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Foro sobre la resurrección con William Lane Craig

Panelistas: Mark Ballin (M), Christian Dennis (), Elliot Drallmeier, Alex Kim (A) y
Sunny Sidhu
Conversación con estudiantes sobre la historicidad de la resurrección de Jesús
M: Científicamente hablando, no hay nada que nadie sepa o algo que pruebe
remotamente que ese acontecimiento pudo ocurrir. No hay prácticamente
ninguna evidencia que lo apoye. Todo eso lo digo por lo que sé, a menos que se
me esté escapando algo.
Dr. C: Creo que es correcto que científicamente, mientras más aprendemos
acerca de lo que sucede con las células del cuerpo cuando el cuerpo muere, más
vemos que científicamente es imposible que algo como la resurrección haya
sucedido. Así que si sucediera, tendría que ser un milagro literal, ya que no sería
algo que ocurriría a través de los procesos biológicos normales con respecto a
lo que ocurre con cadáveres.
M: Entonces el tema se resume en sí o no aconteció un milagro.
A: ¿Es lógicamente posible que la resurrección de Jesús sí haya acontecido?
Dr. C: Sí. Necesitamos distinguir entre la posibilidad lógica y la posibilidad
científica. La posibilidad lógica significa que no implica una contradicción. Por
ejemplo, digamos que el espacio-tiempo del universo sea curvado, de modo que
si uno va en una dirección determinada, tarde que temprano regresará a su punto
de partida. Si ese es el caso, entonces es científicamente imposible que alguien
vaya en una línea recta sin fin para siempre y siempre sin regresar a donde uno
comenzó. Así que hay una gran diferencia entre una posibilidad lógica y una
posibilidad científica. En el caso de la resurrección, no hay contradicción lógica
en decir que alguien que fue devuelto a la vida por Dios, aunque eso sea algo
que contradiga el comportamiento normal de las leyes de la naturaleza.
M: Así que para saber si aconteció un milagro, ¿no tenemos que comenzar con
la documentación histórica de las personas de ese tiempo? ¿No se trata eso de
creer más en la palabra de una persona que la otra?
Dr. C: Estoy de acuerdo con la primera frase, pero no con la segunda. La forma
en que los historiadores estudian el pasado es intentando ver evidencias
testimoniales y otros remanentes del pasado, y luego intentan reconstruir lo que
probablemente sucedió en el pasado, basándolo en la evidencia. No creo que el
caso de la resurrección de Jesús sea diferente a cualquier otro acontecimiento
de la historia de la antigüedad—por ejemplo: ¿Poncio Pilato condena a Jesús de
Nazaret a muerte por medio de crucifixión? ¿Era Caifás el sumo sacerdote
durante la vida de Jesús Nazaret?—o incluso acontecimientos seculares en la
historia: ¿Julio César regresó de la Galia con el ejército romano para tomar a
Roma y convertirse en jefe de estado? El historiador tratará de reconstruir el
pasado según lo que haga el mejor sentido de la evidencia. Es igual con la
resurrección de Jesús: no es sólo cuestión de tomarla por fe, sino que es
cuestión de lo que dijiste, mirando las evidencias testimoniales y cualquier otra
evidencia para hacer la explicación que suene mejor.
M: Las documentaciones históricas fueron escritas por personas que todavía no
habían visto (en ese momento) como sus creencias y doctrinas iban a parecer
después de escribir esa documentación. Así que usted tiene que considerar eso
en retrospectiva y leer lo que ellos están escribiendo a “través de las líneas”, por
así decirlo.
Dr. C: Eso está correcto. Necesitas considerar tus fuentes y considerar cosas
como tu sesgo y el punto de vista de ellos, y así sucesivamente. Pero en ese
sentido, los Evangelios no son diferentes a otros documentos de la historia
antigua. Toda la historia antigua está escrita desde un punto de vista. Todas las
personas que registran la historia antigua tienen un punto que demostrar o una
razón por la que están contando la historia. Así que en ese sentido, los
Evangelios no son realmente tan diferentes. Eso es parte de la tarea del
historiador: tratar de discernir si eso es un producto del sesgo de alguien o punto
de vista o si eso realmente sucedió. Eso es una parte integral del trabajo del
historiador. Sería algo erróneo pensar que simplemente porque una persona
tiene un punto de vista, él no puede contar los hechos objetivamente sobre el
pasado. Pensemos sobre los relatos del Holocausto, por ejemplo, contra los
modernos de las personas que lo niegan hoy en día, personas que dicen que el
Holocausto nunca ocurrió. Bien, esos judíos supervivientes del Holocausto
tienen un interés personal, un interés apasionado, de contar que realmente esos
acontecimientos sucedieron, que ellos realmente sufrieron esa persecución y así
sucesivamente, pero eso no significa que su testimonio sea descontado o que
no cuente los hechos objetivos, o algo parecido. Así que el interés apasionado
de una persona por tener un punto de vista o tener una historia que contar
simplemente no invalida automáticamente la verdad de lo que él está contando.
C: Con cosas como esa, se hace posible que la resurrección no sea verdadera.
Por ejemplo, si suficientes personas se pudieran de acuerdo para decir que usted
fuese, de hecho, una mujer y no un hombre, dentro de 20 años o cuando usted
muera, 20 años después, la gente dirá que usted es una mujer. Si las personas
se pusieran de acuerdo con eso, entonces eso se convertiría en un hecho
histórico. Así que técnicamente no podemos llamarlo hecho.
Dr. C: Planteas una gran cantidad de problemas aquí. En primer lugar, la idea de
estar seguro está fuera de lugar aquí. No estamos hablando de matemáticas.
Estamos hablando de historia y creo que con lo que el cristiano estaría muy feliz
sería con que si la resurrección de Jesús fuese comparablemente atestiguada
con otros acontecimientos normales en la historia antigua,
como Aníbalmarchando en Roma con elefantes para tratar de tomar Roma en
las Guerras púnicas o César Augusto siendo emperador durante el tiempo de
Cristo.Si puedes mostrar que esos acontecimientos en los Evangelios tienen un
grado comparable de certeza con otros acontecimientos normales en la historia,
entonces creo que eso es todo lo que puedes pedir. Así que no es cuestión de
estar seguro en el sentido de certeza matemática. Pero también no pienses que
los hechos tratan o son únicamente aquellos con los que las personas están de
acuerdo o lo que están en tu mente. Si todas las personas en 20 años llegaran
a pensar que William Craig fue una mujer, eso no sería un hecho. ¡Eso
significaría que todos estaban equivocados porque no soy mujer! Así que las
personas pueden estar equivocadas sobre el pasado. Y la pregunta sería si
tenemos o no buenas evidencias de cuál pudiera ser mi género. Pienso que sería
muy difícil en el futuro para que las evidencias predominasen hacia la dirección
que yo era una mujer. Hay demasiados testigos, demasiados documentos, como
un acta de nacimiento, que sugerirían lo contrario.
M: Un acontecimiento pudo haber sucedido y haber sido cubierto por un
reportero. Irak es un ejemplo perfecto. Conozco a muchas personas que han
estado en Irak y que han hablado de acontecimientos específicos. Para el tiempo
que la información llega a los Estados Unidos, ya ha sido manipulada y
tergiversada de tantas maneras, debido a cómo las personas la perciben y se
ponen de acuerdo con ella. Para el tiempo en que llega a nuestros oídos a través
de los medios de comunicación, ya está totalmente distorsionada y es algo tan
ridículo que casi no es creíble. Y con el tiempo, eso sólo sigue empeorando.
Dr. C: Ese es un buen punto. Todos los historiadores tienen que lidiar con eso.
Eso no es algo único cuando se trata con los Evangelios. Eso es sólo escribir
historia. Por esa razón, una de las cosas que lo harían más plausible es tener
múltiples testigos en vez de depender de una sola fuente. Si uno puede obtener
múltiples fuentes independientes, eso va a aumentar la credibilidad de los
informes. La otra cosa que mencionaste que es absolutamente correcto es el
factor del tiempo que se implica aquí. El tiempo entre la ocurrencia del
acontecimiento y el tiempo del informe o de la evidencia es muy importante
porque mientras más corto sea esa cantidad de tiempo, más creíble será el
relato. Un relato que registre acontecimientos cientos de años antes va a ser
menos creíble que los relatos que estén más cerca. Esa es una de las cosas
interesantes acerca de los Evangelios en comparación con otros
acontecimientos de la historia antigua. La mayoría de los documentos para la
historia greca y romana que tenemos se remontan a una o dos generaciones o
incluso a siglos de los acontecimientos que ellos registran. Y sin embargo, los
historiadores reconstruyen el pasado con mucha confianza. Para dar un ejemplo,
los relatos más antiguos, las biografías más tempranas, que tenemos de
Alejandro Magno fueron escritas más de cuatrocientos años después de la
muerte de Alejandro. Aun así, los historiadores dependen de esos relatos como
relatos, en gran medida, confiables de la vida de Alejandro Magno. En el caso
de Jesús de Nazaret, tenemos múltiples relatos independientes que fueron
escritos durante la primera generación mientras los testigos estaban todavía
vivos. Así que esas fuentes son realmente hasta mejores fuentes que las de
Alejandro Magno. Tienes razón, todos estos factores son muy importantes: el
tiempo, la necesidad de múltiples testigos, etc. Lo que yo diría en cada caso,
entonces, es que los Evangelios están en muy buena condición en comparación
con otras fuentes para los acontecimientos de la historia antigua que la mayoría
de las personas aceptan, los cuales generalmente son aceptados por la mayoría
de los eruditos.
E: En cuanto a la evidencia física, cuando yo era más joven recuerdo escuchar
sobre las personas que encontraron el sudario en el que estaba envuelto Jesús.
¿No ha habido también un descubrimiento de los Manuscritos del Mar Muerto?
Dr. C: Bueno, los manuscritos del Mar Muerto no tienen nada que ver con la
resurrección de Jesús o incluso directamente con el propio Jesús. Ellos
proporcionan principalmente información de fondo sobre la cultura del judaísmo
del primer siglo que arroja luz de fondo sobre el Nuevo Testamento. El sudario
de lino al cual te estás refiriendo es el llamado Sudario de Turín, el cual se
encuentra en la iglesia de San Juan Bautista en Turín, Italia. Está en una caja.
La iglesia lo sacó hace unos años y permitió que se le hicieran pruebas. Algunas
de las pruebas fueron muy sorprendentes, indicando que la imagen del hombre
en el sudario tenía sangre real en él. Ellos incorporaban datos tridimensionales
que no ocurren en pinturas o fotografías comunes, en realidad es una imagen
negativa semejante a un negativo fotográfico, todo tipo de elementos
extraordinarios. Eso llevó a un número de personas a pensar que ese sudario
pudiera ser la mortaja auténtica de Jesús. Pero lo sometieron a prueba de
datación de carbono 14 en tres laboratorios diferentes e independientes, que
fecharon la ropa como medieval. Por lo tanto, eso parece sugerir que el sudario
no es auténtico, sino una falsificación medieval. El misterio del sudario todavía
permanece. Si es una falsificación, nadie sabe cómo fue hecha. Es totalmente
diferente de las pinturas medievales de aquel tiempo. Si alguna vez has visto
pinturas pre-renacentistas, las figuras se parecen casi como caricaturas sin
ninguna perspectiva, mientras que el hombre en el sudario es anatómicamente
exacto. Es una imagen muy sorprendente. Algunos especialistas que han
trabajado en toda esa cuestión del sudario creen que las pruebas por carbono-
14 pueden haber sido distorsionadas de alguna manera, ya que el sudario fue
dañado por fuego cerca de los años 1500. Es probable que, cuando las monjas
repararon el sudario, ellas pudieron tejido retazo en la tela del sudario para
reparar las rasgaduras, remiendos, o roturas. Pudiera ser que el local donde ellas
tomaron el pedazo, un centímetro cuadrado de la bastilla del sudario, fuese parte
del trabajo de restauración en el borde, y no en la tela original. Por eso ellos
quieren rehacer las pruebas, más la Iglesia Católica no lo permite, porque
cuando se usa carbono para la datación de esas cosas, ello destruye la muestra
usada en el proceso y, por lo tanto, para ellos, están destruyendo esa reliquia
preciosa. Es sagrada y ellos no quieren que se haga eso. La iglesia no ha
concordado en permitir que las pruebas se hagan otra vez, pero, hasta que esas
dataciones por carbono 14 sean revertidas, pienso que no sea posible afirmar
que el sudario sea auténtico. Uno necesitaría mostrar de algún modo que esas
pruebas están erradas. Sin esas pruebas, las señales de autenticidad del sudario
son bien impresionantes.
S: Entonces, ¿cuál otra pieza de evidencias físicas de la resurrección existe?
Dr. C: Pues bien, cuando se considera la resurrección, no hay realmente ninguna
evidencia física aparte de la propia tumba vacía. Pienso que la tumba vacía fue
la evidencia física que permaneció y que fue conocida en Jerusalén. Para los
habitantes de Jerusalén en la época en que los discípulos comenzaron la
proclamación de Jesús, si la tumba no hubiese estado vacía, lo más fácil a hacer
para callarles la boca de los discípulos sería apuntar hacia la tumba ocupada y
talvez exhumar el cuerpo. Pero no se hizo eso. La tumba evidentemente estaba
vacía. Esa sería la evidencia física del hecho. Hoy no sabemos con certeza el
lugar donde estaba la tumba, a pesar de que hay una tradición histórica vigorosa
de que la denominada Iglesia del Santo Sepulcro, en Jerusalén, está construida,
de hecho, sobre el local de la tumba vacía. En el centro de la iglesia, en la parte
baja de sus entrañas, se encuentran las ruinas de una antigua tumba, y las
reivindicaciones, las tradiciones históricas, de autenticidad, de ser el verdadero
lugar de la sepultura de Jesús, son muy fuertes; se remontan a mucho tiempo
atrás. Sin embargo, es algo incierto. Lo que es más importante no es que
sabemos hoy dónde el cuerpo fue sepultado. Lo que es importante es que las
personas de aquella época sabían dónde el cuerpo fue sepultado, de manera
que esas personas podían conferir si el cadáver estaba o no en la tumba, cuando
los discípulos comenzaron a recorrer Jerusalén predicando: “Él resucitó de entre
los muertos”. Esa realmente sería la cosa clave.
La mayor parte de las evidencias a favor de la resurrección procede de lo que
Mark estaba hablando: evidencias testimoniales. Serían los registros
independientes que existen sobre el acontecimiento, cuyas fechas se remontan
hasta dentro de la primera generación después de él, y que, en último análisis,
pienso se basan en el relato de testimonios oculares.
M: Pero en realidad nadie vio la resurrección. Ellos vieron los efectos posteriores
a ella.
Dr. C: Está correcto. Esa es una de las cosas interesantes al respecto de la
resurrección. Cuando se examinan las narrativas legendarias tardías de la
resurrección, las cuales surgen del segundo o tercer siglo después de Cristo —
hay un documento denominado “el Evangelio de Pedro”, una falsificación escrita
en el siglo II después de Cristo — allí tenemos el relato de Jesús saliendo de la
tumba con los ángeles, y las cabezas de los ángeles tocando las nubes, pero la
cabeza de Jesús pasando de las nubes, y después sale una cruz de la tumba
con una voz del cielo que le pregunta: “¿Le has predicado a los que duermen?”.
Y la cruz responde: “Sí”. Es así que se parece una legenda de verdad. Es
embellecida con todo tipo de colorido teológico. En contraste, las narrativas
originales, las cuales son las más antiguas, no describen la resurrección. No
hablan de ángeles saliendo de la sepultura con Jesús. No citan textos con
pruebas bíblicas tomadas del Antiguo Testamento. Son narrativas casi
totalmente desprovistas de adornos teológicos. Es un tipo muy simple de relato
que recuenta la visita de las mujeres a la tumba, muy temprano en la mañana
del domingo, encontrándola vacía. Eso, pienso yo, da evidencia de su
credibilidad, pues no tiene los adornos teológicos que acompañan a los relatos
legendarios de algunas centenas de años más tarde.
S: ¿Cómo sabemos que los testigos no se estaban inventando eso? ¿Cómo
sabemos que eso es real?
Dr. C: Esa es una teoría cuya sugerencia, de parte de los deístas alemanes e
ingleses, se remonta al final del siglo XVII y a comienzo del siglo XVIII. Yo la
denomino “Teoría de la Conspiración”. Esos deístas decían que los discípulos
habían desfrutado de la vida fácil de la predicación, la cual habían tenido con
Jesús y, por tanto, para que Su causa pudiese seguir adelante, ellos se robaron
el cuerpo y luego mintieron sobre las apariciones y se inventaron todo eso.
Bueno, ya no hay algún erudito moderno que crea eso. El único lugar donde se
puede ver discutir eso es en la literatura sensacionalista popular.
No pienso que nadie que lea las páginas del Nuevo Testamento sin preconcepto
pueda negar que aquellas personas creían sinceramente en el mensaje que
predicaban y por el cual estaban dispuestas a morir. Estaban dispuestas a sufrir
muertes terribles de tortura por la verdad de ese mensaje. Esas personas
pudieran haber estado equivocadas respecto a eso, pero no creo que podemos
decir que no eran sinceras. Ellas creían realmente en el mensaje. Por lo tanto,
nadie más defiende ese tipo de teoría. El segundo problema con la “Teoría de la
Conspiración” es el hecho de que es terriblemente anacrónica. Ella mira a la
situación de los discípulos por medio del espejo retrovisor de 2000 años de
historia cristiana. Nosotros ahora la vemos allá atrás y decimos que la
resurrección es aquello en lo que creemos o aquello en lo que los cristianos
creen. Por eso, podría ser que ellos la mistificaron o mintieron respecto a ella.
Más, pueden ver que eso es pretender saberlo todo. Lo que uno necesita hacer
es ponerse en los zapatos de un judío del primer siglo, de un discípulo de Jesús
de Nazaret del primer siglo, y preguntar qué tú pensarías si el hombre que
pensabas ser el Mesías de repente terminase siendo crucificado por manos de
los romanos. En las expectativas judías, el Mesías sería el libertador de Israel.
Él venía a re-establecer el trono de David en Jerusalén, el mayor de todos los
reyes del Antiguo Testamento. Para los judíos del primer siglo, eso significaba
ser libertados del yugo del imperio romano. Él iba a libertar a Israel de Roma.
Ellos iban a ser libertados para establecer el trono de David y triunfar sobre sus
enemigos. No existe en ninguna parte del judaísmo la idea de un Mesías que, en
vez de triunfar sobre sus enemigos, fuera humillado y ejecutado por ellos como
un criminal y terminase muerto. La idea de que el Mesías resucitaría de entre los
muertos era completamente desconocida en el judaísmo. La resurrección, como
pienso que tú, Mark, estabas indicando en tu primera pregunta, es algo que los
judíos esperaban que aconteciese en el día del juicio después del fin del mundo,
no algo que aconteciese en la historia. Por lo tanto, la reacción de un discípulo
de Jesús del primer siglo, confrontado con su crucifixión, sería decir: ¿qué ha
salido mal? Yo pensaba que él era el Mesías. Ahora él está muerto. Eso no tiene
ningún sentido”. Él no pensaría: “Me voy a robar el cuerpo, voy a decir que él
resucitó de entre los muertos y que es el Mesías”. Eso es absolutamente algo no
judío. Eso es mirar, nuevamente, la cosa por medio del espejo retrovisor de la
historia cristiana. Por eso, esa “Teoría de la Conspiración” es, en ese sentido,
completamente anacrónica. Es también, pienso yo, una visión implausible de la
disposición de esas personas a morir por la verdad de ese mensaje que ellos
estaban proclamando. Por lo tanto, es por eso que ya nadie realmente defiende
la “Teoría de la Conspiración”.
A: Hay cuatro Evangelios y parece haber discrepancias en los relatos sobre lo
que las mujeres vieron cuando visitaron la tumba. ¿Cómo usted explica esas
discrepancias?
Dr. C: Lo que va a descubrir es que esas discrepancias aparecen en los aspectos
secundarios de los relatos. Todos ellos concuerdan con un núcleo. Los cuatro
concuerdan que Jesús de Nazaret fue sepultado en la tardecita del viernes por
un miembro de Sanedrín judío llamado José de Arimatea, que un grupo de
mujeres seguidoras de Jesús, inclusive María Magdalena, la cual es mencionada
por su nombre en todos los cuatro evangelios, fue a la tumba bien temprano en
la mañana. Ellas encontraron la piedra removida, tuvieron la visión angelical y
encontraron que la tumba estaba vacía. Todas las narrativas concuerdan con
ese núcleo. Las diferencias entre ellas se encuentran en los detalles
circunstanciales secundarios, los cuales no afectan el núcleo histórico. De
hecho, una de las cosas con la cual he lidiado y aprendido últimamente (y que
ha sido muy interesante para mí) es algo sobre la naturaleza de la tradición oral.
Estamos hablando de una sociedad en la que prevalecía la cultura oral, donde
la capacidad para memorizar y pasar informaciones oralmente era una habilidad
muy importante y altamente desarrollada, a diferencia de nuestra sociedad
literaria. No tenemos ese tipo de memoria. La manera cómo la tradición oral
funciona es la siguiente: la persona que está transmitiendo la historia tiene que
dominar correctamente el flujo básico del relato. Esa persona necesita tener las
palabras claves o las frases claves correctas. En particular, el clímax tiene que
estar correcto. Fuera de eso, él está en libertad para contar el resto de la historia
del modo que él desee. Los detalles secundarios no son tan inmutables en la
tradición oral. El núcleo es inmutable. Pienso que una analogía muy buena de
esa cultura sería cuando se cuenta un chiste. Cuando se escucha a diferentes
personas contar el mismo chiste en diferentes ocasiones, ellas varían algunos
detalles, pero es importante mantener correctamente el flujo básico del chiste y,
de modo especial, su culminación. Por ejemplo, aquí le cuento un chiste que
escuché a una persona contármelo una vez. Él me preguntó: “¿Has oído del
calvinista que se cayó en hueco del elevador?”. Yo le respondí: “No”. Entonces
él dijo: “El tipo se levantó, se sacudió el polvo de sí y dijo: ‘¡Uf, me alegro que ya
terminó!’”. (Si no sabes lo que es el calvinismo, no entendería el chiste. El
calvinismo dice que todo está predestinado, así que el tipo del chiste está feliz
que la situación ya se haya acabado.). Escuché después a otra persona contar
el mismo chiste. Es sólo la manera cómo lo contó. Él dijo: “¿Qué fue lo que dijo
el calvinista cuando se cayó de la escalera?”. Respondí: “No sé”. Él continuó:
“¡Bueno, estoy contento que ya terminó!”. Ven la diferencia ahí. Existen
diferencias de segundo orden en la manera cómo fue contado, pero los puntos
claves eran el flujo de la narrativa y, después, la culminación. Cuando se
examinan los cuatro Evangelios, la enseñanza de Jesús (los relatos de Jesús)
es en gran parte lo que se encuentra en ellos. Ellos tienen el mismo núcleo, pero
difieren en los detalles circunstanciales secundarios. El núcleo es constante y
ese es particularmente el caso de las historias de Jesús sobre la sepultura y la
tumba vacía. Los historiadores no se incomodan mucho con esos tipos de
diferencias en los detalles secundarios. El hecho extraordinario es que tenemos
todos esos documentos, múltiples e independientes, cuyo núcleo concuerda con
que eso aconteció. Eso les da un nivel muy alto de credibilidad a ellos. No
tenemos cuatro fuentes independientes para la mayoría de los principales
personajes de la antigüedad. Yo mencioné César atravesando el Rubicón
cuando venía de regreso a Roma procedente de Galia. La travesía del Rubicón
por César es uno de los acontecimientos más famosos de la historia antigua.
Hay cinco relatos de ese, y ninguno de ellos realmente narra su travesía. Ellos
simplemente dicen que él estuvo allí y que luego estuvo en Italia. Ellos no narran
que él lo cruzó y, aun así, todas las personas concuerdan con que él cruzó el
Rubicón y marchó hacia Roma. Es realmente extraordinario que uno tenga este
predicador obscuro de Palestina quien termina siendo crucificado en una esquina
del imperio romano y, a pesar de eso, tenemos una buena documentación
histórica no sólo sobre Su vida y enseñanzas, sino sobre Su muerte y luego
sobre los acontecimientos después de Su muerte. La resurrección es un
acontecimiento milagroso. No se puede esperar que existan evidencias de algo
de ese tipo. El hecho espantoso es que tenemos relatos muy verosímiles de que
Su tumba fue encontrada vacía, que después de Su muerte Jesús apareció vivo
a varios testigos, que los discípulos originales—judíos del primer siglo,
descorazonados, desanimados, dudosos— de repente se convirtieron en
audaces proclamadores de Su resurrección y estaban dispuestos a sufrir
muertes terribles por eso. Todo eso son hechos notables para los historiadores
explicar. Eso no se puede hacer por medio de una “Teoría de la Conspiración”.
Eso simplemente no explica los datos de la manera adecuada.
E: Se dice en los evangelios que los soldados vigilaban la tumba. ¿Qué le pasó
a ellos? ¿Hay algún relato o explicación que proceda de esos guardias?
Dr. C: Es solamente en el Evangelio de Mateo que registra a los guardias. Pienso
que en la hora en que las mujeres llegaron allá, los guardas ya se habían ido de
regreso a la ciudad. No tenemos ningún documento de primera mano escrito por
los guardias que vigilaban la tumba de Jesús, ni esperaríamos encontrar tal cosa.
Lo que sí tenemos es el testimonio de los enemigos de la tumba vacía. ¿Cómo
tenemos eso? Bueno, ¿por qué Mateo relata la historia de los guardas? ¿Por
qué le interesa a él contar el hecho? Él nos dice la razón en el final del relato. La
historia va de la siguiente manera: cuando ocurrió el temblor de tierra, la tumba
se abrió y los guardias, aterrorizados, huyeron hacia la cuidad. El Evangelio de
Mateo cuenta que, entonces, los principales sacerdotes judíos sobornaron a los
guardias para que dijesen al pueblo que, mientras ellos dormían cerca de la
sepultura, los discípulos se robaron el cuerpo. Así como se presenta, ese relato
es ridículo. Los guardias romanos no habían caído en sueño cuando vigilaban la
tumba. Si eso hubiese acontecido, ellos tenían que estar durmiendo un sueño
muy profundo para que esos hombres vinieran, empujaran la monstruosa y
pesadísima piedra y se robaran la tumba sin despertarlos. Mateo relata que los
guardias fueron sobornados para que contaran esa mentira y dice él: “Y este
dicho se divulgó extensamente entre los judíos hasta hoy”. Por lo tanto, es muy
evidente que Mateo está contando la historia para neutralizar el intento de parte
de los judíos para desacreditar la tumba vacía porque, conforme a ellos, los
discípulos vinieron y se robaron el cuerpo. Aquí tenemos la evidencia de una
tumba vacía, a partir de los propios oponentes del movimiento cristiano primitivo,
o sea, de los propios judíos. Los judíos no estaban diciendo que el cuerpo estaba
en la tumba. En vez de eso, estaban afirmando, como respuesta a la
proclamación de la resurrección, que los discípulos se robaron el cuerpo. Eso
quiere decir que la tumba estaba vacía. Los líderes judíos no irían a andar por
ahí diciéndoles a las personas que los discípulos se habían robado el cuerpo, si
todas las personas supiesen que el cadáver todavía estaba en la sepultura en
Jerusalén. Es evidente, por el hecho de que Mateo se siente obligado a contar
esa historia, que es del conocimiento general que la tumba estaba vacía. En ese
sentido, tenemos realmente el testimonio del propio enemigo de que la tumba
estaba vacía. Eso es importante para la pregunta planteada: “¿Los documentos
proceden solamente de las personas que tienen un punto de vista, o seas, de las
personas que creen en él?” En ese caso, en la alegación de los judíos de que la
tumba estaba vacía por causa del robo del cuerpo, tenemos realmente el
testimonio de parte del enemigo sobre el hecho de la tumba vacía.
S: ¿Existe algún registro romano de la crucifixión de Cristo?
Dr. C: Hay un historiador romano, Tácito. Tácito escribió alrededor de 110 d.C.
Jesús fue crucificado aproximadamente en 30 d.C. Tácito, en su libro Anales,
escribe que Jesús de Nazaret fue crucificado bajo el edicto de Poncio Pilato en
Palestina. Eso es todo lo que él dice. Tenemos también un testimonio judío de la
crucifixión de Jesús de parte de un historiador judío llamado Josefo que era
realmente contemporáneo de Jesús. Él escribió una historia del pueblo judío. Él
también era colaborador de los romanos; era como los franceses en la Segunda
Guerra Mundial que colaboraban con los nazis (como los franceses de Vichy)
quienes eran considerados traidores. Eso es lo que Josefo era: un judío
colaborador de Roma. Él escribió esa historia de los judíos en la cual habla de
Juan el Bautista, Caifás y Anás, el sumo sacerdote durante la vida de Jesús. Él
habla sobre Jesús y como su hermano, Santiago, fue apedreado hasta morir y
menciona a Jesús siendo crucificado. Él dice que Jesús de Nazaret era hacedor
de milagros, quien salió por Palestina predicando y fue ejecutado por medio de
crucifixión. Josefo dice que los grupos de sus seguidores no habían
desaparecido, sino que todavía continuaban siguiéndolo en aquella época. Por
lo tanto, existen esos testimonios seculares sobre Jesús en los escritos históricos
romanos y judíos, lo cual, nuevamente, es extraordinario que esa cosa esté
registrada allí.
E: Tengo una pregunta acerca de cuándo las mujeres fueron a visitar la tumba
que estaba sellada, ¿por qué ellas fueron allí sabiendo que había guardias y esa
piedra al frente de la tumba?
Dr. C: Cuando se lee la literatura judaica como la Mishná, un escrito judaico de
algunos siglos después de Jesús, que describe las prácticas judías, las
observancias religiosas, etc. — probablemente las prácticas registradas en la
Mishná se remontan a tiempos más antiguos, incluso a siglos, la práctica de los
judíos, después de la sepultura de alguien, era de visitar la tumba durante los
próximos tres días. Ellos ungían el cuerpo derramando aceite sobre él, o
especias aromáticas y cosas similares. La descripción de los Evangelios sobre
lo que las mujeres estaban haciendo va exactamente de acuerdo con lo que la
Mishná describe como prácticas de sepultura. Ahora usted pudiera decir: “¿por
qué ellas irían, si ya sabían que había una piedra enorme?”, etc. Creo que eso
simplemente subestima la tristeza profunda de ellas y la devoción que le tenían
a Jesús. Talvez tenían la esperanza que los guardias quitarían la piedra para
que ellas pudieran entrar. De hecho, en la narrativa, se dice que mientras ellas
estaban de camino, dijeron, “¿Quién nos removerá la piedra de la entrada del
sepulcro?” Ellas se están haciendo la misma pregunta. Pero no eran como
individuos maquinales. Eran mujeres que amaban profundamente a Cristo y que
querían hacer por él lo que ellas consideraban correcto para él. Por lo tanto,
talvez ellas tenían la esperanza de que la guardia quitarían la piedra, la dejaran
entrar y practicar sus deberes religiosos como judíos, cumpliendo así con sus
últimas devociones.
E: Se dice que después de la resurrección, cuando Jesús regresó a visitar, que
los discípulos no lo reconocieron al principio. Así que él permitió que uno de sus
discípulos, Tomás, sintiera el hoyo en sus manos. ¿Por qué no pudieron
reconocerlo?
Dr. C: El tema del no reconocimiento solamente se encuentra en tres relatos de
apariciones en los Evangelios. Jesús se le aparece a María Magdalena en el
Evangelio de Juan. Ésta se encuentra en el relato de su aparición cerca del
Galilea, en Juan 21. Después, en la narrativa de Lucas sobre el camino de
Emaús, en la cual los discípulos están yendo a pie para esa población. Pero en
los otros relatos no hay ningún problema en reconocer a Jesús: la aparición en
el aposento alto, la aparición a las mujeres, etc.. Por eso necesitamos
preguntarnos, ¿De qué se trata esto, el hecho de no reconocerlo a primera vista?
En la aparición en el camino a Emaús, Lucas no dice que su apariencia había
cambiado de alguna manera, sino que “los ojos de ellos estaban velados, para
que no le conociesen”. Él entiende esto como una restricción impuesta
sobrenaturalmente. Después, en el momento en que Jesús se sienta y parte el
pan con ellos, sus ojos fueron abiertos y lo reconocieron. Realmente no había
nada diferente en su apariencia. Fue una restricción impuesta sobrenaturalmente
sobre ellos y, en el momento de la revelación, sus ojos fueron abiertos y pudieron
reconocerlo. ¿Qué los escritores de los evangelios están tratando de decirnos
con el tema del no reconocimiento? ¿Cuál es el objetivo de eso? Pienso que
talvez la cuestión sea esta: Jesús está tratando de comunicar a los discípulos
que ellos no se relacionarían más con él de la misma manera que lo hacían
antes, cuando el Señor andaba entre ellos y disfrutaban de Su presencia terrenal.
Ahora Jesús está partiendo y no estará más con ellos en una forma físicamente
reconocible. Por eso, ellos necesitaban acostumbrarse a ese nuevo modo de
relacionamiento con el Señor en el periodo de pos-resurrección. Eso es lo que
puedo imaginar mejor sobre cuál sería la cuestión teológica del tema del no
reconocimiento y del momento de revelación.
M: Si había que creer en todo esto y Su cuerpo desapareció, una pregunta surge:
Si nadie se lo robó, ¿cómo desapareció; cuál fue el propósito de su desaparición,
por qué desapareció? Como usted dijo, si usted mira por el espejo retrovisor, se
hace muy obvio de por qué desapareció, pero en esa época nadie tenía ninguna
idea de por qué desaparecería. Era algo desconocido, entonces ¿por qué
desapareció?
Dr. C: Esa es una buena pregunta. Cuando uno lee los relatos sobre la tumba
vacía, uno puede ver que ellos no producen fe en los discípulos. Cuando ellos
ven la tumba vacía, ellos no dicen: “¡Guau Él resucitó de entre los muertos!” Lo
que ellos dicen es que alguien se había robado el cuerpo. Por lo tanto, tu
pregunta es exactamente correcta. Como buenos judíos del primer siglo, ellos
piensan que la tumba había sido robada así como la veían. Fue solamente con
la aparición de Jesús a ellos que pasaron a creer que él resucitó de entre los
muertos. Así que la tumba vacía no es la fuente de la fe de ellos—era evidencia
física de la resurrección, pero no fue eso lo que los trajo a la fe. Las apariciones
físicas fueron los hechos que los hicieron creer. Ahora, ¿A dónde fue él? Me
inclino a decir lo siguiente: que Jesús en su estado resucitado no se iba a quedar
más aquí. Él saldría de este continuo espacio-temporal de cuatro dimensiones.
Al leerse los relatos de las apariciones en los evangelios, es esa la impresión
que se tiene. Él pudo entrar en este continuo espacio temporal en lugar de salir
de él y después entrar a él en algún lugar sin tener que atravesar la distancia
entre ellos. Por eso él desaparece en Emaús, a unos 12 kilómetros de Jerusalén,
y luego se aparece en el aposento alto en Jerusalén sin tener que caminar la
distancia que existe entre ellas. Considero esto como una realidad
hiperdimensional, tal como en un plano bidimensional, puedo atravesarlo aquí
con mi dedo y después en otro lugar. Las personas en este plano bidimensional
pueden ver mi dedo aquí, pero lo verían simplemente desaparecer. Después lo
podrían ver apareciendo aquí, pero no lo vieron atravesar la distancia entre esos
puntos. Eso es muy parecido a lo que está sucediendo con el cuerpo resucitado
de Jesús. En ese cuerpo resucitado, Él tenía la habilidad de entrar y salir de
nuestro continuo como le deseaba en cualquier punto. Ahora bien, él está fuera
de nuestro continuo espacio-temporal. El anhelo de los cristianos es que algún
día ocurra el regreso de Cristo. La segunda venida de Cristo ocurrirá al final de
la historia humana cuando Cristo re-entre en nuestro continuo espacio-temporal
de una manera corpórea y personal y traiga el fin de la historia humana.
E: Los milagros que sucedían en el pasado, ¿por qué usted diría que a pesar de
que él dejó al Espíritu Santo, no vemos tantos milagros suceder hoy en día?
Dr. C: Cuando uno lee la Biblia, lo que se descubre es que los milagros en la
Biblia están realmente limitados a periodos muy estrechos de tiempo. Ellos
tienden a agruparse alrededor del Éxodo cuando Dios liberó a Su pueblo de
Egipto—las plagas a faraón y a los egipcios, la separación del Mar Rojo, luego
durante el periodo de Elías y Eliseo, el cual es ciento de siglos después, y luego
alrededor de Jesús de Nazaret, el cual también es un milenio más tarde. Entre
ellos, hay periodos en los cuales no sucedía ningún o casi ningún milagro. Así
que la Biblia no está repleta de milagros como se nos lleva a creer. En realidad,
se puede ver limites estrechos, ellos tienen a agruparse en torno a
acontecimientos con tremenda importancia reveladora, donde Dios está
revelándose de una manera muy especial como a Moisés para liberar a Su
pueblo de la esclavitud en Egipto. Hay una serie de eventos milagrosos para
demostrar que Él es libertador que lo sacaría de la esclavitud. Eso es parecido a
Jesús, los milagros de Jesús. Él los llama “las señales del Reino”. El mensaje
central que Jesús proclamaba era la iniciación del Reino de Dios en una persona
humana. Así que los milagros y exorcismos, le reprensión de demonios, son
señales para las personas de que el Reino de Dios se estaba iniciando en la
historia humana con la persona de Jesús de Nazaret. El clímax, por supuesto,
es su resurrección, un milagro inigualable. Dios avaló las alegaciones de Su Hijo
en esta forma muy dramática e inigualable que nunca se ha repetido desde
entonces. Pienso que estarías de acuerdo si Jesús realmente fue el Hijo de Dios
y fue crucificado por blasfemia que Dios ha vindicado esas afirmaciones
presuntamente blasfemas de una manera que es indudable, dramática y muestra
que Jesús fue quien él afirmó ser. Él estaba diciendo la verdad. Después de todo,
él no era blasfemo. La resurrección de Jesús fue la vindicación divina del hombre
a quien los judíos habían rechazado como blasfemo.
Lo que también es interesante con la misma conexión, es que la mayoría de los
historiadores sí creen que Jesús de Nazaret fue un hacedor de milagros y un
exorcista. Ahora bien, ellos pudieran tratar de explicar esas obras diciendo que
eran psicosomáticas, pero ellos no niegan que el obrar milagros y exorcismos
pertenecía al cuadro del Jesús histórico cuando él realmente vivió. Esos no son
relatos legendarios que se acumularon con el pasar de las décadas y siglos.
Tomando en cuenta los múltiples testigos y testimonios independientes, incluso
los eruditos liberales creen que Jesús de Nazaret hizo milagros y exorcismos
como señales de la verdad del Reino de Dios.
M: Usted mencionó exorcismos. ¿Por qué sucede que desde que Jesús murió,
no hemos visto a demonios (por así decir) e instancias donde haya necesidad de
exorcismo?
Dr. C: Eso es controvertido, pero sí tenemos exorcismos. ¿Has visto la película
“El exorcismo de Emily Rose”? Está basada en la vida real. Hoy en día hay
relatos de exorcismo de personas que están poseídas por demonios. En ese
caso, eso fue dramatizado en esa película. Pero, ¿has escuchado de M. Scott
Peck, quien escribió el libro “El camino menos transitado” y otros libros bien
conocidos? Él era psicólogo. Justamente antes de morir (él falleció
recientemente), la última obra en la que estaba trabajando trataba con la
posesión demoniacas. Él escribió un libro—no lo he leído todavía, pero he leído
críticas del libro—donde él documenta tres o cuatro exorcismos para los cuales
él sirvió de testigo. Él dice que está convencido de que ese es un fenómeno
genuino que no se puede explicar psicológicamente. Él era un psicólogo
profesional. En esto Peck no está solo. Hay otros investigadores que han
estudiado sobre la posesión de demonios. Ellos dicen que éste es un fenómeno
real que verdaderamente ocurre. No es algo que se ve por todo lado. De lo poco
que he leído sobre el demonismo, la persona que están más en riesgo serían
aquellas que entran al “ocultismo”. Sucede algo cuando alguien se involucran en
las prácticas ocultistas. Es como que esas prácticas abren una puerta en tu
mente para ese tipo de actividades demoniacas. Pero si uno permanece alejado
de actividades ocultistas, estamos muy seguros. Uno no va a ser demonizado.
Por esa razón, me alejo de cosas como el tablero ouija (o güija), sesión
espiritista, que se usan para tratar de ponerse en contacto con los muertos, o de
cualquier tipo de cosas como esas. Yo creo que hay un mundo de espíritus ahí
afuera y un portal para permitirlos entrar.
M: En un punto, usted dijo que Jesús era quien estaba haciendo los exorcismos
y que era una persona única. ¿Cómo es, entonces, que las demás personas
están haciendo lo mismo en esta época?
Dr. C: No quiero decir que Jesús fue la única persona que podía hacer
exorcismos. Hubieron exorcistas judíos en su época. De hecho, no sólo tenemos
literatura judía independiente de esas personas, sino que incluso se hace
referencia de ellas en los Evangelios. Los exorcismos no fueron exclusivos a
Jesús. Pienso que lo que es exclusivo a él es que él reprendía a los demonios
por su propia autoridad. Él no oraba a Dios para que echara fuera a los demonios
ni hacía algo parecido a eso. Él simplemente decía, “te digo, sal de ese hombre”.
Él tenía el poder de dirigir a los demonios. Él mostró la autoridad espiritual sobre
las fuerzas de la tiniebla por su propia autoridad de ordenarlos, mientras que los
exorcismos que se hacen hoy son típicamente hecho por medio de oración y
ayuno, reuniendo un grupo de personas para que oren por la persona. La Iglesia
Católica Romana tiene una secuencia prescrita completa de acontecimientos
que uno tiene que seguir cuando se pasa por un exorcismo, la cual se puede ver
en la película a la que me referí, “El Exorcismo de Emily Rose”, donde el
sacerdote trata de llevar a cabo eso. Él se confronta con esa niña en quien moran
6 demonios. Ella lo domina y el exorcismo es un fracaso. Es muy diferente,
entonces, cuando Jesús les ordena, por su propia autoridad, a esos demonios
que salgan. Eso era lo que sorprendía a las personas acerca de Jesús: la
autoridad con la cual él llevaba a cabo eso. Él hacia milagros por su propia
autoridad, ordenaba a los demonios por su propia autoridad. Él enseñaba la ley
por su propia autoridad y enseñaba sobre lo que Dios había dicho en el Antiguo
Testamento por su propia autoridad. Él incluso revisaba la ley que Dios había
dado en el Antiguo Testamento por su propia autoridad. De modo que podemos
encontrar una frase al final del Sermón del Monte, “Y se admiraban de su
enseñanza; porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los
escribas”. Así que cualquier persona (totalmente aparte de la resurrección) es
confrontada con la pregunta que Jesús le hizo a los discípulos: “¿quién dicen
ustedes que soy?” ¿Fue Jesús un loco?, ¿fue él un rabino?, ¿fue él simplemente
un maestro moral?, ¿fue él quien alegaba ser? Pienso que la resurrección nos
da una buena respuesta: que él fue quien alegaba ser. Él, de hecho, fue el Hijo
de Dios, Heraldo del Reino de Dios. El hecho que Dios le levantó de entre los
muertos demuestra que no fue un blasfemo.
M: ¿Qué hace que Jesús sean tan especial que hasta pudo resucitar?
Dr. C: Yo diría que se debe a que Jesús de Nazaret es divino. Él era Dios en la
carne. La segunda persona de la trinidad: El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Él
era la segunda persona de la trinidad encarnada en la historia humana. La
palabra “encarnación” viene de la palabra en latín “in” que significa “en” y “carnis”
que significa “carne” “Dios en carne”. Eso es lo que los cristianos celebran en
Navidad. Él es la única persona que ha hecho eso. Y no hay nadie más como él.
Por lo tanto, la resurrección de Jesús es única en la historia humana. No hay
nada más como ella.

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