Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Un convoy europeo, tras sufrir un ataque terrorista, en octubre en Mogadiscio (Somalia). FEISAL OMAR (REUTERS)
Aunque todas las fuentes consultadas insisten en que el objetivo no es crear un Ejército
europeo al uso, sino potenciar la integración y colaboración de las políticas nacionales,
el plan de Macron ha soliviantado al presidente de EE UU, Donald Trump. El mandatario
llegó a la Casa Blanca amenazando con retirar la presencia militar de Europa y se alarma
ahora ante la posibilidad de que el Viejo Continente gestione con cierta independencia
su política de seguridad.
Aun así, la creación de ese centro de operaciones (bautizado como Military Planning and
Conduct Capability o MPCC) provocó resquemor en la OTAN, celosa de ver surgir en la
capital europea una estructura que algún día podría llegar a rivalizar su potente cuartel
general en Mons (a unos 50 kilómetros de Bruselas), conocido como SHAPE.
El salto tecnológico que está experimentando la industria militar también parece haber
convencido a los líderes europeos de que ningún país cuenta con la envergadura
necesaria para arrostrar en solitario la inversión necesaria, ni siquiera la mayor potencia
militar, que será Francia cuando Reino Unido abandone en marzo el club europeo. La
unión de todos esos factores (inestabilidad mundial, nuevas amenazas y revolución
tecnológica) da a Europa una oportunidad para un histórico salto en su política de
defensa. “Y si no se aprovecha, podemos perder el tren”, avisa un alto cargo europeo.
La magnitud del reto quedará patente también este mismo martes, cuando la Agencia
Europea de Defensa (AED), dirigida por Jorge Domecq, publique el resultado de su
primera revisión anual del gasto militar. Este novedoso ejercicio (CARD, según en inglés)
revela la ingente tarea que Europa tiene por delante para racionalizar y coordinar un
gasto militar que, según Bruselas, desperdicia unos 26.400 millones de euros al año por
duplicidad de recursos, sobrecapacidad y trabas en los sistemas de adjudicación.
Los datos de la Agencia, a los que ha tenido acceso EL PAÍS, muestran que el gasto en
investigación y desarrollo relacionado con defensa ha caído del 23,5% de la inversión
total en 2015 al 21% en 2017. Dentro del gasto militar, el porcentaje dedicado a
investigación y tecnología también sigue lejos del objetivo del 2% de la partida defensa
fijado por la AED.
La brecha resta más de 2.000 millones de euros al año a la investigación, esencial para
adaptar la defensa a una realidad tecnológica bastante alejada de un equipamiento
tradicional en el que los países europeos siguen gastando el 50% de su presupuesto
(frente a un tercio en EE UU). Para colmo, según la Agencia, buena parte del gasto en
investigación y tecnología está desperdigado y el porcentaje de inversión destinado a
proyectos compartidos sigue estancado desde 2015 en el 11%, con el agravante de que
en términos totales la cuantía destinada a la colaboración ha caído un 6%.
Se espera que este lunes los ministros de Exteriores y Defensa pacten las bases de ese
fondo, que solo liberará recursos para proyectos de desarrollo en los que participen
compañías de al menos tres Estados miembros. El texto del acuerdo ya superó la
semana pasada la primera prueba a nivel de embajadores, con el respaldo inequívoco de
Francia, Alemania y España, entre otros países, y cierta resistencia de Holanda, Suecia o
Dinamarca, además del rechazo de Reino Unido.
El acceso a las partidas del fondo de empresas de países terceros (en particular, de EE
UU y Reino Unido) sigue siendo el punto más polémico de la negociación. La Comisión
propone que las empresas establecidas en suelo europeo pero controladas por
potencias extracomunitarias solo puedan acceder a los recursos del fondo si cumplen
unas condiciones muy estrictas, como que no puedan acceder a la información
confidencial del proyecto o garantizar que la propiedad intelectual del proyecto se quede
siempre en Europa. Algunos socios europeos quieren flexibilizar esas normas para
facilitar el acceso de empresas estadounidenses y británicas. El acuerdo definitivo se
espera para final de año.
Federica Mogherini · Emmanuel Macron · Angela Merkel · Euroejército · PESD · Donald Trump
· Fuerzas internacionales · OTAN · Defensa · Unión Europea · Organizaciones internacionales · Europa
NEWSLETTERS
Recibe el boletín de Internacional