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EL PRIMER AÑO DE VIDA (SPITZ)

El infante en su primer año de vida se encuentra dedicado a esforzarse por sobrevivir y a elaborar
dispositivos de adaptación que le sirvan para conseguir esa meta. Todo aquello de lo que el infante
carece, lo compensa y proporciona la madre. El resultado es una relación complementaria, una
díada madre-hijo. A partir de ésta díada es que comienzan las relaciones objetales. A partir de acá se
centra desde el nacimiento y hasta el primer año donde se sustituye el yo a partir de los 8 meses, se
independiza de la madre y comienza la maduración, que tiene que ver con la adquisición de
conductas a partir de esa relación, entre el sujeto (niño) y objeto madre.

Hablamos de relación objetal por que nos desarrollamos a partir del vínculo con el otro, que es
primero la madre, y luego el padre y el interno.

Spitz dice que a partir de esta la “matriz, está el punto de partida de las futuras relaciones sociales.” .
Afirma que el crecimiento y el desarrollo del sector psicológico depende del establecimiento y
despliegue de relaciones de objeto cada vez más significativas, es decir de relaciones sociales.

Al nacer no hay Yo ni Complejo de Edipo, no hay simbolismo ya que este aparece con el lenguaje, no
hay mecanismo de defensa y si los hay son indicios más bien fisiológicos que psicológicos.

No existe psiquismo en el neonato, solo una conciencia rudimentaria de naturaleza receptiva, en


lugar de perceptiva en las primera semanas. Sptiz diferencia entre recepción y percepción, para que
halla percepción ya se puede diferenciar y él no diferencia el mundo externo del interno, por ej. un
ruido no lo puede diferenciar como que proviene de afuera. Capta, recibe, pero no percibe, no le da
un significado.

Entonces al igual que Freud, Spitz sostiene que el neonato es un organismo psicológicamente
indiferenciado, viene al mundo con un equipo congénito .Spitz lo llama anlaje y se refiere a esto
como a un sistema disposicional. El neonato carece de conciencia de percepción y sensaciones de
funciones psicológicas tanto conscientes como inconscientes, progresivamente se va diferenciando
gracias a la maduración, del anlaje, y el desarrollo.

Es decir considera al bebé como una total de aspectos indiferenciados, que se irá diferenciando en
virtud de dos procesos:

- Maduración: Que es el despliegue de funciones de la especie, producto de la evolución filogenética


y por lo tanto innatas, y que se ponen de manifiesto en las etapas de la vida posteriores al
nacimiento.

- Desarrollo: Es la aparición de formas, función y conducta que son el resultado del intercambio
entre el organismo y el medio interno y externo.

Basa su investigación en Tres ensayos de una Teoría Sexual y especialmente en el segundo ensayo,
por que en este es la única y primera vez que habla de las relaciones entre la madre-hijo (sujeto-
objeto).

El equipo congénito, “anlage”, que lo hace único, consta de tres partes:

a-El equipo heredado: Está determinado por los genes, cromosomas, el ADN y ARN, etc.

(por ej. el que tengamos dos ojos, dos piernas, las secuencias de maduración, y vale tanto para lo
fisiológico como para lo psicológico así por ej. lo oral viene antes que lo anal y a los dientes de leche
le siguen los permanentes).
b- Las experiencias intrauterinas: que actúan durante la gestación, y que alteran el desarrollo
embrionario. Por ej., daños que puedan ocurrir producto de agentes teratogenos (virus, Rx, dorgas,
etc.).

c- Las influencias del curso del parto: Daños durante el alumbramiento, por anoxia, medicación
previa a la madre, etc..

Las primeras relaciones madre-hijo, muestran como a partir de una desconexión social, u lazo
puramente biológico se va transformando paso a paso en lo que ha de ser la primera relación social
del individuo. Observamos una transición de lo fisiológico a lo piscológico y social. En la fase
biológica “in útero”, las relaciones del feto son parasitarias. Durante el primer año de vida , el niño
pasará por una etapa de simbiosis psicológica con la madre, desde donde pasará gradualmente a la
etapa siguiente de interrelaciones sociales, es decir jerárquicas.

La relación madre e hijo tiene un aspecto único, y consiste en que la estructrua psíquica materna es
fundamentalmente distinta a la de su hijo. Es una relación desigual, asimétrica, ya que la
contribución de cada uno de ellos a la relación será desemejante.

Entre el niño y el adulto, existe una doble diferencia:

-Estructura de la personalidad: la del adulto es una organización claramente definida,


jerárquicamente estructurada, que se manifiesta mediante actitudes individuales específicas,
iniciativas individuales, que interviene en acciones recíprocas con el medio que lo rodea. Por el
contrario el neonato, carece de una personalidad organizada, no existe iniciativa personal ni
intercambio con el medio, salvo el fisiológico.

2-Medio ambiente: el medio circundante del adulto, está constituido por diferentes factores,
diversidad de individuos, grupos y cosas inanimadas, que interactúan con la personalidad organizada
del adulto. Para el neonato, el medio circundante cosiste en un solo individuo: la madre. Incluso
esta no es percibida como una entidad distinta a él, sino que es parte de la totalidad de sus
necesidades y de su satisfacción. El infante y el medio conforman un sistema cerrado. Esta situación
cambiará durante el primer año de vida.

El universo del infante se halla dentro de la red formada por la familia y sus integrantes, no obstante
ese universo y sus estímulos son transmitidas al niño por la madre.

Crecimiento y desarrollo psicológico y somático dependen del progreso en las relaciones de objeto
que serán cada vez más significativas y serán la base de futuras relaciones sociales.

Objeto libidinal: Al estudiar la génesis de las relaciones objetales, define al objeto siguiendo a Freud
en “Pulsiones y destinos de la pulsión. Entonces el objeto libidinal es el objeto de una pulsión, es
aquello por lo cual la pulsión logra su finalidad, el objeto es lo más variable, varia en el curso de la
vida y esto es inevitable y necesario. El objeto es lo que me permite descargar la pulsión por que
diferentes objetos sirven para satisfacer, es variable por que todo el cuerpo es pulsional y todos los
órganos internos son fuentes, y cada vez hay diferentes objetos que pueden calmarla. No es por
fuerza algo externo, sino que puede ser una parte del propio cuerpo del sujeto. Puede ocurrir que el
mismo objeto sirva para la satisfacción de varias pulsiones simultáneamente.

Las relaciones de objeto son relaciones entre un sujeto y un objeto. El sujeto es el neonato.

En el mundo del recién nacido, no hay objeto ni relación de objeto, ya que estas se va desarrollando
a lo largo del primer año de vida para establecerse hacia el fin del primer año.
Durante el primer año distingue tres etapas:

1-Preobjetal (ó sin objeto)

2-Del precursor del objeto

3-Del objeto libidinal propiamente dicho

Preobjetal ó etapa sin objeto

Coincide aproximadamente con la etapa del narcisismo primario del que habla Freud. Es la etapa de
no diferenciación. El neonato no distingue su cuerpo del muno y el pecho satisfactor es un parte de
él mismo. El aparato perceptor del recién nacido se halla protegido del mundo exterior por una
barrera antiestímulos que lo protege durante meses, de la percepción de los estímulos del medio
ambiente, cuando un estímulo excede este umbral el neonato reacciona con violencia y desagrado.

¿Cómo capta los estímulos del exterior?

Spitz dice que el neonato tiene una organización cenestéstica de la percepción, a la que considera
como un sistema de captación y de recepción generalizado, especialmente visceral que tiene su
centro en el sistema nervioso autónomo y se manifiesta en forma de emociones, (es todo ó nada,
tiene hambre, como un dolor, no puede esperar). Luego a partir de la maduración y del desarrollo
se llegará a una organización diacrítica, donde la percepción se efectúa a través de los órganos
sensoriales periféricos, sus centros estarán entonces en la corteza y sus manifestaciones son
procesos cognoscitivos, entre los que se encuentran los procesos conscientes del pensamiento.

Lo compara con los ciegos que fueron ciegos durante un período y después recuperan la visión, y
tiene que aprender, debieron cambiar su imagen del mundo y expresaron que querían ser ciegos
otra vez, aprendieron con angustia y esto sucedería durante los seis primeros meses.

(No tiene imagen alguna del mundo ni estímulos que pueda reconocer como señales incluso a los
seis meses, pocas señales han quedado como rastros mnémicos, por que cada estímulo tiene que ser
transformado primero en una experiencia significativa para luego convertirse en señal. Solo se logra
una imagen ideativa-significativa del mundo a través de la díada madre-hijo, reciprocidad que
constituye un diálogo, el cual produce la secuencia del bebé, acció-reacción-acción, así adquiere los
significados y se integran las experiencias.

Por medio de la experiencia con la madre irá aprendiendo a percibir, coordinar, integrar y sintetizar.)

Etapa del precursor de objeto:

Al principio del segundo mes, comienza a percibir al adulto que se acerca dos ó tres semanas
después, percibe un rostro humano por sus movimientos por que lo asocia con el alivio del displacer
como con la experiencia del placer.((El rostro se fija en la madre como la primera señal de la
presencia del satisfactor de la necesidad, se establece un pasaje de la percepción por contacto a la
percepción a distancia, cuando mira el rostro de la madre, donde se mezclan ambas
percepciones. El amamantamiento inicia el tránsito de la percepción por contacto a la percepción a
distancia, activa el sistema perceptual diacrítico.) (toda comunicación es de Icc a Icc, por ej. madre
sobreprotectora que puede ocultar agresividad o rechaza) (diacrítica: que llega a la corteza, no es un
automatismo)).

La etapa precursora del objeto, ocurre en el tercer mes, donde el niño vuelve hacia la persona que lo
alimenta y aparece una respuesta específica de la especie que es la sonrisa, el bebé responde al
rostro del adulto con una sonrisa, esta respuesta es la primera respuesta activa, dirigida e
intencional. Pasa de una conducta activa a una pasiva.

No reconoce un rostro, sino una guestalt, la condición es que el rostro humano se muestra de frente,
y está en movimiento. No es un objeto individual, sino un pre-objeto, ya que no reconoce los
atributos propios del objeto libidinal que atiende sus necesidades sino un rostro individual e
inespecífico.

Las consecuencias y significaciones de este primer precursor de objeto libidina son:

-El infante se vuelve desde la recepción a la percepción de estímulos.

-Comienza a funcionar el principio de realidad, porque ha dejado un espacio para catextizar objetos
externos, suspendiendo la primacía del principio placer-displacer.

-El hecho que comienza a sonreír a un rostro significa que hay depositados recuerdos, por lo que en
el aparato psíquico se ha producido una división entre consciente, preconsciente e inconsciente.

-Comienza a funcionar un yo rudimentario, que se hace cargo de la barrera contra estimulaciones.

-El infante cambia de la pasividad a la actividad.

-Es la premisa de las relaciones sociales siguientes.

(A los tres meses no percibe un objeto libidinal, un ser humano, solo percibe un signo que se
imprime en la memoria como una huella.

Estas adquisiciones solo se logran a través del afecto, con un otro que es la madre, y esta relación
tiene que ser recíproca (la madre mira y el bebé devuelve la mirada).

Cuando separa del caos del universo el rostro de la madre, habría separado una entidad
significativa (por ej. es todo estímulo), todo afecto está referido a su cuerpo. Lo mismo ocurre con
la voz de la madre, que funcionará como un estímulo acústico que es un requisito previo a la palabra
(primero la voz tampoco es diferenciada si viene de adentro ó de afuera) y diferencia sus sonidos
con los del medio., por eso comienza con los gorjeos. )

La sonrisa social inespecífica (pero específica de la especie), es el primer Organizador.

Organizador: donde convergen diferentes conductas madurativas.

Es precursora de objeto porque es el primer momento que se pasa de la pasividad a la actividad pero
todavía no logró el objeto libidinal

La sonrisa aparece en el tercer mes, pero depende de la personalidad de la madre, de las


estimulación del vínculo.

Establecimiento del objeto libidinal:

Entre el sexto y octavo mes aparece el miedo a los extraños, que Sptiz denomina angustia del octavo
mes. Dice que es la primera manifestación de angustia propiamente dicha, e indica la emergencia
del segundo Organizador y señala el comienzo de una nueva etapa

Spitz se diferencia de Otto Rank, para Sptiz, el nacimiento no deja angustia.

Esta angustia significa que el niño ya diferencia el semblante de la madre y le otorga un lugar único
entre todos los demás rostros humanos. Rechazará todos los demás rostros que no sea el de su
madre, va a rechazar al extraño, con una conducta de recelo y de angustia (esta conducta va a estar
referida a la personalidad del bebé), baja la cabeza, se tapa la cabeza con las manos. (la ausencia de
la madre deberá ser elaborada)

Se ha establecido una pareja con la cual puede establecer relaciones de objeto.

Cuando hay reconocimiento del objeto (octavo mes) es que se está construyendo el yo, y el yo no
hay puro narcisismo primario (antes había un yo rudimentario, pero ahora se está construyendo el
yo).

La angustia del octavo mes es una organización psíquica diferente.

Se logra establecer como verdadera relación de objeto y la madre se convierte en su objeto libidinal,
su objeto de amor, antes de esto no podemos hablar de amor, por que el amor no existe hasta que
el amado no pueda ser reconocido como diferente a los demás.

Ya avanzó en su desarrollo intelectivo y motor y adquirió la función de enjuiciar y decidir esto


representa una función del yo, en un nivel intelectual superior.

El objeto queda establecido no solo desde lo óptico sino también desde lo afectivo, el niño no lo va a
confundir con nada.

Spitz durante el primer año establece tres tipos de angustia:

-Angustia de tipo fisiológico: que denomina estados de tensión que se manifiestan en el bebé aún
indiferenciado bajo la forma de estados de desagrado. Estas respuestas irán adquiriendo mayor
especificidad y el adulto deberá discriminar si se trata de un estado de hambre, o dolores
abdominales, logrando responder a las necesidades del niño. El niño pasa entonces de las
manifestaciones expresivas a las de requerimiento.

-Reacciones de miedo: aparece en el segundo trimestre,entre el cuarto y octavo mes. dirigida hacia
las personas u objetos del mundo que lo rodea y con las cuales ha tenido experiencias
desagradables. Es una reacción posterior a experiencias desagradables.

Spitz diferencia entre angustia y miedo, la reacción ante el temor es provocada por un percepto
(percepción) que el niño ha relacionado con una experiencia desagradable previa.

Este rehuir ante la amenaza de la realidad, señala lo que Freud denomina angustia de la realidad,
pero la conducta del octavo mes es diferente de la conducta miedosa.

El miedo del bebé responde en la relación que establece a una percepción abrochada a algo
anterior. Si bien no hay un pensamiento elaborado, hay ciertos rasgos mnémicos que se inscriben, y
lo nuevo se abrocha a lo previo.

-Angustia del octavo mes.

Cambios que acompañan a este nuevo organizador:

En la esfera somática: la mielinización avanza, lo que conduce a una coordinación mayor de los
músculos esqueléticos al permitir la adopción de posturas y de equilibrio.

En el aparato mental se acumularon gran cantidad de rastros mnémicos, de modo que puede
efectuar operaciones mentales, permitiendo operar con la realidad y se establecen acciones
dirigidas, aparece la voluntad., y esto posibilita la función del aparato yoico.
En tercer lugar, la acción del bebé le permite descargar la atención afectiva de manera dirigida,
intencional, volitiva.

Se establecen los límites entre el yo y el ello por un lado, y entre el yo y la realidad (mundo exterior)
por otro. Aparece la verdadera imitación que dará lugar a las identificaciones a través de los gestos,
rostros que son formas precursoras de identificación propiamente dicha.

El tercer organizador el No

En las últimas etapas de la formación del segundo organizador, la comunicación madre hijo se torna
recíproca, dirigida e intencionada, pero sin servirse de signos semánticos. Con la aparición del tercer
organizador, que es el uso y dominio de No, se comienza a verbalizar esta comunicación.

El acceso a la locomoción (primer año), produce un cambio en las relaciones de objeto, ya que la
deambulación (conducta activa), expone al niño a situaciones peligrosas, comenzando entonces un
período de prohibiciones y órdenes maternas que frenan las iniciativas del niño. La palabra más
usada en esta etapa es el No, acompañada de un montón de movimientos con la cabeza. El primer
concepto abstracto que aparece en la mente del niño es el de la negativa, constituyéndose el gesto
negativo y la palabra No en los primero símbolos semánticos que forma el niño. La negativa que la
madre comunica implica siempre una frustración. El gesto y la palabra quedan cargados
afectivamente, asegurando su permanencia en la memoria. Al recuerdo de la prohibición y, a la
frustración que le produce, lo acompaña el niño con un sentimiento agresivo. Este sentimiento
surge porque se lo ha obligado a interrumpir una iniciativa y se lo empuja nuevamente a la
pasividad.

Esta agresión, será descargada alrededor de los 15 meses bajo la forma de un ataque expresado por
medio del No, el gesto y la palabra, del que se ha apropiado por identificación con el objeto libidinal,
agresor-frustrador. Esta es la obstinación que caracteriza al segundo año de vida

Spitz distingue tres elementos en el comportamiento de la madre que prohibe: el gesto, su


pensamiento conciente y su afecto. El niño comprende en gesto, pero no las razones de la
prohibición, y del afecto solo discrimina entre “el afecto hacia mi” y “el afecto contra mi”, seria
entonces “No estás conmigo, pues estás contra mi”. Con la adquisición del gesto y palabra
negativos, se inicia la comunicación a distancia que es indicio de la formación del tercer organizador.

El tercer organizador abarca el dominio del no en gesto y palabra, presupone haber adquirido la
capacidad primera para el juicio y la negación, la acción es reemplazada por mensajes y se inicia la
comunicación a distancia.

Relaciones de objeto normales:

Spitz dice que el infante normal es un cuadro clínico que se describe como un niño en apariencia
sano, activo, dando en conjunto la impresión de ser feliz y da a sus padres pocos motivos de
preocupación. Come bien, duerme bien, crece como corresponde, etc., siendo cada vez más ser
humano. Emocionalmente disfruta con sus padres y con su medio más y más y viceversa.

Las relaciones de objeto entre madre e hijo implican una díada asimétrica, donde aquello que
satisface a la madre es enteramente diferente de lo que satisface al infante. Las relaciones de
objeto son normales cuando son satisfactorias tanto para la madre como para el hijo:

-La satisfacción de la madre se origina en el papel que representa para su personalidad el hecho de
gestar, parir y criar una criatura. A través del parto, el bebé se separa de la madre y la madre ha de
iniciar un proceso de escisión, de renuncia al sentimiento de que el niño es aún alguien idéntico a
ella. Es un proceso gradual y durante largo tiempo los logros del niño serán sus propios logros. Par
la madre su hijo es un objeto amoroso y como tal una fuente de satisfacción, tanto narcisista como
objeta. Es decir la madre obtiene de su hijo satisfacciones para el ello, el yo y el superyó.

-Las necesidades que las relaciones de objeto satisfacen al infante son totalmente diferentes. El
organismo del niño está en proceso de rápido despliegue y desarrollo, por eso, lo que satisface al
infante sufre rápidos cambios. Es decir la naturaleza y forma de satisfacción en un bebé cambian
progresivamente en cada nivel sucesivo del desarrollo. En el nivel más primitivo, la satisfacción del
bebé está vinculada a lo fisiológico (gratificaciones de seguridad, descarga de tensión, alivio y
sosiego). Tras el surgimiento del yo, los requerimientos son mayores y la satisfacción se logra con
relaciones de objeto más variadas y complejas. Hay mayor iniciativa del niño y se hace posible la
interacción.

Spitz dice que las relaciones de objeto que satisfacen tanto a la madre como al niño, son relaciones
en las que opera un intercambio de fuerzas para complementarse unas a otras, de tal modo que no
sólo dan satisfacción a ambas partes, sino el hecho que uno de los participantes obtenga satisfacción
producirá satisfacción en el otro.

Pero las relaciones de objeto llevan consigo las posibilidades de grandes desarmonías y
perturbaciones si factores cuantitativos y cualitativos de la relación operan negativamente.

Patología de las Relaciones de Objeto:

Sptiz efectúa un profundo estudio de la patología de las relaciones de objeto y parte de dos
proposiciones básicas:

1-Las perturbaciones de la personalidad materna se reflejarán en perturbaciones del infante.

2-Las influencias psicológicas dañinas son la consecuencia de relaciones insatisfactorias entre la


madre y el hijo.

Esas relaciones pueden dividirse en:

-relaciones madre-hijo incorrectas, donde está afectado el factor cualitativo de la relación, a las que
denomina Enfermedades Psicotóxicas de la infancia.

-relaciones madre-hijo insuficientes, donde está comprometido el factor cuantitativo de la relación,


a las que llama Enfermedades Defectivas Psicogénicas o Emocionales.

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