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Conspiraciones corruptas 1990 – 2000.

Tras el desastroso gobierno de Alan García que nos dejó con una hiperinflación, era necesaria la
elección de un líder que acabe con la crisis y combata al terrorismo que asechaba a nuestro país
en la década de 1980. Entre los principales candidatos se encontraba el ya reconocido escritor
Mario Vargas Llosa, quien había dominado la primera ronda. Como competidor tenía a un no tan
popular Alberto Fujimori, que ganó la segunda vuelta gracias al apoyo del APRA y al fraude
cometido. Fue así como 1990 se convirtió en el inicio de una época llena de corrupción, donde,
las instituciones fueron tomadas por el gobierno y se dio la privatización de la libertad.
Remozando la corrupción:
La llegada al poder de Fujimori se debe a un personaje: Vladimiro Montesinos, quien desde años
anteriores había estado involucrado en el soborno, corrupción y narcotráfico. Montesinos en su
época como militar, fue capaz de establecer lazos personas importantes. Montesinos fue
encarcelado por viajar a los Estado Unidos con un permiso falso, en prisión no perdió el tiempo
y empezó a estudiar derecho, lográndose graduar como abogado. Empezó una nueva carrera como
“abogado del diablo” pues defendía a narcotraficantes y a policías corruptos, estableciendo
nuevos lazos que posteriormente le ayudaran a lograr sus objetivos. Montesinos consiguió un
prominente puesto en el SIN, además ejercía una influencia indebida, tomando decisiones de
poder invisibles detrás de la presidencia del Perú. Una de las primeras acciones de Fujimori como
presidente fue lanzar una campaña “moralizadora” contra la corrupción heredada. Los puestos
dejados por los oficiales fueron llenados con militares que apoyaban el plan de Montesino y
Fujimori. Se sentaron las bases para el auto golpe de estado de 1992. Por si fuera poco Montesinos
también manipuló en aparato judicial y usó información secreta para renovar vínculos con la CIA
y minar los esfuerzos de la DEA en el Perú.
Dictadura cívica militar:
Desde los inicios del régimen de Fujimori, las crecientes redes encubiertas de inteligencia y
militares operaron para derribar los contrapesos constitucionales, parlamentarios y judiciales que
estorbaban con el control autoritario del Estado. Este objetivo se logró consolidar con el autogolpe
de 1992 que fue “justificado” como necesario ante la lucha contra el terrorismo. Fujimori
implementó el drástico paquete económico que mejoro la tendencia de la inflación.
Sorpresivamente no hubo una protesta del pueblo por el mismo hecho de que la inflación estaba
siendo regulada pero además por la lucha abierta contra el terrorismo. También se vio impulsado
por sus programas sociales en los cuales repartió alimento y medicinas gratis, así como por la
acción de obras públicas vinculadas a la construcción de escuelas. Por otro lado, se logró un
acuerdo en el que el poder ejecutivo delegaba el poder de legislar asuntos laboras y guerra contra
el terrorismo por un plazo de 150 días. Se dieron 126 decretos que obviamente abusaban del poder
otorgado. Se desató la oposición parlamentaria particularmente en los temas referidos a la
seguridad nacional e inteligencia. Montesinos planeó el golpe de estado con dos jefes militares en
un momento crucial para prevenir un contragolpe. Fujimori prometió dar elecciones para una
asamblea constitucional, en la cual todos era simpatizantes del presidente y estaban de acuerdo
con los planes futuros. Para adaptar las instituciones y la política económica a las metas de un
presidencialismo autocrático, sin contrapeso; los jueces y fiscales independientes fueron
reemplazados y el poder judicial fue reestructurado, reducido y adecuado a sus necesidades. Los
acontecimientos políticos de la década de 1990 encubrieron la consolidación y el crecimiento de
redes encubiertas e informales de un poder e influencia desproporcionados, alimentados por la
corrupción y los abusos.
Redes de corrupción:
Entre Fujimori y Montesinos, el régimen gozaba de una serie de redes de corrupción que le
permitía la aseguración de un gobierno autoritario en el cual todo el poder se centraba en el poder
ejecutivo. El dinero para consolidar poco a poco su red de corrupción se obtenía de: la
malversación de las donaciones extranjeras por parte de las ONG gestionadas por familiares de
Fujimori (90 millones de dólares); la participación en los negocios de importaciones chinas con
Joy Way (80 millones de dólares); las comisiones derivadas de diversos socios, entre los cuales
se encontraba Miyagusuku (50 millones de dólares); los subsidios secretos del SIN (62 millones
de dólares); y un “fondo de contingencias” políticamente motivado, y las comisiones ilegales de
compra de armas y fondos de privatización (122 millones de dólares). Otra de las estrategias del
régimen fue la creación de la prensa chicha.
Participación del sector privado:
Las redes corruptas, también tuvieron conexiones con el sector privado, lo cual brindó al equipo
Fujimori-Montesinos una importante fuente para corromper y dominar la estructura del poder.
Importantes cabildeos económicos prestaron reiteradamente su respaldo a un régimen que
prometía conservar un ambiente de negocios desregulado. Obviamente las colaboraciones del
estado tenían un fin y era el de obtener algo a cambio que contribuya con la corrupción a cambio
de la ayuda brindada. Más allá de que si las estrategias de privatización hayan sido limpias o no,
lo cierto es que el régimen de Fujimori-Montesinos fue responsable del desvío de los fondos de
la privatización fuera de las áreas que promovían el crecimiento. Dichos fondos se usaron
notoriamente para gastos militares.
Corruptelas militares:
Montesinos diseño y adaptó un mecanismo complejo, informal y encubierto de ingresos y gastos
ilegales para sustentar los principales puntales del régimen transgresor de Fujimori. Esto fue
posible gracias a que Montesinos montó una maquinaria corrupta que tenía su centro en el SIN y
se extendía en particular a las demás instituciones militares y policiales. Sin embargo, sus
principales aliados eran sus propios familiares y amigos cercanos lo que hacían la red vulnerable
debido a la información sensible que manejaban y guardaban. Los principales agentes de
financieros eran socios en la compra a gran escala de armas y materiales con las cuales
Montesinos, Fujimori y los más altos jefes militares y policiales obtuvieron jugosas comisiones.
El descubrimiento de cuentas bancarias en Suiza y otros lugares ayudaron a sacar a la luz el
funcionamiento de una red financiera internacional de lavado de dinero, vinculada con comisiones
ilegales en la adquisición de equipos militares. Se estableció una estrecha sociedad en la
corrupción y una alianza política entre Montesinos y los sucesivos generales a cargo de las
instituciones y ministerios militares y policiales. Como parte del acuerdo de 1992, los militares y
las fuerzas policiales entregaron fondos ilegales al SIN que sumaron entre 63 y 74 millones de
dólares.
Colusión con el narcotráfico:
La negociación con narcotraficantes también se hizo presente durante este periodo y como eran
sumamente dañinas para régimen, contribuyeron con su caída. Montesinos y los militares
buscaron camuflar las negociaciones con políticas antidrogas, el objetivo era desplazar y
transformar a las agencias policiales tradicionalmente a cargo de la represión del narcotráfico en
el Perú, así como entrar en la policía nacional con agentes asociados a Montesinos. La creciente
exposición pública de los escándalos relacionados con las drogas, juntamente con las flagrantes
violaciones de derechos humanos, minaron al espacio público disponible para que Montesinos y
los militares jugaran con el respaldo nacional e internacional.
Caída cinemática:
El derrumbe del régimen Fujimori-Montesinos-Militares, llego a su fin debido a las sucesivas
crisis y escándalos que se dentaron en áreas claves diversas. Dichos escándalos, abrieron la herida
que puso fin a la dictadura. Se levantaron protestas contra Fujimori quien ganó las elecciones.
Alejandro Toledo no acepto los resultados electorales y convocó a la resistencia mediante la
movilización cívica. Poco después una estación de televisión de cable local difundió un video
grabado secretamente por el propio Montesinos; en el que Alberto Kouri aparecía recibiendo
15.000 dólares en efectivo de Montesinos a cambio de que se cambiara de bando en el congreso.
Y así una serie de escándalos lograron que Montesinos huya del país dos veces y que Fujimori
renuncie por fax a la presidencia desde Japón. Se dio fin a la etapa más grande de corrupción que
el Perú ha presenciado con sus dos líderes bajo justicia.

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