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UNA MALDICIÓN LLAMADA REGGAETON

Se caen las torres gemelas, estalla la guerra en Irak, masacres por aquí y por allá. Justo
cuando las cosas no podían ponerse peor… ¡llega el reggaetón!, el hijo enfermo del
Reggae y el reggamufflin, el cual es una variante del primero y cuya popularidad se dio a
mediados de los ochenta.

Hoy en día, a lo largo y ancho de América latina, este estilo de música goza de gran
aceptación, sobre todo entre los jóvenes, pero ¿Por qué? ¿Por qué algo cuya composición
gira en torno a voces distorsionadas (señal de escasa actitud vocal) y a un desesperante
sonsonete, señal de pobre creatividad, tiene tantos seguidores?

Algunos sectores de la sociedad ven ese ritmo como algo de mal gusto, ya que simula
posturas sexuales, otros lo ven como algo descarado pues lo ven como la consumación del
acto sexual en la pista del baile, mientras que algunos, incluido el redactor, lo ven como
algo pobre y mediocre en cuanto a lo musical. Si tan sólo el reggaetón fuera instrumental,
¡pero no! Aparte artistas como Daddy Yankee y Don Omar (no puedo creer haber escrito
estos nombres) nos torturan con letras, cuyos temas principales son el amor y el sexo muy
poco trabajadas. Para la muestra un botón: “zúmbale mambo pa’ que mi gata prenda los
motores, que se preparen que lo que viene pa’ que le den…duro!” por favor! Mi sobrina
escribe mejor.

Seguramente Jim Morrison y Jimi Hendrix (no puedo creer haber escrito sus nombres en
un artículo sobre este tema), cuyos restos se sacuden en alguna cripta en este momento,
no querían que la lírica en la música cayera tan bajo cuando escribieron canciones como
“the end” y “purpe haze” respectivamente; y ni hablar de Bod Marley, padre del Reggae,
quien probablemente esta noche le jalará las piernas a más de un Regaetonero.

Lastimosamente, los músicos no son los únicos afectados por este género musical,
también lo son escritores y poetas… ¿Qué pensaría Cervantes? Si volviera a vivir?, moriría
instantáneamente al ver este atropello contra la lengua castellana (remítase a la muestra
ya expuesta). Todavía hay más palo que dar, pero por cuestiones de espacio concluiré
diciendo que el reggaetón esta aquí, habrá que soportarlo mientras dure, es decir, un par
de años más. Dios quiera menos, época en la que se unirá en la “tierra del olvido” al
merengue y la lambada.

Gustavo Mendieta
Universidad Sergio Arboleda (Bogotá)
Sacado del libro formarte
UNA MALDICIÓN LLAMADA REGGAETON

Se caen las torres gemelas, estalla la guerra en Irak, masacres por aquí y por allá. Justo
cuando las cosas no podían ponerse peor… ¡llega el reggaetón!, el hijo enfermo del
Reggae y el reggamufflin, el cual es una variante del primero y cuya popularidad se dio a
mediados de los ochenta.

Hoy en día, a lo largo y ancho de América latina, este estilo de música goza de gran
aceptación, sobre todo entre los jóvenes, pero ¿Por qué? ¿Por qué algo cuya composición
gira en torno a voces distorsionadas (señal de escasa actitud vocal) y a un desesperante
sonsonete, señal de pobre creatividad, tiene tantos seguidores?

Algunos sectores de la sociedad ven ese ritmo como algo de mal gusto, ya que simula
posturas sexuales, otros lo ven como algo descarado pues lo ven como la consumación del
acto sexual en la pista del baile, mientras que algunos, incluido el redactor, lo ven como
algo pobre y mediocre en cuanto a lo musical. Si tan sólo el reggaetón fuera instrumental,
¡pero no! Aparte artistas como Daddy Yankee y Don Omar (no puedo creer haber escrito
estos nombres) nos torturan con letras, cuyos temas principales son el amor y el sexo muy
poco trabajadas. Para la muestra un botón: “zúmbale mambo pa’ que mi gata prenda los
motores, que se preparen que lo que viene pa’ que le den…duro!” por favor! Mi sobrina
escribe mejor.

Seguramente Jim Morrison y Jimi Hendrix (no puedo creer haber escrito sus nombres en
un artículo sobre este tema), cuyos restos se sacuden en alguna cripta en este momento,
no querían que la lírica en la música cayera tan bajo cuando escribieron canciones como
“the end” y “purpe haze” respectivamente; y ni hablar de Bod Marley, padre del Reggae,
quien probablemente esta noche le jalará las piernas a más de un Regaetonero.

Lastimosamente, los músicos no son los únicos afectados por este género musical,
también lo son escritores y poetas… ¿Qué pensaría Cervantes? Si volviera a vivir?, moriría
instantáneamente al ver este atropello contra la lengua castellana (remítase a la muestra
ya expuesta). Todavía hay más palo que dar, pero por cuestiones de espacio concluiré
diciendo que el reggaetón esta aquí, habrá que soportarlo mientras dure, es decir, un par
de años más. Dios quiera menos, época en la que se unirá en la “tierra del olvido” al
merengue y la lambada.

Gustavo Mendieta
Universidad Sergio Arboleda (Bogotá)
Sacado del libro formarte

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