La realidad trágica del Haití contemporáneo que las cifras no alcanzan
a pintar, a pesar de su brutalidad, en todas sus proyecciones sociales y humanas, es la expresión de la crisis de las estructuras socioeconómicas de Haití. La podredumbre del modo de producción determina que las es- tructuras socioeconómicas, incapaces de asegurar el crecimiento de la comunidad, conduzcan a la regresión económica. En el plano de las superestructuras sociopolíticas el proceso de podredumbre ha sido transmitido al sistema de dominio de las clases dirigentes y ha nacido del fenómeno monstruoso de la dictadura duvalierista.
Pregunta:2
Pregunta:3
en 2010 un devastador terremoto sacudió Haití, causando la muerte de
más de 200.000 personas y el desplazamiento de un millón más, los problemas estructurales e institucionales profundamente arraigados en el país quedaron expuestos a la vista de todo el mundo. Han pasado seis años pero estos problemas no han desaparecido. El Estado haitiano sigue siendo completamente incapaz de proporcionar vivienda a las más de 60.000 personas que, según cálculos, permanecen atrapadas en campos de desplazamiento en condiciones lamentables. Debido a las precarias infraestructuras y la falta de acceso a asistencia médica de calidad, la epidemia de cólera desatada en 2010 sigue afectando a muchos miles.
Gran parte de esta situación se debe a la clase política haitiana, que
prefiere centrar sus energías en luchas intestinas por el poder en lugar de atender las imperiosas necesidades de la población haitiana. La clase política haitiana prefiere tener al país como rehén en esta crisis electoral, y con ello está poniendo en grave peligro la vida y los derechos humanos de millones de personas en Haití.
Es imprescindible impedir que el país se suma en una crisis aún más
profunda, y tanto los actores políticos haitianos como la comunidad internacional deben actuar en consecuencia. Las soluciones para otros problemas graves que afronta Haití están exclusivamente en manos de los 2 PROBLEMAS DEL DESARROLLO
políticos. En su mano está, por ejemplo, garantizar la recomposición de la