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TRES DE MALEVICH TRES

Alfredo Gurza

A propósito de la deslumbrante exposición “Las vanguardias rusas: el vértigo del futuro”,


albergada en el Palacio de Bellas Artes de la Ciudad de México del 22 de octubre de 2015
al 7 de febrero de 2016, presentamos tres textos de Kazimir Malevich, el creador del
suprematismo, cuya influencia en la práctica crítica radical de las artes es quizá mayor
hoy que hace un siglo cuando apenas se comenzaba a sondear las profundidades de su
obra.

Contemporáneos de una de las obras emblemáticas de Malevich, el óleo “Blanco sobre


blanco”, y publicados por la revista “Anarquía” entre marzo y julio de 1918, en el periodo
más difícil del naciente estado soviético, de hambruna, invasión imperialista y guerra
civil, estos artículos son testimonio de las posiciones de aquellos artistas e intelectuales
revolucionarios reacios a asumir la dialéctica de prácticas contradictorias y complejas
instituyentes del régimen estético soviético, apasionadamente empeñados como estaban
en el comunismo a rajatabla, desde ya y sin concesiones. Las cuestiones del poder
popular, del patrimonio cultural, de la ruptura histórica, de la disolución de la artisticidad
burguesa y la refiguración de las artes como procesos productivos de significación con
tendencia al socialismo, despuntaban ya en aquellos primeros debates y polémicas de
los que Malevich fue acucioso animador.

Versiones directas del ruso: Alfredo Gurza

LAS TAREAS DEL ARTE Y EL PAPEL DE LOS ESTRANGULADORES

En tiempos de un cambio radical del viejo modo de vida, cuando todo lo que es nuevo y
joven se afana en hallar su forma y expresar su yo, los muertos reptan todavía e intentan
atenazar con sus manos heladas todo lo viviente.

La revolución social revienta los grilletes de la esclavitud capitalista pero no ha destruido


las viejas tablas de los valores estéticos. Y ahora que comienza la nueva construcción,
la construcción de nuevos valores culturales, debemos protegernos de la ponzoña de la
banalidad burguesa.

Ahí están los sumos sacerdotes del gusto burgués, los reyes de la crítica: Benois,
Tugendhold y compañía.

Hasta ahora, ninguna obra de arte podía aspirar al derecho de ciudadanía y a la buena
vida sin el imprimátur de Benois.
Así ocurrió con Vrubel, Musatov, P. Kuznetsov, Goncharova, a quienes sólo aceptaron
luego de cubrirlos de fango. ¡Y cuánto queda aún sin ser reconocido!

Los jóvenes artistas e innovadores que se negaron a hacer concesiones tuvieron que
abrirse camino con grandes dificultades.

Era imposible esperar que sus productos fueran comprados sin la recomendación de los
“estranguladores”.

Pero vender un cuadro era la única manera en que un artista podía alimentarse y pagar
su habitación.

El sitio del arte era azaroso, a merced de críticos y coleccionistas.

Incluso la Galería Tretyakov fue fundada por accidente.

Todas las colecciones de arte privadas fueron reunidas al capricho de los dueños y los
galeristas.

Y aquellos artistas que no lograban tener acceso a la exposición privilegiada de la Unión


de Artistas Rusos, de “El Mundo del Arte” y los “Itinerantes”, quedaban a la zaga.

Y ahora que la burguesía ha quedado desempleada y la democracia crea la cultura


proletaria, resulta que el hábil Benois tiene en sus manos el destino del arte ruso.

¡Benois encabeza el Consejo de las Artes de Petrogrado!

Una vez más se alza una frontera oficial cerrada ante la vida del arte.

¡Una vez más triunfan los acosadores del arte!

Una vez más los mismos rostros alrededor de la mesa.

Una vez más, los muertos estiran sus manos huesudas para extinguir la lámpara.

¡Pero esto no ha de ser!

¡Fuera los verdugos del arte! ¡Que se arrellanen en el cementerio!

¡Fuera los marchantes de las bodegas del arte!

¡Abran paso a las nuevas fuerzas!


Nosotros somos los innovadores, surgidos a la vida en el momento preciso para abrir las
celdas y liberar a los prisioneros.

Aleksei Gan, Aleksei Morgunov, Kazimir Malevich

Anarquía, número 25

PARA EL NUEVO ROSTRO

Limpiemos la zona de todo viejo escombro. En marcha hacia los templos de nuestro
rostro.

Limpiémonos de la acumulación de formas pertenecientes a siglos pasados.

Es imperativo dar un nuevo ritmo al tiempo. Evitemos las calzadas punteadas por las
cruces de los cementerios, pues sólo conducen a días extintos.

Tu rostro ha quedado liso como una moneda antigua, tallado con la jerga milenaria de
las autoridades hasta borrar tu rostro hermoso y alegre de antaño.

Procuramos pulir tu alma y tu espíritu creativo a la imagen de dioses extinguidos hace


mucho, que tu ego taimado rechazaba.

Y te convertiste en la piedra que Miguel Ángel mató en favor del pasado y del futuro.

Pero nosotros logramos emerger, dejando de lado a las autoridades, y creamos este
rostro.

Y declaramos nuestra esta zona y sus formas.

Que Praxíteles, Fidias, Rafael, Rubens y el resto sean refundidos en celdas y


cementerios.

Que velen por el tiempo difunto.

Que carguen los despojos de ese ego.

De nuestro tiempo y nuestras formas creamos un rostro con la impronta de esta época,
para que sea reconocido en el torrente del tiempo.

Anarquía, número 28
A LA NUEVA FAZ

Perecen la laca brillante, las líneas refinadas y el color.

Revelamos nuevas páginas del arte en los albores de la anarquía.

Por primera vez traspasamos el umbral del arte, abriendo un nuevo frente al Arte
laqueado.

Durante años nos desarrollamos por decenas. Bajo los techos de áticos helados nos
ocultamos del poder de las autoridades y fuimos horadando nuestro camino.

No sucumbimos a la presión de las marejadas de crítica ignorante que cayeron sobre


nosotros.

Artículos-pogromos decoran nuestras cabezas.

Clavos-palabras, viejos y herrumbrosos, martillados en nuestra conciencia.

Pero ahora el campo está abierto. Su saña fue vana.

Una poderosa tormenta revolucionaria demolió el ático y nosotros, como una nube en el
espacio, navegamos hacia la libertad.

El estandarte de la anarquía, el estandarte de nuestro Yo, nuestro espíritu libre como el


viento revolotea en los espacios creativos del alma.

Ustedes, jóvenes y alegres, hagan a un lado cuanto antes los restos del naufragio.

Lávense las manos si el poder de las autoridades llega a tocarlas.

Y únanse cordialmente para construir la paz en las conciencias de nuestro tiempo.

Anarquía, número 31

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