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EL DILEMA DEL SALMISTA: ¿COBRAR POR MINISTRAR?

EUDOMAR CHACÓN

REVISTA INTERLUDIO
Hay temas que generan gran controversia en la Iglesia, pues aunque la Biblia es una sola,
las interpretaciones de sus escrituras pueden ser tantas como versículos hay. ¿Debería un
salmista percibir un pago por cantar? Este es uno de esos tópicos álgidos que han
levantado debates sin conclusión entre los creyentes. Y la situación no es de fácil
resolución, pues la balanza no parece inclinarse más de un lado que de otro.

En una encuesta realizada por Interludio en las redes sociales, en la que participaron
cuarenta y seis personas, 52% de los entrevistados opinó que los artistas cristianos sí
deben cobrar por ministrar, contra un 48% que eligió la opción del “no”. Una diferencia de
solo 2%.

Los que optaron por la primera opción, formularon su respuesta basados en versículos
como 1 Corintios 9:13 (NTV): “¿No se dan cuenta de que los que trabajan en el templo
obtienen sus alimentos de las ofrendas que se llevan al templo? Y los que sirven en el altar
reciben una porción de lo que se ofrece como sacrificio”. Por su parte, el grupo de los que
afirmaron que no es correcto cobrar, hicieron hincapié en el pasaje bíblico que está
en Mateo 10:8 (NTV): “¡Den tan gratuitamente como han recibido!”

“Se trata de una situación bastante sensible, pero de la que es necesario hablar”,
comenta Fayra Castro, CEO de El Mensaje Comunicaciones, agencia que trabaja en la
promoción de talentos cristianos. “Aunque es cierto que los salmistas hacen esto con
pasión, dando por gracia lo que por gracia han recibido, también es una realidad que
muchas veces hacen un gran esfuerzo por ir a una congregación, y en varias oportunidades
no les dan ninguna ofrenda o le brindan algo tan irrisorio que no les alcanza ni para cubrir
los gastos de traslado”.

La cantante Marcela Gándara secunda a Castro en su posición. “Yo creo que es sencillo:
hay cuestiones que son abiertas a discusión y otras que son bíblicas. La Palabra dice que el
obrero es digno de su salario, entonces, todo trabajo tiene que ser recompensado de
alguna manera”.
Según agrega la nominada al Latin Grammy por su disco “Cerca estás”, varias personas
juzgan a los artistas sin saber lo costoso que les resulta hacer una producción o una gira de
presentaciones. “Muchos piensan que los que hacemos música cristiana somos
millonarios, o que no nos cuesta hacer un álbum, un video. La verdad es que se necesita un
milagro económico muy grande para lanzar un disco, y así como la Iglesia es bendecida
con la música que Dios nos da, también es bueno que nos aporte, porque de lo contrario,
esto sería sencillamente insostenible”.

¿Ponerle precio?
Josh Morales, vocalista principal de Miel San Marcos, afirma que los miembros de esta
agrupación guatemalteca jamás se han visto en la necesidad de poner un monto por
presentación o ministración. “Siempre nos han bendecido en los eventos a los que hemos
asistido”.

El ministro Marcos Brunet tiene una postura bastante radical al respecto: “Una vez un
pastor me preguntó cuánto cobraba por una noche de intimidad. En mi país, Brasil, quien
cobra por una noche de intimidad es prostituta, y yo no estoy prostituyendo lo que Dios me
dio. Nadie puede pagar lo que yo valgo por una noche. Cristo pagó el precio por mí, y yo no
estoy a la venta”. Así lo hizo saber en una prédica difundida en Youtube, y que al
momento de esta publicación, tiene más de 860.000 reproducciones.

Jesús Enrique Rojas, miembro del equipo pastoral de COCI “Peniel”, congregación ubicada
en San Felipe (Yaracuy, Venezuela), explica que aunque no aprueba el hecho de que
muchos ministros tengan que ponerle un precio a sus presentaciones, esta tendencia es
consecuencia de la “mente religiosa” que abunda en las congregaciones. “¿Por qué los
adoradores y predicadores se tuvieron que prostituir, colocándole un monto a su servicio?
Por culpa de la Iglesia, porque luego de hacer su trabajo, no recibían lo que es justo, y les
daban pagas que no alcanzaban ni para comprar un pan, mucho menos para mantener a
sus familias. Mientras otros están cómodos en sus casas, el hombre de Dios se encuentra
pasando hambre, en nombre de la ‘gracia’. ¿Es eso justo?”

La comunicadora Fayra Castro tiene una opinión parecida a la de Rojas: “Si en la Iglesia se
critica que los salmistas cobren, entonces debemos aprender dar mejores ofrendas, para
que estos ministerios subsistan, haciéndolo sin cobrar”.
Hay posturas más imparciales, como la de la cantautora venezolana Marianni López,
quien comenta que las intenciones del corazón son las que realmente pesan en este tipo
de situaciones. “Yo creo que así como lo dijo el sabio Salomón, hay un tiempo para todo, y
hay eventos que, en función del contexto y la naturaleza, se prestan para poner un monto
por tu participación, y otros que sencillamente no. Tratemos de ser equilibrados, amar la
obra de Dios y dejarnos dirigir por él”.

Quizá esa sea la actitud más sana que se pueda tener ante esta situación tan
controversial, pues como bien aclara Morales, “es un tema que siempre se va a
malentender, y con el que nunca vas a dejar felices a todos”. Total, las interpretaciones de
la Biblia siguen siendo tantas que dejan la mesa servida para que el debate continúe:
¿debería un salmista percibir un pago por ministrar?

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