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Ética y Deontología.
PIURA - PERU
2018
INTRODUCCIÓN
La relevancia del Código de Ética radica en que es la norma que establece los
parámetros bajo los cuales debe ejercerse la abogacía en el Perú y cualquier abogado
que patrocine procesos en el país (aún si fuera extranjero) está en la obligación de
cumplirlos. De allí que el tema que abordamos sea esencial para comprender cómo se
encuentra actualmente regulado el control disciplinario de la abogacía en el Perú.
Es el conocimiento del Derecho el que hace del abogado una persona de especiales
condiciones, pues resulta difícil imaginar tan siquiera una sola conducta del hombre
que se encuentre por fuera de la regulación de esa ciencia jurídica.
Por eso, cuando se estudia Derecho, se está frente a una de las carreras más
completas. Pero no es lo mismo estudiarlo que ejercerlo. Son muchos los que pueden
aprobar un ciclo académico para optar por el título de abogado, pero no todos aquellos
que lo obtienen son idóneos para salir, como se dice a la arena, con el Código en la
mano.
El abogado necesita destacar. Hacer que sus virtudes se sobrepongan, ser hábil en el
momento de captar clientes. Porque que nadie lo olvide, ahora mismo el letrado no
solo tiene que saber de Derecho sino también de marketing, tener alma de vendedor y
saber dónde están sus clientes y cómo poder llegar a ellos. Para ello el profesional.
Para ello el profesional puede apoyarse en herramientas, Entre las virtudes que debe
tener un abogado:
Hay que tener en cuenta que sobre el abogado recae mucha responsabilidad,
casos de tremenda trascendencia para su cliente. Sé cercano, apuesta por una
ética sólida, y consigue que la persona que acuda a tu despacho vea en ti no
solo a un profesional sino a un amigo que de verdad se preocupa por sus
arreglar sus problemas.
A.- Discutir: Se trata de la base del oficio. Desde el momento en el que dos
versiones opuestas entran en juego, hay que discutir sobre cuál de ellas puede
ser la verdadera. Y generalmente el abogado va a ser un gran discutidor, no
solo de temas legales, sino también sobre actualidad, cine, gastronomía o
cualquier otro asunto que se le plantee. Se trata de saber mostrar tu opinión de
una forma coherente y educada y de tener la capacidad de contrastarla con la
de otra persona sin caer en la histeria .Lo que no implica, evidentemente tener
la razón.
B.- La persuasión:
El abogado tratará de convencer a su oponente (la otra parte en el juicio, pero
también al tribunal, jurado, los propios jueces, etc.) de que su versión es la
acertada. Aquí entra en juego la capacidad de argumentación, ya que para
persuadir se necesita mostrar solidez en el discurso y hacer ver a los demás
que tú tienes la razón mediante el desarrollo lógico de las ideas. Esta es una
capacidad con la que algunos nacen pero sobre todo es algo que se adquiere
con la práctica, así que no lo dudes. Ya sea en una comida familiar, en el bar, o
mientras lees las noticias con los compañeros, trata de poner en práctica el don
de la persuasión para que luego acudas a los juicios con seguridad.
Ármate de paciencia
Por ello otra de las virtudes que debe tener el abogado, y esta es por su propia
salud, es la de ser capaz de desconectar. Un especialista que está quemado
no va a rendir bien, y se va a resentir su propio trabajo, su prestigio, así como
en los peores casos su vida familiar. Por ello, y aunque es complicado, el
profesional debe saber marcar muy bien los límites entre jornada laboral y vida
personal, y en la medida de lo posible no mezclarlos.
No hay que desesperar porque un caso no haya salido tan bien como querías.
Y tampoco debes juzgar ni poner barreras a los clientes que recurran a ti con
situaciones que de normal rechazarías. Recuerda que eres un profesional y
que tu misión es ayudar al cliente, aunque ambos sepáis que es culpable. Pero
hay que dejar la parte afectiva a un lado y trabajar por el bien de esa persona
que ha confiado en ti.
Por supuesto que tú podrás renunciar a llevar ciertos casos, bien porque tu
ética no te lo permita, o porque el cliente no te transmita buen feeling, o
directamente porque te es imposible empatizar con esa persona. Pero si
decides aceptar un caso no te tienes que dejar llevar por la parte pasional
(estés del lado de la víctima o del verdugo, da igual) sino comprometerte con
esa persona hasta las últimas consecuencias legales. Ese compromiso será
muy bien valorado independientemente del resultado final.
Cabría resaltar también que a diferencia de lo que ocurría antes, hoy las
mujeres pueden ejercer la abogacía. En el Perú dicha reivindicación se
logró gracias a personas como Trinidad Enríquez Ladrón de Guevara, quien
con firmeza de carácter, discernimiento superior y convicción de principios
defendió el derecho de las mujeres peruanas a obtener el título de
abogadas renunciando incluso, para ello, al que le fuera ofrecido por el
Presidente Piérola.
Como ha sido reconocido por el TC, la Constitución Política del Perú
reconoce el derecho. Que tienen los ciudadanos y ciudadanas a elegir la
actividad ocupacional o profesional que deseen y su derecho al “libre
ejercicio de la profesión”; es decir, a ejercer libremente la profesión para la
cual se han formado. Lo antes mencionado no significa que la ley no pueda
establecer requisitos para ejercer dicho derecho. Así, de acuerdo con lo
señalado en la Ley Orgánica del Poder Judicial (LOPJ), para patrocinar se
requiere a. La obtención de un título habilitante (el título profesional).
En el Perú se confía a las universidades el otorgamiento del título de
“Abogado”. Estas lo otorgan a quienes habiendo obtenido previamente el
grado de bachiller en Derecho (para lo cual requieren la aprobación de los
estudios a nivel de pregrado que usualmente toman al menos 6 años y la
acreditación de un idioma extranjero) consigan la aprobación de una tesis o
de un “trabajo de suficiencia profesional”.
Es preciso mencionar que, bajo las normas vigentes, el título de abogado
no tiene un plazo de caducidad ni está sujeto algún tipo de revalidación
posterior sobre la base de una formación continua, como ocurre en otros
países. En consecuencia, un abogado (o abogada) que deja de ejercer la
abogacía por más de 25 años, puede tener por cumplido este requisito no
requiriendo alguna certificación posterior sobre su formación o actualización
de sus conocimientos sobre el Derecho.
Este requisito es de antigua data, ya que se exigiría al menos desde 1910 con
la Ley 1367 que, por cierto, ha llegado vigente hasta nuestros días.
Pensamos que este requisito estaría quedando como una mera formalidad.
Debería reevaluarse teniendo en cuenta la facilidad que existe hoy para
verificar con el uso del internet la información sobre grados y títulos de una
persona. De hecho, atendiendo a esa situación, mediante el Decreto
Legislativo 1246 de 2016 se dispuso que las entidades de la Administración
Pública proporcionen a las entidades del Poder Ejecutivo de manera gratuita,
entre otra, la información sobre grados y títulos de las personas.
En el Perú no se contempla algún requisito similar. Nótese que, en la medida que este
conllevaría una restricción de un derecho garantizado por la Constitución debería estar
recogido expresamente y con claridad en la normativa vigente, lo cual no ocurre.
Por otro lado, nótese que actualmente la Ley no establece como prohibición
para ejercer la abogacía el haber sido sancionado por delitos especialmente
graves (como el de terrorismo) como sí contempla, por ejemplo para participar
en el concurso público de acceso a una plaza vacante en el magisterio.
b) Incompatibilidades: La abogacía implica la defensa de intereses particulares
y, por ello, su ejercicio es incompatible con el desempeño de ciertos cargos o
funciones.
La función legislativa (congresista, representante a asambleas regionales
La representación del Estado (Presidente, ministro de estado, prefectos y
subprefectos).
La defensa de los intereses del Estado (fiscal, procurador o contralor).
El resguardo de la fe pública notarial y registral (notario y registrador público).
Las normas penales prohíben asumir el patrocinio de la parte contraria en un
mismo proceso judicial o procedimiento administrativo o, siendo juez o fiscal,
conocer un proceso que anteriormente se patrocinó como abogado.
En nuestra opinión, el CAL y las autoridades del Estado peruano no deberían negarle
a ningún ciudadano dichos derechos y garantías. No por el costo de tener que pagar
una indemnización, sino porque su legitimidad deriva justamente del respeto de los
principios y valores que vulneraron sistemáticamente quienes intentaron tomar el
poder en nuestro país desbaratando la democracia y el Estado Constitucional de
Derecho. El Estado no puede comportarse igual que ellos.
la principal norma que deben respetar quienes conocen las leyes mejor que
nadie y tienen la loable misión de ayudar a los ciudadanos a entenderlas,
cumplirlas y defender sus derechos.