», «Nino», «Una visión», «En la caja del cuer-
pintoresquista en el uso de refranes, frases he- po») dos personajes se distribuyen la función
chas, giros sintácticos de uso común, lo que lo narrativa: uno de ellos presenta al que relata una
distancia de la narrativa eminentemente costum- acción enmarcada. No siempre esa acción cen-
brista y en especial de la mayoría de los autores tra el interés del cuento. Si en «Nino», «Una vi-
criollistas. Para lograrlo, el autor ha elaborado sión», o «En la caja del cuerpo», las historias de
artísticamente una fecunda materia prima que los segundos narradores aportan el conflicto cen-
conoce desde la infancia: el sistema lingüístico tral, en «El cuentero» son las acciones y reaccio-
de los cuentos onelianos parte de la aprehen- nes que va refiriendo el primer narrador —in-
sión de las características esenciales del habla cluyendo la presentación y descripción de Juan
rural cubana, entre ellas un determinado ritmo Candela— las que dan sentido a los relatos in-
interno y una organización sintáctica particu- sertados y a toda la obra. En la totalidad de los
lar, además de la tradición sentenciosa y el ha- casos, sin embargo, hay una estrecha relación
blar por imágenes, cuya base analógica se en- dialéctica entre los dos narradores y sus respec-
cuentra en el propio entorno natural. Este tivas historias.
sistema expresivo verbal que complementa la El narrador-personaje no sólo tiene la función
coherencia del mundo presentado en sus cuen- de hacer más verídicos los acontecimientos y sus
tos, es el aporte más significativo de la obra actores. Al dejar contar a sus criaturas, Onelio
oneliana a la literatura cubana. Sin negar otros les reconoce, a los sectores poblacionales que le
intentos y aproximaciones, es Onelio Jorge sirven de asunto literario, la capacidad de hacer
Cardoso quien logra romper definitivamente la historia general de una realidad que les es pro-
con la retórica de la narrativa campesinista que pia, con conciencia de su personalidad, su cultu-
inauguran, cada cual a su modo, Jesús Castella- ra y su experiencia, objetivo básico, como he-
nos y Luis Felipe Rodríguez, y ofrecer —de mos visto, de su proyecto narrativo.
acuerdo con su proyecto ideoestético— una vi- Las funciones de los narradores y el relieve
sión legítima del aspecto de la realidad de que se narrativo en general están sustentados por una
trata. estructura armónica y coherente que no deja la
Especial importancia tiene también en Onelio impresión de un complicado esquema de com-
Jorge el trabajo con el narrador. En la mayoría posición previo y que, sin embargo, demuestra
de sus cuentos, éste es un personaje activo que la capacidad del autor en cuanto a la organiza-
no se distancia del mundo presentado; es parte ción eficaz y sugestiva de sus relatos. Desde sus
de ese mundo: actor o testigo de la acción que primeros cuentos, pero sobre todo en los poste-
narra, lo que permite que apenas se note la in- riores a 1944, el autor introduce al lector en un
tervención del autor y se perciba ese aire de cosmos que existe antes de la primera palabra

Untitled-45 507 02/06/2010, 9:35


508 ETAPA 1923-1958

de cada relato. De ahí la importancia de sus ini- Éstos y otros factores, como el hecho de que
cios, que sirven de línea comunicante entre el las descripciones sean mínimas y generalmente
mundo donde se inserta la historia y los aconte- dinámicas, que los personajes se definan por sus
cimientos que ésta recoge. acciones y por lo que de ellos piensa el resto de
Dentro del plano argumental, el trabajo la población fabular, y no por operaciones
tempoespacial es de singular relevancia en la obra valorativas del narrador, que no haya tratamien-
de Onelio Jorge. En muchos de sus relatos, el to excesivo de la circunstancia contextual, y
orden temporal no es cronológico, y el espacio otros, indican que no importa tanto el ser indi-
ofrece complejidades en su tratamiento. Los pro- vidual como la colectivización de determinada
cedimientos en cuanto a estos subsistemas se experiencia, aunque esta intención se objetiva
enriquecerán en su obra mayor, pero son ganan- artísticamente en historias individualizadas, sin
cias tempranas de Onelio Jorge. Los juegos tem- tesis sociológica previa.
porales, en los cuentos anteriores a 1962, se ca- Ajeno al verismo documental de raíz natura-
racterizan por ser, casi siempre, anunciados por lista, Onelio Jorge Cardoso ha desarrollado una
el narrador-personaje, quien presenta determi- cuentística cuyos ejemplos se insertan, sin ex-
nadas retrospectivas o digresiones, y logra, de cepción, dentro del realismo. Un realismo que
manera coherente, una yuxtaposición temporal no se detiene en lo aparencial, sino que va a la
que fluye orgánicamente. esencia de los acontecimientos y seres que le sir-
Otro tanto ocurre con el espacio al que Onelio ven de asunto, para entregar, mediante los ins-
Jorge confiere determinada carga de significa- trumentos de expresión de la obra de arte, una
ción. Así, en «Nino», por ejemplo, la descrip- realidad más profunda, más compleja y no por
ción del lugar donde se produce el acontecimien- ello menos legítima. La amplitud semántica de
to central del cuento apunta hacia la tranquilidad su discurso narrativo, que incluye un acercamien-
y relativa estabilidad del campesino dueño de su to dialéctico entre lo singular, lo nacional y lo
tierra y apegado a ella; este espacio es asaltado universal, permite una efectiva recepción, tanto
por la representación del poder (el cabo Celorio de los lectores cubanos como de otros espacios
Ramos); el equilibrio del campesino no depen- geográficos y socioculturales. Sin evadir un ápi-
diente se rompe, lo que provoca su reacción (el ce su circunstancia epocal, geográfica, histórica,
homicidio) y el resto de los sucesos. Esta acción cultural, los cuentos de Onelio Jorge Cardoso
está enmarcada por otra (el velorio) que se de- escapan a un estrecho marco regionalista para
sarrolla en un espacio social igualmente seman- significar lo verdaderamente universal: el hom-
tizado, que permite conocer las tergiversacio- bre, sus angustias, sus esperanzas, sus realida-
nes sobre el homicidio y las reacciones de des, sus fantasías. Al no resultar de una visión
solidaridad con Nino del segundo narrador. En exterior y distanciada, y gracias a un eficaz mé-
«El cuentero», por su parte, los espacios abier- todo de conformación artística, la síntesis de lo
tos evocados por Candela permiten a sus oyen- cubano que constituye la obra oneliana es tam-
tes ampliar sus horizontes, olvidar el barracón bién una reflexión sobre el hombre y sus circuns-
pobre, mal iluminado y antihigiénico, que es en tancias, sus anhelos y sus necesidades, una vida
definitiva el espacio real donde el cuentero hil- más plena, más cabal. [D. G. R.]
vana sus fabulosas historias.

Untitled-45 508 02/06/2010, 9:35


EL CUENTO 509

NOTAS
(CAPÍTULO 2.3)

1
Ricardo Hernández Otero: La literatura cubana en bajo y la cosificación del hombre, tópicos aborda-
la segunda etapa de la neocolonia. Instituto de Lite- dos en su relato «Sólo acero», escrito a principios de
ratura y Lingüística, La Habana, 1983. la década del treinta.
2 12
Ibíd., p. 19. Adis Barrio: «Los cuentos de Carlos Loveira», en
3 Anuario L/L núm. 17, 1986, Serie Literatura, pp.
Ambrosio Fornet: En blanco y negro. Ob. cit. 109-129.
4
En términos generales, estos defectos —contrarios 13
El libro de Cabrera Infante posee una novedosa es-
a la sensibilidad actual— no fueron objeto de repa- tructura externa que le permite intercalar relatos con-
ros en los años en que aparecen los libros del autor, venientemente fragmentados en los que se aborda el
excepción hecha de los pronunciamientos de Juan asunto de las luchas sociales y la violencia revolu-
Marinello —«Americanismo y cubanismo literarios» cionaria en la ciudad.
(1932)—, aparecidos al frente de la primera edición
14
de Marcos Antilla. Relatos de cañaveral, que corres- José Antonio Portuondo: Cuentos cubanos contem-
ponde a ese mismo año. poráneos. Selección, introducción y notas del autor.
5 Editorial Leyenda, México D.F., 1946.
José Antonio Foncueva (1910-1930), por ejemplo,
15
escribió sólo dos cuentos rurales —«El hijo», publi- La autora publicó en 1960 su novela Mañana es 26.
cado en Aurora en 1928, y «El cangrejo», aparecido Después de la radicación en el extranjero ha dado a
en Bohemia el mismo año, que revelaron en él cier- conocer otros libros, entre los que se destacan algu-
tas cualidades como narrador. nos para niños y jóvenes, así como sus novelas El
6 sitio de nadie y Felices pascuas, obras que resultaron
Marcelo Salinas (1889-?) publicó cuentos rurales a finalistas, en 1972 y 1975 respectivamente, del con-
fines de la década del veinte en la prensa periódica. curso a que convoca la Editorial Planeta.
7
De Rubén Martínez Villena (1899-1934), por ejem- 16
No se quiere decir con esta denominación, como es
plo, se conoce un interesante y logrado cuento rural obvio, que es sólo en esta tendencia donde se obser-
—«Un nombre», recogido póstumamente en Un van contenidos y alcance universales. Más bien se
nombre (prosa literaria) (1940)—, en el que se abor- alude al intento, ostensible en ella, de tratar fenó-
da, desde el punto de vista de la psiquis de dos per- menos y problemáticas de un carácter manifiesta-
sonajes, el contraste entre el campo y la ciudad. mente ecuménico.
8
Susana Montero recogió estos relatos en La estrella 17
Sergio Chaple: «El cuento en Cuba». Anuario L/L.
y otros cuentos (1988), volumen de imprescindible La Habana, núm. 5, 1974, pp. 91-100.
consulta para conocer lo fundamental de la obra
18
cuentística de Aurora Villar Buceta. El adentramiento en realidades foráneas no se vin-
9 cula sólo al magisterio de Hernández Catá. También
El hecho de que no existe aún un acercamiento glo- se siente el influjo de la cuentística norteamericana
bal a estas tendencias nos obliga a hablar de valora- de entonces. Federico de Ibarzábal y Marcelo
ciones específicas, dirigidas al esclarecimiento de los Pogolotti escribieron cuentos ubicados en la reali-
aportes de determinadas figuras. dad estadounidense, incluidos en Derelictos (1937) y
10
Manuel Cofiño: «Prólogo», en Enrique Serpa: Ale- Los apuntes de Juan Pinto (1951), respectivamente.
tas de tiburón. Editorial Arte y Literatura, La Haba- 19
En rigor, es ilegítimo atribuir esa condición a
na, 1975, pp. 5-11. Arístides Fernández, pues ya Esteban Borrero
11
También Regino Pedroso (1896-1983) se acercó a la Echevarría (1849-1906) había dado a conocer su
temática obrera. De ella resaltó la brutalidad del tra- cuento «Calófilo» en 1879 en la Revista de Cuba y

Untitled-45 509 02/06/2010, 9:35


510 ETAPA 1923-1958

ve iniciada la publicación de su noveleta «Aventura pueblo de Cuba.) Editorial Letras Cubanas, La Ha-
de las hormigas» en 1888 en las páginas de la Revista bana, 1989, p. 18.
Cubana. En ambos textos se observa una curiosa 27
combinación de elementos fantásticos e imagina- Roger Bastide: «Prefacio» en L. Cabrera: Anagó. Vo-
tivos. cabulario lucumí (el yoruba que se habla en Cuba).
Ed. CA, La Habana, 1957, p. 7.
20
Véase también la recopilación Cuban Short Stories, 28
realizada por Manuel Pedro González y Margaret S. Una vez en el extranjero, adonde marchó en junio
Husson, publicada en Nueva York en 1942. de 1960, Lydia Cabrera ha realizado, a saber, los si-
guientes trabajos, después de diez años sin que pu-
21
Pueden consultarse, entre otros, los siguientes tex- blicara libro alguno: en 1968, reeditó El monte; en
tos críticos: G. González y Contreras: «La sátira y 1970 Anagó. Vocabulario lucumí, Refranes de negros
el humorismo en Luis Felipe Rodríguez», en Revis- viejos y La Sociedad secreta abakuá; editó un nuevo
ta Cubana, La Habana, 6 (16-18): 255-261, abril- libro: Otán Iyobiyó, las piedras preciosas; en 1971,
junio, 1936; Juan Marinello: «Americanismo y un nuevo libro de ficción, Ayapá: cuentos de Jicotea.
cubanismo literarios», en Luis F. Rodríguez: Marcos En 1972 reeditó Cuentos negros de Cuba y Por qué…
Antilla. Relatos de cañaveral. Editorial Hermes, La cuentos negros de Cuba; en 1973 publicó en Madrid
Habana, 1931, pp. 3-16; Alberto Rocasolano: «Luis La laguna sagrada de San Joaquín, y en 1974 Yemayá
Felipe Rodríguez entre el querer y el poder», en y Ochún, las diosas del agua (Kariochas y olorichas);
Unión, La Habana, 10 (1-2): 123-127, marzo-junio, en 1975, Anaforuana, ritual y símbolos de la inicia-
1971. ción en la sociedad secreta abakuá; en 1976, Francis-
22 co y Francisca, Chascarrillos de negros viejos; en 1977,
Ediciones Gallimard. Algunos de estos cuentos ha-
La Regla Kimbisa del Santo Cristo del Buen Viaje e
bían sido leídos en París ante reducidos grupos de
Itinerarios del Insomnio. Trinidad de Cuba. Como
escritores. Otros se habían publicado, ya traducidos
puede observarse, además de perseverar en la temá-
al francés, en revistas como Cahiers du Sud, Revue
tica negrista con libros nuevos, ha reeditado prácti-
de Paris y Les Nouvelles Littéraires. Fue inicialmen-
camente todos sus títulos, por los cuales era ya fa-
te Francia de Miomandre quien tradujo una serie de
mosa antes de abandonar el país.
ellos y los ofreció al editor Paul Morand, que los
publicó bajo el título mencionado. La primera edi- 29
Suele escribirse ese apellido de esta manera en Cuba
ción de este libro en español tuvo lugar en La Haba- por exigirlo así la ortografía fonética castellana; el
na, en 1940, en la imprenta La Verónica de Miguel apellido, originalmente, es Lachataignerais.
Altolaguirre, con prólogo de Fernando Ortiz. 30
Prólogo de Fernando Ortiz. (Editorial El Arte,
23
Fernando Ortiz: «Dos nuevos libros del folklore Manzanillo [Oriente], 1938, p. 7.)
afrocubano», en Revista Bimestre Cubana, La Ha- 31
bana, 42; Segundo Semestre, 1938, pp. 307-320. Ibíd.
32
24
Ob. cit., pp. 309-310. El propio investigador plan- Susana Montero: «Poesía, realidad y mito en ¡¡Oh
tea la casi seguridad de que no todos los cuentos mío Yemayá!!», en Del Caribe. Santiago de Cuba,
negros coleccionados sean de origen yoruba, pues (7), 1987.
en algunos de ellos es evidente la huella de la civili- 33
José A. Portuondo: «Rómulo Lachatañeré», en su
zación blanca, cuando no están presentes peculiares Cuentos cubanos contemporáneos. Editorial Leyen-
fenómenos de transición cultural, como cuando el da, México D.F, 1946, pp. 191-192.
narrador atribuye a los dioses el cargo de secretario
34
del Tribunal Supremo o el de Capitán de Bomberos. Nicolás Guillén: «Rómulo Lachatañeré», en su Pro-
25
sa de prisa (Crónicas). Tomo II. Editorial Letras Cu-
Estos sistemas mágico-religiosos tienen sus oríge- banas, La Habana, 1962, pp. 100-103.
nes en los cultos sincréticos resultantes de dicho pro-
35
ceso de transculturación, y deben ser interpretados Uno de los cuentos de esa colección, «Ella no creía
como la respuesta rebelde del negro desarraigado de en bilongos», había sido publicado en la Antología
su país natal contra la esclavitud, a modo de del cuento en Cuba (1902-1952) preparada por Sal-
reafirmación personal de su propia identidad. vador Bueno en 1953. La Habana, Ediciones del
26 Cincuentenario.
Lydia Cabrera: El monte. Igbo finda, ewe orisha,
vititinfinda. (Notas sobre las religiones, la magia, las 36
Salvador Bueno: Antología del cuento en Cuba (1902-
supersticiones y el folklore de los negros criollos y del 1952). Ob. cit., p. 99.

Untitled-45 510 02/06/2010, 9:35


EL CUENTO 511

37 49
El «cuarto fambá», dentro de esas concepciones re- Doce cuentos de Historias del juez fueron publica-
ligiosas, es el sitio donde los «ñáñigos» celebran sus dos, entre enero de 1965 y febrero de 1968, en el
sesiones, donde se reúnen para tomar acuerdos de periódico El Mundo y la revista Bohemia. Manuel
obligatorio cumplimiento. Cofiño seleccionó algunos para Enrique Serpa: Ale-
38 tas de tiburón. Selección y prólogo de Manuel
Al respecto, consúltese: El negro en la literatura Cofiño. Editorial Arte y Literatura, La Habana,
folklórica cubana. Compilación, prólogo y notas de 1975.
Samuel Feijóo. La Habana, Editorial Letras Cuba-
nas, 1987. 50
Montenegro nació en Galicia, España. Aunque pudo
39 haber aprendido allí el castellano, los casticismos que
Contiene cuentos de Pablo de la Torriente Brau y de utiliza parecen provenir más de un afán cultista, sin
Gonzalo Mazas Garbayo. En 1962 se publicó Cuen-
una suficiente base cultural, que de su origen.
tos de Batey. La Habana, Ediciones Nuevo Mundo,
que recoge nueve de los doce cuentos originales de 51
Carlos Montenegro estuvo vinculado al movimien-
Torriente Brau. to obrero y comunista cubano. Colaboró como pe-
40
«Pablo de la Torriente Brau», en Cuentos de Batey. riodista en el diario Hoy y el semanario Mediodía.
Ob. cit., p. 11. Posteriormente traicionó esos ideales y se identifi-
có con personeros y grupos batistianos. Al triunfo
41
Ibíd. de la Revolución abandonó el país, y falleció en
42 EE.UU.
Pablo de la Torriente sufrió presidio durante veinti-
siete meses entre 1931 y 1933 en las prisiones del 52
Resulta curioso que ninguno de ellos posea título,
Castillo del Príncipe y La Cabaña, en La Habana, y excepción hecha del tercero: «El primer dios». Los
en la cárcel de Nueva Gerona y Presidio Modelo en restantes sólo pueden identificarse a través del nú-
Isla de Pinos. Ver: «Carta a José A. Fernández de mero que ostentan.
Castro», en Pablo de la Torriente Brau: Cartas cru-
53
zadas (Selección, prólogo y notas de Víctor Casaus). El Mensuario de Arte, Literatura, Historia y Crítica
Editorial Letras Cubanas, La Habana, 1981, p. 35. (1949-1951) y las revistas Espuela de Plata (1939-
1941) y Orígenes (1944-1956) habían dado acogida
43
Ver Diana Abad: «Pablo de la Torriente Brau: biblio- en sus páginas a algunos relatos del autor.
grafía activa», en revista Universidad de La Haba-
54
na, n. 206, abril-diciembre, 1977, pp. 157-194. Sergio Chaple: «El cuento en Cuba», en Anuario L/
44
L núm. 5, 1974, pp. 91-100. La crítica en torno a las
Posteriormente integrado a Presidio Modelo. narraciones de Arístides Fernández ha sido escasa,
45
«105 días preso» fue publicado en El Mundo desde pero la tendencia general de los comentarios sobre
el 26 de abril hasta el 8 de mayo de 1931. «La isla de los cuentos del autor es a juzgarlos precursores del
los 500 asesinatos», en Ahora, del 8 al 24 de enero tipo de relato semifantástico cultivado en momen-
de 1934. «Tierra o sangre» apareció en el mismo pe- tos posteriores, y también antecedentes inmediatos
riódico entre el 16 y el 24 de noviembre del propio de las exploraciones de sesgo existencialista de una
año. Los dos primeros fueron recogidos en Pluma zona de la narrativa cubana de la década del cin-
en ristre (Selección de Raúl Roa). La Habana, Publi- cuenta.
caciones del Ministerio de Educación, 1949. Poste- 55
José Lezama Lima: «Arístides Fernández. 1904-
riormente han aparecido en forma de libro o for- 1934», en su La cantidad hechizada. UNEAC, La
mando parte de volúmenes con selecciones de obras Habana, 1970, pp. 339-360.
del autor. Ver Diana Abad: ob. cit.
56
46 Este texto, conocido sobre todo como «La cotorra»,
Presidio modelo sólo pudo ser publicado en 1969 es el más antologado del autor.
(Editorial de Ciencias Sociales, La Habana). Existe
otra edición, de la misma casa editora, correspon- 57
Juan J. Remos: «Carne de quimera», en Revista Cu-
diente a 1975. bana. 21: 182-184, abril-junio, 1957.
47
Pablo de la Torriente: «Carta a José A. Fernández 58
Salvador Bueno: Trayectoria de Labrador Ruiz. (A
de Castro» (14 de agosto de 1935) en Cartas cruza- los 25 años de Laberinto). Editorial Librería Martí,
das, ob. cit., p. 128. La Habana, 1958.
48
«Entrevista con Enrique Serpa», periódico Mañana, 59
Salvador Bueno: «Arístides Fernández. 1904-1934»,
La Habana, 17 de marzo de 1957, p. 4. en su Antología del cuento en Cuba (1902-1952).

Untitled-45 511 02/06/2010, 9:35


512 ETAPA 1923-1958

Dirección de Cultura del Ministerio de Educación, vela de protesta social». Revista Cubana (La Haba-
La Habana, 1953. na) (26): 320-323, enero-febrero, 1950.
60
Ambrosio Fornet: En blanco y negro. Ob. cit. 65
La luna nona y otros cuentos está compuesta por el
61
Mario Rodríguez Alemán: «Sobre El gallo en el espe- relato homónimo, «Aquella noche salieron los muer-
jo», en Universidad de La Habana, La Habana, (115- tos», «La noche de Ramón Yendía», «Long Island»,
«En el cayo», «En las afueras», «La primera lección»
117): 233-236, julio-diciembre, 1954.
y «Hombre malo». Cayo Canas, además del cuento
62
Nueve de estos relatos fueron incluidos en el que le da nombre, incluye «El otro cayo», «La visión
bolsilibro publicado en 1976 (Cuentos. Ediciones de Tamaría», «Un dedo encima» —por el que Novás
Unión, La Habana), ampliado a doce en la sección Calvo recibió el Premio «Hernández Catá» en
«Cuentos escogidos» del volumen Letras. Editorial 1942—, «No le sé desil», «Trínquenme bien a ese
Letras Cubanas, La Habana, 1980. hombre» y «“Aliados” y “Alemanes”». Sobre el pri-
63
mer libro dice el autor en carta a José María Chacón
Inmigrante gallego en Cuba a los siete años, mozo y Calvo, fechada en La Habana, 1942: «Este tomo
de limpieza, carbonero, cortador de caña, contraban- consta de cuentos cubanos, salvo uno o dos escritos
dista por mar, boxeador, chofer, hasta abrirse paso en distintos períodos desde 1932. Dos de ellos han
al mundo del periodismo y la literatura a finales de sido publicados en la Revista de Occidente; los de-
los años 20. En la carta-nota de presentación de Un más, son inéditos.»
experimento en el barrio chino (1936), Novás Calvo
66
señala: «Mis trabajos y andanzas son superiores a Los cuentos se ubican desde 1940 hasta 1952. De
mis obras; pero el haber vivido agitadamente puede los incluidos en libros están: «Hombre malo» (1941),
ofrecer alguna garantía al lector, puesto que buena «No sé quién soy» (1943), «Trínquenme bien a ese
parte de lo que he escrito (y he escrito bastante en hombre» (1944). Además, «No pasa nada» (1940),
poco tiempo) está basado en mis experiencias. Soy «El primer almirante» (1941), «Angusola y los cu-
de los que necesitan de la realidad para llegar a la chillos» (1947).
imaginación, de la verdad para decir la mentira.» 67
Véase Lino Novás Calvo: Un experimento en el ba- El ciclo incluye «La imagen que yo recuerdo» (1947),
rrio chino. Eds. Madrid Reunidos, 1936, pp. 3-4. De- «El día de la victoria» (1947), «Mi hermana Laurita
cepcionado de la creación artística, deja de escribir y nosotros» (1949), «Mi prima Candita» (1950 y
ficción en la década del 50, y se dedica, mayormen- segunda publicación, 1954), «A ese lugar donde me
te, a la edición de la revista Bohemia. llaman» (1951) y «Mi tío Antón Calvo» (1951). Al-
ternan con los cuentos policíacos, y salvo «El día de
64
En cartas a José Antonio Fernández de Castro y la victoria» son publicados en Orígenes, Trimestres y
Emilio Ballagas, fechadas en Madrid, 1932, hace alu- Mensuario de Arte, Literatura, Historia y Crítica.
sión a la publicación de cuentos en la Revista de Oc- 68
cidente, así como en la presentación de Un experi- Forman parte de este grupo: «Un sábado por la tar-
mento en el barrio chino. «La luna de los ñáñigos» de» (1948), «El santo de cerillo» (1948), «La yegua
tendrá después por título «En las afueras». «En el ruina y el tiro chiquito» (1951), «Historia de un asal-
cayo» aparece junto al anterior en La luna nona y to» (1951), «Elsa Colina y los tantos millones»
otros cuentos. Nuevamente es incluido en Cayo Ca- (1952). Todos son publicados en Bohemia.
nas bajo el nombre de «El otro cayo». Sobre este 69
Con frecuencia Lino Novás Calvo ha sido conside-
último indica: «Tengo un cuento en la R de O que rado existencialista. Por ejemplo, véase Jane
me gusta y gustó mucho. Saldrá dentro de unos Murdock Snaidas: Four Major Cuban Short Story
meses. Es la tragedia de una partida de carboneros Writers. EE.UU., University of Kansas, 1961, [Te-
hechos esclavos en un cayo, con un ciclón por sis Master in Arts].
desenlace. El ciclón barre, cuando ya todos están ba-
70
rridos por los fusiles. Veremos qué efecto hace. Es «La visión de Tamaría», en Cayo Canas (Cuentos cu-
lo más hondo, trágico y personal que he hecho. Es- banos). Buenos Aires-México, Eds. Espasa-Calpe,
toy tratando de patentizar un estilo.» (Carta a José 1946, p. 87.
Antonio Fernández de Castro, 1932.) Para algunos 71
Ibíd., p. 99.
estudiosos de la obra de Novás Calvo, «Aquella no-
che salieron los muertos» y «La noche de Ramón 72
«Aquella noche salieron los muertos». En La luna
Yendía» fueron también concebidos en los años 30. nona y otros cuentos. Eds. Nuevo Romance, Buenos
Véase Agustín del Saz: «Lino Novás Calvo y la no- Aires, 1942, p. 57.

Untitled-45 512 02/06/2010, 9:35


EL CUENTO 513

73
Novás Calvo mantuvo en los años 30 corresponden- a cualquier régimen de opresión de los tantos que
cia con William Faulkner, Sherwood Anderson y hemos padecido en el Caribe.» (p. 7)
Eugene O’Neill. Traduce al primero y a novelistas 82
ingleses como D.H. Lawrence y Aldous Huxley. Los cuentos son prácticamente desconocidos en su
También a Balzac. Admira profundamente a conjunto hasta la reedición de una muestra (revista
Faulkner, Anderson y Joyce. Véanse colecciones de Islas, 1978) y la amplia selección de 1987. Original-
cartas a José Antonio Fernández de Castro (1931- mente fueron publicados en Carteles (1926-1918) y
1933). Su posición, consecuente con el resultado Bohemia (1928-1936), con excepción de «Eclipse de
artístico de sus cuentos, se pone de manifiesto cuan- don Menguante», que aparece en Grafos (1936), y
do afirma: «Nada de mimetismos, nada de querer un pequeño conjunto en el Suplemento Literario del
emparejarse, rivalizar o emular. Hay que volver a las Diario de la Marina (1927-1928).
raíces y absorberlas con el propio lirismo. Si tú traes 83
En la colección Lunes de México se publica San Abul
aquí —o a otro lado— un habano traes un producto de Montecallado (1945), presentado por José Anto-
genuino, pero si traes un miserabale remedo del ori- nio Portuondo (contiene el cuento homónimo
ginal […] Cada día es para mí más grande el arte «Nina, hija del agua»). Los restantes cuentos apare-
cazurro, pícaro y poético de Sherwood Anderson. cen inicialmente en Bohemia (1946-1954), excepto
Esto, como ejemplo para la conducta.» (Carta a «Alarico, alfarero». Se reúnen en el volumen Tobías
Emilio Ballagas, 1932.) (1955).
74
«Aquella noche salieron los muertos». Ob. cit., 84
El doctor aparece, por lo menos, en doce cuentos y
p. 48. desde 1928. Su presencia se extiende a numerosos
75
De las prostitutas en «Long Island» se dice: «No cuentos parisinos.
creía que fueran realmente mujeres de carne (siquiera 85
José Carlos Mariátegui: «Arte, revolución y deca-
fuera aquella carne blanca y pasmada).» En «El otro dencia», en El problema de la tierra. Ed. Imprenta
cayo» el mar es sudado y muerto: «Era un mar pu- Nacional, La Habana, 1960, p. 46.
driéndose bajo nosotros, y el barco encalado en el
86
agua gorda, a media noche […] La luna se había des- Félix Pita Rodríguez: «La doble aventura», en su Poe-
leído en el mar, infectándolo de un pus amarillo. La sía y prosa. Tomo II. Editorial Letras Cubanas, La
luna le daba fuegos fatuos, y nosotros éramos como Habana, 1978, p. 18.
un nicho.» 87
José Antonio Portuondo: «Proyección americana de
76
José A. Portuondo: «Lino Novás Calvo y el cuento las letras cubanas», en su Crítica de la época. Uni-
hispanoamericano», en su El heroísmo intelectual. versidad Central de Las Villas, Eds. del Consejo
Eds. Tezontle, México, 1955, p. 50. Nacional de Universidades, La Habana, p. 184.
77
Lino Novás Calvo: «La noche de Ramón Yendía», 88
La primera de estas leyendas fue publicada con la
en La luna nona y otros cuentos. Ob. cit., p. 54. firma de Lina Valmont, madre del autor, pero la pa-
78 ternidad de Carpentier sobre ellas, la cual hemos tra-
Ibíd., p. 91.
tado de sustentar en un trabajo anterior, nos parece
79
José A. Portuondo: «Lino Novás Calvo y el cuento indudable. Véase Sergio Chaple: «La primera publi-
hispanoamericano». Ob. cit., p. 54. cación de Alejo Carpentier. Consideraciones en tor-
80
no a la génesis de su narrativa y labor periodísticas»,
Véase Salvador Bueno: «Semblanza biográfica y crí- en Anuario L/L, La Habana, núm. 19, Serie Litera-
tica de Lino Novás Calvo». Lyceum (La Habana) tura, 1988, pp. 3-22.
(28): 36-49, noviembre, 1951.
89
81
«El milagro», en Boletín. Dirección Central de Edi-
Véase Stephen Clinton: «The scapegoat archetype toriales; Instituto Cubano del Libro, La Habana, par-
as a principle of composition in Lino Novás Calvo: te 2, año 5, núm. 101, p. 6, 15 de dic., 1974.
«Un dedo encima». Hispania (Washington) (62): 56-
90
61, marzo, 1979. También Jesús Díaz: «Lino Novás Este cuento que, de acuerdo con lo expresado por
Calvo visto desde su isla». La Gaceta de Cuba (La Carpentier, resultaría el primero de una serie de re-
Habana) (s/a): 6-7, junio, 1988. Sobre «Aquella no- latos bajo este título, no ha sido publicado hasta la
che salieron los muertos» apunta: «Es un ejemplo fecha en español; en el Fondo Alejo Carpentier de
de cómo la buena literatura logra trascender sus re- nuestra Biblioteca Nacional se encuentra una copia
ferentes —en este caso la dictadura de Gerardo Ma- suya en español, lo cual mueve a pensar que pudo
chado— para convertirse en una metáfora que alude haber sido escrito antes en esta lengua, pese a que el

Untitled-45 513 02/06/2010, 9:35


514 ETAPA 1923-1958

autor, en distintas entrevistas, manifestó haberlo ción de Cuba, un guión original de Carpentier titu-
hecho directamente en francés. lado «El último viaje de Noé» —bajo la alegoría bí-
91 blica se ponía de relieve la firma posición antifascista
En la actualidad existe traducción a nuestra lengua, del autor—, publicado más tarde en el magazine li-
recogida en el tomo I de las obras completas del au- terario de Tiempo Nuevo, el 23 de noviembre de
tor publicadas por la Editorial Siglo XXI. 1940. Al respecto, consúltese el Anuario L/L nú-
92
Carpentier, Alejo: Entrevistas. La Habana, Editorial mero 15. La Habana, Instituto de Literatura y Lin-
Letras Cubanas, 1985, p. 471. güística, pp. 195-219.
102
93
Ramón Chao: Palabras en el tiempo de Alejo En términos generales, la crítica ha advertido la uni-
Carpentier. La Habana, Editorial Arte y Literatura, cidad que ostentan los cuentos del autor y que se
1985, p.110. originan en el carácter invariable de esas preocupa-
94
ciones.
Parece tratarse de un error o de una licencia del au-
103
tor, pues Enna murió realmente en 1851, cuando Cintio Vitier: «Virgilio Piñera: Poesía y prosa», en
combatía en Pinar del Río a Narciso López. Orígenes. La Habana, II (5), primavera, 1945, pp.
95
47-50.
Razones extraliterarias determinaron que la obra no
resultara ganadora, por lo que el autor debió con- 104
José Bianco: «Piñera narrador», en Virgilio Piñera:
formarse con un segundo premio. El que vino a salvarme. Selección y ensayo intro-
96 ductorio de José Bianco. Ed. Sudamericana, Buenos
Al respecto, el crítico cubano Leonardo Padura
Aires, 1970, pp. 7-19.
Fuentes nos ofrece una interesante interpretación
del relato («Semejante a la noche: el hombre, el tiem- 105
José Rodríguez Feo: «Hablando de Piñera», en Lu-
po y la Revolución», en Casa de las Américas. La nes de Revolución. La Habana, núm. 45, febrero,
Habana, 25 (147): 37-43, nov-dic., 1984). 1960, pp. 4-6. Del mismo autor ver: «Virgilio Piñera,
97
Alejo Carpentier: ob. cit., p. 471. cuentista», en La Gaceta de Cuba. La Habana, núm.
1, enero, 1989, pp. 5-6.
98
Alejo Carpentier: La música en Cuba. La Habana, 106
Editorial Letras Cubanas, 1979, p. 44. Cintio Vitier: ob. cit.
107
99
Alejo Carpentier: Entrevistas. Ob. cit., p. 457. Read G. Gilden: «Virgilio Piñera and the Short Story
of the Absurd», en Hispania. Massachussetts, v. 63,
100
Alejo Carpentier: ob. cit., p. 490. núm. 42, mayo, 1980, pp. 348-359.
101
Sobre la génesis de este relato resulta interesante se- 108
Tomás López Ramírez: «Virgilio Piñera y el com-
ñalar que tuvo un precedente significativo en la obra promiso del absurdo», en Areíto. New York, v. 9,
radial de Carpentier desarrollada algunos años con núm. 34, pp. 32-33.
anterioridad a su viaje por el Orinoco, donde tuvo la
109
oportunidad de topar directamente con el mito de Matices aparte, puede decirse que los comentaristas
Amalivaca. En efecto, el 30 de octubre de 1940 fue de la obra cuentística de Piñera muestran unanimi-
radiado por CMZ, emisora del Ministerio de Educa- dad de criterios en torno a ese punto.

Untitled-45 514 02/06/2010, 9:35


2.4 LA NOVELA

2.4.1 Panorama de su desarrollo no es ocioso repetir que esa sensibilidad se ma-


nifestó muchas veces en la visión epidérmica de
Es incuestionable que, en la presente etapa, el complejas problemáticas sociales y, concreta-
desarrollo de la novela se caracteriza, en lo fun- mente, en una prosa deudora del naturalismo,
damental, por la incorporación de medios ex- interesada en tenues indagaciones de estirpe
presivos propios del momento de apogeo y pos- neorromántica que se apoyaban en el melodra-
terior asunción orgánica de las enseñanzas de la ma y en algunos elementos del postmodernismo.
vanguardia. Sin embargo, esa idea es insuficien- Es útil volver a estas cuestiones porque son ellas
te para definir el proceso evolutivo del género, las que ofrecen, en términos negativos, la tónica
pues ella resulta, a la postre, una reducción de la del discurrir de la novela entre 1923 y 1958.
riqueza de dicho proceso a lo que vendría a ser En el contrapunto que se acaba de esbozar
tan sólo su rasgo más acusado. Acaso resulte más como regularidad representativa del movimien-
sensato decir que el grueso de la novelística se to del género en esos años, se perfilan las ten-
mantuvo dentro de cánones estéticos retarda- dencias de éste, perceptibles embrionariamente
tarios, y que sólo algunas obras experimentaron en la etapa anterior y poseedoras de determina-
transformaciones de relieve en los terrenos te- da independencia en los inicios de la vanguar-
mático, lingüístico y composicional. De manera dia. En rigor, son dos las direcciones por las que
que es posible determinar en el quehacer no- transita la novelística, identificables en última
velístico la presencia de irregularidades inheren- instancia con la revitalización de posturas, con-
tes a un salto cualitativo que se produce con cier- cepciones y formas inoperantes, por una parte,
ta lentitud y que posee numerosos meandros, y con actitudes, ideas y procedimientos funcio-
anticipaciones y regresiones. Así, pues, se diría nales, es decir, acordes con los nuevos hechos
que lo definitorio en la evolución del género es, que tenían lugar en la sociedad y en la cultura a
en términos positivos, esa incorporación de nue- partir de la tercera década del siglo, por la otra.
vas formas de adentramiento en la realidad, fe- Pero ese esquema resulta, en su extrema sim-
nómeno que se origina en el vanguardismo y que plicidad, un instrumento demasiado pobre para
es congruente con el espíritu de renovación bajo alcanzar a distinguir los caminos por los que
los auspicios del cual empezaban a surgir pers- toma la novela.1 Es por ello que, a pesar de las
pectivas de examen, conocimiento y evaluación relativas arbitrariedades que exhibe, la siguiente
del entorno opuestas, en principio, a la sensibi- clasificación podría ayudar al estudio de un cuer-
lidad predominante en la narrativa de la primera po de obras tan heterogéneas en sus propósitos
etapa del período neocolonial. Aunque quedó como disímiles en su calidad y su trascendencia:
explicado en páginas anteriores de este volumen, 1) la novela campesina, en la que se cuestionan

[515]

Untitled-45 515 02/06/2010, 9:35


516 ETAPA 1923-1958

diversos conflictos del mundo rural y que mues- de un corpus igualmente inestable. Por una par-
tra distintos grados de aprehensión de las esen- te, es posible ver en él intereses que trascienden
cias de esa zona de la realidad; 2) la novela de el cuestionamiento de la realidad nacional y que
evocación histórica, tendencia que se constitu- alcanzan una concreción artística a veces plausi-
ye a partir de un registro en el pasado —en es- ble; por otra parte, se advierte una búsqueda de
pecial los últimos treinta años del siglo XIX—, lo ecuménico que resulta forzada e insuficiente
con el objetivo de iluminar el presente republi- por el género de soportes que la sustentan: un
cano, o como forma de recreación fruitiva de la cúmulo de meditaciones a la larga insustanciales
época ya clausurada; 3) la novela negrista, en y la ubicación del entramado argumental en es-
cuyos ejemplos se observan propósitos de inda- cenarios extranjeros.
gación en los anhelos, conflictos e inquietudes Es oportuno precisar que el cultivo de la no-
de un grupo social marginado; 4) la novela ur- vela campesina cobra en estos años sistema-
bana, especie de gran mural integrado por obras ticidad y una fuerza que acaso tiene su origen en
muy dispares, pero que pueden agruparse —so- un fenómeno propio de la renovación desde sus
bre todo las de mayor relevancia— en virtud de inicios: el mundo rural experimenta una especie
que en ellas el espacio es fundamentalmente el de redescubrimiento a la luz de las nuevas ideas
de la ciudad, y 5) la novela de preocupaciones e inquietudes de tipo social que convertían a los
universalistas, tendencia en la que se aprecia un viejos modos narrativos aplicados al adentra-
interés en someter a examen algunas constantes miento en ese mundo en un instrumental cadu-
de la vida contemporánea, fenómeno que se ve co. Se imponía realizar una lectura honda de la
respaldado por la sublimación del entorno, la realidad campesina, emprender la búsqueda de
ambientación cosmopolita y la perspectiva sus esencias para luego hacerlas públicas. La ne-
ontológica. cesidad perentoria de esclarecer una zona con-
Conviene aclarar de antemano, como se hizo flictiva del entorno devino un propósito acen-
en los comentarios sobre el desarrollo del cuen- tuado y generó, en términos artísticos, lo que
to en la etapa, que esas tendencias están muy le- ha dado en denominarse ensayismo sociológi-
jos de ser excluyentes, pues son muchos los pun- co, cuya abundante praxis, no por ser una es-
tos de contacto. Así, por ejemplo, existen cuela natural de dicho propósito, quedó eximi-
novelas de evocación histórica que podrían in- da de oportunas críticas.2 En rigor, la tendencia
cluirse en el grupo de las que se adentran en el campesina se distingue por ese lastre y por in-
universo rural, o novelas que tratan aspectos del tenciones encomiables que se materializaron
desenvolvimiento social del negro y que, al mis- plausiblemente en algunas obras: la localización
mo tiempo, ofrecen una reflexión de índole ge- de los elementos integradores de lo cubano en
neral en torno a problemáticas intrínsecamente un quehacer que se vincula a lo mejor de la tra-
ligadas a la vida en la urbe, ya sea en la capital, en dición criollista y la denuncia de las condiciones
un medio provinciano o en pueblos pequeños. socioeconómicas imperantes en el ámbito rural.
La novelística citadina —así como, en menor me- De esta doble operación que, como podrá apre-
dida, el resto de las tendencias— viene a ser un ciarse, no da lugar a los valores literarios que lle-
conglomerado de comportamiento anómalo, gó a poseer, por ejemplo, lo más trascendente
pues en él se reúnen los textos más representa- de la cuentística campesina, surgen los guajiros
tivos del ciclo sobre la revolución del treinta, sociólogos, género de entidades que vinieron a
aquellos que insuflan un vigor especial a lo que ser las voces de sus autores y que, salvo en de-
podría llamarse narrativa feminista, y otros que terminadas novelas, no alcanzan a ostentar los
brindan un reflejo crítico de las circunstancias aciertos de diseño que se manifiestan en perso-
sociales inmediatas, que tienden a abarcar los tó- najes de otras tendencias.
picos fundamentales que distinguen a la existen- Son dos los cultivadores fundamentales de la
cia en la ciudad. En lo que concierne a la novela novela campesina: Luis Felipe Rodríguez (1884-
de proyección universal, debe decirse que se trata 1947) y Carlos Enríquez (1901-1957). El pri-

Untitled-45 516 02/06/2010, 9:35


LA NOVELA 517

mero, por el giro que imprime a la narración ru- del color y la fuerza de su estilo, no constituyó
ral, comprobable en la creación de un sistema una barrera para la defensa de los valores cultu-
de referencias sobre ese mundo y sus interiori- rales autóctonos ni para la crítica a la injusticia
dades —sistema que se automatiza posterior- social. Sus obras —Tilín García (1939) y La fe-
mente en obras de otros autores a causa de la ria de Guaicanama, terminada de escribir en
funcionalidad de sus propios mecanismos—, ha 1940, pero publicada en 1960— poseen un vigor
conquistado para sí el derecho de figurar como y un equilibrio estructural que no ostentan las
mentor de quienes luego enriquecieron y per- de Luis Felipe Rodríguez, ocupado como se ha-
feccionaron su magisterio. El segundo, herede- llaba en corporizar inquietudes legítimas como
ro lejano de Luis Felipe Rodríguez, legó obras las de Enríquez, pero que no tuvieron una
que son las más encomiables de la tendencia, plasmación artística tan auténtica. Este último
precisamente por sus excelencias compositivas opta, además, por un vitalismo que está ausente
y porque vinieron a superar las incongruencias de las páginas de Luis Felipe Rodríguez, elemen-
y limitaciones no sólo de Luis Felipe Rodríguez, to destacable junto al aire de irrealidad que se
sino también del resto de los novelistas que per- observa en ciertos episodios de sus novelas, en
tenecen a esta dirección del género. las que es dable entrever su inclinación hacia el
El examen de las dos obras de Luis Felipe mito y lo sobrenatural.
Rodríguez —La conjura de la ciénaga (1923) y En el análisis de los logros parciales que mues-
Ciénaga (1937), que constituye una importante tran los demás textos de la tendencia, pertene-
remodelación de la primera— justifica lo que se cientes a autores que no alcanzaron a dejar hue-
acaba de decir sobre el autor, pues en ambas se llas perdurables, se comprueba que el de la novela
presentan, con mayor o menor grado de poten- campesina es todavía, en lo fundamental —sal-
ciación, las posibilidades que se iban a desarro- vo en Carlos Enríquez—, un lenguaje infra-
llar en la tendencia hasta las postrimerías de la guado, condición esta que tiene su origen en un
década del cincuenta: empleo del melodrama conocimiento superficial, que apenas toma en
como célula básica del argumento, vinculación consideración detalles de primer orden para
estrecha del paisaje con la trama, adentramiento comprender cabalmente el mundo rural.3 Así
en determinados conflictos socioeconómicos ocurre, por ejemplo, en novelas como El guajiro
por el camino del ensayismo, y uso de construc- de Guaracamayo (1930), de Jorge A. Trelles (?),
ciones alegóricas en torno a la realidad rural y la extenso y excepcional relato de la entronización
sociedad republicana. La novela de 1923, que re- de un hombre humilde que, por la habilidad con
sulta un melodrama endeble, se transforma ca- que defiende las causas justas, llega a ser presi-
torce años después en una alegoría de la dente de la nación y a enfrentarse, en lucha
neocolonia, sin renunciar del todo a esa célula desigual y trágica, a la injerencia extranjera; Ven-
primaria del acontecer novelesco. En las dos exis- daval en los cañaverales (1937), de Alberto Lamar
te la penetración en el dilema económico de la Schweyer (1902-1942), obra notable por su de-
tierra, en la problemática del atraso cultural, en tallado examen de la problemática socioeco-
los contrastes entre el hombre del campo y el nómica del campesino asalariado y por presen-
hombre de la ciudad, y en los tópicos generales tar el punto de vista de un burgués escéptico ante
que definen la existencia cotidiana en dicho la violencia de los reclamos de justicia; La trage-
medio. dia del guajiro (1939), de Ciro Espinosa (1890-
Por su parte, Carlos Enríquez se preocupó de 1956), texto de pretensiones ensayístico-testi-
reflejar orgánicamente las expresiones de la éti- moniales en el que no existe un argumento
ca campesina —menos matizadas en la obra de preciso, sino más bien una serie de secuencias
Luis Felipe Rodríguez—, y por diseñar perso- hilvanadas por los comentarios de un narrador
najes que hablan de la realidad no con sus pala- que da a conocer momentos y dilemas del exis-
bras, sino con sus actos. El individualismo ro- tir en el campo; Así en la tierra como en el cielo
mántico de Enríquez, congruente con la efusión (1947), de Justo González Carrasco (¿?), novela

Untitled-45 517 02/06/2010, 9:35


518 ETAPA 1923-1958

singular que ha sido vinculada al ciclo sobre la guardia y que se extiende, como podrá apreciar-
revolución del treinta,4 pero que se inscribe con se, hasta 1958.
firmeza mayor en la tendencia campesina, pues En rigor, la tendencia tuvo sus orígenes, en
no obstante las alusiones a ese fenómeno histó- última instancia, en el traumático enfrentamien-
rico, hechas por un joven revolucionario fugiti- to de algunos intelectuales —testigos directos o
vo, todo el acontecer se centra en el entorno ru- indirectos de un pretérito signado por el heroís-
ral y, más específicamente, en un melodrama a mo y por la eticidad del ideal de la República—
través de cuyas intimidades se ofrece una visión, con la cada vez más frustrante realidad de la nue-
en alguna medida ideal, de la vida en ese entor- va centuria. De dicho enfrentamiento surge la
no; La maestra del pueblo (1952), de Arturo necesidad de una indagación que pusiera al des-
Clavijo Tisseur (1886-?), obra atenta a los sig- cubierto las causas que determinaban la índole
nos externos de la existencia cotidiana y en la del presente republicano, búsqueda que se lleva
que también tiene lugar una relación amorosa a cabo por medio de una evocación histórica que,
mediante la cual el autor expone las diferencias empero, no significa sólo un regreso, pues so-
entre la mentalidad campesina y la del hombre bre la base de esa retrovisión se produce —plas-
de la ciudad, y Los Valedontes (1958), de Alcides mado artísticamente en obras de gran interés—
Iznaga (1914), narración cuyos aciertos se sus- el recuento y examen del tránsito a las circuns-
tentan en la equilibrada estructura que posee, un tancias sociales inmediatas, a la nueva época.
atendible tejido de planos de acción y de Hechas las aclaraciones anteriores, es opor-
subtramas que se organizan coherentemente en tuno decir que en esta etapa los cultivadores de
sincronismos de gran interés.5 mayor relieve de la tendencia son, siguiendo el
Esta tendencia estuvo, en lo esencial, atrave- orden en que aparecieron sus textos, Gustavo
sada por una conciencia de la necesidad de in- Robreño (1873-1957) —La acera de Louvre
quirir en los problemas socioeconómicos del (1925)—, José Antonio Ramos (1885-1946)
campesino, en primer lugar, y de desarrollar las —Caniquí (1936)— y Eduardo Benet y Caste-
potencialidades artísticas de un universo casi llón (1879-1965), autor de la novela mambisa
inexplorado, en segundo lugar. Sus cultivadores más significativa de estos años: Birín. Bocetos
no legaron al género —excepción hecha de Car- de una edad famosa (1957). En la primera, cuyas
los Enríquez y Alcides Iznaga— obras verdade- páginas evidencian la intención de testimoniar
ramente perdurables por sus valores literarios. detalladamente los firmes ideales y el desenvol-
Sostenida en la jerarquía de necesidades que aca- vimiento de una juventud caballeresca y festiva,
ba de esbozarse, la novela rural apenas superó Robreño logra reconstruir con acierto el ambien-
las limitaciones que le imponía lo que, haciendo te de las últimas tres décadas del siglo XIX, no
abstracción de sus rasgos particulares, podría lla- obstante un abrumador cúmulo de datos que se
marse su estética. apoyan en un material gráfico muchas veces pres-
A diferencia de la novelística campesina, de cindible. La segunda, una excelente historia de
la que es posible decir que empieza a confor- carácter sutilmente simbólico, es un fresco de
marse como tendencia en la década del veinte, la ambientes y personajes integrados en una peri-
novela de evocación histórica posee anteceden- pecia en cuya estructura se adivinan alusiones al
tes de notoria importancia en Raimundo Cabre- presente de la República. Ramos elabora una ale-
ra (1852-1923) —Sombras que pasan (1916), goría de la opresión, la libertad y el anhelo de
Ideales (1918) y Sombras eternas (1919)—, plenitud espiritual,6 tópicos abordados, en sus
Emilio Bacardí (1844-1922) —Via crucis, cu- diversas concreciones, por otros novelistas de
yas dos partes se publicaron respectivamente este momento vinculados a la tendencia. En
en 1910 y 1914— y Carlos Loveira (1881-1928), Birín. Bocetos de una edad famosa, es notable la
quien dio a conocer su obra Generales y docto- precisión del léxico, de una cubanía esencial. Po-
res en 1920. Se trata, pues, de una dirección dría incluirse en la tendencia campesina, pues
definida ya desde antes de los años de la van- numerosas interioridades del mundo rural se

Untitled-45 518 02/06/2010, 9:35


LA NOVELA 519

revelan en el texto, pero más tarde ese ámbito (1938), de Toribio Cabrera Pérez (¿?), breve e
pasa a formar parte del trasfondo de la trama, insustancial novela en la que aparece como pro-
que se alimenta de los hechos bélicos —la gue- tagonista, orlado con los atributos del villano de
rra del 95— en que participa el protagonista. buenas maneras, un folletinesco conde de
Resulta curioso que estas tres novelas —se- Valmaseda; Cenizas gloriosas (1941), de Miguel
paradas en el tiempo y dispares en lo que se re- Ángel Campa (1883-?), obra de añoranzas y de
fiere a los intereses que representan— vengan a anhelos éticos ciudadanos no consumados, es-
ser, de cierto modo, complementarias, y que nin- crita en un estilo que se ajusta al propósito de
guna se adentre en la época republicana. Sin mostrar, sin excesos descriptivistas, dos contex-
embargo, son ellas las de mejor facturación ar- tos del mundo de la guerra —el de los mambises
tística y contrastan, en ese sentido, con otras en y el de los oficiales españoles que llevaron a cabo
las que la evocación es un recuento que desem- la reconcentración— y el momento histórico en
boca en el presente, cumpliéndose así esa espe- que se instaura la República; La rosa del cayo
cie de misión, devenida regularidad, de aquellos (1947) y La vega (1949) —ambas de Eliseo Pérez
que habían nacido alrededor de 1880 y que esta- Díaz (¿?)—, novelas con las que el autor se
rían comprendidos luego en lo que ha dado en adentra acertadamente en el universo del exilio
llamarse primera generación de escritores de la norteamericano —la organización de colectas y
República. expediciones en Key West, así como la vida de
Un grupo de textos menores está conforma- los tabaqueros en ese territorio— y en la histo-
do por El arrastre del pasado (1923), de Alberto ria de una familia campesina que, por su holgada
Román Betancourt (¿?), larga y documentada posición económica, puede brindar eficaz ayu-
narración que se apoya en el melodrama, se da a los insurrectos; La patria del muerto (1958)
adentra en asuntos como la reconcentración, los de Salvador Quesada Torres (1886-1971), obra
sucesos en torno al acorazado Maine, la inter- en que la realidad cubana aparece sublimada y
vención norteamericana, y en la cual —como en cuya mayor parte se dedica a recrear los hechos
muchas novelas de calidad discutible aparecidas que siguieron a la intervención, páginas en las
en la etapa— se retrata muy bien la perplejidad que el desaliento del autor se manifiesta en per-
y la desilusión del protagonista, cuando cobra sonajes que son una especie de figuras tragi-
conciencia del tipo de sociedad —los valores que cómicas, esperpénticas, animadas por intereses
la sostienen— a que se ha arribado después de la banales que lindan a veces con la aberración;
guerra de independencia; La novela de Paquín Clotilde Tejidor (1958) de Miguel Macau (1886-
(1923), de Francisco Suárez Fernández (¿?), 1971), narración sentimental que se sustenta en
débil narración de los sinsabores de un joven el triángulo amoroso y cuyo autor no logra rea-
español reclutado en su país para participar en la lizar su propósito fundamental: ofrecer una ima-
contienda iniciada en 1895; Los vidrios rotos gen orgánica de los efectos de la guerra en la
(1923), del coronel del Ejército Libertador Fran- psiquis de la protagonista.
cisco López Leyva (¿?), obra de estirpe neorro- Junto a estas novelas acabadas de reseñar apa-
mántica, y cuyo argumento, centrado en los he- recieron otras que encierran especialmente un
chos de la guerra, se estructura a partir de la tipo de fabulación comprometida con lo legen-
oposición —muy socorrida en textos de la ten- dario, la aventura y la libre mitificación del pa-
dencia— entre padres e hijos, que es la pugna sado. Son ellas Guanina. Novela de costumbres
del ideal reaccionario de la españolidad con el siboneyas (1926), de Pedro G. Subirats (¿?); Por-
sentimiento de cubanía y el ansia de libertad para cayo: el romance de la conquista de Cuba (1926),
una tierra vista como patria; Maldona (1927), de de Roque Eugenio Garrigó (1876-1936); Ricar-
Juan Maspons Franco (¿?), ayudante y secreta- do de Croinour en la vuelta al hogar (1932), de
rio de Antonio Maceo, y cuyo largo relato, ple- Juan Boullosa y Aloé (¿?), y Más allá de la nada
tórico de subtramas, es una aceptable crónica de (1957), de Armanda Ruiz García (¿?). Las dos
los últimos diez años del siglo XIX; Milagros primeras se inscriben en la órbita de la leyenda

Untitled-45 519 02/06/2010, 9:35


520 ETAPA 1923-1958

romántica decimonónica y son, por sus asuntos, ria nacional y en el presente republicano, con-
verdaderas rarezas en relación con las inquietu- junto de vivencias en las que subyace un con-
des que animaron la novelística nacional en este flicto mayor: la discriminación racial.
lapso; la tercera viene a ser una suerte de La obra de Masdeu transcurre en Bayamo, y
fotorreportaje en la que resalta la rememoración es la historia pormenorizada de un mulato que,
de numerosos sucesos autobiográficos que cul- al graduarse de médico y pretender el amor de
minan con el alzamiento de Carlos Manuel de una joven blanca, viola los convencionalismos
Céspedes y el incendio de Bayamo. El argumen- sociales y se atrae el odio y el desprecio de quie-
to de la última tiene lugar en el seno de una fa- nes ven en él a un desestabilizador de la socie-
milia esclavista asentada en Trinidad; se trata de dad. La adecuada dosificación de los comenta-
una historia sin mayores atractivos y cuya pro- rios del narrador en torno al desvalimiento del
tagonista es la ciudad misma, objeto de largas protagonista —hombre acosado que se da al al-
descripciones, ajenas en última instancia a la ac- cohol y las drogas—, el hábil manejo de los dis-
ción de la obra. tintos planos de la acción y el convincente dise-
Entre la novela de evocación histórica y la ten- ño de los personajes, hacen de esta novela un
dencia negrista existen puntos de contacto que eficaz alegato contra el racismo y la falsa eticidad
se evidencian en algunos textos cuyo entrama- de la República. Por su parte, Carpentier relata
do argumental se localiza en el pasado, pero en en su obra —gran cuadro cubista de la vida del
los que se advierte, al mismo tiempo, un interés negro, sobre todo en el contexto de la produc-
en abordar problemáticas sociales del negro ín- ción de azúcar— la peripecia cíclica del oprimi-
timamente vinculadas al dilema de la esclavitud, do. El autor rompe con la retórica de la narra-
así como en reflejar, por ejemplo, su participa- ción criollista y brinda un enfoque nuevo del
ción en las luchas independentistas. Dichos tex- ámbito campesino, especialmente el universo de
tos ponen también de relieve aspectos de la idio- un negro que va dejando de refugiarse en su
sincrasia del negro e insisten en resaltar sus mundo ancestral para empezar a entender lo que
aportes a la cultura cubana y a la integración de le rodea mediante un tipo de aprendizaje dolo-
la nacionalidad, tópicos estos que cobraron en roso. Es preciso decir, además, que Écue-Yamba-
los años de la vanguardia una importancia de pri- Ó es el resultado del propósito de construir un
mer orden, como quedó explicado en las pági- texto en consonancia con la experimentación
nas que se dedicaron al desarrollo del cuento en vanguardista, lo cual se evidencia en los rasgos
la etapa. Desde la perspectiva a que se ha aludi- de la estructura externa y en el uso de la metáfo-
do, el registro en el pasado resulta, pues, uno de ra futurista. Irma Pedroso, una de las más signi-
los fenómenos caracterizadores de la novela ficativas figuras de la narrativa femenina, elabo-
negrista y, en este sentido, puede decirse que los ra en Sombras de pueblo negro un argumento en
límites entre ella y las obras de evocación histó- ocasiones poco verosímil, pero ajustado al
rica son imprecisos, pero que necesitan ser fija- desenvolvimiento de una problemática como la
das en virtud de ciertas exigencias metodo- que envuelve a la protagonista —encarnadora de
lógicas.7 los anhelos de afirmarse en su identidad, alcan-
Lo más valioso de la tendencia negrista se halla zar su plenitud en tanto mujer y objetivar, en
en La raza triste (1924) —reeditada en 1943—, alguna medida, aspiraciones de naturaleza so-
de Jesús Masdeu (1887-1958); en Écue-Yamba- cial—, una mulata que llega a ser elegida repre-
Ó (1933), de Alejo Carpentier (1904-1980); en sentante en un pueblo oriental. Sombras de pue-
Sombras de pueblo negro (1940), de Irma Pedroso blo negro es una obra que se destaca, sobre todo,
(¿?), y en Tam-Tam (1941), de Federico de por la equilibrada concurrencia de asuntos de im-
Ibarzábal (1894-1955). Son novelas dispares en portancia —la mujer como objeto de placer, el
cuanto a composición y trascendencia, pero al- racismo, la situación económica de la población
canzan a escrutar acertadamente el inestable y negra, la crisis de los valores espirituales, las lu-
trágico desenvolvimiento del negro en la histo- chas obreras— que vienen a conformar el tras-

Untitled-45 520 02/06/2010, 9:35


LA NOVELA 521

fondo sobre el cual se mueve el personaje. Con ta,10 es su irónico final, en el que los negros
su narración, Federico de Ibarzábal se adentra prevén el advenimiento de un futuro mejor, idea
en el pasado —el argumento de Tam-Tam tiene que adquiere una sutil relevancia, pues el autor
lugar entre 1852 y 1898— y practica una inda- alude a las condiciones imperantes en la Repú-
gación de tipo sociocultural que se basa en el blica.
examen del papel desempeñado por el negro en Como se puede apreciar, el quehacer nove-
las contiendas bélicas del siglo XIX. Esta inqui- lístico examinado en las tendencias campesinas,
sición, por lo demás desbalanceada y endeble en de evocación histórica, y negrista, está, por lo
algunos momentos, tiene la virtud de destacar general, inmerso en un espacio literario que no
indirectamente la huella negra en el proceso de es, en rigor, el de la ciudad, trasfondo que ad-
formación de la conciencia nacional. quiere una especial significación por su influjo
Hay otros textos, ciertamente interesantes, en la estructura de las tramas y por el tipo de
que pertenecen a la tendencia. Ellos son Belén el personajes que viven en ese medio, en las obras
Aschanti (1924), de Jorge Mañach (1898-1961); conformadoras de la tendencia urbana, cuyos
La mulata Soledad, que parece haberse dado a textos representativos es posible agruparlos en
conocer en las postrimerías de la década del vein- tres direcciones básicas: a) novelas sobre los
te, y cuyo autor, Adrián del Valle (1842-1945), hechos de la revolución del treinta y sus conse-
es una especie de figura de transición entre la cuencias, b) novelas que integran y vigorizan la
sensibilidad literaria de los primeros años del llamada narrativa de inquietudes feministas,11 y
siglo XX y las inquietudes culturales y sociales c) novelas en las que se observa fundamental-
que aparecen en la segunda etapa de la neo- mente una vocación de crítica social que no se
colonia;8 Virgen del solar (1934), de Serapio Páez sustenta en aproximaciones a asuntos tan res-
Zamora (¿?), y El negro que se bebió la luna, de tringidos como la violencia revolucionaria y la
Luis Felipe Rodríguez, escrita en 1940 y publi- situación de la mujer en la sociedad. Este último
cada por entregas en las páginas del folletín lite- grupo de obras entraña, especificidades aparte,
rario de la revista Gente en 1953.9 un enjuiciamiento global del entorno.
La noveleta de Mañach se terminó de redac- El ciclo novelístico sobre los sucesos de la
tar en 1919, y en ella se prefiguran los rasgos revolución del treinta —sus antecedentes, cau-
más notorios de la misteriosa relación que enta- sas e influjo en la vida nacional en los años pos-
blan Mariceli y Caniquí, protagonista de la no- teriores— ha sido objeto de valoraciones acer-
vela de José Antonio Ramos ya comentada. El tadas.12 Se estima que dicho ciclo empieza en
relato de Adrián del Valle se sustenta en lo 1934 y se detiene, en lo que concierne a la narra-
melodramático y, no obstante la poco realista tiva de la neocolonia, en 1957. Después de 1959
solución del conflicto, constituye un acertado aparecieron obras que, desde una óptica distinta,
cuadro de las vivencias de los humildes y de la se adentran en el asunto o aluden a él. Son la prue-
vida en general en los barrios marginales. El breve ba de que las posibilidades artísticas encerradas
texto de Páez Zamora, que también posee un en aquellos hechos están lejos de agotarse.
desenlace no del todo convincente, es sin em- En la presente etapa, los textos más impor-
bargo una aceptable indagación en torno a la tantes del ciclo son La generación asesinada
existencia cotidiana en el solar. La novela de Luis (1934), de Leví Marrero y Artiles (1911-1995),
Felipe Rodríguez logra un adentramiento deta- breve novela cuyos capítulos empezaron a apa-
llado en algunas problemáticas de la esclavitud. recer en El País en septiembre de 1933 y en las
La anécdota se apoya en los sinsabores de un páginas de la cual se advierte un estilo relam-
negro que ansía la libertad, y se inscribe en el pagueante, de cláusulas muy precisas, adecuado
contexto mayor de los dilemas socioeconómicos para ilustrar un agitado y dramático acontecer
del siglo XIX. Lo más significativo de esta obra, que se mezcla con los recuerdos y las medita-
aparte de la reconstrucción de la época, que debe ciones del narrador, hombre abrumado por la
mucho a las formas de la narrativa costumbris- crisis de una sociedad a la que se opone; Un

Untitled-45 521 02/06/2010, 9:35


522 ETAPA 1923-1958

aprendiz de revolucionario, de Marcelo Salinas canzan a poseer una significación tan pronun-
(1889-?), relato que se ubica en el ámbito rural ciada como la que tienen los anteriores, pues
y que luego se traslada al de la ciudad, contexto aunque aportan puntos de vista complementa-
principal de una trama que refleja lo que sucede rios y ayudan a conocer mejor un fenómeno de
después del derrocamiento de la dictadura de primer orden de la historia republicana, son en
Gerardo Machado, cuando la revolución entra definitiva obras de muy escasos méritos artísti-
en su fase de decadencia y se urden conspiracio- cos. Así, por ejemplo, pueden mencionarse El
nes inútiles a causa de la desorientación ideoló- oro de Moscú (1936), de Agustín Alarcón (¿?),
gica; La ráfaga (1939), de Roberto Pérez de relato de vacilante facturación; Memorias de un
Acevedo (1902-?), novela-reportaje de mucho machadista (1937), de José de la Campa Gonzá-
interés para conocer el clima de angustia del lez (¿?), testimonio de aliento novelesco que
momento y, en específico, las divisiones inter- resulta atractivo por las consideraciones que hace
nas entre los revolucionarios, el rejuego políti- al autor; Cubagua. Historia de un pueblo (1941),
co y la corrupción; Los desorientados (1948), de de Justo González Carrasco (¿?), obra que se
F. L. Fesser Ferrer (?), historia en que la revolu- relaciona, en alguna medida, con la narración de
ción es ya un hecho perteneciente al pasado in- Marcelo Salinas ya examinada, y Los ausentes
mediato, y en la que su autor logra explicar cómo (1944), de Teresa (Teté) Casuso (¿?), novela
en los errores de la lucha se origina un presente inorgánica sobre el exilio de los revolucionarios
signado por el crimen, el gangsterismo y la in- antimachadistas.13
certidumbre; Fotuto (1948), de Miguel de Mar- Como se podrá apreciar en un estudio más
cos (1894-1954), obra de plausible facturación hondo de este ciclo de novelas, el proceso de su
artística, en la que se destaca el diseño del per- desarrollo es susceptible de dividirse, en lo fun-
sonaje protagónico y un léxico innovador que damental, en tres etapas: la referenciación
constituye un instrumento eficaz para caracte- mimética de los hechos, la incorporación analí-
rizar lo grotesco de una situación sin salida; La tica de dilemas e inquietudes suscitadas por las
trampa (1956), de Enrique Serpa (1900-1968), interioridades de la lucha, y la reflexión —no
novela que se divide en varios planos de acción carente de atisbos de madurez— sobre los acier-
—se ubica en la década del cuarenta—, y en cu- tos y las consecuencias negativas de la revolu-
yas páginas se perciben la amargura, la desilu- ción en el contexto mayor de la sociedad repu-
sión y el fatalismo de quienes temen a la violen- blicana.
cia cotidiana o se enfrentan, escépticos en última Lo fundamental de la novelística feminista14
instancia, a ella, fenómenos estos que Serpa capta está constituido por las mejores obras de Ofelia
matizadamente, no obstante los desniveles Rodríguez Acosta (1902-1975) —El triunfo de
compositivos del texto, sobresaturado de mean- la débil presa (1926), texto en el que se ofrece
dros afuncionales; El acoso (1956), de Alejo un interesante cuadro de la vida cotidiana desde
Carpentier, relato trascendente por sus valores una perspectiva sociológica que hace posible, el
estilístico-configurativos y en el que el contex- adentramiento directo en la problemática de la
to de la ciudad se imbrica con la peripecia del mujer en la sociedad de la época; La vida manda
protagonista, estructurada de forma magistral, (1929), novela de protagonista más convincen-
como se explica en los comentarios acerca de la te, cuya trama posee un equilibrio encomiable y
novelística de este autor; Una de cal y otra de una organicidad que se origina en su adecuación
arena (1957), de Gregorio Ortega (1926), obra al propósito de denunciar la discriminación
en la que se precisan varias líneas argumentales sexual, y Sonata interrumpida (1943), en la que
sobre la actuación de las fuerzas represivas, el se manifiestan mejor las habilidades de la autora
bandidismo y los reclamos de una juventud cons- para relacionar distintos planos de acción, vir-
ciente de la quiebra sociopolítica. tud esta que se suma a la de cierta intensidad
Existen otros textos que deben sumarse al detectable en episodios claves que brindan la
ciclo sobre la revolución del 30, pero que no al- esencia de sus concepciones—, así como por

Untitled-45 522 02/06/2010, 9:35


LA NOVELA 523

Cuando libertan los esclavos (1936), de Lesbia importancia de primer orden para comprender
Soravilla (1907-?), narración acerca de la sole- acertadamente el desarrollo del género en esta
dad y la búsqueda de la plenitud existencial, en etapa. Son ellos El tormento de vivir (1923), de
cuyas páginas hay algún eco de las novelas de Arturo Montori (1878-1932), narración inser-
Miguel de Carrión (1875-1929) y atendibles va- tada en el contexto obrero y que se distingue
loraciones de distintos dilemas del entorno; por abordar en detalle problemáticas de ese mun-
Sombras de pueblo negro, de Irma Pedroso, que do, por el rico debate de ideas en torno a la rea-
se analizó como ejemplo notable de la tendencia lidad nacional —parcialmente corporizado en un
negrista; Jardín (1951), de Dulce María Loynaz sueño de índole utópica en el que el protagonis-
(1902-1996), obra de riqueza artística trascen- ta refleja su fe en el futuro— y por la orgánica
dente y que alcanza una universalidad excepcio- cubanía del lenguaje; Fantoches 1926, novela ex-
nal, cualidades que se explican en otra parte de perimental, de acción ágil, en la que intervienen
este volumen; 15 Romelia Vargas (1952), de muchos personajes que se mueven en una suer-
Surama Ferrer (1923), historia que ha sido in- te de laberinto tragicómico, publicada ese año
cluida en el ciclo sobre la revolución del 3016 y en la revista Social y cuyos doce capítulos fue-
que tiene en la novelística femenina un lugar ci- ron escritos en forma de serie por Carlos Loveira
mero, pues aunque en ella resalta el testimonio —quien redactó el I y el XII—, Guillermo Mar-
de un momento crucial de la historia —la cul- tínez Márquez (?), Alberto Lamar Schweyer,
minación del machadato—, dicho testimonio se Jorge Mañach, Federido de Ibarzábal, Arturo A.
supedita a una trama al servicio de la defensa de Roselló (?), Rubén Martínez Villena (1899-
los derechos de la mujer, lo cual encuentra una 1934), Enrique Serpa, Max Henríquez Ureña
realización artística de relieve. (1885-1968) y Emilio Roig de Leuchsenring
Hay que admitir que los valores literarios de (1899-1964);19 La copa vacía (1926), de Luis
estas novelas, así como la visión que aportan Felipe Rodríguez, relato acerca de la frustración
sobre la problemática femenina, hallan un com- de un joven intelectual provinciano; Coaybay
plemento no desdeñable en otras, de segundo (1926) y Las impurezas de la realidad (1929),
orden, cuyos aciertos parciales no logran, sin novelas de José Antonio Ramos en las que se
embargo, atenuar defectos como la aprehensión percibe el intento, logrado en las dos, de confi-
naturalista de algunos conflictos, los excesos del gurar una imagen crítica de la sociedad desde una
ensayismo y la configuración melodramática de perspectiva totalizadora;20 Contrabando (1938),
ciertos argumentos que son, por demás, insus- de Enrique Serpa, obra de evidente composición
tanciales. De modo general, esos lastres se apre- alegórica en la que el autor alude, partiendo de
cian en El dolor de vivir, obra de Lesbia Soravilla un examen pormenorizado de dilemas propios
aparecida presumiblemente en 1932; en las his- de los trabajdores del puerto, a la podredumbre
torias de Graziella Garbalosa (1895- ?), entre las moral de la sociedad; Mersé (1926) y Virulilla
que se destacan El relicario (1923) breve e inefi- (1927),21 textos de Félix Soloni (1900-1968) que
caz bildungsroman de carácter autobiográfico y se centran en el ámbito del solar y en el de la
Una mujer que sabe mirar (1927), en la que su fábrica, respectivamente, y de los cuales el pri-
autora se acerca al mundo de los obreros y reali- mero es el más importante, pues constituye un
za una especie de radiografía de la miseria espi- acercamiento a los detalles de la vida marginal y
ritual del entorno,17 así como en otras novelas sus conflictos, empeño este que se realiza me-
de calidad inferior de Ofelia Rodríguez Acosta.18 diante un lenguaje cargado de curiosos fraseo-
El espacio de la ciudad, que es el que predo- logismos; La roca de Patmos (1932), de Alberto
mina en las obras más valiosas del ciclo sobre la Lamar Schweyer, novela sobre la desilusión, el
revolución del 30 y en aquellas que constituyen escepticismo y la indiferencia de un burgués en
lo mejor de la novelística femenina, adquiere un quien se prefiguran los rasgos esenciales del pro-
rango especial en los restantes textos de la ten- tagonista de Vendaval en los cañaverales, su obra
dencia, algunos de los cuales poseen, incluso, una de 1937; Hombres sin mujer (1938), de Carlos

Untitled-45 523 02/06/2010, 9:35


524 ETAPA 1923-1958

Montenegro (1900-1981), narración cuya rele- (?) se propuso, en Los polichinelas del amor
vancia se funda en la denuncia descarnada de las (1924), registrar con objetividad las manifesta-
crudezas del sistema carcelario y en el hondo ciones de la libido en personajes aristocráticos y
cuestionamiento de los valores del entorno; La encumbrados. A su vez, Francisco López Leyva
vuelta de Chencho —terminada de redactar en (?) se adentra en el fenómeno de las «vacas gor-
1942 y publicada en 1960—, relato en el que das», resultado de lo cual es su novela Don
Carlos Enríquez se aproxima, como Félix Crispín y la comadre (1925), en la que se narran
Soloni, al univeso del barrio pobre y sus perso- los sinsabores de un rico e ingenuo hacendado
najes, hombres grotescos que animan un acon- ganadero que anhela penetrar en los círculos de
tecer violento, aprehendido a través de imáge- la burguesía habanera. Humberto Bruni (?),
nes básicamente expresionistas; Papaíto Mayarí ofrece en El amor de los hombres (1925) un «es-
(1947), de Miguel de Marcos, atendible fresco tudio» de las infidelidades en el amor, sentimien-
de la existencia cotidiana de la ciudad, signado to cuyas expresiones más superficiales son, en
por el pesimismo y por un humor cáustico que la novelística de la etapa, el centro de obras real-
encuentra en la oblicuidad de la adjetivación y mente prescindibles.22 En 1927 aparece La ga-
en las innovaciones léxicas un medio idóneo llega, novela de Jesús Masdeu que se hace notar
para manifestarse; Segundo remanso (1948) y por su bien estructurado argumento y por el al-
Los apuntes de Juan Pinto (1951), noveletas de cance de su indagación en la problemática del
Marcelo Pogolotti (1902-1984) en las que se emigrante. Francisco Romero (?) escribe, bajo
destaca una endeble conceptualización de las el notorio influjo de Eugène Sue, su relato Los
inquietudes del autor sobre el presente inme- misterios de Camagüey (1927), en el que lo ima-
diato y el destino de la República. Estos textos ginativo se integra en una anécdota banal, llena
de Pogolotti se caracterizan por la morosidad de amantes frenéticos y de posesos. Josefina
reflexiva de sus personajes, intelectuales des- Campos y de Cárdenas (?) da a conocer en Po-
arraigados por la frustración. El sol a plomo bres y ricos (1928) su peculiar visión de la mise-
(1959), de Humberto Arenal (1926), se redac- ria, dilema que encuentra una solución irreal en
tó en 1958. Se incluye en esta relación porque el pequeño universo de su novela. Pascasio Díaz
allí se testimonian hábilmente los últimos mo- del Gallego (?) brinda en Agonía (1928) y Ci-
mentos de la lucha insurreccional en la ciudad clón (1929) los elementos que, en su criterio,
contra la dictadura de Batista. Además, en el constituyen signos del desmoronamiento espi-
desenlace se aprecia la certidumbre del triunfo ritual de la «raza» hispanoamericana. La tragici-
revolucionario. dad evidente en ambas obras se convierte, en ¡A
Junto a las obras acabadas de reseñar apare- l’Habana me voy! (1931), de Joaquín Aristigueta
cieron otras de ínfima trascendencia, pero que (?), en amarga ironía. A diferencia de Díaz del
contribuyeron a precisar el comportamiento de Gallego, el autor de ésta logra realizar un cua-
la novela en estos años. Así, por ejemplo, en 1923 dro de la crisis ética por medio del humor, el
se publica La danza de los millones, de Rafael doble sentido y los juegos de palabras, recursos
Antonio Cisneros (?), venezolano radicado en en los que se expresa su esencial ludicridad. Por
Cuba desde principios del siglo. Su historia no su parte, Fernando de la Milla (?) dio a conocer
es más que un malogrado experimento —inefi- en 1949 su novela En la Habana está el amor, o el
caz combinación de diálogos, versos libres y arte de ser adúltera, cuya acción tiene lugar en el
párrafos breves— con el que intentó apresar el mundo del espectáculo y en la que hay un acer-
desenvolvimiento de la vida nacional en el mo- camiento regocijado a la corrupción y a los equí-
mento histórico a que alude el título. Por su par- vocos de la sexualidad en personajes adinerados.
te, Francisco Machado (?) dio a conocer un en- J.F. Esares Don —seudónimo de José Fresneda
sayo novelesco de ingrata lectura —Memorias de Etchegayen (?)— publicó El dios maltrecho
un socialista (1924)— que pone de relieve su (1949), texto de atractiva modernidad en el que
eclecticismo ideológico. Santiago Cintas Álvarez la bien fragmentada estructura interna sirve de

Untitled-45 524 02/06/2010, 9:35


LA NOVELA 525

apoyo a una historia de índole psicológica de ciones del género en esos años; La sangre ham-
interés.23 brienta (1950), también de Labrador Ruiz, tex-
El contexto citadino también funciona como to que se depura de las altisonancias y de las gra-
trasfondo de algunas de las obras principales de tuitas irregularidades estilísticas presentes en sus
la tendencia universalista, pero es preciso decir novelas anteriores, y en la cual se produce una
que ellas alcanzan una relevancia artística que, acertada aprehensión del sentimiento de asfixia
por lo general, no poseen incluso las novelas más espiritual, fenómeno que adquiere una impor-
importantes de la tendencia urbana. Esta dispa- tancia de primer orden, pues contra él luchan
ridad puede formularse en los términos de un personajes muy bien diseñados que anhelan la
contraste entre una mirada abarcadora de lo ecu- plenitud y que son portadores de la idea esen-
ménico —las problemáticas del hombre contem- cial de la obra; Aventuras del soldado desconoci-
poráneo—, que tiene un punto de referencia fun- do cubano (1940), breve novela en la que su au-
damental en la realidad cubana, objeto de cierto tor, Pablo de la Torriente Brau (1901-1936),
grado de conceptualización, y una mirada res- logró corporizar su antimperialismo, sus crite-
tringida, que se limita a extraer las regularidades rios acerca de las guerras y su humanismo
de lo particular, más no por ello menos legítima, visceral, satirizando ejemplarmente los falsos
pues aporta, en suma, una visión panorámica del valores de los hombres de su época; La ventana
entorno nacional no carente de aciertos. Como de mármol (1943), de Marcelo Pogolotti, histo-
podrá apreciarse en los comentarios siguientes, ria que transcurre en Francia a fines de la década
no se trata de perspectivas que se excluyen. Por del treinta y que contiene una rica exploración
otra parte, conviene señalar que en la tendencia del desarraigo del artista, problemática encarna-
universalista se han incluido novelas que osten- da por un personaje que busca su identidad en
tan esa condición por el cosmopolitismo que las un medio ajeno; Estrella Molina (1946) —otra
distingue, en primer lugar, y por determinados novela de Pogolotti—, texto que estimula la ca-
méritos suyos —pocos, en última instancia— en pacidad asociativa del lector, pues la trama fluye
lo que concierne a la ficcionalización de ideas en una serie de cuadros contrastantes, en apa-
sobre los desempeños del ser humano en las cir- riencia inconexos, en los que se resuelve el pro-
cunstancias históricas, culturales y filosóficas del pósito de registrar la deshumanización de la cul-
siglo XX, en segundo lugar. tura y del hombre mismo; El reino de este mundo
Los textos mayores de la tendencia son El (1949) y Los pasos perdidos (1953), novelas de
negrero. Vida novelada de Pedro Blanco Fernán- Alejo Carpentier en cuyas páginas queda expues-
dez de Trava (1933), novela-testimonio de Lino ta su poética de lo real maravilloso americano y
Novás Calvo (1903-1983), que recoge las en las cuales —aparte sus plausibles aciertos
andanzas del protagonista hasta su muerte y que estilísticos-configurativos— el autor realiza
se remonta al pasado, viaje en busca de la reali- aleccionadoras indagaciones sobre el lugar del
dad y la leyenda de la trata de esclavos, pero sin hombre en la historia, su misión en el acontecer,
apartarse nunca del personaje principal y su som- y en torno a la búsqueda de la identidad, tema
brío, complejo mundo interior, especie de re- este que se aborda desde la perspectiva de un
ducto donde parece estar, prefijada, la ruta de su personaje enajenado que se desgarra entre dos
fascinante destino; En los traspatios (1946), del mundos contrarios;24 Jardín (1951), de Dulce
mismo autor, obra que se centra en el estado de María Loynaz, texto que fuera objeto de comen-
alienación que se origina en las incertidumbres tarios en páginas anteriores y sobre el que es
cotidianas; El laberinto de sí mismo (1933), preciso añadir aquí que constituye un insólito
Cresival (1936) y Anteo (1940), trilogía de En- diálogo con la naturaleza, la memoria y el tiem-
rique Labrador Ruiz (1902-1991), en la que el po; La carne de René (1952), de Virgilio Piñera
entorno experimenta una sublimación signada (1912-1979), novela en la que se postula un uni-
por lo grotesco, las ambivalencias y el nihilis- verso regido por el absurdo, una realidad que
mo, y cuyas páginas revolucionan las concep- Piñera construye mediante la objetivación de sus

Untitled-45 525 02/06/2010, 9:36


526 ETAPA 1923-1958

ideas acerca de algunas problemáticas existen- Verne y Emilio Salgari; Mis tinieblas (1936), de
ciales del ser humano; Pequeñas maniobras Flora Díaz Parrado (1893-?), especie de novela-
—escrita por ese mismo autor antes de 1959, ensayo en la que se aprecia una interesante utili-
pero publicada en 1963—, narración en la que se zación del monólogo, recurso expresivo por
retoman tópicos desarrollados en la obra de 1952 medio del cual se plasman vivencias interiores
y cuyo argumento se centra en el autoalienatorio relacionadas con el sexo y la noción de lo demo-
discurrir del protagonista. níaco; En el país de las mujeres sin senos (1938),
Las novelas menos sobresalientes de la ten- de Octavio de la Suarée 26 (1903-?), novela en la
dencia se caracterizan, en lo fundamental, por que se describe la intensa vida nocturna de Pa-
poseer una débil e ineficaz facturación artística, rís; Hombres de paz en guerra (1938), de Manuel
defecto congruente, en términos generales, con Millares Vázquez (1906), memorias de un espa-
un registro superficial, no sustentado en verda- ñol que participó como miliciano en la guerra
deras reflexiones, en dilemas a que se enfrenta civil; El último drama del aire y la última luz del
el individuo, cuyas preocupaciones y anhelos sol (1939), de Rogelio García Hernández (?),
constituyen el eje de esta dirección de la aventura bélica internacional en la que se espe-
novelística. Así, por ejemplo, El silencio; frag- cula, por caminos que se relacionan con los de
mentos del diario de un loco (1923), de Salvador la ciencia ficción, sobre el desenvolvimiento de
Quesada Torres (?), obra en la que se precisan la Segunda Guerra Mundial; Amores y dolores
ecos del decadentismo francés; La avalancha (1941), de Gustavo Rodríguez Cintra (?), no-
(1923), de Federico de Ibarzábal, novela de fuer- vela en cuyas páginas se observa el influjo de
te aliento antibelicista sobre la Primera Guerra Vicente Blasco Ibáñez y en la que se narran las
Mundial; Maya (1924), de José Orlando Ferrer experiencias de un cubano que, incapaz de so-
Batista (?), exótica leyenda ubicada en la India; portar la repugnancia que le produce el medio
El romance heroico del soldado desconocido social, decide trasladarse a Galicia, lugar del que
(1924), breve historia de María Lafita Navarro guarda gratos recuerdos; Los paseantes (1941),
(?), que coincide, en algunos aspectos, con la de de José de América —seudónimo de José
Ibarzábal; La que no quería amar (1925), relato Calvert Casey (1924-1969)—, extraña fabula-
de Luis Enrique Santiesteban (?) sobre la vida ción de carácter simbólico en la que se
pública norteamericana; La mujer, el torero y el corporizan algunas inquietudes existenciales
toro (1926), de Alberto Insúa (1885-?) —autor presentes en sus obras posteriores; El docto
muy influido por las obras de Alfonso Hernán- Emerson y su isla maravillosa (1941), de Ángel
dez Catá (1885-1940)—, novela de ambiente G. Cárdenas (?), novela postuladora de una uto-
español no exenta de aciertos compositivos en pía en torno a la realidad cubana, vista desde la
lo que se refiere a la caracterización de persona- perspectiva de un norteamericano; Luisa (1943),
jes y la creación de atmósferas, aciertos visibles, de Alfredo Mestre Fernández (1909-?), vacía
asimismo, en textos suyos posteriores como aproximación a la adolescencia de una mujer que
Humo, dolor, placer (1928) —relato cosmopoli- sufre los rigores de la guerra civil española, y
ta en torno a la búsqueda de la plenitud vital—, Ready (1946), de Antonio Ortega (1903- 1970),
El barco embrujado (1929) —narración simbó- curiosa novela picaresca en la que un perro na-
lica en la que se pretendió ilustrar el caos ético y rra sus infortunios y de la cual se desprende una
las aberraciones de una aristocracia escéptica y visión irónica del quehacer, los valores y las an-
pusilánime—, y Un corazón burlado (1939), in- sias humanas.27
dagación de perspectiva psicológica, centrada en Se puede apreciar que son los textos mayores
los mecanisos inhibitorios de la típica familia de esta tendencia los que completan, en una di-
provinciana española;25 Aventuras de Raflo y Raúl mensión que se constituye por afanes explora-
alrededor del mundo (1928), de Flora Basulto de torios trascendentes —originados en reflexio-
Montoya (?), ejemplo menor de una literatura nes más abarcadoras y ricas que alcanzan a
para adolescentes y jóvenes deudora de Julio conjugar lo particular y lo universal—, la ima-

Untitled-45 526 02/06/2010, 9:36


LA NOVELA 527

gen artística que se va modelando en el proceso El autor tenía ya cierto prestigio como perio-
evolutivo del género sobre la base de un examen dista, crítico teatral y dramaturgo cuando apa-
multiangular de la realidad republicana en el lap- rece Humberto Fabra. El Ramos de 1908 que se
so 1923-1958. presenta como novelista, es quien va a fundar el
Por último, es preciso decir, ya que se alude a periódico La Prensa en 1909. Se trata de un in-
ese proceso evolutivo en su totalidad, que los telectual muy joven, un reformador indomable
aciertos fundamentales de dicho examen se sos- que se identifica con el antimperialismo desde
tienen también en lo mejor de las restantes ten- una perspectiva burgués-nacionalista.
dencias, cada una de ellas inmersa, como quedó Los aciertos parciales de Humberto Fabra re-
señalado en estas páginas, en dilemas de primer velan, en el contexto total de la novela, las posi-
orden propios de la sociedad cubana en este pe- bilidades que tenía Ramos para la narración y el
ríodo. [A. G.] diseño de personajes. Sin embargo, estos acier-
tos son poco menos que prescindibles si se va-
lora el alcance ideológico de Humberto Fabra en
2.4.2 La obra de Ramos tan temprana fecha.
El personaje, cuyo nombre da título al libro,
Aunque la obra novelística de José Antonio Ra- es el típico joven idealista, remozado por lectu-
mos (1885-1946) no es extensa, cabe advertir en ras filosóficas e ilusiones utópicas, de los pri-
ella las preocupaciones fundamentales de su au- meros años de la República. En el fondo se trata
tor, así como otros aspectos —ideas, criterios y de un personaje autobiográfico. Sus reflexiones
soluciones— en torno a la realidad cubana que aparecen en la novela bajo el signo de un ensa-
caracterizaron, en términos generales, la produc- yismo de índole sociológica, signo que identifi-
ción literaria del grupo de escritores en el que có al quehacer narrativo cubano aproximada-
Ramos se inscribe. mente durante los primeros treinta años del
Ramos nace en el seno de lo que la crítica de- siglo. Fabra es un hombre racional, lógico, que
nomina burguesía intelectual cubana, y este he- lucha contra la estructura social. Ganado por el
cho le posibilita el acceso a una formación ade- pesimismo y el exceso de meditaciones, es posi-
cuada que además se hace sólida en múltiples ble ver en él un ejemplo de la frustración y el
lecturas. Fue también un autodidacta. Esta su- provincianismo.
peración conscientemente activa se refleja en Aunque la descripción de la vida provinciana
toda su obra y la enriquece de modo muy parti- es, en Ramos y otros escritores de su genera-
cular si la comparamos con la de otros coetá- ción, una especie de alegoría del estatismo y la
neos suyos. ineficacia, Humberto Fabra muestra al lector el
Es en la novela, un género de tan variadas exi- costado mejor de esa vida: el contacto con la
gencias y posibilidades, donde Ramos exhibe sus naturaleza, el campo cubano. Aquí Ramos deja
mejores dotes como escritor. A medida que ver, a través de diferentes niveles del estilo, ras-
aprende y maduran sus ideas, el autor va reunien- gos neorrománticos y postmodernistas de los
do en las cuatro novelas que escribió (publica- que jamás careció su prosa narrativa, al mismo
das entre 1908 y 1936) sus experiencias dentro tiempo que evidencia un rechazo a la ciudad, en
de lo literario, lo histórico-social y lo político. específico a la capital, o lo que es lo mismo: a la
Sin embargo, es posible afirmar, independiente- entronización del vicio, la quiebra ostensible de
mente de la evolución de su perspectiva artística los valores espirituales, el fraude estatal. A Fabra
y su ideología, que la novelística de Ramos se le repugna la ciudad y alude constantemente a
halla atravesada por un eje único, centralizador estas «impurezas». Es, por consiguiente, un
y prácticamente invariable. inadaptado.
Su obra se inicia con Humberto Fabra (1908). Humberto Fabra muestra a un escritor que
A ésta siguen Coaybay (1926), Las impurezas de tiene una visión muy crítica de su entorno so-
la realidad (1929) y Caniquí (1936). cial y de la ética que emana de él, pero esa visión

Untitled-45 527 02/06/2010, 9:36


528 ETAPA 1923-1958

es todavía periférica, no se adentra en fijaciones posición de las ideas del personaje había sido
socioeconómicas esenciales. El protagonista de balbuceante, un tanto confusa. Éste, que prácti-
la novela opone a la «armonía» institucional de camente se suicida en medio de una revuelta de
la democracia republicana el anhelo de la virtud, los liberales, deja una síntesis de su posición
la naturalidad desprejuiciada, el odio a la hipo- ideológica: la crisis de la República es de carác-
cresía y a todo lo que no sea verdaderamente ter ético y su remedio es la «espiritualización, la
digno del hombre. Fabra conoce el amor (la no- lucha contra el “materialismo degradante”. Cuba
vela es también la historia de un adulterio infe- necesita “intelectuales de acción”».
liz) y vuelca en él lo mejor de sí. El programa reformador de Humberto Fabra
Ramos mezcla el asedio amoroso con otras se sistematiza y cobra coherencia en la segunda
preocupaciones de Fabra: el atraso de los pue- novela de Ramos: Coaybay (1926). El dilatado
blos de América, la sostenida explotación extran- lapso entre ésta y la anterior encierra un proce-
jera y el desgobierno. La aventura del joven po- so de sucesivos ejercicios literarios y nuevas ex-
lemista y Albertina, una tragedia individual, se periencias. Humberto Fabra había sido la impro-
transforma poco a poco en un reflejo de la tra- visación; Coaybay aparece ahora como un
gedia social. Fabra resume su patriotismo en una producto literario de cualidades distintas en lo
utopía: el país sin ejército ni gobierno, con una que toca a la forma. Sin embargo, el protagonis-
juventud que acuda al extranjero para formarse ta de este singular experimento de Ramos en la
dentro de la cultura y los proyectos sociales más novela no logra trascender en lo esencial las fron-
avanzados. teras ideológicas de Fabra: Washington Mendoza
Hay en la novela un progresivo cambio de continúa dentro de lo que la crítica llama el po-
tono. Ramos escribe su obra sobre la base de la sitivismo de Ramos, manifestándose como un
indagación sociológica, pero luego esta indaga- anarquista muy reflexivo, casi un deudor de la
ción se disuelve en el melodrama ampliando su filosofía pragmatista.
radio de acción, concentrándose en la pareja que Coaybay narra la historia de una revolución
forman Albertina y Humberto. El autor va de cuyos ideales se afincan en un nacionalismo ro-
las tesis a lo sentimental, mas las ideas no mántico y con la que se pretende derrocar a un
desaparecen. Viene a ser, en el ámbito del melo- imaginario tirano. La novela es una alegoría de
drama, un trasunto ético, el credo del protago- la situación cubana en los primeros veinte años
nista. Es por ello que las preocupaciones del siglo: la acción se desenvuelve en un espacio
sociopolíticas de Fabra no entran en contradic- mítico que no por transparente deja de consti-
ción con lo amoroso. Se trata, además, de un tuir un acierto de modelación histórica, social y
amor matizado por el reto de la sociedad cubana geográfica.
de la época. Más emprendedor que Fabra, Washington
El enfoque vindicativo de los derechos de la Mendoza transita, sin embargo, por la misma
mujer se adelanta, en Humberto Fabra, al del inadaptabilidad. Vencido por desilusiones inape-
Miguel de Carrión de Las honradas (1917) y Las lables, por sus propias limitaciones y por un in-
impuras (1919). En este aspecto y en otros, el dividualismo superlativo a pesar de que sus pre-
naturalismo contenido de Ramos se hace notar: ocupaciones se centran en el futuro de
descripciones ineficaces, párrafos afuncionales Coaybay, el personaje se lanza a una aventura
y numerosos adjetivos que, a pesar del ojo cen- que aparece soterrada en la novela y que no se
sor de Ramos (éste hizo al final de su vida una muestra al lector hasta el desenlace de la obra.
relectura de Humberto Fabra y suprimió deter- Se trata de un hombre práctico con ideas: su fór-
minados pasajes), aún permanecen en la versión mula para solucionar los problemas sociales se
definitiva de la obra. define en la instrucción sistemática y en el em-
En 1913, cinco años después de la aparición pleo racional de los recursos del país.
de la novela, Ramos publica la «Última carta de El tono empleado por Ramos en Coaybay se
Humberto Fabra», al darse cuenta de que la ex- acerca a la ironía, y es dable sospechar que tras

Untitled-45 528 02/06/2010, 9:36


LA NOVELA 529

él hay, como desembozadamente aparecía en tadas al propósito general de Ramos: poner al


Humberto Fabra, un justificado sentimiento de desnudo la crisis económica, sociopolítica y
frustración. Ramos cuestiona conceptos como moral de la República a partir de un hecho casi
la patria, la constitución democrática y la liber- intrascendente. Ramos explora las interiorida-
tad, e introduce, por otra parte, un rico debate des de este suceso e investiga su alcance en ám-
entre el americanismo y el europeísmo. Sin de- bitos disímiles. El autor ha tenido que diseñar
jar de lanzar miradas anhelantes hacia Norlandia una estructura interna rica en planos de acción,
(Estados Unidos), los personajes más positivos puntos de vista y personajes. De este modo, el
de la novela reflexionan sobre la realidad ameri- tono ensayístico y la indagación sociológica pa-
cana con respecto a la europea. Ramos insiste recen reducirse notablemente: casi siempre so-
en oponer, en este sentido, las características bre la base de la conducta y no de las palabras,
contextuales de la «civilización» a las de la «bar- Ramos establece desde el personaje protagónico
barie». Las ideas del autor se proyectan desde (Damasito del Prado) un nexo retrospectivo con
un nacionalismo «razonado»: hay que estudiar y Washington Mendoza y Humberto Fabra.
conocer la realidad de los pueblos de América. La presencia de ciertos elementos configu-
Así ve Ramos uno de los problemas cardinales radores, que se integran en el estilo, y la índole
de la novelística continental en esta etapa de su de la estructura de la novela, podrían corroborar
desarrollo. en Las impurezas de la realidad un determinado
Otro acierto del autor, en este casi pretexto grado de asunción de las proyecciones formales
para canalizar sus reflexiones, se halla en la ex- vanguardistas. No debe olvidarse, además, que
posición histórico-novelesca de la trama. De ahí la carrera consular de Ramos, iniciada en 1911,
que el tempo en Coaybay, que es más bien acom- le permitió el acceso a las novedades literarias, y
pasado, no entre en contradicción con la rapi- que de 1922 hasta 1932 (Las impurezas… se es-
dez que entraña el argumento. A esto contribu- cribió entre 1926 y 1929) el autor residió en los
ye, además, la presentación que hace Ramos de Estados Unidos, país donde presumiblemente
cada personaje. El autor se muestra muy intere- pudo conocer obras de autores importantes que
sado en referir al lector sus respectivas historias. entonces empezaban a distinguirse.
Ramos sostiene a través de Coaybay una idea Otro inadaptado, el hijo de Dámaso del Pra-
que no dejará de repetirse en sus obras posterio- do, revela, más que sus antecesores, su profun-
res: Cuba no debe imponerse un cuadro de va- da crisis espiritual y su desvalimiento como ciu-
lores nuevos sin antes resolver sus problemas dadano que no acepta su realidad. Es un hombre
económico-sociales. Los conflictos políticos contradictorio, un personaje cuya verosimilitud
—la sobrevaloración de éstos hace fracasar la re- crece tanto más cuanto menos rígida es su con-
volución coaybayana— se solucionan según sean ducta. Las satisfacciones personales de su altruis-
atendidos aquellos. mo le conducen, sin embargo, al desencanto y al
La proximidad cronológica de Las impurezas vicio. Ramos presenta estos problemas de un
de la realidad (1929) con respecto a Coaybay no modo muy gráfico. De la honestidad pasa al ci-
impide el salto de calidad que las separa. La crí- nismo, a un fervor agónico que el autor repre-
tica sostiene que la de 1929 es la más literaria de senta con acierto. En el fondo hay aquí una
las novelas de Ramos, observación discutible si voluntad de clarificación del status moral repu-
se la compara con Caniquí. Hay en ella cierto blicano, clarificación que de hecho es una con-
grado de complejización estructural en lo que quista del autor cuando logra evitar el exterio-
toca al tiempo y al espacio novelescos, y los rismo y el ensayismo.
ambientes suelen cobrar un significado que tras- Las impurezas de la realidad es la historia de
ciende la mera contextuación. El curso del argu- una venganza ciega, una riposta del sufrimiento
mento se fragmenta, vuelve sobre sí mismo, se que, matizada con la ambición, el crimen, la hi-
adelanta o se detiene. La verosimilitud de los pocresía y la falta de horizontes, halla una tra-
diálogos crece y las descripciones son más ajus- ducción feliz en varios personajes centrales. Esa

Untitled-45 529 02/06/2010, 9:36


530 ETAPA 1923-1958

traducción entraña un gran afán de discernimien- guida sobre la base de presentar lo universal
to y evaluación en el terreno sociopolítico. La como algo que, desde luego, no pertenece a nin-
forma en que aparecen muestra a un Ramos pre- guna época histórica en particular, pero que se
parado para escribir su novela mayor: Caniquí inserta en cualquiera de modo natural y necesa-
(1936). rio. Tal es, en rigor, el alcance de la historia que
La última novela de Ramos es un aparente Ramos cuenta a través de Caniquí. El costado
retroceso temporal: la acción transcurre a partir fruitivo de la recreación histórica no muestra a
de 1830 en la ciudad de Trinidad. El lector se un Ramos escapista, inmerso en descripciones y
encuentra ante la realidad colonial, dentro de un problemas del pasado, sino a un escritor que
contexto rigurosamente fijado por sus elemen- busca iluminar el presente desde un ángulo
tos más notorios e importantes, entre los que se literariamente distinto y eficaz.
destaca la absorbente problemática de la escla- Caniquí no se remonta a las jornadas heroi-
vitud. Desde ella Ramos teje un argumento sin- cas del ’68 y el ’95 para aludir así a un heroísmo
gular, que no por hallarse fuera de época en rela- perdido con el advenimiento de la República.
ción con el arduo presente republicano se desliga Tampoco las ideas independentistas surgen en
de su esencia, su espíritu. Es por ello que, a la primer plano. El autor prefiere dedicarse casi por
manera de otros escritores cubanos, el autor entero a la historia que tejen los cuatro persona-
construye una semialegoría de lo inmediato, al jes mencionados, sobre todo a la extraña y rica
mismo tiempo que explora las causas de su índole relación que surge entre Mariceli y Caniquí. Esta
en los aproximadamente cien años anteriores. reconcentración deja un saldo muy positivo si
La vuelta al pasado es una especie de regulari- lo comparamos con el que se desprende de las
dad de la narrativa cubana en los primeros trein- tres novelas anteriores. Caniquí ofrece en sus
ta años del siglo, y como tal surge a partir de páginas el más alto nivel estilístico alcanzado por
ciertos cuestionamientos que nacen de la re- Ramos y algunos aciertos parciales memorables.
flexión en torno al futuro de la República y al La última novela de Ramos es una obra en
pasado que la determina histórica, social, políti- verdad infrecuente dentro del panorama narra-
ca y éticamente. Ramos, desde luego, no escapa tivo de la república. En la novelística de índole
a la acción de esa regularidad, si bien su queha- histórica durante las tres primeras décadas del
cer en este sentido carece de alusiones directas período neocolonial, Caniquí resulta una obra
al presente y atiende sólo al universo novelesco. singular si se repara en ciertos rasgos suyos: la
Caniquí no es una novela de tesis al modo de notable madurez del estilo, determinada factu-
las anteriores, ni presenta a algún personaje sos- ración cinematográfica, exploración psicológica
pechoso de ser la «voz» del autor. El argumento adecuada y búsqueda de una vía fecundante para
se desenvuelve básicamente en las relaciones que transmitir las ideas de modo que el contenido
establecen cuatro personajes: Lorenzo de Pablos sociopolítico no sobresalga por encima de lo in-
(el esclavista, símbolo del poder colonial y sus dividual visto en términos de hechos escuetos y
intereses), Juan Antonio (el joven de ideas de conducta. Hay en Caniquí una progresiva
independentistas, romántico y práctico al mis- sutilización de su fondo ideológico.
mo tiempo), Mariceli (el misterio de la hondura La ambigüedad de las motivaciones de Mari-
espiritual, la dualidad de la pasión carnal y la re- celi y de su relación con el mítico esclavo cons-
ligiosa) y Caniquí (el esclavo que ama su liber- tituyen el centro de la obra en lo que atañe a su
tad y que se presenta como un fugitivo peligro- nivel anecdótico más complejo. Por otra parte,
so, con poderes mágicos). Las tensiones y Ramos cambia la perspectiva desde donde se
distensiones de la acción se resuelven entre ellos. cuentan los hechos hasta dar con el significado
Ramos los mueve con habilidad. real de ellos. Los desplazamientos espacio-tem-
La importancia de Caniquí radica en los con- porales, que se vinculan directamente con esa
tenidos universales que en ella expone el autor. angulación múltiple de los acontecimientos, dan
Hay cierta intemporalidad de lo humano conse- como resultado un dinamismo interno superior

Untitled-45 530 02/06/2010, 9:36


LA NOVELA 531

al de Las impurezas de la realidad y que se acen- cular, se presentó un panorama en torno a lo más
túa con la ausencia del metaforismo, bastante relevante de la problemática ideoartística del
afuncional en las tres novelas anteriores del au- criollismo vista como conjunto de preocupacio-
tor. El especial ritmo que identifica al discurso nes —nuevas y renovadas— que habían hallado
narrativo en Caniquí se logra a partir de un sis- cierto auge en sus concreciones durante los años
tema ordenado de cuadros y secuencias. Este sis- de la vanguardia, y más tarde, bajo la influencia
tema tiene la virtud de lograr un clímax ascen- de ella, determinada estabilidad a lo largo de la
dente, propio de las exigencias de la historia que república.
Ramos desarrolla en su novela. La novelística de Luis Felipe Rodríguez está
La obra novelística de Ramos se halla traspa- conformada por cuatro obras: La conjura de la
sada por un eje único. Este eje o idea central se ciénaga (1923), La copa vacía (1926), Ciénaga
conforma a partir de las preocupaciones del au- (1937) y El negro que se bebió la luna, terminada
tor en torno a la realidad neocolonial cubana y de escribir en 1940, pero que no apareció en for-
su futuro. De ellas extrae Ramos conclusiones y ma de libro hasta 1978. De ellas, en rigor sólo
soluciones que no por participar del error cir- dos —la de 1923 y la de 1937— pueden juzgarse
cunstancial dejan de ser honestas. Ramos, cuyas representativas de la tendencia que nos ocupa,
ideas eran al principio notoriamente acientíficas, en el caso de Luis Felipe Rodríguez.
evoluciona luego hacia posiciones ideológicas de El análisis de las relaciones existentes entre
vanguardia y de mayor eficacia para la compren- La conjura… y Ciénaga descubre en Luis Felipe
sión de la realidad. Sus concepciones artísticas Rodríguez —y a propósito del desarrollo de la
experimentan cambios similares, aunque de un novelística republicana en general— un fenóme-
modo menos evidente. no revelador: la evolución de ciertas ideas en
El doble proceso que entraña su novelística torno a la realidad campesina hacia otras con-
puede ser resumido así: del anarquismo román- cepciones sobre el mundo rural que, desde lue-
tico, de cierta eticidad resguardada de las «im- go, dan lugar a elementos configurativos espe-
purezas», a una rebeldía eficaz y abierta que im- cíficos. La conjura… reaparece en 1937, como
pugna los cimientos de todo un sistema social; producto de una remodelación, bajo el título de
de una explicitación francamente ensayística de Ciénaga. El espacio, el tiempo, los personajes y
presupuestos ideológicos básicos, a los perso- el argumento son similares en ambas, pero en-
najes-símbolos, decantados de una madurez ar- tre una y otra transcurren casi quince años.
tística y conceptual.28 Ese lapso es testigo de un proceso de madu-
Las novelas de Ramos muestran a un intelec- ración que demuestra, si se valoran La conjura…
tual de transición que paulatinamente hace su- y Ciénaga como un todo metodológicamente
yas las ideas y las formas de lucha más renova- irrompible, la índole transicional —ya mencio-
doras del momento en el que le tocó escribir y nada cuando se abordó su cuentística— de Luis
desenvolverse como ciudadano. Las cuatro, vis- Felipe Rodríguez.
tas como un ciclo, expresan de cierto modo va- El tránsito, que se hace tangible en Ciénaga
cilaciones, aciertos y conquistas en torno al pro- —resultado de un análisis crítico de su mode-
pósito de introducir cambios radicales en la lo—, puede definirse como la transformación del
realidad cubana de entonces. [A. G.] melodrama campesino en una alegoría de la Re-
pública. Cierto es que ya en la novela de 1923
hay numerosos rasgos indicadores de su proyec-
2.4.3 La tendencia criollista: L. F. Rodríguez ción alegórica, pero éstos se sistematizan y co-
y otros autores bran un grado de coherencia mayor en el texto
de 1937.
En el epígrafe correspondiente al cuento crio- Es conveniente atender en Ciénaga a ciertas
llista en general y a la producción aportada en cuestiones ilustradoras de lo anterior: a) las
este sentido por Luis Felipe Rodríguez en parti- declaraciones de Luis Felipe Rodríguez en su

Untitled-45 531 02/06/2010, 9:36


532 ETAPA 1923-1958

«Advertencia al lector»; b) el contenido de la par- todo, una reflexión muy significativa: en ella se
te que precede al primer capítulo de la novela, asiste al desdoblamiento de Luis Felipe Rodrí-
titulada «La casa de las Aldanas» y c) la índole guez, con la ayuda de Aldana, en dos persona-
del capítulo XXII, texto que no figura en La con- jes: Hermida (novelista malogrado) y el propio
jura de la ciénaga. Aldana (cronista posterior de la aventura de su
El autor dice en su «Advertencia…» que La amigo). Aldana se autodefine como hombre de
conjura… no es más que una novela de costum- transición. Lee lo que Hermida había dejado es-
bres en donde se exalta lo pintoresco y se halla, crito y afirma que los tiempos ya no son los de
sólo embrionariamente, un conjunto de posibi- la guitarra nostálgica y el guajiro manso, inge-
lidades de mayor alcance y eficacia cuya realiza- nuo. A partir de estas consideraciones, Aldana
ción dependía del grado de adentramiento y de relata los sucesos acaecidos en La Ciénaga. Y
la experiencia del escritor en torno al proceso decide, situado ya en una nueva perspectiva, re-
de la vida económica, política y social del cam- tornar al escenario de la tragedia —abierta aho-
pesino. Es decir: Luis Felipe Rodríguez recono- ra hacia lo antillano y lo continental— el espíri-
ce que Ciénaga intenta convertir esas posibili- tu de Marcos Antilla, ese personaje que nace
dades en realidad. —sugiere Aldana— después del momento en-
Vicente Aldana, amigo del protagonista soñado y romántico de la narrativa criollista.
—Santiago Hermida— y funcionario del censo Es evidente que ese momento corresponde a
nacional, acompaña a este último a La Ciénaga, La conjura…, melodrama cuyo autor no es otro
lugar del barrio de La Loma que se encuentra que Santiago Hermida, el primer Luis Felipe
cerca de la ciudad de Tontópolis, el provinciano Rodríguez. En tal sentido, no cabe otra conclu-
ambiente de Damián Paredes. Hermida tiene la sión que ésta: Vicente Aldana encarna la supera-
intención de escribir una novela sobre la vida ción del autor, superación visible ya en Marcos
criolla, pero las rarezas y novedades de esa vida Antilla…, el libro que prepara a este segundo
van apartándolo de su propósito original. Más Luis Felipe Rodríguez para la escritura, apó-
que a escribir, se dedica a observar, a participar. crifamente llevada a cabo por Aldana, de Ciéna-
Así, se enamora de Conchita Fundora, la hija de ga, la conceptualización alegórica de la realidad
un ex-comandante del Ejército Libertador cubana desde el entorno rural.
—Etelvino Fundora—, devenido agricultor de Desde las páginas de «La casa de los Aldanas»,
posición holgada. La muchacha posee un pre- Luis Felie Rodríguez insinúa el carácter ende-
tendiente —Mongo Paneque— que, hacia el fi- ble, la franca timidez de la novela de 1923, cuan-
nal de la obra, ocasiona la muerte a Hermida y do aborda la problemática socioeconómica del
diluye, de este modo, las posibilidades de per- campesino. Ésta es la razón esencial por la que
der a Conchita. La trama, cuyo núcleo es éste — el autor reescribe La conjura… y extrae de ella
el resto son episodios, cuadros, escenas que se un producto en el que se verifica su tránsito ha-
van imbricando—, involucra a otros personajes cia la nueva literatura, ajena, desde luego, al la-
como el alcalde (el cacique político Fenque briego patriarcal —no se trata aún del guajiro—
Camacho), el terrateniente rico (Venancio la O), de La ilusión de la vida (1912); ajena asimismo a
el típico y pintoresco criollo narrador de histo- la rebeldía ética, teñida por el antiheroísmo, de
rias inverosímiles y divertidas (Liborio Bartolo Cómo opinaba Damián Paredes (1916); al lamen-
Morejón), la típica madre campesina (Desideria to y a la incomprensión de los pintorescos cam-
Ramírez), el norteamericano (Mr. Norton, el pesinos de La pascua de la tierra natal (1928).
mismo de Marcos Antilla. Relatos de cañaveral) Con el capítulo XXII, Luis Felipe Rodríguez
y otros menos importantes. logra colocar a Ciénaga en cierto nivel de pene-
Vicente Aldana es un testigo distanciado, casi tración que no tenía, como se ha sugerido, la
ajeno a los acontecimientos. La acción de esa novela de 1923. Es un tipo de penetración que le
parte titulada «La casa de los Aldanas» tiene lu- viene de los resultados perceptibles en Marcos
gar después del desenlace de la novela. Es, sobre Antilla…, pero que formalmente resulta un aña-

Untitled-45 532 02/06/2010, 9:36


LA NOVELA 533

dido, un bloque textual demasiado cercano al del amor en el ámbito rural, la familia campesi-
ensayo sociológico. Los intentos de Luis Felipe na, las maniobras políticas y sus ejecutores más
Rodríguez por definir la criolledad —violencia, típicos, la naturaleza y sus diferentes grados de
ternura, odio, temperamentos encontrados, pa- complicidad con la vida del guajiro, el problema
siones disímiles que provienen de la mezcla ra- de la pérdida de las tierras, el habla campesina.
cial y las singularidades de nuestra historia, todo Todos estos elementos, sumados a otros que
ello recortado sobre una naturaleza cómplice que conforman la ideología de Luis Felipe Rodríguez
sirve de trasfondo, como ocurre en la novela— en este momento, caben en una obra como Cié-
se frustran dentro de los límites de la ficción y naga, especie de tipología de la criolledad según
de la novela como género, aunque funcionen de la entendió su autor.
modo valioso en una instancia extraliteraria Muy ligados a lo pintoresco, los rasgos
iluminadora. Además, en el capítulo en cuestión, costumbristas de la novela funcionan como con-
Vicente Aldana (Luis Felipe Rodríguez) da a texto de la acción. Es dable comprobar retros-
conocer una suerte de proyecto social que, por pectivamente, a través del examen de la narrati-
su naturaleza, enriquece retrospectivamente los va criollista cubana entre principios del siglo y
aciertos de Marcos Antilla. Relatos de cañaveral. las postrimerías de la década del treinta, que esos
El capítulo XXII también expone de forma rasgos constituyen un esquema portador de
conclusiva y explícita la dimensión alegórica de constantes. Con el desarrollo de estas últimas,
Ciénaga. El pantano que se traga a Hermida es Luis Felipe Rodríguez expresa la inmovilidad de
nuestra realidad (Hermida resulta un irrespon- la vida campesina y, de hecho, su estancamiento
sable, un individuo que, a pesar de no compren- sociocultural.
der la idiosincrasia del mundo rural, se aventura Aciertos aparte, Ciénaga, en tanto que com-
en él). Conchita Fundora representa el costado pendio singular y altamente valioso de rasgos
exuberante, la riqueza insular asediada y preten- externos e internos de nuestra identidad, concep-
dida por todos. El proyecto social de Aldana alu- tualiza demasiado algunos de ellos. Las intru-
de a la necesidad de un pensamiento social re- siones sociológicas se acentúan. Es notable el
novado, contrario al despojo, el esclavizador interés en el autor de explicar claramente al lec-
monocultivo y ceñido con objetividad al tor las esencias de la realidad campesina, interés
antimperialismo. que entra en contradicción con cierta pobreza
Estos tres elementos —la «Advertencia al lec- de recursos y una comprobable ausencia de je-
tor», el texto de «La casa de los Aldanas» y el rarquías en el manejo de aquellos rasgos. Luis
capítulo XXII— son, en esencia, los que dife- Felipe Rodríguez se distancia del universo
rencian a Ciénaga de su antecesora. Cabe sumar ficcional que Ciénaga propone debido a que, ante
a ellos cierto número de supresiones que alivian los dilemas que quiere desentrañar a través de la
al texto —aunque no lo expurguen totalmente— literatura, su postura es la del sociólogo. En el
de incongruencias, diálogos falsos, reiteraciones epígrafe dedicado al cuento criollista se había
y descripciones afuncionales. Estos últimos de- explicado esta cuestión y otras que dilucidan el
fectos conspiran contra la sencillez del estilo, conflicto de la literatura del autor. Es convenien-
muchas veces ampuloso y de mal gusto. La no- te insistir, en tal sentido, que dada la rigidez
vela incorpora creativamente textos de narracio- entrañada en el conocimiento de Luis Felipe
nes anteriores de Luis Felipe Rodríguez y se Rodríguez sobre el mundo rural, la traducción
enriquece de modo evidente con ellos. Además, de ese mundo se torna también rígida, harto aje-
el propósito en el autor de aprehender y siste- na a una gradual matización de sus numerosos
matizar el universo campesino dentro de lo no- aspectos integradores. Es así que Ciénaga, la pri-
velesco, propicia la aparición de los tópicos que mera novela criollista importante en el período
había recreado en su narrativa precedente: la su- de la neocolonia, acentúa su vocación de servi-
perstición, las fiestas populares, las costumbres cio directo —la denuncia de la tragedia socio-
más entrañables, la violencia, las peculiaridades política y económica del campesino—, pero de

Untitled-45 533 02/06/2010, 9:36


534 ETAPA 1923-1958

un modo que disminuye su calidad y que limita papel heroico que les tocó desempeñar en las
sus posibilidades a la aprehensión parcial del guerras de independencia— unida al pesimismo
universo que anima el guajiro. de quienes, rotas las esperanzas, vieron otra vez
En cuanto a La copa vacía y El negro que se instaurarse en Cuba la dominación extranjera.
bebió la luna, es conveniente aludir, aunque am- Otros autores importantes de la novelística
bas se aparten de los objetivos de este epígrafe, rural, influidos por el magisterio de Luis Felipe
al hecho de que la primera se halla fuera de la Rodríguez y que superaron sus aportes o los
tendencia criollista por la índole de su argumento emplearon de distintos modos, fueron Alberto
y las preocupaciones que encierra, y que la se- Lamar Schweyer (1902-1942), Ciro Espinosa
gunda se desliga también del criollismo, pero (1890-1956), Carlos Enríquez (1901-1957) y
sólo por sus coordenadas espacio-temporales y Alcides Iznaga (1914).
lo específico del asunto que el autor trata en ella. Vendaval en los cañaverales (1937), de Lamar
La copa vacía, breve novela de aprendizaje, Schweyer, es una novela de contrastes agudos.
mantiene evidentes relaciones con Cómo opina- De un lado, la vida fácil y superficial del prota-
ba Damián Paredes. Escrita después que Luis gonista, el cubano Gonzalo Maret, en Francia;
Felipe Rodríguez dio a conocer La conjura…, del otro, la tragedia cotidiana del cañaveral, con
constituye un paso intermedio, una especie de una huelga de trasfondo. El autor establece un
regreso al tono melancólico que albergan sus montaje de secuencias alternas que coinciden en
primeros libros, pero se diferencia de ellos por Maret. Se trata de los últimos días de este per-
su coherencia novelesca. Allí se encuentra la pin- sonaje, un hombre que a pesar de su condición
tura del ambiente provinciano y la existencia tris- decide intervenir en favor de las demandas de
te, signada por la meditación, que sirven de tras- los campesinos, al darse cuenta de que nunca
fondo al desenvolvimiento de Sebastián Manuel había hecho cosa alguna por una causa justa. Y
Antúnez, personaje cuyo destino no es otro que pierde la vista en la violencia de la huelga.
el de los condenados al fracaso social y espiri- El valor de esta novela radica fundamental-
tual, al estancamiento, al vacío. En La copa va- mente en el reflejo de una típica huelga en un
cía —por eso su título— Luis Felipe Rodríguez central más o menos típico. Pero ese reflejo se
muestra el más crudo reflejo de la frustración. torna endeble por la utilización de un lenguaje
Quizás a causa de ello la novela funciona, den- ampuloso y por la lentitud del tempo narrativo
tro del ciclo narrativo total del autor, como una en un ámbito ágil y de numerosas tensiones. La
especie de exorcismo antes de entrar de lleno en novela logra mostrar, además, un punto de vista
los temas y personajes que más le atraían: la vida burgués ante la realidad socioeconómica del cam-
rural y los campesinos. pesino.
El negro que se bebió la luna es una insólita Ciro Espinosa publica en 1939 La tragedia del
novela histórica que Luis Felipe Rodríguez es- guajiro. Es una especie de novela-documento que
cribe al final de su vida. Sin embargo, el texto no recoge en detalles los aspectos más sórdidos y
se aparta demasiado de la línea criollista del au- pintorescos de la vida rural. Sus aportes están
tor precisamente porque se remonta al siglo XIX, precisamente ahí y no en su discutible proyec-
a un ingenio azucarero, con el fin de contar una ción artística. Espinosa traza un conjunto de
historia sobre los antecesores del guajiro: los cuadros que van imbricándose y cuyos títulos
negros esclavos. No se trata de una novela que parecen anunciar, sobre todo, una materia ensa-
propone una traslación completa al pasado, sino yística. Por otra parte, el lenguaje se torna in-
de una mirada retrospectiva con el pensamiento eficaz al intentar apresar el espíritu del habla
puesto en la realidad republicana. El negro que campesina y sólo ofrecer una transcripción
se bebió la luna es una alegoría que sólo cobra fonética de constantes elisiones, lo que consti-
sentido al final, cuando es posible comprobar tuye un retroceso en relación con lo alcanzado
un símil: la frustración futura de los cimarrones por Luis Felipe Rodríguez y otros narradores
—por negros y porque la República silenciará el en ese sentido.

Untitled-45 534 02/06/2010, 9:36


LA NOVELA 535

De la producción novelística de Carlos campesino, la coincidencia en las preocupacio-


Enríquez sólo sus dos primeros textos se ubi- nes temáticas, las escasas variaciones del trata-
can dentro de la tendencia criollista. El último miento composicional, la revelación del guajiro
—La vuelta de Chencho, escrito en 1942 y pu- como personaje rico en posibilidades de diseño,
blicado en 1960— se aparta de ella por su la postura mimética ante ciertos aspectos de la
ambientación espacial y sus preocupaciones. Ti- realidad socioeconómica rural y la aprehensión
lín García (1939) y La feria de Guaicanama progresiva de los valores éticos del campesina-
—terminada de escribir en 1940, pero que vio la do cubano. [A. G.]
luz veinte años después— evidencian la condi-
ción de pintor de Carlos Enríquez. Son obras de
estilo ágil y brillante. Hay equilibrio en el dise- 2.4.4 Nuevos caminos de la novelística
ño de los personajes —apasionados, sencillos y
justicieros— y en el tratamiento de otros ele- 2.4.4.1 Carpentier, Serpa, Novás Calvo,
mentos como la explotación, el amor, la natura- Montenegro y Torriente Brau
leza, la muerte, la vivencia cotidiana. En estas
novelas aparece un ingrediente nuevo, que im- Alejo Carpentier, a partir de su primera obra de
prime un tono distinto a la prosa y que marca el ficción, Écue-Yamba-Ó (1933), es representati-
ascenso de nuestra narrativa rural a partir de la vo de un trascendente movimiento renovador de
década del cuarenta: el proceso de mitificación. la novelística cubana que aspira a la apropiación
A pesar de los excesos metafóricos y ciertas artística del carácter altamente complejo de la
ampulosidades, Carlos Enríquez conduce su na- historia y los destinos humanos inmersos en la
rrativa hacia una dimensión mitológica. Indepen- lucha por la autorrealización social y genérica.
dientemente del grado de desaliño que hay en el La novela, escrita entre 1927 y 1933, ha dado
estilo, su vindicación del campo cubano se tor- origen desde su fecha de publicación a una pro-
na canto a la sensualidad y crítica de las costum- ductiva polémica referida en lo fundamental al
bres burguesas. La exaltación neorromántica de realismo en la captación de la vida nacional y el
lo instintivo es un aspecto central de su novelís- negro cubano, así como a su naturaleza estética,
tica. Carlos Enríquez postula un mundo distin- que evidencia influencias de la vanguardia.29
to al borrar la tradicional pasividad del guajiro y Ciertamente, Ecué-Yamba-Ó integra una ima-
revelar sus anhelos y rebeldías. gen en movimiento de la sociedad cubana entre
En Los Valedontes (1953), de Alcides Iznaga, 1909 y 1932 aproximadamente y, en esencia, lo-
al igual que en algunas zonas de la narrativa de gra atrapar rasgos característicos de la domina-
Enríquez, se aprecia ya el perfil psicológico del ción neocolonial impuesta a nuestro país por la
campesino. Esta cualidad se suma, en el caso de injerencia del imperialismo norteamericano con
Iznaga, a un notorio interés por el ordenamien- la trágica consecuencia del subdesarrollo, que
to interior de la obra, cuyas piezas son como Carpentier asume a la interrelación de sus cau-
viñetas que se entreveran equilibradamente. Las sas objetivas y repercusiones espirituales.
especificidades de la composición dan lugar a un El novelista, situado en una posición de avan-
nuevo tipo de argumento en donde el autor pro- zada tanto desde el punto de vista sociopolítico
pone varias formas de escribir una novela, he- como estético, fundamenta su naciente arte na-
cho sobre el que descansan sus aportes a la rrativo en sólidas bases populares de proyección
novelística cubana de la etapa en general y a la antimperialista y democrática.
tendencia criollista de nuestra narrativa en par- A la tarea de definir el verdadero perfil de la
ticular. cultura nacional, sin menoscabo de partes cons-
La novela criollista en este lapso se identifi- titutivas esenciales, contribuye eficazmente el
ca, grosso modo, por la reiteración de los contex- trabajo intelectual y artístico de Alejo Carpen-
tos dramáticos, la sistematización de los princi- tier. Por tanto, la significación de esta opera pri-
pales elementos constitutivos del entorno ma, expresiva del proceso de aprendizaje de

Untitled-45 535 02/06/2010, 9:36


536 ETAPA 1923-1958

quien habrá de ser novelista mayor de las letras su defensa apasionada de «el bongó, antídoto de
cubanas y latinoamericanas, guarda estrecha re- Wall Street. ¡El Espíritu Santo venerado por los
lación con la necesidad de examinar la joven na- Cué, no admitía salchichas yankis dentro de sus
ción hacia adentro, en su mestizaje y antagóni- panecillos votivos…! ¡Nada de hot doge con los
cas relaciones sociales, tarea que no podrá ser santos de Mayeya!»30
cumplida desde la perspectiva del nacionalismo Dignificar la cultura del negro desde posicio-
burgués. nes democráticas se erige en el propósito mo-
Del proceso de transculturación que se pro- triz de Écue-Yamba-Ó, lo que la remite a las
duce en nuestro país como parte del universo preocupaciones dominantes de la intelectualidad
americano y caribeño, ofrece el novelista una de vanguardia que en Cuba se formaban en la
primera visión artística, centrando la atención praxis revolucionaria.
en las manifestaciones sincréticas de la cultura En la búsqueda de nuevas perspectivas para el
espiritual del negro cubano, donde despliega su desarrollo del género no puede dejarse de apun-
naciente maestría para la recreación del mito y tar cómo Carpentier asume las conquistas más
la liturgia, los ritos y ritmos musicales, todos relevantes de esta época de cambios sustancia-
acriollados. les. Écue-Yamba-Ó se incorpora a la moderni-
Pero aún alcanzará superior grado de proble- dad sin cosmopolitismo snobista. El narrador
maticidad el realismo carpenteriano al mostrar quebranta la visión naturalista de fundamento
el sincretismo religioso de los complejos yoruba, positivista y agnóstico en su proyecto de apre-
bantú y carabalí, no solo en la evidencia de sus sar la nación sin ontología metafísica o exotis-
elementos distintivos e interrelaciones, sino tam- mo. En tal sentido, la experiencia vanguardista
bién asumiendo este sincretismo en su integri- desempeña un rol principal, no como estética
dad, inmerso en la vida social, sin aislarlo en afán cumplida, sino a manera de impulso liberador.
descriptivista. Trabaja Carpentier de manera Así el futurismo le enseña a atrapar la reali-
aportadora, sobre todo si reparamos en el nivel dad en su multiplicidad unitaria, desarrolla el
de desarrollo de los estudios etnológicos y gusto por el contraste y la disonancia, la diná-
folklóricos contemporáneos de la novela, el as- mica de la expresión, aunque también lastre por
pecto de la contrariedad del sincretismo religio- la transposición mecánica que hace Carpentier
so, revelando las causas objetivas de la integra- de la tropología de la poética de lo moderno. El
ción de sus fuerzas motrices como estructura de cubismo aporta una reacción antipreciosista,
resistencia, pero sin desconocer las de extraña- agudiza la capacidad perceptiva y posibilita di-
miento y evasión mística, contradicción que con versos puntos de vista. La mirada experimen-
valor modélico se cumple en la imagen que pro- talista abstrae y geometriza, gana en rigor analí-
pone la novela de la secta secreta abakuá o tico, lo que es evidente en los pasajes descriptivos
ñañiguismo, estudiado en su desintegración. de la novela y particularmente en la configura-
Son develadas, por tanto, las tendencias ción del central San Lucio. Nuestro artista apren-
alienantes de abakuá como falsa salida en este de a desromantizar el asunto, descubriendo la
determinado contexto histórico de ascenso re- fuerza artística de las formas sencillas y puras.
volucionario y, en justa relación causal, se mues- Pero la huella más determinante es la del su-
tran los signos de enajenación del país, con lo rrealismo, presente en la intencionalidad de la
cual se amplía la concepción de la obra que nos obra que, al decir de su autor, coloca en un pri-
enfrenta a un conflicto capital: la nacionalidad mer plano «los elementos mitológicos, supra-
contra las tendencias opresivas y desnatura- rreales que pueden hallarse en la vida de las cam-
lizadoras, la identidad contra la alienación, opo- piñas y pequeñas ciudades contemporáneas»,31
sición que se reitera en la narrativa carpenteriana, repudiando el color local y el ordenamiento de
y aquí comienza a cuajar en las propuestas la realidad, puesto que «el misterio de la vida
ideotemáticas de la novela, no exenta de cierto cotidiana encierra sugerencias poéticas que la
tremendismo, aunque intensa y convincente en razón no debe ingeniarse en controlar».32

Untitled-45 536 02/06/2010, 9:36


LA NOVELA 537

Para el novelista en formación, que ha recha- muerte, negadora para él de toda posibilidad de
zado tempranamente el costado formulario e realización humana. Se está en presencia de una
irracional de la ortodoxia del movimiento, lo novela de desarrollo en la que el «héroe» no pro-
decisivo de esta experiencia se encuentra en la gresa, pretendida novela de educación donde los
expresión de lo maravilloso con factores muy personajes llegan al extravío definitivo de su vida
humanos, potencializándose los valores espiri- espiritual.
tuales que hacen posible la reorganización esté- Écue-Yamba-Ó deviene historia paradójica y
tica de la realidad no sometida al rigor de la ló- antitética en relación con la tradición decimo-
gica positivista. nónica, así como en el público de los años 30,
En la naturaleza estilística de Écue-Yamba-Ó buscando una respuesta en profundidad y activa
no posee menor importancia la recepción críti- porque incita a reflexionar, a valorar el proble-
ca de la tradición criollista. Del método natura- ma desde nuevos ángulos, en cuyo centro se ha-
lista-tipicista-vernacular, como lo denomina, lla una figura que es incapaz de autointerpretarse
Carpentier no puede aceptar su formulación del en su mundo y que el autor, por su parte, renun-
enfrentamiento civilización-barbarie desde las cia a explicar doctrinariamente. Como Carpen-
posiciones del liberalismo burgués, la sobrecar- tier conceptualiza años después, se está apoyan-
ga racionalista y los esquemas simbólicos mani- do en un efecto por rechazo: «Las tres hermanas
queos. Sin embargo, el escritor retoma lo mejor de Chéjov, por ejemplo, no es una pieza épica.
del criollismo, su vocación americanista, y se Pero tiene una ambivalencia épica porque sale
pone en camino de trascenderlo. uno del teatro con ganas de sacudir aquello, de
Carpentier, con su extraordinaria labor teóri- hacer algo y que no se siga malogrando gente.
ca de las Crónicas y en el proceso creativo de la Luego puede haber un reflejo épico en una ac-
propia novela, está ofreciendo un primer acer- ción no épica.»33
camiento a lo real maravilloso americano que ya Esta actitud narrativa se complementa con la
se le revela en las recurrencias del acá-allá, del inclusión final de un segundo Menegildo, pro-
ahora-entonces, en los procesos de trans- yecto del porvenir, para quien «otros gallos can-
culturación, en los fecundos mestizajes que ca- tarán»34 y cuya vida «tal vez volverá a asumir la
racterizan nuestra historia y cultura. tensión anterior de esos espacios y tiempos
En consecuencia, Écue-Yamba-Ó no resulta opuestos, pero desde otra altitud de la expe-
una novela híbrida, sino encrucijada y punto de riencia».35 Con ello la obra alcanza una supe-
confluencia de tendencias creadoras que marcan rior propuesta conjetural, que es confirmada
el desarrollo de una narrativa nacional y ame- diestramente por su «forma abierta, una forma
ricanista, dotada de alto nivel de realización es- expansiva comparable a las improvisaciones, al
tética. parecer interminables, de los compositores con-
Penetrando en las particularidades de su mo- temporáneos»,36 explícita invitación al viaje tem-
dalidad narrativa, es interesante señalar que Écue- poral.
Yamba-Ó adopta la apariencia de la novela de Con tacto artístico el autor introduce el dis-
aprendizaje y educación, de la novela formativa. tanciamiento de las formas paródicas propias de
Pero si ciertamente nos enfrenta a la formación la sensibilidad barroca, imita y a la vez subvierte
de Menegildo Cué en su mundo, al proceso de cánones, sometiendo la creación en su totalidad
aprendizaje existencial del protagonista, no se al efecto de la sugerencia y la ironía, la antino-
puede renunciar al cuestionamiento de esta ex- mia y el contraste, también esencialmente afi-
periencia. Menegildo no toma conciencia del nes al espíritu de la vanguardia.
sentido de su vida, no llega a comprender su pa- La naturaleza del método narrativo de Car-
pel en el curso de la historia; por eso la padece, pentier es dominantemente diegética, con fun-
incapaz de asumirla conscientemente. Su cultu- ción relevante para el narrador que deviene el
ra de resistencia, y evasiva en última instancia, principal sostén y despoja al argumento de su
lo conduce a la enajenación irreversible de la acción organizativa, con lo cual aparece una

Untitled-45 537 02/06/2010, 9:36


538 ETAPA 1923-1958

constante de la novela carpenteriana. La inda- to y continuidad de la vida después de catástro-


gación en las raíces se expresa en una construc- fes, todo lo cual coincide tanto con las concep-
ción épica narrativa, monumentalista y panorá- ciones del tiempo cíclico de los incas, aztecas y
mica, de visión múltiple y fragmentaria, con taínos,37 como con las prácticas de sectas secre-
toques ornamentales y sentido de espectáculo, tas de origen africano donde «se muere y se re-
acentuado en los episodios relacionados con el nace más fuerte y apto […]. Esta muerte y resu-
folklore, especialmente patentes en el «rompi- rrección —expresión de un fecundo ciclo vital—
miento ñáñigo». Dista aún Carpentier de la in- fue propio de los ritos de iniciación, del paso
tegración sintética, de la subordinación orgáni- del desconocimiento infantil al conocimiento (y
ca de todos los factores a la idea artística, que en reconocimiento) social adulto»,38 parábola que
sí misma pone de manifiesto las indefiniciones describe el tiempo alegorizado en la historia na-
ideoestéticas inherentes a un proceso de forma- rrada de Écue-Yamba-Ó. Se hace patente que la
ción en que el continuo cuestionamiento del causalidad y temporalidad residen en motivos
mundo genera la naturaleza fragmentada, estrechamente vinculados a nuestras raíces cul-
rapsódica, de la obra. A la vez, el novelista no se turales, aunque también dotados de valencia
aleja del espíritu discontinuo, inacabado, expe- universal.
rimental, de los ismos. Con sus «escalas y En Écue-Yamba-Ó la construcción deviene
arpegios de estudiante» extiende la mirada, más espiral, termina y recomienza con una propues-
que ahondar, inventariando tipos populares, fies- ta, a diferencia de la composición circular que se
tas, ritos, ritmos, terapéuticas, mitos, es decir el cierra en sí misma al concluir la acción. De este
rico arsenal de la cultura popular tradicional. Pero modo se inaugura una orientación temática y
lo hace con destreza y oficio, encantando con su compositiva que expresa la concepción del mun-
poder imaginativo, que atrapa lo olvidado o des- do de Carpentier de naturaleza dialéctica, en que
conocido de la realidad. la estructura funciona como un enunciado me-
Sobre estas bases se desarrolla su capacidad tafórico, fijando también el inicio del principio
para ofrecer la sensación de los objetos como compositivo de asociación de temporalidades.
visión y no como reconocimiento, liberándose En Écue-Yamba-Ó el tiempo, que concierne al
del automatismo perceptivo y descubriendo las pueblo, implica progreso, aunque no llegue a
cosas como si las viera por primera vez, posibi- consumarse un paradigma humano positivo. Para
lidad que le viene dada por la experiencia nuestro novelista el tiempo es transcurso reali-
surrealista, aunque con diferente significado: no zador, contexto-praxis, proceso objetivo de pro-
se busca el shock perceptivo ante lo raro evi- funda repercusión en la subjetividad y, por con-
dente, sino una mirada desprejuiciada y lúcida, siguiente, coordenada principal de lo real
despojada del convencionalismo verista del arte maravilloso.
reproductivo, del ilusionismo naturalista. De Dada la jerarquía del tiempo como pilar cons-
aquí la perdurabilidad de sus asociaciones insó- tructivo, Écue-Yamba-Ó resulta novela de dura-
litas, de sus avecinamientos antagónicos y cam- ción, de desarrollo temporal que trata de explicar
bios de texturas —evidentes en la secuencia del el proceso de formación social de la personalidad
temporal—, simbolizando los fenómenos y las y la muestra sujeta a cambios. Esta temporali-
cosas el universo humano y su distintiva natura- dad comienza a descubrir la dialéctica de lo cons-
leza transculturada. tante y lo cambiante, por lo que Carpentier dota
La novela se estructura en torno a un perso- al protagonista de rasgos de concreta histori-
naje, Menegildo Cué, y en secuencia lineal con cidad, pero además tiende a configurarlo en un
un tiempo narrativo que se atiene aparentemen- segundo nivel de lectura, como punto de parti-
te al verismo cronológico, pero matizado de ori- da para la abstracción (Menegildo, concepción
ginales connotaciones simbólicas que encajan el mítica del negro, lo mítico en nuestra cultura),
tiempo fabular en otro tiempo con sus ciclos de que deberá ser asumida por el lector en térmi-
nacimiento, iniciación y muerte, de renacimien- nos connotativos simbólicos.

Untitled-45 538 02/06/2010, 9:36


LA NOVELA 539

Para Carpentier lo fundamental es interiorizar lenguaje. Así, cuando son descritos paisajes, el
la acción, aunque quede un itinerario exterior acierto es menor. Se percibe el tratamiento
de considerable envergadura, subjetivando la intelectualizado, el afán vanguardista formal. Sin
fluencia objetiva e indagando en el universo in- embargo, al narrar sobre los personajes gradual-
terior de los personajes. Interesan los aspectos mente se impone la verdad elemental de su hu-
cosmovisivos en su dimensión más profunda, manidad, se acorta distancia entre personajes y
humanizados y concretizados en las figuras de narrador, entre el tiempo de los hechos y el de
la ficción. Si ha caducado la novela de documen- su relato, actitud narrativa que alcanza un punto
tación psicológica, con frecuencia estudio de de remate en el encuentro final de Salomé y
estados patológicos, no es menos cierto que la Longina.
tematización de procesos espirituales está gene- Carpentier, a través de su narrador, logra pe-
rando a escala mundial desde principios de si- netrar en ese mundo, se libera del lastre folklo-
glo, pero con poderosos antecedentes en el XIX, rista y pasa por encima del mimetismo fonético
una nueva orientación que acentúa la espiri- criollista para vislumbrar la universalidad de sus
tualización del arte narrativo, tendencia a la que figuras. Elige las frases y las entremezcla de
por afinidad electiva se suma Carpentier desde acuerdo con el discurso expresivo, comienza a
sus primeros ensayos artísticos. manejar la articulación mímica, la apoyatura
Acorde con esta orientación ideoestética, la gestual, el carácter acústico, la semántica fónica
problematización del individuo es una función del propio discurso. El procedimiento resulta
conferida al receptor de Écue-Yamba-Ó, que convincente porque el narrador devela facetas
debe concluir la historia de Menegildo, perso- importantes de la subjetividad de los persona-
naje-conjetura, personaje-hipótesis, especial- jes, y el punto de vista refuerza, a nivel
mente cuando el autor nos incita a preguntar- compositivo, motivaciones centrales temáticas
nos sobre los nexos entre la experiencia de un referidas al conflicto de identidad versus
personaje y la magna historia, con lo que el «ar- alienación.
pegio» de principiante anuncia la concepción Como en textos contemporáneos de la narra-
contradictoria y problemática del protagonista, tiva cubana y latinoamericana (Graciliano Ra-
consumada en El arpa y la sombra (1979). mos, Miguel Ángel Asturias, Jorge Amado), las
Carpentier elige la omnisciencia por obliga- inconsecuencias en el registro del narrador po-
ción realista, narra por detrás y por fuera de los nen de manifiesto una crisis de desarrollo que
personajes generalmente, patentizándose una atañe a la orientación ideológica y estética de la
distancia real, no incomprensión prejuiciada. El novela que se dispone a la conquista de la voz
narrador se encuentra escasamente ficcio- popular. De la intención transcriptora se está
nalizado, de figura nítida y fuerte, muy activo pasando a una integración enunciativa del dis-
en las zonas descriptivas y como traductor de curso, que revela mayor realismo y libertad
las reflexiones de los personajes, de manera que compositiva.
en este sentido Carpentier se mueve en la tradi- Con la visión de conjunto de la novela se des-
ción de la novela social decimonónica. Como taca cómo la concepción del mundo del escri-
alter ego del autor, intenta documentar la vida tor, en franco proceso de concientización socio-
de los personajes y sus contextos, pero sin lle- política desde una perspectiva popular y
gar a racionalizar el cosmos mágico del negro democrática, se manifiesta en la elección de un
caribeño, al que atinadamente suele respetarle método realista, capaz de incorporar con acier-
su misterio y poesía, comenzando a amalgamar- to creciente los aportes de la vanguardia, dado
se en el discurso del narrador lo histórico-docu- el carácter de Écue-Yamba-Ó, que penetra en el
mental y lo mitológico-fabuloso. cosmos mágico y mítico del negro antillano, en
Este es el carácter más generalizado del na- su cultura de resistencia. A la par del análisis so-
rrador, pero no es posible desconocer los desni- cial se produce una acusada estetización de fuen-
veles en su status que afectan especialmente al tes documentales y autobiográficas, de forma

Untitled-45 539 02/06/2010, 9:36


540 ETAPA 1923-1958

que resulta una novela de realización artística poral y espacial que sería imposible su tras-
compleja que trasciende la ontología criollista y lado a una década, ni siquiera a un lustro
los extremismos iconoclastas y formularios del posterior, o anterior […] Debió Serpa con-
vanguardismo. fiar en que la fuerza de los hechos históri-
En estos términos comienza a desarrollarse cos a que alude llevaría al lector, sin vacila-
una manera de narrar que aborda problemas en ciones, a los dos o tres últimos años de la
su contradictoriedad, dotada de significativas agitada década del 20.39
motivaciones humanizadoras desalienantes, en
correspondencia con la estrategia comunicativa En efecto, el contenido significativo de la obra
del autor y de los escritores representativos de pone de manifiesto las contradicciones antagó-
las tendencias más progresivas de la época, cuya nicas de la sociedad cubana neocolonial. La in-
intención no es simplemente reflejar, sino apro- minencia de una depresión económica sin pre-
piarse de los conflictos para la acción. cedentes constituye el primer plano de la
Los mayores aciertos de la primera novela de narración, cuyo trasfondo activo resulta la insa-
Alejo Carpentier, particularmente evidentes en tisfacción popular y el auge del movimiento
su relación con novelas contemporáneas de te- huelguístico, lo que pone de manifiesto el esta-
mática afín, están en su significado como rom- do real de la sociedad que entraba en una etapa
pimiento, como búsqueda anticonvencional de de crisis, pero también de lucha generalizada.
nuevos rumbos. La novela tiene por asunto un contrabando
Acierta el escritor al dilucidar desprejui- de ron de Cuba a EE.UU., que la coyuntura de la
ciadamente cuestiones esenciales de la integra- llamada Ley Seca hace especialmente producti-
ción histórica de la cultura nacional, inaugurando vo. El dueño del vivero Buena Ventura, propie-
una visión artística de la naturaleza trans- tario en franca bancarrota financiera y moral,
culturada, sincrética, mestizada de nuestra cul- compulsado por el patrón del barco, Cornúa,
tura, punto de vista que enriquecerá notablemen- decide correr los riesgos del comercio ilícito,
te en su narrativa posterior. empresa en la que participarán los pescadores
Écue-Yamba-Ó posee valores iniciáticos y empujados por su desesperada situación econó-
transicionales. Hay conciencia de caminos que mica. La narración implica una vívida exposición
se cierran, pero a la vez se abren preguntas capi- de las circunstancias de vida y trabajo del obre-
tales sobre el sentido de la existencia humana y ro viverista, caracterizadas por la explotación
la organización de la vida social. Por su tema- extrema, que se concreta en la descripción de
tización del «abrazo de culturas», por sus hallaz- los ambientes —el mar, desarrollado en extenso
gos artísticos que integran dialécticamente la tra- y dominante, la ciudad de expresividad concen-
dición aportadora y la ruptura, por su riqueza trada— y los retratos de los personajes princi-
descriptiva humanizadora y, sobre todo, por sus pales, de marcada representatividad socioclasista.
amables alegorías que nos incitan a augurar el Por tanto, las motivaciones del contrabando
triunfo de la vida, abre amplias perspectivas para y su consumación a través de diversos eventos,
la renovación integral de la novelística cubana. resultan el hilo de engarce de la historia narrada
La primera novela de Enrique Serpa, Contra- y de su acción exterior. Pero significativamente,
bando (1938), revela una voluntad analítica so- el autor abre su libro con este epígrafe: «contra-
cial en correspondencia con la época histórica y bando de alcohol; contrabando de sentimientos;
literaria de la que es representativa. Fue escrita contrabando de pensamientos para adormecer mi
entre 1932 y 1933; su acción se desarrolla aproxi- conciencia, que a veces protestaba. Pero, ¿qué
madamente en 1927. Como indica Denia García era yo, hipócrita, tímido y vanidoso, sino un
Ronda, aunque su datación no es explícita, contrabando entre aquellos hombres…?»40 El re-
curso es válido y original, puesto que no se re-
Contrabando, sin ser una novela histórica, curre a un texto de prestigio, ni se cita opinión
se enmarca de tal modo en su contexto tem- autorizada, sino una figura de ficción, acentuan-

Untitled-45 540 02/06/2010, 9:36


LA NOVELA 541

do el punto de vista subjetivo de la narración, de los componentes de la novela. A ello se su-


concentra su significado, proponiendo una lec- bordina la lógica de las acciones y la psico-
tura más totalizadora. logización de las figuras de la ficción. En conse-
Lo concreto y circunscrito, el contrabando de cuencia, compone a partir de la contraposición
alcohol, conduce a una reflexión sobre el estado de personajes típicos de relevante jerarquía por
de la sociedad en modo alguno abstracta. La su contenido social. De aquí la oposición cen-
modelación de la personalidad es consciente- tral entre el Almirante, propietario, y los pesca-
mente social, la conducta y la manera de inter- dores desposeídos, que en la figura de Cornúa,
pretar el mundo de los personajes están condi- portador de un nuevo código ético fundamen-
cionadas por la posición que ocupan en la tado en la integridad, el coraje moral y la frater-
estructura de la sociedad, estudiándoseles en sus nidad humana, alcanzan su expresión más elo-
antagonismos, por lo que el carácter histórico cuente, aunque no exenta de contradicciones, ya
del tema y la caracterización psicosocial de los que arremetiendo demoledoramente el personaje
personajes sustentan la proyección ética y psi- contra la sociedad burguesa, no sobrepasa los
cológica de la novela. límites de la lucha individual, incapaz aún de
Este principio determina los términos del sumarse a la gran confrontación revolucionaria
conflicto, puesto que en Contrabando se enfrenta que se avecina.
la dramática situación de los trabajadores —obre- En función de esta polarización ideológica y
ros viveristas— al egoísmo, irracionalidad e in- dramática del sistema de personajes, el autor in-
consecuencia de la sociedad burguesa, eviden- vestiga una fase, a la vez típica, del desarrollo de
ciándose en medio de esta situación crítica sus la vida seudorrepublicana.
formas de explotación y miseria espiritual. Los personajes secundarios como Pepe Mar-
En este punto de vista antiburgués y antim- tel, Pepe el Catalán, Martín, aportan matices in-
perialista, enfatizados estéticamente los facto- dividuales y de psicología de clase. Especialmente
res de inadaptación e inconformidad en el análi- la confrontación de Martín y el Catalán hace
sis de las relaciones sociales, encuentra la obra posible un candente debate que enfrenta las al-
su más trascendente sentido, si bien no llega a ternativas de fatalismo o participación conscien-
configurar como motivación primordial la lucha te en el proceso de la historia. Sin embargo, otros
popular contra el sistema. personajes episódicos —la prostituta, Scott— no
La extrema desigualdad del mundo burgués, rebasan la concepción esquemática, escapán-
su inhumanidad y quiebra ética, se convierten dosele al escritor posibilidades valiosas de ahon-
en el núcleo ideotemático de Contrabando, que dar en los conflictos, sobre todo en el caso de
en función de una convincente estetización de Mr. Burton, a través del cual hubiera podido tra-
fuentes reales, asume la denuncia desde posicio- bajar los motivos históricos de la mediatización
nes democráticas. Las posibilidades artísticas de y la injerencia, distintivos del status neocolonial
la novela social de protesta que integra las moti- de la sociedad que críticamente examina.
vaciones de los personajes y la perspectiva de la En virtud del choque de caracteres, de mane-
injusta organización de la sociedad, mostrando ras de interpretar el mundo y de actuar, el diálo-
la relación existente entre el sufrimiento de las go cobra singular importancia por su autentici-
masas populares y su situación económica, se dad lingüística, valor dramático y densidad
combinan con las de la novela psicológica que ideológica. Aunque dependiente de la estética na-
interioriza las fuerzas sociales en pugna y estu- turalista reproductiva, palpable en su regodeo en
dia la dinámica de procesos espirituales de alta los ambientes, personajes y eventos sórdidos, y
tensión emocional e ideológica. en el interés por la descripción de estados pato-
La composición de Contrabando responde, en lógicos —repárese en el singular episodio de la
lo fundamental, a su naturaleza e intención. El relación entre el Almirante y la prostituta en el
escritor acierta a mostrar la responsabilidad de capítulo V—, el autor es capaz de trascender esta
la sociedad en la tragedia del individuo a través visión y su retórica en pasajes significativos.

Untitled-45 541 02/06/2010, 9:36


542 ETAPA 1923-1958

Serpa recurre al frecuente monólogo interior criptiva, llamémosla así, a la reconstrucción y


reportado por el narrador, de carácter psico- expresión directa e irrestringida del proceso de
logista e incluso discursivo-descriptivo, tal como la mente humana».42
canónicamente se ha practicado desde el siglo Esta variante expresiva aporta mayor realis-
XIX, pero también comienza a ensayar el flujo mo y libertad compositiva. La linealidad verista
de conciencia. de la estructura espacial y temporal se rompe al
Así se aprecia, entre otros pasajes, cuando el examinarse estados de conciencia, emociones e
Almirante, bajo los efectos de una borrachera y ideas, en su conflictivo transcurrir, no sujetos a
en el umbral de la inconsciencia, asocia libremen- comentarios moralizantes superfluos o al des-
te los estímulos interiores y exteriores: criptivismo positivista que evidentemente ha
pesado en la concepción general de Contraban-
Y yo también me inclino hacia mí mismo, do, deudora de la novela experimental de Zola,
me inclino hacia mi interior, como quien pero abierta a nuevas búsquedas estilísticas.
se doble sobre un pozo. Los brazos desnu- El realismo y la coherencia artística del texto
dos. Las mangas dobladas, abultadas, como son también afectados por indefiniciones en la
cicatrices antiguas. El brocal es también una actitud del narrador, estrechamente vinculadas
cicatriz, una manga. Y el pozo un ojo en la a las vacilaciones del autor en cuanto a la orien-
tierra. O una fístula, quién sabe. Camino tación ideoestética de la obra. Escrita en prime-
automáticamente. Y automáticamente, ra persona, focalizada desde la conciencia angus-
pero como guiado por un ojo extraño, ¡y tiada del Almirante, se debate entre logrados
tan seguro!, evito los obstáculos que no efectos de espiritualización, que de modo efec-
puedo ver, porque voy inclinándome sobre tivo subrayan el sentido ético y psicológico de
mí mismo de bruces sobre mi pozo inte- la novela, y la exterioridad de este narrador cuan-
rior […] La visión de una mujer que pasa y do cumple funciones cercanas al narrador de ter-
el ritmo de sus caderas. Un pozo con agua cera persona, omnisciente y ubicuo, que al
clara, con agua clara en la superficie. Pero integrar el contexto narrativo moraliza discur-
¿y luego? Agua clara. Agua turbia. Y más sivamente, marcando el estilo con notas
sucia. Y después agua con barro. Barro con digresivas y redundantes. Este narrador autori-
agua. Barro solo. Barro. ¡Ay mi conciencia!41 tario que ilustra y comenta, devenido modelo
estereotipado, entra en contradicción con el na-
El estilo varía ostensiblemente, trabajándose rrador-protagonista, capaz de mostrar el movi-
las formas discontinuas, las impresiones senso- miento anímico en su autoanálisis, descubrien-
riales, así como las superposiciones espacio- do la dialéctica de su conciencia en relación
temporales en un original cuerpo verbal de rup- causal con un conjunto de determinaciones ob-
turas sintácticas, con sus frases incompletas, jetivas, de manera que las contradicciones de su
elipsis y sugerencias, claves simbólicas que individualidad ponen de manifiesto las de la so-
subjetivizan, a la vez que incrementan, la fuerza ciedad.
dramática en la expresión de los conflictos, sin En correspondencia con estas alternancias, la
que se pierda la perspectiva del contexto narra- caracterización del habla resulta convincente y
tivo, de las causas objetivas que explican esta artísticamente elaborada en el narrador intros-
impresionante visión crítica de una personalidad pectivo y en las escenas dramáticas dialogadas,
inconsistente que se desintegra al no encontrar pero pierden autenticidad en las partes doctri-
motivaciones genuinamente humanas para la narias y explicativas del discurso narrativo. Por
vida. su parte, las zonas descriptivas centradas en el
Acierta Valdés Rodríguez al afirmar que mar aportan un contexto espacial de jerarquía
«Contrabando marca, pues, un hito en la estética, notable por su rico sistema connotativo
novelística americana, que salta con ella desde el simbólico que alude a su significación social,
relato o narración psicológica, psicología des- todo lo cual se integra con peculiar fuerza artís-

Untitled-45 542 02/06/2010, 9:36


LA NOVELA 543

tica visual, plástica y sinestética, para convertir- que tuvo entonces, y en los tiempos inme-
la, por estos años, en «nuestra mejor novela de diatamente posteriores, ocasional prepon-
mar».43 derancia, el ABC , hizo de tales proce-
En su contexto cultural, Contrabando con- dimientos el centro de su actividad,
tribuye al avance de la novela cubana por la elec- alcanzando grados de virtuosismo terrorista
ción de un tema de relevancia y la configuración realmente singulares. Caído Machado —y
de personajes de nuevo tipo, que permiten vis- no precisamente en razón de tal tipo de
lumbrar el potencial humano de las masas en combate sino por la acción omnipotente de
ascenso. Si en la evidencia del sufrimiento del las masas— quedó el fermento del mal.45
hombre de pueblo, Serpa tiende a la ontología
metafísica por su insistencia en las notas de pa- A través de la historia narrada y de su pecu-
sividad e inconciencia —«Los hombres son en liar estructura, el autor expone artísticamente sus
el mar fatalistas y estoicos, pero en la tierra, sin tesis. Las figuras de la ficción: Fileno —policía,
dejar de ser fatalistas, se hacen resignados»,44 no ex integrante de un grupo— y Marcelo Miró
es menos cierto que su libro queda abierto a la —caudillo de una banda, anteriormente joven es-
posibilidad de rebeldía y lucha, propugna nue- tudiante que, lleno de ideales, ha combatido la
vos valores de unión y solidaridad de clase, pa- dictadura machadista— muestran el carácter de
tentes en la imagen del Catalán y en sus pro- estas luchas estériles y absurdas.
puestas conceptuales. La tragicidad de la existencia, igualada a la fa-
Novela de contradicciones y complejo criti- talidad social, abate a Fileno y se cierne sobre
cismo, ofrece una mirada cruda y desmitificante Marcelo y su grupo, condenados también a la
de la realidad nacional y sus «héroes problemá- muerte inútil, de modo que los roles de víctima
ticos». Concebida desde el centro de la crisis, en y victimario son perfectamente relativos e inter-
un período de revitalización de las tradiciones cambiables.
de combate de la literatura cubana, aspira a la El hombre es un muerto que camina, descreí-
comunicación con amplios sectores democráti- do y desesperanzado, «instrumento de un jue-
cos en su vigoroso llamado estético a la concien- go, unos dados o cosa así, en las manos de un
cia de sus destinarios. Dios tramposo».46 Se reiteran los tópicos de la
Con La trampa (1956), Serpa incursiona nue- desesperación, de la falta de salida y de fines, del
vamente en la novela, abordando un asunto que vacío interior. Sobre toda la obra gravita la me-
concierne a la controvertida sociedad seudo- táfora de la trampa porque «cada hombre está
rrepublicana posmachadista. En el marco de los en su destino como en una trampa».47
años 50, el autor se apropia de una faceta de la Contra la fatalidad sólo restan la dignidad y
historia nacional, situando su perspectiva en el el coraje individuales: «Yo sé que no puedo cam-
status de violencia y corrupción de la sociedad, biar mi destino, pero tengo que enfrentarme con
exacerbadas sus tendencias más reaccionarias. él. Es lo que un hombre hace cuando es hombre.
Juan Marinello, al reseñar el contexto de la Como un toro. Bajas la cabeza y embistes, aun-
novela, apunta problemas sustanciales cuando que te rompas los tarros.»48 El pueblo sufre y
señala: padece, encarna los valores del estoicismo, de la
bondad y la fraternidad naturales, que un perso-
En sus páginas se narran las peripecias, los naje como Martina formula de manera para-
vaivenes, las violencias de un «grupo de digmática: «La vida es una cruz y lo mejor es
acción» de los que, en las últimas décadas, aprender a sobrellevarla. Entonces no parece tan
han menudeado en la vida cubana. El fenó- dura.»49
meno es bien conocido. Bajo la dictadura Serpa objetiva un mundo coherente, pero par-
machadista fueron tomando cuerpo el te- cial, absolutizando el costado negativo, media-
rrorismo y el atentado personal como me- tizada la visión por su pensar metafísico, pro-
dios de acción política. Una organización fundamente relacionado con la ascendencia

Untitled-45 543 02/06/2010, 9:36


544 ETAPA 1923-1958

naturalista del método artístico. Poderoso en el lidad del análisis que pretende convertir el
criticismo social que descubre la caducidad de «apoliticismo» del doctor Castier y el escepti-
una sociedad incompatible con la existencia hu- cismo del doctor Dávila en generalizaciones vá-
mana, examina las lacras y denuncia la enajena- lidas sobre la trayectoria histórica de la intelec-
ción de sus fuerzas creadoras, pero no alcanza a tualidad cubana.
develar las causas primeras y esenciales de la frus- Por su parte, Marcelo y Fileno, si bien están
tración nacional, pues desgaja su tema, el pan- dotados de representatividad social y accionan
dillerismo político, del ámbito mayor de la el engranaje de los eventos de la novela, no re-
historia injerencista del imperialismo norte- sultan personalidades convincentemente psico-
americano y de las tradiciones de lucha antineo- logizadas en su complejidad, capaces de concen-
colonista de los pueblos de América Latina. trar problemáticamente el sentido de la historia,
Cultivando la novela social, se limita en la vi- pues han sido diseñados principalmente para
sión de conjunto y en movimiento del proceso cumplir funciones argumentativas, lo cual es
de la historia, fragmentada en parcelas significa- también válido para los criterios compositivos.
tivas, pero unilaterales. La concepción de la obra Concebida La trampa con un montaje parale-
supone la aprehensión lúcida de los nexos del lo de transparente intención ideológica, la ac-
gangsterismo y la crisis política y socioeconó- ción se organiza en torno a las figuras prota-
mica de la república mediatizada. Sin embargo, gónicas y en dos planos narrativos yuxtapuestos
falta perspectiva de desarrollo, focalizada la te- que hacen posible, a partir de cada situación na-
mática en los factores de desintegración de la rrativa, la ilustración de las tesis, pero también
conciencia nacional, subrayando sólo las secue- el desarrollo de atractivas temáticas secundarias
las negativas de la experiencia revolucionaria, por (miseria, desempleo, prostitución, corrupción
lo que las principales propuestas conceptuales administrativa, oportunismo, entre otras). La
están permeadas de estatismo. historia de Fileno, que asiste al nacimiento de
Esta orientación ideoestética se manifiesta su hijo, y la de Marcelo, presidida por el asesina-
activa y determinante en la modelación de los to político de un colaborador y amigo, corre-
personajes, cuya función primordial es promo- lacionan dinámicamente el pasado de las nece-
ver el debate ideológico, de marcada relevancia sarias retrospectivas que permiten conocer el
en la naturaleza artística de la narración. Intere- camino recorrido desde la revolución hasta el
sa a Serpa nuevamente la configuración psico- pandillerismo, con un presente de incertidum-
social de grupos determinados: las «pobres gen- bre y confusión. Ambas líneas, diseñadas con
tes» del círculo de Fileno y los pandilleros, notable economía temporal y espacial, terminan
lidereados por Marcelo. Logra el narrador un por fundirse en el capítulo final con la muerte
conjunto de figuras que ilustran diversos ángu- de Fileno a manos del grupo de Marcelo.
los del problema, generando una discusión so- El autor cierra la propuesta fatalista y respal-
bre modos de pensar y de vivir y, a su vez, sobre da sus concepciones con la convergencia trágica
el destino de la nación. Particularmente sugesti- del desenlace de La trampa, que sitúan al lector,
vas resultan las conversaciones de los miembros dotado de superior conocimiento, frente a los
del grupo de acción, puesto que los matices problemas iniciales y recurrentes, presididos por
diferenciadores son trabajados a partir de la iden- la imagen del destino que atenúa la responsabi-
tidad de acción y circunstancias. lidad del sujeto que actúa en la historia.
No obstante la dinámica inherente a la con- En aras del equilibrio de esta estructura
frontación de ideas, la imagen del hombre es es- bipartita de valores contrarios, pero equivalen-
tática, fijando cada personaje en la contradicción tes, se expande la historia de Fileno (9 de 28 ca-
básica de su trampa. Los personajes —en situa- pítulos) con una presentación retardada de ritmo
ción afín a la del autor— no pueden llegar al fon- moroso y la inclusión de notas descriptivo-
do de los problemas que debaten, asumidos en costumbristas, en ocasiones poco relevantes. La
la parcialidad que los atañe. De aquí la unilatera- segunda historia, de mayor envergadura argu-

Untitled-45 544 02/06/2010, 9:36


LA NOVELA 545

mental y celeridad expresiva, logra organizarse cambiarían la apreciación de los hechos, y


en torno a las confrontaciones de ideas y perso- por ende, el tono y la tesis de la obra.50
nalidades, pero se resiente por la subordinación
de los caracteres a las proposiciones ideológi- De protesta vigorosa, la obra de Enrique Serpa
cas, que no siempre alcanzan su desarrollo ex- no llega a realizarse plenamente en los valores
haustivo, tal como sucede con la idea de la con- de la crítica radical e integral. Ensaya y predica
tinuidad, del fracaso temporal o definitivo de la sobre la base de una justa apreciación de la in-
revolución, problema capital no resuelto en la justicia de la sociedad de su tiempo, pero no de-
novela y que el asunto del pandillerismo políti- sarrolla consecuentemente el sentido dialéctico.
co obligaba a dilucidar. De manera positiva, el Opone fuerzas y debate, sitúa sus simpatías en
novelista inserta estos planos narrativos en la vida las clases desposeídas, sin llegar a conferirle je-
republicana y se hacen ostensibles las interre- rarquía protagónica como sujetos activos de la
laciones entre las historias particulares y el cur- historia.
so objetivo de la historia. Al juzgar artísticamente la época, el novelista
La prosa se distingue por el tono sostenido y potencializa nuevos medios expresivos de inda-
unitario, de mayor coherencia expresiva dentro gación en el mundo psíquico y objetivo, estetiza
de moldes convencionales. A pesar de los ras- ambientes e incorpora con fluidez realista el co-
gos de retórica discursiva que trata de usurpar a loquio popular y el monólogo de la conciencia.
la acción y los caracteres del poder de convic- Evidenciando una voluntad constructiva y de
ción, Serpa generalmente conduce la novela con estilo, en la que se destaca su depurado trabajo
acierto a través de un narrador cronista omnis- con la palabra literaria, esta novela permanece
ciente, pero comprometido ideológica y emocio- por sus méritos documentales, trasciende por su
nalmente con el tema. Este narrador esboza las rigor analítico y artístico.
motivaciones de los personajes, arroja luz sobre Lino Novás Calvo ofrece con El negrero
estados anímicos y conceptuales. Acierta el na- (1933) una novela precursora que responde a
rrador en la transcripción del diálogo, polémico nuevas concepciones del arte de narrar. En Ma-
y candente, así como también en la caracteriza- drid, Novás Calvo, que se define como «hom-
ción del clima de terror de la ciudad, espiri- bre estoico y hecho al revés, y extranjero en to-
tualizada con los atributos de la ficción. das partes»,51 practica el periodismo de corte
Una visión integrada de la novelística de Serpa mayormente sensacionalista y la traducción
no puede eludir las inconsecuencias de método como medios de subsistencia precaria. Influido
y estilo, como justamente apunta José Antonio por la crítica situación histórica cubana en que
Portuondo en su valoración de La trampa: se ha desenvuelto, rápidamente toma concien-
cia del clima sociopolítico español y europeo de
Si la novela se concentra a ser la narración fuertes tensiones por el auge del fascismo,
de un proceso vital individual o colectivo acentuándose su repulsa de la sociedad burgue-
no podríamos exigirle la consideración de sa contemporánea. Si en 1931 es partidario de
otros factores, que los indispensables para cambios radicales porque aferrarse a la tabla de
el desarrollo de la acción narrada. Pero si el salvación de reformas burguesas es alargar el
autor se sobrepone al relato y llega a em- coma,52 un año después se reconoce espectador,
plear extensos diálogos y descripciones ra- enemigo de «las luchas estériles, de las que son
zonadas de personajes para exponer sus opi- estériles aún antes de librarse»,53 aunque intere-
niones y juzgar su época, tendremos derecho sado por las corrientes anarquistas que conside-
a demandarle —en nombre del realismo a re afines a la naturaleza de su actividad creado-
que aspira la novela— que exponga y valore ra.54 En 1934 reafirma su autoconformismo y
todos los factores que intervienen en aque- rebelión solitaria porque «no soy ni puedo ser
llas circunstancias, que no ignore extremos dogmático, ni hacer política de partido. La vida
que, de ser considerados adecuadamente, es devenir y no cabe en fórmulas».55

Untitled-45 545 02/06/2010, 9:36


546 ETAPA 1923-1958

Inmerso el autor en contradictorias circuns- proceso mostrado sin ilusionismo, ofreciendo


tancias de vida y pensamiento, tiene lugar el pro- numerosas claves de los contactos multidi-
ceso compositivo de El negrero, cuyo desarrollo reccionales.
puede seguirse en las cartas dirigidas a José An- Especialmente el libro de Theodore Canot,
tonio Fernández de Castro, fechadas en 1932. A Adventures of an African Slaver 60 constituye una
principios de año indica que ha comenzado a fuente de significativo valor informativo, pero
estudiar la trata negrera para hacer un libro de además le aporta la estructura compositiva sub-
creación sobre documentos auténticos. En ju- yacente y un catálogo de motivos, con ostensi-
nio avanza considerablemente: bles puntos de contacto a nivel del relato y mar-
cadas divergencias referidas a la interpretación
Conozco y tengo los libros que me indi- de la esclavitud y manera de narrar.
cas. No me bastan. Aunque esta será una De acuerdo con esta influencia manifiesta,
novela con mucha imaginación, es preciso Canot es citado apelándose a la autoridad de su
tener datos para saber hasta dónde se pue- testimonio; aparece como epígrafe del tercer li-
de imaginar —historiando— impunemen- bro —invitación directa al destinatario para que
te […] Mi amigo D. Carlos Pereyra me dice repare en los contactos— a más de ser converti-
que no necesito saber más nada, que es líci- do en personaje activo de la ficción, puesto que
to inventar sobre mi personaje que no ha fue uno de los principales colaboradores del cé-
dejado más que dos o tres resquicios por los lebre negrero Pedro Blanco a partir de 1836. Lino
cuales se ven trozos de su genio prácticos.56 Novás Calvo encuentra en las memorias de
Canot una representación de primera mano de
Cuando termina la novela, en noviembre del los contextos espaciotemporales, culturales, de
propio año, señala: «He hecho por encargo la costumbres, en que se mueve el negrero espa-
biografía del negrero. Por encargo, de modo que ñol. Los dos, de poderosa imaginación práctica
ha resultado una pobre croniquilla»,57 y la opo- y superior cultura, tienen similares experiencias
ne a sus «Cosas personales», desestimadas por en la trata, operan en circunstancias cercanas,
los editores porque son difíciles de vender. fundamentando su praxis en un código común
El testimonio de las cartas apunta hacia pro- de individualismo y dureza extremos, hombres
blemas de importancia, referidos a los procedi- del «libre comercio». Sobre esta base coinciden
mientos creativos y la tipología de la novela, que las peripecias de la aventura, particularmente en
se resiste a una caracterización convencional, si lo que concierne al combate por la sobrevivencia,
bien no faltan predecesores relevantes en la tra- el poder y la riqueza, en medio de los mayores
dición de la biografía novelada, de las vidas ima- desastres naturales y morales. Con justeza el
ginarias, de la novela de base documental histó- narrador de El negrero constata: «La vida de
rica ficcionalizada.58 Canot la cuenta él. Es una vida de pena sobre el
Novás Calvo despliega su pensamiento mar y contra la tierra.»61
imaginal a partir de documentos reales, de un Se reiteran en ambos libros los motivos del
fundamento historiográfico impresionante, ac- aprendizaje, de la iniciación y el viaje, de la osa-
tivo en el texto y finalmente recogido en la bi- día y valor ante las incesantes pruebas en las que
bliografía que acompaña a la edición.59 Con pre- se confirma la consecuencia con un proyecto
cisión de cronista y el rigor de investigador vital de voluntad de poder, así como la conver-
histórico, reconstruye el universo de la trata de sión final de los protagonistas en paradigmas
esclavos y dota a la obra de su distintivo carác- míticos de ese poder (Canot se transforma en
ter referencial que integra un vívido y objetivo Mr. Gunpowder y Pedro Blanco resulta en la
panorama de época. Convierte explícitamente su imaginación popular Mago-Espejo-Sol).
obra en un mosaico de citas, familiarizando al En cuanto a lo tramológico, se relacionan ín-
lector con las fuentes en el transcurso de la lec- timamente numerosos episodios, como la tem-
tura. Absorbe y transforma numerosos textos, prana y asombrosa iniciación marinera, en que

Untitled-45 546 02/06/2010, 9:36


LA NOVELA 547

salvan la nave del naufragio inminente. Los en- tenticidad psicosocial de un personaje repre-
cuentros con personajes históricos como los sentativo de una sociedad históricamente deter-
grandes negreros Mongo John (John Ormond) minada, el cual encarna, a la vez, constantes
y Cha-Cha (Feliz Da Souza), sus retratos, reve- humanas por la esencia de sus conflictos exis-
lan cuánto debe Novás Calvo a Canot. Pasajes tenciales.
como el duelo de nativos a latigazos, la danza de El novelista magnifica y trasmuta una vida,
las mujeres en el harén de Mongo John, las con- de lo que resulta una imagen realista, capaz de
tiendas de Shiakar y Amarar como nueva guerra concentrar la opulencia y complejidad del mun-
de Troya, unidas a las descripciones de los do narrado, aunque no veraz en todos los pasajes.
Krumen, el recorrido por la isla de Cuba desde El negrero tiene por hilo conductor la expe-
Santiago hasta La Habana, los barracones de riencia de vida de Pedro Blanco Fernández de
Regla y el gran centro esclavista de Matanzas, Trava (1795-1854), hombre de mar y pirata,
muestran la cercanía del texto de Novás Calvo aventurero y contrabandista, negociante de la
al de Canot. época de crisis de la trata, tras su abolición ofi-
Por último, el capítulo «The Spider of Galli- cial, quien llega a ser uno de los factores más
nas» está dedicado íntegramente a Pedro Blan- poderosos en el comercio ilegal de esclavos.
co, cuya historia se complementa en los capítu- La novela se estructura en tres partes. El pri-
los siguientes, lo que en su conjunto brinda la mer libro (1795-?) incluye los antecedentes fa-
información más amplia sobre la geografía de los miliares y sociales, las motivaciones de un
dominios africanos del negrero, sus prácticas y carácter formado en el seno de conflictos extre-
carácter, convertido ya en «Gran mercader de mos: crisis de la familia, soledad, pobreza, in-
África, el Rothschild de la esclavitud».62 Canot cesto. El segundo libro (1814-1822) integra el
sigue la vida de Pedro Blanco hasta el abandono centro expansivo de la obra, enfrentando al lec-
de Gallinas, traslado a Cuba —donde vuelven a tor a los extraordinarios avatares del hombre de
encontrarse— y Génova. mar que paulatinamente se transforma en pirata
Sin embargo, salta a la vista la diferente acti- y negrero, en «un cimarrón de la sociedad»,63 lo
tud narrativa. El autor de Adventure… encubre que implica la pérdida de toda calidad humana.
la naturaleza real de la esclavitud, idealizando y El último libro (1822-1854) narra la consolida-
edulcorando la historia, mientras Novás Calvo ción de Pedro Blanco en África y su ocaso: «El
revela con toda crudeza la horrible experiencia marino, el pirata, el errabundo se había estanca-
del negro esclavizado y cómo la esclavitud de- do en el estuario, creando años e intereses que
grada al esclavista y al negrero. Si Canot narra le impedían moverse con soltura. Había nacido
en primera persona autojustificándose para ser- el mongo, el dictador. Cuando éste cayera no
vir a un programa antiabolicionista formulado podría volver a la aventura.»64
de modo doctrinario, El negrero es una novela Evidentemente, este criterio compositivo se
de distancia épica, y el autor elige medios sutiles fundamenta en las fases o etapas, series tempo-
de humanización justificativa, que a diferencia rales, de la existencia de Pedro Blanco, estable-
del Canot-personaje, galante y jovial, se diseña ciéndose la línea divisoria entre las partes en re-
como héroe trágico. Dotados ambos de un ad- lación directa al proceso de cambio, a la
mirable conocimiento del lenguaje técnico de la metamorfosis del héroe. Cuando el hombre se
marinería, donde el texto de Canot resulta am- hace diferente, cuando su imagen se transforma,
puloso, convencional y prolijo, Novás Calvo sin- tiene lugar un corte significativo en la secuencia
tetiza y compendia, atrapa el sentido interno de de la narración. De esta forma distingue a la no-
la acción, narrando con sobriedad. A partir de vela una composición cuyo principio organi-
estas fuentes, la imagen del negrero es creada zativo dinámico reside en el tiempo de las suce-
sobre la base de lo que pudo o debió haber sido, sivas transformaciones del protagonista en
como propuesta del pensamiento artístico con- función de una constante, la progresiva y fatal
jetural. Pero lo hipotético se sostiene en la au- alienación.

Untitled-45 547 02/06/2010, 9:36


548 ETAPA 1923-1958

En la composición artística contrasta el tra- por las relaciones y las leyes de la convivencia
tamiento sumario de la infancia, adolescencia y humana, sin perderse la perspectiva de su desga-
muerte, donde actúa más intensamente la fabu- rrada individualidad.
lación imaginativa del novelista, sobre todo re- Todo ello, en gran parte, condiciona la efecti-
lacionada con los motivos trágicos del amor pro- va comunicación que rebasa lo circunstancial del
hibido, la culpabilidad y la locura, y el desarrollo encargo. Sujeta la novela a convenciones de ame-
de la vida marinera de Pedro Blanco, recreada nidad y ligereza, de asombros y emociones es-
con riqueza de matices subjetivos, en el que abar- pectaculares, el autor no renuncia a la documen-
ca una amplia perspectiva de la trata y la esclavi- tación exhaustiva, volcada en la obra sin aridez
tud en el ámbito antillano —y que se extiende erudita, ni a la autenticidad psicológica y
hasta Brasil—, y se consuma un modelo de no- contextual. Explora los fundamentos de la acti-
vela de aventuras, a la par que lo trasciende. vidad humana y penetra en un proceso de diso-
De manera magistral, Novás Calvo corre- lución, de desintegración social, que atañe tanto
laciona toda la movilidad y animación de la tra- a la conciencia individual como al universo de la
ma aventurera con el trazado del héroe, fusio- esclavitud moderna y de la empresa capitalista
nándose el tiempo de la trayectoria vital y el de de la trata negrera.
los viajes y la aventura, de modo que se produce Sin embargo, su pensar fatalista y escéptico
una interacción permanente entre la peripecia en cuanto al problema de la realización humana,
exterior, de gran colorido y fantasía, y la inte- condiciona la imagen del héroe. No escapa el
rior, que concierne a la formación social de una escritor a la tendencia magnificadora justificati-
personalidad, procedimiento que dota a la na- va. Si bien sigue con acuciosa mirada la deshu-
rración de aventuras de una inusitada densidad manización de Pedro Blanco, exalta su excep-
conceptual humanística, permitiendo la reflexión cional dureza e impasibilidad, la audacia para
sobre el sentido de la existencia. transgredir toda moral, soslayando episodios que
Así, al comienzo del libro segundo, con el demeriten su prepotencia. Cuando quiebra este
viaje de la goleta Errante, contado desde el pun- poder, se compadece de su destino, actitud que
to de vista de Pedro, que «sólo veía la aventura, implícitamente está estimulando en los destina-
pura, sin bandera»,65 se logra un pasaje de soste- tarios. Estas contradicciones se ponen de mani-
nido atractivo con la descripción del contraban- fiesto en la configuración artística del negro, que
do judío en el Mediterráneo, la ciudad de Tán- en su vida tribal, cautivo y esclavizado, es redu-
ger y el vendaval. Remata la iniciación de Pedro cido a la condición de colectividad amorfa, ca-
Blanco una sentencia del capitán Cunha Souza rente de fuerza activa en la historia, vista siem-
al despedirlo: «El hombre es un metal templado pre a distancia y desde la perspectiva del blanco.
por el fuego de dentro y el temporal de fuera. La Generalmente representado en la pasividad,
primera es la ley que hay en él, luego el fuego despojado de voz, sólo escucharemos su regis-
que derrite esa ley y al final los golpes que lo tro en la patética letanía de los cimarrones en el
modelan y la temperatura que le da filo.»66 bocabajo: «Tá bueno, mi amo; tá bueno, niño;
Se ha iniciado la mutación deshumanizadora tá bueno, mi amo, tá bueno.»67
por el fuego de dentro —la culpa— y el tempo- Cuando más protagonista de rebeliones in-
ral de fuera —el destino trágico—, anuncio del conscientes, irracionales —como la alentada por
desarrollo ulterior de la acción en un enunciado Blanco en el ingenio matancero Julieta—, Novás
de máxima abstracción universalizadora. En con- Calvo omite cuanto pueda otorgarle personali-
secuencia con el sentido de la obra, referida a la dad histórica, tal como sucede en los casos de la
alienación genérica e histórica, Pedro Blanco goleta Amistad y el bergantín San Antonio,68 re-
posee diversos estratos de significado. Es con- lacionadas con la biografía del negrero y que no
cebido como arquetipo (pecado, caída, lucha, aparecen en la novela.
imposibilidad de redención), lo cual no excluye Si nos atenemos a la verdad histórica, el pri-
su historicidad temporal de figura típica forjada mer incidente constituye uno de los procesos

Untitled-45 548 02/06/2010, 9:36


LA NOVELA 549

antiesclavistas de mayor repercusión en la épo- doble. Con los africanos se hacía africano y ob-
ca, y debió mostrarle a Pedro Blanco los cam- servaba todas las costumbres y supersticiones de
bios sustanciales que atentaban contra el nego- los negros; con los blancos era blanco y trataba
cio de la trata, mientras el segundo hace evidente de hablar civilizado. Pero Cha-Cha vendía a blan-
el declive del negrero. Los rebeldes de Amistad, cos y negros.»71
y especialmente el esclavo Cinque, se destacan Mulato también deviene Pedro Blanco en el
por su combatividad, arrojo, inteligencia y tac- cenit de su poder porque «la sociedad de los blan-
to; su capacidad defensiva y el espíritu de rebel- cos había llegado a serle odiosa. En su factoría
día quedan probados en un episodio que, incor- sólo había náufragos, parias, descastados y ban-
porado a la novela, disminuiría la talla de su didos, y éstos eran para él tipos perfectos. Salvo
protagonista. Por el contrario, Lino Novás Cal- por su mayor cultura y genio militar, el espíritu
vo muestra a Pedro Blanco en su retorno a La diabólico de los mulatos Ormond y Da Souza
Habana, donde ocurrirán los hechos del San An- se habían apoderado de él. Toda la trata negrera
tonio, ajeno a la trata y absorto en la pena de la fue obra de mulatos (fuera en el color de la piel,
muerte de la hermana, en pleno derrumbe mo- fuera en el color del espíritu). Y Pedro era un
ral por causas privadas e inmanentes a su ator- mulato por dentro.»72
mentada espiritualidad: «Pedro ya no daba ór- En estos términos, el mestizaje se convierte
denes. En su cámara, con la niña de un lado y la en una categoría ontológica metafísica que im-
momia del otro, escuchaba el bramido del vien- pide la comprensión de la trata, el reconocimien-
to, el azote de las olas, los gritos del contramaes- to de justas relaciones causales, con lo que se
tre. ¡Qué se hundiera el barco! Aquel hombre reafirma la incomprensión y el pesimismo en lo
iba momificado él mismo.»69 que concierne a la integración histórica de un
En el orden ideotemático, es sugerente esta continente mestizo, transculturado. Sin embar-
imagen que inclina a la piedad, como también go, en esta visión del antagonista pasivo que es
resulta significativo el énfasis artístico en la na- el negro, se destaca el análisis crítico del status
turaleza atávica, primitivista, en la caracteriza- social del esclavo, poderosa imagen de humani-
ción étnica de los negros, lo que les confiere un dad ultrajada. Su vida en las plantaciones de las
alto grado de indefensión e impotencia ante el Antillas, las ventas de los grandes mercados
traficante o el amo. Pero también pueden con- como el de Recife, las espantosas condiciones
vertirse en un peligro social por su bestialidad y de la travesía en el barco negrero, los criadores y
tendencia criminal, punto de vista ostensible en embarcadores, la captura, así como el estado de
la distorsionada representación de los ñáñigos, desintegración social que el colonialismo ha
que «tenían sociedades secretas y se curaban los desencadenado en África, todo ello forma parte
embrujamientos con corazones de niños […]. de la trama novelesca, puesto que no constituye
Los maestros daban a los novicios sangre de ga- un trasfondo descriptivo, sino los contextos ac-
llo y los mandaban a la calle a probar el hierro. tivos en que se realiza la propuesta ideotemática,
El hierro era un cuchillo. Los ñáñigos salían con cuya concepción rebasa ampliamente los mar-
el cuchillo emboscado en el saco y tenían el de- cos del costumbrismo, la novela histórica
ber de probarle en el primer blanco que encon- antiesclavista tradicional que el romanticismo ha
traran.»70 puesto en circulación un siglo atrás y las visio-
En la novela, el negro permanece en América nes exóticas que una zona del negrismo euro-
ajeno, alienado, trae consigo la selva y su cultu- peo vinculado a las vanguardias aún promueve
ra impenetrable. Cuando entra en contacto con como una nueva y más sofisticada mitificación
el blanco, surge el mulato, que para el escritor del África negra y del negro americano.
totaliza el mal social. Mulatos son los grandes Novás Calvo proyecta su novela a la actuali-
traficantes, Mongo John y el príncipe de los dad, como parábola del mundo en que vive, en
negreros: «En África Cha-cha comenzó a pro- función de aspiraciones ético-filosóficas implíci-
gresar por su carácter de mulato, de hombre tas. La apreciación de la sociedad contemporánea

Untitled-45 549 02/06/2010, 9:36


550 ETAPA 1923-1958

se produce a través de la esclavitud moderna, de son las de Cha-Cha, Mongo John, la negrera
lo que resulta su propuesta central: todo ha sido María Cruz, los marineros Cojimanco, Collum,
esclavizado y degradado, el tiempo transcurrido entre otros. Pasajes como el de las colonias por-
patentiza las pérdidas irreversibles, el carácter tuguesas de Mozambique, el baile del Día de
insoluble de los conflictos, y se iguala a la fatali- Reyes en La Habana, el criadero de esclavos
dad de la vida social, caracterizada por la lucha mestizos de Mr. Reeve en Brasil o la desmi-
feroz de individualidades, con lo que devela ras- tificación de la bruja de Gallinas, revelan facetas
gos esenciales de la sociedad burguesa, aun cuan- deslumbrantes de la realidad. Los espacios fa-
do se inclina a verla como insuperable, abso- bulosos de Tánger y la costa africana, de
lutizando sus fuerzas reaccionarias y antihumanas. Palermo y Recife, de Puerto Rico y, sobre todo,
En el panorama de la narrativa cubana y lati- de Cuba, unidos al mar y los vendavales, se in-
noamericana, Novás Calvo ofrece una tempra- tegran a la narración desde la subjetividad de
na visión de lo maravilloso, inherente al orden los personajes que asumen lo extraordinario con
natural y social de su novela, a las figuras que se naturalidad, conforme a un nuevo código de la
debaten en el seno de contradicciones extremas maravilla y la desmesura. De este modo es po-
determinadas por la propia contingencia de la sible contar sin énfasis externo, con prosa es-
esclavitud y el tráfico negrero. cueta y desnuda, de lo que resulta un efecto
Profundamente fantasiosa es la mirada de Pe- estético contrastante de la mayor eficacia comu-
dro Blanco desde la infancia: nicativa.
En la manera de narrar El negrero se revela la
se echaba junto al gato y el viejo iba dejan- capacidad sintética, la movilidad y tensión ex-
do caer en sus oídos milagros verdaderos, presivas que corren paralelas al ritmo de la aven-
accidentes y luchas de fuerzas ocultas en la tura con series de acciones contenidas en ora-
vida del mar. Diez años había sido pesca- ciones breves, yuxtapuestas, de notable celeridad
dor y diez piloto de derrota por las costas expositiva. También es destacado el estudio de
de Portugal y el Cantábrico. Todos los su- los estados de ánimo, contados con economía,
cesos de su carrera habían sido movidos por acotando conductas significativas, de forma que
fuerzas ocultas que anidaban debajo de las los conflictos internos se desarrollan en la ac-
olas del viento, en el vientre de las olas o ción, en la confrontación de personalidades y
en el cerebro de las nubes. Estos seres se circunstancias.
manifestaban de distintas formas. El viejo El predominio de las construcciones verba-
había visto una noche, en una calma, una les, la escasa pero efectiva adjetivación y la al-
multitud de gatos mayando en torno al ternancia de tiempos, contribuyen a reforzar el
buque, con fuego de San Telmo en los ojos, carácter sugerente y activo de la narración que
mientras los marineros se morían de sed y asocia temporalidades, el pretérito de la historia
se iban tirando al agua, y los gatos se los contada y el presente de los eventos de Pedro
iban comiendo. En otra ocasión había caí- Blanco, expuestos en su inmediatez y actuali-
do una lluvia de mariposas de cera que dad, mostrándose el carácter visual de la ima-
encartonaban las velas.73 gen, no circunscrita a un tiempo demarcado.
Esta prosa directa y factual está también do-
Los marineros, al igual que los negros, viven tada de sentido poético en virtud de imaginati-
en un mundo alucinante, de vaticinios y supers- vos procedimientos de personificación, meta-
ticiones que nacen del combate por la existen- fóricos y alegóricos:
cia, inmersos en la conciencia mítica de su
comunidad, de aquí las numerosas sagas y La casuca tenía un solar detrás y un pasaje
romances negreros que son incorporados al tex- a cada lado, donde los vecinos arrojaban
to, conservándose los signos mágicos de lo fan- basura, tripas y escamas de pescados. Do-
tástico y de la oralidad. Imágenes de talla mítica cenas de gatos venían allí a comer y a pe-

Untitled-45 550 02/06/2010, 9:36


LA NOVELA 551

learse. Lo primero que hizo Pedro fue ti- novela además configure la historia de un nau-
rarles piedras. Yo creo que fue su única di- fragio espiritual.
versión, porque luego toda su vida fue un Creativamente trasmuta significados y cam-
encierro andante. Pero amó mucho a los bia texturas. Espiritualiza las cosas, sobre todo
gatos. En sí mismo tenía y tuvo siempre los barcos negreros, y objetualiza, cosifica lo hu-
tres o cuatro gatos enemigos que se mor- mano para inaugurar su peculiar imaginería de
dían y arañaban y se lo hacían a él. Gatos la alienación. A las reiteraciones de efecto de-
de siete vidas, rabiosos, mansos y ati- presivo y angustioso —el hedor y bramido de
grados.74 los esclavos, las persecuciones de los tiburones,
la furia del mar— contrapone las fuerzas
Obviamente el escritor, al trazar el primer re- vivificantes de la aventura, los contextos mági-
trato del futuro negrero, rebasa los marcos cos y maravillosos.
positivistas de la descripción objetiva y el Elogiado por Miguel de Unamuno como li-
verismo contextual, proyectándolo en el bro raro, de estilo desmañado, 76 para Alejo
decursar del tiempo, para crear una imagen com- Carpentier «extraordinaria historia de aventu-
pleja alegórica por asociación y antítesis, en la ras verídicas»,77 El negrero implica una propues-
que incluso existe una ruptura de sistema cuan- ta de singular madurez artística en el contexto
do el narrador de tercera persona, no identifica- de la literatura referencial histórica, al investi-
do, exhibe la marca de su individualidad, con- gar imaginativamente nuevas variantes de comu-
centrando el sentido de toda una vida en la nicación estética con un amplio público lector
paradoja del «encierro andante». hispánico, instaurando en la novelística nacio-
Con destreza el autor plasma el carácter com- nal un tipo de escritura original que de manera
plejo del narrador, extradiegético y omniscien- fecunda se continúa y renueva en nuestras letras
te, que funciona como cronista y relator oral, contemporáneas.
típicamente épico y arcaizante con sus anuncios Al reconocimiento de Carlos Montenegro
del fin, al distanciarse del mundo narrado por el como uno de los primeros narradores cubanos
vasto conocimiento y perspectiva temporal. A modernos, aunque maestro ignorado del conti-
la par el narrador incursiona en la conciencia de nente,78 contribuye decisivamente Hombres sin
las figuras de la ficción, de Pedro Blanco en par- mujer (1938).
ticular, y asume su punto de vista, combinando En esta novela Montenegro declara, desde las
el tono épico y el subjetivo. Al narrativizar el palabras iniciales «Al lector» su propósito do-
discurso de los personajes, las fuentes documen- minante: «la denuncia del régimen penitencia-
tales y de la tradición oral, establece una visión rio a que me vi sometido —no por excepción,
única, portadora del sistema de valores del au- desde luego— durante doce años».79 Por tanto,
tor, de manera que el narrador opera como un no es posible asumir la obra sin el vínculo con
centro de resonancia donde confluyen todos los su prefacio. Consciente el autor de que su ima-
registros en una idea artística coherente de al- gen resulta una necesidad de la estrategia tex-
cance universal. tual, no duda en mostrarse, fija la actitud y tono
Este narrador afirma: «El marino ve el miste- narrativos, haciendo explícita la protesta y el
rio detrás de cada cosa, y por eso se agarra como carácter documental: «Considero un deber ine-
un tigre a lo palpable, no por ellas, sino porque ludible describir con toda crudeza lo que viví.»80
solo así cree salvarse de su naufragio de aden- El escritor renuncia a ser leído con compla-
tro.»75 De modo afín procede Novás Calvo, y cencia y destina su testimonio a «la crítica de las
trabaja las odiseas de mar y tierra —variantes de personas capaces de inmutarse y sublevarse, aun-
la narración— con técnica contrapuntística. Re- que ello suponga que también mi procedimien-
chaza el estilo puramente lírico subjetivo y ex- to y aún mi veracidad serán enjuiciados»,81 ape-
perimenta las posibilidades del objetivismo sin lando a un público abierto a las profundas
absolutizarlo, atento a la aspiración de que la transformaciones que se están produciendo en

Untitled-45 551 02/06/2010, 9:36


552 ETAPA 1923-1958

todas las esferas de la sociedad y que resultará llez, por la tensión dramática de las fuerzas en
productivamente impactado. pugna, elementales e intensas: Pascasio Speek,
La relación con este público es tensa y con- que se ha resistido durante años a las prácticas
flictiva, como el material que condiciona la es- homosexuales en la cárcel, al nacimiento de su
tética de la novela. Se propone un tipo de lite- pasión por el muchacho de reciente ingreso,
ratura que por su orientación temática y Andrés Pinel. En esta historia sui generis, desa-
tratamiento artístico no es cercana a los lecto- rrolla Montenegro su relevante capacidad analí-
res, a los que llama a una recepción crítica y les tica, estudiando de manera exhaustiva el movi-
exige una interpretación que conduzca a juicios miento anímico de ambos personajes, atraídos
de valor. mutuamente en una relación trágica.
Esta relación comunicativa, el modo de na- El método y estilo responden al contenido
rrar de Montenegro, difieren de la norma natu- significativo del relato. Realmente, en la litera-
ralista-tipicista-vernacular, pues coloca el pro- tura cubana de las primeras décadas del siglo XX
blema de la correspondencia de la obra con la no ha sido tan descarnado y violento el lenguaje
verdad de la vida en el centro del debate de Hom- en el esclarecimiento de los abismos morales,
bres sin mujer. Sus argumentos, que evocan el aunque la novela antiesclavista y del naturalismo
espejo stendhaliano, convierten la impugnación constituyen un precedente notable.
en la mejor de las defensas: «El que acuse estas Para Montenegro no existen tabúes temáti-
páginas de inmorales que no olvide que todo lo cos, zonas vedadas en la definición ideoestética
que dicen sorprende a un mal existente, y que de la obra. Conjuga la objetividad de la base do-
por lo tanto es éste y no su exposición lo que cumental y la dimensión subjetiva, auto-
debe enjuiciarse. El gusto contrariado o el pu- biográfica, con lo que está alcanzando un deci-
dor ofendido, que no traten de pedirme cuentas sivo punto de fusión entre la escritura y la
por lo escrito».82 experiencia vital que legitima el género narrati-
El autor define, en lo esencial, los términos vo. Precisamente son éstos los valores que, de
de la apropiación artística, puesto que no se tra- modo sagaz, José Antonio Foncueva apunta en
ta de reproducir costumbres o recrear un am- Carlos Montenegro, aun antes de concebir la
biente típico desde la distancia de la crónica o la novela: «Su caso recuerda el del germano Erich
fábula moralizante, sino de abrir un amplio de- Maria Remarque. En ambos la literatura se nu-
bate. tre igualmente de la vida.»83 Para el crítico «la
Como en novelas contemporáneas, se abor- literatura vale en cuanto reproduce la vida. La
dan problemas referidos a la enajenación que buena literatura es, medularmente, vida interpre-
guardan estrecho y ostensible vínculo con la tada»,84 de aquí la significación del narrador cu-
tragicidad de la vida social. Pero el escritor res- bano por ser «fuerte y ágil temperamento»,85 el
tringe su perspectiva a la cárcel, a las vivencias cual es capaz de fundamentar su estilo en la ri-
del presidiario común, centrando su atención en queza de los hechos, pero también en la com-
la tragedia sexual de estos hombres sin mujer, plejidad de los estados de ánimo y pensamiento,
asunto de la novela. objetivados con fuerza conmocionante.
De manera consciente asume los riesgos de la El efecto artístico de Hombres sin mujer está
elección: reduce, condensa, intensifica su mun- indisolublemente ligado al motivo de la cárcel,
do narrativo, que es unilateral y limitado, me- reiterado en Montenegro desde El renuevo
nos rico que la existencia social, pero contun- (1929) y Dos barcos (1934). El escritor ensaya
dente en su examen crítico de un proceso de en direcciones diversas, decantando el estilo,
bestialización colectiva, de modo que la cárcel pero a partir del mismo asunto, cuya recurrencia
se convierte en un resumen del surco enajenante implica ganancias sucesivas, ya que la idea artís-
de la vida social, tal como él la concibe. tica se depura hasta conquistar su forma más sin-
En este ámbito de la ficción, la fábula de Hom- tética y totalizadora en la novela. Contrastan los
bres sin mujer es efectiva por su compleja senci- toques de exterioridad espectacular y melo-

Untitled-45 552 02/06/2010, 9:36


LA NOVELA 553

dramática de algunos de sus primeros «Cuentos resulta el motivo caracterizador por excelencia
de presidiarios», la tendencia a la abstracción de las figuras de la ficción, el contenido esencial
simbólica y la retórica discursiva en «Cuatro de los sucesos, así como el fundamento de la
presidiarios» con la austera expresividad de los concepción trágica. Domina el reconocimiento
pasajes dialogados de Hombres sin mujer, culmi- de la generalizada miseria moral de la humani-
nación de un aprendizaje. dad, que se relaciona con una profunda desilu-
Montenegro escoge un motivo consagrado sión por el hombre, el pueblo, las masas huma-
por la tradición literaria cubana —de El presidio nas, sumidas en la fatalidad de las circunstancias,
político en Cuba martiano a los textos de Pablo pasivas y despojadas de identidad humanizadora,
de la Torriente— y mundial, en la que descuella idea que la novela programáticamente sustenta:
la novela social rusa, que ha creado obras impe- «Por un momento pensó que cuando el hombre
recederas. A diferencia de estas fuentes, nues- llegaba al colmo de sus desdichas encontraba en
tro narrador, carente de firmes principios hu- sí mismo fuerzas para la rebelión. Creía encon-
manistas combativos, coloca en primer plano y trar aquí hombres indignados y violentos, hom-
de manera absoluta el poder destructivo de la bres cargados de desprecio por todo lo existen-
prisión en la conciencia humana. te, hechos a maldecir la opresión y la injusticia,
Estudia mentalidades, conductas, la deforma- todo… Traía la secreta esperanza de encontrar
ción monstruosa de la personalidad en un uni- leones y me tropiezo con micos… ¡Exactamen-
verso humano despoblado de praxis e ideas rea- te igual que la calle!»88
lizadoras, de convicciones e ideales, abatidas Este sentimiento de airada frustración hace
todas las figuras por el peso de la fatalidad. Se- del narrador un rebelde solitario que exalta el
gún se sentencia en la novela, «de todos los lu- instinto, los impulsos subconscientes y la irra-
gares es el presidio donde menos puede uno es- cionalidad agresiva, en reflexiones como ésta, de
capar a su destino».86 probable ascendencia nietzscheana: «Es posible
En este ámbito real, pero univalente, la ima- que en cada hombre no haya una res —asegurar-
gen del hombre es extremadamente tortuosa, lo sería exponerse a que muchas reses lo embis-
extraviada. El ser humano, abstraído en la pa- tieran a uno—, pero es indudable que en toda
sión y el martirio, se representa autodesinte- multitud está latente el alma del rebaño, de la
grándose, sometido a la fuerza de la violencia, y manada, clamando por el guía.»89 Concebido el
condenado, aunque por causas objetivas, a la problema en tales términos, se clausuran todas
pérdida de su esencia. Predominan en los perso- las salidas, no hay perspectivas de superación de
najes el inconsciente y los instintos; enfatiza la crisis.
Montenegro el primitivismo de personajes como Aún así, la propuesta global de Montenegro
el negro Pascasio, de naturaleza primaria, pero cuando proclama: «Sólo sé que las prisiones no
aún dotado de valores humanos, a quien la vida son otra cosa que máquinas para fabricar dege-
en la cárcel conduce a la crisis definitiva de su nerados»,90 no es la aceptación de este orden so-
humanidad elemental. De esta manera, la trayec- cial de extrema anormalidad e injusticia, aunque
toria de la novela implica la metamorfosis del carezca de un proyecto constructivo.
«buen salvaje»: «Pero él no oía nada, no sentía Con sus particularidades y, sobre todo, aten-
más que el gran salto que tenía en los músculos diendo a la visión del sistema penitenciario y su
y el ronquido breve de bestia irritada que se alo- influencia destructiva en la personalidad huma-
jaba en su garganta. Si lo hubieran soltado des- na, la novela se remite a la novelística social de
nudo, en la selva, tal vez hubiera terminado dán- denuncia, que en los años 30, respondiendo a un
dose golpes en el pecho con los puños cerrados vasto movimiento de democratización de la cul-
como un gorila.»87 tura, se vigoriza en el panorama internacional y
La sexualidad patológica, reprimida o de prác- cubano.
ticas aberrantes, se erige en el centro exclusivo Hombres sin mujer es representativa de un
de la existencia en Hombres sin mujer, por lo que tipo de novela de activismo social, tendenciosa

Untitled-45 553 02/06/2010, 9:36


554 ETAPA 1923-1958

y crítica, de aspiración concientizadora en su re- uso del discurso connotativo, incitando a que el
presentación de la barbarie represiva de la socie- lector busque en lo que dicen los personajes lo
dad, propia de esta época de generalizada crisis que ha querido expresar el autor.
social y de valores. A su vez concierne a cons- Atendiendo a la temática de la novela, la
tantes de la literatura latinoamericana de viven- modelación de un ambiente también resulta de-
cias que, a partir del modernismo, ha comenza- cisiva. Montenegro rompe con la sintaxis tradi-
do a complejizarse con la configuración artística cional, no hace una caracterización a priori de la
en hondura de la espiritualidad de sus protago- cárcel que precede al desarrollo de la acción. No
nistas. En este entorno estético-cultural se per- obstante, como en los modelos de la novela so-
cibe la originalidad de Montenegro, que encuen- cial del XIX, la descripción es interior, espiri-
tra a partir de tendencias comunes sus propias tualizada, con valor narrativo, dramático y sim-
respuestas, cimentando lo más perdurable y tras- bólico en determinados casos (el sinfín),
cendente de la protesta en su realismo de la con- acumulando efectos hasta integrar una imagen
ciencia. En este sentido posee gran importancia rica en información y matices emocionales,
la conformación de los personajes, en la que el orientada hacia el impacto en el lector.
audaz examen psicosocial constituye la base de Por consiguiente la prisión, contexto-praxis,
su autenticidad. La imagen de las figuras resulta se irá conformando de modo iterativo y simul-
dinámica y sintética, apoyada en la acción prin- táneo, interactuándose con el retrato de los per-
cipalmente, con una extraordinaria caracteriza- sonajes, causa y efecto de lo psicológico, en es-
ción del habla que conquista el coloquio popular trecha correspondencia con la progresión
y plasma los movimientos anímicos, contri- dramática de la historia narrada.
buyendo tanto a la individualización psicológi- De modo ingenioso, el escritor vertebra los
ca como a la definición del grupo social. diferentes segmentos narrativos, que constitu-
Funciona eficazmente la combinación de es- yen los veinte capítulos de la obra, bajo títulos
cenas dramáticas de naturaleza dialógica, donde sugerentes que aluden a las formas de vida y
Montenegro prueba su maestría —repárese en muerte en la prisión y al examen de la conflicti-
las secuencias narrativas del baño y los incorre- va naturaleza humana de personajes como
gibles— con los monólogos interiores reporta- Pascasio, Brai, la Morita y Andrés Pinel, quien
dos por el narrador, lo que permite un desarro- descubre el infierno corriente de la cárcel, pun-
llo extenso y en profundidad de la vida psíquica. to de vista que, alternando el del protagonista,
La retrospección, en figuras episódicas como funciona como principio organizativo y de co-
Chichiriche al encuentro de la muerte, y un am- hesión interna del relato.
plio tratamiento en el protagonista, completa, El lector transita por los diversos círculos del
por contraste y sugerencia, la biografía espiri- castigo: galeras, talleres, sanatorios, celdas de
tual de estas figuras que cumplen una función incorregibles, si nos atenemos al itinerario exte-
prototípica como modelos para discutir una can- rior. A la par se muestra la entraña, el mundo
dente problemática, y además expresan un pun- moral de los personajes, estudiados en la movi-
to de vista crítico sobre el mundo y sobre sí mis- lidad de la conciencia, dominados todos por la
mos, como en el caso relevante de Brai, cuya situación trágica. Diestramente se enfatiza el
controvertible humanidad en gran medida tiempo detenido, el no tiempo del espacio de la
deviene conciencia crítica del relato. prisión, que contrasta de forma dramática con
La relación del escritor con sus personajes es la temporalidad de los recuerdos. La represen-
de íntima comprensión, frecuentemente de des- tación artística del tiempo implica la negación
doblamiento artístico, sin concesiones melo- de su transcurso humanizador hasta identificar-
dramáticas ni edulcoraciones en aras de la ten- se con lo inexorable. Así puede ser encontrado
dencia, modulando su voz a través de diversas en los vaticinios o anuncios del fin de la Morita
figuras, con la conciencia definida de cómo su y, poderosamente, en la trayectoria fatal de
actitud condiciona la del receptor y un certero Pascasio: «Ahora, nada ni nadie podía salvarlo:

Untitled-45 554 02/06/2010, 9:36


LA NOVELA 555

rodaba por la pendiente con una rapidez vertigi- maneras distintas, todas apuntando a lo
nosa, y ya se encontraba fuera de su centro, sin anormal, a la locura. No importa que de
tener siquiera, como don Juan, dos agujas para pronto no se vea en la carne: el sexo está en
coser segundos y segundos a la tortura del todo. El sexo está en la calceta de don Juan:
tiempo.»91 en aquel que tiene domesticada una araña:
La historia se cuenta regida por la asociación en el que se ha abrazado a Allan Kardec.92
lógica de las conexiones espaciales y temporales
que se descomponen en segmentos-escenas de Esta digresión freudiana, no carente de inte-
relativa independencia, acordes con el desarro- rés al explicitar la orientación ideológica y esté-
llo de la narración; los acontecimientos se pre- tica de la novela, distiende el tenso clima narra-
sentan, por lo general, en el orden subjetivo de tivo y reitera, en tono ensayístico, una propuesta
la experiencia de los personajes y el narrador. Es que el diálogo de las escenas dramáticas ha reali-
destacable el trabajo de gradación del tema por zado magistralmente.
variaciones —las infinitas formas del sufrimiento En estas escenas dramáticas, dominantes en
humano— contenidas en estos segmentos, que el estilo de Montenegro, acude al discurso re-
amplía su función semántica. portado de estilo lineal directo, que pone de
Tocada la novela por golpes de efecto magis- manifiesto la autenticidad de las diversas enun-
trales, manejados con tacto el suspenso y la in- ciaciones, eludiendo o reduciendo los comenta-
triga, dotada de legítimo sentido de la sorpresa rios que sugieren el sentido del pasaje, de modo
y la espectacularidad macabra, se realiza con un que se asiste al diálogo en considerable grado de
certero ritmo narrativo de tensión e intensidad pureza, con sus mecanismos elípticos, asociacio-
en ascenso que concentra la acción, enriquecida nes imprevistas y relativa incoherencia, solución
por las escenas de acontecimientos biográficos, artística de relevante modernidad y fuerza ex-
con lo que se evidencia una asimilación original presiva.
de los recursos del thriller y la novela negra. Para los monólogos interiores escoge atina-
No obstante estos aciertos, son ostensibles damente el discurso indirecto libre, de lograda
los niveles en la realización artística de Hom- textura analítica, en el que se acercan la voz del
bres sin mujer, sobre todo referidos a las relacio- narrador y las de los personajes, como pudiera
nes del narrador y el contexto narrativo, que apreciarse en el siguiente pasaje: «Ahora sólo
afectan el carácter renovador de la obra. Condi- sabía que estaba allí, entre “leas” y “bugas”, como
cionado por los fines explícitos de la novela y les decían a los pederastas, que no pensaban más
moviéndose el escritor en el ámbito del gusto que en meterse en el hoyo para refocilarse y que,
finisecular, escoge un narrador, no marcado, no contentos con eso, se pasaban el día hablan-
omnisciente y ubicuo, de tercera persona, muy do de lo mismo con palabras pegajosas y espe-
semejante al Montenegro penitenciario, pero que sas como semen.»93
generalmente narra por encima de los persona- Sin embargo, en el discurso del narrador apa-
jes y tiende a totalizar doctrinariamente el sen- recen escasos toques de coloración, ya que nun-
tido de la historia, enunciando el pensamiento ca llega a hablar con los personajes. Por tanto,
del autor y tratando de influir en la actitud se mantiene una frontera nítida entre el contex-
valorativa del lector: to narrativo de tono mayor moralizante y el dis-
curso de los personajes. Contrasta el individua-
El hombre privado de mujer año tras año lismo realista de la enunciación reportada con el
acaba por descubrir en otro hombre lo que formalismo doctrinario interpolado del narrador,
echa de menos, lo que necesita tan peren- aunque éste también pueda desarrollar una va-
toriamente que aun en sueños le hace her- liosa capacidad descriptiva. El novelista logra el
vir la sangre, y despierto le coge todos los reforzamiento analítico y emocional con el mo-
pensamientos y forma con ellos un maza- nólogo y los diálogos que responden a la auten-
cote que dedos invisibles modelan de mil ticidad de las figuras y sus circunstancias, pero

Untitled-45 555 02/06/2010, 9:36


556 ETAPA 1923-1958

la unidad artística de la obra se ve lastrada por cuando es escrita la novela Aventuras del solda-
las notas de autoritarismo tendencioso y exte- do desconocido cubano (1940).
rioridad del narrador extradiegético, aunque pa- Como el propio escritor proclama: «Noso-
radójicamente el autor es un personaje y conoce tros sabemos que, por encima de todo, como el
a fondo el mundo narrado. tema de una sinfonía, la revolución siempre vuel-
La escritura se debate entre dos alternativas: ve y que, al final, su concertante será estruendo-
una convencional, en gran medida agotada, de so y terrible. Nadie se equivoca con la revolu-
estilo doctrinario y predicativo, mientras la otra ción si la espera.»95 Consecuentemente, la idea
abre la creación a la réplica y la polémica; de la de la revolución domina toda su actividad crea-
acción brotan la tendencia y el criticismo, pre- dora.
dominando el carácter dialógico y dramático de El escritor, que está arribando a formas supe-
valor apelativo, que se realiza en un estilo lin- riores en sus convicciones socio-políticas y ar-
güístico de maestría. Montenegro, en modo al- tísticas, aborda su obra en términos de madurez
guno folklorista o pintoresco, asume la prosa de innovadora. La ficción narrativa tiene por fun-
la cárcel y de la calle y la elabora artísticamente, damento una integrada actitud que lo lleva a con-
con marcada agresividad verbal que traduce toda firmar lo nuevo revolucionario en la vida y el
la violencia y bestialidad de los conflictos rea- arte, superando esta ya insalvable contradicción
les, tensando las contradicciones al máximo. Esta de la cultura burguesa.
alternativa termina por imponerse, y en ella re- Su tiempo, caracterizado por la declinación
side la más relevante conquista artística de la de la sociedad neocolonial y el vigoroso desper-
novela. tar de las masas populares a la acción conscien-
Desde este punto de vista se pone de mani- te, impregnan esa praxis literaria de su distinti-
fiesto la naturaleza aún transicional de Hombres va proyección anticonvencional, antiburguesa en
sin mujer, a la búsqueda de una nueva concep- su más amplio sentido social y estético, lo cual
ción de narrativa factual y crítica, de acentuado exige el hallazgo de un modo artístico que supe-
dinamismo en la asimilación estética de proce- re el estatismo metafísico de la escritura del
sos espirituales de gran complejidad, y en la re- naturalismo y que sea capaz de asumir nuevos
velación de sus causas sociales. Carlos Monte- niveles de comprensión de la conciencia genéri-
negro concibe una obra de conmocionante ca y de la historia.
realismo y audaz función comunicativa de alta Con este sentido afirmativo se impone la
tensión emocional. Enriquece la narrativa de la apropiación de las tendencias de desarrollo que
época con su indagación en la subjetividad hu- caracterizan a la época, proceso regido por su
mana. Los valores del análisis y la denuncia so- consolidada concepción revolucionaria del mun-
ciales se consumen con sobriedad, de forma in- do. De aquí que nuestro creador, en su inten-
tensa y convincente, aportando su novela una cionalidad artística, trascienda en un lapso de
integración más orgánica de literatura y vida. tiempo relativamente breve (1930-1936) el ca-
Para comprender la personalidad creadora de mino andado por el vanguardismo.
Pablo de la Torriente Brau, Juan Marinello ofre- La relación de Aventuras del soldado descono-
ce las claves: «Alguna vez me dijo un compañe- cido cubano con los modelos de la vanguardia se
ro de cárcel que había dos Pablos. No tenía ra- torna compleja; de ellos se nutre en sus proyec-
zón. Hubo uno solo, radiante y meditador. No ciones rebeldes y revitalizadoras, en su vindica-
traicionó su sanidad bullente y su clara rebeldía, ción de la libertad creadora cuyo fundamento se
pero tampoco el reto a su inteligencia y a su ofi- halla en el repudio de la sociedad burguesa y que
cio de pensar y escribir […] Como ciertas fru- Raúl Roa patentiza en nuestro panorama cultu-
tas, había madurado hacia adentro.»94 Precisa- ral como «zafarrancho a campo traviesa contra
mente ese madurar hacia adentro constituye el la óptica lugareña, la retórica altisonante, la crí-
condicionamiento esencial del arte narrativo que tica de bombos mutuos, el sentimentalismo
va a cuajar en la etapa neoyorkina (1935-1936) mocoso, la colonización de los mediocres, la tie-

Untitled-45 556 02/06/2010, 9:36


LA NOVELA 557

sura académica, la solemnidad fofa […] y como derados por su autor «raros» y «poco amables»,
contrapartida, apertura, sobriedad, médula, ri- la concepción fantástica alcanza proyección uni-
gor, sensibilidad, creación, estimativa, respon- taria y coherente, aunque no unívoca, en Aven-
sabilidad».96 turas del soldado desconocido cubano, pues la elec-
Resulta necesario detenerse en esta oposición ción de una perspectiva crítico-satírica crea el
porque pone de manifiesto las premisas de una ingenioso contrapunto de realidad y fantasía.
renovada perspectiva estética, proceso en el que El contenido significativo de la novela es por-
la obra de Pablo de la Torriente desempeña un tador de una fábula de regocijante inverosimili-
rol de la mayor importancia al superar el énfasis tud. La extraordinaria historia de un muerto que
rupturista de los ismos con su consecuente des- cuenta sus memorias y las de numerosos solda-
mantelación del lenguaje, supremacía de las imá- dos desconocidos de la Primera Guerra Mun-
genes desintegradas y exaltación irrestricta de la dial, así como la afanosa actividad en el mundo
antirreforma, pero conservando las posibilida- de ultratumba —motivo de persistente trayec-
des abiertas para la expresión artística de una toria desde las literaturas antiguas, pasando por
nueva visión que no sólo cambia las formas, sino las «visiones» medievales que culminan en La
crea contenidos. Divina Comedia y renacen en la narrativa ac-
Por tanto, en la novela el cauce más audaz de tual— resultan la envoltura imaginativa que ac-
la fantasía es iluminación de la realidad desde túa como un factor de distancia irónica que
una óptica revolucionaria, esclarecimiento para desautomatiza la percepción y separa al lector
la acción. Lo fantástico revela un enriquecimien- de la cotidianidad irrelevante, llamando su aten-
to de la subjetividad creadora que conjuga las ción sobre las contradicciones de la realidad. Esta
peripecias materiales y espirituales, formaliza- provocación conduce a la recepción crítica que
das en relación íntima con el curso objetivo de se aspira a convertir en acción transformadora,
la historia. con lo cual se está retomando una relación
En el ámbito del pensamiento de José Carlos comunicativa de manifiesta eficacia en la histo-
Mariátegui cuando afirma: «con el vuelo de la ria de la literatura.
fantasía es como mejor se puede abarcar las pro- Bajo este efecto de extrañamiento generali-
fundidades de la realidad. No, por supuesto, fal- zado, Aventuras del soldado desconocido cubano
sificándola e inventándola. La fantasía no surge ha sido concebida con toda conciencia como no-
de la nada. Y no tiene valor, sino cuando crea vela de tesis: «La esencia de la guerra imperialis-
algo real»,97 se proyecta el método de Pablo de ta —matadero de bueyes anónimos— queda ex-
la Torriente, que en modo alguno renuncia a puesta a plena luz en estas páginas. Y asimismo,
las grandes conquistas de la tradición realista, apuntada la vía para transformarla revolucio-
pero explora nuevas dimensiones de la relación nariamente en guerra de liberación, en guerra de
arte-realidad. En tal sentido lo determinante no héroes, dirigida al aniquilamiento definitivo del
es una correspondencia funcional representa- régimen social cuya vigencia conlleva la muerte
tiva, sino el desarrollo de nuevas formas de del hombre sin sábado de gloria.»98
conciencia. El escritor está movilizando las fuerzas po-
Por ello, nada más lejos del relativismo pulares democráticas y antifascistas, está promo-
cognoscitivo, del escamoteo subjetivista de las viendo una nueva visión del mundo y de las re-
fronteras entre lo real y lo fantástico. En nues- laciones sociales, a partir de una temática que
tro artista, la renovación de la técnica narrativa alude tanto a la agudización de las contradiccio-
supone apropiación de la realidad, pero en la nes del sistema capitalista, como a las conmo-
impugnación de la imagen conformista del mun- ciones revolucionarias que inaugura victoriosa-
do, defensa del caudal imaginativo del creador mente la Revolución de Octubre y caracterizan
en su rechazo de preceptivas que exigen a la obra nuestro siglo.
de arte la reproducción positivista de un trozo Es importante también subrayar que los va-
de la realidad. Si los cuentos de Batey son consi- lores propuestos a través del relato tienen por

Untitled-45 557 02/06/2010, 9:36


558 ETAPA 1923-1958

fundamento la concepción del pueblo, no como Con este prólogo Pablo de la Torriente Brau
objeto, sino como sujeto de la historia. Por ello se está sumando, con orgánica novedad creado-
el carácter aleccionador del sentido antim- ra por su carácter humorístico paródico y pa-
perialista de la fábula. De esta manera, la orien- rabólico, a un procedimiento que acompaña a la
tación ideotemática está probando la afirmación narrativa en su proceso de formación en las lite-
de José Antonio Portuondo: «Pablo, que era lo raturas antiguas y medievales, con los paradigmas
más opuesto imaginable al tipo de teórico puro, del infante don Juan Manuel y Cervantes. En
del teorizante, sin embargo sabía demasiado bien Aventuras del soldado desconocido cubano, el pró-
que había que tener una explicación teórica de la logo es el marco que condiciona todo el sentido
realidad que estaba viviendo.»99 ulterior de la obra, destacándose su jerarquía
Sus imágenes artísticas se sustentan en un estructural, puesto que no es ornamento o gra-
pensamiento consistente. La protesta con cono- tuidad, ya que la novela arranca de un debate que
cimiento de causa se aúna a la perspectiva de fu- este prólogo-marco ha dejado abierto.
turo, evidenciándose la condición dialéctica de Resulta, además, significativa, la fase final de
la interpretación del mundo del escritor, espe- Aventuras del soldado desconocido cubano, pre-
cialmente patente en la novela si se le compara paratoria de un nuevo nivel de discusión, así
con la visión más generalizada de la guerra que como la candente actualidad y trascendencia
ofrece la literatura del humanismo burgués, en implícita, que exigen la participación activa y
la que no se rebasa la denuncia, limitada a enfa- toma de partido.
tizar el factor de destrucción y caos social. Como puede apreciarse, no se está eludiendo
Plenamente expresiva de la propuesta ideoló- la intención educativa y concientizadora, que se
gica cardinal de la obra deviene la composición hace más intensa por la cobertura acusadamente
artística. Marinello apunta una cualidad esencial: imaginativa de la situación narrativa.Una vez más
«En nuestro escritor se produce como en pocos se hace patente la tradición. Baste recordar las
casos, la ensambladura armoniosa y contrastante primeras novelas cortas de la Edad Media, que
entre lo tradicional, lo nacional y lo universal.»100 aspiran a enseñar de manera placentera, y les es
En Aventuras del soldado desconocido cubano común la ejercitación en «temas dados», la ex-
salta a la vista la importante función del prólo- posición de ejemplos concretos para evidenciar
go, que se remite, sin violencias de sentido o lo general, exigiéndose narraciones llenas de fan-
estilo, al carácter general de la novela, imbricado tasía, de libre invención añadida a la trama bio-
en la ficción. Contentivo de las ideas motrices, gráfica.
programático en su formulación, declara con las En este contexto se desenvuelve muy libre-
armas del humor los propósitos rectores. mente nuestro artista, puesto que al igual que
Sirviéndose de la hipérbole y la desmesura, en los relatos clásicos, no se pierde la noción
de lo burlesco-fantástico, chocando con todas nítida de los límites entre el comentario ilumi-
las ideas convencionales sobre la guerra y su li- nador de la realidad, instrumento de conocimien-
teratura, el narrador arma un discurso dispara- to y modelador de realidades, y la ficción, entre
tado, una disquisición cada vez más jocosa por la enseñanza y la diversión estética compleja,
la acumulación de absurdos con su carga crítica entre la imaginación ejemplarizante y el discur-
detonante, que estimulará el disfrute intelectual so reflexivo.
del lector en posesión de las vivencias históricas A diferencia de un gran maestro del género,
necesarias para su interpretación. Boccaccio, creador del diálogo hacia adentro en
En estos términos cobra un alto valor ideoló- un círculo cerrado de interlocutores, y en la lí-
gico y estético su análisis demoledor de la polí- nea de Cervantes, que pinta su propia figura con
tica imperialista de agresión a los pueblos pe- impresionante trazo y habla hacia afuera en un
queños, que alcanza, en el pasaje dedicado a la coloquio abierto sin destinatarios ficticios, sin
Enmienda Platt, un impactante nivel de confi- escindir a los oyentes de una parte y a los prota-
guración. gonistas de otra, Pablo de la Torriente está reco-

Untitled-45 558 02/06/2010, 9:36


LA NOVELA 559

giendo este legado y haciéndolo trascender al 30— e internacional en vísperas de la Segunda


calor de nuevos propósitos en la confrontación Guerra Mundial.
arte narrativo y sociedad. El capítulo V constituye el completamiento
Sobre estas bases, el escritor cubano se acer- conceptual de la tesis que recorre el libro como
ca a la modalidad de las biografías imaginarias hilo conductor: de la guerra imperialista a la gue-
que, tras un largo desarrollo, cuentan en la lite- rra de liberación nacional, dada a través de la
ratura moderna con una variedad práctica óptica del soldado desconocido ruso que se
literaria. transparenta en el curso del pensamiento de
En verdad, la idea de incursionar en la bio- Hiliodomiro: «¡Menudo titingó tenemos en
grafía ya lo ha tentado,101 pero ahora acomete perspectiva! Y éste si se gana, si es que hay al-
la empresa en términos de irreverente subver- guien que salga ganando en esta nueva guerra.
sión humorística. Bajo la forma del testimonio Que si se pierde, que es lo más probable, despí-
apócrifo, del relato documental trastocado, de- dete. Por lo pronto, no hay quien evite la heca-
moliendo la poética de ficción imitativa, son tombe, la revolución.»102
contadas las biografías fantásticas de soldados La requisitoria final contra la guerra imperia-
desconocidos: la propia de Hiliodomiro del Sol lista, la desmitificación total de sus falsos hé-
es conformada en el capítulo I, la del alemán en roes y la confirmación del pueblo como verda-
el II, unida a la del inglés, el italiano y el fran- dero hacedor de la historia, constituyen la coda
cés, así como alusiones dispersas, pero expre- de la novela, donde se funden con valores supe-
sivas del perfil social del ruso, a través de di- riores los componentes ideotemáticos y su sen-
versos capítulos. Todas las biografías funcionan tido dialéctico.
como «ejemplos» que de modo contrapun- De esta manera se hace patente el cierre es-
tístico aportan variantes sobre el tema comen- tructural de la obra, conclusa en cuanto al desa-
tado, que ha quedado abierto en el prólogo- rrollo de su plan expositivo, en la concreción de
marco. sus ideas motrices y sólo requerida de epílogo
De este modo se organiza la materia, aunque formal,103 una vez que ha sido reafirmado el sen-
debe anotarse que si para la fábula todas las bio- tido realizador de la marcha de la historia con el
grafías tienen una significación equivalente por- diestro tejido de las motivaciones. Así, la con-
que aportan diversos ángulos del problema, en vicción del soldado rojo de que «no hay Soldado
la organización artística se dilata y expande el Desconocido, sino oveja desconocida; que en la
«ejemplo» del soldado desconocido cubano, guerra, en la verdadera guerra de liberación na-
mientras la imagen del soldado desconocido ruso cional de los pueblos, no hay, no puede haber
es interpolada, a manera de motivo compo- héroes desconocidos, porque el pueblo conoce
sicional, a pesar de que se le ha conferido suma a los que lo aman y se sacrifican por él»,104 con-
importancia como portador de la tesis. Sus ar- suma la propuesta comunicativa.
gumentaciones serán referidas por Hiliodomiro, Esta riqueza conceptual de la novela se plas-
con frecuentes dosis de ironía, de forma tal que ma a través de sus diferentes niveles de repre-
nunca aparece directamente, ni su historia es sentación, que condicionan su acusada polisemia
contada, sólo aludida. En este caso el procedi- y contenido alegórico, ya que se mueve del non
miento ha sido la sugerencia y la suma concen- sense evidente a la lógica interna de la tesis que
tración de sentido, evitando el doctrinarismo se sustenta. Contrasta, por consiguiente, la dis-
discursivo. Significativamente, el capítulo IV locación argumental, la disparatada peripecia
acoge la batalla épicoburlesca de los antiguos y tramológica muy imbuida del gusto vanguardis-
modernos héroes, la que alegóricamente es re- ta, con el tono objetivo, de fidelidad trans-
ferida a las contiendas intestinas de la burgue- criptora, de la entrevista periodística y el solilo-
sía, típicas de la fase imperialista, cobrando la quio. Integradamente marcha la anotación de
obra vigorosa actualidad política nacional —a situaciones inverosímiles con la descripción de
raíz de la frustración revolucionaria de los años contextos de filiación verista, incluso de clara

Untitled-45 559 02/06/2010, 9:36


560 ETAPA 1923-1958

ascendencia autobiográfica, lo que encuentra su la prepotencia y la demagogia. Y como contra-


consumación en el hecho de que el personaje partida insoslayable pasa a un primer plano la
Pablo de la Torriente cumpla dos funciones car- imagen del soldado ruso —«el Soldado Desco-
dinales: narrador y protagonista de Aventuras del nocido rojo, como lo llamamos nosotros para
soldado desconocido cubano, rompiéndose con molestarlo»105 —al que se le caracteriza como
ello las formas canónicas del ilusionismo om- representante, por paradoja, de los únicos ver-
nisciente, para crearse una más compleja actitud daderos héroes que tuvo la guerra mundial por-
narrativa. que «fueron los primeros en rajarse, en negarse
En efecto, el autorretrato del autor constitu- a pelear. ¡Bien!»106
ye un pilar constructivo del libro, que halla, en Los personajes ilustran la maestría compo-
la contravoz de Hiliodomiro del Sol, su otro sitiva del escritor al interiorizar la tesis narrati-
punto de sostén. A través de la conversación, va en estas imágenes que sintetizan alegó-
generalizada aunque no totalizadora, se logra ricamente las corrientes de la realidad, nos
paulatinamente la configuración artística de devuelven una vida histórica enriquecida. De este
ambas personalidades, sin comentarios super- modo, si bien la novela implica un enfrentamien-
fluos, sino revelándose en la acción, que está to ideológico explícito, los personajes no están
interiorizada y tiene su fundamento en la mane- sometidos a presión voluntarista. La propia dia-
ra de ver el mundo de cada figura de la ficción. léctica de las ideas que expresan, en su corres-
Las ideas se concretan en el sistema de persona- pondencia con las contradicciones de la realidad
jes, desarrollándose un sostenido proceso de objetiva, proceso nada pasivo o simplista, hace
choque y confrontación de los personajes-ideas, posible el automovimiento del carácter literario,
ya que éstos son dados en su contradictoriedad nos entrega al personaje en su búsqueda del co-
y movimiento, como portadores idóneos de la nocimiento y la acción —Pablo— o en la
discusión concientizadora y nunca a manera de objetivación de la experiencia —Hiliodomiro.
formulaciones dogmáticas. La hipérbole y la deformación humorística,
En consecuencia, la contraposición de voces la selectiva incorporación del folklore en la ima-
y actitudes impide la visión estática o de autori- gen del soldado desconocido cubano, convincen-
tarismo. te «tipo popular», la precisión en el trazado de
La intención no es psicologizar. En depen- las motivaciones de las figuras en contraste con
dencia de la definición de la obra como de tesis, lo fantástico situacional, la sostenida sátira y pa-
las figuras son portavoces ideológicos, aunque rodia, dan fe del elaborado nivel de estilización
no privados de individualidad y validez en cuan- en la creación de personajes, de manera que por
to a su idiosincrasia. En este sentido, la caracte- su fuerza estética patentizan el carácter comple-
rización de los restantes soldados desconocidos jo sintético del pensamiento artístico del autor.
se apoya también en rasgos típicos de la psico- El manejo del punto de vista literario y la di-
logía nacional y clasista, vista a través de la pers- versidad de registros también prueban la destre-
pectiva del humor hiperbólico, constituyendo za narrativa. El soldado desconocido cubano
una lograda galería de arquetipos. cuenta, y Pablo, narrador-personaje, actúa a ma-
La batalla de antiguos y modernos permite la nera de mediador en la narración enmarcada. A
desmitificación de imágenes públicas consagra- su vez, en la línea de los clásicos interlocutores
das por la historiografía burguesa como sumas del humanismo, aunque es capaz de asombrar
hacedoras de la historia. Todos resultan alego- con sus paradojas, sabe escuchar, sugiere, esti-
rías humorísticas de la condición burguesa —o mula con sus agudas interrogantes, pero se abs-
protoburguesa— en su variante nacionalista, y tiene de glosar doctrinariamente, de ejemplari-
se demuestra a través de ellos la falacia de la de- zar de forma gruesa, funciones que con sentido
fensa de la patria y la nacionalidad en la guerra constructivo son conferidas al lector, de lo que
imperialista, la traición de los ideales libertarios se desprende la influencia activa en el discurso
y emancipadores, el chauvinismo, el guerrerismo, narrativo de la perspectiva del destinatario.

Untitled-45 560 02/06/2010, 9:36


LA NOVELA 561

Resulta ostensible la unidad de Aventuras del de Bacardí. Y que no se te ocurra en tu libro ha-
soldado desconocido cubano, cimentada en el sis- cer ninguna alusión despectiva al espiritismo,
tema de ideas y personajes. Las secuencias na- porque entonces le vas a quitar verosimilitud a
rrativas se organizan sobre la base de la yuxta- todo esto y voy a tener que presentarme en to-
posición, de la fragmentación episódica —cada dos los centros como Juan Bruno Zayas para dar
personaje totaliza un episodio—, utilizándose el fe de realidad…»,107 resulta evidente que la libe-
enlace de la actividad periodística de Pablo, que ración de sentido y sintáctica, el carácter emo-
funciona como cohesionador de la novela. Con cional de la entonación que se organiza por im-
ello se plasma una construcción épica, de inte- pulsos y réplicas, la riqueza sugestiva de las
gración lógica del discurso de los personajes y relaciones implicadas y la elipsis, la diestra utili-
el curso de la historia. zación del anacoluto, la redundancia y la reti-
La obra, deudora de la labor periodística de cencia; en fin, la adaptación de la fluidez, movi-
su autor, posee un marcado carácter dialógico lidad y espontaneidad de la conversación, son la
que le confiere naturaleza teatral, en nada onto- piedra de toque en el realismo de Aventuras del
lógica a lo estrictamente narrativo y testimonial, soldado desconocido cubano.
como la trayectoria del género ha probado. Con- Ciertamente, el habla popular no sólo está
tiene, como se ha apuntado, un manifiesto en- penetrando a través del léxico —de amplio re-
clave ensayístico en el prólogo-marco y en el pertorio de cubanismos y regocijantes metáfo-
último capítulo. Sus formas no son puras, y con ras populares—, sino en forma más completa que
ello, lejos de negarse la integridad de la novela, abarca los diversos planos del lenguaje, porque
se le está asumiendo como «escritura desatada», para el escritor ha dejado de ser un elemento pin-
al modo cervantino. toresco, matizador y parcial, con lo que logra
El lenguaje contribuye decisivamente a la ple- consumar la interrelación creadora de estilo y
nitud artística. Acorde con la acentuada contex- vida, de lenguaje artístico e ideología.
tualización que excentra la obra, abriéndola al Por tanto, un aporte de la mayor relevancia,
problemático mundo de la lucha de ideas, el au- que integra plenamente al narrador y los perso-
tor elige un lenguaje directo, dinámico, intenso najes, al autor y sus destinatarios en un cohe-
en su concentración de sentido, y trabaja la eco- rente universo estético, se encuentra en la
nomía expresiva como regularidad dominante. apropiación artística de la voz popular en vín-
Nada más lejos de la transcripción mimética culo estrecho con la experimentación de las po-
criollista que esta experiencia creativa. Respon- sibilidades expresivas de la formación funcio-
diendo a la modelación fantástica de la realidad, nal coloquial, lo que en esencia responde a las
el lenguaje muestra logrados efectos estilísticos convicciones del escritor que reconoce en el
con los procesos de condensación y síntesis, por pueblo la fuerza motriz y el caudal más pode-
los desplazamientos y subversión de significa- roso de la creación. Cuando Pablo de la To-
dos. La intención satírica encuentra, por tanto, rriente declara: «Me es fácil pensar como el
un instrumento idóneo. pueblo porque me siento parte de él, parte ínti-
El sistema de asociaciones insólitas, la vulne- ma»,108 está estableciendo los fundamentos más
ración de la relación lógica causa-efecto, todo profundos y trascendentes del arte narrativo que
funciona como un medio válido para la trasto- se consuma en Aventuras del soldado desconoci-
cación de los significados, a la búsqueda de un do cubano.
sentido más profundo que devele y denuncie la Totalizadora de problemas decisivos de la vida
irracionalidad de la guerra imperialista. ideológica y espiritual, la novela conquista la
Si se repara en pasajes como el siguiente: «Ya historicidad del hombre que ha dejado de ser
veo. Soy una realidad. Soy, luego existo, como objeto de contemplación positivista o vivencia
dice todavía mi amigo Renato… Descartes quie- trágica del irracionalismo, asumido el individuo
ro decir, sabes, pero nos tuteamos, porque le he en el contexto de la lucha de clases, en su tarea
caído bien y de vez en cuando le gusta su toque realizadora de hacer la historia.

Untitled-45 561 02/06/2010, 9:36


562 ETAPA 1923-1958

Lo sustancialmente nuevo en el proceso de la terminación del medio social presentado y acu-


literatura nacional radica en que el escritor, que mulación de escenas inconexas, son algunas de
ha hecho suyos los objetivos de la clase de van- las características sobresalientes de esta primera
guardia, concibe su obra desde esa posición, al novela «gaseiforme», escrita con lenguaje des-
apropiarse de la esencia de la guerra imperialista concertante —mezcla de arcaísmos, neologis-
y confirmar el potencial de las masas populares, mos y rezagos modernistas de barroca sintaxis—
legando una novela revolucionaria, integralmente y sin vinculación alguna con cualquier otra obra
de vanguardia, capaz de incorporar con cumpli- novelística precedente en nuestra narrativa. En
da originalidad cuestiones cardinales de nuestro menos de doscientas páginas, Labrador llevaba
tiempo. [A. G. B]. a cabo con esta primera novela suya una con-
quista de gran importancia para el género: po-
nerlo al día en el empleo de las más audaces téc-
2.4.4.2 E. Labrador Ruiz, C. Enríquez nicas narrativas contemporáneas, adelantándose
en cierto modo, incluso, a la novela existencia-
En el proceso de renovación de la narrativa sur- lista francesa de la década venidera. En efecto, la
gido en la etapa estudiada, ocupan un sitial im- angustia existencial es el motivo central de esta
portante las obras novelísticas de Enrique La- obra, en rigor bien cercana al poema, en la cual
brador Ruiz (1902) y Carlos Enríquez (1901), el romántico «yo» del autor-personaje va mos-
polares en lo que a postura estética de ambos trando, a través de esta sucesión de aparentes
autores respecta, pero tangentes en muchos escenas inconexas, su inadecuación al medio
otros puntos, particularmente los referidos a la hostil circundante, que llega a conducirlo a la
posición iconoclasta ante la sociedad burguesa enajenación extrema en la cual perece.
mantenida por ellos y a su consciente voluntad Tres años más tarde, en esta misma línea, La-
de remozar los caminos por los que deambulaba brador publica Cresival. Al hacerlo, motivado
nuestra novela. por la hostil acogida a la obra anterior y a la in-
Enrique Labrador Ruiz es sin duda —con la comprensión de la crítica, la provee de un pró-
sola excepción de Carpentier, caso aparte en la logo esclarecedor —inicio de una serie de escri-
narrativa nacional— el novelista que más cons- tos donde de modo coherente teoriza sobre la
cientemente luchó por abrir nuevos caminos al narrativa contemporánea y expone y defiende los
género y el que mantuvo en la etapa la produc- principios de su estética—, en el que da por pri-
ción más interesante y sostenida entre sus mera vez el nombre de «gaseiformes» a sus no-
colegas. velas y pasa a sustentar detenidamente su poética.
Llegado a La Habana en la década de los años Comparada con El laberinto de sí mismo,
veinte, donde ejerció la labor periodística, La- Cresival muestra un hilo argumental más defi-
brador Ruiz se da a conocer como novelista en nido, pero en esencia (al igual que posteriormen-
1933, en pleno hervor revolucionario, con una te Anteo) constituye una reexposición de las dis-
obra insólita en nuestro medio —El laberinto de tintas problemáticas cuestionadas por él en su
sí mismo—, que al romper con todas las normas primera obra. Como en ésta, estamos ante la
estéticas al uso produjo la natural consternación, presencia enajenada de un escritor (Cresival es
tanto en sus lectores como entre los principales poeta) que sucumbe ante el medio adverso que
representantes de la crítica literaria, para quie- lo rodea. La misma asfixia espiritual hace pere-
nes la novela venía a ser una verdadera sarta de cer a ambos personajes, y en Cresival se agudiza
incoherencias. Juzgada por los cánones esti- no sólo la posición anticlerical del autor, sino su
lísticos y composicionales tradicionales, la obra propio escepticismo ante la posibilidad de re-
constituía una verdadera provocación. Ausencia dención del hombre por vía divina.
de línea argumental definida, libre vagar de per- A Cresival seguirá Anteo (terminada en 1938,
sonajes que aparecían y desaparecían sin moti- pero no publicada por causas económicas hasta
vación alguna, imprecisión temporal, inde- 1940), «fantasía encadenada», según la denomi-

Untitled-45 562 02/06/2010, 9:36


LA NOVELA 563

nó Labrador, cuya acción transcurre en quince abandono de un arte criollista falsamente


minutos en los cuales su pesimismo, ahora exa- expresador de las esencias nacionales, y búsque-
cerbado por la inminente derrota de la causa re- da de un nuevo lenguaje, de artística riqueza, que
publicana en España y el estallido de la Segunda sustituyera la chatedad del entonces imperante
Guerra Mundial, alcanza el más alto grado. Nue- en nuestra prosa.
vamente el protagonista de la obra es un artista En principio inobjetables, estos propósitos
(Anteo se aficiona desde niño a la escultura), y eran acompañados por otras formulaciones de
las reflexiones sobre el arte y las condiciones tipo esteticista que, en cierto modo, acercaban
sociales que lo condicionan, en un medio inde- la posición del Labrador de aquella etapa a la de
terminado, pero inequívocamente nuestro, con- los seguidores del «arte por el arte». Además, el
tinúan resultando una constante. Sólo que la va- esteticismo extremo y la concepción del mundo
riedad temática es mayor, y por primera vez en presididores de la trilogía cerraban su camino
la trilogía el tema político (excluido exprofeso de novelista, lo conducían, como fue señalado, a
de su poética por Labrador, que aquí se muestra la repetición estancadora de motivos observable
inconsecuente con ella) se le impone al autor, hoy en ella. Esto pareció comprenderlo el autor,
cuya condena al fascismo, lamentablemente, no quien en Manera de vivir ya dejaba entrever la
va acompañada de la debida claridad ideológica posibilidad de una próxima apertura.
para valorar de modo positivo las fuerzas que se Ésta se produjo en 1951, cuando Labrador
le oponían. Tema central de la novela es la entrega La sangre hambrienta, con la que obtuvo
desilusión. El Anteo contemporáneo, artista el Premio Nacional de Novela otorgado por la
cuya verdadera profesión es la de soñador, Dirección de Cultura del Ministerio de Educa-
grotescamente devenido bombero, trata de ele- ción y sin duda su obra más lograda en el campo
varse sobre su medio, para estrellarse a la postre de la novelística. En ella toda la enajenación pre-
contra el piso del cuartel ante la indiferencia de sente en abstracto en su trilogía de novelas
sus compañeros. «gaseiformes» se corporiza en la estéril existen-
Anteo cerraba el camino a Labrador. Contem- cia de los habitantes del oscuro pueblo de pro-
pladas con perspectiva actual, las tres novelas son vincia en el cual transcurrió su infancia. Al ha-
en realidad una misma. Larga proyección cerlo —y constituye esto uno de los grandes
poemática suya, expresión del nihilismo román- méritos de la obra—, Labrador logra sortear los
tico de un escritor enajenado por el medio que, peligros de un movimiento pendular que lo hi-
en su incapacidad de hallar socialmente una sali- ciera caer de lleno en los excesos del criollismo
da, se refugia en su arte y se abroquela contra su tan combatido por él.
circunstancia contingente con una muy lúcida Sin abandonar del todo su técnica fragmenta-
poética. Al efecto es interesante destacar los ria, la línea argumental es perfectamente identi-
puntos de contacto entre las estéticas de Regino ficable, los personajes dejan de ser meros sím-
Boti y Labrador Ruiz, hermanados por un indi- bolos para adquirir en algunos casos la condición
vidualismo neorromántico que identifica estre- de tipos, y el rebuscado lenguaje de las novelas
chamente sus posiciones teóricas. Como Boti, «gaseiformes» se hace más cotidiano y deviene
Labrador se hallaba consciente de su papel de verdadera indagación lingüística en el habla po-
innovador en nuestro medio literario, de la im- pular, continuada felizmente con posterioridad
portancia de su labor, y ello lo llevó no sólo a en su excelente libro de cuentos El gallo en el
prologar con detenimiento Cresival y Anteo, sino espejo (1953).
a escribir un año más tarde de publicada esta úl- La sangre hambrienta fue la primera (y la úni-
tima obra su ensayo Manera de vivir, dedicado ca publicada) de una nueva serie de novelas —El
por entero a exponer su poética, cuyas tesis fun- ojo del hacha, Custodia de la nada—, a las que aho-
damentales resumidas grosso modo son: ne- ra Labrador denominaría «caudiformes» y que, en
cesidad de renovar tanto desde el punto de vista oposición a las «gaseiformes», mostrarían los nue-
formal como del contenido nuestra narrativa; vos caminos seguidos por él. Lamentablemente,

Untitled-45 563 02/06/2010, 9:36


564 ETAPA 1923-1958

nada sabemos de su ejecución, como tampoco alcanza su plenitud como artista y guarda ínti-
de su también anunciado volumen de cuentos ma correspondencia con la etapa del «romance-
El jardín de la pimienta. ro criollo», el momento más alto de su obra pic-
Vista desde nuestra perspectiva, la obra tórica, del cual es la concreción literaria. Idéntica
novelística de Enrique Labrador Ruiz posee in- concepción del mundo se expresa a través de
dudable significación en nuestra historia litera- estos dos diferentes lenguajes artísticos en es-
ria, y aunque su trilogía inicial continúe resul- trecho complemento e interacción. Sólo unos
tando hoy, quizás aún más que ayer, de penosa años antes, Carlos Enríquez nos había legado una
lectura, La sangre hambrienta queda como una de las obras capitales de su pintura —Rey de los
de las novelas realmente significativas de la eta- campos de Cuba (1934)—, inspirada en una fi-
pa. Labrador poseyó una verdadera voluntad de gura aún mítica para el campesinado de la época,
estilo, fue un genuino creador, dueño de una el romántico bandolero Manuel García, quien
poética que supo defender como pocos, y legó ejerció siempre una peculiar fascinación en el
el ejemplo de un denodado y ejemplar tesón pro- pintor. Tomando como punto de partida este
fesional en momentos en los que una abjuración personaje histórico, modeló el autor, estili-
de sus principios estéticos hubiera podido pro- zándolo hasta hacerle alcanzar verdadera dimen-
porcionarle el fácil reconocimiento de la crítica sión simbólica, al protagonista de esta obra, en
que sólo tardíamente le llegó. quien deposita las aspiraciones de justicia social
Si para Labrador Ruiz la literatura constituyó que su concepción del mundo, antiburguesa e
el quehacer fundamental de su existencia, en idealista, le suscitaban.
Carlos Enríquez ésta resultó, para decirlo con Desde el punto de vista de su composición,
expresión grata a Carpentier, su «violín de Tilín García —y en general las restantes novelas
Ingres», el vehículo que le permitió concretar de Carlos Enríquez— fue censurada y subraya-
verbalmente el contenido ideológico de su ex- da la impericia técnica del autor. Lo cierto es que
celente pintura. su análisis estructural revela, por el contrario,
El hecho de ser incuestionablemente una de que un fino sentido de la composición, fuera
las figuras más destacadas en la historia de nues- pictórica o literaria, le era inherente, lo cual que-
tras artes plásticas hizo que por largos años su da especialmente puesto de relieve en esta pri-
obra literaria fuera desatendida y vista tan sólo mera novela suya.110
como un apéndice de su producción pictórica, La obra, de un neorromanticismo pleno del
carente o con muy escasos valores. Lo cierto es colorido, sensualidad y frescura propios de su
que, juzgada con óptica actual y admitido de quehacer pictórico, dotó a nuestra novelística de
antemano que el valor de su narrativa no se en- un mítico personaje, salido de las entrañas del
cuentra a la par del atesorado por su pintura, lo campesinado, no presente en ella hasta enton-
aportado por Carlos Enríquez a la novelística ces. El autor convirtió en símbolo a ese peque-
cubana le basta para ocupar por derecho propio ño colono que con óptica campesina se enfrenta
un digno lugar en ella. de modo individual a la injusticia social sufrida
Descontada su escasa producción cuentística, por esta última clase en la etapa prerrevolucio-
no del todo desprovista de interés, la significa- naria, y se convierte en defensor de sus valores
ción de Carlos Enríquez como escritor radica éticos y culturales, amenazados de extinción por
en una trilogía de novelas de la cual, en vida suya, la fuerza mancomunada de la burguesía terrate-
fue sólo publicada una: Tilín García (1939). niente nacional y las grandes compañías latifun-
Inéditas hasta su edición tras el triunfo revolu- distas estadounidenses.
cionario quedaron La feria de Guaicanama Carlos Enríquez, de extracción burguesa,
(1940) y La vuelta de Chencho (1942).109 rompió desde temprano con su clase, y su odio
Tilín García, quizás el fruto más logrado de a la burguesía fue incuestionablemente sincero.
la tendencia criollista en nuestra novelística, se Como otros muchos intelectuales honestos de
publica en el período en que Carlos Enríquez la época, no llegó nunca a alcanzar una clara com-

Untitled-45 564 02/06/2010, 9:36


LA NOVELA 565

prensión ideológica de los fenómenos sociales cial que, pese a las limitaciones señaladas, po-
existentes en Cuba, y el personaje protagónico seía la de Tilín. Ideológicamente los planteamien-
de esta obra, al no poder explicarse de modo tos son más confusos, y se aprecia una intensifi-
científico el caos político y social prevaleciente, cación de la postura romántica de Carlos
reacciona de modo individual, temperamen- Enríquez quien, aunque bien intencionado, pro-
talmente, se enfrenta como genuino héroe ro- pone una vuelta idealista a los valores del pasa-
mántico al medio y opta por hacer justicia en do, en particular a los sustentados por los com-
forma personal, sin llegar a percatarse de las li- batientes de las gestas independentistas, como
mitaciones para la plena realización de su ideal solución a los males del presente.
entrañadas por esta actitud, que al ser presenta- Por otra parte, si desde el punto de vista ideo-
das como modelo y rechazada la participación lógico La feria de Guaicanama constituye un
de las masas organizadas en la empresa liberta- retroceso respecto a Tilín García, formalmente
dora, ofrece, en definitiva, una estrecha inter- evidencia una voluntad de estilo más acusada.
pretación de la lucha de clases. Las intervenciones directas del autor van dando
Pese a sus limitaciones, la obra, ubicada con paso a un más sutil empleo del estilo indirecto
características propias en el momento de apo- libre. Elementos surrealistas y expresionistas se
geo del período criollista en nuestra narrativa,111 le incorporan a la atmósfera de irrealidad pre-
conserva la vigencia conferida no sólo por haber sente ya por momentos en su primera obra se
constituido un llamado a despertar en la con- agiganta en esta novela, donde quedó plasmada
ciencia nacional el repudio al régimen burgués, de modo estupendo la importante presencia de
así como a la lucha frontal contra él, sino por lo sobrenatural en la vida cotidiana del campesi-
poseer un nivel de realización artística que, im- nado de la época.
perfecciones ocasionales a un lado (de las que, La vuelta de Chencho, obra que cierra el bre-
por otra parte, no se encuentran exentas algunas ve ciclo novelístico de Carlos Enríquez, es la que
de las más importantes obras que le son con- evidencia mayor audacia estilística y seguridad
temporáneas), la sitúa a la altura de las mejores en el empleo de la técnica narrativa. En ella
producciones nacionales de la etapa en su género. —superado el estadio rural-urbano de La feria
A Tilín García siguió La feria de Guaicanama, de Guaicanama— culminan el proceso de trán-
que continúa desarrollando los motivos funda- sito del medio rural descrito en Tilín García al
mentales aparecidos en su primera novela. El plenamente urbano de esta última y el de afian-
medio es igualmente rural, pero se aprecia un zamiento de una concepción del mundo patenti-
mayor acercamiento al urbano, ambos técnica- zadora del ya expresado escepticismo de su au-
mente contrastados. El motivo del rapto, que en tor frente a la posibilidad de mejoramiento social
la obra pictórica quedó ejemplarmente plasma- en las condiciones entonces históricamente
do en uno de sus cuadros fundamentales —El imperantes en Cuba.
rapto de las mulatas—, es el eje central de la no- Se ha señalado el carácter anticipatorio en
vela, y le permite vertebrar en torno a él otra nuestra narrativa de esta novela, que se ha llega-
historia de violencia, donde el machismo, el li- do a comparar con Pedro Páramo, así como su
rismo sensual, el odio a la burguesía y la anár- filiación surrealista. En la obra, la influencia de
quica rebeldía social vuelven a permear todo el este movimiento, de cuyo momento de esplen-
texto. Más que agotamiento imaginativo, reite- dor fue testigo excepcional Carlos Enríquez en
ración gratuita de motivos temáticos y plantea- sus años de residencia parisiense, es innegable,
mientos sociales similares, esta novela nos per- pero para él, como acontece también con
mite apreciar el gradual escepticismo del autor Carpentier, la benéfica asimilación de sus apor-
ante la posibilidad de solución de los males de tes no obedeció meramente a un dócil acatar de
nuestra sociedad. La rebeldía de Juan Lope, el modas, sino que estuvo siempre en función de
protagonista de la novela, es también de carác- expresar con mayor riqueza estética nuestras
ter individual, mas carece de la proyección so- esencias.

Untitled-45 565 02/06/2010, 9:36


566 ETAPA 1923-1958

La vuelta de Chencho es la expresión de la te de quien nunca se preció de escritor, de ha-


quiebra de todas las esperanzas de saneamiento ber sido publicada íntegramente en su momen-
social albergadas por el autor. La rebeldía ante el to habría contribuido de modo más activo al
medio, presente en sus obras anteriores con dis- desarrollo de nuestra novelística, en la cual,
tintos matices, da paso a la pasividad absoluta como ha sido señalado, ocupa Carlos Enríquez
de los habitantes de un barrio marginal habane- un sitial de importancia en la historia literaria
ro, en cuya descripción esperpéntica la catego- nacional. [S. Ch.]
ría de lo grotesco, que adquirió de modo paula-
tino gran importancia en su narrativa, es llevada
a sus últimas consecuencias. 2.4.4.3 D. M. Loynaz, V. Piñera
Paradójicamente, se trata de una novela de
humor (de un tipo de humor negro no conoci- Jardín, la única novela112 de Dulce María Loynaz
do antes en la novelística nacional, más allá del (1903), apareció en Madrid en 1951. La fecha de
«choteo» criollo abordado con mayor o menor redacción (1935) del «Preludio» que acompaña
fortuna por otros autores) muy en la línea de al texto indica, sin embargo, que éste fue escrito
Meza, si bien aún más escéptico, más desolado. en momentos muy anteriores al año de su pu-
En las novelas anteriores de Carlos Enríquez, blicación.
los personajes luchaban, a su modo, por un ideal, Se podría afirmar que Jardín pertenece a la
defendían determinados valores éticos. En El llamada narrativa femenina —lo más relevante
Sapito —barrio marginal donde se centra la ac- del conjunto de obras y autores dados a conocer
ción de la obra— sus habitantes, sin excepción, en la etapa 1923-1958— porque Dulce María
carecen de estos valores, y el sexo, despojado en Loynaz explora la sensibilidad femenina, las
esta novela del tratamiento lírico dado en las disímiles motivaciones de la mujer, su conducta
precedentes, constituye el motor principal de su frente a la realidad y sus ideas en torno a ella,
existencia. Prevalecen en ellos el egoísmo y la pero no es menos cierto que esa exploración se
ambición más absolutos, y en la promiscuidad realiza desde la perspectiva de un personaje muy
del medio la deshumanización es el rasgo común singular por sus aspiraciones, por sus reflexio-
a todos. nes y por la vastedad de su mundo interior, de
La novela naturalista había buceado hasta el manera que Jardín, no obstante lo que hemos
cansancio en este tipo de realidad. El gran méri- afirmado, constituye una especie de islote den-
to de Carlos Enríquez en esta obra estriba en la tro de aquel conjunto y promueve un contraste
novedad de la óptica expresiva para reflejarla. Los de tipo temático-composicional con otras no-
procedimientos técnicos surrealistas y expresio- velas del lapso señalado, como se podrá com-
nistas fueron puestos al servicio de su intención probar en estos comentarios.
artística para ofrecer un nuevo tipo de novela en El mundo de Jardín se unifica en su protago-
Cuba. Lo sobrenatural, presente en sus obras nista —Bárbara—, cuya complejidad es la expre-
anteriores, pasa a un primer plano. Realidad y sión de diversas preocupaciones de Dulce María
fantasía se entremezclan de continuo para en- Loynaz. El personaje corporiza los atributos que,
tregar la metáfora propuesta por el autor. El según los críticos, identifican al sujeto lírico de
Sapito, barrio marginal concreto, es a la vez sím- los poemas de la autora, de modo que es posible
bolo lacerante de aquella sociedad. Atrás han advertir numerosas analogías entre ellos y Jardín.
quedado los tiempos de ideales. Sólo resta aho- En el carácter hondamente reflexivo que dis-
ra el desaliento. tingue a la historia de Bárbara se evidencia una
Tras La vuelta de Chencho, Carlos Enríquez concepción del mundo capaz de acercar lo efí-
no volvió a cultivar la novela. Su mundo narra- mero a lo imperecedero, lo cotidiano a lo tras-
tivo había quedado cerrado. De la rebeldía anár- cendente. Esa capacidad se materializa en un dis-
quica al desaliento total discurrió su breve saga curso que oscila entre lo poemático y lo
narrativa que, imperfecciones estilísticas apar- narrativo, en un texto conformado por rasgos

Untitled-45 566 02/06/2010, 9:36


LA NOVELA 567

que hallamos en los poemas de la autora y por él hallamos un proceso a través del cual Bárbara
elementos que hacen de su novela una obra in- comprueba la solidez y los valores de su pasado.
frecuente dentro del ámbito literario en el cual La protagonista abandona el ámbito de la casa y
se escribe. Entre los rasgos cabe mencionar la el jardín —la sombra, el recuerdo congelado, la
sosegada exaltación del yo frente a la naturale- evocación sosegada— y se adentra en la realidad
za, el tono melancólico, la renuncia —que debe- exterior —la luz, la experiencia nueva, lo desco-
mos tomar con reserva— al mundo exterior y el nocido—; ese ir de un dominio a otro desembo-
acendramiento formal. Entre los elementos, es ca en la afirmación del mundo interior y de aque-
preciso citar y examinar cuatro esenciales suge- llas experiencias exteriores que son capaces de
ridos o enunciados parcialmente por los exégetas enriquecerlo.
de la novela: la presencia de un personaje prota- El personaje ha emprendido la búsqueda de
gónico que se desdoble, el tratamiento atípico una plenitud que no se halla en la asunción total
del tiempo, la descripción de atmósferas y la de las vivencias proporcionadas por el universo
participación de lo maravilloso. cotidiano de los hombres. Esa búsqueda es muy
El anhelo de apresar las interioridades de la selectiva: intenta preservar las formas de un re-
conducta de Bárbara, sus motivaciones, la estruc- cogimiento espiritual y procura acceder a una
tura de sus emociones —todo ello organizado comunión de tipo religioso con la realidad. Pero
en la forma de un mundo interior cuyos sopor- es preciso observar que la divinidad a que alude
tes son la mirada del sueño y la visión retros- la novela está constituida por la naturaleza
pectiva—, se resuelve dentro de un argumento —expresión de la cual es el jardín ignoto y mis-
que fluye con lentitud y que se atiene a los mean- terioso que Bárbara repudia y ama al mismo
dros de la memoria. La urdimbre de ese argu- tiempo— y por los detalles, los sucesos, las
mento es delicada y minuciosa. Dulce María sensaciones, las palabras y los rostros de la vida.
Loynaz prefiere el párrafo corto, la frase clara y El ritmo y los sinsabores de la realidad exte-
elegante. rior se oponen, como hemos sugerido, a la ple-
El desdoblamiento de Bárbara ofrece al lec- nitud que Bárbara ansía. El personaje regresa a
tor la posibilidad de adentrarse en un universo la casa y al jardín luego de trabar conocimiento
sostenido por el recuerdo y la recreación del pa- con esa realidad. Es el suyo un regreso significa-
sado, actos que originan un discurrir inestable tivo porque nos permite exponer dos ideas rela-
del tiempo. El recuerdo y la aprehensión de las cionadas entre sí: en primer lugar, la autora
vivencias ya idas constituyen el modo en que la mitifica el pasado cuando lo preserva de la
autora nos revela la intimidad de Bárbara. Las fluencia del tiempo y lo iguala, en solidez y va-
numerosas escenas en las que ocurre su desdo- lores, con el presente; en segundo lugar, esa
blamiento son como puntos de giro de la acción. mitificación es el resultado del profundo
Dulce María Loynaz evita la narración lineal, cuestionamiento al que la autora somete sus
diacrónica; penetra de golpe en la totalidad de la concepciones sobre la realidad, cuestionamiento
existencia de su personaje. Para conseguirlo, si- que responde a las exigencias de todo proceso
túa los hechos de esa existencia —los más exter- cognoscitivo y que da lugar en Jardín a una es-
nos y aquellos que tienen lugar en la memoria y tructura en forma de espiral.113 El significado de
en la imaginación— dentro de un devenir sin- ella se vislumbra cuando concluimos la lectura
crónico que hace pensar en una diseminación de de la novela: Bárbara es la protagonista de un
sentidos. conflicto primordial en términos ontológicos,
La lejanía y la inmediatez simultáneas de los el conflicto que expresa las dudas del hombre
objetos son una sensación producida en el lec- frente a su existencia material y su proyección
tor por ese devenir que es la objetivación de la espiritual, es decir: las alternativas que el ser
inquieta memoria de Bárbara. Puede decirse que humano posee cuando cobra conciencia de su
tanto el devenir como la memoria son formas lugar en el mundo, de la realidad histórica, del
equivalentes del discurso narrativo de Jardín. En tiempo indetenible y de las apetencias vitales.

Untitled-45 567 02/06/2010, 9:36


568 ETAPA 1923-1958

Las últimas páginas de Jardín nos deparan a un más espirituales que materiales, Dulce María
personaje escindido y, de modo semejante, enri- Loynaz vuelve a pensar que su eticidad se halla
quecido. Bárbara vuelve a la sombra y al recuen- en contradicción con un feminismo unilateral,
to —tal es su elección— luego de renunciar al sensiblero, anquilosado dentro de los moldes de
mundo exterior. Nos es dable suponer, sin em- lo que podríamos denominar la «expresión del
bargo, que esa renuncia se convierte en secreta alma femenina». El personaje alcanza a situarse
añoranza de lo que existe más allá del ámbito en un ámbito desde el cual la autora dialoga abier-
físico de la casa. ta y sosegadamente con la realidad material del
La descripción de atmósferas y la participa- hombre y con las más altas expresiones de su
ción de lo maravilloso son dos cuestiones de espíritu. En el ámbito al que nos referimos co-
mucho interés en la novela. El examen de la pri- habitan las fruiciones de lo hiperestésico y los
mera nos obliga a reparar en la sublimación de aciertos del intelecto. La organización artística
los recuerdos de Bárbara. Las vivencias retros- de las ideas que hemos intentado definir es uno
pectivas alcanzan el nivel de los detalles y las de los elementos de la poética de Jardín. Esa
sensaciones. Lo remoto resulta aprehensible con poética se afirma en la aprehensión del pasado y
la ayuda de la imaginación. El proceso de fijar la vida interior, y se conforma en un discurso
las formas efímeras del pasado, de imprimir so- narrativo que hace de la intimidad un modelo
lidez a las imágenes viejas, constituye el centro plausible de conducta ante el mundo.
del desenvolvimiento psíquico de Bárbara y el Podemos inferir, pues, la existencia de un agu-
eje sustentador del entramado artístico de Jar- do contraste entre Jardín y el quehacer nove-
dín. Ese proceso involucra a lo maravilloso, ele- lístico que tiene lugar desde fines de la década
mento cuya valoración permite alcanzar una vi- del veinte hasta mediados de la del treinta, lapso
sión totalizadora del plano mítico-poético de la en el que, presumiblemente, Dulce María Loynaz
novela y, asimismo, comprobar su singularidad concibió y escribió su obra. En términos estruc-
con respecto al panorama narrativo en el que se turales y compositivos, ésta exhibe una madu-
inscribe en escritura. Por otra parte, es preciso rez esencial con respecto a ese quehacer, en los
observar que las zonas de ella donde se halla pre- exponentes principales del cual también se ha-
sente lo mágico están, desde el punto de vista llan aciertos que fecundarán la novelística pos-
estructural, más cerca de lo poemático que de lo terior. En términos ideotemáticos, sin embar-
narrativo. go, Jardín se aparta en gran medida de las
Otras características de Jardín, en especial las inquietudes y motivaciones sociales que presi-
que se refieren a la composición, son el acendra- den la novelística de esos años. Tal es la índole
miento formal al que habíamos aludido, el equi- del contraste a que aludimos.
librio de las partes integradoras del discurso, el Al igual que Dulce María Loynaz, Virgilio
hondo lirismo de las evocaciones, el arrobamien- Piñera (1912-1979) se ubica dentro de lo que
to frente a la naturaleza, la exactitud del ritmo algunos críticos e historiadores de la literatura
en que se expresa la intimidad de la protagonis- cubana denominan vertiente imaginativa o línea
ta y la armonía en que conviven elementos ro- poético-imaginativa, rótulos que con fortuna
mánticos, modernistas y vanguardistas. irregular han podido aplicarse a la llamada na-
Jardín esconde una ética y una poética sus- rrativa de imaginación, en la que se agrupa el
tentadas en las relaciones de la autora con el quehacer de Arístides Fernández, Enrique La-
mundo. La novela representa su visión de la rea- brador Ruiz, Félix Pita Rodríguez, Eliseo Diego
lidad en un momento determinado y encierra y José Lezama Lima, entre otros. Pero a dife-
muy precisas concepciones. Desde la perspecti- rencia de la autora de Jardín —representante
va de Bárbara, una mujer-símbolo que no aban- mayor de la narrativa femenina por las mismas
dona su condición femenina, del mismo modo razones que harían posible separarla de ella e
que no renuncia a un horizonte capaz de tras- incluirla en el grupo que conforman los ya men-
cender esa condición y de adecuarla a intereses cionados—, Piñera se adentra en las revelacio-

Untitled-45 568 02/06/2010, 9:36


LA NOVELA 569

nes de una subjetividad exacerbada por dudas, to. La carne, entronizada en un universo espa-
terrores y anhelos insolubles. La agonía de sus cial y temporalmente mítico, es punto de parti-
personajes y el ambiente en que se insertan de- da y meta de la existencia. Receptora y dadora
muestran que ese adentramiento está condicio- del goce, objeto del dolor, símbolo de la belleza
nado por una singular manera de percibir la frus- y expresión de la vida, la carne —parece decir-
tración que reinaba en el medio histórico-social nos el autor— es lo único que podría unir a los
de la República. La novelística de Piñera consti- hombres. Sólo con sentimientos de dolor de-
tuye una lectura intensa de ese fenómeno, en muestra el ser humano su vitalidad, afirman los
especial de sus costados más tenebrosos. El au- personajes que actúan como emisarios de la so-
tor aporta a la línea poético-imaginativa el cua- ciedad secreta preservadora de la carne. El dolor
dro más desolador del contexto neocolonial al se opone a los engañosos síntomas del bienestar
proponer una exploración de los mecanismos y viene a ser el eje de la antiutopía que se advier-
alienatorios del hombre. Es por ello que, dentro te en la obra. La constante fuga de René, su ale-
de esa línea, sus novelas son excepcionales, so- jamiento de todo cuanto signifique crueldad,
bre todo además porque vienen a ser un reflejo convierten al personaje en una especie de héroe
muy distanciado de la realidad cubana de pasivo y temeroso de los que le rodean. En él se
entonces. afirman, al principio, los valores de una lógica
Piñera centra su atención en la realidad del contraria a la irracionalidad de sus semejantes o
absurdo cotidiano y construye un modelo del identificada con las normas sociales burguesas,
mundo a partir de la pérdida de la identidad, la pero Piñera nos demuestra que lo irracional no
mutilación física y espiritual, la conducta obse- se encuentra en la conducta de quienes persi-
siva, el extravío moral del ser humano, la aliena- guen a René ni en la Escuela del Dolor —esa
ción y lo irracional, problemáticas que ya han fantástica institución en donde la ética de la car-
sido explicadas en las páginas que abordan la obra ne cobra una solidez que horroriza al persona-
cuentística de este autor. Es preciso, pues, ceñir je—, sino precisamente en aquellas normas.
estos comentarios a los rasgos concretos de su Hacia el final de la novela, vemos cómo René se
novelística, no sin antes dejar sentado que en ella convierte a la religión de la carne y llega a ser,
se observan casi todas las inquietudes y algunos incluso, el jefe de la sociedad secreta. Lo que nos
rasgos estilístico-configurativos presentes en li- había parecido el proceso de un sueño inverosí-
bros como Poesía y prosa (1944) y Cuentos fríos mil se transforma ahora en realidad tangible den-
(1956). tro de la novela.
Son dos las novelas que corresponden al que- La carne de René constituye un adentramiento
hacer narrativo de Piñera en esta etapa: La carne en la alienación, esa problemática que el autor
de René (Buenos Aires, 1952) y Pequeñas ma- traduce a los términos de la mutilación física.
niobras, escrita en esa ciudad entre 1956 y 1957, Los procesos enajenatorios se objetivan en la
pero publicada en Cuba en 1963. crueldad. Piñera dice que debemos mirar de fren-
La novela de 1952 narra la historia de un hom- te a la carne y sumirnos en ella, un modo de con-
bre débil y todavía ajeno a las contaminaciones trarrestar ciertas tentaciones que son inherentes
de una neurosis colectiva que Piñera expresa al cuerpo. René intenta evadir esta respon-
alegóricamente a través de la crueldad física. Esta sabilidad y, por ello, lejos de ser el único hom-
crueldad se nos revela como el último eslabón bre cuerdo entre una multitud de locos, resulta
de una cadena de opresiones disímiles —mora- el violador de una condición que el género hu-
les, psíquicas, económicas, sociales— y se inser- mano se autoimpone: la de sufrir a cambio de
ta en el ámbito del terror y la incertidumbre. El percibir y rescatar una vitalidad semiahogada por
personaje de René es perseguido por aquellos los convencionalismos. Otra lectura de la con-
que, para él, son inexplicablemente fieles al dolor. ducta de René, practicada en virtud de las múlti-
El problema de defender la integridad física ples sugerencias del texto, nos revelaría a un per-
no se soluciona con la abolición del sufrimien- sonaje insensible y, por ello mismo, incapaz de

Untitled-45 569 02/06/2010, 9:36


570 ETAPA 1923-1958

aprehender lo que los demás sí han aprehendi- mismo. Es un hombre asediado por peligros
do: la esencia castrante del entorno, su agresivi- inexistentes. Resulta inocuo para los demás y
dad con respecto al individuo y su identidad. El pocas veces se le toma en serio; en ocasiones se
objetivo de los perseguidores de René es el de halla en el centro de problemas que él mismo
hacerlo salir de esa insensibilidad que le veda repudia y teme.
acceder al conocimiento cabal de su situación. Sebastián evita hasta los más pequeños com-
Por todo esto, cabe decir que la novela posee un promisos y para lograrlo urde constantemente
trasunto ético: el hombre está obligado a reco- pretextos de todo género. Por contraste con el
nocer ciertas expresiones de su naturaleza y a protagonista de La carne de René podemos lle-
comprender que ese reconocimiento lo enrique- gar a una conclusión acerca de Sebastián: en nin-
ce y a veces lo dignifica.114 gún momento de su conducta se siente la pre-
Es preciso observar que La carne de René ilus- sencia de una angustia que sea capaz de hacerlo
tra un estado límite, una situación que se acerca dudar de su posición con respecto a los perso-
a lo experimental cuando apela a desmesuras de najes con quienes se relaciona. Sabe perfectamen-
todo género. Piñera intenta demostrar artística- te quién es y hasta dónde puede llegar, del mis-
mente una hipótesis: la deshumanización es un mo modo que conoce cuáles son las posibilidades
hecho concreto que se origina en el desplome que le brinda su perenne huida. Ella justifica
moral de la sociedad y en la perversión de la vida humillaciones que él soporta como algo inhe-
social del hombre. Pero el autor no lleva esta idea rente a su personalidad y su destino.
hasta sus últimas consecuencias. Con respecto a El humor contenido que se percibe en las pá-
ella, su interés artístico se centra en la fase del ginas de Pequeñas maniobras asordina la descom-
sopesamiento aritmético de la deshumanización. posición espiritual del mundo en que Sebastián
No debemos perder de vista, por otra parte, que se inserta y acentúa el dilema del personaje a tra-
esa fase es la que ostenta mayores posibilidades vés de una equilibrada mezcla de elementos trá-
lúdicras. gicos y cómicos. El humor permite a Piñera dis-
En correspondencia con todo lo anterior, cabe tanciarse del protagonista y, de esa manera,
decir que los personajes de La carne de René no suprimir de antemano en el lector parcializa-
se imponen la tarea de reaccionar contra lo in- ciones que lo conduzcan a un examen sentimen-
humano a través de una lógica inversa. Sencilla- tal de su proceder.
mente entienden que toda respuesta debe limi- Las fugas que presiden la conducta de
tarse a la aceptación activa de esa inhumanidad Sebastián influyen de forma notable en la estruc-
desde los mismos presupuestos sociales que la tura de la novela. En términos espacio-tempora-
abortan. Es decir: se trata de una respuesta cu- les, Pequeñas maniobras constituye el trazado de
yos signos de rebeldía resultan estériles. Ellos ese juego al escondido que el personaje practica.
expresan sólo una honda ironía y una burla mor- La conducta irracional, uno de los temas más
daz contra la sociedad. asediados por Piñera en su narrativa, encuentra
El tema de la autohumillación es abordado en en Sebastián otra de sus encarnaciones. Ya en las
Pequeñas maniobras a través de Sebastián, narra- páginas finales de la novela, no es difícil advertir
dor-protagonista cuya intimidad se nos revela que ese juego de apariciones y desapariciones
con una fuerza que no encontramos en otros representa para el protagonista un modo seguro
textos del autor. Antihéroe consciente de su de sortear la nada y de colmar el vacío de su exis-
cobardía y de su lugar en el mundo, el personaje tencia.
accede al cinismo por la vía de una sinceridad El miedo a conocer las preocupaciones y an-
que realza sus defectos como ser humano. Ese helos de sus semejantes obliga a Sebastián a re-
cinismo es hijo de la necesidad de confesar he- laciones humanas superficiales y efímeras. Pero,
chos sorprendentemente banales y terrores irri- como hemos sugerido, el personaje no desea más
sorios. Sebastián se nos aparece como un solita- que contactos leves y desapasionados. Su egoís-
rio obligado a convertirse en caricatura de sí mo lo lleva por derroteros que le vedan el amor.

Untitled-45 570 02/06/2010, 9:36


LA NOVELA 571

El examen del desenvolvimiento del protago- Tanto Jardín como La carne de René y Peque-
nista nos conduce a un tema que Piñera había ñas maniobras son exponentes de la madurez y
explorado con relativa hondura en sus cuentos: la riqueza alcanzadas por nuestra novelística en
la responsabilidad del individuo dentro de un la década del cincuenta. Esa madurez se revela
medio social enajenante. Pequeñas maniobras está no sólo en los aciertos estilístico-configurativos,
atravesada por una conciencia de la enajenación sino también en la eficacia axiológica de los dos
que se expresa, sin embargo, a través de un tipos de reflexión sobre la realidad introducidos
cuestionamiento pasivo e indirecto de la reali- por sus autores en las letras cubanas de enton-
dad. La naturaleza del entorno es aceptada como ces:116 de un lado, la preservación memoriosa y
algo inalterable. Esta convicción es la causa de sosegada de la intimidad, la búsqueda de la ple-
que Sebastián reduzca su existencia a un angus- nitud interior y el anhelo de una comunión de
tioso deber, de manera que el personaje limita índole poético-religiosa con la realidad; del otro,
toda responsabilidad a lo meramente individual. la necesidad de reflejar los costados absurdos de
Su actitud lo convierte, pues, en un ser excéntri- la existencia, la crisis ética de la sociedad bur-
co cuyos esfuerzos por evadir todo enfrenta- guesa contemporánea y la angustia del hombre
miento constituyen de hecho, como habíamos frente al derrumbe de sus valores. [A. G.]
afirmado, una forma de enjuiciarlo.
Es indudable que la distancia mantenida por
Sebastián entre él mismo y su postura le pro- 2.4.4.4 La obra novelística de Carpentier
porciona una objetividad capaz de hacerle ver
con nitidez sus características individuales. Se Dieciséis años separan las primeras ediciones
sabe fuera de lo ordinario y esto alimenta en él respectivas de Écue-Yamba-Ó (1933) y El reino
un creciente egoísmo. La desigualdad que ad- de este mundo (1949), incursiones iniciales de
vierte en sí con respecto a los demás se expresa Alejo Carpentier en el campo de la novela. Si
a través de un asombro teñido de desprecio y de con la primera de estas obras le corresponde el
euforia, mezcla de sentimientos que se opone a mérito indiscutible en nuestra historia literaria,
sus antiguos e irracionales temores y que acen- junto a Enrique Labrador Ruiz (El laberinto de
túa las diversas inmunidades de las cuales se ha- sí mismo, 1933) y Lino Novás Calvo (El negrero,
brá de vanagloriar ocasionalmente. Esta muta- 1933) de romper las normas estéticas decimo-
ción de su personalidad se verifica en los últimos nónicas imperantes en el género e incorporar la
cuatro capítulos de la novela, páginas en las que novelística nacional a la corriente vanguardista,
hallamos a un individuo diferente del que había- uniéndola así al movimiento de renovación que
mos identificado con el miedo, la introversión y se gestaba en Latinoamérica, con la segunda de
la fuga. Ahora es preciso tomar en considera- ellas se asiste al verdadero inicio de una produc-
ción nuevos elementos que complejizan aún más ción que resulta ya lugar común considerar como
el discurrir del protagonista. Ellos son la ironía una de las más importantes de la narrativa de la
que emplea en sus observaciones, la burla en que lengua en cualquier momento de su historia.
se envuelve su contemplación del entorno y el En el lapso transcurrido entre ambas obras,
desenfado con que se enfrenta a la vida. dentro del campo de la ficción, Carpentier es-
En el fondo, sin embargo, la transformación cribe algunos cuentos —«Historia de lunas»,
ocurrida dentro del personaje es aparente. Con- «Viaje a la semilla», «Oficio de tinieblas», «Los
tinúa sometido a los enajenantes dictados del fugitivos»—, en los cuales el «tema negro» abor-
medio y no abandona su empeño de evadir res- dado en su primera novela y en las produccio-
ponsabilidades, compromisos, problemas. Ocu- nes iniciales realizadas como textos para Alejan-
rre únicamente un cambio de piel: Sebastián os- dro García Caturla y Amadeo Roldán, continúa
tenta ahora la divisa de sobrevivir alegremente siendo desarrollado en mayor o menor grado.
dentro del caos ético y el absurdo de las relacio- Igualmente había publicado La música en Cuba
nes sociales.115 (1946) —rigurosa investigación sobre nuestra

Untitled-45 571 02/06/2010, 9:36


572 ETAPA 1923-1958

historia musical, aún no superada—, cuya im- la presentación de «lo maravilloso», con el úni-
pronta es visible en El reino de este mundo. co objetivo de reforzar la tesis sentada en su pró-
Cuenta además, en lo literario, con el privile- logo. Lo cierto es que Carpentier no es un his-
gio de haber sido testigo del desarrollo del mo- toriador. Se acerca al sector de la realidad
vimiento surrealista en sus años de mayor influ- seleccionado con ojos de artista y lo decisivo ra-
jo y, en lo político y social, con las experiencias dicará en que, ante esta realidad (en la cual el
del surgimiento del fascismo, especialmente las conflicto fundamental que vertebra la obra es la
obtenidas en una España cuya cultura tanto lo oposición totalmente antagónica entre esclavos
marcó en el orden personal y artístico. Es decir, y esclavistas), tomará partido por los oprimidos
el novelista, que tras su viaje a Haití en 1943, y concluirá elevando a la categoría de símbolo la
decisivo tanto para la gestión de su segunda no- figura mítica de Ti Noel, representante de ellos.
vela como para la cristalización de su poética, En arte, como es sabido, toda negación es dia-
publicará seis años después El reino de este mun- léctica, por violento que a primera vista parezca
do, no es ya un autor inexperto, sino un escritor el rompimiento con la norma a contrapelo de la
en plena madurez, dueño ya por entero de su cual surge la nueva, y el propio Carpentier se ha
oficio, y con un valioso caudal de vivencias, que encargado de reconocer la deuda contraída con
le permitieron concretar en esa obra, como se el surrealismo en esta novela,119 expresada tanto
ha señalado, una poética en gestación desde en la atmósfera que la permea en su estructura,
mucho antes, expresada de modo parcial en su aparentemente suelta, conformada por distintos
producción periodística y cuentística, y que tras tableaux que pueden verse como relatos inde-
años dedicados fundamentalmente a la reflexión pendientes, sólo imbricados por la figura de Ti
sobre la identidad cultural hispanoamericana117 Noel a modo de hilo conductor de la fábula. Mas
toma cuerpo en el célebre prólogo a su segunda no sólo al surrealismo es deudor Carpentier.
novela, donde queda definido uno de los con- También parece serlo al formalismo ruso, aun-
ceptos claves de su poética: lo real maravilloso, que algunos de sus conceptos básicos quizás no
que Carpentier se cuidaría siempre de oponer al los hubiera conocido de modo directo, sino a
de «realismo mágico», término acuñado por través de los medios culturales, especialmente
Franz Roth, y sobre el cual tanto se continúa el de los surrealistas, al que de manera tan per-
debatiendo, en especial debido a su vinculación sonal se encontró vinculado durante su larga re-
a la narrativa latinoamericana de las últimas dé- sidencia parisiense. Lo cierto es que el famoso
cadas efectuada por la crítica. Para Carpentier, recurso del «extrañamiento» («singularización»)
es harto sabido, lo maravilloso en América está acuñado por Shklovski en su Teoría de la prosa,
en la propia realidad, no necesita ser inventado, es utilizado con frecuencia por él en ésta y otras
tal como lo hicieron los surrealistas, de ahí que novelas de la etapa.120
al presentar su relato diga: El reino de este mundo noveliza hechos de la
realidad haitiana ocurridos en la segunda mitad
En él se narra una sucesión de hechos ex- del siglo XVIII y las dos primeras décadas del XIX.
traordinarios, ocurridos en la isla de Santo En este lapso tuvieron lugar las primeras luchas
Domingo, en determinada época que no independentistas caribeñas, tema desarrollado
alcanza el lapso de una vida humana, de- con mayor amplitud y profundidad por Carpen-
jándose que lo maravilloso fluya libremen- tier años más tarde en El Siglo de las Luces. El
te de una realidad estrictamente seguida en plano compositivo de la novela, que muestra ya
todos sus detalles…118 la perfección de sus obras posteriores, se estruc-
tura, como ha señalado Emil Volek,121 en cuatro
Esta afirmación del propio autor ha dado pie partes que presentan los tres ciclos principales
a numerosas interpretaciones acerca del trata- —exponentes del sincretismo racial del pueblo—
miento superficial otorgado por él a la realidad en los cuales va a ser desarrollado el conflicto
histórica tratada, supuestamente obsedido por fundamental de la obra antes mencionada: 1)el

Untitled-45 572 02/06/2010, 9:36


LA NOVELA 573

de los colonos franceses, 2) el de Henri Cris- Dahomey en una Europa cuya civilización lo
tophe, 3) el de los mulatos agrimensores. enajena y, por último, Ti Noel (antes personaje
Dado que este conflicto expresa esencialmen- pasivo, sin comprensión plena de los hechos que
te intereses contrastantes, desde el punto de vista protagoniza, y ahora decidido a luchar por su
de los recursos composicionales empleados no pueblo) entenderá la verdadera misión del hom-
es fortuito que el del contraste prevalezca sobre bre sobre la tierra, esa incesante imposición de
los demás en la estructuración de la obra y, puesto tareas que hará aún más explícita la postura pro-
que en la base misma de «lo real maravilloso» se gresista del autor hacia la realidad novelada.
encuentra implícita la confrontación de dos rea- Nada hay dejado al azar en la composición de
lidades, su carácter contrastante, el uso de este la obra, integralmente en función de subrayar
recurso en El reino de este mundo —como en el los valores autóctonos de nuestro mundo ame-
resto de la producción narrativa del autor— no ricano. Por otra parte, en lo que atañe al plano
se realiza meramente en función de exponer «cu- lingüístico, aunque Carpentier aún no conside-
riosidades» —por en verdad curiosas que éstas raba haber alcanzado su verdadero estilo en esta
sean—, sino para hacer resaltar los valores de la novela,122 el paso de avance en relación con Écue-
identidad latinoamericana, tanto en su aspecto Yamba-Ó es enorme y el barroquismo (otro de
físico como en el sociocultural. La oposición los conceptos medulares de su poética, llevado
básica carpenteriana es bien conocida (allá-acá), en obras posteriores a un inusual grado de efica-
y es el autor, hombre en el cual esa dualidad fue cia artística, sobre todo en El Siglo de las Luces)
interiorizada desde niño, quien, por supuesto, se encuentra ya presente, no como simple pro-
rige la perspectiva narrativa de los hechos, aun- cedimiento estilístico, sino en función de expre-
que por momentos parezca cederla a los perso- sar del modo más fiel posible lo netamente ame-
najes, muy en especial a Ti Noel, el protagonista ricano, en esencial barroco, que formulado de
de la novela. otro modo imposibilitaría su correcta represen-
No necesita Carpentier, repetimos, asumir la tación a un lector de cultura diferente, al no dis-
función de historiador para expresar aspectos poner de un previo marco referencial referente
esenciales de la identidad latinoamericana pos- a nuestros contextos en el cual apoyarse.
tulada en la obra. Los objetiviza plenamente a Al igual que sucede con este inicial proceso
través de los contrastes establecidos en ella. de barroquización en su novelística, los perso-
Mackandal siente el orgullo de su raza: los reyes najes irán ya adquiriendo en forma temprana una
de sus antepasados eran viriles; feminoides, los magnitud simbólica, acorde con su función
de sus amos; para los colonos franceses, Mac- carpenteriana. Es importante destacar el distinto
kandal muere en la hoguera y no pueden com- grado de simbolismo adquirido por ellos, puesto
prender que el pueblo haitiano esté alegre, pues que este proceso forma parte de la expresión del
para éste continuará viviendo en sus sucesivas contenido ideotemático de la obra. Lenormand
metamorfosis. Al rebelarse los esclavos, Ogún de Mezy y sus distintas esposas, símbolos del
los guía contra la Diosa Razón; Henri Cristophe, colonialismo francés, son caricaturizados, al igual
traidor al pueblo que en un momento estuvo que lo será el mariscal Leclerc (como soldado y
orgulloso de servir a un rey de su misma raza y como hombre) en un mundo en el cual el mili-
religión, es, a su vez, traicionado por los dioses tarismo galo, por él representado, es contra-
cristianos, y la sangre de los toros con la que puesto desventajosamente a las fuerzas del pue-
amasó las murallas de la Ciudadela La Ferrière blo haitiano. De igual modo, Paulina Bonaparte,
podrá servir como recurso para combatir a los toda superficialidad, prefigura ya a la Mouche
blancos, pero no a los negros. Mientras Mackan- de Los pasos perdidos. Como se ve, todos estos
dal vive en la memoria de su pueblo, Solimán personajes tienen en común ser caracterizados
—su antítesis, uno de los personajes mejor tra- en forma desfavorable, sin que pueda encon-
zados por Carpentier— muere olvidado, perdi- trarse un solo rasgo de simpatía hacia ellos por
das sus raíces, clamando por sus dioses de parte del autor. En cambio, los protagonistas de

Untitled-45 573 02/06/2010, 9:36


574 ETAPA 1923-1958

los distintos momentos de rebelión del pueblo lo serían a los fines de la concepción de Los pa-
haitiano presentados en la obra —Mackandal, sos perdidos, la segunda de las novelas confor-
Bouckman, Ti Noel— gozan de toda su simpa- madoras de su ciclo americano. En distintas en-
tía, y su caracterización contrasta de modo vio- trevistas, Carpentier se encargó de explicitar la
lento, no sólo con la de los franceses, sino con génesis de esta obra, que pensó titular de modo
la de modo específico otorgada a quienes se al- inicial Las vacaciones de Sísifo y de la cual, insa-
zan contra los intereses de su propia raza y lle- tisfecho, llegó a realizar tres versiones.
gan a traicionarla, como Cristophe, Solimán o El viaje a Venezuela había proporcionado a
los mulatos agrimensores frente a los cuales se Carpentier la posibilidad de ampliar su visión
yergue Ti Noel al final de la novela. En este per- de América. Geográfica, social y culturalmente,
sonaje contradictorio, humanísimo en sus defec- este país se le presenta como una síntesis de nues-
tos y virtudes, ha querido encarnar Carpentier tros pueblos, en el que su concepción de lo real
los verdaderos y eternos valores del pueblo maravilloso se confirmaba a plenitud. El reco-
haitiano, pero a la vez que lo ha hecho símbolo rrido por la Gran Sabana y el Alto Orinoco le
de éste, lo ha mitificado al darle una proyección permitió comprobar la existencia simultánea de
universal, reveladora de su invariable profesión los distintos estadios sociales por los que ha atra-
de fe en el hombre (por ende incuestiona- vesado el hombre y la posibilidad ofrecida a éste
blemente optimista), expresada en la hermosa de vivir en ellos de nuevo. Fascinado por esta
anagnórisis de Ti Noel en los momentos finales circunstancia, que Carpentier insistiría siempre
de la obra, que no por conocida debe dejar de en hacer privativa de América cuando por igual
citarse: puede darse en África, Australia u otras tierras
del mundo, logró plasmarla en una de las nove-
Y comprendía, ahora, que el hombre nun- las más originales y mejor construidas de la na-
ca sabe para quién padece y espera. Padece rrativa contemporánea. Desde el punto de vista
y espera y trabaja para gentes que nunca de su composición, el propio Carpentier admi-
conocerá, y que a su vez padecerán y espe- tió los vínculos existentes entre esta obra y su
rarán y trabajarán para otros que tampoco relato «Viaje a la semilla», de 1944. En ambos
serán felices, pues el hombre ansía siempre casos, el procedimiento composicional básico lo
una felicidad situada más allá de la porción constituye una recurrencia temporal, abarcadora,
que le es otorgada. Pero la grandeza del en el caso del cuento, de la vida de un hombre,
hombre está precisamente en querer mejo- que nos es contada desde su muerte hasta su
rar lo que es. Es imponerse Tareas. En el entrada en el seno materno, y en el de la novela,
Reino de los Cielos no hay grandeza que del decurso de la humanidad a partir de la época
conquistar, puesto que allá todo es jerar- contemporánea hasta los días del Génesis. Por
quía establecida, incógnita despejada, exis- medio de otro recurso composicional, el parale-
tir sin término, imposibilidad de sacrificio, lismo, en la medida en que se retrocede a los al-
reposo y deleite. Por ello, agobiado de pe- bores del género humano, Carpentier hace via-
nas y de Tareas, hermoso dentro de su mi- jar a su «semilla» al protagonista de la obra, un
seria, capaz de amar en medio de las plagas, intelectual preso de una aguda crisis de concien-
el hombre sólo puede hallar su grandeza, cia, típica del hombre moderno, transplantado a
su máxima medida, en el Reino de este un mundo curiosamente suyo y a la vez ajeno,
mundo.123 que si en un principio lo purifica, le hace creer
en la posibilidad de su desenajenación, termina
Si el viaje a Haití representó la fuente de ins- por mostrarle lo impracticable de su asentamien-
piración determinante para elaborar El reino de to en él, dada su inautenticidad para vivirlo.
este mundo, ya en Venezuela, adonde había lle- El protagonista (innominado como tantos
gado el 21 de agosto de 1945, los que realizó en otros héroes de la novelística contemporánea),
1947 y 1948 a la Gran Sabana y al Alto Orinoco latinoamericano de forma, presumible residen-

Untitled-45 574 02/06/2010, 9:36


LA NOVELA 575

te en Estados Unidos, es un músico frustrado, se apoya en las vivencias de su regreso a La Ha-


cuya enajenación es compartida por su esposa, bana tras su larga estancia en Europa, y se en-
actriz teatral, por su amante, por su círculo de cuentran presentes en las páginas de la novela,
amistades y, en general, por los habitantes de la casi a la letra, aspectos de aquellas crónicas su-
gran ciudad en la cual reside. Sufre al saber pros- yas publicadas en Carteles, donde con nueva
tituido su talento, pero no cree posible hallar óptica —a la que contribuyó el surrealismo—
salida a su situación. Al comenzar un breve pe- fue plasmando el redescubrimiento de su ciu-
ríodo de descanso, el encuentro con un antiguo dad natal. Las «revoluciones» latinoamericanas
amigo, director de un museo universitario son caricaturizadas, como anticipo de lo que lle-
—simbólicamente llamado El Curador en la no- vará a cabo años más tarde en El recurso del mé-
vela— le permitirá, al inicio de estas «vacacio- todo, al igual que hará con la burguesía presen-
nes de Sísifo» —figura mítica con la cual se com- tada por medio del conjunto de motivos del
para y motivo recurrente en la obra— marchar a hotel, a través de los cuales, grotescamente, se
América Latina en busca de unos instrumentos muestra la vaciedad de una clase (repárese en que
musicales primitivos. Este viaje a través de las la frivolidad individual de Mouche, en nueva gra-
edades ha sido prefigurado por los llevados a dación, pasa a colectiva), que termina siendo asal-
cabo de modo especulativo por el protagonista tada de modo simbólico por moscas, insectos,
en los museos, que contrastan —recurso princi- por toda la carroña que ella representa.
pal empleado en la novela— con el que verdade- Al proseguir el viaje, el protagonista encuen-
ramente llegará a realizar más tarde. Su amante tra a Rosario, símbolo de la mujer elemental,
—Mouche—, cuya función simbólica se anali- telúrica, mostrada en contraste con su esposa y
zará después, termina por convencerlo para que la frívola Mouche), y comienza a establecerse el
lo efectúe, haciéndole la proposición deshones- paralelo con esta última. Va pasando pueblo tras
ta de que, en caso de no poder hallar los instru- pueblo, siempre en un nivel inferior de civiliza-
mentos musicales solicitados, proceda a falsifi- ción, y encontrando nuevos personajes de ca-
carlos. El músico, en el más alto grado de su rácter genérico (El Alcalde, El Maestro, El Her-
enajenación, acepta. bolario, El Carpintero, etcétera) introducidos
La ciudad sudamericana a la que llega, estruc- con mayúsculas que refuerzan, a la vez que su
turalmente representa el punto inicial de una condición alegórica, la dignidad adquirida allí por
gradación en el benéfico proceso de búsqueda sus oficios. A ellos se unen tres personajes acti-
de sus raíces por parte del protagonista. Éste vos: Yannes, Fray Pedro de Henestrosa y El Ade-
vuelve a ponerse en contacto con su lengua ma- lantado, cuya autenticidad en ese medio nueva-
terna y, de manera proustiana (la influencia del mente contrasta con la inautenticidad dentro de
gran autor de En busca del tiempo perdido, así él que se va viendo surgir en el protagonista. El
como la del Thomas Mann del Doctor Fausto se último de ellos proporcionará un motivo diná-
encuentran excelentemente asimiladas en la mico, decisivo en la obra: lo llevará hasta donde
obra), su mente va poblándose con los recuer- se encuentran los instrumentos buscados. Con
dos de la niñez y adolescencia. El personaje de el abandono del viaje por parte de Mouche, cesa
Mouche, en forma paralela, está sujeto también el ciclo de su contrastación con Rosario y co-
a una gradación, pero de tipo negativo: en la mienza el de la convivencia del músico con ésta,
medida en que transcurren los acontecimientos, así como, a su vez, el de su entrada a la selva.
todo irá interesándole menos y acentuándose su Internarse en ésta supone el vencimiento de
deterioro espiritual y físico. Por otra parte, la distintas pruebas por parte del personaje cen-
ciudad latinoamericana, contemplada en su sub- tral, quien logra superar las dos primeras e irá
desarrollo y contrastada con la gran capital en la introduciéndose en un mundo en el cual las aso-
cual reside el protagonista, representa otro pel- ciaciones intelectuales suscitadas por su cultura
daño de la señalada gradación descendente hacia europea van mermando ante una realidad viva,
las fuentes de la vida. Al describirla, Carpentier sin índices referenciales. Una vez encontrados

Untitled-45 575 02/06/2010, 9:36


576 ETAPA 1923-1958

los instrumentos, el protagonista decide perma- mundo: fracasa espiritualmente, perece de este
necer en el nuevo medio hallado, en el que cree modo quien trata de escapar a su tiempo, quien
haber llegado a su término el proceso de desena- rehúsa enfrentar las tareas que éste le ofrece,
jenación experimentado por él. Ha encontrado quien vive una falsa existencia, quien es, en defi-
amor, paz física y espiritual. Ha asistido, en este nitiva, inauténtico, como el personaje central de
fabuloso viaje a través de las eras históricas, a la novela. En cambio —el propio autor se encar-
fundaciones de ciudades, al nacimiento mismo ga de subrayar el contraste— El Adelantado,
de la música; ha arribado, incluso, a un paso de Marco Yannes, Rosario, genuinamente auténti-
«la terrible soledad del Creador». Pero cuando cos, se realizan en vida, no conocen la enajena-
cree haber alcanzado la felicidad completa, la ción, y la actitud de Fray Pedro de Henestrosa,
civilización lo sanciona: con la purificación so- cuya decisión de exponer su vida para catequi-
brevienen las ansias creadoras. Fluyen tormen- zar indios fue reprobada en un principio por el
tosamente las ideas, pero un obstáculo absurdo protagonista, ahora cobra un nuevo y más alto
en otro contexto le impide materializarlas: no sentido para él al finalizar la obra, pues había
encuentra papel para transcribirla. La crisis pa- tenido la suprema merced que el hombre puede
rece solucionarse al ser rescatado por unos avia- otorgarse a sí mismo: la de salir al encuentro de
dores contratados por su esposa. Regresa a la su propia muerte».124
gran ciudad, en la cual recibe el rechazo de los La complejidad de la novela en cualesquiera
suyos, con el propósito de divorciarse, obtener de los planos de su estructura es grande y admi-
los materiales que le permitan por largo tiempo ra cómo el autor ha podido integrar de modo
desempeñar en aquel medio de oficios elemen- armónico aspectos tan diversos en los que la
tales el suyo de músico y continuar allí su vida narración —exenta de diálogos— adquiere por
edénica, olvidado de la civilización. Pero las aguas momentos densidad ensayística. No se halla
del río han crecido, y la simbólica puerta de en- aquí, aunque en principio parezca haberla, la clá-
trada a este mundo no se le abre de nuevo. Ro- sica oposición civilización-barbarie, sino la re-
sario, que no es por cierto Penélope, vive ahora lativa a enajenación-desajenación, o la que viene
con Marcos, el hijo del Adelantado —personaje a ser su corolario: autenticidad-inautenticidad.
cuya capacidad de decisión contrasta con la in- De acuerdo con las posturas asumidas frente a
decisión del protagonista—, y éste de modo de- ellas se irán definiendo los protagonistas en una
masiado tardío comprende que su esencial compleja red de contrastes.
inautenticidad hace que no pueda hallar la dicha Los tres personajes femeninos presentan ca-
en ese medio. El dilema en el cual se ha venido racterísticas bien definidas en lo tocante a su
debatiendo (civilización-libertad creadora) no ha función en la novela: Ruth, la esposa, comparte
podido resolverlo. Y regresa a la gran ciudad. la enajenación del protagonista, la automa-
«Hoy terminaron las vacaciones de Sísifo», ex- tización de su existencia, el invariable orden con-
clama al concluir la novela. yugal, contrastante con el natural vivido por él
Una primera lectura suya parece arrojar un con Rosario. Con Mouche, la amante, el músico
mensaje desesperanzado. No hay escape para el intenta quebrar la rutina de su existencia. Sím-
protagonista, quien vuelve derrotado al punto bolo de superficialidad y, sobre todo, de
de partida, a la sociedad en la cual, como al ini- inautenticidad, ella representa los más falsos va-
cio, se decía a sí mismo que no era posible la lores de la cultura occidental, y no es gratuito el
evasión. Sin embargo, interpretada la obra a la proceso de degradación a que es sometida por
luz de los planteamientos esenciales que resal- parte del autor al oponerla a Rosario (símbolo
tan constantes de la narrativa carpenteriana, ex- de los valores autóctonos de una América nues-
plicándose en numerosas ocasiones por el autor, tra aún no contaminados por esta falsa cultura),
cambia su sentido, que refuerza así el carácter a la cual, para Carpentier, pertenece el futuro.
simbólico, y su mensaje adquiere un claro acen- Hay, pues, un proceso de gradación en los tres
to admonitorio, ya expuesto en El reino de este personajes femeninos respecto a la búsqueda de

Untitled-45 576 02/06/2010, 9:36


LA NOVELA 577

la desenajenación llevada a cabo por el protago- tera libertad y selecciona aquellos sucesos so-
nista. bresalientes de su vida que contribuyeron a for-
La oposición de culturas queda expresada de jarle una concepción del mundo a la cual de modo
modo excepcional en el capítulo de la novela en consecuente respondía su poética al momento
que Carpentier presenta una reunión a la cual de concebir la obra.
asisten tres jóvenes artistas, por lo demás inno- Al dar comienzo la novela y ser presentado,
minados —un músico blanco, un poeta indio y el protagonista —como ha quedado señalado—
un pintor negro—, con los que obviamente ha sufre una grave crisis de conciencia126 causada
querido no sólo simbolizar el sincretismo racial por la enajenación en la que vive, crisis de doble
de nuestra América, sino la inautenticidad de naturaleza en él: la experimentada como artista
cierto tipo de intelectual latinoamericano, bien obligado a comercializar su arte, y la de vivir
conocido por él durante su estancia parisiense, fuera de su patria, perdidas sus raíces. Este hom-
que intenta hacer una obra ajena a sus raíces. bre, que de modo fortuito ha hallado una puerta
Acto seguido, el autor muestra la figura de un para su evasión —puerta de modo simbólico ce-
músico popular, en cuya ejecución ve la esencia rrada a él al final de la obra, cuando no puede
del arte americano y el camino a seguir por nues- encontrar de nuevo la entrada a la selva indicada
tros creadores. Aquí, la condena de la inauten- por las tres V— emprende el viaje, albergando
ticidad a la que su enajenación conduce a los jó- el propósito de falsificar los instrumentos soli-
venes es bien explícita: «Me dieron ganas de salir citados. Su nueva puesta en contacto con la rea-
de la casa y traer al joven compositor arrastrado lidad latinoamericana, su «viaje a la semilla», va
por una oreja, para que se informara provecho- aportándole la purificación señalada (simbólica-
samente de lo que aquí sonaba.»125 Se trata, pues, mente explicitadora de la convicción carpen-
de un motivo sólo en apariencia accesorio, ya teriana de que el futuro se encuentra— emplean-
que su función se justifica de modo pleno. do de modo simplificado uno de los términos
En cambio, los personajes de la selva, que no de su famosa dicotomía— «Acá»127 y le permite
conocen la enajenación, son del todo auténticos. establecer la confrontación de culturas entre la
Se ha señalado su carácter alegórico; lo que no europea y la hispanoamericana —piedra angular
se ha destacado, al menos lo bastante, es su fun- de toda su producción literaria—, que de nuevo
ción estructural (desde los simplemente genéri- encuentra en «lo real maravilloso» su método
cos ya citados: El Alcalde, El Maestro, El Car- personal de expresarla.
pintero, etcétera, hasta los verdaderos actuantes: Haber escogido a un intelectual latinoameri-
Yannes, El Adelantado, Marcos, Fray Pedro de cano (que, además, como el propio autor, pro-
Henestrosa, Rosario), puesto que objetivizan el viene de familia europea trasplantada a América
polo de la oposición valorada de modo positivo y ha vivido durante años en Europa soportando
por el autor (en las dos facetas: desenajenación la doble carga de enajenación y desarraigo seña-
y autenticidad) de sus respectivos contrastes con ladas), le permite a Carpentier, al poder por ello
el protagonista. desdoblarse con mayor facilidad en narrador de
Es éste, de modo presumible, el personaje más la novela, incorporar toda una serie de vivencias
complejo de la novela y el que estructuralmente relacionadas con la realidad latinoamericana,128
la vertebra. Su proceso de caracterización de- que desde el punto de vista estructural tienen
muestra la pericia alcanzada por Carpentier al como función, mediante su gradual empleo,
momento de redactarla. Estar escrita ésta en pri- coadyuvar al proceso de regeneración espiritual,
mera persona, y poder encontrarse en ella nu- de vuelta a sus raíces, experimentado por el pro-
merosas coincidencias desde el punto de vista tagonista. Pero, además, esta acertada elección
biográfico con el autor, ha extraviado más de un hace más compleja, sensiblemente más rica, la
juicio, que ha querido establecer una relación confrontación de culturas, pues la reflexión di-
mecánica entre autor y narrador. Lo cierto es que recta de un intelectual europeo sobre una nueva
Carpentier, con todo su derecho, fabula con en- realidad no conocida en forma previa supone,

Untitled-45 577 02/06/2010, 9:36


578 ETAPA 1923-1958

salvo casos excepcionales, una dosis mayor de El Toboso que ilustraba su tercer libro de lectu-
unilateralidad en sus juicios, una considerable ra) son algunas de las asociaciones literarias sus-
posibilidad de error en sus apreciaciones, una citadas en él por la realidad latinoamericana vi-
capacidad de aprehensión de los fenómenos vida de nuevo. Yannes, el buscador de oro,
mucho menos matizada que la realizada por un indistintamente puede ser Odiseo o el porque-
personaje que efectuara el análisis desde la posi- rizo Eumeo. Los funerales del padre de Rosario
ción privilegiada por haber asimilado ambas cul- le traen a la mente los de la tragedia griega, y las
turas desde su cuna. campesinas allí presentes son para él nada me-
En su ensayo «La novela latinoamericana en nos que coéforas. Las prostitutas de la selva las
vísperas de un nuevo siglo», a propósito de compara con las del medioevo. La belleza de
André Malraux, Carpentier cita las palabras car- Rosario, de inmediato, le recuerda la de la céle-
gadas de ironía de Simone de Beauvoir sobre el bre Parisién, de Creta, y sus cabellos, los de
autor de La condición humana: «cuando éste veía Berenice. La Capital de las formas la ve como
una cosa, esta cosa le hacía pensar en otra una catedral gótica. El barco en que navega es
cosa».129 Esa cualidad de suscitar asociaciones, para él La nave de los locos, de El Bosco; y por
inherente a la cultura, llevada incluso a extre- supuesto, a medida que se adentra en el mundo
mos en los cuales con frecuencia es detectable la del Génesis, se ve como Adán dando nombre a
postura irónica asumida por el autor hacia su las cosas. Esta confrontación de culturas, expues-
narrador, es el rasgo de caracterización más so- ta en los más diversos planos, alcanza su punto
bresaliente empleado por Carpentier al diseñar culminante con la presentación del famoso «Án-
su héroe. Tres grandes mitos occidentales —los gel de las maracas», quizás el más caro de los
de Prometeo, Sísifo y Odiseo, ampliamente es- símbolos con los que Carpentier ha querido ex-
tudiados por la crítica de la novela— forman presar el sincretismo cultural de Nuestra Amé-
parte del sistema de asociaciones que de inicio a rica.
fin de la obra —el de Sísifo a modo de marco en Estas asociaciones, por supuesto, no son gra-
el aspecto composicional— va a ir establecien- tuitas, pues a la vez que, en lo conceptual, son
do el protagonista, según sean éstas suscitadas uno de los recursos empleados por el autor para
por personajes, la Naturaleza o los distintos es- expresar la oposición de culturas encontrable en
tadios de civilización transitados. Asociaciones la base del plano ideotemático de la obra, son
que al ser fruto de la confrontación de culturas también recursos de caracterización del perso-
llevada a cabo se encuentran expresadas, de naje que patentizan su fracaso. Al respecto, con-
acuerdo con su función en el plano compositivo viene volver a referirse a la postura irónica del
de la obra, a través del contraste establecido con autor hacia su protagonista. Pese a las reiteradas
estos tres órdenes de la realidad objeto de análi- ocasiones en las que este último trata de persua-
sis por parte del protagonista. dir al lector de su sinceridad, se percibe que tra-
La confrontación ideotemática despierta aso- ta de autojustificarse, sin que pueda resultar con-
ciaciones espirituales en el personaje central en- vincente que alguien tan marcado por el mundo
tre el lenguaje de su infancia y el empleado en la de allá logre verdaderamente incorporarse de
gran ciudad en la cual reside, y el factor lingüís- modo pleno a éste, alcanzar su entera felicidad
tico es uno más entre los que contribuyen a su en el de acá. Por ello es que, aunque haya logra-
enajenación. Es oportuno resaltar cómo el habla do vencer determinadas pruebas, no podrá triun-
natal va incidiendo favorablemente en él al to- far sobre la principal: la renuncia a su verdad —la
car de nuevo tierra hispanoamericana y cómo creación artística—, el anhelo de reincorporarse
—nuevo contraste— lo hace de modo negativo a un mundo y a un oficio sin sentido acá—, pues
tan pronto se pone en contacto con los pilotos el que acá pueda abrigar la idea de renunciación,
que han venido a su rescate.130 dice el autor, «es hombre vulnerable por cuanto
Byron, Lamartine, Rodrigo Caro, Cervantes ciertas potencias del mundo que ha dejado a sus
(el rebuzno de un asno le recordará una vista de espaldas siguen actuando sobre él».131

Untitled-45 578 02/06/2010, 9:36


LA NOVELA 579

En Los pasos perdidos, la experimentación con Carpentier ha sido bien explícito, aunque a ve-
el tiempo como categoría narrativa es diferente ces —para desesperación de los críticos— sus
a la realizada en relatos como «Viaje a la semi- formulaciones resulten contradictorias.135 Estas
lla», «Semejante a la noche» o «El camino de San- inexactitudes, el hecho de que en ella —como
tiago», en los que —carga simbólica aparte— en tantas obras suyas— sean claramente detec-
prima el elemento imaginativo. De ahí la mejor tables elementos autobiográficos y que el mar-
adecuación de la novela para expresar su con- co histórico en el cual se inscribe, aunque táci-
cepción de «lo real maravilloso», materializada to, sea de modo inequívoco el de La Habana en
ya en El reino de este mundo. Con Los pasos per- la etapa postmachadista, ha desviado la atención
didos —«clímax de su madurez y apertura hacia de la crítica hacia aspectos en muchos casos
nuevos desarrollos», como la ha calificado Sal- banales, irrelevantes para la captación del senti-
vador Arias,132 la visión localista, pintoresquista do y la valoración de la obra, con olvido de otros
de la realidad latinoamericana, recibió un golpe más significativos a estos fines.
de muerte. A partir de esta obra se inauguraba Dentro de la novelística carpenteriana, El aco-
una nueva visión, una renovada valoración cul- so es la obra que mayor grado de experimenta-
tural de nuestro mundo. Su originalidad, así ción formal evidencia. Fernando Alegría, refi-
como sus valores literarios, no han menguado riéndose a ella, ha expresado: «No conozco en
con el decurso de los años, y ha llegado a ser la literatura americana una demostración tan
hoy un libro necesario para todo el que aspire a maestra de virtuosismo técnico como la que ofre-
un mejor conocimiento de nuestra América. ce el cubano en esta extraña novela.»136 Pero
Escrita paralelamente a Los pasos perdidos y como en toda obra de Carpentier, el virtuosis-
aparecida de modo independiente en 1956,133 El mo no tiene sólo valor per se, sino que se en-
acoso, la última de las novelas publicadas por cuentra al servicio de una intención creadora,
Carpentier con anterioridad al triunfo de la Re- cuyo modo de materializarse se analizará más
volución, ha sido reeditada en múltiples ocasio- adelante.
nes en compañía de otros relatos suyos bajo el La maestría señalada por Alegría —y por toda
título común de Guerra del tiempo, en atención la crítica— se pone de relieve, esencialmente, en
al notable tratamiento que del elemento tempo- el singular tratamiento del tiempo efectuado por
ral en estas obras ha realizado el autor. el autor (la acción de la novela está comprendi-
En su ensayo «Sobre paisajes y personajes», da en los cuarenta y seis minutos en los que, in-
Mario Benedetti ha destacado su significación: terpretada de modo correcto, debe durar la eje-
«Incrustada en la historia del género en Améri- cución de la sinfonía Eroica, de Beethoven), así
ca Latina, El acoso (1956) es el arranque de una como en el hecho de haber sido escrita, según
nueva dimensión en la novelística urbana.»134 En propia confesión suya, siguiendo los rígidos
efecto, en acentuada oposición a sus novelas an- moldes de la sonata clásica, con sus distintas
teriores, en El acoso, caracterizada por la ausen- partes bien marcadas (temas, variaciones, coda).
cia de «lo real maravilloso» como método de in- Desde el punto de vista musical, la obra ha sido
dagación en la realidad presentada, el paisaje estudiada de modo minucioso por distintos au-
urbano será el predominante, y el peso estruc- tores137 y es evidente que representa un verda-
tural cualitativamente otorgado al aspecto espa- dero autorreto profesional, del cual sólo pose-
cial, su función dentro de la obra, diferirá en for- yendo la talla artística de Carpentier puede salirse
ma sensible del concedido a él en la narrativa airoso.
latinoamericana precedente, con lo que abrirá ca- Para resolver los problemas estructurales
minos, como señala Benedetti, a su nueva visión, planteados, el autor lleva a su extremo la oposi-
a su nueva valoración por parte de nuestros na- ción entre fabula y sujet.138 En realidad, por su-
rradores. puesto, la acción de la novela no se desarrolla
Sobre la génesis de la novela y determinados únicamente durante los cuarenta y seis minutos
aspectos del proceso composicional seguido, de la sinfonía y el brevísimo lapso posterior a

Untitled-45 579 02/06/2010, 9:36


580 ETAPA 1923-1958

ésta, en el cual se da muerte al acosado, pues cedente, el paso a símbolo de estos motivos se
mediante el acertado uso del flash-back, Carpen- produce con entera naturalidad, sin que su des-
tier imbrica de manera estupenda el conjunto de ciframiento sea particularmente difícil para un
motivos del acosado y del taquillero. La ejecu- buen lector.
ción de la sinfonía es la referencia temporal más Dada la imposibilidad de realizar el análisis
concreta ofrecida por él. El grueso de la suce- del complejo entramado de recursos utilizados
sión de los hechos de la obra debe reconstruirlo por Carpentier para materializar su intención
el lector y no ha de serle fácil, pues los indicios cardinal —condenar la inutilidad de una lucha
son sutiles.139 antiheroica—, se expondrán sólo algunos de los
La reconstrucción del marco histórico en el principales:
que se inserta la obra ha suscitado también dife-
a) La sinfonía Eroica, de Beethoven, es el gran
rentes opiniones, no reparadoras, como se ha
símbolo contrastante con el antiheroísmo
señalado, en que Carpentier no historia sino
del acosado. Distintos motivos musicales (el
fabula. Lo que sí viene a ser determinante para
sonido de las trompetas, que anticipa el para
su análisis, pues, no son los detalles particula-
él también simbólico día del juicio final), las
res, sino las características generales del perío-
referencias en varias ocasiones a la Marcha
do histórico en el cual se inserta y el fenómeno
Fúnebre, etcétera, prefiguran su trágico y
concreto reflejado: la frustración de los ideales
nada heroico destino final.
promovidos por la heroica revolución antima-
chadista y la secuela antiheroica del gangsteris- b) Las citas de la biografía de Beethoven hecha
mo en la que degeneraron tantas buenas inten- por Romain Rolland, hacen referencia direc-
ciones. ta a la situación del perseguido, y los moti-
Mucho se ha discutido acerca del pesimismo vos de la soledad y de la muerte aparecen
de la novela, plenamente admitido por Carpen- subrayados. Mientras que en esta obra se pa-
tier.140 Pero aún aceptando los justos reparos rea- tentiza el triunfo de la vida sobre la muerte,
lizados a ella por Juan Marinello y José A. en el plano real el acosado muere como un
Portuondo141 acerca del no develamiento por perro (la referencia intertextual al también
parte del autor de las causas esenciales del típico innominado héroe de El proceso, de Kafka,
fenómeno del gangsterismo originado en nues- es evidente).
tra patria como secuela de una revolución frus-
c) El protagonista, irónicamente, muere el
trada, es innegable la condena realizada por él a
Domingo de Resurrección, en contraste con
este tipo de lucha anárquica, sin una clara y fir-
el símbolo victorioso representado por ese
me sustentación ideológica, a la postre antihe-
día especial de la Semana Santa Católica.
roica, que Carpentier explícitamente contrasta
con aquella que pudo ser la salvación del acosa- d) La acción subraya el contraste entre las ilu-
do, representada en la obra por la llevada ade- siones juveniles del «héroe» al momento de
lante por el Partido Socialista Popular, del cual su entrada en la Universidad —el simbólico
ha renegado el protagonista. baúl las representa— y la frustración final
El contraste entre estos dos tipos de lucha no de su vida. Al efecto, también simbólicamen-
es, por supuesto, el único establecido por el au- te se emplea la inscripción HOC ERAT IN
tor en la novela. Al igual que en Los pasos perdi- VOTIS (en traducción libre: «Esto era lo que
dos, Carpentier va a mantener en todo momen- yo deseaba»), vista por él al hacer su entrada
to una actitud irónica hacia su protagonista, por primera vez al recinto universitario, que
extensiva al resto de los personajes principales, de modo irónico, casi sarcástico, el autor
expresada en una intrincada red de motivos hace contemplar al acosado en los momen-
contrastantes (muchos de ellos con clara inten- tos de su máxima ruina moral. De igual for-
ción satírica), evidenciadores de su ya citado vir- ma son contrastados los tiempos del Tribu-
tuosismo técnico. Al igual que en su obra pre- nal y los del Botín.

Untitled-45 580 02/06/2010, 9:36


LA NOVELA 581

e) Las palabras de la representación teatral que en la novela como un motivo dinámico con-
llegan a oídos del acosado presagian su muer- tribuyente a la muerte del acosado. Repá-
te. De nuevo irónicamente, el autor hace que rese, además, en que la obra comienza con
éste no las interprete como portadoras del el motivo de la sinfonía (el de más alta es-
mal agüero. piritualidad) y concluye, en contraste ex-
tremo, con el símbolo más material, el del
f) La esperanza de salvación que lo lleva a la
billete.
Casa de la Gestión, se reduce al modo sar-
cástico a escombros como ésta, como el sal- La relación de contrastes, paralelismos, sím-
do de su existencia. El paralelismo con la por bolos y otros recursos composicionales, cuya
igual organizada casona del «viaje a la semi- función nunca es gratuita, puede hacerse, por
lla», que albergó una vida también reducida supuesto, mucho más extensa,143 pero pensamos
a escombros, es evidente). que bastan los ejemplos citados para demostrar
la censura que el fenómeno del proceso de des-
g) La negra vieja, que lo alimentó cuando niño,
composición seguido por la en un inicio heroica
muere por falta del alimento que, de hom-
lucha antimachadista ha suscitado en el autor,
bre, le sustrae el acosado.
condena que logró plasmar de modo impecable
h) La iglesia, en la cual el protagonista piensa en la novela.
encontrar un amparo que no se le propor- Desde el punto de vista de la composición de
cionará, contrasta con el hallado en casa de la obra, el elemento estructural jerárquicamente
la prostituta —símbolo del pecado— y, otra dominante es, como se ha visto, el contraste,
vez en forma irónica, el misal que aporta es cuya función primordial consiste en expresar la
causa última de su expulsión del recinto. antítesis fundamental (heroísmo-abyección) que
Repárese, además, en que también de modo ha querido subrayar el autor. Papel determinan-
casi sarcástico, el autor hace que el párroco te desempeña también en la novela la utilización
pregunte al acosado si es un invitado a la del espacio como categoría narrativa. Benedetti,
boda que ha de celebrarse. tal como se señaló, destacaba la importancia que
su empleo tomaba dentro de la historia de la
i) Después de la delación realizada por el pro-
narrativa hispanoamericana, y José Antonio
tagonista, e inmediatamente antes de que
Portuondo, en su artículo citado, apuntaba que
empiece su caza, Carpentier lo llama de ma-
Carpentier no nos entregaba una descripción
nera mordaz «el libertado».
pormenorizada de La Habana —como la lega-
j) Las estatuas de los presidentes en la avenida da por su mejor pintor, Portocarrero—, sino la
que cruza el acosado tienen talla heroica, en impresión sintética de la ciudad, vista, tal como
irónico contraste con la antiheroicidad de su dirá el autor, «en sus barroquismos esencia-
participación en la vida pública republicana. les»,144 en un rejuego de espacios abiertos y
cerrados acorde con su intención. El periplo del
k) Toda la escena del encuentro con el fascis-
Taquillero comprenderá su salida del simbóli-
toide Becario, que subraya el contraste en-
co teatro a la no menos simbólica casa de la
tre las ilusiones juveniles y la frustración
prostituta Estrella (el único personaje con nom-
actual de ambos, es por entero sarcástica. Es
bre, obviamente con igual propósito). Cons-
el momento en el cual el autor más zahiere a
ciente de que ha traicionado sus ideales, el Ta-
su «héroe»: «Quiero abrazar a un hombre, le
quillero encuentra su purificación al regresar
dice El Becario, y más adelante reitera su
al teatro. La travesía del acosado, más amplia,
valoración: «Necesitamos caudillos, gente
repite también el esquema de la llevada a cabo
como tú.»142
por aquél. Parte de un lugar cerrado (El Mira-
l) El billete de banco, por último, es objeto dor), en el que se guardan los restos de su pure-
de todo un rejuego irónico, que funciona za, pasa por espacios abiertos hasta llegar a la

Untitled-45 581 02/06/2010, 9:36


582 ETAPA 1923-1958

casa que simboliza el pecado; de ahí sale otra vez Es un prófugo, es un renegado, es un tráns-
a los espacios abiertos hasta llegar a la iglesia, de fuga. Sin embargo, ese personaje, que no
la cual significativamente es expulsado; recorre tiene fe religiosa, cae en una especie de cri-
de nuevo otros espacios abiertos hasta llegar a sis mística terrible, empieza a invocar a los
morir en el teatro, en el que, a su modo, expía — santos, empieza a besarlos, a rezar. Se aga-
tras su última crisis mística— la impureza de su rra de lo último que le queda, que es lo so-
vida. brenatural y lo religioso. Eso no lo he in-
Todo este juego espacial es presentado a tra- ventado yo, y si quieren ustedes parece
vés de las sensaciones y emociones de los perso- cómico, eso lo he sacado de las memorias
najes (en especial, por supuesto, las del prota- de Benvenuto Cellini. Cellini, que es un tre-
gonista), de modo tan dinámico, apelando de mendo sinvergüenza, cada vez que se veía
manera tan constante a los sentidos,145 que llega en un mal paso, que el Papa lo iba a mandar
a sumir al lector en la atmósfera agobiante vivi- a eliminar o algo así, tenía una crisis místi-
da por el acosado. ca, y de allí la crisis mística del personaje
El carácter marcadamente simbólico de los de El acoso. Pensé en Benvenuto Cellini.
personajes se encuentra reforzado por su propia Esas son las claves de mi novela.147
innominación. El antihéroe de la obra, de acuer-
do con las circunstancias, será nombrado de dis- Claves como ésas, bien materiales, han regi-
tintas maneras —El acosado, El fugitivo, El li- do la creación de la obra. Por inauténtico con-
bertado, El perseguido, El adelgazado, etcétera. dena Carpentier a su protagonista; por inautén-
El Taquillero será llamado también «el de las re- tica censura la falsa salida hallada por los que
jas», «el lector». La vivienda de Estrella es deno- corrompieron sus ideales revolucionarios en la
minada «la casa sin relojes». También la caracteri- Cuba posmachadista, actitud reprochable que
zación física de los personajes coadyuva a este Carpentier eleva a un plano universal al no si-
proceso de simbolización, pues, tanto directa tuar concretamente la acción en nuestra patria
como indirectamente, sólo de modo muy impre- (aunque el lector la sepa nuestra en todos sus
ciso puede hacerse el lector una idea de ellos. Sim- detalles).
bólico por entero, en fin, es el protagonista, como Cierto es que Carpentier, como le fue señala-
ha señalado José Antonio Portuondo en su artí- do por Marinello y Portuondo, no llega a rela-
culo citado, y como tal entronca de cierto modo cionar el fenómeno del gangsterismo con la causa
con el de Los pasos perdidos. A ambos los conde- esencial de su origen —la injerencia estadouni-
na su inautenticidad. El acosado tratará en todo dense en nuestra vida política—, pero en esta
momento de autojustificarse y llega, incluso, a excelente novela, tal como en las anteriores, ha
preguntarse, como bien ha señalado Alberto J. expuesto los problemas y tomado una posición
Carlos,146 si todo lo que le ha ocurrido no ha sido inequívocamente progresista frente a ellos. El
por voluntad divina. Las propias crisis místicas proceso evolutivo de su ideología hasta alcanzar
por las que el autor irónicamente le hace atrave- una plena comprensión marxista de la historia
sar, no son más que nuevas facetas de su sobrevendrá más adelante, con el ingente ciclo
inautenticidad, y eso bien lo comprende el párro- novelístico publicado en la época de la Revolu-
co que no le concede amparo en la iglesia, quien ción, que culminará en esa obra capital de nues-
con su actitud expresa lo que de modo explícito tra narrativa —verdadera radiografía espiritual
Carpentier nos ha dicho acerca de esta faceta de del autor—, que es La consagración de la pri-
la personalidad del acosado: mavera. [S. Ch.]

Untitled-45 582 02/06/2010, 9:36


LA NOVELA 583

NOTAS
(CAPÍTULO 2.4)

1
Algo similar puede decirse, por ejemplo, del esque- cia negrista que se ubican en el medio urbano, y al-
ma implícito en el estudio de Imeldo Álvarez —La gunas en el ámbito campesino. No obstante, lo fun-
novela cubana en el siglo XX. Editorial Letras Cuba- damental en ellas continúa siendo la aproximación
nas, La Habana, 1980—, cuyos dos primeros capí- crítica al desenvolvimiento del negro en la sociedad
tulos se centran fundamentalmente en las obras republicana.
mayores de la novelística republicana. Los textos de 8
trascendencia escasa son apenas mencionados, no Basta revisar sus relatos —especie de narraciones de
obstante ser ellos los que, a veces, ofrecen la tónica aliento novelesco poco relevantes— Mi amigo Julio
de un momento específico, en contraste con otros [s.a.], Aristócratas [s.a.], Ambición [s.a.] y El prín-
que, desde luego, desautomatizan el discurso e indi- cipe que no quiso gobernar [s.a.], entre otros, y su
can, por su relevancia, nuevos caminos al género, novela Juan sin pan (1926), para corroborar lo que
pero que son excepciones dentro de un proceso más se acaba de decir.
complejo. 9
Su primera edición como libro es de 1978.
2
Véanse al respecto el ensayo de Juan Marinello que 10
En la novela de Luis Felipe Rodríguez se destaca su
figura al frente de Marcos Antilla. Relatos de cañave- interés en brindar información exhaustiva sobre
ral. Editorial Hermes, La Habana, 1932, y el prólo- mitos y religiones de los negros, así como ilustrar
go de José Antonio Portuondo a su antología Cuen- algunos aspectos de su modo de vida y su visión de
tos cubanos contemporáneos. Selección, prólogo y la realidad.
notas del autor. Editorial Leyenda, México, D.F., 11
1946. En esencia, la narrativa feminista llega a ser tal por
la aparición de ciertas novelas de importancia que
3
Este fenómeno es una de las causas de que, tan sólo están situadas en el contexto urbano y alrededor de
muy ocasionalmente, los textos de la tendencia se las cuales se observa un cúmulo de textos de alcance
distingan por el uso de formas expresivas idóneas menor. Cuando aquí se habla de la novela feminista
para la cabal aprehensión de las interioridades del como uno de los grupos en los que se divide la ten-
mundo rural. dencia urbana, se está aludiendo fundamentalmente
4
La profesora universitaria y ensayista Ana Cairo, en a aquellas obras que poseen una relevancia acentua-
su texto La revolución del 30 en el testimonio y la da. Un debate más preciso en torno a esto se en-
narrativa cubanos. Universidad de La Habana, Fac. cuentra en el ensayo La narrativa femenina cubana
de Artes y Letras, La Habana, 1985. (1923-1958). Editorial Academia, La Habana, 1989,
de Susana Montero.
5
También se publicaron El divorcio del destino (1925), 12
de Carlos Cabrera (?), obra que aporta un contraste Véase el trabajo de Ana Cairo Ballester al que se hizo
entre la realidad campesina y la citadina, y Por allá alusión.
(1931), de Giraldo Jiménez Rivery (1892-?). 13
Aparecieron, además, Los invertidos (1939), de
6
Como podrá apreciarse en los comentarios dedica- Evelio Bernal (¿?), y El pulpo de oro (1954), de Ra-
dos a la novelística de José Antonio Ramos, Caniquí fael Esténger (1899-?).
se puede incluir en la tendencia negrista y, además, 14
En lo esencial, se siguen aquí los criterios de Susana
en la universalista. Pero se ha preferido tratarla aquí Montero, vertidos en el texto al que se hizo refe-
porque en su condición de novela histórica es capaz rencia.
de iluminar alegóricamente, a cien años de distan- 15
cia, todo un orden social que se identifica con el de Dulce María Loynaz publicó también una crónica
la República. de viaje de aliento novelesco —Un verano en Tenerife
[Libro de viajes]. Aguilar, Madrid, 1958— que, por
7
Este problema de fijar límites se complejiza aún más razones obvias, no se incluye aquí. Sirva esto de acla-
cuando se ve que existen otras novelas de la tenden- ración para textos de género semejante, comentados

Untitled-45 583 02/06/2010, 9:36


584 ETAPA 1923-1958

por Susana Montero al final de la primera parte de fica un dramático proceso de conocimiento de la rea-
su libro. lidad. Se publicaron además Mi madrastra. Diario
16 de Enriqueta (1949), Los pequeños artistas (1952) y
Véase, sobre esto, el trabajo de Ana Cairo ya men- Nuestra Mari-bel (1958), textos de Mercedes Baguer
cionado. (?) escritos con el propósito de ilustrar amenamente
17
Graziella Garbalosa publicó en 1922 su cruda nove- la riqueza moral de una educación religiosa susten-
la La gozadora del dolor. De ella también son Más tada en el principio de la estabilidad, las buenas cos-
arriba está el sol (1939), Carmencho (1941) y Narkis tumbres y la confianza en las instituciones burgue-
(1948). sas. En estos años, la autora dio a conocer otros libros
18
como El recuerdo de un ángel, El encuentro, ¡Hogar
Se alude aquí a Dolientes (1931), En la noche del mun- dulce hogar!, ¿Hermanita de quién? y Pitt y Patt.
do (1940), La dama del arcón (1949) y Hágase la luz Vieron la luz, además, dos novelas que constitu-
(1953), analizadas con acierto por Susana Montero yen antecedentes —junto con algunos cuentos de
en «Ofelia Rodríguez Acosta: ¿Literatura o compro- Lino Novás Calvo— de la narrativa policial, moda-
miso?», texto que forma parte de su La narrativa lidad que tiene su auge a partir de la década del se-
femenina cubana (1923-1958), al que se hizo refe- tenta, ya en la época revolucionaria. Dichas novelas
rencia. Se publicaron en la etapa, además de las men- son El ojo de vidrio y El asesino de las rosas, ambas
cionadas, Al caer de la tarde (1926), de Clara More- de Leonel López-Nussa (1916). Aparecieron en
da Luis (?); Como se va el amor (1926), de Carmela México en 1955 y 1957, respectivamente.
Nieto de Herrera (?); Mati, una vida de antaño
24
(1932), de Concepción de Macedo de Sánchez de Comentarios más profundos sobre estas dos impor-
Fuentes (?); La mancha (1943), de Agustina Pons tantes obras de la narrativa de Alejo Carpentier se
(?); Antagonismo (1944), de Mary Morandeira (?); hallan en las páginas del presente volumen dedica-
Tu vida y la mía (1949), de Josefa Riera (?), y Entre das en particular a su novelística.
amor y música (1954), de María Domínguez 25
Las novelas de Insúa acabadas de reseñar constitu-
Roldán (?). yen lo mejor de su producción correspondiente a
19
Hay que decir que este experimento no era nuevo, estos años. En rigor, sus obras pertenecen a la pri-
pues ya en El Fígaro, en dos ocasiones —a fines del mera etapa de la narrativa en la república, pero no es
siglo XIX y en los años iniciales del XX— habían vis- menos cierto que estos textos son representativos,
to la luz dos obras animadas por intenciones seme- en alguna medida, de intereses literarios vigentes aún
jantes. en el lapso 1923-1958.
26
20
José Antonio Ramos había publicado en 1908 su no- Publicó en 1926 una novela intrascendente: Las por-
vela Humberto Fabra, obra que no pertenece, como celanas del escaparate.
es obvio, a esta etapa, y que es objeto de comenta- 27
En la etapa también aparecieron novelas de esca-
rios, junto a sus otras tres novelas, en páginas del sísimo valor, como La novia de América (1940), y
presente volumen dedicadas específicamente a la ¡Yo acuso a mi madre…! (1943), ambas de Ciro
narrativa del autor. Rodríguez de la Concepción (?); Trágico atardecer
21
Se desconoce si Félix Soloni llegó a publicar alguna (1945), de José Wenceslao Mauri (?), y El este: his-
vez su anunciada novela El farruco, con la que iba a toria y vida de un pueblo único (1952), de Juan de
cerrar su tríptico. Castro Rodríguez (?). Pueden citarse, además, La
mujer de su hermano (1928), de Marsal (?); La mu-
22
Por ejemplo: Pasiones (1930), de Teodoro Cardenal jer leader (1933), de J. Romero Nussa (?); La rosa
(?), Sublimidad (1945), de Carlos Sánchez Núñez de las Antillas (1936), de Enma Honan de Ternblom
(?), y En todo hombre hay un tenorio (1952), de (?); Gesto de hidalgo (1940), de Constante de Diego
Roberto Verdaguer (?). (?), y Claro de bosque (1943), de Hilda Morales de
23 Allouis (?).
También aparecieron Oneya (1949), de Ramón
López Valladares (?), una aproximación epidérmica 28
De la bibliografía pasiva del autor cabe destacar los
y mojigata al mundo de los desposeídos; Esta noche siguientes acercamientos: Max Henríquez Ureña:
no hay función (1953), de cuyo autor sólo se sabe «Evocación de José Antonio Ramos», en Revista
que firmó con el seudónimo de Becky, obra sobre la Iberoamericana, México, D.F. (24): 251-261, junio,
vida de los circos ambulantes; ¡Bastardo! (1955), de 1947; José A. Portuondo: «El contenido político y
Miguel Espinosa (?), historia sentimental cuyo cen- social de las obras de José Antonio Ramos» (1946),
tro es la vida de un personaje pobre en quien se veri- en Revista de la Biblioteca Nacional José Martí, La

Untitled-45 584 02/06/2010, 9:36


LA NOVELA 585

35
Habana, año 60, núm. 1, enero-abril, 1969; Juan José Pedro Lastra: «Aproximaciones afrocubanas», en Re-
Remos: «En torno a José Antonio Ramos y su labor copilación de textos sobre A.C. Ob. cit., p. 292.
como novelista», en Revista Cubana, La Habana, 36
(21): 119-131, 1946; Octavio Smith: «Travesía por Alejo Carpentier: «Prólogo». Ob. cit., p. 11.
José Antonio Ramos», en Revista de la Biblioteca 37
José Juan Arrom: «De Écue-Yamba-Ó a “Los fugiti-
Nacional José Martí. La Habana, 66, 3ª época, 17 vos”», en En el fiel de América. Editorial Letras Cu-
(3): 17-31, sept.-dic. 1975. banas, La Habana, 1985, p. 92.
29
A raíz de su fecha de publicación (Madrid, 1933) 38
Enrique Sosa: El carabalí. Editorial Letras Cubanas,
opinan sobre la novela Rafael Suárez Solís, José María La Habana, 1984, p. 99.
Quiroga Plá, José Antonio Fernández de Castro, 39
Fernando Ortiz, entre otros. En estos años se des- Denia García Ronda: «Prólogo», en Enrique Serpa:
taca la crítica de Juan Marinello, quien la considera Contrabando. Editorial Arte y Literatura, La Haba-
una promesa incumplida. En la década del 70 apare- na, 1975, p. 26.
cen numerosas críticas: Alexis Márquez, Pedro Las- 40
Enrique Serpa: Contrabando. Ob. cit., p. 47.
tra, Pedro Barreda, Joseph Sommers, Roberto
41
González Echevarría. En 1981, Efraín Barredas glo- Ibíd., p. 75.
sa estos puntos de vista. El Ciclo Internacional de 42
José Manuel Valdés Rodríguez: Bojeo y penetración
Conferencias que organiza el Centro de Promoción de Contrabando. Ensayo. Eds. Alfa, La Habana,
Cultural Alejo Carpentier en ocasión del cincuenta
1938. Según afirma Ambrosio Fornet, la novela,
aniversario de la obra, al igual que el estudio de Sal-
merecedora del Premio Nacional, es un éxito de li-
vador Bueno (1982), marcan un nuevo giro en la in- brería y crítica. Véase Cuento cubano contemporá-
terpretación de Écue-Yamba-Ó, aún hoy abierto. Son
neo. Eds. Era, México, 1967, p. 85. El ensayo de
relevantes los aportes de Alfred Melon, Alexis
Valdés Rodríguez constituye una evidencia al res-
Márquez, José Juan Arrom, Enrique Sosa y Salva- pecto; se destaca por los interesantes nexos que es-
dor Redonet.
tablece entre la novela mundial y la de Serpa, así como
Carpentier opina reiteradamente sobre la nove-
por la argumentación de su validez social y estética.
la. En 1930 se refiere a ella como «libro raro y ten-
dencioso», expresiva de una voluntad innovadora. 43
Manuel Cofiño: «Enrique Serpa y sus cuentos», en
En Tientos y diferencias (1966) confiesa que lo hon- Enrique Serpa: Aletas de tiburón. Ed. Arte y Litera-
do y verdadero del mundo que había pretendido pin- tura, La Habana, 1975, p. 14.
tar había permanecido fuera de su observación. En 44
1974 se refiere a Écue-Yamba-Ó como intento falli- Enrique Serpa: Contrabando. Ob. cit., pp. 202-203.
do, aunque de enfoque político correcto. En el pró- 45
Juan Marinello: «Sobre el asunto en la novela», en
logo a la edición cubana de 1977 explica la génesis Ensayos. Editorial Letras Cubanas, La Habana, 1977,
de la obra y afirma que creyó conocer a sus persona- p. 230.
jes, pero se le escapó «el alma profunda, en dolor 46
amordazado, en recónditas pulsaciones de rebeldía». Enrique Serpa: La trampa. Editorial Arte y Litera-
Ver Salvador Arias: Recopilación de textos sobre tura, La Habana, 1974, p. 134.
Alejo Carpentier. Eds. Casa de las Américas, La Ha- 47
Ibíd., p. 7.
bana, 1977, pp. 461-465; Anuario Imán, Editorial
48
Letras Cubanas, La Habana, 1984-1985, pp. 5-199. Ibíd., p. 131.
49
30
Alejo Carpentier: Écue-Yamba-Ó. Editorial Letras Ibíd., p. 22.
Cubanas, La Habana, 1977, p. 93. 50
José Antonio Portuondo: «Dos novelas recientes»,
31
Carta dirigida a Jorge Mañach, 1930. Archivo Bi- en Nuestro Tiempo. La Habana, (18): s/p., jul-ago.,
blioteca I.L.L. 1957.
51
32
Ibíd. Carta a José Antonio Fernández de Castro, noviem-
bre, 1932. [Esta colección de cartas inéditas se en-
33
Alejo Carpentier: Entrevistas. Editorial Letras Cu- cuentra en el Instituto de Literatura y Lingüística
banas, La Habana, 1985, p. 437. de la Academia de Ciencias de Cuba.]
52
34
Alejo Carpentier: «Prólogo», en Écue-Yamba-Ó. Ob. Ernesto Hons: «Novás Calvo, su cacimba y su cu-
cit., p. 13. chitril», en Orbe (La Habana), (36): 12-38, 1931.

Untitled-45 585 02/06/2010, 9:36


586 ETAPA 1923-1958

53 68
Carta a José Antonio Fernández de Castro. [Sin fe- En 1839, Pedro Blanco envió un cargamento de es-
cha, apunta que son las primeras letras de 1932.] clavos desde Gallinas. Luego de ser vendidos en La
54 Habana, 49 de los cautivos debían ser trasladados a
Carta a José Antonio Fernández de Castro, noviem- Camagüey en la goleta Amistad. En medio de la tra-
bre 5, 1932. vesía, y bajo la dirección de Cinque, se rebelaron
55
Carta a Emilio Ballagas. Madrid, enero 25, 1934. contra la tripulación. La nave llegó a Connecticut,
56
donde permanecieron en prisión. Este grupo mende
Carta a José Antonio Fernández de Castro, junio focalizó la lucha entre Norte y Sur. La corte supre-
10, 1932. ma de EE.UU. falló a favor de los africanos. A fina-
57
Carta a José Antonio Fernández de Castro, noviem- les de 1841 regresaron a África.
bre, 1932. En 1844, negros libertos en su aspiración de re-
torno a la tierra natal fletaron una nave. El interme-
58
No carece de interés apuntar que obras mayores de diario de este viaje en el bergantín San Antonio fue
naturaleza afín son posteriores a El negrero, si ex- Pedro Blanco. La intención era pilotar la nave hasta
ceptuamos Vidas imaginarias (1896) de Marcel la factoría oculta en Gallinas, cambiar los pasajeros
Schwob. Entre otras, repárese en Yo, Claudio (1935), por esclavos y posiblemente regresar los mismos
de Robert Graves; Los Idus de Marzo(1948), de negros y venderlos en otras colonias. Según señala
Thorton Wilder; Decadencia y caída de casi todo el Rodolfo Sarracino: «estos libertos, hombres, muje-
mundo (1950), de Will Cuppy; Las memorias de res y niños que habían invertido los ahorros de toda
Adriano (1954), de Marguerite Yourcenar. una vida en su regreso a África, habrían terminado,
59 de no haber sido interceptada la San Antonio, enca-
El negrero incluye una cronología: «Fechas impor-
denados a los sollados de la nave que los había lleva-
tantes de la historia de la trata de negros», y una
do a la costa de África, para iniciar un nuevo y aluci-
bibliografía de noventa y tres títulos. Para los asun-
nante ciclo de látigo, bocabajo y grillos que
tos cubanos se destaca el uso de los textos clásicos
superaban la fantasía de Dante». Ver Los que volvie-
de José Antonio Saco y abundante bibliografía de
ron a África. Ed. Ciencias Sociales, La Habana, 1988,
Fernando Ortiz hasta 1923, con obras en publica-
pp. 21-46 y 118-124.
ción. Se recogen libros en inglés, francés, holandés,
alemán y español. 69
Lino Novás Calvo: ob. cit., p. 243.
70
60
Captain Theodore Canot: Adventures of an African Ibíd., p. 103.
Slaver. Introduction of Malcolm Cowley. Eds. Albert 71
and Charlos Boni, New York, 1928. Ibíd., p. 70.
Canot cuenta su vida, en 1854, a Brantz Mayer, 72
Ibíd., p. 210.
reconocido periodista norteamericano antiabo- 73
licionista y partidario del regreso progresivo de los Ibíd., p. 18.
negros al África, tesis a la que sirve la publicación 74
Ibíd., p. 8.
del libro, promovido por James Hall, miembro pro-
75
minente de African Colonization Society. En opi- Ibíd., p. 171.
nión de Cowley, las sentencias majestuosas del tex- 76
Citado por Salvador Bueno: «Semblanza biográfica
to y su convencional retórica se deben a Mayer, y crítica de Lino Novás Calvo», en Lyceum (La Ha-
mientras Canot aporta el background, el humor, los bana) (41): 36, noviembre, 1951.
caracteres y la aventura.
77
61 Alejo Carpentier: «La Habana vista por un turista
Lino Novás Calvo: El negrero. Vida novelada de Pe- cubano» (1939), en Conferencias. Editorial Letras
dro Blanco Fernández de Trava. Madrid, Eds. Espasa- Cubanas, La Habana, 1987, p. 187.
Calpe, 1933, p. 236.
78
62 Ambrosio Fornet: Antología del cuento cubano con-
Theodore Canot: ob. cit., p. 299. temporáneo. Eds. Biblioteca Era, México, 1967, p. 35.
63
Lino Novás Calvo: ob. cit., p. 87. 79
Carlos Montenegro: Hombres sin mujer. Eds. Nue-
64
Ibíd., p. 228. vo Mundo, México, 1969, p. 7. La primera edición
65
de la novela también tiene lugar en México en 1938.
Ibíd., p. 27. Es interesante constatar que cuando la revista Me-
66
Ibíd., p. 28. diodía publica, en 1936, un capítulo de la novela aún
inédita, se dicta orden de prisión de sus editores acu-
67
Ibíd., p. 89. sados por propaganda subversiva y pornografía.

Untitled-45 586 02/06/2010, 9:36


LA NOVELA 587

102
Ver Ángel Augier: Nicolás Guillén. Eds. UNEAC, Pablo de la Torriente: Aventuras… Ob. cit., p. 83.
La Habana, 1971, p. 162. 103
El propio autor describe a Roa: «pienso que me voy
80
Ibíd., p. 7. para España o me voy para Cuba, y en ambos casos
81 quiero dejar terminadas unas cuantas cosas que ten-
Ibíd., p. 8. go aquí, por si finiquita mi «atribulada» existencia.
82
Ibíd., p. 7. Tengo casi concluso mis “Aventuras del Soldado
83
Desconocido”, que son una coña terrible». Ver Pa-
Ricardo Luis Hernández Otero, comp.: Escritos de blo de la Torriente. Carta.… Ob. cit. p. 407.
José Antonio Foncueva. Editorial Letras Cubanas, La
104
Habana, 1985, p. 221. Pablo de la Torriente: Aventuras…, ob. cit., p. 83.
105
84
Ibíd. Ibíd., p. 83
106
85
Ibíd. Ibíd., p. 39
107
86
Carlos Montenegro: ob. cit., p. 185. Ibíd., p. 44
108
87
Ibíd., p. 233. Pablo de la Torriente: Carta… Ob. cit., p. 295
109
88
Ibíd., p. 68. La investigación realizada por nosotros en ocasión
89
de estudiar la obra literaria de Carlos Enríquez per-
Ibíd., p. 43. mitió fijar con certeza la cronología de sus novelas
90
Ibíd., p. 141. inéditas. Gracias a la generosidad de Jorge Fernández
de Castro, a quien los familiares del pintor, tras la
91
Ibíd. p. 136. muerte de éste, entregaron las copias mecanográficas
92
Ibíd., p. 16. de ambas obras, que consignan en la portada sus res-
pectivas fechas de terminación, fue posible estable-
93
Ibíd., p. 13. cer su orden sucesivo, sólo conjeturado hasta en-
94 tonces. Agradecimiento similar debemos a Josefina
Juan Marinello: «Pablo de la Torriente, héroe de
Pintueles, hija política de Agustín Guerra —herma-
Cuba y España», en Pablo de la Torriente: Peleando
nado al pintor por amistad de largos años—, quien
con los milicianos. Eds. Nuevo Mundo, La Habana,
conserva entre la papelería de su padre otra copia de
1962, p. IV.
La vuelta de Chencho con idéntica fecha en su por-
95
Pablo de la Torriente: Cartas cruzadas. Editorial Le- tada.
tras Cubanas, La Habana, 1983, p. 296. 110
Ver Sergio Chaple: «La estructura literaria de Tilín
96
Raúl Roa: El fuego de la semilla en el surco. Editorial García», en Anuario L/L, La Habana, núm. 15, 1984,
Letras Cubanas, La Habana, 1982, p. 55. pp. 3-23.
97
José Carlos Mariátegui: Signos y obras. Ed. Amauta, 111
Al chato realismo que, con excepciones, lastró esta
Lima, 1959, p. 24. Artículo sobre Philippe Soupault corriente, opone el autor un tratamiento de la reali-
concebido en 1926. dad emparentado con el realismo mágico que se irá
98 desarrollando en su obra hasta culminar en La vuel-
Pablo de la Torriente: «Inicial», en Aventuras del sol-
ta de Chencho.
dado desconocido cubano. Editorial Letras Cubanas,
La Habana, 1981, p. 7. 112
En un momento que ignoramos, Dulce María
99
José A. Portuondo: «Pablo de la Torriente, Comisa- Loynaz interrumpió la redacción de dos novelas: Por
rio Político», en Capítulos de literatura cubana. Edi- el camino de los humildes y Mar muerto. Tampoco
sabemos cuándo empezó a escribirlas. Es preciso
torial Letras Cubanas, La Habana, 1981, p. 520.
aclarar, por otra parte, que no obstante la presencia
100
Juan Marinello: ob. cit., p. XII. de elementos novelescos en Un verano en Tenerife
101
(1958), éste es, sobre todo, un libro de viajes. Por
Así lo constata Víctor Casaus en su prólogo a Car- ello queda excluido de nuestro análisis.
tas cruzadas, ob. cit., al referirse a un conjunto de
proyectos de Pablo de la Torriente: «Mella (Biogra- 113
Susana Montero se extiende sobre esta cuestión en
fía de una juventud)», «Con Sandino en Nicaragua su trabajo «La poética de la novela Jardín de Dulce
(Vida de Carlos Aponte)» y «Protagonistas (relatos María Loynaz», en Anuario L/L, La Habana, Serie
de vidas de ilustres desconocidos)», p. 18. Literatura 1, núm. 17, 1986, pp. 86-108.

Untitled-45 587 02/06/2010, 9:36


588 ETAPA 1923-1958

114 124
A esto parece referirse José Rodríguez Feo en su Alejo Carpentier: Los pasos perdidos. Editorial Le-
artículo «Una alegoría de la carne», en Ciclón, La tras Cubanas, La Habana, 1976, p. 338.
Habana (1), enero, 1955, p. 43. 125
Ibíd., p. 107.
115
E. Méndez y Soto sostiene que Sebastián es un píca- 126
José Antonio Portuondo, en su trabajo «Los pasos
ro moderno. El crítico advierte, por otra parte, cier- perdidos y la conciencia burguesa», sostiene que «lo
to desbalance provocado por la rápida transforma-
que se plantea en Los pasos perdidos es nada menos
ción del personaje: la estructura de Pequeñas que la crisis de la conciencia burguesa, expresada en
maniobras se resiente hacia el final. Ver su artículo lo que George Lukacs ha llamado “la tragedia del
«Piñera y el tema del absurdo», en Cuadernos His-
arte moderno”». Anuario L/L. La Habana, Institu-
pano-americanos. Madrid (299), mayo 1975, to de Literatura y Lingüística 14 (19-29), 1983.
pp. 448-453.
127
116
«Al protagonista de Los pasos perdidos se le abren al
Pueden consultarse además, sobre estos autores, los remontar el Orinoco las puertas de la posibilidad.
textos Ala y raíz en el Jardín de Dulce María Loynaz. Por preocupaciones intelectuales pierde el camino
(Conferencia). Sociedad de Artes y Letras Cubanas, que lo conduciría a las ciudades del futuro [el subra-
La Habana, 1950, de Aida Cuéllar; «Dulce María yado es nuestro]. Allá él que fue débil». Alejo
Loynaz. Jardín. Novela lírica», de Antonio Martí- Carpentier: Entrevistas. Ob. cit., p. 235.
nez Bello, en Revista de la Biblioteca Nacional José
128
Martí. 2da. serie, La Habana. 3 (2) abril-junio 1952, Antecedentes pueden encontrarse en las cinco cró-
pp. 314-319, y de T. López Ramírez: «Virgilio Piñera nicas publicadas en Carteles entre octubre y diciem-
y el compromiso del absurdo», en Areíto, New York, bre de 1939, al regresar de Francia, en las que hasta
núm. 34, 1983, pp. 38-40. se halla el futuro nombre de la taberna mencionada
en la obra: Los Recuerdos del Porvenir.
117
«Por espacio de casi ocho años creo que no hice otra
129
cosa que leer textos americanos. América se me pre- Alejo Carpentier. Ensayos. Editorial Letras Cuba-
sentaba como una enorme nebulosa que yo trataba na, La Habana, 1984, p. 156.
de entender porque tenía la oscura intuición de que 130
«El idioma de los hombres del aire, que fue mi idio-
mi obra se iba a desarrollar aquí, que iba a ser pro- ma durante tantos años, desplaza en mi mente, esta
fundamente americana. Creo que al cabo de los años mañana, al idioma matriz —el de mi madre, el de
me hice una idea de lo que era este continente.» Ale- Rosario—. Apenas si puedo pensar en español». [El
jo Carpentier: «Confesiones sencillas de un escritor subrayado es nuestro.] Alejo Carpentier: Los pasos
barroco», en Recopilación de textos sobre Alejo perdidos. Ob. cit., p. 304.
Carpentier. Casa de las Américas, La Habana, 1977,
131
p. 63. Ibíd., p. 355.
132
118
Alejo Carpentier: Dos novelas. Editorial Letras Cu- Salvador Arias: «Unas palabras al lector», en Alejo
banas, La Hababna, 1976, p. 15. Carpentier: Los pasos perdidos. Ob. cit., p. 7.
133
119
Alejo Carpentier: Entrevistas. Editorial Letras Cu- El mismo año en que fueron publicados La trampa,
banas, La Habana, 1985, p. 153. de Enrique Serpa, y Una de cal y otra de arena, de
Gregorio Ortega, literariamente las más importan-
120
Repárese, por citar sólo uno, en el motivo de la es- tes de las varias obras que con poca fortuna aborda-
posa de Lenormand de Mezi, actriz de segunda que ron en nuestra novelística el tema de la lucha
recita párrafos del teatro clásico francés ante una antimachadista y su secuela de gangsterismo. Mejor
dotación de esclavos, cuya interpretación del hecho suerte tuvo la cuentística, en la que, entre otros bue-
es totalmente distinta; o en el del modo de compor- nos relatos, quedó una de sus joyas: «La muerte de
tarse el perseguido al escuchar la sinfonía en la sala Ramón Yendía», de Lino Novás Calvo.
de conciertos descrita en El acoso. 134
Mario Benedetti: Crítica cómplice. Instituto Cuba-
121
Emil Volek: «Análisis e interpretación de El reino no del Libro, 1971, p. 30.
de este mundo», en Unión. La Habana, 6 (1): 98- 135
La duración de la sinfonía, el número de variaciones
118, mar., 1969. en que divide la obra, la fecha en que sitúa la repre-
122
Entrevistas, ob. cit., p. 472. sentación teatral universitaria, entre otros aspectos,
son expresados con distintas variantes en las entre-
123
Dos novelas, ob. cit., p. 152. vistas concedidas por el autor.

Untitled-45 588 02/06/2010, 9:36


LA NOVELA 589

136
Fernando Alegría: «Alejo Carpentier, realismo má- gen, actúa de modo paralelo con ambos hombres; la
gico», en Homenaje a Alejo Carpentier. Variaciones imagen que del protagonista se hace el taquillero (la
en torno a su obra. Las Americas Publishing Co. New de un intelectual) contrasta con lo que éste realmente
York [1970], p. 67. es; la actitud de los burgueses ante la sinfonía y la
137
Consúltese, entre otros trabajos, «Análisis del sis- del humilde taquillero es también contrastante; el
tema de estructuras musicales e interpretación de El impuro acosado, cuando va a morir, recuerda la pu-
acoso, de Alejo Carpentier», realizado por Emil reza de su primera comunión; la prostituta también
Volek; «La relación músico-literaria entre la tercera se siente acosada; el perseguido come como un ani-
sinfonía Eroica, de Beethoven y la novela El acoso, mal el alimento de la que fue nodriza mientras escu-
de Alejo Carpentier», de Helmy F. Giacoman —am- cha la grabación de la Eroica poseída por el taquille-
bos insertados en la publicación en homenaje a ro; es claro el valor simbólico de la sala de conciertos,
Carpentier anteriormente citada, o el estudio de en la cual el acto de escuchar la sinfonía se asimila al
Armando Cristóbal Pérez «La Eroica en El acoso: el de la misa. Existe un obvio paralelismo entre los
problema de la estructura», en Unión. La Habana, cuellos marcados de acné del espectador y del polí-
(3-4): 31-45, 1986. tico asesinado por el acosado. Éste, después que
mata, acude a la casa de Estrella, al igual que hará
138
Adoptamos, por su utilidad, esta distinción realiza- cuando sea él a quien van a ajusticiar. La alegría de
da por los formalistas rusos. los carnavales contrasta con la situación anímica del
139
El viaje del acosado entre la casa de la prostituta y la acosado. Al dar inicio la novela, se hace referencia al
sala de conciertos está enmarcado en unas dos ho- disgusto de su padre por las relaciones de éste con el
ras, pues el autor lo precisa indirectamente: «son las Becario, que reaparece justamente poco antes de la
8.00 p.m. poco antes de su partida y a las 10.00 se ha muerte del protagonista. La frustración del becario
realizado ya el arqueo y está cerrada la taquilla». Por es paralela a la del acosado; la lluvia presente hace
otra parte, estos hechos transcurren —aunque el evocar al taquillero los días lluviosos de su niñez,
autor no lo haga explícito— el Domingo de Resu- etcétera.
rrección (con evidente intención simbólica) y los 144
Alejo Carpentier: Entrevistas. Ob. cit., p. 65.
últimos hechos relatados de la vida del acosado en el
Mirador se producen en el transcurso de la Semana 145
Una de las vías por la que se nos entrega de modo
Santa (hay en la obra referencias concretas al Do- sintético la ciudad es a través de las constantes sen-
mingo de Ramos, cuando ya el acosado se encuen- saciones olfativas suscitadas por sus calles, evoca-
tra refugiado en la casa de la vieja, aunque aún no das también en Los pasos perdidos por el protago-
por completo en el Mirador. nista al reencontrar la ciudad latinoamericana.
140
«El acoso es quizás mi único libro, creo, que puede Repárese, además, en la insistencia en los matices
parecer pesimista, aunque desesperado, porque es la del color rojo, prefigurador de la sangre que ha de
historia de un esfuerzo inútil.» Alejo Carpentier: ser derramada en el teatro, descritos en las escenas
Entrevistas. Ob. cit., p. 92. finales (los palcos son rojos; carmesí el terciopelo
141 de los barandales; los asientos de las sillas son rojos
Juan Marinello: «Sobre el asunto en la novela», en
como las tejas de la sastrería del padre del acosado;
Ensayos. Editorial Letras Cubanas, La Habana, 1977,
rojas son las cortinas; encarnado el raso de las sillas;
pp. 228-242; José Antonio Portuondo: «El retorno
las alfombras tienen color vino.
de Alejo Carpentier», en Nuestro Tiempo. La Haba-
na, jul.-ago., (6), 1957. 146
Alberto J. Carlos: «El antihéroe en El acoso», en Cua-
142
Alejo Carpentier: Dos novelas, ob. cit., pp. 247-8. dernos Americanos. México (Editorial Libros de
143
México), 29 (1): 193-204, ene.-feb., 1970.
El paralelismo entre el taquillero y el acosado ha sido
147
frecuentemente señalado; la prostituta, ante la vir- Alejo Carpentier: Entrevistas. Ob. cit., p. 385.

Untitled-45 589 02/06/2010, 9:36


Untitled-45 590 02/06/2010, 9:36
2.5 EL TESTIMONIO.
LA OBRA DE TORRIENTE BRAU

El género testimonio, de rica tradición en la li- pública neocolonial y la literatura surgida con el
teratura cubana, se revitalizó notablemente en triunfo de 1959», como ha expresado Ana Cairo.1
la etapa de 1923 a 1958, y fue plasmación directa Los innumerables testimonios aparecidos al
de los sucesos acaecidos en torno a la dictadura calor de las luchas antimachadistas no siempre
de Gerardo Machado y los hechos posteriores alcanzaron, sin embargo, un valor estético que
que se derivaron de ese acontecimiento. Este permita asumirlos como obra de arte, aunque
movimiento, conocido como la Revolución del nunca dejan de tener el valor de documento. Pero
30, significa la continuación de la gesta iniciada lo cierto es que los combatientes de la Revolu-
el 10 de octubre de 1868, reanudada el 24 de fe- ción del 30, educados en la tradición de una con-
brero de 1895 y abortada con la intervención ciencia histórica que provenía de nuestras guerras
norteamericana en la guerra hispanocubana, para independentistas, asumen una labor testimonial
resurgir como vanguardia revolucionaria de la que es, sobre todo, eficaz, y que en algunos ca-
lucha antimachadista con el propósito de inten- sos se realiza en un momento cronológicamente
tar dar solución a los acuciantes problemas na- coetáneo a los sucesos, como el «Informe ofi-
cionales y de emprender, sobre todo, la batalla cial estudiantil sobre el 30 de septiembre de
por la liberación nacional del status de semico- 1930», que Pablo de la Torriente Brau (1901-
lonia norteamericana. Aunque la vanguardia re- 1936) publica en la revista estudiantil universi-
volucionaria planteó teóricamente los pasos a taria Alma Mater apenas un mes después de los
seguir, sus intentos prácticos se frustraron, pero sucesos donde cayera Rafael Trejo, documento
dejó, sin embargo, una herencia ideológica que con el que se inicia el ciclo testimonial de la Re-
fue asumida por la nueva hornada de revolucio- volución del 30, enriquecido con los aportes que
narios que se nuclearon para luchar en contra brindan al género el propio Pablo y autores-lu-
del batistato, inaugurado el 10 de marzo de 1952. chadores como Raúl Roa, Emilio Laurent, Julio
La «generación del 30», además de implicar la Gaunard y Ramiro Valdés Daussá, entre otros.
definición política de un grupo de hombres dis- Incluso con posterioridad al triunfo revolucio-
puestos a derrocar a Machado —aunque entre nario, la época vivida en los años 30 vuelve a ser
ellos hubiera tendencias, posiciones y hasta centro de interés para autores como Mario
enfrentamientos a veces irreconciliables—, sig- Kuchilán, en tanto que escritores surgidos con
nificó también una renovación en el orden cul- la Revolución, como Víctor Casaus, escribieron
tural, pues dicha generación nucleó a «una plé- testimonios donde una figura como la de Pablo
yade de escritores que prestigiaron y prestigian de la Torriente es retomada para que sobre ella
(los que han sabido cumplir inquebrantable- testimonien quienes lo conocieron y lucharon
mente con su deber patrio) la literatura de la re- junto a él.

[591]

Untitled-45 591 02/06/2010, 9:36


592 ETAPA 1923-1958

Para una mejor comprensión y estudio del ya cito traidor»,4 pero también «a aprender para lo
aludido ciclo testimonial de la Revolución del nuestro algún día»,5 deseo que no pudo ver sa-
30, Ana Cairo, en su citado trabajo, lo ha dividi- tisfecho por su caída en pleno combate contra
do por temáticas a partir de la perspectiva desde el franquismo.
la que se escribe; de ahí que haya establecido dos En vida de Pablo, y recogidos como tres se-
bloques: el primero, que titula «Las experien- ries de artículos periodísticos, aparecieron «105
cias de los antimachadistas y antibatistianos», y días presos» (El Mundo, 26 de abril al 8 de mayo
en el cual agrupa testimonios sobre la lucha es- de 1931), «La isla de los 500 asesinatos» (Ahora,
tudiantil y sus mártires, de los estudiantes en la enero de 1934) y Tierra o sangre (Ahora, diciem-
obligada emigración, sobre las experiencias de bre de 1934), más conocido bajo el título de
los presos políticos en las prisiones machadistas, Realengo 18, además de numerosos trabajos tam-
sobre el 4 de septiembre y el gobierno de Grau; bién de corte periodístico que fueron publica-
y un segundo bloque, que denomina «Visión de dos fundamentalmente en Ahora. En 1949 vio la
los machadistas», en el que incluye, como su tí- luz Pluma en ristre, volumen preparado por Raúl
tulo indica, las valoraciones de aquellos que com- Roa, devenido albacea de Pablo, y que recoge en
partieron con la tiranía. cinco secciones —«Clarines de primavera», «Jue-
Resulta significativo que esta eclosión del tes- gos del corazón y de la fantasía», «Comisario de
timonio en Cuba producida en un período de la libertad», «Cartas del frente» y «Triunfo pós-
ebullición revolucionaria, y que se manifiesta tumo»— algunos de los más importantes lega-
sobre todo en las publicaciones periódicas de la dos testimoniales de Pablo, además de los cuen-
etapa, experimentara una renovación en el len- tos incluidos en su libro Batey. Tras el triunfo de
guaje, porque «arrasó los límites de los subgé- la Revolución vieron la luz Peleando con los
neros de la prensa escrita, rescató para sí y de- milicianos (1962) y Presidio modelo (1969), ade-
volvió al pueblo la riqueza de su lenguaje más de haberse reeditado sus obras anteriores
cotidiano, y dio al más completo de los precur- del género que nos ocupa.
sores del testimonio como género en nuestro Tres testimonios escribió Pablo donde narra
país y en el continente, Pablo de la Torriente sus experiencias —y las de otros— sobre el pre-
Brau».2 sidio: 105 días preso, La isla de los 500 asesinatos
Protagonista y cronista de su época —«mis y Presidio modelo. En ellos late una profunda
ojos se han hecho para ver las cosas extraordi- humanidad que se enriquece por la propia natu-
narias. Y mi maquinita para contarlas. Y eso es raleza del suceso político; y la palabra, despro-
todo»—,3 Pablo de la Torriente Brau, que con su vista de hueca retórica, asume un carácter reve-
ya citado «Informe oficial estudiantil sobre el lador de circunstancias cercanas y vividas por el
30 de septiembre de 1930» dio inicio a este ciclo autor. En 105 días preso, Pablo se refiere al pe-
testimonial de la Revolución del 30, constituye, ríodo comprendido entre el 3 de enero y abril
sin dudas, uno de los mayores escritores y pe- de 1931, lapso en que estuvo detenido, primero
riodistas de la cultura cubana del siglo XX. Au- en el Castillo del Príncipe y después en la cárcel
téntico valor de la literatura nacional, orientó su de Isla de Pinos, de donde fue devuelto de nue-
vida y su obra en la concepción científica del pro- vo al Príncipe para completar los 105 días en
letariado, y fue, por ende, un intelectual que es prisión. La isla de los 500 asesinatos y Presidio
expresión de la ideología marxista-leninista. Su Modelo aúnan vigorosos testimonios del mal lla-
aliento vital, nutrido en buena medida por la eta- mado «Presidio Modelo», donde el autor estuvo
pa revolucionaria que vivió y plasmó en artícu- detenido entre julio de 1931 y mayo de 1933 y
los, crónicas, cartas, manifiestos, no se circuns- desde donde fue deportado para España, aun-
cribió a los problemas y conflictos de su patria, que en realidad se quedó en Nueva York. Regre-
sino que se hizo partícipe directo también de la só a Cuba tras la caída de Machado y se incor-
Guerra Civil española, a donde fue a «resaltar el poró en enero de 1934 a la redacción del recién
carácter de la lucha de un pueblo contra su ejér- creado periódico Ahora, donde publicó, en for-

Untitled-45 592 02/06/2010, 9:36


EL TESTIMONIO. LA OBRA DE TORRIENTE BRAU 593

ma de reportajes, La isla de los 500 asesinatos, cendido hasta simas tan insondables que
además de 119 trabajos relacionados con temas apenas si se reconocían como hombres por
de actualidad. Presidio Modelo, a pesar de haber otra cosa que por la figura casi humana…8
sido un libro que Pablo pulió en su último exilio
neoyorkino (marzo de 1935), antes de partir para En su aguda denuncia de los horrores del pre-
España, no pudo verlo publicado. Hizo inten- sidio, Pablo no sólo culpa a Castells, sino que
tos porque apareciera en México, España y Cuba,
lo cual se verifica cuando se leen sus cartas, pero cómplices suyos fueron, y responsables en
no resultó posible. Mucho de lo que allí se de- grado mayor aún que él, todos los que in-
nuncia ya había visto la luz en las páginas de los tegraban el alto mando del Poder Judicial
periódicos, pero es sólo cuando se lee en forma en Cuba, que siempre consideró aquello
de libro que se puede constatar la importancia como un Presidio Modelo, sarcástica burla
del mismo para la literatura testimonial moder- que, como denuncia de su incuria, conser-
na del continente. «La acidez de su denuncia, el vo al frente de este libro… ¿Por qué no ha
filo de su lenguaje, el poder de su fuerza dramá- de caer la infamia sobre esta gente, que
tica, quemaron las manos de los posibles edito- merece, tanto por lo menos como el ejérci-
res de la época»,6 afirma Víctor Casaus. to que sostuvo a Machado, la antipatía y la
Denunciar los atropellos que se cometían en repulsa y el castigo público? ¿Por qué no
el Príncipe y los horrores del Presidio Modelo castigar y arrastrar también, como verda-
cuando estaba bajo la jefatura de Pedro A. deros porristas que fueron, a esos jueces y
Castells, fueron verdaderas obsesiones para Pa- a esos magistrados, que se cansaron de
blo, y sus experiencias y sufrimientos los llevó a mandar hombres y hombres para el Presi-
páginas que, como las de Presidio Modelo, deseó dio sin saber lo que era el Presidio, sin im-
que fueran traducidas «a todos los idiomas del portarle lo que pudiera ser?9
mundo, para que en todo el mundo se supiese
hasta qué punto puede descender el hombre en Presidio Modelo, como 105 días preso y La isla
su abyección, sometido al terror, con la amena- de los 500 asesinatos, constituyen libros de de-
za constante de la muerte violenta y terrible…»7 nuncia, de acusación, que piden no sólo el casti-
go de los culpables, sino también la reforma del
Quisiera el éxito de este libro —continua- régimen carcelario. Pero los cargos que presen-
ba Pablo—, porque en él, aunque sin la fuer- ta Pablo se destacan en su forma por el valor de
za de aquel espectáculo intraducible, de al- llevar a la letra impresa el habla popular, lo que
guna manera se penetra hasta el antro de la implica una modernización de la prosa al elevar
inmundicia humana; porque en él se mues- a rango artístico el habla coloquial, como en ese
tra el espectáculo de un grupo de hombres momento lo estaba haciendo Nicolás Guillén
—nosotros— llegados del mundo libre, con sus Motivos de son (1930). Además, en la
asomados al vórtice aterrado de los hom- entraña de su pensamiento político, Pablo no se
bres sin libertad, sin esperanzas, bajo el te- desentiende jamás de lo estético, a la vez que
mor, bajo el espanto, sobre la traición, na- utiliza el humor como categoría artística, pero
dando en la ignominia, olvidados, sin ajena a la vulgaridad, el facilismo y la superficia-
redención… ¡Bestia hay que ser para no lidad.
haber sentido! no haber sentido un impul- El periodismo que ejerció Pablo fue audaz,
so de comprensión casi amorosa por aque- creador y, sobre todo, analítico; siempre fue ex-
llos forzados, de expresiones bárbaras y presión de un acto comprometido con la clase
ojos sombríos, plenos de recuerdos inena- trabajadora. Agudísimo observador, desmenuza-
rrables; para no haber sentido, ¡también un ba los hechos con habilidad, pero esta cualidad
aliento de rencor y de castigo para los opre- no entraba en contradicción con su prosa que,
sores de aquellos hombres que habían des- siendo ágil, directa y palpitante, no estaba

Untitled-45 593 02/06/2010, 9:36


594 ETAPA 1923-1958

desprovista de ricos matices artísticos. Por otra combatiente se trocaba en combatiente-perio-


parte, su penetrante capacidad de análisis hacía dista, y con este gesto, afirma Víctor Casaus,
que su periodismo, a la vez que informativo, tu- «acentuó aún más […] su claro ejemplo de pre-
viera la virtud de modificar el pensamiento de cursor internacionalista».13 Llegado a tierra es-
sus potenciales lectores, lo cual constituyó, sin pañola como corresponsal de la revista norte-
dudas, una vía para llevar la revolución al americana New Masses, a ella envía sus crónicas,
periodismo. que no pudieron recogerse sino hasta 1962 en el
En Pablo la pluma fue esencialmente un ins- volumen titulado Peleando con los milicianos, el
trumento, aunque sus testimonios no carecie- cual reúne también las cartas que escribió desde
ron de matices artísticos y se caracterizaron por España. En ellas se concentran sus vivencias y
ofrecer, mediante un lenguaje casi cinematográ- reflexiones en torno al conflicto ibérico, y como
fico, una visión de nuestra realidad vista a través en sus anteriores testimonios, éstos vuelven a
de un consciente análisis marxista leninista del ser directos y espontáneos, aunque en las cróni-
fenómeno. Muestra de ello es su testimonio Tie- cas se advierte un mayor desarrollo de la imagi-
rra o sangre, más conocido como Realengo 18, nación y de la calidad plástica de su prosa, sin
donde a la violencia del reportaje en sí mismo se que deje de estar presente su gozoso regodeo
une la pasión de defender una causa justa y no- criollo. En tanto, el discurso testimonial está
ble. Aunque no sigue todos los patrones sobre sustentado con frases largas siempre expresadas
los que generalmente transita esta manifestación, en primera persona, aunque utiliza diálogos.
dejó abiertas las posibilidades para futuros au- No hay en estas crónicas, como en ninguna
tores e informantes, como se constata en obras de sus obras, la pose de artificio, sino siempre
como Protagonistas del Realengo (1972), de un renovado acento propio y original, demos-
Guillermo Cabrera. trativo de su rango indudable de narrador, no ya
Algunos críticos han expresado que Pablo en ciernes, sino en pleno dominio de sus capaci-
escribió con desaliño y que cultivó «un estilo dades artísticas. Con razón afirmó Juan Mari-
agobiador y tremendista»,10 pero lo cierto es que nello, su compañero de tantas batallas, que con
el autor de Presidio Modelo fue, ante todo, un Pablo «murió uno de los más cabales narradores
hombre que vivió y escribió con emoción. Fue de su tiempo cubano. No dio su medida, pero
además un apasionado devoto de la sinceridad y anunció su tamaño.»14
volcó en sus páginas, con un espontáneo impulso Como en sus artículos, crónicas y reportajes,
ideológico, una prosa original, fuerte, aguda, ma- Pablo de la Torriente dejó en el testimonio epis-
tizada de un sano y criollo humor. Este estilo muy tolar las «actas oficiales» de su pensamiento,
personal, poseído de un indudable afán de servi- como él mismo dijera. A sus cartas hay que ir de
cio, y con el cual denunció y combatió todo el modo obligado para conocer de cerca los con-
dramatismo de una época nefasta en nuestra his- flictos de una de las épocas más extraordinarias
toria nacional, surgía de «una escritura [que] na- de la Cuba Neocolonial. En ellas encontramos
cía todos los días y nunca se ponía. Una escritura expuestas las tareas prácticas de la lucha revolu-
de amanecer, una escritura de alborada».11 Y aña- cionaria que, como todo lo surgido de la pluma
de el autor: «Su estilo era fresco, vital, dinámi- de Pablo, resuma sinceridad, pues, como ha ex-
co, plástico, y a veces hercúleo, trasuntando exac- presado,
tamente su musculatura intelectual y corporal.»12
Su inquietud por irse a España a vivir y sentir No tengo nunca miedo a escribir lo que
de cerca su «momento español», la experimentó pienso, no con vista al presente ni al futu-
como el cumplimiento exacto de su deber, pues ro, porque mi pensamiento no tiene dos
entendió que allí estaba su lugar, en tanto perio- filos ni dos intenciones. Le basta con tener
dista y revolucionario, según expresara en una un solo filo bien poderoso y tajante que le
carta. En septiembre de 1936 llegó Pablo a Ma- brinda la interna y firme convicción de mis
drid, y apenas dos meses después, el periodista- actos.15

Untitled-45 594 02/06/2010, 9:36


EL TESTIMONIO. LA OBRA DE TORRIENTE BRAU 595

Estas cartas, recogidas buen número de ellas gurando un nuevo modo periodístico de expre-
en el volumen titulado Cartas cruzadas (1981), sión e introduciendo formulaciones novedosas
están vinculadas con los más trascendentales y a desde el punto de vista técnico de la narración.
veces angustiosos momentos de la vida de Pa- Escritor que puso en marcha la contempora-
blo, y aun entre broma y broma, sobre todo en neidad en la prosa, hombre valiente y limpio,
las que intercambia con Raúl Roa, se advierte Pablo de la Torriente Brau nos legó una obra tes-
un análisis preciso de la situación cubana, de la timonial tan pura y rica como su vida, y que es
lucha en la emigración, de su bregar por el coti- muestra de un afán de servicio que ennoblece y
diano vivir en el exilio. No habiendo sido escri- prestigia nuestra tradición literaria, de hondo
tas para su publicación, en ellas aparece un aná- comprometimiento con las causas más nobles y
lisis vehemente y apasionado del momento justas.
histórico cubano, y muestran al desnudo una vida Compañero de Pablo en las luchas revolucio-
entregada a la lucha, sin ningún resquebra- narias, Raúl Roa (1907-1982) fue también un
jamiento ideológico, sin ninguna flaqueza polí- activo y lúcido testimoniante de la Revolución
tica. De la lectura de estas cartas se desprenden del 30, de la que nos legó La jornada revolucio-
además cuáles eran los proyectos literarios de naria del 30 de septiembre (1934), algunos traba-
Pablo: Mella (Biografía de una juventud), Con jos incluidos en Bufa subversiva (1935) y Viento
Sandino en Nicaragua (Vida de Carlos Aponte), sur (1953), de corte periodístico, y que volvie-
El álbum del terror en Cuba, Protagonistas (rela- ron a recogerse, junto con artículos de variada
tos de vidas de ilustres desconocidos) y un Dia- índole, en Retorno a la alborada (1964), Escara-
rio de José Martí. muza en las vísperas y otros engendros (1966) y
El portentoso itinerario creativo de Pablo de en La Revolución del 30 se fue a bolina (1969).
la Torriente Brau, «personalidad encarnizada- De modo que la obra testimonial de Roa sobre
mente instalada en el torrente hispánico»,16 y la etapa que nos ocupa se encuentra diseminada
cuya palabra logró ofrecer la máxima posibili- en los títulos señalados, en tanto que el último
dad de comunicación, es muestra de una preci- de ellos sí constituye un conjunto monotemático
sión y de un rigor expositivo no muy frecuen- del período en cuestión. Se impone destacar que
tes. Como siempre estuvo presente en la historia toda esta obra testimonial fue publicada en los
que cuenta, no como narrador distanciado, sino libros de Roa editados antes de 1959 o en publi-
como partícipe activo, su obra testimonial re- caciones periódicas también anteriores al triun-
sulta violenta y absorbente y muestra un feliz fo revolucionario.
entrecruzamiento entre la creación literaria y el Como Pablo, Roa dejó fieles testimonios de
compromiso político. A la vez, Pablo testimo- la caída de Rafael Trejo (La jornada revolucio-
nia como un acto de denuncia, pero enriquecida naria del 30 de septiembre y «Rafael Trejo y el 30
con un optimismo y con una definida intencio- de septiembre»), del presidio («Presidio Mode-
nalidad que conmueve, asombra y emociona. Su lo», «De New York a Isla de Pinos con escala en
deber artístico lo entendió, sobre todo, como El Príncipe»), de los héroes caídos («Rafael
un acto de comunicación, a la vez que «transmi- Trejo», «Gabriel Barceló», «Mario Fortuny»,
te lo que ve sin artificio ni retoque, pero siem- «Rubén Martínez Villena»), de la caída de Ma-
pre con acento propio y modo nuevo»,17 como chado («12 de agosto»), de la masacre perpetra-
expresara Marinello. da en el Instituto Provincial («3 de mayo de
La calidad de su estilo —sencillo y sin retóri- 1934») y de «Los últimos días de Pablo de la
ca— aspira a una claridad expositiva lograda a Torriente Brau».
través de una carga de sugestiva multiplicidad, En estos artículos, y en otros muchos más, se
en tanto que el arte es asumido como una conti- recoge toda la historia de Cuba en los últimos
nua investigación, no por rigurosa y exacta, fría. treinta años que anteceden al 1ro. de enero de
El ritmo cortante de la mayoría de sus testimo- 1959. En prosa «viva, polémica, ensangrentada,
nios es muestra de que con Pablo se estaba inau- con el frescor rezumante de lo escrito en el día,

Untitled-45 595 02/06/2010, 9:36


596 ETAPA 1923-1958

con la fuerza de una de las plumas más directas fensa de lo nacional cubano y, a la vez, un cro-
y carnalmente plásticas que ha poseído nuestra nista que ha testimoniado sobre las luchas que
prosa»,18 Roa ofrece su actuación en esos años y su generación tuvo que enfrentar. Sin dudas, Roa
también la del resto de su generación. fue el vocero más elocuente de su generación,
Escritor de personalísimo estilo, rápido e im- pero, a juicio de Carlos Rafael Rodríguez,
petuoso, refleja en su extensa obra testimonial
relacionada con esta etapa sus diversos estados el modo y la producción literarios de Raúl
anímicos, añoranzas, reflexiones e impresiones Roa no coinciden con el de sus contempo-
de su espíritu profundo y sagaz, matizado con ráneos mayores, sino que caen dentro de
una fuerte dosis de humor. Con un lenguaje di- los caracteres que definen a aquellos que
recto y afilado, cargado de imágenes, fraseo- constituimos la izquierda de la generación
logismos19 y metáforas fuera de uso, de extraor- del 30.22
dinaria eficacia, Roa plasmó con objetividad
política e histórica esos difíciles años. Su prosa, La eficacia de la prosa testimonial de Roa, su
recorrida de un aliento épico surgido del propio fuerza demoledora, el bagaje humanístico que
quehacer político, se torna lírica cuando evoca encierra, su original metaforismo, su fina iro-
hechos y personas, y se hace cromática, rítmica, nía, un estilo que, como ha expresado Fina García
enriquecida por abundantes elementos tropo- Marruz, «le venía de la sangre»,23 permiten que
lógicos. En la prosa de Roa, como ha expresado su obra sea, a la vez, historia y testimonio
José Antonio Portuondo, «se revela siempre el apasionantes de una etapa de grandes conmo-
escritor de vanguardia».20 ciones políticas y sociales. Escribió sobre la con-
En sus testimonios, en sus denuncias, que, temporaneidad de aquellos difíciles años y so-
obviamente, rebasaron el período comprendido bre sus hombres más aguerridos. A Rubén
en los años 30, y que, como en Pablo, se mate- Martínez Villena se refirió en artículo que abrió
rializaron en artículos periodísticos, Roa se con- el libro de poemas La pupila insomne (1936)
sagró a esgrimir su látigo verbal contra el pillaje, —«Una semilla en un surco de fuego»— y que
contra la desvergüenza; y como fue protagonis- posteriormente ampliaría en El fuego de la semi-
ta y testigo excepcional de las décadas anterio- lla en el surco (1982), obra de publicación pós-
res al triunfo de la Revolución, su comprome- tuma que Roa no pudo concluir. En ella se mez-
timiento total con la historia le permite ser clan el testimonio, la biografía y el ensayo
testigo fiel de los hechos. histórico. El autor se sirvió del trabajo señalado
En la sección titulada «Bochorno del medio- y de otros que escribió sobre Villena a lo largo
día», en el tomo 1 de Retorno a la alborada, Roa del período seudorrepublicano para dar la ima-
incluye trabajos testimoniales correspondientes gen de este excepcional revolucionario.
a la década del 40, en los que aborda la lucha El vigor intelectual de la extraordinaria gene-
contra el bonchismo estudiantil y el pistoleris- ración del 30, reflejado con maestría singular en
mo político de la época. En la sección denomi- los testimonios de la etapa, evidenció el desvelo
nada «Noche en cinta azul» recoge artículos es- patriótico de la mayoría de los hombres que la
critos durante la tiranía de Batista, en los que se integraron, hombres consagrados a defender a
mantiene el estilo ágil, incisivo y apasionado, y su patria y a dejar para la historia los momentos
su proclamado compromiso con la agonía del vividos contra la tiranía de Gerardo Machado y
pueblo. el proceso posterior a la frustración de los anhe-
En una oportunidad Roa manifestó: «la me- los revolucionarios.
dida de mi estilo —si lo tengo— soy yo mis- Fuera del marco temático testimonial relacio-
mo».21 En efecto, su aguda personalidad, su ori- nado con la Revolución del 30 se publicaron otras
ginalidad estilística, hicieron de Roa, tanto en obras de este carácter, como Mis primeros 30
sus testimonios sobre el 30 como en sus obras años; memorias, infancia y adolescencia. La Gue-
posteriores, una de las voces más viriles en de- rra de Independencia (1943), de Manuel Piedra

Untitled-45 596 02/06/2010, 9:36


EL TESTIMONIO. LA OBRA DE TORRIENTE BRAU 597

Martel (1868-1954), donde se narran las me- boración de amigos y familiares, además de re-
morias del autor-héroe de la guerra del 95 en currir a numerosos documentos históricos. Ver-
torno a este conflicto bélico, aunque el autor dadera crónica de la vida rural en Cuba en el
se remonta, como lo indica el título, a sus años marco histórico-cronológico del siglo XIX, la
de infancia. Testimonio sincero de un testigo obra constituye un valioso aporte a la historia
excepcional, expone en el libro los momentos económica y social de Cuba en ese período.
más dramáticos o significativos que él vivió El testimonio en Cuba entre 1923 y 1958
durante la guerra, a la vez que por su fino senti- reúne, sin dudas, obras significativas para cono-
do del humor hace de este documento testimo- cer el proceso político cubano de esos años. El
nial, enmarcado en el ciclo de la llamada litera- ciclo testimonial en torno a la Revolución del
tura de campaña, una obra de gran frescura y 30, amplio, polémico y rico en figuras de primer
dinamismo. orden en nuestro vasto itinerario en favor de
De 1948 data el volumen Mudos testigos. Cró- denunciar las lacras del pasado neocolonial, es
nica del ex cafetal Jesús Nazareno, obra en la que muestra del vigor de la nueva época que empe-
su autor, el destacado historiador Ramiro Gue- zaba a vivirse. Con obras representativas de hom-
rra y Sánchez, narra la vida rural en el predio bres firmemente enraizados en su tiempo, el va-
rústico de Jesús Nazareno, en las cercanías de lor de éstos traspasa lo histórico-documental para
Batabanó, lugar donde ocurrió su nacimiento. convertirse en piezas que contribuyeron, sin du-
Escrito «con la mayor sencillez y la más escru- das, al nacimiento de una nueva prosa que unifi-
pulosa fidelidad», como el autor apunta en la ca al hombre y el acto, que lo liga a sus semejan-
introducción, el volumen se conforma a partir tes a través de un ejercicio verbal comprometido
de los propios recuerdos del autor y con la cola- y militante, apasionado y auténtico. [C. R.]

NOTAS
(CAPÍTULO 2.5)

1 8
Ana Cairo: La Revolución del 30 en el testimonio y Ibíd., p. 16.
la narrativa cubana. Universidad de La Habana, La 9
Habana, 1985, p. 12. Ibíd., pp. 18-19.
10
2
Víctor Casaus: «Defensa del testimonio», en Colo- Loló de la Torriente: «Tiempo de recuerdo», en Bo-
quio sobre literatura cubana. Ponencias. La Habana, hemia. La Habana 72 (13:12), ago., 1, 1980.
1981, pp. 451-467. 11
Raúl Roa: «Un hombre del alba que va hacia el alba»,
3
Carta de Pablo de la Torriente Brau a Adolfo García en Revolución y Cultura. La Habana, (12): 8, jun.,
(seud. de Raúl Roa), en Cartas cruzadas. Pablo de la 1978.
Torriente Brau-Raúl Roa. Selección, prólogo y no-
12
tas de Víctor Casaus. Editorial Letras Cubanas, La Ibíd., p. 9.
Habana, 1981, pp. 426-427. 13
Víctor Casaus: Prólogo a Cartas cruzadas. Ob. cit.,
4
Ibíd., p. 426. p. 25.
5
Ibíd., p. 427 14
Juan Marinello: «Cómo era Pablo de la Torriente»,
6
Víctor Casaus: Prólogo a Cartas cruzadas. Ob. cit., en Contemporáneos. Noticia y memoria. Tomo Pri-
p. 19. mero, UNEAC, La Habana, 1976, p. 260.
7
Pablo de la Torriente Brau: Prólogo a Presidio Mo- 15
Pablo de la Torriente: Cartas cruzadas. Editorial Le-
delo. Instituto del Libro, La Habana, pp. 15-16. tras Cubanas, La Habana, 1981, p. 226.

Untitled-45 597 02/06/2010, 9:36


598 ETAPA 1923-1958

16
Juan Marinello. «Cómo era Pablo de la Torriente». sobre Raúl Roa García en el primer aniversario de su
Ob. cit., p. 264. muerte. La Habana, 1982, p. 59.
21
17
Ibíd., p. 265. Samuel Feijóo: «Entrevista a Raúl Roa, escritor re-
volucionario sin final previsible», en Granma. La Ha-
18
Mirta Aguirre: «Retorno a la alborada», en Cuba So- bana, 13 (91): 3, abr. , 18, 1977.
cialista. La Habana, 4 (33): 138, may., 1964. 22
Carlos R. Rodríguez: «Carlos Rafael Rodríguez ha-
19
bla de Roa», en Granma, La Habana, 13 (96): 4, abr.,
Véase al respecto el folleto de Antonia María Tristá 23, 1977.
titulado Los fraseologismos en la obra de Raúl Roa.
23
Editorial Ciencias Sociales, La Habana, 1987. Fina García Marruz: «Roa, el delicado», en Trabajos
presentados al Seminario sobre Raúl Roa García en
20
José Antonio Portuondo: «Roa, vanguardista de la el primer aniversario de su muerte. La Habana, 1983,
Revolución», en Trabajos presentados al seminario p. 64.

Untitled-45 598 02/06/2010, 9:36


2.6 EL TEATRO

2.6.1 La renovación teatral laberinto en el que se perdiera la puerta hacia el


desarrollo.
Cuando entre 1920 y 1923 comienza a manifes- Los llamados teatro «culto» y teatro «popu-
tarse una conciencia de renovación en las dife- lar» son las líneas o tendencias que, heredadas
rentes expresiones artísticas, cuya evolución ul- del siglo XIX, conforman el panorama teatral de
terior condujo a la vanguardia, el arte teatral, estos años y se presentan como extremos
dramaturgia y escena, permaneció al margen del equidistantes y excluyentes, formando historias
movimiento de renovación, y la década del veinte independientes en las que no se van a apreciar
transcurre sin que puedan verificarse transfor- zonas de comunión hasta la década del treinta.
maciones esenciales en el teatro cubano.1 A pro- Se incluyen en la tendencia de teatro «popular»
pósito, resulta interesante constatar cómo, en sus las manifestaciones teatrales vernáculas que, en
caracteres principales, nuestra historia teatral alguna medida, son continuadoras del teatro bufo
desde finales del siglo XIX y hasta 1958 estará del siglo XIX posterior al Pacto del Zanjón, las
determinada por un conjunto de fuerzas retar- cuales, con excepción del Teatro Lírico como fe-
datarias que, aunque en las diversas etapas asu- nómeno particular del vernáculo, se caracteriza-
men rasgos diferentes, son el resultado de una ron por una concepción que puso el énfasis en
problemática histórico-social cuya esencia per- la creación de tipos populares perfectamente
manece inmutable. La frustración de los ideales reconocibles, intérpretes de fábulas donde el
independentistas, la condición de país depen- objetivo es la sátira de problemas de actualidad,
diente, serán la limitación fundamental para la de los que se seleccionan los rasgos más superfi-
realización de un ideal de renovación. La ausen- ciales, evadiendo o escamoteando en ocasiones
cia de un proyecto de nación en los múltiples las esencias que los generan, para lo cual se utili-
gobiernos republicanos no sólo dificulta el cre- zan recursos expresivos que acentúan la comici-
cimiento del ritmo de desarrollo de esta mani- dad, como la parodia y el choteo. Tales elementos
festación artística, sino que impide la formación permanecían invariables, independientemente de
de un teatro definitivamente nacional. Es lo que las formas asumidas para la representación, que
explica la trayectoria cíclica del teatro cubano, podían ir del sainete a la revista y la opereta. Este
la aparición de momentos donde se esboza un teatro, con una estructura sencilla y elemental,
auge que no llega nunca a su máxima realización, puso el énfasis en los aspectos escénicos, en los
a los que le suceden etapas de esterilidad en las que junto a la actuación desempeñaron papeles
que no se perciben nuevas proposiciones. La ac- fundamentales la música y la escenografía.
tividad teatral comprendida entre 1923 y 1958 El Teatro Alhambra, inaugurado en 1900, ha-
es una demostración de lo que afirmamos, y su bía sido la primera muestra de teatro vernáculo
imagen más expresiva es la del recorrido por un en el siglo. La música del maestro Jorge
[599]

Untitled-46 599 02/06/2010, 9:37


600 ETAPA 1923-1958

Anckermann, los libretos de Federico Villoch, titura de Lecuona y Grenet, y con las actuacio-
Gustavo y Francisco Robreño, junto a la actua- nes de Rita Montaner y Candita Quintana. Con
ción de Arquímides Pous, entre otros destaca- el éxito de Niña Rita se estrenó el género zar-
dos actores, lograron una interrelación con el zuela, que a partir de ese momento comenzó un
público y permitieron que el teatro se constitu- desarrollo ascendente con obras como El cafe-
yera en una empresa capaz de subvencionarse. tal, María la O, La flor del sitio y El batey, libre-
Pero a pesar de sus éxitos, por los que le fue tos de Sánchez Galarraga y música de Ernesto
posible mantener una presencia escénica hasta Lecuona.
1935 —cuando la noche del 18 de febrero se de- Los conciertos de Anckermann y Lecuona,
rrumbó el techo del pórtico y parte de la platea, por tanto, deben ser considerados como antece-
lo que constituyó el fin del Alhambra—, el tea- dentes de un teatro lírico que tuvo su etapa ini-
tro había comenzado a manifestar su desgaste cial en el Teatro Regina y continuó su evolución
desde los años veinte, como un fenómeno inhe- en la escena del Martí a partir del 7 de agosto de
rente al género que se hace más visible a conse- 1931 por la compañía que integraron Agustín
cuencia de razones históricas relacionadas con Rodríguez (conocido autor de sainetes) y Ma-
el despertar de la conciencia nacional que tuvo nuel Suárez (comerciante español que fuera pro-
sus primeras expresiones en el año 1923. No es pietario del café Alhambra). Las zarzuelas Ceci-
casual, entonces, que en el propio año se cree, lia Valdés, representada durante más de cien
paralelamente al Alhambra, una nueva empresa noches consecutivas, La Habana que vuelve
teatral, a la vez que se dan las condiciones pro- —con libreto de Castell y música de Rodrigo
piciatorias para el surgimiento del Teatro Líri- Prats y basada en un hecho de la Revolución de
co, gestiones que evidencian la decadencia del 1895— y El Clarín, fueron los estrenos de la
Alhambra como monopolio de la expresión compañía que aseguraron el triunfo de la prime-
vernácula y, específicamente, como una forma ra temporada del Teatro Martí. Al respecto
particular de su representación que ha llegado a expresó Eugenio Florit:
la crisis. La nueva empresa teatral a que hacía-
mos referencia fue el Teatro Cubano Pous- …Ahora, en Martí […] se está haciendo
Gomis, que presentó en el programa de apertu- algo serio […]. Ya no es el chiste y la músi-
ra el sainete Del ambiente y la revista, concebida ca alegre; y la situación cómica de tantas
como gran espectáculo, Locuras europeas, a las obrillas cubanas de ayer. Hay, actualmente
que le sucedieron los estrenos de Oh, míster Pous —y en estos dos autores [se refiere a
y Habana-Barcelona-Habana. Ese mismo año Sánchez Arcilla y Agustín Rodríguez]— un
comenzaron a ofrecerse los conciertos organi- empeño honrado de hacer teatro, y teatro
zados por Jorge Anckermann y Ernesto Lecuo- cubano, en el más amplio sentido de la pa-
na. En ellos se interpretaron composiciones cu- labra. Ya está entre nosotros el conflicto
banas de autores anteriores y contemporáneos; dramático finamente expuesto y subraya-
así las obras de Marín Varona, Palau, Mauri y do por una música bien hecha […]2
Valenzuela se escucharon junto a piezas de
Anckermann, Lecuona, Grenet, Roig, Prats y La entusiasta valoración de Florit respecto al
Simons. En los conciertos se dieron a conocer Teatro Martí, que reafirma la periodización del
intérpretes que posteriormente llegarían a ser fi- «teatro popular» propuesta por Eduardo Robre-
guras principales del Teatro Lírico, entre ellas ño,3 conjuntamente con el análisis de los libre-
Rita Montaner. Cuando finalizó la temporada de tos de Cecilia Valdés y El Clarín, arroja elemen-
Arquímides Pous, el Teatro Cubano permane- tos atendibles para un estudio particular sobre
ció inactivo hasta su reinauguración, como Tea- las contribuciones del teatro lírico al desarrollo
tro Regina, el primero de octubre de 1927, con de la expresión nacional en el género vernáculo.
el estreno de Niña Rita, libreto del español En este sentido se destaca la introducción de
Aurelio Riancho y el cubano Juan Castells, par- aspectos novedosos relacionados con la concep-

Untitled-46 600 02/06/2010, 9:37


EL TEATRO 601

ción dramática y escénica. En cuanto a la pri- nera que, al par de destacar en el Teatro Lírico la
mera, resulta interesante constatar que, junto a belleza de sus piezas musicales, hoy antológicas,
la presencia de recursos heredados de la tradi- debe tenerse en cuenta que sus libretos, si bien
ción vernácula, en la permanencia de personajes no consiguieron la perfección de un sistema dra-
tipos portadores de la comicidad se introducen mático, constituyen las primeras muestras del
procedimientos de la comedia de costumbres y intento por elevar la concepción del teatro po-
el drama sentimental para sostener conflictos pular a través de nuevos temas, de otras formas
cuyas colisiones representan el enfrentamien- de percibir la realidad, cuyo reflejo no podía con-
to de la virtud y el vicio. A través de fábulas tinuar reducido al choteo, al chiste, a la parodia.
que tienen como tema el amor y las dificulta- En oposición a esa variante, surgen nuevas pers-
des para su realización, surge el esbozo de nue- pectivas en el planteamiento de conflictos que
vas temáticas que, como las diferencias de cla- hasta ese momento eran patrimonio del «teatro
se, no habían sido abordadas por el teatro culto», al cual se adelantó el teatro lírico con una
vernáculo, mucho menos con el enfoque que al- visión de la escena en la que no tendría sentido
canzaron en Cecilia Valdés y sobre todo en El separar lo cómico de lo dramático, el humor de
Clarín por el predominio del elemento senti- la seriedad, en tanto que de manera independien-
mental que introduce una importante variante te nunca podrían conseguir el verdadero reflejo
en el intento de unir en una misma historia co- del cubano. Si el Teatro Lírico no creó la obra
micidad y drama. ejemplar de las confluencias, al menos señaló lo
Respecto a la concepción escénica, son nota- inoportuno del deslinde.
bles las orientaciones en relación con la ilumi- El Teatro Lírico continuó sus representacio-
nación. El mejor ejemplo está en el prólogo de nes en la escena del Martí hasta el 26 de noviem-
Cecilia Valdés,4 donde se advierte la importan- bre de 1936. Durante los cinco años de intensa
cia que los autores le conceden a la iluminación, actividad se estrenó una larga lista de títulos,
la cual no sólo desempeña las funciones de ilu- entre los que sobresalieron María Belén Chacón,
minar a los actores y hacer visibles los decora- Rosa la China, La Habana de noche, La empera-
dos, sino que cobra valor como instrumento triz del Pilar y La hija del sol. Músicos y autores
capaz de crear una atmósfera, participando direc- unificaron sus esfuerzos para mantener vivo el
tamente de la acción al determinar la forma en teatro lírico, entre ellos Gustavo Sánchez
que deberán percibirse los acontecimientos, lo Galarraga, Ernesto Lecuona, Francisco Meluzá
que constituyó uno de los aspectos que caracte- Otero. Resultado de estos esfuerzos y represen-
rizaron la puesta en escena moderna y que se tada en diversas oportunidades fue la Guaracha
presenta en nuestro teatro por primera vez en musulmana, que tuvo su estreno en el Teatro
un texto del teatro «popular», dado que no en- Principal en 1933. Hubo otros estrenos como
contramos al respecto acotaciones tan precisas Julián el Gallo y La de Jesús del Monte, libreto
en las obras del llamado teatro «culto». de Agustín Rodríguez sobre la lucha contra
Cuando Florit planteaba que en el Teatro Machado; La Plaza de la Catedral, Sor Inés y
Martí se estaba haciendo «algo serio» y citaba a Cuando la Habana era inglesa, el primero de
Cecilia Valdés y El Clarín como exponentes de Meluzá y los restantes del binomio Meluzá-An-
un «empeño de hacer teatro, y teatro cubano en tonio Castell, todos con partituras de Ernesto
el más amplio sentido de la palabra»,5 estaba Lecuona. Del conjunto de zarzuelas estrenadas,
aportando elementos importantes en cuanto a la de mayor éxito fue Lola Cruz, con libreto de
la evolución del teatro vernáculo. Sánchez Galarraga y música de Lecuona, de la
Aunque, como afirmara Rine Leal, «los libre- que se hicieron populares la canción Los agui-
tos fueron poco menos que lamentables»,6 ya en naldos, El vals azul y la mazurca Damisela en-
ellos se aprecia una nueva sensibilidad en la in- cantadora, con la que se consagró Esther Borja,
tención de concebir lo vernáculo con una dimen- una de nuestras más destacadas intérpretes del
sión que supera la versión del Alhambra. De ma- género lírico.

Untitled-46 601 02/06/2010, 9:37


602 ETAPA 1923-1958

En estos años, y específicamente en la tem- quien junto a Ernesto Lecuona y José Cid fun-
porada de la compañía Suárez Rodríguez en el daron, ese mismo año, la Empresa Teatral Com-
Teatro Martí, sobresalieron dos actores: Alber- pañía Hispano Cubana de los Autores Naciona-
to Garrido y Federico Piñero, ya entonces figu- les, con la que colaboraron conocidos autores y
ras conocidas de la radio. El dúo Garrido-Piñero, directores, y a cuyas gestiones se debió la pre-
dirigido por Agustín Rodríguez, formó compa- sentación de obras de dramaturgos cubanos. A
ñía que ofrecía sus representaciones en los prin- los empeños por el desarrollo teatral en estos
cipales teatros de la ciudad durante una tem- años se sumó la Revista de Avance (1927-1930),
porada de dos y hasta tres meses en el año. en la que se nucleó un grupo de intelectuales que
Sostuvieron esta actividad por siete años ininte- también en el teatro manifestaron sus deseos de
rrumpidamente hasta 1944. Entre 1935 y hasta renovación, al proponerse la introducción en la
los años cincuenta existieron otras compañías escena cubana de los conceptos dramáticos mo-
como la de Leopoldo Fernández, que tuvo en dernos de la cultura europea y norteamericana,
1942 la mejor de sus temporadas en el Teatro interés que se expresó a través del enfoque críti-
Martí, o la de Carlos Pous, que se dedicó a reali- co del teatro de la época, las referencias a auto-
zar giras por los diversos pueblos del interior res, obras y expresiones teatrales del ámbito na-
del país. Anteriormente, el 28 de diciembre de cional y extranjero, con el deseo explícito de dar
1935, se había inaugurado el Teatro Portátil, a conocer en Cuba un «teatro de arte alejado del
nombrado Teatro Yara, bajo la dirección de Mario teatro subartístico que padecemos».7 A estos
Sorondo, conocido autor de sainetes y zarzue- propósitos habría que agregar la labor de otras
las, que tuvo como colaborador a la empresa de publicaciones periódicas como El Magazine de
Amaury González y Cía. En el año 1939 hizo su la Raza y Social.
debut la compañía de Enrique Arredondo, con La relación de gestos propiciatorios de una
las obras El afinador de pianos y Arredondo en actividad teatral en la década del veinte se com-
España, en el teatro Carral de Guanabacoa. plementa con el Concurso de Obras Teatrales
La búsqueda acuciosa arrojaría una relación Camila Quiroga, auspiciado por la Secretaría de
extensa de compañías que se formaron para ofre- Instrucción Pública y Bellas Artes en 1928, y con
cer espectáculos vernáculos, pero que sólo con- la celebración de los reveillons (fiestas de las vís-
siguieron representaciones esporádicas. Las de peras de año nuevo), fruto de la minoría intelec-
mayor duración no alcanzaron la categoría de tual reunida en la Revista de Avance, que con-
empresa del Alhambra. Era evidente que los sistieron en puestas en escena de obras de la
tiempos exigían otras formas teatrales; el Teatro dramaturgia universal con un sentido novedoso
Lírico apuntó una proposición y con ello, en cier- de la representación. Los reveillons se organiza-
ta medida, se acercó al «teatro culto» que desde ron en las despedidas de año de 1928-1929 y se
principios de siglo había sostenido una lucha continuaron de 1933 a 1935. Aunque en su con-
solitaria por dar continuidad a una dramaturgia junto estas acciones estuvieron encaminadas a
con propósitos culturales y preocupada por ex- fomentar el desarrollo del teatro en el país, es
presar, aunque con limitados aciertos, los pro- obvio que sus propósitos se encauzaron por dos
blemas de la nación. A los esfuerzos de la etapa caminos diferentes. El primero, relacionado con
anterior sucedió en la década del veinte la revis- la revista Alma Cubana, el Seminario Teatral de
ta Alma Cubana, creada en 1923 y reeditada en 1927 y la Empresa Teatral Compañía Hispano
1929, a cargo siempre de Salvador Salazar, quien Cubana de los Autores Nacionales, puede con-
también instituyó un Seminario Teatral en cola- siderarse culminación de una fase del desarrollo
boración con sus alumnos universitarios del cur- teatral, que comprende los años de 1899 a 1935
so 1927. Otros intentos fueron la Institución y que se caracterizó, como ha explicado Valdés
Cubana Pro-Arte Dramático, fundada en 1927, Rodríguez, por «el énfasis autoral, porque bus-
y a la que estuvieron vinculados José A. Ramos, caba la solución a la problemática de la escena
Salvador Salazar y Gustavo Sánchez Galarraga, en Cuba a través de las obras de los autores cu-

Untitled-46 602 02/06/2010, 9:37


EL TEATRO 603

banos».8 Los hombres que defendieron el teatro de las que Cuba carecía eran «hombres de talla
desde esta perspectiva lo hicieron sin cues- intelectual» dirigiendo la política del país, así
tionarse la calidad y validez de un sistema dra- como «un desarrollo de las ciencias y las artes
mático capaz de expresar las condiciones pro- en el orden de las ideas»; entonces después, «ten-
pias del contexto. Tampoco hicieron énfasis en dremos también actores y autores, comedias y
la conquista y desarrollo de un espacio escénico, dramas […] artistas […] que representen y tra-
causa fundamental que impidió la evolución ha- duzcan los ideales y sentimientos que imperen
cia nuevas formas dramatúrgicas y escénicas. Las en esa sociedad nuestra. No hay desnivel en las
obras, especialmente interesadas en producir un cosas humanas, y ese del teatro cubano es un
teatro de rechazo y contraposición a la tradición problema de cultura y de tiempo».10 Para reafir-
vernácula, se refugian en los esquemas de la mar sus criterios Emilio Gaspar Rodríguez cita
dramaturgia francesa de finales del siglo XIX y la las siguientes palabras de José A. Ramos: «…La
española de principios de siglo, formas peri- voluntad humana… es humana, no todopode-
clitadas en el contexto teatral europeo y com- rosa. El hombre es un resultado del medio que
pletamente ajenas a la sensibilidad criolla. lo circunda, y sólo se modifica a sí mismo mo-
La gestión de los teatristas encaminada a pro- dificando antes ese medio.»11
teger la producción dramática nacional, puede Estas palabras explican las razones por las
considerarse como una respuesta al desinterés cuales ninguna de las instituciones, revistas y
de los gobiernos por la actividad teatral nacio- personalidades citadas lograron sacar al teatro
nal, manifiesta en la ausencia de una subvención del laberinto en que se encontraba. Tampoco
económica y en la carencia de decretos o regula- podrían conseguirlo las iniciativas relacionadas
ciones que obligaran a los teatros a reservar un con el segundo camino al que antes aludíamos,
espacio a la producción nacional. Los reperto- que sí alcanzaron a sugerir, sin embargo, nuevas
rios de los principales teatros activos de la capi- vías a través de las ideas de renovación que co-
tal en los años del 23 al 26 demuestran que éstos menzaron a plantearse en la Revista de Avance y
estaban a disposición, casi exclusivamente, de en Social, cuya propuesta esencial fue la apertu-
espectáculos, la mayor parte musicales, ofreci- ra a nuevas formas de concebir el arte teatral,
dos por compañías norteamericanas, españolas, situando como centro la escena, de donde sur-
mexicanas y de otras nacionalidades que nos vi- giría más adelante una nueva etapa del teatro
sitaron en esos años.9 Sólo en el Teatro Princi- cubano. En los artículos publicados encontra-
pal de la Comedia y el Payret aparecen esporá- mos títulos como «El teatro proletario ruso»,
dicamente anuncios de compañías cubanas. En que refiere las representaciones para obreros,
el año 1928 se inauguró el Teatro Auditorium realizadas en tabernas, que eran una modalidad
de la Sociedad Pro-Arte Musical, que sólo en del teatro agitprop, de manera que su publica-
contadas ocasiones se brindó para la representa- ción responde al interés por presentar una op-
ción de obras teatrales nacionales. ción desconocida en el país. En otros casos se
Es justo reconocer en los teatristas de este trata de divulgar modelos de actualidad y cali-
momento la lucidez para comprender que el dad en la dramaturgia, como el estudio de Ben-
mayor problema para el desarrollo del teatro jamín Cassares sobre la obra de O’Neill, acom-
cubano tenía su génesis en problemáticas extra- pañado del texto En la zona, traducido al español
artísticas. por Jorge Mañach.12 A estos trabajos aparecidos
Al respecto, Emilio Gaspar Rodríguez expre- en la Revista de Avance se unen otros tres que,
só en 1922: «Todo esfuerzo debe intentarse, con igual empeño, fueron publicados en Social.
[pero] no creo que tengamos teatro cubano por En «Hacia el nuevo teatro» (1926),13 de Pedro
el mero hecho de que unas cuantas personas de Henríquez Ureña, así como en el comentario de
muy buena fe nos reunamos y lo acordemos así. Alejo Carpentier titulado «Medgyes, escenógrafo
Tendremos teatro cubano […] cuando Cuba ten- moderno» (1930)14 y «Los pequeños teatros de
ga otras cosas que no tiene todavía.» Esas cosas arte» (1932), de Luis A. Baralt, se refieren los

Untitled-46 603 02/06/2010, 9:37


604 ETAPA 1923-1958

aportes del teatro contemporáneo a una nueva manera que la actitud por éstos asumida está de-
visión de la escena a través de concepciones ar- terminada por el lugar que ocupan en la acción:
tísticas novedosas encaminadas, no sólo a em- los protagonistas, representantes de las más va-
bellecer el hecho teatral, sino también a encau- liosas ideas, serán los portavoces de la ideología
zarlo hacia la búsqueda de formas más depuradas del autor; ellos no «actúan» de acuerdo con un
de comunicación. En este sentido llaman la aten- trazado de personalidad, sino como «bocinas de
ción las reflexiones desarrolladas por Baralt en ideas» cuya tarea es dialogarlas. Los antagonis-
las cuales se manifiestan, además, caracteres tas responden a este mismo plan, sólo que como
esenciales de la fase que se inaugura en 1935 con opositores dialogantes.
la puesta en escena de Fuenteovejuna, que él En la década del veinte se encuentran obras
dirigió: de autores como Salvador Salazar (1892-1950),
Miguel Ángel Macau (1886-1971), Marcelo Sa-
Cultivar la literatura teatral sin crear pri- linas (1899-?) —quien continúa desarrollando
mero el teatro propiamente dicho es edifi- su producción en las décadas del treinta y el cua-
car sobre arena. Hay que construir prime- renta—, Jorge Mañach (1898-1961), Carlos
ro el taller […] que ha de ser un laboratorio, Loveira (1881-1928) y Lino Novás Calvo (1903-
tenemos que preparar actores, escenó- 1983), los tres últimos con una sola obra dra-
grafos, tramoyistas, directores con perso- mática cada uno.
nal alerta a las corrientes artísticas del día, Salvador Salazar, cuyo nombre ha venido des-
con gente de sensibilidad moderna, y tene- tacándose como uno de los principales promo-
mos que preparar sobre todo al público, sin tores del teatro y la dramaturgia cubanos, publi-
cuyo entusiasmo y aprobación no hay tea- ca las comedias El amor detective (1923) y El
tro posible.15 precio (1924) en la revista Alma Cubana, de la
que fue fundador y director. En ambas obras, a
En su trabajo, Baralt apunta los aspectos fun- través de una concepción dramática que respon-
damentales que posibilitarán el desarrollo tea- de a los modelos franceses del siglo XIX, el autor
tral a partir de 1935, al mismo tiempo que re- se propone desacreditar la moral burguesa. En
fiere las limitaciones del teatro en los años El amor detective, por medio de una intriga com-
precedentes, y sus palabras son una clave para plicada muestra la falsedad de los principios de
comprender los caracteres generales de la la clase del poder. El oportunismo, manifiesto
dramaturgia creada del 23 al 35. En las obras de en el interés de ocupar cargos políticos, es el tema
este último lapso se observa en lo formal la rei- de El precio, donde se juzga la hipocresía ciuda-
teración de los esquemas dramáticos de princi- dana en la pretensión de justificar las ansias de
pios de siglo, y en lo conceptual, la presencia de poder a través de un falso nacionalismo. Para
ideas que critican la situación social a través de cumplir el objetivo, el autor acude a la contra-
conflictos representativos de la crisis ética y dicción parlamento/acción. Los personajes se
moral de la república mediatizada. Ello explica expresan por discursos con objetivos grandio-
que en un buen número de estas obras los per- sos, pero actúan en contradicción con los idea-
sonajes pertenezcan a la clase burguesa. En lí- les de honestidad y justicia de los que se dicen
neas generales, se trata de problemas que mani- portadores. Es el modo en que Salazar ironiza la
fiestan el estado de crisis de la sociedad, pero demagogia de los gobiernos seudorrepublicanos.
que al ser expresados a través de recursos enve- A Miguel A. Macau pertenece La herencia
jecidos, no logran la efectividad en el plantea- maldita, drama en tres actos, estrenado en el
miento, que generalmente pierde su objetividad Principal de la Comedia en 1925. En el texto se
en la tendencia hacia lo emotivo y lo sentimen- percibe el interés del autor por trazar el conflic-
tal. Los dramaturgos de esta etapa no lograron to sobre la contradicción apariencia/realidad, en
edificar un sistema de acciones enriquecido por la presentación del matrimonio que en un inicio
el tratamiento psicológico de los personajes, de representa el ideal burgués de la pareja y poste-

Untitled-46 604 02/06/2010, 9:37


EL TEATRO 605

riormente se destruye con la inclusión de un la obra se discuten problemas relacionados con


triángulo amoroso en el que la traición de la es- la cultura —el autor la define como «cultura pri-
posa se justifica por razones biológicas heredi- meriza»—, así como las más apremiantes pro-
tarias y no por motivos de orden ético y moral, blemáticas políticas y económicas, ambas en es-
lo cual atenta contra el contenido y proyección trecha relación con el aumento de la injerencia
de la obra, que culmina en un drama sentimen- norteamericana, causa de una economía cada vez
tal de la peor especie. más dependiente. En general se aplica el interés
Con Alma guajira o Charito, Marcelo Salinas del autor por concebir un drama que, como Tem-
se hizo acreedor del Primer Premio en el Con- bladera, provoque la reflexión en torno al extra-
curso de Obras Teatrales Camila Quiroga en ñamiento que se verifica entre el cubano y su
1928. Se trata de una pieza costumbrista donde contexto y la tragicidad a que conduce la impo-
se refleja la vida del campesino cubano, y espe- sibilidad del reconocimiento. La concientización
cialmente los rasgos de una eticidad en la que se de la pérdida de identidad como problema bási-
distingue la honradez como su mayor virtud. El co hace que la protagonista adopte la decisión
texto tiene como principal limitación la ausen- de luchar contra todos. Es evidente que tal pos-
cia de un conflicto central al que respondan las tura manifiesta el ideal de transformación de los
diversas tramas y subtramas; en su lugar, la opo- intelectuales reunidos en torno a la Revista de
sición entre los personajes se da a través de si- Avance; el propio hecho de que Mañach se dedi-
tuaciones que, dada una progresión que las ago- cara, por única vez, a la creación dramática, de-
ta, se sustituyen por otra situación. Salinas no muestra las ansias de renovación del grupo, y
domina los procedimientos de la acción dramá- desde este punto de vista Tiempo muerto, aun-
tica, lo que le impide unificar el conjunto de pro- que no alcance a traducir en términos dramáti-
blemas a través del conflicto. El autor continúa cos la aspiración, tiene el importante valor de
su producción con títulos como La tierra… la testimoniarla.
tierra… la tierra (1928); Ráfaga y Las horas de El Tercer Premio del Concurso Camila Qui-
un pueblo viejo (ambas de 1939); las zarzuelas roga fue concedido a El mundo está revuelto, del
Cimarrón y La rosa de la Vega, representadas en conocido narrador Carlos Loveira. La pieza, cla-
el Teatro Regina. En el año 1940 escribe El mu- sificada como comedia satírica de ambiente cu-
lato y El secuestro. Sus últimos títulos conoci- bano, desarrolla el tema del enfrentamiento
dos son Las almas buenas o la santa caridad generacional que introduce la crítica a las cos-
(1948) y Boicot (1949), pero la crítica coincide tumbres sociales de la clase media. Las notas de
en destacar a Alma guajira como su texto más prensa,16 únicos datos que hasta ahora se han
logrado, valoración que tal vez responda a la localizado sobre la obra, refieren que fue estre-
importancia concedida a la temática campesina, nada el 6 de marzo de 1928 en el Principal de la
con una visión de los personajes que supera la Comedia y que hubo que contar con dos repo-
burla y el choteo que fueron característicos del siciones dada la aceptación del público.
Alhambra. Con Alma guajira se realizó una gira A la promoción de nuevas propuestas artísti-
por todo el país en 1929, que incluyó capitales cas se debe la publicación en la Revista de Avan-
de provincia y pueblos de campo y fue patroci- ce (1928) del único texto dramático conocido
nada por el presidente Machado, quien se inte- de Lino Novás Calvo, El ahogao, cuyo tema es
resó por el teatro en esta única ocasión. la traición y su retribución con la muerte. Los
El aporte de Jorge Mañach al teatro de esta personajes son obreros que se expresan con un
etapa es Tiempo muerto, que recibió el Segundo lenguaje sencillo, pero sin exceso de costum-
Premio en el Concurso Camila Quiroga. La pieza brismo, de manera que es posible hablar de rea-
es un drama amoroso de final trágico, donde el lismo en la caracterización de personajes. Entre
fracaso del amor está provocado por un contex- las obras escritas en estos años, El ahogao es la
to que Mañach denomina «tiempo muerto», ima- única donde encontramos una caracterización de
gen que define la crisis de la nación cubana. En los personajes lograda a través de un diseño de

Untitled-46 605 02/06/2010, 9:37


606 ETAPA 1923-1958

la acción cuyo desarrollo es el resultado de las dia donde la ironía se convierte en un recurso
diferentes actitudes asumidas por los persona- fundamental para denunciar la politiquería, la
jes frente a la situación. demagogia y la corrupción de la clase dominan-
Entre los autores de estos años que crean sus te que se rinde ante el poder del sexo de una
obras fundamentales en la década del treinta se mujer habilidosa.
encuentran César Rodríguez Expósito, Eduar- En la totalidad de la creación de César Rodrí-
do Agüero Vives, Mario Sorondo y Gustavo A. guez Expósito se observa el planteamiento de
Perdomo Cruz. César Rodríguez Expósito conflictos relacionados con problemas sociales
(1904-?), periodista de profesión, comienza su que priorizan situaciones de carácter ideológico
producción con Humano antes que moral, estre- y político con una finalidad didáctica en la invi-
nada en 1933 por la compañía dramática espa- tación al público a reflexionar sobre los proble-
ñola «Guerrero-Mendoza» en el Teatro Princi- mas y, en consecuencia, adoptar una actitud
pal de la Comedia, con la interpretación de María moral. Es, en definitiva, un teatro de ideas y de-
Guerrero en el papel protagónico. El amor ocu- bate social que conforma la tendencia más im-
pa el centro temático del drama y se desarrolla a portante de la dramaturgia de estos años, ve-
través de las diversas formas en que los perso- rificable en los textos que a continuación se
najes, pertenecientes a una burguesía acomoda- analizan. La primera pieza de Eduardo Agüero
da, lo conciben. En general, se trata del reitera- Vives, Sublime rebeldía, fue representada por el
do enfrentamiento entre la virtud y el vicio, conjunto El Sembrador en la Sociedad de
representados aquí por el amor visto como la Torcedores el 30 de agosto de 1930 y editada en
satisfacción de pasiones carnales que conducen 1935. Al referirse a ella, el autor manifiesta:
a las relaciones extramatrimoniales. Humano
antes que moral se propone una crítica a la frivo- Como obra de tendencia socialista que es,
lidad del ambiente burgués incapacitado para dis- va a la publicidad, a sabiendas de que no
tinguir los verdaderos afectos, pero al estar con- serán triunfos ni glorias las que sus pági-
cebida dentro de los parámetros del drama nas conquisten […] Hago teatro de ideas,
sentimental, la obra debilita su objeto crítico. tal y como lo siento. Mis personajes pro-
Rodríguez Expósito continúa su creación con ceden y actúan frente a complejos proble-
El poder del sexo (1933), estrenada en 1934 en el mas ideológicos, tal y como actuaría yo al
Teatro Principal de la Comedia por la actriz hallarme frente a idénticas realidades.17
Eugenia Zuffoli, y La superproducción humana,
escrita en 1935 y publicada en 1937. Esta última A pesar de todos los argumentos que pueden
puede considerarse un drama antibélico que se esgrimirse contra la calidad del texto, donde no
propone alertar al mundo sobre las impli- encontramos ni caracterización de personajes,
caciones que acarrearía el estallido de una se- ni un movimiento de la acción generado por la
gunda guerra mundial. En el acontecer de la aparición y resolución de contradicciones, lo
acción, el conflicto bélico trastoca los senti- cierto es que con Sublime rebeldía estamos en
mientos humanos, y pone a la ciencia, no al ser- presencia de la primera obra en que las partes
vicio del desarrollo del hombre, sino a favor de enfrentadas representan, de un lado, las ideas re-
su destrucción. A pesar de que la obra se clasifi- volucionarias que el autor denomina socialistas;
ca como «teatro para leer», en ella encontramos de otro, la religión vista como dictadura católi-
acotaciones precisas en relación con la puesta en ca opuesta el desarrollo social. El enfrentamien-
escena. Sin embargo, atendiendo a la construc- to de las fuerzas antagónicas se expresa a través
ción dramática sería acertada tal clasificación, de parlamentos similares a los que citamos se-
justificada por los largos parlamentos reiterati- guidamente:
vos que no generan acción, sino una polémica
coloquial. Sin lugar a dudas, la mejor pieza de EVANGELINA: Ya está en el aire la palabreja de
Rodríguez Expósito es El poder del sexo, come- moda. Revolucionario sincero, como

Untitled-46 606 02/06/2010, 9:37


EL TEATRO 607

si sinceridad y revolución pudieran los falsos líderes, quienes confunden al proleta-


unirse alguna vez. riado con su demagogia y con el uso de la pala-
bra fácil que se aprovecha de la incultura de la
MATILDE: Pues sí que se unen y con más facili- clase obrera. Entre las piezas analizadas, El es-
dad que Religión y Ciencia, cuyo an- clavo es la más lograda. Los autores trazan un
tagonismo salta a primera vista.18 esquema argumental que reúne varias subtramas,
pero ninguna traiciona el centro generador del
Pero ocurre que para plantear estas ideas, el conflicto, ubicado en la relación obreros-patro-
autor acude a un conflicto típicamente burgués: no. Hay diversidad de conductas en los perso-
el matrimonio como una decisión familiar que najes; así, encontramos al esclavo que se somete
responde a intereses de clase y donde todos los al patrono para conservar su puesto de trabajo,
personajes pertenecen a las más altas esferas de los que se le enfrentan y protestan por sus abu-
la burguesía, determinando que el conflicto no sos, los que traicionan a su clase y se venden por
rebase la situación de lenguaje y que los actos dinero, y los que luchan entre adoptar una pos-
revolucionarios se reduzcan a intentos intrascen- tura sumisa o de oposición, representadas por
dentes, quedando atrapados en el esquema de León, quien se decide por la última y se convier-
enfrentamiento de la virtud y el vicio represen- te después en el personaje que desenmascara el
tado por personajes que desde la situación de juego de los líderes, llevando al dueño del nego-
partida hasta la de llegada no sufren transforma- cio a la ruina total por el triunfo de la huelga. La
ción alguna. pieza concluye con la compra de la fábrica, que
Agüero Vives continúa su producción con El pasará a ser propiedad de los obreros que traba-
triunfo de la eutanasia, Rebelión triunfadora y La jan, una fórmula socialista de la propiedad, como
senda del dolor, publicadas en el volumen Teatro se dice en el texto, en el que encontramos ex-
de ideas (1948). En el conjunto de su obra se presiones tales como «lucha contra el capital»,
percibe el interés por la crítica a la sociedad bur- «explotación», «obreros», «burgueses», etcéte-
guesa, a la que contrapone el triunfo de la «ideo- ra, sin que el lenguaje pierda por ello el sabor
logía marxista» a través de la oposición entre costumbrista ni el humor característico del gé-
materialistas y falsos cristianos, o el enfrenta- nero, incluso en situaciones que tocan el senti-
miento entre poseedores y desposeídos. Pero, mentalismo cursi, pero que se resuelven con ra-
en líneas generales, en sus últimas obras no se pidez a través del humor. En la obra está presente
verifican ganancias en el terreno formal o con- el personaje de la tradición picaresca, aquí con
ceptual, por lo que no puede hablarse de una rasgos más depurados, puesto que en él se com-
superación con respecto a Sublime rebeldía. binan el juego y la burla con la seriedad de sus
Luego de una larga relación de títulos estre- objetivos, convirtiéndolo en el personaje prin-
nados —cerca de trescientos— en las diferentes cipal de la acción y en una de las más interesan-
compañías de teatro vernáculo para las que tra- tes caracterizaciones dramatúrgicas del cubano
bajó, Mario Sorondo se orienta hacia el teatro hasta ese momento. También tiene claras inten-
lírico y estrena en el teatro Regina (1929) la pri- ciones ideológicas y políticas Su última ilusión
mera versión de El esclavo, zarzuela en un acto (1934), de Gustavo A. Perdomo Cruz, en la que
y tres cuadros con música del maestro Francis- se establece un debate entre las dos actitudes que
co Rojas. Dos años después, la edita, pero trans- tipifican el contexto social cubano posterior a la
formada, con la colaboración de Teurbe Tolón, frustración de la guerra de independencia y la
en comedia «seria» en tres actos. El esclavo al- revolución del treinta. De un lado, la actitud pe-
canza importancia en nuestra dramaturgia por simista de quienes, influidos por el fracaso de la
ser el primer texto de la etapa en el que la lucha Guerra del 95, se oponen a cualquier conflicto
por la renovación política es tratada a través del bélico; de otro, los que respaldan la actitud de
enfrentamiento de clases desde la perspectiva del rebeldía contra toda injusticia social. Es inte-
proletariado. Es obra que denuncia y condena a resante que se ubique el inicio de la acción en

Untitled-46 607 02/06/2010, 9:37


608 ETAPA 1923-1958

Francia, en los años de la Primera Guerra Mun- na, fueron los antecedentes de dos representa-
dial, para posteriormente continuar su desarro- ciones de 1935, fundamentales para el inicio de
llo en Cuba, durante la lucha contra Machado. una nueva fase del teatro cubano. Una fue la
En el procedimiento de trasladar el lugar de ac- puesta en escena de La muerte alegre de Nicolás
ción y seleccionar para el acontecer de los suce- Evreinoff, por un Cuadro de Comedias de la
sos períodos de crisis sociales agudas, el autor sociedad Pro-Arte Musical, bajo la dirección de
introduce, aunque de manera elemental, el con- Baralt, y en la cual por primera vez se represen-
cepto de la guerra necesaria, lo que le permite tó en Cuba una obra sin concha ni apuntador y
abordar el fracaso de la revolución del treinta en los programas se pedía no aplaudir en los
desde una perspectiva que reafirma la necesidad entreactos. La segunda de estas representacio-
de continuar la lucha por la independencia defi- nes tuvo lugar en agosto de ese mismo año, cuan-
nitiva. do para conmemorar el tricentenario de la muerte
Llama la atención la forma externa de la obra de Lope de Vega se escenificó Fuenteovejuna en
dividida en ocho cuadros, todos titulados. Se la Plaza de la Catedral, también bajo la direc-
destacan entre éstos los cuadros segundo y sex- ción de Baralt, quien concibió un escenario
to. El segundo, titulado «¡Paz!», es la represen- tripartito y un diseño de iluminación basado en
tación simbólica, a través de un coro de mucha- juegos de luces con spotlights. Baralt consideró
chas, del Armisticio. En el sexto, nombrado la representación como «el primer esfuerzo ma-
«Mater Dolorosa», se describe la situación del yor de teatro de masas presentado en Cuba».19
pueblo cubano, su decisión de luchar y el dolor Con motivo del éxito de Fuenteovejuna se
de las madres. Esta forma de introducir los cam- reunió un grupo de amigos en el cafetín «La
bios de la acción hace pensar en la técnica del Cueva» de la propia plaza. De esta celebración
teatro épico brechtiano. En Su última ilusión no surgió la idea de crear un Teatro de Arte en La
puede hablarse de la elaboración de un drama Habana que se nombró «La Cueva» y reunió en
épico, pero es indudable que el autor da los pri- torno a él un número considerable de intelec-
meros pasos en esta modalidad dramática. tuales entre escritores, pintores y músicos. La
Para el desarrollo de la dramaturgia nacional temporada del nuevo grupo comenzó la noche
era necesaria la integración del teatro en una del 28 de mayo de 1936 en el Principal de la Co-
unidad creadora, lo cual presupone, en primer media con la obra de Luigi Pirandello Esta no-
lugar, el surgimiento de un movimiento escénico che se improvisa, con traducción de Rafael
capaz de formar cuadros técnicos en la direc- Marquina y dirección de Baralt, que concibió una
ción, la actuación, el diseño, la iluminación y la representación cuyas escenas acontecían entre
escenografía. Los pasos iniciales en este sentido el público e incluso en el vestíbulo del teatro.
fueron los reveillons, en el primero de los cua- «La Cueva» continuó su trabajo con Adúltera,
les, en la despedida del año 1928, se escenificó la de José Martí; El tiempo es un sueño, de Lenor-
comedia de J. M. Synge En la sombra de la caña- mand; La misión del tonto, de Hausmann; Ixquic,
da, traducida y dirigida por Baralt, y en cuya de Girón de Serna y La luna en el pantano, de
puesta participaron Jorge Mañach, Francisco Baralt. La elección de un repertorio compuesto
Ichaso, Pilar San Juan y Rafael Suárez Solís. Al por obras de la dramaturgia universal de crea-
año siguiente, el mismo grupo de amigos ción relativamente reciente y por piezas cuba-
escenificó Los bastidores del alma, de Nicolás nas, conjuntamente con el uso de técnicas
Evreinoff, con escenografía y dirección del aus- novedosas para el montaje, explicita los propó-
tríaco Harry Touber. Los reveillons se suspen- sitos de renovación del grupo y el ideal de con-
dieron durante los años de lucha revolucionaria formar una unidad expresiva que integrara lo
y volvieron a celebrarse en 1933 y después en cubano, lo moderno y lo universal. Pero «La
1935. Estas fiestas de fin de año donde se Cueva» se vio precisada a concluir sus activida-
escenificaron obras de la dramaturgia universal des por la falta de un fondo económico que ga-
con conceptos novedosos de la puesta en esce- rantizara el trabajo artístico, y el estado se negó

Untitled-46 608 02/06/2010, 9:37


EL TEATRO 609

a ofrecer la subvención oficial solicitada por el con un grupo de intelectuales, se refirió a las
grupo. No obstante su rápida desaparición, a sólo grandes posibilidades de los escritores cubanos
ocho meses de haber sido creado, el colectivo para dedicarse al teatro. En el intercambio con
logró sembrar la semilla de la renovación. La Oddets, Carlos Montenegro prometió escribir
nueva puerta del laberinto quedaba abierta y por un texto dramático, y de ahí surgió Tururi Ñan
ella se precipitó la actividad teatral en la década Ñan,20 escenificada en septiembre de 1939 en un
del cuarenta. escenario improvisado del Palisades Park. La
Debe tenerse en cuenta que los años finales obra tuvo como director de escena a Paco Al-
de la década del treinta, los cuales fueron testi- fonso y alcanzó la cifra de veinte mil espectado-
gos del inicio de la renovación teatral, forman res. Ese mismo año, Montenegro escribió Los
parte de un período histórico complejo por la perros de Radziwill, drama social sobre la lucha
dinámica con que se operan las transformacio- por la liberación nacional que ubica su acción en
nes. De manera que si en 1935 se produjo el fra- Kamenca, región de la Rusia Blanca. En el pe-
caso de la huelga revolucionaria convocada en riódico Pueblo se anuncia, en 1940, la puesta en
marzo, en los años finales de la década las fuer- escena de la obra con la dirección de Paco Al-
zas revolucionarias alcanzaron importantes fonso.21 También en 1939, en el anfiteatro, fue
triunfos en sus demandas, lo que está relaciona- representada Por la ciudad anda un grito, del cu-
do con una coyuntura favorable a la unificación bano Reinaldo López, premiada en el concurso
de las fuerzas progresistas en la lucha contra el celebrado por el Departamento de Cultura Mu-
fascismo, produciéndose las alianzas de los go- nicipal. La relación se enriquece con las presen-
biernos con los partidos de la izquierda. taciones de los apropósitos de Paco Alfonso —la
En el teatro esta situación se refleja en un fe- mayor parte de ellos escritos en 1939— en ca-
nómeno que se produce en los finales de los años lles, bateyes, sindicatos, y en el Anfiteatro Mu-
treinta, cuyo análisis —aún no realizado— po- nicipal. Estas piezas de agitación y propagan-
dría enriquecer las consideraciones acerca de la da, con fines didácticos, estaban dirigidas a
vanguardia teatral si se tienen en cuenta los pro- amplios sectores populares, y formaban parte de
pósitos de lo que tentativamente hemos nom- un programa político del Partido Socialista Po-
brado «teatro para el pueblo», el cual, aunque pular, en el que militó Paco Alfonso desde 1936.
no consiguió un desarrollo posterior, tuvo im- Y aunque, como veremos más adelante, la fun-
portantes manifestaciones que fueron la expre- dación de Teatro Popular respondió igualmente
sión de una actitud de compromiso social vin- a un compromiso político, el teatro que allí se
culada a la lucha del pueblo español y, en general, desarrolló no alcanzó el nivel de participación
con una ideología antifascista. Varios son los popular que tuvieron los espectáculos anterior-
ejemplos que pueden citarse, entre ellos, la re- mente referidos. La línea del «teatro para el pue-
presentación, en el stadium de la Polar, de El al- blo», teniendo en cuenta que nos referimos a un
calde de Zalamea como parte de un espectáculo teatro de amplia participación popular, no con-
de cuatro horas que, organizado por la Casa de tinuó su evolución. Es éste un aspecto sobre el
la Cultura y Asistencia Social en el mes de no- que no podemos llegar a conclusiones, pero que,
viembre de 1938, fue realizado en beneficio del indudablemente, enriquece y problematiza el
heroico pueblo español, y al que acudieron más acontecer teatral, el cual, simultáneamente a esta
de treinta mil espectadores. Al año siguiente tuvo experiencia, continuó su desarrollo por otros
lugar en el anfiteatro la puesta en escena de caminos de realización.
Mariana Pineda, de García Lorca, como ho- Antes de que finalice la década del treinta
menaje a la madre española. El dramaturgo nor- ocurren otros hechos significativos para el tea-
teamericano Clifford Oddets, que se encontra- tro. En 1935 se organiza el Concurso anual de la
ba de visita en el país, asistió a la representación, Dirección de Cultura de la Secretaría de Educa-
e impresionado por la reacción del pueblo, que ción que incluyó al teatro, en el que se conce-
mantuvo un silencio total, en su conversación dieron un premio y cinco menciones. La obra

Untitled-46 609 02/06/2010, 9:37


610 ETAPA 1923-1958

acreedora del premio fue La sombra, de Ramón tenían como objetivo común el desarrollo de un
Sánchez Varona; las menciones correspondieron teatro de arte en Cuba, que suponía la creación
a Junto al río, de Luis A. Baralt; La oración, de de un movimiento escénico que lograra, a través
Felipe Pichardo Moya; Chano, de José Montes de nuevas técnicas expresivas, la modernización
López; Sombras del solar, de Juan Domínguez de la escena y la dramaturgia cubanas. Con este
Arbelo, y Barrabás, de Rafael Suárez Solís, to- propósito incorporaron las enseñanzas de los
das las cuales constituyeron el programa inau- precursores y renovadores del teatro moderno:
gural del Teatro Cubano de Selección en 1938, Antoine, Stanislavski, Copeau, Craig, Reinhardt,
empresa emprendida por Paco Alfonso y José Meyerhold, Piscator y Pirandello. Entre los apor-
López Ruiz con el interés de estrenar obras cu- tes de las instituciones fundadas, se destacan la
banas, pero que hubo de disolverse catorce días noción de puesta en escena en su sentido mo-
después de la apertura por no contar con fondos derno y la importancia del director como crea-
que le permitieran el desarrollo de sus activida- dor y organizador del espectáculo. A partir de la
des. Otros hechos significativos que cierran la actividad de estos grupos se establece un con-
década fueron la fundación el 10 de marzo de tacto directo con la producción teatral europea
1939 del Instituto del Teatro y del Cine de la y norteamericana, de forma tal que las obras crea-
Secretaría de Educación, para cuya inauguración das en estos países eran reconocidas y represen-
se representó en el Teatro Auditorium, y des- tadas en Cuba en un tiempo muy breve. La au-
pués de cincuenta y tres años de creada, la ópera sencia de una subvención estatal y el carácter
Baltazar, de Gaspar Villate y Montes. La institu- privado de estas agrupaciones impusieron la fun-
ción fue concebida con dos objetivos fundamen- ción mensual y el sistema de asociados que pa-
tales: elevar el nivel cultural en el orden escénico gaban módicas cuotas mensuales para ayudar a
y brindar oportunidades para trabajar «a los cua- sufragar los gastos de las puestas en escena. El
tro mil artistas y empleados teatrales cubanos personal artístico no recibía retribución econó-
que, debiendo hallar un sustento en el teatro, se mica alguna por su trabajo, y se dio el caso de
encuentran en su mayor parte desocupados ac- creadores que aportaron su economía personal
tualmente».22 Pero como se verá, estos propósi- en función del desarrollo de los grupos, pero no
tos no fueron cumplidos. obstante los esfuerzos, varias de estas institu-
A partir de 1939 comienzan a llegar a nuestro ciones tuvieron una vida limitada, como es el
país intelectuales y artistas que emigran de la caso de Theatralia, en cuya escena se presentó la
España fascista y de otros países de Europa, en- compañía de Louis Jouvet, tal vez el mejor in-
tre los cuales se destacaron, por sus aportes al térprete que nos visitó en esos años. La Carreta
teatro cubano, Ludwig Schajowicz —que había y el grupo GEL desaparecen en menos de un año.
sido discípulo de Reinhardt—, Lorna de Sosa, Farseros no tiene mejor suerte, pero fue el úni-
Felipe Martínez Allende y José Rubia Barcia. co grupo que logró ofrecer funciones diarias al-
En la década del cuarenta se fundan impor- rededor de tres meses renovando la obra prácti-
tantes instituciones: Teatro Biblioteca del Pue- camente por día.
blo (1940), ADADEL —Academia de Artes Dra- ADADEL, con la que surge por primera vez
máticas de la Escuela Libre de La Habana— en Cuba una academia dedicada a la enseñanza
(1940), Teatro Universitario (1941) y el Semi- del teatro, contó entre sus fundadores a figuras
nario de Artes Dramáticas de la Universidad de destacadas como Alejo Carpentier, José M.
La Habana, Patronato del Teatro (1942), Teatro Valdés Rodríguez y Luis Amado Blanco. El es-
Popular (1943), Theatralia (1943), ADAD pañol José Rubia Barcia —que había estado al
(1945), Farseros (1946), Academia Municipal de frente de la cátedra del Teatro de la Universidad
Artes Dramáticas (1947), La Carreta (1948) y de Granada— asumió la dirección de la acade-
Grupo Escénico Libre (GEL), en 1949. mia. Junto a los cubanos fueron profesores de la
Con independencia de sus particularidades, institución el teatrista hispano-argentino Fran-
los grupos, instituciones y revistas de la década cisco Martínez Allende, el director austríaco

Untitled-46 610 02/06/2010, 9:37


EL TEATRO 611

Ludwig Schajowicz y la actriz y directora de doscientas diecisiete representadas, sólo vein-


norteamericana Lorna de Sosa. El programa de tiséis fueron de autores nacionales. El reperto-
estudios tenía una duración de dos años, y los rio de esta institución incluyó obras de los más
alumnos realizaban presentaciones públicas destacados exponentes del drama universal,
como parte de su formación. La academia tuvo como Chejov, O’Neill, Ibsen, Strindberg,
que disolverse en 1942. Pirandello, Maeterlinck, Shaw, junto a otros au-
El Teatro Biblioteca del Pueblo, dirigido por tores de calidad dudosa.
el español Rafael Marquina e inspirado en las Uno de los grupos más destacados de la etapa
misiones estudiantiles del Teatro La Barraca de fue Teatro Popular, que —dirigido por Paco Al-
Lorca en España, ofreció representaciones tea- fonso— tuvo su apertura el 19 de enero de 1943,
trales en el interior del país y conferencias sobre auspiciado por el Partido Unión Revolucionaria
los autores y obras representadas, actividad que y la Confederación de Trabajadores de Cuba. La
culminó en 1942. agrupación se propuso como objetivo fomentar
Teatro Universitario, conducido por Schajo- la dramaturgia cubana y apoyar la lucha contra
wicz hasta 1946, se especializó en la esceni- el nazismo. En sus dos años y medio de existen-
ficación de obras clásicas, de las cuales llevó a cia se estrenaron veinte obras de autores cuba-
escena veintidós. El teatrista austríaco realizó nos de todos los tiempos, entre ellos Joaquín
además una labor educativa y entrenó en el do- Lorenzo Luaces, José A. Ramos, Luis A. Baralt,
minio de la mecánica escénica a los alumnos del el propio Paco Alfonso, Benicio Rodríguez
Seminario de Artes Dramáticas de la universi- Vélez, Oscar Valdés, Nicolás Guillén, Félix Pita
dad. Cuando en 1946 Baralt lo sustituyó, la la- Rodríguez y Luis Felipe Rodríguez. El reperto-
bor escénica se centró, fundamentalmente, en la rio extranjero estaba formado por obras de
representación del teatro clásico español; pos- García Lorca, Eugenio O’Neill y Luigi Piran-
teriormente se montaron obras del teatro con- dello. Este grupo tuvo el mérito de estrenar en
temporáneo, y llegó a estrenar en 1950 El Cuba Los bajos fondos de Máximo Gorki y fue la
malentendido, de Albert Camus. Bajo la direc- única institución teatral que en la seudo-
ción de Baralt, el Teatro Universitario se man- rrepública representó obras de la dramaturgia
tuvo activo hasta el año 1956, cuando el cierre soviética: Los hombres rusos de Constantín
de la universidad constituyó su fin. Esta institu- Simonov e Invasión de Leonid Leonov, llevadas
ción formó durante sus años de trabajo a quie- a la escena en 1943 y 1944, respectivamente.
nes serían posteriormente destacados actores y Teatro Popular fundó en 1944 la revista Artes,
directores de nuestro movimiento teatral, entre que sólo alcanzó tres números, desde los cuales
ellos Lilliam Llerena, Roberto Blanco, Sergio se divulgó la actividad de otros grupos teatrales,
Corrieri, Helmo Hernández, Herminia Sánchez, se presentaron autores dramáticos nacionales y
Miguel Navarro, Miguel Montesco, José A. extranjeros y se le concedió un espacio al desa-
Rodríguez, Antonio Vázquez Gallo y Erdwin rrollo de las diferentes manifestaciones artísti-
Fernández. cas. En la revista se divulgó la inauguración del
Patronato del Teatro, fundado por Ramón Teatro Portátil, construido a un costo de siete
Antonio Crusellas, realizó su primera función mil pesos reunidos con los aportes de los sindi-
el 29 de mayo de 1942 en el Teatro América con catos para ofrecer funciones gratuitas al público
la obra Liliom, del húngaro Ferenc Molnar. A en zonas populares. Teatro Popular hacía sus re-
pesar de las graves crisis económicas que tuvo presentaciones en el Teatro Principal de la Co-
que enfrentar, el grupo logró mantener su acti- media a un costo de cincuenta centavos. La cri-
vidad un cuarto de siglo. En 1946 instauró el sis económica que se manifiesta desde los
Premio Anual Talía para los mejores actores y primeros meses de 1945, junto a la toma de po-
directores de sus puestas en escena; también der del gobierno auténtico de Grau San Martín,
publicó un boletín mensual. En su repertorio que influye en un cambio negativo de la corre-
predominaron las obras extranjeras: de un total lación de fuerzas, deciden la suerte de Teatro

Untitled-46 611 02/06/2010, 9:37


612 ETAPA 1923-1958

Popular. Los locales de la CTC fueron allanados al repertorio de autores clásicos y la dramaturgia
y destruidos los archivos del grupo, que se des- cubana».23 Habría que agregar a lo anterior, que
pidió de la escena en junio de ese mismo año a esta institución se debe la gestación de la re-
con la representación de Yerma, de Federico vista teatral Prometeo y de la Academia Munici-
García Lorca. pal de Artes Dramáticas, entidades fundadas en
Como resultado de la primera promoción de 1947.
la Academia de Artes Dramáticas surge ADAD La Academia fue auspiciada por la Dirección
en 1945, dirigida por Modesto Centeno con la de Bellas Artes del Municipio de la Habana, y
colaboración de Julio Martínez Aparicio. Como tuvo como director fundador a Julio Martínez
Teatro Popular, ADAD se destacó por el interés Aparicio. Retomando lo aportado por Teatro
de fomentar el desarrollo de la dramaturgia na- Universitario, se concibió el plan de estudios de
cional. Con este propósito instauró un concur- tres años. Los alumnos de la academia ofrecían
so de obras teatrales en 1947. Además, en su es- representaciones públicas varias veces al año, y
cena se realizó el estreno de diecisiete autores mientras existió ADAD participaron en varias
nacionales, entre ellos Carlos Felipe, Rolando oportunidades en sus espectáculos. En 1953,
Ferrer, Nora Badía y Modesto Centeno. Cuan- Mario Rodríguez Alemán sustituyó a Aparicio
do, el 11 de febrero de 1950, ADAD ofreció su en la dirección de la academia, y reformó el plan
última función, había dejado para la historia se- de estudios acentuando los aspectos prácticos
tenta y cuatro estrenos entre obras de autores de la enseñanza. A partir de ese año, la academia
cubanos y extranjeros, muchos de los cuales ofreció cursos de escenografía e incluyó en el
constituyeron estrenos absolutos en Cuba: de plan de estudios de tercer año la asignatura de
Ibsen, Espectros (1945), Al despertar de nuestra Producción y Dirección en Radio y Televisión.
muerte y El niño Eyolf (ambas en 1947), y de La institución llegó a graduar ciento dieciocho
Cocteau, La voz humana. Representó autores alumnos entre 1949 y 1962.
desconocidos para nuestra escena como Jean La revista Prometeo, fundada y dirigida por
Anouilh y Leonid Andreiev. En 1947 ofreció una Francisco Morín, logró su primer número en
hermosa puesta de Mundo de cristal de Tennessee octubre de 1947 y continuó apareciendo hasta
Williams, que se convirtió junto a Lorca en el 1953. Durante su primera etapa (1947-1950),
autor extranjero más representado en la seudo- Prometeo se convirtió en un elemento impulsor
rrepública. ADAD introdujo en Cuba la drama- para el movimiento teatral. En sus páginas se
turgia de Jean Paul Sartre, de quien llevó a la es- divulgó la actividad de los diferentes grupos y
cena en un programa doble A puertas cerradas y los autores dramáticos. La sección de crítica, lle-
La ramera respetuosa en 1948, cuando también vada por Manuel Casal, valoró las puestas en es-
dio a conocer la Juana de Lorena de Maxwell cena ofrecidas por los colectivos, teniendo en
Anderson y La hermosa gente de William cuenta desde las características del texto dramá-
Saroyan. En su amplio repertorio encontramos tico hasta los diferentes componentes del texto
además obras de Chejov, Shaw, Wilde, Pirandello, escénico; a su vez, la sección «El Teatro en el
Lorca y del mexicano Xavier Villaurrutia, junto mundo», desarrollada por el destacado actor y
a clásicos como Shakespeare, Lope de Vega, Lope director Adolfo de Luis, informó sobre los acon-
de Rueda, Molière y Musset. tecimientos más relevantes del acontecer teatral
De acuerdo con la opinión unánime de los mundial. También las páginas de Prometeo inau-
críticos y estudiosos del teatro cubano, ADAD guraron la polémica teatral. Pero la revista, como
fue el más sobresaliente de los colectivos que se los grupos teatrales, siempre estuvieron amena-
dedicaron al teatro de arte. Al respecto, Magaly zados por los problemas económicos, razón por
Muguercia afirma que ADAD fue «la agrupación la que su director, con el objetivo de recaudar
de mayor alcance artístico, la empresa más se- fondos para sostenerla, realizó en agosto de 1948
riamente entregada a la divulgación de un len- la puesta en escena de Ligados, de Eugene
guaje teatral contemporáneo, sin perder de vista O’Neill. Morín desarrolló una incesante activi-

Untitled-46 612 02/06/2010, 9:37


EL TEATRO 613

dad por mantener la publicación que, junto a trazaron la misma meta, como Farseros y GEL,
Theatre Artés de los EE.UU. y Boletín de Estu- se vieron condenados a desaparecerrápidamente.
dios del Teatro en Argentina, fueron en ese pe- Lograr establecer la función diaria, a través
ríodo las únicas publicaciones del continente de puestas en escena en las que confluyeran la
americano dedicadas exclusivamente al arte tea- calidad artística y la aceptación popular, consti-
tral. La segunda puesta en escena dirigida por tuyó el ideal del movimiento teatral habanero
Morín con igual objetivo fue el estreno de Electra en los años cincuenta. Pero para ello era necesa-
Garrigó de Virgilio Piñera, en octubre de 1948. rio entre otras cosas un cambio en la organiza-
A partir de ese momento quedó constituido ción interna de los grupos, que hasta ese mo-
Prometeo como grupo teatral, y logró mante- mento se habían regido por el sistema de socios.
ner su actividad creadora hasta 1968. La revista, Las Máscaras, fundado en 1950 bajo la dirección
sin embargo, sólo pudo editarse hasta 1953, pero de Andrés Castro y con los creadores del ya para
desde 1950 había comenzado a cambiar su perfil entonces desaparecido Grupo Escénico Libre
y se fue convirtiendo, cada vez más, en una pu- (GEL), fue el primer colectivo que se organizó
blicación literaria. en forma de compañía: constituyó elenco fijo,
En los meses finales de 1949 y hasta media- nombró un director artístico principal y creó una
dos de 1950, Prometeo realizó, auspiciada por la dependencia de la taquilla y no del sistema de
Dirección de Cultura del Ministerio de Educa- socios. También se trazó el propósito de crear
ción, al frente de la cual se encontraba Raúl Roa, un repertorio y ofrecer funciones diarias por
una temporada de Teatro Popular en el Parque temporadas. Dadas estas características, Magaly
Central, donde se representaron alrededor de Muguercia considera que Las Máscaras «marca
veinte obras entre clásicos españoles y france- el tránsito hacia una nueva época»24 que tuvo su
ses; también se incluyeron autores cubanos. En apertura el 26 de junio de 1954, cuando el grupo
esa temporada se escenificaron piezas de Chejov, TEDA (Teatro Experimental de Arte), bajo la di-
Strindberg, Tennessee Williams y Esperando al rección de Erick Santamaría, presentó La rame-
zurdo, la primera obra de Clifford Oddets pre- ra respetuosa en la modalidad de teatro arena, para
sentada en Cuba. Pristley, O’Neill, Georg Kai- lo que utilizó un pequeño local improvisado en
ser y Cocteau tuvieron su representación en la el Vedado. La puesta en escena, que acentuó las
temporada. El repertorio de Prometeo manifes- situaciones morbosas del texto, logró mantener-
tó una tendencia hacia la obra de temática se durante cuatro meses a salita llena, para al-
psicologista, junto a textos del existencialismo canzar un total de ciento dos representaciones,
y el absurdo. cifra con la que nunca habían soñado los grupos
Los años cincuenta transcurren en un ambien- de teatro de arte en el país.
te de polémica y confusión en el movimiento A partir del éxito, comenzaron a construirse
teatral habanero. Desde los finales de la década o adaptarse en la capital pequeños locales tea-
del cuarenta comenzó a hablarse, cada vez con trales con capacidad inferior a doscientas locali-
mayor insistencia, de una crisis teatral debida, dades (algunas «salitas de bolsillo» no llegaban
en gran medida, a que los grupos surgidos al ca- siquiera a cien butacas), la mayor parte de ellas
lor de la propuesta de La Cueva de desarrollar en el Vedado. El 12 de noviembre de 1954, con
un teatro de arte en Cuba, habían agotado sus una concepción similar a La ramera respetuosa,
fuerzas en una lucha incierta por subsistir. Con se presentó Las criadas de Genet por Prometeo,
el propósito de lograr una praxis que diera esta- que iniciaba así una nueva etapa tras un receso
bilidad y continuidad al movimiento, factores de casi un año en sus actividades; Té y simpatía,
que incidirían en la ganancia de un público, del norteamericano Robert Anderson, fue el pri-
ADAD invirtió sus últimas fuerzas en conseguir mer espectáculo concebido por Patronato del
la función diaria, pero la ausencia de recursos Teatro siguiendo la moda inaugurada por TEDA.
económicos se lo impidió, y tuvo que concluir El grupo abandonó el Auditorium para esta-
su vida teatral en 1950. Otros colectivos que se blecerse en Talía, la primera sala construida

Untitled-46 613 02/06/2010, 9:37


614 ETAPA 1923-1958

respondiendo a la nueva concepción teatral, y década del cuarenta, tarea sumamente difícil si
en la cual Té y simpatía alcanzó ciento cincuenta se tienen en cuenta los factores que atentaban
funciones a teatro lleno. contra ella. En primer lugar, a la ausencia de un
A partir de 1955 se fundan nuevos grupos y público hay que agregar la competencia que en
salas teatrales. En el mes de abril resurgió este sentido significó el desarrollo creciente de
Farseros bajo la dirección de Martínez Aparicio. la radio y la televisión a partir de 1950 y sus
Por las influencias de TEDA se crea Futurarte implicaciones, dado que una gran cantidad de
—en el Teatro de los Torcedores— y Gama —en técnicos entre diseñadores, escenógrafos, lumi-
la Sociedad Amigos de la Música Argentina—, notécnicos, actores y directores se trasladaron a
que emplearon la forma de teatro arena, la cual esos medios que significaban un salario estable
había dado nombre en mayo de 1954 al Grupo y superior al que podían ofrecer los grupos de
Arena. Se funda el grupo Triángulo, dirigido por teatro. A ello se suma la difícil situación creada
Juan Guerra. La sala Hubert de Blanck se inau- con el golpe de Estado de Batista en 1952, que
gura con la representación de Hechizos de John intensificó la crisis de la vida nacional, la cual
Van Druten, y simultáneamente hace su debut alcanzó formas de extrema violencia. De mane-
la sala Prado 260, propiedad del actor y director ra que la fundación de las salitas que, en un ini-
Adolfo de Luis, con la obra de Liliam Hellman cio, constituyó una nueva estrategia en el empe-
Infamia, dirigida por Cuqui Ponce de León. La ño de dar continuidad al desarrollo teatral, dadas
relación de grupos se amplía en 1957 cuando se las condiciones desfavorables del contexto, se
inauguraron Los Juglares —con un espectáculo convirtió en lo que tal vez fuera el único medio
titulado Evocación de García Lorca, presentado de subsistencia al cual podía acudir el movimien-
en Hubert de Blanck—, Arlequín, dirigido por to, en el que se manifestaron diversas líneas o
Rubén Vigón, y la sala El Sótano, que tuvo al tendencias en los años de 1954 a 1958.
frente de sus fundadores a Paco Alfonso, quien Un número considerable de grupos empren-
fue también el director artístico de la puesta en dió una labor en la que se percibe la tendencia al
escena inaugural con La cigüeña, comedia fran- comercialismo debido a que, con el objetivo de
cesa de André Roussin. Si a estos nuevos gru- mantener las salas llenas, seleccionaron obras de
pos se les suman Prometeo y Patronato del dudosa calidad en cuyos montajes se acudió a
Teatro, que desde 1954 ofrecían sus represen- las situaciones de doble sentido y a la morbosi-
taciones en pequeñas salitas, es lícito hablar de dad. También representaron melodramas caren-
un crecimiento de la actividad teatral en La Ha- tes de valores dramatúrgicos, todo lo cual debi-
bana que, entre 1957 y 1958, contaba con un pro- litó las búsquedas de un rigor artístico que habían
medio de diez salitas funcionando de jueves a iniciado los grupos de la década del cuarenta.
domingo. A este auge se le conoció en la época Fueron otras tendencias las que se propusieron
con el nombre de «resurgimiento teatral», cuya continuar la labor de renovación que fuera em-
clasificación y significado fueron muy debati- prendida por el teatro de arte. La primera, re-
dos por los teatristas que, en muchos casos, re- presentada por el grupo Prometeo bajo la direc-
chazaron tal denominación por considerarla in- ción de Morín, se propuso superar cada vez más
adecuada en relación con el desarrollo cualitativo la calidad de sus puestas en escena a través de
del teatro.25 técnicas modernas del montaje.
En realidad no podía hablarse de un «resurgi- La negativa a hacer concesiones que estimu-
miento teatral» en Cuba, cuando en esencia el laran la complacencia y la banalidad condenó al
teatro propiamente nacional no había sido crea- grupo a la soledad de la representación sin pú-
do. Habría que entender lo de «resurgimiento blico, pero el director conservó sus energías, y
teatral» como un crecimiento de la actividad que en julio de 1955 ofreció, con la presentación de
ilustra una etapa en la que, más allá de sus limi- Calígula, de Camus, el mejor estreno del año y
taciones, se trata de mantener un movimiento una de las más destacadas escenificaciones de la
que fue la mayor conquista de los grupos en la historia teatral del país, la primera para la que se

Untitled-46 614 02/06/2010, 9:37


EL TEATRO 615

creó especialmente una partitura musical com- la dirección del primero y protagonizada por su
puesta por Harold Gramatges. hermana Raquel, se presentó en la sala Hubert
La otra línea, aunque asumió igualmente el de Blanck.
riesgo de mantener el rigor artístico, relacionó La revista Nuestro Tiempo desempeñó igual-
este propósito con la lucha por encontrar for- mente un papel importante en la divulgación y
mas culturales capaces de expresar los valores valoración del movimiento teatral, pues desde
de la nacionalidad y estuvo representada por jó- sus páginas se discutieron los problemas princi-
venes creadores vinculados como miembros o pales que hubo de enfrentar el teatro cubano en
colaboradores a la Sección de Teatro de la Socie- ese período; también se publicaron estudios y
dad Cultural Nuestro Tiempo que, orientada por obras de la dramaturgia nacional y extranjera.
la comisión para el Trabajo Intelectual del Parti- Respecto a esta última, en Nuestro Tiempo apa-
do Socialista Popular, inició su labor en 1951 en recieron los primeros estudios sobre el teatro
estrecha relación con el grupo Teatro que, sur- japonés y también se dieron a la publicidad, por
gido el 24 de febrero de ese mismo año, colocó primera vez en Cuba, fragmentos del Breve
su sede en dicha sociedad. El grupo, presidido organón para el teatro, de Bertolt Brecht, y su
por Marcos Behmaras, asesorado por Paco Al- obra El que dice sí. El que dice no. La situación
fonso y compuesto por Eduardo Manet, Enri- del desarrollo de la dramaturgia nacional fue uno
que Medina, Julio Matas, Vicente Revuelta y de los aspectos discutidos en la Sección de Tea-
otros, dejó esclarecida en la declaración de prin- tro; incluso Vicente Revuelta se refiere a la adap-
cipios su filiación ideológica con Teatro Popu- tación del texto dramático como una medida co-
lar. Patrocinado por el colectivo, José Gelada yuntural, dada la ausencia de una dramaturgia
ofreció el primer cursillo realizado en La Haba- cubana que expresara las problemáticas del con-
na sobre el sistema stanislavskiano, que influyó texto. Sin embargo, los autores dramáticos exis-
definitivamente en una noción del arte del actor tían, muestra de lo cual es que en los años del 35
y de la puesta en escena de los más jóvenes inte- al 58 se creó una cantidad apreciable de obras,
grantes de la institución. Cuando Teatro con- en la mayoría de los casos imperfectas por la im-
cluyó sus actividades, Nuestro Tiempo continuó posibilidad de realizarse en la escena.
su labor a través de la Sección de Teatro reor- La independencia entre escena y dramaturgia
ganizada a partir de 1953, con la dirección de es la causa principal (en cuanto al terreno artís-
Vicente Revuelta y Nora Badía. A partir de ese tico) que detiene la evolución del teatro nacio-
momento se creó la nueva sección «Círculo de nal. En este sentido fueron pocos los directores
Estudios Teatrales», en la que se realizaron in- y grupos que, como Paco Alfonso y ADAD, se
vestigaciones sobre la escena y la dramática cu- interesaron por las obras de autores cubanos,
banas con el objetivo de apresar aquellos elemen- priorizando sus puestas en escena. Evidentemen-
tos que fueran exponentes de una genuina te, y como uno de los aspectos que caracteriza
tradición nacional. Resultados de estos estudios al teatro de la década, ni la tendencia que se pro-
fueron las adaptaciones de obras extranjeras a pone dar continuidad al teatro de arte, ni los pro-
nuestro contexto histórico social. Recuerdos de yectos surgidos en torno a Nuestro Tiempo, y
Berta, de Tennessee Williams, fue la primera se- mucho menos la tendencia hacia al comer-
leccionada con estas intenciones. El trabajo con cialismo, se plantearon tareas concretas que ayu-
el texto estuvo a cargo de Fermín Borges y la daran al desarrollo de la dramaturgia, porque en
dirección escénica fue de Julio Matas, quien apli- todos los casos, por una u otra razón, significa-
có el sistema stanislavskiano partiendo de la ver- ba hacer dejación de los objetivos que se habían
sión hecha por Roger Vaillant. La segunda expe- trazado, los cuales priorizaban el trabajo escé-
riencia fue la adaptación de Juana de Lorena, de nico. A ello habría que añadir un concepto de
Maxwell Anderson, a principios del año 1956. dramaturgia cubana que no tiene la misma sig-
Para la reelaboración del texto se unieron Vicente nificación para las diversas tendencias. Como
Revuelta y Julio García Espinosa. La obra, bajo resultado, las aspiraciones de renovación de la

Untitled-46 615 02/06/2010, 9:37


616 ETAPA 1923-1958

dramaturgia de la etapa quedaron reducidas a la de establecer sus etapas. Así, el acercamiento al


condición de proyectos, aunque éstos alcanzan cumplimiento de la aspiración se verifica a tra-
valores que nunca antes se habían logrado en vés de obras y autores en los que existe una con-
nuestra historia dramática. fluencia promocional. Por esta razón, estudia-
En los años que median entre 1935 y 1958 mos las obras teniendo en cuenta el lugar que
escriben para la escena más de sesenta autores ocupan en relación con la vanguardia. Respon-
cuya producción supera la cantidad de cien títu- diendo a este criterio pueden definirse tres gru-
los, lo que supone un promedio de cinco a seis pos. El primero, integrado por las obras de José
por año, cifra que no se había alcanzado antes A. Ramos y Luis A. Baralt, las cuales constitu-
en la tendencia de teatro «culto». En un criterio yen los antecedentes de la vanguardia; ésta con-
de valor, sólo un número reducido de autores y forma el segundo grupo con los textos de Al-
obras hacen aportes sustanciales al desarrollo de fonso, Piñera, Felipe y Ferrer, pero dada la
la dramaturgia, y una cantidad aún menor, inte- heterogeneidad de sus líneas de desarrollo, a par-
grada por cuatro autores —Paco Alfonso, Car- tir de ella se van a generar tres tendencias. La
los Felipe, Virgilio Piñera y Rolando Ferrer—, primera se corresponde con un teatro de com-
conforma la vanguardia dramática, cuyo princi- promiso político-social que encabeza Paco Al-
pal valor reside en la aspiración de crear un tea- fonso; la segunda, caracterizada por la búsqueda
tro que a la vez de cubano fuera moderno y uni- de la expresión nacional y la integración de los
versal, lo cual supone la integración y superación modelos de la vanguardia europea y norteame-
de la tradición precedente. Este último propósi- ricana en la que el rechazo al contexto se da im-
to se materializa en el rechazo a la dicotomía plícitamente, está presidida por Piñera y Felipe.
teatro «culto» y teatro «popular» a través de ca- La tercera tendencia, representada por Ferrer,
minos que posibiliten la interrelación de estas incluye aquellas obras en las que confluyen los
tendencias. La gestión que, por otras vías, ini- presupuestos esenciales de Paco Alfonso, junto
ciara el teatro lírico, cobrará fuerzas y un a los de Piñera y Felipe. El tercer grupo lo com-
desempeño superior en la vanguardia dramática pone un conjunto de obras que, aunque se pro-
que ofrecerá su primera y más acabada expre- ponen el tratamiento de nuevas temáticas, no
sión con Electra Garrigó de Virgilio Piñera en logran insertarse a los presupuestos de la van-
1941.26 También, aunque por otros caminos, las guardia, y otras que no alcanzan a rebasar los
obras de Paco Alfonso, Carlos Felipe y Rolando caracteres de la dramaturgia producida de 1923
Ferrer trazarán pautas importantes para la inte- a 1935.
gración de estas dos tendencias, y sus obras cons- Con Flirt, farsa en un acto de 1923, José A.
tituyen el momento esencial del proceso en que Ramos inicia una nueva etapa dramática que in-
comienzan a desdibujarse los límites estrictos cluye En las manos de Dios (1933), La leyenda
con el enriquecimiento de las partes que, por de las estrellas (publicada en 1941), La recurva,
espacio de un siglo, se habían mantenido sepa- de 1939 y publicada en 1941, y FU-3001 (1944).
radas. Flirt es una obra muy breve en la que a través de
La lucha por lograr una verdadera dramaturgia la sátira se reproducen situaciones y tipos carac-
nacional, aspiración mayor no conseguida de los terísticos de la clase media. La ironía, que se in-
autores anteriores, continuó siendo el centro sinúa como recurso dramático en Flirt, va a al-
generador de la actividad dramática. La irreali- canzar un mayor desarrollo en FU-3001 con la
zación del ideal, contra el cual conspiraron pro- exposición de tipos y conductas representantes
blemas artísticos y sobre todo extraartísticos, del poder utilizados para criticar el autenticismo.
trajo como consecuencia que las diversas pro- En La leyenda de las estrellas, aunque se mani-
mociones no pudieran reconocerse por el cum- fiesta igualmente una postura crítica, dirigida a
plimiento de tareas específicas, lo cual comple- las diferencias de clases, Ramos acude a la pará-
jiza y dificulta en grado extremo el análisis del bola, con la recreación de la leyenda de los amo-
proceso de desarrollo de la dramaturgia a la hora res de Júpiter y la ninfa Calisto, para aludir a la

Untitled-46 616 02/06/2010, 9:37


EL TEATRO 617

imposibilidad de relaciones entre ricos y pobres. a los momentos de auténtico dramatismo, por-
Los mayores aportes de Ramos en esta etapa los tadores de significados fundamentales.
consigue con sus obras En las manos de Dios y No parecen obra de la casualidad las coinci-
La recurva. El expresionismo teatral tiene en dencias que existen entre La luna en el pantano
nuestra dramaturgia su primer exponente en el y En las manos de Dios, de Ramos, en cuanto a
prólogo de En las manos de Dios; en él, Ramos la presencia de elementos expresionistas que se
advierte que todos los personajes son «meras insertan a la estructura realista del discurso dra-
creaciones del subconsciente del Doctor Prome- mático. En ambos casos, el expresionismo es la
teo [por lo que este primer momento dramáti- forma a que recurren los protagonistas para ex-
co] ha de entenderse fuera de toda noción ra- presar la realidad a través de lo que ésta significa
cional del Tiempo y el Espacio».27 Pero Ramos para sus individualidades, pero es también el pro-
no consigue dar continuidad a los presupuestos cedimiento en el que se expresa el conflicto en-
esbozados en el prólogo, y la obra se desarrolla tre la realidad y el ideal. Por esta razón, aunque
atendiendo a los principios realistas con los que los elementos expresionistas están delimitados
está más relacionado y que conforman el instru- a un espacio del desarrollo de la acción, su pre-
mental creativo de una de las más importantes sencia reclama, con la misma intensidad en am-
piezas de la dramaturgia cubana: La recurva. La bos textos, la necesidad de renovación en la
década del treinta, específicamente octubre de dramaturgia cubana. En Junto al río, más logra-
1936, es el contexto seleccionado para el desa- da que En las manos de Dios, Baralt, heredero de
rrollo de la acción que, como en Tembladera, los aportes de Chejov y Gorki, introduce rasgos
transcurre en la familia, modo de representar las esenciales que caracterizan una zona de la drama-
diversas actitudes que asumen los personajes turgia posterior, la cual tuvo en Piñera y Felipe
ante las circunstancias. Pero en La recurva, la sus máximos exponentes. Nos referimos a la
urgencia de una definición adquiere rasgos más concepción de mundos cerrados, imposibilita-
trágicos que en Tembladera. No son los prime- dos de encontrar vías de transformación, y don-
ros años de la república y existe otro intento re- de la evasión, la locura o la muerte son las accio-
volucionario frustrado; de manera que la lucha nes que representan el rechazo al contexto social.
por la nacionalidad impone dos únicos caminos: Por la introducción de nuevas temáticas y re-
la vida o la muerte. Es éste el significado que cursos expresivos para la creación y desarrollo
encierra la imagen en la recurva del ciclón. de la situación dramática, las obras de Ramos y
Entre los títulos de Luis A. Baralt se encuen- Baralt señalan un cambio en la perspectiva esté-
tran Taowamí (1920), La luna en el pantano tica que alcanzará un desarrollo superior en la
—premiada en el Concurso del Ministerio de vanguardia, de la que ellos son un antecedente.
Educación en 1936 y llevada a la escena del Tea- Una de las vertientes de la vanguardia está
tro Principal de la Comedia por el grupo La representada por Paco Alfonso (1906-1988),
Cueva, bajo la dirección del autor—, Junto al quien como director de escena y dramaturgo
río (1938), La mariposa blanca, representada en cultivó un teatro de intención revolucionaria con
1948, y La tragedia indiana (1952), ambas de te- una crítica explícita al contexto encaminada ha-
mática india. Sin lugar a dudas, las obras más cia una labor concientizadora de las masas. Da-
importantes son La luna en el pantano y Junto dos estos presupuestos, la vocación renovadora
al río. En esta última se trata de la diversidad de se desplaza hacia el aspecto conceptual de sus
posturas que asumen los personajes en relación realizaciones con el objetivo de ganar a un pú-
con la revolución del treinta y su posterior fra- blico de bajo nivel cultural a quien está dirigida
caso, pero la presencia de elementos del melo- fundamentalmente la actividad y con quien se
drama junto a la extensión innecesaria de algu- siente comprometido socialmente. Paco Alfon-
nas escenas, en las que sólo se producen so es el primero en el país en utilizar la modali-
situaciones de lenguaje, impiden el desarrollo de dad de teatro agit-prop, surgida después de la
la acción hacia nuevas situaciones y restan valor Revolución de Octubre. A ella responden los

Untitled-46 617 02/06/2010, 9:37


618 ETAPA 1923-1958

textos, especie de apropósitos, que crea en los nez (Esmeril) y Francisco Vallhonrat, a quienes
finales de la década del treinta, como La razón se unen creadores de otros géneros literarios
de la cultura, Demandas del pueblo, Y vinieron como Luis Felipe Rodríguez, Félix Pita Rodrí-
las tiñosas, entre otros, que fueron representa- guez y Nicolás Guillén. El forjador de almas, de
dos en sindicatos, bateyes y en las calles. Pero Fernando de Soignie (¿?), fue estrenada en el
incluso en sus piezas más logradas como Caña- teatro de la Agrupación Artística Gallega el 24
veral (1950), Hierba hedionda (1951) y ¡Yari- de octubre de 1942 por la compañía Muñiz-
Yari, Mamá Olúa!, los temas se corresponden López Ruiz, y posteriormente representada en
con los problemas de las clases desposeídas, a 1944 por Teatro Popular para cumplir la función
las cuales representan los protagonistas. En el ordinaria de socios. El forjador de almas es una
conjunto de la actividad de Alfonso se destaca comedia cuyo tema es la desigualdad social a la
su vocación de promotor que persigue el desa- que se opone el «forjador de las almas», quien
rrollo de un teatro popular interesado en las ex- dedica su vida a la lucha obrera en diferentes
presiones de una cultura de los sectores más países de Europa y América. Cuando se instala
humildes de la población, aunque no ajeno a las temporalmente en Cuba, promueve el conflicto
técnicas y recursos novedosos del teatro euro- social en la familia de la hermana y logra la opo-
peo de vanguardia, y en lo conceptual estrecha- sición de todos los personajes al padre, repre-
mente vinculado con las ideas de la izquierda in- sentante de la clase explotadora. Arturo Clavijo
ternacional. Tisseur (¿?), periodista de profesión, es el autor
El resultado de su entrega total al desarrollo de Los nazi-fascistas del parque o Espía No. 2,
de un teatro popular con estas características se que puede considerarse una propaganda drama-
percibe en su influencia sobre un conjunto de tizada con el objetivo de alertar al pueblo cuba-
creadores que escriben obras en función de igua- no contra los enemigos de la democracia. La ac-
les objetivos. Entre ellos se destacan, como co- ción se desarrolla en Santiago de Cuba, y los
laboradores de Teatro Popular, Benicio Rodrí- personajes que pertenecen al proletariado son,
guez Vélez (1910) y Oscar Valdés Hernández en su mayoría, tabaqueros organizados en el
(1915). Las temáticas de sus obras se correspon- Frente Nacional Antifascista. También de pro-
den con un teatro de contenido político-social. fesión periodista es Vicente Martínez (¿?), co-
Los títulos más destacados de Rodríguez Vélez nocido con el seudónimo de Esmeril, con el que
son Los hombres de mala voluntad (1942), dedi- firmó muchos de sus trabajos y crónicas sobre
cado a la lucha de España por conservar la el acontecer social publicados en el periódico
formación democrática del gobierno; Vida Hoy. Sus obras Hombres de negocios y El lanza-
subterránea (1942), sobre los contingentes de miento (1951) están precedidas por un prólogo
trabajadores de las minas cubanas, y Realengo 20, de Juan Marinello en el que valora positivamen-
escrita en 1954, y donde denuncia los desalojos. te las piezas, primeras del autor, por la crítica a
De Oscar Valdés, la crítica ha destacado dos tí- la sociedad burguesa, la denuncia a los enormes
tulos, ambos de 1944: Las guerrillas del pueblo contrastes sociales y la situación del obrero ame-
(en un acto), sobre la guerra en un país atacado nazado de continuo con el desalojo, ante cuya
por los nazis, y Nuestra gente, dividida en tres situación se destaca la respuesta de solidaridad
actos, que desarrolla su acción en un barrio mar- y unidad que se produce en la clase más explota-
ginal y describe el ambiente de miseria de los da. En Hombres de negocios, más lograda que
suburbios de La Habana. Benicio Rodríguez El lanzamiento, se consigue, a través de los re-
Vélez y Oscar Valdés estrenaron sus obras en cursos de la comedia, una denuncia a la politi-
Teatro Popular y, en cierta medida, se debe a esta quería y al resquebrajamiento de los principios
agrupación su dedicación a la dramaturgia. éticos y morales que convierten a los hombres
Otros continuadores de la línea de Paco Al- en marionetas pendientes del dinero con que
fonso y Teatro Popular fueron: Fernando de los compra el hacendado para disolver la huel-
Soignie, Arturo Clavijo Tisseur, Vicente Martí- ga obrera.

Untitled-46 618 02/06/2010, 9:37


EL TEATRO 619

Escrita en 1944 y publicada en 1948, SOA (Sin concreta produce un desasimiento de la realidad
Otro Apellido), de Francisco Vallhonrat, es un que favorecerá el desarrollo de una concepción
texto interesante en el que encontramos proce- abstracta y metafísica del hombre y del mundo,
dimientos del drama y la comedia sentimental, aunque se trata también de una forma de recha-
pero supeditados a un contenido esencialmente zo, modo de sustraerse a una realidad que no
realista que, partiendo de las diferencias socia- consideran susceptible de transformación. En la
les, aborda el análisis de la familia burguesa cu- vanguardia dramática, esta postura estará repre-
bana y las posibles causas de su desintegración. sentada por Virgilio Piñera, Carlos Felipe y
A través del enfrentamiento de padres e hijos se Rolando Ferrer, pero las obras de este último
manifiesta el rechazo a los convencionalismos ilustran una trayectoria en la que se observa la
que propician el matrimonio por interés. ruptura con esa visión del mundo, para abrir el
Luis Felipe Rodríguez, Félix Pita Rodríguez universo dramático hacia nuevas perspectivas. En
y Nicolás Guillén respondieron a la solicitud que líneas generales, la creación de estos dramatur-
hiciera Paco Alfonso a los escritores cubanos de gos presenta universos cerrados que se agotan
entregar obras con un sentido popular y revolu- en sí mismos, con personajes que buscan y nun-
cionario, para ser representadas en Teatro Po- ca encuentran su verdadera identidad dada la
pular. De Luis Felipe Rodríguez es Contra la co- imposibilidad de romper con un mundo de va-
rriente (1943?), que se propone denunciar la lores hostiles y destructivos que sólo puede con-
realidad político-social del país. Félix Pita Ro- ducir a la incomunicación, la evasión, la locura y
dríguez hace su aporte a la escena con El relevo la muerte. Pero, junto a estos rasgos, se destaca
(1944), adaptación de su novela original para la el propósito renovador en la aspiración de dar
radio, que tenía como tema la resistencia china a categoría universal a la dramaturgia cubana. Los
la invasión japonesa, la cual, unida a otros he- procedimientos son diversos, pero puede apre-
chos, dio lugar a la Segunda Guerra Mundial. El ciarse como generalidad la creación de sistemas
relevo fue una de las puestas más comentadas dramáticos complejos a través de estructuras
del Teatro Popular. Nicolás Guillén entregó a provenientes de las técnicas modernas donadas
Paco Alfonso una pieza (para actores) titulada al teatro por el drama europeo y norteamerica-
Poema con niños, que trataba el problema racial no, como una forma de asumir la contempora-
y los prejuicios que éste ocasionaba. En marzo neidad, pero sin que ello implique, sino todo lo
de 1943, Poema con niños se estrenó en la escena contrario, dejación de lo propio.
del Teatro Principal de la Comedia. Su siguiente La particularidad del mundo dramático crea-
obra, Floripondito o los títeres son personas do por estos autores estará en dependencia de
(1951), es una farsa para el teatro infantil. las temáticas y la selección de los recursos ex-
Las obras comentadas se corresponden con presivos. Carlos Felipe —más interesado que los
los rasgos que caracterizan la dramaturgia de demás en los aportes de Pirandello y proclamán-
Paco Alfonso, quien representa, junto a Carlos dose heredero de una tradición de «Ramos a
Rafael Rodríguez, Raúl Roa, Nicolás Guillén, Villoch o Arquímides Pous»—,28 tiende a la crea-
Alejo Carpentier, Juan Marinello y Mirta Agui- ción de personajes del mundo marginal, para los
rre, por sólo citar algunos nombres, una vertiente que construye conflictos complejos a través del
de la vanguardia estética, la cual sostuvo un pen- recurso del teatro en el teatro, como sucede en
samiento y una actividad artística que jerarqui- El Chino (1947), considerada por parte de la crí-
zaron la crítica social desde una perspectiva de tica su obra más importante en estos años. La
transformación que se proyecta hacia un mun- búsqueda de la identidad como sinónimo de fe-
do de afirmaciones. licidad y la prematura conciencia de la imposi-
Otra postura, tipificada en gran medida por bilidad de encontrarla son el tema de la pieza,
el grupo Orígenes (1944-1956), representa por que ocupa un lugar predominante en las crea-
igual una vanguardia artística, pero en ella la pér- ciones de Felipe, cuyos personajes recurren a la
dida de relación con una praxis histórico-social fantasía como medio de recuperar, o al menos

Untitled-46 619 02/06/2010, 9:37


620 ETAPA 1923-1958

de repetir, el instante en que siendo ellos mis- tegración de lo cubano, lo moderno y lo


mos fueron felices, pero todo intento resulta universal.
infructuoso. Es lo que ocurre en Esta noche en el Soledad (1947), Otra vez la noche (1948) y
bosque (1939) y Capricho en rojo (1948). En El Cita en el espejo (1948) son los títulos con que
travieso Jimmy se trata, no de la búsqueda de la se inicia Ferrer en la dramaturgia, pero los tres
felicidad que se ha perdido, sino de la descono- permanecen inéditos y desconocidos. Su reco-
cida, dada en la necesidad de Leonelo por su nocimiento lo alcanza con La hija de Nacho
madre. Esta es la obra más compleja de Felipe (1948-1951) y Lila, la mariposa (1951-1954). En
por las implicaciones filosóficas que introduce la primera se aprecia la influencia lorquiana en
con la aparición de Jimmy, personaje esencial, la poesía del diálogo, en el fatídico drama de
especie de alegoría del contraste entre el bien y mujeres sin hombres que se consumen en la so-
el mal presente en todo ser humano, pero al mis- ledad y las estrecheces del provincianismo, en la
mo tiempo reafirmación de la vida y la existen- imagen del gallo en el gallinero, un hombre para
cia. Se destaca además, en las obras de Felipe, la muchas mujeres como Pepe el Romano en La
presencia de personajes populares que, prove- casa de Bernarda Alba, e incluso se percibe a
nientes de la tradición vernácula, ocupan un es- Lorca en las formas de asumir las tradiciones po-
pacio importante en el acontecer de la acción. pulares en los pregones y cantos que participan
Por su parte, Virgilio Piñera (1912-1979) como generadores de la acción y elementos
prioriza en la creación del universo dramático la connotativos del drama que culminará en la lo-
concepción existencialista y metafísica del hom- cura de Eloísa. En Lila, la mariposa, aunque tam-
bre y del mundo que lo lleva a generar tempra- bién están los aportes de Lorca —e incluso los
namente los procedimientos característicos del de Tennessee Williams en una Lila que, como
teatro del absurdo. Más dotado que Carlos Feli- Blanche Dubois, es una mariposa que revolotea
pe en el dominio del diálogo, Piñera concibe dos alrededor de la luz hasta que se queman sus
de las obras más importantes del período con alas— y todo un número de similitudes que la
Electra Garrigó (1941) y Falsa alarma (1948). crítica ha ido añadiendo para demostrar su «pro-
La desintegración de la familia como imagen de yección universal», el texto, a pesar de todas las
la descomposición social de la república y con- presencias, no tendría dicha proyección si Ferrer
secuencia de la frustración de los ideales indepen- no hubiese logrado, como lo hizo, la metáfora
dentistas que establecieron a Tembladera, de más impresionante de una sociedad que se des-
Ramos, como el texto más logrado de la drama- gasta hasta consumirse en la carencia de opcio-
turgia cubana durante más de tres décadas, al- nes, reduciendo al hombre al mundo de su indi-
canza su continuidad superadora con Electra vidualidad no compartida, que sólo puede
Garrigó a través de recursos expresivos genera- conducir a la locura y a la muerte. En contrapo-
dores de un discurso dramático inédito en la es- sición a esta fatídica concepción del mundo que
cena cubana. En Jesús (1948), la estética de la Lila representa, están las costureras, obreras del
negación que apareciera como rasgo fundamen- taller, quienes cortan el hilo endeble de la vida
tal en Electra Garrigó alcanza categoría de tesis de Lila propiciando su muerte, la cual tiene el
y se convierte, en esta ocasión, en el elemento significado de liberación, que se reafirma en la
que propicia la transición hacia Falsa alarma, decisión del hijo de trabajar y mudarse de casa
exponente del teatro del absurdo a escala uni- porque esa ya «está muy vieja».29 De esta mane-
versal. En Los siervos (1955) y La boda (1957), ra, Rolando Ferrer transita de un mundo cerra-
obras menores de estos años, se reiteran en lo do, que se agota en sus propias determinacio-
fundamental los recursos de sus piezas anterio- nes, hacia la proposición de transformar esas
res, pero en ambas se reafirma, aun desde sus determinaciones para propiciar la apertura. Es
limitaciones, su afán experimentador, expresión en este sentido que Lila, la mariposa, representa
de las búsquedas de procedimientos artísticos el tránsito hacia nuevas formas de interpretación
novedosos en los que el ideal sigue siendo la in- de la realidad. La importancia y la significación

Untitled-46 620 02/06/2010, 9:37


EL TEATRO 621

que alcanzan los personajes representantes de la Revolico, en que la autora se propone reflejar la
clase obrera en el texto, unido a la calidad con- vida y costumbres de los negros en la comuni-
seguida en el conjunto de procedimientos para dad de Los Hoyos, haciendo énfasis en el códi-
la elaboración del sistema dramático, nos per- go del honor que los distingue. Por la multi-
miten afirmar que Lila, la mariposa es la prime- plicidad de temas y recursos expresivos, la
ra obra en que confluyen, integrándose, los pre- dramaturgia de Flora Díaz Parrado reviste im-
supuestos de las dos vertientes de la vanguardia portancia para la evolución del teatro cubano en
que representan, de un lado, Paco Alfonso, y de la etapa, y requiere una atención mayor que la
otro, Carlos Felipe y Virgilio Piñera. recibida hasta ahora por los estudiosos del tema.
En las obras de una importante cantidad de En opinión de los críticos, Roberto Bourbakis
autores de estos años puede verificarse, no en desarrolla un teatro expresionista desde sus pri-
todos los casos como influencia, la presencia de meros títulos: La hostería de la sirena (1947) y
líneas de creación que en sus rasgos y propósi- La columna de la vida (1949); su tercera obra,
tos esenciales se vinculan a los caracteres que Survey (1950), fue clasificada por él mismo como
definen la producción de los últimos tres auto- «una aventura terrestre en un acto».30 A través
res de la vanguardia. de personajes simbólicos, Bourbakis se propo-
Flora Díaz Parrado (1893-?) y Roberto ne, según Natividad González Freire, «demos-
Bourbakis (1919-?) desarrollan un teatro expre- trar el desequilibrio de la civilización»,31 en la
sionista. En el contexto de la dramaturgia cuba- que la actitud de las personas estará en depen-
na, la primera, creadora de los ejemplares más dencia del lugar que ocupen en la sociedad. El
elaborados de lo que puede considerarse un tea- último título conocido del autor, La rana encan-
tro de fantasía o teatro expresionista, es herede- tada (1950), se clasificó como «comedia de ma-
ra de los aportes de Strindberg y de Valle Inclán gia en un acto».32 La búsqueda de un lenguaje
en la concepción de un espacio donde la sensibi- simbólico se aprecia además en algunas piezas
lidad lírica surge del elemento lúdicro expresa- dedicadas al teatro musical, como La alegre no-
do en la interrelación realidad/fantasía y en la ticia (1939-1948), de Samuel Feijóo. En la obra,
disolución de sus fronteras a través de la diná- que aún no ha sido escenificada, por medio de la
mica de la acción, en la que puede hablarse de interrelación fantasía/realidad se presenta la cri-
una teatralización en función de la cual se gene- sis nacional con una visión crítica del problema.
ra la estructura, es decir, diálogos, personajes, María Julia Casanova (1915) y Olga de Blanck
tensión y conflictos. El velorio de Pura (1941) (1916) crean en conjunto —la primera el libre-
es su primer texto, y a la vez una de las primeras to, la segunda la música— comedias musicales
obras en la que el teatro costumbrista consigue de entre las cuales se destaca, por la intención
una destacada elaboración. En la comedia hay de recrear las historias a través de símbolos,
una fina ironía que se expresa a través del diálo- Cuento de Navidad (1954), en la vertiente del
go, del movimiento corporal y las sonoridades teatro para niños.
del son que acompañan la intervención de los Scherzo es el título de un volumen de Eduar-
personajes, así como en la sucesión de parlamen- do Manet (1927) que incluye tres obras, la pri-
tos cuya disposición acude a la estructura musi- mera de las cuales, que da título al cuaderno, fue
cal del son, lo que nos remite a la poesía de escrita en 1948 y representada ese mismo año
Guillén, que ejerce su influencia en la dinámica por ADAD. Los otros dos textos son Presagio
del texto. El remordimiento, Noche de esperan- (1950) y La infanta que no quiso tener ojos ver-
zas, El odre, Drama en un acto, El alcalde de des, una bella leyenda de amor para niños. Manet
Nueva de Leones y Juana Revolico son las piezas concibe un teatro simbólico que tiene su mayor
que conforman el volumen Teatro. Dramas y far- elaboración en Scherzo, a través de un lirismo
sas (1944). En ellas es donde se aprecian los ele- nacido de la angustia por la pérdida de la pureza
mentos del teatro expresionista a los que hici- en un mundo donde los órdenes se han trastro-
mos mención. Entre las piezas se destaca Juana cado y los sentimientos se han transformado

Untitled-46 621 02/06/2010, 9:37


622 ETAPA 1923-1958

hasta un total enrarecimiento en el que finalmen- (1956), un drama sobre la soledad, tratado des-
te dejan de existir. Scherzo es la imagen del mun- de la contradictoria relación individuo/sociedad.
do del caos, lo que ha quedado de los hombres La necesidad de los demás, pero al mismo tiem-
después de la guerra. El universo dramático de po la invasión traumática y sin límites de la indi-
Manet recuerda, por la presencia de alegorías que vidualidad por los otros, conforman el debate.
expresan los conflictos internos de los persona- La profundidad que alcanza el tratamiento del
jes, algunos elementos de la dramaturgia de Car- tema provoca un desgarramiento humano de
los Felipe. El propósito de construir el texto implicaciones filosóficas que generan la imbri-
utilizando la técnica del teatro en el teatro que cación de irrealidad con tendencia al absurdo,
se había apreciado por primera vez en Carlos sobre un poderoso sustrato de realidad por el
Felipe, es también el interés que persigue Jorge inevitable trasfondo psicológico y social en que
del Busto con El Cristo. No parece obra de la se sustenta el conflicto. Los perorantes (inédita
casualidad que la pieza, publicada en 1948, reci- y anterior a 1959) es un experimento con la pa-
biera mención honorífica en el primer concurso labra, unión de palabras que no se traducen en
de obras teatrales celebrado en junio de 1947 por ideas ni cambios en la situación, por cuanto el
ADAD, donde Felipe fuera acreedor del primer conflicto se plantea con relación al transcurso
premio con su obra El Chino. Pero Jorge del del tiempo por cantidad de palabras pronuncia-
Busto no consigue dar una estructura coherente das sobre la permanencia de la situación.
a su obra, farsa en tres actos que se propone cri- Anuncia Freud a María (1956), de Niso
ticar la moral de la época, y donde la técnica del Malaret, es una obra en un acto con influencias
teatro en el teatro aparece como un deus ex ma- del absurdo de Ionesco, en la que el autor pro-
china cuando el autor, después de llevar los acon- pone una estructura formal a partir de parejas
tecimientos a un punto álgido en el cuestio- dialogantes que conversan al mismo tiempo de
namiento de la religión y la existencia de Cristo, cosas diferentes. La acción se desarrolla en el
no sabe cómo concluir. La ausencia de un plan- mundo onírico de la pesadilla, donde todo pue-
teo filosófico del problema le impide desarro- de suceder. Por la fluidez del diálogo y la imagi-
llarlo hasta un final consecuente con la evolu- nación desbordante, el texto puede considerar-
ción de la situación dramática. se una de las más logradas obras en un acto de la
Algunos autores de la etapa —como Gloria tendencia del absurdo. Igualmente concebida
Parrado (1927), Ezequiel Vieta (1922), Niso como farsa en un acto, El caso se investiga, de
Malaret (¿?) y el más joven Antón Arrufat Antón Arrufat, se estrenó en el Lyceum en pro-
(1935)—, atraídos por el teatro del absurdo, in- grama conjunto con Falsa alarma, de Virgilio
corporan recursos típicos del mismo. Gloria Piñera, el 28 de junio de 1958. Utilizando los
Parrado utiliza la farsa en su obra Un día en la recursos del absurdo, el autor se propone de-
agencia o Viaje en bicicleta (1954), para satirizar mostrar la imposibilidad del cumplimiento de la
el comportamiento burocrático que convierte a responsabilidad judicial, en esencia el mismo
los personajes en objetos manipulados por pa- tema de Falsa alarma.
peles y cifras. El absurdo surge aquí con la pre- Otros dramaturgos que crean obras intere-
sencia de lo inexplicable y la falta de sentido en santes en los años cincuenta son Fermín Borges,
las acciones de los hombres, lo que condiciona Matías Montes Huidobro, José A. Montero
una estructura dramática ahistórica y no dialéc- Agüero y Ramón Ferreira. A Fermín Borges se
tica. Estos elementos, aunque elaborados ahora le considera un representante de la influencia del
a través de una estrategia de la acción que prioriza neorrealismo en la dramaturgia cubana por la
lo poético, caracterizan su Juicio de Aníbal, es- tendencia a centrar la acción en incidentes coti-
trenada en la Sociedad Lyceum Lawn Tennis en dianos de la vida de hombres humildes asedia-
1958 y en la que se plantea el tema del individuo dos por la miseria y los sufrimientos en situa-
y sus incógnitas, sus frustraciones y sus angus- ciones cerradas e inmutables. En 1955 estrena
tias. Ezequiel Vieta crea, con Los inquisidores en el Lyceum, en un mismo programa, sus pie-

Untitled-46 622 02/06/2010, 9:37


EL TEATRO 623

zas cortas Gente desconocida, Doble juego y Pan se explicita el compromiso con los ideales revo-
viejo, esta última publicada en Nuestro Tiempo lucionarios a través del tratamiento de situacio-
en marzo de ese mismo año. Según opinión de nes interesadas en desarrollar temas como la des-
Natividad González Freire, en la dramaturgia de composición de la familia, la lucha político-social
Matías Montes Huidobro se «muestra ya un tea- y la temática psicológica que se convierte en cen-
tro distinto al de sus contemporáneos, precisa- tro dramático de Una paloma para Graciela
mente en esa gigantesca aleación en que los más (1956), y acapara zonas importantes de los de-
disímiles estilos tratan de mezclarse para lograr bates en El mejor fruto (1958), El hijo (1956) y
una pieza diferente».33 En su primera obra, Las Árboles sin raíces (1958). Es característico de
cuatro brujas (1949), el tema es la «predestina- estas obras el lenguaje realista con pretensiones
ción», mientras que en el diálogo se advierte la poéticas, no siempre conseguidas por la explici-
influencia del romance lorquiano, y en el trata- tez de los contenidos y el excesivo sentimenta-
miento de las escenas, «la concurrencia de todos lismo al que tienden los conflictos.
los “ismos”».34 Otros títulos de Montes Huido- Las obras y autores incluidos en una relación
bro son Sobre las mismas rocas (1951), Sucederá que comienza con Paco Alfonso y culmina con
mañana y El verano está cerca de 1954. José A. Raúl González de Cascorro representan, a nues-
Montoro Agüero (¿ ?) inició su producción con tro juicio, las líneas y tendencias más importan-
los títulos Lo verdaderamente nuestro o Desvia- tes de la dramaturgia a partir de la vanguardia.
dero 23 y Tiempo y espacio, ambas de 1955. El El análisis de los textos nos remite a la insufi-
autor manifiesta en las obras un afán por reflejar ciencia de un sistema dramático en el que la as-
el ambiente cubano utilizando el tratamiento psi- piración de crear una dramaturgia cubana capaz
cológico de personajes complejos. La crítica de integrar lo moderno y lo universal sigue sien-
coincide en señalar debilidades en la estructura do un proyecto inalcanzable, porque, entre otras
dramática e inconsistencia en la caracterización razones ya referidas, como explica Raquel Ca-
de personajes. Con intenciones similares en rrió: «La pelea por la modernidad en la vanguar-
cuanto al tratamiento psicológico de los perso- dia artística cubana […] encubre un sentimien-
najes y el reflejo de la realidad contextual a tra- to de hostilidad hacia una condición neocolonial,
vés de la búsqueda de una poesía del drama cu- dependiente, pero participa ella misma —en
bano, Ramón Ferreira escribe Donde está la luz mayor o menor medida— de las deformaciones
y Un color para este miedo, llevadas a la escena que impone esa condición.»35 Reafirman el cri-
en la sala Prado 260 en los años 1957 y 1958, terio de la investigadora las opiniones ofrecidas
respectivamente. Un color para este miedo es un por Paco Alfonso sobre sus obras:
melodrama racial donde el autor no logra expo-
ner las raíces sociales de esta importante pro- Yari-Yari Mamá Olúa y Cañaveral son en-
blemática, mientras que Donde está la luz se des- sayos —como debe considerarse, por aho-
taca por la pretensión de conseguir un drama ra, toda la producción teatral escondida en
poético que en ocasiones alcanza notables resul- gavetas, y aun representada— sobre la bús-
tados, pero que en su totalidad no logra rebasar queda de una forma, de un contenido, de
la condición de un melodrama de pasión y un lenguaje, de unos caracteres, de un men-
muerte. saje escénico nacional. No creo que esté
De la relación de dramaturgos que comien- logrado todo; sin embargo, apunta —ya eso
zan a escribir en los años cincuenta, Raúl es algo— hacia ese objetivo.36
González de Cascorro (1922-1986) ilustra con
su obra una trayectoria que, desde su punto de Igual criterio sostiene Virgilio Piñera cuando
partida, lo acerca en intenciones, no así en re- después de repasar las obras creadas en los años
sultados, a los propósitos que determinaron un cuarenta y cincuenta afirma: «No digo que las
cambio de perspectiva en la obra de Ferrer a par- piezas de teatro producidas por esta época no
tir de Lila, la mariposa. En los textos de Cascorro hayan tenido eficacia. Para empezar, ellas son

Untitled-46 623 02/06/2010, 9:37


624 ETAPA 1923-1958

nada menos que las bases echadas de nuestro Nora Badía, en Ciclón, La víctima y Mañana es
teatro actual.»37 De aquí que Rine Leal, al estu- una palabra, respectivamente, se proponen de-
diar las obras de Felipe, Piñera y Ferrer, hablara sarrollar un teatro psicológico, en tanto que
de una «dramaturgia de transición», teniendo en Antonio Vázquez Gallo, en El niño inválido,
cuenta los aportes y limitaciones que ellas re- insinúa el tratamiento de una psicología com-
presentan.38 pleja desde una perspectiva expresionista.
Existe en estos años otro grupo considerable Pertenecen a la segunda caracterización La
de obras, una parte de las cuales intenta abordar oración (1938), de Felipe Pichardo Moya, y Martí
nuevas temáticas o conceptos del drama contem- en Dos Ríos (1954), de Raúl José Fajardo, expo-
poráneo, pero no consigue, en lo esencial, apor- nentes de un teatro histórico. Chano —Mención
tes de interés. Otras piezas reiteran los esque- Honorífica del Concurso de obras teatrales de
mas y situaciones de la dramaturgia de 1923 a la Secretaría de Educación de 1937— y La tierra
1935. Forman parte de la primera caracteriza- mambisa —Mención Honorífica en el Primer
ción las obras de Ramón Sánchez Varona (1888- Concurso de ADAD celebrado en 1947—, de
1962) La sombra —primer premio del Concur- Gregorio Vázquez Pérez, selecciona la temática
so de obras teatrales convocado por la Secretaría campesina. Eugenio Florit, que colaboró en el
de Educación en 1937 y representada en 1938 teatro como actor y director, escribió en 1947
por Teatro Cubano de Selección— y El amor per- La estrella, evocación poética del nacimiento del
fecto (1948), en las cuales se aprecia un fenóme- niño Jesús. Juan Domínguez Arbelo se dio a
no interesante, en tanto el autor logra, en el pri- conocer con su obra Sombra del solar, de 1937.
mer acto, una configuración dramática concebida Forman parte de esta relación las comedias El
con recursos expresivos de actualidad; sin em- árbitro y Punto final, ambas de 1936, de Salva-
bargo, no es consecuente con esa primera pro- dor Quesada Torres. A Mario Vaillant Luna per-
yección, y en la medida en que la acción trans- tenece el poema dramático Pugna municipal, es-
curre pierde el terreno conquistado y acude al trenado en el Teatro Presilla de Mayarí el 10 de
uso de técnicas y conceptos de la dramaturgia Octubre de 1938, y a José Escardón correspon-
de finales del siglo XIX. José Cid (1906), con una de el monólogo Condenado a muerte (1936). Las
trayectoria dramática anterior, escribe en 1949 comedias Zafarrancho (1949) y Un extraño en la
Hombres de dos mundos, con la que pretende familia, publicada en 1958, fueron creadas por
estudiar el modo en que influyen los problemas Ramón Sánchez Poo y Arístides Sosa de Quesa-
familiares sufridos en la infancia y la adolescen- da, respectivamente.
cia en la obra creadora de jóvenes artistas. Tam- En la década del cincuenta crece la preocupa-
bién relacionada con cuestionamientos acerca de ción por el desarrollo del teatro para niños que
la creación, El descubrimiento (1950), de Marcelo había tenido sus antecedentes en 1931 con la
Pogolotti, desarrolla un diálogo reflexivo que compañía del catalán Pedro Boquet, auspiciada
presenta dos modos de interpretar la vida a tra- por la Sociedad Infantil de Bellas Artes (SIBA)
vés de la sensibilidad de un pintor y un poeta. y la compañía de Roberto Rodríguez. En los años
Pero en ambos casos, preocupados por dar las cuarenta se intensifica el interés por esta activi-
explicaciones más complejas al debate, los auto- dad, y en el Teatro Biblioteca del Pueblo, Rafael
res se olvidan del conflicto y reducen las obras Marquina representó varias obritas para un pú-
al acontecer de diálogos. Igual limitación pre- blico infantil, entre ellas Divertimento alfabético.
senta Imagíname infinita, de Renée Potts (1908), En Teatro Popular va a darse en estos años la
en la que se presenta una galería de caracteres única experiencia de actores que representaron
femeninos, perfectamente diferenciados, pero para niños, con el estreno, en 1945, de Poema
actuando de manera independiente sin que exis- con niños de Guillén, presentada en el horario
ta una problemática común que los integre a una habitual de sus representaciones para adultos.
acción y conflicto dramáticos. Por su parte, Tres años después, Paco Alfonso inicia una nue-
Manuel Aranda Muñoz, María Álvarez Ríos y va empresa teatral dirigida al público infantil.

Untitled-46 624 02/06/2010, 9:37


EL TEATRO 625

Contando con el apoyo de la emisora radial Mil de gráficos se enseñaba la fabricación de títeres
Diez (auspiciada por el Partido Socialista Popu- y retablos. Además, se explicaban las activida-
lar), el teatrista inaugura el Retablo del Tío Po- des que trimestralmente realizaba el Guiñol para
lilla, que ofrecía funciones gratuitas en un local el fomento del teatro para niños. A petición de
de la propia emisora. El retablo también realizó los hermanos Camejo, Dora Alonso comenzó a
representaciones en sindicatos y sociedades para escribir piezas para niños, de tema cubano, la pri-
la conmemoración de fechas especiales. El re- mera de las cuales fue Pelusín y los pájaros (1956),
pertorio contó, entre otras obras, con La con la que nace para nuestra escena Pelusín del
caperucita roja, El mozo que casó con mujer bra- Monte, un niño campesino que posteriormente
va y Toros en la Habana, escrita por Paco Alfon- aparecerá en otras piezas hasta convertirse —por
so. El grupo tuvo una corta vida, pues dejó de medio de la literatura, la radio, la televisión y el
existir junto a la emisora Mil Diez debido a la teatro— en un personaje muy conocido del pú-
represión de la tiranía. También hizo aportes al blico infantil.
teatro para niños el Grupo Escénico Libre (GEL), También en la década del cincuenta, en la pro-
en el que Eduardo Manet creó un teatro de títe- vincia oriental, específicamente en Santiago de
res en 1949, que tuvo como director artístico a Cuba, surge el interés de encaminar el desarro-
Andrés Castro y como integrantes a Vicente llo teatral hacia nuevas formas. Con este objeti-
Revuelta y Tomás Gutiérrez Alea. El grupo rea- vo, en octubre de 1956, la Universidad de Orien-
lizó funciones en la universidad, en diversas es- te contrató a Francisco Morín, a quien se le
cuelas y ferias, y además llevó sus espectáculos a encomendó la tarea de fundar el Teatro Univer-
pueblos del interior de la provincia de La Haba- sitario. Con estos fines comenzó a impartirse
na. Formaron parte de su repertorio El retablo en una de las aulas de la Facultad de Ingeniería
de Don Cristóbal, de García Lorca, y La tiza en- un seminario de actuación en el que trabajaron
cantada, de Clara Ronay y Vicente Revuelta. A como profesores el propio Morín, José Anto-
partir de 1951 se encargó del guiñol, que reali- nio Portuondo y Francisco Prat Puig, quienes
zaba sus actividades en la Sociedad Nuestro Tiem- impartieron clases de expresión corporal y téc-
po, Beba Farías, quien en enero de 1955 inau- nica de actuación, literatura e historia de la cul-
guró un pequeño local que llamó Titirilandia, tura, respectivamente. Pero debido a los aconte-
en el que ofrecía funciones diarias con carto- cimientos del 30 de noviembre de 1956 y el
nes y títeres y donde estrenó Floripondito o los desembarco del «Granma», la tiranía acentuó la
títeres son personas, de Guillén. En mayo de represión en la ciudad. La ausencia de garantías
1952, Dora Carvajal dio al antiguo grupo La determinó que la universidad interrumpiera sus
Carreta, nacido en 1945 y de muy corta vida, actividades académicas, por lo que el seminario
un carácter titiritero. El retablillo de La Carre- de actuación se vio obligado a concluir. Ante esta
ta inició sus actividades con una exposición situación, el doctor Portuondo sugiere al direc-
sobre títeres en el Lyceum, donde continuó su tor de la Galería de Artes Plásticas, Antonio
labor, lo que le permitió la creación, en 1954, Ferrer Cabello, la posibilidad de que el grupo
de un nuevo grupo Guiñol, anexo a la bibliote- incipiente continuara su trabajo en la institución.
ca infantil de dicha sociedad. El teatro de títe- Fue así como la Galería de Artes Plásticas de San-
res de los hermanos Camejo, fundado en los tiago de Cuba —homóloga de la Sociedad Cul-
inicios del año 1950, fue el de mayor impor- tural Nuestro Tiempo, pues ambas estaban
tancia. Llegaron a construir todos sus muñe- orientadas por la Comisión para el Trabajo In-
cos con la técnica del papier machié. A partir telectual del Partido Socialista Popular— abrió
de 1955 realizaron funciones semanales, y pos- sus puertas a la actividad teatral, y en ella se ini-
teriormente crearon el Guiñol Nacional. En 1956 ció, el 14 de febrero de 1957, una temporada de
editaron la revista Titeretada, que sólo alcanzó teatro arena que presentó tres programas con
tres números en esta etapa, en los cuales se pu- obras de los clásicos españoles, de Chéjov, de
blicaron obras del teatro para títeres, y a través Maeterlinck y de Alejandro Casona.

Untitled-46 625 02/06/2010, 9:37


626 ETAPA 1923-1958

Terminado su contrato, Morín regresó a La el laberinto, la única puerta que podía conducir
Habana; también dejaron el grupo algunos de a la solución aún permanecía cerrada. Sin em-
sus miembros, influenciados por la propaganda bargo, los teatristas no se rindieron, y un grupo
de la tiranía contra la Galería de Artes Plásticas, de ellos, entre los que se encontraban Raquel Re-
dada su activa participación en la lucha contra la vuelta, Pedro Álvarez, Sergio Corrieri y Vicente
dictadura. Por estas razones recesó el trabajo Revuelta, dieron a la publicidad, justo en el Mes
teatral, situación que fue salvada por la directiva de Teatro Cubano, el manifiesto de la fundación
de la Galería, debido a que el movimiento revo- de Teatro Estudio que, como parte de sus pre-
lucionario necesitaba, para acometer algunas ac- supuestos artísticos, planteaba:
ciones, de la continuidad de las representacio-
nes teatrales. Respondiendo a ello, los jóvenes Esperamos crear […] una conciencia en
teatristas asumieron solos la empresa y llegaron nuestro público: hablar a nuestro pueblo,
a estrenar, el 25 de mayo de 1957 y bajo la direc- como él espera y tiene todo el derecho de
ción de Raúl Pomares, La zapatera prodigiosa de exigir, de sus necesidades, de sus alegrías y
Federico García Lorca, con la que se dio inicio a tristezas, en fin, de sus intereses, ya que es
una nueva fase de trabajo. El segundo programa con él con quien hemos de dialogar nece-
de esta etapa estuvo conformado por obras de sariamente.40
Chéjov y el drama social Jinetes hacia el mar, pero
sólo pudo mantenerse del 25 al 29 de junio. ¿Cómo justificar el optimismo de estos
En febrero de 1958, los teatristas habaneros teatristas? El diálogo con un pueblo que se con-
celebraron el Mes de Teatro Cubano. A este pro- virtiera en público teatral había sido un sueño
pósito contribuyó la mayor parte de las salas de irrealizable. Entonces, ¿acaso sabían estos hom-
la ciudad para conformar una cartelera que in- bres de teatro que el primer proyecto de nación,
cluyó alrededor de ocho piezas de autores na- la puerta perdida del laberinto, iba a encontrarse
cionales, entre ellas Electra Garrigó y La boda, en 1959? [B. R.]
de Virgilio Piñera; Ya no me dueles, luna, de Paco
Alfonso; Un color para este miedo, de Ramón
Ferreira, y La víctima, de María Álvarez Ríos. 2.6.2 J. A. Ramos. F. Díaz Parrado
La revista Nuestro Tiempo dedicó varias páginas
a los resultados del Mes de Teatro Cubano, en- Después de Tembladera (1916-1917), el texto
tre los que sobresalió la acogida del público. Al más representativo de la expresión dramática
respecto, se planteó: nacional por más de veinte años, José Antonio
Ramos hace una pausa de siete años en su dedi-
Salas resignadas al cuadro de claros desola- cación al fomento y desarrollo de una drama-
dores en sus butacas, se veían ahora colma- turgia y un teatro nacionales. Llama la atención
das. Había, pues, un apetito de teatro cu- que el autor decidiera detener la praxis dramáti-
bano insospechado para los organizadores ca justo cuando arribaba a su madurez. Sin em-
de nuestras salas. ¡Cómo se ha preterido a bargo, no estamos ante una paradoja; Ramos
nuestros creadores! ¡Qué injusta ha sido la dramaturgo fue al mismo tiempo periodista, na-
preferencia por obras foráneas anodinas y rrador, ensayista y diplomático, y a esta última
mediocres!39 actividad estará dedicado desde 1917 y hasta 1932
ininterrumpidamente. No obstante, fue éste un
La respuesta del público explicitó la ausencia período que favoreció su desarrollo intelectual,
de la correspondencia entre la escena y la crea- años de intensos estudios literarios encamina-
ción dramática, causa que generó los problemas dos en lo fundamental al conocimiento del pro-
fundamentales de nuestro desarrollo teatral por ceso evolutivo de las letras en Norteamérica,
mucho más de cincuenta años. Pero buscar a los cuyos frutos quedaron recogidos en su ensayo
responsables sería una acción sin resultados. En Panorama de la literatura norteamericana 1600-

Untitled-46 626 02/06/2010, 9:37


EL TEATRO 627

1935 (1935), de indiscutible valor e interés, no «la leyenda de las estrellas»; ellos tienen dere-
sólo como material crítico e informativo, sino cho a la sublimación de la realidad, pero en la
como cercana referencia a rasgos que, por con- vida de los desposeídos no hay espacio para la
taminación, asumirá el teatro de Ramos en lo poesía.
que podemos considerar la segunda y última eta- En las manos de Dios ha sido una obra poco
pa de su creación dramática, conformada por los estudiada por la crítica, y sin embargo, es una de
siguientes títulos: Flirt (1923), La leyenda de las las más interesantes de la dramática nacional en
estrellas, publicada en 1941, pero de creación los primeros treinta años del siglo, condición que
anterior a 1933 41 y estrenada en el Cuadro no resulta de una conseguida perfección drama-
Escénico de Bellas Artes de La Habana en di- túrgica, sino de la diversidad de recursos expre-
ciembre de 1935; En las manos de Dios (1933), sivos para la concepción del universo dramático
La recurva (1941) y FU-3001 (1944), estas dos y de una estrategia autoral inédita que se propo-
últimas llevadas a la escena por Teatro Popular. ne unificar diferentes procedimientos, algunos
La lectura de Flirt —pieza en un acto de bre- de los cuales nos remiten a zonas de la drama-
ve extensión aparecida en la revista Social—42 turgia contemporánea que permanecían desco-
provoca sorpresa; en la obra nos cuesta recono- nocidos en nuestro ámbito teatral.
cer al autor de Tembladera, especialmente por la A través de la vida del doctor Prometeo, para
forma que selecciona para su elaboración. Co- quien el sentido de su existencia reside en la in-
media es el género en que la ubica Ramos, pero vestigación científica, Ramos enfrenta ciencia y
antes la ha nombrado «conato de drama», religión, elemento rector de la fábula que se pro-
respondiendo esta denominación al valor pone demostrar la responsabilidad e idoneidad
semántico del término que identifica el flirt de la ciencia para destruir el azar, vencer el cír-
como acto que se inicia y no llega a concluir. De culo de la fatalidad y acudir a la salvación del
manera que el flirt no sólo caracteriza la rela- hombre «arrancándolo de las manos de Dios».
ción de la esposa del abogado con el secretario, El conflicto, entonces, resulta de la contienda
sino que identifica a la totalidad de las relacio- en que participan religión, azar e idealismo en-
nes entre los personajes. Pero lo que más im- frentados a ciencia, causalidad y, en general, ma-
porta es el humor y el choteo con que el autor terialismo, con una fuerte dosis de pragmatismo
conduce la situación, una burla a la vida ociosa y también de anarquía. Pero lo más significativo
de la burguesía media, a la vez que certera críti- del texto es el modo en que el autor se propone
ca a la concepción de la política como asunto conseguir la correspondencia entre los aspectos
doméstico. El desenfado para contar la fábula se conceptuales y las formas expresivas proceden-
debe en primer lugar a que el autor desecha todo tes de la adopción de dos estéticas perfectamen-
lo accesorio para concentrarse únicamente en la te diferenciadas: el expresionismo, al que se acu-
acción. Algo similar ocurre en La leyenda de las de en el prólogo para la ejecución del azar, y el
estrellas, pieza en un acto dividido en cuatro es- realismo, lenguaje adoptado para el desarrollo
cenas, aunque de mayor extensión que la obra de los dos actos, y por consiguiente el momen-
anterior. El autor construye una parábola a par- to de la historia representativo de la madurez
tir de la leyenda de los amores de Júpiter con la del Doctor Prometeo. Estos elementos com-
ninfa Calisto. Sabiamente, Ramos logra insertar plejizan la relación forma-contenido que nos
cada suceso de la leyenda a la fábula que le inte- remite a aspectos de importancia en la formula-
resa desarrollar. Es así como consigue un dis- ción dramática no observados en sus obras an-
curso totalizador en el que las parejas dialo- teriores.
gantes: El Viejo/El Joven y La Señorita/El Con En las manos de Dios estamos en pre-
Señorito, representan clases opuestas identifi- sencia del primer texto de la dramaturgia cuba-
cadas por una cosmovisión del mundo totalmen- na en que aparecen elementos expresionistas,
te diferenciada. Del contraste de las clases ema- elegidos para la creación de una atmósfera
na el mensaje: la verdad para los poderosos es escénica capaz de remitirnos al subconsciente

Untitled-46 627 02/06/2010, 9:37


628 ETAPA 1923-1958

como lugar de la acción. Para ello, Ramos hace La valoración de Ramos esclarece los propó-
las siguientes especificaciones en el prólogo: sitos que se trazara con En las manos de Dios, lo
que al mismo tiempo nos permite ubicar con
Todos los personajes son meras creaciones mayor precisión las imperfecciones del texto, las
del subconsciente del Doctor Prometeo. cuales no provienen del intento de encontrar en
la unificación de expresionismo y realismo la co-
El prólogo ha de entenderse fuera de toda rrespondencia forma-contenido, sino de la ten-
noción racional de Tiempo y Espacio.43 dencia a crear situaciones de lenguaje generadas
por un discurso ensayístico que, al imponerse,
Ahora compárense las orientaciones de Ra- debilitan la coherencia del sistema dramático,
mos con las realizadas por Strindberg en la «Ad- rasgo que caracteriza su producción hasta Tem-
vertencia» a El ensueño: «…Todo puede aconte- bladera, pero que logra superar en La recurva,
cer, todo es posible y verosímil. Tiempo y su obra más conseguida de esta etapa y, en gene-
espacio no existen…»44 ral, la de mayor proyección dramática. La déca-
Tanto el Doctor Prometeo del prólogo como da del treinta, específicamente octubre de 1936,
los personajes de Strindberg actúan en una at- es el contexto histórico seleccionado para el de-
mósfera de irrealidad que para el sueco es «la sarrollo de la acción. Ramos encuentra en la
conciencia del ensueño», en tanto que para el recurva del ciclón la metáfora más elocuente para
cubano constituye el espacio de la irreflexión, apresar la realidad social. Como en Tembladera,
protector de los instintos y propiciatorio del azar la acción transcurre en la familia, y también como
que la ciencia tiene la responsabilidad de supri- en aquel texto estarán reflejadas las diversas ac-
mir. Es evidente que para la creación de En las titudes asumidas por los personajes ante las cir-
manos de Dios, Ramos realizó un estudio pro- cunstancias. Pero si en Tembladera el debate se
fundo de El ensueño que no sólo se advierte en planteaba en torno a la defensa de la nacionali-
las semejanzas, sino también en las cuidadosas dad en contradicción con las posturas de entre-
diferencias ideadas para refutar el énfasis que guismo y sumisión a la invasión del capital nor-
alcanza en la obra de Strindberg el mundo mís- teamericano, en La recurva se trata de una
tico, el sentido trascendentalista de la existencia definición en que la lucha por la nacionalidad
impregnado de las influencias del budismo y de impone solamente dos caminos: la vida o la
la filosofía de Swedenborg. muerte. Tembladera manifiesta el principio de la
Sin embargo, aunque la obra de Strindberg lucha; La recurva, el momento crítico, el clímax
constituye una fuente de consulta importante, que ha tenido como antecedente dos revolucio-
el modelo elegido es Más allá del horizonte de nes frustradas que se reúnen y representan en
Eugene O’Neill, también expresionista y con- esta obra a través de los personajes Juan de la
feso deudor del dramaturgo sueco, pero con un Maza, de sesenta y cinco años y padre de fami-
apego especial al realismo que el autor cubano lia, y Eulogio Pradillo de la Maza, el más joven
enfatiza en sus apuntes de la obra referida, so- de los hijos. Entre ellos dos, Juan, el otro hijo,
bre la que afirma: de treinta y nueve años, cuyos ideales fluctúan
como la economía cubana: de sargento de la
…es la perfecta tragedia moderna: la clara guardia rural a colono en época de la danza de
noción para el espectador, de como un sim- los millones; de colono arruinado en 1931 con
ple paso, una resolución sin importancia, la depreciación del azúcar, a conspirador y re-
que no los dioses de antaño, puede deter- volucionario, hasta que la caída de Machado y
minar en un instante nuestra felicidad o el «renacer» económico de los años siguientes
nuestra desdicha. El ambiente y detalles del lo convierten nuevamente en miembro del ejér-
drama, además, tienen un inconfundible cito. El resto de los personajes, la madre, y
sabor de veracidad. Y de veracidad impor- Andrea, esposa de Juan, temiendo por los ni-
tante, creadora.45 ños, rezando para no morir, forman con sus ora-

Untitled-46 628 02/06/2010, 9:37


EL TEATRO 629

ciones un coro al que se suman el aullido del recurva, obras que, desde sus modos diversos de
perro y el viento. concebir el discurso dramático, señalan la nece-
Pero la recurva no es sólo la del ciclón, sino sidad de encontrar nuevas formas expresivas para
también la de Eulogio, quien nuevamente per- el desarrollo de la dramaturgia cubana. Ramos
seguido, regresa a su casa para instalar el debate aprendió del drama norteamericano la vitalidad
político en medio de la amenaza que el ciclón del acto único y sus enormes posibilidades ex-
cierne sobre ellos. En el debate opera como sím- presivas que requieren, como él supo hacerlo en
bolo la casa de los ricos, poderosa, deshabitada, La recurva, concentrar la acción, para lo que re-
desentendida del temporal que nada podrá con- sulta imprescindible la rigurosa selección del
tra ella, mientras el terraplén construido para su discurso y su interrelación con las acciones de
servicio y sin un desagüe apropiado, se convierte cada personaje, una correspondencia entre el
en amenaza al detener las aguas y provocar la inun- contexto exterior y los caracteres enfrentados,
dación en la casa de los campesinos. La situación, así como una fuerza dramática sólo alcanzable
tanto en el debate político como en la naturaleza, cuando el creador, más que un observador, es un
se va agudizando; la casa se convierte en vórtice activo participante de la historia. Esta última
del ciclón, y ante la perspectiva de morir encerra- cualidad habla de una postura de vanguardia que
dos, Eulogio decide buscar la dinamita para volar hace de Ramos el autor más representativo de
la alcantarilla y dar paso al agua acumulada. Juan su generación, a la que trasciende por una visión
se le opone defendiendo la casa de los burgueses; de futuridad que, en última instancia, le permi-
en la lucha se abren las puertas y el viento entra tió proponer nuevos caminos para la renovación
en la casa, al tiempo que Eulogio y Juan se hun- de la dramaturgia nacional.
den en la vorágine del torbellino. El significado La propuesta expresionista realizada por Ra-
de la tragedia se abre entonces a su compren- mos con En las manos de Dios no alcanza conti-
sión: las fuerzas opuestas, atrapadas en un mis- nuidad hasta La luna en el pantano (1936) de Luis
mo contexto, desunidas y, sin embargo, explo- A. Baralt, quien, como su antecesor, inserta re-
tadas por igual, sostienen con sus actitudes la cursos de esta estética a una estructura realista
crisis de la seudorrepública y explica, en alguna del discurso dramático, la cual continúa predo-
medida, el fracaso de la revolución del treinta. minando en la configuración del texto. De ma-
En FU-3001, Ramos critica el autenticismo. nera que no puede hablarse en términos de una
La obra es una exposición de tipos y conductas definida concepción expresionista en la dramá-
que aportan una visión sobre la ausencia de idea- tica nacional hasta los inicios de la década del
les en sectores dedicados a la política en la repú- cuarenta con la dramaturgia de Flora Díaz
blica mediatizada. La carencia de convicciones Parrado.
que impide a los personajes asumir una postura No sería exagerado afirmar que después de
definida es el elemento seleccionado por el au- Gertrudis Gómez de Avellaneda y hasta Flora
tor para introducir el choteo en la peculiar in- Díaz Parrado, no encontramos en nuestra dra-
terpretación que tiene del mismo «como una mática una voz femenina original, hermosa en la
fuerza represiva contra los excesos, extralimi- captación de lo teatral contemporáneo por las
taciones de todo género…»46 Sin embargo, los mágicas invenciones para expresar un modo cu-
aportes que pudo añadir este concepto a la ri- bano de ser y de sentir desde una finísima per-
queza del texto encontraron una poderosa re- cepción de la realidad que se hace teatro para
sistencia en la extensión de la obra concebida en dialogar sin fronteras. Así entendemos la drama-
tres actos, estructura inapropiada para los pro- turgia de Díaz Parrado, de sólo siete obras y dada
pósitos dramáticos que pierden eficacia cuando a conocer entre 1941 y 1944.
la burla y la ironía quedan diluidas en el esque- El velorio de Pura (1941)47 fue clasificada por
ma realista de afán moralizador. la autora como «una comedia de costumbre cu-
Los mayores aportes de Ramos en esta etapa bana […] sin ínfulas —dice— que aspira a ex-
los consigue con En las manos de Dios y La presar por medio del ritmo y de la plástica un

Untitled-46 629 02/06/2010, 9:37


630 ETAPA 1923-1958

modo de sentir cubano, riendo cuando llora y en que lo grotesco reduce sus efectos por el pre-
bailando sus tristezas al compás de su llanto».48 dominio de los procedimientos mágicos, por la
Y en efecto, la expresión de nuestra identidad se presencia de lo maravilloso y lo espectacular, a
realiza a través del ritmo creado por las diversas través de la intervención de personajes fantásti-
cadencias de las palabras y sus múltiples combi- cos con poderes sobrenaturales que tienen la fun-
naciones con la gestualidad, a las que se añaden ción de contrapartes. Estas figuras ejercen el po-
las paradójicas situaciones provenientes de la der sobre personajes que, como la Vieja en Noche
escenificación de un típico velorio cubano en el de esperanzas y el Alcalde de Nueva de Leones,
que la muerte consigue una extraña amalgama presentan debilidades que los conducen al ridí-
de cotidianidad y trascendentalismo. Así pue- culo: el fanatismo religioso en la Vieja, y el amor
den resumirse los rasgos más sobresalientes del desmedido por el dinero en el Alcalde. Lo rele-
texto, cuya fábula sencilla se sostiene por un vante, y en ello consiste el valor de la simbiosis
suceso inusitado que pertenece a la prehistoria de los géneros, es que la presencia de lo maravi-
de la obra: Pura, la cuarta hermana de una fami- lloso no tiene como objeto generar estados de
lia de solteronas, decidió ahorcarse, y en una ánimos que alejen al preceptor de la realidad co-
carta expuso la causa del hecho: «…Yo muero… tidiana; por el contrario, se crea un proceso dra-
decepcionada de amor».49 Los cuestionamientos mático en el que lo fantástico conduce al enfren-
en torno a la situación y las apariciones del Bobo tamiento con la realidad, a su conocimiento y a
en los momentos en que se habla de la honesti- la crítica. En este sentido, Díaz Parrado se acer-
dad y pureza de la difunta crean el enigma, ro- ca a la estética del esperpento de Valle Inclán.
deado de fina ironía y humor, pero enigma siem- El remordimiento, obra que inicia el volumen,
pre, sobre la indescifrable verdad que encierra la es, como la clasifica su autora, un «drama de la
decisión de morir. conciencia»,50 razón por la que el conflicto se
Por la elección de un tema cuyo tratamiento realiza en términos de un juego abstracto cuyo
permite unir lo doméstico a lo trascendental, y punto de partida reside en la conceptualización
por la peculiar manera de decir, esta obra se re- del crimen «como una comedia desorbitada que
laciona con la concepción dramática lorquiana, juega el papel en la conciencia del ser, un perso-
sobre todo en la búsqueda de una poesía del tea- naje que no sabe ciertamente a dónde va»,51 o
tro que fue el mayor aporte del poeta español al como lo define el Monstruo: «…el crimen es lo
drama contemporáneo. Pero en este sentido, El que es, una representación teatral…».52 Respon-
velorio de Pura presenta, como rasgo distintivo, diendo a esta definición, la obra en su totalidad
la creación de una poesía del teatro a través de se realiza como teatro en el teatro, raro ejem-
las sonoridades del son, de pausas, reiteraciones, plar en el que no encontramos de manera explí-
deletreo de palabras, que denotan como fuente cita las usuales fronteras entre obra «externa» y
de inspiración la poesía de Nicolás Guillén. obra «interna», pues la conciencia es el único es-
Resulta imposible determinar las fechas de cenario de los acontecimientos, y lo que allí se
creación de las restantes obras de la autora, in- juzga es la existencia de las fronteras entre cul-
cluidas en el volumen Teatro. Dramas y farsas pabilidad e inocencia en el asesinato de los pa-
(1944). Los títulos son los siguientes: El remor- dres cometido por la Muchacha, cuya causa se
dimiento, Noche de esperanzas, El odre, Drama relaciona con un conflicto generacional y la pér-
en un acto, El alcalde de Nueva de Leones y Jua- dida de la individualidad que éste ocasiona.
na Revolico. Con la liberación de las fuerzas opresoras del
Cuatro dramas y dos farsas integran el libro, subconsciente, responsable del asesinato, la
estas últimas: Noche de esperanzas y El alcalde Muchacha —protagonista y único personaje real,
de Nueva de Leones. Aunque ambas obras res- salvada por el Ángel, guardián de la conciencia
ponden a la clasificación de farsa, en ellas en- inocente— queda libre de culpas. La Casa del
contramos recursos expresivos de la comedia de Crimen es cerrada por la Alcahueta, y los espec-
magia. Se trata de una simbiosis de los géneros tros regresan al cementerio, lugar de donde ha-

Untitled-46 630 02/06/2010, 9:37


EL TEATRO 631

bían salido para representar el drama. El mensa- capaz de expresar las costumbres, la moral y la
je es elocuente: el crimen se condena porque religión de los negros del barrio de Los Hoyos
contradice una noción ética, pero la liberación en Santiago de Cuba. Para ello selecciona como
(que supone la reconciliación con la norma alte- contexto de la acción los festejos del Día de San-
rada) es posible cuando se trata de la defensa de tiago. Entre la música de las tres congas —Arro-
la individualidad, aquí relacionada con la ley hu- llando, Lo yanqui y Lo mambí— se desarrolla la
mana que prescribe la natural sucesión de las fábula, cuya protagonista, la negra Juana Revo-
generaciones a las que les corresponden momen- lico, desata la tragedia a causa de un amor no
tos limitados del poder. Contradecirle es una correspondido.
acción unilateral irreconciliable con la ley mo- A través del triángulo amoroso y la reacción
ral, de aquí que se le considere un «crimen» que de los personajes que en él intervienen, la autora
exige por retribución la muerte, siendo ésta el se propone y logra elevar a rango dramático la
único medio propiciatorio del restablecimiento vida de este sector marginado. La música del car-
del orden psicosocial. naval, la presencia escénica de las comparsas, la
En El remordimiento, como en Electra Garrigó teatralidad que emana de las ceremonias religio-
de Piñera, el tratamiento del conflicto genera- sas, como la intervención de las divinidades y la
cional a través de situaciones límites nos remite transgresión de los códigos éticos que conduce
a la condición de Cuba como país dependiente, a la muerte, pero cuyo castigo sólo pueden de-
pero, además, lleva implícita una problemática terminar los dioses, son los elementos utiliza-
ontológica que complejiza en grado extremo el dos para crear una obra que, sin traicionar la es-
universo dramático y sus connotaciones. tética expresionista, refleja la vida de este sector
La lucha por el poder, en sus diversas varian- social. Díaz Parrado fabula una realidad en la que
tes, es un tema recurrente en la dramaturgia de los hombres y mujeres que a ella pertenecen tie-
Díaz Parrado. Para desarrollarlo acude en El odre nen la libertad de expresarse con su propio len-
—drama simbólico en dos actos— a un conflic- guaje, un lenguaje particular y también univer-
to en el que intervienen hombres, muñecos y sal como lo son el amor, los celos, la muerte y
duendes enfrentados por la apropiación del odre. sus efectos en los seres humanos.
La fantasía delirante se convierte en un recurso Cuando para referirnos a Juana Revolico, y
de bellísima teatralidad que recrea para el espec- en general a la totalidad de la obra de Díaz Parra-
tador la fiesta de la ambición humana. La lucha do, destacamos la presencia de un lenguaje par-
por la posesión se efectúa a través de un comba- ticular y también universal, la enunciación de los
te cruento en el que los últimos sobrevivientes términos no indica el orden estricto que ellos
son destruidos por la tempestad, respuesta de la ocupan en un proceso de creación donde varía la
naturaleza traicionada. estrategia del procedimiento. De lo que se trata,
Más cercana al realismo que las anteriores, en última instancia, es de expresar una finalidad,
Drama en un acto, a través de sucesos enmarca- una aspiración esencial de la dramaturgia cuba-
dos en la cotidianidad, desarrolla el conflicto na que tuvo en Ramos y en Baralt sus antece-
entre la crudeza de la realidad y el ideal que cons- dentes y alcanzó con las obras de Paco Alfonso,
tituye el sueño de amor de una muchacha cam- Virgilio Piñera, Carlos Felipe, Rolando Ferrer y
pesina. El amor concebido como entrega espiri- Flora Díaz Parrado, el rango de vanguardia en la
tual por la joven, y como deseo carnal por el ex expresión dramática nacional. [B. R.]
presidiario, determina la hondura del enfrenta-
miento. Esta obra puede considerarse un estu-
dio de los instintos humanos y la diversidad de 2.6.3 Teatro Popular y la obra de Paco Alfonso
respuestas en dependencia de los sexos.
Juana Revolico es la más ambiciosa de todas La presencia de Teatro Popular en la escena
las piezas incluidas en este volumen; en ella, Díaz seudorrepublicana constituye el más fehaciente
Parrado se propone contar una historia de amor ejemplo de agrupación progresista, vinculada a

Untitled-46 631 02/06/2010, 9:37


632 ETAPA 1923-1958

los intereses del proletariado y con una proyec- jo consigo la creación de un escenario portátil
ción artística que evidencia líneas de afinidad con que permitiera lograr ese propósito de amplia y
el llamado realismo socialista. Con su creación abierta comunicación.55 Tal empresa, inspirada
en noviembre de 1942 —apoyada conjuntamen- en una iniciativa llevada a cabo por Mario
te por el Partido Socialista Popular y la Confe- Sorondo en los años 30 y cercana también al
deración de Trabajadores de Cuba— se aúna la quehacer de Theatrical Ten Company,56 posibi-
experiencia de las Brigadas Teatrales de la Ca- litan una mayor y más fructífera relación entre
lle (que desde 1939 hacían teatro de agitación los actores y el público, ya sin las convenciones
y propaganda proletaria), con un marcado in- impuestas por un local cerrado. Asimismo, con-
terés por sentar las bases en la búsqueda de una taba con un equipo de luces y sonido que per-
expresión nacional a través de un teatro de arte53 mitía el empleo de recursos técnicos a partir de
que recogiese tanto lo mejor de nuestras tradi- la música y la escenografía. La propia cualidad
ciones como las inquietudes del acontecer in- de ser un tablado en medio de una plaza pública,
mediato nacional y universal. Bajo el lema «El ya fuera del centro de la capital o en cualquier
arte al servicio del pueblo», su junta de gobier- otro lugar del país, supuso una utilización más
no y dirección, presidida por Francisco (Paco) dinámica del espacio escénico y un nuevo esfuer-
Alfonso Hernández (1906-1979),54 afirmó el zo expresivo y comunicativo por parte de los
lugar que le corresponde al teatro como vehí- actores.
culo ideológico para transmitir las ideas revo- La inauguración del escenario portátil se lle-
lucionarias del pueblo, y propició la divulga- vó a cabo en la Plaza de la Catedral de La Haba-
ción de obras de autores cubanos; para ello no na el 15 de septiembre de 1944, con la puesta en
sólo se valió de los ya conocidos, sino que in- escena de El ricachón en la corte (El burgués gen-
tentó, fundamentalmente, el surgimiento de tilhombre) de Molière, después de escuchar la
nuevos dramaturgos, cuyas obras eran represen- conferencia «El teatro y el pueblo», dictada por
tadas para un público específico e inusual: la clase Juan Marinello a manera de palabras intro-
obrera. ductorias.57
La primera función, realizada en el salón de La mayor parte de las obras que conforma-
actos del Sindicato de Tabaqueros, marcó la pauta ron el repertorio de Teatro Popular se extravia-
de la línea de trabajo a seguir: en esa oportuni- ron o fueron destruidas por orden gubernamen-
dad, tras las palabras de presentación a cargo de tal. Sin embargo, el testimonio de sus integrantes
Lázaro Peña, entonces Secretario General de la y la dedicación de los investigadores han permi-
CTC, se estrenaron dos piezas en un acto: la pri- tido comprobar la presencia de un teatro de con-
mera abordaba la vida de los campesinos cuba- tenido antifascista, dramas sociales y políticos y
nos (Con los pies en el suelo, de José Luis de la obras capitales de la dramaturgia universal. En
Torre), en tanto la otra constituía un episodio cuanto a piezas cubanas, el grupo llegó a estre-
de la lucha contra el fascismo (Guerrillas del nar veinte obras de dieciocho autores, desde la
pueblo, de Oscar Valdés). Las obras, de endeble Avellaneda, Martí y Luaces, hasta José Antonio
factura, son portadoras de ese contenido revo- Ramos, Luis Felipe Rodríguez, Nicolás Guillén,
lucionario y partidista que caracterizó a Teatro Félix Pita Rodríguez y el propio Paco Alfonso.
Popular. De aquí en adelante, el grupo continuó Los desalojos campesinos, el problema de la dis-
presentándose al público en el Teatro Principal criminación racial, el desbalance cualitativo en
de la Comedia —su sede permanente— y en la organización de los sindicatos y la desigual
ocasiones, como un medio de extensión cultu- relación entre obreros y patronos fueron trata-
ral, en el Anfiteatro de La Habana (en actos con- dos como temas y llevados a las tablas, en oca-
memorativos del 1ro de Mayo) o en el Teatro siones con la inclusión de un debate al final del
Nacional —hoy García Lorca— y en sindicatos, espectáculo; esta confrontación, en la que parti-
locales obreros, plazas; esta actividad, encami- cipaba el público asistente, servía para reafirmar
nada a ofrecer funciones diarias y gratuitas, tra- el contenido político y de denuncia de las pie-

Untitled-46 632 02/06/2010, 9:37


EL TEATRO 633

zas, y en la misma medida analizar los logros y público crítico, por considerar al proletariado
deficiencias de la representación en tanto hecho también como un consumidor de arte, avala el
artístico. Del ámbito universal, tuvieron el in- lugar del grupo en el ansia de formación de una
discutible mérito y la valentía de ser los prime- cultura democrática, profundamente cubana y a
ros en llevar a las tablas obras soviéticas: Los bajos la vez marcadamente universal. Su esfuerzo ha
fondos, de Máximo Gorki; Los hombres rusos, de servido de pauta para las nuevas generaciones de
Constantín Simonov; además, incluyeron en su teatristas, y resulta innegable constatar cómo sus
repertorio piezas de Lorca, Caldwell, O’Neill, objetivos y aspectos organizativos se perpetúan
Calderón, et al. en el teatro de hoy, y su legado permanece ex-
Teatro Popular contó con la actuación de pro- plícito en los lineamientos generales de grupos
fesionales y aficionados que trabajan gratis para teatrales nacidos en la Revolución, como el Gru-
llevar a cabo los propósitos del colectivo; entre po Teatro Escambray y Cubana de Acero, por
ellos pueden relacionarse algunos que contribu- ejemplo.
yeron de forma decisiva al desarrollo de nues- La fuerza reaccionaria del mujalismo, la im-
tras artes escénicas, como Raquel Revuelta, posición de cuadros sindicales por decreto y la
Agustín Campos, Ignacio Valdés Sigler, Carlos intensa propaganda anticomunista cerraron el
Paulín y Alfredo Perojo. camino a un desarrollo más fructífero de Teatro
En mayo de 1944 sale a la luz Artes, órgano Popular. La agrupación, que se encontraba tam-
oficial de Teatro Popular.58 Con una frecuencia bién en quiebra económica, cesó sus actividades
mensual, la publicación sólo alcanzó tres núme- el 1o de julio de 1945. Su última presentación
ros, pues serias dificultades económicas impo- fue Yerma, de Lorca.
sibilitaron continuar editándola; esos ejempla- Paco Alfonso, además de por ser el principal
res poseen, sin embargo, muy buena calidad promotor de toda la actividad llevada a cabo por
tipográfica. Sus páginas ofrecían información y Teatro Popular, ocupa un destacado lugar den-
valoraciones sobre el acontecer artístico del país, tro del movimiento teatral cubano debido a su
mediante trabajos avalados por la firma de im- extensa e intensa labor como actor, director, ani-
portantes intelectuales como José Antonio Ra- mador cultural, investigador y dramaturgo.59
mos, Juan Marinello, Luis A. Baralt, Renée Potts, Comenzó su quehacer teatral a través de la ac-
et al; además, se ocupaban de divulgar el queha- tuación y el canto; de muy joven interpretó zar-
cer específico del grupo al que pertenecía, y de zuelas, y en 1930 tuvo su inicio profesional con
intentar el fomento de la dramaturgia cubana Pasión criolla, estrenada en el Teatro Payret.
mediante la convocatoria a un concurso nacio- Continuó trabajando en esa línea de teatro co-
nal de literatura dramática que por causas polí- mercial —con predominio de la música, la dan-
ticas y económicas no llegó a efectuarse. za y elementos del llamado teatro bufo— hasta
Ese propio interés divulgativo hizo que en que su vinculación con el trabajo, las huelgas y
julio de 1945 la emisora radial Mil Diez inaugu- la lucha sindical alrededor de 1935 consolidó una
rara un espacio, dentro de su programación, para conciencia política que, reforzada por su com-
Teatro Popular; desgraciadamente, el proyecto promiso como militante del partido de los co-
tuvo sólo una emisión. munistas a partir de 1936, incidió en un viraje
Teatro Popular fue, sin lugar a dudas, una de total de su dramaturgia, empeñada ahora en do-
las instituciones culturales más combativas de tar a la expresión artística de un contenido utili-
la etapa. Sus actividades son una muestra evi- tario, de agitación y propaganda socialista.
dente de valentía escénica: desempeñó una la- Fueron muchas sus obras de estos años, re-
bor abiertamente política, de agitación y propa- presentadas en locales sindicales, calles y plazas,
ganda, con una proyección verdaderamente como colofón de los mítines políticos de orien-
revolucionaria y popular, sin olvidar el interés tación comunista. El objetivo era muy definido:
por obtener un resultado de valor artístico, tan- aleccionar a las masas trabajadoras sobre la lu-
to textual como escénico. Su afán por lograr un cha de clases, y denunciar la explotación del

Untitled-46 633 02/06/2010, 9:37


634 ETAPA 1923-1958

gobierno hacia las capas más humildes de la so- Olúa (mención especial en el concurso interna-
ciedad: los obreros y los campesinos. cional Joshua Logan, 1940) y Agallú-Solá,
Casi todas estas obras, escritas y estrenadas Ondocó (1941). Es notoria la diferente concep-
entre 1935 y 1943, eran piezas muy cortas en las ción del teatro que se aprecia en estas obras, si
que se presentaban dos bandos antagónicos se las compara con las piezas didácticas; en es-
—opresores y oprimidos— para desatar conflic- tos ejemplos se hace patente la propuesta de una
tos similares a los que el espectador encontraba representación espectacular, rica en elementos
en la vida cotidiana: problemas laborales, des- expresionistas, con una utilización más abarca-
alojo, discriminación. En otras oportunidades dora y compleja del espacio escénico, un
participaba un personaje del pueblo al que es delineamiento más cuidadoso de los caracteres
preciso convencer de que la unidad es un factor y la inclusión de la música, danza, canciones y
ineludible para luchar y vencer frente a la injus- efectos lumínicos y de vestuario para lograr el
ticia. Es la cualidad de convertirse en arte de agi- hecho artístico, que implica complejidad
tación, expresión de una realidad en la que el es- escénica de espectáculo múltiple. La recreación
pectador se identifica y toma partido con el de una leyenda o de algún personaje de la vida
convencimiento optimista de cada mensaje, en del africano en nuestras tierras sirve de marco
donde puede encontrarse el verdadero valor de para el intento de revalorización de una raza y
esta producción dramática escrita para una re- una cultura marginadas por la sociedad burgue-
presentación inmediata, a la que pertenecen sa. Los textos conjugan armoniosamente el ver-
obras como Demandas del pueblo, Y vinieron las so y la prosa, y los personajes cobran fuerza dra-
tiñosas (ambas de 1939) y El caso del día (1941). mática, imbuidos en un mundo a la vez mítico y
Sin embargo, dramatúrgicamente, son obras de real.
muy escasa calidad; la palabra predomina sobre Obras de mayor envergadura marcan el mo-
la acción, y los personajes no ofrecen hondura mento de madurez de Alfonso, iniciado con la
psicológica, sino que están conformados de una fundación de Teatro Popular: sin abandonar el
sola pieza, llegando a veces al extremo maniqueo. sentido eminentemente social y político que pre-
El teatro de agitación y propaganda anterior sidía su producción anterior, el dramaturgo se
a Teatro Popular fue también la vía propicia para encamina hacia una renovada forma de expre-
que Alfonso abordara —por primera vez en el sión artística que se caracterizará por profundi-
teatro cubano— la realidad soviética, e hiciera zar e integrar los métodos artísticos a la expre-
un llamado a la solidaridad. Piezas como Todo el sión de lo genuinamente cubano. La pieza que
poder para los soviets (1939) y Ayuda guajira inicia el desarrollo fructífero de este proceso es
(1941) así lo demuestran. Sabanimar (1943), comedia dramática en tres
Como director de escena, además, dio a co- actos, estrenada en el Teatro Principal de la Co-
nocer puestas de carácter experimental, como es media por el Colectivo de Teatro Popular; la obra
el caso de la representación de Tururí Ñan Ñan se basa en un hecho real: el intento de desalojo
(1939), de Carlos Montenegro, en el Palisades en un caserío de pescadores y carboneros en los
Park de La Habana; el estreno, presenciado por alrededores de La Habana, divulgado por la pren-
más de dos mil personas, se consideró «la pri- sa. Paco Alfonso y la agrupación que dirigía se
mera obra del verdadero teatro popular cuba- empeñaron en un acercamiento a los protago-
no»60 debido a su cualidad de espectáculo masi- nistas del hecho, y de esta experiencia surgió la
vo y demostrador de una perspectiva muy obra, en la cual los personajes positivos, con ras-
vinculada al público para el cual fue concebida. gos individuales muy bien trazados, se unen para
A partir de este momento, y durante toda su conformar un héroe colectivo que se yergue, una
trayectoria como dramaturgo, Alfonso desarro- vez que logra llevar a primer plano los intereses
lló también una línea temática en torno a la de la comunidad y triunfar frente a los repre-
revitalización de los elementos culturales afri- sentantes del gobierno. Estos últimos, por su
canos, a través de dramas como Yari- yari, Mamá parte, obedecen a un esquema casi caricaturesco,

Untitled-46 634 02/06/2010, 9:37


EL TEATRO 635

que contrasta desfavorablemente con la profun- sía. Es la obra de un autor que intenta sobrepa-
didad psicológica expuesta en cada personaje sar sus propias limitaciones, y logra una pieza
perteneciente al pueblo oprimido. de aliento épico, donde el carácter renovador se
Si en algo se resiente Sabanimar es fundamen- manifiesta a través de la incorporación directa y
talmente en el lenguaje. Aunque su autor logra objetiva de hechos reales a la escena, con el ba-
captar el habla propia del grupo social que re- samento de un trabajo de investigación. Este va-
presenta en escena, los diálogos están cargados lor testimonial hizo afirmar a José Antonio
de un verbalismo que entorpece las líneas de ac- Portuondo en el momento del estreno: «su au-
ción. Esto se debe, en gran medida, al interés de tor nos está señalando el mejor camino a seguir
Alfonso por expresar sus ideas políticas y socia- para el hallazgo definitivo del teatro cubano: la
les en un afán que se hace excesivamente reite- escenificación de nuestros problemas colec-
rativo. En otros momentos, la utilización del tivos».61
lenguaje coloquial denota cierto descuido, y abre Una vez disuelto Teatro Popular, Paco Alfon-
paso a lo vulgar; no obstante, el autor evita el so continúa su producción dramática con piezas
pintoresquismo en el lenguaje, hecho que cons- demostrativas de una solidez alcanzada con el
tituye un indiscutible acierto. Los personajes trabajo en el grupo. En estos años, Cañaveral
campesinos de Alfonso hablan de una forma ca- (1950) y Hierba hedionda resultan peculiarmente
racterística, pero no incitan al choteo y la burla, significativas; junto a Sabanimar, constituyen la
como ha sido usual en otras piezas dramáticas línea de trabajo que Nicolás Dorr define como
cubanas. «dramas de personajes».62
Desde el punto de vista escenográfico, Alfon- Cañaveral es el drama de los campesinos cu-
so recoge eficazmente el ambiente que encon- banos y su enfrentamiento con los latifundistas
tró en la realidad; la depauperación del lugar que por la posesión de la tierra. Fue merecedor del
se propone montar en la escena se corresponde Premio Nacional de Teatro en 1950, pero la re-
con el estatus social y el ánimo de los persona- presión gubernamental prohibió su puesta en
jes. La utilización del escenario dividido para pre- escena, evidentemente por el contenido revolu-
sentar simultáneamente las vidas de dos fami- cionario y comunista.63
lias es un elemento que posibilita un mayor La composición dramática obedece, como en
dinamismo en la acción. Sobre esta línea, que ya Sabanimar, a una estructura dual. A la vista del
estaba presente en algunas obras anteriores, el público, separado por un campo de caña, se ofre-
autor trabajará más profundamente en Cañave- ce simultáneamente un paralelo entre dos mun-
ral. La propuesta de iluminación puesta en fun- dos antagónicos: de un lado los campesinos la-
ción del tiempo transcurrido es cuidadosa: el acto cayos y los representantes del poder, y del otro
I (planteamiento del conflicto y definición de los trabajadores que luchan unidos por sus inte-
las fuerzas en pugna) avanza de la madrugada al reses. Malos y buenos, fuerzas opuestas y en
pleno día, en tanto el siguiente, donde las fuer- conflicto, expositoras de las contradicciones
zas terminan a favor del grupo antagonista, cie- neocoloniales en el seno de la principal fuente
rra la noche con una luna llena, que quizás sea económica cubana: la industria azucarera.
símbolo del optimismo popular a pesar de la El autor no dota a sus personajes de una ca-
derrota momentánea; el tercer acto, en el cual el racterización psicológica profunda, quizás de-
conflicto presentado cobra sentido de universa- bido a que el conflicto, esencialmente, se encuen-
lidad y la unidad y decisión colectivas logran tra en las relaciones sociales del conjunto. Sin
triunfar, se desarrolla «pasado el mediodía», es embargo, a la hora de construir el protagonista
decir, con el mayor despliegue de luces de toda colectivo, lo hace cuidando la presencia de di-
la obra. versas individualidades, no del todo convergen-
La pieza, influida por la versión dramática de tes entre sí, pero que se unen —dejando a un
Kirkland sobre la novela El camino del tabaco de lado intereses personales— gracias a un fuerte
Erskine Caldwell, combina naturalismo y poe- sentimiento de solidaridad; entre ellos sobresale

Untitled-46 635 02/06/2010, 9:37


636 ETAPA 1923-1958

Juan Cuabas, con lucidez de guía, y Soledad, El llamado a un cambio imprescindible en el or-
ejemplo de mujer decidida y valiente. den establecido que piden los personajes, co-
En cuanto a los personajes negativos, se apre- mienza a vislumbrarse en la realidad; la amplia
cia la deliberada intención de convertir a los po- difusión de la obra en medio del júbilo por el
derosos —Don Lucas y los suyos— en esque- triunfo de la Revolución cubana inicia un nuevo
mas representativos de los de su clase. Pero al período para nuestra escena.
conformar a los campesinos traidores, Alfonso El mejor ejemplo de experimentación formal
se detiene un poco más y crea, por ejemplo, una de Paco Alfonso en aquellos años es Hierba he-
figura como la de Felipe, que conjuga la depau- dionda (Premio Prometeo 1951), una pieza que
peración física y moral para demostrar, simbóli- el propio autor cataloga como «ensayo dramáti-
camente, las consecuencias que entrañan la mal- co». El tema de la discriminación social y racial
dad y la traición. está tratado a través de una estructura argumen-
Entre los dos grupos de personajes, cruzan- tal cerrada y reiterativa, símbolo de que tales
do constantemente el cañaveral separador, apa- sucesos perdurarán mientras el sistema que los
rece Florita, un personaje simbólico, denuncia- engendra no sea cambiado. Dos mujeres negras
dor de la realidad del campo cubano; es una (madre e hija) sufren la misma vejación por par-
demente que, como tantos locos de la literatura te de hombres blancos. La venganza de la ma-
universal, se dedica con su discurso aparente- dre en la obra de Alfonso motiva un juicio, el
mente inconexo a decir las verdades; el lengua- cual realmente enmarca la acción; el uso de re-
je, inadecuadamente poetizado, encara la reali- trospectiva construye los hechos en la escena, y
dad con la misma desgarradora perspectiva que el espectador queda convencido de la injusticia
el poema «Caña» de Nicolás Guillén.64 No es de la clase gobernante y participa anímicamente
éste, sin embargo, el único elemento que une el del reclamo que, con palabras visionarias,
drama de Alfonso y la obra de nuestro Poeta Na- hace la protagonista al confiar en un cambio
cional: con la evolución de Benito Salgado, un inminente.
guardia rural que termina solidarizándose con la Aunque resulta especialmente significativo
lucha de sus hermanos de clase, está presente el el temperamento fuerte de Caridad, la prota-
ejemplo vivo de la idea expresada en «No sé por gonista, en la pieza prevalece la intención de
qué piensas tú».65 convertir a cada personaje en un tipo social; el
La obra, eminentemente realista, remite al tratamiento psicológico es en general muy dé-
momento histórico en que fue concebida no sólo bil, pues lo que al autor le interesa destacar es
por el tema, sino también por el lenguaje en ge- la lucha de clases y, en este caso específico, la
neral. El recuerdo de Jesús Menéndez —como discriminación.
ha afirmado el autor— estuvo presente en el En Hierba hedionda, la importancia y la cali-
momento de escribir la pieza, y se percibe níti- dad del texto literario se subordinan a la pro-
damente en algunos elementos caracterizadores puesta de complejidad escénica. La pieza, en su
del personaje de Juan Cuabas, héroe sindical ne- conjunto, constituye un gran espectáculo. La
gro. En cuanto a la utilización de recursos tradición negra, sus necesidades, sentimientos y
escenográficos, es particularmente significativa penas, se expresan a través de la música, la dan-
la propuesta del autor, quien incluye un elemen- za, los cantos y los coros hablados. Por otra par-
to que precisa un inteligente trabajo en la pues- te, el uso de proyecciones cinematográficas y de
ta en escena: a lo largo de toda la pieza, el caña- máscaras en un muy sugerente juego de luces y
veral que rodea los bohíos y divide el escenario sombras acentúa el dramatismo de las escenas y
debe estar crecido, arder en llamas e ir retoñando los momentos claves del conflicto. A pesar de la
hasta volver a su tamaño inicial, todo a la vista endeblez de los parlamentos —en los que pre-
del público. domina el tono novelado—, el sentido plástico
El valor de testimonio de Cañaveral cobra que emana de este despliegue escenográfico y
nuevos bríos con el estreno de la obra en 1959. gestual permite el logro artístico de la obra.

Untitled-46 636 02/06/2010, 9:37


EL TEATRO 637

Sabanimar, Cañaveral y Hierba hedionda, en Es la razón per se de la dramática de Piñera,


su conjunto, aportan una visión totalizadora de pero para entender sus claves se hace necesario
las mayores preocupaciones temáticas del autor, desprenderse de una interpretación estereotipada
esta vez plasmadas mediante una mayor y más de lo nacional, porque, para el creador, lo pro-
adecuada elaboración de los textos, pero siem- pio rebasa los límites de lo externo: sabe de los
pre respondiendo al concepto del teatro como gestos y las palabras, los conoce, los domina, y
medio de agitación y propaganda que caracteriza por ello les reconoce el derecho de pertenecer al
la mayor parte de su producción dramática. mundo, de discutir y dialogar sus problemas de
Ejemplifican, asimismo, la asimilación técnica de contemporáneos. En esta interpretación de lo
modelos de vanguardia y la aspiración de crear cubano reside la trascendencia de una obra que
una dramaturgia y una expresión escénica de con- sentó un precedente y legó un sentido de conti-
tenido nacional, empresa que lo relaciona con nuidad.
dramaturgos como Virgilio Piñera, Rolando Esta virtud de la dramática de Virgilio Piñera
Ferrer y Carlos Felipe; en su caso específico, re- se percibe ya en el primero de sus títulos: Cla-
sulta definidora la intención de vincular el carác- mor en el penal (1937-1938),68 de la que sólo se
ter renovador y experimental a la línea de teatro ha editado el primer cuadro.69 En la pieza llama
esencialmente político.66 Ellas constituyen pun- la atención el objeto de denuncia de determina-
tos culminantes en el desarrollo de una drama- das problemáticas sociales a través de procedi-
turgia muy amplia y artísticamente desigual, en mientos enmarcados en el estilo realista, lo cual
la que el propio autor reconoce las influencias de permite afirmar que, en este sentido, representa
José Antonio Ramos y Máximo Gorki. Une efi- una continuidad de la vertiente dramática en que
cazmente a sus más de cuarenta obras escritas en se inscribe José Antonio Ramos (1885-1946).
estos años la intención de concientizar desde el La elección de esta estética es un elemento de
punto de vista político y hacer llegar arte a las notable interés por cuanto expresa el rechazo de
masas proletarias, su público esencial. Al trazar- Piñera a una manera de concebir la creación dra-
se esos objetivos, Paco Alfonso se convierte en mática donde, como en el Teatro Alhambra
el primero de nuestros dramaturgos que, con una —cuyas representaciones dominaron la escena
conciencia comunista, asumió la tarea de crear cubana desde 1900 hasta 1935—, se escamotea-
un teatro político en Cuba; fue un esfuerzo que ron los problemas esenciales de la realidad tras
vio sus frutos sólo con el triunfo revolucionario la búsqueda de una fácil comunicación con el pú-
de enero de 1959. [A. Bo.] blico, garantía de su finalidad comercial. Pero
aunque la alianza con el realismo no tiene un
carácter definitivo —sino circunstancial y tran-
2.6.4 La obra de Piñera sitorio— en la conformación de la poética piñe-
riana, posee el valor de explicitar una interpre-
Virgilio Piñera Llera (1912-1979) es el creador tación de la realidad que, independientemente
de las obras más polémicas de la dramaturgia de las formas seleccionadas para su representa-
cubana contemporánea; el debate de la crítica lo ción, jerarquiza el interés por la expresión de las
demuestra en la diversidad de clasificaciones que esencialidades, no sólo de los problemas nacio-
históricamente le ha adjudicado, las cuales con- nales, sino, en general, de las problemáticas del
forman una relación que incluye absurdo, exis- hombre contemporáneo, fundamento que ali-
tencialismo, abstracciones y surrealismo, entre menta y sostiene la totalidad de la obra de Piñera
otras. Sin negar la presencia de caracteres de es- en los diferentes géneros literarios que cultivó.
tas corrientes artísticas en la dramaturgia de Clamor en el penal y su segundo texto, del
Piñera, lo cierto es que no existe una definición que se desconoce el título, fueron clasificados
de su obra que supere la realizada por el propio por Piñera como «infortunados intentos»,70 pero
autor: «porque más que todo mi teatro es cuba- la primera, aunque rechazada por el autor, es la
no, y ya eso se verá algún día».67 constatación de un camino de búsquedas que

Untitled-46 637 02/06/2010, 9:37


638 ETAPA 1923-1958

posibilitó la creación en 1941 de Electra Garrigó, la sistemática ruptura con la seriedad entre
la obra que marca el inicio de la vanguardia en la comillas.72
expresión dramática nacional, hasta el momen-
to en desfasaje con la gestión y desarrollo de la La elección de este rasgo del carácter del cu-
vanguardia en el resto de las manifestaciones ar- bano se inserta en la construcción paródica del
tísticas. texto que apunta al sentido del chiste, el juego,
Electra Garrigó hizo su entrada triunfal en la el choteo; que introduce la paradoja de lo cómi-
escena cubana el 23 de octubre de 1948. Esa no- co como recurso expresivo fundamental, lo que
che, en la sala del Teatro Valdés Rodríguez, el en términos de la acción adquiere la connota-
público y la crítica asistieron a una representa- ción de un distanciamiento con funciones para
ción que sería historia en la escena y la drama- las que fue concebido por Bertolt Brecht. Si a
turgia cubanas. Las respuestas de la crítica fue- estos elementos que integran el arsenal de los
ron variadas: entusiasmo, sorpresa en algunos, recursos expresivos se suma un aspecto esencial
rechazo e incomprensión en otros. Las actitu- del contenido de la obra: el concepto existen-
des eran totalmente explicables pues se estaba cialista que expresa la insatisfacción, el resenti-
en presencia de un hecho extraño, sin preceden- miento y el absurdo del individuo en relación
tes en la escena cubana. con la sociedad —génesis del juego de las op-
La herencia del teatro clásico griego había sido ciones (puerta de partir y puerta de no partir),
retomada y sometida a una curiosa «cubani- aunque ninguna representa una solución al con-
zación»: Electra, Orestes, Clitemnestra, Agame- flicto planteado—, tenemos que reconocer que
nón y el Pedagogo se paseaban por el escenario la complejidad de Electra Garrigó, la cual justi-
precedidos por La Guantanamera, trajes y atri- fica además el asombro o rechazo con que fue
butos propios de lo cubano y prescindiendo del recibida en su estreno, no es un hecho circuns-
destino y la acción de los dioses. Detrás de esta tancial en relación con el escaso desarrollo de la
sorpresiva y poco usual yuxtaposición de ele- dramaturgia del período, sino el sentido de su
mentos, el autor se proponía objetivos concre- trascendencia, su valor universal.
tos; según su propio testimonio: el reflejo del Si el análisis de Electra Garrigó queda reduci-
«carácter del cubano» a través de «la educación do a la búsqueda de la expresión de lo cubano y
sentimental que nuestros padres nos han dado».71 de las problemáticas de la realidad nacional en
Años más tarde, él mismo lo definía de la si- los términos de una estética realista, nos vería-
guiente forma: mos obligados a concluir que la obra no logra
una relación dinámica con su contexto; pero ésta
…Bueno, me dije, Electra, Agamenón, sería una conclusión apresurada, que nos aboca
Clitemnestra, tendrán que seguir siendo los a una contradicción insoluble, si intentamos ha-
mismos. Vamos para dos mil años que fue- llar una respuesta a la seducción que continúa
ron creados por unos autores que conocían ejerciendo el texto.73 El problema radica, enton-
muy bien a su pueblo. Pero también me dije: ces, en encontrar aquellos elementos que por su
a propósito del pueblo, es decir, de mi pue- sustancialidad, al tiempo que registran las
blo, ¿no sería posible cubanizarlos? Pero especificidades de las circunstancias históricas
¿cubanizarlos en lo externo, esto es, en el que influyen en su creación, trascienden esas
traje, en los símbolos, en el lenguaje? Tal particularidades.
aporte no sería negativo; sin embargo, no En tal sentido, lo primero a destacar es el con-
resolvería la legitimidad y la justificación flicto generacional que vertebra la fábula, de in-
de mi tragedia. Para que Electra no cayera dudable veracidad histórica. Electra Garrigó, la
en la repetición absoluta […] tenía que en- protagonista, es la que lleva a términos de ac-
contrar el elemento, el imponderable. Aquí ción el proceso de desintegración de la familia,
tocamos con aquello de cómo es el cuba- permite la muerte de Agamenón y trama la de
no. A mi entender el cubano se define por Clitemnestra preparando a Orestes para ello. El

Untitled-46 638 02/06/2010, 9:37


EL TEATRO 639

objetivo de Electra es materializar, convertir en Electra no consigue un triunfo, la soledad nun-


hechos lo que es una innegable realidad: la fami- ca lo ha sido, y es aquí donde se manifiesta con
lia Garrigó no es otra cosa que el recuerdo de toda su fuerza la concepción metafísica que ha
una tradición quebrantada, los ideales éticos y regido la construcción del texto, donde al final
morales que la sustentan están en crisis, su exis- los contrarios resultan anulados. No hay venci-
tencia es sólo aparencial. Pero Electra, que se dos ni vencedores, y el universo —espacio y
propone la ruptura, no encuentra ella misma una mundo de relaciones— queda reducido al esta-
solución al conflicto: tismo o el vacío.
Piñera interpreta el mundo desde la perspec-
tiva del individuo que no puede encontrar una
AGAMENÓN: (Persuasivo.) Tengo fe en tu afirmación en la realidad contextual, pero que
cariño. tampoco está interesado en proyectar una praxis
ELECTRA: (Agitada.) Pero puedo rebelarme. transformadora que supere el universo de con-
tradicciones. La realidad es entonces sucesiva-
AGAMENÓN: No lo harás (Pausa.) ¡Mira: mente creada y aniquilada. Es este un elemento
te digo: cásate con el pretendiente, esencial de lo que puede conceptuarse como es-
abandona el hogar! No lo harás, me tética de la negación, sobre la que Cintio Vitier
quieres demasiado. alcanza a definir caracteres esenciales a través del
ELECTRA: (Volviéndose al público.) ¡Oh, estudio de la creación poética de Piñera. Dice el
Crueldad! crítico:

AGAMENÓN: (Volviéndose hacia las colum- después del tono aciago de Las Furias
nas.) ¡Oh, Necesidad!74 (1941) y sibilino de Las destrucciones […],
se lanza Piñera a un intento menos retóri-
Nótese el valor connotativo de las acotacio- co, más despojado y crudo, de apresar una
nes. Electra pronuncia el texto volviéndose al realidad sin sustancia estética, religiosa ni
público, espacio abierto habitado al que se diri- moral, que acaba por revelársenos como la
ge para comunicar, más bien demostrar, la evi- inmediata realidad del vacío (reverso de
dencia de su condición, justificación a sus futu- nuestra descomposición histórica y reso-
ros actos. En cambio, Agamenón dice su texto nancia de la crisis del mundo moderno) que
«volviéndose hacia las columnas»; allí está el sím- ningún esfuerzo literario puede conjurar.
bolo de la tradición, de lo constituido, de la Pero es precisamente en esa impracticabi-
memoria cultural. El resultado de la lucha no será lidad última, en ese imposible típico y dis-
sorprendente: Electra no puede transgredir sus tante de la obra de Piñera, donde residen
circunstancias, ella misma es una consecuencia su sentido y su fuerza.75
de la moral burguesa cristiana con la que rivali-
za. El valor de su gesto está en el rechazo a lo De esa «inmediata realidad del vacío» surge
establecido, su incapacidad en la propia forma- Electra Garrigó como parodia, y en ello «reside
ción burguesa que le impide encontrar vías de su sentido y su fuerza». La condición media-
transformación. La forma en que se plantea el tizada de la seudorrepública, «la constatación de
conflicto introduce la reflexión en torno a la una realidad desustanciada» impiden que los per-
complejidad de los cambios sociales. sonajes puedan erigirse en héroes trágicos; so-
Lo anterior explica que, aunque en los térmi- bre ellos pesa la inevitable condición de hom-
nos estrictos de la acción, Electra logra sus pro- bres sin nación independiente. La conciencia de
pósitos: la muerte de los padres y la partida de una vida intrascendente los conduce al «puro
Orestes, ella, sin embargo, va a quedar ante la absurdo del existir como suma de hechos que se
«puerta de no partir», «la que no abre ningún deshacen en su equivalente sucesión, al cabo sor-
camino, pero tampoco lo cierra». Entonces bida por la nada».76 Significado de la Teoría de

Untitled-46 639 02/06/2010, 9:37


640 ETAPA 1923-1958

los Hechos, doctrina —evidentemente de sub- vés de la estética de la negación, transposición


sistencia— en la que son instruidos Electra y de la tradición —su ruptura— constatable en los
Orestes por el Pedagogo. «En el reino animal No-Dioses, el No-Destino, y la paradoja, pro-
sólo hay hechos», afirma el Pedagogo, a lo que fundamente trágica, de la No-Tragedia.
Electra agrega: «hechos […], nada más que he- La coexistencia del «discurso parodiante» con
chos en el reino humano».77 Y los hechos tienen el «discurso parodiado» es también el procedi-
su correspondiente en la Ley de la Necesidad, a miento mediante el cual se introducen rasgos del
ella obedecen las muertes de Agamenón y carácter del cubano, como el choteo, la burla, el
Clitemnestra que, consecuentemente con la doc- humor; pero esto no indicaría, y suponerlo sería
trina, no revisten rasgo alguno de tragicidad, in- un error, que Piñera pretenda a través de estos
terpretadas según palabras de Electra como «una aspectos entregar generalidades del carácter del
mera cuestión sanitaria». La muerte valorada sólo cubano, cuando resulta evidente que la selección
como un hecho por la Ley de la Necesidad esca- también entraña un objeto funcional en corres-
pa al sentido paródico del texto y se convierte pondencia con los requerimientos de la parodia,
en amarga metáfora que designa «la facticidad por cuanto son parte fundamental de sus recur-
en que cae la República», «el vacío de lo cuba- sos expresivos. La confirmación de que no exis-
no»; y a su vez, el vacío en que cae el mundo te en Piñera el intento de reducir lo cubano, la
abocado a una Segunda Guerra Mundial a la que esencia de sus problemáticas, al juego o el cho-
se lanzaron los hombres cuando las palabras per- teo, se advierte en la tragicidad contenida en la
dieron su valor de comunicación, de entendi- estética de la negación, sustrato del universo
miento, y los hechos adquirieron el sentido del dramático creado.
todo, o mejor y para expresarlo con palabras de La notable imbricación que se alcanza entre
Piñera, el sentido de la nada. aspectos de raigambres aparentemente contra-
El sentido o sentimiento de la nada que, en lo dictorias —de un lado el humor, el juego, el cho-
concerniente a nuestra realidad seudorrepu- teo; de otro el sentimiento de lo trágico— para
blicana, Piñera denomina como «el “pasivo” de conformar la urdimbre del texto, confiere a la
la Nada, [y] al cual no corresponde “activo” al- obra el valor de ser uno de los primeros textos
guno»,78 explicita una cosmovisión del mundo de la dramaturgia cubana en que se materializa
en la que prevalece el absurdo de la existencia, el rechazo a la dicotomía «teatro culto»/«teatro
que alcanza su correspondiente expresión dra- popular» —conceptos heredados desde las pri-
mática en la parodia, cuyas connotaciones me- meras formas teatrales y que caracterizan nues-
recen especial detenimiento analítico. tra tradición dramática. Opuesto a tal polaridad,
La presencia simultánea en la pieza de un «tex- Piñera propicia un camino para lograr que se in-
to parodiante» y el «texto parodiado»79 conduce tegren formas que, como explica Raquel Carrió,
a que los personajes se reconozcan ellos mismos sólo tienen una presencia real como fenómeno
como personajes a quienes se obliga a represen- histórico, clasista.81 De aquí que resulte imposi-
tar80 de acuerdo con un modelo que les es total- ble plantear una jerarquización de formas pro-
mente ajeno. Es decir, son actores de una histo- cedentes de una u otra vertiente teatral. La
ria cuyas dimensiones trágicas, según la tradición presencia de conceptos y procedimientos carac-
griega, no les corresponden. Pero obligados a terizadores de un «teatro culto», generada por
permanecer en la escena para representar una las «relaciones intertextuales con el antetexto»,
historia con tales condiciones, y ante la imposi- no logra someter o supeditar las formas y con-
bilidad de escapar al sentido de intrascendencia ceptos inherentes al teatro popular, que inter-
a ellos inherente, no tiene otra opción que recu- vienen en la conformación del «texto paro-
rrir a la ironía a través de la cual el «discurso diante». Ambas interrelacionan de una manera
parodiante» mantiene la presencia del «texto activa, dinámica, que, en última instancia, es la
parodiado», pero, al mismo tiempo, la ironía que permite la coherencia de las partes consti-
deviene sustancia de lo trágico, realizable a tra- tuyentes del sistema. En este sentido no sería

Untitled-46 640 02/06/2010, 9:37


EL TEATRO 641

arriesgado plantear que se va creando un «géne- éstas las razones del rechazo de Piñera al texto
ro autónomo» que los propios recursos expresi- que no incluyó en su Teatro completo, donde
vos de la parodia tienden a originar.82 publicó las obras escritas hasta 1960.
En relación con el concepto teatro popular es La trayectoria dramática de Piñera continúa
imprescindible esclarecer su significado respec- con Jesús, escrita en 1948 y estrenada en 1950.
to a Electra Garrigó. El humor, el choteo y lo Con la obra, el autor gana el segundo premio en
paródico presentes en el texto, aunque prove- el concurso auspiciado por la ADAD en noviem-
nientes de la tradición vernácula, alcanzan, como bre de 1948. Si en Electra Garrigó el mundo de
se ha visto, funciones y finalidades perfectamen- contradicciones se mantiene en los marcos de la
te diferenciadas de las que desempeñaron en el familia, con Jesús asistimos al intento de ampliar
teatro bufo y el Alhambra, considerados expo- el área de conflictos a través del enfrentamiento
nentes del teatro popular. En este sentido, es evi- individuo-medio social.
dente que Electra Garrigó aporta una interpre- La fábula cuenta la historia del barbero Jesús
tación inédita del concepto teatro popular, en la García, víctima del misticismo del pueblo, quien
que se manifiesta el replanteo de una problemá- lo postula como el Nuevo Mesías. Ante esta si-
tica no sólo artística, sino también social. El in- tuación el personaje, tratando de defender su
tento de borrar los límites entre lo «culto» y lo identidad, se erige como el No-Jesús. Pero la
«popular» en la creación artística alcanza el sig- realidad que lo rodea es tan absurda que todo
nificado de un sentimiento de rechazo a una es- intento por hacer prevalecer la razón es inútil, y
tratificación clasista opuesta a la integración na- la negativa de Jesús se convierte en un problema
cional. El propósito, aunque inalcanzable en las social que requiere la intervención de las autori-
condiciones de país dependiente, aporta una dades, quienes para resolver el dilema determi-
nueva cualidad al señalar como meta la ruptura. nan la muerte del personaje. En la obra están
La imposibilidad de realización social de la rup- presentes dos sectores que en Electra Garrigó
tura que en 1941 condena a Electra a «la puerta sólo aparecían como insinuaciones del mundo
de no partir», abre, sin paradojas, un nuevo ca- exterior: el pueblo y las autoridades. Con res-
mino para el desarrollo de la dramaturgia cuba- pecto a ellos, el espacio que ocupa Jesús es jus-
na cuando Virgilio Piñera, a diferencia de su pro- tamente el medio, cuestión interesante porque
tagonista, logra trascender los imperativos plantea una problemática que se complejiza a la
histórico-sociales y, sin prescindir de ellos, con hora de ubicar el lugar del individuo al margen
la lucidez que caracteriza a los más dotados crea- de una u otra zona. Resulta, entonces, que Jesús
dores, consigue con Electra Garrigó sentar los no forma parte del pueblo y se opone a sus in-
requerimientos de una nueva etapa dramática que tenciones, pero tampoco está de acuerdo con las
se caracterizará por el esfuerzo de conciliar lo autoridades, lo cual se explica porque ellas y el
cubano, lo moderno y lo universal. pueblo son concebidas como una sola fuerza
A Electra Garrigó le sucede En esa helada zona, opuesta a la individualidad: forman un mismo
escrita en 1943 y aún inédita. Según el autor, se bloque en oposición al personaje protagónico y
trata de una farsa nacida de su rechazo a los tea- sus discípulos.
tros de experimentación cuya labor, afirma: «no Los caracteres que asume el enfrentamiento
se asienta ni fundamenta en un Teatro Nacio- despejan el objeto dramático, y si en un inicio la
nal». El tema de la obra es la locura aparente obra prometía un estudio de la relación indivi-
«cuyo objetivo es aparecer insanos a fin de esca- duo-medio social donde ambas entidades fue-
par a la locura de la existencia —que es una suerte ran analizadas en sus particularidades, con el
de locura invertida». De acuerdo con sus pala- desarrollo de la acción se va cerrando esta posi-
bras, la forma de desarrollar el tema se caracte- bilidad para dar paso a un plano más abstracto
riza por las «complicaciones intelectualistas, con que jerarquiza el conflicto existencial. Es de-
un lenguaje hermético concebido desde esa du- cir, se desdibujan los caracteres concretos del en-
dosa forma que es todo esquema».83 Parecen ser frentamiento inicial y se da paso a un debate

Untitled-46 641 02/06/2010, 9:37


642 ETAPA 1923-1958

teórico que no logra vertebrarse orgánicamente actitud de Jesús en el momento de su muerte


en el desarrollo de la acción. La obra se realiza manifiesta la dignidad con que el personaje asu-
en dos planos, la fábula se debilita y el debate de me lo inevitable. Al aceptar la muerte sin oposi-
ideas se separa de los hechos concretos, a tal ción, Jesús le confiere un sentido de causalidad
punto, que éstos llegan a funcionar sólo como a una circunstancia que había sido generada por
un pretexto para las ideas en juego. El centro, el el azar. Pero cuando en el desenlace el pueblo,
objeto dramático, consiste en la negación del que iba a atacarlo, cae de rodillas ante su cadá-
personaje: ver, se demuestra que la rebeldía del protagonis-
ta estaba incapacitada para proyectar una con-
…Toda mi fuerza y diría que hasta mi po- notación social. Con este final la acción vuelve
sible santidad —al revés, se entiende— se al punto de partida: los contrarios, como en
encierra en la negación rotunda, sistemáti- Electra Garrigó han sido anulados, y estamos otra
ca de que no soy, ni seré nunca el nuevo vez en presencia del universo cerrado.
Mesías.84 Los rasgos comunes entre Electra Garrigó y
Jesús son notables: en ambos textos se trabaja la
La negación —ya presente en Electra Garri- concepción del absurdo existencial; la interpre-
gó— adquiere en Jesús categoría de tesis al cons- tación del mundo está dada desde una óptica in-
tituir el único medio de defensa de la identidad, dividualista, y tanto en uno como en otro se parte
es la negación absoluta frente al absurdo de la de la negación del orden lógico —causal— de
realidad. Por su perspectiva, la obra es heredera los hechos. Pero si la negación tiene en Electra
de la línea que va de Kafka a Camus, y Jesús como Garrigó una importancia fundamental como es-
protagonista tiene evidentes puntos de contac- tructura y significado, en Jesús pretende adop-
to con el Joseph K de El proceso. La muerte de tar la función de elemento estructurador del tex-
Jesús recuerda, de inmediato, la de Joseph K, to, y es en este sentido donde se observa la
ambos personajes son víctimas de una sociedad fricción entre la forma y el contenido específi-
a la que los autores no le encuentran salida o co. Nótese, al respecto, el escamoteo de los ca-
solución posible, y el énfasis en ambos casos está racteres del conflicto a favor del planteamiento
en el grado de lucidez que alcanzan los persona- existencial, lo que ocurre por la ausencia de una
jes con respecto a sus destinos. Es el círculo de técnica dramática capaz de adoptar la negación
la fatalidad determinada, no por fuerzas sobre- como principio estructurador del texto. Es lo
naturales, sino por fuerzas sociales caóticas que que explica que Jesús no logre superar la exce-
dirigen el destino de los hombres; en tales con- lencia de Electra Garrigó, donde a través de la
diciones no existe la causalidad en el acontecer parodia, Piñera consiguió dar un sentido de to-
social, su lugar lo ocupa el azar. Jesús tiene ple- talidad a las partes constituyentes del sistema.
na conciencia de ello: «…Jesús dependía del Pa- Si atendemos a los criterios de Martín Esslin
dre Eterno, yo dependo del azar»85 dice el pro- sobre el Teatro del Absurdo,87 podemos consi-
tagonista a uno de sus No-discípulos. derar que Jesús representa un momento de tran-
Desde el momento en que el personaje deci- sición en la expresión dramática de su autor. La
de postularse como el No-Jesús, comprende que contradicción insoluble, en la obra, entre «for-
su final será irremediablemente trágico, y así lo ma» y «fondo» lleva a un máximo la fricción en-
anuncia a sus No-discípulos, que proponen la tre el mundo de significados y las formas expre-
huida; pero Jesús no acepta forma alguna de elu- sivas adoptadas, provocando, desde dentro, el
dir la muerte: en la aceptación de su destino re- estallido de estructuras que no logran correspon-
side su libertad. En Jesús —como en Sísifo, se- der a los requerimientos exigidos para la repre-
gún la interpretación del mito por Camus— «la sentación dramática de las temáticas propues-
clarividencia que debía constituir su tormento tas. Este estallido, verificable en la insuficiencia
consuma al mismo tiempo su victoria. No hay de los procedimientos dramatúrgicos de Jesús,
destino que no se venza con el desprecio.»86 La conduce a la creación, en el propio año 1948, de

Untitled-46 642 02/06/2010, 9:37


EL TEATRO 643

Falsa alarma,88 donde Piñera, como todos los un camino propio, al encuentro de formas dra-
dramaturgos del Teatro del Absurdo, «renuncia máticas inéditas. Con Piñera estamos en presen-
a argüir sobre lo absurdo de la condición, [y] se cia de un dramaturgo en el que se reduce sensi-
limita a presentarlo en imágenes escénicas con- blemente el área de influencias en el proceso
cretas».89 creativo, rasgo infrecuente atendiendo a las pro-
Cuando la obra comienza, la escena presenta blemáticas que, en este sentido, aporta la incohe-
dos fuerzas opuestas: la justicia y el crimen. De rencia de la tradición teatral, expresión artística
inmediato se está ante un Juez que condena a un del período en cuyo estado de desarrollo se apre-
Asesino y una Viuda que exige todo el rigor de cia con mayor nitidez la influencia de la heren-
la ley. Pero de súbito el Juez y la Viuda abando- cia cultural de la colonia y la condición
nan la sala y la estatua de la Justicia es sustituida mediatizada de la república.90
por una victrola que tocará Danubio azul. Tras En el estudio de la obra de Piñera uno de los
esta transformación, el Asesino queda descon- aspectos más complejos consiste, precisamente,
certado, la realidad va perdiendo sus matices y en la confluencia de dos elementos que difícil-
se disuelve en un juego de palabras e ideas banales mente pueden congeniar: de un lado, el interés
sostenidas por la Viuda y el Juez. de renovación, de continuas búsquedas de for-
La escena del teatro en el teatro convierte al ma dramática y procedimientos novedosos; de
Asesino en un espectador que interrumpe cons- otro, la ausencia de una tradición que los propi-
tantemente porque no logra comprender la nueva cie y la carencia de un sólido movimiento teatral
situación en la que ya no le pertenece el rol que los aliente, lo que, sin dudas, condiciona el
protagónico. Tras este juego insólito en la esce- carácter disímil y complejo que describe la tra-
na se ha producido la metamorfosis más impor- yectoria dramática del autor.
tante: los personajes se han convertido en sus La cronología de sus obras dramáticas escri-
contrarios, ahora son la No-Viuda, el No-Juez tas entre 1948 y 1958 arroja datos de interés en
y, finalmente, el No-Asesino. relación con la alternancia en la calidad de los
Como en Jesús, el tema de la obra es la pérdi- resultados artísticos. El orden es el siguiente:
da de identidad, consecuencia de un mundo en 1948, primera versión de Falsa alarma; 1955, Los
perpetua crisis de valores donde resulta imposi- siervos; 1957, versión definitiva de Falsa alarma
ble descubrir un sentido en la concatenación de y La boda. El cotejo de las versiones de Falsa
los hechos, en tanto éstos se presentan con ab- alarma indica que no se producen cambios en
soluta independencia. Ante la total anarquía, no cuanto a la concepción del universo dramático y
hay razones para la existencia de una norma ju- los recursos expresivos. Con excepción de la
rídica que juzgue a los hombres encontrándolos escena del teatro en el teatro que se hace más
culpables o inocentes. Como queda expresado extensa, y el cambio introducido a final del tex-
en el texto, el solo intento de pensar en un códi- to,91 el resto de las modificaciones se ubican en
go jurídico genera la farsa: de aquí que Piñera la el orden y extensión de algunos parlamentos. En
seleccione como recurso estructurador del sis- general, los caracteres de la reelaboración de la
tema dramático, pues ningún otro género podía obra, evidentemente en función de la puesta en
proporcionarle el contexto adecuado para la escena, o su resultado, afirman que Falsa alarma
teatralización de un tema que se sustenta en la es, desde su gestación, un texto tipificador del
anarquía y la irracionalidad. Con esta obra en un Teatro del Absurdo. La ilogicidad del diálogo,
acto, Piñera se convierte en exponente de una expresión de la desintegración del lenguaje como
estética en la que no tiene el rol de discípulo, metáfora de la incomunicación, la estructura
sino la cualidad de precursor, de legítimo repre- ahistórica y el sentido circular de la fábula, uni-
sentante de la vanguardia dramática a escala uni- dos a la imposibilidad de una ubicación contex-
versal. Para el análisis de la obra piñeriana es éste tual de los sucesos y personajes en tanto el hom-
un elemento de valor, demostrativo de la voca- bre resulta una abstracción, son principios de la
ción experimental del autor que lo conduce, por configuración dramática de Falsa alarma, que

Untitled-46 643 02/06/2010, 9:37


644 ETAPA 1923-1958

serán retomados de una u otra forma en obras truido una débil armazón dramática en tor-
inmediatamente posteriores, como Los siervos y no a los pechos caídos de una novia que
La boda, aunque por diversas razones ninguna pierde su matrimonio por su defecto cor-
de ellas logra la perfección dramática de su ante- poral [y fundamentalmente por la indiscre-
cedente. ción del novio, a lo que Piñera le confiere
Los siervos —publicada en 1955 en la revista el valor de acción motriz del texto, criterio
Ciclón—92 sustenta sus acciones en el hipotéti- que compartimos]. Eso es todo; el resto de
co triunfo del comunismo a escala universal, pero los otros dos actos corresponden en reali-
los nombres de los personajes junto a otras re- dad al juego mental e intelectual de que tan-
ferencias (periódico Pravda y la reiterada men- to gusta Piñera…96
ción de Rusia) explicitan que la acción acontece
en la URSS. En esta farsa en un acto, los bandos Luego de esta caracterización general del tex-
en pugna están conformados por los partidarios to, lo primero que llama la atención en el estu-
del «comunismo» —caracterizados como moda- dio de La boda es el cambio que experimenta la
lidad decadente de la burguesía— y el niketismo estrategia del autor para propiciar la interrelación
—partidarios del servilismo, del retorno a la con- de lo banal y lo trascendental, finalidad que ha
dición de siervo—, y tanto unos como otros son orientado la elección de los procedimientos dra-
sometidos a la ironía y la burla del autor, signo máticos hasta constituirse en un principio de la
del desinterés de Piñera por profundizar en la creación de Piñera. En Electra Garrigó, Jesús y
temática, cuyo punto de partida existencialista Falsa alarma, la solidez de las situaciones de par-
y metafísico no desarrolla en la misma medida tida —su carácter trascendental— genera situa-
en que lo hace en sus obras anteriores. El final ciones dramáticas donde la intervención de lo
del texto lo confirma, cuando la fricción de los banal se manifiesta a través de la postura, que
contrarios supone la alternancia en el poder de contiene rasgos esenciales del contexto, asumi-
unos y otros, situación que los personajes acep- da por los personajes. En el acontecer de la ac-
tan sin réplicas ni desgarramientos. En su «Diá- ción, el recurso adquiere la dimensión de un pro-
logo imaginario» (1960) con Jean Paul Sartre, ceso en el que las contradicciones inherentes a
Virgilio Piñera desacredita la obra.93 lo banal y lo trascendental, el juego rechazo/
No obstante, es preciso tener en cuenta que aceptación que entre ambas se establece, permi-
la concepción metafísica de Los siervos, inaugu- ten la interacción de esta pareja de contrarios,
rada en Electra Garrigó, así como los recursos confiriéndole al juego connotaciones filosóficas.
expresivos, se reiteran en lo fundamental en En La boda, Piñera ensaya una nueva combi-
obras posteriores como El flaco y el gordo natoria de elementos invirtiendo el orden en las
(1959)94 y antes en La boda, última obra creada partes del procedimiento dramático. En este caso
en la etapa analizada. selecciona una situación de partida banal, a la que
El estreno de La boda, el 15 de febrero de 1958 los personajes pretenden conferir un valor tras-
en la sala Atelier, no fue bien recibido por el cendental; pero para el alcance del objetivo cons-
público y la crítica; el propio autor señala que la piran diversos aspectos, entre ellos la vacuidad
obra se calificó de «sensacionalista» y «altamen- que caracteriza a los personajes, representantes
te pornográfica».95 Fue Rine Leal, uno de los crí- de la esterilidad de la burguesía cubana, seres
ticos más lúcidos del teatro en ese período, quien miméticos que actúan según códigos éticos y
realizó una justa valoración del texto: morales trasplantados de otras culturas, que no
se corresponden con las necesidades del contexto
…La boda es una obra en tres actos, la más al que pertenecen. Aunque en este sentido se
ávida en el orden de las palabras de este au- advierte el interés crítico, éste no logra imbri-
tor, la más elusiva en cuanto a la acción, la carse a la finalidad generativa de la acción por
más absurda en su planteamiento final. Par- cuanto la propia caracterización de los perso-
tiendo de un hecho físico, el autor ha cons- najes los incapacita para transformar lo trivial

Untitled-46 644 02/06/2010, 9:37


EL TEATRO 645

en trascendental, e impide así la realización del únicos textos en que forma y fondo integran una
proceso de contradicciones con las connotacio- unidad dramática legítima, en tanto que Jesús,
nes que alcanza en los textos anteriores. En ge- Los siervos y La boda, al no conseguir la alianza
neral, la obra se caracteriza por la profusión de en la relación forma/contenido, quedan limita-
objetivos que no logran insertarse a un sistema dos a la condición de proyectos en los que, no
que les aporte coherencia; sin embargo, las fun- obstante, se manifiestan cualidades autorales y
ciones dramáticas a que aspiran algunos de es- propósitos de envergadura para el desarrollo de
tos objetivos le conceden al texto un valor que la expresión dramática nacional. Conjugar las
no radica en el hecho en sí, sino en la proyec- capacidades creadoras de Piñera, los intereses que
ción de su futuridad en la praxis dramática del animan su obra, con los resultados de sus reali-
autor. zaciones es ciertamente una tarea difícil por los
El carácter agresivo y provocativo de la obra múltiples aspectos que en ella intervienen, los
—surgido del juego teatral en el que persona- cuales desbordan la individualidad del autor y
jes y receptores son tratados como piezas de tipifican, en gran medida, los problemas que tuvo
experimentación, cuya capacidad de resisten- que enfrentar la dramaturgia en los años 1940-
cia se mide obligándolas a formar parte de una 1958.
historia banal con el objeto de conducirlas a la Ha de tenerse en cuenta que Piñera escribe
situación límite— tiene como propósito de- Electra Garrigó en 1941 y la estrena siete años
mostrar la vulnerabilidad del hombre, materia- más tarde; entre la escritura y el estreno de Jesús
lizada a través de la teoría de la situación límite median dos años; Falsa alarma se publica en 1949
en la que los recursos del Teatro del Absurdo y sube a la escena ocho años después. Éstas y no
proporcionan la intervención de procedimien- otras razones harían decir a Piñera en 1960 que
tos del Teatro de la Crueldad. Cuando Piñera se consideraba «un casi autor teatral»,97 por que
selecciona el elemento lúdicro no lo hace ad apenas había logrado ver su teatro en la escena.
libitum; su objeto es llevar la acción hasta sus Es evidente que la ausencia de un movimiento
últimas consecuencias, hasta el límite en que teatral activo y un público a quien dirigirse, in-
todo acto produce un desgarramiento, y la li- ciden no sólo en la relativa pobreza cuantitativa
beración de las pasiones conduce a un estado de su producción, sino, más allá de ella, en la
estricto de la racionalidad que resulta tan seve- imposibilidad de superar la calidad de sus entre-
ro y destructivo como lo irracional, por la luci- gas. Asimismo, el carácter experimental en las
dez con que se adquiere conciencia propia de sí obras de Piñera, que se destaca como una cons-
mismo y de las imperfecciones. El resultado tante a lo largo de su producción, es un hecho
artístico de este experimento no podía prever- que atañe no sólo a las formas, sino también a
lo el propio autor, pero La boda constituye el los contenidos a expresar. Pero los fenómenos
germen de una de las obras más notables y con- de empobrecimiento de los contenidos, de re-
movedoras de la dramaturgia cubana contem- petición de los recursos expresivos y de pérdida
poránea que Piñera escribe diez años más tar- de una perspectiva progresiva frente a los he-
de: Dos viejos pánicos. Desde luego, las chos de la realidad que se observan en obras
imperfecciones de una obra no se justifican por como Los siervos y La boda, tienen su explica-
lo que en ella exista de proyección futura, pues ción fundamentalmente en la crisis cada vez más
cada una es un mundo particular e independien- profunda de la conciencia nacional. Crisis que
te y por él ha de responder, y en el caso de La va a encontrar su imagen más desgarradora e
boda, el mundo creado no alcanza a sostenerse impresionante en Aire frío, la obra que sintetiza
por sí mismo. y da valor a un largo período de aprendizaje; 1959
En este sentido, la pieza demuestra la com- es el año de su creación, también el año del triun-
plejidad de la trayectoria que describe la produc- fo de la Revolución cubana. [B. R.]
ción dramática del autor. En la etapa que anali-
zamos, Electra Garrigó y Falsa alarma son los

Untitled-46 645 02/06/2010, 9:37


646 ETAPA 1923-1958

2.6.5 La obra de C. Felipe Prácticamente autodidacta,100 el autor comen-


zó desde muy joven a demostrar su interés por
Carlos Felipe (1914-1975)98 asume el propósito la creación dramática. En sus primeros tiempos
de llevar su teatro a categoría universal, en una no sólo se propuso recrear en el ambiente cuba-
«lucha por la modernidad» que se define a partir no obras de autores españoles —Lope, Calde-
de la experimentación y la asimilación de técni- rón, Cervantes—, sino que escribió algunas pie-
cas de las vanguardias europea y norteamerica- zas: La gaceta del pueblo (1926), basada en el
na, en un afán de renovar y superar una tradi- personaje de una chismosa; El faro, cuyo eje es
ción precedente y lograr la manifestación de la un triángulo amoroso con la innovación de un
esencia de lo nacional mediante una actividad escenario simultáneo, así como El divertido via-
dramática de verdadera calidad. je de Adelita Cossí, enviada en 1933 al concurso
Su teatro es testigo y partícipe de un momento de la emisora radial «La Hora Múltiple».101
histórico lastrado por las contradicciones de una Entre las obras de Felipe que se conservan, la
sociedad clasista, y refleja el rechazo a la Repú- más antigua es Esta noche en el bosque, Premio
blica neocolonial de una manera peculiar: Felipe Nacional de Teatro de la Secretaría de Educa-
lleva a sus obras la existencia de esa sociedad a ción en 1939; hasta hace muy poco tiempo era
partir de la contraposición cultura oficial/cultu- también una pieza prácticamente perdida para
ra marginada. nuestra historia teatral.102 Consta de tres actos:
La profunda base social de su teatro se sus- los dos primeros, aparentemente inconexos, pre-
tenta justamente en esto. Afronta la época que sentan al conjunto de personajes que fungirán
le tocó vivir —llena de frustraciones, anhelos, como protagonistas en medio de limitaciones
incomprensiones y diferencias de actitudes re- sociales y frustraciones individuales; este orden
gidas por la estratificación de la sociedad— des- impuesto se rompe con la apertura al tercer acto,
de una perspectiva de apoyo y sensibilidad hacia dividido en cinco cuadros breves en los que cada
un «bajo mundo» que él conoció; es una parte personaje, por separado, logrará su momento de
de la realidad cubana que Felipe recreó mitificán- «realización» gracias a la inmersión en un mun-
dola, con una visión poetizada que intenta ele- do mágico que le posibilita escapar de la reali-
var la cultura «marginal» al nivel de un teatro dad. Este último acto deja atrás el estilo emi-
nacional y popular. Esta idealización de deter- nentemente realista que presidía los anteriores,
minados sectores y actitudes no afecta, sin em- y enfatiza en el expresionismo, elevando el va-
bargo, la eficacia del contenido de las piezas por- lor otorgado a la fantasía y la imaginación, fre-
que, como afirma Raquel Carrió: cuente en las escuelas de vanguardia.
Tanto por el propósito de experimentación
La idealización y mitificación en la obra de técnica como por los aportes del contenido, Esta
Felipe son, más que posturas ideológicas, noche en el bosque se ha considerado «un prólo-
una respuesta estética. Elevar esa cultura de go orientador a toda la obra futura de Carlos
oposición, de extraordinaria riqueza poten- Felipe»:103 temas y personajes, ahora solamente
cial pero de escasísimo desarrollo en sus esbozados, constituirán posteriormente el nú-
manifestaciones suponía, al par, un reto y cleo de obras en las que no sólo se exaltarán los
una fe: agresión y seducción, visión crítica momentos —siempre fugaces— en que el indi-
e identificación, rechazo y amor, contrarios viduo alcanza la plenitud de su realización, sino
inseparables para entender su obra.99 también la indagación para buscar las raíces de
la propia identidad o la influencia de sueños y
Es acertado, por todo ello, entender su pro- alucinaciones en el comportamiento de los hom-
ducción artística como una dramaturgia de resis- bres. La obra no está exenta de referencias di-
tencia, puesta en función del Hombre y de la cri- rectas a la realidad político-social (la sumisión
sis de su propia existencia en un mundo que lo de los empleados a sus caprichosos e incompe-
subvalora y limita sus posibilidades de realización. tentes jefes, la posición del estudiantado de van-

Untitled-46 646 02/06/2010, 9:37


EL TEATRO 647

guardia, perseguido por los representantes de la Modesto Centeno y Julio Martínez Aparicio—,
dictadura); al valorarla de conjunto, la crítica pues en ello consistía el galardón.
advierte huellas de Pirandello, Maeterlinck e in- El tema de la pieza —el autorreconocimiento
cluso de Shakespeare, a pesar de ser ésta una obra a partir de la recuperación del pasado— está tra-
dispersa, incluso algo monótona, cuyos elemen- tado con verdadera eficacia, y su argumento es
tos unidos no permiten conformar un todo ar- eminentemente teatral.
tístico. Palma, la protagonista, intenta recobrar una
El propósito de realizar un teatro de hondas efímera realización amorosa ocurrida veinte años
raíces cubanas lleva al autor a incursionar en la antes, y recurre al artificio del montaje escénico
línea del denominado «teatro popular» o de su recuerdo para revivir ese instante de
«alhambresco»; de este empeño surge Tambo- reafirmación personal. El propósito de recon-
res (1943),104 una pieza cuya extensión (un pró- quistar ese tiempo perdido y el recurso del tea-
logo y dos actos largos) no se corresponde con tro en el teatro (en contacto con la obra narrati-
la estructura del sainete costumbrista que Feli- va de Proust y con el teatro de Pirandello)105
pe intentó adoptar. Valen, sin embargo, la in- responden, en este caso, a motivaciones pecu-
clusión de tipos populares, música y ambiente liares: para esta mujer, recuperar el ayer no sig-
de casa de vecindad, junto a una comicidad muy nifica perpetuarlo, sino que es un acto de incor-
poco frecuente en el resto de su producción. poración de la experiencia vivida en su presente;
La intención es revitalizar la figura del negro por esta causa, la representación teatral no tiene
—posición relacionada con todo un preceden- validez per se, sino que sólo persigue una reac-
te movimiento negrista en nuestras artes— y ción psíquica. En el mundo burgués del presen-
superar su preponderante tratamiento pintores- te actuante de Palma irrumpe, poco a poco, la
quista, pero el propio carácter contradictorio escenificación de otro bien distinto: el ambien-
de los postulados reduce la trama de su obra a te y los personajes de un orbe marginado, pero
la confusión y la inconsistencia conceptual: visto con trazos profundamente humanos y trá-
Oscar, un novel dramaturgo fracasado en su gicos. Esto puede interpretarse como muestra
intento de crear una expresión nueva para la de cultura de tipos de explotados, que se inserta
escena nacional, se siente motivado y en el de- y se opone, en la escena, al orden y a la cultura
ber de indagar en los ancestros culturales cu- típicos de las clases en el poder. Los dos planos
banos, siguiendo el influjo del Alma del Tam- que coexisten —el de la realidad y el de la repre-
bor Africano…; pero su búsqueda, lejos de sentación— son acertadamente delimitados por
dirigirse a las raíces negras, lo lleva a viajar al el autor: continuas interrupciones y cortes en la
continente americano, tras la huella del pasado dramatización informan sobre una ficción con
cultural indígena. un objetivo que, por demás, la protagonista no
En Tambores no deja de estar presente el ele- logra. Palma ha tenido una azarosa vida erótica,
mento imaginativo, representado especialmen- y ahora se halla en un medio burgués donde se
te mediante la figura de Raquel, quien para esca- sabe vencida en su intento de hacer posible el
par de una situación crítica se convierte en autorreconocimiento a través del experimento
paloma, con un sentido de recurrencia a la me- psicodramático. Pero su posición de rebeldía y
tamorfosis tal y como lo hará Mackandal en El reafirmación es obsesiva, y la pieza completa
reino de este mundo (1949), de Alejo Carpentier. describe un círculo al final, cuando, aún sumida
En 1967, el grupo Jorge Ankermann presentó en su fracaso, Palma comienza a recuperar fuer-
por primera vez una versión abreviada de esta zas para reemprender la búsqueda propuesta.
obra en el Teatro Martí de La Habana. Especial atención merece en esta pieza la capa-
La etapa de madurez como dramaturgo de cidad de Felipe para montar, a la vista del público,
Carlos Felipe comienza con El chino, premio del una escenificación que no olvida ningún elemen-
concurso ADAD (1947), y a la vez su primer es- to funcional: detalles del decorado, audio, efec-
treno —en función única, bajo la dirección de tos lumínicos, dramaticidad de los personajes para

Untitled-46 647 02/06/2010, 9:37


648 ETAPA 1923-1958

hacer llegar el mensaje al público. El autor no tación teatral de una comparsa, con excelentes
desaprovecha la oportunidad para mostrar, con resultados desde los puntos de vista plástico y
algo de ironía y mucho de crítica, la posible ac- dramático.
titud de envidia, vanidad e hipocresía de algunas A pesar de sus deficiencias, Capricho en rojo
personas vinculadas a la profesión teatral. Tanto obtuvo el premio ADAD 1948, y su representa-
los personajes —cuidadosamente delineados— ción se llevó a cabo al año siguiente, en una co-
como las situaciones, apuntan hacia un trata- laboración entre los grupos ADAD y Prometeo.
miento grotesco que, unido al «choteo», Con posterioridad aparece El travieso Jimmy,
devienen «un estilo de representación», según que es una de las obras más equilibradas y acer-
afirma Raquel Carrió.106 tadas de Carlos Felipe, quizás la de mayor im-
Carlos Felipe demuestra en esta pieza seguri- portancia en estos años; con ella obtuvo el Pre-
dad y oficio como dramaturgo, al grado de que mio Nacional de Teatro de la Secretaría de
la crítica ha llegado a ubicarla entre las diecisiete Educación en 1949. El Patronato del Teatro la
obras más importantes del teatro cubano de este estrenó en 1951, y se presentó también en fun-
siglo.107 ciones populares en el Anfiteatro de La Habana.
Posteriormente, Felipe escribe Capricho en La búsqueda de lo nacional a través de la mues-
rojo (1948), una pieza sin dudas menor dentro tra de escenarios, costumbres y factores étnicos
de su dramaturgia, debido a deficiencias tanto se ofrece en esta comedia —dos actos y seis cua-
dramáticas como literarias. El tema se vincula a dros— bajo el velo de la idealización de la poe-
la presunta influencia de seres sobrenaturales en sía. La idea, casi constante en el teatro de Felipe,
la vida humana. La capacidad de los muertos de de recurrencia al pasado para encontrarle un sen-
adoptar su apariencia anterior y regir el compor- tido a la existencia, vuelve a estar presente:
tamiento de hombres vivos hará posible que Pa- Leonelo, viejo y enfermo, se refugia en su me-
blo, el atormentado protagonista, encuentre en moria y, por medio de una introspección, en la
la entrega a los necesitados el camino de su realidad escénica surge el pasado en dos momen-
autorrealización, imbuido por Silvia, quien cru- tos: el de Leonelo niño y el de Leonelo joven.
za los límites de la muerte para demostrarle al La propuesta de Felipe sobre la utilización de la
joven lo que ya en vida trataba de inculcarle: que técnica del flash back en esta obra constituye,
el sacrificio y la dedicación a los desvalidos con- además de uno de los principales aciertos en tan-
forman el verdadero sentido de la felicidad. to creación artística, la más difícil empresa a la
Paralelamente, y como contrapartida, se ofre- hora de lograr una puesta en escena de acuerdo
cen en la misma obra dos situaciones polares: de con lo que el texto sugiere.
un lado, la fiesta en la casa del conde de Soria, La interrelación del presente con los pasados
donde hay claras referencias a la corrupción gu- que el personaje evoca está cuidadosamente ela-
bernamental política, social y moral; del otro, el borada, a fin de que no se pierda la efectividad
comportamiento de los familiares de Silvia, pro- dramática: gradualmente —primero las voces,
cedentes de un sector humilde, quienes dedican después la presencia corporal de los personajes,
su vida a la ayuda desinteresada y apasionada al hasta llegar a una completa transformación
prójimo. En medio de todos, se desenvuelven la escenográfica y ambiental—, un tiempo va dan-
propia Silvia, Pablo (burgués, pero de un carác- do paso al otro, y ocasionales regresos a la situa-
ter incompatible con los de su clase) y una pare- ción inicial permiten que no se olvide que todo
ja de jóvenes que, vestidos de Pierrot y Colom- es obra del recuerdo. Esto entraña la interven-
bina, dan el toque de la belleza del amor límpido. ción de efectos especiales de un cuidadoso con-
Esta diversidad de personajes aporta en esta trol sobre las luces y la división del escenario.
obra diferentes tipos de tratamientos dramatúr- El marco escénico, que se reduce o amplía
gicos: en su conjunto, ellos no armonizan, no según el tiempo de que se trate, resulta directa-
conforman una unidad, lo cual demerita el éxito mente proporcional a los cambios de índole psi-
de la obra. Sin embargo, es un acierto la presen- cológica que se operan en la caracterización de

Untitled-46 648 02/06/2010, 9:37


EL TEATRO 649

Leonelo; los momentos referentes a Isla de Pi- de diablo y de dios, ser fantástico y humano a la
nos, cuando Leonelo era un niño y buscaba su vez, es el encargado de modificar, para siempre,
verdad de una manera inocente, casi ingenua, el orden de vida de toda la comunidad. Jimmy
ocurren en un espacio tan abierto como puede puede ser, en ese sentido, el destino; pero tam-
serlo una plaza pública; cuando, ya un joven, si- bién por el efecto que su presencia trae para los
gue obsesionado en la búsqueda, pero con el tris- restantes personajes, puede ser la encarnación
te conocimiento de una revelación, el espacio se del enfrentamiento con una verdad que tiene, en
cierra un poco y los personajes se desenvuelven cada caso, connotaciones particulares. Es un per-
dentro de un café o lugar de diversión; al final el sonaje complejo, forjado esencialmente sobre la
espacio resulta mínimo, justo el imprescindible base del contraste continuo, que exige del actor
para que, sentado y al cuidado de una enferme- que lo encarne un trabajo muy profundo; den-
ra, Leonelo demuestre desesperadamente que va tro de la pieza no tiene una caracterización pro-
a morir sin lograr el objetivo de su vida: encon- pia; ésta se forja de acuerdo con su incidencia en
trar a su madre, que es también para él el alcance la vida de los demás.
de la felicidad. Los personajes jóvenes (Leonelo, Lina, Rai-
Resulta especialmente sugerente la ilación de mundo) ganan experiencia vital tras su contacto
este personaje con uno de los más importantes con Jimmy; el primero pierde su ingenuidad, en
principios conceptuales del teatro de Felipe: aun tanto los otros dos llegan a materializar el amor
sabiendo que su madre es una prostituta, Leonelo de manera intensa, aunque efímera.
sigue buscándola siempre, contra los cánones El Jimmy en la Nueva Gerona de principios
establecidos, porque lo que necesita de ella es su de siglo está tratado como símbolo, pero ese tra-
arista como ser humano, y no la característica tamiento es tan cerrado que dificulta la compren-
que la vincula a una degradación moral y social. sión de la imagen. El propio Felipe no aclara su
La estructura temporal de la pieza, junto con verdadera significación, pues «sólo mencionó en
los cambios ambientales y el logro de una at- algunas ocasiones que la lectura de El asno de
mósfera siempre enrarecida, pero que se hace oro del escritor latino Apuleyo y una corta visi-
más densa según el decurso de la acción, demues- ta a la Isla de Pinos fueron las causas que le mo-
tran despliegues de talento, imaginación y crea- tivaron la composición de esta pieza».108
tividad del autor. La concepción del teatro como espectáculo
Los personajes, por su parte, no están deli- que Felipe sustenta se refuerza por la inclusión
neados con el mismo cuidado y precisión. La de la danza y la música en medio de un ambiente
diferencia en sus conformaciones permite el des- pintoresco. El tono de la pieza denota nostalgia
linde en dos grupos, y a su vez evidencia el pro- y acusa cierto sentimentalismo romántico, o
pósito de asimilación de elementos del teatro quizás neorromántico; esto permea el acabado
tradicional y la búsqueda de una superación. Uno artístico de la comedia, que se eleva gracias al
de los grupos está formado por verdaderos ti- excelente dominio escénico que se manifiesta a
pos «vernáculos» (Estefanía, Quesada, Sixto, El través de la novedosa técnica de represen-
Capitán, Dolly), en tanto el otro es demostra- tación.109
dor de un mayor interés en el trabajo de caracte- El flash back, tan visible en El travieso Jimmy,
rización que, aunque no siempre logrado dra- vuelve a ser utilizado en La bruja en el obenque110
matúrgicamente —como sucede con Lila y un texto concebido en realidad para la televisión.
Raimundo—, sí muestra, a través de personajes Fue escrito entre los años 1952 y 1956, y ofrece
de mayor hondura psicológica, como el propio referencias concretas a la corrupción imperante
Leonelo o Jimmy, una calidad superior. después del golpe de Estado del 10 de marzo de
En la materialización del recuerdo de Leonelo 1952.
surge la figura que da título a la obra: Jimmy, un En medio de un ambiente marino, el recuerdo
personaje capaz de sugerir las más diversas in- hace posible escenificar la desgracia ocurrida a
terpretaciones. Ambiguo y enigmático, mezcla toda la tripulación de un navío, que ve cercenado

Untitled-46 649 02/06/2010, 9:37


650 ETAPA 1923-1958

el desenlace de sus problemas. Aquí intervienen Ya se había notado en ese propio ambiente el afán
elementos de superstición que decididamente de enriquecimiento a través de empresas urba-
influyen sobre los personajes: la confluencia de nísticas y la influencia en general del modo de
una mariposa «bruja» y del Vals sobre las olas vida norteamericano. Quizás ésta sea la causa
parece ser un hecho que arrastra a la embarca- verdadera de la suspensión del estreno de La-
ción hacia el desastre, sin posibilidad de rebe- drillos de plata en 1957, aunque las autoridades
lión ante el destino fatal. El mar aparece como la consideraron una pieza inmoral.
un signo destructor que conduce inexorablemen- En su conjunto, este teatro —que ofrece múl-
te hacia la muerte; esto se halla mucho más defi- tiples niveles de interpretación—, ahonda en la
nido que en las obras anteriores del autor, don- psicología de los personajes y combina la
de el asunto de la fatalidad se sugiere. ejemplificación de las reacciones humanas por
La bruja en el obenque no es pieza que resalte esa vía con la presentación de elementos que re-
por especiales valores; sin embargo, no dejaría miten a un carácter inequívocamente cubano y
de ser interesante su presentación al público, que, a su vez, no permiten que este trabajo artís-
sobre todo por lo novedoso del sentido pictóri- tico sea considerado como de evasión: hay en
co-danzario-imaginativo con que Felipe conci- cada obra un reclamo consciente de la necesidad
be la presencia de la «bruja». de transformación de la sociedad, sobre todo
La última obra de estos años, Ladrillos de pla- cuando se niega, explícitamente o no, la realidad
ta, está escrita según los requisitos de las salas agobiante, aunque el autor no llegue, en ningún
teatrales habaneras de entonces: escenario úni- caso, a proponer soluciones fuera de los márge-
co, pocos personajes, época contemporánea ac- nes internos de cada individuo.
tual, y una extensión del teatro proporcional a La idea del autorreconocimiento funge como
las dos horas y media que cubría una represen- elemento unificador de toda su obra, ya sea a
tación habitual. través de diversos temas como la búsqueda de la
Siguiendo los propios pasos de la comedia de identidad mediante la recuperación del pasado,
salón de ambiente burgués, Carlos Felipe rom- el hombre y la imprevisibilidad de su destino, o
pe los esquemas ideológicos y conceptuales: el la incidencia de lo mágico en la vida cotidiana.
mundo tradicional y convencionalmente orga- A la hora de ofrecer cuerpo escénico a estas cues-
nizado que se presenta desde el comienzo de la tiones, Carlos Felipe acoge una perspectiva no
pieza se ve perturbado por la presencia de una científica, enraizada en un presupuesto idealista
mujer (Lisia) de esa misma clase social, cuya vida que, en tanto, muestra también una interpreta-
está regida por extraños sueños —una especie ción pesimista de la vida real, como sinónimo
de azar repulsivo y seductor a la vez— de los de limitación y frustración. Tal presupuesto se
que es incapaz de sustraerse. Para el conjunto de explicita en la premisa de que la realidad del arte
personajes que planifican su vida sin contar con no tiene que responder a leyes específicamente
la extraordinaria fuerza del destino, esta presen- científicas, y se ve avalada por la supuesta irrup-
cia femenina es un reto, una provocación, un ele- ción de fuerzas inmateriales, provenientes qui-
mento de desorden. Al marcharse, poseída por zás, como afirman los críticos, de la conjunción
un nuevo sueño realizado, Lisia deja en su hija de las influencias del teatro simbolista europeo
Marta el elemento perturbador: la joven se ha con las creencias espiritistas de una parte de la
dado cuenta de que el orden y la razón no bas- población cubana. Lo cierto es que, para Felipe,
tan para conseguir la vida plena; hay que dejar la realidad histórico-social es hostil al desenvol-
un margen para el experimento, la propia bús- vimiento de sus personajes, y por eso ellos, en
queda y el azar. su afán de reencuentro íntimo, se proyectan casi
El sueño de aventura erótica de Lisia se ve siempre hacia la idealización, hacia lo irracional.
plasmado en la realidad mediante Guille, un al- Esta búsqueda de la identidad se ofrece en su
bañil cursi, pero atractivo, y junto a él abandona teatro, generalmente, a partir del estallido de una
nuevamente a sus hijos y al ambiente familiar. crisis moral que convierte a los personajes en

Untitled-46 650 02/06/2010, 9:37


EL TEATRO 651

seres obsesivos en la lucha por lograr sus aspira- 2.6.6 La obra de R. Ferrer
ciones. La misma batalla por hallar la verdad
motiva, como un efecto concatenado de acción La obra dramática de Rolando Ferrer (Santiago
y reacción, el desequilibrio psíquico de los per- de Cuba, 1925-La Habana, 1976) expresa, con
sonajes. mayor nitidez, los rasgos de ese carácter de tran-
Mientras los burgueses están presentados a sición que la crítica atribuye también a autores
todas luces con una carga negativa (insensibles, como Virgilio Piñera, Carlos Felipe y Paco Al-
hipócritas, calculadores y reacios al sentimiento fonso. Ferrer resulta la figura representativa de
de la nacionalidad), los personajes a los que las una más joven promoción,111 y su labor creado-
condiciones socioeconómicas condenan a la ra puede deslindarse en dos etapas: la primera se
marginación adquieren un valor protagónico; no ubica dentro de los años de nuestro objeto de
obstante, hay ocasiones en que determinados estudio, y la segunda puede ser establecida a par-
personajes provenientes de las clases dominan- tir de sus estrenos tras el triunfo revolucionario
tes muestran una sensibilidad especial que les de 1959. A dicha primera etapa pertenecen sus
permite un comportamiento menos reprocha- piezas iniciales: Soledad y Otra vez la noche
ble, siempre ligado a la adopción de los intere- (ganadoras de mención en los concursos de tea-
ses o la relación con algún individuo de extrac- tro ADAD de 1947 y 1948 respectivamente),
ción humilde. «penetradas —según juicios de Natividad
La contradicción entre lo que está estableci- González Freire— de ese afán psicologista por
do como norma de conducta y aquellos elemen- ahondar en la intimidad personal»,112 así como
tos que entorpecen o varían su consecución, Cita en el espejo (1948), su primer estreno, un
posibilita el desarrollo de conflictos que van des- «perfil dramático en un acto» llevado a escena
de la disyuntiva entre lo material y lo espiritual por el grupo Acción Teatral de Autores del tea-
(realidad/idealidad) hasta la oposición entre la tro ADAD —del cual Ferrer era integrante— y
necesidad y la posibilidad de realización del ser que representa, mediante dos personajes, «todo
humano. un mundo íntimo de frustraciones, de derro-
En medio de la concepción del teatro como ta».113 A ellas se añaden las dos obras que lo con-
espectáculo donde debe desarrollarse con igual sagraron como uno de nuestros más importan-
interés cada elemento escénico, Felipe presenta tes dramaturgos de la seudorrepública: La hija
personajes y conflictos propios del ambiente de Nacho (1951) y Lila, la mariposa (1954), es-
cubano. El conjunto escénico demuestra el ta- trenadas por la compañía dramática Las Másca-
lento de un dramaturgo que, sin embargo, no ras e incluidas también dentro de la línea del tea-
pudo elevar el diálogo de sus obras a la altura de tro psicológico.
su concepción dramática. Esto quizás se debió a La pieza de 1951 —un acto y tres cuadros—
que Carlos Felipe apenas vio representadas al- se ubica en Santiago de Cuba, en el año 1904.
gunas de sus obras en función única, y por tan- Un aspecto de la vida de una familia permite
to, no pudo constatar ampliamente la eficacia del descubrir diferentes problemas de índole psico-
texto literario en su escenificación. lógico-social, enmarcados sobre todo en el com-
Todas estas obras son representativas de la lla- portamiento y posibilidades de realización
mada dramaturgia de transición; con sus logros de la mujer. En este sentido, adquiere especial
y deficiencias, muestran los esfuerzos y aciertos importancia el tratamiento de ideas no sólo en
de Carlos Felipe en favor del desarrollo de un torno a la lucha entre la pasión y el enclaustra-
teatro nacional, según las exigencias artísticas miento, sino también a la concepción machista
universales. En su aproximación a lo cubano, él de la sociedad burguesa donde la mujer se siente
establece una relación entre el llamado «teatro necesitada —por tradición, prejuicios y conven-
culto» y la tradición popular que lo hace sobre- cionalismos— de un hombre que asuma la res-
salir como uno de los principales dramaturgos ponsabilidad de su vida, en este caso desde el
de la Isla. [A. Bo.] punto de vista emocional.

Untitled-46 651 02/06/2010, 9:37


652 ETAPA 1923-1958

Para la consecución de sus objetivos, Rolando (posición independiente que está dada también
Ferrer ubica en el reducido marco de la sala de por la pérdida de la razón), y en tercer lugar,
una casa a tres hermanas (América, Eloína y ejemplifica una visión machista de la mujer como
Yara), diferentes entre sí, pero también con va- objeto de placer y burla. Lo que en escena suce-
rios elementos en común: son individualidades de con Yara o Eloína pudo ser perfectamente (y
delineadas con sumo cuidado y precisión que de hecho parece que el autor trabajó en ese sen-
muestran, a través de experiencias disímiles, la tido) el pasado de la hija de Nacho.
misma frustración. Viuda, casada y soltera se El tratamiento del espacio, el tiempo, el sis-
identifican por la no realización de una vida ple- tema de símbolos y el lenguaje contribuye, jun-
na, debido al grado de dependencia que con- to con la meritoria caracterización de casi to-
servan con respecto al hombre: mientras la pri- dos los personajes, a la creación de un aspecto
mera halla fuerzas y apoyo para vivir y regir la esencial para el desarrollo de la tragedia: el
casa en los recuerdos del padre y el marido, ambiente.
Eloína trata infructuosamente de mantener un El tiempo es lineal, salvo algunas retrospecti-
matrimonio desde el inicio malogrado como vas en el diálogo o la utilización de ciertas elipsis
una forma de sentirse respaldada, al menos para para acelerar los hechos; sin embargo, su pro-
su concepción de la vida. En tanto, Yara, joven yección interna obedece, significativamente, a un
y llena de vida, intenta ahogar el sufrimiento pro- círculo cerrado que se corresponde con la idea
vocado por el abandono del novio y busca la re- de imposibilidad de ruptura con la asfixiante si-
lación con otro hombre —su cuñado— como tuación existente. Se advierte además la contra-
una vía de salir del ostracismo en que se en- posición entre dos espacios: uno cerrado y pre-
cuentra. sente (la sala de la casa) y otro abierto y evocado
En medio de las tres aparece Chucho, un es- (la calle). Ambos establecen un contraste que
tereotipo que encarna la concepción machista de permite resaltar el ostracismo en que vive esa
las relaciones entre el hombre y la mujer, y funge familia santiaguera. Cuando en escena —en la
como agente promotor de la tragedia. La influen- casa— hay un ambiente de tensión, la música de
cia de este hombre, delineado en forma tan es- la calle produce un choque y a la vez un apoyo;
quemática que constituye un desacierto en la alegría del exterior —internamente relaciona-
comparación con el cuidadoso tratamiento psi- da con lo que sucede en la casa porque aporta
cológico dado por el autor a los personajes fe- elementos que resultan motivaciones para el cur-
meninos, provoca la degradación emocional en so de la acción o acrecentamiento de la tensión
Eloína y Yara, hasta el punto que los caracteres ambiental— ayuda a intensificar la tristeza y sor-
de ambas se interrelacionan y confunden para didez del espacio cerrado.
terminar en una mutación final: Yara toma la Esta pieza de Ferrer y las obras de Federico
personalidad amargada de su hermana, y ésta, en García Lorca (sobre todo La casa de Bernarda
un proceso de enloquecimiento, muestra inicial- Alba, 1936) tienen puntos de contacto eviden-
mente algunas características que identifican el tes que la crítica especializada coincide en des-
ansia de libertad de la propia Yara, para llegar a tacar. Hay huellas indelebles en la caracteriza-
trastocar definitivamente su carácter por la hija ción de personajes y en el uso de un lenguaje
de Nacho, quien pese a no tener la fuerza dra- cuidadoso —al mismo tiempo popular, sobrio y
mática de estas mujeres resulta ineludible para altamente poético—, así como en la presencia
la comprensión de la obra. Es un personaje siem- de un sistema de símbolos que se entrelazan para
pre referido, y aúna en su caracterización tres dar sentido a la obra. Pueden destacarse, entre
hechos claves: en primer lugar, la falta de apoyo estos últimos, los pregoneros con sus significa-
de un hombre —en su caso el padre— le produ- tivas propuestas de venta, muy relacionadas con
ce tal desazón que la lleva al extremo de la locu- la idea de la muerte; la comparsa, cuyo estribillo
ra; en segundo lugar, alcanza una libertad apa- acusa el desenlace de la tragedia; la catedral que
rente al contravenir los convencionalismos se derrumba como signo de decadencia; la se-

Untitled-46 652 02/06/2010, 9:37


EL TEATRO 653

lección de los colores de las sombrillas de acuer- Las concepciones machistas en la sociedad
do con los elementos de caracterización de las capitalista se manifiestan en esta pieza a través
hermanas, etcétera. de la evocación del pasado de Lila: el elemento
Esta influencia de la dramaturgia lorquiana no desestabilizador de su vida es la muerte del ma-
atenta, sin embargo, contra la autenticidad de rido, quien pese a llevar una vida disipada cons-
La hija de Nacho. El autor supo asumir la esen- tituía el eje central de su existencia. A partir de
cia del teatro de Lorca, y al conformar su obra ahí ella permanece marcada por un signo trági-
imbricó indudables elementos de cubanía dados co; la deformación de su carácter se desvía hacia
por la presencia de la música, la mención de lu- una obsesión: tratar de que Marino no crezca
gares de Santiago de Cuba, la descripción de la para no quedarse nuevamente sola y para impe-
vida provinciana y, en el sustrato mismo de la dirle a él participar de la mala conducta social de
pieza, el reflejo de la frustración seudorre- los hombres. Éste será el único objetivo de su
publicana a través del desmoronamiento de esta vida, pero en realidad la lucha es desigual por-
familia. La obra de Ferrer es una denuncia con- que el paso del tiempo es inevitable, y Marino,
tra el orden establecido, y ello, unido a la virtud como ser humano, tiene derecho a su realiza-
de un loable dominio de la escena (logrado sin ción. Es por ello que Lila debe morir, y en la
dudas por el oficio de actor y asistente de direc- consecución de este objetivo se deslindan, muy
ción que también desempeñaba) y de los diálo- acertadamente, dos planos de acción que por vías
gos —«de una altura y una dinámica no alcanza- diferentes coadyuvan al mismo fin.
das en el teatro cubano de aquel entonces»—,114 Las posiciones de Marino y Hortensia iden-
hacen de esta una obra de referencia inevitable tifican el primer plano de acción: hijo y cuñada
cuando se habla de teatro cubano. pondrán de manifiesto lo injusto de las ideas de
Mayor profundidad en el estudio de defor- Lila. El primero, a través de un sentimiento de
maciones de la psiquis femenina debido al en- cansancio por la vida que lleva —lo cual se con-
torno social se observa en Lila, la mariposa, «una vierte en evasión ficticia ante su realidad— y en
pieza de corte moderno, pero con elementos el deseo reprimido de ser como los demás mu-
muy nacionales y casi vernáculos».115 Está divi- chachos de su edad. La segunda establece con
dida en tres actos; en los dos primeros, Ferrer Lila una contraposición muy marcada: Horten-
destaca la caracterización de Lila, el personaje sia no ha tenido nada de lo que pudo Lila disfru-
protagónico, patentizando los motivos de su tar (admisión, amor, esposo, hijo), y por eso in-
actitud y su influencia nociva en el hijo y en la ternamente la envidia; sin embargo, ha sabido
cuñada; en el tercer acto, formado por dos cua- buscar remedio a su frustración y, en vez de
dros, presenta el velorio y la resolución de Ma- autodestruirse como lo hace la otra, se refugia
rino —el hijo— de romper con su vida anterior en el trabajo para estabilizar su vida. Asimismo,
y buscar nuevas proyecciones. Este último acto alienta a Marino para que la existencia no le sea
evidencia un paso de avance en las concepciones tan hostil como su madre se la propicia. Lila pre-
del autor; ya no es una obra de problemas sin tende que ambos se ajusten a sus ideas enfermi-
soluciones, reflejo del contexto social, pues hay zas, pero Hortensia, a favor de Marino, se opone
posibilidades de romper esquemas, de evadir la cada vez más fuertemente. Con esta relación de
influencia del medio, de intentar una vida pro- enfrentamiento el conflicto de la pieza —produ-
pia, plena. cido por la individualidad de Lila y su concepto
Como en la pieza precedente, también en esta de la vida— se fortalece en términos dramáticos.
obra una mujer, Lila, presenta un desequilibrio El segundo plano de la acción está dado por
emocional previo a la locura. Se advierte en ella la presencia de tres personajes cuya existencia
cierta influencia de Tennessee Williams, y está fluctúa entre lo real y lo divino; son, como afir-
caracterizada con tal maestría que la crítica la ma Rine Leal, «elementos que prefiguran los es-
considera, generalmente, el mejor de los perso- tudios de folklore» y ejemplifican nuestras ra-
najes creados por Rolando Ferrer. zas (negra, mulata, blanca) mezclando «lo

Untitled-46 653 02/06/2010, 9:37


654 ETAPA 1923-1958

cotidiano, lo sobrenatural y lo ancestral» para perspectiva optimista. Además, es particular-


conformar el mito.116 Clara, Meche y Lola son mente significativo que, a través de Marino,
para Lila y Hortensia sólo trabajadoras del pe- Ferrer ofrezca propuestas en relación con las
queño taller de costura, pero, en realidad, repre- tareas generacionales, novedosas si se tienen en
sentan además orishas del panteón yoruba para cuenta las obras de Piñera o de Felipe. El joven
la religiosa criada de la casa, y también para el Marino, con su decisión de trabajar, brinda tam-
espectador o lector que conoce sus atributos: bién una nueva opción al universo dramático
presentado en La hija de Nacho: la evasión y la
muerte dejan de ser las únicas formas de perci-
MECHE: […] Yo vengo de tan lejos que no bir y enfrentar la realidad.
me acostumbro a la gente, ni a eso de Interrelacionados a lo largo de la obra, apare-
tener una obligación. Siempre viví en el cen en Lila, la mariposa otros aspectos de indu-
mar. dable importancia político-social. Desentonan-
CLARA: Y yo junto al río. do con la caracterización general profunda y seria
que se les da a los restantes personajes, la figura
LOLA: Yo, en la primera raíz que se hundió en de la Cotorrona y su hija, el Energúmeno, lla-
la tierra. Eso dice mi madre; por arisca, man la atención. Sin embargo, no es casual el
dice mi madre […]117 tratamiento caricaturesco de ambas: la Coto-
rrona es la señora de Estévez, el administrador
Yemayá, Ochún y Obatalá —mujeres/diosas de la All Sea Company. Ella representa al nuevo
cuya presencia recuerda a las brujas de Macbeth rico, nacido en el caldo de cultivo de una repú-
o al coro griego— participan de la actividad de blica de «próceres» corruptos y de la admiración
la casa porque su objetivo es conocer lo que allí y dependencia con respecto a los Estados Uni-
ocurre y solucionar el conflicto. La muerte, que dos; Ferrer quiso criticar, en ella, la conducta de
predicen en más de una ocasión, vendrá a través ostentación y vanidad de la burguesía, y a la vez
de ellas. En ese momento crucial, los dos planos la deformación de los hijos, elemento que in-
de la acción se enlazan, y el final de Lila es pro- troduce con la abominable y risible presencia del
vocado por una fuerza conjunta: en el acontecer Energúmeno.
de la acción, el desequilibrio de la protagonista Por otra parte, el velorio de Lila ofrece un fres-
y su elección del suicidio son motivadas por el co de costumbres provincianas que apoya el
hecho de perder el objetivo de su vida (ocultarle ambiente netamente cubano de la pieza, y el au-
la edad a Marino), porque Hortensia devela la tor aprovecha este medio propicio para insertar
verdad al muchacho; y por otra parte estos una cruda crítica política: a través del personaje
orishas, que saben la necesidad de ese suicidio, de la Vieja —que cuenta como al azar algunos
lo facilitan poniendo las tijeras al alcance de Lila, rasgos de la historia de su familia— se pone de
en su almohada. relieve la degradación de los valores políticos y
Con la muerte de Lila cambia el orden de la morales en la seudorrepública.
vida en la casa, y entonces Marino puede, por La utilización de elementos simbólicos (esta
propia voluntad, buscar su verdadera identidad vez más imbricados en la acción), de un ambiente
como hombre. El paso de la fuerza dramática de general muy cubano y de un lenguaje que con-
la protagonista a este personaje masculino cons- juga poesía y precisión, contribuyen a dotar a
tituye un momento de esencial importancia en esta pieza —«una de las más intensas metáforas
la pieza. Tanto dramatúrgica como concep- dramáticas de nuestra historia teatral»—118 de
tualmente, el autor ha sabido ir reforzando el valores que le confieren un lugar destacado en la
personaje de Marino, de forma que en este mo- dramaturgia nacional, por la propuesta que en-
mento resulta convincente su proyección, al re- traña también para nuevos niveles de interpre-
tomar la fuerza protagónica y posibilitar un vi- tación. En este sentido puede señalarse el traba-
raje de la concepción de la obra hacia una jo realizado a partir de 1985 por la actriz y

Untitled-46 654 02/06/2010, 9:37


EL TEATRO 655

directora Flora Lauten y un grupo de estudian- La dramaturgia de Rolando Ferrer «tipifica


tes del Instituto Superior de Arte, quienes han una trayectoria»119 en tanto es muestra fehacien-
utilizado a Lila, la mariposa como fuente de co- te de un serio trabajo de asimilación y expresión
nocimiento y estudio para desarrollar un espec- de lo cubano a través de las técnicas más avanza-
táculo en el que, tomando la esencia de la pieza das del teatro contemporáneo, europeo y norte-
de Ferrer, se alerta sobre la mejor formación del americano. [A. Bo.]
hombre en la sociedad actual.

NOTAS
(CAPÍTULO 2.6)

1 7
Es a partir de 1935, con la representación de la co- Revista de Avance No. 6, mayo 30, 1927. Sección
media La muerte alegre de Nicolai Evreinoff, y fun- «Directrices», p. 125.
damentalmente con la puesta en escena de Fuente- 8
ovejuna, ambas dirigidas por Luis Alejandro Baralt J. M. Valdés-Rodríguez: «El Teatro», en Facetas de
con un criterio moderno de la puesta en escena, cuan- Cuba republicana 1902-1952. Colección Histórica
do encontramos los primeros elementos que anun- Cubana y Americana. Oficina del Historiador de la
cian una vanguardia teatral. De manera que la Ciudad, La Habana, 1954, p. 364.
periodización del desarrollo del teatro en la repúbli- 9
A continuación reproducimos los repertorios de los
ca debería distinguir dos etapas fundamentales: la teatros Nacional, Payret, Principal de la Comedia,
primera integraría los años de 1923 a 1935, y la se- Teatro Martí y Teatro Cubano, recogidos de la car-
gunda, de 1935 a 1958. Debido a la necesidad de con- telera de la revista Social desde 1923 a 1926.
formar un esquema de periodización que, en sus ras-
gos generales, permita una organización para el «Teatro Nacional»
análisis del desarrollo en las diferentes manifesta- febrero, 1923: Comedias españolas de Jacinto
ciones literarias, este panorama ha tenido que Benavente.
adecuarse a parámetros que no responden a particu-
laridades del desarrollo teatral. marzo, 1923: Debut de la Compañía de Comedia
Francesa del Teatro de la Porte Saint Mar-
2
Eugenio Florit: «Margen a El Clarín», en Agustín tin de París, con un repertorio de dramas y
Rodríguez y José Sánchez Arcilla. Editorial Montiel, vodevil.
La Habana, diciembre 1932, s/p.
abril, 1923: Presentación de la San Carlo Grand
3
En la periodización del «teatro popular» ofrecida por Opera Company. Orquesta de 50 músicos,
Eduardo Robreño, la tercera etapa, que incluye los coro de 60 voces y cuerpo de baile.
años de 1930 a 1960, aparece señalada por la deca-
dencia del género alhambresco y la inauguración de mayo, 1923: La San Carlo Grand Opera Company
la temporada de la empresa Suárez-Rodríguez. Pue- ofrece su primera temporada lírica en com-
de consultarse: Eduardo Robreño: Teatro popular binación con los artistas del Ballet Pauley-
cubano. Cuadernos de Historia Habanera. Oficina Oukrainsky.
del Historiador de la Ciudad de La Habana, 1961, enero, 1925: Compañía de revistas francesas Ba-Ta-
p. 7. Clán.
4
Agustín Rodríguez y José Sánchez Arcilla: Cecilia marzo, 1925: Compañía de revistas americanas de
Valdés. Editorial Hermes, La Habana, 1932, p. 7. Don Larring.
5
Eugenio Florit: «Margen a El Clarín», en ob. cit. junio, 1925: Breve temporada de la Compañía dra-
6
mática española de Enrique Borrás.
Rine Leal: Breve historia del teatro cubano. Editorial
Letras Cubanas, Ciudad de La Habana, 1980, p. 118. nov. y dic., 1925: Compañía de revistas Velasco.

Untitled-46 655 02/06/2010, 9:37


656 ETAPA 1923-1958

10
«Payret» Emilio Gaspar Rodríguez: «Sobre el teatro cubano»
en: Plática novísima. Montalvo y Cárdenas (impre-
febrero a junio, 1923: Compañía de revistas sores), 1929, p. 198.
mexicanas dirigida por Lupe Rivascacho.
11
Ibíd., p. 200.
enero, 1925: Compañía de operetas de Esperanza
Iris. 12
Revista de Avance, La Habana, tomo III, enero 12
de 1928, núm. 18.
marzo, 1925: Compañía dramática-española de En-
rique Borrás. 13
Revista Social. La Habana, vol. XI, núm. 7, jul. de
1926, pp. 32-33, 82.
nov.-dic., 1926: Compañía de Comedias Luis
Estrada. 14
Revista Social, La Habana, vol. XV, núm. 1, enero,
1930.
«Capitolio»
15
Luis A. Baralt: «Los pequeños teatros de arte», en
febrero, 1923: Amalia Molina, la tonadillera y baila- Social. La Habana. Vol. 17, sep. 1932, núm. IX, p. 65.
rina española.
16
Al respecto puede consultarse: Diario de la Marina.
marzo, 1923: Debut de la cantatriz Margarita Silva.
La Habana 96(63):8, mar. 3, 1928 y 96(66):10, mar.
abril, 1923: Se anuncian películas. 6, 1928.
17
mayo, 1923: La coupletista Amalia de Isaura. Eduardo Agüero Vives: Sublime rebeldía. s/e, La Ha-
bana, 1935, p. 5.
junio, 1923: Se anuncian películas.
18
Ibíd., p. 15.
Nota: A partir de este año no aparece más en la re-
19
vista la referencia al programa del Capitolio. Luis A. Baralt: «Cincuenta años del teatro en Cuba»
en: Libro de Cuba. Cincuentenario de la indepen-
«Teatro Martí» dencia: 1902-1952. Talleres Tipográficos de Artes
mayo y junio, 1923: Compañía de zarzuela española Gráficas, La Habana, 1954, p. 613.
del empresario Julián Santa Cruz. 20
Pueblo. Lunes 14 de agosto, 1939, pp. 1, 12.
enero, 1925: Compañía cómico-lírica española del 21
Pueblo. Enero 29, 1940, p. 12.
maestro Amadeo Vives.
22
Palabras de Fernández Concheso en la inauguración
abril a junio, 1925: Compañía de operetas y zarzue- del Instituto Nacional del Teatro y del Cine. En:
las de Julián Santa Cruz. Erwin T. Tolón y Jorge A. González: Óperas cuba-
«Cubano» nas y sus autores. Úcar García S.A., La Habana, 1943,
p. 243.
abril-junio, 1925: Revista norteamericana «Follies» 23
de New York. Magaly Muguercia: El teatro cubano en vísperas de
la Revolución. Editorial Letras Cubanas, La Haba-
«Principal de la Comedia» na, 1988, p. 62.
febrero a junio, 1923: Compañía de la actriz italiana 24
Ibíd., p. 69.
Mimí Aguglia con obras en lengua castella-
25
na: La hija de jonio, Una americana en Pa- Al respecto puede consultarse: Rine Leal: «Teatro
rís, María Rosa, Un cuarto de hora. 1955», en revista Ciclón. La Habana, vol. 1, núm. 5,
sept. 1955, pp. 61-64, y «Encuesta sobre resurgi-
enero a junio, 1925: «Obras dramáticas castellanas miento teatral en Cuba», en revista Nuestro Tiempo,
y extranjeras. Constantes estrenos, buenos año II, núm. 5, mayo 1955, y año II, núm. 6, jul.
actores, público bien.» 1955.
Nota: Como puede notarse, no se hacen especifica- 26
Aceptamos la fecha de escritura que ofrece Virgilio
ciones en lo presentado debido a que este tea- Piñera en el prólogo «Piñera teatral» a su Teatro com-
tro fue uno de los pocos que estuvo a disposi- pleto. Ediciones R., La Habana, 1960, p. 11.
ción de los estrenos nacionales, aunque
también se exhiben en él espectáculos de com- 27
José A. Ramos: En las manos de Dios. Ediciones Bo-
pañías extranjeras. tas. México, 1933, s/p.

Untitled-46 656 02/06/2010, 9:37


EL TEATRO 657

28 43
Raquel Carrió: «Una pelea cubana por la moderni- José Antonio Ramos: En las manos de Dios. Edicio-
dad» en: Dramaturgia cubana contemporánea. Estu- nes Botas, México, 1933, s/p.
dios críticos. Editorial Pueblo y Educación, La Ha- 44
bana, 1988, p. 13. August Strindberg: «El sueño en Strindberg», en Tea-
tro. Selección y prólogo de Antón Arrufat. Editora
29
Rolando Ferrer: «Lila, la mariposa», en Teatro. Edi- del Consejo Nacional de Cultura, La Habana, 1964.
ciones Unión, La Habana, 1963, p. 82. 45
José Antonio Ramos: Panorama de la literatura nor-
30
Natividad González Freire: Teatro cubano (1927- teamericana 1600-1935. Ediciones Botas, México,
1961). Ministerio de Relaciones Exteriores, La Ha- 1935, pp. 183-184.
bana, 1961, p. 110. 46
José Antonio Ramos: Manual del perfecto fulanista.
31
Ibíd., p. 111. Apuntes para el estudio de nuestra dinámica político-
32
social. Biblioteca Studium, J. Montero, Editor. La
Ibíd., p. 143. Habana, 1916, pp. 254-255.
33
Ibíd., p. 143. 47
El velorio de Pura fue representada en 1962. En car-
34
Ibíd., p. 143. ta de Nicolás Guillén a Flora Díaz Parrado (que en
ese año se encontraba en París cumpliendo sus fun-
35
Raquel Carrió: ob. cit., p. 10. ciones de Encargada de Negocios de la Embajada de
36 Cuba en Francia) encontramos la siguiente referen-
Paco Alfonso: «Embocadura» en Teatro. Prólogo de
cia al respecto: «Te envío un programa en el que apa-
Luis A. Baralt. Editorial La Milagrosa, La Habana,
rece El velorio de Pura, obra tuya. Yo no la vi, pero
1956, p. 16.
me dicen los que la vieron que gustó mucho y esta-
37
Virgilio Piñera: «No estábamos arando en el mar», ba bien montada.»
en: revista Tablas, La Habana, núm. 2, año 1983, 48
Flora Díaz Parrado: «Preámbulo» a 5 cuentos y El
p. 38.
velorio de Pura. Editorial Alfa, La Habana, 1941.
38
Rine Leal: Breve historia del teatro cubano. Ob. cit., s/p.
p. 139. Rine Leal clasifica a Carlos Felipe, Virgilio 49
Flora Díaz Parrado: El velorio de Pura. Ob. cit.,
Piñera y Rolando Ferrer como «dramaturgos de tran- p. 88.
sición», por no incluir a Paco Alfonso en esta rela-
50
ción, y por considerar que ellos son en su conjunto Flora Díaz Parrado: «El remordimiento», en Teatro.
la expresión de una vanguardia dramática, en lo que Dramas y farsas. Editorial Lex, La Habana, 1944,
coincidimos con lo aportado al respecto por Raquel s/p.
Carrió en su libro varias veces citado; no utilizamos 51
Ibíd., pp. 66-67.
en este panorama del teatro la referida clasificación
de Rine Leal. 52
Ibíd.
53
39
Revista Nuestro Tiempo. Año V. núm. 22, marzo- Sobre el concepto «teatro de arte» y su vinculación
abril, 1958. al quehacer de Teatro Popular debe consultarse:
Magaly Muguercia: El teatro cubano en vísperas de
40
Ibíd. El grupo Teatro Estudio hizo su apertura en la Revolución. Editorial Letras Cubanas, La Haba-
noviembre de 1958 con el estreno en Cuba de la obra na, 1988, pp. 25-84.
de O’Neill Viaje de un largo día hacia la noche, con-
54
siderada una de las más destacadas puestas en esce- La junta de gobierno y dirección de Teatro Popular
na de nuestra historia teatral. está compuesta por:
41
Aunque las fechas acotadas en las obras correspon- Director: Francisco (Paco) Alfonso
den a sus publicaciones, hacemos una excepción con Director Auxiliar: Álvaro Custodio
La leyenda de las estrellas en razón a que su título Asesor literario: José Antonio Portuondo
aparece en la contraportada de En las manos de Dios Organización y enlace: Digna Ferreiro
(Ediciones Botas, México, 1933), donde se le ubica Financiero: José Ma. Fleites
detrás de Tembladera sin fecha de creación y clasifi- Secretaria: Renée Potts
cada como«paso de comedia». Propaganda: Juan Más
Asesor Musical: Obdulio Morales
42
Revista Social. La Habana. Vol. III, núm. 2, feb. de Escenografía: Gerardo Tejedor, Romero
1923, pp. 20-21, 46, 51, 53. Arceaga

Untitled-46 657 02/06/2010, 9:37


658 ETAPA 1923-1958

Vocales: Benicio Rodríguez Vélez, José Luis sobre el cañaveral.


Pérez, Amador Domínguez La tierra
55 bajo el cañaveral
Los planos de este teatro portátil fueron confeccio- ¡Sangre
nados por el pintor Gerardo Tejedor, escenógrafo que se nos va!
del grupo. Tenía 10 m de frente y 8 de fondo, y con-
65
taba además con dos camerinos. El poema pertenece al libro Cantos para soldados y
56 sones para turistas (1937).
Ver: Natividad González Freire: Teatro cubano
66
(1927-1961). Ministerio de Relaciones Exteriores, Sobre este aspecto puede consultarse Raquel Carrió:
La Habana, 1961, p. 86. Dramaturgia cubana contemporánea. Estudios críti-
57 cos. Editorial Pueblo y Educación, La Habana, 1988.
Los agentes «sindicalistas» al servicio de Mujal de-
67
terminaron el fin de este escenario portátil, que fue Virgilio Piñera: «Piñera teatral», en: Teatro comple-
utilizado, trágicamente, para actos politiqueros con- to. Ediciones R, La Habana, 1960, p. 15.
trarios a los fines para los que fue creado. 68
Véase su «Piñera teatral», prólogo a Teatro comple-
58
Integraban el consejo de redacción de Artes: to. Ob. cit. pp. 15-16. El autor afirma que escribió
Clamor en el penal en 1938, pero, evidentemente, se
Director: Paco Alfonso trata del año en que culminó la creación del texto.
Subdirector: Juan Más
69
Administración: José Ma. Fleites, Eloísa Virgilio Piñera: «Clamor en el penal», en: Baraguá,
Álvarez, Carlos Soret año I, La Habana, sept. 16 de 1937, núm. 3, pp. 6-10.
Redacción: Benicio Rodríguez Vélez 70
Información: Máximo Pérez En «Piñera teatral». Ob. cit. p. 14, el autor expresa:
Circulación: Antonio García Braojos …¿Qué pienso de Electra Garrigó? Tenía 29 años
Director artístico: Roberto Diago cuando la escribí, es la tercera de mis piezas de
59
Dentro de sus actividades como promotor del arte teatro (las dos anteriores las considero infor-
teatral cubano, Alfonso fue también fundador del tunados intentos).
Teatro Cubano de Selección, del Teatro de la Juven- Al no referir el título de su segunda obra en este
tud, la Compañía Dramática Cubana, y participó en prólogo que puede considerarse un balance de su
otras organizaciones culturales. Asimismo, inaugu- producción dramática, permite cuestionarnos si al
ró la sala teatral El Sótano, desde donde abogó por hablar de su segunda pieza se refiere a la obra En esa
la creación del Mes del Teatro Cubano. helada zona, que omite de este balance, y sobre la
60
Anuncio de la puesta en escena de Tururí Ñan Ñan. que ofrece datos en su artículo «¿Teatro?» (revista
Pueblo, año III, núm. 868, La Habana, martes 22 de Prometeo, año II, núm. 11, noviembre 1948, p. 27),
agosto de 1939, p. 5. donde afirma que se trata de una farsa escrita en 1943.
Pero aceptar En esa helada zona como la segunda de
61
Hoy, La Habana, 6 de mayo de 1943. sus piezas, pone en dudas la fecha de escritura de
62 Electra Garrigó,que el autor ubica en 1941.
Ver Nicolás Dorr: «Paco Alfonso, el dramaturgo de Respecto al año de creación de Electra Garrigó,
los marginados», en Paco Alfonso: Teatro. Prólogo Carlos Espinosa, en su trabajo «El poder mágico de
de Luis A. Baralt. Editorial La Milagrosa, La Haba- los bifes. (La estancia en Buenos Aires de Virgilio
na, 1956, pp. 5-25. Piñera)», Cuadernos Hispanoamericanos, núm. 471,
63
La Sociedad Cultural Nuestro Tiempo posibilitó una septiembre, 1989, ofrece un elemento de interés en-
lectura dramatizada del texto, y el propio Paco Al- contrado en la correspondencia de Piñera con su
fonso, por gestiones personales, logró editar algu- hermana Luisa durante la primera estancia del autor
nos ejemplares, buena parte de los cuales fueron en Buenos Aires (febrero 1946-diciembre 1947),
destruidos por el SIM (Servicio de Inteligencia Mi- donde en una carta el autor refiere «la próxima pu-
litar). blicación de una pieza teatral suya, Electra». A pro-
64
pósito de este dato, Espinosa argumenta que (como
El poema de Guillén, perteneciente a su libro Sóngoro la novela El banalizador) la obra «tampoco se reali-
Cosongo (1931), es el siguiente: zó o, al menos, no entonces ni en Argentina. El tex-
El negro to que presumiblemente escribió o tal vez concluyó
junto al cañaveral allí, se estrenó en La Habana el 23 de octubre de
El yanqui 1948, con el título de Electra Garrigó […]», p. 80.

Untitled-46 658 02/06/2010, 9:37


EL TEATRO 659

80
Existe otro dato importante ofrecido por Virgilio Existen en Electra Garrigó situaciones y parlamen-
Piñera en su artículo «Notas sobre teatro cubano», tos que permiten hacer esta afirmación; los más ex-
de 1966 (revista Tablas, núm. 2, año 1983, p. 39), plícitos son:
donde en la narración de sus intentos por llevar a la En el Acto I (pp. 46-49), la farsa en la que se
escena Electra Garrigó indica las gestiones que rea- representa la muerte de Agamenón y Clitemnestra.
lizó con Schajowicz, director del Teatro Universita- Aquí el teatro en el teatro no se justifica a través del
rio, en 1942, y al año siguiente sus conversaciones al sueño o la imaginación de los personajes, como ocu-
respecto con Martínez Allende, director artístico de rre en la Electra de Jean Giraudoux, donde las Eumé-
la Sociedad Cultural de los españoles refugiados. nides representan «en parodia» a Clitemnestra,
Aunque a ambos directores les interesó la pieza, nin- Orestes y Electra, mientras estos dos últimos duer-
guno se responsabilizó con su montaje. men. De manera que la representación tiene una ra-
La cronología de las obras entraña, por lo gene- zón de ser para el público, no así para los persona-
ral, un margen de probabilidades, pero en el caso jes, que no participan de una manera activa
que nos ocupa, lo más importante reside (dado el —consciente— de ella. Para ellos tiene el significa-
desinterés del autor por su obra En esa helada zona) do de un sueño, alusión a sus dudas. (Giraudoux:
en la fecha de creación de Electra Garrigó; en este Teatro. Ed. Consejo Nacional de Cultura. La Haba-
sentido, el dato ofrecido por Carlos Espinosa puede na. 1965, p. 251.) En Electra Garrigó los personajes
estar relacionado con una reelaboración del texto más actúan en la farsa con una conciencia total de sus
que con su gestación. Por otra parte, no existen actos y las consecuencias de los mismos.
motivos para poner en duda la fecha en que la ubica En Acto II, p. 57, Agamenón expresa:
Piñera, sobre todo si se tiene en cuenta su coinci-
dencia con el año de creación del poema Las furias, Eres de un ridículo humorismo, Clitemnestra
por la enorme cercanía temática y conceptual entre Plá. ¿Es que nunca podrás contemplarme en el
las obras. papel de Agamenón, rey de Micenas y Argos,
de la familia de los Atridas […] He querido os-
71
«Piñera teatral». En Teatro completo. Ob. cit., p. 11. curamente una vida heroica, y soy un burgués
72 bien alimentado…
Ibíd., pp. 9-10.
73 La salida de Agamenón a escena estuvo presidida
Electra Garrigó ha sido una de las obras más repre-
por la siguiente acotación: «(Entra Agamenón, reme-
sentadas de Virgilio Piñera, y en general de la
dando con sábanas y una palangana el traje y el cas-
dramaturgia cubana de todos los tiempos. Posterior
co de un jefe griego. Está borracho, pero se com-
a su estreno en 1948, la pieza alcanza un total de
porta dignamente)» (p. 56).
diez reposiciones, incluyendo una adaptación para
Queda claro que Agamenón es consciente, trági-
la televisión y otra para el Ballet Nacional de Cuba.
camente consciente, de que sólo está capacitado para
Se suman a lo anterior sus estrenos en Costa Rica
representar al Agamenón legendario. En el parlamen-
en 1968 y en Londres por el Fitz William College
to del personaje alcanza una importancia determi-
Theatre Group en el año 1971.
nante lo inevitable de la condición que se expresa en
74
Virgilio Piñera: «Electra Garrigó», en Teatro com- el juego representacional.
pleto. Ob. cit., p. 40. Los monólogos de Electra están concebidos en
75
un tono de declamación. Virgilio Piñera lo advierte
Cintio Vitier: Lo cubano en la poesía. Universidad en el prólogo, donde explica que Electra «declama al
Central de Las Villas, La Habana, 1958, pp. 407-408. modo de nuestros políticos que se pasaban la vida
76
Cintio Vitier: «Virgilio Piñera», en: Cincuenta años diciendo discursos de vacía retórica, método infali-
de poesía cubana. 1902-1952. Ediciones del Cincuen- ble para adormecer al pueblo» (p. 14). Al respecto,
tenario, La Habana, 1952, p. 334. en el Acto II, p. 55, después del largo monólogo de
Electra, Egisto y Clitemnestra se manifiestan en re-
77
Virgilio Piñera: Electra Garrigó. Ob. cit., p. 58. lación al carácter respresentacional del discurso de
78
Virgilio Piñera: «Empezó a vivir», en Lunes de Re- la protagonista:
volución, La Habana, núm. 100, 1961, p. 44. EGISTO: […] Será una gran actriz.
79
Utilizamos en el análisis la definición de parodia y CLITEMNESTRA: […] Es ya una gran actriz. Vive
la terminología que a los efectos analíticos introdu- en el mundo para representar[…]
ce Patrice Pavis en el Diccionario del teatro. Drama-
turgia, estética, semiología. Ed. Revolucionaria, 1988. La escena del reconocimiento de Electra y
Tomo II, p. 349. Orestes (Acto III, p. 76) está construida, de manera

Untitled-46 659 02/06/2010, 9:37


660 ETAPA 1923-1958

implícita, como teatro en el teatro; sólo así alcanza Europa y al subdesarrollo de un país dependiente, la
lógica y significación de acuerdo con la ubicación creación de Falsa alarma en 1948 y su publicación al
que tiene en el texto. El propósito de esta escena es año siguiente en Orígenes (antes del estreno en Pa-
dar la posibilidad a Electra de comprobar si Orestes rís de La soprano calva de Ionesco) fueron hechos
ya se encuentra dispuesto para llevar a términos de sin trascendencia.
acción la muerte de Clitemnestra. 91
En la primera versión de Falsa alarma, el Juez y la
81
Raquel Carrió: «Una pelea cubana por la moderni- Viuda dejan la escena, el Asesino pone el disco del
dad», en: ob. cit. Ed. Pueblo y Educación, La Haba- Danubio azul y comienza a bailar; posteriormente,
na, 1988, p. 5. el Juez y la Viuda vuelven a salir a escena y bailan
82
Raquel Carrió ha señalado como una constante en situados a ambos lados del Asesino. En la versión
el teatro de Piñera «la propuesta de un género —una definitiva, el Asesino queda solo bailando el Danu-
bio azul.
modalidad genérica— capaz de integrar las fuentes
y las formas de una cultura nacional», que es apre- 92
Virgilio Piñera: «Los siervos», en Ciclón (revista li-
ciable desde Electra Garrigó en «lo negador, lo teraria), vol. I., La Habana, nov. 1955, núm. 6,
parodial, lo acléctico» («Una pelea cubana por la pp. 9-20.
modernidad», en revista Primer Acto, núm. 225, sep-
93
oct, 1988, p. 66). Para la sustentación de este aspec- Virgilio Piñera: «Diálogo imaginario», en Lunes de
to en nuestro análisis fue particularmente importante Revolución, nov. 21, núm. 51, 1960, p. 38.
la valoración que respecto a la parodia realizaron los 94
formalistas rusos, en la que se basa Patrice Pavis para Virgilio Piñera: «El flaco y el gordo», en Teatro com-
concluir que «la parodia tiende a transformarse en pleto. Ob. cit., pp. 245-273.
un género autónomo y en una técnica para revelar el 95
Virgilio Piñera: «Piñera teatral». Ob. cit., p. 23.
procedimiento artístico» (Patrice Pavis: ob. cit.,
tomo II, p. 349). 96
Rine Leal: En primera persona. Colección Teatro y
83 Danza. ICL, La Habana, 1967, p. 52.
Virgilio Piñera: «¿Teatro?», en: Prometeo, año I,
núm. 5., abr-may. 1948, p. 1. 97
Virgilio Piñera: «Piñera teatral». Ob. cit., p. 16.
84
Virgilio Piñera: «Jesús», en: Teatro completo. Ob. cit., 98
Sobre el verdadero nombre de Carlos Felipe existen
p. 106. divergencias: algunos críticos y estudiosos afirman
85
Ibíd., p. 123. que es Carlos Fernández Santana, en tanto el Dic-
cionario de literatura cubana consigna que es Carlos
86
Albert Camus: «El mito de Sísifo», en El mito de Felipe Fernández. En la edición norteamericana de
Sísifo. El hombre rebelde. Tr. Luis Echevarri. Edito- sus obras completas, Rosa Felipe, la hermana, aclara
rial Losada S.A., Buenos Aires, 1953, p. 96. que tanto el dramaturgo como ella fueron inscritos
87 con el apellido Fernández, pero que posteriormente
Puede consultarse: Martín Esslin: El Teatro del Ab-
adoptan el de su verdadero padre: Felipe. Algo simi-
surdo. Editorial Seix Barral, Barcelona, 1966, p. 16.
lar ocurre con la fecha de nacimiento: Rosa Felipe
88
La primera versión de Falsa alarma fue publicada en aclara en el mismo volumen que Carlos nació el 4 de
la revista Orígenes, año VI, La Habana, 1949, núm. noviembre de 1911, en tanto la bibliografía editada
21 y 22. en Cuba —incluso una entrevista realizada por Rine
89
Leal— establece 1914 como el año de nacimiento
Martin Esslin: El Teatro del absurdo. Ob. cit., p. 16. del autor.
90
Es interesante resaltar cómo el proceso de difusión 99
Raquel Carrió: Dramaturgia cubana contemporánea.
de la obra sólo comienza propiamente en 1960, cuan- Editorial Pueblo y Educación, La Habana, 1988,
do la misma es incluida por el autor en Teatro com- p. 22.
pleto. La ausencia de un movimiento teatral activo y
lo reducido del auditorio que presenció su estreno 100
Toda la bibliografía publicada en Cuba coincide en
en el Teatro de la Sociedad Lyceum el 28 de junio de afirmar que Carlos Felipe forjó su cultura solamen-
1957, dieron lugar a que Virgilio Piñera fuera consi- te a través del autodidactismo; sin embargo, Rosa
derado un dramaturgo del Teatro del Absurdo cuan- Felipe manifiesta que asistió a escuelas de nivel pri-
do el movimiento había alcanzado fama mundial a mario, y que el carácter autodidacta sólo podría re-
través de las obras de Ionesco, Beckett, Adamov y conocerse teniendo en cuenta que no realizó estu-
Genet. Acostumbrados a la supremacía cultural de dios superiores ni especializados.

Untitled-46 660 02/06/2010, 9:37


EL TEATRO 661

101
Nos acogemos a las referencias ofrecidas por la bi- sultó luego seleccionada para ser llevada a las tablas
bliografía consultada, porque estas obras hasta el en Sofía, Bulgaria, dentro de un plan de colabora-
momento se hallan desaparecidas. ción artística. Contó entonces con la dirección de
102 Vicente Revuelta.
En el momento en que se escribió y premió, no fue
estrenada ni publicada. Después del triunfo de la 110
Ver nota 5.
Revolución, en 1961, se dieron a conocer tres esce-
111
nas en la Revista Nacional de Teatro, pero su edición Sobre el deslinde generacional y los autores de tran-
completa se realiza en 1988, en los Estados Unidos, sición, debe consultarse: Raquel Carrió: Dramaturgia
pues las hermanas de Carlos Felipe, tras la muerte cubana contemporánea. Editorial Pueblo y Educa-
de éste, abandonaron la patria y se llevaron no sólo ción, Ciudad de La Habana, 1988, pp. 7-23.
Esta noche en el bosque, sino también otras piezas 112
Nos adscribimos al criterio emitido por la investi-
que se consideraban perdidas: el manuscrito abre- gadora en su Teatro cubano (1927-1961), Ministe-
viado de Tambores y La bruja en el obenque, todas rio de Relaciones Exteriores, La Habana, 1961, p.
ellas publicadas ahora en el volumen que recoge la 123, porque estas primeras obras de Ferrer no han
producción dramática del autor bajo la revisión de podido ser localizadas hasta hoy. Tampoco se han
Rosa Felipe. encontrado otras señaladas por la bibliografía, como
103
José A. Escarpenter y José A. Madrigal: «Introduc- son: Y ya, y ya, y ya, Cualquier tiempo pasado, Tres
ción», en Carlos Felipe: Teatro, Society of Spanish- semanas, Las del número cinco, La biografía del nene
American Studies. Colorado, 1988, p. 34. y los dos últimos actos de A las siete la estrella.
104
Ver nota 5. Según Armando Correa, se realizó una 113
Los criterios han sido tomados de las notas al Pro-
segunda versión de esta obra en 1957. Véase su grama del estreno, pues esta obra hasta el momento
artículo «Carlos Felipe: el encuentro con la imagen», tampoco ha podido ser localizada.
en Tablas, La Habana (1): 13-23, enero-marzo, 1984. 114
Nancy Morejón: «Prólogo», en Teatro de Rolando
105
Sobre este aspecto resulta interesante consultar el Ferrer. Editorial Letras Cubanas, Ciudad de La Ha-
trabajo de Julio Matas: «Pirandello, Proust and El bana, 1983, p. 9.
chino por Carlos Felipe», en Hispanic Journal, 5
115
(1):43-48, 1983. Rine Leal: Breve historia del teatro cubano. Edito-
rial Letras Cubanas, Ciudad de La Habana, 1980,
106
Raquel Carrió: Dramaturgia cubana contemporánea. p. 141.
Editorial Pueblo y Educación, La Habana, 1988,
116
p. 42. Rine Leal: «El tren y el verano», enEn primera per-
sona. Instituto del Libro, La Habana, 1967, p. 213.
107
Rine Leal: «Este nuevo, este tercer libro de Carlos
117
Felipe», en Casa de las Américas, La Habana, 8 (47): Rolando Ferrer: «Lila, la mariposa», en Teatro. Edi-
142-143, mar-abr. 1968. torial Letras Cubanas, Ciudad de la Habana, 1983,
p. 65.
108
José A. Escarpenter y José A. Madrigal: ob. cit., p. 42.
118
109
Raquel Carrió: ob. cit., p. 19.
Después del triunfo de la Revolución, el grupo Tea-
119
tro Estudio repuso El travieso Jimmy en 1980; re- Ibíd.

Untitled-46 661 02/06/2010, 9:37


Untitled-46 662 02/06/2010, 9:37
2.7 EL ENSAYO Y LA CRÍTICA

2.7.1 Desarrollo evolutivo todo en el período que va desde la Revolución


del treinta hasta (y después de) el advenimiento
Dos tendencias se manifiestan en la prosa de la Revolución socialista. Por ello, son muy
ensayística y crítica1 cubanas del lapso 1923- visibles asimismo cuando se trata un problema
1958: la marxista, de conocida orientación filo- esencial del ensayismo cubano: el de la naciona-
sófica materialista; y la no marxista, cuyo factor lidad. Este es un asunto de identidad que se acen-
común es el pensamiento idealista. Esta última túa en la etapa estudiada, pero que la desborda,
fue mayoritaria —en cuanto a la cantidad de per- puesto que se halla planteado en la anterior, con
sonalidades que la integran—, pero puede ha- mucha menor intensidad en los planos teóricos,
llarse entre ellas una posición intermedia, en es- y se presentará en la próxima, con perfilamiento
pecial entre historiadores y críticos literarios o más universal y a la vez más específico. El enfo-
de arte que, sin rechazar el marxismo, adoptan que de la nacionalidad desde posiciones preten-
una actitud progresista con notables manifesta- didamente no clasistas, entra en franca contra-
ciones dualistas en lo filosófico, y relativo eclec- dicción con el punto de vista de los marxistas y
ticismo propio de tal actitud. de los pensadores «de izquierda» o revoluciona-
Esta orientación general de tendencias se ob- rios en sentido general. Es imposible tratarlo
serva con mucha mayor precisión cuando el desideologizadamente, y en ello se advierten las
asunto investigativo o crítico es propiamente contraposiciones referidas. De dónde venimos,
filosófico, histórico, económico o político epo- quiénes (cómo) somos y hacia dónde vamos,
cal. Asimismo es discernible en el ensayismo y importan de manera relevante en el ensayismo
la crítica sobre literatura y arte; resulta un tanto epocal, al grado de que muchos textos de crítica
menos preciso en el periodismo crítico literario literaria y artística —sin ser asunto central en
y en ciertos estudios inmanentistas sobre arte, ellos— se ven matizados por la búsqueda de la
literaturas clásicas, obras bibliográficas o aspec- identidad nacional. Es un rasgo que la ensayística
tos referidos a la educación. La última instancia y la crítica cubanas comparten con el pensamien-
de las ideas expuestas y la propia obra global de to latinoamericano coetáneo, sin que quede li-
cada autor nos permite conocer mejor el punto mitado a esta área geográfica.
de partida de tales orientaciones. El pensamiento marxista-leninista cubano co-
Estas tendencias son explícitas e inmanentes mienza a organizarse con real especificidad pre-
del desarrollo histórico cubano del siglo XX; po- cisamente en el período que Juan Marinello lla-
seen gradual acrecentamiento entre 1923 y 1958, mó «década crítica»,2 con firmas fundadoras como
y pueden explicar en primera instancia procesos las de Julio Antonio Mella y Rubén Martínez
de concientización de la nación cubana, sobre Villena. La fundación del Partido Comunista en

[663]

Untitled-47 663 02/06/2010, 9:38


664 ETAPA 1923-1958

1925, el gradual radicalismo de la lucha social a existencialismo, la filosofía cristiana en diversas


partir de la Protesta de los Trece, de 1923, y el manifestaciones, el pragmatismo, la fenome-
antimachadismo posterior, cooperan en el nología husserliana y diferentes posiciones de
reforzamiento de la concepción del mundo de irracionalismo europeo. El pensamiento martia-
la filosofía en cuestión. no ocupará un importante sitio, que comparti-
Entre los integrantes del Grupo Minorista rán también los pensadores marxistas.
pronto se destaca Juan Marinello, y en la década Tan amplia gama de idearios cobija actitudes
de 1930 aparece un núcleo de intelectuales ya que van desde el conservadurismo y las posicio-
con decidida vocación dentro del análisis inte- nes reaccionarias hasta definiciones progresis-
gral que ofrece el marxismo: Raúl Roa, Pablo de tas o francamente revolucionarias, la mayor parte
la Torriente Brau, Blas Roca, Carlos Rafael de las veces signadas por la participación social,
Rodríguez, José Antonio Portuondo, Mirta o cívica, de los escritores, ya sea en actos (incor-
Aguirre y Sergio Aguirre, Ángel I. Augier, et al. poración a la vida política) o en letras (desde
La extensión del pensamiento marxista-leninis- cátedras académicas, en el trabajo periodístico o
ta fue, durante la etapa, una cuestión programá- en la especificidad artístico-creativa). Se puede
tica partidista. ejemplificar el diapasón de actitudes con una lar-
Los marxistas no se limitarán al estudio del ga lista de personalidades, cuya representatividad
condicionamiento socioeconómico epocal, sino se limitará por ahora, por orden cronológico, a
que participan en todos los aspectos del debate las firmas de Manuel Márquez Sterling, Ramiro
de ideas, ya sean éstos filosóficos, especulativos, Guerra, Rafael Suárez Solís, Fernando Ortiz,
históricos, literarios o artísticos. Nuevas firmas Fernando Lles, Medardo Vitier, José María
se incorporan a este panorama, como Nicolás Chacón y Calvo, Félix Lizaso, Juan J. Remos,
Guillén, Julio Le Riverend, Salvador García Jorge Mañach, Rafael Esténger, Elías Entralgo,
Agüero, Gaspar Jorge García Galló, y otras de Lydia Cabrera, José Lezama Lima, Humberto
manera ocasional, o por sus funciones como di- Piñera, Cintio Vitier…, y muchas más. La sola
rigentes comunistas o «de izquierda» en sentido inclusión de este brevísimo listado indica la di-
general. Por esta última posición podrá compren- versidad de orientaciones y posiciones del pen-
derse el pensamiento crítico de personalidades samiento no marxista cubano.
como Emilio Roig de Leuchsenring, José Lucia- Es obvio que en esta dicotomía marxistas-no
no Franco, Loló de la Torriente, Marcelo Pogo- marxistas influyen poderosamente las condicio-
lotti, y de otros varios inclinados hacia el mate- nes socioeconómicas, las tendencias históricas
rialismo, sin que sus respectivas obras de este del pensamiento y las específicas condiciones
lapso puedan ser tenidas con exactitud por mar- políticas cubanas, así como el movimiento his-
xistas-leninistas. tórico e ideológico que domina al mundo coetá-
El multidireccional campo no marxista es real- neo, en particular en Europa y América. No debe
mente complejo, y en su primer momento pue- olvidarse que en el centro mismo del lapso de
de apreciarse el predominio de dos corrientes estudio se desencadenó la Segunda Guerra Mun-
de pensamiento orientadas por las ideas de los dial, con una fuerte ola de transformaciones po-
españoles José Ortega Gasset y Miguel de líticas y diversidad de corrientes de pensamien-
Unamuno, sin que se obvien las influencias que to. Tal desarrollo no puede verse, pues, como
a la sazón ejercían los latinoamericanos José un esquema rígido que totaliza en forma bipolar
Enrique Rodó y José Ingenieros (semejantes a y sin matices el trabajo ensayístico-crítico cu-
la de José Carlos Mariátegui entre los ensayistas bano, como se ha intentado discernir. Para su
«de izquierda»). mayor especificidad, es preciso que se detalle a
En lo sucesivo, luego del derrocamiento de la partir de las líneas temáticas principales, o de
dictadura machadista, se apreciará un auge, e in- bloques de temas, que predominan en el lapso,
cluso surgimiento, de líneas de pensamiento fi- de manera que pueda hallarse el fiel del desarro-
losófico tan variadas como el hegelianismo, el llo del pensamiento cubano en sus múltiples in-

Untitled-47 664 02/06/2010, 9:38


EL ENSAYO Y LA CRÍTICA 665

tereses. Asimismo, como este análisis se inclina ensayistas y críticos (y de los creadores litera-
hacia la valía estético-literaria de las obras de los rios en general) a la lucha político-social de las
autores más representativos, no se ofrece un circunstancias.
panorama del ensayo y de la crítica cubanos del Otros historiadores literarios prefieren la in-
lapso en cuestión con independencia de su lite- dividualización del proceso, estudiando la se-
rariedad, sino precisamente a partir de ella. La cuencia cronológica de autores con caracteriza-
prosa ensayístico-crítica que floreció entre 1923 ciones, a veces adjetivales, de sus respectivas
y 1958 se halla en las posiciones pinaculares de obras. Es el caso de Andrés de Piedra-Bueno,
la literatura cubana del siglo XX; así lo garanti- Rafael Esténger, Félix Lizaso, Juan J. Remos y
zan el elevado sentido estilístico, la precisión de Antonio Iraizoz. Max Henríquez Ureña es más
ideas y la profundidad analítica de los autores explícito en su panorama de la ensayística,5 y
más representativos de las diversas tendencias y Salvador Bueno no se aparta de la posición gene-
líneas. El ensayo y la crítica literaria cubanos al- racional predominante en casi todos los autores
canzaron en esta etapa rango cualitativo consi- anteriormente mencionados, pero logra una
derables dentro del ámbito de la lengua españo- mejor caracterización de conjunto cuando rese-
la: aparecieron obras cimeras de la literatura ña la labor de las segunda y tercera generaciones
nacional e investigaciones de mucho calado, re- republicanas en el campo de las ideas.6
lativas a problemáticas nacionales y universales En un análisis global meritorio, Ricardo Her-
en muy variadas disciplinas. nández Otero y Nélida Galano Guilarte logran
Algunos historiadores y críticos han querido una síntesis de «la literatura cubana en la segun-
ver, en el lapso de estudio, con no escasa razón, da etapa de la neocolonia (1923-1958)»,7 inclu-
al menos dos etapas discernibles entre 1923 y yendo el ensayo y la crítica, mediante la siguien-
1940 (a su vez, con relativas subdivisiones), y te valoración:
de 1940 hasta 1958. En la primera, al decir de
José Antonio Portuondo, predominará el con- De modo general, esta cristalización pue-
tenido social, dado por el «esfuerzo de severa de caracterizarse a través de dos líneas fun-
revisión histórica que se ha impuesto en el país damentales de desarrollo: de un lado,
como un aspecto de la acentuada actitud crítica comienza y se desarrolla el estudio e inter-
frente a las circunstancias política y social»;3 la pretación desde puntos de vista marxista-
segunda se caracterizaría, según Raimundo Lazo, leninistas de nuestra historia y de nuestro
por «el lirismo verbal» y «la formulación de teo- proceso cultural, como ha señalado Por-
rías interpretativas sobre lo cubano en el campo tuondo. De otro lado, aparecen y cobran
específico de la literatura». También Lazo nota fuerza igualmente corrientes filosóficas
en ella «predominio de tendencias a varias for- burguesas posmarxistas en el ensayo y el
mas de impresionismos y de análisis basado en pensamiento literario cubano contemporá-
las doctrinas revolucionarias».4 Es aún más ca- neos. […] Lo martiano es aglutinador, y el
tegórico en su clasificación el historiador Fran- estudio de Martí marca una línea temática
cisco López Segrera, quien ve en la primera eta- esencial del ensayismo.
pa un reforzamiento de lo «nacional popular», y
de lo «nacional» en la segunda, según sus teoría Quizás el enunciado requiera algunas precisio-
y terminología al respecto, desarrolladas en nes terminológicas, pues los autores llaman «lí-
Cuba: cultura y sociedad. Él mismo asegura que neas fundamentales» a lo que al principio del
en la primera etapa existen tres momentos fun- presente texto se denominó como «tendencias»;
damentales: 1923-1930, de ascenso crítico; 1930- luego, utilizan el término «línea temática» con
1934, de lucha antimachadista, y 1934-1940, propiedad conceptual cuando se refieren a los
posmachadista, dirigido a la gestión demo- estudios acerca de la obra de José Martí, y em-
cratizadora y por la Constitución. Como se verá, plean el vocablo menos comprometedor de «ver-
es una división que parte de la integración de los tientes» para clasificar y describir la producción

Untitled-47 665 02/06/2010, 9:38


666 ETAPA 1923-1958

temática del lapso, que subdividen en: crítica e como género per se, no se dejará incluir con co-
investigación de cuestiones literario-culturales modidad en el ensayismo y la crítica, salvo va-
y sociales, crítica e historia literaria, temas eco- rias dedicadas a José Martí, que por momentos
nómicos, teoría e historia literaria, estudios his- resultan portadores de ideas y tesis típicas del
tóricos, de política y oratoria. ensayo. No se tratarán aquí los valiosos textos
Aún se podría perfilar mejor este útil plan- bibliográficos que se editan en la etapa.
teamiento caracterizador si, a partir de la objeti- El estudio de la obra martiana adquiere relie-
vidad del desarrollo de los asuntos de la ensa- ve a partir de la década de 1930, tras uno de los
yística y la crítica cubanas del propio lapso, se primeros intentos de edición de sus obras com-
propone el siguiente esquema de líneas temáti- pletas (1918-1920), ordenadas por Néstor
cas: 1) Estudio de la vida y la obra de José Martí. Carbonell. Casi la totalidad de los integrantes
2) Ensayismo crítico sobre literatura. 3) Histo- del Grupo Minorista se dedica a la indagación,
ria de la literatura. 4) Historia del arte y crítica con nuevas perspectivas, del legado martiano,
de arte. 5) Estudios de filología, lingüística, lexi- mientras Gonzalo de Quesada y Miranda traba-
cografía, y sobre preceptiva y gramática. 6) Es- ja en la gradual edición de la papelería de Martí.
tudios sobre pedagogía, educación y enseñanza En la propia década habían aparecido otras in-
en general. 7) Ensayismo económico, temas de tenciones de compilación total, una dirigida por
economía industrial, agrícola o política econó- Alberto Ghiraldo, alrededor de 1925, en la Edi-
mica. 8) Historia de Cuba o de otras regiones torial Atlántica de Madrid, y otra en París, en
del mundo. 9) Ensayismo político. 10) Ensa- 1926, signada por Armando Godoy y Ventura
yismo científico, especialmente sobre medicina. García Calderón. La labor de Quesada alcanzó
11) Filosofía y estética. 12) Asuntos varios, que punto culminante con la edición de las Obras
incluirán una gama temática de particulariza- completas (1936-1953), mediante la Editorial
ciones como: religión, etnología, feminismo, bi- Trópico, en setenta y cuatro volúmenes, y que
bliotecología y otras investigaciones que pudie- es la mejor y más integral de cuantas aparecie-
ran catalogarse dentro de las ciencias sociales. ron en el período, entre las que deben contarse
Es natural que la secuencia generacional de la menos feliz de la Editorial Lex, prologada por
autores impulse o margine estas líneas y aun Manuel Isidro Méndez, y que tuvo sucesivas
añada o elimine temas particulares, incluso tra- ediciones en 1946, 1948 y 1953.
tados por un solo autor. En el presente análisis Por supuesto que no sólo estas publicaciones
se aprecian más particularmente algunas líneas alentaron los estudios martianos, cuyo funda-
temáticas, favorecidas por el propio interés filo- mento consiste en el alto relieve de Martí en la
lógico y la calidad expositiva dada por el manejo historia de Cuba, en su evolución literaria y en
creativo del idioma, que se advertirán menos en la vigencia de su pensamiento.
los temas científicos —de las ciencias natura- Un grupo de autores, de la generación ante-
les—, jurídicos, históricos, económicos y otros. rior a los minoristas, avanza en la década de 1920,
Pero en sentido general, la prosa cubana de pen- y en los años posteriores, en estos estudios, en-
samiento del lapso 1923-1958 mantiene ese es- tre los que cabe recordar a José Conangla
quema de líneas temáticas, con mayor o menor Fontanills, Gerardo Castellanos García, Luis
profusión o asiduidad de estudio en cada mo- Rodríguez Embil y Arturo R. de Carricarte, au-
mento y por unos u otros autores, según sus ten- tor de una Iconografía (1925) de mucha utilidad
dencias expresivas. No se incluye expresamente epocal. Aunque Medardo Vitier completa pos-
a la oratoria como grupo aparte, pues ella revis- teriormente sus indagaciones martianas, es pro-
te caracteres ensayísticos en la etapa y se integra pio citarlo aquí, antes de pasar al estudioso te-
perfectamente a las líneas expuestas. Es muy rritorio de los minoristas; Vitier publicó en 1954
probable que se requiera eliminar de entre los su Martí, estudio integral, cuando ya Emilio Roig
grupos a la biografía y considerarla como línea de Leuchsenring, Félix Lizaso, Jorge Mañach,
temática diferenciada, aunque ella entonces, Juan Marinello, Rafael Esténger y Francisco

Untitled-47 666 02/06/2010, 9:38


EL ENSAYO Y LA CRÍTICA 667

Ichaso, entre otros, habían dado a conocer obras Fernando G. Campoamor dio a conocer Martí,
fundamentales en la comprensión del legado de hombre total, en 1937; Cintio Vitier estudió la
José Martí. Como historiador, Roig ofreció una poesía y otros aspectos de la obra literaria
certera visión del antimperialismo de Martí, ade- martiana, mientras que José Lezama Lima, Fina
más de aproximarse a aspectos biográficos, de la García Marruz, Gustavo Navarro Lauten y un
obra y del orbe social de la acción martiana. conglomerado de autores más, con textos oca-
Lizaso casi consagró su labor como prosista a sionales o de especificidad erudita, se asoman
desentrañar cuestiones de mucha importancia en en la etapa a diversidad de aspectos martianos.10
la obra literaria y en el significado político y hasta Sin dudas, la profusión de estudios, su cali-
filosófico de la obra del prócer cubano; su Martí, dad y la variedad de puntos de vista, convierten
místico del deber (1940) fue obra muy comenta- a esta línea temática en una de las principales del
da y rebatida por su enfoque idealista e idealiza- período, generalizada a todas las promociones
dor. Mañach cuenta en su bibliografía con un autorales, pues coincide con el interés de «seve-
grupo de textos martianos, entre los que sobre- ra revisión histórica»,11 que es típica de la etapa.
sale la también discutible, pero no por ello me- La propia inspiración en la prosa martiana trajo
nos excelente biografía José Martí, el Apóstol consigo, por natural influjo, una evidente cali-
(1933) —editada además como Martí, el Após- dad expositiva, tanto formal como estilística, en
tol, o simplemente como José Martí. Parte esen- las obras que se publicaban, ya fueran artículos
cial de la obra de Juan Marinello es su constante de prensa o monografías de diversas proposicio-
dedicación a los estudios acerca del Héroe Na- nes temáticas.
cional Cubano, que van desde 1926 hasta 1976, El ensayismo crítico sobre literatura es am-
poco antes de su muerte, con un momento plísimo y muy variado en sus objetivos; más que
pinacular en la edición de José Martí, escritor una línea temática es un conglomerado de ellas
americano (1958). Tanto Esténger (Vida de que, aun pudiéndose resumir en tal enunciado,
Martí, 1934) como Ichaso (Martí y el teatro, hace gala de una variedad de estudios literarios
1935), consagraron estudios a diversos aspectos que abarca asuntos nacionales y universales, in-
biográficos o literarios de la gran figura en cues- cluida la crítica y reseña de libros y las mono-
tión, a la sazón también indagada por Emeterio grafías especializadas. No obstante, el panora-
Santovenia, Leonardo Griñán Peralta, Leopoldo ma presenta preferencias o prioridades que
Horrego Estuch, Andrés de Piedra-Bueno, podrían enunciarse en: 1) Literatura cubana. 2)
Raimundo Lazo y César Rodríguez Expósito. Literatura española e hispanoamericana. 3) Li-
El pensamiento marxista se había fijado no- teraturas europeas y de lengua inglesa. 4) Lite-
tablemente en José Martí, desde los escritos de ratura rusa y de otras naciones, más excepcio-
Julio Antonio Mella, en sus «glosas» ideológi- nalmente de otras áreas geográficas no europeas
cas,8 seguido por Raúl Roa, Blas Roca, José An- o americanas.
tonio Portuondo, Carlos Rafael Rodríguez,9 Una promoción generacional nacida en las
entre otros, quienes se ocuparon de aspectos vi- décadas de 1860 a 1880, se mantiene activa par-
tales para la correcta interpretación del ideario cial o totalmente en el lapso analizado. Se iden-
martiano, y especialmente de su vigencia en di- tifican en ella firmas como las de Regino E. Boti,
versos terrenos: políticos, sociales, literarios. interesado en la teoría y crítica de la poesía, fun-
Entre ellos, es Marinello el de más asidua inves- damentalmente, y en aspectos de historia y lite-
tigación en el orbe martiano. ratura cubanas; esta última es la variante de in-
Otros escritores se referirán a particularida- terés de José Manuel Carbonell, Francisco
des muchas veces de especialización sobre la vida González del Valle, Rafael Suárez Solís, Mario
y la obra de Martí y sus significados en el pano- Guiral Moreno, Medardo Vitier, Rafael Marqui-
rama cubano, tales Manuel Isidro Méndez, quien na, Emilio Gaspar Rodríguez, o el más joven
publicó muchos documentos, inéditos hasta en- entre ellos, José de la Luz León, quien también
tonces, que se sumaron a las Obras completas; se inclinó a los análisis martianos. Dos mujeres

Untitled-47 667 02/06/2010, 9:38


668 ETAPA 1923-1958

sobresalen: Laura Mestre, en los estudios clási- periodismo literario y la crítica, cuyas funcio-
cos y de literatura griega, y Carolina Poncet, en nes él definía como de orientación, valoración y
análisis de literatura cubana en su relación con creación. Publicó el volumen Poética. Ensayos
la herencia hispánica. en estusiasmo (1933), y luego, paralelamente a
Se identifican las indagaciones en torno a la su ancha labor como dirigente del partido de los
obra de José María Heredia. Las figuras cimeras comunistas cubanos, estudió a numerosos au-
de esta inclinación son José María Chacón y tores contemporáneos de la lírica y la narrativa
Calvo, erudito de apreciable trayectoria en los de Cuba y de Hispanoamérica, y extendió su in-
estudios literarios sobre Cuba y sobre la hispa- terés hacia España y varias literaturas europeas.14
nidad, así como Francisco González del Valle y El bregar crítico-ensayístico de la generación
Rafael Esténger, ya de promoción posterior. de los minoristas halla un buen resumen de con-
Esta nueva promoción coincide con el movi- junto en la clasificación de «tendencias» que
miento minorista, a partir del cual los análisis Raimundo Lazo propone en su Historia de la li-
de la literatura cubana, el ensayismo y la crítica teratura cubana: «ensayismo crítico fuertemen-
literaria ascienden al grado de que Max Henrí- te impulsado por lo imaginativo», «ensayismo
quez Ureña12 subraye que ésta es una genera- crítico inclinado al análisis lógico, psicológico e
ción de ensayistas. Así, a los ya mencionados histórico (erudición y objetividad)», y «ensa-
Mañach, Marinello, Ichaso y Lizaso, que parti- yismo monogáfico, historia literaria o de la cul-
cipan en la fundación y desarrollo de la Revista tura». Si en el primer grupo Lazo incluye a
de Avance, se suman Nicolás Guillén, Raimundo Mañach y a Marinello (y a Ichaso y Suárez Solís),
Lazo (con profuso ahondamiento en la literatu- en el segundo nomina autores de varias genera-
ra hispanoamericana), Loló de la Torriente, José ciones, como Lizaso, Chacón y Calvo, Miguel
Juan Arrom y otros muchos, entre los que ca- Ángel Carbonell, J. A. Fernández de Castro,
bría distinguir, más que en una simple nomina- Elías Entralgo, Roberto Agramonte, Raúl Roa,
ción, las obras antitéticas de dos ensayistas: Jor- Antonio Bustamante y Montoro, J. A. Portuon-
ge Mañach, quien se interesa en aspectos teóricos do, Mirta Aguirre, Anita Arroyo, entre otros
sobre la cultura cubana que tienen su raíz en (como Alberto Lamar Schweyer y Manuel Pe-
obras como «La crisis de la alta cultura en Cuba» dro González). En este conjunto se aprecia in-
(1925) e Indagación del choteo (1928), y alcan- terés general por la literatura cubana del siglo
zan un punto más alto en Historia y estilo (1944), XIX, por asuntos filosóficos, estudios cervanti-
intento por aprehender las raíces de la forma- nos, hispanoamericanos y de otras materias que
ción y el desarrollo de la nación cubana desde se verán más adelante. También en páginas suce-
perspectivas idealistas. Las tesis de Mañach tu- sivas, por las circunstancias temáticas, se men-
vieron notable influencia en el pensamiento cu- cionarán y hasta se analizarán otros nombres y
bano de la época. Su obra es generalmente pe- obras de singular relieve en la prosa de la etapa
riodística, salvo, como afirma Raimundo Lazo,13 de 1923 a 1958. Es propio, sin embargo, desta-
algunos trabajos orgánicos; el propio Lazo su- car ahora el ancho margen de la crítica de rango
braya cómo Mañach fue inclinándose hacia «ten- divulgativo y del ensayismo que hallamos en la
dencias conservadoras», dada su participación obra de Alejo Carpentier, con textos publica-
desde la derecha en la vida política nacional y dos dispersamente, desde la década de 1920, y
que lo definió como vocero de ese conservadu- sobre los más variados temas literarios y artísti-
rismo de derecha. El otro polo de la antítesis cos de Europa y de América.
tanto literaria como política es Juan Marinello Por su secuencia cronológica, dentro del
quien, como Mañach, escribe con una prosa ele- ensayismo propiamente literario adviene una
gante, plena de riquezas idiomáticas, pero, a di- nueva generación que podríamos señalar signada
ferencia del autor de Imagen de Ortega y Gasset por los nacidos a partir de 1910, y de los cuales
(1956), Marinello tiene su punto de partida en ya se han mencionado algunos nombres, como
la cientificidad marxista, aun cuando trabaje el Portuondo o Mirta Aguirre. Ellos continúan lo

Untitled-47 668 02/06/2010, 9:38


EL ENSAYO Y LA CRÍTICA 669

que Salvador Bueno (también representante de un mayor matiz literario, una enfatización de la
esta nueva promoción) señala como derivación literariedad.
de «disquisiciones sobre cuestiones históricas y Como se han venido subrayando los grandes
literarias hacia los más palpitantes problemas rasgos evolutivos del panorama de la crítica y
económicos, políticos y sociales»:15 pero una del ensayo literario de la etapa 1923-1958, es
nueva hornada, coincidente con la proyección oportuno que se destaquen algunas obras y di-
del Grupo de Orígenes, se centra mucho más recciones temáticas fundamentales, que no es
exclusivamente en los temas y asuntos literarios, dable obviar siquiera sea por la mención de sus
según lo testimonia la labor en prosa crítica de firmas representativas. Si bien más adelante apa-
José Lezama Lima (Analecta del reloj, 1953; La recerá la referencia imprescindible a la obra de
expresión americana, 1957; Tratados en La Ha- Fernando Ortiz, no puede pasarse por alto el
bana, 1958) y de Cintio Vitier (Experiencia de valor artístico de su prosa coetánea. Tampoco el
la poesía, 1944; Lo cubano en la poesía, 1958); de firmas que ocasionalmente se refieran al orbe
en menor medida, otros «origenistas» como literario, como Juan Miguel Dihigo y Mestre,
Gastón Baquero (Ensayos, 1949), Fina García Manuel Márquez Sterling, Ramiro Guerra, Feli-
Marruz, Virgilio Piñera y José Rodríguez Feo, pe Pichardo Moya (el poeta y espeleólogo),
publican ensayos y trabajos críticos en revistas Rubén Martínez Villena, Enrique Serpa, y otros
afines, antes de 1959. Fuera del ámbito orige- de significado esencial en las letras cubanas.
nista, Anita Arroyo desarrolla una obra de pe- Llegados a este punto, conviene que se ob-
culiares perfiles sobre literatura cubana e serve el desarrollo de la historicidad literaria en
iberoamericana. la etapa; sería la línea temática de la historización
Samuel Feijóo también se destacará por su en la que es necesario hacer referencia sólo a los
trabajo ensayístico, pero en el lapso de estudio antecedentes dentro del propio lapso en los vo-
su prosa principal es de carácter literario (me- lúmenes de Salvador Salazar: Curso de historia
morias, diarios, pensamientos varios), al menos de la literatura española (1925) e Histoira de la
en lo que entonces deja publicado. A la par, so- literatura cubana (1929), así como en otras obras
bresale un ensayista aún más joven: Roberto de historización del propio autor y en la misma
Fernández Retamar, quien en 1954 publica su década, a las que se suma el Resumen de historia
tesis académica La poesía contemporánea en Cuba de la literatura cubana (1930), de Juan José Re-
(1927-1953) y su Idea de la estilística en 1958. mos, todos con fines docentes, cuestión que por
En su caracterización de este núcleo genera- lo general se mantendrá cuando hallemos nume-
cional, Lazo advierte el periodismo acentuado, rosos estudios de idéntica naturaleza histo-
en algunos casos como profesión, y una crítica rizadora en las décadas siguientes, sostenidos por
que fluctúa «entre la polémica, a veces agresiva, las firmas de Medardo Vitier, Enrique Gay
con representantes de la generación anterior, y Calbó, Félix Lizaso, José María Chacón y Cal-
el impresionismo que adopta caracteres ensayís- vo.17 Juan José Remos y Rubio, Rafael Esténger,
ticos».16 Si bien escriben con una prosa comedi- Aurelio Boza Masvidal, Marcelo Pogolotti, An-
da (pero barroca al menos en el caso de Leza- drés de Piedra-Bueno, Raimundo Lazo, José Juan
ma), y como Mañach o Marinello aprecian Arrom, José Antonio Portuondo, Salvador Bue-
mucho el instrumento de comunicación, los no, et al. No todos escriben exactamente histo-
nuevos ensayistas están más próximos a lo es- rias de la literatura, pero conciben sus estudios
peculativo, se alejan de las contingencias políti- en franca proximidad historicista.
cas, y a pesar de que muchos se inclinan hacia el Sería oportuno separarse de la cronología
impresionismo, se halla un mayor énfasis de in- autoral para observar la secuencia de edición de
tegración de la cultura libresca en la materia re- las obras, que curiosamente halla un punto de
flexiva, una erudición que no desea esconderse referencia, aun parcial, entre los más jóvenes
demasiado y hasta un afán «creativo» (como del anterior conjunto, pues el Proceso de la cul-
querría Marinello) en la crítica, que le confiere tura cubana de J. A. Portuondo data de 1938,

Untitled-47 669 02/06/2010, 9:38


670 ETAPA 1923-1958

anticipando la obra historizadora de la década (1954), de Raimundo Lazo, por su carácter de


de 1940. De 1939 son los Orígenes de la literatu- historicidad literaria que anticipa su propia pro-
ra cubana, de Enrique Gay Calbó, más limitada ducción afín de la década siguiente. Tal teoría ya
que la obra de Portuondo. Seguidamente apare- había sido utilizada con propiedad en obras an-
ce un volumen también parcial,18 el Panorama teriores (incluso de manera programática o
literario de Cuba en nuestro siglo (1942), de J. J. metodológica), 20 y también subyace en la
Remos y Rubio, quien edita su más completa periodización de algunas de las obras histórico-
Historia de la literatura cubana en 1945, con la literarias citadas. Serán Portuondo, Lazo y
que supera el buen momento decimonónico de Arrom (orden de preferencia cualitativa) quie-
Aurelio Mitjans, el aporte cualitativo de Manuel nes logren los mejores aportes en este sentido.
de la Cruz19 y aun las anteriores obras histori- Salvador Bueno publica, en 1953, Medio siglo
zadoras del mismo Remos; en el propio 1945 de literatura cubana (1902-1952), y luego la pri-
aparece Literatura cubana. Síntesis histórica, de mera versión de su Historia de la literatura cu-
Piedra-Bueno, muy limitada en sus enfoques, bana (1954) con fines docentes, según planes de
adjetival y nominativa, pero que representa un estudio de la enseñanza media y superior en
esfuerzo organizativo meritorio. Mejor, más do- Cuba, pero su interés rebasó lo académico y
cumentado, pero también adjetival, el Panora- constituye hoy aún una valiosa obra de referen-
ma de la cultura cubana de Lizaso aparece en cia. En 1954 aparece Caracteres constantes en las
1949, coincidiendo con el valioso Esquema his- letras cubanas, de Rafael Esténger, que sin ser
tórico de las letras en Cuba (1548-1902), de J. A. obra exactamente historizadora (es un ensayo
Fernández de Castro, que ofrece una buena or- interpretativo), no deja de tener este matiz carac-
ganización del conjunto de análisis con notable terizador.
nivel evaluativo. Como Lazo, José Antonio Portuondo está
El más completo de los estudios parciales, en ofreciendo su visión del panorama literario cu-
este caso genérico, pues se trata sólo del teatro, bano a través de sendas obras de 1948 y 1958,
es la Historia de la literatura dramática cubana referidas a la teoría generacional desde la óptica
(1944), de J. J. Arrom, plena de excelencias, y que marxista. También pueden tenerse como funda-
aún hoy sigue siendo un texto referativo de mu- mento de su posterior labor historizadora, pero
cho interés en relación con el género que estudia. su temprano interés por la generalización histo-
Entre las obras que historizan literaturas ex- ricista y sus constantes trabajos que evidencian
tranjeras (no muy numerosas, por lo general re- tal inclinación, lo situan entre los iniciadores y
feridas a la literatura española o hispanoameri- principales exponentes de la historización lite-
cana), se recordará la antes mencionada de raria de la etapa y aun del siglo.
Salazar, y la erudita Historia de la literatura ita- Por último, en la serie aparece un libro singu-
liana (1946), de Aurelio Boza Masvidal. Los lar, que pretende una mirada más allá del solo
hispanoamericanistas más connotados por la hecho literario, comprendiéndolo: La Repúbli-
época son ya Raimundo Lazo y José Juan ca de Cuba al través de sus escritores (1958), de
Arrom. Marcelo Pogolotti.
En la década de 1950 se editan obras de cali- Ello cierra una secuencia que, si se abriera a
dad superior en sus exposiciones y análisis, pues los artículos de fondo y los ensayos dispersos o
no se limitan al mayoritario descriptivismo, a la a otras obras inespecíficas, comprendería nom-
nómina autoral y al adjetivo impreciso que pre- bres como los de José Manuel Carbonell y su
sidió muchas de las obras antes mencionadas, Evolución de la cultura cubana (1928), José Ma-
como característica de la etapa. ría Chacón y Calvo, Carolina Poncet, Jorge
Es propio recordar el análisis historicista de Mañach, Laura Mestre, Rafael Esténger, Max
la teoría generacional en los estudios literarios, Henríquez Ureña, Medardo Vitier, así como
como ejemplifica La teoría generacional y su apli- Cintio Vitier y Roberto Fernández Retamar, con
cación al estudio histórico de la literatura cubana los ya mencionados volúmenes Lo cubano en la

Untitled-47 670 02/06/2010, 9:38


EL ENSAYO Y LA CRÍTICA 671

poesía y el anterior La poesía contemporánea en La música estuvo favorecida por la crítica cu-
Cuba, respectivamente, labores de historiza- bana en la etapa 1923-1958, sin que se pueda afir-
ción genérica. mar que existiera una suficientemente amplia
Surge en el lapso la necesidad de las histo- crítica musical; sin embargo, habrá de recordarse
rizaciones parciales, por géneros, como ya se ha la labor de María Muñoz y Antonio Quevedo
visto, pero también epocales, referidas a un pe- en la revista Musicalia, en las décadas de 1920 y
ríodo o etapa o a una corriente literaria determi- 1940, y en la que colaboran Joaquín Nin, Ortiz,
nados, como suele ser el caso de los estudios Salazar, Luis de Soto, Luis Gómez Wangüemert,
sobre el modernismo. Son ya textos especializa- Ichaso, Carpentier, Alejandro García Caturla,
dos dentro de la historización, y su aparición se José Ardévol, entre otros. A este grupo de inte-
acentuará en las décadas siguientes, como nece- resados por la reflexión acerca de la música se
sidad propia del desarrollo de la literatura na- suman Mario Guiral Moreno y Juan Marinello,
cional y del pensamiento periodizador. con obras dispersas, y sobre todo Eduardo Sán-
Apartada de la crítica y el ensayismo litera- chez de Fuentes, quien publicó un libro inter-
rios, la crítica y la historia del arte revisten ca- pretativo y de historización denominado La
rácter distintivo en la etapa, debido a la valía de música aborigen de América (1938), con el que
las obras que surgen como resultado de esta lí- polemiza Alejo Carpentier en su esencial volu-
nea temática, en cuanto a sus propios méritos men La música en Cuba (1948), que es la obra
intrínsecos como obras literarias, pues poseen más importante de esta vertiente del ensayismo
características ensayístico-literarias, como bien en la etapa. Puede mencionarse también en los
lo testimonian textos sobre artes plásticas de estudios y la crítica musicales a un grupo de en-
Mañach (La pintura en Cuba, 1926), la profu- tendidos, en su mayor parte compositores, como
sión de artículos de Marinello, las referencias y Alberto Falcón, Luis Casas Romero, Gonzalo
trabajos directos de Fernando Ortiz (Wifredo Roig, Ismael Clark, José Luis Vidaurreta, et al.
Lam y su obra vista a través de significados críti- Aunque se hallaron ensayos y críticas sobre
cos, 1950), de Pogolotti (De lo social en el arte, danza, las otras manifestaciones artísticas más
1944; Puntos en el espacio, 1955), Loló de la favorecidas son el teatro (como espectáculo) y
Torriente (Estudio de las artes plásticas en Cuba, el cine. La revista Nuestro Tiempo, órgano de la
1954, o su completo análisis sobre Diego Rive- Sociedad de igual nombre, y que se desempeñó
ra, de 1959), Leonel López Nussa en variedad en la década de 1950, fue el mejor medio para la
de trabajos de prensa, y, sobre todo, Guy Pérez difusión de la crítica teatral y cinematográfica
Cisneros (con su excelente Características de la del momento, sin omitir que en sus páginas apa-
evolución de la pintura en Cuba, 1959). Muchos recieron nuevos críticos musicales, como su di-
otros críticos cubanos cubren espacios de pren- rector, el compositor Harold Gramatges. Por
sa con la crítica de las artes plásticas coetáneas, encima de que la actividad de crítica de teatro y
o con reflexiones sobre arte, pero Pogolotti, Loló cine escapa un poco al análisis de estas páginas,
de la Torriente y Pérez Cisneros alcanzan los cabe subrayar la labor propiamente ensayística
momentos de mejor especialización, sin descui- de Antonio González Curquejo, J. J. Arrom,
dar la calidad expositiva en sus ensayos. Se su- Luis Amado Blanco, José Cid Pérez, Rine Leal,
maron a la crítica de arte epocal Lizaso, Ichaso, Natividad González Freire, Eduardo Robreño,
E. Santovenia y Antonio Martínez Bello, entre Yolanda Aguirre… Algunas de estas firmas van
muchos. a tener su mejor proyección después de 1959.
Pérez Cisneros escribió asimismo sobre es- En cine, dos nombres sobresalen en la década
cultura (Presencia de seis escultores, 1944) pero de 1950: José Manuel Valdés Rodríguez y Mario
la mejor obra referida a esta expresión artística Rodríguez Alemán, cuyas obras críticas tendrán
es La escultura en Cuba (1927), de Luis de Soto trascendencia cabal tras 1959. Es amplia, en los
y Sagarra, quien en 1931 publica el importante propios años cincuenta, la labor de Mirta
tratado Ars, dedicado a la historia del arte. Aguirre, mediante una crítica cinematográfica

Untitled-47 671 02/06/2010, 9:38


672 ETAPA 1923-1958

muy inclinada hacia las cuestiones sociales y gramática (incluidos los de lengua no castella-
políticas, según intereses partidistas. na, como el inglés), y sobre el idioma español
Los estudios sobre filología, lingüística y lexi- en general. Es imposible resumir aquí la amplí-
cografía pueden asociarse con los de gramática sima producción de estas materias, muy vincu-
y preceptiva, pues en su mayor parte los reali- ladas a la pedagogía, e incluso mezcladas con los
zan los mismos autores, casi siempre vincula- estudios pedagógicos que solían aparecer en re-
dos a labores docentes. Pero ello no es una regla vistas sobre educación; son representativas de
general, pues los aportes lexicográficos de Fer- ello obras de Alfredo M. Aguayo, Juan José Maza
nando Ortiz o de Lydia Cabrera están muy es- y Artola, José Antonio Rodríguez García,
trechamente relacionados con sus respectivas Arturo Montori, Tomás Jústiz del Valle, Luis A.
obras como ensayistas; recuérdense los textos Baralt, Miguel Garmendía, y otros viejos maes-
de Ortiz en la década de 1920, que venía prepa- tros nacidos en el siglo XIX, con extensa influen-
rando desde años antes, y que perfeccionara en cia dentro del sistema educacional cubano de la
sucesivas ediciones que culminan con su céle- etapa.
bre Nuevo catauro de cubanismos (véase la edi- Sin embargo, la verdadera calidad prosística,
ción de 1974), donde resume sus Un catauro de en tanto obras que pueden relacionarse con la
cubanismos (1923) y Glosario de afronegrismos ensayística literaria, está de parte de latinistas
(1924), sin que esas respectivas obras pierdan como Adolfo Aragón, J. M. Dihigo, J. J. Maza y
valor per se. Se recordará asimismo el Vocabula- Artola, Manuel Bisbé, Vicentina Antuña, o en-
rio lucumí (1957), de Lydia Cabrera, y en este tre los especializados en la enseñanza literaria,
rango de estudios que mucho tienen que ver con como Carolina Poncet, Salvador Salazar, Camila
la ensayística, los singulares aportes de Juan Mi- Henríquez Ureña, Juan Marinello, Raimundo
guel Dihigo en sus ediciones de Léxico cubano Lazo, Ernesto García Alzola, et al.
(1928 y 1946). La lexicografía halló en Elías Entre los tratados sobre asuntos pedagógicos,
Entralgo un curioso analista con sus Apuntes o educacionales en sentido general, merecen
caractereológicos sobre el léxico cubano (1941). atención por sus cualidades ensayísticas la His-
Ofrecieron aportes de interés Esteban Rodríguez toria de la educación (1939), de José Francisco
Herrera, Ciro Espinosa, R. Lazo y J. J. Arrom. Castellanos; Verdades y mitos de la enseñanza en
José Antonio Rodríguez García, a quien Juan J. Cuba (1955), de Ciro Espinosa, y los estudios
Remos concede subidos elogios,21 cierra su obra sobre la vinculación de los museos con la educa-
con la publicación de algunos estudios sobre ción y sobre la alfabetización (La alfabetización
gramática que aparecen en la década de 1920. en México, 1951) que desarrolló Rafaela Chacón
El más conocido texto cubano de preceptiva Nardi. Dentro de la enseñanza de la Historia de
es la importante Teoría literaria (1939), de Ma- Cuba se deben obras importantes a Ramiro Gue-
nuel Gayol Fernández, ampliada en ediciones de rra, entre otros muchos autores. Casi todas las
1945 y 1952. Antes, Camila Henríquez Ureña materias docentes (denominadas asignaturas)
publicó un Curso de apreciación literaria (1935), poseen textos escritos en la etapa, con el natural
y Raimundo Lazo ofrece sus Elementos de teo- objetivo de facilitar los cursos académicos.
ría y composición literaria (1938). Estos estudios Es más difícil hallar calidades literarias en el
cuentan con tradición en la bibliografía cubana ensayismo económico, cuyo centro de interés
desde el siglo XIX. Se recordará asimismo La obra es la agricultura y en ella la producción azucare-
literaria. Estética y técnica (1941), de J. J. Re- ra. Deben destacarse, sin embargo, como prosis-
mos. Todos se inclinan ante la finalidad docen- tas de sólida exposición y amplio desempeño
te, de la que no se exceptúan los temáticamente idiomático, a Ramiro Guerra, Luis Pérez Rodrí-
diferentes libros de Pedro Mantilla, y ni siquiera guez, Raúl Cepero Bonilla y Jacinto Torras, to-
la Idea de la estilística, que la rebasa, obra de dos sobre cuestiones de economía azucarera;
Fernández Retamar. Son asimismo docentes to- también a Rodolfo Arango (Relaciones econó-
dos los textos que se publican en el lapso sobre micas de los Estados Unidos con América Latina,

Untitled-47 672 02/06/2010, 9:38


EL ENSAYO Y LA CRÍTICA 673

1947), así como los estudios sobre Los orígenes bana—, Herminio Portell Vilá, José M. Pérez
de la economía cubana, de Julio Le Riverend, y Cabrera y el propio Juan J. Remos.23
Las bases del desarrollo económico de Cuba, de En este lapso influye la obra final de algunos
Carlos Rafael Rodríguez, ambas obras publica- historiadores ya reconocidos a principios de si-
das en 1956. También aparecen algunos textos glo, como Manuel Piedra Martell, Francisco de
sobre economía industrial y organización del Paula Coronado, Manuel Márquez Sterling (que
trabajo o tratados económicos que rozan o se se destacó en la lucha contra la Enmienda Platt
inscriben dentro de los estudios históricos (so- y además se ocupó de cierto periodismo históri-
bre Historia de Cuba o de América); pueden co de matices testimoniales), Benigno Sousa,
recordarse en esta línea a Enrique Gay Calbó y José Conangla Fontanills, Joaquín Llaverías (es-
Emilio Roig de Leuchsenring, con obras relati- pecializado en los archivos nacionales, publicó
vas a los vínculos económicos imperialistas con su papelería para una historia de la prensa perió-
la América Latina. Dos obras descollantes se dica en 1959), Gerardo Castellanos García, Ma-
relacionan con este campo: Azúcar y población nuel García Garófalo Mesa, René Lufríu,
en las Antillas (1927), de Ramiro Guerra, y la Leonardo Griñán Peralta, et al. Casi todos se
muy singular, bellamente escrita e incluso vin- dedicaron a asuntos parciales de la historia pa-
culable con la culturología, Contrapunteo cuba- tria, ya sea del ámbito nacional o regional, sobre
no del tabaco y el azúcar (1940), de Fernando momentos o personalidades cimeras, y también
Ortiz, uno de los volúmenes clásicos del ensayis- a grupos sociales en la Isla, como ejemplifica
mo cubano de todos los tiempos. Conangla con la emigración catalana.
Es vastísimo el ensayismo sobre historia. Juan A la par de que algunos historiadores conclu-
J. Remos 22 ofrece desde 1942 un buen resumen yen sus indagaciones porque les sobreviene la
temático que se mantiene vigente sobre toda la muerte, otros más jóvenes se inician en los es-
etapa en cuestión; el interés de tales estudios se tudios históricos en el propio lapso, algunos de
centra en la fijación de documentos de las gue- los cuales ofrecen ya contribuciones de solidez
rras de independencia decimonónicas y su in- conceptual, como Fernando Portuondo con su
terpretación factual, las instituciones de la Isla, Curso de Historia de Cuba (1941); Elías Entralgo
las sedes urbanas —en particular, La Habana—; culmina una Historia de Cuba (1956), Luis A.
las relaciones de Cuba con otros países. Sobre de Arce trabaja profusamente sobre el movi-
todo con España y los Estados Unidos; la histo- miento obrero y sobre personalidades históricas;
ricidad de hechos particulares, personalidades y Hortensia Pichardo y Salvador García Agüero
sucesos de la historia americana y europea. El se dedican a estudios parciales sobre el desarro-
propio Remos dedica un ensayo especial al asun- llo histórico cubano, mientras que otro grupo de
to: «Historiadores de Cuba», editado como se- ensayistas se da a conocer: Carlos Rafael Rodríguez
parata de la Revista de la Biblioteca Nacional, en (El marxismo en la historia de Cuba, 1942), Ju-
1955, y donde pasa lista a autores y obras de ver- lio Le Riverend, Sergio Aguirre, Pedro Deschamps
dadero relieve en la bibliografía cubana. No será Chapeaux y Manuel Moreno Fraginals.
de interés resumir aquí ese estudio, pero sería Merecen recuerdo especial por la inclinación
injusto dejar de mencionar, por sus valías de pro- filosófica o la peculiaridad interpretativa próxi-
sa e ideas, a un grupo de autores de diversas ge- ma al ensayismo literario los trabajos de Renée
neraciones que mucho se destacan en la ensayís- Méndez Capote sobre Oratoria cubana (1926),
tica cubana; tales, Rafael Martínez Ortiz, Néstor las indagaciones de Raúl Roa en torno a la Gue-
Carbonell, el ya muy mencionado Ramiro Gue- rra de Independencia, y la sólida obra histo-
rra —maestro de historiadores—, Juan J. Ca- riográfica de José Luciano Franco en cuestiones
sasús, Francisco Ponte Domínguez, Carlos M. multiaspectuales de la nación cubana, la vida de
Trelles, Enrique Gay Calbó —que se especializó Maceo y la Revolución haitiana.
en los símbolos patrios—, Emilio Roig de Quizás sea oportuno inscribir entre los estu-
Leuchsenring —principal historiador de La Ha- dios históricos el grueso número de biografías

Untitled-47 673 02/06/2010, 9:38


674 ETAPA 1923-1958

que se publican en la etapa, pues la casi absoluta Muy relacionado con las líneas temáticas his-
mayoría reviste características propias de la tóricas se halla el ensayismo político, por cuan-
historización o se inclinan a ello, aun siendo so- to en buena medida es historia de las circuns-
bre figuras literarias del siglo XIX —Plácido o tancias. Como en ningún otro perfil, se observa
Zenea. La figura más favorecida por el interés aquí la diferencia radical entre marxistas y no
biográfico fue José Martí, seguido en propor- marxistas, aun cuando entre estos últimos los
ción menor por Antonio Maceo y Máximo matices van desde el pensamiento progresista
Gómez. Leopoldo Horrego Estuch escribe so- hasta las posiciones más reaccionarias. Esas di-
bre ambos y sobre otras personalidades; Benig- ferencias pueden identificarse con Julio Anto-
no Souza, Félix Infiesta y Orestes Ferrara se es- nio Mella en su prédica y lucha antimperialistas
pecializan en Máximo Gómez (Ferrara escribirá y en su fundación partidaria, y Blas Roca, líder
acerca de aspectos de historia y personalidades comunista de indudable sagacidad como ensa-
europeas, con énfasis en las de Italia). Por su yista, entre cuyas obras sobresale Los fundamen-
parte, Rafael Marquina, Octavio R. Costa, Mi- tos del socialismo en Cuba (1943); son diferen-
guel A. Carbonell y José Antonio Portuondo tes en sus enfoques Manuel Márquez Sterling o
dedican sus esfuerzos a Maceo, así como a otros Fernando Ortiz cuando se ocupan de los asun-
cubanos eminentes. Se hallan biografías de Car- tos políticos, o, dejémoslo solo, Alberto Lamar
los Manuel de Céspedes, bajo las firmas de Schweyer en su apoyo a la dictadura de Macha-
Portell Vilá y Esténger; de Agramonte, obras de do. Todavía en la década de 1950 se polarizan
Márquez Sterling; sobre el poeta Heredia concu- más las «izquierdas» y «derechas», con reaccio-
rren Chacón y Calvo, González del Valle, nes contrarias o próximas a la dictadura de
Garófalo, Esténger… Una documentada obra re- Fulgencio Batista; aparecerá un nuevo núcleo de
ferida a Enrique Piñeyro es labor de Antonio revolucionarios, cuya acción política inicial sur-
Iraizoz, dado también a otros menesteres de ge en el marco de uno de los partidos «tradicio-
ensayismo histórico y literario; sobre José Anto- nales»: el Ortodoxo, que encabezaba el notable
nio Saco escriben Ponte Domínguez, Raúl Lo- orador Eduardo Chibás, y que encuentra figura
renzo y Fernando Ortiz (con un brillante volu- central definida en Fidel Castro Ruz, autor del
men histórico-crítico). Manuel Sanguily ofrece célebre alegato La Historia me absolverá (1953),
interés a Federico de Córdova, J. M. Carbonell, que es un hito de la oratoria ensayística cubana
Octavio R. Costa, Rodríguez de Armas… Otros de la etapa que se estudia.
biógrafos dedicados a diferentes figuras son Como el presente panorama centra su interés
Lufríu, Lavié, Franco, Garófalo, Griñán Peralta, en la valía literaria de los textos mencionados,
Arce, et al. Téngase en cuenta que aquí sólo se no es oportuno ahondar en el complejo ensa-
hace rápida mención, y a manera de ejemplos, yismo político que comprende varias etapas de
del amplio panorama de las biografías escritas la historia cubana entre 1923 y 1958. Sin embar-
en Cuba, que darían pie para análisis aparte. go, para fines expositivos es útil volver a dos
Los estudios arqueológicos y espeleológicos personalidades que ya antes se señalaron como
casi se limitaron a dos nombres centrales: el poe- antitéticas, y que ahora pueden mostrar las raí-
ta y también historiador Felipe Pichardo Moya, ces político-filosóficas de tal polarización; se
quien publicó varios tomos, entre los que so- trata del dirigente comunista Juan Marinello, y
bresalen Cuba precolombina (1949), y el valioso de Jorge Mañach, abanderado de las derechas
Los aborígenes de las Antillas (1956). El otro in- desde el ultraconservador partido ABC. Ambos
teresado en estos asuntos es Antonio Núñez sostienen debates plenos de interés en las pug-
Jiménez, quien en 1946 publicó un texto sobre nas por la Constitución de 1940, de lo cual es
espeleología y un Curso de espeleología general, resultado un abundante periodismo político.
en 1955, luego de la edición de su Geografía de Es indudable que en el ensayismo político se
Cuba (1954), secuestrada por la dictadura batis- evidencia mejor la lucha de clases en Cuba en la
tiana debido a su enfoque progresista. etapa 1923-1958. Finalmente, atendiendo a los

Untitled-47 674 02/06/2010, 9:38


EL ENSAYO Y LA CRÍTICA 675

recursos formales de su prosa, cabría recordar a ensayístico referido a los asuntos negros en sus
otros ensayistas, como las controvertidas ten- perfiles étnicos, culturales…
dencias políticas de Ramón Vasconcelos, la cul- En las ciencias jurídicas se hallarán obras de
ta expresión de Emilio Gaspar Rodríguez y el mucha importancia como los textos del erudito
sabio epíteto y la frase lacerante de Raúl Roa. Antonio Sánchez de Bustamante y Sirvén o de
También alejado de las preocupaciones Antonio Barreras, para circunscribir el enuncia-
filológicas y del expreso interés estético en el do sólo a dos nombres. Fuera del pensamiento
empleo idiomático, se halla el ensayismo cientí- jurídico burgués, Juan Marinello y Blas Roca,
fico, entendido por tal el que se ocupa de las lla- entre otros, hacen aportes notables desde el pun-
madas ciencias naturales, y sobre todo, en Cuba, to de vista marxista. El más joven, Antonio
de la Medicina. No deben obviarse, sin embar- Sánchez de Bustamante y Montoro, nieto del
go, las obras de Juan Antiga Escalona o las bio- famoso jurista antes mencionado, ofrece su Teo-
grafías de médicos célebres de Mario Guiral ría general del Derecho (1939), junto a una inte-
Moreno y de César Rodríguez Expósito (Finlay, resante obra sobre otros asuntos, digna de mejor
1951), así como las indagaciones psicológicas de atención. Sobre Diplomacia escribió profun-
José Varela Zequeira y de Roberto Agramonte damente, entre varios autores, José de la Luz
(Tratado de psicología general, 1938). León, dado asimismo a la multiplicidad temáti-
La labor científica de Fernando Ortiz reviste ca en sus escritos.
otros matices. Él solo podría figurar como una Se ha dejado casi para el final la línea temática
corriente del pensamiento cubano, y el flujo de relativa al pensamiento filosófico, porque su pro-
sus obras va marcando hitos de fundamento en pia complejidad incluye muchos de los perfiles
los estudios jurídicos en cuestiones de sociolo- antes expuestos, amén de que se acerca o posee
gía y culturología, enfoques encabalgados entre la calidad de prosa que centra el punto de vista
el puro instrumento indagatorio cientificista y de este panorama. Los principales filósofos vi-
el lenguaje metafórico poético de, por ejemplo, vos al principio de la etapa son Sanguily, que fa-
La clave xilofónica de la música cubana (1936) o llece en 1925, y Varona, muerto en 1933, pero
en buena medida el ya citado Contrapunteo cu- sus respectivas obras influyen, en algunos casos
bano del tabaco y el azúcar. Su obra erudita El tan sólo por el ejemplo, en las nuevas promo-
huracán, su mitología y sus símbolos (1947) colo- ciones de ensayistas, especialmente entre los que
ca al autor, y a Cuba, entre las firmas más distin- se reúnen en torno al Grupo Minorista.
guidas del ensayismo universal. Sus estudios El pensamiento filosófico burgués halla mu-
acerca del aporte negro a la cultura trascienden chos representantes en Cuba, como Jorge
los marcos insulares. Mañach (Hacia una filosofía de la vida, 1951), y
En este último interés se destacan otros dos Roberto Agramonte, quien publicó además un
autores que es oportuno mencionar aquí: Rómu- Tratado de sociología (1937). En la amalgamada
lo Lachatañeré, autor de un Manual de santería red de influencias filosóficas que operan sobre
(1942), y Lydia Cabrera, con su apasionante El los pensadores no marxistas, cabe al menos des-
Monte (1954). Ambos derivaron hacia la narra- tacar dos momentos definidores, caracterizados
tiva como complemento natural de sus indaga- por minoristas o promocionalmente cercanos,
ciones; pero especialmente los estudios de Ortiz como el ya mencionado Lamar Schweyer o Ra-
calzaron líneas y hasta corrientes dentro del lla- fael Soto Paz, y algunos autores como Fernan-
mado «vanguardismo» cubano, en varias artes do Lles, de amplia obra y Medardo Vitier, quien
literarias, plásticas o musicales. Si bien no pue- es entonces el principal estudioso de la evolu-
de (o no debe) hablarse de un «negrismo» ción del pensamiento cubano con sus Las ideas
ensayístico, no se ha de negar que junto a la «poe- en Cuba (1938) y La filosofía en Cuba (1948), y
sía negra», a la narrativa (Carpentier…) u otras de quien José Antonio Portuondo afirma que
artes (música: Caturla, Roldán…, pintura: siempre tiene «a flor una clara y definida inten-
Lam…), se desarrolla un importante conjunto ción pedagógica».24 El segundo momento será

Untitled-47 675 02/06/2010, 9:38


676 ETAPA 1923-1958

el de la Sociedad Cubana de Filosofía, fundada Las cuestiones de estética de la etapa se ha-


en 1948, y que en pocos años agrupó más de se- llan muy bien reseñadas en el ensayo Itinerario
senta miembros. Su más visible trabajo aparece estético de la Revolución Cubana, pues en sus
en la Revista Cubana de Filosofía, dirigida pri- primeras páginas, J. A. Portuondo se refiere a
mero por Rafael García Bárcena, y luego por las tendencias fundamentales de los estudios es-
Humberto Piñera. En ella quedaron evidentes téticos en Cuba, y que, como podrá apreciarse,25
tendencias existenciales como las del propio se corresponde en el plano de las influencias con
Piñera, o del neotomismo de la filosofía católica las principales firmas europeas que pesan sobre
que practican Rosaura y Mercedes García Tudurí, el ensayismo cubano de este lapso, añadiéndose
así como del eclecticismo ideológico de Máxi- los nombres de Eugenio D’Ors, Lukács,
mo Castro, Pedro V. Aja o Gustavo Torroella. Nietzsche, Bosanquet, Wölfflin, Worringer,
En sus páginas, Agramonte realizó algunos es- Dewey, Santayana y otros. El pensamiento esté-
tudios sobre filosofía cubana, mientras que tico marxista es más amplio porque ha estudia-
García Bárcena se inclinaba a buscar una filoso- do los planteamientos y los postulados estéti-
fía latinoamericana, o Luis A. Baralt exponía in- cos europeos y norteamericanos a la luz de los
dagaciones pragmáticas; el pragmatismo estuvo clásicos del marxismo-leninismo, y aprehendie-
muy atendido a la sazón por José María Ve- ron asimismo las obras de Fréville, Lifschitz,
lázquez. Mehring, Lafargue, Brecht, sin olvido de las con-
También en Santiago de Cuba surgió una So- cepciones del gran peruano José Carlos Mariá-
ciedad de Estudios Superiores de Oriente, in- tegui, así como de varios teóricos soviéticos,
fluida por los españoles Joaquín Xirau y María entre ellos Plejanov, Gorki y representantes va-
Zambrano; esta última tuvo notable influjo so- riados del «realismo socialista», ausentes en la
bre las ideas que se movían en el orbe del Grupo mayoría absoluta de los estetas no marxistas.
de Orígenes, menos dados estos creadores a la Es muy importante esta rápida disección de
especulación filosófica pura, pero que sin dudas influencias sobre los ensayistas que se aproxi-
se halla en páginas ensayísticas de José Lezama man o se dedican a tales asuntos, porque ello es
Lima o de Cintio Vitier. básico aun en aquellos autores en los que pudie-
La antítesis de estas posiciones se encuentra ra hallarse originalidad de pensamiento estéti-
en el grupo de escritores marxistas que desde co: no puede hablarse con propiedad de una es-
1936 a 1939 publicaron Mediodía, revista en la tética cubana, y sobre todo entre los no marxistas
que divulgan el pensamiento comunista, sus clá- se encontrará un singular eclecticismo, semejan-
sicos e interpretaciones de la teoría marxista-le- te al que se halla entre los ensayistas de igual
ninista. Su mejor continuidad fue Dialéctica, di- tendencia, pero más inclinados a los asuntos fi-
rigida en la década siguiente por Carlos Rafael losóficos generales.
Rodríguez y mucho más centrada en la publica- Los aspectos de la estética que solían verse
ción de textos trascendentes de los clásicos. En en Cuba tuvieron un carácter «aplicado», o sea,
el número 18, Sergio Aguirre saluda la primera propio de la crítica y de la investigación sobre
edición de la Revista Cubana de Filosofía, a la literatura y artes (sobre todo plásticas y musica-
par que establece con claridad la discrepancia les). La estética «pura» aparece por lo general en
esencial entre los grupos idealistas y materialis- las cátedras docentes universitarias, y es en este
tas del pensamiento filosófico cubano. Aunque sentido que se hallarán reflexiones y escritos re-
ya se ha mencionado a la mayoría de los marxis- feridos a ella. Es lo que puede apreciarse en la
tas por sus obras multitemáticas en el panorama obra de Luis A. Baralt y sobre todo en Luis de
del ensayismo cubano, es necesario fijar algunos Soto, quien publicó su Filosofía de la historia del
nombres que se refieren más propiamente a cues- arte (1943-1947) en dos volúmenes, visiblemente
tiones filosóficas, como Blas Roca, José Antonio «fundado sobre el formalismo de Wölfflin y de
Portuondo, Carlos Rafael Rodríguez, Salvador Worringer»,26 pero con miras hacia su cátedra
García Agüero, Gaspar Jorge García Galló, et al. universitaria de estética.

Untitled-47 676 02/06/2010, 9:38


EL ENSAYO Y LA CRÍTICA 677

No hay que olvidar que a las cuestiones esté- genes africanos, trasculturadas—, en ocasiones
ticas también se refirieron, aunque parcialmen- con marcado interés sociológico.
te, ensayistas de variadas tendencias, como Juan Acerca del feminismo escribieron con profu-
Marinello, Jorge Mañach, Roberto Agramonte, sión Julia Martínez Martínez, Ofelia Rodríguez
Medardo Vitier, José Antonio Portuondo, Mirta Acosta, Dulce María Borrero, Mariblanca Sabas
Aguirre, entre los más destacados. En la Revista Alomá (Feminismo, 1930), Hortensia Lamar,
Cubana de Filosofía publicaban insistentemente Raquel Catalá, Loló de la Torriente, entre mu-
sobre el asunto las profesoras Mercedes y Rosau- chas otras mujeres que, más circunstanciales, o
ra García Tudurí; la segunda dio a la luz una In- como resultado de su acción social, publicaron
troducción a la estética (1957), también con fi- textos sobre la cuestión. Existe una amplia bi-
nes docentes, y cuyas inclinaciones oscilaron bliografía sobre el feminismo en Cuba, que aun-
«entre el neotomismo y la axiología fenome- que data del siglo XIX, y sobre todo de la prime-
nológica».27 Con orientaciones diferentes den- ra etapa del siglo XX, es en el lapso que aquí se
tro del pensamiento católico, algunos integran- estudia cuando tiene su más amplia resonancia,
tes de Orígenes, como Cintio Vitier, se inclinan como natural resultado del crecimiento de la lu-
hacia líneas de «platonismo agustiniano, análo- cha social y de la conciencia ciudadana; no se
ga a la posición de Charles du Bos y un poco a la limita a los derechos jurídicos de la mujer, sino
del abate Henri Brémond…», según subraya a su verdadera y amplia participación en la so-
Portuondo.28 Vitier publicará en 1961, su Poéti- ciedad. Por ello será materia que no sólo com-
ca, donde reúne algunos de sus ensayos capita- pete a firmas femeninas, ya que muchos ensa-
les de la década anterior, y que no es exactamen- yistas se ocupan de variadas cuestiones dentro
te un tratado del arte de la poesía (que implique de este campo de interés, con postulados políti-
la exposición de un sistema y un método), sino cos, sociológicos, económicos, éticos, educacio-
un texto de estética en el que el concepto de la nales y otros.
poesía desempeña un papel aglutinador sin es- Acerca de múltiples cuestiones sobre perio-
trechas limitaciones genéricas. dismo y su enseñanza, se hallan textos de Fer-
No se excluyen del panorama del ensayismo nando G. Campoamor, Octavio de la Suarée (con
y la crítica cubanos otros temas más circunstan- su Manual de sicología aplicada al periodismo,
cialmente tratados, incluso por figuras aisladas, 1954), Rafaela Chacón Nardi, et al.
pero que son de interés en la bibliografía al res- Como se advierte, el ensayismo cubano fue
pecto. En rápida mención, se recordará la incli- realmente muy amplio en esta etapa, al grado de
nación hacia temas religiosos: cristianos en Fran- requerir la atención de los que afirman que es la
cisco González del Valle, teosóficos en Juan José poesía el género literario de mayor proyección.
Buttari (especialmente sobre la Orden Caballe- Ciertamente, la ancilaridad que pudiera adver-
ros de la Luz), o de santería, en los ya mencio- tirse en la crítica en relación con las fuentes de
nados Ortiz, Cabrera y Lachatañeré, pero tam- su interés (literario, artístico, etcétera), impli-
bién en Juan Luis Martín. Ortiz se refirió can una relatividad en su alcance temporal, pues
asimismo a asuntos propios del ocultismo, mi- suele producir obras mucho más circunscritas a
tos, creencias populares y otras cuestiones aso- su presente, a la coetaneidad. Los ensayistas y
ciadas a los temas de fe. Los textos de proseli- críticos no siempre logran alcanzar la misma re-
tismo religioso católicos o de las congregaciones sonancia y perdurabilidad transepocal que los
protestantes, que fueron muchos, u otros más autores de ficción literaria o de creación artísti-
comercializados sobre ocultismo, no llegan a ser ca. Las propias fluctuaciones de las corrientes
exactamente ensayos ni se destacan por la valía de pensamiento y la natural variación de los mé-
de la prosa. Los autores antes mencionados sí todos de análisis dificultan la fijación en la me-
sentaron las bases de los estudios científicos al moria de las obras estrictamente críticas no ex-
respecto, que luego han de ser continuados —en cepcionales, amén de los también naturales
especial sobre religiones y sectas cubanas de orí- «olvidos» epocales y de altas y bajas que sufren

Untitled-47 677 02/06/2010, 9:38


678 ETAPA 1923-1958

los autores de cualquier género, según los «es- no son fáciles de distinguir; muchas veces los ar-
píritus de época» predominantes en cada oca- tículos de costumbres, las reseñas de libros, las
sión. Pero no puede quedar en duda el hecho evi- crónicas y otras manifestaciones periodísticas
dente de la fuerza cualitativa y cuantitativa de la muestran indudables matices críticos y hasta
ensayística cubana del lapso 1923-1958. ensayísticos; pesa, además, sobre la ensayística y
El ensayismo y la crítica no se refugiaron sólo la crítica publicadas en los órganos de prensa, la
en los libros, no fueron mayoritarios los trata- propia orientación de sus directivas, de los edito-
dos de erudición (que los hubo) ni los textos res. Y aquí la problemática es otra, pues implica
puramente docentes (que no faltaron). Las pá- cuestiones propias del «libre pensamiento» o de
ginas de las principales revistas no literarias del las tendencias partidarias. Cabe establecer la sal-
lapso, y numerosos diarios, fueron sus campos vedad de que no es siempre prescindible y mu-
de batalla cotidianos; el «territorio» propio es- cho menos obvio aludir a la interrelación entre
tuvo marcado por las revistas especializadas, so- el ensayismo y su medio de publicación. Aun-
bre todo las que se mencionaron a lo largo de que en el presente panorama el análisis y la ex-
este panorama, así como otras de real valor, como posición nominativa se han centrado —no ex-
Archipiélago, Revista Cubana, América, Orto, y clusivamente— en los libros publicados en la
toda una serie formada por las revistas universi- etapa, se observará que buena parte de ellos son
tarias, bibliotecarias, educacionales, de temáti- resultados de la compilación de los ensayos an-
cas definidas (como arqueología, música, eco- tes dispersos en órganos de prensa periódica.
nomía, etcétera) o de sociedades o grupos Ésta es, asimismo, una característica del ensayo
sociales e instituciones (como el Lyceum). Tam- en Cuba, inalienable por cierto, pues así fue ya
bién aparecieron ensayos y críticas en diversos en el siglo XIX y así sigue siendo: un libro de en-
órganos provinciales y hasta municipales. Se des- sayos por lo común lleva bien colocado el plural
tacaron mucho en los asuntos literarios las re- genérico. Y ello no es un asunto privativo de
vistas Orígenes y luego Ciclón, así como Gaceta Cuba. Todas estas cuestiones alcanzan clímax
del Caribe y Galería. entre 1923 y 1958, como lógica derivación de la
No siempre se ha tenido en cuenta al estudiar profusión ensayística y crítica de la etapa.
el desarrollo de la llamada «prosa de pensamien- A pesar de su carga adjetival y de otros des-
to» en Cuba, la relativa importancia del órgano censos cualitativos de Literatura cubana. Sínte-
difusor. A diferencia de otros géneros literarios sis histórica, Andrés de Piedra-Bueno escribe allí
(poesía, cuento, novela, teatro), el ensayo suele un párrafo que caracteriza muy bien la etapa de
ajustarse muchas veces al número de páginas que estudio:
conceden las revistas o periódicos donde se ha
de publicar, e incluso las monografías concebi- El ensayo es un género consustancial a la
das como libros suelen estar atentas a su exten- época: participa de su vértigo de velocidad.
sión; el receptor de la publicación periódica Ya el tratado medular, monumento de sa-
desempeña su papel definido cuando el ensayis- biduría, ha cedido el campo a la síntesis. A
ta o crítico escribe, pues el tono, la intensidad y pinceladas se esboza y resuelve un proble-
especialización de los contenidos no serán los ma. A puro esquema se plantea y soluciona
mismos si el texto se publica en Social, Carteles una tesis. Eso no disminuye el valor del
o en la Revista de Avance, o cuando el texto sea ensayo: simplemente lo pone a tono con la
para Hoy o el Diario de la Marina. Esto, que ocu- movilidad de la vida. Ya no hay tiempo para
rre universalmente, se acentúa en Cuba debido a el buceo interminable. Hay suficiente vi-
que entre los cubanos suele predominar el artícu- sión en la radiografía. El ensayo es la ra-
lo —no siempre «de fondo»— y la labor crítico- diografía de la actualidad.29
periodística. Por este motivo, un panorama que
entre más en detalles rozará e integrará el amplio Sin dudas, hay excepciones varias (como la
periodismo nacional. Los límites, las «fronteras», de Fernando Ortiz), pero esta proposición de

Untitled-47 678 02/06/2010, 9:38


EL ENSAYO Y LA CRÍTICA 679

Piedra-Bueno se cumple en líneas generales y que se define por su militancia política comu-
puede completarse con el criterio de Salvador nista y, en consecuencia, por el empleo del mé-
Bueno en Medio siglo de literatura cubana (1902- todo marxista-leninista en sus análisis. Podrá
1952), quien encuentra acentuada la «honda pre- advertirse que el uso de tal método se extiende a
ocupación patriótica, de afirmación nacionalis- escritores sin filiación partidaria, especialmente
ta»,30 entre los ensayistas que se han considerado en las décadas posteriores a 1930; pero su apli-
como integrantes de la segunda generación re- cación más cabal se distingue entre aquellos de
publicana; en verdad, tal preocupación sobre militancia definida por la izquierda revolucio-
identidad, sobre el problema nacional, va más naria. A la sazón de ser fundado el primer Parti-
allá de una sola generación, si se observa el mar- do Comunista de Cuba, dos de sus líderes des-
cado interés por «lo cubano» de la siguiente, cuellan como iniciadores del ensayismo marxista
menos inclinada al aspecto político del asunto.31 cubano: Julio Antonio Mella y Rubén Martínez
En común, López Segrera subraya un «matiz so- Villena. En el propio rango debe mencionarse a
ciológico del pensamiento cubano» posma- Juan Marinello, quien tendrá un desarrollo y
chadista aun en aquellos escritores «de tenden- continuidad temporal mucho más extensos, y a
cia conservadora». 32 También José Antonio José Antonio Foncueva, que podría figurar por
Portuondo se inclina, en su Bosquejo histórico de su cronología natal entre los miembros del gru-
las letras cubanas, a subrayar cercanías y diferen- po fundamental posterior, integrado por Raúl
cias promocionales en un género que unas veces Roa,35 Ángel Augier, José Antonio Portuondo,
acentúa su «contenido social» y otras el «aspecto Mirta Aguirre y Carlos Rafael Rodríguez.
literario».33 En relación con la crítica, es rotunda Entre todos ellos, Julio Antonio Mella es el
la afirmación de Portuondo de que ella se incli- de menor producción ensayística referida al arte
nó «preferentemente hacia el pasado»,34 aunque y a la literatura, pues su breve trayectoria, dete-
el propio autor muestra que su afirmación no es nida por la temprana muerte en 1929, está cen-
un fórceps impuesto sobre la evidentemente no trada en la labor política, en un lapso que se ini-
mayoritaria crítica de las obras de la coetanei- cia en 1921 con los primeros textos suyos que
dad, puesto que de hecho ella existió, como lo aparecen publicados. Entre esos textos figuran
prueban Juan Marinello, Mirta Aguirre y el pro- algunos documentos de la historia cubana del
pio Portuondo, entre otros, que ejercieron el cri- presente siglo, como las declaraciones del Di-
terio acerca de la creación inmediata. rectorio de la Federación de Estudiantes, los re-
En suma, 1923-1958 es una etapa muy rica lativos a la Universidad Popular, a la Liga Antim-
para la prosa cubana, de pensamiento, al grado perialista y al Partido Comunista que él funda
de que algunos de los mejores poetas y narrado- en 1925.
res se distinguieron asimismo, muy agudamen- No puede considerarse a Mella como un crí-
te, en el ensayo y la crítica. La profusión de te- tico literario, y los trabajos suyos que se inscri-
mas y de puntos de vista conceden al lapso birían en tal rango suelen estar inclinados a la
especial interés en la historia de la literatura na- vocación ensayística del autor, que se centra en
cional. [V. L. L.] el señalamiento ideológico. Ese es el tono de «In-
telectuales y tartufos» y de «¿Blasco Ibáñez
regenerador y Cajal claudicante?», ambos de
2.7.2 El ensayo y la crítica marxistas en su 1924, pero sobre todo de «Luis L. Franco: un
primer momento: Mella, Martínez Villena, poeta de la vida» (1925), donde la presentación
Foncueva. El ensayo y la crítica marxistas de un nuevo autor trasciende la reseña de su poe-
en su desarrollo posterior: Roa, Augier, sía, para hablarnos de su significación política;
Portuondo, M. Aguirre y C. R. Rodríguez de cualquier modo, este artículo es el texto suyo
más próximo a la franca disquisición literaria y
Entre los más connotados ensayistas y críticos el que mejor deja demostrada la aptitud de Me-
literarios cubanos del siglo XX, figura un grupo lla para tales estudios. Las propias «Glosas al

Untitled-47 679 02/06/2010, 9:38


680 ETAPA 1923-1958

pensamiento de José Martí» (1926) y las «pro- bajo referido a la literatura. Villena sobrevive
fecías» de «Un comentario a La zafra de Agustín unos años a Mella, pero sus artículos y ensayos
Acosta» (1928), poseen el marcado interés del acerca de autores y obras literarios no sobrepa-
debate de ideas, cuyo trasfondo es político, e san al 1928. En general, la ensayística de Villena
incluso político epocal, al calor de la lucha denota más claramente tres de los influjos que
antimachadista. Con las «Glosas…», Mella es pesan sobre los prosistas cubanos de la década
uno de los iniciadores, entre los integrantes de de 1920: Rodó, Ingenieros y Mariátegui, con
su generación, de la amplia revalorización de la preferencia hacia el segundo, a quien dedica dos
obra y de la vida del Héroe Nacional cubano; artículos necrológicos en los que lo llama «Maes-
con el comentario al libro de Acosta, se ha di- tro»; en el segundo de esos artículos, Villena ini-
cho que muestra su capacidad para la profeti- cia una larga polémica con Jorge Mañach, ligada
zación política cuando adelanta: «Algún día sen- a cuestiones ideológicas, y que si no marca un
tirá el dolor de haber sido un inconsciente hito en las obras de ambos autores, pone en evi-
desertor cuando pudo haber sido un gran capi- dencia sus cualidades como polemistas y sus res-
tán.» Aunque Mella declara que su texto «no tie- pectivos idearios en plena juventud.
ne nada de crítica literaria»,36 no obvia su em- La aplicación del análisis marxista es más ex-
pleo para arribar a un razonamiento contextual plícita en «Cuba, factoría yanqui» (1927), admi-
marxista del libro analizado, según las ideas que rable en la precisión de datos y en la calidad de
en él aparecen, contenidas en poemas, fragmen- una prosa que sabe guardar las distancias que
tos de poemas o versos que el mismo Mella cita median entre el ensayismo político y el panfleto
para su finalidad exegética ideológica. o el informe partidista. En su crítica literaria no
El pensamiento de Julio Antonio Mella se es sencillo percibir ese método, porque Villena
extiende al movimiento revolucionario cubano suele escribirla en breves artículos periodísticos
de la década de 1920, tanto en las filas estudian- esencialmente impresionistas; pero la propia se-
tiles y en el ámbito del derecho, como en el pro- lección de los textos y autores que comenta y el
pio campo obrero y de militancia partidista y punto de vista con que los define, revelan la po-
antimperialista. Sus textos son, por lo común, sición clasista. Su elección, además, comprende
artículos de mediana extensión, en los que utili- a sus coetáneos: Pedroso, Tallet, Acosta, Limia,
za un lenguaje próximo al coloquio, unido a fra- Serpa, Rubiera, Boti…, o algunos autores extran-
ses insólitas, y hasta de jergas, que en cierta me- jeros con influencia sobre el panorama literario
dida anticipan el estilo peculiar de Raúl Roa. El epocal; entre los entonces mayores de edad, dis-
interés de la frase es la comunicación directa, tingue a Sanguily y a Fernando Ortiz. La nota
rápida, en función de sus propios contenidos común entre todos estos textos suele ser la sim-
ideológicos. El fondo de cada uno de sus traba- patía hacia las obras y sus autores, aunque no
jos revela la vinculación entre la realidad políti- deje pasar la ocasión para subrayar algunos jui-
ca y económica inmediata y la intensidad y cios y opiniones sobre contenidos que no com-
correspondencia del asunto tratado. Son propia- parte.
mente obras de un dirigente afanado en labores Villena alcanza a escribir un interesante texto
de orientación y de debate, sólo que el peso de de preceptiva poética: «Apuntes sobre el ritmo
su palabra y la buena cualidad literaria de su prosa poético» (1928), que tiene como base comentar
lo sitúan más allá del articulista de propaganda o el folleto Tres temas sobre la nueva poesía, de
del periodismo analítico. Ese más allá determi- Regino Boti. Rubén evidencia su interés hacia la
na la consideración de Mella entre los primeros métrica, sobre todo por el ritmo versal, y, aun-
ensayistas marxistas cubanos. que no se opone al versolibrismo, señala que la
Si bien Rubén Martínez Villena no se aparta ausencia de ritmo en ese tipo de poesía «es una
de esta línea de pensamiento que sostiene Me- conquista muy vieja: es la prosa misma, a la cual
lla, él alcanza una mayor diversidad en sus escri- es inútil presentar disfrazada tipográfica y te-
tos y también una dedicación más extensa al tra- máticamente como verso».37 Interesa mucho la

Untitled-47 680 02/06/2010, 9:38


EL ENSAYO Y LA CRÍTICA 681

afirmación puesto que, como poeta, el propio dio sobre el proceso de absorción económica y
Villena expresó su concepto de la poesía, ante- política», 1928), las luchas estudiantiles («Ha-
poniendo a ella la lucha revolucionaria. La en- cia la reforma universitaria», 1927), y la reinter-
fermedad que padece, el alejamiento de Cuba y, pretación del pensamiento político martiano
a su regreso de la URSS, su intensa entrega a la («Novísimo retrato de José Martí», 1928). Es-
lucha antimachadista como dirigente comunis- tos tres asuntos básicos de sus ensayos son pro-
ta, dejan poco tiempo para la labor ensayística, blemáticas de la lucha social y de los escritos de
que, no obstante, puede ser observada en nume- su generación, que sus coetáneos desarrollarán
rosas cartas suyas y en documentos que redacta. largamente; Foncueva logra una consecuente cla-
Puede extenderse la labor crítico-ensayística ridad expositiva de sus ideas, organizadas con la
de Rubén Martínez Villena a su corresponden- coherencia ideológica del marxismo, del que re-
cia, dado que ella es fundamental para dirimir su vela dominio de su método.
ideario; pero en los textos que dejó, relaciona- En él se evidencia mucho más el influjo de
dos con las artes y con la literatura, se advierte los tres grandes ensayistas latinoamericanos an-
su posición política, su inteligente balance entre tes mencionados: Rodó, Ingenieros y Mariá-
lo artístico y lo ideológico, y la función de ser- tegui, que despiertan desiguales reflejos en las
vicio social que concede a sus escritos. «falanges» juveniles del pensamiento cubano.
Como Mella y Villena, José Antonio Foncueva Los marxistas se inclinaron, como era natural,
no edita en vida ningún volumen de sus ensayos hacia Ingenieros y Mariátegui, pero en pocos
y artículos críticos; es, de los tres, el que vivió un documentos epocales queda mejor definida esa
lapso más breve y el que muestra una relación más inclinación que en «Ingenieros, Rodó y el pen-
acentuada con la figura de José Carlos Mariátegui; samiento de la América nueva» (1928), en el que
sobre todo, sorprende la madurez de sus escri- Foncueva expone las limitaciones que encuen-
tos, si se tiene en cuenta que son obras anteriores tra en las ideas del uruguayo, y tercia decidida-
a los veintiún años de edad. Foncueva publicó sus mente la balanza a favor de Ingenieros, en vir-
textos en revistas como Atuei, para muchos uno tud de las cercanías de este ensayista con el
de los órganos centrales del llamado vanguar- marxismo. Mientras: «Rodó ha pasado. […] Lo
dismo cubano. Una compilación de sus Escritos mejor de su lección es lo que le faltó decir», In-
halló tardía edición en 1985. genieros es: «el maestro, el animador, el partero
Si bien se advierten elementos de las vanguar- de la nueva América».39
dias artísticas en sus poemas y cuentos publica- Los artículos relacionados con el arte y la li-
dos en un breve lapso de la década de 1920, sus teratura en los escritos de Foncueva no son fre-
ensayos son sobrios, por lo común fuera de los cuentes, como también ocurre en las obras de
modos estilísticos de los vanguardistas. En cin- Mella y Villena; pero Foncueva es, de los tres, el
co años, Foncueva escribe sus textos principa- más dado a la crítica literaria, lo cual se eviden-
les, como «Onzas de plomo para el imperialis- cia en sus variadas reseñas de libros, por lo co-
mo yanqui», que muestran el dominio temático mún de autores extranjeros. Si Villena se ha pre-
del autor sobre cuestiones de la política y la eco- ocupado más por sus coetáneos nacionales,
nomía regionales americanas; a los dieciocho Foncueva escribe sobre hombres de Hispano-
años de edad, es capaz de pasar revista a la Revo- américa (Marechal, Azuela, Arzubide, Diego
lución China y sobre todo a la lucha antim- Rivera…), y distingue a escritores europeos de
perialista en Cuba, para enunciar la «misión his- izquierda, como Panait Istrati o Ilia Ehrenburg.
tórica» de los «hombres nuevos», que son los Es, asimismo, uno de los primeros críticos cu-
integrantes de su generación, y anunciar «la se- banos en ofrecer un panorama breve de la narra-
gunda revolución independentista de Cuba».38 tiva de la Revolución de Octubre, en «5 radio-
Comparte con otros escritores marxistas las gramas de Rusia» (1929).
temáticas propias del interés epocal: la posición No son muchos los críticos que pueden exhi-
antimperialista («Cuba y el imperialismo. Estu- bir, antes de cumplir los veinte años, la variedad

Untitled-47 681 02/06/2010, 9:38


682 ETAPA 1923-1958

textual, contextual, referencial y de análisis que En los años subsiguientes, tal ejemplo fecun-
muestra José Antonio Foncueva, sobre todo en da en la obra de Raúl Roa García, cuya trayecto-
sus estudios de 1928-1929. Su campo de refe- ria hasta 1958 estuvo marcada por dos inclina-
rencia es amplio por la bibliografía que domina, ciones básicas que desempeñó a la par: la vida
y, sobre todo, «no por el vano orgullo de medir política activa y la función docente. En ambas
fuerzas y demostrar sus dotes, sino con el sano y se expresó mediante el artículo periodístico o el
adecuado criterio de aportar, modestamente, solu- ensayo de profundo calado en los contenidos.
ciones acordes con su nivel de interpretación».40 Su voluntad de estilo se define por un léxico que
Con Mella, Foncueva y Villena, la interpreta- bien se atempera entre cubanismos, arcaísmos y
ción marxista del panorama social y literario neologismos, para ofrecer nota peculiar al tono
cubanos se ha convertido en una presencia irre- suelto por directo en la expresión. Debido pre-
versible. Los tres tienen en común la vincula- cisamente a que su ensayística posee un marca-
ción de sus escritos con la lucha social inmediata, do acento político según las circunstancias en
como organizadores y fundadores de movi- que escribe, Roa muestra con tanta o mayor
mientos de izquierda política. El papel de la crí- explicitez que otros autores el empleo del mé-
tica social o literaria no es pasivo: de lo que se todo de análisis del marxismo. Así se advierte
trata es de transformar el mundo. Son autores en sus textos sociológicos, en sus disertaciones
conscientes de ensayos que no se contentan con sobre figuras históricas, y, sobre todo, en sus li-
logros estilísticos, con transformaciones retóri- bros o en su vasta labor periodística.
cas o amalgama de idearios; rechazan el eclecti- El periodismo es otra de sus inclinaciones
cismo, porque se han adherido a una ideología esenciales; lo ejerció hasta el final de su vida, y
que labora en la praxis social. Si bien sus obras algunos de sus libros fundamentales se deben a
centrales se refieren a cuestiones sociales, eco- esta labor que desempeñó, referida tanto a las
nómicas y políticas de Cuba, América y el mun- «bellas letras», a la crítica literaria, como al pro-
do coetáneo, amplían sus puntos de mira hacia fuso batallar político y el trabajo docente.
el arte y la literatura. Más allá de la «literatura de Muy joven, y siendo ya dirigente estudiantil,
compromiso», promueven y practican un arte se inicia en los ámbitos de la publicación de tex-
militante; es lo que pide Mella a la poesía de tos con artículos de prensa sobre escritores como
Agustín Acosta; es el enfoque hallado en los tex- Rubén Darío, Julián del Casal, Manuel de la
tos de Villena y de Foncueva, referidos a autores Cruz, Mariano José de Larra, José Martí, y la
y obras nacionales y extranjeras. literatura rusa posrevolucionaria, en especial
El núcleo de ensayistas y críticos que le si- dedicándole un estudio a Alexander Blok. Cuan-
gue, tendrán ocasión de desarrollar en forma más do surge la Revista de Avance, el veinteañero
sistemática, prolongada en el tiempo, el pensa- autor era ya conocido en los medios literarios
miento marxista, que en lo sucesivo desempe- cubanos, y enseguida comienza a colaborar con
ñará un papel decisivo en la historia de Cuba. ella, vinculado a los miembros más progresistas
Mella, Villena y Foncueva fueron más allá de la del minorismo, no sin exteriorizar polémicas con
cimentación del edificio del nuevo pensamiento algunos de ellos. De esta época de formación
que se abre paso en la cultura cubana; el carácter como escritor, viene el influjo que sobre él ejer-
de iniciadores comprende el asentamiento de las ció la prosa (y el ejemplo político) de José Martí,
bases teóricas, la lección aprehensiva de la filo- además de que, relacionándose con figuras de las
sofía marxista-leninista, y la realización de obras llamadas «vanguardias» cubanas, se advierte en
de ensayo y crítica que incluye la valía literaria su estilo un lenguaje próximo al vanguardismo,
junto al acentuado pensamiento político: era una en lo que cabe a la prosa del pensamiento.41
lección de trabajo sociocultural, una aplicación Esta primera faceta juvenil de la obra de Roa
de la teoría del arte de servicio y una aportación trae la impronta de su labor prosística de toda la
multitemática a la viva discusión intelectual cu- vida: la lucha política en la que concibe «el arte
bana de la década de 1920. como vehículo. Nunca como un fin en sí mis-

Untitled-47 682 02/06/2010, 9:38


EL ENSAYO Y LA CRÍTICA 683

mo.»42 A ello se suma su antimperialismo mili- Mañach», «La reforma universitaria en marcha»,
tante. Éstos son los centros de su expresión, aun «Tiene la palabra el camarada Máuser», cuyas
cuando los textos que salgan de su pluma sean continuidades temáticas con los escritos de Me-
de crítica literaria (como sus ensayos sobre Martí lla, Villena y Foncueva se evidencian desde los
o Barba Jacob), de finalidad claramente docente títulos mismos. En ellos, la posición marxista
(Mis oposiciones, 1941), de exaltación de figuras de Roa queda explicitada, no sólo por las citas
históricas (en especial, la de su abuelo mambí de los clásicos, sino además por el propio méto-
Ramón Roa), o los escritos sobre sucesos de la do de análisis que aplica. Otros textos, los me-
historia nacional (La jornada revolucionaria del nos, se refieren a asuntos históricos, biográficos
30 de septiembre, 1934). o literarios, siempre refiriéndolos a la coe-
En la primera mitad de la década de 1930, el taneidad, como ejemplifican la «irreverente» evo-
infatigable dirigente, fundador del Ala Izquier- cación del Diario íntimo de Amiel en «Federico
da Estudiantil, ha experimentado el profesora- y yo» (concluye definiendo a Amiel como «un
do en sociología y derecho, así como la cárcel intersexual de la inteligencia»), o «El amor en
política; se ha recibido con el grado de Doctor Martí y el revolucionario marxista», donde llega
en Derecho Civil y Público, y conoce el exilio a la conclusión de que «para el revolucionario
en 1935, a la par que aparece su primer libro de marxista, el amor no es más que un fugaz episo-
alta valía: Bufa subversiva. En el ínterin, Roa ha dio sexual»); a la par, realiza estudios realmente
estrechado indisolublemente sus lazos con los ahondadores sobre poetas como Blok y Poveda.
comunistas, en franca amistad con Rubén Mar- En cuanto a los aspectos historicistas de sus
tínez Villena y con Pablo de la Torriente Brau. ensayos, ellos constituyen precisamente la vo-
Su verbo combativo supo de las polémicas de su luntad de trasfondo que anima a Bufa subversi-
tiempo, entre las que descuella la que él mismo va. Son la «crónica» de la revolución antima-
sostuvo con Jorge Mañach en las páginas de la chadista, de la organización del movimiento
revista Mediodía, en 1936, acerca de la poesía y estudiantil de izquierda, e incluso de la reinter-
la orientación política de Villena; es casi una con- pretación de figuras y momentos históricos en
tinuación de la que desarrolló el fallecido diri- función del presente de luchas.
gente comunista con el autor de Indagación del Toda la obra de Roa se fue forjando en medio
choteo. La polémica es una de las características de su incesante actividad política y social; él no
no sólo del contenido de su prosa; incide, ade- se agrupa entre los investigadores centrados en
más, en la configuración de su estilo literario: el exclusivo interés de la erudición indagativa,
agresivo, enérgico, perspicaz, con independen- ni puede definirse como un periodista atareado
cia de pensamiento dentro de sus principios po- en el acarreo de noticias con la finalidad casi
líticos y fuerte impulsividad que añade notas única de informar. Sus fuertes son la reflexión,
emotivas a numerosas reflexiones de los planos el juicio, el análisis de causas y consecuencias,
al parecer más alejados de tales impulsos. pero en los que pesa sobremanera la rapidez
Todo ello es visible en Bufa subversiva, cuyo discursiva del periodismo, aliada al laboreo de
prólogo, «Trago inicial», es de Pablo de la conocer profundo sobre lo que escribe. Con esta
Torriente Brau, y cuya estructura organiza tex- conjunción parecería poco probable hallar en su
tos políticos, ensayos de crítica y polémica, con obra monografías, que, sin embargo, existen, y
un sentido «juvenil» o al menos «informal», di- en las que dilata los temas hasta consecuencias
vidiendo el volumen en diez secciones con títu- que van más allá del ensayismo, para convertirse
los evocadores de bebidas alcohólicas, para ofre- en tratados de base académica, como Mis oposi-
cer un sentido más de «juerga» que de «bufa». ciones, y sobre todo el primer tomo de una His-
La mayor parte de sus textos (periodísticos, toria de las doctrinas sociales (1949), que en pri-
ensayísticos, epistolares) versan sobre la vida mero se quedó.
política de su circunstancia, tales «Las directri- Aunque suele disparatar el que pretenda se-
ces de nuestras aspiraciones», «Cartas a Jorge parar tangiblemente el ensayo (en su concepto

Untitled-47 683 02/06/2010, 9:38


684 ETAPA 1923-1958

literario incluso) y el tratado monográfico de cas, sino también a la propia escritura. Implíci-
erudición más o menos acentuada por algún tamente, los estudios de Roa apuntan hacia el
academicismo conformador, debe decirse que «hombre integral», si bien la balanza suele incli-
estos dos libros de Raúl Roa son más bien re- narse al homo politikon más que al homo cogitans.45
querimientos de su ejercicio profesional referi- Pero antes de la compilación ensayístico-pe-
do a la jurisprudencia y, como tales, son trata- riodística que es Viento sur, Roa publica un libro
dos no ensayísticos. En ellos está presente el dedicado al combate: Quince años después
profesor titular de Historia de las Doctrinas (1950). A la sazón, labora como Decano de la
Sociales y de Filosofía Social; sin dudas, en am- Facultad universitaria de Ciencias Sociales, y asu-
bos volúmenes se halla el batallador político, el me en 1948 funciones de Director de Cultura
fundamental hombre de credo marxista, capaz del Ministerio de Educación, de modo que el
de ofrecer aportes de relieve a los estudios socio- volumen ve la luz en un momento de intenso
jurídicos cubanos, pero, como bien señala Enri- trabajo cultural. Quince años después de Bufa
que de la Osa, éstas son «sus lecciones de profe- subversiva, este nuevo libro de Roa es de com-
sor. La explicación de su modo de actuar en la bate, aun cuando se detenga en análisis del cam-
cátedra.»43 po filosófico, como en su interpretación de «Los
El Raúl Roa de viva prosa se encuentra mejor extraños amores de Edgar Allan Poe»; al modo
en Martí y el fascismo (1937) y en José Martí y el de Bufa subversiva, la mayor parte de los textos
destino americano (1938),44 ensayos en los que se refieren a circunstancias políticas cubanas o
muestra su madurez conceptual en torno a la fi- mundiales.
gura martiana, a la obra del Héroe Nacional cu- Sin embargo, cabe subrayar en sus páginas la
bano, refiriéndose a su vertiente militante antim- presencia de un Roa crítico literario (inclinado
perialista y americanista; el autor lleva enseguida sobre todo a los poetas y a la poesía), que no
su centro de interés al Martí vidente político, al sólo denota aptitudes analíticas capaces de la sín-
hombre que supo escribir las páginas fundamen- tesis, sino que va más allá del descriptivismo y
tales de «Nuestra América», y como tal lo valo- del impresionismo para lograr juicios rápidos a
ra para el hoy, para el propio momento en que los que casi no deja apelación, como puede leer-
Roa escribe, con lo que muestra una de sus vir- se en el estudio de 1948, «Notículas a tres reci-
tudes: un claro sentido presentáneo en su labor tales», especialmente el aparte que dedica a
como ensayista, acentuado por la ya referida Agustín Acosta, que sirve de ejemplo:
vocación periodística que a la sazón desenvuel-
ve ampliamente. …es el jefe indiscutido de la «presente de-
Otros textos de relieve de esta etapa suya son recha modernista». Su facilidad verbal no
Pablo de la Torriente Brau y la Revolución espa- tiene precedentes en nuestra lírica. Su li-
ñola (1937), Vocación, palabra y ejemplo de José bro Alas es inferior, en forma, contenido y
Gaos (1939), y Don Fernando y don Francisco mensaje, a los Arabescos mentales de Regino
(1949), todos folletos imbuidos en el carácter Boti y a los Versos precursores de José Ma-
exaltador de figuras de relieve en medio de sus nuel Poveda. Nada nuevo y nada singular
circunstancias políticas. Repite Roa su interés aporta: la sonora risa de la marquesa Eulalia
por personalidades cuyas trayectorias poseen el se funde con las galanterías del abate joven
esencialismo activo que admira en los creado- de los madrigales y los románticos desplan-
res; esta vertiente de su ensayismo inauguró su tes del vizconde rubio de los desafíos.
carrera como escritor y se verá reiterada en un
nuevo e importante volumen: Viento sur (1953). Quince años después supera en madurez con-
El ser actuante y pensante motiva sus mejores ceptual —no en balde ha pasado el tiempo— y
reflexiones; la idea marxista de que según el hom- en la propia estructura del discurso, a Bufa sub-
bre actúa, así es, ilumina estos estudios en los versiva, pero puede decirse que Viento sur es el
que la tal actuación no se limita a las tareas cívi- más importante de los libros ensayísticos de Roa

Untitled-47 684 02/06/2010, 9:38


EL ENSAYO Y LA CRÍTICA 685

en la época que precede al triunfo de la Revolu- tos sobre España) hasta la «ventisca» de cariz
ción. Allí están su ideario, su profuso marco de literario, o mañas de diarero en un periodismo
intereses y de referencias y la madurez de su es- capaz de utilizar hasta el diálogo con un supues-
tilo, que asciende a jerarquías de singularidad en to extraterrestre para, locura simulada, expresar-
una época en que Fernando Ortiz, Juan Mari- se sobre asuntos políticos esenciales, como se
nello, Jorge Mañach o José Lezama Lima van advierte en «Ida y vuelta en platillo»; no rehúye
marcando con sus obras la más alta prosa reflexi- la «viñeta» en «Cultura ambulante», ni el bloque
va cubana del siglo XX. Se notará que al hablar cerrado reflexivo (de historia, anecdotario y ra-
de la prosa de Roa, los más importantes comen- zonamiento) en «Perfil vuelto hacia los astros».
tadores o estudiosos de su obra hacen hincapié Pero por lo común los textos son breves, con la
en ese estilo que lo singulariza y que ya es ejem- fuente de publicación primera consignada al pie,
plar precisamente en la página de presentación como para dar fe de que son obras propias del
de Viento sur: laboreo de prensa. Sus once secciones agrupan
las temáticas en las que el espacio de análisis se
Sopla hoy en el mundo el viento sur. Es un desplaza desde España, Cuba y toda América,
viento estéril, hirsuto, caliginoso, exaspe- hasta la situación global mundial coetánea. Es
rante y sucio. Enajena el mar, monda el asombroso cómo Raúl Roa logra incluso la tras-
bosque, libera el lodo, empuerca el alma, cendencia extraepocal de sus textos, refiriéndo-
agosta la risa, embate la mente, enerva el se a un aquí y ahora que, por anotar esencia-
sensorio, degüella el canto, pega en la cara lidades humanas, dejan escapar lo efímero
y embarra la boca de tierra parda, espesa y momentáneo, o ello subraya la actitud de lucha
viscosa. […] Es viento sur pero sopla del social en la circunstancia, que es la condición
norte, del este y del oeste. Surge delirante básica de sus escritos.
y rabioso dondequiera que la libertad es De carácter ensayístico más acentuado son los
subyugada, la justicia escarnecida, la con- cinco textos que incluye en Variaciones sobre el
ciencia deformada, el decoro mancillado y espíritu de nuestro tiempo (México 1954), mate-
la cultura envilecida […]. El viento sur em- rias de conferencias impartidas en la universi-
polla los ciclones del mugre, sirocos de baba dad de Nuevo León, y en las que versa sobre el
y simures de sangre. Sus roncos bramidos humanismo, la utopía y los mitos de la política
cimbran de espanto a los árboles pusiláni- contemporánea; la filosofía de Benedetto Croce;
mes y a los hombres castrados. democracia y dictadura en América, y un nuevo
aporte al estudio de la obra martiana con «José
Como evidencia en este claro y preciso ejem- Martí en su centenario». En todos estos traba-
plo de su prosa, Roa utiliza la descripción para jos, el tono autoral concuerda con el recinto
resaltar sus opiniones, conduce la idea hacia la universitario donde se imparten, y no incluyen
actitud vital humana, y define, por último, a los el lenguaje florido de cubanismos de sus habi-
hombres que él prefiere, enfrentados a ese «vien- tuales artículos de prensa que componen sus
to sur» alegórico: otros libros;46 la reflexión es más ahondadora, y
si bien no se separa de la subjetividad que puede
…Han puesto proa audazmente contra el encerrar el texto ensayístico, ésta es mesurada y
viento sur y bogan, sin balsas ni áncoras, de tono profesional, pero nunca con el empaque
hacia el puerto entrevisto, enarbolando en académico, magisterial, de Mis oposiciones o de
el mástil más alto, como gonfalón de espe- la Historia de las doctrinas sociales.
ranza, la consigna de los viejos pescadores: Variaciones sobre el espíritu de nuestro tiempo
A sur duro, norte seguro. muestra el equilibrio que en la propia vida de
Roa alcanzan aquellas dos inclinaciones básicas
En Viento sur, Roa agrupa variadas formas de sus escritos, referidas a lo político y lo do-
ensayísticas, desde el tratado político (en los tex- cente, y muestra bien a las claras que su

Untitled-47 685 02/06/2010, 9:38


686 ETAPA 1923-1958

informalismo estilístico de origen vanguardista Chacón y Calvo. En 1950, Augier edita unos
es más cuestión de forma, de estilo, que de fon- «Apuntes biográficos» sobre el conocido perio-
do. El fondo es, sin dudas, el contenido de estos dista y político de izquierda Vicente Martínez,
textos, que son obras de pensador sosegado, de titulado con el seudónimo autoral de Esmeril.
analista profundizador en las reales causas y con- Como estudio biográfico, el texto no alcanza
secuencias de lo que asevera o niega, y de ensa- vuelo ensayístico, pero queda como positivo
yista que, aun expresándose por medio del rápi- documento de época.
do artículo periodístico, se aleja de la ligera Naturalmente que a ello no se limita la activi-
aproximación factual o ideológica típica de los dad intelectual de Augier, quien, como Mirta
diletantes. Diferente es la trayectoria ensayística Aguirre, se distingue por su obra poética entre
de Ángel Augier, quien también abraza el méto- los escritores marxistas. Asimismo, funda y di-
do del marxismo-leninismo más allá de la decla- rige revistas literarias, se desenvuelve dentro de
ración de militancia política, para iluminar sus las indagaciones en torno a José Martí y confor-
estudios y su labor periodística, cuya vertiente ma antologías, como la Ofrenda lírica de Cuba a
esencial es la literatura. Si bien Augier no decli- la Unión Soviética (1942). Desde estos años se
nó el ensayismo sobre cuestiones político-so- advierte su interés por algunos temas de las lite-
ciales e históricas, el centro de sus funciones raturas rusa y soviética, cuyo texto más impor-
como escritor es la crítica literaria. En el grupo tante a la sazón es la conferencia «Literatura rusa
de los marxistas, él es el único que no ocupa car- en letras cubanas» (1945).
gos en la directiva nacional partidista, ni se vin- En la trayectoria de Augier se observa una
culará a funciones administrativas o dirigencias inclinación cada vez mayor hacia el estudio de la
(a la manera de Marinello, Roa o Carlos Rafael), obra martiana que, como se sabe, fue iniciada en
que marquen decisivamente su obra.47 Tampoco forma decisiva por la generación que creció en
figurará en otras jerarquías direccionales (como torno al Grupo Minorista. En 1942 obtiene un
Mirta Aguirre o José Antonio Portuondo), sino galardón de concurso con su ensayo «Martí, poe-
que se concentra en su labor como poeta y ensa- ta, y su influencia innovadora en la poesía de
yista, sin que esta última vertiente lo incline ha- América», que es su principal texto martiano de
cia la historización de la literatura ni hacia la teo- la etapa y que, aunque no se publicó en forma de
ría o las ciencias literarias. libro, en verdad lo es por su extensión y organi-
Con él se está en presencia de un crítico lite- zación analítico-informativa. El aporte central
rario que por lo común se dedica a escribir so- de este ensayo rebasa la génesis y la exégesis de
bre un género: la poesía. Dentro de ese género, la lírica martiana (que en él se dilatan hasta de-
se especializa gradualmente en la obra de Nico- talles de erudición), porque su valía radica en la
lás Guillén, en tanto ofrece contribuciones de precisa ubicación de Martí como poeta en los
peso en la mejor comprensión de figuras poco contextos cubano y americano en general, tanto
estudiadas de la lírica nacional, así como sobre por lo que el poeta recibe de su medio, como
otros poetas relevantes de Hispanoamérica y por lo que influye en él. El ensayo de Augier
Europa. resulta el más completo análisis de la poesía de
Sus primeros artículos son de la década de Martí en el lapso de su aparición, y continúa sien-
1930, pero la mayor cantidad de sus textos ante- do uno de los más singulares acercamientos al
riores a 1959 se publican en las décadas de 1940 Martí-poeta, que alcanza una «obra vencedora
y 1950. En este lapso aparecen asimismo sus de épocas y escuelas [que] desafía a cuantos, por
únicas ediciones independientes de la etapa, la malevolencia inexplicable o por incomprensión,
primera de las cuales es de 1938: «Juana Borrero, quieren limitar a simple aspecto secundario del
la adolescente atormentada». De 1940, «Reen- forjador y protagonista de una etapa trascenden-
cuentro y afirmación del poeta Heredia», que te de la historia de su país».48 De esta manera,
incluye a su autor entre los heredianos que, en desde la observación del centro vital martiano,
la época, tuvieron una figura cimera: José María Augier subraya el carácter esencial de hombre-

Untitled-47 686 02/06/2010, 9:38


EL ENSAYO Y LA CRÍTICA 687

poeta, con audacia interpretativa que se sostie- dos tendencias esenciales de la poesía cubana,
ne en una documentación, en un estudio de fuen- inclinadas hacia la intimidad, hacia el mundo del
tes y de bibliografía referencial de gran rigor y individuo sensible y sufriente creador de belle-
de notable calidad ensayística. Cerca de una de- za, y el resonar heroico o colectivizado de las
cena de estudios martianos en la etapa, demues- apetencias nacionales. No realiza una separación
tran asiduidad y conceden importancia relevan- dogmatizadora de ambas maneras con que pue-
te a esta faceta ensayística de Augier. de definirse el decursar de la poesía en Cuba, ni
Las colaboraciones de este autor en revistas siquiera explicita tal apreciación, pues Augier no
literarias cubanas de estos años son numerosí- desea subrayar divergencias entre lo íntimo y lo
simas, y en primer orden se destacan sus textos social, sino estudiar cómo es de dispar la vibra-
en Mediodía (1936-1939): una veintena de artí- ción lírica en poetas diversamente dotados.
culos sobre arte, literatura y temas políticos (la Puede decirse que, entre los años 1933 y 1958,
guerra española, la Enmienda Platt…), que pue- Ángel Augier se presenta y consolida su presti-
den considerarse propios del momento en que gio como crítico literario en el medio insular;
Augier alcanzó madurez crítica. En las sucesi- pero su relevancia verdadera, el grueso de su
vas colaboraciones en Hoy, Gaceta del Caribe, obra, pertenecen a una nueva etapa que adviene
Dialéctica, Cuba y la URSS, Augier denota, su- tras 1959. Hasta esa fecha, Augier es un crítico
braya, su inclinación a los estudios poéticos, sin atendible que aún atesora la promesa de obra
limitarse a figuras nacionales, sino abriéndose a mayor. Es el de menos desarrollo autoral entre
orbes como los de Vallejo, Whitman o Juan Ra- los críticos marxistas de la nueva generación en
món. Pero sus estudios más decidores, de con- la etapa que aquí se analiza, pero no por ello des-
tribuciones acendradas, son los que dedica a poe- merece su ubicación entre nombres que habían
tas cubanos como Heredia, Martí, Plácido, Casal, alcanzado obras más extensas.
Juana Borrero y Rubén Martínez Villena. Siendo un año más joven que Augier, la bi-
Si bien Augier no dejará fuera de sus análisis bliografía de José Antonio Portuondo tiene sus
a pensadores y narradores (entre estos últimos primeros asientos en 1932, cuando el escritor se
sobresalen sus estudios sobre Hernández Catá presenta como versificador en la prensa de San-
y José A. Ramos), es en la poesía, en la indaga- tiago de Cuba, tras el cauce de la «poesía negris-
ción crítica en torno a los líricos cubanos de re- ta», entonces con preferencia denominada
levancia, donde se encuentran sus mejores y más «afrocubana» o «negra». También en ese año
ahondadoras páginas de la etapa. Con «Martí- publica su primera nota de crítica literaria, pre-
nez Villena y los poetas de su generación» (1936) cisamente acerca de la obra inicial de Ángel
ofrece un casi testimonial bosquejo de los poe- Augier, y luego seguiría en los años sucesivos
tas afines al entonces recién fallecido líder revo- colaborando en la prensa provincial con reseñas
lucionario; con «Notas sobre Julián del Casal» de libros. Poco a poco, esa bibliografía denota
(1943), no sólo versa sobre el respeto que mere- cómo la publicación de textos en verso cede te-
ce el artista finisecular, sino que el propio Augier rreno al cada vez más consciente trabajo del pro-
cuida su prosa, al extremo de obtener un her- sista: del periodismo literario de función crítica
moso texto crítico sobre la belleza versal pasa al ensayo, que va ocupado sus mejores in-
casaliana. tenciones como escritor, hasta alcanzar en 1937
No habría dudas en subrayar, en el centro de un estudio esencial: «Angustia y evasión de
sus ensayos, los ya antes mencionados sobre Julián del Casal», que es su primera publicación
Juana Borrero y Heredia. Si la atormentada Jua- independiente de los órganos de prensa.
na es como un ejemplo de «la teoría idealista de Pueden señalarse los años 1936 y 1937 como
la predestinación» para la poesía («poeta fatal» los de la emergencia definitiva del ensayista y
llamaba Juan Ramón a ese «estado de gracia poé- crítico literario de amplia obra futura. A la sa-
tica»), Heredia representa «un evangelio lírico zón era coeditor de la revista Mediodía, cuyo
de la cubanidad insurgente».49 Augier documenta Comité Editor estaba integrado por un grupo

Untitled-47 687 02/06/2010, 9:38


688 ETAPA 1923-1958

de intelectuales de la izquierda de los años trein- Portuondo en los inicios de su especialización


ta, al que se afilia Portuondo en plena forma- en las nacientes «ciencias de la literatura». En el
ción como marxista. El mismo ámbito de su eje- propio 1944 publica los cuadernos El contenido
cutoria se extiende desde su Santiago natal hacia social de la literatura cubana y La expresión poé-
la repercusión nacional. tica, ambos en México.
Enseguida muestra las dotes del que será uno Los principales trabajos de crítica literaria y
de los más importantes historiadores de la lite- artística de ese año aparecen en Gaceta del Cari-
ratura insular, con la amplitud de Proceso de la be, pero ya en 1945 la mayor parte de sus textos
cultura cubana. Esquema para un ensayo de in- críticos se publican en México; entre ellos, los
terpretación (1938), volumen que nace como re- más abundantes son las reseñas de libros. Preci-
sultado de las intervenciones profesorales del samente en 1945 y en México, publica Portuondo
autor en el llamado Instituto Popular del Aire, uno de sus libros más importantes: Concepto de
cuya programación radial estaba dirigida a lo- la poesía, cuyo núcleo esencial fue su tesis de
grar una «introducción a la historia de Cuba», doctorado de 1941.51 Bajo el propio título, el li-
que hiciese activo en ella, y no pasivo, al ser cu- bro se reedita varias veces, ya en edición aumen-
bano. Ese ser se retrata en el libro de Portuondo tada en 1972, en 1974 en México, en 1982 en
desde aspectos de la evolución literaria y artísti- Rumanía, y el propio autor lo incluye en la com-
ca en la que «con mayor fuerza y objetividad se pilación personal de Ensayos de estética y de teo-
iba mostrando, pujante o decaída, el alma de ría literaria (1986). La trascendencia de este libro
nuestra tierra».50 rebasa la aspiración de sus palabras introduc-
El libro se divide en cuatro capítulos, referi- torias: «iniciar en Cuba, de una manera sistemá-
dos a períodos respectivos de estudio: 1555- tica, los estudios de Teoría de la literatura», pues-
1762: «La integración»; 1762-1868: «Apogeo»; to que, cumpliéndola, incluye la perspectiva del
1868-1898: «Las guerras de Independencia», que materialismo histórico en la bibliografía espe-
conforman la trinidad de «La colonia», para dar cializada afín en lengua española. Su repercusión
paso al cuarto capítulo: «La República», que se en la Isla fue inmediata, saludado con júbilo por
adentra en la coetaneidad de la propia década de el núcleo marxista (en voz de Mirta Aguirre, con
1930. Un «Apéndice» se dedica a «La inmigra- un artículo aparecido en el diario Hoy), y criti-
ción francesa», que es un brillante análisis cado acremente por el pensamiento idealista co-
sociocultural del asentamiento de hacendados etáneo (José Rodríguez Feo, con una reseña en
francohaitianos en las regiones orientales de la Orígenes).
Isla. Concepto de la poesía supera el estudio de un
En los años sucesivos, Portuondo concluye «género» literario (la poesía), aunque puede ins-
su doctorado en Filosofía y Letras, mientras cribirse como uno de los antecedentes de la
publica intensamente textos de análisis filoló- genología finisecular. Siendo un tratado de poé-
gicos y filosóficos (como sus «Notas sobre el tica, lo es más de su sentido histórico y filosófi-
problema epistemológico en la filosofía de co que de los modos y estilos aprehensivos con
Maimónides», de 1939), pero, sobre todo, da a que el poeta se expresa, fundando o no un siste-
conocer abundantes artículos de crítica literaria ma de ideas en torno al hecho poético. Por-
acerca de la narrativa y la poesía coetáneas, así tuondo divide su exposición en cuatro partes, la
como sobre la interpretación del legado de José primera de las cuales es una introducción acerca
Martí. de «La teoría de la literatura y las ciencias de la
El año 1944 fue clave en su evolución perso- cultura», sobre la cual asienta las tres partes su-
nal: mientras formaba parte del equipo de edi- cesivas de su tesis: «Nacimiento de la Poesía»,
tores de la revista Gaceta del Caribe, recibe una «Desarrollo de la poesía moderna» y «Esencia
beca del Colegio de México, donde realiza estu- de la Poesía». Son exploraciones referidas a su
dios de teoría literaria. Es su principal profesor tema, en la evolución de la estética dentro de la
Alfonso Reyes, quien guía hasta 1946 al joven historia de la filosofía, y entre las poéticas per-

Untitled-47 688 02/06/2010, 9:38


EL ENSAYO Y LA CRÍTICA 689

sonales de algunos poetas con sistemas defini- Puede subrayarse asimismo que la proyección
dos por un corpus eidético, por una teoría acerca espacial de los estudios alcanza toda la zona his-
del acto creativo. Por ello, el autor se mueve des- panoamericana del continente americano, y que,
de los preplatónicos y el propio Platón, hasta además, Portuondo, con Reyes y Borges, estre-
los conceptos aristotélicos y su zaga ideológica; na en nuestra lengua una dimensión de estudios
identifica los núcleos de las ideas estéticas y los «subgenéricos» acerca de la novela policial, de
puntos de vista de Pascal, Kant, Marx y Engels, manera que incluye a la crítica literaria cubana
o desde Ovidio a Rimbaud, con énfasis en las en una problemática nueva y universal.
poéticas de autores tan dados a la reflexión so- Una tercera vertiente investigativa aflora gra-
bre el hecho creativo como Paul Valéry. dualmente en su obra: José Martí, vida y crea-
La prosa elegante y la erudición de Concepto ción. Este sistemático empeño autoral alcanza
de la poesía situaban a José Antonio Portuondo momentos cumbres en 1953, cuando publica dos
entre los más agudos ensayistas cubanos de la volúmenes independientes sobre la vasta obra del
hora, en una etapa de la literatura nacional en que Héroe Nacional cubano: José Martí, crítico lite-
la ensayística brillaba por la fecundidad de no rario y La voluntad de estilo en José Martí, este
pocas firmas capitales, por la diversidad de estu- último menos extenso, consagrado a la concien-
dios y por una presencia de estilos definidos que cia martiana del ejercicio estilístico tanto en la
enriquecieron indeleblemente el panorama lite- prosa como en el verso. Portuondo acude a la
rario cubano. Dentro de la amplia variedad con- cita precisa en que la «voluntad de estilo» se pa-
ceptual y de orientación filosófica, que a la sa- tentiza, y documenta sus afirmaciones con frag-
zón reinaba, Concepto de la poesía escapaba del mentos de cartas, poemas, discursos o críticas
eclecticismo y de los puros intereses docentistas del Maestro. Es curioso que, entre las cuestio-
de la «estética cubana» de los años posteriores a nes que se discuten en este ensayo, ocupe un
su primera edición, mediante una orientación fi- interesante lugar la renuncia de las «letras» en
losófica coherente en todo el volumen, capaz de favor de las «armas», vieja controversia hispáni-
rebasar la inmediatez; ese verdadero sentido tras- ca que el autor resume en «la quejumbrosa su-
cendente de esta obra la ha mantenido viva y ple- posición de que un poeta no puede realizar la-
na de interés. Luego de este libro, se advierten bor revolucionaria a menos que sacrifique a ella
en las publicaciones periódicas de Portuondo dos sus aspiraciones estéticas». Portuondo subraya
vertientes esenciales: la que continúa la crítica que ello en Martí es una «falacia» que cae por el
literaria en forma de reseñas de libros, y la que peso de una obra literaria elevada, «contempo-
se ocupa de aspectos teóricos de las propias cien- ránea a las más intensas realizaciones de su la-
cias literarias y de la teoría generacional. Si se bor revolucionaria».52 No hay que olvidar que
compara con su producción de la década de 1930 tal cuestión fue asunto candente dentro del pen-
y de los primeros años de la de 1940, los traba- samiento marxista cubano, luego de la actitud
jos periodísticos disminuyen en cantidad, pero de Villena —secundada por Marinello— de sa-
Portuondo gana en profundidad analítica y se in- crificar el verso en favor de la entrega a la acti-
clina cada vez más hacia la teoría y la historiza- vidad revolucionaria, política, partidista. Estas
ción literaria. Ejemplifican tales vertientes tres afirmaciones no vienen a violentar polémicas
publicaciones sucesivas, cuyos títulos mismos con sus camaradas de filiación ideológica, pues
muestran el perfil de interés: «En torno a la no- en verdad se está ofreciendo una visión nueva
vela detectivesca» (1947), «Períodos y generacio- del hecho intelectual, de la función de la litera-
nes en la historiografía literaria hispanoamerica- tura en la lucha social, que ya practicaba el pro-
na» (1948) y «Situación actual de la crítica pio partido de los comunistas cubanos. Como
literaria hispanoamericana» (1949). Es obvio ad- se verá, Portuondo rebasa el puro análisis
vertir que Portuondo especializa su dirección estilístico de la obra martiana —sin renunciar a
investigativa, pero no abandona su labor como hacerlo—, para ahondar en materias de la poéti-
crítico. ca de Martí.

Untitled-47 689 02/06/2010, 9:38


690 ETAPA 1923-1958

José Martí, crítico literario desentraña el mé- Hemingway, y a las literaturas caribeñas e his-
todo de análisis martiano, organiza la secuencia panoamericanas. Entre los análisis sobre esta
de su pensamiento estético en función de la crí- última se encuentran textos tan significativos
tica, y muestra los presupuestos básicos con que como «La realidad americana y la literatura» y
el Apóstol trabaja su prosa, que está más allá de otros sobre Lino Novás Calvo, Sanín Cano, la
la intrascendencia de cierto impresionismo novela y la crítica en Hispanoamérica y asuntos
modernista, del que Martí se sustrae por una sobre el tropicalismo caribeño. Con este volu-
cultura literaria y filosófica que universaliza sus men, Portuondo se afirma como voz esencial del
afirmaciones. Demuestra Portuondo que ese ensayo latinoamericano, puesto que más allá del
método martiano es coherente y, a más de análisis de la insularidad literaria cubana, se nos
inmanentista, es asimismo dado a la exposición presenta como un consumado conocedor de la
de lo universal o trascendente del texto critica- creación artística continental, observada con
do. Tal conclusión se explicita en el párrafo final perfil latinoamericanista, incluso cuando esas
del estudio de Portuondo, ratificador de la do- perspectivas se agrandan hacia las artes y las li-
ble condición estilística y de practicidad revo- teraturas anglófonas o europeas en sentido ge-
lucionaria de la prosa martiana: neral. El rigor de cada uno de los textos inclui-
dos en El heroísmo intelectual denota la presencia
Fue una actitud de revolucionario, hecho a de un ensayista en plenitud de facultades críti-
abordar de frente la realidad y luchar por cas, capaz de ir más allá de la documentación, de
trasformarla en beneficio de todos, la que lo referencial, y ofrecer textos terminados en sí
salvó a los juicios literarios de Martí de la mismos, tanto en las ideas que expone como en
caduca y bella intrascendencia crítica del la calidad literaria de su prosa.
impresionismo modernista y los puso, por En La historia y las generaciones se encontra-
encima de su tiempo, que él sabía de tran- rá algo mucho más importante que la evidencia
sición, muy cerca de lo actual y, en sus mo- de un historiador literario con plenas facultades,
mentos más felices, de lo perenne. Y fue, pues el logro central del volumen radica en ha-
de este modo, su inquebrantable volun- ber hallado concordancia entre el método
tad de servir quien ha dado eternidad a su generacional y el marxismo, luego de un análisis
hablar.53 referido precisamente a «La Historia, forma poé-
tica», mediante el cual desarrolla sus puntos de
La década de 1950 ocupó a Portuondo en la- vista en torno a la historia y su apreciación cla-
bores profesorales en universidades estadouni- sista. Con «Realidad y falacia de las generacio-
denses, en la Universidad de Oriente —donde nes» discute la validez del método en cuanto tal,
ejerció por el lapso mayor: 1953-1958—, y en la y se decide a favor de las facilidades que ofrece
de Los Andes, Venezuela. A la sazón, sus libros para la historización literaria; enseguida, el pro-
más importantes fueron: El heroísmo intelectual pio Portuondo aplica el método generacional en
(1955) y La historia y las generaciones (1958). su «Esquema de las generaciones literarias cu-
Aunque no es profuso su trabajo periodístico, banas», donde el discutido asunto y sus límites
no abandona esta labor, practicándola mediante temporales son un esquema flexible en manos
reseñas de libros y breves ensayos de crítica li- del ensayista, quien lo utiliza sin rigidez y sin
teraria de amplia variedad temática, que incluye dogmatización de presupuestos. A medida que
la crítica de arte. la división generacional va acercándose a la coe-
El heroísmo intelectual es un libro que se con- taneidad, el autor reduce el lapso de treinta años
forma —según prólogo del autor— a partir del con que venía trabajando, y en una ocasión lo
asunto que le da título, y que se desarrolla en ajusta a veintiuno. Fuera de la cuestión concep-
once ensayos esenciales dedicados a la narrativa, tual del término generación, se hallará en este
a narradores tan significativos como el italiano volumen una síntesis de su sentido histórico, de
Leo Ferrero o los norteamericanos Faulker y los principios en que el método se sustenta y de

Untitled-47 690 02/06/2010, 9:38


EL ENSAYO Y LA CRÍTICA 691

su aplicabilidad. Debe notarse que Portuondo diferencia de Portuondo, cinco años después
resalta el valor del método para la historización entrega un libro de poemas (Presencia interior,
más que para la crítica literaria, de manera que el 1938), y no abandona tal ejercicio creativo.
énfasis metodológico se sitúa en los análisis de Su primer texto en prosa registrado es de
conjunto, más que en los casuísticos de autores 1934, publicado en la revista Masas, relacionado
y obras aislados. Parece ratificar este principio con un congreso contra la guerra y el fascismo
la amplia tabla cronológica que incluye en el li- que se celebró en México. Acerca de este país,
bro, y que es la aplicación exacta del método donde reside entre 1933 y 1936, edita varios ar-
generacional, tal y como Portuondo lo concibe, tículos de contenido político, aunque sus cola-
a las letras cubanas en su sentido diacrónico. boraciones en revistas y periódicos cubanos hasta
En las postrimerías de la década de 1950, José 1940 son por lo común poemas de fondo social.
Antonio Portuondo había alcanzado no sólo el Su primera publicación independiente, como
punto de su madurez creativa, sino de su pleni- folleto, es un texto encabalgado entre el testi-
tud como ensayista, en el que se advierte un tras- monio y el ensayo: Recuerdos de Mella (1937).
fondo historizador que acompaña a sus trabajos Ya dentro de la década de 1940, Mirta Aguirre
aun de más acentuada crítica literaria. Su esencia desarrolla una amplísima labor periodística, un
de historiador de la literatura se advierte en el notable ejercicio de la crítica literaria, teatral y
reiterado interés por la diacronía, por el encade- cinematográfica, y un impulso del ensayismo que
namiento de los hechos literarios que nunca ve la lleva a publicar Palabras en Juan Cristóbal
aislados en su momento social ni del propio (1940), el laureado Influencia de la mujer en
ámbito de las letras coetáneas. El movimiento Iberoamérica (1947), y Un hombre a través de su
sincrónico de las artes y las letras trasciende para obra: Miguel de Cervantes Saavedra (1948). El
él en un corpus evolutivo con herencia definida primero de los tres estudios tiene el tono ensa-
y claro sentido potenciador. yístico que suele caracterizar su crítica literaria
Distinta, pero paralela, es la trayectoria inte- aparecida en la prensa durante estos años, y, so-
lectual de Mirta Aguirre Carreras, quien figura bre todo, presenta su interés por desentrañar la
como la más importante ensayista y crítica lite- orientación política de las obras que son objeto
raria y artística marxista de la literatura cubana. de su análisis. Mirta Aguirre contextualiza el
Pero no es el hecho de ser mujer y ocuparse del Juan Cristóbal, de Romain Rolland, en el mo-
campo de las letras lo que mejor la distingue, mento en que Europa sangra por la Guerra Mun-
sino su labor multitemática, que comprende la dial; a partir de la obra, extrae conclusiones
reseña de libros, el comentario teatral de pues- humanísticas en relación con el papel social del
tas en escena, las críticas cinematográficas y hombre y de su desempeño vital. Palabras en
musical, el ensayismo de erudición sobre temas Juan Cristóbal es un ensayo de iniciación en el
cervantinos y sobre la poesía de habla hispana, que la autora alcanza solidez de prosista en el
así como la discusión en campos de la estética, comienzo mismo de su carrera crítico-ensa-
la tropología, la teoría literaria y la política. yística.
Tan amplios terrenos los desarrolló en dos Estabiliza su trabajo como redactora del pe-
labores esenciales: el periodismo, sobre todo riódico Hoy, y colabora en otras publicaciones
antes de 1959, y la función docente, profesoral, culturales y políticas de su Partido (Gaceta del
en particular tras ese año, junto con una activi- Caribe y Fundamentos), aunque es en Hoy don-
dad partidaria muy amplia que la sitúa entre los de despliega una amplia labor entre notas y co-
principales miembros del Partido Socialista Po- mentarios variadísimos sobre espectáculos cul-
pular, en el que militó desde la década de 1930. turales (música, teatro, danza, cine…) y sobre
Como José Antonio Portuondo, Mirta Aguirre noticias del ámbito de la cultura cubana y euro-
comenzó a darse a conocer como poeta, pues americana; en especial, son constantes sus refe-
sus primeras colaboraciones en la prensa nacio- rencias a la vida cultural soviética. La crítica de
nal fueron en versos, a partir de 1933; pero a cine ocupa entonces un margen creciente y llega

Untitled-47 691 02/06/2010, 9:38


692 ETAPA 1923-1958

a ser mayoritaria en su trabajo periodístico. Oca- enfoque ensayístico de corte literario, cuidado-
sionalmente escribe alguna crítica sobre artes plás- so de la prosa y del contenido informativo; el
ticas, y no abandona el comentario de libros pu- estudio de la base marxista, que apela al contex-
blicados en su inmediatez espacial y temporal. to en que las mujeres, con sus obras y sus actos,
Dos sucesos sobresalientes ocurren en el se desempeñan; el texto mantiene una rigurosa
interín de la edición de sus libros: la publicación fidelidad a las fuentes, pero con decidido carác-
del ensayo «Síntesis de unas notas sobre la cul- ter enjuiciador, pleno de opiniones, puntos de
tura y el Partido Socialista Popular» (1944), y la vista y conclusiones novedosos. La mujer en la
compleja polémica desatada en torno del artícu- cultura, la historia y el desenvolvimiento social
lo «Fristz en el banquillo» (1945), por habérsele iberoamericano no es, para Mirta Aguirre, una
concedido el muy codiciado premio periodísti- presencia estática y pasiva, un ente sin finalidad
co Justo de Lara del año en que se publica. El sociohistórica y cultural; es un ser capaz de apor-
primero de estos textos es un documento bási- tes decisivos y, sobre todo, posee un futuro ple-
co acerca de la política cultural partidista en la no de contribuciones, no a una cultura diferen-
postguerra; trata asuntos tan variados como el ciada bajo el rótulo de «femenina», sino a la plena
ingreso de creyentes y hasta de religiosos practi- actividad vital del continente, en que ese «apor-
cantes en la organización comunista, los concep- te femenino constituirá no una adición sino una
tos de arte popular y arte revolucionario y los metamorfosis».54
asuntos de forma y contenido en la obra artísti- A tal conclusión se llega luego de valoracio-
ca. No sólo es reflejo de una política cultural nes de raíces historicistas acerca de la presencia
partidaria, sino documento ideológico de épo- femenina en la literatura (Sor Juana Inés de la
ca, que tipifica la lucha en el terreno de las ideas. Cruz, Avellaneda, Mistral), cuya trascendencia
«Fristz en el banquillo» es un supuesto diálo- implica una superación del concepto de «Ibero-
go, de fondo reflexivo, con un hitleriano apre- américa-mujer» como sinónimo de «tierra de
sado y juzgado; su sentido va más allá del acto conquista». Mujeres guerreras y mujeres políti-
de ajusticiamiento o venganza, para tratar cues- cas, damas de teatro y de organizaciones socia-
tiones de viva actualidad en el mundo postbélico. les, voces aisladas y colectivas; en todas, Mirta
Las fuerzas cubanas de derecha, capitaneadas por Aguirre explora el carácter creativo, la voluntad
el Diario de la Marina, cuestionaron la entrega de participación social directa y aun el potencial
del premio a la militante comunista, y todo el constructivo que en ella se presenta. Realiza un
año estuvo cubierto por la polémica, que inclu- cuidadoso análisis del feminismo frente al ma-
yó artículos de agravio y desagravio, ofensas al chismo, escapando de generalizaciones empo-
jurado calificador y, sobre todo, enfrentamiento brecedoras, para arribar a un planteamiento de
ideológico motivado por el tratamiento discri- base marxista acerca de la liberación de la mujer.
minatorio que el fondo de la polémica traía con- Aún en el disfrute de los dos lauros anterio-
tra los comunistas. Sin dudas, el prestigio inte- res, Mirta Aguirre recibe uno nuevo, esta vez
lectual de Mirta Aguirre salió fortalecido de estos otorgado por el Lyceum Lawn Tennis Club por
debates. su ensayo Un hombre a través de su obra: Miguel
Al año siguiente, ese prestigio se vio consoli- de Cervantes Saavedra, en cuya acta de premia-
dado cuando la autora alcanzó un premio litera- ción se hacía constar su «riqueza de investiga-
rio continental, otorgado por la Unión Femeni- ción, la profundidad de conceptos y la sagaci-
na Iberoamericana con sede en México, por su dad crítica y elegancia literaria».55 En verdad es
libro Influencia de la mujer en Iberoamérica, que el más importante volumen publicado por la au-
fue reeditado en 1948. Es obra de una ensayista tora en fecha anterior a 1959, y es, asimismo, un
ya experimentada, capaz de sintetizar la indaga- riguroso análisis —casi novelado— acerca del
ción bibliográfica profusa del tema elegido, de Cervantes-hombre-escritor, redactado con base
organizar la información referencial y de some- erudita encubierta por la amenidad expositiva de
ter el asunto a análisis de doble naturaleza: el párrafos rápidos, que mucho resumen:

Untitled-47 692 02/06/2010, 9:38


EL ENSAYO Y LA CRÍTICA 693

Él vive de 1547 a 1616. Nace bajo el signo continúan la labor informativa de las esferas del
del concilio de Trento, del que salieron los arte y la literatura universales, y en no pocas
índices censuradores de libros y la reorga- ocasiones consagra artículos a cuestiones, por
nización intensiva de los procedimientos lo general artísticas, de la URSS y del campo so-
inquisitoriales. Muere en los días en que la cialista de la Europa del Este. Son menos fre-
Iglesia condena la Teoría de la Gravedad de cuentes las reseñas de libros o los artículos y
Galileo. Tiene, pues, doce años cuando en ensayos de libre pensamiento sobre temas lite-
Valladolid el muy católico Felipe II celebra rarios.
su primer auto de fe. Un poco más viejos y Tras la clausura de Hoy en el contexto del
un poco más jóvenes, vivos o ya desapare- batistato, Mirta Aguirre continúa publicando
cidos, Erasmo y Rabelais, Bacon y Descar- textos de crítica literaria y artística en La Últi-
tes, son los hermanos de su pensamiento ma Hora y en la revista Nuestro Tiempo. A par-
en un mundo en el que sobre los ecos de tir de 1953, el trabajo de crítica cinematográfica
los lances medievales apunta una nueva so- se interrumpe casi drásticamente, pues sólo pu-
ciedad de comercio y maquinarias.56 blicará en 1956 un ensayo consagrado al neorrea-
lismo italiano, en Mensajes. Cuadernos Marxis-
Todo lo que el párrafo enuncia es trascenden- tas. Si la labor periodística se reduce, en la propia
te, y a lo largo del libro se comentará según sea década Mirta publica un grupo de ensayos rele-
menester. Importa la obra total cervantina, pero vantes, como «Estampa de Gabriela Mistral» y
el centro de atención es El Quijote; y no sólo se «La Edad de Oro y las ideas martianas sobre edu-
detendrá en su tiempo, en su esfera, en la crítica cación infantil», ambos de 1953; así como
de la España muerta, sino que Mirta Aguirre trae «Balzac y el realismo» en 1958, bajo el seudóni-
la discusión quijotesca, la quijotización de San- mo de Luisa Iznaga.57 En 1957 firmó una «Carta
cho, el ideal de la lucha contra la pobreza, a los a los intelectuales y artistas (sobre el problema
universales días en que ella escribe, porque cap- de Hungría)», junto con Juan Marinello y Car-
ta la esencia, lo central, lo que trasciende a la los Rafael Rodríguez, con quienes integraba la
época de la doble escritura —la de Cervantes, y Comisión de Cultura del entonces ilegalizado
la de ella como exégeta—, para anotar, subrayar Partido Socialista Popular; bajo la encomienda
lo que está más allá del significante textual lite- de esta Comisión trabaja discretamente en la
rario: el significado humanístico, que hace de El orientación política de la sociedad Nuestro
Quijote y de Cervantes obra y autor de todas las Tiempo. El recrudecimiento del batistato se re-
épocas. flejó en su obra, pues si en 1956 pudo publicar
Éste es el primer libro de consagración de seis textos en diversas revistas, ya en 1957 no
Mirta Aguirre como una ensayista de enverga- publica ninguno, y en 1958 se conocen de ella
dura, como crítica atendible, no sólo en las esfe- sólo tres artículos sin firma o bajo seudónimo.
ras del espectáculo más o menos trascendente Mirta Aguirre disminuyó cuantitativamente su
en tablas y pantallas, sino también en la hondu- creación crítico-ensayística, pero ya dejaba tras
ra develadora, en la interpretación perspicaz, en de sí dos décadas de experiencia, de logros, de
la aplicación rigurosa del método marxista, sin mucho trabajo diario, que la sitúan entre lo más
costuras esquemáticas o dobladillos de dogma. significativo de la prosa de pensamiento, que es
Ya no publicará nuevo volumen en el lapso la coetánea.
que resta hasta 1959, pero mantendrá hasta 1952 La filosofía marxista leninista y su praxis so-
sus comentarios sobre filmes de estreno y, en cial en Cuba, han tenido en Carlos Rafael Rodrí-
general, cubre para el periódico Hoy los espec- guez uno de sus nombres cimeros. Como teóri-
táculos teatrales, de ballet, música de cámara y co, posee una amplia obra ensayística que inició
sinfónica, recitales operísticos y de concertistas, en la década de 1930 y que puede agruparse en
así como otras presentaciones artísticas del es- cuatro asuntos centrales: política de partido y es-
cenario nacional. Sus «Notas y comentarios» tatal; economía política y de Estado; periodismo

Untitled-47 693 02/06/2010, 9:38


694 ETAPA 1923-1958

político e histórico; temas de cultura e ideolo- dudas de que son materiales propios de la for-
gía. Dentro de este último se contemplan textos mación personal. Entonces, tuvo inclinación
dedicados a la literatura, el arte, el pensamiento hacia la crítica o el comentario de poesía y, so-
filosófico en Cuba, la política cultural, así como bre todo, hacia textos de contenido ideológico,
un grupo especial dedicado a la significación de filosófico. Cuando en 1936 es cofundador de la
la personalidad y de la obra político-cultural de revista Mediodía y de la Editorial Páginas, ya se
José Martí. habían definido en él las líneas generales de su
Estas cuatro vertientes de sus ensayos se trabajo como escritor, aunque no podía decirse
intervinculan de modo tal, que no siempre re- aún que había arribado a la madurez que luego
sulta posible delimitarlas en sus principales tex- alcanzará. Por entonces, como señala Ángel
tos. De ello es ejemplo precisamente el primer Augier sobre la prosa y sobre los aspectos más
libro de Carlos Rafael: El marxismo y la historia bien formales de los textos de Carlos Rafael, se
de Cuba (1944), o el primer artículo que publica advierten los influjos más característicos de la
en 1931: «Fuerzas encontradas», donde aplica sus nueva época, ejercidos por Miguel de Unamuno
conocimientos del marxismo a cuestiones de y José Ortega y Gasset, quienes «de alguna ma-
economía estatal. nera comenzaban a suplantar el magisterio que
Los presupuestos económicos y filosóficos sobre los jóvenes de Latinoamérica lograron man-
acompañan a los principios de eticidad que do- tener José Enrique Rodó y José Ingenieros».59
minan sus escritos. Esta línea de trabajo ha sido Ya en 1939, siendo miembro del Comité Na-
una constante de su obra, desde sus primeros cional del Partido de los comunistas, defiende
textos publicados antes de alcanzar los veinte sus doctorados en Derecho Civil y Público, así
años de edad hasta la plena madurez a la que lue- como en Ciencias Sociales, Políticas y Econó-
go arriba. En la época en que el joven estudiante micas. Podría haber parecido que la profe-
en varias especialidades de Derecho se gradúa sionalización como dirigente del Partido y su
con la categoría de alumno eminente, se vincula cabal dominio del marxismo para su aplicación
al Ala Izquierda Estudiantil, y, en 1935, al Parti- en la lucha social, iban a frenar la realización ple-
do Comunista, del que pronto es figura dirigen- na de una obra teórica para la que mostraba ca-
te, sobre todo cuando éste se convierte en Parti- pacidad indudable. Sin embargo, Carlos Rafael
do Socialista Popular. demostró en El marxismo en la historia de Cuba
Como ocurre con otros ensayistas coetáneos, que la labor política no estaba reñida con la
Carlos Rafael escribe a partir de la propia lucha teorización, pues en buena medida complemen-
social.58 Toda su obra crece desde la circunstan- ta el hacer con el pensar; asimismo hace gala de
cia, desde su experiencia e intereses políticos, claridad y calidad de prosa, unida a la exposi-
que son los de su partido. Como Roa y Mari- ción sintética de los contenidos que se refieren
nello, algunos de sus escritos emanan de su la- al método de análisis marxista y a la historia cu-
bor como estadista, por lo que al interés teori- bana. Una vez que ha atendido lo puramente teó-
zador se agrega el orientador. Él ha mostrado rico, relativo a la definición instrumental de la
ser uno de los más notables estadistas cubanos, investigación sociológica marxista, se introduce
y ello se refleja en su prosa precisamente como en la especificidad de «El enfoque marxista de la
cualidad orientadora. historia de Cuba», sin que el objetivo mismo sea
En el lapso 1931-1934, cuando centra sus pu- historiador, sino el de sentar base para el plan-
blicaciones en órganos de prensa de su Cienfue- teo y replanteo historizador desde la armazón
gos natal, la referencia literaria era mucho más clasista de la sociedad cubana, visible en histo-
frecuente, y buen número de sus artículos ver- riadores que apelan a esta filosofía para sus in-
saban sobre literatura, incluida la reseña de li- dagaciones.
bros. Aunque no se advierte en esos textos el Los años cuarenta son para él activísimos en
lenguaje titubeante u otros rasgos de autor re- un periodismo que es el resultado de su profe-
cién iniciado en labores crítico-teóricas, no hay sionalidad partidaria, de su carácter de dirigente

Untitled-47 694 02/06/2010, 9:38


EL ENSAYO Y LA CRÍTICA 695

comunista que apela a la prensa escrita (como y escribe una serie de textos relacionados con
Blas Roca y otros líderes) para difundir, no sólo las discusiones sobre la situación del arte y la
ideas personales, sino puntos de vista, reflexio- literatura en el Estado soviético tras la muerte
nes y directivas del propio partido. Su obra pe- de Stalin, al calor del Segundo Congreso de los
riodística cobra intensidad y extensión continen- Escritores Soviéticos, de conocida repercusión
tales, cuando ocupa cargo ejecutivo, desde 1942 mundial; todos estos materiales aparecen en los
hasta 1950, en la Asociación Interamericana de informativos y polémicos Cuadernos de Arte y
Prensa. Tras el último año indicado, Carlos Ra- Ciencia, que él mismo dirige indirectamente.
fael asume funciones en la secretaría de propa- Por supuesto, es comprensible la amplia di-
ganda del Partido Socialista Popular, lo cual le fusión que Carlos Rafael ofrece sobre cuestio-
facilita la continuidad del trabajo periodístico, a nes del ámbito intelectual en la URSS de la déca-
la par que integra, con Juan Marinello y Mirta da del cincuenta, porque ellas tienen honda
Aguirre, la Comisión Intelectual del propio ascendencia sobre el movimiento comunista en
Partido. cualquier lugar del mundo, y son de mucho in-
En el lapso, escribe y publica una serie de en- terés para el proceso histórico cubano. Estos
sayos que definen sus intereses temáticos, cen- análisis, que tendrán también como fondo el cé-
trados en la política, la economía y la cultura. lebre XX Congreso del PCUS, alcanzan cimas
Entre ellos, textos sobre Lenin, José de la Luz y en textos como «Los comunistas ante el proce-
Caballero y José Martí, que, junto con «Los co- so y las perspectivas de la cultura cubana» (1956),
munistas ante el proceso y las perspectivas de la donde se expone la raigal necesidad de la supe-
cultura cubana» (1956), muestran la intervin- ración de las improntas coloniales (españolas) o
culación de los tres aspectos referidos, mucho neocoloniales (estadounidenses), que secuestran
más especializados y especificados en «A pro- en períodos diversos el normal desarrollo de la
pósito de El empleo en Cuba» (1955), «Las ba- nación cubana, sin descuidar los factores inter-
ses de desarrollo económico de Cuba» (1956), o nos que actúan como obstáculos o como alian-
francamente políticos como «Independencia zas con las fuerzas foráneas. El ensayo muestra
nacional o sumisión al imperialismo» (1955). En el típico método de Carlos Rafael, que parte de
todos estos y otros ensayos se muestra, con ab- lo objetivo, de la circunstancia real, para englo-
soluta claridad conceptual, el pensamiento so- bar el proceso de la cultura a la situación econó-
cial de Carlos Rafael, unido a una indeclinable mica y política. El asunto no consiste en expo-
disciplina partidaria: es el hombre y su Partido, ner una particular crisis creativa, en el marco de
y no un ensayista a la manera de Mañach, Ortiz las artes o de las bellas letras cubanas, sino su-
o Guerra, en los que la individualidad crítica pa- brayar una cuestión coyuntural: «la tarea histó-
rece situarse como matriz de la opinión particu- rica que nuestro país tiene ante sí es la de reali-
lar. Carlos Rafael es un ensayista de indudable zar su emancipación nacional».60 La tesis queda
personalidad como escritor, pero en él no se ampliamente explicitada:
manifiesta una tendencia política, sino una dis-
ciplina colectivista, cuya opinión posee la im- La destrucción de la cultura nacional, el tra-
pronta partidaria; como también puede decirse bajo por borrar sus artistas, por darle a
de los otros escritores marxistas, más allá del nuestro arte un tinte de cosmopolitismo y
«compromiso político» se expresa en él la permear nuestro pensamiento de una falsa
militancia. «universalidad» que sustraiga a los intelec-
De este tenor son los múltiples artículos tuales cubanos de su circunstancia inme-
divulgativos acerca del socialismo, la Unión So- diata, es una labor de zapa a que los impe-
viética y el panorama de la lucha universal revo- rialistas y sus funcionarios locales se
lucionaria. Sin separarse de tal posición, se re- entregan con tanto cuidado como a la de
fiere a la «Resolución sobre el trabajo intelectual» sembrar entre nosotros la idea de que no
(1955), adoptada por el ejecutivo de su partido, había para Cuba desarrollo económico

Untitled-47 695 02/06/2010, 9:38


696 ETAPA 1923-1958

posible si no se le sitúa al cuidado del capi- 2.7.3 Los ensayistas del Grupo Orígenes:
tal extranjero y con renuncia a toda aspira- Lezama Lima, Vitier y García Marruz
ción de independencia.61
José Lezama Lima, figura central del Grupo
Como marxista, Carlos Rafael no se atiene al Orígenes y uno de los mayores creadores cuba-
planteamiento de la tesis, sino que presenta un nos, al menos dentro del ámbito del idioma en
programa de acción: primero, agrupar fuerzas lo que va de siglo, así como iniciador de toda
democráticas y patrióticas; segundo, considerar una revolución en la poesía cubana, contribuyó
a la cultura como un patrimonio de obligada decisivamente a transformar la crítica y el ensa-
defensa («acentuar en la economía, en el arte, en yo nacionales. El movimiento que en este senti-
la vida total del país, los rasgos específicos, cu- do alcanza a conformar Lezama, junto a los otros
banos, que nos harán participar, con voz propia, integrantes del Grupo Orígenes, sólo puede
en esa congregación libre de los pueblos».62 La compararse con los movimientos coetáneos que
unidad no empece las disidencias, los puntos de se desenvolvieron, sobre todo, en torno a la re-
vista encontrados ni la renuncia a concepciones vista Sur, en Argentina; a la Revista de Occiden-
estéticas o credos políticos diferentes. El prin- te, en España, y a las revistas Contemporáneos y
cipio colectivista y el programa de los comunis- El Hijo Pródigo, en México.
tas quedan expuestos de tal manera, y también Su obra crítica y ensayística —publicada en
en los párrafos finales del ensayo. Se trata, dice lo fundamental antes de 1959, en las revistas lla-
Carlos Rafael, de un problema capital de la cul- madas origenistas— se encuentra reunida en
tura cubana, y ante él, sin arrogancias de gru- Analecta del reloj (1953), La expresión america-
pos, es precisa la unidad de las fuerzas construc- na (1957), Tratados en La Habana (1958), y, con
tivas. posterioridad a 1959, aunque integrando textos
Este ensayo, de exposición brillante, es de anteriores a esta fecha, en La cantidad hechizada
Carlos Rafael, y es asimismo de su Partido. Ése (1970) e Imagen y posibilidad (1981).
es el signo de toda su obra, ya sea cuando anali- Una frase suya serviría para caracterizar muy
za asuntos de economía; cuando discute cues- generalmente a todo su pensamiento: «La poe-
tiones partidarias, clasistas, contradicciones en- sía es como el sueño de una doctrina»,63 porque
tre sistemas (capitalistas y socialistas); cuando fue desde aquélla, desde su naturaleza específi-
estudia con visión de presente figuras del pasa- ca, desde su intrínseca forma de conocer, que
do o personalidades históricas vigentes; cuando Lezama se propuso construir lo que él dio en
se detiene en presupuestos ideológicos, en si- llamar un sistema poético del mundo, es decir,
tuaciones políticas o acontecimientos históricos, una interpretación poética del universo que in-
o, aun, cuando son el arte y la literatura los cen- cluyera una filosofía, una religión, una ética, in-
tros de reflexión. Así, su obra ensayística se en- cluso una suerte de política, una forma de apre-
tiende mejor cuando la comprendemos como re- hender la historia y en general la cultura
sultado del trabajo de un hombre dentro de su humanas; una poética que tuviera su propia ló-
Partido. Si extensa, si intensa, la militancia apa- gica, su propia causalidad, con toda una serie de
sionada la define. categorías e imágenes-conceptos que le permi-
Ni siquiera las contingencias políticas de los tieran conocer poéticamente la realidad para, a
años finales de la década de 1950 logran mermar través de esta forma de conocimiento, acceder a
el flujo de la prosa de Carlos Rafael; antes bien, una comprensión unitaria, totalizadora, del uni-
sus vínculos revolucionarios, el periplo de la Sie- verso, que aunara lo mismo lo conocido y lo des-
rra Maestra y los acontecimientos tumultuosos conocido, lo inmanente y lo trascendente, el
de la hora, fueron acicates para su reflexión, cuya fenómeno y la esencia, y, utilizando su termi-
vocación esencial es el servicio a la vida política, nología, lo temporal y lo eterno, lo telúrico y lo
a la cultura y a todo lo que entraña la nación estelar, lo más cercano y lo más lejano, todo ello
cubana. [V. L. L.] a través de las posibilidades religadoras de la

Untitled-47 696 02/06/2010, 9:38


EL ENSAYO Y LA CRÍTICA 697

imagen poética. Como expresa en su ensayo «Las Mallarmé»— esgrimirá sus reparos a la variante
imágenes posibles», se propuso revelar «una con- intelectual de la poesía pura, representada por
cepción del mundo como imagen. La imagen Valéry, y también por Pound y Jorge Guillén, y
como un absoluto, la imagen que se sabe ima- abundará en su crítica al surrealismo o a cual-
gen, la imagen como la última de las historias quier variante de irracionalismo en el arte.
posibles».64 Su posición, que puede ser llamada, por ex-
Este proceso se inicia alrededor del año 1937, tensión de la denominación hecha por Fernández
cuando Lezama publica en la revista Verbum su Retamar de la poesía origenista, como trascen-
ensayo «El secreto de Garcilaso» —versión de- dentalista, supone la asunción de una estética de
finitiva de un artículo suyo aparecido el año an- ascendencia religiosa, que preconiza una «cató-
terior en la revista Polémica. Ya, en la que puede lica tomista solución unitiva»,66 es decir, su pers-
considerarse su primera muestra ensayística im- pectiva será la de la encarnación, por donde re-
portante, aparece lo que será una constante de huye cualquier manifestación de dualismo, como
todo su pensamiento: su posición contraria a puede apreciarse, por ejemplo, en otro de sus
todo dualismo y la apetencia de una «solución ensayos importantes, «Sierpe de don Luis de
unitiva». Asimismo, Lezama desenvuelve lo que Góngora», donde también realiza, como en su
encarnará su verdadera novedad: una nueva pers- estudio sobre Garcilaso, una nueva lectura críti-
pectiva crítica, y por ello mismo creadora, de la ca. Pero donde se hace más explícita su posición
tradición, a partir de su interpretación del poeta ante la crítica tradicional será en su ensayo
español y, en general, de una zona importante «Julián del Casal», donde ya se pronuncia clara-
de la poesía del Siglo de Oro. Se pronuncia tam- mente por la validez de una crítica creadora que
bién, a tenor con el ejemplo unitivo de Garcilaso, supere a la crítica positivista, a la constatación
por la integración de lo culto y lo popular, así cuantitativa de fuentes e influencias, y que sea
como critica el gesto exterior de la Vanguardia y capaz de apreciar, por sobre éstas, lo genuina-
su controvertida lucha generacional, concepción mente creador. Expone su concepción de una
esta última que también era una constante en su crítica de participación, que supone la validación
pensamiento a la hora de participar y de pro- de un conocimiento doloroso y amoroso, es de-
nunciarse dentro de la vida cultural cubana. cir, una concepción carnal del conocimiento
Ese mismo año aparece un «Coloquio con poético; por ello busca en Casal el «secreto don-
Juan Ramón Jiménez», donde se encuentra ex- de vida y poesía se confunden»,67 lo cual no le
plícita su intención de conformar un conoci- impide realizar una crítica comprensiva de su
miento eminentemente poético, además de mos- esteticismo. También desarrolla en este ensayo
trar su noción trascendente de la poesía. Vuelve su importante noción de una memoria creadora
a enfrentar el problema de la tradición, ante el o, como expresa, «una potencia de razonamien-
cual propone una suerte de insularismo poético to reminiscente»,68 una memoria que sea a la vez
—llamado «Teleología insular» en una carta a conocimiento y creación. En general, Lezama
Cintio Vitier— para crear, donde no la haya, valorará el conocimiento poético por sobre el
nuestra tradición, o «el mito que nos falta»,65 conocimiento filosófico o científico. En última
expresar, y, a la vez, superar el dualismo entre lo instancia, dada su concepción religiosa, amistará
nacional y lo universal, el cual padecía aún la a la poesía con la religión. Como expresa en
cultura cubana. Expone allí sus reparos a tres de «Exámenes»: «Un sistema poético del mundo
las más importantes líneas de la poesía cubana puede reemplazar a la religión, se constituye en
del momento: la poesía pura, la social y la llama- religión.»69
da negrista, así como torna a insistir en su aleja- Precisamente será en este ensayo, así como
miento de la Vanguardia, en este caso, del su- en «X y XX» y «Las imágenes posibles», de
rrealismo. En otros ensayos —«El acto poético Analecta del reloj; en «Introducción a un siste-
y Paul Valéry», «Conocimiento de salvación», ma poético» y «La dignidad de la poesía», de Tra-
«Sobre Paul Valéry», «Prosa de circunstancia para tados en La Habana (sin poder obviar tampoco,

Untitled-47 697 02/06/2010, 9:38


698 ETAPA 1923-1958

dentro de este libro, otros como «Torpezas con- Lezama se opone al concepto de la metamor-
tra la letra», «Alabanza de Claudel», «Plenitud fosis griega, como ejemplo de una tropología
relacionable», «Playas del árbol» y «Pascal y la sustitutiva, contraponiéndole el concepto de la
poesía»), y en «Preludio a las eras imaginarias» y transfiguración cristiana como ejemplo de una
«La imagen histórica», de La cantidad hechiza- tropología denotativa de esencias trascendentes,
da, donde Lezama irá configurando, a través de pero que no se independiza, por su vínculo en-
un peculiar discurso metapoético, su sistema carnado, de la realidad material. Esta superación
poético del mundo. Ahora bien, ese sistema no del mundo griego por el cristianismo, aunque
se limitará a encarnar un anhelo discursivo, un integrado, por supuesto, a su antecedente plató-
modelo teórico, una generalización filosófica o nico, es uno de los presupuestos teóricos del
teológica, porque constituirá por sí mismo una pensamiento poético de Lezama. En efecto, Le-
creación, es decir, se identificará entrañablemente zama asume una ontología religiosa que funda-
con su propia obra. Y ese sistema, portador de menta, entre otras cosas, su concepto trascen-
una metodología poética, con sus instrumentos o dente de la imagen poética. Al análogo, a la
categorías de igual índole, será la expresión de metáfora de estirpe aristotélica, a la cual Leza-
una lógica o razón poética que le conferirá a su ma le reconoce la capacidad cognoscitiva de ope-
pensamiento una intensa potencia de conoci- rar en el mundo de la causalidad, en el mundo
miento sobre la realidad, que tendrá como rasgo fenoménico y temporal, es decir, el mundo de lo
distintivo fundamental su carácter unitariamente condicionado, pretende completarlo con el di-
poético. namismo trascendente de la imagen, que perte-
Lezama fundará su poética como una visión necerá al ámbito de lo incondicionado. Así, al
del mundo de acendrado carácter antiaristotélico, lograrse la encarnación, la unión de lo condicio-
al considerar el pensamiento del filósofo griego nado con lo incondicionado, se accederá a la so-
como una fuente original y representativa del lución unitiva, que será, para Lezama, la solu-
materialismo. Lezama, que desenvuelve una poé- ción propia de la poesía. La imagen, pues, será la
tica trascendentalista como vertiente estética de que asegure la unidad entre lo telúrico y lo este-
un idealismo objetivo de linaje católico, es de- lar, lo conocido y lo desconocido, lo visible y lo
cir, una poética anagógica y simbólica de fuente invisible, lo condicionado y lo incondicionado,
religiosa, pero que reconoce, por el concepto y, para expresarlo con dos pares de categorías de
cristiano de la encarnación, la validez de la reali- su sistema poético, entre la vivencia oblicua y el
dad material, afirmará en última instancia la uni- súbito, entre la caridad y la gracia. Hay que pre-
dad poética del mundo como expresión, no sólo cisar que Lezama relaciona la actividad de la ima-
de su materialidad, sino de su espiritualidad. De gen con la del Espíritu Santo. Incluso la funda-
ahí que considere limitado, unilateral, al pensa- menta a partir de la fe, a propósito de la paulina
miento aristotélico, y derive de esa línea de pen- «sustancia de lo inexistente», la cual funciona
samiento las limitaciones inherentes a un ma- como un soporte esencial de su sistema poético.
terialismo metafísico y a todo causalismo, De ahí que lo oponga a la idea del existencialismo
historicismo, e incluso racionalismo. Pero de Heidegger, el hombre como un ser para la
repárese en que recurre al ejemplo aristotélico muerte, su fe en el hombre, y particularmente el
como fuente, como modelo representativo, pero poeta, como el ser para la resurrección; y cree
su crítica se proyecta contra las manifestaciones asimismo que, al agotarse la naturaleza, subsiste
de esa tendencia general de pensamiento en la la sobrenaturaleza.
contemporaneidad. Es por ello que, aparte de las Se debe destacar también que Lezama le otor-
particularidades intrínsecas a su sistema, éste se ga a la poesía —y por extensión a la cultura— la
adueña de un lugar característico dentro del pen- capacidad de crear o revelar una segunda natu-
samiento estético cubano al proyectarse, para raleza. Sólo que esta importante generalización
afirmarse a sí mismo, contra diferentes corrien- estética estará transida por una explicación reli-
tes estéticas, filosóficas y literarias. giosa: en más de una ocasión citará la frase de

Untitled-47 698 02/06/2010, 9:38


EL ENSAYO Y LA CRÍTICA 699

Pascal que afirma que, como la verdadera natu- De ahí también —como ya se ha tenido oca-
raleza se ha perdido, todo puede ser naturaleza, sión de comprobar— que Lezama, fiel a su so-
por donde Lezama coligió que le corresponde a lución unitiva de raíz poética, a su rechazo de
la poesía ocupar ese vacío con la imagen, que todo dualismo, critique toda excesiva racio-
será entonces naturaleza sustituida, realidad de nalización del fenómeno poético, crítica que tie-
un mundo invisible.70 Repárese en que, según ne que ver más con sus teorizaciones sobre la
su ontología religiosa, Lezama recurre a la doc- poesía que con las obras poéticas concretas. Le-
trina de la participación y al concepto de la ana- zama, que afirmó el carácter lógico de la poesía,
logía del ser, de ascendencias platónicas y desconfía sin embargo de la absolutización de la
tomistas, para fundamentar la relación entre la técnica, del procedimiento, y en general de todo
imagen y la semejanza, es decir, entre la imagen énfasis racionalista, porque para Lezama, en úl-
y la verdadera naturaleza, a partir del mito del tima instancia, las razones y las sin razones tie-
pecado original y de la pérdida de la semejanza nen que ser siempre de raíz poética.
con Dios, el cual será el ejemplo arquetípico de Es importante destacar otros contenidos que
la unidad primordial. ocuparon un lugar relevante dentro del pensa-
Por otro lado, la cualidad simbólica de la ima- miento poético de Lezama: su concepción de lo
gen establecerá una analogía entre la realidad cubano y de lo americano. A propósito de su
material y la espiritual, entre lo condicionado y poética de lo cubano, que comenzó a manifes-
lo incondicionado, entre lo inmanente y lo tras- tarse desde su Coloquio con Juan Ramón
cendente, entre lo temporal y lo intemporal. El Jiménez, su ensayo «Julián del Casal», así como
carácter encarnado de la trascendencia supon- a través de numerosas críticas sobre poetas y
drá la separación de Lezama de las absolu- pintores cubanos, aparecidas en las revistas
tizaciones literarias de la estética simbolista; de origenistas fundamentalmente, y, sobre todo,
ahí sus reparos, por ejemplo, a la absolutización alrededor del sentido de la vida y la obra de José
de la imaginación en los poetas simbolistas, a la Martí, se hace muy necesario reparar en un con-
excesiva autonomía de lo mágico, del sueño, de junto de comentarios periodísticos muy revela-
lo inconsciente, lo que supone de hecho su re- dores para la valoración de nuestra realidad na-
chazo de cualquier poética fundada sobre la base cional: los agrupados en su libro Tratados en La
de analogías mágicas o afectivas, por donde se Habana, con el título «Sucesiva o Coordenadas
comprenden sus críticas al surrealismo, a la poe- habaneras» —los cuales fueron publicados ini-
sía pura y, en general, a toda su estética fundada cialmente en una columna fija del Diario de la
sobre presupuestos irracionalistas. A la imagen Marina—, donde, como ha demostrado el críti-
simbolista, que suele liberarse de su referente, co Abel E. Prieto,72 Lezama, con un peculiar «im-
Lezama le opone una concepción católica de la pulso político», a través de la reafirmación de
imagen simbólica, la cual, a través del concepto una tradición de valores nacionales que el críti-
de la encarnación, no pierde su vínculo con su co desarrolla a partir de los tópicos de la ciudad,
punto de partida sensible, aunque en última ins- la tradición, la religión y la poesía, trata, dice, de
tancia suponga una hipertelia, una trascenden- «dotar de un programa a la conciencia nacional
cia. Es decir, Lezama contrapone a la «imagen cubana», oponiéndose a todas las fuerzas «desin-
idolátrica»71 de ascendencia simbolista, la ima- tegradoras» de nuestra nacionalidad: a una bur-
gen encarnada propia de un simbolismo católi- guesía antinacional y dependiente, al neoco-
co, con su consiguiente apertura anagógica. Este lonialismo norteamericano y a la seudocultura
idealismo trascendente tendrá que indepen- que se derivaba de estas instancias. Asimismo,
dizarse de toda manifestación de idealismo sub- hay que precisar que también su poética de lo
jetivo, y de ahí los relativos vínculos del pensa- cubano se explayó en su poesía y en su obra na-
miento poético de Lezama con la estética rrativa, concretamente en los primeros siete ca-
neotomista; vínculos genéricos, dada la autono- pítulos de Paradiso, que Lezama publicó en la
mía empírica del sistema poético lezamiano. revista Orígenes, así como en el que constituyó

Untitled-47 699 02/06/2010, 9:38


700 ETAPA 1923-1958

a la postre parte del último capítulo de su nove- a la pérdida, mediatización o enajenación de esos
la, que apareció entonces en la misma revista con valores: proceso desintegrativo. De ahí que Leza-
el título de «Oppiano Licario», y el cual motivó ma, en 1967, al valorar el sentido de las revistas
el siguiente juicio en una carta que escribiera y del movimiento origenista, señala que:
Vitier:
Aquellas páginas, aquellos pequeños cua-
Hace tiempo que estoy sintiendo en usted, dernos son buscados al paso del tiempo
en el impulso que posee a su persona y su como símbolo de salvación, como una de
obra, la más grande manifestación de en- las pocas cosas que perduran en una época
trega al destino que ha habido entre noso- donde la ruina y la desintegración avanza-
tros, después de Martí. Su cuento me ban con un furor indetenible.74
confirma en ello, entregándome además su-
gestiones que rompen sus límites consti- Así, esa actitud cultural —en el fondo tam-
tuyendo nuevos actos, otras noches y ciu- bién política— es la que puede definirse como
dades, con sobreabundancia de genuina y expresión de un proceso integrativo de lo na-
pasmosa «energía» poética. Pero vuelvo cional —y ya se sabe que incorporando también
siempre a la idea de destino, que aparece creadoramente lo universal— frente al proceso
cuando Historia y Poesía quieren confluir desintegrativo característico de las últimas tres
en un solo punto inapresable, integrar un décadas de la República. De ahí que la prover-
solo cuerpo doloroso […]: confluencia y bial «búsqueda de lo cubano», de las «esencias
cuerpo que nos están mirando desde el cen- de lo cubano», deba ser comprendida dentro de
tro de su palabra.73 esta proyección ideológica, y no simplemente
—error en que ha caído frecuentemente la críti-
En las revistas origenistas, Lezama desarro- ca— como una manifestación meramente poé-
lló una importantísima labor de promoción cul- tica o literaria.
tural, ayudando a configurar uno de los movi- Una cosa es que el Grupo Orígenes, y en este
mientos más significativos de la literatura caso Lezama, asuma la poesía como un medio
cubana. Esta labor, que se desenvolvió sin nin- de conocimiento de la realidad, y otra que su
gún apoyo oficial, constituyó una contrapartida sentido o significación sea solamente poético.
de la seudocultura republicana, un sólido valla- Lezama asumió la poesía como un medio de con-
dar contra la penetración cultural norteamerica- jurar lo histórico. Si como se ha dicho, en el
na, así como contribuyó a la defensa y a la afir- Grupo Orígenes hay una proyección compen-
mación de algunos de nuestros valores culturales satoria de la realidad histórica: el arte como una
más genuinos. Pero para circunscribir su parti- realización de lo nacional que no puede ser al-
cipación efectiva en dichas revistas se debe aten- canzado en la historia,75 el gesto de Lezama, el
der a sus posibilidades más significativas, por sentido de toda su gestión poética y cultural,
encima de sus poemas, prosas narrativas, críti- adquiere una dinámica significación histórica,
cas y ensayos, es decir, a aquellos comentarios incluso política.
que apuntan hacia la clarificación del sentido del Ya Lezama, en su artículo «Señales. La otra
movimiento origenista en el contexto histórico desintegración», afirmaba que «Lo que fue para
de la República. nosotros integración y espiral ascensional en el
Dichos comentarios deben valorarse dentro siglo XIX, se trueca en desintegración en el XX»,
de una dialéctica de afirmación y negación. El y advierte que se deben buscar «las formas
Grupo Orígenes, impulsado por Lezama, se pro- superadoras de esa desintegración.»76 Y precisa-
yecta en su ideario, por un lado, como un movi- mente propone como una de esas formas supe-
miento de defensa y afirmación de nuestros va- radoras una actitud ética, cuando sentencia que
lores culturales: proceso integrativo; por otro, «un país frustrado en lo esencial político, puede
como un movimiento de resistencia y oposición alcanzar virtudes y expresiones por otros cotos

Untitled-47 700 02/06/2010, 9:38


EL ENSAYO Y LA CRÍTICA 701

de mayor realeza»;77 es decir, luego de recono- nación futura de la poesía en la historia. Y haber
cer a lo político como esencial y advertir su frus- tenido esa lúcida conciencia de cuáles eran los
tración histórica concreta, propone Lezama límites y cuál la única proyección real para la
como posibilidad, frente a ese inmediato impo- poesía, demuestra una consecuencia ideológica
sible histórico, «alcanzar virtudes y expresiones e incluso política muy importante.
por otros cotos de mayor realeza»; pero éstos, Es muy significativa al respecto la original
que son para Lezama los de la creación poética, concepción de las generaciones que tiene Leza-
no significan o no encarnan una actitud evasio- ma. Sin negar el papel que efectivamente tiene
nista, ni un purismo, esteticismo o formalismo, la lucha generacional en la historia de la cultura
sino todo lo contrario, porque Lezama quiere —y un ejemplo de ello es la polémica que sos-
conocer la realidad a través de la poesía, quiere tiene Lezama con la generación de la Revista de
instalarse entrañablemente en ella; más: preten- Avance, concretamente con Jorge Mañach—,
de llenar con el conocimiento poético el vacío Lezama va a propugnar reiteradamente una con-
que significaba la frustración y la pérdida de fi- cepción eminentemente dialéctica de las gene-
nalidad histórica republicanos. De ahí que Le- raciones, donde hace énfasis, más que en la dia-
zama preconice «la actitud ética que se deriva de léctica de la oposición, en la de la integración.
lo bello alcanzado». 78 Ese eticismo poético De ahí que insista en configurar a Orígenes
—que había desarrollado en su ensayo «La dig- como un movimiento de «concurrencia poéti-
nidad de la poesía»— será el obstáculo más im- ca», donde lo importante sea el saldo cualitati-
portante que esgrimirá Orígenes y que Lezama vo, creador, obtenido, y no las oposiciones
exigirá al creador contra el proceso desinte- derivadas de diferentes credos estéticos e ideo-
grativo. Por ejemplo, en «Señales», luego de alu- lógicos. Esta posición concurrente, integradora,
dir a las «preocupaciones por el arte o por la era la solución unitiva más efectiva —política-
dignificación de la nación» de nuestros mejores mente incluso— ante una circunstancia cultural
artistas, y de lamentarse ante la «emigración ar- donde se imponían las fuerzas desintegradoras
tística» forzada por las circunstancias hostiles, ya aludidas. Ahora bien, el aspecto que interesa
donde ve precisamente un sistema de la desinte- destacar en la concepción de Lezama de las ge-
gración, expresa: neraciones es su proyecto porvenirista. Para
Lezama, «el hecho de necesitar también el
En esa marcha hacia la desintegración que constituirnos en una exigencia histórica y ge-
ha sido el vivir nacional cubano, existían neracional»,80 dice, no eludía el encarnar una
quienes han dejado constancia o testimo- perspectiva histórica y cultural de más vasto al-
nio, aunque por indirectos modos, de esa cance, la cual condiciona incluso hasta la propia
anarquía fría de donde brota todo reblan- significación de la obra del Grupo Orígenes en
decimiento, ya que no el caos, de donde tie- su contexto histórico y cultural concreto. Dice
ne que surgir todo pleno vivir. Pero ha exis- Lezama en «Después de lo raro, la Extrañeza»:
tido siempre entre nosotros una médula «Quizás la profecía aparezca entre nosotros
muy por encima de la otra desintegración. como el más candoroso empeño por romper la
Existe entre nosotros otra suerte de políti- mecánica de la historia, el curso de su fatali-
ca, otra suerte de regir la ciudad de una dad.»81 Ante el vacío de una circunstancia histó-
manera profunda y secreta. Han sido nues- rica y cultural mediatizada, Lezama insiste en
tros artistas los que procuran definir, co- crear una «tradición por futuridad»,82 es decir,
municar sangre, diseñar movimientos.79 una tradición poética que, no pudiendo afincar
una plenitud histórica inexistente, se proyecta
Esta actitud ante su circunstancia histórica se hacia el futuro, donde deberá sustentarse final-
configura en el pensamiento lezamiano en tor- mente, o sea, donde la imagen encarnará en la
no a las imágenes del imposible histórico, de la historia, concepción central de su sistema poé-
profecía y de la futuridad —es decir, de la encar- tico del mundo.

Untitled-47 701 02/06/2010, 9:38


702 ETAPA 1923-1958

En el mismo artículo expresa: «Sabemos que adelante precisa: «Testigo de su pueblo y de sus
la generación de Espuela de Plata fue esencial- palabras, será siempre un cerrado impedimento
mente poética, es decir, que su destino depen- a la intrascendencia y la banalidad», antes de fi-
derá de una realidad posterior.» Y más adelante nalizar así: «Sorprende en su primera secularidad
afirma: «la suerte posterior del poema depende- la viviente fertilidad de su fuerza como impul-
rá de otros órdenes quizás ajenos a la poesía».83 sión histórica, capaz de saltar las insuficiencias
En un artículo posterior, «Señales. Alrededor de toscas de lo inmediato, para avizorarnos las cú-
una antología», a propósito de la antología Diez pulas de los nuevos actos nacientes.»87
poetas cubanos, realizada por Cintio Vitier, ex- Esta importante proyección cultural de su
presa: «libro que en su misteriosa oportunidad, pensamiento se revela también en el ámbito de
fijaba un impulso y una realización, una históri- lo americano, como puede apreciarse en su libro
ca ensoñación y una actuante forma poética». Y La expresión americana y en un ensayo poste-
seguidamente señala cómo esa «ovillada fuerza rior, pero fruto directo de éste, «Imagen de
histórica» quiere «participar en el proceso crea- América Latina». En su ensayo «Mitos y can-
dor de la nación», porque en esos «diez poetas sancio clásico», Lezama esgrime, contra las va-
cubanos», dice, «se vislumbra de inmediato que loraciones historicistas, la «visión histórica»,
forman parte de la mejor corriente de poesía que como resultado de una lectura poética de la his-
estructura la marcha de la imaginación como his- toria y la cultura, en este caso, americanas, don-
toria, la imaginación encarnando en otra clase de asume «la imagen participando en la histo-
de actos y de hechos».84 Como le expresa Leza- ria».88 Es decir, Lezama opone al causalismo
ma a Mañach, tiene la conciencia de que la labor historicista una causalidad diferente: poética. Al
de Orígenes encarna en «esas gestas casi estatismo historicista añade Lezama el dinamis-
hercúleas en nuestra circunstancia cultural», las mo poético de la visión histórica. Si aquélla pre-
cuales se han constituido, frente a una república tende un conocimiento, diríase, horizontal, ésta
neocolonial, en «una pequeña república de las encarna uno vertical. Si aquélla aprehende su sen-
letras»;85 república donde se ejercerá esa ya men- tido del desciframiento y descripción de un ob-
cionada «otra suerte de política, otra suerte de jeto, ésta lo acoge además por la penetración del
regir la ciudad de una manera profunda y secre- sujeto cognoscente. Aquélla se atiene a los da-
ta». Pronto a la historia visible, degradada, tos de la realidad, ésta trata de captar la realidad
neocolonial, alza Lezama otra «historia secreta», de los datos, aunque no con un empeño científi-
que busca no otra cosa que «crear la tradición co, sino con una voluntad poética, es decir: no
por futuridad, una imagen que busca su encar- se contenta sólo con la captación de la esenciali-
nación, su realización en el tiempo histórico, en dad de un proceso histórico, pues quiere apre-
la metáfora que participa».86 henderlo también con la recreación de la imagi-
Pero esta confianza en una actitud ética, en la nación poética; quiere exactamente re-crearlo,
plenitud de un tiempo histórico futuro donde insuflarle una vitalidad creadora. De ahí la acti-
encarnará la poesía, tiene su centro ideológico vidad cognoscitiva de su «sujeto metafórico»,
fundacional, y ese centro es José Martí. Leza- verdadera categoría de conocimiento poético,
ma, con un impresionante tono profético, en su establecedora de relaciones, si subjetivas, reve-
texto publicado en Orígenes, en 1953, «Secula- ladoras de lo real. De ahí la visión de totalidad,
ridad de José Martí», al referirse al ideario con- de unidad poética significativa, que portan sus
tenido en el Diario de campaña martiano, señala «Eras imaginarias». Y de ahí su reclamo de un
que sus «símbolos» («inmensos memoriales di- tipo de crítica que él llama como de «ficción»,
rigidos a un rey secuestrado»: el pueblo cuba- «técnica de ficción», la cual supone una mirada
no) «aún no hemos sabido descifrar como crítica diferente, que opere allí donde el conoci-
operantes fuerzas históricas». Y añade profética- miento historicista encuentre un límite objetivo.
mente: «Tomará nueva carne cuando llegue el día Esta lectura poética de la historia conduce a
de la desesperación y de la justa pobreza.» Más Lezama, en sus ensayos de La cantidad hechiza-

Untitled-47 702 02/06/2010, 9:38


EL ENSAYO Y LA CRÍTICA 703

da, a la creación de las «Eras imaginarias», es contra del historicismo, de la falsa originalidad
decir, aquellas «Donde la imagen se impuso vanguardista y de la crítica positivista de fuen-
como historia»89 —materia sobre la cual se abun- tes e influencias, preconizando la cualidad crea-
dará en el estudio de la crítica y la ensayística dora de la crítica. Al causalismo generacional
lezamianas posteriores a 1959. contrapone una concepción dialéctica, creado-
Asimismo acude a su noción de la memoria ra, no causalista, de las generaciones. Y finalmen-
creadora, también de raíz poética. Finalmente, te desarrolla, como también hace en «Lectura»
opuesto a los límites de la visión causalista y y en «Imagen de América Latina», su noción del
limitadamente temporal de la historia, donde espacio gnóstico americano, como una segunda
sólo se avance, inexorablemente, en un sentido naturaleza —la cultura—, tan creada como crea-
horizontal, trata de desplegar una visión histó- dora, ámbito cultural del hombre americano. Es
rica que ofrezca una visión totalizadora, simul- decir, para Lezama, el espacio gnóstico —abier-
tánea, vertical, propia del mito, de donde se de- to, conocedor— como categoría poética,
rive también un conocimiento intemporal, imaginal, nunca un concepto lógico, funcionará
trascendente, y donde la poesía y la historia no como imagen de lo creador americano. Al final
amisten por la encarnación de la «imagen histó- de estos ensayos vuelve Lezama a recurrir a la
rica». figura de Martí como un ejemplo donde «la ima-
A partir de la asunción de esta perspectiva, gen termina por encarnar en la historia, la poe-
Lezama se opone, en «Mitos y cansancio clási- sía se hace cántico coral».92
co», «La curiosidad barroca» e «Imagen de Amé-
rica Latina», a todo eurocentrismo cultural y a
toda herencia neocolonial. De ahí su crítica a Cintio Vitier
Spengler y Toynbee. En «La curiosidad barro-
ca» establece además un contrapunto entre el ba- En 1968, Cintio Vitier, en una conferencia
rroco europeo y el americano, donde ofrece un autobiográfica que tituló «El violín», expresaba:
ejemplo de americanismo central, denotando un «Toda mi poesía, cualquiera que fuese su validad
estilo de pensamiento profundamente afirmati- literaria, había sido una búsqueda del conoci-
vo, semejante al de un José Martí y al de un Ale- miento».93 Lezama Lima, en un poema que le
jo Carpentier. Concurrentemente critica al po- dedicara al autor, le preguntaba: «¿Pesa el cono-
sitivismo en los estudios literarios. Y es cimiento como cae el brazo?»94 Porque, en efec-
significativo que enarque a José Martí como to, para historiar la labor crítica y ensayística, e
ejemplo negador de cualquier pesimismo histó- incluso la poesía, de Vitier, hay que partir de la
rico; lo ve como garantía, en el caso de Cuba, de convicción de que el signo supremo de toda su
«que la nación había adquirido una forma».90 En obra y de su vida ha sido su pasión amorosa por
«El romanticismo y el hecho americano» esta- el conocimiento, el cual ha adquirido para él la
blece las relaciones entre lo popular y lo evan- calidad de un destino. Si ese impulso atraviesa
gélico, y accede a una valoración de la tradición toda su poesía, con qué intensidad no se revela-
religiosa revolucionaria hispanoamericana, don- rá entonces en su ensayística. Es por eso que ante
de vuelve a apreciar a Martí como significativa su obra se está siempre frente a la presencia des-
integración. En «Nacimiento de la expresión lumbrante de un intenso pensamiento poético.
criolla» distingue a Martí, Darío y Vallejo como Ya Eliseo Diego95 se refería a los ojos fijos de su
ejemplos de actitud creadora para la expresión lucidez, pero se debe acotar enseguida: conoci-
americana, viendo a Martí como «culminación miento, pensamiento, lucidez poéticas.
de la expresión criolla».91 Asimismo se detiene Hijo del importante pensador cubano Medar-
en la valoración de la poesía popular americana, do Vitier, su obra comenzará signada de una
y es muy significativo que aprecie en ella, inclu- manera entrañable por esta inmediata ascenden-
so, un estilo de la independencia. En «Sumas crí- cia. Fue precisamente su padre quien le propició
ticas del americano» vuelve a manifestarse en su primer contacto profundo con la poesía, al

Untitled-47 703 02/06/2010, 9:38


704 ETAPA 1923-1958

relacionarlo con la obra poética de Juan Ramón religiosidad poética de un César Vallejo —amén
Jiménez. Se inició entonces lo que se converti- de la de Juan Ramón Jiménez y Lezama Lima,
ría posteriormente en una inextricable e ince- de sus lecturas de Pascal y San Agustín, entre
sante contaminación entre su obra discursiva y otros signos concurrentes—, sumada a la feliz
su poesía. Esa experiencia derivó enseguida en conjunción de filosofía y poesía en una misma
la publicación de su primer cuaderno poético, corriente de pensamiento de la tradición, de an-
Poemas (1938), acompañado por unas palabras tiguo linaje estoico y ecléctico, del pensamiento
introductorias del poeta español. español —y en este sentido la obra de Miguel de
Unos años después —pasada ya su experien- Unamuno tuvo que serle muy entrañable tam-
cia en las revistas Espuela de Plata y Clavileño—, bién—, deciden el rumbo futuro, la tendencia
en el mismo año en que se inicia la publicación primordial, del pensamiento poético de Vitier.
de Orígenes, aparece su primer libro de vocación Es significativo que en la última reflexión de
ensayística, Experiencia de la poesía (1944), don- Experiencia de la poesía, Vitier repare en «que el
de Vitier ahonda, como su propio título indica, más vivo pensar de Bergson a Heidegger, se hace
en sus relaciones con la creación poética, pero como nunca poético, e incluso lírico».96 En lo
revelando a la vez la necesidad profunda de adelante, toda su poesía y ensayística se desen-
objetivar esa experiencia en lo que puede reco- volverán transidas por una apetencia ontológica,
nocerse ya como un auténtico pensamiento poé- por un hambre de ser, por un incesante pregun-
tico. Su prosa, sin renunciar a un consciente tar, por una avidez cognoscitiva, de raíces tanto
impresionismo —pues este, su primer libro filosóficas como poéticas, en fin, por un lúcido
ensayístico, no esconde su carácter eminente- y vital, y entonces también desgarrado y autén-
mente confesional—, nutrida también por la in- tico, pensamiento poético, volcado a la vez ha-
tensa presencia de lo imaginal en su discurso, se cia la más inmediata y trascendente realidad.
desenvuelve en un poético y reflexivo testimo- No es casual que una parte considerable de
nio sobre la profunda e indiscernible consus- su crítica y ensayística posteriores —recogidas
tanciación de su vida con la literatura, la cual se en lo fundamental en su Crítica sucesiva
muestra a través de tres descubrimientos poéti- (1971)— verse sobre diferentes problemáticas
cos fundamentales para su formación: Juan Ra- de la cultura francesa: la herencia simbolista, la
món Jiménez, José Lezama Lima y César Vallejo. poesía pura, los vínculos de la poesía con la reli-
De esta manera, su experiencia y vivencia de la gión, la contaminación entre la crítica y la crea-
poesía se objetivan en el primer libro que con ción, la naturaleza misma de la poesía, entre
estas características se publica en nuestro país. otras; no es casual tampoco que sean frecuentes
Otros tres contenidos devienen esenciales en las referencias a Baudelaire, Mallarmé, Rimbaud,
Experiencia de la poesía: su hondo conocimien- Brémond, Maritain, Claudel, Charles du Bos,
to del pensamiento poético francés, su tácita re- Valéry… Muy especialmente debe aislarse su en-
ligiosidad y su devoción por la cultura española, sayo «La crítica y la creación en nuestro tiem-
esta última muy transida por las lecciones de po» (1949) para, a través de él, comprender me-
María Zambrano, cuyos libros Pensamiento y jor la incidencia de todo ese conocimiento en su
poesía en la vida española (1939) y Filosofía y concepción de la crítica. Allí, Vitier se refiere a
poesía (1939), así como las conferencias que dic- una de sus tendencias, la que él llama «de inter-
tara en la Universidad de La Habana, además del pretación, e incluso francamente poética y crea-
contacto personal, debieron constituir hitos im- dora»,97 tendencia por la que tácitamente se de-
portantes en su formación. cide su sensibilidad, muy cercana a la encarnada
Toda esta experiencia, nutrida por la lección por un Charles du Bos o, en nuestro ámbito li-
estético-cognoscitiva de la poesía francesa, des- terario, por un Lezama Lima. Hay que precisar
de el simbolismo hasta Paul Valéry; el pensa- que si Vitier desconfía, en última instancia —y
miento poético de Rilke —muy significativa- diríase, con respecto a su poesía, a pesar suyo—,
mente invocado— y la ascendencia de la de la incidencia creciente de la crítica dentro del

Untitled-47 704 02/06/2010, 9:38


EL ENSAYO Y LA CRÍTICA 705

proceso creador, sí confía en la validez de una donará nunca a Vitier, y el cual continúa en su
crítica poética o creadora, posición muy en con- libro La luz del imposible (1957), donde se
sonancia con su convicción de la existencia de retoma el fecundo diálogo del crítico y del crea-
una razón o saber poéticos. dor iniciado por Experiencia de la poesía. En cier-
Una muestra concreta de esta tendencia de to sentido, el cuaderno de 1957 es la expresión
su pensamiento se manifiesta en su polémica con ensayística de su poética: el tema del imposible,
Jorge Mañach, donde —asumiendo acaso las lec- el estado de extrañeza, la esencial preocupación
ciones de Vossler, de la crítica interna de un ontológica, las categorías de lo cubano y lo crio-
Spitzer, y hasta de Alfonso Reyes— expone cla- llo —desarrolladas después en Lo cubano en la
ramente su concepción teórica de la función de poesía—, el acercamiento —encarnado y trascen-
la crítica, la misma que en el futuro lo hará coin- dente, acaso a lo Claudel— a las realidades in-
cidir con el ejercicio del criterio martiano. Ex- mediatas, el misterio de la poesía, la religiosi-
presa Vitier en su artículo «Jorge Mañach y nues- dad, un nuevo testimonio —que completa el de
tra poesía»: Experiencia de la poesía— sobre la significación
de Juan Ramón Jiménez para su poética, y lo que
Sólo una crítica que parte intuitivamente constituye la parte más sugerente del libro, «Raíz
del centro de la obra criticada, puede ser diaria», donde vuelven a aparecer, sintéticamente,
justa y clara. No quiere decir que sea siem- todos los contenidos anteriores, muchos de los
pre apologética; puede, incluso, ser muy cuales ya han sido expuestos en la valoración del
dura y negativa para ciertas especificacio- sentido de su poesía.
nes viciosas de aquel centro, precisamente Todo este proceso autocrítico y creador des-
porque lo conoce […] Porque si la explica- plegado en Experiencia de la poesía y en La luz
ción tiene que preceder al juicio, el conoci- del imposible, que se desenvuelve paralelo a la
miento amoroso (y yo creo que no hay evolución de su poesía y a su labor propiamente
otro) tiene que preceder a toda explicación crítica —la mayor parte de ella publicada en la
en el reino de la poesía. […] yo creo que es revista Orígenes, y luego reunida parcialmente
el centro del poeta en cuestión lo que debe en su Crítica sucesiva—, es complementado por
interesar primero al crítico. A partir de la su vocación ensayística de sesgo teórico, ya en-
captación amorosa y desinteresada de ese trevista a propósito de su ensayo «La crítica y la
centro, a partir de la aceptación, intelectual- creación en nuestro tiempo», pero que halla en
mente absoluta, de ese centro que es, a la su libro Poética (1961) —que reúne cuatro en-
vez, la forma esencial del poeta y lo único sayos escritos entre 1945 y 1958— su expresión
infalible que hay en él, la crítica puede no más ambiciosa y coherente, expuesta en «Mne-
sólo explicar, sino también enjuiciar y cen- mosyne» (1945-47), «La palabra poética» (1953),
surar. Máxime cuando los defectos de un «Sobre el lenguaje figurado» (1954) y «La zarza
poeta son siempre las deformaciones de las ardiendo», el cual se divide en «Poesía como fi-
virtudes de su centro […] Es el creador, en delidad» (1956) y «Símbolo y realidad» (1958).
última instancia, quien le da la pauta al crí- En «Mnemosyne» desarrolla su tesis de la me-
tico para enjuiciarlo según lo que constitu- moria creadora o, más bien, su poética de la
ye su propia esencia.98 memoria, tema consustancial al Grupo Oríge-
nes que alumbra la índole ontológica y religiosa
Se debe agregar que ya en su Experiencia de la de su pensamiento poético, y donde —además
poesía aparece eludido todo atisbo de formalis- de su tesis central sobre la función mediadora
mo o esteticismo, toda vez que la experiencia de la memoria— resalta su crítica al purismo in-
creadora es asumida como una profunda viven- telectual y ateo de Paul Valéry. En su última par-
cia personal de poderosa raíz ética y religiosa. te aborda directamente lo característico del
Además, este libro inicia un proceso autocrítico «saber poético», donde se hace explícita su con-
que, simultáneamente con su poesía, no aban- cepción trascendente de la poesía, concepción

Untitled-47 705 02/06/2010, 9:38


706 ETAPA 1923-1958

que bastaría para refrendar la validez metodo- transfiguración y de la encarnación a la inma-


lógica de la denominación de poesía trascenden- nencia tropológica. Su ideal cardinal es en esen-
talista que le confirió Roberto Fernández Reta- cia el siguiente:
mar 99 al sentido más general de la poesía
origenista. Al margen incluso de las fuentes fi- Comprender, en suma, que la poesía no es
losóficas y teológicas de las que se nutre este figura, sino sustancia; no es ilusión, sino
pensamiento, la validez de este ensayo, radica realidad; no es lenguaje indirecto, sino di-
—amén de la validez empírica que porta para el recto; no es eludir, sino afirmar; no es ama-
desentrañamiento de su poética— en su calidad neramiento, sino conocimiento; y que, en
de testimonio acerca del proceso o acto poético, fin, no consiste en estilizar o sustituir la
el cual sólo encuentra parigual en nuestra teoría realidad mediante operaciones tales como
literaria en la obra ensayística de Lezama Lima. desplazar los atributos de unas u otras apa-
En «La palabra poética», Vitier se aventura en riencias, atribuir a las cosas cualidades
el sentido de la literatura como escritura, en la irreales, superponer los tiempos y los es-
esencia de la comunicación poética, que, a tra- pacios, etcétera, sino en penetrar esa reali-
vés del concepto tomista de la participación y dad única, sin dualismo posible, mediante
de la encarnación, rehúye tanto su vertiente un acto develador y creador también úni-
irracionalista (surrealismo) como su vertiente co. Acto por el cual siempre vislumbramos
racionalista atea (poesía pura), para afirmar por el más que hay en las cosas y en nosotros,
contraste su convicción trascendente y encarna- el exceso gracioso y tremendo, la descono-
da en la poesía. Finalmente expone su juicio so- cida sobreabundancia que nos sustenta.102
bre «el tiempo de la reminiscencia» —tan im-
portante, por ejemplo, para comprender la En su último ensayo, «La zarza ardiendo», se
poética de Fina García Marruz—; tiempo poéti- dedica, en su primera parte, «1. Poesía como fi-
co o tiempo de eternidad donde se unifican el delidad», y en su segunda, «2. Símbolo y reali-
pasado, el presente y el futuro: «Memoria, de- dad», a desarrollar sus juicios sobre la condición
tención y deseo», dice Vitier, acaso porque, como trascendente de la poesía, sobre la índole de la
expone allí, «la poesía es el reino de las cosas imaginación poética, sobre el carácter simbóli-
fugaces salvadas de su caducidad».100 co de la poesía y sobre la poesía como encarna-
Tal vez el ensayo más polémico —por vigen- ción. Este ensayo, de una coherencia lógica y de
te— lo constituye «Sobre el lenguaje figurado», una tensión espiritual extraordinarias, constitu-
vigente porque, además de su carácter teórico ye, además, un testimonio metodológico inapre-
intrínseco, desciende continuamente a la signi- ciable para acceder a la comprensión, desde aden-
ficación práctica del hecho poético; porque de- tro, de un pensamiento poético de linaje
sarrolla, desde su propia experiencia de la praxis religioso, concretamente católico, es decir, ex-
poética —y ello no se había realizado nunca en presión singularísima —recuérdese que es ade-
nuestra teoría literaria—, una explicación del más el testimonio de un poeta— de una poética
menester poético desde el propio pensamiento de raíz tomista. Asimismo, la vastedad de refe-
de la poesía, la cual de cierta manera se opone a rencias y contenidos ideológicos que incorpora
la explicación positivista o meramente tropo- e integra, todos ellos pertenecientes a una tradi-
lógica. Como expresa Vitier, se propone «la bús- ción cultural que comprende todo el saber teó-
queda del pensamiento de la poesía dentro de rico-literario desde la cultura grecolatina, pasan-
ella misma».101 Aparece aquí, además, la proyec- do por la cultura cristiana y católica, hasta
ción ética y, por supuesto, religiosa, de la poe- nuestros días, le confieren una reciedumbre teó-
sía. La consecuencia lógica de sus razonamien- rica y una validez como expresión de un pensa-
tos lo lleva a oponer el concepto cristiano de miento poético siempre consecuente entre su
transfiguración al concepto griego de metamor- teoría y su praxis, imposible de ignorar dentro
fosis, por donde opone la trascendencia de la de nuestra mejor ensayística.

Untitled-47 706 02/06/2010, 9:38


EL ENSAYO Y LA CRÍTICA 707

La otra gran zona de su obra crítica —sus in- No obstante, su objetivo fundamental —a
dagaciones cubanas— está conformada por los pesar de su aparente reducción al conocimiento
siguientes títulos: sus antologías Diez poetas cu- estrictamente poético— no es propio o mera-
banos (1937-1948) (1948) y Cincuenta años de mente literario, sino histórico y poético, porque
poesía cubana (1902-1952) (1952), su ensayo si bien expresa una función compensatoria de la
«Recuento de la poesía lírica en Cuba de Heredia poesía, es decir, la poesía es asumida como com-
a nuestros días» (1953), y algunas críticas sobre pensación histórica, se debe tener en cuenta que
escritores cubanos —Diego, Feijóo, Lezama—, la relación entre la historia y la poesía ya había
así como su ensayo «La poesía de Emilio Balla- sido señalada por un pensamiento muy afín al
gas» (1954), en cierta medida preparatorios de de Vitier, quien, al asumir la poesía como la for-
su libro mayor: Lo cubano en la poesía. ma casi absoluta de conocimiento de la realidad
Su antología Diez poetas cubanos resultó de- —en este caso, de la historia nacional—, no po-
cisiva para la fijación de los principales valo- día olvidar la afirmación de María Zambrano
res de los poetas del Grupo Orígenes; sirvió, sobre que «la poesía unida a la realidad es la his-
además, como principio metodológico recons- toria»; que «la realidad es poesía al mismo tiem-
tructor de la poética llamada con posteriori- po y al mismo tiempo historia».103 Reparamos
dad trascendentalista. Su otra antología, Cin- en que Lezama Lima había insistido también en
cuenta años de poesía cubana, constituyó la esta problemática; que García Marruz, en su en-
primera objetivización importante del proce- sayo sobre Martí, había tocado esas fronteras
so poético cubano, visto ya desde una lectura entre la historia y la poesía tratando de asumir-
crítica diferente a la establecida tradicional- las unitivamente, ya que no podía ser en la prác-
mente por la historiografía y la crítica cuba- tica, al menos en el plano de la perspectiva de su
nas. Este primer acercamiento a la poesía cu- pensamiento; también Gastón Baquero, en un
bana derivará, en su intelección ensayística, en artículo publicado en el periódico Sábado, en
el estudio «Recuento de la poesía lírica en 1944, «La historia respira por la poesía», expre-
Cuba de Heredia a nuestros días», que, junto sa que: «Al final, la historia desaparece, convir-
a algunos contenidos de La luz del imposible y tiéndose en nueva historia, y sólo queda como
otros acercamientos críticos particulares a constancia imperecedera, intemporal, lo que la
poetas cubanos, desembocarán finalmente en poesía acarreará y salvará»; o que: «Lo que com-
la mayor contribución crítica realizada sobre bate en realidad, lo que mantiene viva a la histo-
el proceso poético nacional: Lo cubano en la ria, lo que rescata perpetuamente de la resaca del
poesía. ser, las formas cuya reflexión constituyen la esen-
Este libro, cuyo contenido más general —la cia de lo humano, es la Poesía»,104 por donde pue-
búsqueda de la cubanidad a través de su sucesiva de apreciarse la comunidad ideológica en torno
expresión en el género literario más importante a las relaciones de la poesía y la historia dentro
de las letras nacionales— se emparienta, dentro del ámbito del Grupo Orígenes.
del contexto hispano y latinoamericano, con En el prólogo de 1958, Vitier es concluyente
otras búsquedas similares: la que se inicia en al respecto cuando expresa que, a través de su
España con la llamada generación del 98; la bús- estudio, pretende «hacernos cobrar conciencia
queda de la argentinidad presente en la Radio- de nosotros mismos en una dimensión profun-
grafía de la pampa (1933) de Ezequiel Martínez da»; que quiere ofrecer «El testimonio mayor
Estrada; o de la mexicanidad, realizada por un de que soy capaz […] sobre la poesía de mi país,
Octavio Paz. Debe repararse, además, en que la en cuanto ella significa un conocimiento espiri-
proyección cultural de la revista argentina Sur, tual de la patria»; y que «el propósito que secre-
la española Revista de Occidente, las mexicanas tamente lo anima» es que este esfuerzo «contri-
Contemporáneos y El hijo Pródigo, entre otros buya al rescate de nuestra dignidad».105 Tal parece
ejemplos, constituyeron también antecedentes que Vitier objetiva con este libro la respuesta
importantes al respecto. ideológica que desde su perspectiva poética

Untitled-47 707 02/06/2010, 9:38


708 ETAPA 1923-1958

podía ofrecer al sin sentido histórico inmediato historia y poesía no fueron potestades enemi-
de la república, como reflexivo y emotivo dis- gas».109 E inmediatamente expresaba:
curso crítico cuyas raíces más lejanas pudieran
tener su embrión en «aquella vez —expresó en El elemento fundamental que falta en di-
su conferencia “El violín”— que mi padre habló chas «consideraciones finales» es sencilla-
contra el gobierno, pálido de patria, en el teatro mente la acción. Eliminada la acción (por
Sauto, electrizándome de miedo, emoción y or- desconfianza y desconocimiento de sus
gullo». No por gusto lo recuerda en su «lectura verdaderas posibilidades), quedaban des-
de Luz, de Varona, de Martí: maestro de la conectadas la historia y la poesía: la pri-
eticidad laica cubana, maestro mío». En su con- mera representaba el sinsentido, y la se-
ferencia aludida también expresa: gunda, desde luego, el sentido, pero un
sentido sólo platónica o proféticamente
En todo caso, la agonía de la patria llegaba verificable. Sin renunciar a estas dimen-
a las raíces, y a esas raíces, que estaban para siones, la acción revolucionaria nos ha
mí en el testimonio poético, había que ir enseñado, entre otras cosas, que la poesía
como a un rescate, siquiera simbólico, de puede encarnar en la historia y debe ha-
las esencias y la dignidad cubanas. Desorien- cerlo, con todos los riesgos que ello im-
tado en el terreno político, pisaba en cam- plica, y que en la agonía de esa encarna-
bio tierra firme y nutricia cuando hablaba ción se desvanecen las frustraciones que
en el Lyceum, de octubre a diciembre de nos paralizaban, quedando sólo en pie
1957, sobre Lo cubano en la poesía.106 aquel imposible heroico —la protesta de
Baraguá, la obra de Martí, los doce de la
Pero al hacer «un estudio lírico acerca de las Sierra, las muertes solitarias de Camilo
relaciones de la poesía y la patria»,107 Vitier tam- Torres y el Che—, que es la sustancia y el
bién revelaba, a través del proyecto ideológico motor de nuestra mejor historia y, en el
implícito en su pensamiento poético, la enton- reino de las transposiciones líricas o
ces controvertida problemática de la frustrada proféticas, de nuestra mejor poesía.110
nación cubana, y precisamente su búsqueda de
las esencias de lo cubano mediante el conoci- Es cierto que ya en algunas reflexiones de la
miento poético era también una manera de des- sección «Raíz diaria» de La luz del imposible,
cubrir en la poesía cubana un proceso coherente Vitier se había acercado a una valoración afir-
de expresión de la integración de la nacionali- mativa, aunque desde una perspectiva ontológica,
dad, o como expresa allí: «Iremos viendo, inclu- de la acción, cuando afirmaba que: «La bondad
sive, cómo la poesía es el espejo fiel de la inte- no se revela en el juicio, sino en el acto. Juzgar
gración de la patria en el siglo XIX, y del drama no es nada; la acción nos precipita en la serie-
de la República, después».108 Que la poesía pu- dad, en el destino»; o que «Sólo en la acción po-
diera dar ese testimonio, que ése fuera el demos vivir la belleza; podemos, en cierto modo,
superobjetivo consciente de su libro, ilumina las ser la belleza.»111 Asimismo, el proyecto y la rea-
indisolubles relaciones que establece Vitier en- lización ideológicas de Lo cubano en la poesía
tre la historia y la poesía. significaron, de hecho, con todos sus proble-
Años después, en el nuevo prólogo de 1970, matismos, el intento más coherente y ambicio-
el propio autor realizará, autocríticamente, la so —a través de la actividad ideológica del co-
siguiente valoración: «Hoy comprendo que las nocimiento poético— por participar en una toma
amargas disquisiciones de esas últimas páginas de conciencia nacional de nuestra historia. Es
—se refiere aquí a las “Consideraciones finales” éste el último sentido de la llamada poética de lo
de la decimoséptima lectura del libro— […] cubano, nutrida, no sólo por un imposible
ocultaban la nostalgia de otras perspectivas: exac- ontológico, sino también, en aquellas circuns-
tamente, las encarnadas por José Martí, en quien tancias, por un imposible histórico.

Untitled-47 708 02/06/2010, 9:38


EL ENSAYO Y LA CRÍTICA 709

En otro plano, el propio Vitier se encargó de una conciencia nacional. Todavía está por valo-
advertir el carácter histórico de su libro en sus rar, en toda su integridad, el aporte que, precisa-
propósitos iniciales, cuando luego de revelar su mente desde la perspectiva de un pensamiento
intención de «indicar la presencia, la evolución poético —y éste es sin dudas el mérito intrínse-
y las vicisitudes de lo específicamente cubano co e insoslayable del libro—, realizó el Grupo
en nuestra poesía», en su «intento de ceñir y va- Orígenes, y muy especialmente Vitier, para la
lorar lo que más genuinamente nos expresa en cultura cubana en el género ensayístico.
cada instante del devenir histórico», alude que:

No hay una esencia inmóvil y prees- Fina García Marruz


tablecida, nombrada lo cubano, que poda-
mos definir con independencia de sus ma- Si la impresión preponderante en la obra de Vitier
nifestaciones sucesivas y generalmente es la de una lúcida mirada sobre la realidad, en la
problemáticas, para después decir: aquí de Fina García Marruz tal parece que es la pro-
está, aquí no está. Nuestra aventura con- pia poesía la que está siempre mirando, pero con-
siste en ir al descubrimiento de algo que fundida con la realidad.
sospechamos, pero cuya identidad desco- En su breve pero significativa obra crítica y
nocemos. Algo, además, que no tiene una ensayística anterior a 1959 pueden reconocerse,
entidad fija, sino que ha sufrido un desa- con una notable concentración, muchos de los
rrollo y que es inseparable de sus diversas contenidos y maneras expresivas que caracteri-
manifestaciones históricas.112 zan a la crítica y ensayística origenistas. No sólo
la calidad de su prosa revela enseguida a uno de
Dicho carácter histórico de la cubanidad ha- nuestros mayores escritores, sino que, concu-
bía sido señalado lúcidamente por Fernando rrentemente, su intensidad expresiva, su fulgu-
Ortiz,113 y no hay que olvidar tampoco que la rante penetración crítica —donde lo analítico y
problemática de la cubanidad, es decir, de la na- lo imaginal se entreveran inextricablemente—,
cionalidad, fue una preocupación esencial no sólo su funcional erudición y la marca filosófica que
del Grupo Orígenes, sino de toda nuestra cul- le es inherente a su pensamiento, permiten re-
tura, sobre todo en las condiciones adversas de conocer a una escritora que, aunando en su dis-
la República. Incluso desde el plano literario fue curso, sin dualismo posible, lo abstracto y lo
también una preocupación de nuestra intelec- singular, detenta un coherente pensamiento poé-
tualidad, como por ejemplo, de Juan Marinello, tico, sólo semejante, acaso, dentro del ámbito
cuando ya desde 1932 se planteaba que «habría de nuestra lengua, a la prosa eminentemente fi-
[…] que definir qué cosa es la cubanidad esen- losófica, pero también poética, de la coetánea
cial tras la que andamos, habría que indagar de pensadora española María Zambrano.
una vez dónde reside “el universal criollo”».114 Podrían señalarse otras fuentes —José Martí,
Por otro lado, este libro aportó el conocimien- Miguel de Unamuno—; otros contactos —Char-
to empírico propio de su discurso crítico, reali- les du Bos, Leo Spitzer, Lezama Lima—, así
zando verdaderos aportes, desde una de las como una fuente más general que compromete
prosas ensayísticas más deslumbrantes de nues- a todo su pensamiento, esto es, el pensamiento
tra literatura, para el conocimiento de la poesía cristiano y católico —los textos bíblicos, Plo-
cubana. Se puede afirmar que la intelección de tino, San Agustín, Pascal, la mística poética y
los valores de esta poesía fue otro y mayor a par- teológica. A partir de su ensayo «José Martí»,
tir de este libro, y que, tanto como visión de un publicado en la revista Lyceum, en 1952, será
proceso general como de sus aspectos particula- difícil encontrar una presencia más entrañable y
res, constituyó un enorme salto cualitativo para creadoramente incorporada a su pensamiento
el conocimiento de la poesía cubana y, a través que la de Martí, la cual se irá haciendo cada vez
de ésta, del proceso histórico de afirmación de más evidente en su obra posterior a 1959.

Untitled-47 709 02/06/2010, 9:38


710 ETAPA 1923-1958

Su discurso crítico y ensayístico —amén del misma limitación, es decir, se trataba en ambas
peculiarísimo sesgo estilístico que le es consus- de «lo exterior-conocido», y lo que ella buscará
tancial— permitirán la conjunción de dos carac- será «lo exterior-desconocido», esto es, una so-
terísticas muy generales, sólo en apariencia lución unitiva, opuesta a todo dualismo; un co-
contradictorias: por un lado, encarnará al pensa- nocimiento de lo desconocido a partir de lo co-
miento más ortodoxamente católico del Grupo nocido, lo que ella llama «una nueva objetividad»
Orígenes y, por otro, ello no será óbice para que o «una exterioridad mucho más profunda». Pero
pueda realizar algunas de sus más penetrantes esa nueva exterioridad, fundamentada en una
lecturas críticas. concepción religiosa, trascendente, de la reali-
El cuerpo de esta obra se configura en lo fun- dad, implicará entonces un conocimiento poéti-
damental alrededor de los siguientes trabajos: co de lo particular, sí, pero desde el recono-
tres reseñas críticas —de predominante tono cimiento de que sus esencias serán siempre
ensayístico—: «Notas sobre “Espacios métricos” trascendentes, por donde terminará preconizan-
de Silvina Ocampo» —Orígenes, 1946—; «Del do una dialéctica de conocimiento entre el suje-
furtivo destierro», sobre el poemario de Octavio to y el objeto, en la que tanto Dios —tras-
Smith —Orígenes, 1947—, y «Notas para un li- cendencia suma— como el hombre —ser tras-
bro sobre Cervantes» —Orígenes, 1949—, este cendente— constituirán a la vez el objeto y el
último sobre el libro de Mirta Aguirre, Un hom- sujeto del conocimiento poético, ya que ellos en-
bre a través de su obra: Miguel de Cervantes carnarán entonces «dos realidades absolutamente
Saavedra (1948). Asimismo, escribió tres impor- exteriores a la imagen que de ellas tenemos o
tantes ensayos: una indagación teórica sobre la nos hacemos» —expresa—, y enfatizará: «He
poesía, «Lo exterior en la poesía» —Orígenes, aquí dos imprevisibles poéticos, dos desconoci-
1947—, y sendos ensayos sobre José Martí y dos.» Así, concluirá que «el centro mismo de
Ramón Gómez de la Serna. toda búsqueda poética [es]: descubrir la liturgia
La primera constante de su pensamiento que de lo real, la realidad, pero en su extremo de
aparece en su reseña sobre el poemario Espacio mayor visibilidad, que es también el de su esca-
métrico de Silvina Ocampo, es aquella que cons- pe eterno»,116 es decir, ese punto coincidente en-
tituirá una recurrente indagación sobre la esen- tre lo conocido y lo desconocido, entre lo cer-
cia del menester poético. Dice allí: cano y lo lejano, entre lo inmanente y lo
trascendente.
Sólo metafóricamente podemos decir que Ahora bien, es acaso en sus «Notas para un
la poesía es lo inefable. Poesía es siempre libro sobre Cervantes» donde se explicitan me-
lo que se habla, lo que se ha podido decir jor algunos de los contenidos de su pensamien-
de lo indecible. Pero la poesía pone ser allí to. Aquí vuelve García Marruz a insistir en la
donde la crítica puede sólo señalar cualida- diferenciación entre el conocimiento filosófico
des, de aquí que podamos hablar de lo poé- y el poético, o entre el conocimiento científico,
tico que es un libro, de la medida en que lo conceptual, analítico, y el conocimiento imagi-
es, pero no sustituir su lectura hablando de nal. Ello le sirve para abordar un importantísimo
la poesía misma.115 problema estético de su tiempo, el de la poesía
pura —a través del cual se intentó, por un lado,
Vislumbres como éste conformarán, en «Lo deslindar la poesía de todo aquello que fuera aje-
exterior en la poesía», el centro de sus conside- no a su naturaleza, pero a la vez se intentaba en-
raciones. Aquí, la crítica aborda directamente su tonces definirla de una u otra manera, lo que ya
objeto de estudio: una nueva concepción de la suponía en cierto modo una contradicción. Es
poesía que tratará de superar tanto la objetivi- decir, al pretender definirse la esencia de la poe-
dad de los clásicos como la subjetividad de los sía se caía en el error de tratar de separar esa esen-
románticos, pues ambas instancias constituirán, cia de «aquello en que encarna», esto es, de la
para García Marruz, el envés y el revés de una realidad, por donde veía García Marruz el «de-

Untitled-47 710 02/06/2010, 9:38


EL ENSAYO Y LA CRÍTICA 711

fecto principal» de la estética purista de un Henri Otra constante de su pensamiento desarro-


Brémond, representante de la llamada variante llada aquí será el carácter simbólico del arte —en
religiosa de la poesía pura. Tampoco —como este caso a propósito del realismo cervantino—,
sucede también con Lezama y Vitier— estaría que luego desenvolverá en su ensayo sobre José
de acuerdo con la absolutización de la variante Martí. Dicho carácter, por ejemplo, se pone de
atea o racional de un Paul Valéry, por ejemplo. Y manifiesto, en su forma más transparente, en la
es aquella parte de una concepción católica de la siguiente comparación que realiza entre el Cid
poesía, que asume que «el misterio de la encar- y el Quijote, donde dice:
nación, misterio cristiano por excelencia, el del
verbo que se hace carne».117 Situada en esta pers- Pero hay otras razones que determinan la
pectiva esencial, se opondrá a toda interpreta- universalidad del símbolo heroico en el
ción, según ella, excesivamente irracionalista o Quijote y que nos lo hacen mil veces más
racionalista del fenómeno poético. Ella buscará conmovedor que el Cid. Las cosas que le
un centro dialéctico, no sus extremos, si bien suceden al Cid pueden ser favorables o ad-
para ella, en última instancia, el centro de toda versas, pero están siempre a su medida. El
realidad será trascendente. Mas lo importante es Cid se propone cosas posibles —no impor-
constatar que, según esta estética trascenden- ta que sean difíciles— y conocidas. Don
talista —que ayuda a comprender la estética Quijote se propone lo imposible y lo des-
origenista—, el conocimiento poético es funda- conocido, y cuando él vence no agota por
mentalmente el conocimiento de lo particular; eso su sed de desconocido, y cuando es ven-
perspectiva que, aunque con una ascendencia cido no lo derrota por eso lo imposible.118
religiosa, concretamente católica y detentadora
de una filiación teológica, dentro del ámbito del Otro aspecto importante de la ensayística de
neotomismo, idealista objetiva, o sencillamente García Marruz, imposible de desarrollar en es-
tomista, significaba una superación de la estéti- tas páginas, pero tampoco de soslayar —aspec-
ca surrealista y de la estética purista —y de todo to también presente en la ensayística de Lezama
formalismo—, por un lado, y, por otro, frente a y Vitier— es el vasto mundo de referencias cul-
las manifestaciones estrechas del sociologismo turales que porta, es decir, todo un orbe cultural
o del materialismo vulgar, representaba asimis- esencial y creadoramente incorporado y que fun-
mo, aun desde una perspectiva religiosa, una ciona dentro de su discurso con una notable na-
postura cognoscitiva mucho más dialéctica, flexi- turalidad, a la vez que lo dota de una riqueza de
ble y activa. Incluso la estética simbolista, reto- matices, de una variedad de perspectivas de ase-
mada en lo esencial por el origenismo, deberá dio, casi imposibles de encontrar en la crítica y
soportar también una adecuación a la ontología en la ensayística cubanas posteriores a José
religiosa predominante en su pensamiento. En Martí. Si a esto se suma la capacidad para situar-
última instancia —y ello a la postre es lo más se casi siempre en el centro cordial del objeto de
importante—, encarnaba una posición mucho la crítica, es decir, en la comprensión —por par-
más fiel a la especificidad de la poesía, al asumir ticipación cognoscitiva— de lo esencial de este
su carácter unitario entre lo singular y lo uni- objeto, independientemente del carácter nega-
versal. Es en este sentido como debe compren- tivo o afirmativo del juicio, aunque sin excluir a
derse su demoledora crítica a la absolutización éste, por supuesto, ello distinguirá también su
de «lo social» en el arte —del llamado «mensa- proceder crítico de las manifestaciones mera-
je»—, propia de aquel tiempo, donde predomi- mente impresionistas, positivistas —ya forma-
nó una determinada «poesía social» que unila- listas o sociologistas—, tan extendidas dentro
teralizó y empobreció a la postre la propia de la crítica cubana de entonces.
función social del arte, al desconocer sus otras Acaso el ejemplo arquetípico de la ensayística
funciones o al olvidar la especificidad de la na- de García Marruz —junto a su «Elogio de Ra-
turaleza de la poesía. món»— sea el ensayo ya aludido, «José Martí»,

Untitled-47 711 02/06/2010, 9:38


712 ETAPA 1923-1958

el cual, al no haberse publicado de nuevo, resul- dida de nuestras fuerzas participemos de


ta poco conocido, no obstante encarnar uno ella, tendremos que encontrarnos con aquel
de los mejores ejemplos de exégesis de la obra que la realizó plenamente, y que en la abun-
martiana. dancia de su corazón y el sacrificio de su
En dicho ensayo se concentran todas las vir- vida dio con la naturalidad virginal del
tudes de la prosa y todas las cualidades del pen- hombre.119
samiento de García Marruz. Su vastísima serie
de ensayos posteriores sobre Martí tienen aquí Pero, además, expresa que «cada cubano ve
su origen y su centro fecundadores. Incluso, en en él, un poco, su propio secreto»; que «contie-
el resto de su obra crítica y ensayística puede ne nuestra imagen intacta a la luz de una fe per-
comprobarse muy a menudo la incorporación a dida»; que «si estuviera entre nosotros todo se-
su pensamiento de contenidos que tienen en ese ría distinto»; que en él «la libertad no fue cosa
estudio su manifestación inaugural. Pero, más distinta del sacrificio»; que «es el conjurador
allá de ellas, conviene detenerse en aquellas que popular de todos nuestros males, el último re-
la escritura ha asimilado como parte de su pro- ducto de nuestra confianza»; que ésa sea «voz
pio pensamiento: su dialéctica e integradora con- vehemente […], en que las palabras “Cuba”, “cu-
cepción del realismo en el arte; su concepción bano”, tenían todo el orgullo y la confianza en
simbólica de la realidad; la valoración de los sen- nuestra naturaleza que ahora nos falta».120 Estos
tidos como «eterna fuente de poesía»; lo que ella juicios, emitidos en plena república neocolonial,
llama «la independencia del tema frente al mis- rebasan el alcance ontológico de lo cubano al que
terio de la mirada», como ejemplo de una de las a veces se ha querido constreñir la significación
«anticipaciones» martianas —que la poetisa hará de la poética de lo cubano en el Grupo Oríge-
también suya— a la estética contemporánea. nes, otorgándole, además, una aparente dimen-
Asimismo aparece aquí el tema de lo cubano sión histórica. No por casualidad su ensayo cul-
—de tanta resonancia en su obra posterior a mina con esta sugerente conminación:
1959—, así como otros contenidos, como el sen-
tido de la acción, del sacrificio, del sufrimiento, Sí, ante el espectáculo posterior de la Re-
del límite, de la libertad o de la obediencia a una pública, volvámonos a estos pobres héroes,
forma, todos ellos relacionados con el estilo estos fundadores silenciosos. Volvámonos
martiano. a aquel que le escribió un día a su pequeña
Pero lo que más interesa destacar en este en- María Mantilla, con aquel acento casi esco-
sayo es el sentido profundo de rescate y profecía lar de ternura que nunca nadie ha tenido
que éste contiene en aquel contexto histórico después: «Tú, cada vez que veas la noche
concreto —recuérdese que fue escrito en 1951 y oscura, o el sol nublado, piensa en mí.»121
publicado en 1952. Atendiendo a este hecho,
precede al importantísimo texto profético de En sentido general, no hay dudas sobre la ca-
Lezama, «Secularidad de José Martí». Repárese lidad del aporte que realizaron varios integran-
en su primer párrafo: tes del Grupo Orígenes al ensayo y a la crítica
cubanos —señaladamente José Lezama Lima,
Desde niños nos envuelve, nos rodea, no Cintio Vitier y Fina García Marruz, sin obviar la
en la tristeza del homenaje oficial, en la cita aguda penetración crítica de un Gastón Baquero
del político frío, o en el tributo inevitable o un Virgilio Piñera. Aquéllos conformaron una
del articulista de turno, sino en cada mo- comunidad, por encima de sus características
mento en que hemos podido entrever, en singulares, que permite estudiarlos dentro de un
su oscura y fragmentaria ráfaga, el miste- ámbito de objetivos, ideas, realizaciones y ca-
rioso cuerpo de nuestra patria o de nuestra racterísticas generales comunes. En efecto, ellos
propia alma. Él solo es nuestra sustancia integraron lo que puede considerarse un movi-
nacional y universal. Y allí donde en la me- miento dentro de la crítica y ensayística nacio-

Untitled-47 712 02/06/2010, 9:38


EL ENSAYO Y LA CRÍTICA 713

nales, el cual esperaba todo conocimiento de un 2.7.4 Tendencias diversas: J. Mañach, M. Vitier,
saber o razón poéticos. De este modo configu- R. Guerra, E. Roig de Leuchsenring,
raron una suerte de crítica poética o creadora, J. M. Chacón y Calvo, J. J. Arrom, R. Lazo,
también llamada de interpretación o de partici- S. Bueno, A. Carpentier, J. M. Valdés-
pación, que no puede confundirse con las críti- Rodríguez, L. de Soto
cas impresionista finisecular. Dicha crítica, des-
cendiente en más de un sentido de la escuela Jorge Mañach (1898-1961) nace justamente al
alemana de Vossler y de la llamada crítica inter- finalizar la segunda guerra de independencia,
na de Spitzer, encontró también notables corres- cuando ocurre la guerra hispano-cubano-norte-
pondencias con el pensamiento poético francés americana, la cual trajo como resultado la me-
—Valéry, Claudel, entre otros—, aunque acaso diatización de la independencia y la nación cu-
halla en el proceder crítico y creador de un Char- banas, la instauración de un régimen neocolonial,
les du Bos a su espíritu más afín, entre otras ra- la República —también llamada seudorrepública
zones por una comunidad ideológica importan- o república mediatizada—, y muere apenas unos
te: su tácito catolicismo, que los hace asumir una años después del triunfo de la Revolución cuba-
concepción de la literatura como encarnación; na. Su vida y obra públicas van a manifestarse
razones de peso son, además, las afinidades pro- exactamente a lo largo de casi toda la época alu-
pias de una misma concepción del mundo, nu- dida, y de su estudio dimanarán un valioso testi-
trida por semejantes fuentes de pensamiento, monio y una pauta para indagar en las compleji-
donde acogen una explicable primacía las fuen- dades y contradicciones de aquel momento
tes religiosas, particularmente tomistas. Asimis- histórico.
mo, será muy importante la incorporación crea- En Mañach, más que en otros intelectuales
dora de toda una tradición del pensamiento cubanos, será importante considerar las particu-
español —de antiguo linaje estoico y ecléctico—, laridades de su formación intelectual. Fue, más
tradición donde, por cierto, se acentúan los definidamente que otros profesores universita-
vínculos entre la filosofía y la poesía, como pue- rios, un típico scholar o savant, entonces rara avis
de apreciarse, por ejemplo, en las obras de Mi- en nuestro medio cultural. Proveniente en parte
guel de Unamuno y María Zambrano, de no- de una familia de comerciantes catalanes, luego
tables comunidades con las de los poetas de sus primeros estudios en España(1908-1913),
origenistas. Concurrentemente, el pensamiento los proseguirá en los Estados Unidos (1914-
poético de Lezama, Vitier y García Marruz in- 1917), donde, desde 1920 y hasta 1921, ejerce
corpora también el pensamiento de igual índo- como instructor del Departamento de Lenguas
le, sobre todo de la poesía francesa de ascenden- Romances de la Universidad de Harvard. Allí,
cia simbolista, así como de un independiente en 1920, había obtenido el título de Bachelor of
heredero de dicha estética: el poeta español Juan Sciences, cum laude. En 1921 matricula Dere-
Ramón Jiménez. Por otro lado, no se pude ob- cho en la Universidad de París, y en 1924 y 1928,
viar tampoco la presencia de la tradición del pen- respectivamente, recibe el doctorado en Dere-
samiento ecléctico cubano: José Agustín Caba- cho Civil y el de Filosofía y Letras de la Univer-
llero, Félix Varela, Luz y Caballero y José Martí, sidad de La Habana. Más tarde, exiliado en los
sobre todo por la semejante incorporación crea- Estados Unidos, donde prolonga su estancia
dora, abierta, de la cultura universal, así como desde 1935 hasta 1939, ejerce la docencia en la
por la religiosidad o espiritualidad que le son Facultad de Lengua y Literatura Hispánicas de
inherentes, y por una suerte de continuidad de la Universidad de Columbia, New York. A par-
poderosa raíz ética. Pero no hay dudas de que tir de 1940 será profesor titular de la cátedra de
aquello que distingue primordialmente de otras Historia de la Filosofía en la Universidad de La
tendencias del pensamiento cubano es la apre- Habana, actividad de la que deriva su Historia de
hensión de la realidad a través de un acendrado la filosofía, publicada en La Habana en 1947. En
pensamiento poético. [J. L. A.] 1961 muere en Puerto Rico, mientras impartía un

Untitled-47 713 02/06/2010, 9:38


714 ETAPA 1923-1958

curso en la Universidad de Río Piedra, al haber ción de su ideario político, de su integración al


abandonado el país por estar en desacuerdo con Partido del Pueblo Cubano (Ortodoxo). No
el carácter socialista de la Revolución.122 Mañach obstante, hay que reconocer que fue un antiba-
desarrolló además una intensísima actividad aca- tistiano convencido y, desde sus controvertidas
démica, y perteneció a numerosas sociedades e posiciones políticas, un intelectual honesto que
instituciones culturales. Esta faceta de su vida no supo interpretar el proceso histórico desde
pública incidirá sin dudas en su vocación de su lado políticamente más fecundo. Por ejem-
magister, en su afán por «sentar cátedra» en los plo, inmediatamente antes y después del triunfo
más disímiles asuntos, y en cierta vanidad inte- de la Revolución cubana, Mañach se mostró
lectual, en cierta sobrevaloración de la inteligen- como su simpatizante, pero la inmediata radi-
cia, de las minorías cultas, que lo alejaron, acaso calización del ideario de la Revolución tuvo, ne-
a su pesar y como a contrapelo de su intensa ac- cesariamente, que dejar muy atrás los ideales
tividad política, en un principio revolucionaria burgueses y, en este sentido solamente, nacio-
y después cada vez más conservadora, de las po- nalistas de Mañach.123
siciones más radicales y revolucionarias de la Mañach, uno de los exponentes más altos de
intelectualidad cubana, especialmente de todo nuestra ensayística republicana, fue, además de
contacto con el marxismo, ideología que no sólo un pensador con una formación académica muy
no compartió, sino contra la cual argumentó en sólida y una proyección, en muchas materias,
reiteradas ocasiones. Sin embargo, resulta un realmente profunda y original, un escritor, es
enjuiciamiento simplista aquel algo extendido decir, un prosista con una definida voluntad de
que lo considera, sin ningún matiz, un pensador estilo. Es conveniente tener en cuenta que en
reaccionario y proimperialista. No podía ser así su juventud escribió una novela, Belén el
en quien el desvelo por la cubanidad y la nación Aschanti (1924); que una comedia teatral suya,
significó el centro mismo de su obra. Precisa- Tiempo muerto, fue premiada y publicada en
mente lo que se puede denominar como lo trági- 1928, y que su relato «O. P. No. 4» fue pre-
co de su destino consistió en la inadecuación miado en un concurso del Diario de la Mari-
entre lo ideal y lo real, entre su ideología y los na, junto a otro de Hernández Catá, en 1926.
cauces de la realidad. Mañach quiso ser el ideó- Ello revelaba cierta sensibilidad literaria que
logo de una burguesía nacional inexistente. Ar- también se manifestó en su ensayismo y críti-
ticuló su pensamiento para proceder hacia lo que ca literaria. En ese sentido puede citarse su lec-
constituía a todas luces una utopía irrealizable ción «XI. El poeta», de su curso de 1951, «El
en la práctica. De ahí que los contenidos pro- espíritu de Martí», así como su ensayo El senti-
gresivos de su pensamiento: nacionalismo, do trágico de la «Numancia» (1959), a propósito
antineocolonialismo, desarrollo de una industria de la obra teatral de Cervantes, autor a quien
nacional, y todo su ideario de democracia, per- también dedicó dos ensayos —aunque de alien-
manecieran siempre como ideales, como signos to más bien filosófico— : Filosofía del quijotis-
de una falsa conciencia de las relaciones reales mo (1949?) y Examen del quijotismo (1950), para
de la sociedad cubana. Mucho más si la obten- imbricarse dentro del corpus de los estudios
ción de esos ideales los preveía Mañach a través cervantinos, tan fructíferos durante la Repúbli-
de una suerte de evolucionismo social, a partir ca, y que tuvo dos mentores ideológicos muy
de una política reformista, confiada sobre todo importantes: José Ortega y Gasset y Miguel de
en la acción de la cultura y la educación, posi- Unamuno.
ción esta última a la que arribó luego de su ju- También ejerció Mañach la crítica o comen-
ventud revolucionaria antimachadista y mino- tario literario. Su juicio sobre el vanguardismo
rista, de su participación activa en el ABC cubano continúa siendo uno de los más lúcidos
—organización en un principio terrorista y que y objetivos, y es notable que su valoración del
derivó luego hacia un reformismo de corte con- modernismo hispanoamericano se anticipe con
servador—, y, finalmente, como máxima evolu- creces a la revaloración más moderna de este

Untitled-47 714 02/06/2010, 9:38


EL ENSAYO Y LA CRÍTICA 715

movimiento. Dice Mañach en su ensayo «El es- constituyen un antecedente de su obra más or-
tilo en Cuba y su sentido histórico» (1943-1944): gánica y lograda dentro de esta dirección, Es-
tampas de San Cristóbal (1926) y, ambas, de las
Pero aquí, como en otros países de Améri- reflexiones ensayísticas de su Indagación del cho-
ca, el Modernismo fue un producto histó- teo (1928), ya un clásico de nuestras letras. En
rico mucho menos postizo de lo que suele Estampas de San Cristóbal retoma Mañach un
pensarse. Tenía, eso sí, una fidelidad nega- personaje de su Glosario —«Luján, el moralis-
tiva respecto de su lugar y su momento, mas ta»—, y a través de esta figura va develando todo
no por eso menos real. Los que le repro- un fresco costumbrista de La Habana anterior a
chan su insensibilidad social, su falta de 1926.
emoción americana, simplifican demasiado La crítica ha incurrido en una inexplicable
las cosas: olvidan que un pueblo no es so- contradicción en su valoración de la obra de
lamente lo que es, sino también lo que quie- Mañach: elogia los valores estilísticos de su pro-
re ser. El Modernismo traducía el ansia de sa, hace depender su perdurabilidad de los valo-
eso, de modernidad, en pueblos que por res literarios de su Estampas de San Cristóbal y
largo tiempo se habían sentido como dete- de su biografía de Martí, Martí el Apóstol (1933),
nidos en la historia, como secuestrados a la suma a esto alguna referencia a su controvertido
corriente de su época. Expresaba también, ideario político, y elude la valoración de su pen-
y por eso mismo, una impaciencia de refi- samiento, e incluso de la calidad estilística de su
namiento frente a la burda textura de nues- prosa propiamente ensayística. Es cierto que los
tras realidades sociales. Quería universali- valores expresivos, literarios, se explayan más en
dad donde sólo había provincialismo, o las obras referidas, pero no es menos cierto que
pura aldea. Aspiraba, en fin, a la salvación en el resto de su obra, su prosa, aunque más fun-
integral del individuo, con todos sus mati- cional, accede a una precisión conceptual, a una
ces de gusto, de inquietud y de ensueño, contención expresiva que —sin eludir un léxico
en pueblos que se habían fundado para la variado, cierta elegancia en sus períodos, un tono
plenitud de la vida espiritual.124 elevado, una adjetivación original y eficaz— lo-
gra conformar un discurso con un ritmo inter-
Con más frecuencia que la crítica literaria no coherente, armónico y, sobre todo, siempre
—que esperaba aún ser recopilada— ensayó ajustado a sus objetivos y contenidos ideológi-
Mañach la pictórica. Siendo pintor aficionado cos, faceta esta que hace de su prosa reflexiva
—lo cual también revela una sensibilidad artís- —incluso de su frecuente oratoria ensayística—
tica particular—, escribió, por ejemplo, sus dos una de las más pulcras y de mayores calidades
conferencias: La pintura en Cuba (1925), luego formales. Un ejemplo de ello son las cuatro con-
La pintura en Cuba. Desde sus orígenes hasta nues- ferencias que conforman su Historia y estilo
tros días (1926), su excelente ensayo Goya (1928) (1944), acaso el libro más importante de la obra
y, amén de otros artículos o comentarios, su Pai- de Mañach y uno de los más polémicos, pero
saje y pintura en Cuba (1957). por ello mismo más significativo —y perdura-
La cualidad literaria, artística, de su prosa, se ble— de su ensayística.
manifestó también en su crítica y literatura cos- La profundidad de su pensamiento y, en mu-
tumbrista, de hondo contenido cultural y psico- chos aspectos, su relativa vigencia teórica, se
social, como puede apreciarse en su Glosario expresan, sobre todo, en su conferencia La cri-
(1924), conjunto de artículos y ensayos apareci- sis de la alta cultura en Cuba (1925) —publicada
dos en la sección «Glosas», del Diario de la Ma- con un apéndice compuesto por dos artículos
rina, acaso a la manera de Eugenio D’Ors, muy aparecidos en el Diario de la Marina, titulado
elogiadas por Raúl Roa y Juan Marinello. Estos «Glosas. Algunos remedios a la crisis de la cul-
artículos, en cierto sentido dentro del ámbito tura, I, II»—; en su Indagación del choteo (1928)
del modernismo más que del vanguardismo, —reeditada, corregida y ampliada varias veces

Untitled-47 715 02/06/2010, 9:38


716 ETAPA 1923-1958

hasta 1955—, y en Historia y estilo (1944) —libro ce el tópico del choteo —que luego desarrollará
compuesto por su discurso de ingreso en la Aca- extensa e intensamente en su libro ya referido—,
demia de la Historia de Cuba, «La nación y la y aunque hace el elogio del scholar, critica al
formación histórica»; el ensayo publicado en el pragmatismo y al utilitarismo norteamericanos
Diario de la Marina, en 1932, «Esquema históri- por ir en detrimento de ciertos valores cultura-
co del pensamiento cubano»; un artículo que re- les y espirituales. Asimismo, aparece aquí su
cibió, en 1935, el Premio Justo de Lara, «El esti- ideario burgués nacionalista cuando señala:
lo de la Revolución», y su discurso de ingreso
en la Academia Nacional de Artes y Letras, «El [que] permanezcan sin resolver, con los
estilo en Cuba y su sentido histórico», 1943- problemas actualísimos de la Nación: el
1944, que de algún modo contiene, diversifica y analfabetismo, la subordinación económi-
profundiza los tres anteriores. ca, la corrupción administrativa, el atraso y
En su conferencia La crisis de la alta cultura desorden jurídicos, aquellos otros proble-
en Cuba, Mañach realiza un pormenorizado aná- mas mediatos tan vitales como el de nues-
lisis y una valoración general de todos aquellos tra monoproducción azucarera, que nos
aspectos negativos que se manifiestan en el pa- obliga a ser un pueblo con una sola oferta
norama cultural de las dos primeras décadas de y múltiple demanda…
la seudorrepública, y ya es altamente significati-
vo que el autor incluya dentro del ámbito cultu- Y en este mismo sentido se preguntará:
ral a la política e incluso a la economía. En cier-
to sentido, esta conferencia expresa el ideario ¿No será hora ya de que disipemos esta
del Grupo Minorista, con sus virtudes y con sus «conmovedora resignación agrícola» que
limitaciones características. De ahí que Mañach tenemos como pueblo, y que paremos
preconice —como fue común en aquella épo- mientes en otras manifestaciones posibles
ca— la reforma de la enseñanza como principal de la energía colectiva: en la industria y en
remedio a la crisis de la cultura, y vea sobre todo la cultura, por ejemplo? ¿Cuándo conven-
en esta última, y no en otros órdenes más esen- dremos en que el prestigio personal depen-
ciales de la sociedad, el origen de la crisis repu- de más, a la larga, de los ingenios intelec-
blicana. tuales que de los azucareros?126
Comienza Mañach definiendo lo que entien-
de por cultura nacional, y a propósito de la crisis Hasta aquí llega la máxima radicalidad de su
en la conciencia nacional cubana afirma: «la for- ideario, junto a su concepto de la minoría inte-
mación de la alta cultura suele estar condiciona- lectual, la alta cultura, a la que Rubén Martínez
da por la aparición de un ideal de independencia Villena opuso algunos reparos, según testimo-
y de peculiaridad —es decir, de independencia nio de Raúl Roa.127
política, como Estado, y de independencia so- En Indagación del choteo, Mañach realiza una
cial, como nación».125 Sin embargo, a veces es importante aproximación a este fenómeno des-
evidente cierto causalismo idealista en sus jui- de una perspectiva psicosocial, y a través de un
cios, como cuando hace depender en cierto modo riguroso —metodológicamente— discurso ana-
la falta de contemplación —como actividad ne- lítico, abordará numerosas características de
cesaria para la cultura— de las consecuencias de nuestra psicología y conciencia sociales. Las
la acción —las guerras de independencia. Y en fuentes de pensamiento idealistas —Simmel,
este sentido idealiza la época anterior a éstas, Scheler, Bergson, entonces muy difundidas por
«aquella época que engendró el espíritu de na- la Revista de Occidente— no constituyen siem-
cionalidad», expresa, y no señala —luego sí lo pre un cerrado impedimento para que el autor
hará— uno de los factores asenciales de la crisis cale con agudeza en ciertos rasgos de nuestra
republicana: la intervención norteamericana y idiosincrasia a tenor del análisis de circunstan-
todas sus consecuencias. Por otro lado introdu- cias sociales concretas. A veces su discurso se

Untitled-47 716 02/06/2010, 9:38


EL ENSAYO Y LA CRÍTICA 717

resiente de cierta tendencia positivista, cierto mismo planteamiento de estas problemáticas


fatalismo, como cuando alude a la influencia del dentro del ámbito del pensamiento cubano.
medio natural: el trópico, el clima, con una im- Algunas de sus limitaciones idealistas son: sus
portancia algo excesiva. Sin embargo, alcanza falsas interpretaciones de la teoría marxista de
claridades indudables cuando habla de, por ejem- la sociedad; el preconizar la «integración social»
plo, ese «deseo de familiaridad con las cosas», a a través de una suerte de evolucionismo social
esa «familiaridad criolla» como «el rasgo más os- que contrapone al papel de la lucha de clases
tensible y acusado de nuestro carácter», o cuan- como dinámica de la historia social; su sobreva-
do se refiere a «aquel nativo espíritu de inde- loración del papel «decisivo» de la cultura; su
pendencia…» En sentido general, el libro se salva apego a la concepción idealista de la historia de,
de un peligroso estatismo metafísico por su vi- por ejemplo, un Benedetto Croce; la sobre-
sión historicista: «La historia nos va modifican- valoración idealista del héroe y, en sentido ge-
do poco a poco el carácter», expresa, y alude, en neral, del grupo social —específicamente dentro
una nota agregada en 1955, a los cambios a que del grupo de lo que él denomina como «mino-
el choteo se ha visto sujeto según los avatares de rías históricas»— por sobre los conceptos de
nuestro proceso histórico. masa, clase y pueblo.
Se había adelantado que acaso su Historia y Un ejemplo concreto de la objetividad de sus
estilo constituía el exponente más importante del criterios a la hora de enjuiciar el proceso histó-
pensamiento de Mañach. Esto es así a pesar de rico cubano, a la vez que un ejemplo de la cali-
las innumerables limitaciones de su enfoque dad funcional, sintética, de su prosa ensayística,
idealista de nuestra historia, y no sólo por la ca- amén de expresar su propio pensamiento, es el
lidad de su prosa, por la seriedad de sus argu- siguiente:
mentaciones, por la funcional erudición, sino,
sobre todo, porque, aun desde aquella perspec- Quedó entonces Cuba lista efectivamente
tiva, Mañach abordó con profundidad teórica para lograr la Nación [se refiere al inicio
muchos problemas esenciales de nuestro proce- de la segunda guerra por nuestra indepen-
so histórico, incluso sin desconocer, sino preci- dencia], que es cosa muy distinta de la mera
samente tomando en cuenta y tratando de refu- nacionalidad jurídica. Pero la insustan-
tar las tesis del materialismo histórico en más ciación económica y social de la Indepen-
de una ocasión. Asimismo, si bien son eviden- dencia por un lado, y por otro el plattismo,
tes las limitaciones de sus enfoques idealistas, que dejó como intervenida por voluntad
también son evidentes sus juicios positivos, ajena la aspiración de la conciencia cubana,
como el que compromete el propio objetivo de se combinaron para que lo meramente for-
su primer ensayo, «la nación y la formación his- mal y jurídico prevaleciera. Durante los pri-
tórica», cuando alude al «deber en que todos los meros treinta años de soberanía, sólo por
cubanos estamos de crearnos la nación que nos excepción significativa (Sanguily y Juan
falta»;128 además, su propio criterio metodo- Gualberto Gómez, Márquez Sterling) se
lógico es válido —obviando las derivaciones invoca en Cuba a la Nación. Sólo se habla
idealistas de sus análisis concretos—: la valora- de «la República»: de la forma, no de la sus-
ción de nuestro proceso histórico según la his- tancia; de la ley, no de la vida; de lo con-
toria de la lucha primero y formación después vencional, no de lo real. Se repitió en nues-
de nuestra nacionalidad, la frustración de la Na- tra tierra lo que con tanta insistencia había
ción, así como sus aproximaciones a los concep- advertido Martí al enjuiciar la independen-
tos de patria, nacionalidad, nación, conciencia cia en las otras zonas de la América nues-
nacional o colectiva, la importancia de la valora- tra: «La colonia continuó viviendo en la
ción de «nuestras denotaciones históricas» —a República.» Y no se le ocultó al juicio con-
lo que se le ha llamado más recientemente «de- temporáneo más sincero que todo había
nominaciones étnico-nacionales»—, así como el venido a parar aquí en una mera figuración

Untitled-47 717 02/06/2010, 9:38


718 ETAPA 1923-1958

de himno y bandera, sin independencia vi- de la conciencia cubana. Se diría que hay
tal efectiva. Economía precaria y de man- una profunda afinidad entre la voluntad de
do ajeno; tierra en fuga; moneda y banca forma frente a la norma y la voluntad de
extranjeras; españolidad enquistada y carácter histórico frente al régimen que la
cubanidad en derrota; cultura perezosa y limita.130
mimética; política vacía de sensibilidad so-
cial; conato de Estado en una patria sin na- Por otro lado, en este ensayo se realizan agu-
ción.129 das valoraciones de los momentos culminantes
de nuestro proceso histórico y cultural, de im-
En su segundo ensayo, «Esquema histórico prescindible consulta para el estudioso de nues-
del pensamiento cubano», Mañach realiza una tras letras, cuya historia literaria puede ser he-
interesante síntesis histórica de nuestro pensa- cha presidida por el siguiente juicio conclusivo
miento. Con respecto al anterior, en éste sobre- de Jorge Mañach: «Nuestro estilo no ha sido, en
salen su crítica del autonomismo y su expresión último análisis, sino el gesto artístico de nuestra
explícita del antimperialismo martiano, así como, conciencia en busca de su plena realización his-
de nuevo, su valoración negativa del «plattismo», tórica.»131
es decir, del neocolonialismo. El tercer ensayo, Con respecto a sus valoraciones martianas,
«El estilo de la Revolución», sobresale por su cabe agregar a lo expuesto hasta aquí la conoci-
profunda valoración del vanguardismo cubano, da crítica de José Antonio Portuondo132 a su ex-
por la perdurabilidad de la propuesta estética de celente biografía Martí, el apóstol, donde Mañach
un estilo revolucionario y por la calidad esti- —como él mismo reconoció en una carta a
lística. Portuondo—, por su activa participación en la
Como ya se había advertido, el cuarto y últi- lucha antimachadista y por premura del editor,
mo ensayo de Historia y estilo sintetiza de cierta desarrolló más las distintas facetas de la perso-
manera todo su pensamiento anterior, por lo que nalidad de Martí y apenas las de su actividad re-
no se insistirá sobre lo mismo. Su novedad radi- volucionaria y su pensamiento político y social.
ca en aprehender todo ese pensamiento desde No obstante, es justo señalar que, con posterio-
una nueva perspectiva; el estilo como categoría ridad, en un discurso que leyó Mañach ante el
histórica, el estilo como forma de expresión de Senado, y en presencia del entonces presidente
la historia, o como imagen de la historia. Expo- de la República, conmemorando el natalicio de
ne allí cómo el proceso histórico, sus específi- Martí, el 28 de enero de 1941, y titulado El pen-
cas circunstancias sociales —en el caso del samiento político y social de Martí (1941), el ora-
proceso cubano, sobre todo su afán de indepen- dor supo exponer, explicar y profundizar en el
dencia, es decir, la lucha por la consolidación de antimperialismo martiano y en el sentido de la
la nacionalidad y el logro de la Nación— produ- república martiana con la misma objetividad his-
cen «una voluntad de estilo», ofrecen determi- tórica con que lo hubiera podido hacer Emilio
nadas imágenes, concreciones culturales. Es Roig o algún pensador marxista.133 Asimismo,
significativo que Mañach aprecie en Martí la cul- Cintio Vitier, en Ese sol del mundo moral. Para
minación integradora de todo ese proceso. Ex- una historia de la eticidad cubana (1975), cita
presa así al respecto: cómo Mañach, en su artículo recogido en el li-
bro Pensamiento y acción de José Martí (1953),
No quisiera extremar la tesis que estas pá- «recordando que, “como dijo el apóstol, la per-
ginas sustentan —la de un sentido históri- fección de la grandeza es siempre el acto”, aña-
co del estilo—; pero señalo el hecho, que día: “pero mientras no podamos servir a Cuba
no me parece fortuito, de que esa máxima con los actos, deberemos servirla al menos con
libertad expresiva no se produzca en Cuba las actitudes”».134
hasta el momento y el hombre que repre- Además de a José Martí, el autor dedicó sen-
sentan la voluntad decisiva de emancipación dos trabajos, en 1949, a José de la Luz y Caba-

Untitled-47 718 02/06/2010, 9:38


EL ENSAYO Y LA CRÍTICA 719

llero —Luz y «El Salvador»— y a Enrique José discurso— y La posición del ABC (1943). Ya en
Varona —Semblante histórico de Varona—, figu- 1933, Rubén Martínez Villena había publicado
ra esta última sobre la que abundó en otros en- en el periódico Mundo Obrero, de Nueva York,
sayos, muy especialmente, por ejemplo, en el un artículo: «¿Qué significa la transformación
contenido en su libro Para una filosofía de la vida del ABC y cuál es el propósito de esta manio-
y otros ensayos (1951), «El filosofar de Varona», bra?»136 Por otra parte, y como es conocido,
donde les hace serios reparos a los límites de su Villena y Mañach habían sostenido más de una
positivismo. Asimismo, publicó dos ensayos polémica. Por ejemplo, con motivo del artículo
sobre uno de los pensadores que influyó más en de Mañach, «Elogio de nuestro Rubén», Villena
el pensamiento hispanoamericano, José Ortega le escribe su famosa «Carta a Jorge Mañach»,
y Gasset: Imagen de Ortega y Gasset (1956) y publicada en El País, octubre de 1927, que moti-
Dualidad y síntesis de Ortega (1957), pensamien- vó la contrarréplica en el propio diario y en el
to y, sobre todo, actitud ante la filosofía, la cul- mismo mes.137 Antes, en 1925, Villena polemiza
tura y la historia, que influyeron poderosamen- con Mañach en su artículo «Con motivo de la
te en Mañach, incluso en su estilo. Por otra parte, muerte de José Ingenieros». También es conoci-
se acercó también a la filosofía pragmática de da la polémica entre José Lezama Lima, Cintio
John Dewey, en sus ensayos El pensamiento de Vitier y Jorge Mañach.138 Y hubo otras,139 por
Dewey y su sentido americano (1953), y en el si- lo que su vida, tan controvertida política y cul-
milar Dewey y el pensamiento americano (1959), turalmente, estuvo plagada de ellas. Esta perso-
en los que realiza una exposición del pensamien- nalidad tan contradictoria y compleja, llena tan-
to del filósofo norteamericano, con el que se sin- to de rasgos positivos como negativos, mereció
tió identificado en sus último años, no obstante unos años después de su muerte un poema de
señalarle reparos semejantes a los que le realiza- Cintio Vitier que, por su sutil captación de tan-
ra Medardo Vitier, por su exceso pragmático y tos elementos contrapuestos entre sí, y porque
su consiguiente ausencia de valores. En este sen- los logra aprehender desde la mirada unitaria de
tido concluye: «Como ha escrito alguien con la poesía, se hace conveniente transcribir. Se ti-
motivo de la muerte del filósofo, al tratar de ilu- tula «Jorge Mañach»:
minar el camino, Dewey sólo logró apagar las
estrellas.»135 No sé por qué hoy aparece
Otros ejemplos de sus preocupaciones filo- antes mis ojos su figura
sóficas son sus ensayos «Para una filosofía de la esbelta, escéptica, fallida
vida» y «Proceso de la curiosidad filosófica», re- y siempre airosa sin embargo,
cogidos ambos en el libro ya citado de igual tí- flexible palma de una patria
tulo que el primer ensayo mencionado. Empe- que no podía ser: tan fina,
ro, estos trabajos no aportan un pensamiento sí, tan irónica, tan débil
filosófico significativo. El propio Mañach expre- en su elegante gesto, lúcido
sa que el primero de ellos popició una crítica de para el dibujo y el fervor,
Medardo Vitier donde éste le señalaba su falta los relativismos y las
de «trasfondo filosófico». En este sentido Vitier, conciliaciones, con un fondo
siendo aparentemente más caótico y menos am- de gusto amargo en la raíz.
bicioso en sus juicios, tuvo mucha más hondura Ciegos sus ojos para el rapto,
filosófica, sobre todo en el plano ético, como ya usted no vio lo que veíamos.
se tendrá ocasión de comprobar. Bien, pero en sombras yo sabía,
Entre sus escritos de carácter político pue- mirándolo con hurañez,
den mencionarse Pasado vigente (1939), recopi- lo que ahora llega iluminado:
lación de artículos publicados en Acción, perió- Tener defectos es fatal
dico del ABC, así como los concurrentes El ABC y nadie escapa a sus virtudes.
ante el régimen semiparlamentario (1942) —un Tener estilo, en vida y obra,

Untitled-47 719 02/06/2010, 9:38


720 ETAPA 1923-1958

no es fácil ni difícil, es re, en 1956, el título de doctor Honoris Causa


un don extraño que usted tuvo, en Filosofía.
Jorge Mañach, para nosotros. Es precisamente por esta última actividad que
Esta mañana es imposible es conocido generalmente Medardo Vitier. Sin
que usted haya muerto. Viene ágil, embargo, su caso es el de un pensador que más
sin vanguardismos ni Academias, bien llega a la filosofía a través de sus estudios
de dril inmaculado, laico, literarios y su labor educadora. Él mismo había
maduro, juvenil, iluso, recomendado a los estudiantes la conveniencia
entre sajón y catalán, de acudir a la Literatura, el Derecho y la Histo-
a dar su clase de Aristóteles, ria para esclarecer puntos filosóficos. No por
y en el destello de sus lentes casualidad le entusiasma la identificación entre
hay un perfil de Cuba, único, filosofía y educación que encuentra en el pensa-
que al sucumbir quedó en el aire, miento del norteamericano John Dewey. Como
grabado allí, temblando, solo… filósofo o estudioso de la filosofía —aunque ya
se verá que se le puede llamar «filósofo» con pro-
A pesar de compartir muchas de las mismas piedad, caso casi excepcional por entonces en
preocupaciones intelectuales, la obra y el pensa- Cuba— escribió dos obras fundamentales: Las
miento de Medardo Vitier (1886-1960) se dife- ideas en Cuba (1938) y La filosofía en Cuba
rencian notablemente de los de Jorge Mañach. (1948) —luego reunidas, en 1970, con el título,
Lo primero que los distingue es la dominante Las ideas y la filosofía en Cuba—, libros conce-
vocación pedagógica de Vitier, más con el senti- bidos para los estudiantes —o para la «juven-
do de servir que con el de disertar. Desde 1904, tud», como él mismo gustaba precisar—, y que
cuando se gradúa de maestro de enseñanza pri- amplían con mucho los ensayos de Mañach so-
maria, hasta su muerte, aquélla será su actividad bre estas materias. Asimismo escribió Kant, ini-
primordial, sentida como una misión, y no cir- ciación en su filosofía (1958), como parte de su
cunscrita sólo propiamente a su labor docente, programa sobre historia de la filosofía, y anima-
sino enraizada entrañablemente —hasta el pun- do por el mismo propósito de los libros antes
to de modelarlo— en su pensamiento. Fundó en mencionados. Ya es un mérito haber podido ofre-
Matanzas, en 1916, el colegio Froebel, y se gra- cer una síntesis de la filosofía kantiana —con la
dúa, en 1918, de Doctor en Pedagogía en la Uni- que indudablemente simpatizó en sus últimos
versidad de La Habana. Desde 1919 imparte li- días, pues en Vitier nada en este terreno, es de-
teratura española en la Escuela Normal para cir, en el pedagógico, podía ser fortuito— para
Maestros de Matanzas, la cual dirige en varias su más útil aprovechamiento por el estudianta-
oportunidades. Luego cursó estudios de litera- do universitario. Pero escribió también nume-
tura española en la Universidad de Columbia, rosos ensayos o artículos sobre cuestiones filo-
de Nueva York (1928). Durante la dictadura de sóficas, la mayoría de ellos recogidos en el
Machado es separado de su cátedra por mani- segundo tomo de sus Valoraciones (1961), aun-
festarse, junto con los estudiantes, contra la pró- que su más auténtico filosofar no debe buscarse
rroga de poderes. Después, en 1934, es secreta- en esos textos solamente sino, mejor, a través
rio de Educación y superintendente general de de las distintas facetas en que se manifestó su
Segunda Enseñanza (1935). Fue inspector ge- pensamiento, fundamentalmente alrededor del
neral de Escuelas Normales (1942) y director mundo moral, del universo axiológico, centro
de Cultura (1944). También impartió clases en ideológico de su vocación educadora. De ahí en-
los cursos de verano de la Universidad de La Ha- tonces que su pensamiento —porque lo tuvo
bana y de otras universidades hispanoamerica- propio— haya que seguirlo a través de toda su
nas. Finalmente, desde 1952, ejerce como pro- obra.
fesor de historia de la filosofía en la Universidad Como filósofo fue un monista: «la realidad
Central de Las Villas, institución que le confie- en sí es unitaria», confesaba en sus «Juicios»

Untitled-47 720 02/06/2010, 9:38


EL ENSAYO Y LA CRÍTICA 721

—Apéndice B de su libro sobre Kant—, y reite- lores morales. Afirmaba también Vitier: «No
raba siempre su confianza en la unidad del espí- existe filosofía válida si no ha contado con los
ritu humano. No se adscribió a ningún sistema hechos», y se pronunciaba contra la separación
de pensamiento específico; fue en esencia un li- metafísica de la teoría y la práctica. En conse-
brepensador que continuó la tradición creadora cuencia, concluye contra la tesis de Ortega:
del eclecticismo cubano. Fue enemigo de todo
dogmatismo, tanto filosófico como religioso. Pero lo cierto es que se ha negado que el
Por su vocación ética y educadora, se inclinó, en hombre tenga naturaleza, con lo cual se nie-
filosofía, hacia una incidencia directa en su cir- ga, claro está, toda regularidad, toda conti-
cunstancia. No concebía a la filosofía como un nuidad de lo esencial, todo soporte o es-
discurso ideal, sino entrañablemente vinculada trato duradero en el espíritu humano. Decía
con la realidad y la vida. A propósito de Enrique yo que es falsa esa doctrina, y a la vez noci-
José Varona afirmó que sin «el oculto sentido va. Por falsa ya daña. Pero si nos fijamos
del ser y de la vida, no hay filosofía posible»; sólo en el daño, se nota al punto que si se
por eso se refirió tantas veces a la necesidad de admite la tesis se admite también la esteri-
estudiar lo que él llamaba —acaso siguiendo a lidad de todo esfuerzo meliorista. Dejaría-
Ortega y Gasset— sentido de la vida —preocu- mos el campo a lo irracional, a lo azaroso,
pación antropológica— y el mundo de los valo- al accidente. Renunciaríamos a toda finali-
res —preocupación axiológica. No obstante, con dad. En cuanto a la conducta, todo sería
respecto a la primera instancia, no se le puede amoral.140
adscribir a ningún «vitalismo» —entonces tan
en boga—, pues se pronunció tanto en contra Y no es que negara de plano la filosofía de
de los excesos del irracionalismo —como en «Un Ortega, sobre la que escribió un importante en-
juicio del doctor Pittaluga» en el tomo primero sayo en 1936, amén de hacer referencias en toda
de sus Valoraciones—, del «voluntarismo» su obra, sino que, como le sucedió con otros
nietzscheano, del relativismo vitalista de Orte- pensadores, no aceptaba nada acríticamente, sa-
ga, como de los del racionalismo. En una oca- ludable actitud filosófica que lo acompañó toda
sión criticó la «falta de verdadero trasfondo fi- su vida.
losófico» de las disertaciones «filosóficas» de En cuanto a la problemática religiosa, Vitier
Mañach. Es que Vitier, precisamente por la fue hasta cierto punto un agnóstico, de ahí que
contextualización y la incidencia social que les citara la frase de Esquilo: «Quienquiera que
exigía a la filosofía, no se contentaba con ningu- seas», como alegorización de un Dios o «Ener-
na construcción filosófica que no se aviniera con gía primera». Sus convicciones en este ámbito
los requerimientos de la vida. Así, critica el se refugiaban, una vez más, en última instancia,
«amoralismo» que se desprende del pragmatismo en lo concreto:
de Dewey —con mucha mayor pasión que Ma-
ñach—, y hace, sobre todo, de la refutación de Yo pertenezco, cada hombre pertenece, de
un pensamiento de Ortega el centro recurrente algún modo, a la sustancia divina. Quiero
de su ideario filosófico. Repárese en la influen- decir que nos hemos originado fuera de la
cia que ejercía entonces el pensador español en Energía primera… Esto lleva, sin más, a
el ámbito hispanoamericano y específicamente percibir el fundamento de la fraternidad de
en el cubano. Sin embargo, acaso precisamente los hombres. Eso se siente, se ve una vez y
por ello y por las consecuencias nefastas que ya se ve siempre.141
podían emanar del pensamiento orteguiano para
Cuba en el controvertido contexto republicano, Es con este sentido como deben interpretarse
Vitier refuta ardientemente la afirmación de sus referencias a «Dios» y al «espíritu». Mas allá
Ortega de que el hombre no tiene naturaleza, del problema fundamental de la filosofía —aun-
por donde se negaría toda constancia en los va- que su concepción esencial, como ya se adelantó,

Untitled-47 721 02/06/2010, 9:38


722 ETAPA 1923-1958

es monista, variante de un idealismo objetivo—, premacía del Bien, en la eficacia del Amor que
de la inmortalidad o no del alma, cree, como vincula y purifica.»148
Martí, en los hechos del espíritu, se atiene a sus Si hubiera que sintetizar en qué consistió lo
valores, es decir, a sus «creaciones». El espíritu más sobresaliente de la obra y el pensamiento
como símbolo de la conciencia, de la cultura de Medardo Vitier, habría que referirse a su ma-
humana. Él lo aclara a través de la exposición de gisterio ético y, muy ligado a ello, a su condi-
lo que constituyó su credo fundamental —como ción de educador, de maestro, en el sentido más
espíritu optimista y meliorista que fue—: «Vivir práctico, pero también en el más antiguo y pro-
es creer» o, como expresa en una bellísima re- fundamente filosófico de la palabra. No por ca-
flexión sobre don Quijote: «Vivimos mientras sualidad veneraba, por encima de otros filóso-
creemos.»142 Su espiritualismo, cercano al de fos más conocidos y de mayor influencia en el
Martí, como se comprueba en su ensayo «Varo- corpus filosófico occidental, a Sócrates, sobre
na y Martí», está más ligado a una suerte de «es- todo, afirma, por el «acento personal de su en-
piritualidad», la que define como «una actitud señanza». Y explica:
mental, una aspiración», para diferenciarla de la
semántica del espiritualismo. Así, su idealismo, Platón pudo ser más profundo; Aristóteles,
su espiritualidad, fueron un ejemplo de idealis- más enciclopédico, Sócrates tiene una gra-
mo necesario, práctico, real. Él mismo lo des- cia cautivadora cuya luz llega a nosotros
cribió así: […] No se trata de una enseñanza docta,
sin más. Se trata, sí, de doctrina, en Lógica
Vivir es creer. He reiterado en escritos y como fundamento de la Ciencia, y en Éti-
disertaciones ese juicio, al que atribuyo va- ca, como raíz de la conducta […] Toda la
lidez universal. La alusión no se dirige a Filosofía va en busca de seguridades para
creencias religiosas. Éstas pertenecen a la la inteligencia y para el amor.
intimidad de la conciencia individual. La
alusión mira a credos laicos, de filiación Y a continuación añade, con frases que tuvo que
ética, civil, política […] El hombre no se sentir como suyas:
salva sino por el espíritu.143
Imagino que en sus soledades, no muchas
En su artículo «La realidad» reitera su pers- porque continuamente buscaba interlo-
pectiva monista, unitaria del universo: «En lo cutores, Sócrates pensaba: Estamos en el
práctico se incluye lo material y lo espiritual», y mundo para el conocimiento y para la vir-
«El espíritu tiene sus realidades».144 Sí fue un tud. La mayoría sólo entrevé estas verda-
cristiano convencido, pero atendiendo a su idea- des. A mí se me revelan enteras. Yo tengo
rio humano, no trascendente. Si bien afirmó que la misión de despertarlas en las con -
«No me sitúo en la ortodoxia de ninguna reli- ciencias.149
gión positiva. Pero la idea de Dios es para mí la
más firme»,145 también confesó: «creo en reali- Significativamente, también se acercó en una
dades suprasensibles. Si las describimos y con- ocasión a Confucio para destacar precisamente
cretamos, ya eso pertenece al dogma, y es otra cómo en aquél prevalecía la actitud ética. Como
cosa.»146 En última instancia, defiende al cristia- creía en el ideario ético y espiritual del cristia-
nismo como filosofía moral: «hay que verlo nismo, pensaba que «Cristo está por realizarse
—dice— como una realidad del espíritu, diná- en la sociedad»,150 es decir, aquellos valores que
mica y perenne».147 Pero esas realidades supra- esa figura representaba. Asimismo afirmó que:
sensibles, ¿cuales son? Sin duda, el mundo de «La filosofía debe a mentes serenas, frías, muy
los valores o creaciones éticas, espirituales. Dice considerables aportes; pero quizás no deba me-
en su especie de testamento filosófico y confe- nos a los pensadores dotados de gran sensibili-
sional, «Juicios»: «Creo, sobre todo, en la su- dad, como Heráclito, San Agustín, Pascal, Berg-

Untitled-47 722 02/06/2010, 9:38


EL ENSAYO Y LA CRÍTICA 723

son… La vía lógica, discursiva, no es la única»151 telectuales. Acaso siguiendo aquel pensamiento
—y ya se volverá sobre este juicio a propósito martiano de que «la inteligencia no es lo mejor
de sus ideas estéticas. del hombre», Vitier preconiza, por ejemplo, en
Fue indudablemente en esta dirección por la «Fines de la Educación» (1952), la necesidad de
que se acercó predominantemente a Luz y Ca- una «cultura moral», porque para él la ética, cuan-
ballero, a Martí e, incluso, a Varona, los tres pen- do la contrapone a la inteligencia, es también una
sadores cubanos con los que se sintió más iden- forma de sabiduría, en todo caso superior a aqué-
tificado. De Luz expresaba, en su importante lla, porque la contiene. En su discurso sobre
ensayo «Actitud»: «Tuvo una actitud ética fren- Varona, de 1941, cita la frase de Martí de que
te a la vida. Tal es la clave.»152 Sobre él escribió «El genio va pasando de individual a colectivo»,
varias veces; por ejemplo, su artículo «¿Volver a y afirma que «las formas superiores de la bon-
José de la Luz?», su ensayo José de la Luz y Ca- dad humana merecen más veneración que las de
ballero como educador (1956), en sus libros so- la inteligencia». Es a partir de estos credos don-
bre las ideas y la filosofía en Cuba y en otras de vemos la enorme distancia que hubo entre el
importantes semblanzas. El primer ensayo que ideario de Vitier y el de Mañach. Pero como ya
se publicó durante la República sobre Martí, y se advertía, no es esta prédica de una actitud
uno de los primeros que escribió Vitier, fue moral algo desvinculado de la realidad, de su con-
Martí, su obra política y literaria (1911), el cual texto histórico y social incluso. En su ensayo
revela un conocimiento minucioso de su obra e «Actitud» (1935), contrapone la supremacía de
inicia la revalorización que de Martí se hizo con los valores éticos y espirituales por encima de
posterioridad, y a la que él mismo contribuyó los valores pragmáticamente materiales o del
con su Martí, estudio integral (1954), amén de finalismo de la «riqueza» —y esta prédica, como
otros ensayos, artículos o referencias que dedi- es obvio, no estaba para nada alejada de la pro-
có al Apóstol. De Varona153 —de quien fue su blemática política y económica del país. Como
estudioso más constante e importante— prefe- hizo Martí a propósito de la necesidad de la poe-
riría, más allá de su filosofía, a la que señaló cier- sía para los pueblos, exhorta allí Vitier: «Jóve-
tos reparos por su positivismo, su entereza mo- nes: el problema de Cuba es de caña de azúcar,
ral: «lo que más admiro es la consistencia de su es de tierra, sin duda. Pero la técnica fracasa allí
carácter, la ansiedad con que vigiló la suerte de donde no hay virtudes solidarias. La actitud de
Cuba», escribió en 1941,154 y repárese en cómo la conciencia es al cabo la brújula humana»;156 y
vincula el valor moral con el desvelo patrio, eli- finaliza así su ensayo: «Unamuno y Varona son
minando cualquier duda sobre el carácter pobres, aunque, claro está, significan mucho más
unilateralmente trascendental de su prédica axio- para sus países que cuantos millonarios viven en
lógica. Por otra parte, no puede extrañar esto, es ellos.»157
decir, estas preferencias o lecciones por encima La realidad de los valores éticos y espirituales
de todo un pensamiento al que el propio Vitier encuentra en su pensamiento dos ejemplos no-
dedicó una gran parte de su producción escrita, tables; en su ensayo «Fines de la educación», se-
en quien afirmó: «Fuera de la filosofía creo que ñala la necesidad de: «Fijar la creencia de que la
las más altas lecciones han sido la ecuanimidad honradez es una cosa tan firme como las Mate-
de mi madre y la bondad de mi padre.»155 máticas»,158 y en su ensayo «¿Hay seguridad en
Ya se había anticipado que su ideario se con- el mundo?» (1956) señala que «El hambre nor-
centró fundamentalmente en lo axiológico y en mal de una parte de la población del planeta im-
lo antropológico. En este sentido, en su ensayo pide el despliegue de la belleza moral en el res-
«Simientes», de La ruta del sembrador. Motivos to, señaladamente en los que pudieron intervenir
de literatura y de filosofía (1921), aborda una pro- con medios materiales. En esto, lo material es
blemática que se hará una constante de su pen- moral.»159 De estas convicciones se desprende
samiento, cuando contrapone los valores éticos su pensamiento fundamental sobre la necesidad
—el bien— y los sentimientos, a los valores in- de una ética en vivo, en acto —no otra cosa

Untitled-47 723 02/06/2010, 9:38


724 ETAPA 1923-1958

intentó historiar su hijo, Cintio Vitier, en su li- ideas al respecto conforman prácticamente toda
bro Ese sol del mundo moral. Para una historia su obra, tanto por su intención como por sus
de la eticidad cubana (1975)—; así, se refiere a la contenidos. Vitier escribió siempre, explícita o
presencia, en José de la Luz y Caballero, de implícitamente, para la juventud. Fue un educa-
«como vivencias actuales, sus criterios éticos»,160 dor, un vivificador de conciencias, como Luz y
en su ensayo «Actitud». Pero posteriormente ar- Caballero, su ideal en este sentido. Creyó
gumentará más y mejor este pensamiento en su fervientemente en la función social, incluso po-
ensayo «Un mínimo de consenso» —escrito en- lítica, de la educación, como medio para reme-
tre 1956 y 1958—, cuando al referirse a su ideal diar el problema insoluble de la República. En
educativo expresa: este sentido, en su ensayo «Un mínimo de con-
senso» escribió que «un cambio de mentalidad
Hay que sacar los asuntos de su forma abs- para asegurar el mejor régimen ético real (no teó-
tracta. Hechos, hechos, y que la doctrina rico) es cosa lenta. Pero fuera de una reorien-
se vaya organizando de suyo. Si empeza- tación humana no veo camino seguro. De modo
mos por adoctrinar, en prédica, ya toma- que un sistema educacional meditado, con fines
mos mal camino. Para que esta dimensión concretos, sería el medio.»163
educacional se convierta en «vivencia», el Vitier no fue nunca un político, ni tampoco
recurso está en la realidad misma del indi- partidario de la violencia social, si bien, como ya
viduo y de la Sociedad. Como se coleccio- se ha visto, no desdeñaba la acción, y simpatiza-
nan ejemplares en Zoología, por caso, hay ba con la famosa frase de Varona de que «la ac-
que coleccionar actos, formas de conduc- ción salva», pero individualmente era partidario,
ta, virtudes, no en su concepto teórico sino decía, de «la sentencia estoica según la cual reci-
encarnadas en acciones. Y así, trabajando bir un mal es preferible a hacerlo».164 Aunque
en lo vivo.161 no despreciaba la política —ya se ha visto que
forma parte incluso de sus credos laicos, espiri-
Como una prolongación de su preocupación tuales—, no sentía que en ella estaba su misión,
axiológica, lo que Vitier denominaba como el acaso inspirado en una actitud similar a la que él
sentido de la vida estará de algún modo presente refiere de Confucio: «No se abstuvo de partici-
en casi toda su obra, por ejemplo, en sus «Notas par en la política, pero cuando lo llamaban para
sobre una formación humana» —donde discre- un puesto de gran responsabilidad se detenía a
pa sutilmente de Mañach—, con el subtítulo de ver si era compatible con sus principios éticos.
«La enseñanza de la filosofía», discurso leído al De modo que conservó su independencia.»165 No
recibir el título de Doctor Honoris Causa, en obstante, lo que puede considerarse como su
1956; o en «Doctrinas contemporáneas sobre el pensamiento social también alcanzó cualidades
hombre»; o, en general, como sucede con otros muy singulares.
tópicos también, en toda su obra; así, por ejem- Su ideal de República provenía del ideal
plo, en su discurso sobre Enrique José Varona, martiano, como expresa, por ejemplo, en su en-
de 1941, afirmará que «La raíz de una reforma sayo «Doctrina Social». Su credo en este senti-
está en el hombre mismo», o que «El hombre ha do se derivaba de la sentencia martiana: «Con
progresado asombrosamente en su dominio de todos y para el bien de todos.» No estaba com-
la Naturaleza pero no en el de su naturaleza»,162 prometido, como Mañach, o como intelectuales
ideas de lejana ascendencia socrática, por donde marxistas, con un tipo determinado de ideolo-
también se opone a la ya referida argumentación gía política. Creía, como puede comprobarse en
de Ortega sobre la carencia de naturaleza en el su ensayo «¿Quién salva?», en una suerte de cris-
hombre. tianismo social, ya se sabe que muy vinculado a
Toda su prédica pedagógica se desprenderá de la acción formadora de la ética y la educación.
su ideario ético. Ya en 1926 publica su ensayo Pero mientras Mañach defendía los intereses de
Lo fundamental, ideas sobre educación. Pero sus una utópica burguesía nacionalista, Vitier, con

Untitled-47 724 02/06/2010, 9:38


EL ENSAYO Y LA CRÍTICA 725

un ideal más democrático y acaso más cerca de ha debido realizarlo la Democracia», y advierte
las realidades inmediatas, defendía al campesi- que su régimen, basado en el pueblo, «ha de ser
nado. Así, en su ensayo «Actitud» dice: «En pun- “para el bien de todos”», aludiendo a Martí.169
to a cuestiones de conciencia, tengo por válidos Lo cierto es que Vitier parece dudar también del
y formadores los siguientes asertos», y entre los modelo imperante de democracia capitalista,
veinte tópicos que allí expone dedica una parte cuando alude a que:
considerable a pronunciarse en contra de la acu-
mulación de riqueza por unos pocos en detri- Es inconsciente (o tranquilamente amoral)
mento de muchos. Dice que la república «No ha la actitud de algunos estadistas, y junto a
de ser triunfo de unos pocos», y a continuación ellos la de grandes industrias que van en
se explaya en la defensa del campesinado cuba- lucha fiera en pos de mercados […] Preva-
no, en el problema de la distribución equitativa lecen los intereses de cierta clase. La clave
de la tierra; apunta cómo el olvido de uno de de todo está en la clase de intereses pre-
nuestros esenciales componentes sociales aten- eminentes en la Sociedad y en los gobier-
ta contra la «nacionalidad real». Expresa: «Se nos. La tarea consistirá en formar juventu-
peleó por la libertad. Hacer eso con los trabaja- des a la luz de intereses diferentes.170
dores, es negar la libertad. No ya la libertad po-
lítica, sino la que tenemos a vivir.» Por último Descartando la opción de la revolución, por
dice: «Varona nos ha recordado que la colonia se su violencia necesaria, no le queda otro camino
nos viene encima, con nuestra organización re- al pensamiento de Vitier que el de, una vez reco-
publicana y todo. Martí, su gran amigo, lo había nocida la esencial injusticia social, preconizar una
previsto cuando dijo: “La Independencia no con- suerte de meliorismo social que, como se ha vis-
siste en el cambio de forma, sino en el cambio to, descansa fundamentalmente en la acción de
de espíritu”.»166 la cultura, la ética y la educación.
Siendo consecuente con su actitud crítica y La otra gran zona de su obra ensayística la
abierta a la vez frente a cualquier problema, no acapara la literatura. Aunque a la luz de los con-
fue un obcecado, como Mañach, en contra del tenidos antes expuestos no fue esta faceta de su
marxismo y el socialismo. Por ejemplo, en su obra la más significativa, no por ello dejó de plas-
ensayo «Valoraciones», de Estudios, notas. Efigies mar orientaciones y juicios de gran valor. En
cubanas (1944), dice: «el Socialismo, no obstan- 1921, en su ensayo «La enseñanza de la literatu-
te fijarse más en lo colectivo, va, en realidad, a ra», recogido en La ruta del sembrador. Motivos
garantizar lo individual, al propugnar formas de literatura y filosofía, se refiere nada menos que
justas de convivencia».167 Más adelante dice del al proyecto de una ciencia de la literatura, que
marxismo: «No lo creo erróneo totalmente», y considera válida mientras no atente contra las
afirma que ilumina «Las propensiones funda- particularidades de las literaturas nacionales. Esta
mentales de nuestro ser», pero no confía en sus dialéctica entre lo general y lo particular estará
«medios» y afirma: «Pero sin un cambio en lo siempre presente en sus estudios literarios. En
que San Pablo llamó “el hombre interior”, son otro ensayo contenido en el libro mencionado,
baldíos los reajustes de la sociedad.»168 En su ya «Fases del fenómeno literario» —fases que des-
mencionado ensayo «¿Hay seguridad en el mun- cribe como la histórica, estética, científica, ética
do?» se refiere al «Socialismo extremo», que no y crítica—, desarrolla uno de los estudios teóri-
comparte, pero tampoco la campaña también cos más enjundiosos escritos en Cuba sobre la
extrema en su contra, porque: «Tal actitud des- teoría de la literatura en aquellos años. Asimis-
emboca, es lo probable, en la violencia» —dice mo, en otro ensayo, «La ilusión de la patria»,
en implícita referencia a la «guerra fría», propia expresa: «La literatura, instrumento de expre-
de aquellos años. Sin embargo, a continuación sión del genio nacional, encarna y glorifica con
expresa: «Lo que hay de natural y justo en el más eficacia que los demás factores, el sentimiento
Socialismo, ya lo preconiza el Cristianismo, y de la patria»,171 y hace hincapié en la importancia

Untitled-47 725 02/06/2010, 9:38


726 ETAPA 1923-1958

que debe tener dentro de una historia de la lite- tiones. No nos da tanto las soluciones, como la
ratura cubana, con respecto a Hispanoamérica conciencia de la realidad.»175 Luego reitera su
incluso, la problemática de lo nacional, atendien- importante dilucidación teórica e histórica so-
do a las particularidades históricas de la nación bre el ensayo, en «El ensayo como género», uno
cubana. En otro de sus libros, Apuntaciones lite- de los mejores estudios que se han escrito en
rarias (1935), reúne sus ensayos «El romanticis- Cuba sobre el particular, y después aborda a una
mo», «El romancero», «Observaciones sobre la serie de ensayistas hispanoamericanos: Sarmien-
literatura uruguaya», y un importante conjunto to, Montalvo, Hostos, Rodó, Pedro Henríquez
de semblanzas sobre ensayistas cubanos de la Ureña, Alfonso Reyes y otros. Se destaca el de-
República. Pero el trabajo más importante allí dicado a José Carlos Mariátegui por la seriedad
presente es el titulado «El ensayo», donde reali- y objetividad de su enfoque.
za una aproximación teórica a este género lite- Dos juicios estéticos sobresalen en su pensa-
rario, a la vez que una descripción histórica de miento, donde gustaba reiterar sus credos fun-
su evolución. Resalta allí, una vez más, su damentales: los referidos al dolor y a la vía no
preocupación por lo nacional, cuando, por ejem- discursiva del conocimiento. Con respecto al
plo, al referirse a la importancia del pensamien- primero, al que consideraba como un valor, es-
to de Unamuno y de Ortega y Gasset, ésta se cribió un ensayo sobre Martí que tituló «El es-
debe, afirma, a que expresan «los motivos y va- tilo, el dolor y la ilusión de Martí», el cual re-
lores del alma nacional».172 cogió en La ruta del sembrador (1921). En este
El conjunto de semblanzas sobre ensayistas mismo libro se refiere, en «La enseñanza de la
cubanos antes mencionado es completado por literatura», al valor estético del dolor. En su
Vitier en su libro Estudios, notas. Efigies cubanas «Apéndice B. Juicios», de su libro sobre Kant,
(1944), cuando realiza lo mismo con los princi- aprecia que «Hay que contar con el sufrimien-
pales pensadores cubanos del XIX. Allí incluye to. No sobreviene. Es inherente a la vida, aun-
también su ensayo «La producción literaria y el que no su único factor. Algunos espíritus de fi-
espíritu de las épocas», como un proyecto no nura han percibido la virtud aclaradora del
concluido de un libro sobre teoría literaria. En dolor»,176 donde, entre otras muchas probables
otro, «Notas sobre la literatura hispanoameri- fuentes, continúa las ideas martianas sobre el
cana», afirma: «Los temas pueden y deben ser dolor como conocimiento y la estética de la her-
americanos, sin mengua de lo humano universal mosura dolorosa. Otra vía del conocimiento que
que late siempre en lo particular.»173 En «cómo Vitier asume parece provenir, o al menos apo-
debe escribirse la literatura hispanoamericana» yarse en ella, de la estética intuicionista de
reitera la importancia que deben tener las litera- Bergson, y así afirma en el Apéndice aludido:
turas nacionales en una historia de las letras his- «Sentir es un modo de conocer.»177 También
panoamericanas. También incluye aquí el ensa- abunda sobre ello en «Respuesta al profesor
yo «Notas sobre la literatura contemporánea», Fonseca». Pero su reflexión definitiva sobre el
en esencia el mismo que había publicado antes particular la expresa al final de su ensayo «Mis
en forma independiente, Caracteres de la litera- maestros». Dice allí:
tura contemporánea (1941), un panorama
expositivo y valorativo de sus principales ten- Lectura y reflexiones en cosas de Estética
dencias, donde se destaca su afirmación de que: me han llevado a creer que la Poesía es una
«La literatura no puede estudiarse desligada de forma de conocimiento. Dicho de otro
la sociedad que la genera.»174 modo: no conocemos exclusivamente me-
Por último, publica Del ensayo americano diante el llamado «discurso racional» (que
(1945), en cuya introducción retoma su estudio nada tiene que ver con la oratoria), sino a
ya señalado sobre el ensayo. Allí expresa: «Casi virtud de la intuición poética, que abrevia
todo lo refleja el ensayo. Acude solícita esta for- el camino. Claro que el conocimiento que
ma de la prosa a esclarecer buen número de cues- nos da la Poesía pertenece a determinadas

Untitled-47 726 02/06/2010, 9:38


EL ENSAYO Y LA CRÍTICA 727

zonas de la Realidad Suma, por eso así, con mildad, sencillez, bondad, honradez, valor, amor
mayúscula.178 y fe.
Ramiro Guerra (1880-1970), junto a Emilio
Dentro de su crítica literaria, muy cerca del Roig, Herminio Portell Vilá y Emeterio Santo-
ensayo, pueden citarse tres modelos: «De José venia, se inscribe dentro de una tendencia de re-
Lezama Lima», «Seboruco» y «Samuel Feijóo: novación de los estudios históricos en Cuba. De
estética». Ningún pensador de su generación ascendencia campesina y de formación en cierto
pudo comprender a Lezama como lo hizo Vitier, sentido autodidacta, aunque en 1912 se gradúa
quien vuelve aquí a constituirse en el reverso de de Doctor en Pedagogía en la Universidad de La
Mañach. Su prosa «Seboruco» es una de las más Habana, muy joven tiene que interrumpir sus
bellas que escribió; la dedicada a Feijóo es un estudios y participar, entre 1896 y 1898, a favor
modelo de crítica de participación, de verdadera de la insurrección independentista. A partir de
sagacidad y sensibilidad poética. Como ejemplo entonces desarrollará una intensa y extensa la-
de su ensayismo más libre, de mayores valores bor pedagógica. Asimismo, fungirá un tiempo
literarios, pueden citarse también «La oración como director, junto a Arturo Montori, de la
de las piedras», «El sentido de la navidad», «Martí revista Cuba Pedagógica y, posteriormente, diri-
y la tradición», «Amigos y enemigos», «Ya lo girá Heraldo de Cuba (1930-1932), Diario de la
sabía Platón»… Pero como confesiones y reve- Marina (1943-1946) y Trimestre (1947-1950).
laciones de su pensamiento: «Mis maestros», También será uno de los directores y colabora-
«Valoraciones», y los apéndices A y B, «El senti- dores de Historia de la nación cubana (1952).
do de la filosofía» y «Juicios», de su libro sobre Junto a numerosas publicaciones sobre la pro-
Kant, estos últimos como muestras de un estilo blemática educacional, y siguiendo la línea te-
confesional muy singular dentro de nuestra mática general de estudio de las grandes figuras
ensayística. Pocas veces se tiene tanto la impre- cubanas del siglo XIX, Guerra se acercará a An-
sión de estar a solas con un pensamiento, acaso tonio Maceo, Carlos Manuel de Céspedes, Félix
porque lo que entrega allí Vitier es, por encima Varela, José Antonio Saco y José de la Luz y
de todo conocimiento, su persona. Caballero, y no, curiosamente, a Martí.
Mariano Rodríguez Solveira dice que el esti- La importancia de Guerra radica, sobre todo,
lo de Vitier está «encendido siempre por la fuer- en la nueva perspectiva histórica que aporta para
za de una emoción, que jamás llegó a dominarle el estudio de nuestra historia, al lograr articular-
y que él parecía complacerse en reprimir».179 la como un proceso mucho más profundo y co-
Aguda observación que se explica por esa natu- herente, debido a que «parte del estudio del fun-
ral y como indirecta veta pedagógica que posee damento económico de los fenómenos políticos
su prosa, por esa manera que tiene como de «con- y sociales»182 y a que supera, al decir de José An-
versar» con sus lectores, pero que, a pesar de su tonio Portuondo, «el estrecho y erudito posi-
contención o pudor, alcanza a veces el rango de tivismo de los mejores historiadores del
una solitaria confesión que conmueve por su período».183
avasalladora sinceridad. En su prólogo a La ruta Su obra puede apreciarse a través de dos di-
del sembrador (1921) expresa, como entregando recciones fundamentales: la educacional —en
un valor supremo: «He creído escribir un libro una gran parte puesta al servicio de la renova-
sincero.»180 Allí, en su ensayo «Simientes», con- ción de los estudios históricos— y la propiamen-
fiesa: «No soy original», y cita a Martí: «Las co- te histórica, en la que sobresalen su Historia de
sas, cada vez que se dicen con sinceridad, son Cuba (1922), en dos tomos, aunque inconclusa;
nuevas»,181 revelando acaso el secreto de su esti- Nociones de historia de Cuba para uso de las es-
lo. Tuvo, no obstante, como pocos pensadores cuelas primarias elementales (1927) —con varias
cubanos, un pensamiento propio, sólo que lo reediciones—, y su Manual de historia de Cuba
trasmitió henchido por aquellos valores que tan- (económica, social y política) (1938) —que fue
to intentó despertar en la conciencia cubana: hu- reeditada con posterioridad a 1959: en 1962, 1964

Untitled-47 727 02/06/2010, 9:38


728 ETAPA 1923-1958

y 1971, por considerarse como la visión históri- después en Cuba, los aspectos básicos del
ca más objetiva, a pesar de sus explicables limi- neocolonialismo por entonces imperante.
taciones, producida en nuestro país. Asimismo, Se comprende así el tremendo impacto de
su Guerra de los Diez Años, 1868-1878, publica- la obra en los jóvenes revolucionarios del
da en dos tomos entre 1950 y 1952, y reeditada 1930.185
en 1960 y 1971, constituye un clásico de nuestra
historiografía. Precisamente como ejemplo de Con este último sentido, por ejemplo, Cintio
su perspectiva económica de la historia, el autor Vitier cita, en Ese sol del mundo moral. Para una
publicó La industria azucarera de Cuba; su im- historia de la eticidad cubana, el concurrente jui-
portancia nacional, su organización, sus merca- cio de Raúl Roa al respecto, cuando señala que
dos, su situación actual (1940) y Filosofía de la esta obra de Guerra contribuyó decisivamente
producción cubana (agrícola e industrial) (1944). «a la forja de la conciencia antimperialista de la
No obstante, su significación dentro de la juventud cubana de aquellos años».186 Se com-
ensayística nacional proviene de su obra Azúcar prende entonces también la repercusión de este
y población en las Antillas (1927), para Manuel libro para nuestra cultura —y dentro de ésta para
Moreno Fraginals «el más importante ensayo de nuestra literatura—, en tanto constituyó un só-
su tipo publicado en Cuba».184 Este trabajo fue lido fundamento para el desarrollo de una con-
configurándose a través de veintiún artículos ciencia y un pensamiento nacional y antineo-
aparecidos en la primera página del Diario de la colonial, pensamiento que el propio Guerra
Marina, de mayo a agosto de 1927, vitalidad pe- ayuda a profundizar con sus obras posteriores,
riodística sobre un tema, por entonces, de dra- En el camino de la independencia (1930) —estu-
mática actualidad que determinó, en buena par- dio histórico sobre la rivalidad de Estados Uni-
te, su cualidad ensayística. La significación y los dos y Gran Bretaña en sus relaciones con la in-
contenidos de este libro son sintetizados, en lo dependencia de Cuba, con un apéndice titulado
esencial, por Moreno Fraginals de la siguiente «De Monroe a Platt»— y, sobre todo, con La
manera: expansión territorial de los Estados Unidos, a ex-
pensas de España y de los países hispanoamerica-
el ensayo es el grito angustiado de un hom- nos (1935).
bre que ha visto la entraña del sistema de Independientemente de la controvertida tra-
plantación, y con una prodigiosa visión de yectoria política del autor —que no se radicalizó
conjunto, muestra todas las facetas del pro- más allá de la posición ideológica de una utópica
blema: latifundio, subordinación al extran- burguesía nacional, y que incluso aceptó con cier-
jero, degradación política, mínimo nivel de to fatalismo la ingerencia norteamericana—, su
vida en la población campesina, importa- obra histórica, por el rigor científico de sus
ción estacional de mano de obra no califi- dilucidaciones, por la objetiva y dialéctica arti-
cada, monocultivo, explotación extensiva culación de los datos históricos y por la profun-
de la tierra, economía deforme […] Los dización cognoscitiva que posibilitó su quehacer
puntos esenciales analizados son diez, y es- intelectual, encarnó un antecedente insoslayable
tán resumidos en el primer largo párrafo para cualquier aproximación marxista a nuestro
del capítulo XIV. El latifundio azucarero proceso histórico. En este sentido es aprehen-
aparece como centro o leitmotiv de la obra dida su importancia por Carlos Rafael Rodríguez
y, a veces, en la vehemencia de la prosa se en un artículo aparecido en la revista Dialéctica,
achacan al latifundismo hechos que son «El marxismo y la historia de Cuba»,187 en el nú-
simples complementos de la economía de mero seis de marzo-abril de 1943. Es por todo
plantación. Pero independientemente de la ello que a pesar de su «escasa o ninguna preocu-
forma en que se establecen los nexos pación estética», como aprecia Portuondo,188 su
causales, los diez puntos del libro resumen, obra signifique un salto cualitativo dentro del
como no se había hecho antes, ni se hizo pensamiento ensayístico cubano.

Untitled-47 728 02/06/2010, 9:38


EL ENSAYO Y LA CRÍTICA 729

Con posterioridad, el autor publica dos libros parte desde 1923 —año en que participa en la
de difícil ubicación genérica: Mudos testigos; cró- Protesta de los Trece y en el Grupo Minorista.
nicas del excafetal Jesús Nazareno (1948) y Por Son destacables también las numerosas reco-
las veredas del pasado, 1880-1902 (1957), donde pilaciones que realizó con prólogos suyos, en-
pueden apreciarse, si no intenciones, sí ciertos tre las cuales sobresalen las dedicadas a José
valores literarios. Son libros de memorias fami- Martí. Asimismo se ocupó de las ediciones de la
liares, ambos de acusado carácter testimonial; Oficina del Historiador de la Ciudad, que creó
pero Moreno Fraginals advierte cómo, en el pri- en 1936 a raíz de su designación como Historia-
mero, el autor logra mostrar «algo mucho más dor de la Ciudad de La Habana en 1935 —cargo
trascendente que el recuerdo familiar: un aspec- que ostentó hasta su muerte—, y como tal reali-
to completo de la historia agraria cubana», y lo zó una vasta y encomiable labor como difusor y
considera «una de las poquísimas obras maes- promotor cultural, además de sus numerosas pu-
tras de la historiografía cubana».189 blicaciones en este sentido.191
Otra figura importante dentro de la ensa- En rasgos generales, su obra tuvo cuatro di-
yística histórica es Emilio Roig de Leuchsenring recciones fundamentales: las publicaciones alu-
(1889-1964). Aunque con muchos puntos co- didas en torno a la Ciudad de La Habana; sus
munes con Ramiro Guerra, las características de trabajos netamente históricos —estudió, entre
sus obras difieren notablemente. Si Guerra se otras, a figuras como Tomás Romay, Félix Varela,
consagró, como profesor y publicista, a la edu- Antonio Bachiller y Morales, Manuel Sanguily,
cación, Roig orientó una zona considerable de Enrique José Varona, Calixto García, Juan
su obra, que fue vastísima, hacia una incidencia Gualberto Gómez—; su prolífica obra sobre
política mucho más directa. Si Guerra sentó las Martí —en la que sobresale su Martí antim-
bases de la renovación de los estudios históri- perialista (1953), donde realiza un verdadero
cos, acentuando lo económico, y describió aporte al conocimiento de esta faceta del pensa-
incontrastablemente al neocolonialismo, y estu- miento martiano—, y, por último, lo que puede
dió las fuentes históricas de la penetración im- considerarse como su centro ideológico, su
perialista en Cuba, Roig acentuó la faceta polí- antimperialismo, reflejado sobre todo, entre
tica en sus indagaciones y desarrolló en este muchas publicaciones, en su Historia de la En-
sentido una labor sin igual para profundizar en mienda Platt. Una interpretación de la realidad
la consolidación de una conciencia antimpe- cubana (1935), en dos tomos —reeditada en 1961
rialista. Fue muy consciente del papel de la pren- y 1963—, en Cuba no debe su independencia a
sa como medio de incidencia social, política y los Estados Unidos (1950) —también reeditada
cultural, y fue, en este sentido, un dinámico in- varias veces luego de 1959— y en Los Estados
telectual revolucionario. Y a diferencia de Gue- Unidos contra Cuba libre (1959). En un ensayo
rra, dedicó una gran parte de su obra a la divul- publicado por la Oficina del Historiador de la
gación y estudio del pensamiento de José Ciudad de La Habana, Hostilidad permanente de
Martí.190 los Estados Unidos contra la independencia de
Graduado en la Universidad de La Habana de Cuba (1960), exclama como colofón de su tra-
Doctor en Derecho Civil y Notarial en 1917, bajo: «¡Con qué regocijo y orgullo he visto fruc-
fue redactor y jefe de redacción de Gráfico. A tificar ahora mis prédicas de cuarenta años con-
partir de entonces, amén de su colaboración en tra la absorción y explotación imperialista yanqui
numerosas revistas, será director de la Revista de Cuba!»192
de Derecho (1913-1917), director literario de Dos facetas menos conocidas de su obra son
Social a partir de 1925, subdirector de Carteles su pensamiento anticlerical y sus artículos cos-
(1925-1930), director de la Revista de Estudios tumbristas. El primero se expresa, sobre todo,
Afrocubanos, fundador de la Revista de Derecho en La Iglesia Católica y la independencia de Cuba
Internacional desde 1922, y de la importantísima (1958), publicado después, en 1960, con el títu-
Cuba Contemporánea, de cuya redacción formó lo La Iglesia Católica contra la independencia de

Untitled-47 729 02/06/2010, 9:38


730 ETAPA 1923-1958

Cuba. Con anterioridad, el autor había estudia- una prosa de valores literarios y una genuina sen-
do también el papel revolucionario de la maso- sibilidad poética. Así lo reconocieron tanto
nería cubana en el siglo XIX y las ideas religiosas Lizaso como Medardo Vitier.194
de José Martí. Como Mañach, tuvo Roig incli- A partir de 1923 —año en que dirige la Socie-
nación hacia la literatura costumbrista, y así pu- dad de Conferencias y es cofundador de la So-
blicó —aunque sin la calidad literaria de aquél ciedad de Folklore Cubano—, Chacón continúa
—un conjunto de artículos costumbristas, en desarrollando su producción como crítico, in-
1923, con el título El caballero que ha perdido su vestigador y ensayista literario —una gran parte
señora, y, en 1928, Costumbres habaneras de de su labor como crítico la realizó durante mu-
antaño. chos años en una sección fija del Diario de la
No tuvo la obra de Emilio Roig apreciables Marina— y publica importantes títulos como
calidades literarias, y aunque en algunas obras Los comienzos literarios de Zenea (1927) y Juan
su prosa acoge un efectivo lenguaje funcional, Clemente Zenea, poeta elegíaco (1951), así como
como fue característico en Ramiro Guerra, a ve- estudia a otros escritores cubanos: Justo de Lara,
ces es francamente descuidada, acaso, por su pro- Manuel de la Cruz y Raimundo Cabrera, entre
lífica producción y por una mayor pasión y vo- otros. Pero sin dudas su contribución mayor en
cación de servicio, virtudes, estas últimas, que este sentido es su numerosa producción sobre
tuvo como pocos escritores cubanos. José María Heredia.
Dentro de la ensayística y crítica literarias Desde su primer estudio sobre Heredia
destacan, a partir de 1923, entre otros, José Ma- —«Las etapas formativas de la poesía de
ría Chacón y Calvo, José Juan Arrom, Raimundo Heredia», publicado en Cuba Contemporánea y
Lazo y Salvador Bueno. Sin embargo, Chacón y El Fígaro, leído en la Sociedad de Conferencias
Calvo (1892-1969), en aquella fecha, ya había y aparecido como libro en 1915— hasta el últi-
logrado publicar una obra que lo situaba como mo —«Un aspecto de la poesía religiosa de
uno de los más importantes ensayistas, críticos Heredia: su tonalidad religiosa», de 1957—, pu-
e investigadores cubanos. Baste recordar Los blicó más de veinte trabajos sobre el poeta, lo
orígenes de la poesía en Cuba (1913), Gertrudis cual lo convirtió, al decir de Salvador Arias, en
Gómez de Avellaneda, las influencias castellanas: «su más importante estudioso».195 Esta signifi-
examen negativo (1914), Romances tradicionales cativa faceta de su obra ha sido estudiada por el
en Cuba (Contribución al estudio del folklore crítico antes mencionado en su prólogo «Heredia
cubano)(1924) y su antología Las cien mejores y Chacón y Calvo» a la segunda —y en cierto
poesías cubanas (1922). Asimismo, había dado sentido nueva— edición de Estudios heredianos
muestras de sus dotes como hispanista con su (1980), pues la primera data de 1939; en la edi-
conferencia Cervantes y el romancero (1917), y ción de 1980, junto a «Las etapas formativas de
de su vocación poética con sus textos de prosa la poesía de Heredia», «La vida y la poesía de
lírica, Hermanito menor (1919) y Ensayos senti- Heredia», y «Nueva vida de Heredia», presentes
mentales (1922). Con posterioridad seguiría en la edición original, Arias suple otros trabajos
desarrollando su labor como hispanista con En- de menor importancia con la inclusión de «El
sayos de literatura española (1928) y El padre horacismo en la poesía de Heredia», «Heredia
Sarmiento y el Poema del Cid (1924), también considerado como crítico» y «Heredia y su in-
retornaría a su prosa poética en su Diario en la flujo en nuestros orígenes nacionales»; no in-
muerte de mi madre (1953). Sobre esta última cluye, sin embargo, «Un aspecto de la poesía
vocación refiere Félix Lizaso193 que Chacón ha- religiosa de Heredia: su tonalidad religiosa», tan
bía escrito versos en su juventud, los cuales re- importante para las consideraciones críticas y
unió —aunque nunca publicó— bajo el signifi- valorativas que hace el crítico en su excelente
cativo título De mi fracaso poético. Pero esta prólogo.
disposición debió influir sin lugar a dudas en que Chacón estudió prácticamente todas las
sumara, a sus dotes como crítico e investigador, facetas de la obra y la vida heredianas: su biogra-

Untitled-47 730 02/06/2010, 9:38


EL ENSAYO Y LA CRÍTICA 731

fía, tanto en Cuba como en México, su episto- pesquisas en los archivos españoles, durante su
lario, sus ideas políticas, su crítica literaria y, por prolongada estancia en España, la cual llegó a
supuesto, su poesía, a la que aportó perdurables ser para él como una segunda patria. Algunos
claridades en torno a sus fuentes, sus etapas de estos trabajos son El documento y la recons-
formativas, su sentido religioso, sus valores es- trucción histórica (1929), Ideario de la coloni-
téticos y literarios, entre éstos el que se define zación de Cuba (ensayo de historia sinóptica)
como su «poesía civil interna», entre otros con- (1933), Criticismo y colonización (1935), entre
tenidos. En esta sostenida y vasta labor demos- otros. Max Henríquez Ureña197 refiere que,
tró Chacón sus condiciones de acucioso in- como producto de sus impresiones españolas,
vestigador, biógrafo, crítico y ensayista. Es Chacón escribió su Libro de pastores y Viajes
significativo el hecho mencionado por Arias de por España. Una gran parte de su obra, publi-
que Chacón, en 1952, leyera por radio su ensa- cada en revistas y periódicos, permanece aún
yo «Heredia y su influjo en nuestros orígenes sin recopilar.
nacionales», donde se manifiestan algunas ideas Contrariamente a Chacón, la obra de José
políticas de Heredia que en esencia tenían que Juan Arrom (1910) anterior a 1959 es más bien
negar el sentido del golpe de estado de Batista, breve comparada con la que ha seguido escri-
sucedido meses antes. La crítica ha insistido en biendo con posterioridad a esa fecha, si bien
el apoliticismo de Chacón, quien fue partidario detenta una singular importancia. Arrom, aun-
de la «neutralidad de la cultura», actitud con la que ha vivido prácticamente toda su vida en los
que fue empero consecuente toda su vida. Estados Unidos, país donde se graduó de
Formado bajo el influjo de Marcelino Menén- Bachelor of Arts (1937) en Yale University, de
dez y Pelayo, Chacón y Calvo continúa una tra- Master of Arts (1940) y Doctor in Philosophy
dición humanista que tuvo también sus segui- (1941), ha mantenido viva una vinculación en-
dores en España en, por ejemplo, un Menéndez trañable con Cuba y, en general, con la historia
Pidal. Ofreció siempre la imagen del erudito, y la cultura hispanoamericanas. Tipo de scholar
consagrado con absoluta dedicación a su queha- erudito, su obra, más orientada hacia la investi-
cer intelectual. Como director de la Dirección gación —filológica y folklórica—, se desenvuel-
de Cultura del Ministerio de Educación, cargo ve, muy vinculada a su labor docente, dentro de
que ocupó con una breve interrupción, desde las cauces de la exégesis bibliográfica, la investi-
1934 hasta 1944, dirigió la importante serie Cua- gación minuciosa de las fuentes de nuestra cul-
dernos de Cultura, que publicó a las principales tura, el rigor y pormenor de sus dilucidaciones,
figuras de la cultura cubana del XIX con muchas orientándose por lo general hacia la valoración
de las cuales llegó a familiarizarse íntimamente, de aspectos muy particulares de la literatura, al
como refiere Medardo Vitier.196 También diri- menos hasta 1959 aproximadamente, tiempo en
gió la rediviva Revista Cubana. Dentro de este que Arrom va consolidando su severa formación
ámbito cultural, tan imporante durante la Re- intelectual y reuniendo datos que le permitirán,
pública, Chacón hizo un elogio de Carlos Ma- con posterioridad, abordar temas de más vasto
nuel de Céspedes, El primero que supo ejecutar alcance. Es por ello que Arrom ha podido hacer
(1939); también se acercó a Félix Varela en sus importantes aportes, hallazgos y asentamientos
ensayos El padre Varela y la autonomía colonial de datos imprescindibles para el conocimiento
(1935) y El padre Varela y su apostolado (1953). y comprensión fidedignas de la cultura hispano-
Católico fervoroso, fue profesor de la cátedra americana. Es una obra funcional, de servicio,
de literatura cubana en la Universidad Católica que suele sacrificar la soltura ensayística a la
de Villanueva desde 1946 hasta 1961. búsqueda del dato ignorado o exacto, el estable-
La otra gran zona de su obra la consagró a la cimiento de relaciones esclarecedoras, por lo que
investigación histórica sobre la conquista y la ha contribuido notablemente también al desa-
colonización españolas, labor en la que realizó rrollo de una investigación de carácter científi-
importantes aportes, sobre todo a partir de sus co de nuestras letras.

Untitled-47 731 02/06/2010, 9:38


732 ETAPA 1923-1958

En este sentido, por ejemplo, es autor de la «Raíz popular en los Versos sencillos de José
edición crítica de El príncipe jardinero y fingido Martí» (1953).
Cloridano (1951), como consecuencia de sus Uno de los valores más perdurables de la obra
importantes investigaciones y dilucidaciones de Arrom es haber contribuido a conformar la
críticas en torno a su discutido autor, Santiago imagen de una verdadera identidad cultural de
Pita, y su obra, expuestas, en 1948, en su discur- nuestra América, a borrar las fronteras entre lo
so de ingreso en la Academia Nacional de Artes culto y lo popular, a revalorizar el folklore, la
y Letras de Cuba, «Consideraciones sobre El tradición popular y oral, a establecer comunida-
príncipe jardinero y fingido Cloridano», ensayo des de base entre lo español y lo americano y, en
donde demuestra la autenticidad de su autor y fin, a brindar una imagen más fiel de nuestra
fija la enorme importancia de esa pieza teatral cultura hispanoamericana.
dentro de todo el siglo XVIII. Como Chacón y Calvo y Arrom, Raimundo
Acaso su obra más importante, por entonces, Lazo (1904-1976) se imbrica también dentro del
sea Historia de la literatura dramática cubana tipo de ensayista erudito, investigador, pero en
(1944), así como más tarde la Historia del teatro su caso, sobre todo, profesor de diferentes dis-
hispanoamericano; época colonial (1967), algu- ciplinas literarias, labor esta última por la que es
nos de cuyos antecedentes se encuentran en sus recordado mejor.198 Después de recibir el doc-
ensayos, Voltaire y la literatura dramática cuba- torado en Derecho Civil (1925) y en Filosofía y
na (1943), Documentos relativos al teatro colo- Letras (1926), se desenvuelve como profesor en
nial en Venezuela (1946), «Perfil del teatro con- el Instituto de Segunda Enseñanza de Camagüey,
temporáneo en Hispanoamérica» (1952), Una luego en el de La Habana. Desde 1930 lo es de la
desconocida comedia mexicana del siglo XVIII Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad
(1953) y «Entremeses coloniales», incluidos to- de La Habana. Sólo en dos ocasiones interrum-
dos en sus libros de ensayos Estudios de literatu- pió su labor docente, cuando fue destituido por
ra hispanoamericana (1950) y Certidumbre de su oposición al gobierno de Machado y cuando
América (1959), los cuales reúnen lo fundamen- tuvo que abandonar el país por sus artículos pe-
tal de su obra anterior a 1959. riodísticos contra la dictadura de Batista. Im-
En el libro de 1950 se encuentra, por ejem- partió numerosos cursos en universidades
plo, su ensayo «Las letras en Cuba antes de norteamericanas sobre literaturas cubana e hispa-
1608», conferencia leída y publicada en 1944, noamericana, centros temáticos de su quehacer
donde el autor hace importantes contribuciones como educador, aunque también incursionó en
para fijar mejor los orígenes de nuestra poesía. la literatura española, en estudios sobre la len-
Asimismo, en otro, «Dos poemas atribuidos a gua castellana y en la teoría e historia literarias.
José Antonio Miralla», despeja las oscuridades Muy vinculada a esta labor se desenvuelve su
en torno a la verdadera paternidad del soneto obra ensayística, la cual comienza a partir de 1929
«La ilusión», atribuido a Miralla y en realidad cuando publica sus semblanzas Heredia, Zenea
escrito por Manuel de Zequeira. y Martí; poetas patrióticos. Precisamente su tesis
Otros ensayos incluidos en los libros antes de grado versará sobre Martí y su obra literaria
mencionados son: La poesía afrocubana, leído (1929), contenido que continuó abordando en
en 1940 y publicado en 1942; Criollo: defini- Martí y la política (1946), Martí en la historia li-
ción y matices de un concepto (1951), ampliado teraria de Cuba (1950) y en su conferencia pro-
considerablemente después; El negro en la poe- nunciada en la Academia Cubana de la Lengua,
sía folklórica americana (1955), «Imagen de «Martí, ensayista», en 1954.
América en el Cancionero español» (1958) e También estudió a otras figuras de la cultura
«Hispanoamérica: carta geográfica de su cultu- e historia cubanas en sus ensayos Arango y
ra». También se acercó a contenidos más parti- Parreño (1945), donde realiza una exposición
culares de nuestra literatura dramática y lírica valorativa de su vida y de su obra, indagando la
en El teatro de José Antonio Ramos (1947) y índole de su «cubanidad», a la vez que valora el

Untitled-47 732 02/06/2010, 9:38


EL ENSAYO Y LA CRÍTICA 733

estilo de su prosa; El 7 de diciembre (1951), so- noamericana» (1952), «Sor Juana Inés de la
bre Antonio Maceo; «El P. Varela y las Cartas a Cruz» (1951), «Rómulo Gallegos, América y la
Elpidio», epílogo del libro Cartas a Elpidio novela hispanoamericana» (1954) y «Rufino
(1945), donde califica a Varela como «El primer Blanco Fombona» (1944). Lazo ha sido acaso
moralista del país» y hace hincapié en sus valo- nuestro mejor hispanoamericanista, dirección en
res literarios; «El Lugareño y la literatura cuba- que continuó profundizando luego de 1959.
na» (1950) y «Juan Marinello, ensayista his- En general, su producción intelectual está di-
panoamericano» (1938). Además, realizó rectamente relacionada con su vocación docen-
compilaciones de las obras de Martí y José de la te, a través de la cual fue un verdadero maestro
Luz y Caballero. de diferentes generaciones. No fue un ensayista
El primer libro publicado por Lazo, Ensayo brillante ni ejerció con profusión la crítica lite-
de un programa elemental de Gramática Españo- raria; sin embargo, sobresalió por la extensión
la, Literatura preceptiva e Historia de la Litera- de sus conocimientos, su eficacia didáctica y, en
tura Española (1929), ilustra sobre su interés por general, por su funcional servicio a la enseñanza
otras tres importantes zonas de la lengua y la de la literatura.
literatura. En 1937 publica Elementos de lengua De características muy semejantes a las de
española, el cual conoce ocho reediciones hasta Lazo es la obra de Salvador Bueno (1917). Doc-
1957, y en 1944 aparece Criterios idiomáticos. tor en Filosofía y Letras en la Universidad de La
Con respecto a la literatura española se destaca Habana en 1942, desarrolló hasta 1959, y con
su ensayo Leyendo y comentando La Dorotea posterioridad, una amplia labor docente como
(1936). Y, sobre todo, sobre teoría e historia li- profesor de literaturas cubana e hispanoameri-
terarias —acaso una de las facetas más impor- cana. Ejerció con profusión el periodismo y la
tantes de su producción intelectual—, Lazo pu- crítica literarias y ha sido uno de los más cons-
blica, en 1938, Elementos de teoría y composición tantes y eficaces divulgadores de nuestra litera-
literarias (Literatura preceptiva) —con reedi- tura. Se ha destacado también por su trabajo
ciones en 1944 y 1957— y, en 1954, La teoría de como antologador. En este sentido publicó, du-
las generaciones y su aplicación al estudio históri- rante la década del cincuenta, Antología del cuen-
co de la literatura cubana —el cual conoció de to en Cuba (1902-1952), Los mejores ensayistas
una segunda edición ampliada en México, en cubanos (1959) y Los mejores cuentos cubanos
1973. Con este último trabajo, Lazo hace un (1959-1960), en dos tomos.
considerable aporte al estudio histórico de nues- Acaso su obra más importante es su Historia
tra literatura, a la vez que participa de un interés de la literatura cubana (1954), reeditada en 1959
teórico por entonces en boga —el fenómeno y 1963, la cual ha tenido sobre todo una impor-
generacional—, el cual tuvo otros estudiosos, tante repercusión en la enseñaza de la literatura.
entre ellos, el más destacado, José Antonio En sentido general, su obra ensayística se orien-
Portuondo.199 tó hacia estudios de carácter panorámico, como
La otra zona de su producción ensayística es es el caso de Contorno del modernismo en Cuba
la referida a la literatura hispanoamericana. En (1950), Medio siglo de literatura cubana (1902-
1935 publica su estudio La personalidad de la li- 1952) (1953) —donde estudia la poesía, la na-
teratura hispanoamericana; en 1940, Literatura e rrativa, el ensayo, la crítica y el teatro cubanos
Hispanoamericanismo; en 1943, Vigil, Palma, de la República— y Policromía y sabor de
González Prada; en 1954 imparte su conferen- costumbristas cubanos (1953).
cia «La personalidad, la creación y el mensaje de Entre sus ensayos de contenidos más parti-
Alfonso Reyes» (1955) —quien influyó mucho culares cabe destacar Trayectoria de Labrador
en su formación intelectual—, y, en 1956, La Ruiz (1958) y «Semblanza biográfica y crítica
poesía de Zorrilla de San Martín. Asimismo pu- de un narrador», este último sobre Lino Novás
blicó, en diferentes revistas, «Caracterización y Calvo. Estos dos estudios, junto a Las ideas lite-
balance del modernismo en la literatura hispa- rarias de Domingo Delmonte (1954), constituyen

Untitled-47 733 02/06/2010, 9:38


734 ETAPA 1923-1958

tres de los más valiosos ensayos de Bueno. Otros tir de 1923 y hasta 1948 —es su jefe de redac-
fueron reunidos en La letra como testigo (1957), ción desde 1925— y en Social, órgano del Gru-
libro conformado fundamentalmente por estu- po Minorista al que Carpentier se vincula luego
dios sobre escritores hispanoamericanos: Enri- de su participación en la Protesta de los Trece
que González Martínez, Mariano Azuela, José (1923).
Rubén Romero, Pedro Henríquez Ureña, Ró- De ahí que fuera, también, fundador de Re-
mulo Gallegos, a los que se añade el panorama vista de Avance, en 1927. Con posterioridad co-
«El cuento actual en la América hispana»; «Pre- labora en las más prestigiosas revistas cubanas,
sencia cubana en Valle Inclán», «Alejo Carpen- así como en numerosas publicaciones francesas
tier, novelista antillano y universal» y «Huella y e hispanoamericanas.
mensaje de José Martí», representan la temática En 1976 se publica en La Habana su libro Cró-
cubana dentro del libro. nicas, en dos tomos, donde se recogen sus cola-
No obstante la reconocida calidad literaria de boraciones en Social y Carteles, desde 1922 has-
la prosa de Alejo Carpentier (1904-1980), su ta 1948. El primer tomo contiene un prólogo de
producción netamente ensayística hasta 1959 fue José Antonio Portuondo donde se precisan las
en realidad bastante escasa. Salvo unos pocos características y los contenidos fundamentales
ensayos de contenido musicológico, su impor- del periodismo carpenteriano. Portuondo lo di-
tante libro La música en Cuba (1946), el prólo- vide en cinco etapas: la llamada por Carpentier
go a su propia novela El reino de este mundo como de «aprendizaje», la cual se extiende de
(1949) y su ensayo sobre Tristán e Isolda y el 1922 a 1928, año este último en que se radica en
romanticismo americano, la prosa reflexiva París que inicia su segunda etapa, sus crónicas
—aunque siempre «artística» o de altos valores parisienses, hasta su regreso a Cuba en 1939. Has-
estéticos— que escribe el autor hasta aquella fe- ta entonces sus crónicas abordan sobre todo el
cha discurre a través de su enorme producción universo vanguardista de la plástica y la música
artística. En su caso, el periodista y el narrador europeas, sin obviar a figuras cubanas, como Car-
precedieron en lo fundamental al gran ensayista los Enríquez y Amadeo Roldán, y a americanas,
y al teorizador de la literatura. Incluso puede como José Clemente Orozco y Héctor Villalobos.
afirmarse que dentro de su corpus periodístico A partir de 1939 y hasta 1945 se desenvuelve su
no es la literatura la manifestación artística más tercera etapa, la cual, aunque continúa la tónica
favorecida cuantitativamente. de las anteriores, se ve transida por los aconteci-
Su actividad como publicista se inicia en La mientos de la Segunda Guerra Mundial.
Habana en 1921, cuando escribe la sección Acaso sea el conjunto de cinco crónicas pu-
«Obras famosas» en el periódico La Discusión. blicadas en Carteles, entre los meses de octubre
Allí dedica alrededor de diez comentarios, entre y diciembre de 1939, tituladas «La Habana vista
la crítica o reseña literarias y el artículo perio- por un turista cubano», y recogidas en el libro
dístico, a obras como Al revés, de Huysmans, Conferencias (La Habana, 1987), las que tengan
Herodías, de Flaubert, Las ranas, de Aristófanes, un carácter ensayístico más marcado, aunque su
y otras. Escritos de juventud, si bien revelan ya importancia radica sobre todo en que comienza
las calidades de la prosa de quien sería poste- a esbozarse allí su teoría estética sobre lo real
riormente uno de los mayores escritores en len- maravilloso. El editor del libro, Virgilio López
gua castellana del presente siglo, no alcanzan la Lemus, llama la atención sobre la vinculación de
hondura, por ejemplo, de su prólogo-ensayo a esos textos con su ensayo posterior, «La ciudad
La montaña mágica (1973), de Thomas Mann, de las columnas» (1970), así como con su con-
publicada en La Habana en 1973. ferencia «Sobre La Habana» (1973). Asimismo,
Por estos años, Carpentier colabora en Chic señala su relación con los artículos publicados
y en El Heraldo de Cuba, y es jefe de redacción en la revista Universidad de La Habana, en su
de Hispania, pero su producción periodística número 222, de 1984: «Regla, la ciudad mágica»
más significativa la desarrolla en Carteles a par- y «Una jubilosa Habana», y con los publicados

Untitled-47 734 02/06/2010, 9:38


EL ENSAYO Y LA CRÍTICA 735

entre 1939 y 1944 en el diario Información: «Pre- Carpentier sólo publicó antes de 1959 un ensa-
gones habaneros», «Estampas habaneras», «La yo en forma de libro, Tristán e Isolda en Tierra
ciudad del turista», «Las casas de antaño» y «Una Firme (reflexiones al margen de una representa-
mujer tras la reja». En este mismo sentido pu- ción wagneriana) (Caracas, 1949201), sobre el que
dieran señalarse las relaciones contextuales, so- se abundará posteriormente.
ciológicas, ambientales, físicas, entre todos es- Pero el ensayo —exactamente una investiga-
tos textos y sus novelas Écue-Yamba-Ó (Madrid, ción musicológica— más importante escrito por
1933), El acoso (Buenos Aires, 1957) y su relato Carpentier antes de 1959 lo constituye sin dudas
«Viaje a la semilla» (La Habana, 1944). La música en Cuba (México, 1946) —reeditado
De la cuarta etapa, la transcurrida en Vene- en La Habana en 1961. Carpentier ofrece aquí
zuela entre los años de 1945 a 1959, uno de sus «una visión de conjunto del desarrollo de la
contenidos más importantes es el desenvuelto música en la isla, desde los primeros días de su
en sus cinco crónicas sobre sus experiencias ante colonización»,202 y como resultado de sus inves-
la naturaleza venezolana, «Visión de América…», tigaciones, por ejemplo, se desprendieron las im-
escritas en el diario El Nacional (Caracas, 1948), portantes revalorizaciones de Esteban Salas y
de las que el propio escritor reconoce que cons- Manuel Saumell. Hasta el presente, es uno de
tituyen un antecedente importante de su novela los estudios más completos existentes sobre la
Los pasos perdidos (México, 1953). La quinta eta- historia de la música en Cuba hasta principios
pa recogería su producción periodística después de la década del cuarenta. Toda esta vocación
de 1959 y hasta 1980. musicológica carpenteriana tuvo, como es co-
José Antonio Portuondo señala cómo estas nocido, una repercusión muy fecunda para su
crónicas carpenterianas se imbrican con la tra- obra narrativa. Sin tratar de introducir algún aná-
dición periodística iniciada en nuestra América lisis al respecto, baste el siguiente juicio del
con el Modernismo, y que tuvo en Cuba a dos musicólogo cubano Harold Gramatges: «La es-
grandes exponentes, José Martí y Justo de Lara. tructura de algunas de sus obras (El reino de este
Asimismo, el crítico repara en las relaciones de mundo, El acoso, El Siglo de las Luces) se vincula
su periodismo con su narrativa, relaciones evi- a «formas» musicales en su interno devenir es-
dentes de fecundación incluso mutua, si bien el pacial. También títulos como Concierto Barroco
propio escritor se pronunció contra los peligros y La consagración de la primavera, perfilan alu-
de dicha confusión genérica e incluso insistió en siones directas».203
que «del artículo que considera ágilmente un Aunque la aprehensión discursiva de lo real
problema al ensayo que lo estudia en profundi- maravilloso, salvo los antecedentes ya señalados
dad, hay un largo trecho».200 en algunas crónicas, tuvo su cristalización en el
A los artículos recogidos en Crónicas deben prólogo de Carpentier a su novela El reino de
sumarse los recopilados en los tres tomos de Ese este mundo, dicho concepto fue conociendo una
músico que llevo dentro (La Habana, 1980), don- evolución, reflejada en la propia práctica crea-
de, entre otros importantes textos, se reúnen dora de su primer ciclo novelístico, para luego
aquellos aparecidos en la sección fija del diario proseguir su desarrollo junto a otras vertientes
El Nacional, de Caracas, titulada «Letra y Sol- creadoras en su segundo ciclo; sin embargo, fuera
fa», en los que se reitera su preferencia por la de su universo narrativo, la teorización acerca
problemática musicológica. Precisamente allí de lo real maravilloso por parte de Carpentier
publicó Carpentier dos artículos bajo el título alcanza su plenitud y su mayor expresión en su
«Los problemas del compositor latinoamerica- libro de ensayos Tientos y diferencias (México,
no (A propósito de una obra de Juan Vicente 1964), editado en La Habana en 1966. A partir
Lecuna», en 1946, y, en la Revista Musical Chile- de entonces se ha desarrollado una enorme bi-
na, «Panorama de la música en Cuba. La música bliografía teórica al respecto. Aquí nos ceñire-
contemporánea» en 1947, los cuales pueden con- mos a su enunciación clásica, en el referido pró-
siderarse con el rango de ensayos. Sin embargo, logo de 1949. Luego de realizar un repaso general

Untitled-47 735 02/06/2010, 9:38


736 ETAPA 1923-1958

de las vicisitudes de lo maravilloso en la cultura —porque fue entonces cuando se representó di-
europea, y luego de invocar el ejemplo de la pin- cha obra en Caracas— o a principios de 1949, es
tura de Wifredo Lam —al que el autor dedica un decir, un poco más tarde que su prólogo a El
ensayo en La Gaceta del Caribe, en 1944, «Re- reino de este mundo (1949), el cual apareció en
flexiones acerca de la pintura de Wifredo el periódico El Nacional, de la capital venezola-
Lam»—, expresa: na, el 8 de abril de 1948, con el título de «Lo real
maravilloso de América». Roberto Fernández
lo maravilloso comienza a serlo de manera Retamar llama la atención sobre la concurren-
inequívoca cuando surge de una inespera- cia, aunque no coincidencia, de los contenidos
da alteración de la realidad (el milagro), de de ambos textos, donde Carpentier despliega,
una revelación privilegiada de la realidad, según el crítico, dos poéticas diferentes.206 Sin
de una iluminación inhabitual o singular- embargo, si bien puede reconocerse como una
mente favorecedora de las inadvertidas ri- poética su propuesta de Lo real maravilloso, de-
quezas de la realidad, de una ampliación de sarrollada con posterioridad e integrada a su con-
las escalas y categorías de la realidad, cepción del barroco americano, la defensa y afir-
percibidas con particular intensidad en vir- mación de un romanticismo americano, en su
tud de una exaltación del espíritu que lo ensayo sobre la obra de Wagner, acaso no encar-
conduce a un modo de «estado límite». Para ne exactamente una poética, sino más bien la
empezar, la sensación de lo maravilloso pre- enunciación de una realidad estética mayor, den-
supone una fe.204 tro de la cual pudiera integrarse incluso al desa-
rrollo de una perspectiva barroca; esto es, según
Más adelante, luego de precisar la importan- este criterio no podrían enfrentarse lo románti-
cia y persistencia en América de «su caudal de co y lo barroco, dentro del contexto hispano-
mitología», Carpentier indica, a propósito de su americano, como dos instancias antagónicas. De
novela, otra fijación significativa, al aludir a que hecho, las ideas de Carpentier a propósito del
«lo maravilloso fluya libremente de una realidad romanticismo americano no excluyen a lo ba-
estrictamente seguida en todos sus detalles».205 rroco: «ya que es en el Nuevo Mundo donde hay
Hasta aquí la exposición sintética de su concep- que buscar la apoteosis del barroco», afirma en
to de lo real maravilloso, el cual, evidentemente su ensayo aludido, al considerar allí a lo barroco
supone una determinada perspectiva sobre la como una influencia legítima y fecunda que se
realidad, es decir, una modelación consciente por convierte en nuestra América en «un modo de
parte del creador de la realidad literaria para que sentir».207
ésta pueda corresponderse con la conceptuali- Además, ambos textos se emparientan mu-
zación previa. Esta propuesta estética diferirá, cho más; por ejemplo: en la semejante valora-
por su compleja intelectualización, de otra que ción del mito; en la necesidad de una fe; en la
hizo fortuna a partir de los años sesenta, el rea- primordialidad de la naturaleza; en el señalamien-
lismo mágico, la cual está más ligada al propio to de especificidades americanas; en la anticipa-
proceso creador. No hay dudas de que lo real ción de la teoría de los contextos, de Sartre, asu-
maravilloso carpenteriano constituye una de las mida por él —telúricos, temporales, por
propuestas estéticas más revolucionarias dentro ejemplo—; en la urgencia por resolver la dialéc-
del pensamiento ensayístico contemporáneo re- tica entre lo nacional y lo universal —para lo cual
ferido a la literatura. insiste en la necesidad de nombrar nuestras co-
Con motivo del estreno en Venezuela, en oc- sas para fijarlas y universalizarlas— y, sobre todo,
tubre de 1948, de la obra Tristán e Isolda, de afirma:
Wagner, Carpentier publica su ensayo Tristán e
Isolda en Tierra Firme (reflexiones al margen de nosotros también debemos propender a la
una representación wagneriana) (Caracas, 1949), síntesis. Si el localismo fue, hasta ahora, un
el cual debió de ser escrito a finales de 1948 necesario tránsito hacia una búsqueda de

Untitled-47 736 02/06/2010, 9:38


EL ENSAYO Y LA CRÍTICA 737

lo universal en las entrañas de lo local, de- en Tierra Firme constituye, pues, el ensayo más
bemos rebasar muy pronto la etapa del «na- importante publicado por Carpentier antes de
cionalismo entre fronteras» —entre fron- 1959 para la comprensión de su pensamiento
teras determinadas, en la mayoría de los estético, ya que resulta un antecedente esencial
casos, por el curso de un río cuyas orillas de toda su ensayística posterior.
son habitadas por hombres idénticos, na- Si bien, como ya se indicó, la producción
cidos del mismo tronco, de los mismos in- ensayística de Alejo Carpentier alcanza su es-
jertos. América habrá hallado su verdadera plendor luego de 1959, no por eso son menos
voz, cuando haya establecido verdaderas importantes sus aportes al género hasta esa fe-
síntesis de sus herencias culturales y racia- cha. La calidad de su prosa, la altura estética que
les y tenga una conciencia de la universali- alcanzan sus crónicas periodísticas, la solución
dad de sus mitos.208 en sus contenidos del dualismo entre lo culto y
lo popular y entre lo universal y lo nacional, así
¿Acaso no fue lo real maravilloso y su teoría como su concepto de lo real maravilloso, como
y práctica del barroco americano el intento por ejemplo de una propuesta creadora donde se
ofrecer una de esas «verdaderas síntesis»? Asi- aúnan —como sucedió también con José Leza-
mismo afirma: ma Lima— la teoría y la práctica discursivas y
literarias, permiten distinguir a la ensayística car-
plantea América a sus artistas y escritores, penteriana como una de las más originales de la
por ahora, más un problema de fe que un literatura cubana en cualquier tiempo.
problema de forma; más un problema de Otros dos ensayistas, José Manuel Valdés-
enfoque que un problema de estilo. Ante Rodríguez (1896-1971) y Luis de Soto (1893-
todo hay que conocer el qué, aunque el 1955), deben ser dos figuras centrales en una
cómo sea todavía incierto. Como hiciera el historia del cine y en una historia de las artes
Adán de William Blake, comencemos por plásticas cubanas, respectivamente, por su vasta
nombrar nuestras cosas para que nuestras y fecunda labor de enseñanza, difusión y anima-
cosas sean.209 ción de esas dos manifestaciones artísticas en
nuestro país.
Mas cabe entonces la siguiente interrogación: Valdés-Rodríguez desarrolla su labor funda-
¿constituyó el llamado estilo barroco carpen- mentalmente como profesor e incansable perio-
teriano su particular práctica creadora del pro- dista. Fue en rigor nuestro primer crítico de cine
blema del estilo, es decir, su cómo, ya resuelto —ejerció también la crítica teatral en la Revista
en su pensamiento, a partir de su teoría de lo de La Habana. Publicó en las principales revis-
real maravilloso, el problema de fe y el proble- tas y periódicos de entonces, y fue fundador de
ma de enfoque, su qué? En todo caso, parece in- la revista Masas, clausurada en 1935 por su ca-
dicar que su concepción general sobre el roman- rácter antimperialista, y condenado por ello a seis
ticismo hispanoamericano no contradice el meses de cárcel. Esta situación particular ilustra
desarrollo posterior de su poética de lo real ma- sobre una faceta más general de la vida y obra de
ravilloso y de su concepción y estilo barrocos. Valdés-Rodríguez: su condición revolucionaria,
Esta problemática, que no puede agotarse aquí, tanto en su vida pública como en su pensamien-
es complementada por otros importantes juicios, to, dos instancias en realidad indiscernibles. De
como son sus referencias a su viaje a la selva ve- hecho no sólo fue quien primero desarrolló una
nezolana —ya se conoce la importancia que esto crítica y una cultura cinematográficas en Cuba,
tuvo para la creación de Los pasos perdidos—; la sino quien primero lo hizo desde la perspectiva
relación Europa-América; sus extensas conside- de una estética marxista. En este sentido fue en
raciones sobre el romanticismo hispanoameri- cierto modo un autodidacta por la falta absoluta
cano; la valoración de la tradición hispánica, en- de tradición al respecto en nuestro medio cultu-
tre otros importantes contenidos. Tristán e Isolda ral. Ligado desde sus mismos comienzos a la

Untitled-47 737 02/06/2010, 9:38


738 ETAPA 1923-1958

existencia y difusión del cine en Cuba, comien- estéticos del Cine y su desarrollo y madu-
za a desarrollar su periodismo en torno a este rez como industria y como arte, más una
arte desde la década del veinte. Divulga el cine introducción a la crítica cinematográfica
soviético en nuestro país. Viaja a la URSS como que permita discernir en cada filme los va-
secretario de la Liga Antimperialista, a la que lores dramáticos, específicos y estéticos que
pertenecía desde 1929, y es miembro del Comi- lo caractericen.210
té Internacional para la defensa del filme de
Serguei Eisenstein ¡Que viva México! En sus Es decir, que su pensamiento cinematográfi-
cursos universitarios dedicará un tiempo consi- co no consistió simplemente en una crítica so-
derable a la valoración de las mejores muestras ciológica, sino que lo nutrió del conocimiento y
del cine socialista y, como fruto de sus aprecia- el análisis del cine como un arte, a través de lo
ciones sobre dicha vertiente de la cinematogra- cual libró una sostenida campaña para superar la
fía mundial, publicará entre 1962 y 1963 su cur- visión del cine como mero espectáculo. En di-
sillo de cinematografía titulado Unión Soviética. cho curso atendía también a las relaciones del
Además de su importante labor como perio- cine con la novela, el teatro, la pintura y la foto-
dista, acaso su quehacer fundamental lo desarro- grafía. En este sentido pueden leerse sus ensa-
lla como profesor universitario de la Academia yos, recogidos también en El cine en la Univer-
de Artes Dramáticas de la Escuela Libre de La sidad de La Habana, «La novela y el cine» y «El
Habana desde 1939 hasta 1943, y de la Escuela teatro y el cine». También otros, como «El pro-
de Verano de la Universidad de La Habana des- blema social del cine» y «El sonido, la palabra y
de 1942 hasta 1961. También impartió clases en el doblaje en el film».
la Escuela de Periodismo «Manuel Márquez No publicó Valdés-Rodríguez, antes de 1959,
Sterling». Dirigió desde 1949 el Departamento ningún texto en forma de libro sobre cine. Sólo
de Cinematografía de la Universidad de La Ha- después de esa fecha pudo publicar Unión So-
bana; colaboró en la creación de la Sección de viética y El cine en la Universidad de La Habana
Cine de Arte de la Universidad de Oriente, en (1942-1965), ya mencionados, y dos artículos,
1952, y presidió la Agrupación de Redactores «Ojeada al cine cubano» (1963) y «La Reforma
Teatrales y Cinematográficos. Además, fue edi- Universitaria y los medios audiovisuales» (1963).
tor asociado y corresponsal de Experimental Ci- Aparte de su extensa producción periodística en
nema de Hollywood. torno al cine y al teatro, sólo publicó un ensayo
Como docente se destaca su curso «El cine: de tema literario: Bojeo y penetración de «Con-
arte e industria de nuestro tiempo» —subtitula- trabando» (1938), donde analiza los valores so-
do «Valoración social y estética del cine»—, en ciales de la novela de Enrique Serpa y, sobre todo,
el cual se ofreció por primera vez en Cuba y acaso la utilización del «monólogo interior», a la vez
en Hispanoamérica un curso de análisis estético que repara al final en las cualidades de esta no-
y social del cine. En su importante libro, El cine vela para ser llevada al cine.
en la Universidad de La Habana (1966) —don- Comparada con la de Valdés-Rodríguez, la
de recoge sus análisis y comentarios sobre una repercusión de la obra de Luis de Soto fue me-
numerosa cantidad de filmes de la cinematogra- nor, más ceñida a un ámbito académico y, en úl-
fía mundial—, incluye su artículo «El cine: in- tima instancia, menos renovadora. Nacido en
dustria y arte de nuestro tiempo. Valoración so- Puerto Rico, 1893, y luego de una estancia en
cial, estética y específica del film 1942-1962», España (1897-1902), se radica definitivamente
en donde destaca la función social y estética de en Cuba. En 1916 se gradúa de Doctor en Dere-
este arte. Allí expresa: cho Civil y en 1917 de Filosofía y Letras, en la
Universidad de La Habana. Luego estudiará en
Se trata de un estudio de la necesidad de la Universidad de Columbia, Nueva York, don-
apreciación crítica de la historia y los ante- de se gradúa de Master of Arts en 1928. A partir
cedentes económicos y sociales, técnicos y de 1934 impartirá las asignaturas de Historia del

Untitled-47 738 02/06/2010, 9:38


EL ENSAYO Y LA CRÍTICA 739

Arte y de Filosofía de Historia del Arte en la señala las influencias del argentino Angel Guide,
Escuela de Filosofía y Letras de la Universidad a través de su libro Concepto moderno de la His-
de La Habana, y desde entonces ésa será su acti- toria del Arte (1936), y del norteamericano
vidad primordial. Allá creará el Museo y el De- Emerson H. Swift, con su obra Arte, civiliza-
partamento de Arte y, muy estrechamente vin- ción y ambiente, que Luis de Soto tradujo y pu-
culada a su actividad docente, publicará una obra blicó en Cuba en 1937.212 Este libro puede
marcada por su didactismo, fundamentalmente complementarse con Los estilos artísticos.
sobre pintura y escultura, si bien inicialmente se Introducción a la historia y apreciación del arte
acercó a otras manifestaciones artísticas a través (1944). En sentido general, esta obra contribu-
de sus conferencias La guitarra (1932) y La danza yó a la formación de varias promociones de es-
como expresión artística (1934). También asistió, tudiantes, los cuales, a través de las clases y es-
junto a Raimundo Lazo, a los cursos sobre cine tas obras didácticas de Luis de Soto, pudieron
que impartiera Valdés-Rodríguez. familiarizarse con algunas de las corrientes es-
Su obra no fue muy extensa, aunque también téticas más modernas sobre el arte.
colaboró en numerosas revistas cubanas con es- En 1945 retoma Luis de Soto sus indagacio-
tudios sobre sus especialidades docentes, a la vez nes sobre la escultura en Cuba y ofrece su con-
que se destacaba como conferencista y anima- ferencia La escultura contemporánea a través de
dor de la plástica cubana. Luego de estudios pro- cinco de sus cultivadores más representativos. Ese
piamente académicos: Fidias. Estudio arqueoló- mismo año publica uno de sus ensayos o estu-
gico, presentado como tesis para el doctorado dios más importantes, Esquema para una inda-
de filosofía y letras (1918), y La cerámica como gación estilística de la pintura moderna cubana,
medio para conocer la mitología, las costumbres y ejemplo de concreción de las ideas estéticas ex-
la vida privada de la antigua Grecia: una lección puestas en su Filosofía de la historia del arte en
de filología clásica (1924), publica su conferen- torno al estilo. Finalmente, su pensamiento se
cia La escultura en Cuba (1927), donde expone abre a otras facetas de la apreciación de la obra
panorámicamente la historia de esa manifesta- de arte cuando publica, en 1949, su conferen-
ción artística en nuestro país. Ese mismo año ve cia Los factores políticos y sociales en la pintura
la luz en París su estudio Juan José Sicre, escul- actual. [J. L. A.]
tor. Luego aparece Ars. Resumen de un curso de
historia del arte, el cual, por su valor pedagógi-
co, conoce varias reediciones, que va corrigien- 2.7.5 La obra de madurez de Ortiz
do y aumentando hasta 1954. Una de sus obras
más importantes la constituye Filosofía de la his- En lo que escribió e indagó hasta 1923, don Fer-
toria del arte (Apuntes) (1943-1947), en dos vo- nando Ortiz ya había «descubierto» de nuevo a
lúmenes. Destinada esta obra a un ámbito uni- Cuba. Ahora se trataba de su «bojeo». La afor-
versitario, como libro de texto de la disciplina tunada frase de Juan Marinello acerca de que
que da título al libro, su propósito será el de ofre- Ortiz fue nuestro «tercer descubridor»,213 se sus-
cer, no una obra original, sino un texto base para tenta en toda una obra, en toda una vida plena
la estética de las artes plásticas, si bien en su ca- de registros de la «cubanidad» y de la «cubanía»
pítulo quince, «El estilo como resultado de fac- en sus profundos procesos de transculturación.
tores diversos: los factores nacionales», se acerca, Este término subrayado resume uno de los des-
aunque muy generalmente, a ciertas carac- cubrimientos fundamentales de Ortiz en rela-
terísticas de un estilo nacional. Como muy ción con la cultura insular; alcanzó a definir la
certeramente ha apreciado José Antonio Por- palabra mucho más tarde, cuando su «bojeo»
tuondo, este libro «estaba fundado sobre el for- estudioso, de indagador infatigable, se tradujo
malismo de Wölfflin y de Worringer»,211 aunque en obras básicas de la propia cultura que él ayu-
también da noticias sobre la estética marxista, dó a definir, a interpretar como proceso y a
especialmente Plejanov. Asimismo, Portuondo enriquecer.

Untitled-47 739 02/06/2010, 9:38


740 ETAPA 1923-1958

Pero 1923 no es un año de corte decisivo en gaciones inmediatas, más breves, sobre «El len-
la bibliografía del polígrafo cubano, como no sea guaje vernáculo de Cuba» (1926) y otros artícu-
que alrededor de esa fecha consuma, en sendos los en que subraya o se detiene en expresiones
libros, la primera fase de su labor lexicológica y del léxico popular o especializado, como: «Cafú
lexicográfica.214 Quizás, si una fecha de corte hu- o cafunga» (1928), «El Ajá de las habaneras»
biera de elegirse, ésta comenzaría en 1936, cuan- (1928) o «El vocablo folklore» (1929), en el que
do, a su retorno a Cuba tras la caída del macha- va más allá de la lexicología o la lexicografía, para
dato, funda Ultra, crea la Sociedad de Estudios desentrañar cuestiones conceptuales básicas para
Afrocubanos (1937) y comienza a desarrollar sus propias indagaciones. Varios comentarios de
obras capitales, que alcanzan en 1940 un hito: el libros sobre la materia muestran con claridad que
Contrapunteo cubano del tabaco y el azúcar. en este proceso Ortiz está compilando, estudian-
Entre 1924 y 1936 transcurren doce años de do, aprendiendo, analizando, antes que llegan-
trabajo copioso, de fundación de instituciones y do a conclusiones definitivas. Ello no quiere
revistas, y de una enorme cantidad de artículos decir que no alcance utilísimas conclusiones par-
que consuman obras que responden, centralmen- ciales de trabajo que le serán imprescindibles en
te, a las siguientes temáticas: a) lexicografía y indagaciones futuras y que dejan resultados
lexicología, b) asuntos jurídicos, c) folklore, asimilables para cualquier investigador.
d) política, e) musicología, y f) lo que podría Los años veinte son para él una escuela con-
llamarse en sentido general «estudios cubanos» ceptual, que enriquecerá el orbe lexical e irá de-
o sobre cubanía (según término que prefería limitando un cuerpo eidético que años después
Ortiz), que, en definitiva, es el «ingrediente» encontrará expresión cabal y completa. Compi-
esencial de toda su obra. A ello se suman algu- lar términos, aclarar sus significados y realizar
nos temas de economía, educación, o perfiles pequeñas monografías sobre lo que creyó más
biográficos de cubanos célebres, en especial José importante constituye sin dudas, más que un fin
Antonio Saco, y con menos profundización, Juan en sí, un medio eficiente para avanzar sobre el
Clemente Zenea y Pedro J. Guiteras. terreno firme de los conceptos definidos. El
Mientras funda las revistas Archivo del Folklo- hombre que también podrá definirse como
re (1924), Boletín de Legislación (1929), Surco cultorólogo, se está preparando para futuras obras
(1930) y Ultra (1936), en las que da camino a mayores, y por ello el terreno conceptual debió
sus propios trabajos, a la par que contribuye a ser atendido con preferencia.
divulgar aspectos de mucho interés para la cul- Dedicó entonces, también, tanto tiempo a los
tura cubana, Ortiz participa en el Grupo Mino- asuntos jurídicos, a las labores teóricas sobre
rista, labora en la Sociedad Económica de Ami- derecho y criminología, como lo venía haciendo
gos del País, funda la Institución Hispanocubana en años precedentes. Algunos de sus textos fun-
de Cultura, y trabaja en la creación de la Socie- damentales de este lapso versan sobre tales cues-
dad de Estudios Afrocubanos. Tuvo tiempo para tiones; el principal de ellos es el volumen Pro-
ofrecer disertaciones en la Sexta Conferencia yecto de código criminal cubano (1926), que
Internacional Panamericana (La Habana, 1928) había sido precedido o sucedido por un grupo
y para viajar a Europa, como conferencista, en de artículos del mismo año, cuyos títulos reve-
el propio año, en tanto entre 1931 y 1933 se des- lan el interés del tratado: «Las tres constitucio-
tierra voluntariamente en Washington, hasta la nes mambisas», «El derecho internacional en el
caída del régimen dictatorial de Machado. Todo nuevo proyecto del código criminal cubano», «El
el lapso, dentro y fuera de Cuba, es para Ortiz crimen debe ser tratado como una enfermedad»,
tiempo de indagación y enriquecimiento infor- y otros materiales que delatan la preparación (y
mativo. final publicación) del texto fundamental. Ortiz
Aunque en años sucesivos hará nuevos apor- se mueve en tales asuntos con rango de maes-
tes lexicológicos, su labor con el Glosario de tro, de autoridad, y a diferencia de sus estudios
afronegrismos (1924) se ve reforzada por inda- lexicográficos valiosos en sí, los jurídicos son

Untitled-47 740 02/06/2010, 9:38


EL ENSAYO Y LA CRÍTICA 741

puntos de llegada, conclusivos y más dados a la como signo tribal africano para semejarse al ani-
esfera del interés laboral o profesional del au- mal totémico en sus sentidos zoolátrico y
tor-abogado, que al cada vez más amplio círculo zoomórfico, Ortiz extiende la explicación a las
de sus investigaciones folklóricas. tres esferas antes mencionadas. Ambos estudios
Su Proyecto de código… está inmerso también presentan breves caracteres conclusivos un tan-
en su labor de humanista, de experto en juris- to a la manera positivista, pero el énfasis di-
prudencia, en la búsqueda del trato justo y reha- vulgativo recorta la extensión erudita que el au-
bilitación del carcelario por medio del mejora- tor desarrollará años más tarde en otras obras.
miento de las condiciones vitales de la prisión, La afirmación anterior de que Ortiz está in-
que incluye la eliminación de todo tipo de co- dagando más que llegando a conclusiones defi-
rrupción interna y externa al cerrado ámbito nitivas, lo muestra su serie compilatoria sobre
penal. Todavía la huella de Lombroso aparece en «Juegos infantiles cubanos» entre 1925 y 1928,
sus escritos, pero sin dudas Ortiz ha enrumbado o la «Collectánea» sobre pregones populares en
su palabra hacia el terreno original, y sobre todo los propios años.
hacia la realidad in situ. Lo mismo puede decirse con los aún no abun-
Si bien un hombre como Ortiz no dejará de dantes textos de musicología, o sobre música y
intervincular sus propias y variadas esferas de danza en sentido general, que desarrolla a la sa-
indagación, a la sazón la lexicografía se relacio- zón, en camino a lo que serán sus aportes defi-
naba mucho más con su interés investigativo, nitivos en la materia; «El baile negro» (1928),
como se advierte en el ensayo «El cocorícamo y «De la música afrocubana» (1934) y «De la rum-
otros conceptos teoplasmáticos del folklore cu- ba y el bongó» (1936), son artículos con los que
bano» (1929). claramente continúa sus indagaciones musico-
Así pues, el folklore (sobre todo «afrocu- lógicas. En esta dirección publica La «clave»
bano»), constituye el meollo indagador del au- xilofónica de la música cubana; ensayo etnográfico
tor en el lapso, con parciales interrupciones da- (1935), que es su primer gran aporte en la mate-
das por la política cubana, de la cual Ortiz no se ria, y es asimismo lo que podría considerarse su
separa y en la que se compromete con numero- mejor ensayo de gran prosa, de excelente prosa
sos escritos. De las futuras obras mayores para literaria antes de 1940. En este texto, el erudito
las que parece estarse preparando, sólo ofrece, sobrepasa su lapso de definiciones conceptuales
entre 1926 y 1928, la serie sobre «Los negros y de conclusiones parciales para ofrecer un bre-
curros», que aparece en Archivos del Folklore ve tratado que prácticamente agota la materia, a
Cubano. Esta «etapa de preparación» podría des- la par que eleva la prosa del autor a perfiles ar-
cribirse como sigue: todos sus escritos epocales tísticos, poéticos incluso:
poseen un matiz de parcialidad, de fragmentos,
incluso cuando alcanza textos tan definidos El sonido de la clave dará a las grandes
como «Los matiabos; folklore religioso del cu- orquestaciones futuras acentos de magia
bano» (1927) o «Los africanos dientimellados» primeval. Como la clave, así debe sonar la
(1929), que más bien completan o completarán varita maravillosa de las hadas cuando hie-
indagaciones anteriores o posteriores, o están de re una y otra vez la realidad dura y hace
paso (conclusiones parciales) hacia textos de brotar de ella la poesía para los espíritus
mayor envergadura. El propio Ortiz retornará limpios de los niños y de las vírgenes. De
en 1956 al primero, bajo el título de «La secta esa sugestiva sacralidad musical de la clave,
conga de los Matiabos de Cuba», mientras que se ha dado cuenta un poeta de los más pe-
el segundo es un texto que pudiera entenderse netrantes del alma popular. «Besar la cruz
como híbrido de la criminología, el estudio de las claves», dice un verso patético y evo-
folklorista y el afán lexicológico (ahora no cador de Emilio Ballagas. La nota sale de la
lexicográfico) epocal; basado en la costumbre clave cuando con sus brazos se hace la cruz.
masculina negra del corte ritual de los dientes, Es una nota en cruz, que nace como en un

Untitled-47 741 02/06/2010, 9:38


742 ETAPA 1923-1958

impulso de religión natural, como un sus- sus vertientes económicas y políticas, que lo
piro que se escapa de uno de esos paroxis- conducen hacia una visión nacionalista de tales
mos de amor y sacrificio que son la asuntos, que aunque no rebasa demasiado el pen-
quintaesencia biológica de la religiosidad, samiento liberal burgués del lapso, adquiere un
cuando en un instante indivisible de arro- claro sentido progresista opuesto al papel de
bamiento a la vez se pierde y se recobra la sumisión nacional ante los intereses norteame-
vida. En este instante sonoro de la clave está ricanos.
la más profunda y emotiva expresión del Pero en Ortiz el asunto no se queda en las
alma de Cuba.215 brasas circunstanciales de la política sincrónica,
sino que cobra énfasis de diacronía, sumado a su
No hay dudas de que también la prosa de interés por lo nacional cubano en su evolución
Ortiz entra en esta mitad de la década de 1930 histórica. Estas preocupaciones políticas suyas
en fase cualitativa superior, en la que el científi- se inscriben entre dos tratados definidores: «La
co no sólo no renuncia a la esteticidad de su co- decadencia cubana» (1924), discurso de «propa-
municación, sino que trabaja con plena concien- ganda renovadora» dictado en la Sociedad Eco-
cia el ritmo, la construcción y la elegancia de la nómica de Amigos del País, bajo su propia pre-
concatenación de las frases, ahora ya plenas de sidencia, y «Los factores de la cubanidad» (1940),
figuras de pensamiento y hasta de recursos ambos enfilados hacia cuestiones claves de la
tropológicos o elegancia de lenguaje. Del hom- identidad nacional. En el primero, brilla el opo-
bre de ciencias brotó el artista de la palabra. sitor de la Enmienda Platt y de la intervención
La situación cubana bajo el régimen macha- norteamericana, aboga por el «viejo programa
dista induce a Ortiz a ocuparse de asuntos eco- revolucionario», necesario para combatir las la-
nómicos («Las relaciones económicas entre los cras sociales internas con un programa de «cár-
Estados Unidos y Cuba», 1927) y sociales, que celes para el pasado, carreteras para el presente
lo conducen alrededor de 1936 a su serie «Con- y escuelas para el porvenir». Pasada la era macha-
traste económico del azúcar y el tabaco». La agu- dista y los años convulsos posteriores, Ortiz se
dización de la lucha antimachadista le había lle- hallaba en condiciones de generalización, tam-
vado a los Estados Unidos, donde inicia la bién porque había pasado a su etapa personal de
publicación de estudios, polémicas y observa- síntesis y conclusiones presididas por la erudi-
ciones en artículos sobre política cubana e in- ción, de lo cual es resultado el estudio de 1940,
ternacional, que se extenderán desde 1931 en que más adelante se comentará.
territorio norteamericano, hasta 1934, ya en Junto al realce de la prosa en su perfil
Cuba. Los temas son variados, entre ellos el bos- ensayístico, Ortiz realiza algunos estudios pro-
quejo general («La situación de Cuba», 1931), la piamente filológicos casi en función de sus in-
declaración personal militante («Cuba necesita dagaciones folklóricas, pero que son notables in-
ser libre de nuevo y lo será realmente», 1931)216 cursiones suyas en materias literarias, como su
y el ensayo político de más vuelo, sobre la En- saludo de 1930 a los Motivos de son de Nicolás
mienda Platt a punto de desaparecer, y, en gene- Guillén y su continuado interés por la entonces
ral, sobre «Las responsabilidades de los EE.UU. llamada «poesía afrocubana» o «poesía negra»,
en los males de Cuba» (1931) o «Un programa especialmente entre 1934 y 1937, a lo cual suma
de la revolución» (1934). Su discurso «Una nueva otras reflexiones del ámbito artístico de la
forma de gobierno para Cuba. Manera de termi- «negritud».
nar con la serie de dictaduras» (1934) es casi un En 1935 inicia la publicación seriada acerca
resumen de la situación cubana, sus relaciones de los primitivos habitantes de Cuba (cuyo tex-
con los Estados Unidos y las perspectivas na- to más importante hasta ese momento fue la
cionales. En conjunto, los años de destierro de- colaboración en la Historia de la arqueología
jan ver a un Ortiz civilista, francamente preocu- indocubana, en los volúmenes de Mark Raymond
pado por la evolución de la historia nacional en Harrington), y que hallarán consumación per-

Untitled-47 742 02/06/2010, 9:38


EL ENSAYO Y LA CRÍTICA 743

sonal en Las cuatro culturas indias de Cuba sonales ya afincados en la exactitud terminoló-
(1943). gica, sus conclusiones parciales y el complejo
Pero la monografía más extensa que Fernan- campo de sus estudios jurídicos, lexicográficos,
do Ortiz concluye en el lapso de 1923 a 1936, es etnológicos y sociológicos en sentido general,
José Antonio Saco y sus ideas cubanas (1929), que en una compleja red de conclusiones diversas,
también puede sumarse a las indagaciones sobre pero interrelacionables, que fueron armándose
la cubanidad, en este caso referido a las raíces como obras de alta valía, científicas y a la par
del pensamiento, la política y la propia persona- con calidad literaria, en tanto ensayos.
lidad analizada como individuo cubano, sobre un El ensayismo de Ortiz había alcanzado un
hombre que alcanzó los ochenta y dos años de estilo inconfundible, que le permitía aunar la
vida, de los cuales sólo vivió veintinueve en la información erudita, la documentación fidedig-
Isla, pero con una existencia consagrada a ella. na y el lenguaje relativamente «florido», todo lo
Para el etnólogo Ortiz, Saco tuvo también inte- cual alcanza plenitud en una de sus obras capita-
rés debido a la evolución de su pensamiento «ra- les: Contrapunteo cubano del tabaco y el azúcar.
cial», pues aún siendo un partidario de «la más A partir de este libro básico de la bibliografía
amplia igualdad civil de los blancos y negros»,217 cubana, la serie de obras de Ortiz va de hito en
propuso «blanquear» a la sociedad cubana. En hito: seguidamente de la ya mencionada Las cua-
cuanto a la política local, mediante esta figura tro culturas indias de Cuba, aparecen El engaño
Ortiz podía observar las raíces del anexionismo, de las razas (1946), El huracán: su mitología y sus
pues, como el propio autor afirma, la biografía símbolos (1947), La africanía de la música
de Saco es una extensa «historia de Cuba», y so- folklórica de Cuba (1950), Los bailes y el teatro
bre todo de las ideas de la anexión, sus luchas y de los negros en el folklore de Cuba (1951), Los
fracasos. El antianexionismo de Saco resultó instrumentos de la música afrocubana (1952-1955,
trascendente para la lucha anti Enmienda Platt y cinco tomos), Historia de una pelea cubana con-
contra el neocolonialismo, al cual el propio Ortiz tra los demonios (1959), y la extraordinaria serie
se refirió en los años veinte y luego con más fuer- de ensayos y artículos científicos que no con-
za en la década de 1930. De este modo, el volu- forman monografías tan extensas como las men-
men sobre Saco rebasa los intereses biográficos cionadas, pero que gozan de la plenitud autoral;
para ser una exploración en las raíces históricas de ellos son ejemplos los reunidos bajo el título
de Cuba, con una mirada ideológica al presente de Ensayos etnográficos (1984), y que agrupan
que el autor no disimula. De cierta manera, José unas cinco décadas de trabajos ininterrumpidos,
Antonio Saco y sus ideas cubanas refleja también en edición póstuma bajo el cuidado de Miguel
la labor de preparación en que Ortiz estaba pe- Barnet y Ángel Luis Fernández.
netrando en la profundización general de las En la etapa personal de plenitud, y hasta su
cuestiones de la cubanía. muerte, los estudios lexicográficos disminuyen,
No puede decirse que en el lapso más breve y los que versan sobre música aumentan. Rara
de 1936 a 1940 alcanza Ortiz su madurez, por- vez retornará a asuntos jurídicos, mientras que
que ello había ocurrido mucho antes; más bien los textos sobre educación y economía que es-
habrá que decir que en esos años se produce un cribe poseen carácter político más remarcado.
clímax cualitativo superior en la labor de sínte- Entre los lexicográficos, recuérdense al menos
sis, en el arribo a conclusiones o, más bien, en el «Algunos afronegrismos en la toponimia de
inicio de la gradual etapa personal de altos re- Cuba» (1946) o «Etimología de la palabra
sultados investigativos. Cada uno de ellos cons- mambí» (1968); entre los que tratan sobre edu-
tituyó un volumen o una serie de tomos o libros cación, no se olvidarán sus discursos como pre-
afines en los que el gran polígrafo expuso su sa- sidente del Seminario Cubano por la Enseñan-
ber de varias maneras diversas: volcó su erudita za, entre 1949 y 1950, o las «Estadísticas escolares
documentación, sus compilaciones de fuentes, de Cuba» (1945). La literatura continuó siendo
sus estudios bibliográficos, sus conceptos per- tema un tanto marginal en sus ensayos o

Untitled-47 743 02/06/2010, 9:38


744 ETAPA 1923-1958

artículos, pero se acercó críticamente a materias pio término «mestizaje», para otros contentivo
como «El negro en el teatro español» (1938); de desvalorización discriminatoria, adquiere en
sumó otros estudios sobre la poesía negra, se Ortiz valor científico que se depurará aún más
refirió dos o tres veces al Concurso Hernández en El engaño de las razas, aunque en «Por la inte-
Catá, ofreció un «Homenaje a los grandes poe- gración cubana de blancos y negros» (1942) ha-
tas Federico García Lorca y Antonio Machado» bía alcanzado ya esa depuración conceptual
(1939), y no se abstuvo de la reseña de libros antirracista.
como los Cuentos negros de Cuba, de Lydia Ca- Antes aún, había editado el Contrapunteo cu-
brera. Y puede que la antes mencionada palabra bano del tabaco y el azúcar, casi una «narración»
«marginal» sea incorrecta, pues Ortiz se ocupó entre histórica, económica, etnológica, socioló-
de la ficción literaria más afín con sus indaga- gica y política de las llamadas dos riquezas fun-
ciones a todo lo largo de su vida, aunque sin siste- damentales de la Isla. Es un libro que se anticipa
maticidad, como anotación ocasional que su sa- a ciertas formas de los estudios estructuralistas
ber le permitía. En todo caso, el abanico de temas en su metódica esencial, y en el que plantea una
cubanos que Ortiz aborda no deja fuera a la lite- premisa que es la raíz «cubanológica» del inte-
ratura, e incluso, al arte en sentido general. rés indagativo: «El tabaco y el azúcar son los
Salvador Bueno llamó a Ortiz «maestro de personajes más importantes de la historia de
cubanía»,218 y como bien aclaró Argeliers León: Cuba.» Sus derivaciones económicas delatan ele-
«Ortiz no fue propiamente un africanista. Sus mentos sociológicos y hasta psicológicos de la
investigaciones en esta línea y sus alusiones al nacionalidad: «El ideal del tabaquero, así del co-
mundo africano fueron movidas por el interés sechero como del fabricante, está en la distin-
de aclarar aspectos cubanos de origen africa- ción, que su producto sea único, el mejor; el ideal
no.»219 Su labor fue fijar de manera imborrable del azucarero, así del cultivador como del ha-
el mestizaje consciente de la cubanía, de manera cendado, está en que lo suyo sea lo más…» Esas
que a partir de él se pueden precisar aportes na- distinción e igualación, aprovechadas por José
cionales cubanos al desarrollo de la cultura uni- Lezama Lima en algunas de sus mejores páginas
versal, con la nitidez que le ofreció un hombre de Paradiso, consisten, según Ortiz, en que: «To-
de ciencia, un humanista. dos los azúcares serán iguales; todos los tabacos
A Ortiz puede considerársele un culturólogo, son diversos. Para el goloso no hay azúcares dis-
pero también un ideólogo de la identidad cultu- tintos; para el fumador no hay dos tabacos igua-
ral cubana,220 que en «Los factores humanos de les.» Ortiz está exponiendo el complejo entra-
la cubanidad» ya había alcanzado un momento mado que constituye la diversidad del cubano,
definidor de qué es la cubanidad y cómo ella se de lo cubano, en la contraposición de la autoc-
manifiesta plenamente en la cubanía «conscien- tonía tabacalera (centrada en la pequeña propie-
te deseada». En este ensayo, Ortiz identifica el dad campesina) y la extranjería azucarera (pro-
concepto de mestizaje con la imagen del ajiaco pia de latifundios y del poderío económico
que «en la olla de Cuba»: «es un renovado entrar transnacional); para Ortiz: «El tabaco ha influi-
de raíces, frutos y carnes exógenas, un incesante do más a favor de la independencia nacional. El
borbor de heterogéneas sustancias». Él define el azúcar ha significado siempre intervención ex-
«amestizamiento creador que es indispensable tranjera.» Un anti-capitalismo-desnacionali-
para caracterizar un nuevo pueblo con distinta zador brilla en sus páginas, al grado de subrayar
cultura». Ortiz está a punto de llegar a su con- el carácter totalizador en la esfera económica que
cepto de la transculturación, pero nótese que el sistema implica, «proletarizando» al tabaco por
versa sobre un «nuevo pueblo», cuarenta años medio del cigarrillo (industrial y citadino) o
antes de que el antropólogo brasileño Darcy aburguesándolo en el tabaco puro: «signo de
Ribeiro llegase a sus concepciones de «pueblo sacerdocio, cacicazgo, señorío y burguesía», al
nuevo», en contraposición con las culturas añe- grado sumo de que: «el capitalismo montó sus
jas o con los pueblos «transplantados». El pro- fábricas en el extranjero y se llevó de Cuba el

Untitled-47 744 02/06/2010, 9:38


EL ENSAYO Y LA CRÍTICA 745

tabaco, los tabaqueros y los salarios. Así se ha nueva cultura…», que no es, por supuesto, una
ido descubanizando económicamente el tabaco suma mecánica de las etnias blancas o negras,
en su fase industrial.» como también aclara Ortiz, sino un proceso en
Si la piedra angular del ensayo es el estudio el que intervienen rasgos culturales intercon-
de la cubanía, uno de sus aportes esenciales, que tinentales. En el primer tomo de Los instrumen-
rebasa el carácter nacional de la obra, es el con- tos de la música afrocubana (1952), Ortiz com-
cepto de transculturación, que expone con toda pleta y aclara su definición del término: «Se
claridad en el segundo de los capítulos adiciona- transcultura un negro africano en tierra de Amé-
les: «Del fenómeno social de la transculturación rica, tal como un blanco europeo en las entrañas
y de su importancia en Cuba», donde el autor del Congo; pero también se transcultura una
define con propiedad lexical términos como mitología, así como se transcultura un arma, una
desculturación, exculturación, aculturación, melodía, un ritmo, y un tambor.»
inculturación, para distinguir su concepto-sín- La importancia medular del concepto de Ortiz
tesis de transculturación, que, según Diana merecería aún mayor detenimiento, pero fuera
Iznaga: de las presentes páginas ha sido explorado por
numerosos especialistas; dígase ahora, al menos,
…es un fenómeno dialéctico que se pro- que el concepto tiene más relación con la
duce cuando entran en contacto prolonga- culturología que con la propia etnología, sobre
do dos grupos humanos con culturas dife- todo porque Ortiz no subraya en su completa
rentes. En ambos se opera un proceso de definición los factores raciales de la integración,
abandono, pérdida o desarraigo de la cul- sino los culturales. No es raro que el Contra-
tura propia, pero no de la totalidad de di- punteo… sea seguido por una serie de obras so-
cha cultura, sino que se niegan algunos de bre las razas, en oposición al término subrayado
sus elementos, en tanto se conservan o afir- y a su énfasis discriminatorio, que primero fue
man otros; en ambos se realiza un proceso «Martí y las razas» (1941) y luego alcanzó todo
de mutua adaptación, de sincretismo, de un volumen: El engaño de las razas, aparecido
aquellos elementos conservados, afirmados casi al fin de la Segunda Guerra Mundial, tras la
dialécticamente, con lo cual se logra una derrota de la filosofía de la «raza pura» y del
nueva realidad cultural, que tiene algo de hondo (y también superficial) racismo que en-
ambos progenitores, aunque también es tró a debate universal en la ola de repudio al fas-
distinta de cada uno de los dos.221 cismo.
Antes, Fernando Ortiz tuvo que concluir una
La definición de Iznaga, una de las más apre- obra que había iniciado años atrás, y sin la cual
tadas y exactas que se encontrará entre los nu- no estaría completa su explicación del proceso
merosos resúmenes que varios autores ofrecen, transculturador cubano: Las cuatro culturas in-
parte de la base positivista de Ortiz, con claro dias de Cuba. Era preciso conocer el esquema
influjo de la escuela de Malinowski, para expli- vivencial de los aborígenes, para precisar qué
car el término con instrumental marxista; como cultura autóctona fue exterminada para impo-
nuevo concepto, absolutamente trascendente ner el proceso histórico de la colonización, y qué
para la mejor comprensión del proceso del ajiaco elementos de aquella(s) cultura(s) sobrevivieron.
cultural cubano, Iznaga tiene en cuenta que En primer lugar, Ortiz llega a la conclusión de
Ortiz perfeccionó su significado en el ensayo que no se trata de una, sino de cuatro culturas,
«Preludios étnicos de la música cubana» (1949), las que componían el complejo insular: la que
entendiéndolo como una primera «fase de llama aborigen, de imprecisa extensión, base pa-
aculturación» entendida como adaptación a de- leolítica, asentada con precedencia a la guana-
terminadas exigencias o patrones culturales para, jatabey, que pudo provenir del Sur de América,
a través de un proceso de sincretismo, dar por también paleolítica; la ciboney, mesolítica, de la
resultado la transculturación o creación de una familia araucana suramericana, y la taína,

Untitled-47 745 02/06/2010, 9:38


746 ETAPA 1923-1958

neolítica, esencialmente caribeña, que se asentó nos atendidos por la crítica o por los propios
sólo en el extremo oriental de la Isla. El autor estudiosos de la obra de Ortiz, demasiado inte-
logró superar la clasificación trimembre de Fe- resados por lo común en la amplísima vertiente
lipe Pichardo Moya, aprovechó las conclusiones etnológica, en la trama negra de la síntesis
del Congreso Histórico de Cuba de 1942, y rea- etnocultural cubana. Puede afirmarse sin mucho
lizó un estudio detenido de esferolitas y temor que El huracán… es la obra clave del hu-
gladiolitas que utilizaron los distintos grupos manista, del hombre informado sobre diversos
«aborígenes», para conformar un volumen so- polos y latitudes, capaz de sintetizar elementos
bre la prehistoria insular, que le es, a la par, im- semióticos «puros» en una semiología peculiar,
prescindible en sus estudios de la cubana y del que anticipa en dos décadas el auge de los estu-
ajiaco intercultural y racial que la compone. dios de semiótica en Europa.
Si se sigue la secuencia de los artículos El huracán… comienza como un estudio
multitemáticos que Ortiz publica inmediata- etnológico sobre pinturas rupestres, para aden-
mente antes y durante los años cuarenta, se no- trarse en cuestiones referidas a símbolos y mi-
tará su marcado interés etnológico por las razas, tos universales de igual o semejante estirpe, en
definición conceptual y oposición sistemática a que la fuerza y dirección de los vientos se ex-
las nociones racistas que subyacen en el térmi- presa como una de las manifestaciones vitales
no. Su cima es el ya aludido volumen El engaño de la naturaleza. El culto al aire tiene raíces uni-
de las razas, en el que especifica el concepto de versales, y Ortiz las estudia sin desprenderse del
mestizo, despojándolo de su carga peyorativa, ámbito caribeño; se interesa por las relaciones
porque «todo ser humano es mestizo». En este entre el Viejo y el Nuevo Mundo, sobre la base
libro estudia los caracteres somáticos y los mi- de la intercomunicación y las coincidencias al
tos en torno a los «cruzamientos raciales», para respecto. No se atiene a un «Viejo Mundo»
concluir que la naturaleza sólo hace individuos, eurocéntrico, de modo que la simbología que
mientras que la diferenciación racial deviene explora extiende su espiral al Asia y al África, y
mitologización racista; Ortiz penetra en el más allá en todas direcciones de la llamada «cuen-
psiquismo racial y en las clasificaciones de «ti- ca mediterránea». Su estudio acude a la etnolo-
pos» humanos (Hipócrates, Kritschmer y gía comparada y, con palabras de Salvador Bue-
Krupelin, Pavlov…), para concluir que «no existe no: «se observa una mayor influencia de los
una personalidad racial», porque los hombres no criterios de Malinowski» y su «escuela Fun-
se diferencian en lo esencial. «Para que hubiera cionalista».222
una raza pura habría que suprimir los sexos»: es En este libro, más que en otros, se perfila en-
su idea conclusiva sobre el entrecruzamiento tre sus líneas y en el aparato científico que em-
humano y sus convivencias. plea, el entramado del autor, armado con una
El engaño de las razas es, quizás, el libro más vasta información sobre el asunto, sobre el cual
«universalista» de Ortiz, porque su asunto con- arriba a conclusiones propias. El empleo de la
cierne a toda la humanidad; para el acopio de información deja entrever asimismo el intenso
información, el autor acude a fuentes filosófi- sistema de fichas bibliográficas que luego va des-
cas, antropológicas, psicológicas, etnoculturales plegando a lo largo del libro. El ameno estilo
y de otras naturalezas. El propio estudio de El expositivo que Ortiz ha alcanzado, salva al con-
huracán…, con su poderoso instrumental analí- junto de un excesivo empleo de citas, referen-
tico, no alcanza por su(s) tema(s) la extensión cias y alusiones a la base documental. La adición
del primero, que ataca un mal universal y desdi- de elegancias poéticas y hasta de citas de poe-
chadamente vivo: el racismo. mas de Heredia o textos de Lino Novás Calvo,
Pero El huracán, su mitología y sus símbolos entre otros autores de obras de ficción literaria,
es una de las obras más ambiciosas de Ortiz. Tal hacen olvidar el riguroso empleo de su sistema
vez es el volumen más rico en información so- de fichas (que él llama tarjetas), cuyos conteni-
bre las más diversas culturas, y uno de los me- dos llenan a veces la totalidad de algunos epí-

Untitled-47 746 02/06/2010, 9:38


EL ENSAYO Y LA CRÍTICA 747

grafes. La erudición de las direcciones expo- sica indocubana» y «afrocubana». El primero dio
sitivas del asunto no permiten la breve reseña de pie a Alejo Carpentier para su refutación en La
su contenido: El huracán… va mucho más allá música en Cuba (1948), quien cita a Ortiz como
del estudio del torbellino desde sus símbolos y una de sus fuentes decisivas para contestar al
mitos, para convertirse en un tratado de las fuer- compositor Eduardo Sánchez de Fuentes, cuya
zas del aire y sus implicaciones sociales. De este tesis del sentido autóctono de la música cubana
modo, Ortiz logra un libro de ciencia y poesía, se basaba en un supuesto «Areíto de Anacaona».
para científicos y para poetas, en el más amplio Ortiz va más lejos en la investigación, pues bus-
sentido de ambos términos. cando los orígenes de la música insular se remi-
Puede decirse que luego de El huracán…, las te a la que cultiva el negro en África y luego a su
indagaciones centrales de Ortiz se desplazan más transculturación caribeña. No se detiene en el
hacia la música, hacia la etnomusicología, y más (o los) esquema(s) compositivo(s) o interpre-
concretamente hacia la «música afrocubana»; el tativo(s), sino que indaga en los instrumentos
trabajo en esta dirección se concentra en tres principales, en los coros y ya de lleno en el can-
obras que él mismo consideró como continua- to, hasta llegar a la letra de ese canto, de modo
ciones unas de otras, de las que el primer volu- que explica desde el punto de vista musical la
men fue La africanía de la música folklórica cu- llamada «poesía negra», a la sazón rebautizada
bana, el segundo Los bailes y el teatro de los negros como «mulata» por Nicolás Guillén. Para ello
en el folklore de Cuba, y el tercero, en cinco to- se detiene Ortiz en oraciones y conjuros de los
mos, Los instrumentos de la música afrocubana. cultos «afrocubanos». Pero aun el sabio cubano
Éste es el conjunto más monumental de sus in- extiende su estudio hacia cuestiones que reba-
vestigaciones. san la musicografía y la inevitable apelación
En su estudio «Don Fernando Ortiz musi- filológica al análisis de los textos cantados, para
cógrafo», Zoila Lapique223 define la gradual es- llegar a conclusiones de raíces sociológicas: él
pecialización de Ortiz en el asunto, y fija el año subraya la repercusión de la música negra en el
1905 como inicio de tal labor; recuerda su vin- mundo y los prejuicios raciales que en torno a
culación con la revista Musicalia en los años vein- ella se agolpan. Casi en forma simbólica, Ortiz
te, cuando, según afirma Lapique, tenía ya ma- hace ver que el triunfo del tambor como instru-
duro su texto La música afrocubana, que vino a mento en casi todo el planeta, especialmente en
completar luego de su regreso a Cuba en la dé- el área de la llamada «cultura occidental», es el
cada siguiente. La génesis musicográfica de Ortiz mejor ejemplo de tal repercusión y, a la vez, de
lo condujo hacia un gradual acrecentamiento de la victoria sobre los prejuicios raciales.
la obra y de la especialización en ella; sobre todo Los bailes y el teatro de los negros en el folklore
tras publicar La «clave» xilofónica…, se ha seña- de Cuba se publicó inicialmente también entre
lado que ésta es la etapa personal en que el inda- 1947 y 1950 en la Revista Bimestre Cubana; lue-
gador logra vencer la resistencia ante el secreto go aparece ya perfeccionado y como libro
religioso de sus informantes, de modo que aña- prologado por Alfonso Reyes, donde el sabio
de a su caudal informativo un importante —y mexicano rinde pleitesía a la labor del cubano.
definitivo— conjunto de datos que ayudaron a En este volumen, Ortiz se opone definitivamen-
conformar la antecitada trilogía édita entre 1947 te a la «pretendida influencia de la música de los
y 1955, y que lo sitúa «sin lugar a dudas [como] aborígenes indios en la folklórica de Cuba»; ex-
uno de los más importantes musicógrafos que plica las diferencias entre «músicas negras» y
ha tenido Cuba republicana prerrevolucio- «músicas blancas», y toma como núcleo central
naria».224 expositivo el análisis de «los factores genéticos
Inicialmente publicado entre 1947 y 1949 en de esas músicas negras y sus entrelaces en Áfri-
la Revista Bimestre Cubana, La africanía de la ca y Cuba con la poesía, la magia, la religión y
música folklórica penetra en los orígenes de la también las características generales de sus di-
música en Cuba y analiza los términos de «mú- versos instrumentos».225

Untitled-47 747 02/06/2010, 9:38


748 ETAPA 1923-1958

Esta última cuestión, la de los instrumentos, época, y muchos otros comentarios sobre el tér-
trajo consigo la cúspide de la obra monumental, mino «raza», el racismo, sobre personalidades
que Ortiz completa con los cinco tomos de Los como Humboldt o Sanguily, sobre economía,
instrumentos de la música afrocubana, los tres sobre el espiritismo y los «cordoneros de orilé»,
primeros publicados en 1952 y los restantes en cuyas diversidades asombran. Se recordarán, al
1955. El objetivo de los tomos va más allá de las menos a manera de ejemplo, en los años que ya
clasificaciones, descripciones y definiciones de conforman sus textos básicos sobre música, «La
los instrumentos (anatómicos, percusivos, sacu- lección de Copán» (1946), «Paz y luz» (1950),
ditivos, frotativos, xilofónicos, membranófo- «Wifredo Lam y su obra vista a través de signifi-
nos…), para explicar sus usos en los cultos sin- cados críticos» (1950), «Biografía cubana del
créticos y las deidades con las que se relacionan café» (1951), «Oración a Martí» (1953),
muchos de ellos; no deja Ortiz de referirse al «Superamérica y Subamérica» (1955), entre mu-
propio ámbito sociocultural de la difusión, chos otros. En la década de 1960, Ortiz publicó
regionalismos y peculiaridades del empleo de relativamene pocos textos nuevos; sin embargo,
cada instrumento. En cada tomo realiza correc- el ya octogenario ensayista alcanzó a redactar
ciones sobre datos o afirmaciones de los volú- algunos materiales que se suman a sus contribu-
menes anteriores, en tanto en el último, junto ciones en torno a la vida cubana: «Las visiones
con los índices generales, concluye con otros de Lam» (1963), «Cubanidad y cubanía» (1964)
cuatro tipos (grupos) instrumentales: pulsativos, o «La cocina afrocubana» (1966), que son en
fricativos, insuflativos y aeritivos. verdad ampliaciones de resultados de sus inves-
Tan intensa labor de erudición no encerró a tigaciones de años anteriores. Puede decirse que
don Fernando Ortiz en su gabinete: en la Insti- lo esencial de su obra ya estaba escrito y editado
tución Hispanocubana de Cultura desarrolla al final de la década de 1950, momento en que
numerosas conferencias y actividades antifas- presenta otro volumen central de su bibliogra-
cistas, ofrece seminarios universitarios, funda y fía: Historia de una pelea cubana contra los de-
preside en México el Instituto Internacional de monios (1959).
Estudios Afroamericanos (1943), preside el Ins- Éste es el último de los libros voluminosos
tituto Cultural Cubano-Soviético (1945), par- que escribe Ortiz; de él ha dicho Salvador Bue-
ticipa en los congresos Internacional de Arqueó- no: «La obra tiene todo el encanto y la ameni-
logos del Caribe (Honduras, 1945), Indigenista dad de una novela donde lo maravilloso y lo real
Interamericano (Bolivia, 1949), Internacional de se mezclan en una narración hecha con socarro-
Americanistas e Internacional de Folklore (Bra- nería y gracejo extraordinarios.»226 El propio
sil, 1954), entre otros eventos, en los que es po- Bueno subraya que este libro de Ortiz no es un
nente activo. La Universidad de Columbia tratado de demonología, aunque el autor poseía
(USA) le otorga el título de Doctor Honoris evidentes y profundos conocimientos sobre ese
Causa en 1954. De Oxford a Viena, de México a asunto. Se trata de una exploración, desde pro-
La Paz o a Sao Paulo, Ortiz desarrolla un peri- blemática regional, sobre la sociedad colonial
plo de actividades públicas cuyo eje de irradia- cubana, de la que no puede hacerse resumen más
ción creativa es La Habana. preciso que el propio e irónico subtítulo: «Rela-
En el plano de las publicaciones, no se detu- to documentado y glosa folklorista y casi
vo sólo armando sus obras capitales, sino que teológica de la terrible contienda que, a fines del
continuó editando numerosos artículos, también siglo XVII, fue librada en la villa de San Juan de
de variadísimas temáticas, que implicaban inves- los Remedios por un inquisidor codicioso, una
tigaciones adicionales, sobre educación, políti- negra esclava, un rey embrujado, y gran copia de
ca (local e internacional), cultura (artes y litera- piratas, contrabandistas, mercaderes, hateros,
tura), acercamientos a la obra de José Martí que alcaldes, capitanes, clérigos, energúmenos y mi-
alcanzan méritos indudables entre los numero- les de diablos al mando de Lucifer». Claro que
sos estudios sobre el Apóstol realizados en la el humorismo y el sentido de la ironía de Ortiz

Untitled-47 748 02/06/2010, 9:38


EL ENSAYO Y LA CRÍTICA 749

se despliegan en ese largo remedo titular de los y de sus preocupaciones ciudadanas. Sin dudas,
tratados latinescos medievales y de los fárragos Ortiz adoptó una actitud progresista en el sen-
eclesiásticos de otras épocas; pero ello no es tido de hallar respuestas a las interrogantes esen-
humorada gratuita —choteo de cubano—, sino ciales del desarrollo cultural, e incluso político-
parte del propio enfoque que realiza el autor, económico, cubano; sus respuestas eran del
sobre asuntos que conciernen a intereses públi- orden superador y crítico para el mejoramiento
cos de religiosos y civiles en relación con terre- nacional. El «racionalismo científico» de Ortiz
nos y otros objetivos muy materiales, incluido puede entenderse como una forma de humanis-
el contrabando, a los que se pretendió dar crédi- mo, que se expresó en su labor enciclopédica,
to de inquisitorial pelea antisatánica, y que Ortiz en su tesón erudito de investigador, y, sobre
aprovecha muy bien para tratar sobre la Inquisi- todo, en la aplicación que todo ello tenía en la
ción en Cuba, sobre mitos y creencias locales sociedad cubana: introducir resultados era para
que reflejan una época de la Colonia, sobre la él plantear ideas que motivasen esos resultados
composición social del siglo XVII y los papeles apetecibles; uno de tales resultados fue precisa-
«providenciales» de cada clase, y también sobre mente llegar a comprender como pocos al cuba-
la evolución del cristianismo en la Isla. A la ma- no y lo cubano, que también como pocos pudo
teria propiamente histórica (que el autor dia- representar en su genuina orientación popular,
faniza con apéndices documentales) se suma la democrática, antineocolonial y de auténtico sen-
interpretación multiaspectual de los hechos, con tido nacional en el mejor contexto de universa-
añadidos bibliográficos acerca de la demonología lización que alcanzaron sus obras principales.
en el siglo XVII y las raíces de numerosas Ortiz logró desarrollar una suerte de «filoso-
mitologizaciones. El conjunto es un libro muy fía de lo cubano», respondiendo a preguntas cla-
difícil de reseñar, porque cada capítulo podría ves: de dónde venimos, qué somos, hacia dónde
parecer a veces obra cerrada en sí, aunque sea debemos ir, cuál es nuestro contexto natural, qué
evidente la armonía del conjunto. significado tiene la cultura nacional en sus inter-
Historia de una pelea cubana contra los demo- vinculaciones caribeñas, latinoamericanas, ame-
nios es también un libro «provocador», capaz de ricanas e intercontinentales. Pocos hombres de
ofrecer motivaciones a las artes y a las letras. Su ciencias o de letras de Cuba se adentraron tanto
aparente ligereza de lectura encubre el rigor do- en los problemas básicos de la identidad cultu-
cumental que, por otra parte, es característica ral de la nación, para desentrañarlos, discutirlos,
esencial de las obras de Ortiz. El fondo docu- explicarlos, mejorarlos y fijar pautas que son
mental, la erudición y la finalidad de estudio de imprescindibles y hay que tener en cuenta ante
lo cubano, se imponen sobre la supuesta ligere- cualquier planteamiento del «problema cubano»
za, para que el lector enfrente en verdad todo un como problema nacional.
tratado. A todo ello se agrega un Ortiz de alta prosa,
Como dice José A. Portuondo: «…Ortiz se un «comunicador» de sus ideas con verdadero
hizo él mismo criminólogo, antropólogo, soció- sentido del estilo, con cabal valor ensayístico, en
logo, etnólogo, lingüista, musicólogo, folklo- que el ensayo, cualquiera que sea su orientación
rista, economista, historiador, geógrafo, político, temática, es una pieza completa en sí y a la par
para poder contestar los incesantes problemas sugerente, claramente expuesta, pero sin ínfulas
que una rigurosa investigación científica plan- de magister dixit, siendo él, realmente, un maes-
tea a cada paso».227 Todo ello con una caracteri- tro. En «El Ortiz que yo conocí»,228 Miguel
zación filosófica que parte del positivismo y su Barnet afirma: «Probablemente no hay en todo
método, para corregir en la propia praxis cientí- el continente una obra de más rica factura lite-
fica algunas de sus limitaciones metodológicas; raria en el campo de las ciencias sociales que la
sobre todo, su trabajo científico estuvo social- del autor de La africanía de la música folklórica
mente delimitado por el medio en que escribía, de Cuba y Los negros esclavos.» Todos estos
y el cual era, a la vez, fuente de sus indagaciones quilates creativos (era un legítimo creador, no

Untitled-47 749 02/06/2010, 9:38


750 ETAPA 1923-1958

exento de imaginación y gracia en el desenfado dagogo y dirigente político; su humanismo raigal


expresivo y en la erudición científica) hacen de y una eticidad de raíz martiana, erigidos ambos
don Fernando Ortiz una figura capital del en actitud ante la vida, determinaron el rumbo
ensayismo cubano de todos los tiempos. Inda- de su pensamiento y el uso dado a los bienes
gador de fuentes, se ha convertido él mismo, y espirituales adquiridos mediante el estudio.
su obra extraordinaria, en fuente y raíz de La obra en prosa230 de Juan Marinello, hasta
cubanía. [V. L. L.] 1958, comprende un número apreciable de en-
sayos de extensión moderada —salvo excepcio-
nes—, algunos de los cuales sirvieron, en su
2.7.6 Juan Marinello: crítico y ensayista momento, de prólogo o comentario preliminar
a libros de sus contemporáneos; varias confe-
El cambio producido en la actitud de los inte- rencias cuyo tono y configuración permiten in-
lectuales frente al proceso histórico durante los cluirlas en el grupo anterior; numerosos discur-
dos lustros que corren entre 1923 y 1933, pro- sos o intervenciones en eventos, bien de carácter
piciará, en un lapso más o menos breve, la bifur- cultural, bien político, que por lo común asu-
cación en los modos de interpretar el hecho ar- men la forma ensayística; innumerables notas y
tístico, la cultura y aun los acontecimientos comentarios de ocasión sobre arte —de prefe-
sociopolíticos; las figuras inclinadas hacia el dis- rencia la plástica— y literatura, a los que pueden
curso reflexivo asumirán de forma paulatina sumarse consideraciones sobre hechos del acon-
perspectivas en esencia opuestas, determinados tecer cultural en la isla y sucesos relevantes
por tomas de partido divergentes frente a los —artísticos, políticos— de interés local o uni-
problemas de la República. La crítica y el ensa- versal. Este último bloque forma parte, en no
yo nacionales contarán a partir de la década del poca medida, de una copiosa papelería integrada
treinta con el método de análisis marxista, de- por artículos, reseñas, notas y trabajos de pren-
fendido con la pluma y la acción cívica por au- sa, escritos muchos de ellos al calor de las ur-
tores de indiscutible prestigio. gencias partidistas que marcaron su vida públi-
Juan Marinello Vidaurreta (1898-1977) des- ca, o ante estímulos nacidos del intenso
cuella en este grupo por diversas razones, den- intercambio con el entorno. Este material, con-
tro de las cuales podrían citarse, como decisi- cebido al paso de los acontecimientos, confor-
vas, su extensa y sólida cultura, su capacidad de ma el cuerpo de sus incursiones en la labor pe-
penetración en el entorno, lo cual le permite dis- riodística, complemento de su tarea política y
tinguir los aspectos de aquél que reclaman aná- de su obra mayor.231
lisis con mayor urgencia; la virtud de encontrar, Atendiendo a las materias tratadas, el círculo
una vez determinado su objeto, el hilo conduc- de sus meditaciones abarca temas literarios, ar-
tor hacia la esencia del problema y plantearla sin tísticos y de cultura en general, cuestiones de
regodeos ociosos; sus dotes de orientador, en interés político y jurídico —en este apartado
plena intimidad con una firme vocación peda- debe considerarse la preocupación por asuntos
gógica; el orden y lucidez de su pensamiento, que atañen a la vida política nacional e interna-
materializados en su modo expositivo; el ancho cional, o a problemas de actualidad latinoameri-
espectro de inquietudes y de aspectos del que- cana—, y consideraciones en torno a problemas
hacer intelectual que suele tomar como motivos teóricos y prácticos de la educación en Cuba.
de su trabajo; la elegancia y singularidad de su Por la importancia y lugar cimero que ocu-
estilo; su limpia ejecutoria política y la persis- pan en este amplio conjunto los trabajos dedi-
tente entrega, por más de cincuenta años, a una cados a la obra —literaria y política— de José
labor creadora de profunda trascendencia social. Martí, no debe vacilarse en considerar al héroe
Su formación229 cultural le pertrechó de am- de Dos Ríos como el gran tema de Marinello.232
plios conocimientos, empleados luego con pro- Aquel en quien halla «confirmación y resumen»
vecho en su larga vida de ensayista, crítico, pe- de todas sus inquietudes, y a través de cuyo ejem-

Untitled-47 750 02/06/2010, 9:38


EL ENSAYO Y LA CRÍTICA 751

plo dirime sus dudas y contradicciones, es obje- los vaivenes de la contingencia, con riesgo de
to de un amoroso y exhaustivo asedio. El estu- parecer dispersa.
dio de las facetas de su caso literario y humano La puesta en escena de este mundo de inquie-
dará siempre en las claves adecuadas para resol- tudes no transita por terreno llano; muy por el
ver graves problemas históricos, enrumbar la contrario, su reflexionar no está exento de con-
acción política y la vida social por caminos cer- tradicciones y trasunta a menudo agudas bata-
teros y hallar las cifras de una cultura sólida y llas íntimas. La explicación más válida a estas
fidedigna. aparentes inconsecuencias de su pensamiento se
Estos deslindes y clasificaciones no deben halla en la condición que ostenta de juez y parte
entenderse, sin embargo, más que como auxilia- en su proceso histórico; las ideas de Marinello
res útiles para penetrar en el universo mari- discurren, como ya se ha señalado, en coloquio
nelliano, dada la abundancia y diversidad de sus sostenido con el devenir, y su alimento es la prác-
trabajos, pues con mucha frecuencia los moti- tica, de ahí que puedan ser reorientadas a tono
vos de examen y los asuntos en una materia dada con los cambios factuales. Meditar sobre tan
se entrecruzan con los de otra y se complemen- hondas cuestiones es, por tanto, ejercicio dialéc-
tan entre sí, creando un fructífero trasiego de tico guiado por el afán de anotar los problemas
enfoques y perspectivas analíticas. Ocurre que, en cada caso y en cada momento, según lo que
por sobre lo múltiple de los contenidos y las cada caso y cada momento requieren.
variadas formas escogidas, existe un elemento Desde esta perspectiva, el estudio de su obra
cohesivo: la presencia, a lo largo de los años, de debe estar dirigido a descubrir los matices den-
inquietudes muy definidas y persistentes, que tro de un pensar coherente, pero tomado por un
llegarán a constituir tópicos centrales de su pen- espíritu de autosuperación; Marinello es, en
samiento, y a las cuales volverá una y otra vez. esencia, un orientador consciente de su misión,
Son eco, tales preocupaciones, de importantes y para hacerla efectiva procurará orientar sus
problemas de fondo vinculados a la vida espiri- propias ideas viviendo en sintonía con el tiempo.
tual y material del hombre en Cuba e Hispano- Las muestras más importantes de su labor
américa, traducen conflictos de raíz histórica, durante el lapso transcurrido entre 1923 y 1936
muestran luchas —secretas o evidentes— y ajus- —que, tentativamente, podría considerarse
tes dolorosos en el camino del creador honesto, como período formativo—, revelan la pugna por
y sacan a la liza intelectual asuntos polémicos acomodar el discurso crítico y ensayístico a la
de actualidad. actividad cívica desplegada, acción abiertamen-
La dialéctica de lo nacional y lo universal en te política en ciertos casos. Así, como hombre
los procesos culturales, los vínculos contradic- de pensamiento debe resolver, en la escritura, lo
torios entre la tradición y el impulso de cambio que como hombre de acción tiene ya por hecho
o novedad; el problema de la lengua —por mu- consumado. Los más significativos trabajos en-
chas razones complemento del tópico anterior— tre 1927 y 1930 ilustran este forcejeo de ideas;
entendida como cárcel y camino, como lazo que «El insoluble problema del intelectual», y luego
ata a una herencia literaria de tintes ajenos y que, «Arte y política», publicados ambos en la Revis-
a la vez, abre vías a la propia voz; la problemáti- ta de Avance en 1927 y 1928 respectivamente,
ca de la relación creador-sociedad, en cuyo cen- traen a plaza, con diferentes matices, el proble-
tro sitúa el dilema de la vocación artística y el ma de la relación intelectual-sociedad. En el pri-
servicio social y su mirada constante sobre el pre- mero aparece la imagen del creador como ser
sente y el porvenir de Latinoamérica, conforman escindido entre su vocación y su deber ciudada-
la médula de sus meditaciones. La aplicación del no: arte y contingencia, dos polos que tiran en
método materialista histórico en el análisis de sentidos opuestos, contradicción que no puede
los procesos culturales y artísticos, redondea fi- resolverse sino a riesgo de graves pecados. Quien
nalmente y da unidad a la obra creada en medio toma el camino exclusivo del arte compromete
de una variada actividad, y sujeta, por tanto, a su condición humana al aislarse de los conflictos

Untitled-47 751 02/06/2010, 9:38


752 ETAPA 1923-1958

que impone al hombre su tiempo histórico; Estas afirmaciones, aunque recuerdan las
quien se entrega a una causa social y participa en ideas de Ortega y Gasset —lectura común a
su época arriesga la excelencia artística. Luego, todos los intelectuales en la época—, no son
optar es aquí sinónimo de mutilación, y el inte- incompatibles con el marxismo; de hecho, aun
lectual es, en cierta manera, víctima de su pro- cuando todavía su manera de enfocar el asunto
pio destino, por lo cual no es condenado. De no es marxista, el sentido de sus palabras abre
todos modos, el conocimiento de las propias la posibilidad de un planteamiento futuro ha-
capacidades y el interés por defenderlas a toda cia esa dirección.
costa, pueden conducir a pactos de reputación Apenas unos días antes, en conferencia leída
sospechosa con los del poder, y Marinello no en la Sociedad Económica de Amigos del País a
olvida señalarlos a su manera alegórica: propósito de su entrada en la centenaria institu-
ción —publicada después bajo el título de «Ju-
…el que en un campo de batalla se sabe ine- ventud y vejez»—, había señalado cómo el en-
ficaz, aunque de superiores posibilidades vejecimiento prematuro de la actitud ante la vida
que el soldado que avanza por imperativo proviene del acomodamiento, por conveniencia,
troglodítico, busca por primario impulso a circunstancias caducas. La libertad de pensa-
la indemnidad ansiada, junto al Jefe que, miento, que es la esencia de la juventud espiri-
con mando momentáneo, le pone a cubier- tual, impulsa a las conquistas más ambiciosas sin
to de menesteres bélicos inadecuados.233 hacer un cerco de lo ganado; antes bien, mueve
siempre en sentido de futuro la labor de los pue-
La toma de partido —se observa en el pensa- blos, haciendo de cada logro un inicio, una li-
miento de Marinello— a favor de una causa se bertad que implica ausencia de intereses. A esta
convierte, como se ha visto, en sacrificio de las luz, el discurso resulta un análisis de las fuerzas
calidades artísticas y aun una violencia sobre la retardatarias que se movían en el seno de la rea-
propia naturaleza del creador. Esta idea ya había lidad cubana y de las limitaciones que determi-
asomado en un artículo aparecido en Social en naban la «vejez» de la organización social en la
1925;234 sin embargo, Marinello no duda enton- República. Aquí se alude a «El insoluble proble-
ces sobre lo que, en justicia, corresponde hacer: ma…» para plantear que el papel de orientador
corresponde al intelectual por la imposibilidad
…La obra puramente intelectual no será, de resolver sus contradicciones; esta misión debe
si la actividad deriva al logro de un benefi- ser cumplida so pena de ocasionar, con el ostra-
cio colectivo, de tan altos quilates. Pero ha cismo, daños mayores a la sociedad:
de ser irrenunciable ese lote de sacrificio
que impone una realidad que urge modi- … Si ver claro es grave delito, debe purgarse
ficar.235 totalmente. Siempre el concepto de liber-
tad va unido al de responsabilidad, y como
Tres años más tarde, en «Arte y política», la en estos tiempos que corremos va siendo
cuestión se plantea ya en otros términos: acudir cosa riesgosa tener libertad, cada día más el
al llamado de la época, responder a las solicita- intelectual rehuye su responsabilidad […].
ciones de la política, no sólo es admisible, sino
necesario —en el sentido filosófico de necesi- Cuando los hombres de superior capacidad
dad— pues: olvidan su papel de primeras partes, hay pri-
meras partes incapacitadas que les impo-
…Quien niegue que toda labor de cultura nen el papel de comparsas.237
—seria en su propósito y en su anhelo, al
menos— no trae como fatal secuela, a la En «Arte y política» parece llegar a un escla-
postre, hondas mutaciones sociales, está recimiento mayor cuando reclama para el arte la
cegado o quiere estarlo.236 libertad de usar sus mecanismos específicos para

Untitled-47 752 02/06/2010, 9:38


EL ENSAYO Y LA CRÍTICA 753

ejercer su cometido social. Pedir contenido po- Marinello a solicitud de esta publicación. His-
lítico en la obra del creador sin aptitudes para panoamérica y su estado de neocolonia en el or-
darle rango estético, y sin temperamento para den económico y cultural, las causas históricas
incorporarlo a ella orgánicamente, constituye un de la dificultad para hallar una voz propia, el
error de imprescindibles consecuencias: dominio imperialista sobre todos los órdenes de
la vida como origen del desajuste social en Cuba
…¿No se obtendría, con ello, el arquetipo y el peso aplastante de la frustración al desmo-
del mal poeta y el ejemplo del agitador com- ronarse la imagen ideal de la República —con su
prometedor del triunfo de su credo?238 secuela de claudicaciones y crisis de los valores
éticos—, constituyen el núcleo de las respues-
Aquí están, sin dudas, las bases de su poste- tas. El tono es de amargo escepticismo, al igual
rior estilo interpretativo del fenómeno artísti- que el empleado en «Juventud y vejez», donde
co, basado en la teoría estética marxista. sustenta parecidos criterios.
En términos concretos, la cuestión se plantea Lo antes expuesto se relaciona con circuns-
del siguiente modo: el intelectual no debe tancias concretas: en primer término la proce-
rehuir su misión orientadora cuando no pueda dencia social del autor y, en segundo lugar, su
hacer política con su arte, pero: formación académica, donde, sin dudas, tuvie-
ron un gran peso las concepciones de corte bur-
…Quien con todo esto sienta de modo ar- gués acerca de la cultura y la influencia de deter-
tístico la preocupación social, debe darse minadas corrientes filosóficas europeas. Se trata
por entero a ella. Quien no la sienta, no de la postura típica del intelectual de clase me-
debe abandonar su deber de hombre que dia, consciente de los problemas, pero sin res-
puede ver e indicar fuera de su arte, opor- puestas válidas para combatirlos. Al igual que
tunas soluciones públicas.239 otros miembros del Grupo Minorista, el tono
crítico, pero escéptico, se asocia a ciertos crite-
Parecerá que la cuestión queda zanjada a par- rios de élite, abandonados muy pronto por
tir de estos criterios y, sin embargo, en el ensa- Marinello, quien, en busca de un camino honra-
yo «El poeta José Martí» —prólogo a Poesías de do para encauzar su labor, habrá de cuestionarse
José Martí—, también de 1928, insiste de nuevo a menudo lecciones aprendidas y aun apetencias
en la agónica dicotomía, esta vez a propósito de e inclinaciones propias de su temperamento.
la personalidad martiana. La oposición aposto- Repárese, además, en que el debate se instala sólo
lado-genio poético no es, empero, en Martí, un en el terreno teórico, pues por entonces ya
problema real, pues el ensayista acierta a ver su Marinello había definido su acción a favor de la
capacidad para adecuar una obra inimitable de lucha abierta por modificar el status reinante;242
orador, prosista y poeta, «a la obtención, a la rea- dentro del minorismo, cuyo programa adopta un
lización práctica de un ideal».240 Lo objetivo es estilo reformista, el autor de «Juventud y vejez»
que Marinello traslada hacia el caso martiano su integra el sector de avanzada, dispuesto a denun-
propio dilema y en él intenta hallar un camino ciar las dificultades y listo para seguir una ruta
para resolverlo. Años más tarde, aun en trabajos más riesgosa. Sus relaciones con las figuras más
de las décadas del cuarenta y cincuenta, volverá revolucionarias del mundo intelectual habanero
a referirse, a propósito de Martí, al arte y a la —la amistad de Rubén Martínez Villena será de-
política como pasiones excluyentes, y de nuevo cisiva— radicalizarán en breve tiempo su pensa-
lo pondrá como ejemplo excepcional en que am- miento y su actividad cívica.
bas facetas se complementan. Si la procedencia clasista y la formación cul-
En 1930, a tenor de una encuesta realizada por tural ligada al pensamiento burgués le crean en lo
la revista francesa Les Cahiers de l’Etoile, apare- interno las tensiones ya observadas —de ello era
cen como ensayo,241 bajo el título «Sobre la in- consciente y lo declaró en repetidas ocasiones—,
quietud cubana», las respuestas dadas por esto no impidió, en cambio, que su lucidez

Untitled-47 753 02/06/2010, 9:38


754 ETAPA 1923-1958

pusiera en evidencia los puntos candentes de las donde ve llegar la solución cuando suscribe la
cuestiones tocadas. Por lo pronto, ya sabía que opinión de José Carlos Mariátegui —ideólogo
no era posible un cambio en la política y en la marxista— y concluye:
cultura sin transformación económica, que el
dominio imperialista, por mecanismos económi- …si de lo europeo se aprovecha la infor-
cos, era, en última instancia, la causa principal mación cernida por siglos de riguroso la-
de los problemas, y que la América Hispana, boreo de ella se aísla lo de humana medida
deformada en su nacimiento por los inicios del para confrontarlo con nuestras realidades.
capitalismo mercantil y atada aún en muchos Por este camino se irá —con la solución
aspectos a su pasado colonial, debía, para dar el americana— a los comienzos de una cultu-
gran salto histórico, sacudirse todas las servi- ra —actitud que logre dar en su día normas
dumbres en la época del imperialismo. La bús- al viejo maestro.246
queda de las raíces en estas circunstancias era no
sólo un gesto de afirmación, sino también un En realidad, este tópico ya había sido tocado
acto de justicia; poner en primer plano el debate por él en el discurso de apertura del Salón Anual
sobre lo nacional y lo universal constituía, en de Bellas Artes, en 1925. Al dilucidar allí los me-
no poca medida, un hecho político.243 La visión dios más certeros para hallar un perfil propio a
de Marinello sobre este problema en 1930 está nuestras manifestaciones pictóricas, convenía en
marcada todavía por el escepticismo, cuando afir- que la aceptación de las propuestas artísticas eu-
ma en «Sobre la inquietud cubana»: ropeas de última hora y su empleo «en las moda-
lidades típicas» eran paso indispensable para pro-
…América no ha logrado ser Europa ni cosa piciar una interpretación de sentido universalista
en esencia distinta de Europa. De ahí su lar- respecto al quehacer artístico en Cuba. Lo nacio-
ga tragedia. De ahí la pugna dramática en- nal, razona, no habrá de fijarse únicamente con la
tre los medios y los fines americanos.244 búsqueda de un cubanismo temático, sino:

Y luego de resumir las condiciones en que nació …mediante un doble proceso de integra-
la cultura en Hispanoamérica, «superpuesta y ción: ir a lo vernáculo con ojos extranjeros
lejana a su medio», dice: y a lo extraño con ojos cubanos.247

…Y como el modo de la inquietud no lo da pero el proceso no será completo si, a la larga,


la cultura sino la tradición de cultura, Es- no se cumple una fase, sin dudas la más larga y
paña y Europa nos han mantenido lejos de difícil: «hacer ojos cubanos para con ellos inter-
América. pretar lo propio y lo extraño».248
En la búsqueda de este «modo de ver» capaz
De esa condición provincial que quizás toca de integrar en un todo coherente las esencias
a su fin, nace el hecho de que hasta hoy las intransferibles sin renunciar al conocimiento y
inquietudes americanas no sean otras que asimilación creadora de lo exótico, va implícito
las europeas. No quiere esto decir que fal- todo un mundo de problemas accesorios: ¿qué
te a los americanos conciencia de sus pro- postura asumir ante la tradición en épocas de
blemas ni que sus mejores hijos hayan de- ruptura con los conceptos acatados hasta el mo-
jado de penetrar sus factores. Quiere decir, mento?, ¿por qué vías captar los rasgos defini-
sí, que hasta ahora las soluciones han ido a dores?, ¿cómo enfrentar el problema del lengua-
buscarse al viejo laboratorio.245 je, en el caso de las manifestaciones literarias?,
¿en qué medida el deseo de novedad implica un
Como se ve, Marinello está señalando un he- cambio de formas y en qué medida no?, ¿cómo
cho real, pero sin perspectivas inmediatas de se entienden lo auténtico y lo falso en el arte?
arreglo. No obstante, anota ya el camino por Marinello trata de dar respuesta a estas interro-

Untitled-47 754 02/06/2010, 9:38


EL ENSAYO Y LA CRÍTICA 755

gantes en varios de sus ensayos a partir de 1932, española y de sus esencias vitalizadoras, hijo
«Americanismo y cubanismo literarios» —pró- legítimo de la realidad en que nace. Por esa
logo a Marcos Antilla. Relatos de cañaveral, de genuinidad, por esa lealtad, tuvo virtud para
Luis Felipe Rodríguez— y los trabajos recogi- desbordarse de su cauce y calar muy hasta
dos en Poética. Ensayos en entusiasmo, los que lo hondo la tierra de las Indias. El escritor
con mayor amplitud se aproximan a tales criollo de ahora, el escritor creador de arte
preocupaciones. debe escuchar con serena y amorosa humil-
Los cuentos de Marcos Antilla… traen a cola- dad la voz de su campo y de su ciudad: ella
ción el tópico del cubanismo literario y dan pie trae su tono, su quejumbre, su gozo.250
a un análisis histórico, que se abre al contorno
más amplio de Hispanoamérica. Las dificulta- Una voz aislada de lo folklórico y lo pinto-
des para el surgimiento de una expresión neta- resco, reflejo fiel del lenguaje popular, captado
mente americana derivan, en primer término, del en su médula como transcripción de una psico-
extrañamiento del escritor latinoamericano fren- logía, de una manera de sentir distintiva.
te a su entorno: acostumbrado éste, por el peca- En el camino hacia lo esencial, el escritor debe
do original de la colonia, a mirar su paisaje a tra- aprender a distinguir los rasgos permanentes del
vés del prisma de las literaturas europeas, perdió comportamiento latinoamericano; llama la aten-
durante mucho tiempo una de las más ricas ve- ción que Marinello, en 1932, cuando ya sin du-
tas para llegar a lo auténtico americano; ni si- das se ha detenido sobre la filosofía marxista, dé
quiera el Romanticismo, con su ansiosa reivin- como «hecho permanente y universal en lo crio-
dicación de la nacionalidad, logró acertar el llo», «la postura irresponsable ante la circuns-
camino, extraviándose por las veredas del tancia» y considere el «ademán elegantemente
indigenismo y de un criollismo «premeditado» desilusionado del hispanoamericano»,251 teñido
y, por tanto, sin autenticidad. El tipicismo, lo de intencionada ironía, como rasgo inseparable
costumbrista, que sólo rozan la superficie de lo de nuestro ser, consideración más cercana a los
real bajo el pretexto de captar lo característico, criterios de corte determinista propios de las co-
son causa de irremediables distorsiones en la rrientes filosóficas burguesas.
imagen creada. Tales rasgos, encarnados en el desdeñoso re-
La segunda gran limitante se refiere al pro- pliegue de Don Segundo Sombra, podrían ser el
blema de la lengua, a la vez propia y ajena, he- hilo conductor hacia el hallazgo de una conducta
rencia que arrastra consigo modos seculares: genérica capaz de definir la idiosincrasia del hom-
bre autóctono. La novela telúrica, representada
…El espectáculo de América, de un mun- en sus realizaciones más logradas por Doña Bár-
do en marcha, ha de ser dicho con vieja pa- bara, La Vorágine y Don Segundo Sombra, pero
labra, con palabra hecha de recuerdos, na- sobre todo por esta última, debido a su acierto
cida de un mundo que contempla la carrera descriptivo y su captación del alma popular por
transitada.249 el lenguaje, constituía la mejor representación
posible de lo americano, dentro de un propósito
Pese a ello, se impone un esfuerzo para supe- general de autorreconocimiento determinado por
rar la contradicción aparentemente insoluble: circunstancias históricas concretas; se compren-
«labrar con mano firme los hierros de la prisión», de entonces por qué Marinello no observa lo li-
transformar «la entraña ideotemática con golpe mitado de la visión de Güiraldes al convertir en
americano, haciendo cosa propia lo que hasta arquetipo de lo argentino esencial a un personaje
aquí fue préstamo». El camino está trazado en la que vuelve las espaldas en el instante cumbre y se
propia historia del castellano: niega a integrarse de modo creador a la corriente
histórica.252 Y no podría ser de otro modo, pues
…El castellano peninsular —el de ayer, el en ese momento los logros —parciales desde una
de hoy— es reflejo leal de la circunstancia perspectiva actual— de Gallegos, Rivera y

Untitled-47 755 02/06/2010, 9:38


756 ETAPA 1923-1958

Güiraldes, eran los únicos puntos de referencia mentario preliminar a Pulso y onda (1932) de
apropiados al tipo de análisis propuesto por el Manuel Navarro Luna. La tensión entre el que-
cubano, y lo más cercano a su aspiración. rer individual y el reclamo de la época; dicho de
Como marxista razona, en cambio, cuando otro modo: la oposición temperamento lírico-
anota, a propósito de las guerras de independen- voluntad de servicio, viene a ser reforzada por
cia como fermento de una hispanoamericanidad, las circunstancias formativas del autor; el mo-
la correspondencia, dialéctica y por tanto con- delo de cultura asimilado —la retórica, la filoso-
tradictoria, entre el papel de la masa como suje- fía— se vuelve contra el mensaje al configurar el
to-objeto de la literatura en momentos de crisis texto. Marinello celebra la condición «política»
social y las resonancias individuales de los gran- de los versos, pero indica una discordancia fun-
des conflictos colectivos. La política, por impe- cional, en el estilo, con el propósito de los mis-
rativos inherentes a los propios acontecimientos, mos. En ello ve también la novedad y la excelen-
ocultó, en un momento de la historia america- cia de esta poesía.
na, importantes aristas de la realidad, las que ata- La tradición no se presenta, en el caso de
ñen a lo íntimo, a lo personal, y sin las cuales no Navarro Luna, como el sustrato fecundante, por
se puede comprender a fondo la humanidad a decantación de la trascendental, de una manera
reflejar en la obra artística. Llevar a términos expresiva novedosa, sino como lastre:
absolutos ciertos rasgos del comportamiento
humano proporciona una imagen unilateral del …Todo hombre lírico, para serlo plenamen-
acontecer y de los propios actores. Sin embar- te, ha de estar enterrado en la limitación
go, el ejemplo escogido para ilustrar la cuestión epocal que le han construido sus vías for-
no resulta el más indicado: si Facundo encierra mativas. Preso, así, ha de lanzar su vista al
un equilibrio entre el sentir político de la mu- seno del mañana.254
chedumbre y la vibración íntima del individuo,
defiende, en cambio, una tesis antiamericana Y no se trata tampoco ahora de destilar, en me-
cuando establece el par antitético civilización- dio del fragor histórico, la nota íntima para ha-
barbarie, y ya se sabe a qué modelo de civiliza- llar la clave de la época, sino del proceso inver-
ción se inclinaba Sarmiento. Si bien la estimati- so: diluir el ser individual —en una suerte de
va sobre el pensamiento del prócer argentino no purga simbólica— en el torrente de la ansiedad
era por los años treinta lo que fue tiempo des- colectiva. Y es que Marinello distingue las dife-
pués, a Marinello, profundo conocedor del idea- rencias entre el quehacer político de una época
rio martiano, no debió escapársele el sentido de y de otra; si en la Independencia —anota en
la famosa frase en «Nuestra América». «Americanismo y cubanismo…»— la lucha se
Acierta, en cambio, el ensayista, cuando se planteaba en términos de «llegar a ser» nacio-
plantea la relación entre lo cubano y lo univer- nes, la época actual plantea el problema del ser,
sal: ni «localismo infecundo», ni «costumbrismo es decir, sobrevivir, no ya como chilenos o ve-
cominero», buceo, sí, en las raíces, pegado el nezolanos o cubanos, sino como hombres en un
entendimiento a la tierra para captar los latidos proceso social insertado en el curso del aconte-
de la agonía social y los del sufrir íntimo, pues: cer universal; de ahí que la palabra lírica sea más
efectiva por la búsqueda de un humanismo de
…Ninguna obra de grandeza permanente esencias, en equilibrio dinámico entre la auto-
se ha producido sin el buceo limpio y cáli- nomía y la universalidad.
do en la intimidad intransferible del hom- Al aparecer en 1934 La tierra herida, Marinello
bre. Pero del hombre en un recodo de la logra un ajuste de criterios cuando dice:
tierra y en un día de la historia.253
…Lo político es lo condicionado, lo opor-
Esta idea se reproduce, enfocada desde un tuno, lo hábil. Lo lírico —se ha dicho
ángulo diferente, en «Margen apasionado», co- mal—, es lo abstracto, lo intemporal, lo

Untitled-47 756 02/06/2010, 9:38


EL ENSAYO Y LA CRÍTICA 757

eterno. Pónganse las cosas en su punto de ción del narcisismo gongorista de ciertas corrien-
verdad. La lírica política no puede ser más tes contemporáneas y a favor de una intensidad
que la oportunidad, la utilidad exaltada por alusiva capaz de captar el aliento, el sentido pro-
el impulso sin tiempo del arte. Cuando hay fundo de la vivencia trocada en poesía aun a ries-
—como en Guillén y en Navarro Luna— go de sacrificar el lógico, perfecto engarce de las
pupila buena para descubrir el gesto del palabras:
dolor cercano y sustancia eternizadora para
empujarlo por los mejores caminos, nace …En esta etapa puede tener la palabra to-
la poesía revolucionaria que merece serlo, dos los oficios que en las anteriores, pero
que lo es realmente.255 siempre en función de un estado lírico. Lo
central en el nuevo estadío reside en hacer
El concepto de poesía novedosa se funde en- de los vocablos reflejos leales del élan poé-
tonces con el de poesía revolucionaria —prueba tico sin preocupación de su significado
suprema—, pues en ese tipo de expresión poéti- usual, ni de su acoplamiento sorprendente,
ca observa un cambio de esencias y no sólo de ni de su música externa. La palabra como
formas. En «Tierra y canto» se define el criterio valor subalterno pero genuino. La esencia,
que en lo sucesivo ha de prevalecer en su crítica la existencia lírica, tomando su vehículo con
acerca del deber y la validez de la obra literaria, señorío cabal.257
en razón de su funcionalidad social.
Poética. Ensayos en entusiasmo, aparecido en Es una nueva perspectiva para observar el pro-
1933, reúne cuatro ensayos escritos en diferen- blema de la autenticidad literaria, perspectiva que
tes momentos y con propósitos distintos; dos tiene una suerte de complemento en «Inicial
de ellos habían sido concebidos como prólo- angélica» —segundo ensayo del cuaderno—
gos256 y publicados sucesivamente en 1931 y cuando, al referirse a la poesía de Ballagas, en-
1932; otro, el primero en el orden del volumen, cuentra en la ingenuidad infantil de Júbilo y fu-
ya había visto la luz en la revista Contemporá- ga, en su espontaneidad desaprensiva, la nota sal-
nea, de México, y el último permanecía hasta en- vadora.
tonces inédito. La brega del poeta con las palabras, el anhelo
Esta reunión de trabajos es, según consigna de pureza siempre asociado al modo expresivo,
el autor en la nota introductoria, un conjunto el deseo de aislar lo lírico de la contingencia, son
de «meditaciones sobre el hecho lírico» sin pre- aspectos de la inquietud contemporánea respec-
tensiones críticas. Cabría decir que se trata de to al fenómeno poético, pero no es todo el pro-
un caso de crítica participante, pues en ellos se blema; está también la lucha entre lo lírico y lo
percibe el fervor, la complacencia del ensayista político —en «Margen apasionado»—, y está el
al constatar la variedad de líneas y tonos alcan- tema de la poesía negra.
zados por la lírica cubana en esos años, debido a En «Poesía negra. Apuntes desde Guillén y
lo que tal riqueza revelaba acerca de los logros Ballagas», sale de nuevo a primer plano el pro-
presentes y permitía aventurar respecto al futuro, blema de lo nacional poético a propósito del pró-
Cada asunto le estimula de diferente modo y logo a Sóngoro Cosongo. El color cubano anun-
abre la reflexión hacia un aspecto específico de ciado por Guillén en aquellas palabras resulta
la problemática tratada. Ante Trópico, de Eugenio para Marinello alta aspiración y tendencia obli-
Florit, medita en «Verbo y alusión» sobre el añejo gatoria de nuestra lírica, pero para ello habrá de
tópico de la esencia y la existencia en lo lírico: olvidarse lo racial y tenerse en cuenta sólo el
pugna entre la emoción, el élan poético y la pa- hecho humano, asumir una visión sintética
labra incapaz de apresarlo con fidelidad, pero, integradora, capaz de superar el colorismo des-
contradictoriamente, el único vehículo posible criptivo y superficial, la visión folklórica del ne-
—al menos en literatura— para transmitir tal gro como instinto y gesto hiperbólico, desalo-
experiencia. Se pronuncia aquí por una supera- jar la imagen típica que lo confina en un universo

Untitled-47 757 02/06/2010, 9:38


758 ETAPA 1923-1958

limitado de atributos y reacciones psicológicas. fundo: el mestizaje, no tanto físico como espiri-
El negro como hombre en sus circunstancias, tual, de este conglomerado humano, realidad
como parte de un drama social común, es la vía determinante en la existencia de una cultura con
justa para llevarlo a motivo artístico; cualquier rasgos definidos.
otro camino denuncia, en el fondo, el prejuicio Poética. Ensayos en entusiasmo resume una
racista. etapa del pensamiento en Marinello. En él están
El tema de lo negro en el arte será una y otra presentes sus preocupaciones fundamentales
vez objeto de atención por parte de Marinello hasta ese momento y otras derivadas de aqué-
desde 1930, pues para él no constituye sólo un llas: arte popular y arte populista, tipicismo y
problema estético, sino también, y con mucha autenticidad, novedad verdadera y falsa novedad,
más fuerza, ético. La moda europea, de un lado, lo racial y lo humano. Su desarrollo revela a un
y la costumbre arraigada de ver al negro como sujeto crítico avisado y abierto; las distintas lí-
espectáculo, de otro, podrían hacer de las mani- neas y modos de asumir lo lírico en la poesía
festaciones artísticas llamadas «negras» un re- cubana le señalaban la condición múltiple y con-
ducto donde se fortaleciera la imagen deforma- tradictoria de su objeto y, consecuentemente,
da y deformante, «un obstáculo para la solución ante cada ejemplo seleccionó el enfoque a pro-
definitiva del conflicto racial».258 En su prólogo pósito para anotar el acierto y el error. Poética…
al libro Acento negro, de Vicente Gómez Kemp, es un libro polémico, contradictorio sólo en apa-
manifiesta su temor de que, tenido lo negro riencia, omnicomprensivo y en unidad íntima
como cosa ínfima y de baja categoría, tales «cua- con su tema.
lidades» fueran atribuidas también al arte que Hacia 1934 comienzan a surgir nuevas facetas
adoptara el tema negro, dando lugar a un pro- en el pensamiento marinelliano en medio de una
ducto limitado e infiel, para agravar así aún más fuerte pugna ideológica. Urgía, ante todo,
la humillante situación social del negro. El «arte desalojar el escepticismo provocado por el fra-
negro», por otra parte, no adquiere su dignidad caso de la Revolución del treinta; se imponía la
al convertirse en un «producto de laboratorio», toma de partido inmediata junto a la causa del
sino cuando interpreta y expresa lo verdadera- pueblo. Si, como había expresado en 1930 alu-
mente popular, y para ello es preciso: diendo a la obra de José Carlos Mariátegui:

… distinguir entre lo que descubre el espí- …Cuando lo político es la corriente vital,


ritu de la masa para exaltarlo y lo que la ¿puede algo quedar a sus márgenes? Y no
adula para robarle el nivel.259 olvidemos que para el ensayista peruano la
política es «la trama misma de la Historia».260
El prejuicio racial, herencia del esclavismo,
que atiza el fuego de un problema histórico agra- El replanteo de los vínculos entre el arte y la
vado por la estructura económica seudo- política adquiere ahora una actualidad decisiva.
rrepublicana, representa un freno más a la in- El momento no es de separarlos, sino de hallar
tegración que traería como consecuencia el punto de enlace; de ahí su bienvenida entu-
inseparable el logro de una cultura orgánica, re- siasta a La tierra herida de Navarro Luna. En
flejo espiritual del auténtico ser cubano; por ello, cuanto a la actitud cívica, su llamado a los inte-
ante cada ejemplo de arte negro se apresura a lectuales en el IV Congreso Obrero de Unidad
mostrar el enfoque justo para comprender la tras- Sindical no deja dudas:
cendencia de la muestra, sea la escultura de Ra-
mos Blanco —«Luz y sombra en la escultura …No creo en el intelectual que advirtien-
negra» (1934)—, sea la Antología de poesía negra do —y sus talentos lo obligan a la adver-
de Ballagas —«Una antología negra» (1936). En tencia— que ya no caben en Cuba más que
cualquier forma, considera que lo negro en las dos posturas netas y definidas, deja de to-
Antillas es parte de un hecho mucho más pro- mar la única que está enriquecida de ver-

Untitled-47 758 02/06/2010, 9:38


EL ENSAYO Y LA CRÍTICA 759

dad y de sentir humano. Quien no quiere Para Marinello, un arte acorde con los tiem-
oír es siempre el sordo peor. Ya los desper- pos es siempre un arte comunicativo, que expli-
tará el clamor del triunfo proletario.261 cita o sugiere su mensaje, mas nunca lo oculta,
atento a lo humano en sus múltiples modos de
También a partir de 1934 dedica una atención existencia. La grandeza de un momento en la
especial a las artes plásticas, tema sobre el cual pintura de cualquier país está en directa propor-
solía discurrir desde los años veinte. Sus medi- ción con la magnitud del contenido, con la hon-
taciones en esta etapa se vuelcan sobre el tema dura de lo que desea trasmitir; por ello su con-
del encargo social de las artes visuales, en espe- vencida defensa de una pintura figurativa con
cial la pintura, y tocan de paso el tópico nacio- tema discernible y su rechazo a ciertas corrien-
nalismo-universalidad. Las manifestaciones tes nacidas de la vanguardia europea, el abstrac-
pictóricas surgidas al calor de la Revolución Me- cionismo en primer término, por considerarlas
xicana, dan pie a varios artículos donde exalta su juego evasivo al servicio de la ideología burguesa.
representatividad respecto a los acontecimien- Ve Marinello en la pintura abstracta una ten-
tos históricos en el país azteca; los grandes dencia deshumanizada, vacía de propósitos edi-
muralistas, pero muy especialmente Siqueiros, ficantes, intelectualistas, decorativa y negadora
son ejemplos representativos del creador com- de la alta misión que le asigna al arte en la socie-
prometido con una misión política sin desme- dad. Estas opiniones asumen forma organizada
dro de sus calidades estéticas. Para los jóvenes en «Conversación con nuestros pintores abstrac-
plásticos del patio, la pintura del México insur- tos», el más polémico de sus trabajos sobre el
gente debía ser el paradigma de una expresión a tema. Publicado originalmente en Mensajes.
la vez local y universal, por lo que tenía de cla- Cuadernos Marxistas, en 1958, este ensayo in-
mor humano y de deseo genérico de justicia; ar- tenta demostrar, a partir del análisis de ciertas
tículos como «Alfaro Siqueiros y el arte puro» cuestiones teóricas, el carácter reaccionario del
(1934), «Una exposición de plástica mejicana» abstraccionismo y alertar contra lo que consi-
(1938), y otros escritos durante la década del dera una tendencia deformadora con alarmante
cuarenta a propósito del muralismo y sus tres popularidad entre los pintores cubanos de todas
grandes realizadores, coinciden en exaltar el po- las edades. Sin negar propiedad a algunas de sus
der movilizador de conciencias en una pintura observaciones, especialmente las que se refieren
de comunicación con las masas. a la manipulación de las novedades artísticas por
El arte de Siqueiros ofrece perspectivas al aná- parte de las clases en el poder para neutralizar su
lisis, no sólo del viejo tópico de la creación y el posible contenido revolucionario, los argumen-
servicio político, sino también al de la dinámica tos del crítico presentan errores conceptuales
contenido-objetivos-forma en la pintura revo- que derivan de interpretar la validez del arte
lucionaria. El afán innovador, la fiebre experi- como actividad social sólo desde la perspectiva
mental del mexicano, a fin de hallar técnicas ajus- sustentada por los teóricos del realismo socia-
tadas a las necesidades de una pintura concebida lista: postura explicable por el hecho coyuntu-
para grandes espacios públicos, le permite ral encerrado en todo vínculo activo con un cre-
introducirse, una vez más, en el problema de la do político y en el seguimiento consecuente de
novedad y la tradición, ahora para decir que un una directriz partidista. Las limitaciones
arte reflejo de grandes convulsiones históricas interpretativas de Marinello respecto a esta cues-
puede y debe dinamitar los cimientos de la tra- tión son por tanto las de una línea de pensamien-
dición —conceptos, modos expresivos, medios to y un concepto del arte en una fase de la teoría
técnicos—, cuando ella estorba el apresamiento estética revolucionaria.
cabal del hecho que la anima y en aras de una El vínculo del ensayista con la Vanguardia
eficacia entendida, no sólo como logro formal, adquiere aristas polémicas cuando éste intenta
sino también como impulso didáctico de conse- hallar un ajuste entre las fuentes de su inicia-
cuencias ideológicas inmediatas. ción literaria y su posterior entendimiento de

Untitled-47 759 02/06/2010, 9:38


760 ETAPA 1923-1958

la cultura artística, soporte conceptual en su la- lucía como lo más nuevo y distinguido, lo
bor crítica. Marinello había participado activa- más alquitarado y difícil. Al periodista
mente en la introducción de los nuevos postula- Heriberto Palenque decíamos no hace mu-
dos estéticos en la Isla, fue fundador y parte del chos días, aludiendo a aquella coyuntura:
equipo directivo de la Revista de Avance y ami- los que a distancia (en París, en Madrid)
go personal de los más altos representativos del encendían los fuegos, conocían su entraña;
vanguardismo pictórico cubano. Iniciado él mis- nosotros no veíamos, desde La Habana,
mo como creador dentro de una poesía cercana sino la gracia de la llama […] El tiempo,
al purismo lírico, se hallaba, pues, lo suficiente- maestro de definiciones, lo aclaró todo. Los
mente cercano a la Vanguardia como para com- responsables de la Revista de Occidente y
prender el servicio que ésta le había rendido a la de la Gaceta Literaria —Ortega y Gasset,
cultura nacional y las connotaciones sociopolíticas Jiménez Caballero a la cabeza—, enseña-
del cambio operado en la intelectualidad, como ron la oreja totalitaria y falangista cuando
consecuencia de las nuevas ideas aplicadas a las se les deparó buena oportunidad. Fue en-
necesidades concretas de la sociedad cubana. Sin tonces que acabamos de entender que aquel
embargo, la búsqueda de un compromiso cre- interés por una producción literaria hecha
ciente con la realidad como principio central de de gracias menores, ingenio intrascenden-
su propuesta crítica lo conduce a cuestionarse la te y originalidad formal, miraba en lo esen-
validez de ciertas experiencias formales, sobre cial a distraer de las realidades sangrantes
todo aquellas que se plantean el fenómeno plás- que estaban ya pidiendo expresión, lengua-
tico como aventura autónoma, suficiente en sí je, traducción.262
misma y capaz de comunicar por sus valores in-
trínsecos. El contenido revolucionario de las Marinello observa, en esta violenta separación
Vanguardias europeas se agota, para el crítico entre las formas y los contenidos, lo esencial-
cubano, en el momento en que lo humano deja contradictorio de una pintura en la cual las for-
de ser el centro en la imagen plástica; en un mas novedosas, elaboradas, no son vehículo para
artículo de 1957 —inédito, al parecer, hasta plasmar la inquietud humana; por eso sus prefe-
1989— comenta, a propósito de la llamada «Ex- rencias gravitan hacia el Muralismo Mexicano,
posición Antibienal de La Habana»: obra de búsquedas técnicas y raíz política, y por
ello también encuentra en Picasso el ideal de ar-
…Nuestro testimonio, perdónesenos la tista capaz de superarse a sí mismo en el camino
aparente petulancia, tiene valía por el he- hacia la universalidad. La grandeza del pintor
cho de que, por otras vías similares y fren- español está, justamente, en su perspectiva de
te a objetivos parecidos, anduvimos, hace futuro, en haber agotado todos los caminos sin
un cuarto de siglo, por los desfiladeros permanecer en ninguno y en haber participado
deshumanizados. Fueron los días del de todas las tendencias para dejarlas detrás en el
Vanguardismo, que tuvo su expresión cu- momento oportuno. Esta idea se halla expuesta
bana en la Revista de Avance. Alguna vez en «Picasso sin tiempo», comentario escrito en
hemos discurrido extensamente sobre 1942; allí pueden leerse, como razones para con-
aquel instante interesantísimo de la cultu- siderarlo «testigo de excepción» en su época, las
ra isleña. Al hacerlo hemos precisado cómo palabras que siguen:
los que por algún tiempo tuvimos en lo li-
terario por modelos cabales a los rectores …Basta pasar la vista con un poco de fer-
de la Revista de Occidente fuimos víctima vor de entendimiento por su obra gigan-
de la más lamentable de las confusiones. El tesca para descubrir cuánto hay de dolor
justo anhelo de salir de una estrechez esperanzado, de ansia deslumbrada y de
academicista aldeana (indudable) nos hizo espanto erguido en nuestra época. Su obra
caer en brazos de lo que, por aquel tiempo, humana y abstracta, es el cruce dramático

Untitled-47 760 02/06/2010, 9:38


EL ENSAYO Y LA CRÍTICA 761

de las evasiones y las lealtades a las que con- flejo de la realidad, y que esas «maneras conve-
dena un tiempo de liquidación a los que nientes» a la representación de la vida cubana no
vienen de ayer y tienen ojos de futuro.263 podían asimilarse coherentemente a la línea re-
novadora si prolongaban los mecanismos
Alude, desde luego, al Picasso de Guernica, gnoseológicos asumidos por la literatura en el
obra donde el sentido halla medida exacta en el siglo XIX. En el caso de Écue-Yamba-Ó, el críti-
modo de expresión. En resumen, no parece acer- co achaca a la concepción estética una ineficacia
tado considerar a Marinello como enemigo a sólo imputable, en rigor, al modo concreto de
ultranza de las innovaciones y el cuidado for- poner en práctica los nuevos procedimientos.
mal; sus comentarios sobre la fiebre experimen- Parecidos criterios acerca del método configu-
tal de Siqueiros y sobre las búsquedas del pro- rativo carpenteriano sostendrá al enjuiciar El
pio Picasso niegan tal suposición. Lo que sí acoso en «Sobre el asunto en la novela», de 1937.
queda claro es su gran estima por la pintura fi- Frente a intentos como el de Carpentier se
gurativa, cuyas características permiten trasmi- encuentra la «Novela de la tierra», cuya idonei-
tir un mensaje de fácil decodificación por las dad para captar lo autóctono, según su perspec-
masas, destinatario clave en una época de cam- tiva, se explica en «Tres novelas ejemplares»,
bios trascendentales para la humanidad. publicado en Literatura Hispanoamericana.
Criterios parecidos lo llevan a objetar las bús- Hombres, meditaciones, junto a otros ensayos en
quedas de Alejo Carpentier en «Una novela cu- 1937.266 Pasados cinco años de su prólogo al li-
bana», comentario crítico sobre Écue-Yamba-Ó. bro de Luis Felipe Rodríguez, existen razones
Las dificultades para llegar al encuentro de una para esperar una luz diferente sobre la famosa
cubanidad efectiva radican, según su opinión, en: tríada novelesca; sin embargo, y aunque está le-
jos de considerarlas obras impecables desde el
…La pugna entre el impulso humano y la punto de vista estético, el apego a un criterio
ambición literaria, la pelea entre el deseo específico sobre el tipo de arte adecuado a los
de tocar la entraña negra y el de ofrecer a tiempos y a las necesidades de la lucha por una
los ojos europeos, y a los del propio autor, sociedad mejor en Latinoamérica limita el alcan-
un caso lejano atrapado por las últimas sa- ce de sus juicios y le impide descubrir los erro-
bidurías literarias. Esta lucha, manifiesta en res conceptuales en esta narrativa, la insuficien-
todas las páginas, infiere al relato la duali- cia de sus propuestas ideológicas. No obstante,
dad responsable de su grieta central.264 el ensayista se haya bien situado cuando destaca
la importancia de la cultura artística como he-
Si bien admite lo útil del acercamiento a las cho de connotaciones políticas, aunque los ins-
modalidades creativas provenientes de la reno- trumentos de análisis que podía ofrecerle la es-
vación vanguardista, pide un deslinde de «ma- tética revolucionaria de su tiempo limitara y de
neras que son convenientes, asimilables, coadyu- cierto modo desvirtuara su empeño orientador.
vantes, exaltadoras de nuestra realidad, de Para Juan Marinello la América Hispana es,
nuestros elementos novelables».265 Estas mane- como para Martí, un mundo en busca de su rea-
ras están, en mayor o menor medida, vinculadas lización histórica, destino que no habrá de cum-
a una captación realista tradicional del entorno, plirse en tanto no se resuelvan las contradic-
método que ya había sido superado por las nue- ciones causadas por su status económico
vas corrientes narrativas. Lo que no puede ver neocolonial. El problema de la cultura es un re-
Marinello, por su manera de interpretar tales flejo de ese gran conflicto; si todo análisis con-
corrientes, es que el cambio de procedimiento fluye hacia la necesidad de un reajuste, al logro
en la novela contemporánea responde no sólo a de repúblicas donde el hombre halle espacio para
necesidades formales, sino también a una trans- su plena existencia material y espiritual, las
formación en el modo de conocer, en los meca- manifestaciones del arte y la literatura en estos
nismos intelectivos asociados al arte como re- países, para entrar en resonancia con la necesidad

Untitled-47 761 02/06/2010, 9:38


762 ETAPA 1923-1958

histórica, han de asumir una misión que tiene, …Al llegar a los bordes del más hondo abis-
en última instancia, ribetes políticos. Por esta mo del alma afrocriolla se hace en Guillén
causa, se detiene ante cada obra para pesar la la luz política. Para que el negro deje de ser
consistencia, el ajuste a ese encargo. Por los años oprimido es necesaria una convivencia hu-
finales de la década del treinta y en lo sucesivo, mana en que sea imposible la opresión.267
el tópico medular de sus reflexiones será el
vínculo intelectual-sociedad, y a él se subordina Guillén culmina de este modo un proceso que,
el resto de las problemáticas que suelen por diferentes vías, va buscando la realización
inquietarlo. de una lírica con perfiles propios. El análisis de
Lo antes expuesto se hace visible en su pró- este proceso lleva a Marinello a plantearse de
logo a Cantos para soldados y sones para turistas nuevo una mirada crítica sobre la multiplicidad
(1937), de Nicolás Guillén, a quien atribuye la de líneas poéticas en «Veinticinco años de poe-
suma de virtudes indispensables para pasar la sía cubana». Una nota distintiva en este ensayo
prueba suprema de la poesía revolucionaria, y es su propósito totalizador; la antología de
en cuya obra ve resolverse una buena parte de Lizaso y Fernández de Castro La poesía moder-
los problemas que se planteaban a la creación na en Cuba (1882-1925) da lugar a una serie de
cubana y latinoamericana por esos años. Poeta consideraciones en torno a la efectividad de los
formado en el conocimiento de los clásicos cas- esfuerzos hechos hasta entonces por evaluar en
tellanos, el autor de Motivos de son consigue, sin su conjunto la obra lírica escrita a lo largo de los
otros recursos que los de la tradición, la cubanía cinco lustros transcurridos desde el inicio del
largamente ansiada; este logro sólo es posible siglo. La limitación fundamental de todos los
por su capacidad de síntesis y porque supo po- trabajos de historiografía literaria en Cuba con-
ner la mirada en un factor capaz de garantizar sistía en su carácter de «inventario y balance»
trascendencia a cualquier expresión artística: la cuando, a su juicio, lo urgente era entrar a con-
raíz popular. Supera Guillén, por ello, la doloro- siderar el contrapunto entre la evolución de la
sa contradicción entre los fines y los medios literatura y el proceso histórico cubano. Sin áni-
observada por Marinello en un poeta como Na- mo de sustituir lo que sería empeño de más lar-
varro Luna. gos alcances, y consciente de lo polémico y pro-
El viejo problema de la lengua halla también visional de ciertos juicios, el ensayista sugiere
aquí cumplida respuesta. La herencia lingüística pautas a la elaboración de un estudio integral
común, reflejo cabal de la vida de un pueblo, sobre el hecho lírico en la Isla.
enriquecida en el trato con un entorno y con Por su contenido, «Veinticinco años de poe-
hombres diferentes, pasa a la poesía de Guillén sía cubana» es a la vez una ampliación y un ajus-
con su esplendor intacto y con la riqueza que te de criterios respecto a Poética. Ensayos en en-
le gana en su uso la nueva humanidad a quien tusiasmo. Sus opiniones sobre la poesía social y
da voz. la poesía negra se mantienen, aunque modula-
Marinello ve conjurarse otro peligro en esta das por el tiempo y la perspectiva filosófica.
poesía: el entendimiento deformado de lo ne- Resulta notable, en cambio, el tacto y la justeza
gro. Al integrar los aportes de la cultura africa- valorativa cuando alude al fenómeno purista,
na a la expresión poética culta, síntesis que ya sobre todo si se tienen en cuenta sus recientes
espontáneamente había ocurrido en las manifes- comentarios sobre el arte deshumanizado y la
taciones populares, Guillén rompe con el evasión. En el caso de los poetas puros, Marinello
extrañamiento de lo negro y le otorga un lugar sí interpreta su gesto retraído como acto reflejo
en la cultura nacional: el negro deja de ser es- ante los problemas epocales:
pectáculo, lo racial y sus atributos discri-
minatorios ceden lugar a lo humano. Una vez …El poeta no está en pie sobre su reino,
llegado a este punto, la cuestión asume carácter no se palpa realizador, transformador de un
político: querer universal. Aquí la materia susten-

Untitled-47 762 02/06/2010, 9:38


EL ENSAYO Y LA CRÍTICA 763

tadora es el poeta mismo. De ahí que nun- entrada en una contienda extraña a sus intereses
ca, como ahora, haya de enriquecer el ar- y necesidades.
tista sus propios jugos para dar densidad a Paralelo a las consideraciones económicas, y
su sangre ambiciosa. Jamás el poeta ha sido como complemento inseparable de ellas, está el
tan señor y tan esclavo de sí. hecho de que la guerra imperialista constituye
en sí misma un atentado contra la cultura. No
[…]
habrían de esperarse muchos años para compro-
Turbados por la pugna fiera de hoy, refu- barlo; el caso español reveló en la forma más des-
giados en el romance niño o suspendidos carnada la enemistad radical del fascismo respec-
en un tiempo sin vecindad, se realiza en to a las manifestaciones del espíritu y la libertad
estos poetas una profunda paradoja: su del pensamiento: el asesinato de Federico García
máximo desarraigo los fuerza a una comu- Lorca definió para siempre la esencia fascista.
nicación indisoluble con los estados espi- Al importante pasaje histórico que fue la gue-
rituales de su tiempo.268 rra española, dedica Marinello algunas de sus más
hermosas y aleccionadoras páginas de ese lapso,
Aparecen también aquí, por primera vez con reunidas con el título de Momento español270 y
alguna extensión, las alusiones al modernismo, publicadas en España en medio de la batalla. Es
un tema sobre el cual insistirá al evocar la obra un conjunto de ensayos breves, casi siempre en
martiana. Que el importante fenómeno cultural torno a una figura —Lorca, León Felipe, Miguel
constituyó «sólo el momento de universaliza- de Unamuno, Antonio Machado, Dolores
ción de la cultura hispanoamericana», alentado Ibárruri, Pablo de la Torriente, Caridad Merca-
por las nuevas condiciones socioeconómicas y der— o a temas generales vinculados a los suce-
políticas de las repúblicas, su carácter de «gran sos, pero los seres humanos y los hechos son la
poesía americana sin americanidad», sostenida referencia, el motivo inicial para discutir sobre
por un número limitado de excelentes poetas sin cuestiones mucho más abarcadoras: lo popular
vínculo raigal con su circunstancia, son criterios como cifra de la eternidad literaria; la tragedia
sostenidos durante años y comienzan a cobrar del hombre de letras que, identificado con los
forma precisamente aquí.269 atributos de una identidad ideal, no halla el ca-
No es el estudio concreto de la obra artística mino hacia las esencias reales de su ser históri-
su única actividad por estos años, a fines de la co; la relación entre la sensibilidad y el talento
década del treinta y durante los primeros años para dirigir a las masas, las limitaciones secula-
de la siguiente; un hecho de universal relevancia res del español para enderezar sus anhelos de
apresa su atención: la guerra; a denunciar sus justicia por vías certeras —viejo quijotismo his-
causas ocultas y a prevenir sus consecuencias pano—; la lucha entre la pasión lírica, esencial-
para Cuba e Hispanoamérica, dedicará buena mente contemplativa, y el llamado del deber ci-
parte de su tiempo y un número apreciable de vil; las relaciones profundas entre lo español y
trabajos. En 1934, con motivo de la convocato- lo americano a través de la figura resumen de
ria lanzada por la Liga Antimperialista de Cuba José Martí. Momento español es una suma sin-
para la celebración del Primer Congreso contra gular de emotividad y propósito reflexivo, en el
la Guerra, la Intervención y el Fascismo, había cual andan de la mano la impresión, hija del sen-
emplazado desde las páginas de Bohemia a los timiento, y el afán de discernir propio de las na-
intelectuales que con su silencio mostraban un turalezas analíticas, tendencias del espíritu apa-
apoyo culpable a las fuerzas reaccionarias del rentemente contradictorias que en él acuerdan
planeta. En ese momento el conflicto es una una tregua.
posibilidad en vías de realizarse, y Marinello se La lección española primero, y el estallido
adelanta a los acontecimientos cuando denuncia generalizado del conflicto en 1936, por otra par-
el papel de «factoría miserable» que había de te, plantean al mundo intelectual cuestiones éti-
corresponder a Cuba en caso de producirse su cas de gran calado: el apoyo moral y material a

Untitled-47 763 02/06/2010, 9:38


764 ETAPA 1923-1958

los escritores y artistas europeos desalojados de transforma la herencia lingüística recibida en


sus tierras por la barbarie nazi y la postura con- cosa tan personal que, paradójicamente, siendo
creta a mantener frente al momento histórico. inimitable, puede ampliar para el futuro el hori-
Si para Marinello el problema está lo suficiente- zonte de la expresión literaria hispanoamerica-
mente claro, se siente obligado a dilucidar el tema na. Lo español en Martí no viene reñido con su
ante sus compañeros de faena; su artículo de cubanidad; muy por el contrario, la difícil mez-
1940 «Los escritores y la guerra» desarrolla el cla de realismo e imaginación, el deseo de efica-
primer tópico en términos de deber y retribu- cia verbal para apoyar una prédica, la actitud
ción por la herencia cultural recibida de las vie- moralista-didáctica y la veta místico-sentimen-
jas naciones europeas. La llegada de los intelec- tal que en él denuncian su paso por los clásicos
tuales desterrados significaba, además, una españoles, vienen a ser herramientas con las cua-
oportunidad de confrontación ideológica de la les ha de ayudarse para decir la palabra liberadora,
cual el pensamiento latinoamericano saldría en- en lo literario y lo político, de la servidumbre
riquecido por el debate esclarecedor. colonial. Más aún, el servicio rendido por Martí
La Plática de La Habana,271 en 1942, verifica a la lengua española lleva en sí mucho de la tarea
sus previsiones. Concebida originalmente como humana que se impusiera como razón de la exis-
una républica antillana de las cultas entretiens tencia; cuanto hay en él de libertador se vuelca
parisinas, la reunión, forzada por el tema y los sobre la tradición literaria y sobre la vida misma
propios acontecimientos, abandonó pronto todo de España, pues:
carácter de regodeo ingenioso en asuntos incon-
cretos para transformarse en escenario de con- …nadie como él supo distinguir que la Es-
frontaciones ideológicas. Las palabras del ensa- paña «seca de condición» y «gravemente
yista cubano en el evento corroboran, frente a la melancólica» no era sino una parte de Es-
inminencia de la crisis, las ideas que durante años paña, la que levantaba lo caduco y torvo
habían sido el centro de sus más enconadas po- frente a lo popular y justiciero.272
lémicas: lo político, entendido como anhelo de
una convivencia más justa entre los hombres, no Marinello sitúa la altura literaria y moral de
puede ser evadido por el intelectual; la renuncia Martí en su capacidad para elevar «lo personal y
a cumplir con este mandato que le imponen su característico a categoría humana», en su poder
amplitud de miras y sus capacidades puede trans- de comprensión totalizadora que lo hace ser ciu-
formarse en una traición, no ya a las letras, sino dadano del mundo y hombre de todos los tiem-
a la humanidad. pos; ello lo convierte, a su vez, en el represen-
La década del cuarenta halla a Marinello in- tante más puro de lo cubano.
merso, como dirigente partidista, en la tarea de José Martí es un caso singular de escritor con
crear un frente de rechazo nacional contra el fas- alta conciencia estilística, pero incapaz, por su
cismo; sin embargo, ello no interfiere el curso entrega incondicional al servicio del hombre, de
de su labor ensayística y crítica; de este lapso separar el valor intrínseco de la palabra de su
son sus comentarios sobre la obra de Picasso, y funcionalidad comunicativa: forma y concepto
dos importantes ensayos en los cuales reanuda van unidos en su obra de tal modo que no es
su diálogo con la obra martiana. posible estudiar su caso literario sin aludir a su
Las resonancias clásicas en la escritura del batalla ideológica. Consciente de ello, Marinello
maestro le abren en «Españolidad literaria de José orienta los ensayos sobre el tema de manera que
Martí» el camino para discurrir nuevamente en ambas facetas de la personalidad martiana se
torno a la dialéctica de lo nacional y lo univer- muestren en equilibrio; no importa el ángulo del
sal. Sólo el conocimiento profundo y el amor asunto por donde encamine el análisis; a poco
sin límites hacia la lengua formativa, virtudes ya se encuentra el ensayista rondando los tópi-
irrebatibles en la obra estudiada, pueden ser el cos invariables: el poeta frente al político, voca-
origen de la libertad y el señorío con que éste ción contra deber.

Untitled-47 764 02/06/2010, 9:38


EL ENSAYO Y LA CRÍTICA 765

La antigua polémica interna, al parecer supe- En los ensayos de 1953 y 1956, Marinello re-
rada desde el prólogo a La tierra herida, vuelve flexiona extensamente sobre las peculiaridades
por sus fueros en «Actualidad americana de José de Martí como escritor. En líneas generales, el
Martí», discurso leído en sesión solemne del 28 primero de ellos repite, con variantes de forma,
de enero de 1945 frente al Senado de la Repúbli- las ideas desplegadas en «Españolidad literaria…»
ca; todavía entonces afirma: y «Actualidad americana…»; «Caminos en la len-
gua de Martí», en cambio, es más específico por-
…La gran tarea lírica y la gran obra políti- que entra a considerar, bajo la luz de siempre,
ca exigen vidas colmadas de vocación y fa- nuevas aristas en el tema, a saber: la existencia
cultades: Dante y Bolívar; Shakespeare o de una teoría, si no sistematizada, al menos su-
Lenin. El modo político y el modo poético gerida en varios de sus ensayos, acerca de lo que
son sin duda —elevados a categoría de des- debe ser el español de Hispanoamérica, y la po-
tino— modos excluyentes.273 lémica de si es o no Martí precursor del Moder-
nismo.
La síntesis, admite, es posible en este hombre Respecto al primer punto, Marinello destaca
de estatura excepcional, pero no sin desgarrarse cómo Martí, al describir la lengua que emplearía
en «inacabable combate interior». un hipotético gran escritor latinoamericano,
No es este punto, sin embargo, el centro de pone como cualidades indispensables: la fideli-
su interés, sino el significado de la prédica dad al molde original, la actitud desprejuiciada
martiana como ideología de la liberación eco- ante las influencias externas, un criterio selecti-
nómica y cultural de Hispanoamérica. Ve en la vo para descubrir lo que puede ser fijado luego
vocación latinoamericanista de José Martí y en de una época genésica, conocimiento lo suficien-
su estudio inteligente y alerta de la gran poten- temente profundo como para asumir las moda-
cia norteña una vía idónea para traer a debate lidades compatibles con el español clásico, y sen-
cuestiones de sumo interés actual, que, oportu- sibilidad para captar las señales de su época. De
namente, intenta dilucidar en el discurso. igual modo, indica el carácter político que asu-
A partir de 1946, los trabajos del ensayista me la cuestión del idioma al ser considerado
tomarán cuatro direcciones temáticas fundamen- como factor de unidad continental.
tales: problemas teóricos y prácticos de la peda- En cuanto al segundo punto, el criterio del
gogía en Cuba —desde su perspectiva filosófi- ensayista se desprende de su enjuiciamiento del
ca, con sentido martiano y antimperialista—, Modernismo por esos años. Para él, el movimien-
cuestiones relacionadas con la política y la cul- to encabezado por el poeta de Azul es esencial-
tura, asuntos netamente políticos, y la obra de mente narcisista y decorativo, sus logros lingüís-
Martí. En estos rumbos se mueven sus inquie- ticos y formales se agotan en sí mismos en una
tudes, ordenadas por un pensamiento maduro carrera ciega por afirmar la individualidad. Sin
en sus determinaciones rectoras; ninguno de sus vocación de entrega a una colectividad y a una
temas está exento, en su desarrollo, de tonalida- época urgidas de desciframiento y ayuda por
des políticas; el fondo teórico de base es la filo- parte del creador, el Modernismo sigue derecho
sofía marxista, aun cuando sólo excepcionalmen- por el sendero contrario a José Martí; pese al
te llegue a evidenciarse. singularísimo empleo de la lengua —que apela a
Por razones diversas resultan significativos lo arcaico y al neologismo con pareja desenvol-
en este lapso: «El caso literario de José Martí. tura cuando el asunto pide precisiones—, por
Motivos de centenario» (1953), «Caminos en encima del impulso innovador latente en su pa-
la lengua de Martí» (1956), José Martí, escritor labra, Martí supera al Modernismo en el alcance
americano (1958), «Conversación con nuestros y hondura de sus propósitos, por su raigal en-
pintores abstractos» (1958) y Meditación ame- traña política.
ricana, conjunto de ensayos publicados en Este juicio, largamente sustentado en Martí,
1959. escritor americano, su único libro concebido

Untitled-47 765 02/06/2010, 9:38


766 ETAPA 1923-1958

como un todo orgánico, da lugar en la década Las palabras introductorias al volumen tra-
del sesenta a una intensa polémica con el profe- zan, en apretada síntesis, la línea evolutiva de la
sor Manuel Pedro González. Marinello acierta cultura hispanoamericana desde la colonización
al situar el significado continental de la figura hasta el siglo XX, y destacan, al paso, problemas
martiana, pero resulta esquemático en su opi- y factores formativos que ya había señalado en
nión sobre el Modernismo, lo cual responde en «Americanismo y cubanismo literario». El en-
última instancia a los mismos criterios valora- sayista considera no sólo natural sino necesario
tivos que le inducen a rechazar la pintura abs- el intercambio con la cultura europea para supe-
tracta y las experiencias narrativas de Carpentier. rar al aldeanismo, tan criticado por Martí, pero
Al fijar su mirada sólo en el problema del víncu- no ve cómo puede adecuarse el espíritu de la li-
lo oficio literario-misión social, el ensayista iden- teratura y el arte contemporáneos a las necesi-
tifica al Modernismo, que es una gran época de dades socioeconómicas y políticas concretas en
cambio en el espíritu y la actitud ante la vida del Latinoamérica, ni cómo pueden asimilarse las
hombre americano, con el credo estético postu- nuevas teorías artísticas a un modo de cultura
lado por Darío en una etapa temprana de su crea- útil, utilidad entendida como intercambio efec-
ción, normas que el propio nicaragüense se tivo con el entorno. El sentido esteticista, deco-
encargaría de contradecir en la práctica; esta con- rativo, del Modernismo y la pintura abstracta,
fusión lo lleva a tomar por absoluto lo que sólo representa un desvío de la tradición artística y
es imagen, proyección en un espacio limitado, literaria hispanoamericana, marcada desde siem-
de un proceso mayor y más complejo y del cual pre por su carácter ancilar. Esquemas al margen,
es Martí punto culminante. Años después, rec- Marinello no puede ver el asunto de otra mane-
tifica sus puntos de vista en «Centenario de ra, pues su labor orientadora, política en el me-
Rubén Darío», y si bien mantiene la distinción jor sentido, lo obliga a seguir una línea que, so-
entre el poeta cubano y el fenómeno literario, bre sus fines, va conformando un cuerpo de ideas
llega al entendimiento global del Modernismo y un modo de acción:
que las circunstancias históricas le obstaculiza-
ron en los años cincuenta. …No es fácil convencer a los escritores y a
El núcleo de sus ideas sobre los problemas los plásticos de nuestras tierras que la su-
culturales y políticos, maduradas en medio de la peditación política hiere y deforma grave-
actividad política, se halla en esta semblanza del mente la sustancia de sus obras. Por un fe-
Modernismo y en sus objeciones al quehacer nómeno repetido a través del tiempo, las
abstraccionista; en ambos ve elitismo y evasión fuerzas opresoras van construyendo alre-
dañinos a la tarea continental que estimula con dedor del creador una atmósfera limitadora
su prédica, pues, como Martí, Marinello nunca de su oficio, en la que quedan soslayadas
separa la revolución cubana de su entorno. cuestiones de más enjundia y significado.274
En 1959 reúne bajo el título de Meditación
americana, varios ensayos y discursos, anterio- El problema tiene, no obstante, un aspecto to-
res algunos de ellos a esa fecha, como sus «Dis- davía más difícil de captar a simple vista:
curso a los escritores venezolanos» y «Sobre el
asunto en la novela», de 1956 y 1957 respectiva- …El imperialismo moldea en su provecho
mente, o como la «Conversación con nuestros las manifestaciones concretas de la crea-
pintores abstractos» de 1958. La unidad del con- ción, pero al estorbar el desenvolvimiento
junto, disímil en sí mismo, viene dada por un ascendente de un país, empobrece por tiem-
objetivo que se ha trazado el escritor desde mu- po dilatado toda expresión de cultura.275
cho antes: situar al creador ante los resortes sub-
terráneos de su trabajo, mostrar el hilo, no siem- Y para apoyar estas afirmaciones, incluye el tex-
pre visible, que une a la actividad artística con la to «Guatemala nuestra», su más exhaustivo es-
vida material, histórica, en la cual se desenvuelve. tudio de los factores históricos que determinan

Untitled-47 766 02/06/2010, 9:38


EL ENSAYO Y LA CRÍTICA 767

las deformaciones económicas, políticas y cul- Lo cual explica que si bien, como ya se ha seña-
turales de un país latinoamericano. lado, no intenta sistematizar sus ideas, posea, en
Con «Meditación…» se cierra el ciclo de su cambio, un método ensayístico, consistente en
obra prerrevolucionaria; la nueva realidad social llevar el ánimo del lector hacia las ideas claves a
cambiará las perspectivas de su trabajo, pero no través de un movimiento rítmico de afirmacio-
habrá de transformar su concepto del arte y la nes y negaciones, contrapunto de hechos y con-
tarea creadora, ni su método ni su afán guiador. ceptos del cual va surgiendo la luz hacia el pro-
Sin embargo, la capacidad de orientar el pensa- blema de fondo. Como cualquier obra de
miento al paso de la práctica y en medio de las creación, los ensayos y críticas de Marinello res-
circunstancias concretas, propicia la entusiasta ponden a un mecanismo interno de oposiciones
rectificación de enfoques, hecho que habla a fa- en el cual la existencia de cada elemento supone
vor de su honestidad intelectual. su contrario para adquirir sentido; la reiteración
Juan Marinello no es un pensador en el senti- de esta clave contrapuntística y el apego a los
do ortodoxo del término, pues sus ideas, aun- recursos tropológicos son causa de la consisten-
que definidas y persistentes, no se encuentran cia y tonalidad poética en sus ensayos.
organizadas en un sistema; tampoco puede afir- Como cada hecho sobre el que medita sufre
marse que sea propiamente un crítico, pues casi en él encarnadura de problema vital, es decir,
nunca apela a un aparato categorial específico ni crecido y alimentado en su sentimiento y no en
a tecnicismos propios de la exégesis pura. En la el intelecto, el discurso marinelliano, a pesar de
crítica procede a partir de impresiones que re- sus intenciones orientadoras, no ofrece nunca
velan la captación poética, desde dentro, del ob- una apariencia normativa ni hace pensar en algo
jeto, para luego ir en busca del punto donde la que se indica, sino en una opción ofrecida como
obra concreta se proyecta en un espacio más sugerencia; de ello es un ejemplo impecable «Ver-
amplio, de problemas generales siempre asocia- bo y alusión» de Poética. Ensayos en entusiasmo.
dos a la inserción del fruto singular en su con- Nunca dirá nada que antes no haya pasado por
texto genésico, orbe que incluye las condicio- su sangre; por eso su lectura deja la impresión
nes de vida material y las corrientes espirituales de que el autor, meditando, se busca a sí mismo
más importantes en cada época histórica. con el propósito de resolver los problemas para
Sus trabajos reflexivos son, por otra parte, sí y para su interlocutor.
disquisiciones de propósito orientador, lo cual Desde de 1959 tendrá la oportunidad de apo-
exige objetividad y raciocinio, atravesadas por yar con su labor la obra colectiva que había anun-
un impulso lírico, vía hacia lo temperamental y ciado como necesidad ineludible de la Historia
emotivo; esta síntesis difícil —meditación apa- cubana y, como antes, sus preocupaciones y sus
sionada, según aserto de José Antonio Por- ideas marcharán al ritmo de los nuevos aconte-
tuondo— produce un grupo de estudios origi- cimientos, impulsadas por la vocación de servi-
nales, de gran riqueza en los conceptos y cio y el deseo de belleza que, como en su admi-
realizados en una prosa de alta conciencia esti- rado modelo, fueron el estímulo mayor de su
lística, heredera legítima del énfasis y el desbor- existencia. [N. Q.]
de martianos, donde la imagen, la alegoría, la me-
táfora, sostienen el andamiaje conceptual.
En Marinello, ha indicado Portuondo: 2.7.7 El tema de Martí en la etapa

…resalta siempre el artista, el creador, el La presencia de José Martí en el período que para
poeta, por encima del indagador y el erudi- las letras y la vida del país se inició en 1923 y se
to, sin que esto implique ignorancia ni des- extendió hasta 1958, inclusive, no fue una irrup-
dén por la más rigurosa investigación ción casual, como tampoco lo fue en los años pre-
científica ni por la información más actua- cedentes y no lo ha sido ni será en los posterio-
lizada.276 res. La «simple» remisión conceptual o afectiva

Untitled-47 767 02/06/2010, 9:38


768 ETAPA 1923-1958

al legado martiano, su tratamiento directo como En los mismos años en que Mella y Foncueva
tema, crecieron ininterrumpidamente.277 Pron- escribieron y publicaron sus trabajos citados,
to aparecieron publicaciones periódicas o even- Emilio Roig de Leuchsenring dio a conocer sus
tuales dedicadas por entero a la valoración de primeros textos relacionados con el tema. Éste
ese tesoro.278 Todo ello en una cantidad cuyas llegaría a ser fundamental en una extensa obra
referencias bibliográficas bastan para advertir la caracterizada por la honradez, la veneración a la
imposibilidad de un abordaje que aspirara siquie- historia de la patria y especialmente a Martí, la
ra a rozar lo exhaustivo, aunque sólo se comen- vocación de servicio y una utilidad divulgativa
te el período mencionado.279 Se intentará, pues, que se distingue dignamente por encima de los
un mero panorama sobre algunos de los textos hallazgos formales que puedan señalársele.282 Los
que reflejan tendencias o perspectivas caracte- aportes de Roig «en ese y otros aspectos del te-
rísticas de la etapa. soro martiano» se han de ver como valiosos para
No es fortuito que un momento pionero y la formación de la conciencia antimperialista
descollante en la valoración de Martí en el perío- cubana y, por ese camino, para la transforma-
do haya tenido como protagonista a Julio Anto- ción revolucionaria del país: «Trunca en 1895»,
nio Mella. En sus «Glosas al pensamiento de José dijo Raúl Roa en un discurso de 1937 y caracte-
Martí», de 1926, señaló como brújula para un rístico de su relevante contribución a la oratoria
juicio acertado el reconocimiento de la perspec- cubana, «la obra emancipadora de José Martí está
tiva popular en que se basó el crecimiento ideo- aún por hacer».283
lógico del Apóstol: «Martí —su obra— necesita Al año siguiente otro discurso, esta vez de
un crítico serio, desvinculado de los intereses Alejandro Vergara y menos conocido —en rea-
de la burguesía cubana, ya retardataria, que diga lidad, no sabemos que el autor creara una obra
el valor de su obra revolucionaria considerándolo como la que los vislumbres de aquel texto per-
en el momento histórico en que actuó.»280 mitían esperar—, se situó, por encima de ocasio-
Imposibilitados de extendernos en el comen- nismos estrechantes, como pionero en el reco-
tario que el conocido texto de Mella merece, hay nocimiento explícito de lo aportado por el
que señalar en esa cita el núcleo de una orienta- dirigente de la liberación nacional a la lucha de
ción en la cual se inscribiría también, esencial- una República imperializada.284
mente, el «Novísimo retrato de José Martí» que La clave para la explicación de esa continui-
otro joven revolucionario prematuramente dad no se encontraría en la senda interpretativa
desaparecido publicó dos años después en Amau- escogida por Antonio Martínez Bello al cargar
ta: José Antonio Foncueva, quien presentó a su la mano en la presentación de Martí como so-
«retratado» como un dirigente político que cialista.285 El camino para el hallazgo de esa cla-
«amaba intensamente a los obreros, porque él ve —al cual tempranamente contribuyó desde
era un obrero también» y «prefería por leal y sana el resentimiento clasista y la enemistad política,
la mano callosa del trabajador a la mano ensorti- José Ignacio Rodríguez»—286 fue abonado por
jada del holgazán opulento».281 los esclarecimientos en que Mella sobresalió al
Las «Glosas» y el «Novísimo retrato» cimen- subrayar la perspectiva social de Martí: su
taron su lucidez en la comprensión, por ambos eticidad, inseparable de la solidaridad con los
autores, de la capacidad de vigencia del pensa- humildes, marcaba y marca al mundo una aspi-
miento de Martí para guiar las transformacio- ración de justicia irrealizable en los opresivos
nes que urgían a la patria, así en su composición límites del capitalismo.
interna como en sus relaciones con el exterior, Por esa comprensión se encaminó Leonardo
caracterizadas por la dominación a que desde Griñán Peralta, quien en Martí, líder político aco-
1898 la sometió el imperialismo estadouniden- metió la tarea de interpretar al Maestro de acuer-
se. De ahí la importancia y el carácter de declara- do con los cambios de estructura que la socie-
ción de principios que definirían a los textos des- dad cubana experimentó de 1868 a 1895. Ante
tinados a sustentar al antimperialismo martiano. ello —y así lo supo apreciar Griñán Peralta—,

Untitled-47 768 02/06/2010, 9:38


EL ENSAYO Y LA CRÍTICA 769

Martí fue capaz no sólo de asumir como «la con- recibió en su centenario, y que, si bien anuncia-
tradicción fundamental […] la lucha entre el do con luz de antorchas la víspera del 28 de ene-
Gobierno Español y los cubanos que se sentían ro, se consumó el 26 de Julio. Con los hechos
por él mal tratados», sino también de apreciar desatados ese día se vinculan páginas como el
esa otra contradicción —todavía entonces sin poema-manifiesto —al cual volveremos a refe-
posibilidades histórico-sociales de pasar a ser la rirnos— escrito por Raúl Gómez García y, so-
fundamental en el país— que se hallaba en «la bre todo, las derivadas del alegato de autodefensa
eterna lucha entre explotadores y oprimidos». presentado contra sus captores por el jefe del
De esa forma, señala Griñán, Martí actuó «como Movimiento que protagonizó la gesta: La histo-
pudo haber hecho un dialéctico materialista», y, ria me absolverá. Fidel Castro sustentó la vigen-
podríamos añadir, genial.287 cia del legado de Martí contra los males que él
El afincamiento de la comprensión de tal rea- había querido impedir y se entronizaron en la
lidad le permitió en 1948 a Blas Roca «exponer el seudorrepública: cuajó la dominación imperia-
esquema de una interpretación revolucionaria de lista estadounidense, se perpetuaron en la neo-
Martí y su obra», valorando al Apóstol como «re- colonia los vicios de la etapa colonial, y los ricos
volucionario radical de su tiempo». Según Blas se sentaron sobre los humildes, cuyo sacrificio
Roca, el dirigente independentista llegó a tal era desde tiempos del Maestro —quien supo re-
radicalidad por «haber interpretado correctamente conocerlo ejemplarmente— el sostén principal
la necesidad de su época» y «haberse entregado a de la patria.
la tarea de satisfacerla» a la vanguardia del «parti- A partir del 26 de Julio se intensificó la pre-
do revolucionario extremo», o sea, el más avan- sencia martiana en los debates y combates polí-
zado, en «el propósito nacional-libertador».288 ticos.291 Una de las obras cubanas de mayor en-
Entre los varios textos significativos apareci- vergadura dedicadas a estudiar su legado fue
dos en 1953 cabe recordar ahora como ejemplos escrita en el año final del período que nos ocu-
—otros se comentarán más adelante— el libro pa, y le cabe, entre otros, el mérito de haber pro-
José Martí, crítico literario, de José Antonio bado cómo incluso en las trágicas circunstan-
Portuondo, y el artículo «José Martí, guía de su cias vividas por la patria se mantenía en pie,
tiempo y anticipador del nuestro», de Carlos dentro de la integralidad de la herencia del hé-
Rafael Rodríguez.289 El primero constituyó un roe, su aporte estético-literario. Marinello no
aporte fundamental a la valoración de la crítica creó su Martí, escritor americano en la quietud
literaria martiana vista a la luz de sus propias vir- de una oficina rodeada de paz, sino en medio de
tudes esenciales y del conjunto del pensamiento la persecución de que era objeto por la tiranía en
y los actos del Maestro. turno.292 El más sobresaliente estudioso del ex-
El artículo de Rodríguez ofreció un impor- cepcional creador político y literario dio tam-
tante acercamiento en el empeño de explicar el bién, con ello, un fértil ejemplo de lealtad a quien
significado de Martí, no sólo como dirigente de afirmó la certidumbre de que «los que desdeñan
la patria en su momento histórico, sino también el arte son hombres de Estado a medias».293
por lo que seguiría representando hacia el futu- A lo largo del período aparecieron también
ro. El autor acometió ese empeño con una varios acercamientos a Martí de índole biográfi-
fundamentación socioclasista válida para lograr ca o caracterizados por el afán de abarcar en con-
aciertos inmediatos y para ser enriquecida con junto su figura. La etapa se inició con la publica-
lecciones como las que la Revolución cubana ción de un volumen en el que Néstor Carbonell
encarnaría para el propio entendimiento de la recogió cinco discursos que había pronunciado
historia. Esas lecciones facilitarían ver en Martí, entre 1911 y el propio año de 1923.294 El prime-
además de un anticipador, un «contemporáneo ro y más extenso lo dedicó al propósito de re-
y compañero».290 crear la vida de Martí, y los otros, básicamente,
De hecho, las dimensiones de su permanen- a distintos aspectos de su quehacer político y
cia serían subrayadas por el mayor homenaje que literario. Se percibe carencia de mayores rastreo

Untitled-47 769 02/06/2010, 9:38


770 ETAPA 1923-1958

informativo y detenimiento en la esencia tos, en una vida de tan medular coherencia como
guiadora del tesoro estudiado, pero no precisa- la del Apóstol, no fueron cosa fortuita o desga-
mente ignorancia de su útil actualidad. Al ha- jados en sí mismos y al margen de aquella gran-
blar de «El orador y el político», Carbonell se- deza, sino todo lo contrario. Si se tiene en cuen-
ñala: «No; la república soñada por Martí aún no ta el estado en que se hallaba el conocimiento de
ha sido instaurada en Cuba. Pero en ninguna la vida de Martí, e incluso el hecho de que ésta
parte está escrito, que no se podrá instaurar»; y contiene la novela y hasta puede superarla, re-
hasta convoca: «Juremos los fieles, con cuanta sulta legítimo, sin desechar su vocación de ho-
pureza cabe en el alma humana, servirle de escu- menaje, considerar que se apresuraba excesiva-
do contra víboras interiores y contra águilas vi- mente Catá al dar ya por innecesaria la biografía
gilantes de afuera.» En realidad, había sobre todo del Maestro.
un águila, y mucho más que vigilante; pero la Noción de la carencia de esa biografía tuvie-
alusión a los males que determinaban la frustra- ron una editorial española (Espasa-Calpe, S.A.)
ción republicana es bien clara. y un autor cubano (Jorge Mañach), al encargar
En 1924 fue premiado, y publicado al año si- y escribir, respectivamente la que apareció en
guiente, el texto de Manuel Isidro Méndez que 1933 con un título tomado de la devoción del
ha merecido de José Antonio Portuondo la con- pueblo a su guía: Martí, el Apóstol.297 Su oficio
sideración de «primera biografía cuidada de José de escritor permitió a Mañach lograr un texto
Martí».295 Su autor, honrado español a quien las que se mantuvo durante años como una atracti-
complicaciones políticas de su tierra traerían a va fuente para los interesados en conocer la vida
la nuestra, fue aquí definitivamente ganado por de Martí, cuya grandeza emerge por entre las pa-
la devoción martiana, y mereció ser tenido como labras, aunque apenas se esté ante el roce con el
hijo eminente del país que lo acogió y él supo acierto en el reflejo de sus actos y su pensa-
honrar. Su inicial aporte a la biografía de Martí miento.
se ha de valorar en sí mismo y, sobre todo, como El paso del tiempo y, sobre todo, el conoci-
el paso que fue hacia el estudio integral que le miento generalizado de la perspectiva ideológi-
dedicó años más tarde y en su momento recor- ca de Mañach, sin excluir su salida de Cuba tras
daremos. el triundo de la Revolución, fueron haciendo más
Desde el comienzo, Méndez abonó un cami- apreciables las insuficiencias por las que José
no que seguiría demandando nuevas búsquedas Antonio Portuondo opuso a Mañach significa-
e interpretaciones. Por ello se siente como pre- tivos reparos que este último, en carta fechada
matura, cuando menos, la intención de Alfonso 15 de febrero de 1954, confesó aceptar.298 En lo
Hernández Catá al publicar, en 1929, una Mito- esencial, concernían a dos elementos: por un
logía de Martí,296 a cuyo frente declaró que lado, el camino que, de alguna manera, el libro
—dentro del «homenaje incipiente aún que Cuba de 1933 y un artículo posterior abrían, aunque
le rinde» a su héroe— no participaría en «la obra inconscientemente acaso, a groseras interpreta-
de investigar y clasificar» los «hechos domésti- ciones dirigidas a buscar en la vida amorosa del
cos e históricos» de su vida, aunque se percataba héroe comportamientos propios de personas
de que todavía quedaban «documentos vír- vulgares, no de un ser a quien no podrá enten-
genes dispersos por los Archivos de América y derse verdaderamente si no se consideran como
España». es debido su condicionamiento histórico y su
Hernández Catá podía ignorar que estos úl- personalidad excepcional; y, por otro lado, con-
timos era más que los ya para entonces localiza- cernían aquellos reparos, sobre todo, a la abis-
dos, publicados y estudiados; y no carecía por mal desproporción entre el espacio dedicado en
completo de fundamento en su criterio de que, el volumen a los primeros años de Martí y el re-
pasados los siglos, la grandeza del pensamiento servado a la etapa decisiva en su quehacer orga-
y de la espiritualidad de Martí rebasaría el límite nizativo de la guerra necesaria y en la intensifi-
de sus hechos aislados. Pero los acontecimien- cación de su guiador antimperialismo.

Untitled-47 770 02/06/2010, 9:38


EL ENSAYO Y LA CRÍTICA 771

Si Mañach se declaró contrario a aquellas y figura estudiada, hacen del Martí de Méndez,
otras interpretaciones erróneas de la personali- fruto de un camino iniciado alrededor de quince
dad de Martí, en lo relativo a la desproporción años antes, la más acertada y perdurable de esas
señalada argumentó que, ante la falta de tiempo obras.
en que escribió la obra —lo hizo durante la lu- De las tres, quizás la de Rodríguez-Embil
cha antimachadista en que tomó parte desde su muestre un mayor afán de vuelo literario, aun-
posición— y las exigencias de la Editorial para que su prosa pueda no satisfacer los gustos ac-
que le entregara el manuscrito, prefirió «cortar tuales. En realidad, no faltan en el volumen los
por lo ya más consabido». La importancia de lo componentes básicos de la personalidad de Martí
cercenado motivó que en esa preferencia se vea y su pensamiento político, si bien en proporcio-
también el influjo de la orientación ideológica nes discutibles, como en el caso del antimpe-
del biógrafo, cuya derechización lo llevaría a un rialismo, tema cuyo tratamiento puede ser un
creciente acercamiento a los Estados Unidos, decisivo punto de referencia para apreciar el gra-
fuente incluso de dolo en su quehacer divulgativo do de acierto en los estudios acerca del héroe.
acerca de Martí.299 En el libro de 1933 no ocultó En el texto predomina la tendencia a subrayar la
por completo la actitud del Apóstol con respec- espiritualidad de Martí, indudablemente —a pe-
to al voraz vecino del Norte, pero la atención sar de lo que alguna vez pudiera haberse creído
que le dedica es representativa de aquella insufi- en contra—, uno de los pilares de su efectividad
ciencia. revolucionaria y de su trascendencia hacia el fu-
Portuondo tuvo el cuidado de no respon- turo, en la medida en que se trata de una dimen-
sabilizar a Mañach —a cuya fineza no escatima sión inseparable de su eticidad. Para comprenderlo
reconocimiento— con el camino que otros si- cabalmente, es preciso apreciar la conjunción de
guieron en la «humanización» de Martí, «basa- espiritualidad y actos que él encarnó. Prejuicios
da» a menudo en la atribución de rasgos don- nacidos tal vez de abordajes parciales del tema
juanescos ajenos a su personalidad. Tal empeño han dado lugar a que, en no pocas ocasiones, se
se ha caracterizado por una indeseable persis- desconfíe del reconocimiento de la importancia
tencia, y se ha manifestado de diferentes mo- de su espiritualidad y se le tome como señal de
dos. Así, a pesar de su brevedad, se siente infla- verdaderas o sospechadas maniobras destinadas
do el capítulo que Rafael Esténger dedicó a Martí a reducir el peso de su terrenalidad política.
en Los amores de cubanos famosos.300 Al decir de Ya acordada la celebración del concurso en que
Portuondo, en la discutible «humanización» in- recibió premio, Félix Lizaso publicó Pasión de
currió «hasta hombre tan preocupado de la fide- Martí,303 que de alguna manera anticipaba lo que
lidad biográfica de Martí y a quien debemos la sería su «estudio integral» premiado. Este últi-
más completa edición de sus obras, Gonzalo de mo, Martí, místico del deber —escrito con ofi-
Quesada y Miranda».301 cio—, muestra virtudes e insuficiencias compa-
La Comisión Central Pro-Monumento a rables con las de Rodríguez-Embil. Ambos libros
Martí, oficial y constituida en 1937, acordó ese dan por momentos la impresión de una especie
mismo año patrocinar un concurso literario para de contrapunteo reiterativo, debido, entre otras
premiar «los tres mejores estudios crítico-bio- causas, a la simultaneidad de la escritura y a la
gráficos sobre la personalidad, la vida y la obra carencia informativa, que entonces era explica-
de Martí». El fallo, emitido en 1939, otorgó los blemente más sensible que hoy, si de hacer la
tres premios, en este orden decreciente, a las biografía de Martí se trata. Los dos volúmenes
obras presentadas por Luis Rodríguez-Embil, comparten, además, una orientación ideológica
Manuel Isidro Méndez y Félix Lizaso.302 Hoy, semejante.
sin embargo, parece coincidirse en que la sere- En gran parte, la contribución de Manuel Isi-
nidad, la mesura y el afán de estructurar una co- dro Méndez debe su merecido reconocimiento
herente interpretación que vinculara debidamen- general a una mayor tersura biográfica, al rigor
te entre sí los hechos de la vida y las ideas de la —inusual entonces entre nosotros— con que

Untitled-47 771 02/06/2010, 9:38


772 ETAPA 1923-1958

señala sus fuentes, y a la voluntad de correspon- Si algo ha de reconocerse a las biografías es-
dencia entre la exposición de hechos de la vida critas por Mañach, Rodríguez-Embil y Lizaso
de Martí y la presentación de sus ideas. Es —así como a otros textos— fue que en distin-
ineludible, no obstante, en lo que toca a las bio- tos grados contribuyeron, y lo hicieron gusto-
grafías escritas por Rodríguez-Embil y Lizaso, samente, a cultivar y difundir la certidumbre de
y también por Mañach, recordar que sus respec- la grandeza de Martí, certidumbre ineludible para
tivos títulos han solido citarse como expresión el pleno aprovechamiento de las lecciones de
de que esas obras constituyen muestras de diver- quien fue un Apóstol de la libertad, la dignidad
sionismo ideológico en torno a Martí. Dichos y el antimperialismo, un ejemplar místico del
libros, como todos, reflejan la ideología de sus deber revolucionario y un santo laico de la hu-
autores, quienes no se destacaron precisamente manidad toda, aun más que solamente de
como ejemplos en el rescate del legado martiano América.
al servicio directo de la transformación de la pa- La insatisfacción que se siente frente a esos
tria, de la manera radical en que lo habían asu- estudios, y, en verdad, frente a otros, en gran
mido y seguirían asumiéndolo sus más destaca- parte proviene de la misma grandeza de Martí,
dos y legítimos herederos. Pero otra cosa es inapresable en páginas. Para su reflejo adecua-
suponer que esos tres libros se escribieron al do, cada vez más se necesitaban nuevos aportes
servicio de un plan previamente concertado y investigativos y la mayor fidelidad posible a la
dirigido a engañar a los lectores, y que tan esencia y al alcance de su pensamiento revolu-
macabras maniobras podrían resumirse en las cionario. Ambas carencias han de contarse en-
expresiones el Apóstol, santo de América y místi- tre las razones por las cuales se percibe como
co del deber aplicadas a Martí.304 Cualesquiera intrascendente —o no bastante para rebasar lo
que sean las insuficiencias de los tres autores alcanzado por los esfuerzos de autores que le
nombrados, constituye un error olvidar que fue precedieron— la voluminosa biografía Martí,
justamente la entrañable significación positiva Maestro y Apóstol, de Carlos Márquez Sterling,
del término la que motivó que a Martí lo llama- publicada en 1942.306 Si, como hay motivo para
ran Apóstol sus seguidores en la emigración pa- hacerlo, tomamos de punto de referencia el tra-
triótica y continuaran llamándolo así el pueblo tamiento del antimperialismo martiano, compro-
en general y sus más relevantes exponentes has- baremos que no es tema ausente en ese libro,
ta nuestros días: entre ellos Mella, Che Guevara pero se siente la aplicación de podaderas, e in-
y Fidel Castro. cluso más. Para definir a Martí, el autor dice que
De igual forma, condenar de antemano califi- «el éxito de su política separatista» [sic] no po-
cativos como Santo de América y Místico del de- día estar en el panamericanismo al cual el Con-
ber implica el riesgo de la desorientación ante el greso Internacional de Washington (1889-1890)
hecho de que una voz especialmente autorizada procuró servir de acuerdo con el plan estado-
puede hablar, con fundamento, de la santidad de unidense, pero la valoración que hace revela su
un epónimo guerrillero comunista o de la místi- propio punto de vista mucho más que el de su
ca revolucionaria. Aquella condena puede ser la biografiado:
confesión involuntaria de cierta actitud insufi-
ciente para asumir la herencia de la cultura en Los temores de Martí respecto de los
general, y para reconocer la extraordinaria espi- [norte]americanos no se han confirmado
ritualidad de Martí y su condición de hombre todos en el andar de los años. Pero el análi-
excepcional. Frente a esas virtudes del Apóstol, sis de este resultado en la República no cabe
el marxista fundador y aguerrido que fue Julio sino en su pensamiento político, que en los
Antonio Mella, en sus ya citadas «Glosas», de- últimos años de su vida sufrió no pocas al-
claró: «cuando hablo de José Martí, siento la ternativas [?], como sucede siempre con los
misma emoción, el mismo temor, que se siente ajustes de las ideas al logro de sus reali-
ante las cosas sobrenaturales».305 dades.307

Untitled-47 772 02/06/2010, 9:38


EL ENSAYO Y LA CRÍTICA 773

En el camino de la conciencia de lo necesaria aciertos que ya había mostrado en los discursos


que seguía resultando la información biográfica que reunió casi treinta años antes.
en torno a Martí, se mantuvo Néstor Carbonell, Por su fecha de edición —que muestra cre-
quien en 1952 publicó en dos volúmenes, titula- dencial de homenaje a la República instaurada
dos Martí. Carne y espíritu,308 los resultados de medio siglo atrás—, Martí. Carne y espíritu se
un afán en que había venido ensayando parcial- aproxima a la celebración del centenario de
mente desde años atrás: estructurar, en primera Martí, año en que Márquez Sterling publicó una
persona, una especie de «autobiografía» de Martí, titulada Nueva y humana visión de Martí,310 en
fictiva en la medida en que se debe al compilador, rigor, una versión de su texto aparecido en 1942
fotográfica en tanto ofrece una sucesión de es- y muy apegada a éste. Para hacerla, el autor su-
critos del propio Martí, quien así aparece como brayó los elementos amatorios que ya había uti-
una especie de personaje heterónimo y real a la lizado antes. De ahí que en «el extremo» de la
vez. El intento de Carbonell, y él lo declara «Al «preocupación por la vida sexual de Martí» haya
lector», es explícitamente inseparable de mucha podido Portuondo, refiriéndose a la Nueva y
«angustia patriótica», por lo que el autor- humana visión…, situar «un libro sobre el mis-
compilador rinde tributo al dirigente político a mo tema del doctor Carlos Márquez Sterling».
quien, siendo él niño, tuvo ocasión de conocer Dos libros fueron premiados en 1953 por la
personalmente en Tampa. Comisión Nacional Organizadora de los Actos
El laborioso procedimiento de Carbonell, que y Ediciones del Centenario y del Monumento
ha tenido seguidores, no es en sí mismo errado, de Martí, y se deben a Medardo Vitier y Alberto
y aún puede reservar terreno para nuevos aca- Baeza Flores.311 Hemos dudado si incluir el li-
rreos. Tiene, sí, naturales peligros: basarse en bro del segundo en el presente comentario. No
textos de Martí confiere particular posibilidad porque su autor fuera chileno y no cubano, que
desorientadora a las desproporciones de la se- tampoco lo fue Manuel Isidro Méndez, sino
lección y a los pasajes de enlace introducidos en porque no se le puede atribuir, como es de justi-
el montaje. Previendo «murmuradores veneno- cia hacer con Méndez, una plena y entrañable
sos», Carbonell advierte cómo debían recibir su identificación con el pueblo cubano. Pero tanto
obra: «Sepan éstos que, cuanto de pobre, de el tiempo vivido por aquel escritor en Cuba,
inútil encuentren en estas páginas, es cosa mía. donde continuó su quehacer en las letras, como
Que cuanto de bueno, de grande, de divino en- el significado reconocible en la extensísima bio-
cuentren en ellas, es cosa de Martí…»309 No te- grafía premiada —casi ochocientas páginas—,
nía que considerar dirigida tal especificación úni- sugieren que en estas cuartillas se le debe reser-
camente a dichos murmuradores: en realidad, var su espacio a ese empeño biográfico dedica-
queda a los lectores en general discernir hasta do al cubano insigne.
dónde la presencia directa de Martí —basada en A pesar de su muy notable extensión, a esta
la predominante intertextualidad— resulta su- Vida de José Martí, de la que acaso suela hablar-
ficiente para evitar las consecuencias de la sub- se mucho menos que de las otras escritas en el
jetividad del autor del montaje, a quien debe atri- período estudiado, no se le siente la fibra de la
buirse también, naturalmente, la reordenación monumentalidad. El hecho podría explicarse, en
de textos que nacieron en otra sucesión crono- parte al menos, por razones de estructura: la su-
lógica y a veces en respuesta a estímulos dife- cesión de algo más de ciento cuarenta episodios
rentes. Es necesario —tarea no siempre fácil, o núcleos narrativos en los cuatro capítulos del
dada la ausencia de indicios bibliográficos: ha- libro, dificulta vertebrar una exposición cohe-
brían tenido que ser copiosos— precisar hasta rente de las líneas vitales que distinguen al hé-
dónde llega la palabra de Martí y dónde comien- roe biografiado, por más que ellas se impongan
za la mano de Carbonell, a cuyo paciente y no de suyo a las insuficiencias del texto. Por ejem-
estéril acarreo debe reconocérsele, de entrada, plo, dos apartadillos que no suman seis páginas
el signo del fervor y la permanencia dentro de intentan reflejar el significado del Congreso

Untitled-47 773 02/06/2010, 9:38


774 ETAPA 1923-1958

Internacional de Washington y la subsiguiente hacerle frente», no evadirla, el ensayista cree que


Comisión Monetaria Internacional, así como el «pronto se desvanece la presunta animosidad»,
alcance de la labor de Martí con respecto a tan pues «“monstruo” no significa exclusivamente
fatídicos foros —además de ser impreciso decir, perversidad», sino también, «“en muchos casos”,
aunque la afirmación surja del respeto a Martí, enormidad cuantitativa»; y si «“entrañas”, bue-
que él pudo realmente vencer «al fin» contra las nas y malas, las tiene todo país, sin excepción»,
maquinaciones imperialistas—; y hasta cierto el del Norte «es positivamente monstruoso» y
punto cabría decir otro tanto sobre el espacio que sus «entrañas dejan percibir más su dualidad de
el libro dedica al Partido Revolucionario Cubano. virtud y de pecado».313
Auxiliado por las ganancias que hasta enton- Lógicamente, Vitier, quien desde temprano
ces se habían conseguido en la divulgación de cosechó aciertos en la valoración de Martí,314 no
los textos de Martí y los documentos relaciona- da sin embargo con la esencia de tan decisiva lí-
dos con su vida, Baeza Flores logró una minu- nea del pensamiento martiano, irreflejable en el
ciosa narración episódica, aderezada aquí y allá mero reconocimiento de «enormidad cuantita-
con recursos novelescos de moda en aquellos tiva» y coexistencia de «virtud y pecado» en la
años y que habitualmente se hacen remitir a los sociedad estadounidense. Sin embargo, a la luz
esquemas de autores como Emil Ludwig, aun- de la honradez de Vitier y del sentido de su obra,
que debe por lo menos tenerse en cuenta que, estimamos compartible el juicio de quienes con-
según indicios, este escritor supo apreciar que sideran inidentificable al autor de Las ideas en
no debía acometer con ellos la biografía de un Cuba con maniobras como las del Mañach de
hombre-universo de la realidad y trascendencia entonces, por ejemplo.
del Apóstol. El centenario de Martí estimuló la publica-
Por su parte, Medardo Vitier se planteó, «so- ción de textos, temáticamente diversos,315 en tor-
bre todo, situar a Martí en su mundo, o sea, no a su legado. Es verdad que no siempre los
mostrar su mentalidad y su eticismo, y a la vez distinguió el acierto, y que pudo darse el caso de
las corrientes de cultura que alcanzó y reflejó».312 que se aprobara y editara en número de diez mil
Ubicado, quizás, más en la línea de Manuel Isi- ejemplares —para «divulgarla entre las escuelas
dro Méndez que en la de los otros biógrafos de públicas y privadas de la República»— una obra
Martí aquí mencionados, la búsqueda de estudio de teatro con Estampas martianas donde resulta
integral que Vitier acometió le permitió conse- fácil hallar mixtificaciones oficiosas.316 Pero está
guir un abordaje abarcador y coherente del pen- lejos de la conveniencia y la justicia condenar en
samiento de Martí, muchas de cuyas líneas ideo- bloque todo cuanto se promovió y publicó en-
lógicas fundamentales presenta con su prosa tonces con sello oficial. Es el caso del Congreso
elegante y eficaz, con su reconocida lucidez de Escritores Martianos, en el cual participaron,
ensayística y, también, con sus limitaciones de así de Cuba como de otros países, personas in-
perspectiva. Así, no se corresponde con los acier- confundibles con las aspiraciones del Gobierno
tos del autor el comentario que le dedica a la que lo auspició.317
actitud de Martí con respecto al imperialismo Ya hemos recordado que, por supuesto, al
estadounidense. margen —y contra— del orden establecido en
Refiriéndose a una de las más conocidas ex- la República neocolonial fue como se rindió al
presiones de la carta póstuma de Martí a Ma- Apóstol el mejor homenaje a su memoria. Pero
nuel Mercado —«Viví en el monstruo, y le co- ni siquiera debe estimarse que sólo entre las fuer-
nozco las entrañas»—, Vitier se plantea vencer zas revolucionarias más combativas floreció la
las razones de «apuro» en que, según declara, se voluntad de limpio tributo. Diferentes caminos
han visto «cubanos ilustres» cuando les han pre- halló para expresarse el sentimiento patriótico
guntado por el sentido de aquellas palabras al- digno de sumarse al homenaje.
gunos «norteamericanos […] dispuestos a leer Un ejemplo explícito de lo antes dicho se ha-
a Martí». Convencido de que «a la frase hay que lla en algunos de los mejores integrantes del gru-

Untitled-47 774 02/06/2010, 9:38


EL ENSAYO Y LA CRÍTICA 775

po que se nucleó en torno a la revista Orígenes. pulas de los nuevos actos nacientes».321 Lecto-
Ya en su ensayo que data de 1951 —pero publi- res del subsuelo y de las estrellas descifrarían
cado al año siguiente, después del Golpe del 10 símbolos y enigmas, y meses después erigieron
de marzo— Fina García Marruz declaró: la primera cúpula inocultable que a partir de en-
tonces sería insignia de «los nuevos actos nacien-
Desde niño nos envuelve, nos rodea, no en tes». La honradez patriótica y la intuición o sa-
la tristeza del homenaje oficial, en la cita biduría poética afincada en la historia pusie-
del político frío, o en el tributo inevitable ron a Lezama en el camino de los desentraña-
del articulista de turno, sino en cada mo- mientos.322
mento en que hemos podido entrever, en El tratamiento de Martí en las letras cubanas
su oscura y fragmentaria ráfaga, el miste- ha sido intenso, aunque no siempre haya tenido
rioso cuerpo de nuestra patria o de nuestra el nivel de acierto deseable y quizás nunca logre
propia alma. situarse a la altura del magno tema. Cualesquie-
ra que hayan sido las maniobras a las que los
Así comienza el texto, y finaliza con un exi- enemigos de su legado hayan podido acudir para
gente y amoroso llamamiento patriótico: evitar el pleno conocimiento de su sentido de la
libertad, de su antimperialismo, de su ética re-
ante el espectáculo posterior de la Repú- volucionaria y revolucionadora, su inocultable
blica, volvámonos a estos pobres héroes, grandeza ha propiciado que —salvo casos de
estos fundadores silenciosos. Volvamos a absoluta indignidad— su presencia en sucesivos
aquel que le escribió un día a su pequeña textos haya contribuido al mantenimiento de un
María Mantilla, con aquel acento casi esco- culto indispensable para su completo rescate. Ya
lar de ternura que nunca nadie ha tenido por la voluntad de los diversos autores, ya por la
después: «Tú, cada vez que veas la noche propia grandeza del Apóstol, por su capacidad
oscura, o el sol nublado, piensa en mí.»318 para darse entero en cada una de sus manifesta-
ciones, su aparición en los textos que han co-
Una muestra —no la primera ni la única— mentado su vida, su obra, su pensamiento, ha
del modo como José Lezama Lima participó en sido no sólo expresión del desarrollo de la con-
el homenaje, lo ofrece el número de Orígenes ciencia nacional, sino también alimento para di-
que preparó para saludar la «Secularidad de José cho desarrollo, y eso también en el período ahora
Martí».319 En la presentación de la entrega ha- valorado. La misma riqueza del legado martiano
bló, en términos de reclamo, sobre la vigencia suscita que se vea como insuficiente cuanto se
del Maestro: «Su permanencia indescifrada con- haya hecho por contribuir a que se le conozca
tinúa en sus inmensos memoriales dirigidos a mejor, y ello tampoco sólo en ese período.
un rey secuestrado.» La posibilidad esencial de El Triunfo de 1959 abrió el camino para una
esa imagen se revela en las palabras que le si- mayor y mejor difusión del legado martiano, en
guen: «la hipóstasis o sustantivización de los ale- la medida en que esa victoria dio paso a la reali-
gres misterios de su pueblo». En esos memoria- zación, de acuerdo con nuevas realidades y exi-
les, o «cartas de relación», Lezama percibe «una gencias, de los ideales redentores del Apóstol.
tierra intocada, símbolos que aún ni hemos sa- Pero ello, ni en el plano cognoscitivo ni en la
bido descifrar como operantes fuerzas históri- divulgación correspondiente, habría sido posi-
cas».320 Lejos de conducir a un camino ciego — ble sin los acarreos precedentes, aunque hoy no
y el barroco buscador de orígenes evidencia cueste demasiado trabajo descubrirles insuficien-
saberlo—, tal permanencia brinda la guía hacia cias. Después de todo, aún estamos enfrascados
el futuro: «Sorprende en su primera secularidad en la tarea —hermosa, pero presumiblemente
la viviente fertilidad de su fuerza como impul- larga— de coadyuvar desde Cuba a que el teso-
sión histórica, capaz de saltar las insuficiencias ro legado por Martí a la humanidad empiece a
toscas de lo inmediato, para avizorarnos las cú- situarse, en todo el mundo, a la altura que él

Untitled-47 775 02/06/2010, 9:38


776 ETAPA 1923-1958

merece y los pueblos necesitan. Como su verso, conocimiento mundial —y universal, cuando lle-
como la significación toda de su herencia, su gue esa etapa— también crecerá. [L. T. S.]

NOTAS
(CAPÍTULO 2.7)

1 6
Las páginas que siguen no tienen como propósito Cf. Salvador Bueno: Medio siglo de literatura cubana
las definiciones de géneros ni el establecimiento de (1902-1952). Publicaciones de la Comisión Cuba-
líneas divisorias entre ensayo y crítica literaria, aun- na de la UNESCO, La Habana, 1953, «Proceso de la
que sin pronunciar la «promiscuidad» de que habla- crítica y el ensayo», pp. 93-138; especialmente p. 113.
ba Raimundo Lazo en «Crisis y transferencias del 7
ensayo en la literatura cubana del siglo XX» (1969). Texto mecanografiado en 1983, en el Instituto de
Incluso se hará más extensa la consideración con- Literatura y Lingüística de la Academia de Ciencias
ceptual que aquella que podría delimitar (y no mu- de Cuba. Cf. en su Biblioteca.
cho delimita) la propia definición de Lazo en «Juan 8
Cf. Julio A. Mella: Glosando los pensamientos de José
Marinello, ensayista hispanoamericano» (1938): «El Martí. Prólogo de Juan Marinello. s/e, La Habana,
ensayo es una crítica poética de acentuado subje- 1941.
tivismo. Es una crítica poética, individual e intuitiva, 9
a la que no podemos pedir el dato cierto, la dialécti- De Roa, recuérdese Martí y el fascismo (1937) y José
ca rigurosa, la expresión precisa ni las conclusiones Martí y el destino americano (1938), entre otros es-
categóricas, sino la agudeza y originalidad del juicio tudios; Blas Roca publicó José Martí, revolucionario
personal y la belleza de la formación creadora» (p. radical de su tiempo (1948); son muchos los traba-
497). Como se verá, es un intento de definición del jos de Portuondo sobre Martí, entre los que sobre-
ensayismo estrictamente literario. Por otra parte, lle- salen José Martí, crítico literario (1953) y La volun-
va razón Lazo al advertir, en tan temprana fecha de tad de estilo en José Martí (1953); de Carlos Rafael
1938, que hay elementos ensayísticos en la poesía, Rodríguez, Sergio Aguirre, Mirta Aguirre, Ángel I.
la prosa narrativa y el teatro cubanos del siglo XX, Augier, Nicolás Guillén y otros autores, pueden ha-
pero no son esos campos terrenos de exploración de llarse valiosos enfoques marxistas de la figura y la
este panorama. Entre otros, Medardo Vitier ofrece obra del Héroe Nacional cubano.
una teoría o conceptualización acerca del ensayo en 10
Este panorama no expone cifras ni detalla listados
las primeras páginas de El ensayo americano (Fondo de la obra plurigeneracional acerca de José Martí en
de Cultura Económica, México, 1945). el lapso de estudio. Para una mayor profundización,
2
Cf. Juan Marinello: Obras. Cuba: cultura, Compila- consúltense las biografías martianas editadas por la
ción, selección y notas de Ana Suárez, Prólogo de Biblioteca Nacional, o el estudio pormenorizado del
José A. Portuondo. Editorial Letras Cubanas, La asunto en este mismo volumen.
Habana, 1989, pp. 139, donde explica su concep- 11
Cf. José Antonio Portuondo: Bosquejo histórico de
ción terminológica. las letras cubanas. Ob. cit., p. 68.
3
Cf. José A. Portuondo: Bosquejo histórico de las le- 12
Cf. Panorama histórico de la literatura cubana. Tomo
tras cubanas. Ministerio de Educación, La Habana, II, ob. cit., p. 490.
1962, pp. 68-69. 13
Cf. Historia de la literatura cubana, Ob. cit., p. 208
4
Cf. Raimundo Lazo: Historia de la literatura cuba- y ss.
na. Esquema histórico desde sus orígenes hasta 1966. 14
Editora Universitaria, La Habana, 1967, pp. 228, 229, Para más información, véase José Antonio Por-
passim. tuondo: «Juan Marinello, cubano universal». (Pró-
logo a Juan Marinello: Obras. Cuba: cultura. Ob.
5
Cf. Max Henríquez Ureña: Panorama histórico de la cit., pp. VII-XX.) También Raimundo Lazo, en 1969,
literatura cubana. Tomo II. Editorial Arte y Litera- señala a Mañach y a Marinello como figuras
tura, La Habana, 1979, pp. 490-507. «antitéticas», de «dos direcciones contrapuestas, la

Untitled-47 776 02/06/2010, 9:38


EL ENSAYO Y LA CRÍTICA 777

derecha y la izquierda, según la simplificadora no- Lazo (La teoría de las generaciones y su aplicación al
menclatura política de la época» (p. 304). Se com- estudio histórico de la literatura cubana, 1954), Ro-
prenderá que tal antítesis es más profunda y berto Fernández Retamar (La poesía contemporánea
generalizadora, más allá de una sola generación, pues en Cuba, 1954) y José Juan Arrom (Esquema
atañe a cuestiones filosóficas y de praxis social; por generacional de las letras hispanoamericanas, publi-
ello se ha mantenido aquí el ejemplo paradigmático cado en 1963). En la década de 1950, Portuondo
de Lazo, que corresponde a una verdad de toda la perfecciona su esquema generacional desde las pers-
etapa de estudio, y que es imprescindible significar pectivas del análisis marxista.
en su panorama. En Raimundo Lazo: Páginas críti- 21
cas. Editorial Letras Cubanas, La Habana, 1983. Cf. Juan J. Remos: Panorama literario de Cuba en
nuestro siglo. Cárdenas, La Habana, 1942, p. 68. Aquí
15
Cf. Prólogo a Los mejores ensayistas cubanos. Anto- Remos afirma que esta obra «es… una labor ciclópea.
logía. Imp. Torres Aguirre, La Habana, 1960, p. 10. Nada hay en nuestra lengua que la iguale…»
Sería útil recordar en el conjunto, la obra crítica de 22
poetas como Agustín Acosta, Mariano Brull, Dulce Cf. la propia obra antes citada.
María Loynaz o Emilio Ballagas, pues aun sin ser la 23
Es imposible dejar de destacar el esfuerzo manco-
prosa la que los distingue en el panorama literario munado de Remos, Ramiro Guerra, Emeterio S.
cubano, escribieron durante la etapa ensayos de in- Santovenia y Pérez Cabrera en la conformación de
terés. los diez volúmenes de la Historia de la nación cuba-
16
Cf. Historia de la literatura cubana. Ob. cit., p. 228. na, que alcanzó cima en 1952.
24
17
Chacón y Calvo escribió un breve bosquejo de «La Cf. José A. Portuondo: «La ciencia literaria en
literatura cubana» (esencialmente del siglo XIX y par- Cuba». Ob. cit., p. 265.
te del XX), para incluirlo en la Historia universal de 25
José A. Portuondo: Itinerario estético de la Revolu-
la literatura (1942), de Giacomo Prampolini. J.J. ción cubana, p. 5.
Remos, por su parte, desarrolló labor historizadora
genérica para el propio ensayismo, la narrativa y la 26
Ob. cit., p. 6.
biografía. 27
Ob. cit., p. 8.
18
La «parcialidad» referida se identifica por el lapso 28
epocal que comprende el estudio, ya sea del pasado Ob. cit., p. 14.
remoto o reciente o de la coetaneidad de la edición 29
Cf. Andrés de Piedra-Bueno: Literatura cubana. Sín-
de la obra. Adviértase, además, que las referencias tesis histórica. Editorial América, La Habana, 1945,
del presente estudio se limitan a las obras en tanto p. 110.
libros, y no a la profusión de artículos que pudieran
30
clasificarse como propios de la historización literaria. Cf. Medio siglo de literatura cubana (1902-1952). Ob.
19 cit., p. 113.
Véase: A. Mitjans: Estudio sobre el movimiento cien-
tífico y literario de Cuba. Prólogo de Rafael Montoro. 31
El propio Bueno se quejaba entonces del exceso de
Imp. de A. Álvarez, La Habana, 1980. Manuel de la divisionismo de los autores en la profusión de parti-
Cruz: «Reseña histórica del movimiento literario de dos políticos de la época, y que, según Bueno,
la Isla de Cuba» (1891), en Obras. Tomo III. Edito- lastraban a la obra literaria.
rial Saturnino Calleja, Madrid, 1924 y 1926. Sergio 32
Chaple realiza un análisis sobre estas y otras obras Cf. Francisco López Segrera: Cuba: cultura y socie-
historiográficas en: «La historiografía literaria en dad. Editorial Letras Cubanas, La Habana, 1989,
Cuba: bases para su estudio evolutivo» (1984, p. 172.
inédito). 33
Cf. José A. Portuondo: Bosquejo histórico de las le-
20
Vid. José Antonio Portuondo: «La ciencia literaria tras cubanas. Ob. cit., pp. 68-69.
en Cuba», en Concepto de la poesía. Editorial Pue- 34
Ob. cit., p. 69.
blo y Educación, La Habana, 1972. La secuencia del
35
planteamiento y empleo de la teoría generacional en Se ha discutido acerca del lugar generacional que debe
los estudios literarios cubanos queda fijada por: ocupar Roa. Carlos Rafael Rodríguez subraya en su
Antonio Sánchez de Bustamante y Montoro (Las Introducción a Canciller de la dignidad, que los
generaciones literarias, 1937), José Antonio Por- vínculos de Roa con la promoción que comienza a
tuondo («Períodos» y «generaciones» en la historio- darse a conocer en la década de 1930 son muy claros
grafía literaria hispanoamericana, 1945), Raimundo en cuanto a cuestiones de contenido y, sobre todo,

Untitled-47 777 02/06/2010, 9:38


778 ETAPA 1923-1958

50
en relación con la personal participación en la vida Cf. José A. Portuondo: Proceso de la cultura cubana.
social cubana. (Esquema para un ensayo de interpretación). Imp.
36
Molina, La Habana, 1938, p. 6.
Julio A. Mella: Documentos y artículos. Editorial de
51
Ciencias Sociales, La Habana, 1975, p. 493. Vid. José A. Portuondo: «Advertencia», en Concep-
37
to de la poesía. Ob. cit., p. 125.
Rubén Martínez Villena: Poesía y prosa. Tomo 1. Edi-
52
torial Letras Cubanas, La Habana, 1978, p. 315. José A. Portuondo: Martí, escritor revolucionario.
38
Editora Política, La Habana, 1982, p. 125.
Escritos de José Antonio Foncueva. Compilación, in-
53
troducción, notas y bibliografía de R. Hernández Ibíd., p. 104.
Otero. Editorial Letras Cubanas, La Habana, 1985, 54
Mirta Aguirre: Influencia de la mujer en Ibero-
pp. 99-100.
américa. Servicio Femenino para la Defensa Civil,
39
Ibíd., p. 205. La Habana, 1948, p. 135.
55
40
Cf. Ricardo Hernández Otero: «Introducción», en Firmada por los tres miembros del Jurado: Isolina
Ibíd., p. 42. de Velasco de Millás, Juan Fonseca y Jorge Mañach.
56
41
José Antonio Portuondo es más rotundo: «La suya Mirta Aguirre: Un hombre a través de su obra: Mi-
constituye lo más representativo de la prosa vanguar- guel de Cervantes Saavedra. Edición Sociedad
dista cubana.» Vid. «Roa, vanguardista de la Revo- Lyceum, La Habana, 1948, p. 9.
lución». Trabajos presentados al seminario sobre Raúl 57
En el período de ilegalidad del Partido Socialista Po-
Roa García en el primer aniversario de su muerte, pular publicó en Nuestro Tiempo textos bajo la fir-
p. 59. ma de M. A., y en ésta y otras publicaciones, con el
42
Cf. Enrique de la Osa: Visión y pasión de Raúl Roa. referido seudónimo o con el de Rosa Iznaga.
Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1982, 58
Cf. Ángel Augier: «Prólogo», en Carlos Rafael
p. 78. Rodríguez: Letra con filo. Tomo 3. Ob. cit., p. 6.
43
Ob. cit., p. 75. 59
Ob. cit., pp. 6-7.
44
Salvador Bueno ha distinguido el prominente lugar 60
Carlos Rafael Rodríguez: Letra con filo. Tomo 3. Ob.
que ocupa la obra martiana en los escritos de Raúl cit., p. 438.
Roa. Cf. «Raúl Roa: por el rescate de José Martí».
61
Trabajos presentados al seminario sobre Raúl Roa Ibíd., p. 483.
García…, pp. 19-27. 62
Ibíd., p. 486.
45
El propio Roa se autocalifica como un zoon politikon 63
José Lezama Lima: «La dignidad de la poesía», en
en La revolución del treinta se fue a bolina. Instituto
Tratados en La Habana. Universidad Central de Las
del Libro, La Habana, 1969, p. 388.
Villas, La Habana, 1958, p. 406.
46
Tampoco el nerviosismo que la mayor parte de los 64
José Lezama Lima: «Las imágenes posibles», en
críticos advierte en su prosa. Analecta del reloj. Ediciones Orígenes, La Habana,
47
Lo cual no implica que no desarrolle una labor so- 1953, p. 151.
cial reconocida en comités de redacción de revistas, 65
Cf. Cintio Vitier: «De las cartas que me escribió
en la dirección de sociedades de amistad cubano-so- Lezama», en Coloquio internacional sobre la obra de
viéticas y otras en que por lo común Augier se ha José Lezama Lima. Poesía. Centro de Investigacio-
desempeñado en su vida cotidiana. nes Latinoamericanas, Universidad de Poitiers, Pa-
48
Ángel I. Augier: Acción y poesía en José Martí. Edi- rís, 1984, p. 278.
torial Letras Cubanas, La Habana, 1982, pp. 255-256. 66
José Lezama Lima: «Sobre Paul Valéry», en Analecta
49
Las citas se localizan en las páginas 7 y 28 de los del reloj. Ob. cit., p. 109.
folletos originales, y en las páginas 131 y 37, respec- 67
José Lezama Lima: «Julián del Casal», en Analecta
tivamente del volumen La sangre en la letra. Edicio- del reloj. Ob. cit., p. 75.
nes Unión, La Habana, 1977, donde se denomina
68
«Heredia, redivivo». Ibíd., pp. 65-66.

Untitled-47 778 02/06/2010, 9:38


EL ENSAYO Y LA CRÍTICA 779

69 88
José Lezama Lima: «Exámenes», en Analecta del re- José Lezama Lima: «Mitos y cansancio clásico», en
loj. Ob. cit., p. 229. La expresión americana. Ministerio de Educación,
70 La Habana, 1957, p. 8.
Cf. Recopilación de textos sobre José Lezama Lima,
89
Selección y notas de Pedro Simón. Casa de las Amé- José Lezama Lima: ibíd., p. 14.
ricas, La Habana, 1970. 90
José Lezama Lima: «La curiosidad barroca», en La
71
Fina García Marruz: «La poesía es un caracol noc- expresión americana. Ob. cit., p. 52.
turno», en Coloquio internacional sobre la obra de 91
José Lezama Lima. Poesía. Ob. cit., pp. 243-276. José Lezama Lima: «Nacimiento de la expresión crio-
lla», en La expresión americana. Ob. cit., p. 97.
72
Abel E. Prieto: «“Sucesiva o Coordenadas haba- 92
neras”: apuntes para el proyecto utópico de Leza- José Lezama Lima: «Imagen de la América Latina»,
ma», en Casa de las Américas, La Habana, a XXVI en América Latina en su literatura. Siglo XXI, Méxi-
(152): 14-19, sep.-oct., 1985. co, 1972, p. 467.
93
73
Cintio Vitier: «Carta a José Lezama Lima», en José Cintio Vitier: «El violín», en Unión, La Habana, Año
Lezama Lima: Paradiso. Edición crítica. Coordina- VI, núm. 4, diciembre, 1968, p. 62.
dor Cintio Vitier. UNESCO, Colección Archivos, 94
José Lezama Lima: Poesía completa. Editorial Letras
Madrid, 1988, p. 715. Cubanas, La Habana, 1985, p. 331.
74
José Lezama Lima: «Un día del ceremonial», en Ima- 95
Eliseo Diego: «Homenaje a Cintio Vitier», en Unión,
gen y posibilidad. Selección, prólogo y notas de Ciro La Habana, año VI, núm. 4, diciembre 1968,
Bianchi Ross. Editorial Letras Cubanas, La Haba- pp. 51-53.
na, 1981, p. 45. 96
Cintio Vitier: Experiencia de la poesía. Notas. Úcar
75
Guillermo Rodríguez Rivera: Comunicación García, La Habana, 1944, p. 50.
personal. 97
Cintio Vitier: «La crítica y la creación en nuestro
76
José Lezama Lima: «Señales. La otra desintegración», tiempo», en Crítica sucesiva. UNEAC, La Habana,
en Imagen y posibilidad. Ob. cit., p. 195. 1971, p. 14.
77
Ibíd., p. 196. 98
Cintio Vitier: «Jorge Mañach y nuestra poesía», en
78
Ibíd. Diario de la Marina, La Habana, 26 y 30 octubre,
1949.
79
José Lezama Lima: «Señales», en Imagen y posibili- 99
dad. Ob. cit., 193. Roberto Fernández Retamar: La poesía contempo-
ránea en Cuba. (1927-1953).Ediciones Orígenes, La
80
José Lezama Lima: «Un día del ceremonial», en Ima- Habana, 1954. p. 87.
gen y posibilidad. Ob. cit., p. 43. 100
Cintio Vitier: «La palabra poética», en Poética.
81
José Lezama Lima: «Después de lo raro, la extrañe- J. Jiménez Arnau, Madrid, 1973, p. 53.
za», en Imagen y posibilidad. Ob. cit., p. 166. 101
Cintio Vitier: «Sobre el lenguaje figurado», en Poé-
82
José Lezama Lima: «Señales. La otra desintegración», tica. Ob. cit., p. 56.
en Imagen y posibilidad. Ob. cit., p. 196. 102
Ibíd., p. 70.
83
«Después de lo raro, la extrañeza», en Imagen y po- 103
sibilidad. Ob. cit., p. 170. María Zambrano: Pensamiento y poesía en la vida
española. Universidad de Morelia, México, 1939, pp.
84
José Lezama Lima: «Señales. Alrededor de una an- 38 y 71.
tología», en Imagen y posibilidad. Ob. cit., p. 172. 104
Gastón Baquero: «La historia respira por la poesía»,
85
José Lezama Lima: «Respuestas y nuevas interro- en Sábado, La Habana, núm. 39, 1944, p. 8.
gantes. Carta abierta a Jorge Mañach», en Imagen y 105
posibilidad. Ob. cit., p. 188. Cintio Vitier: Lo cubano en la poesía. Editorial Le-
tras Cubanas, La Habana, 1970, p. 13.
86
José Lezama Lima: «Señales. La otra desintegración», 106
en Imagen y posibilidad. Ob. cit., pp. 196-197. Cintio Vitier: «El violín», en Unión, La Habana, año
VI, núm. 4, diciembre 1968, p. 69.
87
José Lezama Lima: «Secularidad de José Martí», en 107
Imagen y posibilidad. Ob. cit., p. 198. Cintio Vitier: Lo cubano en la poesía. Ob. cit., p. 9.

Untitled-47 779 02/06/2010, 9:38


780 ETAPA 1923-1958

108 126
Ibíd., pp. 18-19. Ibíd., p. 41.
109
Ibíd., p. 10. 127
Raúl Roa: El fuego de la semilla en el surco. Editorial
110
Ibíd., pp. 10-11. Letras Cubanas, La Habana, 1982.
128
111
Cintio Vitier: La luz del imposible. Úcar García, La Jorge Mañach: «La nación y la formación históri-
Habana, 1957, p. 66. ca», en Historia y estilo. Ob. cit., p. 19.
129
112
Cintio Vitier: Lo cubano en la poesía. Ob. cit., p. 18. Ibíd., pp. 63-64.
130
113
Fernando Ortiz: «Los factores humanos de la Jorge Mañach: «El estilo en Cuba y su sentido his-
cubanidad», en Órbita de Fernando Ortiz. Selección tórico». Ob. cit., p. 181.
y prólogo de Julio Le Riverend. UNEAC, La Haba- 131
Ibíd., p. 206.
na, 1973.
132
114
Juan Marinello: «Americanismo y cubanismo lite- José A. Portuondo: «Retratos infieles de José Martí»
rarios», en Obras. Cuba: Cultura. Editorial Letras y «El diversionismo ideológico en torno a José
Cubanas, La Habana, 1989, p. 290. Martí», en Martí, escritor revolucionario. Editorial
Política, La Habana, 1982, pp. 292-303, pp. 304-328.
115
Fina García Marruz: «Notas sobre “Espacios métri- 133
cos” de Silvina Ocampo», en Orígenes. La Habana, Jorge Mañach: El pensamiento político y social de
año III (11): 42-46, otoño 1946. Martí. Editorial Oficial del Senado, La Habana, 1941,
pp. 10, 28, 30, 32, 33 y 34.
116
Fina García Marruz: «Lo exterior en la poesía», en
134
Orígenes, La Habana, a. IV (16): 16-22, invierno, Cintio Vitier: Ese sol del mundo moral. Para una his-
1947. toria de la eticidad cubana. Siglo XXI, Editores, 1975,
117
p. 160.
Fina García Marruz: «Notas para un libro sobre
135
Cervantes», en Orígenes. La Habana, a. VI (24): 41- Jorge Mañach: Dewey y el pensamiento americano.
52, invierno, 1949. Taurus Ediciones, S.A., Madrid, 1959, p. 44.
118 136
Ibíd. En Órbita de Rubén Martínez Villena. Esbozo bio-
119 gráfico de Raúl Roa y Selección y nota final de Ro-
Fina García Marruz: «José Martí», en Lyceum. La
berto Fernández Retamar. Ediciones Unión, La Ha-
Habana, vol. VIII (30): 5 mayo de 1952.
bana, 1964, p. 174.
120
Ibíd., pp. 5-6 137
Ibíd., pp. 209-214.
121
Ibíd., p. 41. 138
Véase al respecto, de José Lezama Lima, «Respues-
122
José Antonio Portuondo reproduce el fragmento de tas y nuevas interrogaciones. Carta abierta a Jorge
una carta de Mañach en la que éste expone los moti- Mañach», en Imagen y posibilidad. Selección, prólo-
vos de su salida del país. En: Crítica de la época y go y notas de Ciro Bianchi Ross. Editorial Letras
otros ensayos. Universidad Central de Las Villas, La Cubanas, La Habana, 1981.
Habana, 1965, p. 103.
139
Consúltese a Raúl Roa: El fuego de la semilla en el
123
Consúltese al respecto «Mañach en El Mundo», El surco. Editorial Letras Cubanas, La Habana, 1982.
Mundo, La Habana. 60 (73): 1, 6, jun. 27, 1961,
140
Adrián García-Hernández: «Respuesta a Jorge Medardo Vitier: «¿Hay seguridad en el mundo?», en
Mañach», en Hoy Domingo. Suplem. del periódico Valoraciones. Volumen I, ob. cit., p. 383. Consúltese,
Hoy. La Habana, 2 (29): 6-7, 1960, y José María de Medardo Vitier: José Ortega y Gasset. Úcar, García
Souvirón: «Conversaciones con Jorge Mañach», en y Cía, La Habana, 1936; «Apéndices», en Kant, ini-
Cuadernos Hispanoamericanos. Madrid, 47 (139): ciación en su filosofía. Universidad Central de Las
79-81, jul. 1961. Villas, La Habana, 1958, y Valoraciones, 2 volúme-
124
nes. Universidad Central de Las Villas, La Habana,
Jorge Mañach: «El estilo en Cuba y su sentido his- 1960.
tórico», en Historia y estilo. Editorial Minerva, La
141
Habana, 1944, pp.186-187. Medardo Vitier: «El sentido de la Navidad», en Va-
125 loraciones. Vol. I. Ob. cit., p. 76.
Jorge Mañach: La crisis de la alta cultura en Cuba.
Imprenta y Papelería La Universal, La Habana, 1925, 142
Medardo Vitier: «¿Hay seguridad en el mundo?», en
p. 13. Valoraciones. Vol. I. Ob. cit., p. 357.

Untitled-47 780 02/06/2010, 9:38


EL ENSAYO Y LA CRÍTICA 781

143 165
Ibíd., p. 355. Medardo Vitier: «En torno a Confucio», en Valora-
144 ciones. Vol. I. Ob. cit., p. 479.
Medardo Vitier: «La realidad», en Valoraciones. Vol.
I. Ob. cit. pp. 414 y 415. 166
Medardo Vitier: «Actitud». Ob. cit., pp. 10-12.
145
Medardo Vitier: «Apéndice B. Juicios», en Kant, ini- 167
Medardo Vitier: «Valoraciones», en Estudios, notas.
ciación de una filosofía, Ob. cit., p. 177. Efigies cubanas. Minerva, La Habana, 1944, p. 62.
146
Ibíd., p. 188. 168
Ibíd., p. 67
147
Medardo Vitier: «Cristo fecundo», en Valoraciones. 169
Medardo Vitier: «¿Hay seguridad en el mundo?».
Vol. I. Ob. cit., p. 346. Ob. cit. p. 350.
148
Medardo Vitier: «Apéndice B. Juicios». Ob. cit., 170
Ibíd., p. 388.
p. 188.
171
149 Medardo Vitier: «La ilusión de la patria», en La ruta
Medardo Vitier: «Apéndice A. Sentido de la filoso-
del sembrador. Motivos de literatura y filosofía. Im-
fía», en Kant, iniciación en su filosofía. Ob. cit., pp.
prenta Casas y Mercado, Matanzas, 1921, p. 170.
169-170.
172
150 Medardo Vitier: «El ensayo», en Apuntaciones lite-
Ibíd., p. 171.
rarias. Editorial Minerva, La Habana, 1935, p. 11.
151
Ibíd. 173
Medardo Vitier: «Notas sobre la literatura hispano-
152
Medardo Vitier: «Actitud», en Valoraciones. Volu- americana» en Estudios, notas. Efigies cubanas. Ob.
men I. Ob. cit. p. 13. cit., p. 136.
153
Consúltese, por ejemplo, de Medardo Vitier: Enri- 174
Medardo Vitier: «Notas sobre la literatura contem-
que José Varona (1924), Enrique José Varona (1935), poránea». Ob. cit., p. 162.
Varona, maestro de juventudes (1937), La lección de 175
Varona (1945) y Enrique José Varona, su pensamiento Medardo Vitier: Del ensayo americano. Fondo de
representativo (1949), aunque en numerosas ocasio- Cultura Económica, México D.F. 1945, p. 13.
nes, a lo largo de toda su obra, escribió referencias, 176
Medardo Vitier: «Apéndice B. Juicios». Ob. cit.,
comentarios y ensayos sobre este pensador cubano. p. 183.
154
Medardo Vitier: «Enrique José Varona» (1941), en 177
Ibíd.
Valoraciones, Vol. I. Ob. cit., p. 33.
178
155 Medardo Vitier: «Mis maestros», en Valoraciones.
Medardo Vitier: «Apéndice B. Juicios». Ob. cit.,
p. 189. Vol. I. Ob. cit., pp. 489-490.
179
156
Medardo Vitier: «Actitud». Ob. cit., p. 17. Mariano Rodríguez Solveira: «Nota preliminar», en
Medardo Vitier: Valoraciones. Volumen I. Ob. cit.,
157
Ibíd., p.18. p. VIII.
158
Medardo Vitier: «Fines de la educación», en Valora- 180
Medardo Vitier: La ruta del sembrador. Motivos de
ciones, Vol. I. Ob. cit., p. 48. literatura y filosofía. Ob. cit., p. III.
159
Medardo Vitier: «¿Hay seguridad en el mundo?». 181
Medardo Vitier: «Simientes», en La ruta del sembra-
Ob. cit., p. 351. dor. Ob. cit., pp. 156-158.
160
Medardo Vitier: «Actitud». Ob. cit., p. 13. 182
José A. Portuondo: «Hacia una nueva historia de
161
Medardo Vitier:: «Un mínimo de consenso», en Va- Cuba», en Crítica de la época y otros ensayos. Uni-
loraciones, Vol. I. Ob. cit., p. 394. versidad Central de Las Villas, La Habana, 1965,
p. 35.
162
Medardo Vitier: «Enrique José Varona» (1941), en
183
Valoraciones. Vol. I. Ob. cit., p. 33. Ibíd., p. 36.
184
163
Medardo Vitier: «Un mínimo de consenso». Ob. cit., Manuel Moreno Fraginals: «Prólogo», en Ramiro
p. 390. Guerra: Azúcar y población en las Antillas. Editorial
164
de Ciencias Sociales, La Habana, 1970, p. IX.
Medardo Vitier: «Apéndice B. Juicios». Ob. cit.,
185
p. 189. Ibíd., pp. XI-XIII.

Untitled-47 781 02/06/2010, 9:38


782 ETAPA 1923-1958

186 201
Cintio Vitier en: Ese sol del mundo moral. Para una Este texto puede encontrarse también en Casa de
historia de la eticidad cubana. Siglo XXI, Editores, las Américas. La Habana, año XXX (177): 4-26, nov.-
México, D.F., 1975, p. 141. dic. de 1989.
187
Dicho artículo de Carlos Rafael Rodríguez aparece- 202
Alejo Carpentier: La música en Cuba. Editorial Le-
rá con posterioridad en Letra con filo. Tomo 3. Edi- tras Cubanas, La Habana, 1988, p. 10.
ciones Unión, 1987, pp. 25-50.
203
188
Harold Gramatges: «Prólogo», en Alejo Carpentier:
José A. Portuondo: Bosquejo histórico de las letras La música en Cuba. Editorial Letras Cubanas, La
cubanas. Editora del Ministerio de Educación, La Habana, 1979, p. 5.
Habana, 1962, p. 69.
204
189 Alejo Carpentier: El reino de este mundo (1949).
Manuel Moreno Fraginals: «En torno a este libro», Editorial Letras Cubanas, La Habana, 1987, p. 4.
en Ramiro Guerra: Mudos testigos; crónicas del
excafetal Jesús Nazareno. Editorial de Ciencias So- 205
Ibíd., p. 9.
ciales, La Habana, 1974, pp. 8-11.
206
190
Roberto Fernández Retamar: «Páginas salvadas», en
Consúltese el tomo II del Diccionario de la literatu- Casa de las Américas. La Habana, año XXX (177):
ra cubana, elaborado por el Instituto de Literatura y 2-3. nov-dic. 1989.
Lingüística de la Academia de Ciencias de Cuba
207
(Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1984, Alejo Carpentier: «Tristán e Isolda en Tierra Firme
pp. 917-921). (reflexiones al margen de una representación
191
wagneriana»), en Casa de las Américas, La Habana,
Ibíd. año XXX (197): 4-26, nov.-dic. 1989, p. 21.
192
Emilio Roig de Leuchsenring: Hostilidad permanente 208
Alejo Carpentier: «Tristán e Isolda en Tierra Firme
de los Estados Unidos contra la independencia de
(reflexiones al margen de una representación
Cuba. Oficina del Historiador de la Ciudad, La
wagneriana)», en el número citado de Casa de las
Habana, 1960, p. 47.
Américas, p. 25.
193
Félix Lizaso: Ensayistas contemporáneos 1900-1920. 209
Selección, prólogo y notas biográficas del autor. Ibíd., p. 14.
Editorial Trópico, La Habana, 1937, pp. 183-270. 210
José Manuel Valdés-Rodríguez: El cine en la Uni-
194
Medardo Vitier: «Chacón y Calvo: como en fami- versidad de La Habana (1942-1962). MINED, La
lia», en Valoraciones. Vol. I. Ob. cit., pp. 225-228. Habana, 1966, p. 369.
211
195
Salvador Arias: «Heredia y Chacón y Calvo», en José José A. Portuondo: Orden del día. Ediciones Unión,
M. Chacón y Calvo: Estudios heredianos. Editorial La Habana, p. 134.
Letras Cubanas, La Habana, 1980, p. 16. 212
Ibíd., p. 165, notas 3 y 4.
196
Medardo Vitier: ob. cit.
213
Cf. Casa de las Américas, La Habana, X (55): 5-6,
197
Max Henríquez Ureña: Panorama histórico de la li- julio-agosto, 1969.
teratura cubana. Ed. Arte y Literatura, La Habana,
214
1979, pp. 419-422. Véase del autor: Un catauro de cubanismos; apuntes
198
lexicográficos. Habana, 1923, y: Glosario de
Raimundo Lazo: «Testimonios», en Páginas críticas. afronegrismos (prologado por Juan M. Dihigo), Ha-
Editorial Letras Cubanas, La Habana, 1983, pp. 511- bana, 1924. Esta labor de Ortiz se completó con la
530. edición póstuma de Nuevo catauro de cubanismos,
199
Portuondo es autor de los estudios «Las generacio- Editorial de Ciencias Sociales, 1974, que es el resul-
nes literarias cubanas. El problema de las generacio- tado de cuarenta años de experiencia encima del
nes», incluido en Capítulos de la literatura cubana. Catauro de 1923, al que, según los editores, Ortiz
Editorial Letras Cubanas, La Habana, 1981 y La his- «adicionó, quitó, amplió, enmendó, resumió», para
toria y las generaciones (1958). Editorial Letras Cu- ofrecer obra que ameritara el apelativo de «Nuevo
banas, La Habana, 1981. catauro…».
215
200
José A. Portuondo: «Prólogo», en Alejo Carpentier: Fernando Ortiz: La clave xilofónica de la música cu-
Crónicas. Tomo I. Editorial Letras Cubanas, 1985, bana, ensayo etnográfico. Editorial de Ciencias So-
p. 14. ciales, La Habana, 1984, pp. 100-101.

Untitled-47 782 02/06/2010, 9:38


EL ENSAYO Y LA CRÍTICA 783

216 231
Es una declaración contra la tiranía, firmada tam- Su colaboración con la prensa periódica fue extensa
bién por Domingo Méndez Capote, Cosme de la y sostenida; muchos de sus trabajos importantes apa-
Torriente, Miguel Mariano Gómez y Aurelio A. recieron en publicaciones como Social, Revista de
Álvarez, que se ratifica en «Declaración de los dele- Avance, Cuba Contemporánea, La Gaceta del Cari-
gados» del propio año. be, Hoy, Bohemia, La Palabra y otras.
232
217
Fernando Ortiz: José Antonio Saco y sus ideas cuba- No parece acertado considerar el conjunto de los
nas. Imprenta y Librería El Universo, S.A., La Ha- ensayos martianos como parcela independiente de
bana, 1929, p. 75. su quehacer ensayístico, pues la obra martiana suele
218
ser una suerte de espejo donde Marinello refleja sus
El Mundo. La Habana, 3 de abril de 1955, p. 11. preocupaciones más acuciantes. Martí lo ayuda a
219
Cf. Ciro Bianchi Ross: «Todos hablan de Ortiz», en orientarse en muchas cuestiones puestas a debate en
Cuba Internacional. La Habana, año XIII, núm. 144, sus trabajos.
noviembre de 1981, p. 22. 233
Juan Marinello: «El insoluble problema del intelec-
220 tual», en Revista de Avance, La Habana, 1 (7): 168,
El término «ideólogo», problemático en sí, al grado
de no aparecer muchas veces en los diccionarios ma- jun. 15, 1927.
nuales, no siempre incluye necesariamente conno- 234
Véase Juan Marinello: «Sobre el proyecto Congreso
tación política partidaria. Libre de Intelectuales Iberoamericanos», en Social,
221 La Habana, núm. 79, ago. 1925.
Cf. Diana Iznaga: «Fernando Ortiz: la trans-
culturación, concepto definitorio», en Bohemia, La 235
Ibíd.
Habana, 74 (26): 16-19, junio 25, 1982. 236
Juan Marinello: «Arte y política», en Comentarios
222
Cf. Salvador Bueno: «Aproximaciones a la vida y a al arte. Compilación, introd. y notas de Virgilio
la obra de Fernando Ortiz», en Casa de las Améri- López Lemus. Editorial Arte y Literatura, La Haba-
cas, La Habana, XIX (113): 119-128, marzo-abril, na, 1983, pp. 223-224.
1979. 237
Juan Marinello: Juventud y vejez. Imp. y Papelería
223
Zoila Lapique: «Don Fernando Ortiz musicógrafo», El Universal, La Habana, 1928, p. 13.
en Bibliotecas 1991. Revista del Sistema de Bibliote- 238
Juan Marinello: «Arte y política». Ob. cit., p. 224.
cas Públicas, Año 29, núm. 1-2, enero-diciembre,
1991, pp. 29-47. 239
Ibíd., p. 225.
240
224
Ibíd., p. 42. Juan Marinello: «El poeta José Martí», en José Martí:
225
Poesías. Cultural S.A., La Habana, 1928, p. XXXVI.
Las citas proceden de la edición de 1951, y se locali-
241
zan en, o alrededor de, la página 29. Se publicó en los números 41 y 43 de la Revista de
Avance, y de modo independiente en los Cuadernos
226
Cf. Salvador Bueno: «Cuando los cubanos pelean que editaba dicha publicación.
contra los demonios», en Carteles, La Habana, núm.
242
8, 21 de febrero de 1960, pp. 18 y 72. Marinello había participado en la «Protesta de los
Trece», fue miembro del Grupo Minorista y del
227
Cf. José Antonio Portuondo: «Fernando Ortiz: hu- Movimiento de Veteranos y Patriotas. Guardó pri-
manismo y racionalismo científico», en Casa de las sión política por dos veces consecutivas en la déca-
Américas, X (55): 8-10, julio-agosto, 1969. da del treinta.
228
Véase en Revolución y Cultura, La Habana, núm. 243
Una de las preocupaciones fijas de la intelectualidad
108, agosto de 1981, p. 13. cubana en la época es precisamente la búsqueda de
229 lo nacional en el arte como forma de oponerse a la
Marinello obtuvo en la Facultad de Derecho de la creciente penetración imperialista en todos los ór-
Universidad de La Habana los títulos de Doctor en
denes de la vida.
Derecho Civil y Público, en 1920 y 1921, respecti-
vamente. Por su condición de alumno eminente re- 244
Juan Marinello: «Sobre la inquietud cubana», en
cibió una beca en la Universidad Central de Madrid, Obras. Cuba: Cultura. Compilación, selección y
en la cual estudió entre 1921 y 1922. notas de Ana Suárez. Prólogo de José A. Portuondo.
230
Editorial Letras Cubanas, La Habana, 1989, p. 206.
Había publicado un libro de poemas: Liberación.
245
Mundo Latino, Madrid, 1927. Ibíd.

Untitled-47 783 02/06/2010, 9:38


784 ETAPA 1923-1958

246
Ibíd., pp. 206-207. Rodríguez», «Una novela cubana», «Veinticinco años
247 de poesía cubana», «Hazaña y triunfo americano de
Juan Marinello: «Nuestro arte y la circunstancia na- Nicolás Guillén».
cional», en Comentarios al arte. Ob. cit., p. 51.
267
248 Juan Marinello: «Hazaña y triunfo americanos de
Ibíd. Nicolás Guillén», en Obras. Cuba: Cultura. Ob. cit.,
249
Juan Marinello: «Americanismo y cubanismo lite- p. 376.
rarios», en Obras. Cuba: Cultura. Ob. cit., p. 291. 268
Juan Marinello: «Veinticinco años de poesía cuba-
250
Ibíd., pp. 291-292. na», en Obras. Cuba: Cultura. Ob. cit., p. 362.
269
251
Ibíd., p. 295. Ibíd., p. 354.
270
252
Años más tarde rectificaría estos juicios en «Treinta La primera edición fue en Valencia en 1937; luego
años después. Notas sobre la novela latinoamerica- tuvo dos ediciones más, la tercera de ellas aumenta-
na» (1971). Puede consultarse este trabajo en Ensa- da, en La Habana, en 1938 y 1939.
yos. Selección y prólogo de Imeldo Álvarez. Edito- 271
Se conoce con el nombre de Plática de La Habana
rial Arte y Literatura, La Habana, 1977, pp. 373-398. una reunión que fue convocada por la Comisión
253
Juan Marinello: «Cubanismo y americanismo lite- Cubana de Cooperación Intelectual, y cuyo tema de
rarios». Ob. cit., p. 299. discusión fue «América ante la crisis mundial». A
254
ella asistieron importantes personalidades de las le-
Juan Marinello: «Margen apasionado», en Ensayos. tras europeas y latinoamericanas.
Ob. cit., pp. 66-67.
272
255
Juan Marinello: «Españolidad literaria de José
Juan Marinello: «Tierra y canto», en Obras. Cuba: Martí», en Ensayos. Ob. cit., p. 121.
Cultura. Ob. cit., pp. 331-332.
273
256
Juan Marinello: Actualidad americana de José Martí.
Los libros prologados eran Júbilo y fuga de Ballagas s/e, La Habana, 1945, p. 7.
y Pulso y onda de Navarro Luna.
274
257
Juan Marinello: Meditación americana. Cinco ensa-
Juan Marinello: «Verbo y alusión», en Obras. Cuba: yos. Universidad Central de Las Villas, La Habana,
Cultura. Ob. cit., p. 314. 1963, p. 28.
258
Juan Marinello: «Unas palabras frente a unas pági- 275
Ibíd., p. 29.
nas negras», en Diario de la Marina. La Habana, 13
276
de julio de 1930. José Antonio Portuondo: «Juan Marinello, cubano
259
universal», en Juan Marinello: Obras. Cuba: Cultu-
Juan Marinello: «Carta a un poeta que comienza por ra. Ob. cit., p. XIX.
lo negro», en Obras. Cuba: Cultura, ob. cit., p. 329.
277
260
Una somera relación —sin las precisiones bibliográ-
Juan Marinello: «El amauta José Carlos Mariátegui», ficas que harían demasiado extensa esta nota— bas-
en Revista de Avance, 4 (47): 68-72, junio 15, 1930, ta para advertir que antes de 1923 no faltaron textos
p. 70. acerca de Martí y su obra. Algunos aparecieron mien-
261
Juan Marinello: «El intelectual cubano frente a la tras él vivía, aunque lejos de la cantidad y no siem-
Revolución», en Bohemia, La Habana, 26 (3): s.p. pre a la altura adecuada para su jerarquía histórica y
enero 21, 1934. literaria. De particular relevancia son los comenta-
rios que ya entonces le dedicaron autores de otros
262
Juan Marinello: «La Exposición Antibienal de La países como Domingo Faustino Sarmiento y Ma-
Habana», en Obras. Cuba: Cultura. Ob. cit., p. 22. nuel Gutiérrez Nájera, y los cubanos Juan Gualberto
263
Juan Marinello: «Picasso sin tiempo», en Comenta- Gómez y Francisco Sellén. Desde que se supo la
rios al arte. Ob. cit., p. 206. noticia de su muerte comenzaron a publicarse pági-
nas memorables como las de Sotero Figueroa y
264
Juan Marinello: «Una novela cubana», en Obras. Rubén Darío, precursor de las dedicadas al Apóstol
Cuba: Cultura. Ob. cit., p. 340. —antes o después de 1923— por Miguel de
265 Unamuno, Gabriela Mistral, Juan Ramón Jiménez
Ibíd., p. 342.
y Fernando de los Ríos. Entre los cubanos, a partir
266
En el libro Literatura hispanoamericana. Hombres, de la muerte de Martí empezaron a consagrarle más
meditaciones (México, 1937), Marinello reúne los detenida atención Enrique José Varona, quien en su
trabajos «Comentario chaplinesco de Luis Felipe momento había publicado una nota de La Edad de

Untitled-47 784 02/06/2010, 9:38


EL ENSAYO Y LA CRÍTICA 785

Oro, Manuel Sanguily y Julio César Gandarilla, pio- Anuario del Centro de Estudios Martianos, La Ha-
nero en la valoración de lo que la herencia del Após- bana, núm.1, 1978.
tol significa para la lucha antimperialista. Y no olvi- 282
En 1935 aparecieron dos volúmenes de Roig de
demos la presencia martiana en las nobles campañas
Leuchsenring especialmente significativos: el extenso
de reivindicación social llevadas a cabo por contem-
folleto El internacionalismo en la obra político-re-
poráneos suyos como Carlos Baliño y Diego Vicen-
volucionaria de José Martí y el libro Historia de la
te Tejera. Sólo hemos mencionado aquí, en el caso
Enmienda Platt. Una interpretación de la realidad
de los cubanos, autores que no aparecerán entre los
cubana, inseparable de las lecciones del Apóstol. Pero
que dieron su aporte después de 1923.
de antes y después abundan sus aportes al conoci-
278
Entre 1921 y 1927 se publicó la Revista Martiana, y miento de Martí en éste y otros aspectos fundamen-
de 1940 a 1952, Archivo José Martí. En 1947 comen- tales de su quehacer y sus ideas. Ver, de Ángel Augier:
zó a editarse, con los auspicios del Antiguo Semina- «La pasión martiana de Emilio Roig de Leuch-
rio Martiano, un pequeño tabloide que tomó el títu- senring», ambos textos en el Anuario del Centro de
lo del periódico Patria, fundado por Martí, y se Estudios Martianos, La Habana, núm. 2, 1979; y en
prolongó hasta dar paso a la publicación que bajo el libro de E.R. de L. Tres estudios martianos. Cen-
igual denominación comenzó a imprimirse a partir tro de Estudios Martianos / Editora Política, La Ha-
de 1988 como Cuadernos de la Cátedra Martiana de bana, 1984.
la Universidad de La Habana. En 1953, con motivo 283
Raúl Roa: «Rescate y proyección de Martí», en Siete
de su centenario, varias publicaciones periódicas le enfoques marxistas sobre José Martí. Ob. cit., en
dedicaron números especiales total o parcialmente núm. 5.
integrados por textos donde él aparece como tema.
284
Dos libros especializados en su estudio sobresalen Alejandro Vergara: «Análisis dialéctico-materialista
en el período: Homenaje a Martí en el cincuentenario de la obra político-revolucionaria de José Martí», en
de la fundación del Partido Revolucionario Cubano Anuario del Centro de Estudios Martianos, La Ha-
(Cuadernos de Historia Habanera, La Habana, Ofi- bana, núm. 2, 1979.
cina del Historiador de la Ciudad, 1942) y, sobre 285
Antonio Martínez Bello: Ideas sociales y económicas
todo, Vida y pensamiento de Martí (2 t., La Habana,
de José Martí, prólogo de Andrés de Piedra-Bueno y
Colección Histórica Cubana y Americana, 1942),
carta-crítica de Juan Marinello. La Verónica, La Ha-
ambos preparados por Emilo Roig de Leuchsenring.
bana, 1940.
En la generalidad de las publicaciones relacionadas
286
en esta nota se recogieron trabajos de autores cuba- José Ignacio Rodríguez: Estudio histórico sobre el ori-
nos y de otros países. No por el carácter de fuente gen, desenvolvimiento y manifestaciones prácticas de
informativa o de valoraciones a que —excluido el la idea de la anexión de la isla de Cuba a los Estados
prólogo— no aspiró, pero sí por el significado mul- Unidos de América. Imprenta La Propaganda Lite-
tinacional de los textos reunidos, merece recordarse raria, La Habana, 1900, pp. 278-286. La parte referi-
un libro que preparara Marco Pitchon: José Martí y da puede leerse en Casa de las Américas, La Habana,
la comprensión humana. «La fama póstuma de José núm. 76, enero-febrero de 1973, con el título «Martí
Martí», por Fernando Ortiz, La Habana, Talleres de y el Partido Revolucionario Cubano».
P. Fernández, 1957. 287
Leonardo Griñán Peralta: Martí, líder político. Jesús
279
Una gran parte de los 10 201 asientos bibliográficos Montero Editor, La Habana, 1943.
acopiados por Fermín Peraza Sarausa en su monu- 288
Blas Roca: «José Martí: revolucionario radical de su
mental y pionera Bibliografía martiana 1853-1955 tiempo», en Siete enfoques marxistas sobre José Martí.
(La Habana, Ediciones Anuario Bibliográfico Cu- Ob. cit., en núm. 5.
bano, 1956) conciernen a publicaciones posteriores
289
a 1923. El libro de José Antonio Portuondo sobre José Martí,
crítico literario (Unión Panamericana, Washington,
280
Julio Antonio Mella: «Glosas al pensamiento de José D.C., 1953), se reproduce en otro volumen del au-
Martí», en el volumen colectivo Siete enfoques mar- tor: Martí, escritor revolucionario. Centro de Estu-
xistas sobre José Martí. Centro de Estudios Martianos dios Martianos / Editora Política, 1979.
/ Editora Política, La Habana, 1978. (Hay una se-
290
gunda edición de 1985.) El discurso «José Martí, contemporáneo y compa-
ñero», que Carlos Rafael pronunció el 27 de enero
281
José Antonio Foncueva: «Novísimo retrato de José de 1972 en la Universidad de La Habana, cuya revis-
Martí», «Nota» de Ricardo Hernández Otero, en ta lo publicó originalmente, se lee también en su José

Untitled-47 785 02/06/2010, 9:38


786 ETAPA 1923-1958

300
Martí, guía y compañero, ob. cit., y en Siete enfoques Rafael Esténger: «Martí en su hora romántica», en
marxistas sobre José Martí, ob. cit. Los amores de cubanos famosos (miniaturas biográ-
291 ficas). Editorial Alfa, La Habana, 1939.
Una muestra de particular relevancia la ofrecen los
301
textos de Fidel Castro posteriores a La historia me Portuondo se refiere seguramente al libro de Que-
absolverá que aparecen, como éste, en su José Martí, sada titulado Martí, hombre. Seoane, Fernández y
el autor intelectual, selección y prólogo del Centro Cía, Impresores, La Habana, 1940, y vuelto a editar
de Estudios Martianos. CEM y Editora Política, La por los mismos impresores en 1944, con prólogo de
Habana, 1983. Ludwig. En alguna parte de estos comentarios alu-
292 diremos a la frecuencia con que se reconoce el influ-
Juan Marinello: José Martí, escritor americano. Martí jo de Ludwig en ciertas maneras de tratar la figura
y el modernismo. Editorial Grijalbo, S.A., México, de Martí. Según un testimonio que nos ha sido trans-
D.F., 1958. Este libro resume una larga tarea mitido por Fina García Marruz, a quien lo agradece-
investigativa y de meditación del autor en torno al mos, el conocido autor alemán evadió la invitación
Apóstol. que, con el fin de congraciarse, le hiciera el dictador
293
José Martí: «Desde el Hudson», en sus Obras com- Batista para que escribiera una biografía de Martí.
pletas. Editorial Nacional de Cuba, La Habana, 1963- De acuerdo con el testimonio —que se corresponde
1973, t.13, pp. 394-395. con los juicios conocidos de Ludwig acerca de
294
Martí—, el famoso autor consideró la dificultad de
Néstor Carbonell: Martí, su vida y su obra. La Ha- escribir la biografía de quien, más que una persona
bana, Imprenta El Siglo XX, 1923. sobresaliente, era (es) un universo. Ludwig escribió,
295
Manuel Isidro Méndez: José Martí. Estudio biográ- sin embargo, Biografía de una isla, acerca de Cuba.
fico. Madrid, Imprenta Helénica, para la Agencia 302
Luis Rodríguez-Embil: José Martí, el santo de Amé-
Mundial de Librería, París, 1925. («Obra premiada rica. Comisión Pro-Monumento a Martí, La Haba-
por el Real Consistorio Hispanoamericano del Gay na, 1941; Manuel Isidro Méndez: Martí, Comisión
Saber, de Madrid, en el certamen de 1924, conme- Central Pro-Monumento a Martí, La Habana, 1941;
morativo de la Fiesta de la Raza».) El juicio de y Félix Lizaso: Martí, místico del deber. Editorial
Portuondo aparece en su artículo «Retratos infieles Losada, Buenos Aires, 1940. Los datos acerca del
de José Martí», que se lee en Martí, escritor revolu- concurso aparecen en la certificación oficial repro-
cionario, cit. en núm. 14. A este texto pertenecen ducida al frente de los dos primeros volúmenes. El
los criterios del autor que se citen o refieran en este de Félix Lizaso se publicó fuera de la serie, y con
trabajo. palabras preliminares donde el autor evidencia dis-
296
Alfonso Hernández Catá: Mitología de Martí. Re- gusto con la Comisión y da a entender que tuvo que
nacimiento, Madrid, 1929. procurarse por su cuenta la edición; pero la realidad
es que los dos libros impresos por la vía esperada de
297
Jorge Mañach: Martí, el Apóstol. Espasa-Calpe, S.A., la comisión demoraron más en aparecer que el de
Madrid, 1933. Se trata de la biografía de Martí que Lizaso, quien habla en términos que sugieren más
más ediciones ha conocido. bien inconformidad por no haber recibido más que
298 el tercer premio.
La carta de Mañach a Portuondo la reprodujo este
último en su artículo «Retratos infieles de José 303
Félix Lizaso: Pasión de Martí, carta de Fernando de
Martí», ob. cit. El artículo es antecedente directo de los Ríos. Imprenta Úcar García y Cía, La Habana,
una conferencia que el autor pronunció en 1974 y 1938.
aparece, con el título «El diversionismo ideológico 304
en torno a José Martí», en su libro Martí, escritor El autor de estas cuartillas escribió el artículo «Após-
revolucionario, ob. cit. tol: fortuna y vicisitudes de una palabra», que se pu-
blicó sin su firma, como texto editorial, en la «Sec-
299
En el número de la revista habanera La Última Hora, ción constante» del Anuario del Centro de Estudios
correspondiente al 8 de enero de 1953, Mirta Aguirre Martianos, La Habana, núm. 5, 1982. Cuando ya
denunció la participación de Jorge Mañach en la había preparado una segunda versión que aparecerá
proyanqui falsificación de Martí divulgada en la pri- en su libro José Martí, con el remo de proa, circuló
mera entrega de Life en español. El artículo de Mirta una nueva impugnación al uso del calificativo «el
Aguirre —«Una desvirtuación del Apóstol. Life, Apóstol» para nombrar a Martí. Inmediatamente se
Martí y los Estados Unidos»— se lee también en el pronunciaron contra la impugnación el compañero
Anuario del Centro de Estudios Martianos, La Ha- Juan Mier Febles («¿Por qué no Apóstol?») y quien
bana, núm. 5, 1982. suscribe («Algo más sobre José Martí: Héroe y

Untitled-47 786 02/06/2010, 9:38


EL ENSAYO Y LA CRÍTICA 787

Apóstol») en las entregas del periódico habanero Ju- algunas referencias bibliográficas más que apuntan
ventud Rebelde de los días 5 y 9 de febrero de 1989, hacia la ya aludida diversidad de los textos acerca de
respectivamente. En nuestra respuesta nos referimos Martí que se publicaron en 1953. Eladio Álvarez
también al uso de santo de América y místico del Ruiz: El pensamiento jurídico de José Martí. Impre-
deber. sora Vega y Cía, La Habana; Pánfilo D. Camacho:
305 Martí y el Partido Revolucionario Cubano. Acade-
Julio Antonio Mella: «Glosas al pensamiento de José
mia de la Historia de Cuba, La Habana; Fernando
Martí», en Documentos, artículos. Ed. de Ciencias
Campoamor: Que su llama nos queme [siete textos
Sociales, La Habana, 1975, p. 267.
acerca de Martí que habían sido publicados antes].
306
Carlos Márquez Sterling: Martí, Maestro y Apóstol, Impresora Vega y Cía, La Habana; Francisco Ichaso:
La Habana, Seoane, Fdez. y Cía, Impresores, 1942. Martí y el teatro. Comisión Nacional Cubana de la
Quizás el autor lo escribió estimulado por el Con- UNESCO, La Habana; Ángel Lázaro: Canción de
curso que premió los libros mencionados en la núm. Martí [comentarios sobre diversos aspectos de su
27, para él. vida y su obra]. Comisión Nacional Organizadora
307 de los Actos y Ediciones del Centenario y del Mo-
Ibíd., p. 509. numento de Martí, La Habana; Félix Lizaso: Martí,
308
Néstor Carbonell: Martí. Carne y espíritu, e.t., Imp. crítico de arte. Comisión Nacional Cubana de la
Seoane, Fdez. y Cía., 1952 («Edición-homenaje a la UNESCO, La Habana; Andrés de Piedra-Bueno:
República de Cuba en el cincuentenario de su inde- Siempre Martí [acerca de su americanismo, sin la
pendencia»). indispensable presentación de su pensamiento
309
antimperialista]. «Razón», por Lidia Castro de Mo-
Ibíd., p. 12. rales, Biblioteca Nacional, La Habana. Fermín Peraza
310
Carlos Márquez Sterling: Nueva y humana visión Sarausa publicó por separado una —notablemente
de Martí. Editorial Lex, La Habana 1953. Se presen- incompleta a pesar de sus casi treinta páginas de dos
ta como segunda edición, pero en realidad es una columnas y un pequeño puntaje— Bibliografía
tirada «popular que complementa otra especial y ex- martiana 1953. Departamento de Educación del Mu-
presamente numerada» hecha también para el cen- nicipio de La Habana, La Habana, 1955.
tenario del Apóstol. 316
Arturo Clavijo Tisseur: Estampas martianas. Impre-
311
Medardo Vitier: Martí, estudio integral (Premio del sora Oriente, S.A., Santiago de Cuba, 1953. Un
Centenario); y Alberto Baeza Flores: Vida de José ejemplar de esta obra, publicada en cumplimiento
Martí. El hombre íntimo y el hombre público (Pre- de «un acuerdo del Ayuntamiento de Santiago de
mio Nacional del Centenario de Martí), Comisión Cuba», lo dedicó desbordadamente el autor «Para el
Nacional Organizadora de los Actos y Ediciones del General Fulgencio Batista y Zaldívar, Honorable Sr.
Centenario y del Monumento de Martí, La Habana, Presidente de la República, leal y amoroso intérpre-
1954. te del ideal martiano, visionario avanzado de los des-
312 tinos nacionales y predestinado esforzado, sobre
Medardo Vitier: Martí, estudio integral. Ob. cit.,
cuyos hombros pesa hoy todo el proceso de rectifi-
«Nota Preliminar», p. 9.
caciones históricas que el porvenir de la República
313
Ibíd., pp. 57-58. está demandando.» Sin comentarios. Las Estampas…
314
están dedicadas, en gran parte, a probar la supuesta
Ver, por ejemplo, las atinadas especificaciones que militancia masónica de Martí, en nuestro libro Ideo-
sugiere para el entendimiento de Martí en su toda- logía y práctica en José Martí. Centro de Estudios
vía insuperado estudio Las ideas en Cuba. Proceso Martianos y Editorial de Ciencias Sociales, La Ha-
del pensamiento político, filosófico y crítico en Cuba, bana, 1982.
principalmente durante el siglo XIX. Editorial Trópi-
co, La Habana, 1938; y quizás, sobre todo, la valo- 317
Ver: Memoria del Congreso de Escritores Martianos.
ración que dedicó al novedoso carácter popular que Comisión Nacional Organizadora de los Actos y
distinguió al proyecto revolucionario martiano, en Ediciones del Centenario y del Monumento de
un volumen precursor y acaso mucho menos recor- Martí, La Habana, 1953.
dado que lo que merece: Martí, su obra política y
318
literaria. Imprenta La Pluma de Oro, Matanzas, Fina García Marruz: «José Martí», en revista Lyceum,
1911. La Habana, núm. 20, mayo de 1952.
319
315
Sin el menor ánimo valorativo ni pretensión de com- José Lezama Lima: «Secularidad de José Martí», re-
pletar lo que ya aquí se ha dicho o dirá, agreguemos producido en su Imagen y posibilidad. Selección, pró-

Untitled-47 787 02/06/2010, 9:38


788 ETAPA 1923-1958

logo y notas de Ciro Bianchi Ross. Editorial Letras Martí pueden impresionar a un católico como Leza-
Cubanas, La Habana, 1981, pp. 197-198. ma Lima y a un marxista-leninista de la relevancia
320 de Mella, quien en sus ya citadas «Glosas» llama a
Ibíd., p. 197. desentrañar «el misterio del programa ultrade-
321
Ibíd., p. 198. mocrático del Partido Revolucionario, el milagro
322
—así parece hoy— de la cooperación estrecha entre
El autor de las presentes cuartillas no será el prime- el elemento proletario de los talleres de la Florida y
ro en llamar la atención sobre algunas coincidencias la burguesía nacional».
del modo en que la grandeza y la originalidad de

Untitled-47 788 02/06/2010, 9:38


2.8 CARACTERIZACIÓN GENERAL DE LA ETAPA

La inquietud renovadora que a partir de 1923 encuentran en la Revolución de Octubre y en el


comienza a transformar las diferentes expresio- movimiento vanguardista. Así se manifiestan las
nes de la vida político-social y cultural del país, inquietudes transformadoras, durante ese dece-
da inicio a una fecunda etapa de múltiples alcan- nio, de manera indistinta, fusionadas en un solo
ces. Con relación a las décadas inmediatas an- propósito de desestructurar la concepción del
teriores, los años subsiguientes poseen una mundo imperante. Los principales participantes
extraordinaria fecundidad en sus disímiles en la Protesta de los Trece, Martínez Villena y
búsquedas de innovación. Comienza entonces Tallet, son asimismo los más altos exponentes
un proceso de maduración ideológica de la clase de la lírica prevanguardista, en el lapso 1923-
obrera al calor de la praxis histórica y concreta, 1927, el primero convertido poco después en uno
y como resultado de la experiencia económica de los líderes de la lucha contra Machado.
de la nación desde los días de la primera inter- El auge de la vanguardia en Cuba (1927-1930)
vención norteamericana (1899), un proceso de tiene como contexto una sociedad cuyos elemen-
toma de conciencia ante las crisis estructurales tos antagónicos se van nutriendo mutuamente y
de un país dependiente. La Protesta de los Tre- ahondando sus discrepancias y contradicciones.
ce, el acontecimiento que divide las dos etapas La disolución del vanguardismo, por su parte,
de la época republicana, es de hecho la muestra se realiza a lo largo de un lustro (1930-1935) que
de rebeldía de los nuevos tiempos, un signo re- en lo político-social se caracteriza por la lucha
velador en más de un sentido. A partir de en- de masas y el recrudecimiento de la represión de
tonces se recrudecen las contradicciones esen- la clase dominante. Desde 1923 y hasta 1935 se
ciales de una economía neocolonial, dominada desarrolla un complejo proceso ideoestético en
por el capital extranjero, con sus ya conocidas busca de un arte nuevo y de más ricas posibili-
consecuencias en la vida de la superestructura. dades de la realidad, una actitud que traía implí-
Los antagonismos de clases tuvieron dos gran- citas las necesarias desestructuraciones de los es-
des períodos culminantes: 1925-1933 y 1952- quemas de una sociedad en crisis. Consecuencia
1958, correspondientes a los gobiernos de Ma- del devenir histórico, esa toma de conciencia de
chado y Batista respectivamente, años de los intelectuales y artistas frente a sus circuns-
dictadura que aceleraron la evolución hacia for- tancias constituye un salto cualitativo que defi-
mas superiores en las relaciones sociales. Las ne a esta etapa y será determinante en los diver-
ideas más avanzadas en el terreno social y en el sos acontecimientos de la vida cultural y política
campo artístico-literario fructifican en la llama- de la nación en los años sucesivos. En esta déca-
da década crítica como propuestas de una im- da se integra un pensamiento antimperialista de
prescindible renovación radical cuyos centros se honda raíz americana, otra manifestación, de

[789]

Untitled-47 789 02/06/2010, 9:38


790 ETAPA 1923-1958

mayor alcance, de las contradicciones inheren- necesidad de trascendencia de la cultura y su


tes a la República mediatizada. El sentido hispa- conciencia de la integralidad, es decir, su con-
noamericano en las obras de Boti y Poveda se ciencia de sí, de la significación de sus aportes a
enriquece notablemente a partir de 1923 hasta la identidad espiritual del hombre. En esa dialé-
convertirse en un elemento integrador de la eta- ctica de lo universal y lo particular en la crea-
pa. Se logra entonces, durante el período van- ción artístico-literaria y el pensamiento de esos
guardista, un despertar de la conciencia de la años se percibe una diferencia notable con res-
modernidad de gran trascendencia artístico-cul- pecto a la etapa 1899-1923, preocupada en lo
tural y político-ideológica, un factor de primer fundamental por el rescate de una identidad per-
orden en la definición de los años 1923-1958. El dida.
conocimiento y la influencia de la obra de Martí, El camino asumido después de 1923 para res-
la más alta figura política y literaria del siglo XIX catar esa identidad estaba caracterizado por la
cubano, el hombre en el que se conjugan, en un aprobación de sus múltiples elementos confor-
quehacer único, la praxis histórica y la escritura, madores y no sólo por algunas de sus manifes-
es también un signo de la etapa, de gran fuerza taciones supraestructurales. Vanguardia, arte
fecundante en un período final (1952-1958). negro, poesía social, ritmos africanos, lucha po-
Los aires renovadores trajeron, pues, otra di- lítica, literatura testimonial, con otros factores
námica a la creación artística y una más honda como la gestión cultural para afianzar los valo-
conciencia de las contradicciones sociales, fac- res espirituales frente a los conflictos económi-
tores decisivos que a partir de 1927 determina- cos y sociales generados por las clases dominan-
ron los caminos de la cultura y de la lucha polí- tes, dan la tónica de la nueva sensibilidad y
tico-ideológica. Las distintas manifestaciones del marcan las diferencias fundamentales con los
arte y de la literatura se adentran en la indaga- decenios precedentes. Esa asimilación creadora
ción de la realidad nacional desde una perspecti- de la sustancia nacional en su expresión más au-
va más o menos lúcida, más o menos coherente, téntica, hace distinta la gestión artística e inte-
en busca de los valores propios, pero al mismo lectual de la época. La voluntad de ruptura po-
tiempo, y como otro rasgo definidor de esos see de ese modo una jerarquía superior y logra
años, se integra una línea que se nutre esencial- frutos más perdurables, sustentada como estaba
mente de la tradición universal. Tiene lugar, de por el acuciante problema de la modernidad. La
hecho, una singular simbiosis entre lo particu- indagación erudita no se vuelve hacia el pasado
lar y lo general que sustenta a las más acabadas y sólo en busca de un recuento de hechos, sino en
perdurables obras de la etapa. La apertura hacia primer lugar para definir el ser histórico en una
la problemática inmediata, ya fuese histórico- realidad muy concreta. En esa dirección hay li-
social, cultural u ontológica, una propuesta fun- bros capitales, como Azúcar y población en las
damental en los postulados de la estética pre- Antillas (1927) y La expansión territorial de los
vanguardista, se trasciende a sí misma como una Estados Unidos, a expensas de España y de los
necesidad de primer orden, pues su pretensión países hispanoamericanos (1935), de Ramiro
es sólo desestructuradora de los cánones Guerra, y los más importantes de la obra de Fer-
imperantes; más tarde, ya sustanciadas las bús- nando Ortiz. En la diversidad de propuestas e
quedas en una más rica dimensión filosófica, el inquietudes, una de cuyas manifestaciones es la
tratamiento de los temas y asuntos desde las proliferación de instituciones culturales, publi-
posibilidades del arte y la literatura contempo- caciones periódicas dedicadas a la difusión del
ráneos, alcanza una universalidad que siempre pensamiento y de la literatura, la múltiple labor
estuvo latente en los fundamentos ideoestéticos desplegada en la lucha contra la dictadura de
de los creadores. El americanismo de algunas Machado, la gestión por el arte en el quehacer
obras capitales de la etapa (los cuadros de de promotores y animadores de escasos recur-
Portocarrero, las novelas de Carpentier, los en- sos, en esa riqueza de posibilidades de creación
sayos de Lezama) pone de manifiesto la radical que se aprecia en la vida del período vanguardis-

Untitled-47 790 02/06/2010, 9:38


CARACTERIZACIÓN GENERAL DE LA ETAPA 791

ta, hay una actitud beligerante de enorme tras- límites del criollismo y del costumbrismo pre-
cendencia e importancia para una justa defini- cedentes, partiendo asimismo de una acertada
ción de la etapa, pues surge como antítesis con interpretación de la realidad nacional. La novela
la realidad histórica circundante. tiene en Carpentier a un maestro que se inicia
Concluido el período vanguardista, cuyo más dentro de la tendencia negrista (Écue-Yamba-Ó,
apreciable aporte fue precisamente la apertura 1933) y llega a la aprehensión de una ontología
hacia un arte nuevo por las consecuencias que trajo en sus textos capitales (Los pasos perdidos, 1953;
a la cultura en general, asumida desde entonces El acoso, 1956; El siglo de las luces, 1962). El tea-
con una perspectiva creadora de mayor alcance, tro, en el que se hace más evidente el referido
se observa un ahondamiento de dimensión uni- salto hacia la universalidad por las ostensibles
versal que supera el exteriorismo y la insuficien- diferencias que se aprecian en la vida teatral des-
cia de los temas criollistas de muchas de las obras pués de 1935, asimila los hallazgos y logros de
de los años de experimentación renovadora. Al diversas corrientes extranjeras coetáneas y aporta
mismo tiempo se enriquece la creación en direc- un cuerpo de obra, sobre todo con Piñera, a la
ciones diversas, en instituciones, publicaciones altura de su momento en Hispanoamérica y Eu-
culturales, gestiones de difusión a través de la ra- ropa. Otros narradores (Serpa, Labrador Ruiz,
dio y más tarde la televisión, grupos de teatro y Pita Rodríguez, Arístides Fernández, el propio
de música, en un cine incipiente y en cuerpos de Piñera), permeados de historia cotidiana, crean
danza clásica y folklórica, toda una extraordina- ambientes y personajes bajo la impronta de dis-
ria labor en diálogo constante con las más mo- tintas corrientes estéticas, entidades que se mue-
dernas corrientes estéticas y de pensamiento, sim- ven en ámbitos indefinidos, evidente pretensión
biosis de la experiencia concreta y de los valores de universalidad que no siempre alcanza nota-
de la contemporaneidad. De la propia historia es- ble estatura artística. Las líneas de expresión del
piritual y política pasada y presente emerge un ensayo y de la investigación erudita representan
arte de pretensiones y búsquedas universales. La también, en sus más altos exponentes (Roa,
efervescencia iconoclasta de la vanguardia, que en Marinello, Portuondo, Mirta Aguirre, Ortiz,
la pintura y la música logró obras perdurables, en Mañach, Medardo Vitier, Cintio Vitier, Lezama),
especial con las de Víctor Manuel, Fidelio Ponce, esa apertura en busca de una conceptualización
Abela, Caturla y Roldán, es superada en la litera- generalizadora, base fundamental de la dialécti-
tura mediante la reelaboración de las formas nue- ca de la integración a la que ya se aludió con an-
vas y el replanteo del hecho literario desde un más terioridad: el proceso de asimilación-creación
rico concepto de la modernidad. El ensayo, que que fusiona la cultura contemporánea con la cul-
en el período vanguardista se plantea, en muchos tura cubana en un acto de mutua alimentación,
de sus más notables ejemplos, la interpretación rasgo que caracteriza esta fase de 1923 a 1958
de sus circunstancias inmediatas, gana en grave- y que imprime a esos años el sello de la mo-
dad y mesura en los años subsiguientes y se enca- dernidad.
mina hacia problemáticas disímiles, entre ellas las La poesía expresa con entera nitidez ese enri-
nacionales, pero analizadas como una herencia quecimiento que la sitúa más allá de los límites
asimilable. El periodismo, en cambio, ejercido a de la experimentación y las propuestas transfor-
través de numerosas publicaciones noticiosas en madoras. Durante los años de auge de la van-
una cuantía nunca vista antes, dejó páginas de ac- guardia se escriben textos de las tendencias que
tualidad en diferentes ámbitos y dentro de la lí- la crítica considera como derivaciones de las pro-
nea de los más altos exponentes de la modalidad. puestas renovadoras del movimiento: «Saluta-
Ciertamente, la historia de los géneros litera- ción fraterna al taller mecánico» (1927), de
rios deja ver ese proceso de síntesis gracias al Pedroso; «La rumba» (1927), de Tallet; «Moti-
cual se asciende de lo particular a lo general. El vos de son» (1930), de Guillén; Poemas en men-
cuento alcanza en Jorge Cardoso una cristaliza- guante (1928), de Brull, y Trópico (1930), de
ción de valores éticos y estéticos que rebasa los Florit, el primero representante de la línea social,

Untitled-47 791 02/06/2010, 9:38


792 ETAPA 1923-1958

los de Tallet y Guillén, de la línea negrista, y los En sus dos últimos libros (Tiempo en pena,
libros de Brull y de Florit, de la poesía pura, con- 1950, y Nada más que…, 1954), el poeta ha co-
secuencias de las búsquedas de un nuevo con- brado conciencia de que el conocimiento es im-
cepto de la palabra poética, al mismo tiempo, posible desde esa cosmovisión, un problema
inicios de un modo de ver la realidad desde una gnoseológico de una dimensión desconocida en
perspectiva más honda y abarcadora, aun en el la primera etapa purista, la de los cuadernos de
caso del exteriorismo negrista, precisamente por 1928 y 1934. Del diálogo hedonista ha pasado a
ese su intento de penetrar el acontecer con una la crisis gnoseológica, experiencia que lo identi-
objetividad que despoja al creador de toda par- fica con la evolución de las ideas contemporá-
ticipación afectiva. En esos textos hay un replan- neas de la segunda posguerra y lo hace un re-
teo del diálogo del poeta con la realidad, y, por presentante de ese ya señalado proceso de
ende, con la definición de la poesía, inquietudes universalización de la literatura cubana desde
que subyacen bajo la superficialidad de algunos 1923. Las obras que con posterioridad a 1935
de los hallazgos y tras algunas imágenes escribieron Ballagas, Florit, Dulce María Loynaz,
intrascendentes en su cotidianidad. El poema de Navarro Luna, Pedroso, ejemplifican, con sus
Pedroso y las páginas de la tendencia purista especificidades y en las líneas en que se desarro-
traen ganancias más perdurables, pero en esos llaron, el ensanchamiento del ámbito expresivo
momentos no poseen aún el carácter trascen- que da el verdadero sentido de modernidad a la
dentalista de signo universal que tendrían más cultura nacional en las décadas del 40 y el 50. El
tarde, deudores como son en aquellos años de la Grupo Orígenes, cuyos más antiguos textos pu-
efervescencia de la innovación. La obra de Gui- blicados datan de 1937 (Muerte de Narciso, de
llén fusiona de modo magistral los elementos Lezama) y 1938 (Poemas, de Vitier), se propone
populares de la cultura nacional y se adentra, en un replanteo a fondo de la poesía, cada uno de
lo sucesivo, en el develamiento de una ontolo- sus integrantes con una sensibilidad bien defi-
gía que tiene como centro de sus conflictos las nida, un retorno a las raíces para edificar una
relaciones sociales del hombre contemporáneo, poética trascendente, una ontología de lo uni-
cuyo más acabado ejemplo es la Elegía a Jesús versal desde lo que permanece, desde la inma-
Menéndez (1951); deviene así, la poesía negra, nencia.
poesía social, y con ella expresión del drama del En lo económico, social y político, se obser-
hombre, una trayectoria lírica que integra las va asimismo, después de 1935, un proceso de
posibilidades conceptuales y estilísticas de cada remodelación del país a partir de las experien-
uno de los estadios de su evolución desde lo his- cias de la crisis precedente, de suma importan-
tórico inmediato hasta lo histórico universal. cia en los años sucesivos. El fracaso de la revo-
El purismo se manifiesta con una estructura lución contra Machado en lo que se refiere a su
evolutiva similar en la obra de Brull, para quien trascendencia inmediata, se constituyó de hecho
esos postulados estéticos no fueron sólo una en una lección histórica que entre otros méritos
experiencia transitoria, sino un gradual adentra- tuvo el de enriquecer la conciencia de las posibi-
miento en conflictos medulares que cuestiona- lidades y de la necesidad. Las fuerzas sociales
ban y comprometían la identidad misma del antagónicas entran entonces en una fase de re-
hombre. Sus primeros textos, escritos al calor planteo y diversificación, en consonancia con el
de las ideas renovadoras y fundados en el pensa- desarrollo coetáneo de las relaciones de depen-
miento de Brémond y en la poesía de Valéry, se dencia económica, aunque dentro de las estruc-
proponen un apoderamiento de la realidad des- turas neocoloniales se observa en el país un len-
de una relación sensorial, fruitiva, ajena a todo to progreso de distintas esferas que permite
cuestionamiento, en ese sentido una inquietud hablar de una creciente modernización. La pre-
calificable de exteriorista, pues pretende sólo un sencia del capital extranjero fue determinante al
diálogo con las cualidades aparentes de la menos por dos razones: ahondó las contradic-
realidad. ciones esenciales y, por ende, fue haciendo cada

Untitled-47 792 02/06/2010, 9:38


CARACTERIZACIÓN GENERAL DE LA ETAPA 793

vez más necesaria una solución radical, con lo piciar el salto cualitativo hacia la Revolución
que se acrecentó la lucha de clases hasta desem- triunfante.
bocar, en el período 1952-1958, en una nueva y El período constitucional (1935-1952), de
superior crisis en la dinámica de los antagonis- replanteo dentro de una endeble democracia,
mos y, finalmente, a una decisiva acción armada busca infructuosamente soluciones en los esque-
que abriría una nueva época de la historia de mas de la economía dependiente de esos años en
Cuba; por otro lado, en el plano cultural, esa América Latina, propuestas que expresaban un
presencia dominante de la economía norteame- elemento tipificador de la problemática política
ricana en Cuba, preludio de una política de pe- y social del mundo contemporáneo. Paralela-
netración en todas las esferas de la vida nacional, mente se edificaba un cuerpo de ideas de carác-
determinó, en última instancia, las posiciones ter estético-ideológico que trasciende y al mis-
asumidas por los más importantes escritores, mo tiempo conforma las tradiciones que le dan
artistas e intelectuales de la etapa. Lo trascen- origen, enriquecidas durante esos casi dos dece-
dente desde lo inmediato (ya sea lo inmediato nios por la dinámica del contexto que en última
como historia concreta, ya como historia espiri- instancia determina el surgimiento de sus pro-
tual, las posiciones de la tendencia social y de puestas creadoras. Siguiendo la línea de la cultu-
los origenistas respectivamente, y de pintores ra cubana desde Espejo de paciencia (1604-1608),
como Pogolotti y Wifredo Lam, de ensayistas y en especial desde la obra de Heredia, una tra-
como Marinello y Medardo Vitier), la búsqueda yectoria que en el siglo XIX culmina con Martí,
de lo universal a partir de las circunstancias pro- de gran importancia en el período final de esta
pias, una actitud en defensa de la identidad na- etapa 1923-1958, el quehacer de los intelectua-
cional, más allá de los estrechos límites del na- les y artistas de mayor envergadura asume la in-
cionalismo cultural y que define a la etapa gente tarea, de manera más o menos consciente,
1923-1958. de salvaguardar la identidad nacional y finalmen-
Rasgo caracterizador de la etapa es, pues, la te redimirla a través de la fusión de la lucha ar-
antítesis que se produce entre el poder econó- mada y la tradición espiritual.
mico, político y social establecido y las diferen- Como nunca antes, las artes plásticas, la mú-
tes manifestaciones de la vida espiritual, el pri- sica, la danza, las revistas y páginas literarias, las
mero expresión de intereses que tienden a la exposiciones, las representaciones teatrales y
desintegración de la nacionalidad y que susten- otras formas de la vida cultural, alcanzan una
tan la dependencia, en tanto las otras ejercen una considerable cuantía, crecimiento al que contri-
función integradora y de liberación. Los parti- buyó la radio y que ganó en posibilidades con la
dos políticos de la oposición (Ortodoxo, Socia- aparición de la televisión en 1950. Aunque las
lista Popular), las instituciones cívicas y cultu- instituciones oficiales no cumplieron su come-
rales, las actividades de grupos artísticos y de tido en la medida esperada, la gestión personal
animadores de distintas gestiones para la difu- de algunos de sus funcionarios, como Roa al
sión del saber, el quehacer de los más significa- frente de la Secretaría de Cultura, entregó apre-
tivos creadores, van edificando una sustancial ciables aportes al cuadro general de desarrollo
tradición integradora en un doble sentido: en un de la etapa. La indiferencia de la burguesía era
orden estético-ideológico y en el rango nacio- suficiente como para desentenderse de proble-
nal-universal. La burguesía cubana y los repre- máticas tan ajenas a sus verdaderos y fundamen-
sentantes del capital extranjero, fuerzas antagó- tales intereses; sin embargo, tenía representantes
nicas que nunca llegaron a enfrentarse por la entre algunos de los más destacados intelec-
incapacidad de la primera para asumir por sí mis- tuales, de sólida formación y actitud conserva-
ma el desarrollo de sus potencialidades como dora, en cuyas obras hay que apreciar elementos
clase, engendran su propia antítesis en un rico valiosos para la integración de un pensamiento
movimiento espiritual liberador que será capaz cubano. Esa riqueza en el campo artístico-lite-
de enfrentar la aguda crisis del batistato y pro- rario tiene su correlato en el plano social,

Untitled-47 793 02/06/2010, 9:38


794 ETAPA 1923-1958

concretamente en el auge del papel protagónico ciales, a dar sus representaciones primeras es-
de la clase obrera como clase para sí, forjada al critores, artistas plásticos, músicos, actores, dra-
calor de la lucha contra Machado, y más tarde, maturgos, bailarines, coreógrafos y directores
en el período constitucional, en la batalla por escénicos noveles, algunos dentro de los hallaz-
sus reivindicaciones, en las que se aunaban la gos precedentes para continuarlos y otros para
praxis histórica concreta y diferentes posicio- tomar rumbos distintos.
nes ideológicas, entre ellas el marxismo-leninis- A diferencia del período antimachadista, el de
mo, representado por algunos de los más nota- la lucha contra Batista se caracteriza por la en-
bles intelectuales de la etapa. Esa dialéctica de vergadura que alcanzó el enfrentamiento arma-
las relaciones entre la cultura y su contexto eco- do, de significativas proporciones a través de una
nómico, político y social, es uno de los rasgos sólida estructura militar que operaba en las mon-
que, como ya fue dicho, definen la etapa. tañas y en las ciudades y pueblos, basada en la
Los años del gobierno de Batista (1952-1958) unidad de los diferentes factores actuantes. Ese
se inician y concluyen con la violencia, un signo poderoso movimiento era directamente propor-
de crisis que tenía su fundamento en los proble- cional a la aguda crisis del régimen y a la proble-
mas estructurales propios de una neocolonia. mática general de la nación. La obra de Martí es
Durante ese breve período final de la etapa se asimilada al proceso revolucionario y cobra, en
producen acontecimientos de índole diversa y La Historia me absolverá (1953), su real dimen-
que dan la tónica del momento. Después del sión liberadora, función que subyace en la cul-
golpe de estado que echa por tierra la validez de tura cubana desde la década de 1920 y que se
la Constitución y hace ostensible la fragilidad pone de manifiesto además en el creciente inte-
de la praxis democrática, comienzan a aparecer rés por su legado a lo largo de los años sucesivos
las esperadas respuestas: actos de protesta, ar- hasta 1958. Las contradicciones o discrepancias
tículos condenatorios, planes de acción armada, que puedan encontrarse entre las posiciones es-
todo un clima de efervescencia e inquietud polí- téticas más importantes posteriores a 1935, son
tica que habría de tener un hito en el asalto al en realidad más de apariencia que de esencia. Esa
Cuartel Moncada el 26 de julio de 1953, hecho a búsqueda de universalidad que se señaló como
partir del cual el país se sumerge en una verda- rasgo caracterizador del período se nutre, en lo
dera situación de guerra con lapsos de censura y que tiene de inquietud medular, de lo que po-
de libertad de expresión, de crímenes represivos dría denominarse necesidad de rebasamiento, la
y atentados a los representantes de la violencia, imperiosa demanda que tiene ante sí todo crea-
de mítines de protesta de obreros y estudiantes dor, de una u otra manifestación de la cultura,
y de encarcelamiento y tortura. Durante los dos de sustentar su propia identidad nacional y tras-
años finales se lleva a cabo la lucha armada en las cender los estrechos límites de sus circunstan-
montañas y en las ciudades, meses de acelerado cias, entonces signadas por la indiferencia ofi-
deterioro del poder establecido. En el campo de cial y el desinterés de los representantes del
la cultura se continúa creando una riquísima obra poder económico. La ruptura con la estética
artística y literaria de múltiples significados y origenista que se encuentra en un poeta como
calidades y prosigue la labor comunicativa a tra- Escardó, en cierto sentido representante de la
vés de instituciones y órganos de difusión. La línea más significativa de la etapa siguiente, per-
dinámica creadora sigue su curso y surgen nue- mite afirmar que aquellos momentos demanda-
vas posiciones estéticas entre los músicos, los ban un arte distinto, un nuevo diálogo del crea-
pintores, los poetas. Han llegado a su plenitud dor con la realidad, sustentado tanto por el
los más relevantes escritores y artistas de la eta- acontecer social, histórico, cuanto por las exi-
pa, muchos de los cuales continuarán su obra gencias del propio arte, con una evolución in-
después de 1959. Empiezan a publicar sus pri- trínseca que tenía reclamos ineludibles.
meros textos, a exponer sus primeras pinturas y Puede trazarse, a modo de conclusión y en
esculturas, a llevar a concierto sus partituras ini- rápido esquema, un sintético cuadro gene-

Untitled-47 794 02/06/2010, 9:38


CARACTERIZACIÓN GENERAL DE LA ETAPA 795

ralizador que caracterice la etapa 1923-1958, en período en Hispanoamérica y Europa y que a su


el que serían discernibles los siguientes rasgos: vez dio obras de incuestionable perdurabilidad;
durante el período vanguardista (con sus tres más allá de la experimentación y del tanteo, en
momentos: de preparación: 1923-1927; de auge: las múltiples líneas que se aprecian en la narrati-
1927-1930 y de disolución: 1930-1935), años de va, la ensayística, la poesía, el teatro y en otras
aguda crisis estructural en lo económico, social manifestaciones de la vida espiritual —diversi-
y político, y de rompimiento de los postulados dad que es en sí misma un rasgo caracterizador
estéticos y filosóficos precedentes (modernis- de esta etapa—, se crean páginas que están a la
mo, neorromanticismo, naturalismo, positivis- altura de lo mejor que se hacía en cualquier lati-
mo) se produce una creciente toma de concien- tud, como sucedía también con la música, las
cia de los intelectuales y artistas acerca de su artes plásticas y escénicas, la danza, en las que
papel en la problemática del individuo en socie- había figuras de primer orden comparadas con
dad y, consecuentemente, un arte y una literatu- las del panorama internacional. La cultura va con-
ra que asuman una nueva y revolucionaria formando, en sus más ricas entregas, una salva-
perspectiva creadora, una cultura integrada y guarda de los más auténticos valores de la na-
exponente de la beligerancia que tenía lugar en ción ante el sistemático desvirtuamiento por
el terreno de los antagonismos políticos entre la parte de la política de penetración económica y
dictadura de Machado y sus opositores. Duran- cultural y la indiferencia de los gobernantes y
te el período constitucional (1935-1952), con los distintos representantes de la oligarquía; al
diferentes gobiernos que ascienden al poder por mismo tiempo se integra, mediante el quehacer
la vía de las elecciones), superada sólo de mane- de artistas e intelectuales, un sustantivo cuerpo
ra transitoria la crisis que dio al traste con la de- de ideas que coadyuvan a una acción liberadora
mocracia, se viven años de relativa paz en los total, ganancia que está implícita en la búsqueda
que se profundizan los vínculos de dependencia de la universalidad ya señalada. El período final
a las empresas norteamericanas y se hace más de esta fase, los años dictatoriales de Batista, se
honda la dominación imperialista, de la que sur- define por la profundización de los antagonis-
gen conflictos que preparan el estallido revolu- mos de clase, la acción armada como medio re-
cionario contra el batistato y por la que se van presivo y como única solución liberadora radi-
integrando y consolidando distintas organizacio- cal, un fuerte movimiento de masas a través de
nes, algunas de gran fuerza en la batalla de 1930 las distintas organizaciones políticas enfrenta-
a 1933, como el Partido Comunista y el estu- das al régimen, la fusión de las más valiosas tra-
diantado; otras más recientes y de enorme arras- diciones artístico-literarias con los presupues-
tre popular, como el Partido Ortodoxo del Pue- tos de la lucha revolucionaria y, en ocasiones,
blo Cubano, asentado en sólidos principios con los hechos mismos de los actos de combate.
éticos, en tanto la cultura se encaminaba en bus- La crisis final de la República constituye un sal-
ca de una sustancial universalidad que superara to cualitativo en relación con el período consti-
los hallazgos de la experimentación y permitie- tucional, de acumulación cuantitativa de los ele-
ra develar dimensiones de la realidad hasta en- mentos antitéticos, así como en relación con la
tonces no percibidas y elevar los aportes del que- crisis con que se inicia la etapa. Los años subsi-
hacer nacional a un rango de modernidad guientes emergen como expresión de una sensi-
igualmente inédito hasta entonces, un propósi- bilidad nueva, moderna, de incalculables perspec-
to que se nutrió de las más importantes corrien- tivas, indisoluble línea de continuidad del espíritu
tes del arte, la literatura y el pensamiento del renovador del período 1923-1958. [E. S.]

Untitled-47 795 02/06/2010, 9:38


Untitled-47 796 02/06/2010, 9:38
B. CONCLUSIONES GENERALES EN TORNO A LA
LITERATURA CUBANA ENTRE 1899 Y 1958

Con el cese de la dominación española y el ini- la que subyace un estado de espíritu. El estilo es
cio del poder hegemónico neocolonial se abre entonces algo más que una preocupación formal:
una nueva época para la literatura cubana. En su es, de hecho, un modo de ser irrenunciable, una
evolución durante esos años pueden apreciarse conciencia de sí de la que el poeta no puede des-
tres grandes núcleos: el primero, caracterizado entenderse sin el riesgo de perder su identidad,
por el predominio del modernismo, de las ideas su historicidad. Los narradores más conspicuos
positivistas y de un realismo cercano a las posi- (Jesús Castellanos, José Antonio Ramos, Miguel
ciones naturalistas, se extiende hasta 1923; el se- de Carrión, Carlos Loveira) se sumergen en el
gundo, o de la vanguardia, en el que cobran auge acontecer, en ciertas zonas de la realidad, para
las ideas marxistas y las búsquedas de la propia poner de manifiesto los que ellos consideran sus
identidad en obras de gran beligerancia política, rasgos esenciales, definidores, un realismo que
con las que comienza la contemporaneidad, se si bien no siempre logra plenitud y riqueza esté-
prolonga hasta 1935, cuando se han disuelto las tica, revela al menos una clara posición, un elo-
pretensiones innovadoras; el tercero, de asimi- cuente interés crítico, de denuncia de la socie-
lación de los aportes vanguardistas y de propues- dad. Los relatos, muchos de los cuales se mueven
tas de universalidad desde la cubanía, prolonga- en una atmósfera sórdida, sombría, que se nutre
do hasta el final de la época, el momento de los hechos mismos y de las posibilidades que
culminante de la crisis de todo el sistema social. sus autores aprendieron en los textos naturalis-
El quehacer literario, enriquecido por sus nega- tas, son inequívocos testimonios de una eticidad
ciones y sus necesidades intrínsecas y en diálo- raigal, honda, transformadora. Cuando el autor
go explícito o implícito con el contexto polí- se vuelve hacia el pasado de la lucha indepen-
tico, social y económico, con el acontecer dentista también está formulando una clara
histórico del que se nutre, se transforma en un axiología contra su presente histórico, contra los
juego dialéctico en el que se integran los elemen- males de una República dependiente, mediati-
tos nacionales, latinoamericanos y universales. zada, deformada desde sus mismos orígenes. En
Los poetas más importantes de la etapa anterior la ensayística, donde menos evidente se hace la
a 1923, Regino Boti y José Manuel Poveda, edi- oposición a las circunstancias inmediatas, se ha-
fican su obra como un rescate de la tradición per- llan sin embargo serios intentos esclarecedores
dida, en su necesaria continuidad estilística, con- en diferentes direcciones y estilos, en las pági-
tra los rezagos de un romanticismo decadente y nas de los más notables representantes del gé-
pobre. Retomar el modernismo significaba, en- nero: Enrique José Varona, Manuel Sanguily, José
tre otras cosas, reivindicar el sentido histórico María Chacón y Calvo, Carolina Poncet, Fran-
de la literatura cubana, una posición estética en cisco José Castellanos, el joven Fernando Ortiz,

[797]

Untitled-47 797 02/06/2010, 9:38


798 CONCLUSIONES GENERALES

exponentes todos de una sensibilidad indagadora cana, voluntad de integración que más tarde, en
que de un modo u otro pretende comprender su las búsquedas innovadoras de la vanguardia, ten-
entorno y sustentarlo sobre las bases de un éthos dría más dilatados alcances. Puede hablarse cier-
de raíz histórica; el positivismo encontró en esa tamente de retraso estilístico en los reclamos de
voluntad definidora un terreno propicio para Boti y de Poveda, en el naturalismo de Carrión
dejar su huella, en esos momentos de gran sig- y de Ramos, en el positivismo de Ortiz, sobre
nificación por lo que tiene de postura científica todo si se tiene en cuenta que en los finales del
frente a la factualidad. Las piezas teatrales de José primer decenio, en 1909, la vanguardia muestra
Antonio Ramos, el más notable dramaturgo de en Europa los signos de una nueva estética, y
entonces, adolecen precisamente de la que narradores, ensayistas y dramaturgos están
subordinación de los factores del género a la con- haciendo una literatura de avanzada en diferen-
ceptualización que colma los discursos de los tes países. No obstante, en relación con la pro-
personajes, defecto del que el autor no pudo sus- blemática nacional, esas posiciones modernistas
traerse en su afán moralizante, igualmente acti- entrañaban una necesidad insoslayable, una exi-
vo en sus novelas y en su libro de ensayo, Ma- gencia del momento. Pero, además, esas escue-
nual del perfecto fulanista (1913). La confianza las implicaban, de un modo u otro, con mayor o
en los valores de la cultura y en su capacidad para menor beligerancia, un rechazo de la realidad
modificar la conducta de los hombres alimentó imperante, elemento común a todos los escrito-
el pensamiento de no pocos intelectuales de esta res de relevancia antes de 1923.
primera etapa, formados en una concepción del La Protesta de los Trece, un sintomático acto
mundo que no había llegado aún a una cienti- de rebeldía contra el fraude en las esferas de po-
ficidad rigurosa. La frustración y la inconformi- der —una de las expresiones de la corrupción
dad fueron los signos distintivos de estos escri- gubernamental—, puede considerarse, de manera
tores que padecieron los males de una República un tanto convencional, el comienzo de un nue-
neocolonial y de economía dependiente. Con vo período en la historia de la literatura cubana,
fuerza y un auténtico sentir que quizás no al- el del predominio de la vanguardia. En este se-
canzó ningún otro autor de los muchos que en gundo núcleo de la vida literaria en la República
esas décadas dejaron el testimonio de sus inquie- asumieron los escritores una conducta radical-
tudes y preocupaciones, José Manuel Poveda se mente distinta, subversiva y desestabilizadora de
levanta como un ejemplo representativo de la los valores establecidos, fuesen éstos de carác-
etapa. Preciosista y defensor a ultranza de una ter político o estético. Algunos de los partici-
literatura que rescatara la continuidad con su pantes de la célebre Protesta de marzo de 1923
propia tradición, al margen y contra una circuns- (Tallet y Martínez Villena) fueron también los
tancia hostil, realizó una honda y valiosa reno- representantes de una poesía innovadora que se
vación de la sensibilidad, de alcances limitados, erigió frente a los cánones modernistas de los
pero no por ello menos auténtica y necesaria. que ellos mismos habían surgido, en los que ellos
Sus poemas, ensayos, artículos periodísticos y habían dado sus primeros pasos como poetas.
cartas, un cuerpo de obra de calidades altamente La lírica, la narrativa y el ensayo rompen con su
estimables, se integran en la cerrada unidad de cercana herencia anterior y proponen otra escri-
un estilo que es, a su vez, una defensa del arte y tura, otra manera de mirar y otros temas para la
del artista contra una sociedad mercantilizada y reflexión. En sus obras adquiere la realidad una
regida por la ignorancia y la deshonestidad. El extraordinaria hondura desde su propia inme-
modernismo, el más importante movimiento de diatez. El conversacionalismo y la ironía de los
la etapa y el de frutos más estimables, propone más significativos poemas, el realismo testimo-
la vuelta a una modernidad cuyas potencialida- nial de algunos de los más valiosos exponentes
des creadoras no estaban aún agotadas; no se tra- de la narrativa y las problemáticas de la prosa
taba sólo de retomar la tradición de la literatura ensayística, en las que se ponían al descubierto
cubana, sino además de la cultura latinoameri- las verdaderas relaciones causa-efecto, ponen de

Untitled-47 798 02/06/2010, 9:38


CONCLUSIONES GENERALES 799

manifiesto zonas de la realidad que habían sido mer plano en los textos negristas de Guillén, de
desestimadas por la literatura de los dos dece- Lachatañeré, de Carpentier, de Ballagas. Se ha-
nios anteriores. Las revistas se preocupan asi- cen manifiestos y se protesta con la palabra y
mismo por la renovación y la ruptura para llegar con la acción contra los males imperantes, las
a una nueva apreciación de los hechos del acon- instituciones literarias se proponen rescatar la
tecer, en oposición al mesurado academicismo identidad nacional a través del trabajo cultural,
de sus homólogas de la etapa precedente, cuyo todo un estado de efervescencia de resonancia
más alto ejemplo fue Cuba Contemporánea, en múltiple en esos instantes y en el desarrollo ul-
activo hasta 1927, el año de aparición de Revista terior de la sensibilidad. Si bien es cierto que la
de Avance, defensora de los novedosos propósi- vanguardia no dejó obras de gran aliento ni de
tos de la vanguardia y promotora de un arte y de altos valores estéticos, fue en cambio una apre-
una concepción del mundo de múltiples posibi- ciable experiencia de transición por sus aportes
lidades en sus postulados de libertad creadora. y sus búsquedas formales, de enorme fecundi-
El marxismo se fortalece en ese contexto como dad en los años subsiguientes. De sus propues-
una necesidad histórica de la evolución del pen- tas de libertad salieron páginas memorables en
samiento cubano, al mismo tiempo que el estu- la poesía, la narrativa, la ensayística y el teatro,
dio de la obra de Martí se enriquece en tanto un género que en esos años no pudo alcanzar
herencia de una tradición política propia; con- relevancia estimable. En su carácter transicional
juntamente se abren las indagaciones a los pro- fue una lección de primer orden: la entrada en la
blemas de América Latina y, en general, de la contemporaneidad desde lo cubano, una necesi-
lucha de clases, un reflejo del suceder contem- dad histórica que llegaba tarde, pero que no po-
poráneo con el que los intelectuales del país se día faltarle a la literatura cubana. Como el mo-
sienten profundamente identificados. Los escri- dernismo hacia los comienzos de la década de
tores cobran conciencia del papel social de la li- 1920, la vanguardia había agotado sus recursos
teratura. Ensayistas como Roa, Ortiz, Mañach, y potencialidades hacia 1935, entre otras causas
Martínez Villena, Mella, Guerra, dan la tónica porque se trataba de un estilo que lo había dado
del momento con libros y artículos en los que todo de sí en otras latitudes; no tenía sentido,
se examinan hechos relevantes del presente y del pues, andar de nuevo por esos senderos, de ma-
pasado, de Cuba y de otros países sometidos a nera que en Cuba se limitó sólo a romper con el
diferentes conflictos de orden social y econó- pasado y abrir las nuevas perspectivas para la
mico. Torriente-Brau, Montenegro, Novás Cal- creación.
vo, Serpa, van creando un cuerpo de obra desde En el segundo período de esta etapa (1923-
la realidad, pero vista, a diferencia de los narra- 1958), el que conforma el tercer núcleo al que
dores mayores de la etapa anterior, con un rea- se hizo referencia al principio de estas conclu-
lismo más penetrante y rico en su capacidad in- siones, la literatura tiene como preocupación
telectiva. Tallet, Martínez Villena, Villar Buceta fundamental la trascendencia hacia la universa-
y otros poetas rompen la rigidez de los cánones lidad desde la cubanía. El panorama político-so-
modernistas y se adentran en la cotidianidad me- cial se muestra más estable, menos turbulento
diante un lenguaje que sería precursor del que hasta el golpe de estado de Batista en 1952, otra
asumirían más tarde creadores de talla. Florit, prueba fehaciente de la crisis esencial del régi-
Ballagas y Brull, representantes de la poesía pura, men de economía dependiente y seudodemo-
una de las líneas en que se manifestó la vanguar- cracia. Pero se trataba sólo de una cuestión de
dia, perciben el acontecer en sus líneas abstrac- intensidades: durante los años constitucionales,
tas y ajenos a los conflictos de la afectividad. desde 1940, la represión antiobrera, el latroci-
Guillén, Pedroso, Navarro Luna, en cambio, ha- nio y la hegemonía norteamericana en los pla-
cen de los condicionamientos históricos del nos económicos y políticos-sociales caracteri-
hombre el centro de una lírica de fuerte conte- zaron la vida nacional tanto como las luchas
nido social. Los temas vernáculos pasan a pri- reivindicadoras del Partido Comunista y de los

Untitled-47 799 02/06/2010, 9:38


800 CONCLUSIONES GENERALES

representantes de posiciones progresistas, como bajo cultural, ejemplifican los altos niveles del
el Partido Ortodoxo, antagonismos que se re- quehacer literario durante esos decenios. El Gru-
vestían de ciertas libertades democráticas que no po Orígenes es quizás el que mejor permita com-
podían ejercerse en los lapsos de crisis y de dic- prender la dialéctica de lo nacional y lo univer-
tadura. La poesía, la narrativa, el ensayo y el tea- sal que da la tónica a este período. Sus integrantes
tro llegan entonces a su plenitud en obras de ran- (Lezama, Vitier, García Marruz, Diego, Smith,
go continental y universal. Piñera, Felipe y entre otros de relevancia menor) crean una obra
Ferrer, cada uno desde una perspectiva diferen- poética, ensayística y narrativa de extraordina-
te y muy propia, sacan a la dramaturgia nacional ria estatura y profundamente enraizada en lo
de la inercia y el atraso en que se hallaba. Los cubano, como demuestran sus estudios y pre-
ensayistas mayores: Ortiz, Guerra, Portuondo, ocupaciones temáticas medulares, los centros
Mirta Aguirre, Roa, Medardo Vitier, Lezama, vitales de todo lo que realizaron en materia lite-
Cintio Vitier, exponentes de tendencias disímiles raria. En sus textos, la tradición se hace consus-
dentro de las diferentes corrientes del pensa- tancial con una ontología por futuridad, plan-
miento moderno, entregaron páginas espléndi- teamiento similar y diferente al mismo tiempo
das, verdaderos paradigmas de reflexión y de al que imprime trascendencia a la poesía social,
estilo, de indagación y de novedad en las inter- que tiene en Guillén a su más acabado maestro
pretaciones. Narradores como Carpentier y Jor- en la historia del género en Cuba. La inquietud
ge Cardoso, Pita Rodríguez y Labrador Ruiz, vanguardista, sus rupturas y desestructuración,
trascienden el ámbito nacional en sus temas y revolucionaron las letras, a pesar de que no de-
soluciones estilísticas, con lo que superan las li- jaron ninguna obra fundamental por su calidad
mitaciones de la tendencia negrista y del intrínseca. En tanto experiencia creadora, apor-
criollismo, del naturalismo y de la literatura de taron una mirada novedosa, no sólo de las rela-
costumbres. En el caso del autor de Los pasos ciones de los distintos elementos inmediatos
perdidos (1953) y de El acoso (1956), la novela de la realidad, sino además de su significado
cubana alcanza una estatura verdaderamente trascendente, entendido desde entonces de otra
universal a partir de una honda experiencia lati- manera. Algunos autores, como Pedroso y
noamericana. Las obras de Guillén, de Ballagas, Acosta, que en sus primeras páginas se inscri-
de Florit, de Dulce María Loynaz, de Feijóo, de ben en las corrientes del momento y contribu-
Lezama, de Vitier, García Marruz, de Diego, al- yen a la renovación, en los años 40 y 50 retor-
tos ejemplos asimismo de la riqueza formal y nan a los viejos esquemas formales, pero esta
conceptual a que había llegado la lírica en Cuba, vez sin el aliento y la modernidad de sus co-
se adentran en el acontecer social, en los cami- mienzos. Entre los narradores sucede algo si-
nos de la intimidad y en las búsquedas de una milar; predominan preocupaciones y conceptos
tradición en la vida del espíritu, indagaciones y estéticos del pasado en circunstancias político-
develamientos con los que ascienden a planos sociales y culturales bien diferentes, cuando
igualmente universales desde las preocupaciones otros narradores han hecho sustanciales entre-
cubanas y a partir, como los restantes autores gas a la modernidad.
significativos del período, de los hallazgos y Después de 1952 entra en crisis el país bajo el
aportes vanguardistas. El movimiento literario batistato, de una conducta represiva cada vez más
creció de manera notable con relación a los años dura y desembozada, como sucedió en el caso
inmediatamente anteriores, tanto en la cantidad de Machado, quien pasó de una precaria y cues-
como en la calidad y los alcances de las publica- tionable normalidad a una tiranía sangrienta.
ciones especializadas y las instituciones. Revis- Batista, en el ejercicio del poder entre 1935 y
tas como Orígenes (1944-1956), Gaceta del Ca- 1940, tomó por asalto la presidencia y trajo, de
ribe (1944), Ciclón (1955-1959) y Nuestro hecho, la violencia a primer plano. A partir de
Tiempo (1954-1959), diferentes en su orienta- entonces se fue haciendo más tensa la situación
ción ideoestética y serias y rigurosas en su tra- porque las fuerzas opositoras crecían con rapi-

Untitled-47 800 02/06/2010, 9:38


CONCLUSIONES GENERALES 801

dez. La censura y el crimen tornaron irrespira- las problemáticas latinoamericanas, elementos


ble la atmósfera. La vida cultural se resintió en fundamentales del quehacer literario en Cuba
tales circunstancias, y se agudizó la batalla por desde 1899, aunque asimilados y asumidos con
los valores propios frente a la penetración espi- cierto desfase por causas múltiples —una de ellas
ritual norteamericana —reflejo de otra mayor y su estrecha interdependencia con el contexto
determinante: la penetración económica, causa social, notoriamente subdesarrollado, uno de
esencial del subdesarrollo y de todos los proble- tantos factores que no pueden enumerarse en
mas que de él se derivan— y contra los desma- estas rápidas conclusiones—, adquieren una pe-
nes y proyectos del poder establecido y sosteni- culiar connotación en los creadores cubanos de
do por la fuerza. Hacia 1950 han iniciado su obra obra más perdurable, los que aportan su cosmo-
un grupo de jóvenes: Roberto Fernández Reta- visión a la portentosa literatura iberoamericana
mar, Fayad Jamís, Carilda Oliver Labra, Rolando y universal. Las décadas de 1940 y 1950 hicieron
Escardó, de fecundo quehacer antes de 1959 jun- suyas las experiencias de la vanguardia y todo el
to a otros coetáneos de talento, como Pablo acervo cultural que las precedió, por lo que lo-
Armando Fernández, José Álvarez Baragaño, graron textos de mayor riqueza conceptual y
Lisandro Otero, Roberto Branly, representan- formal, algunos de ellos verdaderos clásicos con-
tes de distintas modalidades y búsquedas temporáneos. Desde posiciones eticistas o de
estilísticas. El ensayo y el periodismo —de ri- clara conciencia del papel social de la cultura
quísima tradición en toda la literatura de la Re- —entendida como una expresión de lucha en be-
pública, medio de difusión de ensayistas y de neficio del progreso político-social—, o bien
maestros propios del género— se mantienen a desde una conceptualización que estima la cul-
la altura de sus mejores exponentes anteriores, tura como un modo de ser, como una ontología
se nutren de los temas que consagraron a aqué- totalizadora, los escritores cubanos desde el pri-
llos y además de los que impone la situación mer decenio de la República hasta 1958 fueron
política, social y económica de la nación. En fin, edificando un cuerpo de obra suficiente que fue-
el teatro y la narrativa continúan por los sende- se a la vez savia propia y voz de todos, un proce-
ros trazados desde los años 30, ya estudiados a so de integración de lo cubano a lo latinoameri-
lo largo de este tomo. A las puertas de una nue- cano y a lo universal. Desde 1923 comienzan a
va época, la literatura cubana se mueve en el aparecer los signos de la contemporaneidad
ámbito espiritual de su propia historia y es sus- —esbozados antes en la búsqueda de la sensibi-
tentada por las inquietudes y soluciones que la lidad moderna—, resumibles en la interpretación
caracterizan a través de los años, modificadas al del intelectual como hombre político, definición
calor de los diferentes estadios de la sensibili- que alcanza su plenitud después de 1959, el año
dad contemporánea. El pensamiento universal y del triunfo de la Revolución. [E. S.]

Untitled-47 801 02/06/2010, 9:38


Untitled-47 802 02/06/2010, 9:38
BIBLIOGRAFÍA GENERAL

ACADEMIA DE CIENCIAS DE CUBA. INSTITUTO ARROM, JOSÉ JUAN: Historia de la literatura dra-
DE LITERATURA Y LINGÜÍSTICA: Diccionario mática cubana. Yale University Press, New
de la literatura cubana. 2 tomos. Prólogo del Haven, 1944.
Dr. José A. Portuondo. Editorial Letras Cu-
ASOCIACIÓN DE REPORTERS DE LA HABANA:
banas, La Habana, 1980-1984.
Álbum del cincuentenario: 1902-1952. Edito-
AGRAMONTE, ARTURO: Cronología del cine cu- rial Lex, La Habana, 1952.
bano. Instituto Cubano del Arte e Industria
Cinematográficos, La Habana, 1966. BUENO, SALVADOR: Contorno del modernismo en
Cuba. Talleres tipográficos de Editorial Lex,
ÁLVAREZ, IMELDO: La novela cubana en el siglo La Habana, 1952.
XX . Editorial Letras Cubanas, La Habana,
1980. : Antología del cuento en
Cuba (1902-1952). Ministerio de Educación.
ÁLVAREZ-TABÍO ALBO, ENMA: Vida, mansión y Dirección de Cultura, La Habana, 1953.
muerte de la burguesía cubana. Prólogo de Ro-
berto Segre. Editorial Letras Cubanas, La Ha- : Los mejores ensayistas cu-
bana, 1988. banos. Selección del autor. Imprenta Torres
Aguirre, Lima, 1959.
ARMAS, RAMÓN DE, EDUARDO TORRES-CUEVA
Y ANA CAIRO BALLESTER: Historia de la Uni- : Los mejores cuentos cuba-
versidad de La Habana. 2 volúmenes. Edito- nos. 2 volúmenes. Selección del autor. Impren-
rial de Ciencias Sociales, La Habana, 1984. ta Torres Aguirre, Lima, 1959-1960.

[803]

Untitled-47 803 02/06/2010, 9:38


804 BIBLIOGRAFÍA GENERAL

: Historia de la literatura cu- ESPINOSA, CIRO: Indagación y crítica. Novelis-


bana. Ministerio de Educación, La Habana, tas cubanos. Cultural S. A., La Habana, 1940.
1963.
ESTÉNGER, RAFAEL: Cien de las mejores poesías
: Cuentos cubanos del siglo cubanas. Selección del autor. 3ra. ed. con un
XX; antología. Selección, prólogo y notas del ensayo preliminar y la inclusión de poetas ac-
autor, Editorial Arte y Literatura, La Haba- tuales. Ediciones Mirador, La Habana, 1950.
na, 1975. _________________: Caracteres constantes en las
CABRERA, LYDIA: Cuentos negros de Cuba. Pró- letras cubanas. Apuntes para la revisión de los
logo de Fernando Ortiz. La Verónica, La Ha- valores literarios. Talleres Tipográficos Alfa,
bana, 1940. La Habana, 1954.
CABRERA, MIGUEL: Órbita del Ballet Nacional FEIJÓO, SAMUEL: La décima popular en Cuba. Se-
de Cuba. 1948-1978. Editorial Orbe, La Ha- lección del autor. (s/e), La Habana, 1961.
bana, 1978. : Cuentos populares cubanos.
CAIRO BALLESTER, ANA: El movimiento de Ve- 2 tomos. Compilación del autor. Universidad
teranos y Patriotas. (Apuntes para un estudio Central de Las Villas, Santa Clara, 1962.
ideológico del año 1923.) Editorial Arte y Li- : La décima culta en Cuba,
teratura, La Habana, 1976. muestrario. Selección del autor. Universidad
Central de Las Villas, Santa Clara, 1963.
____________________: El grupo minorista y su
tiempo. Editorial de Ciencias Sociales, La Ha- ______________: Sonetos de Cuba. Selecciones.
bana, 1978. Universidad Central de Las Villas, Santa Cla-
ra, 1964.
____________________: Los intelectuales y la li-
teratura en el combate antimachadista. Centro ______________: «Panorama de la poesía cuba-
Interamericano de Estudios, París, 1980. na moderna», Islas, Revista de la Universidad
Central de Las Villas, Santa Clara, 9 (4) oct.-
____________________: La revolución del 30 en dic. 1967.
el testimonio y la narrativa cubanos. Univer-
sidad de La Habana, Facultad de Artes y Le- FERNÁNDEZ RETAMAR, ROBERTO: La poesía con-
tras, La Habana, 1985. temporánea en Cuba (1927-1953). Úcar
García S. A. / Ediciones Orígenes, La Haba-
CARPENTIER, ALEJO: La música en Cuba. Edito- na, 1954.
rial Letras Cubanas, La Habana, 1979.
FERNÁNDEZ RETAMAR, ROBERTO Y FAYAD JAMÍS:
CARRIÓ, RAQUEL: Dramaturgia cubana contem- Poesía joven de Cuba. Compilación de los
poránea. Editorial Pueblo y Educación, La Ha- autores. Biblioteca Básica de Cultura Cuba-
bana, 1988. na, Lima, s/a.
CHACÓN Y CALVO, JOSÉ MARÍA: Las cien mejo- FORNET, AMBROSIO: En blanco y negro. Institu-
res poesías cubanas. Selección y prólogo del to del Libro, La Habana, 1967.
autor. Editorial Reus, Madrid, 1922.
GARCÍA ALZOLA, ERNESTO: Panorama de la lite-
C HACÓN Y C ALVO , J OSÉ M ARÍA , C AMILA ratura cubana. Conferencias. Universidad de
HENRÍQUEZ UREÑA Y JUAN RAMÓN JIMÉNEZ: La Habana. Centro de Estudios Cubanos, La
La poesía cubana en 1936. Prólogo y apéndi- Habana, 1970.
ce de Juan R. Jiménez. Comentario final de J.
M. Chacón y Calvo. Instituto Hispanocubano La generación de los años 50. Antología poética.
de Cultura, La Habana, 1937. Selección de Luis Suardíaz y David Chericián.

Untitled-47 804 02/06/2010, 9:38


BIBLIOGRAFÍA GENERAL 805

Prólogo de Eduardo López Morales. Edito- IBARZÁBAL, FEDERICO DE: Cuentos contemporá-
rial Letras Cubanas, La Habana, 1984. neos. Recopilación y prólogo del autor. Edi-
torial Trópico, La Habana, 1937.
GONZÁLEZ, REYNALDO: Llorar es un placer. Edi-
torial Letras Cubanas, La Habana, 1988. LAZO, RAIMUNDO: Historia de la literatura cu-
bana. Esquema histórico desde sus orígenes has-
GONZÁLEZ, JORGE ANTONIO Y EDWIN TEURBE
ta 1966. Editora Universitaria, La Habana,
TOLÓN: Óperas cubanas y sus autores. Úcar,
1967.
García, S.A., La Habana 1943.
_______________: La teoría de las generaciones
GONZÁLEZ CURQUEJO, ANTONIO: Breve ojeada y su aplicación al estudio histórico de la litera-
sobre el teatro cubano a través de un siglo tura cubana. Universidad Nacional Autóno-
(1820-1920). Imprenta y papelería La Uni- ma de México, México D.F., 1973.
versal, La Habana, 1923.
LEAL, RINE: Teatro cubano en un acto. Antolo-
GONZÁLEZ FREIRE, NATIVIDAD: Teatro cubano gía del autor. Ediciones R, La Habana, 1963.
(1927-1961). Ministerio de Relaciones Exte-
riores, La Habana, 1961. __________: En primera persona (1954-1966).
Instituto del Libro, La Habana, 1967.
GONZÁLEZ RODRÍGUEZ, TOMÁS: La prensa en
Cuba. Obra histórica conmemorativa, con da- __________: La selva oscura. De los bufos a la
tos biográficos y bibliográficos de periodis- neocolonia. Editorial Arte y Literatura, La Ha-
tas y periódicos de Cuba. Lápido-Iglesias, La bana, 1983.
Habana, 1932. LE RIVEREND, JULIO: La República; dependencia
GUADARRAMA, PABLO: Valoraciones sobre el pen- y revolución. Editora Universitaria, La Haba-
samiento filosófico cubano y latinoamericano. na, 1966.
Editora Política, La Habana, 1985. LIZASO, FÉLIX: Ensayistas contemporáneos. 1900-
GUIRAO, RAMÓN: Órbita de la poesía afrocubana 1920. Selección, prólogo y notas biográficas
(1928-1937). Selección, notas biográficas y del autor. Editorial Trópico, La Habana, 1937.
vocabulario del autor. Talleres de Úcar, García ____________: Panorama de la cultura cubana.
y Cía., La Habana, 1938. Fondo de Cultura Económica, Colección Tie-
HENRÍQUEZ UREÑA, MAX: Panorama histórico rra Firme, México, D.F., 1949.
de la literatura cubana. 2 volúmenes. Edito- LIZASO, FÉLIX y JOSÉ ANTONIO FERNÁNDEZ DE
rial Arte y Literatura, La Habana, 1978-1979. CASTRO. La poesía moderna en Cuba (1882-
HERNÁNDEZ, MARÍA DEL CARMEN: Historia de 1925). Hernando S.A., Madrid, 1926.
la danza en Cuba [Guía de estudio] 2da. LÓPEZ, OSCAR LUIS: La radio en Cuba. Estudio
reimpresión. Editorial Pueblo y Educación, de su desarrollo en la sociedad neocolonial. Edi-
La Habana, 1984. torial Letras Cubanas, La Habana, 1981.
HERNÁNDEZ OTERO, RICARDO: Revista Nues- LÓPEZ SEGRERA, FRANCISCO: Capitalismo depen-
tro Tiempo. Compilación de trabajos publica- diente y subdesarrollo (1510-1959). Casa de
dos. Editorial Letras Cubanas, La Habana, las Américas, La Habana, 1972.
1989.
_______________________: Cuba: cultura y so-
IBARRA, JORGE: Nación y cultura nacional. Edi- ciedad. Editorial Letras Cubanas, La Habana,
torial Letras Cubanas, La Habana, 1981. 1989.
_____________: Un análisis psicosocial del cu- LÓPEZ LEMUS, VIRGILIO: Palabras del trasfondo.
bano. 1898-1925. Editorial de Ciencias Socia- Estudio sobre el coloquialismo cubano. Edito-
les, La Habana, 1985. rial Letras Cubanas, La Habana, 1988.

Untitled-47 805 02/06/2010, 9:38


806 BIBLIOGRAFÍA GENERAL

MARTÍN, EDGARDO: Panorama histórico de la mú- ría Chacón y Calvo. Cárdenas, La Habana,
sica en Cuba. Cuaderno CEU, Universidad 1945.
de La Habana, La Habana, 1971.
_______________________: Proceso histórico de
MONTERO, SUSANA A.: La narrativa femenina cu- las letras cubanas. Ediciones Guadarrama,
bana (1923-1958). Editorial Academia, La Madrid, 1958.
Habana, 1989.
RICARDO, JOSÉ G.: La imprenta en Cuba. Edito-
MUGUERCIA, MAGALY: El teatro cubano en vís- rial Letras Cubanas, La Habana, 1989.
peras de la Revolución. Editorial Letras Cu-
banas, La Habana, 1988. ROBREÑO, EDUARDO: Historia del teatro popu-
lar cubano. Nota preliminar de Emilio Roig
OROVIO, HELIO: Diccionario de la música cuba- de Leuchsenring. Oficina del Historiador de
na; biográfico y técnico. Editorial Letras Cu- la Ciudad, La Habana, 1961.
banas, La Habana, 1981.
___________________: Teatro Alhambra. Anto-
Pintores cubanos. [Introducción]de Edmundo logía, selección, prólogo y notas del autor. Es-
Desnoes. Ediciones R, La Habana, 1962. tudio complementario de Álvaro López. Edi-
POGOLOTTI, MARCELO: La República de Cuba torial Letras Cubanas, La Habana, 1979.
al través de sus escritores. Editorial Lex, La SALAZAR Y ROIG, SALVADOR: La novela en Cuba.
Habana, 1958. Sus manifestaciones, ideales y posibilidades.
PORTUONDO, JOSÉ ANTONIO: El contenido so- Molina, La Habana, 1934.
cial de la literatura cubana. El Colegio de SÁNCHEZ GALARRAGA, GUSTAVO: El arte teatral
México, Centro de Estudios Sociales, Méxi- en Cuba. Instituto de Artes Gráficas, La Ha-
co D.F., 1944. bana, 1918.
__________________________: Cuentos cuba- SEGRE, ROBERTO: Arquitectura y urbanismo de
nos contemporáneos. Selección, prólogo y no- la revolución cubana. Editorial Pueblo y Edu-
tas del autor. Editorial Leyenda, México D.F., cación, La Habana, 1989 (Cap. 1: «Movimien-
[1946]. to moderno en Cuba: 1930-1958», pp. 3-22).
__________________________: La historia y las SOTO PAZ, RAFAEL: Antología de periodistas cu-
generaciones. Editorial Letras Cubanas, La banos. 35 biografías. 35 artículos. Selección y
Habana, 1981. biografías del autor. Empresa Editora de Pu-
__________________________: Bosquejo histó- blicaciones, La Habana, 1943.
rico de las letras cubanas. Ministerio de Edu- TORRIENTE, LOLÓ DE LA: Estudio de las artes plás-
cación, La Habana, 1962. ticas en Cuba. Úcar, García, La Habana, 1954.
__________________________: La ciencia lite- VARIOS AUTORES: Cuba en la mano. Enciclope-
raria en Cuba. 1868-1968. Academia de Cien- dia Popular Ilustrada. Compilada por Esteban
cias de Cuba, La Habana, 1968. Roldán Oliarte, Úcar, García, La Habana,
REMOS Y RUBIO, JUAN JOSÉ: Tendencias de la na- 1940.
rración imaginativa en Cuba. Casa Montalvo-
_______________: Libro de Cuba. Talleres Ti-
Cárdenas, La Habana, 1935.
pográficos de Artes Gráficas, La Habana,
_______________________: Panorama literario 1954.
de Cuba en nuestro siglo. Cárdenas, La Haba-
_______________: Memoria. Apuntes para una
na, 1942.
historia de la extensión universitaria. Dirección
_______________________: Historia de la lite- de Extensión Universitaria, Universidad de
ratura cubana. 3 tomos. Prólogo de José Ma- La Habana [198?].

Untitled-47 806 02/06/2010, 9:38


BIBLIOGRAFÍA GENERAL 807

CINTIO VITIER: Diez poetas cubanos. 1937- Selección del autor. Organización Continen-
1947. Selección del autor. Orígenes, La tal de los Festivales del Libro, Lima, 1959.
Habana, 1948.
_____________: La crítica literaria y estética en el
_____________: Cincuenta años de poesía cu- siglo XIX cubano. Vol. 3. Biblioteca Nacional
bana (1902-1952). Selección, prólogo y José Martí, La Habana, 1968-1974.
notas del autor. Ministerio de Educación,
_____________: Ese sol del mundo moral. Para una
Dirección de Cultura, La Habana, 1952.
historia de la eticidad cubana. Siglo XXI, Méxi-
_____________: Lo cubano en la poesía. Uni- co D.F., 1975.
versidad Central de las Villas, La Habana,
VITIER, MEDARDO: Las ideas y la filosofía en Cuba.
1958.
Instituto del Libro, Editorial de Ciencias So-
_____________: Las mejores poesías cubanas. ciales, 1970.

Untitled-47 807 02/06/2010, 9:38


Untitled-47 808 02/06/2010, 9:38
ÍNDICE ONOMÁSTICO

A Aguglia, Mimí: 17.


Aguiar Poveda, Luis: 188, 189.
Abad, Diana: 511. Aguirre, Luis: 247.
Abela, Eduardo: 6, 21, 192, 199, 200, 201, 228, Aguirre, Mirta: 7, 70, 73, 105, 220, 221, 227, 229,
240, 241, 242, 243, 791. 232, 234, 235, 239, 258, 259, 261, 265, 271,
Abril Amores, Eduardo: 189. 288, 333, 357, 369-374, 399, 417, 418, 431,
Acebal, Sergio: 160. 435, 436, 598, 619, 664, 668, 671, 677, 679,
Acosta, Agustín: 8, 15, 16, 18, 20, 29, 31, 32, 33, 686, 688, 691-693, 695, 710, 776, 778, 786,
36, 38, 52-57, 61, 75, 207, 273, 275, 290- 791, 800.
292, 293, 303, 680, 682, 684, 777, 800. Aguirre, Sergio: 664, 673, 676, 776.
Acosta, J. M.: 201. Aguirre, Yolanda: 671.
Acosta León, Ángel: 242. Aja, Pedro V.: 676.
Adamov, Arthur: 660. Akenatón: 377.
Adanis, Evangelina: 24. Alarcón, Agustín: 522.
Agostini, Víctor: 479. Alas, Leopoldo (llamado Clarín): 70.
Agramonte, Arturo: 270. Alberti, Rafael: 387.
Agramonte, Ignacio: 66, 209, 239, 674. Albizu Campos, Pedro: 260.
Agramonte, Roberto: 668, 675, 676, 677. Aldama, Miguel: 87.
Aguayo, Alfredo M.: 70, 672. Alegría, Ciro: 420.
Agüero Vives, Eduardo: 606, 607, 656. Alegría, Fernando: 589.

[809]

Untitled-48 809 02/06/2010, 9:42


810 ÍNDICE ONOMÁSTICO

Alfonso Hernández, Francisco (Paco): 196, 259, Antuña, Vicentina: 227, 264, 672.
265, 609, 610, 611, 614, 615, 616, 617-618, Aparicio Bellver, Enrique: 247.
619, 621, 623, 624, 625, 626, 631, 631-637, Aparicio, Raúl: 190, 244, 444, 478-479.
651, 657, 658. Aponte, Carlos: 185.
Almendros, Herminio: 233. Aragón, Adolfo: 672.
Almendros, Néstor: 260. Aragón, Luis: 264.
Alonso, Alberto: 205, 249, 254, 255, 256, 257.
Aramburo, Mariano: 65, 68.
Alonso, Alicia: 205, 229, 231, 249, 254, 255, 256.
Aranda, María Teresa: 234.
Alonso, Dámaso: 362.
Alonso, Dora: 263, 441, 450, 455, 476, 477. Aranda Muñoz, Manuel: 624.
Alonso, Eduardo Héctor: 256. Arango, Arturo: 62.
Alonso, Fernando: 205, 249, 254, 255, 257. Arango, Rodolfo: 672.
Alonso, José Antonio: 264. Araújo, Loipa: 256.
Alonso, Manuel: 258, 260. Arce, Luis A. de: 673, 674.
Altolaguirre, Manuel: 233, 238, 239, 435, 510. Arche, Jorge: 228, 232, 241, 242.
Álvarez, Fernando: 253. Ardévol, José: 205, 228, 247, 248, 254, 671.
Álvarez, Imeldo: 583. Arenal, Humberto: 524.
Álvarez, Luis: 435. Argilagos, Rafael: 20.
Álvarez, Paulina: 206, 251. Argudín, Pastor: 198.
Álvarez, Pedro: 626. Arias, Miguel: 160.
Álvarez Baragaño, José: 244, 290, 418, 419, 420,
Arias, Salvador: 149, 150, 579, 585, 730, 782.
422, 423, 426, 801.
Aristigueta, Joaquín: 524.
Álvarez Puga, Miguel: 419.
Armas, Augusto de: 45.
Álvarez Ríos, María: 624, 626.
Álvarez Tabío, Luis: 259, 417. Armas, Emilio de: 75, 302.
Alvarado, Américo: 217. Armas y Cárdenas, José de (llamado Justo de
Alvarado, Juan Oscar: 290, 422, 425. Lara): 64, 70, 85-87, 106.
Alzugaray, Carlos: 245. Arnau, Claudio: 249.
Amábile, Sebastián: 153. Arozarena, Marcelino: 265, 319, 320.
Amado Blanco, Luis: 233, 441, 442, 450, 455, Arredondo, Enrique: 602.
456, 478, 610, 671. Arrom, José Juan: 163, 317, 428, 585, 668, 669,
Ambrogé, Arturo: 99. 670, 671, 713, 730, 731-732, 777.
Amiel, Henri-Frédéric: 683. Arroyo, Anita: 244, 258, 669.
Anckerman, Guillermo: 161. Arroyo, Nicolás: 245, 246.
Anckerman, Jorge: 17, 21, 160, 205, 599-600,
Arroyo, Ramón (llamado Arroyito): 201, 243.
647.
Arrufat, Antón: 424, 437, 622.
Anderson, Maxwell: 612, 615.
Anderson, Sherwood: 513. Artecona, Gerardo: 24.
André, Armando: 195. Artigas, Jesús: 24.
Andreiev, Leonid: 612. Asturias, Miguel Ángel: 191, 192.
Andreu, Manuel: 208. Augier, Ángel I.: 174, 218, 220, 221, 251, 259,
Anouilh, Jean: 612. 264, 288, 292, 324, 332, 357, 366-369, 404,
Antiga Escalona, Juan: 675. 412, 426, 428, 435, 587, 664, 686-687, 694,
Antigua, Francisco: 241, 242. 776, 778.
Antoine, André: 610. Ávila, René: 241.
Antuña, Rosario: 421, 423, 436. Avilés Ramírez, Eduardo: 273, 303.

Untitled-48 810 02/06/2010, 9:42


ÍNDICE ONOMÁSTICO 811

Azorín (José Martínez Ruiz, llamado): 98. Basulto de Montoya, Flora: 526.
Azuela, Mariano: 192, 681, 734. Batista, Eugenio: 245.
Batista, Fulgencio: 6, 181, 209, 210, 211, 213,
214, 215, 216, 223, 232, 243, 256, 260, 261,
B
265, 268, 269, 422, 524, 614, 674, 731, 732,
Bacardí, Emilio: 16, 129, 145-146, 518. 789, 794, 799.
Bachiller y Morales, Antonio: 729. Baudelaire, Charles: 18, 35, 40, 47, 48, 52, 77,
Bacon, Francis: 693. 280, 311, 704.
Badía, Nora: 612, 615, 624. Beckett, Samuel: 660.
Baeza Flores, Alberto: 218, 773, 774, 787. Bécquer, Gustavo Adolfo: 80, 88.
Baguer, Mercedes: 584. Beecham, Thomas: 249.
Bakunin, Mijaíl: 130. Beethoven, Ludwig van: 254, 579, 580.
Balanchine, George: 255. Behmaras, Marcos: 265, 615.
Baliño, Carlos: 14, 72. Bello, Andrés: 87.
Ballagas, Emilio: 8, 9, 136, 189, 191, 220, 222, Benavente, Jacinto: 169, 173.
264, 270, 279, 286, 288, 290, 302, 311, 312- Benet y Castellón, Eduardo: 518.
315, 316, 317, 318, 319, 320, 324, 333, 335- Benedetti, Mario: 579, 581, 588.
341, 347, 350, 353, 361, 388, 428, 435, 512, Benítez, Adigio: 242.
513, 586, 741, 757, 758, 777, 792, 799, 800. Bergson, Henri: 69, 130, 704, 716, 722, 726.
Balmaseda, Francisco Javier: 164. Bermúdez, Cundo: 241.
Balzac, Honoré de: 513. Bermúdez, José I.: 241.
Baquero, Gastón: 218, 219, 220, 222, 288, 378, Bernal, Emilia: 32, 33.
384-386, 387, 388, 421, 432, 433, 669, 712, Bernal, Evelio: 583.
779. Bernhardt, Sara: 14.
Baragaño, José A.: 244, 436, 437. Betancourt, Alberto Román: 519.
Baralt, Luis A.: 69, 71, 95, 96, 163, 603, 604, 608, Betancourt, Esteban: 202.
610, 611, 616, 617, 629, 633, 655, 656, 658, Betancourt, Gerardo L.: 163.
672, 676. Bianchi, Armando: 264, 267.
Barba Jacob, Porfirio: 683. Bianchi Ross, Ciro: 780, 783.
Barberis, Carmelina: 252. Bianco, José: 498, 514.
Barca, Calderón de la: 86. Bisbé, Manuel: 672.
Barletta, Amadeo: 266, 267. Blake, William: 306, 377.
Barnet, Miguel: 327, 743, 749. Blanchet, Emilio: 163.
Baroja, Pío: 493. Blanck, Hubert de:159, 694.
Barral, Germinal: 266. Blanck, Olga de: 621.
Barreda, Pedro: 585. Blanco, Juan: 223, 251, 259, 248.
Barredas, Efraín: 585. Blanco, Rafael: 22, 222.
Barreras, Antonio: 239, 447, 450. Blanco, Roberto: 611.
Barrès, Maurice: 89. Blanco Fernández de Trava, Pedro: 547, 586.
Barrientos, María: 17. Blanco Fombona, Rufino: 90.
Barrio, Adis: 509. Blasco Ibáñez, Vicente: 112, 130.
Barros, Bernardo G.: 17, 69, 73, 88, 90, 98-99, Blez, Joaquín: 202.
105, 108, 149, 134, 163. Blok, Alexander: 682, 683.
Barroso, Abelardo: 206, 253. Bobadilla, Emilio (llamado Fray Candil): 28, 30,
Bastard, Bartolomé: 246. 64, 70, 121-122, 129, 146-147.
Bastide, Roger: 458, 510. Boccaccio, Giovanni: 558.

Untitled-48 811 02/06/2010, 9:42


812 ÍNDICE ONOMÁSTICO

Bola de Nieve. Véase: Villa, Ignacio. 230, 449, 473, 474, 486, 510, 511, 513, 585,
Bolet, Jorge: 250. 669, 670, 679, 713, 730, 733-734, 748, 776,
Bonilla, Diego: 247. 777, 778, 783.
Borbolla, Carlos: 248. Buesa, José Ángel: 288, 425.
Borges, Fermín: 615, 622. Burguet, Iris: 250.
Borges, Jorge Luis: 191, 689. Burke, Elena: 264.
Borges, Max: 246. Bustamante y Montoro, Antonio: 668.
Boquet, Pedro: 624. Busto, Jorge del: 622.
Bori, Josefina: 17. Buttari, Juan José: 677.
Borja, Esther: 251, 601. Byrne, Bonifacio: 13, 16, 20, 28, 29, 30, 55, 57-
Borrero, Dulce María: 17, 28, 29, 31, 57, 59-60, 58, 218.
69, 677. Byron (George Gordon, Lord): 60, 578.
Borrero, Juana: 16, 27, 29, 80, 687.
Borrero Echeverría, Esteban: 16, 27, 28, 61, 109,
C
110, 111, 112-115, 119, 121, 125, 509.
Bosanquet, Bernard: 676. Caballero, José Agustín: 713.
Bosco (Bosch, Hieronymus, llamado El): 579. Cabrera, Alberto J.: 582, 589.
Bosch, Aurora: 256. Cabrera, Carlos: 583.
Bosch, Juan: 218. Cabrera, Guillermo: 594.
Boti, Regino: 6, 7, 8, 9, 15, 16, 24, 27, 28, 29, 31, Cabrera, Lydia: 446, 447, 457-458, 510, 664, 672,
32, 33, 34, 35, 36, 37, 38-44, 45, 47, 48, 49, 675, 744.
52, 53, 54, 55, 56, 57, 58, 61, 62, 64, 65, 69, Cabrera y Bosch, Raimundo: 113, 145, 146, 518,
70, 71, 73, 74, 75-80, 93, 105, 187, 192, 273, 730.
274, 275, 276, 277, 279, 285, 291, 292, 295, Cabrera Infante, Guillermo: 260, 261, 444, 445,
297, 303, 304, 308-311, 324, 352, 435, 667, 480, 509.
680, 797, 798. Cabrera Moreno, Servando: 228.
Bourbakis, Roberto: 621. Cabrera Pérez, Toribio: 519.
Boza, Bernabé: 153-154, 155. Cabrisas, Hilarión: 20, 30.
Boza Masvidal, Aurelio: 71, 669, 670. Caffery, Jefferson: 185.
Branly, Roberto: 260, 290, 422, 424, 425, 801. Caignet, Félix B.: 206, 207, 258, 263, 266, 319,
Braque, Georges: 241. 320.
Breá, Ramón: 189. Cairo Ballester, Ana: 186, 269, 270, 583, 591,
Brecht, Bertolt: 615, 638, 676. 592, 597.
Breijo, Obdulia: 264. Calcagno, Francisco: 127, 150.
Brémond, Henri: 311, 677, 711. Calderón de la Barca, Pedro: 86, 633.
Breton, André: 242. Caldwell, Erskine: 479, 633, 635.
Brieux, Eugenio: 74, 99. Calle, Oscar: 265.
Brito, Julio: 206. Callejas, José María: 102.
Brouzón, Claudio: 183. Cámara, Juan Antonio: 247.
Brouwer, Leo: 249. Camín, Alfonso: 318, 428.
Brull, Mariano: 276, 279, 312-314, 777, 791, 792, Campa, Miguel Ángel: 129, 519.
799. Campa González, José de la: 522.
Brun, Pierre: 81. Campo, Pepe del: 160.
Brunetière, Ferdinand: 84. Campoamor, Fernado G.: 190, 217, 232, 667,
Bruni, Humberto: 524. 677.
Bueno, Salvador: 120, 125, 126, 137, 138, 218, Campoamor, Ramón de: 80.

Untitled-48 812 02/06/2010, 9:42


ÍNDICE ONOMÁSTICO 813

Campos, Agustín: 633. Casal, Julián del: 7, 16, 27-29, 31, 34, 36, 37, 38,
Campos y de Cárdenas, Josefina: 524. 39, 45, 47, 53, 57, 58, 60, 65, 67, 75, 76, 79,
Camus, Albert: 611, 614, 642, 660. 80, 93, 114, 132, 175, 274, 291, 682, 697.
Canot, Theodore: 546, 586. Casal, Manuel: 612.
Cañizo, Braulio: 148. Casals, Pablo: 15, 249.
Capablanca, José Raúl: 25. Casals, Violeta: 265.
Caparrós, Ernesto: 258. Casanova, María Julia: 621.
Capote Riera, René: 218. Casanovas, Martín: 187, 191, 194.
Caravia, Enrique: 201, 244. Casas, Luis Ángel: 436.
Carballido Rey, José Manuel: 441, 450, 455, 456, Casas Romero, Luis: 21, 23, 671.
479. Casasús, Juan J.: 673.
Carbó, Sergio: 185. Casaus, Víctor: 591, 597.
Carbonell y Rivero, Miguel Ángel: 67, 68, 674. Casey, Calvert: 444, 445, 526.
Carbonell y Rivero, José Manuel: 29, 30, 68, 69, Casona, Alejandro: 625.
198, 667, 668, 670. Cassares, Benjamín: 603.
Carbonell y Rivero, Néstor: 67, 104, 666, 673, Castelao, Alfonso: 232.
769, 770, 773, 787. Castells, Juan: 600.
Cardenal, Teodoro: 584. Castellanos, Jesús: 7, 8, 15, 16, 17, 19, 24, 63, 65,
Cárdenas, Agustín: 241, 242. 71, 73, 88-90, 92-94, 98, 106, 109 y ss., 115-
Cárdenas, Ángel G.: 526. 118, 119, 121, 125, 127, 129, 131, 132-135,
Cárdenas, Fermina de: 129, 146. 136, 139, 149, 150, 176, 440, 450, 463, 797.
Caro, Rodrigo: 578. Castellanos, Francisco José: 7, 8, 17, 18, 63, 71,
Carpentier, Alejo: 7-9, 20, 73, 99, 186, 187, 191, 72, 88, 92, 94-96, 107, 672, 797.
202, 204, 205, 209, 220, 226, 248, 259, 263, Castellanos García, Gerardo: 666, 673.
270, 319, 320, 399, 428, 434, 448-449, 465, Castillo Armas, Carlos: 260.
471, 473, 479, 483, 485, 489, 493-497, 513, Castro, Andrés: 613, 625.
514, 520, 522, 525, 535-540, 551, 564, 565, Castro, Constantino: 444.
571-582, 584, 585, 586, 588, 589, 603, 610, Castro, Máximo: 676.
619, 647, 668, 671, 675, 703, 713, 734-737, Castro Rodríguez, Juan de: 584.
761, 766, 782, 790, 799, 800. Castro Ruz, Fidel: 7, 213, 214, 215, 422, 674,
Cardoza y Aragón, Luis: 191, 192. 769, 772, 786.
Carranza, Lucio: 260. Casuso, Teresa: 445, 522.
Carreño, Mario: 194, 201, 241, 244. Catalá, Raquel: 677.
Carreño, Teresa: 15. Catasús Bertot, Carlos: 218.
Carreras, Dino: 271. Cendrars, Blaise: 317, 428.
Carretero, José María (El Caballero Audaz): 112, Centeno, Modesto: 612, 647.
130. Cepero Bonilla, Raúl: 672.
Carricarte, Arturo R. de: 18, 74, 79, 666. Cervantes, Ignacio: 20, 159.
Carrió, Raquel: 623, 640, 646, 648, 657, 658, 660, Cervantes, María: 251.
661, 666. Cervantes y Saavedra, Miguel de: 86, 97, 114,
Carrión, Miguel de: 7, 8, 15-17, 19, 24, 63, 69, 404, 558, 578, 693.
109, 111, 113,116, 121, 122-123, 127, 128, Cesaire, Aimé: 387.
129, 130, 131, 139-142, 523, 797, 798. Céspedes, Fidel: 153.
Carroll, Lewis: 377. Céspedes, Carlos Manuel de: 66, 81, 92, 164,
Caruso, Enrico: 14. 202, 674, 727, 731.
Carvajal, Dora: 625. Céspedes, Carlos Miguel de: 184.

Untitled-48 813 02/06/2010, 9:42


814 ÍNDICE ONOMÁSTICO

Chabás, Juan: 233. Cortés, Hernán: 410.


Chacón Nardi, Rafaela: 290, 418, 419, 424, 436, Cortina, José Antonio: 65.
672, 677. Cossío Esturo, Adolfina: 429.
Chacón y Calvo, José María: 7, 8, 17, 18, 61, 66, Costa, Octavio R.: 674.
70, 71, 73, 88, 92, 95, 97-98, 106, 107, 108, Cotubanama Henríquez, Enrique: 441.
224, 227, 231, 237, 243, 283, 421, 435, 664, Craig, William J.: 610.
668, 669, 670, 674, 686, 713, 730-731, 732, Crespo, Fanny: 444.
777, 797. Cristóbal Pérez, Armando: 589.
Chao, Ramón: 514. Crowder, Enoch: 162.
Chaple, Sergio: 114, 125, 447, 471, 509, 511, 513, Cruz, Celia: 253.
587. Cruz, Manuel de la: 114, 132, 153, 670, 682, 730.
Chávez, Carlos: 249. Cruz, San Juan de la: 354.
Chávez, Pedro Pablo: 260. Cruz Espineta, Aleida: 419.
Chéjov, Antón: 77, 537, 611, 612, 613, 617, 625, Cruzet, Enrique: 208.
626. Csonka, Paul: 251.
Chibás, Eduardo R.: 210, 212, 213, 260, 264, Cuéllar, Aida: 588.
674. Cuní, Miguel: 253.
Chueg, Silvano (Chori): 252. Cuevas Zequeira, Sergio. 163
Cid, José: 602, 624, 671. Cuppy, Will: 586.
Cimarrosa, Doménico: 20
Cintas Álvarez, Santiago.
D
Cisneros, Rafael Antonio: 149, 524.
Clarín. Véase: Alas, Leopoldo. Dacosta, Hugo: 246.
Claudel, Paul: 704, 705, 713. D’Annunzio, Gabriel: 18, 77, 82, 89, 99.
Clavijo Tisseur, Arturo: 319, 518, 618, 787. Dante Alighieri: 71, 86.
Clark, Ismael: 671. Dantés, Ricardo: 265.
Clinton, Stephen: 513. Darié, Sandú: 228, 241.
Cocteau, Jean: 613. Darío, Rubén: 27, 28, 32, 34, 35, 37, 38, 40, 44,
Cofiño, Manuel: 113, 114, 125, 509, 511, 585. 53, 54, 68, 76, 80, 93, 278, 291, 292, 294,
Comte, Augusto: 122, 166, 172. 312, 404, 682, 703, 766.
Collazo, Enrique: 67, 151-153, 155. Daudet, Alphonse: 114, 132.
Conangla Fontanills, José: 666, 673. David, Juan: 190, 201, 232, 244.
Concepción Valdés, Gabriel de la (llamado Debussy, Claude: 20, 206.
Plácido): 83, 87, 102. Delahoza, Enrique. Véase: Osa, Enrique de la.
Conde Kostia. Véase: Valdivia, Aniceto. Delfín, Eusebio: 205.
Conrad, Joseph: 476. Descartes, René: 693.
Consuegra, Hugo: 241. Deschamps Chapeaux, Pedro: 673.
Contreras, Félix: 271. Desnoes, Edmundo: 449, 472, 480.
Copeau, Jacques: 610. Desnos, Robert: 494.
Cordero Leyva, Primitivo: 194. Dewey, John: 676, 719.
Córdova, Federico de: 674. Diago, Roberto: 241.
Cornet, Bartolomé: 37, 49, 62. Diago, Virgilio: 250.
Corona, Manuel: 13, 21. Díaz, Aniceto: 205, 206.
Corona, Mariano: 111. Díaz, Jesús: 513.
Corratgé, Salvador: 242. Díaz, Olallo: 161.
Corrieri, Sergio: 611, 626. Díaz de la Rionda, Silverio: 288.

Untitled-48 814 02/06/2010, 9:42


ÍNDICE ONOMÁSTICO 815

Díaz del Gallego, Pascasio: 524. Engels, Federico: 689.


Díaz Martínez, Manuel: 422, 437. Enríquez, Carlos: 6, 192, 196, 200, 201, 228, 240,
Díaz Milián, Maggie: 436. 242, 255, 441, 516, 517, 518, 524, 534, 535,
Díaz Parrado, Flora: 444, 526, 621, 629-631, 657. 562, 564-566, 734.
Díaz Quesada, Enrique: 24, 208. Enríquez, Celso: 264.
Díaz Silveira, Francisco: 27, 29. Entralgo, Elías: 232, 264, 265, 664, 668, 672, 673.
Dickens, Charles: 263. Erasmo, Desiderio: 693.
Diderot, Denis: 86. Esares Don, J. F. Véase: Fresneda Etchegayen,
Diego, Eliseo: 9, 49, 218, 222, 251, 286, 287, 289, José.
290, 344, 345, 378, 384, 387, 395-403, 420, Escardó, Rolando: 219, 289, 290, 388, 418, 420,
434, 448, 473, 480, 497, 568, 703, 707, 779, 422 y ss., 437, 794, 801.
800. Escardón, José: 624.
Diez, Barbarito: 206, 251. Escarpenter, José A.: 661.
Dihigo y Mestre, Juan Miguel: 64, 73, 669, 672. Escartín, Adela: 267.
Disney, Walt: 260. Escoto, José Augusto: 18.
Dobal, Carlos: 219, 421, 422, 437 Esmeril. Véase: Martínez, Vicente .
D’Oliva, Franco M.: 207. Espí, Roberto: 253.
Dolz, Marco Antonio: 74, 99. Espín, Vilma: 214.
Domenech, Esteban: 22, 198. Espinosa, Carlos: 658.
Domenech, Francisco: 163. Espinosa, Ciro: 517, 534, 672.
Domingo, Abelardo: 208. Espinosa, Miguel: 584.
Domínguez, Martín: 246. Espronceda, José de: 80.
Domínguez Arbelo, Juan: 610, 624. Esslin, Martín: 642, 660.
Domínguez Roldán, Francisco: 136. Esténger, Rafael: 75, 273, 303, 583, 664, 665,
Domínguez Roldán, María: 584. 666, 667, 668, 669, 670, 674, 771, 786.
D’Ors, Eugenio: 676, 715. Estévez, Lucio: 424.
Dorr, Nicolás: 173, 635, 658. Estopiñán, Roberto: 242.
Du Bos, Charles: 677, 704, 709, 713. Estrada, Abelardo: 270.
Duchesne Morillas, Manuel: 250. Estrada Palma, Tomás: 14, 152.
Du Forest, Lee: 208. Évora, José Antonio: 242.
Duncan, Isadora: 15. Evreinoff, Nicolás: 608, 655.

E F
Echániz, José. 205, 250. Fajardo, Raúl José: 624.
Echarte, José Luis: 246. Falcón, Alberto: 671.
Echeverría, José Antonio: 213, 214, 246. Falla Bonet, Eutimio: 245.
Edison, Thomas: 24. Fallis, B.: 257.
Eglevski, A.: 257. Farías, Beba: 625.
Ehrenburg, Ilia: 681. Fariñas, Carlos: 249.
Eiriz, Antonia: 242. Faulkner, William: 513.
Eisenstein, Serguéi: 209, 738. Faz, Roberto: 253.
Eluard, Paul: 368. Feijóo, Samuel: 8, 289, 333, 351-357, 388, 402,
Eliot, Thomas Stearns: 425. 420, 424, 441, 455, 456, 461, 598, 621, 669,
Ellis, Keith: 429. 707, 800.
Embale, Carlos: 253. Felipe, Carlos: 612, 616, 619-620, 621, 622, 624,

Untitled-48 815 02/06/2010, 9:42


816 ÍNDICE ONOMÁSTICO

631, 637, 646-651, 654, 657, 660, 800. 302, 311, 315-317, 333, 340-347, 350, 351,
Felipe, León: 763. 386, 388, 402, 419, 420, 600, 601, 624, 655,
Fellini, Federico: 252. 757, 791, 792, 799, 800.
Fernández, Ángel Luis: 743. Fokin, L.: 257.
Fernández, Antonio (llamado Ñico Saquito): Fokine, Michel: 255.
207, 253. Foncueva, José Antonio: 191, 193, 194, 509, 552,
Fernández, Arístides: 8, 201, 449, 463, 471-473, 679, 681-682, 683, 768, 785.
497, 509, 568, 791. Font, Ramón: 25.
Fernández, Emilio: 258. Fontanills, Enrique: 13.
Fernández, Erdwin: 611. Fornés, Rosita: 253, 264.
Fernández, Joseíto: 206, 252. Fornet, Ambrosio: 65, 110, 111, 114, 125, 378,
Fernández, Leopoldo: 602. 432, 440, 449, 472, 474, 480, 509, 512, 586.
Fernández, Macedonio: 490. Fort, Paul: 45.
Fernández, Pablo Armando: 290, 388, 419, 420, France, Anatole: 93, 110, 112, 493.
423, 426, 436, 437, 801. Franco, Francisco: 243.
Fernández, Xiomara: 264. Franco, José Luciano: 227, 232, 664, 673, 674.
Fernández Cabrera, Carlos: 441, 442, 447. Frank, César: 20.
Fernández de Castro, José Antonio: 28, 52, 61, Fray Candil. Véase: Bobadilla, Emilio.
62, 187, 191, 198, 220, 273, 294, 318, 512, Fresneda Etchegayen, José: 524.
513, 546, 585, 586, 587, 668, 762. Fréville, Jean: 676.
Fernández Ledón, Juan: 251. Freyre de Andrade, María Teresa: 234.
Fernández Prieto, Pilar: 270. Friol, Roberto: 125, 127, 128, 388.
Fernández Retamar, Roberto: 44, 62, 290, 304, Frobenius, Leo: 317, 428.
306, 307, 317, 319, 340, 363, 369, 370, 378, Fuenmayor, Jorge: 490.
381, 382, 388, 395-397, 418-423, 428, 429,
430, 432, 433, 434, 436, 669, 670, 672, 697,
G
706, 736, 777, 779, 782, 801.
Fernández Sánchez, Leonardo: 195. Gabriel, Miguel: 261.
Ferrara, Orestes: 674. Galán, Natalio: 248.
Ferraté, Juan: 233. Galano Guilarte, Nélida: 665.
Ferreira, Ramón: 444, 478, 622, 623, 626. Galarraga, Gustavo: 32.
Ferrer, Rolando: 612, 616, 619, 629-621, 624, Gallardo, Jaime: 208.
631, 637, 651-655, 657, 661, 800. Gallegos, Rómulo: 734.
Ferrer, Surama: 444, 477, 478. Galliano Cancio, Miguel: 61.
Ferrer Cabello, Antonio: 625. Gamolín, Nicolás: Véase: Masiques, Francisco.
Ferri, Enrique: 101. Gandarilla, Julio César: 68.
Fesser Ferrer, F. L.: 522. Gandhi, Mahatma: 193.
Fiallo, Fabio: 59. Garay, Sindo: 21, 205.
Figarola-Caneda, Domingo: 18, 64, 73. Garbalosa, Graziella: 523, 584.
Figueras, Francisco: 71. García, Calixto: 84, 152.
Figueroa, Isidro: 184. García, Ricardo: 208.
Finlay, Carlos J.: 14, 24. García, Sirio: 22.
Fischer, Jan O.: 3. García-Hernández, Adrián: 780.
Flaubert, Gustave: 89, 132, 734. García Agüero, Salvador: 264, 266, 673.
Fleites, Virginia: 247. García Bárcena, Rafael: 214, 288, 676.
Florit, Eugenio: 8, 9, 191, 192, 278, 289, 290, García Calderón, Ventura: 416, 666.

Untitled-48 816 02/06/2010, 9:42


ÍNDICE ONOMÁSTICO 817

García Caturla, Alejandro: 6, 190, 204, 206, 247, Giraudoux, Jean: 659.
322, 429, 494, 571, 671, 675, 791. Giró, Alberto: 207.
García Caturla, Othón: 190. Girona, Julio: 241.
García del Cueto, Mario: 264. Girona, Mario: 246.
García Espinosa, Julio: 259, 261, 271, 615. Gluck, Christof Willibald: 20.
García Garófalo Mesa, Manuel: 67, 673, 674. (Ver Godoy, Armando: 666.
Dicc. y primera mención) Gómez, José Miguel: 14, 129.
García Galló, Gaspar Jorge: 664, 676. Gómez, Juan Gualberto: 15, 16, 19, 67, 729, 784.
García Hernández, Rogelio: 526. Gómez, Juan Vicente: 192.
García Lorca, Federico: 321, 370, 373, 387, 408, Gómez, Máximo: 106, 153, 154, 155, 156, 296,
411, 609, 611, 612, 625, 626, 633, 652, 763. 674.
García Márquez, Gabriel: 478. Gómez, Rafael (Teofilito): 21.
García Marruz, Fina: 9, 218, 222, 286, 287, 378, Gómez, Tito: 253.
382, 384, 386, 389, 392, 394-396, 397, 398, Gómez-Lubián, Agustín Chiqui: 290, 425.
399, 401, 402, 403, 420, 432, 433, 434, 596, Gómez Carrillo, Enrique: 99, 191.
598, 667, 669, 706, 709-713, 775, 779, 780, Gómez de Avellaneda, Gertrudis: 18, 65, 71, 76,
786, 787, 800. 88, 97, 99, 163, 175, 202, 629, 632, 692.
García Menocal, Mario: 14. Gómez de la Serna, Ramón: 710.
García Mesa, Héctor: 258, 271. Gómez Fernández, José Jorge: 444.
García Rojas, Heliodoro: 111, 440, 450. Gómez García, Raúl: 290, 425, 769.
García Ronda, Denia: 540, 585. Gómez Kemp, Vicente: 319, 758.
García Tudurí, Mercedes: 676, 677. Gómez Martínez, José Luis: 72.
García Tudurí, Rosaura: 677. Gómez Sampera, Ernesto: 246.
García Vega, Lorenzo: 218, 378, 403. Gómez Sicre, José: 202, 244.
Garcilaso de la Vega: 379. Gómez Wangüemert, Luis: 221, 671.
Garmendía, Miguel: 672. Gomiz, Pepe: 160.
Garrido, Alberto: 258, 602. Goncourt, Jules: 45.
Garrido, Andrés: 246. Góngora y Argote, Luis de: 86, 278, 321, 379,
Garrigó, Roque Eugenio: 519. 404.
Garzón Céspedes, Francisco: 173. González, Carmelo: 241, 242.
Gastón, Miguel: 245, 246. González, Celina: 252.
Gattorno, Antonio: 200, 201, 228, 240. González, Félix: 253.
Gautier, Teófilo: 263. González, Francisco: 185.
Gay Calbó, Enrique: 20, 163, 669, 670, 673. González, Hilario: 6, 247, 248.
Gayol Fernández, Manuel: 672. González, Jorge A.: 250, 656.
Gaunard, Julio: 591. González, José Luis: 428.
Gaztelu, Ángel: 218, 222, 378, 386, 432. González, Luis (Neno): 205, 253.
Gelabert, Florencio: 242. González, Manuel Pedro: 111, 125, 510, 668,
Gelada, José: 615. 766.
Genet, Jean: 613, 660. González, Reynaldo: 272.
Ghiraldo, Alberto: 666. González Allué, Jorge: 322.
Giacoman, Helmy F.: 589. González Carrasco, Justo: 517, 522.
Giberga, Eliseo: 68. González Curquejo, Antonio: 18, 61, 671.
Gil, Luz: 160. González de Cascorro, Raúl: 441, 455, 456, 479-
Gilden, R. G.: 501, 514. 480, 623.
Giraudier, Antonio: 420, 424, 436. González del Valle, Francisco: 69, 667, 668, 674,

Untitled-48 817 02/06/2010, 9:42


818 ÍNDICE ONOMÁSTICO

677. Guirao, Ramón: 280, 317, 318, 319, 446, 447,


González Echevarría, Roberto: 585. 457.
González Freire, Natividad: 621, 657, 658, 671. Guiteras, Antonio: 184, 185, 186, 209, 211.
González Mántici, Enrique: 248, 249, 253. Guiteras y Font, Pedro José Patricio: 740.
González Martínez, Enrique: 32, 734. . Gullón, Ricardo: 33.
González Palacios, Carlos: 189. Gutiérrez, Bienvenido Julián: 207.
González Puig, Ernesto: 241, 242. Gutiérrez, Gustavo: 194.
González Romero, Raúl: 246. Gutiérrez Alea, Tomás: 258, 261, 271, 418, 437,
González Rubiera, Vicente: 270. 625.
González y Contreras, G.: 510. Gutiérrez Nájera, Manuel: 93, 784.
Gorki, Máximo: 611, 617, 633, 637, 676. Guyau, Marie-Jean: 69, 83.
Grajales, Mariana: 92. Guzmán, Adolfo: 253.
Gramatges, Harold: 6, 223, 235, 247, 248, 251,
271, 615, 671, 735, 782.
H
Grau San Martín, Ramón: 185, 210, 211, 213, 611
Graves, Robert: 586. Halvares, Enrique: 189.
Greco (Domenico Theotocopuli, llamado El): Harlan, Richard: 208, 209.
86, 377. Hart, Armando: 214.
Grenet, Eliseo: 21, 205, 206, 207, 253, 322, 429, Haya, María Eugenia: 202.
600. Haya de la Torre, Víctor Raúl: 193, 194.
Grenet, Neno: 322. Haydn, Franz Joseph: 20.
Griñán Peralta, Leonardo: 189, 667, 673, 674, Haydú, Jorge: 259.
768, 785. Heidegger, Martin: 397, 398, 698, 704.
Guadarrama, Pablo: 108. Heifetz, Jacha: 249.
Guerra, Juan: 614. Hellman, Liliam: 614.
Guerra, Ramiro: 256. Hemingway, Ernest: 482.
Guerra Flores, José: 219, 421, 422, 436, 437. Henríquez Ureña, Camila: 227, 264, 672.
Guerra y Sánchez, Ramiro: 7, 8, 15, 17, 19, 65, Henríquez Ureña, Max: 17, 18, 19, 30, 65, 66,
70, 429, 597, 664, 669, 672, 673, 695, 713, 70, 72, 88, 92-93, 106, 118, 125, 132, 133,
727-729, 730, 777, 790, 799, 800. 134, 136, 149, 163, 176, 197, 227, 421, 523,
Guerrero, Félix: 248. 584, 665, 668, 731, 776, 782.
Guerrero, María: 17, 606. Henríquez Ureña, Pedro: 28, 61, 71, 90, 92, 95,
Guevara, Ernesto Che: 264, 708, 772. 191, 312, 317, 603, 726, 734.
Guide, Ángel: 739. Heráclito: 72, 93, 94, 722.
Guillén, Francisco: 404. Herancourt, Edmond: 45.
Guillén, Jorge: 697. Herbello, Juan: 265.
Guillén, Nicolás: 8, 9, 32, 76, 78, 136, 188, 191, Heredia, José Francisco de: 87.
204, 220, 221, 232, 239, 247, 248, 251, 259, Heredia, José María: 88, 93, 297, 668, 674, 687,
264, 275, 281, 283, 286, 288, 292, 317, 318, 731, 746, 793.
319, 321- 327, 332, 338, 370, 403, 404-418, Heredia, Nicolás: 9, 18, 28, 57, 60, 62, 75, 87, 97,
420, 428, 429, 435, 460, 510, 593, 611, 618, 115.
619, 625, 632, 636, 657, 658, 664, 668, 742, Hernández, Felisberto: 490.
747, 757, 762, 776, 791, 792, 799, 800. Hernández, Gisela: 6, 247.
Guillot, Olga: 253. Hernández, Helmo: 611.
Guiral Moreno, Mario: 65, 66, 104, 671, 675. Hernández, Manuel (llamado Hernán d’Aquino):
Güiraldes, Ricardo: 755. 189.

Untitled-48 818 02/06/2010, 9:42


ÍNDICE ONOMÁSTICO 819

Hernández, Miguel: 368. Ionesco, Eugène: 622, 660.


Hernández Cárdenas, José (llamado Hercar): Iraizoz, Antonio: 69, 665.
201, 243. Iris, Esperanza: 17.
Hernández Catá, Alfonso: 9, 17, 84, 109, 110, Isidrón, Chanito: 252.
111, 112, 119-121, 125, 127, 129, 131, 132, Istrati, Panait: 681.
135-139, 319, 435, 445, 447, 448, 450, 526, Iznaga, Alcides: 288, 289, 441, 447, 455, 456,
687, 714, 770, 786. 518, 534, 535.
Hernández Miyares, Enrique: 13, 30. Iznaga, Diana: 102, 745, 783.
Hernández Giro, Rodolfo: 198. Iznaga, Inocente (llamado El Jilguero): 252.
Hernández Otero, Ricardo: 270, 437, 439, 509,
587, 665, 778, 785.
J
Hernández Toledo, Eduardo: 260.
Herrera y Reissig, Julio: 28. Jamís, Fayad: 241, 290, 388, 418, 419, 423, 436,
Hidalgo, Manuel P.: 189. 801.
Hierrezuelo, Lorenzo: 251. Jammes, Francis: 53.
Hölderlin, Friedrich: 306, 377. Jiménez, Juan Ramón: 220, 234, 283, 340, 353,
Honan de Ternblom, Enma: 584. 354, 373, 379, 387, 390, 394, 418, 425.687,
Hons, Ernesto: 585. 704, 705, 715, 784.
Horruitiner, Lino: 189. Jiménez, Ghiraldo: 32.
Hostos, Eugenio Maria: 726. Jiménez Rivery, Giraldo: 583.
Hughes, Langston: 318, 321. Jorge Cardoso, Onelio: 7, 9, 239, 247, 265, 441,
Hugo, Víctor: 87. 450, 455-456, 473, 478, 497, 502-508, 791,
Huidobro, Vicente: 303. 800.
Humboldt, Alejandro: 748. Jorrín, Enrique: 253.
Hurtado de Mendoza, José: 201. Jorrín, José Silverio: 82.
Husson, Margaret S.: 513. Jouvet, Louis: 610.
Huxley, Aldous: 513. Joyce, James: 513.
Huysmans, Joris Karl: 119, 734. Juan, Adelaida de: 271.
Juan Manuel (Infante Don): 558.
Junco, Emilio de: 245, 246.
I
Junco, Juan Jorge: 250.
Ibarra, Jorge: 147, 149, 150. Justiniani, Marta: 264.
Ibárruri, Dolores: 763. Jústiz del Valle, Tomás: 129, 149, 672.
Ibarzábal, Federico de: 32, 33, 34, 445, 449, 476-
477, 509, 521, 523, 525.
K
Ibsen, Henryk: 169, 611.
Ichaso, Francisco: 184, 191, 608, 666-667, 668, Kaiser, Georg: 613.
671. Kafka, Franz: 223, 580, 642.
Ichaso, León: 163. Kalidasa: 20.
Ichikawa, Emilio: 101, 108. Kant, Emmanuel: 689, 721, 726.
Iglesia, Álvaro de la: 84, 111, 121, 122. Karajan, Herbert von: 249.
Iglesias, Aracelio: 212, 266. Karreño, Mario. Véase: Carreño, Mario.
Infiesta, Félix: 674. Kaye, N.: 257.
Ingenieros, José: 664, 680, 681, 694, 719. Keller, Helen: 338.
Insúa, Alberto: 526, 584. Kierkegaard, Sören: 305.
Ínsua, Waldo A.: 129, 146. Kipling, Rudyard: 77, 89, 120, 476.

Untitled-48 819 02/06/2010, 9:42


820 ÍNDICE ONOMÁSTICO

Klee, Paul: 241. León Felipe. Véase: Felipe (León).


Kleiber, Erich: 249. Leonov, Leonid: 611.
Kock, Paul de: 208. Leontieva, Anna: 256.
Kriza, J.: 257. Lezama Lima, José: 7, 8, 9, 218, 222, 242, 244,
Kropotkine, Piotr A., príncipe: 130. 251, 254, 270, 271, 284, 285, 287, 288, 290,
Kuchilán, Mario: 591. 378-384, 386, 390, 391, 394, 395, 398, 400,
402, 423, 425, 432, 434, 448, 472, 480, 497,
511, 568, 664, 667, 669, 676, 696-703, 704,
L
706, 707, 709, 711, 712, 713, 719, 727, 744,
Labrador Ruiz, Enrique: 8, 448, 450, 455, 456, 775, 778, 779, 780, 787, 791, 792, 800.
471, 472, 473-76, 497,525, 562-64, 568, 571, Le Riverend, Julio: 67, 68, 100, 101, 104, 108,
791, 800. 190, 220, 664, 673.
Lachatañeré, Rómulo: 446, 447, 457, 458-60, Leyva, Armando: 74, 75, 110, 112, 121, 124, 150,
675, 677, 799. 428.
Laffita Navarro, María: 526. Licea, Manuel: 253.
Lafargue, Pablo: 676. Lifschitz, Mijaíl: 676
Lam, Wifredo: 6, 201, 228, 241, 242, 244, 429, Limia, Miguel Ángel: 680.
675, 736, 793. Lincoln, Abraham: 87.
Lamar, Hortensia: 677. Lizaso, Félix: 28, 52, 61, 62, 71, 95, 191, 198,
Lamar Schweyer, Alberto: 72, 73, 186, 187, 517, 273, 294, 664, 665, 666, 667, 668, 669, 670,
523, 534, 668, 674, 675. 671, 730, 762, 771, 782, 786, 787.
Lamartine, Alphonse de: 578. Llaverías, Joaquín: 73, 277, 673.
Lapique, Zoila: 743, 783. Llerena, Lilliam: 611.
Lara, Justo de. Véase: Armas y Cárdenas, José de. Lles y Berdayes, Fernando: 17, 30, 69, 72, 88, 93-
Larra, Mariano José de: 682. 94, 106, 190, 217, 664, 675.
Lasalle, Ferdinand: 85. Lles, Francisco: 30.
Lastra, Pedro: 585. Llinás, Guido: 241.
Lauderman, Gladys: 244. Lombroso, César: 81, 100, 101.
Laurens, Emil: 254. Longa, Rita: 242.
Laurent, Emilio: 202, 591. Lope de Vega: Véase: Vega y Carpio, Lope de.
Lautréamont (Isidore Ducasse, llamado el): 306, López, Álvaro: 161, 172.
377. López, Antonio (Calvo): 161.
Lawrence, D. H.: 513 López, César: 424, 437.
Lavié, Nemesio: 674 López, Jesús J.: 111, 149.
Lazo, Raimundo: 65, 72, 104, 418, 421, 436, 665, López, Orestes: 252.
667, 668, 669, 670, 672, 713, 730, 732-733, López, Oscar Luis: 207, 270, 272.
739, 776, 777, 782. López, Pirolo: 160.
Leal, Rine: 160, 164, 172, 601, 624, 644, 655, 656, López, Rafael: 206.
657, 660, 661. López, Reinaldo: 609.
Lecuona, Ernesto: 163, 205, 206, 208, 253, 257, López, Regino: 160.
600, 601, 602. López, René: 16, 28, 29, 30, 56, 57, 60-61.
Lenin, Vladimir I.: 368, 695. López-Nussa, Leonel: 584, 671.
León, Argeliers: 6, 228, 247, 248, 256, 744. López Lemus, Virgilio: 355, 430, 431, 734.
León, César Luis. Véase: Sánchez Pérez, López Méndez, A.: 201.
Eugenio. López Morales, Eduardo: 424, 437.
León, Fray Luis de: 40, 354. López Leyva, Francisco: 519, 524.

Untitled-48 820 02/06/2010, 9:42


ÍNDICE ONOMÁSTICO 821

López Ramírez, Tomás: 501, 514, 588. 628, 674, 732, 740, 789, 792, 794, 795.
López Segrera, Francisco: 20, 21, 215, 271, 665, Madrigal, José A.: 661.
679, 777. Maeterlinck, Maurice: 305, 611, 625, 647.
López Valladares, Ramón: 584. Malaret, Niso: 622.
Loredo, Rómulo: 419. Malatesta, Errico: 130.
Lorenzo, Raúl: 674. Malato, Charles: 130.
Lorenzo Luaces, Joaquín: 163, 611. Malinowski, Bronislaw: 745.
Lorrain, Jean: 18, 45, 77. Mallarmé, Stéphane: 60, 77, 278, 313, 704.
Loveira, Carlos: 7, 8, 15, 16, 17, 24, 63, 69, 109, Malreaux, André: 578.
111, 113, 116, 121, 123-124, 127, 128, 129, Manet, Eduardo: 615, 621, 622, 625.
129, 130, 131, 136, 139, 142-145, 175, 518, Mann, Thomas: 575.
523, 604, 605, 797. Manrique, Jorge: 348.
Low, Mary: 189, 270. Mansour, Mónica: 428.
Loy, Ramón: 201. Mantilla, Pedro: 672.
Loynaz, Dulce María: 287, 288, 333, 347-352, Manuel, Víctor: 6, 21, 192, 194, 196, 199, 201,
420, 523, 525, 566-568, 583, 587, 777, 792, 228, 232, 240, 241.
800. Mañach, Jorge: 7, 83, 107, 184, 186, 187, 191,
Loynaz, Enrique: 8, 9, 273. 192, 196, 197, 226, 244, 251, 298, 421, 423,
Lozano, Alfredo: 222, 242. 521, 523, 585, 603, 604, 605, 608, 664, 666,
Lozano, Manuel: 149. 667, 668, 669, 670, 671, 674, 675, 677, 680,
Ludwig, Emil: 774, 786. 683, 685, 695, 701, 702, 705, 713-720, 721,
Lucrecio, Tito Caro: 40. 724, 725, 727, 730, 770, 771, 772, 774, 776,
Lugones, Leopoldo: 28. 780, 786, 791, 799.
Lugo-Viña, Ruy de: 66, 74. Mar, Aníbal de: 258.
Luis, Adolfo de: 612, 614. Marcos, Miguel de: 91, 121, 123, 443, 522, 524.
Luis, Raúl: 424. Marechal, Leopoldo: 681.
Lufríu, René: 673, 674. Mariani, Teresa: 17.
Luhrsen, Ñico: 260. Mariátegui, José Carlos: 191, 192, 194, 513, 557,
Lukács, Gyorgy: 676 664, 676, 680, 681, 726, 754, 758.
Luz León, José de la: 74, 667, 675 Maribona y Pujol, Armando: 22, 198.
Luz y Caballero, José de la: 66, 69, 83, 84, 87, Marín, Thelvia: 424, 425, 436.
695, 708, 713, 718, 723, 724, 727, 733. Marín Varona, José: 600.
Marinello, Juan: 6, 7, 8, 19, 21, 25, 76, 104, 136,
182, 184, 191, 192, 209, 220, 232, 234, 239,
M
259, 264, 270, 274, 291, 297, 301-303, 307,
Macau García, Miguel Ángel: 61, 69, 72, 519, 317, 319, 324, 326, 330, 363, 429, 430, 509,
604. 510, 580, 582, 583, 585, 587, 589, 594, 595,
Macedo de Sánchez de Fuentes, Concepción: 584 597, 598, 618, 619, 632, 633, 663, 664, 666,
Maceo, Antonio: 78, 79, 83, 84, 153, 154, 155, 667, 668, 669, 671, 672, 674, 675, 677, 679,
156, 365, 519, 673, 674, 727, 733. 685, 686, 689, 693, 695, 709, 715, 739, 750-
Machado, Antonio: 425, 763. 767, 776, 780, 783, 784, 786, 793.
Machado, Francisco: 524 Maritain, Jacques: 704.
Machado, Gerardo: 7, 65, 68, 73, 121, 138, 148, Markova, Alicia: 255.
181, 182, 183, 184, 186, 189, 194, 197, 202, Márquez, Alexis: 585.
203, 208, 209, 211, 214, 216, 269, 277, 285, Márquez Sterling, Manuel: 67, 664, 669, 673,
295, 301, 320, 445, 513, 522, 591, 595, 596, 674, 773, 787.

Untitled-48 821 02/06/2010, 9:42


822 ÍNDICE ONOMÁSTICO

Marquina, Rafael: 608, 611, 624, 667, 674. Massip, José: 261.
Marré, Luis: 424. Mata, Pedro: 112, 130.
Marrero y Artiles, Leví: 445, 521. Matamoros, Mercedes: 30, 31.
Martí , Amelia: 251, 264. Matamoros, Miguel: 205.
Martí, Berta: 251, 264. Matas, Julio: 615.
Martí, José: 8, 9, 13, 15, 16, 27, 28, 29, 31, 34, 35, Matilla, Julio: 242.
36, 37, 38, 44, 45, 53, 57, 60, 65, 67, 72, 76, Maupassant, Guy de: 110, 122, 130, 132, 136,
77, 78, 79, 84, 85, 90, 92, 93, 102, 109, 119, 469.
120, 132, 155, 163, 164, 175, 176, 192, 194, Mauri, José Wencewslao: 584.
195, 198, 202, 215, 222, 225, 237, 239, 274, Mauri, Manuel: 160.
291, 334, 340, 365, 386, 387, 391, 393, 396, Mayol Martínez, Jaime: 129, 149, 163, 164.
419, 608, 632, 665, 66, 667, 674, 682, 683, Mazas Garbayo, Gonzalo: 441, 442, 471, 511.
686, 687, 689, 690, 694, 695, 700, 702, 703, Maza y Artola, Juan José: 672.
708, 709, 710, 711, 713, 715, 717, 718, 722, Medina, Enrique: 615.
723, 725, 727, 729, 733, 735, 748, 750, 753, Medina, Pablo: 264.
761, 763, 765, 767-776, 786, 787, 793, 794. Mehring, Franz: 676.
Martín, Edgardo: 6, 204, 247, 248, 259, 271, 272. Mella, Julio Antonio: 7, 72, 182, 183, 185, 186,
Martín, Juan Luis: 264, 677. 191, 193, 195, 197, 293, 426, 663, 674, 679-
Martínez, Julia: 69. 680, 681, 682, 768, 772, 776, 778, 785, 787,
Martínez, Orlando: 250. 799.
Martínez, Vicente: 259, 618, 686 Melon, Alfred: 321, 585.
Martínez Allende, Felipe: 610 Méndez, José Antonio: 252.
Martínez Allende, Francisco: 255, 610, 659. Méndez, Josefina: 256.
Martínez Aparicio, Julio: 234, 612, 614, 647. Méndez, Manuel Isidro: 666, 667, 770, 771, 772,
Martínez Bello, Antonio: 671, 768, 785. 773, 774, 786.
Martínez Casado, Luisa: 159, 162, 163. Méndez Capote, Renée: 673.
Martínez Estrada, Ezequiel: 707. Méndez Gispert, Amado: 112.
Martínez Inclán, Pedro: 202, 245. Méndez y Soto, E.: 588.
Martínez Márquez, Guillermo: 523. Mendieta, Carlos: 185.
Martínez Martínez, Julia: 677. Mendoza, Celeste: 253.
Martínez Ortiz, Rafael: 673. Menéndez, Aldo: 288, 289.
Martínez Pedro, Luis: 201, 228, 241. Menéndez, Jesús: 211, 259, 266, 417, 636.
Martínez Villena, Rubén: 6, 7, 8, 20, 32, 33, 56, Menéndez, Gabriel: 245, 246.
62, 103, 136, 172, 182, 183, 184, 185, 186, Menéndez, Nilo: 205, 206.
187, 191, 193, 274, 275, 281, 290, 291, 293, Menéndez Pidal, Ramón: 73, 97, 234.
295-298, 300, 301, 302, 418, 426, 463, 509, Menéndez y Pelayo, Marcelino: 73, 85, 88, 97,
523, 596, 663, 669, 679, 680-681, 682, 683, 731.
687, 689, 716, 719, 753, 778, 789, 798, 799. Menocal, Armando: 6, 21, 22, 23, 176, 198.
Marx, Carlos: 85, 689. Menuhin, Yehudi: 249.
Masdeu Reyes, Jesús: 129, 147-148, 520, 524. Mercader, Caridad: 763.
Masiques, Francisco: 193. Mercado, Manuel: 774.
Masó, Bartolomé: 365. Merino Acosta, Luz: 201, 270.
Maspons Franco, Juan: 519. Mesa, Blanca Mercedes: 251, 258, 322.
Masó, Beatriz: 245. Mesa Sanabria, Otilio: 441, 442.
Massaguer, Conrado: 22, 90, 201. Mestre, Goar: 263, 266, 267.
Massine, Leonide: 255. Mestre, Laura: 17, 18, 668, 670.

Untitled-48 822 02/06/2010, 9:42


ÍNDICE ONOMÁSTICO 823

Mestre Fernández, Alfredo: 444, 526. Morales Lemus, José: 87.


Meyerhold, Vsevolod: 610. Morales Maceo, Francisco: 218.
Meza, Ramón: 67, 112, 566. Morand, Paul: 510.
Milanés, María Luisa: 32. Morandeira, Mary: 584.
Milenoff, George: 254. Moré, Benny: 253.
Milián, Raúl: 228, 241. Moreda, Luis: 584.
Milla, Fernando de la: 524 Morejón, Nancy: 317, 327, 428, 429, 661
Millares Vázquez, Manuel: 441, 442, 526. Moreno Fraginals, Manuel: 218, 728, 729, 781,
Mille, Agnes de: 255. 782.
Mirabeau, Victor Riqueti (marqués de): 86. Morín, Francisco: 612, 613, 614, 625, 626.
Miranda, Manuel María: 127. Morúa Delgado, Martín: 127.
Miravalles, Reinaldo: 265. Moya Diez, Humberto: 218.
Mirella, José Antonio: 732. Muffat, Curtis: 22.
Miró Argenter, José: 66, 153, 154-155, 156. Muguercia, Magaly: 612, 613, 656, 657.
Mistral, Gabriela: 232, 692, 784. Muñoz, Honorio: 265.
Mitjans, Aurelio: 670, 777. Muñoz, Miguel: 170.
Miyares Bermúdez, Eloína: 429. Muñoz Bustamante, Mario: 74.
Modigliani, Amadeo: 377. Muñoz de Quevedo, María: 205, 228, 250, 671.
Molière (Jean-Baptiste Poquelin, llamado): 612, Murdock Snaidas, James: 512.
632. Musset, Alfred de: 612.
Molina, Tirso de: 71.
Molnat, Ferena: 611.
N
Montagú, Guillermo de: 61, 129, 149.
Montaigne, Michel de: 86, 600. Navarrete, Miguel A.: 164.
Montalvo, Federico de: 726. ¿? Navarro, Desiderio: 435.
Montaner, Rita: 23, 205, 600. Navarro, Miguel: 611.
Monte, Laureano del: 161. Navarro Lauten, Gustavo: 419, 667
Montelieu, Eduardo: 245. Navarro Luna, Manuel: 8, 32, 61, 188, 191, 220,
Montenegro, Carlos: 192, 194, 443, 444, 450, 275, 276, 280, 283, 286, 291, 303, 304-306,
459, 462, 463, 465, 467, 468-471, 524, 551- 308, 327, 330-332, 357, 361-366, 430, 756,
556, 586, 587, 609, 634, 799. 757, 762, 792, 799.
Montero, Susana: 442, 509, 510, 583, 584. Naya, Francisco: 250.
Montero Agüero, José A.: 622. Neruda, Pablo: 363, 367, 425.
Montero Mendoza, Víctor: 218. Nerval, Gérard de: 306, 377.
Montes Capote, José: 610. Neutra, Richard: 245.
Montes de Giberga, María Teresa: 15. Nicola, Isaac: 250.
Montes de Oca, Amador: 189. Nieto de Herrera, Carmela: 584.
Montes, Susana: 431. Nietzsche, Friedrich: 69, 77, 79, 89, 122, 130,
Montesco, Miguel: 611. 142, 166, 172, 676.
Montes Huidobro, Matías: 622, 623. Nieves, Dolores: 135, 150.
Montori, Arturo: 69, 129, 147, 523, 672, 727. Nijinska, Bronislava: 255.
Montoro, Rafael: 64. Nin, Joaquín: 671.
Morales, Leonardo: 202. Nolasco, Sócrates: 20.
Morales, Luisa María: 208. Nordau, Max: 81, 130, 144.
Morales, Obdulio: 252. Noriega, Nono: 160.
Morales de Allouis, Hilda: 584. Norton, Telma: 265.

Untitled-48 823 02/06/2010, 9:42


824 ÍNDICE ONOMÁSTICO

Nostradamus (Michel de Nostre Dame, Ortiz, Miguel Ángel: 264.


llamado): 377. Orts Ramos, Mario: 208.
Novalis (Friedrich von Hardenberg, llamado): Osa, Enrique de la: 191, 193, 333, 788
305. Otero Masdeu, Lisandro: 237, 444, 445, 480,
Novás Calvo, Lino: 7, 191, 445, 447, 448, 450, 801.
473, 481-488, 497, 512, 513, 525, 545-551, Ovidio (Publio Ovidio Nasón): 869.
571, 584, 586, 588, 604, 605, 690, 746, 799. Oviedo, Luis: 253.
Novoa, Rosario: 228, 245.
Nuez, René de la: 243.
P
Núñez, Isidoro: 419, 423.
Núñez, Serafina: 287. Pacheco Bonet, Benigno: 218.
Núñez Jiménez, Antonio: 674. Paderewsky, Ignacio: 15.
Núñez Machín, Ana: 420. Padilla, Heberto: 418, 425, 437.
Núñez Olano, Andrés: 191, 264, 273, 275, 303. Padura Fuentes, Leonardo: 514.
Núñez Parra, Andrés: 194. Páez Zamora, Serapio: 521.
Núñez Pascual, Alfredo: 236. País, Frank: 214, 425.
Paisiello, Giovanni: 20.
Palacios Estrada, Francisco: 189.
O
Palau, Rafael: 160, 600.
Ocampo, Silvina: 710. Palés Matos, Luis: 317, 318, 319, 428.
Oddets, Clifford: 609, 613. Palma, Ricardo: 122.
Odena, Lina: 373. Papastamatíu, Basilia: 434.
Oliva y Viredo, Tomás: 241. Pardo Bazán, Emilia: 112, 130.
Oliver Labra, Carilda: 290, 418, 419, 420, 424, Pardo Llada, José: 264.
425, 436, 801. Parés, José: 257.
Olmedo, José Joaquín: 87. Parrado, Gloria: 622.
O’Neill, Eugene: 513, 603, 611, 612, 613, 628, Parrington, Verno L.: 91.
633, 657. Pascal, Blaise: 379, 689, 699, 704, 709, 722.
Onís, Federico de: 292. Pascual, Sarah: 191.
Oraá, Francisco de: 388. Paula Coronado, Francisco de: 673.
Oraá, Pedro de: 242, 419, 423, 424, 436. Paulín, Carlos: 633.
Orbón, Julián: 6, 218, 22, 247. Pavis, Patrice: 172, 173, 659, 660.
Orlando, Felipe: 190, 201, 241, 244. Pavlova, Ana: 14.
Orozco, José Clemente: 6, 734. Pedroso, Irma: 520, 523.
Ortega, Antonio: 444, 450, 478, 526. Pedroso, Luis Alberto: 74, 98, 99, 105, 108.
Ortega, Gregorio: 479, 522, 588. Pedroso, Regino: 8, 31, 32, 55, 191, 194, 220,
Ortega, Hilario: 258. 251, 264, 275, 282, 283, 286, 291, 294, 297,
Ortega y Gasset, José: 72, 664, 694, 714, 719, 306, 319, 320, 327-330, 332, 357-361, 429,
721, 724, 726, 752, 760. 430, 509, 680, 791, 792, 799, 800.
Ortiz, Fernando: 7, 8, 13, 15, 17, 19, 65, 66, 71, Pegudo, Rafael: 202.
73, 90, 91, 99-104, 105, 108, 195, 198, 209, Peláez, Amelia: 6, 21, 200, 241, 242, 494.
220, 224, 225, 227, 231, 237, 244, 251, 264, Penichet, Antonio: 147.
317, 324, 428, 435, 456, 458, 459, 510, 585, Peña, Umberto: 242.
586, 664, 669, 671, 672, 673, 674, 677, 678, Peña, Lázaro: 266, 632.
680, 685, 695, 709, 739-750, 780, 782, 783, Peón, Ramón: 208, 258, 260.
790, 791, 797, 798, 799, 800. Peraza Sarauza, Fermín: 227, 238, 239, 785.

Untitled-48 824 02/06/2010, 9:42


ÍNDICE ONOMÁSTICO 825

Perdomo Cruz, Gustavo: 606, 607-608. Pita, Santiago: 732.


Pereda Valdés, Ildefonso: 317, 318. Pita Rodríguez, Félix: 220, 221, 251, 306-308,
Perera Soto, Hilda: 447, 477. 374, 378, 431, 432, 448, 450, 455, 456, 465,
Pérez, Emma: 449. 473, 483, 488, 493, 513, 568, 611, 618, 619,
Pérez, Faustino: 214. 632, 791, 800.
Pérez, Jesús: 252. Pita Rodríguez, Francisco: 190.
Pérez, José María: 266. Pla, Mirta: 256.
Pérez, Marta: 250. Plácido. Véase: Valdés, Gabriel de la Concepción.
Pérez Cabrera, José Manuel: 673, 777. Planas, Juan Manuel: 130, 148.
Pérez Cisneros, Guy: 222, 671. Plejanov, Gueorgui: 676, 739.
Pérez de Acevedo, Roberto: 522. Plotino: 709.
Pérez de Zambrana, Luisa: 18, 82, 403. Platón: 689.
Pérez de la Riva, Juan: 218. Poe, Edgar Allan: 77, 86, 124, 469.
Pérez Díaz, Eliseo: 519. Pogolotti, Graziella: 199, 228, 270.
Pérez Galdós, Benito: 136. Pogolotti, Marcelo: 22, 132, 149, 199, 201, 240,
Pérez Prado, Dámaso: 252. 244, 270, 443, 509, 524, 525, 624, 664, 669,
Pérez Rodríguez, Luis: 672. 670, 671, 793.
Pérez Sentenat, César: 204. Polo, Marco: 377.
Perojo, Alfredo: 633. Pomares, Raúl: 626.
Picasso, Pablo: 241, 317, 761. Ponce, Fidelio: 6, 200, 201, 228, 240, 791.
Pichardo, Francisco Javier: 16, 29, 30, 31, 57, 59, Ponce de León, Cuqui: 614.
61. Poncet y Cárdenas, Carolina: 17, 66, 70, 73, 668,
Pichardo, Hortensia: 673. 670, 672, 797.
Pichardo, Manuel Serafín: 30. Pons, Agustina: 584
Pichardo Moya, Felipe: 189, 275, 318, 429, 610, Ponte Domínguez, Francisco: 197, 673, 674.
624, 669, 670, 746. Portell Vilá, Herminio: 673, 674, 727.
Pickford, Mary: 24. Pons, Carlos: 602.
Piedra-Bueno, Andrés de: 197, 217, 665, 669, Porro, Ricardo: 246.
670, 678, 679, 777, 785. Portillo de la Luz, César: 252.
Piedra Martel, Manuel: 155-156, 596-597, 673. Portocarrero, René: 6, 218, 228, 241, 242, 429,
Pinelli, Germán: 264. 581, 790.
Piñera, Humberto: 664, 676. Portuondo, Fernando: 236, 673.
Piñera, Virgilio: 8, 9, 218, 220, 222, 244, 288, Portuondo, José Antonio: 7, 63, 64, 91, 104, 116,
289, 378, 382, 387-388, 420, 432, 449, 472, 172, 173, 194, 218, 220, 221, 237, 238, 259,
473, 480, 497-502, 525, 568-571, 613, 616, 264, 295, 317, 319, 421, 423, 426, 436, 446,
619, 620, 621, 622, 623, 624, 626, 631, 637- 449, 486, 509, 510, 513, 558, 580, 581, 582,
645, 651, 654, 656, 657, 658, 659, 660, 669, 583, 584, 585, 587, 588, 625, 657, 665, 668,
712, 791, 799. 669, 670, 675, 676, 677, 679, 686, 687-691,
Piñeiro, Ignacio: 205, 251. 718, 727, 733, 734, 735, 739, 749, 767, 769,
Piñeyro, Enrique: 64, 70, 80, 82, 83, 85, 87-88, 770, 771, 773, 776, 777, 778, 780, 781, 782,
106, 674. 783, 784, 785, 786, 791, 800.
Piñero, Federico: 258, 602. Potts, Renée: 441, 442, 624, 633, 657.
Pirandello, Luigi: 608, 610, 611, 612, 647. Pou, Ángel N.: 219, 419, 420, 421, 422, 436, 437.
Piranesi, Giambattista: 377. Pou, Concepción: 24.
Piscator, Erwin: 610. Pound, Ezra: 697.
Pita, Gustavo: 101, 108. Pous, Arquímides: 160, 600, 619.

Untitled-48 825 02/06/2010, 9:42


826 ÍNDICE ONOMÁSTICO

Pous, Carlos: 602. Ramos, José Antonio: 15, 17, 63, 69, 71, 73, 88,
Poveda, Héctor: 189. 90-91, 92, 106, 113, 116, 127, 129, 130, 131,
Poveda, José Manuel: 7, 8, 9, 15, 16, 17, 18, 19, 136, 160, 163, 166-172, 173, 175, 220, 421,
20, 24, 29, 31, 32, 33, 34, 35, 36, 37, 38, 39, 518, 521, 523, 527-531, 583, 584, 602, 611,
44-52, 53, 54, 57, 58, 61, 62, 64, 65, 71, 73, 616-617, 620, 626-629, 632, 633, 637, 656,
74, 75-80, 90, 105, 110, 112, 121, 124-125, 657, 687, 697, 698.
273, 274, 275, 291, 292, 295, 683, 684, 797, Ramos Blanco, Teodoro: 202, 232, 242, 758.
798. Ravenet, Domingo: 201-202, 232.
Pozo, Chano: 252. Raymond, Mark: 742.
Prado, Pura del: 419, 436. Rayneri, Laura: 254, 255.
Prat Puig, Francisco: 233, 625. Redonet, Salvador: 585.
Prats, Rodrigo: 205, 248, 600. Reed, Walter: 14.
Prieto, Abel E.: 699, 779. Régnier, Henri de: 45.
Primelles, León: 270. Regüeiferos Boudet, Erasmo: 166, 172.
Prío Socarrás, Carlos: 211, 213, 261. Reinhardt, Max: 610.
Pristley, John Boynton: 613. Remarque, Erich Maria: 552.
Pro, Serafín: 6, 247, 250. Remos, Juan J.: 163, 473, 511, 585, 664, 665, 669,
Proudhon, Pierre-Joseph: 130. 670, 672, 673, 777.
Proust, Marcel: 647. Renán, Ernest: 83.
Proveyer, José: 266. Repilado, Ricardo: 150.
Pubillones, Ángel: 270. Réspide, Manuel de: 164.
Puig de la Fuente, Francisco: 129. Revuelta, Raquel: 264, 265, 615, 626, 633.
Pulido, Juan: 250. Revuelta, Vicente: 615, 625, 626, 661.
Pumarejo, Gaspar: 266, 267. Reyes, Alfonso: 192, 237, 688, 689, 705, 726,
Pushkin, Alexandr: 239. 747.
Reyes, Víctor: 160.
Riancho, Aurelio: 600.
Q
Ribeiro, Darcy: 744.
Queiroz, Eça de: 110, 130, 493. Ricardo, José G.: 271.
Quesada Torres, Salvador: 519, 526, 624. Ricardo, Yolanda: 62.
Quesada y Miranda, Gonzalo de: 447. Rico, Alicia: 258.
Quevedo, Antonio: 671. Riera, Josefa: 584.
Quevedo, Francisco de: 114, 404. Rigol, Jorge: 242, 264.
Quintana, Candita: 600. Rilke, Rainer Maria: 354, 356.
Quiroga, Camila: 197. Rimbaud, Arthur: 306, 689, 704.
Quiroga, Horacio: 120, 124, 469, 485. Río, Pastor del: 227.
Quiroga Plá, José María: 585. Ríos, Alejandro: 271.
Ríos, Fernando de los: 232.
Rivera, Diego: 191, 193, 671, 681.
R
Rivera, José Eustasio: 755.
Rabelais, François: 693. Roa, Ramón: 683.
Rachmaninoff, Sergio: 15. Roa, Raúl: 8, 184, 185, 191, 209, 220, 230, 231,
Radillo, Teófilo: 319. 236, 237, 270, 511, 591, 592, 595, 596, 597,
Rafols Rafols, Félix: 189, 247. 619, 664, 667, 668, 673, 675, 679, 682-686,
Ramírez, Arturo: 443-444, 447. 715, 716, 728, 768, 776, 777, 778, 780, 791,
Ramos, Domingo: 22, 198. 793, 799, 800.

Untitled-48 826 02/06/2010, 9:42


ÍNDICE ONOMÁSTICO 827

Robbins, Ivonne: 255. 123, 129, 145, 146, 666, 771, 786.
Robreño, Carlos: 161. Rodríguez Expósito, César: 606, 667, 675.
Robreño, Eduardo: 161, 172, 600, 655, 671. Rodríguez Feo, José: 222, 500, 514, 588, 669,
Robreño, Francisco: 17, 161, 162, 600. 688.
Robreño Puente, Gustavo: 17, 146, 161, 162, Rodríguez García, José Antonio: 17, 73, 672.
518, 600. Rodríguez Herrera, Esteban: 672.
Robreño, Joaquín: 161. Rodríguez Lendián, Evelio: 19, 69.
Roca, Blas: 72, 220, 265, 664, 667, 674, 675, 676, Rodríguez Méndez, José: 319, 320.
695, 769, 776, 785. Rodríguez Morey, Antonio: 198.
Rocasolano, Alberto: 38, 45, 48, 49, 51, 53, 75, Rodríguez Rivera, Guillermo: 298, 299, 426, 779.
77, 510. Rodríguez Santos, Justo: 218, 242, 378, 386.
Rodó, José Enrique: 17, 62, 69, 89, 93, 105, 110, Rodríguez Solveira, Mariano: 727, 781.
664, 680, 681, 694, 726. Rodríguez Tomeu, Humberto: 449.
Rodríguez, Agustín: 600, 602, 655. Rodríguez Vélez, Benicio: 611, 618, 658.
Rodríguez, Arsenio: 252. Roig, Gonzalo: 21, 205, 206, 600, 671.
Rodríguez, Asseneh: 265. Roig de Leuchsenring, Emilio: 8, 15, 66, 68, 136,
Rodríguez, Carlos Rafael: 190, 212, 214, 218, 182, 186, 195, 200, 225, 232, 237, 264, 523,
220, 234, 236, 268, 596, 598, 619, 664, 667, 664, 666, 667, 713, 718, 729-730, 768, 782,
673, 676, 679, 686, 693-696, 728, 769, 776, 785.
777, 782, 785. Rojas, Francisco: 607.
Rodríguez, Emilio Gaspar: 72, 93, 603, 656, 667, Roldán, Alberto: 250.
675. Roldán, Amadeo: 6, 201, 204, 205, 206, 247, 254,
Rodríguez, José Antonio: 611. 322, 429, 571, 734, 675, 791.
Rodríguez, José Ignacio: 768, 785. Rolland, Romain: 580, 691.
Rodríguez, José Luis: 428. Rollinat, Maurice: 45.
Rodríguez, Léster: 214. Romañach, Leopoldo: 6, 21, 22, 74, 90, 99, 176,
Rodríguez, Luis Felipe: 8, 75, 96, 116, 117, 188, 198, 246.
191, 197, 259, 264, 265, 440-441, 450, Romay, Tomás: 729.
451.455, 456, 463, 468, 471, 510, 516, 517, Romero, José Rubén: 734.
521, 523, 531-534, 583, 611, 618, 619, 632, Romero, Francisco: 524.
755, 761. Romero Nussa, J.: 584.
Rodríguez, Mariano: 6, 218, 222, 232, 241, 242. Ronay, Clara: 625.
Rodríguez, Nilo: 248. Roosevelt, Franklin D.: 156, 216.
Rodríguez, Pedro Pablo: 83, 104. Roselló, Arturo Alfonso: 70, 523.
Rodríguez, Pepín: 161. Rostand, Edmond: 81.
Rodríguez, Roberto: 624. Roth, Franz: 572.
Rodríguez Acosta, Ofelia: 444, 522, 523, 677. Rotllant, Mario: 23.
Rodríguez Alemán, Francisco: 149. Roumain, Jacques: 417.
Rodríguez Alemán, Mario: 91, 106, 234, 418, Rousseau, Jean-Jacques: 86.
475, 512, 612, 671. Roussin, André: 614.
Rodríguez Castelao, Alfonso: 373. Rubalcava, Manuel Justo de: 386.
Rodríguez Castells, E.: 203, 245. Rubens, Alma. Véase: Poveda, José Manuel.
Rodríguez Cintra, Gustavo: 526. Rubia Barcia, José: 610.
Rodríguez de Armas y Estenoz, Rodolfo: 69. Rubiera, Ramón: 273, 275, 303, 680.
Rodríguez de Concepción, Ciro: 584. Rubinstein, Arturo: 15.
Rodríguez Embil, Luis: 16, 59, 109, 111, 121, Rueda, Lope de: 612.

Untitled-48 827 02/06/2010, 9:42


828 ÍNDICE ONOMÁSTICO

Ruffo, Titta: 14. Sánchez Galarraga, Gustavo: 17, 19, 163, 165,
Ruilópez, Ramón: 129. 601, 602.
Ruiz, Jorge Eliécer: 92. Sánchez Maldonado, Benjamín: 161.
Ruiz, Rosendo: 21, 205, 206, 207. Sánchez Pérez, Eugenio: 189.
Ruiz Castellanos, Pablo: 248. Sánchez Poo, Ramón: 624.
Ruiz Quevedo, Rosendo: 252, 270. Sánchez Varona, Ramón: 163, 164, 166, 172.
Ruskin, John: 82. Sandino, Augusto César: 194.
Sanguily, Manuel: 8, 15, 16, 17, 64, 66, 67, 80, 83-
85, 88, 105, 106, 296, 674, 675, 680, 729,
S
748, 785, 797.
Sabas Alomá, Mariblanca: 69, 189, 194, 232, 271, Sanín Cano, Baldomero: 191, 690.
333, 677. Sanjurjo, José: 437.
Saborit, Eduardo: 252. Santa Cruz Pacheco, Alberto: 189.
Sacerio, Miriam: 271. Santamaría, Erick: 613.
Saco, José Antonio: 65, 70, 586, 674, 727, 740, Santana, Joaquín: 6, 424.
743. Santayana, George: 676.
Sade (Donatien, marqués de): 223. Santí, Enrico Mario: 434.
Sadoul, Georges: 208. Santiesteban, Luis Enrique: 526.
Sagaró, Bartolomé: 183. Santos, Pablo: 24.
Saínz, Enrique: 76, 95, 96, 106, 107, 308, 309, Santos Chocano, José: 28.
401. Santovenia, Emeterio: 67, 667, 671, 727, 777.
Saíz Montes de Oca, Luis: 290, 425. Santovenia, Rodolfo: 260.
Saíz Montes de Oca, Sergio: 290, 425. Sanz, Julián: 163.
Saladrigas, Manolo: 161. Sardiñas, Eligio (llamado Kid Chocolate): 325.
Salas, Esteban: 735. Sardiñas Lleonard, José: 418, 437.
Salgari, Emilio: 493, 526. Sarduy, Severo: 424.
Salinas, Marcelo: 445, 509, 522. Sariol, José Antonio: 259.
Salazar, Salvador: 69, 163, 602, 604, 669, 670, Sariol, Juan Francisco: 188, 217, 444, 447.
671, 672. Saroyan, William: 612.
Salazar, Toño: 242. Sarracino, Rodolfo: 586.
Sales y Ferré, Manuel: 100. Sartre, Jean Paul: 612, 644, 736.
Salinas, Marcelo: 197, 208, 246. Savich, O.: 239.
Salgari, Emilio: 265, 307. Savignon, Tomás: 441, 442.
Salvador, Jaime: 258. Saz, Agustín del: 512.
San Agustín: 704, 709, 722. Saumell, Manuel: 20, 735.
San Juan, Pilar: 608. Scarlatti, Alessandro: 20.
San Martín, José de: 87, 88. Schajowicz, Ludwig: 610, 611, 659.
Sánchez, Germán: 271. Scheler, Max: 716.
Sánchez, Herminia: 611. Schippa, Titto: 14.
Sánchez, Pepe: 21 Schopenhauer, Arthur: 77, 122.
Sánchez Arcilla; José: 655. Schubert, Franz: 262.
Sánchez de Bustamante y Montoro, Antonio: Schuman, Robert: 92.
675, 777. Schwob, Marcel: 586.
Sánchez de Bustamante y Sirvén, Antonio: 675. Segovia, Andrés: 249.
Sánchez de Fuentes, Eduardo: 6, 20, 21, 23, 24, Segre, Roberto: 202, 270.
74, 159, 173, 176, 206. Sender, Ramón J.: 220.

Untitled-48 828 02/06/2010, 9:42


ÍNDICE ONOMÁSTICO 829

Serpa, Enrique: 7, 8, 197, 220, 273, 303, 443, 462, Spencer, Herbert: 83, 130.
465-468, 470, 479, 509, 522, 523, 540-545, Spengler, Oswald: 703.
585, 588, 669, 680, 791, 799. Spitzer, Leo: 705, 709, 713.
Serra Badué, Daniel: 242. Stalin (Josif V. Zhugashvili, llamado): 695.
Serret, Antonio: 247. Stanislawski, Konstantin: 610.
Serret, Dulce María: 205, 247. Sterne, Laurence: 86.
Sert, José Luis: 245. Stevenson, Robert Louis: 18, 95.
Servet, Miguel: 85. Stravinsky, Igor: 249.
Shakespeare, William: 86, 647. Strindberg, August: 611, 613, 628.
Shaw, Bernard: 611, 612. Suardíaz, Luis: 424.
Shklovski; Viktor: 572. Suarée, Octavio de la: 129, 526, 677.
Sicre, Juan José: 242. Suárez, Romualdo: 436.
Sierra Vera, José: 444. Suárez Díaz, Ana: 270.
Silva, C. A. de: 207. Suárez Fernández, Francisco: 519.
Silva, Electo: 248. Suárez Solís, Rafael: 191, 585, 608, 610, 664, 667,
Silva, José Asunción: 28, 59. 668.
Simmel, George: 716. Subirats, Pedro G.: 519.
Simón, Pedro: 779. Sue, Eugène: 524.
Simons, Moisés: 21, 205, 206, 600. Swedenborg, Enmanuel: 628.
Simonov, Constantín: 611, 633. Swift, Jonathan: 114.
Siqueiros, David Alfaro: 6, 761. Synge, J. M.: 608.
Skeaping, M.: 257.
Smith, Federico: 248.
T
Smith, Octavio: 218, 222, 287, 378, 397, 403,
710, 800. Tabío, José: 259.
Soignie, Fernando de: 618. Tagore, Rabindranath: 96.
Sola, José Sixto de: 66, 69. Taine, Hipólito: 23, 83, 84.
Soldevilla, Loló: 242. Tallet, José Zacarías: 8, 32, 182, 186, 204, 220,
Solís, Cleva: 388, 421, 423. 264, 274, 275, 280, 281, 291, 298-300, 301,
Soloni, Félix: 17, 18, 129, 148, 523, 584. 302, 318, 319, 345, 420, 436, 680, 791, 792,
Somavilla, Rafael: 247. 798, 799.
Sommers, Joseph: 585. Talmadge, Norma: 24.
Soravilla, Lesbia: 523. Tapia Ruano, Manuel: 245.
Sorel, Georges: 81. Tárano, Manuel: 202.
Sorg, Amalia: 160. Tavallí, José: 173.
Sorondo, Mario: 162, 606, 607, 632. Tejedor, José: 253.
Sosa, Enrique: 585. Tejera, Diego Vicente: 14, 72.
Sosa, Lorna de: 610, 611. Tejera, Nivaria: 418, 436.
Sosa de Quesada, Arístides: 624. Terradas, Enriqueta: 277.
Soto, Arístides (llamado Tata Güines): 252. Terry, Alice: 24.
Soto Paz, Rafael: 264. Tetrazzinni, Luisa: 14.
Soto y Sagarra, Luis de: 671, 713, 737, 738-739. Teurbe Tolón, Edwin: 250, 656, 805.
Sotolongo, Oscar: 252. Teurbe Tolón, Miguel: 607.
Sotolongo Peña, Carlos E.: 271. Ticknor, George: 88.
Souvirón, José María: 780. Tieles, Evelio: 248.
Sousa, Benigno: 673, 674. Toledo Sande, Luis: 115, 116, 117, 118, 125, 141, 149.

Untitled-48 829 02/06/2010, 9:42


830 ÍNDICE ONOMÁSTICO

Tolstoi, León: 263. Vaillant Luna, Mario: 624.


Tomás, Guillermo: 6, 20, 24, 176. Valderrama, Esteban: 22, 198, 244.
Toraño, Ángel: 265. Valdés, Bebo: 252.
Torralva, Fernando: 61. Valdés, Leonel: 265.
Torras, Jacinto: 672. Valdés, Mercedes: 264.
Torre, José Luis de la: 632. Valdés, Miguelito: 253.
Torre, Miguel Ángel: 109, 110, 112, 121, 124. Valdés, Vicente: 253.
Torres, Camilo: 708. Valdés Bernal, Sergio: 103, 108.
Torres, Dolores: 247. Valdés Codina, Carlos: 18, 61.
Torriente, Loló de la: 244, 597, 664, 671, 677, Valdés Daussá, Ramiro: 591.
763. Valdés Hernández, Ramiro: 591.
Torriente, Ricardo de la: 14, 22. Valdés Rodríguez, José Manuel: 209, 229, 236,
Torriente Brau, Pablo de la: 7, 8, 184, 185, 186, 258, 261, 542, 585, 602, 610, 655, 671, 713,
232, 239, 329, 443, 462-465, 467, 468, 470, 737-738, 782.
471, 511, 525, 553, 556-562, 587, 591-595, Valdés Roig, Liana: 189, 333.
597, 664, 668, 799. Valdés Sigler, Ignacio: 633.
Torroella, Gustavo: 676. Valdivia, Aniceto (llamado Conde Kostia): 28, 64,
Tosca, Juan: 246. 70, 73, 84 .
Tosquella, Max: 208. Valencia, Guillermo: 28.
Touber, Harry: 608. Valentino, Rodolfo: 24, 205.
Toynbee, Arnold: 703. Valenzuela, Raimundo: 160.
Trejo, Rafael: 83, 184, 591, 595. Valéry, Paul: 278, 279, 313, 316, 689, 697, 704,
Trelles, Carlos M.: 18, 73, 198, 673. 705, 711, 713.
Trelles, Jorge A.: 517. Valle, Adrián del: 18, 61, 72, 121, 123, 129, 147,
Trigo, Felipe: 112, 130. 521.
Trinidad, Amado: 261, 262, 263. Valle, Gerardo del: 191, 194, 333, 446-447, 457,
Tristá, Antonia María: 598. 560-461.
Tudor, Anthony: 255. Vallejo, César: 192, 390, 391, 420, 425, 687, 703,
Twain (S. L. Clemens, llamado): 89. 704.
Vallejo Nágera, Antonio: 137, 150.
Vallhonrat, Francisco: 619.
U
Valls, Jaime: 22, 194, 201.
Uccello, Paolo: 277. Valmont, Lina: 513.
Uhrbach, Carlos Pío: 16, 27, 29, 58, 80. Van Druten, John: 614.
Uhrbach, Federico: 16, 28, 29, 30, 53, 57, 58-59. Varela, Félix: 713, 727, 729, 731.
Unamuno, Miguel de: 72, 104, 305, 391, 429, Varela, Hortensia de: 441, 442.
551, 664, 694, 704, 709, 713, 714, 726, 763, Varela Zequeira, José: 675.
784. Vargas, Pedro: 252.
Urbina, Luis G.: 74. Varona, Dora: 419, 420, 436, 437.
Varona, Enrique José: 8, 14, 15, 16, 17, 18, 19,
Urfé, José: 248.
23, 32, 64, 65, 67, 69, 70, 72, 80-83, 84, 88,
Urrutia, Gustavo E.: 191, 435.
91, 105, 114, 239, 675, 708, 719, 721, 723,
724, 725, 729, 784, 797.
V Vasconcelos, José: 194.
Vasconcelos, Ramón: 435, 675.
Vaillant, Roger: 615. Vázquez de Cuberos, Luis: 61.

Untitled-48 830 02/06/2010, 9:42


ÍNDICE ONOMÁSTICO 831

Vázquez Gallo, Antonio: 611, 624. 713, 718, 719, 728, 778, 779, 782, 791, 800.
Vázquez Pérez, Gregorio: 624. Vitier, Medardo: 7, 8, 17, 20, 72, 93, 190, 217,
Vega, Aurelio de la: 251. 666, 667, 669, 670, 675, 677, 703, 713, 719,
Vega, Justo: 252. 720-727, 730, 731, 773, 774, 776, 780, 781,
Vega y Carpio, Lope de: 161, 321, 404. 782, 787, 791, 792, 793, 800.
Vela, Arqueles: 358, 430. Volek, Emil: 572, 588, 589.
Velasco, Carlos de: 65, 66, 69. Voltaire (François-Marie Arouet, llamado): 114.
Velázquez, José María: 676. Vossler, Karl: 234, 705, 713.
Veloz, Ramón: 252, 264.
Vent Dumois, Lesbia: 242.
W
Vera, María Teresa: 205, 251.
Verges, Dominica: 206. Wagner, Richard: 20, 736.
Verhaeren, Émile: 45. Walter, Bruno: 249.
Verlaine, Paul: 40, 45, 77, 204. Webster, Daniel: 87.
Verne, Julio: 90, 526. Weiss, Joaquín: 202, 203, 245.
Veyre, Gabriel: 24. Weissman, Frieder: 249.
Vidal, Antonio: 241. Welles, Sumner: 184.
Vidal, Manuel: 242. Whitman, Walt: 86, 283, 328, 687.
Vidal Pita, N.: 163. Wilde, Oscar: 77, 612.
Vidaurreta, José Luis: 671. Wilder, Thornton: 586.
Vieta, Ezequiel: 449, 472, 480, 622. Williams, Tennesee: 612, 613, 615, 620.
Villa, Ignacio (llamado Bola de Nieve): 251, 319, Wilson, Woodrow: 92.
320, 322 Wölfflin, Heinrich: 676.
Villalobos, Héctor: 734. Wood, Leonardo: 13, 14.
Villalón, Alberto: 21. Worringer, Wilhelm: 676.
Villarronda, Guillermo: 265. Wright, Irene A.: 496.
Villate y Montes, Gaspar: 610.
Villar Buceta, Aurora: 198, 441, 442, 455, 456,
X
477, 799.
Villar Buceta, María: 8, 32, 72, 274, 275, 291, Xirau, Joaquín: 676.
300-301.
Villaurrutia, Xavier: 612.
Y
Villaverde, Cirilo: 112, 132.
Villaverde, Manuel: 71, 129. Yalob, Noske: 183.
Villoch, Federico: 17, 24, 161-162, 600, 619. Yavorski, Nicolás: 205, 254.
Villoldo, Julio: 69. Young, Edward: 306, 377.
Villon, François: 306, 377. Yourcenar, Marguerite: 586.
Vitaliani, Italia: 17. Youskevitch, I.: 257.
Vitier, Cintio: 7, 8, 9, 10, 16, 29, 35, 52, 53, 53,
56, 61, 62, 65, 86, 87, 88, 104, 106, 192, 218,
Z
219, 222, 230, 251, 270, 271, 284, 286, 287,
288, 289, 290, 291, 293, 295, 301, 313, 317, Zahonet, Félix R.: 164.
345, 351, 353, 354, 356, 378, 389-394, 403, Zambrano, María: 233, 388, 397, 433, 434, 676,
421, 426, 428, 429, 430, 432, 433, 434, 437, 704, 709, 713, 779.
448, 499, 501, 514, 639, 659, 664, 667, 669, Zayas, Alfredo: 6, 14, 20, 23, 73, 172, 181, 295,
670, 677, 696, 697, 700, 702, 703-709, 712, 302.

Untitled-48 831 02/06/2010, 9:42


832 ÍNDICE ONOMÁSTICO

Zell, Rosa Hilda: 448, 477. Zola, Émile: 110, 123, 130, 132, 142, 169, 542.
Zenea, Juan Clemente: 70, 87, 88, 102, 674, 740. Zuffoli, Eugenia: 606.
Zequeira, Manuel de: 732.

Untitled-48 832 02/06/2010, 9:42

También podría gustarte